25 Siglos de Historia de La Santería Cubana. Una Investigación antropológica desde el interior de sus prácticas culturales.
ORIGENES, TRANSCULTURACION E IDENTIDAD CULTURAL.
UN APORTE A LOS ESTUDIOS ANTROPOLOGICOS Y LOS PROCESOS DE CAMBIOS SOCIO POLÍTICO CULTURALES DESDE EL SIGLO V a. C. DESDE EL AFRICA SUBSAHARANA HASTA CUBA COMTEMPORÁNEA.
Nelson Aboy Domingo. C. Habana. Marzo del 2001
Dedico este modesto esfuerzo a Don Fernando Ortíz, Argeliers León, Isaac Barreal y a Simeón Teodoro Días Fabelo in memorian...........
A Mery, mi esposa. Por su paciencia en mi ausencia intelectual, sus atenciones y por la belleza de sublimarse en tantas experiencias compartidas. Gracias. A mis hijos Yamilet y Justo. A quienes dejo algo más que un nombre razón por la cual en Uds. siempre estaré. También muchas Gracias. Y Muchas Gracias......... A la vida... A mi Madre... Al espíritu crítico... A lo que me Administra... A lo más genuino de la Cultura... Al desarrollo del pensamiento Humano...
Y Muchas Gracias a mis orígenes Musundí, (África) Castellano, (España) y Amoy, (China) que determinaron, sin que nadie se lo propusiera, Que yo fuese un verdadero “Ajiaco Cubano” como cualquiera.
Agradecimientos Especiales. Dr. Jesús Guanche Pérez. Antropólogo Sociocultural, Vicepresidente de la Fundación “Fernando Ortíz”, Profesor Titular Adjunto de la Maestría en Antropología de la Univ. de La Habana y de la Maestría en Desarrollo Cultural del Inst. Superior de Arte. Académico Titular de la Academia de Ciencias de Cuba. Quien me abrió las puertas y las facilidades brindadas para mis estudios en el Diplomado de Etnología/Antropología como profesor 2
coordinador y mi propio profesor. A él debo mi titulación en Etnología y la Antropología Cultural. Dr. Miguel Barnét. Presidente de la Fundación “Fernando Ortíz” por el Diplomado de Antropología Cultural, que se impartió en la cede que él preside y en la cual fui amablemente acogido en su seno para realizar parte de mi formación académica. Dr. Jorge Ramírez Calzadilla, del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, del Ministerio de Tecnología y Medio Ambiente, por recomendar mis trabajos a otras instituciones, por sus consideraciones y facilidades en mi formación de Post Grados; así como por la confianza depositada en mis afanes investigativos. Sr. José Luis Cirviño Guimerá. Agregado de la Embajada de España, a quien debo una buena parte de la reproducción de las imágenes que aparecen en el texto, así como excelentes recursos materiales, que en momentos muy difíciles de mi trabajo muy gentilmente me fueron cedidos muy cordial y amablemente. Jamás olvidaré tus gentilezas, porque siempre estarás, por derecho propio, en mi corazón. Muchas gracias. Serafín (Tato) Quiñones Tiant. Periodista, Investigador, Escritor, Realizador Cinematográfico y sobre todo incansable luchador por el esclarecimiento de la cultura cubana, amigo y hermano de múltiples experiencias compartidas; que me facilitó importantes notas que se incorporaron a este material. Dra. Blanca Patallo Emperador. Dtora. Del Centro de Documentación de la UNESCO. Así como a la Lic. Gladys Más Miranda y Lic. Antonina M. Valdés Bonét; excelentes referencistas del Centro, que supieron orientarme en la búsqueda de los materiales bibliográficos y a la Cra. Mariana Vidal Conill, operadora de computación. Lic. Luis Mesa del Monte. Por las facilidades brindadas para acceder a los fondos del centro de documentación del Centro de Estudios de África y Medio Oriente. CEAMO. Dr. Juan José Aranda Aboy. Inv. Titular del Instituto de Investigaciones Digitales, Inv. y Profesor Titular del Inst. Superior Politécnico “José A. Hechevarría” y de la Universidad Iberoamericana de Ciencias y Tecnología de Stgo. De Chile. Dr. Wilson Ruz Sades, por sus observaciones en el manejo de los términos médicos, sus halagos, su contribución en materiales bibliográficos y constantes estímulos a mi trabajo. Lic. William Ruz Sades, por su paciencia de compartir la lectura de modo crítico y su constancia en la búsqueda de textos bibliográficos de sumo interés. Lic. Emilio Jorge Rodríguez, J` del Centro de Estudios de Caribe de Casa de las Américas, por ofrecerme el espacio necesario en los Coloquios Internacionales, donde fueron expuesto por primera vez públicamente parte de estos materiales. Dr. Osvaldo Gómez. Doctor en Ciencias Biológicas del Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad de la Habana; por la clasificación científica y ubicación autóctona de los ejemplares de malacología que se emplean en estas culturas. Homenaje Post Morten al querido maestro. Lic. José Ernesto Madan Cambó. Colega de estudios, compañero y amigo fraterno; que facilitó y realizó la búsqueda bibliográfica de importantes aspectos históricos, que facilitaron la demostración de mis teorías.
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Dra. Leida Oquendo, Dr. Jesús Guanche y M. A. Rafael Robaina, miembros del jurado del Coloquio Científico “PRESENCIA” del 10mo. Festival de Raíces Africanas “Wemilere”, que otorgaron el segundo premio del certamen al capitulo “El Código Etico. Itá”, que forma parte del presente material. Lic. María Cristina Peña Reigosa y Lic. Grisell Fraga Leal, Directora y Especialista respectivamente del Museo Municipal de Guanabacoa, por su invitación y facilidades para mi participación con estos materiales en el Festival de Raíces Africanas “Wemilere”. Lic. Alberto Granado Duque, Director del Museo “Casa de Africa”. Adjunto a la Oficina del Historiador de la Ciudad. Por concederme el espacio necesario de Conferencias Magistrales; donde fueron expuestos capítulos del presente trabajo durante los años 19972001, que fueron muy gratamente acogidos, considerándome Presidente del Consejo Científico Asesor de la Institución a su cargo. Así como por recomendar y confiar en mi persona. Al cálido colectivo de trabajadores de “La Casa de África”; que por extensión forman casi parte de mi familia, yo de sus afectos y entre todos una misma casa. Al sacerdote de Ifá Alfredo Rojas, (Obara-kasiká) por facilitarme por tiempo indefinido los textos imprescindibles de Manuel Heres Hevia, por su Fe en mi trabajo y por creer en mis sanos propósitos investigativos. Jorge Antonio Reinosa Sánchez; especialista en computación que tan amable, gentil y desinteresadamente, en múltiples ocasiones me sacó de innumerables apuros, sin él, casi nada hubiera sido posible técnicamente en está obra. A los familiares de los iniciados fallecidos, que durante las exhumaciones de sus seres queridos fueron tolerantes con mi curiosidad investigativa, y consecuentes con mis propósitos en momentos muy difíciles para sus sentimientos humanos; mi mayor respeto y gratitud. A todos los sectores académicos que en ocasiones me ignoraron, a los que me discriminaron culturalmente y personalmente me humillaron; desde una posición de prejuicios religiosos o desde una preponderante relación de poder académico o de jerarquía religiosa. Al sector religioso que se contradice, entre lo que hace y lo que dice. Y, por último, a todas aquellas personas que son más consecuentes con lo que hacen, que con lo que dicen; porque su cultura está en lo que realizan cotidianamente y no en lo que dicen o argumentan de ella. A Todos Muchas Gracias. El autor.
INTRODUCCIÓN. El estudio gnoseológico de los componentes culturales africanos, en particular los procesos culturales éticos morales, devenidos finalmente como cultos religiosos, 4
que se fusionaron desde su lugar y contexto de origen hasta acrisolar la actual cultura transculturada cubana; en tanto el tiempo y la distancia que nos separa de su arribo a nuestras costas, y más lejos aún de los procesos originales históricos de formación; impone la utilización de métodos y recursos investigativos capaces de aventurarse analíticamente en lo retroactivo. Obliga, al análisis crítico del pensamiento filosófico del investigador sobre el pensamiento teológico de los étnos importados, sobre los esquemas funcionales vigentes, transculturados y los perdidos; así como sobre las causas y condiciones en que se forjaron. Por lo que gracias a que es una cultura viva en nuestros pueblos y época actual nos permita a partir del estudio de sus códigos de práxis funcional vigente y los estudios arqueológicos realizados, descifrar de modo analítico regresivo las bases y condiciones en que se formaron, mutaron y evolucionaron hasta perfilar el producto cultural que finalmente nos legaron. Cuando comencé a aplicar las vías, métodos y recursos de las Ciencias Sociales actuales (las cuales alcanzan su máximo desarrollo en el mundo occidental) para abordar los estudios e investigaciones de aspectos particulares de la cultura africana residual en Cuba, muy especialmente La Regla de Osha, inmediatamente descubrí lo insuficiente que aún resultan estas disciplinas en materia de términos sustantivos, en adjetivos calificativos, en códigos cualitativos y en recursos para la valoración de conceptos
muy
complejos
de
esta
cultura
con
los
cuales
sus
tenedores
contemporáneos, sin embargo, muy cotidiana y naturalmente operan, que al no existir en las desarrolladas sociedades occidentales no han podido ser del todo siquiera consideradas por estas Ciencias Sociales ni tenidas en consideración totalmente por las mismas. Por lo tanto ello nos obliga en ocasiones a ser más descriptivos por la falta de códigos explícitos que asuman contenidos implícitos en toda su magnitud, de suerte
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tal, que siendo aplicables se explicasen por sí mismos. Las mentes creadoras de estos complejos culturales, desde su posición émica, en múltiples ocasiones se anticiparon y excedieron en demasía con relación a la complejidad, valoración y concepciones del pensamiento filosófico moderno en lo que a los humanos se refiere, con respecto a las posibilidades cualitativas actuales para su comprensión y estudios comparados, asequibles al actual desarrollo del pensamiento crítico gnoseológico occidental en el marco de sus insuficiencias e imprecisiones desde su posición ética para la acertada valoración y estudio de identidades culturales que ni siquiera a veces se las reconoció y/o se las reconoce como tales. No todas las vivencias y experiencias que nos resultan en lo émico a lo largo de nuestra vida como practicantes de los cultos religiosos de antecedentes africanos, que nos han ido introyectando nos resultan factibles explicarlas como estudioso o investigador por medio de palabras. El español, mi lengua materna a pesar de su riqueza en sinónimos y en calificativos no es en absoluto suficiente para expresar siquiera la multiplicidad de matices intermedios que nos resultan. Decenas de códigos psicosociales que se manifiestan también en la existencialidad del resto de nuestra sociedad. Centenares de instintivos sentimientos que se nos extrovierten en forma de emociones, matizando con peculiaridad la cubanísima locuacidad. Los cuales constantemente están operando dentro del proceso evolutivo de la creación en las diversas manifestaciones
de
la
riquísima
cultura
cubana.
Que
son
vivenciales
--por
intrínsecos-- en la cotidianeidad de nuestra sociedad, que se constituyen en importantes elementos cognoscitivos en las esferas volitivas, --por inherentes-- pero jamás referidos, porque simplemente no existen en lengua española pero que van implícitos y expeditos en la endo-idiosincrasia de nuestra cubanidad, porque forman
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parte de nuestros genes psicológicos, conductuales y culturológicos. La cultura deviene en fenómeno que se viene en si misma y con natural espontaneidad cuando es genuina, precede sin lugar a dudas a la formación de la nación que únicamente puede construir su identidad nacional a partir de la conformación de su identidad cultural; y ésta a su vez, en tanto a la individual. Luego la cultura de un pueblo no es un instrumento de la nación aunque así se pretenda, sino su cimiente; de modo que la nación deberá estar al servicio de la esencia espiritual de su cultura. En el sentimiento identitario cultural de un pueblo está su sentido de pertenencia en el contexto social de la nación y en tanto ello, su verdadera relación de poder sobre su propio ser sociocultural y, en consecuencia el de la nación. La intronización de patrones culturales ajenos a la identidad del étno que se intenten vincular a la representación de la nación para con ellos establecer una nacionalidad, son tan efímeros como sus instauradores. Muy a pesar de cuatrocientos años de colonización española, de penetración cultural norteamericana y otras tendencias ajenas, el perfil de nuestra cultura popular se ha permeado más de los elementos de antecedentes africanos que de los Iberoamericanos durante su conformación; a pesar de las discriminaciones raciales y culturales de la colonia española primero y de la república después. Ello demuestra lo pujante, legítima e imperecedera que es una cultura cuando su facturación es verdaderamente espontánea y se gesta desde el útero popular; con o sin la aprobación paternal. De la importante gama de disímiles culturas africanas que la colonización de Las Américas trajo a este --mal llamado Nuevo Mundo-- en Cuba hemos conservado patrimonios y legados culturales, que no solamente no se encuentran en otros países de América, si no que ya tampoco existen en Africa; tal es el caso de los Ecorie
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Abakuá, por sólo citar un ejemplo. La Regla de Osha, La Regla de Ifá, La Regla Arará, Los cultos bantúes y otros más, se conservan con mayor ortodoxia en algunos aspectos en Cuba que en otros países; donde las transculturaciones por decretos gubernamentales o eclesiales “civilizatorios” fueron más autoritarias, más traumáticas y estígmatizantes; incluso en muchos casos hasta radicales amputaciones de toda su cultura raigal, (como es el caso de EE.UU. y las islas anglo y franco hablantes del Caribe) dado el sectario patronato auspiciado por Los Protestantes o se permearon más con las sólidas culturas aborígenes autóctonas, que tuvieron una influencia en ellos mucho más notable que en Cuba (como en Brasil con los Caboclos) tal y como se puede apreciar en los intercambios con estudiosos de otras naciones. Por estas razones, el investigador cubano en ocasiones está obligado a utilizar formas variadas de términos, usualmente no presupuestos para ciertos fines lingüísticos o métodos de investigación y conclusiones propias no usuales; pero que contribuyen a ofrecer al lector una idea más cercana sobre conceptos o códigos que son vitales por vigentes, de un pueblo que como el cubano; se expresa casi en buen español y que piensa, crea, baila; que asume los embates de su vida tras una sonrisa, casi como buen africano. Este trabajo surge como una necesidad de esclarecer aspectos que a lo largo de mi vida como practicante no logré asimilar de la forma que mis mayores religiosos si pudieron digerir, pero como sin embargo, “La Tierra se Mueve,” me propuse encontrar los ejes de rotación sobre los cuales giraba por que realmente dentro de la misma los días y las noches se suceden porque, sin embargo, se mueve. Dado que algunas de estas manifestaciones originalmente no fueron concebidas como cultos religiosos, al menos en el total sentido de la palabra, sino como modo cultural de vivir; no sentaron canon, por tanto tampoco iglesias como institución
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normativa. De ello se desprende que la ortodoxia en este caso es necesariamente dialéctico evolutiva, por lo que su importancia no fue de carácter clerical, sino histórica, etnológica, filosófica y antropológica. No todos los procesos, costumbres o modus operandi de carácter ritual de los pueblos denominados primitivos fueron entonces por supremos, necesariamente religiosos entre ellos. Muchas de estas apreciaciones y concepciones resultaron de una mirada ajena, que respondieron a la necesidad de clasificar para su comprensión y estudio las esferas del desenvolvimiento humano, por verdaderos especialistas en sus disciplinas pero que nunca o casi nunca, operaban para sí con los mismos símbolos y códigos culturales ni en los contextos sociales de los étnos que abordaban. Muy influenciados internamente además, por los antecedentes y patrones de sus propias culturas, filosofías y formación académica de todo lo cual es casi imposible hacer abstracción para poder asumir con la mayor identificación posible como propia, una realidad ajena, que a veces internamente censuran y que se constituye en el objetivo de estudio; independientemente de sus más sanos y científicos propósitos investigativos al respecto. Un intento de estudio serio que se proponga un análisis mínimo de los distintos niveles
y
formas
con
sus
representaciones
y
procesos
rituales
funcionales
socioculturales; que se fueron estratificando y sedimentando a partir de determinada época de la historia de la cultura de un pueblo, (desde su escenografía y atmósfera de origen) para la satisfacción de sus necesidades espirituales, (en él más amplio sentido de la palabra) no puede dejar de tener en consideración las condiciones circunstanciales y coyunturales en que surgieron y se moldearon durante su más temprana edad, para poder comprender lo más claramente posible, lo que posteriormente en su pubertad desarrolló como personalidad propia una cultura que
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finalmente se ha convertido en una importante contribución a la identidad cultural de la América, como una de las tantas resultantes de la trata negrera de la esclavitud en las entonces llamadas colonias de ultramar. Es indispensable pues, tener en cuenta las condiciones de esclavitud, emigración, extradición, inmigración forzada y todas las condiciones sociales; matices durante el coloniaje, modos de patronato, discriminación cultural y racial; así como otras imperantes de las épocas por las que ha ido transitando y mutando; donde la doble moral, incluso, sirvió de camuflaje y facilitó un cierto maquillaje que le diera la presencia necesaria para acceder a los salones de las altas esferas sociales. De cierta manera algún sector sacerdotal de estos cultos, bajo tanta discriminación racial y cultural durante la época colonial en Cuba, únicamente podía aspirar a cierta valía sobre cierto estrato sociorreligioso, a partir únicamente de pretender asumir la posesión de la hegemonía religiosa sobre el resto de otros cultos de origen también africano; amén de sus otras limitaciones sociales y participativas en el resto del contexto social de la época. Ello condicionó una escala de supuesto orden jerárquico de superioridad entre cultos religiosos que no es valida, en tanto todos son distintos, en atención a lo real cultuado y a las disimiles filosofías teológicas que sustentan a cada uno de ellos. Asimismo entonces, es imposible abordar la investigación de los aspectos funcionales en La Regla de Osha ni asumir posiciones concluyentes como investigador sobre sus signos simbólicos reales, sus genuinos valores, sus legítimas atribuciones, y los rituales propios que le han sido disputados; en resumen su radio y límite de acción (que van resultando más de mis estudios antropológicos, que del propósito de polemizar) sin hacer alusión al culto de Ifá. En la misma proporción en que éste último se ha superpuesto y traspolando sobre el culto a los Orishas, (como una forma resultante de colonización socioreligiosa desde su origen) que condiciona una
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discriminación hacia una identidad cultural con personalidad propia, dentro de una funcional heterogeneidad cultural, (aunque con serios antagonismos teológicos) que se pretende homogénea en su génesis religiosa por desconocimiento y conveniencias. En
la misma medida en que sus prerrogativas y contenidos esenciales son
investigados y esclarecidos, vamos dando al traste con las disímiles y sutiles formas de distorsión ética funcional convencionalista que desde muy antiguo se llevó a cabo para garantizar los intereses de casta, (lo cual nos impuso la necesidad de aplicar la teoría antropológica del pensamiento analítico retroactivo, donde utilizamos los elementos que se conocen y están vigentes; así como sus esquemas de funciones propias y limitaciones de cada sector religioso con respecto a los restantes) para dar explicación a lo que se desconoce y como surge en su origen; luego de tamizadas y esclarecidas las esencias convencionalmente aprestadas e hibridadas hasta donde ello fidedignamente es posible, gracias a los resultados arqueológicos que aportaron las fuentes bibliográficas consultadas. El Culto a los Orishas es una circunferencia dinámica de un importante radio de acción, Ifá por su parte no es menos; ambas tuvieron puntos tangenciales de comunión, pero la transposición y montaje de cualquiera de las dos circunferencias sobre la otra en sus respectivas funciones, crea un área entre dos cuerdas geométricas de disputas de funciones, origina las diferencias de castas, surgen injustificadas atribuciones y conllevan a dificultades intestinas, que producen serios antagonismos filosóficos durante las práxis teológica, discursos apologéticos que las solivianten, y por lo tanto, celos y disputas profesionales. Ambos cultos son muy importantes, han desempeñado un extraordinario papel en el marco del acondicionamiento de los aspectos subjetivos y objetivos de la sociedad a tenor de las disímiles dificultades e imposibilidades, que la problemática impone en el curso del desarrollo social en los distintos países donde forman parte en
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mayor o menor medida de su cultura estos cultos religiosos; --aspecto que aún está por
estudiarse--
pero
la
supeditación
de
funciones,
en
algunos
casos;
la
subordinación jerárquica, en otros; la usurpación de atribuciones y en resumen la subalternización del culto a los orishas, por los oficiantes del culto a Ifá desde su contexto y época de origen, (sin la argumentación histórico-teológica real) no solamente es perniciosa desde el punto de vista culturológicos, si no además, desde el punto de vista práctico y funcional ambas se perjudican por la atrofia de sus funciones y en consecuencia de sus resultados. En el abigarrado tejido de encaje cultural al estilo Rococó, que los hilos verdes y amarillos del Culto a Ifá, se entretejen con el rojos, blanco, azul y otros de La Regla de Osha; producen un género de tela multicolor y plurifuncional que lejos de distinguirse cada uno con su propia personalidad y matices, se ha creado una trama interminable de subordinaciones por desconocimiento; han surgido en unos casos atrofias y en otros hipertrofias de deberes y funciones de ambos cultos. Por otro lado vemos el surgimiento de una personería sin respaldo ni valía, que se erige sobre la magnificencia de un discurso teológico que por ende no es discutible, pero que por lo tanto pierde en convicciones. Todo ello es resultado de una larga formación y deformación histórica funcional aun no esclarecida concienzudamente, dado que la transmisión cultural transita solamente todavía por los pasillos de los mitos y leyendas; expuestas además desde posiciones que no logran soliviantarse con el peso específico necesario por si mismas, como antaño si lo fuera, y menos aún ante el desarrollo intelectual de las actuales generaciones; herederas y depositarias de una identidad cultural que ante todo deberá preservar la esencia espiritual de su cultura, que en resumen, realmente es lo único que en un pueblo no deja espacio a las injerencias; pero que es susceptible a las interpretaciones de carácter personal y de los inadecuados
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conceptos que al amparo del consecuente empirismo, crea aberraciones de la práxis que pisotean raíces de aspectos esenciales y ahogan resultados fehacientes, que atentan contra la funcionalidad para los cuales ambos fueron concebidos. De este modo se aprecia entonces que una larga y amasada historia de esta cultura, (que al parecer tuvo sus orígenes desde el siglo V a. C.) se muestra aun en la escasa luz que mitos y leyendas en la transmisión oral empírica en función de la práxis religiosa, nos reportó la proverbial memoria negra. Unas veces fidedignas, otras tantas fantasiosas y en ocasiones tendenciosas, por la falta de historia real a tenor del carácter ágrafo de esta cultura en su origen, así como del exclusivo reservorio de la marginalidad social en que se conservó. Con ello se creó una grieta de permeabilidad en la ortodoxia cultural inmigrada, que si bien facilitó los procesos de adaptación para su acriollamiento y perdurabilidad extraterritorial, también fue caldo de cultivo oportuno para la instauración de preceptos convencionales muy difíciles de refutar a cada momento, pero que hoy en día, al estudioso de nuestra cultura lo llevan al juicio crítico por lo antagónico que se observan en si mismos, cada vez que una circunstancia de práctica religiosa conlleva al esclarecimiento funcional en virtud de sus orígenes. “Dos venados no pueden comer en la misma escudilla, porque los tarros chocan”1 La
tangencialidad
culturológica
que
ciertamente
la
historia
quiso
que
concubinaran ambos cultos religiosos en un mismo contexto geográfico, (en pleno momento de la maduración y consolidación de ambos) hicieron que identidades culturales con cultos a códigos distintos, pero vinculados en común a los hombres por cierta aparente sinonimia entre el Culto a los Orishas, (él Yo interno y su entorno para su mejor realización) y el Culto de Ifá, (la problemática existencial de causa 1
Sentencia correspondiente al signo oracular Osa-obara, del sistema oracular del Diloggún o de los caracoles, del Culto a Los Orishas en Cuba. 13
ajena o involuntaria al ser humano y su factible solución) se convirtió en supeditación socioreligiosa por su estrecha vinculación e influencia en el marco de las relaciones políticas y sociales, como una lógica consecuencia de la colonización de una cultura Subsaharana, por el patronato del culto a Ifá de los colonizadores de origen Arabe. (¿Arabes?) Ello produjo un heterogéneo híbrido cultural resultante donde, sin embargo, los aspectos religiosos de las castas que llegaron a ser gobernantes “Imperiales”, (Ifá) se mantuvieron al margen de los oficios religioso de linajes por ancestros; (Orishas) aún cuando los unos por minoritarios y extranjeros, bebieron de los otros por nativos y mayoritarios como se verá a lo largo de ésta investigación. Esto subjetivamente se ha traducido en una subalternización funcional que es necesario esclarecer, aún cuando no pretendemos sentar pautas al respecto, pero si una profunda meditación en todos aquellos que de algún modo somos protagonistas de la historia actual y copartícipes en la concreción de la clarificación de nuestra identidad cultural. De esta manera hemos abordado esta investigación que no se pretende en si misma ni mucho menos como dueña de la total realidad --de oficio criticamos estas posiciones-- pero sí, como un modesto aporte a la reflexión, a la meditación y sobre todo a la investigación seria y consecuente. Por una parte el mundo científico deberá dejar de mirar por encima del hombro y con un mohín, a estas disciplinas culturales que en no pocas ocasiones han obtenido, lo que a las ciencias les resulto insoluble. Es necesario desprejuiciarse un poco más de ellas y cederles ciertos espacios. Por otro lado, un mundo religioso donde cada uno se desgasta en demostrar ridículamente que es dueño de la verdad absoluta; cuando las Ciencias Exactas y Sociales cada una por su parte han demostrado que todo es relativo, que la verdad
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absoluta no existe en las manos particulares de nadie. La connotación y complejidad de los resultados de este trabajo no formaron parte ni remotamente del ingenuo propósito original que me animó en principio. No obstante, lo que la investigación fue resultando en sí misma, lo que estos cultos “religiosos” poco a poco, con muchísimo recato, prejuicio y desdén nos fue revelando luego de 27 pacientes años de incesantes estudios, observación, aprendizaje, análisis, entrevistas realizadas, estudios comparados y la riquísima vivencia que el insustituible taller diario de la propia práxis supone; nos puso en presencia de la magnificencia cuturológica funcional que en la misma subyace; por lo cual no se le conoce, por lo que mal se le interpreta, y peor se le juzga. Para la realización de estos trabajos investigativos tuve que demostrarme en principio, muchas presuposiciones que no me bastaban para ser referidas por mí en éste trabajo por el simple hecho de ser vivenciales o por una manida, indebida o insuficiente argumentación teológica; porque eran muy imprecisas desde el plano subjetivo en que normalmente nos es suministrada la explicación, en comparación con el resultado veraz que se obtiene. Para ello tuvimos que recurrir a diversos especialistas de distintas disciplinas de las ciencias tales como: psicólogos, neurólogos, neurocirujanos, obstetras, patólogos, matemáticos, psiquiatras, psicometristas, historiadores etc. los cuales fueron consultados, en ocasiones entrevistados en función de valernos de los conocimientos de otras múltiples disciplinas, con el fin de poder llegar en principio a convencerme de los aspectos que realmente están funcionando y operando dentro de estos cultos religiosos, que fueron concebidos mucho antes del actual desarrollo de las ciencias modernas, sin dejar como es natural, propiamente de un lado los también funcionales aspectos místicos, por los cuales en sentido general y mayoritariamente se les caracteriza; dado la ignorancia y el desconocimiento general de sus
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posibilidades dinámicas en materia de causas y efectos, a partir de la utilización de los recursos asequibles de la naturaleza y una dinámica funcional naturalista de utilización con milenaria experiencia. En la medida en que la investigación iba en sí misma, tomando su propio rumbo, profundidad y rigor me llevó a la necesidad de estudiar cursos de Post grado de Antropología Religiosa, hasta finalmente Diplomarme en Etnología-Antropología. Me condujo a presenciar la realización de trabajos de partos. Tuve la necesidad de asistir a la observación de trabajos de hipnosis regresiva y fui testigo presencial en sesiones de terapia de grupo. Participé en la observación e hice estudios y anotaciones de un importante número de exhumaciones de cadáveres, especialmente de personas iniciadas. He asistido a un significativo número de procesos iniciáticos y efectuado un cuidadosos análisis sobre los procesos de trance; adicionalmente realicé un estudio sobre el Itá, como una consecuencia del proceso iniciático y como la más importante de las resultantes posibles de todos los medios oraculares, lo cual únicamente fue posible a través de la aplicación de la Teoría de Posibilidades Matemáticas. De este modo me fui conformando luego de múltiples comparaciones y conclusiones, un estado de conciencia con conocimiento de causa que me permitió no solo comprender, si no además, explicar desde una posición de convicciones funcionales muchos aspectos que de forma teológica no son propiamente del todo admisible hoy día; a pesar del arraigo popular y de la bella forma poética conque de esta forma se argumentan. Los cultos religiosos de origen africano, al menos en Cuba, aglutinan a la mayor parte de la población de personas con creencias religiosas. Estas a su vez en ese marco realizan muchas actividades con tales fines, que en el fondo son más práctico funcionales que fanático ideales; dado que los rituales no se efectúan por exclusiva
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vocación religiosa, sino para la obtención de resultados específicos con independencia de lo presupuesto por participantes y observadores. De hecho, al morir un iniciado el culto a sus atributos pierde su vigencia, (aún en manos de posibles herederos) dado el exclusivo carácter de significación y tenencia personal, así como de la connotación terrenal que caracteriza la práctica y por lo tanto no son escatológicas, pues las mismas se pretenden totalmente para el presente y no así para un post morten. El significado de los orishas concluye al termino de la vida de su iniciado, por ello éste culto se constituye mejor en una forma de asumir la vida en contemporánea contextualidad, más que en un culto religioso imperecedero; donde atributos, imágenes y la práxis superviven al término de la vida física de su poseedor y representante a manos de un continuador designado en su lugar. La funcionalidad de la práxis en su contexto y época de origen al no poder asumir una connotación científica, si lo fue cultural por su relevante trascendencia contextual y finalmente presupuesta una faz mística por diversas razones; pero el mito religioso no es un discurso que admita discusión, sino que en sí pretende que sea admitido como Ley Universal y, por tanto, se pretende como verdad indiscutible en su mismo. Todas las religiones que durante su etapa de instauración han pretendido que se las asuma, a partir de la creación de un dogma extraterrenal y sobre natural para la argumentación de su génesis, tuvieron las condiciones subjetivas de clase (credibilidad, desigualdad social y cultural, ignorancia y ostentación del poder) que en su momento facilitaron, primero la imposición ante la impostura y con la sucesión generacional, la asimilación subjetiva por antonomasia cultural. Pero en la medida del desarrollo del pensamiento humano, de las ciencias en general, etc. esta misma sucesión de generaciones, creadoras en definitivas del desarrollo actual, (paralelo a la caducidad del simple argumento teológico) donde no concurren siempre las
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condiciones contextuales de origen y que al mismo tiempo no renuncia a la necesidad de una espiritualidad satisfecha, tampoco interiorisa dogmas que por obsoletos y arcaicos, ya no son autosuficientes, ni autosostenibles por sí mismos. Esto crea determinada crisis de valores en la espiritualidad de un mundo actual, que aún siendo más culto, no por ello espiritualmente está más satisfecho. Los procesos religiosos son una sutil resultantes más de la humana necesidad
de
lograr
en
sí,
expansionar
la
espiritualidad
insatisfecha
y
consecuentemente con ello un producto volitivo social, para la satisfacción y realización del subjetivo que los humanos necesitamos dimensionar en su época y contexto. Afortunadamente ya no es en el sector marginal ni en la época colonial donde única y exclusivamente las prácticas de estos cultos religiosos proliferan. Es innumerable la cantidad de profesionales, no pocos muy prestigiosos, que han asumido también estos patrones culturales como una forma de realización de su espiritualidad; los que con su integridad y representatividad social en las últimas décadas han contribuido en mucho, a superar los prejuicios sociales con los que a priori se ha estado juzgando a estos sectores culturales de la población, en la realización plena de su espiritualidad. Todo ello obliga a modificar los nuevos propósitos de investigación, que faciliten una clarificación comprensible y clara de los fenómenos que realmente están operando, dentro de un importante número de resultados estadísticos positivos que se observan en el marco de estas actividades y, que van mucho más allá de las simples suposiciones. Dentro de estas prácticas, las cosas no ocurren por generación espontánea ni por obra y gracia; sino que son el resultado de la adquisición, conjugación, y aplicación de conocimientos que conforma una cultura cierta de realizarse en un
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contexto y en consecuencia también una realización de la espiritualidad. El presente texto no se propuso resultar una simple recopilación de las riquísimas fuentes vivas de información que poseemos en Cuba y otros países (de lo cual adolecen todavía muchos trabajos de tesis doctoral) si no, una propuesta de investigación con un importante nivel de argumentos, demostrativos de lo que realmente discurre desde dentro del culto en tanto practicante y antropólogo; con crítica pupila analizadora que no le basta con solo mirar, sino que siempre quiere ver y con racionales conclusiones como un aporte al desarrollo de las Ciencias Sociales en Cuba, en particular a la Antropología Religiosa. Los estudios anteriores que conocemos con respecto al Culto de Los Orishas, en todos los casos han asumido en sus investigaciones éste fenómeno cultural como una manifestación religiosa y todos han adolecido, además, de no plantearse siquiera la posibilidad de abordar la génesis histórica de surgimiento y menos aún los distintos cambios en materia de procesos culturales, ni de cuestionarse la imagen de la representación popular y académica que se tiene de esencia de praxis real. En tal dirección el aporte de nuestro trabajo puede sentar un precedente y avatar único de su tipo, que requiere de más esfuerzos y menos prejuicios de todas las partes. No obstante, consideramos nuestro trabajo inconcluso, creemos que puede ser mejor. Muchos aspectos aún en proceso de investigación nos quedaron pendientes de incorporar al cierre de esta edición, otros tantos más están en proyectos de investigación; pero que la falta de tiempo, de recursos y la persistente oposición de la cotidianeidad preservaran para quizás, una ulterior mejor ocasión. El autor.
Estratificación en la Cultura Nok. Evolución y Desarrollo de la Cultura Orí. La Génesis Cultural de Orishas. 19
Una Hipótesis. Durante muchas décadas los trabajos de arqueología estuvieron encaminados al estudio de los objetos hallados como indicios de posibles elementos para establecer cronologías, que ayudarían a la datación de las culturas que eran objeto de estudio o sencillamente cada elemento era considerado como un objeto con determinado valor puramente estético. Sin embargo, para un antropólogo, esos mismos objetos servirían de base, como un componente que les sirve para la comprensión del pensamiento de la cultura que lo confeccionó, en atención a las funciones para lo cual fueron concebidos, intentando del modo más racional posible hallar los móviles de su razón de ser contextualmente. Luego de una descripción y análisis preliminares que realizan los arqueólogos, proceden a establecer la cronología para hacer la datación. A partir de entonces puede la antropología comenzar el establecimiento de los contextos culturales. Una vez establecida la cronología se pasa al estudio analítico retrospectivo del contexto cultural y de su medio ambiente, ello supone un proceso muy complicado cuyo fin es la reconstrucción de los sistemas culturales y sus medios ecológicos. Cada objeto hallado es estudiado, desde estos puntos de vista, no como un componente cronológico sino fundamentalmente, como un resultado de la actividad humana para su utilidad cultural en la época en que fue elaborado. El hallazgo y ubicación física de un objeto puede ser determinado por medios relativamente simples, como son las excavaciones (en el mejor de los casos) pero determinar con exactitud que actividad lo produjo, y porque esa actividad surgió en la antigua cultura de las manos sus hacedores es a veces muy problemático. Generalmente con esta base de información, los arqueólogos intentan sintetizar 20
las cronologías regionales en secuencias de culturas y de ecosistemas, de áreas o regiones más amplias y relacionadas entre sí. Esto facilita la descripción dinámica de los procesos culturales, que pueden ser analizados para determinar las causas del cambio cultural, o sea, no sólo como suceden los cambios, sino como y porqué se produjo. Sin embargo, a pesar de toda esta estructura en los métodos de investigación actuales, “en sentido general los antropólogos, como tendencia mundial, consideran que no tienen respuestas para preguntarse, ¿cómo surgió la religión? En cambio se plantean entonces, como única alternativa investigativa, lo referido exclusivamente al fenómeno de como sé estructuran.1” No obstante cuando hablamos del culto religioso a Los Orishas, estamos frente a una manifestación cultural que si bien tiene aún orígenes nebulosos, desde el punto de vista histórico, sus prácticas culturales aún perviven en sectores numéricamente importantes en la actualidad. Esto contribuye a que poseamos hoy en día dinámicas funcionales, vigentes culturalmente, (nos referimos a las ceremonias, a los rituales, etc.) que para la antropología cultural acortan tiempo y distancias de sus orígenes. Incluso se conservan en nuestra sociedad las interrelaciones socioreligiosas entre los más importantes sectores orgánicos que conforman subjetivamente su estructura (La Regla de Ifá y La Regla de Osha). De esta manera, lo que en otras temáticas de estudio son racionales conjeturas antropológicas, en este caso, por la vigencia de sus rituales, se vislumbran las razones lógicas del origen antropomórfico que la caracteriza. Cuando un investigador es además un iniciado dentro del culto religioso que nos ocupa forma parte integral de la estructura funcional del mismo; tanto más si es 1
Concepto tomado en Post grado recibido en “Antropología Religiosa” impartido por la antropóloga italiana Alessandra Ciatini de la Universidad de Roma “La Sapienza”, en el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas. Ministerio de Tecnología y Medio Ambiente. Octubre de 1998. C. La Habana. Cuba. 21
un elemento activo en lo que a participación se refiere. Por lo tanto, el estudio de los aspectos de cómo está estructurado, no supone para los mismos, la necesidad de asumir una posición émica que de oficio le asiste 2, por ello el estudio de las estructuras (de su religión) se les revela de modo implícito, en tanto las facultades y prerrogativas de las jerarquías, así como también sus limitaciones implícitas para cada una de ellas. De cualquier forma nos parece inadecuada la pretensión de formularnos una idea de la estructuración de un culto religioso, sino conocemos un mínimo de su formación histórica. En el estudio de los anales históricos se esclarece la realidad estructural, muy ajena de la actualmente convencional, en el caso que nos ocupa. Por estos elementales, vamos a intentar señalar con el índice, si no, a palpar con nuestras manos, la silueta de la génesis histórica que dio lugar al Culto de Los Orishas en el presente trabajo. Para ello partimos del estudio de la bibliografía que aborda los descubrimientos arqueológicos efectuados en la extensa área del Africa Subsaharana, muy escasos por cierto y poco sistemáticos, teniendo en consideración los objetos hallados más característicos que están relacionados con esta cultura; su datación científica, cuidadosamente respetado el orden cronológico de las épocas, así como la preponderancia y significación cultural de los objetos hallados, en tanto su significante proliferación y relevancia cultural. Con este esclarecedor enfoque investigativo se logró facilitar lo más inverosímil del estudio, sobre una cultura ágrafa, en tanto sus formas de comunicación dialectal, que fue el hecho, de poder ubicar cosas objetivas en tiempo y lugar según los hallazgos, para hallar la concordancia real con hechos y sucesos socioreligiosos hasta
2
Cuando un investigador es practicante habitual de la cultura que aborda en sus estudios, no requiere hacer un esfuerzo para tener que asumir como propio, (lo émico) un código cultural que de hecho le pertenece, sino que además, opera constante y naturalmente en su cotidianeidad, con todos los elementos funcionales, y dinámicas que al investigador ajeno y que desde afuera (la posición étic) en ocasiones les resulta imposible acceder. 22
entonces subjetivos. A todo ello le adicionamos el análisis de la observación en el trabajo de terreno, de todo lo que actualmente es simbólico y funcional dentro del culto religioso que tuvo ese origen contextual y cultural. El estudio comparativo de su significado real y connotación en su etapa de aparición, teniendo en consideración las condiciones particulares del contexto de origen y su época aproximada
de
surgimiento;
así
como
estudiando
la
vigencia
de
su
representatividad y actual significación. En ocasiones fue un análisis semántico, etimológico o simbólico el elemento esclarecedor. De esta manera establecí un análisis crítico regresivo hacia las causas y condiciones,
que
fueron
haciendo
factible
las
consideraciones
para
la
elaboración de dinámicas culturales, conceptos, funciones y símbolos con sus representaciones, incluso actuales, que al parecer llegaron a ser más prácticos funcionales en la vida real que místicos religiosos en un principio, en las culturas del Africa Subsaharana; así como en la actualidad. Partiendo de este esquema de observación y análisis, se puede apreciar que en los procesos iniciáticos de la actual Regla de Osha en Cuba o en el caso del Candomblé de Brasil u otros países, con culto religioso a los orishas con un mismo origen, el principal objeto de atención cultuada es sin lugar a dudas en el Orí, (la cabeza humana) donde centran la mayor atención y a la cual le acreditan la máxima connotación simbólica y representativa, por lo que resulta ser el primordial centro de atención y el eje alrededor de lo cual gira todo el proceso ritual en el culto religioso. De la misma forma que en un parto normal de vértice, en los humanos, lo primero que presentan al nacer son las fontanelas craneales y, es a su vez el
23
primordial objeto de cuidadoso trabajo del obstetra; de igual forma es objeto de trabajo, de cuidados y atenciones durante los procesos de iniciación en este culto religioso. De algún modo hubo entonces una cultura, que no por antigua, dejó de advertirse de la supremacía e importancia que hasta hoy día se le reserva a la cabeza humana y a los muchos aspectos que aún se desconocen; sobre las formas superiores de la inteligencia de los seres humanos, descrito a la luz del saber actual, que desde antaño debió ponerse de manifiesto en alguno de ellos e incentivo y llamó poderosamente su atención. <
> <>3. Es evidente entonces, al no hallarse otros posibles objetos connotables, que el más importante y significativo objeto de culto lo fuera primordialmente la cabeza humana durante estos ocho siglos, dado la connotación que la confección de las mismas en terracota llegó a alcanzar en esta cultura, como objeto de símbolo supremo. Luego se evidencia con este importante hallazgo arqueológico, desde el punto de vista de la antropología cultural, que las mismas eran contentivas de 2 3
Enciclopedia Microsoft. Encarta. 1998. Ideen. 24
aspectos simbólicos supremos esenciales, que no dejaron de sencibilizarlos y que fueron objeto, no solamente de su reconocimiento, sino además de amplias consideraciones y pleitesías; por lo cual se evidencia que la cabeza humana fue motivo de especial tratamiento y particular peculiarísimo objeto, para la atención cultuada en estos étnos. De esta manera se manifiesta como estos pueblos entre los siglos VI al IV a. C. se advirtieron del lugar donde radica la esencia del ser humano, acreditándole una especial connotación que requirió la necesidad de una disciplina cultural, en el contexto y facturación de tal cultura, que le ofreciera la atención menester; a la cual le imprimieron un carácter funcional con trascendencia ético moral y en consecuencia su repercusión cultural, como única posible suma connotación.
Figura 1
Figura 2
Muestra de las imágenes de las figuras de terracota, que confeccionaban en sus inicios para la atención personal cultuada de algunas personas. La figura # 1 fue encontrada en la región de Owo, en la Nigeria actual 4; se calcula que la misma data de entre los siglos XII al XVI d. C. La figura # 2 fue encontrada al lado de la actual carretera de Ifewara, 5 en Ifé; sin embargo, su datación esta calculada entre los siglos VII al XI d. C. antes de la etapa Imperial, como se verá más adelante. 4 5
Ilustración tomada de: “Historia General de África.” Tomo IV. Pag.- 365. Ideen. al ant. Tomo III. Pag.- 520. 25
Estas consideraciones primarias sobre la relevancia y culto, en el más amplio sentido de la palabra, sobre una parte del cuerpo humano, real y esencialmente la más importante del mismo, nos permite suponer que tal disciplina cultural en sus orígenes no tuvo una significación religiosa ni fue concebida ni avalada por filosofía teológica alguna; en virtud de que no se trataba de un aspecto cultuado con origen extraterrenal ni propiamente sobre natural; si no todo lo contrario, esencialmente fue un culto inherente a un sector personal del cuerpo humano y, por algún significativo aspecto (el sujeto) de la condición humana. A esta razón debemos agregar que la extraordinaria cantidad de cabezas hechas en terracota o en esteatitas, encontradas en casi todas las locaciones con estas dataciones, por su masividad en los hallazgos 6 no podían corresponder a deificaciones, pues hubiera sido demasiados el número de dioses existentes para ese momento de la historia local 7 y del desarrollo del pensamiento filosófico. Y menos aún con respecto al número posible de habitantes de las locaciones que fueron objeto de los numerosos hallazgos arqueológicos. Adicionalmente apreciamos, que si bien en ocasiones fueron halladas como parte de los restos de los rituales funerarios, también lo fue en tiestos de tierra en zonas cultivables; donde casi siempre la modestia y sencillez en todos
los
casos,
en
común
denominador,
acusaban
una
humilde
pertenencia, luego tampoco tenían un fin específico para ritual mortuorio ni era una práctica exclusiva de una orden jerárquica religiosa ni de casta 6
7
El mayor grupo de esculturas de piedras del país yorubá se encuentra en le pueblo Igbomina de Esie, que se halla dentro de los limites de la selva; son con total seguridad reliquias de un pasado anterior a la ocupación del Imperio. Esta representaciones, llamadas Eré por los esie ascienden a más de 800; para una población que se calcula en no más de 1200 habitantes, a juzgar por los residuos de los basureros estudiados. Para más información consulte. Historia General de Africa. Tomo III. Capitulo 17. Pag. 517. Edit. Tecnos. Madrid. 1992. Prácticamente a comienzos de la era del hierro, y por tanto en la prehistoria. 26
selecta gobernante hasta entonces. En atención a esta características, que como verdad esencial aporta los estudios arqueológicos, es muy probable entonces, que la confección de estas cabezas dado su normal y común correspondencia numérica, entre habitantes y cabezas halladas, casi una por habitante en perfecto estado de conservación, más las deterioradas por el tiempo; debió responder simplemente a procesos culturales de realización muy populares, normalmente muy comunes y no propiamente religiosos durante el periodo que nos ocupa. A tales expectativas con respecto a la cabeza se fueron aplicando, de esta forma poco a poco y desde el siglo V a. C., se fue desarrollando una forma de disciplina cultural, popularmente muy difundida y geográficamente muy diseminada, en atención a los hallazgos en estos territorios, que con el decursar de varios siglos adquirió gran oficio y elaboración. Basándose conceptualmente, en dar un tratamiento al sujeto personal en estas replicas de cabezas humanas, en consideración a una más amplia ponderación del inteligente que subyace en los humanos, naturalmente en la cabeza. Para ello debió concebirse paulatinamente su dinámica de ejecución o forma de realización, con particular recurrencia a los recursos de la naturaleza, (terracota y otros ingredientes) para su factible creación, uso, aplicación y connotación personal; que logra alcanzar su máxima estructura orgánica y funcionalidad, bajo la conceptualización de procesos rituales de realización cultural. Si tenemos en cuenta la extensísima área de los hallazgos 8 arqueológicos de estas cabezas humanas, confeccionadas por esta cultura en terracota, como máximo 8
Comprende las zonas de: Akposo, Egbadó, Ketu, Egba, Ijebu, Ondo, Ifé, Busa, Raba, Bida, Ekiti, Ikare, Owo, Benin, Ijo, Idah, Onitsha, Igbo-Ukwu, e Ibo; prácticamente esta cultura abarcó, aunque en distintas épocas casi todo el territorio desde el río Volta hasta Camerún. 27
exponente arqueológico, resulta evidente que todo esto desembocó en una práxis con un torrente de notable influencia cultural; que dio una connotación relevante a lo que hoy conocemos como él Yo Interno de cada individuo, a quien cada pueblo le dio su propia denominación, como la más importante forma de plenitud en la realización de la espiritualidad individual en esta cultura. De esta forma, y en atención al importante culto de pleitesías que esencial y primordialmente se rendía a la esencia de la cabeza humana, fue por lo que se crearon estas cabezas como signos simbólicos, representativos de la esencia de cada individuo, contentivas del ser interno propio, significativas del yo individual. Fue como la forma de obtener la pertenencia en si misma de uno mismo, fue la cultura de poseer y cultuar un objeto en razón de la magnificencia del propio sujeto, para la atención requerida en el contexto cultural. De modo que estas cabezas no fueron un objeto de culto extraterrenal ni sobrenatural ni extracorpóreo superior per se; siquiera tampoco una deidad personal, sino que fueron la representación material en vida del propio sujeto. Las cuales eran sometidas a los mismos procesos y procedimientos que la propia cabezas del individuo, durante el proceso cultural de un ceremonial que presumía la vinculación del individuo con esta. Con el consecuente ulterior desarrollo y propagación de esta forma cultural de realización, en el transcurso de varios siglos, es que surge la posterior disciplina y la cultura de los Nrí, (cabezas) en la zona de Igbo-Ukwu, en el país Igbo, sobre los siglos I al VII d. C. Que posteriormente basaron su estructura social en descendientes por linajes. De esta forma se diseminaron y con ellos esta cultura. 9 De igual origen culturológico surgió la cultura de
los Eré, (cabezas)
denominación por la cual es conocida entre los pobladores de origen Esie del país 9
Para más información consulte: Onwuejeogwu, M. << The Political Organization of Nri, south- eastern Nigeria>>. Tesis Doctoral. Inédita. 1974. 28
Yorubá, en el pueblo Igbomina, que se halla en los límites de la selva con la sabana, alrededor de los siglos VII al X d. C.10 Otro tanto ocurrió con los Orí, (cabezas) sustantivo que emplearon para nombrar, no sólo la cabeza sino también a esta cultura de aplicación, la cultura Orí, en los pueblos Ketu, Nagos, Egbadó, Ijebu, Owu, Ondo, Owo, Ekiti, Ifé, Oshogbo, Ikaré, Onitsa, Oyó, Geje, Bini y otros menos relevantes, también casi todos del país Yorubá, pero mucho antes del siglo XII d. C.11 Como se puede apreciar, independientemente del sustantivo que adquirió en cada étno éste Culto a las Cabezas, como cultura de realización, llegó a formar la base fundamental, el embrión, la génesis sobre la cual se erigió todo el ulterior desarrollo potencial de la cultura general de los pueblos del Africa Subsaharana, desde el río Volta hasta casi el Camerún; a la altura de los distintos momentos históricos, que debió abarcar un período comprendido entre los siglos IV a. C. y XII d. C.12; en atención al orden cronológico de las dataciones de los registros arqueológicos según la investigación bibliográfica de las fuentes citadas. Paralelamente entre los siglos VII y IX d. C. no solamente se
produjo un
importante desarrollo cultural, sino que al unísono se fue creando la identidad nacional de cada étno, a partir de la relevancia de algunos personajes que llegaron a recrear los linajes, y con ello los intereses. La historia universal demuestra, que la identidad cultural de un pueblo,13 los intereses económicos propios que la sustentan y, una personalidad líder precursora en defensa de ambas, que no sólo la distingue, sino que a su vez la
10
Consulte: Colec. de Autores. “Historia General de Africa” Tomo III. Capítulo 17. UNESCO. Edit. Tecnos. Madrid. 1992. 11 Colec. Autores. “Africa entre los siglos XII y XVII. Capitulo 14. Pag, 356. Mapa del Africa de los años comprendidos entre 1100 hasta 1500. 12 Colectivo de Autores. “Historia General de Africa” Tomo III. Capítulo 17. UNESCO. Edit. Tecnos. Madrid 1992. 13 Entendida esta como la suma de su moral, su ética, su costumbres y tradiciones ancestrales, superestructura jerárquica, modo de producción y renglones básicos de economía etc. Nota del Autor. 29
instaura; se convierten en un embrión primario que solamente evoluciona hacia una identidad nacional con personalidad propia. La misma, al definir una política desigual a sus convecinos y un radio de acción acorde con su poder; establecen el estadío primario de la nación. Con esta facturación estructural (aproximadamente) se fueron conformando cada una de estas naciones, alrededor del eje de su cultura, finalmente objeto de nuestro
de
estudio
antropológico
en
el
amplio
sector
Subsaharano
antes
mencionado. Que transcurrió en el período histórico que va desde el siglo V a. C., hasta el inicio de las primeras manifestaciones de imperio cultural y que sus primeros vestigios arqueológicos, lo ubican nunca antes de finales del siglo XIV d. C.14, lo cual estudiaremos más adelante. A excepción de aquellos etnos que fueron asimilados por pueblos de antecedentes histórico culturales más influyentes 15. Desde el punto de vista de su superestructura, en líneas muy generales, dentro de este amplio sector geográfico, unas naciones optaron por la vía de linajes y sucesores consanguíneos, otras por un patriarca seleccionado por el consejo de ancianos, en ocasiones fueron reyes victoriosos en las contiendas interétnicas, y también, destacados líderes defensores de la integridad frente a las invasiones foráneas. Pero en cualquier caso, la figura gobernante sólo se acreditaba, si en realidad era un verdadero portador de las tradiciones orales y de las costumbres y tradiciones culturales, solo entonces lograba erigirse en un verdadero líder espiritual 14
15
Nos referimos a la ubicación histórica de las primeras manifestaciones culturales de carácter imperial. (Presupuestas, como la primera etapa de la creación y establecimiento de un dogma religioso, bajo el cual quedó articulada todas las costumbres y cultura de las distintas naciones y reinados, hasta entonces disimiles y propias; y desde entonces transculturadas en tanto la integración de que fueron objeto. Otros autores el carácter imperial lo establecieron, en el siglo XVI d. C., pero los mismos toman como factor imperial la magnitud y extensión territorial; así como por la estructura política y de sus formas de producción lo cual también es correcto. Pero siendo nuestro objeto de estudio, lo referido al surgimiento, expansión y desarrollo cultural, evidentemente el carácter Imperial de esta cultura, lo fue en la fecha que señalan los estudios de la arqueología. (Para más información ver “Historia General del África” Edit. Tecnos.) Pero en nuestro trabajo resultó esencial, establecer la datación de los cambios en los procesos culturales, que sentaron las bases necesarias para el ulterior cambio en las estructuras sociales y, en consecuencia el paso posterior a nuevas formas del ejercicio de la política; de la condición de naciones, hacia el carácter imperial. Me refiero a las influencias Islámicas en otros etnos colindantes. Nota del Autor. 30
para su pueblo. En atención a estas premisas y con tales condiciones, surgieron personajes importantes, que marcaron de manera especial el curso de la historia; por lo tanto, esta esfera cultural del desarrollo de la espiritualidad de los humanos, como disciplina aplicada a individuos tuvo importantes cultivadores de la misma; donde su nivel de especialización al respecto les acreditó la connotación legendaria con que llegan a nuestros días, que no pudieron ser subvaloradas, a pesar de la discriminación cultural de que fueron objeto más tarde en su propio contexto etnohistórico. Lo cual estudiaremos en otros capítulos. La
extraordinaria
investigación,
no
por
cantidad
de
abundantes
datos y
recopilados
acuciosos,
durante
resulta
aún
la
tarea
de
definitivamente
esclarecedora en cuanto a la supremacía de un único o más antiguo y absoluto personaje protagónico; en virtud de que las fuentes de información carecen de las necesarias dataciones para este aspecto. Ello nos llevó a elaborar varias posibles teorías, tres en total, acerca de los posibles personajes que realmente instauran la Cultura de los Orí y que aún mantenemos en proceso de investigación.
