LA SEGUNDA CIBERNÉTICA
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fácil mediante la hospitalización o institucionalización. La familia es libre de continuar teniendo una persona sintomática sin tener que enfrentarse a sus incómodas protestas. Así, la sociedad interviene para adoptar una función amplificadora de desviación, remplazando las ceremonias relativamente benignas de la fami lia por sus propias "ceremonias de degradación" como las ha llamado el sociólogo Erving Goffman. La persona así honrada es hoy estigmatizada y colocada fuera del palio. Pero lo que promueve la desviación al nivel de un sistema puede inhibirla en otro. La sociedad es la beneficiaria del efecto contrarrestante de desviaciones producido por el desviado sobre su grupo, que es reafirmar su solidaridad, su fe en sí mismo y la justicia de sus cos tumbres. Pero en ello se encuentran las propias semillas de su destrucción (¡volvemos a un aspecto amplificador de desviaciones!), no en forma de la actual estructura del grupo, sino de su futura capacidad de adaptarse y cambiar. Diríase que cada disposición de un solo desviado es un clavo más en el ataúd del grupo. Así, esta aparente conclusión tan sólo plantea un nuevo conjunto de preguntas. Estos mecanismos para mantener el equilibrio, ¿tienen también el potencial de perturbarlo? y, en tal caso, ¿cómo podemos predecir si el resultado será la destrucción del grupo social o un salto a una forma nueva? ¿Existen leyes que gobiernen estos ciclos forzosos? ¿Son todos ellos iguales, o difieren? Estamos casi en la misma condición que cuando se descubrió la existencia de la electricidad, pero no pudo ser aprovechada hasta que se comprendieron los principios que gobiernan esta fuente de energía, para someterla al uso del hombre. En el siguiente capítulo volveremos a una cuestión prosaica: ¿cómo pue den aplicarse estos indicios? Estaremos de vuelta en el plano clínico, siguiendo los descubrimientos de los investigadores que han tratado de describir una tipología o un continuo en que asignar un lugar a las familias con que estuvieron trabajando. Anteriores intentos de tipologías colocaron a las fami lias en categorías definidas por sus síntomas: la familia "esquizofrénica", la familia "alcohólica", la familia "multiproblemas". Como lo ha indicado Reiss, esto ata al tipo de familia al tipo de problema que se dice que tiene un individuo en la familia, y llega peligrosamente cerca de las tradicionales clasificaciones psiquiátricas. Los investigadores dieron un paso importante cuando trataron de catalogar a las familias por estructuras y secuencias, antes que por sus desórdenes particulares. La tipo logía interaccional de Jackson para parejas, y la tipología estructural de Minuchin para familias perturbadas, aunque bipolares, no obstante empie zan a apartar nuestras ideas de una orientación relacionada con síntomas individuales, y hacia una visión de la familia en general. 26
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Reiss, "The Working Family".
IV. TIPOLOGÍAS DE LA ESTRUCTURA FAMILIAR TIPOLOGÍAS DE LOS SÍNTOMAS
A P A R T I R de la fascinación por la comunicación esquizofrénica y cómo se le puede fomentar mediante la comunicación familiar, surgió una nueva rama de la investigación familiar. Este enfoque se centró en el microestudio de interacciones, verbales o no verbales, intentando vincular el estilo de la comunicación con el tipo dominante de síntoma encontrado en una familia: en otras palabras, una tipología de las familias por síntomas. Las primeras obras en esta dirección surgieron de manera bastante tortuo sa. Ya hemos visto los usos dados al accidente en la investigación del grupo de Bateson. Ahora vuelve a entrar en acción la buena fortuna. En Yale, a comienzos de los cincuenta, Theodore Lidz y sus colaboradores estaban tratando de seguir el funcionamiento interior de la familia del esquizofréni co. Como su orientación era psicoanalítica, no se les ocurrió ver la familia en conjunto. Su plan original era obtener protocolos de Rorschach de un miem bro de cada familia y construir así un retrato de la familia, a partir de un compuesto de estos materiales. En una ocasión se intentó ver a una familia con el paciente, pero esto no fue viable, y el intento no se repitió. Después Lidz se desilusionó del valor de los protocolos de Rorschach y, momentánea mente, el proyecto fue interrumpido. Fue durante este periodo de descorazonamiento cuando Wynne se encon tró con Lidz y se enteró de la investigación con los protocolos de Rorschach y de la desastrosa entrevista familiar. También Wynne había estado emplean do un método indirecto de investigación familiar, aún más inferencial y tortuoso. Para estudiar la familia del esquizofrénico había inventado el re curso de hacer que un terapeuta entrevistara a cada miembro