30 El Preguntón preguntado Historia graciosa y paradójica
Había una vez un muchacho muy preguntón. Hasta aquí nada hay de malo, pero el muchachón se volvió un hombre y seguía con la preguntadera. No sería para tanto, aún en esa incómoda situación, pero resulta que el muchachón ya adultón, envejeció y a los 81 años, seguía y seguía con las mismas preguntas. Un día, cuando el viejo preguntón descansaba un rato entre preguntas y preguntas, lo visitó un niño y le dijo: -Oye tú, viejito preguntón, ¿cómo hago yo para curarme de esa necesidad de preguntar y preguntar en todo momento?- . El viejo se asustó con la pregunta. Por fin alguien le había preguntado algo. Se sentó en su silla y dijo: -"Amigo mío. Hasta que tú viniste yo todavía preguntaba, como tú. Pero tu pregunta curó mi sed y ahora me siento realizado. Yo Yo mismo soy la pregunta, ¿para qué preguntar? Tu mismo eres la pregunta, ¿para qué preguntar?” -"Caminamos así, como preguntas locomotoras con el tren de las DUDAS-VAGONES, de una edad a otra y lo que buscamos es una "respuesta" en vez de vernos ve rnos a nosotros mismos. Y como una "respuesta" es una "res", "puesta", pon emos la res y la torta cada vez que indagamos con necedad. Hasta el Libro de las preguntas, el I CHING, se pone bravo si sigues indiscriminadamente con las preguntas. ¿Qué diremos entonces de la gente? Pues, ten pendiente que la pregunta eres tú, y tu mismo eres la respuesta. Allí está el secreto del Preguntador Preguntado y así mismo encontrado" -dijo el viejo. El niño entendió y se quedó un rato en silencio. Así termina la graciosa historia del PREGUNTADOR PREGUNTADOR PREGUNTADO. PREGUNTADO. Y si quieres saber qué es una pregunta, busca el TRATADO de NAVEGACION para NIÑOS MEDIEVALES, de este mismo servidor.
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31 LA CALLE CUZA
Mi maestro de literatura, DOMNUL ELIAD MENDOZA, MENDOZA, tenía una inmensa biblioteca. El toque original que diferenciaba este sitio de su casa de todo lo que yo había visto anteriormente era el curioso hecho de haber ordenado todos sus libros al revés. Los lomos de todos los volúmenes, en vez de estar hacia afuera para poderse leer el título y el autor, estaban hacia adentro y sólo él era capaz de saber donde hallar tal o cual libro. Encontraba cualquier volumen con una facilidad que me dejaba pasmado. "Es un ejercicio de memoria, NADIEL. Un verdadero desafío de la inteligencia Los libros te deben llamar, no estar allí con sus títulos para que tú los encuentres. Primero arreglé todos los volúmenes por color, los verdes con los verdes, los rojos con los rojos y así por el estilo. Mis invitados se volvían locos. -"¿Y qué decían?"-"Bueno, me preguntaban si yo había comprado estos libros por metro y yo les respondía que los había comprado por colores!"Este señor era DON ELIAD MENDOZA, mi maestro de literatura sagrada.
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32 EL GABINETE
EL VIAJE HACIA ALMATERIA La travesía por los tupidos bosques amazónicos es larga y peligrosa. La falta de recursos y la soledad hacen del viajero un sujeto huraño. Todos los obstáculos naturales, los "SALTANEJALES" "SALTANEJALES" interminables de tramos hondos, los hoyos y los aguazales prolongados, las veredas de gran desviación salvando las trampas de la selva, los enormes árboles caídos que llenan con sus copas intrincadas todo paso, las zanjas profundas, las grietas en el suelo, las madrigueras, y todo lo que te obliga a grandes rodeos para franquearlos, te cansan hacia la noche con el cansancio verde de las hojas. Encontramos en el trayecto del laberíntico boscaje, distribuidos de trecho en trecho, treinta y tres paraderos o pequeños claros, de suficiente amplitud para contener cada uno, de cien a ciento cincuenta reses, abiertos expresamente a hacha y machete desde los tiempos coloniales. Algunos distan tres o cuatro kilómetros entre sí, mientras otros están alejados hasta dos o tres leguas. Los baquianos denominan el trayecto entre pa radero y paradero, TRAVESIA. TRAVESIA. El ganado fue arreado por entre la espesa y escabrosa montaña, y según iba saliendo e l lote al paradero, el cabrestero situado en un punto dominante iba contando. La contada salió completa porque oí el grito "VIVA "VIVA la VIRGEN". Y continúa seguidamente el viaje. En otra ocasión faltaban reses y el caporal designó por turnos a los que tenían que regresarse a buscarlas. Por suerte, siendo muy tupida la maleza, las reses extraviadas no pueden romperla por lo cua l las encontraron en el camino, en los paraderos ya franqueados. Todos pusimos extremada atención en la arreada para evitar semejante contratiempo. Una falla implica parada, dilación en el viaje y alteración de las jornadas que hemos fijado y calculado de antemano, para evitar así excesivos gastos. La selva amazónica asombra por su majestuosa y exuberante maraña de lianas y troncos. Esa riqueza y prodigalidad de follaje me traía a la memoria, cual símil fantástico, el intrincado laberinto interior del cuerpo humano. Nuestra mirada apenas alcanza a penetrar pequeñas distancias a través de la roja espesura de venas, arterias y capilares. La profusión de matices y de especie s no puede tener otra analogía más cabal que la selva. Mis compañeros de camino, entre ellos DON FERNANDO CALZADILLA VALDES, me hablaban de pueblos de cedros, pueblos de samanes, de "marías y yo, tan ignorante y europeo, no veía ninguna diferencia entre las tantas agrupaciones de árboles de una sola especie en determinados sitios. Se me hacía difícil distinguir. distinguir. El verdor negruzco del interior de la catedral selvática pintaba todo lo percibido en una densidad igualada por doquier con las hojas vivas de la luz que apenas penetraba por la espesura. Solamente por la práctica de lo s veteranos de la montaña, como era DON FERNANDO, se alcanzaba a apreciar las variadas especies vegetales. Otro de los inconvenientes para satisfacer mi deseo profano de discriminar los árboles, consistía en la gran cantidad de trepadoras, lianas y parásitas, superpuestas a los árboles y sobre todo una especie de musgo encubridor exuberante que arropa completamente los troncos. Estas barbas canosas de la selva, vistas de cerca, a pesar de sus diminutas hojas, revelan la forma sustancial de las nervaduras y me embargaba en aquellos instantes una duda fundamental: ¿Acaso vale la pena temer a los estragos de la sociedad moderna y perder el tiempo en actividades seudo-ecológicas para la salvación de la naturaleza? ¿Acaso necesita la naturaleza ser salvada? La energía simplemente se retira de un sitio y se manifiesta en otro. Si este planeta fuera destruido por la necedad del hombre, otro planeta tendrá agua, y árboles y flores y selvas y mares. Eso no tiene fin, me lo dicen las nervaduras, nunca se acabará, puesto que jamás fue creado. Sólo se manifestó en forma vegetal para luego retirarse en sí misma en cualquier momento. ¿Acaso nece sita ELLO ser creado? Todo Todo es Dios, pero todo lo vivo. Espinoza se olvidó insistir en el hecho de que sólo la NATURALEZA VIVA VIVA es Dios, más no la naturaleza muerta. Encima de mí árboles nacidos y desarrollados juntos, se tocan y se doblan al llegar arriba, el uno apoyándose en una horqueta o en el brazo del hermano compañero. Al rozarse balanceados por el viento producen un chirrido, un ruido singular, como si conversaran sobre materias vegetales a las cuales yo no tenía acceso. Todas esas imágenes de mi tránsito selvático me generan un inestimable cariño por MR. TOLKIEN. Las palmeras, buscando siempre salir y sobresalir, esas palmeras, arribistas de la selva, se exhiben por sobre las copas de los otros árboles, delgadas y frágiles resistiendo a los embates de la vida, del bosque, con perseverancia y lucidez vegetal. En el maremagnum vegetal de la selva, los samanes son unos caballeros dignos de la más atenta contemplación. Levantan muy arriba sus copas y junto con los CAOBOS, los LAURELES y los MIJAGUAOS están luchando con la lujuriante tropa de enredaderas, lianas, helechos, trepadoras, orquídeas, bejucos y telas de araña. A ratos me daba cuenta que esas descripciones, en PARIS, lograban un asombro tal en la audiencia que podría haberme callado por lapsos de casi cinco minutos sin que nadie proteste o pregunte nada. Jugué varias veces este juego. Las damas, ele gantes y fumadoras, me miraban con la picardía sobreentendida de la mujer parisina. Ellas creen que yo, soy la SELVA. Las contemplo "por entre" sus ojos, demasiado acostumbrado a la mirada clara y luminosa de las amazonas. Mi entrenamiento fue sutil y prolongado. Ahora me doy cuenta de la categoría de sus conocimientos. He recibido un poder que no puede comprarse en la farmacia de la esquina. ¿Para qué sonreír cuando alguien te mira? ¿Para qué ostentar aquella amabilidad citadina que todos compartimos en los pe regrinajes por el metro? Sólo se te pide ser franco y glacial como un espejo. Refleja al que te mira y así verás su alma. Me lo decían a cada instante. Esa es la verdadera TECNOLOGIA: el arte de la energía que descansa en la mirada. Encima de mí grandes ramas reventadas por el huracán se quedaron colgadas al desprenderse, engarzadas en un pequeño obstáculo de lianas, y se mecen allí, suspendidas, en el maravilloso equilibrio de lo inestable. Hemos encontrado por el camino cie rtas construcciones megalíticas, que yo he llamado "signaturas" o firmas de los maestros de la selva. Son grandes rocas colgadas, en un balanceo casual, una encima de la otra, como unos juguetes de gigantes. Si las tocas con un dedo se mueven suavemente en una suerte de FINO BALANCE, y luego, cuando te das cuenta que fueron puestas allí para tu disfrute y reflexión, te quedas atónito. Son grandes piedras del tamaño de un edificio que promocionan la idea de un misterio de la selva. La gente que pudo crear esos juguetes que pesan toneladas, tuvieron que ser gigantes. Y aún así, el punto de oro que forma el equilibrio de ese columpio mineral tuvo que ser encontrado con cálculos de ingeniería muy complicada. Por fuera parecen simples y casuales "juegos" de la naturaleza y del viento, como suponen los geógrafos tradicionales. MANRIQUE me dice que el nombre de esas grandes piedras es "LAS HAMACAS de las AMAZONAS" o las "CAMAS de VIENTO". 49
Al lado de ellas algunas especies de plantas, preferentemente palmeras y heveas de la clase de "LECHEROS", inician sus troncos a la altura de uno o dos metros, clavados al suelo por poderosas raíces bastante separadas entre sí, rectas o encorvadas y de grosor regular. He visto caer a uno de esos ancianos de la selva. En su impetuoso derrumbe, arrastra todo cuanto encuentra a su paso abriéndose un gran claro en la espesura del boscaje, rápidamente tapado por los invisibles responsables de la cortina vegetal. La montaña conserva una intensa humedad debajo de esa sombra y se encuentra allí una multitud de manantiales cubiertos por hojas secas y formando profundas zanjas difíciles de pasar en una primera intención. Por ello, la imprescindible "BAQUIA" de los conocedores. El tiempo, va despojando poco a poco a todos los miembros de esa sociedad vegetal de sus atributos de exuberante fortaleza y lozanía para convertirlos en despojos esqueléticos. Las menudencias de la selva se aferran a ello como a un paraíso, aprovechando su caduca senectud en el afán pintoresco y en la lucha por vivir y sobrevivir a costa de la podredumbre. Esos viejos troncos carcomidos y secos, de repente reverdecen en una nueva vida, ajena a su cuerpo y a su destino. Es la ropa postiza del musgo. ¡Ese bejuco tendido desde la copa de un árbol a otro distante, doce o quince metros o más y a una altura de treinta metros, fue llevado hacia allá por no se que mano juguetona! ¿Será el rey de los monos? La selva, como la ciudad, provoca sutiles meditaciones. No veo ninguna diferencia. Y de repente, al desembocar en uno de los claros paraderos, que MANRIQUE llama "OJOS", una lluvia continuada de flores anaranjadas desprendiéndose de los bucares, apamates y acacias, vuelan en caprichosos giros. Las "marías" con sus minúsculos paracaídas, nublan el espacio de colores y olores, y tapizan el suelo en un espesor considerable, matizándolo de rojo, lila y rosado. "Este es un buen acuerdo..." -me digo a mi mismo y miro con sutil y retenida alegría las flores engarzadas en las horquetas y en las copas de los arbustos. "¡Estos si son "arreglos florales" caballeros!". Ese derroche de belleza es para ser recordado y contado. Se le pueden agregar palabras, quitar frases o eliminar pasajes enteros. Nada perderá en su hondo y natural quehacer de milenios. Las enredaderas arropan con sus florescencias los ramajes de los árboles y colgando hasta el suelo en forma de grandes guirnaldas cubren las entradas secretas hacia el mundo de los elfos. La hiedra tapa lo restante y los troncos y las horquetas rebosantes de ramilletes de parásitas que ostentan flores grandes de colores encendidos, dejan ver bruscamente, una bromeliácea en forma de cogollo de piña con largas y erectas hojas lanceoladas, de cuyo fondo rojo vivo se desprenden tres largos bejucos cuajados de flores en forma de campanolas. Lo que me viene en mente es digno de compartirlo con el lector: frente a toda esa perfección natural de la forma, el intelecto citadino da nacimiento a una exclamación digna de SANCHO PANZA, "¡Qué bello! ¡Todo eso parece de PLASTICO!". Y por si fuera poco, el ambiente está perfumado de los olores de los SAGUS en flor y de las delicadas flores de SAMAN y de CUJI. En una de las travesías, todos notamos en un gran trecho, que veníamos acompañados persistentemente de un tenue y agradable perfume. Cuando le pregunté a MANRIQUE sobre ello, me respondió: "Vamos "Vamos por entre unos vainíllales y en el verano se resecan las vainillas y caen, luego las pisa el ganado hasta pulverizarlas, y así se esparce el polvillo con el viento y se difunde por todas partes. Es el delicado perfume del corazón de la selva. En otros