La Primera Teoría Posible Sustenta a Obatalá. La inmensa mayoría de las referencias testimoniales en las tradiciones orales, existentes dentro y fuera de Cuba, así como casi todos los mitos y leyendas, de intencionada facturación teológica, de importante antagonismo intencionado con la historia real, posteriores inclusive a este período 16; apuntan hacia Obatalá, muy a pesar y en contra de los propios revisionistas imperiales yorubás, como el primer sumo acreedor y conocedor de los secretos míticos de Orí o como el más
16
Nos referimos a que a pesar de que intentan en múltiples ocasiones minimizar su papel protagónico (en Ifá) en lo referido a “la creación del mundo”, evidentemente no pudieron prescindir de su presencia en tal obra creadora; luego incluso en la concepción cosmogónica y en los elementos de la cosmovisión que la teología yorubá Imperial elaboró no fue posible dejar de considerarlo. 31
relevante desde su época; aspecto que se puede deducir, luego de revisar casi toda la mitología relacionada con el mismo.17 El estudio etimológico del sustantivo Obatalá, en lengua Anagó (arcaica hoy en día, que fue asimilada y evolucionada por el yorubá actual), reportó el siguiente resultado del significado de sus fonemas: Oba.- Rey territorial, con autoridad suficiente para el ejercicio de la política, la cultura, la distribución de bienes, la justicia, la religión y todo cuanta una máxima autoridad emana en un sector territorial dado. ata.- Viene del morfema “ate”. Significa poder de la palabra. Sinónimo de sabiduría. Corruptela que se producía por la unión de varias voces que terminan y comienzan en vocales que se unían para formar sustantivos significativos y, mediante lo cual se elimina en la pronunciación una de las dos vocales, en general, fonéticamente la más débil. Característica que se aprecia en el yorubá antiguo y actual. anla.- Significa “iluminado”, “poseedor de luz”. Luego, de la conjunción de las voces Oba-ata-anla, se formó la denominación sustantiva de Obatalá; con la significación de “El rey con luz sabia en sus palabras”, “El Rey de sabiduría”. Así como otras muchas acepciones. En segundo lugar por el hecho ya realmente histórico y conceptual de la connotación semántica, que en ese sentido de supremacía, importancia y preponderancia se le acredita, aún hoy en día, por encima de todos los demás 17
Se recopilaron cerca de 486 historias escritas contemporáneamente [(1910-1998) 88 años de información revisada] que fueron encontradas en las libretas de los registros de Itá, que se confeccionan durante los procesos iniciáticos. Esta labor de recopilación requirió nueve años de trabajo de terreno. Adicionalmente encontramos aproximadamente unos 128 relatos adicionales, distintas a las anteriores, que han sido recopiladas a partir de las fuentes vivas de información de Cuba, Nigeria, Togo, Benin, Brasil, Puerto Rico, Venezuela y otros menos relevantes, que aportan un total de 614 historias distintas, donde no se consideraron las variantes de una misma versión. No está totalmente claro aún, si se trataba de un personaje masculino o femenino a partir de estas fuentes. La mayor parte de los relatos lo reflejan en su carácter de padre, de líder político, de rey territorial, como sumo sacerdote etc.; sin embargo, el proceso cultural iniciático en si, del cual lo suponemos su precursor acusa un carácter de reproductor matriarcal por su dinámica de ejecución, además de que se le reconoce entre otras características, la de formación de los seres humanos. 32
personajes de su época; de todos los cuales él, es el “padre” y “creador” sin excepción. Estas evidencias reportadas por las fuentes vivas orales de aportación cultural, nos llevan a pensar que Obatalá fue la más relevante figura de las Reglas de aplicación sobre el Orí de las personas y el primer sumo idólatra en su más pura y ortodoxa acepción cultural. Según las diversas tendencias entre las fuentes de información, unas veces es considerado varón, otras veces hembra; hay incluso quien lo considera hermafrodita. No obstante, en atención al protagónico político que incluso se le acredita nos parece más probable su condición de varón. Requisito indispensable para el ejercicio de las jerarquías, en sociedades regidas por linajes y de carácter patriarcal de la que sin dudas procede. La Segunda Posibilidad Teórica sustentaría a Orishanla. En este caso nos basamos en un importante número de versiones de las fuentes orales de los practicantes y de las fuentes inéditas escritas por los descendientes de criollos. En ellas se establece que es la esencia primaria que dio origen al primer Obatalá, lo cual supone entonces a Orishanlá, como el primer sumo idólatra, acreedor y conocedor de los secretos míticos de orí o como el más relevante desde su época, el más antiguo y el creador de los restantes Obataláes. Se afirma que es el más viejo de todos, según múltiples fuentes de información y mayoritariamente considerado como hembra. En el caso de confirmarse esta variante teórica, aportaría muchos elementos esclarecedores acerca del carácter reproductor matriarcal que en sí mismo, indudablemente
caracterizan las dinámicas
de
los
procesos iniciáticos
y de
deificación, incluso los actuales. Nuestro estudio semántico de su denominación aportó en éste caso el siguiente resultado:
33
Orí.- Que significa; Cabeza. osha.- Voz de sustantivo común, empleada entre los pueblos Ibos, Igbos, Igbomina, Igbo-Ikwu, los Nagos, los Yorubas y los Bini, los Géjes y los Kétus; para señalar de forma implícita, acerca del ser individual o del Yo Interno, que en común poseen únicamente todos los seres humanos y que no es repetible, en tanto individual. anlá.- Poseedor de la Luz. Sabiduría. Consecuentemente 0ri-osha-anlá, dio lugar al sustantivo propio Orishanla, con el significado de: “El Cabeza que posee la Luz”, “El Cabecera”. Una Tercera Posible Teoría Supone la Participación Conjunta de Obatalá y de Orishanlá Contemporáneamente. Esta posible teoría presupone la unión marital de un rey y una reina, Obatalá y Orishanlá respectivamente, los cuales fueron de conjunto los creadores de los procesos culturales iniciáticos en Orí sobre las personas y, a partir de los cuales surgieron las iniciaciones de los dieciséis postulados continuadores, más tarde devenidos en los avatares. Probablemente los ocho Obatalaes varones e igual cantidad de hembras18 que actualmente se conocen, como generación iniciática consecutiva inmediata inferior. De igual forma falta aún suficiente información. Esta otra variante teórica también contribuye a justificar, no sólo el carácter reproductor matriarcal del culto, como ya hemos expresado, sino inclusive, el posible papel que desempeñan en los procesos iniciáticos, aún en la actualidad, los conocidos babaloshsas o iyaloshas19, y por otro lado los Oyugbones(as) 20; en sus funciones 18
Se presume que a partir de los mismos se produjo una importante proliferación y perfeccionamiento de los procesos iniciáticos, dado la diseminación en ramas por linajes, en tanto las descendencias consanguíneas o por la vía de las descendencias iniciáticas, para las encomiendas y representaciones del poder en cada nuevo territorio. 19 Denominación del rango que reciben los que han iniciado a otras personas en el culto a los orishas, en dependencia del sexo del iniciador si masculino o femenino respectivamente. 20 Nombre del cargo y que a su vez supone un rango, para la persona que actúa secundando la iniciación, de carácter imprescindible, como en el caso del iniciador principal, pero con una mayor participación en las labores 34
primario y secundario respectivamente e imprescindibles ambos en las iniciaciones. Como se puede apreciar, tanto en el caso de Obatalá como en el caso de Orishanlá, sus denominaciones fueron más que propia o de pila, como títulos honorífico u honorario, en correspondencia con la suma trascendencia de función cultural y repercusión social que su prestigio les acreditó en el contexto sociocultural. Cualquiera de ellos, que esencialmente resultase ser la esencia primaria original o la resultante de una labor conjunta como creadores de ésta cultura y por el relevante papel desempeñado como líderes de sus étnos, pasaron a la historia ancestral de su pueblo, como básicamente el actual culto a sus personalidades (más que a la condición de divinidades) lo demuestra21. A su muerte fueron perpetuados, 22 pero más bien, como símbolo supremo de la integridad y filosofía de su pueblo, por aquellos que entonces fueron sus más cercanos colaboradores y allegados seguidores en su política y filosofía; con lo cual entre otros aspectos se estableció un hito importante en materia del reconocimiento y la definición de la caracterología de un arquetipo general de personalidad líder en la época y contexto de ésta cultura. Pero con lo cual básicamente se inició un culto importantísimo a su tabla de valores éticos y morales, un culto a sus normas de comportamiento y conductas, un culto a su indiscutible condición de líder; el culto a la sabiduría humana y a su mejor precursor en estos étnos en defensa de la integridad de su pueblo y cultura, frente a las incipientes injerencias tergiversadoras de la cultura y la política hegemónicas del mundo Arabe.
activas durante las ceremonias de iniciaciones. Es quien tiene a su cargo la total responsabilidad de las atenciones del recién iniciado durante y después de la ceremonia de iniciación. 21 Cuando hacemos un detallado estudio de los aspectos realmente cultuados en los orishas, se puede apreciar que básicamente lo es con respecto a las características de la personalidad de los mismos y su connotación. 22 Para los africanos de estas regiones los conceptos de perpetuidad son característicos en ellos. Para los mismos, perpetuar todo lo ancestral formaba parte habitual en sus costumbres, como única forma de conservar las tradiciones y sostener su historia; pero la acción de perpetuar no necesariamente implicaba deificar, con el presupuesto de las categorizaciones occidentales para las religiones llamadas universales. 35
Como hemos apreciado la cultura de confeccionar cabezas en distintos materiales, respondió a un culto de pleitesías personal en vida, pero el destino final de cada una de ellas, era formar parte de los restos mortales de su poseedor. Razón por la cual aparecen con frecuencia, de conjunto con los restos de seres humanos en los descubrimientos arqueológicos. Si el representado moría, era habitual enterrarlo con todas sus pertenencias,23 y lógicamente la representación de su orí en terracota o en esteatita, también le acompañaría. No obstante, al mismo tiempo en estas regiones existía un importante culto a los espíritus, hasta entonces realizado exclusivamente en el ámbito familiar, pues en principio era sólo a los espíritus atávicos de vínculos consanguíneos. El mismo consistía, primordialmente, en realizar un largo peregrinaje hasta las márgenes del río Níger, depositando en sus aguas algunos frutos menores y otros productos alimenticios como tributo; a cambio de lo cual se llevaban de regreso consigo dos piedras extraídas de sus aguas, del volumen aproximado de un puño cerrado de una mano y de forma semi redonda; alegóricas a los lóbulos cerebrales del fallecido,24 donde se encontraba el elegdá, (zona o sector del cerebro en donde se encuentran localizados los orishas) que había animado conjuntamente con el espíritu de la persona antes de fallecer. Estas piedras eran depositadas dentro de un recipiente o vasija de terracota (en forma de calabacín) con agua del río y conducidas de regreso a la casa; lo cual era considerado como la representación material, de la entidad espiritual del familiar
23 24
Característica propia de la Cultura Egipcia; no así del mundo Arabe. Esta tradición fue traída por los esclavos africanos de origen yorubá a Cuba. La misma se realiza al comienzo de las ceremonias de iniciación en la Regla de Osha, conocida como La Ceremonia del Río. Su connotación y significado no es exactamente igual, pero es indispensable, pues el iniciado es llevado al río para que él recoja dentro de éste, determinado “objeto” que es considerado como su “fundamentación” e inicio de su proceso ritual y que luego será conservado sin otro uso hasta el momento de su muerte; ocasión en la que jugará este objeto, el papel hasta entonces reservado únicamente para esta ocasión. De ello se desprende, que en el río se va a buscar y a recoger la base espiritual ancestral para la fundamentación del proceso iniciático que se va a realizar. 36
fallecido.25 Pero en el caso de Obatalá u Orishanlá, lógicamente, su ceremonia no pudo quedar en el reducido plano familiar por la connotación de la personalidad trascendente y, dado la inviolabilidad de las costumbres funerarias, con relación al destino de cada orí por un lado, y la necesidad de perpetuar en un culto su trascendental papel histórico por el otro; sus seguidores sustituyeron el original orí de Obatalá u Orishanlá, que por razones funerarias no podrían conservar, dado que los Orí no tenían vigencia post morten, por dos piedras, de algunas características específicas. Una por su cabeza y otra por su orí. Es bueno destacar que por ésta razón, a pesar de su transculturada mutación ulterior hacia procesos religiosos, el culto a los orishas, realmente no lo es tampoco, con características escatológicas (el culto a la vida de ultratumba). Los orishas, aún devenidos tiempo después, subjetivamente, en dioses y semidioses, pierden su vigencia después de muerto el iniciado; en tanto el culto es personal, por cuanto lo es a su personalidad individual. Por ello se efectúa una ceremonia ritual denominada Itutu o Ituto, que los practicantes interpretan mal o traducen como “refrescamiento”; pero mediante la cual realmente lo que se hace, es desvincular al iniciado (su espíritu) después de muerto de sus atributos y vida material hasta entonces ejercida únicamente por el fallecido, en tanto culto a la personalidad individual y, que a partir de su deceso, su culto, en tanto personal, pierde su sentido y vigencia cultual.26 Aún cuando como resultante de la ceremonia referida quedara algún objeto material, incluso algún orisha, en manos de algún depositario heredero 27 (familiares, amigos, ahijados de iniciación u otra persona) no quedan con vigencia ritual para el 25
26
27
Entrevista ofrecida por el antropólogo y Oriaté Yrmino Valdés Garrís, para el documental seriado “El Lukumí”, dirigido por Serafín (Tato) Quiñones. Copia en cinta magnetofónica que obra en archivo del autor. Para más información véase el documental “El Lukumí”. Director Serafín Quiñones. Mundo Latino. Para más información consulte: Valdés Garrís. Yrmino, “Ceremonias Fúnebres de la Santería Afrocubana”. Sociedad de Autores Libres. Primera Edición. San Juan. Puerto Rico. Agosto 1991. Lo cual debe ser determinado únicamente de forma oracular y no por consideraciones personales. Nota del autor 37
destinatario, sino simplemente a modo de recuerdo; pues sobre los mismos no se efectúan nunca más ningún proceso ritual, por cuanto el sentido real identitario y de pertenencia es intransferible, aún cuando el practicante no sea totalmente consciente de cual es la esencia filosófica de sus prácticas. Otra posibilidad teórica pudo ser el empleo de una piedra por Obatalá y otra por Orishanlá, pero en cualquier caso ambas fueron representativas de los lóbulos cerebrales de los humanos,28 para quienes en definitivas estaban siendo perpetuados y donde en fin de cuentas está localizado el elegdá. Si observamos los elementos y el orden ritual, del proceso actual empleado en las deificaciones de Obatalá, (como resultado de la investigación de terreno, que por razones obvias elementales de ética cultual, no son factibles describir en publicación abierta) se comprendería fácilmente que el proceso cultural dinámico empleado para ello en un inicio, debió ser indudablemente, el mismo que éste aplicaba sobre las personas, (Sí hemos demostrado que todo el proceso dinámico sobre la cabeza en sus orígenes de formación, fue un proceso cultural no religioso y que Obatalá u Orishanlá fueron sus más acabados y relevantes representantes; indudablemente el proceso dinámico para la creación de una representación de alguno de ellos o de ambos, que recreara su perpetuidad; tuvo necesariamente que estar basado, en la ejecución del mismo proceso que uno u otro aplicaban sobre las personas) solo que entonces lo aplicaron sobre el orí cultuado de Orishanlá o de ambos y de ellos, hacia las dos piedras seleccionadas en atención y ajuste a los procesos originales. Los materiales a emplear, no pudieron ser otros que todos aquellos que fueron afines con los mismos, así como los de su agrado, los de su uso personal y pertenencia, los que integraron sus hábitos alimentarios de origen vegetal y animal; los colores de su atuendo personal predilecto y así sucesivamente todo aquello, que 28
Normalmente aún hoy en Nigeria y en Brasil, durante los procesos iniciáticos en sus deificaciones solo integran a sus orishas con dos otá o piedras, aunque le adicionan otros ingredientes de composición vegetal de la cual nos reservamos su composición. 38
estuvo estrechamente relacionado con su persona por su égida, que le fueron considerados como signos atributivos29 y simbólicamente conmemorativos del personaje. Lográndose de este modo un proceso cultural memorable de transmisión simbólica de las características subjetivas supremas del personaje real, de lo que fue connotado en él sujeto, así como sus objetos atributivos. Basamentado en concreción objetiva para su perpetuidad en los otá (piedras) y con el empleo de sus objetos personales e ingredientes afines; para magnificar en acción animista las virtudes, cualidades subjetivas y objetos inanimados, perpetuando así en ulterior culto de pleitesías el significado del sujeto, su personalidad y su álgida connotación. Por esta razón histórica de connotación del personaje, es por lo que el signo oracular que le fue asignado en el Sistema del Diloggún o de los caracoles en el culto a los orishas, es considerado como el mayor (Eyiogbe);30 a pesar de estar ubicado en el octavo lugar ordinal de las categorías históricas de los signos; momento cronológico en el que al parecer se consolida como líder indiscutible de su pueblo. Que más adelante abordaremos. Este proceso animista de lograr transmitir determinadas características superlativas personales del ser subjetivo, cualificado como un Orishanlá31 hacia las 29
Con este origen surgieron los atributos e ingredientes pertenecientes al ya orisha Obatalá en principio, y de esta misma dinámica los restantes atributos de los posteriores orishas. Nota del Autor. 30 Entre otras que analizaremos en el capítulo de los medios oraculares. 31 Otra versión reportada del significado del término Orishanlá, como adjetivo calificativo de condiciones humanas es la siguiente: Orí: Que significa; cabeza humana, cráneo. osha: Voz empleada entre los pueblos Igbomina, Igbo-Ukwu y Nagos arcaica ya hoy en día, para señalar de forma implícita, acerca del carácter personal o pertenencia de lo individual, de nuestro ser, del yo individual, o ser interno. No de un ser supremo común, sino del ser propio. Característica común en todos los individuos, pero cada uno especifico de la individualidad. aanlá: La partícula a.- (aa) alargando su pronunciación como fonema, nos refiere a: alto coeficiente de inteligencia innata, inteligente por naturaleza propia, inteligencia congénita, por derecho propio. La partícula nla.- Que quiere decir: Posesión, sirve para dar idea de pertenencia. De modo que en la conjunción de ambas y aplicado a personas como calificativo de alguna cualidad seria: Tiene luz, poseedor de la luz, Iluminado, Luz Divina, Quien da a la luz. Por lo anterior Orishanlá significa, El cabeza que tiene posesión de luz. El guía de luz. 39
piedras, dio al traste sin dudas con la creación del primer Orisha, como producto acabado final de esta cultura, la cual probablemente lleva desde entonces la denominación de Obatalá. Por ello Obatalá es el padre de todos los demás procesos de “orishaciones”, mediante lo cual a la póster surgieron los demás orishas. De este modo inferimos que fue facturado en perpetuidad, además de un orisha, también el procedimiento animista que concibió un producto final para la recreación y continuidad ulterior de su linaje en esta cultura. Basado en el concepto vital
de
realización
del
proceso
de
formación,
así
como
del
perfeccionamiento de los seres humanos y de naciones por linajes; de la cual fue Obatalá su más alto representante en estos etnos y perpetuado mediante una “orishación32” que dio lugar al surgimiento del orisha Obatalá. De manera que la cultura orí fue el culto a la personalidad individual, (el sujeto) mientras que el incipiente culto a este orisha comenzó a serlo a una personalidad muy relevante, que trascendió la del hombre medio común de los demás orí de su época y contexto. Muy probablemente estemos abordando en Orishanlá y en Obatalá, no a dos personajes distintos entre sí, si no a dos momentos cronológicos de connotación cultural histórica distintos de un mismo personaje. Una primera etapa con la denominación de Orishanlá, en la cual se destaca como cultivador del Culto a Orí y una etapa superior, donde adquiere el nombre de Obatalá 33 en la que da lugar al Cualidad honorífica que finalmente también fue deificada tiempo después. Hemos empleado este vocablo, con el propósito de poder mencionar de algún modo el proceso o la acción mediante la cual fue concebido este producto cultural; con conciencia plena del neologismo lingüístico que ello supone. No pretendiendo establecerlo, pero si comunicarnos; teniendo en cuenta lo expresado en la introducción sobre las limitaciones lexicográficas de nuestra lengua para abordar aspectos de otra cultura. Nota del Autor. 33 La raíz Oba de la voz Obatalá, en tanto su significado de Rey, con la misma aplicación y uso con la cual aún hoy en día se emplea para elaborar los nombres de los iniciados, frente al significado de la raíz Orí de la voz Orishanlá en su acepción de cabeza; nos obliga a suponer que la primera es un concepto sociocultural de elaboración posterior, propio de relaciones económicas más avanzadas y del reconocimiento de mayor jerarquía que en el segundo caso, al parecer de carácter más primitivo. Por lo tanto inferimos que también pudiera tratarse dos posibles estadías culturales de un mismo y único personaje. Esta puede ser una alternativa teórica más, sobre cualquiera de las cuales es necesario hacer más luces al respecto. 32
40
Culto de las características de Orishas. Aspectos que requieren de estudios más profundos y de mayor información de la que poseemos a nuestro alcance, dado el análisis semántico en nota al pie, consideramos que no es suficiente evidencia, aunque sí un importante indicador. Ahora bien, si tenemos en consideración las características del pensamiento de la cultura que lo formó, como un resultado de la actividad humana para su utilidad en la época en que fue elaborado. Que utilidad tuvo. Que actividad lo produjo y porque esa actividad surgió en la antigua cultura de las manos de sus hacedores. La descripción dinámica del proceso cultural. La determinación de la causa del cambio cultural, no sólo como sucedió el cambio, sino como se produjo. En la cual como hemos apreciado, no concurren las circunstancias de una Verdad Suprema Revelada como doctrina teológica, ni un Profeta elegido por el Supremo para llevarla a cabo; (sin contar otras características que definen a dioses y religiones que tampoco concurren en este caso) sino todo lo contrario, un personaje real de realización y significación terrenal; es lógico establecer que la esencia cultural de este orisha primario, así como su proceso de creación y su repercusión no fue tampoco precisamente una deificación, en tanto no tuvo un origen místico el personaje y sus conceptos ni propiamente esa connotación, durante su primera etapa de surgimiento.
34
Si en Obatalá, incluso en la cultura popular contemporánea, el significado que tiene en la memoria ancestral de la representación colectiva, es la de hacer, construir a los humanos y ponerles bien su cabeza (no la de haberlo concebido en un pasado y por Obra y Gracia sin pecado concebido) y por ello es el más relevante representante
34
Tradicionalmente Obatalá, entre los practicantes de la Regla de Osha, no es considerado el constructor del mundo, sino como el hacedor de los seres humanos o quien le puso las cabezas. Es la ulterior cultura de Ifá y en su mitología propia, donde Oduduwa comparte esta labor de creador de la tierra con Obatalá. De esta forma en la reconstrucción imperial de los conceptos místicos que se hizo, partiendo de los anales culturales precedentes; compartieron la labor cosmogónica de Oduduwa con Obbatalá, para compartir el prestigio de este último con Oduduwa en la cosmovisión teológica. Nota del autor 41
del culto a las caracterologías arquetípicas de orishas; (lo cual es muy distinto a la inferencia del culto religioso de los orishas) eminentemente estamos reconociendo entonces, desde la perspectiva de la antropología participativa, que el centro del culto es el sujeto de cada persona. Si nos atenemos a los conceptos clásicos de las Ciencias Sociales, que sentaron las bases para definir los conceptos y las esencias filosóficas que definen a dioses y religiones, (conceptos generalmente occidentales) es fácil percatarse que los procesos culturales antes descritos no están comprendidos bajo estas consideraciones, tanto más por cuanto estamos en presencia
de
una
practica
cultual
y
filosofía
acéfala.
Cada
persona
consagrada en este culto, se articula y opera únicamente al tipo de sujeto personal propio. Realmente fue tan relevante el papel protagónico de este líder ancestral, que no fue necesario crearlo a partir de una leyenda, por
el contrario, a partir de su
notable personalidad posteriormente llegaron a recrearse múltiples leyendas acerca de su histórico papel. Donde en múltiples pasajes fue: “el creador de los seres humanos” O “quien le puso las cabezas bien hechas”, porque alguien las hizo mal antes que él. “Hizo incluso el orden en el mundo”, o “lo arregló”; por que otro lo hizo sin justicia suficiente, o lo distribuyó mal.35 Se considera que todas las disputas y querellas entre todos los personajes de su época, eran determinadas por él Salomónicamente, 36
y por si fuera poco; fue
considerándosele “el padre de toda la personería” de su contexto cultural. Luego indudablemente marcó un hito ejemplar a seguir, que más adelante devino en real mitología. Manto mitológico bajo el cual en ocasiones, en la fuentes
35
Las múltiples interpretaciones de su papel, están en dependencia de las no menos versiones que existen con respecto a su protagónico en las tradiciones orales de estos pueblos y conservadas en la diáspora y sus descendientes. 36 Inferencia que puede ser deculturadora, en tanto la pretensión de la sinonimia con el personaje de Salomón. 42
orales ha servido de ropaje a Oduduwa; dado que en múltiples ocasiones inclusive y como parte de las tradiciones ya teológicas, se ha llegado a considerar hasta la posibilidad de que éste último sea un avatar o camino de Obatalá; lo cual se ha demostrado que no es correcto. A partir de su muerte y desde entonces, sus seguidores fueron los primeros continuadores, que cultivaron este rumbo como camino filosófico (Ona-orí)37, en defensa de la integridad territorial y cultural, así como de comportamiento ético moral, llevando a la práctica sus doctrinas filosóficas, valores éticos morales y la disciplina de aplicación en Orí. Por lo que llegaron a constituirse en los primeros iniciados de Obatalá, como orisha tutelar filosófico, conductual, político, ético moral, gentilicio y cultural.38 Este
proceso
iniciático
a
Obatalá,
como
representación
de
la
esencia
trascendente que significó, el acceder a la condición de un orishanlá, como una cualidad de superlativa personalidad no considerándose aun una deidad, sino un liderazgo a seguir, supone que el proceso de iniciación, al que se sometieron sus continuadores; tuvo una significación de investidura de poderes filosóficos, de facultades culturales, y del ejercicio de la justicia. Por lo tanto, con intención o sin ella, la resultante de su accionar tuvo mayor peso facultativo en el ejercicio de la política, que las nuevas condicionales históricas de la época básicamente exigieron de los mismos desde su posición de líderes continuadores, y de principales promotores de una cultura que desde entonces superó el plano de la simple realización personal. En muy complejas circunstancias entre los siglos V al X d. c. representaron un
37
Voz compuesta de los Nago (Anagó), para describir una línea de conducta, o compostura personal recomendable. Sinónimo de: Ejemplo a seguir. Literalmente significa Oná = camino. Ori = cabeza. 38 Por esta razón, aún actualmente, cualquier persona con independencia de cualquier orisha tutelar que le corresponda, es perfectamente factible, iniciarse en Obatalá, sin que ello acarree absolutamente ningún problema para el iniciado, lo cual es imposible de hacer con el resto de los demás orishas, sin graves consecuencias al menos, para la persona, desde el punto de vista de su ulterior personalidad conductual. 43
importante papel protagónico en el ejercicio de la política y en la conservación del patrimonio cultural, a partir del rango de Oba39 (rey territorial) que su proceso iniciático al orisha Obatalá le concedía, junto con el dominio y el conocimiento de las costumbres y tradiciones, que ya por aquel entonces, tenían suficiente madures y personalidad propia. Posteriormente, luego de enriquecer con sus historias de vida personal este fenómeno de accionar político y cultural, con lo cual se erigieron en importantes líderes de su pueblo también, en definitivas, los que ofrecieron la mayor resistencia frente a la colonización e instauración del Imperio Yorubá. Fueron, en similar proceso perpetuados al morir, dando origen a lo que hoy conocemos como los “avatares” o “caminos” filosóficos conductuales, patri y matrilineales, de arquetipos más específicos de personalidad; en esta ocasión de los apostolados continuadores de Obatalá y que a saber fueron 16, de los cuales en Cuba aún se conserva el conocimiento de sus características sicológicas de comportamiento. Constituyéndose en la segunda generación de esta línea filosófica, a partir de la cual se recrearon los linajes consanguíneos por sus descendientes. De esta manera se aprecia que, de la consecución generacional post morten de práctica filosófica, iniciática y patronímica de la primera generación de líderes continuadores del curso o camino filosófico, es que se constituyeron o surgieron los llamados caminos de Obatalá, que han llegado a nuestros días. Mediante
igual proceso
histórico
de existencia
real, de connotación y
consecución filosófica, social, patronímica e iniciática surgieron los demás caminos o avatares de los demás orishas, que poseen procesos iniciáticos en el orí de las personas; (pues hay otros mal denominados orishas que no poseen 39
Oba, apócope de Obatalá. Aunque fue un titulo honorario, que posteriormente se concedía por Ifá; el origen y connotación relevante que este rango original, más que un cargo, o una encomienda que Ifá se apresto; tuvo su origen en la raíz de la denominación Obatalá. Oba = rey. otá = piedra, (firmeza). aanlá = iluminado, poseedor de la luz. Rey de iluminación y firmeza. Análisis etimológico del yorubá arcaico que puede aportar este otro significado. 44
procesos
de
consagración
para
las
personas
sobre
sus
cabezas )
como
un
aprestamiento más, que la posterior cultura de la dinastía de Ifé, llevara a cabo con sus personajes reales post morten; pues a ninguno se les reconoce la antigüedad propia que, sin embargo, posee Obatalá. (Obsérvese, que los mal llamados “orishas”, que no y por no, poseer procesos iniciáticos en la cabeza de las personas y que realmente pertenecen al culto de Ifá, como verdaderas deidades, carecen de avatares. Tal es el caso de Olórum, Olodumare, Olófin, Inle, Osain, Eshu y otros más como el propio Orula u Orúmila; inclusive en el caso de las personas donde el orisha tutelar es Oduduwa, finalmente tiene que iniciarse en Obatalá. Procedimiento, que tiende a compartir la grandeza y simpatía de Obatalá con Oduduwa.
Lo cual
contribuye a demostrar, que los procesos ceremoniales de consagración a los orishas, sobre la cabeza de las personas, no es un proceso cultural propio de Ifá) Esta concepción filosófica de la “orishaciones sobre las personas” como sucesión generacional o continuidad post morten de culto a la personalidad a un ancestro, como tributo y homenaje de recordación, que facturó y recreó unas representaciones
simbólicas
en
los
orishas,
(como
objeto
de
pertenencia
exclusivamente personal, al margen de la representación simbólica que la sociedad le concede) por la connotación filosófica o por la significación que alcanzó en vida, tiene su máxima en la sentencia popular “Ikú lobí osha”, que en lengua Nago, arcaica ya en nuestros días quiere decir: luego de la muerte se producen la reproducción
y
conservación
de
las
divinidades.40(Léase
arquetipos
individualidades) Tal y como en otras culturas se crearon tótems, iconos, estatuas, monumentos, imágenes y pinturas, o como hoy día se fabrican bustos y retratos, salvando
40
Interpretación de Yrmino Valdés Garrís. Entrevista de Serafín (Tato) Quiñones. Copia magnetofónica. Archivos de Autor. 45
connotación y distancia.41 Luego los originales y verdaderos orishas tuvieron existencia real, no así, como es natural, las que fueron sus también verdaderas deidades. Aproximadamente entre los siglos X al XII d. C.42, debió producirse una tercera generación y a partir de la misma surgió una sucesiva consecución de generaciones de líderes nacionales idealizados por el pueblo; lo cual sólo fue posible, por la notable influencia y poder político que alcanzaron los apostolados iniciados en el culto a la personalidad del orisha Obatalá, en la defensa de la integridad territorial de sus étnos y sobre todo de la expansión y esplendor de su cultura. Esto les acreditó al sector de los Oba de orishas nativos, la indiscutible condición de casta superior espiritualmente gobernante en sus pueblos y en consecuencia
todas
las
prerrogativas
necesarias,
para
determinar
todo
lo
concerniente al destino de la etnia en atención a la ortodoxa filosofía autóctona de cada étno, mucho antes de la aparición e instauración de la cultura de Ifá. De esta forma surgen en general los primeros líderes nativos espirituales y de ellos, sus primeros reyes en la original cultura del Africa Subsaharana en los reinados Igbos, Ibos, otro conglomerado de étnos denominados más tarde Yorubás 43 y otros 41
En ocasiones, en el marco de la cultura popular, encontramos que algunos traducen esta expresión como: “La Muerte Parió al Santo”; para que esta interpretación fuera correcta, la sentencia debería ser la siguiente: “Okú lorobi orisha” u “Okú iyá ke Orisha”; significando realmente “La Muerte Parió Orisha” o ¨La Muerte es la Madre del Orisha¨ o “El Orisha es hijo de La Muerte”. 42 Esta fecha es una aproximación, pero de mucha importancia comenzar a establecer. La misma, la hemos fijado teniendo en consideración que las dataciones científicas arqueológicas, ubican el establecimiento de la etapa preimperial de los Yorubas durante el siglo XII y su decadencia a finales del siglo XVI. 43 Todo parece indicar que la denominación Yorubá como nombre gentilicio para denominar o referirse a un relativo conglomerado de étnos, que finalmente constituyeron una comunidad culturalmente más homogénea, pero étnicamente muy diversa, es muy posterior a la existencia de los Ibos, los Hausas, los Ibibios, los Igbos, los Fulánis, los Nagos, los Geje e incluso los Ketu. La voz yorubá fue empleada por los Hausas y los Fulanis, entre otros pueblos colindantes con ellos, para denominar a esta comunidad cultural que emergía, entre las antes mencionadas y, con el sentido peyorativo de “astuto”; al parecer por sus múltiples felonías y astucias de todo tipo. De modo que la denominación Yorubá, no es una auto denominación gentilicia; sino un calificativo que le dieron sus pueblos vecinos y que fue asumida por los inglese para referirse a estos conglomerados poblacionales. Actualmente el término designa, más que una comunidad étnica, a un grupo lingüístico-cultural muy transculturado y sigue siendo poliétnico. Para más información consulte: P. C. Lloyd. “Los Yorubas”. Universidad de Sussex. Pág-58. Nota gentilmente cedida por el colega Rafael Robaina, Antropólogo e Investigador del Instituto de Antropología. En ocasión del III Encuentro Internacional de Estudios Socioreligiosos celebrado en La 46
más; anterior al establecimiento del Imperio en la región cultural que más tarde ha asumido el mismo nombre. Esto tuvo como consecuencia que, lo que en un inicio fuera la cultura propia de cada étnos, aglutinadora de un territorio con un solo líder y sobre todo con intereses comunes, a partir del surgimiento de un grupo de líderes seguidores surgió con cada uno de ellos un nuevo reinado en la nación, colindantes casi todas entre sí. Dado su homogeneidad, incluso lingüística, al menos con un tronco común, este conglomerado de pequeños reinados conformaron una importante identidad cultural, que no logró su instauración política centralizada autóctona; precisamente por la ausencia en sus concepciones filosóficas de una figura central original, (característica que aun se aprecia en el actual culto a los Orishas) así como por su concepción política de diseminación territorial en linajes; como resultado de un estilo de desagregación y diseminación. Como es natural, al estructurarse entonces las sociedades por linajes se produjo lógicamente la diseminación del acervo cultural hacia múltiples territorios, pero también una pérdida del poder político central, en tanto la diseminación territorial y el paso del tiempo. Paralelamente
y
como
importantes
vecinos
colindantes,
con
matices
culturológicos más o menos comunes, pero al mismo tiempo con personalidad de identidad cultural propia, se venían desarrollando otros étnos como los Ibibios, los Nupe, los Nagos, los Géje, Ketu, los Hausas, el antiguo Danhomé y otros. A partir de entonces trajo la necesidad de las delimitaciones de lindes o fronteras con las consecuentes pugnas territoriales. Condujo a los antagonismos por la hegemonía de principios éticos culturales, por la pluralidad de reinados; por lo que comienzan a originarse serias pugnas interétnicas que debilitaron la unidad entre reinados y naciones, con lo cual se creó un serio estado de tensión en pleno momento de la Habana, en el mes de julio del 2001. 47
maduración y consolidación de su identidad cultural e integridad territorial.44 Hasta este nivel de estructuración pragmático funcional de la cultura de estos pueblos, donde la cabeza humana y la esencia de su inteligencia fueron la génesis y eje, alrededor de lo cual erigieron el desarrollo y notable significación de toda su cultura. Con lo que recrearon únicamente el culto a la personalidad de seres notablemente
muy
sobresalientes,
pero
muy
humanos.
Donde
además,
colateralmente no estaban en sus inicios regidos por un dogma teológico nativo propio, que se tenga conocimiento al menos; nos permite inferir una vez más que esta cultura nativa en su etapa de formación primaria, no estuvo básicamente articulada, o esencialmente regida, por teología alguna; al menos hasta finales del siglo XII d. C.. Estos conceptos que fundamentamos, no presuponen a étnos necesariamente exentos de una credibilidad religiosa, pero si demuestran que su más importante culturología, en su etapa primaria de la formación de su identidad cultural, no precisamente lo fue por si misma de manera articulada hacia una figura teológica suprema, sobre natural, extra terrenal, de naturaleza subjetiva, con características omnipotentes, omnipresente y omnisciente tal y como se pretende por el culto de Ifá y menos aún surgida de este último. Sería más válido pensar en una concepción teológica de estos étnos sobre la base de una ulterior idealización de sus líderes autóctonos territoriales, de posterior advocación patronímica; más que en una figura de intencionada facturación teológica, suprema a priori, a la cual se le articulan de forma subordinada los demás dioses, que en definitivas incluso, no pudieron descontextualizar de sus territorios. Aún hoy en el Africa actual, cada orisha tiene su templo propio en la ciudad natal que los vio nacer o en la cual se destacaron; sus cultos en la actualidad no han dejado de 44
Etapa en la cual se desarrollaron múltiples formas de esclavitud interétnicas y en donde la posesión de un importante número de los mismos, comenzó a ser sinónimo de ostentación en la relación de poder. Creándose determinadas condiciones para el surgimiento del carácter imperial. 48
ser patronales e independientes de Ifá. Por lo tanto sus principios y esencias originales, en tanto la colonización afroafricana a que fueron sometidos posteriormente por la dinastía de Ifé, les llegaron convencionalmente a ser propiamente tergiversados e intencionalmente convertidos sus códigos y enfoques de procesos culturales en procesos religiosos;
lógicamente
articulados
a
la
religión
de
un
colonizador
injerencista, con lo cual logran instaurar con su expansionismo el peso de sus concepciones culturales y con ellas el ejercicio del poder político. Todo lo cual describiremos más adelante. Indudablemente toda la vida y desarrollo de estos extensos territorios, giraba en torno a la cultura de las cabezas entre los siglos V a, C. al XII d. C.; durante estos diecisiete siglos de desarrollo y evolución de este proceso cultural, logró alcanzar un importantísimo expansionismo, que llegó a abarcar la total atención de casi todos los étnos comprendidos entre el río Volta hasta casi el Camerún, en donde cada uno desarrolló sus propios patronímicos locales. Estos iniciales procesos puramente culturales llegaron a permear con sus características incluso a las manifestaciones religiosas posteriores, aún cuando las mismas llegaron a ostentar el poder, dado que comenzaron a construir sus deidades con características antropomórficas. (Aprestamiento que llegó a penetrar inclusive las prácticas religiosas de las ulteriores dinastías de Ifé-Benin). Con estas peculiaridades, nivel de desarrollo social, político, y cultural alcanzado; con un tronco lingüístico bastante común, con una pluricultura ya espiritualmente importante, con rasgos de identidad propia bien definidos; pero en condiciones de franco deterioro las relaciones interétnicas fronterizas por las pugnas y contradicciones, aunque cronológicamente en tiempo muy impreciso aun de ubicar (aproximadamente a partir del siglo XII45) por la falta de escritura de esta cultura y 45
Según las dataciones arqueológicas del Imperio Yorubá, en bibliografías antes mencionadas. 49
en consecuencia de historia, se produce la injerente aparición colonizadora de Oduduwa hacia estos territorios y naciones colindantes, luego de mucho tiempo después de ser desterrado de su pueblo y cultura de origen.
INSTAURACION DEL IMPERIO YORUBÁ. Estratificación de su Superestructura. Ifá Elemento Recopilador de la Cultura de Base y Herramienta del Poder. Oduduwa Personaje Central. Este mítico personaje que fuese Oduduwa, 46 que la leyenda colectiva reconoce con vida real, hasta ahora se cree, que es oriundo de un punto perdido del mundo Arabe;47 pero es muy probable que sea de origen Egipcio. Perteneciente al parecer, a la realeza del más alto linaje de la estirpe de su pueblo48, de los que se dice, era considerado descendiente directo del Sol en su original territorio sahariano49; muy posterior en tiempo a la cultura de Nok y muy tardío con respecto al culto de los Orí50 nativos. Desarrolló ideas y creencia religiosas politeístas en su lugar de origen, creó iconos e imágenes, a las que además, les imprimió un carácter animista dado los antecedentes de paganismo 51. Todo ello creó una franca contradicción muy antagónica con relación a los preceptos religiosos de su contexto y en consecuencia fue condenado al destierro definitivo, por abrazar y difundir entre sus seguidores, una teología contraria a la 46
Nombre que asumió después de coronarse Ooní, pues su primera auto titulación fue Oduwa, lo cual estudiaremos más adelante. 47 Algunos investigadores lo presumen de la Meca. 48 El alto grado de connotación personal y de conocimientos que aportó, son indicios en la época de una procedencia dinástica con un alto poder económico. 49 La concepción de ser descendientes del Sol, fue característica de la cultura faraónica de los egipcios. 50 Nunca antes del siglo XII d. C.. 51 Resumen condensado de varias leyendas, que argumentan el origen de Oduduwa, según las tradiciones orales culturales, y no en ajuste a las convencionales tradiciones orales de facturación teológica, en donde presumiblemente descendió del cielo. 50
de su cultura natal. (Sea árabe o egipcio su origen en esa época eran culturas monoteítas) Con lo cual además, se podía poner en peligro la hegemonía del poder de la casta sacerdotal gobernante en su pueblo; dado el importante número de seguidores y simpatizantes que al parecer, según la leyenda, logró aglutinar. Unido a la indiscutible condición de ser descendiente directo consanguíneo de los más altos dignatarios y por ende posible heredero del trono. Quizás, gracias a este eslabón revisionista, “perdido” del mundo de la teología egipcia o árabe, que fuera Oduduwa; se salvaron las posteriores corrientes religiosas en el oriente medio y otras zonas. Oduduwa, luego de su destierro, encamina sus pasos hacia la zona Subsaharana,
dirigiéndose
entonces
hacia
el
sudoeste
para
asentarse
definitivamente en una región central equidistante de los sectores de Ekiti, Ikaré, Akure, Owo, Ondo, Owu, Egbá y Oshogbo; que ya era conocida entre los pueblos Nagos, Ibos, Ibibios, Igbos, los Edos e incluso los Sudaneses como Ifé y que Oduduwa mucho más tarde nomina Ilé Ifé52. Como se puede suponer para poder llegar Oduduwa desde el Medio Oriente hasta su último enclave en Ifé tuvo que realizar un importante recorrido a través de pueblos Subsaharanos, que contaban con casi 17 siglos de desarrollo cultural sobre el Culto a las Cabezas antes de su llegada. Con un importante dominio del arte escultórico en terracota, en esteatita y adicionalmente de la fundición en hierro, cobre y latón; inclusive por el sofisticado método de fundición de la cera pérdida, según los resultados arqueológicos que
52
De modo que la zona de Ifé con un importante asentamiento poblacional y con un desarrollo cultural datado en el siglo V a. C., ya existían cuando Oduduwa arriba al lugar; nunca antes de los siglos XI al XII d. C. (17 siglos después) donde posteriormente, él mismo, crea las condiciones políticas, para lo que más tarde aún se convirtiera en el Imperio Yorubá. Dicho de otro modo, la instauración del Imperio en aquel lugar no puede suponer el surgimiento de la cultura del lugar, a partir de la fundación del imperio; si no, que esta existís desde mucho antes de la instauración imperial. 51
estudiaremos más adelante53. Por otra parte alrededor de la zona de su asentamiento ya existía un importante desarrollo agrícola, basado fundamentalmente en los cultivos del ñame, la palma de aceite y frutos menores; así como la domesticación de animales, pero sobre todo precisamente rodeado de aquellos etnos que fueron cuna de la Cultura de Orí. Su destierro al parecer no fue precisamente tortuoso, pues dada su jerarquía y linaje, su condena debía ser cumplida en compañía de todo su séquito y servidumbre (para no dejar vestigios de sus prácticas); a los que se unieron otros príncipes y seguidores de sus ideas politeístas. Los que de conjunto decidieron fundar su propio asentamiento bajo los dogmas en desarrollo de su incipiente cultura religiosa, con los conceptos de sometimiento y vasallaje colonial de ciudad imperio, al estilo de su mundo egipcio o árabe, pero todo esencialmente matizado de las inspiraciones místicas que en el transcurso de tamaña empresa el proceso cultural religioso fue recopilando y estructurando con las también, lógicas influencias locales, con mente muy ordenada, a partir de las vivencias y experiencias durante la contienda histórica. Esencialmente como hoy es 53
La leyenda cultural del origen y curso migratorio de Oduduwa, en una de sus partes, pretende describir el curso de la ruta que lo llevó desde su origen, hasta su destino en Ifé. La misma, al parecer estuvo asociada al curso de la ruta del comercio del caballo, aspecto muy poco abordado por los estudiosos, por falta de bibliografía suficiente; no obstante, la leyenda presume que partiendo de La Meca, hizo un recorrido describiendo los semicírculo de dos lunas: la primera en forma de cuarto menguante (como símbolo de su derrota). La segunda a la manera del cuarto creciente (en señal del creciente reinado). De ser cierto, el sentido y dirección de recorrido del mismo describió una forma de ese (S), desde el norte Subsaharano hacia el sur. Llegando al antiguo Ifé de los pueblos y culturas que le precedieron; además en el plenilunio de la luna llena correspondiente; lo cual contribuiría a confirmar que el mismo tuvo importantes contactos y aprestamientos de la cultura árabe. Ello contribuiría a explicar las influencias lunáticas que caracterizaron las prácticas ulteriores del Culto a Ifá. Por esas razones el origen atributivo de las Medias Lunas en Ifá, hay que buscarlo en los simbolismos islámicos y egipcios, desde el punto de vista iconográfico, pero más adelante analizamos su simbolismo. Presumiblemente luego de su asentamiento, Oduduwa fue en principio un mercader de caballos, que los transportaba desde el Medio Oriente hasta el Subsahara, con lo cual se fue enriqueciendo y por lo que se le facilitaron las condiciones económicas para el establecimiento del ulterior “imperio”; y es la razón principal por lo cual se asoció a los primeros babalawo, como tenedores y curtidores de pieles, (hombres con oficios). Únicamente con la acumulación de riquezas, podía Oduduwa permitirse el tiempo y las condiciones de estabilidad material necesarias, para pensar en la creación de concepciones filosóficas, teológicas y culturales. 52
sabido, el Imperio de la cultura de Ifá no se impuso por la fuerza, si no por estrategias, usurpaciones y conocimientos culturales. Con independencia de los trabajos de investigaciones que se han realizado por algunos especialistas sobre la ciudad de Ilé Ifé como sede espiritual del Imperio Yoruba, ha sido más difundida y conocida en el resto del mundo a partir de su religión (El culto de Ifá) y su casta sacerdotal (los babalawo), que por su real condición imperial o por el estudio de su verdadera historia y veamos porque: <>54. <> 55 De manera que la mayor resonancia del imperio Yorubá lo ha sido en el plano cultural, todo ello a tenor de su repercusión religiosa, con una gran dosis de 54 55
Consulte la “Historia General de África”. Tomo IV. A. F. C. Rayder. “Historia General de Africa”. Tomo IV. Capítulo 14. Pag-364. 53
magnificencia apologética de los herederos portadores de la dinastía de Ifé, de los colonos
de
reivindicación
antecedentes egipcios de
la
cultura
y sucesores y
nativa,
sino
por
no
precisamente
fraudulenta
por
la
apropiación
y
amalgamamiento con la misma. Veamos solo una muestra del análisis y estudio epistemológico realizado hasta el momento. <>56. En este mismo texto el propio Rayder comenta: <>.57 Más adelante continua: <
A. F. C. Rayder. 1992. Pag-363 a 366. “Desde Volta a Camerún”. Ideen. Obra cit. 54
arte de la terracota de Ifé con el que ha sido descubierto en los demás centros de la cultura yorubá es todavía más reveladora. Cabezas de un estilo semejante al de Ifé han sido encontradas en Ikinrum y en Iré, cerca de Oshogbo, en Idanre, cerca de Ikare, y más recientemente (lo que es particularmente interesante) en Owo, donde un gran número de esculturas en tierra cocida han sido descubiertas entre los vestigios del siglo XV. Las vastas extensiones donde este estilo ha sido practicado podrían dar testimonio de la amplia difusión de la influencia de Ifé, pero quizá se trate sencillamente de un fenómeno cultural que se habría propagado entre los yorubas... (Cabe señalar, que con mucha antelación al establecimiento del Imperio.) ...y que habría estado asociado a ritos religiosos, y no a la realeza Ifé. Dicho de otro modo, Ifé no es más que uno de los centros entre otros que han producido objetos de ese tipo, y la teoría según la cual él tendría la exclusiva de este estilo artístico se hace cada vez menos sostenible.>> 58
Cabeza de terracota de una figura de un Oní (rey), excavada en Itá Yemoo, en Ifé.1 En la misma se aprecia un mayor grado de acabado que en las anteriores.
Figura # 3.
De manera que el culto primario a Orí, y los originales rituales religiosos sobre las cabezas no tuvo sus orígenes en la ulterior dinastía de Ifé ni fue una exclusiva suya, por el contrario, fue un aprestamiento que hicieron de la cultura de 58
Ideen. Obra cit. 55
base que encontraron a su llegada y posteriormente se la adjudicaron como propia. Y continúa Rayder: <
muy vasta. >>59 Sin embargo, a pesar de estas realidades arqueológicas, en el discurso de las tradiciones orales, sobre todo los de facturación teológica, creados por la dinastía de Ifé e instaurados por el Culto de Ifá, siempre conllevan a la pretensión de que no sólo la religión, el arte y la cultura en general, sino además la cuna de la civilización tuvieron su origen en Ilé Ifé y en su casta real gobernante. Un ejemplo ilustrativo interesante fue este que encontramos en el marco de nuestra investigación bibliográfica producto de la
investigación de terreno
auspiciada por la UNESCO, sobre lo que expresan las tradiciones orales de corte teológico dinástico en materia de orígenes, de génesis y que comparado con la historia real, demuestran la necesidad que tuvieron de sustituir la falta de autenticidad culturológica por el carácter apologético de un discurso teológico fraudulento y veamos porque. <>60 Del testimonio anterior, muy generalizado además, Rayder escribió y cuestiona al respecto lo siguiente: <> Veamos pues ahora donde están los orígenes y cuales fueron sus verdaderos 59 60
A. F. C. Rayder. 1992. Pág-371. A. F. C. Rayder, 1992. Pág-375. Para más información consulte W. Fagg, 1963. pag-104 57
hacedores, gracias a la arqueología practicada en la zona y a la investigación bibliográfica sobre la misma que hemos efectuado. <
61
Para más información consulte los diversos artículos del arqueólogo T. Shaw. 58
Nzi.62 Carecemos de informaciones seguras referentes a la cultura de Igbo-Ikwu; las informaciones recibidas de los que poseen las tradiciones orales prosiguen. (Hay que apuntar, en favor erróneamente de un origen Ifé) mientras que los arqueólogos ven como se amplió el área de fabricación de los bronces. (que refuta la teoría teológica). Sin embargo, Igbo-Ikwu, con su monarquía ritual y su abundancia de vaciados a la cera perdida, parece contradecir la hipótesis que precede a la época en que fue introducida la fundición del latón, y hasta la mayor parte de los postulados que se refieren a la formación de los estados, por que la datación al carbono 14 indica que esta cultura muy refinada existía ya en al siglo IX entre los Igbos que vivían, como sabemos, en sociedades<< por linajes>>. Dicho de otro modo, la cultura de los IgboIkwu es anterior en dos siglos, por lo menos a la de Ifé-Benin y a todas las demás culturas de un grado de evolución comparable, que han sido descubiertas hasta ahora en la zona forestal. Sin la datación al radiocarbono, los objetos descubiertos en IgboIkwu habrían podido ser atribuidos, sin dudas a los siglos XVI y XVII>>. 63
Breve Resumen Arqueológico. Establecimiento Comparativo de las Cronologías Culturales. 1. Oduduwa llega a Ilé Ifé después de diecisiete siglos de desarrollo cultural, en la escultura de terracota, esteatita, la fundición en hierro, cobre, latón, en el culto a los Ori, con una sociedad organizada por linajes y con total desarrollo de su propia religión. 2. A su llegada existía un importante desarrollo en los cultivos del ñame, la palma de aceite, los frutos menores y la domesticación de animales. 3. Típicamente un estado del Imperio Yorubá (de los que él funda) tenía dimensiones muy modestas. Con frecuencia se componía de una sola ciudad y de las aldeas vecinas. Las ciudades de Egbadó nunca constituyeron un estado 62
Para más información consulte amplia bibliografía de Historia General del África, en particular la de Cf. F. Willet, 1971. Pags.- 172, 173. 63 A. F. C. Rayder, 1992. Pág.- 378. 59
de grandes dimensiones o una federación. Los Egba, como los Ijebu formaban una federación de pequeñas ciudades estados, más que un reino centralizado. Incluso Ifé no parece haber extendido su poder sobre un vasto territorio. Los Akokos de la influencia yorubá nunca sobrepasaron en su estructura política, el nivel de aldea. 4. La ciudad de Oyó es una excepción, pero su carácter “imperial” aparece sólo en el siglo XVI. 5. El Imperio no se instaura en forma súbita, como plantea la leyenda religiosa, pues la lista de los reyes de Sabe contiene 21 nombres, Ketu tuvo 49 e Ifé 47. En cambio Ijebu, (ciudad de los Igbos) según la leyenda teológica no aparece reconocido, con intencionada omisión, entre los primeros estados yorubas sin embargo, resulta ser realmente el más antiguo de todos ellos con una lista real de 52 nombres de reyes. (Cinco generaciones de reinados anteriores, a cualquiera de los de Ilé Ifé, que a razón de 30 años cada una, serían como mínimo 150 años). 6. Sobre
el fundador
inmediatos,
sólo
encontraron
en
legendario
hay la
una
del Estado,
abundancia
tradición
oral
nada
Oduduwa y sus sucesores
relativa
de
detalles
más
que
escasos
pues
sólo
relatos
y
fragmentarios. 7. La primera fase de la historia real del Estado Imperial (predecesor) en Ilé Ifé, se inicia sólo hacia el siglo XI y nunca antes. Caracterizada por hábitat disperso. Suelos en forma de tiestos en los campos. Industria de perlas de vidrio. Arte de terracota, especialmente cabezas humanas. 8. Todas estas características eran ya propias de la localidad y de sus predecesores y no eran patrimonio de la cultura posterior dinástica de Ifé, pues ya existían en Owo, Ifaki, Ikerin, Ede, Itani, Ekiti, etc. En la región de
60
Yelwa existían todas estas características desde el año 700 d. C. aprox., (Diez siglos antes del estado de Ifé). En Daima también existía todo ello desde el siglo VIII. (tres siglos antes que Ifé). 9. Los tiestos de tierra del Imperio datan del siglo XVI, mientras que los de sus antecesores datan del año 110, siglo II d. C. (catorce siglos antes que Ifé). 10. Por ultimo se ha descubierto que la cultura de los pueblos Igbo, con todo el esplendor de su cultura y arte en la fundición a la cera pérdida en bronce, cobre y latón de cabezas humanas y una importantísima monarquía ritual, es por lo menos dos siglos anteriores a la de Ifé-Benin. Con todos estos elementos objetivos que al amparo de la arqueología se han expuesto en este trabajo, luego de un análisis antropológico y etnohistórico, es obvio que Oduduwa y su casta imperial religiosa de Ifá no solamente llegaron tarde, como elemento de creación y/o aportación cultural al África Subsaharana, con respecto al nivel de desarrollo alcanzado por estos pueblos sino además, en virtud de lo que pretenden las tradiciones teológicas de Ifá se fueron adjudicando como propio todo el desarrollo y acervo cultural nativo. De manera que escasamente en cuatro siglos o menos aún (del XII al XVI aproximadamente) se fueron adjudicando dieciséis o más siglos de la historia cultural y religiosa anterior a su existencia como casta imperial en esos enclaves. Evidentemente la formación de estados, monarquías, cultura general, la fundición, la agricultura y religión propia eran patrimonio de estas regiones, aun cuando Oduduwa no pensaba siquiera nacer, por tanto, el desarrollo y esplendor de estos pueblos no pudieron ser definitivamente una original resultante de los muy posteriores instauradores de la dinastía en Ilé Ifé, que se erigieron como superestructura
política
sobre
buena
parte
de
enclaves
geográficos,
arquitectónicos, culturales, históricos y hasta políticos de casi toda la región, y de
61
la antigua cultura de los predecesores de la propia ciudad del antiguo Ifé. A la altura de este momento de la investigación, en tanto los elementos arqueológicos e históricos aportados, así como del análisis etnohistórico se evidencia claramente, que el origen del Culto a los Ori, estuvo en la milenaria cultura de la región de Nok entre los siglos V a. C. y III d. C. (aproximadamente ocho siglos de surgimiento, evolución, expansión y desarrollo). Mientras que el Culto a los Orishas fue un paso de evolución posterior en el que alcanza la condición de “religión” y su máximo desarrollo, entre los pueblos Ibos e Igbos, en un período comprendido entre los siglos IV d. C. y hasta el XII o más inclusive (ocho siglos más de desarrollo y esplendor) antes de la instauración del primer incipiente Estado de carácter Imperial, bajo los auspicios del Culto Religioso de Ifá por la dinastía de Ifé. Sin pretender ser absoluto, no he encontrado elementos arqueológicos o de antropología religiosa que demuestren el génesis del culto a los orishas, (con el rigor científico necesario) en el más contemporáneo Culto de Ifá. Todo apunta hacia un origen mucho más antiguo (casi dieciséis siglos antes que el mismo). Evidentemente los procesos culturales que estos étnos nos legaron, dada su extraordinaria complejidad ritual, no pudieron surgir de modo súbito ni en ellos se acusa un solo estilo de confección personal. De manera que la teoría que sustenta a la dinastía de Ifé como cuna de la Cultura Yorubá, así como que la misma es resultado de una vedad suprema revelada en toda su complejidad al profeta Orúmila, ya no es en absoluto sostenible; en tanto su origen se halla en la cultura Nok y en razón de esta verdad esencial, el presupuesto de que con el Culto de Ifá crearon propiamente el Culto a Los Orishas, resulta simplemente insostenible. Sin embargo, de algún modo Oduduwa por otras razones determinantes, no
62
así por las apologías, alcanzó el brillo necesario con que aún deslumbra y la suficiente inteligencia, como para lograr una posición de respeto que le acreditara en aquel contexto el único recurso que en realidad los demás reinados ya no poseían en la época histórica de su aparición; la hegemonía absoluta del poder. Evidentemente las condiciones estaban dadas. A pesar de todo el potencial desarrollo cultural de los etnos en los que Oduduwa se inserta, los estados con mayor solidez y organización social entre los siglos XIII al XV, en un sector etnográfico más reducido del total abarcado en nuestro estudio al parecer eran los Igbos,64 los que tenían su estructura social basada en sociedades por linajes, unas veces por descendientes consanguíneos y en otras iniciáticos religiosos, de modo que el poder político se ejercía generalmente en forma paralela por cada uno de los dignatarios dentro de su territorio. Esto caracterizó una constante desagregación del poder político, en tanto los linajes, en múltiples sectores; un relativo respeto a la integridad, dado una genealogía ancestral común y sobre todo la ausencia de una figura hegemónica central, por lo tanto se aprecia para entonces una ejecución de la cultura y la política acéfala. La vida de Obatalá u Orishanlá marcaron un curso importante a seguir dentro de los étnos yorubas, pero su desaparición física dejo vacío el espacio del líder aglutinador indispensable que en determinados momentos necesitan los pueblos. Fue tan relevante que resultó insustituible. Detrás del mismo, como ya se sabe, le siguieron dieciséis precursores que configuraron el cuerpo de la identidad cultural, la cultura a Los Orishas; pero el cuello de la identidad nacional, en paradoja cultural, quedó sin cabeza. Y era lógico, si toda la estructuración de orden político se fue configurando 64
Tuvieron 52 reyes reales, mientras que Ifé tuvo sólo 47. Para más información consulte Historia General de África. 63
como una dependencia del relevante papel de orishas líderes culturales primero, filosófico conductuales después y por último religiosos y, en todos los casos vinculados por descendencias consanguíneas e iniciáticas; evidentemente, tanto la cultura, como la religión y la política, estuvieron representadas y ejercidas de la misma manera desde la etapa del culto a los orishas primarios y en manos de sus Oba. (Reyes locales) Dicho de otro modo, de un original poder central como superestructura cultural y política, los Nagos, Ketu, Geje y otros reinados, fueron ramificándose en descendencia genealógica hacia la base de modo piramidal en franca desagregación cultural y política. Por lo tanto, en la misma medida en que la figura política central de los orishas quedaba atrás erosionada por el tiempo, el sólido potencial cultural que había creado se diseminó, para aglutinar y consolidar a muchos pueblos tras un sólido escudo socio político cultural, pero consecuentemente resultaba acefálica la identidad nacional. El tiempo, la falta de escritura, la consecuente ausencia de historia documental; en su lugar, las hiperbólicas leyendas de subjetiva facturación convencional y la sucesión de generaciones se encargaron de difuminar entre sí las historias de conformación real, los valores de los hechos autóctonos, el protagónico de sus ancestros en los sucesos y hasta sus más genuinos orígenes. A los tergiversadores de la historia, que siempre los hubo, oportunamente les correspondió reestructurar los linajes, preestablecer las nuevas descendencias, recopilar todas las manifestaciones culturales ancestrales y religiosas de una amplia región, bajo un solo dogma de estructuración sectaria y de centralizada ejecución, (como hoy aún se aprecia) acreditarse la propiedad intelectual de todo ello para a la postre cerrar las manos y apretar entre ellas la hegemonía absolutista del poder.
64
De esta manera se demuestra antropológicamente basado en la arqueología, el proceso de cambio cultural etnohistórico, mediante el cual se infiere que Oduduwa nutrió la cultura que posee Ifá, a partir de los esquemas culturales y religiosos que operaba en aquellas regiones; como parte de las culturas de los etnos nativos que le precedieron y en los cuales se insertó. Creando un dogma centralizado propio con facturación mística ritual religiosa, para controlar de manera sectaria la concesión de los poderes, cognoscitivamente religiosos e implícitamente políticos; con una
composición
cognitiva
muy
rica,
en
tanto
pluricultural,
que
paulatinamente facilitó objetiva y subjetivamente la mediatización cultural necesaria y con ella la indispensable subalternización para el libre ejercicio del poder político. Por tal razón la pirámide de diseminación territorial de la cultura y el poder político, en tanto los linajes predecesores, Oduduwa la logra invertir, al volcar todos sus esfuerzos en una campaña dirigida a la adquisición de conocimientos y cultura de todo su entorno, con lo cual se adjudicó el estandarte imprescindible de poder --la cultura y la religión-- como elemento contentivo de todas las costumbres y tradiciones ancestrales nativas, a la que sólo tuvo que cambiarle la esencia original de Obatalá, que ya se perdía en la bruma del tiempo, por la de Orúmila que comenzó aparecer maldecido entre las tinieblas 65, como se relata en el pattaki de las tradiciones orales66 sobre su nacimiento, y el nombre de 65
El primer personaje sígnico, y de mayor antigüedad en Ifá, lo fue Ofún; en el cual las historias reales reconocen el surgimiento de las luces, en las tinieblas de los pueblos y el nacimiento de Obatalá. Más tarde y sólo determinado por las conveniencias de casta, este signo fue transferido al último y menor lugar, ocupando su posición el signo Ejiogbe, en condiciones fraudulentas que la propia argumentación teológica reconoce y describe como tal. Aunque en la misma se enmascaran en la metáfora el móvil histórico real. 66 Hay que destacar que existen en la cultura que nos ocupa, en tanto ágrafa, testimonios orales para la conservación y transmisión de los conocimientos culturales del etnos, en su única y pura intención y además de ellos, los de usos, contenidos y aplicaciones para fines religiosos, los cuales en el proceso transculturador afroafricano fueron fusionados y entremezclados con el tiempo, resultando imprescindible su traducción e interpretación de la lengua arcaica original, para poder comprender entonces a partir de sus disimiles contenidos sus también disimiles funciones originales; entre las de carácter cultural e histórico como fuente primaria de información, y las de funciones verdaderamente religiosas de muy ulterior creación o conversión. 65
su máximo representante por el de Oduduwa. Como se puede apreciar, la propia leyenda recogida en Ilé Ifé, que establece a un Oduduwa como creador de un “Imperio”, define también que fue únicamente a partir de la dispersión de sus nietos desde la antes mencionada. Sólo entonces y a través de ellos se generaron los primeros modestos estados de incipiente corte imperial en el contexto cultural, mucho más tarde denominado yoruba por los ingleses, al comenzar entonces a responder de modo centralizado y paulatinamente a su figura central y nuevo dogma establecido. Es evidente entonces que requirió en tiempo el paso de dos generaciones, posteriores a la suya propia, (el equivalente a setenta y dos años) 67 como mínimo, durante los cuales creó las condiciones de conocer y haber asumido todos los aspectos propios de las culturas nativas en las que se insertó, de las cuales no sólo adquirió un cúmulo de conocimientos, sino también, gracias a su mente ordenada, logró clasificarlas para establecerlas, creando un lenguaje interpretativo de hechos, situaciones y sucesos que le sirviera de exclusivo entendimiento, primero para su uso personal, finalmente de la casta familiar sucesora pre-imperial y más tarde a la clase sacerdotal gobernante. En la medida en que Oduduwa y sucesores ganaban en elementos culturales, religiosos o no, en determinadas regiones, los incorporaban y convertían a sus prácticas religiosas originales, los asumían todos como propios y los retransmitían en otros confines como de su cosecha. Se iba creando entonces una leyenda mítica religiosa de incalculable magnitud, en la que al parecer le “asistía” por iluminación toda la verdad y la sabiduría del universo. 68 En un contexto y época de evolución 67 68
Considerando un mínimo de 26 años como promedio, para cada sucesión generacional. Nota del Autor. Esta característica aún se aprecian en las prácticas de Ifá, en las que se han ido incorporando ingredientes de origen occidental (cemento, monedas, plantas, etc.) así como procesos ceremoniales y deidades que han ido asumiendo, que no eran originalmente parte de la cultura material, ni espiritual propia, ni de los diversos aprestamientos que realizaron en su contexto Subsaharano de formación, antes de su llegada a la América. Otro tanto sucede con relación al conocimiento y concepciones que poseen como verdad propia, única e indiscutible, que no siempre es de la propiedad intelectual de la cultura de Ifá y que requieren un profundo e 66
socio cultural, donde la importancia y veracidad de la fuente fidedigna, cedían su paso a las simples y únicas fuentes orales de transmisión cultural. Aspecto que aún hoy día caracteriza sus procedimientos argumentales empíricos orales. Veamos a continuación un caso, de entre las múltiples adjudicaciones y aprestamientos en los que incurrieron. En general se plantea que el culto a Egungun o Egun, como más popularmente se le conoce entre los practicantes religiosos en la actualidad, tuvo sus orígenes en el culto de Ifá, y que su creador fue Oduduwa; por lo que desde antaño resulta exclusivo de los babalawo como sacerdotes del mismo. Veamos que aportó el esclarecimiento de la investigación bibliográfica de este particular: <>69
Más claramente dicho, Oyó fue un estado de creación imperial que no poseían ningún culto a los espíritus, no era costumbre aún entre los dignatarios del resto del Imperio, mientras que entre los nativos si. En
contienda
bélica
con
los
Nupe,
fueron
expulsados
de
Oyó
los
representantes imperiales por espacio de tres cuartos de siglo, tiempo durante el cual los pobladores aprendieron de los Nupe el Culto a Egungun. Al reorganizar sus fuerzas las autoridades imperiales de Oyó y reconquistar la ciudad, los Nupes habían dejado entre los nativos una forma cultural de atención cultuada hacia 69
intenso trabajo de investigación específica. A. F. C. Rayder, 1992. Pág.- 367. 67
Egungun sin embargo, como se puede apreciar aun hoy en día, presumen de su originalidad y pertenencia. No obstante en la investigación de terreno en Cuba, Brasil y Puerto Rico nos encontramos dos lexemás fonemáticos distintos de formas dialectales y de contextos etnográficos realmente muy distantes entre sí. En éste sentido podemos aportar que los yorubás para referirse a sus espíritus, lo hacían empleando las voces ikú y okú con los significados de: el muerto y la muerte respectivamente; luego el término Egungun para referirse a lo relacionado con el culto a los muertos, en el culto de Ifá, es de origen propiamente Nupe evidentemente. Mientras que el culto a Ikú es de origen Igbo, en atención al origen del vocablo que corresponde a ésta lengua de la cual pasó a los yorubas. (Sobran los comentarios sobre el origen real). De modo que Oduduwa, debió contar con una importante red de nativos de distintas localidades, que fue surgiendo en la medida en que su influencia y contactos se extendían. Los mismos en su papel de guías, como prácticos en las zonas, finalmente ocupadas por sus hijos y nietos; fueron los portadores además, de la cultura y tradiciones orales de cada uno de los distintos etnos; convirtiéndose en las más importantes fuentes vivas de una aportación cultural para el principiante Emperador. En abundantes ejemplos de los relatos o pattakies, 70 el propio contenido revela como es un personaje delator el que de antemano cuenta o le informa a Orúmila, de forma fraudulenta, los hechos acaecidos con anterioridad y que supuestamente se adivinan en la acción del osogde (acto adivinatorio) unas veces es una mujer, otras un anciano, acaso un animal etc. pero en múltiples oportunidades es Eshu71 la más importante fuente de información oculta de lo que 70 71
Pluralizando el término en transliteración al español actual. Originalmente Eshu era el nombre que recibían los soldados de los ejércitos Imperiales, que no sólo tenían a su cargo las contiendas bélicas, sino que además eran los celadores que merodeaban entre los pobladores, 68
les sucede a las personas y por intermedio del cual, se informaba Orúmila. Así pues, en la medida en que su descendencia familiar fue ocupando los nuevos poblados, Oduduwa fue consolidando su poder territorial y sobre todo, su acervo cultural sobre los mismos. De esta forma la descendencia familiar se convirtió en linaje gobernante de varios territorios y, él cabeza de familia, en eje de la casta gobernante. Pero todo ello no era suficiente para lograr el reconocimiento y la subordinación de los demás reinados vecinos y otros pueblos gobernados algunos de ellos también por linajes, pero ajenos al suyo y que tenían una personalidad y tradición cultural mucho más sólida, antigua y más prestigiosa que la del incipiente Imperio. (Como se ha demostrado en la investigación arqueológica). Evidentemente los pueblos Igbos debieron ser sólidos bastiones bélicos y culturales que Oduduwa no logró vencer en contiendas bélicas, que además culturalmente, llegaron a desarrollar una casta religiosa gobernante muy poderosa; con una sociedad dividida por linajes muy numerosa y con vasta experiencia en la defensa de la integridad territorial.72 Pero lo cierto es que de una forma u otra, aunque de modesta dimensión 73 territorial, Oduduwa logra convertir a su Imperio en un gran centro de acumulación de conocimientos y de desarrollo cultural; para lo cual traslada el poder bélico hacia la ciudad de Oyó, quedando Ilé Ifé como la capital y cede espiritual para el desarrollo de la cultura, la religión y con ambas su influencia en la política. De este modo, si bien fue un usurero que usurpó la mayor parte de los entre otros fines para el cobro de los impuestos, las fuerzas represivas del orden y el conocimiento de todos los movimientos poblacionales; convirtiéndose en fuentes de información para el Imperio. Heres Hevia los reporta como la guardia pretoriana Imperial. Consulte Obra cit. 72 En el estudio de las costumbres y tradiciones orales, incluso de facturación teológica, no hay testimonio alguno donde Oduduwa halla vencido en contienda bélica, a ninguno de los avatares de Obatalá. Sin embargo, en múltiples relatos se pretende que Oduduwa es un camino de Obatalá, como un recurso más que intenta equiparar la figura de Oduduwa, con la grandeza de Obatalá. Nota del Autor. 73 Para más información sobre su dimensión y alcance consulte: A. F. C. Rayder, “Historia General de Africa” Capítulo IV. Africa Entre los Siglos XII y XVI. Pág.- 364. Edit. Tecnos. Madrid. 1992. 69
conocimientos religiosos, el arte y la cultura de su entorno, también le corresponde el mérito de haberlos sabido conjugar de forma más o menos orgánicamente funcionales, aunque aún hoy se aprecian aspectos antagónicos no resueltos, en el marco de la práxis religiosa. (Que nos reservamos no comentar, al menos en el presente capítulo, pero que a lo largo del trabajo investigativo, es ineludible abordar). Necesariamente la sumatoria de múltiples procesos dinámicos religiosos y culturales, que lógicamente suponen igual multiplicidad de vectores que convergen, y que en muchas ocasiones antagonizan por su significado o por su dinámica de realización ritual; en ocasiones por los niveles jerárquicos de acceso, en tanto desiguales filosofías; suponen el surgimiento de trabas, en tanto el hibridajes en los ritos y sus connotaciones, con respecto a los personajes y sus jerarquías; como una consecuencia de los procesos coloniales heterogeneizadores impuestos, más, que
en
los
transculturantes
espontáneos.74
Y
tanto
peor
si
los
móviles
equiparadores responden a los intereses de castas gobernantes, por encima de las esencias culturológicas originales.75 De cualquier forma, para acumular toda la información que aportaba la sabiduría de muchos pueblos, que finalmente se sumó a la también fuente primaria del saber del Culto de Ifá, tuvo que formular un procedimiento sistemático que le permitió recompilar los sucesos y acontecimientos relevantes de cada zona de su interés, por los conocimientos que poseyeran los mismos; así como la cultura de 74
Los aspectos antagónicos entre los niveles jerárquicos religiosos y sus limitaciones de práxis, no pueden ser abordados por investigadores ajenos al culto; dado que este fenómeno antagónico sólo se aprecia en ocasión de la realización de las dinámicas en la práxis religiosa. 75 Razones verdaderamente determinantes para que un babalawo, no pueda iniciar en la Regla de Osha a ninguna persona. Aspecto verdaderamente antagónico entre el discurso teológico y las posibilidades de práxis real. ¿ Serán entonces los verdaderos sumos sacerdotes en la Regla de Osha?. ¿Serán los sacerdotes de un culto religioso que se impuso a La Regla de Osha y consecuentemente un convencionalismo?. Ciertamente es bien antagónico, pertenecer a la mayor jerarquía de una misma presunta religión y no ser los facultados para iniciar a personas en la categoría inferior. Se infiere que demasiados intereses de la vida palaciega castrense, hayan sido las causas determinantes de muchos tabúes, que se contradicen en si mismo desde el punto de vista de la filosofía religiosa; entre el dogma que se pretende y lo que demuestra la antropología participativa en el terreno. 70
múltiples usos y aplicaciones de la cultura material de cada territorio, que fueron referidos por los propios nativos de cada zona con la misma naturalidad con que formaban parte de sus costumbres y tradiciones culturales. Los que lógicamente fueron referidos y transmitidos con total naturalidad, sin ningún velo misterioso característico; pero que oportuna y necesariamente luego le imprimieron las castas imperiales, para crear una escuela muy sectaria de transmisión de los contenidos culturales devenidos en secretos y para el exclusivo acceso de la casta por descendencia. Típico de las culturas que basaron los procedimientos de enseñanzas, acompañados del compromiso ético de preservar el conocimiento a través del proceso iniciático místico, convirtiendo el acervo cultural adquirido y su acceso en muy secreto, misterioso y cerrado. Aspecto muy común de las conocidas “Escuelas de los Misterios”, todo lo cual en este caso detallaremos más adelante. Por ésta razón era imprescindible ser un descendiente de casta y además ser elegido para ser un aprendiz y al término de su aprendizaje, obligatoriamente fueran iniciados como babalawo.76 Si la transmisión de conocimientos y secretos luego de la ceremonia de investidura a Ifá, tenía desde sus inicios como premisa central la adquisición de poderes, en razón de acreditarse para el ejercicio de la política en los nuevos territorios y por tanto para uso exclusivo de los nuevos Oba (reyes) de las nuevas localidades; es la razón real por la cual la condición de mujer y de homosexual eran excluyente de estas jerarquías socio-político-religiosas desde los inicios. Aspectos aún hoy excluyentes dentro del culto que caracterizan a éstas prácticas como una casta religiosa selecta, exclusiva para hombres y sectaria.77 Luego además, los aspectos excluyentes que la convierten en sectaria y 76 77
Autor desconocido. Orúmila Lerí Pkuín. Sin fecha. Pag- 267 a 271. El empleo de los términos casta, selecta y gobernante; no suponen una intención ofensiva, ni peyorativa; sino eminentemente una necesidad clasificatoria, de aspectos que caracterizan la selección de sus integrantes. 71
selectiva, en cuanto al rango máximo de investidura, no lo son históricamente en razón del tabú teológico argumental explícito, sino en ocasión de oficiar principalmente como gobernantes, con una relación de transmisión de carácter patrilineal; como único vínculo referente implícito para acceder a la relación del poder político, a lo cual era imposible acceder con tales condiciones, consideradas desde entonces como limitantes para el ejercicio de éstas funciones. Como quiera que los actuales procesos iniciáticos de Ifá ya no son realizados para el ejercicio del poder político de las naciones, 78 (fuera de la ciudad de Ilé Ifé) en su lugar, son asumidos preponderantemente para un ejercicio eminentemente presupuesto del poder, en la actualidad, sobre el resto del sector religioso, en particular de las religiones de antecedentes africanos, por tal razón se mantienen las mismas limitaciones, para asumir el máximo rango iniciático. ( El de Babalawo) De cualquier forma se comprenderá, que para poder ejercer el poder político en determinados territorios, Oduduwa preparó a hombres, que en primer lugar respondían al linaje consanguíneo, en segundo lugar estaban comprometidos a la fidelidad y guardar con celo sus conocimientos místicos, por su comprometedor proceso iniciático; y por tanto se perfiló una casta de hombres con linajes, de gran valía e indudablemente con un nivel de conocimientos culturales muy superior a la de cualquier nativo medio común en aquellos territorios y época; incluso, a la de muchos reyes locales del momento hitórico. De manera que Oduduwa encierra en sí mismo el esqueleto de la estrategia, el cofre de los conocimientos adquiridos y los métodos fraudulentos para su adjudicación. La “Caja de Pandora” que no se puede abrir, so pena de expandir las maldiciones. Únicamente armado con estos recursos (muy superficialmente descritos, pues requieren una obra mucho más profunda) logró Oduduwa el establecimiento de su 78
Nos referimos esencialmente a sus funciones, en al área del contexto Americano. 72
Casta Imperial. Con lo cual subordinó a la mayor parte de la cultura y la religión en su época y desde entonces. A la que sin lugar a dudas le corresponde el mérito posterior, de haber propagado y perpetuado ese Culto Religioso y su vasta cultural general. Pero si bien es cierto, que fue el indiscutible propagador de múltiples conocimientos culturales de la época, aún hoy en día se aprecia que solamente lo es de modo diferido, de forma diferenciada, sólo muy parcial, tangencial y subjetivamente, más que real y objetivamente con respecto al Culto a los Orisha. Más claramente dicho y visto el fenómeno desde adentro, se sabe positivamente (Incluso en la cultura popular) que la Regla de Ifá interfiere, pero no interviene del proceso iniciático, dentro de la habitación y del ceremonial en el proceso de consagración como tal de las personas en Regla de Osha. Su participación es realmente muy limitada a roles muy preliminares o preparatorios del proceso iniciático, (en los casos donde les den participación) pero no pueden actuar en el mismo como oficiantes iniciadores en el Culto a los Orishas, en el proceso de asentamiento de los orishas en el Orí (cabeza) de las personas. Concretamente no pueden realizar el acto de consagración de personas en las ceremonias del culto de Los Orishas. Lo que es más, les esta totalmente tabuado (prohibición total) a los sacerdotes de Ifá por su propio culto, que antes y después de su iniciación a la misma, (sin excepción) inicien ellos como padrinos a nadie en la Regla de Osha, aún cuando sean previamente iniciados dentro de ella. De manera que independientemente de la representación social subjetiva de los tenedores de la cultura popular, de los actuales conceptos académicos puramente descriptivos, de los discursos teológicos, de los intereses de casta, también de las pretensiones hegemónicas, de las imposiciones socioreligiosa, de los
73
creeres, pareceres y de las conveniencias, al estilo de Días Fabelo; desde un mesurado análisis y estudio antropológico ambas manifestaciones culturales no se desposaron nunca, a pesar de la convivencia, en tanto concepciones filosóficas desiguales y, desiguales objetivos y aspiraciones. Por disimiles, ni siquiera concubinaron, más bien aún en la contemporaneidad antagonizan. En realidad solamente aún coquetean en el contexto cultural, intentando a veces acreditarse cada una por separado la posesión de la verdad, cuando esencialmente cada una posee la suya y cumple funciones propias, distintas; lo cual está determinado por las razones o los móviles que inducen en uno y otro caso hacia las iniciaciones y además, por las propias funciones que posteriormente unos y otros desempeñan luego de iniciados en cada uno de los dos cultos. Porque; una real y verdadera unión de ambas hubiera concebido un híbrido cultural, donde el proceso iniciático de asentamiento, (Orisha) y el proceso de investidura de poderes (Ifá); solamente podrían tener un dialogo de franco antagonismo, por sus distintos propósitos objetivos y por sus diferentes dinámicas de realización, mucho más pernicioso que beneficioso en el caso de una real unión de ambos. Los orishas se asientan en el orí mediante un proceso iniciático consagratorio, para un culto a la personalidad individual resultante; las deidades o divinidades de Ifá se reciben en ceremonias de investidura, para la adquisición de poderes, para acceder a los conocimientos y ejercer las facultades adivinatorias y otras más. De tal suerte debe quedar muy claro el lector que se trata pues, de dos manifestaciones culturales distintas que se interinfluenciaron mutuamente, en tanto la convivencia, pero que tuvieron orígenes extemporáneos distintos, que mantienen esencias desiguales y mejores o peores relaciones, en dependencia de los criterios personales de los tenedores de ambos códigos culturales y de las costumbres y
74
tradiciones heredadas de sus mayores iniciadores. Ahora bien, si en el caso de la Regla de Osha de alguna forma participa, por las razones y de la manera antes mencionada; hay que aclarar que en el caso de La Regla Conga o de Palo Monte, así como en el caso de las prácticas de los Ekorie Abakuá, La Regla de Ifá no tiene absolutamente ninguna participación, pues realmente estamos en presencia de religiones distintas, venidas de otros contextos geográficos, de culturas muy desiguales y cada una de ellas poseen filosofías teológicas propias, de modo que las posiciones apologéticas absolutistas son muy subjetivas y nada teológicas siquiera.
