SIN FRENOS PRÓLOGO
Los seres humanos somos los seres más estúpidos que existen sobre la faz de la tierra. Somos el tipo de ser que tropieza tres veces con la misma piedra. Y cuatro… Y más de cuatro. Somos orgullosos, envidiosos y egoístas. ¿Quién no ha tenido todo y ha deseado no tener más? ¿Quién no ha deseado tener carencia de algo cuando estaba pleno? Sí, somos imperfectos. ¿Quién no ha caminado de la mano de su pareja, feliz, enamorado, y ha visto otra pareja cogida de la mano y ha sentido envidia?
Envidia… ¿Envidia de que? ¿De que esa persona también sea feliz? ¿De que su mano estaba ligeramente más asida a la de su pareja? ¿Quién no ha peleado con su pareja, su familia, un amigo, y no ha tenido el valor para perdonar? Tantas noches recordando su ausencia… Por orgullo. Solamente por orgullo.
¿Cuanto tiempo hemos malgastado pensando en lo que pudo ser y ya no será? Y a pesar de todo, la felicidad, la plenitud total, nunca llegará, porque sentiremos que siempre falta o sobra algo. Y esa persona, personaquien que intenta día tras díaque llenar colmarte enestusprecisamente deseos, regalarte noches esa de pasión, puede conseguir dejestusdeausencias, ser tan imperfecta para convertirte en un poco más perfecta a su lado.
CAPÍTULO 1
Honestidad. Sí, así debía llamarse la palabra. Eso era lo que le faltaba a Silvia Castro para ser feliz, para dejar de trasnochar y entender la vida como un regalo. Miró hacia la cama y allí la vio. Espatarrada como si acabara de estrellarse desde el techo, Sonia dormía como un bebé. Silvia se llevo la mano a la cabeza e intentó ordenar sus pensamientos. ….. …. .... .. . Desde su último año de instituto, 2º de Bachillerato, sentía como la relación que empezó con Sonia un año antes, a los 17, empezaba a hacer aguas. Pero no, no había tenido la fuerza, no había tenido el valor para parar todo aquello. No después de haberse enfrentado a su padre, de haber perdido a muchos amigos. No después de haber superado que ella. la miraran por la calle de la mano de su novia, ni de haber empezado su vida en común con Sonia es su primer amor, su primer beso, su primera novia, su primera vida en común, su primera noche de pasión.
Y sin embargo… Silvia se sentía vacía. Sentía como todo se derrumbaba a su alrededor y necesitaba salir, andar sola. Desde que tenían 18 años, Silvia y Sonia ya bromeaban con la idea de tener hijos juntas, de que nombres les pondrían, de su primer piso, del perro…
Sonia: Cariño imagínate con nuestros críos… y el perrito corriendo… Silvia: Si claro, y lo llamamos Bobi no? Sonia: Al niño no… Al niño Lorenzo como tu padre.... Silvia: O Bienvenido, como el tuyo… no te digo yo… Sonia estalló en carcajadas llevándose a Silvia con ella y terminando revolcadas sobre la alfombra, muertas de risa…
Que lejos quedaban aquellos días… Aquellas tardes, aquellas noches… Ahora, sus días eran monótonos, grises. Sus tardes aburridas y sus noches de pasión fingida. De profundo cariño, pero de falso amor. Y lo sabía. Sabía que Sonia no era feliz, pero no sabía, no podía hacerle eso.
Desde el curso en que Silvia ingresó en medicina, Sonia, que aún estudiaba 2º de bachillerato por haber repetido cursos, era una bala perdida. Era una buena chica, pero no se esforzaba, no estudiaba, no trabajaba, no pegaba palo al agua. Y Silvia se cansó. Y su amor se fue gastando. Y aunque ella fuera que sustentaba la relación, los besos, las risas de Sonia, el amor que le profesaba, era suficiente.
Pero ya no. Silvia quería tener una vida tranquila. Tener hijos, distribuir las tareas de casa como cualquier Noque quería tenernouna niña pequeña su cargo. Sonia, porNimuy mayor que pareciera, otra y porpareja. 28 años tuviera, sabía cuidar de siamisma. NoYtrabajaba. estudiaba. No comprendía a Silvia cuando ella llegaba cansada de trabajar y sólo quería dormir. Imponía sus deseos ante los de Silvia. Se pasaba el día vagueando, saliendo y entrando y por las noches, cuando Silvia volvía derrotada, Sonia se iba de fiesta para después volver tarde y ebria y hacerle el amor a Silvia sin su pleno consentimiento.
Silvia se planteaba si de verdad quería esto. No podía tener nada serio. No podía pensar en tener nada con ella. Y sin embargo ahí estaba. Sentada en el suelo, mirando por la ventana, planteándose de nuevo su vida, cuando sabía que no haría nada por cambiarla.
Sonia despertó y la buscó. Y Silvia, como buena amante, se acercó a su cama para responder a sus deseos, con una triste sombra cruzando su mirada.
CAPÍTULO 2 10:AM, COMISARÍA DE SAN ANTONIO
Paco: ¿Bueno queee? ¿Esta noche, cenita no? Mariano: ¿Cenita? ¿Cenita de qué? Paco: Cooño Mariano… Rita: ¿Que es, que es? Paco: Este, que no se entera ni de la mitad. Que esta noche cenamos en el bar porque… Pepa irrumpe en la comisaría. Pepa: ¡Bueeenos días! Paco: Hombre hermanita… ven aquí que te de un abrazo… Montoya: ¿Pero que pasa? Paco: Coño, que es el cumpleaños de mi hermanita… .-Dijo orgulloso abrazando a Pepa de la cintura.- Mi Mari Jose… lo pequeñita que eras… -Saca su pañuelo.Curtis (Por lo bajini): Y lo buena que está ahora… Un callejón vuela a su cabeza por obra de Rita. Rita: ¡Hombre ya! Felicidades zagalica. –Dijo con una sonrisa.Paco: Pues, ea, todo sea dicho, a las 9 en el bar. Curtis: Pero digo yo… que aquí la señorita Miranda podría darnos alguna sorpresilla… Mariano: ¿Sorpresilla? ¿De Qué? Si el cumpleaños es suyo, no tuyo… Curtis: Eso me gustaría a mí… que la morenaza esta se me metiera en la cama y me diera una sorpresa…-Por lo bajo.Rita: ¡Hombre yaaa! .-Dijo pegándole otra colleja más fuerte que la anterior.-
Curtis: Coño Rita, ¿Porque, porque siempre a mi? Rita: ¡Porque tu eres el cochino de la comisaría! D.Lorenzo: ¿Qué cojones pasa aquí? ¿Qué nadie trabaja? Panda de inútiles, ¡Que estoy ya hasta los santos…! Silvia: Papá por favor… todos sabemos hasta donde estás… -Dijo poniendo los ojos en blanco.Paco: Perdone usted, Don Lorenzo, es que es el cumpleaños de mi Pepa… y esta noche íbamos a ir al bar y… D.Lorenzo: (interrumpiéndole) Ah… que es el cumpleaños de la despotenciada esta, mira tu que bien... ¿Y cuantos cumple señorita Miranda? Pepa: Pues súmele a 4, 10 más, y ahora multiplíquelo por 3 y ahora réstele… D.Lorenzo: ¡Me cago en la leche ya! ¿Es que usted no puede ser normal, verdad que no? – Mirándolos a todos y retirándose a su despacho.- ¡Panda de inútiles! Se oye la suave risa de Pepa y las murmuraciones del resto. Mariano: Pero… esto… inspectora Miranda… que… es que… a mi no me ha quedado claro cuantos cumple usted… vamos… si no es meterme donde no… Paco: ¡28, anormal, 28! Mariano: Yo que sé Paco si es que uno entre tanta cuenta ya… Pues que me pierdo… me pierdo y…
Mientras tanto Pepa se acercó a Silvia que recogía algunos informes. Pepa: ¿Y tu qué, pelirroja? ¿No me vas a felicitar? .-Dijo con una sonrisa.Silvia: Felicidades Pepa.-Dijo sin levantar la vista del folio.Pepa: Pero mira que eres siesa pelirroja… Silvia: Mira Pepa… -Dijo dándose la vuelta.Pero calló al no encontrarla y ver que se había ido.
A decir verdad… Silvia no había pasado muy buena noche. Después de estar toda la noche pensando en que hacer con Sonia, no había sacado nada en claro. Pensó en ella e imaginó que estaría durmiendo a pata suelta hasta las 12.
Un rato después, Pepa entró en el laboratorio para entregar las pruebas recogidas del último caso. Pepa: Silvia… Digo… Inspectora Castro .-Dijo con cierto rintintín.- Aquí tiene las pruebas recogidas durante la inspección en casa del sospechoso. Silvia miró incrédula la bolsa que le traía Pepa. Silvia: ¿Papel higiénico? -Y miro a Pepa, que se encogió de hombros.- ¿Me estas diciendo que traéis por única prueba un rollo de papel higiénico… y usado? Pepa: (Sopesó la idea) Si. Silvia: Pero a ver… ¿Tu como te explicas que en un caso de una desaparición, registréis la casa y me traigas un rollo de papel higiénico? Pepa: Pues no sé, Silvia, no sé, era la prueba más convincente. Silvia: Joder, es que no había ni fotos, ni papeles, ni un diario, ni siquiera el disco duro del ordenador de ¿Pero la menor? Pepa: Pues no sé Silvia, yo soy una mandada, a mi me han pedido que te traiga el puto rollo de papel de váter y yo lo traigo. Silvia: ¿Y además que clase de persona guarda el papel usado? Pepa: (Mirándola muy seria) Hay gente puerca en esta vida Silvia… -Y soltó una carcajada.Silvia: No, si ya… Pepa: No todas somos princesitas como tú… -Dijo sonriéndole.-
Silvia no contestó y sacó el rollo de papel higiénico de la bolsa. Nunca había visto nada en Pepa que le llamase la atención, ni siquiera como una amiga. Era guapa, si, pero también muy chula, y como decía su padre, una despotenciada.
Pepa: Por cierto… ¿Vas a venir esta noche a cenar? –Preguntó sin dejar de sonreír.Silvia: ¿Eem? –Haciéndose la despistada.- Ah… no, no creo que pueda. Pepa: Vaya… -Dijo verdaderamente desilusionada.- Otra vez será. Silvia: Si, otra vez será.
20:47 PM
Silvia entraba por la puerta de su casa justo en el instante en el que Sonia se le abalanzaba encima. Silvia: ¿So… Sonia..? Sonia: Cariño… te he echado tanto de menos… Silvia: Sonia… me viste al mediodía. –Dijo extrañada.Sonia: Ya… pero echaba de menos tu olor… Tu piel… -Dijo empezando a acariciarla.Silvia: Ya, ya… pero tenemos que hacer la cena… -Dijo despegándosela cariñosamente.Sonia: No… Silvia… Quiero empezar por el postre… -Dijo comiéndosela con los ojos.Silvia: Cariño, te prometo que después, de verdad. Pero primero déjame reposar los pies un poco… Sonia: Ya los reposarás después… -Dijo mirándola con deseo y alzándola en sus brazos.Silvia: En serio Sonia… ¡No, eso si que no, no me hagas cosquillas! –Dijo riendo ya en la cama.Sonia: ¿Ah no? ¿No quieres cosquillas? No te preocupes… Si eso será lo de menos preciosa… Y Sonia se lanzó a atacar su cuello y a besarla apasionadamente, mientras Silvia se debatía entre el placer que sus besos le causaban y el cansancio y las pocas ganas que tenía. Silvia: Sonia… Sonia… en serio… Estoy cansada, por favor… Sonia: No tienes porque moverte…. –Dijo sacándole la camiseta.Silvia: Sonia, ya en serio, para. –Dijo más seria.Sonia: Si en el fondo no quieres que pare ¿Eeeh? –Dijo sonriendo.Silvia: Si, si quiero Sonia. Por favor, para.
Sonia se incorporó y la miró seria. Sonia: ¿No quieres hacer el amor conmigo? –Preguntó seria.Silvia: No es eso Sonia, es que…
Sonia: No, no, contéstame. ¿No quieres hacer el amor conmigo? Silvia calló. Sonia: Silvia… llevo todo el día esperándote en casa, volviéndome loca por que vinieras, para estar así contigo, para estar abrazadas y decirte lo que te quiero… -Silvia bajó la cabeza.- Y ahora me dices que no quieres estar así conmigo, ¿No es eso? Silvia seguía callada. Sonia: ¡Mierda Silvia! –Dijo dando un puñetazo a la almohada.- ¿Por qué, por qué? ¿Qué cojones te pasa? Silvia: Joder Sonia, llego cansada del trabajo, reventada, me he levantado temprano… Sonia: Ah... que ahora llegas cansada del trabajo… vaya novedad… Silvia: ¡Sí, y llego cansada, de trabajar todo el día, para que tu puedas estar aquí y cuando abras el frigorífico encuentres todo lo que quieres! ¡Joder Sonia, que parezco tu madre! Sonia: Ah… ¿Que ahora es por mi culpa no? ¿Pues sabes que te digo, Silvia? Que me voy a dormir, porque no tengo ganas de discutir contigo. Paso. Y lo dijo. Dijo la palabra mágica que hacía que a Silvia le reventara todo de ella, por mínimo que sea. Silvia: ¿Qué pasas? ¿Qué pasas dices? Muy bien, ahí te quedas, yo me voy. Y poniéndose la camiseta y cogiendo su bolso se fue, seguida por la mirada de Sonia.
LOS CACHIS 21:15 PM
Lola: Bueno, bueno… a ver… ¿Se puede saber porque nadie se come los pimientos? Sara, cariño, hazle un sitio ahí a Mariano, que se está comiendo con los ojos el jamón… Paco: Bueno, bueno, antes de comer, creo que sería buena idea darle a mi hermanita el regalo de su 28 cumpleaños… Pepa: oohh… no hacía falta nada Paco… -dijo sonriendo y besando a su hermano.Rita: ¡Que lo abra, que lo abraa! Pepa: Va, va… que tenéis menos paciencia que la karateka del Vipp Express… Abrió el regalo y se encontró un álbum de fotos familiar, con fotos suyas, de Paco, de sus padres, de su sobrina…
Pepa: (emocionada) Paco… esto es… Rita: Precioso, es precioso, que regalito más bonico… Paco: pensé que te gustaría… .-Dijo algo azorado, rascándose la cabeza.- Bueno… es de todos, de Lola, de Sarita y mío… Sarita: Si, si, a mi me tuvo ayer hasta las 4 de la mañana buscando fotos mientras el dormía a pata suelta… Lola: Calla niña, que estropeas el momento. Y Paco y Pepa se fundieron en un abrazo. En un abrazo de hermanos que se han echado de menos a lo largo de muchos años. Mariano: Y Que don Lorenzo se esté perdiendo esto… -Dijo negando con la cabeza.Curtis: Déjalo, que no quiere cena con la despotenciada… mejor… más para nosotros… Desde otro extremo de la mesa Rita miró a Curtis y a este le fue suficiente la mirada para saber cuandoelcallar.
Lola: Bueno, bueno, no se haga esperar más, ¡a comer todos! Pepa: ¡Eso, eso! –Dijo sujetando tenedor y cuchillo sobre la mesa.- Tenedores en sus marcas… Listos… ¡Ya! Rita: Ay esta chiquilla… La puerta del bar chirrió y por ella entró una desorientada Silvia que no sabía muy bien que hacía allí. Ella andaba sin rumbo, los pies iban solos. Silvia: Ho..hola… Lola: ¡Hermana! ¡que alegría que has venido! ¡Siéntate, siéntate! Mariano, haz hueco… Curtis: Y deja una mísera loncha de jamón pa los demás cojones… Silvia se sentó algo azorada. Desde enfrente, Pepa le sonrió y le guiñó un ojo. Pero Silvia no estaba para esas lindezas y le apartó la mirada. Lola: ¿Cómo es que no has traído a Sonia? Silvia: Eeh… Tenía sueño y.. no quería venir, estaba algo cansada. La cena transcurrió sin mas preámbulos y al acabar, algunos decidieron ir a un pub o una discoteca donde poder mover el esqueleto.
Rita: ¡Ay si si! Que desde que tuve a la zagalica me muevo más bien poco… -Dijo mirando a su marido.- ¿Eh José Luis? Povedilla la miró algo confuso sin terminar de entender la indirecta.
Silvia: Yo.. casi me voy ya. Lola: ¿Pero ahora te vas a ir, hermana? Silvia: Si, es que estoy algo cansada y… Sara: Anda titaa… vente con nosotros… y además Sara sabes que yo bailar… Rita: ¡Ay si eso es lo de menos! Silvia: Que no, que no, que no tengo ganas. Pepa: ¿Qué es lo que pasa por aquí? ¿Nos vamos? –Sentándose al lado de su sobrina.Lola: Esta… que no quiere ir… Pepa: Vaya, ¿Y eso porque? Lola: Pues porque dice que no… que… Sara: Pues que no.. que no se compenetra bien… Silvia: Que no se me da bien… y no tengo ganas... Pepa: Vaya, que tienes menos ritmo que una seta, ¿No pelirroja? Rita: Exacto, exacto, la Pepa no lo ha podio decir mejor. Pepa: bueno, pues nos tomamos algo… ¿No? Silvia: No sé… Pepa: Venga va… que es mi cumpleaños… -La miró con ojitos.Silvia: Está bien, pero un rato corto. Sara: ¡Siii!
Una vez en el local, mientras las chicas bailaban, Silvia estaba en la barra preguntándose porque habría accedido a venir.
Silvia: (pensando) no sé que hago aquí, no tengo ni idea… No tendría que haber venido… Si es que tienen razón, tengo menos ritmo que… ¿Que una seta era? Y Pepa… (dijo mirándola) no se porque me ha estado convenciendo, si da igual que yo esté o no esté. Da igual que yo esté o no, sea en el sitio que sea… Pepa: ¿ Que pasa pelirroja? .-Dijo sacando de sus ensoñaciones a Silvia y sentándose a su lado.Silvia: Nada. Pepa: Te veo un poco mustia… ¿Mal de amores? –Dijo regalándole una de sus mejores sonrisas.Silvia: No te importa. Pepa: Ey… que si estas mosqueada no tienes que pagarlo conmigo… Silvia: No es eso, no lo entenderías. –Dijo volviendo la vista a su vaso.Pepa: A lo mejor si me lo explicas si. Silvia: No. No lo entenderías. Pepa miró con compasión la tristeza en los ojos de Silvia e intentó romper un poco el hielo. Pepa: ¡Oye! ¡No me has traído regalo de cumpleaños! Silvia levantó la vista y la miró con cara de sorpresa. Silvia: ¿Tenía…? ¿Yo… yo tenía que…? Pepa: Es broma pelirroja, con que estés tu, es suficiente regalo. –Dijo mirándola fijamente.Silvia se quedó mirándola y ni ella misma entendió nada de lo que pasó a continuación. Una Sonia alterada y nerviosa se abría paso hacia ella, apartando a su paso todo lo que encontraba. A estas alturas Pepa ya había observado el nerviosismo de la pelirroja y había fijado su vista en la tal Sonia. Sonia: ¡Silvia! ¡Silvia! –Gritaba, abriéndose paso entre la gente.Pepa se aparto a tiempo, antes de que la arrasara. Silvia: ¿Se puede saber que haces? –Dijo mirándola seria cuando estuvo a su altura.Sonia: Silvia... yo... yo… estás aquí… estaba preocupada mi amor… -Dijo cogiéndola de los brazos y haciendo un intento por besarla, que Silvia rechazó.Silvia: Sonia…no te lo voy a decir otra vez… ¿Qué coño haces? Sonia: Vámonos Silvia, vamos, déjame explicarte…
Silvia: ¿Explicarme? ¿Explicarme que? ¿Qué discutimos y no tienes otra cosa mejor que hacer que buscarme y venir a montarme el numerito delante de todos, en un pub? –Dijo alterándose por momentos.-
Lola se había acercado sigilosamente y le preguntaba a Pepa el motivo de la discusión. Esta se encogió de hombros y silbó ladeando la cabeza, algo que Lola entendió como que la cosa iba mal. Sonia: ¡Joder Silvia! ¡Maldita sea! ¡Solo quería arreglar las cosas contigo! Pero ya veo que tienes otras cosas más interesantes que hacer… -Dijo mirando a Pepa.Pepa: (introduciéndose en la conversación) ¡eh, eh! Que yo no tengo nada que ver… Sonia: No, déjalo… Si ya veo como van las cosas… -Dijo dolida e hizo ademán de marcharse, pero desorientada, estuvo a punto de caerse.Pepa y Lola la sujetaron. Silvia: ¿Sonia? ¿Has bebido? –Dijo echándose el flequillo hacia atrás.Sonia: ¿Qué coño te importa a ti? Si yo te importo una mierda… Silvia: Sonia… no sabes ni lo que dices… Vamos a casa… -Dijo cogiéndola.Sonia: No, suéltame… ¡Que me sueltes! –Dijo empujando a la pelirroja.Silvia cayó al suelo y una Lola sorprendida por la actitud de Sonia la ayudó a levantarse. Pepa: ¡ey, ey ey! ¿Sin empujar eh? Sonia: ¿Qué coño me vas a decir tu a mi lo que tengo que hacer con mi novia? –Poniéndose chula con Pepa.Pepa: Pues mira no, no te voy a decir lo que tienes que hacer, pero si lo que NO tienes que hacer. –Chula, como ella.Sonia: ¿Ah si? ¿Si? ¿Me vas a decir lo que no tengo que hacer? Pues mira lo que te digo yo a ti… Y le propinó un golpe hacia la boca que a Pepa le pilló desprevenida. El local ya no tenía nada más interesante que mirar la pelea que se empezaba a formar entre Pepa y Sonia cerca de la barra. Pepa respondió al golpe atizando contra la nariz y Sonia a su vez empezó a forcejear con ella, intentando volver a zurrarle. Poco tardaron Paco, Mariano, Aitor y varios hombres de la sala en separarlas y sujetarlas. Silvia lloraba entre avergonzada y apenada en los brazos de Lola y Rita.
1 HORA MÁS TARDE…
Lola: Venga hermana… no pasa nada… Silvia: Me quiero morir Lola… -Dijo aún sollozando.- Que vergüenza… que vergüenza… en mi vida había tenido tanta vergüenza Lola… y encima va y se zurra con Pepa… -Dijo escondiendo la cabeza entre las rodillas.- Que va a pensar… Lola: Nada, hermana, no tiene porque pensar nada, un mal dia lo tiene cualquiera… Silvia: Todo el local mirando Lola… Lola: Silvita hija… estas cosas pasan… Silvia: Si, pero Pepa… En ese momento, Lola levantaba la cabeza y observaba avanzar hacia ellas, por el pasillo el hospital, a Pepa y Sara, que acompañaba a la primera. Lola se levantó. Lola: ¡Pepa, reina! ¿Qué? ¿todo bien? Sara: nada, un par de puntos en la ceja, otros cuantos en la boca, unas tiritas por aquí, otras cuantas por allá… Lola: ¿Pero estas bien? Pepa: Si, si, Lola no te preocupes, no ha sido nada. –Mirando a la pelirroja que no levantaba la cabeza de las rodillas.Lola señaló a la susodicha con la cabeza y le dijo en el oído a Pepa: Lola: (susurrando) Dice que a saber que pensarás de ella… Pepa: Fuah, que tonta… Lola: Deberías hablar con ella. Pepa se acercó a Silvia y se sentó a su lado. La observó unos minutos y como supuso que esta no se había dado cuenta de su presencia, le habló. Pepa: Pelirroja… Silvia: (Aún con la cabeza enterrada) Vete Pepa, no quiero causarte más molestias.
Pepa: Silvia, por favor, escúchame. Silvia levantó la cabeza, pero no se atrevió a mirarla. Pepa: ¿Ves? Vivita y coleando. –Sonrió.- No me ha pasado nada pelirroja. Silvia: si, pero no tenías ni porque estar aquí. Pepa: Silvia… no es la primera vez que me zurran… además, ha sido un regalo muy srcinal de cumpleaños… Silvia: Joder, encima. Pepa: pero si es verdad… Silvia, olvídalo, no pasa nada… lo hubiera hecho mil veces más. Nadie tiene porque tratarte así. Silvia: perdónala, por favor, estaba más borracha que una cuba… Pepa: no te avergüences por ella, no has sido tu la causante… Silvia resoplaba mirando a un punto muerto. Pepa: además, que si no me hubiera pillado distraída no me hubiera dado…. Lo que pasa es que me ha pillao en bragas… Silvia: (mirándola y esbozando una media sonrisa) ¿en bragas no? –Dijo mirándola.Pepa: Si, en bragas.-riéndose con ella.- anda, ven aquí… -Dijo abriéndole sus brazos.Silvia se abrazó a Pepa e inspiró profundamente. Pepa: ¿Sabes pelirroja? Creo que este va a ser el comienzo de una bonita amistad… Silvia: (separándose de ella) ¿El que? ¿La pelea? Pepa: eem… bueno… si… no sé.. Silvia: Espero que sin más peleas... Pepa: Trato hecho –Chocándole la mano.-
Y de esta guisa, riendo y chocándose la mano, encontró Sonia a Silvia y Pepa cuando salía de la enfermería. Sonia: Silvia… Silvia: (sin mirarla a la cara y fríamente.) ¿Qué? Sonia: ¿Nos vamos a casa?
Silvia no dijo nada. Se levantó y sintió como Pepa le apretaba el hombro en señal de apoyo. Su hermana y Sara la miraron y Silvia se vio incapaz de sostenerles la mirada. Sacó las llaves del coche del bolso y se fue seguida de Sonia, cabizbaja. “Y como imaginarlo… como imaginar que querría echar a volar y esconderme donde nadie me pudiera encontrar… Donde ella no esté. Donde no me haga daño ni su presencia, ni su ausencia. Como ha cambiado todo… antes era mi vida, la razón por la que me despertaba todas las mañanas… y ahora no es más que la persona que duerme en mi cama. La persona que se come mis tostadas en el desayuno y usurpa mi ducha. ¿Cuándo murió el amor? ¿Cuándo se acabó la pasión que sentíamos la una por la otra? ¿Cuándo se perdió el respeto? ¿Cuándo quise echarla de mi vida, volar lejos, lejos de ella…? Y si, es egoísta, muy egoísta, pero no puedo, no puedo cargar con ella. No puedo engañarla, no puedo engañarme, no debo. No la quiero, es cierto, no puedo estar con ella. No debo. Y ella tampoco.” Sonia apareció por el umbral de la puerta. La conversación con Silvia después de llegar del hospital le dejo claro que la pelirroja no la quería con ella. Sonia: Hola… Silvia: Buenos días… -Hizo una pausa.- ¿Has descansado? Sonia: Bueno…Si… Una nueva pausa. Sonia: Silvia… sobre lo de anoche… Silvia: Sonia… no voy a cambiar de opinión…. igual fui muy brusca, lo sé. Pero no he cambiado de opinión. Sonia: Si es por lo de anoche en el pub… Silvia: No, Sonia, no. No es eso. Yo… yo no puedo más Sonia… Y no puedo mentirte. No puedo llegar a casa y besarte como si nada. No puedo abrazarme contigo en el sillón cuando no lo siento. Ni hacer el amor contigo cuando no quiero. No puedo Sonia. Sonia: Me iré si es lo que quieres Silvia. Pero no podré olvidarte, no podré. He consagrado mi vida entera a ti. A verte despertar, a verte sonreír. A besarte, a mirarte dormir desnuda en mi cama. No puedo olvidar eso.
Silvia dejó escapar una lágrima que rodó por su mejilla y Sonia se acercó, haciendo ademán de secarla. Silvia: No. –Dijo cerrando los ojos.- No, Sonia. Vete, por favor. Sonia: Nunca te olvidaré, Silvia, nunca. 2 días más tarde, una amiga de Sonia, con cara de muy malas pulgas, llamó al timbre de casa de Silvia para recoger las cosas de su amiga. Silvia: Ahora si que tengo espacio en el armario… -Dijo una vez se encontró sola.-
Pero los días pasan como se pasa un suspiro y 2 semanas después. Silvia sólo salía de su casa para ir a trabajar y comprar lo necesario. Lola: (al teléfono) Silvita hija… ¿Por qué no vienes a cenar con nosotros esta noche? Vienen todos… Silvia: no, Lola, de verdad, es que… pensaba acostarme pronto… Lola: Silvia… no puedes estar así… sé que la echas de menos, pero tu decidiste que era lo mejor… Silvia: no-Cortándola secamente.- No la echo de menos. Es una nueva etapa de mi vida, solo eso. Y quiero estar sola. –Dijo secándose las lágrimas que le bajaban por las mejillas.Lola: Silvia, ven a casa y charlamos un rato. Silvia: otro día Lola, de verdad. Que os divirtáis. –Y colgó.-
http://www.youtube.com/watch?v=suYPOOVGJes (Quitad la anterior
)
Ella. Ella que había sido su sonrisa durante casi 10 años. Su clavo ardiendo. Su vía de escape. Silvia sentía ahora como en realidad estaba sola en el mundo, sin su presencia, se hundía. Y era así. Se había atado tanto a ella, intentando arreglar lo que no tenía ya arreglo que no tenía nadie que la escuchara a las 3 de la madrugada cuando lloraba porque se sentía sola. Nadie a quien abrazar. Nadie a quien decirle que tenía miedo. Tanto, tanto miedo de estar sola, de que nunca más pudiera recuperar la sonrisa. Y se arrepentía. Se arrepentía por las noches de haber echado a Sonia de su vida. Se arrepentía porque ahora la casa se le hacía grande y el silencio, su peor pesadilla.
Todo, por ser honesta. Porque como decía la canción, “porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren.” Y como seguir con aquello, si la mataba por dentro. Como seguir, si la estaba matando. Como seguir, si el amor murió. Y como un rayo de luz, como algo predestinado, el timbre sonó. Y una Pepa cabizbaja se aposentó en el umbral de su puerta. Pepa: ¿se puede? –Dijo tímidamente.Silvia asintió con la cabeza y no fue capaz de pronuncia palabra cuando se abrazó llorando a la chica, algo asombrada. La morena cerró la puerta y se sentó en el sillón de esa casa desconocida para ella, con Silvia colgada de su cuello, llorando desconsoladamente. Pepa: sshh, sshh… ya está. Ya está pelirroja –Dijo esbozando una tímida sonrisa.- ya pasó. Silvia: Yo… Pe... Pepa… Lo... Lo siento…Yo… -Hablando atropelladamente.Pepa: no importa, no importa, Silvia.-Secándole las lágrimas.- Estoy Aquí. Llora lo que te haga falta. Estoy contigo. –Le habló, cogiéndola de la cara y mírandola fijamente a los ojos.Silvia: Es que… es que yo… CAPÍTULO 4: LA HISTORIA
Pero no pudo seguir hablando, porque un nuevo sollozo salió de su garganta y se abrazo a Pepa en un intento de desahogar toda su rabia contenida, todo su miedo, toda su pena, su soledad.Cuando los sollozos de Silvia cesaron, se mantuvieron así algunos minutos más. Pepa no llegaba a terminar de comprender que es lo que pasaba… Sabía que Silvia había roto con Sonia, pero si ella era la que había roto ¿Por qué ella estaba tan afectada? Y como si la pelirroja supiera lo que pensaba, la respuesta llegó automática. Silvia: ¿Sabes? Tiene gracia… -Dijo aún pegada a su hombro y sin romper el abrazo.- Era ella la que estaba atada a mi. La que no podría vivir sin mí. Y mírame ahora. Soy yo la que no soporta un segundo sin su presencia. Pepa: Silvia… las rupturas… sean como sean… siempre son difíciles. Silvia: Cuando la conocí… se convirtió en mi mejor amiga. -Dijo sin hacer caso de lo que le había dicho la morena.- Y sabes yo… yo nunca pensé en ella como algo más. Me gustaba estar con ella. Pepa: No tienes porqué contármelo si no quieres… -dijo.Silvia: Quiero. Quiero hacerlo. Nadie sabe que pasó realmente entre nosotras, ni porque empezó todo. Nunca tuve valor para contarlo, ni a quien contarlo. Pepa: En ese caso, soy toda oídos.
Sonia tenía un pisito en la playa, en Alicante. Tras ser su amiga durante dos años, y viendo que en verano me pasaba el día encerrada en casa cuando ella no estaba, mi padre me permitía veranear con ella algunas temporadas. En una de esas, un verano en el que ambas contábamos 15 años, salimos con una barquita de plástico a dar una vuelta por el mar. Yo no sabía remar con la barca así que me dediqué a tumbarme al poco sol que quedaba ya a las 7 de la tarde y dejé que Sonia remara. Yo sólo la observaba. Estuvimos hablando durante todo el trayecto y cuando Sonia dejó de remar, cerca del espigón y ya casi al límite de las boyas, las sombrillas se veían como hormigas a mis ojos. Se tumbó a mi lado en la barca y estuvimos charlando. En una de estas, ella me dice que tengo una pestaña en la cara, que pida un deseo. Yo obedezco y ella me dice: -¿Que has pedido? -Eso no se dice… si no, no se cumple…-Dije.-Venga, vaaa, porfiiii porfiii… -Me rogó poniéndome carita de niña pequeña y cogiéndome la mano.-No sé, no sé… ¿Que pediste tú aquel día?.-le dije recordando un día que ella tenía una pestaña y yo se la quité, no hace mucho.-Aahh…. Era una chorrada… -dijo azorada.-Vaaa, venga, dame una pista y yo te doy una… -dije.-No sé…-dijo y la miré.- esta bien… pues lo mío… es muy difícil de cumplir… -dijo.-Pues… lo mío también… -Lo mío es algo casi irreal… -Y lo mío ya ni te cuento… -dije.-
Y así, entre pista y pista terminamos sabiéndolo a la segunda pista. -Nos incumbe a las dos verdad? –dijo ella.-Si… ¿Lo tuyo también no? .-dije casi temerosa.-Pues… si…
-No sé porqué me da que es lo mismo… -dije.Casi habíamos llegado a la orilla y el sol casi se había puesto. Eran ya cerca de las nueve. Al final me hizo una pregunta que desencadenó todo. -¿Me has dicho alguna vez esto? -¿El que? ¿Mi deseo?-Pregunté.-Si. -dijo ella.-Pensándolo fríamente… si… -¿Me lo puedes repetir?.-dijo.-No… -dije yo.-Venga,¿Que es? .-preguntó ya angustiada.-Que te quiero. –Solté de repente e instintivamente cerré los ojos para no ver su reacción.Oí una suave risa a mi lado mientras en el mar no se oía nada apenas. Mi corazón bombeaba con fuerza. Tuve miedo de que ella pudiera escucharlo. -Pues, si, era lo mismo… Nos miramos un instante en la barca, sonriendo y…
Y llegamos a la orilla. Allí nos esperaban nuestras amigas, ya mosqueadas por nuestro largo paseo en el mar. Aquella noche, una vez nos despedimos de nuestras amigas a eso de las 1 de la mañana, y con la casa en penumbra y silencio, llegamos a su habitación. Pero había compañía. Una de nuestras amigas, siempre en medio, se quedaba a dormir un par de noches en su casa.
No tumbamos en la cama, pero como teníamos que hablar bajito a veces ni nos escuchábamos, entonces me senté en mi cama y apoyé la cabeza en la cama de Sonia. -Súbete. -¿Qué?-Dije.-Que te subas aquí, así no estamos hablando fuerte que despertamos a esta…-Dijo.A mi no me hizo falta mucho más para acceder.
Subí a su cama y pedí que me dejara la parte que pegaba a la pared. Empezamos a hablar y cuando me di cuenta estaba apoyada sobre su pecho acariciándole el pelo.
En ese momento no le daba importancia, pero ahora al recordar los gestos, los movimientos, las palabras… me parece increíble que eso pudiera haber pasado. Recuerdo vagamente haberme subido encima de Sonia, besarle el cuello, tocarle el pelo, respirarla… -¿Tienes sueño? -Después de repetírselo 30 veces.-No… -Dijo.-¿Seguro? -Si, si… bueno… un poco… -Dijo casi durmiéndose al movimiento de mi mano en su pelo.-Va, me bajo.-(a mi cama)-No, no, si… da igual… -Dijo medio dormida.Sonreí en la oscuridad. Entonces oímos un ruido que provenía de arriba. Los muelles de la cama. En la oscuridad nos miramos con cara de terror y el ver un pie bajando por el lateral de la cama tuve 5 segundos para pensar. “A ver, no pasa nada… solo estoy con mi mejor amiga hablando… en la cama… encima suya… acariciándole el pelo… y con mi boca en su cuello… vale, si que pasa” No se como lo hice, es mas, juraría que Sonia también me ayudo, pero con una habilidad asombrosa me tire a mi cama en plan tortilla y tal como caí (boca abajo, espatarrada, como si hubiera caído desde el 3 piso) me hice la dormida. Nuestra amiga, Ana, salió de la habitación y fue al baño. Cuando cerró la puerta volví a sentir mi corazón latir. Sonia me miró desde arriba partiéndose de risa. -¿Qué? ¿Estas bien? -Si, si… -Dije con cara de cansancio.-Jajaja, va cariño, buenas noches. -Buenas noches…-Dije.Fue cerrar la boca y aparecer Ana otra vez por la puerta. Cuando subió a la litera quité mi posición espatarrada y volví a mi posición para dormir.
A la mañana siguiente desperté y mire a la cama de Sonia. Ya no estaba allí. Anduve en la cama un buen rato pensando. Al final opté por levantarme y vi que aún había poca luz en la casa. Eran las 9. Primer día de verano que cometía la desfachatez de madrugar. Me asomé a la terraza y la vi sentada en la silla de mimbre, con el móvil en las manos, jugando. Hice aparición en la terraza con mi pijama de ositos, que no seduciría ni a los muertos, algo grande para mi tamaño, y mi larga melena de rizos rojos. Cerré la puerta corrediza de la terraza tras de mí. -¡Buenoooo! ¡La bella durmiente! .-Dijo riendo.- ¿Que te pasa te encuentras mal? .-Dijo haciéndome sitio a su lado.-¿Yo? ¿Porque? -Dije extrañada.-¡Has madrugado! -Dijo riendo más fuerte. -Ja ja ja ¡Que graciosa! .-Puse cara de molestia fingida.-Si, si… mira… como me viene… ¿Te has visto el pelo? .-Dijo tocándomelo y enredando el dedo en un rizo.-Pues… no, no… -Dije acomodándome el pijama. Tenía la vaga sensación de que la camiseta andaba un poco fuera de su lugar.-Jajajaja ¿Como has dormido eh? –Dijo.-Bien… bien…-Dije algo aturdida. La luz del sol de la playa ya empezaba a dañarme los ojos.Ella me miró con cara de no creerme. -Si, si, bien, sólo que bueno me quedé pensando un poco y eso… -Dije.- ¿Y tú que? -Yo bien, bien…
Aquel día en la playa fue sin duda de los mejores. Por la tarde, Ana consiguió ponerse un tampón. Cosa que Sonia y yo, tumbadas en la cama, vimos asombroso, más viniendo de ella. -Jope no se como puedes intentarlo… mira que yo lo intento veces y no me entra… -Dije.-A mi tampoco tía… será que no me lo meto bien o algo… -Dijo Sonia.Empecé a descojonarme por el comentario. -Joder el tampón, el tampón, guarra… -Dijo riendo conmigo.-
-Ya, ya en serio… que no entra tía. Lo he intentado con todos los tampones, de todas las posturas Marta frunció el ceño con cara de guasa y yo la mire sonriendo sin hacerle caso.- No sé… tengo que tener el agujero taponado o algo que se yo… -Jajajjajaa ¿Como vas a tener el agujero taponado bestia? –Dijo Sonia riendo.- Que no, que no te lo meterás bien… -Igual tardo algo eh? –Dijo Ana casi intentando convencerse a si misma.-¡Bueno, bueno, no pasa nada! –Dijo Sonia.Ana ya se iba y Sonia tomaba su posición para empezar su ataque… -Pero es que… -Ana joder que tardes lo que quieras venga ya que si no, no bajamos ¡Ostia! –Dijo alterada.Yo sólo me partía de risa. -Vale, vale… -Dijo y se fue.Yo seguía partiéndome de risa. -¿Tu que? ¿Tanto reírte? ¿Eeeh?? Te vas a cagar… Y empezó su ataque de cosquillas. -¡No, no, noooo! ¡No por favoooor! ¡Para, para, paraaa! –Grite.-No chilles tanto, que los vecinos se piensan otra cosa... –Dijo riéndose y con tono de guasa.-!Aaaah paraaaa! –Seguí chillando meándome de la risa.-Va, va, paro… pero dame un beso… -Dijo.-Los que quieras. –Dije riendo.-¡Lo conseguí! .-Dijo Ana.-Ahh ¡Que bieen! .-Dijo Sonia (Con cara de “vaya por dios”)
Todo iba sobre la seda… el día lo pasamos riendo, besándonos a escondidas, abrazándonos, aprovechando cualquier segundo en una esquina a oscuras… estaba en una nube… Pero todo lo bueno acaba… y una mañana, todo cambió.
A la mañana siguiente desperté más tarde. Y ella ya no estaba abajo. Mire a la cama de Ana y seguía durmiendo, como de costumbre. Fui a la terraza y allí estaba Sonia. Y su padre. Desayunando. -Buenos días. –Dije muy contenta.- ¿Qué tal? -Bien, bien, aquí a la fresca. –Dijo el padre de Sonia.Ella me miró con una media sonrisa y unos ojos penetrantes. -¿Que pasa? –Pregunté.-Nada. -¿Buenos días no? –Dije.-Buenos días. No esperaba que me diera un beso delante de su padre, pero si un poco más de entusiasmo. “No habrá dormido bien” -¿Que te pasa? –Dije a su lado.-Nada de verdad. –Dijo esbozando una sonrisa que yo correspondí.-¿Sonia que te pasa? –Pregunté otra vez.-Nada, nada en serio.-Miró a su padre.- ¿Como te diste cuenta de eso Silvia? -¿De que? –Pregunté.-De que… -Hizo una mueca y yo la entendí..-Tía aquí no… que esta… -Señalando a su padre.-Esta medio sordo…. –Contestó.-Que no tía… -Dije.-Que si, que no te escucha… -A ver pues… no se supongo que de eso te das cuenta ¿No? No se… pasa y ya está. Cuando quieres a alguien no paras de pensar en esa persona y quieres estar con esa persona y no dejarla ir… y bueno… abrazarla, besarla… yo que se… -Dije azorada-Hummm… -Dijo.-¿Que es? –Pregunté sin rodeos.-
-Nada es que a ver… Yo no sé si estoy segura de eso… -¿De que? –Pregunté.-De eso… -¿De lo que me dijiste? -Si… a ver yo… me pasó algo parecido… ¿Sabes? Y bueno... era mucho más fuerte lo que sentía por esa persona y al final no era nada… Callé y m limité a mirar sus zapatillas. -¿Silvia? -¿Emm? -¿Me escuchas? -Si… -Pues eso que… no sé… -Dijo.-Niñas, nos vamos a comprar ¿Queréis algo? –Dijo el padre de Sonia interrumpiendo.-No, no. –Dijo Sonia.-Hasta luego. –Esbocé una sonrisa forzada.-Pues eso… -Dijo ella.-Vale… pues nada… -Dije shockeada.-Pero a ver que no lo sé… es que no estoy segura… -Dijo.-Pues cuando lo estés, si no te importa dímelo. Aunque no se si quiero saberlo. –Dije hice ademán de levantarme para ir a desayunar.-Hey… -Me cogió el brazo.- A ver Silvia… ¿Que te quiero mucho sabes? No dije nada. -Que si, que te quiero mucho. –Y me besó en el cuello.- Va, vamos a desayunar. Me atrajo hacia ella y sonreí. Ese día en la playa todo fue como siempre. Ni rastro de dudas ni de sombras… todo como siempre. Por la tarde a las 8, estábamos esperando el turno de ducha. Empezamos a hablar en la litera y hablando claramente, la cosa se puso caliente.
Entonces Sonia me echó a un lado. -Silvia.-Su voz sonaba seria y algo fría.La miré como respuesta. -Ya estoy segura. La volví a mirar. -No siento nada fuera de lo normal… me confundí. Volví a mirarla. -¿Silvia? -Si.- Contesté sin mirarla.-¿Que? -Nada, que no pasa nada. –Dije.-¿Sabes? Silvia creo que nos hemos confundido. Igual solo nos tenemos mucho cariño… y tal. ¿Sabes? Creo que tú también te has confundido. -No, Sonia yo no me he confundido… -Dije muy segura.-Si, Silvia yo creo que si… -¿Como lo sabes? -Porque si, porque de la noche a la mañana esto… -Dijo.-Esto no viene de la noche a la mañana Silvia… -No sé. Yo creo que nos hemos equivocado y que con el tiempo tú te darás cuenta de que era una tontería también.
Pero el tiempo me dio la razón. Y tras 2 años de relaciones abocadas al fracaso y besos furtivos en los baños del instituto, recorriéndonos la piel, mordiéndonos los labios, no dejando escapar un suspiro la una de la otra… Tras dos años de sufrimiento, en los que me tuvo de segundo plato, en los que bebía los vientos por ella y ella lo sabía… Tras conseguir olvidarla después de convertirme en mi peor espectro, Tras vagabundear meditabunda por los pasillos, sola, sin nadie que me siguiera, triste…
Tras encerrarme en los baños a pegarle patadas a las puertas… Tras dejar de hablarle, tras mirarla con rencor… Tras eso, cuando todo pasó. Ella me buscó.
Silvia: Me prometió llevarme a Disneyland… ¿Sabes? –Dijo sonriendo amargamente.Pepa: (Con lágrimas en los ojos) Fue… fue tu primer amor… Silvia: mi único amor. Y lo único que me ata ya a ella… son los recuerdos. CAPÍTULO 5 Silvia: Me prometió llevarme a Disneyland… ¿Sabes? –Dijo sonriendo amargamente.Pepa: (Con lágrimas en los ojos) Fue… fue tu primer amor… Silvia: mi único amor. Y lo único que me ata ya a ella… son los recuerdos.
Pepa se quedó callada. No sabía que decir. Veía tanto dolor en los ojos de Silvia, tanta añoranza y tantas ganas de salir adelante, sin embargo. Silvia: Todo empezó cuando dejó de estudiar. Yo... yo no tuve valor para decirle las cosas en su momento. No tuve valor para dejarla, después de que lo había dado todo por mí. Sabía que debía hacerlo, pero no lo hice. Lo dejé pasar. Pepa: Esas cosas no se piensan en ese momento… Silvia: Si, pero yo sabía que no mejoraría. Y ahora mira. Ella destrozada y yo… Yo la echo de menos. Pepa: pero… Silvia: (interrumpiéndola) ¿Sabes que pasa? Que soy tan especial, soy tan rara… que se que no encontraré a nadie que me soporte como lo hacía ella. No encontraré a nadie que me aguante, que me entienda como lo hacía ella. Pepa: Silvia tu no… Silvia: No, no, es así. Me conozco. Pepa: Pero Silvia yo no te veo… Silvia: (volviendo a interrumpirla) Bah, vamos a dejarlo, ¿Si? –Dijo sonriendo y levantándose.¿Te hace una pizza?
Pepa: eeem… Silvia: ¿Un chino? Pepa: Yo es que creo que tendría que irme a casa Silvia… Silvia: Ah no, no. Te quedas a cenar. Después de que te he contado mi vida, ahora tendrás que pagarme contándome tú la tuya… ¿No?
20 minutos después, la comida estaba en la mesa de Silvia, que miraba riendo a una Pepa peleándose con los palillos. Silvia: ¿Quieres cubiertos? –Decía riendo.Pepa: Que no, que no. Que esto sale como que me llamo Pepa Miranda. Silvia: Bueno, cuando quieras empezar a comer me avisas y voy por un tenedor… -Decía sonriéndole.Pepa: ¡Ves! –Dijo triunfante.- ¡Lo conseguí! Silvia: ¡Vaya, mira que bien! Pepa: ¡Ay, ay, ay… que se cae! –Se le cayó el arroz en el mantel- ¡Mierda! Silvia: jajajajajajaajaj ¡Te lo dije, te lo dije! Pepa: ¿Pero es que tu ves normal que los chinos estos se coman cada puñetero grano de arroz con dos palos? –Decía mirando con incomprensión los dos palillos.Silvia: ajajjajajajaja a lo mejor ellos no ven normales nuestros tenedores… Pepa: ellos no, pero yo si, así que si no te importa…. Silvia: ahora mismo vengo –Dijo yéndose a la cocina a por tenedores, muerta de risa.-
……………………………….
Silvia: Bueno, ¿Qué? ¿Y tu de tu vida no sueltas prenda, o qué? Pepa: Huuum… es una vida aburrida… -Dijo masticando.Silvia: Me da igual, me interesa. Pepa: (sonriéndole a la pelirroja) Esta bien. ¿Qué quieres saber?
Silvia: No sé… Como te hiciste policía, porque volviste aquí, si tienes novio…. Pepa: Umm… de acuerdo. –Dijo apoyando los brazos cruzados sobre la mesa) En contestación a la primera pregunta… La verdad es que no servía para otra cosa… Silvia: mujer… Pepa: (levantando un dedo en alto como para hacerla callar) ¡Chitón! Para la segunda pregunta… no tengo contestación. Supongo que a veces se echa de menos a la familia… y en cuanto a la tercera, no, no tengo novio. Lo tuve, hace mucho, pero lo tuve. Silvia: Vaya, y ¿Ya no? Pepa: No… Digamos que no he encontrado nunca a la persona a quien querer para toda mi vida… -Se quedo pensativa.- Oye, y tú... ¿Porqué tanto interés en mis novios? –Dijo guasona.Silvia: ¡Ay! Por nada, curiosidad… -Dijo azorada.Pepa: Si claro… Yo se que soy irresistible, pelirroja… y más para las lesbianas… soy la Sex Symbol de las lesbianas… -Dijo riendo y mirándola.Silvia: ¡Uy si! ¡Es que no me puedo resistir a conquistarte! –Siguiéndole la broma.Pepa: ¡Lo sabía! ¡Seguro que te mueres por besarme….! Silvia: jeje… -Su risa se fue apagando.- Anda, vamos a dejar la broma ya…. –Sonriendo.Pepa: Si… mejor será…. –Dijo correspondiéndole a la sonrisa.Se quedaron mirándose unos instantes, perdidas en sus pensamientos, hasta que al fin, Pepa habló. Pepa: Bueno… ya si que me voy yendo, pelirroja. Silvia: Como quieras… ¿Pero volverás algún día no? Lo he pasado muy bien. Pepa: Cuando tu quieras -Dijo dedicándole una sonrisa y guiñándole un ojo.Silvia acompañó a Pepa a la puerta y se despidió de ella con un fuerte abrazo.
Silvia: (cerrando la puerta, apoyada en ella y mordiéndose el labio) ¿Con que pelirroja eh? –Dijo para si misma.Pepa: (al otro lado de la puerta) Volveré pelirroja, volveré… -Dijo sonriendo.-
Aquella noche, Silvia durmió.
CAPITULO 6
3 SEMANAS DESPUÉS…
Silvia empezaba a llevar una vida más o menos normal. Salía de vez en cuando, iba a trabajar, comía con la familia, reía, sonreía… Sara y Lola, en un intento por hacerle más amena su vida de soltera le habían regalado una cobaya de pelos punkis a la que Sara se empeñó en llamar Picachu. Y aunque la cobaya no hacía mucha compañía, Silvia empezaba a levantar cabeza. Sonia se había perdido del mapa para ella. Después de darle toques, mandarle mensajes y dejarle grabaciones en el contestador que nunca fueron contestadas, Silvia desistió. Echaba de menos a Sonia, pero no podía sentirse toda su vida culpable por romper con alguien con quien no estaba bien. Claro, que eso le llevo su tiempo comprenderlo. En cuanto a Pepa… La morena era cada vez más amiga de Silvia. Y tenía que reconocer que comer con ella en un chino ponía de buen humor a cualquiera.
Una mañana de sábado, Silvia salió de compras. Lola se había empeñado en acompañarla, pero ella insistió en ir sola. A veces una necesita estar sola. Iba a entrar en el probador de una de las tiendas cuando salió la chica que lo ocupaba. Era Pepa. Silvia: perdón yo… ¿Pepa? Pepa: ¡Silvia! ¿Qué tal? ¿Qué haces aquí? Silvia: uuum… ¿Comprar ropa? Pepa: Uy si, que tonta… ejejje…. Silvia: perdona, pensaba que habías terminado en el probador… Pepa: si, si de hecho he acabado, puedes pasar. ¿Vas a algún sitio luego?
Silvia: pues… pensaba mirarme unos zapatos peeero… -Mira el reloj.- Son las 1 y media, así que esto estará poco rato más abierto… Pepa: perfecto, pues te invito a comer. Silvia: no, no Pepa… Pepa: ¡Que si coño! ¡Que te invito a comer! Silvia: ¿En un chino? –Mirándola y riéndose sólo de pensarlo.Pepa: No… en un chino no… Me sale el arroz por las orejas ya… -Dijo con los ojos en blanco.. Silvia: Vale, valee… -Dijo riendo y entrando al probador.-
Mientras Silvia se probaba, Pepa esperaba mirando otros percheros.
Pepa: Oye pelirroja… Que estoy en el probador de al lado, es que he visto una camiseta de la que me he encaprichado… Silvia: Vale, vale yo ya salgo…
Cuando Silvia salió, le dio tiempo a pagar y darse una vuelta más. Le daba palo acercarse a Pepa y decirle que se diera prisa, pero la dependienta la miraba con una cara muy rara y al final se decidió a hacerlo. Silvia: Pepa… que… bueno… esto… ¿estas ya? Pepa no contestaba. Silvia: ¿Pepa? Pepa: (dentro del probador) Joooo… Tengo un problema… Silvia: (respirando y soltando todo el aire de golpe) Dios, Pepa, pensé que te había dado un aire ahí dentro… ¿Que problema tienes? Pepa: Mira… Y dicho esto, abrió el probador e invito a pasar a Silvia. Silvia: Bien… ¿Cual es el…? Dios, Pepa… -Dijo sin poder evitar que se le quedaran los ojos de plato.Pepa: ¿tu también lo ves, verdad?
Silvia: el… ¿El que? Pepa: el escote. Silvia: Oh si, es vertiginoso…. Pepa: ¡No! No lo relleno… esto es un suplicio… Porqueeee, ¿Porque no desarrollaría yo más las pechugas…? -Dijo poniéndose las manos en la cabeza.Silvia: Pepa… estás perfecta… Pepa: No relleno la camiseta, ni aunque me meta calcetines como en el instituto… Silvia: Pepa, pero eso tiene solución. Pepa: si, corporación dermoestética… Silvia: No… mira. –Y se acercó a ella.- Con un sujetador de color negro… de los que llevan abajo relleno que sube el pecho –Dijo poniendo las manos debajo de su pecho y subiéndoselo.- y bien ajustado Sonrió.- en la parte de atrás…. –Dijo estirando la espalda del sujetador.- Todo arreglado. – Pepa: si… ¿Pero y que hacemos con el canal de Corinto? Silvia: ¿El canal de Corinto? –Sin quitar aún las manos.Pepa: vamos… el canalillo… que más que canalillo… parece el Canal de Corinto… se abre un abismo insalvable entre las dos… parece que están peleadas… -Dijo y suspiró, bajando la cabeza.Silvia: ¿Ese es el canal de Corinto? –Dijo riendo.- Eso con un buen sujetador, tiene arreglo. Uno que tenga el relleno abajo y sea de tu talla de espalda. ¿Qué te parece? Pepa: Que no tienen remedio. Vámonos anda… Silvia: ¿Y la camiseta? Pepa: No… No me la llevo… -Dijo algo entristecida.Silvia: ¿Cómo que no? Pero Pepa… si te queda genial… -Dijo ya saliendo del probador.Dependienta: Disculpen señoritas… tendrían que ir marchándose… es que… tengo que cerrar… Pepa: ahora mismo, muchas gracias.
Salieron de la tienda y fueron a comer a un restaurante italiano. Silvia: Pepa no se porqué dices que la camiseta no te quedaba bien…
Pepa: es que no me quedaba bien, Silvia. Que se le va a hacer. Una, que es guapa, pero todo no se puede tener. –dice echando el pelo hacia atrás con glamour.Silvia: L’oreal, porque yo lo valgo… ajajajjaaj –Dijo imitándola.Pepa le sacó la lengua. Silvia: ah… ¿Con que esas no? Nada señorita… saque usted la lengua, que ya hablaremos… -Dijo haciéndose la ofendida, hasta que ambas no pudieron aguantar más la risa y estallaron en carcajadas.Silvia: No, en serio. Te quedaba bien Pepa, además no se que complejo con el pecho… Pepa: Lo tengo desde siempre Silvia… y ahora no se me va a quitar… -Dijo algo avergonzada y agachando la cabeza.Silvia: Pero es que no entiendo el porqué… si Tu tienes…-Dijo mirándola directamente y señalando su pecho.- Vamos que… -Dijo titubeando.- Que tienes un buen par de… Pepa: ¿De ojos? ¿De ojos dices? Si, ya lo sé, son preciosos. –dijo sonriéndole.Silvia: anda tonta… -Bebiendo vino.Pepa: Silvia… Silvia: ¿Ummm? -Soltando la copa.Pepa: Gracias… -Sonriéndole algo azorada.Silvia: ¿Gracias? ¿Gracias porque? Pepa: Por haberme alegrado el día.
Silvia correspondió a la sonrisa de la morena y fue entonces cuando una brillante idea pasó por su cabeza… Sonrió entre malévola e ilusionada y empezó a maquinar su plan.
CAPITULO 7 Silvia se despidió de Pepa al salir del restaurante, alegando que tenía que pasarse por casa de una amiga. Pero la realidad era muy distinta.
Pepa había ayudado a Silvia a olvidarse un poco de su estado sentimental, y sobretodo, a darle compañía, a hacerla reír y ver que la vida, no se acababa en donde la dejó a los 17 años.