lugares había unos arbustos en interminable fila intercalados entre corpulentos árboles, cubiertos con florecillas blancas, olorosas y muy abundantes, semejando lienzos extendidos. Es el "JAZMIN de MONTAÑA". MONTAÑA". Los liriales cubren todo el suelo hasta perderse de vista y lucen sus cuajadas macetas blancas en sendos matices rojo y violeta. En las cercanías de los manantiales, helechos de hojas fuertes y palmas caprichosas, parecen árboles enterrados hasta el cogollo a ras del suelo, como en una penitencia. Arrancan de allí sus enormes hojas que salen retorcidas, o tenues semejante a un copo de nube, o un cendal de tul. Begonias de hojas redondas, ovaladas, corazonadas, cubiertas de una pelusa tornasolada con flores fantásticas y grandes tréboles plateado s. Y de repente, parece que todo se congela por unos segundos. Es el SILENCIO de la SELVA. SELVA. Los viajeros deben quedarse quietos, quieto s, el ganado ya se ha parado y todos, animales anima les y hombres, escuchamos el gran silencio. Yo Yo lo conocía de antes. Domingo, mi amigo peruano, me contaba sobre este momento cada vez que nos reuníamos en la cervecería de la Plaza Bolívar, en Caracas. Nunca me cansaba oír ese cuento, porque allí, en aquella ciudad tan ruidosa, entre el rumor de los bebedores, nosotros nos quedábamos un rato en nuestro silencio como ahora estos franceses aquí, dormitando pero atentos y asustados. Llegamos a los vados. Aquí hay abundancia de "RAY "RAYAS" y si no se tiene la precaución de adelantar uno o dos hombres, con machetes y lanzas blandidas a matarlas y sacarlas de allí para despejar el camino, se malograrían muchas reses. Esa operación es fácil porque el agua del USUMACINTA USUMACINTA es clara y transparente en el verano. No obstante, esas precauciones muy recomendadas a los caporales de nuestra expedición y personalmente atendidas por Manrique, sufrimos contratiempos y perdimos reses en varias oportunidades. En una de ellas y en uno de estos "pasos" regularmente anchos, de pronto, al salir del agua, "barajustó" un caballo, abriéndose paso por entre el grupo de ganado, brincando y corcoveando, se echó en la playa y empezó a revolcarse en sus propios excrementos, bañado en un sudor denso, relinchando de dolor. "Lo "Lo puyó una raya" -dijeron todos-. Manrique ordenó ordenó sujetarlo y maniatarlo para curarlo con serpentina, poderoso antiséptico, muy experimentado en las puyaduras de rayas y mordeduras de serpientes. Procediendo a maniatarlo, con las debidas precauciones, llegó al lugar uno de los baquianos. Era SALDIVIA, el gitano: "No le hagan nada, yo lo voy a sanar" -dijo en voz baja. Inmediatamente cogió de los alrededores tres ramitas de distintos arbustos y se quedó mirando fijamente en los ojos al caballo, al mismo tiempo haciendo como si musitara una oración. Era la oración secreta de los tres poderes. Al cabo de un breve momento de quietud, sacó de su bolsillo interno del lado del corazón, una gran puya marrón muy afilada y al introducirla con rapidez en unos puntos un poco más arriba de los cascos, en las patas traseras del caballo, la movió rápidamente para luego sacarla, con la misma rapidez. "Ya está" -dijo-. El caballo se levantó, se sacudió y se fue cojeando a reunirse con sus compañeros y todos quedamos como si hubiésemos presenciado algo muy natural, al punto de no provocar ni el más escaso comentario. Aconteció eso por la tarde y al día siguiente el animal andaba perfectamente bien, como si nada le hubiera ocurrido. Cuando pregunté a Manrique, qué era esa puya, me dijo" "Es la aguja de la cola de la MANTARRAY MANTARRAYA". Una corriente de agua límpida que descendía de lo alto de los cerros nevados, nos dejaba ver, en ese día sereno, hasta el fondo de sus arenas refulgentes, como en un cristal. Al día siguiente, comenzó la lluvia y la corriente, precipitándose impetuosa en turbias y sombrías aguas, pasó en medio de la quebrada, tortuosa y escurridiza. Sobre las márgenes guarnecidas de piedras musgosas están descansando los cargadores. Pronto llegaremos a nuestro primer punto de parada donde se hallan las chacras. Allí se produce el arroz, el apio, la mandioca, el camote y la betarraga, que forman el alimento ordinario de esa gente, todo sazonado con la carne salada llamada CHARQUI. Dormimos y en la mañana proseguimos nuestro viaje hacia ALMATERIA. Por el camino encontramos sitios donde no están del todo desnudas las imponentes rocas. Crece allí retupida y profusa la vegetación más curiosa que alguna vez yo haya visto. El camino se repliega según los aristones y contrafuertes de las enormes peñas, se dobla en curvas estrechas, unas veces salientes sobre el abismo impresionante, otras entrantes cuyo recodo corta un hilillo de agua. Algunas curvas pasan bajo túneles sombríos horadados en la roca viva. 50
33 La calle de los maestros
En la ciudad todavía se podía oír el trinar de los ruiseñores. Los grandes árboles de tilo que bordeaban el bulevar TUDOR VLADIMIRESCU escondían sus nidos desde hace siglos. La costumbre que la gente mantenía a pesar de los tiempos difíciles era la de pasear desde las seis de la tarde hasta las ocho por la plaza, rondando como en una suerte de desfile desfi le delante de la estatua de VLAD el EMPALADOR, EMPALADOR, el mismo que en el mundo occidental es conocido como DRACULA. Después de muchos años sonrió al recordar esta ceremonia tácita en la pequeña ciudad de provincia, frente a la estatua de un conde cuyas habilidades se dirigían hacia la sangre. Yo fui partícipe de este ritual citadino durante más de veinte años. En ello conocí a todas mis novias. Algunas salían acompañadas de sus mamás o con toda la familia, otras caminaban con sus amigas. En aquel período fui recibido como bajista en el grupo LOTUS, luego de un concurso que NELL CIORESCU, CIORESCU, SIAM, RILA y LOLLO habían publicitado entre los músicos de la ciudad. Yo Yo no tenía más que once años cuando entré a formar parte de la orquesta. En la ceremonia del desfile, la élite de la pequeña ciudad vestía su ropa de gala y teniendo en cuenta que aquello se realizaba cada día de la semana, el asunto no dejaba de ser insólito. Los militares de la corte real, los cocineros, los músicos y todos los demás "elementos" que sufrían su "domicilio forzado" en RM. VILCEA, aceptaban ser contemplados por el vulgo durante el circuito de la plaza. Había un sitio especialmente designado para los mendigos. Todos estaban reunidos en la esquina del noreste, la Corte de los Milagros. Otra esquina era el lugar que ocupaban, durante el desfile, los gitanos de la ciudad. Nosotros, los alumnos de primaria estábamos situados en el pequeño parque que rodeaba la farmacia. Cualquier espacio de la calle tenía su dueño y su autoridad se ejercía sin palabras como en un entendimiento formal entre caballeros. De ese modo nadie ocupaba el puesto de otro y la pequeña sociedad aristocrática de la corte real podía controlar fácilmente los movimientos de la masa. A pesar de que el gobierno socialista imponía sus leyes férreas al país, la ciudad tenía sus reglas y todos los miembros de la corte real observaban un orden estricto en los asuntos sociales. Era esa una manera paupérrima de continuar la bonanza de la corte en una época difícil. Nosotros, los niños pobres, hijos de la gente que no poseía grandes títulos de nobleza, éramos aceptados y a veces enseñados y educados por los más grandes maestros de la corte. En mi caso, como mi padre pertenecía a una clase de seres socialmente ambiguos -era pintor, artista, bohemio, joyero y orfebre- tenía yo el privilegio de asistir a lecciones de artes marciales con el maestro de esgrima del rey, jugar ajedrez con el experto de ceremonias de la corte, aprender literatura sagrada con la hermana del canciller -la duquesa de ALBANIA- estudiar tácticas y estrategias militares con los oficiales y, por último, familiarizarme con los procesos teológicos de la religión ortodoxa, con el ARCHI MANDRIDO GREGORIO, GREGORIO, experto en la FILOCALIA griega y gran meditador. Esta circunstancia me permitió recibir y disfrutar de una cantidad de conocimientos que jamás hubiera sido posible encontrar reunidos en un sólo sitio al menos que yo fuera un príncipe y mi escuela una corte real. Como el rey estaba ausente, -su familia emigró a Suiza- todo el aparato aristocrático y pedagógico de la corte real se vio prácticamente anulado. Para no perder sus habilidades, los grandes maestros empezaron a enseñar a ciertos niños de la ciudad y entre ellos, cuando en broma cuando en serio, estaba yo, practicando a una edad muy temprana el arte y la ceremonia japonesa del TE, la CAPOIERA brasileña enseñada por un simpático mulato que había sido co ntratado por los educadores del rey para enseñar este arte marcial suramericano al pequeño pequeñ o hijo, el príncipe MIJAIL. A mi todo me parecía tan misterioso en aq uella época que ni siquiera comentaba mis encuentros con mis amigos o con mi familia. Durante los años de prekinder "JARDINCITO" falté a mis clases de modo muy diligente. Cada mañana, me vestía con mi uniforme, arreglaba mi comida en el maletín y salía a la acostumbrada y temprana hora de la mañana para, supuestamente, participar en las clases de PREESCOLAR. Mis padres estaban demasiado preocupados con el peso de cada día para controlar mi presencia en la escuela. Así que durante un año entero jamás fui al prekinder y cuando mi madre participó en la fiesta de fin de año y le preguntaron con una cierta curiosidad adónde estaba yo estudiando y cómo me había desenvuelto en mis tareas elementales, quedó atónita al enterarse que nadie me había visto por la escuela durante todo el año. 51
Por supuesto que no había perdido el tiempo. Cada mañana me reunía con mis educadores como si yo fuera el pequeño príncipe de la corte y recibía mis clases en una suerte de juego que todos habíamos convenido: ellos fascinados en su tarea de maestros y yo gozando de los más refinados productos intelectuales de la Europa aristocrática, a la edad de cinco años. Junto conmigo había otros pocos niños. No puedo decir que tuve suerte. Todo me parecía tan normal y gracioso que jamás me puse a reflexionar sobre las verdaderas razones de mi actividad en la ciudad de los exiliados reales. Era como si Dios hubiera metido en el mismo saco a todos los maestros de la tierra y los hubiera mandado a mi casa para que me enseñaran artes, técnicas y ciencias que el "vulgo" jamás ha conocido. Por otra parte ahora se que únicamente por mi capacidad de asombro y dado que me embargaba desde niño un gran e insalvable deseo de saber, pude ser considerado digno de recibir todo aquello, y ser así aceptado como discípulo por la élite de educadores con "domicilio forzado" y sin auditorio. Durante más de cinco años, antes de la caída del gobierno, el rey CAROL reunió en su corte, para la educación de su niño -que por una casualidad tenía la misma edad que yo- una cantidad de preceptores, profesores, pedagogos, consejeros y expertos en educación. Todos impartían sus conocimientos al futuro rey de RUMANIA. Yo empecé mi educación casi en juego. Jamás estuve consciente de la dimensión existencial que tomaría este período de la infancia en mi vida adulta. Ahora rememoro con nostalgia y trato de plasmar en imágenes los breves pero densos encuentros con mis maestros de la Corte. Teníamos poco tiempo: ellos no podían "enseñar" de modo oficial a nadie y yo, como todo niño normal de una edad que bordeaba la más fresca infancia, jamás hubiese tenido ni el tiempo ni el privilegio para estudiar y aprender toda la cantidad de cosas que ELLOS evocaban, si yo no hubiera faltado durante aquellos años a mis obligaciones PREESCOLARES. Para mí, ellos eran ELLOS, la gente maravillosa, callada y condescendiente. Y a pesar de mi infantil inconsciencia e ignorancia irremediable, ELLOS me enseñaron, ELLOS me formaron, me educaron, me instruyeron, me afinaron, me refinaron y me disciplinaron con dureza, cariño y sentido común. Ni siquiera me decían que aquello que ocurría cada día entre las ocho de la mañana y las doce del mediodía fuera algo que pudiera llamarse "educación". Para mi aquello fue siempre un juego. Al reunirse las dos manecillas en el punto más alto del reloj de pared que estaba colgado en una pequeña habitación transformada en sala de esgrima, mi maestro de artes marciales, el ex-general CULIANU, me saludaba y con una sonrisa me decía: -Son las DOCE EN PUNTO, LA HORA DEL GATO. Debes PARTIR hijo mío y deja de caminar como un pato. A nadie cuentes ese RELATO; RELATO; por una mera casualidad eres miembro mie mbro del TRIUNVIRATO TRIUNVIRATO y ¿sabes? Es más que seguro que te espera el VIRREINATO. VIRREINATO. Al menos que se oponga el SINDICATO SINDICATO de estos hombres de la CORTE caídos en de sgracia en la PROVINCIA. Un cómico y hasta tragicómico tragicómic o retrato de una CORTE que perteneció a un REY MENTECA MENTECATO que huyó a SUIZA y nos dejó a todos TURULATOS. TURULATOS. Un típico y aristocrático maltrato. Como si nosotros fuéramos un pobre inquilinato. De una corte real sin nobles ni mandato nosotros los maestros de bachillerato de un mucha cho príncipe ILITERATO. ILITERATO. Quedamos todos reunidos en un SACO. Ahora tengo yo que enseñar en señar en la PROVINCIA sin que el diablo siquiera me pague mi contrato y qué diré de todo ese gran GENERALATO GENERALATO que tiene que mostrar su arte a un pobre mentecato y todo ese fino decanato rendido a los pies de este necio n onato. Que todo lo recibe sin saber adónde va, de donde viene, ni donde va a ser que caiga ca iga para beneficio de ESTE GRAN RELATO. RELATO. El general CULIANU llamaba a ese poema: el CANTO DE LOS MAESTROS VAGABUNDOS. VAGABUNDOS. Al salir me preguntaba: -"¿Cuándo estudia el discípulo?" -De DOCE del MEDIODÍA hasta las DOCE de la NOCHEtenía yo que responder, en un tácito ritual de gestos y miradas que sugerían los ocho fenómenos de la naturaleza: el agua, el fuego, la montaña, la tierra, el viento, el mar, el trueno y el cielo.
