Talampaya: la otra historia de Erks, es propiedad intelectual de su autor, Ricardo González Corpancho. Obra protegida de acuerdo a la ley 11.723 Esta es una versión digital del libro impreso, creada para su libre difusión y sin ánimos de lucro.
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Ricardo González
TALAMPAYA
LA OTRA HISTORIA DE ERKS
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TALAMPAYA: LA OTRA HISTORIA DE ERKS Ricardo González Primera Edición, Buenos Aires, octubre de 2013 ECIS Publicaciones Idea de tapa: Ricardo González Diseño final: www.woohustudio.com Fotografía original de Cristian Belluco: petroglifos de Talampaya y avistamiento de una nave de plasma, registrado durante el encuentro internacional celebrado el 7-‐9 de septiembre de 2013.
Sitio web de Ricardo González: www.legadocosmico.com Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio sin previa autorización escrita del autor.
Versión PDF del original impreso / Buenos Aires, Argentina
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"ʺ... Me aclararon que esta ciudad azul, tiene jurisdicción bajo su de-‐‑ pendencia, las ciudades intraterrenas que están en el lugar conoci-‐‑ do como Talampaya, en La Rioja…."ʺ Ángel Cristo Acoglanis De “Los Diarios de Erks”.
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A Paola Miniccelli, Joaquín Drugueri y Flor Giménez, y a todos los caminantes que se congregaron en Talampaya para el Concilio del Nuevo Tiempo. 7-‐‑9 de septiembre, 2013 Y a Sol, mi bendición, mi compañera de ruta…
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Agradecimientos
Mi especial agradecimiento a los grupos de contacto de la Argenti-‐‑ na, porque ellos sostuvieron esta tarea de “activar” el Retiro Inte-‐‑ rior, que hoy abre sus puertas para que su mensaje se difunda. Un mensaje que va más allá del “fenómeno ovni”, y que procura en-‐‑ cender en nosotros el real sentido de nuestras vidas. Ése, y no otro, es el objetivo de los encuentros cercanos: ver adentro. A los guardaparque y autoridades del Parque Nacional Talampa-‐‑ ya, porque fueron valientes para contarnos sus extraordinarias vi-‐‑ vencias en el lugar, y por todas las facilidades que nos entregaron, en estos años de tantos viajes, para desarrollar nuestra investiga-‐‑ ción. La Talampaya “invisible” se da a conocer hoy al mundo.
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Índice
Prólogo: una búsqueda de 20 años
9 I: Bases extraterrestres en la Tierra 12 II: Los intraterrestres y sus centros de iniciación 25 III: Irdin: la lengua cósmica 34 IV: El Portal de Talampaya 43 V: El Concilio del Nuevo Tiempo 52 VI: La masa crítica después del 2012 83 VII: La conexión con Erks 92 VIII: La invitación al Belukha 110 IX: El renacimiento de Shambhala 118 Epílogo: Creer es crear 131 Nota del autor: 139 Apéndice: Las Leyes de Erks: 140 Sobre el autor:
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Prólogo Una búsqueda de 20 años
Lo recuerdo muy bien. Corría el mes de noviembre de 1993. Me encontraba en la oficina de una conocida empresa argen-‐‑ tina que abría operaciones en la ciudad de Lima. Me habían llamado para una entrevista de trabajo. En ese entonces era estudiante de Mercadotecnia y tenía 19 años. En la sala de espera, me entretuve con libros turísticos sobre la Argentina. Nunca había visitado el país. Pero sí mi padre, que siguió estudios de medicina en la Universidad de La Pla-‐‑ ta y quedó enamorado de esas tierras. Mientras revisaba fo-‐‑ tografías de las cataratas de Iguazú o los glaciares patagóni-‐‑ cos, no me imaginaba que terminaría años más tarde vivien-‐‑ do en Buenos Aires. Cosas del destino… De pronto, una imagen capturó toda mi atención… Me que-‐‑ dé casi congelado con el libro de fotografías, abierto en la mi-‐‑ tad, mostrando un lugar que sentía conocer… ¿Cómo era po-‐‑ sible? Un enorme cañón de rocas rojizas me había hipnotizado. Y la sensación de estar siendo “hechizado” por ese paisaje se in-‐‑
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crementó cuando vi los desconcertantes petroglifos que ate-‐‑ sora: seres ataviados de ropajes extraños parecían saludar, indicando, tal vez, que venían de lejos… Desde un primer momento “supe” que no eran representa-‐‑ ciones rituales de chamanes o curanderos… “Sabía” que aquello había llegado del cielo… Apurado, busqué el nombre del lugar en el libro y nunca más lo olvidé: Talampaya. Siendo un muchacho que llevaba poco tiempo investigando el enigma de los no-‐‑identificados, mi interés por ese lugar de poder en la Argentina era comparable con las pirámides de Egipto, la muralla china o los viejos templos mayas de Méxi-‐‑ co. Hoy, 20 años más tarde ⎯y luego de haber visitado mu-‐‑ chos santuarios de poder en todo el mundo⎯, sigo pensando que Talampaya es un lugar único y especial. Tuvieron que pasar varios años desde que aquel libro de fo-‐‑ tografías “activara” mi conexión con Talampaya para visitar la Argentina. Desde el año 2000, insistí a los grupos de con-‐‑ tacto de ese país para hacer un viaje al lugar e investigarlo en profundidad. Mi recordada amiga Silvia Verlengia, de Bue-‐‑ nos Aires, me escuchó, y gracias a su grupo del barrio de 11, concretamos la primera incursión en octubre de 2002. Luego se “desencadenarían” otras aproximaciones y contactos, has-‐‑
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ta que hallé un vínculo poco conocido entre Talampaya y los misterios de Erks: el centro intraterreno del Cerro Uritorco. Este pequeño libro es una síntesis de la información reunida en tantos años de trabajo. Sé que ayudará a aclarar el panora-‐‑ ma sobre Talampaya, ya que han circulado distintos artícu-‐‑ los y reportes en internet, inspirados en nuestros viajes y ex-‐‑ periencias, pero no siempre fieles a la información original recibida. Esta iniciativa ha sido orientada por los hermanos mayores del cosmos, que se hicieron presentes en el encuentro inter-‐‑ nacional que desarrollamos en el mismísimo Parque Nacio-‐‑ nal Talampaya. Nunca antes había ocurrido algo así. Este en-‐‑ cuentro marcó el momento para dar a conocer la otra historia de Erks, que se inicia hace millones de años con una visita extraterrestre en Talampaya… Hoy comprendo, que la “certeza interior” que experimenté cuando ví por primera vez esa fotografía de los petroglifos, no sólo era correcta, sino la “punta del iceberg”… Es momento de desvelar el enigma, y que su mensaje, llegue a todos.
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Capítulo I Bases extraterrestres en la Tierra
Nuestro planeta tiene alrededor de 4.500 millones de años. Obedeciendo a las “cifras oficiales”, el ser humano, como un ser bípedo primitivo ⎯el llamado Australopithecus, que vivió en las sabanas arboladas del este de África⎯, tiene apenas unos 4 millones de años de antigüedad. En otras palabras, llevamos muy poco tiempo aquí… Talampaya tiene 250 millones de años. De hecho, fue testigo de la división del supercontinente Pangea. Su emplazamien-‐‑ to comprende la cuenca geográfica Triásica, que es conside-‐‑ rada por científicos de todo el mundo como uno de los pa-‐‑ raísos más importantes en “material geológico”. Como es de suponer, Talampaya cuenta con rocas que documentan la evolución del planeta a lo largo de millones de años. Ade-‐‑ más, es un importante yacimiento paleontológico. Entre los fósiles descubiertos se encuentra el Lagosuchus Talampayensis, uno de los primeros dinosaurios que habitó la Tierra en los inicios del triásico; también, se encontraron fósiles de tortu-‐‑ gas con una antigüedad de 210 millones de años, como la Pa-‐‑ laeocheris Talampayens.
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Gracias al hallazgo de todos estos animales desconocidos pa-‐‑ ra la ciencia, se está permitiendo completar uno de los estu-‐‑ dios más interesantes de la Paleontología: cómo y cuándo surgieron los primeros dinosaurios. Y ampliar los conoci-‐‑ mientos sobre los “reptiles mamiferoides”, de cuyo tronco básico aparecieron, posteriormente, los mamíferos. Incluso, en la entrada del Parque Nacional Talampaya, hay un Museo con información sobre los dinosaurios que allí ha-‐‑ bitaron 1. Esa región fue un crisol de criaturas impensables… Si nuestro planeta recibió en el pasado visitas de otros mun-‐‑ dos, y si aquellos seres de las estrellas venían con propósitos científicos, Talampaya pudo haber sido un lugar ideal para estudios geológicos y biológicos, en una época en que los seres humanos, sencillamente, no existíamos… De acuerdo a los mensajes que recibimos en la experiencia de contacto, nuestro Sistema Solar ya fue visitado por seres de Orión hace unos 65 millones de años. Curiosamente, en el fi-‐‑ nal de la “Era de los Dinosaurios” 2. Pero luego descubrimos que hubo otras misiones extraterrestres más antiguas… ¿Por qué le interesaba a los extraterrestres una zona en don-‐‑ de vivían los dinosaurios? ¿Y por qué la expedición de Orión
www.lariojaesnoticia.com.ar/share_noticia.asp?id=7309&acc=Imprimir Charlie Paz Wells, co-‐‑fundador con su hermano Sixto del hoy disuelto Grupo Rama, lo explica así en su libro “Os Semeadores de Vida”, Capítulo VII, pág 148 (Icone Editora, Sao Paulo, 1988). 1 2
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parecía coincidir con la caída del “cuerpo celeste” que puso en jaque a los reptiles gigantes en la Tierra? Desde nuestra primera expedición a Talampaya, en el año 2002, empezamos a confirmar nuestras informaciones pre-‐‑ vias y los entretelones de esta historia. Una historia “imposi-‐‑ ble”, que pude “hilar” con más detalle luego de un nuevo viaje que realicé a las pirámides de Egipto y el Monte Horeb en la Península del Sinaí en marzo de 2003. En el interior de la Gran Pirámide, en la llamada “Cámara del Rey”, viví una experiencia extraordinaria que me permi-‐‑ tió ser “proyectado” espiritualmente hacia las estrellas de Orión. Fue un contacto programado para que pudiera acce-‐‑ der a información de origen extraterrestre. En esa inolvida-‐‑ ble vivencia ⎯que nos aportó datos importantísimos sobre el Plan Cósmico⎯, se me habló de viejas bases extraterrestres en la Tierra. Además de Egipto, los seres que me “guiaban” en ese contacto, me hablaron de Talampaya3. De acuerdo a todo esto, Talampaya habría sido en el pasado una importante “instalación subterránea” de origen extrate-‐‑ rrestre. Con el tiempo, el inmenso “bunker” pasaría a estar bajo la supervisión de la Hermandad Blanca, ya que en él quedaron herramientas de poder y tecnología que debían ser custodiados. Eran los tiempos de “Ankar”, el antiguo nom-‐‑
El relato de esta experiencia fue publicado en 2003 con el nombre “Infor-‐‑
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me Mintaka”, y luego ampliado en mi libro “Nuestros Lazos Extraterrestres” (Ecis Publicaciones, Buenos Aires, 2004).
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bre de esa región que más tarde se transformará en un Retiro Interior. Tenía sentido ir allí… El 30 de septiembre del 2000, en Buenos Aires, los Guías ex-‐‑ traterrestres ya me adelantaban en una comunicación que debíamos conectar con los puntos aún no “activos” de la Ar-‐‑ gentina para acceder a su información y enlazar los procesos. El mensaje decía: “La misión requiere que diversos puntos de poder en la Ar-‐‑ gentina sean activados y enlazados. Ello lo irán recibiendo en la medida que vuestro trabajo sea constante y estén dis-‐‑ puestos a asumir nuevas responsabilidades y compromisos. Vuestra misión es en cada lugar donde se encuentren, por lo tanto estén atentos a las claves que podrían llegar y que mu-‐‑ chas veces dejan pasar sin darle la debida importancia. …Procuren integrarse más como grupo para ir compren-‐‑ diendo y sintiendo la parte que les toca. Entonces, cuando se encuentren listos, serán convocados para conectar con aque-‐‑ llos lugares de los que les hablamos. Recorrerán Argentina, y se llevarán más de una sorpresa al encontrar aquello que creían no existía. Hay muchos puntos que los aguardan, existen conocimien-‐‑ tos que los esperan, y más importante aún, un proceso que está en marcha y que depende de cada esfuerzo”.(Oxalc).
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Al año siguiente, en el 2001, ante nuestras consultas los ex-‐‑ traterrestres empezaron a hablar de Talampaya en comuni-‐‑ caciones recibidas por distintos miembros de los grupos de contacto. Todo ello precipitará la expedición de 2002, que ya mencioné, y que fue muy importante por haber sido la pri-‐‑ mera aproximación “consciente” a esa antigua base extrate-‐‑ rrestre. En ese viaje, además de un importante archivo fotográfico de los petroglifos y testimonios de los guardaparque sobre he-‐‑ chos “sobrenaturales”, recibimos los primeros datos sobre la historia de Ankar ⎯los extraterrestres llamaron a ese archivo “La Esfera del Conocimiento”⎯, un primer peldaño de com-‐‑ prensión para redescubrir por qué Talampaya y la cercana “Ciudad Perdida” eran tan importantes. Esa expedición fue conformada por María Esther Yrigoyen de Bariloche, Amalia Michel de Entre Ríos, Silvia Verlengia y Cristián Sánchez Barros de la ciudad de Buenos Aires. Yo fui el único extranjero. Estuvimos en la zona cinco días, del 9 al 13 de octubre4. Recuerdo ese viaje con mucho cariño. Ha transcurrido más de una década desde que acampamos en medio de la nada ⎯no existían las modernas instalaciones que hoy ofrece el Parque Nacional⎯, con una vista de los murallones de Ta-‐‑
Curiosamente, luego de haber visitado Talampaya, viajamos hacia Capi-‐‑ lla del Monte, y allí continuamos nuestras investigaciones. Desde un prin-‐‑ cipio intuimos la conexión con Erks. 4
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lampaya y un cielo estrellado que nos permitió constatar la presencia de los Guías del cosmos. Ahora bien: ¿Por qué se estableció esa base extraterrestre en Talampaya? ¿Qué conexión existe con los dinosaurios y el arribo de la misión científica de Orión? ¿Por qué en mi expe-‐‑ riencia de contacto en Egipto surgió Talampaya como un lu-‐‑ gar “clave” para comprender nuestro pasado extraterrestre? Experimentos genéticos De acuerdo a los seres del cosmos, fuimos visitados desde la noche de los tiempos. Nuestro planeta, en una época tempra-‐‑ na de formación, habría recibido a distintas misiones científi-‐‑ cas de la llamada “Confederación de Mundos de la Galaxia”. El objetivo era ayudar al planeta para crear las mejores con-‐‑ diciones de vida. Cuando estas “condiciones” fueron auspiciosas, los extrate-‐‑ rrestres sembraron patrones de vida de sus mundos de ori-‐‑ gen. La Tierra, cual “laboratorio natural” predestinado, cobi-‐‑ jó a esas moléculas auto-‐‑replicantes que se mezclaron con las primeras formas de vida que surgieron en el planeta. Es de-‐‑ cir: nuestro mundo permitió que tanto formas de vida de ori-‐‑ gen extraterrestre como manifestaciones propias que se en-‐‑ gendraron en su seno, coexistieran.
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Los extraterrestres estaban interesados en ver material orgá-‐‑ nico de sus mundos de origen adaptarse y crecer en la Tierra bajo “reglas distintas”. Desde luego, la agenda apuntaba a la posterior aparición del ser humano. Según ellos, el hombre debía ser una “síntesis” del Universo, y desarrollarse en un “mundo escuela” como la Tierra para hallar el equilibrio interrumpido en la evolución. Los extrate-‐‑ rrestres sólo ejecutaban la parte física de este proyecto. Los designios provenían de planos superiores. Por esta razón, la presencia de seres de otros mundos en la Tierra, colaborando en nuestro surgimiento como especie, no contradice la exis-‐‑ tencia de lo divino. Pero antes de que surgiera el hombre, una especie se adueñó del planeta, poniendo en riesgo nuestra aparición: los dino-‐‑ saurios. Aquellas criaturas ⎯muchas de ellas gigantescas⎯, domina-‐‑ ron los ecosistemas terrestres de la Era Secundaria durante unos 160 millones de años… Curiosamente, una de las prin-‐‑ cipales características de los dinosaurios es la propiedad de tener las patas situadas en posición vertical por debajo del cuerpo, como los mamíferos, y no hacia los costados, como la mayor parte de los reptiles. Los dinosaurios eran reptiles originariamente bípedos e iban en camino a la evolución. ¿Y si esas criaturas no se hubiesen extinguido luego de su largo reinado en la Tierra? ¿El ser humano habría aparecido?