Y ahora Silvia, iba a devolverle ese regalo. Entró en la tienda donde habían estado por la mañana y preguntó a la dependienta por la camiseta que había visto Pepa. Dependienta: Lo siento señorita… pero esta misma tarde se ha llevado otra persona la camiseta… Silvia: ¿No tiene más? Dependienta: Era la última talla… bueno… si. Hay una XXL Silvia: ¿Me la puede enseñar? –Dijo resignada.Dependienta: Aquí mismo la tiene. Silvia: (mirándola) uff… que va, que va… Ni a Moby Dick le queda esto bien… -Dijo bajito.Déjelo. Muchas gracias de todas formas. Dependienta: Lo siento señorita…
Silvia salió algo deprimida de la tienda. Su plan había fallado. Pensaba comprarle la camiseta a Pepa y darle una sorpresa. Pero ya, era difícil. Caminaba camino a su casa cuando la vio. En un escaparate, puesta sobre un maniquí de color tostado, lucía la camiseta. La pelirroja se acercó al escaparate y se quedó allí pegada, como los niñso pequeños cuando observan un jugiete nuevo. Era negra, con un escote vertigionoso, como bien había descrito Silvia, y tan sólo se diferenciaba de la camiseta que a Pepa le había gustado en un pequeño detalle a la espalda, un agujerito que mostraba algo de espalda y una pequeña flor de color blanco en una esquina de la camiseta.
Silvia entró a la tienda como alma que lleva el diablo y preguntó por ella. La dependienta se la enseñó y Silvia decidió entrar al probador y probársela. Comprobó que, efectivamente, le quedaba grande de talla y algo justa de pecho. Si, esa era la talla de Pepa.
Pagó la camiseta con una sonrisa en la cara y después se dirigió a Women’s Secret. (NOTA DE LA AUTORA: Viva la publicidad subliminaaal!! xD)
No sabía a ciencia cierta la talla de sujetador de Pepa, pero por lo que había podido comprobar, usaría una 85 pequeña… así que pregunto a la dependienta y se dejó asesorar por ella. Salió del establecimiento con un bonito sujetador negro, con algo de encajes, que no dejaba nada a la imaginación y que haría un escote tan sugerente como le había dicho a Pepa. Muy ilusionada se acercó a comprar papel de regalo y decidió comprar algo que no solía comprar a menudo y que era un poco diferente para un regalo. Chucherías. Muchas, muchas chucherías. Compró tantas chuches, que la bolsa de la camiseta no tenía nada que envidiar a la bolsa de las golosinas.
Al llegar a casa fue directamente al salón con todo. Envolvió la camiseta y el sujetador con esmero y lo puso dentro de una bolsa bonita con las chucherías.
Ilusionada, no pudo esperar a cenar y que le entrara sueño. Así que se fue a la cama con algo de nervios y esperó al día siguiente.
……………………………………………
DÍA SIGUIENTE, COMISARÍA, 10:00
D. Lorenzo: A ver señores… seriedad. Bien… esta noche habrá un concierto en el palacio de deportes de Madrid. Aitor: ¡Ostias! ¿Y tenemos entradas? D. Lorenzo: A ver… agente… por favor… -Dijo con los ojos en blanco.- Recordad que no queremos llamar la atención, tan sólo habrá 2 agentes infiltrados en el concierto. –Hizo una pausa.- Creemos que alguien del equipo de organización del palacio de deportes pasa estupefacientes a los jóvenes que se encuentran allí y luego estos los venden a altos precios. Miró a los agentes de la sala.
Mariano: y estoo... Don Lorenzo… ¿Quien va a infiltrarse? D. Lorenzo: Usted, Mariano, usted y Paco serán los agentes infiltrados en el concierto. Y quiero a la agente Miranda, la agente Castro y el agente Povedilla en la furgoneta. Aitor: ¡eeey! ¿Y nosotros que? D. Lorenzo: Ustedes a trabajar, ¡Panda de vagos! –Haciendo un gesto con la mano.Mariano: y… Don Lorenzo… si no es mucho preguntar… ¿El concierto de quien es? No… que lo digo más que nada porque si es de la tal bellota esta… que yo no me infliltro eh? Que yo me compro la entrada y voy… Paco: ¿Qué bellota, que bellota? –Con cara de incomprensión.Mariano: ¡Coño, Paco! La bellota esta que cantaba una canción que… Aitor: ¿Beyoncé? Mariano: ¡Eso, eso! Yo sabía que no era bellota exactamente… Silvia, Pepa, Povedilla, Aitor y el resto estallaban en carcajadas. D. Lorenzo: Joder… pero desde luego… vaya miiiiiierda de agentes… -Dice.Mariano: Pero bueno, ¿De quien es? D. Lorenzo: ¡Tome, tomee y lea el puto informe! –Dice tirándole el informe y saliendo de la habitación.- Panda de imbéciles…
Mariano: ¡Ostias! ¡Mira Paco, de la Pausini! Paco: ¿Quién? Mariano: ¡La Pausini! La que cantaba aquello de… “Ella Ella l’a tututuruuutututuruu!!” Aitor: Mariano… esa es la Kate Ryan… Mariano: ¿Si? Aitor: Si, Mariano, si. Silvia: ¿De quien decís que es el concierto? –Dice acercándose, después de terminar su conversación con Rita.Aitor: Este se piensa que es de la Kate Ryan, pero es de la Pausini esa… Silvia: ¿Pausini? ¿Laura Pausini?
Mariano: (leyendo atentamente) uum… si, eso pone aquí. Silvia: ¿Es de Laura Pausini?!! Paco: Cojones, Silvia, que si. Silvia: ¡Aaaaaaahhh!!! Todos se volvieron a mirar a Silvia, incluso Pepa, Rita y otra agente que mantenían una conversación. Silvia: ¡Dios, dios, amo a Laura Pausini, me encanta Laura Pausini!! ¡Mariano, déjame infiltrarme a mi en tu lugar por favor…! D. Lorenzo: (que había entrado al escuchar el grito de Silvia) No, porque te conozco y te emocionarás. Lo ves desde el furgón. Silvia: Joder de verdad… vaya asco trabajar de policía eh…. –Dijo triste y saliendo de la sala.-
Entonces a Pepa, se le ocurrió una idea que haría que la pelirroja le dedicara la mejor de sus sonrisas.
APÍTULO 8: I Surrender
Silvia: ¡Dios, dios, amo a Laura Pausini, me encanta Laura Pausini!! ¡Mariano, déjame infiltrarme a mi en tu lugar por favor…! D. Lorenzo: Lo (queveshabía emocionarás. desdeentrado el furgón.al escuchar el grito de Silvia) No, porque te conozco y te Silvia: Joder de verdad… vaya asco trabajar de policía eh…. –Dijo triste y saliendo de la sala.-
Entonces a Pepa, se le ocurrió una idea que haría que la pelirroja le dedicara la mejor de sus sonrisas.
A las 8 y media, el timbre de casa de Silvia, sonaba. Silvia: ¡Vaaa…! Tras la puerta apareció Pepa con una sonrisa radiante.
Pepa: Buenas tardes pelirroja. Silvia: ¿Buenas noches casi no? Pepa: Bueno, si, como sea. ¿Qué? ¿Preparada para nuestro súper operativo? –Dijo entrando al salón.Silvia: Uy si… tengo una ilusión… -Dijo resoplando.- Metida con Povedilla toda la santa noche en un furgón de confecciones Pepi mientras el bellota y tú hermano entran por la cara al concierto de Laura Pausini… -Suspiró.- Es lo que tiene ser poli. Pepa: Bueno, pelirroja… no te preocupes. Otra vez será. Silvia: Supongo… -Dijo con cara triste.Pepa rió para sus adentros y pensó en lo que la noche deparaba.
22:15 HORAS, FURGÓN CONFECCIONES PURI Povedilla: ¿Mariano? ¿Me oyes? Mariano: Si, te recibo, te recibo, Povedilla, corto y cambio. Silvia resopló. Povedilla: bien, recuerda Paco, estará cerca del escenario, acercaos cuando el concierto esté en pleno apogeo y haceros los interesados. Paco: Verás tu… Silvia: (mirando a Pepa) Joder desde luego, vaya panda… Mariano: ¡Ostias, ostias! ¡Mira Paco! ¡La corralini esa! Silvia: (por el micrófono) ¡Pausini, Pausini Mariano! Mariano: Eso. ¡ala! Y ahora empieza a cantar… menos mal que no es chunda chunda de ese ¿Eh Paco? ¿Paco? –Mirando a todas partes y desorientado.Paco: ¡Cojones mariano! ¡Que esta el pastillero con el tenderete puesto, quieres venir ya! Mariano se acerca rápidamente como puede. Paco: Perdone… quee… quería yo una de esas… Tio: ¿Una que?
Paco: Una de esas… ya sabe… Tio: Perdone, pero no le entiendo… Paco: Ya sabe…una de esas… que hace que uno lo vea todo de colores… y todo brille… Tío: Ah, ¡coño! Haberlo dicho hombre… Povedilla: (A Silvia y Pepa) ¿Qué rapidez no? Pepa se encogió de hombros. Tío: son 5 Euros. Paco: Mariano… ¡Mariano! ¡Ven, dame 5 Euros! Mariano: Joder parezco yo el banco España…-Sacándose el dinero del bolsillo.Paco: Pero… ¿Pero esto que es?! Mariano: ¡Ostras! Paco: Perdone pero… Tío: ¿Pero usted no me ha dicho que quería ver lucecitas? Paco: si, pero… Tío: Perdone, pero es que hay más gente… -apartándolo.Paco: no me lo puedo creer… Povedilla: ¿Que pasa Paco? Paco: eem… nada, que… Mariano: ¡mira! ¡mirad! ¡Es una bengala de esas de colorines! Silvia: Tócate…-Dijo poniendo los ojos en blanco.Pepa: Pero Paco ¡Por dios, seriedad coño! Paco: ¿Y yo que hago…? le he dicho lucecitas, y brillar… yo pensaba que lo iba a entender… vamos que me ha faltado un cartel con luces de neón… Mariano: Paco… Paco… que… Que tengo un problema… -Dice insistente.Paco: ¿Qué, que problema Mariano? –Irritado.Mariano: Quee… Que la mazorca esta que le he comprado a la tía esta de fuera… quee… que me estoy cagando Paco…
Paco: ¿Pero que me estás contando Mariano? Mariano: si… y… y no puedo… -Se le escapó un sonoro pedo.- uuups… Paco: ¡Joder mariano, de verdad, que asco coño! Mariano: Y yo que hago… ¿que hago Paco?! Silvia: ¡Queréis callaros de una puta vez, que no escucho el concierto!? Mariano respondió con un pedo que dejaba claro que la tormenta estaba a punto de venir. La gente empezaba a mirar asqueada. Povedilla: ¿Qué os dije de llamar la atención?! Paco: ¡Joder Mariano eres un cerdo coño…! Mariano: Paco, que me cago, que me cago… Silvia: ¡Vamos a ver! vuestros santos cojones! –Dijo mazorcas levantándose furgón yy pegando un golpe en la¡Por guantera.Ir al puesto de las putas y verdel queasiento cojonesdelllevaban, luego, seguís a lo de los estupefacientes, ¿Esta claro? Mariano: si, si, esta claro Silvia… Pero… es que me estoy cagando y ya no… -Otro pedo.Silvia puso los ojos en blanco. Silvia: ¡pues te cagas en los calzoncillos Mariano! ¿Ha quedado lo suficientemente claro, o tengo que repetirlo otra vez? –Dijo con una voz que daba susto.Mariano: no, no, claro y meridiano, inspectora Castro…
Mariano y Paco se acercaron al puesto de mazorcas y tanto ellos como las chicas y Povedilla en el furgón, pudieron comprobar que la tía echaba algo raro a la mazorca… Pepa: ¡Coño Paco! ¡Las mazorcas!-Dijo señalando la pantalla donde veía la imagen de su hermano y Mariano. Paco: ¡Ya lo veo! Paco se acercó y ante la atenta mirada de la dependienta cogió una mazorca y la olisqueó. Luego le arrancó literalmente de las manos el bote del que echaba ese “polvo blanco” y también lo olisqueó. Paco: Es droga. –Dijo.Mujer: ¡Qué droga ni que niño muerto! Si es azúcar… Paco: ¿Azúcar, azúcar en la mazorca? Anda… Tire usted… Y tú también.
Se dispusieron a arrestar a la mujer del puesto y a su hijo, un chaval con pintas de mala gente. Mariano: Queda usted detenida por… -Pedo.- Por hacer que me este cagando… Mujer: ¿Perdone? –Con cara de mirar un perro verde.Paco: Que queda detenida por posesión y suministro de estupefacientes.
http://www.youtube.com/watch?v=LAWwTG5WnHs&feature=related
Povedilla: (respirando hondo) bueno… por fin… aunque vaya revuelo se ha montado en la puerta del concierto… Silvia: Y yo haberme perdido el concierto por esta panda… -Dice cruzando los brazos.Pepa la mira con una sonrisa traviesa en la cara y tras volver a pensarlo unos instantes, la coge del brazo. Pepa: Ven pelirroja. –Dice y la arrastra fuera del furgón.Silvia: ¿Qué haces Pepa? ¿Dónde vamos? Pepa: Sígueme la corriente. –Le dice antes de llegar a los guardas de seguridad de la puerta.Policía. Guardia: ¿Comisaria? Pepa: San Antonio, Subinspectora María José Miranda. Guardia: Pase. – Y mirando con malas pulgas a Silvia dice- ¿Y ella? Silvia: Inspectora Silvia Castro. Guardia: ¿Documentación? Silvia: ¡Mierda Pepa! Me la he dejado en el coche… Voy a… ¿El coche? ¿Dónde está el coche!!? – Dice alterada.Pepa: Mierda… -dice susurrando.- ¡Corre pelirroja! Y arrastra a Silvia de la mano por todo el recinto, con el guarda pisándoles los talones y consiguen perderlo de vista metiéndose entre la muchedumbre. Chica: ¡Eeeh!! ¡Tú! ¡no te cueles! Pepa: Policía… -dice enseñando la placa.-
Silvia: Pepa… Estás loca… -Dice riéndose.Pepa: Policía… -Dice enseñando la placa a otro.Chico: ¿Y a mí que? –Chulo.Pepa: ¿Te apetece pasarte la noche en el calabozo? –Dice enseñándole una parte de las esposas.Chico: Pase, pase…
Sin mucha dificultad consiguen colocarse a pie de escenario. Sonaba la canción “Surrender” De Laura Pausini. Silvia miraba con la boca abierta todo aquello… Se sentía como una quinceañera que no podía creerse que su ídolo estuviera ahí, tan sólo unos metros por encima de ella. PepaSilvia la mirada le encantaba verla sonreír de aquellaserforma, le encantaba conseguir que fuera maravillada, feliz, que olvidara los malos ratos. Le encantaba ella quien consiguiera que la pelirroja estuviera así. Le encantaba ella… Pepa: ¿Te gusta? –Al oído y sonriendo.Silvia: Pepa… Me encanta… -Decía mirándola.- Gracias, gracias… muchas gracias…-Sin aún creérselo.- Es lo más loco que han hecho por mi… -Dijo y dándose cuenta del doble sentido aclaró.- Vaya… que es lo más raro que me han hecho hacer… colarme en un concierto así… -Dijo y bajó la cabeza.Pepa: Sólo por ver como estas sonriendo, merece la pena. –Correspondiendo a su sonrisa.Silvia: Pepa… Pepa: ¿Si? Silvia no dijo nada más y la abrazó fuerte, muy fuerte, estrechamente. La morena correspondió a su abrazo y la besó en la frente. Se quedaron mirándose unos segundos así y finalmente Pepa rompió el hielo. Pepa: Pues lo mejor está por venir… -Dijo riéndose.-
CAPÍTULO 9: Silvia disfrutó del concierto como una enana. Pepa la miraba y no paraba de sonreír viendo como la pelirroja reía, cantaba, saltaba…
L.Pausini: bien, bien… ahora… ¿un poco de tranquilidad no? Esta canción… Se la dedico a todos aquellos… y aquellas… Que han esperado con paciencia el amor, y que cuando parece todo perdido… les llega. –Guiñó un ojo y los acordes de “Mi Respuesta” comenzaron a sonar.-
Silvia volvía a gritar enloquecida y Pepa se reía a su lado. Silvia: ¡Pepa Pepa! ¡Mira, miraaa, que se acercaa! –La cogió de la mano.-´ Pepa miró su mano entrelazada accidentalmente con la de Silvia y subió lentamente la vista hacia ella. Como si sintiera que la miraba, Silvia la miró y en lugar de soltarle la mano, se la apretó más fuerte. Pepa: (pensando) Que guapísima se ve… mírala… es feliz. Silvia: (pensando) ¿Que me pasa? Estoy eufórica… he cogido de la mano a Pepa… Y no le importaba. Ahora nada le importaba. Pepa: Ven, Silvia. Silvia: ¿Em? Pepa: ¡Sube! –Dijo agachándose.- Sube a mi espalda. Silvia: que no, que no… que te mato Pepa… Pepa: coño, pelirroja, sube. Silvia obedeció y como pudo se subió encima de Pepa.
Pepa: Miranda llamando a costillita, ¿Me recibes? ¿Qué tal por ahí arriba? –Dijo muerta de risa.Silvia: (muerta de risa y sujetándose como podía) ¿Costillita? Pepa: Me estas clavando algo y quiero pensar que son las costillas… Silvia: umm… ¿Te refieres al cinturón… al móvil en le bolsillo, a la pistola o a las costillas? Pepa: Déjalo… mejor no te muevas… -Dijo riendo.- ¿Qué, se ve como en los rascacielos de Nueva York? Silvia: nunca he estado en Nueva York… pero sí, se ve genial… Pepa: ¡eeeh!! ¡Laura! ¡Estamos aquí! –Dijo chillando y levantando las manos de la pelirroja.-
Silvia: ¡Pepa! Que vergüenza… Pepa: que vergüenza ni que ocho cuartos… agárrate bien pelirroja… que te me caes… Silvia: Pepa… ¿Dónde me has puesto las manos? Pepa: (riendo) En el cuello… Silvia: ¿en el cuello? –Y se asomó a mirar.- ¡uy lo siento yo…! Pepa: Silvia… sólo me has tocado una teta… no pasa nada… -dijo riendo más.- Mira, ahora yo te toco el culo… -Dijo y le pegó un magreo al culo de la pelirroja.Silvia: anda pepa… bájame ya… Pepa la bajó y preguntó: Pepa: ¿Te has enfadado? –Mirándola preocupada.Silvia negósus conmanos… la cabezaPepa y se acercó morena. La miraba de arribadeabajo. Sus ojos,y sus su cuello, mirabaa la algo sorprendida la reacción la pelirroja sin labios, poder evitarlo, dejó que Silvia se acercara y se rindió cuando los labios de la pelirroja besaron los suyos y la arrastraron a dejarse llevar. Cuando se separaron y sonrieron, la canción había acabado y con ella el concierto.
(Podéis cortar ya si queréis la canción)
Pepa: ¡vamos corre! –Dijo cogiéndola de la mano y separándose bruscamente.Silvia: ¿Qué pasa? –Algo fastidiada por el corte.- ¿Es que eres como cenicienta, que a las 12 se rompe el hechizo o qué? Pepa: (riendo por la ocurrencia de la pelirroja) No, no… Es que… ha llegado tu sorpresa. Y la arrastró hacia los camerinos traseros y le dijo que esperara en una esquina. Silvia observaba como hablaba con otro guarda y le enseñaba la placa y un papel en blanco. La morena hizo un gesto a Silvia, señalándose que se acercara y cuando lo hizo, le dijo: Pepa: no sé si te gustará…. Pero valdrá la pena ver tu cara. –Acariciándole la mejilla y dejando a Silvia extasiada.La puerta del camerino se abrió y ante sus ojos apareció la mismísima Laura Pausini, en carne y hueso, sentada sobre un sofá blanco y mostrándoles una amplia sonrisa.
CAPÍTULO 10: Una Proposición Indecente Pepa: no sé si te gustará…. Pero valdrá la pena ver tu cara. –Acariciándole la mejilla y dejando a Silvia extasiada.La puerta del camerino se abrió y ante sus ojos apareció la mismísima Laura Pausini, en carne y hueso, sentada sobre un sofá blanco y mostrándoles una amplia sonrisa.
Silvia miraba con incomprensión a Pepa y abría la boca intentando articular palabras, pero tal y como la abría, la cerraba otra vez. Pepa: ¿Qué pasa pelirroja? ¿No te lo esperabas, eh? –Decía cogiéndola del brazo y sonriéndole.Vamos, vamos a sentarnos… -Decía arrastrando a Silvia con ella hacia el sillón que la Pausini les ofrecía.L.Pausini: Silvia… Me han dicho que te ha gustado mucho el concierto… -Sonriendo.Silvia, como una niña pequeña, miraba con cara de susto y todavía sin poder hablar. Pepa: No, si al final le habrá dao un aire o algo… Silvia: Yo... Yo… Me encanta tu música, Dios, eres mi ídolo… -Decía rojísima.Pepa se reía de ver a Silvia en esa situación y la cantante intentaba mostrarse comprensiva ante ese arranque. L.Pausini: Vaya sorpresón te han dado, ¿Eh? Tu novia debe de quererte mucho… Pepa miraba con cara de póker y la de Silvia no era para menos. Silvia: No es mi… L.Pausini: (interrumpiéndola y hablando con uno de sus agentes) Perdonarme, tengo que irme, ya, ya… están taponando la puerta de atrás del recinto… (dijo y puso cara de ¬¬) Pero antes… Ven, Silvia, vamos a tiranos una foto y te voy a dar un regalito…
Las chicas se tiraron una foto con Laura y Silvia salió aún con cara de shock del camerino con una camiseta y un CD firmado por Laura Pausini y dedicado única y exclusivamente a ella. Además de dos besos de la cantante. Pepa: Pelirroja… ¿Qué pasa? ¿No te ha gustado la sorpresa? Silvia: Pepa… me ha encantado, pero no entiendo como… Pepa: Una, que tiene sus contactos… -Dijo acicalándose las uñas.-
Silvia: Anda, vamos… vamos a mi casa… Pepa la miró con cara pícara y la pelirroja se apresuró a responder: Silvia: Vamos…que… ¿Que es un poco tarde no? Y no traes el coche ni nada… Pepa: (con las cejas levantadas) ¿Me estas haciendo una proposición indecente pelirroja? Silvia: No… Pero tu verás, es la 1 de la madrugada, no tenemos coche, vives en la otra punta de Madrid y mi casa esta a 3 paradas de metro…-Dijo poniéndose chula y echando a andar, dejando a Pepa detrás.Pepa: Vale, vale… -Dijo riendo y alcanzándola.-
…………………………………….
Silvia: Bueno, pasa, ya te conoces la casa… -Dijo abriendo la puerta.Pepa: Gracias… Silvia: Ponte cómoda voy a buscarte un pijama o algo que ponerte… Silvia volvió con un pijama de verano que como mucho le entraría a Pepa con un calzador. La susodicha, que estaba observando las fotos de la estancia de Silvia, se echó a reír. Pepa: ¿En serio pretendes que me ponga eso? Silvia: ¿Qué pasa? Pepa: Que no me cabe… Silvia: ¿Qué te juegas? Ve a mi habitación y te lo pruebas, venga…-Dijo guiándola.Y cuando llegó allí, cayó en la cuenta de que había dejado el regalo de Pepa encima de la cama… Pepa: ¿Y esto? –Dijo leyendo una nota en negro que ponía “Para Pepa”.Silvia: Bueno… era… un regalo para ti, pero con todo este lío… no te lo he dado. Pepa miró a la pelirroja con ternura y le susurró: Pepa: ¿Y puedo abrirlo? Silvia: Claro… Silvia se sentó en la cama con la morena y observó como Pepa abría el paquete con cuidado, con esmero.
Pepa: ¡Chucheeeeees! –Dijo y se le iluminó la mirada.- ¡oh dios, cuantas chuches! Silvia: (riendo) Sabía que te gustaría… Pepa: Me encanta, me encanta… Silvia: pero que hay más… Pepa: a ver… -Comenzó a romper el papel que envolvía la camiseta y el sujetador y una vez hubo terminado dijo-: Pepa: Silvia… -Hizo una pausa y la miró a los ojos.- Eres una cabrona. –Y sonrió.Silvia: (correspondiéndole la sonrisa) ¿Por qué? Pepa: No tenías que… Silvia: (interrumpiéndola) Quise hacerlo. Me encantaría verte con eso puesto. –Dijo mirándola fijamente a los ojos.Pepa: (rompiendo el momento) ¿Y el baño? Silvia: Pasillo recto, primera puerta a la izquierda. (guiñó un ojo) Pepa: Ahora vuelvo preciosa… Silvia quedó extasiada con lo que Pepa le había dicho y casi no oyó la queja de la morena cuando le dijo: Pepa: ¡Silvia! O tienes un cuarto de baño muy raro… ¡O tu baño ha mutado y se ha convertido en una despensa con jamones! Silvia: ¡joder! ¡Pepa eso es la despensa! Pepa: Ya decía yo… que parecía que habían estado sobornando a alguien con jamones… (NOTA DE LA AUTORA: ejem ejem… xDDD)
Pepa salió del baño y se dirigió tímidamente al salón, donde estaba Silvia. La pelirroja subió la vista poco a poco… Sus piernas… sus caderas… su cintura… sus manos… su pecho… su cuello… su rostro. Silvia: Pepa estás…. Dios estas guapísima… Pepa: ¿sabes? Tenías razón… Puede que crecieran un poco con ayuda… -Dijo mirándose el escote.Y vaya ayuda…
Silvia: Si… vaya ayuda… -Dijo y se acercó peligrosamente a Pepa, que la miraba con cara de no entender nada.-
Estaba preciosa, tan preciosa que no pudo resistirse…. Pepa no podía moverse, tenía todos sus músculos entumecidos… quería hablar, quería decirle algo a la pelirroja… pero simplemente no podía, no le salía… sus labios… Sí, sus labios se acercaban… y ella no hacía nada por impedirlo… lo deseaba, deseaba volver a besar a Silvia…
Silvia acercó su boca a la de Pepa y dejó un sutil beso en sus labios. Un roce, un leve roce, que provocó que ambas sintieran más sed de la otra. Se miraron a los ojos con el deseo en sus pupilas y la pelirroja volvió a besar a la chica con un desenfreno que no había sentido nunca. Pepa correspondía a ese beso con ganas, posando sus manos en la cintura de la pelirroja. Intentó separarse para poder hablar, pero Silvia sólo dejaba el mínimo espacio para respirar entre las dos. Pepa: (balbuceando y con los ojos entrecerrados) Yo…Y…o… -Dijo y se rindió a los besos de la pelirroja en su cuelloSilvia: Shh… Déjame, déjame besarte… Pepa no aguantó más y apretó con todas sus fuerzas el cuerpo de la pelirroja contra el suyo. Se besaban con ternura, con pasión, con deseo. El cuello, los labios, las mejillas… Sus cuerpos eran un ir y venir de manos y labios deslizándose por cada centímetro de sus pieles… Silvia avanzaba abrazada a Pepa y sin dejar de besarla por el pasillo. Cerró la puerta tras de sí y la condujo hasta la cama. No podía parar de besarla, necesitaba beber de ella, necesitaba sus labios, su boca, sus manos… Deslizó la camiseta por sus hombros y besó cada poro de su piel…. Mientras la morena se dejaba entregar….
CAPÍTULO 11: Sexy Silvia se deshizo sutilmente de la camiseta que tapaba a la morena y acarició sus hombros con suma delicadeza. Besó su pecho, lamió su cuello. Pepa no podía decir nada, no podía corresponder a la pelirroja más que suspirando rápidamente y pellizcando suavemente sus brazos cuando Silvia hacía algo que provocaba en ella algo más que simple placer. Pepa no aguantó más y cuando Silvia la tumbó sobre la cama y comenzó a acariciar su pecho, le arrancó la camiseta a la pelirroja y contempló maravillada el espectáculo del cuerpo semidesnudo de Silvia. Pepa: (respirando entrecortadamente) Dios… Silvia… -Dijo mirándola con deseo.Silvia no respondió desabrochó el sujetador de la morena, a la vez que con su otra mano acariciaba su abdomen y no dejaba de besarla. Pepa gemía de placer, de tensión acumulada, de verse despojada de tela en la parte superior. Y, con los ojos entrecerrados, respiraba entrecortadamente, aguantando estoicamente las caricias que la pelirroja propinaba a sus pezones y el placer que le provocaba el deseo con el que la miraba. Silvia se deshizo rápidamente de su sujetador y lo lanzó junto con el de Pepa, que buscaba con ansia su boca. Bajó con cuidado por su abdomen liso, recordando el olor de cada lugar de su cuerpo, guardando en su memoria el tacto de su piel, para llegar a su pantalón y despojarse de el entre caricias. Cuando bajó con la mano hacia los muslos de la morena pudo comprobar el calor que emanaba de ella, la excitación que Pepa, que se retorcía ya debajo de ella, a causa de sus caricias y sus húmedos besos, sentía en esos momentos. Gemía entrecortadamente, presa de la pelirroja, que empezaba a sentir también la excitación que la situación le provocaba. Sin pensárselo dos veces se quitó ella misma los pantalones y volvió a la carga con los pezones de su amante. Pepa no se podía creer lo que estaba viendo. Silvia la estaba despojando de su última prenda con la boca y podía leer en sus ojos el fuego que tenía por dentro. Pepa: Silvia… Por dios… -le rogó con los ojos cerrados y agarrándose a las sábanas.Silvia terminó lo que había empezado. Comprobó que no había tiempo de jugar y mucho menos de intentar calentar más a Pepa, ya estaba bastante caliente. Quitó el tanga de la chica y rozó con la punta de la nariz su parte más íntima.
Al sentir el aliento y la respiración de la pelirroja ahí abajo, Pepa dejó escapar un sonoro gemido. Entonces Silvia volvió a trepar por su cuerpo y se tumbó encima de ella despojándose antes de su tanga e intentando abarcar todo el cuerpo de la morena. La besó con pasión, un beso húmedo. Sus lenguas se encontraron y sus manos empezaron a trazar caminos inesperados por sus más íntimos rincones. Con una rodilla de las que tenía entrelazadas con las piernas de Pepa, Silvia presionó el sexo de la morena que gimió en su oído y consiguió que la cosa se calentara más aún. Ya no podía esperar más. Bajó hasta su sexo y lamió con devoción todo lo que encontró a su paso. Frotó su clítoris mientras lamía sus pezones y acariciaba su abdomen. Aquello iba a reventar, ninguna podía esperar más y la estancia se llenaba de gemidos…
6 HORAS DESPUÉS…
La luz y el ruido de la calle la despertaron. Pestañeó varias veces y se frotó los ojos, intentando ordenar lo más rápidamente posible los acontecimientos que se sucedieron anoche. Lo recordaba todo algo borroso, como si hubiera estado borracha. Y lo estaba. Borracha de deseo. A su lado dormía ella, tan dócil, tan tranquila… CAPÍTULO 12: No quería hacer ningún movimiento para no despertarla, aunque por la hora que era, deberían empezar a levantarse. A las 11 debían estar en comisaría y eran las 9 de la mañana. Observó su cuerpo tostado recostado de lado. Las sábanas blancas marcaban sus curvas bien definidas y dejaban constancia de su calmada y pausada respiración. La subinspectora se removió entre sueños y se dio la vuelta, dejando descubierto su torso bien formado y su abdomen liso. Silvia la miró y esbozó una media sonrisa ante la cara de desorientación de la morena.
Pepa: Silvia... –Dijo medio dormida y con los ojos aún cerrados.Silvia: Estoy aquí… Pepa: (abriendo los ojos) Yo… Que… ¿Qué hora es? Silvia: Las 9, deberíamos ir pensando en levantarnos… Pepa: (más despierta) Que… ¿Por qué estás…? –Hizo una pausa, mirando su desnudez y dijo-: Oh Dios… Silvia: Pepa yo… -Dijo algo cohibida.Pepa: (tapándose con la sábana) No, no… Silvia… soy yo quien tiene que… Silvia: No Pepa yo… Yo me pasé, estuve demasiado lanzada y… Pepa: ¡Coño pelirroja! ¡Déjame hablar! –Dijo levantando el tono de voz.Silvia se calló, levantó la cabeza y se tapó también con la sábana. Pepa: Yo… yo siento lo de anoche no… no debí haber dejado que la cosa llegara tan lejos… Silvia: fue culpa de las dos… Pepa: Ya Silvia, pero… pero siento lo que te hice… te corté ahí… Silvia: hombre, no te voy a negar que no me cortaste todo el rollo… -Pepa la miró con los ojos como platos.- Pero que si, que fue un error… Pepa: Totalmente… y yo... yo no estaba segura… Silvia: Que si, que no pasa nada…
Ambas se quedaron sumidas en sus pensamientos unos minutos, rememorando lo ocurrido la noche pasada…
6 HORAS ANTES…
Ya no podía esperar más. Bajó hasta su sexo y lamió con devoción todo lo que encontró a su paso. Frotó su clítoris mientras lamía sus pezones y acariciaba su abdomen.
Aquello iba a reventar, ninguna podía esperar más y la estancia se llenaba de gemidos…
Silvia aumentó el ritmo a la par que respiraba fuertemente en el oído de su amante, que, no pudiendo controlarse emitía gemidos audibles a bastante distancia. Pepa: Silvia… Silvia no escuchaba, no hablaba, sólo respondía a los deseos que el cuerpo de la morena y su propio cuerpo le pedían. Pepa: Silvia… Silvia… Para. –Intentó controlar su respiración.-Para por favor… Silvia salió de su ensoñación y se paró secamente. Pepa: Silvia yo… -Dijo incorporándose.- yo… Yo no… Silvia: Shh… -Dijo y trepó por su cuerpo.- No pasa nada… -Hizo ademán de besarla, pero la morena se apartó.Pepa: yo… Silvia yo nunca he estado con una mujer y… Silvia: no digas más… -Dijo mostrando cierto tono de desilusión y sentándose a su lado en la cama.Pepa: Yo no quiero que saques conclusiones precipitadas… ambas estábamos faltas de… -Dijo cortándose.Silvia: De sexo vaya. Pepa: si, exactamente… Y… bueno yo no… no quiero que te confundas… yo… a mi no me… no me gustas Silvia. Silvia: No te preocupes Pepa, ha sido una tontería… no sé ni porque lo he hecho… -Dijo pasándose la mano por la frente.- Estaba confusa Pepa. Pepa: no importa. –Hizo una pausa.- Pero vaya, que llego a ser lesbiana… y te hago de todo aquí mismo pelirroja… -Dijo riendo.Silvia: (correspondiendo a su risa) Si claro, ¿Y quien me quita a mi ahora le subidón? Pepa: Vamos, el calentón…(dijo estallando en carcajadas) Silvia: si, tu ríete, ríete…
…………………………………….
Silvia: ¿Quieres desayunar? –Dijo sonriendo.Pepa: Uuum… ¿Tienes nocilla? –Dijo poniendo las manos a modo de ruego.Silvia: Buenoo… Sólo porque eres tú.
CAPÍTULO 13: El Extraño Caso del Papel De Váter Tras aquella noche, Pepa y Silvia hicieron como si nada hubiera ocurrido. Eran amigas, muy buenas amigas, y aunque a Pepa no se le había pasado nunca por la cabeza estar con una chica, tenía que reconocer que tampoco estaba tan mal aquello. Silvia comenzaba a salir algo más y después de haber perdido perdón a Pepa en repetidas ocasiones tras el incidente de aquella noche en su casa, la cosa volvía a ser como antes y ella se preguntaba porqué se le fue la olla de aquella forma. Si, era guapa. No, no era guapa. Era guapísima. Si, la clase de chica a la que todos miran y babean. La clase de chica por la que hay que traer un cubo y una fregona para limpiar las babas, vaya a resbalarse. Pero Silvia tenía claro que ella era heterosexual y que aunque Pepa estaba de muy buen ver, sólo podía ser eso, una alegría para la vista.
Silvia estaba en el laboratorio revisando unos informes cuando entró Pepa. Pepa: Hoooola Silvia vio el cielo abierto, por fin podría salir con alguien a desayunar. Silvia: hombre Pepa, ¿Qué? ¿Un cafelito? –Dijo ya casi cogiendo la chaqueta.Pepa: Uum… yo sí, gracias. Pero tu no. –Dijo riendo.- Tengo algo para ti, y urgentíiiisimo. –Dijo y miró la cara de fastidio de Silvia.- Orden suprema de tu señor padre. Silvia: (poniendo los ojos en blanco) ¿A ver, y que es eso taaan urgentísimo que tengo que analizar? Pepa: Esto. –Y le tendió una bolsa de plástico con algo que parecía papel de váter.Silvia: No, no me jodas Pepa. Pepa: ¿Yo que hago? Silvia: Joder, pero porque coño siempre traéis papel de váter, ¿No hay nada más que analizar?
Pepa: Es otro caso de desaparición. Una chica ha desaparecido en condiciones similares a la anterior. 14 años, en su casa, una tarde, mientras chateaba en el Messenger. Silvia: ¿Y me vas a decir que sólo encontrasteis papel de váter? Pepa: aunque te parezca una tontería parece ser que el papel de váter tiene algo que ver. Ya van dos casos de papel de váter. –Y no pudo evitar estallar en carcajadas.Silvia: si, ríete, pero quien tiene que analizar esto soy yo. Pepa: Para algo te hiciste forense… ¿No? –Miró la cara de fastidio de Silvia y dijo-: Anda, déjame que te ayudo. ¡Pero me debes un café! Silvia sonrió y asintió con la cabeza.
Las chicas analizaron el papel de váter y encontraron algo bastante curioso. Silvia: ¡Pepa! ¡Mira esto! Pepa se acercó. Silvia: Esto parece un pellejo de piel… como un padrastro. Pepa: Joer pelirroja, si que tienes imaginación. Silvia: Pero Pepa… mira… -Dijo mirando el papel.- Y además… ¿Crees que coincidirá con el adn encontrado en el otro trozo de papel? Pepa: Probemos pues.
Así, las chicas descubrieron que el “pellejo” que Silvia había visto en el papel higiénico, correspondía con el adn de un pelo encontrado en el otro rollo. Silvia: Esto lo ha tocado la misma persona. Pepa: Vamos a tu señor padre a informarle. Silvia: Pepaa… Pepa: Digo… A su estimadísimo y cojonudo Don Lorenzo. Silvia: (riendo) anda tira…
Cuando el turno acabó y don Lorenzo fue informado, Silvia se disponía a marchar a casa.
Pepa: ¡ey pelirroja! ¿Dónde vas? Silvia: A mi casa… Pepa: ¡Anda! Que la noche es joven… me voy con Sarita, Lucas y los chicos a una discoteca que han abierto en el centro. ¿Te vienes? Silvia: Yo… Pepa: andaaa… pelirroja, que mañana no entras hasta la tarde… Silvia: Venga va, pero déjame que me cambie. Pepa: Paso en media hora a recogerte. –Y le guiñó el ojo.-
1 hora más tarde, Sara, de la mano de Lucas, Aitor, Quique, Curtis y Gonzalo, babeando por las esquinas, Pepa, con la camiseta y el sujetador que Silvia le regaló, y Silvia, intentando no babear ella también, entraban a la nueva discoteca. Curtis: Coño como está esto… Gonzalo: Joder… Si que hay gente aquí metida… Pepa: Medio Madrid por lo menos… Las chicas fueron a la barra a pedir mientras los chicos se paseaban “visualizando género” Sara: Veo yo a estos muy sueltos… Pepa: déjalos… son como animalillos… los tienes encerrados, los sacas y tienen que defogar… Sara: ¿Y tu Silvia? ¿Por qué no vas a visualizar género? –Dijo riendo.Silvia: Porque no soy así de cerda… Yo miro, pero con disimulo. –Dijo y rió con Sara.Pepa: Vaya, vaya con la pelirroja… -Dijo y rió también.- Cuidaito Sara, que como la dejemos suelta… Sara: ¡Oye! ¡Que es mi tía! –Dijo y le pegó un manotazo en el brazo a Pepa.Pepa: ¡toma! ¡Y yo también! Defiéndeme Silviaaa… ¿Silvia? Pero Silvia ya no hablaba. Miraba a un punto fijo y abría la boca y la cerraba por momentos. Sara: Silvia… ¿Esa no es…? Silvia: Si, Sarita, Si. –Aún mirando al mismo punto.Sara: ¿Y se está metiendo….?
Silvia: Si, Sarita, Si, se está metiendo éxtasis. Pepa: Bueno… éxtasis… y de todo… Las tres miraban boquiabiertas al mismo punto, cada cual más sorprendida, cuando llegaron Gonzalo y Quique. Gonzalo: ¿Que, chicas? ¿Visualizando material vosotras también? –Dijo y las miró.- Bueno Silvia Tú… Tú… -Dijo pasándole el brazo por los hombros.- Tú… ¿Tu que miras? –Dijo mirándola intrigado.Silvia señaló y Gonzalo también abrió la boca. Gonzalo: ¡Coño, Sonia!
CAPÍTULO 14: Pero lo quedea todo Silviay bailando había dejado no era elmedio hechodespelotada, de ver a Sonia, sino chica que esta pasándose cuanimpactada gogó de discoteca, con otra a la estaba que le comía la boca desesperadamente. Y esa chica no era otra que una de las amigas que Silvia y Sonia tenían en común. Sin mediar palabra, se acercó como alma que lleva el diablo sin que nadie pudiera pararla. Pepa: ¡Silvia! Gonzalo: ¡Silvia espera! Pero Silvia no hizo caso y se acercó a la chica que le comía la boca a Sonia. Le dio un par de golpecitos con el dedo índice en el hombro y dijo: Silvia: ¿Que? ¿Divertida la noche eh? Patri: ¡Coño Silvia! ¿Qué tal? –Dijo e hizo ademán de darle dos besos.Silvia: ¿Eres gilipoyas? –Patri la miró.- No, no, dime, ¿Eres gilipoyas o te lo haces? Patri: ¿Pero tu estas loca? ¿Se te va la olla? –A Sonia.- Está de psiquiátrico. Silvia: No, las de psiquiátrico sois vosotras… ¿Tu qué? Tan dolida, y ahora me cambias por lo primero que pasa ¿No? –Dijo a Sonia.Sonia: Anda Silvita… cállate y déjanos… -Dijo muy colocada y le volvió a comer toda la boca a Patri.Silvia: ¿Y tú que? –Dijo a Patri.- No me lo esperaba de ti, de ti no. –Dijo muy dolida.- ¿Qué coño habéis tomado?
Sonia: Mira Silvia, bonita, ¿Por qué no te vas con tus amiguitos y te pides un zumito de piña, eh? – Dijo y se acercó a ella en plan chula.Silvia: Sonia apártate y deja de vacilarme… Patri: ¿Vacilarte? ¿Le vas a vacilar tú a mi churri niñata? –Dijo en actitud amenazante.Silvia: ¿Tu… que? –Dijo mirándola con incomprensión.Sonia: ¿Pero tu que te crees, que sólo follaba contigo? –Y empezó a reírse contagiando a Patri.Estás muy equivocada Silvia… No eras la única en mi vida. Silvia se acercó a Sonia y le propinó un soberano bofetón. Sonia: ¿Pero que te pasa, estás imbécil o que? –Dijo y le devolvió la torta. Silvia respondió al nuevo bofetón con otro más fuerte que el anterior y Patri colaboró llamando a sus amigas para que vinieran a rendirle cuentas a la pelirroja. Gonzalo, Aitor, y loschica demás se acercaron a Silvia eseintentaron separarla de Sonia, que le pegaba con ayudaPepa de otra rubia, mientras alrededor arremolinaba la gente. Pepa: Silvia, Silvia… -Silvia seguía a lo suyo.- ¡Silvia coño! –Dijo y se metió en el círculo que se había formado dispuesta a llevársela.Sonia: (parando y con la nariz ensangrentada) Hombre… Si está aquí Rambo… -refiriéndose a Pepa.- ¡Y ha traído a los hermanos calatrava! –Dijo mirando a Aitor y Gonzalo.- ¿Qué pasa Silvita, no sabes defenderte tú solita? Pepa sujetaba a Silvia que miraba con profundo odio y rabia a aquella mujer con la que no hace mucho compartió más que cama. Chica 1: ¡Sonia! ¡Métele una somanta palos que se entere de lo que es bueno! Chica 2: ¡Pégale, pégale! Sonia: (riendo) Déjala, si es que siempre ha sido una floja… en todo… -remarcó esta última palabra y rió al ver como Silvia se escapaba de los brazos de Pepa y volvía dispuesta a zurrarle.Sara: ¡Joder Gonzalo, sacarla de ahí! Gonzalo: Pepa, tira, vamos a sacarla, que la funden. Pepa: Silvia… ya, ya, se acabó… Venga… -Dijo haciendo ademán de cogerla.Silvia: ¡que me dejes, que me dejes! Patri: Déjala, Si es que quiere más marcha… -Dijo riendo.-
Pepa no se lo pensó dos veces, la cogió cuan saco de patatas y la sacó de la discoteca mientras Silvia berreaba y le pegaba puñetazos en la espalda. Pepa la bajó y la cogió firmemente de los hombros. Pepa: Silvia… Silvia: ¡Hijas de puta, hijas de puta…! –Dijo con rabia y mirando hacia dentro del local.Pepa: Silvia… Silvia: ¡No os murierais! Pepa: ¡Silvia! –Decía mirándola fijamente.Silvia: ¡os acordaréis, os acordaréis de hoy y de mi…! ¡Gilipoyas! ¡Anormales!-Hizo una pausa y bajando el tono de voz y empezando a sollozar dijo-: Me habéis destrozado la vida… Pepa: Ay, Silvia… -Dijo y la abrazó.Silvia se abrazó a Pepa y llorando en su hombro le dijo: Silvia: ¿Por qué, porque? ¿Qué les he hecho Pepa? Pero Pepa no contestó. Silvia: No sé que.. que he hecho. Yo sólo intenté hacer las cosas lo mejor que pude… Y ahora mira. No sólo mi exnovia, sino también todas aquellas a las que creía mis amigas, vienen, me zurran, se ríen de mi y encima se acuestan con ella. Pepa: Bueno Silvia eso no sabes si… Silvia: Si, Pepa, Si. –Dijo cortándola.- Ahora entiendo porque Sonia llegaba tan tarde a casa y tenía tantos mensajes de Patri, y de bea… -Sollozó.-no quiero… No quiero saber cuantas veces se habrán acostado en nuestra cama… Pepa sólo la escuchaba intentando reconfortarla algo. Silvia: Y… ¿sabes? Al final de los años, te das cuenta…. De que, como decía mi hermana, es mejor tener 1 amigo, 1 amigo de verdad. Que 5 con los que salir todas las noches. Porque ese amigo de verdad estará siempre ahí, en lo bueno y en lo malo. Y te escuchará cuando estés mal, y reirá contigo cuando estés bien. –Se hizo un silencio.- Y nunca se acostará con tu novia. Pepa estrechó el abrazo. Silvia: Me quiero morir Pepa, me quiero morir… -Dijo y lloró más fuerte.Pepa se separó un poco de ella y la miró a los ojos. Pepa: No digas tonterías Silvia.
Silvia: No son tonterías… mira el numerito que he montado, mira como he terminado y a saber como las habré dejado a ellas. Una de las que creía mi mejor amiga se acostaba con mi ex novia, la cual me confiesa entre ostias que se acostaba con otras mientras estaba conmigo, y mientras, mis otras “amigas” animándola a que me zurre. Y todo esto ocurre mientras yo me sentía culpable por haberla dejado. Pepa: Hombre, un poco heavy si que es… -Dijo y le secó las lágrimas.- Pero la vida es demasiado bonita para desperdiciarla amargándote con estas cosas Silvia… Silvia: ¿Sabes? Si alguna vez decido suicidarme… -Pepa la miró con cara de asesinarla.- No, no en serio, escúchame. Si alguna vez decido suicidarme… Me tiraré a un río. Pepa: ¿A un río? Silvia: Si, porque los ríos van al mar, y allí empieza y acaba todo. A lo mejor asñí, empieza una nueva vida mejor. Pepa: Que cosas tienes… Silvia: Eso y… ¡que las sirenitas están muy buenas! ¿Quién sabe si me encuentro con una? –Dijo sonriendo.Pepa: (contagiándose de su sonrisa) Anda, boba, vámonos, que tendríamos que ir a curarte eso. Silvia: Llévame a mi casa, por favor… -Volviendo a tener esa tristeza en la mirada.Pepa: Voy a avisar a los demás y nos vamos, ¿Vale? Silvia asintió con la cabeza y Pepa le dio un tierno beso en la mejilla.
CAPÍTULO 15 Pepa: (contagiándose de su sonrisa) Anda, boba, vámonos, que tendríamos que ir a curarte eso. Silvia: Llévame a mi casa, por favor… -Volviendo a tener esa tristeza en la mirada.Pepa: Voy a avisar a los demás y nos vamos, ¿Vale? Silvia asintió con la cabeza y Pepa le dio un tierno beso en la mejilla.
Pepa acompañó a su casa a Silvia y una vez allí y sacado el botiquín se dispuso a curar a Silvia. Silvia: ¡Ay, ay ayyy…! –Se quejó.Pepa: Joder… y eso que la señorita es médico… -Dijo susurrando, muy concentrada en su trabajo.-
Silvia: No soy médico… soy foren… ¡aaay! –Se volvió a quejar.Pepa: Por Dios pelirroja, ni que te estuviera matando… -Hizo una pausa y continuó.- Esto ya está… Silvia: Bueno… Voy a ducharme entonces… Pepa: (que o entendió como una indirecta para que se fuera) Bueno yo… yo me voy. Silvia: No hace falta, si quieres quédate. Pepa sopesó la oferta de la pelirroja. Pepa: No, no en serio. Me voy a casa, tienes que descansar. –Dijo levantándose con una sonrisa.Silvia: Como quieras… -Dijo algo desilusionada.Pepa: ¿Tienes miedo? Silvia: ¿Miedo? No, no… Pepa: ¿Entonces…? Silvia: No, no sé… pensé que… nada, es igual. –Dijo y se levantó dispuesta a ir al baño.- Hasta mañana, Pepa. Pepa: ¿Mañana trabajas no? Silvia: Si, entro a las cuatro, pero a las 10 ya estoy fuera. Pepa: Umm… vale, vale. ¿Me paso a recogerte y cenamos? –Dijo sonriendo.Silvia: No sé Pepa… no tengo muchas ganas… Pepa: (Ahora desilusionada ella) Ah bueno… como quieras. Hasta mañana. Y se marchó.
…………………………………………..
Pepa se había pasado toda la mañana buscando el sitio donde iba a ir esa noche. Quería que fuera algo que Silvia recordara, y aunque no estaba segura de si querría ir, sabía que si la convencía le terminaría gustando. Pepa: Dos personas, todo incluido. Dependienta: ¿Hora?
Pepa: Uum… lo más tarde posible. Dependienta: ¿11 de la noche? Pepa: Perfecto, esa hora me viene bien.
DÍA SIGUIENTE, 21 :30 DE LA NOCHE
Las investigaciones que Silvia y Pepa habían hecho sobre el caso del papel higiénico les había llevado a al busca y captura de un delincuente con un perfil muy curioso. Iban ya por tres niñas desaparecidas, todas de una edad y constitución similar y con una característica común. Todas estaban haciendo sus necesidades cuando fueron secuestradas. Además, en la casa de la tercera niña secuestrada se encontró un papel arrugado y descolorido de lo que parecía publicidad de un almacén de muebles. Tras las pertinentes investigaciones tenían un presunto secuestrador, pero no su localización. Así que esa noche don Lorenzo informó que al día siguiente se montaría un operativo con dos furgones camuflados haciendo guardia en puntos diferentes del polígono industrial, cerca de uno de los posibles almacenes.
A las nueve y media pasadas de esa noche, alguien llamó a la puerta del laboratorio. Pepa: ¡Toc, toc! –Dijo haciendo que tocaba a la puerta.Silvia: (sonriendo) Anda pasa, boba. Pepa: ¿Te queda mucho? Silvia: No, no. Estaba acabando ya, ¿Por? Pepa: Pensé que querrías salir conmigo… -Dijo acercándose.Silvia: Pepa te dije que no tenía muchas ganas… Pepa: ¡Pero si no es a cenar! Silvia: ¿Ah no? Pepa: No, es una sorpresa. Pero te tienes que dar prisa. Silvia: (gratamente intrigada) Uum… De acuerdo.
Pepa: Sólo una cosa. ¿Tienes bikini? Silvia: ¿Qué? Pepa: ¿tienes bikini? Silvia: En la taquilla debo de tener uno… Pepa: ¡Perfecto! ¡Ahora nos vemos! Silvia: Pero Pepa… Pero Pepa se había ido.
…………………………………..
Silvia: ¿Se puede saber donde me llevas? –Preguntó a Pepa, que conducía en silencio.Como respuesta obtuvo la sonrisa de Pepa. Silvia: ¿No me lo vas a decir verdad? Pepa negó con la cabeza. Pepa: ya queda poco… 10 minutos después, Pepa aparcaba el coche. Silvia: ¿Ya? Pepa: Baje usted señorita… y… ¡Voilà! Silvia abrió la boca y quiso decir algo, pero no le dio tiempo. Pepa: ¡Vamos! ¡Que llegamos tarde!
Pepa arrastró a Silvia del brazo hacia los baños árabes y entregó su pase a la dependienta. Dependienta: Los vestuarios a la izquierda. Pepa: Gracias.
Se dirigieron a los vestuarios y Silvia miró a Pepa muy sorprendida.
Silvia: Pepa pero que… Pepa: ¿Qué? ¿Qué no te gusta? Silvia: Me… me encanta pero… Pepa: ¿Pero que? –Dijo agarrándola de los hombros.Silvia: No tenías que…. Pepa: A ver pelirroja… -Dijo y la cogió de las mejillas.- Estabas estresadísima. ¿Es o no es? Silvia asintió. Pepa: Y yo pensé… que ya que no querías venir a cenar… a lo mejor querías venir a bañarte conmigo… Silvia: Pepa… muchas gracias… -Dijo y la abrazó. Pepa: Bueno, no perdamos más el tiempo… vamos a cambiarnos, ¿Si? Silvia: Vale.
Y ante la atónita mirada de Pepa, Silvia se comenzó a desvestir allí como si nada. Pepa: Sil…. Silvia. -Dijo tragando.- Allí hay cabinas, si no quieres desvestirte aquí así… Silvia: Ah, da igual, aquí se desviste todo el mundo. –Dijo y siguió.Pepa: Yo.. yo mejor me voy a una cabina de esas que… -Se atrancó y Silvia la miró.- Que… que tengo un cuerpo muy feo… -Dijo y se metió roja como un tomate en una de las cabinas.Silvia: (riendo y mirando hacia la cabina para que pepa la escuchara) Eso es lo que tu crees…
CAPÍTULO 16 Muerta de vergüenza y roja a más no poder, Pepa se tapó la cara dentro del vestidor. Tenía la tentación de mirar por una rendija de la cortina hacia fuera y volver a ver el cuerpo desnudo de Silvia… Pepa: (pensando) Joder, joder… que me pasa…. es una tía Pepa, por favor… -Puso los ojos en blanco.- Llevas mucho sin un polvo… Silvia: ¿Pepa? ¿Estás ya, o tengo que abrir la cortina? –Dijo carcajeándose.Pepa: (subiéndose las bragas del bikini como si se le fuera la vida en ello) ¡No, no! ¡Ya estoy!
Y fue a abrir el probador, pero se percató a tiempo de que no se había puesto la parte de arriba y volvió a cerrar rápidamente. Silvia: ¡Ey! ¿Qué haces? –Dijo acercándose a la cortina.Pepa: Silvia, por lo que más quieras, no abras. Silvia: (riendo) ¿Por qué no? Pepa: Porque no me he terminado de vestir… Silvia: ¡anda yaa…! –Dijo y abrió de un manotazo la cortina del vestidor, descubriendo a una Pepa que por momentos se ponía más roja y desanudando los lazos del bikini para colocárselo.Silvia: (chifló) Vaya vaya… -Dijo admirando el torso desnudo de Pepa.Las chicas que se encontraban allí rieron por lo bajo. Pepa: ¡Joder Silvia! –Y se tapó.- ¡¿Córtate un poco no?! Silvia: Bah… ni que no te las hubiera visto nunca… -Dijo.- además… ¿Tiene o no tiene buenas tetas?-Dijo dirigiéndose a tres chicas que estaban secándose el pelo y vistiéndose.Chica 1: Hombre… las tiene bien puestas… -DijoChica 2: (riendo) Si, si, yo lo reitero. Pepa: ¡Joder Silvia! ¿¡Quieres cerrar de una puta vez ya la cortina?! –Dirigiéndose a las chicas.¡Y vosotras no miréis tanto coño! Silvia: Anda, anda, deja, yo te lo ato… -Dijo y entró a la cortina con ella y le arrebató el bikini de las manos.- ¿Ves? tampoco es tan difícil desatar el nudo…. Pepa: Teniendo en cuenta que lo desataba con 4 tías mirándome las tetas… .- Dijo algo malhumorada.Silvia: Aanda… No te enfades… -Le acarició la cara.- Date la vuelta. Pepa se dio la vuelta y se colocó a espaldas de la pelirroja. Silvia le colocó el bikini en el torso desnudo, recorriendo suavemente con sus manos los costados de la morena. Silvia: (pensando) Que piel tan suave… Uum… y que… que par de… de tetas… joder… Creo que aquella noche no me fijé bien… Pepa: (pensando) Joder que vergüenza he pasado… y anda que esta, que ni se cortaba en mirar… a lo mejor me estoy volviendo loca, igual no me miraba con ningún fin pervertido… si, eso es, me miraba como quien mira un cuadro feo con pena. Si, si, es eso. Que manos tan suaves… Y como si adivinara sus pensamientos, Silvia le habló:
Silvia: ¿Sabes? Tienes un cuerpo muy bonito… el otro día ni me fijé… Pepa: (sonrojada) Lo dices porque no llevas las gafas… Silvia: Pero si las lentillas… -(comentario de la autora: Zas, ¡En toda la boca!) – Pepa se quedó cortada y no supo que contestar. Silvia: (susurrando y atándole el cuello del bikini) Además… -Dijo y se acercó a su cuello.Pequeñitas pero perfectas… - Y acto seguido se mordió el labio y depositó un húmedo beso en el cuello de Pepa.Pepa: (separándose como si quemara) ¿Vámonos ya no? Y salió del vestidor hacia las piscinas.
…………………………………………………..