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34 Una conversación con Cervantes
Una vez el señor HASSAN me advirtió que deseaba hacerme un examen y me sentó en una silla, diciéndome: -"...Si el mismo Cervantes que tu aprecias tanto viniera un día durante el sueño y te contara lo siguiente, ¿Qué le dirías tú?". -"Pues cuénteme el cuento". -"Bueno, no es un cuento. Según tengo noticia, el Señor Cervantes está ahora en ITALIA, gozando de salud espiritual y larga vida! Pero vamos a dejarlo a él mismo contarte. Suponte que en el sueño, o sea en una ENSOÑACION, te aparece Cervantes y te dice: “Señor, vengo desde más allá de los montes, atraído por vuestra ciencia en el gran juego de los reyes que yo sólo puse un breve instante en boca de Sancho. Tengo un pequeño escrúpulo que me molesta y necesito de consejo. En una montaña de ITALIA hay una NINFA NINFA que allí tiene su corte, servida por mil ninfas, casi tan hermosas como ella. Hombres bien parecidos, sabios y honestos, lo que es ya mucho, acuden de toda la tierra habitable que los griegos llaman OIKUMENE y aman a esas ninfas y son amados por ellas. No son amazonas. Llevan la vida más feliz del mundo. Tienen hermosos niños de las que aman. Adoran al Dios vivo. No molestan mo lestan a nadie y esperan serenos su inmortalidad. Yo Yo paseaba un día por po r esa montaña y por algo le agradé a la Ninfa principal que se hizo visible, y me mostró su corte encantadora. Los Sabios, al ver que ella me ama y además me tiene cariño, empezaron a respetarme casi como a un príncipe y me exhortaban a que me dejara conmover por los suspiros y la belleza de la ninfa y así engrosar sus filas. Ella me comunica su martirio y con alta retórica toca mi corazón y me dice que morirá si no la amo, puesto que sólo mi amor le daría la inmortalidad. Los razonamientos de esos hombres sabios me convencieron y los encantos de la ninfa ganaron mi corazón. Le ofrecí mi amor y tuve con ella, hijos de gran porvenir. Pero en medio de mi fidelidad, me turba a veces el recuerdo de que la Iglesia mía no aprueba todo esto. Acudo a vos, señor, para consultaros. ¿Qué e s esa NINFA, NINFA, qué son esos SABIOS, esos niños, y cuál cu ál es el estado de mi conciencia...?". -"¿Qué responderías, señor SHAHROCK, al bienaventurado caballero de la mano al pecho, Miguel de Cervantes Saavedra?". Le diría, contesté: -"Con todo el respeto que os debo, aunque no he leído su libro, señor Cervantes, sois un poco fanático o vuestra visión es un hechizo. Vuestros hijos y vuestra amante son duendes o elfos salidos de los bosques de Inglaterra. Vuestros Sabios son locos y encuentro que vuestra conciencia está bastante cauterizada". -"Con esa respuesta, hijo mío, podrías merecer el birrete de doctor, pero no merecerías el ser admitido entre nosotros -prosiguió el Señor Hassan, con un gran suspiro. Esa es la bárbara predisposición en que se encuentran los doctores de hoy en día. Ningún pobre Silfo osaría mostrarse ni que se lo tome antes por un duende. Ninguna Ninfa puede tratar de inmortalizarse, ni pasar por un fantasma impuro. Y ninguna Salamandra se atreve a aparecer, de miedo a ser tomada por un diablo y las puras llamas de que se compone, por el fuego del infierno que la acompaña por doquier. Por más que, para disipar esas injuriosas sospechas, hacen la señal de la Cruz cuando aparecen, se inclinan ante los nombres divinos y hasta los pronuncian reverentemente, todas sus precauciones son en vano. No pueden contar que no se les considere enemigos de Dios. Que adoran más religiosamente que aquellos que les huyen". -"Hablando en serio, señor -le dije. ¿Creéis que esos Silfos son gente muy devota?". -"Muy devota respondió- y que adora con gran celo a Dios. Los bellos discursos que pronuncian sobre la Esencia divina y sus admirables plegarias son sumamente edificantes". -"¿También tienen plegarias? -le dije. Me gustaría conocer alguna". -"Es fácil complacerte -prosiguiópero antes quisiera que respondas a la pregunta de Cervantes". -"Bueno, -continué- los Silfos son los peones, los Sabios Caballerosa son los alfiles, los árboles del Gran Bosque son las torres, la NINFA es la Reina y el Señor Cervantes es el Rey". -"Aprobado -dijo el señor Hassan. Has pasado el examen. No te dejaste impresionar ni por silfos, ni por ninfas, ni por los sabios, ni siquiera por Cervantes y llevaste todo eso hacia nuestro interés, el ajedrez! La próxima vez, por fin jugaré contigo una partida". Hasta entonces, el Señor Hassan jamás había jugado conmigo frente a frente. Muchos años después, cuando partí a Perú para buscar la montaña de las AMAZONAS recordaba esa conversación y anoté los detalles en mi diario. La historia de las AMAZONAS estuvo llena de fuego que animó mi vida por más de veinte años. En su debido momento contaré co ntaré mis experiencias en la ciudad de las Amazonas del ALTO ALTO PERU. Hemos hablado sobre el problema del caballo durante un año entero. Yo no comprendía que tenía que ver el salto de esta sola pieza en el tablero con el juego de ajedrez, pero seguía las reglas que el señor HASSAN impuso desde los primeros momentos de nuestro encuentro. Una vez, al comienzo de la TRIBULACION INCIATICA INCIATICA en los misterios del ajedrez, osé preguntarle al viejo sobre mi duda. -Señor, sinceramente yo no veo que eso tenga que ver mucho con el ajedrez. -No seas necio. Todo tiene que ver con todo. El que tú no veas la relación es otra cosa. Este problema es matemático. Hasta EULER se ocupó de ello en 1766 y escribió un ensayo que apareció en e n l'HISTOIRE de l'ACADEMIE des SCIENCE ROY ROYALE de BERLIN. Se llamaba "Solución de un CURIOSO PROBLEMA QUE QUE NO PARECE PARECE SUMISO A NINGUN NINGUN ANALISIS". ANALISIS". -Disculpe. Es cierto que el problema es mío no del caballo. Si me pongo a ver hasta me gusta, pero sólo c omo geometría. Habrá otra cosa detrás de ello. ¿Verdad? -Tú lo dices. Por ejemplo, tú puedes comenzar los saltos desde una casilla y terminar en otra que determinas de antemano luego de hacer 1024 movimientos. Imagínate que estás frente a una bella señorita que nada quiere saber del ajedrez; entonces, tu sólo agarras tu caballo y saltando, saltando, le dices: "Sabes, sin pasar dos veces por el mismo camino, haré un laberinto con los saltos en ELE del CABALLO, y terminaré en esta casilla". Por supuesto que debes elegir una casilla cercana a ella y al terminar la enrollaste, la hipnotizaste y de repente tu mano deja el caballo en la respectiva casilla y ¡pum!, le acaricia la tetica a la novia. - ?! Nunca me esperaba a los chistes de doble sentido que el señor HASSAN acostumbraba hacer. El me observaba con atención para ver si me había molestado, si había comprendido o si rechazaba la idea presentada bajo la forma de algún cuento o chiste. 53
-A veces creo que eres demasiado pequeño para entender todo eso, pero mi técnica educativa contigo es meter y meter en tu mochila todo lo que aparezca en el camino, y luego dejarte a ti para arreglarlo. Mi maestro me dijo una vez, que los niños pueden captar y recordar todo hasta los 8 años. Después sus puertas se cierran y comienzan a tener otros intereses. ¿Tú cuántos años me decías que tienes? -Cinco. -Pues, debes apurarte. Te faltan sólo ochenta pa ra comprender el mundo. Vamos a apurarnos lentamente. FESTINA LENTE FESTINA LENTE Una de las soluciones del problema del caballo es partir en línea recta en los primeros SALTOS y asimismo hacer los saltos 13, 14 y 15, los 19, 20 y 21, los 26, 27 y 28, y los 38, 39 y 40. -Pero hay que dibujar el trayecto en el tablero. -Claro, con lápiz o una tiza y luego lo borras. El dibujo es siempre una esvástica. En algunos casos, el caballo termina su camino en la casilla vecina a la cual ha empezado. En el trabajo de EULER, después de 64 saltos, el caballo se encuentra a un salto de la casa de donde ha partido. Yo tengo aquí la ENCICLOPEDIA de DIDEROT donde se reproduce esta solución, en el artículo ECHECS. El señor HASSAN se levantó y regresó con un gran volumen azul en el cual me mostró las figuras de EVLER. Año tras año conversábamos y trabajábamos en este problema, mientras mis colegas jugaban juga ban POKER o FOOTBALL. Yo también me la pasaba jugando POKER y FOOTBALL pero tenía además el privilegio de frecuentar "la calle de los MAESTROS", como había llamado a la calle CUZA. No tenía la costumbre de pensar que los otros niños pierden el tiempo en cosas menos importantes, sino que yo había recibido un verdadero regalo con mis maestros. Los demás compañeros que habían comenzado la instrucción en las mismas materias, sea se retiraron, sea sea LOS retiraron los padres, sea se fastidiaron, pero cierto es que después de algunos años yo era el único que todavía visitaba diariamente a los ocho maestros de la calle Cuza. Aprendí Medicina, Ajedrez, Navegación, las ARTES MILITARES de COMBATE, COMBATE, LITERATURA LITERATURA SAGRADA, ESTETICA, ESTETICA, TEOLOGIA, TODO TODO sobre el DINERO, algo sobre SEXO y algunas cosas más que no deseo poner en e n el papel. El señor HASSAN amaba el problema del CABALLO. -Hay 20.160 maneras diferentes de resolver el problema. Para lograr un éxito seguro debes designar una casilla de partida y una otra como punto de llegada, con tal de que sea de COLOR diferente al color de la casilla p rimera. De la casilla 64 se puede regresar a la PRIMERA casilla con un número prec iso de saltos. Esta combinación ofrece dos secuencias, una pasando por las 32 casillas inferiores del ajedrez y la otra por las 32 superiores. Dicho eso, el señor HASSAN agarró el caballo amarillo, visitó una por una las 32 casillas inferiores del tablero construido a propósito sólo para la solución en el problema del caballo. Pasó luego por las 32 casillas superiores. La primera secuencia la encadenó con la segunda en el salto 32 y a la segunda con la primera llegando a la primera casilla de la primera secuencia, en el salto 64. -Siempre debes tener un tablero sólo con un caballo sobre él y especialmente preparado para el desafío del PROBLEMA. ¿Cómo llamarías tú ese problema? me preguntó. En aquel momento no tenía ningún nombre. Hoy lo llamo DEDALO o LUDUS DEDALI. La mayoría de las soluciones que encontré después de un arduo trabajo fueron parecidas a la solución de EULER, donde el caballo llegado a la casilla 64 se quedó alejado de un salto de la casilla desde la cual ha comenzado. No puedo dejar de recordar aquí el año del PEON. Durante 360 días el señor HASSAN casi me volvió loco hablándom e sólo del PEON y del PEON y del de l Príncipe de los PEONES, el gran PHILIDOR. El nombre del PEON es PADATA o VATICA, en sánscrito. En persa sería PIADA, que quiere decir infanterista o "PEATON". Los árabes cambiaron esa palabra en BAIDAK. Los chinos lo llaman PING. En Francia, du rante el Medioevo lo llamaban llamab an POANNET, POANNET, PAONNIER, PAONNE PAONNE y PAON. PAON. Rebeláis los llama "NYMPHES" en su baile de la QUINTA. El señor HASSAN amaba a RABELAIS; me decía que no hubo otro médico más vacilador en toda la historia de la literatura. RABELAIS y MAIMONIDES eran sus médicos literatos preferidos. Recuerdo que los domingos me obligaba leer el pasaje de la introducción de GARGANTUA GARGANTUA y PANTAGRUEL ANTAGRUEL donde se habla del cuidado que dispensa un perro a su hueso. Otros autores llaman al PEON, GARÇON o GARÇONNET. -¿Siempre el peón se transforma en DAMA en la octava casilla de su camino? -No. En la India, cuando llegaba a la última línea podía transformarse en ALFIL, CABALLO, TORRE o REINA, según el lugar de la casilla donde había tocado el límite. Pero si la pieza en que TENIA que transformarse aún se encontraba en el juego, debía estar allí en reserva y esperar hasta que la pieza correspondiente era TOMADA. -"Okay, vamos a ordenar las piezas". Tomando sus dieciséis piezas, el señor HASSAN empezó a situarlas en el tablero del jardín. Observé que a la derecha siempre tenía una casilla amarilla. Luego me di cuenta que cada una debe estar frente a su correspondiente contraria: reina frente a reina, rey frente a rey. -Ahora debes aprender estas palabras: INCIPIT LUDUS SCHACCHORUM EGO FRATER FRATER DANIELIS DE VALACHIA VALACHIA Debes Debes repetirlas cada vez que empiezas una partida. Nosotros los árabes nunca desdeñamos un enemigo y decimos: FAROBBA MA CAMARAT o COMARAT BELBEIDAK ALSCHACH o sea, "UN PEON METE en PROBLEMAS y casi mata al a l REY del AJEDREZ". -Ahora quiero preguntarte, ¿cómo llamarías tu la CORONACION del PEON como DAMA, al final de un camino? ¿Qué otro nombre le darías a esa acción. -La llamaría EL NECIO encontró la PIEDRA. -Niño!, ¿cómo sabes tú eso? -Bueno, en realidad así lo llama mi padre. Cada vez que juego con él y corono su peón, me dice: EL NECIO encontró la PIEDRA. Yo Yo creo que es algún diamante o rubí. -Es la pied piedra ra FILOSOFAL FILOSOFAL que cambia a los NECIOS en SABIOS. Como trato de hacer yo contigo con pocas esperanzas! Las ironías del señor HASSAN no me tocaban en lo absoluto. -Sabes que para mí tu eres como un mono que aprende ajedrez. Plinio decía que los monos saben jugar o pueden aprender muy bien bie n el juego. Hubo un rey, CARLOS CARLOS QUINTO, que jugando con su mono ajedrez éste le hizo jaque mate, con el MATE MATE del PASTOR. PASTOR. El emperador, enojado y humillado de ser "jaqueado" en esa forma tan profana, agarró el ta blero y se lo tiró al mono en la cabeza. Después de un rato, habiendo forzado de nuevo al mono a jugar, el animal, que llevó el juego de nuevo a un punto de jaque mate, se metió rápidamente debajo de la mesa, para evitar otro tablero en la cabeza! -¿Por qué hay ocho casillas en el tablero? -Pues los ocho escaques representan los ocho tipos de seres que hay en el mundo. -¿Me los puede decir? -No. Debes saberlo por ti solo. En el siglo XIII hubo un maestro francés que le comunicó al maestro del maestro del maestro del maestro del maestro de mi maestro, el siguiente poema: SEIGNORS UN POI MENTENDEZ KI LE GIUS DES ESCHES AMEZ E IEO UNE PARTIE PARTIE VUS DIRAI SELUM ICEO KE APRIS EN AI. -¿Entendiste? -Si. -¡Tu si eres e res entendedor! -"Y usted JODEDOR" -pensé yo sin decirlo, pero parece queel señor HASSAN me leyó el pensamiento porque se puso muy serio de repente.