de la familia, y analizando la naturaleza recíproca e interrelacionada de las transferencias, tratar de figurarse cómo tenía que ser la familia. Esto, como los protocolos de Lidz, había resultado insatisfactorio. Wynne pidió a Lidz enviarle cierto número de las pruebas de Rorschach, especificando que fueran de padres de jóvenes adultos esquizofrénicos y "normales". Una talentosa colaboradora, Margaret Singer, analizó estas transcripciones a ciegas y logró discriminar con precisión entre los padres con hijos perturbados y los que no los tenían. Realizó entonces la hazaña aún más insólita de establecer protocolos de adolescentes perturbados con una gran variedad de marbetes (Autista/Esquizofrénico, Neurótico/Reserva72
LYNN
HOFFMAN
FUNDAMENTOS DE LA TERAPIA FAMILIAR Un
marco conceptual conceptual para el cambio de sistemas
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA MÉXICO
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do y Delincuente/Simulador) y hacer que correspondieran a los conjuntos de los padres. Este temprano triunfo al predecir a los miembros sintomáticos a partir de un análisis minucioso de la comunicación familiar nunca fue suficientemen te repetido por ningún otro investigador para que pudiera considerársele más que como un comienzo brillante y sugestivo. Pero por entonces su repercusión sobre otros investigadores fue grande. El grupo de Palo Alto también estaba tratando de aislar variables comunicacionales asociadas a diversos tipos de síntomas. Estudios como los de Wynne y Singer apoyaron la idea de que una tipología de las familias basada en los síntomas era más que un sueño; y que estaba a punto de descifrarse la Piedra de Rosetta de la comunicación familiar. Así, fue en el Instituto de Investigación Mental, a comienzos de los sesenta, cuando participaron en un fascinador juego de adivinanzas. Un investigador hacía correr una cinta con una conversación familiar grabada, ante un grupo de colegas; por ejemplo, un fragmento de una entrevista estructurada entre una madre y un padre. Los reunidos trataban entonces de adivinar si aque llos padres tenían un hijo esquizofrénico, un fracasado, un delincuente... y a menudo atinaron. Si la conversación era entre padres y un niño, el grupo especulaba sobre si podría tener un arranque psicótico, posiblemente a los veinte años. Don Jackson y sus colegas investigadores estaban tratando de perfeccionar una metodología predictiva así como postdictiva para analizar las características comunicacionales de las familias con síntomas. Uno de los principales intereses de Jackson, poco antes de su muerte ocurrida en 1968, fue un estudio de las familias que producían miembros con colitis ulcerativa. Pensaba que una vez identificadas las pautas asociadas a los síntomas especí ficos, podrían "leerse" en muestras de interacción familiar. 1
LAS TIPOLOGÍAS DE INTERACCIÓN
Aunque los experimentos de "coincidencia" de Jackson no siempre tuvieron éxito, se conservó con vida la idea de que diversos tipos de síntomas podían relacionarse con diversas clases de familias. Sin embargo, empezó a ser claro que no era posible ser demasiado explícito acerca del síntoma. Los investiga dores de Palo Alto empezaron a probar con una distinta clase de tipología, basada en atributos o secuencias. Jackson ya había sugerido una clasifica ción de las relaciones que mezclaba el grado de satisfacción (o insatisfacción) marital con la longevidad: estable-satisfactorio; inestable-satisfactorio; inestable-insatisfactorio; y estable-insatisfactorio. Esta tipología era diáctica y Singer, M. T. y L. C. Wynne, "Differentiating Characteristics of Parents of Childhood Schizophrenics, Childhood Neurotics, and Young Adult Schizophrenics", American Journal of Psychiatry 120 (1963), pp. 234-243. 1
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no tenía verdadera aplicación a toda la familia, pero sirvió como cuadrícula para una tipología de las parejas. Jackson empleó otra tipología de las parejas basada en las categorías de Bateson para las relaciones esquismogénicas. En Mirages of Marriage, Jack son definió tres "modos de interacciones" básicos: simétricos, complementa rios y una mezcla esquilibrada de los dos, a la que llamó recíproca. Cada una tenía su propio potencial para la patología, pero Jackson sintió que el modo recíproco era preferible, pues permitía mayor flexibilidad y convenía a los ideales básicamente igualitarios de la sociedad norteamericana. En Pragmatics of Human Communication, Jackson y sus coautores reco nocieron que pueden encontrarse secuencias simétricas y complementarias de parejas con una interacción normal y saludable, pero que también pueden volverse rígidas, produciendo tensión. Las escalaciones simétricas, si se lle van a un extremo, equivalen a rechazos constantes de cada ego