Pepa no estaba muy segura de que le pasaba con Silvia, pero tenía la necesidad irracional, la urgencia, de ver a la pelirroja todos los días, de llamarla cuando no venía a trabajar, de estar con ella, en las comidas, en las cenas, por las tardes… Quizás por eso había decidido regalarle aquella sesión de spa. Tenía que hacer lo que fuera por pasar un rato con ella, por ayudarla en lo que fuera, por no verla sufrir como aquel día con Sonia. Pero sin embargo… Cuando Silvia se acercaba y su corazón se desbocaba, algo le decía que eso no era lo que ella quería. La pelirroja enturbiaba sus sentimientos y no le dejaba sacar a la luz que quería realmente de ella. Y aunque debía reconocer que sentía deseos de tocarla, de acariciarla y le gustaba que la halagara, sabía también que eso no era lo que quería completamente.
Después del numerito del probador, se metieron en la primera piscina que encontraron sin decir nada, cada una con sus propios pensamientos. Silvia: (pensando) Joder, la he cagado, mírala… si ni me mira… Mierda pero si es que no sé porque me ha tenido que salir la vena burra… Pero desde luego que es que esta buena… -Dijo mirándola de reojo.- Ya, ya vale Silvia. Si, ya se que pasa. Mucho tiempo sin un polvo. Pepa: (pensando) Vale, no pasa nada, ha sido un beso inocente, un beso normal, como el que te puede dar cualquier otra persona… y el comentario… bueno… es una tía.. y le gustan las tías… ¿Es normal que tire piropos no? –Justo en ese momento su corazón comenzó a latir desbocado al ver que la pelirroja se levantaba y se metía debajo de un chorro en el centro de la piscina.- Vale, vale… tranquila. Hagamos como si nada hubiera pasado. Actúa con normalidad…
Pepa: ¡Silvia! ¡Vamos a aquella piscina! –Dijo sonriendo y levantándose.Silvia: (pensando) ¡Coño! ¿Pero no estaba molesta? Vaya pues… por como sonríe… parece que no… Silvia: ¡Voy! Estuvieron unos 45 minutos de piscina en piscina, de chorro en chorro, buceando, relajándose, riendo… tan sólo había dos parejas en la estancia que, medio escondidos en piscinas pequeñas se regalaban caricias y besos. Pepa: ¡Silvia! ¡Ven! Silvia: ¿Qué? –Dijo acercándose a la piscina donde se encontraba la morena.Pepa: Métete, métete… -Dijo riendo para sí.- Pero del tirón, del tirón, que está buenísima esta agua… Silvia: (Feliz) ¡A ver…! Y metió de una vez todo el cuerpo, incluida cabeza. Silvia: (alzando la voz) ¡La madre que…! Pepa: (muriéndose de risa) Te dije que estaba muy buena… Silvia: ¿Buena? ¡lo que es que está helada! Pepa: Tampoco es para tanto… anda ven, sirenita… -Dijo riendo.Y la atrajo hacia sus brazos y la abrazó. Aunque Silvia se mostraba un poco reacia, al final cedió y se abrazó a ella, primero en tensión, luego, estrechando el abrazo. Pepa: ¿Ves? Hace menos frío… ¿A que si? Silvia: (pensando) Y tanto… -Y se estrechó contra la morena aún más y apoyó la cabeza en su pecho.Pepa: Silvia… Perdona lo de antes de verdad… Es que… ya sabes que… que no me gusta que me vean ahí… -Dijo avergonzada.Silvia: Pero Pepa si es que no tienes nada malo… Pepa: Ya, ya lo sé. Pero es que me da mucha vergüenza… Silvia: Pues esa vergüenza hay que quitártela pero ya, ya. Pepa: Ya… ¿Y se te ocurre alguna idea? –Dijo mirándola con las cejas levantadas.-
Pepa: (pensando) Pero, pero… ¿¡Que haces!? ¿¡Que has dicho!? Dios, dios la voy a liar… Silvia: (subiendo la cabeza y mirándola sin dejar de abrazarla) Hombre… Alguna se me ocurre…
CAPÍTULO 17 Pepa: (pensando) Dios, dios, dios… ahora si que si, la he liado… -Silvia se acercó provocadoramente a ella.- Dios, Dios, ¿Porque no puedo moverme? La pelirroja rodeó su cuello con los brazos y apoyó su frente contra la de Pepa. Fueron apenas segundos, pero parecía una eternidad. Pepa se debatía entre el apartar a Silvia y dejarla que siguiera acercándose… Pero Silvia no tenía otra intención que jugar un poco con ella. Así que cuando Pepa, absorta completamente en sus pensamientos, se despistó, Silvia soltó los lazos bikini.de su bikini y con una sonrisa malévola, se despegó del cuerpo de pepa llevándose con ella el Pepa: ¿¡Pero que coño…!? Silvia: Ssh… Calla, que hay que estar calladitos…. –Dijo poniendo un dedo en la boca.Pepa: Silvia, dame eso, ya. Silvia: No, no, no… si lo quieres… cógelo… -Dijo y salió disparada de la piscina hacia otra.-
Pepa salió corriendo detrás de ella intentando taparse, Pero Silvia fue más rápida y corrió dando la vuelta a columna y la pilló por detrás. Como si la estuviera esposando, cogió sus muñecas y las agarró con fuerza en su espalda. Silvia: Queda usted detenida, señorita Miranda, por no enseñar las tetas. –Dijo aguantando la risa.Pepa: ¿Por no enseñar las tetas? ¿Y esto que es? –Dijo algo fastidiada.Silvia: Por haberse resistido… Pepa: Ah, genial… ahora me arrestan por no enseñar las tetas, flipa… -Dijo y resopló.- ¿Cuándo piensas devolverme el bikini? Silvia: Dentro un ratito… ¿me prometes que si te suelto vas a venir conmigo a la piscina sin resistencia y sindepedirme el bikini?
Pepa: No puedo prometerte eso… Silvia: Esta bien, pues aquí nos quedamos. Pepa: Si no estamos en igualdad de condiciones… -Dijo riendo y al instante pensó que se estaba pasando de lanzada.Silvia: Ah bueno… y ¿Qué es lo que quieres exactamente? Pepa: Que te quites el sujetador… Bueno… mejor dicho. Que me dejes quitártelo.
Silvia sopesó la idea unos segundos y, sonriendo para si misma, dijo: Silvia: Esta bien, acepto el trato. –Y le soltó los brazos.Pepa: (volviéndose) En ese caso, señorita Castro… -Dijo y la abrazó por el cuello.Silvia sonreía y conforme Pepa se iba acercando a ella con una no mirada penetrante sentía como sus latidos aumentaban y hacía lo imposible porque su respiración se oyera. En una de estas, bajó la mirada y, sin ninguna intención pervertida esta vez, fijó la mirada en el pecho de pepa como quien la fija en un punto muerto. Pepa: ¡Pelirroja! Silvia: (saliendo de su ensoñación) ¿eem? ¿Qué? Pepa: Joder, un poquito de respeto, que ya bastante me las has mancillado visualmente hoy ¿No? Silvia: ¿Qué? ¡Eh! ¡No! No estaba mirando ahí, yo estaba… Pepa: Ya, ya, déjalo ya anda… -Y con un beso en la frente despojó a Silvia de su parte superior del bikini.Aún sin separarse, ambas sentían como sus pechos se rozaban. Mientras Silvia hacía lo que podía por controlar sus instintos, Pepa se repetía mentalmente la frase “Necesitas un buen polvo, necesitas un buen polvo…”
Silvia: (rompiendo el hielo) EEm… bueno… quee… ¿nos metemos en el agua? Que me estoy quedando helada… E instantáneamente Pepa bajó la vista hacia su torso donde, efectivamente, se podía notar perfectamente la temperatura corporal de la pelirroja. La morena estalló en una carcajada.
Silvia: ¿Joder, que pasa? –Dijo incómoda.Pepa: Nada, nada pelirroja… -Dijo riendo.- vamos a la piscina anda… Y cuando Silvia pasó a su lado en dirección a la alberca, dijo a su oído: Pepa: (susurrando) Ten cuidado, que si te descuidas, rayas cristales… -Dijo y estalló en una sonora carcajada.Silvia: (con la boca abierta) La madre que…
Después de un baño caliente en la piscina, donde volvieron a sumirse en sus pensamientos, mientras de reojo e intentando no ser observadas, se miraban la una a la otra, la masajista llamó a los números 3 y 4. Sus números.
Después masaje, secomo quedaron tan calmadas y tan descansadas que no tuvieron ni ganas de hacer masdeljueguecitos el del bikini. Salieron del spa cerca de las 12 de la noche y Pepa condució hasta casa de Silvia en silencio. Empezaba a pensar que lo que le pasaba con Silvia no era algo muy normal. La quería como amiga muchísimo, se había convertido en una persona muy importante en su vida. Pero desde hasta hace poco, el incidente en casa de Silvia, cuando aquella noche casi se acuestan, le parecía una tontería. Ahora empezaba a encontrar razones del porqué paso aquello. Cada vez que Silvia la tocaba, le insinuaba, la miraba… sentía una sensación rara en el estómago. Por una parte de nervios, de incertidumbre, por otra de represión. Se sentía bien, la halagaba, pero a la vez la situación la incomodaba. Y no era ella, Silvia, la que la incomodaba, si no lo nuevo de todo aquello, las ganas que se adueñaban de ella, pidiéndole a gritos y en silencio a Silvia que se acercara más a ella.
Silvia se removió en el asiento, bostezando, con los ojos cerrados, y preguntó si podía coger su chaqueta. Pepa: ¿tienes frío? Cógela. 10 minutos más tarde Pepa apagaba el motor del coche dispuesta a dejar a Silvia en su casa. Pepa: Silvia ya… -La miró y sonrió al ver la tierna escena.Silvia dormida hecha un pequeño ovillo en el asiento del copiloto, abrazaba la manga de la chaqueta de Pepa, que se había colocado sobre los hombros.
Daba pena despertarla, y Pepa se hubiera quedado un rato más mirándola, pero entonces acercó muy suavemente su mano y, primero con la punta de los dedos, temerosa, y poco después con la mano, acarició la mejilla de la pelirroja. Pepa: Silvia… Princesa… hemos llegado. Silvia se removió y abrió ligeramente los ojos. Silvia: Que sueño… -Dijo susurrando, medio dormida.Pepa: Venga, vamos a casa y duermes. –Y depositó un suave beso en su mejilla.Silvia sonrió ante ese beso cuando Pepa salió y rodeó el coche para abrir su puerta. Pepa: Vamos señorita, su cama la espera. Silvia aceptó la mano que Pepa le ofreció y salió con pasos algo torpes hacia el portal de casa. Pepa: Bueno… pues yo ya me voy. Silvia: Quédate… -Y parecía un ruego, una súplica.Pepa: Bueno Silvia es que… debería irme a casa… Silvia: Es tarde… Y estarás cansada también. Y la miró. La miró con unos ojos rebosantes de ternura, de ruego, a los que ya no podía resistirse. Pepa: Esta bien… -Dijo y cerró el coche para acompañar a la pelirroja.Entraron al ascensor sin dirigirse una palabra y mirando a sus pies. Pepa: ¿Sigues teniendo frío? –Dijo al verla aún con su chaqueta.Silvia: Sí… algo. Pepa: Bueno... ahora a la camita y arreglado. –Y acercándose a ella le apretó los hombros, intentando transmitirle algo de calor.-
Entraron a casa de Silvia y, como si no hubiese caído hasta ahora, Pepa preguntó algo alarmada por dentro: Pepa: Pelirroja… ¿Dónde voy a dormir? Silvia: En mi cama. Y se le cayó el mundo al suelo.
Pepa: (pensando) Dios, no, no… en su cama no… Que no… Que estoy muy loca y a saber que me hace esta mientras duermo… además… que… que yo no duermo con ninguna mujer… Silvia: Espera que traiga las mantas parra el sofá. Y un pijama para ti. Pepa: ¿Sofá? –Dijo sin hacer caso del tema pijama.Silvia: Si, yo dormiré en el sofá. –Dijo yéndose a la habitación.Pepa: Ah no, eso si que no. Silvia: ¿Por qué no? Pepa: Porque es tu casa, y tu duermes en tu cama, y yo que soy la invitada, en el sofá. Silvia: Porque tu lo digas. –Volvió, le tendió el pijama a Pepa y empezó a preparar el sofá.Pepa: Si, y además, tu estás reventada, así que venga, a dormir, a la cama. –Dijo seria y le arrebató a Silvia de las manos las mantas para colocarlas ella.-
…………………………………………
El sofá era cómodo, había que admitirlo. No tanto como una cama, pero estaba lo suficientemente lejos de Silvia, lo cual le permitía a Pepa una noche más de tregua, una noche más para ordenar su cabeza. Una noche más para darle respuestas a todos sus porqués, al porqué le seguía el juego, al porqué respondía con indirectas, al porqué Silvia ponía su mundo del revés. Aún así, de estaba intranquila.enElella hecho de quecosquilleo. Silvia durmiera tannosólo unosnimetros una por pared más allá ella provocaba un cierto Y aunque sabía, quería ysaber el momento, a que se debía ese cosquilleo, lo cierto es que se sentía bien.
Silvia tampoco podía conciliar el sueño. Tenía frío, y la cama parecía demasiado grande. Como todas estas noches atrás. Durmiendo en una esquina de ella, se sentía indefensa, desprotegida. Y por más que se cubría con las mantas y el edredón, no conseguía conciliar el sueño. Pensaba en Pepa y en todo lo que había echo por ella. Desde la pelea con Sonia, hasta el enfrentamiento del otro día y el spa de hoy, pasando por las noches de consuelo, Pepa había echo
por ella mucho más de lo que había echo Sonia en los últimos años. Le había demostrado que le importaba. Y sabía que sería una amiga para toda la vida. ¿Una amiga? ¿Entonces porque la miraba de esa forma? ¿Por qué soñaba con verla enrojecer a sus halagos, porque deseaba abrazarla, tocar su piel? Estaba confusa, demasiado confusa, y esa confusión hacía que un pequeño pellizco de “un no se qué” se instalara en su pecho, no dejándole respirar, e invitándola a llorar. Una amiga, tan sólo una amiga. Silvia: (pensando) ¿Las amigas duermen juntas…? Pensó ese aspecto un momento y, sin saber de donde había sacado el impulso, salió de la habitación con un camisón descolorido y que le quedaba grande.
Despacio, en silencio, se acercó hasta el sofá donde dormía la morena y se agachó de cuclillas a su lado. Silvia: (susurrando) ¿Pepa? ¿Pepa, estás despierta? Pepa no se movió, casi no respiró, intentó hacerse la dormida. Pero sabía que la pelirroja seguía ahí, acercándose cada vez más y no pudo negarse a su subconsciente. Pepa: Si… -Se volvió hacia ella.- ¿Estás bien? Silvia: Si… es sólo que… -Se cortó y enrojeció.- Que… que tengo frío y… -Respiró hondo.- Vente comigo a dormir… Pepa se incorporó en la cama y la miró en penumbra. No estaba segura, pero podía asegurar que la chica se había puesto roja. Pepa: No sé… yo… -Dubitativa.Silvia: Por favor… -Le pidió con lo que a la morena le parecieron lágrimas en los ojos.Pepa: ¿Silvia que…? –Dijo preocupada.Silvia: Por favor Pepa…. Duerme conmigo… Y ante el silencio de la morena, Silvia se levantó con la cabeza agachada y se dispuso a marcharse otra vez a su habitación. Pepa se levantó y se acercó a ella. La agarró por el brazo y le hizo darse la vuelta para mirarla. Pepa: Dormiré contigo. La pelirroja la miró con infinito agradecimiento y la abrazó estrechamente.
Pepa: Pero no me vayas a meter mano ¿eh? Que te conozco. –Dijo riendo, intentando que la pelirroja también lo hiciera.Silvia: Trato hecho.-Dijo sonriendo en el hombro de Pepa.-
Se acomodaron en la cama, cada una de un costado, dándose la espalda. Y sin saber porqué esa pregunta salió disparada de su boca, sin pasar antes por la barrera censuradora de su cerebro, Pepa preguntó: Pepa: ¿Aún tienes frío? Silvia: Si… Un poco… En realidad, era cierto. Tenía algo de frío. Peor esperaba que con aquello la morena la abrazara y pudiera dormir en paz. Pero no se movió. Así fue Silvia la que se dio media vuelta y alzando la mano tímidamente comenzó a dibujar en suque espalda. Pepa: mmm… que gustito… Silvia sonrió. Pepa: (dándose la vuelta) ¿No tienes sueño? Silvia: (mirándola a los ojos) Si, bastante… pero… -Bajó la mirada.Pepa: ¿Pero qué? –E intentó atraer su mirada de nuevo.Silvia: Es que… -Esto de cortarse le asombraba mucho, estaba muy cohibida.Pepa: ¿Qué? –Y la hizo mirarla a los ojos, subiendo su barbilla.Silvia: Nada… -Dijo y se dio la vuelta.Y como si supiera lo que quería, sonriendo, Pepa se acercó a ella y la abrazó por la espalda, dejando caer su brazo en la cintura de la pelirroja. Pepa: ¿Mejor? Silvia: Sí… Pepa: ¿Esto era lo que querías? Silvia calló. Pepa: Sólo tenías que pedirlo…
Silvia: Ya pero pensé que tú… Pepa: (interrumpiéndola) Sshh… no pienses. Vamos a dormir, ¿Si? Silvia asintió con la cabeza y dijo: Silvia: Buenas noches Pepa… Pepa: Buenas noches princesa. –Y besó su cabeza.-
CAPÍTULO 18 Cuando despertó se sintió reconfortada. El cuerpo de Pepa emanaba bastante calor, pero aún así no se encontraba incómoda. El brazo de la morena se encontraba entrelazado a su cintura, tal y como lo había colocado cuando se durmieron. Parecía que no se habían movido en toda la noche. Quiso moverse un poco, para estirar algo los músculos, ya que los notaba algo entumecidos, pero no quería despertarla. Su respiración pausada y lenta denotaba que aún dormía. Intentó taparse un poco más con la sábana, cuando los visillos de la ventana ondearon a la pequeña ventolera, pero si tiraba de la sábana, despertaría a Pepa. Silvia suspiró hondo y largo y se acomodó un poco más entre el cuerpo de la chica, intentando que le transmitiera algo más de calor.
Fue en ese momento cuando notó que no se encontraba del todo bien. Tenía frío, más frío de lo normal, y un malestar general la invadía. El sonido de un fuerte estornudo le hizo asegurarse de que su diagnóstico era cierto. Estaba resfriada. Pepa: (susurrando y con los ojos cerrados) Para ser una princesa estornudas como un camionero… Silvia: Puuuf… lo siento, ¿Te he despertado? –Y deshizo el abrazo y se dio la vuelta para mirarla.Pepa: no importa, ya era hora. –Abrió los ojos.- Aaay… Pero no te separes, que estaba muy calentita… -Dijo y volvió a abrazarla.Silvia: yo… es que…Bueno Pepa quee…. Tendría que ir haciendo el desayuno… -Dijo nerviosa y zafándose de la morena.Pero cuando iba a levantarse de la cama, sentada sobre el borde, le sobrevino otro estornudo como el anterior y una tos que parecía provenir del pecho.
Pepa: (sentándose en la cama) Uff… Pelirroja… Me parece a mi que te has resfriado un poco… Dijo y se colocó a su espalda.Silvia: que va, esto se me pasa a mí enseguida… Pepa: (tocándole la frente) Silvia, estas ardiendo. –Dijo preocupada.Silvia: Que va, que va, si es normal, yo tengo la temperatura muy alta… Voy a hacer el desa… -Se levantó pero se mareó y se volvió a sentar en la cama.Pepa: Anda, túmbate ahí, que yo si que te voy a hacer el desayuno y a llamar al médico. Silvia: Pepa, soy médico. Pepa: Bueno pues ¿tiene la señorita doctora termómetros en casa? Silvia: en el mueble del salón, el 3 cajón.
Pepa se acercó a por el termómetro y mientras se lo dejó a Silvia para que se lo pusiera le preparó un café y cogió unas galletas que tenía por la cocina. Llevó aquello a la habitación y se sentó en la cama. Pepa: ¿Qué? ¿Cuánta fiebre tienes? Silvia: Ninguna… ¿ves? si era una chorrada… Pero Silvia estaba deseando que Pepa se fuera de allí, no porque no estuviera a gusto, si no porque no quería confundir más a Pepa, no quería hacer nada de lo que más tarde se pudiera arrepentir. Pepa: a ver… -Cogió el termómetro.- Serás médico…-Dijo.- Pero para el csi desde luego no vales… ¿Sabes que los termómetros guardan la última temperatura registrada? –La miró con una media sonrisa.Silvia: ¡Mierda…! –Dijo y se dejó caer en la almohada.Pepa: Silvia, tienes muchísima fiebre, tienes 38 y medio… ¿te duele algo? Silvia: Aparte de la cabeza… la garganta. Pepa: ¿Qué te compro? Silvia: Pepa, es un resfriado, unas simples anginas… Pepa: Que mala paciente eres… -Y rió.Silvia (riendo con ella) un poco… pero… ¡ay! Pepa: ¿Qué?
Silvia: (se rindió) Anda si… cómprame lo que te voy a apuntar… Pepa sonrió para sí y compró lo que la pelirroja le había apuntado.
15 minutos más tarde apareció por el umbral de la puerta con una bolsa de la farmacia y vociferando como si vendiera tomates en el mercadillo: Pepa: (acercándose a ella) Ibuprofeno de 600 para la niña guapa… -Silvia la miró sonriendo.Augmentine de 800 para la pelirroja… -Silvia rió.- Ambrosol para las mocosilla… -Silvia levantó las cejas aún con la sonrisa en la cara.- Y… -Se acercó a su cara.- Un besito para que la princesa se ponga buena. –Y besó su mejilla.Silvia: Gracias Pepa… Pepa: No hay de que pelirroja, ¿necesitas algo más? Silvia: No, no. No necesito nada más. Si quieres te puedes marchar. Pepa: ¿Me estás echando? –Dijo poniendo una mano en la frente, teatrera.Silvia: No… bueno… si… No… No sé… si quieres irte… Pepa: a ver pelirroja, aclárate… -Rió.Silvia: Que vamos que… que tienes tu vida, que no tienes porque estar aquí. Pepa: Pero yo quiero quedarme a cuidarte. Silvia: no quiero obligarte… Pepa: No me estas obligando… Lo hago porque quiero. Se miraron largamente a los ojos. Pero antes de que sus pensamientos volvieran a divagar otra vez, Pepa rompió el silencio. Pepa: ¿Puedo quedarme? Silvia: claro… claro que puedes… pero no quiero contagiarte nada… Pepa: ¿A mi? ¡já! No sueñes… yo nací con un clamoxil debajo del brazo, guapa. Silvia rió ante la ocurrencia de Pepa y le lanzó la almohada.
…………………………………….
Silvia había pasado la mañana medio bien, pero al llegar la tarde, después de comer, y cuando las medicinas empezaron a cesar su efecto, la fiebre volvió a subirle. Pepa, a su lado en la cama le tocaba la frente cada dos minutos, preguntándose si sería conveniente ir al médico o dejarla estar. Silvia: (susurrando) Pepa… por más que me toques la frente… no va a bajar… Pepa: Joer pelirroja es que no me gusta verte así… Silvia: Talvez deberías irte a casa… Pepa: ¿Por qué? ¿Te molesto? –Dijo algo enfadada.Silvia: No… es sólo que… este no es tu sitio, tu tienes tu casa. Pepa: Vamos, que me estas echando. –Enfadada.Silvia: (volviéndose para mirarla) No es eso Pepa… Es que… no sé… no es buen momento para hablar. Pepa: Me da igual, quiero que me lo digas. Silvia: Pepa, no me encuentro bien y… Pepa: (interrumpiéndola) Me da igual que no te encuentres bien. Primero me dices que duerma contigo, luego me dejas que me quede y te cuide y ahora me dices que es mejor que me vaya, no te entiendo Silvia. Silvia: ¡joder Pepa, ni yo, ni yo lo entiendo! –Dijo alzando el volumen.- No sé que me pasa, ¿Vale? No lo sé y no lo quiero saber, no quiero sufrir, así que por favor, vete y déjame en paz. –Y se dio la vuelta y tapó su cara con ambas manos.Pepa se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta. Pero cuando escuchó llorar bajito, muy bajito a Silvia, se rindió. No podía. No podía irse así y dejarla llorando. Y sabiendo que al rendirse así, se rendía también a lo que sentía, se acercó y la abrazó por la espalda como por la noche.
Pepa: shhh… Silvia… Por favor… no llores… dime que te pasa… Silvia: Vete Pepa, vete. –Dijo llorando.Pepa: No me voy a ir. Así que puedes empezar a hablar. Silvia: no Pepa, no, no puedo decirte nada.
Pepa: Silvia… -cogió su hombro suavemente y tiró de el hacia atrás, haciendo que Silvia la mirara.- Por favor… -Y la miró a los ojos.Silvia: Pepa es que yo… yo… -Volvió a llorar e intentó taparse, pero Pepa le cogió las manos.- Yo no sé que me pasa contigo… no sé que es… llevo desde que te conocí intentando convencerme de que eres mi amiga, sólo mi amiga… pero yo… yo no puedo… -Y lloró más fuerte.Pepa sintió una mezcla de alivio y nerviosismo por dentro. Su corazón y su cabeza se debatían entre el alivio de decirle que a ella le pasaba lo mismo o el nerviosismo de tener que pararle los pies. Pero todos sabemos, que siempre gana el corazón.
Pepa: shhhh… Ya, ya princesa. –Puso un dedo sobre sus labios.- no tienes que decir nada más… Silvia: (más calmada) si, si tengo que decir… porque no puedo Pepa, no puedo… -Suspiró.- no puedo mirarte sin evitar que me gustes, no puedo tocarte sin evitar sentir un escalofrío y yo… yo no soy así… yo no me pongo a llorar por estas cosas pero es que… -Comenzó a llorar otra vez.- Es que no sé porque lloro… Pepa: Pues yo sí lo se… porque estas tontona, estás penosa… tienes mucha fiebre, Silvia, y te encuentras mal… Silvia: si, pero es que no quiero perderte Pepa… ¡no quiero! –Lanzó un sollozo al aire.Pepa: Y no lo harás princesa, no lo harás… Y acercándose lentamente a ella y secando sus lágrimas con sus dedos, juntó sus labios con los de ella muy despacio, casi rozándolos, casi sin tocarlos, temblando. CAPÍTULO 19 Silvia se había quedado paralizada. En un primer momento no podía responder al beso, no era capaz de acortar la distancia que separaba sus dos cuerpos, tan sólo unidos por un leve roce, un leve suspiro. Pero en cuanto los labios de Pepa tocaron tímidamente los suyos, se rindió a todo, se rindió a la evidencia, a sus labios, a ella… Le correspondió al beso, lento, pausado. Acarició sus labios con infinita ternura en un beso que duró lo que parecía una eternidad. A su alrededor, el mundo se detenía. No había dudas, no había preguntas, no había tiempo. Y tampoco espacio.
Silvia acortó la distancia que las separaba y abrazó la cintura de la morena, atrayéndola suavemente hacia ella. Las manos de Pepa sujetaron con delicadeza la cabeza de Silvia, en un intento por beber más de ella. Silvia se separó dulcemente de Pepa, acariciándole la cara, aún con las mejillas mojadas por las lágrimas. Juntó su frente con la suya y la miró a los ojos profundamente. Pepa: (susurrando) Silvia yo… Silvia: (susurrando también) Shh… No, no digas nada… por favor. No me digas nada… -Dijo y volvió a acercarse a su boca pero Pepa lo impidió..Pepa: Silvia yo... yo no… no sé… -Silvia la miraba con la desilusión cruzando sus ojos.- Yo… no sé que me pasa contigo…Es como si mi mente me dictara una cos y mi corazón otra…
Silvia: ¿Y a quien le haces caso? Pepa: Hasta hace unos minutos a mi corazón… Pero a hora no sé… yo… Silvia: No tendría que haberte dicho nada… -Dijo negando con la cabeza y se tumbó en la cama de lado.Pepa: No, no es eso Silvia… Silvia… -se acercó a ella y la abrazó por detrás.- Silvia, escúchame, por favor… Pero Silvia tenía su batalla particular en su cabeza, preguntándose porque había sido tan estúpida de sincerarse con Pepa. Pepa se levantó, rodeó la cama y se plantó de cara a Silvia. Pepa: Silvia, escúchame, por favor. –La cogió de las mejillas.- ¿Me vas a escuchar? Silvia asintió con la cabeza. Pepa: Yo… yo no sé que me pasa contigo Silvia… Nunca me ha gustado una mujer… y bueno, no es que tenga nada en contra, pero es algo… que no me había planteado, y menos contigo. Eres mi amiga, te quiero, porque eres mi amiga. Pero no puedo evitar que cuando me tocas se me revuelva el estómago, que me mires y se me quede cara de tonta… -Hizo una pausa y suspiró.- Y no quiero hacerte daño, ni hacérmelo yo. Yo… por favor, te pido que… que olvidemos esto… que… esperemos, que vayamos despacio… y lo que tenga que ser será… Silvia la miraba con lágrimas en los ojos y negando con la cabeza.
Pepa: Silvia yo…
Silvia: (interrumpiéndola) No, Pepa, no. No puedes llegar, hacerme sonreír de nuevo, dejar que tenga ganas de besarte, de quererte… Besarme, y decirme esto. No puedes. Pepa: Silvia yo no quise, yo lo que quería… Silvia: (interrumpiéndola otra vez) Ya, ya sé lo que querías. Aclararte. Si aquí yo soy el comodín de todas. –Dijo molesta.Pepa: No, Silvia, te confundes… -Más seria.Silvia: ¿Me confundo no? Vale, genial, primero vienes, me calientas una noche, luego vienes y me dejas pillada, después me besas y ahora me dices esto, eso no es experimentar ¿No? No, claro que no, me lo he inventado yo… -Dijo muy molesta.Pepa: No entiendes una mierda. No tienes ni puta idea. –Dijo con lágrimas en los ojos y se levantó dispuesta a irse.Silvia: La que no entiende una mierda eres tú, que no ves más que a tu ombligo, sin saber si harás daño o no a las personas. –Dijo dolida y sin mirarla.-
Pepa no respondió y Silvia oyó un portazo.
…………………………………
Habían pasado ya 3 horas desde que se había ido dando un portazo de casa de Silvia. Desde entonces había deambulado por las calles de Madrid, intentando encontrar en alguna esquina algún resquicio de algo que la hiciera volver a casa de Silvia. Pero no tenía motivos. ¿Qué le decía? ¿Que le gustaba, que le atraía, pero que no podía? ¿Qué no podía estar con ella? Pepa: (pensando) ¿Y porque no puedo? Si me gusta… yo le gusto… ¿Qué problema hay? –Pasó una mano por su cabeza.- ¡Pues claro! ¡Eso es! –Se levantó enérgicamente.- Tengo que volver, tengo que volver a su casa y decirle que lo siento…
Silvia se había metido en la ducha intentando que su fiebre bajara y sus dudas se disiparan pero no había conseguido ninguna de las dos cosas. Silvia: (pensando) Soy una estúpida, una estúpida… no debí de haberle dicho eso… está confundida… y yo no hago más que complicarle las cosas…
Debería hablar con ella y… -salió de la ducha.- y decirle que… que lo siento… que… -Se miró al espejo y con un hondo suspiro dijo en un susurro.- Que estaba equivocada, que no me gusta, que tan sólo me confundí. “No quiero, no quiero volver a sufrir de nuevo, no después de esto. No voy a pasar por lo mismo que pasé hace 12 años, no ahora. No sabe lo que quiere, y yo no se lo voy a aclarar.” Y con las lágrimas corriendo por sus mejillas y resbalando por su barbilla se dirigió al dormitorio, con la determinación de sacar a Pepa Miranda de su cabeza y ahorrarle a ella más sufrimiento.
…………………………………..
Pepa corría hacia casa de Silvia como alma que lleva el diablo, preparándose el discurso que le diría a Silvia en cuanto abriera la puerta. Pepa: “Silvia… lo siento, yo… yo quiero estar contigo y…” No, no. Eso no… “Silvia, lo he pensando y…” No, no tampoco… mejor… “Silvia, quiero estar contigo, me da igual lo demás y…” Si, si eso está mejor… Se armó de valentía y llamó al timbre de abajo. Pero nadie contestó y aquellos segundos de incertidumbre la mataban. Volvió a llamar. Pero nadie contestó. Y otra vez. Pero Silvia no abrió. Y pensó que talvez le había pasado algo, así que subió arriba y volvió a llamar., obteniendo por respuesta un silencio sepulcral. La luz del pasillo se apagó y Pepa se acercó para encenderla otra vez y justo cuando iba a volver a pulsar el timbre, se le pasó por la cabeza que podría estar dormida. Pepa: (pensando) Mejor… mejor hablamos mañana… -Y desilusionada, se marchó a casa.-
DÍA SIGUIENTE, 10:00 COMISARÍA DE SAN ANTONIO.
Montoya: Así que, ya sabéis, tú, Curtis, y Aitor a un furgón en la salida trasera del almacén. Y tú Silvia… ¿Silvia? Silvia: (con un sonoro estornudo) Si, si, dime Gonzalo…-Volvió a estornudar.-
Gonzalo: Tu no estás para operativos…-Dijo tachando algo en un papel.Silvia: ¡Qué si, que si! que yo estoy perfectamente. Silvia: (pensando) Y así me olvido de mis problemas… Gonzalo: Bien… en ese caso irás con Mariano en otro furgón… que está… ¿Mariano? ¿Dónde está mariano? Paco: Perdone inspector… Pero Mariano… se encuentra un poco indispuesto… -Gonzalo lo miró arqueando las cejas.- digamos que comió algo en mal estado y bueno… que no creo que el furgón este acondicionado a sus necesidades… nunca mejor empleada la expresión… -Gonzalo lo miró con cara de asco.Gonzalo: En ese caso… A ver… -Resopló mirando el papel.- Silvia irás en el furgón con Miranda.Silvia: De acuerdo. Paco: ¿Conmigo? No, no, conmigo no… Yo tengo un caso asignado ya… Gonzalo: No, contigo no Paco, con Pepa. Voy a informarla del cambio. –Dijo saliendo.Silvia se quedó blanca y abrió los ojos como platos. Silvia: ¡no! ¡No! –Dijo levantándose de la silla y todos los presentes la miraron, incluido Montoya.- Pepa… Pepa no creo que pueda venir… Gonzalo: Bueno, de eso me encargo yo. –Dijo algo molesto y salió.-
Tras ser informada Pepa del caso, salió en busca de Silvia, feliz porque podrían pasar la noche en el furgón y podrían hablar tranquilamente de lo ocurrido la noche pasada. Pepa: ¡Silvia! –Dijo entrando al laboratorio.- Que Gonzalo me ha dicho que… Silvia: ¿No sabes llamar a las puertas? –Dijo sin mirarla.Pepa: (cortada) Si, pero yo pensé que… Silvia: ¿Qué quieres Pepa? Tengo trabajo. –Dijo muy borde y sin mirarla aún.Pepa: Nada… Yo ya me iba. –Respondió en el mismo tono y salió del laboratorio pegando otro portazo.Silvia se apoyó contra el mostrador del laboratorio, hundiendo la cabeza entre sus brazos y aguantando un sollozo que amenazaba con salir.
CAPÍTULO 20 Se debatió entre la idea de volver al laboratorio y pedirle una explicación a Silvia o dejarla y hablar con ella más tarde en el operativo. Silvia parecía enfadada, muy enfadada y ella no entendía el porque. Así que, conociendo los genes Castro y en particular a Silvia, decidió hablar con ella más tarde en el operativo.
21:17 HORAS, FURGÓN MUEBLES LALO
(nota de la autora: Joder, no iban a ir con un furgón de confecciones Puri a un almacén de muebles no? xD)
Pepa había ido dispuesta a entablar una conversación medida y meditada de antes con Silvia. Pero la pelirroja no estaba por la labor de facilitarle las cosas. Pepa: Pelirro… -Silvia la miró de reojo con cara de muy malas pulgas.- Silvia… ¿Quieres? –Dijo ofreciéndole de su bolsa de ganchitos.- (Nota de la autora: Larga vida a Amanda! xDD) Silvia: ¿Me ves cara de querer esas porquerías? –Dijo mirándola muy mal.Pepa: (muy cortada) Eem.. no, no… ya veo que no…
Pepa: (pensando) Joder, vale, la cagué, pero tampoco es plan de ponerse así… -La mira de reojo.Joder con la pelirroja… vaya genio se gasta… mejor… mejor no le digo nada más… No… ¡no! ¡Que coño! ¡A Pepa Miranda no la intimida ni Dios! Pepa: ¡Silvia! -Dijo muy decidida.- Yo… Quiero hablar contigo. Silvia: (mirando el monitor y sin prestarle mucha atención) Ah bien… ¿De que te apetece hablar? ¿Deportes, cine, poligamia, homofobia…? Pepa pasó por alto la última palabra mencionada por la pelirroja e hizo el visto bueno. Pepa: No. De ti y de mí. Silvia: Ah bien, de tu homofobia entonces. –Dijo distraída mirando el monitor.Pepa: ¡Joder Silvia! ¿Quieres mirarme ya? Silvia la miró y le aguantó la mirada de rabia unos segundos.
Silvia: No tengo nada que hablar contigo, Pepa. Pepa: Silvia.. yo ayer… -Soltó todo el aire de golpe.- la cagué. La cagué y bien. Pero pensé… Silvia elevó las cejas, como haciéndose la sorprendida.- Y… Silvia… yo… yo… -Se atrancó y de repente todo el guión que se había aprendido se disipó.Silvia: ¿Yo-yo? ¿Quieres un yoyó? –Dijo medio burlándose.Pepa: No, quiero que me escuches. –Dijo y la agarró de las mejillas.- Yo… Quiero estar contigo Silvia… Perdona, ayer… ayer fui una cobarde… y yo… yo sólo quiero… Silvia: (Apartó las manos de Pepa) Yo no sé que quieres tú, pero yo no quiero nada. Me equivoqué. Fue un error. Pepa: ¿Qué? –Mirándola incrédula.Silvia: Que me confundí. Que fue un error… no me gustas Pepa… yo… -Hizo acoplo de voluntad.La verdad es que no eres mi tipo. Y lo dijo con una frialdad que no la caracterizaba, con un tono tan cruel, que Pepa no la reconoció. Ni Pepa, ni la propia Silvia. Pepa: No te creo, Silvia, no te creo. Cuando ayer me besaste no me pareció eso. Silvia: Habló. La experta en besos. ¿Me vas a decir tú a mi lo que siento yo cuando me beso con alguien? –Dijo molesta.Pepa: Cuando te besas conmigo sí. Silvia: ¿Te recuerdo que empezaste tú? Pepa: ¿Y eso que coño tiene que ver? Silvia: ¡Que tú tienes la culpa! –Dijo elevando el tono.Pepa: ¿La culpa? ¿La culpa de qué? –Dijo elevando también el tono.- ¿Qué ahora tengo que pedir perdón por besarte? Silvia: ¡Deberías! –Gritando.Pepa: Se te va la olla, ¡estás loca…! –Gritando también.Silvia: ¿Loca? ¡Loca estás tú, joder, que no piensas, no piensas, Pepa! –Bajando un poco el tono.Pepa: ¡Toma! Y llegó la que sí piensa, que un día le gusto y al otro no. Silvia: ¡¿Y tu que sabes si me gustas?! –Elevando otra vez el tono.Pepa: Me acabas de decir que no.
Silvia: ¡Yy… y…! –Se trabó, se puso las manos en la cabeza y chilló-: ¡¿Y tú porque coño me haces caso?! ¿Eh? ¡¿Me lo explicas?! Pepa: Joder, no, ¡Si ahora habrá que descifrarte! ¿Tienes complejo de jeroglífico o naciste ya así? Silvia: ¡Déjame ya, déjame vivir, Pepa! Que desde que llegaste tengo esto –Señalándose la cabeza.echando humo. Pepa: ¡¿Y yo que culpa tengo?! –Explotó levantándose.Silvia: (levantándose también) ¡Que es por tu culpa, joder! ¡Por tu puta culpa, que no paro de pensar en ti, no puedo hacer otra cosa que no sea eso! –Reventó y se arrepintió al instante.Pepa esbozó una tímida media sonrisa. Todo quedó en silencio. Silvia: ¿Qué? ¿Ahora te ríes? ¿Te hace gracia? Pepa: Estás loca… -Dijo sonriendo.- Pero eres mi loca favorita… -Dijo acercándose a ella.Silvia la miró, podía moverse, podía pensar. Sabía que eso no era lo que quería, no podía dejar que Pepa no la besara y volvieranoa rendirse… Se separó de ella bruscamente y cuando Pepa iba a preguntar, el micrófono habló. Curtis: ¿Silvia? Como un resorte, Silvia pegó un bote y se acercó al micrófono, borrando la esperanza de Pepa. Silvia: Dime Curtis. Curtis: Vamos a entrar. Silvia: ¿Cómo que vais a entrar? ¿Estáis locos? Curtis: He llamado a Montoya, se acerca aquí con refuerzos, por si acaso. El sospechoso acaba de salir hacia una caseta al otro lado de la finca. Silvia: Curtis, no podéis ir solos, es muy peligroso… Pepa: Voy con vosotros, Curtis. Silvia la miró con la boca abierta y dijo: Silvia: Pero… ¡¿Estáis locos o qué?! Curtis: Pepa estamos en la trasera. Y ya no se escuchó nada más.
Silvia: Y será verdad que vas. –Dijo a Pepa.Pepa: (dolida) Si. ¿Vienes o te quedas? Silvia: Yo me quedo, alguien tendrá que mantener la cabeza en este operativo. –Borde.Pepa: Muy bien, que te diviertas entonces –Dijo y salió cerrando el furgón.Silvia suspiró y se reclinó en el asiento. Pepa: ¡Y por cierto! –Dijo abriendo la puerta otra vez.Silvia la miró con cara interrogante. Pepa: ¡Las patatas son mías! –Y se marchó muy digna ella.Silvia, con todo, no pudo más que esbozar una media sonrisa y mirar la bolsa de patatas que había dejado en el asiento.
Curtis y Aitor la esperaban en a salida trasera. Curtis: Cuando llegue, vosotros dos por detrás y yo por delante. Aitor: Joder Curtis, que no es tan fácil, que el tío no es Pepito Grillo ¿Sabes? Que tiene más bien pinta de Moby Dick… Pepa: ¿Y las niñas? Curtis: Deben estar dentro… Pepa: Voy a entrar. Aitor: ¿Qué dices, loca? No puedes entrar sola, Pepa. Pepa: Puedo y lo haré. –Dijo y se metió dentro del almacén.
Todo estaba oscuro, muy oscuro. El aire olía a humedad y a suciedad, que se notaba en las esquinas y en el polvo que cubría todos aquellos muebles, protegidos por un plástico. Buscó cautelosamente, camuflándose tras los muebles, cuando vio que sus dos compañeros también habían decidido entrar con ella. Hizo un gesto con la cabeza para indicarles que seguían avanzando y tras unas grandes cajas las encontraron. Tres niñas, las tres en ropa interior y atadas y amordazadas en el suelo. Tenían pinta de estar deshidratadas y desnutridas.
Una de las niñas comenzó a mover su cabeza y a emitir pequeños grititos para captar la atención de los chicos, pero Pepa puso un dedo en la boca haciéndola callar. Pepa: (susurrando) Curtis, vigila la salida, Aitor, ayúdame a desatarlas. Se acercaron y en cuanto las desataron, las niñas se abrazaron a ellos como si se les fuera la vida en ello. Aitor avanzó hacia la salida, escoltando a dos, pero Pepa se quedó atrás desatando a la última. Entonces todo sucedió muy rápido. Se oyó un disparo y Aitor y Pepa se miraron con el miedo en los ojos. Hombre: ¡Cabrones! ¡Sé que estáis ahí! Aitor murmuró un “¡mierda!” casi imperceptible y esperaron. Pepa confiaba en que los refuerzos pedidos por Curtis hubieran llegado pronto y en que Silvia hubiera escuchado todo a través del micrófono de Aitor. Pero no había rastro ni de los refuerzos, ni de Curtis, ni de Silvia. Así que sabiendo que casi se expondría a un suicidio inmediato, indicó a Aitor que corriera con las niñas en cuanto ella saliera y, sin dar tiempo de reaccionar a su compañero, rodó haciéndose visible al secuestrador y gritó: “!Alto, policía!” Aitor corrió hacia la salida trasera con las niñas mientras que el secuestrador lanzaba un disparo al aire y el aire se estremecía. Hombre: ¡Puta! Y como alma que lleva el demonio, corrió frenético hacia Pepa que sólo tuvo tiempo de tirarse tras una de las cajas. Los refuerzos de Montoya llegaron entonces, con el a la cabeza y apuntaron al secuestrador por varios frentes. Montoya: Suéltala. Estas perdido. –Dijo apuntándole a la cabeza.Hombre: ¡Hijos de Puta! – E hizo ademán de abalanzarse a Montoya, pero Pepa lo desequilibró con una patada y el la apretó más fuerte del cuello.Pepa gimió. Montoya: ¡Que la sueltes he dicho! Hombre: Dejadme… Quiero morirme… -Dijo y se derrumbó llorando, sin soltar a Pepa.Pepa: Su…Suéltame... De verdad… Tranquilo… -Dijo intentando apartarle el brazo.Hombre: ¡Que te calles Puta!
Uno de los policías de Montoya susurró que estaba loco, pero loco de verdad, se notaba a la legua que el tío padecía algún tipo de trastorno psiquiátrico por su falta de sincronización al hablar, su potenciada agresividad y su brusca bipolaridad.
Silvia sabía que algo no iba bien y había acudido corriendo hacia el interior del almacén, pero ni Curtis, que no había sufrido daño alguno, ni Aitor, la dejaron pasar. Silvia: ¿Qué ha pasado? Aitor: Silvia, está Montoya con los chicos. –Miró a una de las niñas.- Tiene muy mala pinta… Curtis: Deberíamos darle algo de comer… Silvia: ¡Las patatas!
Hombre: Dejadme que me vaya… quiero morirme… -Y volvió a sollozar.Montoya: Tranquilo… escúchame. Vas a soltar a esta policía y te vamos a dejar, ¿de acuerdo? Hombre: ¡No me vais a dejar! –Apretó a Pepa más fuerte del cuello, ya le costaba respirar.) Montoya: (respirando rápidamente) Si, tranquilo, por favor. De verdad. Suéltala. Hombre: ¡Cabrones! –Dijo y disparó sin saber muy bien a donde.-
Silvia se dio la vuelta justo en el momento en el que oyó un disparo y salió corriendo con intención de entrar. Curtis y Aitor se miraron con la duda cruzando su semblante y le pararon los pies a Silvia. El secuestrador estaba muy asustado. Temblaba y lloraba a la misma vez. Había soltado a Pepa como si quemara, en cuanto vio que de su cuerpo salía sangre a borbotones. Hombre: ¡No! ¡No! ¡Yo no…! Pero uno de los hombres de Montoya aprovechó ese instante para cogerlo y arrestarlo. El resto de los minutos pasaron demasiado rápido. Gonzalo intentaba taponar la herida del costado de Pepa, mientras que Silvia, Aitor y Curtis se acercaban corriendo y asustados. Se oyó una sirena y las lágrimas de Silvia rodaron por sus mejillas, mezcla de miedo y arrepentimiento.
CAPÍTULO 21 Habían pasado ya dos horas desde el disparo en el almacén. En la sala de espera de un hospital se arremolinaba la mitad de la comisaría de San Antonio. Curtis, Aitor, (ya atendidos de sus rasguños y cortes) Montoya, Mariano (atacando la máquina de chocolatinas) Paco, Lola, Sara, Silvia… Se mascaba un ambiente de tensión y silencio, tan sólo cortado por el ruido que hacía Mariano al masticar. Silvia empezaba a mirarlo con cara de muy malas pulgas.
Mariano: ¿Qu-Quieres? –Con la boca llena.Silvia: No, gracias. –Con mala cara y volviendo a esconder su cara entre sus manos.Mariano: Tma, mfujer, fe te ve fpeocupada…. –Dijo tragando sin masticar.Silvia: No, Mariano, no, gracias. Mariano: ¿Oye, y tú porque estás aquí? Silvia: ¿Porqué estás tu? –Dijo molesta.Mariano: ah no se, yo he venido donde todos, y encima había comida... Curtis: Es cierto… estás tú muy preocupada… -Dijo Curtis mirándola intrigado y rascándose la barbilla.Silvia: ¿¡Joder que pasa, que aquí hay que dar explicaciones por todo!? Alguien iba a responder, pero la puerta de quirófano se abrió.
En cuanto el médico salió del quirófano con los guantes manchados de sangre, Paco se abalanzó sobre el, pañuelo en mano, rogando que hubiera salvado a su hermana. Doctor: Señor Miranda… tranquilícese… Su hermana está perfectamente. La herida no era profunda. Hemos extraído la bala y la hemos sedado. En breve pasará a planta y entonces podrá verla. Paco: ¿Le gusta a usted el jamón, doctor… -Le agarró de la bata y le miró la tablilla.- Sánchez? Doctor: Señor Miranda por favor…
Paco: No, no, que tengo yo un conocido que le voy a traer un jamón el pozo… que se va a chupar usted los dedos… Lola: Paco, por Dios… -Y se lo llevó sonriendo al doctor a modo de disculpa.-
En cuanto supieron que Pepa estaba bien, todos los presentes se fueron disipando. Tan sólo permanecían en la sala Lola, Paco, Sara, Silvia y Montoya, que tras ser insistido por Lola para que se fuera a descansar, también lo hizo. Lola: Silvia vete tú también… Silvia: No, Lola, yo me espero. Paco: Silvia, si tu hermana tiene razón, vete a descansar, has estado de operativo y… Silvia: Pero yo no tengo que trabajar mañana, yo me quedo y se acabó. –Dijo seca.Paco: Dios mío, que genio se gasta tu hermana últimamente… -Dijo en el oído de Lola.-
Paco pasó a ver a Pepa, pero aún estaba dormida. Hizo gestos a las chicas para que pasaran y estas lo hicieron muy callandito. Pero Silvia se quedó en la puerta. Se sentía fuera de lugar. Allí estaba la familia de Pepa, preocupados por ella… mientras ella había discutido con ella por una tontería y había rechazado bruscamente sus disculpas. Y había estado a punto de perderla. A punto de no poder escuchar sus disculpas y de no poder pedirle perdón nunca más. Se marchó corriendo de allí dejando a Lola, Paco y Sara patidifusos.
………………………………..
Hacía dos días que pepa estaba en el hospital. Seguramente le darían el alta en breve y entonces si que no tendría escapatoria. No había ido a visitarla desde que aquella noche salió corriendo, temiendo darse cuenta de que había estado preocupada por ella. Su casa estaba hecha una pocilga… los platos sin fregar, el bol de patatas de la cena de ayer en el salón, los rollos de papel higiénico acabados aún en el baño, la cama sin hacer…
Y ella con el maquillaje corrido, los ojos hinchados, en bata y sin peinar. En su móvil se acumulaban las llamadas perdidas y los mensajes de Lola, Sarita y su padre y su timbre a veces quería fundirse.
Lola sabía que Silvia estaba ahí, que no le había pasado nada, pero no quería presionarla. Sabía desde la noche que la vio salir corriendo de la habitación del hospital que algo raro pasaba entre su cuñada y ella. Pero aunque sabía que algo raro pasaba, no era capaz de decirle la verdad a Pepa. Y cuando esta preguntó preocupada por Silvia, Lola le dijo que se había ido a descansar. Al igual que ayer, y antes de ayer.
Pero ya estaba bien la broma, y Silvia tenía que despertarse de su letargo, así que ni corta ni perezosa. Lola pidió a su hija que la ayudara a forzar la cerradura de Silvia y entraron en su casa. Olía a cerrado, a comida pasada y poco aire fresco. (nota de la autora: Que corra el aireee, Silviaaa porcachonaa! xDD (Lo siento, no me he podido aguantar xDD))
Sara: Joder mamá, aquí huele a choto… -Dijo tapándose la nariz.Lola: Y que lo digas Sara… Tu tía debe estar pasando por esa etapa en la que los niños no quieren ducharse… Sara: Pues yo creo que se ha quedado estancada en esa etapa… Lola: ¡Silviaa! ¡Venga, a la ducha! Silvia estaba hecha un ovillo en la cama tal cual estaba hace 3 o 4 horas. Lola: Pero hermana… por Dios… ¿Qué haces? Silvia: Déjame Lola… Lola: Silvia… -Dijo acercándose.- Tienes que… ¡Dios! ¡Apestas! Silvia la miró con cara de matarla. Silvia: Gracias, yo también te quiero. Sara se rió por lo bajo e intentó colaborar en la situación.
Sara: Tita… Quee… Digo yo… que está muy bien el retiro… eem.. Espiritual este que tienes… Pero que… Algún día… ¿Eh? Algún día… y no queremos presionarte… deberías ducharte y salir al aire… Lola: ¡¿Que retiro espiritual ni que niño muerto?! Silvia, que eau d’ alcantarilla esta pasado de moda… ¡vamos a la ducha! –Arrastrándola al baño.Sara: Si… y el eau d’mofet también… -Dijo tapándose la nariz.-
Mientras Lola se cercioraba de que Silvia se duchaba y bien duchada, Sara abrió las ventanas de casa e intentó adecentar un poco el piso. Sara: Tita… que digo yo… que vale que no quieras fregar los platos… pero tienes lavavajillas… ¿Tan complicado era pulsar el botón? Lola: Deja a tu tía Sarita, que tiene que explicarnos muchas cosas por lo que veo… Silvia: Lola yo… Sara: Tú… Silvia: Yo… Sara: Tú… Lola: ¡Joder dejadlo ya! Silvia: Me escondo de Pepa. Lola: ¡Ah! ¡Bueno! ¡Entonces todo aclarado! ¿Qué pasa, que has vuelto a tu niñez? Sara: Y has cogido la manía de no ducharte… Silvia: ¡que no joder! Que me escondo de ella porque no quiero que… Lola: ¿Qué, qué? –Dijo intuyendo la respuesta.Silvia: Lola es complicado… Yo… a mi me gusta Pepa… o eso creo… y a ella también le gusto yo… y… y me escondo. Lola: Tócate. Sara: ¡Joder mamá no le des ideas! Lola y Silvia miraron a Sara con la boca abierta. Sara: Aah… que era una expresión…. Jajajajajajaja que tonta estoy…. –Dijo rascándose la cabeza.-
Silvia: Lola, tu hija esta muy salida… -Dijo negando con la cabeza.Lola: No estamos hablando de eso… ¿Por qué te escondes de Pepa? Silvia: Porque no quiero… que me guste. –Lola la mira dudosa.- es que… se que me haré daño… Lola…. Ella nunca ha estado con una mujer… y no tengo ganas de volver a pasar por eso… Lola: Pero ya no eres una cría Silvia. Y deberías asumir ciertos riesgos, porque a veces, los riesgos, son mejores que el quedarse aquí sentada esperando a ver que pasa. ¿Merece la pena quedarse quieta por el posible daño, o arriesgar y quizás no sufrirlo? Entonces, Silvia esbozó una tímida sonrisa.
…………………………………
La puerta de la habitación se abrió y sin decir una palabra, se acercó. Pepa la miraba desde la cama, intentando entrar en su mente, mirándola a los ojos. Pepa: Silvia… ¿Que…? Silvia: No, por favor… no digas nada… perdóname Pepa… perdóname… -Y se abrazó a ella.Pepa: yo… perdóname tu a mi Silvia… Yo lo que quería decirte es que… Pero Silvia no la dejó terminar. Y se lanzó a su cuello y la besó con ímpetu, mientras la morena le respondía sorprendida y feliz de tenerla allí, entre sus brazos.
CAPÍTULO 22 Pepa respondía al beso efusivo de la pelirroja sorprendida por su actitud. Se besaban con pasión, con anhelo, con ganas de más. La morena quiso pararla, en parte porque necesitaba respirar, en parte porque quería saber que le había hecho a Silvia venir de esa forma. Pepa: Shh, shh, shh… ¿Qué pasa? –Dijo separándose de ella.Silvia: ¿Qué pasa de que? Pepa: ¿Y ese cambio de opinión? –Dijo sonriendo.Silvia: Pues… que… lo pensé… y…
Pepa: Que te atrancas pelirroja… -Dijo riendo.Silvia: Que si te hubiera pasado algo no se que hubiera hecho Pepa… Y la morena la miró con dulzura largamente y se fundió con ella en un estrecho abrazo.
……………………………………….
Se había despertado tarde, para no variar. El despertador había tenido que sonar ya 2 veces para avisarle de que llegaba tarde al trabajo. Abrió los ojos y murmuró: Silvia: Pepa…. No pensaba en otra nada quea no fuera no Pepa. Desdeenque día que anterior la había besadosuy habían hablado, y se cosa, habían vuelto besar… pensaba otraelcosa no fuera su sonrisa, forma de hablar, sus gestos… Esbozó una media sonrisa y se frotó los ojos, aún tumbada en la cama. Dudó en llamar a su padre y decirle que se encontraba aún resfriada o algo por el estilo, con tal de escaquearse e ir a ver a Pepa, y se sintió como los niños cuando fingen estar enfermos para no ir al colegio. Pero finalmente, se decidió a ir, no podía faltar a su trabajo. Y cuanto antes saliera, antes podría ir a ver a la morena al hospital.
Al llegar a la comisaría, sin desayunar y acelerada, Rita la informó de que su padre la esperaba en el despacho y le dio unas palmaditas en el hombro a modo de ánimo, cosa que la desorientó. Silvia: ¿Qué pasa papá? Rita me ha dicho que… -Calló y miró a la silla ocupada.- ¿Qué coño hace aquí? –Dijo cabreada.D.Lorenzo: Hija siéntate… Silvia: No, no, me lo explicas, ¿Qué cojones hace aquí, en tu despacho? D.Lorenzo: Silvia, por favor… -La miró gravemente y le pidió amabilidad con la mirada.Silvia de mala gana se sentó en la silla, evitando rozar siquiera a la acompañante de Don Lorenzo.