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35 Historia del Caballero del Cisne
Cada noche antes de dormir, mi hijo Marcos me pide que le cuente un cuento sobre el ajedrez. Hoy recordé la Historia del Caballero del Cisne que el señor HASSAN me contó hace más de treinta y cinco años y dejo salir las palabras en aquel mismo orden y ordenamiento: Había una vez un libro. En él estaban escritos todos los secretos de la vida, del nacimiento y de la muerte. Sobre una piedra, con las portadas pesadas descansando cerradas, este maravilloso objeto de la civilización estaba en la intemperie. Una ráfaga de viento lo abrió en la Historia del Caballero del Cisne. ARNADI el hijo de AROM Primero, príncipe de ALMATERIA, ALMATERIA, mira las hojas despacio, sin miedo; entre líneas comenzó a percibir sentidos secretos. Frente a la tabla de ajedrez, su padre se había dormido. Después de tantos días de viaje ARNADI aún estaba despierto. El hambre tampoco le molestaba. Cada pieza del tablero guardaba dentro, un diamante. Su padre había adquirido hace algunos días el barco abandonado de ARMAND, un tío que estuvo en la guerra de Tailandia, y con el dinero de la tienda tie nda que vendió en diciembre, decidió adentrarse por el AMAZONAS AMAZONAS para buscar los dos, hijo y padre, la misteriosa ciudad habitada sólo por mujeres. Este cuento lo había oído ARNADI años atrás, atrás, en boca de un viejo panadero que conoció en Cuzco. Anoche estaba soñando con los ojos abiertos. Su padre le estaba contando la historia del ajedrez y su voz se le grabó para siempre: "el ajedrez es un juego para niños. Sólo ellos pueden entender las curiosas operaciones naturales que se esconden en sus movimientos. Hay 32 piezas como el número de tus dientes. 16 arriba, dientes del cielo, y 16 abajo, dientes de la tierra. Entre ellos el límite que separa estos dos mundos es la lengua. En la caja del ajedrez, esta línea es aquella franja que permite que la tabla se doble para guardarse las piezas. Las 16 piezas blancas son de la Luz del Día y las 16 negras pertenecen a la Noche. Noche y día significan TIEMPO, y el TIEMPO es sólo una suma de incontables momentos estáticos. Ahora, ARNADI ARNADI conocía el sentido de cada pieza: el REY es el CORAZON la DAMA es el BAZO el ALFIL el HIGADO los CABALLOS los PULMONES y las TORRES los RIÑONES. Cada movimiento es un sello de la fisiología humana. Los ocho peones representan los ocho caminos c aminos posibles de la realización...". realización... ". Estas explicaciones no eran suficientes para ARNADI. Por otra parte su padre no las compartía cuando estaba despierto. Lo que hacía era reírse de las palabras de su hijo, pero nunca le ganó una partida desde cuando empezaron a jugar seriamente. El viejo consideraba el asunto como un modo agradable de compartir la soledad de la selva. Su padre se despertó. -ARNADI, no entiendo como es posible que sepas tantas cosas de los sueños y tampoco se cómo las inventas -le dijo, poniéndose poniéndo se la camisa. -Tu madre me lo había h abía advertido desde siempre: "cuidado "cuida do AROM, este niño te observa, no digas tantas tonterías". Ahora la entiendo. El barco subía lentamente por las aguas del río y su huella marcaba entre las olas un camino impermanente. Subía hacia RHODES, un puerto pequeño que estaba a dos horas de ONORA en la orilla derecha del gran RIO. ARNADI ARNADI era un joven de 8 años, delgado y callado. Sus ojos no dicen mucho pero miran hondamente. El niño n iño no usaba demasiado este DON y por esta razón fijaba siempre su atención en un punto ficticio de abajo en un perfecto ángulo de 45 grados. Esa mirada era la MIRADA del RAYO, RAYO, como se lo había dicho su PADRE. PADRE. Según él, la gente mira de un modo específico específi co y su mirada pertenecía a la unión del sonido del TRUENO con la LUZ del RELAMPAGO. RELAMPAGO. ARNADI ARNADI amaba los animales pe ro no sentía adoración hacia ellos. Su padre se mostraba complacido. Su sonrisa era antigua y profunda. Nada le molestaba, nada lo sacaba de su ritmo, nada le hacía temer la muerte según se lo había confesado en repetidas ocasiones. Cuando ARNADI le preguntó porqué, el respondió con estas palabras: "Porque yo he muerto, hijo mío". Todavía no era el tiempo para que ARNADI comprendiera el significado de esta orac ión. Su misión en el barco b arco era limpiar la madera, hacer la comida, escribir el Diario de A BORDO BORDO y cuidar de noche la embarcación, puesto que nunca tenía sueño. Ya Ya su padre se había acostumbrado. Había andado casi tres años por todos los hospitales con el niño que nunca dormía, pero los médicos se mostraron ignorantes ante el problema. Como en su familia esto no era un caso raro, al lado de otros hechos curiosos que pasaban diariamente, ARNADI fue aceptado así y nadie lo molestó más. Lo que realmente pasaba con ARNADI era que NO TENIA SUEÑO. SUEÑO. A pesar de eso, soñaba. Después de beber un poco de té, su padre se sentó delante de su hijo h ijo y empezó a ordenar orden ar las piezas en el tablero. ARNADI ARNADI se sentó también. Uno frente al otro, a esa corta distancia que puede haber entre un padre y un hijo, los dos se miran a los ojos. La mirada es antigua. -¿Dónde nos hemos encontrado nosotros, Padre? -dice ARNADI en voz baja. -Aquí, -responde su padre- aq uí muchas veces, hijo. -¿Me quieres contar la historia que me leíste cuando tenía poco tiempo de nacido? Recuerdo que no entendía nada entonces. Era una tarde muy fría fría y tus palabras me sonaban como un canto de pájaros. Creo que ya es tiempo de oír la historia del CABALLERO del CISNE, el BRAKTAMANASAHA BRAKTAMANASAHAMSIKA. MSIKA. Padre, mientras te oía, tu voz me sonó como las grandes AGUAS. -De acuerdo, ARNADI, te contaré la vida del Caballero del Cisne, sus aventuras, sus gracias grac ias y desgracias, sus DONES y PERDONES. Y todo empieza con un poema que suena así: Caballero, caballero Déjame ver Y entrever La luz que escondiste Detrás de Tu escudo... El hombre abrió el libro y al mismo tiempo comenzó el juego con un movimiento del caballo derecho. Había nacido un nuevo ser en el mundo del ajedrez: cada partida es un mundo y ésta última será la vida de un personaje que ARNADI quiso conocer desde siempre, sin poder convencer a su padre que le hablara seriamente del hombre que había vencido los cinco mundos del agua, del fuego, de la piedra, del metal y del aire. Su padre nunca lo obligó a estudiar en la escuela del pueblo y por eso era libre y así lo sentía. Sabía que en el mundo de los niños, los únicos que no obligaban a los pequeños a estudiar las absurdas cosas que se enseñan en las clases rutinarias de la educación educa ción tradicional, eran los gitanos. -ARNADI -dijo el padre interrumpiendo sus pensamientos- Te lo contaré con la condición siguiente: TIENES que escuchar sin parpadear demasiado, sin preguntar demasiado y sin comer demasiado. -De acuerdo padre -respondió ARNADI emocionado. Su padre preparó el sitio donde dictaba de costumbre las clases, sacó un lápiz y escribió sobre la tabla de ajedrez, en la derecha, la palabra ALCOR, luego prendió su pipa y dijo: "Ahora empezaremos la historia de ALCOR, el hijo de la OSA, nacido en tiempos antiguos cuando todavía los hombres oían por las orejas, veían por los ojos y tocaban 55
las flores con las manos. En aquellos tiempos remotos, la tierra estaba llena de un manto verde y sedoso que ellos llamaban HIERBA, y aún se podían encontrar, en los campos, las misteriosas cosas que abrían las mañanas en infinitos colores y olores que hoy se han olvidado. -Padre, ¿cómo se llamaban en las épocas pasadas estas cosas que me sangraban la planta de los pies cuando caminaba descalzo? -preguntó ALCOR al joven que estaba sentado delante de él en el lado blanco de la tabla de ajedrez. -"FLORES", -le respondió sin pensar URSU, el Padre- hace ya tiempo que los museos dejaron de mostrar algunas de ellas. Hoy en día las puedes encontrar en la pintura de SU, el maestro chino que soñó con flores cuando tenía apenas ochenta años. Cierto es que algunos amigos míos me dicen que eso es pura visión, una cosa más entre las tantas cosas absurdas que pueblan sus sueños. Pero tú, ALCOR, no debes preocuparte por eso, tienes cosas mucho más importantes que proponer a tu mente. Deja tus pensamientos sobre "las flores", en el cuarto de la memoria y enciérralos en la gaveta que dice "VENENOS NATURALES". NATURALES". Si continuas perdiendo el tiempo con estos bajos impulsos artísticos que aún no has dominado, vas a perder la partida que te preparé para mañana en la casa de ARNADI, el nieto de la serpiente. -"Padre", -responde ALCOR- mientras hablabas te he conocido y pude saber tus intenciones más íntimas en esta partida. ¡Has perdido! Con tu mente inquieta no descubriste mi trampa: te pregunté sobre las flores de la antigüedad de la tierra para saca rte de este AQUI y AHORA, AHORA, y luego poder revisar con tranquilidad la formación de las la s piezas. Mientras andabas por allí lejos, entre recuerdos y retratos de memoria, he decidido: Mi Reina AT ATACARA y tu Rey está ahogado, ahogado , ¡has perdido, Padre! El juego de ajedrez que marcó el comienzo de la historia de ALCOR es un ARTE ARTE de la GUERRA: exalta la cautela y la disciplina de los niños. Las piezas más poderosas deben estar en el centro, las más débiles en los escaques blancos y las más pequeñas en valor, en las esquinas. Esta es una ley familiar para el jugador de ajedrez, y ALCOR lo sabía: "Tú debes perder una pieza antes que una ventaja" -le decía el abuelo algunos años atrás, mientras calentaba papas al vapor con su aliento-. "Cuando atacas hacia la izquierda debes guardar tu derecha. Cuando te diriges hacia atrás debes cuidar tu frente. Antes de saltar desesperado para salvar alguna pieza es mejor sacrificarla en pos de la victoria. Antes de moverte sin propósito es mejor quedarse en el movimiento para condensar tus energías. Cuando tu adversario es más poderoso, el primer propósito que debe d ebe estar en tu mente es sobrevivir. Cuando eres más poderoso que tu adversario tienes que explotar la fuerza. Aquel que sabe ganar no prolongaría la pelea. Aquel que es MAESTRO en las posiciones, no se meterá en un combate directo; el que sabe luchar no perderá el combate y aquel que sabe perder no entrará en pánico y no estará triste. El ajedrez comienza con decisiones propias y liberales, pero finaliza en inesperadas victorias y extraños movimientos. Si el enemigo, aunque tú no ataques, refuerza sus posiciones es signo de que quiere morder tus filas. Si el renuncia a una pequeña pieza sin tratar de salvarla por cualquier otro medio, puede que esté detrás de una pieza tuya más grande. Si se mueve de un modo casual, es un hombre sin pensamientos; una respuesta sin precauciones es entrar en el camino de la ignorancia. Mi madre, LORA, me decía en nuestras largas conversaciones, a la boca de la estufa: "acércate con extrema cautela a una mujer, porque te encuentras delante de un inmenso precipicio". Y yo no sabía en aquel momento que mi madre me enseñaba cómo jugar ajedrez. Un día mientras toda la c iudad dormía, en las horas obligatorias del sueño citadino, LORA me regaló este poema: "La TABLA TABLA de AJEDREZ es el MUNDO Las piezas son el CIELO Los colores son BLANCO BLANCO y NEGRO Como tu espíritu y tu alma Semejantes al universo Cuando el jugador adquiere el verdadero Conocimiento Estalla en carcajadas Y deja ganar a todos...". ALCOR miró atentamente a su padre. Ningún gesto en su cara, nada traicionaba su estado interior, ningún movimiento de las cejas. Parecía estar dispuesto a perder frente a su hijo. Este momento es largo, largo porque los dos se encontraron en los ojos. El padre mira al hijo y el hijo ve al padre. Entre los dos un supremo aliento emite fragancias elementales. -Sientes ese olor -preguntó URSU a su hijo. -¿Qué olor padre? ¿Tú no sabes acaso que los que emiten algún aroma no pueden a la vez estar concientes de ello? El padre se dio cuenta en aquel momento que su hijo poseía la fragancia del vacío. Con los años, cuando alcanzó cierta edad, ALCOR dejó de emanar el perfume de la concentración. Había empezado a pensar. La partida terminó. Los dos arreglaron las piezas en la pequeña caja y bajaron la plataforma del ajedrez, que se elevaba en el centro de la ciudad. La tarde era lluviosa como siempre. Todos los caminantes huían de la lluv ia, saltando los pantanos de la calle. ALCOR y su PADRE PADRE no corren en la lluvia. Estas gotas son sagradas. Cuando llegaron a su casa, la encontraron rodeada de una luz candente. Con un palo de cocina en la mano, la madre de ALCOR estaba corriendo alrededor de los muros prohibiendo a los vecinos que se acercaran. ace rcaran. Algunos intentaron apagar el fuego. Todo estaba ardiendo. URSU, impresionado, trató rápidamente de buscar agua. Pero su esposa le cortó el camino y dijo: "deja que se queme todo eso, allí sólo hay cosas, no te acerques". -¿Qué pasa LORA, qué pasa? -gritaba mi padre. -Nada hombre, nada. Deja arder tus cosas! Así se quemó nuestra casa con todo lo que teníamos adentro. Luego, durante muchos meses, tuvimos que dormir en el bosque, en un prado seco donde, recuerdo, crecían fresas. Pasaron muchos años. Un día, mi mamá me dijo que había prendido fuego a la casa para enseñarme a morir. En aquel momento, como no dejó a nadie que se acercara para salvar los objetos que estaban adentro, la gente pensó que había enloquecido. De vez en cuando, en mis momentos de soledad, destellos de aquel fuego, que había visto en mi infancia, desfilaban por la memoria. Este es el comienzo de la Historia del Caballero del Cisne. A veces él habla como si estuviera aquí frente a ti -el que lees estas palabras-, otras veces deja hablar a otros con modestia y sabiduría. Ese caballero está presente. El día en que los niños lo encuentren, todas sus dudas desaparecen, todos sus deseos se cumplen y el tiempo llega a ser como niebla transparente. 56
36 El Libro-Madre
Almateria es como una abeja reina alrededor de la cual se ordena y construye el macro-organismo de la colmena. La palabra COLMENA posee una especial sonoridad para el que habla castellano. Es una palabra poética, una palabra-madre. Encontraremos luego su contrafigura masculina, la palabra-padre. Toda esa terminología es tan sólo para llamarlas de algún modo. Escribí un libro-madre. De sus páginas nacieron otros niños y por un rato colgaron de sus portadas y se alimentaron de su miel. Es tiempo de separarse. La tarea de la separación recae sobre mis hombros. Soy yo quien tiene que quitar a esos chiquillos y alejarlos de su madre ALMATERIA. ALMATERIA. Debo sacar capítulos enteros del libro - madre y darles nombres, portadas, prólogos, índices y demás necesidades necesidade s de lectura. Con esa operación, el libro-madre queda allí solitario más no desposeído. Tuve que alejar el capítulo de la EDUCACION, los alvéolos de los MAYAS, la pequeña colmena del lenguaje, el alvéolo del sueño, el libro de la ALQUIMIA, ALQUIMIA, el de los maestros, otro pequeño pe queño libro llamado TRAT TRATADO de NAVEGACION NAVEGACION para niños medievales, los alvéolos de la poesía, el libro de DON QUIJOTE, los alvéolos de la anatomía mística, el libro de la mitología moderna, el capítulo del TAO TAO TE CHING y los 64 alvéolos del I CHING, y el libro de la mano. La gran colmena, el libro-madre no quedó huérfano de historias y de ocurrencias. Es un libro-madre anciano, ya no puede dar a luz. La abeja-reina está descansando en el trono del silencio. Ya nadie trabaja en la colmena y los zánganos están viejos y tiesos. Sin embargo la colmena está viva. En tus manos, tus miradas serán abejas trabajadoras, y de nuevo, las puertas secretas del aposento de la reina serán abiertas de par en par: Tú eres el rey que tanto hemos esperado. Tú eres la reina que allí espera. Tú eres el libro que aún está mamando. Te alimentas con el libromiel de estas páginas y en poco tiempo vas a despegar, levantando vuelo hacia tus campos interiores. De nuevo, el libro-madre quedará solo y otro lector encontrará allí la miel del sustento. La vida es una colmena. Esfuérzate para hacer de tus experiencias unas ocurrencias maravillosas.