Causas de las Iniciaciones en La Regla de Osha. Si
seguimos
el
curso
lógico
del
desarrollo
histórico
de
esta
cultura,
comprenderemos que las razones para los procesos iniciáticos en principio eran de carácter filosófico patronímico. O sea, estabamos inicialmente frente a procesos de iniciaciones que tenían un significado sociopolítico, filosófico, trascendente. Que se efectuaban en individuos que básicamente asumían la consecución activa de una filosofía de ser. Que representaban y defendía los intereses y la integridad de un pueblo dado, así como su cultura. A partir de un culto de pleitesías hacia un liderazgo filosófico original, 79 que no por venerable, fue por aquel entonces religioso, aunque si supremo. Se trataba pues de individuos, que eran iniciados para ser integrantes del consejo superior (Itá)80 y que estaban llamados a determinar toda la política a seguir en todos los órdenes de la vida de su pueblo, con lo que básicamente garantizaron la 79
Nos referimos al culto a la personalidad de Obatalá, y otros personajes que fueron esencias originales de conductas filosóficas y no propiamente religiosas en sus inicios. No se descarta la existencia de otras formas religiosas; pero se evidencia que no fueron en principio el eje de la cultura. 80 Entre múltiples significados es: Consejo. Sentencia Inapelable. Recomendación sabia por suprema. Consejo senil. Veredicto. Verbo del saber. Sabia interpretación y adecuamiento del dictamen oracular. Veredicto indiscutible. Nombre que actualmente se le da a la ceremonia, que se efectúa tres días después de la iniciación, de carácter trascendente y en la cual se resumirán el total de los consejos y recomendaciones, que el iniciado mantendrá como observancias reguladoras para el resto del curso de su vida. 75
integridad cultural y territorial.81 Con
estas
prerrogativas
se
destacaron
personajes
como
Oshagrinian,
Oshalufón, Obbamoró, Aguemá, Ayá-guná, etc. y otros muchos que la historia, únicamente oral de la época, convirtió en legendarios personajes mitológicos, pero con una dimensión y connotación que no solamente sobre pasaron su humana dimensión, sino que alcanzaron nuestros días como ejemplos arquetipados de personalidad filosófico-conductual, más que míticos religiosos, en el actual culto a los orishas82 por lo que pasaron a la posteridad, más que como dioses, como estereotipo de conducta y de actitud líder ante la vida. Para lograr la lógica instauración posterior del Imperio, más tarde conocido como Yorubá, sobre la autóctona cultura de los Orí Patronales; tuvo que producirse una desarticulación del prestigio, significado, trascendencia y connotación que los procesos iniciáticos de Orí presuponían hasta entonces como sólidos escudo defensor de la identidad cultural e integridad nacional. La lógica, lenta y paulatina instauración del poder político preimperial en el país Yorubá que se escudaba tras la poderosa punta de lanza, que resultaba la incipiente dinastía de Ifé, requería, sino la desaparición de la cultura base de los orishas, de la que no solamente no pudieron prescindir sino además, de la que por su antigüedad histórica y solides cultural, anteriormente expuesta, tuvieron que beber; si al menos lograron una disminución de la repercusión y relevancia que estos iniciados tenían en el ejercicio del poder político, como una intrínseca consecuencia cultural resultante, como representantes de la cultura nativa, por la repercusión que el proceso cultural
81
Luego de un agotador estudio de los personajes, que se mencionan en los mitos y leyendas sobre la génesis de estos pueblos , se puede evidenciar que siempre se trata de personajes, que jugaron un primordial papel de líderes aglutinadores y defensores, de pueblos con códigos éticos conductuales bien definidos. 82 En la definición de las actitudes y conductas de estos personajes, según las tradiciones orales; los rasgos más sobresalientes, siempre están asociados a luchas y guerras territoriales; y no básica, exclusiva, ni esencialmente hacia aspectos relacionados con los milagros sobre naturales. Más bien se observa un sobre dimencionamiento de la personalidad en los sucesos; lo cual pudo facilitar una ulterior transformación hacia procesos religiosos. 76
iniciático implicaba en sí mismo, para los que habían sido iniciados en ellos y la consecuente influencia política presupuesta que tenían en los distintos étnos. Como es natural, todo esto únicamente era posible partiendo de la supeditación y acondicionamiento de la trascendencia de la cultura base y nativa de los orishas, que desde entonces paulatinamente se fue viendo subordinada por otra, bajo las condicionales tergiversadoras de socavar el prestigio y apropiarse de los valores de sus códigos culturales autóctonos primero, más tarde del poder religioso, cultural y por último del control territorial. En tales condiciones propiamente se debieron minimizar las consecuencias y la relevancia de los procesos rituales iniciáticos de Orí, para restarle la consecuente significación política. Relegándolos paulatinamente a un plano con exclusiva relevancia de proyección personal, que no disputase la hegemonía del poder a la nueva clase sacerdotal representante e instauradora de la naciente dinastía de Ifá. Esto produjo un lógico y paulatino proceso de adecuamiento y adaptación, que dio al traste con la recreación, de una dinámica de realización de la espiritualidad individual, en sustitución de la otrora connotación político cultural del étno en general. Necesariamente entonces ello debió modificar en gran medida las causas iniciáticas
originales,
para
los
nuevos
procesos
rituales
de
iniciación,
al
desestimarse paulatinamente el implícito factor político; los que al devenir después, lentamente, en exclusiva trascendencia personal; vinieron poco a poco a responder a los intereses y alternativas
de la
realización propia de la
espiritualidad de cada individuo; comenzando a ser entonces más diversas en tanto individuales las causas posibles que conducirían a las iniciaciones. El culto retornaba así, al útero original de culto a la personalidad de cada individuo, como en sus orígenes de formación.
77
Pero si bien se iba perdiendo la causa y repercusión de afiliación filosófica e iniciática por la pérdida de atribuciones jerárquicas y se sustituía o supeditaba paulatinamente a funciones en una tribu, en la banda, luego en la familia y finalmente personales, en franco camino retroverso; aun se mantenían con una concepción filial patronímica83 de nación. Esto determinó que las iniciaciones se realizaran únicamente hacia un patrón cultural gentilicio como parte de las costumbres y tradiciones de su nación por el linaje, pero para su uso y aplicaciones más particulares, pero al no tener una implicación extraterrenal ni sobre natural, con el tiempo, nuevamente culminó en finalmente muy individuales. Por esta razón durante un largo período de la historia de estos etnos, a los nacidos en Abeokutá sólo eran iniciados a Yemayá, los procedentes de Yelwa únicamente a Yewá, los de Egbá a Elegba, que luego pasó a ser Elégbara y por último el conocido entre nosotros como Elegguá o Elewá. Otro tanto sucedía en las ciudades de Akposo con Shakpaná, en la zona Takuá de los Aratacos con Oyá. Más tarde y ya instaurado el imperio Yorubá, a los nacidos en Oyó lo fueron a Shangó, los de Oshobo y los nacidos cerca de las márgenes del río Oshún a la deidad del mismo nombre y así sucesivamente. De modo que en el contexto original africano y durante un largo período de tiempo, inclusive después de convertirse en procesos religiosos verdaderamente autóctonos, la determinación del orisha de iniciación no era propiamente una incógnita que se llevara a ninguno de los sistemas oraculares como una interrogante, que requiriera de la expectativa de una respuesta ajena al conocimiento, a los patrones tradicionales, a las costumbres y tradiciones de cada cultura nativa; en donde cada culto ritual tuvo un origen territorial y ancestral propio ni originalmente 83
Deberá entenderse que se trata de un molde o patrón cultural a efectuar en un contexto territorial y no una concepción judeocristiana de suscribirse a una filiación religiosa hacia un santo patronal local. 78
fue prerrogativa de ningún dios que fuese supremo por la condición o el prejuicio de considerarlo un patriarca imparcial y común denominador omnipotente, entre étnos que ni siquiera se llegaron a conocer entre sí muchos de ellos, (a pesar de que lo equipararon también como un orisha), que tuviese que decidir entre patrones, ajenos a cada uno de los autóctonos, patronímicos y propios. El culto a los orishas se caracterizó por ser una práctica acéfala, porque era un culto a la cabeza propia y no a una ajena suprema, que a pesar de su ulterior subalternización por un culto religioso, que no lo era desde sus inicios, ella sigue siendo una práctica consecuentemente acefálica en su esquema estructural actual. De manera que los iniciados al culto de Los Orishas, solo se subordinan y articulan con el orisha de iniciación personal 84 y no posee forma de culto ni objeto para la adoración cultual de ningún Ser Supremo Central. Siendo así, en esta etapa cultural es absurdo inferir una práctica de corte politeísta en cada territorio con referencia a los orishas. Esto demuestra que cada etnia en su contexto tenía una identidad cultural propia y homogénea como resultado de la evolución de sus procesos culturales nativos, a partir del original Culto a los Orí; que posteriormente fueron aglutinados bajo los auspicios de la dinastía de Ifé quien aparentemente los reordenó (léase sometió) en uno solo culto religioso para subordinarlo y no así para asumirlo ni integrarlo al suyo; sino para condicionarlo a la superioridad dinástica que representaba el Culto de Ifá como referente del poder político. Con ello se comenzó a gestar un culto religioso tan hibridado como heterogéneo, por la sumatoria de las culturas autóctonas de los distintos etnos;
84
Los orishas de iniciación en las ceremonias de asentamientos, jamás se repiten, nunca son los mismos. Muchas personas, por ejemplo, están iniciadas al orisha Obatalá; pero a cada uno de ellos les corresponderá una avatar o tipo entre 16 posibles, con un signo entre 256, con una variante entre dos opciones y así sucesivamente le corresponderá solamente, una sola alternativa entre una cantidad total de alrededor de 6, 712, 315, 478 por 10 elevado a la 13 potencia. “Un Hombre no puede entrar dos veces en un mismo río.” Tanto el hombre como el río, cambian a cada instante. 79
creándose las consecuentes incongruencias, que originaron incógnitas, que en principio no existían; pero que a partir de la diseminación de los orishas de cada territorio hacia los nuevos por la dinastía de Ifé, mediante el Culto de Ifá y sobre todo la imposición de
los originarios castrenses sobre los autóctonos,
fue
imprescindible tener que dilucidar mediante oráculo, para poder discernir, las nuevas determinantes frente a un amplio y nuevo espectro politeísta y/o policonceptual filosófico, que únicamente las jerarquías coloniales, instauradoras del imperio y homogeneizadora de las costumbres no religiosas y una religión comenzaban a patrocinar. Por lo cual era imprescindible comenzar a determinar con los medios oraculares y conceptos de los instauradores de la nueva cultura religiosa, todas las determinantes necesarias para el ejercicio de sus dinámicas en principio culturales y a partir de entonces socio-religiosas y en consecuencia político-territoriales. Todo ello creó condicionales nuevas, dado los cambios en el proceso cultural, para establecer las pautas que requerirían las nuevas iniciaciones, supeditadas al conocimiento y aprobación de la casta gobernante, resultando que para toda iniciación debería, no sólo ser del conocimiento dinástico de Ifé si no además, determinado únicamente por ellos a través del Culto a Ifá; todo lo cual acreditaba indudablemente hegemonía y con ello el ejercicio del control aparentemente religioso, pero consecuentemente político y territorial. Dicho de otro modo, el origen histórico, en el caso del contexto africano, de la obligatoriedad de recurrir al medio oracular para determinar el orisha tutelar, (que desde entonces y en consecuencia no siempre tiene proceso iniciático, en razón del hibridaje entre orishas y deidades) lo encontramos en razones de corte sociopolíticas y no así de génesis teológica. Ello no supone la ausencia de una argumentación de factura teológica que lo justifique, (solo que hoy en día resulta poco o nada sostenible). La misma, vino a
80
satisfacer las justificaciones obvias ante las necesidades cognitivas de la sociedad, con un escaso desarrollo intelectual, a la altura de una estadía aldeano campesina y en los albores del XV hasta principios del XVI. Lo cual supone el nivel de caducidad cultural del argumento en la actualidad, no sólo por tratarse de una facturación teológica convencional que no fue evidentemente su origen real, si no además, por el desarrollo intelectual que los actuales tenedores de estas culturas van adquiriendo. Unido a las contradicciones que aún hoy en día surgen en ocasiones, entre el orisha tutelar determinado oracularmente, sin proceso iniciático y los que finalmente tienen que hacer, a priori relegados y que si tienen un proceso iniciático en Orí. No así, sin embargo, el propio orisha supremo que elegirían, (Orula u Orúmila) para que este determine sobre la realización de procesos culturales, (yoko osha) 85 ausentes en el suyo mismo86. Con esta situación y nivel de desarrollo incipiente de facturación conceptual muy general, pues se trata de cambios más extensos y complejos, es que llega a la América y a Cuba en particular, las causas y condiciones de los procesos iniciáticos de los orishas, así como su repercusión y nexo de filiación gentilicia, patronímica y ya no tanto de nación, como si un poco más simbólica. Si las dataciones cronológicas realizadas por la arqueología antes mencionadas son ciertas para establecer el desarrollo cultural de los contextos estudiados, a pesar de lo poco sistemático de los mismos y con un método histórico para el ordenamiento de las dataciones, se comprenderá que la dinastía de Ifé comenzaría la maduración del culto de Ifá nunca antes de finales del siglo XIV y que su máximo esplendor e inicios de su decadencia fue sorprendido por la colonización portuguesa e
85 86
Popularmente significa: Asentarse el Santo (entiéndase en la cabeza). La consagración a el dios Orúmila en el culto de Ifá, no presupone un proceso iniciático, evidencia una investidura de poderes, en tanto nadie puede hacerse o asentarse a Orúmila en su cabeza; Ifá no se hace sobre la cabeza de las personas, aunque lleva ceremonias sobre la misma. Solo se recibe en cualquiera de sus variantes. Hay entonces una evidente contradicción antagónica entre los códigos culturales del culto que está pautando y sus pautas a seguir y el culto pautado y la determinante que debe realizar. 81
inglesa en el siglo XVI. Si Cuba fue descubierta en 1492 (finales del siglo XV) y sus primeras entrada de esclavos fue en 1523,87 (inicios del siglo XVI) evidentemente las primeras partidas de esclavos traídas a Cuba como tenedores de esta cultura 88 no podían tener aún en su haber, como parte de su acervo cultural, ni las técnicas ni la cultura ni la complejidad de conocimiento del ritual necesario, que si se desarrolló posteriormente en el contexto de origen, para determinar los orishas tutelares de modo oracular a través del culto a Ifá. Adicionalmente, no se han encontrado evidencias que demuestren la entrada de esclavos en las inmigraciones masivas, con credenciales de babalawo; mientras que si se han reconocido hasta reyes de nación. Es
bueno
señalar,
con
la
honestidad
que
el
esclarecimiento
de
los
acontecimientos históricos normalmente nos imponen, en tanto investigador, que los contenidos culturales del culto religioso de Ifá, no sólo llegaron tarde en la conformación de la cultura del África Subsaharana, como ya se ha demostrado, sino que además, llegan muy tardíos a Cuba con respecto al complejo cultural de los orishas y de las otras manifestaciones culturales de antecedentes africanos, como elementos de aportación cultural a nuestra identidad. Estando incluso totalmente ausente por largos periodos de tiempo, como ocurrió en el Brasil. En el caso de muchos países de la América, Ifá les llegó a partir de las migraciones cubanas, y/o por iniciaciones hechas en Cuba como ocurrió con EE.UU., México, Venezuela, Puerto Rico y, más moderada y recientemente con España, Italia, Francia y otros de menor magnitud. Durante la más importante etapa de formación y maduración de la identidad cultural cubana, particularmente a partir el siglo XVI, Ifá es un
87
Colectivo de Autores. Mapa de La Ruta del Esclavo en Cuba. Fundación Fernando Ortíz. Ediciones GEO. La Habana 1998. 88 Que no fueron las primeras en arribar a la América, pues los primeras partidas de inmigrantes hacia la América de origen africano, lo fueron los pueblos de la cultura Bantú.. 82
componente todavía ausente, en primera instancia, y muy tardío con respecto
al
total
de
componentes
culturales
que
finalmente
la
enriquecieron; en tanto no se reportan por ninguna fuente fidedigna de información oral ni escrita, ningún antecedente, insignificante siquiera, anterior a la época que reportamos. Días Fabelo informó: <>”89 Evidentemente si la primera generación de babalawo iniciados en Cuba, comenzaron a fallecer a partir de 1959, su iniciador Addé Shiná, no podía haber llegado a Cuba nunca antes de 1860 a 1870; (de mediado a finales del siglo XIX) evidentemente muy tardío con relación a las restantes manifestaciones culturales de antecedentes africanos, esencialmente de origen cultural Bantu que desde tres siglos anteriores al referido, hacían sentir su notable presencia, práxis y repercusión cultural. 89
Díaz Fabelo. Simeón Teodoro, ‘’El Diloggún’’ Inédita. 1967. pag.-16 y 17. 83
De
ser
cierto
lo
composición orgánica
anterior,
posterior
evidentemente
del
original
la
Culto
estructuración, a Los
Orishas
factura
y
del Africa
Subsaharana, al devenir en Cuba en “La Santería” primero y finalmente en La Regla de Osha, lógicamente se produjo desde sus inicios, (siglos XVII al XIX) bajo los auspicios del propio culto, a tenor de la transmisión cultural de forma patrimonial, pero esencialmente en manos de los criollos descendientes, nacidos en Cuba y no sobre la base del dogma teológico de Ifá. Ya en nuestras tierras de América, nuevas condicionales someterían a prueba una vez más la capacidad de adaptación y supervivencia de estos procesos culturales, en manos de sus esclavos portadores, en aras de la satisfacción de su espiritualidad; en circunstancias absoluta y totalmente distintas; donde la colonización española, la imaginería católica, el acriollamiento; las posibilidades ecológicas y la naturalización; la hicieron propia, peculiar y mestiza. Evidentemente
las
nuevas
causales
produjeron
nuevas
condicionales
y
lógicamente surgieron nuevos acondicionamientos, que atemperaron y facilitaron no sólo su continuidad, sino su posible enriquecimiento, complejidad y connotación cultural; en donde gracias a una muy imprecisa, pero conveniente y coyuntural valoración equívoca de la cultura colonial imperante, en la que le adjudicaron, también con toda sus implicaciones ulteriores, una categoría de religión, sinonimiada con el catolicismo en esta oportunidad, que propiamente en su total significación no ostentaba esencialmente y menos aún desde el punto de vista apostólico romano; pero con la que finalmente se perpetuó, con las características propias de cada país en el raigambre de la actual cultura Americana. Estos procesos de realización de la espiritualidad de estos pueblos, que en su momento y lugar de origen tuvieron una connotación más bien de realización sociopolítico-cultural, en principio general y posteriormente sociocultural personal, a su
84
llegada a la América, lo hacen en condiciones de franco enfrentamiento sociocultural súbito, casi de modo impactante. En condiciones de inferioridad con respecto a otra cultura, ahora y en nuestro caso, la española; también en condiciones de superposición colonizadora, con respecto a ella, en la cual los únicos códigos que poseía para la realización espiritual del colono, eran exclusivamente de carácter religioso. Y al no poseer otra forma de interpretar ni de operar la cultura colonial del español, con relación a claves y conceptos trascendentes implícitos y específicos de una cultura totalmente ajena, incomprendida y vituperada; fue suponiéndose e interpretándose que estas manifestaciones de práxis o formas de realizaciones tenían un carácter o significado totalmente religioso –“aunque barbáricas”-- como único elemento de juicio y prejuicio en el marco de sus insuficiencias para una más acertada ponderación del fenómeno culturológico, para el acicate de la espiritualidad de este sector de la cultura negra inmigrada que estaban enfrentando. Por lo tanto, en razón de múltiples falacias de apreciaciones y valoraciones culturales fueron sinonimiados como religión --dado la religiosidad del negro de nación y los antecedentes de paganismo-- estos procesos de culto a la personalidad individual de antecedentes africanos, esenciales y realmente muy desiguales, a lo que si realmente discurría, dentro del Catolicismo Apostólico del incipiente estado colonial español de ultramar. Indiscutiblemente se tergiversó la religiosidad y sistematicidad con la cual el negro se aplicaba a sus hábitos, costumbres y cultura ancestral, además de sus hábitos propiamente religiosos, con las presumibles, por los aparentes, hábitos y prácticas religiosas del catolicismo. Dicho de otro modo, no solamente se interpretaron en un todo único, hábitos culturales con ritos religiosos; si no que todo ello fue entendido por los colonos, en principio y finalmente hasta por los propios negros en las nuevas generaciones criollas, como prácticas religiosas. (Lastimable
85
deculturación de la cultura, incluso por sus propios tenedores y herederos) Se entendió que el omí tuto, (agua fresca) que el negro salpicaba en el suelo para refrescar el ambiente o situaciones a su alrededor, era como el Agua Bendita. Se supuso que un sahumerio con plumas de aves o hierbas, eliminador de vibraciones negativas, era como el incienso del altar católico. Los
súyer
y
suyéres
(evocaciones
monólogas
habladas
y
cantadas
respectivamente) que provocan las vibraciones del yo interno con sonidos diatonales, que agudizan y despiertan nuestros sentidos por sus vibraciones sonoras percutidas bajo el velo paladar, transmitiéndolas a la hipótesis, se interpretaron como los rezos, loas y los cánticos de las misas religiosas.90 Hasta que finalmente, del mismo modo que el negro, en trasatlántico viaje devino inesperada y sorpresivamente en esclavo; un orisha personal en súbito y trasmutado ascenso subjetivo a la Bóveda Celestial, prejuiciadamente sinonimiado nos deviene metamorfoseado con la representación social colectiva del Ángel de la Guarda. De esta manera, paulatina y sucesivamente, en franco
mestizaje cultural
totalmente subjetivo fue surgiendo una interminable relación de asociaciones --jamás estudiadas-- que finalmente han pasado a nuestra cultura con un significado estructural propiamente religioso; como una consecuente resultante de la simbiosis de ambas culturas, la deculturación de los negros y de la propia cultura, las apariencias para los colonos y el sincretismo oportunista culturológico de ambos, escuetamente descrito. El negro por su parte, inteligentemente se acomoda, en silencioso y licencioso contubernio omitido, pero tácito, a un status equívoco religioso que le conceden, que asume –sin más alternativas- como disfraz para su clandestinaje; bajo el cual 90
Estúdiese el contenido y significado de los mismos y se comprenderá que en sus textos no hay propiamente un contenido de rogativas religiosas; al menos en las de facturación más original y menos tergiversadas. 86
oportunista y camufladamente tras el santoral católico y en aparente advocación eclesial, busca con toda premeditación, hasta encontrar un símil en cada una de las deidades; que le permitan la aprobación menester, para garantizar la continuidad de su cultura en ese marco, entre otras múltiples razones. Esta nueva condicional serviría de mediatización, una vez más, para aquellas que fueran en principio sus esencias culturológicas originales, que matizarían de religiosa definitivamente desde entonces la continuidad de estas prácticas culturales en los nuevos territorios. Así pues, la sistematicidad y cotidianeidad de denominar a los orishas “Los Santos” y a sus formas de culto “La Santería”; a los que se inician “Los Santeros” y al proceso iniciático “Hacerse Santo”; al
mensaje oracular interno “lo que dice el
Santo” y a las alternativas recomendables “lo que recomendó El Santo”. Fue en principio un prejuicio judeocristiano equiparativo e ignorante del colono español y posteriormente de los criollos, con respecto a los variadísismos elementos étno culturales de la complejísima y diversa cultura negra inmigrada, que enfrentaron no entendieron y equiparativamente la sinonimiaron con su religión (la Católica). Fue además, el único reservorio que el negro aprovechó coyunturalmente para perpetuar su cultura nativa en un medio social muy adverso, en tanto la discriminación racial y cultural y, desde una posición muy desventajosa dado su condición social de esclavo. Eso inculcó por que así, era lícito contextualmente. En eso educó a sus hijos, nietos y sucesores convenientemente. En eso crecieron y se educaron sus vecinos colindantes ya criollos, blancos, negros y mestizos; por lo que posteriormente en paulatina asimilación cultural subjetiva, la sucesión generacional la ha ido asumiendo y
asimilando
de
tal
manera,
que
actualmente
sin
lugar
a
dudas,
opera
simbólicamente como tal. En los procesos volitivos de las manifestaciones culturales, si lo más legítimo
87
para el ente portador de la cultura resulta ilegal en su época, en un contexto dado; ésta no se inhibe en su continuidad. Solamente se provoca el surgimiento de la cultura de la doble moral como un recurso de adaptación y defensa ante un medio hostil, donde en ocasiones no hay más alternativas que escoger, entre dos males el menor, adaptándose en lo posible al nuevo molde que la contiene hasta que finalmente si es genuina lo desborda. Salvo excepciones, únicamente bajo ciertas libertades durante la época colonial pudo realmente el esclavo llevar a vías de hecho la continuidad de los procesos iniciáticos, como parte y con la misma naturalidad de su cultura nativa. También
para
entonces
esas
preliminares
libertades
habrían
facilitado
matrimonios, concubinatos y uniones maritales de todo tipo; entre hombres y mujeres del mismo o de diversos orígenes, con símiles y disimiles culturas, de igual o diferente color de la tez y hasta de distintas extracciones económico sociales. Por lo tanto, una importante resultante de la trata negrera de la esclavitud, en tanto la colonización y en virtud de maridajes lo constituyó el mestizaje cultural, como una consecuencia de la mixación étnica en la unión marital, en un nuevo contexto geográfico culturalmente distinto y desconocido incluso para sus progenitores. Evidentemente, las condiciones de inmigración forzada desvinculaban al esclavo de su cultura nativa, lo unían en pareja frecuentemente a personas de otra cultura y, por si fuera poco, la procreación de ambos vería la luz en un contexto etnocultural distinto al de sus progenitores. Todo ello socioculturalmente cuestionó la posibilidad de continuar realizando iniciaciones a los orishas con un sentido patronímico, etnológico o gentilicio y de nación. Tampoco pudo ser al de origen paterno, porque con igual razón sería el materno si concurre, ni en la nueva localidad de asentamiento (lugar de nacimiento de los criollos descendientes) existían orishas patronales.
88
Adicionalmente era imposible permanecer con las mismas causas de las iniciaciones con una concepción patronímica, gentilicia y étnica; como parte de sus otrora costumbres y tradiciones ni para asumir una conducta político-filosófica. Todo lo cual condujo a la necesidad de reestructurarlo todo, desde lo más simple hasta lo más complejo, además, de cualquier manera muchos de los ya criollos de la época, descendientes de españoles, fueron asumiendo también estas formas culturales por su recurrencia hacia la misma, a partir de cierta incipiente popularidad que fue ganando; los cuales tenían también otro origen etnográfico, otras concepciones filosóficas, otros objetivos de realización personal y compartían como en el caso de los esclavos otro escenario de permanencia ajeno al natal. Todas estas razones determinaron un nuevo cambio cultural que conllevaron la necesidad de encontrar un nuevo procedimiento, que tuviese suficiente rigor y gozara del prestigio indiscutible necesario en el marco de sus antiguos códigos culturales, que estuviese dentro del contexto que los ocupa, que su dictamen, como veredicto, fuese indiscutible y supremo entre las normas y costumbres de esa cultura y que indudablemente, estuviera estrechamente vinculado con los orishas, no así con Ifá91; en razón de estar ausente en Cuba este último, en la etapa en la cual el culto se reestructura en nuestro contexto como se ha demostrado. De esta forma y por estas razones contextuales de carácter histórico, es que el oráculo de los caracoles de los orishas, comienza en Cuba a ser el método idóneo, como única alternativa posible contextualmente, para las todos los aspectos determinantes con respecto a las causas para las nuevas iniciaciones, y para decidir, dado la descontextualización etnográfica y con ello la cultural, a que orisha inclusive harían la iniciación. De manera que las dificultades para la continuidad del culto a los orishas, en 91
Nos referimos aproximadamente, a las primeras centurias de esta cultura en Cuba, período durante el cual, Ifá estaba ausente como componente influyente en la incipiente formación de la cultura Cubana. 89
virtud de su traslado hacia las nuevas colonias y en las nuevas condiciones, fueron resueltas con los recursos, las técnicas y los medios propios de los orishas, antes de la llegada del Culto de Ifá a la América. Para la realización de esta liturgia en aras de determinar el orisha tutelar iniciático y al amparo de cierta autonomía económica para el consumo alimentario, se procuraba invariablemente el sacrificio de cuatro aves de corral. (Gallinas que hubieran reproducido) Las mismas eran ofrecidas en sacrificio para este fin de la siguiente manera: Habitualmente eran desangradas directamente sobre la cabeza del interesado y de esta a sus manos, donde estaban depositados previamente los caracoles del orisha Obatalá; porque de esa manera se procuraba que la energía contenida en el orí personal, (la cabeza de la persona) en tales condiciones sería bajada hacia Obatalá, (padre de todas las cabezas) e inducida hacia los caracoles, para a través de los mismos facilitar su codificación y con ello ponerla en un plano o código de facturación humana y de humana interpretación, para hacer tangible, objetivo y testimoniante lo que hasta entonces sólo era “divino” e inalcanzable, en tanto indefinible, por desconocido. Este proceso ritual fue conocido con la denominación de Inshe erí omó, su interpretación es la siguiente: Inshe.- Denominación que se le dio al ñame africano, que fue el fruto básico en la alimentación de todos los pueblos Ibos, Igbos, e Ibibios. Fruto considerado como dueño del secreto de la fertilidad de la tierra. Atributivo de Obatalá, por las preferencias que el mismo le dispensó y por la clara coloración de su pulpa interior. Erí.- Voz empleada por los Esié y algunos Igbos para denominar la parte delantera de la cabeza humana (la frente). Omó.- Sustantivo común para designar a los hijos. De manera que en la expresión Inshe-erí-omó, probablemente hacían alusión
90
a: El fruto o el producto fecundo obtenido desde o de la frente de un hijo ; en franca referencia al orisha tutelar que por este conducto se obtenía, y que de esta forma había sido “bajado”, directamente desde el interior de su cabeza92. Todo parece indicar que esta dinámica ritual, estuvo vigente en Cuba aproximadamente desde la década del 1750 (mediados del siglo XVIII) hasta el 1920 (comienzo del siglo XX). Casi tres centurias determinando los orishas tutelares, por medio del Diloggún o de los caracoles, antes de la aparición de Ifá en el escenario cultural cubano93. Ya a comienzos del siglo XX, como hemos referido, con la aparición del primero de los babalawo, antes mencionado, venido de Africa hacia La Habana, que inició a las primeras generaciones de ellos, fueron los que comenzaron a ser portadores de las nuevas técnicas que se desarrollaron en el contexto africano, transmitidas por Addé Shiná, para la determinación de los orishas iniciáticos y comenzaron a ganar cierto prestigio en el oficio, no sólo por sus verdaderos conocimientos, ya más desarrollados desde Ilé Ifé, sino porque, a su vez, iniciaron el ejercicio religioso en un sector urbano, (la capital), donde no había aún una tradición muy sólida, sobre el Culto a Los Orishas; dado que la misma tuvo su verdadera proliferación originalmente en las zonas rurales y especialmente en la antigua provincia de Matanzas. De modo que el culto a los orishas tuvo en Cuba su cuna de nacimiento en el sector rural marginal; mientras que Ifá vino a dar sus primeros pasos en las calles urbanas de los también marginales barrios Habaneros. La liturgia de Ifá, lógicamente siendo un producto cultural muy posterior, evidentemente acusa en sí mismo un mayor grado de acabado y de complejidad ritual.
92 93
Coto Berrios. Isaac, (Obaicoin). Entrevista concedida al autor. inédita. 1978. ----------------------------. Libros y libretas de las casas de santo de la provincia de Matanzas gentilmente facilitadas para su consulta. Inéditas. fechadas desde 1879-1937 ambos inclusive. 91
Por esta razón para la realización de una Bajada de Ifá, 94 en sentido muy general y para la determinación un orisha tutelar durante sus primeros tiempos, previamente se realizaban una serie de “ceremonias religiosas” por los babalawos en lo que aún hoy denominan las distintas Posiciones; que no son otra cosa que El Mar, El Río, La Altura de una Colina, La Encrucijada (el cruce de dos caminos), el Cementerio (como pleitesías a la muerte y los espíritus) y otras más que no interesan en este trabajo. Si tenemos en consideración a que “lugares” Ifá se remite para rendir culto de pleitesías, como ceremonias previas o preparatorias, para el evento del registro trascendental que luego se va a realizar; observaremos que únicamente se está teniendo en consideración al mundo de la naturaleza y al carácter significativo de cada lugar, en atención a las propias peculiaridades de cada uno de esos sitios, los que en sus principios, características y esencias, fueron homologados y fueron sincretizando con los Orí deificados por los pueblos de la cultura Nago, Geje e Igbo y tales deidades son las que desde entonces recrean su panteón politeísta de los que Ifá no puede prescindir, en la búsqueda de este tipo de información porque la misma es más dependiente de los Orishas primarios. Luego se procedía a efectuar el registro con no menos de tres tableros de Orula, con sus respectivos sacerdotes oficiantes, dispuestos en forma de círculo, que describían los tres ejes de un triángulo equilátero en el interior de una habitación que debería tener dos puertas: una por la que entraba el recurrente y otra por la que debería salir al término de su turno. (Para más información consulte el Orúmila Lerí Pkuin.) El sacerdote mayor,95 sentado en el centro de la habitación, anotaba los signos
94
Nombre que se le da en este culto a las ceremonias oraculares, de carácter trascendente, para la búsqueda de respuestas de igual condición. 95 En atención a sus conocimientos y no en ajuste a su antigüedad iniciática; concepto que también a variado por la también conveniencias jerárquicas. 92
que sucesivamente iban saliendo mientras que el recurrente iba pasando por cada uno de los tableros, comenzando por el sacerdote de menos tiempo de iniciación y siguiendo en sentido contrario a las manecillas del reloj hasta el de mayor antigüedad. Finalmente prevalecía el odu y el orisha tutelar que saliera y que fuera confirmado con, por lo menos, uno de los otros dos tableros restantes; de esta manera no quedaba duda sobre la certeza del resultado. Otros elementos no se pueden describir en el presente trabajo. La determinación del orisha tutelar, (a pesar de las múltiples adaptaciones que fueron
simplificando
los
procesos
originales
de
uno
y
otro
procedimiento,
esencialmente por el encarecimiento de los recursos materiales necesarios y, adicionalmente por las posiciones hegemónicas personales de sus sacerdotes oficiante) es la manera de establecer la ponderación de un arquetipo de personalidad genérica, básicamente cualificado, que se encuentra en armónica correspondencia homologada
caracterológicamente
con
algún
elemento
de
la
naturaleza,
de
vibraciones en magnitudes físico-psíquicas y psicológicas sinónimas, como resultado de la codificación e interpretación de las vibraciones energéticas (que el propio individuo posee) y que debe resultar inducido hacia el medio oracular para poder ser “bajado” y clasificado, (determinado de forma cuantitativa y cualitativa) mediante las técnicas (Psicométricas) de los distintos oráculos; los que en atención a la lectura de los códigos o decodificación de los mismos y su interpretación, inducen por la experiencia, aunque empírica, muy efectiva y reiterada en la concreción y determinación del mismo. Algo muy similar a lo que discurre con los recursos y análisis de las pruebas psicométricas de diagnóstico y clasificación en la psicología y psicometría contemporánea; sin las cuales los diagnósticos en psiquiatría y psicología serían empíricos, en tanto las apreciaciones subjetivas de los especialistas, las características específicas de cada individuo, las diversas etiologías y los disímiles
93
medios sociales como escenario de los conflictos. De manera que la determinación del orisha tutelar o de cabecera es la clasificación de una condición vibracional innata, que nos viene dado como nuestro código por la génesis; que siempre resulta estar en correspondencia por sus vibraciones con algún elemento natural o con algún proceso de realización de la natural condición humana y su resultante; o con respecto a alguna energía de la naturaleza. Otras veces con personajes de existencia real pero que tuvieron especial connotación de hechos y sucesos, pero siempre con una referencia a condiciones de la naturaleza.96 Visto de otro modo, es la proforma cultural que bajo determinadas técnicas y oficios
sólo
pretende
intencionadamente
predeterminar,
para
nuestra
contemporaneidad y conocimiento, que cosa es lo que somos en el entorno en que nos desempeñamos, dentro del contexto equilibrado del mundo de la naturaleza; cual es la esencia de nuestro Ser, de nuestro Sujeto en su interrelación referente con el mundo existencial con el cual nos vinculamos. De esta forma se puede observar que la “filiación teísta” (con todas las implicaciones teológicas de su significado) no se cumple con respecto al orisha personal iniciático, cuando insistimos en aplicarle un significado teológico y menos aún judeocristiano dado que no puede resultar de una vocación o devoción personal por simpatía, por empatía o vocación personal de elección. La devoción particular (aún como profesión de Fe hacia un orisha, aunque exista y se manifieste como un criterio personal) no es la condicional para su validación determinante; si no que es la definición de una condición especifica de vibraciones nuestras per se, determinado por un mudus operandi o patrón 96
No cabría en un simple capitulo, por extenso que se haga, la explicación de cómo estos pueblos llegaron a desarrollar los conocimientos necesarios, para confeccionar una cultura de conocimientos tales, mediante la cual han concebido una complejísima técnica, para la determinación y la clasificación de los tipos específicos de personalidad individual, no repetibles. Aspecto que, sin embargo, nos veremos obligado a abordar someramente en el capítulo correspondiente al código ético dentro de éste culto. 94
cultural, según la época y el contexto de realización, absolutamente independiente del criterio subjetivo teofilosófico personal. Adicionalmente se encuentran en correspondencia con algún elemento o característica de la naturaleza, simbólica y metafóricamente
argumentadas
mediante
fábulas
y
leyendas;
que
en
su
reordenamiento posterior y estructuración convencionalmente facturada dieron al traste con su teología y teogonía, como única posible suma connotación en su época. No obstante se aprecia antropológicamente, que se trata de un código o categoría de clasificación de individuos, con un implícito concepto de comportamiento psicológico y socio cultural, que opera de forma decididamente desigual, a la libre elección de la verdadera filiación teísta, en un verdadero culto religioso politeísta. Únicamente así podremos comprender que nuestro orisha de cabecera, con independencia de vocación y devociones religiosas lo sea Yemayá, representada por el mar, la grandeza, lo materno. Oshún, que representa la sensualidad, la dulzura, el río. Shangó, siempre significativo de la virilidad, lo mundano, del trueno y el fuego (el potencial calor). Y así obsérvese que es todo un panteón de arquetipos psicológicos de conducta, asociado a los elementos naturales energéticos recreados subjetivamente en deidades para facilitar los procesos iniciáticos, para sentar cátedra de un arquetipo específico de personalidad homologada, a fín o correspondiente a cada individuo como condición predeterminada de la propia naturaleza de los humanos, en ajuste a lo cual se vive, que por ser inherente a la condición humana se pondrá de manifiesto de cualquier forma a lo largo de la vida de la persona, independientemente inclusive de que lo determinen o no por la vía de los métodos oraculares. Durante el proceso para la determinación del orisha tutelar, adicionalmente se ponen de manifiesto muchos aspectos de información sobre la individualidad, que posteriormente conjugados sabiamente facilitan, si es menester, el proceso de
95
iniciación del individuo para lograr con mayor efectividad, lo que insisto en llamar, su sintonización vibracional armónica en ajuste a la naturaleza de cada ser humano. Adicionalmente se obtiene un signo: Se trata de la marca o código que, como resultado del acto oracular en función de la búsqueda del orisha tutelar, se convierte en un indicador de información primaria, que de oficio permite establecer el diagnóstico de las causales que indujeron al recurrente a asistir al oráculo y un presunto posible diagnóstico, sobre cual puede ser el arquetipo de orisha personal de cabecera; el que en ese caso, se somete a la confirmación preguntándolo directamente de forma oracular, confirmándolo o no el mismo, hasta que por decantación siguiendo indicadores afines se determina cual es el correspondiente. Este signo (siempre está en correspondencia con un centro o sector energético del cuerpo humano) del que metafóricamente se dice que el orisha lo rige o gobierna, por lo que siempre hay determinados ajustes, implícitos en su proceso iniciático que injerencian en esa zona o sector para resolver las deficiencias o trastornos del individuo. Este sector corporal siempre es el más importante e incidente en su organismo, en ajuste al biotipo genérico resultante. Colateralmente todo ello supone la preponderancia de un color: Como consecuencia del arquetipo de personalidad genérica ya determinada y a tenor de la experiencia acumulada por esta cultura, se establece de oficio un color o combinaciones de los mismos, a los que el individuo en su arquetipo genérico será sumamente susceptible de ser sensibilizado, por todos sus órganos fotosensores (ojos y piel). Lo cual será en su momento debidamente conjugado, no sólo en su proceso iniciático, sino para el resto de su vida, aun cuando no sea recomendable la iniciación. Luego se conoce con certeza, que para cada arquetipo y tipo específico de personalidad hay determinadas calorias-color a las que el individuo es afín o antagónico y que es sabiamente conjugado en su vida personal.
96
Estos colores son empleados también en forma de pigmentos, que se aplican sobre la piel durante el proceso iniciático del individuo, en determinado orden y en partes específicas sobre el cuerpo; que en su composición química, cromía, forma de aplicación y tiempo de duración durante la ceremonia y área a cubrir determinan su interacción en el organismo humano y consecuentes resultados. Un número: A cada orisha tutelar o arquetipo genérico de personalidad primaria, de los que poseen proceso iniciático en el orí de las personas, les correspondió un número ordinal. Esa expresión numérica que le resulta como emblemática o identificativa, les fue asignada en dependencia del orden cronológico de su papel histórico 97 con la concepción de ordenar y de preestablecer en una estadía, los acontecimientos y el protagónico cultural significativo en que surgió. Para lo cual no tuvieron en consideración reseñar la precisión de una fecha histórica, como sería importante para el juicio de los occidentales, sino preservando el orden cardinal para delimitar lo ancestral, de lo por aquel entonces contemporáneo.
98
Esta expresión numérica no es puramente simbólica como suele creerse, sino que la misma es representativa y característica de una estadía del desarrollo sociopolítico-cultural. Es, además, en sí misma una categoría o sector energético del cuerpo humano. Posteriormente y al devenir las originales proformas culturales de realización, en procesos iniciáticos de consagraciones religiosas, han llegado a significar las zonas anatómicas y estadías de un individuo, susceptibles de disfunciones orgánicas 97 98
Lo cual abordamos más detalladamente en capítulo posterior. Los pueblos Yorubas prestaron más atención al orden y antigüedad de los acontecimientos ancestrales, sobre lo cual esencialmente erigen el prestigio de sus linajes; que a la fecha histórica en que se producían. El tiempo pasa, pero los hechos ocurridos en el, no. Por ésta razón, no hay un lenguaje común de entendimiento para los estudiosos occidentales, que basan la concepción del hecho histórico, esencialmente en la fecha del acontecimiento. Estas desiguales nociones culturales de recoger y referir los acontecimientos, dificulta en muchos casos y en otros incluso imposibilita, poder preestablecer cronologías y dataciones ante un mundo académico que exige y requiere de las precisiones, para el estudio de pueblos que en sus culturas lo obviaron. 97
y de patologías. Es, adicionalmente, su canal o conducto extrasensorial más importante. Este número colateralmente puede coincidir o no con su número de vibración u oscilación energética, las que en su momento (al tercer día de iniciado) se conocerá con exactitud, siempre y cuando el individuo requiera de su iniciación consagratoria y llegue a efectuarla. Hacemos referencia a un número, por que aún cuando el orisha tutelar sea determinado por los medios oraculares de Ifá, la determinación del mismo lleva implícito su correspondencia o equidad con un número de caracoles en posición conversatoria del sistema oracular del Diloggún. Ahora bien, una vez llagada a Cuba la cultura de los orishas y comenzar sus prácticas in situ a partir de los años 1650-1700 aproximadamente, lógicamente para entonces las causas iniciáticas filosóficas habían perdido su razón de ser desde el origen en función de la instauración de imperio Yorubá. El concepto de iniciación por la filiación patronímica ancestral, no era aplicable al nacer en otras tierras las nuevas generaciones de criollos descendientes de esclavos, dado la inmigración forzada. La connotación y repercusión nacional iniciática, había comenzado a perder su relevancia desde su contexto de origen, por las pugnas de poder. Unido todo esto, hacia una paulatina y sistemática sinonimiación y metamorfosis cultural del proceso colonizador español, donde se trasmutaron una vez más procesos culturales de realización espiritual, en procesos rituales de connotación religiosa; resultando entonces que las causa y condiciones para acometer los nuevos procesos iniciáticos, adquirieron un matiz de origen cada vez más exclusivamente personal, (como realmente le correspondió en su concepción original) pero definitivamente religioso. A partir de entonces se dio paso a una actividad con una importante recurrencia de personas – aunque entre telones por los prejuicios y discriminación
98
cultural de la época – que acudían a la misma, en la búsqueda de soluciones y alternativas a la problemática individual; lo que poco a poco fue sirviendo de acicate en principio y de realización de la espiritualidad sociológica después. Naturalmente ello pluridiversifica las múltiples razones para la asistencia ante las consultas oraculares y directamente proporcional, las múltiples causas para el surgimiento de nuevos y variados niveles iniciáticos; ahora casi de facturación criolla, que estuvieron en correspondencia con la clase social del recurrente, en ajuste a sus limitaciones por la discriminación cultural, más que racial en este caso, de que eran objeto. Indudablemente en esta diversificación de la problemática individual (como móvil para la recurrencia oracular) fue que se crearon las condiciones para que también se establecieran las distintas formas de complejidades iniciáticas, que finalmente determinaron nuevos y variados niveles de iniciación; que originalmente no existían y que son de facturación propiamente cubanos. Tal es el caso de las llamadas ceremonias de “Santo Lavado”, ceremonias de “Medio Asiento”, ceremonias de “Santos de Addimú”, de “Imposición de Collares”, ceremonias de “Santo Parado” y el más complejo conocido Kari Osha y/o Yoko Osha y otras más.99 De todo lo anterior se desprende que en esta época las causas para acceder a los distintos niveles iniciáticos tenían su origen en la búsqueda de soluciones, a la problemática de la realización existencial de una sociedad de carácter colonial; muy desiguales a los originarios de su formación, con lo cual se advierte la posibilidad de comenzar a resolver problemas personales de naturaleza muy diversa, a través de procedimientos dinámicos basados en una cultura de origen africano, pero para entonces los materiales asequibles serían propiamente cubanos; recreándose lógica
99
Hay que significar que muchas de estas diversidades de ceremonias, en algunos casos, responde a la razón de ser facturaciones rituales de distintas procedencias culturales, que requieren de un estudio multidiciplinario, para poder diferenciar sus orígenes más autóctonos. Cuba es mucho más policultural de lo que aún presuponemos. 99
e
involuntariamente
todo un
proceso sincrético
(no
abordado
investigadores) que ridiculizaría aciertas pretensiones canonizadotas:
aún por
los
entre modos
de empleo de la cultura africana inmigrada y los conocimientos de la cultura material a emplear autóctonos de Cuba mayoritariamente. Incluso aprestamientos de los aborígenes autóctonos que le conceden sin dudas a estas prácticas, un sello de “made in”, que ya no es propiamente el original pero sí el práctico funcional. Todo ello nos demuestra desde el punto de vista antropológico, una vez más, que el móvil que induce hacia las distintas ceremonias de iniciaciones en principio en la atmósfera de su formación y posteriormente en los pueblos insertados de la América, a pesar de los procesos de mutaciones, que tampoco son objetivamente religiosos en sus esencias factuales. En el marco de esa plurifuncional aplicación que encontró esta cultura de resolver problemas, adquirida como resultado de los distintos escaños y vicisitudes existentes de la marginalidad post colonial, a que esta cultura fue relegándose desde el punto de vista socio económico y los múltiples mecanismos de adecuamiento, cada vez más reducido al plano de lo personal; produjo un importante y consecuente desarrollo paulatino de un nuevo concepto filosófico dado su indudable funcionalidad y eficiencia de enfrentar los polifacéticos conflictos humanos a través de estas prácticas, como formas alternativas de solución para estos sectores emergentes de la época. Así como nuevas dinámicas para la determinación del orisha iniciático que indudablemente fue más universal y abarcador, en tanto se iba permeando de las concepciones politeístas del catolicismo español, que siempre encontró en la extensa cultura negra un orisha homólogo con quien equipararlo. Tan ricos en caracterología, como la complejidad problemática que en la biodiversidad individual de la sociedad existe.
100
Todo ello dio origen a la recreación de nuevas técnicas y de verdaderas dinámicas eficientes en la búsqueda de soluciones para cada caso, en la realización de la espiritualidad existencial en el nuevo contexto sociológico de los recurrentes. Generalmente de escasa o ninguna instrucción escolar y de menos recursos
económicos,
que
fueron
produciendo
soluciones
reales
a
la
problemática individual, que a lo largo del tiempo y en el transcurso de varias generaciones fue creando un estado de opinión, donde fue traduciéndose la eficacia, la eficiencia, la funcionalidad fehaciente y verás de estos procesos dinámicos
alternativos
para
los
implicados
practicantes
y
sus
descendientes; en el surgimiento de un irreversible y transculturado sentimiento, que se constituyó en una trasvertida Fe religiosa.
Que
caracteriza mejor las peculiaridades de la Fe de los actuales cubanos con un alto contenido pragmático y con ausencia o en sustitución de la resignación o del simple consuelo ante la petición o el milagro no concedido. Que por lo tanto, realmente en el fondo opera más en el plano de la alternativa sobre terrenal, desde la óptica estadística de los resultados objetivos; que en el plano de lo sobre natural, incluso desde el punto de vista del subconsciente subjetivo; determinado por las características de la idiosincrasia del cubano expresadas en la proverbial frase de Santo Tomás de: “Ver para Creer” y que todos los cubanos han hecho suya. Ya a estas alturas, finales del siglo XVIII a principios del XIX, del desarrollo del pensamiento y de la idiosincrasia popular del cubano, que fue perfilando la conformación de la identidad cultural de los criollos y naturalizados extranjeros, donde
todo
representación
ello
fue
social
asumido
definitivamente
popular,
muy
como
sinonimiada
con
religión,
en
aspectos
tanto
la
subjetivos
argumentales teológicos del catolicismo, – aún cuando sigue operando de modo muy
101
desigual – unido a otros aprestamientos teológicos de otras prácticas religiosas de antecedentes también africano; es ineludible confirmar, que las causa actuales de las iniciaciones subjetivamente se entienden de origen religioso, pero objetiva y realmente se llevan a cabo, desde el punto de vista antropológico, para la solución de problemas concretos de la individualidad específica propia, contextual y contemporánea. No así realmente bajo proformas de advocaciones estrictamente religiosas. Por lo tanto las causas que pueden conducir hoy en día a una necesidad de iniciación al Culto de los Orishas, -- con independencia del rango necesario -- son tan diversas como pluridiversidad de individuos y problemáticas hay en la humanidad, pero en sentido general podemos afirmar que hay determinados grupos de razones que por su significativa incidencia, en el contexto sociocultural cubano, constituyen los móviles fundamentales por las cuales se han iniciado personas en el mismo. El primer lugar lo constituyen personas con padecimientos patológicos que no han encontrado alternativas de solución por las vías de las Ciencias Médicas, donde tampoco se personó el “verdadero Milagro” cuando con toda vehemencia fue implorado en alguna forma de religión, mientras que luego de su recurrencia oracular han encontrado una alternativa o al menos una esperanza y que luego de su iniciación han logrado resolver la patología que aquejaban en determinados grados. El resultado de nuestra investigación de terreno nos aportó el testimonio directo en entrevistas realizadas a los distintos iniciados, sobre las causas y motivaciones que los condujo al proceso iniciático y sus resultados confirmados. A pesar de la extraordinaria diversidad de causas que indujeron como móviles hacia las iniciaciones en la Regla de Osha, que siempre fueron según nuestras pesquisas y encuestas (que no referimos por su volumen en la posible edición) de carácter terrenal, existencial, específicas de las problemáticas sin otras alternativas
102
recurrentes en el contexto social; nos permitió comprender más claramente en el terreno, que en ningún caso encontrábamos la motivación o la vocación religiosa. Entendida ésta como el conocimiento previo hacia una concepción teologica que se abrasa y se asume como una subjetiva y única profesión de Fe, con características escatológicas o con vistas al post morten; así como tampoco, salvo casos muy excepcionales, que no encontramos, pero que no descontamos como posible, para el ejercicio de una profesionalidad en la praxis como mudus vivendi y como móvil para su propia iniciación. De manera que aún en los casos donde desarrollan una profesionalidad en el oficio, no ha sido éste el móvil original para su iniciación sino una posible consecuente resultante, dependiente más bien en éste caso, de que la aptitud y determinada vocación ulterior en el oficio se acompañen.
Por ello nos encontramos con la siguiente composición: Descripción Patológica General. a) “35 casos de tumoraciones cancerosas, con metástasis, en estadía intermedia, no operables quirúrgicamente por los órganos interesados de las metástasis, con escasas o ninguna alternativa definitiva de egreso. 100
Iniciados 32101
Resueltos 31102
% 96.8
100
Entrevistas realizadas por el autor. Obran en su archivo personal. De 36 conocidos encuestados, 4 no lograron su iniciación, por limitaciones financieras 102 Hubo un caso de solución parcial, por lo que no se reporta con el 100% de solución. 101
103
b) “16 casos de leucemia, de diversas etiologías, en distintas estadías del curso de la enfermedad, y que fueron iniciados en distintos plazos de tiempo luego de confirmado el diagnostico.”103
16
c) “12 casos de tumores cerebrales, en zonas no operables, 35 – 55 mm diámetro, de 10106 moderado crecimiento paulatino, con distintas consecuencias en resto del organismo.”105 d) “11 casos de epilepsias en grados severos, sin suficiente mejoría.”107 11 e) “42 casos de patologías crónicas diversas, no causas de muerte, sin egreso 36110 posible en la actualidad con los actuales recursos de la medicina moderna.”109
13104
81.2
10
100
9108 31
81.8 6.1
Un segundo grupo lo constituyen personas con amplias facultades para el conocimiento y manejos en el oficio de la práxis religiosa (los Oriates) 111 y que asumen su iniciación para desarrollar una profesionalidad dentro del mismo; pero que originalmente fueron conducidos por móviles personales también, lo cual generalmente es determinado desde el punto vista oracular o personas que están llamadas a realizar las iniciaciones de otras con cierta relativa profesionalidad en esta actividad112. La tercera incidencia de causas, son problemas de muy variada naturaleza que comprende una diversidad de razones; tales como personas con la necesidad de asumir estas iniciaciones, como parte de la cumplimentación de depuración de sus 103
Ideen al 1 De los 16 encuestados e iniciados, 13 curaron totalmente y 3 solo mejoraron notablemente. 105 Ideen al 1 106 De 12 conocidos encuestados, 2 no lograron su iniciación, por limitaciones financieras. 107 Ideen al 1 108 De 11 encuestados e iniciados, 9 resolvieron definitivamente y 2 superaron las crisis severas. 109 Ideen al 1 110 De 42 encuestados, 6 no se iniciaron por limitación económica, y 5 solo lograron una notable mejoría. 111 Rango que determina un importante nivel de conocimiento, para el manejo de los medios oraculares en el Culto a los orishas, y los que a su vez fungen como Maestros de Ceremonias en la dirección de todas las ceremonias trascendentes dentro del culto. 112 Nos referimos a los Babaloshas (padre de santos) e Iyaloshas (madre de santos), interprétese más bien, como padres o madres de santeros que se dedican en mayor o menor medida a iniciar personas, en las distintas categorías que hoy existen, bajo la dirección de los actuales Oba u Oriates. 104
104
arrastres o adeudos en su astral, entendido ello como trastornos de la personalidad, o de su realización personal sin solución ni explicación por las ciencias psicológicas, sin lo cual llevan una vida con muchas dificultades y trastornos de muy diversa naturaleza en sentido general. Una cuarta alternativa causal es la necesidad de acceder a formas completas o más plenas de posiciones o rangos profesionales y hasta la satisfacción y consolidación
de
altos
niveles
financieros
en
los
negocios,
de
modo
que
prácticamente en ella hay una respuesta para todo, aunque insistimos en decir que no siempre hay soluciones para “todos”. Hay que destacar, que en todos los casos de personas donde la necesidad de iniciación es imprescindible, con independencia de la causa o móvil, es porque de cualquier manera en sus precedentes familiares necesariamente tienen que haber lazos consanguíneos o cualquier forma de influencia o nexo de sus ancestros con estas prácticas, en donde su repercusión se hace palpable de esta forma. De cualquier forma deberá entenderse, que toda propensión a padecimientos patológicos es factible de ser determinados en el ADN de la persona, a los que se suman los factores de hábitos, costumbres y régimen alimentario etc.; luego muchos factores de enfermedad son curables a partir de los procesos iniciáticos, gracias a las posibilidades de su predeterminación vibracional en los medios oraculares; mediante los cuales se les introducen las modificaciones y recomendaciones a sus hábitos de vida en ajuste a su especificidad como una obligada resultante de su proceso iniciático, unido a las dinámicas que se llevan a cabo como parte del propio proceso de iniciación endógeno y exógeno a los cuales son sometidos. Luego evidentemente las condiciones de multiaplicación personal han creado en esta cultura una multifuncionalidad de resultados, que consecuentemente hace que se asuman dentro de los mismos una gama casi infinita de causales individuales, con
105
mayor o menor éxito; lo cual no quiere decir -estadísticamente analizado y demostrado–
que
toda
la
problemática
que
sea
llevada
al
oráculo,
tenga
necesariamente solución por estas vías alternativas como ya hemos expresado.