D.Lorenzo: Silvia…. Verás… -Suspiró.- Sonia ha venido esta mañana a la comisaría y ha interpuesto una denuncia. –Vio que Silvia lo miraba como diciendo ¿Y a mi qué? Y continuó.Una banda de narcotraficantes la busca… Silvia: Pues ella sabrá que ha hecho. –Dijo mirándola con odio.- ¿Y yo que pinto aquí? D.Lorenzo: Verás Silvia… La banda que persigue a Sonia… es una banda buscada a nivel del país… al parecer y según lo que ha contado Sonia, se llevaron todos sus enseres personales, y como consiguiente entraron a su piso y se llevaron una fotografía que tenía tuya. Y al descubrir que en la cartera aparecía la misma fotografía y llamadas y mensajes… tememos que te busquen a ti también. Silvia: ¡Cojonudo! ¡Te has coronado hija, te has coronado! –Dijo levantándose y mirando a Sonia que permanecía quieta y en silencio.D.Lorenzo: Hija escucha… Por precaución… vamos a llevaros a ti y a Sonia a un piso franco y… Silvia: ¿QUÉE?! No no no… ¡Yo con este deshecho humano no me voy, que eso es lo que eres, un puto deshecho! Sonia: Silvia yo… Silvia: ¡No! ¡por Dios, no hables! ¡Cállate, cállate mejor! Sonia: Lo siento… D.Lorenzo: Silvia, coge tus cosas y… -Suspiró.- y os llevaremos. Silvia: ¡Tú y tu puta vida, siempre jodiéndome, siempre, siempre! –Dijo y salió pegando un portazo.-
Don Lorenzo salió tras ella y le dijo que se relajara, que sólo sería por un tiempo, pero Silvia no atendía a razones, tenía que hablar con Pepa, tenía que explicárselo… D.Lorenzo: Silvia… tan sólo yo, Montoya y otros dos agentes sabrán que estáis allí… Silvia: ¡Pero Papá! ¿Y Lola, y Sara, y Paco? D.Lorenzo: Silvita, hija, por favor, no compliques más las cosas… si sale bien, en una semana estarás en casa. Diré que te has marchado de viaje. Silvia: ¡Locos, como putas cabras estáis! –Dijo y salió a punto de llorar de la comisaría.-
…………………………………
Corrió endemoniada con el coche hasta llegar al hospital, aparcó de mala manera y ni se paró a esperar a la gente del ascensor, dio al botón rápido y corrió hacia la habitación donde estaba hospitalizada Pepa Miranda. Silvia: ¡Pepa! –Dijo abriendo de golpe la puerta.Paco: Hija, por dios, que susto… Pepa: Hola Silvia… -Dijo con una sonrisa de tonta.Paco: Que… yo me voy a ir yendo… que tengo… trabajo… o algo así, creo. –Dijo y se marchó rápidamente muy rojo.Silvia seguía parada en la puerta. Pepa: ¡Paco! Paco: ¿Si hermana? –Dijo volviéndose, aún algo rojo.Pepa: La chaqueta… Paco: ¡Coño, la chaqueta! –La recogió.- Ale, ale, hacer lo que tengáis que hacer, digo…. Hablar, hablar mucho ¿eh? Pepa rió por lo bajó e hizo un gesto a la pelirroja para que se acercara cuando su hermano cerró la puerta.
Pepa: Pelirroja… que no muerdo… Al menos no por ahora… -Y le guiñó un ojo.Silvia esbozó una sonrisa cansada y se acercó a ella. Pepa: ¿Sabes de que tengo ganas? –Dijo cuando la rodeó con sus brazos.Silvia: ¿De qué? Pepa: De estar toooda la noche tirada contigo en el sillón… dándote besitos aquí… -Y le besó el cuello.- Y aquí… -Y le besó la mejilla.- Y aquí también… -Y besó primero sus comisuras y luego depositó un pequeño pico en sus labios.Silvia: Pepa… -Respiró algo acelerada.- Pepa.… yo… Tengo que decirte una cosa… Pepa: ¿Qué pasa, pasa algo? –Dijo separándose para mirarla.Silvia: Me… me tengo que ir… Silvia: (pensando) no puedo, no puedo engañarla… Pepa: ¿Qué? ¿Dónde?
Silvia: No… no te lo puedo decir Pepa… pero… volveré muy pronto, en… en 1 semana, dos semanas como mucho estaré aquí… Pepa: Pero Silvia… ¿Qué pasa, es por mi? Silvia: No, Pepa… es… trabajo. Es por trabajo. –Dijo no muy convencida.Pepa: ¿Silvia estás bien? Silvia: Si, de verdad, Pepa, te prometo… te prometo que te llamaré todos los días ¿Vale? Pepa: O yo, yo te llamo… Silvia: !No! –Recordando que quizás no pueda tener su teléfono.- yo te llamaré… Pepa: Pero Silvia… Silvia: No, Pepa, por favor, no lo hagas más difícil, te lo pido… -Dijo y se separó suavemente de ella.Pepa: Silvia… Silvia: Pepa… bésame, bésame, por favor… -Y sonó como una súplica.La morena la estrechó entre sus brazos y la besó infinitamente, acariciando sus rizos, su cara, sus manos, su espalda… Silvia no quería que el beso acabara, sabría que tendría que irse… en un acopio de voluntad, se separó con dificultad de Pepa y la miró a los ojos, como queriendo pedirle perdón. Pepa la besó otra vez y la vio marcharse de allí con la mirada perdida, la cabeza gacha y los ojos rojos. Silvia: (susurrando) Pepa… La morena la miró. Silvia: (sin emitir sonido, sólo vocalizando) Te Quiero… Y con todo el dolor de su corazón se fue sin saber la respuesta de Pepa.
CAPÍTULO 23 Montoya: Bueno… pues aquí tenéis de todo para al menos tres o cuatro días… Si necesitáis algo… os dejaré un teléfono desde donde llamar. Los agentes Linares y Arias estarán abajo en todo momento se turnarán conhasta otrosque agentes... –Suspiró ver a Silvia y añadió dirigiéndose a ella-: Silvia, sóloyserán unos días, encontremos a laalbanda.
Silvia: Gonzalo, ¿Me estás intentando decir que vais a encontrar a una de las mayores banda de narcotraficantes en unos días? –Dijo mirándolo incrédula.Montoya: Bueno… nunca se sabe Silvia… Puede que sólo sena unos días… Silvia: ¡O semanas! ¡¿Y que pretendéis, que me quede aquí encerrada con esta puta loca?! Montoya: Silvia por favor… no será mucho tiempo, es por tu bien. Si el peligro pasa, podrás volver a casa… Silvia: ¡Cojonudo! –Dijo y se metió en una de las habitaciones pegando un portazo.Gonzalo: Sonia… -La miró largamente y con un atisbo de descortesía sus ojos.- Aquí tienes el teléfono, si necesitáis algo, llamáis. –Dijo muy seco y se marchó.Sonia cogió el teléfono que le tendió Gonzalo y lo dejó sobre la mesa. Soltó las cosas en el pequeño saloncito del piso y se acercó a la habitación donde se había encerrado Silvia. Respiró profundo antes de entrar y abriendo la puerta con voz dulce dijo: Sonia: Silvia… Silvia estaba tumbada sobre la cama con la cabeza debajo de la almohada, pero no estaba llorando, tenía demasiada rabia como para llorar. Sonia: Silvia… por favor… Se dio la vuelta y se sentó bruscamente sobre la cama. Silvia: ¿Sabes llamar a las puertas, di, sabes? –Sonia abrió la boca.- No, no, mejor cállate, cállate y vete, vete de una puta vez. Sonia: Silvia, escúchame… Silvia: ¡¿Qué te escuche?! ¡¿Que te escuche dices?! ¡me has jodido la vida, es que no sé como lo haces, pero siempre que abres esa puta boca es para joderle la vida a alguien! Sonia: ¡Joder Silvia! Tenemos que estar aquí metidas mucho tiempo, así que, al menos, vamos a intentar aguantarnos, ¿No crees? ¿Te parece buena idea? –Dijo en tono amable y mirándola.Silvia: ¡No, no! ¡Tengo una idea mejor! –Sonia la miró interesada.- ¡¡¿¿PORQUÉ NO TE CALLAS??!! –Dijo y volvió a meter la cabeza debajo de la almohada.Pero Sonia no solamente no se calló, sino que se acercó a ella, pero antes de que Pudiera siquiera sentarse en la cama, Silvia se levantó y con una mirada que cortaba el aire, la agarró de los hombros y la zarandeó. Silvia: ¡¿Es que no entiendes lo que quiere decir que me dejes vivir?! Sonia: Silvia, por favor, déjame explicarte… -Dijo sujetándola de las muñecas.-
Silvia: ¿Qué? ¿Qué me quieres explicar? –De muy mala gana.Sonia: Yo… estaba en una fiesta… y… me emborracharon… y… Silvia: ¡Tócate! ¡No, si ahora es que te emborracharon! ¡¿Tu eras así de gilipoyas de antes o es que ahora esnifas pegamento en tus ratos libres?! –Iba a dejar que Sonia hablara pero se arrepintió y dijo-: No, no, mejor no me lo digas, que no quiero saber ni lo que te metes… Sonia: ¡Pero que yo no me meto nada! ¡¿Qué te crees que soy?! Silvia: ¡Aparte de gilipoyas y drogata una puta, eso es lo que eres, una puta! Sonia: ¡¿Pero que dices, estás loca, estás loca?! No, en serio, dime, ¿Estas loca? Silvia: Mira, déjame en paz… vete y procura que no nos crucemos en el pasillo. –Dijo más calmada y metiéndose debajo del edredón y la almohada.Sonia: Silvia, por favor, déjame acabar… -Calmada y suplicante.Silvia: Estoy cansada, déjame en paz, Sonia. Sonia: Tú verás, Silvia, pero te advierto que nos vamos a tener que llevar bien. Además, te recuerdo, que no hace mucho, éramos pareja. Silvia: ¡No me lo recuerdes, ni me lo recuerdes! –Dijo volviéndose a sentar en la cama.Sonia salió de la habitación, pero antes de cerrar la puerta dijo: Sonia: Yo sé que aún me quieres, y no voy a parar hasta conquistarte otra vez.
Al llegar las siete de la tarde aproximadamente, y cuando el sol empezaba a ponerse, Silvia quiso llamar a Pepa. Salió al salón a por el teléfono que Gonzalo les había dejado y encontró a sonia viendo la televisión. Sonia: ¿Vas a llamar a Gonzalo? Silvia: No. –Y se fue alejando hacia su habitación de nuevo.Sonia: ¿Entonces a quien vas a llamar? Silvia: ¿Y a ti que coño te importa? Sonia: Ese teléfono es de las dos. Silvia: Muy bien, llama tú a quien quieras. Sonia: Vas a llamar a esa, ¿Verdad?
Silvia no contestó y se limitó a marcharse otra vez. Sonia se levantó del sillón y la sujetó del brazo. Sonia: Vas a llamarla, a esa puta, ¿Verdad? –Dijo agarrándola fuerte.Silvia: (intentando soltarse) ¡No es ninguna puta! –Dijo enfurecida.- ¿¡Y a ti que coño te importa!? Sonia: (rió amargamente) Así que era eso. Por eso estabas fastidiada de tener que venirte aquí. Estas con ella. –Dijo sin poder creérselo.En la garganta de Silvia empezaba a formarse un nudo que pronto se desataría en llanto, por la rabia contenida. Sonia: No me lo puedo creer. –Dijo y gritándole en la cara le dijo-: ¿Qué pasa? ¡¿Qué folla mejor que yo?! Silvia: ¡Que me sueltes, Sonia! Sonia: No, no, contesta, que pasa. ¡¿Te da más de lo que daba yo?! –Dijo histérica y sin soltar aún a Silvia.Silvia: ¡Que me dejes en paz! –Y se soltó en un arrebato de furia, haciéndose daño en el brazo.Cerró la puerta del dormitorio y atrancó la puerta con una silla. Y entonces, comenzó a llorar.
……………………………………………
Una vez se hubo calmado decidió llamar a Pepa. Tenía miedo de salir fuera de la habitación después de haber visto a Sonia tan agresiva, así que se mentalizó a que tendría que estar un buen rato allí metida. Marcó, suspiró y espero. Pepa: Buenas tardes pelirroja. –Dijo muy animada.Su corazón dio un vuelco al escuchar su voz. Silvia: Hola guapa. ¿Cómo estás? Pepa: Bien, aunque la enfermera esta me ha traído hoy una merienda que… ¡vaya asco! Silvia: (riendo al escucharla) ¿Por qué? Pepa: Porque eran unas galletas de esas desnatadas… Silvia: ¿No serán sin grasa?
Pepa: Si, bueno, eso, desnatadas, o sin grasa, como prefieras, un asco, vaya. Silvia: (riendo) ¿Y sólo eso? Pepa: No, y un vaso de leche desnatada, y esa si que era desnatada de verdad. Silvia: Bueno, ¿ha pasado el médico? Pepa: Si, y me ha dicho que estoy como una rosa, y que como soy una pesada, en 2 o 3 días estoy fuera. Silvia se entristeció al pensar que ella no podría estar cuando Pepa saliera del hospital. Pepa: ¿Qué pasa pelirroja? Silvia: Nada… que… que no creo que pueda estar cuando salgas del hospital… Pepa: ¡No importa! En cuanto vuelvas me tendrás metida en tu casa a todas horas, y en el laboratorio, y en tu cama… ¡mierda! Silvia: (riendo ante la ocurrencia de la morena) ¿Qué? ¿En mi cama también? Pepa: eeem… bueno… -Muy avergonzada.- No no, es que se me ha cruzado un cable y… Silvia: Ah, no vas a estar metida en mi cama ¿No? Pepa: Yo… eehh… Silvia: No te preocupes, ya me meto yo en la tuya. Pepa se quedó callada y luego soltó una risotada. Silvia: ¿Qué pasa, te ríes? –Dijo algo cortada.Pepa: Si que vas lanzada pelirroja… Silvia: Oye que la que primero se ha querido meter en mi cama has sido tú. Pepa: ¡Noo! ¡meeeck! ¡Error! Ha sido una interferencia… Silvia: ¿Interferencia? Te voy a dar yo a ti interferencia… Pepa: Oye Silvia, que… que tengo que colgar, que viene la enfermera a sacarme sangre… -Dijo y bajito añadió-: Me va a dejar sin sangre tanto sacar, cojones. Silvia: Anda, no seas quejica. Mañana te llamo, ¿Vale? Pepa: Vale guapa. Que descanses. Silvia: Y tú…
Y se quedaron calladas, ambas, colgadas del teléfono, sin saber muy bien que decir. Pepa y Silvia: Que… Pepa: ¡Uy! Dime, dime. Silvia: no, dime tú. Pepa: No, si es una tontería… Silvia: Da igual, lo mío también… Pepa: Ah… -Dijo algo desilusionada.- Nada, que te cuides… Silvia: Y tú, tú también… Pepa: Un beso… Silvia: Otro… Y colgaron el teléfono, arrepintiéndose por momentos de no haberse dicho lo que pensaban.
……………………………………………
Los días habían pasado rápido en San Antonio y ya hacía tres días desde que Sonia y Silvia estaban en el piso franco. Al principio las cosas iban mal, pero después de múltiples discusiones, la una se terminó cansando de la otra y cuando se cruzaban para ir al baño o a la cocina, no se dirigían la palabra, se limitaban a mirarse, Silvia con odio, Sonia con súplica, y a gesticularse lo básico. Pepa, que había salido del hospital y tenía baja para dos semanas, pasaba por la comisaría en busca de su hermano, para ir a comer juntos. Buscó a su hermano por todas partes pero no lo encontró, hasta que Povedilla le dijo que estaba en el despacho de Don Lorenzo. Pepa esperó pacientemente, pero al no ver movimiento ni escuchar ruido alguno, supuso que no habría nadie en el despacho. Iba a llamar a la puerta, peor recordó que Don Lorenzo se malhumoraba mucho si entraban en su despacho dentro. sin una buena razón, así que se pegó a la puerta e intentó escuchar si había alguien
D.Lorenzo: Paco… tenemos que encontrarlos… y te necesito a ti. Se que eres uno de mis mejores agentes y confío en que todo saldrá bien. Paco: No se preocupe, Don Lorenzo, todo irá bien. –Se escucharon como unas palmaditas.D.Lorenzo: Yo… yo no tengo la cabeza como para otra cosa… -Su voz sonaba cansada.- Yo sólo puedo pensar que mi hija está con Sonia y… -Suspiró e hizo acopio de voluntad para ponerse profesional.- Y tu eres un buen agente. Se hizo un silencio en el que Don Lorenzo miró con orgullo a su yerno. D.Lorenzo: Bueno -Dijo levantándose.- Gonzalo te dará todas las instrucciones del caso y la información recogida hasta ahora, ¿De acuerdo? Paco: De acuerdo don Lorenzo y… ánimo. –Dijo esbozando una sonrisa a modo de apoyo y abrió la puerta del despacho.-
Pepa se separó rápidamente de la puerta del despacho y se quedó blanca mirando a Paco. Había escuchado todo. Paco: ¡Hombre Pepa! ¿Me buscabas pa comer no? Pepa: Ee… no, no. Que… al final no puedo Paco. Paco: Ah bueno, pues ya está. –La miró.- ¿Te pasa algo Pepa? Pepa: No, nada… Paco: ¿Te encuentras bien, te duele algo hermana? –Preocupado y tocándole el brazo.Pepa: No, nada paco, de verdad, luego nos vemos. –Dijo y se marchó casi corriendo.-
Se desnudó y se metió en la ducha rápidamente intentando despojarse de sus pensamientos. Silvia y Sonia…. Silvia y Sonia… Por su cabeza no sonaban más palabras que esas. Silvia estaba con Sonia… Y no le había dicho nada, le había mentido. Ahora entendía porqué le había dicho que no la llamara. Estaba con ella a sus espaldas, mientras ella estaba convaleciente en el hospital… Se miró al espejo de los vestuarios y co sus manos recorrió sus brazos y su rostro.
Pepa: (pensando) Pero como no va a estar con ella… Si yo… Si yo no tengo nada… nada que ofrecerle… nunca he estado con una mujer, nunca he besado a una mujer… nunca le he hecho el amor a una mujer… -Comenzó a llorar.Yo… no puedo ofrecerle nada… y lo peor… -Se miró a los ojos en el espejo.- lo peor es que… Pepa: La quiero.
El teléfono sonó y no hizo falta que mirara la pantalla para saber quien era. Se derrumbó frente al espejo y dejó caer la toalla que cubría su cuerpo. El nombre de Silvia parpadeaba en la pantalla.
CAPÍTULO 24 Silvia llevaba dos días intentando contactar con Pepa sin obtener respuesta, y eso se notaba en el ambiente. Estaba más nerviosa, más insoportable, y aunque Sonia y ella no cruzaban palabra alguna, a no ser que fuera necesario, la castaña empezaba a notar el nerviosismo de Silvia. Sonia: ¿Qué cojones te pasa? –Preguntó cuando Silvia cruzó el salón por tercera vez en 10 minutos.Silvia: Nada. Sonia: Ya. ¿Qué pasa? ¿Llevas mucho sin meterte en la cama con tu amiguita no? Silvia: Cállate. Sonia: no, dime, ¿Es eso? Si estamos de buen rollo Silvia… Silvia: Muérete. –Dijo y se volvió a meter en su habitación.-
Había adoptado a modo de pestillo una silla que había en la habitación y con ella atrancaba la puerta, pero últimamente no solía hacerlo, ya que Sonia no se molestaba en entrar en su habitación.
………………………………
Por otra parte, Pepa llevaba los dos días, después de que saliera del hospital, apática, sumida en un estado de indiferencia con todo que tenía preocupados ya a algunos de sus familiares. Lola, que sabía que a Pepa le pasaba algo con Silvia, no quiso meterse, pero después de que su cuñada no hiciera acto de presencia ni en su casa ni en el bar y su marido le dijera que estaba muy rara, decidió presentarse en su casa y llevársela a comer. Pepa: Lola, no tenías que haber venido, si es que… -suspiró.- No tengo hambre.Lola: Pepa, a mi no me engañas. ¿Es por Silvia, verdad? –Dijo entrando al bar.Pepa: (asombrada) Yo… Bueno Lola… yo no… Lola: Pepa… sé lo que te pasa. Mi hermana habló conmigo. Pepa la miraba asombrada y no le salían las palabras. Lola: Mira Pepa… -La cogió de la mano.- Yo sé que tu nunca has estado con una mujer… -Pepa bajó la cabeza y pensamientos se agolparon en su cabeza, haciéndola recordar porqué estaba así.Pero eso a mi hermana no le importa, Pepa… ella quiere estar contigo… y… y yo no estoy aquí para convencerte. Pero si tu también quieres estar con ella, deberías decírselo cuando vuelvas. Pepa: No es eso Lola… -dijo negando con la cabeza.Lola: ¿Entonces? –Pepa se mantuvo callada.- Cuéntamelo, Pepa. Pepa: Lola… antes de que tu hermana se fuera… De viaje… -Hizo énfasis en esa palabra y miró a Lola levantando las cejas.- Vino a verme al hospital… Lola la miraba asintiendo. Pepa: Y me besó. –Hizo una pausa.- Y me dijo que no sabría que habría hecho si me hubiera pasado algo… Lola: (sonriendo) Ves, si es que lo sabía… Pepa: (interrumpiéndola) Pero… al día siguiente vino y me dijo que se iba de viaje… Y te puedo asegurar que estaba muy cariñosa… -Dijo enrojeciéndose.Lola: Pero Pepa no te preocupes, si mi hermana dentro de dos o tres días ya está aquí… Pepa: No, Lola, no. Se ha ido con Sonia. Lola: Anda Pepa, no digas tonterías. Pero al ver que la cara de Pepa no era de guasa, sino más bien de tristeza y decepción dijo: Lola: ¿De dónde te has sacado eso? Pepa: Escuche a mi hermano y a tu padre hablando. Y tu padre dijo que Silvia estaba con Sonia…
Lola: ¿Cómo? No, no es posible Pepa, mi padre dijo que estaba de viaje… ¿Cómo los escuchaste? Pepa se enrojeció y avergonzada dijo: Pepa: Me pegué en la puerta… Lola: ¡Pepa! Pepa: ¡No era con esa intención! Quería ver si había alguien en el despacho y al escuchar hablar a Paco y Don Lorenzo pues… Lola: Pero Pepa… no puede ser. ¿Y mi padre lo sabe? Hablaré con él. Pepa: Déjalo Lola, yo… yo no tengo ganas ya. –Dijo levantándose.Lola: Pero Pepa… -intentando retenerla.Pepa: Me voy Lola… De verdad… -Dijo mirándola con los ojos cansados.Lola: Te llamaré después. –Dijo y levantándose la besó en la frente.…………………………………………
Lola fue a ver a su padre a la comisaría y entró en su despacho sin llamar. D.Lorenzo: ¡¿Quién cojones?! –La miró.- ¡Joder hija! ¿Qué tal mi amor, que te trae por…? Lola: (interrumpiéndolo y sin sentarse) Papá, dime donde esta Silvia. Y no me digas que de viaje. D.Lorenzo: Pues… es que… está de viaje hija. –Dijo evitando mirarla a los ojos.Lola: No, no esta de viaje papá. D.Lorenzo: Hija… siéntate. Lola: No, quiero que me lo digas. D.Lorenzo: Está de misión, secreta Lola, nadie puede saber donde está. Lola: Está con Sonia. Esperó a que su padre le confirmara lo que acababa de responderle, pero don Lorenzo, lejos de responderle, calló y no dijo nada. Lola: Esta con Sonia, ¿Verdad? D.Lorenzo: siéntate Lola…
Lola esta vez, si se sentó. D.Lorenzo: Lola… -Cogiéndola de la mano.- Sonia vino hace 5 días e interpuso una denuncia contra una banda de narcotraficantes que la buscaban… Al parecer le robaron el bolso, y como consiguiente, la cartera, donde tenía una foto de Silvia. Además de llamadas, mensajes… -Hizo una pausa y miró a Lola que tenía la boca abierta.- Entraron en su casa y allí encontraron más fotos de Silvia y regalos, tarjetas… Silvia podía estar en peligro, así que la trasladamos a un piso franco junto a Sonia. Lola: ¿Qué? ¿Con Sonia? D.Lorenzo: así es. Lola: Papá, ¿Me estás diciendo que has dejado a Silvia sola con Sonia después de todo lo que pasó? D.Lorenzo: hija, no tenía otra alternativa… Lola: ahora lo entiendo todo…-Dijo y se levantó.D.Lorenzo: ¡Lola! No puedes, no puedes decirle nada a nadie… Lola: Papá saca a Silvia de ahí, por favor… D.Lorenzo: no, Lola, no podemos ahora, Paco y su grupo están detrás de la banda y… Lola: ¡¿Y qué?! ¿Y si llegan antes? D.Lorenzo: Lola… -se levantó y la abrazó.- A Silvia no le va a pasar nada, en dos días estará en casa. –La cogió de la mano.- Pero para eso… es necesario que nadie más sepa nada Lola… Lola: Esta bien… -Dijo accediendo al fin.-
Se debatía entre decirle a Pepa lo que había hablado con su padre o callarse hasta que Silvia volviera. Sabía que si le decía a Pepa la verdad, se volvería loca e intentaría ir a buscar a Silvia. Y eso además de peligroso, no podría traer ninguna consecuencia buena. Pero si no le decía la verdad, Pepa pensaría que Silvia se había ido con Sonia, antes de haber empezado siquiera una relación con ella. Y sabía que eso, ser rechazada por Silvia, mataba a Pepa.
…………………………………………
Sonia: Silvia, ¿vas a cenar? –Dijo pegando tocando en su puerta.Silvia: no, no tengo hambre. Silvia escuchó los pasos de Sonia alejarse por el pasillo y sólo entonces dejó de estar en tensión y se asomó a la ventana a mirar el paisaje poblado de Madrid. Llevaba dos días sin saber de Pepa y eso la preocupaba, sabía que algo iba mal. No había contestado a sus mensajes, ni a sus llamadas, ni a sus súplicas en el contestador. Quizás Pepa se había arrepentido de todo, quizás ya no quería estar con ella, quizás se había equivocado… Entonces, vibró el teléfono, y como una posesa, se lanzó literalmente al aparato. Era un mensaje. Respiró profundamente par de veces antes de ver el mensaje, mentalizándose a que no debía de ilusionarse, quizás era ununmensaje de estos de propaganda… Pero no, esta vez sí, era un mensaje de Pepa. Después de la conversación con Lola, aún tenía más claro que había sido un gran error por su parte ilusionarse pensando que quizás podría tener algo con Silvia. Ahora que se había decidido, ahora que no tenía miedo. Ahora que sabía que quería estar con ella, ahora que le daba igual lo que dijeran, ahora que quería besarla y poseerla, tenerla entre sus brazos y dormir abrazada a su espalda, ahora, llegaba Sonia. Y no la culpaba. No culpaba el hecho de que Silvia se fuera con ella. Al fin y al cabo, era mucho más que ella. Era su novia, su compañera durante tantos años… la mujer por la que lloraba Silvia cuando la consolaba y la única persona que conocía el sabor de su piel. Y ella… ella no era más que otra más. Y ni siquiera eso, porque aún no había llegado a ser nada para la pelirroja. Se había quedado a las puertas, a las puertas de tocar el cielo y de ser su refugio en las noches frías. Y llorando, secó sus lágrimas antes de que volvieran a correr por sus mejillas otras nuevas, y miró la fotografía que tenía entre sus manos.
Acarició con las yemas de los dedos la cara de Silvia en el papel, y evocó su cara de ilusión cuando se encontró enfrente de Laura Pausini. Y recordó su beso. Y la noche de locura que casi tuvieron. Y la calidez de su abrazo. Y el último beso que le dio. Tiró la fotografía al suelo y un sonoro estruendo se hizo en la sala. Miró respirando agitadamente el marco destrozado ante sus pies y la fotografía cubierta de cristales donde Laura Pausini posaba sonriente con ellas dos.
…………………………………
Lola se había dado la prisa suficiente en cerrar el bar antes de las once para ir rápidamente a casa de Pepa y contarle lo ocurrido. Después de mucho divagar, decidió que contarle a la morena la verdad, era la mejor opción, pues sabía lo cabezona que era y no iba a escuchar las razones que Silvia le diera a su vuelta. Sabiendo que iría a buscarla, había procurado que su marido mantuviera la boca cerrada para no decirle a Pepa donde estaba el piso. Y por supuesto su padre y Montoya, no abrirían la boca. ¿Qué podía perder? Se precipitó por las calles de Madrid y cruzó la plaza que estaba delante de casa de Pepa corriendo. Llamo al timbre y esperó.
…………………………………….
Pepa cogió el móvil sin pensar, sin pararse a meditar, y aún llorando y contemplando la fotografía en el suelo, escribió un mensaje que envió a Silvia, sin detenerse en mirar los doce mensajes que se acumulaban en su bandeja de entrada.
Envió, y entonces lloró sin encontrar consuelo.
……………………………….
Sonia había conseguido contactar con él. Por fin, ahora sí, podría tranquilizarse. Silvia no hablaba con ella y cada vez estaba más nerviosa. Mono. Sí. Eso era lo que tenía. Llevaba ya cinco días sin tomar ni un gramo y sus momentos de agresividad y nerviosismo se intensificaban. Desdenotaba el último con no Silvia, no había a mostrarse pero comoencontronazo si en unas horas probaba nada, vuelto Silvia lo notaría. agresiva en su presencia, Fue entonces cuando recibió la señal. Salió a la puerta y comprobó que el dinero que había dejado cuidadosamente escondido en el felpudo había desaparecido y que los tontos de los policías que hacían guardia en el portal no se habían percatado de que el último vecino que subió, había dejado un regalito en la puerta de su casa. Una bolsa de heroína, todo lo que necesitaba para aguantar ahí.
………………………………………….
Silvia empezó a respirar emocionadísima al ver el mensaje de Pepa y cerró los ojos mientras se abría, apretándolos y deseando que Pepa le dijera algo que hiciera saltar su corazón… “Olvida todo lo que ha pasado, no puedo con esto Silvia” Se quedó mirando la pantalla sin poder reaccionar, estaba poniéndose más blanca por momentos y en su corazón se había formado un pequeño pellizco que no sabía si salir o no. “Y no me llames, no me busques, porque no me vas a encontrar” Pero salió y lloró, lloró como nunca, fuerte, de forma ruidosa, suspirando, hipando, y tiró el teléfono contra la pared, rompiéndose y dejando de sonar para siempre.
CAPÍTULO 25 Sonia había escuchado el estruendo que provenía del cuarto de Silvia y se había asustado. Pero después de pegarse a la puerta y escucharla llorar, se cercioró de que Silvia no saldría en un buen rato. Volvió al salón y abrió la bolsa. Por fin volvía a ser ella.
………………………………..
Lola llevaba 10 minutos en la puerta de Pepa sin obtener respuesta alguna por parte de esta. Finalmente decidió subir y aporrearle la puerta de casa. Llamó a uno de los porterillos del edificio y después de varios intentos fallidos por parte de una abuela y un par de marujas histéricas que preguntaban por su identidad, le abrieron. Aporreó la puerta de Pepa insistentemente, hasta que la morena, desesperada porque cesaran los ruidos, abrió la puerta. Apareció con ropa de estar en casa, unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes vieja y desgastada. El pelo recogido en una coleta y alborotado y los ojos hinchados y con rastro de lágrimas. Lola: ¡Pepa! ¿Pero que…? Pepa: Pasa. Y Lola cerró la puerta tras de sí, siguiendo a Pepa hacia el salón. Lola: ¿Qué te pasa? –Dijo alterada y cogiéndola de los hombros.Y vio la fotografía. Nunca la había visto, pero si supo de la experiencia del concierto. Miró a Pepa con un brillo de comprensión en los ojos y entonces recordó la razón de su visita. Lola: ¡Pepa! ¡Silvia te quiere! Pepa: ¿Joder es que no vas a cansarte de insistir? Que está con Sonia…-Dijo metiendo la cabeza entre las manos.Lola: ¡No, Pepa no! ¡Escúchame! –Dijo agarrándola de la cara y haciendo que la mirara.- ¿Me vas a escuchar?
Pepa: (cansada y rezando para que su cuñada se callara) Dispara. Lola narró a Pepa todo lo que había ocurrido en el despacho de su padre y como se debatió entre decirle algo o no decírselo. La hizo prometer que no haría ninguna locura, y entonces, sólo entonces, la dejó hablar. Pepa: Pero… entonces… ¿No me ha engañado? –Dijo con un nuevo brillo en los ojos.Lola: No cariño, no. –Dijo sonriéndole.- Pero no puedes ir a buscarla, prométemelo. Pepa: Pero… ¡Lola! ¡Esta con Sonia! –Como si hubiera recuperado la cordura.- ¡¿Y si le pasa algo?! Lola: confiemos, Pepa… -dijo y apretó su mano.-
……………………………
Dos horas después, y con los ojos como pelotas de tenis, Silvia salió de la habitación, con la intención de comer algo. Sonia estaba en el sillón tirada, como de costumbre. Sonia: ¿Ya se te ha pasado la perra? Silvia no contestó. Sonia: ¿Qué, se ha follado a otra? Silvia: Cállate. Sonia se levantó y se tambaleó un poco, pero Silvia, que no la miraba, no se percató. Sonia: Ay, Silvita, Silvita… -Hizo ademán de abrazarla.Silvia: déjame en paz. –Quitándosela de encima bruscamente.Sonia: ¿Me estás empujando? Silvia: Si, Sonia, si, que no entiendes las cosas, ¡No tienes ni puta idea! Sonia: Necesitas un polvo. Silvia: ¡No! ¡Necesito que te vayas, que te pierdas, que te esfumes! ¡Por tu culpa estoy aquí! y yo… -Se acordó del mensaje de Pepa e hizo ademán de volver a llorar.Sonia: Nah, esas penas son menores Silvia… -Dijo y se acercó a ella.-
Silvia: ¡¿joder Sonia, es que no lo entiendes?! –Quitándosela otra vez de encima.Sonia: si yo se que no te resistes… -E intentó besarla.Silvia se retiró de Sonia como si quemara y le dijo: Silvia: ¡Que me dejes en paz! ¡Que te pierdas Sonia! –Dijo haciendo un gesto con la mano, señalándole la puerta.Pero Sonia no desistió y se acercó a ella otra vez, cogiéndola fuerte por la cintura, a lo que Silvia respondió escupiéndole en la cara. Sonia notó como inconscientemente su agresividad aumentaba y necesitaba drogarse otra vez. Sonia: ¡Puta! –Dijo y le pegó un bofetón a Silvia.Silvia se alejó de ella con la mano en la cara, sorprendida por su actitud y corrió a su habitación. Pero Sonia era más rápida y llegó a la habitación al mismo tiempo que ella, sin que a Silvia le diera tiempo de atrancar la puerta. Haciendo uso de su mayor fuerza, Sonia consiguió detener la puerta que Silvia intentaba cerrar y entró en la habitación con una agresividad nunca vista. Sonia: ¡Puta! ¡Eres una jodida puta! Silvia: Sonia, por favor, tranquilízate y hablamos. –Dijo asustada y retrocediendo hacia atrás.Sonia: (acercándose a ella peligrosamente) ¡¿Qué, que pasa?! ¿Qué la niña se asusta? ¿Y no puede venir su príncipe a rescatarla? –Dijo irónicamente y acercándose lentamente.- ¡Ah no! ¡Perdona! ¡Qué es una princesa, y encima no sabe follar! –dijo y rió con sorna.Silvia: (conteniendo la rabia y cerrando los ojos) Sonia, por favor… Sonia: Si quieres estar con esa puta, vete con ella… Pero antes… Antes tú vas a ser mía. –Dijo y rió cogiendo a Silvia por los hombros.-
………………………..
Pepa: ¡Lola! –Dijo levantándose.- ¡Yo…! ¡Dios! –Dijo y empezó a dar vueltas por la habitación con las manos sobre la cabeza.Lola: ¿Qué pasa Pepa? Pepa: ¡Que le envié un mensaje a Silvia! Yo pensaba que estaba con Sonia y…
Lola: Dios Pepa ¿Que pusiste? Pepa: Joder… le dije que se olvidara de todo y que no me buscara… Lola: ¡llámala, llámala! Pepa: Pero… Lola: ¡que la llames! Y así lo hizo, pero el teléfono salía apagado o fuera de cobertura y empezó a desesperarse.
……………………………
Sonia agarró a Silvia, haciendo caso omiso a sus gritos y sus súplicas y la tiró sobre la cama. Silvia intentaba deshacerse de ella tirándole del pelo, pataleando… pero Sonia había inmovilizado sus muñecas y se había sentado sobre sus piernas. Sonia: ¿Qué, ya no lloras no? Silvia: Sonia, por favor, suéltame… Sonia: no, no, no… -Dijo y besó con fuerza sus labios.- Voy a recuperarte, lo voy a conseguir… Silvia chilló, volvió a patalear y cuando Sonia dejó un camino de besos en su cuello intentó hacerla entrar en razón. Silvia: Sonia, Sonia, para por favor, escúchame. Si quieres, podemos intentarlo otra vez, ¿Si? Pero no así, así no, por favor… Sonia: ¡Que no me engañes puta! –Dijo y volvió a abofetearla.- ¡No vas a volver conmigo, lo sé! Silvia: Sonia podemos hablarlo, yo… Pero calló cuando Sonia, que se había deshecho de la camiseta, la amordazaba con ella, manteniendo inmovilizadas sus manos.
…………………………………………
Histérica y totalmente fuera de sí, Pepa sabía que algo no iba bien, y Lola, que conocía a su hermana, también lo sabía.
Llamaron a Gonzalo, que les dijo que no se preocuparan, que había dos agentes en la puerta y que el mismo en cuanto acabara el turno, pasaría personalmente a revisar el piso. Pero Pepa no podía esperar y seguida por Lola, fue a la comisaría a buscar a su hermano, y como si de un preso se tratara, le hizo confesar la dirección del piso franco.
……………………………………….
Notó como no sólo su agresividad incrementaba, sino también su deseo sexual, a medida que quitaba prendas a Silvia, que rendida, se dejó hacer entre lágrimas. Sonia besaba su cuello, manoseaba sus pechos, se restregaba contra ella… Se había desnudado completamente y la había despojado de toda su ropa, dejándole sólo la ropa interior. Le arrancó literalmente el sujetador, dejando a la vista el torso desnudo de la pelirroja, que ya no lloraba, miraba a un punto fijo intentando no sentir las embestidas, besos y succiones que Sonia propinaba a su cuerpo. Sonia mordió uno de sus pezones con fuerza, con rabia, y escuchó con satisfacción como Silvia gemía de dolor y se retorcía ante sus ojos. Rió y se precipitó, totalmente excitada hacia el tanga de la pelirroja.
CAPÍTULO 26: INDIANA JONES Silvia se dejó hacer, estaba cansada, derrotada… Sonia estaba aceleradísima, tocaba a la pelirroja como queriendo abarcar su cuerpo entero, y lejos de tener algo de compasión o amor por ella, arrancó su tanga con fuerza, rasgando por el borde la tela y se lanzó de cabeza a su sexo. Bruscamente, introdujo dos de sus dedos en la pelirroja con fuerza, moviéndolos rápidamente y empujando más adentro. Pero fue entonces cuando, dominada por la excitación, bajó la guardia y soltó las manos de la pelirroja, que pareció salir de su ensoñación. Y envuelta en lágrimas de rabia y dolor, tiró del pelo de la castaña, que paró el movimiento de sus dedos mirándola con repugnancia. Entonces, sin saber muy bien como, y dominada por el odio que tenía hacia ella, pataleó como nunca, agarró uno de los pezones de Sonia y lo retorció.
Sonia volvió a abofetearla y a propinarle varios puñetazos, pero cuando quiso volver a poseerla, Silvia dio una patada con todas sus fuerzas entre las piernas de Sonia, consiguiendo salir de la cama y corriendo hacia la puerta. Sonia cayó de boca sobre la cama, retorciéndose a causa del dolor de las agresiones de la pelirroja. Pero percatándose de que la pelirroja había salido de la habitación, se levantó como pudo y con gran agresividad, corrió.
……………………………………….
Lola: Por favor, Pepa, si te has empeñado en ir, al menos conduce despacio… -Dijo Lola agarrada al asiento del copiloto.Pepa había salido disparada hacia el coche después de que su hermano le revelara el paradero de Silvia, pero Lola no había dejado que fuera sola, así que se ofreció a acompañarla. Claro, que ella pensaba que sería una aventura algo más tranquilita. Lola: ¡Pepa, Pepa! ¡Que te pasas! ¡Es por ahí! Pepa: (observando la calle) Lola… ¿Me puedes decir porque no hay aquí ni un puto coche? Lola: Yo que se Pepa, yo no se que clase de vecinos viven aquí, a lo mejor no tienen… Pepa: (interrumpiéndola) No, no. No hay ningún coche, y por tanto, no hay ningún policía. Lola: ¿Cómo que no hay ningún policía? –Dijo entre extrañada y asustada.Pepa: ¡Joder Lola! ¡Que aquí tendrían que estar dos agentes vigilando el piso! ¡Y no hay nadie! Lola: ¡Dios! Pepa: Ahora mismo llamo a Gonzalo y le pido explicaciones…
………………………………………
A pesar de que salió corriendo, a Silvia le dio tiempo de ver los restos de heroína sobre la mesa y el resto de la sustancia, que estaba dentro de la bolsita de plástico.
Notó a Sonia salir estruendosamente de la habitación y sin importarle estar como Dios la trajo al mundo, abrió la puerta de la calle, torpemente, girando la llave lo más rápido posible, pero Sonia le seguía los talones. Consiguió abrir la puerta con el corazón a punto de salírsele del pecho y la cerró con fuerza tras de sí. Bajo por las escaleras, tropezándose, quemándose las manos con la barandilla, saltando los escalones de tres en tres…
………………………………….
Pepa: No, Gonzalo, es que no lo veo lógico… Pepa llevaba un par de minutos hablando por teléfono con Gonzalo y pidiéndole explicaciones del porqué no había nadie haciendo guardia en la puerta del piso franco. Pepa: Ya, ya lo se… vale, pues que vengan ahora mismo… Si, aquí te esperamos. –y colgó.Lola: ¿Qué dice? Pepa: Que ahora viene el personalmente, con dos agentes para que hagan guardia. Lola: Menos mal… Pepa: Voy a subir. –Dijo muy segura.Lola: No, no, Pepa no. Te dije que no la liaras… Pepa: Joder Lola, sólo voy a subir a ver como está… Lola: Pepa, sabes como es Sonia, y no creo que sea buena idea. Esperemos a Gonzalo, y subes con el. Pepa la miraba valorando la opción. Lola: Por favor… Pepa: Esta bien… -Dijo acomodándose en el asiento.-
Pero entonces un coche pasó por la calle, y aparcó justo delante de ellas. Lola: Mira, ¿ves como si había coches? Si ya sabía yo que… Pepa: ¡Cállate Lola!
Lola puso una mano sobre su boca, abriendo grande los ojos y Pepa intentó afinar el oído para escuchar. Del coche salió un hombre con muy mala pinta y muy demacrado. Pepa: Esto no me gusta nada Lola… ¿Lola? –Se volvió para mirar a su cuñada.- No te preocupes Lola, en seguida llegará Gonzalo, y además me he traído la pistola, por si las moscas ¿Eh? –Dijo sonriendo a su cuñada.- ¿Lola? ¿Lola, joder que te pasa? Lola estaba inmóvil, aún con la mano sobre la boca, mirando hacia el coche y abriendo los ojos cada vez más. Pepa siguió su mirada y observó el motivo por el cual Lola estaba tan asustada. Los tres hombres que habían salido del coche iban equipados con una pistola cada uno, la cual cargaron antes de dirigirse al portal del piso franco.
……………………………………………… Silvia bajó hasta el último piso, haciendo una salida triunfal en el rellano del portal, cayéndose y rodando cuan croqueta por los últimos cuatro escalones. Dolorida y respirando fuerte, hizo ademán de precipitarse hasta la puerta, pero una Sonia totalmente enfurecida y con los ojos rojos se lanzó hacia ella, volviendo a tumbarla en el frío suelo del portal y forcejeando con ella.
Fue en ese momento, mientras Sonia iba ganando la batalla contra Silvia, cuando uno de los tres hombres, seguido de sus otros dos compañeros, irrumpió en el portal, sorprendiendo a las dos chicas, que forcejeaban sin piedad desnudas.
Hombre1: Vaya, vaya… Veo que no pierdes tiempo, Sonia. Sonia lo miró, manteniendo la fuerza que ejercía sobre los brazos y las piernas de Silvia. Hombre 2: ¡Danos nuestro dinero puta! –Dijo con un acento bastante peculiar.Sonia: Yo no tengo nada vuestro. –Dijo desafiante.Hombre 1: Sabemos que tienes la bolsa, dánosla o te arrepentirás… -Dijo cargando la pistola.Silvia miraba todo aquello como algo que pasaba ya la línea del surrealismo.
Hombre 3: ¡Jefe, pare! ¡Mírela! Lo ha probado, ¡Esta puta ha probado el material! Hombre 1: Vaya, así que a ti también te gusta ¿Eh? –Dijo mirándola con una sonrisa de suficiencia.- Podemos hacer un trato bastante interesante… -Dijo mirando a la pelirroja que yacía aún en el suelo debajo de Sonia.-
………………………………………..
Lola: ¡Pepa! ¡Que han entrado, que han entrado! –Dijo zarandeándola.Pepa: Voy a dar aviso urgente a Gonzalo. Y así lo hizo, asegurándole este que en 5 minutos estaban allí.
………………………………………..
Hombre 1: Quizás, puedas prestarnos otro tipo de servicio… -Dijo sonriendo maliciosamente.Sonia: Yo no presto ningún servicio. –Dijo muy digna.Hombre 1: Ya lo creo que si… -Dijo y se acercó.Sonia quedó paralizada por el miedo, una de las pocas veces en su vida. El hombre le apuntó a la cabeza con la pistola y la hizo levantarse de encima de Silvia, que era incapaz de pronunciar palabra. Hombre 2: ¡Jefe! ¿Y la pelirroja? Hombre 1: um… -Dijo mirándola.- Parece que también puede hacernos pasar un buen rato… sopesó la idea unos instantes.- Llévatela, si así lo deseas.
Pero cuando el hombre se acercó y agarró a Silvia del brazo, mirándola de una forma muy sucia, Silvia se resistió y forcejeó con el, escupiéndole y gritándole. Hombre 1: Tú. –Chasqueó los dedos y el hombre 3 se acercó a sujetar a Sonia.- Déjame a mi… -Le dijo al hombre 2, que sujetaba a Silvia.- ¿Qué le pasa a la pelirrojita? ¿Tienes ganas de marcha eh? –Dijo y la manoseó mientras el otro la sujetaba.Sonia: ¡que la sueltes! –Dijo enfurecida.-
Hombre 3: (sujetando a Sonia) ¡anda, la defensora! Sonia: ¡hijos de puta, no la toquéis! Hombre 1: ¡Cállate de una puta vez! –Dijo y disparó.-
………………………………………..
Lola: ¡no podemos esperar! Pepa, por favor, dime que no les va a pasar nada… Pepa: ¡Lola! ¡Déjame pensar, déjame pensar! Esperaremos a Gonzalo. Lola: ¡Ahora si quieres esperarlo! Pepa: Joder Lola, que no se puede ir por la vida de indiana Jones… Entonces un disparo y un grito desgarrador que cortaba el aire, le hizo olvidar lo último que dijo y salió en dirección al portal cargando su mágnum. Sí, Pepa Miranda si puede ir por la vida de Indiana Jones.
……………………………………...
El disparo había rozado la sien de Sonia. Por unos milímetros no había dado en el blanco. Sonia y odiando Silvia sepor miraban, respirando aceleradamente y olvidando por unos instantes que se estaban lo ocurrido anteriormente. Hombre 1: ¡Ábrete de piernas! –Gritó a Sonia que apretó más sus piernas.- ¡Que te abras de piernas, hija de puta! –Gritó en su cara.Sonia, mirando al suelo, separó sus piernas y cerrando los ojos esperó lo que tuviera que venir. Hombre 1: ¡Y tú también gilipoyas! –Dijo mirando a Silvia.- ¡¿Qué miras?! ¡Que te abras de piernas! Silvia sintió terror de pensar lo que vendría si se abría de piernas. Nunca, ningún hombre la había tocado, jamás.
…………………………………….
Gonzalo llegaba con una unidad y varios agentes al piso franco, alertado por Pepa y Lola y por varios vecinos que habían llamado, asustados por los gritos y un disparo. Lola salió a su encuentro desesperada y muy nerviosa, rogándole que hiciera algo, y que su hermana podía estar en peligro. ………………………………...….. Hombre 1: ¡¿Eres sorda o gilipoyas?! –y se acercó a Silvia con intención de abrir sus piernas.Pepa: ¡Gilipoyas tu puta madre! –Gritó apuntando con la mágnum al jefe.Sonia miró entre aliviada y cabreada a Pepa. No sabía si tenía alegría porque hubiera detenido al hombre que intentaba violarla o un odio irremediable porque estuviera allí para salvar a la pelirroja. Hombre 1: Como dispares, mueres. –Dijo apuntándola a la cabeza, al igual que sus otros dos hombres.Silvia la miraba, respirando muy fuerte y haciendo amplios movimientos con el sube y baja de su pecho. Pepa: Tranquila princesa, estoy aquí. Sonia dio un bufido de desaprobación y la miró con rencor. Hombre 1: Vaya, que la putita tiene otra amiguita… -Dijo mirando a Silvia de forma que resultaba asquerosa.Hombre 3: ¡Jefe! ¡una para cada uno! –Dijo emocionado.Hombre 2: ¡Me pido la pelirroja! –Dijo también emocionado.Hombre 1: ¡que os calléis! –Bufó.- Habrá de todas para todos… -Sonriendo.Fue entonces cuando Sonia, en un atisbo de lucidez mental, aprovechó para quitarle la pistola al hombre 3, que la seguía sujetando.
Pero en lugar de apuntar a alguno de sus agresores, apuntó con la pistola a la cabeza de Pepa. Sonia: Hija de puta, me la has quitado.-Dijo refiriéndose a Silvia.-
Entonces Gonzalo hizo aparición con dos de sus agentes a su lado y el resto detrás.
Gonzalo: ¡Todas las jodidas armas al suelo! –Gritó.Pero la única que hizo caso y se arrepintió fue Sonia, que soltó el arma. Gonzalo: Deslízala hasta aquí. –Vio que no hacía caso.- ¡YA! Y Sonia así lo hizo. Gonzalo: Bien, quedan dos, las putas armas. Hombre 1: ¿crees que un policía de mierda nos va a asustar? Gonzalo: a lo mejor yo no, pero ellos sí. –Dijo y entonces por las escaleras bajaron 3 agentes más apuntándoles.- Estáis perdidos, entregar las armas y todo será más fácil. El hombre 2 así lo hizo, obviando la mirada de rencor que su jefe le dedicaba. Gonzalo: Tomás, estás perdido… -Dijo hablándole al jefe de la banda.El jefe ella, de laalbanda correr hacia la salida, pero Pepa apuntó a sudesien, la pistola contra tiempointentó que dos agentes lo apuntaban por la espalda y otro ellospegando lo esposaba. Con una mirada altiva y de dignidad dijo: Tomás (hombre 1): ¡Os mataré hijos de puta, os mataré! –Dijo con un grito ensordecedor que retumbó en todo el portal.Silvia se arrojó literalmente a los brazos de Pepa que bajó la mágnum y abrazó a la pelirroja, mirando a Sonia con el mayor odio posible. Dos agentes esposaron a los otros dos hombres y cuando pensaba que iba a irse de rositas, Gonzalo agarró a Sonia de las muñecas y la esposó contra la pared. Gonzalo: Sonia Aguerre, quedas detenida por vinculación con drogas y estupefacientes. Sonia no dijo nada, tan sólo miró a Pepa, con la pelirroja todavía temblando entre sus brazos y escupió al suelo cuando pasó por su lado. Pepa: Ya pasó, ya paso princesa… -Dijo besando su cabeza y acariciándole el pelo.-
CAPÍTULO 27: CUIDARTE EL ALMA Lola entró corriendo en el portal en cuanto Montoya salió con Sonia, la última detenida.
Lola: ¡Silvia, Silvia! –Dijo abrazando a su hermana y arrancándola de los brazos de Pepa.- ¡Mi vida, estás bien! –Dijo recorriéndole la cara con sus manos.- ¡Pero! ¡Si estás desnuda! –Dijo mirando de arriba abajo a Silvia.Silvia: Lola… -Bajó la cabeza.- creo que no es un buen momento para explicar porque estoy… Pepa: No, no es buen momento… -Interrumpiéndola.Y acercándose a Lola y Silvia, tiró ligeramente del hombro de Silvia para darle la vuelta y abrazarla otra vez. Los vecinos empezaban a preguntar a uno de los policías que estaba en el coche tomando pruebas. Y también empezaban a arremolinarse en el rellano de la escalera. Lola: Toma Silvia… -Dijo y se quitó la chaqueta para ofrecérsela a su hermana.Silvia cubrió su cuerpo con la chaqueta y entonces uno de los policías se acercó a ellas. Policía: Inspectora Castro… debería acudir a comisaría a interponer la denuncia y a declarar… Silvia: ¿Qué? No, no… por favor, no… –Dijo mirando a Pepa, como intentando que la salvara.Pepa: Arias, mañana mismo irá a comisaría a denunciar, por hoy es suficiente. –Dijo tajante, y antes de que pudiera replicar, añadió-: Yo hablaré con el inspector Montoya. Se dirigieron las tres al coche de Pepa, Silvia de copiloto, y Lola detrás. Lola: Silvia hija mía… y esos moratones… Vamos, vamos al hospital… -Dijo apremiando a Pepa.Silvia: Por favor… -cerró los ojos.- Lola, déjame ir a mi casa a dormir, te lo pido… Pepa: Lola, déjala que… -Pero su cuñada la interrumpió.Lola: Silvia, tienes que ir a que un médico te mire… Silvia: Soy médico… -Habló pero Lola no escuchó.Lola: ...esos moratones, porque quizás haga falta que te echen algo ahí, a saber que te habrán echo esos… Silvia: ¡Lola joder! –Gritó y provocó que todo el coche se quedara en absoluto silencio.- ¡Quiero irme a mi puta casa descansar y a olvidarme de todo! ¿!Te vale ya!? Lola no dijo nada, suspiró, miró a su cuñada con preocupación y se recostó en el asiento. Silvia: Y por favor… –Dijo más calmada.- Mañana declararé, haré lo que haga falta, pero ahora quiero irme a mi casa. Por favor. –Y dijo esto último mirando a Pepa.-
Pasaron el resto del trayecto en silencio. Lola seguía preocupada por Silvia, pero respetaba su postura. Pepa conducía y miraba de reojo a Silvia, que tenía la mirada perdida en algún punto de la carretera. Pepa habló, y notó como si tuviera la lengua tiesa como una zapatilla, como si llevara dos horas sin hablar, y no los diez minutos que llevaba callada. Pepa: Lola, te dejo a ti primero, me pilla de paso. –Y lo dijo sin opción a réplicas por parte de su cuñada.Lola abrió la boca pero miró por el espejo del coche a su cuñada con una mirada desafiante, queriendo advertirle que hiciera caso, así que se limitó a asentir. Cuando Pepa apagó el motor y Lola bajó del coche, tocó a la ventanilla de Silvia para que abriera. Lola: Silvia, llámame mañana… ¿Vale mi vida? –Dijo apretándole la mano.Silvia: Mañana hablamos Lola. –Dijo y se atisbó un amago de media sonrisa.Lola: Hasta mañana Pepa. –Haciendo un gesto con la mano.Pepa: Hasta mañana cuñada. Encendió otra vez el motor y puso rumbo a casa de Silvia sin decir nada. El silencio era incómodo, una mezcla entre las emociones vividas y lo que iba a pasar a partir de ahora. Silvia: ¿Sabes? –Dijo al cabo de un rato y con un hilito de voz.- He pasado tanto, tanto miedo… que me resulta increíble todo lo que ha pasado… -Mirando al frente con la mirada perdida.- Es… es como una pesadilla…-Dijo esto último mirándola.Pepa: Silvia… Silvia: Como… como ha podido hacerlo, Pepa… -Llorando.- Me… me iba a… -Calló y no pudo seguir.Pepa siguió con la vista fija en la carretera, pero el odio cruzó su cara y su mandíbula empezó a contraerse imaginando la clase de barbaridades que habría pasado Silvia. Pepa: Silvia… -Suspiró y la miró unos instantes.- Dime, por favor… -Intentando relajar el tono de voz.- Dime que te ha hecho esa cerda… Silvia: Pepa yo no… no… no me hizo nada, no… no pudo. Pepa: Dime que no te ha tocado. –Dijo con odio.- Por favor, dime que no te ha tocado, Silvia. Silvia: (respiró hondo y lo soltó) Intentó violarme…
Pepa apretó la mandíbula y las manos contra el volante, pegó un volantazo para girar por las calles y contó mentalmente hasta 10. Silvia la miraba asustada, temía que se enfadara con ella. Silvia: Pepa, por favor… no, no te enfades conmigo yo no… -gimoteó.Pepa aparcó el coche, apagó el motor, se quitó el cinturón y la miró directamente a los ojos, levantando su barbilla. Pepa: Silvia… Me estás diciendo que esa asquerosa intentó violarte, ¿Y piensas que me voy a cabrear contigo? ¿De verdad piensas eso? –Dijo duramente.Silvia: Pepa pero… -Lloró, enterrando la cara entre sus manos.Pepa la abrazó fuertemente. Silvia: Quería, quería decirte donde estaba, pero no me dejaron… -Dijo llorando.Pepa: Silvia, eso es lo de menos ahora… -Dijo apretándola contra ella.Silvia: Por favor, Pepa, no me dejes sola… No me dejes sola esta noche, por favor… -Le rogó, mirándola a los ojos, envueltos de lágrimas.Pepa: No pienso dejarte sola nunca… nunca más Silvia… -y volvió a abrazarla.-
Subieron al ascensor abrazadas, muy pegadas la una a la otra, como si no pudieran separarse. Silvia: ¡Pepa! No tengo llaves… Pepa: Pero yo sí… -Dijo y sacó las llaves del piso de Silvia.Silvia: ¿Pero cómo…? Pepa: Lola. –Se limitó a contestar.Entraron al piso abrazadas aún, y como si lo hubieran premeditado de antes, se dirigieron al baño sin hablar. Pepa abrió el grifo de la bañera y dejó que se llenara, mientras acariciaba el rostro de Silvia, la miraba hasta gastarla, la besaba con el alma.
http://www.youtube.com/watch?v=p3j3MBQTeHU
Se desnudó lentamente, tranquilamente, manteniendo la mirada fija en ella, separando sus cuerpos lo justo y necesario. Desprendió a Silvia de la chaqueta de Lola, deslizándola por sus brazos, acariciando la piel que quedaba al descubierto. Besó sus hombros dulcemente y la abrazó, estrechándola entre sus brazos, acurrucando su cabeza en su pecho, tocando su pelo. Silvia suspiró y se estrechó en su pecho, recorriendo con sus manos la espalda de la morena, pausadamente. Pepa: (en un susurro) No se que hubiera hecho si te hubiera pasado algo… Y besó su cabeza con amor. Silvia: (susurrando también) No… no me hizo nada… no llegó a… Pero calló, porque Pepa depositó sobre sus labios un dulce beso. No movieron los labios, no se separaron. Con el único contacto de sus labios, notaban el calor que desprendían los de la otra, sin hacer ningún movimiento, sin recorrerse, tan sólo sintiéndose ahí, haciendo equilibrio entre sus labios y sus corazones. Pepa: Dios mío Silvia, no sabes la falta que me haces… -Y hundió la cabeza en su cuello.Silvia se separó un poco de ella y la miró a los ojos. Silvia: Estoy aquí, mírame… -Dijo y acarició su mejilla.- Estoy aquí… Pepa la miró, y por primera vez separó su cuerpo del suyo y la observó. Sobre su piel empezaban a formarse hematomas que se teñían morados. Tenía arañazos, rasguños, restos de sangre seca… Pepa: Voy a matarla, la voy a matar… -Dijo y derrotada se dejó resbalar por las piernas de Silvia, quedando tirada en el suelo, con la cabeza entre las manos, llorando.Silvia se dejó arrastrar a su lado y la abrazó, besando con infinita dulzura su pelo, su sien, sus ojos… Besó cada lágrima que derramaba, un beso por cada caricia no dada, por cada abrazo que faltó y por cada palabra no pronunciada. Silvia: Pepa… Y Pepa subió la vista hasta ella, con su cara surcada por las lágrimas y dijo:
Pepa: No sabes cuanto te quiero…
Y como si no hicieran falta respuestas ni palabras, Silvia la miró, diciéndole todo lo que sentía por dentro con una sola, con una simple mirada. Y se introdujeron en la bañera de la mano, mirándose a los ojos, calmadas.