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37 EL GATO ARGANDANEL
Una parodia polimecánica en honor a Lavengro, a los 165 años de la publicación de “Los Zincali” “Los Gitanos de España” de George Borrow, “Don Jorge El Ingles”, amigo y hermano, dueño del corcel andaluz Sidi Habismilk y amo del judío marroquí HAYIM BEM ATTAR ATTAR Al comienzo de la era del Gallo, vivía un gato de nombre Argandanel, en la ciudad de las pulgas, Pulgopolis, capital de Piojía, provincia fronteriza de Gatolandia o Cat-alonia. Era un gato de más que mediana edad, sobrio, reservado, absorto, por lo general, en sus ronroneos. Vivía cerca de la catedral y se ganaba el sustento cuidando de las tejas de una pequeña casa de la plaza.. No hay en Ratolandia ojos rateros que puedan sostener su mirada aguda y penetrante, al mismo tiempo taimada y cautelosa, como la de los halcones. Ese gato era muy docto y estaba continuamente sentado en las tejas del techo de cuatro aguas que cuidaba. Algunas de esas tejas fueron quemadas en hornos de antiguos topos huraños que vivían en los túneles aledaños a la ciudad. Nadie más que él y algunos de sus amigos sapos, podían entender los caracteres cuneiformes que fueron rasgados en las tejas en tiempos de Guilgamesh. Le visitaban mucho los sapos y las salamandras, que eran sus principales colegas y tomaban gran placer y delicia oyéndole ronronear las historias allí escritas. Había sido en su juventud gran viajero y ha va-gateado por toda Gatolandia, visitando las diversas provincias y los asentamientos felinos mas notables. Se decía también que había visitado Valaquia Valaquia y Transilvania, hasta el Valle de los Lobos. Pero respecto de sus viajes guardaba invariablemente silencio y cuando se le tocaba ese tema se acentuaban la lobreguez y melancolía que habitualmente nublaban sus bigotes. Un día, en los comienzos de la primavera, le visitó un sapo de quien era íntimo amigo hacia tiempo, y por quien había mostrado siempre mayor respeto y afecto, que por ningún otro de sus conocidos. El batracio le halló mas triste aún que de costumbre y noto en sus bigotes una vibración atroz, que le alarmó. El buen sapo preguntó afectuosamente por la salud de su amigo y si no se le había ocurrido últimamente algo que le mortificase, añadiendo que desde mucho tiempo atrás sospechaba que algún secreto le pesaba con exceso, en el alma, y le conjuró a que lo revelase, pues la vida es insegura y fugaz y era muy posible que en breve fuese llamado de esta tierra a presencia de su creador, Miorlaus Domine. El gato tejano Abarbanel continuo por algún tiempo en sombría meditación, hasta que de pronto rompió el silencio en estos términos: “Es verdad, tengo un secreto que pesa mucho en mi animo y que todavía me repugna revelar; pero tengo el presentimiento de que mi fin se acerca y de que un grave infortunio esta a punto de caer sobre la ciudad y voy a descargarme de el, porque seria pecado seguir callando. Soy, como usted sabe, natural de esta ciudad, de la que salí por vez primera cuando fui a estudiar a Salamiaomanca. Allí estuve hasta hacerme felinciado y entonces deje la Gatiuniversidad y anduve por Gatilandia sustentándome de acompañar en sus barcos a los pescadores que leían la marea en mis pupilas, como es uso entre gatos pobres. Mis aventuras fueron muchas y con frecuencia me vi en trances de aguda miseria. Una vez, caminando desde Pulgopolis a Pandalucía, por montañas desiertas, di con una banda de esas alimañas que llaman ratas o ratones errantes y me hicieron cautivo; por lo general vivían en aquellas soledades y robaban queso y granos y asustaban a toda criatura que encontraban. Probablemente me hubieran trasquilado pero mi habilidad de marinero y navegante me salvó acaso la vida. Ellos pasaban el océano de barco en barco y puerto en puerto y conocían los secretos de la mar, siendo capaces de verlos en los ojos de gatos como yo. Continué con ellos por mucho tiempo, hasta que, al fin me persuadieron que me pasase a su gremio, con lo que me iniciaron y ratificaron en su sociedad mediante horrendas y singulares ceremonias, habiéndome así convertido en “ratone”, de “gatone” que era, y fui con ellos a robar queso y husmear por los caminos. El conde o cabeza de aquellos ratones tenia una hija única, como de mi edad; era muy hermosa, hasta donde puede serlo una rata, con una cola como nunca había visto, llena de pelos, parecida a la cola de los gatos. Pero al mismo tiempo, era fuerte y robusta en extremo. Me dieron a esa ratona por esposa o “gagicata” y viví con ella varios años y tuvimos hijos, una suerte de criaturas llamadas, unos “gatoratos”, o “ratogatos”, unos, mitad gato, mitad ratón y otros, mitad ratón, mitad gato. Mi mujer era ratona consumada y todas las artes mágicas de su raza parecían concentradas en ella. Al cabo de unos años, su padre cayó atrapado en una trampa ratonera y mi mujer y yo heredamos la autoridad que había venido ejerciendo en la tribu. Al principio, nos habíamos querido, pero luego, la vida de rata, con su acompañamiento de ratonadas y ratonerías, se me hizo odiosa y contraria a mi condición de felino. Y mi mujer, que no tardó en percibir el cambio de mis sentimientos, concibió por mi un aborrecimiento cruel; con el temor de que abandonase su compañía y de que delatase, quizás, los secretos de su cuadrilla de ratones, urdió una conspiración ratera y estando una vez en un lugar fronterizo de la costa de Perrería, los otros ratones se apoderaron de mí y me ataron, cruzaron el mar en una balsa que habían pescado flotando a porfía en alta-mar y me entregaron como esclavo en manos de los perros. Mucho tiempo permanecí en esclavitud en varias partes de Perrolandia y Lebrez, hasta que, por fin, un topo misionero pagó mi rescate con unos jamones de jabugo y me redimió del cautiverio. Poco después me fui con él a Gatitalia, ciudad de Gatitopia, de donde era natural el topo. En aquel país residí algunos años entre los topos y sus dystopias, hasta que se apoderó de mí el anhelo de ver nuevamente mi tierra gatunatal. Volví a Gatilandia y me establecí aquí, en Cat-alonia, donde he vivido desde entonces, cuidando y leyendo a ratos las tejas y azulejos, muchas de ellas compradas en las tierras extrañas que he visitado. 58
He tenido mi historia en profundo secreto, temeroso de exponerme al rigor de las leyes dictadas contra los ratones, a las que me hubiese visto sujeto en cuanto se hubiesen sabido que en cualquier tiempo he pertenecido a la aborrecible secta de los ratos. Mi pesadumbre actual, cuya causa quiere usted saber, data de ayer; me alargué dando un paseo hasta el puente de las Ardillas en el arroyo del puerco que hay en el llano, en dirección de Agarraygoza, a llevar una teja cuneiforme a un topo de muchas letras que deseaba verla. Se me echó encima la noche antes de regresar. No tardé en perder el camino y anduve vagateando hasta que me encontré junto a una torre abandonada, que reconocí. Ya iba a tomar la dirección de la ciudad cuando oí ratoneos detrás de los ruinosos muros; escuche y reconocí el lenguaje de los erráticos ratones. Me disponía a huir, con la cola entre las piernas, pero una palabra me detuvo. Era la palabra MOLY, MOLY, que en su lengua significa “marrano” o “cochino”, un encantamiento que esos bandidos conocen desde tiempos muy antiguos, revelado por Circe, su diosa. Con esa planta, porque “moly” era el nombre de una flor que solo ellos conocían, pretendían cambiar en cochinos a toda la población saponaria y gatonil de Pulgopolis. Estaban diciendo que iban a darles una sopa de moly a todos los pulgolenses, para así transformarlos en puercos como a los compañeros de Odiseo y apoderarse luego de la ciudad y de todas sus pulgas. Sin oír una palabra más, escape. Lo que aumentaba mi miedo era que en las palabras que decían creí reconocer la jerga de mi propia tribu de ratas, donde yo había sido ratificado antaño. Lo repito, creo que alguna desventura horrible amenaza a esa ciudad y a sus pulgas y que mis propios días están contados.” El sapo, luego de conversar un rato acerca de los ratones y de otros particulares de la historia que acababa de oír, se despidió, aconsejándole al gato tejano Argandanel un baño sapiencial en el charco de la plaza para tranquilizarse, pues no veía razón para entregarse a tan lúgubres presentimientos. Cabalmente, al otro día, empezó a aparecer en Gatopolis, a cada esquina, un incontable numero de calabazas llenas lle nas de sopa de Moly, un verdadero manjar. Argandanel percibió que a diferencia de otros encantamientos, no apareció la sopa poco a poco y por sus pasos contados, sino que apareció de repente en las calabazas, puestas como por patas de ratones invisibles, en cada esquina y debajo de las mesas de los habitantes de la ciudad.
Usando unos patines deslizadores, Argandanel empezó a repartir inmediatamente delante de cada uno de los platos una suerte de advertencia escrita en una teja en asiro-babilónico cuneiforme y en avéstico, donde se advertía del peligro de ingerir el líquido encantado y de las consecuencias de tal ingestión. Se llaman GATAS GATAS y Abarbanel el gato, era experto en ellas. Las GATAS GATAS son, en realidad, unos textos poéticos en metros varios con un total de 855 versos. En cuanto al c ontenido y a las lenguas, lengua s, las GAT GATAS representan la forma más antigua del avéstico, lengua de los avestruces. Eso dicen Javier Martínez y Michael de Vaan Vaan en la página 106 de su libro “Introducción al Avéstico”, Avéstico”, publicado hace poco, en 2001, en Madrid, por Ediciones Clásicas. Pero ningún topo y ningún gato de Piojolandia sabia leer el avéstico o el asirio. Ya no había tiempo para aprenderlo y Argandanel se dio cuenta que tenía que resolver el peligro con otro ingenio. Su inteligencia le reveló al instante la historia de Orión, aquel cazador del cielo que nació de la orina. No hay cosa más olorosa a peste que la orina de gato. Previo a cualquier otra acción relativa a la sopa, Argandanel entró inmediatamente en la cervecería de la esquina y se tragó una gran cantidad de cerveza china Tsin Miao, que luego eliminó en forma de orina en cada una de las calabazas llenas de sopa humeante de Moly, repartidas por la ciudad. Los topos, los piojos y los demás animales estaban boquiabiertos: ¿Qué es lo que le ocurría a Argandanel? ¿Por qué se orinaba en la bella sopa de los platos de calabaza de las esquinas? ¿Se había vuelto loco, acaso? Argandanel no dejó ni una sola calabaza sin orinar. El olor de orina de gato llenó rápidamente las calles de la ciudad de los piojos. Ya iba muy avanzada la tarde; el cielo estaba cubierto y nubes tempestuosas preñadas de relámpagos y truenos se cernían negras y pesadas sobre la ciudad de Pulgopolis. A todas esas, sobre los muros, las ratas miraban todo lo que ocurría con ojos incrédulos y espantados. Un vecino topo aseguraba que la ultima vez que había visto a Argandanel estaba éste muy adelantado en la preparación y adobo urinario de la sopa y al terminar con el último plato, había preparado una suerte de aparato rociador con el cual empezó a rociar desde arriba, ya que poseía el mágico arte de volar en ICARO y Ala Delta, a todas las ratas y a los ratos y ratones que estaban sobre los muros de la ciudad. Una de ellas, la que parecía ser la jefa y que se mantenía sin intervenir en los gritos y desorden ratonil que se generó luego de la lluvia de Argandanel, era la propia esposa del gato iniciado en la secta de los ratones. Desde tiempos muy antiguos, las ratas tenían las colas muy frondosas y esas colas eran sus adornos mas preciados. La lluvia ácida de Argandanel hizo que los pelos de la cola de los ratones cayeran al suelo y de repente, todas las ratas empezaron a huir despavoridas y avergonzadas. ¡Tenían las colas como colas de cochino! Su propio encantamiento se había vuelto en contra de ellas con la ciencia sagrada y urinaria del gato Argandanel. Así se salvaron los piojos y los gatos y los topos del engaño de las ratas. Desde entonces, las ratas tienen cola de cochino y los cochinos cola de rata, los gatos saben avéstico, asirio y babilonio y ¡Gatorin Gatorade Esta historia se ha acabade ¡ Moraleja polimecánica; No conviene que seas tan chistoso Hasta el punto de que la gente se burle de tu propia persona No es mejor que todos se rían del mozo Lo que tu dices y no lo que tu eres Es broma. . .