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¿Los dinosaurios habrían dado el “salto” hacia una especie “reptil-‐‑humanoide”? Hay diversos estudios que ponen en relieve esa posibilidad: si no hubiesen desaparecido los dinosaurios, nosotros no es-‐‑ taríamos aquí5. La información que manejamos, es que expediciones científi-‐‑ cas extraterrestres vinieron a la Tierra interesadas en realizar estudios en los dinosaurios. Pero la expedición de los oriones no estaba en los planes de la Confederación. Entrando y saliendo de nuestro tiempo, los científicos estela-‐‑ res que seguían a los dinosaurios fueron controlando y ob-‐‑
A comienzos de la década de 1980, el paleontólogo Dale Russell, con-‐‑ servador de la colección de fósiles de vertebrados del Museo Nacional de Canadá en Ottawa, exploró la posibilidad de que los dinosaurios, de haber sobrevivido, y de haberse hecho más inteligentes ⎯como se supone em-‐‑ pezó a ocurrir con el Troodon⎯, finalmente habrían tenido que erguirse para contrarrestar el equilibrio de su pesada cabeza, y se habrían trans-‐‑ formado en “reptiles humanoides”. Así, se habría dado la aparición de una estructura similar a la de los hombros, para permitir que el “dino-‐‑ sauroide” arrojara objetos. Haciendo una proyección sobre la posible evolución de otras característi-‐‑ cas de esta especie, Russell llegó a un modelo de bípedo reptil con un ce-‐‑ rebro grande y ojos enormes, manos de tres dedos, ausencia de genitales externos (típico de los reptiles) y ombligo (ya que algunos reptiles moder-‐‑ nos presentan placenta, y esto último habría sido necesario para permitir el nacimiento de jóvenes con grandes cavidades craneales). ¿Los dinosau-‐‑ rios eran el recuerdo de viejas civilizaciones extraterrestres de Rigel? 5
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servando su evolución, hasta que los oriones decidieron in-‐‑ tervenir, directamente, en la genética de aquellas criaturas, con la intención de hacerlas “a su semejanza”. Buena parte de esos científicos provenían del sistema de Rigel, a unos 700-‐‑900 años luz de la Tierra. La apariencia de esa civiliza-‐‑ ción extraterrestre es reptiloide. Los dinosaurios terrestres, por lo tanto, les recordaba sus orígenes primitivos. Debo aclarar ⎯por la literatura ufológica que inunda actual-‐‑ mente internet⎯, que un ser del cosmos con apariencia reptil no necesariamente tiene que ser una entidad violenta y ma-‐‑ ligna. Hay de todo en el Universo, pero la misión de Rigel sólo tenía un interés científico en una especie que les recor-‐‑ daba, como dije, su génesis biológica. Talampaya fue uno de los principales escenarios de sus estudios. La conflagración vino después. Y fue precipitada, aunque re-‐‑ sulte increíble, por la propia Confederación… Una decisión estratégica para “eliminar” a los dinosaurios y asegurar la posterior aparición del hombre ⎯el “proyecto lemuriano” en África6⎯, sería el eje de un enfrentamiento de posturas entre distintas civilizaciones extraterrestres. Iremos comprendien-‐‑ do la trama más adelante… Instalaciones extraterrestres ayer: centros de la Hermandad Blanca hoy.
6 He publicado información sobre ese episodio en África que involucra la
aparición del ser humano y su posterior historia en Atlántida y Mu en mi libro: “Kayona y los Dioses de Mu”, ECIS Publicaciones, Buenos Aires, junio 2013.
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Benjamín Solari Parravicini, el célebre sensitivo argentino, recibió esta intrigante psicografía en 1959:
“Razas extraterrestres regresarán a la Tierra. Ellas ocuparán ciudades sub-‐‑ terráneas que de ellas fueron, y aún habitadas por sus naturales aclimata-‐‑ dos. Bajarán para restablecer costumbres que fueron superiores a las nues-‐‑ tras, hoy desaparecidas. Las manifestarán en forma telepática… Será en el 2000”.
Suelo citar el contenido de está psicografía porque cuenta una historia no muy conocida dentro del contacto extrate-‐‑ rrestre: muchas de las “instalaciones intraterrenas” que hoy
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ocupa la Hermandad Blanca, fueron, originalmente, cons-‐‑ truidas por viejas misiones extraterrestres en el planeta. Y Talampaya, no es la excepción… Parravicini canaliza en esta psicografía el retorno de seres del cosmos que “ocuparán ciudades subterráneas que de ellos fueron”. Recuerda, inevitablemente, la historia de Erks y su origen celeste. Una historia que, como veremos a lo lar-‐‑ go de este libro, está unida al misterio de Talampaya. Pero la psicografía añade que esas ciudades subterráneas de origen extraterrestre aún están habitadas por sus “naturales aclimatados”. Es muy probable que se refiera a la Herman-‐‑ dad Blanca: descendientes de aquellos que sobrevivieron a la última catástrofe planetaria que hundió Atlántida y otros mundos olvidados. La Hermandad Blanca, aunque también de origen cósmico, en su etapa más reciente en la Tierra ha sido conformada por los remanentes de Atlántida, Mu y Lemuria (ambos se suelen confundir: Mu estaba en el océano Pacífico, y Lemuria se ha-‐‑ llaba emplazada en África y Madagascar), quienes han res-‐‑ guardado en el mundo intraterreno los Anales Sagrados de su cultura. Un valioso compendio de conocimiento “ante-‐‑ diluviano” que será entregado al hombre de superficie cuan-‐‑ do éste recupere la memoria y se encuentre listo para em-‐‑ prender la Magna Obra: crear un futuro distinto planetario en armonía con las leyes superiores.
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Tal vez a ello se refiera el mensaje de Parravicini cuando afir-‐‑ ma que se restablecerán “costumbres superiores”, hoy desa-‐‑ parecidas… Por lo que se interpreta de esta psicografía, men-‐‑ sajes telepáticos de estos seres anunciarían el advenimiento de esa nueva etapa. Y por alguna razón se marca el año 2000. Curiosamente, esta última década, la peregrinación a lugares de poder, vinculados con la Hermandad Blanca, se ha incre-‐‑ mentado visiblemente. Hay que decir que en buena medida por el fenómeno 2012 y su pésima interpretación de “fin del mundo” o, en su contraparte, de la “ascensión” del planeta a una cuarta o quinta dimensión. Como fuese, ninguna de esas cosas sucedieron. Al margen de que estamos en tránsito, gra-‐‑ dualmente, hacia esferas superiores de consciencia, fue un grave error afirmar que algo extraordinario iba a ocurrir el 21 de diciembre del 2012. Nosotros lo advertimos en años previos: era solo el cierre de una etapa y el inicio de otra7. Independientemente de los viajes que se han hecho por todo el planeta, movidos por lo que “podía pasar” en 2012 ⎯sin contar los “refugios” que algunos construyeron esperando lo peor⎯, hubo expediciones y trabajos impulsados por una energía genuina de servicio. Viajes que conectaron con san-‐‑
7 En mi libro, “Después de 2012”, editado por Ecis Publicaciones en 2008 y
reeditado por Ediciones Luciérnaga del Grupo Planeta en España en 2010, ya habíamos hecho un análisis profundo de lo que significaba, en realidad, la fecha clave de la Cuenta Larga de los mayas: el tránsito hacia una nueva era de luz. Hoy sabemos que ese período “post 2012” ⎯conocido también como Baktún 14, un ciclo de 144.000 días⎯, nos tomará unos 400 años…
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tuarios de poder de la Hermandad Blanca como parte de una tarea encomendada por la propia Confederación. Uno de esos trabajos fue la conexión con los lugares de po-‐‑ der que resguardan los discos solares. En gran medida, a esta tarea, se debió nuestros primeros via-‐‑ jes a Talampaya y Ciudad Perdida. A pesar de que he tratado el asunto de los discos solares en mis anteriores libros, considero importante hacer un breve repaso de esta información y explicar cómo conecta con Ta-‐‑ lampaya y los “naturales aclimatados”… Parravicini, una vez más, tenía razón…
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Capítulo II Los Intraterrestres y sus Centros de Iniciación
La Hermandad Blanca es una organización cósmica. Llegó a nuestro planeta hace más de 10.000 años, luego de la des-‐‑ trucción de la Atlántida. Su primera “base” fue establecida en el desierto de Gobi, Mongolia, en donde depositaron la misteriosa “Piedra de Orión” o Chintamani: un cristal oc-‐‑ taédrico de color verde capaz de registrar toda la informa-‐‑ ción de la Tierra y, al mismo tiempo, brindar una poderosa energía de vida. Esa radiación, también de color verde, será llamada “Vril” por la literatura esotérica. El brillo de esa luz anima a los seres y los conduce a la suprema iniciación. Las leyendas cuentan que el cristal cósmico de la Hermandad Blanca del Gobi era esa Luz Maxim que guiaba a los caminan-‐‑ tes en su peregrinación hacia el Belukha, la montaña sagrada del Altai, en Siberia. Dentro de ese macizo, por un tiempo, estuvo oculta la nave blanca en la que llegaron los 32 Men-‐‑ tores de la Luz, tal y como los describe el texto esotérico “Las Tablas Esmeralda” de Thot1:
1 Tabla III: “Los Salones de Amenti”.
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“…Después para un lugar donde habitar, muy debajo de la corteza terrestre, explotaron ellos grandes espacios con su poder, espacios lejos de los hijos de los hombres. Rodeados por fuerzas y poder, escudaron del daño a los Salones de los Muertos. De lado a lado entonces, colocaron ellos otros espacios, lle-‐‑ nos con Vida y con Luz de arriba. Construyeron así los Sa-‐‑ lones de Amenti, que pueden habitar eternamente ahí, vi-‐‑ viendo con vida hasta el fin de la eternidad. Treinta y dos estaban ahí de los hijos, hijos de la Luz que habían venido entre los hombres, buscando liberar de la es-‐‑ clavitud de la oscuridad a aquellos que estaban atados por la fuerza del más allá. En lo profundo de los Salones de la Vida creció una flor, ar-‐‑ diendo, expandiéndose, manejando la noche hacia atrás. Colocaron en el centro, un rayo de gran potencia, dador de Vida, dador de Luz, llenando con poder a todo el que se acercara. Colocaron a su alrededor tronos, dos y treinta, lu-‐‑ gares para cada uno de los Hijos de la Luz, para que ellos fueran bañados en el resplandor, llenados con la Vida de la Luz eterna”.
El “rayo de gran potencia” que colocaron los 32 fundadores de Shambhala en el desierto de Gobi, no es otra cosa que Chintamani, la piedra de poder que trajeron del cosmos con una misión… Ese inmenso cristal tiene la facultad de liberar
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tres objetos pequeños, para que se mezclen entre los hom-‐‑ bres de superficie y capte de ellos sus hazañas y aprendiza-‐‑ jes. Entre los “fragmentos” más conocidos de Chintamani se halla la piedra sagrada de los lamas tibetanos ⎯también lla-‐‑ mada Chintamani⎯, el Caliz de Buda, el Santo Grial de Cris-‐‑ to ⎯cuya leyenda original lo describe, también, como una piedra verde “caída del cielo”⎯, o la Diosa Umiña de los in-‐‑ cas ⎯curiosamente, Umiña en quechua significa “esmeral-‐‑ da”⎯. Actualmente, el cristal principal del Gobi se encuen-‐‑ tra emplazado en el Monte Sajama, la montaña más alta de los Andes bolivianos. Y mientras escribo estas líneas, los tres fragmentos se hallan en el templo subterráneo de Kayona, en Antártida; en el cráter Rano Raraku, en isla de Pascua ⎯el “mana” o energía verde de los rapanui⎯; y el tercero en cus-‐‑ todia de Alcir, el guardián intraterreno del Gran Disco Solar del Paititi2. Ese disco dorado que la Hermandad Blanca del Paititi pro-‐‑ tege, fue construido por los 32 Mentores de la Luz en el de-‐‑ sierto de Gobi. El objetivo de esa tarea era “activar” otros do-‐‑ ce discos ocultos en el mundo, fragmentos de un “espejo in-‐‑ terdimensional” que fue creado por los sacerdotes de la ol-‐‑ vidada Lemuria.
2 En mi primer libro, “Los Maestros del Paititi”, publicado luego de nuestra
expedición al Manú de 1996 (actualmente reeditado por Ediciones Luciér-‐‑ naga del Grupo Planeta de España), narro la historia de la ciudad perdida de los incas y la conexión con ese Disco Solar, que se hallaba en tiempos anteriores a la conquista en el Koricancha o Templo del Sol de Cusco.
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En aquellos lejanos tiempos, el gran espejo de Lemuria era peligroso, ya que podía desencadenar, prematuramente, to-‐‑ da clase de eventos interdimensionales en el planeta. Por ello fue “desactivado”, separándolo en doce fragmentos. Con el arribo de la misión extraterrestre en el desierto de Go-‐‑ bi, se decidió reactivar el proyecto lemuriano enlazando los doce fragmentos con la construcción de un disco número tre-‐‑ ce: un elemento que pudiese reunir, energéticamente, el “Es-‐‑ pejo del Tiempo” de los lemurianos. A partir de todo esto se le llamará la “Red del Tiempo”, una disposición estratégica de estos trece discos dorados en la zo-‐‑ na más activa energéticamente del planeta ⎯el sector orien-‐‑ tal del Anillo de Fuego, desde Mount Shasta hasta la Antárti-‐‑ da⎯, con miras a colaborar en la ascención del planeta hacia otra esfera de consciencia o “realidad”. Los discos están construidos con una aleación de piedras de poder y vibraciones (tonos o sonidos). En algún punto esta información recuerda historias de la Atlántida y su legenda-‐‑ rio Orichalcum, citado por Platón3.
3 Platón lo menciona en su libro “Critias”, aunque no queda claro de que
sea una “aleación”, tal y como sostienen distintas fuentes esotéricas. El también llamado “Oricalco”, para el investigador británico James Allen, podría ser una mezcla de oro y cobre, para conducir grandes cantidades de energía. Según Allen, halló pruebas de esto en las minas de Urukilia, en Bolivia. Según los extraterrestres, los discos solares tienen siete elementos en su aleación.
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¿En dónde se enlaza todo esto con Talampaya? De acuerdo a los seres que nos contactan, uno de estos trece discos se halla emplazado bajo el “Mogote Negro” de Ciudad Perdida, en el Parque Nacional Talampaya: un cerro piramidal que no es otra cosa que el núcleo de un antiguo volcán… Aunque su última erupción fue hace 18 millones de años, la zona está activa energéticamente. Recorriendo su cráter de 3 kilómetros de diámetro, en medio de laberintos de roca for-‐‑ mados por antiguos cursos de agua y lava, el caminante sien-‐‑ te que está entrando en otra realidad. Desde que empecé a trabajar con el misterio del Disco Solar del Paititi ⎯a raíz del contacto físico con Alcir, en la expedi-‐‑ ción al Manú de 1996⎯, y la información que los Guías ex-‐‑ traterrestres me entregaron en Celea, en 2001, sobre los trece discos4, muchos viajes se han realizado para lograr la defini-‐‑ tiva activación de esta red, hoy despierta y operativa. Debo decir que en aquellos años nadie hablaba de los discos solares. Hoy es un tema muy difundido que ha sido adopta-‐‑ do por diversos grupos místicos y de contacto. El mensaje es de todos y la luz debe difundirse. Pero debo aclarar que no tengo vínculo alguno con aquellos grupos que citan la infor-‐‑ mación que recibimos en un contexto religioso y, me atreve-‐‑
4 El informe de ese contacto físico, ocurrido en el desierto de Chilca, Perú,
el 24 de febrero de 2001, circuló en internet como “Informe Celea”. Más tarde fue publicado en detalle en mi libro “Al interior de una nave extrate-‐‑ rrestre”, ECIS Publicaciones, Buenos Aires, 2012.
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ría a decir, sectario. Tampoco he organizado ⎯ni lo haré⎯, viajes de “activación de los discos solares” con fines de lucro. Toda esta tarea, ya concluida, se hizo como una labor de ser-‐‑ vicio y con nuestro propio esfuerzo. Uno de los aportes que compartimos para conectar con esa red de herramientas de poder de la Hermandad Blanca, ha sido el mantra de los discos solares. Recibimos los nombres y sus “tonos” en la expedición a las Sierras del Roncador, en Brasil, en agosto de 2004, y luego en la experiencia que me llevó a Kayona, la ciudad perdida bajo los hielos de la An-‐‑ tártida, en diciembre de ese mismo año. Luego de ello, gra-‐‑ cias a la importante colaboración de Jaqueline Illica Magnani de Buenos Aires, e Ignacio González Trejo de México, confir-‐‑ mamos la base de la melodía de un mantra que hoy es canta-‐‑ do por miles de personas en todo el mundo5. Ese “canto antiguo”, que se remonta a los tiempos de Lemu-‐‑ ria, reune trece vibraciones o “códigos de luz” en un solo mantra que ayuda a envolver al planeta en un campo de fuerza de ascensión. Permite, además, conectar con los trece santuarios intraterrenos que protegen esos discos y, por con-‐‑ secuencia, con la información allí resguardada.
5 Con mi pareja, Sol Sanfelice, creamos el proyecto musical Mintaka, con el
cual grabamos distintos mantras. Entre ellos, el de los Discos Solares, Zin-‐‑ Uru, o los sonidos de Erks (Irdin). www.mintakaofficial.com
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El mantra o nombre cósmico del disco solar de Talampaya es “Mitakunah”. A continuación, un esquema de la ubicación de los discos solares. Parece seguir un orden geográfico, de nor-‐‑ te a sur. Empero, en realidad, su emplazamiento sigue un “mapa energético”, dispuesto por la Jerarquía: 1. Monte Shasta, Estados Unidos: 2. Valle Siete Luminarias, México: 3. Ciudad Blanca, Honduras: 4. Guatavita, Colombia: 5. Roraima, Venezuela: 6. Cueva de los Tayos, Ecuador: 7. Paititi, Perú: 8. Lago Titicaca, Bolivia: 9. Licancabur, Chile: 10. Talampaya, Argentina: 11. Sierra del Roncador, Brasil: 12. Aurora, Uruguay: 13. Antártida:
Emanashi Sipenbó Aromane Xemancó Urinam Jasintah Ilumana Demayón Ramayah Mitakunah Omsarah Ulimen Ion
Esta es la información original de los discos solares, entrega-‐‑ da y confirmada por los Guías extraterrestres y los guardia-‐‑ nes de la Hermandad Blanca. Hemos visitado todos esos santuarios. Una tarea que hicimos hace ya varios años y que ha inspirado a otros caminantes para acudir a los centros de iniciación de los Maestros.
