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Aprende a quererte
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... desprendiéndote de antiguos programas que infravaloran tu verdadero potencial
APRENDE A QUERERTE DESCUBRE TU PROPIA AUTOVALORACION
Sharon Wegscheider-Cruse
Neo Person Madrid
DEDICATORIA
Este libro está dedicado a: mí misma, y al coraje que necesité para reclamar mi libertad...;
Título original: Learning to love yourself
mis hijos Patrick, Sandra y Deborah, quienes me apoyaron y quisieron en los años más difíciles de mi vida...;
Traducción: Tara Asun Blasco Ilustración de portada: Shakti Genaine © Sharon Wegscheider-Cruse, 1987
Joe Cruse, cuyo desafío, amor y apoyo han contribuido día a día a aumentar y embellecer mi propia autovaloración.
De la presente edición española: © Ediciones Neoperson, 1995 Vicente Camarón, 21 28011 Madrid - España Tel.: (91) 526 41 99 Fax: (91) 526 36 59 Primera edición: octubre 1995 Depósito Legal: M. 32.854-1995 I.S.B.N.: 84-88066-18-X Impreso en España por: Artes Gráficas COFAS, S.A. Reservados todos los derechos. Este libro no puede reproducirse total ni parcialmente, en cualquier forma que sea, electrónica o mecánicamente, sin autorización escrita del editor.
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AGRADECIMIENTOS Deseo dar gracias especiales a: Mark Worden (Editor). Mis ideas y pensamientos se h a n ampliado gracias a tu talento artístico y creativo. Además, es u n placer trabajar contigo y mi autovaloración ha crecido al hacerlo. Katheleen Johnson. Tus aportaciones gráficas d a n vida a mis palabras. Los dibujos muestran con claridad lo que a veces las palabras no logran expresar. El equipo de Health Communications, Inc. Muy de vez en cuando u n a relación profesional cobra tal importancia que las personas implicadas se transforman: así es como veo mi relación con vuestra organización. Gracias por vuestra labor de traer palabras de esperanza y ayuda a tantos lectores interesados y deseosos de recibirlas.
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ÍNDICE Págs. 1. VIAJE HACIA LA AUTOVALORACIÓN
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2. LOS PADRES Y LA AUTOVALORACIÓN
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3. NUEVAS PERSPECTIVAS SOBRE VIEJOS SENTIMIENTOS
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4. ENEMIGOS DE LA ESTIMA
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5. PASOS A DAR PARA INCREMENTAR NUESTRA AUTOVALORACIÓN
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6. INTIMIDAD, COMPROMISO Y AUTOESTIMA
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7. PAUTAS PARA DESARROLLAR LA INTIMIDAD
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8. NECESIDADES EMOCIONALES Y AUTOVALORACIÓN
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1. VIAJE HACIA LA AUTOVALORACIÓN
¿En qué consiste realmente la
autovaloración?
En realidad, la palabra autovaloración no existe como tal, así que analicemos sus dos componentes por separado y veamos qué significan: Auto: Personal, que tiene su propia identidad. Personalidad. Valoración: Aquello que tiene un valor; útil. La definición que le daría a la palabra «autovaloración» sería entonces: MI VALIOSA IDENTIDAD MERECE TODO LO MEJOR.
¿Cómo podemos saber si una persona posee autoestima y autovaloración, o si se siente bien consigo misma? Su conducta podría ser una buena guía para determinarlo, pero también podría resultar engañosa ya que es posible actuar «como si» tuviéramos autoconfianza, equilibro y una alta autovaloración. Ateniéndonos al viejo dicho: «No podemos saber qué tal es un libro guiándonos sólo por la cubierta», no siempre somos capaces de saber lo que sucede dentro de alguien que parece absolutamente seguro de sí mismo, que es la autoestima personificada. Si pudiéramos «sintonizar» los pensamientos de una persona con una actitud positiva respecto a sí misma, podríamos escuchar afirmaciones como las siguientes: «Me considero a mí misma una persona valiosa e importante, y siento que soy al menos tan buena como cualquier otra de mi misma edad y experiencia. Creo que me he ganado el respeto y la consideración de mis compañeros de trabajo. A veces ejerzo una influencia positiva sobre los demás porque procuro respetar sus sentimientos y 11
les tengo en cuenta. Tengo una idea bastante clara de lo que es justo, y me siento capaz y con ganas de defender mis puntos de vista. Al mismo tiempo me considero bastante flexible, y estoy abierta a escuchar otras opiniones sin sentirme atacada o amenazada. Me gustan los desafíos y las tareas nuevas y no me desespero cuando las cosas no me salen bien a la primera. Soy paciente.» ¿Cómo sería el monólogo interno de alguien que tiene una actitud personal negativa? Estará lleno de pesimismo, depresión y autodesvalorización: «Creo que no soy importante ni agradable. En realidad, no encuentro ninguna razón para gustar a los demás. No soy verdaderamente bueno en nada, ni nunca lo he sido. Los demás no me prestan mucha atención ni me dan lo que siento que necesito, pero tampoco les culpo. No soy una persona muy aventurera; no me gustan los sucesos nuevos o imprevistos, y prefiero mantenerme siempre en terreno seguro. No espero mucho de mí mismo, ni ahora ni en el futuro. Incluso aunque lo intento, nunca llego a ninguna parte. No tengo esperanza en el futuro. Siento que no controlo totalmente lo que me sucede. Probablemente todo va a ir aún peor.» Existe un rango de muchos niveles diferentes de autovaloración entre los dos ejemplos anteriores. De hecho, todos hemos tenido en algún momento de nuestra vida sentimientos de inadecuación, enfado, culpabilidad, soledad, vergüenza o dolor. He aquí algunos ejemplos: Inadecuación «Estoy sentado a la mesa escuchando a los demás, aparentemente a gusto y confortable, pero ¡por dentro me siento encogido! ¿Por qué a cualquiera de ellos le resulta más fácil estar relajado, entablar conversación y sentirse integrado en el grupo?» Enfado «¿Nunca va a ser mi momento? Parece que siempre soy yo el que ha de invertir energía para mantener las relaciones. Las crisis y los problemas de los demás siempre parecen más importantes que los míos. Estoy harto de preocuparme constantemente de los demás y anteponer sus necesidades a las mías.» 12
Obligaciones e intranquilidad «Parece que no me sirve de mucho cumplir con mis obligaciones y hacer las cosas bien. ¿Cuándo voy a sentirme un ser completo, acabado y satisfecho? Estoy cansado de trabajar, buscar logros, forzarme. ¿Por qué no lo puedo parar?» Culpabilidad «Me siento como si debiera dar más de mí mismo, ser más comprensivo y colaborador. Me siento culpable siempre que hago algo para mí mismo; ya se trate de tiempo, dinero o energía, siempre siento que debería dar más y tomar menos.» Soledad «En última instancia, no creo que muchas personas me conozcan realmente: la mayoría de ellas solamente saben lo que yo les permito percibir de mí mismo. Si supiesen realmente lo que siento, lo que quiero y lo que me preocupa, probablemente no les gustaría y me perderían el respeto.» Vergüenza «Los sucesos del pasado me persiguen continuamente. En el momento en que siento que algo bueno me va a suceder, acuden a mi memoria viejos sentimientos, y de nuevo me siento mal conmigo mismo. ¿Me liberaré alguna vez de los antiguos recuerdos que me avergüenzan?» Dolor «¡He sufrido tantas pérdidas en mi vida! A veces me parece que ya es demasiado tarde para ser feliz. Algunas cosas nunca cambian, algunas relaciones son imposibles. ¿Podré superar algún día mis viejos remordimientos y sentimientos?»
© Justo cuando empiezo a sentir que las cosas me van a ir mejor, me hundo en viejos miedos y sentimientos de inadecuación... 13
«A veces, aunque los demás no lo perciban, me siento realmente como un ciudadano de segunda clase. Mis propios sentimientos me hunden, me siento muy bajo de energía y pienso que soy un ser inferior.» Este sentimiento se conoce como baja autovaloración.
Signos indicadores de una baja autovaloración Al contrario de lo que sucede respecto a un alto nivel de autovaloración en alguien —que nunca podemos estar totalmente seguros de nuestras deduciones basándonos en su conducta—, sí existen en cambio algunas señales fácilmente reconocibles que indican una baja autovaloración: 1. Desórdenes alimenticios (obesidad, anorexia, etc.). 2. Problemas en las relaciones (dificultad de intimar, establecer compromisos, aventuras amorosas). 3. Trastornos físicos (problemas de salud crónicos, impotencia, frigidez). 4. Abuso de drogas y alcohol. 5. Adición al trabajo y actividad frenética. 6. Tabaquismo. 7. Necesidad de gastar dinero (ir de compras o practicar juegos de azar compulsivamente). 8. Depender de otras personas (desde familiares a gurús). Las conductas descritas anteriormente están enraizadas en nuestra cultura y forman parte, de un modo u otro, de nuestra vida cotidiana. Obviamente, comer, trabajar o gastar dinero pueden ser 14
conductas perfectamente normales y que no producen ningún daño, pero abusar de ellas puede causarnos problemas. Así, comemos para nutrirnos, pero caemos en un comportamiento abusivo cuando nos damos «atracones», hasta el punto de restringir el propósito de nuestra vida a esa actividad; o cuando nos emborrachamos y después hacemos una depuración; o cuando nos alimentamos a base de bocadillos, ingiriendo grasas en exceso. Comer de modo compulsivo, hacer dietas, o depurarse, son diferentes maneras de reaccionar ante nuestros sentimientos. Tomemos el caso de Janet, por ejemplo: cuando se siente dolida o enfadada, todo se remueve en su interior; sin embargo su familia la educó para ser amable, educada y para controlar sus sentimientos en todo momento. Como su ansiedad le lleva a sentirse compelida, apurada y confusa, se «zampa» apresuradamente un dulce o una bolsa de patatas fritas. De esta forma controla su ansiedad: dando de comer a sus sentimientos; con lo que en pocos minutos es capaz de manejarlos y de volver a funcionar de nuevo. Janet repite este patrón de conducta varias veces al día y pesa veinticinco kilos de más. @ La ansiedad es simplemente un pozo de sentimientos indefinidos e inexpresados que hemos acumulado durante años.
Trabajamos para ganarnos la vida y, si tenemos suerte, también para realizarnos; pero cuando el trabajo se convierte en el centro de nuestras vidas hasta el punto de desatender nuestras relaciones más cercanas e incluso nuestra salud, entonces se vuelve autodestructivo. Larry siente la misma ansiedad que Janet respecto a emociones que surgen de él. Durante su niñez, y también en la adolescencia, Larry trató desesperadamente de llamar la atención de su padre, una figura muy poderosa para él. Probó con títulos, deporte, buena conducta... pero nunca sintió que le reconociese, le tuviera en cuenta o le considerase suficientemente bueno. Hoy Larry posee una cualificación profesional alta, es una persona respetable y reconocida socialmente, ha conseguido grandes logros en su profesión, y muchas personas se sienten intimidadas por sus conocimientos y su poder. Sin embargo, él se siente indigno e inadecuado, de modo que su impulso de realizar más y más le mantiene activo y compulsivamente ocupado; como consecuencia, la relación con su mujer y sus 15
hijos en el presente también carece de la cercanía e intimidad que anhelaba tener con su padre en el pasado. Aleja sus sentimientos de ansiedad trabajando continuamente, pero se siente solo e inadecuado, lo que le lleva a incrementar todavía más la distancia con los demás y a sentirse todavía más solo. Empleamos el dinero para comprar aquellas cosas que queremos y necesitamos, pero cuando nuestros gastos se descontrolan (compramos continuamente o no paramos de apostar) se vuelven claramente abusivos. Sandra es la encargada de la contabilidad de un colegio pequeño. Se siente un poco intranquila en su trabajo, ya que es la única en la administración que no posee un título superior. Aunque es muy responsable con las finanzas del colegio, las suyas propias son un desastre: abusa de su tarjeta de crédito y compra continuamente cuando se siente un poco deprimida. No obstante, lo que compra no le levanta el ánimo por mucho tiempo, y además se está endeudando cada vez más. El hecho es que, detrás de una fachada de seguridad, Sandra esconde una gran ansiedad. «Me siento tan desbordada —confiesa a sus amigos—... Sé que gasto más de lo que gano, pero parece que es el único placer que obtengo en mi vida. Además —añade después—, nunca me dieron nada de pequeña, así que me lo merezco; me gusta tratarme bien.» Otros comportamientos como fumar o utilizar ciertas drogas son dañinos para la salud y podríamos eliminarlos. De modo inevitable, nuestra actitud de abuso nos conduce a un círculo vicioso: comer, beber, gastar, actividad frenética, relaciones sexuales incontroladas... todo ello suaviza nuestros sentimientos dolorosos, pero sólo temporalmente puesto que las emociones originales vuelven cuando el efecto de estas medicinas (sustancias o conductas) se ha pasado. Entonces volvemos a caer en la rutina, y no sólo completamos el círculo vicioso sino que ahora, además de los sentimientos dolorosos originales, tenemos otros nuevos como la culpabilidad, la inadecuación, la vergüenza y la soledad. ¿Y qué solemos hacer para remediarlo? Más alcohol o drogas; más helados y cremas de chocolate; trabajar más duro; permitirnos el lujo de jugar a menudo a la lotería e ir de compras compulsivamente. Sentimos mitigado nuestro dolor en cuanto nos llenamos de excitación; pero se trata de un alivio a corto plazo, seguido de sentimientos aún más dolorosos, y una vez más nos encontramos en la espiral descendente de la baja autovaloración. 16
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Más y más los mismos sentimientosi dolorosos aumentan, í
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y la conducta se empeora, bebiendo de nuevo, i i
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fumando, comiendo demasiado, utilizando drogas, trabajando en exceso, gastando sin parar, teniendo
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que aumenta nuestros
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dolor, tristeza, culpa,
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sentimientos de dolor, listeza, vergüenza... ^
Como Sandra dice: «Cuando empiezo a comprar me siento genial, y me digo a mí misma: "¡Te lo mereces; por una vez, mereces tratarte bien a ti misma!". Cuando termino las compras vuelvo a casa llena de paquetes, con cosas bonitas pero que no son nada del otro mundo y esto me lleva a endeudarme cada vez más y me hace 17
sentirme una fracasada». Actuar de este modo hace que nuestro dolor emocional aumente, lo que nos lleva a la necesidad de volver a actuar de la misma manera para conseguir alivio. Entonces nuestro sufrimiento aumenta y nuestra conducta empeora; continuamos hiriéndonos, preguntándonos continuamente por qué actuamos así y deseando cambiar. A estas alturas ya hemos llegado a un punto en que somos: ADICTOS A:
— El alcohol — Las drogas — El tabaco O DEPENDIENTES DE:
— La comida — El trabajo o el poder — Las posesiones — Determinadas personas
las sustancias o relaciones tóxicas de nuestra vida. Este paso requiere que hagamos un inventario honesto y valiente de nuestra situación actual. Un inventario es una valoración honesta (tomemos muy en cuenta la palabra «honesta») de nuestras fuerzas y debilidades; consiste en dar importancia a aquello que la merece y observar imparcialmente los aspectos que más nos cuesta aceptar. Es importante que reconozcamos que tenemos valores y defectos, y que estamos siempre cambiando; de este modo, nuestros valores nos pueden dar la fuerza para asumir y enfrentar nuestras imperfecciones. En la medida en que hacemos cambios positivos, nuestro nivel de autovaloración aumenta. Es muy difícil, y en algunos casos imposible, alcanzar un nivel saludable de autoestima cuando continuamos intoxicando nuestro cuerpo con sustancias inadecuadas o rodeándonos de personas que minan nuestra energía. Las sustancias y las relaciones tóxicas aumentan nuestra tensión física y psíquica, lo que intensifica nuestros problemas y nos hace menos capaces de tomar decisiones en favor de nuestra autovaloración.
De este modo el objeto de nuestro alivio temporal se transforma en un veneno para nosotros. En estas situaciones, sustancias como el alcohol, las drogas, los cigarrillos o la comida, se vuelven tóxicas para nuestro bienestar emocional. Asimismo d e s a r r o l l a m o s relaciones «intoxicadas». En el momento en que nos volvemos dependientes de ciertos trabajos, personas o miembros de la familia, nuestras relaciones con ellos se convierten en una toxina emocional para nosotros.
Toxinas emocionales @
Toda persona o sustancia que inhibe nuestra capacidad de sentirnos espontáneos emocionalmente se convierte en una toxina emocional para nosotros, y provoca un ambiente de toxicidad que disminuye y mantiene muy bajo nuestro sentimiento de autovaloración.
Primeros pasos para aumentar
nuestra
autovaloración
El primer y más importante paso en el comienzo de nuestro viaje hacia una mayor autovaloración empieza por descartar todas 18
mk^* Es difícil que algo (o alguien) saludable y bello crezca en un cubo de basura; tenemos que tirar la basura para que pueda producirse el crecimiento. 19
Cuanto mayor es nuestra autovaloración, mayor es nuestro convencimiento de que merece la pena luchar para vivir mejor y para ser más felices. De este modo, la autovaloración puede verse como una necesidad básica y un requisito indispensable para la salud mental y el bienestar. Antes de comenzar cualquier viaje hacia el aumento de la autovaloración es importante darse cuenta de qué es lo que la está bloqueando en cada uno de nosotros en ese momento. En la mayoría de los casos entramos en un camino de crecimiento personal, bien por un sentimiento de desasosiego (queremos algo más) o bien por dolor (queremos deshacernos de algo que nos pesa).
Primera ley de la autovaloración @ Antes de avanzar para elevar nuestra autovaloración es necesario que nos volvamos completamente conscientes de nuestra realidad presente y de las fuerzas de nuestro pasado que nos retienen. No se puede poner energía para ir hacia adelante y hacia atrás al mismo tiempo.
Hay tres pasos esenciales que debemos dar si queremos desarrollar nuestra autovaloración... 1. Eliminar sustancias y conductas tóxicas. 2. Mirar al pasado y tomar nuevas decisiones acerca de viejos mensajes y sentimientos. 3. Desarrollar nuevos sentimientos y conductas que impulsen el florecimiento de la autovaloración.
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@ La autovaloración es una elección, no un derecho de nacimiento.
¿Qué es esto, una herejía? Quizás algunos piensen que mi afirmación de que la autovaloración no es un derecho de nacimiento revela una actitud negativa, pero en mi opinión no es así; es simplemente una creencia basada en mis experiencias pasadas con clientes y amigos. Muchas personas han nacido en familias en las que los padres no recibieron dosis saludables de autoestima, y esta carencia es transmitida de generación en generación. Desde t e m p r a n a edad el niño comienza a experimentar el mundo en relación consigo mismo, porque aquél le devuelve una imagen que le ayuda a crecer y a definirse. Si el mundo (padres, familia, amigos, profesores) le refleja su propia valía, el niño se sentirá valorado y actuará de una manera que aumente sus méritos. Sin embargo, muchos niños nacieron en hogares donde los padres fueron incapaces de darles el cuidado y la atención necesaria para un crecimiento saludable, ya que bien estaban demasiado ocupados intentando establecer su propia valía y su sitio en el mundo, o bien ellos mismos eran «como niños». Estos padres infantiles quieren hijos porque piensan que éstos les darán el amor incondicional que necesitan. Gloria, madre a los dieciséis años, empezó a sentirse mal cuando su hija Judy Kay cumplió dos años: la niña se estaba haciendo independiente y ya no la necesitaba tanto como antes. Entonces, decidió tener otro hijo: «Judy Kay ya no me necesita —protestaba Gloria—, ya no me hace sentir querida como antes». Algunos de nuestros padres son de la generación que vivió la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, por lo que experimentaron la inseguridad que produce la pobreza, la pérdida de vivienda y la posibilidad de una muerte inminente. Los valores que aprendieron en esa época resultaban extraños en el tiempo de prosperidad y expansión económica que se vivió después de la guerra. No obstante, toda generación intenta vivir según los presupuestos, necesidades, normas y deseos de la anterior. Así, los niños tratan de integrarse en sistemas familiares ya establecidos en lugar de experimentar la vida como algo nuevo, y tienden a buscar la aprobación de los adultos en vez de explorar las posibilidades y recursos que llevan dentro de sí mismos. Muchos niños, especialmente aquellos nacidos de padres inseguros respecto a su propia valía, se ven forzados a crecer demasiado 21
rápido. Es lo que se ha llamado el síndrome del niño adelantado. En una cultura donde se valoran los coches supersónicos, los alimentos precocinados, las gratificaciones instantáneas y los ordenadores veloces, existe también la tendencia de apresurar el crecimiento del niño. Así, los padres que sueñan con ver a sus hijos vestidos de uniforme militar, tienen una actitud competitiva que precipita el crecimiento y desarrollo. «¿Dices que tu hijo dio sus primeros pasos a los once meses?... El mío anda desde los nueve y es capaz de recorrer medio kilómetro desde que cumplió el año. ¡Y si le tiras un balón... deberías ver que brazos tan fuertes tiene!» En lugar de experimentar el placer de la infancia, el niño adelantado siente la pesada responsabilidad de la niñez. En vez de disfrutar del juego, de las posibilidades y elecciones que se le presentan y de la alegría, la infancia se vuelve un tiempo en que ha de cumplir un horario, aprender normas, ser responsable e intentar averiguar cómo se han de hacer las cosas correctamente. Los padres nos quieren cuando somos buenos y exitosos, y si no lo somos... nos convertimos en «un desastre». El rechazo y el abandono, implícito o explícito en la infancia, nos acompaña durante el resto de nuestra vida y nos impulsa al fracaso. De este modo la infancia se convierte en una época dolorosa e infeliz, en la que hay que responsabilizarse en lugar de despreocuparse; las propias necesidades, deseos y aspiraciones son sustituidas por otros valores considerados prioritarios. Así, la autovaloración queda determinada en la infancia y atrapada, como un insecto fosilizado en ámbar; la autoestima no llega a desarrollarse; y los sentimientos que todo esto provoca se entierran. Reconocer el Ser en el niño Un niño aprende a desarrollar una alta autoestima cuando ha recibido mensajes que afirman o validan su existencia, sus elecciones, sus capacidades, ideas y planes. Por el contrario, si todo esto no se ha apoyado, tiende a sentirse menos importante o valorado que los niños que le rodean. Imagínate que recibiste una gran cesta al nacer. Durante tus primeros años cogiste de ella conocimientos que te suministraron energía, esperanza, capacidad, deseo y buenos sentimientos hacia ti mismo (mensajes a los que llamaremos flores). Al mismo tiempo recibiste otros que te hicieron sentir inadecuado, pequeño, culpable y asustado (a éstos les llamaremos mensajes basura). 22
Lee detenidamente los siguientes mensajes y elige los que llevas en tu cesta. Mensajes Basura (Mensajes que nos hacen sentir mal y creernos despreciables.) * Si no tienes nada agradable que decir, cállate. (Esconde tus verdaderos sentimientos.) * Los asuntos familiares son privados. (No confíes.) * Primero el trabajo y después la diversión. (Es más importante lo que haces que quién eres). * Los chicos no lloran. (Los hombres siempre han de ser fuertes.) * Las mujeres no deben enfadarse. (Los mujeres han de esconder sus sentimientos de enfado.) * No hables a menos que se te pregunte. (La espontaneidad es mala.) * No hables de sexo. (Hablar del cuerpo es pecado.) * Apáñatelas como puedas. (No hay cabida para los errores.) * Todo lo que valga la pena hacer, ha de estar bien hecho. (Lucha por el perfeccionismo en todas las cosas.) * El dinero no sale de debajo de las piedras. (Ten mucho cuidado con lo que gastas.) * Lo puedes hacer mejor. (Lo que haces no es suficientemente bueno.) * ¡Te lo dije! (Deberías haberme escuchado y obedecido. Yo tengo razón y tú no.) * No enseñes tus trapos sucios en público. (No hables de tus cosas ni pidas ayuda.) * A los tuyos con razón o sin ella. (La lealtad familiar es primordial, aunque no sea merecida.) Piensa acerca de algunos de los mensajes y normas que aprendiste en tu familia. ¿Cuántos de ellos ayudan a aumentar tu autoestima? ¿Cuántos te hacen sentir mal contigo mismo? Veamos ahora algunos mensajes positivos (flores) que ayudan a las personas a sentirse bien consigo mismas: 1. Hoy me siento muy orgulloso de ti. 2. Tuviste una brillante idea. 3. Continúa trabajando así de bien. 4. Eres una persona muy especial. 23
5. ¡Eres genial! 6. Parece que tienes un montón de buenas ideas. 7. Probablemente aprendiste mucho de aquel error. 8. Es un placer trabajar y divertirse contigo. 9. Me gustas tal como eres. 10. Es bueno tener muchos sentimientos. 11. A veces, llorar es un alivio. 12. Lo siento. Tú tienes la razón. 13. Me siento feliz cuando estoy contigo.
tos mundiales. El ser alienado no siente el mundo como su hogar; siempre se siente fuera de sitio, incómodo y ansioso, y va por el mundo emocionalmente paralizado. Al mismo tiempo, permanecemos conectados con nuestro ser interno, el cual selecciona la información, los acontecimientos y sentimientos que son únicos y que nos distinguen de los demás. Podríamos decir que el ser interior es como nuestro ordenador personal, que almacena la información pertinente para ser utilizada cuando sea necesaria.