CAPÍTULO 28: Cerrando Heridas Con infinito cuidado, fue mojando la espalda de Silvia, cubriéndola de besos, limpiando cada rastro de miedo. Tocó su pelo, estiró sus rizos, los peinó con las manos, provocando su lentitud cosquillas en la pelirroja, que se dejo hacer y se recostó sobre ella. Pepa besó su frente y, temblando, rodó por sus mejillas y acarició sus pestañas. Notó como ella también temblaba ante su caricia. Silvia abrió los ojos y la encontró acariciándola, mirándola extasiada, con su mirada perdida más allá de ella. Recorrió el cuerpo de Silvia, lavándolo con suma delicadeza, apenas rozándola. No la besaba. No con sus labios. Eran sus corazones los que se demostraban el amor que sentían y sus miradas las que decían todo lo que había que decir. Frotó el contorno las heridas y arañazos que surcaban su piel blanca y lavó y lavó el pelocon de lacuidado pelirroja, sin decir de nada, sin que fueran necesarias las palabras. Porque a veces, sobran.
Secó cada centímetro de su piel, desenredó su larga melena roja con esmero, observándose en el espejo la imagen de ambas, y entonces… Sí, la vio sonreír. Y ella también lo hizo. Pepa: (susurrando) ¿Sabes…? abrazándola por la cintura, por la Estamos espalda.- de foto… -Colocando la cabeza en su hombro,
Silvia: (susurrando también) No creo que fuera muy buena idea… estamos desnudas… Pepa: (mirándola embelesada) Estas preciosa… Silvia: No me mires así, que me da vergüenza… -Dijo roja.Pepa: Vaya, ahora a la princesita le da vergüenza… -Dijo riendo.Silvia se cubrió con la toalla que había caído a sus pies ante la atenta mirada de Pepa, riendo. Silvia: ¿Qué? –Pepa la miraba negando con la cabeza.Pepa: Que eres la cosa más bonita que he visto en mi vida… -Se acercó a ella.- Y que me temo… La cogió de la mano.- Que no puedo vivir sin ti… Silvia no dijo nada, sólo la besó con dulzura, sintiendo la calidez de sus labios, su suavidad, el amor que desprendía. Cuando se separaron Pepa abrió el armario sin decir nada, y sacó de ahí el botiquín. Silvia sabía que iba a curarla y quiso pararla, pero ella no le dejó decir nada. Silvia sentía que con cada beso que le daba, con cada caricia, con cada mirada… iba borrando todos los rasguños que pudiera guardar. Iba borrando todos sus malos momentos convirtiéndolos en el mejor tesoro para guardar, cerrando sus heridas para abrir su corazón. Pepa: (susurrando) Quiero… quiero que te olvides de todas las heridas que has tenido antes, de todo el dolor que has sufrido… quiero borrar todo eso… -Dijo limpiando una de sus heridas.Silvia le cogió la mano con la que curaba su herida y la apartó de su muslo. Silvia: (Susurrando también) Pues entonces… -Dijo mirándola a los ojos, muy cerca.- Entonces bésame… no pares de besarme esta noche… ámame esta noche, Pepa… ámame… Pepa: Esta noche y el resto de mi vida… Y besándola y alzándola en brazos cuan princesa encantada, una puerta se cerró.
Porque las heridas, cuando no se cierran duelen, y aunque el tiempo pase, quedan grabadas a fuego sin saberlo, sin saber que algún día saldrán a la luz, removerán nuestro mundo, abrirán las cajas polvorientas… Y cuando se cierren, cerraremos esa caja, enterraremos un recuerdo para siempre, aunque duela, aunque queme…
Para volver a vivir. Vivir.
CAPÍTULO 29: HAGAMOS EL AMOR
Se dejó caer sobre la cama como una pluma. Ella, sobre su cuerpo, acariciaba su pelo y la miraba con un brillo distinto en los ojos. Leve y sutilmente sintió como una especie de brisa, una pequeña corriente que hizo que su cuerpo se enfriara momentáneamente. Se había separado de su cuerpo. Y con la mirada, intentó preguntarle el porqué. La miró acon losfiereza ojos, sin desviar la vista, indagando, pero ella tan sólo sonrió y la besó con dulzura primero, después. Notaba como su beso, que había empezado suave, lento, tímido, se transformaba en un beso rápido, húmedo, hambriento de más… Sus manos se perdían por su espalda, su cuerpo se estrechaba más al suyo y sus labios se abrían buscando profundizar el contacto. Temblando, Pepa recorrió con sus manos las piernas de Silvia, queriendo grabar a fuego el tacto de su piel. Silvia se estremecía ante su contacto, sintiendo como todo su cuerpo respondía y una sensación parecida al frío y la excitación provocaba que sus pezones se irguiesen. Los besos se hacían más necesarios y el calor empezaba a dominar el ambiente. Y ya no era como aquella vez, no. Ahora eran conscientes de lo que pasaba, sabían lo que querían, sabían lo que venía.
Subió hasta su cuello y lo besó, lo rozó con suavidad con la punta de su nariz, dejando a su paso pequeños mordiscos y succiones que hacían que tanto ella como Silvia sintieran escalofríos recorriendo su cuerpo. Dejó caer su cuerpo completamente sobre el de ella, comprobando lo placentero de ese contacto y volvió a encadenar su boca con la de ella. Tenía miedo, miedo de no saber hacerlo, de no saber complacer a Silvia.
Vergüenza, vergüenza de mostrar su cuerpo, y de ver como reaccionaría al estar tan cerca del de Silvia. Silvia: (susurrando entrecortada) Pepa… Pepa… Pepa: ¿uuuum? Silvia: Que te has quedado inmóvil… En efecto, Silvia había seguido besándola, y ella había dejado de dar órdenes a sus labios, y sus preocupaciones habían acaparado el 99% de su cuerpo. Silvia: ¿Te pasa algo…? –Temerosa.Pepa: no, no… yo no… Silvia: Pepa… -Dijo sentándose sobre la cama.- No tienes porque hacer nada si no estás preparada y yo… Pepa: No,tengo… no, no. tengo No es miedo eso, Silvia. –Y mirándola a los ojos añadió-: Nunca he estado(interrumpiéndola) con una mujer y yo… de que… Silvia le sonrió tierna. Silvia: Pepa… Pepa: Es que… yo… después de lo de Sonia… yo… Silvia: Pepa, ¿Sabes una cosa? Pepa: ¿Qué…? Silvia: Que quiero hacer el amor contigo, y que me da igual si sabes o no sabes, si has estado con una o no. junto Yo sólo quiero hagasme el amor, a tu manera, como quieras… Pero quieroy sentirmujer tu cuerpo al mío, queque tusme caricias estremezcan y que me beses hasta agotarnos… vibrar contigo cuando me toques… Quiero hacer el amor contigo, Pepa… Pepa no dijo nada, la besó, enredando su lengua con la de ella acariciando su cuello, enredando sus piernas. Delicadamente y sin romper el beso, despojó a Silvia de su toalla y sintió su cuerpo tibio debajo suya. Y entonces se le olvidó la vergüenza, el miedo a no saber hacerlo, a no hacerlo bien.
Y cuando Silvia despojó a Pepa de su toalla, dejando a la vista su largo cuerpo, sus cuerpos se acercaron, como si de un imán se tratase, mezclando la piel tostada de la morena con la piel blanca de la pelirroja.
Lo dulce, con lo salado. La morena acercó su boca hasta uno de los senos de Silvia, besándolo despacio, provocando que el fuego de la pelirroja se avivara más. Atrapó el pezón, succionándolo entre sus dientes, mientras Silvia recorría su espalda, atrayéndola más hacia ella. Y cuando Pepa inició un camino de besos desde sus senos hasta su vientre, deteniéndose en el ombligo, dejando una hilera de besos sobre su cuello, la pelirroja echó el cuello hacia atrás, facilitándole el trabajo. Un pequeño mordisco en el lóbulo de la oreja fue el detonante para que emitiera un pequeño gemido, apenas audible, que encendió más a la morena.
Sus cuerpos rodaban, enredándose, atándose, sus miradas hablaban, deseándose a cada instante más. Pepa se posicionó entre sus piernas, besando el vientre de la pelirroja y admirando su cuerpo desnudo, enrojeciéndola de la vergüenza. Silvia: No me mires así… Pepa: Eres… Eres preciosa, Silvia… -Dijo comiéndosela con los ojos.Acarició sus senos, besó su ombligo, rodó por sus muslos, estremeciéndola. Cuando depositó un suave y húmedo beso en la parte interna de su muslo, pudo escuchar la respiración agitada de Silvia, pidiéndole más. Acarició sutilmente el centro de la pelirroja, notando como aquello la quemaba. Lamió sus muslos, rozó su sexo y volvió a trepar por su cuerpo, frotando su cuerpo contra el de ella, escuchando en su oreja los gemidos ahogados de Silvia, que le pedía más. La pelirroja la cogió bruscamente de la cabeza, atrayéndola hacia ella, besándola con fuerza, con auténtica vehemencia. Pepa empujó la rodilla contra su entrepierna, callando un gemido con otro beso frenético, para después volver a recorrerla entera. Lamió su sexo, observando los movimientos pélvicos de la pelirroja, que intentaba profundizar el contacto y tenía la respiración cada vez más acelerada. Pero Silvia estaba desesperándose de ver que no terminaba lo que había empezado. Ahora frotaba con dos de sus dedos su clítoris, parando de vez en cuando para volver a besar su abdomen.
La estaba haciendo sufrir, y lo sabía. Silvia: Pepa… -Susurró respirando agitada.Pero Pepa succionó su clítoris por respuesta y apretó uno de sus pezones con sus manos. Silvia: Por Dios… -Dijo cerrando los ojos.El delirio y desenfreno se apoderaban de ella, intentando abarcar con sus manos todo lo posible, grabar su piel, grabar su olor, sus besos… Miró a Silvia, casi como en una demanda de permisión y por toda respuesta obtuvo su mirada desesperada, anhelante, deseosa… Y así se sentía ella también. Estaba deseosa de poseerla, deseaba poseerla de verdad, que se estremeciera entre sus brazos hasta el límite, hacerla tocar el cielo… Introdujo dos de sus dedos en el cuerpo de Silvia, moviéndolos en una cadencia regular al principio, agitada después, cuando los fuertes y prolongados gemidos de la pelirroja la avisaron de que ella no aguantaría mucho más.
Besó su cuello, excitándose más de lo que estaba ya, ante el contacto de su pecho contra el de Silvia, y cuando pensó que su mano no aguantaría más el ritmo, un gemido, detonante de aquella pasión, irrumpió en la habitación y resonó en su oído. Noto como su cuerpo debajo del de ella, se arqueaba, se retorcía, vibraba y palpitaba, respirando agitadamente. Clavando sus uñas en su espalda morena, dejando arañazos a su paso por su piel. Besó su frente y acarició su mejilla rosada, pero la pelirroja no se contentó con ese contacto, y cuando abrió los ojos, más brillantes que nunca, la besó con total devoción. Silvia: Eso es hacer el amor.
CAPÍTULO 30: Había soñado con ella. Con su pelo, con su risa… Había soñado que por fin la sacaban de ese piso donde estaba con Sonia y que se lanzaba a sus brazos y se la comía a besos.
Como esos besos que le daba, que hacían que olvidara donde estaba, quien era y que estaba besándola una mujer. Porque una vez se acercaba, todo daba igual. Y volvía a sentir esas mariposas en el estómago, y esas ganas de salir corriendo, de gritar, de saltar… Y hasta la primavera Soñó con sus manos, con su piel, con su olor…
parecía
florecer
aún
más.
El olor que aún podía sentir tan cerca de ella como si fuera real, como si estuviera ahí con ella. Sus manos, que parecían tocarla, acariciarla, suaves, tan frías… Sus besos… sus labios cálidos, dulces… ¿Dónde estás Silvia, dónde estás…?
……………………………………..
Pepa: Silvia… Donde estas… -Decía balbuceando y dormida.Silvia: Ssh… estoy aquí…
…………………………………….
Sí. Es verdad. Estaba ahí. Y volvió a sentir sus manos, frías como un témpano, recorriendo su espalda desnuda. Y su pelo rozándole el cuello, provocándole una sensación de hormigueo muy placentera, haciendo que se encogiera más en sí misma y pronunciara un gemido de agrado. ¿Estoy dormida? ¿Silvia? Silvia… ¿Dónde estás?
…………………………………..
Silvia: Será dormilona la tía… Pepa… Pepa… -Dijo acariciándole la nuca.- Pepa, despierta…
………………………………….
Uum… Sí. Igual debería despertarse. Pepa: (soñando) Quita, quita, lo agustito que se está aquí… La pelirroja se acomodó a su espalda la abrazó estrechamente por la cintura, cubriéndolas con el nórdico. Pepa: (soñando) Uyyy… y más agustito se está ahora… yo de aquí no me muevo, que estoy muy calentita…
………………………………….
Silvia: Pepa… Despierta dormilona… Pepa, aún dormida, emitió un gruñido a modo de respuesta, haciendo reír a Silvia.
…………………………………
Pepa: (Pensando medio dormida) Que graciosa, que me despierte dice, después de la juerga de anoche… Vaya marcha tiene esta… Sintió sus labios en su espalda, besando con delicadeza su piel y erizándole hasta los pelillos de la nuca. Extasiada por ese bienestar se dejó caer otra vez en los brazos de Morfeo, pero el desvelo le vino rápido. La pelirroja acarició con su mano la cintura de Pepa, bajando cada vez más, al tiempo que depositaba besos sobre el cuello y hombros de esta. Pepa: (Más despierta que dormida ya) Ay Dios… Ay Dios que está entrando en territorio salvaje…
…………………………………
Mordiéndose el labio y aguantándose las ganas de más, Silvia se atrevió a deslizar sus manos por el pecho de Pepa. Silvia: Pepa… cariño… -Dijo con voz lastimera.………………………………….
Pepa: (ya despierta pero haciéndose la dormida) ¡Vaya esta! ¡Que me está metiendo mano! Uum… Esta quiere guerra…. Vaya que si quiere guerra…se ve que no tuvo bastante con anoche…. Pues se va a quedar con las ganas… Pero el plan de Pepa tenía muchas grietas y no contó con que la pelirroja había aprendido la noche anterior como provocarla hasta el límite.
………………………………..
Silvia: Si yo sé que estás despierta… -Dijo zalamera, acercándose a su cuello.Con su mano jugó con uno de los pezones de la morena, provocando que se irguiera. Entonces, sin pensárselo dos veces y con una sonrisa pícara en el rostro, metió la mano entre las piernas entreabiertas de la morena y ejerció una súbita presión sobre su sexo. Pepa dio un respingo y abrió la boca sorprendida, pero la pelirroja no captó ese gesto. ………………………………..
Pepa: ¡La Ostia con la pelirroja…! ¡Como para fiarte de ella….! Uum… Pero no me va a engatusar tan fácilmente… ¡Por favor! Que yo soy Pepa Mir… Notó su presencia en la entrada de su vagina, con intención de usurparla.
………………………………
Silvia: Vaya vaya… La señorita no estará despierta, pero su cuerpo sí… -Dijo refiriéndose a la excitación que denotaba el cuerpo de la morena.Y entonces introdujo sin darle tiempo a reaccionar, dos de sus dedos, moviéndolos rápidamente y en círculos irregulares.
Como un resorte, la morena decidió acabar con su farsa, y se volteó dejando abajo a Silvia, que la miraba riendo. Silvia: Ya sabía yo que estabas despierta… -Rió.Pepa: Si, si… tu sabes mucho… -Dijo y la besó.Silvia hizo ademán de terminar lo que había empezado, pero Pepa atrapó sus manos y las dejó tras su cabeza, impidiéndole usarlas. Pepa: No, no, no… ¿No quería jugar la princesita? Vamos a jugar… -Dijo y resbaló sus labios entreabiertos por el cuello y el pecho la pelirroja.Antes de que pudiera protestar, la calló con un beso. Mordió sus excitados pezones y bajó por su vientre, pero cuando se despistó un segundo, ella ya había ganado ventaja, incorporándose y besando su cuello, haciéndola perder concentración. Silvia mordió su oreja y paseó su lengua por toda la oreja, haciéndola desfallecer. Y cuando la tuvo a su merced, volvió a ocupar su sitio y terminar lo que había empezado. Silvia: Yo quería jugar… Pero contigo… -Dijo con su rodilla embistió suavemente en su entrepierna.Pepa: Sil…. via…. Silvia: ¡Pero si no hemos empezado apenas…! –Exclamó.Y cuando bajó hacia abajo y lamió los pliegues de sus muslos, supo que la estaba llevando al límite. Lamió su sexo, humedeciéndolo más aún y provocando un prolongado gemido de la morena. Jugó con su lengua en él, estimulando su clítoris, que se erguía ya hinchado, y respondiendo a los deseos fervientes que el cuerpo de Pepa le pedía. Cuando supo que estaba a punto de llegar al orgasmo, y sus gemidos se hicieron más largos y prolongados, paró en seco, aún a sabiendas de que podría haber acabado con toda la excitación acumulada hasta el momento.
Pepa la miró con unos ojos asesinos y pensó que no podía haberla dejado con el calentón. Pero lejos de aquello, la pelirroja la miró sonriente, mordiéndose el labio, conteniendo su deseo, y cuando su amante menos lo esperaba, la penetró con su lengua. Escuchó el tremendo gemido de la morena como si la tuviera en su oreja y comenzó a mover su lengua en círculos dentro de ella. Hacia arriba, hacia abajo, izquierda, al centro, derecha… Pero no terminaba de explosionar. Pepa, con la respiración muy agitada intentaba decirle como hacerlo. Pepa: Má… más…. Más rápi… Pero antes de que hubiera terminado, Silvia sabía lo que tenía que hacer. Y moviendo su lengua rápidamente dentro de su cuerpo, a la vez que con la mano estimulaba su clítoris, consiguió que Pepa explosionara en un grandioso orgasmo que retumbó en la habitación. Aún con las últimas sacudidas del orgasmo, Pepa se aferró a las sábanas mientras Silvia iba poco a poco descendiendo el ritmo marcado. Se tumbó a su lado, mirándola a los ojos y la morena, aún respirando entrecortadamente y mirándola con una sonrisa muy pervertida dijo:
Pepa: Te voy a dar yo a ti juego…
Y riendo, pelirroja se mirada dejó hacer por aquella morena de metro 80 que se abalanzaba hacia su cuerpo conlauna ardiente de deseo.
CAPÍTULO 31: Si Lloras Me Muero.. Pepa: Pelirroja… Deberíamos ir a comisaría…-Dijo acariciando su espalda desnuda.Silvia: Pepa… no quiero… -Dijo recostada en su pecho, abrazándose más a su cuerpo.- Yo… No quiero verla. Pepa: Pero… Tienes que declarar Silvia… Silvia: No quiero verla, Pepa. –Dijo tajante.- Por favor… -Dijo incorporándose.-
Pepa (sentándose también en la cama) Esta bien, no la verás. De verdad. –Dijo mirándola con fijeza.- Te lo prometo. Silvia sonrió y la abrazó. Silvia: Pepa… ¿Me das un beso? Pepa: Uno y los que quieras guapa…
………………………………………
Una hora después, las chicas entraban por la puerta de la comisaría de San Antonio. Rita: Ay ay ay! Zagalica! ¿Qué te ha pasado, estás bien? Silvia: Si, bien, gracias Rita. Rita: ¡ay ay! ¡Será desgracia! Pepa hizo un gesto a Rita para que se callara y abrazó a la pelirroja de la cintura. Rita: Por ahí… te estaba buscando así un señor alto, encorbatao… Un inspector que se acercó a ellas. Inspector: Disculpe, ¿Señorita Castro? Silvia: Si, soy yo. Inspector: Verá… Encantado. –Le estrechó mano.- Soy el inspector Jiménez, la comisaría otro distrito… la señorita Soniala Aguerre tenía interpuestas variasdedenuncias en del nuestra comisaría… y después de lo ocurrido creemos que lo más conveniente, dada su relación con la acusada, es que viniera usted a declarar al juicio por tráfico de drogas. Silvia: ¿Qué? Inspector: Si, verá, lo que intento decirle es que requerimos su colaboración para… Silvia: No, no. No me ha entendido. –El inspector la miró con cara de incomprensión.- Mi.... – Suspira y mira hacia abajo.- Exnovia me da una paliza, luego me involucra en un caso de tráfico de drogas a cargo de la banda de narcos más buscada de España, después intenta violarme ¿Y ahora usted espera que yo vaya a declarar sobre el juicio de tráfico de drogas, sólo porque es mi expareja? Inspector: Bueno no, yo lo que quería…
Silvia: No, no. Usted no quiere nada. Porque yo ahora mismo, voy a interponer una denuncia por intento de violación a la señorita acusada y me voy a olvidar de este asunto. ¿Queda claro? –Dijo tajante y tirando de Pepa para delante.Inspector: (Volviéndose) Me parece que no ha entendido, señorita Castro, usted tiene que colaborar con el caso o… D.Lorenzo: O nada.-Dijo haciendo entrada en la escena.- Porque la señorita Castro no va a declarar en ningún juicio que no sea de su incumbencia. –Muy cortante.- Y si tiene que hacer declaraciones sobre el caso de tráfico, las hará aquí, en esta comisaría, y bajo mi responsabilidad. –Dijo y se acercó a Pepa y Silvia.D:Lorenzo: Vamos hija… -Dijo empujándola suavemente por el hombro y mirando con muy mala cara al inspector.-
…………………………………………….
Gonzalo: Silvia… sé que esto… no es fácil. Pero tienes que contarme todo lo que pasó desde que llegaste al piso franco. Silvia se encontraba en una de las salas de la comisaría, café en mano, relatándole a Gonzalo lo sucedido. Detrás, tras la cristalera, se encontraban Don Lorenzo y Pepa, observando cada movimiento, escuchando cada palabra. D.Lorenzo: Miranda… -Dijo sin mirarla, apoyado sobre la mesa, con la mirada fija en el interior de la sala.- Creo que debo darle las gracias por salvarle la vida a mi hija… Pepa: No tiene que darme las gracias, Don Lorenzo… D:Lorenzo: Mire…. Mª José… Iré al grano.-Ahora si la miró fijamente.- Las he observado, a usted y a mi hija. Y sé… sé que hay algo más entre las dos. Pepa: Don Lorenzo, yo… D.Lorenzo: No, no. No me tiene que decir nada, Miranda. Pero yo si le diré algo. –Dijo y bajo el volumen.- Que le agradezca que le haya salvado la vida a mi hija, no quiere decir que me guste verla con ella, porque mi hija no va a estar con ninguna mujer más, ni con usted, ni con ninguna. – Dijo y se marchó de la sala.Pepa, aún con el corazón latiéndole con fuerza, se incorporó e intentó prestar atención a la conversación de Gonzalo y Silvia.
Gonzalo: ¿Después de aquello que pasó? Silvia: Notaba que se ponía violenta… pero la verdad es que nunca le presté atención… hasta que no supe lo de las drogas. Gonzalo: Bien…. Y… -Le costaba preguntárselo.- Como…. ¿Cómo llego a… a intentar…? Silvia: Salí… salí de la habitación… Y… y ella vino y empezó a insultar a…-Calló de pronto y bajó la vista al vaso.Gonzalo: A Pepa… Silvia: Si… Gonzalo: ¿Y entonces? Silvia: intentó abrazarme… y no la dejé… entonces intentó besarme y bueno… le escupí… y se puso furiosa… -Dijo recordando la escena con todo lujo de detalles, quebrándosele la voz.Gonzalo la cogió de la mano. Silvia: (sobreponiéndose) Corrí a la habitación… pero ella me alcanzó… -Hizo una pausa y miró hacia abajo.- Me… me cogió… me dijo… -su voz volvió a quebrarse.- Me dijo que si me quería ir con ella… -Dijo refiriéndose a Pepa, Gonzalo lo suponía.- Que lo hiciera, pero que antes iba a ser suya… -Una lágrima corrió por su mejilla y Gonzalo apretó su mano más fuerte.- Me llamó puta, intenté hacerla entrar en razón….me pegó… y… entonces… Calló. Gonzalo: ¿Entonces…? Silvia: Gonzalo, por favor… -Lo miró a los ojos, suplicándole.- no me pidas que te cuente… -más lágrimas corrieron por sus mejillas.-
Pepa, que estaba fuera escuchando toda la conversación, aguantaba su rabia y su odio, intentando no mezclarse en la declaración, pero cuando vio a su pelirroja llorar, no pudo aguantar, no lo pudo evitar.
Gonzalo: Silvia, no quiero, de verdad…. Pero es necesario… Silvia se intentó reponer, y entre lágrimas, intentó contestarle a Gonzalo. Silvia: Me tiró sobre la cama…. Me inmovilizó, me amordazó, me quitó la ropa… y… y… -No aguantó más y se derrumbó frente a Gonzalo, escondiendo su cabeza entre los brazos, llorando.Pepa llegó entonces y corrió a abrazarla.
Pepa: Shh… Tranquila…. –Dijo abrazándola.- Tranquila princesa… Silvia se abrazó a su pecho sin soltarla, escondiendo la cara en su regazo. Pepa: Shhh…. Sh…. Ya está, ya pasó mi vida…. –Y se sorprendió a sí misma al pronunciar esas palabras.Sí. Ahora sí. Ahora era su vida. Gonzalo: Silvia… Silvia se repuso un poco, y aún abrazada al pecho de Pepa y sin descubrir su rostro le habló a Gonzalo. Silvia: me… me mordió, me besó… me arrancó todo… me pegó… -Lloró más fuerte.Pepa la abrazaba con fuerza, entrecerrando sus ojos y aprentando la mandíbula. Gonzalo: Silvia… -Llevó sus manos a la cabeza y resopló fuerte.- Silvia… ¿Llegó a….? –Tomó aire y lo dijo del tirón.- ¿Llegó a meterte….? Por un momento, la sala se sumió en un profundo silencio. Gonzalo esperaba, expectante, Pepa, con la rabia contenida, abrazaba a su princesa, conteniendo su respiración, y lo único que se escuchaba, eran los sollozos de Silvia, que no parecía tener intención de contestar. Gonzalo: Joder Silvia… -Dijo desesperado.- No quiero, no quiero estar haciendo esto, pero es que tengo que preguntártelo… Silvia: ¡Si, joder, si! –Dijo y se separó de Pepa, para mirar fijamente a Gonzalo.- ¡Si! –Se levantó dando un fuerte golpe en la mesa.- ¡Me metió los dedos, me metió esos asquerosos dedos, me hizo gritar de dolor! ¿Eso? ¡¿Eso es lo que querías escuchar?!
Con la respiración agitada y las lágrimas corriendo por sus mejillas, Silvia lo miraba a los ojos, esperando que le dijera algo. Gonzalo la miró con la boca abierta, no podía creerse que de verdad le hubieran hecho eso… Entonces miró a Pepa, con intención de que interviniera, pero Pepa no decía nada. Su mandíbula estaba contraída, sus ojos cerrados, apretados, intentando que no se escaparan las lágrimas que amenzaban con salir. Silvia: (algo más calmada) El resto ya lo sabes.
Entonces Gonzalo miró a Pepa fijamente, sin poder evitar sorprenderse por las lágrimas que surcaban la cara de la morena, que permanecía de pie, quieta, con los ojos cerrados. Silvia deparó en la vista de Gonzalo y se volvió hacia ella. Silvia: ¡Pepa…! Se lanzó a sus brazos, intentando encontrar en ellos el calor que necesitaba, hundiendo su cabeza en su pecho y rodeándola con los brazos. Pepa acarició su pelo y la abrazó por la cintura. Y entonces, abriendo los ojos, dejando escapar sus lágrimas, y mirando a Gonzalo fijamente, dijo con dureza: Pepa: Voy a matarla. Voy a matar a esa hija de puta.
……………………………………….
Ya más relajadas, y sin dejar de abrazarse, salieron de la sala con Gonzalo. Gonzalo: Silvia… no te preocupes, te… te juro… Que no voy a descansar hasta que no esté entre rejas. Silvia: Gracias… Gonzalo… -Dijo y esbozó media sonrisa.Gonzalo: Iros a descansar, lo necesitáis. No te preocupes, alguien cubrirá tus turnos Pepa. Pepa: Gonzalo yo no sé como… Gonzalo: (haciendo un gesto con la mano y cortándola) No, no, no tienes que decirme nada. Descansad. –Dijo y le dio una palmada en el hombro a Pepa.Se aproximaban a la salida, estaban a punto de salir… cuando la vio. Cruzaba la comisaría, camino a la sala de confesiones, esposada y con la cabeza gacha. Y la vio, su rabia aumentó, no pudo evitarlo, quería matarla, quería destrozarla, quería reventar cada parte de su cuerpo y verla despedazada a sus pies
Sonia las miró, juntas, abrazadas y sonrió sin escrúpulos. Y cuando Pepa pensaba pasar de ella, relajarse y marcharse con Silvia a casa, lo oyó. Y cuando la castaña pronunció aquellas palabras, no pudo evitar volverse hacia ella y reventarla. Pepa: ¡Hija de puta, te voy a reventar!
CAPÍTULO 32: Y se abalanzó sobre ella sin que nada ni nadie pudiera pararla. Silvia: ¡Pepa! ¡PEPA! Gonzalo, que había escuchado los gritos y Paco, que también andaba por allí, acudieron a separar a Pepa que agarraba a Sonia del cuello. Pepa: ¡Repítelo, repítelo si tienes coño, hija de puta! Sonia: Que si has aprendido ya a follar… o tengo que ir yo a… Pepa: ¡¡¿Tu?!! !Te voy a dar una somanta palos que vas a ver si puedes abrir la boca otra vez! Sonia: ay pepita, pepita… si yo solo quería follarme a la princesita… ¿Es así como la llamas no? Y que le doliera tanto que no quisiera follar contigo en la vida… Pepa: ¡ME CAGO EN TU…! Paco: ¡Pepa, Pepa! No hagas ninguna tontería que te la juegas, por favor. Pepa no pensaba soltarla, pero encontró a su paso la mirada de Silvia, rogándole con los ojos que la dejara en paz, que volviera con ella y se tranquilizara. Y así lo hizo. Sin mediar palabra, soltó el cuello de la camiseta de Sonia y le dirigió una mirada altiva y de desprecio absoluto. Se acercó a Silvia, sin mirar a su hermano ni atender a los gritos de Don Lorenzo, que desde el pasillo de arriba los insultaba a todos, y atrayéndola de lalos cintura bajolasu atenta besó. Sus lenguas jugaban y sus bocas se abrían para recibir labiosy de otra. Fuemirada, un besolacorto, pero profundo, muy profundo. La comisaría entera pareció enmudecer, y la rabia de Sonia, aumentar. Se separaron y pegaron sus frentes, aún abrazadas. Pepa: (susurrando) Vámonos de aquí… Silvia: (susurrando también) Si, por favor…
Se cogieron de la manoeny salieron de la comisaría sin que el palabra. vuelo de una mosca las interrumpiera. Todos se mantuvieron silencio sin poder pronunciar una
Algunos por conmoción, otros por sorpresa, otros por enfado.
…………………………………………….
Silvia: ¿Dónde dices que vamos? Pepa: Es sorpresa… -Decía mientras conducía.Silvia: Pero… ¿volveremos para la noche? Pepa: No… hasta dentro de… -Pensó.- cuatro días…. Nada. Silvia: ¿!Qué¡? ¡Pero Pepa, tenemos que ir a…! Pepa: no, no no… -Negando con la mano.- Todo esta arreglado. Gonzalo nos ha dado un par de días libres, y elpucheros.sábado y el domingo no trabajamos, además, Povedilla me debía dos guardias. – Dijo haciendo Silvia: Esta bien… pero es que… no me has dicho nada y yo no tengo ropa ni… Pepa: Yo hice tu maleta… Silvia: ¿Es en serio? –Dijo seria.Pepa: si… -Con miedo.Silvia: ¡Has rebuscado entre mi ropa interior! Pepa no sabía que decir, se sentía mal… quizás debería haberle dicho a Silvia a donde iban… Pepa: Silvia yo… Pero Silvia estalló en una carcajada que le dejó descolocada. Silvia: Tonta… -Dijo y besó su mejilla.- Era una broma… Pepa: ¡AAyyy! ¡Yo que sé! Silvia: Y… ¿Me puedes decir al menos cuanto tardaremos? ¿Está cerca? Pepa: Puuff… échale 5 horas… Silvia: ¿5 horas? ¿Tanto? Osea que llegaremos a las… ¿9 de la noche? Pepa: Si, mas o menos. ¿Quieres música? –Dijo encendiendo la radio.Silvia: no… -Y la miró intensamente.-
Pepa: ¿El aire está bien? ¿Más caliente, más frío? Silvia: No, esta bien. –Dijo mirándola más intensamente.Pepa: ¿Quieres… Quieres que bajemos y estiras las piernas y ya si quieres….? Silvia: SSh…. Lo que yo quiero… -Dijo acercándose.- Es un beso. –Dijo y con su dedo índice recorrió desde su cuello al brazo.Pepa: ¿Un… un beso? –Tartamudeó.Silvia: Bueno… mejor no. –Dijo retirándose.- No quiero un beso. Pepa apartó la vista de la carretera unos segundos para mirarla sin entenderla. Silvia: Quiero muchos, muchos… Muchos besos… -Y besó su cuello.Pepa: Silvia… voy conduciendo… Silvia: ¿Y? ¿es que te pongo nerviosa? –Dijo acariciando su escote.Pepa: No… -Silvia metió una mano en su camiseta.-bueno… bueno si, bastante, si si, me pones nerviosa… Silvia: Vaya vaya… que interesante… -Dijo y presionó su entrepierna, haciendo que Pepa soltara un gemido inesperado y el coche se deslizara hasta las bandas sonoras que indicaban que se salía de camino.Pepa: Silvia… por Dios… Aquí no… voy conduciendo… -Rogó.Silvia: Esta bien, pero ya sabes… cuanto antes lleguemos… Pepa procuró darse la mayor prisa posible.
………………………………..
Silvia: Pepa… ¿Dónde vamos tiene playa? –Dijo adormilada y recostada en el asiento. Eran las 8.Pepa: Si, aunque a una media hora. Silvia: Huum… Deduzco que es a Andalucía… Pepa: ¡Increíble! Silvia: Lo he leído en el cartel… Pepa: me lo he imaginado… -Dijo haciéndole una carantoña.-
Pepa: Sólo te diré…. Que donde vamos… hay muchas mezquitas. –Y sonrió.Silvia: ¿Muchas mezquitas?
CAPÍTULO 33: Modestia Aparte Pepa: Sí, y muchas más cosas. Estoy segura de que te va a encantar. –Sonrió.Silvia: Si… pero me muero de sueño… -Dijo estirándose y con los ojos cerrados.Pepa: Vaya, vaya, pero si antes Silvia: Ya, pero como voy aburrida, pues me duermo.
no
tenías…
-Dijo
juguetona.-
Pepa: Pues me parece que el sueño se te va a pasar rápido pelirroja… Estamos llegando. –Dijo ampliando su sonrisa.Silvia: ¡¡¿Aquí?!! –Dijo mirando al cartel sin creerlo.- ¡Siempre he querido venir aquí! –Dijo ilusionada.Pepa: ¿Ah si? Vaya, me alegro. Ya verás que hotel tan bonito tenemos, tiene unas vistas… Silvia: ¿Dos habitaciones dices no? Pepa: ¿Dos…? Emm… yo… -Titubeó, quizás había ido demasiado deprisa.Silvia: ¡Pepa! Que es broma… No te dejaría dormir en la habitación de al lado ni borracha… Pepa: Si es que yo lo valgo… -Y se frotó los nudillos contra el cuello de la camisa.-
………………………………..
Durante todo el camino, Silvia fue observando maravillada el recorrido que hacían, mirando por la ventana, abriéndola y respirando el aire, raro, distinto al de Madrid… Pepa: Prepárate pelirroja, que por fin, aunque no te lo creas, vamos a bajar del coche. –Riendo.Silvia: ¡Oh Dios! ¡No me lo puedo creer! –Abrió la puerta y puso los pies en el suelo.- ¡Dios! ¡Esto es orgásmico! –Dijo estirando los brazos y respirando hondo.Pepa: (muerta de risa) Si, si, orgásmico… eso es lo que dirás luego cuando…. Silvia: ¿Cuándo qué? –Sin saber como, Silvia se había acercado a ella y la tenía agarrada por el cuello de la camisa.-
Pepa: Eemm… cuando pruebes la comida que… -Se puso roja como un tomate.Silvia: Pues vaya… pensaba que era otra cosa… -Dijo soltándola y haciéndose la ofendida.Pepa: Anda ven aquí pelirroja… -Dijo y le plantó un beso en mitad del aparcamiento, sin profundizar demasiado el contacto, pero manteniendo los cuerpos muy pegados.Silvia: Así no sé si podré esperar a la comida… -Dijo irónica.Pepa: Seguro que si… los postres son buenos… -Pícara.Silvia: Eso espero, porque quiero uno grande, bien grande… -Dijo y cogiéndola de la mano salieron del aparcamiento.-
……………………………………….
EL hotel estaba en la parte más alta de la ciudad. Desde el se podían contemplar las vistas de todos los edificios, de sus montañas, su horizonte… El hotel Palace, que así se llamaba, tenía la típica fachada de palacio árabe y en su interior se podía observar el lujo de uno de los mejores, sino el mejor, hotel de la ciudad. Silvia: Dios, Pepa… Es… -Dijo mirando asombrada una gran lámpara de araña que colgaba en el hall.Pepa: Asombroso, ¿Verdad? Silvia: Es impresionante. –Dijo acercándose de su mano a recepción.Pepa: Buenas noches, verá… hice una reserva para el día de hoy. Recepcionista: ¿Su nombre por favor? Pepa: María José Miranda. Recepcionista: María José Miranda… -Cliqueó con el ratón.- Una suite luxury superior…. Última planta… Con desayuno… ¿no es así? –La miró.Pepa: Si, así es, todo correcto. Recepcionista: Perfecto señorita… entonces le doy ahora mismo su llave… -Dijo mientras la cogía.- Aquí tiene, Suite 5, última planta. Aquí tienen unos planos de la ciudad, de las rutas, los restaurantes… Y cualquier cosa que deseen preguntar, disponen de un teléfono en la suite. Pepa: Muchas gracias. –Sonrió a la chica.- Hasta luego.
Recepcionista: que disfruten de su estancia.
Subieron en el ascensor hacia la última planta. Silvia: Pepa… Pepa: Huumm? Silvia: Te has pasado… Pepa: ¿Con qué? –Asustada, igual había hecho algo que molestó a la pelirroja.Silvia: Con esto… con todo… no tendrías que haberte molestado en… Pero Pepa la paró. Ya sabía que no era nada que había molestado a Silvia. La agarró de la cintura y la atrajo hacia ella. La lengua, besó despacio primero, saboreándola, recorriendo con su lengua toda su cavidad, jugando con su mordiendo sus labios. Posó una mano en su melena pelirroja y la atrajo más hacia si, profundizando el beso y Silvia respondió estrechando su cintura con la de ella y recorriendo su espalda con las manos. El beso se hacía cada vez más excitante y las manos volaban sobre los cuerpos, recorriendo piernas, brazos, espaldas… La puerta del ascensor se había abierto, y ninguna se había enterado. Pepa: Casi que… vamos dentro… ¿no? –Dijo separándose y juntando su frente con la suya, manteniéndose muy, muy pegada a ella.Silvia asintió con la cabeza, mirándola deseosa. Casi podía ver como la desnudaba con la mirada. Pepa la cogió de la mano y casi corriendo la llevó a la suite. Estaban deseosas por volver a besarse, a tocarse. Querían volver a recorrerse, volver a sentir sus cuerpos desnudos, el uno sobre el otro… La sensación de la piel desnuda, el calor, el frío a la vez…
http://www.youtube.com/watch?v=ZlPOExyzO48
Pero cuando Pepa abrió la puerta de la habitación, la mirada de Silvia se posó en otra parte.
Silvia: ¡Oh Dios! –Dijo con la boca abierta y entrando despacio.- Esto es… Es… -Mirando a Pepa.Es maravilloso Pepa… Pepa cerró la puerta, se acercó a ella y la abrazó por la cintura desde detrás. Pepa: ¿te gusta? –Dijo en su oreja y balanceándose junto a ella.Silvia: Me encanta…
La habitación disponía de una cama de matrimonio inmensa, enorme. Una televisión de plasma en la pared, enfrente de la cama. Un baño con una bañera grandísima y un pequeño saloncito con sillones estilo árabe y una mesita y sillas, terraza con vistas a la ciudad y un jacuzzi en ella. Se asomaron a la terraza, aún abrazadas, mirando las vistas, sintiendo la brisa en sus caras. Pepa: ¿Sabes que estás guapísima así? –Dijo mirándola embelesada.Silvia: ¿Así, como? Pepa: Así… -le acarició la mejilla.- con tu carita de sueño… -Silvia sonrió.- El aire dándote en el pelo y despeinada… -Tocó su melena roja.- Me encantas… Silvia: Y tú a mi… -Dijo y la abrazó.Pepa: Oye… -dijo y se separó de ella.- ¿Yo no estoy guapa despeinada? Silvia: ¿Tú? Preciosa, estás preciosa… Pepa: Será que en Granada me vuelvo más guapa… Modestia aparte… -Dijo haciendo reír a Silvia.Silvia besó lesudijo: cuello, depositando pequeños besos en él y cogiéndola de la cara, manteniéndola muy cerca, Silvia: ¿Te confieso una cosa? -Dijo mordiéndose el labio.Pepa: Dime. Silvia: Siempre he querido hacerlo en un jacuzzi…
CAPÍTULO 34: Una Noche Muy Mojada… Pepa: ¿Ah si? –Dijo apartándole un mechón de la frente y sonriendo pícara.Silvia: Si… -Algo más azorada.Pepa: Pues igual… igual deberíamos cumplir tu sueño… -Dijo empujándola hacia adentro.-
Y antes de que pudiera darse cuenta, Silvia había acabado dentro del jacuzzi con la ropa, mientras Pepa desde arriba y seca, la miraba muerta de risa. Silvia: Tu si que sabes como bajar la libido… -Dijo fastidiada.Pepa: Venga pelirroja no te enfades… Silvia: No Pepa, déjame en paz… -Dijo mosqueada y saliendo del jacuzzi.Pepa supo entonces que la había cagado. Silvia le había confiado un deseo y ella había respondido tirándola hacia el jacuzzi con la ropa y riéndose de ella… sí, quizás se había pasado y ahora… Silvia: ¡al agua! Silvia había empujado a Pepa hacia el jacuzzi también con la ropa y ahora era ella la que estaba muerta de risa. Pepa: ¡Joder Silvia! Y yo pensando que estabas enfadada y que… Pero calló al ver como la pelirroja entraba al jacuzzi despojándose de la camiseta mojada. Silvia: Quizás…. Deberías quitarte la camiseta… hoy no es el día de las camisetas mojadas… ¿Sabes? Pepa: Gracias por la información… -Dijo mirando con la boca abierta a Silvia, que se desnudaba ante sus ojos.Silvia: ¿Qué pasa? ¿No te vas a mover? –Dijo acercándose a ella y con el sujetador aún puesto pero desabrochado.- No te preocupes, ya te quito yo la ropa… Y a horcajadas, se sentó encima de ella y la dejó en sujetador, lanzando la camiseta empapada fuera de la bañera. Silvia: ¿Qué pasa…? –Lamiendo su cuello.- ¿Es que no te gusto? –Deslizando su mano entre sus pantalones.Pepa: Silvia… por Dios… -Entrecerrando los ojos.- Como me dices eso… Silvia: Entonces bésame, no pares de besarme Pepa porque… -Calló al sentir sus labios.Pepa: Calla ya por Dios… -Dijo y volvió a cogerla del cuello para besarla más profundamente.Terminó de quitarle el sujetador y ella misma se quito el suyo. Los pantalones volaron al instante y la ropa interior, también empapada, planeó hasta cerca de la cama. Silvia bajó su mano hasta la entrepierna de Pepa, apretando y acariciando a la misma vez. Pepa: Uumm… -Se retorcía.Silvia: UUm… ¿Que pasa? Esto esta mojadito eeh…
Pepa: Nor…mal… -Respirando como podía.- si estamos rodeadas de agua… Silvia: No, no, no… -Dijo besándola.- Aquí esta mojadito por otra cosa… -Y magreó uno de sus pechos hasta que la escuchó gemir de nuevo.Su pelvis comenzaba a agitarse, buscando profundizar el contacto, pero Silvia con una mano la detuvo. Pepa: Sil… Silvia: Sshh… ¿Por qué tanta prisa? ¿Tienes prisa? Porque yo no… -Dijo y pellizcó su clítoris haciéndola saltar.- Hasta que no me digas porque estas tan mojada… -Susurró restregándose contra su cuerpo.Pepa: No… no puedo pensar… Silvia: Ya… excusas… -Paseó sus dedos por la entrada a su vagina.Pepa: Aarrff…. Silvia: ¿No me lo dices….? –Con carita de inocente y apretando sus dedos contra ella.Pepa: Porque me pones… -Introdujo un dedo rápidamente y lo saco.- Aaaaarrhhh…. Silvia: ¿Cómo, como? Aayy… que no lo he escuchado… -Succionó uno de sus pezones.Pepa: Que me pones…. UUummm… Me pones muy… muy caliente… -Y mordiéndose el labio, hizo acopio de su voluntad y se situó encima de Silvia.- Ahora me vas a explicar tú a mi que te pasa… Metió la cabeza bajo el agua y chupó su clítoris, acariciando sus muslos. La sensación era de lo más placentera, se sentía todo como más intenso, más…. Mojado. Silvia: Uummm… Pepa: ¿Qué? ¿Me explicas que te pasa? –Con el pelo empapado.Silvia: Lo mismo que a ti… Pepa: ¿Y qué me pasaba a mi? –Introdujo un dedo en su vagina, pero a diferencia de Silvia, lo dejó ahí.Silvia: Aaaaahh…. Pepa… -Gimió.Pepa: Dime... –Mordiéndose el labio y metiendo y sacando dos dedos en su cavidad.Silvia: ¡UUummmm….! Pepa: Dímelo… dime que te pongo… -Susurró en su oreja, mientras continuaba metiendo y sacando sus dedos.-
Silvia: ¡Fóllame! ¡Pepa, Fóllame! Y sin decir nada más, la sentó en sus piernas y la besó hasta la saciedad, estimulándola, chupando su oreja, sus pezones, sus labios, su sexo… Silvia metió su mano en la intimidad de Pepa y comenzó a estimularla también. La cadencia de gemidos se hacía más agitada y el calor empezaba a subir. Pepa: Silvia… aaahh… Silvia espera… -Dijo.Silvia: Umm… Calla por Dios… -Moviéndose encima de ella.Pepa: aaarrrff…Córrete conmigo… Silvia: No puedo, no…. Pepa: Casi… Silvia: Más ráp… Pepa: Ya lleg… Silvia: ¡Aaaaaaaahhh…..! Pepa: ¡fffrrrrrrrr ……! Las respiraciones agitadas sacudían sus cuerpos, sudados, mojados, uno sobre otro. Silvia: Cualquier juraría que nunca habías hecho el amor con una mujer… -Dijo resoplando.Pepa: Aprendo rápido… -Guiñándole el ojo.Silvia: Eso es que tienes buena maestra… Pepa: No lo sabes tu bien…
……………………………………
30 MINUTOS DESPUÉS
Pepa: Silvia por Dios, que son casi las 11… me rugen las tripas…
Silvia se había metido en la ducha hacía ya casi media hora y no salía… por supuesto no había permitido que Pepa entrara con ella, porque sabía que entonces no saldrían hasta la mañana siguiente. Silvia: Ya voy, ya voy… -Se escuchó el pestillo abriéndose.Pepa: Voy bajando a preguntarle a la recepcionista a ver donde podemos cenar… Silvia: ¿Te ha gustado la recepcionista eh? –saliendo.Pepa: (Con la boca abierta) Pero más me gustas tú… Estaba guapísima. Con un vestido rojo muy informal, casi de ir a la playa, tipo hippie, el pelo suelto y mojado y unas sandalias de dedo negras. Pepa: Mira que me gustas desnuda, pero así, estas preciosa… -Dijo acercándose a ella.Silvia: Tu también me gustas más en pelotas… -Rió.Pepa: Vamos, princesa. –Dijo y le tendió el brazo para salir de la habitación.Pepa: Perdone… quería preguntar algún sitio para comer… Recepcionista: Hola, buenas noches. ¿Qué tipo de comida? Pepa: No sé… -Miró a la pelirroja en el sofá de la recepción, tocándose el pelo.- ¿Italiana? Recepcionista: Si no quieres ir muy lejos, aquí mismo, bajando a una plaza, tienes un restaurante muy bonito que tiene comida italiana. Se llama la pizzería las ninfas, y está aquí mismo, en la plaza del campillo. –Le señaló el mapa.- ¿Ves? Bajas la cuesta del hotel y llegas enseguida. Es un restaurante muy pequeño, pero muy bonito, muy acogedor. Pepa: Muchas gracias. –Sonriendo.Recepcionista: Que aproveche. Pepa: Vámonos pelirroja, ¡Te invito a cenar! –Cogiéndola de la mano.Silvia: No esperaba menos…
Siguiendo las indicaciones de la recepcionista, llegaron hasta la plaza del campillo, en obras, como toda Granada. (NOTA DE LA AUTORA: Es una mierda andar con todo en obras, lo juro xDD)
La plaza, a pesar de ser casi las 11 de la noche, estaba llena de gente. Había grupos de jóvenes jugando con unas cario cas, parejas paseando, niños con helados… El restaurante que había dicho la chica era exactamente así. Pequeño, muy pequeño, pero acogedor. Tan pequeño que las escaleras sólo las podían subir de uno en uno y con cuidadito. Silvia: ¡mira Pepa! Señaló las paredes, cubiertas de adornos de cerámica y máscaras pintadas. Casi no se veía pared, todo estaba lleno de figuritas. La mesa donde las situaron estaba al lado de una ventana llena de macetas, en el segundo piso. Pepa: Es precioso… Silvia: Me encantan las figuritas… Pepa: Pues a mi no, porque como me levante, les doy. Silvia: Pues no te levantes… Pepa: Es que… -Se acercó a ella.- Quería darte un besito… Silvia: Haberlo dicho antes… -Dijo y le dio un pequeño pico.Camarero: Eemm… ¿Qué van a tomar las señoritas? Silvia: uum… una pizza tropical y… ¿Tú que quieres Pepa? Pepa: (Roja como un tomate) Unos… unos raviolis marineros… Camarero: Bien… -Tomando nota.- ¿Y de beber? Pepa: Un vino de… Silvia: Nah, deja deja… Yo quiero una fanta de naranja Pepa: Em… -Bloqueada.- Bien, pues una…. Una coca cola… Camarero: Enseguida se lo traigo. Pepa: Anda que… yo que iba a invitarte, con todo el despliegue de lujos, con vinito y helado y todo… Silvia: ¡eh, que el helado si lo quiero! Pepa: ¿Ah el helado si no? Silvia: Pepa… que sabes que pasa si bebemos… -Rió.-
Pepa: ¿Que pasa? Silvia: Que luego acabamos donde acabamos… Pepa: A mi no me hace falta beber para acabar en la cama contigo… -Le guiñó un ojo.Silvia: O en el jacuzzi… -Sonrió.-
………………………………………………
Pepa: Dios, no puedo más… -Tocándose la barriga.Silvia: ¿Qué no? ¡Si está buenísimo! –Dijo devorando otro trozo de pizza.Pepa: Dios pelirroja… sale más a cuenta comprarte un traje que invitarte a cenar… -LA miró incrédula.Silvia: Hay que reponer fuerzas… Pepa: Ya… ¡Ostias! –Se paró.- ¿Has oído eso? Silvia: ¿El que? Pepa: ¡El trueno Silvia! Silvia: Yo no he oído… -Se paró también.Pepa: Dime que eso no es llover. –Miró por la ventana.Silvia: ¡Como llueve! Pepa: Dios mío… Silvia: Pide la cuenta, antes de que llueva, corre.
A la salida del restaurante el suelo era un completo charco y la plaza estaba desierta. Granizaba agua muy fuerte y los rayos y truenos se sucedían. Pepa: Y yo me pregunto… ¿Dónde coño están los morillos que venden paraguas los días como hoy? Silvia: A cubierto… Pepa: No me extraña. Pelirroja… tenemos que correr. –Miró sus chanclas.- Súbete.
Silvia: Si hombre, a que nos caigamos las dos. Pepa: Silvia, súbete. Silvia: Pepa que no. Pepa: Que te subas joder. Silvia: Vale, vale, señorita borde… Pepa: Guapa… Silvia se subió a su espalda y al grito de tres, Pepa corrió como pudo cuesta arriba con la pelirroja en su espalda enganchada cuan garrapata. Silvia: ¡Que nos matamoooos…! Pepa: ¡Calla, calla, que esto es como correr el decatlón! Silvia: ¡Pepa! Pepa: ¡¿Qué?! –Se frenó en seco bajo la lluvia.Silvia: ¡Mi helado! Pepa: Joder Silvia… ¿No puede esperar a mañana cariño? Silvia: Bueno, vale, pero sólo porque tengo mojadas hasta las bragas… Pepa: Pues esta vez no he sido yo… -La miró pícara y estalló en una carcajada.Silvia: ¡Claro, como yo te estoy tapando la mitad de la lluvia te descojonas! ¡Venga, que me estoy helando! Pepa: Yo te caliento ahora guapa… Silvia: ¡Tira para arriba ya, fantasma!
Entre risas y empapadas como nunca llegaron a la recepción del hotel, donde Pepa bajó a Silvia. Recepcionista: ¡¿Está lloviendo?! –Dijo muy sorprendida.Pepa: Que vaa… Sólo un poco…. –Cara de gotita cayendo.Recepcionista: Vaya, si vais hechas unas sopas… Silvia: Y tanto… Recepcionista: mirad, ahí tenéis el ascensor, subid y cambiaros porque vaya si estáis mojadas…
Silvia: No lo sabes tu bien… -Entre dientes.Recepcionista: ¿Cómo? Pepa tosió disimulando la risa. Silvia: Que si, que si, Vamos a subir Pepa… Pepa: Vaya vaya pelirroja… te veo lanzada ¿eeeh? Silvia: Lanzada tu recepcionista, que o veas como te miraba, como hoy es el día de las camisetas mojadas… Pepa: Mírala que se pone celosona… Con lo guapa que estás así, con el pelo todo mojado… -Le acarició la cara.- ¡Ya sé! ¡Eres la sirenita! ¡pasada por agua! Silvia: Ja, ja, que graciosa… ¿Y tu quien eres, el cangrejo? Pepa: No, yo el príncipe que te rescata del maremoto… -Dijo y la alzó en brazos.- Vamos princesa, a su suite. –Dijo entrando a la habitación.Silvia: Tonta… -Rió.Pepa tiró a Silvia sobre la cama y comenzó a desnudarla. Silvia: ¡oye! ¡que esto en el cuento no pasaba! Pepa: Claro, pero es que en el cuento la sirenita no estaba tan mojada… -Rió y la miró pícaramente.Silvia: Tú si que estás mojada…. –Riendo también.Pepa: No sabes cuanto…
CAPÍTULO 35: Fobias Silvia: ¡Que no, que no! Que no quiero más helado, por favooor… Pepa: ¡Un poquito más! ¡Yo se que tu puedes! –Dijo metiéndole otra cucharada en la boca.Silvia: ¡Que no! ¡Por favor, Pepa, por favor! ¡voy a reventar! Pepa: Venga no seas quejica Silvia, ¿No querías tanto helado? Silvia: ¡Ya no quiero! ¡Pepa, por favor, que me estoy ahogando….! Pepa: Ay Silvia por favor… -Metiéndole otra cucharada.Silvia: ¡Que me ahog…!
Sentía como le faltaba el aire, su respiración iba fallando y el oxígeno no llegaba a sus pulmones… Sentía algo no muy pesado en su cara, taponando su nariz y boca… ………………………..