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En el caso de Talampaya, por haber sido en el pasado una vieja instalación extraterrestre ⎯que albergaba laboratorios genéticos orientados a la “evolución rápida” de los dinosau-‐‑ rios⎯, era un Retiro Interior en estado de “cuarentena”. Es decir, aun no se hallaba totalmente activo como centro de iniciación, ni conectado con otros santuarios intraterrenos de la Argentina. Mas esa situación empezó a cambiar en el equi-‐‑ noccio de septiembre de 2012, y fue consolidada, después, el 9 de septiembre de 2013 con el Concilio del Nuevo Tiempo. Los “naturales aclimatados” de Parravicini ⎯los Maestros intraterrenos⎯, protegen actualmente las tres entradas inter-‐‑ dimensionales de Talampaya. Lo explicaré en las próximas páginas. Al igual que los mantras de Erks, que permitían entrar en contacto con las “luces” del Uritorco o Los Terrones, Talam-‐‑ paya posee sus claves. Palabras de poder, como los nombres de los discos solares, que por alguna razón desconocida nos une a lo “invisible”. Los centros de la Hermandad Blanca, más allá de su función de ser grandes dispensas de conocimiento, y “agujas” de acupuntura planetarias ⎯ya que se asientan sobre líneas de fuerza naturales⎯, funcionan como templos iniciáticos. Esos lugares mágicos de los Maestros ⎯que están en comunica-‐‑ ción con los visitantes del cosmos⎯, siguiendo la misión de Shambhala en el desierto de Gobi, procuran activar el recuer-‐‑ do en el peregrino dormido a través de experiencias que le
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devuelvan la memoria. Recuperar el conocimiento nos con-‐‑ duce hacia la consciencia (Ciencia=Conocer=Uno mismo): Y de la consciencia a la acción. Desde luego, no es imperante que el sincero buscador de la verdad busque su iluminación en Talampaya, el desierto de Gobi o cualquier otro santuario de la Hermandad Blanca. El contacto empieza en lo más íntimo del ser. En el silencio y la auto-‐‑observación. No obstante, los centros de iniciación de la Hermandad Blan-‐‑ ca cumplen una función complementaria de aprendizaje. Los mantras y las ceremonias de luz en estos centros sagra-‐‑ dos, forman parte de ese proceso dispuesto por la Jerarquía. Es necesario analizar todo esto para comprender el vínculo entre Talampaya y Erks.
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Capítulo III Irdin: la lengua cósmica
“Luego de recitar esas palabras en Los Terrones, las luces de Erks aparecían. Todos lo vimos y fue así que tomé las foto-‐‑ grafías que más tarde entregué a Trigueirinho”, afirmaba a voz en cuello Roberto Villamil, periodista y fotógrafo militar, mientras llevaba la camioneta a gran velocidad hacia Capilla del Monte. Yo le escuchaba en el asiento de copiloto con su-‐‑ ma atención: Villamil fue amigo íntimo de Ángel Cristo Aco-‐‑ glanis, el testigo clave de los contactos en el Uritorco en los años 80. ¿Dónde aprendió Acoglanis esas palabras para “contactar” con las luces de Erks? Ni siquiera Roberto lo sabe. Se supone que Acoglanis apren-‐‑ dió esos mantras en un viaje a la India y Tíbet. Un viaje míti-‐‑ co que nunca pudimos constatar. Como fuese, el hecho obje-‐‑ tivo es que esas palabras de poder, al ser evocadas en cere-‐‑ monias nocturnas en Los Terrones, “activaban” la aparición de las luces.
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De lo que no hay duda es que esos mantras, cantados en una presunta lengua cósmica llamada “Irdin”, no surgieron en los contactos del Uritorco. Hemos hallado referencias a esas palabras en los años 70. Por ejemplo, en el grupo del contro-‐‑ vertido contactado italiano Eugenio Siragusa, y en el hoy di-‐‑ suelto Grupo Rama, de los hermanos peruanos Carlos y Six-‐‑ to Paz Wells. Yendo más lejos, en los años 50, hay referencias a esas pa-‐‑ labras “extrañas” en el Registro Thedra, el compendio de in-‐‑ formación que publicara “Sister Thedra1” luego de sus viajes e investigaciones en los Andes peruanos y bolivianos. Thedra ⎯en realidad, la estadounidense Marion Dorothy Martin, fallecida en 1992⎯, fue la precursora de Marcahuasi, los símbolos de Pusharo en Paititi, el disco solar de los incas, y la “Abadía de la Hermandad de los Siete Rayos” en Puno, como enigmas iniciáticos de la Hermandad Blanca. Publicó todo ello en 1955. Más tarde, como ya es conocido, estas in-‐‑ formaciones fueron plagiadas y adulteradas en el libro “El Secreto de los Andes”2, escrito por uno de sus discípulos, “Bro-‐‑ ther Philip”.
1 Quedan pocos manuscritos del “Registro Thedra”. Era una publicación
libre que circulaba en aquellos años. Llegó a los grupos de contacto del Pe-‐‑ rú en los años 70, generando una gran influencia en los grupos de Tacna, Arequipa y Bolivia. Gracias a mi recordado amigo, Guillermo “Willy” Ló-‐‑ pez, atesoro una de estas copias que explican las creencias esotéricas que hoy se han cimentado. 2 “El Secreto de los Andes”, Editorial Kier, Buenos Aires, 1972.
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No me sorprendería si Acoglanis leyó el Registro Thedra. El lenguaje, la forma de enfocar el misterio de la Hermandad Blanca, con la peculiar prosa mística de Martin, es sospecho-‐‑ samente similar al que hallamos en los “Diarios de Erks”. No estoy diciendo que los textos de los contactos en Los Terro-‐‑ nes sean una copia. Estoy sugiriendo una posible influencia. Mientras escribo estas líneas, veo ambos textos sobre el sofá. Si los abro al azar para su lectura, parecen haber sido escritos por el mismo autor… El tema, es enrevesado. Pues Martin ⎯o Thedra, es lo mis-‐‑ mo⎯, tuvo sus propias influencias, especialmente prove-‐‑ nientes de la Teosofía. Así, las experiencias de contacto con los guardianes intraterrenos se mezclaron con el concepto de “maestros ascendidos”, ángeles, y por si ello fuera poco, la persona de Sananda ⎯el presunto real ser de Cristo⎯, nom-‐‑ bre que el propio Acoglanis también citaba. Fue así como los términos “Kumara”, “Logos Solar”, “Ra-‐‑ yos”, “Libro de la Vida”, fueron ganando terreno en los gru-‐‑ pos de contacto en la actualidad. A continuación, como un ejemplo, comparto un fragmento del Registro Thedra que involucra a Sudamérica. Es notable la influencia de la Teosofía en el texto: “La Tierra tiene dos grandes fuentes de luz que se encuen-‐‑ tran en el centro del planeta. Estas fuentes cósmicas de co-‐‑
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rrientes espirituales sostienen su luz y sus vibraciones. El Rayo Masculino está localizado en los Himalayas, presidido por el Gran Dios Himalayo que ha estado activo por muchos años. Ahora, sin embargo que se aproxima el milenio, el Ra-‐‑ yo Femenino rosa y dorado, está a punto de convertirse en el predominante. Está localizado en el corazón de una de las más majestuosas montañas de los Andes de América. Hasta ahora ha sido el retiro espiritual del dios Aramu-‐‑Muru (Me-‐‑ ru), Señor Manú de la Sexta Raza Raíz, cuya expresión final de perfección se puede encontrar en Sudamérica. Ahora, el Dios y la Diosa Aramu-‐‑Muru han completado sus misiones en la Tierra, pero fuera de su amor por la Tierra, continuarán asistiendo en su evolución”.
El texto, como dije, fue publicado en 1955. Hoy el nombre de “Aramu-‐‑Muru” es más popular gracias a la enigmática Puer-‐‑ ta de Hayumarca en Perú: un umbral de roca frente al lago Titicaca, que se lo asocia al nombre del presunto guardián que cita Thedra. El término “Dios”, usado en el texto para describir a esos seres, suena fuerte. Pero no se debe leer tex-‐‑ tualmente: es un lenguaje esotérico que alude a un hombre que superó las ataduras del plano material. Estos términos místicos, a veces crípticos, y otras ocasiones confusos, son típicos de hallar en los “Diarios de Erks”: “Esotéricamente, poco o nada se sabe del centro espiritual de los Hijos de la Luz. Solamente tienen acceso a ese lugar los contactados como remanentes auto-‐‑convocados, los aspi-‐‑
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rantes, que llegan desde los más lejanos lugares del mun-‐‑ do…” “…Erks es, para estos tiempos, el oasis de luz, tan secreto como Agartha, pero [se encuentra] dentro del campo de co-‐‑ nocimiento de los iniciados auto-‐‑convocados, que responden a la contactación”. Diario II, “El Despertar Místico de Erks”
De estos textos surgen palabras extrañas, nómbres cósmicos que al ser evocados como un mantra, permiten entrar en contacto con los guardianes de luz de esos Retiros Interiores. Más allá del contexto esotérico que pudo haber influenciado en los escritos de Thedra y Acoglanis, lo cierto es que esas palabras ⎯como el Zin-‐‑Uru de Thot⎯, existen, y funcionan como un “ábrete sésamo” hacia los misterios. Investigando ese tipo de “lenguaje” ⎯como dije, llamado Ir-‐‑ din en los actuales círculos de contacto⎯, hallé semejanzas en prácticamente toda la historia del fenómeno ovni. Los nombres Orthon ⎯el ser que contactó al polaco George Adamsky, en California, en los años 50⎯, Ashtar Sheran ⎯originalmente en comunicación con Siragusa⎯, Cromacán ⎯con el recordado contactado Enrique Castillo Rincón⎯, o Godar y Oxalc ⎯en enlace con los hermanos Carlos y Sixto Paz Wells⎯, serían palabras Irdin. No se trataría de los nom-‐‑ bres verdaderos de esos seres, sino una vibración o código
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de luz “hecho palabra”, como una suerte de onomatopeya. Entonces, Antarel, o Alcir, seres que se han comunicado con nosotros, y que incluso hemos visto físicamente, no se lla-‐‑ man, realmente, así. Son “aproximaciones” para establecer el contacto. Dicho de otro modo: una “identificación cósmica”. El Irdin, aunque en algunas de sus palabras hallamos ciertas semejanzas con el quechua, el aimara, e incluso con viejos có-‐‑ digos sumerios, no es un “idioma estructurado” como los que conocemos en la Tierra3. Como dije, se trata de vibracio-‐‑ nes “traducidas” a palabras. Pero al ser así, no significa que no tengan un mensaje. Existen varios mantras recibidos en el Grupo Rama en los años 70, y en las ceremonias de Los Te-‐‑ rrones con Acoglanis en los años 80, que han sido canaliza-‐‑ dos con sus “traducciones” aproximadas. Yo mismo afronté una de esas experiencias en Talampaya… Taan, Serea, Bórnica o Balmura ⎯algunos de los seres que con-‐‑ tactaron a Thedra⎯, también serían nombres en Irdin. De la misma forma Sarumah, Tokor o Maia, en el caso de Erks. ¿Acoglanis llamaba “Irdin” a los mantras que usaba en Los Terrones? ⎯le pregunté a Villamil, mientras estacionaba el auto en mi hotel, en el centro de Capilla del Monte⎯.
3 A pesar de que no hay ninguna prueba concluyente, muchos creen que
el Irdin sí es un lenguaje, como el arameo o el sánscrito. Incluso, en inter-‐‑ net, se pueden hallar “diccionarios” de Irdin: http://es.anrrompedia.wikia.com/wiki/Irdin
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⎯Sí, le llamaba Irdin a los mantras que cantaba… Luego Tri-‐‑ gueirinho adoptó ése término una vez que le entregamos los manuscritos de Erks y las fotografías en 1988 ⎯precisó Ro-‐‑ berto⎯. Estas conversaciones con Roberto eran muy frecuentes. Y las mantuvimos con intensidad en nuestros viajes a Capilla del Monte, en medio de la redacción de “Las Luces de Erks”4, un libro que cuenta los verdaderos inicios de los contactos en el Uritorco, el auge de los avistamientos de esas “luces” en Los Terrones, y el abrupto “paréntesis” luego de la muerte de Acoglanis en 1989.
Arriba: ideogramas que pertenecerían a la “lengua cósmica” Irdin.
“Las Luces de Erks”, de Ricardo González y Roberto Villamil, ECIS Publi-‐‑ caciones, Buenos Aires, 2012. 4
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Está claro que el Irdin es, por encima de todo, una vibración. Una colección de tonos hechos palabras, que distintos con-‐‑ tactados, como Acoglanis, supieron aplicar en experiencias verificables. Mi primer acercamiento consciente con este tipo de mantras fue con los discos solares. En aquel entonces nunca se me hu-‐‑ biese ocurrido asociar sus nombres o “vibraciones” con el Ir-‐‑ din… Desde que empezó mi experiencia de contacto ⎯siendo yo un adolescente⎯, procuré alejarme de los rituales y posturas “religiosas” que tanta confusión ha creado en los círculos del fenómeno ovni. Y traté de no quedarme sólo en mi testimo-‐‑ nio. En no quedarme “encasillado” en contar mi historia en distintos medios de comunicación de todo el mundo. Quería entender lo que me pasaba. Necesitaba ir más allá. Me volví, en definitiva, un investigador de mí mismo y de los eventos sobrenaturales que me rodeaban. Por ello me interesé en otros casos de contacto… Erks, tenía distintos ingredientes particulares que me llama-‐‑ ban la atención ⎯tal vez, por ser distintos a mi propia expe-‐‑ riencia⎯, como el sentido de hacer “ceremonias” con man-‐‑ tras en “Irdin” previamente a la aparición de las luces...