por el otro. Estas escalaciones, cuando son patológicas, sólo se detienen cuando un miembro de la pareja o ambos se agotan física o emocionalmente, y entonces a menudo sólo lo bastante para permitir que los cónyuges recobren el alien to. Los autores analizaron los estereotipados argumentos de George y Martha en ¿Quién teme a Virginia Woolf?, de Edward Albee, como ejemplo particu larmente notable de esta pauta. El otro tipo, la secuencia rígidamente complementaria, se muestra con el mayor dramatismo en la pareja sadomasoquista, aunque es común en mu chos tipos de infelicidad conyugal. Se considera que esta forma es más pato génica que la otra por la constante desconfirmación de los dos egos respectivos. Cada parte de la pareja ha de adaptar su propia definición del ego a una que complemente la otra. Esta disposición funciona bien si un miembro de la pareja está enfermo o es temporalmente dependiente del otro, pero cuando es rígidamente invocada no permite crecimiento ni cambio. Una de las ilustraciones más impresionantes del empleo del microanálisis para aislar pautas básicas esquismogénicas y relacionar estas pautas con síntomas se ha visto en una serie de entrevistas estructuradas en que se pregunta, "¿Cómo se conocieron y casaron ustedes dos?", que se pidió con testar a unos padres en grupos clínicos y no clínicos en el Instituto de Investigación Mental. Pragmatics of Human Communication se vale de tres fragmentos de estas entrevistas para ilustrar a una pareja que interactúa de manera rígidamente simétrica, otra que interactúa de manera rígidamente 2
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Jack son , D. D., "Family Intera ction, Family Homeosta sis and Some Implication s for Con joint Family Therapy", en Masserman, J. (comp.), Individual and Familial Dynamics, Nueva York: Grune y Stratton, 1959. Jackson, D. D., The Mirages of Marriage, Nueva York: W. W. Norton, 1968. Watzlawick, W., D. D. Jackson y J. Beavin, Pragmatics of Human Communication, Nueva York: W. W. Norton, 1967, p. 110. 2
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complementaria, y otra que no cae en ninguna de las dos categorías, sino que responde flexiblemente. Es probable que la gente ingenua escoja el tercer fragmento como el más "patológico" porque parece mostrar más expresión de conflicto, lo que popularmente se supone que indica dificultades en un matrimonio. En realidad, lo opuesto es la verdad, pues la tercera pareja se lleva muy bien. La pareja "simétrica" acudió a la terapia por sus constan tes disputas, que estaban teniendo un mal efecto sobre sus hijos, y por difi cultades sexuales. La pareja "complementaria" aunque no es una mues tra clínica, resultó emocionalmente distante, y la esposa estaba sumamente deprimida. Estos estudios tratan de descifrar pautas de interacción en campos sociales vastos. Por desgracia, no muestran cómo estas secuencias terminan o rema tan, en vez de conducir a una escapada. Watzlawick en Pragmatics of Human Communication, sí presenta la explicación de la fatiga de Richardson, y también se refiere a la idea de Bateson de que un tipo de secuencia actúa para cancelar la otra, pero estas explicaciones no nos llevan bastante lejos. En la vida real, unas intensificaciones rígidas de uno u otro tipo generalmente van asociadas a intervenciones de una tercera parte que las bloquean, así como a comportamientos de "corte" (marcharse violentamente, lleno de furor, irse a tomar un trago, etc.) y "señales desencadenadoras" para volver a empezar. En ninguno de estos escritos se han concebido estos intercambios como circularidades; la serpiente no se muerde la cola, y así, las descripciones no parecen completas. 5
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LAS TIPOLOGÍAS ESTRUCTURALES
A finales del decenio de 1950 ya se habían hecho los preparativos para dar el siguiente paso: una selección de los rasgos organizativos de las familias que producían miembros problemáticos. La temprana investigación familiar se había efectuado con familias de psicóticos, pero las familias que empezaron a estudiarse durante los sesenta, familias pobres y en desventaja socioeconó mica, producían personas-problema que no siempre tenían tantas dificulta des con "lo real" cuanto con "lo justo" de acuerdo con las costumbres de la sociedad en general. Asimismo, parecían organizadas de manera un tanto distinta. Se invirtió entonces la vía de la investigación. En vez de ser enfocada por la idea de que podía haber una "familia alcohólica" o una "familia esquizofrénica" —que las familias pueden diferir de acuerdo con los síntomas— se consideró la arquitectura de la familia, y se establecieron categorías de organización. De manera bastante extraña, sólo entonces empezó a parecer que ciertos tipos 5 6
Ibid., pp. 110-117. Ibid., pp. 107-108.
