Evaluación: Carácter filosófico: 1 Objetivos: 3 Argumentación: 3 Estructura: 3 Redacción: 3
LA É!CA "E#O$!%A 1 En un sentido estricto se define al hedonismo como una doctrina que considera al placer (hedoné) como el fin supremo de la vida. Sin embargo, el hedonismo es un grupo de teorías morale morales. s. Se formula formularon ron dos import important antes es teoría teoríass hed hedoni onista stass en la antigua antigua Grecia Grecia.. La escuela escuela cirenaica (cuarto tercer siglos !.".) fundada por !rístipo de "irene, fue una de las m#s antiguas escuelas socr#ticas enfati$aba solo un lado de las ense%an$as de S&crates. 'omando la afirmaci&n socr#tica de que la felicidad es uno de los fines de la acci&n moral, !rístipo mantenía que el placer era el bien superior. superior. Los cirenaicos, cirenaicos, o hedonistas hedonistas egoístas, adoptaron adoptaron una doctrina doctrina en la cual la satisfacci&n de los deseos personales inmediatos, sin tener en cuenta a otras personas, era considerada el fin supremo de la eistencia. El conocimiento, de acuerdo con los cirenaicos, pertenece a las efímeras sensaciones del momento, por lo tanto es intil formular un sistema de valores morales donde la conveniencia de los placeres presentes es sopesada frente al dolor que pueden causar en el futuro. *e forma diferente al hedonismo egoísta, egoísta, los epicreos, epicreos, o hedonistas racionales, sostenían que el placer verdadero es alcan$able tan s&lo por la ra$&n. +acían +acían hincapié hincapié en las virtudes virtudes del domini dominioo de sí mismo mismo de la prudenci prudencia. a. El epicure epicureísm ísmoo identificaba al placer con la tranquilidad enfati$aba la reducci&n del deseo sobre la adquisici&n inmediata del placer. En esta forma, el epicureísmo escapa la obeci&n precedente- mientras el placer el bien maor son de hecho lo mismo, Epicuro argumentaba que el placer m#s alto consiste en una vida simple, moderada que se vive con amigos en discusi&n filos&fica. l enfati$aba que no era bueno hacer algo que a uno le haga sentir bien si, cuando se lo eperimentaba, uno después denigraría las eperiencias posteriores estas le har#n sentirse bien.
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!sí mismo afirmaba que a veces por tener placeres moment#neos intensos se sacrifica el bienestar posterior. En tanto el entendía por placer la ausencia de dolor. Epicuro no recomienda buscar siempre en todo momento el placer o rehuir el dolor. Su propuesta es m#s bien utili$ar la ra$&n para eaminar de forma serena cuidadosa el beneficio o el da%o que se siguen de cada una de nuestras apetencias acciones. Se trata de ser inteligentes en la bsqueda de placeres en la evitaci&n de dolores, de algo así como una /métrica del placer0- ha que hacer un c#lculo de los placeres los dolores que se siguen de la reali$aci&n de un deseo. Los placeres m#s valiosos son los puros o no me$clados con dolores, no se pueden identificar con placeres moment#neos sino con los que comprometen estados duraderos del alma. "omo consecuencia de la valoraci&n racional de los placeres los dolores, el epicureísmo acab& recomendado los /placeres del alma0 (como la conversaci&n entre amigos), antes que los /placeres del cuerpo0, una vida de moderaci&n en las pasiones (ataraia). *entro del hedonismo en sentido estricto se pueden distinguir dos formas del mismo, de acuerdo con los dos significados que tiene el término placer. ste designa, a el placer sensible o inferior, a el placer espiritual o superior. En consecuencia, habr# dos formas de hedonismo, llamadas hedonismo absoluto hedonismo mitigado, o eudemonismo. El hedonismo no consiste en afirmar que el placer es un bien, a que dicha afirmaci&n ha sido admitida por otras muchas doctrinas éticas mu aleadas del hedonismo, sino en considerar que el placer es el nico supremo bien. El término hedonismo puede tomarse en dos sentidos, uno etenso otro estricto. En el primero, hedonismo sería una teoría ética de gran amplitud en la que la palabra placer tendría un significado mu etenso, abarcando tanto el placer como la utilidad1 en este sentido se encuadraría dentro del hedonismo el utilitarismo. En un sentido m#s restringido, el hedonismo se diferencia del utilitarismo, fundamentalmente, porque el primero cifra el bien en el placer individual, mientras que el segundo afirma como bien sumo el placer, el bienestar la utilidad social1 el hedonismo tiene car#cter individualista, el utilitarismo es de índole socialista (en el sentido etimol&gico de la palabra). El punto de vista que sostiene que la satisfacci&n humana se encuentra en la bsqueda posesi&n del placer material físico. El hedonismo radical sostiene que todos los placeres físicos deben ser satisfechos sin ninguna restricci&n, mientras que el hedonismo moderado afirma que las actividades placenteras deben 2
ser moderadas, para que así aumente el placer. En ambos casos el placer es la principal motivaci&n del comportamiento.