Los Procesos Iniciáticos. Antecedentes Históricos. Los actuales procesos iniciáticos, de lo que finalmente hoy conocemos como “La Regla de Osha” han transitado por una larga historia, como hemos ido observando, de casi veinticinco siglos hasta el presente, que decisivamente la fueron conformando y estructurando durante un lento, largo y paulatino proceso que fue muy asimilativo de las sucesivas modificaciones impuestas y que estuvieron determinadas únicamente, por las causales y significación a las que estos procesos, en sí mismo, se le fue relegando cultural y espacialmente en el contexto social. Las que a su vez iban definiendo las nuevas motivaciones para llegar a iniciarse dentro de la misma en cada uno de sus momentos históricos, por lo que éstas causales al mismo tiempo, fueron las razones determinante para asumir los distintos niveles de iniciaciones con todas sus complejidades rituales eficientemente presupuestas, para lógicamente satisfacer los niveles de exigencias preconcebidos alternativamente en las distintas etapas de su evolución y desempeño. De ello se desprende fácilmente que desde entonces solamente estamos en presencia de adecuamiento de causas y concurrencia de efectos. Todo apunta hacia una primera etapa de procesos de iniciación, más bien de investidura de poderes, a lo cual se accedía por la condición relevante de Olorí, 113 a un sumo personaje investido por inteligente y premonitor, que lo acreditaba con personería autosuficiente como representante de la filosofía, la cultura, la política 113
Personaje relevante, elegido por oráculo por su inteligencia notable. Sinónimo de cabeza. Adjetivo empleado para aplicarlo a cosas cimeras, relevantes, de cabecera. Más tarde y ya en la etapa imperial este término fue sustituido por el de Ooní. 106
y la autodeterminación de su pueblo. Los mismos por su relevancia en vida llegaron a sentar pautas en lo que a rasgos relevantes de la caracterología humana se refiere, dada la proyección histórica de la relevante personalidad que significaron para su pueblo, que la proverbial memoria negra, supo trasmitir, conservar en ulterior culto de pleitesías, y perpetuar como cultura propia. Estos procesos de investidura, luego de cierta maduración cultural, eran dables solamente para aquellos individuos que asumían la continuación de una afiliación filosófica, que había sido creada por un liderazgo de origen ancestral para el bienestar cultural de la etnia representada. Dando lugar básicamente a “un culto iniciático a la personalidad filosófica ancestral.”114 Los notables rasgos característicos temperamentales que
pusieron de
manifiesto durante la ejecución de sus estrategias políticas, esta primera generación de continuadores filosóficos, que desarrollaron para llevar a efecto la aplicación de la filosofía y cultura de sus pueblos resultaron tan relevantes que fueron perfilando arquetipos líderes caracterológicos de personalidad los que posteriormente sirvieron de base para establecer grupos arquetipados de conductas a seguir, que estudiaremos más adelante. De esta manera los procesos iniciáticos de carácter trascendente de las primeras iniciaciones eran para dar poder de ejecutar la continuidad filosófica, connotación, significación y trascendencia de la proyección de una personalidad líder ancestral en un contexto dado y para los intereses generales del étno. En tales condiciones el proceso iniciático debía tener una ceremonia de celebración para conocimiento general de la etnia o nación de que se tratase y ello presupone una notable connotación y consecuencia de carácter muy general. 114
En el estudio de los mitos y leyendas, se puede apreciar que se trata de personajes, con hechos y sucesos, que definen con su conducta posiciones éticas, morales y normativas de los modelos de comportamiento que censuraron con sentencias, o estimularon con facultades y poderes que concedieron. 107
Posteriormente y como resultado de la minimización de la relevancia de los procesos iniciáticos al Orí, referida en páginas anteriores, para restarle la connotación política que presuponían y consecuentemente reducida su importancia al plano de lo personal, dado los ulteriores intereses dinásticos, creó las condiciones
para
la
facturación
de
un
procedimiento,
que
realmente
fue
desembocando en el genuino rito de iniciación personal con todas las bases y condiciones de que fue menester, para la creación del culto y pleitesías a la personalidad rectora de la individualidad; como en sus inicios más remotos, 115 con el correspondiente enriquecimiento de los rasgos caracterológicos que se fueron sumando a los ya reconocidos. Dado la importante biodiversidad de arquetipos personales de individuos, que con el tiempo se fueron iniciando, fueron enriqueciendo los mecanismos rituales y la incorporación de nuevos ingredientes, con nuevos modos de empleos y consecuentemente nuevos y más enriquecedores resultados; pero ya, con la constante premisa de una alternativa de solución a la problemática personal. Cuando analizamos el complejo proceso ritual, nos damos cuenta que estos procesos de la realización espiritual no pudieron surgir de la noche a la mañana, sino que se fueron conformando poco a poco, en la medida en que un recurso material y un método encontraban aplicación y resultaba eficaz. En este nivel de desarrollo y significado del proceso iniciático, el proceso ceremonial consistía en la preparación biológica corporal y de conocimiento cultural del arquetipo orisha individual gentilicio de su nación y adicionalmente se le preparaba y entregaba, otro orisha significativo de la suerte o el azar para su mejor desenvolvimiento del culto a su personalidad. Luego se producía, una iniciación o sintonía a la energía central rectora de la individualidad gentilicia y, adicionalmente un orisha representante del azar en el camino del curso de su vida, para eliminar 115
Remítase a la cultura Nok. 108
los tropiezos y dificultades a lo largo de la trayectoria de vida, para la mejor realización de su personalidad cultuada. Todo ello era logrado mediante el uso y recursos del medio natural, de todo lo cual tenían una amplia cultura y a través de procesos realmente rituales, pero aún no con un significado religioso, si no como parte de su forma cultural de vivir en correspondencia con un contexto dado y basado en el conocimiento empírico de transmisión patrimonial, legado durante generaciones sobre las bondades y virtudes del medio ecológico contextual.
Proceso Ritual de Iniciación Personal. Etapa preliminar antes de su llegada a Cuba. Contexto de origen. <
día, el consumo alimentario y de obligatorio cumplimiento, era básicamente vegetariano; compuesto esencialmente por los frutos y productos agrícolas atributivos del orisha, y sólo bebía agua de yerbas, escogidas en atención a la problemática individual. Inmediatamente después de dicho ciclo, al tercer día de ceremonia, la cabeza era pintada monocromáticamente, en la zona craneal superior, con un producto vegetal 116 de fuerte pigmentación, que su coloración estaba en dependencia del color emblemático del Orí patronal; el que también era absorbido por ósmosis, más fácilmente, por la sucesiva humectación anterior del cuero cabelludo, logrando alcanzar el torrente sanguíneo e interesar inclusive la caja craneal. Estos pigmentos pacientemente macerados con piedras específicas, eran diluidos en forma de suspención sobre saturada, en ácidos obtenidos del fermento del jugo de frutas naturales. Al cuarto día del proceso iniciático, la cabeza era lavada con agua de yerbas, luego pintada del color correspondiente nuevamente, acto seguido se practicaban 21 cortes o incisiones, de pequeña longitud, de aproximadamente 5 mm, en línea recta cada uno, cuidadosamente paralelas unas a las otras, sobre el cuero cabelludo, justo en la fontanela craneal, que describía una línea recta de una sucesión de pequeñas líneas, paralelas entre sí, en dirección de adelante (la frente) hacia atrás, en donde depositaban polvos previamente elaborados para esta ocasión117; luego de lo cual se producía el sacrificio animal correspondiente. Para la realización del sacrificio animal, en función del proceso iniciático, previamente se disponían de únicamente 2 otá118, que representaban en cantidad, forma, volumen y color, los dos lóbulos cerebrales; que eran colocadas en un recipiente de madera,
116
El producto vegetal empleado, estaba en dependencia del color emblemático de cada nación; por esta razón su origen y elaboración tenían un carácter muy secreto. 117 Nos reservamos el derecho de no publicar aun la composición del mismo; la que además variaba en dependencia del orisha. 118 Nombre que se le daba a determinadas piedras, donde se asentaban, o concentraban en principio la energía personal inducida hacia ellas y finalmente objeto de atención cultuada, hasta entonces no precisamente religiosa. 110
previo concebido para este fin – por lo absorbente y aislante de vibraciones de este material 119 – que era colocado al nivel de la tierra, en otras ocasiones eran empleadas vasijas en forma de calabacines, con tapa, que eran fabricadas en terracota. El iniciado colocaba sus pies dentro del recipiente, a ambos lados de las piedras y era sentado sobre un tronco de árbol, que era utilizado siempre para estos fines. Luego de sentada, la persona al iniciarse era inclinada hacia delante, apoyando ambos codos sobre sus piernas entreabiertas, uniendo sus manos en forma de vasija; en las cuales eran depositados los caracoles cauri (ulterior medio oracular de su Orí), y finalmente le inclinaban la cabeza hacia delante, de forma tal, que quedara la misma exactamente, por encima de sus manos. De esta manera quedaban alineados en línea vertical, de arriba hacia abajo y en el siguiente orden de prioridad: la cabeza (objeto para la realización ritual), las manos (portadoras del medio oracular de Orí), y finalmente los pies apoyados sobre las piedras (objeto donde se asentaba toda la energía cultuada del Orí personal) y posterior objeto de tenencia para la adoración y culto de pleitesías personal.120 En estas condiciones, se procedía a la realización de una especie de lavatorio, donde el colectivo de personas participantes del proceso iniciático, e iniciadas todas; procedían en orden de antigüedad iniciática, comenzando por el de mayor, al de menor antigüedad; a “lavar” con agua y determinadas yerbas la cabeza del iniciado, de la cual los residuos, iban cayendo verticalmente en las manos del interesado, donde este a su vez personalmente, iba lavando para sí mismo, sus propios caracoles oraculares, con las yerbas y la solución acuosa, coloreada además de la pigmentación aplicada y emanada directamente de su cabeza; y de sus manos, finalmente caería en sus pies, con los cuales frotaría las piedras contenidas en el recipiente, con movimientos circulatorios y en sentido opuesto, al actual movimiento de las 119
120
Originalmente se empleaban unos calabacines, confeccionados en terracota. Posteriormente se pasó al empleo de la madera y por último especialmente en la América comenzó el uso de la porcelana; pero la historia de los distintos recipientes para estos menesteres es tan compleja, como el propio curso del proceso cultural, que no forma parte de nuestro objeto de estudio. Todo lo cual es el origen real del concepto de Yoko Osha (asentar al osha) Sentar Cabeza; que más tarde al comenzar a ponerse sobre la cabeza se le comenzó a denominar Kari Osha, que viene de las voces Anagó: Ka: Poner, Orí: Cabeza, Osha: La esencia individual. Osea, de la concepción original de marcar pauta o sentar cátedra de la propia personalidad del individuo, se paso a “poner el santo individual” sobre la cabeza del interesado. 111
manecillas del reloj. Tendencia, que al parecer frecuentemente se produce, en el cordón umbilical de los recién nacidos durante el trabajo de parto. Justamente en ese momento se procedía al sacrificio, consistente en un animal de 4 patas (ganado menor) y generalmente 4 animales de plumas (aves de corral); uno por cada pata del cuadrúpedo sacrificado, para el orisha iniciático. Para el orisha del camino, se disponía de otro animal de 4 patas (cabrío macho muy joven) símbolo del novel curso de la vida iniciática y 4 animales de plumas (también aves de corral). La acción del sacrificio se efectuaba, comenzando por el cuadrúpedo del orisha del camino, que sostenido en alto era sacrificado (desangrado sobre una piedra de mediano tamaño, buscada para esa ocasión intencionalmente a lo largo de algún camino) en el centro de alguna vía de importante acceso hacia los bosques; donde previo se había colocado el mismo, con sus caracoles como medio oracular, con una buena porción del agua y yerbas, resultantes del baño iniciático, dentro de una vasija contentiva de ambos; luego se le sacrificarían los animales de plumas, y permanecería por espacio de tres días en un bosque frondoso, hasta el momento del correspondiente registro oracular, que se efectuaba en el habitáculo de iniciación. El traslado posterior de este orisha hacía el habitáculo con su medio oracular, conllevaba una compleja ceremonia, de la cual en Cuba se observan vestigios de la misma únicamente en los casos, donde se realizan ceremonias de asentamiento o de iniciación al actualmente conocido orisha Elegguá. (Omito los detalles de la ceremonia original, por razones obvias de secretividad). Momentos después del sacrificio en el camino, se realizaba el del cuadrúpedo al Ori correspondiente; el que sostenido en alto, sobre la cabeza del iniciado, le practicaban un corte súbito que le interesara las venas aorta y yugular, dejando correr la sangre derramada a través del objeto perforo cortante, para ser esparcida sobre la cabeza del iniciado; de igual forma se procedía después con los animales de plumas, y toda la sangre derramada, efectuaba el mismo recorrido y efectos procedente antes descrito, durante el lavatorio de la cabeza; con lo cual se producía la inducción y/o asentamiento, de la energía personal 112
contenida en el Orí, al medio oracular y finalmente a las piedras u otá. Durante los tres días restantes del proceso, el iniciado debería ir consumiendo al interior por vía oral, junto con sus alimentos, una buena porción del conjunto de líquidos contenidos en el recipiente que permanecían junto a las piedras y caracoles. >>121 ¿Significarían realmente “deificación” objetivamente
extracorporea, había
sido
por
aquel
subjetiva inducido
y
y
entonces ajena
al
sintetizado
estas
piedras una
individuo, para
ser
lo
que
cultuado
mediante estas prácticas en sus inicios......? Todo parece indicar, según el procedimiento antes descrito en el que obviamos los detalles por razones lógicas, que más que un proceso de ritual religioso de iniciación estamos frente a un proceso de tratamiento específico individual energético-inductivo; en donde recursos naturales fueron elaborados para ser suministrados por vía oral, depositados en la cabeza y absorbidos por la piel; los cuales necesariamente accedieron al cerebro y al organismo de las personas sometidas a estos tratamientos. Por estas razones, preferimos interpretar todo este complejo ritual como formas espirituales de realización cultural no religiosas a la altura del desarrollo de este momento culturológico contextual,
121
Resumen descriptivo extractado, de un serial de entrevistas inéditas realizadas a: Obá Nicolás Valentín Angarica. “Oshagrinian” (durante 1965 – 1972); quien fue reconocido como uno de los más importantes Obá y Oriaté dentro y fuera de Cuba, e informante de Don Fernando Ortíz. Obá Isaac Coto Berrios. “Obaicoin” (entrevistado durante 1969 – 1989). Mi segundo padrino iniciático, quien dirigió a lo largo del país múltiples procesos de iniciación. Contaba al morir con casi más de 65 años de experiencia en los oficios del culto. La información ofrecida por separado por los dos entrevistados, coinciden fehacientemente entre si. Al mismo tiempo, con las descripciones que aparecen, en antiguos libros de contabilidad y teneduría, de encuadernación rústica, que fueron empleados para copiar en ellos, (con mala letra cursiva y peor ortografía), una muy detallada y minuciosa descripción de varios ritos; al parecer por varias personas, (varía la caligrafía a lo largo del texto), para conservar y estudiar estos aspectos de práxis, que muy gentilmente nos fueron facilitado, por familiares herederos poseedores, que solicitaron para sus nombres el anonimato. De las fechas que aparecen en dichos textos, (3 tomos de 300 páginas cada uno, faltan algunas de ellas) abarca el periodo comprendido entre octubre de 1824 hasta agosto de 1932. Todo parece indicar que varios familiares, o sucesores de iniciación; anotaban en los mismos distintos conocimientos que debían ir adquiriendo. Este material resultó ser una excelente y detallada obra descriptiva, de los varios procesos iniciáticos que refiere, desde principios del siglo antes pasado en Cuba, como fuente fidedigna de información, en la cual basamos nuestros análisis, entre otros elementos. 113
muy difícil de ubicar cronológicamente en tiempo. El esencial carácter empírico que en un principio y desde entonces debió matizar la transmisión de conocimientos en tales prácticas y sus formas de realización no lo exime, sin embargo, de
propósitos específicos muy
premeditados que se obtenían en la vida práctica real. Los que unidos a otros, que a partir de estos procesos fueron resultando involuntariamente, como una consecuencia más bien dependiente de la especificidad de la individualidad, condujo a que se fuera creando un importante espectro de resultados concebidos e incluso no esperados, que fueron facilitando los ajustes y correcciones necesarios hasta que finalmente con el dominio de los elementos naturales y el perfeccionamiento
de
los
procesos
en
la
acción
ritual
resultó
provechosamente recomendable, pues de otra forma no habría tenido la repercusión que han alcanzado. De manera que este proceso descrito acusa en sí mismo una importante recurrencia y utilización de los recursos de la naturaleza aplicados a los humanos, mediante determinado proceso naturista de selección de aquellos elementos naturales afines, en tanto beneficiosos, a cada arquetipo de personalidad biológica y un modo de empleo físico-químico natural para la obtención de determinados resultados personales, que permitan la realización positiva de la existencialidad y con ella la realización cultural de su espiritualidad.
Procesos Iniciáticos Contemporáneos. Su Arribo a Cuba. Las Mutaciones Garantizaron La Perpetuidad. Llegadas estas prácticas a la América un complejo cuadro de condicionales políticas, sociales, culturales e interpretativas; de juicios y prejuicios entre la cultura dominada y la dominante; de criterios y posibilidades, frente a críticas y 114
limitaciones; llevaron a perfilar un complejo cultural totalmente nuevo, propio y muy peculiarmente desigual de lo que hasta entonces fuera. Que fue evolucionando de modo parecido, pero no exactamente igual en cada uno de los países de la América en los que aun se conservan. Evidentemente las peculiaridades propias de cada colonato, (ingles, francés, o español) la profesión de Fe practicada por los mismos, (Católica, Protestantes y otras) las influencias de la cultura aborigen autóctona de cada región, (más o menos influyentes según el caso) la sustitución de ingredientes originales por los autóctonos, (determinado por el endemismo de cada localidad) y la ubicación de su asentamiento
(rural
o
urbano)
entre
otras
condicionales;
así
como
las
características de la satisfacción espiritual que en cada contexto vino a satisfacer, en contraposición a los que le dieron origen (entre otros aspectos del mestizaje cultural) determinarían la estructura de una ulterior identidad cultural con peculiaridades específicas; muy parecidas en el contexto afroamericano, en general entre sí, pero no exactamente igual en cada país de este continente. Paralelamente en el Africa, otro tanto tomaría su curso propio, donde la diseminación de la cultura gentilicia de cada étno bajo los intereses de convencionales patrocinadores del culto de Ifá, un tanto difusionistas, y la influencia de las nuevas concepciones orgánicas de la instauración Imperial haría de las suyas en los cambios hacia nuevos procesos sociopolíticos culturales que disolvieron el útero de la concepción cultural original. De modo que paralelamente a los procesos de cambios culturales que se venían operando en la América en ésta cultura, en el contexto africano otra singular metamorfosis, con sus características propias, se iba llevando a cabo acorde a sus peculiaridades. En donde encontraremos deculturaciones, en otros casos
aculturación,
se
dieron
fusiones,
subalternizaciones,
aprestamientos,
115
usurpaciones culturales, tergiversaciones de las historias ancestrales e incluso hasta la adjudicación de linajes ajenos, en tanto más antigüedad y prestigio y, otros muchos cambios más en materia de cambios en los procesos culturales.
122
En el caso específico de Cuba, los otrora, orishas iniciáticos como patrones culturales gentilicios, devinieron en orishas tutelares personales, conocidos
popularmente
como
Angel
de
la
Guarda 123;
en
franca
mezcla
interpretativa conceptual judeocristiana de la, y con la cultura popular criolla. (Demasiados conceptos trasvertidos descritos en un solo párrafo) Los primeros procesos iniciáticos más acabados, de realización cultural, de implicaciones políticas y derivados del culto a los Orishas realizados en el contexto africano, que precedieron a los de Ifá, desde los siglos X al XIV d. C. conocidos como Olorí124; mutaron en la atmósfera transcultural cubana a partir del siglo XVI hacía ceremonias religiosas rituales de iniciación personal más conocidas como (Yoko Osha)125. De manera que, de un proceso de ascenso a una categoría con repercusión
sociopolítica
trascendente
y
sin
implicaciones
necesariamente
religiosas, se pasó a una ceremonia de “asentar o poner un santo” de determinada categoría trascendente y con implicaciones extraterrenales en la cabeza de los 122
123
124
125
Por esta razón es imposible hoy día encontrar las prácticas más ortodoxas que en su momento arribaron a nuestras costas. Resulta pues un error pretender hoy en la América, traspolar los actuales procedimientos de los Yorubas para resolver la problemática cultural nuestra, con procedimientos que responden a códigos ajenos, separados por quinientos años de desigual evolución identitaria. La Gerontocracia, en nuestro caso particular, que algunos pretenden introducir y practicar en Cuba es, además de una injerencia cultural inadecuada, una total utopía. El útero original materno de nuestra cultura negra no existe ya en el África actual, entre otras razones, porque el propio africano se ha convertido hacia otras religiones, no tanto por el proceso colonizador Eurocéntrico, como por los prejuicios culturales implícitos en ellos mismos. Se trata del específico de asentamiento sobre la cabeza, al cual exclusivamente se inicia la persona; salvo excepciones. Olorí.- Nombre en lengua Anagó, arcaica ya, de los pueblos Nagos; para denominar el proceso iniciático antes de su llegada a Cuba. Semánticamente compuesto de los apócopes Olo, de Olórum (El Sol) y Orí (cabeza), de Orisha. Significaba cabeza con un rayo de Sol. Información ofrecida por los Oriates Nicolás Angarica “Oshagrinian” e Isaac Coto Berrios “Obaicoin” .Entrevistas Archv. Autor. Aunque no compartimos el mismo criterio sobre el significado. La vos Oló en este caso es sinónimo de “Dador”. Yoko Osha.- Denominación en lengua Anagó, de los pueblos Nagos; para denominar el proceso iniciático, luego de su llegada a Cuba. Formada por las voces Yoko ( marcar pauta, sentar precedente, sentar cátedra, sentarse, asentar). Osha (divinidad, lo divino. Interpretase lo sublime). Significa literalmente en el acervo popular religioso aun hoy en día, Asentar el Santo en la cabeza. Interprétese Sentar cátedra de la divina individualidad. 116
iniciados, con un implícito y único significado religioso. Sin dejar de seguir trasluciendo en gran medida, una consecuente categorización de los individuos.126 De este modo apreciamos que un proceso iniciático de los que actualmente se realizan en la América (en particular en Cuba) nos pone frente a un complicadísimo conjunto de ceremonias e influencias multiculturales, con matices y características etnológicas propias cada uno de los contextos etnográficos de aportación atnocultural, que en su conjunto son mucho más complejas que las originalmente individuales de su formación. Con una connotación distinta (religiosa) y más relevante que la originalmente presupuesta, donde la dirección del proceso iniciático
ritual,
requiere
una
extraordinaria
pericia
factual;
conservada
y
transmitida de modo oral y de forma empírica, que resume el conocimiento y oficio experiencial de lo que en un principio fueron muchas vertientes culturales de muchos pueblos, fusionados ahora en un heterogéneo complejo ritual religioso, con un más amplio y distinto significado, así como con otra connotación y trascendencia cultural. De éste modo se produce un verdadero ejemplo de sincretismo e integración cultural, afroafricano extraterritorial, de facturación muy criolla y por lo tanto genuinamente cubano. De manera que en la actual práctica del culto a los orishas, al menos en Cuba, se integraron en un solo panteón cultuado la mayor parte de los orishas, que en un primer momento fueron objeto de culto por separado territorialmente. Adicionalmente se entremezclaron hábitos y costumbres cotidianas, con las prácticas y los ritos realmente religiosos en un solo conjunto armónico; en muchas ocasiones por la simple razón de tratarse de aspectos inherentes a los negros. Que inicialmente estaban en dependencia de la nación o pueblo, amén de las distancias 126
No es lo mismo estar iniciado al orisha Yemayá, que al orisha Oshún; en el primer caso la persona está considerada Ooní, mientras que para el segundo la categoría es de Oló; entendidas como de mayor y menor rango respectivamente en el marco de la cultura popular. 117
y la lógica incomunicación entre las regiones de donde eran autóctonos. En donde cada uno de ellos contaba con su propio rito ceremonial, ingredientes, atributos, plantas, cantos con sus propias líneas melódicas y formas personales expresivas, sus propios colores, etc. y múltiples aspectos más que eran inherentes y específicos de cada uno de ellos, que paulatinamente se fusionaron en un solo complejo cultural ritual y que hoy conocemos como “La Regla de Osha Lukumí”; pues existe otra Regla de Osha en Cuba de origen Arará Majino. Esto estuvo determinado, como vimos en el capitulo de las causas de las iniciaciones, por el hecho de que al continuar las prácticas iniciáticas en Cuba se concibió una formulación propia, peculiarmente cubana, que resolviera in situ la interrogante del orisha iniciático de los nacidos fuera de las tierras de origen de cada orisha patronímico. Por tanto, luego de inmigrada esta cultura, aun cuando continuaron iniciando personas al culto de un solo orisha, 127 comenzaron a entregarles de manera complementaria y adicionalmente un importante grupo de otros orishas más, con todo los conocimientos culturales de cada uno de ellos, con lo cual garantizaron la continuidad cultual de un importante número de los mismos. De esta forma los iniciados criollos llegaron a poseer y adquirir no solamente un culto, sino todo un complejo cultural y amplios conocimientos que originalmente estaban diseminados por una extensa área del África; que si bien en la diáspora africana, ciertamente se diseminó geográficamente por el mundo, desde el punto de vista cultural, paradójicamente en la América se fusionaron sus culturas. Procesos de integraciones culturales que aún están por estudiar. Ahora bien, si nos detenemos a estudiar y detallar, el proceso iniciático a que fuimos sometido (en el caso de nuestra propia experiencia personal como primer 127
Realmente las personas no son iniciadas al culto de los orishas en general, sino que son iniciadas a un orisha dentro del culto general de los orishas. Independientemente de adicionalmente recibir otros más por las razones antes expuestas. Lo cual demuestra el original culto a la personalidad individual. 118
testimonio) y analizamos además, los procesos de otras personas en los que hemos sido participantes y testigos presenciales; observamos que hay una depurada técnica y sabio oficio en el manejo de los recursos naturales necesarios y sus formas de empleo para la obtención de resultados a tenor del móvil que condujo hacia la iniciación. Trataremos de abordar un análisis profundo de lo que realmente discurre únicamente desde el punto de vista psicoetnológico, etnobotánico y antropológico de aquellos aspectos funcionales imprescindibles de estudiar, que contribuyan a demostrar lo que realmente funciona y opera dentro de estas prácticas. Dejaremos de un lado los aspectos considerados de carácter puramente místicos y que no son de interés en el presente material, por considerar un profundo respeto hacia una necesaria secretividad por el libre nivel de acceso que se tendrá en su momento sobre este material. Dirigido en resumen hacia un público abierto y en el marco de la actual ética del culto. En los procesos iniciáticos actuales sigue siendo Orí (la cabeza) el objeto más importante de tratamiento, utilización, manipulación y de atención cultuada sin embargo, la mayor parte de los ingredientes a emplear, la forma de realizar el sacrificio animal, el modo de preparación ritual, las ceremonias a ejecutar, la conceptualización sobre orisha, la forma de lograr la concreción del objeto de adoración y otros muchos aspectos más; han cambiado totalmente hacia un producto cultural renovador que una vez más supo en esta ocasión, ajustarse al desempeño de las necesidades de realización de la espiritualidad, en el reducido espacio y condiciones que las discriminaciones les permitieron pero ahora, en manos de criollos portadores. Como hemos visto en el capítulo anterior, la continuidad de práxis iniciática extraterritorial del culto, con respecto a África, se vio cuestionada por lo
119
indeterminable de a cual orisha iniciar culturalmente en el caso de los criollos descendientes de africanos nacidos en los nuevos territorios colonizados, en donde esta cultura fue insertada. La alternativa de recurrencia oracular para decidir esta interrogante resolvió solamente una parte de la continuidad del proceso, pues tratándose de cultos originalmente territoriales no siempre contaron con la presencia, en su momento y nueva localidad, con los lógicos representantes nativos de cada territorio como conocedores y poseedores además de cada uno de los secretos y ceremonias de culto de cada orisha de nación, territorialmente diseminados por sus orígenes de surgimiento étnico en una extensa región del Africa Subsaharana. Cuando se hizo factible la realización de las primeras iniciaciones, se promovió la necesidad de entregar colateral y adicionalmente al nuevo iniciado la mayor cantidad de los restantes orishas disponibles en cada ocasión, que se poseían de la mano de los por aquel entonces, ortodoxos portadores con los consecuentes conocimientos de cada uno de ellos, con el propósito de facilitar y garantizar la perpetuidad cultual sin tales trabas ni dificultades. Dicho de otro modo, de ésta manera se podía garantizar ante todo la continuidad cultual de varios tipos de orishas por un mismo individuo y esencialmente la posibilidad de proliferar los procesos de iniciaciones, a otras personas de orishas iniciáticos ajenos al que le correspondía al ente iniciador y único de iniciación. De esta forma los consagrados a un orisha determinado podrían consagrar a muchas personas y a muchos orishas distintos del suyo propio. Siempre y cuando no fuesen antagónicos psicológicamente el orisha del iniciador y el orisha correspondiente de la persona a consagrar. Necesariamente de esta forma los nuevos iniciados fueron adquiriendo los atributos, conocimientos y las facultades cultuales necesarias para poder iniciar
120
indistintamente a personas, con distintos orishas tutelares entre si mismo. Esta característica es típica y surge en el escenario cultural cubano. Transmitiéndose desde entonces no un homogéneo culto de pleitesías hacia un orisha nativo, sino todo un heterogéneo complejo de conocimientos e influencias integrado por variadísimas culturas; con sus códigos culturales y psicosociales, arquetipos conductuales de cada uno, vocabularios, objetos rituales y no rituales etc. de múltiples étnos de un grupo de culturas de orishas, en una nueva y homogénea complejidad cultural integrada de un mestizaje etnocultural casi sin paralelos en la historia de los procesos de cambios culturales. Gracias a lo cual se garantizó la continuidad de la mayor parte de los distintos cultos de orishas devenidos a Cuba en uno solo, creándose espontáneamente un sentimiento identitario de pertenencia cultural, en el étnos cubano, mucho antes del advenimiento de la identidad nacional. Ahora bien, la investigación de campo realizada demuestra que entre el original proceso de Yoko Osha en Cuba, hasta la actual liturgia compleja del Kari Osha más contemporáneo; los primeros procesos iniciáticos en Cuba no tenían la total complejidad con que se efectúan actualmente. Ante todo, porque fueron muy minimizados en el lugar de origen por la casta gobernante de Ifé, desde mucho antes de su salida del contexto de origen y no más tolerado ni menos reprimido en Cuba por las autoridades coloniales españolas desde finales del siglo XV y durante la posterior etapa colonial. Obviamente no pudieron contar con los abundantes recursos materiales que hoy son menester, con la libertad de cultos, de reuniones ni de derechos civiles socioculturales; ni se habían desarrollado las concepciones teológicas transculturadas128 que actualmente la caracterizan.
128
Los procesos de transculturaciones teológicas en los negros esclavos, sólo fueron posibles luego de vencer con el tiempo los valladares de las diferencias idiomáticas, imprescindible para la catequización consciente hasta la verdadera conversión al catolicismo, sin lo cual no podía el negro en el seno de su cultura sin referentes prejuiciados judeocristianos, asumir patrones que fueran sinonimiados con los suyos propios. 121
Adicionalmente, la mayor parte de los iniciados que arribaron a Cuba sólo habían sido sometido a las ceremonias llamadas de Asiento o Medio Asiento,129 de los cuales surgieron los actuales Santeros con las imbricadas y complejas ceremonias, que poco a poco, en dependencia de las posibilidades materiales, de las libertades participativas de realización y de las nuevas concepciones teológicas, dado cierta indiferencia de las autoridades coloniales en Cuba y la resistencia cultural de los negros en sus inicios, por los comprometedores vínculos maritales después, y por último con el cese y la abolición de la esclavitud se pudieron ir efectuando con más complejidad y masiva participación. De modo que su complejidad
estructural
actual
tampoco
fue
súbita,
si
no
dialécticamente
enriquecedora. No contamos con reportes fidedignos que demuestren el arribo a Cuba como esclavos de los verdaderos Oba nativos, aunque si lo suponemos, acreedores de los sumos procesos iniciáticos en osha, como reyes territoriales que ejercían la administración, la política y la religión; lo que se demuestra en el hecho de que las primeras oriaté en Cuba lo fueran única y exclusivamente mujeres.130 De esta manera y por estas razones históricas de carácter sociológico, de composición orgánica multiétnica y por lo tanto pluricultural, queda conformada en sentido general en la América, en especial en Cuba, la nueva liturgia y la génesis de la composición, estructura e integración de ese proceso iniciático, dinámico, sociocultural, conocido popularmente como La Regla de Osha Lukumí.131 129
130 131
Salvo excepciones que también conocemos, pero que no fueron las mayoritarias y que en muchas ocasiones tuvieron que volver a iniciarse en Cuba. El caso de Obadimelli es sólo el ejemplo más conocido. Para más información consulte “Diloggún” de Yrmino Valdés Garrís. Denominamos a la conformación de este producto cultural en Cuba como “La Regla de Osha Lukumí”, por cuanto paralelamente en tiempo se fue formando en el contexto africano un producto cultural muy similar al nuestro, bajo las condicionales de la consolidación del Imperio y que prefiero denominar “La Regla de Osha Yorubá. Las últimas partidas de esclavos representaban mejor a esta “variante” cultural, muy parecida pero no exactamente igual por el lógico proceso evolucionador local y sus interinfluencias culturales, desiguales a las extra territoriales africanas bajo otros colonatos. Muchas de las diferencias en cantos, ritos o conceptos interpretativos en las actuales distintas casas o ramas responden a esta peculiaridad de extemporaneidad de conformación territorialmente distinta. Las cuales finalmente se fusionaron en un solo producto, aunque se aprecian ciertas diferencias entre las provincias de La Habana y Matanzas. 122
Ello trajo como consecuencia que en las prácticas del culto actual, existe una gama de orígenes étnicos mezclados de las deidades, de cánticos, de dinámicas culturales, e incluso de lenguas,132 empleadas solamente durante los rituales etc. de varios orígenes africanos. Existen inclusive de manera mezclada hasta procedimientos desiguales para la confección de algunas deidades, para los procedimientos rituales y hasta para los ingredientes a emplear. De manera que aunque cada practicante o sector religioso se pretenda como dueño de la práctica más ortodoxa, lo cierto es que en las condiciones históricas de conformación muchas verdades originalmente locales se fusionaron en un solo complejo cultural, sin contar las perdidas, que hoy pertenece a todos y donde la original ortodoxia, al parecer, no fue una premisa importante o fue un imposible de cumplimentar; sustituyéndose por múltiples aprestamientos enriquecedores para una residual supervivencia muy acriollada, sobre todo de códigos psicosociales de comportamiento y de proyección de la resultante cultural muy peculiarmente mestiza. Estos procesos culturales, en general, marcharon más frecuentemente de la mano de la dialéctica variable, que de la constante ortodoxia original, incluso en su contexto de origen y todo ello es lo que caracteriza en la actualidad a las prácticas americanas de antecedentes africanos. Evidentemente si la práctica está determinada por una marcadísima filosofía 132
En el estudio lingüístico de los distintos “rezos” e invocaciones efectuado, he encontrado exponentes de los mismos en varias lenguas tales como: Bini, Nago, Ketu, yorubá arcaico y otras más, que son enunciados por los actuales tenedores de estas prácticas, sin conciencia alguna sobre la diversidad cultural de que han sido depositarios, incluso lingüística, además, sin conocimiento del significado o de la traducción de lo que expresan durante la liturgia. Ello es consecuencia del modo patrimonial, empírico y no razonado en que se efectúan los métodos de enseñanza y por la falta de un adecuado procedimiento de aprendizaje; donde el aprendiz se limita a repetir, malamente, de forma mecánica; incluso con una fonética influenciada por el español, más dura en su pronunciación, que la suavidad sonora típica de las modalidades del yoruba; lo que su antecesor religioso por antonomasia establece como necesario decir en ocasión de cada ritual. Que de oficio establece un divorcio entre el sentimiento que se desea expresar y lo que dogmáticamente se esté diciendo. 123
cultual personal y propia, toda su estructura dinámica y modo de transmisión ha sido cada vez menos dogmático y cada día más empírico. Luego la historia de esta cultura está en la historia de su vida subversiva, marcada por las condiciones del clandestinaje suburbano, en el conúco rural, en los realengos olvidados y hasta en los palenques cimarrones. Moldeada en los pequeños intersticios espaciales que escaparon de la discriminación o en los sectores de la marginalidad tolerante, donde hasta la miseria es bien compartida; hasta donde las altas clases sociales descendían oportuna y licenciosamente, pagando por algunos servicios que le fueron necesarios, pero que asumidos como penoso adulterio, acabaron por prostituirla, para más tarde apostrofarla. Precisamente
de
esta
génesis
de
integración
pluricultural,
polifónica,
policromática y plurifuncional; con su mucha más amplia gama de utilización de una muy superior biodiversidad, (flora y fauna) con respecto a cada uno de los territorios de origen; produjo la ulterior complejidad de composición ritual iniciática, extraterritorial africana. Marcada a lo largo de su difícil camino por múltiples cicatrices psicológicas que se encuentran en el interior de su cuerpo litúrgico; que dio origen y conformación definitiva al proceso iniciático cubano con una polifacética ampliación consecuente, que reestructuró la composición del proceso ceremonial iniciático original hasta el nivel de complejidad conque hoy se lleva a cabo en Cuba. Que se ajustó a nuestra vigencia, a nuestra realidad, en nuestra contextualidad, con nuestros recursos y es nuestra verdad cultural. De manera que es imposible abordar la reconstrucción de la historia de La Regla de Osha en general, sin abordar la historia de las sucesivas discriminaciones de que ha sido objeto, o mejor dicho, en la historia de la discriminación racial, cultural, espacial, social y participativa de los negros esclavos y sus criollos descendientes, se encuentran como resultado la historia de la conformación
124
estructural y funcional de todas sus manifestaciones culturales, demostrándose además, desde el punto de vista sociológico, que a más represión sobre la misma, más mecanismos de adaptación y defensa. Por todo lo anterior, someramente expuesto, el proceso inicial de preparación corporal se redujo solamente a todo lo relacionado con las observancias y ritos de la cabeza, las que no son exactamente iguales, dado su mayor composición y complejidad, pero si se ajustan indudablemente al nuevo sentido alternativo.133 La atención corporal continúa siendo determinados baños, que ahora revisten un carácter de ritual religioso pero en los que hay una importante utilización y recurrencia del mundo de los elementos de origen vegetal; con un significativo conocimiento del modo de obtención, elaboración y aplicación, del que no pretendemos descontar los ingredientes simbólicos funcionales. A partir de entonces no era posible, luego de rapada la cabeza, pintarla del original monocromático color, como era lógico y tradicional del único orisha nativo de iniciación cultuado, dado que se recibirían varios de ellos, cosa inusual hasta entonces, algunos de los cuales también eran del rango de los iniciáticos de asentamiento en orí, y por tanto, tenían sus respectivos colores y pinturas que de algún modo tenían que ocupar un lugar propio en el rito, por su significado dentro del proceso ceremonial especifico per se de cada uno, y lógicamente también en la cabeza del interesado. Por estas razones se incrementaron las partes del cuerpo humano en las que llegan a incidir o injerenciar en el proceso ritual, dado que al aumentarse el área craneal dibujada, emplear más variedad de pigmentos, y un número de círculos concéntricos sobre la cabeza; es mayor el área de corteza cerebral que llegan a interesar con una más diversa cromía y composición química, lo cual se aborda más adelante, y por tanto muchas más zonas o sectores localizados en la misma y 133
Nos reservamos su descripción, por su vigencia ritual actual. 125
consecuentemente
una
mayor
incidencia
en
más
órganos
y
funciones
somatopsíquicas y curativas. Para resolver este aspecto del proceso ritual, se determinó realizar la pintura de la cabeza en la zona craneal superior posterior como en un principio, en atención a lo real y originalmente cultuado, pero en sucesivos círculos concéntricos, cada uno de un color correspondiente a cada orisha de los clasificados como de “asentamiento”; en un orden jerárquico preestablecido que estaba en relación directa con el orisha tutelar iniciático y que debieron irse integrando, poco a poco, en la medida en que los contactos interculturales multiétnicos de los yorubas se fusionaban en las nuevas condiciones cubanas, así como se producía la instalación paulatina del politeísmo conceptual que se fue fusionando e iba caracterizando este culto. De ésta forma se repetirían círculos de colores en dependencia de la importancia vibracional que representa y la influencia que tendría, en la cual la afinidad vibracional de cada uno de ellos determinaría que color queda unido al lado de cada cual, considerando además el orden de jerarquía correspondiente y donde se reservaría determinado espacio, de vital importancia, para el color que corresponda al orisha tutelar iniciático personal.134 De manera que en el estudio, comprensión y esclarecimiento de la integración de los colores, cantidad de ellos, ordenamiento preestablecido y composición química de la pintura ceremonial del Ozún de orí se encuentra la historia real de composición y reestructuración del proceso ceremonial en Cuba; así como una parte de la historia real precedente de la aparición de los personajes en sus
134
Exponemos estos aspectos referidos al Ozun de Orí, en razón de que los iniciados en la Regla de Osha al tercer día de su iniciación, son vestidos con todos sus atuendos, atributos y pinturas corpóreas ceremoniales para ser mostrados, alabados y saludados en su habitáculo iniciático por todas las personas iniciadas o no que concurran al lugar y deseen verlos y halagarlos, donde se puede apreciar fácilmente lo descrito. Omitimos sin embargo composición química, procedimiento empleado, orden ritual de los colores, líquidos para la disolución, etc. Considerándolo como real secreto ritual. 126
contextos de origen y sus reales rangos de preponderancia ancestral. Demasiados conceptos filosóficos para ser comprendidos en un solo párrafo. Estos círculos concéntricos tienen una sola posibilidad en el orden de colores, y ésta a su vez, está en dependencia solamente del orisha iniciático, por lo que existe un orden único y propio para cada orisha. Adicionalmente hay que destacar, que sólo tienen validez en las ceremonias de asentamiento o iniciáticas de osha, los llamados colores primarios, lo cual tiene un importante papel en el significado trascendente de este tipo de ceremonia. Cualquier otra variante, que las hay, para la confección de esta pintura ritual, responde a iniciativas individuales de innovación no inherentes a la conformación histórica y típica de los procesos culturales de trasmisión empírica de los conocimientos. Se necesita ser un experto practicante o un profundo estudioso de éste aspecto ritual y únicamente desde dentro del culto, para poder saber con exactitud cuando está correctamente dibujado y a que razones responde su integración orgánica y significado trascendente, dado que el mismo no fue concebido de modo arbitrario y en el cual se encuentran de modo explícito las claves de múltiples aspectos cromáticos del resto de los demás atributos, collares y vestimenta; que no responden a una plausible historia del arte estético de estos étnos, sino que están determinados por el conocimiento y dominio de los arquetipos individuales de la personalidad psicológica a iniciar. Que de esta forma injerencian para obtener los resultados esperados que dejaremos para una versión más ampliada o capítulo aparte. El sacrificio animal, dejo de efectuarse previamente sobre la cabeza del interesado, pasando a ejecutarse directamente sobre los otá (piedras) y demás atributos, preliminar y únicamente; con lo cual se modificó el procedimiento, orden
127
ritual del mismo, y su absoluta connotación; pero sólo luego de haber sido puestos en contacto con el iniciado, con algunas partes de su cuerpo físico, 135 en especial en la cabeza. Esta modificación debió responder a la necesidad de mejorar la imagen de realización ritual, para disminuir o aminorar la opinión de “barbárica”; conque habitualmente fueron apostrofados estos procesos en virtud del hecho de sangre logrando una mejor aceptación e integración al prejuiciado medio social colonial, que era incapaz de observarlo y menos aún de comprenderlo en su real significado. Colateralmente la mutación de significados filosóficos, ya en Cuba, en donde: de formas culturales de realización personal, se trasmutó hacia los procesos rituales de iniciación religiosa; dio al traste con efectuar el sacrificio animal, primero sobre los orishas del iniciador y, de estos, a los del iniciado, recreándose un concepto patri o matrilineal136 simbiótico reproductivo de: reproducción de los orishas y también de culto a la personalidad del individuo iniciado inclusive. Naturalmente ello supone otra consecuente metamorfosis: de un culto de pleitesías, que originalmente fue a la personalidad individual, se mutó hacia la obtención de: un objeto para la adoración personal cultuado, y un culto al arquetipo de personalidad orisha, subjetivamente entendido, pues el Itá o registro trascendente post iniciático es del iniciado y para su conocimiento, aplicación y efectos procedentes; no así de los orishas ni para los mismos. Dicho
de
otro
modo,
el
proceso
iniciático
es
concebido
para
establecer
definitivamente el modo y régimen de vida el iniciado, y en ningún caso es con el
135 136
Lo cual es conocido con la denominación de presentación del animal. El concepto reproductor es inherente a este culto, por la forma de reproducir o de multiplicar las deidades, de una a la otra; en la que no necesariamente se tiene en consideración los aspectos del género del orisha “paridor”. Sin embargo paralelo a esto, entre los practicantes operan otros dos conceptos, como un código social que perfila también una relación de reproducción progenitora; tal es el caso de la relación filial que se establece entre el iniciador y el iniciado, donde el carácter patri o matrilineal será dependiente del género del iniciador y de igual forma la de los iniciados. Y la otra relación filial patri o matrilineal, estará en dependencia del género del Orisha de iniciación. 128
fin específico de impartir una norma o dogmática del ejercicio teológico profesional. Las dos originales otá, (Piedras) que identificaban a la vibración u orisha único que se entregaba, ahora serían sustituidas por una cantidad desigual de ellas, para cada uno de los orishas entre sí a entregar, que de una forma u otra se reciben luego de una iniciación actual; como una forma más de poder diferenciar a cada uno de ellos por separado; dado el incremento de la cantidad de orishas que se le entrega a cada consagrado. Consecuentes con el significado politeísta, y en evitación de confusiones entre uno y otro orisha, para considerar la cantidad de otá (piedras) que se daría para cada uno, se tuvo en consideración la cantidad que como expresión numérica es emblemática e identificativa, de la vibración de cada orisha en el sistema oracular del caracol o Diloggún. Sistema que es propio y específico de este culto, así como las peculiaridades en lo que a color, superficie, dureza, forma, peso, volumen y lugar de obtención natural, específicas del simbolismo que cada orisha representa por el primario sincretismo afroafricano hacia elementos naturales. Adicionalmente, se le incorpora a cada orisha sus respectivos caracoles, los que al tercer día del proceso iniciático expresarán su mensaje oracular. Aún cuando continúan iniciándose a una sola vibración orisha, 137 por el incremento de los orishas recibidos en un mismo proceso iniciático, dado el paso hacia un politeísmo, el sacrificio de los animales se constituyó en una verdadera matanza, por entregarse ahora 6 orishas fundamentales; por lo tanto ahora el sacrificio lo componen 6 animales de 4 patas, (ganado menor) 12 aves de corral, (gallos y gallinas) y de 8 a 12 palomas y algunos otros de menor cantidad y específicos, en dependencia de las costumbres propias de la casa iniciática. Colateralmente, en solución muy acuosa se ingieren un importante volumen 137
Lo cual esta determinado por el hecho de que poseemos una sola cabeza y todo el culto realmente gira únicamente alrededor de ésta, como eje central de la atención cultuada. 129
de líquidos contentivos de las sabias de las yerbas y otros componentes más, que obviamente omitimos. Las partes cárnicas comestibles de los animales sacrificados, exquisitamente cocidos, forman parte de la dieta habitual del iniciado y de todos los participantes, durante los 7 días que dura el proceso ceremonial y la permanencia en el lugar de consagración. Las vísceras, otros órganos y algunas otras partes más de los animales sacrificados, son objeto de una peculiar manera de condimentación, preparación, y forma muy especial de cocido, para luego ser ofrecido a los orishas de manera peculiarmente simbólica depositados sobre los mismos. A partir de estos argumentos de fundamentación orgánicamente históricos, se facilita aun más la convicción sobre la secularidad del culto a orisha con respecto al culto de Ifá; dado que el mismo no tiene propiamente ningún papel protagónico o imprescindible en el transcurso de todo este proceso de realización ceremonial. 138 Otro tanto sucedió en Brasil, donde a pesar de tener más de 50 millones de practicantes,139 entre los cultos del Candomblé y del Ubanda; Ifá prácticamente no es conocido aún hoy día. Ahora bien, a pesar de su cambio de significación subjetiva hacia un proceso iniciático ritual religioso, lo cual supone entonces un objetivo eminentemente sobre terrenal y/o sobrenatural; sin embargo, los móviles que inducen a las iniciaciones, 138
139
El proceso de mutación ceremonial antes descrito en Cuba, históricamente en general debemos enmarcarlo en un período que abarca desde 1780 hasta 1895 aproximadamente. Aunque posterior a esta fecha también se produjeron cambios y aprestamientos sistemáticos, pero que en su esencia no fueron significativos. Si tenemos en cuenta que las primeras noticias en que Ifá hace su aparición, al menos de forma significativa, en la historia de la cultura cubana, entre 1880 a 1920 aproximadamente, Según T. D. Fabelo, en su obra “El Diloggún”. 1967. Inédita., es indiscutible que no pudo tener posibilidades de repercutir con su influencia, en la conformación del culto a orisha en el contexto cubano; muy a diferencia de la que si tuvo en el ámbito original africano. Sin embargo; hoy en día hay cierta participación de Ifá, en algunos de los procesos de iniciación de osha, que resultaron de la influencia de la transculturación posterior en Africa y paralela en tiempo a la cubana. De ahí la manifestación de Regla de Osha Yorubá, resultante de la instauración del imperio. Cifra aportada por la Dra. Ronilda “Iyakemí” Ribeiro, de la Universidad de Bahía, Brasil, en su ponencia desarrollada durante el “II Encuentro Internacional de Estudios Sociorreligiosos”. La Habana. 29 de junio al 3 de julio 1998. 130
como hemos apreciado en capítulo anterior, no son en absoluto una vocación religiosa. Aun cuando no obstante, por las reminiscencias e influencias culturales de Ifá, se posee una teología para la argumentación de su existencialidad, cuando apreciamos como
operan funcionalmente,
desde
el punto
de vista
de
la
antropología participativa, y cuales son las consecuencias físicas y objetivas resultantes, no es muy difícil notar, que aún estamos frente a causas y efectos; donde la teología mística está ausente y en su lugar se encuentran los problemas existenciales, o es un elemento subjetivo, como procedimiento de transmisión de los códigos culturales, de carácter patrimonial, oral y empírico. La observación del ceremonial de realización de la pintura sobre la cabeza de los
iniciados
durante
su
iniciación,
dado
la
composición
química
de
los
componentes, las veces que se aplicaba sobre la misma y el tiempo de duración en ella; me indujo hacia la suposición de que ello no sólo llegaba al torrente sanguíneo, por ósmosis en el cuero cabelludo, sino que de algún modo interesaba al cerebro también. Para poder corroborar esta hipótesis comencé a participar, como observador, en un importante número de exhumaciones de cadáveres en general, con el fin de encontrar algún indicio que aportara veracidad. Luego de la observación y estudio de la caja craneal, únicamente en las exhumaciones de personas que hubieran sido iniciadas, pues para un iniciado y conocedor es fácil discriminar en el momento de la exhumación, si el cadáver corresponde a personas iniciadas o no. Luego de largas y pacientes jornadas de expectativo trabajo, donde ya habíamos revisado un importante número de exhumaciones, al fin fui encontrando los primeros vestigios; unas veces más claramente definidos y otras veces más tenuemente coloreado, pero en cualquier caso finalmente aparecía en la parte
131
superior de la caja craneal, la huella inconfundible de círculos concéntricos de colores, en orden correspondiente al tipo especifico de proceso iniciático, al cual debió haber sido sometido en vida.140 Esta evidencia nos permite afirmar, que tanto los colorantes solutos como la composición química de los solventes empleados, indiscutiblemente llegan a interesar como mínimo la corteza cerebral de los iniciados. Con lo cual se accede, en franca injerencia, a zonas energéticas vibracionales por conducto de las terminales nerviosas, por ósmosis, a las cuales se les suministra importantes composiciones químicas, que no solamente no parecen ser desconocidas o ajenas al organismo del iniciado, sino además, afines a los códigos del ADN de las células de los individuos; en tanto no se producen reacciones alérgicas ni reacciones secundarias desfavorables durante, ni después el proceso; por el contrario en relativamente un breve plazo se han solucionado incluso patologías que por su 140
Esta labor fue realizada durante los años 1978 a 1994 (16 años) ininterrumpidamente, en las necrópolis de Colón, Guanabacoa, la Lisa (en C. Habana). En el de Cienfuegos. En Santa Efigenia (en Stgo. de Cuba). En el de Trinidad. Pero con mediana sistematicidad, por las dificultades y trabas de los prejuicios de la época y por ser una motivación investigativa al margen de mi profesión en esos años. Periodo durante el cual fueron revisados 1025 cadáveres en total, de ellos se identificaron por los restos de su Ituto a 328 de personas iniciadas (32 % del total), de las cuales en 102 de ellos aparecía claramente el dibujo por su cara superior y más tenuemente incluso por su cara inferior (31.09 % de los iniciados). De los 226 casos restantes, en 95 de ellos aparecía el dibujo sólo en su parte superior (el 28 % de los iniciados). En los restos humanos de los 134 casos restantes, no se halló huella alguna (para un 40.85 % de los iniciados). En nuestra opinión, la no aparición de la pintura craneal en estos casos, dependió básicamente, de el uso de sustancias empleadas no adecuadas, o sucedáneos no idóneos. Hay que destacar que en el 100 % de los casos donde se halló la huella policromática en las cajas craneales, por ambas caras (cóncavas y convexas) se trataba de persona, que fueron iniciadas entre los años 1910 al 1945; según las referencias de los familiares durante las exhumaciones. Mientras que en el grupo de los restos con la huella pictórica, sólo por su parte superior lo fueron entre los años 1950 hasta el 1963. En el grupo de los 134 iniciados restantes, en los cuales no hay vestigio alguno en su caja craneal del proceso iniciático, significativamente realizaron sus procesos de iniciación a partir del año 1969. Evidente en la medida en que han transcurrido los años, las dificultades para la adquisición de los recursos materiales originales, conllevó a la sustitución y empleo de sucedáneos en la cultura material de estas prácticas; produciendo consecuentes y sustanciales cambios en sus resultados. Durante la investigación de terreno y en el diálogo, más que entrevista, sostenido con los familiares durante las exhumaciones, se pudo conocer que el grupo de los iniciados de mayor antigüedad, en todos los casos resolvieron definitivamente sus causas originales de iniciación; que invariablemente lo fueron trastornos de salud. Siendo sus causas de muerte en todos los casos por vejez. No así en el segundo grupo; los cuales resolvieron los aspectos sintomáticos, mejoraron sustancialmente su calidad de vida y sus defunciones mayoritariamente lo fueron por accidentes o por trastornos cardiopáticos. El tercer grupo resolvió medianamente la problemática original, pero sus causas de muerte están determinadas por dinámicas tan compulsas, como nuestras actuales condiciones sociales, que se apartan del objeto de estudio. 132
etiología no tuvieron egreso por las Ciencias Médicas. Colateralmente hay que recordar que una significativa composición química, de origen vegetal y animal, en forma de líquido es suministrada por vía oral y tópica; que previa selección y preparación, también acceden indiscutiblemente al organismo del iniciado. Si hacemos una breve introducción al estudio de los sectores cerebrales que por distintas vías son interesados en los procesos iniciáticos de La Regla de Osha, con la composición química de los elementos naturales afines a las individualidades, (previos determinados) por medio de variados procedimientos considerados como rituales místicos; apreciamos que los mismos alcanzan a importantes zonas o sectores de la corteza cerebral, (como mínimo) a las cuales acceden y lo cual evidentemente supone un importante resultado.
133
Figura No. 4
La figura anterior muestra la estructura neuronal y citoarquitectónica de la corteza cerebral. A la izquierda aparecen las capas citoarquitectónicas de la corteza; a la derecha diferentes formas de neuronas de la corteza (células piramidales, fusiformes y estelares. (Según G. I Poliakov)141
141
A. R. Luria. “Las Funciones Corticales Superiores del Hombre” Edit. ... La Habana. 1977. Pag.- 42. 134
<>142
142
A. R. Luria. Obra Cit. Pag.- 42 135
Fig. No. 5 La figura muestra el esquema de los campos citoarquitectónicos de la corteza
136
cerebral (según el Instituto del cerebro de Moscú).143 A continuación ofrecemos una extensa pero necesaria explicación de las funciones de la corteza cerebral, que permitirá comprender a los estudiosos de la temática de los procesos iniciáticos, los sectores a que se acceden en los mismos; y a los practicantes, como intervienen, sin total conciencia de ello, con las iniciaciones en las sensibles estructuras funcionales de la corteza cerebral. <
Ideen. Pag.- 43. 137
receptores de la superficie del organismo se estructuran sobre la base del contacto de los circuitos de las conexiones inversas (es decir, sobre la base de la aferentación de retorno), como un eslabón necesario y esencial de todo el sistema de las centrífugas y centrípetas del cerebro y la médula espinal. La corteza cerebral, que constituye la parte más altamente organizada de todo el sistema nervioso central, se comenzó a considerar como el más alto nivel de análisis y síntesis de las señales recibidas por el organismo a partir del medio interno y del externo. Se puede suponer que los “programas” de acciones definidas elaborados sobre esta base son integrados posteriormente con las señales antidrómicas (inversas) (“señales de efecto”, es decir de éxito o de fracaso de la acción realizada). Como resultado de la comparación apreciativa de lo planteado respecto a lo que se verifica, ocurre la continuación de las acciones iniciadas, o su cese o cambio (P. K. Anojin, 1955; Pribram, 1959-1960). El principio de la aferentación de retorno es universal para e trabajo de todo el sistema nervioso central. En la corteza cerebral la realización de este principio adquiere formas especialmente complejas, en dependencia de la designación funcional concreta de los diferentes mecanismos corticales y subcorticales que aseguran diferentes aspectos y momentos del reflejo del mundo exterior en el organismo y el estado de su medio interno. [...] 144 Numerosas investigaciones fisiológicas, clínicas y anatómicas de los últimos tiempos han confirmado el acierto de esta concepción, ..[...] Se puede considerar como un hecho establecido, la presencia de determinadas áreas circunscritas en la corteza cerebral de todos los mamíferos, los cuales reciben la masa fundamental de aferencias a partir de los correspondientes órganos sensoriales y que tienen una importancia especial para el análisis y las síntesis de los estímulos emanados de los receptores de la superficie del organismo. [...] Una solución correcta al problema del carácter de la distribución y la interrelación topográfica de los extremos corticales de los analizadores en la superficie de los grandes hemisferios, se puede obtener únicamente interpretando todo el sistema de 144
Nota: Ello es lo que justamente se va provocando, en el proceso iniciático, durante el curso de la ceremonia conocida como “La Llamada” 138
discriminación e integración, tanto en cada analizador por separado, como entre los analizadores a diferentes niveles del sistema nervioso central. [...] 145 Mediante experimentos fisiológicos y observaciones clínicas realizados ya en la segunda mitad del siglo XIX, se reconocieron en los sectores posteriores de la corteza cerebral regiones ( ver figura No. 6 en la que se proyectan superficies receptoras tanto de los órganos sensoriales dirigidos al mundo externo (la vista, el oído, la sensibilidad cutánea),146 como de los situados directamente en los órganos de movimientos (cinestésicos o, [....] el analizador motor). La acumulación ulterior de material fisiológico-experimental y clínico,[...] permitió establecer con mayor precisión la composición de los campos corticales de las zonas nucleares de los analizadores [...] al considerar las zonas nucleares como sectores de la corteza, donde transcurren las diferenciaciones más finas y las situaciones más complejas de los estímulos especiales; por consiguiente, debemos incluir en la zona nuclear de uno u otro analizador precisamente aquellos campos en los que al sufrir una lesión se observan, como regla, diferentes formas de alteraciones de la función especial del analizador dado.147 De esta manera, llegamos a la conclusión de que la región occipital de la corteza (áreas 17, 18 y 19) constituye la zona nuclear del analizador visual; la subregión temporal superior (áreas 41, 42 y 22), la zona nuclear del analizador auditivo y la región poscentral (áreas 3, 2 y 1) la zona nuclear del analizador cutáneo- cinestésico. 148 Las observaciones clínicas realizadas durante largos años han mostrado que la lesión de diferentes campos de los núcleos corticales de un analizador se manifiesta de formas muy diversas en el cuadro clínico. En este sentido, entre los campos se destaca uno 145
146
147
148
Nota: Por estas razones, hay un orden de provocación causal y de efectos, más o manos acentuados en dependencia del individuo y /o del correcto proceso iniciático. Nota del Autor: Obsérvese que se trata de los lugares específicos, sobre los cuales y/o hacia los cuales están encaminados todas las acciones de corte ritual, que actúan como irritantes estimuladores del interno sensorial del iniciado. Nota del Autor: Con este párrafo demostramos como, al acceder a la corteza cerebral del iniciado con los elementos específico del arquetipo personal, se estimulan las necesarias reacciones que a posteriori se observan en beneficio del mismo. Nota del Autor: Como se puede demostrar en este párrafo, las zonas craneales sobre las cuales se efectúan todas las acciones rituales en el proceso de iniciación, que coincide con las descritas y analizadas por Luria, son justamente con las que se acceden a los sectores corporales, que pudieran aquejar las patologías que finalmente se resuelven por estas vías alternativas. 139
Area auditiva
Zona motora.
Zona premotora
Zona sensorial. Corteza parietal
Corteza prefrontal
Radiación óptica. Corteza arbitraria Zona visual. Vía visual Núcleos del tálamo Vías auditivas. Oído. Vías dela sensibilida d cutánea
Vías de la sensibilidad muscular.