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\ SOY GENIAL
El objetivo principal de este libro es que podamos hacer una valoración honesta de lo que llevamos en nuestra cesta y que decidamos lo que queremos desechar. En la segunda parte del libro hablaremos de cómo rellenar nuestra cesta haciendo elecciones positivas que aumenten nuestra autovaloración. Un término muy utilizado hoy en día es el de alienado, que significa simplemente alguien que vive continuamente reaccionando al mundo exterior: pareja, familia, trabajo, amigos, televisión y even24
Somos un sistema tan maravilloso y lleno de posibilidades, que surge la pregunta de cómo una persona puede llegar a desconectarse de sus propias emociones, a ser incapaz de evocar sentimientos y emociones que le sirvan de guía en su vida. ¿Cómo se convierte un ser alienado en un autómata emocionalmente bloqueado? El primer punto importante a destacar es cómo muchos padres enseñan a sus hijos a reprimir o tragarse sus sentimientos: * Un niño se cae y se hace daño; su padre le regaña * Una niña se enfada porque otro niño le ha roto un juguete, y la madre le responde de inmediato: «No te enfades, no está bien». * Un niño se entusiasma al ver una procesión subiendo por la calle y sus padres le regañan: «Estáte quieto y no hagas tanto ruido». 25
Los padres estoicos que reprimen sus emociones suelen a su vez criar niños estoicos que reprimen las suyas; y esto no solamente lo hacen mediante la imposición de normas de conducta, sino directamente a través del ejemplo. El niño sustituye la espontaneidad y la libertad emocional por lo que es adecuado, apropiado, y socialmente aceptable, y de este modo su verdadero yo queda cada vez más y más oculto: un paso regresivo en su proceso de hacerse persona; un paso atrás de gigante. En un ambiente así, el niño teme tener sentimientos y emociones, e intenta desarrollar modos de controlarse. Lo adecuado sustituye a lo auténtico y, de este modo, la realidad se distorsiona: en lugar de sentir lo que sentimos, empezamos a sentir lo que es adecuado sentir.
La negación como estilo de vida
Es importante recordar que:
—o— Para aumentar nuestra autovaloración, debemos desterrar la idea de que nuestro pasado fue únicamente bueno o totalmente malo.
Si sólo tenemos buenos recuerdos, continuaremos viviendo el mito de la infancia perfecta, y de ese modo, nos mantendremos separados de nuestro verdadero ser; por otro lado, vivir atrapados en el mito de la infancia desastrosa nos impedirá utilizar lo mejor de nosotros mismos y de nuestra experiencia para mejorar la situación. La autovaloración es una elección, no un derecho de nacimiento.
Q
El rechazo de sus verdaderos sentimientos y de su verdad es un problema común entre los niños que viven en hogares problemáticos.
Al ignorar nuestra experiencia interna (aquello que realmente sentimos y experimentamos) renegamos de una parte de nuestra auténtica verdad; entonces la realidad se distorsiona y no podemos ver con claridad nuestras propias situaciones. Cuando la realidad se ha distorsionado, tendemos a minimizar la seriedad e importancia de las situaciones: elegimos ver las cosas como queremos y nos conviene, en lugar de verlas como realmente son. Éstas son afirmaciones de una realidad distorsionada: * Las cosas no van tan mal... * Las cosas van mejor de lo que parece... * Me contentaría con... * No puedo... * La culpa la tienen los demás... * Si solamente fueras capaz de entenderme... * Los demás, o los acontecimientos, me hacen sentir así... * No hay esperanza... * Resuélveme el problema, yo soy incapaz... * Todo funcionaría perfectamente si tú... . 26
En este libro te sugiero realizar algunas elecciones difíciles, y quizás la más difícil de todas sea buscar la verdad de tu infancia y encontrar allí tu propio sentido de la realidad. Algunos se preguntarán: «¿Por qué mirar hacia atrás? ¿De qué sirve indagar en viejos y olvidados sentimientos? ¿Qué objetivo tiene abrir viejas heridas?». La razón principal para hacerlo es que aunque esas situaciones y sentimientos parecen viejos, no están olvidados: viven en nuestras actitudes, pensamientos y sentimientos, afectando nuestros relaciones y elecciones. Una de mis creencias más firmes es: «Reconquistar o repetir». Lo que no resolvemos en nuestra infancia y juventud con nuestras familias, lo debemos resolver con nuestras relaciones actuales (pareja, amigos e hijos). Cuando hacemos elecciones se despierta un poder curativo, y existe asimismo un poder curativo en la realidad (incluso en la realidad dolorosa). La primera tarea es volver al pasado y descubrir qué fue real y qué fue mito.
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2. LOS PADRES Y LA AUTOVALORACIÓN
Es importante comenzar este capítulo destacando que el propósito de este libro no es el de hacer responsables a nuestros padres de nuestra baja autovaloración. A menudo, los padres mismos no han recibido dosis saludables de autovaloración: puede que sus propios padres hubieran vivido en condiciones de pobreza, persecución, opresión, perjuicio e incluso abandono; también es posible que recibieran una educación muy básica, apenas para saber leer y escribir; o bien que estuvieran enfermos o padecieran alguna disminución física. Con todo y eso, podemos suponer que cuando ellos se convirtieron en padres, intentaron hacer todo lo que pudieron por sus hijos y darles lo mejor: incluso aun cuando a veces esto fuera contraproducente, la mayoría de los padres quisieron a sus hijos, aunque desafortunadamente no tenían las herramientas necesarias para crear una atmósfera que fomentara el desarrollo de su autovaloración. Durante la infancia todos tenemos dificultades y tensiones; del mismo modo todos los niños experimentan algún grado de sufrimiento, infelicidad y descontento. A pesar de ello, todos crecemos hasta hacernos adultos. Cada uno de nosotros recuerda momentos dolorosos; muchos hemos sufrido pérdidas —pérdidas reales— de animales de compañía, amigos o miembros de la familia. El colegio tenía sus pros y sus contras, ya que nos proporcionó oportunidades para crecer, al tiempo que nos aseguraba el fracaso: después de todo, sólo había cinco puestos en el equipo de animadoras, y once jugadores en el de fútbol... lo que provocaba enormes disgustos entre los numerosos adolescentes que querían participar y no lo conseguían debido al escaso número de plazas. Durante dos años, Susan volvió locos a sus padres entrenando en todo momento para convertirse en parte del equipo de animadoras; por un voto, fue excluida de la selección y esto la destrozó internamente durante dos años. Ahora, a sus treinta y cinco años, reflexiona: «Fue la mayor humillación de mi vida; cuando lo recuerdo todavía me pongo enferma. Mis amigas íntimas formaron parte del 29
equipo de animadoras, pero yo no era lo suficientemente popular». Algunas de las actitudes y creencias del hogar donde crecimos nos hicieron daño, y seguramente hubo hechos que nos hicieron sentirnos inadecuados, rechazados y aislados. Nicolás, por ejemplo, recuerda haberse sentido abandonado. Su padre dejó a su madre cuando él tenía cinco años, y tras volverse ésta a casar, su padrastro insistió en ingresarle en una Academia Militar: durante los siete años siguientes, Nicolás vio a su madre una vez al año; su familia era la Academia (desconocidos a los que se pagaba por alojarle). John, que ahora tiene ochenta y tres años, relata el mayor fracaso de su vida: «Me encantaba el colegio, y cuando terminé el octavo grado quise ir a la escuela superior; nadie en mi familia lo había hecho antes y el problema era que debía trasladarme a la ciudad». John había nacido y se había criado en un caserío de Camas Valley, en Idaho. «Mis padres me buscaron un sitio para alojarme en la ciudad y encontré un trabajo en un almacén, lo que me permitía pagarme la estancia; pero yo era un chico de campo, y los chicos de la ciudad se reían de mi ropa de campesino. Sólo duré dos días; después, tomé el primer tren y me volví a casa». Después de todos estos años, John todavía tiene un sentimiento agudo de humillación y fracaso. Pocos de nosotros llegamos a la edad adulta sin algún tipo de cicatriz psíquica; no obstante, ahora que somos adultos, podemos empezar a ver las cosas como realmente eran. Nuestros padres no eran las todopoderosas, sabias y omnipotentes personas que creíamos cuando éramos pequeños; eran seres humanos corrientes con virtudes humanas y defectos humanos. Ellos mismos tenían problemas (algunos no muy diferentes de los nuestros) y aunque no nos dieron lo que necesitábamos, probablemente hicieron lo mejor que pudieron teniendo en cuenta el entendimiento, los conocimientos y la situación económica que tenían. En otras palabras, nuestros padres no estaban llenos de absoluta e implacable maldad; no son «los malos» de nuestros melodramas infantiles. «Asignaturas
pendientes»
y el
adulto-niño
Nuestro propósito actual es explorar lo que realmente obtuvimos y lo que no cuando éramos niños, e identificar nuestras asignaturas pendientes. Ahora, como adultos, podemos resolverlas, satisfa30
ciendo nuestras necesidades y aumentando nuestro nivel de autovaloración para así continuar viviendo. La baja autovaloración suele desarrollarse en familias donde las expectativas hacia los hijos son demasiado altas, las normas demasiado estrictas y las emociones no se valoran. Las personas que proceden de familias así, detienen su desarrollo emocional a edades muy tempranas; de este modo, su vida emocional permanece inmadura (juvenil o incluso infantil) mientras que el resto de la persona crece y madura. Este estado es conocido algunas veces como retraso emocional. Los niños que lo padecen se desarrollan intelectual y físicamente (a veces, incluso en exceso); sin embargo continúan siendo niños a nivel emocional, no importa la edad que tengan. A estos «niños» se les suele denominar adultos-niños. Aparentan ser adultos maduros y tienen responsabilidades de mayores, viviendo estilos de vida adultos; sin embargo, dentro de sí mismos se sienten vulnerables como niños. Tienden a ser competitivos y exitosos por fuera, pero internamente su corazón y su alma sufren. Mi experiencia con personas que tienen un bajo nivel de autovaloración es que siempre se están preparando para cuando llegue el momento... Les suelo decir: «El ensayo ha terminado, y la obra ya ha empezado. La vida es aquí y ahora». Esto es importante, ya que las personas con una baja autovaloración a menudo piensan que llegará el momento en que se convertirán en quienes están destinados a ser; sólo entonces se sentirán bien y serán felices. Parece que esperasen que algo o alguien apareciese en su vida y que les impactase de tal modo que les permitiera ser felices. Es importante darse cuenta de que no hay más que lo que hay; no hay nada que conseguir, solo hay que ser. La felicidad no es algo por lo que uno compite, como si se tratase de un título académico; tampoco es algo que llega en un maravilloso paquete con un letrero que dice «felicidad» ni algo que sucede automáticamente cuando encontramos la pareja ideal. La felicidad implica enfrentar y aceptar la realidad tal como es y aprender a entrar en esa corriente; esto supone aceptar las circunstancias físicas y económicas que nos toca vivir. La felicidad llega de maneras muy diversas: en ocasiones es muy intensa, en otras, es casi imperceptible. Si miramos retrospectivamente, a menudo somos más felices cuando no nos preocupamos por el tema de la felicidad. @ No hay nada que hacer o conseguir para llegar a ser felices y sentirnos satisfechos. Se trata de ser, no de hacer...
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Los adultos-niños viven continuamente con expectativas. Cuando eran pequeños pensaban que cuando se fuesen de sus hogares serían independientes, libres de la opresión y mano dura de sus desalmados padres; con la emancipación, podrían organizarse el tiempo como les conviniese y encontrar personas nuevas e interesantes. Sin lugar a dudas, encontrarían el mágico reino de la felicidad y, por supuesto, nunca serían como sus padres. Pero esto no es así. Una de sus máximas expectativas es ser lo menos infelices posible y tener el mínimo de sentimientos desagradables. Pienso que esto sucede de esta manera porque los adultos-niños están acostumbrados a culpar a sus padres y a otros de su propio dolor e infelicidad. Una vez que una persona vive por sí misma, por decirlo así, esas influencias malévolas y extrañas no permanecen mucho tiempo; de modo que esa persona espera que la vida sea más placentera, relajada y feliz. Pero quizás parte de lo que produce realmente la felicidad es ser capaz de afrontar el dolor de la vida, las frustraciones y la infelicidad; asumirlo y continuar viviendo, en lugar de sumirse en la miseria indefinidamente. Estos pensamientos y sentimientos acerca de una felicidad ideal se formaron durante la infancia. En lugar de escucharnos y confiar en nosotros mismos, muchos aprendimos a tener en cuenta las expectativas de los demás (la familia, el colegio, los amigos y los medios de comunicación). La televisión es una fuente importante, y a veces sutil, para muchas de nuestras expectativas (la felicidad llega por medio de una marca de colonia, y la feminidad con unas medias). La publicidad es archiconocida por ser el contrapunto de nuestra baja autoestima, como demostró hace años Vanee Packard en su libro The hidden persuaders'.
das y el aislamiento. Esta comprensión nos ayudaría en el encuentro con los demás y en el descubrimiento de nuestro propio valor como personas. Hubo un tiempo en el que todos nosotros fuimos niños; esa fue una época importante y el impacto de aquellos días todavía nos acompaña. Pero a menudo los adultos intentamos pasar de nuestra infancia, quitamos importancia a lo que aprendimos en esa etapa e ignoramos las lecciones que recibimos. Sin embargo, éstas afectan a nuestro modo de pensar, sentir y actuar hoy en día. Algunas de ellas nos dificultan la interacción con los demás y nos traban a la hora de querer y ser queridos; incluso pueden ser la fuente de una parte importante de nuestro cansancio, incapacidad de relajarnos, dolores de cabeza, ansiedad crónica y depresión.
Llegar a conocer nuestro niño interno Dentro de mí vive mi particular consejero, juez y maestro. Se trata de mi niño interno. Hay veces que una persona está bastante familiarizada con su ser interno (el depositario de la autovaloración); sin embargo en otras ocasiones este niño interno es totalmente desconocido. En este último caso podemos llegar a ser extraños para nosotros mismos. Si le entendiéramos mejor y le conociéramos a fondo, podríamos comprender y eliminar gran parte del dolor, la fatiga, las heri1
laT.)
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En castellano su traducción literal sería «Los persuasores ocultos». (N. de
Piensa en el niño que fuiste... ¿Qué ha sido de él? 1. ¿Murió? 2. ¿Creció demasiado y le desechaste como si fuera un juguete o un jersey viejo? 33
3. ¿Le abandonaste? 4. ¿O tu propia infancia se volvió irrelevante, confusa y vacía de significado? 5. ¿El niño que fuiste sigue vivo y se encuentra bien? Cada persona lleva dentro de sí los sentimientos y actitudes de su infancia. Algunos ambientes en los que se respiraba una baja autovaloración eran hogares donde: El niño se hizo mayor «demasiado pronto»... En este caso los padres fueron incapaces de suministrar a su hijo seguridad emocional y confort. A menudo en estas familias, el padre, la madre (o ambos) son o han sido dependientes del alcohol o las drogas, y sus propias necesidades son más importantes que las de sus hijos. Los niños aprenden demasiado pronto a hacerse cargo de sí mismos emocionalmente, y a veces incluso físicamente; los mayores se ocupan de los pequeños y la infancia se convierte en un tiempo de responsabilidad y miedo. Se esperaba que el niño fuera «perfecto»... El niño se vuelve perfeccionista si sus padres no le revelan sus muestras de afecto y aceptación hasta que le consideran merecedor de ellas; el niño responde a la demanda de sus padres haciendo esfuerzos enormes para conseguir el éxito (físico, intelectual o social); y sin embargo, nunca llega a satisfacer las demandas de sus padres o de sí mismo... El niño fue continuamente dirigido, regañado y sermoneado... El padre decide, sugiere y supervisa constantemente la vida del niño, dándole consejos, haciendo planes de futuro, estableciendo sus objetivos, etc. De este modo, el niño abandona cualquier acción que provenga de él mismo y confía únicamente en los estímulos del exterior. Con el tiempo, aprende a aplazar, olvidar y resistir, experimentado apatía y desgana, por lo que este niño tendrá muchas dificultades para convertirse en un ser con iniciativa propia. El niño que fue blanco de la ira de sus padres... El niño se convierte en la víctima de la familia, y sus padres le utilizan para expresar su enfado y frustración, ya que carecen de recur34
sos para hacerlo de otra manera. En este tipo de familias problemáticas, el niño indefenso se convierte en el blanco perfecto de la ira de los adultos, llegando en algunos casos, al abuso físico o emocional. Desafortunadamente, algunas formas de expresar la ira son sutiles, como sucede con el sarcasmo, los insultos, o las normas rígidas. El niño que sufrió el abandono de sus padres... La forma más común de abuso infantil en los EE.UU. es el abandono emocional, que en ocasiones se suma al abandono físico. Muchos niños lo sufren debido a que los padres están excesivamente ocupados con sus propios asuntos, afectando mucho a los hijos de personas muy exitosas económica y profesionalmente, al igual que a niños que han crecido en hogares con padres alcohólicos. La causa del abandono puede ser cualquier cosa que prive al niño de la atención y del cariño de sus padres; ya sea el trabajo, la actividad, la ausencia, la muerte, etc. Uno de los aspectos más difíciles a la hora de detectar si ha habido abandono emocional es que éste es escurridizo y produce un vacío en el niño; aparentemente, nada ni nadie es responsable de ello, y es costoso medirlo y describirlo. No es nada fácil para los niños poner en palabras este sentimiento, y esta dificultad continúa cuando se vuelven adultos; hablan de un vacío vago e inquietante, en lugar de algo concreto que se pueda medir y entender. Estas personas (tanto de niños como de adultos) describen un sentimiento de aturdimiento, inseguridad y vacío; incapaces de recordar episodios dolorosos de su infancia, suelen decir: «En realidad, nunca me sucedió nada demasiado terrible»... Este comentario, aparentemente insignificante, puede ser una clave importante que muestre que faltaba algo esencial en la infancia y que el niño fue abandonado o descuidado. Si nuestros padres no estaban disponibles cuando les necesitábamos emocionalmente, entonces se puede afirmar que sufrimos de abandono. El niño estaba expuesto a conductas parentales que le hacían «volverse loco» Este tipo de conductas se basan en emitir dos mensajes contradictorios al mismo tiempo. Por ejemplo: * Quiero que te sientas libre de realizar tus propios sueños; no olvides que todos esperamos que continúes con el negocio familiar. 35
* Te quiero tal como eres; solamente te doy algunas sugerencias y consejos ya que hay ciertas cosas que podrías cambiar. Aprendí acerca de los mensajes dobles gracias a mi mentora, Virginia Satir. Ella me decía: «Todas las familias problemáticas que conozco se comunican a través de mensajes de doble sentido, lo que crea un sentimiento de locura. Algo funciona mal». Así, las conductas paradójicas tienen lugar cuando dos mensajes que son opuestos se dan simultáneamente. Por ejemplo: * Quiero que salgas y te diviertas. No me importa quedarme solo en casa. * Ya se que me quieres, lo único que pasa es que no sabes cómo demostrármelo. * Tendremos mucho tiempo para estar juntos, pero no ahora. * Puedo cuidar de mí mismo perfectamente, pero me gustaría que estuvieses más tiempo en casa. * Estoy bien, no te preocupes. Sólo me siento un poco decaído. * Siempre te cuidaremos y hay un montón de cosas que podemos hacer juntos, pero justo ahora la situación es un poco difícil. La gente quiere ser reconocida por sus buenas intenciones, y nos pide que no prestemos atención cuando nos decepciona. Muy pronto aprendemos a no tener expectativas de que nos suceda realmente algo bueno. En las familias difíciles, no importa lo que nos dijeron o cuántas sonrisas recibimos, las cosas no iban bien. Incluso aprendimos a relacionarnos con nosotros mismos por medio de dobles mensajes:
cita, actuar de manera confusa o mostrarse frágil. Son actitudes que llevan a desconfiar de las palabras atentas y cariñosas... Para muchos, la infancia no fue una etapa en la que se desarrollaran la alta autovaloración y la confianza, sino que tuvieron que crecer demasiado rápido, temerosos e inseguros de sí mismos. En los próximos capítulos exploraré algunas de las dificultades por resolver y después plantearé formas de aumentar nuestra autovaloración y de celebrar la vida. Por qué es tan importante nuestros sentimientos
entender
mejor
Para muchos niños los primeros años de vida estuvieron llenos de experiencias dolorosas; quizá tuvieron padres que no respondían a sus necesidades de contacto físico, apoyo y consuelo; o quizá les gritaban, descargando sobre ellos su propia rabia y frustración. Algunas veces los padres, en un intento de comunicarse con sus hijos, les infunden miedo y culpabilidad para conseguir que «se porten bien»; esta forma de dominar es muy dolorosa. Otras veces, los padres son indiferentes a sus hijos y les desatienden. Muchos niños recuerdan haber sido continuamente criticados y objeto de burla, o que se les pedía algo que era imposible que ellos dieran. Un niño pequeño no tiene una idea conceptual acerca de sus propias necesidades ni entiende por qué sus padres son como son. Quizás sus padres fueron maltratados en la infancia, o sufrieron graves pérdidas y humillaciones, pero los niños no conocen las
* Comemos mucho y después nos ponemos a régimen. * Recorremos tres kilómetros conduciendo hasta el club deportivo, para luego caminar tres kilómetros en los alrededores de la pista. * Vamos de vacaciones y no paramos de telefonear a casa para comprobar que todo va bien. La coherencia, y el enfoque de vivir en el presente, son estilos de vida que raramente se aprenden en una familia difícil. Habitualmente en estas situaciones «para volverse loco», suele haber un mensaje establecido de buena intención, interés, apoyo y cuidado; y un segundo (normalmente no expresado con palabras) que es más indirecto, y que a menudo trata de algo que no queremos oír o enfrentar. Suele referirse a una acción... como por ejemplo, olvidar una fecha señalada, perder el tren, llegar tarde a una 36
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penas ocultas de sus padres porque carecen de la capacidad para la empatia. Están demasiado ocupados intentando aprender a manejarse en el mundo y son incapaces de apreciar que sus propios padres están perdidos. En ocasiones el miedo, la culpa, la rabia y el dolor son tan intensos que el niño, para sobrevivir, aprende a negar sus propios sentimientos. Este es un mecanismo de defensa necesario: el niño renuncia a su propio conocimiento y a sus sentimientos para seguir adelante y sobrevivir: entierran y repudian a su niño interno. Estos viejos sentimientos se congelan dentro del cuerpo, atrincherados tras barreras de tensión muscular y psicológica. Cuando el niño se convierta en adulto, continuará desarrollando conductas de protección: actuando compulsivamente con la comida, el tabaco, el alcohol o el sexo. Para paliar el dolor interno se crea un sistema compulsivo de conducta, muchas veces sin que nos demos cuenta, y se reprimen los sentimientos (quedando así atrapados en el interior de uno mismo). Esto se convierte en la fuente de rechazo y engaño en nuestras vidas. Nuestros sentimientos son un sexto sentido que interpreta, organiza y provee de significado a los otros cinco. No sentir (estar bloqueado emocionalmente e insensible) nos impide tener una perspectiva equilibrada de la realidad. Si somos incapaces de sentir, nos cerramos a la posibilidad de conectar realmente con los demás, ya que los sentimientos son el denominador común de todos los seres humanos.