EL CO$CE&O #E "E#O$É E$ EL &RO'(ORA% ) El primer acercamiento, que tenemos con el concepto de placer (hedoné), en el di#logo plat&nico Protágoras lo encontramos alrededor del pasae 234 b, en donde S&crates 5rot#goras se
encuentran discutiendo en este momento del di#logo sobre la /buena vida0. 5ara comen$ar debemos tener en cuenta la disposici&n que tiene S&crates de identificar al bien con el placer, pero el requisito que se le eige al placer, para sostener esta relaci&n con lo bueno, es que aquello que sea denominado como placentero se encuentre mediado por la sabiduría. 5ara sostener al placer como bueno, es necesario medir la utilidad del placer en cuesti&n. !quí la utilidad a no se concibe en el beneficio para la reali$aci&n moral humana. La utilidad se encuentra en el mismo plano del hombre comn m#s interesado por el placer que por la bondad de lo deleitoso4. En este sentido un placer es, en tanto la sabiduría en relaci&n con la ciencia métrica de los placeres, nos permita calcular los efectos que puede tener este en nuestra vida nos aude a evitar dolores posteriores, por lo tanto si el eceso de los placeres nos lleva a sufrimientos, el goce de estos placeres nos conduce a un mal. 5lat&n nos auda a reconocer este mal que significa un error de c#lculo de nuestros placeres, no s&lo porque este error pueda conducirnos a la enfermedad, la pobre$a o la desdicha, sino porque esto significaría ser privado de otros placeres a futuro. En este sentido podemos comprender la frase /ser vencido por los 1Jorge Francisco. La noción de “hedoné” en los diálogos de Platón. Ciudad de México: ni!ersidad "#eroa$ericana% 1&&'. (. 1) *
placeres0, pues, seria ser vencido no por los placeres tiles, sino por la satisfacci&n de un /deseo inmoderado0. 5or lo tanto, no es eclusivo del placer el dominio del alma, debemos a%adir el error de c#lculo que se da con ocasi&n de la m#s cercana presencia de algo supuestamente go$oso. !hí encontramos la tesis socr#tica- para procurarse una vida feli$ llena de goces, requerimos del conocimiento6, en tanto este conocimiento como a lo diimos anteriormente nos permita medir proporcionar nuestros placeres, con el fin de evitar molestias futuras, la ciencia que se propone en el Protágoras tiene el prop&sito de transformar al placer en bueno, en el sentido en que esto nos garanti$ara maores placeres a futuro. "on el Protágoras, se introduce al corpus platonicum una invitaci&n a buscar las características de ese conocimiento que trae la felicidad los m#s grandes deleites de la vida2. !l comien$o diimos que S&crates en el transcurso del dialogo identifica al placer con lo bueno, pero cuales son los aspectos fundamentales que debemos tener para considerar al placer. 5rimeramente al comparar placer bien, dolor mal, se pone tentativamente a la naturale$a del placer como ausencia de dolor, pero acaso para S&crates la naturale$a del placer se encuentra en la mera ausencia de dolor, recordemos que el placer puede ser un mal cuando prive de placeres a futuro el sufrimiento ser un bien, si en un futuro produce un bien maor. En este caso debemos aceptar la tesis de la naturale$a del placer como ausencia de dolor, en tanto este se encuentre acompa%ado de sabiduría. En segundo lugar, debemos tener en cuenta que tradicionalmente se ha considerado a la unidad de la virtud el tema central del Protágoras, por sus inmediatas implicaciones descubrimos en la unidad de la virtud la unidad de cada funci&n del alma. 7 si las /partes0 del alma est#n convocadas a la unidad, también los diversos placeres deben poseer una cualidad comn gracias a la cual se identifican como deleites buenos8. 5or lo tanto, el placer no puede ir en contra de la 2 "#+d.% (. 1) * "#+d.% (. 1) ' "#+d.% (. 1, '
unidad del alma de la virtud. Entonces tenemos que la inquietud del Protágoras es como incorporar el placer dentro de la vida moral, pero esto se genera por medio de la opini&n vulgar de identificar a lo bueno con lo placentero. +a sido en ra$&n de la maoría su ignorancia, en ra$&n de la publicidad, que 5lat&n procura llevar al hombre de la masa hasta el bien por medio del placer 3.