Fig. No. 6 Zonas corticales de los sistemas de los analizadores (según Papez, 1959).
que ocupa la posición central en la zona nuclear. En la zona visual, el campo central o primario es el campo 17; en la zona auditiva el campo 41; en la cutáneo-cinestésica, el campo 3. Precisamente, cuando son lesionados estos campos centrales aparecen manifestaciones sintomáticas de disminución de la capacidad perceptiva directa y las posibilidades de realizar una diferenciación más precisa de los correspondientes estímulos. Esta circunstancia [...] ha sido confirmada nuevamente en los últimos años en
los experimentos de Penfield y Jasper (1959), realizados en la mesa de operaciones. Cuando se estimula con electricidad estos campos, el paciente percibía determinadas sensaciones de luz o calor, de sonido, de excitación cutánea, y otras. 149
149
Nota del Autor: En la investigación de terreno y como parte de nuestra investigación de antropología participativa, hemos encontrado varios casos, especialmente en los del arquetipo de Obatalá, que durante su iniciación y como resultado de la estimulación de sus centros, los descritos en la cita, refieren haber tenido las mismas sensaciones de calor, intensidad lumínica de las imágenes visuales que perciben, sonidos musicales (¿..?) y sensaciones cutáneas; que son el resultado reflejo de la estimulación de los sectores neuronales hiperestimulados, en determinadas condiciones rituales. También hemos encontrado casos, donde estos síntomas se han presentado a lo largo de su vida post iniciática, de forma intermitente. 140
Los campos centrales de las zonas nucleares se distinguen por el cuadro citoarquitectónico que presenta corteza granular o coniocorteza. Precisamente en estos III I
II
Fig. No. 7 Sistema de conexiones de los campos primarios, secundarios y terciarios de la corteza I. Campos primarios (centrales); II campos secundarios (periféricos); III campos terciarios (zonas de superposición de los analizadores. Con los trazos gruesos se representan; I, el sistema de conexiones (córtico- subcorticales) de proyección de la corteza; II, el sistema de las conexiones de Proyecciónasociación de la corteza; III, el sistema de conexiones asociativas dela corteza. Los números árabes representan: 1, receptor; 2, efector; 3, neurona del ganglio sensorial; 4, neurona motriz; 5-6, neuronas de conexión de la médula espinal y el tronco; 7-10, neuronas de conexión de las formaciones subcorticales; 11, 14, fibras aferentes de la subcorteza; 13, pirámide de la capa V; 16, pirámide de la subcapa III; 18, pirámide de las subcapas III y III; 12, 15, y 17, células estelares de la corteza (según G. I. Poliakov).
campos son, en especial, numerosas las pequeñas células granulares de la capa IV, transmisoras de los impulsos que llegan por las potentes fibras proyectivas desde los sectores subcorticales de los analizadores a las neuronas piramidales de las capas III y V
141
de la corteza. En la zona visual primaria 17 junto a estos elementos, agrupados aquí en tres subcapas de la capa IV, también llaman la atención las grandes células estelares de la capa IV y células piramidales de la capa V (las llamadas células de Cajal y células de Meinert) que dan origen a las fibras descendentes de proyección dirigidas a los centros motores oculares en el mesencéfalo. Todas las particularidades enumeradas unen estas formaciones en el complejo de neuronas de proyección de la corteza. Por estas peculiaridades de la estructura neuronal de los campos primarios se desprende que en tales campos alcanzan su mayor desarrollo relativo el complejo de neuronas adaptadas al establecimiento de conexiones subcorticales y corticales, bilaterales por el camino más recto y corto (es decir, con el menor número de relevos subcorticales) que unen la corteza con las superficies receptoras de los correspondientes órganos sensoriales. (Fig.- 8). Como resultado del contacto de las numerosas conexiones, tanto aferentes como inversas, con las instancias de los relevos subyacentes de los analizadores, los campos primarios están en condiciones de discriminar con bastante precisión ciertos estímulos y, con adaptaciones efectoras a los órganos sensoriales, logran una optima recepción de los correspondientes estímulos. Esto lo realizan mediante reflejos “ propios” o “locales” del analizador dado, que se cierran en la corteza. El rasgo común más importante de la organización estructural y funcional de los campos primarios consiste en su precisa proyección somatotópica con lo cual, ciertos puntos de la periferia (superficie cutánea, músculo-esquelética, la retina, el caracol del oído interno) se proyectan internamente a los correspondientes puntos de los campos primarios. Esa es la razón de que se denominaran “campos de proyección” de la corteza.
142
Fig.- 8. Esquema de las conexiones en los sistemas de los analizadores. 1. Superficies periféricas receptoras de los analizadores. 2, 3 y 4. Conexiones en los sectores subcorticales de los analizadores. I, II Y III. Como en la figura 7 (según G. I. Poliakov).
Es importante señalar que la proyección somatotópica de las superficies receptoras en el campo cortical central se estructura, no por el principio geométrico de espejo, sino por el funcional. En otras palabras, las partes aisladas del cuerpo están representadas en los campos primarios no proporcionalmente a su magnitud, sino en su importancia fisiológica. Por consiguiente, la corteza visual central ocupa un lugar considerable el área de proyección de la parte central de la retina (mácula), responsable de la visión más aguda; [...]. Por lo que venimos señalando, es evidente que los campos primarios de las zonas nucleares son en el hombre áreas corticales altamente especializadas, capaces de distinguir por separado minúsculos estímulos aislados, condición completamente indispensable para la percepción sintética de los grupos complejos de estímulos que reflejan la diversidad del mundo exterior.
143
Fig.- Esquema de proyección somatotópica en la corteza cerebral. A, Proyección de la sensibilidad; B, Proyección cortical del sistema motor. Las medidas relativas de los órganos reflejan la extensión de las áreas de la corteza cerebral desde las cuales pueden ser provocadas las sensaciones y los movimientos correspondientes (según Penfield).
Los estímulos de los campos periféricos de la corteza visual u auditiva mediante corrientes eléctricas o agentes que provocan convulsiones epilépticas van acompañados por alucinaciones visuales y auditivas desarrolladas en una sucesión determinada en espacio y tiempo.>>150 Fin de la cita. De manera que el estudio del proceso iniciático en la cabeza de las personas, 150
A. R. Luria, Obra citada. Pags.- 42 a 52, ambas inclusive. 144
y el conocimiento del comportamiento de las funciones corticales del hombre en la corteza cerebral; nos hace más fácil la comprensión, acerca de lo que discurre entre un proceso de iniciación en la Regla de Osha y los sectores corticales y subcorticales de los iniciados. Se comprende mejor como en las aparentemente ingenuas y fanáticas prácticas de este proceso sociocultural dinámico naturista, hay un procedimiento dinámico, aunque empírico, de acceder a sectores vibracionales y a las conexiones nerviosas que de una forma u otra, es hacia donde están dirigidas todas las ceremonias que están relacionadas con este “culto religioso”. Inferimos que es mucho más fácil ahora para el estudioso, comprender en que lugar se encuentran los orishas de las persona, y sobre todo como y porqué este culto indudablemente conduce hacia una práctica cultual esencialmente muy personal y propia que responde a las necesidades individuales de cada caso. Por el análisis de los elementos anteriores aportados, se comprende más rápidamente las causas, por las cuales los registros oraculares trascendentes, en tanto decodificadores de un proceso energético individual, son para el conocimiento y la validación de la personalidad individual no repetible, en tanto personal y propia. Muchos aspectos están aún por abordarse en el presente material, que lamentablemente escapan de nuestras posibilidades materiales de llevarlas a término, aunque no, de nuestros objetivos de investigación y por requerirse para ello del respaldo de instituciones con mayores recursos, más allá de mis modestos esfuerzos, quedarán para mejor ocasión y condiciones. Lo que si queda claro en este trabajo, como un importante aporte, es que él todo de los seres humanos está en los niveles corticales y, que la dinámica objetiva de esta cultura son sus formas empíricas de ingerenciarla. A pesar de las limitantes que impiden la continuación de esta investigación en
145
todo su rigor, continuaremos su estudio en la medida de nuestras posibilidades.
Definición de Orisha. Investigación de Antropología Participativa, Sociología, Antropología Psicológica Lingüística y Etnohistórica. . Evidentemente todo esto condicionó, con intención o sin ella, en tanto las sinonimias y los paralelismos subjetivos la deculturación La “Santería” es un vocablo de la lengua Castellana, que fue empleado durante la colonización española de Cuba por sus colonos, para hacer alusión a las personas, con sentido peyorativo por rendir culto de pleitesías a los ORISHAS. El tiempo, la semántica española y la costumbrística imperante de la época colonial, en las entonces colonias de ultramar; unido a la falta de un sinónimo sintáctico sustantivo exacto en español, para denominar un código sociocultural operante (los orishas) dentro de un sector cultural africano inmigrado; que en su momento fue insertado en el contexto colonial cubano, con la implicación de un peculiar concepto de trascendencia personal, ajeno por desconocido, en tanto inexistente en la cultura de los colonos españoles. Conllevó a la necesaria búsqueda de posibles sinónimos que estuvieron matizados por los prejuicios y conceptos propios de su cultura católica y, a tenor de lo cual, se derivaron denominaciones tales como: Angel de la Guarda, Santo de Cabecera o Hijos de un Santo Padre o Madre. Estableciéndose desde entonces la inferencia de que tanto los orishas como los santos católicos son sinónimos; comparables en igualdad de significados, de connotación; equiparadas en ocasiones hasta sus formas cultuales; hasta llegar con el tiempo, la riqueza de la imaginación popular y la devoción hacia una también necesaria profesión de Fe, a efectuar ofrecimientos, ofrendas y ceremoniales de un 146
culto religioso hacia el otro o a nombres de otro, que esencialmente nada tienen en común desde sus inicios. Como es natural, la tendencia hacia una subjetiva interpretación de igualar e incluso de combinar formas espirituales de realizaciones culturales religiosas, (catolicismo y espiritismo etc.) con procesos culturales energéticos naturistas no religiosos, (pero caracterizados de una gran religiosidad, el culto hacia orishas individuales, personales y propios) bajo el dogma hegemónico cultural y el poder político colonial del primero, mediatizaron así subjetivamente el significado real de la identidad cultural de un sector específico inmigrado (los yorubas y lukumíes) y sus prácticas. Consecuentemente con ello, también, el estado de opinión del consenso general de la sociedad por antonomasia al respecto del negro en principio, y posteriormente inclusive, hasta la supeditación y acondicionamiento de sus códigos de práxis culturales; en ajuste a la limitada visión óptica que el prisma del catolicismo y de sus miopes portadores de la época fueran capaces de comprender, con relación a la compleja cultura de los negros y esclavos portadores. Unido todo ello a lo poco representativo de su acervo y cultura propia, que en si mismos fueron los primeros misioneros católicos de la etapa inicial de la colonización y a lo sectario y prejuiciado que siguen siendo las actuales autoridades católicas. Todo lo cual condujo hacia interpretaciones erróneas, en función de equívocas apreciaciones, por falta de una verdadera ponderación del concepto trascendente implícito y explícito, que originalmente en su más pura esencia Orisha encierra en su pragmática y real implicación; como resultado del estudio antropológico de campo, y la observación de sus implicaciones reales. La voz Orisha de la lengua Anagó -- arcaica hoy en día – de alguno de los pueblos del tronco cultural que antecedieron al antiguo Imperio Yorubá, se formó
147
según nuestros estudios de dos voces y conceptos: La voz ORI: Que significa cabeza. (cráneo, bóveda cerebral) Sustantivo empleado
para
denominar
la
cabeza
como
parte
del
cuerpo
humano 151.
Adicionalmente quiere decir: relevante, cimero, lo supremo o superior. Junto con la voz OSHA: Sustantivo común utilizado para nombrar la esencia misma donde radica la inteligencia humana; en tanto es la esencialidad en la individualidad específica, que rige y condiciona al ente propio o al ser superior interno, particular e irrepetible. Que pretende cualificar en su más sublime y altruista condición, la mejor y más compleja ponderación de lo más rector y sutil del género humano. Que en su mitificada metáfora quiere decir: La
Divinidad
interna, Lo más Divino que poseen los humanos, el Ser Superior Interno que constituye al hombre. Por esta conjunción de fonemas y conceptos, en la denominación Orisha, se nos está haciendo referencia a una forma tan antigua como compleja de apreciar a la cabeza humana como objeto concreto y a la esencial importancia de su contenido, en el desempeño de la superior condición del género humano, objetiva y subjetivamente (El ser biológico y el ser social) por tanto, en toda su connotación y relevancia. En su verdadera acepción metafórica alude específicamente: a lo más Divino de nuestra cabeza y por extensión, al templo contentivo de tal condición de “divinidad”. "La cabeza es la que lleva al cuerpo y no el cuerpo el que lleva a la cabeza.”152 151
152
Normalmente Orí es la denominación de cabeza; pero como, además, es un término que cualifica la relevancia inteligente, solo es aplicable a la cabeza humana. Quedando entonces la voz Erí, como sustantivo común, para referirse a la frente, a la cabeza de animales de escala inferior a los humanos, o a la cabeza de otros objetos; como cabezas de muñecos, cabezas de empuñadura de bastones etc. Refrán, con tono o sabor de advertencia, tomado y correspondiente del signo oracular denominado EYIOGBE, del sistema oracular del Diloggún, en el Culto a los Orishas. Que debe ser declamado, siempre que el mismo resulte, del acto o acción oracular. 148
De
este
modo,
Orisha
es
un
concepto
de
símbolos
binario
trascendente, que se refiere genéricamente a la esencia del humano, en tanto objeto y sujeto, con definición de sus múltiples cualidades objetivas y subjetivas. De carácter unipersonal, cuando se trata del específico, por ser intransferible. Concepto que opera inconscientemente aún en la actualidad internamente dentro de un sector social numéricamente importante, (los santeros) como un código de función cultural de algo con existencia real dentro de la cabeza de los humanos y de superlativas cualidades innatas, objetivamente humanas, pero no obstante todo ello, subjetivamente mistificado. En razón de esta verdad esencial, Orisha tiene existencia real dentro de cada ser humano y en su mitificación, se le encontró una forma cultural de connotar su dimencionamiento dentro de un contexto y época cultural dado, en virtud de su relevancia; posterior y convencionalmente mistificada la práctica de su culto. De esta manera deberá entenderse que Osha, es como la micropartícula integral rectora que nos corresponde, es el código genético psicosomático que poseemos, es como nuestro sector programado, que cumplirá la ley individual preestablecida de cada ser humano. Es toda una sección dentro de nuestro cerebro, que regirá todo el programa que está contenido y supeditado al mismo, en atención a esa personalidad arquetipada y específicamente tipificada. En tanto Orisha es la identidad individual, única, particular, propia e irrepetible. Es nuestra especificidad. En ella se encierran todas las posibilidades y potencialidades innatas, heredadas y determinadas por la génesis biológica y sin exclusión de los sentidos suprasensoriales, ante las energías y vibraciones macrocósmicas --a las cuales todos los seres humanos son muy sensibles-- como parte integral correspondiente del conjunto armónico de la naturaleza, interactuante o influyente, en cada una de nuestras individualidades,
149
en el curso de nuestras vidas; luego de identificada, injerenciada durante la iniciación y clasificada a través de técnicas o métodos psicométricos, que describiremos en capitulo posterior. Dentro de nuestro Orisha se encuentra y se expresan a modo de energías vibratorias, toda la información programada por la naturaleza con relación a nuestra existencia; por lo tanto, nuestro Orisha no es, propiamente un personaje extracorporeo, surgido y que viva en el subjetivo filosófico conceptual de un dogma con factura teológica e intelectual de los humanos, (máscara de las sucesivas deculturaciones, tras la cual se encuentra su verdadero rostro) que aparentemente establezca una comunicación directriz o rectora de nuestra ley de vida, ajeno a la individualidad que somos ni a la problemática existencial contemporánea. Tampoco es un ser divino, matizado de virtudes tales, que lo alejan de la humana posibilidad de igualarlo. Es todo lo contrario. Ni lo que por antonomasia se puede considerar como un Santo Benefactor, concebido por Obra y Gracia, con el prisma y concepciones de otras religiones; si no que, si nos atenemos a la connotación, y a las observaciones del trabajo de terreno por más de veinticinco años; se aprecia esencialmente, que opera como disciplina reguladora del modo de vida post iniciático, se infiere que es como "El copulativo" que propiamente somos y como se debe estar.
Orisha es la cabeza humana como objeto; pero esencialmente el sujeto que la trasciende contextual y contemporáneamente. Nuestro orisha personal, es nuestro personaje protagónico ideal, que debemos conocer muy bien y mejor aún debemos interpretar, en el marco y escenario de nuestra vida real; y adicionalmente su culto es el conocimiento y cumplimiento cultural de su mejor desempeño, para saber
150
la mejor forma en que debemos estar. Todo lo cual se encuentra programado en nuestro inconsciente incontrolado
y
estrechamente
conectado
a
nuestros
suprasensores
biológicos naturales. En dependencia del ángulo filosófico que se profese, los seres humanos somos “El resultado de la voluntad de Dios"; para otros, "Producto de la Evolución de las Especies"; otra tendencia afirma que es, "El Gran Arquitecto Universal"; también puede ser, "La Ley Universal Hacedora"; o quizás en última instancia, "La Gran Madre Naturaleza". Pero independientemente de cualquier filiación filosófica que se asuma, por las convicciones subjetivas de formación sociofilosóficas imperantes, determinado por las convicciones egocéntricas y/o de cada referencia propia de cada sector etnocultural; cada ser humano es una indiscutible individualidad única, que durante su existencia consciente tiene que afrontar una vida para lo cual desconoce sus potenciales peculiaridades propias ni las particularidades de lo que tiene que asumir perspectivamente, ni la forma adecuada de desempeñarse o vivir en ajuste a las normas y adecuamientos idóneos de su especificidad biológica y ser social en su contexto sociocultural. Principios, esencia y filosofía que realmente es el verdadero objetivo de culto, en tanto el proceso iniciático, es, por si mismo, pautante
del
nuevo
modelo
presupuesto
de
vida
que
corresponde
a
la
individualidad en su contexto; hasta allende desconocido y a partir de entonces asumido, como una realidad tangible de constatar por el iniciado. De carácter peculiarmente propia, exclusivamente personal, e individualmente no repetible. Por lo tanto, la mal llamada "Santería" en Cuba, no es más que el ejercicio primero de identificación, reconocimiento; posteriormente de acatamiento y pleitesías; que rendimos de culto a nuestra propia personalidad individual, a
151
nuestra identidad personal físico-psíquica, con mayor plenitud y con el conocimiento pleno de sus características y de nuestro medio social. Es el culto que rendimos a formas superiores de la inteligencia del inconsciente humano, no supeditadas a los sectores del consciente y subconsciente; como una energía implícita que en forma de vibración se encuentra dentro de nuestro propio cerebro, localizado en lo que denominan elegdá (la corteza cerebral153). Que
mediante
determinados
procesos
de
acción
psicodinámica
y
naturista se facilita, todo aquello que prefiero llamar, la sintonización del potencial contenido en el inconsciente del individuo para de esa forma lograr una mejor armonización, ajuste, concentricidad y conducción armónica de las vibraciones del inconsciente incontrolado al consciente y subconsciente conductual biológico y psicológico, en dependencia de las causas que condujeron al proceso de iniciación y en “atención a la frecuencia vibracional de oscilación específica,”154 que lamentablemente las simbiosis de culturas, desde muy antiguo, catalogaron de místicos. De esta forma se establece la sintonización concéntrica de tales vibraciones en los niveles corticales y subcorticales; en el sistema de conexiones de los campos primarios, secundarios y terciarios de la corteza cerebral; así como por la estructura neuronal y citoarquitectónica de la propia corteza hacia las neuronas. (células de formas piramidales fusiformes y estelares) 153
154
Con la voz elegdá, de origen Anagó de los pueblos Nagos, en sentido general se hace referencia no sólo a la corteza cerebral si no, también, a todo el trabajo y resultado de sus funciones desde el punto de vista biológico y su papel en el desarrollo de los caracteres de la personalidad. Así como la influencia interpersonal de esta caracterología, en el marco de las relaciones sociales. Como se puede apreciar, es difícil definir estos conceptos a partir de las múltiples limitaciones lexicográficas de nuestro idioma y cultura occidental; en tanto estos códigos culturales, no sólo no existen en las mismas, sino que ni siquiera consideran a las culturas del África negra capaces de estas consideraciones y conceptualizaciones. Nos referimos al tipo genérico de orisha iniciático, el que al ser determinado nos permite conocer el centro o sector vibracional que rige al ente individual y, en dependencia de este, la vibración interna que será sintonizada durante el proceso de iniciación; así como los elementos naturales a emplear, el tipo de procedimiento y orden ceremonial. Nota del Autor. 152
Todo ello es realizado en concordancia con las calorias-colores afines correspondientes y se provoca la revelación de la personalidad específica, en el ulterior acto oracular, por conducto de sus extremidades superiores en forma de frecuencias energéticas, que fueron programadas por la génesis en su especificidad individual 155 y corregidas, rectificadas y/o estimuladas durante la acción de injerencia iniciática. Por lo tanto, mediante los resultados prácticos del proceso “iniciático”, en realidad, (Sintonización y armonización) se logra tener pleno conocimiento del sentido perspectivo de proyección personal, ya armonizado, así como todo lo concerniente a los ajustes y/o recomendaciones, prohibiciones y limitaciones en nuestra actual razón de ser, para lograr la mejor manera de estar en ajuste con la individualidad y con nuestro contexto general. Como se puede apreciar es una forma dinámica cultural, para
la mejor
realización de la espiritualidad individual, en el más amplio sentido de la realización de la especie humana, en tanto el ser humano y el sujeto que lo trasciende. Para los pueblos Yorubas que precedieron a la etapa imperial y que desarrollaron toda su cultura alrededor del Culto a las Cabezas, conciben a los humanos en tres dimensiones; el cuerpo físico, el espíritu y el elegdá. Precisamente es en ésta sección de conformación de los humanos en donde se encuentran los elementos de integración del orisha personal y hacia donde se encaminan todos los procesos “rituales” que guardan relación con las ceremonias, que logran interesar en franca injerencia dicho sector en la búsqueda de la solución a la problemática individual, como una consecuencia del ulterior desarrollo alcanzado por estas formas culturales. Por esta razón se hace difícil para el mundo occidental la comprensión y estudios 155
comparados
de
esta
cultura;
pues
los
occidentales
normalmente
Véase el capítulo referido al Itá. Nota del autor. 153
reconocen a los humanos en sólo dos dimensiones: el cuerpo físico y el espíritu o el cuerpo y el alma; sin considerar a otras corrientes filosóficas que en su noble fin de despojar a los pueblos “del opio religioso nativo”, en ocasiones han amputado del objeto humano, del innato ser subjetivo que en definitivas particulariza el carácter identitario del ser psicosocial. De ello se desprende, que pocas de las disciplinas occidentales concebidas para la atención al hombre, lo hacen sobre la base de los requerimientos individuales, no repetibles, que en definitivas es cada ser humano como unidad básica del conglomerado social en su conjunto; mientras que en el Culto a los Orishas, lo más importante es precisamente la individualidad específica, hacia lo cual están encaminadas todas las ceremonias de carácter trascendente por las que se puede transitar. Siendo así la Santería o mejor decir El Culto a los Orishas, no es más que el culto a la personalidad individual rectora de nuestras vidas, es el culto a la aplicación
y
cumplimiento
de
nuestro
código
genético;
con
pleno
conocimiento del arquetipo y tipo específico de personalidad psicológica y de ente biológico y en consecuencia los ajustes necesarios a un modo adecuado de ser, una forma acertada de asimilar la vida que nos espera; en síntesis el curso y la conducta correctos a seguir y su contemporaneidad en un contexto y época social dado, partiendo de determinados conceptos para la realización cultural. De esta manera, desde el punto de vista sociológico, toma cuerpo la razón filosófica de este culto y en la misma, además, está explícita el carácter de su vigencia y la más importante condición para su perpetuidad. Desdichadamente muy desconocido por los propios practicantes e investigadores y a priori muy subvalorado.
154
Con independencia de las falacias teológicas y filosóficas, que han servido de ropajes a las esencias reales y originales de estas prácticas; así como a los artificios rituales que recrean las dinámicas de funciones culturales; el corazón central de todo el andamiaje creado y recreado a su alrededor, es sin lugar a dudas la cultura a la personalidad propia y su mejor forma de realización. Por tal razón y aun cuando actualmente estas actividades se encuentran enmarcadas en el plano de lo místico religioso, no deberá entenderse que necesariamente estamos en presencia de una práctica supersticiosa o fanática; sino como una forma cultural de corrección y ajuste de nuestro modo de ver, de ser, de actuar, de asumir y de lograr los objetivos en la vida. Independientemente de la argumentación teológica que, sin embargo, ha venido a desempeñar el más importante medio de transmisión y conservación cultural, en tanto patrimonial y empírico, el móvil que induce hacia el proceso de iniciación y la resultante funcional, con la cual sistemáticamente ha estado proliferando esta actividad, (a pesar de no tener ninguna forma de proselitismo) durante siglos dentro de esta cultura de realización; es más pragmática y funcional, que fanática y subjetiva156. En muchos casos apreciamos que se confunden y fusionan en un solo concepto la Fe en los resultados de una práxis, que se ha realizado con un fin pragmático funcional y sus resultados fehacientes; (causas y efecto) con la devoción y la Fe Religiosa que se profesa, a priori, concurra o no el resultado del milagro religioso por convicción teológica y con total resignación, se obtenga o no el resultado per se; como una voluntad expresa de la deidad y sobre todo por su
156
El 94 % de 256 personas encuestadas (249) sobre el móvil de su iniciación, resultaron ser por problemas de enfermedades. El 6 % restante (7) lo componen los problemas y las dificultades muy diversas para la realización existencial en el medio social. No en todos los casos la alternativa de solución, está acompañada de una vocación religiosa. En ocasiones debemos clasificar por separado la vocación hacia una profesionalidad de la práxis, como una ulterior alternativa de modus vivendi; con respecto a una vocación por la profesión de Fe, como modus operandi. 155
única y exclusiva participación, ante la simple petición. Sin lugar a dudas, el curioso proceso evolucionador cultural de mutación, mediante el cual se trasmutaron los procedimientos de realización cultural en proformas iniciáticas religiosas (imposible prácticamente de precisar en tiempo la cronología sistemática del cambio cultural y época histórica, por lo lento y paulatino
del
mismo)
evidentemente
logró
propiciar
todas
las
condiciones
subjetivas socio político culturales necesarias, para que todo lo mítico legendario mutase hacia lo místico religioso; difuminándose además intencionalmente, las prácticas de una cultura eficaz de base, con los resultados de una religión (El Culto de Ifá) que tras de sí instauraba un poder colonial. No obstante, evidentemente en la cultura de estos pueblos, luego de advertirse de la existencia del yo interno, con otra connotación por su puesto, como la más importante esencia de las cabezas y con el desarrollo paulatino de esta disciplina como cultura de realización; se fue evidenciando para ellos las múltiples diferencias caracterológicas que identificaban a uno u otro perfil definitivo de personalidad humana, con sus virtudes, defectos y tendencias; por lo tanto, fue menester la clasificación de cada arquetipo genérico de personalidad. Por otra parte, la importancia que para los instauradores del Culto a Ifá tenían, las cuatro esencias del surgimiento de la vida en la naturaleza (tierra, aire, agua y fuego), como parte también de una realidad tangible y no subjetiva; conformaron por asociación simbólica rasgos de cada una de estas esencias deificadas de la naturaleza, que posteriormente poco a poco fueron tomando forma de conceptos definitorios; que dieron lugar a la clasificación de los arquetipos de personalidad, que más tarde se convirtieron en los Dioses de la creación y otros muchos más. Ello condicionó paulatinamente con el tiempo, un interesante intercambio de
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caracteres, entre el proceso cultural inicial y la estructuración e instauración posterior de la religión; en donde estos dioses de la creación de Ifá, adquirieron para el culto religioso los rasgos antropomórficos y características psicológicas de los personajes más célebres de la Cultura de Ori de la época; mientras que a estos últimos
les
adjudicaron,
las
propiedades
de
los
elementos
naturales,
simbólicamente deificados y advocados en ulterior proceso de deificación por sus distintas celebridades dentro su cultura. De esta forma lo real funcional, adquirió la connotación del milagro sobre natural y al sobre dimencionamiento de los dioses sobre naturales les adjudicaron los aspectos antropomórficos de los orí terrenales; arrogándose de esta forma la casta instauradora de la religión, todas las atribuciones y prerrogativas sobre naturales y sobre terrenales. A partir
de entonces, al equipararse los humanos orí y sus conocimientos
culturales con los elementos naturales deificados, en aras de igualar las posiciones cultuales, de códigos culturales original y esencialmente también distintos, en el contexto africano; para convencionalmente subordinar los unos a los otros, por medio de un dogma teológico del colono instaurador; se producen las condiciones para crear a partir de entonces, los vínculos y las relaciones de filiación teísta de personas a iniciar con elementos de la naturaleza, en sustitución de los patrones culturales de cada localidad en la propia Africa. Con esta conformación, la historia real de muchos personajes célebres nativos, conocedores del mundo de la naturaleza y de los procesos para su utilización, dada la transmisión exclusivamente oral de estos pueblos; se convirtieron en verdaderas leyendas vivas, que casi podemos palparlas con las manos en la tridimencionalidad que adquieren, cuando oralmente aún en la actualidad nos son reportadas como parte del legado cultural.
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Mientras que por otra parte, múltiples pasajes o sucesos de origen realmente teológicos, sirven en otras tantas ocasiones de escenarios a estos personajes; con lo cual se mezclan entre sí, personajes reales con pasajes mitológicos; sucesos históricos con leyendas, así como lugares geográficos terrenales y de ficción, que van desde la tierra hasta los cielos. Unicamente con los antecedentes anteriores es que realmente estamos en condiciones de comprender, como se fue fusionando la historia, el conocimiento práctico y la cultura real, con lo maravilloso; en esta cultura que nos trasciende y nos permite mediante sus consejos y observancias, vivir en la cotidianeidad de la vida existencial contemporánea lo real maravilloso. De esta manera apreciamos como las metáforas se constituyen en verdaderas realidades, en la vida práctica real. Experiencia muy cotidiana entre los practicantes habituales. Ahora resulta mucho más fácil comprender, las analogías argumentales en los corpus literarios de las tradiciones orales de antecedentes africanos; sus orígenes, los elementos que la conforman, como se integran las tramas en sus intenciones, etc. Y otros muchos aspectos que se encuentran en su configuración y estructura literal de su oralidad; tales como los variadísimos propósitos que cumplen en el orden cultural; donde paladeamos lo didáctico, nos reprenden con sentencias,
alertan
con
advertencias;
nos
metamorfosean
con
personajes
negativos, para ser censurados sin lastimar así un ego, que por aludido, en ocasiones anula al ser racional e inhibe la más acertada comprensión de nuestra razón equívoca. De esta manera se puede presumir, que si El Mar sostiene una lucha constante contra los arrecifes hasta convertirlos en arena; las personas que su orisha tutelar sean Yemayá serán voluntariosas, persistentes, pertinaces en sus
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propósitos; aunque sus vidas se conviertan en espumas. Que al igual que las olas, las cosas en su vida siempre les llegan y también se les van. Que según como es de intranquila la superficie de las aguas del mar; sus nervios generalmente son débiles ante el menor embate de una discusión. Que al igual que la burbuja de aire en agua va siempre a la superficie; resulta la propensión a los padecimientos respiratorios. Que del mismo modo que el mar se agita víctima de las corrientes de aire; serán personas susceptibles de enjuiciar, o juzgar por comentarios o conversaciones. Que de igual forma, que en el mar se produjeron las primeras manifestaciones de vida y cuenta con la mayor fauna; serán personas muy proliferas en su procreación y en el caso de las mujeres, una marcada propensión a la proliferación de quistes, nódulos etc. en ovarios, trompas, y útero; con frecuentes irregularidades en su menstruación. Sus lados débiles son sus nervios, el sistema respiratorio, los estados alérgicos y sobre todo su sistema neurovegetativo y así sucesivamente se va perfilando un arquetipo de personalidad con una extraordinaria riqueza de registros de caracteres que tienen su origen cultural en las manifestaciones y especificidades de cada elemento del mundo natural. Por otra parte tenemos a Moremí, personaje de la vida real del pueblo Yorubá, quien según historias, mitos, y leyendas; facilitó su captura a las etnias de los pueblos Ibibios, para seducir con sus encantos a su Rey, y conocer de esta forma su estrategia de combate, la que posteriormente comunicó a su pueblo, con lo cual se facilitó la consolidación del Imperio logrando someterlos. A
su
muerte
la
misma
fue
deificada,
como
resultante
del
proceso
transculturador afroafricano, por sus más altos dignatarios como Reina en las márgenes del río Oshun en Nigeria, y de la cual tomó su nombre y caracterología la deidad.
159
De este modo se puede comprender, que según fue de sacrificada ella por los hijos de su pueblo; de igual forma las personas que les corresponde este Orisha tutelar, sufren con frecuencia problemáticas importantes con sus hijos, que le roban la tranquilidad. La necesidad que tuvo de aparentar ser feliz, a cambio de la felicidad de su pueblo, supone, que sus actuales hijos tutelares tengan las mismas tendencias. Que según y como el río lleva un camino tortuoso; así es el curso de la vida que ellos experimentan. Que por su amor fingido en contra de su voluntad; es la patrona y protectora de las prostitutas. Que en virtud de haber tenido que someterse sexualmente, y vivir con esa contradicción interna el arquetipo orisha; sus iniciados afines, son personas que se debaten entre la necesidad de su pareja, pero siempre con una lucha antagónica de contrarios interna y de prejuicios, para no dejarse someter. De ahí que la deidad coma animal de cuatro patas macho, pero castrado en el momento del sacrificio. Todo esto permite comprender, porque este arquetipo de personalidad vive siempre con una insatisfacción con respecto a la vida; porqué siempre son personas necesitadas de mucho afecto y reconocimiento en su vida personal; porqué no perdonan las ofensas y los agravios; porqué, cuando deben llorar ríen y cuando deben reír, lloran. Por todas estas razones, el curso de sus vidas es tan caprichoso, como el cause del río; tan precipitado y caudaloso, como persistentes sus corrientes, y hacen el final de la desembocadura de sus vidas, tan salobres, como las aguas de los ríos, cuando se internan en el mar. Sus principales padecimientos son los trastornos genitales, los renales, los circulatorios, los parámetros o indicadores alterados en la composición de su
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sangre etc. alegórico a las corrientes de los ríos. Otro de los arquetipos naturales deificado de mayor importancia es Obatalá. Es el escultor de los humanos dentro del útero materno, luego de la fecundación. En el mismo, estos pueblos deificaron al proceso de formación y creación de los seres humanos; por ende goza de las consideraciones y respeto que merece como dueño y creador de todas las cabezas de los hombres; y ello lo pone en el más alto sitial de los reyes. Le acreditan la mayor experiencia, sapiencia y paciencia, y se le reconoce como padre de todos los demás Orishas; por ser creador de los humanos es Luz Divina, lo cual se manifiesta en su profunda mesura y lógica. Empero todas estas características registradas, con relación a las personas de esta filiación; suponen en el marco del contexto cultural, que estaremos en presencia de personas que siempre son buenas consejeros; facultados además para iniciar a personas de cualquier Orisha tutelar; muy originales y creativos; bondadosos, pero con cierto sentido del orgullo y la altivez; son célebres tomando decisiones inteligentes y no pasionales. Excelentes padres; pero como parejas en las relaciones amorosas, son muy polémicos; viven poseídos de su propio ego y ello les acarrea grandes incomprensiones a su alrededor. Son muy controvertidos consigo mismo, y sufren fuertes contradicciones internas con relación a sus relaciones amorosas. No toleran que se les dispute su lugar o supremacía, e imbuidos de las características de la deidad, llegan a creer que son infalibles; sin embargo, en no pocas ocasiones es recomendable su proceso iniciático, a fin de que Obatalá les ponga a sus hijos, la cabeza que para sí mismo, en ocasiones les falta. En sentido general, desde el punto de vista clínico, su lado débil suelen ser los trastornos del cerebro, los endocrinos y
los hepáticos-vesiculares; por
la
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preponderancia hipotalámica de estos arquetipos y consecuentemente individuos hipergonados o con características endocrinológicas específicas. De esta manera, muy escuetamente ejemplificada, fueron traspolando y sinonimiando una muy estrecha relación de registros y caracteres del mundo natural, en sus distintas expresiones o elementos hasta llegar a la recreación y concepción de una tabla de valores y conductas ético-morales; así como una de aspectos patológicos y sus etiologías; aplicables a los individuos, a grupos de ellos y a los sucesos de las comunidades; los que en atención y ajuste a esas normás de comportamiento de la naturaleza, les permitía llevar un molde de conducta y de principios, de acción y reacción, tan equilibrado, como equilibrado es el mundo natural. Así como el desarrollo de toda una profilaxis sobre disfunciones, trastornos y patologías propias de cada arquetipo de personalidad, partiendo de los profundos conocimientos y cultura adquirida de manera experiencial, sobre las observancias de las relaciones del mundo natural y sus interinfluencias. De manera que cuando nos internamos en estas proforma de realización cultural, tanto como practicante de las mismas o como investigador, nos damos cuenta inmediatamente que estamos enfrentando más que una religión, un complejo fenómeno cultural; que trasciende mucho más allá de lo circunscrito al plano
de
lo
teológico
religioso,
en
tanto
espacialmente
contemporáneo
y
vivencialmente personal; mucho más concreto que el presupuesto del milagro celestial y mucho más acorde con la extraordinaria dimensión del inteligente que vive en cada ser humano y la alternativa de solución a la problemática inherente al mismo en el contexto de su vida terrenal. Es evidente que los pueblos de la cultura que nos ocupa, han sido menos proclives a los suicidios, por la fortaleza de su identidad individual y espiritualidad,
162
que los de las sociedades "cultas" occidentales que los sometieron al régimen de colonias para su "civilización”; muy a pesar de la propagandeada espiritualidad, que los contenidos de sus proselitistas portadores intentan prometer que se puede alcanzar, en un paraíso que siempre es extraterrenal y del que aún no se tienen noticias. Todo esto en su momento conllevará al replanteo, cada vez más inminente, del papel que desempeñen las religiones en los distintos contextos sociales. Se hace imprescindible comprender que la verdadera realización de la espiritualidad de los humanos, está en su realización existencial contemporánea y en las vivencias del presente en cada contexto social. No parece ser muy racionalmente prometedor ni muy alentador para los más precarios sectores sociales, en el marco de las vicisitudes actuales, las esperanzas de un feliz post morten religioso en las precarias condiciones de vida actual. Ni sirven de mucho a los sectores económicamente poderosos sus riquezas para resolver su problemática humana ni sus crisis existenciales; por su incapacidad de reconocer y de encontrar las soluciones en el marco de estas alternativas, que sólo abren los propios potenciales individuales inherentes a cada ser humano. Al parecer la Fe, en algunas religiones, lleva implícito un importante presupuesto de paciencia y no de soluciones; y, la primera de estas dos condiciones es directamente proporcional a la última. En general para tener paciencia, es imprescindible también, estar en condiciones de esperar sentado, y, ello depende de hasta donde lo permiten nuestras condiciones materiales, morales y espirituales; aspectos, que con independencia de nuestra riqueza y poder, siempre se ven afectados por aquello que escapa del alcance de nuestras manos. El acto de Fe es una esperanza que de algún modo implica resignación, pero nunca necesariamente supone solución per se.
163
El Código Ético e Identitario en La Regla de Osha. El Itá. “Una cosa piensa el borracho, y otra el bodeguero”.157 En sentido general se puede afirmar, que todas las religiones poseen un código o reglamento de ética, que norma la conducta y comportamiento correcto que deberán acatar todos sus afiliados por igual; en los mismos además, se establecen las ventajas o beneficios que disfrutarán los que celosamente lo cumplan. Es característico además de todas las religiones en sus códices éticos que su aplicación y requisitos son los mismos para toda la menbresía, a excepción de aquellos aspectos que sean aplicables a determinados sectores en atención al sexo, o edad; pero en cualquier caso a los que correspondan, serán aplicables a todo el sector y por lo tanto regulan o establecen patrones de conductas, que por su modo de aplicación y acatamiento son de carácter masivo. Todos estos códigos, generalmente responden por un lado, a las costumbres y con ello a la moral del contexto general de que se trate y por otro lado, garantizan los intereses del culto y de las jerarquías que lo administran, estableciendo claramente las prerrogativas y los niveles de estructura orgánica y con esto se intronizan los derechos y facultades, de a quienes corresponde el ejercicio de los servicios religiosos sobre la membresía. Léase los privilegios. Invariablemente en los principios de todos los códigos éticos, que han creado las jerarquías religiosas en el curso del desarrollo de los procesos socioreligiosos, han estado muy bien representado los intereses de la casta sacerdotal gobernante 157
Refrán correspondiente al signo Osa-Ejiogbe, léase (Osanilogbe). Obsérvese que la estructura y composición literaria, responden a una total Españolización, del concepto filosófico que en lengua Nago en su momento significó. Un simple ejemplo de múltiples aprestamientos de la lengua española. 164
y en no pocas ocasiones se han convertido en los propios gobernantes de una nación.
Aún
cuando
dentro
de
sus
propias
filas
surgen
movimientos
de
discrepancias, que conlleven a decisiones separatistas, de estos surgen los nuevos líderes, que con sus renovadoras ideas erigen los nuevos pedestales, desde los cuales crearan sus propias doctrinas, para una nueva dinámica del ejercicio, pero en esta ocasión, de su propio poder. De alguna manera los preceptos que establecen los códigos de ética de las religiones, por sus lineamientos y divulgación preliminar, sirven para que las personas afines o para que los intereses representados en ellos, se aglutinen a su alrededor y por consiguiente en su prédica. — que no siempre es su práctica ---. hay una forma de proselitismo implícito en principio y de manipulación masiva de sectores importantes de la sociedad; a tenor de lo que un “iluminado“ recibió como mensaje supremo y en virtud de las interpretaciones de sus apóstoles seguidores. En el caso del culto a los Orishas todo esto tiene sus características propias que la hace atípica, desde el punto de vista antropológico, por ello no guarda ninguna relación con las restantes religiones que poseen un canon establecido, que prescriben normás de conductas para grupos de individuos, a tenor de un criterio formulado
por
determinadas
jerarquías
con
el
propósito
de
estereotipar
comportamientos convencionalistas, sin dar solución a la problemática individual; que en muchas ocasiones obliga a la violación de preceptos, que solamente generan la doble moral y conocidas formulas de absolución para pecadores debutantes o reincidentes. Los problemas de la espiritualidad de una sociedad, son ante todo las frustraciones de cada individuo como unidad básica, que en su conjunto integra el grupo social. De esta manera las crisis de conciencia y de valores sociales tiene sus raíces en la problemática de cada uno de sus integrantes, las que en sentido
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general, son tan diversas como diversas sean las aspiraciones, objetivos, necesidades más o menos cruciales, de cada individuo, familia, o sector poblacional; en dependencia de la magnitud o envergadura de la problemática y de a quienes afecte o interesa. De esta forma resulta muy difícil encontrar acicate espiritual en cultos religiosos, donde, si bien su prédica es noble y sana, sus preceptos solo exigen un estereotipo de conducta a sus seguidores, sin tener ninguna forma, atractiva siquiera, de propuesta al menos, de solución a la problemática que aqueja el individuo. En el caso de los países de la América y el área del Caribe en su totalidad, esto es aún mucho más complejo; dado la diversidad de etnos que se integraron en su composición social y en consecuencia su riquísima diversificación cultural, donde en ocasiones incluso su acicate espiritual, lo es en tanto a una religión actual impuesta, la misma no resulta satisfacer su espiritualidad íntegramente, en tanto a su problemática por la transculturación a que fueron sometidos; que en muchas ocasiones, resultaron radicales mutilaciones de su identidad individual, social, su visión propia sobre la otredad, sobre si mismo y hasta de su cultura nativa original. Un caso muy interesante con estas características es la situación de países como EE.UU., donde muy a pesar de haber una importante población de origen africano, las condiciones de colonización bajo los auspicios de un protestantismo feroz, sectario, impositivo y autoritario; dio lugar a una conversión al Cristianismo Protestante de toda la masa de esclavos negros y descendientes, con ello una pérdida total de sus más genuinos valores espirituales; dado la amputación radical impuesta de sus religiones ancestrales, dialectos y cultura general, teniendo como consecuencia en la sucesión de generaciones, del negro ya norteamericano, que no ha logrado en general sentirse dueño de su identidad. Por un lado por la pérdida de su genuina raíz de identidad cultural real, por otro lado por la discriminación racial y
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cultural de la que aún es objeto; al no sólo, no comprender su modo de manifestarse en la vida, si no además, de condenarla en un contexto social que el no escogió, de esta manera y por estas razones el negro norteamericano como entidad psicosocial “está” pero “no es”. De manera que algunos de los problemas de la espiritualidad de los hombres encuentran escasas alternativas en la recurrencia hacia religiones canónicas o las mal llamadas universales, (lo único verdaderamente universal es la humanidad) sobre todo en aquellas donde el canon es para obligatorio cumplimiento de los hombres en la tierra, a cambio de un paraíso de ultratumba, por el que ninguno de los problemas de hoy en día suele esperar; mientras que culturas más “atrasadas,” en sus cultos religiosos como La Regla de Osha, su primer objeto de preocupación, atención y alternativa de solución es la problemática personal en su individualidad aislada, contextual y contemporánea, y en la suma del saneamiento de las dificultades
individuales
y
como
una
consecuencia
involuntaria,
resultan
importantes acondicionamientos y acomodamientos de las tensiones de la sociedad, que inhiben o eliminan condiciones objetivas y subjetivas que hubiesen provocado compulsiones sociales. (Aspecto que no ha sido estudiado por la sociología) En virtud de estas características que perfilan al Culto de los Orishas como una actividad mejor descrita (antropológicamente) como sociocultural, que religiosa (como tradicionalmente se ha categorizado) para la mejor realización, que en primer término asume alternativas de solución a la problemática individual y social; es evidente que la misma no tiene por sus propósitos de realización, ningún aspecto que pugne o antagonice con los códigos éticos morales o políticos e ideológicos de ninguno de los regímenes políticos sociales con los cuales ha tenido que convivir. Por el contrario, asume en su contenido y como una constante, buscar posibles soluciones que garantizan o al menos pretenden una mejor plenitud en la
167
realización existencial y con ello, una sociedad más equilibrada y mucho menos compulsada.
Tema
aún
no
abordado
todavía,
por
las
Ciencias
Sociales
contemporáneas. Cuando se va penetrando en el umbral de una práxis consecuente por los iniciados en el culto a los orishas.-- si se es observador del fenómeno de la vida que lleva cada uno, desde el punto de vista socio antropológico --. se va comprendiendo que el código de comportamiento ético de conducta es personal, único; que responde a los intereses de la individualidad contextual y por ende exclusivo de cada quien y de cada cual; con el ajuste y acondicionamiento de la individualidad en su especificidad, en tanto su papel individual histórico, psicológico, biológico y social. El código ético del culto a los orishas, no es precisamente, una relación de preceptos y observancias que se conozcan de antemano y que regulen una vida ejemplar en un contexto social, tampoco es resultado del criterio personal de un grupo de sacerdotes líderes, a los que el iniciado se debe someter a priori para ser aceptado en el medio; luego el código de observancia de un iniciado, no es por tanto, la motivación de su iniciación ni un requisito para ser aceptado. Tampoco es una convicción o conversión hacia un credo que se asuma por convencionalismos sociales, que contribuya a proporcionar un estado de opinión favorable en un consenso de la sociedad ni tampoco es en modo alguno un crédito o curriculum sacrosocial; sino que por el contrario, resulta ser una consecuencia del proceso iniciático y por ende, no sólo se desconoce, sino que simplemente no existe hasta tanto el individuo no se inicie al culto. Luego el verdadero código ético personal de los iniciados al culto de los orishas.-- con independencia de la causa de iniciación --. es una obligatoria consecuencia resultante del proceso iniciático consagratorio del individuo para su personal aplicación y observancia.
168
Originalmente en el contexto africano y durante el ritual iniciático era indispensable la provocación del proceso de trance del iniciado, que siempre invariablemente se lograba. Las razones que hicieron posible esta condición en todos los casos, estaban determinado por el uso monocromático de la pintura ritual en toda la caja craneal, (mayor área que la actual) su composición química y la de los restantes ingredientes empleados (hoy muy adulterados) que lograban acceder al torrente sanguíneo en toda la cabeza. De esta forma y, únicamente bajo proceso de trance el propio iniciado era portavoz del mensaje de su orisha de cabecera, (entiéndase como la reversión o manifestación revertida del inconsciente) incluso determinaba el nombre iniciático que le correspondería; todo lo cual le era referido posteriormente por los presentes oficiantes y conservado en secreto en ese reducido marco. 158 Esta forma de preestablecer el código ético personal, mediante el trance durante la consagración, en el contexto Americano sólo se conserva en las prácticas del Candomblé Ketu en Brasil.159 En el caso de Cuba, donde la pintura ritual se tornó policromática, dado que las prácticas marcharon hacia una heterogeneidad en la integración cultural, (transculturación de culturas africanas) devenida en politeísmo, (por las sinonimias con el Catolicismo español) resultaron cada vez menos probables las alternativas del proceso de trance durante la iniciación; a tenor de que se están accediendo a más sectores vibracionales y consecuentemente menos color y área del orisha específico además de la ausencia y sustitución de recursos materiales africanos. Ello condujo a la necesidad de recrear un procedimiento único en su tipo, en tanto genuinamente cubano, que en sustitución del proceso de trance en la iniciación, cada vez menos frecuentes en el contexto cubano, permitiera no sólo el 158 159
Recordemos el carácter ágrafo de esta cultura. A pesar de ser Brasil un pueblo de habla portuguesa, no poseen la costumbre de confeccionar notas o libretas que conserven las recomendaciones de los orishas durante los procesos de trances. 169
mensaje del orisha de cabecera; sino además, concederle “la palabra” al resto de los orishas, (sectores informativos del inconsciente) que en el caso exclusivo de Cuba, participan del proceso integrador politeísta iniciático; dado que al tercer día del mismo, las “deidades” (sectores injerenciados) que el iniciado recibirá y a las cuales ya ha sido sintonizado, expresaran su mensaje o consejo en registro trascendente, que se denomina Itá y que se efectúa con los medios oraculares de cada uno de los orishas. De
esta
suprasensorial,
forma
se
producirá
representado
por
la
cada
revelación orisha,
kármica
que
por
de
cada
conducto
centro de
las
extremidades superiores del iniciado, mediante el medio oracular como instrumento de inducción de la energía para su interpretación, servirá como portador o soporte de la información del mensaje vibracional interno; que en atención a su cantidad, como expresión numérica y distribución al ser arrojados sobre la superficie de una estera y al nivel del piso, los que caigan en posición conversatoria se convertirá en testigo indiscutible del mensaje que será interpretado (decodificado) en el marco de este evento que es conocido con el nombre del Itá entre los practicantes. Esta interpretación se realiza por un personaje conocido por la denominación de Oriaté, que generalmente ofició como maestro de ceremonia durante el proceso de iniciación consagratoria del novicio. Ahora bien, por la diversidad de orishas que se expresan en el acto oracular post iniciático, en tanto la cantidad de ellos que se integraron al proceso de iniciación en Cuba, (seis en total) el lógico mayor volumen de información que aportan, la necesidad de conservar el testimonio de la información y las posibilidades de la grafía española en mano de los criollos; determinaron el surgimiento de las conocidas libretas de Itá de los “santeros” cubanos como una peculiaridad más de la cubanía en estos procesos.
170
De esta manera y como resultante de la sintonización armónica de las vibraciones del inconsciente incontrolado con el consciente funcional del individuo, provocado desde el punto de vista de su interior, por la ingestión de elementos químicos naturales específicos en solución acuosa y desde el punto de vista externo, por los círculos concéntricos de colores y orden correspondiente según el caso; que se circunscriben en particular en la fontanela craneal y sobre la cual se depositan determinados componentes de origen vegetal y animal de muy meticulosa selección y preparación, en condiciones semi húmedas; que por ósmosis interesaran nuestro cerebro; unido a la cantidad de baños con agua de yerbas maceradas, es que se logra el proceso de sintonía con la macro energía natural para la cual estabamos programados y, en consecuencia se facilita el proceso de la sintonización e inducción energética regulada y en su concreción objetiva al medio material, que resulta ser el oráculo, se hace tangible la alternativa de la revelación kármica individual, siempre y cuando se haya respetado en su especificidad el proceso de iniciación del individuo. Si tenemos en consideración que en los procesos de deificación de los Yorubás están recreadas únicamente las esencias básicas de los orígenes de la vida, tierra, aire, agua, fuego, trabajo, creación humana, etc., que los mismos aspectos que constituyen las características de estas esencias, sirven en la vida real para caracterizar psicológicamente a las personas en su filiación a las mismas; es elemental que los aspectos que resulten antagónicos, por su caracterología entre esas esencias, se conviertan en las limitaciones, advertencias y hasta prohibiciones a tener en consideración por los iniciados entre sí; del mismo modo que los aspectos afines, convergentes o compatibles son las recomendaciones que deberán conocer, para el buen vivir y para las mejores relaciones con el mundo en general, como parte de su modo culto de convivencia, en ajuste a esta cultura naturista y
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con el logro de la mejor comunión con relación a sus congéneres. Por lo tanto a partir del trascendental registro de Itá y lo que del mismo resulte, teniendo en alta consideración la definición del arquetipo y tipo específico de personalidad del iniciado, es que viene a tomar forma con cuerpo de concreción el código ético personal que lo regirá para el resto de su vida. Contentivo de las recomendaciones positivas a seguir, las limitaciones, prohibiciones,
los
consejos
sobre
las
incongruencias
de
su
subjetivo,
las
advertencias sobre las precauciones con relación a todo lo que resulta pernicioso a su molde tipificado de individualidad; las orientaciones sobre los requerimientos necesarios de su régimen alimenticio, higiénico sanitario, la necesidad de respetar ciertos horarios para determinadas actividades; el esclarecimiento de la conducta a asumir frente a determinadas situaciones, personas y sus consecuencias; los colores y formas de la vestimenta en su atuendo personal; los lugares y ocasiones recomendables o limitados de visitar; la conducta adecuada en evitación de las frustraciones personales; las facultades o aptitudes innatas para la mejor realización en un perfil profesional; los niveles de iluminación necesarios durante las horas de sueño, para el mejor descanso y recuperación; las tendencias al padecimiento de ciertas patologías propias de su especificidad tipificada. En fin prácticamente no hay un solo aspecto de la vida del iniciado, que no sea objeto de análisis crítico y de sana recomendación. Como se puede apreciar, es extraordinario el número de aspectos que recoge el Itá de un iniciado, aun cuando no los hemos relacionado todos, el que como elemento regulador de su vida o código ético de carácter personal, hace que el individuo en su aplicación tenga un modo cultural propio de vivir y de realizarse en un contexto general. Pero si tenemos en consideración el número de personas iniciadas en este culto, entonces estaremos en presencia de un estrato social
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numéricamente importante, con este modelo cultural de proyectarse y en consecuencia una extraordinaria influencia de todas esta manifestaciones de la cultura, en principio particular de los iniciados y posteriormente en general, de un significativo sector poblacional y su consecuente repercusión en la cultura general de la sociedad. Veamos ahora cuantos elementos de aportación informativa son empleados, así como cuantas y cuales variantes de conjugación se pueden elaborar con los mismos, para llegar al número de las posibles variantes que pueden existir para conformar una, de entre las múltiples posibles individualidades concebibles por esta cultura de realización, a partir del empleo de los medios y métodos oraculares, como una técnica Psicométrica. En general poseemos en Cuba 10 posibles orishas tutelares con ceremonias iniciáticas de asentamiento en orí, (Cabeza) las mismas a su vez en atención a su género, pueden ser indistintamente de uno u otro sexo y ello arroja 20 posibilidades. Adicionalmente a ese orisha le va a corresponder, como resultado del acto oracular solamente 1 de entre 256 posibilidades de signos conversatorios inicial o primario, así como 1 entre 92 posibles signos finales de igual condición, lo cual arroja unas 235,520 posibilidades. A continuación se procede a la determinación del tipo de influencia que manifestará la personalidad genérica del orisha; lo cual estará conformado por 35 posibles variantes positivas (iré) o 26 alternativas negativas, (osogbos) la suma de unas y otras supone que nos correspondería una de 61 alternativas totales, que sería determinado a su vez por 1 de 92 signos de posible correspondencia; resultando que nos tocaría una opción entre 5,612 posibles. Luego se pasa a definir como o porque es esa influencia, que estará determinado por 1 de 2 variantes y mediante 1 de 92 signos de elección;
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encontraremos entonces una opción de184 posibles. Finalmente del orisha tutelar se dilucida, de que manera será esa influencia, para lo cual se conciben 3 modalidades factibles, de las que nos tocará 1 sola y que se definirá también con 1 de 92 signos posibles, obteniendo una alternativa en 276 existentes. De modo que si nos atemos a la multiplicidad de todas las posibilidades conjugadas, obtendremos en el orisha iniciático 6,712,315,478 por 10 elevado a la 13 potencia de variantes posibles de las cuales nos corresponderá solamente una. Adicionalmente hay que considerar además, que el proceso de transmutación cultural que conllevó hacia un politeísmo o integración de orishas en un solo culto, estableció la condicional de que cuatro orishas más, participan colateralmente del proceso iniciático del individuo. En atención a las posiciones fundamentales que ocupan, aunque en un plano secundario, con respecto al orisha tutelar; participan con voz y voto durante el acto oracular trascendente post iniciático, los que en igual conformación y estructura que la entes mencionada, llegan a alcanzar cada uno de ellos por separados un total de 4,698,620,835 por 10 elevado a la 13 potencias de alternativas posibles, que como en los casos anteriores solo nos corresponde una en cada caso; pero de cualquier forma multiplicado por los 4 que se encuentran en esta categoría participativa, aportan entre todos ellos un total de 1,879,448,334 por 10 elevado a la 23 potencia de posibilidades alternativas de aportación informativa al iniciado. Con esta misma dinámica de estructuración, un sexto y último orisha, que aportará la información del curso de vida, estará constituido por un total de probabilidades que abarca unos 6,703,765,484 por 10 elevado a la 12 potencia de posibles alternativas para el mismo individuo. Elementalmente la suma del total de las posibilidades alternativas que se van
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conjugando y que se pueden obtener en resumen, luego de un proceso iniciático, arroja que habrán definido la caracterología de un tipo de individualísima especificidad entre unas 2,617,717,537 por 10 elevado a la 23 potencia de posibilidades de tipo específico de personalidad individual del ser humano, perfectamente reconocibles y clasificables por esta cultura de realización. Dicho de otro modo, son capaces de reconocer y clasificar a tantos tipos de personalidad individual, como seres humanos hayan existido, existen y existirán. Cada uno de los posibles símbolos oraculares que se van obteniendo, como resultado de la trasmisión vibracional en el acto oracular post iniciático, se convierte en un elemento de aportación cultural informativa, para ir delineando la descripción caracterológica de la personalidad iniciática resultante durante su interpretación o decodificación. A pesar de que cotidianamente operan de esta manera y con estos códigos de clasificación y repercusión psicosocial, no se percatan sin embargo, en sí mismo de la extraordinaria capacidad de clasificación de seres sociales que poseen ni de la magnitud, complejidad y exactitud de los resultados; así como tampoco se detienen a ponderar la extraordinaria sapiencia que concurre en el fenómeno cultural que todo ello supone. Estas técnicas de clasificación de la personalidad, resumen en su haber la milenaria sapiencia y experiencia que desde el siglo X se viene practicando y enriqueciendo; mucho antes del surgimiento de los conceptos de personalidad y su reducida cantidad de tipos en las Ciencias Psicológicas Contemporáneas. Ahora bien, hay que destacar que la mayor o menor riqueza de aportación de caracteres informativos ante estos resultados, estará en dependencia del mayor o menor conocimiento y riqueza cultural del interprete oficiante como Oriaté, en la lectura e interpretación de la resultante oracular. Fabelo resumió este aspecto de la siguiente forma, cito:
175
“ ...........La moral entre los Santeros...... --- Moral es costumbres, pero las costumbres y las conductas son maneras de conducirse individuos y grupos humanos. --- Cuando una costumbre es redactada intelectualmente, se le llama regla de conducta. --- La regla puede ser instituida como principio por una institución o filosofía. --- La sujeción de los principios a ciencia, teología o filosofía constituye la ética. Toda la estructura que da facturación a la civilización Yorubá, donde encontramos costumbres, reglas de conducta, principios, ética, teofilosofía, política, educación y metódica esta implementada mediante sus formas religiosas. Luego toda su moral está en su religión.” 160 De este modo se comprenderá, que un iniciado en sus pretensiones, no deberá ir más allá de sus posibilidades reales de vivir en ajuste y de conformidad con lo que trae programado, con lo cual toma cuerpo la esencia filosófica funcional que más tarde facturó lo que teológicamente sustenta y solivianta el verdadero sentido de ser de este culto religioso, o mejor decir socio religioso; que procura, en primer término, la solución de la problemática personal del individuo y, como una consecuencia resultante además su adecuamiento a las circunstancias insolubles en los casos donde así se requiera. Originalmente en Africa y desde principios de siglo XVIII también en Cuba, los practicantes de estos cultos, llevaban a sus hijos a los oráculos para conocer de antemano toda la caracterología de los mismos y poder de esa forma llevar la 160
Díaz Fabelo. Simeón Teodoro, “El Diloggún” Inédita. Ejemplar Mecanografiado por el autor. Luyanó. La Habana. 1966. 176
mejor conducción de ellos; en el caso de los varones a los nueve años y las niñas a los siete, pues los Yorubás opinan que las hembras maduraban física y psicológicamente antes que los varones. Se comprenderá que esta manera ajustada de vivir, con atención a la traspolación del equilibrio de las relaciones de la naturaleza al equilibrio de las relaciones sociales, tienen un sentido armónico e inteligente de comunión interpersonal,
en
el
marco
de
la
extraordinaria
diversidad
de
personajes
psicológicos; donde el conocimiento y aceptación de virtudes y defectos supone un conocimiento, infiere un dominio de las tendencias de las demás personas en atención a su caracterología, esto evidencia que cada uno convive o conlleva una relación con sus prójimos, conociendo con bastante exactitud al ente social que enfrenta, dentro de los practicantes. Por estas razones entre iniciados es importante conocer cual es el orisha personal de cada uno y además, cual es el signo correspondiente que lo definirá luego de su iniciación, porque únicamente así se puede conocer con exactitud, las características
vibracionales
pluriformes
que
determinan
con
objetividad
la
personalidad y ser consecuentes con las mismas. Se necesita de un trabajo meticuloso, multidiciplinario, esclarecedor y desprejuiciado de estigmas discriminadores, en materia de antropología, sicología, sociología, moral, ética, etnografía, etnología, cívica e historia, sobre los patrones de
origen
africano
subyacentes
en
nuestra
cultura,
que
contribuya
al
esclarecimiento de los orígenes y tendencias de nuestros códigos éticos morales; en consecuencia su extraordinaria influencia en la tesitura de nuestra cultura mestiza americana, los cuales tienen mucho en sus esencias de la original cultura de los Orishas. Resulta imposible concebir un producto cultural blanco en una América y en el área del Caribe, donde millones y millones de personas, no solamente son el
177
resultado de un mestizaje racial, si no donde además su modo cultural de vivir es en
ajuste a normás sociorreligiosas de origen africano. Donde la música, la
plástica, la danza, la oralidad, la sensibilidad y ejecutoria está totalmente imbuída del innegable perfil cultural negroide. Si todo el cotidiano desenvolvimiento de los millones de iniciados al culto de los orishas, es en atención a su código ético personal, no podemos continuar desarrollando políticas o programas culturales en la América con francas tendencias blanqueadoras, en el mejor de los casos con omisión o desdén de los valores estéticos y éticos morales de la extraordinaria influencia de la cultura negra de nuestros pueblos Americanos y del Caribe.
DE LOS ORACULOS EN LA CULTURA HISTORIA YORUBA. Desde la original cultura del Orí en los pueblos Ibos, Nago, Gege, Ketu e Ifé. Si hemos expresado que Orisha es una sección de nuestro cerebro, que la misma posee sus características energéticas que se expresan en forma de vibraciones por conducto de nuestras extremidades superiores; es la razón por la cual se comprenderá que una de las formas para establecer un nexo de comunicación con los mismos, circunstancial o trascendente, es la de valerse de objetos materiales como medios portadores de la energía, un sistema de codificación y códigos con sus claves de significados para su factible interpretación; así como un proceso dinámico de funcionamiento, con lo cual desembocamos en la esencia primaria de la funcionalidad
de todos los sistemas oraculares
materiales existentes en cualquier cultura. Partiendo del análisis anterior, sustentado en la observación y estudios realizados durante más de treinta años de experiencia práctica de terreno, en tanto practicante, se puede afirmar que la composición estructural sobre la cual 178
operan todos los métodos oraculares es la siguiente: •
La clasificación y codificación previa de la información cognoscitiva.
•
La transmisión de la energía portadora de la información codificada al objeto de oráculo.
•
La codificación gráfica testimoniante de la energía inducida.
•
La decodificación con la ayuda de los extrasensores.
•
El raport consecuente e intercambio de la veracidad.
