Universidad de Buenos Aires Facultad de Ciencias Sociales
ANÁLISIS DE LA SOCIEDAD ARGENTINA Carrera de Sociología | Cátedra Raus | Comisión 3 ____
Juan Ignacio Salerno Salerno Ercolani DNI 28.381.264
- 2do Cua Cuatr trim imes estr tree 2011 2011 -
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Introducción
El menemismo logró, por su imposición como proyecto hegemónico, tanto en lo político como en lo económico y social, resolver la disputa de la hegemonía que venía irresuelta desde mediados de la década del ´60. Permitió consolidar la implementación de un régimen de acumulación que sienta sus primeras bases en los años 60, y empieza a arraigarse con la última dictadura militar. El fenómeno menemista y las transformaciones que este pudo llevar adelante, pueden ser comprendidas y explicadas desde numerosas y diversas causas. Sin embargo, como afirma Ana Gabriela Castellani, fue la crisis híper-inflacionaria de 1989 la que, por su efecto disciplinador “(…) generó las condiciones sociales necesarias para aceptar como inevitable las reformase estructurales propuestas por los organismos de crédito internacional y los economistas neoliberales locales” (Castellani, 2002: 104). Son los sectores dominantes los que logran imponer sus lecturas del proceso híper-inflacionario, y por lo tanto, acerca de las causas del mismo y las soluciones para resolverlo. La profundas reformas estructurales que llevaría adelante el gobierno de Menem se organizaron a partir de la implementación de ciertas leyes: La Ley de Reforma del Estado (23.696) del 17 de agosto de 1989, que autorizaba la privatización de las empresas estatales y la descapitalización de deuda como forma de pago, y la Ley de Emergencia Económica (23.697) del 15 de septiembre del mismo año, que otorgaba al Poder Ejecutivo Nacional poderes extraordinarios para “solucionar” la crisis económica. Es, sin embargo, la Ley de Convertibilidad (27/3/91) el punto central del programa económico de Menem y Cavallo. A partir de estas leyes y con el apoyo de los sectores dominantes más concentrados y los organismos de crédito internacional, se llevará adelante el programa económico que produciría una transformación de la estructura productiva y de la composición del empresariado en la Argentina. 1. Principios de Consenso de Washington y Política Económica del Menemismo
El 8 de Julio de 1989, Carlos Menem asume como presidente en forma anticipada debido a la crisis desatada por el brote híper-inflacionario. Como mencioné anteriormente, la crisis económica es fundamental para entender el comportamiento de los diferentes actores sociales, pero es importante también ya que la interpretación que se hizo de las causas de la misma, y el diagnóstico que finalmente se impuso, sirvió para justificar y legitimar la línea directriz de las políticas económicas que se tomarían en Argentina durante la década siguiente.
Uno de los aspectos más graves que ya mostraba la crisis era el proceso de endeudamiento, al cual se sumaba a la escasees de recursos financieros. Esta situación colocaba a la Argentina en una posición de dependencia en relación a los organismos internacionales de crédito, únicos capaces de proveer al gobierno de recursos. El fracaso de los planes de estabilización heterodoxos y la presión de los organismos internacionales y grupos intelectuales y económicos, impulsaron la implementación de políticas neoliberales. Las políticas económicas neoliberales aplicadas en nuestro país y en gran parte de la región se constituyeron en lo que fue denominado el Consenso de Washington. El mismo se gesta a partir del debilitamiento de la teoría de desarrollo económico keynesiano y la aparición de nuevas escuelas como la austriaca o la monetarista. Estas teorías serías difundidas, apoyadas e impulsadas por el FMI, las principales bancas internacionales y lógicamente por el gobierno de los EEUU y los llamados “países del primer mundo”. La crisis de Argentina y los países latinoamericanos fue analizada por estos grupos, los cuales dictaminaron las causas de la misma y un conjunto de recomendaciones para estos países. Esta postura recibiría el apoyo de los grupos económicos concentrados y los medios masivos de comunicación, como la