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38 ME HE MUDADO MUCHAS VECES
Desde que nací me he mudado tantas veces que ni recuerdo . . . La primera morada estaba frente a un garage de camiones. Veia como a cada minuto entraban y salían grandes camiones como locomotoras. Luego, mi familia se mudo en otra ciudad, al lado de la vía férrea. Cada hora pasaban trenes hacia la estación y otros, a gran velocidad, que ni siquiera paraban en la pequeña ciudad. Luego, en la Calle Cuza, donde vivian todos los maestros del rey. Al cumplir los veinte años, he viajado a la capital y me he acomodado en una residencia estudiantil al lado de la Gran Estación de trenes. nacionales e internacionales. Estaba muy familiarizado con el silbido de las locomotoras. Luego partí a otro país. Mi casa estaba frente a la morgue. Miraba a todos los que estaban en los alrededores, esperando reconocer a sus muertos. Luego vivi en una isla, frente al mar. Luego me mude al lado de una iglesia. Luego viaje a Barcelona y vivi en la Plaza del Sol, en una calle llamada Planeta. Luego me mude a Miami y nuestra casa estaba frente al colegio de nuestra hija. Pasaba la calle y estaba dentro. Todo el día oía la algarabía de los niños. Años después, en Kyoto, estaba viviendo en un riokan frente a un pequeño bar regentado por una geisha una geisha,, amiga mía. Me mude a Madrid, frente a un colegio. Luego vivi en Viena, frente al deposito de un auto-mercado. Todas las mañanas me despertaba el ruido de los camiones de abastecimiento. . . , Que sentido puede tener todo eso? En su bello libro EL ESPLENDOR DE LOS FRUTOS DEL VIAJE, Ibn Arabi escribe la repuesta a mi pregunta: “ . . . ¡Cuantos viajes emprendiste en los multiples estadios de la creación, hasta que gracias a la sangre de tu padre y de tu madre, llegaste a ser quien eres! Ambos se unieron con o sin el objetivo de concebirte; pasaste del esperma a tu forma carnal, posteriormente a la ósea, después fuiste vestido de piel y aun recibiste otra conformación, fuiste al fin alumbrado al mundo, iniciaste la infancia y pasaste a la adolescencia. De ella transcurriste a la juventud, después a la edad adulta, y de esta a la madurez; de ella a la vejez, y mas alla a la decrepitud, que es el trance mas aborrecido. . .” “ . . . Mas, a decir verdad, jamas, en toda la eternidad, cesamos de viajar, desde el momento mismo de nuestra concepción y de la creación primera de nuestros fundamentos. Cuando frente a ti aparece una casa, afirmas que en ella se encuentra el final de tu trayecto, mientras que, en realidad, en ella se te abre otro camino, y para emprenderlo, allí te aprovisionas. En efecto, cuando ves una casa, dices: “¡Esa es mi meta!”, aunque llegado apenas a ella, no te demoras en partir nuevamente . . .” {3}
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39 Sr. Compas Cuando estudiaba caligrafia con mi padre, miraba sus trazos hechos en placas de metal o en el interior de las alianzas de oro. Lo hacia de modo tan rustico y primitivo que espantaba hasta a las moscas pero el resultado era impecable: letras perfectas, formas impecables. Concebi la caligrafia como el resultado de una vision perfecta de la forma. pero estaba errado. Años después, en la China, mi maestro de caligrafia me pidió hacer un circulo. Era el primer dia de clase. “Muestrame tu circulo, ¡joven!”- dijo el viejo Yo intente ser de lo mas refinado y perfeccionista; creia, erradamente, que “hacer un circulo” era mostrar tu “perfección”, afirmar el haber logrado “algo” en el arte de la letra y de las formas. Intente hacer “el mas perfecto” de los círculos . . . El maestro me miro con cierta condescendencia y me dijo lo siguiente: “Joven, usted no es un compas. Solo un compas hace un circulo perfecto. Se natural. Se espontáneo . . . Has tu circulo sin temor; como te salga . . .te aseguro que siempre va a aparentar ser “redondo” Con tal de que sea “redondo”, basta. No necesitas esmerarte para que sea “muy redondo” pues algo “ muy redondo” ¡no existe ! ¡Solo existe “redondo”! Desde hoy te llamare “Sr. Compas” . . . Y así me quedo el mote hasta hoy . . . Hoy ya no busco la “perfección” . . . Busco lo natural, lo espléndido que hay detrás de las cosas espontáneas . . . Lo sencillo . . . Lo profundo . . .
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40 MISTERIO DE DIOS Cuando estudiaba teología me tope con una materia llamada “Misterio de Dios”. Era difícil comprender de lo que se trataba. El Padre Ayestaran, Ayestaran, un viejo erudito jesuita llegaba al aula y durante toda la hora leía el periódico. Nosotros, los alumnos, a lumnos, hacíamos lo que nos placía, En el día del examen final el tema era el mismo titulo dl curso: “Misterio de Dios”. Luego de una hora, le entregue al padre Ayestaran Ayestaran una hoja en blanco con mi nombre escrito a pie de pagina. pag ina. El religioso me miro de arriba abajo pero no dijo nada y luego, cuando trajo las notas, el único que recibió la calificación máxima fui yo. Los demás habían escrito lo que el manual decía.
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41 LA CREACION PERFECTA PERFECTA Los Mayas tienen un libro muy mu y gracioso: El Popol Vuh. Alli se cuenta como "los Dioses" se "equivocaron" ! Hubo un error en la Creación: Hicieron al Ser Humano "demasiado" perfecto ! Los humanos no hablaban, se la pasaban todo el día en un silencio absoluto, escuchando los susurros de la naturaleza. Todo el día estaban meditando en contemplación, nadie trabajaba. Tanto los hombres como las mujeres no tenían ojos uno para el otro, no había deseos sexuales ni miradas eróticas . . . Su mirada era tan penetrante y sutil que podían ver profundamente en el futuro y en el pasado . . . "Esos tíos son demasiado perfectos . . . Nos hemos equivocado . . ." - decían los Dioses. "¿Que vamos a hacer ahora? Esa gente no va a tener descendencia, si eso sigue así, el mundo quedara estancado . . . ¿Como podríamos arreglar todo eso ?" Tezcatlipoca, “Espejo Humeado”, en nahuatl, la lengua de los aztecas, es el Diablo nuestro. Estaba por ahí, como siempre y dijo lo siguiente: "Tengo una idea. ¿Porque no le soplan una capa de opacidad sobre sus preclaros ojos?" Los Dioses estuvieron reflexionando y aceptaron la idea: Pusieron una nube sobre la vision de los humanos, "como se sopla un vaho sobre la luna de un espejo . . ." - dice el bello texto maya-quiche. Pero el vaho se retira poco a poco y el espejo queda luego, de nuevo, limpido y puro . . . A los humanos, a consecuencia de esa acción de los dioses, se les nublo su vision mas no su inteligencia . . . Empezaron a trabajar, ya las mujeres decían algo para los hombres y viceversa y el futuro o el pasado ya no tenían claridad . . .pero con el paso del tiempo, cada uno recuperaba el esplendor de su espléndida claridad original . . .
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42 CAIN Y LA TIERRA TRANSPARENTE Todos sabemos que Cain mato a su hermano Abel por envidia. Cuando niño, recuerdo haber oído la historia de Cain. Mi maestro de cábala me contó que Caín , luego de matar a Abel con una quijada de buey, lo enterró muy hondo en la tierra. pero Caín no sabia que la Tierra era transparente. Cuando Dios le pregunto - Caín, “¿Donde esta tu hermano Abel?”, Caín respondió: “¿Mi hermano Abel? No se, no se, debe estar por ahí . . .” “Ya “Ya lo veo, - dijo Dios, “esta ahí enterrado, a cinco metros de profundidad . . . Al oír eso, Caín miro la tierra y se dio cuenta que no escondía su asesinato: ¡era transparente! Er insoportable la incomodidad de ese testimonio callado . . .Cain sufría , cada vez que por allí pasaba, veía a Abel enterrado y así lo veían todos los animales. “Por favor, Dios, no me castigues tanto, te pido encarecidamente que hagas la tierra opaca, no puedo seguir viendo a mi hermano allí abajo . . . Dios desterró a Cain, pero hizo que su asesinato quede oculto . . .desde entonces, la Tierra es opaca . . . Se dice que nosotros, la humanidad, somos “hijos de Cain” . . .
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43 CAJAS DE PUROS
Sobre la Astucia KU CHIH SHAN WEI TAO TAO CHE FEI I MING MIN CHIANG I YU CHIH Tao Te Ching, F. 65/a A una señora anciana que vendía puros en un quiosco de Madrid, le dije, después de muchos años de comprar puros allí, cada día, que la fina laja, u hoja de madera de cedro que venía en las cajas de puros, era un elemento muy importante, pues servía para prender, o encender los puros y para calentarlos. Así adquieren el sabor y la fragancia del cedro. ¿Cómo se llamaría en Cuba esa hojita de madera? Laja es término para piedras. En definitiva es una hoja. Pero la historia es otra. La señora, con su nombre catalán, me regalaba siempre esas cajas vacías de puros. Eran de madera y yo las usaba para mis propósitos. Dentro, siempre se encontraba la hoja de cedro. Pero cuando le informé que aquello era útil y muy importante para los fumadores de puros, desde entonces, cada vez que me regalaba una caja vacía, le sacaba, delante de mi, inmediatamente, inmediatamente, la hoja de cedro, y me entregaba la caja, más vacía todavía . . . Luego, la oí como se lucía frente a los compradores de puros Monte- Cristo para fumar los fines de semana, explicándoles con mucha elegancia cómo el cigarro adquiría el olor y sabor de la madera al prenderlo con ella. Hasta les enseñaba como romper la hoja en pequeñas y largas porciones . . .
De ello saco la misma conclusión que Lao Tse: “Al pueblo no hay que ilustrarlo, Pues se volverá astuto . . .” (Tao Te Ching, ❦ 65) ¡En contra tuya . . .! Considerando eso, he compuesto el siguiente poema que he llamado PA KUA: Yo, Un Puro y su Humo, Un Mate y su Gusto Amargo, La Luna y su Luz Ceniza, Un ron y su Fuego, Un Café y su Negrura ¡OH! ¡Mujeres!¡Qué pena! Con mis dientes negros de tanto puro, No tengo ninguna opción para un beso . . . Mis ojos brillantes de tanto ejercer la renuncia . . . Trinan los gorriones y el Mirlo los oye desde de sde lejos, Del techo de enfrente, callado . . . En el Alba, suenan campanas, DO< MI, SOL MI . . . Se mueve el trueno en las palmas de la mano Ruge el Oso con pasos de Tigre, Eleva su vuelo el Fénix de Antaño, Juega el Mono con sus Melocotones, Lava el Cielo sus Nubes, de Azul . . .
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44 BUSCAR Y ENCONTRAR
Cada vez que mi hija pequeña busca algo, falla fall a en encontrarlo. Yo Yo le digo: “Quien busca debe también encontrar .” .” Eso mismo le diría a Umberto Eco, en lo relativo a su libro extraordinario LA RICERCA DELLA LINGUA PERFETTA – “La búsqueda de la lengua perfecta” - publicado en 1993 por Gius. Laterza & Figli Spa., Roma-Bari, Italia. ¡Busca, amigo, pero también, encuentra! Es absurdo buscar, y buscar, y buscar, buscar, sin encontrar nada. Hasta que encuentres no tienes ti enes derecho de pregonar tu búsqueda, pues buscar es irrelevante. Lo relevante es “encontrar”. Y hay muchos que encuentran sin haber buscado, algo así como toparse con la cosa más querida. La “búsqueda” y el “encuentro” son estados complementarios de un principio universal universal cuya idea fundamental es el Conocimiento.
ES EL BELLO ENCUENTRO CON LA LENGUA PERFECT PERF ECTA A
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45 El Hombre-Puente y la Mujer-Puerta El Hombre-Puente y la mujer-Puerta, Puente hacia el mudo, para el joven, Puerta al mundo para la infancia HACIA EL MUNDO VOY CON MIS TRASTOS ENTRO A GATAS GATAS PARA ENCONTRARME CON EL FUTURO UN PUENTE UNE DOS ORILLAS LA ORILLA DEL HACER Y LA ORILLA DEL NO-HACER UNA PUERT PU ERTA A REUNE EL LUGAR DE AYER CON UN SITIO DESCONOCIDO ES EL MUNDO FUTURO Y YO PEREGRINO PASO PASO A PASO VOY Y VENGO CAMINO INFINITO DEL VIVIR He conocido a lo largo de los años varios hombres-puente. ¡Qué bello evento es un puente! Pasas, miras a los lados, y sin darte cuenta, ya estás en la otra orilla. También he conocido mujeres-puerta. ¡Qué bello es el vacío que te deja entrar! Es el vacío que hace una puerta, y el vacío mismo compone el espacio que hay entre los pasos. Valorar el vacío sólo puede concebirse en el silencio. Desde la calma sonora se percibe aquel entre-acto que vibra de claridad y ritmo. Digamos que el puente y la puerta son dos entidades simbólicas, pues atan dos complementos en una instancia común: ir y venir, entrar y salir. Tal vez sea el camino aquello que reúne en su sentido las acciones complementarias de la ida y de la vuelta. Otras figuras simbólicas serían la escalera, para el subir y el bajar, y la llave, para cerrar y abrir. Habrán otras, que no recuerdo ahora. Unión, acercamiento, cruce de caminos, encuentros múltiples, el puente logra una comunión de las diferencias en una inversión social de los hacedores anónimos, aquellos que no firman ni dejan huella visible. Debajo del puente, este lugar visinvisible, forma círculos, mandorlas, óvalos, elipses, ojivas. Por allí pasa el vacío. ¿Es acaso el puente un edificio? La pregunta es crucial, pues una construcción tiene adentro y afuera. El puente, como tal, posee dos planos, arriba y abajo, y completa una triada con el espacio singular que viene a ser representado por el salto de una orilla a la otra. ¿Cómo se podría llamar ese lugar extraordinario? He visto al Hombre-Puente hablar con alguien y delante de mi se me ha manifestado el puente. He contemplado la Mujer-Puerta y he percibido el vacío que te deja pasar. Tanto la Puerta como el Puente sugieren la idea de “paso”, la acción de “pasar”. Lancelot pasa el Puente-Espada. La Escalera es un puente vertical. PONTIFEX, el constructor de puentes. . . . Escribe Nichiren que Buda es el Gran Puente de los seis caminos. El verdadero puente es el Ser:”. . . pasándolo, la noche llega a ser como el día, pues este mundo sin fin es sólo Luz” (Chandogya-Upanishad). 67
He aquí la historia del Hombre-Puente: en el relato “Branven, hija de Liyr de Mabinogion”, las huestes galeses que invaden Irlanda para vengar a Branven, casada con el rey de Irlanda, Mathalvch, son paradas por las aguas del río Shannon, río encantado sobre el cual no hay puente alguno y por el cual ningún barco puede flotar. El rey Bran se pone de una orilla a otra, como un puente, y los soldados pasan por encima de su cuerpo alargado. SIRAT SIRAT es el nombre árabe para designar el “paso por el puente mágico”, más estrecho e strecho que un cabello y más afilado que la espada. El puente es un lugar de desafío del alma, una dimensión óptica y ética.