Una gran parte de la realidad depende del conocimiento que tenemos de nuestros sentimientos, y por ello nos sentimos confusos y «agobiados» cuando no somos capaces de distinguir los propios de los ajenos. La clave para convertirnos en maestros de nuestra propia vida reside en entender el lenguaje de los sentimientos; cuando nuestro entendimiento aumenta, podemos desechar los sentimientos negativos y de ese modo, una mayor energía y de una cualidad más creativa puede ser liberada. Cuanta más energía creativa se libera, más sentimientos de miedo y dolor se alejan. Esta es la otra cara del círculo vicioso: es un ciclo en que una persona se refuerza a sí misma y produce una reacción positiva. Cuando experimentas el dolor emocional (el cual todos padecemos alguna vez) tu energía se agota y un sentimiento de dolor y desánimo se apodera de ti por un tiempo. Esto es normal; si te permites sentir y experimentar plenamente los estados naturales de dolor, enfado y resentimiento —sin negarlos— tu recuperación será más rápida y completa; de este modo volverás a sentir tu energía, creatividad y productividad. El proceso de resolver problemas emocionales a lo largo de nuestra vida nos ayuda a crecer y desarrollarnos; los temas de nuestra infancia se vuelven a presentar una y otra vez en forma de conflictos cuando somos adultos y si permanecemos abiertos a ellos, maduramos; si nos cerramos y nos defendemos, malgastamos energía y nunca alcanzamos nuestro potencial. Nuestro primer objetivo en la vida es la dependencia, el siguiente la independencia, después la maestría y por último la libertad. @
...Comprender y sentir nuestras emociones nos hace libres...
El perdón El perdón es un regalo que nos concedemos a nosotros mismos, e implica admitir que no conocemos totalmente las circunstancias de las personas que nos han impactado a lo largo de nuestra vida. No disponemos de una sabiduría absoluta que nos permita juzgar: «Papá debió estar más tiempo con nosotros cuando éramos niños», o «Mamá no debió haber sido tan severa...». El perdón implica que reconocemos no poseer el conocimiento o la sabiduría que nos permitiría sentirnos los jueces de las personas que nos han herido en el pasado. 38
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El perdón es una elección, y al perdonar apostamos por la vida en nosotros y en los demás. Gracias a él: 1. Nos liberamos de la carga de arrastrar continuamente nuestro dolor, enfado, resentimiento y soledad, y de este modo nos curamos. 2. Permitimos a los demás vivir libremente su vida ( o descansar en paz) y ocuparse de sus propios sentimientos y conductas, y de las consecuencias de éstas.
o El perdón es un regalo curativo que nos hacemos a nosotros mismos.
3. NUEVAS PERSPECTIVAS SOBRE VIEJOS SENTIMIENTOS
Entender
los
sentimientos
Quizás resulte extraño para algunas personas que yo hable acerca de entender los sentimientos; muchos dirán: «¿Qué hay en los sentimientos que necesite ser entendido? Yo sé cuando me siento bien y cuando me siento mal. ¿Qué es tan complicado?». Si las emociones fuesen únicamente un asunto de sentirse bien unas veces y mal otras, entonces sería cierto que no hay mucho que comprender acerca de ellas; pero como hemos visto anteriormente, nuestros sentimientos presentes están cargados de historia emocional que se estableció en nuestra infancia y que hemos traído hasta el presente. Recuerda esto: A veces el miedo, la culpa, el enfado y el dolor que siente el niño son tan grandes que para sobrevivir deja de escuchar a la parte de sí mismo que puede «sentir» ; éste es un mecanismo de defensa necesario. Para sobrevivir y seguir adelante, el niño se aleja de su conocimiento y de sus sentimientos internos; de ese modo niega y entier r a a su n i ñ o i n t e r n o . Pero a u n q u e t r a t a de e s c a p a r de sus sentimientos ocultándolos y conteniéndolos, éstos permanecen dentro de él. Después de todo somos seres emocionales así como racionales, y las emociones forman parte de nuestra urdimbre. Actuando de este modo congelamos los sentimientos de la infancia (los encapsulamos en el tiempo, por así decirlo) y los transportamos hasta el presente. Por ello, si bien es cierto que sabemos diferenciar entre cuándo nos sentimos bien y cuándo mal, también lo es que estamos acostumbrados a negar muchos de nuestros sentimientos, y esto es debido a que: —... los tememos. —... sentimos vergüenza de ellos. —... pensamos que son malos. —... pensamos que son anormales.
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Como indiqué en el capítulo anterior, nuestros sentimientos constituyen un sexto sentido que interpreta, organiza, dirige y ayuda a entender los otros cinco. Literalmente, «no sentir» (estar emocionalmente bloqueado, congelado, lejano e insensible) lleva a percibir el mundo y los demás seres humanos de una forma desequilibrada. La persona que controla y suprime sus emociones se cierra a la posibilidad de estar conectado realmente con los demás, y de este modo deja de ser realmente humano, ya que los sentimientos son el denominador común de la humanidad. Conectar con nuestros
sentimientos
Los psicólogos y terapeutas han puesto mucho énfasis en la importancia de conectar con los propios sentimientos, pero ¿qué significa esto realmente? Para empezar, conectar con los sentimientos supone darse cuenta de que tenemos sentimientos y llegar a conocer nuestra vida emocional sumergida; significa también aprender a aceptar las emociones como un aspecto natural de nuestra existencia, no como algo a lo que temer o algo hostil que preferimos evitar. Cuando no estamos en contacto con nuestros sentimientos caminamos por la vida en una especie de trance, como si fuésemos sonámbulos; temblorosos y agitados, nos sentimos desbordados por nuestras propias emociones y perplejos ante las de los demás. • - © -
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Entender el lenguaje de los sentimientos es una de las claves para la automaestría.
Permanecer en conexión con nuestras emociones y entender el lenguaje de los sentimientos son herramientas indispensables que nos ayudan a resolver nuestros problemas emocionales a lo largo de la vida, lo cual nos permitirá crecer «de verdad» y hará posible nuestro desarrollo. Inevitablemente, como hemos visto antes, los temas de la infancia continúan apareciendo y son la fuente de muchos conflictos cuando somos adultos. Si permanecemos abiertos al cambio, abiertos a entender el lenguaje de los sentimientos, tenemos acceso al potencial para madurar; por el contrario, si optamos por seguir siendo sonámbulos (despertándonos de modo caprichoso únicamente cuando nos conviene) nuestra energía se dispersa y permanecemos como algo más que autómatas, pero algo menos que humanos. 42
En la mayoría de nosotros existe un impulso que nos lleva de la dependencia a la independencia, y después a la maestría y a la libertad. A continuación veremos cómo el hecho de entender las emociones nos proporciona una nueva perspectiva en la vida y aumenta nuestras posibilidades de realizar nuestro potencial como personas que piensan, sienten y actúan, es decir, plenamente seres humanos.
o Recuerda: la libertad se basa en el entendimiento de las emociones y en la capacidad de actuar según nuestra nueva comprensión.
El enfado El enfado o la ira hacen referencia a un amplio abanico de sentimientos... * El enfado puede tratarse de una simple irritación. * Habitualmente nos enfadamos cuando nos sentimos frustrados o cuando se contrarían nuestro planes. * Puede ocurrir que al principio no percibamos el fastidio que sentimos, pero si el malestar continúa, podemos llegar a sentir una ira bastante considerable. * A veces sentimos rabia, que en ocasiones denominamos rabia ciega ya que parece estar fuera de control. * Otra forma de enfado es el resentimiento que experimentamos cuando nos sentimos disgustados y abandonados. * Cuando nos enfadamos pero no queremos que se note, utilizamos el eufemismo: «Estoy realmente desbordado»... El enfado es una respuesta habitual cuando nos sentimos dolidos o cuando sufrimos una pérdida, pero incluso en estas ocasiones puede que no lo reconozcamos. Cuando alguien dice: «Yo nunca me enfado», probablemente esta persona no sabe cómo reconocer su enfado, o quizás sea tan consciente de su ira que prefiere negarla porque ha aprendido que este tipo de sentimientos son socialmente inaceptables, malos o signos de debilidad. A veces, las personas niegan su enfado porque lo temen; su temor es que si lo expresan se desencadene un torrente de rabia incontrolada que cause algún daño irreparable. Gordon, un policía retirado de cincuenta y cinco años, explica: «He tenido que reprimir mi enfado. Aprendí a controlarme y, fran43
camente, a veces me preocupaba pensar qué pasaría si mi ira se descontrolase». Después añade: «Debido a mi profesión, toda mi vida he estado rodeado de armas, pero nunca he guardado una en casa. Cualquiera que haya estado relacionado con el cumplimiento de la ley te dirá que la mayoría de los homicidios con armas de fuego se producen en hogares, y en la mayoría de los casos, los disparos ocurren cuando se ha bebido durante una disputa familiar». Es importante reconocer el sentimiento de enfado ya que, el enfado, es una emoción natural. Es normal enfadarse en ocasiones, pero el enfado se vuelve problemático cuando intentamos negar su existencia, o cuando lo utilizamos para manipular o intimidar a los demás. Existen dos pasos esenciales en el proceso de entender el enfado: 1. Aprender a conocer mejor la propia ira en todas sus variaciones. Observar lo que nos sucede cuando nos enfadamos, cómo nuestro pulso y respiración se aceleran, cómo sentimos el flujo de sangre en nuestra cara y la tensión en nuestras manos, piernas, cuello y estómago, y cómo nuestros músculos faciales cambian. Observarse uno mismo con detenimiento. 2. Aprender a dirigir nuestro enfado de la manera adecuada y a la persona adecuada. La expresión del enfado es una respuesta sana y natural, necesaria para mantenernos en equilibrio. Es cierto que a veces sentirse enfadado es molesto: la tensión sanguínea aumenta y el corazón se acelera; sin embargo, esta tensión necesita ser liberada hacia el exterior (del modo adecuado) o, al menos, ser reconocida. Si no es así, se vuelve hacia nosotros y se pudre en nuestro interior. Al actuar de este modo, al dolor que originalmente nos causó el enfado añadimos la retención del mismo, con lo cual la dificultad se vuelve mucho mayor. Existe una diferencia importante entre una persona que expresa de manera adecuada su enfado cuando ha sido herida y otra que parece estar crónicamente enfadada, continuamente descargándose hacia el exterior. Una persona crónicamente enfadada y amargada, habitualmente siente que la vida le ofrece muy pocas oportunidades y acostumbra a culpar a los demás de sus problemas; en este caso, la persona utiliza el enfado como una defensa y una racionalización para culpar a otros. Este no es un enfado sano o apropiado. 44
Una buena referencia para saber si el enfado se expresa de modo adecuado es la especificación, que supone que el enfado está asociado a un evento o situación que puede ser descrita de modo específico. La conducta asertiva (afirmación de uno mismo) nos previene de la conducta agresiva, ya que protege los propios derechos y sentimientos, mientras que la agresión ataca los derechos y sentimientos de los demás. Muchas personas querrían volverse más asertivas, sin entender que la asertividad es una habilidad que se aprende; y algunas veces confunden asertividad con agresividad. ¿Cómo sería una expresión asertiva apropiada? 1. Decir cuándo estás enfadado y por qué, expresando el enfado real que hay detrás de las palabras; no seas evasivo, no te justifiques ni seas humilde cuando lo que realmente sientes es ira. Al mismo tiempo, no explotes ni te vuelvas irracional. 2. Cuando las circunstancias externas no te ofrecen la seguridad necesaria para expresar tu enfado, éste puede ser liberado con un amigo o un terapeuta entrenado. Es importante reconocer la situación correctamente; las palabras, los movimientos y los sonidos pueden ser vehículos importante para esta manifestación. Recuerda: dar patadas al perro, correr diez kilómetros al día o cambiar la colocación de los muebles constantemente, no son modos apropiados de expresar esta energía. Aprender a identificar el enfado es una parte esencial del proceso de crecimiento y curación. Muchas personas lo llaman, erróneamente, dolor, tristeza o culpa, cuando lo que sienten realmente es enfado. Estancarse en el enfado puede llevar a la persona a sentirse deprimida, cansada, atemorizada, dolida, frustrada, confusa, o aislada; y rumiar amargamente acerca de injusticias pasadas, viejas heridas y conflictos requiere mucha energía que podría ser utilizada para fomentar el crecimiento personal. Con el tiempo el enfado que ha sido reprimido se convierte en rabia. Esta tiende a ser un sentimiento generalizado a medida que va aumentando, mientras que el enfado es más específico y, por ello, más fácil de comunicar y curar. Uno de los beneficios de expresar honestamente el enfado es que en la mayoría de los casos la persona se siente liberada, comprendida y también más aceptada; cuando el enfado se expresa adecuadamente, puede convertirse en un medio que facilita el camino hacia la capacidad de intimar. 45
Por otro lado, cuando el enfado se expresa de manera no clara, disfrazada o velada, la situación puede empeorarse. Tomemos, por ejemplo, el caso de Hank y Celia, una joven pareja casada hace dos años. Cuando Hank era estudiante, acostumbraba a desayunar todos los sábados con sus dos hermanos mayores para hablar de asuntos de hombres. Después del desayuno, solían ir a algún partido o a una carrera de coches. Este ritual de los sábados continuó después de que Hank y Celia volvieran de la luna de miel. Como cualquiera puede imaginar, estos encuentros entre hombres no le hacían ninguna gracia a Celia. Ambos trabajaban durante toda la semana y disponían únicamente de los fines de semana para estar juntos. Como Celia amaba a Hank y le gustaba estar con él, quería que pasasen el máximo tiempo juntos para hablar, divertirse o hacer el amor. También le hubiese gustado que la ayudase en las tareas del hogar... Hank continuaba pasando seis u ocho horas todos los sábados con sus hermanos y Celia se sentía enfadada, herida, abandonada y celosa; tenía el sentimiento de que Hank se preocupaba más de sus hermanos de que ella. Como se puede ver, esta era una situación a punto de estallar. Celia se crió en una familia donde el enfado era una emoción peligrosa que nunca se expresaba directamente a menos que la situación se volviese intolerable, y entonces, uno perdía los estribos. Siguiendo este patrón de c o m p o r t a m i e n t o , Celia expresaba sus sentimientos hacia su marido regañando todo el tiempo, quejándose y haciendo comentarios sarcásticos. En lugar de decir a Hank que se sentía sola y que quería pasar más tiempo con él porque le quería, empezó a decir cosas del estilo de: «Supongo que vas a salir otra vez con tus hermanos»... en un tono que indicaba claramente su desaprobación. Comenzó a protestar acerca del dinero que Hank gastaba, añadiendo comentarios despreciativos sobre sus hermanos, y le insinuaba que era demasiado débil para romper con su familia. Cuando estas tácticas fallaron para retener a Hank en casa, Celia malhumorada y dolida se encerró dentro de sí misma en un enfado silencioso, comenzando a rechazar los requerimientos sexuales que su pareja le hacía los sábados por la noche. ¿Cuál fue la respuesta de Hank? Respondió con la misma moneda; cuando Celia le sermoneaba y se quejaba, él se mostraba insolente y reservado. Un abismo de resentimiento creció entre los dos. Desesperada por arreglar su matrimonio, Celia buscó consejo en una terapia, y aprendió a manifestar su enfado de un modo más 46
adecuado. En lugar de expresarlo con lágrimas, sarcasmo o distanciamiento, aprendió a reconocer la verdadera naturaleza de sus sentimientos y a manifestarse con Hank teniendo cuidado y sin acus a r l e . Como la m a y o r í a de n o s o t r o s , Celia creció con el convencimiento de que un enfrentamiento siempre ha de ser desagradable, doloroso y negativo, pero no siempre ha de ser así: un enfrentamiento (incluso cuando se está enfadado) puede ser la expresión firme, desapasionada y amorosa de lo que pensamos; nuestro objetivo es expresar claramente nuestro posicionamiento, respetándonos a nosotros mismos y sin intentar destruir al otro. Queremos manifestar que algo que ha sucedido nos está causando problemas, ofrecemos posibles soluciones y expresamos nuestro compromiso para facilitar el cambio. En lugar de acusar sarcásticamente a Hank de ser un estúpido desconsiderado que no se interesa por los sentimientos de ella y que todavía necesita el reconocimiento de sus toscos hermanos para sentirse un hombre, Celia dijo: «Estoy enfada porque...», y le expresó a su marido sus sentimientos de soledad y aislamiento, asegurándole que le quería y que no le intentaba separar completamente de sus hermanos, pero que le gustaría pasar al menos dos sábados al mes con él. ¿Que harían los sábados, entonces? Hablar, ir de excursión, ver la tele, limpiar la casa, hacer el amor o visitar a la familia de vez en cuando; sobre todo lo que Celia intentó fue transmitir a su marido que le apetecía estar con él porque disfrutaba de su compañía. ¿Cómo reaccionó Hank? Al principio, esperando ser acusado como en el pasado, montó en cólera y se puso a la defensiva; pero esta vez, Celia no reaccionó de modo negativo. Volvió inmediatamente a expresar su punto de vista con claridad, dando ejemplos concretos y no pidió que Hank sucumbiese a sus ruegos completamente. El matrimonio de Hank y Celia va mucho mejor ahora. En palabras de Hank: «Siempre supe que Celia me sermoneaba por el tiempo que pasaba con mis hermanos, pero pensaba que se debía a que era una persona celosa, egoísta y posesiva. Nunca me llegué a dar cuenta de lo mucho que se interesaba por mí hasta que dejó de regañarme». Aprender a expresar de manera abierta los sentimientos negativos de enfado y los sentimientos positivos de amor, ha contribuido a crear el espacio de intimidad que Celia anhelaba. Ser capaz de expresar la rabia y el enfado a menudo supone romper con los patrones de conducta aprendidos en la infancia, como por ejemplo: «Debes contener tus sentimientos, es mejor que 47
expresarlos abiertamente». La expresión del enfado puede ayudar a una persona a desatascarse y a ser capaz de sentir otro tipo de emociones.
Algunas claves para expresar el enfado de forma saludable 1. Guarda silencio y deja que todos los sentimientos de enfado salgan a la superficie... 2. Reconócete a ti mismo y valórate por ser capaz y estar abierto a sentir la verdad de tu enfado... 3. Expresa tu sentimiento de enfado honestamente tan rápido como puedas a la persona apropiada... 4. Vuelve a sentir reconocimiento hacia ti mismo por ser honesto y directo...
¿Qué nos impide expresar nuestro enfado? 1. Las personas dependientes temen que si se enfadan, los demás piensen que son antipáticas; son personas que temen ser rechazadas y abandonadas. Prefieren quejarse continuamente y gimotear, antes que expresar claramente su enfado y utilizar esa energía de modo constructivo hacia una resolución. Actuando así, malgastan su energía y a menudo se sienten deprimidas y apáticas. 2. Las personas muy controladas tienden a intelectualizar su enfado y a retenerlo. Confunden los términos, analizan la situación desde todos los ángulos, verbalizando y evitando sentir; de este modo, acumulan tanta ira que en ocasiones explotan irracionalmente. Temen «perder el control» y este temor está a menudo justificado ya que no saben expresar esta emoción de manera saludable. 3. Las personas constantemente preocupadas por agradar a los demás tienden a disfrazar su enfado; proceden a través de insinuaciones, sonriendo continuamente con los dientes apretados. A menudo estos sentimientos se expresan a través de síntomas físicos: dolores de cabeza, tensión muscular y malestar de estómago; todo ello señales que manifiestan la ira reprimida.
Me enfadé cuanto tú... pero ahora ya está solucionado
La
culpabilidad
Cuando surge la culpabilidad uno se siente desvalorizado, equivocado, estúpido y miserable. A menudo, la culpa es el resultado de retener la rabia hasta tal punto que ésta se vuelve contra uno mismo; las personas que se sienten excesivamente culpables tienden a hundirse en sus propios sentimientos negativos como forma de autocastigo para, de este modo, aliviar un poco su sentimiento de 48
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culpa. Un rasgo común entre la persona enfadada y la que se siente culpable es que ambas tienen dificultades en dirigir sus sentimientos hacia la fuente: la rabia largo tiempo contenida. Con el tiempo la persona duda de su propio valor y dirige cada vez más energía negativa hacia sí misma, lo que refuerza su culpabilidad. Esto es particularmente cierto en el caso de que haya habido relaciones conflictivas con algunas personas o dentro de la familia. En un momento dado, alguna de las personas hace un alto en el conflicto y decide buscar ayuda o establecer algún cambio; este puede ser el momento en que la persona comienza una terapia o se une a un grupo de Alcohólicos Anónimos. Esta actitud de buscar ayuda y terminar con los roles establecidos, es una forma de encarar toda la falsedad y los juegos en la familia o en una relación. Cuando la persona que ha buscado ayuda empieza a cambiar y a desarrollar un sentimiento de autovaloración, las personas cercanas (que no han buscado ayuda o no tienen intención de cambiar) frecuentemente se sienten amenazadas y culpan a la ayuda psicológica o terapia por los cambios ocurridos; se quejan de que ya no se les quiere y se resienten de que su compañero ya no entre en los mismos juegos de poder destructivos del pasado. En ocasiones la persona que ha buscado ayuda está tan sorprendida de sentirse mejor consigo misma que cuando se le acusa, inmediatamente se siente culpable. Es importante saber que lo que siente no es verdadera culpa: se trata de una culpabilidad que manifiesta mejoría y recuperación, y que en realidad oculta rabia. Da tanto miedo sentir rabia cuando estamos en un proceso de autovaloración que nos sentimos tentados de llamarlo culpa; sin embargo, es necesario que llamemos a la rabia por su nombre y la expresemos como tal... Toda persona deseosa de trabajar por ello merece sentir una alta autovaloración y todas las cosas positivas que ello conlleva.
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Toda persona deseosa de trabajar su culpabilidad merece sentir una alta autovaloración y todas las cosas positivas que ello conlleva. Los sentimientos de culpa pueden apoderarse de nosotros y dirigir nuestras energías hacia dentro como si fuera un castigo, a menudo confuso, ilógico e incontrolado. Entonces nuestra memoria se vuelve selectiva y nos acordamos únicamente de las veces que hemos quebrantado algún valor que considerábamos superior o hemos causado sufrimiento y pena a otro ser humano. Las evidencias 50
de logros pasados y de actitudes de buena voluntad anteriores se vuelven vagas, difíciles de recordar, al mismo tiempo que las agresiones se hacen muy presentes en nuestra memoria. Acordándonos únicamente de la culpa, seguimos sintiéndonos mal con nosotros mismos. Parece que nos hemos vuelto dependientes y adictos a tener relaciones insatisfactorias, asuntos irresueltos y situaciones de la vida en las que se nos castiga. Existen dos situaciones que producen especialmente sentimientos de culpa: cuando sentimos rabia hacia los padres y/o hacia los hijos. De algún modo estos dos grupos parecen generar mucha ansiedad e incertidumbre cuando se trata de la expresión de sentimientos de rabia; sin embargo, es importante recordar que a veces el sentimiento más apropiado que se puede sentir hacia los padres o los hijos es una rabia sana. Cuando estamos convenientemente enfadados con nuestros hijos, les estamos enseñando a reconocer límites y a respetar. En la medida en que nos respetamos a nosotros mismos y establecemos límites a cerca de cómo queremos ser tratados, les estamos enseñando que esto es correcto y apropiado y que ellos también tienen derecho a establecer sus propias fronteras. Cuando enseñamos a nuestros hijos a expresar, recibir y aprender de la rabia, estamos estableciendo los fundamentos de cómo comportarse entre seres humanos y establecer así relaciones maduras. Los padres son un asunto totalmente diferente. A veces los mitificamos y los vemos como personas que siempre son correctas, nos aceptan y saben mucho acerca de casi todos los temas. La realidad, sin embargo, es que todos los padres son simplemente personas a las que les sucedió el hecho de tener hijos. Repite: Los padres son simplemente personas a las que les sucedió el hecho de tener hijos. Y ese hecho no quiere decir que sean personas más responsables, sabias y cariñosas que las personas que no tienen hijos. Un niño que en su infancia aprende que la rabia no es una expresión saludable, a menudo se siente culpable de mayor cuando expresa sus sentimientos naturales de rabia hacia sus padres. Este niño, al convertirse en adulto, a menudo guarda resentimientos hacia sus padres cuando se da cuenta de que éstos rehusaron darle amor y apoyo en el momento en que más lo necesitaba. La rabia que no pudo ser manifestada en la infancia busca toda51
vía ser expresada y cuando el niño se hace adulto, todavía sigue temiendo hacer algo para sí mismo pues siente que si expresa sus emociones «anti-padres», únicamente conseguirá que aumente su sentimiento de culpa. Cuando se vive temiendo continuamente herir los sentimientos de los padres, la vida se vuelve una repetición dolorosa de una infancia confusa y esto afecta a todas las relaciones, pues uno teme expresar la rabia y manifestar cuándo se siente herido. Es crucial resaltar la importancia de resolver la rabia entre el niño y sus padres, ya que el miedo no resuelto y la rabia de nuestras primeras relaciones en la infancia afectan a nuestras relaciones adultas en la vida presente (lo sepamos o no). También es importante reconocer que existe un sentimiento de culpa apropiado; este tipo de culpa es saludable y una señal de que hemos ofendido a alguien o nos hemos equivocado con alguna persona o con nosotros mismos. Este tipo de culpabilidad nos hace sentir incómodos hasta que reparamos o restituimos la situación con la persona a la que hemos herido. Negar nuestra responsabilidad cuando hemos ofendido a alguien, únicamente aumentará nuestro sentimiento de culpa. La mejor manera de liberarnos de ella es reconocer la responsabilidad de nuestras acciones, disculparnos y reparar los daños causados; esto ayudará enormemente a aligerar nuestra tensión interna y a colaborar a que todos, incluidos nosotros, nos sintamos mucho mejor. @ Negar nuestra responsabilidad cuando hemos ofendido a alguien únicamente aumentará nuestro sentimiento de culpa. La mejor manera de liberarnos de él es reconocer la responsabilidad de nuestras acciones, disculparnos y reparar los daños causados.