•
La aplicación circunstancial recomendable inequívoca.
•
La solución definitiva o los recursos subjetivos de acondicionamiento ante lo real insoluble.
Más claramente expresado, todos los métodos oraculares han sido un resultado
de
la
obra
creadora
de
los
hombres,
por
lo
tanto,
son
manifestaciones volitivas de la cultura general, en donde los objetos empleados como medio oracular estarán en dependencia de los recursos naturales asequibles y su relativo apreciable valor contextual. La teogonía, la cosmovisión y demás aspectos subjetivos, lo serán en sujeción al pensamiento de las corrientes filosóficas específicas de la cultura base en que surja; (siempre transculturadas) el contenido cultural del mensaje oracular dependerá de los antecedentes culturológicos que conformaron en sus anales las relaciones sociales del hombre en su medio específico y contexto histórico; (desde un referente de conflictos económicos, sociales, políticos, personales etc. Con dependencia del desarrollo de grupo social y de los intereses que la carácterizan) pero el método de estructura funcional, será siempre el mismo. Como ya es conocido el surgimiento del pensamiento humano, sólo fue posible a partir del uso del lenguaje articulado, luego de la asociación de voces con objetos, con acciones y por ultimo con principios; convirtiéndose estas 179
voces en símbolos que nos ayudan a representar en nuestras mentes lo que otro haya expresado. El desarrollo del pensamiento humano, (en breve síntesis) fue un proceso más complejo que consiste en la posibilidad de confeccionar ideas completas, con aquellas voces que sirvieron de códigos primarios, para así simbolizar una acción con un objeto, realizado por un sujeto, en un tiempo, de algún modo, sobre algo o hacia alguien y en algún lugar etc.; en resumen la oración gramatical. Si lo anteriormente es cierto, los humanos pensamos del mismo modo y únicamente igual que como hablamos; luego en la medida que enriquecemos nuestro vocabulario y cultura general, está la posibilidad de crear y enriquecer nuestras ideas para desarrollar la complejidad de concepción, elaboración y transmisión del pensamiento; como única vía intelectual para la concreción de la información en nuestras mentes y establecer así el contenido base, para la comunicación correspondiente. Visto de otro modo, en dependencia de la riqueza del vocabulario, está la posible complejidad estructural y el saber del pensamiento humano; pues según el conocimiento y dominio oral del significado de conceptos y principios, será el grado de complejidad del pensamiento, en tanto mayor posibilidad de asociación de las ideas desde el abstracto.161 161
De hecho, para lograr un estado de conciencia abstracto, desde el punto de vista filosófico, (que humanamente sólo logra sustraerse parcialmente de las convicciones del sujeto) en la búsqueda de una nueva verdad y/o para la creación de nuevas concepciones del pensamiento; es menester tener un alto conocimiento sobre el significado de múltiples juicios y saberes referentes, lograr estar por encima de ellos para abstraerse de los mismos, poder reconsiderarlos por separado y asociarlos sobre la base de una reconsideración desde el pensamiento abstracto, (abstracción relativa) inducidos por la dialéctica, pero de una lógica mucho más acorde o contemporánea que en tanto la precedente, caduca; para lograr entonces estar en condiciones de crear o concebir nuevos conceptos, pero siempre resultantes de determinado estado de la conciencia humana, su conocimiento y de la conjugación de los significados simbólicos con los cuales la misma opera. Las personas que profesionalmente manipulan medios oraculares, así como los recurrentes habituales, están habituados a estos ejercicios mentales que sin embargo, realizan sin conciencia de lo que discurre en sus mentes. De modo que para interpretar los oráculos, es necesario abstraerse de toda información sensorial referente, que anticipadamente nos pueda prejuiciar y/o acondicionar del recurrente; para intentar partir de lo abstracto y circunscribirnos estrictamente a los elementos culturales que cada elemento sígnico establecen de forma implícita, así como a todos los elementos informativos que nos son sugestivos de la resultante sígnica, en esa 180
Empero consecuentemente con lo anterior, es imposible entonces que el ser humano pueda concebir en su mente, cosa alguna que previamente no le sea cognitiva o al menos, partir de elementos simbólicos simples, pero referentes del conocimiento previo o vinculables entre si, dialécticamente mutantes y entrelazados con lógica coherente. La fantasía y la ficción, son nada más que formas anacrónicas o incoherentes premeditadas como tal, de preestablecer asociativamente de manera innatural o impropia; en definitivas, lo que le es cognoscitivo. En la creación abstracta, están siempre presentes los referentes simbólicos que de alguna manera nos sensibilizaron en un instante dado y que subyacen en el subconsciente; que son trasladados al consciente creativo en el momento idóneo durante el proceso de la creatividad. Los resultados de la imaginativa creatividad humana, generalmente, responden más a procesos asociativos de elementos previos cognitivos, reestructurados de forma racional y analíticamente consciente, intencional o no; que, a una total y absoluta creación, de lo que hasta cierto momento, también fuese absolutamente inexistente, inconcebible e inasociable. De la nada, no se produce nada. Un ejemplo importante de estas características sobre el saber humano, lo encontramos en la descripción y análisis de los elementos que integran los sueños de las personas durante sus horas de descanso; en los cuales no aparecen nunca, nada que previo no sea de su leal saber. Incluso la complejidad, coherencia y desarrollo del mismo, dependerán del nivel cultural, entre otros factores, del individuo.162 única y excepcional ocasión, por demás jamas repetible. En el estudio de casos realizado, con el propósito de establecer el nexo existente entre los sueños y las premoniciones, como una posibilidad real entre los mismos; encontramos al margen de nuestro objetivo principal, que él más alto nivel de complejidad simbólica elaborados por el cerebro durante el sueño, se producen en personas de más altos niveles de conocimiento intelectual y más simples en personas de menor instrucción escolar. Sin embargo, podemos afirmar categóricamente, que las personas del segundo grupo son mucho más capaces y seguros en las interpretaciones que hacen de sus sueños, al tiempo que también
162
181
De modo entonces, que por la obligada naturaleza de que solamente acontecen las complejidades de las ideas, únicamente en dependencia de la riqueza del saber, es por lo que afirmamos que el total del volumen de información, veraz por añadidura,163 que se revela en un acto oracular, se encuentra concretamente en el inconsciente o en el subconsciente, 164 del recurrente ante el oráculo; en dependencia de lo más o menos trascendental, respectivamente, del acto oracular que se realice y únicamente podemos referirlo cuando esta información, de una forma u otra, es convertida hacia códigos factibles de loable interpretación; a partir de determinados objetos materiales y un procedimiento de empleo; previo concebidos por determinada experiencia cultural al respecto, sin dejar de considerar la percepción suprasensorial. En resumen, un medio material y un método cultural (objetos y procedimientos
simplemente
culturales),
para
previamente
conocer
y
únicamente así poder referir, lo hasta entonces virtualmente desconocido o
163 164
se cumplen en la vida real con mayor frecuencia dichas interpretaciones; que en el caso del grupo de los más intelectuales. No obstante resultan más premonitorias durante la vigilia, aquellas personas que más hallan cultivado su intelecto, y no precisamente, sobre aspectos cognitivos susceptibles al análisis racional. Por lo tanto de cierta manera inferimos, que las personas de menor instrucción escolar, intuitiva, e involuntariamente pueden acceder más fácilmente, a los recursos potenciales del inconsciente, no condicionados a los niveles de conocimientos adquiridos ni necesariamente a reflejos acondicionados previamente. Según nuestra observación del trabajo de terreno y práxis personal en el oficio durante veintiocho años. En la formación del inconsciente de los humanos, también participa el medio social, desde mucho antes y durante su gestación; (no sólo las condicionales de ser un embarazo deseado o no, y otras influencias) por lo tanto, en el mismo está contenido todo el potencial de la memoria genética, está todo el programa biológico y psicológico del ser, que determinará el curso total de su vida; (obviando el influyente medio posterior) por esta razón, cuando estudiamos la información que arrojan los registros trascendentales, nos llevan a la conclusión de que dicha información es la revelación informática del inconsciente o al menos una parte importante de su totalidad. Mientras que por otra parte, el subconsciente del individuo si es un resultado total de las interrelaciones de los seres humanos, dependiente también de las complejidades y características de la sociedad, a partir de su vinculación con su medio sociocultural. Por ello cuando estudiamos la información, que se puede referir en una vista oracular simple, apreciamos claramente que únicamente nos aporta lo referido a su problemática en su vinculación existencial mundana, su problemática de vinculación con el medio social de mayor o menor inmediatez, o la problemática individual que aqueja y nunca es posible llegar más allá de este. En atención a esta observación y experiencias personales constatadas reiteradamente, llegamos a la conclusión de que en una vista oracular simple, se accede únicamente al subconsciente. Con este limitado acceso y características, resultan el nivel informativo de las consultas simples. Ello no excluye ciertas posibilidades mayores, en las consultas oraculares simples; pero ello depende de múltiples factores que no son objeto de interés en este trabajo. 182
mejor ponderado. A la que en múltiples ocasiones se adicionan las facultades perceptivas suprasensoriales, más o menos desarrolladas, dependientes del individuo, de sus facultades innatas para ello y su experiencia práctica, que contribuyen a enriquecer aquellos aspectos específicos, de la individualidad que se enfrenta y que no son referidos en la información de carácter general socio cultural, previamente codificada, para su aprendizaje preliminar requisitorio en el oficio. De manera que la estructura funcional de cualquiera de los
sistemas
oraculares, que han sido creados por los diferentes étnos en las distintas sociedades a lo largo de la historia cultural de la humanidad y al margen de cualquier cultura de base en que se sustente, tendrán siempre el mismo esquema estructural de funcionamiento, siempre y cuando los mismos estén constituido y sujetos al empleo de objetos materiales. Con independencia de la composición química de los objetos, de su origen, (vegetal,
mineral,
animal)
incluso
de
la
combinación
de
los
mismos.
Independientemente también de su lugar de origen, de su modo de obtención, de su utilización en estado natural o previamente elaborado. Al margen incluso del ritual preestablecido, que le conceda el crédito correspondiente por la cultura hacedora, para su forma de consagración ritual y de cada estilo peculiar de accionamiento, lectura e interpretación. Cualquiera de las posibles variantes elaboradas a lo largo de la historia de la cultura de la humanidad para la creación de algún sistema oracular, que para su utilización se requiera valerse indispensablemente de medios u objetos oraculares, así como de un método de funcionamiento oracular; tendrán siempre
como
funcionamiento
principio que
el
siguiente
anteriormente
esquema
estructural
relacionamos
y
que
dinámico a
de
continuación
detalladamente estudiaremos.
183
La Clasificación y Codificación Previa de la Información: Nos referimos a que un determinado cúmulo de conocimientos, propios de cada cultura y en ajuste a cada contexto histórico social, fueron previamente clasificados y debidamente codificados; en proporción directa con los símbolos específicos establecidos
de
cada
oráculo;
como
antecedentes
de
la
información
cognoscitiva, donde estarán recopilados los precedentes de la problemática existencial propia del contexto y época cultural. La distribución de la información preestablecida cuantitativa y/o cualitativa, es directamente proporcional al número de elementos sígnicos y simbólico que representan, y que componen o constituyen los medios materiales objeto del oráculo; así como que, sus posibles combinaciones resultantes durante el accionamiento en su utilización, (la cantidad de variables) estará determinado por elevar el número de objetos oraculares, a la misma potencia; dando como resultado para cualquier oráculo, un número finito de posibilidades combinatorias. Este número es la clave psicométrica que permite siempre conocer la real validación y funcionalidad de la técnica
empleada,
así
como
un
factor
importantísimo
para
el
estudio
y
determinación del nivel de desarrollo intelectual y sociológico alcanzado por la cultura hacedora. Aspectos que ni siquiera se conocen por las más avanzadas metodologías de investigación sociológica. En dependencia del mayor o menor número de posibilidades que cada oráculo permita, se puede demostrar que responden a una cultura más o menos compleja respectivamente; tanto desde el punto de vista del empleo de la cultura material, como desde el punto de vista de la complejidad filosófica del pensamiento; pues la información que recogen los oráculos refieren toda la trama de las relaciones socio económicas y socio clasistas, así como todas las contradicciones internas de la referida sociedad.
184
El orden de prioridad de la información cultural codificada, puede ser en dependencia del orden cronológico de las experiencias ancestrales acontecidas, hechos y sucesos culturales, en lo cual se acusa un método histórico. Otro ordenamiento de prioridad que hemos encontrado, está en dependencia del carácter trascendental de la experiencia o del hecho histórico por su significativa relevancia; con independencia del orden cronológico de los acontecimientos, lo cual denota un procedimiento de carácter esencialista. Otra vía de prioridad es la concedida a los acontecimientos, atendiendo al papel protagónico de personajes celebres del contexto histórico, en el cual predominan las influencias de casta; y, por último apreciamos las culturas con un orden de prioridad sustentado en la experiencia y la sabiduría; lo que demuestra un estilo cultural más depurado, según nuestros estudios de las mismas, en donde abordamos el estudio comparado de los más antiguos oráculos conocidos. En el caso de culturas con el método histórico, casi siempre se trata del resultado de sociedades que erigen su estructura social basada en las costumbres y tradiciones culturales de sus antepasados, como en el caso del sistema oracular conocido como El Diloggún, (emplean caracoles) en el Culto a los Orishas del África Subsaharana y el oráculo Hindú del Pacífico. Las culturas ordenadoras de sus anales oraculares de corte esencialista, se caracterizaron por ser conquistadores marítimos o terrestres; como los vikingos en Las Runas de piedras o como los pueblos mongoles con las vísceras de animales muertos. Las de un sentido de prioridad, encaminado a destacar a los relevantes personajes de casta en papeles protagónicos, se distinguieron por la instauración del poder imperial, por la posesión del monopolio cultural y/o la manipulación de la religión; con un sentido iluminista como sucedió con el Imperio Yorubá con la
185
casta gobernante de Ilé Ifé y con los oráculos del antiguo Egipto. En ambos casos los gobernantes eran considerados como dioses personificados. También están aquellas culturas, que se orientaron hacia un ordenamiento básicamente encaminado al rescate de las experiencias y la sabiduría, que erigieron su superestructura en cortes imperiales “celestiales”; un ejemplo de ello fue La China antigua, con el reinado de la Dinastía Chou (1122 a 221 a. C.) y su texto “Las Mutaciones I de los Chou”, mundialmente conocido como “El I Chin”, que sin embargo,
tuvo sus orígenes con el emperador Shun y sus ministros en el siglo
XXIV a. C., entre los que figuraba Yü el Grande.165 La Transmisión de la Energía: Es la resultante de poner el objeto en contacto con la persona que se consulta oracularmente, mediante lo cual se logra transmitir la impronta energética, del mensaje vibracional del recurrente hacia el objeto de oráculo; para lograr la transmisión y conversión del mensaje vibracional interno, hacia una codificación prejuiciadamente166 clasificada por determinados códigos culturales establecidos167. La Codificación de la Energía: Entenderemos como la codificación gráfica de la energía inducida, a la disposición y distribución de los objetos oraculares que eventualmente resulten de su accionamiento en función del acto oracular, en tanto el resultado testimoniante del mismo sobre una superficie dada, luego de haberle transmitido la energía interna del recurrente hacia el objeto oracular. De modo que es un grave error, no poner los objetos del oráculo en contacto con el 165
166
167
Para más información consulte: “I Chin”. El libro de las Mutaciones. Traducción al español, con presentación y notas por D. J. Vogelmann. Editorial Sudamericana, S. A. Buenos Aires. 1976. El empleo del término Prejuiciadamente, en ésta ocasión, no supone un calificativo peyorativo si no que intenta esclarecer que se trata de una información cultural de base, previa y juiciosamente escogida y seleccionada, precisamente por su importancia cultural contextual para ser tenida en consideración en el momento de incluirla en la selección informativa a considerar, justamente para perpetuar la enseñanza de su contenido. Y también, porque no, contentiva de los prejuicios del referente cultural facturador. En ocasiones con dependencia del grado de desarrollo de la percepción extrasensorial, no requiere siquiera que la persona sea tocada con los medios oraculares; bastando el firme propósito del consultador de obtener la información con los medios oraculares, para que ello funcione, incluso, con eficiencia. Se requiere de un capitulo aparte para poder explicar en tal caso, como discurre el fenómeno de la obtención de la información. 186
recurrente. La Decodificación: Luego de la disposición y distribución objetiva, como resultante de haber accionado los objetos que integran el oráculo; es el proceso mental que se lleva a cabo por los tenedores de estas culturas, mediante el cual se procede a la memorización del contenido cultural correspondiente al signo e interpretación y adecuación subjetiva del mismo, a partir del referente sígnico obtenido (signo oracular) con la ayuda del conocimiento aprehendido de los elementos culturales correspondiente; que previo fue establecido para cada signo oracular (la codificación antecedente) y de los sentidos suprasensoriales que de oficio y por reflejo acondicionado se agudizan para la ocasión. O sea, cada signo, de cualquier oráculo, cualquiera que halla sido su origen filosófico y cultural, fueron convertido en símbolos, como cosa simple y sensible que se toma como representación de otra compleja y trascendente; en virtud de una convención por razón de alguna analogía, que el entendimiento del ente creador percibió entre ambas. Son como un grupo de caracteres, figuras naturales u otras representaciones sígnicas, abstractos per se, que son utilizados para identificar una unidad de información didáctica, mucho más amplia y compleja que el propio signo referente en sí mismo; pero que permite o facilita la inferencia en la lógica deductiva del contenido didáctico, que le es inherente por determinada convención cultural, acorde a la cultura espiritual en que se sustente.168 De tal suerte resultan entonces para los tenedores de éstas prácticas, como un verdadero recurso mnemotécnico, para la memorización de la información que previamente le fue asignada a cada simbolismo, y de la cual, el signo oracular sólo es un referente simbólico (in memorian). Opera como la información visual primaria, que estimula la conexión nervioso temporal donde se halla el contenido 168
La definición conceptual del signo, fue tomada de los conocimientos adquiridos con el querido profesor Dr. Sergio Valdés Bernal, en Diplomado de Etnología-Antropología. Fundación “Fernando Ortíz.” La Habana. 187
informativo, didáctico y cultural que le fue asignado y estudiado para su posterior memorización y lograr referirla en cada ocasión. Visto de otra manera, opera como un sistema funcional para la búsqueda e interpretación de información clasificada; que bajo éste método de enseñanza y procedimiento de aprendizaje, es asimilado y conservado en la memoria del individuo, que abarca un importante contenido de la cultura general que le dio origen. Que aprenden de forma patrimonial y transmiten de manera empírica, que con el decursar del tiempo, dialécticamente se va enriqueciendo y adecuando a la evolución y desarrollo de la cultura material y espiritual que la hereda; así como se enriquece con las nuevas complejidades de las relaciones sociales. En el estudio de la información que corresponde a cada signo oracular, están contenidas las causas y condiciones de todos los conflictos sociales de las diversas épocas y étnos por las cuales transita determinada cultura. En el desarrollo de la cultura Yoruba, desde mucho antes y después del surgimiento de la etapa imperial, en virtud de que la conservación del saber, la historia y la cultura total, dependían únicamente de la facultad mental de memorizarlas; los mismos se vieron obligados a desarrollar increíbles métodos para el desarrollo de la capacidad de memorización, y procedimientos especiales para el aprendizaje; en especial para aquellos que se preparaban para el ejercicio de los sacerdocios con rituales oraculares. Fueron y son hombres bibliotecas. Sin embargo, en el mundo occidental se ha prestado más atención al desarrollo de metodologías para la enseñanza de los educadores; que, a resolver las dificultades en la difícil tarea de aprender, que sin dudas aún existen para los educandos, a través de los actuales procedimientos de la enseñanza. Si todas las identidades individuales son distintas, no todos aprendemos igual. Las metodologías sociológicas de estudio, siguen siendo insuficientes a los
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conflictos individuales, mientras que el individuo continúa siendo la base del grupo o sector social. El Raport: Es la interrelación consecuente que se produce en ocasión de la interpretación de la resultante oracular, como una consecuencia de la veracidad fehaciente; entre lo interpretado por el oficiante y la realidad constatable por el recurrente; lo cual se convierte en una experiencia vivencial y testimoniante única en cada ocasión para ambos participantes del hecho. Cada acto oracular es único. La Aplicación Circunstancial: Resulta el proceso de igualar o de establecer la sinonimia existente, entre la metáfora o parábola de ortodoxo contenido cultural, implícito para el oficiante oracular, ante el elemento sígnico y simbólico, en tanto estimulador mnemotécnico y que requiere hacerse explícito para el recurrente ante el mismo. De antigua composición estructural literaria y elementos ortodoxos autóctonos de la cultura de base; creadora de la composición y contenido literario del relato, que preestablece la resultante sígnica oracular; frente a la problemática existencial que realmente atraviesa el recurrente, en un momento dado de su vida contemporánea; con lo cual se aprecian los aspectos coincidentes que concurran en ambos casos por sendos participantes. Discurre como si las vivencias históricas que otrora conformaron los acontecimientos y vivencias de la antigua cultura, de modo cíclico estuvieran llamadas a reproducirse en las nuevas generaciones y contextos. Pero lo cierto es, sin ser un defensor de los círculos cíclicos de los acontecimientos, que ciertamente coinciden según las resultantes oraculares de los yorubas y otros oráculos, luego de haberlos estudiado y practicado en el terreno por más de treinta años. Podemos afirmar casi categóricamente, que en el mundo contemporáneo las escenografías han cambiado sustancialmente, pero los esquemas y estructuras de
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las problemáticas existenciales en el mundo de las relaciones sociales, en sus contenidos esenciales son los mismos; porque el eje central, alrededor de lo cual giran las relaciones sociales sigue siendo el mismo, el hombre y las necesidades de información sobre sus intereses. La solución: Es la alternativa definitiva a seguir en sujeción a las posibilidades dinámicas ortodoxas de cada cultura original, las posibilidades contemporáneas o incluso la combinación de ambas, para la solución a la problemática que aqueja el recurrente contemporáneamente o los recursos subjetivos de acondicionamiento mental, para aquello que no tenga solución por estas vías alternativas o de ninguna otra forma.169 De manera que a diferencia de lo que muchos piensan y algunos intentan practicar, no siempre, de modo fanático están ante una práctica que cuente en su haber con una alternativa invariable de solución, para todas y cada una de las dificultades que en ocasiones, algunas personas presuponen que pueden resolver. Ahora bien, todos los métodos de funcionamiento culturales tuvieron una complejidad simple en su etapa inicial de creación, que con el desarrollo del pensamiento, de las relaciones sociales y la garantía del sustento básico diario, tuvieron las condiciones mínimas necesarias para desarrollar poco a poco, niveles estructurales más complejos; acordes a las necesidades y a las posibilidades de interpretar cada vez mejor la problemática del medio circundante. De manera que en determinado momento de la historia humana, se crearon los procedimientos necesarios para dar explicación, a todo aquello que la ciencia aún hoy intenta vagamente responder; que desde antaño la humanidad se plantea
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Debe quedar claro para el lector, que la recurrencia al acto oracular, si bien supone una importante probabilidad de hallar explicación a la problemática que aqueja; no supone que necesaria e invariablemente se halle una solución infalible. En innumerables ocasiones y a pesar de hallar en el oráculo las causas o móviles del conflicto, los mismos son resultantes de aspectos no sujetos a cambios ni susceptibles siquiera de ser mejorados. De manera que en tales casos, sólo encontraremos determinados recursos o consejos para el adecuamiento de nuestra conducta, frente a lo insoluble, en tanto inevitable. 190
como necesidades del saber. De modo que los requerimientos de información de los humanos, han estado siempre por encima de los niveles de satisfacción de los mismos. Ello explica su actual vigencia.
ORIGENES DEL SISTEMA ORACULAR DEL DILOGGÚN. Estudio de los Procesos de Cambio Cultural Etnohistórico, Desde la Perspectiva Antropológica. En principio, en la cultura de los pueblos objeto de nuestra investigación el derecho de primogenitura como objeto de oráculo, le correspondió a un fruto que se utilizaba en su estado natural denominado ôgbi;170 como resultado de los conceptos naturistas y medio asequible de esta cultura, el sistema oracular se conoció, según Días Fabelo, con la denominación de ôgbi-Igbí-Idagjun; 171 con el significado de “Preguntas y Respuestas Mediante ôgbi”. Este fruto tiene la peculiar característica de ser una nuez de mediano tamaño, de color verde claro por su exterior y rosado en su interior, (en estado de maduración) de constitución semi dura; que por su propia naturaleza viene dividido en cuatro secciones, las que al ser separadas, se utilizaban para ser arrojadas sobre una superficie y proceder a la lectura e interpretación de los mismos, luego del correspondiente proceso ritual; en atención a su distribución y forma de caída – en ajuste a un código previo de interpretación -- a los que colateralmente, se les podían hacer preguntas, que los orí personales por este conducto respondían. 172 Hay un sistema funcional propio para éste sistema oracular, que previamente fue establecido desde sus orígenes, mediante el cual se conoce, en dependencia de su caída y distribución sobre una superficie, si la respuesta es si o no a lo que se 170
Nos referimos a la Obi abatá. Díaz Fabelo, Simeón T. “Como se Lee y se Tira el Coco” Inédita. 172 En Cuba este producto fue sustituido por los tenedores de esta cultura, por el fruto del cocotero; dado que el original Obi (Obi abatá) no se da de modo espontaneo en nuestra latitud, salvo en excepciones que conocemos. En el jardín botánico de la provincia de Cienfuegos, existen algunos ejemplares. De manera que la masa del fruto del cocotero o coco de agua, (coco cunifera. L.) no es realmente el Obi; sino un sucedáneo más, dentro de las múltiples sustituciones y modificaciones de que ha sido objeto este culto extraterritorialmente en la América. 171
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pregunta; y de lo cual se deduce, además, el carácter positivo o negativo de la inicial intención o conveniencia personal de lo que fue sometido a la consideración del sistema oracular. Otro tanto se interpreta, con respecto a las variadas posibilidades que pueden resultar, luego de su tirada, con relación a la casual figura que describan, en la espontánea distribución entre sí de sus componentes sobre el plano de la tierra u otra superficie dada.173 En un principio esta dinámica logró satisfacer las necesidades de información más inmediatas, de una cultura con importante culto de pleitesías a la esencia individual de la cabeza, pero solamente con trascendencia personal o individual; con una problemática específica del desarrollo elemental de carácter aldeano campesino y en correspondencia con el incipiente desarrollo de sus relaciones sociales.174 Posteriormente como resultado de la connotación social de esta dinámica de los procesos culturales de Orí, así como su influencia en el marco de las relaciones sociales y territoriales; por la notable incidencia que a favor de su pueblo lograron en vida, luego de lo cual fueron definitivamente deificados; las deidades adquirieron la condición de dioses territoriales, en atención al considerable número de personas que los cultuaba y por lo tanto, la complejidad y envergadura de los nuevos y más trascendentales sucesos a consultar exigía de medios, métodos y de procedimientos culturales más competentes. Para ello recurrieron al recurso de culturas superiores y más complejas en 173
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Para más información consulte: “Como se Lee el coco”. De Pedro Arango. Ejemplares Mecanografiados por el autor. (25 ejemplares). Barrio de Atarés. La Habana. 1945. “Como se Lee y se Tira el Coco. Simeón Teodoro Díaz Fabelo. Inédita. La Habana. 1976 “Orúmila Lerí Pkuín”. Historia real de Osherete (Oshe-Irete, u Oshe-vïle.). Autor desconocido. Inédita. Originalmente, esta práctica de consultar la problemática individual mediante el ôgbi, sólo era posible, si a la persona se le había suministrado (ingerido vía oral) durante su niñez porciones de este producto; como ceremonia habitual a la que todos los recién nacidos eran sometidos, como parte de sus costumbres y tradiciones no religiosas; luego de lo cual se estaba en condiciones de preguntar con otro ôgbi, todo lo referente a la vida posterior del recién nacido. Actualmente estas prácticas se llevan a cabo en Benin, Níger y Nigeria, pero en dependencia de la cultura religiosa de los progenitores del menor. Pues la penetración del Islam, del Budismo y del Protestantismo, a introducido nuevas costumbres y tradiciones familiares con relación a los nacimientos. 192
este aspecto; durante un largo y paulatino proceso de desarrollo de las relaciones con otros pueblos vecinos, en principios mercantiles y más tarde culturales. Por esta razón su medio actual codificado de interpretación oracular, es sin lugar a dudas el resultado de un muy antiguo aprestamiento, que los pueblos de los troncos culturales Subsaharanos, en particular los Nagos e Ibos, hicieron de los pueblos Indoarábigos y estos a su vez de los Indopacíficos; alrededor del siglo VII al X d. C.175 dado que el objeto de oráculo lo constituyen de 18 a 21 conchas de caracol de origen marino de la especie Cipraea moneta 176, que resultan ser endémica de las costas indopacíficas. De igual origen en sus inicios, asumieron de modo muy rudimentario los procedimientos y conceptos Hindúes del sistema oracular de los caracoles; que fueron realmente los creadores de este oráculo, que desarrollaron su técnica de empleo con veintiún caracoles, basados en el simbolismo del equinoccio de primavera;177 como resultado de la transculturación con la cultura Egipcia y la adoración de estos últimos con el dios Horus. En el curso de las relaciones mercantiles entre los pueblos, no pocos significados sígnicos son transmitidos e intercambiados, como parte de los intercambios también culturales. El valor numérico de veintiuno, no sólo fue místico entre los pueblos hebreos, como sinónimo del Yod-Heh-Vau; (El Señor) representando por Yod=10, Heh=5 y Vau=6. Si no, también lo fue entre los antiguos egipcios; mucho antes del monoteísmo al dios Sarapis y fue representado en sus jeroglíficos por la denominación que hoy conocemos como “El ojo de Horus” (según Heres Hevia, el 175
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Fecha aproximada en la que entra el caracol cauri en el Africa Subsaharana, pero aún sin connotación oracular para ellos; sino, en principio, como objeto de cambio en trueques; y, posteriormente con poder de cambio. Cinco siglos antes del comienzo del surgimiento del Estado Imperial de Ifé. Clasificación científica y ubicación geográfica endémica realizada en marzo de 1985 para este trabajo por cortesía personal del Dr. Osvaldo Gómez Hernández, Doctor en Ciencias Biológicas del Cent. de Inv. Marinas de la Universidad de La Habana. Para ampliar su información consulte Heres Hevia. Manuel, “El Libro Blanco” Pag.- 283 y 284 193
ojo izquierdo del Dios Rá, El Dios del Sol)178, que era representado por los mismos con los siguientes signos y valores:
=4 = 10 =2
16 + 5
En razón de esta estructura de descomponer el número veintiuno, en evitación de su escritura y pronunciación como sonido tabuado, fue que comenzaron a representarlo a través de la sumatoria de dieciséis más cinco y, es la razón histórico antropológica que explica el empleo y manipulación de dieciséis caracoles para la acción divinatoria, desestimando a cinco de ellos durante la acción, por considerarse un acto místico-oracular. Se infiere que hubiera sido demasiado ambicioso manipular la totalidad de los elementos que numéricamente representan El Ojo de Horus, por la mano de los humanos; conformándose con alcanzar a conocer a través de una parte integral del mismo, sobre los consejos de su sabiduría.179
178 179
Para más datos consulte: Obra citada. Aún hoy día en el seno popular, existen ciertos tabúes con relación al número 21; pero asociados a los ritos de las serpientes y majáes, en los cuales lo que evitan pronunciar es el nombre del animal, sustituyéndolo por la pronunciación del número. En este caso, el origen real del tabú está determinado por el simbolismo original hacia el Dios Horus, luego de su transculturación en Olórum u Olórum en el Africa negra; pero como en un juego de suerte o de azar traído por los chinos a la Isla de Cuba, (La Caharada China) el majá fue asociado a este número; el argot popular prefirió con el tiempo mencionar mejor el número y tabuar el nombre del animal. De este modo fue resultando más tabuado la denominación del reptil, que el número cabalístico per se. Una de las tantas transculturaciones del amalgamado pueblo de Cuba. 194
Por lo tanto, los egipcios al representar el resultado de la sumatoria de los signos anteriores, para obtener la representación simbólica del número veintiuno, con toda la mística intención que se le atribuyó al Dios del Sol que todo lo ve, lo hicieron con el símbolo que a continuación reproducimos de la citada obra de Heres Hevia.
Este simbolismo (que no es más que la integración de los antes expuestos y por lo tanto el signo correspondiente al número cabalístico del 21) conocido como Horus entre los egipcios, más tarde fue asumido por los pueblos yorubas bajo la advocación de Olórum, localizado lógicamente también en el sol; pero interpretado como El Hacedor de la Ley Universal, finalmente conocido como El Ojo de la Divina Providencia entre los Católicos.180 Estos caracoles llegaron a adquirir tal preciado valor, que se conoce que durante muchos años tuvieron un extraordinario poder de cambio; a tal grado, que las primeras monedas que se acuñaron en Asia y la India llevaba su figura impresa en alto relieve, con lo cual se testimonia tras el hecho histórico monetario, la extraordinaria significación cultural de estos caracoles y por antonomasia el origen de los mismos. De modo que el carácter místico en las culturas indopacíficas de estos caracoles, su exclusivo endemismo de las costas del pacífico, así como la connotación cultural extraterritorial; sentaron los precedentes necesarios para 180
Quizá el origen de la sinonimia entre la trilogía de Olófin, Olórum y Olodumare, con la Santísima Trinidad católica, tenga su origen en el dios Horus de los egipcios. Así como el origen del Ojo que aparece en muchos hogares, representado en un cuadro que cuelga a la entrada de las casas, como presumible antídoto del llamado “Mal de Ojos”. 195
convertirlos en un material raro, que le dieron el importante poder de cambio, que la historia general de estos pueblos acredita, que prácticamente sé difundió en casi toda el África Negra, para diversos fines y aplicaciones; desde los ornamentales y decorativos, hasta los mágicos y religiosos. Luego de una ardua pesquisa histórica, teológica y antropológica de campo; que nos llevó inclusive al intercambio y estudio comparativo de las razones, usos y aplicaciones del caracol Cauri (Cipraea moneta) en el culto de los orishas; con distintos sacerdotes oficiantes amigos de distintos países como Cuba, Brasil, Puerto Rico, Venezuela, República Dominicana, Panamá y Benin; me permitió llegar a la conclusión de que la concha de este preciado molusco, es utilizado como objeto, medio y sistema oracular en este culto religioso, en atención a aspectos culturológicos reveladoramente interesantes. El mismo presenta por su cara abierta natural una extraordinaria similitud con la vulva femenina, en la que se aprecian fácilmente los labios mayores y el orificio de salida vaginal; esto le acreditó la condición de Madre Nutricia, de Alma Mater y siendo los moluscos, además, una de las primeras manifestaciones de vida marina, que pasaron a la vida terrestre de modo genérico para transformarse en lo que hoy somos; se infiere que en los mismos se encuentra toda la sabiduría propia de la problemática de los hombres en el curso de su vida mundana. De alguna manera son nuestro útero materno original. En razón de los anterior, es por lo que son considerados en posición conversatoria, en Cuba, los caracoles que queden con su abertura natural hacia arriba y para evitar una posible posición dudosa; son previamente perforados por su cara posterior, para evitar posibles dudas sobre las caras a considerar. Caso contrario ocurre en la prácticas oraculares de la cultura afrobrasilera; en la cual emplean la misma especie de gastrópodo, que denominan “Busios,” les
196
perforan la cara opuesta a la abertura natural, como en Cuba, pero sin embargo, consideran para ser interpretados aquellos que en acto oracular queden boca abajo o sea, con la parte rota y abierta por la mano del hombre hacia arriba, para su preparación preliminar. La razón que ellos esgrimen desde el punto de vista cultural, para considerar la parte perforada a ex profeso y no, la abertura natural, es que según las tradiciones afrobrasileras, la cara rota es abierta para encontrar en ellas las respuestas secretas de los caracoles ante los problemas de los hombres en la tierra. Como se puede apreciar, nuestra investigación de campo nos aportó un interesantísimo ejemplo de transmutación o de contraposición de los códigos culturales de interpretación. Estamos frente a un mismo medio u objeto natural, que es sometido a igual tratamiento preliminar para su ulterior manipulación mística, que es accionado durante el acto oracular con similar procedimiento ritual, proceden de un tronco cultural común; y que sin embargo, en Brasil es tenido en consideración un modus operandi de interpretación contrario a la tradición cubana, que determina la validación de considerar códigos totalmente opuestos a los que se consideran en Cuba; resultando que muy a pesar de hacer una lectura de apreciaciones totalmente opuestas, sucede que los resultados interpretados en cada uno de los dos contextos, han venido satisfaciendo las expectativas de información de los recurrentes, en ambos casos. ¡Extraordinario verdad! Sencillamente increíble, pero cierto. La práxis afroamericana con sus casi 500 años de experiencias subyacentes marginal y marginada así lo demuestran en ambos casos. Para explicarse éste fenómeno, remítase al primer párrafo de éste capítulo. (La información que se obtiene no es extraterrenal, pues de ser así, por los caracoles boca bajo no “hablarían” los dioses. La información que se obtiene es
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dependiente del referente mental que se le asigna, bajo el prejuicio de su convención por determinada cultura. Por tal razón en nuestra investigación hemos comprobado, que en ambos casos funcionan y coinciden correctamente las interpretaciones de una y otra escuela interpretativa de los mismos, con relación al testimonio de veracidad del consultado) Debemos tener en cuenta que esta manifestación de forma de vida marina, es anterior a las formas vegetales terrestres de existencia, con ello se facilitó que formas
de
culturas
menos
elaboradas
indopacíficas,
sentaran
precedentes
oraculares históricos mucho más antiguos y primarios, que los posteriores más complejos y más elaborados de origen agrícola como los utilizados por Ifá. Por tal razón los originales Orí de iniciación o asentamiento, tuvieron todos sus propios objetos oraculares varios siglos anteriores al surgimiento y expansión de Ifá, mediante los cuales se materializan en mensaje las vibraciones emitidas de los mismos.181 Es necesario comprender que únicamente un importante y acreditado poder místico oracular de estos caracoles, como legado cultural.—el que fue desarrollado sobre la base de las cuatro esencias básicas tierra, agua, aire y fuego, de los pueblos Indopacíficos; por el influjo de las culturas asiáticas y egipcias--. podía imprimirle un poder o valor de cambio relevante, que en su momento, época y lugar, llegó inclusive a superar al del oro.182 181
182
Obsérvese que a pesar de ser en la actualidad La Regla de Ifá, la que deifica y le concede a las personas ésta deidad, (Orí) la misma está compuesta en sus alegorías de una importante decoración, muy ricamente integrada basándose en caracoles cauri; elemento que se constituye el medio oracular del Culto a Los Orishas y no del Culto a Ifá. (¿..?) Podemos agregar que los caracoles cauris, de manera categórica, llegan al África negra en el siglo X y que la dinastía de Ifé, esta demostrado, que no es anterior al siglo XII o muy posterior inclusive. Ello podría hacernos inferir que el actual culto de orí, que hoy forma parte del culto de Ifá, en sus inicios debió ser atributivo de los pueblos nativos precedentes, en los cuales posteriormente surgió la dinastía de Ifé. Para acreditar el máximo valor de cambio y sumo poder místico oracular, los caracoles Cipraea moneta L. eran adheridos a la piel de una víctima humana, generalmente un esclavo, que era hundido y ahogado en un río con todo el cuerpo cubierto de caracoles; los cuales se alimentaban del cadáver; luego era extraído el mismo hacia la superficie y recuperado los caracoles, los cuales eran considerados a partir de entonces con excepcionales poderes místicos, y consecuentemente poder de cambio. Información ofrecida por: Sr. Novatín Yessonfon, Bokono (Sacerdote de Ifá de Benin) y por Felix Iroko Profesor e 198
Por estas razones, en los procesos de deificación los pueblos Nago, Geje, Ketu, Ibos y los Yorubas de la Cultura de Los Orí y otros que precedieron al Imperio, le incorporaron a sus orishas este medio oracular, a partir del siglo X d. C.183. Pues los principios de la creación Hindú coincidieron con las mismas cuatro esencias básicas en la posterior transculturación de la que fueron objeto bajo los auspicios de la dinastía de Ifé; como reminiscencias culturales e influjos de las culturas del Asia Mayor, a través de los pueblos y migraciones de los Egipcios y los Sudaneses hacia el sur. Sin embargo, este método oracular les llega, como resultado del desarrollo de los contactos y relaciones mercantiles con los comerciantes hindo-arábigo primero, y arábigos-subsaharano después; con lo cual inferimos por las evidencias de los intercambios mercantiles, un lógico proceso de transculturación Indopacíficoarábigo-africano, que debió ocurrir entre los siglos VII al X d. C.184 antes de la expansión y consolidación del Imperio Yorubá. Por lo tanto se imposibilita la teoría de la credibilidad muy extendida, de que el oráculo de caracoles del culto a los orishas, tengan su origen en la cultura de Ifá; dado que esta última llega con posterioridad a la cultura del Africa Subsaharana, nunca antes del siglo XIII185. Todo parece indicar que los pueblos Nagos, Ibos e Igbos se aprestaron primigeniamente los caracoles cauris como medio oracular, de los pueblos indoarábigos, como hemos apreciado, pero
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184
185
adecuaron con el decursar del tiempo el
Investigador de Benin. Las dataciones más antiguas que se han podido establecer, sobre la presencia del caracol cauri ( cipraea moneta) en cualquiera de sus usos y aplicaciones en el África negra no son anteriores al siglo X. Lo cual ha sido confirmado por el profesor Beninés Felix Iroko, en entrevista que fue concedida en La Habana en noviembre del 2000. No hemos encontrado evidencias arqueológicas, que le acrediten una mayor antigüedad al caracol cauri, en las zonas Subsaharanas, que son objeto de nuestro interés investigativo. No obstante estamos infiriendo un período de dos a tres siglos aproximadamente, para su total asimilación cultural contextual en el África negra Subsaharana. Como se ha demostrado según los datos aportados por la arqueología. 199
método de empleo y sus medios originales. Adicionándoles poco a poco otras piezas distintas a los caracoles hasta completar seis elementos más, como un conjunto independiente que se le adiciona, que por esta razón el mismo es conocido por la denominación de Ibos, lo cual evidencia su origen. Estas piezas también fueron utilizadas incluso en las prácticas oraculares de Ifá, aunque de modo residual, en tanto utilizan menos cantidad de elementos 186 y por lo tanto, son mucho más simples sus posibles combinaciones que en el caso del Diloggún. Indudablemente además, eliminaron el sistema de conteo y escritura de números arábigos, para su lectura e interpretación, como signos ajenos a la cultura Subsaharana; por uno propio para identificar los caracoles en posición oracular interpretativa durante su accionamiento. El sistema numérico fue sustituido por un sistema binario de signos, que ya era tradicional entre ellos, que obtuvieron como resultado de las huellas de las patas del loro, como símbolo supremo de sabiduría en estos étnos. De esta manera el resultado oracular, que originalmente lo constituían índices numéricos entre los indo-arábigos, típico de ellos; los transmutaron hacia signos nativos de importante connotación cultural, no numéricos, sino binarios; agrupados como conjuntos y subconjuntos de elementos; así como simbólicos trascendentes. Los que con anterioridad les habían servido, para ordenar los anales históricos en aras de garantizar de forma cronológica ordinal los acontecimientos que habrían pautado sus épocas importantes en la historia; no sólo de su pueblo, sino de varios etnos. (Imposible de explicarse en este capítulo, la complejidad de la estructura del sistema de clasificación informativo más antiguo de su historia). Pero lo que si no admite dudas es que si lo tuvieron. 186
En el sistema oracular de Ifá se emplean de 2 a 4 de los Ibos, mientras que en el sistema de los caracoles se emplean de 4 a 6 de ellos. 200
Por lo tanto estos signos nativos se convirtieron en símbolos representativos y contentivos de las tradiciones culturales, sustentado en los anales históricos ancestrales autóctonos, de transmisión oral y hasta entonces no clasificados, ni ordenados con un carácter místico trascendente; sino simplemente cronológico ordinal. Imprimiéndoles a partir de entonces un significado peculiarmente más propio al sistema oracular, y como resultado de su mistificación interpretativa, los relatos adquirieron un matiz cada vez más trascendental.187 Por estas razones las denominaciones yorubá de los signos oraculares del Diloggún, no se corresponden con los términos cuantitativos o numéricos que corresponden a los nombres de los números en la propia lengua, ni tampoco en lengua española como aparentemente se considera hoy en día; a pesar de que se procede a un conteo para ser interpretados en la actualidad; ni su orden de prioridad de principio a fin, responden a un sentido numérico de cantidad. Estas falacias de interpretaciones respondieron a los errores en el aprendizaje, dado el procedimiento empírico de transmisión de los conocimientos; determinado esencialmente
por
las
diferencias
idiomáticas,
que
impusieron
barreras
infranqueables en la comprensión de conceptos y de significados simbólicos muy complejos que se desarrollaron durante casi diecisiete siglos, antes de su llegada a la América. Si contextualizamos las condiciones históricas en que se produjeron las primeras transmisiones de estos conocimientos, por boca, y de manos de los africanos hacia sus primeros descendientes; que generalmente no dominaron la lengua Nago ni el castizo idioma Español, sino vaga y malamente un habla,
187
Esta es una de las razones por las cuales en algunos rituales religiosos, en sus orígenes se rasgan la piel de la cara y otras partes del cuerpo los iniciados; (escariaciones) dentro de las cuales introducen determinadas sustancias de similar textura a la descrita, pero de distintas composiciones químicas. Nos referimos a las practicadas en los omóplatos y no a las marcas tribales de los rostros, que son escarificaciones; entre otros fines como identificativa de determinadas etnias, tribus, familias y rangos o linajes, que inicialmente sirvieron para identificarse con facilidad entre sí durante los combates. 201
conocida en la época como lengua “bozal”; se comprenderá cuantas limitaciones impedirían un fidedigno intercambio de los conceptos abstractos, de los sentidos filosóficos y de los aspectos subjetivos más sutiles y complejos, por la pérdida del espíritu de la lengua; que el más fácil aprendizaje de las simples técnicas de manipulación para el accionar oracular. O sea, que es mucho más fácil el dominio de la técnica para la manipulación de los medios que componen este oráculo, que el complejísimo proceso de aprendizaje de los contenidos filosóficos, sus formas de interpretación, los significados que le son implícitos y adecuamiento, en el plano subjetivo de establecer oralmente, de forma explícita, el universo de información, que a cada signo oracular le corresponde de forma implícita. De ser cierto lo antes mencionado, entonces evidentemente, cuando ya se estaba en condiciones de manipular los medios oraculares, aún distaban mucho de aplicar en toda su dimensión, las esencias de los aspectos filosóficos en toda su riqueza y contenidos culturales de los anales que la integraron, por lo que una buena parte de esas enseñanzas se ha perdido y que están por descifrarse a partir de los símbolos del oráculo. A continuación veremos, producto del análisis de antropología lingüística y cultural, las diferencias entre el nombre de los números y la denominación del símbolo entre los arcaicos Anagó hablantes. La tabla que confeccionamos expresa de por sí las diferencias de los conceptos que hasta ahora han sido presupuestos; tanto por los practicantes, como por los investigadores, estableciéndose con claridad que las posiciones sígnicas oraculares, poseen un sentido ajeno al conteo de los mismos para su lectura e interpretación. Número arábigo. Uno. Dos. Tres.
Número Anagó. Okan. Okán. Melli. Metá.
Signo Diloggún. Okana Shonso. Eyioko. Oggundá. 202
Cuatro.
Merín.
Merín. Cinco. Manú. Seis. Méfa. Siete. Mélle. Ocho. Méllo. Nueve. Mésan. Diez. Mégua. Once. Moncalá. Doce. Mellilá. Trece. Metala. Catorce. Menilá. Quince. Medugún. Dieciséis. Medilogún. De modo que evidentemente, la denominación
Iroso. Oshé. Obáara. Oddí. Ejiogbe. Osá. Ofún Mafún. Ojuani Shogbé. Eellilá Shébora. Metanlá. Merinlá. Marunlá. Meridilogún. que le dieron al signo oracular,
no estaba en dependencia de la cantidad de caracoles que se tenían en cuenta para ser interpretado, tal y como hasta ahora han supuesto investigadores y practicantes. Si no a voces, que en su traducción no implican un término de cantidad, sino que en su interpretación suponen conceptos, enseñanzas, principios y normativas muy complejas, sobre los acontecimientos históricos y sociales; que recogieron todos los contenidos culturales y el orden cronológico
de los
acontecimientos históricos ancestrales del étno. Sobre los cuales basaron el ulterior desarrollo de las estructuras sociales, así como las normativas didácticas de la propia sociedad y que sería merecedor de un objeto de estudio aparte, por su complejidad y magnitud, así como por la posible pérdida y distorsión de sus contenidos originales. El origen histórico del cambio cultural en el empleo de los nuevos signos, estuvo determinado por el significado que tenía el loro, (loro gris africano)188. En múltiples pasajes, historias, referencias; así como en objetos tallados en esta cultura, aparece con frecuencia una pequeña figura de un ave, que estuvo muy
188
Clasif. Cientf. Porceplialus flavifrons. 203
relacionada a personajes y a sociedades secretas muy antiguas como símbolos de poder, que diferenciaban a ciertas personas de los restante miembros de la población común y de otras sociedades de menor jerarquía. El mismo fue considerado como símbolo supremo entre los Ibos, además de por su belleza, por tener la facultad de imitar la articulación de palabras, poder repetir frases y oraciones que, además, solían memorizar. Cualidad muy valorada en pueblos de tradiciones orales, acreditándole poseer inteligencia, por lo cual se convirtió en atributivo de Obatalá; de quien dice la tradición oral, hizo construir su corona, precisamente con sus plumas;189 así como el Paoyé original, que estaba formado por una pata del loro disecada, de forma adherida a un fragmento del tronco del árbol de Seso Vegetal,190 (Cupania sápina V).191 Esta pieza conocida por paoyé, finalmente pasó a ser uno de los atributos que se introducen en las deificaciones del orisha Obatalá; pero el elemento iconográfico ha sido sustituido por un cetro pequeño, que es sostenido por una mano humana. 192 Por la grandeza que le acreditaron, en tanto la importancia que le concedió Obatalá, se supuso que el resultado ocasional de las huellas de sus patas, eran portadoras de mensajes divinos; que intentaban interpretar rápidamente, antes de ser borrado por la cola del animal con su propio andar.193 Por esta razón para representar los signos resultantes del accionar oracular comenzaron a considerar, no propiamente, la cantidad numérica en posición conversatoria, como originalmente era en el sistema Hindú, si no si su resultante mostraba un resultado par o impar de caracoles con su apertura natural boca arriba.
189
190 191 192 193
Costumbre que aún perdura en nuestros días en las coronaciones, durante las ceremonias de iniciación en La Regla de Osha en Cuba y otros países, para cualquier orisha inclusive. Arbol atributivo del orisha Obatalá. Véase: Pattakí de “El Ashé del Loro”. Orúmila Lerí Pkuín. Pag- 625. Inédito. s/a. Resultado del estudio iconográfico de terreno. Autor desconocido. Orúmila Lerí Pkuín. Pattakí de Las Huellas Inteligentes. Inédito. Sin Fechas 204
Este resultado era gráficamente expresado sobre unos polvos, que se obtenían como resultado de macerar la terracota y el fruto del ñame africano hervido y secado al sol, hasta obtener un finísimo polvo; que en conjunto significaban: la tierra, (por la terracota) y el sustento básico del pueblo. (el ñame) Para la utilización de estos polvos, eran esparcidos sobre la superficie de la piel del animal que se hubiera sacrificado al oráculo, marcando sobre los mismos con la pata izquierda disecada del loro de la siguiente manera: si el resultado era par, empleaban la marca simultanea de los dedos delanteros (2 dedos paralelos) tantas veces como fuera necesario, hasta obtener tantas líneas, como caracoles con su apertura natural, quedaran hacia arriba. Si el resultado era impar, adicionaban a las marcas necesarias de los dedos delanteros, una marca del dedo trasero; (1 dedo) pues las patas de los loros cuentan solamente con dos dedos delanteros y uno trasero. De esta manera, el dictamen oracular, no sólo era llevado al plano terrenal, sino que además, no era borrado ocasional y torpemente por el propio animal por el método primario empleado. De esta forma llevaban el mensaje oracular trascendente del plano astral personal, al plano terrenal; (terracota) donde era debidamente nutrido por el Iyé o Inshe (polvo del ñame) sobre todo lo cual, en múltiples ocasiones depositaban frutos y realizaban sacrificios, para garantizar que se cumpliera el dictamen oracular representado sobre los polvos; grabados en el plano horizontal de la tierra y la sucesión de las líneas en la misma dirección y en sentido de izquierda a derecha. (Observe otra diferencia con relación a la escritura de Ifá) Para todo lo cual, prestaban especial atención a la orientación cardinal en que lo realizaban. Asociándose estas marcas con los contenidos de sus anales históricos e informes noticiosos ancestrales; entendidos e interpretados como predicción oracular
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cíclicamente repetibles, como evocación alternativa de analizar y solucionar las problemáticas a la usanza y costumbres de sus ancestros. Con ello lograron la categorización y conservación oral de las costumbres y tradiciones, elevando las mismas al plano de cultura ancestral. Si tenemos en cuenta el informe noticioso, el contenido cultural a los que nos remite y corresponde en cada uno de estos signos, es evidente además, que debieron
sufrir
una
consecuente
sustitución
de
los
contenidos
culturales
indoarábigos que originalmente reportaban; que necesariamente fueron enriquecida con los elementos noticiosos autóctonos, en franco adecuamiento a la problemática del étno, en ajuste a la moral, la idiosincrasia, la enteléquia e historia del contexto cultural. Hasta entonces recogidas sólo como tradiciones orales y a partir de entonces como una forma además de referencia, de transmisión de los modelos de conductas, de los hechos y sucesos históricos, de los personajes célebres, así como el orden en que ocurrieron los acontecimientos194. No obstante, si bien la denominación y ordenamiento de los signos respondió a un propósito cualitativo y cronológico (según sus contenidos y la posición ordinal de los símbolos respectivamente en el sistema oracular del Diloggún) y su relación correspondiente con el arquetipo de personalidad orisha a la cual pertenece, del cual habla y se refiere; es el orden histórico de aparición de los acontecimientos y en segundo plano, sus personajes en el escenario cultural, así como su influencia y papel contextual. (Para más información consulte “Las Adendas del Diloggún” de Teodoro Días Fabelo, a pesar de que no compartimos sus puntos de vista filosóficos apologéticos, con respecto a la génesis teológica.) Cuando efectuamos un análisis profundo de los contenidos culturales que reporta cada signo, se aprecian en cada uno de ellos un importante sentido de 194
Como resultado del análisis de sus contenidos culturales, más allá del contenido y los propósitos religiosos, que únicamente se les acredita, luego de una concatenación del universo de sus contenidos. 206
pertenencia de los acontecimientos acaecidos desde el punto de vista etnohistórico, lo cual permite comprender la importante fuerza, que poseen como identidad cultural estos étnos. Razones por las cuales mantienen sus raíces y costumbres seculares, muy a pesar de las reprobaciones que han sufrido. Nicolás Valentín Angarica, por su parte, expuso que por el signo Okana, se expresa la primera esencia (Elegbá) y que por esta razón los “hijos” de este signo podían tener como orisha tutelar a Eleguá o a Obatalá; 195 sin explicar, quizás por desconocer, dado su formación patrimonial, empírica y teológica, las razones culturales antropológicas que dieron origen histórico al informe noticioso. Por estas razones, a lo largo del tiempo, el estilo de exposición explícita del contenido cultural, presupuso y devino en implícito el carácter místico y finalmente en argumento teológico, como dogma sin más explicación y por lo tanto como verdad indiscutible. Procedimiento, que caracterizó a múltiples enseñanzas de esta cultura y sus consecuentes implicaciones tergiversadoras. (Una consecuencia más de la ausencia o pérdida del espíritu de la lengua original durante la trasmisión de las enseñanzas en español) Ciertamente por la voz Okana, como sustantivo del primer signo oracular del Diloggún, se hace referencia a la primera esencia, identificada por el término Elegbá, que adquiere su nombre por el gentilicio de Egbá; 196 territorio del cual es oriunda, en donde su objeto iconográfico era representado, al parecer y como una reminiscencia importante del paleolítico superior, por una sola piedra. Luego, en la etapa alfarera fue confeccionado en terracota, por el resto de los demás pueblos, los que fueron agregándoles otros ingredientes propios de cada región. Con rasgos antropomórficos, (características que aún en la actualidad 195 196
Angarica. N. V., Manual del Oriaté. La Habana. Octubre de 1934. La voz egbá, significa pedregoso en lengua Anagó; (entre múltiples acepciones) de manera que la región de los Egbá adquirió su denominación, por haberse asentado en una zona de tales características. Por este motivo sus deificaciones de Elegbá, más tarde conocido como Eleguá se efectuaban en una sola piedra y ello caracteriza las diferencias constructivas de los conocidos como Eshu. Que indudablemente es otra cosa. 207
conservan sus representaciones) por el influjo de la cultura Nok como culto de la personalidad propia, que recreó la cabeza como objeto iconográfico. Conservándose de todas formas la costumbre de agregar una piedra, en este caso de menor talla, pero casi siempre en la preponderante porción superior de la cabeza. Más tarde y finalmente, asume la connotación y categoría de orisha iniciático, por la transculturación con la Cultura Orí, de la cual Obatalá fue el primer cabecera; por estas razones etnohistóricas del estudio antropológico, en la actualidad las personas “hijas”197 (léase correspondientes) de este signo, pueden resultar con una filiación teísta (léase arquetipo genérico de personalidad) hacia uno u otro de los dos antes mencionados. De cualquier modo ahora se explican las razones etnohistóricas que le acreditan a ambas figuras primogenitura, grandeza y prioridad; en sentido ordinal y en aspectos cualitativos de acuerdo con los contenidos protagónicos y desempeños
197
Los procesos subjetivos sinonimiadores catolisantes impuestos, además de los transculturadores objetivos naturales y espontáneos; establecieron, en tanto el concubinato de las culturas española y yorubá en Cuba, el trasplante de múltiples léxicos usados en los vínculos de parentescos católico-español, para ser aplicados en igualdad de condiciones y significados, sobre los nexos y asociación de cosas, personas y de filiaciones referentes entre las mismas; que a pesar de poseer sus propias y desiguales connotaciones, quedaron matizadas y con ello limitadas, a los significados e implicaciones conceptuales de la lengua española. La misma, dado sus limitantes conceptuales interpretativas al respecto, al convertirse en un medio de comunicación para la transmisión y enseñanzas, de los códigos y aspectos existenciales de la cultura yoruba; han distorsionado y/o tergiversado en apreciable medida, muchas de sus esencias originales. Además del carácter patrimonial y empírico para la transmisión del conocimiento. Y, Amen con los caprichos y criterios personales adicionales. Un paciente estudio de estos aspectos mediatizadores, ofrecería material suficiente como para una voluminosa Tesis Doctoral, que contribuiría a esclarecer las peculiaridades de la idiosincrasia del cubano actual. 208
contextuales. En el caso del segundo signo Eyioko,198 iconográficamente representado en por el arco y una flecha, 199 confeccionados en hierro. El contenido cultural reporta a Oshosi como personaje central. El mismo representa un paso que supera al paleolítico superior, a la sociedad en hordas y a la vida nómada. Fue a la vez un breve espacio de tiempo en la transición ocurrida entre el cazador profesional, el establecimiento de una economía de carácter aldeano campesina muy elemental y los asentamientos humanos estables; con ellos las estructuras sociales de bandas y tribus altamente organizadas y el surgimiento de la fundición de los metales200. Le sigue en orden la tercera categoría sígnica, con Oggundá como sustantivo simbólico, representado por varias herramientas y aperos para el trabajo físico, realizadas en hierro fundido e incluso forjados. El contenido de información cultural ahora se vuelve más complejo y amplio, simbolizando el paso definitivo a La Era del Hierro y el ulterior desarrollo de la fundición y la forja en todo su esplendor; incluso con fines decorativos y lucrativos. Con lo cual se producen incrementos importantes de la productividad en las labores agrícolas, la consecuente acumulación de los excedentes de producción (plus producto). El concepto de propiedad y producción colectiva, se ven afectados por las posibilidades individuales de adquirir medios de producción particulares, y realizar labores en beneficio propio. 198 199
200
Díaz Fabelo. Simeón T., Adendas del Diloggún. Inédita. La Habana. En su más simple representación, pues su objeto iconográfico es muy variado y rico en sus muchas significaciones y jerarquías. Razón por la cual en los actuales procesos de deificación y de atención cultuada, ambos orishas son concebidos dentro de un mismo receptáculo, representativos de la cacería el uno, de los aperos de labranza el otro y ambos con atributos confeccionados en metal. Son a la vez en estos etnos sinónimos y representación de las primeras relaciones de equilibrio social mediante los oficios; produciéndose una relación de dependencia mutua, en la cual cazadores y aldeanos sustentan a los fundidores; y estos, confeccionan las herramientas de trabajo y otros artículos para la comunidad. Por esta razón, aún cuando el primer sacrificio se efectúa siempre para el orisha Eleguá, por la razón histórica de su primigenia antigüedad, se sabe que él primero en comer es siempre Ogún; pues obe, (el cuchillo) durante el sacrificio, prueba la sangre antes de que llegue a Eleguá. Quizá por estas razones Manuel Heres Hevia, traduce Eyiogbe como una corruptela de las voces: eyi = dos y obe = cuchillo; con el significado de: Dos cuchillos Obsérvese como en las realizaciones rituales, están presentes las tramas históricas y sociales ancestrales; preservadas en los corpus literarios teológicos, pero no esclarecidos convencionalmente en ellos. 209
Precedente mediante el cual se perfilan en un inicio dos categorías productivas, amen de otras ya existentes, pero en este caso con muy marcadas diferenciaciones en los beneficios que reportaba cada una de ellas para cada sector ocupacional; siendo más beneficiado en un inicio el sector agrícola, por los más modernos medios de producción para la obtención del sustento; y en ese sentido, los fundidores, creadores de los medios de producción, en una posición de dependencia muy desventajosa al no estar directamente vinculados a los resultados de la producción alimenticia y depender sólo del intercambio con el productor agrícola directo. Como es natural, surge de modo espontáneo en el medio social, sino una casta, sí al menos un gremio altamente especializado en la producción de instrumentos metálicos; los que motivados por su excesivo trabajo, poco provecho para el sustento y, en tanto su posición de dependencia mediante los trueques; desarrollaron la producción de armas perforo-cortantes forjadas. Estas, en manos de sus productores, les concedió las prerrogativas de la violencia, de las guerras e incluso en la ejecución de los sacrificios; que dieron lugar a la categoría de Los Ashegún, que de esta temida forma se acreditaron por temor, el respeto y de los cuales su máximo representante es el personaje conocido por Ogún. A partir de este momento de la historia de estos étnos, los conceptos de la violencia se establecen como principios y formas del poder por Los Ashegún, mediante lo cual someten por la violencia a los pueblos productores agrícolas; que al convertirse en práctica habitual, la anterior diplomacia entre los étnos, cede su lugar a las guerras fratricidas, surgiendo las primeras manifestaciones de esclavitud y con ellas la hegemonía del poder irracional. Por esta razón los Ashegún como arquetipo orisha de personalidad, son considerados más fuertemente pasionales, que seres racionales; de modo que ellos
210
normalmente reaccionan primero instintivamente y después, si acaso hay lugar, acuden al razonamiento para lamentar las consecuencias. Son generalmente individuos regidos por sus instintos y caracterizados por la violencia. Dado el análisis de estos elementales, (pues de asumir el estudio antropológico, etnohistórico y sociológico en toda su magnitud, que refieren los contenidos culturales del sistema oracular en total sería casi enciclopédico) se puede afirmar, que es nuestro propósito en este caso: que en el sistema oracular de los caracoles, la estructura informativa y el ordenamiento de los aspectos noticiosos que reportan los símbolos y sus contenidos, fueron clasificado y establecidos en el orden cronológico de los acontecimientos históricos y sociales; con observancia de la importancia del personaje protagónico, sin obviar su desempeño; lo cual acusa un método histórico en su facturación. Prestando especial atención a la necesidad de cultivar los valores éticos morales del individuo y de censurar las conductas negativas y las bajas pasiones del yo individual en su medio de realización. Resultando además, un procedimiento clasificatorio de identidades personales, en tanto ulterior culto a la personalidad, normativo de la sociedad. Sirviendo como una utilísima herramienta para la caracterización de personalidades psicológicas. El concepto de historia, en sentido general, como ciencia social se desarrolló a partir del estudio de pueblos con grafía o escritura, que contaron con cronistas en su época y que escribieron o narraron determinados acontecimientos, ocurridos en cierto momento de su calendario propio. Todo ello traducido y llevado por los estudiosos a nuestra lengua y escritura; así como ubicándolo en nuestro sistema calendario, nos da una idea más exacta del suceso histórico, pero en función de nuestros conceptos de la historia y en ajuste a nuestros intereses y códigos filosóficos, que no siempre se corresponde con los
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conceptos de los que hicieron la historia. Ubicar los acontecimientos acaecidos en la humanidad en un año solar y saber si él mismo corresponde a una etapa anterior o posterior de una Era, (como si fuera la única) no es más que un prejuicio dependiente del referente cultural del investigador, y de la no menos culpable Academia Occidental, que así prejuicia. En el caso de los idealistas, la refieren como Nuestra Era, los de corte materialista, aceptándola pero sin asumirla, le llaman La Era de Cristo. Empero hay mucho acontecer cultural, tan o más importante que esta Era, que no es posible señalarla dentro de la misma; porque como ella, fueron el eje central de su contexto cultural, que existieron muchos siglos antes que ella y que por lo tanto vivieron al margen de su referente y que la cultura occidental impone como referencia, o mejor decir como reminiscencia del Imperio Romano. Cabe preguntar: ¿Que sería de la Era de Cristo sin el Imperio Romano? Pero en ambos casos, (para idealistas y materialistas) existe un factor común de identidad que está determinado por sus concepciones occidentales de estudiar, de categorisar; de decidir que es, y que no es. De establecer los parámetros para la valoración de una investigación, solamente bajo el rigor de una concepción académica, que no existía cuando los pueblos ya eran cultos. Luego no podemos limitar nuestras posibilidades de estudio a los actuales cannones académicos, en tanto las culturas son mucho más ricas y sus contenidos mucho más complejos, que los actuales procedimientos, de ni siquiera, a veces comprenderlas. Las Ciencias, en tanto herramientas para demostrar la validación o no, de lo que la humanidad como cultura general ha creado, está a la saga en su contenido de trabajo, con respecto a los volúmenes y complejidades en el desarrollo cultural de los pueblos. Las herramientas del trabajo investigativo se crean en la medida y funciones
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que el objeto de trabajo lo exige; y sobre todo, sin dejar de considerar como elementos importantes a todo aquello que es contentivo, y característico de una cultura; por la condicional de que aún no está clasificado y/o aceptado por los parámetros de las Ciencias Sociales. Para los pueblos del África Subsaharana, en tanto ágrafa en su totalidad, la única forma de preservar sus anales históricos, lo fue a través de la transmisión oral. Pero, dado sus intereses en la conservación de los acontecimientos históricos, no fue determinante en que momentos cronológicos se produjeron; si no, el orden sucesivo en que ocurrieron, por ello no es difícil el estudio de su historia, sino el hecho de pretenderlo, a partir de nuestros conceptos sobre las dataciones y categorizaciones de la misma. En la cultura de los étnos objeto de nuestra investigación, a pesar de que contaban con su propio calendario, consistente en un año de 360 días, con 72 semanas de 5 días; comenzando su año como los antiguos egipcios, en el solsticio de verano;201 sin embargo, prestaron mayor importancia al personaje importante del cual eran descendientes; a los sucesos históricos acaecidos en su época, de la cual se convertía en su representante y el orden de aparición entre ellos mismos; porque sus intereses y jerarquías de clase estaban determinados únicamente, por poseer la descendencia del linaje más antiguo y prestigioso; no teniendo ninguna importancia para el contexto cultural la fecha en que ello acontecía. No obstante, nos atrevemos a asegurar que, el hecho de haber ellos clasificado los contenidos culturales ocurridos, a través de sus signos simbólicos oraculares; y, poseyendo estos un orden cronológico ordinal en ajuste a la sucesión de los acontecimientos; convierte a cada uno de sus signos en categorías del acontecer histórico o en momentos cronológicos específicos de su historia; 201
Para más información consulte a : Heres Hevia. Manuel, “Libro Blanco para los Caballeros de la Luz” Editorial Rápido. La Habana. 1962. 213
sujetos a sus concepciones de preestablecerla, con independencia de los prejuicios occidentales de la Academia de aceptarlas. Por lo tanto, para abordar el estudio antropológico y etnohistórico de estos étnos, es imposible realizarlos a partir de nuestros conceptos y procedimientos de ubicación sobre lo que acontece, con nuestras dimensiones del tiempo y del espacio en la historia. Para los yorubas, el tiempo histórico tiene tal dimensión como la memoria de sus pueblos y esta comenzó con los albores de la humanidad. La Era Cristiana, no es La Hora Cero, en el reloj de La Historia Universal de la humanidad. A veces nos preguntamos ¿Cuál sería la connotación de La Era Cristiana, sí la Academia de las Ciencias Sociales no hubieran sido una pautante judeocristiana occidental? Cabría también preguntarse, al margen de los argumentos de la historia oficialista, ¿Porqué la Santa Sede Cristiana está en el Vaticano de Roma y no en la Tierra Santa de Jerusalén de la antigua Palestina? De manera que la continuación de este estudio, no será a partir de los referentes metodológicos de las Ciencias Históricas, sino que los asumiremos basados en los procedimientos de la Antropología Cultural; reconsiderando para ello el estudio de las referencias simbólicas, creadas por los hombres como parte de su desarrollo cultural en su época y contexto; así como las funciones para las cuales fueron concebidas, en las manos de sus hacedores. Si consideramos los voluminosos contenido de información que contienen cada uno de los signos simples del sistema de los caracoles, los cuales no caben, ni son objeto de este trabajo; se puede comprender que originalmente entre los siglos X al XII d. C.; solamente se lanzaban los caracoles una sola vez para una vista oracular, y este único y primer signo era contentivo del total de información y explicaciones
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necesarias para la incógnita consultada. Volumen informativo que paulatinamente se ha ido perdiendo y que quizás podamos reconstruir en alguna ocasión con ayuda de financiamiento y voluntades. Mientras que para las respuestas de si y no, bastaba con obtener en una tirada un resultado impar o par respectivamente; procedimiento que solamente se conserva de modo residual en las ceremonias de los Ituto, para las determinantes de la voluntad del orisha sobre su destino, posterior a la muerte del iniciado. Adicionalmente la argumentación implícita para cualquiera de las dos posibilidades, estaba determinado por el tipo de signo y el contenido sentencioso del mismo. La investigación de terreno demuestra que tanto en Nigeria, como en Brasil y Benin esta práctica aún se conserva en algunas localidades; también este estilo lo hemos encontrado en antiguos Oriates de Cuba. Hay que reconocer, que el estilo de la tirada doble para obtener un par numérico en el sistema de los caracoles, para ser interpretados ambos en una sola conjugación, es una imitación y aprestamiento del sistema oracular de Ifá; que en un solo lanzamiento obtiene el par sígnico (odu) que se requiere en este culto. Esto convirtió al original sistema de obtención de un signo simple y autosuficiente, desde el punto de vista del volumen de información en los caracoles y un segundo lanzamiento, para determinar una lectura positiva o negativa del primero; en la obtención de un presunto odu compuesto en el Diloggún, con las consecuentes implicaciones de tener que remitirse entonces a los contenidos informativos de Ifá. En el sistema de los caracoles, realmente la resultante oracular es un signo simple; mientras que la resultante de Ifá si produce un odu compuesto o de doble estructura.