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específicos de estructura familiar podían estar conectados, en realidad, con ciertas categorías de problemas. El primer intento por lograr una tipología organizativa procedió de un proyecto de investigación planeado por Salvador Minuchin, Braulio Montalvo y otros para estudiar las familias de muchachos delincuentes, de que se informó en Families of the Slums. Las familias de estos muchachos pare cían dividirse en dos categorías. Una fue caracterizada como familia "enreda da", y la otra fue la familia "apartada". Como ambos tipos se encontraron entre las familias pobres, pareció que las familias en desventaja no podían clasificarse todas juntas bajo el rubro "cultura de la pobreza", y tampoco la palabra "delincuente" indicaba siempre el mismo tipo de organización fami liar. Families of the Slums atacó el mito de que pobreza necesariamente era sinónimo de desorganización, y apoyó el principio de equifinalidad: que un mismo resultado no necesariamente significaba los mismos orígenes, al me nos por referencia al marco del comportamiento sintomático. En la familia apartada, parecía manifestarse una ausencia relativa de cone xiones poderosas, y los nexos de relación entre los miembros de la familia eran débiles o inexistentes. Por contraste, la familia enredada se parecía a un sistema activado por error, con una gran resonancia entre las partes. El estilo apartado dio a los investigadores la impresión de 7
un ca mp o atomis ta; los mie mbro s de la familia tienen largo s mo me nt os en que se desplazan como en órbitas aisladas, sin relación entre sí. Actúan como partes de un sistema tan sueltame nte rela cio na do que desafía el co nc ep to clíni co de que un cambio en una parte de un sistema será seguido por cambios compensatorios en otras partes. 8
La familia enredada se caracterizaba por una "íntima interrelación" de sus miembros. "Su calidad de conexión es tal que los intentos de un miembro por cambiar provocan una rápida resistencia complementaria de parte de los demás." La definición de "enredada" que dio Minuchin tiene una calidad que recuerda la "Primera Ley" de las relaciones humanas según Haley, analizada en el capítulo II. Haley consideró la supervisión homeostática de los compor tamientos como estado de cosas normal en cualquier grupo con un pasado y un futuro, pero la encontró presente, hasta un punto exagerado, en las familias que fomentaban la psicopatología. Es posible decir que puede haber demasiada homeostasis, y el término "enredada" parece ejemplificar esta idea. Uno de los indicadores de este estado de cosas, según Minuchin, es una 9
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Minuchin, S. et al., Families of the Slums, Nueva York: Basic Books, 1969. Ibid., p. 352. Ibid., p. 358.
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falta de diferenciación entre miembros individuales de la familia. Como se ha observado en el capítulo I, esta idea es similar a la "familia indiferenciada" de Bowen, pero "enredada" tiene una ventaja metafórica sobre "indiferenciada" al sugerir una conexión excesivamente apretada entre partes, antes que una burbuja viscosa. Una analogía útil de este fenómeno difícil de describir es la situación de los muchachos en la Tierra de Nunca Jamás, en Peter Pan, que tenían que volverse todos ellos en su cama al mismo tiempo, cada vez que uno de ellos se volvía. Otro efecto de "enredo", que Minuchin subraya en Families and Family Therapy consiste en debilitar las fronteras que permiten actuar a los subsiste mas familiares. En suma, el límite entre la familia nuclear y las familias de origen no se mantiene bien; el límite que separa a los padres de sus hijos frecuentemente es invadido de maneras impropias, y los roles de cónyuge y de padre nunca están claramente diferenciados, de modo que ni el subsistema de cónyuge ni el subsistema de padre pueden operar con facilidad. Por últi mo, los hijos no se diferencian sobre la base de edad o nivel de madurez, de modo que el subsistema de hermanos no puede contribuir debidamente al proceso de socialización. En una visión más microscópica de las interacciones que caracterizan a una familia enredada, Minuchin surge con observaciones que apoyan mu cho de lo que han descrito otros terapeutas e investigadores de la familia. Por una parte, confirma la asombrosa incapacidad de las transacciones diádicas para persistir en muchas familias perturbadas. En una familia que incluía a un niño con un desorden psicosomático, Minuchin observó que la familia continuamente evitaba el conflicto valiéndose de terceras partes. Cada vez que dos personas no estaban de acuerdo y trataban de elaborar algún proble ma, una tercera intervenía. En esta familia 10
rara vez ocurren transacciones diádicas; la interacción es triádica o de grupo. Se caracteriza por una secuencia rígida, que promueve un sentido de vaguedad y confusión en todos los miembros de la familia. Por ejemplo si uno de los padres critica a uno de los hijos, el otro padre o un hermano intervendrá para proteger al niño, y entonces otro miembro de la familia se pondrá del lado del que criticó o del critica do. El as un to origin al se vuelve difuso, sólo par a reapa rece r más tarde en una secuencia similar, y quedar similarmente sin solución. 11
Podríase decir que una incapacidad de las coaliciones para permanecer estables indica un tipo especial de estructura, cuyos sistemas y subsistemas están tan enredados que cada vez que hay un conflicto de reglas o intereses, habrá una pugna sobre qué conjunto de alineaciones debe predominar. Y 10
Minuchin, S.,