Romper con un patrón de «toda una vida» de culpabilidad, es difícil, pero no tanto como continuar viviendo dominado por ella. Consideremos el caso de Carol, una mujer de veinte años que intentaba construirse su vida y que se sentía culpable (a la vez que atrapada) cada vez que quería irse de casa. Su vida era un fracaso físico y emocional; su madre estaba enferma y su padre confiaba en su princesita Carol para hacerse cargo de la situación. Cuando creció, anhelaba tener una relación y liberarse de la presión que le suponía tener que responder a las necesidades de sus padres. Con el tiempo fue capaz de irse a vivir a otra ciudad, pero 52
solamente después de tener varias sesiones de lágrimas con sus padres. Carol se fue a 130 kilómetros de distancia pero su sentimiento de culpa persistía. Su madre necesitaba su ayuda, su apoyo y su compañía, y su padre la necesitaba como principal sostén de la familia para ayudar a su madre. Aunque vivía a 130 kilómetros, visitaba a sus padres al menos una vez al mes y les telefoneaba cada dos o tres días. Sus salidas con hombres dejaron de ser algo prioritario; tenía otras obligaciones, otras situaciones requerían su tiempo y sus emociones. Después de perder su tercer novio, Carol decidió empezar una terapia. Allí aprendió que había perdido gran parte de su infancia, que se había visto enredada en la relación de sus padres y que, de alguna manera, había sido emocionalmente utilizada. Para desarrollarse como persona necesitaba tener su propio tiempo, espacio y distancia, pero cada vez que intentaba conseguir lo que necesitaba, se sentía emocionalmente castigada por sus padres. Gradualmente desarrolló un entendimiento de sus propias necesidades y se hizo consciente de la responsabilidad de sus padres de cubrir las suyas propias. Entonces, se trasladó de nuevo, esta vez a Nueva Inglaterra, ciudad que siempre había querido visitar. Antes de partir, Carol explicó a sus padres por qué necesitaba ir tan lejos, al tiempo que estableció límites claros para futuros contactos con ellos. Con una gran cantidad de coraje para liberarse de su culpabilidad, Carol comenzó a vivir su propia vida. Sugerencias para deshacerte del sentimiento de culpa enfermizo 1. Deja de intentar demostrarte a ti mismo y/o a los demás que no sientes o que tus sentimientos no son importantes... 2. Recuerda ser siempre honesto con tus propias necesidades; no estás obligado a cubrir las necesidades de los demás, ésa es su responsabilidad. Te debes a ti mismo respeto y lealtad. 3. Recuerda que sólo tú puedes saber lo que es mejor para ti; no necesitas responder a las expectativas y criterios de nadie más que de ti mismo. 4. Cree en ti mismo y en tus propios sentimientos y acéptate tal como eres. 5. Pregúntate honestamente... 53
* * * * * *
¿Qué quiero para mí mismo en esta vida? ¿Qué voy a hacer para conseguirlo? ¿Cuál es mi camino? ¿Quién lo ha decidido así? ¿Por qué he esperado a que llegara una crisis para actuar? ¿Cómo me voy a mover a partir de ahora?
Recuerda este hecho esencial: No dependes de nadie, cualquiera que sea la relación que tengas con una persona. No has venido al mundo para satisfacer los sueños, deseos o necesidades de tus padres, tu pareja o tus hijos. Tampoco tienes la responsabilidad de proteger a otra persona, de confrontar su propia realidad y las consecuencias que ésta produce. Estás aquí para existir, desarrollarte, crecer y ser responsable de ti y para ti mismo. En el contexto global, también estaría bien que contribuyeras a mejorar el mundo ya que habitas por un tiempo en él.
Mi camino es mi camino
La
vergüenza
La vergüenza es diferente a la culpa, pues mientras ésta se produce por una ofensa específica que se comete hacia los demás o uno mismo, aquella es un sentimiento generalizado desprovisto de claridad en el que uno se desvaloriza y considera que no es tan bueno como los demás. En familias que viven bajo la influencia de este sentimiento de vergüenza, sus miembros sienten que su existencia no tiene importancia; no es necesariamente buena o mala, sencillamente no es importante. Cuando sentimos vergüenza de nosotros 54
mismos, no hay nada que podamos hacer realmente; simplemente sentimos que no tenemos ningún valor y no hay nada que pueda cambiar este sentimiento. Algunas personas apelan a instituciones para reforzar su vergüenza. Iglesias, escuelas y autoridades se vuelven el símbolo de lo que es bueno y adecuado; la persona considera que estas autoridades representan lo que está bien y que ellos son malos si no responden a los criterios que la autoridad establece. La vergüenza es una actitud que nos hace impotentes y que no puede ser curada; sólo puede ser transformada en culpabilidad, y ésta sí puede trabajarse. La culpabilidad tiene que ver con conductas tales como: * * * * *
Mentir a un amigo. Emborracharse y tener un accidente de coche. Robar dinero a los padres. Discutir continuamente con la pareja. Ignorar las necesidades de los demás.
La vergüenza es una condición de la baja autovaloración, mientras que la culpa es una respuesta a un evento. No obstante, la culpa acumulada (no expresada) se convierte en vergüenza: en lugar de sentirse mal en relación a un suceso, el malestar se acumula hasta que los acontecimientos mismos son olvidados y uno se siente una mala persona. Por ejemplo, si uno se siente culpable por no visitar a su familia y viejas amistades, con el tiempo se llegará a considerar el malo de la familia. Este sentimiento de mala persona es un sentimiento de vergüenza. A veces la persona elige no practicar la religión de su familia y se siente mal por ello; o una mujer tiene relaciones extramatrimoniales, se queda embarazada y aborta, y como consecuencia de ello se siente una mala persona. La vergüenza tiene que ver con un sentimiento de desvalorización... Éstos son algunos ejemplos típicos de sentimientos de vergüenza: * * * * * *
Sentirse Sentirse Sentirse Sentirse Sentirse Sentirse
demasiado pequeño. menos inteligente que los demás. poco atractivo. poco importante. indeseable. estúpido. 55
La
depresión
La depresión, al igual que la culpa, a menudo se genera cuando la rabia se retiene dentro de uno mismo. Hacer del mundo un lugar atractivo y saludable cuesta energía, responsabilidad e implicación, por lo que la persona que siente constantemente rabia en su interior, tiene poca energía saludable para darse a sí misma, a los demás y al mundo. Cuando una persona feliz y otra deprimida miran la misma cosa, la primera verá lo mejor en ella y la segunda lo peor. La persona deprimida ve en las personas y el mundo un reflejo de sus propios sentimientos internos; suele focalizar su atención en su sentimiento de vacío, en la ausencia de comunicación, en sus sueños insatisfechos, sus problemas y su falta de valor; de este modo, su energía se vuelve contra sí misma. A continuación expongo un par de ejemplos muy comunes: * Se acercan las navidades, y Ken y Martha están ansiosos por encontrarse con sus cinco hijos. Una semana antes de las vacaciones, uno de los hijos telefonea para comunicar que no podrá ir para esas fechas. Ken acepta la situación con un poco de malestar pero sigue adelante con su propia vida; Martha, por el contrario, decide mostrar su disgusto y malestar durante la cena de Nochebuena, haciendo sentir a todo el mundo muy incómodo e interrumpiendo la manifestaciones de buenos sentimientos entre los presentes. * A Steve le gustaría que su padre fuese capaz de abrazarle, interesarse por su carrera, y aceptar y querer a su mujer. Con el tiempo el padre de Steve es capaz de aceptarle a él y a su mujer, y se empieza a interesar por la carrera de su hijo. Sin embargo, Steve sigue sintiendo que su padre no le quiere porque tiene dificultades en abrazarle. En los dos ejemplos anteriores, tanto Martha como Steve se sienten tristes y no queridos porque no reciben exactamente lo que ellos quieren; en su malestar se olvidan de disfrutar de lo que tienen. Las personas que sufren una pérdida sienten una tristeza saludable; su tristeza está mezclada con enfado, que también expresan. En ocasiones también el sufrimiento toma una forma saludable de expresión. Aquellos que experimentan una pérdida pero que no pasan por sentir y expresar enfado y sufrimiento, acumulan estas vivencias en su interior; sus sentimientos alrededor del enfado y el sufrimiento no expresados, se transforman en un estado de depresión no específico. 56
Después de un tiempo la persona olvida incluso lo sucedido y únicamente sabe que se siente deprimida; cuanto más tiempo dura esta situación, más se alejan los sucesos ocurridos y más difícil es encontrar una solución y recuperar un estado energético saludable y lleno de vida. Para enfrentar la depresión, el primer paso importante consiste en dirigir la propia energía hacia el exterior; por un tiempo, prestar atención al cuerpo energético será beneficioso, al igual que tomar el compromiso de mantenerse activo y despertar el cuerpo a más movimiento, menos horas de sueño y más implicación con los demás. De este modo, conforme el organismo se acostumbra a dirigir más energía hacia el exterior, uno se siente más vivo. En este momento, es importante darse cuenta y expresar cualquier sentimiento de culpa o enfado que emerja a la superficie, pues esto ayudará a despertar a la persona deprimida. Las depresiones menores probablemente se resolverán simplemente cuando el individuo introduzca cambios en sus hábitos corporales y hable de su malestar e irritación; si la persona está más profundamente deprimida, necesitará la ayuda de una terapia para descubrir y desvelar su enfado y culpa (ya que éstas son emociones que el sujeto intenta evitar por todos los medios). Es importante recordar que existen depresiones que tienen origen bioquímico, resultado de malos hábitos de vida (tales como una mala alimentación —comer demasiado o demasiado poco—, adicción al café, vida sedentaria, estrés etc.). Incluso, algunas personas parecen tener predisposiciones genéticas y se deprimen debido a un mal funcionamiento de sus neurotransmisores o debido a los cambios de las estaciones. Una vez que estos tipos de depresiones se han descartado, nos podemos enfocar en las depresiones de origen psicológico, o depresiones alimentadas por la rabia y el enfado no expresados. Una posible salida a este tipo de depresiones consiste en encontrar un modo de liberar el enfado que la persona retiene; la expresión apropiada de esta emoción puede ayudar a disipar la depresión. Un aviso importante: la expresión de los sentimientos no implica en todos los casos la cura de los mismos; en ocasiones, dar rienda suelta al enfado puede ayudar a sentirse mejor momentáneamente, pero no es la panacea que cura todas las depresiones. Lo más útil parece ser contar con la ayuda y la presencia de un terapeuta que te escuche manifestar tu depresión sin negarla; de alguien que es capaz de identificar tu enfado sumergido, si está pre57
senté, o que te pueda dar pautas de autoayuda personal si son necesarias; alguien lo suficientemente acostumbrado a tratar con las depresiones como para ser capaz de diferenciar si estás melancólico, si tienes una reacción alérgica, si tu estado se debe a los efectos secundarios de algún medicamento, a un desorden afectivo estacional o a una disfunción hormonal. La toma de conciencia y la expresión de los sentimientos no producen automáticamente la desaparición de la depresión; en ocasiones, las personas aprenden a ventilar sus emociones, siendo capaces de expresar su enfado, miedo y resentimiento y de tener gran cantidad de revelaciones. Pero nada parece cambiar. Se necesita hacer algo más que actuar emocionalmente y ser agudo en las terapias. Si este algo más no se hace, la persona puede caer en la trampa de volverse un colgado de las terapias, especialista en la jerga; en alguien que puede explicar, de manera muy profunda, el porqué de sus emociones y un experto en expresarlas («¿Quieres que me enfade? Pues, ¡toma enfado...Grrrr!» «¿Quieres lágrimas? Pues, ¡toma esto! —se oye sonido acuoso...—»). Ten en cuenta que debido a que los terapeutas nos animan a expresar continuamente nuestras emociones, a veces asumimos que los que nos rodean en nuestra vida cotidiana se comportarán también de un modo comprensivo, pero este no es siempre el caso. En ocasiones es más seguro mantenerse discreto, ya que esta virtud, como dijo Shakespeare, puede ser la mejor muestra de coraje y valentía.
El dolor El dolor es la respuesta normal a una pérdida; cuando perdemos a un ser querido, aparecen un montón de sentimientos que acompañan a este suceso, tales como: enfado, rabia, dolor, culpa, terror, vacío, tristeza e impotencia. El dolor es un compendio de los sentimientos que habitualmente acompañan una pérdida importante: ya sea la muerte de un ser querido, un divorcio o una separación. O quizás lo sintamos debido a : * La pérdida de nuestra infancia (el niño que crece en un hogar donde las necesidades emocionales y a veces las físicas, no son satisfechas; como por ejemplo en el caso de una familia alcohólica). * La pérdida de la salud (si se nos diagnostica una enfermedad importante). 58
* La pérdida de un sueño (cuando nos damos cuenta de que nuestro niño interno no realizará los sueños que esperábamos hacer reales). * La pérdida de la esperanza (no vamos a ser ascendidos como esperábamos). En resumen, hay muchas causas que producen un dolor normal y natural, ya que se trata de un sentimiento normal; lo que es anormal es rechazar todos los sentimientos que emergen a lo largo del proceso y desechar la ayuda que los demás nos ofrecen en estos duros momentos. Para trabajar con él es necesario dejar que todos los sentimientos emerjan y sean expresados; es un proceso a través del cual llegamos a admitir la realidad de la pérdida y aceptamos vivir sin aquello que se nos fue, en lugar de hablar continuamente de ello, preocupando a los demás y a nosotros mismos y sin llegar a nada resolutivo. Trabajar sobre el dolor es una aventura arriesgada que requiere de nuestra capacidad de apostar por la vida y vivir como seres humanos responsables y cuidadosos, no importa cuan duro sea lo que estamos pasando o cuan significativa sea la pérdida que hemos sufrido. Como hemos visto, la pérdida y el dolor pueden presentarse de diversas formas. Tomemos el caso de Felicia, un ama de casa de cuarenta años que tuvo que enfrentar varias pérdidas, y todo el dolor que eso conlleva, en un breve periodo de tiempo. El abandono de su marido, que se fue con otra mujer, implicó sobrellevar un divorcio, la dificultad de vivir sola, la reducción de sus ingresos y a la vez sentir el desgarro producido por la separación tras diecisiete años de matrimonio con sus buenos y malos recuerdos. Comenta a su terapeuta: «Fue horrible. A veces sentía que hubiese preferido estar muerta». Sin embargo, Felicia tuvo el coraje suficiente de enfrentar sus pérdidas y de ir más allá de ellas. No le resultó fácil, ya que supuso hacer nuevas amistades, encontrar un trabajo y quizás lo más difícil de todo: enfrentarse a sí misma, haciendo un inventario honesto de su situación, expresando su rabia, dolor y resentimiento para llegar apostar de manera positiva por su propio porvenir. Aprenderemos a vivir en el presente tal como es, abiertos a experimentar lo que el mundo nos trae, incluso aunque hayamos sufrido pérdidas significativas. Nos desprenderemos del pasado para hacer sitio al presente, pero este desprendimiento no puede ser real hasta que no hayamos tomado la responsabilidad de expresar nuestros 59
sentimientos. Sólo entonces seremos capaces de sobrellevarlo. Es importante darse cuenta de que hay muchas personas a nuestro alrededor que nos ayudarán si se lo pedimos; debemos dejar de rechazar la compañía y ayuda de los demás porque no podemos tener a la persona que queremos a nuestro lado. De este modo, dejamos de ser infantiles emocionalmente, y a cambio encontramos la madurez emocional y un sentimiento de confort y realización persqnal. Todos sufrimos algunas pérdidas a lo largo de nuestra vida: * Una infancia feliz. * La salud y la fuerza física de la juventud. * La fantasía de que siempre seremos fuertes e inmortales. * La seguridad económica. * Los hijos se van de casa. * A veces, las personas queridas se van y nunca vuelven. * Un trabajo que valorábamos mucho. * Nos divorciamos. Algunas pérdidas suceden demasiado pronto y parecen injustas, pero la vida consiste también en aprender a adaptarnos a estas pérdidas y en aceptar lo que nos pareció injusto. En último término, la vida misma es una pérdida. El dolor no es una debilidad ni tampoco un castigo; es un hecho psicológico y emocional de la existencia, y necesitamos aprender a adaptarnos a él y trabajarlo. Es un sentimiento valioso y respetable, y tenerlo en cuenta en nuestro trabajo de crecimiento es muy curativo, ya que nos proporciona sabiduría y comprensión. A través de él aprendemos a diferenciar lo esencial de lo superficial, y a sentir la energía contenida en nuestros sentimientos. Esta toma de conciencia nos acerca a percibir la totalidad y a entendernos más profundamente a nosotros mismos. Elisabeth Kubler-Ross describe las fases naturales que suceden en todo proceso de dolor:
* * * * *
Tensión en el corazón. Aceleración de la respiración. Dolores de cabeza. Pérdida de apetito. Insomnio.
Si aceptamos sentir lo que se despierta en las distintas etapas del proceso, se producirá una curación interior. Siempre habrá sentimientos de tristeza y pérdida, pero éstos serán integrados en nuestra realidad y dejarán de controlar nuestra conducta y nuestro nivel energético; de este modo, comenzaremos de nuevo a vivir. Una vez dispuestos a revivir, hemos de estar atentos a no caer-en nuestro antiguo yo. Cuando hemos sufrido una pérdida significativa, salimos de ello transformados; y lo haremos más fuertes o más débiles, sanos de espíritu o enfermos, dependiendo de la manera en que respondamos a esta pérdida. Si no hemos atravesado todas las fases del dolor, ni pedido ayuda cuando la necesitábamos, probablemente seguirán existiendo muchas luchas en nuestro interior. Otras personas que hayan sufrido alguna pérdida importante en su vida y la hayan enfrentado de manera saludable entenderán que no todo se ha perdido; saben que la vida ya no volverá a ser como antes y que, sin embargo, muchas cosas buenas permanecen (buenas amistades y toda la infinita variedad que la vida misma ofrece). Q
Con el tiempo, las nubes se empiezan a despejar y aparecen algunos rayos de sol.
1. Negación. ( Esto no me está pasando realmente.) 2. Enfado. (¿Por qué me sucede a mi? ¿Por qué ahora?) 3. «Regateo». (Quizás si me esmero más y cambio no me volverá a pasar.) 4. Depresión. (Impotencia y rendición.) 5. Aceptación. (Las cosas son como son, las aceptaré y así podré sacar el mayor partido posible de la situación.) Durante este tiempo ocurren muchos cambios corporales que también son normales. Por ejemplo: 60
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Existen muchos otros sentimientos dolorosos que podríamos explorar. Los que citamos a continuación a menudo permanecen encerrados en nuestro interior. Toma unos minutos para leer esta lista de sentimientos y permitir que tus pensamientos y emociones afloren a la superficie... Celos. * Odio. * Malhumor. * Tristeza. * Preocupación. * Frustración. * Confusión. * Desánimo.
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Haz un compromiso contigo mismo de liberarte de la carga emocional que acarreas del pasado; libérate de las conductas que mantienen esos sentimientos dentro de ti. Y sobre todo, recuerda:
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Los sentimientos son el denominador común de la humanidad y entender el lenguaje de los sentimientos es esencial para la automaestría, independencia y libertad.
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4. ENEMIGOS DE LA ESTIMA
El viaje hacia una alta autovaloración comienza de la misma manera para todo el mundo, y cada uno necesita preguntarse honestamente: * * * * *
¿Qué es lo que siento? ¿Por qué me siento así? ¿Me he sentido así antes? ¿Que situación o persona está relacionada con este sentimiento? ¿Cómo me he comportado cuando este sentimiento ha aparecido anteriormente? * ¿Qué puedo hacer con este sentimiento ahora?