215
Por tal motivo se ha ido perdiendo el conocimiento del mensaje oracular de los caracoles y en muchas ocasiones, apreciamos como se refieren contenidos que corresponde a la cultura de Ifá. Sería objeto de otro voluminoso ensayo, exponer las razones por las cuales se imbricaron uno
y otro
sistema operativo
oracular
y los
mutuos
disimiles
aprestamientos en que ambos han incurrido entre sí. No obstante deberá quedar claro, que para abordar el estudio más acertado de la historia general de los llamados pueblos Yorubás, precedentes a la etapa imperial es imprescindible los resultados de la arqueología y el más completo dominio del sistema oracular del Diloggún o de los caracoles, en su más ortodoxa versión; como única vía de poder incursionar en una historia más ortodoxa y menos contaminada del discurso y de los argumentos teológicos; siempre tergiversadores en tanto convencionalistas y por ende, no sólo poco esclarecedores, sino además muy hegemónicos. Confiamos en que podamos encontrar el respaldo financiero necesario para tamaña enciclopédica encomienda.
ORIGENES DEL SISTEMA ORACULAR DE IFÁ. Ahora bien, en el caso de la cultura de Ifé, el surgimiento, ordenamiento y estructuración de los signos oraculares y sus contenidos culturales; fue el resultado del aprestamiento de los anales precedentes históricos de la cultura base, en la cual se insertó y diseminó, luego de enriquecida con la propia historia de sus personajes castrenses, y finalmente reordenada con facturación convencionalmente imperial; los que indudablemente determinaron consecuentemente: primero su contenido, estructura y composición culturológica; más tarde, la complejidad de conocimientos y el modus operandi; y por último, en tanto los intereses que representaba, un limitado y sectario acceso de participación a su aprendizaje.
216
El proceso de conformación de la religión que finalmente nutrió al culto de Ifá y su producto oracular, tuvo la suerte de contar con elementos cognoscitivos mucho más ricos, en tanto le precedieron muy antiguos antecedentes históricos y culturales; que produjeron toda la fuente histórica de origen socio religioso, que en definitivas aglutinó de forma integral en su acervo y le permitió entonces, la creación en unos casos y la modificación en otros, de las dinámicas de los rituales religiosos como un producto volitivo de Oduduwa, su máximo instaurador. Aunque presumimos lógicamente que no pudo vivir lo suficiente, (de cuatro a cinco siglos) para alcanzar a ver totalmente consumada su obra acabada; que desde sus inicios continuó un proceso de enriquecimiento y de adaptación, que nunca se ha detenido y que aún hoy se mantiene dialécticamente mutando. Como ya hemos apreciado, Oduduwa fue uno de los más importantes recopiladores de las manifestaciones culturales de su época. Evidentemente a su arribo en estas tierras y en la época en que le tocó vivir, nunca antes del siglo XIII d. C. o incluso después; demasiados acontecimientos histórico culturales habían surgido ya, en el curso del desarrollo religioso, social, político y cultural de la región; que por entonces contaba con unos antecedentes históricos, que se remontaban a casi más de dieciséis siglos antes de su nacimiento. Aparentemente, todo parece indicar, al no encontrar otras evidencias de corte histórico o arqueológico, que contribuyan a acreditar la total autoría de los procedimientos oraculares de Ifá como propio; que lógicamente establecieron las condiciones necesarias, para sustituir el original Diloggún, (de uso personal pero muy trascendente) por otro, sin dudas, mucho más complejo, mucho más acabado y por
lo
tanto
lo
consideraron
muy superior. Que
lograse
satisfacer
las
complejidades de información, más que personales y territoriales, las del nivel de verdaderos estados, (entendidos estos no con los conceptos occidentales de
217
categorización de los mismos) que a partir de entonces y nunca antes de esa época comenzaron a formarse en estos territorios. El resultado de la investigación me indujo hacia varias posibles hipótesis, sobre el origen real del sistema oracular de Ifá; partiendo del estudio de sus signos oraculares y de la connotación simbólica que representan; así como comparando los contenidos culturales, muy transculturados en el contexto africano que reportan, con relación a otros sistemas similares pero muchísimo más antiguos que éste. La valoración del estudio comparado y de la investigación bibliográfica nos hace inferir tres posibles orígenes culturales hipotéticos, y/o la posible combinación de los elementos culturales de los tres orígenes. Nos referimos a los aprestamientos que debieron hacer de la cultura China, a través del antiguo Egipto o por conducto de los árabes; de la propia cultura Egipcia, y de la cultura de los Orí, como reminiscencia de la cultura Nok en estos territorios, a pesar de los casi más de mil años que la separa de esta última; así como importantes elementos o vestigios residuales del Islam y de la cultura Árabe. Nuestra propuesta no es propiamente inspirada en la esencia egocéntrica de las corrientes del Difusionismo Cultural, pero no podemos obviar que el desarrollo de la cultura de Ifá, se superestructura insertándose en época tardía en territorios de altísimo desarrollo cultural; así como que los orígenes de su principal instaurador no fueron autóctonos del lugar. La lógica indica por el uso de los códigos sígnicos actuales, que sus signos lo más probable es que se basaran en el sistema de signos binarios de la antigua China dinástica; en atención al prestigio indiscutible que poseían todos los aspectos que estaban relacionados con su milenaria cultura, sabiduría e indudable mayor antigüedad. Unido a la extraordinaria similitud conceptual filosófica de emplear en ambos casos, los llamados pares de contrarios. Concepto que sin lugar a dudas ya
218
existía en la filosofía China desde mucho antes de la era de Confusionismo y de la dinastía de Ifé. El estudio comparado realizado durante los últimos 18 años, de los diversos sistemas oraculares de mayor antigüedad de las culturas milenarias anteriores a la Yoruba, nos llevó a encontrar precedentes sígnicos simbólicos oraculares idénticos a los empleados por Ifé, pero que gozan de muy superior antigüedad. (Casi desde los siglos xxv al xx a. C.) El análisis y estudio de la estructura gráfica y contenidos de los signos de Ifá, hacen muy dudosa la originalidad propia de los mismos; induciendo a pensar en muy probables aprestamientos culturales, lo cual no debemos dudar, si tenemos en cuenta la cantidad de otros tantos de ellos, que en el transcurso de la investigación se han ido demostrando. Tal es el caso del llamado “Libro de las Permutaciones”, popularmente conocido como “El I Ching”; pero que su verdadera denominación es “Chou I”; como título abreviado de lo que en principio se denominó “Las Mutaciones I de los Chou”. Texto que se considera de comienzo del reinado de la Dinastía de los Chou, cerca del año 1122 hasta el 221 a. C.202 (para más información consulte la obra citada en nota al pie). <
.--------------------“I Chin El Libro de las Mutaciones”. Versión del Chino al Alemán, traducido al español por D. J. Vogelmann. Colección Oriente y Occidente. Editorial Sudamericana, S. A. Buenos Aires. Argentina. 1976. 219
tratando de coger con la otra, la mayor cantidad de conchas posibles. Si el número de conchas cogidas al azar resultaba impar, realizaban una marca lineal continua (
) si por el contrario el conteo resultaba par, hacían una marca lineal horizontal discontinua (
). Interpretándose en el primer caso la respuesta como un si ante lo cuestionado, y como el no en el segundo caso. >>203
Más tarde y aún en un estadío muy temprano de este sistema oracular, la extraordinaria complejidad del pensamiento factual de los chinos, requirió la satisfacción
de
respuestas
mucho
más
complejas
filosóficamente
y
consecuentemente ello, implicó la necesidad de desarrollar signos y procedimientos más desarrollados; pero basados en los principios de los pares opuestos o complementarios, (La Ley de Contrarios) como lo fue en su esencia desde un inicio. Ello condujo a la sustitución de respuestas y trazos simples, por respuestas más completas, mediante trazos más complejos; para lo cual duplicaron el número de signos ante las mismas posibilidades dinámicas de un resultado oracular. O sea, si la resultante oracular era impar, lo representaban con dos líneas continuas y paralelas; mientras que en el caso de obtenerse un resultado par, lo hacían con dos líneas discontinuas paralelas; empleando un esquema simple de representación para
203
los
asuntos
más
trascendentes,
que
implicaba
iguales
posibilidades
Ideen. Ant. Pag-62. 220
matemáticas para uno y otro signo durante la acción oracular, que representaron como a continuación se reproduce en cada caso.
Ya para entonces, no solamente el par de contrarios implicaron los conceptos opuestos del sí y del no; si no que además, adquirieron el sentido de géneros masculino y femenino, para las líneas continuas y discontinuas respectivamente. Este importante paso hacia un sistema de simbolismo más complejo, naturalmente brindó un mayor número per se de combinaciones y sentidos filosóficos interpretativos, dando lugar a las cuatro siguientes posibilidades combinatorias, que denominaron las sz`siang, que traducido en su momento, quería decir las cuatro figuras.
O sea, que no sólo se duplicó el número de posibilidades combinatorias, durante la acción oracular, sino que además, dio lugar al concepto de la aparición o repetición de los mismos de modo cíclico, en tanto fueron asociada en la acción oracular con cada una de las estaciones del año; las que como se sabe se repiten cíclicamente. Combinando a su vez un signo con su opuesto en género, dando lugar a las posibilidades de la paridad (parir) por el apareamiento de signos de géneros opuestos. Ello implicó más complejidad conceptual en su construcción factual y muchísimas más imbricaciones filosóficas para sus interpretaciones. Como se puede apreciar en la figura anterior, al combinar dos elementos simples, en un solo conjunto binomio, tuvieron que definir el sentido y dirección de representar la escritura e interpretación de los mismos; lo cual fue realizado en
221
sentido vertical, al estilo de la escritura china y en dirección de abajo hacia arriba; dado el sentido filosófico de encontrar respuestas a los enigmas del imperio en la tierra, (signo de abajo) inspiradas en la sabiduría del cielo (signo de arriba). Visto de otro modo, los signos inferiores significan el asunto terrenal, y los superiores infieren el consejo supremo devenido del cielo; en dependencia de la conjunción de ambos, resultaba el contenido cultural que se expresaba por los sabios filósofos interpretes; con lo cual se demostraba además, la necesaria coherencia en la resultante oracular, entre el asunto planteado y el tratamiento de contenido cultural correspondiente. Dada la condición de parir o reproducir subconjuntos de signos, conformados por elementos simples, de contenidos simbólicos complejos; fueron creando contenidos filosóficos de notable espiritualidad sapiensal; dado que fue recogiendo y compendiando la sabiduría de los más altos dignatarios de casi todas las dinastías de la antigua China, que concubinaron con el mismo y que este sistema fue sobreviviendo a cada uno de los diversos Emperadores e incluso a los diversos períodos dinásticos de la antigua China. Debido a que no pocos filósofos y pensadores, entre ellos Confucio, 204
204
Confucio, en chino Kongfuzi (c. 551-479 a. C.), filósofo chino, creador del confusionismo y una de las figuras más influyentes de la historia china. Según la tradición Confucio nació en el país de Lu (hoy, provincia de Shandong) en el noble clan de los Kong. Solía viajar de un lugar a otro e instruir a los contados discípulos que se habían reunido en torno a él. Su fama como hombre de saber y carácter, con gran veneración hacia las ideas y costumbres tradicionales, pronto se propagó por el principado de Lu. Llegó a creer que el único remedio era convertir a la gente a los principios y preceptos de los sabios de la antigüedad. Por esta razón enseñaba a sus alumnos los clásicos antiguos de la literatura china. Confucio no dejó escritos los principios de su filosofía; éstos fueron transmitidos sólo a través de sus discípulos. El Lunyu (Analectas), obra recopilada por alguno de sus seguidores, es considerada la fuente de información más fidedigna sobre su vida y enseñanzas. Deseaba ser conocido como un transmisor más que como un pensador, y por este motivo restableció el estudio de los libros antiguos. Sus enseñanzas se convirtieron en libros de texto de las generaciones chinas posteriores. Confucio fue muy venerado durante su vida y en años sucesivos. Aunque él mismo tenía poca fe en lo sobrenatural, ha sido reverenciado por millones de personas casi como una divinidad. El conjunto de las enseñanzas de Confucio tuvo un carácter práctico y ético, más que religioso. Afirmaba ser un restaurador de la moralidad antigua y mantenía que los propios actos externos basados en las cinco virtudes, bondad, honradez, decoro, sabiduría y fidelidad, encierran el conjunto del deber humano. En los siglos posteriores sus enseñanzas ejercieron una poderosa influencia en la filosofía china y en la historia. 222
aportaron a la China antigua un extraordinario código ético, más que religioso, no pocos de sus discípulos influyeron en los contenidos filosóficos ético moralistas del I Ching; incrementándose cada vez más los aspectos filosóficos del contenido y convirtiéndolo poco a poco en procedimiento y libro de consulta esencial, más que en religioso. El extraordinario y agudo sentido filosófico chino, de buscar la explicación de los sucesos terrenales, como una constante consecuencia resultante del mundo de la naturaleza y de la ínterinfluencia de sus elementos; adicionó al apareamiento de signos de géneros opuestos, la conjunción de cualidades y jerarquías. Y, como dos nuevas categorías, multiplicadas por los cuatro símbolos anteriores es igual a ocho; obtuvieron ocho nuevos símbolos con solo agregar a cada uno de los anteriores, una de las dos nuevas categorías y el elemento gráfico correspondiente. Estas dos nuevas categorías de: cualidades y jerarquías, cumplieron también la condición de ser complementarias, en tanto opuestas y se obtuvieron entonces con solo agregar a cada subconjunto un símbolo más, nuevamente el doble de las anteriores, obteniendo ahora ocho posibilidades de subconjuntos sígnicos, pero integrados cada uno por tres elementos simples. Resultando entonces las siguientes posibles conjugaciones:
Como es apreciable, dieron lugar a los signos actualmente conocidos como los trigramas, que fueron los máximos exponentes simbólicos, contentivos de la mayor filosofía y sabiduría china. Fue además, el último escalón o nivel de complejidades sígnicas y de contenidos simbólicos que alcanzaron a desarrollar; produciéndose en este nivel de estructuración factual, un colapso definitivo en la cultura China, en su
223
tradicional línea de crecimiento sígnico y de contenido simbólico filosófico. Al parecer como producto de ciertas pugnas políticas y serias tensiones internas, que desviaron toda la atención hacia los conflictos y las sublevaciones. Estos trigramas en su conjunto fueron denominados los Pat-Kaa, que quiere decir las ocho emanaciones. El
significado
de
las
emanaciones
fue
deducido
mucho
después
del
surgimiento de las mismas; es decir, poco a poco se fueron incorporando significados y referencias culturales, partiendo de las esencias primarias y sus derivaciones. Ello estuvo determinado porque de ella se dedujeron las posteriores dieciséis esencias filosóficas que llegaron a desarrollar; más que nada por la lógica coherencia que había entre los elementos de la naturaleza y esencialmente por el equilibrio interdependiente o interinfluenciable entre ellos. Visto de otro modo, la relación y cualidades físicas de los elementos tierra, aire, agua y fuego, madera, metal etc.; así como los resultados de poner en contacto dos o mas elementos entre sí, dan un resultado de reacción física o química, (en dependencia de los elementos y sus formas de combinarlos) que desde el punto de vista subjetivo, es aplicable a las características de las relaciones interpersonales; si consideramos la posible sinonimia existente, entre identidades individuales y elementos naturales, en lo que ha características temperamentales de los individuos y características físico-químicas de los elementos respectivamente se refiere. Infiriéndose que a iguales caracteres de personas, como de elementos naturales, se corresponderán las mismas reacciones tanto en uno, como en otro caso, de modo que conociendo bien los primeros, podremos saber como se comportarán entre si los segundos. De esta manera observando y estudiando al mundo de la naturaleza e imbuidos de esa dimensión filosófica, los sabios filósofos chinos estuvieron siempre
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muy por encima de la problemática mundana, lo cual les permitió crear “Las Máximas o Los Adagios” que aún hoy nos aportan sabiduría. Las llamadas “Dieciséis Esencias Básicas” de los chinos, llegaron a representar per se desde el punto de vista filosófico de las siguientes categorías y aspectos: Signo.
Nombre. Kien. Kun. Dschen.
Significado. Lo Creativo.
Cualidad. Fuerte.
Imagen. Cielo.
Jerarquía. Padre.
Lo Receptivo.
Abnegado.
Tierra.
Madre.
Movilizante
Trueno.
1er. Hijo.
Lo suscitativo.
Kan.
Lo Abismal.
Peligroso.
Agua.
2do. Hijo.
Gen.
Aquietamiento.
Quieto.
Montaña.
3er. Hijo.
Penetrante.
Viento
1ra. Hija.
Sun.
Lo Suave.
Madera Li.
Lo Adherente.
Luminoso.
Fuego.
2da. Hija.
Dui.
Lo Sereno.
Regocijante.
Lago.
3ra. Hija.
Estas ocho emanaciones trigrámicas llamadas los Pat-Kaa, lógicamente correspondían cada una de ellas a concepciones filosóficas mucho más ricas, a un ordenamiento jerárquico de primogenitura, en tanto el apareamiento de los símbolos y sus géneros, les adicionaron cualidades de distintas índoles y una imagen o semblanza de elementos naturales; conjuntamente con determinada posición cardinal para los cuatro preponderantes y un lugar en la cruz equinoccial, superpuesta a la cardinal. De hecho todo esto supone una compleja trama filosófica, no solamente de
225
establecer significados y sentidos, sino también de conjugarlos entre sí; así como también establecer la complejísima urdimbre de vinculación de todo ello con los problemas y conflictos de los humanos y del Imperio reinante. Para facilitar su comprensión a continuación reproducimos la distribución primaria que realizaron, para poder establecer la estructura y ordenamiento, en principio de los signos y en correspondientemente de sus significados.
Un tiempo más tarde la complejidad de la problemática Imperial y por la experiencia adquirida en la interpretación de los signos, observaron que en ocasiones se invertían los referentes de las interpretaciones con relación a la ubicación de los signos. De esta forma comprendieron la importancia de poder intercambiar solamente las posiciones de los trigramas, intercambiando el trigrama de abajo con el superior y viceversa. Visto de otra forma, comprendiendo la similitud que existían entre los fenómenos de la naturaleza durante las estaciones del año, simbólicamente comparados con los fenómenos sociales del Imperio en determinados estadíos (primavera: cosechas, nacimientos etc. Verano: seca, calor, fuegos etc. Otoño: nublados, lluvia, fresco, etc. Invierno: Frío, nieves, tormentas. Etc.). Y que de modo muy similar o simplemente totalmente inverso, se comportaban las relaciones sociales del mundo Imperial; (lo cual sería muy complejo de explicar en el presente trabajo) comprendieron que un trigrama y su contenido cultural, podía estar
226
ubicado lo mismo en la parte de abajo (como problema terrenal) que en la parte de arriba (como problema creado por determinadas causas del mundo natural). Empero ciertamente comprobaron que el Imperio era víctima de los fenómenos naturales, al igual que la problemática existencial de las personas, tenían en muchas ocasiones, su origen en sus desequilibrios naturales o por la influencia de la naturaleza sobre los humanos; dado el desequilibrio de sus energías internas. (Origen, entre otras técnicas, de la acupuntura, del Tay Chi etc.) Por lo anterior comenzaron a realizar más operaciones dinámicas oraculares, para en lugar de obtener un trigrama comenzar a conformar un exagrama; o sea, un signo integrado por seis símbolos (dos trigramas, uno sobre el otro) en sustitución del esquema anterior. Ello lógicamente produjo dieciséis combinaciones básicas o Esencias, resultantes de repetir dos veces cada uno de los Pat-Kaa; así como las posibles combinaciones obtenidas de intercambiarse entre ellos, de posiciones superior e inferior. Luego de los Pat-Kaa u Ocho Emanaciones, surgieron las Dieciséis Esencias Básicas y como se aprecia, es un concepto surgido en la antigua cultura China. Posteriormente,
continuó
un
importante
desarrollo
en
el
orden
y
perfeccionamiento de sus contenidos filosóficos culturales. Gracias a que todo lo referente al “I Ching” había sido conservado mediante la escritura ideográfica china. Durante los siglos X al XII d. C., importantes intercambios de embajadores y comerciantes se produjeron entre la antigua China y el Alto Egipto, durante los cuales hubo un largo período de intercambios culturales, en el que ambos pueblos se beneficiaron por los mutuos conocimientos que se aportaron, tales como la geometría, la pólvora, el papel, los papiros, los pergaminos y no menos influencias hubo en el campo del pensamiento místico, simbólico y filosófico.
227
Todo parece indicar que estas influencias místicas y filosóficas pasaron al África Subsaharana; bien con el mercado de esclavos, ya sea con el comercio de caballos o a partir de ciertos movimientos migratorios (muy poco estudiados) desde el Sudan y desde Egipto hacia el sur y que interesaron las zonas del antiguo reinado del Danhomé, (actualmente Benin) y llegaron hasta las costas occidentales del África, pasando por el antiguo Oyó, Ikare y Ekiti, incluso hasta la antigua Ifé y la costa inclusive.205 Cuando seguimos el curso histórico y evolución de la original cultura de los pueblos Yorubas, nos volvimos a encontrar a partir del siglo XIII206 d. C. que además del sistema oracular del Diloggún; comenzó a aparecer en la escena cultural, pero con un marcado acento místico religioso, el mismo sistema sígnico de la antigua China Imperial, con apenas muy poca modificación, con respecto a su versión y esquema funcional original de los signos; pero con una amalgama de posteriores aprestamientos de otras culturas en los contenidos y significados simbólicos, que convierten a este método oracular, casi en un monumento de los procesos transculturadores. Si se hace un estudio diacrónico, epistemológico y comparado entre el sistema oracular del I Ching y del oráculo de Ifá, encontraremos aspectos comunes que llaman poderosamente la atención; sobre todo desde el punto de vista de sus signos simples, de sus formas de conjugación, del procedimiento dinámico para obtener los signos, del modo gráfico para representarlos, la cantidad exagrámica que en ambos casos concurre, como resultante gráfica del acto oracular y otros
205
206
En reciente exposición de carteles fotográficos, mostrada por la República de Benin en Noviembre del 2000, en ocasión de la XII Edición del Festival de Raíces Africanas “Wemilere”; apreciamos la representación de la Danza del Dragón Chino, como parte de la cultura del pueblo de Benin y como es conocido, en la mitología africana no figuran los dragones. De manera que contactos tempranos hubieron entre los pueblos Asiáticos y el África negra. No hemos encontrado en nuestras pesquisas, a pesar de una acuciosa búsqueda, ningún elemento arqueológico o fuente fidedigna de información, que pueda acreditar una mayor antigüedad al sistema religioso de Ifá y sus procedimientos oraculares. 228
muchos aspectos más, que preferimos pasar a detallar. Sin violación de la secretividad ética.207 En el caso del sistema oracular de Ifá, para la obtención de los signos en sus inicios se procedía a lanzar con una mano dieciséis nueces de kola, 208 (según se describe en el texto apócrifo del Orúmila Lerí Pkuín) intentando con la otra coger la mayor cantidad posible de ellas. En el caso de obtener un número impar, lo representaban con cuatro líneas simples sucesivas verticales, de arriba hacia abajo. En el caso de obtener un número par, lo hicieron con cuatro pares de líneas sucesivas verticales, en igual sentido y dirección. Como a continuación se representa.
(1)
207 208
Detallaremos sólo los aspectos visibles para el recurrente, como parte de su acto adivinatorio público. Nos referimos a la Garcinia kola. L 229
(2)
Obsérvese la extraordinaria similitud de los signos simples y la indiscutible idéntica estructura, para la composición de los signos, que además, son considerados también, aún hoy en día, como pares opuestos o contrarios, al tiempo que se conjugan y complementan; en tanto le asisten la condición de géneros, masculino y femenino para el primero y segundo respectivamente. Al mismo tiempo fueron ordenados con un sentido de jerarquías, igual que la cultura China, pues el ordenamiento de los mismos no discurre desde un primero hacia el último; así pues se estableció un ordenamiento que va desde el mayor hacia el menor; significando sexos opuestos de modo alterno, comenzando por el padre, el masculino,(1) y siguiéndole otro madre, el femenino.(2). Ver figura anterior. Posteriormente
integrándose
y
conjugándolos
entre
sí
con
el
mismo
procedimiento que emplearon los chinos, reprodujeron una familia de signos; a los que les implicaron determinados respectivos significados, que en esencia, en su etapa más antigua entre los yorubas, encontramos un estilo poemario lírico, de contenidos filosóficos culturales, muy similares a los reportados por el clásico I
230
Ching, que de establecer sus analogías, harían muy densa y monótona la lectura del material, además de no ser de nuestra especialidad y apartarnos demasiado del propósito original. Nos limitamos a recomendar a los especialistas, que aborden ese estudio comparado, en la certeza de las similitudes que encontrarán desde el punto de vista de los parajes geográficos, animales originarios de la China y de muchos aspectos literarios propios de la cultura Oriental; así como muchos elementos de la ética del Islam y estructuras de ordenamientos literarios similares a los concebidos en el Corán. No obstante el ordenamiento y concepción de los pares opuestos y complementarios de los signos se aprecian en el Culto de Ifá de esta forma:
a
b c
d
e
f
231
g
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11 12
13 14
15 16
Como se puede apreciar en la figura anterior, (los segmentos señalados desde la a, hasta la h) estamos en presencia de ocho pares de signos, (los de Ifá) que se corresponden con los llamados Pat-kaa; (Las Ocho Emanaciones) y que tuvieron su origen en las llamadas dieciséis Esencias Mágicas de la cultura China, que como es conocido también aparecen en la cultura de Ifá, como un patrimonio de “su acervo”, ahora muy dudoso. A continuación reproducimos una tabla que recoge los nombres chinos para sus dieciséis Esencias Mágicas.209
209
Esta tabla fue publicada por Manuel Héres Hevia, según aparece en su obra ya citada. Pag.-286 232
Obsérvese también, que cada una de las ocho esencias, en el caso de Ifá, están integradas por un signo macho (los números nones) y un signo hembra, (los números pares) de manera que el concepto de apareamiento por sexos opuestos también les asiste y por ende igualmente se cumple la condición de paridad; al poder reproducir las 256 posibilidades de combinaciones de cada uno con cualquiera de las 16 posibilidades sígnicas. O sea, la resultante de 16 posibilidades, elevadas a las 16 potencias, es igual a 256 pares de combinaciones; con solamente haber agregado una línea sígnica más que en el caso de los Chinos, lo cual ya era tradicional en ellos. Casualmente también, al igual que en el sistema sígnico de los chinos, la composición de cada signo simple tiene su par opuesto; ello lo determinó únicamente la representación gráfica construida de modo contrario o de estructura e integración inversa, a la que en cada caso corresponde a los signos que ocupan las posiciones nones, a excepción de los dos signos primarios, como esencias primarias del concepto de los signos binarios, exactamente igual que ocurre con El I Ching. Significativamente, durante el acto oracular en el culto de Ifá en la medida que se van obteniendo los signos, en el transcurso de la dinámica con los medios oraculares, se van registrando en dirección vertical, en sentido de arriba hacia abajo y desde la derecha hacia la izquierda, exactamente igual a las características de la escritura en China. Adicionalmente se puede fácilmente apreciar que la resultante oracular de Ifá, como en el caso de los chinos, se compone de una estructura también exagrámica. A continuación representamos un ejemplo cotidiano y tomado al azar de la resultante oracular de Ifá que ofrece una idea gráfica de lo referido:
233
b
La cruz indica el par de signos por donde se inicia la escritura y a lectura.
234
(d) Dirección de la escritura
(c)
Sentido de la escritura. 3
2
1 Se aprecian claramente dos pares de trigramas, señalados con las letras a y b,
235
o sea, un exagrama; pero que con el tiempo en la dinastía de Ifé, comenzaron a leerlos e interpretarlos como tres pares de bigramas, señaladas y enumeradas con las cifras 1, 2, y 3 en el mismo sentido (vector c.) y dirección (vector d.) en que se comienza y termina, tanto su escritura como su lectura e interpretación. Por si fuera poco, y continuando los resultados de nuestro estudio diacrónico apreciamos que en el procedimiento chino, en principio fue un método de adivinación; más tarde, recopilados los contenidos culturales correspondientes a cada signo, que poco a poco se fueron enriqueciendo y que al recompendiar la secular sabiduría china, dejó de ser una forma de adivinación religiosa, para dar paso a un procedimiento de consulta popular. Para entonces, luego de la obtención del signo obtenido, se procedía a buscar en el texto escrito del I Ching, todas las historias que el mismo contenía del signo correspondiente y la persona determinaba cual de los poemas declamados se ajustaba con exactitud a su caso, recibiendo entonces el consejo filosófico correspondiente. En la dinastía de Ilé Ifé desde un inicio y aún en nuestros días, el procedimiento cultural para establecer el raport con el recurrente al oráculo de Ifá es idéntico. O sea, ante la resultante oracular en el contexto africano, el sacerdote de Ifá procede a recitar de memoria (a falta de grafía) todas las historias, parábolas y leyendas que corresponden al signo oracular obtenido, siendo el recurrente y nadie más, quien determina cual es la historia que encaja a su caso. Siendo así, estamos pues en presencia de un procedimiento, que al lograr este nivel de facturación cultural en la China, el plano cultual místico religioso y exclusivo de la casta, cedió su lugar hacia una práctica filosófica cultural, de uso cada vez más común, popular y difundido que se diseminó a través de múltiples fronteras por el mundo, como hoy es conocido. Que, sin embargo, a su llegada a los territorios del África Subsaharana, fueron
236
nuevamente convertidos sus códigos culturales en místicos y de connotación religiosa. No obstante, continúan con el mismo procedimiento de los chinos de no incurrir en la adivinación; sino de recitar todos los poemas de contenidos culturales, y el cliente escoge cual de los enunciados se ajusta a su caso.210 En el estudio de las analogías sígnicas y simbólicas entre ambos métodos oraculares, apreciamos que también poseen las condiciones de cualidades y jerarquías; dado que a cada signo le es atributivo determinado grupo de cualidades, que no sólo lo identifican, sino que además, lo diferencian de los restantes; imprimiéndole como en el caso de la cultura China, peculiaridades de identidad propia. Así como un nivel y escala jerárquica de orden de prioridad, que determinan un primer o mayor lugar precisamente al signo considerado El Padre (al estilo del caso anterior) y a su vez macho y así sucesivamente. Así como vinculados a las estaciones del año, a los fenómenos de la naturaleza (las tormentas, los rayos, los días y las noches) y los elementos naturales (el mar, los ríos, las montañas, el aire y la tierra etc.). Dicho de otro modo, sí la cultura China, desde el siglo XX a. C. hasta el siglo XII d. C., alcanzó a recrear un procedimiento oracular, basado en el lanzamiento de objetos con una mano, para ser tomados con la otra; considerar el resultado par o impar, para representar los signos, significando los mismos los pares opuestos o Ley de Contrarios; adjudicándoles la condición de géneros femenino y masculino, asociándolos a las estaciones del año. Dotarlos de la posibilidad de aparearlos, para sus factibles combinaciones. Le acuñaron cualidades y jerarquías, hasta la consideración de ocho grupos de emanaciones y la reconsideración de dieciséis esencias básicas; necesitando invertir para ello casi 32 siglos aproximadamente de
210
Únicamente a su llegada a la América, estas prácticas de Ifá comenzaron a poseer verdaderas características de corte religioso adivinatorio, desde el punto de vista oracular, pues el sacerdote oficiante, a diferencia de las prácticas africanas, debe adivinar la historia exacta que encaja y corresponde al caso del recurrente. (Lo cual debe ser objeto de otro trabajo, para explicar como se produjeron los cambios). 237
desarrollo cultural imperial. Además de establecerse el raport funcional con el recurrente de igual forma, que incluso se aprecia en la actual escuela de Nigeria. Resulta casi inverosímil inferir que la dinastía de Ifé, haya creado durante los siglos XII al XVI d. C. (escasamente en 4 siglos y casualmente en los posteriores al siglo XII) un procedimiento oracular verdaderamente autóctono, tan complejo y casualmente tan parecido, si no casi idéntico, al de una cultura que está demostrado que le precedió muy ampliamente. Colateralmente hay que tener en consideración que los fonemas Pat-kaa, (léase Patkuá) significan Las Ocho Emanaciones y que las mismas eran contentivas de los contenidos filosóficos, que eran referidas o recitadas por los sabios chinos de la época, cuando alguna de estas emanaciones eran una resultante oracular. Del mismo modo que en la ulterior cultura Yoruba, encontramos el fonema Pattakí, (léase Puattakí) como nombre genérico que reciben las leyendas de residual facturación yoruba; pero con el idéntico propósito de exponer un contenido filosófico de enseñanza, igualmente ante la resultante oracular. Posiblemente la voz Puattakí, empleada por los yorubas resulte de la corruptela de la voz Patkua creada por los chinos. Si consideramos que el sistema oracular chino, con el decursar de los tiempos, devino más en libro sapiensal de consulta popular alrededor del siglo X d. C. 211 que en sistema místico religioso, es lógico que sus contenidos y funciones se divulgaran ampliamente o al menos se facilitó el conocimiento y divulgación del mismo, a partir del siglo XII, al quedar definitivamente despojado de los hálitos mágicos religiosos, que tabuaron su uso de forma popular y comúnmente difundida en un inicio.
211
Para más información y abundar en los detalles citados, con respecto a las fechas y ubicación histórica del fenómeno cultural chino del I Ching, que facilita las ubicaciones cronológicas y permite los estado comparativos con la cultura ágrafa, objeto de este estudio; consulte la obra antes mencionada. En ella, gracias a la invención del papel y de la escritura ideográfica de los chinos, se recogieron los legados que hoy nos permiten hacer el estudio comparado del legado cultural de los yorubas, transmitido únicamente de forma oral. 238
Logrando la conservación de los contenidos culturales, filosofía y su estilo poético en el discurso literario, gracias al testimonio escrito de los ideogramas chino. Todos estos procesos de expansión, asimilación y mutaciones culturales, que hemos ido estudiando y analizando desde las perspectivas de la antropología cultural, la etnología, la etnohistoria, la lingüística y la simbología entre otros ángulos, adquirieron un peso específico definitivo, cuando en el marco de la investigación bibliográfica nos encontramos con los siguientes datos:
<> 212 <
Colectivo de Autores. “Historia General de África” Vol. III. Capítulo No. 1 “África en el Contexto de la Historia Mundial”. Autor del Capítulo. I. Hrbek. Pag.- 27. Investigación bibliográfica realizada por cortesía del Lic. José Ernesto Madan Cambó. 239
musulmanes, pero la mayoría acababan siendo adoptadas igualmente en las regiones fronterizas con el Imperio. Por lo general es difícil saber como o en que momento se produjeron estos préstamos culturales o técnicos, pero lo que no se puede poner en dudas es que se produjeron. El papel fue uno de los primeros productos importantes que se trasmitió de la China a Europa; pasando por territorios islámicos El invento chino en un primer momento, había sido introducido en el Imperio Musulmán por prisioneros de guerra chinos conducidos a Samarkanda en el 751. Los papeleros Chinos enseñaron a los musulmanes las técnicas de fabricación y Samarkanda se convirtió en la primera ciudad productora de papel fuera de China>>213 Con ello se demuestra que no pocos contactos e intercambios tecnológicos y culturales se estuvieron produciendo entre la China y el África Occidental, entre otras regiones; significándose además por I. Hrbek en sus trabajos que los mismos se produjeron a partir del siglo XII, lo cual además coincide con nuestra tesis, de ubicar el surgimiento y desarrollo de la cultura imperial de Ifé, nunca antes del siglo XIII d. C. Colateralmente, corrobora la posible y real combinación de aprestamientos de varios componentes culturales los chinos, los egipcios, los árabes de Cultura Musulmana
y los propios del África Suroccidental de los antiguos yorubá
precedentes a los dinásticos y posteriores del mismo nombre. Hay grandes y notables diferencias entre la cultura e historia antigua de los yorubas, y su posterior y mucho más reciente historia Imperial; de alguna manera este trabajo establece importantes fronteras entre la una y otra, sin estar en sus propósitos originales. Si continuamos nuestro estudio diacrónico de simbolismos precedentes a la dinastía de Ilé Ifé, nos encontramos en la cultura egipcia con la siguiente figura y
213
Ideen al ant. Pag.- 27, 28 240
representación:
Como se aprecia se trata de un circulo, marcado con dieciséis rayos, sobre los cuales aparece una pronunciada T. Este dibujo y simbolismo se corresponde con la sagrada piedra circular de los egipcios, sobre la cual efectuaban los sacrificios humanos, dedicados al dios del Sol, como simplemente era conocido en un principio. La línea horizontal estaba designada para la colocación de los brazos y la vertical para el resto del cuerpo; reservándose la porción superior para la cabeza. Más tarde durante la Cuarta Dinastía Faraónica el simbolismo de esta figura evolucionó hacia la siguiente representación:
De las figuras anteriores M. H. Hevia comentó lo siguiente:
<>214
214
Obra citada. Pag.- 308. 241
Continuando el estudio y evolución del simbolismo de esta figura en la propia cultura egipcia apreciamos que más tarde evolucionó hacia la siguiente composición que les mostramos y de la cual H. Hevia en la investigación bibliográfica nos comenta:
<
Aquí es de recordar que en las sagradas escrituras de la India, también -- como entre los Mayas de Centro América—encontramos la CRUZ GAMMADA (el símbolo del ocho) para sustituir el nombre de BRAHMA, 215 [....] empleada actualmente por “La Sociedad Teosófica”, pero que nos legó la misteriosa civilización de los faraones>> 216
Siguiendo el rumbo del estudio de los simbolismos de esta representación y sus derivaciones en otras culturas, apreciamos como reaparecen más tarde elementos simbólicos de la misma en la cultura de los judíos, que la tomaron de los egipcios, pero bajo la denominación de “Estrella de Salomón”. De la cual H. Hevia 215 216
Obra citada. Pag.-295. Obra citada. Pag.-342. 242
hizo el análisis siguiente:
<>217
Que el referido autor en la página 343, de la obra mencionada representó para su estudio de la siguiente forma:
217
Obra citada. Pag.- 342. 243
Más fácil resulta ahora la comprensión de que los dos círculos concéntricos externos, representan la circunvalación del planeta tierra, por ende la tierra como planeta en sí mismo, sobre la cual la estrella de seis puntas supone, entre los antiguos egipcios, una hábil forma de simbolizar el paso del dios THOTH, del dios Luna, por las DIECISÉIS principales direcciones de la Estrella de los Vientos o Rosa Náutica.
218
Al mismo tiempo que se aprecian las líneas, que dieron origen a las
secciones en que es dividido el tablero de Orula, para la representación de sus signos por los babalawos; nos limitaremos a señalar, que si bien cada línea describe la ruta de la luna a su paso por el hemisferio de la Tierra, cada uno de los espacios que hay entre las líneas, tiene su nombre, su significado y desempeña su papel en el plano astral. Que lamentablemente es casi desconocido por los propios oficiantes; a tal extremo que incluso, para oficiar las ceremonias, ya no se orienta el tablero de Orula con relación al mapa y movimiento astral sino, que se acomoda a las condiciones escenográficas de la habitación y a la comodidad del babalawo. De las cuatro figuras anteriores Heres Hevia comenta lo siguiente:
<
Obra citada. Pag.- 343. 244
debajo del horizonte visual: son como una gigantesca CRUZ GAMMADA, que, tachonando la parte superior de la bóveda celeste, diera una completa vuelta sobre la misma, cada veinticuatro horas.>>219
Todas estas inferencias analógicas, entre los significados simbólicos y los elementos geométricos, de las culturas precedentes estudiadas, llevados al plano del estudio comparado; pero de connotación simbólico-religiosa con objetos iconográficos en la Dinastía de Ifé, nos encontramos que aparecen en la misma, casi un resumen de los elementos antes estudiados, compendiados en un solo objeto y su forma de utilización. Nos referimos al conocido Tablero de Orula. A continuación reproducimos el diseño de un ejemplar de los más antiguos, que aparece en el texto del libro apócrifo del “Orúmila Lerí Pkuin”:
Esta versión del Tablero de Orúmila, una de las más antiguas que el propio texto de autor desconocido reconoce, refleja todos los contenidos culturales simbólicos de las culturas vecinas que le precedieron, que meticulosamente hemos ido recorriendo y explicando sus orígenes y antecedentes históricos; hasta llegar a este producto final, que insistimos, en él se resumen un importante compendio de la cultura y del saber humano. 219
Obra citada. Pag.- 344. 245
Más tarde la confección del Tablero de Orúmila evolucionó hacia diseños más simples, conservando sin embargo, lo esencialmente más característico del mismo, su construcción en madera dura, su forma circular y su representación del planeta Tierra. Heres Hevia nos ofrece un ejemplo en su obra antes mencionada, 220 tomada a su ves del “Orúmila Lerí Pkuín” que a continuación les brindamos:
Heres Hevia dice en la página 344 de su obra que: “La Serpiente que trata de morderse la cola, de la figura egipcia, esta suplida en el tablero de Orula [...] de los yorubas, por el anillo exterior que forman sus dos circunferencias concéntricas.” Fin de cita. A lo que le agregamos nosotros que el sentido de giro izquierdo que representa la Cruz Gammada, como símbolo del movimiento aparente de los astros, en la bóveda celeste, con respecto a la tierra, fue la razón determinante para que las acciones rituales sobre el tablero de Orúmila, se realizaran en el mismo sentido y dirección; o sea, en sentido opuesto a las manecillas del reloj. O lo que equivale a decir en el sentido contrario al movimiento de rotación terrestre o a favor del movimiento de la bóveda celestial. De manera que se demuestra, que en la cultura de Ilé Ifé no estamos en presencia de simples vestigios o reminiscencias de las culturas aledañas; así como tampoco resulta ser un producto súbito, con una génesis y personalidad creativa, de
220
Obra citada. Pag.- 353. 246
absoluta facturación por inspiración de una verdad teológica revelada, que por demás pudiera atribuirse a un solo individuo; sino que en ella se resumen inteligentemente aglutinados infinidad de conceptos, principios y filosofías factuales de extraordinaria riqueza en su composición. En la cual se combinaron y en ocasiones se fusionaron, dinámicas simplemente culturales, con concepciones teológicas, transculturandose en constante proceso dialéctico y evolucionador; en donde múltiples aspectos de la cultura espiritual de varios pueblos, fueron llevados al plano de dinámicas de realizaciones rituales, con el empleo de los medios y de la cultura material, de los enclaves territoriales yorubas en los cuales se desarrolló. Con esto, se demuestra además, que un estudio sistemático antropológico de cualquiera de los objetos simples, a primera vista, que se emplean actualmente en estas manifestaciones culturales de antecedentes africanos, contienen todos los componentes históricos de los étnos hacedores, y en la complejidad de sus códigos implícitos nos revelan las estructuras y la lógica de sus pensamientos en una época de facturación dada. Ahora bien, desposeída la cultura yorubá de ninguna forma de escritura gráfica, y respondiendo la posesión y conocimientos de este sistema oracular a intereses
castrenses;
lógicamente
fue
sufriendo
un
paulatino
proceso
de
transculturación y jerarquización en manos de los nuevos tenedores culturales y paulatinamente
en
ajuste
a
los
nuevos
intereses,
más
la
transmisión
y
adecuamientos en las sucesiones generacionales. Una casi total transculturación y adaptación al África Negra Subsahariana de los informes noticiosos que fueron incorporándole en algunos casos y que en otros fueron sustituyendo los originales; como una consecuencia de la transmisión y aprendizajes de forma empírica y
247
exclusivamente de forma oral durante la sucesión de generaciones en la herencia cultural. Unido a los lógicos enriquecimientos y aportes que la propia práxis cotidiana les fue imponiendo, acorde a los recursos naturales y la específica cultura material de cada nuevo territorio. Nos parece oportuno señalar que también se han perdido muchas dinámicas en las realizaciones actuales; dado que en innumerables ocasiones se han minimizado complejos ceremoniales, se han sustituido muchos ingredientes y otros tantos ya no son empleados, por su ausencia en los nuevos contextos territoriales; además de infinitas apreciaciones y criterios personales, no discutibles por la jerarquía de quienes en su momento las intronizaron, todo lo cual atenta contra la calidad de los resultados que le son factibles. De modo que, una casi total transmutación del empleo de la cultura material de este sistema chino y una relativamente significativa adaptación, enriquecimiento y transculturación en el África Negra Subsahariana de los contenidos filosóficos esenciales produjeron un producto cultural lógicamente muy novedoso. No obstante, se aprecia en los contenidos literarios del mensaje noticiosos, (los pattakíes) que actualmente se reportan durante la vista oracular de Ifá, muchos rasgos de los estilos de la cultura china 221 y de los ordenamientos y prejuicios de corte islámico. Al igual que en El Corán, hay más información y jerárquicamente son más importantes las informaciones de los primeros versículos o Suryas. (¿Serán los Súyers yorubas otra corruptela, en este caso de la voz Suryas o rezos del Corán? y, que entre los yorubas, “casualmente también”, tienen el mismo significado de rezos.) Exactamente igual que ocurre con los textos de Ifá, donde encontramos siempre más información de Ejiogbe, el mayor y del que primero se refieren, que de Ofún, (el último) pero el estudio comparado de sus contenidos, sólo es posible a 221
Nos referimos a paisajes y personajes; como tigres, volcanes, diálogos entre animales etc. Que no existen en Nigeria y que son típicos, incluso endémicos algunos de ellos de la China. Nota del Autor. 248
partir de los textos esotéricos, apócrifos e inéditos confeccionados en la América, en idioma español y partes en yorubá arcaico, en particular en Cuba; que fueron confeccionados durante finales del pasado siglo XIX a principios del XX, para garantizar
el
aprendizaje
de
los
nuevos
iniciados
en
el
culto
de
Ifá,
hispanohablantes, fuera del contexto original; en los cuales se aprecian importantes vestigios aprestados de las culturas mencionadas y otras (como fábulas españolas del Siglo de Oro) menos referentes. Así como la evidencia de que los contenidos y la redacción, tanto del “Dice Ifá”,222 como del “Tratado de Odun de Ifá”
223
y otros muchos textos más, no
responden en absoluto a un solo estilo literario, sino a la contribución y recopilación de muchas personas durante distinta épocas. Colateralmente se puede afirmar que la estructura de los versículos y el volumen de sus contenidos, no fueron compilados en el orden cronológico de los acontecimientos, dado que fueron ordenados por su importancia jerárquica y volumen de la información, del mismo modo, estilo y factura en que aparecen los versículos del Corán. Los primeros versículos son muy voluminosos y cada vez menos contenido informativo en los últimos. O sea, que los pensadores y creadores del orden, estructura y volumen de la información teológica de Ifá, estaban muy influenciados por el Islam, si no, muy posibles detractores del islamismo, que no pudieron hacer abstracción de los prejuicios de su cultura referente. Los humanos creadores no pueden hacer nada, que no esté marcado por el sello personalísimo de su cultura factual. No obstante, un importante volumen de información de los acontecimientos acaecidos en los pueblos yorubas que precedieron la etapa imperial, fueron también incluidos en los anales que la dinastía de Ilé Ifé compendió en este sistema de 222 223
Texto de autor Desconocido. Editorialmente Inédito. Ideen al ant. 249
codificación; y era lógico, si consideramos el desarrollo de su cultura en estos territorios, así como los vestigios de la moralidad islámica; si ellos sirvieron de puente entre los asiáticos y el África Occidental. Evidentemente, el establecimiento y ordenamiento en jerarquías de los signos oraculares, facilitó su asociación y vinculación de los mismos con personajes reales de la etapa preimperial castrenses; con lo cual cada signo en sí mismo fue implicando en consecuencia, un procedimiento filosófico, para conceptualmente clasificar a las personas por intermedio del signo oracular que le correspondiese y en consecuencia preestablecer su caracterología jerárquica224. Estos códigos sígnicos aprestados tuvieron la intención, sin totalmente proponérselos, de recopilar los hechos y acontecimientos socio político culturales ocurridos; de interés para el incipiente estado imperial, en lo cual los antiguos yorubas habían sentado precedentes, con el sistema de los caracoles; así como los mecanismos de solución y los recursos que empleó cada personaje central precedente en cada ocasión; (aspecto este último que no formaba parte de la cultura China) como verdaderos conocedores de la utilización del medio ecológico natural y su cultura de utilización, que Oduduwa como extranjero y sus descendientes tampoco podía conocer. Que se encontraban únicamente en las tradiciones orales, en un inicio no religiosas, de todos los pueblos yorubas y vecinos; más tarde engrosaron los contenidos referidos en el sistema de caracoles, a las que les adicionaron las incidentales de sus propios personajes durante la instauración del Imperio. No obstante lo anterior, en las tradiciones orales de carácter teológico, nos encontramos las leyendas, que en sus distintas versiones se han empleado, para argumentar el surgimiento de los odu; (nombre de los signos del oráculo de Ifá) en 224
Desde el punto de vista del arquetipo de personalidad, no así, o no necesariamente así, a los efectos de su posición en el contexto social, político ni de la superestructura que le correspondiese, lo cual estuvo determinado únicamente por los linajes consanguíneos patriliniales. 250
las que se les acredita un origen de carácter místico, a partir de la inspiración de una verdad revelada, contenida en dieciséis esencias mágicas, que no fueron siquiera recitadas por el profeta Orúmila; sino que torpemente balbuceadas por el impacto de algunos golpes que le fueron propinados por su padre, dado que al parecer, según la leyenda, era tartamudo inclusive.225 Sin embargo, muy a pesar el discurso de las tradiciones teológicas, el análisis exhaustivo de la composición de sus contenidos, así como la estructura del ordenamiento convencional de los mismos, me permite afirmar, que lo codificado no fue precisamente los hechos, como hicieron sus predecesores culturales los Ibos y Nagos con el Diloggún(sistema de los caracoles) o los Chinos con el I Ching; sino que paulatinamente fue siendo más importante, los personajes centrales de cada hecho y lo que recopilaron de interés de cada personaje fueron los acontecimientos trascendentes de los mismos, separados a modo de versículos. Dicho de otro modo, le dieron un código a cada personaje célebre, equiparando
su
caracterología
personal
con
los
rasgos
caracterológicos
y
jerárquicos que pertenecían a los signos originales, estableciendo una forma de filiación sígnica personificada; y, éste código del personaje contendría, en las posteriores recopilaciones que efectuaron los posteriores encomendados de Ifá en los diversos territorios, todas las incidentales del mismo. De
esta forma, cada
personaje, con el tiempo,
fue
adquiriendo
las
características de los elementos de la naturaleza y otros más; con lo cual se fueron personalizando hasta la conformación categórica de las deidades, al devenir su instauración en proceso definitivamente religioso. Este sistema de códigos, lógicamente fue identificado con la voz Odu como nombre genérico, que proviene del apócope de Oduduwa; al parecer no con la intención de patentar autoría, si no con el único y original propósito de reseñar su 225
Para más información consulte el pattakí, sobre el surgimiento del nombre de los odu. 251
exclusiva pertenencia al acceso informativo; pero con el cual quedó acuñado definitivamente en el contexto cultural, incluso contemporáneo; infiriéndose con el paso del tiempo por los pobladores extramuros del palacio de Ilé Ifé, que resultaba un producto de su divina creación. De modo que todo el acontecer que contenía cada odu, como una clave sígnica que identificaba a los personajes, por las asociaciones de sus simbologías sinonimiadas, era únicamente del conocimiento y participación de Oduduwa en sus inicios. Estos códigos u odu en principio fueron solamente ocho, 226 en los cuales Oduduwa meticulosamente registraba todas las incidencias. Posteriormente, por la complejidad y volumen de la información, unido al incremento de los personajes, con incidentales protagónicas de interés para sus propósitos, el número se elevó a doce47y finalmente hasta dieciséis.48 Todo parece indicar que a estas alturas de la complejidad informativa para el manejo y conocimiento de esta información clasificada, y por la ausencia de escritura; se debieron asignar igual cantidad de personas: una por cada odu, dado el volumen de información que cada uno ya contenía y que tuvieron que memorizar y referir con detalles, cada vez que Oduduwa así se los solicitara. 49 Lo que dio origen a la posterior escuela, y estilo de aprendizaje contemporáneo de los babalawo en la actual Nigeria, Níger, Benin y Togo. No así en Cuba. Indudablemente, por la frecuencia con que requerían la presencia de estos 226
Según se relata en el Orúmila Lerí Pkuin, y coincidentemente con el I Ching. Duplo de los exagramas sígnico del I Chin, que influyó en las posibilidades matemáticas y geométricas de incrementar la cantidad de signos clasificatorios, sin ser repetidos. 8 Producto de reducir para su empleo los triagrámás del I Chin, en biagrámicos o signos binarios; con lo cual lograron con los elementos sobrantes, crear subconjuntos sígnicos con más elementos, los que elevados matemáticamente a la 2da potencia, en atención a que sólo se emplean dos elementos o figuras geométricas, pudieron obtener el total de 16 odu y 256 posibles combinaciones. Resultado del estudio anagrámico de las claves de Ifá. Autor Desconocido. “Orúmila Lerí Pkuín”. Capítulo VI de El Testimonio Final. Inédita. Sin Fecha. 9 Por esta razón escuchamos con frecuencia decir. “Este odu nos dice.....], o “Este odu cuenta..] típico de la forma en que originalmente, eran consultados estos encomendados de Oduduwa.