El puente tiene que ser pasado, la situación debe ser atravesada, no hay posibilidad de rodeos. Se trata de un conflicto entre dos estados interiores que debe ser atacado y resuelto con una travesía y una penetración firme en el territorio desconocido de la otra orilla. Los que sueñan con un puente están advertidos de la existencia de un peligro inminente que tiene que ser enfrentado con valentía, de la necesidad de formular una estrategia y de aplicarla, bajo la forma conocida de la táctica de los guerreros. La “preparación” debe “aplicarse”, no basta con sólo concebir un plan, hay que pasar, hay que ir al otro lado del río. río. El puente pone al individuo frente a una situación crucial: de modo ineluctable e inexorable, este sujeto debe tomar una decisión, ya no puede escabullirse entre los matorrales de la orilla. Es que así me encuentro yo en ese momento: tengo que hacer un plan, vale decir preparar mi estrategia, y luego aplicarlo, a través de la táctica marcial de los grandes guerreros. Y la Puerta, lugar de paso entre dos estados, entre dos mundos, entre lo visible y lo invisible, entre la pobreza y la riqueza, entre la luz y las tinieblas.
La puerta es un paso hacia lo desconocido, el misterioso mundo del futuro. Pero su valor es dinámico, energético, espiritual. Allí hay un umbral que debe ser traspasado, y ya no puedes mirar hacia atrás. El umbral es la invitación hacia lo desconocido, el banquete maravilloso de lo sorprendente y el coloquio del misterio. Este cuerpo humano es llamado “la ciudad de nueve puertas” en el texto del Bhagavad –Gita, “navadvare pure dehi” , donde “dehi” significa “muros” y “navadvare” – “nueve-puertas” , en sánscrito. Lindas palabras las del Maestro Ekhart que , mirando una puerta, declaró que el gozne es la imagen del hombre interior que no se deja mover, ni es afectado por el movimiento externo. Cuando viajaba en el coche, las montañas no se movían en la lejanía, estaban siempre a mi lado, con una presencia majestuosa.
Con ocasión de este escrito he compuesto el siguiente limerick: Había una vez un hombre en la puerta Cuidaba el paso de todo charlatán Después de muchos días nadie ha pasado Entonces ese hombre pasó con Ailatán. Me parece gracioso que en la Moraleja, en Diversia, haya un bar que se llame Ailatan llame Ailatan.. Algunos amigos, como Sergio, o Isidoro, suponían que se trataba de una palabra vasca. Cual no fue nuestra sorpresa al pasar la puerta y al encontrarnos con la dueña llamada llama da NATALIA NATALIA – AILATAN. AILATAN. Asimismo, un suceso ordinario puede transfigurarse en un hecho extraordinario, pero no ocurre a menudo lo contrario. Hasta pronto. . .
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46 QUÉ ES LA ENERGÍA
CH’I
Recuerdo como alguien, en China, me decía que el concepto de “energía” en nuestra lengua, es “menos” sutil que “ch’i”, (arroz +vapor), en chino. Me hizo sonreír, pues cada lengua posee la misma sutileza. En nuestro cuerpo, la energía se traduce a través de un símil: he aquí la madera, combustible natural, el fuego, potencia cósmica, la olla, trasto de la alquimia personal, la tapa de la olla, objeto imprescindible, el agua, elemento fundamental, el arroz, manjar de los sabios. Ponemos todo eso en acción. Pero la bella energía no es la olla, ni la tapa, ni el agua, ni el arroz, ni la madera, ni el fuego. Luego de hervir a fuego lento, levanta la tapa y verás un vapor que se eleva, rociándote la cara. ¡Eso es la energía! Cuando haces Tai Chi, espera que el “vapor” de la energía te eleve hacia las altas esferas
Con esta ocasión, he compuesto el siguiente limerick: Había un hombre en Madrid, Comía el arroz grano por grano, Adivina, ¿En que plato lo servía? En la mano. . . *
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47 VERDAD Antes que Aristarco de Samos concibiera como verdad el que que la tierra gira alrededor del sol, muchos otros lo sabían desde milenios atrás.
El "acontecer histórico" es tan sólo una empresa de patentes y la evolución de esta idea como verdad
astronómica ha llegado a Copérnico. y llegó a ser "aceptada" a regañadientes por el papado y como verdad por la comunidad científica, para luego adquirir el estatus de "verdad social y cultural".
Este aspecto no afecta el contenido de la verdad. La tierra que gira alrededor del sol, es un acontecer que no afecta a la verdad ontológica. A la verdad ontológica le daría lo mismo que fuera lo contrario, es decir que el sol gire alrededor de la tierra. ¿Qué más da? Esto es "realismo". El devenir de lo real, como realidad patente, tiene muchos misterios. El El que lo ignoremos no afecta al conjunto de leyes y principios universales. Siempre quedará un ámbito secreto de realidad desconocida respecto a la realidad conocida . . . En la frase “La esencia de la verdad verdad es la libertad” , tanto la libertad como la verdad hacen las veces de principios universales. Busca la bibliografía en el cielo estrellado y en la Vía Láctea estaré esperando . . .
La verdad no se encuentra, se entiende. Clama en ti mismo y arrodíllate dentro de ti para pedir entendimiento, pues el entender te hará libre . . . Los egipcios designaban a la verdad con la imagen del Sol. ¿Como llaman ustedes al Sol? – preguntó una vez un sabio maya al antropólogo. - Lo Lo llamamos SUN . -¿Y -¿Y al hijo? hijo? - ¡Oh!, el hijo es SON. -¡Qué bueno, lo llaman igual! - No, No, noooo, No es igual. Uno se escribe con U y otro con O – responde el científico. - Pero se pronuncian igual – igual – dijo el maya . . .
Uno de los requisitos requisitos para el que propone una teoría de la verdad es haber sido un buscador de la verdad. La verdad nos rodea prístina y desnuda en el diario convivir pero no hay muchos que entiendan eso. A la verdad hay que entenderla y en ese entendimiento mismo se la encuentra. Me interesa saber de donde saca el autor de una teoría de la verdad las declaraciones y los postulados que propone. Diré aquí lo siguiente: lo que he entendido y comprendido no ha sido de los libros, ni de los estudios, ni de los años, ni de los viajes, ni porque me lo hayan dicho ilustres filósofos. Lo he encontrado por mi mismo. Aparte de como sean las cosas, la conformidad de las cosas consigo mismas es la verdad . Oh, Verdad Verdad . . . Realidad . . . 70
Cosas . . . P.: ¿Qué son las cosas? R.: Son seres, hechos y objetos. Junto con las criaturas, las entidades conocidas y desconocidas, los Seres forman el grupo óntico de las "existencias". Un Modelo lógico-teórico resuelve este dilema:
El TODO
ESO ALGO
El VACÍO
La COSA El VACÍO, VACÍO, complemento de ALGO, es continente y contenido vibrante, una extensión energética de la verdad: ve rdad: al aceptar la presencia de una "cosa", el proceso permitirá que se "desocupe" el lugar que la "cosa" va a ocupar y a la vez desocupar en el espacio del pensamiento o de los objetos. La “cosa” se transforma así en "algo". En lo que llamamos “eso” encontramos la figura metafórica de la unión de dos símbolos, el “algo” y el “vacío”. La “cosa” es el prototipo del “todo”, el único modo palpable de entender la noción trascendente de la totalidad. La “nada”, por su parte, hace las veces de antiarquetipo o contra-principio. Debemos acostumbrarnos al uso de estos operadores, para salir de las impropias asociaciones que hacemos cada día cuando oponemos el Todo a la Nada. En el marco del sistema jurídico de Estados Unidos, los testigos, con la mano derecha elevada y la izquierda depositada sobre la Biblia (el libro está cerrado y no abierto, como lo está en las ceremonias religiosas, o masónicas), juran decir la decir la Verdad, toda la Verdad y nada más que la Verdad, una invocación requerida para considerar sus declaraciones. La expresión es un truísmo de inútil referencia, puesto que cualquier cosa que el testigo diga,(difícilmente dirá "toda" la verdad, pues nadie “conoce” la verdad “toda”) puede considerarse como "cierta" o como "falsa", para establecer, luego de averiguaciones y contemplaciones, el veredicto del caso. En cuanto a la verdad, declaramos junto a ilustres antecesores que es un principio universal que opera con elementos diferentes de la certeza y de la falsedad la falsedad . La "verdad" que en ese acto declarativo antes mencionado se solicita, no puede ser otra que la verdad única e inmanente y está claro que la declaración siempre estará regida por el principio de veracidad, por más que el testigo lo sepa y lo diga, o lo deje de decir. No es el testigo quien debe reflexionar en la veracidad de sus declaraciones, sino el jurado y el juez. El testigo sólo se limita a afirmar y declarar lo que supone y estima conveniente y hasta puede manipular los datos, en compañía de los abogados. Por otra parte, el acusado, puesto entre la espada y la pared, (nunca ha sido más oportuna esa expresión folclórica), diga lo que diga, debe saber que todo lo que está diciendo se utilizará "en su contra" y se le advierte de ello, en el momento de su arresto. Pareciera que lo que dice el acusado no se usará nunca "a su favor", sino que los aspectos que acaso lo favorecerían, serán, tal vez, callados y/o pasados por alto, o usados para mermar su veracidad. La meta de la justicia no es el castigo sino la enmienda o el enderezar de los entuertos, entuertos, como decía Cervantes y la resolución de los casos se fundamenta en certezas, rechazando falsedades. La finta, el truco, el gámbito o el engaño, no forman un rango de la mentira, ya que son mañas y artimañas permitidas en el Juego, el Juego, no en la Justicia la Justicia,, hasta tanto los linderos de la actividad lúdica puedan permitirlo. Con eso quiero decir que hay un cierto límite, hasta en el juego, para los engaños y para los trucos. Todas estas informaciones sobre los principios universales son de gran utilidad en el marco jurídico. Un abogado inteligente podría alcanzar el éxito de sus casos si se ilustrara, en estos otros casos de los principios universales y de sus operadores. Por otra parte, un abogado debería aceptar como exitoso un caso, cuando su cliente comprenda y acepta el veredicto, no sólo cuando el acusado queda libre, por ser absuelto, o considerado inocente. Lo que más desea el culpable es ser castigado, para con ello lavar la culpa que le pesa en los hombros, como piedra de molino. Dulce molino. Dulce es la carga del castigo en la espalda del culpable, culpable, dicen los poetas. En realidad, los "hombros" son aquí la consciencia, memoria punzante de nuestros errores e inadvertencias.
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48 UN SIMIL: EL PURO
Al otro lado de este inmenso tabaco, estoy yo, quemándome en cenizas. Mi Ser eleva bocanadas de humo: me está fumando... En realidad, Yo soy el Ser que está disfrutando de un puro – de mi cuerpo físico y natural. Y el Ser no es otro que e l mismo Dios fumando. . . !Qué grande es la distanc ia desde la boca del de l Ser, hasta la brasa de este Tabaco! Y no obstante, hay una perfecta circulación de aire, desde el principio hasta la punta del puro, una suerte de “succión” de latidos que se traduce en lo que nosotros sentimos como vida de cada día. Mi persona no es más que la marca del tabaco, etiqueta que arranco y descarto al suelo, cuando enciendo el puro, al nacer en este cuerpo. El atributo de “puro” le conviene. . . ¡Es espléndido ¡ ¿Para quién escribo todo eso? Para tí, lector secreto, que ahora disfrutas de un momento de reposo. Aunque fueras uno solo, me bastaría. Me basta para estar contento de haber sido capaz de expresar a través de las palabras, las misteriosas ideas luminosas que revolotean por doquier, como enjambres de abejas obreras, libando las flores de la primavera eterna de la lectura. Es que al leer mis escritos, tú, el que ahora deposita la mirada sobre estas letras, eres ya otro. Estás viendo cosas que otros ni siquiera se dignan en mirar. A lo mejor eres una niña, una futura mujer, una princesa, quien sabe . . . Toda niña es una princesa y debe saber que su príncipe la espera, oculto, secreto, lejano todavía, pero presente y real. Algún día vendrá ese príncipe, bajará de su blanco caballo y te ofrecerá su brazo para caminar juntos, y hasta siempre, entre los árboles del bosque florido de tu destino. Confía, que ello ocurrirá. . . Mientras tanto, para los niños, también tengo unas palabras: Busquen al caballo alado que come fuego, el caballo comedor de brasa, el que sabe volar al País de la Juventud sin Vejez y de la Vida sin Muerte. Eso es todo . . .