El camino para aumentar nuestra autovaloración se recorre cuando nos hacemos conscientes de nuestros sentimientos y somos capaces de expresarlos de forma directa y adecuada. Sólo nosotros conocemos a nuestro niño interior; nuestro objetivo es liberarle y, para conseguirlo, debemos ser totalmente honestos con nosotros mismos y abrirnos al lenguaje de los sentimientos (los nuestros y los de los demás). Cuando lo hacemos, nos volvemos más responsables en todos los aspectos y dimensiones de nuestra individualidad. De este modo, acabamos con la fragmentación del ser alienado y nos volvemos personas totales, integradas, satisfechas de conocer quiénes somos realmente. En este proceso de crecimiento y toma de conciencia, nos liberamos de cargas emocionales y asuntos irresueltos de nuestra vida, deshaciéndonos de la confusión del pasado, llegando a aceptarnos sin excusas ni justificaciones, elevando nuestra autovaloración enraizada en la confianza en nosotros mismos y el autoconocimiento. Dicho así parece muy fácil; en la realidad, a menudo nos encontramos con barreras y un montón de trampas en nuestro viaje hacia la autoestima. El principal obstáculo surge de nuestra propia conducta, hábitos estancados y obligaciones que nos imponemos nosotros mismos. Si decidimos medicarnos, evadiendo y escapando del dolor emocional, nos volvemos fugitivos de la vida; en lugar de dirigirnos hacia el autodesarrollo, nos enredamos en comportamientos que obstruyen nuestro crecimiento. 65
El alcohol, la cocaína y otras drogas El alcohol y otras sustancias químicas que alteran los estados anímicos se utilizan por excelencia como seguros remedios para los estados emocionales difíciles, ya que al utilizarlos nuestro estado anímico cambia. Muchas cosas influyen en nuestro ánimo: el tiempo, una película, la iglesia, la poesía, las noticias de la radio, una pizza, etc.; pero nada lo altera de manera tan clara y rápida como el alcohol y otros productos químicos (ya sean éstos drogas prescritas por el médico —como valium, tranzene o librium—, o drogas ilegales del tipo de la marihuana, el PCP, las anfetaminas o la cocaína; existe un mercado muy grande de drogas de todo tipo que alteran los estados de ánimo). Muchas personas en nuestra cultura (quizás la tercera parte de la población) consumen regularmente alcohol como si se tratase de un hábito inherente a la cultura. Para muchos, su habitual consumo —la droga doméstica por excelencia— supone un modo relativamente barato, agradable y adecuado de cambiar su estado anímico. 66
Uno de los cambios más valorados que proporciona el alcohol es un sentimiento «asegurado» de relajación y entusiasmo. Para el consumidor ocasional estos cambios no son excesivamente importantes ya que conoce otros medios, aparte de las drogas, de conseguir los mismos resultados. Sin embargo, para otro grupo de personas (aproximadamente una de cada siete) el alcohol es valorado de manera primordial ya que les produce efectos maravillosos. Les encanta cómo el alcohol les hace sentir, y de este modo comienza una historia de amor, pues todos se sienten mucho mejor cuando lo consumen. Esta historia de amor también está presente cuando se consume cocaína u otras drogas (incluidas las que alteran los estados de ánimo y que son recetadas por el médico). Con el tiempo, los buenos sentimientos que se despiertan a raíz del uso de estos productos químicos se vuelven cada vez más importantes para el consumidor, y de este modo se establece una relación de dependencia; la libertad de elección desaparece y la persona siente una fuerte urgencia de saborear una y otra vez los placeres que estas drogas le proporcionan. Con el tiempo, el sujeto pone cada vez menos interés en conseguir sentimientos positivos por vías naturales, en tanto que éstos se pueden conseguir fácilmente por medio de las drogas. En su folleto titulado El romance: una historia de dependencia de las sustancias químicas, el Dr. Joseph R. Cruse nos habla de las principales condiciones necesarias para que produzca la dependencia de un producto químico: ha de haber un anfitrión predispuesto, un agente tóxico y un ambiente permisivo. «Desconocemos cuál es el mecanismo básico por el que el alcohol o cualquier otra droga desarrollan una dependencia en una persona predispuesta a ello; pero, podemos decir que una especie de romance se establece entre el agente y el anfitrión cuando alguna sustancia química natural producida por el cerebro de la persona encuentra ciertas drogas como el alcohol. Una historia de amor comienza...». Para alguien que nunca ha sabido cómo alcanzar sentimientos positivos y agradables de forma natural, las drogas proporcionan en ocasiones los primeros buenos sentimientos que esa persona ha experimentado en toda su vida. De este modo, la idea de que es posible tener sentimientos agradables de manera previsible mediante el consumo de drogas, se vuelve muy seductora y éstas cobran una importancia primordial en la vida del consumidor. Con el tiempo la posibilidad de elegir se reduce, y la persona consume alcohol u otra droga cada vez con más frecuencia; a menudo esto produce problemas en sus relaciones personales. A veces 67
la conducta se vuelve indeseable, llegando incluso a ser francamente embarazosa y emocionalmente dolorosa. Si estos episodios continúan y los problemas en las relaciones se intensifican, emergen los remordimientos, la tristeza, el enfado y el miedo, y el afectado empieza a utilizar las drogas no tanto para sentirse bien sino, y sobre todo, para aliviar sus sentimientos dolorosos. Las drogas son entonces utilizadas para reducir el malestar producido por su propio consumo; como se puede ver, se establece un círculo vicioso: * Las drogas se utilizan para sentirse bien. * Cada vez se utilizan más y más para obtener sentimientos positivos, lo que acaba teniendo malas consecuencias. * Se vuelven a utilizar para liberarse de los sentimientos negativos, y ello ocasiona nuevamente consecuencias negativas... etc., etc., etc. Confiar en las drogas como modo de cambiar los estados de ánimo produce un estancamiento de la vida emocional natural, y paulatinamente los sentimientos disminuyen. Con el tiempo, las «subidas» y los sentimientos positivos y agradables ya no lo son tanto, y las «bajadas» son cada vez más duras. Este proceso concluye en una vida emocional crónicamente deprimida donde lo normal es sentirse mal. En mi libro Otra oportunidad describo con detalle la espiral de la adicción y la erosión del potencial humano que se genera cuando se depende de algún producto químico. Hablemos claro acerca de la adicción: si los tres elementos que enunciábamos antes se presentan (el anfitrión, el agente tóxico y el ambiente permisivo), la adicción o dependencia física de drogas ocurrirá. Y con ello probablemente se erosionará la propia vida emocional, física, social, volitiva y espiritual de la persona. En la mayoría de los casos, cuando la persona ha llegado a ser drogodependiente, resulta muy difícil parar la adicción que se ha establecido si no es con la ayuda de un profesional. Afortunadamente hay muchos tipos de tratamientos posibles para el alcohólico crónico o el drogadicto de cualquier tipo, aunque los buenos programas de asistencia reconocen la necesidad de restablecer la vida emocional de la persona. Los programas de «Tratamiento en treinta días» desbloquean y liberan el dolor emocional largamente acumulado, proporcionan las herramientas necesarias para encontrar placer y agrado por medios naturales, y ayudan así a conseguir lo mejor que la vida nos puede ofrecer. 68
Trastornos
alimenticios
Los trastornos alimenticios pueden ser de muchos tipos, abarcando desde la obesidad extrema hasta la bulimia y la anorexia; pero, ¿por qué las personas desarrollan esta clase de desórdenes? ¿Es la obesidad el resultado de algún conflicto emocional irresuelto del pasado? ¿Qué se puede entender de la bulimia y la anorexia? ¿Se convierten en anoréxicas las personas (principalmente las mujeres) a causa de problemas emocionales enraizados en el pasado? Por el momento, no tenemos respuestas concluyentes a estas preguntas. Algunas formas de obesidad pueden ser el resultado de disfunciones glandulares, mientras que algunas personas engordan como resultado del consumo de ciertos medicamentos. Los trastornos en la alimentación pueden ser el resultado de conflictos emocionales sumergidos o bien intensificarse debido a problemas emocionales que se arrastran del pasado. Y por supuesto el estrés del momento presente puede contribuir a reforzar los desórdenes alimenticios y otras dependencias. Es también evidente que un gran número de casos de trastornos en la alimentación tienen mucho en común con otras dependencias, por otra parte, investigaciones recientes han demostrado que aunque el grado de obesidad depende de factores ambientales, el factor hereditario juega un rol importante. Los programas que tienen más éxito para tratar los trastornos alimenticios (al igual que otras adicciones y conductas compulsivas) son aquellos que se centran principalmente en técnicas para cambiar la conducta, junto con pautas psicológicas de autoayuda y grupos de apoyo. Dejando a un lado el origen de los trastornos alimenticios, es un hecho para la mayoría de las personas que los conflictos (pasados o presentes) que aparecen en nuestras vidas provocan un nivel intolerable de frustración y tensión, y la comida tiende a reconfortar y dar alivio temporal a la persona afligida. De un modo natural, la comida siempre está entremezclada con experiencias emocionales e interpersonales, ya que nuestras asociaciones psicológicas con ella se establecieron desde el nacimiento. Olores y sabores específicos desencadenan emociones en nosotros; no tenemos únicamente un reflejo salivar que anticipa una comida sino que a menudo tenemos respuestas emocionales complejas. Nos encantan ciertas comidas (como por ejemplo los helados) y odiamos otras (como puede ser el caso de las coles de bruselas); pero ello no se debe únicamente al sabor, sino a otras asociaciones que 69
se han establecido con estos alimentos. Los helados, por ejemplo, senos han dado a menudo como recompensa por algo que hemos hecho, acompañados de un ambiente distendido y divertido; sin embargo, las verduras suelen tener asociado un elemento de coacción («¡Cómete la verdura!» es una orden severa). Por tanto, las coles de bruselas no se pueden relacionar con algo divertido. De la misma manera, los caramelos, los pasteles y los postres han sido con frecuencia la recompensa recibida por ser buenos; se trata de alimentos presentes en encuentros familiares y en fiestas con amigos, es decir, en ocasiones especiales que llevan consigo una enorme carga emocional. Existen tres posibles complicaciones en las personas con desórdenes alimenticios: 1. Alteraciones metabólicas debidas al exceso o la ausencia de grasas. 2. El uso de diuréticos, pildoras dietéticas, laxativos, vomitivos, etc., para alterar la grasa. 3. El aturdimiento del malestar emocional que aparece en una persona cuando no es capaz de conectar con su yo emocional. Obesidad La obesidad se suele definir como el exceso de, al menos, el 30% de su peso ideal. La persona obesa está más fácilmente predispuesta a hipertensión, problemas de vesícula biliar, diabetes, degeneración de las articulaciones, aumento de los riesgos operatorios, deterioro del funcionamiento sexual y problemas psicosociales. Además de todo esto, esta enfermedad reduce ampliamente la capacidad de realizar ciertas actividades, y a menudo lleva a la persona en cuestión a una vida bastante aislada y sedentaria. Las personas gordas se cansan más fácilmente; tienen más problemas en los pies (ya que éstos no fueron hechos para acarrear tanto peso); las piernas se rozan entre sí al andar; les cuesta mucho sentarse y levantarse de las sillas o los asientos en el teatro, entrar y salir de los coches, los transportes públicos, los aviones, etc.; para ellas las bicicletas y los botes de remos se vuelven peligrosos... Todo ello hace que las personas con exceso de peso tiendan a buscar el confort en otros lugares (habitualmente en casa delante de la televisión y con una bolsa de patatas fritas). La comida es realmente muy reconfortante. La urgencia de tomar algún alimento puede surgir en cualquier momento, pero cier70
tas circunstancias nos hacen más vulnerables, especialmente cuando nos sentimos cansados, irritados o solos. Las noches solitarias son momentos privilegiados para estos ataques de hambre; cuando alguien está con nosotros, su compañía nos reconforta y nutre, pero cuando estamos solos, algunos olores o sabores nos pueden recordar momentos en los que nos sentíamos queridos y en confianza. Los alimentos pueden ponernos en contacto con recuerdos de personas, lugares o cosas, y en momentos difíciles es razonable intentar recrear las circunstancias que nos hicieron felices en nuestra infancia. Cada persona tiene preferencia por diferentes alimentos que le producen alivio: * * * * * *
Carne asada con puré de patatas y salsa. Un fílete a la plancha en una noche de verano. El chocolate. Los helados. Las palomitas. Los perritos calientes con mostaza.
(Observa cuántos recuerdos y sentimientos se han despertado en un momento! La textura de los alimentos nos evoca ciertos sentimientos: los alimentos cremosos nos sosiegan cuando, al tragarlos, se deslizan suavemente sin haber necesitado hacer demasiado esfuerzo de masticación; los crujientes, como las palomitas o los cacahuetes, nos ayudan a desahogarnos conforme nos terminamos el paquete. En este sentido, investigaciones clínicas han demostrado que los dulces y las féculas tienen un efecto calmante sobre el cerebro, debido a que aumentan los niveles de serotonina (una sustancia química del cerebro que actúa como calmante natural de los estados anímicos). De este modo, cuando nos comemos tranquilamente unos sabrosos espaguetis o un delicioso helado estamos medicándonos contra el estrés. Anorexia La anorexia nerviosa se ha venido a llamar el síndrome clínico del hambre. Es una enfermedad misteriosa que padecen frecuentemente mujeres jóvenes muy competitivas y realizadoras. Aunque no se conocen sus causas, se pueden describir algunas características comunes de la procedencia familiar de las personas que la padecen: 71
1. Poca comunicación dentro de la familia y falta de libertad para expresar los propios sentimientos (sólo se aceptan los positivos). 2. Preocupación acerca de la apariencia física: se habla continuamente acerca del peso, la condición física y el aspecto externo. 3. Los miembros de la familia son valorados en función de sus logros, y a menudo existen expectativas de que el niño sea un éxito en la mayoría de las áreas de la vida. 4. Hay alcohólicos en la familia; los anoréxicos suelen proceder de familias en las que la norma es evitar los sentimientos, y el alcoholismo y la depresión a veces están presentes en este tipo de familias.
Debemos tener siempre presente que no hay ninguna teoría que explique todos los tipos de desórdenes alimenticios. Por ejemplo, hay una tendencia a pensar que todos los casos tienen su raíz en un conflicto emocional irresuelto; sin embargo las últimas investigaciones en desórdenes alimenticios, alcoholismo y otras dependencias, demuestran que los factores genéticos son importantes. La obesidad, por ejemplo, tiene un componente genético muy fuerte y al mismo tiempo, el grado de gordura depende de factores ambientales, entre los cuales pueden existir conflictos emocionales irresueltos. Del mismo modo, cada vez hay más investigaciones que indican que la bulimia y la anorexia tienen un origen biológico al que se suman componentes emocionales y psicológicos.
La persona anoréxica es capaz de sentir cambios en sus estados de ánimo mediante el control de su cuerpo. Como por regla general en su familia se expresan muy pocos sentimientos, el cambio de humor que proviene de la abilidad de controlar el propio cuerpo y la euforia que se produce es al menos una forma de «estar de subidón». Existen diferentes tipos de personas anoréxicas: unas restringen sus comidas estrictamente, hasta que llegan a pesar mucho menos de su peso normal; otras, las que tienen anorexia bulímica se mueren de hambre durante un período de tiempo, entonces comen compulsivamente para después vomitar. La bulimia es un trastorno alimenticio más impulsivo, más desesperado y a veces más suicida. Tanto en el caso de la obesidad, como en el de la anorexia o la bulimia, los individuos utilizan la comida o su falta como una forma de calmar sus sentimientos.
Aunque no sepamos lo suficiente acerca de estas enfermedades, lo que sí sabemos es que para que el sujeto sane su vida emocional, primero han de pararse todo tipo de compulsiones en la alimentación (tantos las de comer mucho, como las de no comer). El primer paso para tratar un desorden alimenticio es esforzarse en corregirlo. Si se trata de un problema de sobrepeso, el programa de Obesos Anónimos es uno de los mejores para perder peso y no recuperarlo. Si se trata de un caso de anorexia o bulimia, busca algún programa de codependencia especializado en desórdenes alimenticios. Los programas de tratamiento más exitosos en este campo son los que enfatizan el trabajo individual a través de los sucesos dolorosos del pasado, al tiempo que utilizan técnicas para cambiar la conducta, junto con psicología de autoayuda y reuniones de grupos de afectados. Es crucial combinar diversas técnicas, ya que la experiencia ha demostrado que trabajar únicamente sobre los conflictos emocionales no proporciona los resultados deseados para tratar las conductas compulsivas. Un ejemplo clásico de ello lo constituye sin duda la drogadición, que posee un fuerte componente genético. En los últimos años ha habido una batalla para que se reconociese que la dependencia de las drogas es una enfermedad más que un síntoma de un conflicto emocional irresuelto. En este mismo sentido, ningún buen terapeuta aceptará hoy en día tratar un caso de alcoholismo si el sujeto continúa bebiendo: la abstinencia se considera una condición previa al tratamiento y no una consecuencia de la terapia. Si no existe ningún programa de tratamiento de desórdenes relacionados con la alimentación en el área donde vives y no puedes trasladarte a otra zona para buscar ayuda, consulta a tu médico de
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cabecera. Trata de ser honesto con él acerca de tus hábitos alimenticios y de las circunstancias en las que se encuentra tu vida. Consigue la mejor ayuda posible, te la mereces. Fumar Fumar se ha convertido en una de las adicciones más devastadoras que existen: el veneno del tabaco y la nicotina es un suave y sutil destructor de las emociones y las personas. Si bien no es posible asociar directamente un divorcio, una pérdida de trabajo o un accidente de coche al consumo de tabaco, los cigarrillos sin embargo matan lentamente, de un modo amable y casi amistoso, destruyendo la vida emocional del fumador, y muy frecuentemente también la física. Todos conocemos las consecuencias negativas del tabaco para la salud. Existen enfermedades que están claramente asociadas a su consumo, tales como: enfermedades pulmonares, enfisemas, cánceres, enfermedades de corazón, embolias, etc. También es sabido que una proporción significativamente más elevada de problemas en los nacimientos, particularmente de recién nacidos muertos o el denominado síndrome de muerte súbita, se producen en los niños nacidos de madres fumadoras. Es menos conocido, quizás, que la nicotina y el tabaco son «remedios» eficaces para tratar las emociones y los sentimientos. Una prueba certera de su capacidad medicinal es la ansiedad que se desata en cuanto un fumador intenta dejarlo. A lo largo del tiempo, los sentimientos naturales que habían aflorado y luchaban por expresarse, se han medicado y eliminado con la ayuda del tabaco, hasta llegar a ser olvidados por completo. De este modo la persona se queda en blanco (insensible) respecto a todas sus experiencias emocionales y recuerdos. Cuando se intenta dejar de fumar, toda la ansiedad que se había enterrado sale a la superficie (la ansiedad es simplemente un cúmulo de sentimientos inconcretos). Para recuperar completamente la autovaloración será necesario dejar de fumar y permitir que los viejos sentimientos emerjan. Al explorar las viejas ansiedades y emociones, será posible recuperar esa parte de nosotros mismos que ha sido tanto tiempo medicada por el tabaco. No será fácil dejar de fumar ya que el tabaco se ha convertido en un amigo (si bien se trata en realidad de una amistad muy peligrosa). Para algunas personas dejar de fumar no será demasiado difícil. De hecho les resultará más fácil hacerlo a aquellas que se pueden 74
decir honestamente a sí mismas: «Fumar no es gran cosa, y dejarlo tampoco»; en estos casos, abandonar este hábito no supondrá ningún problema. Otras personas, sin embargo, necesitarán algún tipo de apoyo. Existen muchas alternativas para encontrar la ayuda requerida, tales como los programas de tratamiento para codependencias que facilitan trabajar las alteraciones emocionales que emergen al dejar de fumar, u otros grupos de tratamiento que quizás se puedan encontrar en tu localidad. Fumar interfiere en la consecución de intimidad y crecimiento personal. El tabaco sirve como un manto protector, como un aislante de la incertidumbre y el dolor físico; si la persona está acostumbrada a recurrir al tabaco en épocas difíciles de su vida, es menos probable que sea capaz de encontrar la fuerza dentro de sí misma. En este sentido, el tabaco actúa como una especie de muleta. Las muletas son interesantes. Cuando nos r o m p e m o s una pierna, es muy útil servirse de ellas para caminar; después de un cierto tiempo de convalecencia, las dejamos a un lado y progresivamente volvemos a utilizar nuestra pierna hasta su total recuperación; si no lo hacemos así, los músculos de la extremidad afectada se atrofian y debilitan hasta finalmente volverse inservibles, en cuyo caso el uso de la muleta se perpetuará de por vida. En el caso del fumador, los músculos emocionales también se deterioran con el tiempo. Por el motivo que sea el fumador ha decidido depender del tabaco para enfrentar su malestar emocional, y esto le funciona por un tiempo. Sin embargo, cuanto más se utiliza la muleta más se deteriora el músculo emocional y más frágil se vuelve la respuesta natural del individuo, hasta el punto que la persona termina por depender emocionalmente del tabaco para aliviar su tensión emocional. Existen tres etapas principales por las que pasa el sujeto que ha decidido dejar de fumar: 1. Es necesario tomar la decisión de dejar el tabaco y estar dispuesto a soportar el malestar que surja en este proceso. Es importante buscar las condiciones que ayudarán al sujeto a concluir con éxito este propósito; en esta etapa del proceso el fumador quizás elija unirse a un grupo de apoyo, asistir a un programa de tratamiento de codependencia o buscar algún otro tipo de asesoramiento. 2. La fase siguiente comienza cuando el fumador ha de enfrentar el malestar que siente al no ingerir nicotina. Algunos deci75
den cortar radicalmente y otros prefieren hacerlo poco a poco. Aunque pueda haber una sensación de incomodidad se trata de una tensión posible de soportar: cuando el ex-fumador acude a un grupo de apoyo o a un programa de tratamiento de codependencia, esta tensión se alivia en gran medida ya que existe la posibilidad de hablar acerca de los sentimientos que están emergiendo a la superficie. En este tiempo es importante tratarse con cariño y cuidarse a sí mismo, al igual que pedir toda la ayuda y apoyo que se necesite. 3. Por último, el ex-fumador pasará por una etapa de duelo y aflicción (quizás resulte interesante releer lo expuesto sobre el proceso de enfrentar el dolor y la aflicción al final del capítulo tercero). Dejar un hábito tan íntimo requiere de un proceso de duelo, ya que uno percibe que ha perdido a un gran compañero y amigo. Quizás sirva en estos momentos recordar que «el fumador esta haciendo el amor con la propia muerte».
Inadecuación/Adicción
al trabajo
* Soy inadecuado. * No doy la talla. * Soy menos que los demás. * Soy diferente. ¿Te suenan familiares estas frases? Seguramente sí. ¿Qué persona está tan segura de sí misma (o es tan arrogante...) que nunca ha tenido sentimientos de inadecuación? ¡Incluso Superman se convierte en un «enclenque » en presencia de la kriptonita! Los sentimientos de inadecuación a menudo nos pueden conducir a conductas autodestructivas. Incluso aunque hayamos realizado muchas cosas en nuestra vida, algunos de nosotros nos sentimos impelidos a hacer más y más, como si necesitásemos escuchar la aprobación de un misterioso juez que nos diga: «Vas bien, has hecho suficiente». En hogares donde el reconocimiento y la recompensa se obtienen en la medida en que uno ha finalizado tareas o ha realizado hazañas espectaculares, es muy normal que el niño equipare su propia valía al cumplimiento de ciertas tareas. Sin embargo, la autovaloración no depende de ello. La autovaloración aumenta a medida que aprendemos a conocernos a nosotros mismos y somos capaces de querernos y aceptarnos. Muchas veces nuestros logros producen un efecto paradójico, ya que nos llevan a hacernos cargo de más asignaciones y responsabilidades, llevándonos a sentir una necesidad mayor de cumplir con nuestras obligaciones. En ocasiones nos vemos tan atrapados en el hacer que nos olvidamos de prestar atención a todas nuestras otras necesidades y aspectos de la vida; de este modo, nos negamos a nosotros mismos y también a las personas que nos rodean, olvidándonos de lo que realmente necesitamos. Stan, por ejemplo, ha empezado a darse cuenta de que algo no funciona en su vida. Durante años se le ha considerado como una persona muy trabajadora (alguien que da el 150% de sí mismo). Trabajó incesantemente en la universidad, acabó su carrera antes de lo habitual e inmediatamente obtuvo su primer trabajo, pasando los dos primeros años del mismo sin vacaciones. Durante los últimos cinco años, su mujer ha logrado convencerle para que se tome algún tiempo libre, pero incluso cuando lo hace, prefiere llevarse una carpeta llena de papeles a casa y como si fuera un bebedor clandestino, Stan trabaja furtivamente durante sus ratos de ocio. 77
El trabajo es importantísimo para Stan, al igual que lo es su mujer. Ella le ha comentado muchas veces que se siente abandonada y él se encuentra ante un fuerte dilema: tanto si no pasa todo su tiempo trabajando como si ve que su mujer es infeliz, el caso es que se siente ansioso. Con todo y con eso, es incapaz de reducir sus obligaciones laborales, lo que provoca que en ocasiones esté tan cansado que ni tiene ganas de hacer el amor con su mujer; cuando lo hace, se comporta como si se tratase de un asunto de negocios. En consecuencia, su vida amorosa es breve, rutinaria e infeliz, y su matrimonio se caracteriza por la falta de intimidad. Stan no es sólo un extraño para su mujer, sino también para sí mismo. Al igual que Stan, cuando nos construimos una vida llena de obligaciones, a menudo perdemos el sentido de nuestra propia autovaloración. La actividad frenética (ejercicio, deporte, encuentros, clases, trabajos y otros encuentros) gasta nuestra energía y nos deja físicamente cansados y emocionalmente aturdidos. Por supuesto, la actividad es esencial para mantenernos sanos y divertirnos, pero la persona que se siente compelida a estar continuamente en acción, a menudo lo hace para no darse cuenta de sus sentimientos. El adicto al trabajo puede ser alguien muy apreciado por la sociedad; se trata de un trabajador incansable, siempre dispuesto a ayudar y a llevar a cabo las tareas requeridas. La sociedad refuerza la adicción al trabajo, ya que: * La dedicación significa trabajar duro y sacrificarse. * El mundo pertenece a los más trabajadores. * Para salir adelante en este mundo es necesario trabajar duro. Además de la adicción al trabajo, existen otras variantes de actividad compulsiva: * Adicción a las tareas del hogar
y la vida de los padres está organizada atendiendo en primer lugar a las necesidades de los hijos. * Adicción al deporte Los deportes se vuelven el principal foco de atención: el golf, el tenis o el fútbol llenan la vida del adicto. Las personas que conviven con él (adicto activo o pasivo) suelen a menudo estar desatendidas, ya que el adicto tiende a descuidar sus relaciones personales y a desinteresarse por los que le rodean. * Adicción a la profesión Estas son personas que sienten que su profesión y su trabajo específico son las cosas más importantes de este mundo. Debido a ello, sacrifican su tiempo, su energía y sus relaciones y mantienen en primera fila todo lo que está relacionado con su profesión. La adicción puede presentar muchas caras, pero hay algunos rasgos comunes entre todos sus representantes: * Siempre parecen cansados (especialmente se les nota alrededor de los ojos.) * A menudo parecen tristes, ya que suelen ser seres bastante solitarios. Existen dos tipos de soledad: una se debe a la ausencia de cercanía física de otras personas; y otra a que a pesar de que compartan su vida con un ser querido, al estar tan preocupados por sus propios asuntos, descuidan emocionalmente esa relación. Ambos tipos de soledad son muy comunes entre los adictos al trabajo. Otros rasgos comunes a esta adicción son:
La vida gira alrededor de la casa: las comidas, la decoración, la limpieza, los cambios, las reparaciones y el jardín; incluso los fines de semana se dedican a las «interminables tareas del hogar». * Adicción al cuidado de los hijos Toda la vida está centrada en este propósito; lo más importante son los hijos, sus vacaciones, educación y confort, 78
1. Quedarse trabajando hasta muy tarde. 2. Trabajar los fines de semana. 3. Llevarse trabajo a casa. 4. Llevar siempre consigo un maletín o un libro para leer. 5. Faltar muy poco al trabajo por motivo de enfermedad o por asuntos propios. 6. Abreviar las vacaciones todo lo posible. 7. Estar siempre ocupado. 79
8. Comer rápido. 9. No delegar en los demás. 10. Sentirse responsable de llevar a cabo cualquier idea creativa que surge. Desafortunadamente, trabajar mucho no siempre está directamente relacionado con el rendimiento. Un estudio reciente demuestra que las personas que trabajan con ordenadores y se llevan trabajo a casa para continuar haciéndolo allí son, en realidad, menos productivos que los que no lo hacen. Cualquier experto en el tema nos dirá que se desperdicia mucho tiempo en aparentar estar ocupado. De hecho, a menudo tendemos a pensar más en lo mucho y lo duro que trabajamos, en lugar de pensar en lo bien que lo hacemos. Por desgracia, nuestra cultura aprecia demasiado el hecho de estar siempre ocupado y a menudo los jefes ODIAN ver que sus empleados están en algún momento desocupados. Si trabajas en un restaurante y tienes algo de tiempo libre, más te vale ponerte a limpiar mostradores (incluso aunque éstos se hayan limpiado varias veces durante el día.) Cuando estás haciendo el servicio militar y estás sin nada que hacer es mejor que parezcas ocupado; si no lo haces, el sargento puede pensar que eres un holgazán y probablemente te enviará a recoger colillas o limpiar letrinas. En la universidad algunos profesores estimulan la cantidad de trabajo más que la calidad. Resumiendo, en muchos oficios y profesiones la apariencia de trabajar se confunde con el trabajo mismo y realizar tareas sin importancia es la forma de evitar un castigo. ¿Por qué el adicto al trabajo se siente una y otra vez impelido a trabajar? Por un lado, como acabamos de ver, porque recibe una recompensa clara por su actividad, y también: 1. Para adormecer sus emociones. 2. Para esconder su inseguridad (el trabajo nos hace sentirnos importantes.) 3. Para conseguir el aprecio de los demás (ya que el adicto no se siente querido). 4. Para ser tenido en cuenta y gustar a los demás. 5. Porque es incapaz de disfrutar del tiempo libre. ¡Sería tan maravilloso si alguien nos dijera: «¡Buen trabajo! Ahora tómate todo el tiempo que necesites para descansar y cui80
darte. Diviértete, pásalo bien y relájate; habrá tiempo suficiente para realizar las tareas pendientes»! Es difícil que alguien nos diga esto, pero nosotros sí podemos decírnoslo y pensarlo realmente. Cuando nos comprometemos con el ser que llevamos dentro (el niño interno), tenemos la ocasión de recuperar el tiempo perdido y de darnos los placeres y gustos que no obtuvimos en nuestra infancia; de este modo, nos comprometemos a colocar el trabajo en el lugar que realmente le corresponde. Alternativas a la actividad compulsiva * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
Escuchar música. Ir de paseo. Nadar. Bailar. Leer una novela. Escuchar el susurro del viento en los árboles. Escribir una carta. Darse un baño. Hablar con un amigo. Jugar con los niños. Contar secretos a alguien que quieres. Mirar cómo arde una vela. Rezar. Hacer el amor con tu compañero. Ver películas antiguas. Hacer un nido de pájaros. Planear una fiesta. Ir al cine y comer palomitas. Tocar un instrumento. Cantar. Escribir tus pensamientos. Explorar una nueva ciudad. Mirar a la gente. Presentarte a tres personas nuevas. Llamar a un viejo amigo. Plantar un jardín o una maceta. Hacer regalos para regalarlos a lo largo del año.