LA% RE% E%!% #EL &LACER E$ EL *!LE+O 3 !l acercarnos al teto plat&nico el Filebo encontramos la discusi&n plat&nica sobre la conei&n entre el placer, el bien, lo bueno. Es en este marco que encontramos las tres definiciones sobre el placer que eamina este di#logo. !sí la primera definici&n que encontramos es la que sustenta que el placer es un bien universal, en esta definici&n el placer es clasificado dentro del género supremo cosmol&gico cosmog&nico del ápeiron. Ello trae varios problemas importantes, entre otros1 si eiste un género superior que abarca al placer, entonces dicho género no su subordinado debe ser el bien universal9, pero si consideramos al placer dentro de la naturale$a del áperiron éste, tenemos por definici&n que carece de inteligencia e inteligibilidad, por ende ante esta definici&n surgiría la pregunta de :c&mo reconocer la esencia del bien universal;, :c&mo postular al placer si resulta totalmente incognoscible; 5ero, ante todas estas problem#ticas, que pueden presentarse al identificar al placer con el ápeiron, lo m#s interesante es observar la posici&n que presentan
al placer como el bien fin de nuestra vida. Est# idea es epuesta en dos versiones, con una - "#+d.% (. 1, ) "#+d.% (. - -
formulaci&n superior en la segunda. La primera formulaci&n, pr#cticamente la encontramos al comien$o del di#logo, en la cual se sostiene que el goce, el placer, todas las sensaciones similares como buenas para todo lo viviente. 5ero una proposici&n de esta índole, resulta m#s atractiva para aquellos hombres que no se encuentran eercitados en la filosofía, puesto que de esta manera se ustificarían el placer el deseo por sí mismos. En correspondencia con esta tesis presentada por 5rotarco, se ve bastante disminuida por las obeciones presentadas en los pasaes 46 a 6=, en donde se presenta a la vida mita, compuesta tanto de placer como de inteligencia, pero ninguno de estos elementos por separados constituen el bien por sí mismos para los hombres, ni pueden postularse como la perfecci&n. 5orque en el plano humano no se bastan así mismos- el placer requiere de la conciencia, del intelecto la verdad para constituirse como un go$o, adem#s necesita de la memoria tanto para ser reconocido como para anticiparse en calidad de tal cuando el sueto espera eecutar un acto de fruici&n>. Estando el placer vinculado con la conciencia el intelecto, no puede ser el bien absoluto, debido a que no se basta por sí mismo, no es /autosuficiente0. 5or esta ra$&n, se introduce (otra ve$ por boca de S&crates) la segunda versi&n de la tesis de
los arrastrara hasta el dolor, a que en esta concepci&n placer dolor son opuestos que necesariamente se suceden. 5or ello, el placer tomado como áperironresulta ca&tico. 'an pronto como es abandonada la primera definici&n, viene en auilio final de su refutaci&n los antecedentes para apoar precisamente la posici&n contraria- en ningn caso el placer puede identificarse con el bien, pues así como es opuesto al dolor, su actividad también es contraria al bien@. , "#+d.% (. -1 / "#+d.% (. -1 & "#+d.% (. -' )
En este punto se dice del placer que se genera cuando se recompone reconstitue el estado de armonía, propio de la naturale$a humana, es por eso que la uni&n natural de ápeiron péras es destruida esa destrucci&n termina siendo dolorosa, pero si este proceso retorna hacia la uni&n de la legítima esencia, dicha restauraci&n resulta ser placentera para todos los seres. En este sentido entonces debemos comprender al placer como restauraci&n recuperaci&n del estado original legítimo. 5ero el placer no es arm&nico ni est#tico como el bien humano, puesto que su ausencia como su presencia significa una perturbaci&n en el alma, por ende es un mal. Sin embargo el placer aunque restaurador, significa movimiento por ello es malo. El placer resulta ser un proceso, que no se manifiesta en el ápeiron, pues s&lo cabe en lo mito (placerAdolor), es un proceso restaurador de la naturale$a en tanto es la eenci&n del dolor. *e esta manera nos vemos precisados a abordar la tercera opci&n- el placer es génesis10. La intenci&n de 5lat&n al considerar al placer como génesis es bastante conveniente, puesto que ninguna génesis es por si misma autosuficiente, ni eiste para sí misma, ni se encuentra ordenada hacia otra cosa que no sea la ousía. 5or ende no puede ser el bien. 5or una parte si el placer es lo ápeiron, incurriríamos en un contradicci&n a que no podríamos obetar a los hedonistas eagerados, puesto que la incongruencia de esta tesis se encuentra en afirmar que ha un m#s un menos por ello sustentar que el placer pertenece a lo ápeiron por otra si es pérassucintaríamos un debate aun inconcluso del cu#l en este caso no podríamos obtener nada. En este sentido es que podremos entender porque el placer se origina en lo mito, a que es una génesis natural que se genera en el #rea fenoménica de lo producido en tercer género, lo mito, este es el resultado de la uni&n entre los dos primeros, a saber, ápeiron péras es entonces s&lo en el campo de lo mito en el que podremos aceptar un m#s un menos s&lo en él pueden caber los etremos.