4 7
4
4
252
personajes, unas veces para su consulta y otras para un nuevo aprendizaje y dado que se trataba de dieciséis personas con la misma función; Oduduwa debía nombrar a cada uno de los mismos, por la dominación del odu que le fue asignado como su especialidad; lo cual con el tiempo y por su responsabilidad, fue significando un rango crediticio dentro de la casta superior; por el tipo de conocimientos adquiridos y sobre todo, porque tenían la posibilidad de acceder directamente a Oduduwa, el Primer Gran Ooní.227 De cierta manera, la preferencial posición que adquirieron en la función de preservar en sus memorias el acervo cultural y de estar siempre asequibles al llamado de Oduduwa, determinó que fueran excluidos de realizar otras labores, para que pudieran ser prestos y solícitos a los llamados del Ooní. La consecuente pereza, en tanto el excesivo ocio, las prerrogativas y privilegios que las exclusivas de sus protagónicos preimperiales le concedían; produjeron morosidad y desdén en el cumplimiento de las ordenanzas del Ooní, lo cual no estaba muy acorde con la prontitud con que se requerían sus servicios. Por este motivo se comenzó a golpear con el báculo o irofá,228 en el borde del tablero oracular luego de mencionar el odu resultante, para requerir rápidamente la presencia del personaje y que de inmediato desempeñara su labor, de declamar los poemas correspondientes.229 De esta forma surgieron dieciséis personalidades reales que se denominaron Orangún, Oyekún, Iwori, Oddí, Iroso, Obáara, Okana, Oggundá, Osá, Iká, Otrupon, Otura, Irete, Oshé, y Ejiogbe; 230 los que en este mismo orden de prioridad, 227
Denominación que se le da al rey y líder espiritual del pueblo yorubá que rige a la cultura yorubá desde Ilé Ifé. 228 El Irofá era una especie de báculo o bastón, representativo del poder dinástico y religioso. En sus inicios fue confeccionado con la tibia izquierda de las cabras, atributivas de Obatalá, luego fueron confeccionadas en maderas duras y preciosas, con excelentes tallas artísticas y finalmente las hemos encontrado también talladas en marfil. Tanto en madera como en marfil, además de talladas, en algunas ocasiones son horadadas en su interior, para depositar determinada carga mágica en dependencia de su poseedor. 229 Esta acción de origen práctico, que finalmente devino en parte del ceremonial religioso, aun se conserva entre nuestros actuales babalawo. 230 Las denominaciones originales, no eran exactamente iguales a las relacionadas; no obstante hemos preferido su empleo, por ser las más usualmente conocidas en Cuba. 253
comenzaron a presidir los eventos que requerían de su presencia. Luego, fueron dirigiendo poco a poco, todos los oficios rituales de las ceremonias religiosas que estaban relacionadas con su especialidad; comenzaron a ejercer las funciones de impartir sus conocimientos para poder tener acceso a los poderes, a los novicios dignatarios descendientes consanguíneos directos de Oduduwa. De esta misma forma recibían las atenciones y recompensas, en atención igualmente a éste mismo orden de dignidad, que llegó a ser también, sinónimo de orden prioritario de jerarquía entre los mismos.231 En relativamente breve tiempo, la cantidad de personajes y las diversas interrelaciones sociales, políticas, culturales y hasta las maritales, morales e inmorales; siempre y cuando incidieran de modo influyente en el curso de la vida interétnica Imperial, no podían escapar del control de las fuentes palaciegas de información; el problema estaba, en como registrar un hecho que involucraba a dos o más de los posibles personajes codificados de la época, que Oduduwa hacia espiar y controlaba. Para ello, él mismo reunía a los dieciséis odu, los que debían determinar en dependencia del protagónico principal del suceso, cual era el personaje central del acontecimiento y la repercusión de los secundarios en el suceso; resultando en ocasiones, que el peso mayoritario recaía en el personaje codificado con Oddí, pero siendo importante el protagónico del secundario, y si este fue Oshé, para reflejar su papel en segundo plano; se debió establecer un sistema compuesto del nombre de dos odu para estos casos; anteponiéndose el de mayor relevancia y subsiguiéndole el de segundo plano, de este modo debió surgir por ejemplo Oddí-
231
Con el tiempo, Orangún fue desplazado del primero al último lugar; su supremacía y privilegiada posición pasó a ocuparla Ejiogbe, en fraudulentas condiciones, logrando que Orangún quedara maldecido y relegado en el último lugar, a partir de lo cual recibió la denominación de Ofún, lo cual no forma parte de nuestro objeto de investigación. 254
Oshé, (como una categoría o capítulo de sucesos y no como una categoría de personalidad) que por supuesto, debía quedar recogido y memorizado por el responsable de Oddí, por ser el personaje preponderante. Quedando entonces OddíOshé como un código realmente secundario, como una incidental de Oddí y no como un personaje propiamente dicho.232 Por esta razón se puede comprender ahora, cómo existen un innumerable grupo de historias, (léase Puataki) que corresponden a cada uno de los Odu dobles, y que hasta hoy se ha hecho casi imposible poder descifrar la forma en que surgieron esos relatos, fábulas y leyendas; así como el principio estructural para su catalogación, concatenación y clasificación de los mismos. Por tales razones, (en El Testimonio Final de Orúmila) se recomienda que cuando oracularmente el odu es un signo de los llamados Melli o mayores, el awó de Orúmila (el babalawo) debe comenzar su conversación expresándose de la siguiente forma, Ej.: Este Baba Odu dice.......] o también puede decir, Ej.: Dice Baba Ejiogbe......]. Sin embargo, cuando se trata de los odu compuestos o menores, lo correcto es decir, Ej.: Oshé-Obáara en este odu se cuenta...] otra modalidad para comenzar sería, Ej.: Iroso-Osá aquí en este odu sucedió, o nació, o surgió, o fue donde....] y así sucesivamente. De esta forma fue haciéndose más compleja y responsable la labor de cada personaje recopilador de información y conocimientos; que con el tiempo fue mucho más rico, abarcador y complejo. Incluyéndose en sus conocimientos el uso y la 232
Para descifrar este enigmático procedimiento, fue necesario buscar los pattakí del odu Ogbe-Di. En este odu se dice que “fue donde se diseminó el conocimiento y el saber humano”; pero cuando los reordenamos del modo inverso, a como se ordenaron en “El Testimonio Final de Orúmila,” para el despiste de la información en su posible divulgación y al leer solamente el último párrafo de cada una de las 107 historias que contiene; se puede comprender como se crearon premeditadamente las combinaciones dobles de los odu, para recoger la información referida a las relaciones interpersonales y no a los propios personajes. Labor que requirió de seis pacientes años de recomposición y estudio de los contenidos literarios, hasta poder encontrar las diversas claves empleadas, para enmascarar los múltiples propósitos y contenidos que se encierran en el Testimonio Final de Orúmila, y que no son solamente las historias y las distintas ceremonias; sino múltiples claves que descifran la génesis de diversas cuestiones referentes al Culto de Ifá, en lo que a su integración y funcionamiento se refiere. Que obviamente no se aborda en el presente trabajo. 255
forma de empleo de múltiples materiales, (El conocimiento de la cultura material) así como todas sus posibles combinaciones efectivas; (El desarrollo de la cultura espiritual, con el empleo de la cultura material) así como todos los secretos que finalmente debían ser inherentes al personaje codificado, más sus dieciséis posibles cruces e incidentales con los odu personificados restantes. La posesión de tanto conocimiento sobre un odu personificado, convirtió a cada uno de estos personajes en verdaderos padres del saber, sobre determinada parte del total de conocimientos de las relaciones internas Imperiales, de esta forma compartimentado; lo que seguramente condujo a la conocida denominación común de Baba, (padre) seguido del odu de su conocimiento por ej. Ejiogbe y de lo cual debió surgir el sustantivo original de Baba Ejiogbe, (Padre del conocimiento sobre Ejiogbe) y así sucesivamente con los restantes. Naturalmente correspondió a estos altos dignatarios, la tarea de preparar en los manejos y conocimientos necesarios, a los descendientes directos de Oduduwa, (sus hijos y nietos) como se establece en la leyenda del origen del Imperio, que posteriormente fueron nombrados para desempeñarse en los sucesivos reinados. Para todo lo cual recibirían en ceremonia consagratoria de jerarquía, la investidura de poderes necesarios para el ejercicio
del poder religioso, político,
administrativo y cultural que se les encomendara. Los mismos, luego de Oduduwa, y únicamente ellos, fueron los primeros conocedores de todos los misterios e intriguillas imperiales, que hasta entonces estaban compartimentados en los dieciséis elegidos primarios. De modo que los dieciséis Baba Odu, fueron los que invistieron en ceremonia consagratoria de poderes, luego de la adquisición de todos los conocimientos a los primeros Baba, (padre) awó; (misterio) dando lugar así a la primera generación de real linaje consanguíneo con Oduduwa, de Babalawos con consagración iniciática o
256
Padre de los Misterios. Evidentemente estos babalawos como encomendados políticos, culturales y religiosos de la dinastía de Ifé, fueron reales portadores de un legado cultural muy vasto para su época; que abarcó en una sola doctrina el conocimiento cultural de muchos étnos, convirtiéndose indudablemente en los instauradores, tanto de nuevas concepciones, como de múltiples supeditaciones en territorios y étnos que a partir de entonces y por su desventaja cultural, y disímil objetivos filosóficos, no solamente fueron asumidos, sino además absorbidos y subordinados. En cualquier caso, la centralización de la producción, el aprestamiento de la propagación del arte ritual de la fundición en metales, el comercio de la nuez de kola, del aceite de palma, la introducción del comercio del caballo procedente del mundo árabe, por una ruta aun no estudiada; y una importante estandarización de la lengua ritual religiosa, en tanto la instauración, diseminación y control de la religión, como elemento regulador de la ética y una moral impuesta; así como contentivos y auto nombrados representantes de toda la cultura y de toda las costumbre y tradiciones; sentaron el perfil, expansión y consolidación de la identidad cultural y nacional del naciente Imperio Yorubá con mayor peso, solides e integración cultural. Unido todo ello a que el uso y posesión de las armas perforo cortantes, para cualquier función ritual y cultural, tenía que estar acreditado por el acceso de la ceremonia correspondiente; (Pinardo, Cuanardo etc.) sin lo cual no solamente no podía emplearla, sino tampoco poseerlas. De esta manera el empleo de posibles recursos bélicos, comenzaban a quedar bajo el control y regulación de ceremonias compromisorias, que limitaron su empleo, en tanto el compromiso consagratorio religioso con la casta gobernante. De esta manera los antiguos Ashegún, fundidores de metales, productores de
257
herramientas y portadores de las armas perforo cortantes, quedaron controlados en la tenencia y uso de las mismas. Esta es la razón histórica que explica, el por qué, aún en la actualidad, para poder realizar los sacrificios de animales con el empleo de cuchillos, los consagrados en el culto de Los Orishas y en El Culto de Ifá, tienen la necesidad de someterse a una ceremonia consagratoria adicional, que los autoriza al uso de esas herramientas para la matanza de animales. La ceremonia llamada Pinardo o Cuanardo, luego de la cual podrán hacer uso y empleo del mismo en las ceremonias religiosas. Por estas razones se comprende mejor, que la valoración del carácter Imperial acreditado, debió estar basado principalmente en la riqueza, significación cultural y control del uso de las armas, y no en el dominio y control de grandes extensiones territoriales; que al amparo de los estudios realizados en “La Historia General del África” por la UNESCO se aprecia que realmente en dimensión territorial no fue nada relevante. Indudablemente
este
lento
proceso
transculturador,
se
llevó
a
cabo,
únicamente al precio de la pérdida de la personalidad propia, que en su momento poseía la identidad cultural específica de cada étno, (Los orishas territoriales) la que en ocasiones les fue arrebatada su autoría, en otros casos les fueron tergiversadas sus esencias; pero en todas las oportunidades con sus múltiples variantes y alternativas, lo fue y aún hoy lo es, desde posiciones de superioridad para lograr la subalternización. Sin dudas, a la muerte de los dieciséis Baba Odu, (en circunstancias que no se esclarecieron, pero en razón de sus excesos por sus prerrogativas, facultades y conocimientos sin un linaje consanguíneo directo con Oduduwa); 233 (a partir de lo cual se puede deducir cualquier cosa), 234 los mismos fueron deificados como 233 234
Como se puede apreciar en el estudio de algunos texto de varias leyendas y pattakies. Sería imposible deificar a dieciséis esencias personales del saber, en una sola representación; si todas no mueren al unísono ni tampoco podrían advocarse en una sola esencia teológica, si no fue resultante un 258
símbolos del saber, en atención al propósito de perpetuar todo el conocimiento de la época, y los procedimientos secretos para las soluciones rituales de esa milenaria cultura. Por esta razón se dice que en los odu esta contenido todo. Dicha deidad recibió precisamente la denominación de Odu, que por esta razón de origen histórica genéricamente se considera, de manera simbólica, como la representación del saber en el acontecer humano. Pero sólo hasta un momento histórico y una parte de la conformación de sus contenidos culturales más ortodoxos; dialécticamente mutante y complejamente enriquecedora, como es lógico, a la que poco a poco se le han ido adecuando e incorporando sucesivamente por sus sacerdotes seguidores durante generaciones, los nuevos ingredientes de la cultura material occidental; recogiendo las nuevas incidentales y problemáticas espirituales de los contextos, incluso occidentales, hasta donde se han expandido sus prácticas en la contemporaneidad. El análisis antropológico de este proceso cultural conduce a presuponer, que por esta razón y únicamente a partir de entonces, se justifica la necesidad, dado la desaparición física de los llamados dieciséis Odu (como personajes consultores preimperiales y con ellos el tradicional procedimiento cultural) de la obligatoria creación de un procedimiento realmente místico oracular, que les permitiera desde entonces y a pesar de su ausencia física, poder continuar accediendo al “Alma Mater” en lo sucesivo; pero por intermedio de la interpretación mística del mensaje, que desde entonces expresarían solamente por intermedio del oráculo como soporte material;235 dado las nuevas problemáticas e incógnitas que le deparaban a las
235
mismo y único móvil regulador o rector de todas ellas en una sola advocación. Esta es la razón que explica, el porque los babalawo son sometidos, entre otras muchas, a una ceremonia especial que procura garantizar que los mismos no hagan procesos de trance, durante sus práxis religiosas. Evitando, a pesar de nuestra profunda transculturación con otras manifestaciones religiosas, cualquier forma de vinculo o nexo con las prácticas del espiritismo y con las del culto de Palo Monte; en las cuales los procesos de trance, no sólo son posibles; sino que en ocasiones son imprescindibles e inevitables. Por esa razón toda forma de comunicación y de consulta con los odu, tiene necesaria e imprescindiblemente que producirse, únicamente a través de medios materiales, que el babalawo posee y él mismo manipula; y no bajo un proceso de trance, donde el babalawo, en tal caso sería manipulado por Orúmila, quien utilizaría 259
jerarquías imperiales y que de forma mística deberían resolver. Una vez más la cultura mítica legendaria, oportunista y convencionalmente, con marcada intención o sin ella, trasmutaría hacia lo místico y sectario religioso. Este
criterio
enriquecedor,
de
incorporar
leyendas
contemporáneas,
aprestadas de otras culturas inclusive, así como un sin número de elementos de la cultura
material
de
múltiples
étnos,
ha
facilitado
y
posibilitado
la
práxis
contemporánea; pues sin lugar a dudas, de lo contrario implicaría elementalmente caducidad, a la vigencia que sin embargo poseen sus contenidos funcionales, anulándose su indiscutible funcionalidad actual. Elementalmente, los escenarios de realización humana han cambiado; las relaciones mercantiles, jurídicas, sociales, políticas y culturales también han evolucionado; las esferas profesionales y sus niveles de desarrollo, en muy poco rememoran los estadios primarios. Sin embargo, en la práxis real, a pesar del discurso teológico, que presupone que en un odu esta contenido todo; se observa como constantemente se procura un adecuamiento, entre el mensaje de ortodoxa facturación y la realidad contemporánea del recurrente contextualmente, así como las alternativas de soluciones actuales y sus contemporáneos ingredientes, no responden al dogma del odu y someten a preguntas oraculares las nuevas alternativas dialécticas, para su factible aplicación actual; de modo que buscan en su mente las alternativas de sustitución, que en el contenido del odu hallan caducado ya; con lo cual constantemente, se van enriqueciendo sus contenidos y por ello mantienen su vigencia y contemporaneidad. Como es natural esta deidad, (nos referimos a odu como objeto fetiche) lógica y necesariamente, pasó a ser exclusivamente atributiva de los babalawo y consultada de modo oracular únicamente por ellos; de forma sígnica y simbólica al sacerdote como mediun portador del mensaje del odu. Resultando entonces que el personaje del odu tomara posesión del mismo, con todos los riesgos y peligros que ello podría acarrear; no analizables en este trabajo. 260
como un recurso mnemotécnico, que cada símbolo del oráculo u odu presupone, para rememorar en la actualidad lo recitado en la ancestralidad, pero con la necesaria adecuación contemporánea, en ausencia de los personajes reales y de los escenarios originales. Bajo la advocación de la esencia central que desde entonces se representa y denomina Orúmila, como Dios Supremo de la Adivinación, a quien fueron subordinados estos Odu, desde el punto de vista místico; para mantener en esta advocación y estructura jerárquica el orden, la disciplina y el control que originalmente no lograron sobre ellos. Razón por la cual, el proceso iniciático es hacia Orúmila y con ello se accede a los conocimientos e informes contenidos en los odu. No obstante, su máxima representación deificada, no tiene ceremonia de asentamiento, sólo se recibe simbólicamente en acto de comunión y en cualquier caso los odu serán siempre objeto de control de la esencia que es Orúmila. Por esta razón primero se hace la ceremonia de investidura de Ifá hacia Orúmila y entonces es cuando se está en condiciones de recibir Odu. Colateralmente,
cuando
hacemos
un
estudio
comparativo
entre
las
denominaciones de los signos del sistema de caracoles y los odu del sistema oracular de Ifá; se aprecia, cómo en este último se conservaron las mismas denominaciones que tenía el Diloggún, hasta el momento histórico cultural en que bebieron de la historia que les precedió en el contexto, en su política de aprestamientos;236 y se ve como, a partir de cierto momento, luego de su consolidación política y solidez cultural, la dinastía gobernante de Ifé creó denominaciones con personalidad propia en sustitución de las correspondientes en el Diloggún. Ello respondió a la necesidad de establecer para estos signos determinados 236
La memoria cultural colectiva no es borrable, pero con el tiempo y la sucesión de generaciones, sí es tergiversable, en tanto las manipulaciones de las castas gobernantes. 261
contenidos culturales, que estuvieran acordes con los intereses de la nueva casta sacerdotal, obviando o tergiversando así las historias reales que se relataban en el Diloggún, porque contendrían la versión de los de abajo, sobre las condiciones y circunstancias fraudulentas en que se estableció la época dinástica de Oduduwa; y, que son declamados o se dejan entre ver, en los aspectos y características que contienen estos signos en el caracol. Un brevísimo recuento de los contenidos noticiosos culturales que refieren estos signos del caracol, sin entrar a detallarlos en todos sus contenidos, facilitan un atisbo sobre los acontecimientos de determinados momentos o categorías sociohistóricas; no por casualidad las más manidas por la dinastía, durante la reestructuración que hicieron desde el punto de vista ordinal.237 En el caso de Eellilá Shébora, él mismo se refiere al fuego irracional, la discusión compulsiva, la ira frente a la impotencia, la consumación del momento compulsivo, el grito o el alarido de ira que se puede emitir, frente a una injusticia impuesta. En él se rememoran situaciones candentes y grandes presiones en las personas y en la sociedad. Ocupa el duodécimo lugar en los caracoles. El mismo lugar le reservó Ifá; pero significa para este último que: “Si el tigre arrastra su comida hasta su guarida para comérsela seguro, nosotros también”. Probable etapa de consolidación del reinado de Shangó en territorio de Oyó. Surgió la jerarquía de Olófin por encima de todo. Etc. (Subordinación del todo a una deidad central). Le sigue el signo Metanlá (decimotercero en caracoles) por este sistema el reporte noticiosos denuncia la corrupción, la descomposición de los valores sociales, las relaciones promiscuas, la vida licenciosa e inmoral, (las bacanales) surgen las enfermedades contagiosas sexuales, las epidemias virulentas; de manera que denuncia las corrupciones. Su máximo representante fue Babalú Ayé, quien fue 237
Resultado del estudio de los contenidos que caracterizan las historias en el sistema de caracoles y su concatenación con lo referido por Ifá en sus homólogos. 262
desterrado del pueblo yorubá por su pésima conducta moral. Surgieron las sentencias y las condenas sobre las personas, a nombre de la sociedad, sin posibilidades de alegar en su defensa. (Teóricamente Ifá prohibe que a partir de este signo, se continúen los registros con los caracoles, y se le concede la palabra a Ifá) La dinastía de Ifé denominó a este signo Irete, lo ascendió en categoría en su ordenamiento un espacio (decimocuarto en Ifá). Significando en este último que domina todo lo que es la muerte, encargado de resucitar los muertos y de burlarse de la muerte; su verdadero nombre es Oyé Emeré (significa el que se ríe de la muerte). Las personas de este signo son orgullosas y vanidosas, no creen en nadie, se creen merecedores de todo y que son insustituibles. Heridos en su vanidad son capaces de matar. Luego está Marúnla (en caracol el decimocuarto) el mismo acusa a las conductas morbosas de la sociedad. Nos rememora las cosas malas que se hacen bajo los efectos del embriagador ejercicio del poder, y de que todo lo que el poder permite no se puede hacer. Surgen los personajes ladinos, oportunistas y agazapados. Acusa la ingratitud de aquellos que han dependido de algo previo y que más tarde se tornan en enemigos. (Yorubá = Astuto) Alerta sobre los enemigos bajo una misma jurisdicción o territorio. Según Ifé asumió la denominación de Iká y paso del lugar 14 en los caracoles, al onceno peldaño de Ifá. Según los contenidos de este último se alcanzaron los éxitos arrastrándose primero y mordiendo después, como las serpientes. Significó la llegada a puerto seguro. Surgieron las cosas abortadas. El bien de las cosas está en su contrario. Nacieron los jimaguas (la representación del doble poder. Uno que se enfrenta y otro oculto al acecho. El poder oculto. (Las trampas entre telones). Surgieron las garras. Surgió la destitución de las personas de sus cargos, para nombrar a otras. Surgió la ambición desmedida sobre el poder, el carácter fuerte y dominante sobre todas las cosas.
263
Usaron las cabezas cortadas de los enemigos para bailar con ellas. Se crearon los chantajes, los ardides y los engaños. (Según el Dr. Lloyd, en “Pueblos de la Tierra”. Edit. Buruland. Pag-56 dice: “En el idioma de los Hausa y Fulani, Yoruba es astuto). Le sigue en orden del caracol Merinlá (decimoquinto lugar) expresando “Quien puede hace, quien no puede no hace”. Se refiere mucho a la competencia entre dos potencias, una instaurada y antigua, y otra nueva que se quiere imponer. Denuncia a las personas que se quieren apoderar de las posiciones de otras importantes y más antiguas. Rememora, como las aguas del río por caudalosas que sean, van a morir al mar para perder su dulzura. Se condenaron los incestos por mantener la pureza de los linajes. Sin embargo en Ifé, a pesar de lo negativo, pasaron este signo para una preponderante posición (tercer lugar), con el nombre cambiado también por el de Iwori y refiriéndose a: Un obstáculo que es destruido. La decapitación. La necesidad de resguardar la cabeza. Las psicosis y las esquizofrenias. La necesidad de la pérdida de la memoria colectiva. Personas de propósitos ocultos. Sentencia: Atando cabos se hace la soga. Por último Medilogún (lugar decimosexto del caracol) este es el signo de las cabezas o personas que ha llegado al mundo para las encumbradas alturas y desempeño. Les corresponden los lugares más preponderantes y están autorizados a acceder a todos los conocimientos y recibir todas las pleitesías. Significa el renacimiento de un pueblo, después de la mendicidad material y del sometimiento espiritual. Supone la reivindicación de Obatalá como único y verdadero constructor de las cabezas de los humanos. Se reconoció la virtud de la conciencia en las personas, y con ella la virtud de la sabiduría. En Ifé, pasaron esta categoría cimera de la historia de los yorubá precedentes, a la posición decimotercera, su denominación fue sustituida por la de Otura, significando para Ifá: La mitad del cuerpo del enemigo. Indica la idea de desunión. El cautiverio en la tierra y la
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felicidad en el cielo. Establecieron las diferencias raciales. La estrategia sustituyó a la violencia. Reconocieron el saber ajeno y la inteligencia. Surgieron los saludos y las reverencias. Surgió el delirio de sabiduría y grandeza. Sentencia lo siguiente: “Agradezca el favor que le hagan y no olvide nunca a los que lo ayudan”. Reconocen la persecución de Obatalá. Orúmila fue perseguido por sus amigos. Los problemas lo resuelve el más insignificante. Sí además de la lectura lineal e informativa, a pesar de los pocos elementos que quisimos aportar, se observan las intenciones implícitas por los contenidos explícitos,
se
evidencian
las
razones
por
las
cuales
la
dinastía
de
Ifé,
obligatoriamente tuvo que manipular los contenidos, en ocasiones no pudiendo obviarlos. Se comprende el porqué de la reestructuración y cambio en el ordenamiento de los signos; además de las razones adicionales que tuvieron para cambiarles incluso las denominaciones a estos últimos. Por todas estas razones y como medida de mayor seguridad, acabaron prohibiendo inclusive, que a partir de entonces, los signos del sistema de caracol homólogos, a los nuevos creados por Ifá para su consumo, a partir del doce ordinal del Diloggún, (Eellilá Shébora) en adelante; siguieran en lo sucesivo siendo interpretados, por los originales tenedores de esta cultura del sistema de caracoles. Aun cuando sigue siendo una resultante posible, al operar todavía el medio oracular con sus dieciséis unidades. O sea, a pesar de que en la Regla de Osha, los orishas llevan dieciséis caracoles manipulables y en el acto oracular se usan todos, la dinastía de Ifé, al subalternizar el culto de los orishas, a través del culto de Ifá, prohibió definitivamente que fueran interpretado los signos correspondientes a las posiciones doce, trece, catorce, quince y dieciséis si aparecían en el acto oracular; aún cuando se siguen empleando en su totalidad (16 caracoles) durante su utilización;
265
obligando a recurrir al culto de Ifá, cuando ello se produce en los distintos registros y resulta una de estas posiciones oraculares conversatoria durante su utilización. Lo cual en Cuba se encuentra muy generalizado este criterio; no así en el Brasil, donde sin embargo, leen e interpretan las dieciséis posibles resultantes oraculares, como signos simples, sin la combinación del par o doble tiro; pero sin embargo del doce en adelante asumen muchos denominaciones de los odu de Ifá; 238 lo cual denota que el culto a los orishas migra hacia el Brasil con una mayor influencia de Ifá, que la influencia de este último en las prácticas llegadas a tierras cubanas; de modo que llegaron a Cuba con anterioridad al Brasil. ¿Qué intriga, realmente política de la vida palaciega, se encierra en el aparentemente dogmático tabú religioso?; y que la contradicción existente entre el total de medios empleados en la práxis oracular (16 caracoles con 256 posibles combinaciones) y los “autorizados” por Ifá a leerse (12 caracoles con 144 combinaciones), convierte en dudosa la razón teológica y en contradictorio el método de empleo, con respecto a la cantidad de medios que lo integran, e incluso se utilizan y los que presumiblemente se pueden interpretar? Debemos tener en cuenta, entre las múltiples contradicciones antagónicas que se ponen de manifiesto, por las pretensiones de las jerarquías teológicas de Ifá y la práxis real del oráculo de los caracoles: el singular hecho de que la única y verdadera categoría máxima, de personaje jerárquicamente superior que se acredita y concede, con el indiscutible reconocimiento de los iniciados en ambos cultos inclusive, es el rango conocido con el nombre de Omó Kolaba Olófin. Esta condición personal de un Ser Superior es innata, se pone de manifiesto únicamente durante el acto oracular trascendente post iniciático (el Itá) de la Regla de Osha, no en la iniciación de Ifá; y única y excepcionalmente cuando el recién 238
Para más información consulte la obra de: Miranda Rocha. Agenor, “Caminhos de Odu”. Editorial Pallas. Río de Janeiro. Brasil. 1999. (Conforme a los escritos inéditos del autor realizados en 1928) 266
iniciado, al arrojar con sus propias manos su oráculo de caracoles, resulte en el primero de sus tiros el número de dieciséis de ellos en posición conversatoria en el orisha iniciático o en Eleguá. De modo que en la única ocasión y posibilidad, en que se puede determinar que una persona está llamada a ocupar una verdadera máxima jerarquía absoluta e indiscutible, incluso para ambos cultos, es durante el proceso iniciático en la Regla de Osha, así como única y exclusivamente con el sistema oracular de caracoles; luego de quedar el total de los mismos (las 16 unidades) BOCA ARRIBA o en posición conversatoria.239 Es obvio entonces que el tabú sobre la lectura e interpretación de los cuatro últimos signos del Diloggún, sirvieron solamente para limitar su eficiencia, eficacia, funcionalidad
e
insoslayable
superior
trascendencia;
en
la
clasificación
de
personajes arquetípicos de personalidad psicológica, así como para enmudecer los contenidos históricos no convenientes a la dinastía. Dado que la noción de historia de esta cultura, no se basó en conservar los acontecimientos ocurridos enmarcados en una unidad calendaria de tiempo, a pesar de poseer su calendario, sino que basaron los intereses del conocimiento ancestral, en los sucesos trascendentales ocurridos y en el orden en que se produjeron; y si tenemos en cuenta que el surgimiento y todo el acontecer de la dinastía, realmente corresponde al último tracto cronológico de los acontecimientos de la etnohistoria; es la razón antropológica por la cual a la dinastía de Ifé no le resultaba en absoluto conveniente, que los hechos históricos recogidos en los mismos fuesen recitados; pues esta sería la única evidencia que revelaría la época real de aparición de la dinastía, y con ello la evidencia de su temprano surgimiento y falta de antigüedad, con respecto al culto de Los Orishas. Por esa razón el ordenamiento de los signos en el Diloggún, acusa un orden 239
Para abundar en datos consulte la obra inédita de Díaz Fabelo, “El Diloggún” ya mencionada. 267
del primero hasta el último; (prevaleció también un concepto histórico) mientras que en Ifá se cambió posteriormente este concepto de ordenamiento; por lo que se reestructuró con una concepción que va desde el mayor240 hasta el menor (apreciamos igual que en sus contenidos, un principio jerárquico de casta) en tanto la concepción de mayor y menor, no responde a un concepto cuantitativo, sino a una valoración de supremacía jerárquica del personaje correspondiente; a pesar de que conservan aún, muchas de las denominaciones y esencias culturales originales del Diloggún. Si hacemos un análisis comparativo entre uno y otro sistema de signos y odu, en atención a las denominaciones de los signos del Diloggún y las de Ifá; así como su ordenamiento en atención a las
diferencias de concepciones filosóficas, no es
muy difícil apreciar en cual de los dos casos, concurren una mayor antigüedad y concepción del orden de los acontecimientos históricos; así como en que momento estuvieron en condiciones, de crear nombres propios para ciertos odu. Al parecer, Ifá alcanza la mayoría de edad en la categoría sígnica conocida con el nombre de Eellilá Shébora, si damos por sentado, que los contenidos culturales de los signos del caracol, podrían convertirse en categorías históricas del acontecer cultural de esos pueblos, en virtud del análisis que refieren sus contenidos. Veamos a continuación la siguiente tabla comparativa:
Tabla comparativa entre las posiciones ordinales del sistema 240
El concepto de mayor o menor en el ordenamiento de los signos de Ifá, no está concebido desde el punto de vista numérico, ni en ajuste a mayor antigüedad. Está ordenado por el de mayor jerarquía del personaje protagónico y más contenido informativo. 268
de los caracoles y el ordenamiento de los odu de Ifá. Ord
Diloggún.
Ifá.
en.
Pasó en Ifá.
Okana.
Ejiogbe.
de 8 a 1
1 2
Eyioko.
3 4
Oggundá.
Oyekún.
Iwori. Oddí.
Quedó igual
de 15 a 3 de 7 a 4
Iroso.
269
Iroso. 5
5
de 4 a
Oshé.
6
de 11 a 6 Obáara.
Ojuani.
270
7
Oddí. 8
Obáara.
Ejiogbe.
de 1 a Okana.
9 Oggundá.
10
Ofún
11
Ojuani.
13
8
de 3 a 9 Osá.
12
de 6 a 7
Eellilá
Mafún.
Shébora.
Metanlá.
14
Osá.
10
de 9 a
Iká.
de 14 a 11
Otrupon.
Quedó igual
Otura.
de 16 a 13
Irete.
de 13 a 14
Marunlá.
15
Merinlá.
Oshé.
de 5 a 15
271
Medilogún.
Ofún.
de 10 a 16
16
272
Resumen Comparativo. 1.
En Ifá se conservaron diez de las denominaciones originales del
Diloggún. Partiendo del criterio de que el sistema de los caracoles entró en el África negra alrededor del siglo X, mientras que Ifá nunca antes del siglo XIII.
273
2.
Crearon seis nuevas denominaciones. Concentrando el peso de las
creadas por ellos, en él ultimo tracto de los acontecimientos históricos, con referencia a los del caracol. Se hace cada vez más difícil la credibilidad de que Ifá creara el sistema oracular de los caracoles, con dieciséis signos, para sólo permitir la lectura de los doce primeros, y prohibir la interpretación de los cuatro restantes. 3.
En la columna de la extrema derecha, exponemos del lugar que
ocupa cada acontecimiento histórico, recogido en el
signo cronológico del
Diloggún; así como a cual orden para ajuste de los sucesos históricos, convencionalmente fue remitido por Ifá en la estructuración del suyo, para lograr un reordenamiento de las cronologías en los ancestros, y poder difuminar con el tiempo los orígenes reales, para instaurar los nuevos linajes. 4.
Seis de los signos del Diloggún y los acontecimientos que reportan,
ascendieron en el ordenamiento que hizo la cultura de Ifé, de su posición original en los caracoles; en la medida en que estos personajes asumieron y representaron a Ifá; mientras que a ocho de los signos y sus representantes en el Diloggún, descendieron en el propio reajuste del ordenamiento que hizo Ifá en atención a sus intereses; minimizando sus relevantes significados en la etnohistoria.241 Adicionalmente en el marco de nuestra investigación, hemos encontrado que en el propio contexto del Culto de Ifá, el ordenamiento de sus propios signos, ha sido convencionalmente reordenado en atención inclusive a las pugnas intestinas de cada representante del poder Colonial de Ifé en distintas localidades. Vea a
241
Sugerimos a los lectores, en particular a los estudiosos e investigadores, que aborden el estudio de los contenidos en los corpus literarios de los signos que fueron promovidos y demovidos de su lugar en el Diloggún a un nuevo lugar en Ifá. Ello les aportará elementos propios de juicio, que harían agotador este trabajo. Consulten El Diloggún de Díaz Fabelo y El Dice Ifá de Autor desconocido. Obsérvese la dirección y el sentido, de ejecutar el ebó (léase egbó) en el tablero de Orúmila, con los ingredientes del recurrente. 274
continuación la tabla que hemos confeccionado, para mostrar las contradicciones que existen entre ellos mismos en dependencia de las distintas localidades, para el orden secuencial de los odu.242
Tabla de los Distintos Ordenamientos de los Odu de Ifá en las Distintas Localidades y en Atención a los Intereses de Casta de sus Autoridades. a) Ifé. 1- Ejiogbe 2- Oyeku 3- Iwori 4- Oddí 5- Obara 6- Okana 7- Iroso 8- Ojuani 9- Ogundá 10- Osa 11- Etura 12- Irete 13- Ika 14- Otrupon 15- Oche 16- Ofún
b) 2da. Variante Ifé. Ejiogbe Oyeku Iwori Oddí Obara Okana Iroso Ojuani Ogundá Osa Irete Otura Otrupon Ika Oche Ofún
c) Oyó, Ondó y Benin. d) Cuba. Ejiogbe Ejiogbe Oyeku Oyeku Iwori Iwori Oddí Oddí Obara Iroso Okana Ojuani Iroso Obara Ojuani Okana Ogundá Ogundá Osa Osa Irete Ika Etura Otrupon Otrupon Etura Oche Irete Ofún Oche Ika Ofún
BREVE ANÁLISIS DE LOS ÓRDENES SECUENCIALES DENTRO DE IFÁ. 1.
Se aprecia que en la medida en que fue pasando el tiempo, y
se fue diseminando la cultura de Ifá hacia los nuevos y distintos territorios, el ordenamiento de los signos, en tanto el contenido de los 242
Las relación de los distintos ordenes secuenciales que aparecen en esta investigación, fueron el resultado de la investigación de terreno del sacerdote de Ifá Sr. Adrián de Souza Hernández, por una parte, y por otra de la investigación bibliográfica del también sacerdote de Ifá y amigo personal Serafín (Tato) Quiñones Tian, quien amable, cordial y muy desinteresadamente nos brindo todos los datos necesarios que aparecen en la tabla comparativa. 275
anales históricos que reportaban, sufrió los reordenamientos necesarios para adecuarse a los intereses de las castas locales. 2.
Se observa además que
mientras más tiempo y distancia
transcurrió entre el más ortodoxo (columna a) y el más contemporáneo, (columna d) más cambios y modificaciones posee con respecto al más antiguo. Entre la columna (a) y la (b) hay 6 modificaciones. Entre la Columna (b) y la (C) hay 6 modificaciones.
Entre la columna (c) y la (d) hay 10 modificaciones. 3. En el caso del orden que aparece en Cuba, hay que señalar que se corresponde con el mismo ordenamiento empleado en el sureste del País Yoruba, según William Bascom, así como según W. Abimbola en sus dieciséis Poemas de Ifá.243 Ello confirma que el origen de la cultura de Ifá de Cuba, es procedente de las costas occidentales de la región, no así del interior del continente, ni de la más posterior cultura Bini, del Benin actual. Colateralmente si hacemos un análisis sobre los métodos y procedimientos funcionales vigentes, los aspectos tabuados entre sí, los desiguales propósitos que originalmente les dieron lugar a cada sistema oracular y otras concepciones
243
Según nota amablemente brindada de Serafín (Tato) Quiñones. 276
disimiles entre sí, apreciamos lo siguiente: En un acto oracular de Ifá, el objeto de oráculo es finalmente manipulado por el sacerdote oficiante; mientras que en el sistema oracular de los caracoles, generalmente la primera tirada debe ser efectuada por el recurrente.244 Por otra parte, si a los sacerdotes del culto a Ifá, les está vedado el uso de los caracoles como medio oracular, como podían estos haberlos transferido al culto de los Orishas como técnica de empleo en la divinación; si en lugar de atributivo les estaba tabuado como oráculo. Es imposible que Ifá haya transferido un elemento cultural, como legado, cuando el mismo les ha estado prohibido, como técnica de adivinación, unido a la extemporaneidad migratoria contextual de la presencia de ambos aspectos culturológicos en la región que nos ocupa. Adicionalmente hay que tener en consideración, que el sistema de adivinación de Ifá para su operatoria, lectura, escritura e interpretación, deberá operar en posición vertical y en dirección de la derecha hacia la izquierda. Porque así, en forma de espiral y desde el centro hacia afuera en sentido opuesto a las manecillas del reloj, transcurre el astral de la humanidad sobre el eje de la tierra, a quien Ifá de ese modo se anticipa en tiempo a los acontecimientos para introducir la injerente solución adecuadora “sobre el medio social o personal” que se anticipa a los hechos y sucesos; expulsando por la fuerza centrípeta 245 los aspectos negativos del 244
En las últimas décadas hemos apreciado en muchos Oriaté, la costumbre de no depositar los caracoles en las manos del recurrente para su primer lanzamiento, (en las consultas simples) lo cual es un total error en la práxis. Si realmente se quiere buscar un signo personalísimo del que acude ante el oráculo, no debe ser otra, la persona que saca ese signo primario. De muy antigua práctica, es la costumbre de sacar solamente un solo signo, de por sí más que suficiente, para con esta única referencia, establecer toda la conversación oracular de la problemática. La pérdida de los conocimientos necesarios al respecto, es la razón por la cual cada día se tuvo que ir haciendo preguntas, (oraculares) y complicando la estructura de la búsqueda de la información; trasvistiendo los objetivos interpretativos, en mediocres intentos de adivinación en muchas ocasiones; lo cual conduce a un resultado insatisfactorio para los recurrentes. Ello obliga en ocasiones al consultador a tener que hacer preguntas, (a la persona) en ocasiones muy vagas y poco profesional, a un recurrente que acude al recurso para escuchar y no para responder. El recurrente es un ser social sin suficientes respuestas para su asunto. Acude ante el oráculo en su búsqueda, cuando él está perdido dentro de sí mismo. No se justifica entonces comenzar a preguntarle, cuando realmente tenemos mucho que decir y más aún se nos espera escuchar. 245 Razón que explica el sentido rotatorio de sus ceremonias depuratórias. 277
inmanente de la persona. En el sistema oracular del Diloggún o de los caracoles se opera totalmente en sentido horizontal. Su operatoria, lectura, escritura, e interpretación, es en la dirección totalmente transversa con respecto al eje de la tierra; o sea de la Izquierda hacia la derecha con respecto al eje polar imaginario del planeta y por ende
horizontal.
Porque
el
curso
de
la
vida
de
los
hombres,
discurre
horizontalmente en espacio de tiempo y en su inmanente, que no es más que su historia donde pasado, presente y futuro están determinados en la dirección de la sucesión de los días y las noches. Principio, continuidad y fin. Alfa, Longitud y Omega. Unicamente del este cardinal hacia el oeste, es que se originan los días, con ellos el tiempo y lo que acontece en el transcurso del mismo; para de esta manera conocer desde su origen hasta su final, al hombre y a su medio, por tanto, las incongruencias a resolver; introduciendo la injerente condicional “dentro del hombre y su entorno” que garantizan la mejor realización personal armonizada. El Diloggún es la acción desde lo retroactivo, mientras que Ifá es el suceso en tiempo presente y en modo indicativo, con independencia una vez más del discurso teológico. Con tales esencias, de orígenes, procedimientos, filosofías factuales y esquemas funcionales tan transversales, aun vigentes, palpables en el ejercicio diario, sencillamente visibles al simple recurrente observador; donde no es suficiente mirar, sino también hay que ver lo que discurre entre sí. Se puede apreciar que los esquemas filosóficos de sus génesis están de manifiesto en el
278
mecanismo funcional de cada tipo de acto oracular. Por ello ambos sistemas oraculares no son convergentes, no son paralelos, tampoco son divergentes, ni propiamente antagónicos, sino simplemente son transversos, por lo que consecuentemente suponen, un punto común de tangencialidad y de encuentro funcional e histórico cultural. Desde el punto de vista de la realización dinámica del modus operandi, revelan la longitud real de alcance de cada uno de ellos. En una vista oracular, Ifá parte en tiempo desde cero, 246 en dirección positiva hacia delante. El Diloggún lo hace desde un punto determinado muy por debajo de cero,247 en dirección positiva hacia delante. No obstante desde el punto de vista práctico funcional, es la problemática de los hombres el factor común; por tanto, se derrumba por si misma dada sus esencias disimiles filosóficas específicas, la credibilidad de ser el sistema oracular de los caracoles, una técnica surgida y cedida en dádiva bondadosa por Ifá. Sencillamente tienen génesis y concepciones distintas, que responden a sus propias filosofías, concebidas además muy extemporáneamente, una con relación a la otra. Hay que aclarar que la extraordinaria sapiencia indiscutible del culto de Ifá, es un oficio religioso de alta consideración y estima, adaptado en Cuba para adivinar 248 --- lo cual no ocurre por casualidad, sino por el estudio y dominio de conocimientos e investidura de poderes---. donde dentro de un grupo de posibles historias, que estén relacionadas con un odu, (Su significado antropológico real es: acontecer o suceso, en espacio de tiempo lunar, positivo y hacia delante dado) llegar a discernir 246
247
248
Nos referimos a que la consulta oracular de Ifá es a partir del momento de recurrencia oracular, (en sentido general) dado que injerencia la alternativa de solución a la problemática contemporánea, en el momento del acto oracular. Sucede que en el Diloggún, la información oracular que aporta, generalmente parte desde una época anterior al momento en que se realiza el acto oracular, en virtud de que aborda la historia de vida personal precedente a la problemática existencial que aqueja. La concepción y procedimiento original, incluso en la práctica actual en Nigeria, Ifá no adivina, recitan todos los poemas del odu y el recurrente escoge que historia se corresponde con su situación; como hemos expresado y demostrado anteriormente. 279
cual es el que concierne al individuo en su problemática; para ello es menester que el sacerdote oficiante o Babalawo halla estudiado y memorizado dogmática y canónicamente todo lo referido al odu oracular y adecuar su acto adivinatorio, a la historia real que aqueja el individuo. Mientras que por su parte, el sistema oracular de los orishas está concebido, no para adivinar, si no para “divinizar;” dado que los mismos se utilizan, para que las vibraciones internas que lleva cada ser humano, para que, lo que es, o lo que está implícito en el individuo, por tanto, inherente al interno en su entorno, se exprese en forma de energías por sus propios conductos (extremidades superiores). Como una técnica psicométrica. “Quien tiene boca, no manda a soplar.” En primer término hay que aclarar, que Orishas como hemos expresado, son formas concretas de vibraciones cerebrales personales, que se manifiestan a modo de energías; que las mismas se encuentran ubicadas en una zona o sector de nuestro cerebro denominado Elegdá. En ella está contenida todo lo relacionado al potencial de posibilidades que nos reserva el inconsciente del cerebro en la memoria genética, que mediante el proceso de iniciación conocido como Yoko Osha (Sentar lo Divino). –- interprétese sentar cátedra de la individualidad — se establecen las conexiones y sintonización armónica, para facilitar la mejor potencialización
de
la
utilización
del
inconsciente
incontrolado
biológica
y
psicológicamente, así como su revelación de La Ley Perspectiva Individual, (mejor interpretado como el una especie de ADN, aunque sólo parcialmente, porque es mucho más completo que éste; pues implica la codificación y decodificación inclusive de los comportamientos psicológicos y biológicos del individuo en su medio). De esta forma se logra convertir, todo lo que es desconocido, funcional e
280
importante de la individualidad específica en su problemática, en elementos cognitivos de información, a través de los objetos oraculares y específicos de los orishas; de ahí que los mismos “divinicen” (con otra real connotación) y no adivinan. Precisamente por esta condición, de ser el elemento idóneo para los procesos de la “divinización individual” o portadores del mensaje del elegdá de cada persona; es lo que los acredita como los mejores portadores, del mensaje vibracional interno o del Osha específico que se encuentra en nuestro Orí. Adicionalmente, es conocido que en el culto de Ifá los sacerdotes iniciados en el mismo, (Babalawos) no son paridos por Orúmila, no es un culto iniciático de asentamiento en Ori, (cabeza) por ende no es un culto reproductor “matriarcal;” a diferencia de La Regla de Osha, en la que se “paren” o reproducen orishas de cabecera para su asentamiento (yoko osha) en Ori. Por esta razón es incluso factible ser sacerdote de Ifá, sin ser siquiera iniciado en el culto de los orishas y viceversa; estas características esenciales evidencian por si mismas, que ninguno de los dos cultos ni anteceden, ni preceden el uno al otro necesariamente; por tanto, estamos en presencia de dos cultos de pleitesía hacia códigos culturales distintos. Ifá es un Conjunto de Poderes validados únicamente con la adquisición de sus conocimientos, no acreditados ni adquiridos solamente por la acción ceremonial de su investidura. Es una “técnica” de clasificación de la problemática variada y el genial desarrollo de una cultura que se recrea en la diversificación de soluciones. Que se le concede a los que resulten “elegidos,” mediante una ceremonia de Investidura y no de Asentamiento. Que los faculta para el manejo de las energías y leyes de la naturaleza, que les permite resolver las situaciones incidentales que injerencian a los niveles existenciales de la sociedad, que están fuera de las
281
causales de los niveles individuales de vibración trascendente. De ahí su importancia, pero no su hegemonía absolutista totalitaria, que ha conllevado a la atribución de prerrogativas indebidas de ambos cultos por el desconocimiento histórico; que en su transgresión cultural dio base a un homogéneo concepto subjetivo
teológico
convencionalista,
pero
no
convincente
y
por
demás
contradictorio, en ocasión de la práxis. Los múltiples procesos de hibridajes transculturadores, determinados por los intereses sociopolíticos, como consecuencias de los fenómenos de colonización; necesariamente conllevan a lógicas supeditaciones de la cultura dominada, que en gran medida no sólo es supeditada, subestimada y subvalorada; si no que además, con frecuencia se presume, como una resultante creada por el propio colonizador. Esta tendencia se observa como una característica específica en pueblos de culturas ágrafas, y muy común dentro de los procesos transculturadores afroafricano en sentido general. Por otro lado, dado la importancia para los pueblos africanos, de contar con orígenes prestigiosos y antiguos, se aprecia, cómo los etnos con orígenes perdidos, tratan de asociar su historia hacia aquellos de importante relevancia; y por otra parte, se observa claramente que los más recientemente surgidos, se adjudican los valores de las culturas más sólidas. Si el Culto a los Orishas fue subordinado convencionalmente al Culto de Ifá, por la casta gobernante de Ifé; el sistema oracular de los caracoles, debió propiamente
ser
tabuado
para
los
sacerdotes
de
este
último;
bajo
las
consideraciones de ser una práctica de inferior cultura, 249 en el marco de su proceso colonizador y en tanto por ellos se expresaban los orishas nativos originales, como verdaderos estandartes de los territorios dominados. Se hacía menester la 249
Criterio que aún prevalece de modo erróneo en los sectores más populares. 282
subvestimación mediante la creación de un tabú de naturaleza teológica, para categorizarlo como inferior; desestimulandose su uso por la casta superior, en principio, y finalmente prohibiéndose definitivamente entre ellos. Luego de alguna manera en las evidencias necesarias encontradas en el marco de nuestra investigación, para el esclarecimiento del suceso histórico cultural sobre el origen del Diloggún y su introducción en el culto a los orishas; se abre una grieta más en el discurso puramente teológico, que infiere que el mismo haya sido deducido o desprendido de Ifá, y adquiere más peso específico, el hecho de que tales argumentos hayan respondido más a intereses de casta colonizadora, que a las esencias de génesis culturales históricas. Entre el Culto a Los Orishas y El Culto de Ifá, es un error de categorización cultural, continuar estableciendo; si el de los Orishas es más importante que el de Ifá; o si, el culto de Ifá es superior con relación al de los Orishas. Sencilla, simple y llanamente estamos en presencias de cultos de pleitesías hacia cosas muy distintas, con objetivos distintos, con propósitos específicos diferentes. Que poseen requisitos, exigencias y móviles causales para ser iniciado en cada uno de ellos muy desiguales; y en los que finalmente sus prácticas y contenidos filosóficos y los procesos de iniciaciones están encaminados hacia diferentes sentidos e intereses.
Breve Resumen de la Investigación. Como hemos podido apreciar, hay un importante desconocimiento general, incluso académico como corriente mundial, en cuanto al criterio que se ha tenido sobre la aparente unidad dialéctica existente entre los desiguales Culto a Los Orishas y El Culto de Ifá, al concebirlos como un fenómeno cultural de antecedentes africanos homogéneo. El segundo error de concepto sobre los mismos, está determinado por la 283
condición de pretenderlos, además de cómo una sola manifestación cultural, como dos categorías jerárquicas que se superpone a una sobre la otra. Cuando hemos demostrado que no se anteceden ni preceden necesaria ni obligatoriamente. Vela decir que el Culto de Ifá surgió y logro todo su desarrollo, con la finalidad de dirigir y gobernar naciones; mientras que el Culto de los Orishas surge como una disciplina para la peculiar atención al Ser humano en ajuste a su especificad, con el empleo del medio ecológico y su afinidad con el mismo. Debo reconocer, que muchos aspectos de la investigación en el presente material, apenas han sido abordados o escasamente fueron descritos; en ocasiones sólo nos fue posible referirlos, para la validación teórica de un asunto o para la demostración tácita de otros tantos; pero es tal el volumen de información que la tarea de investigación nos ha aportado, que en honor al cúmulo de aspectos y complejidad de estas culturas, vale decir que no caben en un solo volumen. Finalmente, queremos exponerles una pequeña tabla de comparación, que les permitirá de forma más sintética y sinóptica, comprender aspectos esenciales de ambos cultos, al mismo tiempo que disímiles entre si en ambas manifestaciones culturales.
Características Desiguales entre los Procesos Socioculturales de La Regla de Osha y El Culto Religioso de Ifá. En la Regla de Osha.
En El Culto de Ifá.
284
1.
El movil que induce hacia
Las
iniciaciones
a
Ifá
son
por
las iniciaciones en la Regla de Osha, vocación o conversión hacia un dógma invariablemente es en la búsqueda teológico y una militante y activa práxis de
soluciones
a
problemás religiosa,
concebida
además
para
el
existenciales. Por lo tanto el factor ejercio público de su profesionalidad a aglutinador no es la religiosidad; sino terceros . la funcionalidad pragmática, asumida generalmente como un culto personal y privado. 2. Dado
las
variadas
y
En Ifá por su parte, dado que la real
múltiples problemáticas factibles de motivación ser resueltas por estas vías; las ejercicio
para
de
la
una
iniciación
práxis
es
religiosa,
el sus
causales son un común denominador integrantes se constituyen en una casta para
múltiples
individuos
con selecta y sectaria, representativa de un
independencia de sexo, edad, raza, poder religioso y ejercida por hombres, de oficio, origen,
profesión, extracción
sentimientos, la que no pueden participar las mujeres, social,
valores los homosexuales, ni otros hombres que
etico morales, conducta social, etc. previamente no hayan sido elegidos, por Por este motivo es la razón esencial la vía oracular en función de su signo. por la cual la misma no es sectaria en
absoluto,
ni
es
selectiva
De modo que les asiste el sentido de
o selectivida
excluyente bajo ningun prejuicio.
para
el
desempeño
de
la
jerarquía sacerdotal. Lo cual es típico de
Todo lo contrario, en su seno muchas religiones. cabe
precisamente
humanidad,
con
una
toda
la
problemática
suceptible de resolver.
285
3.
La “filiación” del iniciado
La
hacia el orisha personal, no es por como
filiación
deidad
una vocación o devoción religiosa; advocación
teísta
central
hacia
lo
es
Orúmila por
real
religiosa. A Orúmila no se
sino por la determinación obligada inicia nadie, los babalawos se afilian del
arquetipo
personalidad
específico
vibracional,
de teológicamente, que
se
se religiosamente
y
se
advocan consagran
al
determina psicométricamente por los sacerdocio de su culto. medios oráculares. 4. El culto de pleitesías posee
El culto de pleitesías es evidente
las características de exclusivo culto que es hacia una deidad central y a un a
la
personalidad
individual
del panteón politeísta, con dogma teológico y
iniciado. No posee dogma central, en cosmogónico; tanto cada iniciado poseerá su propia articulados
bajo los
el
cual
restantes
quedarán dioses
y
dogmática personal. (Véase el Itá) hombres. 5. La ceremonia de iniciación El proceso iniciático es concebido y se ajusta totalmente a un proceso realizado en función de otorgar poderes, dinámico de carácter naturista exo y por la investidura de facultades, con endocorporal con la expectativa de ceremonias que demuestran un paso de un resultado de tipo personal.
transición hacia un nivel superior o mayor como los de paso de la adolescencia a la
6.
Luego
del
proceso
mayoría de edad o jerarquía. Los procesos iniciáticos en Ifá se
iniciático es lógico y normal, que la asumen
para
el
ejercicio
profesional
persona pase a ser un elemento activo de su sacerdocio, para lo cual pasivo pasando
con respecto más
a la práxis, requieren incluso de una preparación y
comúnmente
a
un estudios
que
duran
aproximadamente
régimen cultual privado y propio de unos siete años, de intensa adquisición de carácter muy personal y para su conocimientos teóricos y prácticos. De 286
único provecho. Salvo excepciones, modo
que
están
concebidos
para
el
en las que participa en los procesos servicio público. iniciáticos de otros.
7.
En virtud de ser un culto
básicamente
encaminado
hacia
Poseen un dogma ceremonial único,
la un canon establecido que es regido por
personalidad del individuo o culto a la una figura teológica central y suprema, personalidad, no poseen canon, ni (Olófin) que posee una verdad revelada, figura central teológica, por lo que que fue conocida y anunciada por un sus prácticas se caracterizan por ser profeta, (Orúmila) al cual se rinde culto acéfalas. Siendo la figura central el centralmente, y de quien están investido orisha personal al cual cada uno esté para transmitir su mensaje. iniciado. 8.
En el Culto a los Orishas,
El
significado
de
un
proceso
la connotación del proceso iniciático iniciático en Ifá, significa siempre el paso es
de
carácter
reproductor hacia
un
nivel
jerárquico
superior,
matriarcal; pues los novicios iniciados considerado como tal, desde el momento son considerados recién nacidos y mismo de su iniciación. tenidos como “niños menores”; hasta como mínimo un año de su iniciación. 9. El culto a los Orishas tiene
Ifá por su parte centra toda su
su centro, eje e importancia vital en atención la cabeza de los seres humanos. adquisición Pieza
principal
cultuada.
para
la
en de
ceremoniales poderes
para
místicos.
la Sin
atención restar importancia a la significación de la cabeza humana, no es sin embargo el centro principal de culto, en tanto Orúmila no tiene en sí ceremonia de asentamiento 287
sobre la cabeza. Solo se recibe.
10.
La dinámica cultural de los
En
el
culto
orisha va encaminada esencialmente generales,
busca
a
los
adecuar
a
los
individuos místicos
consagrados en su medio. Osea cual ejercicio
a
de
Ifá
conceder
consagrados,
profesional busca
comportamiento y régimen de vida problemáticas
existenciales
sentido
consagrado
general. como
Tanto al
poderes para
el
A
los
resolverle de
las causas
al ajenas o externas del individuo.
simple
recurrente. 11. Los sacrificios animales se
Los
realizan para garantizar la calidad en obtener la continuidad de vida. 12.
líneas
religioso.
es su mejor y más recomendable recurrentes,
en
en
sacrificios propósitos
se
realizan
para
específicos,
por
encima de las posibilidades del individuo a
El culto a los orishas es
su alcance. Ifá es dogma en proceso dialéctico
una unidad de inspiración dialéctica y de enriquecimiento en dependencia de la tan
diversa
existan. 13.
como
personalidades problemática existencial contextual y de
El culto a los Orishas es
una forma
la cultura material contemporánea. Ifá es el ejercicio hegemónico desde
cultural de realización una relación de poder, en tanto casta
existencial de la individualidad. religiosa. 14. La cultura de Los Orishas En Ifá la procedencia histórica, su por
su
facturación
noticiosos es campesina.
y
contenidos posición superestructural, el desempeño
de carácter aldeano- de un rol esencialista, la complejidad de sus ceremonias y el establecimiento de
288
sus relaciones sociorreligiosas, es desde una posición o relación de poder; definen un producto de corte Imperial.
15. los
En el sistema oracular de
Orishas
la
estructura
ordenamiento
de
los
noticiosos
que
contenidos clasificados
y orgánica y el ordenamiento del contenido
aspectos cultural, fue concebido en atención al
reporta
y
culturales, y
Mientras que en Ifá, la composición
sus orden de prioridad de los personajes y su fueron importancia protagónica en cada uno de
establecidos
en
el los acontecimientos históricos. Surge en
orden cronológico de los hechos. Para función de intereses políticos. Para ello lo cual obviaron la preponderancia obviaron
premeditadamente
el
orden
del personaje en el protagónico, sin cronológico el suceso cultural en la noticia desconocer su desempeño. Todo lo que nos informa cada odu, prestando cual acusa un método histórico en su especial interés a la posición triunfalista y concepción,
prestando
especial sus variadas formas de lograrlo, con
atención a la necesidad de cultivar independencia a veces de su legitimidad; los
valores
éticos
del
individuo, en
lo
cual
se
aprecia
censurando las conductas negativas y absolutamente las bajas pasiones del Yo individual procedimiento
un
castrense que
producto y
caracteriza
un las
en su medio de realización. Lo cual diferencias de clase. Un alto contenido evidencia un propósito educativo en pragmático. el
individuo
y
normativo
de
Los
propósito
deseados,
la crean forma de obtenerlo.
sociedad.
289
16. El presupone
culto de
a
forma
los
orishas,
implícita
En el caso de Ifá, se escogen a los
el individuos que no son aptos para el
proceso de trance; valiéndose de un proceso de trance. Realizándoles, incluso, procedimiento, previo concebido en ceremonias dirigidas a la anulación de este culto, para lograr la anulación esta
característica
ante
la
menor
del consciente y ceder el paso a la posibilidad. revelación
y
manifestación
del
inconsciente humano.
Toda la práxis en Ifá se realiza en pleno uso de las facultades mentales; de modo que no se pronuncian ex cátedra.
EPÍLOGO. Luego de leer muchas veces el texto del presente libro, que lamentablemente no es todo lo que tenemos investigado ni todo lo que queremos y la historia de la negritud
migrada
merece
decir;
nos
queda
la
incertidumbre
de
que
quizás
determinadas personas de algunos sectores religiosos y otros más, se puedan sentir 290
representados a lo largo de estas páginas y lo peor aún sería, que además se sintieran aludidos por algunas de sus actitudes, criterios y prácticas; que de algún modo se ven descritos y de cierta forma vean reflejadas sus conductas en el texto, desde un ángulo, que a partir del mismo los deje en una posición incómoda, frente a otro que lo conozca y que a partir de este material, se puedan sentir cuestionado; en tanto estamos abordando estudios de una cultura, tan viva, latente y prolífera, como adeptos corazones por ella laten en nuestro pueblo, a pesar de los pesares y sin proselitismo. Por estas razones es saludable significar, que en tales casos, no ha concurrido una voluntad expresa de que así sea, sino una vez más, es una resultante involuntaria del propio objeto de investigación y de sus objetivos resultantes, que no por lo anterior en modo alguno y bajo ningún concepto puedo soslayar. Somos conscientes de que múltiples contradicciones comenzarán a producirse entre los distintos sectores de estas prácticas a partir de estas lecturas, que otras tantas surgirán entre los practicantes con respecto a estos textos; pero en cualquier caso, los aspectos contradictorios, estarán más enmarcados entre sus criterios personales frente sus propias prácticas reales, cuando las analicen mejor, que entre sus
práxis
objetivas
y
las
resultantes
de
esta
investigación.
De
ser
así,
afortunadamente las contradicciones serán muy subjetivas y no antagónicas, en tal caso, siempre habrá la posibilidad de un diálogo, previa reflexión consecuente de las partes,
que seguramente
redundará en beneficio
de
soliviantar
la innegable
facturación cubana de nuestra identidad cultural y de su historia, a contrapelo de las tendencias gerontocráticas utópicas.250 Quizás las pleitesías a la personería religiosa, que se ha erigido en una superestructura (sin la base) se vea afectada a partir de entonces; lo cual no 250
El útero original materno de esta cultura, obviamente, ya no existe en el Africa Subsaharana; de manera que las tendencias al retorno de una práctica gerontocrática es simplemente imposible, amen de injerencista cultural extemporáneo inclusive. 291
tememos, pero tampoco resultaría de nuestra responsabilidad; sino más bien de sus propias apologías egocéntricas, que a pesar del tránsito por la historia transcultural es lo único autóctono, que al parecer conserva, como metástasis sin radical ni quimioterapia efectiva, del mioma, pero no del útero natural. Ya en páginas anteriores en el presente texto, con relación a la formación de la identidad cultural como célula primigenia gestante de las naciones dijimos: “La historia universal demuestra, que la identidad cultural de un pueblo,251 los intereses económicos propios que la sustentan; y una personalidad líder precursora en defensa de ambas, que no sólo la distingue, sino que a su vez la instaura; se convierten en un embrión primario, que solamente evoluciona hacia una identidad nacional con personalidad propia. La misma, al definir una política desigual a sus convecinos y un radio de acción acorde con su poder, establecen el estadío primario de la nación”. Sin embargo, las distintas versiones de nuestra historia e historiografía nacional, han concentrado sus mayores y muy meritorios esfuerzos en la reconstrucción de la misma,
a
partir
de
la
connotación
y
relevancia,
primordialmente
de
los
acontecimientos independentistas, las gestas libertadoras, las epopeyas de sus líderes, la insumisión como colonia española; y más tarde, las luchas contra la injerencia intervencionista de los EE. UU.; en aras de una identidad nacional independiente y de una república que sintió desdén por el mestizaje de su identidad cultural. Cuando realmente los mayores y primeros exponentes de rebeldía por la libertad lo fueron los palenques y cimarrones, como representantes y defensores de una cultura y una libertad numéricamente mayoritaria; dado que si bien se logró un consenso de nación independiente, hay que decir que desde entonces, la nación nació blanca; blanca fue 251
Entendida esta como la suma de su moral, su ética, su costumbres y tradiciones ancestrales, superestructura jerárquica, modo de producción y renglones básicos de economía etc. Nota del Autor. 292
la versión de su historia, y por tanto muy prejuiciados sus contenidos, pues los negros, pardos y mestizos siguieron siendo pecados y cuan más oscuros, más capitales. Mucho antes del estallido de nuestras luchas libertadoras, (que estuvieron encabezadas
y
dirigidas
por
hombres
procedentes
de
clases
acomodadas
y
esencialmente dirigidas a un nacionalismo independiente de la colonia española) ya existía una larga historia de la negritud en el escenario cubano, muy anterior al nacimiento de los criollos descendientes de blancos, que encabezaron nuestras rebeliones; de manera que la nación cubana, en el más amplio sentido de la palabra se erigió sobre la base del sacrificio que mayormente aportó el continente africano y esa historia, tanto cultural como antropológica está, más que escamoteada, pendiente por escribirse; por lo tanto, contamos con la historia de una nación, que obvió la mayor parte de la leyenda de su cultura. Es lamentable pero podemos afirmar, que muchos turistas extranjeros, a veces simples aficionados de nuestra cultura, se encuentran en nuestro pueblo con innumerables personas, que no sólo son ignorantes e incapaces totales de abordar estos temas como tópico cultural, sin necesariamente ser un practicante religioso; sino que además, se sienten incómodos cuando les abordan el tema. La casi absoluta mayoría de nuestros propios historiadores han sido desconocedores de la historia de la Cultura Negra en Cuba y sus procesos de cambios culturales y, ni que decir de nuestros profesores y alumnos. Empero este modesto aporte a la historia de nuestra identidad cultural, no puede hacerse con omisión de sus verdades, por sectores que se afecten o por convencionalismos que han instalado ciertas jerarquías religiosas; sino que la hemos pretendido en su real magnitud, comprometidos únicamente con la real historia de la cultura cubana de antecedentes africanos, por el momento de sólo una, de sus
293
múltiples vertientes y contribuciones. Quedo en la más absoluta certeza de que nos corresponde decir lo que al académico, por su sola condición, le está vedado, y que a los practicantes, por su parte, se les dificulta o se les ha tabuado la total realidad. Siento, además, la gratitud de muchas voces que quisieron expresar lo mismo y no pudieron, aunque creo que muchos pudieron hacerlo mejor; de cualquier manera y por la comprensión dispensada por los más serios, ortodoxos y consecuentes practicantes de nuestro pueblo religioso, por nuestra cultura y por su más fidedigna espiritualidad, muchas gracias.
El Autor.
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INDICE Contenido.
Página
Agradecimientos Especiales................................................. 3 Introducción..................................................................... 5
298
Estratificación de La Cultura Nok........................................ 20 (Evolución y Desarrollo de La Cultura Orí. La Génesis Cultural de Orishas) Instauración del Imperio Yoruba........................................
51
(Estratificación de su Superestructura. Ifá, Elemento Recopilador de la Cultura de Base Y Herramienta del Poder. Oduduwa Personaje Central) Causas de las Iniciaciones................................................. Los Procesos Iniciáticos.....................................................
76 107
(Antecedentes Históricos) Proceso Ritual de Iniciación Personal................................... 110 (Etapa Preliminar antes de su llegada a Cuba) Proceso Iniciático Contemporáneo......................................
116
(Su arribo a Cuba. Las Mutaciones Garantizaron la Perpetuidad) Definición de Orisha.......................................................... 146 (Investigación de Antropología Participativa, Sociología y Etnohistoria) El Código Etico e Identitario en La Regla de Osha.................
164
(El Itá.) Historia de Los Oráculos en La Cultura Yoruba...................... 178
Orígenes del Sistema Oracular del Diloggún......................... 191 (Estudio de los Procesos de Cambio Cultural Etnohistórico, desde la Perspectiva
299
de la Antropología) Orígenes del Sistema Oracular de Ifá..................................
217
(Estudio de los Procesos de Cambio Cultural, Investigación de sus Simbolismos, los Contextos Históricos y los Contacto Históricos) Características Desiguales entre Los Procesos Socioculturales de la Regla de Osha y El Culto Religioso de Ifá.................................................... Epílogo..........................................................................
278 284
Bibliografía Consultada..................................................... 288
300