Dependencia
en las relaciones
personales
Quizás una de las dependencias más difíciles es la dependencia de los demás. Vivimos en una cultura donde las personas están enre81
dadas entre sí, por lo que en muchas ocasiones nunca han experimentado el bienestar y el confort de ser individuos completos e independientes. Demasiado a menudo el niño pasa rápidamente de la relación con sus padres al matrimonio, y después a tener hijos. Todo esto sin haber llegado a ser un individuo completo, sin haber tenido la posibilidad de desarrollar su propio potencial y sin haber podido explorar otros aspectos de la vida. Incluso aunque no esté presente un contrato de matrimonio, las personas tienden a comprometerse en relaciones de pareja, evitando así experimentar su propia totalidad. La pareja y el matrimonio son relaciones muy especiales y más adelante en este libro hablaré acerca de la intimidad y el compromiso (una de las grandes realizaciones). En este momento me estoy refiriendo a relaciones de dependencia que no ayudan al florecimiento de las personas y que se establecen alrededor de la necesidad más que al hecho de compartir. Las personas que establecen relaciones de dependencia suelen proceder de familias que fomentan la debilidad más que la autoconfianza, lo que les deja vulnerables para desarrollar este tipo de relaciones. Cuando una persona se acerca a otra con el objetivo de llenar su propio vacío interno, la relación se convierte rápidamente en el centro de su vida, ya que ofrece un confort y una seguridad predecibles. Su pretensión entonces es mantener esta relación y asegurarse de que no se acabe. Conforme esta experiencia se repite, la dependencia crece y con el tiempo la idea de separación o de distanciamiento despierta gran cantidad de miedos, ansiedades y tensiones.
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Una persona que no se autovalora se esfuerza por llenar su vacío con la valoración de otra persona; se sirve de la valía de su pareja de tal modo que el compañero a menudo se siente vaciado dentro de sí y busca a otra persona u cosa que le llene ese vacío intenro: el alcohol, el trabajo, la comida, las aventuras extramatrimoniales o el poder ayudan a llenarlo. Algunas personas intentan cubrir sus necesidades con un solo compañero, y otros cambian continuamente de pareja para conseguir lo imposible: recibir la autovaloración de otra persona; algo imposible ya que la autoestima sólo puede proceder de uno mismo.
o La autovaloración sólo puede proceder del «Ser».
Las parejas dependientes se utilizan mutuamente para mantener la seguridad que experimentan al estar juntas. Cuando se separan, están siempre pensando en volver a encontrarse; incluso aunque discutan y se lleven mal, necesitan de la seguridad que les proporciona vivir en pareja. El hecho de que alguno de los dos piense en separarse o satisfacer sus necesidades de otro modo, provoca fuertes conflictos entre ellos. Podemos saber cuan seria es la dependencia cuando la relación termina: como la relación se ha utilizado para esconder gran parte de la baja autovaloración de sus miembros, al acabarse hay desorientación y agonía. También a menudo se expresa gran cantidad de rabia y enfado. Como la implicación ha sido tanta, el fin de la relación sacará a la luz la explotación a que se han sometido mutuamente ambos miembros de la pareja. Este tipo de dependencia no se limita a las relaciones de pareja, sino que también es válida para las relaciones de amistad. Las relaciones de dependencia se pueden establecer entre dos personas que buscan conseguir la autovaloración fuera de sí mismas. Cuanta más autovaloración puedan conseguir de su amigo, más dependientes se volverán de él; del mismo modo, cuanto más baja sea su autovaloración, más amigos necesitarán para conseguir la cantidad suficiente de autoestima que necesitan. No hay que confundir esto con lo maravilloso que es compartir entre amigos que tienen una alta valoración de sí mismos, ya que el compartir y la dependencia son dos cosas bien distintas.
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Signos de dependencia de parejas o amigos... 1. Ser, habitualmente, el primero en llamar por teléfono. 2. Tomar la iniciativa, la mayoría de las veces, a la hora de encontrarse . 3. Querer hablar de la relación con más frecuencia que el otro. 4. Sentirse ansioso cuando no se está con el otro o los otros. 5. Sentirse mal en los períodos de separación. 6. Preocuparse o sentirse mal cuando vemos que el otro está bien sin nosotros y no nos necesita. 7. Querer saber todo lo que el otro hace, piensa o siente. 8. Llevar gran parte de la responsabilidad de la relación. 9. Sentir y pensar que las necesidades y deseos del otro son más importantes que las propias. 10. Sentirse incapaz de vivir sin la otra persona. Sólo a través de nuestro propio desarrollo como personas completas, podemos encontrar la autovaloración; lo que nos permitirá elegir vivir una relación con alguien que posea igualmente una alta autoestima y de este modo, compartir nuestra valía en lugar de utilizarnos mutuamente. Se necesita una alta autovaloración personal para poder tener relaciones sanas.
¡Me gusto!
¡Me gustas!
¡Me gusta nuestra relación!
!
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> \ .
•'¿óíjt Es necesario alcanzar una alta autovaloración personal antes de poder entablar relaciones de pareja o de amistad saludables. 84
5. PASOS A DAR PARA INCREMENTAR NUESTRA AUTOVALORACIÓN
La esencia de la alta autovaloración podría quedar resumida en las palabras siguientes: «Quiero conocerme y aprender a hacerme cargo de mí mismo; quiero sentir un alto nivel energético y tener un sentimiento de libertad en mi vida». A lo que se podría añadir: * Soy capaz de tomar decisiones que cambien mi vida. No soy una criatura desprotegida que se deja llevar pasivamente por los movimientos de la vida y del destino; soy un ser capaz de tomar decisiones y determinar de modo activo mi propia existencia. * Disfruto de mi propio cuerpo; soy un ser multidimensional (mental, espiritual y físico), y puedo disfrutar igualmente de mi cuerpo, mi mente y mi espíritu. * Reconozco y acepto que la forma en que me siento conmigo mismo afecta al modo en que me relaciono con los demás. Cuando me siento bien conmigo mismo soy capaz de construir y mantener relaciones positivas y enriquecedoras y me comunico con los demás de modo profundo y satisfactorio. * Por último, sé que en la medida en que aumento mi nivel de autovaloración me siento más integro, honesto, compasivo, energético y amoroso, y soy capaz de experimentar verdadera felicidad en mi vida. Todo crecimiento está supeditado a unas condiciones ambientales no hostiles, a un clima favorable y a una buena nutrición; así como el crecimiento de una secoya se puede detener debido a unas condiciones desfavorables, también el clima, el sustento y las relaciones de nuestra vida pueden impedir el crecimiento de nuestra autovaloración. En este capítulo hablaremos de cómo incrementar la autovaloración; para ello hemos de tener siempre presente que dependerá de ti el que te rodees de gente que te apoye en tu camino. Es imposible desarrollar nuestra autovaloración si estamos rodeados de personas negativas que nos consideran seres sin ninguna 85
valía, ya que el Ser no puede prosperar en un ambiente hostil donde no es reconocido ni apreciado. Los sentimientos de valoración sólo pueden desarrollarse en ambientes donde las diferencias individuales son respetadas, los errores tolerados, la comunicación es abierta y las expectativas y normas son flexibles. Es estimulante recordar que siempre hay esperanza y posibilidades, ya que en cualquier momento podemos aprender a hacer nuevas elecciones que cambiarán y renovarán nuestra vida.
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Es estimulante recordar que siempre hay esperanza y posibilidades, pues en cualquier momento podemos aprender a hacer nuevas elecciones que cambiarán y renovarán nuestra vida.
En los próximos capítulo hablaré acerca de las cosas que normalmente queremos y de cómo conseguirlas. Cada paso que damos hacia la autorealización nos impulsa a seguir hacia delante y eleva nuestra autovaloración un poquito más. ¡Prepárate para hacerte cargo de ti mismo y cuidarte. ¡Te lo mereces! En el caso de que tengas dudas acerca de si verdaderamente mereces las cosas buenas que están por llegar fruto del autodesarrollo y la autovaloración, haz la meditación siguiente:
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Aunque existen muchísimas personas en el mundo ninguna es exactamente como «yo». Me responsabilizo totalmente de mí mismo y cuánto más me conozco, más me responsabilizo. Como ves, mi responsabilidad es hacerme cargo de «mí mismo». Cuanto más me conozco más me reconozco y aprecio. He hecho algunas cosas buenas en mi vida ya que soy una buena persona; he llevado a cabo algunas cosas en mi vida ya que soy una persona competente; conozco a algunas personas especiales ya que me merezco estar en relación con ellas, y celebro las muchas cosas que he hecho por mí mismo. También he cometido algunos errores de los que puedo aprender y he conocido personas que no me han valorado, pero no necesito seguir estando en relación con ellas. He perdido un tiempo precioso pero puedo hacer nuevas elecciones. En la medida en que puedo ver, oír, sentir, pensar, cambiar, crecer y actuar, tengo una buena perspectiva; voy a correr riesgos y a tener en cuenta mis posibilidades para crecer, amar, ser y celebrar la vida. Me lo merezco.
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YO Yo soy el único «yo» que tengo. Soy un ser único con dos aspectos principales: mi «yo» interno y mi «yo» externo. Mi yo externo es lo que ves, cómo me comporto, mi aspecto físico y las cosas que hago. Mi yo externo es muy importante ya que es mi mensajero en el mundo y me pone en comunicación con los demás. Valoro lo que he hecho, mi aspecto físico y lo que comparto con los demás. Mi yo interno conoce todos mis sentimientos, mis ideas secretas, mis sueños y esperanzas. A veces permito a los demás que vean algo de mi yo interno y otras veces prefiero mantenerlo recogido en mi espacio privado.
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¡Valgo la pena! Hablemos de un aspecto crítico en este proceso: en la medida en que exploramos las miles de posibilidades que la vida nos ofrece para nuestra autorrealización, será necesario correr ciertos riesgos. Veamos con más detenimiento lo que quiero expresar al hablar de riesgos en el crecimiento. El nesgo Arriesgarse es atreverse a elegir posibilidades; si tu vida va a cambiar hacia mejor, tendrás que correr algunos riesgos: salir de tu 87
rutina, encontrar personas nuevas, explorar nuevas ideas y recorrer caminos desconocidos hasta el presente. El riesgo del crecimiento personal implica caminar por territorio desconocido, donde el lenguaje y las costumbres son diferentes y donde necesitarás aprender a desenvolverte.
—o La seguridad total es una superstición; no existe en la naturaleza y los seres humanos tampoco la han experimentado nunca. Evitar el peligro, a la larga, no es más seguro que desenmascararse totalmente. La vida no tiene sentido si no se afronta con atrevimiento, como si se tratase de una aventura. Hellen Keller
Cuando estamos preparados para crecer, lo estamos también para dejar atrás la forma en que acostumbramos a vernos a nosotros mismos, pero esto implica un riesgo. Después de todo, nuestro antiguo «yo» (por muy inadecuado y desprovisto de valor que esté) es el único que conocemos. ¿Qué pasará si perdemos el «yo» conocido y nada lo reemplaza? ¿Qué pasará si se destruye la esencia misma de nuestro ser? En la medida en que nos atrevemos a correr riesgos, avanzamos en dirección hacia nuestro crecimiento y comenzamos a crear nuevas imágenes de nosotros mismos, aunque sólo sea en nuestra imaginación. Decidimos que estamos preparados para dejar atrás viejas creencias, comprensiones y relaciones, al igual que nuestra falta de implicación con el trabajo, el dinero, la energía, los compromisos, etc. También decidimos dejar atrás nuestros hábitos autodestructivos y los vínculos superficiales con los demás. Liberarse de estas costumbres profundamente arraigadas en nosotros puede ser difícil, pero es absolutamente necesario. Muchas veces decidimos pertenecer a grupos porque pensamos que ello nos proporcionará seguridad y confort. Sin embargo, a veces es necesario dejar una institución, la propia profesión o la pertenencia a un grupo para encontrar la autovaloración dentro de uno mismo. En el pasado, quizás hayamos puesto energía en mantener relaciones amistosas que no florecieron. Ahora es tiempo de dejarlas atrás y de movernos hacia nuestro futuro, más que de crear falsas esperanzas que nos impiden seguir evolucionando. Todo riesgo implica algún tipo de pérdida y aprender a aceptar las pérdidas también es parte del proceso de crecimiento. 88
Algunas personas continúan manteniendo relaciones porque les proporcionan seguridad; otras eligen seguir en trabajos insatisfactorios porque temen tomar nuevas responsabilidades; y otras eligen formar parte de un grupo porque temen la soledad. En todos estos casos hay una mensaje sumergido que proviene del niño interno asustado y que dice: «Nadie me quiere; mejor me quedo con lo que ya tengo antes que correr riesgos y perderlo todo». Y, sin embargo, la paradoja es que hasta que no abandonamos aquello que nos proporcionaba seguridad, nunca podemos llegar a confiar realmente en los amigos, la pareja o el trabajo que nos ofrecen algo nuevo. La verdadera seguridad personal no viene del exterior sino de nuestro interior; para sentirnos realmente seguros debemos confiar totalmente en nosotros mismos. Si rechazamos correr riesgos en nuestro crecimiento, permanecemos inevitablemente atrapados en nuestra situación presente, o terminamos corriendo riesgos para los cuales no estamos preparados. En ambos casos, hemos puesto límites a nuestro crecimiento personal y nos hemos impedido actuar al servicio de nuestra alta autovaloración. El primer riesgo importante a correr es el riesgo de ser nosotros mismos; parece sencillo ya que es lo que hemos escuchado desde que éramos niños: «Sé tu mismo», y sin embargo es lo que más nos asusta y más ansiedad nos despierta. Las personas que temen ser ellas mismas se engañan a la hora de darse cuenta de lo que es la vida. Pretenden ser alguien diferente o sentir otra cosa de lo que sienten, y de este modo se vuelven irreales, deshonestas, y falsas. El verdadero prestigio y autovaloración no se construyen a partir de pretensiones; si no corremos el riesgo de cambiar cuando el momento lo requiere, probablemente nos veremos forzados a ello en otros momentos en los que nos sintamos menos preparados, y los cambios no siempre han de ser saludables.
© Hay un momento en que se hace necesario deshacerse de las conductas ya viejas y avanzar. El momento es diferente para cada persona. No existe esa ocasión mágica en que el riesgo es mucho menor. Cada persona dentro de sí misma sabe cuándo ha de hacerlo.
Los riesgos que tenemos que correr para llegar a tener una vida más honesta, se hacen siempre más difíciles al principio. Cuando 89
empezamos a tomar decisiones y a realizar cambios, esta tarea empieza a resultar más sencilla. A medida que nos vamos sintiendo más cómodos con el riesgo, éste se convierte en algo cotidiano. La vida que estamos creando por nosotros mismos se transforma en un campo ilimitado y empieza a parecemos un mundo lleno de posibilidades.
Para aquel que se atreve a correr riesgos, el mundo se convierte en un lugar lleno de posibilidades. En las páginas siguientes expondré algunos ejercicios que nos ofrecen posibilidades (a veces arriesgadas, pero siempre sugerentes) de establecer cambios en nuestras vidas. Necesidad
de
segundad
Antes de pretender aumentar nuestra autovaloración es importante que tengamos cubiertas nuestras necesidades básicas de supervivencia. Necesitamos sentirnos seguros y confortables: * Físicamente. * Económicamente. Hay algunas necesidades básicas esenciales para sobrevivir, y ser capaces de cubrirlas debería ser nuestra mayor prioridad. Son las siguientes: * Sueño: todos hemos tenido alguna vez la experiencia de pasar una noche sin dormir o incluso varias, y sabemos que después de un cierto tiempo dejamos de ser capaces de pensar claramente, nos olvidamos de las cosas y nos volvemos fácilmente irritables. No hay modo de trabajar para incrementar nuestra autoconfianza y seguridad cuando nos sentimos agotados, confusos y bajos de energía. * Comida y refugio: Necesitamos encontrar confort donde vivimos para poder sentirnos seguros dentro de nosotros mismos. Es muy importante rodearnos de un buen ambiente (luminoso, tranquilo y agradable); si vivimos en una casa donde hay demasiada actividad y distracciones, será conveniente encontrar nuestro propio espacio y hacer de él un lugar tan tranquilo y agradable como nos sea posible, ya que 90
no podemos desarrollar nuestra autoestima viviendo en un sitio superpoblado y excesivamente turbulento. * Seguridad económica: no me refiero a una seguridad económica de por vida sino a la seguridad que se deriva de tener cubierto el alojamiento, la comida y el transporte. Hay ciertas necesidades económicas básicas que necesitamos cubrir antes de poder pensar en incrementar nuestra autovaloración; de hecho, muchas mujeres han visto agredida su autoestima al no ser capaces de encontrar las condiciones de vida que les permitieran vivir según unos criterios mínimos de supervivencia. Es importante que cada persona sea consciente de que puede contribuir en la creación de unas condiciones de vida que le permitan sobrevivir; entonces podrá tomar decisiones en su vida teniendo esto en cuenta. * Sentido del orden: en un mundo a veces caótico, ruidoso y amenazante, es esencial que creemos una sensación de seguridad y refugio a nuestro alrededor. Necesitamos hacer lo necesario para aumentar el orden, el confort y la seguridad en donde vivimos, ya que desde ese lugar (nuestro santuario personal) podemos ponernos en contacto con nuestros espacios internos más fácilmente. * Salud: una mala salud influye en nuestro funcionamiento a todos los niveles (físico, mental y espiritual). Es difícil movernos cuando tenemos fiebre, nos sentimos doloridos o muy bajos de energía; ciertas alteraciones como las infecciones, los dolores de muelas, el malestar crónico o los dolores de cabeza pueden reducir a un mínimo nuestra capacidad de funcionamiento en la vida. No siempre podemos evitar las enfermedades, pero sí podemos tomar decisiones claras para conservar nuestra salud e impedir el deterioro físico acelerado. Podemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para mantenernos sanos y saludables; este es un aspecto importante si deseamos incrementar la autovaloración. Para ello deberemos prestar atención a nuestro peso y dieta, al igual que abstenernos de fumar y consumir productos químicos para alterar nuestros estados anímicos (tales como el alcohol o las drogas, aunque éstas últimas sean fármacos bajo prescripción médica).
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LOS CAMBIOS QUE NECESITO HACER Un «ejemplo» de salud QUÉ 1. Peso Dieta 2. Tabaco 3. Ejercicio 4. Drogas 5. Sueño
CUÁNDO
CÓMO
Ahora En dos semanas Ahora Ahora En un mes
Entrar en Obesos Anónimos Hacer un tratamiento Caminar un kilómetro diario Dejarlas totalmente Dejar mi segundo trabajo Acabar mis estudios No ver la tele hasta muy tarde
ÉSTA ES MI SITUACIÓN Y LO QUE ME PROPONGO QUÉ
CUÁNDO
CÓMO
1. Peso Dieta 2. Tabaco 3. Ejercicio 4. Drogas 5. Sueño
MI CASA ¿Cómo me gustaría que fuese?
¿Qué quiero cambiar?
1. Color
Pintar mi dormitorio de mi color preferido
2. Luminosidad
Cambiar las cortinas por persianas
3. Música
Comprarme un equipo nuevo
4. Belleza
Comprarme flores cada semana
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Además de tener necesidades básicas, todos tenemos necesidad de amor; aunque algunos piensan que este sentimiento es un lujo, hasta cierto punto las necesidades de cariño y amor son tan básicas como las otras. Necesidad de amor Definiciones del amor: * Sentimiento de fuerte unión con una persona. * Afecto. * Cariño. Todos nosotros, seres separados, buscamos resolver nuestra separatividad vinculándonos con otros seres. Al principio vivimos este «amor» con nuestros padres; más adelante, vamos encontrando relaciones a lo largo de nuestra vida para cubrir nuestra necesidad de afecto, y si no lo logramos pueden surgir todo tipo de complicaciones y enfermedades. La ausencia de amor tiene muchas consecuencias dolorosas, que van desde la incapacidad de desarrollarse, a la disminución de la longevidad, así como a la deformación y el estancamiento de nuestro desarrollo, tanto emocional como psicológico. La soledad mata. Hay muchos modos de satisfacer nuestras necesidades de afecto; además de la necesidad de vincularse a amigos y parejas, existe la de hacerlo a grupos y ritos. En éstos últimos las personas encuentran una sensación de confort al pertenecer a una comunidad eclesiástica, un equipo deportivo o una cierta clase. Cada uno de estos grupos ofrece un espacio para compartir objetivos, ideas y esfuerzos comunes, y proporciona un sentimiento de pertenencia y de importancia. En un nivel más interpersonal, encontramos una variedad de relaciones amistosas. Para establecer vínculos de amor con los demás es necesario dar y recibir atención y cariño. Al dar y al recibir la energía se libera, y ambas personas se sienten vivas y conectadas; esto no tiene que ver con el hecho de compartir objetos sino con el hecho de compartir la esencia. Ambas personas se enriquecen y de este modo se crea algo nuevo que se conoce como «amistad». Cada persona necesita tener varias relaciones de amistad significativas en su vida para cubrir sus necesidades de unión y afecto. Q Cada persona necesita tener varias relaciones de amistad significativas y honestas en su vida para cubrir su necesidad de unión. 93
Mi propia
receta
Decido terminar a hora con las relaciones amistosas que agotan mi energía y encontrar un nuevo amigo cada mes. Repítelo las veces que necesites.