Silvia: (Jadeando desesperada) ¡Me ahogo, me ahogo! -Despertando y abriendo los ojos asustada.Pepa: (muy adormilada) ¿Silvia? –la miró abriendo más los ojos.- ¡Ostias Silvia! Se levantó corriendo y se sentó a su lado en la cama. Pepa: ¿Estás bien? –Asustada.Silvia a su lado se cogía la garganta con las manos y respiraba alterada, mirándola con los ojos muy abiertos. Pepa: ¿Silvia, estás bien? Silvia: No me lo puedo creer… Pepa: ¿Qué pasa? –Aún asustada y acariciándole la mejilla.Silvia: (mirando al infinito y cogiendo aún su garganta) He estado a punto de morir ahogada por una teta…. –Puso los ojos como platos.Pepa estalló en una sonora carcajada. Silvia: ¿De que te ríes? No ha tenido gracia… siempre pensé que tener una teta cerca de mi boca sería un sueño, ¡no una pesadilla joder! Pepa seguía desternillándose de la risa, revolcándose por la cama. Pepa: ¡Ahora vas a tener Tetafobia! –Volvió a reír.Silvia: (con cara de malas pulgas y despeinada) ¿Tu que decías, que las tenías pequeñitas no? ¡La ostia pequeñitas! ¡Si me iba a ahogar! –Hizo una pausa y respiró.- Y por cierto… ¿Que hacía una teta tuya en mi cara? Pepa la miró con cara de póker. Pepa: ¿Estás de coña no? –Levantando la ceja.Silvia: No…durmiendo! vamos que… que si… que sé lo que hacía una teta tuya cerca mía… pero… ¡estábamos Pepa: ¡Ay yo que sé! ¡Sería la postura!
Silvia: Si claro, ahora la teta tiene vida propia y se desplaza sola… Pepa: Bueno ya, Silvia… estamos haciendo de una teta una Tetafobia… -Y volvió a estallar de risa.-
Silvia se cruzó de brazos y escondió la cara en ellos. Pepa: Aaay Silvia… perdona… es que ha tenido gracia… -Dijo abrazándola.Silvia: ¡No pepa! ¡Es que no lo entiendes! –Levantó la cabeza.- ¡ ahora no voy a poder mirarte las… las… -Miró hacia el torso de Pepa.- ¡Dios no! ¡ahora siempre recordaré que casi me ahogo! Pepa: Tengo una idea… Que tal si nos damos una ducha… nos vestimos…. Y desayunamos y vamos a dar una vuelta. ¿Qué dices? Silvia: Bueeeno… pero sólo si me prometes que no me compraras helado de fresa, por favor, de fresa NO. Pepa: Vale, vale, de lo que tu quieras…
………………………………….
Dicho y hecho. Las chicas estaban duchadas, desayunadas y llegando a recepción. (NOTA DE LA AUTORA: Que limpias son estas chicas leche, estoy todo el día metiéndolas en la ducha xDDD)
Pepa: ¡Hola, buenos días! Recepcionista: ¡Hombre, buenos días! ¿Qué tal? ¿No os habéis resfriado no? –Miró a ambas.Pepa: No, no. Menos mal. Queríamos preguntarte por alguna ruta o algún sitio donde ir a dar una vuelta, donde poder comer… Recepcionista:_ Muy bien, ahora mismo te lo digo con el mapa. –Cogió uno.- Mira, aquí tenéis una ruta, pero es bastante larga y hace un día de mucho calor, será cansado. Podéis ir hoy a dar una vuelta por el centro, la catedral, la capilla, la alcaicería…. Comer en algún sitio de plaza nueva, que es una plaza bastante concurrida y podéis acabar la tarde con una vuelta por el paseo de los tristes o el mirador de San Nicolás en el albaizín. –Miró a Silvia.- Aunque a lo mejor es un poco cansado, se ve que no habéis descansado muy bien… -Hizo una mueca de pena.Pepa: ¿lo dices por ella? –La señaló.- No, no, está bien. Es que ha tenido una…
Silvia: (interrumpiéndola) enferma, he estado enferma. –Miró a Pepa para que le siguiera la corriente.Recepcionista: ¡Vaya! –Sorprendida.- ¡haberlo dicho! ¡hubiéramos llamado a alguien! Silvia: No, no, si ya lo tengo controlado, me da bastante a menudo… -Cogió a Pepa.- Vámonos Pepa… ¡¿muchas gracias eh?! Recepcionista: ¡No, no, espera! Pero mujer… que me has dejado preocupada… ¿Estás medicada, tienes receta, o algo, necesitas un médico? ¿Qué es, Resfriado, sinusitis, anginas…? Silvia: No, no de verdad… no es nada de eso si es que…. Recepcionista: ¿Otitis, cefaleas, migrañas, hipertensión…? Silvia: (entre dientes a Pepa) Joder, ¿Esta tía que? ¿Se ha empollado el vademecum entero? Recepcionista: Ay mujer, te voy a dar el número de un médico amigo mío que… Silvia: no de prisa….No, –Tiró de verdad, Pepa.- si es que es una enfermedad muy rara, en serio. Ale vámonos, tenemos Recepcionista: ¿Rara? ¡¿Es contagiosa?! Pepa: (Harta de la tontería) ¡Tetafobia, tetafobia tiene! –Estalló.La recepcionista se quedó con el teléfono en una mano y el papel en otra mirándola perpleja. Recepcionista: Vaya… si… si que es raro… Pepa: Ea, pues eso, que tenemos prisa. Gracias por el mapa. ¡Adiós!
Salieron del hotel y se dirigieron andando hacia el centro de Granada. Silvia: ¿Crees que podrás mirarla a la cara después de eso? –Dijo riendo.Pepa: ¿a la recepcionista? ¡pa lo que hay que mirar! –Dijo.- Mejor mirarte a ti… mi pequeña tetafóbica… -Rió.Silvia: Joder Pepa… Pepa: ¡Guapa! Silvia: Si, tú todo lo arreglas con guapa y… -Pepa la besó y tuvo que callarse, olvidándose de lo que decía.-
CAPÍTULO 36: Bragas De Esparto
Pepa: Bueno, ¿entonces seguimos la ruta que nos ha dicho? Silvia: ¿Si, no? Podemos ir al centro, dar una vuelta, hacer unas compras… Pepa: Eso es lo que a ti te gusta… -Dijo besándola en la mejilla.Silvia: Habrá que llevar regalitos… Pepa: Ya ya… Pues, ale, a andar se ha dicho.
…………………………………
Silvia: Mira que te lo dije, te lo dije. Pepa: ¡Y yo que se Silvia! Silvia: ¡Joder, eres andaluza, deberías saberlo! Pepa: Si, que me vas a decir a mi que todas las ciudades andaluzas son iguales… Silvia: ¡Joder yo que se! ¡Esto en Madrid no pasa! Pepa: Y yo que culpa tengo de pensar que el centro estaba más cerca y de haber cogido dos autobuses en dirección contraria… Silvia: Ahora a saber donde estamos… -Dijo mirando a su alrededor.- Podrías preguntar. Pepa: ¡mira esta! ¡Pregunta tú! Yo observo el paisaje… Silvia: Pero que paisaje ni paisaje… ¡Si sólo hay edificios! Pepa: Pues eso. Silvia: Pepa, que tu tienes el habla mas rajada, que a mi me calan al momento… -La agarró de la camisa.- Poooorfaaa… Pepa: ¡Por dios! Vayan a reírse de ti hija… -Se levantó del banco.- Perdone… -A una señora que pasaba por allí.- ¿Me podría decir como llegar al…? Señora: Ay hija perdona, es que yo no soy de aquí… Silvia: Joder hija, el tino en el culo. Pepa: Tú déjame a mi… -Dijo.- Perdone, perdone… -A un señor.- ¿Me podría decir como llegar al centro…? Señor: ¿Al centro? –Dijo.- Espérate. –Y gritó-: ¡Manoloooo!
Manolo: (Se asomaba desde la ventana del 4 piso) ¡Dimeeee! Señor: ¡Tú que sabes mucho de esto! –Gritando.- ¡Dile a esta morenaza como se llega al centro! Manolo: ¡Cojones Paco! ¿Es que tú no sabes llegar? –Desde la ventana gritando hacia la calle.Paco: Si, pero no se lo se explicar decentemente… ¿Sabes? Manolo: ¡Espera que le pregunto a mi mujer…! Juana: ¡Coño es que no se pueden callar! –Dijo la mujer que regentaba el bar de al lado.Manolo: Calla Juana, que estamos a ver si le explicamos a las señoritas como se va al centro. Pepa: Déjelo si eso… ya nos buscamos nosotras… Juana: Calla, calla, niña. Que quieres, ¿Llegar al centro? Pepa: Pues sí… Juana: ¿Y de donde venís? Por qué de por aquí cerca no sois… Pepa: De Madrid… Juana: ¿De Madrid? ¡Cucha! ¡Si no tienes habla de esa fisna! Pepa: Yo es que soy sevillana… Juana: ¡aaah ves tú! ¡Manolo! ¡venga ya coñe! –Volvió a gritar a la ventana del 4 piso.Filomena: ¡Amos a veeer! ¿Qué es lo que pasa? Juana: Niña, las chiquillas, que quieren ir al centro. Filomena: Ay que ver… vamos a ver… cruzas to la calle recto, giras a la derecha… ¿A la derecha? No sé, tu miras a ver por donde te viene mejor y luego pues ya vas buscando y… ¡Oye Juana! ¿Y los pimientos? ¡Coño que te dije que me los subieras hace media hora! Juana: Ya, pero es que mi marío sa empeñao en ir ahora al mercaochenta y niña… que no ma dejao tiempo… Pepa: Perdone… ¿giro y que más? Manolo: ¡Deja deja! ¿Quieres que te lleve en el coche morena? ¡No tardamos na! Paco: Pero manolo coño, con la mierda coche que tienes la vas a llevar… Silvia: ¡Bueno ya esta bien! Muchas gracias señores, ya nos vamos solas. –Agarró a Pepa del brazo.- ¡Y la morenaza tiene quien la lleve! –Dijo y le plantó un beso a Pepa que dejó pasmados a todos, incluida la misma Pepa.-
Juana: Coño… que además de fisna es lespiana de esas… Paco: ¿Les… qué? Filomena: ¡tortillera, paco, tortillera! Manolo: ¡aaaay pero que lista es mi filomena…! Filomena: ¡Claro! No ves que mi jessi me explica a mi toas estas cosas…
Ya más alejadas, Pepa y Silvia caminaban de la mano intentando averiguar por donde se llegaba al centro. Silvia: ¿Y cómo dices Pepa: Según el plano y las calles… Zaidín.
que
se
llama
este
barrio?
Silvia: Bien, pues no volvamos nunca.
UNA ZONA DEL BARRIO
Llegaron a una zona algo más comercial y con gente que iba y venía de trabajar, de los bancos que había por allí… Pepa: Perdone… -Dijo a una señora.- ¿Me podría decir como se llega al centro? Señora: Si, mira. –Señaló en el mapa y en el paisaje.- vas por aquella calle de allí, todo recto y llegaras a los alminares, que es una calle bastante concurrida. Si sigues andando recto pasaras por
un puente de piedra y llegaras a la carrera de la virgen, allí está la iglesia de la virgen de las angustias…. Y el corte inglés. Y ya a partir de ahí puede considerarse centro. Pepa: ¡muchas gracias! Silvia: Dios, así da gusto… Pepa: Pues a mi me han caído bien aquellos de la ventana… Silvia: Pues a mi no… Pepa: Claro, porque el de la ventana me quería llevar al huerto... Silvia: Al huerto, al coche y lo que hiciera falta, ¡Será desgraciado! Pepa: ¡cuidao, que se te va a pegar el hablaaa!
Zona del zaidín-Vergeles. (mi escuela de música, para ser más exactos xDD) ………………………………………………
Siguiendo las indicaciones llegaron a alminares. La calle tenía tiendas, bancos, cafeterías… y si seguían andando, llegaban al puente de piedra que la señora había mencionado. Pepa: ¡mira! ¡Si hay puestecillos y todo! Silvia: Dios… da gracias a que no estamos de servicio… Pepa: ¡Já! ¡El top-manta! Voy a comprar un CD…
Silvia: Ni se te ocurra. –La cogió del brazo y la miró censurándola con la mirada.Pepa: joooeerr… vale, vale… ¡mira Silvia! –Dijo asomándose al río.- ¡peces! Silvia: ¡a ver! –Miró.- Eehh… Pepa… Yo creo que no son peces… Pepa: ¿Qué es si no? Silvia: Mierda… Pepa: ¡Pero hacen burbujitas! Silvia: La mierda hace burbujitas… Pepa: La mía no… Silvia: ¡Joder Pepa, la suciedad no la de tú…! ¡buaaah! ¡que asco! Pepa: ¿A que ahora te pongo más? –Dijo levantando la ceja.Silvia: Has roto todo el romanticismo… Pidieron a una pareja que pasaba por allí que les tirara una foto en el puente de la mierda, como lo bautizó Pepa y continuaron su recorrido.
EL PUENTE DE LA MIERDA xDD
Pepa: Esta debe ser la carretera esa de la virgen… Silvia: Carrera… Pepa: Eso. ¿Entramos? Silvia: ¿Dónde? Pepa: En la iglesia. Silvia: ah no, no…´ Pepa: ¿Por qué no? Silvia: No soy católica… Pepa: Ni yo. Silvia: ¿Entonces? Pepa: Venga vaaaa… vamos a cotilleaar… Silvia: Valee… Entraron a la iglesia. Silvia: Buff… se me había olvidado el olor de iglesia… -Dijo sentándose en una banca con pepa.Pepa: Ahora estas en territorio sacro… no puedes ser pecadora silvia, recuerda, nada de sexo nada de… Silvia tocó con disimulo su pierna. Pepa: nada de tocamientos… Aproximó su mano a su vientre. http://www.youtube.com/watch?v=bap-oZI-Grc Pepa: Nada de… de… Silvia: Cállate y salte. Pepa: Aaay que prisas…. ¿y eso por qué? –Preguntó mirándola inquisitoriamente.-
IGLESIA DE LA VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS
Una vez fuera y en la misma puerta de la iglesia la atrajo de la cintura y la besó con pasión, enredando sus dedos en su pelo. Tan concentradas estaban, que apenas sintieron una luz que las cegaba. Silvia, separándose de Pepa miró el srcen de esa luz. Dos chicos, un chico y una chica, la miraban avergonzados. Silvia: ¿Qué…?
Chico: Perdón… es que… estamos haciendo un trabajo para la universidad y… Chica: Debimos pedirles permiso… Es que… Somos estudiantes de la ESCO, una universidad de periodismo que hay aquí cerca… y tenemos que hacer un trabajo para fotografía… sobre el siglo XIX… y las hemos visto y… Chico: Y es que aquí mi amiga –Dijo recalcando la palabra y mirándola mal.- Se le ocurrió la genial idea de fotografiarlas… Silvia: Ah no, no… si… si no pasa nada… sólo que podríais haber avisado… Chica: Es que si no… no es espontánea… y eso es lo que mola… Pepa: Perdona… ¿Podemos al menos verla? Chica: ¿Eehh? ¡Si claro! –Les enseñó la foto.Pepa: Pues salimos muy bien Silvia. Silvia: La verdad es que si… Pepa: Perdona… si no es molestia… ¿Podrías mandárnosla por correo cuando las pases al ordenador? Chica: ¡claro! ¿Ves Javier? ¡Te dije que era buena idea! Chico: (entre dientes) Siempre se sale con la suya, siempre… Pepa: ¿Te doy mi correo y me la envías? Chica: si si. Pepa: Vale, a ver, apunta.
[email protected] Chica: ¿perdón? Silvia: No, no. Has escuchado bien hija… Chica: EEm… vale. Pues… yo te la envío. Pepa: ¡Muchas gracias! Silvia: Pepa por favor… cámbiate de correo… Pepa: ¿Por qué? Anda que no es srcinal… no como el tuyo… Silvia: No lo digas… Pepa:
[email protected] Silvia: ¡joder pepa que tenía 14 años!
Pepa: 14 años y el chocho negro y te haces ese correo… Pepa: Hombre, ¡Por fin! ¡La fuente esa es la de la plaza que esta cerca de las tiendas! Silvia: Aleluya… Pepa: Venga Silvia, que ya mismo llegamos a las tiendas… Y así fue. En un par de calles más entraron a la calle alhóndiga y puentezuelas, peatonales y llenas de tiendas. Silvia: ¡mira! ¡Pepa! ¡Mira esa tienda! Pepa: ¿qué..?
FUENTE DE LAS BATALLAS DESDE LA CARRERA DE LA VIRGEN
CONTINUARÁ…
FUENTE DE LAS BATALLAS
HOTEL DE LAS NIÑAS, ALHAMBRA PALACE
OTRA DEL PUENTE ROMANO...
OTRA DEL HOTEL :D
CAPÍTULO 37: Afrodisíacos…
Pepa: Hombre, ¡Por fin! ¡La fuente esa es la de la plaza que esta cerca de las tiendas! Silvia: Aleluya… Pepa: Venga Silvia, que ya mismo llegamos a las tiendas… Y así fue. En un par de calles más entraron a la calle alhóndiga y puentezuelas, peatonales y llenas de tiendas. Silvia: ¡mira! ¡Pepa! ¡Mira esa tienda! Pepa: ¿qué..?
Pepa miró donde señalaba Silvia y se descojonó allí mismo. Pepa: ¡Un Women Secret! Silvia: ¡Vamos a entraaar! Pepa: ¿Para qué? Silvia: ¿No íbamos de compras? Pepa: Si, pero no necesitamos sujetadores…. ¿o si? Silvia: No, si a mi me gustas más sin él, pero por mirar no perdemos nada. –Y tirando de su mano dijo-: Vamos. Con cara de tonta ante lo que había dicho la pelirroja, Pepa se metió en la tienda con ella.
Miraron por los estantes y perchas sin encontrar nada muy interesante. Pero cuando Pepa se despistó la pelirroja fue a una de las perchas a echarle un ojo a algo que le había gustado. La tienda no era muy grande, pero consiguió despistar a Pepa y bajó corriendo a caja para pagar y meterse la compra en el bolso antes de que Pepa la viera. Estaba detrás de unas perchas metiendo lo que había comprado en el bolso, cuando la morena bajó de la planta de arriba, intrigada por su desaparición. Pepa: Pelirroja, ¿dónde te habías metido? Silvia: ¡Eemm! ¡Nada! ¿Vamos, o has visto algo? Pepa: Que va, que va, no esta hecha para mi esta tienda… Silvia: anda, vamos tonta.
Después de un par de horas paseando y mirando escaparates llegaron a la alcaicería. Pepa: Mira princesa, este sitio es genial. Silvia: ¡Hay puestecillos por todas partes! Podríamos comprar algún recuerdo para Lola y los demás… Pepa: dicho y hecho. Compraron algunos recuerdos para la familia y amigos, además de la famosa cachimba, para Sara. Silvia: A Lola no le va a gustar esto… Pepa: ¿Y quien ha dichoa cambio que tenga Siempre Lo mantiene en secreto de que que enterarse? nos la preste… -Rió.-podemos pactar un trato con Sara…. Silvia: Anda tira. –Dijo pegándole una palmetada en el trasero.- Podríamos venir a una de estas teterías a tomar algo después… Pepa: uum… no se si nos dará tiempo en nuestra ruta… pero podemos volver… -Le guiñó un ojo.-
Pepa compró unas sandalias y Silvia unos pantalones bombachos, además de bolsitas de té y demás. Los morillos de las tiendas miraban a Silvia, que se sentía algo intimidaba y terminaba cambiando de tienda. Silvia: Joder… -Dijo bufando.-
Pepa: Es que nunca han visto una pelirroja tan guapa… -Sonrió embobada.Silvia: claro, seguro que es eso. Seguían mirando y Silvia se sentía cada vez más incomoda, llevando a Pepa cada vez más rápido a través de la calle. Pepa: Che, che, che… que creo que todavía no nos hemos apuntado a ninguna maratón… -La miró atrevidamente a la salida de la calle.Silvia: dios, ¿los de por aquí sois siempre así? Pepa: ¿los andaluces? –Rió.- No, sólo yo y los morillos… -Y acarició su pelo.Entonces, mirando atrás, donde toda la calle se erguía, dijo: Pepa: ¡Joderos que yo me la tiro por las noches! –Y riendo a más no poder, tiró de Silvia corriendo hacia una plaza.Silvia: ¡Pepaaaaaa! –Gritó escandalizada.Pepa: ¿Qué pasa, acaso es mentira pelirroja? –Preguntó riendo.Silvia: Nooo… pero… -Se sentó en un banco.- con que lo sepamos nosotras basta… Pepa: uumm… que ganas tengo de irme al hoteeel… -Dijo y la besó largamente.-
Comieron en plaza nueva y después de descansar un rato en la plaza, volvieron a las teterías para probar uno de los tés, al fin y al cabo, les daba tiempo todavía.
ALCAICERÍA DE GRANADA
Pepa: ¿Qué vas a tomar pelirroja? Silvia: Uuummm… -Escudriñaba la carta, sin decidirse.Pepa: ¿Qué? ¿no te decides? Silvia: Es queee me gustaría probar muchos… el de piña, el de mora, el de fresa, el nazarí, el granadino, el de frambuesa, el de sandía… Pepa: Emm… acuérdate de dejar algo para los demás, ¿Eh chiquitina? –Rió.Silvia: Bueno… creo que me quedaré con el de mora. Pepa: ¿Seguro? Mira que no se admiten devoluciones. Silvia: si, si. Me quedo con este. ¿y tú?
Pepa: Yo… -Llamó a la camarera que enseguida se acercó.- Queremos un té de mora… y otro… uum… afrodisíaco. Camarera: ahora mismo lo traigo. Silvia: ¿con que afrodisíaco no…? -mordió su labio inferior y puso la mano sobre el muslo de Pepa.Pepa: si, tiene buena pinta. –aparentando indiferencia.Silvia: Ya… Digo yo… que me dejarás probarlo… -Y subió su mano por el muslo de Pepa.Pepa: eem.. ¡Si, si, si! Por supuesto, por favor, como no… -Dijo nerviosa.Silvia: (riendo) Te voy a dar yo a ti afrodisíaco…
VISTA DESDE EL PASEO DE LOS TRISTES
Tras salir de la tetería, y siendo ya casi las 7 de la tarde, subieron al albaicín por el paseo de los tristes, admirando la vista de la Alhambra a su derecha. Dieron una vuelta por el barrio y llegaron al mirador de San Nicolás, que como siempre, estaba lleno de gente. Pepa: Dios… más puestecillos no… -Dijo resignándose a que Silvia la arrastrara a ellos.Vieron atardecer en el mirador, escuchando la música que un gitano del barrio, afincado en aquella plaza desde hacía años, tocaba con su guitarra.
VISTA DE LA ALHAMBRA, SIERRA Y ALBAICÍN DESDE EL MIRADOR
Pepa sacó la cámara y retrataba la vista desde el sitio. También sacó unas cuantas fotos a Silvia, que intentaba esconderse del objetivo. Silvia: Espera, vamos a pedirle a alguien que nos tire una foto… -Dijo y miró alrededor.- Perdona, ¿Podrías hacernos una foto? –Dijo tocándole la espalda a un chico.Chico: Claro que… -Se dio la vuelta.- ¡No! ¡no puede ser! Silvia: ¿tú otra vez? Chica: ¿Qué pasa Javi?
Chico: Mira quién está ahí… -Resignado.- Las chicas de la Iglesia… Pepa saludaba con la mano desde el poyete. Chica: ¡Alaa! ¡Vosotras otra vez! ¿Qué tal? ¿Más fotos? Silvia: Pues si no te importa… Chica: ¡Claro que no! –Dijo y les sacó la foto.- ¡Venga! ¡Una con besiiitooo…! Chico: claudia por favor, no montes el espectáculo… -Avergonzado a su lado.Pero Pepa y Silvia ya estaban dándose el beso para la foto. Pepa: ¡Tiraros una con nosotras! ¡Venga! Te la enviaré. Chica: ¡Vamos Javi! –Y mirando a otro amigo le tendió la cámara.El chico se puso al lado de su amiga y Silvia se mantuvo al lado de Pepa. En el último momento la chica besó la mejilla de su amigo a tiempo de que tiraran la foto antes de que su amigo saliera corriendo. Javi: ¡Joder Claudia! ¡Con la mierda los besitos! –Dijo cabreado.Claudia: Me tocará invitarle al cine esta noche… -Dijo mirando a las chicas y poniendo los ojos en blanco.Pepa: suerte… -Rió.Silvia: Te mandamos las fotos cuando nos envíes la tuya, ¿Vale? Claudia: ¡Estaré esperándola! -Y se marchó sonriendo.-
ALHAMBRA DESDE EL MIRADOR DE NOCHE
MIRADOR DE SAN NICOLÁS
Pepa: Bueno preciosa… y tú y yo… ¿Qué te parece si volvemos al hotel? –Dijo cogiéndola de la cintura.Silvia: Si… estoy bastante cansada. Pepa: ¿No tienes hambre? Silvia: ahora mismo estoy más cansada que otra cosa… -Dijo empezando a andar.Pepa: Venga princesa, que te llevo. Silvia: ¿Dónde? Pepa: Súbete. Silvia: No empecemos Pepa, que el otro día casi nos caemos… Pepa: ¡Veeeengaaaa!
Silvia subió a su espalda y entre risas y tonterías bajaron un par de calles y llegaron al hotel.
Recepcionista: Vaya… ¿Lo habéis pasado bien no? Pepa: Bastante. Ahora a descansar. Recepcionista: Oye… -Apoyándose en la mesa.- Tu enfermedad… -Dijo a Silvia y esta miro a Pepa aguantarse la risa.- Es muy, muy rara eh… No viene ni en Internet… que la he estado buscando esta tarde… Silvia: EEm… no, no… es bastante rara. Pero no te preocupes, sólo me afecta al sueño… -Y miró a Pepa inquisitoriamente.Recepcionista: Ya, ya… pero aún así… vaya palo. Porque eres joven… lo siento… Silvia: Nada, mujer si no es nada… -Haciendo ademán de irse.Recepcionista: ¿Necesitáis algo? No sé, lo que sea… Pepa: Gracias, gracias, pero subimos a descansar… Ya subiendo en el ascensor, Silvia se apoyó en el pecho de Pepa suspirando. Silvia: Pepa… Pepa: uum? Silvia: Regalémosle un vademecum, yo creo que esta chica iba para médico. Pepa: Se me ocurre otra cosa mejor… -Empezó a besarla.Silvia: (separándose de ella y quedando a escasos centímetros.) ¿El afrodisíaco ha hecho efecto? – Riendo.Pepa: Mi afrodisíaco eres tú, pelirroja…
Y entrando en la habitación repartió besos por toda su geografía, sin dejarla reposar siquiera en la cama… Pepa: ¿Ves? –Dijo besando su cuello y escote.- Es que es verte y se me olvida hasta el afrodisíaco… Silvia: Espera… espera… -Se separó de ella.- Espérame aquí, que tengo una sorpresita para ti… Pepa: Silvia dios, ahora no… no me dejes así… -Y la miró suplicándole con la mirada que terminara depor arrancarle la ropa.Silvia: No te preocupes… -Regresó y mordió su oreja.- Ahora vuelvo…
Y alejándose hacia el baño contoneando las caderas, la dejo sentada en la cama como una olla a presión…
CAPÍTULO 38: Casi Terminando… Pepa no se lo podía creer. La había dejado más caliente que el palo de un churrero, a medio desnudar en la cama mientras se iba al baño tan ricamente. Pepa: ¡Mas vale que la sorpresa sea buena pelirroja! –Gritó.Silvia: ¿Acaso no lo es…? –Preguntó con voz sensual abriendo la puerta del baño.Apoyada en el marco de la puerta, Silvia se colocaba el pelo, que suelto, caía en tirabuzones pelirrojos por su espalda. Llevaba un picardías rojo de encaje, que dejaba ver perfectamente la curva de su cintura, sus senos, y un pequeño, minúsculo, insignificante, tanga rojo a juego. Sus piernas parecían más blancas que nunca y su cara más brillante que nunca. Pepa: Ay Dios… que han venido del cielo a visitarme… Silvia: Pero que dices tonta… -Dijo acercándose.- ¿te gusta? Pepa: Pel… pelirroja… que… -Dijo nerviosa por su cercanía.- que le has robado el vestido de fiesta a la Barbie… Silvia asentía con la cabeza sin prestar demasiada atención y echándose encima de ella, tumbándola en la cama. Pepa: Porque… porque eso no es ni un picardías… Silvia: ¿No? –Se toca el abdomen y pasa su mano por su pecho.- Vaya… yo que pensaba que si… Pepa: Por Dios Silvia… Pero era tarde, Silvia la había tumbado completamente y se entretenía jugando con el borde de su sujetador, que se dejaba entrever entre el chaleco medio desabrochado. Pepa: Dios el afrodisíaco de los cojones… -Entre dientes.Silvia: ¿Dices…? –Besando su cuello.Pepa: Digo que más vale que estés descansada, porque hoy no duermes… -y acto seguido la voltea quedando ella encima.Silvia: Vaya, vaya, recuérdame que consiga más de estos… -Dijo riendo.Pepa: No hace falta… si para lo que te van a durar puestos… -Dijo y tiró de uno de los lazos del picardías.-
Silvia le arrancaba la camiseta entre besos feroces mientras intentaba ella intentaba desatar el maldito picardías. Pepa: ¡Dios! ¿Qué pasa, tienes que decir abracadabra o algo asi para que se desate? –Dijo desesperada.Silvia: Es más fácil que todo eso… -Y se levantó y se sentó sobre Pepa.Y acto seguido comenzó ella misma a desatarse el picardías ante la atenta mirada de Pepa, con la boca abierta. Debajo no llevaba nada, tan sólo el pequeño tanga, que enseñaba más que insinuar. Pepa hizo ademán de tocarla, de acariciarla, pero Silvia no se lo permitió, y tumbándola del todo y quedando ella sentada boca arriba, se deshizo de sus pantalones y de su tanga con ellos. Subió desde sus codos hasta sus manos, sujetando las manos de la morena detrás de su cabeza y se inclinó para besarla. Pero no un beso profundo como Pepa quería, no. Un roce, un simple roce, que la calentó aún más. Arrancó el sujetador de la morena y terminó de quitarse el picardías. Se tumbó encima de ella rozando con suavidad todo su cuerpo y aprovechó para moder el lóbulo de su oreja. Pepa: Sil… Silvia: SSshh!! ¿Que manía de hablar eh? –Dijo y volvió a rozarla.Pepa: Pero es que… Silvia: ¿Queeeee…? Pepa: Que me estás clavando la rodilla…. –Dijo dolorida.Silvia: ¡ay, mierda! –Dijo y se levantó enseguida.Pero ese movimiento vino de chiripa a Pepa, que aprovechó para cogerla por la cintura y tumbarla en la cama, aposentándose esta vez ella encima. Pepa: Vaya, vaya… ¿ahora quien tiene el mandoo? Silvia rió y se dejó hacer por la morena, que repartiendo besos por todo su abdomen, comenzaba a bajar el pequeño tanga poquito a poco. Bajando un poco y besando sus labios, bajando otro poco y mordiendo sus pezones, bajando un poco más y lamiendo su cuello… Silvia: Por dios Pepa… juega otro día, pero quítamelo, quítamelo ya… Pepa: Sus deseos son órdenes princesa… Y salvajemente arrancó la pequeña prenda y se lanzó a devorar su cuerpo.
Paseó su lengua por su cuello, sus pezones, sus orejas, su ombligo… besó sus labios, sin dejarla respirar, sus muslos… notó su humedad, su calor… Sin pensarlo más introdujo su lengua entre sus sexo. Buceó entre sus piernas y aumentó el ritmo guiada por los prolongados gemidos que Silvia emitía. Silvia por su parte se abandonó a ella, se dejó hacer. Empujó con su mano la cabeza de la morena y sintió su cuerpo estremecer y convulsionar cuando le sobrevino el maravilloso orgasmo. Se inclinó quedando sentada por la fuerza de este, y cuando sus músculos empezaron a relajarse, volvió a caer en peso sobre el colchón.
Pepa: Oye oye… Que te he dicho que no te iba a dejar dormir… -Dijo levantándola y besando sus labios.Silvia sonrió y dejó que Pepa la sentara sobre sus piernas. Allí sentada la besó y acarició su pelo hasta que su respiración comenzó a normalizarse. Tan ensimismada estaba haciendo cosquillas en la espalda de la pelirroja que sin que se diera cuenta, Silvia coló una mano entre sus piernas. Silvia: Uum… Pepa: ¿Qué? –A su espalda y roja como un tomate.Silvia: Que tu tampoco vas a poder dormir… -Dijo y comenzó un sendero de besos y caricias por su cuerpo.Llegaron casi a la vez y se dejaron caer sentadas la una sobre la otra sobre el colchón, derrotadas, sudadas, agitadas. Pepa: ¿No tienes hambre? –Preguntó cuando consiguió calmarse.Silvia: ¿Otra vez –Dijo abriendo los ojos.Pepa: No tonta… hambre de verdad… Silvia: Ah… que lo otro no es hambre de verdad… -Dijo pasando un dedo por su pecho.Pepa: Joder, eres una tigresa en la cama eh pelirroja… -Y besándola, volvió a la carga.Estaba concentrada recorriéndola de nuevo cuando sus tripas rugieron. Pepa: Princesa… estás para comerte… pero… creo que tengo hambre de verdad… Silvia: No empieces lo que no puedas terminar… -Dijo pícara y se levantó a por el teléfono.Pepa: Silvia… Si te paseas así por la habitación por mucha hambre que tenga me aguantaré.
Silvia: Me temo que te aguantarás. Yo también tengo hambre. –Y se sentó en la cama.Pepa detrás de ella besaba su espalda provocándole cosquillas. Silvia: Pepaa… para… -Decía riendo.- ¿Eem? Si, si. –Contestaba al teléfono.- Queríamos saber si podrían subirnos algo de comer. –Esperó.- Si, si. Eso está bien. Muchas gracias. Silvia: Ya viene tu comida, señorita hambrienta. Pepa: Gracias mi tigresa… -Hizo el sonido y una especie de gesto de zarpazo.-
…………………………………
En los 15 minutos que tardó la comida, a Pepa le dio tiempo a acabar lo que había empezado con su pelirroja y a aprenderse de memoria unas cuantas pecas de su espalda. Entonces, llamaron al timbre. Silvia: Voy yo. Pepa: ¡¿Así?! –Dijo escandalizada, mirándola desnuda.Silvia: No tonta… -Dijo y se puso una bata.Aun así, Pepa no se quedo muy conforme. Al abrir la puerta, allí estaba. Recepcionista: Su comida… si gusta puede… -La miró.- ¡andaa! ¡Si eres tú! Silvia: EEmm… si… jejeje… que casualidad… -Dijo sonriendo falsamente.Recepcionista: Oye que te quería preguntar yo… la enfermedad esta que tienes tú… ¿Que síntomas tiene? Es que yo anoche soñé con una teta y bueno la verdad es que… Silvia: (cortándola) Eem… nada nada, es una tontería. Solo pesadillas y eso ya sabes…. –Cogiendo el carrito y cerrando la puerta.- ¡Muchas gracias! Pero la recepcionista se coló en su habitación antes de que pudiera darse cuenta y se dirigía a la cama. Pepa: (destapándose y yendo hacia la puerta) Pelirroja que…!aaaaaah! –Y se tapó como pudo sus partes vergonzosas.Recepcionista: ¡andaaa!ª ¡Si tu también estás aquii! –La miró.- Que haces… ¿Qué haces en bolas?
Silvia acudió dejando el carrito en el pasillo, al observar la mirada que la recepcionista dirigía al cuerpo desnudo de pepa, que ya se había cubierto de la sábana blanca. Silvia: Follar, follar. Estábamos follando, ¿Te vale? Recepcionista: Eemm… vaya… yo… esto… ¿No habré interrumpido no? Pepa: No mujer si ya habíamos terminado… -Silvia la miró con muy mala cara.- Bueno.. eem… casi. Recepcionista: ¿Cómo se pude casi terminar de follar? –Preguntó despistada.Silvia: ¡nosotras si podemos! –empujándola.- Ale, gracias por la cena ¿Eh rica? Ya te devolvemos el carrito. –Dijo abriendo la puerta y empujándola hacia fuera.Recepcionista: Ya pero… Silvia: Que si que si, ¡hasta mañana! Y le cerró la puerta en los morros. Pepa en la cama se desternillaba de risa. Silvia: No le veo la gracia. –Molesta.Pepa: Anda pelirroja, que a la que ha visto en bolas es a mi, ¡no a ti! Silvia: ¡Por eso! Esta tía es bollo, te lo digo yo. Pepa: Venga ya Silvia. Silvia: Que si, que si, ¡Tu no has visto como te miraba! Pepa: Anda, anda, apaga el radar gay y vamos a cenar… Se debatió, pero al final accedió a acompañar a su chica en una cena en la cama. Pepa: Nunca había cenado en pelotas en una cama. Silvia: Bueno… yo nunca le había dicho a nadie que estaba casi terminando de follar. Pepa: Uum.. es cierto. Eso habrá que celebrarlo… -Retirando la bandeja.Silvia: ¿El qué? –Dijo dejándose tumbar.Pepa: No sé, celebremos algo, que mas da… Silvia: Tu no que tienes es más hambre… -Riendo.-
Pepa: Si, pero de ti... tigresa… -acompañó su risa y la besó profundamente.-
CAPÍTULO 39: Turbulencias... La habitación estaba completamente a oscuras. En la cama de una habitación de hotel, dos cuerpos se abrazaban inconscientemente, respirando el mismo aire. Pepa abrió los ojos. Y se descubrió a si misma abrazando el cuerpo de Silvia, que reposaba su cabeza en su pecho, y acariciándole el pelo. Sonrió para si misma. Aquella mujer le había robado el corazón. Ya no tenía que pensar si estaba bien o mal, si iría bien o no. Silvia era todo lo que había pedido. Como si todos los regalos de reyes se agolparan en ella. Y todos los amores no correspondidos se hubieran guardado para que ella los correspondiera. Miró alrededor y descubrió la ropa tirada por el suelo de la habitación, la bandeja de la cena que nunca terminaron y las sábanas hechas un revoltijo a sus pies, fruto de una noche de pasión. Escuchó su respiración, pausada, lenta. Y su corazón, latiendo fuertemente en su pecho. Acarició su pelo. Ese pelo que la volvía loca, que le encantaba tocar. Aspiró su olor. Observó sus pecas. Repartidas por toda su geografía, persuadiéndola a besarlas. Y su boca. Qué boca. Con sus dedos acarició su labio inferior dulcemente, intentando no despertarla. Y supo entonces, que le daba igual todo lo demás. Quería despertar todos los días así. Con Silvia entre sus brazos. Y una lágrima tímida escapó por sus mejillas y terminó su recorrido en el cabello de Silvia. Sonrió, y besó la frente de la pelirroja.
Silvia: ¿Ya quieres guerra otra vez? –Dijo susurrando y muy dormida.Pepa volvió a sonreír y acarició su espalda.
Silvia: Uum… -Dijo recostándose más entre los brazos de Pepa.- Qué gustito… -Suspiró.- Yo quiero despertarme todos los días así… Pepa: Aún no es de día… Silvia: Da igual… Si me despiertas así me da igual que sea de día o de noche… -Dijo y levantó su cabeza para mirar a Pepa.- ¿Pepa…? ¿Estás llorando? Pepa negó con la cabeza. Silvia: sí, si estas llorando…. –Bajó la cabeza.- Pepa si es porque vamos demasiado rá… Pepa: (la cortó) Silvia… -Seguía hablando.- Sil… -La cogió de las mejillas e hizo que la mirara.No, no me arrepiento de nada. Silvia: ¿Entonces…? Pepa: ¿Sabes? Siempre he tenido… he tenido miedo a enamorarme. Pero no enamorarme y que se me pase… no. He tenido miedo a enamorarme de verdad. A querer estar con esa persona siempre, toda mi vida, por el resto de mis días. Comer con ella, ducharme con ella, ir de compras, tener una casa, hijos, perro… Y ahora… ahora llegas tú y… y tengo miedo Silvia… tengo miedo de que algún día te canses de mi y decidas empezar tu vida por otro lado, sin mi… Porque es que… Silvia… Te quiero… te quiero tanto… -Y bajó su cabeza dejando entrever lágrimas.Silvia: Mi vida… -Secándole las lágrimas.- Eso… eso no va a pasar… Y sabes porque? –No dejó que le contestara.- Porque nunca en mi vida había estado tan enamorada de alguien… Sentir que alguien te toca y se te sale el corazón. Que te abraza y te mueres porque te bese… que te besa y no quieres que se separe… que te hace el amor y estarías toda la vida así. Porque yo estaría toda la vida así. Desnuda, en tu cama, entre tus brazos… comiéndonos a besos…
Pepa la miró a los ojos y sonrió tímidamente. Silvia: ¿Me vas a decir que me voy a cansar de ti…? Pepa negó con la cabeza y despacio acarició su mejilla, un roce. Silvia: ¿No me vas a decir nada? –Dijo sonriendo.Pepa: Sí. –La miró.- Que te quiero… no sabes cuanto Sil… La miró largamente. Silvia: ¿y no me vas a dar un beso….?
Pepa negó. Pepa: Voy a darte muchos… muchos… -Y la subió hasta su altura.Silvia: Pues ya puedes empezar… -Y se lanzó a sus labios.-
Y la mañana, les sorprendió despiertas, envueltas en besos, entre las sábanas.
………………………………………….
Pepa: Vengaaa pelirrojaa! Silvia: Jolín, un ratito más… -Dice cubriéndose con la almohada la cabeza.Pepa: Vengaaa! –Y le suelta una cachetada en el trasero.Silvia: ¡ay! –Se quita la almohada.Pepa: si es que estas más graciosa… -Dice riendo.- En pelotas, con el pelo todo revuelto y la cabeza debajo de la almohada… Silvia: si claro! Ríete de mi… -Y vuelve a meter la cabeza debajo de la almohada.Pepa: anda pelirroja… -Sentándose a su lado.- que llegamos tarde… venga… -Besándole la espalda.Silvia: Jolín Pepa, que tengo sueño… Pepa: si ayer no hubieras querido tanta guerra… -Dice pícara.Silvia: Pues yo no te oí quejarte… Pepa: Claro que no… -La besa.- Pero venga, a levantarse, que yo se que si no vamos a la Alhambra, luego te vas a arrepentir. Silvia: Esta biieeeen! –Dice levantándose.- ¿qué? –Ante la mirada de Pepa.Pepa: Que o te vistes rápido, o la que se arrepiente soy yo…
……………………………………………
Entraron en la Alhambra y visitaron todos los palacios que pudieron y exposiciones que había.
Palacio de Carlos V
Patio de Los Arrayanes
Patio de los Leones
Generalife
................................................. Al salir, pasaron por un restaurante al que ya le había echado el ojo Pepa antes y entraron. Pepa: ¿Qué vas a pedir pelirroja? Silvia: Umm… no sé… déjame ver… Camarero: ¿Qué les sirvo señoritas? Pepa: ¿Mario? Mario ( camarero): ¿Pepa? Pepa se levantó y abrazó efusivamente al camarero, y este a ella. Silvia los miraba sin comprender. Pepa: Diosss! Cuanto tiempo! Estas…. –Lo miró de arriba abajo, gesto que no pasó desapercibido para Silvia.- Estas guapísimo chiquillo… Mario: tu tampoco estas mal morena… ¿Qué taal? ¿cómo por aquí? Pepa: De viajecito que hemos venido… Mario: Oye que bien, que tenemos que hablar de mucho… Pepa: Sí, si… mira, esta noche trabajas?
Mario: Esta noche libro, si quieres quedamos. Pepa: Por mi perfecto, paso a recogerte a las 10, si? Mario: Perfecto, perfecto, tengo ya ganas! –Dijo sonriendo.- Bueno, que vais a pedir?
…………………………………………
Pepa: Bueno, esta noche, si? Mario: perfecto, dame un besito no niña? Que después de tanto tiempo… Al ir a darle el beso, este se desvió y terminó en un pico. Mario: Uy! –sonrojado.Pepa: Nada, nada… hombre… Mario: a la noche nos vemos!
Silvia: ¿Quién era? –Muy seca.Pepa: ufff! Un amigo de Sevilla… que ya ves tú, me acuerdo yo que siempre quería venirse a Granada pero no me esperaba yo encontrármela por aquí, vaya sorpresa! Silvia: Ya… Pepa: ¿Qué pasa Silvia? Silvia: joder pepa, que que pasa? Que te encuentras con un tío que no conozco, no nos presentas, le das un pico… Pepa: Ey ey, que el pico ha sido sin querer pelirroja… Silvia: Ya pepa pero no sé… Pepa: ¿Qué no sabes pelirroja? Silvia: Joder! Que ni nos has presentado si quiera… Pepa: No ha habido oportunidad… Silvia: Venga ya no me jodas Pepa… Pepa: Joder Silvia, te vas a poner siempre así cuando me encuentre con un amigo?
Silvia: Es que no es un amigo Pepa… Pepa: No, porque tu lo digas… Silvia: mira, sabes que? Que te vayas con tu amigo, que yo me quedo en el hotel. Y dicho esto se encaminó a paso rápido hacia el hotel. Pepa: Silvia! Joder Silvia! Recepcionista: (a Silvia) holaaa! Que tal? Oye que lo de anoche… Silvia pasó de largo y detrás de ella, Pepa. Recepcionista: Joder con la peña… Pepa: Silvia! –En la entrada del ascensor.Silvia: ¿qué? Pepa: Me vas a escuchar? Silvia: No Pepa, estoy cansada, vete con tu amigo quieres? Pepa: Bien Silvia, no te preocupes. –Dijo muy borde y salió dirección al aparcamiento del hotel.
CAPÍTULO 40: Confesiones
Pepa: Silvia! –En la entrada del ascensor.Silvia: ¿qué? Pepa: Me vas a escuchar? Silvia: No Pepa, estoy cansada, vete con tu amigo quieres? Pepa: Bien Silvia, no te preocupes. –Dijo muy borde y salió dirección al aparcamiento del hotel.
…………………………………..
Llevaba dos horas dando vueltas por Granada, intentando ordenar sus ideas. Intentando encontrar la forma de arreglar las cosas con Silvia. No tenía razón, no tenía motivos para haberse puesto así con ella. Bien era cierto que no los había presentado, pero también tenía su motivo. Quería a la pelirroja, con toda su alma. Pero aún no estaba preparada para gritarlo al mundo. No se sentía segura… nunca había estado con una mujer y más con “esa” mujer. Porque Silvia no era cualquier mujer. Sentía miedo, no a la reacción de la gente, porque le daba igual. Pero tenía que acostumbrarse a andar con ella de la mano, a presentarla como su novia y a pasar de las miradas de sorpresa ante tal revelación. Sabía que Silvia la esperaría, pero tenía miedo de perderla por su estupidez. Aún así, reconocía su error de no haberlos presentado. Pero no entendía su postura desmesurada.
………………………………..
Silvia se había metido en la habitación, y después de darse una ducha larga, salió a la terraza. Lloró. Lloró porque no entendía como esa mujer se había podido convertir en su eje en tan poco tiempo. Después de Sonia… nunca pensó volver a enamorarse. O querer. Porque hasta que no conoció a Pepa no conoció lo que era querer de verdad.
……………………………….
Mario: Hey morena! Pepa miró atrás. Mario: ¿Qué haces aquí tan solita? ¿y tu amiga? Pepa cerró los ojos y agachó la cabeza. Mario: Hey… que pasa?
Pepa: La he cagado mario… Mario: ¿porqué? Pepa: Mario… la chica… la chica que iba conmigo… no era… no era mi amiga… Le costaba horrores, tenía miedo, sudaba solo de pensar lo que estaba a punto de revelarle. Mario: Tu novia… verdad? Se quedó helada. Pepa: ¿qué? ¿Cómo…? Mario: pepa… hay que ser muy tonto para no darse cuenta. Como la miras, como te mira… Pepa: Ya… Mario: ¿y que ha pasado? Pepa: Pues.. que no os he presentado… y o le iba a decir que viniera conmigo… pero no me ha dado tiempo! Se ha encabronado y se ha ido al hotel… Mario: ¿y porque no nos has presentado? Pepa: Que se yo… -Su cabeza empezaba a dolerle.- No sé mario… he tenido… miedo… Si, le costaba admitirlo. Tenía miedo. Mario: ¿miedo de que? Tu nunca has tenido miedo pepa… Pepa: pero tengo miedo… -Ahora que sabía decirlo no paraba de repetirlo.- tengo miedo a no saber llevar esto… a no poder quererla como se merece… -Baje la cabeza de nuevo.Mario: Pepa… ¿tu la quieres? Pepa: Joder… claro que si… Mario: ¿y que haces que no estas ahora con ella? Pepa: Supongo que estará tan cabreada que no querrá verme… Mario: Pues yo creo que sí… Le dio un beso en la frente y le tendió una mano para ponerse de pie. Mario: Venga, te llevo. –Y le guiñó un ojo.-
La llevó al hotel y antes de bajarse del coche le dijo:
Mario: No me esperaba yo esto… -Sonriendo.Pepa: ¿El que? Mario: Que me salieras por el otro bando… Pepa sonrió. Mario: Bueno, morena. Ya sabes donde encontrarme. –La abrazó.- Y arréglalo con la pelirroja, seguro que cuando os caséis y tengáis hijos os reiréis de esta tontería. Pepa: ¡por dios! ¡dame tiempo! Rió con él y salió del coche. De camino a la habitación la de recepción la llamó. Recepcionista: ¡Ey! ¿Y tu amiga, que le pasa? La vi cabreada… Sonrió y armándose de valor y suspirando dijo: Pepa: ¿Me puede hacer un favor? Recepcionista: Claro… Pepa: Sé que es muy tarde… Pero cree que podrá conseguir flores? Recepcionista: ¿Flores? Sí, creo que sí… Pepa: Bien. Y… ¿Podría llamar a mi habitación y pedirle a la señorita que salga y baje a recepción? Recepcionista: Sí… pero no entiendo… Pepa la cortó y acercándose a ella a través del mostrador murmuró susurrando: Pepa: La chica pelirroja… es mi novia… y he hecho algo que la ha cabreado bastante… así que quiero que la llame, para que baje, con cualquier excusa… mientras yo le lleno la habitación de flores…. La recepcionista murmuró un “¡Ohhhh!” mientras se separaba de ella y ponía los ojos de bolilla. Recepcionista: ¡ahora entiendo todo! –Dijo feliz.- ¡Por eso el otro día estabais desnudas y…! Pepa: Ya, ya… -La cortó.- Podrá hacerlo? Recepcionista: Déme media hora.
……………………………………….
Silvia: ¿Perdone? Recepcionista: (Saliendo de debajo del mostrador) Si! Silvia: ¿me ha llamado…? Silvia tenía los ojos rojos e hinchados y había bajado con la primera ropa de andar por casa que había encontrado. Recepcionista: Sí… es por el tema de… eem… -No se había preparado nada.- La enfermedad esta… Silvia: ¡Y los cojones! Recepcionista: No se enfade señorita… es que estoy muy preocupada… veo tetas por todas partes… Silvia: Pues cojonudo! –Haciendo ademán de irse.Recepcionista: No, espere! Es que… no sé que me pasa… pero sueño con ellas a todas horas y… y no sé… -Empezaba a acabársele la imaginación.Silvia: ¿Y usted se ha planteado el ser lesbiana? No… lo digo porque si ve tetas por todas partes y sueña con ellas…. Lo veo negro eh? Recepcionista: Si verdad? Eso pienso yo… pero claro mi novio me dice que…. Silvia: Ah! Que tiene novio…. Recepcionista: Bueno… un rollete que no viene a que y… tetas… veo muchas tetas… muchas… Silvia: manda cojones…. –Se da la vuelta dispuesta a irse muy cabreada.Recepcionista: Pero espere!
…………………………………………
Silvia entra muy cabreada a la habitación, haciendo ruido por el pasillo. Silvia: Manda huevos la… -Se queda mirando el interior de la habitación.- Pero que….? La habitación estaba repleta de flores de todos los colores. Rojas, rosas, blancas amarillas, azules… Siguió el recorrido con su vista:
La cama, llena de pétalos de rosa, las mesitas con jarrones de rosas y el jacuzzi con flores flotando…
Y allí en medio estaba ella. Doblando los pies, tímida, dubitativa. Silvia: Pepa… ¿Qué….? Pepa: Shh…. –Se acerca a ella.- Lo siento pelirroja… Silvia niega con la cabeza y se da la vuelta. Pepa: Silvia… por favor… escúchame… -La toma de la cintura y la hace darse la vuelta.- Silvia… -Mirándola a los ojos.- Perdóname… fui una estúpida… Silvia: No pepa. Lo que fuiste es una cobarde. Y lo eres, lo sigues siendo. Porque vengas y me llenes la habitación de flores no vas a obtener mi perdón. –Dijo duramente.- Me ha dolido mucho lo que has hecho. –Y se suelta de sus brazos.Pepa: sabes Silvia? Ella se para. Pepa: Hace apenas dos meses…no me habría imaginado esto… porque hace apenas dos meses no tenía a nadie a quien querer. Ni a nadie a quien abrazar cuando me sentía sola. Ni a quien besar. Ni nadie que me esperara por las noches y me abrazara desnuda en la cama. Y ahora… ahora que lo tengo… ahora que te tengo… tengo miedo. Tengo mucho miedo Silvia… -se acercó y la cogió de la mano.- Tengo miedo de que no estes segura de estar conmigo, de que te canses de mi, y no quieras aguantarme… Silvia: Pero pepa.. Pepa: Hoy… hoy la he cagado Silvia. Porque he tenido miedo… miedo de que lo de todo por ti… y un día no quede nada. Silvia: Pepa pero es que… Pepa: No, calla… -No dejándola hablar.- Silvia… Yo… sé que es una locura… pero… pero no puedo callarme más… -Suspiró.- Y yo lo siento… lo siento si lo que te digo es un poco precipitado o te asusta o no sé… La cogió de la cintura y la atrajo hasta ella. Pepa: Te quiero Silvia…. Te quiero con toda mi alma… se que es un poco loco… pero siento que puedo pasar toda mi vida contigo… los veranos, los inviernos, las navidades, las vacaciones… los días deperro…. lluvia, losLlegar días de sol, dejubilarnos playa, de nieve… Siento quiero casarmeamándonos contigo, tener hijos, nietos, a viejas, y vivir en algúnque pueblo perdido… todas las noches… y morir haciendo el amor…
Silvia ya no estaba enfadada, la miraba con los ojos brillantes y sonriendo. Pepa: (acercándola más a ella, con sus labios pegados a los de ella) Te amo Silvia… Y sin esperar a ninguna palabra más, Silvia la besó. Un beso diferente, distinto, con sabor a para siempre, con ternura, sin prisa… Silvia: (susurrando, pegando su frente con la de ella) ¿y has montado todo esto sólo para decirme esto? Pepa: ¿pero a que te gusta…? –Dijo riendo.Silvia: Estas loca… Pepa: Por ti… Estoy loca por ti… Silvia: ¿te confieso algo? Pepa: (riendo) No será como lo del jacuzzi pelirroja… Silvia: No… -Riendo con ella.Pepa: ¿Qué me tienes que confesar preciosa?-Susurrándole.Silvia: Que eres lo mejor que me ha pasado en la vida….
Y despojándola de su ropa a la par que la besaba tiernamente, va introduciéndose en el jacuzzi, abrazando por la cintura a Silvia. Se abrazan ya desnudas, rozándose suavidad, como los si fuera primera vez.del Oliéndose cuerpos, sintiendo el tacto fresco de lascon manos acariciando brazos,larecién salidas agua. los Y el aire huele… huele a flores… a rosas y a perfume… Pepa: Pelirroja… -Cogiéndole las mejillas y juntando sus labios con los suyos.- Te quiero… te quiero, te quiero…. Y como respuesta, la afortunada de tener su corazón recorre su cuerpo a besos, estremeciéndose ella y estremeciendo a Pepa…
Y así pasan la noche, recorriendo sus cuerpos a besos, a mordiscos suaves, a respiraciones que suenan a te quieros, a caricias sutiles…
Para terminar exhalando el último suspiro en labios de la otra, pudiendo morir en ese mismo instante.
CAPÍTULO 41: Quédate Conmigo... Pepa: Me muero por saber que piensa tu padre de toso esto pelirroja… -Dice sonriendo.Silvia: ¿Qué va a decir? Ya está acostumbrado a que su hija se fije en mujeres… Pepa: Pero yo no soy cualquier mujer… -Chula y guiñándole un ojo.Silvia: Anda, anda… no hagas payasadas, que quiero llegar viva a casa… -Dice tocándole el hombro para que se centre.-
Habían salido del hotel hace aproximadamente una hora y quedaban otras cuatro de viaje. Silvia: Yo creo que a la recepcionista le ha dado pena… Pepa: Ya lo creo… después de descubrir que éramos novias y después del tinglado de anoche nos ha tomado cariño… Silvia: Tenía los ojos de bolilla…. La miró y ambas soltaron una carcajada.
……………………………….. Se revolvió en el asiento y abrió un ojo. Se descolocó por completo cuando intentó averiguar donde se encontraba. Estaban en una gasolinera a la altura de… no tenía ni zorra idea. Pepa aparecía en ese momento saliendo de la tienda de la gasolinera con una bolsa. Pepa: Buenos días preciosa. –Dijo sonriendo entrando al coche.- Te has dormido. Silvia: Uff… perdona, te habrás aburrido un montón… Pepa: Que va, iba escuchando música bajito. –Le enseñó la bolsa.- ¿Quieres galletas? Silvia asintió sonriendo.
Silvia: ¿Quieres que conduzca yo ahora? Pepa: ¿y que te vuelvas a dormir? No, gracias. –Burlándose.Silvia le sacó la lengua y le arrebató una galleta que estaba a punto de comerse. Silvia: ¿Dónde estamos? Pepa: Vamos a entrar a Despeñaperros, ya queda poco. Vuelve a dormirte si quieres. Ella negó. Pepa: ¿Por qué no? Silvia: Porque me apetece más hablar contigo… Pepa: (sonriendo y encendiendo el motor) ¿ah si? ¿y de que quieres hablar? –Interesada.- ¿Del tiempo, la economía….? ¿sabes que el ibex 34 ha subido? Silvia: No tengo ni idea de lo que es eso… Pepa: Yo tampoco… -estallando en carcajada.-
……………………………….