,$A %,&,E%A É!CA "E#O$!%A -O#ER$A . La dificultad m#s grande a la que debe enfrentarse una ética sustentada en el placer radica, sin duda, en la uni&n espont#nea univoca que han creado los ide&logos del capitalismo, 1 "#+d.% (. -) ,
estableciendo una relaci&n entre la felicidad la capacidad de consumo, entre el bienestar individual que podamos proporcionarnos la posesi&n de mercancías, entre la auto reali$aci&n el arribismo social. Eso es, pues, desde la proliferaci&n de los medios de comunicaci&n /tradicionales0 (peri&dicos, radio, cine, televisi&n, etcétera) hasta llegar a la utili$aci&n del internet, los medios de comunicaci&n han cumplido con la misi&n que el sistema le ha encargado, a saber, la reproducci&n del sistema en su conunto- que es la manipulaci&n de la conciencia de la gente, domesticando su sentido del gusto, para volverlo m#s d&cil ante los par#metros de belle$a occidentales. 7 adem#s nos dictan c&mo debemos emplear nuestro tiempo libre, vendiéndonos un concepto de diversi&n relacionado primordialmente con la compra de mercancías con el uso de drogas, alcohol seo. La consecuencia de este diario eercicio social, no podría ser m#s nefasta, para ello podríamos referirnos a temas tan esenciales como- el imperio de lo moment#neo, la unificaci&n de la cultura por medio de un pensamiento (nico), la reproducci&n de las almas mediocres d&ciles, la producci&n constante de mercancías la proliferaci&n incesante de toneladas de basura, el derroche de nuestros recursos naturales, la dominaci&n política de las masas por la burguesía, que son los due%os de los medios de producci&n, la configuraci&n de un mundo vora$ en donde el canibalismo termina siendo la meor ruta hacia el éito. 7 tener éito, en ltimas se traduce en un paradigma mercadotécnico fetichista, que no significa otra cosa que alcan$ar a cualquier precio cualquier costo esa tan anhelada tríada formada por la fama, el dinero el poder, así se traduce el sentido ltimo m#s profundo de la vida o de las nociones de goce diversi&n, descanso entretenimiento, todos estas nociones se encuentran indisolublemente unidas a la l&gica de procurar el m#imo consumo de mercancías, la bsqueda implacable de la maor utilidad posible, a la eplotaci&n absurda de nuestra naturale$a de nosotros mismos. Si las cosas continan así, es decir, si no promovemos un cambio radical en este sentido radical quiere decir- ir a la raí$ del problema, para ver las causas los efectos, así poder construir otro modelo socioecon&mico, político, ideol&gico cultural que sea alternativo al actual, es que parece m#s f#cil la auto aniquilaci&n del mundo por ende del hombre que un cambio en el sistema econ&mico.
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"on el panorama, que hemos mostrado hasta el momento, parecería que las sociedades contempor#neas viven en un ambiente ocoso, en el cual se le rinde culto al placer un mundo en el que reina la felicidad producida por el acceso a una variedad incesante de mercancías producidas por el mercado capitalista. Si pudiéramos tomar una radiografía de las calles de nuestras ciudades, abarrotada de compradores, sin duda, esto fortalecería la impresi&n inicial que he presentado, pero la parafernalia de compradores compulsivos de felicidad empaquetada efímera, establece el marco en donde se esconde la estructura de la eplotaci&n miseria que predomina en las relaciones entre individuos, clases estados1 un mundo tan desigual que las grandes maorías se encuentran marginadas a brindarse los bienes b#sicos. Esa misma estructura de apariencia, por la cual se manipula el gasto disponible para obtener los bienes b#sicos que regula como la gente debe controlar disfrutar de su tiempo libre, asimismo se encarga de ocultar la anomalía social en la que vivimos que se encarga de carcomer corroer a este modelo social, pues, si epusiéramos a esta sociedad a un eamen riguroso, nos daríamos cuenta de que es m#s autodestructiva que hedonista.
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