Diagramas
Ben van Berkel
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Texto extraido de MOVE, UN Studio, 1999 La técnica de los diagramas provee un punto de apoyo en las rápidas corrientes de la información mediatizada. La falta de sentido que crean la mediatización y la repetición, se supera mediante la utilización de diagramas que desvían a la arquitectura de la fijación tipológica. ¿Qué es un diagrama? En general, se entiende por diagramas a ciertas herramientas visuales usadas para la compresión de información. Un diagrama especifico, como una tabla de estadísticas o una imagen esquemática, puede contener tanta información en pocas líneas que llenaría páginas en escrito. En arquitectura, los diagramas fueron introducidos en los últimos años como parte de una técnica que promueve una aproximación al diseño proliferante, generativo e instrumentalizante. La esencia de la técnica diagramática d iagramática es la introducción al trabajo de cualidades que son inhablables (ajenas al plano discursivo), procesos desconectados de un ideal o ideología, no aleatorios, no intuitivos, no subjetivos, no ligados a una lógica lineal – cualidades que pueden ser físicas, estructurales, espaciales, técnicas. Existen tres etapas en el diagrama: selección, aplicación y operación, permitiendo a la imaginación extenderse a sujetos fuera de ella e incorporarlos, cambiando en el proceso. Los diagramas incluyen información de diferentes niveles. Un diagrama es un ensamble de situaciones, técnicas y tácticas solidificadas. La disposición de la planta del panóptico, del siglo XVIII es la expresión de numerosas circunstancias políticas y culturales, acumuladas en diferentes manifestaciones de vigilancia. Expresa la organización espacial de una organización de forma de estado, de poder y de disciplina. Incorpora diferentes niveles de significación y no pueden ser reducidas a una simple lectura; cómo todos los diagramas, el panóptico es múltiple. Característicamente, cuando un diagrama produce nuevos significados, están relacionados directamente con su sustancia – su manifestación tangible. Lecturas críticas de interpretaciones previas no son diagramáticas. En los términos más simples, una imagen es un diagrama cuando es más fuerte que sus interpretaciones. El diagrama no es una reproducción fotográfica. No es el dibujo de una construcción real, reconocible en todos sus detalles y con escala apropiada. Ninguna situación puede ser traducida directamente a una conceptualización completamente justa. Existe siempre una brecha entre ambos. Asimismo, los conceptos no pueden ser aplicados directamente a la arquitectura. El ingrediente mediador del diagrama no deriva de la estrategia que lo informa, sino de su formato concreto, su configuración material. El diagrama no es una metáfora o un paradigma, es una máquina abstracta, que al mismo tiempo es contenido y expresión. Esto lo diferencia de los iconos y símbolos. Su significado no está fijo. La máquina abstracta no es representativa, sino es instrumental en la producción de nuevos diagramas. La mirada hacia delante de la práctica diagramática es un ingrediente indispensable para entender su funcionamiento. ¿Por qué usar diagramas? La práctica diagramática demora la despiadada intrusión de signos, permitiendo el desarrollo de una alternativa a las técnicas de diseño representacional. Una técnica representacional implica que nos posicionamos frente a la realidad desde una posición conceptual, y de esa manera, fijamos la relación idea-forma y contenido-estructura. Cuando la forma y el contenido se superponen de esta manera, emerge el tipo. Este es el problema presente en el diseño representacional: no puede escapar de las tipologías existentes. Como contrapartida, una pag1
técnica instrumental como la técnica diagramática, que no procede mediante signos, retrasa la fijación tipológica. Permitiendo la introducción de conceptos externos a la arquitectura en lugar de su superposición. Y se abren instancias para su utilización, percepción, interpretación específica, construcción, produciendo aplicaciones en varios niveles de abstracción. ¿Cómo se eligen y aplican los diagramas? La función del diagrama es demorar la tipología y avanzar el diseño mediante la introducción de conceptos externos bajo una forma especifica: como figuras, no como imágenes o signos. La selección y aplicación de diagramas involucra la inserción de un elemento que contenga dentro de su densidad de información, algo sugestivo, que evite caer en el cliché. Aunque los diagramas no se seleccionen en base a información representativa, tampoco son una imagen aleatoria. La elección de un diagrama está instigada por cuestiones específicas relacionadas al proyecto en el que se trabaja: su localización, programa, construcción. Para nosotros, es interesante el uso de diagramas desde el momento en que estos comienzan a relacionarse con efectos organizativos. Dentro de nuestra colección de diagramas hay diagramas de flujo, anotaciones musicales, dibujos esquemáticos de edificios industriales, diagramas de interruptores eléctricos… Para sugerir una posible organización virtual hemos usado ideogramas, diagramas de líneas, diagrama de imágenes, diagramas operacionales encontrados en manuales técnicos, reproducciones de pinturas o imágenes aleatorias que encontramos. Estos diagramas son esencialmente de infraestructura, pueden ser leídos como mapas de movimiento, independientes de sus orígenes. Permiten la proliferación en un proceso de despliegue. ¿Cómo los diagramas se vuelven operativos? La máquina abstracta del diagrama necesita ser activada. Tiene que ser puesta en movimiento para que el proceso de transformación comience, pero ¿donde se origina el movimiento? ¿Cómo se activa la máquina? ¿Cuál es el principio que permite el cambio y la transformación? Además ¿cómo podemos aislar este principio y usarlo a voluntad? La inserción del diagrama en el trabajo apunta al rol del tiempo y la acción en el proceso de diseño. Entretejiendo tiempo y acción se logra la transformación, como en las novelas en las que una narrativa larga rodea agujeros negros dentro de la historia. Si no existieran estos agujeros negros en los que el protagonista cae, el paisaje de la narrativa sería un plano chato y sin tiempo en el cual el héroe, cuyo personaje y cuyas aventuras están formadas por este paisaje, no podría evolucionar. La historia es una combinación intrínseca de personajes, lugares, eventos y duración. El paisaje de la historia, los agujeros negros y el personaje se vuelven uno mismo. Juntos accionan la máquina abstracta.
En arquitectura sería: el proyecto se inicia. Antes que se desvíe en tipología, se desarrolla un diagrama rico en contenido, lleno de movimientos potenciales y cargado con una estructura que conecte algunos principales aspectos del proyecto. Las propiedades específicas de este diagrama arrojan nueva luz al trabajo. Cómo resultado, el trabajo se des-bloquea, se disparan nuevas direcciones y significados. Los diagramas operan como agujeros negros que cambian radicalmente el curso del proyecto, transformando y liberando la arquitectura.
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