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Luces que, en algunas ocasiones, eran naves no-‐‑humanas, y en otras oportunidades ⎯la mayoría de veces⎯, entidades en estado de proyección. Desde luego, los Guías extraterrestres y los Maestros intrate-‐‑ rrenos no aparecen, necesariamente, por la evocación de al-‐‑ gún mantra específico. Hay algo más… Un acuerdo previo que el caminante no siempre recuerda, y que sin embargo, está allí. Esa parte la conocía bien, pues la vivimos en grupo en el desierto de Chilca en Perú. Hubo casos en que un colec-‐‑ tivo de personas pasó horas en ayuno, mantralizando y ob-‐‑ servando el cielo, y nunca ocurrió nada. Y en contraparte, las experiencias de otras personas, en el mismo lugar, al cual lle-‐‑ garon sin expectativa, sin esperar algún contacto ⎯sencilla-‐‑ mente se la pasaron riendo y compartiendo⎯, y de pronto, “ellos” aparecían… Entonces, ¿cómo funciona? Más allá de que la alegría ⎯en grupos de afinidad y sinto-‐‑ nía⎯, constituye una buena “tasa vibratoria” para crear las condiciones de acercamientos, el asunto, pasa por otro lado. Mi proceso de contacto, iniciado en Perú, se tocó en algún punto con los guardianes del Uritorco y Talampaya. La clave que une todo esto son las puertas dimensionales que con-‐‑ ducen a los Retiros Interiores de la Hermandad Blanca. En ese contexto, los mantras en “Irdin”, tienen otra lectura…
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Capítulo IV El Portal de Talampaya
“Hermanos, grande ha sido el paso que han dado en repre-‐‑ sentación de muchos al activar, con la chispa divina que mo-‐‑ ra en vuestros corazones, el disco de poder de Ankar. Estuvi-‐‑ mos protegiéndoles en todo momento. Ello ya lo comproba-‐‑ ron. También comprendieron que nuevas tareas les traerá a Talampaya como consecuencia de esta etapa que supieron afrontar y cerrar con creces. En un futuro próximo, Talam-‐‑ paya será el escenario de un importante encuentro interna-‐‑ cional; aprovechando la energía del disco, y que pueden lle-‐‑ gar al lugar, este punto se convertirá en un poderoso centro de irradiación que complementará la función de los encuen-‐‑ tros al pie de Monte Shasta en Norteamérica. En el cono sur, Talampaya será uno de los lugares que enviará su amor y su luz a todo el mundo, con la suma del aporte humano, com-‐‑ prometido y sincero”. Antarel, 9 de agosto de 2005. Cuando recibí ese mensaje ⎯hace ocho años⎯, no me imagi-‐‑ naba que, efectivamente, Talampaya sería un centro de irra-‐‑ diación que podría afectar eventos mundiales. Lo vivimos en septiembre de 2013 con la crisis en Siria… Tampoco se me hubiese ocurrido una relación entre Shasta y el centro intra-‐‑
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terreno de La Rioja… Sin embargo, fue así: luego de un im-‐‑ portante encuentro programado en Shasta, viajé a la Argenti-‐‑ na para llevar a cabo el Concilio del Nuevo Tiempo en Ta-‐‑ lampaya. Hoy entiendo todo… Sobre la ejecución de un encuentro internacional en el lugar, estaba, digamos, “más avisado”: ya en el primer viaje que hi-‐‑ cimos a Talampaya había tenido visiones de un grupo muy grande, de distintos países, acampando y haciendo todo tipo de trabajos energéticos. Desde 2002 que lo “sabía”. Empero, a pesar del mensaje de Antarel, sólo tres años más tarde, me seguía pareciendo distante. ¿Un encuentro internacional en medio de un Parque Nacional que es Patrimonio Cultural de la Humanidad? Pronto ⎯sin que yo influyera en los grupos de contacto de Buenos Aires⎯, se empezaron a recibir otras comunicacio-‐‑ nes hablando del encuentro internacional. Luego, llegó el si-‐‑ lencio. Y Antarel no nos volvió a hablar sobre ese tema hasta enero de 2013, en que nos “recordó” la tarea ⎯faltando ocho meses para realizarla⎯, durante un avistamiento programa-‐‑ do en Sierra de la Ventana (Provincia de Buenos Aires). El mensaje de 2005 se refiere a la definitiva activación del disco solar de Talampaya, un trabajo que un grupo interna-‐‑ cional (Chile, Perú y Argentina) llevamos a cabo al pie del Mogote Negro de Ciudad Perdida. Según los extraterrestres, los discos estaban “dormidos”. Pero se podían “activar” ante la presencia humana que conectara, en intención de luz, con
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estas herramientas de poder de la Hermandad Blanca. La ve-‐‑ rificación de estas activaciones siempre se dio a través de avistamientos y otros fenómenos concretos. Fue un trabajo sostenido de varios años, en donde participaron distintos grupos de contacto de todo el mundo. Y en el caso de Talam-‐‑ paya, la activación se hizo con el objetivo de preparar la zona para su actual situación como centro de luz. En este punto debo destacar el trabajo del grupo de Ezeiza y el de Buenos Aires. Como dije páginas atrás, actualmente todos los discos sola-‐‑ res están activos. Los centros intraterrenos que los albergan están enviando su luz al mundo, como grandes espejos di-‐‑ mensionales que todo lo amplifica. Talampaya, de todos esos centros, era uno de los más especiales por su historia extrate-‐‑ rrestre… Y por ese vínculo con Erks que, desde un principio, intuimos. Se nos dijo que cuando el Retiro Interior de Talampaya estu-‐‑ viese “listo”, sus puertas se abrirían para el caminante. Y no sólo las puertas simbólicas, sino las entradas al santuario in-‐‑ traterreno. Accesos físicos y “puertas de luz”, cuya ubicación se nos empezó a revelar desde el año 2002. Lo explicaré. Una entrada física, y tres interdimensionales El primer acceso que conocimos en estos viajes se halla en “Los Cajones”, un cañón moldeado por el tiempo y el agua,
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de solo seis metros de ancho y paredes de 80 metros de altu-‐‑ ra. No siempre se conduce al visitante a este lugar (por el es-‐‑ tado del clima y su influencia en el terreno). Una de las en-‐‑ tradas interdimensionales, se halla allí. Pero ésta sólo se abre después del atardecer, un horario prohibido para cualquier visitante en el Parque Nacional. Nosotros logramos estar de noche allí. Pero eran otros tiempos. Hoy, los guardaparque tienen instrucciones concretas de no dejar pernoctar a nadie en esas zonas... Igual ocurre con los “Cajones de Shimpa”, abierto al visitante hace pocos años. Allí se encuentra la se-‐‑ gunda entrada. Y el tercer acceso se halla en Ciudad Perdida, en donde se alza la figura del cerro piramidal o Mogote Ne-‐‑ gro. Estas puertas se despiertan con ciertas palabras en “Ir-‐‑ din”. Si el convocado está en la vibración correcta y conoce las palabras, esas puertas sutiles se podrían “mostrar”. La entrada física es una cueva: un hoyo con una gran pro-‐‑ fundidad que no ha sido correctamente explorado. Si bien es cierto, los antiguos habitantes de Talampaya utilizaron cue-‐‑ vas y aleros como viviendas, depósitos y hasta enterratorios, el “hoyo” en mención, es otra cosa: una entrada al mundo subterráneo. Incluso, algunos guardaparque han oído hablar de ese ingreso. Pero no saben dónde ubicarlo. Nuestras fuen-‐‑ tes sostienen que la entrada está oculta 1…
1 Esta historia me recuerda lo que he investigado sobre el túnel de Marca-‐‑
huasi, en los Andes peruanos (hoy tapado por los moradores del pueblo San Pedro de Casta), o cómo Juan Moricz llegó a dar con la entrada secreta de la Cueva de los Tayos, en Ecuador. Yo mismo estuve tres días dentro de ese “mundo perdido” que también fue explorado por Neil Armstrong.
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Los petroglifos imposibles Antarel supo orientarme: la clave de los misterios de Talam-‐‑ paya se encuentra en sus petroglifos… ¿Quiénes los grabaron? ¿Qué nos querían describir? ¿Reve-‐‑ lan la ubicación del túnel secreto? ¿Desde cuándo se conoce Talampaya? Por lo que sabemos, fue el geólogo Alfrid Stasmed quien ha-‐‑ lló estos territorios en 1893. Pero fue en los años 40 cuando el Dr. Joaquín Frenguelli dio a conocer este olvidado paisaje a todo el mundo. Y no era para menos: el hallazgo de curiosos fósiles animales, flora, así como los antiguos estratos geológi-‐‑ cos que se remontan a más de 200 millones de años, conver-‐‑ tían a Talampaya en un lugar único. Como ya vimos, en esos tiempos perdidos, los dinosaurios eran los dueños de estas tierras, repartidas actualmente entre La Rioja y San Juan (Va-‐‑ lle de la Luna). El término “Talampaya” tiene muchas acepciones, pero la mayoría de los autores coincide en que significa “río seco del tala”. En el pasado, según estiman los arqueólogos, entre los años 120 y 1180 después de Cristo, Talampaya fue recorrida por diversos grupos humanos, algunos de ellos con claras in-‐‑ fluencias incas, como los Condor Huasi. Pero hoy en día los guardaparque prefieren agrupar a esos antiguos habitantes
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del lugar bajo la denominación “Diaguita”. ¿Fueron ellos los autores de los desconcertantes petroglifos? ¿Sabían de An-‐‑ kar, como los comechingones de Córdoba de Erks? La historia de los diaguitas, en el actual territorio del noro-‐‑ este de la Argentina, puede cifrarse a partir del siglo V, cuan-‐‑ do se ubicaron los primeros grupos del tipo agricultor y alfa-‐‑ rero. Se cree que hacia el año 1480 los diaguitas sufrieron el avance del Imperio Inca, quien gobernado por el inca Túpac Yupanqui, los conquistó. Desde ese momento los diaguitas quedaron incorporados al distrito o suyo más austral del im-‐‑ perio, denominado Collasuyo, formándose en sus antiguos te-‐‑ rritorios provincias o wamanis incaicas para su mejor admi-‐‑ nistración. De hecho, la palabra “diaguita” es quechua ⎯pe-‐‑ ro de etimología aimara⎯, y significa “hombre de la sierra”. Como un detalle por demás curioso, Don Ramón Verón, el dueño de Los Terrones en tiempos de Acoglanis ⎯eran ínti-‐‑ mos amigos⎯, había nacido en La Rioja y tenía ascendencia diaguita… Es difícil precisar quiénes, realmente, fueron los autores de los petroglifos de Talampaya. Incluso, algunas teorías apun-‐‑ tan directamente a los incas. No sería descabellado: en uno de los petroglifos “prohibidos” de Talampaya, aparece una posible Chakana, el símbolo sagrado inca, “flotando” sobre una pirámide (ver galería de imágenes).
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Esa pirámide es uno de los grabados más desconcertantes. En un principio, cuando la vi y fotografié en la expedición de 2002, pensé que era una referencia al cerro piramidal de Ciu-‐‑ dad Perdida, un lugar importante por marcar la ubicación del disco solar Mitakunah. Hoy, no lo interpreto así: estudian-‐‑ do detenidamente el petroglifo, es clara su intención de plas-‐‑ mar una construcción humana, una pirámide en todas las le-‐‑ tras. ¿Dónde está? ¿Se trata del templo interior de Talampa-‐‑ ya, bajo protección de la Hermandad Blanca? ¿Los portales de luz, o la entrada física, conducen hacia ese lugar? También se podría interpretar que la pirámide se halla, ocul-‐‑ ta, en la superficie, pues el grabado muestra algunos fenóme-‐‑ nos celestes a cielo abierto. Como fuese, es tan sólo una de las imágenes “imposibles” que se pueden ver en la entrada del cañón de Talampaya. Hoy en día, los guardaparque, por instrucciones expresas de Parques Nacionales, solo pueden mostrar al visitante los pe-‐‑ troglifos que se observan desde el camino de madera que re-‐‑ corre, parcialmente, esa zona. Este circuito no permite ver la pirámide, ni una inmensa “huella” de seis dedos ⎯seis de-‐‑ dos, como el hijo del gran Rey Maya Pacal Votán, “malfor-‐‑ mación” presente, también, en otras tribus sagradas⎯, y has-‐‑ ta un ser que parece tener tres brazos al lado de un animal imposible…¿Por qué? Aún así, en el recorrido “oficial”, se pueden ver algunos pe-‐‑ troglifos incómodos, como los famosos “astronautas” ⎯para
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los guardaparque, animales con carga en el lomo⎯, y otros extraños seres en lo alto de una roca. Estos fueron los petro-‐‑ glifos que vi en el libro de fotografías en 1993. Dos décadas después, sé de qué se trata… Estos grabados narran la historia de una visita extraterrestre. El lugar de “aterrizaje” habría sido Talampaya. Como dije páginas atrás, estas visitas tenían propósitos científicos. Las primeras incursiones se realizaron hace millones de años, en tiempos de los dinosaurios. Luego, aquellas bases subterrá-‐‑ neas fueron abandonadas, hasta su posterior ocupación por los “naturales aclimatados”: los guardianes intraterrenos. ¿Cómo supieron los diaguitas ⎯o los incas⎯, esta vieja his-‐‑ toria para plasmarla en los petroglifos? ¿Será posible que es-‐‑ tos grabados sean más antiguos de lo que se supone? Debo resaltar que en el petroglifo del ser de “tres brazos” se muestra un posible cinodonte: un “reptil mamiferoide” que reinó en el Triásico, exactamente la época perdida de Talam-‐‑ paya. No es un dato menor: estamos hablando de 200 mi-‐‑ llones de años2… (ver galería de imágenes). Y no somos los pri-‐‑ meros en observar esto. Ya en 1994, el investigador y epigra-‐‑ fista argentino, Jorge Raúl Vera, publicó estas mismas “ano-‐‑ malías” en diversos trabajos 3.
2 No hay ninguna duda de que el Cinodonte vivió en Talampaya hace mi-‐‑
llones de años: http://www.lariojaesnoticia.com.ar/noticia.asp?id=6395 3 http://webs.satlink.com/usuarios/j/jorgerv/comentarios.htm
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¿Por qué nadie toma nota de esto? ¿Qué pensar, por ejemplo, de seres con tres dedos y grandes pies guiando a cámelidos? (ver galería de imágenes) ¿Nativos con trajes extraños? ¿O seres de otros mundos que hacían sus experimentos biológicos? Ciertamente, Talampaya pasó de ser un gigantesco laborato-‐‑ rio extraterrestre, a un santuario de luz protegido por la Her-‐‑ mandad Blanca. La activación del disco solar de Ciudad Per-‐‑ dida fue el inicio de un proceso que fue consolidado en el Concilio del Nuevo Tiempo. Hoy, Talampaya es un Portal de Luz. Un centro de iniciación activo. Aquí empezó la historia de Erks. Es momento de comprender todo esto…
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Capítulo V El Concilio del Nuevo Tiempo
Todos los años llevo a grupos de personas para vivir la expe-‐‑ riencia de los “avistamientos programados”. No es algo que yo decida completamente. Es un “acuerdo” con los seres que nos contactan. Una forma de verificar que el enlace se man-‐‑ tiene, y una ventana para mostrar el contacto a otras perso-‐‑ nas que sienten el llamado. En los mensajes telepáticos, los extraterrestres anuncian el lugar, día y hora en que dejarán ver sus naves. Para mí, estas “verificaciones”, son muy importantes. Más aún cuando de estas experiencias se desprenden grandes tareas, mensajes e informaciones. La confirmación de nuestro contacto ha sido una constante en el camino. En algunas ocasiones, los grupos que me han acompañado a esos avistamientos programados no formaban parte de nues-‐‑ tra dinámica de preparación. Así ocurrió en enero de 2013 en Sierra de la Ventana, un lugar encantador de serranías al su-‐‑ deste de la Provincia de Buenos Aires.
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Hacía muchos años que no llevaba, en la Argentina, a un grupo abierto para participar de un taller de contacto que in-‐‑ volucraba un avistamiento programado… Pero debo decir que el grupo que participó ⎯alrededor de 20 personas⎯, no sólo estuvo a la altura de la experiencia, sino que se compro-‐‑ metió aún más con el camino. De hecho, varios de ellos serán más tarde importantes colaboradores del encuentro interna-‐‑ cional en Talampaya. Así, en Sierra de la Ventana, en un paraje muy cerca del Ce-‐‑ rro Tres Picos, los hermanos mayores mayores se hicieron presentes a través de varios avistamientos. Uno de ellos fue hermoso: los muchachos del grupo le hicieron señales con una linterna, y la nave “respondió”, encendiendo sus luces en perfecta sincronía. Lo repetimos y el objeto lo volvió a realizar ante la vista de todos. En medio de todo ello, recibí el siguiente mensaje psicográ-‐‑ fico: “Este año 2013 será muy importante para la Argentina. Acti-‐‑ varán lugares que se hallaban dormidos, y darán a conocer cosas que estaban reservadas para este tiempo. Acercarán a más hermanos al contacto con nosotros. Siempre estamos. Y los seguiremos acompañando en este proceso que han inicia-‐‑ do hasta alcanzar la total integración a nuestra comunidad cósmica. Más adelante te daremos los detalles para organizar un en-‐‑ cuentro internacional en Talampaya. Pronto, vivirán nue-‐‑
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vas experiencias de contacto que les llevará al instante final de vuestro redimensionamiento”. (Antarel).
En ese momento, mentalmente, Antarel me repetía tres fra-‐‑ ses que no llegué a psicografiar, pero que sí pude compartir con el grupo: “Del 7 al 9 de septiembre”. “Tormentas solares”. “Acontecimiento mundial en esas fechas”. Esta experiencia, que vivimos el 12 de enero de 2013 en Sie-‐‑ rra de la Ventana, anticipaba el panorama mundial que en-‐‑ frentaríamos en septiembre durante el encuentro internacio-‐‑ nal en Talampaya… Dos meses más tarde, los Guías extraterrestres me hicieron llegar el siguiente mensaje: Atlantes de Tula, México 17 de marzo de 2013 “Ciertamente, el momento actual que viven, luego de iniciar el tránsito de no-‐‑retorno hacia dimensiones superiores, es la energía que los convoca para Talampaya.
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Talampaya es la nueva entrada al mundo interno de la ciu-‐‑ dad que ustedes conocen como Erks. La Hermandad Blanca ha decidido activar, definitivamente, este lugar como un principal portal de experiencias y conocimientos. Talampaya cumple con los requisitos energéticos. Es un paraje puro, ale-‐‑ jado y protegido. Se reunirán allí a partir de la tarde del día 7 de septiembre. Permanecerán hasta el día 9. Convoquen a escala mundial a todos los que sientan venir, libremente. Llegarán los que ten-‐‑ gan que llegar. Serán álmas que reconocerán esta invitación. No pretendemos una gran cantidad de personas, sino a los comprometidos de siempre. La energía del disco solar activo de Talampaya los acompa-‐‑ ñará, y desde allí irradiarán al mundo la luz que representa el ser humano cuando camina unido con sus semejantes”. (Antarel).
Luego de ese mensaje, tuvimos un avistamiento confirmato-‐‑ rio que pude registrar en el cielo azul de los Atlantes de Tu-‐‑ la (ver galería de imágenes), ese mágico yacimiento arqueológi-‐‑ co de la cultura tolteca en Hidalgo, México.
Los extraterrestres empezaban a precisar más información: confirmaban las fechas que “escuché” en Sierra de la Venta-‐‑ na, asociaban a Talampaya con Erks, e insistían que utiliza-‐‑ ríamos “la energía del disco solar” de Ciudad Perdida para “irradiar al mundo”. ¿Por qué? ¿Qué iba a ocurrir entre el 7 y
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9 de septiembre? Nosotros, no lo sabíamos con exactitud. Só-‐‑ lo podíamos inferir, por la experiencia en Sierra de la Venta-‐‑ na, que se trataba de un momento de tensión mundial. Ob-‐‑ viamente, los seres del cosmos habían calculado todo… En marzo, volvimos a Talampaya con un grupo de unas 30 personas. Allí tuvimos un nuevo avistamiento programado. En el contacto, Antarel entregó más información: “Una vez más han verificado que el contacto con nosotros es real. Pero deben orientar vuestras expectativas a la propia activación de vuestra misión de aprendizaje. No debe ser un camino inconsciente. Debe ser un peregrinaje vivo, lúcido, en servicio a los demás. Les hablamos del contacto interior y la revelación del ser. El encuentro sugerido por nosotros en Talampaya, y regido por la Hermandad Blanca de la Tierra, procura vibrar en esa unidad en representación de todos. Ello les permitirá abrir una puerta simbólica, pero poderosa, hacia momentos de luz y acción que se definirán desde el sur del mundo y abraza-‐‑ rán a todo el planeta. Intuyen bien: además de la conexión definitiva entre este lu-‐‑ gar y otros centros intraterrenos de la Hermandad Blanca en la Argentina (en referencia a Catamarca, San Juan, Mendoza y Córdoba) para que integren una sola energía, fluirá a us-‐‑ tedes, luego de septiembre, una mayor comprensión, que les permitirá hacer grandes cosas. Esperen que lo verán. Tienen la información suficiente y la confirmación que nos solicita-‐‑
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ron para seguir adelante y convocar a este Concilio del Nue-‐‑ vo Tiempo. Como ya les dijimos, llegarán los que tengan que llegar”.