única salida a la crisis. Como explica Bresser, el Consenso de Washington atribuía como causas de la crisis latinoamericana dos sucesos: el excesivo crecimiento del Estado (proteccionismo, exceso de regulación, empresas estatales) y el populismo económico (alto déficit público y salarios). En base a este análisis se propusieron las reformas necesarias, que fueron desarrolladas por John Williamson (1990: 8-17): 1) eliminación del déficit público 2) eliminación de subsidios y aumento de gastos en salud y educación 3) reforma tributaria 4) determinación del tipo de interés por el mercado 5) determinación del tipo de cambio también por el mercado 6) liberalización del comercio 7) inversiones extranjeras irrestrictas 8) privatización de empresas públicas 9) desregulación de la actividad económica 10) garantía del derecho de propiedad. Todo este conjunto de medidas apuntaba a un ajuste fiscal, a la promoción del mercado como regulador de la economía y al achicamiento del Estado. En los dos primeros años de gobierno menemista, se sentarían las bases para la implementación de las principales reformas estructurales que llegarían en su mayoría con Domingo Cavallo y la implementación de la Convertibilidad (27/3/91). Las principales medidas económicas serían: -
Ley de Convertibilidad: fijaba el tipo de cambio 1 peso = 1 dólar y establecía el respaldo
obligatorio de la totalidad de la moneda en circulación; esto suponía reducir la especulación, crear certidumbre y atraer inversiones.
-
Privatización de empresas públicas: reduciría el déficit fiscal, mejoraría los servicios
públicos, permitiría pagar parte de la deuda externa y disminuiría las funciones del Estado. -
Reforma del Estado: consistió en transferir responsabilidades a las provincias en materia
de salud y educación; permitiría mayor flexibilidad según las demandas específicas de cada distrito. -
Desregulación económica: la liberalización del comercio internacional permitiría el
mejoramiento de costos para empresas y el disciplinamiento de precios internos. -
Reforma tributaria: tenía como objetivo abaratar los costos empresariales y facilitar la
recaudación, concentrada ahora en el consumo. -
Ley de Flexibilización Laboral: fomentaría la contratación de personal al disminuir los
costos introduciendo flexibilidad al sistema. -
Reforma del sistema previsional: el Estado pasó a manos del mercado funciones que este
podía ofrecer. Los fondos financieros impulsarían la inversión privada. -
Reprogramación de la deuda externa: la entrada de Argentina al Plan Brady, tenía como
objetivo posponer los plazos de la deuda, disminuir la tasa de interés y mejorar la confianza de los inversores. Las principales medidas económicas seguían al pie de la letra las reformas impulsadas por el Consenso de Washington. Sin embargo, debido a que este análisis no contempló problemas como el alto volumen de deuda externa y la particular relación entre el Estado y las cúpulas empresarias del capital concentrado (que trataban de obtener ganancias extraordinarias) las medidas propuestas no cumplieron sus objetivos explícitos, pero sí los implícitos de favorecer los intereses de las elites económicas. 2. Los límites del modelo y sus efectos
La política económica, tanto de Menem como del gobierno de la Alianza, permitió la consolidación de un régimen de acumulación que agudizó los problemas económicos y sociales, e introdujo nuevos. Este modelo tenía límites macroeconómicos propios debido a sus características y a la pérdida de importancia del Estado como agente económico activo, produciendo efectos económicos y sociales trascendentales para el futuro del país. Un primer análisis de los límites del modelo puede ser observado siguiendo la evolución del PBI entre 1991 y 2001. El primer ciclo duró tres años y fue de fuerte crecimiento debido a la recuperación del consumo, producto de la estabilización de los precios internos, la ampliación del crédito, el ingreso de capitales (atraídos por la alta tasa de interés) y el efecto de las privatizaciones. En 1995, el Efecto Tequila provocó una retracción del PBI, que disminuyó un 2,8%. Luego existió otro ciclo de expansión de tres años y sobre el final un ciclo de recesión de la misma cuantía.