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49 VER LAS ESTRELLAS DENTRO DE TI
Yo tenía un profesor de estrellas, un profesor de números, un profesor de cuerpo, un profesor de combate, un profesor de ajedrez, un profesor de libros, un profesor de comida, un profesor de dinero, un profesor de juego y un profesor de Dios. Cada uno me enseñaba, sólo si yo preguntaba o me interesaba, cosas relativas a sus conocimientos. Podía preguntar cualquier cosa. Siempre había un profesor que me respondía. Sin embargo, ellos estaban todos en sus casas y yo tenía que visitarlos según el interés que me embargaba en el día respectivo. A veces tenía ganas de hablar y de oír cosas sobre números y visitaba al profesor Vermont. Vermont. Sabía tanto de números y de sus historias, que me impresionaba. -¿Cómo es posible saber tanto? ¡Eso es conocer! -me decían cuando yo comentaba mi asombro- Saber es otra cosa. -¿Qué es saber? -preguntaba yo. -Saber es tener la capacidad de ser NADIE. Es poder retornar a sí mismo cada vez que tú quieras. Es estar en paz y ser modesto secretamente. Esta era la respuesta del señor Hassan, el profesor de ajedrez. Era bueno el que yo decidiera cada día qué cosa quería estudiar. estudiar. Esa es la verdadera educación: el placer del conocimiento. Estudiaba las estrellas de noche y de mañana. A ratos esperaba salir al lucero de la tarde al lado del profesor ARDAN. El conocía todo de las estrellas. No sólo su nombre y sus colores, sus constelaciones o sus historias, conocía el secreto de las estrellas. Es decir, sabía ¡qué cosas eran las estrellas! El profesor ARDAN me enseñó ver en el cielo estrellado durante la luz del día. Me decía: Nadiel, el cuerpo es como un alto biombo que corta la luz difusa que te impide ver a las estrellas. Cierra los ojos y aguanta así un rato. En pocos instantes serás capaz de ver las estrellas dentro de ti mismo. El profesor de libros, Don BERG, no sólo me enseñaba a leer sino también a escribir. escribir. Aprendí a "poetizar" como el decía, a construir poemas ejemplares con motivo de los más triviales momentos del día. Estos poemas eran como pastillas de inmortalidad para la tristeza y el desatino. No se trataba de construir alguna historia en versos o contar rimado. Era otra cosa. Un gesto desapercibido, un instante de quietud, una rana esperando la lluvia, todos esos momentos sin importancia formaban el arsenal poético de la escritura. Aprendí a curar mis sentimientos con la poesía. Esa medicina del alma ungía la tristeza con el aceite sagrado de la creación. Ellos decían que son "hermanos", no "profesores". "profesores". Me enseñaron la diferencia entre los instructores instructores y los maestros, entre los guías y los baquianos. El profesor BERNA, experto culinario, era un individuo curioso. Casi nunca comía y cuando lo hacía, su menú era menos que escaso. Abría una lata de sardinas y con un pedazo de pan viejo compartía con sus gatos el contenido de la lata. -"Comer poco, esto es el secreto"- comentaba el profesor profesor BERNA. Ser austero en la comida es el arte de la longevidad. La sensación de tener siempre hambre es una bendición de Dios. Años después descubrí que todos esos profesores me des-enseñaron lo que ellos conocían. Aprendí a no contar el dinero y todo lo demás, es decir a no contar nada. Me enseñaron a mirar las estrellas de día, a no comer, a no jugar ajedrez o mejor dicho a jugar sin piezas en el tablero, y a buscar a Dios en el silencio. Este es el gran misterio. Dios es el silencio. Allí encontramos todo lo que deseamos saber y todo lo que debemos saber. Busca el silencio. En el Gabinete fantástico del Doctor M. , había un rincón del lenguaje, un rincón de los mitos, un rincón de las artes marciales, un rincón de los signos, un rincón de los nombres de personas, un rincón de los juegos infantiles, un rincón del sonido y un rincón de la nada. Eran como ocho estaciones de un laberíntico peregrinaje por el camino del conocimiento. A veces me quedaba sosegado en el rincón de los mitos y en la pantalla de mi memoria repasaba, uno por uno, todos los grandes mitos de la humanidad. Otras veces me escondía en el rincón de la nada y me abrigaba con mi propia ignorancia. La sentía como un manto pesado y lleno de flecos, que al menos aquí, en el rincón de la nada, tenía uso. Cuando frecuentaba el rincón del lenguaje, días enteros me quedaba sin habla como opacado por los sonidos articulados de la torre de Babel. Era el gabinete fantástico del Doctor M., al cual tenía acceso y permiso de estadía. Ese privilegio me formó y moldeó, de modo suave y accidental, una figura intelectual respetable cuya aura de autosuficiencia empezó a molestar a mis tutores desde el primer día de ese cambio fundamental. Me gustaba. Para los prepotentes yo adoptaba una faz insoportable y con frecuencia horadaba en la memoria de los individuos los orificios hondos de la ignorancia. Con los modestos yo era humilde. No me gustaba ironizar a la gente ingenua. Tal vez lo hacía con los eruditos, tan sólo para demostrarles que sus conocimientos tenían un límite cercano que yo conocía. Una cosa es cierta: jamás utilicé mis dones para rebajar a la gente ni para provecho propio. Pero debo decirlo aquí, no hay cosa más agradable que la erudición indomable de los misterios del lenguaje y su uso en las contiendas de conocimiento. En realidad el mundo es como un gabinete. Ese es el gabinete fantástico del Doctor M.: el mundo con sus barrancos. 73
Luego vienen las montañas y los bosques, los rincones oscuros del mundo animal. Agua cae, lluvia viene, fuentes brotan, he aquí el rincón del lenguaje natural de los fluidos del cosmos. Después el viento con sus ráfagas benignas, El trueno y el relámpago hacen lo suyo en el rincón de los brillos secretos. El fuego consume el polvo de la memoria y el mar ocupa la esquina de los juegos infantiles. No hay sitio más prodigioso que el rincón del cielo donde todo cambia para convertirse en algo que jamás se ha visto: lo nuevo, lo otro, "aquello"... Yo vivo encerrado en ese gabinete fantástico y memorizo todos esos detalles para que algún día pueda usarlos. Se que tendré necesidad de su presencia y potencia, de sus fuerzas y de su autenticidad. Prefiero quedarme así, encerrado en ese gabinete, en vez de salir a la calle a bambolearme por las esquinas de los mercados de la ciudad. Mi gabinete me enseña y me da de comer cuando mi alimento se acaba. Pero nunca escasea la comida: como silencio con sonido picado, palabras a la plancha, luces doradas con champiñones de energía acuática, ráfagas temporales y brotes de vacío para mis momentos de tranquilidad. Una dietética secreta. Debería dar a conocer ese gabinete fantástico a otros amigos míos para que ellos también disfruten de este privilegio del destino. Por ello escribo estas líneas, ocupándome en construir un libro sobre los rincones que me han fabricado. Me siento como un robot natural de la sabiduría. No advierto ninguna prepotencia en esa auto-imagen y por ello continuo con mi tarea hasta realizar la verdadera educación de los niños, en el arte de los rincones. No son rincones cualesquiera: son los rincones del cosmos, el GABINETE fantástico del DOCTOR M. ¿Por qué lo llamo así? Pues por lo mismo que le pertenece a ese Doctor, según tengo entendido. El posee la capacidad de transmitir por herencia todos sus rincones a todos los que desean investigarlos. Cada quien con sus intereses y cada cual con sus dones. Si hay alguien que desea recibir en herencia al rincón de la nada, debo advertirle que está reservado para éste quien escribe, por el privilegio de quien reparte. El rincón de la nada es mío y no lo comparto con nadie, puesto que no hay nada que compartir. Sin embargo esa "Nada" es benigna y substancial. Puede ser percibida y palpada aunque carece de forma. Es como una niebla inasible que te invade los huesos y luego comienzas a sentir su humedad y frescura. Hay que apurarse y salir de ese rincón antes de que la NADA te invada por completo. Es bueno conocerla, pero no se debe uno identificar con ella para no caer en la trampa del nihilismo y de lo caótico preternatural. Yo conozco la NADA pero nada quiero con ella, ni que me toque, ni que me invada, ni que me abrigue, ni nada. Antes de esa NADA había la NO-NADA y aún antes de ella, la NADA anterior a la NO-NADA. A través de ella conocí el VACIO: la NADA con límite. Cuando a la NADA se le encierra en un círculo o en un cuadrado o en cualquier forma, he allí el vacío. Para el sabio no hay cosa más preciosa que el VACIO. Sólo por el vacío se comprende la PLENITUD, así como por la NADA se conoció el VACÍO. VACÍO. Esas cosas aprendí yo en el Gabinete fantástico del Doctor M. Aprendí a VER, aprendí a OÍR, aprendí a CONTEMPLAR los detalles y el mundo de las hormigas. Ahora soy el rey de la NADA, el único PAÍS cuya monarquía no es reclamada por NADIE. Soy NADIE, el rey del país de la NADA y no hay individuo que pueda pretender usurpar mi trono invisible. En medio del gran Gabinete hay una silla. Está sentado allí calladamente, el propio Doctor M., el dueño del Gabinete fantástico que describí antes. Voy callado hacia él y, al pasar por el frente de la silla, lo saludo. Igual de callado me responde con un gesto y después de un rato de inalcanzable silencio, me dirige la palabra y dice: -¡HOLA!, ¿has podido disfrutar plenamente de todos los rincones del Gabinete fantástico, que he preparado para tu disfrute y entendimiento? -Si señor, he estado en todos los rincones y he adquirido lo que estuvo a mi alcance... -Muy bien. Ahora siéntate aquí, y contempla un rato esas esquinas sin moverte hasta que algún buscador alcance relevarte de esa tarea, así como tu me has liberado, aunque es un decir, puesto que no hubo para mi más dulce reposo y gozo que el que recibí estando allí en esa silla donde ahora tú estás sentado. No te angusties. El que venga alguien es más que seguro. Esto no ofrece dudas. Pero no llames a nadie, ni mires para atrás, ni te levantes. No tendrás necesidad de necesidades. Todo está hondamente calculado. En menos de un siglo serás relevado del cargo de Rey del VACÍO, VACÍO, el país más curioso de la geografía humana. Adiós, Adiós, hermano y recuerda: tu nombre es el Doctor M., dueño absoluto del Gabinete fantástico de los ocho rincones... Esa es la breve historia del sitio que fue mi escuela durante más de cuarenta años. Ahora me parece más pequeño, es obvio, tal vez porque he crecido. Pero he crecido tanto que mi cabeza toca el techo y mis pies se hunden casi un metro en el suelo. Es un asunto de madurez intelectual y natural. Necesito de un otro lugar, más amplio y más hondo. El único que puede informarme, lo se, es el Doctor M., actualmente rey del país del VACÍO VACÍO en la Galaxia SILENCIOSA número número CERO...CERO...CERO Hasta pronto, y tengan cuidado con los rincones del Gran Gabinete. Suyo, El Rey.
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50 YOGA PARA NIÑAS
¿Hay yoga para las niñas? ¡Sí! ¡Adivina! Las niñas necesitan estudiar yoga. Primero, cierra los ojos. Ese mundo negro que ves y no ves, eres tú. Poco a poco, la negrura se transformará en luz tenue, como de luciérnagas. Es una luz fría, no te asustes. Pero también tienes que oír. Gorjeo de pájaros, gorjeo de niños que aún no saben hablar, rumor de grandes agua, cascada inmensa que cae desde el cielo, instrumentos de cuerdas, sonido de flauta y por último - ¡báng!, ¡báng! – la campana. Eso dura poco, no te sorprendas. Hay un silencio musical dentro de nosotros, una música espléndida que tienes que oír. La postura debe ser cómoda, no te engañes con un no se qué de las llamadas posturas de yoga tradicional. Son pura gimnasia sin sentido. Cómodamente, siéntate y toca tus dedos en miles de formas de castillos digitales. Son los mudras, sellos secretos de la meditación. Cada vez que “haces “ algo, retorna a ti misma, regresa a tu ser. Cada mínima acción debe ser retornada al centro. Desde allí verás las cosas con claridad. Es el punto neutro de nosotros mismos. Y en vez de “inspirar’ - ¡espira! Saca todo el aire, guarda un poco ese vacío bello y luego, ¡sí! – luego puedes inspirar y guardar un poco esa plenitud. No mucho, sólo un momento, sin esforzarte. Pero recuerda, hay que retornar, una y otra vez, al punto neutro de nuestro Yo. Yo. El Yo Yo es el Ser, entidad luminosa y perfecta que nos guía los pasos. Es el maestro interior de cada c ada quien. Más de eso que digo no hay nada que hacer. ¡Adelante, niñas, adelante! ¡Y no miren para atrás! Quien dice eso es BHAKTAMANASAHAMSIKA El Cisne de los Mares de la Mente 1000Arepas
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EPILOGO
EL HOMBRE VISIBLE Un Tutor de Adultos
El Hombre Visible Hay ciertas personas que, aunque no hablen, ni enseñen lo que saben, emanan, tan sólo con su presencia, una atmósfera de bienestar y certeza. Este sujeto es visible, no necesita ser invisible, ni poseer otro tipo de poderes o carismas. Para la mayoría de la gente, las cosas andan algo a contracorriente, pues no parecen moldearse a nuestros deseos y aspiraciones. Para otros, en cambio - y su número es reducido - todo está en su lugar, y los eventos del diario convivir poseen una lógica existencial clara - no hay nada para quejarse. Sólo habría que actuar cuando se debe actuar y no actuar cuando no hay que actuar. Pero la franja que separa el actuar del no actuar es muy frágil y casi imponderable. La vida consiste en descubrir las fronteras del hacer y del no hacer. Lo mismo ocurre con el hablar, y con el pensar. Hay momentos en los cuales no hay que hablar y otros, otros, ciertamente, piden desesperadamente una palabra. Tampoco se debe pensar en ciertos instantes, y en otros hay que pensar. El límite entre esas acciones y no-acciones es el mismo. Por tanto, estemos alerta, dejémonos de tantos gestos, palabras y pensamientos francamente inútiles. Quien me puede enseñar algo en este sentido es el hombre visible, visible, el tutor de adultos. En cuanto a los demás, todos parecen invisibles. No sólo te ignoran, sino que ellos mismos desconocen su estado de invisibilidad. Perdidos en el bosque, andan de aquí para allá, con mil asuntos pendientes, arreglando lo que no tiene arreglo y cosechando una complicada red de amagos y despropósitos. Muy bien: ha sido así, desde siempre. Pero detrás de los mitos y de las palabras hay un saber oculto que pide a gritos ser desmenuzado. Tal vez encuentre algún día a un hombre visible para ilustrarme. Únicamente los príncipes gozaban antaño del privilegio de tener un tutor. Leo El Leo El Conde Lucanor . Ese Don Juan Manuel era familia de Alfonso el Sabio y parece que a él también le tocó un lote de sabiduría. El que la sabiduría sea pequeña, o grande, carece de importancia , pues el círculo pequeño es igual de redondo que el círculo grande. Además de ser visible ser visible,, el hombre del que hablo posee también la cualidad de ser redondo ser redondo.. ¡Qué sensación tan agradable es lo de acariciar una esfera! No hay aristas, ni bordes, ni puntas y no sé cuándo comienza ni cuándo termina. Es esa la sensación que te embarga cuando al estar frente a la sabiduría. Tal evento no pertenece a alguien en particular, es una fuente que brota del instante. Al instante sin duración, Goethe le dijo: “!Quédate, eres tan hermoso!” Los griegos lo llamaban KAIRÓS, el momento propicio. La vida diaria está llena de estos momentos pero nosotros pasamos de largo, sin percatarnos. A qué se debe tal desatino?
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