Luego de este viaje a Talampaya, me puse en contacto con autoridades de Parques Nacionales. Les expliqué que haría-‐‑ mos un encuentro internacional de meditación, sin fines de lucro, en el camping habilitado por los guardaparque. “En esas fechas, en que tenemos menos personal, no pode-‐‑ mos permitir más de 200 personas… Y sólo 100 de ellas esta-‐‑ rán habilitadas para hacer camping dentro del Parque Nacio-‐‑ nal…”, me explicaron desde las oficinas centrales de Córdo-‐‑ ba.
Si bien es cierto, los Guías extraterrestres habían sugerido un grupo no masivo para Talampaya, hablar de sólo 100 perso-‐‑ nas para el camping, nos ponía de cabeza la organización... ¿Cómo explicarle a la gente? Fuimos correctos con las autoridades del Parque Nacional Talampaya y seguimos todas sus reglas. Mi website estalló: más de 4.000 personas ⎯y créanme, no exagero⎯, nos escri-‐‑ bieron para participar, desde distintos lugares del mundo... Hicimos lo posible por ayudar, ofreciendo hospedaje en pue-‐‑ blos cercanos a Talampaya, como Villa Unión y Pagancillo ⎯pronto fueron copados de reservas⎯. Nunca me imaginé tanta respuesta por la convocatoria.
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Pero los hermanos mayores tenían razón: un encuentro con miles de personas hubiese sido difícil de manejar… No era una conferencia multitudinaria. Se trataba de un trabajo de irradiación al planeta, que involucraba tres días de conviven-‐‑ cia en un desierto. Mas la invitación tenía que llegar a todos. Los grupos de Buenos Aires ⎯que se reúnen en Palermo, en la casa de nuestra querida amiga Silvia Rocher⎯, habían he-‐‑ cho consultas en comunicación que respaldaban la forma co-‐‑ mo debíamos encarar este encuentro en Talampaya. Un en-‐‑ cuentro que los propios extraterrestres llamaron “Concilio del Nuevo Tiempo”: la llave a una nueva etapa. Debíamos confiar. La conexión con Monte Shasta El 3 de agosto, a un mes de nuestra reunión en Talampaya, convoqué a un nuevo avistamiento programado en las faldas de Monte Shasta, en Estados Unidos. Debo decir, que en ese instante, no era consciente de que estaba cumpliendo el men-‐‑ saje de 2005 ⎯aquel que advertía un enlace entre Shasta y Talampaya⎯. Realmente impresionante… El contacto programado en Shasta fue especial, porque preci-‐‑ samente, desde el año 2005, no llevaba a investigadores o pe-‐‑ riodistas a un avistamiento “previa cita”. Ante un pedido del ufólogo peruano Giorgio Piacenza, para invitar al experto en ciencias políticas, el Dr. Michael E Salla, a un contacto, eva-‐‑ lué la situación, y Antarel aprobó el encuentro.
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El gigante extraterrestre de Alfa Centauro ⎯un ser de aspec-‐‑ to nórdico, de casi tres metros de altura⎯, me dijo en un mensaje telepático, durante un taller que impartía en Asun-‐‑ ción de Paraguay: “No dudes, invita a Salla a Monte Shasta, que allí estaremos. Es importante. La coordenada es el sábado 3 de agosto, entre las 9 y 10 pm”. Más tarde, en el programa de la televisión chilena, “Mentiras Verdaderas”, expuse públicamente el contacto programado que tendríamos con Salla. Esta experiencia fue muy importante para mí antes de llevar a cabo el encuentro internacional en Talampaya. El Dr. Michael Salla es un pionero en el desarrollo de la Exo-‐‑ política, que es el estudio de los actores clave, las institucio-‐‑ nes y los procesos asociados con la vida extraterrestre. Su in-‐‑ terés en la exopolítica evolucionó a partir de su investigación de los conflictos internacionales, y su relación con una pre-‐‑ sencia extraterrestre que no ha sido reconocida al público, ni a funcionarios elegidos, ni siquiera a oficiales militares de al-‐‑ to rango. Salla es internacionalmente reconocido como un erudito en materia de política internacional, en resolución de conflictos y en política exterior; es autor de varios libros sobre ese tema y también ha firmado más de setenta artículos, capítulos, y críticas de libros sobre paz, conflictos étnicos y resolución de conflictos. Por ello fue asesor del presidente Ronald Reagan.
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Doctorado en la University of Queensland de Australia, y con un máster en Filosofía de la University of Melbourne, ha llevado a cabo investigaciones y trabajos de campo sobre conflictos étnicos en Timor Oriental, Kosovo, Macedonia y Sri Lanka; y ha organizado iniciativas de paz involucrando a los participantes de medio y alto nivel de esos conflictos. Hoy convertido en un investigador a tiempo completo del fe-‐‑ nómeno ovni, contar con Salla como testigo de un contacto, a sólo un mes de la tarea encomendada en Talampaya, era un reto importante… Sabía que Antarel y los hermanos de las estrellas no nos iban a fallar. Y así fue: en la hora señalada, las naves se hicieron presentes. Tuvimos cuatro avistamientos muy claros de obje-‐‑ tos que se desplazaron a baja altura, y que interactuaron con los más de 50 testigos ⎯entre ellos Salla y Piacenza⎯. Los extraterrestres fueron puntuales y contundentes1. En medio de esta extraordinaria experiencia, Antarel me di-‐‑ jo, mentalmente:
1 He aquí un vídeo que resume el avistamiento concertado con el Dr.Salla:
http://www.youtube.com/watch?v=BEVlW3GoDhA&feature=c4-‐‑ overview&list=UUWv53sAvhVVTnkxEvSKXKcg En este otro vídeo, se puede escuchar su testimonio en una entrevista de radio, que concedió después del exitoso contacto programado en Shasta: http://www.youtube.com/watch?v=AEQWBfjCs7o&feature=c4-‐‑ overview&list=UUWv53sAvhVVTnkxEvSKXKcg
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“No están solos. Les apoyamos. Y hacemos esto por lo que se espera de ustedes luego de Talampaya. Allí también estaremos…” Le comenté el mensaje a Sol, mi compañera, que observaba con emoción las naves de los Guías en esa noche estrellada de Monte Shasta. Luego de todo esto, Salla ha compartido su testimonio del contacto con nosotros en diferentes medios. En mi caso, fui entrevistado por distintos canales de televisión y programas radiales. Entre ellos resalto la cadena norteamericana NBC-‐‑ TELEMUNDO, que nos permitió hablar, vía satélite, a nivel nacional en los Estados Unidos y llegar a otros 27 países. El 23 de agosto, en Napa Valley, California, Antarel se comu-‐‑ nicó nuevamente y respondió todas las preguntas del grupo allí reunido: Sí hermano, soy Antarel: Hemos estado muy cerca vuestro desde el encuentro progra-‐‑ mado en Mt. Shasta. Nos hicimos presentes en la cita acorda-‐‑ da para fortalecer el mensaje del contacto que están difun-‐‑ diendo, y para afectar a Michael Salla. En un futuro tendrán un mejor panorama, y entonces verán lo que viene. Estamos sembrando cambios en los paradigmas que todavía algunos tienen sobre nosotros y nuestras intenciones.
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Les reiteramos nuestra amistad, y también guía y orienta-‐‑ ción para ayudarles a recordar quiénes son y hacia adónde se dirigen. En el encuentro físico que sostuvimos el 26 de agosto de 2012, te explicamos que vuestro tránsito hacia esferas supe-‐‑ riores es real. Ese camino fue asegurado gracias al trabajo y esfuerzo de todos los caminantes de la luz, permitiendo que la Tierra entre en una fase de “no-‐‑retorno”. Sin embargo, no deja de ser un camino, un proceso gradual de transforma-‐‑ ción. Solo viendo a vuestro alrededor lo pueden comprobar. Por ello les decimos que como humanidad aún no se hallan en la “cuarta dimensión”, sino mutando paso a paso hacia otra realidad, nueva y con horizontes de crecimiento antes impensados. Tengan paciencia: es cuestión de tiempo que puedan inte-‐‑-‐‑ grar esta información de vuestro paso hacia otra “realidad”, las puertas que van abriendo y cruzando, y cómo vuestra vi-‐‑ da y consciencia se proyecta en todas direcciones. No procu-‐‑ ren entender todo esto sin cumplir previamente ciertas eta-‐‑ pas. Va más allá del intelecto. La respuesta se halla dentro de ustedes cuando “sienten” en perfecto balance. Nos agradaría explayarnos más con ustedes sobre estos te-‐‑ mas. En definitiva, ser más concretos con estas informacio-‐‑ nes. ¿Pero cómo un ser que vive en medio de las hojas de los árboles, le puede describir su percepción del viento y los ra-‐‑ yos del Sol a una criatura que siempre vivió bajo el agua? Bajo esta perspectiva, comprenderán que es importante que transiten a través de diversas existencias para completar la
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preparación evolutiva. Más allá de la interacción con dife-‐‑ rentes posibilidades durante vuestro camino álmico, la reen-‐‑ carnación existe y es necesaria para el crecimiento. Sólo cam-‐‑ bian de cuerpo. Lo que prevalece es la consciencia. Aprendieron bien en Mongolia (en referencia al viaje al de-‐‑ sierto de Gobi en 2007) que gracias a ese camino podrán re-‐‑ cordar y activar viejos conocimientos olvidados. Luego de las experiencias que afrontaron allí, los orientamos en sue-‐‑ ños y en otras vías sutiles para que puedan organizar la in-‐‑ formación que redescubrieron. Desde entonces los hemos guiado para difundir herramientas que conduzcan a la acti-‐‑ vación de la Glándula Pineal y la comprensión de la Partícu-‐‑ la Divina. Ahora que lo ven con mayor claridad, y que han logrado resultados concretos y positivos, unan ambas técni-‐‑ cas para el desarrollo integral del ser en esta nueva etapa: el denominado “despertar del Tercer Ojo” se basa en el asiento de vuestro núcleo de fuerza en el plexo cardíaco y en las me-‐‑ morias del alma. Sabrán ordenar y aplicar esta información. Los asistiremos. En Talampaya estaremos presentes. Nuestro mensaje es que deben ir con el principal objetivo de irradiar luz al mundo desde ese punto de poder que amplifica vuestras intenciones. Por ello la importancia de vibrar alto y gene-‐‑ rar las condiciones para que se abra una puerta de recep-‐‑ ción de lo que viene. Las pautas ya han sido dadas. Se les espera. Desde cerca, Antarel.
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El contenido de este mensaje tomaría forma en Talampaya. Antarel había anticipado en gran medida todo lo que suce-‐‑ dería en este “Concilio del Nuevo Tiempo”… Nueve días después de haber recibido este mensaje, el Papa Francisco decretará una jornada mundial de ayuno y oración para el 7 de septiembre: el mismo día en que los extraterres-‐‑ tres nos habían citado en Talampaya para envolver en luz al mundo… El punto de tensión que nos habían antipado los hermanos mayores se revelaba: era Siria… El encuentro en Talampaya se desarrollaría en las mismas fe-‐‑ chas en que los ojos del mundo observaban Oriente Medio, situación que avivó el miedo de un nuevo conflicto armado internacional que pudiese precipitar algo peor… ¿Sería suficiente que distintas personas, en todo el mundo, meditaran en esas fechas para evitar la guerra?
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Arriba: nave captada por Ricardo González en “Los Atlantes de Tula”, Mé-‐‑ xico (17 de marzo de 2013). La aparición de los extraterrestres fue una con-‐‑ firmación solicitada luego de un mensaje psicográfico que se refería a Ta-‐‑ lampaya. Abajo: una imagen de Sierra de la Ventana, y la fotografía noc-‐‑ turna de un objeto con forma de “boomerang”, lograda allí por el autor.
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Arriba: una imagen del Dr. Michael Salla, quien fue invitado por el autor a un avistamiento programado al pie de Monte Shasta, en Estados Unidos. Abajo: una captura de vídeo de una de las naves que se presentó en el con-‐‑ tacto acordado (3 de agosto de 2013).
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Arriba: una psicografía que recrea la apariencia de los Guías extraterres-‐‑ tres. Antarel es un gigante nórdico, de unos 2.70 m de estatura. Lleva el ca-‐‑ bello largo, de un color blanco-‐‑platinado. Sus ojos, grandes, son de color miel. Aparenta unos 35 años. Pero, sin duda, su edad es mucho mayor.
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Arriba: en la entrada al cañón de Talampaya, se hallan estos desconcertan-‐‑ tes petroglifos. ¿Seres con escafandra descienden a la Tierra? Notar que es-‐‑ tán posicionados por encima del vuelo de un ave.
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Arriba: una ampliación de los “astronautas” de Talampaya. ¿Animales con carga en el lomo, como asegura la versión oficial? Abajo, el ave en detalle (para algunos, un cóndor), que se encuentra por debajo de los seres con es-‐‑ cafandra. Sin duda, allí hay un mensaje: venían del cielo.
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¿Qué significan esas figuras? ¿Nativos en una danza ritual? ¿O seres de otros mundos “saludando”? (cañón de Talampaya).
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Arriba: un ser con una gran cabeza y pies enormes parece llevarse un ani-‐‑ mal. Abajo: el petroglifo de un pie humanoide, con seis dedos (?). La hue-‐‑ lla también está fuera del recorrido oficial en el Parque.
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Arriba: el autor señalando uno de los petroglifos “prohibidos” de Talam-‐‑ paya. ¿Existe esa pirámide? ¿Dónde está? Abajo, una ampliación:
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Arriba: detrás de la roca que contiene el petroglifo de la “Pirámide”, ca-‐‑ minando unos metros, se halla una pared que muestra otras figuras, aún más sorprendentes. Un extraño ser, permanece de pie, como observando, mientras un animal, desconocido, da la impresión de estar conectado a un objeto alargado. Algunos estudios identifican a ese animal con el cinodonte (ver abajo), un “reptil-‐‑mamífero” que convivió con los dinosaurios hace 200 millones de años. En Talampaya se han hallado fósiles de esta especie. ¿Cómo es posible que aparezca en el petroglifo? ¿Era un experimento ex-‐‑ traterrestre? ¿Por qué le interesaba a esos científicos de otros mundos este tipo de animales, que se sabe fueron una transición evolutiva entre los rep-‐‑ tiles y los mamíferos?
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Más de 250 personas de 16 países se congregaron en Talampaya.
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Las noches en Talampaya fueron de ensueño. En ese marco cósmico, los Guías extraterrestres se hicieron presentes. Fotógrafos profesionales, como Cristian Belluco y Matías Zubrzycki, pudieron captar las naves.
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Apostados en el terreno con sus cámaras sensibles a la luz (en trípode), los fotógrafos registraban el desplazamiento de las naves mientras todo el campamento observaba. Se empleó un láser para “apuntar” a esos objetos. Estas extraordinarias imágenes se lograron con 5 a 7 segundos exposición.
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La noche del 9 de septiembre, cuando Ricardo González compartía su ex-‐‑ periencia con Emuriel, uno de los guardianes de luz del desierto de Gobi y las montañas del Altai, aparecieron unos objetos que fueron registrados por Cristian Belluco. Notar en el análisis cómo se revela mejor la nave, que va acompañada de una sonda o “canepla”. Habitualmente las naves tripu-‐‑ ladas viajan en compañía de estos “ojos electrónicos”.
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Arriba: una nave de Erks, es fotografiada por Roberto Villamil en Los Te-‐‑ rrones, al lado de Ángel Cristo Acoglanis (1988). Abajo: una nave similar de plasma, se manifiesta en Talampaya al cierre de los trabajos, la noche del 9 de septiembre (fotografía de Cristian Belluco). La conexión con Erks fue establecida.
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Arriba: Ciudad Perdida alberga el disco solar de Talampaya. Abajo: un di-‐‑ bujo de Alejandra Aranda que “canalizó” en el encuentro. ¿La “unión” del disco solar Mitakunah con el cristal azul de Erks? (Foto: A. Aranda).
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Arriba: “Los Terrones”, uno de los enclaves más famosos de Capilla del Monte que se asocia a la ciudad de Erks. La erosión ha tallado esas magní-‐‑ ficas formas pétreas, muy similares a las que se pueden ver en Talampaya y Ciudad Perdida. Abajo: las misteriosas piedras del Valle de la Luna (San Juan) marcan un vórtice conectado a Talampaya y una base extraterrestre.
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El Monte Belukha, en el Altai, y una vista desde el lago Akkem.
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Las pinturas de Nicolás Roerich muestran, inequívocamente, que el artista ruso se inspiró en la leyenda de la “Piedra de Chintamani” para diseñar la hoy famosa bandera de la paz. En realidad, su significado es otro: un obje-‐‑ to de poder que llegó desde Orión en el lomo del caballo “Lung-‐‑Ta”, de acuerdo a la leyenda tibetana. Ese “Grial cósmico” se divide en tres frag-‐‑ mentos que recorren el mundo para registrar el aprendizaje humano.