El Plan de Convertibilidad permitió frenar la crisis inflacionaria, pero también contenía características que fijarían límites al desarrollo. La fijación del tipo de cambio sobrevaluado encarecía los productos para exportación, debido a la baja productividad del país, lo cual se tradujo en un déficit de la balanza comercial durante gran parte de este período. Sumado a esto, las transferencias de capitales incrementaban el déficit de la balanza de pagos: como bien explica Aronskind, esta situación se volvió un problema cuando descendieron los fondos provenientes de las privatizaciones, obligando al Estado a contraer deuda externa, para aumentar la oferta monetaria de una economía en expansión. La entrada de capitales (que tanto se alentaba desde el gobierno) suponía una mejora de la tasa de inversión y, sumada al tipo de cambio, promovería la importación de maquinaria. Pero esto no se produjo, debido a que muchas de las inversiones se dirigieron al mercado de servicios protegidos, como las privatizaciones, y a la compra de empresas ya existentes. El nivel de inversión en relación al PBI siguió siendo muy bajo en comparación con los países que tenían altos índices de desarrollo. El aumento de la deuda externa, la extranjerización de una parte de la economía (egreso de divisas en concepto de ganancias) y la venta del patrimonio del Estado, son variables que analizadas en conjunto permiten observar el aumento de la dependencia económica en relación a los grandes capitales (Cuadro 1). La apertura de los canales comerciales a las importaciones, provocó una transformación de la participación de los actores en la economía, con un crecimiento de los servicios y una caída del sector industrial. Esto se trasladó al mercado laboral: las PYMES, grandes generadoras de empleo, se encontraron dentro de los sectores más afectados. La privatización de empresas públicas y los programas de flexibilización laboral contribuyeron llevando a un proceso de aumento de la desocupación y precarización de las condiciones laborales. La desocupación creció desde un 7.1% en octubre de 1989 hasta un 21.5% en mayo de 2002, mientras que la subocupación pasó del 8.6% al 18.6% en el mismo período (Cuadro 2). Sin embargo, el efecto más importante fue la modificación del ingreso, ya que la diferencia entre los sectores de bajos y altos ingresos creció en forma exponencial. Varios indicadores, como la comparación entre deciles, permiten estudiar este fenómeno (Cuadros 3 y 4). Estas transferencias entre sectores se dieron en cuatro sentidos: “a) una transferencia desde los trabajadores hacia los capitalistas, a partir de la reducción sistemática del salario real; b) un desplazamiento de los ingresos desde las pequeñas y medianas empresas hacia las grandes; c) la redistribución del ingreso desde el sector público hacia el sector privado; d) la salida constante de capitales generados localmente hacia el mercado externo, para el pago de la deuda pública y la colocación de ganancias en el circuito financiero internacional.” (Castellani, 2002: 107).