Fueron todo el camino hablando de cosas banales, entre guiños y sonrisas. Ya no era igual que el resto de días. Porque ayer todo había cambiado. Y no había vuelta atrás, porque ahora ambas sabían lo que querían y sabían lo vulnerables que eran la una a la otra. Porque ante todo, se querían. Pepa: Bueno princesa… -Apagando el motor y suspirando.- Sana y salva en casita… Silvia: Sí… Pepa: Que… eem… -No sabía que decir.- ¿Mañana vas a trabajar? Silvia la miró sorprendida, levantando las cejas. Pepa: Jajaja…. Que tonta… claro… vas todos los días… Silvia: Si generalmente los que trabajo sí… -Rió.Pepa: Ya…
Silvia: Sí… Pepa: Parece que aquí hace menos calor… -Mirando a través de la ventanilla cerrada.Silvia: Pepa… Pepa: O quizás allí hacía demasiado… Silvia: Quédate conmigo… Pepa: ¿Qué? Silvia: Sí… -azorada.- No sé… yo…. Pepa: ¿Tu que? –Sonriendo.Silvia: Me he acostumbrado a dormir contigo… y ahora… ahora no creo que pueda dormir sola… Pepa: Pero no sé Silvia yo… Silvia: (la miró seria) No quiero quedarme sola en casa, me recuerda demasiado a… Pepa: Shh… ni la nombres. –Besó su frente.- Ahora estamos tú y yo. ¿De acuerdo? Silvia asintió. Silvia: ¿entonces? Pepa: (riendo) ¿no me vas a dejar descansar en toda la noche verdad? Silvia: (riendo también) Que si… No soy tan insaciable como piensas…
Pepa la miró con cara de “no te lo crees ni tú” Silvia: Vale, vale, está bien… -Sonrió.- ¿Entonces? Pepa: Esta bien. –hizo una pausa.- Pero tu padre me va a matar… no quería ver a su hija con ninguna otra mujer… Silvia: Fue el momento Pepa… en el fondo te cogerá cariño… Pepa: Entonces subamos a su castillo, princesa. –Saliendo del coche.Silvia: Adelante, mi rana encantada. –Riendo.Pepa: ¿Cómo que rana encantada? Que yo no soy ningún anfibio! Silvia: Sí, si… lo acuático se te da divino…
Pepa: (enrojeciendo) ¡veras cuando te pille!
Y corriendo tras de ella y entre maletas y llaves, suben a la morada de la princesa.
CAPÍTULO 42: Desayunos y escenitas...
Un olorcillo a tostada chamuscada le viene a la nariz. Y… ¿café? Sí, es café. Tienta con su mano la cama. Y la encuentra vacía, con las sábanas revueltas y alguna que otra prenda de ropa desparramada por ahí. Se envuelve en la sábana y sale a la cocina, siguiendo el olor. Silvia: Huele a barbacoa… -Dice riendo.Pepa: Calla, calla! –Desesperada cogiendo las tostadas.- Desde luego que tostadora más rara tienes pelirroja… La pongo una vez y no se tuestan, la pongo otra vez y se queman… -Tendiéndole un plato.- Aquí tiene la princesa. Silvia: ¿y mi beso de buenos días? Pepa: uuummm… -Acercándose.- Aquí. La besa suave, lento, saboreando labios. Silvia el platosuencuello. la encimera y lasesujeta las caderas mientras Pepa sube sus sus manos a su pelosuelta y acaricia El beso tornademás apasionado. La sábana que tapaba a Silvia, cae, y Pepa para el beso. Silvia: ¿qué? Pepa: Que me estás provocando… Silvia: Se ha caído sola… Pepa: Ya… -mordiéndose el labio.Silvia: Sí… lo juro. Pepa: aja… -Besando su cuello.-
Silvia: de… de verdad… Pepa… -Suspirando.Pepa: Sí, sí… -bajando por su clavícula entre besos.Silvia: Pepa… venga, vamos… vamos a desayunar… -ejerciendo un leve esfuerzo sobre sus hombros.Pepa: Yo ya estoy desayunando…
Y besa uno de sus pezones, estremeciéndola entera y debilitándola al punto de temblarle las piernas. Pepa, que se da cuenta, la sujeta fuerte por la espalda y continúa mordiendo sus pezones, cada vez más duros. Silvia: Pepaa… -Suspirando.La morenaintensamente la coge en brazos la lleva en volandas hastaentera. el sofá, quedándose encima suya, mirándola mientrasy que sus manos la recorren Silvia intenta contener un gemido que se forma en su garganta. Pepa: Si quieres paro… -Besándola.- y desayuno otra cosa… -Mordiendo su oreja.Silvia: Uuumm… Pepa: ¿eh? ¿Quieres que pare? –Bajando la mano hacia sus muslos.Silvia: uum… no… -Consigue decir entre jadeos.- Pero yo también quiero desayunar… Y dicho esto consigue revolverse en el sillón y darse la vuelta, quedando encima de Pepa. Acaricia su abdomen por encima de la camiseta y besa su cuello. Silvia: ¿Ves? Este desayuno está mejor… -Y deja un beso húmedo en la parte baja de su cuello.La despoja de su camiseta y acaricia con la nariz su torso, desde sus labios a su ombligo. Pepa empieza ya a jadear fuerte cuando ella le arranca la ropa interior, sintiendo su calor y su excitación. Lame su ombligo con la lengua relajada, húmeda. Pepa: uum…Pelirroja… -Con los ojos cerrados.Vuelve a su boca y la besa ardiente, con pasión, jugando con su lengua, recorriendo su boca…
Pepa le da la vuelta y es ahora ella la que se sitúa encima de ella. Besa su cuello, su pecho, su ombligo y acaricia la parte interna de sus muslos, guiada por los gemidos de Silvia, cada vez más fuertes. Silvia: Pe…pa… -Suspira.Juega con sus dedos cerca de su sexo, volviéndola loca. Silvia: Pepa….no aguanto más… -Entre jadeos.Y mientras Pepa la besa frenética, introduce dos dedos dentro de ella. Y antes de perder la cordura del todo, Silvia también entra dentro de ella.
El salón es testigo de un coro de jadeos, gemidos, suspiros y respiraciones en coro, las dos a la vez. Silvia: Pe…Pepa…. Pepa: No aguanto, no aguanto…. –Jadea cada vez más fuerte.Silvia: Esp…. Pero es demasiado tarde, contra todo pronóstico, los dedos de Pepa profundizan el contacto, haciéndola temblar y disparando un gran gemido que vuelve loca a su amante, acabando como ella. La nota aún vibrar encima de ella, jadeando con la boca entreabierta sobre sus labios, impregnándola de su aliento. Silvia acaricia su espalda, ayudándola a tranquilizar su respiración. Pepa: ¿Vaya desayuno eh? Silvia: Se habrán quedado las tostadas tiesas… Pepa: Pero ha merecido la pena, reconócelo… -Pícara.Silvia: Cuando quieras repetimos… -Besándola.-
…………………………………………
Silvia: Te lo he dicho Pepa, somos lo peor… Pepa: ¡Joer Silvia! Sólo nos hemos entretenido un poco… -Caminando con ella de la mano.Silvia: ¿un poco? Llegamos veinte minutos tarde, Pepa…
Pepa: Pero es que estaba muy agustito… -Apretándose contra ella.- Y no me has dejado dormir esta noche… -Sonriéndole pícara.Silvia: Ya dormiremos por la noche… -Sonríe maliciosa.Pepa: ¿ah, pero que vamos a dormir juntan –Sonríe.Silvia: Eem… bueno… no, yo… si no quieres… -Atropellada.Pepa se para y con ella, para a Silvia. La coge de las mejillas. Pepa: Si quiero. No podría dormir sola sin ti a mi lado. Silvia sonríe y piensa que tal vez… No. No quiere asustarla.
Entran a la comisaría y Rita se les abalanza, llenándolas de besos y preguntándoles por sus días de descanso. Silvia: Pues yo… me voy al laboratorio… Pepa: Y yo a ver que tengo por ahí… -Dice poniendo los ojos en blanco.Silvia: ¿te veo luego? –Susurrando.Pepa: (susurrando también) En cuanto tenga un ratito me escapo a darte un beso… Y regalándole una gran sonrisa se va al laboratorio, esperando ansiosa ese ratito.
En la comisaría se nota un ambiente distinto. Todos se miran, las miran, disimulan, susurran… después del beso antes de salir de la comisaría, quedo claro que Pepa y Silvia eran algo más que amigas. Y como no, se convirtieron en la comidilla. Montoya se acerca a la mesa de Pepa, que mira entretenida uno de los últimos casos, leyéndolo varias veces, porque tiene la cabeza en otra parte. Gonzalo: Pepa… quee… que digo yo… Pepa: uum…? Gonzalo: Que… -Susurrando.- Que con Silvia… Con Silvia bien… ¿no? Pepa levanta la vista del informe y se vuelve a mirarlo. Pepa: ¿Qué quieres saber? –Chula.-
Gonzalo: (azorado) ¿Qué? No, no… yo… nada… era sólo una pregunta y bueno que… como se os ve bien y estáis siempre juntas y eso y yo pues pensé que… En ese momento, Pepa ve a Silvia por el pasillo de arriba, en lo que parece la dirección al despacho de su padre. La pelirroja la descubre mirándola y le guiña un ojo sonriendo. Pepa: Pues sí Gonzalo. –Mirándola aún.- Sí. Estamos juntas. –Sonríe orgullosa.Gonzalo: (correspondiéndole la sonrisa) Y yo me alegro. Me alegro mucho.
……………………………………………
Silvia: ¿se puede? D.Lorenzo: Claro hija, pasa. -Se levanta y la abraza- ¿cómo estás? Silvia: Bien, papá, bien. –Sonríe.D.Lorenzo: Ya te veo. –Suspira.- Tienes otro color en la cara… Silvia asiente y se sienta delante de él. Silvia: Papá yo… D.Lorenzo: No, no hija… -Negando con la mano.- No me tienes que explicar nada. Sé que Miranda y tú estáis juntas y bueno… sabes que no es de mi agrado hija. Silvia: lo sé papá pero… D.Lorenzo: (interrumpiéndola) Pero me ha demostrado en estos meses mucho más que… que Sonia… en todos estos años. La hija del comisario cierra los ojos y suspira. D.Lorenzo: Y si a ti te hace feliz… pues… me aguantaré. Silvia: Muy feliz. -Sonríe y se levanta a abrazar a su padre.- Gracias papá… D.Lorenzo: ¡Eso si! Nada de escenitas lésbicas en mi comisaría… Y poniendo los ojos en blanco y con una gran sonrisa, sale por la puerta negando con la cabeza. .................................................
Pepa ya no aguanta más. Lleva dos horas sentada en el escritorio intentando concentrarse en otra cosa que no sea el recuerdo de los labios y el cuerpo de Silvia esa mañana. Decide hacerle una visitita al laboratorio, a ver si despeja la mente. Pepa: ¿Qué tal guapa? –Acercándose a ella.Silvia: (dándose la vuelta) Hola. –Sonriendo.- ¿Cómo tu por aquí? Pepa: No podía más… necesitaba darte un beso… -Y acto seguido la besa.Silvia: ¿sólo uno? –Con carita inocente.Pepa: Y los que quieras… Y sigue besándola, subiendo otra vez la temperatura. Silvia: ¿Sabes? –parando el beso.- He hablado con mi padre. Pepa: Oh dios. –Separándose más de ella.- ¿Y me va a colgar del palo mayor, no? Silvia: No. Se lo ha tomado muy bien. Dice que le agradas, pero que si me haces feliz… Pepa: Ah… ¿Y te hago feliz? –Volviendo a acercarse.Silvia: Mucho… -Ya en sus labios.Sin poder resistirlo mucho tiempo más, sus labios, como dos imanes vuelven a encontrarse, las manos empiezan a cobrar vida propia…. Y así, recostadas en la encimera, comiéndose a besos es como las encuentra Don Lorenzo. D.Lorenzo: Silvia que…. –Se queda blanco ante la escena.Silvia y Pepa paran pero se quedan en la misma posición mirando la puerta. D.Lorenzo: ¡a estas escenitas me refería! –Gritando.- ¡Cojones, tápese Miranda, tápese que le estoy viendo todo el sostén! –Niega con la cabeza.- ¡Despotenciadas…! Y cierra la puerta a tiempo de escuchar las risas de las chicas y los comentarios jocosos de los compañeros.
Curtis: ¡ala, ya las han pillao, la primera en la frente! Aitor: Estas estaban montándoselo en el laboratorio... Curtis: calla que me pongo malo… Rita: Que decís, insensibles! Se estarían dando unos besicos…
Pepa: Bueno, y tu que? Tanta risa… -A Silvia.Silvia: Reconoce que ha tenido gracia. Pepa: Sí mucha. Ahora tu padre si que me odia. Silvia: anda calla, y termina lo que has empezado… ……………………………………………
Pepa: Bueno pelirroja… ¿vamos a tu casa? Silvia: Sí, no podría dormir sola sin ti a mi lado… -riendo.Pepa: ¡Copiona! Te voy a demandar por copyright… Silvia: ¡Pero si no patentaste la frase! Pepa: ¡mierda! Silvia estalla en una carcajada y Pepa la acompaña. Pepa: Bueno princesa… pues en un ratito vengo. –Dejándola a la entrada de su casa.Silvia: ¿cómo? ¿No subes? Pepa: Es que tengo una sorpresa para ti… Silvia: ¿una sorpresa? Y su cara se ilumina, como si fuera navidad. Pepa: Sí. Y quiero dártela en tu casa… así que… ahora subo. Silvia: Está bien… -Intrigada.- Te espero arriba. –Hace ademán de irse.Pepa: Ah, ah ah… -Reteniéndola.- ¿y mi besito? Silvia: Aquí… -Y la besa con suavidez, tomándola de la cintura.-
CAPÍTULO 43: Noche De Novias
Pepa se va y deja a Silvia un tanto mosca en su casa. Se dirige a la joyería en la que vio hace días un collar del que se enamoró. En realidad había visto el collar hace bastante tiempo, y pensó en Silvia. Pero por aquel entonces Silvia y ella aún no estaban juntas, y días después pasó lo de Sonia… Pero ahora… ahora sabía que era el momento, así que sin pensarlo entra y lo compra, sin preocuparse apenas de lo que pueda valer. Sale a la calle y observa feliz a la gente que pasa. Parece mentira, pero se siente feliz, siente ganas de correr, de gritar, de sonreír… Entra a una tienda de juguetes y compra el oso más grande que encuentra…
Y cuando vuelve a salir, piensa que la gente la mira porque va sonriendo como una idiota, sin reparar en que puede que sea porque el oso mide casi como ella. Luego sale dirección a casa de Silvia, pero para antes en su casa a coger algo de ropa, piensa quedarse en casa de Silvia hasta que la eche.
Vuelve a su casa y llama a la puerta. Silvia: Ya era hora… -Dice apoyada en la puerta, seria, aunque sonriente.Pepa: Me he entretenido un poco… -Sonríe.Silvia está apoyada en el quicio de la puerta, con una camiseta de tirantes blanca, unos pantalones cortos grises y el pelo suelto y algo despeinado. Pepa: Estás muy guapa, pelirroja… Silvia: Anda pasa tonta… -Sonríe y le deja paso.Pepa: Espera, espera… Silvia: ¿Qué pasa? Pepa: Tenemos un problema… Silvia: ¿Cuál? Pepa: Tenemos compañero de piso… Silvia la mira sin entender, con una mueca graciosa en su cara.
Pepa: Sí… es que verás… -Saca el oso de la esquina donde lo tiene escondido.- Lo encontré y pensé en ti… Silvia abre mucho la boca y sonríe ilusionada como una niña cuando Pepa le tiende el oso. Silvia: Pero Pepa… Pepa: Sí, si… ya lo sé, es muy grande… el más grande… -La mira.- Es que así… cuando no duerma contigo, te podrás abrazar a él… -Baja un poco la cabeza, avergonzada.Y Silvia cogiéndola de la mano, la hace pasar a la casa, arrastrando el oso, más grande que ella.
Cenan lo que Silvia había preparado, con el oso sentado en el sillón. Pepa: ¿De que te ríes? Silvia: queda gracioso ahí, parece que está viendo la tele. Pepa: La verdad es que sí… mirándolo así me da un poco de miedo… -Ríe.Silvia: ¿tienes más hambre? Queda más en la cocina… -Hace ademán de levantarse.Pepa: No… -Reteniéndola.- No tengo más hambre… -La sienta en sus piernas.- Pero quiero hablar contigo… Silvia se pone seria al notar el tono con el que lo ha dicho, y su mirada se ensombrece un momento. Silvia: ¿pasa… pasa algo? Pepa: sí. –Muy seria.Silvia: Yo… -Baja la cabeza.- No sé si quiero preguntar que es… Pepa: Silvia… nosotras… ¿Qué somos? Silvia: ¿Qué? Pepa: Sí. ¿Qué somos? ¿Novias? Silvia: Supongo… -Aún con la cabeza gacha.Pepa: Es que… verás… yo… he tomado una decisión… Silvia: Pepa… si quieres… si quieres dejarlo yo…
Pepa suelta una carcajada que provoca que Silvia la mire.
Silvia: ¿te hace gracia? –Borde.Pepa: Sí…. –La mira y la coge de la barbilla.- ¿Cómo voy a querer dejarlo? Silvia: No sé… Pepa: (niega con la cabeza) Lo que quería decirte… es que yo no sé que somos… -Le da un pequeño pico.- Y por si quedaba alguna duda… quiero que hagamos las cosas bien. Silvia la mira sin entender, entonces ella la hace bajarse de sus piernas y rebusca algo en su bolso. Aparta al oso del sillón y la hace sentarse a su lado, muy pegada a ella. Pepa: Hace tiempo… vi esto y me acordé de ti…. –Saca una cajita y se la tiende.- Y bueno yo… yo quería aprovechar y… -Se sonroja un poco.- Y pedirte que… Silvia: Si quiero… Pepa: ¿Qué? –Algo acojonada.Silvia: Que si quiero… -Aguantando la risa sin que Pepa lo note.Pepa: Yo… yo…. Te iba a pedir que… que si quieres… ser mi novia… Silvia: Ya lo sé. –Sonríe segura y ríe.Pepa: ¿Qué? Joder que susto… -Sonríe con ella.- Aún no te voy a pedir que te cases conmigo pelirroja… todavía es un poco pronto… -La besa.- ¿Entonces? Silvia: Claro que quiero tonta… -Y la vuelve a besar.Pepa: Pues quiero darte esto… -Abre la cajita y le hace un gesto para que se retire el pelo.- Para que cuando no esté, recuerdes que te llevo conmigo. –Le coloca en el cuello una cadena con un pequeño colgante de corazón, con un grabado detrás.Silvia sonríe y la abraza. Silvia: ¿Y si te hubiera dicho que no? Pepa: Supongo que me habría cagado en tu padre.
Ríen juntas y así, abrazadas como estaban y repartiendo besos en cada esquina, llegan a la habitación, rindiéndose al deseo, otra noche más.
……………………………………………….
Lleva días pensándolo. En realidad no se atreve, pero tras lo de anoche, se cree segura para hacerlo. En realidad, no hay mucha diferencia de ahora. Sonríe y repasa con sus dedos su geografía. Su pelo, su frente, sus mejillas…. Sus labios, donde deposita un suave beso. Y su vista se clava en las sábanas, que marcan sus curvas desnudas, que la incitan a tocarlas. Pepa va desperezándose a la par que abre un poco los ojos y observa a la pelirroja acariciando su cuerpo desnudo por encima de las sábanas. Pepa: Pelirroja… -Con voz soñolienta.- Como tu padre supiera que me sobeteas a estas horas te colgaba del palo mayor… Silvia: No, corrección. Como mi padre supiera lo que me hiciste anoche, te colgaba del palo mayor. –Añade con una sonrisa pícara.Pepa: Ya… -Se incorpora un poco y la atrae hacia si.- ¿Acaso tienes quejas? Silvia: Ninguna, ninguna… Pepa: Teníamos que celebrar nuestra noche de novias. Silvia: ¿noche de novias? –Ríe.Pepa: ¿Qué pasa? Silvia: Eso no existe, Pepa. Pepa: claro que si, la hemos inventado nosotras…. –La besa.- Y vaya invento… -Mordiéndose el labio.Silvia: anda, anda… no me líes, que tengo que ir a la comisaría… Pepa: Aay… pelirroja… Con lo agustito que se está aquí… -Volviendo a tumbarla encima.Silvia: Sí, pero yo me voy a la ducha… -La mira.- Y tiene entrada libre… Pepa se incorpora de un salto. Pepa: ¡Me pido primera y única acompañante!
…………………………………………
Ya en la comisaría, Silvia se acerca a la mesa de su chica para airearse y tomarse un café. Silvia: Rita, ¿Dónde esta Pepa?
Rita: ¡ay! Salió con un zagal ahí a tomar un café. Silvia: ¿con un chico? Rita: Sí, más apañao… Silvia: Gracias Rita. –Saliendo en dirección a Pepa.Rita: Espera, espera… que se ha dejado aquí el móvil… llévaselo, que estaba sonando. Esta noche se lo dirá. Esta noche le dirá que se vaya a vivir con ella. Todas las noches duermen juntas, ahora no podrían s epararse…. Al fin y al cabo, no s ería tan diferente a ahora … Coge el móvil de Pepa con intención de llevárselo, pero no puede evitar la curiosidad, pues ya ha sonado dos veces desde que hablaba con rita. “3 mensajes nuevos” Silvia: Madre mía… seguro que se ha cargado el móvil y le vienen los de anticipo y descuento de los 0’29 céntimos… Va dispuesta a borrárselos sin leer, pero cuando en la pantalla aparece el nombre “Mario” no puede evitar leerlos.
“No sabes el desahogo que tengo ahora, estaba que me subía por las paredes, gracias por hacérmelo morena, vales para todo.” “Esta tarde si quieres quedamos y lo repetimos, mañana tengo cena” “Tráete el juguetito, que si no, no podemos entretenernos”
Se quedó más blanca de lo que ya estaba, cogió el móvil con fuerza y salió a buscar a Pepa, hecha una furia. Ahora si que la había cagado.
CAPÍTULO 44: Celos… Otra vez…
Se quedó más blanca de lo que ya estaba, cogió el móvil con fuerza y salió a buscar a Pepa, hecha una furia.
Ahora si que la había cagado.
Se encontró a Pepa despidiéndose del chico del que debía haberle hablado Rita, con un beso que, lejos de lo que a Silvia pudiera parecerle, tan sólo era en la mejilla. La morena puso cara sorprendida al verla, pero se acerco con una sonrisa dispuesta a soltarle un beso. Pepa: Hola preciosa… Sin embargo, antes de que pudiera hacer nada, Silvia le había cruzado la cara. Pepa: ¿¡Pero que!? –Se toca dolorida la mejilla.- ¿¡Qué coño haces Silvia!? Silvia: Toma. –Le tiende muy enfadada.- Tu mierda de mensajes. –Y se vuelve dispuesta a irse.Pepa: ¡Pero Silvia! –Abre el móvil y mira los mensajes.-
“No sabes el desahogo que tengo ahora, estaba que me subía por las paredes, gracias por hacérmelo morena, vales para todo.” “Esta tarde si quieres quedamos y lo repetimos, mañana tengo cena” “Tráete el juguetito, que si no, no podemos entretenernos”
Pepa ríe con ganas y le grita. Pepa: ¡Silviiiaaa! –Riendo.- ¡Silviaaa! ¡Que no es nada raro! Silvia se vuelve, y aún con cara enfadada se acerca. Pepa ve como da el brazo a torcer. Silvia: ¡Vete a la mierda Pepa! –La mira con furia.- ¡¿Qué te crees, que me voy a creer que es con otro tono?! ¡No soy gilipoyas, sabes! Pepa: Silvia, Silvia… estas sacando las cosas de quicio, estos mensajes tan sólo son…. Silvia: ¡No quiero saberlo sabes! ¡Me da exactamente igual! –La mira.- ¡¿Y el beso con tu amiguito que?! Pepa: Joder Silvia, un beso en la mejilla no es para ponerse… Silvia: ¡¿En la mejilla?! Sabes de sobra que no era en la mejilla…. Pepa: ¿Pero que dices, Silvia? Estás sacando las cosas de quicio…. –Empezando a mosquearse por su desconfianza.-
Silvia: ¡Lo que digo! Pepa: ¿eso es lo que confías en mí, Silvia? –Mosqueada.Silvia: Pues sí, lo que tu me demuestras. Pepa: Genial, de puta madre Silvia. –Enfadada.- Si eso es lo que confías en mi, talvez deberíamos de cortar todo ¿No? Silvia: ¿Qué? ¿Quieres que cortemos? ¿Me estas diciendo eso? –Indignada y cabreada.Pepa: ¡Si es lo que quieres si! Silvia: ¿Sabes? –Sin esperar su respuesta.- ¡Te iba a pedir que vivieras conmigo, esta noche! ¡Pero ya, a la puta mierda! Y dicho esto se alejó corriendo por la calle, dejando rastros de lágrimas a su paso.
Mientras tanto, un nuevo mensaje sonaba en el móvil de Pepa.
“El niño no se ha comido todo el potito que le has hecho, pero seguro que si lo hubiera hecho yo no habría comido nada. Al final la cena es esta noche, le dejaré el crío a mi hermana. El juguetito tráeselo mañana, que si no, ya sabes que no se entretiene.”
……………………………………………………………
Silvia se había arrepentido profundamente de lo que le había dicho a Pepa, pero no podía evitar tener esa duda permanente con ella. Vale, Pepa la quería, estaba claro. Y sí, la había cagado, pero también tenía miedo de pensar que tendría que competir con multitud de hombres que babeaban por ella. Miro el osito, que más que osito era un osazo, regalo de Pepa y sonrió, negando con la cabeza por su gran estupidez.
Pepa se había marchado a casa tras acabar el turno de mala gana, preocupada y cabreada a la vez por la discusión con Silvia. Decidió esta vez no buscarla, estaba cansada, estaba harta de sus celos innecesarios. ¿Cuántas veces más le tendría que demostrar lo que la quería?
Sin pensárselo mucho salió a la calle, así, tal cual, casi sin peinarse, sin arreglar. “Si me quiere, me querrá con estas pintas de oso panda vagabundo” Se dirigió a su casa y llamó al timbre. No obtuvo respuesta. Volvió a llamar. Seguro que se había cabreado y ahora no quería hablar con ella… Volvió a insistir, sin obtener respuesta. Al final, cansada y por desistir, llamó prolongadamente otra vez. Esta vez, si obtuvo respuesta. -¿Quién? Silvia: ¡Pepa! -¿Pepa? Silvia: Pepa… ábreme… -¡Pero como te voy a abrir, desalmada, que seguro quieres robarme! Silvia: ¿Pero que…? ¿Pepa, eres tú? -¡Qué Pepa ni Pepe, que yo soy Eufrasia! Silvia: oohh… perdón… me he… me he equivocado.
No sabe si por vergüenza o porque el impulso que la había llevado a llamar a casa de Pepa se había pasado, pero al final, desistió y se sentó en un banco cercano al portal. Rompió a llorar, sin saber que hacer, si llamar o no, si irse a casa… Al cabo de un rato, Pepa bajó la basura y tenía intención de acercarse al chino de la esquina a por algo de comer, pero un matojo de pelos pelirrojos agazapados en un banco, llamó su atención. Se acercó y cuando no tuvo duda de que era ella, se sentó a su lado. Pepa: Silvia…
Levantó la cabeza y la miró con los ojos tristes, cagados de arrepentimiento. Y todo el cabreo, rabia… todos los planes que Pepa Miranda había hecho, se fueron por la puerta de atrás. Silvia: Pepa… -Gimoteando con un hilo de voz.- Lo siento… lo siento, de verdad… lo siento… -Se abrazó a ella llorando.Pepa la abrazó y beso su cabeza, esperando a que se le pasase. Silvia: Perdóname, de verdad, es sólo que tengo miedo, tengo miedo de que me dejes porque, porque… Pepa: Es que no puedes vivir con ese miedo constante, Silvia. Yo no te voy a dejar, ¿Es que no sabes lo que te quiero? Silvia: Pero esta mañana… Pepa: Esta mañana me ha dolido que desconfiaras de mí. Me ha dolido mucho, Silvia. La pelirroja no sabe que decir y tan sólo baja la cabeza, dejando que nuevas lágrimas bajen por su cara. Pepa: No puedes ser tan celosa Silvia. Silvia: Lo sé, lo sé… pero… Pepa: ¿Pero que? Silvia: El hecho de que tu… bueno que tu… hayas estado antes con chicos… me inquieta… porque quizás pienses que son mejores que yo y en… Pepa: Silvia… -Con ternura, cogiéndole la mejilla.- Si estoy contigo es por algo. ¿no crees? Silvia: sí… Pepa: ¿Y porque crees tú que es? –Sonriéndole.Silvia: No sé… Pepa: ¿No lo sabes? Silvia negó, sonriendo también. Pepa: Pues porque te quiero preciosa… Y se abraza a ella con fuerza, para dejar un beso húmedo y cargado de deseo en sus labios. Pepa: Desde luego, somos especialistas en dar espectáculos callejeros ¿Eh? Silvia: Sí, la verdad… -Riendo.-
Pepa: Oye… ¿Aún está en pie eso de vivir contigo? Silvia asiente, aún algo emocionada, con la cara mojada por las lágrimas. Pepa: Y… ¿Si te digo que si, que pasa? Silvia: Que me harás la mujer más feliz del mundo… Pepa: Entonces… Creo que sí, que es una buena oferta. –Sonríe.Silvia: ¿Eso es un sí? Pepa: Uum.. -La besa.- Sí, es un sí. Y Silvia propicia un nuevo y largo beso, que hace que la conversación vaya por otros derroteros. Pepa: ¿Sabes? Ya no tengo hambre…
Y con ella de la mano sube hasta su casa, desnudándola con la mirada, devorándola con los ojos, para, una vez dentro, desnudarse mutuamente y sentir en cada beso un escalofrío de placer y ternura, erizando la piel, sorbiendo los poros, besando cicatrices, haciendo cosquillas con el pelo, acariciando los labios, saboreando la humedad… Y así, juntas, tocar el cielo.
CAPÍTULO 45: Una Nueva Vida
Silvia: Joder, Pepa, ya podrías haberme dicho que hiciera más sitio en el armario… Pepa: ¿Para que? Si ya no voy a entrar… -Riendo.Silvia: Imbécil. –Riendo con ella.- No me refería a eso. Lo digo por todos tus cacharros…. Pepa: oye oye, no hay tantas cosas…. además, que si no te gusta me vuelvo a mi casita y santas pascuas… -Dándose la vuelta.Silvia: Che, che, che. –Cogiéndola por la cintura.- Yo no he dicho nada de eso. –Besándola lentamente.Pepa: Uumm… pelirroja… -Separándose de ella con esfuerzo.- Que quedan tres cajas más y no acabamos… -Yendo hacia la puerta.Silvia: Corta rollos… -Entre dientes.Pepa: ¡Te he oído!
………………………………………………
Silvia: No me lo puedo creer… ya está todo… Pepa: Sí… Silvia: Que alegría, no queda nada que hacer… Pepa: Buff, de verdad, que tranquilidad.
Ante ellas, que estaban acurrucadas en el sofá, se amontonaban cajas y mas cajas entreabiertas de ropa, libros, zapatos, discos… Silvia: Bueno… -Mirándola.- Ahora queda colocarlo. –Rió.Pepa: Aaay si… pero eso mañana princesa… por favor… -Mirándola suplicante.- Tenemos el día libre, lo haremos mañana… Silvia: Esta bien… -Besándola.- ¿Vamos a cenar? Pepa negó con la cabeza. Silvia: ¿No? Pepa: No. Yo quiero otra cosa… -Y se acercó peligrosamente a sus labios.Silvia: Ya… Pepa: ¡Tenemos que celebrar nuestra vida en común! Silvia: Claro… -Dejándose besar.Pepa: Y que vamos a compartir todo… -Besando sus sienes.Silvia: Ajam… Pepa: Los desayunos… -Acariciando su mandíbula con su nariz.- Las duchas… -Riendo suavemente y besándola lentamente.- La misma cama… -Deslizando sus manos por su espalda, dentro de la camiseta.Silvia: Sí, si, claro… -Respirando algo agitada.Pepa: Y también tenemos que celebrar nuestros casi cuatro meses juntas… -Subiéndole la camiseta.-
Silvia: Sí… -Suspirando.Pepa: Y me debes muchos besos que no me has dado pelirroja… -Besando su pecho, que se movía descontrolado arriba y abajo.Silvia: Cállate ya… -Dice agarrando su cabeza y besándola profundamente.Y se deja hacer, deja que le quite la camiseta, que ya le estorba, le impide que la toque, que la roce, que la bese… quedando en sujetador a su merced, debajo suya, debajo de sus caricias y su piel…
Silvia se deshace también de la camiseta de la morena, mandándola con la suya a donde quiera que esté. Acaricia lentamente con la yema de los dedos su pecho también agitado y deposita un beso húmedo a sus labios entreabiertos que la llaman…
Y se deja ir, mientras que Pepa la besa, dejando un camino de besos desde sus labios a su abdomen, poniéndole la piel de gallina, erizándole los poros, provocando miles de puntitos en su piel, una sensación placentera… la de sus labios besando su piel, quitándole el frío que le producen sus manos al pasar, excitándola…
Pepa no aguanta más y decide deshacerse de su sujetador, demandando las caricias de Silvia por su torso desnudo, que hace caso encantada, volviéndola aún más loca de lo que ya está. Hace que se incorpore y se deshace también del sostén de Silvia, bajando lentamente y entre suspiros los tirantes, mientras ella la mira a los ojos rogándole por un beso… Termina de quitarle la prenda, descubriendo su pecho llamándola, clamándola… La besa urgentemente, sintiendo su piel contra la de ella y sus manos recorriendo su espalda… Y es que sólo verla debajo de su cuerpo, a su merced, muriéndose de placer tan sólo por haberla desnudado vuelve loca a Pepa….
Y se deja besar, mientras la morena se deshace de su falda y su propio pantalón, dejándolas a ambas con la parte de debajo de la ropa interior, sintiendo sus piernas entrelazadas… y un placentero frío que se esfuma en cuanto sus besos se hacen más urgentes…
Pepa besa su cuello con devoción, entregándose a cada suspiro de Silvia, que respira en su oído… y presiente que no le hará falta comprobarlo para saber que está cada vez más excitada…. Acaricia sus costados y con delicadeza desliza entre sus dientes sus pezones ya erectos, provocándole un gemido ahogado y alguna que otra marca en la espalda… Rodea con la lengua su ombligo, rodeando su vientre que sube y baja, agitado por sus besos…
Y la deja ir, retirando con urgencia su última prenda, sin éxito, porque Pepa no la deja tocarla… aquí ella marca el ritmo, y va a ser lento… Silvia: Pe… pa… Por… Favor… -Suspirando, terriblemente encendida.Pepa: No, no… -Negando.- Aquí mando yo… y esto… -Posando las manos en sus propias caderas y metiendo las manos por su ropa interior.- Se queda donde está… -Tumbándose sobre ella y mordiéndole una oreja.Silvia: Uuum…. –Mordiéndose los labios.- Como me pone que te pongas así… Pepa: Más te va a poner esto… -Susurra en su oído, y sin que Silvia apenas se percate, comienza a retirar su ropa interior con los dientes, dejando besos a cada centímetro de sus caderas….Silvia ya no habla… arquea la espalda suspirando hondo y agarrándose fuertemente del sillón…
Y Pepa sonríe porque lo sabía… sabía que la encontraría así… la mira a los ojos y sonríe maliciosamente. Silvia: (Respirando con dificultad) No me mires así… Es por tu culpa… Pero la morena no le responde, y la siente besando sus muslos, dejando besos húmedos por cada resquicio de su piel…
Y la reclama, la necesita… y como si ella lo supiera, retira su ropa interior y se tumba a lo largo de toda ella, cubriéndola con su cuerpo y besándola… Cuanto más rápido quería Silvia, más lento lo hacía ella… Le concede el deseo de que sus lenguas jueguen, porque también lo desea, porque si no lo hace se va a volver loca de necesidad… Y lento, va resbalando por su cuerpo, primero con su cuerpo y luego con su boca… para dejar que su nariz y sus manos terminen de recorrerla…
Repta hasta su sexo y con la mano abierta lo acaricia… un gemido sale desde la garganta de su amante, deseosa por tenerla dentro de ella…. Sube una mano y acaricia su garganta, mientras su lengua se desliza entre sus piernas… Nota en la palma de su mano las cuerdas vocales moviéndose y el aire pasando por su garganta cuando un nuevo gemido resuena en la estancia… Se retira de su sexo y deja un dedo entre sus piernas, tocándola levemente, para que sepa que está allí…
Silvia cree que se va a desmayar, hace tiempo que hiperventila, presa de la excitación…. Y mueve sus caderas, desesperada, por sentir el contacto de su amante… Pepa introduce un dedo lento… Muy, muy lento… Y siente como nuevos gemidos llenan la habitación… y como ella misma no va a aguantar más… Mueve despacio el dedo dentro de ella, llamándola con el, observándola arquear su espalda, contemplando sus pezones erguidos, escalando la cumbre de su torso… Su melena pelirroja se derrama por el sillón, cayendo sobre su pecho agitado….
Con urgencia sale de su sexo y se tumba sobre ella, besándola profundamente, dejando que su lengua inunde la suya, ahogando los gemidos que le provoca el tan sólo roce de su piel… Coge una mano de Silvia y la lleva hasta su centro, urgiéndole, rogándole que calme su sed… Y en cuanto la mano de Silvia se mueve frenética, llevada también por el propio deseo de ella, dentro de ella, se deja ir en un gran orgasmo, estallando en un gemido que es ahogado por los labios de su pelirroja… Se deja caer en su pecho, derrotada, recuperando la normalidad, sin olvidar que ha dejado un trabajo a medio hacer…
La besa despacio y vuelve a introducir un dedo dentro de ella, lento, pero algo más rápido que antes… sabe que no aguanta más… Sus caderas la hipnotizan, moviéndose en círculos, clamándole por más… Silvia: P... e… pa… -Y parece un ruego desesperado.-
Decide acabar con su tortura y aumenta la presión metiendo otro dedo, mientras su pulgar juega con su clítoris a ratos, compartiéndolo con su boca…
Sus manos agarran la espalda morena de su amante, clavándole las uñas, mientras gime por que aumente el ritmo… Y así lo hace, sintiendo todo su cuerpo blanco pegado al suyo, sus uñas en su espalda… toda ella a punto de estallar…
Y en el momento en que sus dedos hacen más presión y viran más rápido, Silvia se estira y encoge, sintiendo todo su cuerpo en movimiento, escalofríos de placer y frío desde su columna hasta sus pies… Y un gran grito que explota en el oído de Pepa, clavándole sus uñas en la espalda y sus dientes en su hombro…
Y se deja abrazar por ella, que la sostiene en vilo, mientras intenta respirar y exhala un último suspiro de placer, aferrándose a ella… Apoya la cabeza en su hombro, mientras Pepa le acaricia el pelo dulcemente, sonriendo por tenerla desnuda entre sus brazos… Pepa: Te quiero pelirroja… Pero Silvia no le contesta, la besa estremecida por la verdad de sus palabras y el cariño que le demuestra…
UN AÑO DESPUÉS….
Una escena similar se repite sobre la cama de la habitación de matrimonio… Silvia duerme atravesada sobre el cuerpo de Pepa, con su cabeza sobre su pecho, debajo de su barbilla, y sus manos aferrándose sus hombros…
Su pelo, más largo que antes, cae sobre su espalda y el colchón, rompiendo el azul de las sábanas. La morena la abraza por la cintura y entrelaza una de sus piernas con las de ella, subiendo uno de sus brazos y acariciando su blanca espalda….
Lleva despierta un rato, pero prefiere verla dormir a despertarla y recibir sus besos… Sin embargo el despertador rompe el momento. Pepa: Mierda… -Dice apagándolo.Silvia: uumm… Se despereza y vuelve a recostarse sobre su pecho. Silvia: Tengo frío… -Dice aún con los ojos cerrados y voz soñolienta.Pepa agarra la estrechamente colcha que reposa mitad en el suelo, mitad en el colchón, y las cubre a ambas, abrazando más a la pelirroja. Silvia: Me quedaba así toda la vida… -Estrechando el abrazo.Pepa: Y yo… -Besándole la cabeza.- Pero me temo que hay que moverse… tendríamos que preparar algunas cosas…
Silvia parece acordarse de repente, porque se desvela del todo y se incorpora como un resorte del pecho de Pepa. Silvia: ¡Dios! –La mira.- ¡La boda! Pepa: Sí, la boda. –Riendo.- Anda que si se te olvida…
CAPÍTULO 46: Novias a la Fuga
Pepa: Pelirroja.... Que yo sé que las princesas se hacen de rogar, pero es que llegamos tarde... Y en efecto, llegaban tarde. Pepa había hecho el desayuno, recogido la cocina, duchado y vestido en un momento, sin que a Silvia le hubiera dado tiempo siquiera de ducharse y maquillarse. Pepa: Pelirroja, que sepas que si tardas tanto el día de nuestra boda, no me caso contigo. -Dijo riendo.-
Silvia: Ya vaaaa.... En el momento en que salió, ataviada con un vestido azul de gasa y el pelo con el flequillo ligeramente recogido, Pepa se olvidó de llegar tarde y de todo lo demás. Pepa: Estas... preciosa. -Dijo mirándola de arriba a abajo.Silvia: Vaya, yo puedo decir lo mismo... -Dijo acercándose insinuante a Pepa, que llevaba un provocador vestido rojo.-
La besó breve pero intensamente y se acercó a recoger su bolso del sillón. Pepa: Pufff princesa... ¿Por qué no nos quedamos en casa? -Agarrándola de la cintura.- Se me ocurren mejores cosas que hacer... -Pícara, acariciándole los hombros.Silvia: Porque tenemos una boda. -Riendo.Pepa: Ya.... pero ya hay bastante con la nuestra, ¿No? -Con ojitos de cordero degollado.Silvia: Dirás que ya tuvimos bastante con la nuestra.... Menudo tinglado montamos al final... Pepa: No fue para tanto...
Flashback
El gran día había llegado, por fin se iban a dar el si quiero delante de todos, iban a demostrar que su amor iba más allá de un capricho tonto. Pero eso era exactamente lo que ellas no querían. Ellas querían una boda sencilla,con su gente, y lo demás... sobraba. Pepe ase despertó temprano esa mañana, había dormido fatal. No sabía porque, pero se había olido desde el principio que la que tendría que irse de casa para dormir separadas era ella. Y así termino, en la cama nido del cuarto de Sara. Sara: !Tíaaa! !Que es tu boda! -Dijo echándose encima de ella, despertándola aún más.Pepa: Calla niña, que no he dormido una mierda, ahora a ver que noche de bodas le doy yo a tu tía.. -La miró acusadora.- Toda la puta noche con el móvil y los mensajitoss... !Dile a Lucas que vuela ya, le va a salir más rentable! -Dije levantándome de un salto y saliendo de la habitación.-
Sara: Jolin tita... vaya humor...
Sí, vaya humor. Vaya humor de perros. No tenía ninguna gana de pasar por la vicaría. Lo peor era el cómo se lo explicaba a Silvia.
…...............................
la boda se celebraría al aire libre, en unos jardines destinados a celebrar bodas civiles. Esperando a Silvia, pudo verla entrar del brazo de su padre, preciosa, tan blanca, tan bonita, andando como si volara... y con una sonrisa triste en el rostro. Los cientoslode invitadosque que debían de haber allí la miraban pasar sonrientes, felicitándola y diciéndole guapísima estaba...
Llego hasta su altura y le sonrió algo forzada y acarició su mano. Por momentos se arrepentían, se arrepentían porque esa no era la boda que ellas querían.... ellas no querían una boda con cientos de invitados y un convite con jardines... ellas querían una boda las dos solas, con su familia más allegada, con nadie más por testigo de lo muchísimo que se querían...
Concejal: Si alguien conoce algún impedimento para que esta unión no proceda... que hable ahora. Nada, silencio. Alguna tos proveniente de alguno de los cientos de primos de Silvia, a los que seguramente ni conocería. Concejal: Bien... en ese caso... Silvia Castro... ¿Quieres a María José Miranda por esposa? Silvia la miró un instante corto, muy corto, intentando aparentar normalidad. Después miró la explanada, llena de gente... Su padre a su lado, carraspeó. Silvia: Si.... Si quiero... Concejal: Y tú.... María José Miranda... ¿Aceptas a Silvia Castro como esposa? Pepa la miró, intentando que subiera la mirada, pero Silvia permanecía con la cabeza gacha. Pepa levantó la cabeza y suspiró hondo.
Pepa: No.
Una sorpresa se hizo en los invitados y Silvia a su lado subió la cara completamente anulada. Concejal: ¿Perdón? -Flipando en colores.Pepa: Que no. -Dijo con chulería.D.Lorenzo: ¿Pero que coño dice, despotenciada? ¿Es usted anormal de carrito o qué? -Dijo susurrando alterado.Paco se tapaba la boca con el pañuelo, mirando asustado a su hermana. Pepa: Que no. Que no me caso. -Soltó la mano de Silvia y cogiéndole la barbilla la obligó a mirarla a la cara.- Porque yo quiero que el día que me case, mi princesa sonría. -Sonrió a Silvia.- Y quiero verla entrar con eseampliamente.brillo en los Y ojos está conmigo. -Silvia, empezaba a comprender, sonrió yo que eso...tiene Don cuando Lorenzo... -Mirándolo.No lo heque visto hoy.
D.Lorenzo se relajó y le mantuvo firme la mirada, dejando entrever un amago de sonrisa. En la primera fila, Lola se limpiaba alguna lagrimilla, Mariano resoplaba y Sara sonreía emocionada.
Pepa: Así que... -Cogiendo a Silvia de la mano, se dio la vuelta hacia los invitados, gritando.¡Gracias por venir, pero hoy no me caso! Y dicho esto salió a correr con Silvia de la mano por toda la explanada, gritando y riendo. Los invitados, el concejal, Don Lorenzo y Paco se quedaron compuestos y sin novias, así que, ante la sospechosa ausencia de ellas, de las que no supieron hasta el día siguiente, se fueron al convite. (Fin de Flashback) …...................................
Pepa: Sí, pero no me digas que no nos lo pasamos bien ese día... -Pícara, intentando besarla.Menuda noche de no bodas.... -Dijo riendo.- Así cancelaba yo una boda todos los días... Silvia: (apartándose riendo) Sí... muy bien, pero hoy no podemos...
Pepa: Pufff.... -Separándose bruscamente.- Si es que mira que me cuesta irme y no arrancarte ese vestido que llevas puesto... -Resoplando.Silvia: Si vamos a la boda... luego podrás hacerlo... Pepa: ¿Dónde dices que es la boda? -Cambiando de opinión rápidamente.Silvia:(riendo) Si no lo sabes tú... Mario es tu amigo, no el mío... Pepa: Pues marchando, que yo quiero volver pronto, tenemos trabajo que hacer... Silvia: ¿Que trabajo? -Riendo.Pepa: ¿Qué? ¿no lo recuerdas? -Haciéndose la ofendida.- ¡Tenemos que batir el récord de horas haciendo el amor! Silvia: (riendo y negando con la cabeza) Que tonta eres... -Besándola.CAPÍTULO 47: A nuestro ritmo… Despierta y observa a su alrededor. Se descubre desnuda, tapada por el cuerpo de Pepa en una habitación de hotel. La ventana de la habitación le muestra la estampa de una calle húmeda por la lluvia de la noche. No se oye nada. Tan sólo un pequeño ruido proveniente de la gente que pasea por la calle, turistas, gente del pueblo. Ya más acostumbrada a la luz, abre más los ojos y sonríe al recordar la locura que han hecho. Pepa se remueve en sueños y entreabre los labios, casi en una imperceptible invitación a que la bese. Invitación que no pudo resistir. Pepa: uumm…. –Acomodándose a su cuerpo.Silvia: Buenos días… -Susurrando.- ¿Cómo has dormido? Pepa: ¿Tú que crees? –Soñolienta.- Además… -incorporándose, algo más despierta.- ¡Si no me has dejado dormir! Silvia: Ts, ts, ts… -Mandándola callar.- Yo en ningún momento te prohibí que te durmieras… Pepa: Sí, pero estabas como para que no me durmiera… -Mordiéndose el labio pícara.- Poorque… vaya noche… -Dice sonriéndole seductora.Silvia ríe y se estira con Pepa sobre su pecho, bostezando. Pepa: Ya veo yo que aquí la señorita también ha dormido bien…
Silvia: De señorita nada… que ya soy señora… -Dice sonriente y fijando la vista en su mano.-
Pepa corresponde a su sonrisa Silvia: Pepa… Nos van a matar… -Ríe nerviosa.-
y
toma
su
mano,
besándola.
Pepa: Bah, no exageres pelirroja… tu padre querrá trincharme como a un pavo en Navidad… pero creo que lo superaré. –Silvia aún la mira preocupada.- Además, aún nos queda un día aquí… no pensemos en eso… ¿Vale? Silvia: Pero Pepa… es que imagínate la cara que se le puede quedar cuando se lo soltemos… Pepa: Deja de darle vueltas a la cabecita… -rascándole la cabeza.- Que la de las dudas era yo… Silvia: Si es que emborrachas y no respondo… -Sonrió.Pepa: ¡Ey, ey! ¡Que yo no te emborrache! Lo hiciste porque quisiste… o… ¿o no? –Algo temerosa.Silvia: Que tonterías tienes… claro que lo hice porque quise… y además… -La besa profundamente.- No se me habría ocurrido una situación mejor… -Vuelve a besarla.- ¿Y sabes una cosa? Pepa: ¿Qué? –Mirándola embobada.Silvia: Que te quiero… Pepa: Y yo pelirroja… y yo… -Volviendo a recostarse sobre ella.……………………………………………. Madrid, 2 días después, cena en los cachis. D.Lorenzo: ¡¿Qué, queeeee?! Pepa: Pues… pues eso Don Lorenzo… -Con miedo.D.Lorenzo: ¡¿Pero vosotras sois anormales o qué?! Lola: Papá, tampoco es para tanto… -Ayudándolas.D.Lorenzo: ¿Qué no es para tanto, hija…? ¡¿Qué no es para tanto!?
Los comensales apretaron los ojos del grito y Pepa apretó más fuerte la mano que tenía cogida a Silvia. Paco, con su pañuelo en la boca, temía por la vida de su hermana. D.Lorenzo: ¡¿Dices que no es para tanto?! ¡Lo que han hecho este par de anormales no tiene nombre! Rita: Hombre D.Lorenzo… yo una cosilla le voy a decir… ha sido mu bonito ¿Eh? Mu bonito, lo que han hecho las zagalicas… D.Lorenzo: ¡Bonitos mis santos cojones! Este par de anormales montan la de dios porque se casan, la anormal de Miranda cancela la boda porque “hay muchos invitados” –Poniendo tonito.Pepa: Don Lorenzo eso no fue… -Calla, porque Silvia la aprieta la mano.D.Lorenzo: Les doy el puente libre porque soy un suegro moderno, ¿o no lo soy? –Pregunta a Paco.Paco: Claro, claro… Don Lorenzo... modernísimo es usted… D.Lorenzo: Pues eso… -más calmado.- les doy el puente libre… -Vuelve a gritar.- ¡Y me vienen con estas! ¡Que se han casado, se han casado este par de anormales en un pueblo perdido! Pepa: Perdido, perdido no esta Don Lorenzo… D.Lorenzo: ¡Y sin decirnos nada! ¡Es que no, no tenéis perdón, al infierno que vais a ir, ya seguro…! Pepa: Yo ya tenía el billete ganado… -Al oído de Silvia.D.Lorenzo: ¡Mirandaa! Paco/Pepa: ¡Si! D.Lorenzo: Paco, usted no, imbécil, su hermana… Pepa: Sí, don Lorenzo… -Con miedo.D.Lorenzo: Lo que ha hecho no tiene perdón… -Suspira y se relaja.- Pero menos perdón tiene que no nos invite a un vinito, ¡Encima que me ha convertido en su suegro! Pepa sonríe aliviada, y en este gesto la acompaña Silvia, que a su lado, aprieta la mano de Pepa. D.Lorenzo: ¡No os riáis cojones! ¡Que no se me ha olvidado el enfado! –Con muy mala cara.¡Miranda! Pepa: ¡Si!
D.Lorenzo: Usted no, anormal… su hermano… Paco: ¡Si, don Lorenzo! D.Lorenzo: Saque un vinito que celebremos la boda gitana de estas dos anormales… Silvia: ¡Joder papá, que no es una boda gitana! Pepa: ¡Eso, eso! ¡De gitana nada! Que yo traté a su hija como a una reina, el mejor hotelito del pueblo, las dos solitas… D:Lorenzo: ¡Calle, calle! ¡Que ya me lo puedo imaginar! Mariano: Don Lorenzo… eso no eh… -Lo mira con desagrado.- Eso de imaginarse a la hija y a la nuera retozando queda muy, muy feo… Curtis: Si, pues lo hacemos todos…. Quique: Todos no eh… Rita: ¡Ay zagalicas y el pueblo ese, Santillana del mar, ¿Donde está? Paco: ¿Quién quiere un vinitooo? Lola: Voy por las croquetas… Sara: Y yo por la guitarra… Pepa: Silvia… ha llegado el momento de irnos… -Asustada ante la idea de la guitarra y el vinito.Silvia: Pepa, que nos matan… nos tomamos un vinito y nos vamos… Pepa: Sólo porque me lo pide usted, señora de Miranda… -Sonríe.Silvia: Le prometo que valdrá la pena… señora de Castro… -Le da un beso rápido y se acercan a la mesa.…………………………………………. Meses
más
Lola: Ay Silvia hija, no te preocupes, hay otras formas… Rita: Claro mujer, ya verás, que enseguida lo habléis llegáis a una solución. Silvia: Pero es que no lo entendéis… a mi me hacía ilusión… ser yo, ser yo la que…
tarde…
Pepa: ¿la que qué, princesa? –La interrumpe, besándola en el cuello.Silvia: Nada… aquí, hablando de cosillas… Pepa: Ya… -Mirando a su cuñada, que hace un gesto con la cabeza.Rita, elegantemente, se desplaza de banqueta hacia la izquierda, dejándole la suya libre a Pepa, que se sitúa frente a Silvia, subiéndole la barbilla para que la mire a la cara. Pepa: ¿Qué pasa princesa? –Le acaricia la cara.Silvia: Nada… Pepa: Silvia… Silvia: He estado en el médico… Pepa: Ajá. Silvia: Y bueno… me… me ha hecho pruebas y esas cosas… Pepa: (Que ya sabía por donde iban los tiros) Ajá. Silvia: Y bueno… ya… ya sé que no lo hemos decidido del todo ni nada… pero… le pregunté por la posibilidad de que yo me quedara… -Baja la cabeza.- eso. Pepa: ¿Qué..? –Preguntándole dulcemente.Silvia: Pues… emb…. Embarazada… -Pepa le sonríe pero ella no la deja hablar.- Ya, ya… ya sé que no quedamos en nada, ni lo hablamos del todo, ni ninguna otra cosa pero yo tenía la curiosidad y bueno es sólo que… Pepa: Silvia, Silvia… -Parándola.- Ya está. Está bien. ¿Vale? Silvia: Pero es que no lo hemos hablado ni… Pepa: Pues lo hablamos ahora. –Silvia la mira sorprendida.- ¿Qué dices, lo hablamos? Silvia: Pero que vamos… que vamos a hablar si… Pepa: (volviéndola a interrumpir) ¿Tú quieres tener un hijo? Silvia: Yo… pues yo…. –Sin saber que decir.- ¿Tu… tú quieres? –Preguntando temerosa.-
Pepa: ¿Contigo? Silvia: (noqueada por la pregunta) Pu…pues… claro… ¿No…? Pepa: Es lo que más deseo. –Sonríe, mirándola a los ojos.Silvia corresponde a su sonrisa, sin saber que decir, está emocionada a la par que asustada y preocupada. Pepa: ¿Sabes…? Nunca me he planteado esto… pero… creo que ser madre de un bebé pelirrojo sería lo que mas querría en este momento. –Sonríe y le da un pico.- ¿Entonces, que? ¿Qué te ha dicho el médico? A Silvia se le borra la sonrisa de golpe. Silvia: Pues… -Baja la cabeza.- Que va a ser difícil. Pepa: ¿El que? Silvia: Que tengamos un bebé pelirrojo… Pepa: Por mi como si es calvito… Silvia: No, Pepa… -Niega con la cabeza y Pepa atisba lágrimas en sus ojos.- Que no creo que pueda quedarme embarazada. Pepa: ¿Por qué no? Silvia: Porque ha detectado una anomalía en el útero… que no me impedirá quedarme embarazada… pero si concebir en mi interior… y si lo consiguiera, no pasaría del tercer o cuarto mes. Pepa, que ha estado sujetándole la barbilla todo el rato, nota como su mano se moja por las lágrimas que derrama. Pepa: Pero… ¿No es imposible, no? Silvia: Hay un porcentaje de un 62% de que eso pase… Pepa: Pero nos queda el 36 restante… ¿No? Silvia: (Sonriendo entre lágrimas y levantando la cabeza) No…
Pepa: ¿No? –Preocupada.Silvia: No, porque es 38 y no 36%... Pepa: ¡Toma ya! ¡Pues mejor aún! –Ríe haciendo reír a Silvia también.- ¿O no quieres intentarlo? Silvia la mira a los ojos, planteándoselo. Pepa: ¿No quieres intentarlo princesa? Silvia: (Sonriendo finalmente) Sí, quiero intentarlo.
CAPÍTULO 48: Probabilidades
Pepa: ¡Toma ya! ¡Pues mejor aún! –Ríe haciendo reír a Silvia también.- ¿O no quieres intentarlo? Silvia la mira a los ojos, planteándoselo. Pepa: ¿No quieres intentarlo princesa? Silvia: (Sonriendo finalmente) Sí, quiero intentarlo.