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Capítulo VI La masa crítica después de 2012
Nuestro avión abandonó los Estados Unidos rumbo a la Ar-‐‑ gentina. Durante el viaje, le comentaba a Sol lo curioso de haber invitado al Dr. Michael Salla a un contacto programa-‐‑ do, siendo él un experto en relaciones internacionales ⎯y re-‐‑ solución de conflictos en la época de Reagan⎯, precisamente cuando el encuentro internacional en Talampaya se desarro-‐‑ llaba en el momento de mayor tensión con Siria. ¿Había allí un mensaje? El asunto de las armas químicas del regimen de Bashar al-‐‑ Assad encendió una alarma en el Gobierno de Barack Oba-‐‑ ma, quien dispuso un ataque con misiles a blancos tácticos como un “castigo” a Damasco por haber usado esas armas en población civil. Más allá de cómo habrían sido, realmente, los acontecimientos, el conflicto se complicó cuando China, Rusia e Irán, plantearon su discrepancia con el ataque mili-‐‑ tar. Entretanto, Barack Obama llevó el tema al Congreso y el 9 de septiembre se tenía que tomar la “decisión final” sobre la operación bélica en Oriente Medio…
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“Impresionante cómo los Guías extraterrestres anticiparon todo…” ⎯reflexionaba con la vista perdida en la ventanilla del avión. El 9 de septiembre, el día clave del encuentro en Talampaya ⎯de acuerdo a mensajes telepáticos previamente recibidos⎯, podría estar conectado a la decisión final del Presidente Obama… Ya en Buenos Aires, a pesar de que miles de personas nos es-‐‑ cribieron para sumarse al encuentro de Talampaya, y queda-‐‑ ron fuera por exigencias de Parques Nacionales ⎯no querían un grupo masivo en el camping⎯, la actitud de la gente que no pudo participar, fue comprensiva y sin sobresaltos. Debo remarcar esto por su extraordinaria enseñanza. Incluso, mu-‐‑ chos se contactaron con nosotros para coordinar meditacio-‐‑ nes por el planeta desde el lugar donde pudieran reunirse. De esta forma, distintos países se sumaron en “espíritu” al Concilio del Nuevo Tiempo en Talampaya. Cuando Parques Nacionales me habló del límite de gente, pensé en no hacer la convocatoria a través de internet para evitar que todo se desbordara… Pero los Guías extraterres-‐‑ tres insistieron en que se debía convocar a todos, y que quien debía llegar, llegaría. Esto se cumplió, y superó cualquier de-‐‑ cisión nuestra o del propio Parque Nacional. Hubo personas confirmadas que a último minuto no pudieron viajar a la Ar-‐‑ gentina, y otras que no esperábamos y acudieron haciendo un gran esfuerzo. Así, finalmente, nos reunimos en Talampa-‐‑ ya más de 250 personas de 16 países (que llegaron desde Eu-‐‑
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ropa, Canadá, Estados Unidos, México, el Caribe, y distintos puntos de Sudamérica). Talampaya, a pesar de que los Guías extraterrestres habían dicho en comunicación que se harían presentes, no era un “encuentro programado” como el que concertamos con el Dr. Salla en Monte Shasta. El objetivo principal, era otro… Como una reflexión, debo decir que al margen del hermoso espíritu que generó la convocatoria de los hermanos del cos-‐‑ mos para Talampaya, algunas personas me escribieron para manifestarme que este encuentro no tenía sentido. Que las reuniones con grupos grandes ya no tienen su razón de ser. Que iríamos a Talampaya y que no “veríamos nada”. Y, peor aún, que el “romántico deseo” de colaborar con nuestras me-‐‑ ditaciones para aliviar la mencionada crisis en Oriente Me-‐‑ dio, fracasaría, y que Estados Unidos atacaría Siria mientras nosotros estábamos “buscando extraterrestres”. Personalmente, sigo pensando, que no tiene sentido buscar “afuera” lo que antes debemos hallar dentro de nosotros mis-‐‑ mos. Sería ridículo suponer que los encuentros de irradia-‐‑ ción al planeta o de contacto procuran reemplazar ese proce-‐‑ so de auto-‐‑conocimiento. Desde un principio los propios se-‐‑ res que nos contactan afirmaron que el verdadero enlace es con nosotros mismos, y que nuestro primer grupo de trabajo es nuestra familia. Por ello siempre hemos sugerido que la base está allí, y que no hay que descuidarla para luego echar-‐‑ le la culpa a los extraterrestres o a quien convenga.
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Digo todo esto porque si hay algo que no nos permite avan-‐‑ zar en consciencia, son las justificaciones y el pesimismo. Uno de los principales objetivos de Talampaya fue encontrar lo que nos une en medio de la diversidad. Por esta razón fue un encuentro abierto, libre. Una especie de síntesis de lo que es la sociedad humana: no todos pensamos igual, pero po-‐‑ dríamos pensar juntos. En mis recientes viajes de difusión por todo el mundo, he no-‐‑ tado en algunos grupos espirituales cierta “decepción” por lo que no ocurrió el 21 de diciembre de 2012. No porque es-‐‑ peraban un “fin del mundo”, sino porque aguardaban algo extraordinario, tal vez el acceso definitivo de la humanidad hacia la cuarta o quinta dimensión, o cualquier cosa que re-‐‑ forzara su fe en esa nueva “era dorada”. Lo he mencionado páginas atrás, pero siento que es impor-‐‑ tante hacer hincapié en esto: Creo en esa transformación, y trabajamos por ella, pero fue un gran error afirmar eventos dimensionales o espirituales a toda escala en una fecha que los mayas sólo la marcaron pa-‐‑ ra señalar el fin de una etapa y el inicio gradual de otra. Advertí de todo esto años antes del cierre del calendario ma-‐‑ ya ⎯la “Cuenta Larga”⎯. Hoy, algunos líderes místicos tra-‐‑ tan de explicar a sus seguidores en qué fallaron, y otros, a pesar de haber quedado “en evidencia”, defienden a capa y
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espada que ya nos encontramos en otra dimensión ⎯retrac-‐‑ tarse, piensan, sería peor⎯. Supuestamente, para ellos, la mayoría de los seres humanos no hemos tomado consciencia y por esa razón no vemos el cambio que se produjo el 21 de diciembre de 2012… Reitero que creo en el cambio, y sé que nos hallamos en inte-‐‑ gración como humanidad y planeta a otra realidad. Pero es un proceso gradual, y no súbito1. Los Guías ya se han referi-‐‑ do al tema. Y pienso, como ellos, que los verdaderos cambios los generaremos nosotros. Todo lo que venga de afuera (experiencias con civilizaciones extraterrestres, radiaciones del centro galáctico, o cambios en el Sol en conjunción con la “mutación magnética” de la Tie-‐‑ rra), son sólo oportunidades de crecimiento y comprensión que sabremos utilizar si antes nosotros somos ése cambio. En ese mensaje vibró el encuentro en Talampaya. Y lo tomamos como un reto para ofrecer un mensaje de opti-‐‑ mismo y esperanza.
El 26 de agosto de 2012, en un encuentro físico con Antarel en Monte Shasta, los extraterrestres nos entregaron su visión sobre el 21 de diciem-‐‑ bre de 2012. Remarcaron que no era un evento definitivo, sino el inicio de un largo proceso de cambio. El reporte completo de esta experiencia pue-‐‑ de leerse aquí: 1
www.legadocosmico.com/articulos_detalle.php?id=213&tipo=Fenómeno_Ovni
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La vibración colectiva El concepto de “masa crítica” se refiere, en términos senci-‐‑ llos, al grupo mínimo de personas para generar un cambio. Se origina en el concurso de pensamientos que deben estar orientados hacia un mismo propósito. Una energía mental que no solo debe ser “mental”, sino cargada de emociones auténticas de amor y servicio. Estas vibraciones, de acuerdo a los extraterrestres, pueden ser “amplificadas” en lugares de poder y santuarios de la Hermandad Blanca. Talampaya cumple esos requerimientos. Además, como vi-‐‑ mos anteriormente, la presencia de uno de los discos solares fortalece los trabajos de irradiación. El disco y su influencia energética actúan como un “espejo” de nuestras intenciones. Un espejo que no solo refleja nuestras iniciativas de luz por el planeta. También las “potencia”. Antarel me explicó en el contacto fìsico de Monte Shasta que esta etapa “después del 2012” requiere de nosotros algo más que ser co-‐‑creadores. El término que empleó el extraterrestre de Alfa Centauro fue: ingenieros de co-‐‑creación. Es decir, ma-‐‑ yor consciencia y dirección en nuestro papel como servido-‐‑ res del Universo. No obstante, ¿si no creemos en nosotros mismos, cómo va-‐‑ mos a crear realidades distintas?
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Siempre he pensado que la acción, en lo práctico y cotidiano, es lo más importante. ¿Mas de qué sirve, si estamos separa-‐‑ dos en espíritu? ¿Funcionará igual la masa crítica? Como sabemos, diversos estudios científicos han demostra-‐‑ do que la meditación, a nivel grupal ⎯cuando dos o más personas meditan juntas⎯, “une” a los prácticantes en un solo campo de fuerza2. Y ese domo de energía puede crecer en dimension e influencia si el grupo mantiene una coheren-‐‑ cia espiritual entre sí: aquello de vibrar juntos en el mismo propósito. En ese momento, las ondas beta, emitidas durante la vigilia, desaparecen. Entonces los practicantes ingresan en onda alfa, que es la propicia para los ejercicios de co-‐‑creación. Ese estado refiere niveles de paz interior que alejan al ser hu-‐‑ mano de los altibajos de la mente común, y ello sin perder la consciencia del “aquí y ahora”. Como sabemos, habitualmente “vivimos” en stress y en exi-‐‑ gencia. Pocos saben que los pensamientos, en estado de rela-‐‑ jación y concentración, podrían afectar la propia realidad. La clave es aquietarse, y dirigir correctamente nuestra energía
2 La Universidad de Princeton, en New Jersey, ha realizado importantes
investigaciones sobre la influencia de la mente humana en los aconteci-‐‑ mientos. Asimismo, el Instituto de Ciencias Noéticas, del ex-‐‑astronauta Edgar Mitchel, hizo otros estudios. Ver: http://noosphere.princeton.edu
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en armonía e intención. Solo entonces se puede generar un verdadero foco de irradiación o “comunidad mental”. Empero, no necesariamente es recomendable una cantidad masiva de meditadores para afectar los acontecimientos. Es preferible un grupo más pequeño, pero integrado vibracio-‐‑ nalmente. Así se logra la “masa crítica”: el número base que pueda afectar, por efecto “dominó”, todo. Los indios hopi y los descendientes de los mayas hablan de esto al citar a los 144.000 guerreros de la “Danza del Sol”. La Biblia, también, menciona esa cifra en el Apocalipsis. Como fuese, suena in-‐‑ creíble que 144.000 personas afecten el rumbo de los aconte-‐‑ cimientos en un planeta donde viven más de 7.000 millones de álmas. Pero ése es el mensaje. Un cambio aparentemente pequeño, puede iniciar otro a gran escala… Ahora bien, como dije, pienso que el equilibrio entre la acción y lo que sentimos es la base de todo esto. Por ejemplo, existen personas con un gran deseo de ayudar, que meditan mucho, pero no hacen nada en el diario vivir y en lo práctico. Y, también, hay personas que llevan a cabo hermosas obras de caridad, de servicio, pero a pesar de ello, viven enfadadas y les molesta todo. El balance y la coherencia es lo que sostiene a la “masa críti-‐‑ ca” y a cualquier grupo que procure trabajar por la luz.
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El encuentro abierto en Talampaya, a pocos días del exitoso contacto programado en Monte Shasta, sería un gran “expe-‐‑ rimento”. Y, entretanto, la otra “frase” de Antarel para septiembre, empezaba a tomar sentido: las tormentas solares…
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Capítulo VII La conexión con Erks
Llegamos a Talampaya la tarde del 7 de septiembre. Venía-‐‑ mos en caravana desde Capilla del Monte, ciudad en donde previamente realicé una conferencia sobre el contacto intra-‐‑ terrestre. Aprovechamos esa breve visita para ir a meditar a las grutas de Ongamira, el famoso refugio de los indios co-‐‑ mechingones. Es un lugar mágico que disfrutamos. Ya en el camping habilitado por los guardaparque de Talam-‐‑ paya, armamos en tiempo récord las tiendas de campaña, mientras los participantes del encuentro se aglomeraban pa-‐‑ ra iniciar las primeras meditaciones. Había una linda ener-‐‑ gía. Una atmósfera de unidad extraordinaria. Los rayos del Sol en Talampaya pegaban muy fuerte. De he-‐‑ cho, en la Argentina, se registraron importantes incendios fo-‐‑ restales, como el caso de Córdoba y San Luis. Luego nos en-‐‑ teramos que la ola de calor se dio en varios países. Es tema de discusión si todo esto podría estar ligado a las tormentas solares. De hecho, hay opiniones científicas en-‐‑ frentadas.
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Pero lo cierto es que la NASA reconoció que nuestra estrella está teniendo un comportamiento alarmante. Aunque tratan de calmar a la población, afirmando que el Sol se encuentra en su “ciclo estimado de actividad”, varios científicos alzaron su voz: nuestra estrella está despertando de un sueño y las tormentas solares forman parte de esa “ad-‐‑ vertencia”1. De acuerdo a los Guías extraterrestres, las tormentas solares no sólo afectan nuestra tecnología ⎯como los satélites y las redes de comunicación⎯; por encima de todo tienen un im-‐‑ pacto en la “estructura energética” de los seres vivos: desde una bacteria a un ser humano. De hecho, hoy se sabe que las tormentas solares repercuten en la magnetosfera. Y nosotros estamos ligados al campo magnético de la Tierra… Esta coyuntura energética acompañaba el encuentro en Ta-‐‑ lampaya. Antarel, en su momento, nos ha explicado que la energía sutil del Sol ⎯llamada por ellos “radiación Cilial”⎯, en períodos de actividad en nuestra estrella, puede ser una importante fuente de poder para abrir puertas dimensiona-‐‑ les. O para la ejecución de trabajos de irradiación con un alto componente de respaldo energético. No sólo cuando las tor-‐‑
1Desde fines de agosto, NASA advirtió de las tormentas solares calculadas
para septiembre: http://www.elconfidencial.com/tecnologia/2013-‐‑08-‐‑22/los-‐‑sistemas-‐‑de-‐‑ telecomunicaciones-‐‑amenazados-‐‑por-‐‑una-‐‑tormenta-‐‑solar_20264/
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mentas están arrojando plasma a la Tierra, sino cuando éstas se están empezando a gestar en el Sol. Los extraterrestres han venido monitoreando la actividad so-‐‑ lar desde hace mucho… Y concuerdan con los científicos de nuestro mundo en que estamos a puertas de un ciclo intenso. Lo explicaré brevemente: El “máximo solar”, o la máxima actividad del Sol, se rige por ciclos naturales de alrededor de 11 años, que están marcados por el aumento del número de manchas solares (la disminu-‐‑ ción de éstas, a su vez, indica el período de “mínimo solar”). Estas manchas son las que se observan de color oscuro en la superficie del Sol o fotosfera. Los científicos de NASA están pendientes de estas regiones activas del Sol, ya que son el origen de las erupciones y tor-‐‑ mentas solares que expulsan “eyecciones de masa coronal” (CME). A veces, esas eyecciones van dirigidas directamente hacia la Tierra. Cuando las CME chocan con el campo magnético de la Tie-‐‑ rra ⎯dependiendo de la intensidad y velocidad⎯, potencial-‐‑ mente puede colapsar las fuentes de energía y afectar las re-‐‑ des de electricidad. También podría tener impacto en las co-‐‑ municaciones de alta y baja frecuencia, sistemas GPS y sa-‐‑ telitales. El Sol impacta en la magnetosfera.
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Como un ejemplo, la llegada de las partículas solares a los polos terrestres produce ⎯por un cambio de ionización⎯, las coloridas auroras australes y boreales que disfrutamos en los cielos nocturnos. Nuestro campo magnético acciona de acuerdo al Sol. La NASA, como dije, reconoce que estamos iniciando este nuevo ciclo solar de gran actividad. Y esta actividad podría durar años, no meses. Mientras levantábamos el campamento en Talampaya, el 7 de septiembre, todo lucía en calma en el Sol. Pero esto empe-‐‑ zó a cambiar días después: en septiembre hubo importantes tormentas solares y hasta una erupción magnética. Por si todo ello fuera poco, el día 8, se iba a producir el paso de Venus por detrás de la Luna, espectáculo que todos pudi-‐‑ mos disfrutar en un cielo diáfano y estrellado. Desde luego, también allí había un mensaje… La aparición de los Guías Alrededor de las 4:00 pm. iniciamos nuestras meditaciones. Desde un primer momento pusimos especial énfasis en en-‐‑ volver en luz la zona de Oriente Medio y a los actores impli-‐‑ cados en el conflicto.
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Había de todo en el inmenso grupo que acudió a Talampaya: personas ajenas a estos temas que llegaron al encuentro por un “llamado interior”, grupos espirituales, místicos, investi-‐‑ gadores, estudiosos del tema ovni ⎯como el grupo del re-‐‑ cordado amigo Don Pedro Romaniuk⎯, entre otros. Ante tanta diversidad, uno podría suponer que la cohesión sería tarea difícil. Pero no fue así. Pronto, nos transformamos en un solo grupo, con la intención puesta en el objetivo prin-‐‑ cipal de esta convocatoria: afectar positivamente la crisis de Siria. En el peor de los casos, si sólo se postergaba la guerra, no de-‐‑ jaba de ser importante, ya que permitía la evacuación de la población civil, que es la más castigada en medio de las lu-‐‑ chas de poder. Compartí con la gente el mensaje de nuestra experiencia de contacto. Y les recordé por qué estábamos allí. Debo resaltar que el grupo de Buenos Aires me apoyó mu-‐‑ cho durante el desarrollo de este encuentro. Entre ellos debo mencionar a Sol Sanfelice y Pablo Cascone, así como a Ja-‐‑ queline Illica, Alejandro Mancilla, Nicolás Segovia y los gru-‐‑ pos de Palermo. Fue una experiencia hermosa. Y confieso que mientras narro todo lo que vivimos en Talampaya, me invade una sensación
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de alegría, y unas inmensas ganas de volver a ese lugar in-‐‑ creíble. La atmósfera de Talampaya es, hoy, la de un Retiro Interior activo de la Hermandad Blanca. Esa misma noche del 7 de septiembre, los Guías se hicieron presentes a través de varios avistamientos. Uno de ellos muy bajo y brillante, que encendió la algarabía en todo el campa-‐‑ mento. Fue una gran motivación para todos los que llegaron desde otros países ⎯recuerdo en este momento a Mily Yupanqui, que viajó desde Canadá⎯, o procedentes de distintas regio-‐‑ nes de la Argentina ⎯desde Jujuy a la Patagonia⎯, compro-‐‑ bar la presencia de nuestros hermanos mayores del cosmos. “Ellos”, estaban allí, con nosotros. Algunas de esas apariciones fueron registradas por dos fotó-‐‑ grafos profesionales, Cristian Belluco y Matías Zubrzycki, ambos equipados con cámaras sensibles a la luz. Gracias a ellos, obtuvimos registros extraordinarios, en donde se pue-‐‑ de ver la trayectoria de los luminosos objetos surcando el manto de estrellas de Talampaya (ver galería de imágenes). También, Omar Matías de México, que se define como un “cazador de ovnis”, logró captar en vídeo la aparición de otro objeto el domingo 8, el día del eclipse.