3. Transformaciones del empresariado y representación de los sectores dominantes
Las reformas estructurales y la implementación del plan económico tuvieron como resultado el afianzamiento de un régimen de acumulación que modificó la conformación de la cúpula empresaria de nuestro país. Es posible estudiar este fenómeno desde varios puntos de vista, pero tres de ello son especialmente clarificadores: la obtención, por ciertas empresas, de márgenes de utilidad muy superiores al del resto de la economía (privatizaciones); la valorización financiera como uno de los ejes del proceso de acumulación y la consolidación de una estructura fabril en torno a las actividades que tenían una productividad más alta, debido a ventajas comparativas, o que apuntaban a los sectores de más altos ingresos. El proceso de privatizaciones de las empresas estatales a cargo de los servicios fue fundamental, ya que permitió la conformación de conglomerados integrados por bancos acreedores de la deuda externa, empresas transnacionales y capitales concentrados de origen nacional; puesto que no solo se favorecieron por los deficientes procesos de adjudicación que se dieron en muchos de los casos de las privatizaciones, sino porque además los aumentos de precios de estas empresas se lograron por falta de competencia (monopolios). Esto les permitía obtener grandes márgenes de beneficios. Martín Abeles distingue tres estrategias en relación a la compra de activos estatales: la concentración, la integración vertical y la diversificación y conglomeración. Otro de los procesos de transformación económica fue la extranjerización de una parte importante de empresas nacionales de gran envergadura. Sin embargo, los grupos locales “(…) no transfirieron al capital extranjero sus activos más rentables o, en otras palabras, se replegaron hacia aquellas actividades del espectro manufacturero local que presenta, en términos relativos, elevados márgenes de beneficios” (Schorr, 2002: 47). El empresariado local disminuyó de esta manera su tenencia de activos fijos, transfiriendo los capitales hacia activos líquidos en el exterior. La transferencia de ingresos desde los sectores asalariados (por la caída de los salarios reales) hacia sectores de mayor poder adquisitivos generó, por un lado, el incremento de los saldos exportables de bienes salario y, por el otro, la modificación del sector servicios, el cual apuntó mayoritariamente a los sectores altos. La representación de los sectores dominantes exhibió ciertas características de continuidad a partir de la incidencia de sectores tradicionales vinculados al campo y a la Sociedad Rural Argentina como organización, con una alta capacidad de intervención en decisiones de política económica. Por el lado de las transformaciones, se observó una mayor incidencia de los organismos de crédito internacional,
debido a la necesidad de financiamiento, y una decisiva importancia de la banca, tanto nacional como internacional, por medio de la constitución de la Asociación de Bancos Argentinos. 4. Crisis del 2001: diferenciación y oposición dentro del bloque de poder
Los profundos cambios estructurales que se llevaron adelante durante la década de 1990 produjeron una reestructuración dentro del bloque económicamente hegemónico. El régimen de acumulación de capital de los años ´90, cuyas características principales eran la obtención de rentas de privilegio, la valorización financiera y la transferencia de recursos al exterior, colapsó finalmente en el año 2001, debido a la profunda recesión interna, la desaceleración de los niveles de exportación de las grandes empresas y la dificultad a la que se enfrentaron los grander grupos económicos para reemitir divisas al exterior. Los antiguos socios se vieron entonces enfrentados debido a la crisis en que se encontraba el país, a causa de la falta de divisas para enfrentar sus compromisos tanto internos como externos. Este enfrentamiento giró en relación a qué sector podría imponer su veredicto acerca de la crisis y una solución acorde a esta problemática. Se formaron así dos grupos que impulsaron diferentes salidas para el modelo de la Convertibilidad: unos apoyaban la dolarización de la economía y otros la devaluación de la moneda. Entre los que estaban a favor de la dolarización, se encontraban las empresas privatizadas y las firmas extranjeras que adquirieron empresas locales, ya que esta opción les permitiría asegurar el valor en dólares de los activos fijos y seguir transfiriendo utilidades y dividendos en dicha moneda a sus casas matrices. Esta postura también era defendida por la banca internacional, puesto que gran parte de los créditos habían sido otorgados en dólares; por otro lado, la mayor posibilidad de recuperar la deuda que tenía con ellos el Estado nacional, era uno de los objetivos a cumplir. El segundo grupo era conformado por los que apoyaban la devaluación: sectores orientados a la exportación y que tenían un alto volumen de activos líquidos en el exterior, debido a que se verían favorecidos al obtener ganancias patrimoniales en términos de dólares. Una mejora del tipo de cambio abarataría los precios en el mercado internacional para los productos que este sector ofrecía y les abriría la posibilidad de recomprar, a un costo significativamente menor, las empresas vendidas a capitales extranjeros, con los beneficios obtenidos por la fuga de divisas. En cualquiera de los dos casos, ambas salidas significarían una nueva transferencia de ingresos desde los sectores asalariados y pequeños y medianos empresarios, a favor de los grandes capitales. CUADRO 1
CUADRO 2
CUADRO 3
CUADRO 4
ANEXOS