Las amistades pueden ser alimentadas a través del reconocimiento y escribir a nuestros amigos puede ser una ayuda para expresar nuestro aprecio por la amistad compartida, como reflejan las cartas siguientes: Ejemplo de carta afectuosa a un amigo
mi vida ya nunca volvió a ser como antes. Recuerdo también cómo sobrevivimos a los buenos y a los malos tiempos; no es fácil ser joven ni tampoco es fácil ser madre; creo que los dos lo hemos hecho bastante bien. Recuerdo el abrazo que me diste el día de la Madre, tu llamada por teléfono cuando estaba en el hospital, los muchos regalos de Navidad, tu sonrisa cuando horneaba una tarta de chocolate y lo orgullosa que me siento de las elecciones que vas haciendo en tu vida. Hoy eres mi amigo más especial y te lo agradezco. Con mucho cariño.
Ahora haz una lista...
Querida Bárbara: Esta carta de amor y amistad es muy especial para mí. Conforme pasan los días a menudo me acuerdo de ti y me siento feliz de que seas mi amiga. Recuerdo el tiempo en que me sentía muy mal en el trabajo y necesitaba alguien con quien hablar: me sentí muy a gusto comentándolo contigo; sabía que no intentarías interferir en mis asuntos ni me culparías por mis actos. Podía contar contigo para desahogarme y después me recordabas que esto también pasaría y que te preocupabas por mis sentimientos. También recuerdo la noche que cenamos en la ciudad, en ese restaurante nuevo tan horroroso. Podría haber sido una noche horrible y sin embargo conseguimos hacer risas acerca de todo (la comida, el camarero, nosotras y el mundo), con lo cual terminó por ser una noche muy agradable aunque el restaurante era malísimo. ¡Es tan fácil tener amigos como tú! Podría seguir pero creo que no es necesario; sólo quiero recordarte que te aprecio mucho y deseo que nuestra amistad siga creciendo a lo largo de los años. Gracias por ser mi amiga. Otro ejemplo de carta escrita a un hijo Querido Bob: En tu 22 cumpleaños quiero recordarte cuan feliz he sido todos estos años siendo tu madre. Recuerdo el día que naciste; 94
Cartas que quiero escribir: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. Un verdadero
amigo
Una amistad se produce cuando estás interesado en promover y apoyar la vida de una persona, y viceversa. Existen riesgos ya que el compartir ha de ser honesto y profundo, antes que hacer solamente comentarios superficiales y «agradables». Implica mirar dentro de ti mismo y compartir sentimientos, necesidades, deseos y miedos. La amistad es siempre una relación de dos, e implica un dar y un recibir. Requiere dedicación y empatia para escuchar los sentimientos, necesidades, deseos y preocupaciones de tu amigo. Cada 95
uno ha de aceptar la mitad de la responsabilidad de la relación y comprometerse a apoyar al otro. La cercanía es un sello distintivo de la amistad. Este tipo de amistad requiere atención continua y cuidado. Además es arriesgada, ya que significa descubrirse ante el otro, exponiéndose y aceptando sentirse vulnerable. Como ves la amistad exige algo de tu parte pero a la vez te ofrece muchas recompensas. Las recompensas de la amistad son las mismas que las que se obtienen en cualquier tipo de relación íntima, y cada relación verdadera (al igual que cada relación íntima) contribuye a aumentar la autoestima. En el siguiente capítulo trataré acerca de la relación que existe entre autoestima e intimidad.
6. INTIMIDAD, COMPROMISO Y AUTOESTIMA
El tema de la intimidad se ha vuelto muy popular últimamente, y siempre aparece cuando hablo en grupos acerca de las formas de desarrollar la autovaloración (mucho más frecuentemente que cualquier otro). Aquellos que buscan aumentar su autovaloración parecen reconocer intuitivamente que la intimidad es esencial para favorecer este crecimiento. * ¿Qué es la intimidad? ¿Cómo se puede reconocer? * ¿Cómo puedo saber si estoy preparado para vivirla? ¿Cómo puedo saber si soy capaz de implicarme en una verdadera relación íntima? * ¿Cómo me podría preparar para ello? ¿Puedo aprender a tener relaciones más íntimas o se trata de un rasgo genético particular que se adquiere con el nacimiento? Éstas y otras preguntas surgen siempre que se trata el tema de la intimidad; por este motivo incluyo en mi libro una exposición bastante extensa de lo que creo que es la intimidad y de cómo aprender a desarrollarla. La recompensa de encontrar intimidad en la vida es maravillosa y produce una verdadera y sólida autoestima. @ La intimidad no es una cuestión de suerte sino una elección personal.
Puede haber intimidad entre amigos, entre miembros de la familia o entre amantes. El secreto de la intimidad es simple:
® La intimidad está disponible para cualquiera que quiera esforzarse por conseguirla ...
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La magia de la intimidad y la elección de establecer compromisos en las relaciones son desafíos, tanto para los jóvenes como para los mayores, y tiene un interés primordial para las personas que se encuentran en un periodo de recuperación y desintoxicación del consumo de drogas, para adultos eternamente infantiles o para personas que atraviesan épocas difíciles y dolorosas. Intimidad es una palabra mágica; muchas personas añoran encontrarla, los cantantes la nombran continuamente en sus discos y las parejas se quejan de carecer de ella. Me gustaría exponer algunas ideas acerca del compromiso, la recuperación y la fidelidad, y trabajar para llegar a entender mejor en qué consiste realmente la intimidad. Momentos
en que nos sentimos
cerca
Sean cuales sean los componentes que despiertan la magia de la intimidad, todos hemos experimentado en algún momento de nuestras vidas cercanía y proximidad en las relaciones, como por ejemplo cuando: * Compartimos las esperanzas y sueños al nacer un niño y en los distintos momentos de su crecimiento. * Meditamos o rezamos con otra persona. * Nos sentimos plenamente entendidos por alguien a través de una mirada o una sonrisa que lo dice todo. * Nos quedamos abrazados después de hacer el amor. * Vemos a un niño actuar, pintar o hacer deporte. * Tenemos un sentimiento de intimidad y conexión con un poder superior (a través de la naturaleza, una puesta de sol, unas montañas majestuosas o el ruido de las olas del mar). * Recordamos las vacaciones (ciertos sabores, canciones o tradiciones). * Asistimos a celebraciones familiares. La intimidad es una consecuencia de nuestro modo de relacionarnos con la vida e incluye muchos componentes y cualidades que favorecen su desarrollo. Fidelidad El primer componente importante reside en el entendimiento de la fidelidad. El diccionario describe la fidelidad como: 98
— El cumplimiento de nuestros deberes. — La cualidad o el estado de ser fiel. — Lealtad. Lo que la mayoría de las personas no entienden es que a nivel espiritual nuestra primera fidelidad, lealtad y obligación nos la debemos a nosotros mismos; la fidelidad es la conciencia que tenemos de nuestra propia integridad. Es una necesidad básica para el ser humano honrar su propio potencial de supervivencia, crecimiento y celebración de la vida, al mismo tiempo que buscar las situaciones y las personas que puedan colaborar para que éste se desarrolle. Todos sabemos que el inicio de un periodo de recuperación de la drogadicción tiene que ver con el tema de la supervivencia y con reclamar el ser interior de la persona, que ha sido abandonado o medicado; alcohólicos, codependientes y adultos infantiles llegan a reconocer y recuperar el niño interno, que parecía haber muerto en la infancia debido a la supresión y el olvido de la inocencia y los sentimientos. Tanto si la integridad y la fidelidad se desarrollaron en la infancia, como si se perdieron y el adulto empieza a reclamarlas porque las quiere recuperar, todos tenemos un conjunto de valores en los que creemos y que nadie puede alterar. Nuestra integridad personal surge de la integración de nuestras experiencias en la vida y nuestro sistema de creencias y valores. Existe una diferencia fundamental entre la definición que la sociedad impone de la fidelidad y la integridad que la persona desarrolla para afirmarse a sí misma y ser capaz de colaborar con los demás. No podemos dar lo que no tenemos; si no nos tenemos a nosotros mismos, no nos podemos entregar en una relación. La habilidad de «intimar» requiere que tengamos un sistema de valores y que seamos capaces de sintonizar nuestras conductas con nuestros valores; necesitamos aprender a ser fieles a nosotros mismos antes de ser capaces de ser fieles a los demás. En épocas de recuperación de alguna adicción es importante que entendamos que vivimos en tiempos en que las relaciones, los compromisos y los estilos de vida cambian continuamente. Permitidme mencionar algunos hechos evidentes del mundo en que vivimos: La familia Jones se ha reunido para cantar «cumpleaños feliz» a Júnior. Están presentes el padre y su segunda esposa, la madre y su segundo esposo, dos hermanastros de Júnior del primer matrimonio de su padre, seis hermanastras de Júnior fruto de las anteriores uniones de su madre, su bisabuelo de cien años, sus seis abuelos, 99
junto con algunas tías y sus maridos y los consiguientes primos. Mientras que un robot doméstico recoge los papeles de regalo que están por el suelo y otro sopla las velas de la tarta, Júnior expresa su deseo... le gustaría que las relaciones fuesen más simples.
Las relaciones se están volviendo cada vez más complicadas; es importante que seamos capaces de enfrentar la realidad de nuestras propias vidas, las de aquellos que amamos y las de nuestros compañeros de trabajo. Parece que se acabó el tiempo en que las soluciones a las relaciones se podían encontrar en métodos tradicionales simples. De todos modos, no importa qué cambios nos esperen a nivel tecnológico y de relaciones humanas, parece seguro que la necesidad humana de amor, pertenencia, afecto e intimidad asegurará el mantenimiento de las relaciones en el futuro. Quizás los matrimonios y las parejas adopten una forma distinta: habrá familias con padres solteros, familias mezcladas, nuevos matrimonios, familias homosexuales y familias comunitarias. Probablemente las relaciones del futuro serán más fuertes y habrá una implicación mayor entre sus miembros, e incluso un aislamiento menor que en nuestros días si enfrentamos la realidad y hablamos sobre lo que está ocurriendo. Cada vez más personas rechazarán mantener relaciones de amistad y de pareja insatisfactorias y asentarse en relaciones anticuadas. Veamos en qué consiste una relación íntima de pareja o de amistad: «Es una elección que dos personas realizan de comprometerse a compartir con el otro una vida muy valiosa. En los compromisos de pareja está presente como un factor fundamental el componente sexual». Este tipo de amistad o relación de pareja está construida en base a la fidelidad (primero hacia uno mismo y después un compromiso con el otro). Este compromiso incluye el interés mutuo, el apoyo y el compartir una visión común de un proyecto de vida y de cómo obtenerlo. Para prepararse a vivir este tipo de amistad o relación de pareja es fundamental que cada persona haya desarrollado suficientemente su autoestima y posea el coraje, el deseo y la capacidad de compartir su vida plenamente con otro ser humano. Recuperar las
relaciones
La persona alcohólica, codependiente o infantil se ha sentido normalmente fracasada a la hora de compartir su vida con un amigo o pareja. En mi opinión en una relación íntima sería necesario compartir: 100
* Emociones y sentimientos espontáneos. (Hemos aprendido a reprimir nuestros sentimientos y a guardarlos para nosotros mismos.) * Un pensamiento claro. (La mente suele estar confusa con viejas normas, deberes, ideas y expectativas.) * Salud física. (La comida, el tabaco, el azúcar y el exceso de trabajo han sido utilizados por muchas personas para ocultar su sufrimiento.) * Vulnerabilidad sexual. (El deseo de controlar a los demás y la falta de confianza han impedido el pleno desarrollo sexual.) * Búsqueda espiritual. (La supervivencia día a día ha impedido dedicar el tiempo, la energía y la confianza suficiente para encomendar la relación a un poder superior.) Para la mayoría de los alcohólicos, codependientes y adultos infantiles los compromisos matrimoniales o de pareja se establecieron en un tiempo en el que su ser interno no estaba lo suficientemente preparado o despierto para comprometerse plenamente. Durante el tiempo de recuperación a veces uno se da cuenta de que está conectado con otra persona sin haberlo elegido de forma clara y saludable. Cuando esto ocurre es posible estar viviendo alguna de las relaciones que describo a continuación: /. Relaciones basadas en el conflicto Los conflictos son algo habitual para alguien que proviene de un hogar infeliz; en este tipo de ambientes las discusiones, la frialdad y el sarcasmo resultan normales. Con el tiempo las discusiones se aceptan, y herir a los demás y sentirse herido por ellos parece lo más normal del mundo; las peleas se convierten en un patrón de comportamiento aceptable y las personas que viven en estos ambientes transportan este mismo patrón de conducta a todas sus relaciones. 2. Relaciones que consumen nuestra energía Este tipo de relación estuvo llena de pasión y alegría al principio, pero con el tiempo la pareja permite que los asuntos externos interfieran en su propia intimidad. Suele tratarse de personas que se implican mucho con sus hijos, nietos, trabajo, amigos o comunidad, pero en la privacidad del hogar o del dormitorio, la pasión y la cercanía han desaparecido; florecen así el aburrimiento y el resentimiento. 101
3. Relaciones de conveniencia Son parecidas a las anteriores; los adultos infantiles y codependientes pueden fácilmente decidir formar una familia aunque no exista pasión entre ellos. Su principal deseo es la estabilidad y la seguridad, y no la pasión o el compartir íntimo; este tipo de relaciones se establecen impulsadas por intereses profesionales mutuos, pasatiempos, deportes, amor por los hijos, etc. La dinámica en este tipo de pareja es principalmente platónica aunque lo que ambos desearían vivir es una verdadera relación íntima. 4. Relaciones de intimidad Una relación íntima está llena de vida; cada miembro de la pareja comparte tanto su mundo interno como externo, desarrolla su propio ser y lo comparte con los demás. La relación este llena de alta energía y ambos tienen mucho que dar al otro. Las tensiones y problemas se resuelven conforme se presentan ya que la pareja no desea que existan problemas irresueltos entre sí; estas parejas o familias serán capaces de invertir todo el tiempo, energía y dinero necesarios para resolver los conflictos y facilitar la cercanía entre sus miembros, ya que la relación es lo que más valor tiene para ellos. El tiempo que pasan juntos les provee de calor, seguridad y pasión. A menudo las relaciones que se han establecido durante la fase activa de una adicción o codependencia tienen problemas que ya existían antes de que la pareja se encontrase. Entre estos problemas se incluyen: * * * *
Falta de confianza en los demás. Dificultad de ser honesto. Miedo a los enfados. Incapacidad de expresar los sentimientos.
Estos temas que se llevaron a la relación y que con el tiempo se intensificaron debido a la relación misma, pueden ser la causa de un «divorcio espiritual» mucho antes de que la pareja admita y quiere enfrentar un verdadero divorcio. Divorcio
3. Indiferencia ante los problemas o sueños del otro. 4. Frialdad y evitación de los encuentros sexuales. 5. Falta de pequeños detalles y amabilidad en el trato. 6. Clima de mutua desconfianza. 7. Más confianza en algún miembro de fuera de la pareja que en el compañero. 8. Comunicación rutinaria y superficial. 9. Frecuentes sentimientos de soledad e incomprensión. 10. Insultos, sarcasmo y dificultad de aceptar los enfados sanos. 11. Tendencia a evitar y a no enfrentar los conflictos. 12. Vida social o profesional muy ocupada o caótica. 13. Pérdida de la capacidad de jugar o divertirse. 14. Un «silencio violento» reina en el hogar. Al comenzar la recuperación habrá que tomar decisiones importantes en lo que concierne las relaciones. Dos de estas decisiones son: 1. Comprometerse de nuevo totalmente con el otro. Al tomar esta decisión de comprometerse de nuevo, ambos comienzan a evaluar seriamente la calidad de su relación y deciden volver a empezar y cambiar lo que se necesite para aumentar la cercanía e intimidad; a veces será necesaria ayuda cualificada fuera de la pareja: los miembros de la familia o los amigos íntimos, incluso terapeutas, no son considerados una ayuda cualificada en este contexto. 2. Comprometerse plenamente consigo mismo y la propia recuperación. Algunas personas decidirán que necesitan trabajar primero consigo mismas antes de estar preparadas para comprometerse nuevamente o por primera vez con otra persona; en este caso habrá de asumir todas las consecuencias de esta decisión y en ocasiones, recurrir al apoyo profesional.
espiritual
Un divorcio espiritual tiene las siguientes características: 1. Tristeza habitual en la pareja (baja energía). 2. Sentimientos mutuos de vacío y aburrimiento. 102
103
7. PAUTAS PARA DESARROLLAR LA INTIMIDAD
Aquí presento algunas pautas orientadas a desarrollar la intimidad para aquellos que han decidido construir y sustentar una relación de pareja; pueden parecer muy simples, pero no siempre es fácil encontrar el tiempo y la energía suficiente para llevarlas a cabo. 1. Toma tiempo para escuchar al otro cada día... Un estudio realizado demuestra que la media de las parejas solamente dedica nueve minutos al día para estar cara a cara y conversar. Es necesario relacionarse directamente, sin el ruido de fondo de la radio o la televisión y sin hablarse desde una habitación a otra. 2. Habla de un tema hasta que esté resuelto y después pasa al siguiente... Dar vueltas una y otra vez al mismo tema disminuye la confianza en la pareja y crea problemas nuevos; volver a sacar a la luz viejos temas una y otra vez despierta sentimientos acerca de la incapacidad de resolverlos. Normalmente son los «viejos temas» y no los nuevos problemas los que destruyen la confianza y el amor en las parejas. 3. Desvela los sentimientos que están detrás de los temas en discusión... Habitualmente estos temas encierran enfrentamientos de poder en la pareja: ya se trate de discusiones acerca de parientes, sexo, dinero o los hijos, normalmente se establecen dos bandos y las discusiones se vuelven interminables. Los sentimientos son reales y cuando se expresan contribuyen a alcanzar un mayor entendimiento; una vez que el entendimiento está presente, la conducta puede cambiar y el perdón aparece. Por último, cuando la conducta cambia, el proceso de curación empieza. 4. Rompe el silencio... Si algo te molesta, habla de ello; no es honesto estar continuamente haciendo sugerencias, jugar juegos o esperar a que la otra persona lea tus sentimientos. 105
5. Establece límites con tus hijos, familiares y amigos... Ten muy claro cuánto de tus asuntos y de tu relación de pareja quieres compartir con los demás y cuánto prefieres guardar en la intimidad; la mayor parte de los asuntos de pareja son privados y no asunto de los demás. A menudo hay un impedimento claro para establecer relaciones íntimas en familias de drogadictos o alcohólicos, ya que sus componentes no saben establecer límites claros y saludables; si se comparten demasiadas cosas con personas ajenas a la pareja, a la larga esto tendrá un efecto negativo en la relación y contribuirá, en muchas ocasiones, a disminuir la confianza mutua. 6. Toma la decisión de descubrir y empezar a experimentar cuáles son los sentimientos derivados de mantener una relación sana, normal y natural... Los miembros de una familia alcohólica están acostumbrados a vivir en medio del estrés, las crisis y los sentimientos intensos; aparentemente, éstos son sus criterios de normalidad. Al desarrollar una relación de intimidad habrá momentos en los que todo parecerá bastante aburrido, sin «subidas» y «bajadas» y desprovisto de intensidad; acepta esta nueva experiencia ya que la recompensa será diferente, pero con el tiempo empezará a hacerse notar. En lugar de «subidas» y «bajadas», peleas y forcejeos, habrá un sentimiento sutil y poco familiar de pertenencia, confort, bienestar y paz interior. Al principio es difícil reconocer estos sentimientos y puede parecer aburrido, apático y sin sentido. Disfrutar del confort, el bienestar y la paz interior lleva su tiempo. 7. Algunas ideas para desarrollar y alimentar una atmósfera de cariño y atención por el otro en el hogar: a) Escribe mensajes de amor, postales y notas; ponías en los espejos, en el armario o envíalas por correo. Yo llamo a esto «correo mágico». b) Toca a menudo a tu pareja, no sexualmente, sino con cariño y cuidado; esta es una manera de hacerle saber que te preocupas por ella y que la tienes en cuenta. c) Toma la decisión de no discutir en las comidas. En los estudios realizados en parejas y familias sanas siempre está presente el hecho de que sus miembros esperan con agrado el momento de comer juntos. d) Dedica un tiempo especial del día, la semana, el mes y el año para estar juntos; yo llamo a esto «momento eterno» en el que no es necesario hacer nada en particular y nadie 106
más está presente. Se puede hacer cualquier cosa: ver una película, cenar fuera de casa, pasear, hacer excursiones, etc. Una referencia posible para estos «momentos especiales» compartidos juntos sería: * * * *
Una hora al día. Un día a la semana. Un fin de semana al mes. Una semana cada seis meses.
8. Elige diferentes formas de pasarlo bien con tu pareja. Haz de tu casa un terreno de juego más que un campo de batalla. Ríe a menudo y permítete hacer el tonto de vez en cuando... ¡es muy sano! 9. Aprende a pelear a menudo de un modo claro y constructivo, despejando el aire de tensiones y desacuerdos. Discute acerca de los temas en desacuerdo con otras personas de confianza presentes y pide su opinión al respecto. Después, sigue avanzando. El resentimiento y la evitación destruyen la energía necesaria para la intimidad. 10. Es muy importante que encuentres un sentido a tu vida fuera de la pareja o de la amistad. Llámalo poder superior, llámalo Dios o llámalo como quieras. Busca la fuente: este «viaje compartido» te ayudará a intimar con tu pareja. Sexo, intimidad
y
autoestima
Quizás el mayor mito acerca de la intimidad es que ésta es principalmente sexual; la intimidad incluye la sexualidad y el sexo, pero la satisfacción sexual está directamente relacionada con la calidad de la intimidad que precede al contacto físico. Pocas personas acuden a mí diciendo que lo que necesitan en sus relaciones es más sexo; la mayoría expresan que necesitan más intimidad, más atención y compartir más. Cuando aprenden cómo establecer una relación más intima, instintivamente desean y disfrutan más de las relaciones sexuales. La intimidad requiere el pleno desarrollo de los sentidos; este proceso evolutivo se desarrolla o se detiene en nuestra primera infancia y a partir de entonces tiene el potencial de seguir desarrollándose o de estancarse a lo largo de la vida. Nuestros sentidos incluyen la visión, el sonido, el tacto, los sentimientos y la intuición. Durante el tiempo de recuperación a menudo es necesario volver a conectar con nuestro desarrollo durante la infancia y aprender a recuperar cualidades perdidas o poco desarrolladas en nosotros. 107
Para las personas que se encuentran en periodo de recuperación, es necesario volver a desarrollar los sentidos. Estar en conexión con la vida es un modo de prepararnos para conectar con nuestra sensualidad y con el tiempo, también con nuestra sexualidad. Los dos problemas principales más comunes en las personas en proceso de recuperación son la impotencia sexual en los hombres, y la apatía, depresión y frigidez en las mujeres. La potencia está relacionada con la energía y el poder personal. La frigidez y la impotencia están relacionadas con sentimientos de estancamiento, dominación y miedo; cuando somos incapaces de afirmarnos a nosotros mismos en contra de influencias dominantes, nos sentimos impotentes y desprovistos de pasión. La depresión y apatía surgen en la persona cuando siente que sus acciones y deseos no cuentan, que haga lo que haga no puede influir en lo que le acontece en la vida. La potencia, la capacidad de tener orgasmos y el deseo aumentan en las personas cuando se vuelven capaces de intimar y de expresar su poder personal. El erotismo se puede incrementar con el tiempo. Un conocimiento más profundo de tu compañero te conduce a una mayor confianza; cuando la pareja se conoce más mejor, la pasión se hace más refinada. Una profunda intimidad puede guiarte hacia el sexo óptimo. El amor real extrae su maravilla y misterio de un pozo más profundo que la pasión sexual. Otro tema que suele aparecer durante el periodo de recuperación es cómo enfrentar la fidelidad, los celos y la monogamia. Algunos de los pensamientos que expresaré a continuación son míos y otros los he tomado de George Leonard, que ha escrito de un modo brillante acerca del tema de la «monogamia plena». Nos dice: «El compromiso de amor entre dos personas con alta autoestima implica dar amor y ser capaz de recibirlo». Cuando esto sucede, ambas personas se transforman. La monogamia es emocionante y está llena de posibilidades; lo emocionante no proviene del hecho de tener varias parejas a la vez sino de la maravilla de ver cambiar y transformarse a tu pareja. La persona adicta o dependiente de las drogas que toma la decisión espiritual de dejarlas y dirigirse hacia un Poder Superior conoce todo acerca de la muerte y el renacimiento; también conoce la energía y libertad que se liberan al rendirse a la vida y comprometerse. Dos personas que siguen el mismo camino como individuos y deciden comprometerse en una relación de pareja experimentan otro nivel de apasionamiento y energía. 108
No es fácil llegar a desarrollar una relación de pareja de este tipo ya que requiere que ambos tengan una alta autovaloración, deseen trabajar por la relación y compartan una visión común; también requiere que ambos sean capaces de apoyarse a sí mismos y a su pareja. Cuando una persona se encuentra en un periodo significativo de crecimiento personal conecta con su propia belleza y potencial; en la medida en que descubrimos nuestra belleza y valía personal, nos sentimos menos dispuestos a desperdiciar nuestro potencial. En estos momentos, si la persona vive una relación de pareja desprovista de pasión e interés es más fácil «caer en la tentación» de buscar contactos fuera de la pareja. Los datos demuestran que la mayoría de las experiencias extramatrimoniales se dan en personas que sienten que «necesitan un cambio» y que merecen ser entendidas y valoradas, justificando así su comportamiento. En realidad estas personas tienen miedo de hacer cambios significativos en su vida que les ofrecerían un apoyo más permanente. Las aventuras amorosas se utilizan como una forma de alivio sin establecer cambios reales en la vida y sin arriesgarse a hacer pasos honestos y permanentes en el día a día con la pareja. La aventura de la transformación a través del compromiso con la pareja empieza después de que la novedad erótica ha desaparecido, todas las historias han sido contadas y una vez que las fantasías sexuales han sido exploradas. Pero es precisamente en el momento en que es necesario establecer un compromiso mayor cuando surgen los temores acerca del esfuerzo que requiere cuidar y querer a otra persona; es un tiempo en que es necesario avanzar y comprometerse con el otro más que mantenerse a distancia y buscar a la vez cercanía. Las aventuras amorosas tienen que ver con el hecho de evitar la verdadera implicación e intimidad, y son una señal de que la relación de pareja necesita un cambio. La intimidad real es costosa lo mismo que lo son todas las cosas de valor; en el desarrollo de una relación habrá que sacrificar la propia inocencia, nuestros juegos, quimeras, la seguridad y la certeza absoluta. La intimidad es una consecuencia derivada del establecimiento de relaciones de cercanía con otras personas; éstas pueden ser de diferentes tipos: * Las relaciones de amistad pueden establecerse entre padres e hijos ya mayores, entre hermanos o entre amigos. Los criterios de intimidad se aplican del mismo modo a cualquier tipo 109
de relación significativa: las personas «íntimas» se preocupan de corno está el otro, cómo se siente, qué piensa y cuáles son sus sueños. A menudo oímos decir a la gente: «Me siento más cerca de mis amigos que de mi familia»; esto se debe al nivel de intimidad y de compartir que han decidido arriesgar. * El primer compromiso que se puede establecer en la vida es con una pareja, porque esto implica una relación sexual monógama. * El último compromiso y conexión se establece con una energía o poder superior; «intimar» realmente supone interesarse por el otro, compartir sentimientos, pensamientos, deseos, miedos y sueños. Compartir el placer y el dolor en la seguridad que ofrece la confianza mutua y el compromiso, y desde esta posición elegir experiencias, entornos, amigos y comportamientos que ayuden a incrementar la conexión consigo mismo, la pareja y un poder superior; con el tiempo, uno aprende a escoger cuidadosamente las personas que entran en su vida y que son capaces de:
4. Existe una confianza mutua entre ellas que alimenta la relación. 5. Disponen de suficiente autovaloración para saber que merecen la cercanía, el cuidado y la atención de los demás y no necesitan hacer juegos para conseguir lo que necesitan. 6. Desarrollan su sentido del humor; ahorran dinero, energía y tiempo para jugar juntos y para hacer cosas originales. 7. Saben pedir lo que quieren y necesitan; de este modo no recurren a la manipulación de los demás. 8. Pueden comportarse «como niños» entre sí sin sentirse avergonzados por ello, y no dejan pasar un día o una noche sin expresar su aprecio por el otro.