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Lo interesante del material es que se escuchan los comenta-‐‑ rios de los testigos. Además del propio Omar, se puede oír a Wilson Arboleda de Colombia, Alejandro Simo de Uruguay, George Kazakos de Perú, Mauri Gulino de Paraguay, Pablo Cascone de Buenos Aires, entre otros2. En el vídeo se puede ver, también, al grupo observando al cielo como referencia. Cuando ese objeto se mostró en los cielos de Talampaya, por su intensa luz y trayectoria, sabíamos lo que observábamos. Pero con Raymundo Collazo de Estados Unidos y Rubén As-‐‑ tacio de República Dominicana “intentamos” hallar otra ex-‐‑ plicación más humana. Y no la encontramos. A pesar de que la presencia de los Guías extraterrestres era contundente, le explicamos a la gente cómo diferenciar un meteoro, un satélite o un Iridium3 de genuinos avistamientos ovni. En el encuentro, además, había más de un astrónomo aficionado. Todos nos manejamos con prudencia y responsa-‐‑ bilidad. Y no quedaba duda de la manifestación de las naves.
2 Se puede ver el clip de vídeo aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=c_6pMnUkiwQ 3 Los Iridium son satélites de comunicaciones relativamente pequeños (4
metros de envergadura y con forma de prisma triangular) que orbitan la Tierra a baja altura (unos 780 km). Son parte de una red mundial de comu-‐‑ nicaciones para teléfonos móviles operados por la Iridium LLC Corporation para asegurar una cobertura planetaria mediante un mínimo de 66 apara-‐‑ tos. El reflejo del Sol en sus grandes paneles, produce un efecto de resplan-‐‑ dor en el observador. Algunos avistamientos de satélites Iridium se han confundido con ovnis.
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En mensajes telepáticos, los Guías me habían orientado para hacer un trabajo de conexión con Erks en Ciudad Perdida. Sería el lunes 9 de septiembre. Durante los avistamientos, Antarel me recordaba la impor-‐‑ tancia de esta tarea para unir, definitivamente, el Retiro Inte-‐‑ rior de Talampaya con el santuario del Uritorco. Alejandro Szabo, un médico cardiólogo de origen uruguayo, que llegó desde Chile en avión para sortear el cierre de la frontera terrestre con la Argentina (por inclemencia del tiem-‐‑ po), acudió específicamente a Talampaya porque los Guías extraterrestres le habían hablado del 9 de septiembre. Alejandro es un viejo amigo que no veía hacía muchos años. Juntos estuvimos en la expedición al Paititi de 1998. Al verle, tenía claro que nada obra por casualidad… La noche del domingo 8 reflexionaba en todo esto mientras contemplaba el paso de Venus por detrás de la Luna. Lo vi-‐‑ mos con muchísima claridad. Por un momento, esa imagen nos recordó el símbolo que se aprecia en algunas banderas de países árabes. No podía tra-‐‑ tarse de un hecho fortuito, en medio de la crisis en Oriente Medio…. Ciertamente, la Luna y una “estrella” se asocia a esa región del mundo. Pero se afirma que esta imagen surgió mucho
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antes que la religión musulmana como elemento esotérico de cultos primitivos en Asia Central. También, hay datos sobre su empleo en Cartago, donde era símbolo de la diosa Tanit, deidad que representa la fertilidad y que también era adora-‐‑ da por la misteriosa cultura bereber… Pero tenía que esperar un poco más para “hilar” todo esto… La noche del día 9, empecé a comprender el “mensaje” del eclipse…
Arriba: el símbolo musulmán, y a la derecha, la Luna y Venus.
Ciudad Perdida Los dos primeros días del encuentro transcurrieron con mu-‐‑ cho entusiasmo. El avistamiento de las naves fue un gran ali-‐‑ ciente, pero al margen de ello teníamos la mente puesta en nuestras meditaciones y cadenas de irradiación planetarias.
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Por las mañanas, dimos tiempo libre para recorrer el impre-‐‑ sionante cañón de Talampaya y visitar sus intrigantes petro-‐‑ glifos ⎯como adelanté páginas atrás, los que el Parque Na-‐‑ cional permite observar al visitante⎯. El día lunes, 9 de septiembre, la mayoría de los participantes se retiraron del encuentro. Casi todos ellos eran argentinos que tenían que volver por motivos de trabajo. Así, entre los extranjeros y los argentinos que permanecieron en Talampaya, nos quedamos unas 120 personas. De las casi 300 que llegamos a ser, 120 era más “manejable” para ir a Ciudad Perdida y cumplir con la tarea encomenda-‐‑ da por Antarel. Pero algo surgió… Las camionetas del Parque Nacional estaban siendo requeri-‐‑ das por un evento en la localidad de Villa Unión, y por ello solo disponían de tres minibuses para llevarnos al cerro pira-‐‑ midal de Ciudad Perdida. Es decir, tenían capacidad para so-‐‑ lo 60 personas. Estaba claro que el trabajo de conexión con Erks ⎯que sugi-‐‑ rieron los Guías, y uno de los objetivos de este encuentro⎯, se tenía que hacer en Ciudad Perdida. Y por motivos ajenos a nosotros no podíamos ir todos en los minibuses del Parque Nacional.
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En un acto que valoro muchísimo, el grupo de Buenos Aires, con Alejandro Mancilla y Jaqueline Illica a la cabeza, decidió entonces ceder su lugar en los minibuses para darle priori-‐‑ dad a los extranjeros, que habían venido desde otros países con la intención de conocer Ciudad Perdida y trabajar en ese lugar de poder. Así, Alejandro coordinó el grupo que quedó en el campa-‐‑ mento base para trabajar a distancia con nosotros. He participado en un sinfín de encuentros, y debo decir que casi siempre hay problemas cuando el colectivo se separa, por las razones que fuesen. Por ello valoro mucho el compro-‐‑ miso del grupo de Buenos Aires. La única forma de integrar es siendo ejemplo. Los tres minibuses tomaron cerca de una hora en dejarnos en Ciudad Perdida. No lo dije antes: debe su nombre al espejis-‐‑ mo que crea de una “ciudad en ruinas”. En realidad, como también mencioné, son formaciones rocosas de origen volcá-‐‑ nico, erosionadas, además, por viejos cursos de agua (ver foto en galería de imágenes). No obstante, los guardaparque de Ciudad Perdida nos afir-‐‑ maron que, de noche, a veces esa zona se ilumina, y que sus abuelos la llamaban “Ciudad Perdida” por la aglomeración de luces en el lugar que dibujaban una construcción imposi-‐‑ ble. Un historia muy similar a la de Erks… Pero con la dife-‐‑ rencia que aquí no hay luces de ruta, o reflejos de pueblos
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cercanos que puedan confundir. Yo mismo he visto a gente llamar “ciudad de Erks” a efectos reflejo en Cuchi Corral o Puerta del Cielo. Esto no quiere decir que Erks no se haya “mostrado” en alguna ocasión. Estoy hablando de las posibi-‐‑ lidades de confusión. Y en el caso de Ciudad Perdida, por su ubicación y aislamiento, es completamente distinto. Como fuere, en compañía de los guardaparque de Ciudad Perdida he visto el desplazamiento de las naves a baja altura. Fue en la expedición de 2005. Entonces allí nos empezaron a contar la otra historia del cerro piramidal… Aunque no comprenden por qué, los guardaparque saben que ese cerro, el antiguo núcleo de un volcán como expliqué anteriormente, es el “centro de los fenómenos”. Luego de una larga caminata por el hechizante laberinto pé-‐‑ treo de Ciudad Perdida, llegamos a la falda del cerro pirami-‐‑ dal o “Mogote Negro”. La energía que se siente allí, es im-‐‑ presionante… Hicimos entonces los trabajos mentales de conexión, visuali-‐‑ zando cómo el cristal azul de Erks se unía a la energía del disco solar activo de Talampaya, emplazado bajo el cerro pi-‐‑ ramidal. La experiencia fue clara e intensa. De pronto, llegó un aroma a flores, que todos pudimos perci-‐‑ bir…
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Y sentimos la presencia de otras personas con nosotros, que pudimos visualizar como seres de luz o ancianos con túnicas blancas. Incluso, algunos sintieron a estas presencias colocarse por detrás del círculo que habíamos formado. Más de uno sintió cómo le tocaban el hombro o le apoyaban una “mano invisi-‐‑ ble”, con ternura, sobre la espalda. Personalmente, lo que más me emocionó, fue escuchar un canto, extraño, que acompañaba nuestro trabajo de conexión con Erks… Eran las 11:00 am. Luego de todo esto, recibí el siguiente mensaje psicográfico: Soy Witaikón. Me acompaña Maia y Sikhuma. Estamos proyectados con ustedes desde nuestro santuario, el centro maestro de los espejos o cristales cósmicos. Ankar ha sido elevada a una instancia de unidad e integra-‐‑ ción con los centros intraterrenos que custodiamos y proté-‐‑ gémos. Sea la luz de estos santuarios la que envuelva al pla-‐‑ neta, y que se funda en su hermosa aura e inspire, también, vuestras misiones. En los próximos tiempos volverán al Cerro Uritorco, Terro-‐‑ nes, Ongamira, Talampaya y Ciudad Perdida. Entonces la
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información que fue reunida desde lejanos tiempos empeza-‐‑ rá a liberarse. TUMINI EMA KAIA USUMI NIPEREMANCO ORUMA MANA JUSUN ARAMI KUMANA KANTU ISUMA HUIMOL SIKUN EPANTIMANA KUSUMI IPANKU He allí la llave para el acceso al Retiro Interior. Las puertas han sido abiertas por los corazones unidos. En luz, desde el Templo de la Esfera de la ciudad azul. Witaikón, Maia y Sikhuma Sí, soy Antarel: Hemos apoyado, tal y como lo prometimos, vuestra impor-‐‑ tante reunión en Talampaya. Lo que han logrado es muy grande. Esta noche, sensibilicen vuestra mente para ver e interpretar. La coordenada: 9:00 pm. Varios de los que están reunidos aquí estarán en la expedi-‐‑ ción al Altai. Es así porque forman parte, también, de esa historia.
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Luego de la coordenada, recibirás los detalles para la prepa-‐‑ ración. Con amor, Antarel
Era la primera ocasión en que recibía un mensaje psicográ-‐‑ fico que involucrara a los guardianes de Erks… ¿Nuestro trabajo en Talampaya había activado este enlace? Y aquel mantra, ¿qué teníamos que hacer con él? ¿Qué signifi-‐‑ caba? Luego lo sabríamos4. Antarel apareció después, e indicó las 9:00 pm. como “coor-‐‑ denada” de una experiencia. Sabía que esa experiencia esta-‐‑ ba relacionada a una recepción de cristales de luz. ¿Pero, por qué y para qué? Otras personas allí presentes, como Nicolás Segovia, Pablo Cascone, Marta Silveira, entre otros, recibieron mensajes que hablaban, también, de las 9:00 pm. para la recepción de cris-‐‑ tales de luz. La comunicación recibida por Alejandro Szabo dio más in-‐‑ formación sobre todo esto y el trabajo realizado en Talampa-‐‑ ya:
4 El mantra fue grabado más tarde por Mintaka. Acompaña un vídeo so-‐‑
bre el encuentro en Talampaya que se puede ver aquí: http://www.youtube.com/watch?v=vQ_kroLOqXc
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“El espejo de Talampaya pasa a ser un nuevo faro con los Retiros Interiores del planeta. Ese espejo amplifica la imagen de cada uno de ellos. Como bien intuyes, se puede acceder a otros Retiros a través de él. En este caso, Talampaya [como trabajo] representa el inicio de la unión con Altai. A través de este trabajo marcarán los viajes del siguiente año. Los que concurran a Altai, ya se han contactado. Más fuimos nosotros, por encargo de la Hermandad Blanca, que les he-‐‑ mos dado pautas. El grupo no debe de ser numeroso: se afi-‐‑ narán en sintonía para que con el cristal del Belukha puedan sellar el inicio definitivo de la entrega de la posta a los cami-‐‑ nantes. Ishtacar personalmente está coordinando las fechas. El 9 es un símbolo que estará en este viaje. Pronto, recibirán más pautas de las que ya les hemos acerca-‐‑ do. El viaje al Altai simboliza el compromiso de entrega con la Hermandad Blanca”.
Luego, el mensaje amplía la información sobre los cristales de luz, indicando que, en esta ocasión, el elemento etérico se alojaría en la Glándula Pineal. La comunicación, textualmen-‐‑ te, dice: “Este cristal actúa como receptor de información, tanto lo re-‐‑ lacionado con la verdadera historia como lo que está por ve-‐‑ nir. Tiene conexión con Erks y los Retiros Interiores…”.
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“…Deben de trabajarlo. Esta herramienta es la clave de la comprensión del cambio de ciclo y se activó con el mismo. La energía multidimensional reside en él, y ustedes son con-‐‑ densadores de esa energía. Erks y Talampaya son uno solo, por lo que iniciaciones en este lugar se darán por parte de la Hermandad Blanca, y éstas tienen que ver con la entrega de este cristal”.
El mensaje recibido por Szabo fue confirmado por otras re-‐‑ cepciones que hablaban de un cristal de luz integrándose en la frente, con el objetivo de potenciar las habilidades psí-‐‑ quicas de la Glándula Pineal. Entre esos mensajes debo des-‐‑ tacar el recibido por María Lucía Ayala, de San Luis, quien no vino con nosotros a Ciudad Perdida ⎯quedó con el gru-‐‑ po de apoyo en el campamento⎯, y sin embargo canalizó un mensaje que hablaba de la recepción de un “gematrón” que “abría el ojo”. Para mí, todo esto era una gran confirmación de un trabajo sostenido que hemos venido haciendo con la Glándula Pi-‐‑ neal y la Partícula Divina desde nuestra expedición al desier-‐‑ to de Gobi (2007). También, le daba sentido al mensaje de Antarel, que recibimos en Napa Valley, California, en el mes de agosto, en donde se nos recomendaba compartir la técnica aprendida para “activar” las facultades dormidas de la Glán-‐‑ dula Pineal. Desde luego, el verdadero “cristal de luz”, es la propia Glán-‐‑ dula Pineal, el llamado “Tercer Ojo” del budismo. El elemen-‐‑
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to que entregarían los Guías extraterrestres sería entonces un “potenciador temporal” para tomar consciencia de lo que na-‐‑ turalmente podemos hacer si nos entrenamos. Así lo enten-‐‑ dimos, y más tarde los seres del cosmos lo ratificarían en co-‐‑ municación. Pero había algo más en los mensajes de los Guías extraterres-‐‑ tres: se nos invitaba a una expedición al Monte Belukha, en el macizo del Altai. Todo indicaba que el viaje se realizaría el próximo año… Una fecha que no me sorprende, pues desde que los extraterrestres me hablaron, abiertamente, sobre el misterio del Belukha ⎯en el contacto físico de Monte Shasta, en agosto de 2012⎯, varias personas me dijeron que sentían el viaje entre agosto y septiembre de 2014. En Ciudad Perdida decidí olvidarme de este viaje… Me re-‐‑ mecía completamente de sólo pensarlo… Metido en mis propios pensamientos, trataba de concentrar-‐‑ me en asistir al grupo para la posible recepción de esos cris-‐‑ tales de luz por la noche. Y procuraba entender la importan-‐‑ cia del mantra que había recibido en “Irdin” de los mismísi-‐‑ mos guardianes de Erks… Talampaya y el santuario del Uritorco, ya estaban unidos: la definitiva conexión con Erks, se había establecido.
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Capítulo VIII La Invitación al Belukha
Ya en el campamento base de Talampaya, Alejandro y Jaque-‐‑ line nos compartieron las experiencias del grupo de apoyo durante las meditaciones de conexión con Ciudad Perdida. Todo encajaba a la perfección. Ahora sólo teníamos que prepararnos para las 9:00 pm. En otros encuentros de contacto, los Guías extraterrestres ya habían entregado este tipo de “cristales de energía”. La in-‐‑ tención fue acelerar nuestra comprensión de nuestro enlace con radiaciones transformadoras del Universo, y la posibili-‐‑ dad de conducir esa energía de forma consciente. Es el caso de los llamados Cristales de Cesio, una experiencia en donde los extraterrestres entregan una concentración de Cesio alte-‐‑ rado, en estado “etérico” o sutil, que en muchas ocasiones se puede ver. El testigo, mientras permanece con las palmas de las manos hacia arriba, en actitud de recepción, observa un destello blanco y brillante depositarse en sus manos. Se llega incluso a sentir el “peso” y el calor de esa energía.