Pepa: Silvia, si vas así de nerviosa, seguramente no podrá ni inseminarte… -LE dijo cogiéndola de las mejillas.Silvia: Aay Pepa… -Resoplando.Pepa: A ver, a ver. ¿Qué pasa? –Se sorprende porque Silvia se echa sus brazos desesperada.Silvia: No sé… Tengo un cúmulo de sensaciones que… no sé… -Rompe a llorar.- Estoy nerviosa, asustada, emocionada… Tengo miedo de que salga mal, pero también de que salga bien… Pepa: Shh… pelirroja… que quitarle todavía parte no tienes las hormonas en revolución, deja los llantos para después. –Sonrió, intentando del nerviosismo.-
Silvia: Y es que… -Dudó mirándola a los ojos.Pepa: ¿Y es que qué, preciosa? Silvia: Que… -Pepa la miró esperando.- Quee… me da un poco de miedo… Pepa: ¿El qué cariño? Silvia: Ya sabes… el que… bueno… el que me haga daño… o… Pepa: Pero mi vida, ya te dijo el médico en la última consulta que la inseminación era indolora… Silvia: Puufff… ya, pero aún así… Pepa: Sil, ¿Estas arrepentida? Silvia: ¿Qué? ¡No, no! ¡Como voy a estar arrepentida! Pepa: ¿Entonces? Silvia: Es sólo que… me da miedo, Pepa… No sé, que me meta eso por ahí y… Pepa: Pero Sil, si ya te ha hecho otras revisiones… Silvia: (cortándola) Sí, sí, lo sé… pero que me meta un tubo y… -Sacudió la cabeza.Pepa: Escúchame Silvia… -Le dio un pico y continuó.- No tienes que hacer nada que no quieras ¿Vale? Relájate y ya está. Queremos tener un bebé, ¿verdad? Silvia: Verdad… Pepa: Pues piensa sólo en eso, no en como vamos a meterlo ahí. –Sonrió, poniendo una mano sobre el vientre de Silvia.- Además, yo voy a estar contigo en todo momento. ¿Vale? Silvia: Vale… -Suspiró, intentando relajarse.- ¿Me das un beso? –Preguntó tierna a su mujer.Pepa: Claro que si preciosa… -besándola dulcemente, intentando transmitirle algo de serenidad.-
………………………………………………….
Médico: Silvia… -Suspiró.- Si no te relajas, no hay forma…. Silvia: Pero si estoy relajada… -Respondió tumbada en la camilla.Médico: No, estás contrayendo los músculos de la vagina, y así, no puedo meterte la cánula. Silvia resopló agobiada.
Médico: No te pongas nerviosa Silvia, es un momentito de nada… -Volviendo a acercar la cánula.Silvia: Ya, ya, si lo sé… -Mordiéndose el labio, preocupada.- Puuffff… Médico: Mira, vamos a hacer una cosa. Me salgo un rato y tú mientras, te relajas. ¿Vale? –Dijo levantándose. - Ella asintió.- Cuando estés lista me avisáis. Pepa: ¿Qué pasa princesa? –Dijo, una vez salió el médico.Silvia: No puedo Pepa, no puedo… -Llorando entre sus brazos.Pepa: Shhh…. –La estrechó contra ella y besó su cabeza.- ¿no puedes qué? Silvia: No sé, me pongo nerviosa… -Dijo separándose de ella.- Pienso que me está metiendo… Volvió a gimotear.Pepa: Pero… Pero Sil… -asombrada.- Cariño, es una cánula… un tubito chiquitito…. Ya está… Silvia: Sí, pero no consigo relajarme… -Volvió a abrazarse.Pepa: ¿Y que podemos hacer para que te relajes y dejes de tener los músculos en tensión? Silvia: No sé… -Suspiró desesperada.- Yo sólo me relajo contigo… -Musitó abrazada a su cuello.Pepa: Eso es… -Murmuró.Silvia: ¿Qué? Pepa: Ahora vengo princesa, tengo una idea… Silvia: ¡Pepa! ¿Pero qué…?
…………………………………………………….
Minutos más tarde, Pepa volvió acompañada del médico y sonriente. Silvia: ¿Pepa, que…? Silvia: Escucha, Sil. –Dijo acercándose a ella y tomándole la cara entre sus manos.- ¿Y si en vez de meterte la cánula el doctor… te la introduzco yo? Silvia: ¿Qué? –Abriendo los ojos como platos y mirando alternativamente al doctor y a Pepa.Médico: A mi no me mire, la brillante idea la ha tenido su mujer… -Le sonrió.-
Pepa: ¿Qué dices princesa? ¿Así estarías más relajada? Silvia: Yo… yo no sé Pepa… -Algo desconfiada.Pepa: El doctor me dirá lo que tengo que hacer. –La miró a los ojos.- Y no voy a hacerte daño. ¿Confías en mi? –Asintió.- ¿Entonces qué, lo intentamos? Silvia: Vale. –Asintió con una pequeña sonrisa y se llevó de regalo un beso de Pepa.Médico: Pues vamos allá. Lávate las manos ahí, Pepa. –Señalando un pequeño lavabo.- y ahora vienes que te ponga los guantes. Una vez hecha la parafernalia de las manos y los guantes el doctor la hizo sentarse en la silla donde antes había estado él, enfrente de Silvia.
Médico: espera que compruebe todo… -Dijo toqueteando los monitores.Pepa: al final me va a molar a mi esto de inseminar… -Sonrió alegre a la pelirroja que la mirabaNo, aúnsialgo asustada.Silvia: Pepa, por Dios… -Suspirando.Doctor: Vale, listo. –Sonrió.- A ver… -Tendiéndole la cánula.- Introdúcela suavemente… -Viendo como lo hacía concentrada.- Despacio, despacio…. Ante la incursión dentro de ella de un objeto extraño, Silvia dio un pequeño respingo e hizo ademán de volver a contraerse. Pepa que ya lo prevenía, la advirtió: Pepa: Silvia… Relájate… -Paró el movimiento y la miró.- No te va a doler… Médico: No entiendo por qué… -Murmuró para si mismo.- ¿No tenéis sexo con penetración? Tanto Silvia como Pepa volvieron la cara alucinadas, parando esta última, de nuevo, el movimiento de su mano. Pepa: Eem… -Titubeando y contestando por Silvia, que estaba del color de su pelo.- Sí… Pero bueno no sé… Silvia: Sí… -Contestó con la cabeza bajada, sin levantarla, muerta de vergüenza.- Pero es un poco diferente… -Dijo algo irónica.- No estamos en una consulta, ni en una camilla, ni con más personas, ni con agujas y parches, ni pensando en si saldrá bien o mal… Médico: Bueno, bueno, disculpara la pregunta, me ha resultado extraño el hecho de que te pusieras tan nerviosa y bueno… -Miró a Pepa.- ¡ya está, ya está! –Miró a Silvia.- Ya tienes la cánula dentro. Pepa: ¿Ves? Al final te distrajiste. –Le sonrió.-
Médico: Vale, ahora aprieta ahí…. –Dijo señalando.- Eso es, aprieta despacio pero sin parar, hasta que se vacíe todo. Silvia: ¡Ay! Pepa: ¿Te duele? Silvia: No… es que está un poco frío… -Sonrió avergonzada.-
Pepa terminó de vaciar todo el contenido de la cánula y la retiró con cuidado de no tocar demasiado la pared vaginal, por miedo a que se contrajera y lo expulsara. Médico: Pues esto ya está… -Sonrió a ambas.- En un ratito os aviso y os podéis ir, ¿De acuerdo? Ambas asintieron y esperaron a que el doctor se marchara y las dejara solas. Pepa se acercó a la camilla y abrazó fuertemente a la pelirroja. Pepa: Ves como no ha sido para tanto… -Besó su hombro.Silvia: Pero es porque lo has hecho tú… -le contestó pegada a su pecho.Pepa: Soy la mejor inseminadora del mundo, no me lo niegues… -Dijo sonriéndole.Silvia: Sí. –Correspondiendo esa sonrisa.Un largo beso cortó la conversación durante unos minutos…
…………………………………..
Después de salir de la clínica fueron a cenar al chino, en parte por celebración, en parte por no hacer cena.
Pepa: Venga, vete a la cama, tienes que estar molida… -Dijo cerrando la puerta de casa.Silvia: Pero si no he hecho nada… Pepa: Sólo de los nervios que llevabas… Silvia: Al sofá… ¿Si? –Preguntó inocente.Pepa: Al sofá. –Le dio una guantada cariñosa en el culo.- Voy a ducharme y vuelvo.
Una vez duchada y con una camiseta de tirantes y las bragas se acercó al sillón donde reposaba Silvia cambiando de canal. Pepa: ¿qué, hay algo? –Sentándose a su lado, con intención de acurrucarse con ella.Silvia: Realmente no… -Soltando el mando y echándose sobre Pepa.Pepa se abrazó a su cintura y dejó que el aroma del pelo de su mujer llenara su nariz, mientras sentía su corazón bombear contra su abdomen. Pepa: Noto latir tu corazón… Estás nerviosa, ¿Verdad? –Acariciándole el pelo.Silvia: ¿Tu no? –Subiendo la vista para verla mejor.Pepa: Mucho… Pero no es bueno que estés tan nerviosa… Silvia: Pepa… -Moviéndose para mirarla a la cara.- Es que sólo hay un 38% y… Pepa: Shhh… -Poniendo sus dedos sobre su boca.- ¿Cuándo hemos creído tú y yo en las probabilidades? No había probabilidades que me No enamorara de ti… y mírame tienes loca… -Robándole un beso y unadesonrisa.había probabilidades de –Sonrió.que tú y Me yo estuviéramos juntas… y míranos. No había probabilidades de que nos casáramos… y míranos. ¿De verdad crees en las probabilidades? Silvia: No… -Negando sonriente.- Te las sabes todas, ¿eh? Pepa: Pues aún me sé otra más… -Sonrió.Silvia: ¿Cuál? Pepa: La probabilidad exacta de que esta noche voy a dormir como nunca con mi mujer y mi futuro hijo entre mis brazos… -Le sonrió tierna.Silvia: Pepa… -Con un deje de tristeza.Pepa: He dicho con mi mujer y mi futuro hijo, y no precisamente en un sillón. Así que… -Se levantó llevándola consigo en brazos.Silvia: ¡Pepa! Pepa: Disfrute del carrusel, señora de Miranda, estamos llegando a su destino. -Sonríe y termina reventando en risas cuando la deja sobre la cama.-
Silvia se acomoda en la cama y deja que Pepa también lo haga, apagan la luz. Pepa: Eh, che, che, che… -Atrayendo a Silvia por la cintura.- He dicho con mi mujer y mi futuro hijo entre mis brazos… no a medio metro… -La besa.- Buenas noches preciosa. –Suspira acomodándose con ella.-
Silvia: ¿sabes? –Susurra.- Eres la mejor inseminadora que he conocido… Pepa: Eso espero… -Ríe suavemente.Silvia: Te quiero. Pepa: Yo más princesa.
CAPÍTULO 50: El Garbancito
Un par de días después….
Llegó a casa sobre las nueve de la noche. Después del día que había tenido lo que más le apetecía era llegar a casa y tumbarse en el sillón abrazada por su mujer. Silvia: ¡ya estoy aquí! Pepa: ¡Hola preciosa! –Dijo desde la cocina.Silvia: ¿Qué haces? –Soltando las llaves y el bolso y yendo hacia la cocina.Se acercó hasta ella y desde detrás la abrazó, oliendo su pelo. Pepa: Uum… -Sonrió y giró la cara, esperando un beso.- Pues la cena. Silvia: Aah… ¿Y que cocinas? –Besando su cuello.Pepa: Berenjenas rellenas… -Deja la cuchara y se da la vuelta.- Que se que te gustan… Le da un leve beso en los labios. Pepa: ¿Qué te pasa? –Le acaricia las mejillas.- Tienes mala cara… Silvia: No sé… no me encuentro muy bien… tengo el estómago revuelto… Pepa baja sus manos hasta su cintura y la acaricia. Pepa: Has pasado muchos nervios esta semana.. demasiadas emociones juntas, ¿no crees? – Mirándola tierna.Silvia: Ya… pero no sé, no es eso… Pepa: ¿Entonces?
Silvia: He devuelto un par de veces en comisaría… -Pepa la mira preocupada.- Pero ya estoy mejor… de verdad. –Besándola.Pepa: Pues entonces nada de berenjenas… -Volviendo a los fogones.Silvia: Ay que si Pepa! Que yo estoy bien, de verdad… Pepa: ¿Seguro? Silvia: Que sii…. Voy a ducharme y ahora vengo a ayudarte. ¿Si? Pepa: Vaale guapa.
Y mientras se ducha una duda la recorre. Sale de la ducha con la duda corriendo por su cabeza y se acerca a ayudar a Pepa en la cocina. No, no puede ser. Ya estaba bastante mejor. Era eso, una indigestión. Pepa: ¿Me ayudas preciosa? Ella asintió y Pepa le tendió un tomate para que lo picara. Pepa: ¿Qué tal en comisaría? Silvia: Bien… no ha habido mucho trabajo hoy… -picando el tomate.- Sólo he tenido una autopsia y bueno… yo también tengo el fin de semana libre. Pepa: ¿de verdad? –ilusionada.Silvia: Sí. Mi padre me ha dado el día de mañana al verme pachucha. Y el domingo lo tenía libre. –Acercándose a ella.- Así que hasta el lunes… lo tengo libre para ti… -Dijo acercándose a ella.Pepa: Sil… -Respirando profundamente.- Sil… si sigues así no cenamos… -Dijo riendo.Silvia: Yo si ceno… -Besando su cuello.Pepa: Siiil… anda… que mira que me jode ser yo la que diga esto pero… -Suspirando profundamente.- parte el queso… -Dijo riendo y tendiéndole la cuña de queso.-
Pero la cara de Silvia cambió completamente y en cuanto destapó el queso, el olor que este desprendía le hizo volver a tener náuseas. Pepa: ¿Silvia? ¿Silvia, que te pasa…? Pero no le dio tiempo a decir nada porque salió corriendo al baño.
Pepa fue tras ella y esperó con cara de sufrimiento a que su mujer terminara de echar todo. Pepa: Silvia… No estas bien… -Dijo quitándole el sudor y el pelo de la frente.- Vamos al médico… Silvia: No, Pepa… Pepa: Pero Silvia… cariño… has vomitado varias veces ya… -apoyándola contra su pecho, así como estaban, sentadas en el suelo.- Esto tiene que vértelo alguien… ¿y si es algún efecto secundario de...? Silvia: Pepa… soy médico. –Cortándola.Pepa: Pero no tienes los medios suficientes en casa como para saber que tienes…. –Besándole el pelo.Silvia: Sí. Pepa: ¿Sí? –Sorprendida.Silvia: Pepa… yo… -Lo pensó mejor.- Es una indigestión. Pepa: ¿Una indigestión? Silvia: Sí.
Pepa no se quedó muy conforme, pero accedió a la cabezonería de su mujer, de no querer ir al médico. Cenaron tranquilamente, y a pesar de que Pepa quiso hacer otra cosa de comer para Silvia, esta se opuso. Pero cuando iba a mitad de comida, volvió al baño. Cuando volvió al salón, Pepa se la llevó hacia el sillón y la sentó en sus piernas. Pepa: Silvia, esto ya no puede ser, aunque sea una indigestión, tenemos que ir al médico a que te recete algo… -Dijo abrazándola y besando su cabeza.Silvia: Pepa… Yo… Vas a pensar… -Azorada.- Vas a pensar que estoy loca… Pepa: ¿Qué pasa Silvia? –Cogiendo su mano.Silvia: Yo creo que esto no es una indigestión… Pepa: ¿Y que es entonces, mi vida? Silvia: Pepa… yo… si no fuera prácticamente imposible… pensaría que estoy embarazada… Pepa la miró a los ojos y sonrió. Pepa: ¿y por qué cree la doctora Castro eso? –Sonriendo.-
Silvia: No sé Pepa… -Bajando la cabeza y jugando con la mano de su esposa.- Tengo el estómago revuelto, las hormonas descontroladas…. Pepa: Eso si que es verdad… -Dijo riendo.Silvia: Y… y no he vuelto a sangrar… Pepa: ¿Qué? ¿por qué no me lo habías dicho? Silvia: Porque no pensé que pasaría esto… el médico dijo que me bajaría el periodo y… -Bajó la cabeza.- Y que sería prácticamente imposible que me quedara embarazada… -Y se dio cuenta entonces de que no podía ser verdad, no podía estarlo…- Pero no. No Pepa… -Dijo bajando la cabeza.Pepa: Princesa… -Besó su mano.- ¿Tu crees que estas embarazada? Silvia: yo… -La miró casi suplicándole que la creyera.- ¡Pepa! Yo sé que es prácticamente imposible… Pero es que tengo un pálpito… De verdad…. –Sollozó.Pepa: Mi amor… a mi no me tienes que convencer… Si tu lo crees… es que lo estás… ¿o no? Silvia: Pero Pepa.. yo… yo no quiero llevarme otra desilusión… Pepa: Silvia… -Cogiéndole la cara con las manos.- Mañana vamos a la farmacia y compramos un test de embarazo. ¿Sí? Silvia: Pepa yo… Pepa: shh… -Poniendo un dedo en sus labios.- Si tu lo crees… yo lo creo. –Y la besó.- Y ahora… a dormir. –Cogiéndola en brazos.- Tienes que estar reventada.
Se desnudó y la desnudó, la cogió de la mano y se metieron en la cama. Se acomodó a su espalda y después de besarla largamente pasó una mano por su cintura y besó su pelo. Pepa: ¿Te imaginas como será? –Preguntó.Silvia: Pepa… Pepa: Tan chiquitito… Silvia: Pepa… -Quebrándosele la voz.- Es imposible… Pepa: ¿Tú lo crees? Silvia: Yo… Te va a parecer una tontería Pepa… -Dijo.- Pero yo… -acariciando su tripa con la mano de Pepa entrelazada.- Yo lo siento… -Y una lágrima se escapó por su mejilla.-
Pepa sintió tal ternura que no pudo más que besarla infinitamente y acariciar su tripa mientras le susurraba palabras dulces. Pepa: Claro que sí mi vida… Nuestro garbancito está ahí…y va a ser un garbancito pelirrojo precioso… Silvia: O no… Pepa: Sí. Y va a ser el garbancito más guapo… -Sonrió enternecida con la idea.Silvia: Pepa… -dándose la vuelta.- Pepa… Yo… si no estoy embarazada… Pepa: Silvia no… Silvia: Si no estoy embarazada me muero Pepa… -lágrimas empezaron a salir de sus ojos.- Yo quiero… Yo quiero tener un hijo contigo… Pepa: Silvia… Si no podemos tener hijos así, hay otros métodos… Silvia: Pero nazca yo quiero tenerlasundos hijollorando contigoaPepa… Y que me que cuando estemos moco tendido y…crezca la tripa y tu me la toques… y Pepa: Shhh… Princesa, escúchame. Estás embarazada, lo sé. Lo siento… -La besó secando sus lágrimas.- Y mañana mismo vamos a por el test y te lo haces. Vale? Silvia asintió. Pepa: Vamos a dormir pelirroja… así llegará mañana antes… -Acomodándose a su espalda.- Te quiero Silvia… -cerrando los ojos.Silvia: Y yo Pepa… -con los ojos cerrados también.Pepa: Y a ti también garbancito… -Sonrió acariciando su barriga.-
CAPÍTULO 51: Cara O Cruz
A la mañana siguiente se despertó sola en la cama. Tanteó con su mano en el lado en el que se supone debería estar Pepa y lo encontró vacío. Y frío. Algo más despierta ya levantó la vista y observó la habitación. Ni rastro de ella. Cubriéndose con la sábana, iba a levantarse de la cama para buscarla cuando la puerta se abrió. Pepa: No, no! –Entrando con una gran bandeja.- No te muevas… -Llegando a la cama y depositando la bandeja.- Quiero desayunar con mi mujer en la cama… Silvia sonrió y sonrió al ver la camiseta de publicidad que llevaba Pepa puesta.
Silvia: Toldos Hermanos Martínez? –Rió.Pepa: aaaay ya estamos con la coña! –Se quitó la camiseta.- Pues ala, ya no hay camiseta! –Dijo quedando en bragas, como Silvia.Silvia: ¿y esto que es? –Mirando la bandeja.Pepa: Un test de embarazo. –Dijo observando su reacción atentamente.Silvia: Pepa yo… Pepa: Silvia, algún día tendremos que enterarnos… Silvia: Pero yo ya no tengo náuseas… Pepa: Pero no tiene nada que ver… y lo sabes. –La acusó con el dedo.- Háztelo. Háztelo y desayunamos. Silvia: No Pepa… no quiero amargarme el desayuno… -Cogiendo la taza de café.Pepa: Silvia… por favor… -Quitándole de las manos la taza.-Yo también estoy nerviosa… necesito saberlo…
Silvia la miró y después de sopesar la idea, asintió. Silvia: Esta bien… pero… Pepa: ¿Qué princesa? Silvia: Lo miras conmigo… -Avergonzada, como una niña pequeña.Pepa: Por supuesto. Se metió en el baño y pasados unos minutos salió. Pepa: ¿Qué pasa, no cortabas el chorrillo o que? –Sonriendo nerviosa.Silvia: No te lo vas a creer… no me salía… -Sentándose en la cama a su lado.Pepa: Los nervios… -Ella misma empezaba a ponerse histérica.- ¿Cuánto tarda? Silvia: (mirando el folleto) Dos minutos pone aquí. –Dejando el test en la bandeja, entre las dos.Pepa: Pues a esperar… Respiraron hondo y se miraron. Pepa: Estoy histérica Silvia… -Confesó riendo.-
Silvia: Yo también… se me va a salir el corazón del pecho… -Llevando la mano de Pepa hasta su pecho.- Pepa… abrázame… Pepa: Dios mío… creo que nunca había estado tan nerviosa pelirroja… Silvia: ¿nunca…? –levantando la vista hacia ella.Pepa: Sí, el día que te besé por primera vez… nuestra primera vez… Pero eran nervios distintos…
Silvia no dijo nada, y Pepa la miró mordiéndose el labio. Pepa: Sil… tranquila… -Dijo apretándola contra su pecho.Silvia: Puufff… Pepa la besó en la cabeza, intentando tranquilizarse, si ella no se tranquilizaba, Silvia tampoco lo iba a hacer. Silvia: Pepa… no estará eso….? Pepa: Silvia vamos a esperar un poco más… Silvia: Buuff… Pepa: ¿Qué pasa preciosa? Silvia: Si sale que no… Pepa: shhh! No lo pienses… -La cogió de las mejillas y la besó.- No lo pienses princesa…
Silvia se abrazó a su cuerpo y apoyó la cabeza en su pecho. Miró el reloj. Silvia: Pepa… ya si han pasado dos minutos… Pepa: Vamos a verlo… Silvia: NO! Pepa: ¿qué? Silvia: Míralo tú… míralo tú Pepa… Pepa: Pero… Silvia: Por favor… -Le rogó mirándola a los ojos.-
Y tragando saliva y conteniendo la respiración coge el predictor y mira el resultado. Coge temblorosa el folleto. Vuelve a mirar el predictor. Y el folleto. Ahora los dos a la vez. Silvia: ¿Pepa…? ¿Qué pasa? –La mira.- ¿No… verdad? –Enterrando la cabeza en su pecho y comenzando a llorar.-
CAPÍTULO 52: Nunca Digas Nunca
Y tragando saliva y conteniendo la respiración coge el predictor y mira el resultado. Coge temblorosa el folleto. Vuelve a mirar el predictor. Y el folleto. Ahora los dos a la vez. Silvia: ¿Pepa…? ¿Qué pasa? –La mira.- ¿No… verdad? –Enterrando la cabeza en su pecho y comenzando a llorar.-
Pepa: Sí. Silvia: ¿Sí que? –Gimoteando.Pepa: Que estás embarazada princesa… -Sonriendo a más no poder.Silvia: ¿Qué? –Separando la cara de su pecho.Pepa: Que sí Silvia… -Mirándola a los ojos y llorando con ella.Silvia coge el test y lo mira. Mira el folleto. Y vuelve a mirar el predictor. Mira a Pepa y la abraza fuertemente. Pepa: Estás embarazada mi vida…. ¡Estas embarazada! Silvia: Pepa… -Se separa y la mira.- Vamos a tener un hijo. Vamos a ser mamás… -Asimilando la idea.Pepa: Sí princesa… vamos a tener un hijo… -La destapa y acaricia su tripa.- un garbancito…. Silvia: bueno pero… pero esto no es fiable 100%... –Dice secándose las lágrimas.- Tenemos que ir al médico y hacer unos análisis y… Pepa: Y nada Silvia, porque estás embarazada, y ya está… -La abraza.Silvia: el lunes vamos al ginecólogo… -Sonriendo.Pepa: Vale. –Sonriendo con ella.Silvia: Pepa… Soy tan feliz…
Pepa: Y yo mi vida… -Besándola.- Y yo…
…………………………………………….
A las dos y cinco de la tarde llegaban de la mano y sonrientes a los cachis. Lola: ¡Bueno! ¿Y esos alardes? –Sonriendo al ver a su hermana tan feliz.Pepa: Pues nada Lola, que nos hemos levantado con buen pie. Lola: Ya ya… ya se me yo vuestros buenos pies… -Dijo riendo.- Anda, tirar para adentro, que ya están Rita y la niña ahí. Entraron al salón y se sentaron en la mesa al lado de Rita, que tenía a Sabina en brazos. Silvia: ¡Hola Sabina! –Dijo sonriente, tendiendo los brazos hacia ella.Rita: ¡Ala, ve, ve con la Silvia! –Dándosela.- Voy mientras al baño, que me estoy aguantando desde que era una chiquilla…
Silvia recibió a Sabina encantada y empezó a hacerle monerías para que riera. Pepa la miraba embobada con los ojos brillantes. Silvia: ¿Qué me miras? –Riendo.Pepa: (susurrando) ¿Sabes? Silvia la miró expectante. Pepa: Vas a ser la mejor mamá del mundo… Silvia le dedicó una gran sonrisa a su mujer y la besó fugazmente. D.Lorenzo: ¡Jodeeer! ¡Ya de tan buena mañana sobando a mi hija Miranda! Pepa: ¡Don Lorenzo, ha sido ella! –Señalándola.- ¡Ha empezado ella!
Llegaron el resto de comensales y cuando Lola se sentó en la mesa supo que algo se cocía entre su hermana y Pepa. Tanta miradita, tanta sonrisa, tanto roce… Pero cuando a mitad de la comida las náuseas mañaneras que se había perdido Silvia, volvieron, se quedó muchísimo más mosca.
Silvia apretó la mano de Pepa, que la miró preocupada. Estaba blanca, muy blanca, y antes de que pudiera decirle nada, salió escopetada al baño. Lola y Rita, que estaban enfrente y al lado, respectivamente, se miraron con el ceño fruncido. Lola: ¿Pepa que…? Pepa: Me disculpáis un momento… -Levantándose y yendo al baño con Silvia.-
Cuando llegó Silvia ya estaba apoyada en el lavabo, sudorosa y muy blanca. Pepa: ¿Estás bien? Ella intentó una mueca parecida a una sonrisa. Pepa: Estás sudando… -pasándole la mano por la frente.La ayudó a incorporarse y dejó que se lavara la cara. Pepa: Este hijo nuestro te va a matar… -Sonriéndole.Silvia: Me da igual Pepa… me da igual pasar por todo esto… -la abrazó.- Estoy tan feliz… Pepa: Y yo mi vida… -besándola en la frente.- Vamos a salir, antes de que vengan las cotorras.
Llegaron a la mesa ante la atenta mirada de Lola y Rita. Lola: ¿Qué pasa Silvia? Silvia: Nada Lola… revuelto… una indigestión seguramente… -Habían decidido no decir nada tengo hasta irelelestómago lunes al médico.Lola: Ya… -No creyéndoselo.-
………………………………………..
Lola: Y el postre… -Trayendo una bandeja.Mariano: ¿Qué es Lola, que es? –Tirándose literalmente encima.Lola: Requesón Mariano… Mariano: Aaaaay que hambree…
Paco: Por Dios… todo el día comiendo, como una puta aspiradora es este hombre… Lola empezó a servir los platos. Silvia: No Lola… a mi no me eches… Lola: ¡Como que no! Con lo que te gusta… Silvia: Bueno…pero échame muy poco… solo por probarlo…
Pero por poco que fuera, al probarlo y sentir el sabor y el olor, volvió a correr al baño. D.Lorenzo: ¿Qué pasa? Rita: Na comisario… la chiquilla, que tiene una indigestión que no vea usted… El bullicio volvió a la mesa y cuando Silvia volvió del baño, tambaleándose y más blanca que una pared, Lola no pudo aguantarse. Lola: Hermana… ¿Tu estas segura que esto es una indigestión…? –Susurrando.Silvia: Ay que si Lola… -Echada sobre el hombro de Pepa, mientras esta le acariciaba la cabeza.Pero Rita se fijó en un detalle que nadie más había visto. La mano de Silvia, entrelazada con la de Pepa, y posada en su bajo vientre, acariciándolo, bajo la mesa. Rita: ¡Ay Señor! –Susurró.Pepa: ¿Qué pasa? Rita: Chiquilina… -Mirando a Silvia bajo la atenta mirada de Lola y Pepa.- ¡Que tu estás….! haciendo gesto de embarazo.Silvia miró a Pepa, que no pudo contener una sonrisa. Lola: (Abriendo la boca) ¡No…! Silvia: Sí, Lola… sí… -Sonriendo.Lola: ¡aaaay no me digas! –Muy contenta.- ¡Pero… pero si tú no…! Silvia: Ya… pero parece que el médico no estaba en lo cierto… -Mira a Pepa con devoción y esta asiente.Rita: ¡ay que alegría que esto tenemos que…! Pepa: Che! shhh! –Hablando bajito.- No queríamos decir nada aún… -Cogiendo la mano de Silvia.- No hasta que no vayamos el lunes al médico…
Lola: Esta bien… guardaremos el secreto… ¡Ay que ilusión! Rita: ¿y tenéis pensado nombres? Silvia: Rita, nos hemos enterado esta mañana… Lola: Aay verás papá cuando se entere que ilusión… Silvia: Sí, pero por favor… Lola… -mirándola.Pepa: Y Rita… -mirándola también.Rita: nosotras como tumbas, a que si lolica? –Asintiendo esta.-
……………………………………………
Lunes, 09:15 de la mañana
Va notando como se va desperezando… y en ese duerme-vela que experimenta, nota besos húmedos por su cuello, su clavícula… su pecho… y se va despertando… esboza una ligera sonrisa ante el roce de los labios de su mujer contra su pecho y suspira. Abre un ojo, como queriendo adivinar que hace y la encuentra bajando por su abdomen, hasta que deposita lentamente un suave beso a la altura de su ombligo. Pepa: Buenos días preciosa… -Dándole un beso.- Y buenos días a ti también garbancito… Volviendo a besar su ombligo.Silvia la mira sonriendo con ternura. Pepa: Tenemos que levantarnos… hay que ir al médico… Silvia: aay… vamos a quedarnos un ratito más… -Agarrándola para que vuelva a tumbarse.Pepa: 10 minutos. –Sin opción a réplica.Silvia: ¡aay como eres Pepa! –Besándola.- Si yo sólo quiero estar un ratito más… -besándole el cuello.- Con mi mujer… -Besando su oreja.- En la cama… -Sonriendo maliciosamente y descendiendo por su escote.Pepa: Ya… ya se yo… -Riendo.- Estás últimamente muy suelta pelirroja… -mirándola pícara.Silvia: ¡ya estamos! –Separándose.- Pues nada…
Pepa: (volviendo a tumbarla sobre ella) Cheee…Que yo no he dicho que no me guste… -volviendo a besarla.-
Estuvieron unos minutos besándose y acariciándose entre risas y sonrisas, pero cuando Pepa miró el reloj, puso fin a todo aquello. Pepa: Pelirroja… tenemos que irnos… Silvia: Pepaaa… Pepa: Venga princesa… que esta noche te lo compenso… Silvia: (mordiéndose el labio y susurrándole en el oído) En ese caso me muero porque llegue esta noche… Y seguidamente saltó de la cama hacia la ducha. Pepa: ¡Pero…! ¡Pelirroja! ¡Ven aquí que te vas a cagar…! Doctor: Pasen, siéntense. –Tomaron asiento.- Bueno Silvia… He de decir que estoy gratamente sorprendido ante la visita. –Mira el ordenador.- Según tengo aquí… te hiciste un test de embarazo tras unos días de malestar y salió positivo. ¿No es así? Silvia: Así es. Doctor: Bueno… me alegra mucho pensar que he podido equivocarme y que puedes estar embarazada… pero también tengo que advertirte… que en ocasiones los test no son fiables y pueden dar u margen de error… Pepa: por eso hemos venido a visitarlo. Doctor: Bien hecho. –Tecleando.- Así que tienes náuseas… ¿Vómitos? Silvia: Sí. A menudo. Doctor: ¿en que momento del día? Silvia: a la hora de comer, en la siesta, por la noche… Doctor: bien… ¿y el periodo? Silvia: tengo un retraso de dos semanas… bueno, eso creo… Desde que… desde que me inseminó… se supone que tendría que haberme bajado un par de días más tarde, ¿No es así? Doctor: Sí. ¿Y no te ha venido?
Silvia: No… así que desde que me vino la última vez, hace como… 5 semanas, nada… Doctor: Bien… ¿apetito? Pepa rió y Silvia se puso roja. El Doctor, que captó por donde iban los tiros aclaró sonriendo: Doctor: No esa clase de apetito… Pepa: Que también… ¡auch! –Recibió un codazo por parte de Silvia.Silvia: Bastante, pero luego como y tengo náuseas. Doctor: ¿Con que frecuencia va al baño? Silvia: la normal, suelo ir siempre muy a menudo. Doctor: ¿y sueño? Pepa: (se apresuró a contestar esa pregunta) Se puede quedar dormida hasta de pie… Dcotor: Bien Silvia… vamos a ver… Lo más probable es que efectivamente estés embarazada… pero también es muy, muy probable que el feto no se haya asentado correctamente… y ya sabes que pasa en esos casos… Silvia asintió apesadumbrada. Pepa: ¿Cómo de probable es que…? Doctor: (mirándola con gravedad) Muy, muy probable. Las chicas cambiaron la ilusión de sus rostros por la incertidumbre y la tristeza. Doctor: Bien, pues vamos a pasar a la camilla… -Suspiró.- a ver como está eso.
Levantó la camiseta de Silvia y echó gel sobre su abdomen. Silvia apretaba fuerte la mano de Pepa, rezando porque estuviera todo bien. Y la morena, a su lado miraba todo atentamente. Doctor: Encendamos esto pues… Silvia se mordió el labio, nerviosa y miró a Pepa, intentando encontrar la tranquilidad, pero ella estaba peor aún. Doctor: uum… Silvia: ¿Qué pasa doctor? –Con miedo.No contestó.
Silvia: Doctor… ¿Qué pasa? –Asustada.El Doctor se levantó y se acercó hasta la puerta. Doctor: Marian… Venga... venga a ver esto… -Dijo llevándosela al monitor de Silvia.Ésta miro a Pepa asustada, rogándole con la mirada que se enterara. Pepa: Doctor… ¿Nos va decir que pasa? –Conteniendo la respiración.- Por favor…. Doctor: Veréis chicas…
CAPÍTULO 53: Antojos
Pepa: Doctor… ¿Nos va decir que pasa? –Conteniendo la respiración.- Por favor…. Doctor: Veréis chicas…
Silvia apretó la mano de Pepa y no pudo contener las lágrimas que se le escapan. Doctor: Es… es algo impresionante… en mis 15 años de carrera no me había pasado nada igual… Silvia… -mirándola.- Sé que te dije que sería difícil que pudieras tener hijos, que no podrías concebir en tu útero… -suspiró.- Pero me equivoqué. –Admitió.- Estás embarazada… estás embarazada de dos semanas aproximadamente… y… -Sorprendido.- Y el feto esta perfectamente asentado en el útero. Pepa soltó todo el aire de golpe y Silvia sonrió llorando, abrazando a Pepa. Silvia: ¡doctor! Pero… Pero…. ¿Pero está bien… tiene.. tiene…. Algo…? –atropellándose.Doctor: Está perfectamente… -asombrado.- Pero vamos a hacer un par de pruebas más…
Las chicas rieron felices y se abrazaron otra vez. Doctor: Escúchame Silvia… Quiero que te tomes el embarazo con mucha, mucha tranquilidad… Vamos a controlarte lo máximo que podamos…. Y no lo olvides, aunque esté bien es un embarazo de riesgo… Silvia: Sí, si doctor, haré lo que me diga… -Llorando aún.Doctor: Venga mujer, te dejo que te vistas y te tranquilices un poco y ahora hablamos.
………………………………………
Después de recetarle las pastillas pertinentes, recomendarle que se lo tomara con tranquilidad y darles la enhorabuena, el doctor las despidió hasta la próxima cita, que sería dentro de dos semanas.
Entraron a los cachis de la mano, regalándose miradas y sonrisas que no pasaron desapercibidas por Lola. No le hizo falta preguntar más, la cara de su hermana y su cuñada ya decía todo. Salió de detrás de la barra y sin mediar palabra, se acercó a Silvia y la abrazó fuerte. Lola: ¿todo bien? –Sonriendo.Silvia: (asintiendo) Perfectamente. –Mira a Pepa.Pepa: (susurrando) Vamos a tener un garbancito… -Estrechando a Silvia por la cintura.Lola: ¡aaaay que ilusión, un sobrino! Silvia: O sobrina… Lola: ¿Qué es, que es? Pepa: Lola, que está de dos semanas… Lola: ¡Bueno, bueno! ¿Y cuando pensáis anunciarlo? Pepa: (mirando a Silvia y asintiendo) ¿Qué tal en la cena de cumpleaños de Paco? Lola: ¿el miércoles? Silvia: Es buena idea. Lola: Seguro que estará contentísimo de ser tío… Pepa: Ya me lo imagino… Lola: ¡Venga, venga, que os invito a merendar! Pepa: ¡uuyy, me apunto! –Soltando a Silvia.- ¡Pelirroja, o vienes o me como la tuyaaa…!
……………………………………….
Silvia: Pepa…. ¿De verdad era necesario comprar todos esos libros? –Abriendo la puerta de casa.Pepa: Sí, necesitamos estar documentadas… Silvia: (riendo) Pepa, pero si has comprado “!Hola aquí estoy!” Eso no nos documenta… Pepa: ¡Pero yo necesito saber cosas del embarazo! –Protestó cerrando la puerta a sus espaldas.Silvia la miró y se la encontró apoyada en la puerta cerrada poniendo morros. Silvia: Esta bien, esta bien… si tu te quieres documentar… pues te documentas… -Sonrió.- ¿Vale? Pepa: Vale. –Sonrió con ella.- ¿Tienes hambre? Silvia: Acabamos de cenar… Pepa: No sé, lo mismo tienes antojos raros… Silvia: Por el momento no… -Riendo.- Bueno sí… Pepa: ¿ah si? Silvia: Tengo un antojo… -Acercándose.Pepa: ¿Qué antojo….? –Un poco asustada.Silvia: Tengo antojo… -Se acerca hasta llegar a sus labios y susurrando le dice-: De ti…
Y se acerca a besarla lento, despacio, suave… Y ella le responde, tierno, líquido, húmedo…
Y se enredan en un lío de piernas y brazos que las lleva hasta la cama, para caer sobre ella, despacio, con cuidado… Y se besan suave, rozándose la piel, quemándose con sus alientos, estremeciéndose a cada paso, a cada caricia… Como la primera vez… Y se encuentran de una manera nueva, dulce, cuidadosa, tierna… conscientes de que ahora son tres, y no dos…
Se desnudan despacio, sin despegar apenas los labios, contemplándose en la penumbra de la habitación, y cuando coro de gemidos y respiraciones comienza, el ritmo de las caricias y los besos se incrementa, para volver a la pasión de siempre…
Piernas entrelazadas, brazos acariciando, pechos pegados, frentes sudorosas, cuerpos calientes, mojados, excitados… Para llegar con un solo toque al grito final, dando rienda suelta a toda la tensión contenida…
Pepa: Te quiero… te quiero Silvia… -Aún con la respiración agitada, besándola, sobre ella.Silvia: Bésame Pepa… -Y sin esperar contestación se lanza a su boca.Y otra vez… más calor, más suspiros, más besos, más caricias, más gemidos…
Pepa coge la sábana y tira de ella hacia arriba, desenredándola del lío de piernas y cubriendo a Silvia, que aún tiembla bajo ella. Pasan unos minutos más así. Tan sólo acariciándose los brazos, mirándose a los ojos, depositando pequeños y cortos besos en los labios… Pepa la mira embelesada, perdida en sus ojos, acariciando su rostro y sin decir nada. Silvia: ¿En qué piensas? –Pregunta susurrante.Pepa: En que me has hecho la mujer más feliz del mundo… -Responde sincera, mirándola a los ojos.Silvia empaña sus ojos y la besa largamente, sorprendiéndose al separarse, de notar los labios de Pepa salados. Estaba llorando. Silvia: ¿Pero Pepa… Qué…? Pero ella no la deja terminar y la abraza fuerte, besándole la cara. Pepa: Soy tan feliz, Silvia… nunca… nunca creí que esto me hiciera feliz… -Mirándola a los ojos.Pero pensar que voy a tener un hijo contigo… que vamos a tener un bebé… -Sonríe.- Me hace tan, tan feliz… Silvia: ¿Sabes lo que me hace a mi feliz? –Acariciando su mejilla.Pepa: ¿Qué?
Silvia: Tenerte aquí… conmigo, queriéndome…-Le coge la mano.- Y tener aquí a nuestro garbancito… –Sonríe.- Con nosotras… Pepa: Bueno aquí del todo no esta… -Sonríe.Silvia: Bueno, ahora es su forma de estar… -Le corresponde la sonrisa.Y se hace un silencio en el que ambas, con la mano en el vientre de Silvia, se miran largamente. Silvia: Te amo Pepa… -La besa.- Y no me cansaré de repetírtelo… Pepa: Y yo mi vida…
CAPÍTULO 54: UN NIÑO HAWAIANO
Lola: ¡Bueno! ¡Ya era hora! –Dice gesticulando.Pepa: Joder cuñada, tu hermana… que tiene unas vomitonas matutinas, vespertinas, de media mañana, de media tarde…. –Dice acariciando la mejilla de su mujer.Lola: Ay cariño mío… ¿te encuentras bien? –Dice cogiéndole la mano a Silvia.Silvia: Sí… pero a mi estas pastillas no me han hecho nada… Pepa: Mañana volvemos a tener cita con el médico, a ver si le receta otra cosa… Lola: Bueno… -Mueve comprensiva la cabeza.- ¿entonces podrás cenar lo que hay, cariño? Silvia: ¿Qué hay? Lola: Pues chuletas… de las que le gustan a Paco… ya sabes… es que era su cumpleaños. Silvia: sí, si. Yo creo que sí, no le vamos a estropear al pobre el cumpleaños… -Mira a su mujer.Pepa: Venga, vamos pa’dentro, que hay que darle el regalito al cumpleañero. –La besa en la cabeza y mira a Lola con cara preocupada por el estado de Silvia.-
Pepa: ¡Paquitooo!!! –El nombrado la mira.- ¡Feliz cumpleaños! –Le tiende el regalo.-
Paco: ¡Ay Pepa! –La mira.- No tendrías… no tendríais –Mira a Silvia.- Que haberme traído nada… -Dice emocionado y las abraza.- ¡no puede ser! Pepa: Sí. Paco: ¡Ay dios, ay dios! Mariano: ¿Qué es, Paco? –Se asoma.Paco: ¡una suscripción para los partidos del canal plus, durante toda la liga! –Las mira emocionado.- ¡ay ay que alegría! Mariano: Pues digo yo… que podríais haberos pegado el lujo y regalar un jamoncito, que a nadie se le ha ocurrido… Silvia: Calla, Mariano, no hables de jamón por dios… Mariano: ¿Porque no? Hombre, que a mi los callos me gustan mucho, pero el jamón me gusta mas y… ¿Silvia? Pepa: ¿Me disculpáis un segundo….? –Sale corriendo tras de Silvia.Paco: ¿y a estas que les pasa? Lola: Nada, nada, a comer, venga, ir sentándose…
Pepa: Cariño… ¿Quieres que nos vayamos? Les damos la noticia, explicamos que pasa y nos vamos a casa a descansar, ¿quieres? –Cogiéndola de la cintura tras esperar a que se limpie.Silvia: No, no… es el cumpleaños de Paco, no vamos a fastidiárselo Pepa… Si esto se me pasa, en seguida que coma un poco… Pepa: ¿seguro? –Mirándola con gravedad.Silvia: Seguro. –Asiente sonriendo.-
………………………………………………….
En mitad de la comida, Pepa miró a Silvia, y ésta, afirmándole con la cabeza, le apretó la mano. Pepa supo entonces que era el momento. Se levantó con Silvia de la mano y golpeó el vaso con una cuchara. Pepa: Un momento por favor….
Las conversaciones cesaron, y Lola y rita se miraron emocionadas. Pepa: Quee… -Sonriendo al verle los ojos de bolilla a su cuñada y la policía.- Que tenemos una cosa que deciros… D.Lorenzo: ¡Lo que me faltaba! Ya han hecho otra de las suyas… ¿Qué es esta vez, una boda hippie en donde cristo perdió el mechero o que? Silvia: no papá… -sonríe.- Esta vez no es nada de eso… Pepa: Es que… tenemos una noticia que dar… Mariano: Espérate que tengo que ir al baño, que es que yo soy de tránsito lento y cuando me da tengo que ir corriendo que si no puede ser peor, los gases luego me huelen fatal y… Silvia hizo una mueca de asco y Pepa, que lo notó, calló a Mariano con la mano. Pepa: Te aguantas. –Mirando nuevamente a la mesa.- Pues que Silvia y yo… -La mira sonriente.Que Silvia y yo… Silvia: Que vamos a ser mamás. –Sonríe.-
Un júbilo general resonó en la mesa, tan sólo interrumpido por la pregunta de Paco. Paco: ¿Pero como….? D.Lorenzo: Será adoptado, un niño de esos hawaianos… claro, así se van ellas a recogerlo, sin currar, ahí todo el día dale que te pego, dale que te pego… Silvia: ¡papá! D.Lorenzo: yo lo voy a querer hija… pero que los niños españoles también están muy necesitados, Que que nos olvidamos de lo igual nuestro… Povedilla: tiene usted razón, Don Lorenzo, que hasta nuestros productos made in spain están de capa caída… Mariano: sí, si, mire usted Iberia… que ahora se fusiona con la empresa esa de aviones inglesa… no, si al final nos meterán terroristas en los aviones… D.lorenzo: ¡una vergüenza que es esto! ¡una vergüenza! Este país cada vez más se va a pique y… Paco: que razón tiene usted don Lorenzo… Lola: ¡Por favor! ¿estamos tontos o qué? –Los cuatro hombres la miran.- ¡Que es suyo, que está embarazada necios! D.lorenzo: ¿Qué? –La mira.- Es… ¿Es de verdad, hija?
Silvia: Sí, Papá. Por eso tenía las náuseas.
D.Lorenzo no dice nada… se levanta y va despacio hacia su hija, y cuando llega a su altura, la abraza fuertemente. Pepa discretamente se aleja un poco para dejarles intimidad y .se encuentra cara a cara con su hermano, que la abraza también. Paco: Ay Pepita… que nunca me hubiera imaginado yo que tu fueras a ser madre… Pepa: las Castro hermano, que nos atontan… -Sonríe.Paco: ¡un sobrino! ¡Ay que alegría Pepa, un sobrino! Pepa: O sobrina… Paco: No, no, tiene que ser sobrino, ya lo estoy viendo, conmigo ¡Viendo los partidos del canal plus! –Imagina emocionado.-
D.Lorenzo: hija… me alegro mucho… -Le dice abrazándola aún.- Un nieto… aunque sea con la cabra loca de Miranda… Silvia: ¡Papá! D.Lorenzo de repente parece caer en la cuenta y empieza a hacer preguntas atropelladamente. D.Lorenzo: ¿Cómo lo llevas, está todo bien? Miranda te estará cuidando…. ¿No? ¿Comes bien hija? Pepa: no se preocupe, don Lorenzo, que su hija está divinamente, y la cuido como a una reina… ¿a que si princesa? –Le guiña un ojo.D.Lorenzo: ¡Eso espero! ¡Que quiero un nieto sano y cuerdo! ¿Me escucha Miranda? ¡Cuerdo!
Pepa ya no le hace caso y se ha acercado a su mujer, abrazándola estrechamente y besándola despacio, suavemente… D.Lorenzo: ¡Miranda! –Brama.- ¡La madre que…! Paco: D.Lorenzo, un respeto que es la misma que la mía… D.Lorenzo: ¿Pero que respeto ni respeto? ¡Mire a su hermana coño! ¡Comiéndole la boca a mi hija delante de todos! ¡Que van a tener un hijo coño! Lola: Anda papá… no seas cascarrabias… -sonríe mirándolas.-
Pepa: D.Lorenzo, no se ponga celosón…. D.Lorenzo: ¡Despotenciada!
………………………………………
Tras las felicitaciones y los besos a las futuras mamás, Pepa y Silvia se marcharon a casa a descansar. Mañana tenían cita con el médico y tenían que reposar.
………………………………….
Algo de tiempo después… Médico: Bueno… esto está muy bien Silvia… -Dice revisándola.- Las náuseas imagino que se te habrán pasado ya, ¿no? Silvia: sí, pero los mareos no me los quita nadie. Médico: No te preocupes…. Lo único, que estás un poco baja de peso… deberías engordar algo. ¿Comes bien? Silvia mira a Pepa como buscando su aprobación y contesta al doctor. Silvia: Sí… vamos, que como igual que siempre, incluso algo más… Médico: ¿antojos? Pepa: De helado… -Sonríe.Médico: Bueno… -Ríe.- Entonces os va a salir golosa la criatura… Silvia: ¿Ha visto lo que es? Médico: Estás de más de tres meses… el sexo ya está definido… pero es muy pequeño aún, y además esta cosita no quiere mostrarse… -Alude señalando con la cabeza el poco abultado vientre de Silvia.- Esperemos que en la próxima visita se deje ver… Pepa: ¿Puede hacer vida normal, doctor? Médico: Si, si por supuesto. Pero con moderación. ¿La jornada la tienes reducida?
Silvia: Sí, además sólo de mañana. Médico: De acuerdo, pues por lo demás, todo normal, sólo tomároslo con tranquilidad. ¿De acuerdo? Pepa: De acuerdo. –Asiente apretando sonriente la mano de Silvia.Médico: Nos vemos en dos semanas.
CAPÍTULO 55: Un Susto De Muerte
Se desvela de repente, al notar frío el lado izquierdo de su cama. Silvia no está. Mira alrededor de la cama, para ver si anda por la habitación, pero nada. Entonces ve luz a través de la puerta entornada. En bragas como está, sale al pasillo y sigue la luz. Es la cocina. Pepa: ¿Silvia? ¿Estás bien? –Descubriéndola en la cocina.- ¿Otro ataque de hambre a las 4 de la mañana? –Ríe.Pero Silvia se da la vuelta, con mala cara y un paquete en las manos. Silvia: No… es que… no podía dormir… tengo un dolor de tripa… Pepa: (acercándose a ella) ¿Pero qué es? ¿El estómago o el bebé? ¿Te encuentras bien? ¿Te llevo al hospital? –Saliendo disparada casi literalmente a vestirse.Silvia: Pepa, Pepa… tranquila. Estoy bien. –Sonríe débilmente.- Me encontraba un poco revuelta… supongo que querrá dar guerra… -Refiriéndose al bebé.- Me hago la manzanilla y vuelvo a la cama. –Empujándola para que vuelva a dormir.Pepa: No, no, nada de eso. Vete a la cama, yo te hago la manzanilla. Silvia: Pepa que no, que… -Calla, poniéndose la mano en el vientre, cada vez le duele más.Pepa: a la cama. –Sin opción a réplica.-
Unos minutos más tarde Pepa vuelve con la taza en la mano y Silvia al oírla, se da la vuelta y se incorpora para sentarse sobre la cama. Silvia: Gracias cariño. –Haciendo ademán para coger la taza.Pero Pepa se lo impide.
Pepa: Silvia… -Mirándola asustada.- No te muevas… -Haciendo pausa en cada una de las palabras.Silvia: ¿Qué? ¿Qué… que pasa Pepa? –Asustada también.Pepa: Estás sangrando Silvia… Silvia mira y comprueba que Pepa tiene razón. Silvia: Pepa… -Mirándola asustada.Pepa: Tranquila, tranquila… no te muevas…. –Hablándole despacio.- Voy a llamar al médico… Dejando la taza en la mesilla.Silvia: Pepa…. –Gimoteando.- Pepa…. –Negando con la cabeza.Pepa: Sssh… tranquila, tranquila… -Le besó la frente suspirando para sí.- No va a ser nada Silvia, llamamos y verás que no es nada.
Llama y cuando el médico le pregunta que es lo que pasa y ella responde, envían inmediatamente a la ambulancia a su casa. Pepa: Vienen ya. –Volviendo a la habitación. Le sonríe intentando tranquilizarla, pero la cara de dolor de Silvia, le paraliza la expresión. Pepa: ¿Qué pasa Silvia? –Acercándose muy preocupada.Silvia: (Respira entrecortadamente) Me duele Pepa… -Suelta aire.- Me duele que… -Aprieta los ojos.- Me duele que te mueres… Pepa: Joder, joder… -Murmura.- Tranquila Sil, respira, ¿Dónde te duele? Silvia: Todo… -Suelta aire.- Es como si empujara… Pepa: ¡Como va a empujar! Silvia: ¡Joder que sí!
Quince minutos más tarde, que parecieron una eternidad, el samur llega a su casa, dispuestos a llevársela. Médico: Tiene contracciones, esta de parto. Pepa: ¿Quéeee? –Alucinada.-
Médico: (a la enfermera) Nos la llevamos. Pepa: Pero, pero… ¿Cómo que de parto? Médico: Sí, las contracciones son bastante flojas… Silvia: ¡¡¡¿Flojas?!!! Médico: pero si no las controlamos va a ponerse de parto ya… Y ambas sabían que pasaría si se ponía de parto con tan sólo cuatro meses y medio de embarazo… Pepa: Pero… ¿Pero ni una prueba más ni nada? –No convencida.Médico: Cuanto más tardemos más peligro corren ella y el bebé. Silvia: Pepa por favor… por favor… no me dejes sola… -Apretando su mano.Pepa: No mi vida, no te preocupes, que todo va a salir bien… Silvia: Pepa tengo miedo… si me pongo de parto… -Cortándose.Pepa: Pero no te vas a poner, porque para eso están aquí estos señores tan amables… ¿a que sí? – Mirando a los médicos.Médico: Por supuesto, todo bajo control. –Guiñando un ojo a Pepa, que lo único que intentaba era tranquilizar a su pelirroja, aunque por dentro ella estaba cagada de miedo.………………………………………..
Le había costado trabajo separarse de ella, pero no le habían dejado entrar a la sala. Silvia le rogó que no llamara a nadie, porque pasara lo que pasara, no harían más que atosigarla. Dando vueltas por la sala de espera, con un café entre las manos, y ante la atenta mirada de varias personas más que había en la sala, escuchó las puertas abrirse y apareció una doctora. Antes de que se lanzara a preguntarle, habló ella. Doctora: ¿Familiares de Silvia Castro? Pepa: ¡Yo, yo! ¡soy yo! –Histérica.- Doctora, doctora que… Doctora: Tranquilícese. –Haciendo un gesto con las manos.- Todo esta bien. –Pepa soltó todo el aire de golpe.- Hemos logrado controlar las contracciones y los niveles de oxitocina han bajado lo suficiente. La hemorragia también ha sido controlada, y aunque está bien, deberá de pasar esta noche en observación. Pepa: ¿puedo pasar a verla?
Doctora: acompáñeme.
Cuando llegó a la habitación la doctora las dejó solas cerrando la puerta. La vio en la cama, parecía tan pequeñita… más de lo normal. Estaba blanca, con apariencia débil y sueros y monitores puestos. En cuanto la vio sonrió débilmente. Se acercó y besó prolongadamente su frente suspirando. Pepa: Cariño… -Acarició su cara mirándola embelesada.Silvia cerró los ojos para sentir esa caricia de la mano de Pepa y el nuevo beso que esta dejó sobre su sien. Pepa: ¿Estás bien? –Apartándole el pelo de la cara.Silvia: Sí. Todo está bien. –Sonrió.- Que miedo he pasado, Pepa… Pepa: Y yo mi vida… -Acaricia su mejilla.- Nuestro garbancito va a ser impaciente… -Sonrió.Silvia: Sí… -Riendo.Pepa: ¿Sabes Silvia? Silvia la miró, cuando la llamaba tan así y por su nombre es que era algo de serio. Pepa suspiró antes de hablar, y la miró a los ojos, a punto de llorar. Pepa: Hoy… hoy me dado cuenta de lo que os quiero… -Y bajó su mano desde la mejilla hasta el ombligo, pasando por el cuello y el pecho.Silvia sonrió y se inclinó para besarla, borrando restos de sus lágrimas. Silvia: No llores… Pepa: Es que si… si os hubiera perdido yo… Silvia: Shhh… -Vuelve a besarla.-No ha pasado nada… Todo está en su sitio… -Esboza una sonrisa cansada y lleva su mano junto a la de Pepa, haciendo caricias en el pequeño vientre.-
Silvia da un beso a la mano de su mujer, que le acaricia la mejilla. Silvia: Pepa… Pepa: Dime princesa. –Sonriéndole y secándose los restos de lágrimas.Silvia: el culo?¿Te acuerdas de que el médico no nos pudo decir el sexo del bebé, porque siempre le ponía
Pepa: Sí, como se nota que es hijo mío. –Rió.Silvia: (sonriendo) Pues se ve que con tanto movimiento, ha dejado de enseñar el culete… -Hizo una pausa.- Y me han dicho lo que es. Pepa: (Sonriendo ilusionada) ¿Y que es? Silvia: Una niña… -Ilusionada.Pepa: ¡Una niña! –Amplió su sonrisa todo lo que pudo.- ¡Una princesita! –La besó efusivamente.Y seguro que tan guapa, tan guapa como tú… Silvia: Eso ya no me lo han dicho… -Rió.-