Q La intimidad es una experiencia cumbre.
1. Ofrecer el mayor apoyo a nuestro crecimiento y a nuestros esfuerzos por cambiar y avanzar hacia el cumplimiento de nuestro destino personal. 2. También es importante sentir admiración y respeto por las personas con quienes escogemos compartir nuestra vida. Algunos de vosotros elegiréis tener varios amigos para satisfacer vuestras necesidades de intimidad y otros preferiréis satisfacerlas con una pareja; ambas elecciones son posibles y nos pueden ayudar a cubrir nuestras necesidades y a encontrar nuestro destino. Las personas íntimas para nosotros son aquéllas que nos ofrecen su apoyo y nos ayudan a encontrar nuestro propio destino, ya se trate de nuestra pareja, nuestros padres, nuestros hijos o nuestros amigos. Características
de las personas
«íntimas»
1. Son capaces de pelear, reír, hacer planes, compartir ideas y alimentar la relación mutua. 2. Entre ellas es posible compartir la autoridad y es habitual que en diferentes momentos uno u otro tome el rol del liderazgo. 3. Aprecian y aceptan los cambios; saben que éstos están muy conectados a la realidad y pocas cosas permanecen siempre igual en sus vidas. 110
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8. NECESIDADES EMOCIONALES Y AUTOVALORACIÓN
La necesidad de terminar con algunas
relaciones
La intimidad es una experiencia cumbre y no todas las relaciones la favorecen; como indiqué anteriormente, algunas relaciones impiden el crecimiento, son nocivas para nuestro psiquismo y nos perjudican física y emocionalmente. Otras se establecen dentro del ámbito de la rutina y los sentimientos implicados son mínimos; otras están cargadas de conflictos, minan nuestra energía o son un simple asunto de conveniencia. Esto nos lleva a afrontar la dura realidad de nuestras relaciones una vez que el barniz convencional de la cordialidad forzada ha desaparecido. Cuando examinamos de cerca nuestras relaciones, algunas se mantienen sin problemas ya que están fundadas sólidamente en la fuerza de cada uno de sus miembros; sin embargo, muchas otras demuestran ser inestables e insustanciales en su núcleo. Muchos alcohólicos, codependientes y adultos-niños comienzan sus relaciones movidos por la desesperación o la inercia; buscando un remedio para su malestar y un modo de resolver su situación, eligen relaciones poco saludables y en lugar de aliviar su sufrimiento lo aumentan. La realidad de este tipo de relaciones es que solamente uno de los miembros desea recuperarse y hacerse cargo de sí mismo, mientras que el otro no tiene ningún interés en que la situación cambie. Llegado este punto, debemos hacer una valoración honesta de nuestras relaciones de amistad y de pareja; a veces dos personas eligen vivir juntas sin compartir sus vidas y esto normalmente no funciona. El psiquiatra David Viscott escribió: «Algunas relaciones llegan a un punto en que a pesar de los esfuerzos sinceros por reconciliar las diferencias o por revivir tiempos mejores, las dificultades son tan grandes y dolorosas que sus miembros se olvidan de sentir todo lo que les rodea, y la belleza del mundo sólo añade malestar ya que 113
proporciona un contraste cruel a la realidad que se vive dentro de la relación». La cruda realidad es que: algunas relaciones necesitan terminar. Algunas personas se sienten muy contrariadas si su pareja o amigo elige confiar en sí mismo y empezar a cambiar. Como Sheldon Kopp nos dice: «Este tipo de personas suelen pretender que todo va bien y que su vida familiar o matrimonial es absolutamente normal y estable». Lo que ocurre en realidad es que han desarrollado un sistema sofisticado de comentarios sutiles, indicaciones y castigos que tiene el objetivo de impedir que su compañero cambie o se exprese de modo espontáneo, pues temen que el precario equilibrio de la pareja pudiera venirse abajo y que la aparente estabilidad basada en la hipocresía y el control se pudiera derrumbar. En parejas y familias en las que el sufrimiento se enmascara con la estabilidad y el deseo de mantener el status quo, lo más difícil (cuando se empieza un tratamiento) será mantener vivo el mito de la familia o la relación. En estos casos, cuando uno de los miembros decide ponerse en tratamiento individual se le percibirá como egoísta, extravagante, desleal o incluso como un «bicho raro». Es habitual que cuando una relación de este tipo se pone en cuestión sus componentes busquen alivio recurriendo a la comida (provocando desordenes alimenticios, especialmente sobrepeso), las drogas, el tabaco, el abuso de los medicamentos prescritos por el médico, la crítica, el sarcasmo o el desinterés sexual. Si los dos miembros de la pareja no están dispuestos a comprometerse más plenamente en la relación y a trabajar sobre los aspectos irresueltos, será necesario reconocer que es imposible moverse en dos direcciones a la vez ya que esto provocaría una gran tensión interna que sería la causa de mayores complicaciones. En la medida en que nos movemos en la dirección de nuestro propio crecimiento somos capaces de valorar si realmente se nos quiere y aprecia, y en estos momentos será necesario explorar honestamente nuestra situación. «La verdadera fidelidad está al servicio de la energía de vida y no del mantenimiento de nuestros compromisos o estilos de vida. Una persona fiel a su orientación espiritual sabe que la fidelidad "hasta que la muerte nos separe" no significa fidelidad hasta que la muerte biológica acontezca, sino más bien fidelidad mientras que ello no implique morir espiritualmente. Una persona fiel no es aquella que mantiene sus compromisos a toda costa sino aquella que permanece ante todo comprometida con la energía de vida enfrentando todo aquello que se presente. En esto consiste la realidad y la fidelidad». 114
Leo Buscaglia destaca la fuerza que tiene una buena relación, en su libro Loving each other : La verdadera medida de una buena relación reside en cuánto favorece el crecimiento intelectual, emocional y espiritual. De este modo, si una relación se vuelve destructiva, pone en peligro nuestra dignidad humana, nos impide el crecimiento, nos conduce continuamente a la depresión y desmoralización (y hemos hecho todo lo posible para mantenerla) entonces, a no ser que seamos masoquistas y nos guste vivir miserablemente, debemos terminar con ella. No estamos hechos para vivir con todas las personas, ni éstas con nosotros. El tema sería: «Si somos incapaces de estar con los demás, ¿somos al menos capaces de no herirles? ¿Podemos al menos encontrar un modo de coexistir? Por ti
mismo
Una famosa columnista, Ann Landers, aconseja a aquellos que están pensando divorciarse: «Decide si estás mejor con o sin tu pareja; después, muévete en consecuencia». Una vez que has hecho tu movimiento, ¿qué sucede? La separación es una realidad dolorosa que la mayoría de nosotros debemos afrontar alguna vez en nuestra vida. Existen dos respuestas muy tentadoras después de una separación: * Empezar rápidamente otra relación (el conocido síndrome de rebote en el cual la persona se implica nuevamente en una relación que reproduce su historia pasada). * Rechazar correr cualquier riesgo e implicarse en una nueva relación (ello supone una retirada al reino de la soledad y el aislamiento emocional). Pero existe la posibilidad de escoger una tercera vía: buscar un nuevo tipo de relación. Una vez que los intentos de recrear las fantasías del pasado se abandonan y el deseo de establecerse en una vida insulsa y solitaria se deja a un lado, algunos están preparados para empezar a entender en qué consiste la intimidad y para correr algunos riesgos creando nuevas relaciones. Permíteme ofrecer algunos pensamientos y claves de lo que se puede esperar de una relación íntima: Las relaciones íntimas están creadas por personas que: 1. Ven la belleza en las demás personas. (Nunca encontramos personas perfectas, pero elegimos personas e intentamos perfeccionar nuestra capacidad de querer y ser queridos.) 115
2. Son capaces de definir cuáles son sus valores (saben en lo que creen). 3. Demuestran ser independientes en muchos aspectos de su vida (económicamente, emocionalmente, espiritualmente). 4. Saben cómo desarrollar su propia autoestima y son capaces de dar y recibir. 5. Han aprendido a aceptar la realidad de las cosas tal como son y no como ellos las desean. 6. Han aprendido a perdonar y saben que la vida se enriquece con la energía que se libera al perdonar historias del pasado. 7. Han aprendido a valorar lo que ofrecen. (Si no nos queremos a nosotros mismos no seremos un regalo de mucho valor para ofrecer a los demás.)
El tipo de trabajo productivo que para mí tiene sentido es aquel que permanece fresco, nuevo y que es capaz de apasionarnos; ello significa que unas veces nuestro trabajo productivo tendrá que ver con nuestro oficio y otras con nuestras aficiones o con algún descubrimiento nuevo; lo importante es que nos resulte desafiante y que mantenga nuestra pasión y nos llene de energía vital. Cuando nuestros días transcurren llenos de horas en las que realizamos tareas poco energéticas, es todavía más i m p o r t a n t e que busquemos «otros» trabajos productivos que nos ayuden a elevar nuestro flujo energético.
La intimidad no es una cuestión de suerte sino una cuestión de elección y llega a aquellos que están dispuestos a trabajar por ella. Desde mi experiencia personal quiero compartir que ¡realmente vale la pena!
o Algún día, después de haber conquistado el aire, los vientos, las mareas y la gravedad seremos capaces de aprovechar las energías divinas del amor. Y entonces, por segunda vez en la historia del mundo, el hombre habrá descubierto el fuego. Teilhard de Chardin
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El éxito es un viaje, no depende del destino... Ben Sweetland
Todos queremos sentirnos bien con nosotros mismos; a menudo la forma de sentirnos está conectada con las cosas que somos capaces de hacer. La necesidad de autoestima está entretejida con el sentimiento de contribuir de algún modo con el mundo; de hecho, nuestra autoestima aumenta cuando realizamos alguna contribución productiva que satisface algo en nosotros y en el mundo. Podemos realizar grandes cosas en términos de producción, dinero o poder, pero si hacemos y hacemos sin parar corremos el riesgo de sentirnos vacíos por dentro. 116
Sombrea en el dibujo las horas del día que dedicas a realizar algún trabajo productivo que te mantenga en un nivel energético alto (ya sea dentro del ámbito de tu profesión, tus aficiones u otras tareas). Asegúrate de que empleas el mayor número posible de horas al día en realizar lo que tú consideras que es importante. Si no es así, ¿qué pasos podrías dar para cambiar tu situación?
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En su libro Self-Renewal, John W. Gardner destaca la importancia de establecer «objetivos más amplios» que contribuyan a minimizar las tendencias egocéntricas en el desarrollo (y el desarrollo excesivo del yo): En el proceso de desarrollo el joven se libera de su dependencia absoluta de los demás. Conforme continúa el proceso de maduración, el joven deberá igualmente liberarse de la prisión que supone la absoluta preocupación por sí mismo. Para conseguirlo, será necesario renunciar a su individualidad colocándola en el contexto del servicio voluntario a objetivos más amplios; si algo lo impide, el individuo caerá automáticamente en la alienación o el egocentrismo.
MI CREATIVIDAD Dónde
Qué es lo que me gusta
Qué quiero cambiar
Trabajo Hogar Personalmente
Ritos y
autovalotación
Mi abuela me dio un consejo maravilloso que me ha proporcionado mucha felicidad a lo largo de los años: me dijo que esperaba que siguiese al menos la mitad de los ritos y costumbres que aprendí dentro del ámbito de la familia y me desafió igualmente a comenzar yo misma al menos otros tantos ritos. A lo largo de los años he encontrado divertido comenzar tradiciones tan llenas de significado como aquellas que me fueron transmitidas... Vacaciones 1. Escoger fechas diferentes a las habituales en diciembre para celebrar la Navidad y los encuentros familiares, de tal modo que en la Nochebuena y el día de Navidad todos los miembros de la familia tengamos la posibilidad de realizar nuestras propias celebraciones. Haciendo esta elección muchas 118
personas pueden satisfacer sus necesidades y todas las parejas pueden elegir estar juntas sin necesidad de preocuparse acerca de los padres, los hijos y los demás familiares. Hay tiempo suficiente durante todo el mes para estar en familia y satisfacer del mismo modo las necesidades individuales. 2. Los domingos por la mañana. (Mi marido y yo hemos elegido el domingo por la mañana como nuestro tiempo especial para estar juntos y lo celebramos de maneras muy diversas; lo importante es que es un tiempo únicamente para los dos, sin llamadas de teléfono, comidas familiares o trabajo, en el que hacemos sólo las cosas que los dos elegimos realizar juntos.) 3. Tiempo de reencuentro. Este es un rito nuevo; tanto mi marido como yo llevamos una vida bastante ocupada y nos hemos dado cuenta de que cuando nos encontramos después de una ausencia hay a menudo una cierta tensión; esto también ocurre, aunque más levemente, al final de cada día. Ahora tenemos un rito que dice: «Stop, volver a conectar y ponerse en comunicación de nuevo»; puede ser a través de un paseo o simplemente sentándonos en nuestro acogedor cuarto de estar, lo importante es tomar el tiempo necesario para conectar de nuevo antes de añadir nuevas tensiones. 4. Llamar por teléfono a un amigo cada semana... ¡Es tan fácil volverse rutinario y hablar con las mismas personas todos los días!; se desperdicia mucha energía amistosa si no se valora en su justa medida. Una vez a la semana elijo a un amigo (local o de otro lugar) y le llamo por teléfono para saludarle, preguntar cómo va todo y contarle cómo estoy yo; requiere muy poco tiempo (cinco o diez minutos) y me proporciona la satisfacción de sentirme conectada hasta la próxima semana y la siguiente llamada. 5. Cartas de cumpleaños... En las fechas de cumpleaños de mis amigos más significativos (incluidos hijos y padres) escribo una carta de amor a la persona en cuestión para hacerle saber cuánto significa para mí, especificando los modos en que su amistad resultó importante en el transcurso del último año. Necesidades
emocionales
Cada día me ejercitaré en volverme más consciente de mis sentimientos y en la medida en que mi conciencia se acreciente expresaré igualmente mis emociones y estaré atento a los nuevos senti119
mientos que surjan al actuar de este modo. Utilizaré mi propia capacidad de conmoverme y emocionarme, como guía a la hora de tomar decisiones y de aprender a hacerme cargo de mí mismo. Mis sentimientos serán mis guías...
Pasión
Zspetanza Curiosidad Tristeza /tíe^o*,
Espide? Enfado
Daño
Al hacerme cargo de mis emociones, resolveré todas las historias pendientes, bien personalmente o bien por carta, lo importante es resolverlas... Ejemplos de cartas (historias inacabadas)
(Esta carta, al no poderse enviar, es válida para nuestro archivo personal.) Querida Beth: Parece que aún siendo hermanas nunca hemos hablado realmente acerca de algunas cosas esenciales; las vacaciones y emergencias familiares son las únicas fechas en que nos encontramos. Quizás ésta es la forma en que debe ser; de todos modos, a veces me gustaría que pudiéramos y quisiéramos compartir algo más y que nos hiciésemos realmente amigas; otras veces me digo que la edad y la distancia impedirán que esto se vuelva real. En este momento te quiero transmitir que pienso en ti, me importas y que a veces siento que te necesito. Si compartes los mismos sentimientos me gustaría que me lo comunicases; si no es así, aceptaré las cosas tal como son. Con cariño, un abrazo. (Carta para enviar.) Quizás haya otras categorías de cartas, como por ejemplo «las cartas que me gustaría escribirme a mí mismo para resolver asuntos pendientes».
Querido papá: Me hubiese gustado haberte podido decir algo antes de tu muerte: de pequeño siempre me diste miedo. Ahora que soy mayor me doy cuenta de que algunos de mis temores eran debidos a mi condición de niño, pero otros eran muy reales. Recuerdo algunas de las veces que me pegaste y me hiciste mucho daño; esto me hacía tenerte todavía más miedo. Hoy sé que me intentabas enseñar algo, pero en aquella época me parecía que no me querías. Me hubiese gustado que hubiésemos hablado en profundidad antes de tu muerte, pero no lo hicimos; siempre he sentido que la relación contigo era un asunto inacabado y esta carta es mi manera de terminar con lo que queda pendiente. Siento no haber conectado más contigo ni que tú lo hayas hecho conmigo, podríamos haber compartido algunos buenos sentimientos juntos. Hoy en día me quiero a mí mismo y no quiero acarrear más estos resentimientos. Te quiero y me quiero. Adiós. 120
Sea cual sea el tipo de carta que escribamos es importante recordar que la escribimos para nosotros, y no para hacer cambiar de opinión o controlar a otra persona. 121
Necesidad de estima A veces hablamos de alta o baja estima como si existiesen indicadores precisos que midiesen la autovaloración al milímetro; sin embargo, quizás es más acertado decir que la autoestima fluctúa, subiendo y bajando por momentos. Del mismo modo que algunas personas tienen expectativas excesivas acerca de la felicidad y creen que deberían sentirse constantemente en éxtasis (y cualquier cosa que no llegue a ese nivel les lleva a disgustarse profundamente), igualmente hay personas que creen que la autoestima debería ser una experiencia cumbre continua; cualquier oscilación, cambio o lapsus momentáneo, aunque sea breve es tomado como un fallo personal, un motivo de alerta que confirma nuestros temores más oscuros", que básica, fundamental e irrevocablemente no somos buenos. El mensaje de este libro es que básica y fundamentalmente somos «buenos»; no perfectos pero sí buenos, y cada día necesitamos recordar lo mejor de nosotros mismos. Los mensajes que nos transmitimos y que afirman nuestros rasgos y diferencias son llamados afirmaciones; son lo opuesto a los antiguos mensajes que nos hundían y hacían disminuir nuestra autovaloración. Necesitamos alimentar el respeto y la autoconfianza afirmándonos al menos de diez modos distintos cada día. La primera parte de este ejercicio consiste en hacer una lista tan larga como sea posible de las cosas que más nos gustan de nosotros mismos. Ejemplo * * * * * * * * * * * * * 122
Me gustan mis ojos. Me gusta la energía con que me levanto por las mañanas. Me gusta mi habilidad con la música. Me gusta mi amabilidad con los taxistas y camareros. Me gusta mi sentido del humor. Me gusta mi cuerpo. Me gusta mi risa. Me gusta el hecho de tener amigos. Me gusta mi modo de cocinar. Me gusta cómo conduzco. Me gusta mi independencia. Me gusta mi modo de manejarme con el dinero. Me gusta mi forma previsora de hacer las compras de Navidad en septiembre.
Haz una lista de todas las cosas que te gustan de ti y escríbelas en diferentes tarjetas, poniendo diez afirmaciones en cada una de ellas. Cada semana pega una de las tarjetas en el espejo del cuarto de baño y léelas por la mañana y por la noche; cambia de tarjeta cada semana. En la medida en que vayas descubriendo más y más cosas que te gustan de ti puedes ir escribiendo nuevas tarjetas. El viaje ¡Valgo la pena! Me comprometo a estar atento a la forma en que me trato a mí mismo a lo largo de todo este año. Cada día escribiré un mensaje acerca de cómo me siento conmigo mismo e intentaré encontrar siempre algo que me guste de mí. Al final del año, lo volveré a leer y me daré cuenta de que no solamente soy una persona que tiene un valor sino que además seré capaz de sentirlo. 123
DIARIO DE AUTOVALORACIÓN
Por otro lado, cuando mis sentimientos me hunden, me siento muy bajo de energía y mi autovaloración disminuye. Recuerda los siguientes indicadores de una baja autoestima: Primer día 1. Desórdenes en la alimentación (exceso de peso, anorexia, etc.). 2. Problemas en las relaciones (intimidad, compromisos, aventuras). 3. Problemas físicos (trastornos crónicos de la salud, impotencia, frigidez). 4. Abuso del alcohol y las drogas. 5. Adicción al trabajo y a la actividad frenética. 6. Fumar. 7. Gastar dinero en exceso (abuso de las tarjetas de crédito y apuestas). 8. Dependencia en «otras» personas (familiares o gurús). Debemos a b a n d o n a r la idea de que existe una vía mágica, exenta de esfuerzos, para incrementar nuestra autoestima; la metamorfosis instantánea de sapo a príncipe o de mendiga a Cenicienta sucede sólo en los cuentos de hadas. Aunque a lo largo de este libro he destacado la importancia de resolver los asuntos emocionales pendientes del pasado, también podemos cambiar algunas cosas en el presente para aumentar y fortalecer nuestro sentimiento de autovaloración. Hay tres pasos esenciales que podemos nuestra autovaloración:
dar para
Segundo día
Tercer día
Cuarto día
Quinto día
incrementar Sexto día
1. Dejar las sustancias o conductas tóxicas. 2. Mirar nuestro pasado y hacer nuevas elecciones acerca de viejos sentimientos y mensajes. 3. Desarrollar nuevas conductas y sentimientos que faciliten el nuevo crecimiento de nuestra autovaloración. __
Séptimo día
@
La autovaloración es una elección, no un derecho de nacimiento.
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