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Y lo más sorprendente, en algunas oportunidades se aprecia la “forma” de esa energía: un tetraedro. Aquellas dos pirámides de luz de base triangular, deposita-‐‑ das por los extraterrestres en nuestras manos, al ser éstas “unidas” en nuestro pecho ⎯al cruzar los brazos⎯, forman una estrella de seis puntas, en tres dimensiones. Una estrella perfectamente simétrica, al ser compuesta por dos pirámides de base triangular (no ocurriría si fuesen pirámides de base cuadrada). Es decir, estamos hablando de una estrella tetraé-‐‑ drica. Estas experiencias se vivían en los grupos de contacto del Perú en los años 70, mucho tiempo antes de la amplia di-‐‑ fusión de las técnicas de “Merkaba”. La experiencia con los Cristales de Cesio fue muy difundida por el Grupo Rama en aquellos años. De acuerdo a Oxalc, un ser extraterrestre procedente de Ganímedes, una de las lunas de Júpiter, esos cristales funcionaban como un antenaje extra de las energías que llegarían del centro de la galaxia: la ener-‐‑ gía de la radiación “violeta”. El tiempo confirmó el mensaje de Oxalc: décadas más tarde, NASA difundió que el núcleo de nuestra galaxia ⎯un aguje-‐‑ ro negro súper masivo⎯, está emitiendo una gran cantidad de radiación que alcanza la Tierra. Parte de esa radiación es-‐‑ tá compuesta de rayos gamma, capaces de afectar el ADN y ejercer alguna modificación en el tejido orgánico. En el es-‐‑ pectro electromagnético, los rayos Gamma corresponden al color violeta…
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Hay discusión sobre la influencia de los rayos gamma en el planeta. De hecho, los científicos más conservadores, argu-‐‑ mentan que esta radiación se pierde en su mayor parte en la alta atmósfera. Pero todos están de acuerdo en que los rayos gamma se pueden generar por “fenómenos astrofísicos de gran violencia”, como la erupción del centro galáctico, exac-‐‑ tamente lo que describían los extraterrestres hace 40 años1… Naturalmente, los seres humanos tenemos un centro nuclear que procesa la energía cósmica. Se encuentra en el plexo car-‐‑ díaco. Es conocido en el esoterismo como “Átomo Nous” o “La Semilla de Luz”. Los extraterrestres le llaman “Partícula Divina”, la principal responsable de nuestro campo magnéti-‐‑ co personal. Ese centro nuclear humano se conecta con la energía del centro de la Tierra, el Sol, y el corazón de la Vía Láctea. Es uno de los principios fundamentales en los que fluyen las civilizaciones extraterrestres: la conexión criatura-‐‑ planeta-‐‑estrella-‐‑galaxia. Los Cristales de Cesio serían una suerte de ropaje “extra” de esa Partícula Divina, que está conectada, energéticamente, a la Glándula Pineal.
1 La radiación no es violeta por un sentido metafísico. Es la corresponden-‐‑
cia en el espectro magnético de los rayos gamma. En 2010, la NASA re-‐‑ creó, en una imagen de computación, los datos suministrados del centro galáctico por el telescopio espacial Fermi: http://www.rtve.es/noticias/20101111/dos-‐‑burbujas-‐‑colosales-‐‑ galaxia/369967.shtml
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He allí la clave del “cristal de luz” que algunos recibirían la noche del 9 de septiembre en Talampaya. La proyección al Altai Le había pedido a los Guías extraterrestres, delante de todo el grupo allí reunido ⎯más de 100 personas⎯, que se mos-‐‑ traran poco antes de las 9:00 pm. para proceder con la expe-‐‑ riencia anunciada. Y ellos cumplieron. En el horario acordado, se dejaron ver al-‐‑ gunos objetos luminosos. Especialmente una nave, que cruzó el cielo estrellado, sobre la vertical del grupo, encendiendo con intensidad sus luces en varias ocasiones. Nos dispusimos entonces a trabajar. Visualizamos que el Gran Cristal del Gobi, que trajeron ori-‐‑ ginalmente los fundadores de Shambhala ⎯hoy emplazado en el Monte Sajama, en los Andes bolivianos⎯, se manifesta-‐‑ ba en medio de nosotros. Y fue aquí que un viento “sobrena-‐‑ tural” nos abrazó… Y me atrevo a decir, que muchos, escucharon “voces” en ese viento. Se podía sentir presencias en esa manifestación… No era la primera vez que vivíamos algo así…
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El grupo se mantuvo concentrado con las palmas hacia arri-‐‑ ba. Entonces, varios de los allí presentes empezaron a sentir un peso inusual en las manos. Y algunos llegaron a ver un destello depositarse sobre sus palmas. Esa noche, estimamos que unas 60 personas recibieron los Cristales de Cesio y, algunas de ellas, ese “amplificador” de la Glándula Pineal ⎯fue el caso de quienes sintieron cruzar las manos en la frente⎯. Aunque hay precedentes de otras experiencias en donde “cristales de luz” se integran en la frente, lo vivido en Talampaya era algo nuevo y distinto a todo lo que yo había visto en 20 años. Si estos cristales temporales eran un amplificador temporal de nuestras facultades naturales psíquicas de co-‐‑creación, sa-‐‑ nación e irradiación, ¿en qué momento podríamos corrobo-‐‑ rar su acción? ¿Qué mensaje querían dejarnos los hermanos del cosmos con todo esto? No tuve mucho tiempo para pensarlo. Sentado en la silla de camping, mientras todo el grupo meditaba luego de la ex-‐‑ periencia de recepción, algo me pasó… Me quedé de pronto dormido… Estaba “soñando” con el Gran Cristal del Gobi, que es un oc-‐‑ taedro de color blanco-‐‑azulado ⎯originalmente, cuando fue traído a la Tierra, era verde⎯.
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Me veía caminando, en medio del círculo que había formado el grupo. Pero, al mismo tiempo, me veía desparramado en mi silla, “durmiendo”… En el centro del círculo, distinguía al Gran Cristal, aparecer y desaparecer por momentos. ¿Qué estaba sucediendo? Así, tal y como me ocurriera en la expedición al desierto de Gobi seis años atrás, el “cristal maestro” de la Hermandad Blanca, me “absorvió”. Sólo recuerdo que aparecí, una vez más, en una inmensa ca-‐‑ verna que sabía se hallaba al interior del Belukha. Y la apa-‐‑ rición luminosa de un ser humanoide, muy alto y con aspec-‐‑ to de anciano, que se dirigía a mí en medio del desconcierto ⎯Sellaron lo esperado en Talampaya. A partir de ahora flui-‐‑ rá la información que necesitan saber, y podrán organizar lo que ya les fue revelado. ⎯Emuriel ⎯le dije, reconociéndole⎯, sigues en la Tierra… ⎯Ya no nos encontramos físicamente aquí… Pero, como les anunciamos, estaremos presentes en consciencia para asistir-‐‑ les. Te hablo ahora porque descubrirán una conexión impor-‐‑ tante entre Talampaya y el Altai. Entonces entenderán. No recuerdo exactamente cómo sucedió, pero de súbito veía una cadena de imágenes que sentía correspondían al Altai y
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la expedición al Belukha. Pude reconocer algunas cosas que el propio Emuriel, en el contacto de Monte Shasta de 2012, me había mostrado. Interpreté que el hoy guardián de luz del Belukha quería darle énfasis a esas imágenes porque eran importantes… Con los años, descubrí que estas revelaciones serían de suma importancia para un colectivo de personas que debían acti-‐‑ var un recuerdo dormido. No porque esas informaciones de naturaleza cósmica fuesen el mensaje, sino por lo que po-‐‑ drían generar para tomar consciencia. Y para la ejecución de ciertas tareas específicas… ⎯Lo que descubrirán en Belukha les ayudará a completar to-‐‑ do lo que han reunido ⎯puntualizó Emuriel. Y entonces observé las últimas imágenes. Vi la Luna y una estrella, que me recordó el ocultamiento de Venus que vimos en Talampaya la noche del 8 de septiembre. Y luego unos petroglifos, que por un momento, pensé, eran unos que no conocía en Talampaya, pero luego sentí que se trataba del Altai… Luego vi la imagen de un lago, y en él me quedé, hasta que-‐‑ darme “dormido” dentro de la propia experiencia, mientras la “voz” de Emuriel me decía que la clave del viaje al Belu-‐‑ kha se hallaba en la Luna y lo último que había visto…
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Desperté aturdido en mi silla. Y ni bien abrí los ojos, miré al cielo ⎯como buscando una confirmación de lo que me había sucedido⎯. Acto seguido una nave se iluminó muy fuerte sobre mi ubicación. Compartí con todos, brevemente, lo que recordaba de esta experiencia, y cuando narré la parte en que Emuriel me ha-‐‑ blaba de una señal en cierta fase de la Luna, le pedí al grupo que la mirara en ese momento como referencia, y entonces un objeto apareció de pronto con un gran destello, exacta-‐‑ mente por debajo de la Luna. ¿Por qué esa señal allí? Mientras pasaba todo esto, Cristian Belluco logró captar con su cámara otras dos naves (ver galería de imágenes). Una de ellas muy similar a los vehículos de plasma que se han foto-‐‑ grafiado en Los Terrones… Una presunta nave de Erks era fotografiada en Talampaya cuando compartía la experiencia con Emuriel. Entonces entendí… Esta experiencia me permitió enlazar los cabos sueltos, y re-‐‑ construir la historia de Erks y Talampaya. Y también por qué éramos convocados al Altai…
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Capítulo IX El Renacimiento de Shambhala
Las primeras visitas extraterrestres a nuestro mundo fueron llevadas a cabo por equipos científicos. Con su avanzada tecnología, afectaron la química del plane-‐‑ ta para que éste pudiese albergar distintas formas de vida. Y, más tarde, asistieron a las primeras especies a través de in-‐‑ tervenciones genéticas con el objetivo de acelerar su evolu-‐‑ ción. El caso más claro fue el del hombre en Lemuria. Pero, como vimos anteriormente, antes de que apareciera el hombre, los dinosaurios dominaban el planeta. Reinaron en nuestro mundo mucho tiempo. Hasta que desaparecieron a raíz del impacto de un cuerpo celeste al norte de la actual Pe-‐‑ nínsula del Yucatán. Este espantoso incidente, como dije, ocurrió hace 65 millones años. Hace unos 200 millones de años, antes de ese impacto, los di-‐‑ nosaurios se hallaban en pleno desarrollo y expansión en Ta-‐‑ lampaya. Las primeras expediciones científicas de los extra-‐‑ terrestres se habrían realizado en ese entonces…
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Sus laboratorios no fueron bases que ocuparon permanente-‐‑ mente. Entraban y salían de nuestro tiempo, por lo que, cada vez que volvían, habían transcurrido millones de años en la Tierra. Esto les permitía ver pronto sus “resultados científi-‐‑ cos” sin necesidad de estar aguardando en nuestra ilusoria línea de tiempo. La expedición de los científicos del sistema de Rigel (Orión), hace unos 65 millones de años, fue la que puso en aprietos la “agenda” del Plan Cósmico. Llevaron los estudios en los dinosaurios y mamíferos a un experimento que buscaba “acelerar” a los reptiles hacia una especie bípeda e inteligente. De haber prosperado esta inicia-‐‑ tiva, como explicamos al inicio de este libro, los seres huma-‐‑ nos no habríamos surgido. Por ello el impacto del “cuerpo celeste” que dictó sentencia de muerte a los dinosaurios: fue un ataque táctico, encubier-‐‑ to, realizado por la propia Confederación Galáctica. En un principio, los rigelianos no detectaron que se trató de una “operación” para interrumpir sus experimentos. Sin em-‐‑ bargo, cuando más tarde lo supieron, se desencadenó un conflicto en Orión. Una conflagración cuyos ecos, aún hoy, resuenan en la historia humana. Como ya dije, la conexión entre los dinosaurios y experimen-‐‑ tos extraterrestres era algo que ya “sabía” incluso antes del
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primer viaje que hicimos a Talampaya (2002). Pero sólo en las expediciones que se sucedieron, pudimos corroborar to-‐‑ do esto. Fue así, que los hermanos mayores del cosmos, nos revela-‐‑ ron que en tiempos más recientes los viejos laboratorios sub-‐‑ terráneos de los científicos de Rigel pretendieron ser utiliza-‐‑ dos por grupos de extraterrestres que no estaban de acuerdo con el rol del ser humano en el Plan Cósmico. En este caso, los Guardianes y Vigilantes que protegen nuestro planeta, intervinieron para anular la posible activación de la tecnolo-‐‑ gía de esos laboratorios. Esto habría ocurrido en tiempos an-‐‑ teriores a la última destrucción planetaria (10.500 a. C., tam-‐‑ bién llamada “Diluvio Universal” o “la caída de Atlántida”). Desde entonces Talampaya estuvo en “cuarentena” y se de-‐‑ cidió concentrar las actividades de los visitantes extraterres-‐‑ tres de la Confederación en la zona en donde hoy se levanta el cerro Uritorco. Talampaya, a pesar de haber sido el primer lugar de “aterrizaje”, pasó a estar bajo la jurisdicción del cen-‐‑ tro de la Flama Azul, emplazado en otra antigua instalación subterránea que involucra, actualmente, distintas zonas cer-‐‑ canas a Capilla del Monte. Esta ciudad de la Flama Azul ⎯cuyo nombre está asociado a la energía azul de la Tierra y a la radiación de los espejos o cristales del santuario intraterreno⎯, será conocida más tar-‐‑ de con el nombre simbólico de Erks. Una denominación que significa: Encuentros de Remanentes del Kosmos Sideral. Es
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decir: la reunión de distintas civilizaciones de la galaxia en un punto de poder. La historia secreta de Erks Esa instalación, de acuerdo a los mensajes recibidos por los primeros testigos de contacto con Erks, es una ciudad “esfé-‐‑ rica” que fue construida hace unos 21.000 años… Una fecha que encaja con las informaciones que nosotros manejamos sobre nuevos arribos de grupos extraterrestres a la Tierra. Más que ser construida “de cero”, Erks fue adaptada a viejas instalaciones subterráneas, también de origen extraterrestre.
Arriba: una imagen satelital obtenida con el software Google Earth, que muestra la ubicación de Ciudad Perdida en Talampaya, y en el círculo blanco, la zona del cerro Uritorco. La distancia entre Capilla del Monte y Talampaya es de aproximadamente 350 km.
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No obstante, Erks y Ankar ⎯el nombre ancestral de la zona que hoy comprende Talampaya⎯, mantuvieron sus misio-‐‑ nes sin estar conectadas como un solo centro intraterreno. Su origen e historia las unía, pero Talampaya fue mantenida en aislamiento. En el equinoccio de septiembre de 2012, la Hermandad Blan-‐‑ ca de la Tierra decretó la elevación de Talampaya a un nuevo estadio de luz e irradiación. Lo pudimos corroborar cuando visitamos en aquella fecha el cerro piramidal de Ciudad Per-‐‑ dida, el lugar donde se halla el disco solar Mitakunah1. La energía de todo el lugar se había transformado. Ya no se sen-‐‑ tía como un enclave lleno de misterios que había sido “en-‐‑ capsulado”, sino como un verdadero foco de irradiación de luz, un santuario, un templo de los Maestros.
1 Desde que recibimos la información de la red de los discos solares (como
dije, en un contacto físico en Perú, el 24 de febrero de 2001), hemos venido difundiendo la existencia de estas herramientas de poder de la Herman-‐‑ dad Blanca por todo el mundo. Debo reiterar que algunos grupos místicos tomaron estas informaciones y las difundieron de forma confusa, cam-‐‑ biando las ubicaciones de los discos, o atribuyendo alguna cualidad a la zona donde éstos se hallan. En el caso de Talampaya, se dijo que el disco no estaba en Ciudad Perdida, sino en el llamado “jardín botánico”. Esto es erróneo, y hay que aclararlo. Penosamente existen grupos que han tomado las informaciones que recibimos de los Guías extraterrestres para organi-‐‑ zar viajes “místicos” sin ningún tipo de corroboración, y, por si ello fuera poco, con fines de lucro. Nuestro trabajo para conectar con estos lugares siempre fue por servicio. Como explicamos anteriormente, los discos ya se encuentran activos y conectados desde antes del 21 de diciembre de 2012.
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El Concilio del Nuevo Tiempo, como llamaron los hermanos del cosmos al encuentro internacional en Talampaya, selló la elevación y transformación de Ankar. Y, además, se concretó la unión de este centro con el “Templo de la Esfera” de la ciudad de Erks. El aporte humano fue indispensable para que esto sucediese. Por ello el título “Concilio”, palabra que se origina del latín y que describe una reunión o asamblea, en este caso, de carác-‐‑ ter espiritual. Y del “Nuevo Tiempo”, porque involucra el despertar de los centros intraterrenos de esta región de la Argentina como un solo Retiro Interior. Los “Diarios de Erks”, además de mencionar a Talampaya vinculada al santuario del Uritorco, afirma que otras ciuda-‐‑ des intraterrenas del norte argentino están enlazadas. Sabemos que hay túneles que parten desde el Cusco, el otro-‐‑ ra “ombligo del mundo”, hacia el lago Titicaca y los Andes bolivianos. Esos túneles se adentran en el norte argentino, conectando lugares secretos de Jujuy, Salta, Tucumán, Cata-‐‑ marca, San Juan, Mendoza, La Rioja y Córdoba. Todo este sector, como se sabe, es el de mayor influencia inca en la Ar-‐‑ gentina. Los “Diarios de Erks” confirman que los centros intraterre-‐‑ nos de la Argentina están conectados a la Hermandad Blanca de los andes peruanos y bolivianos, cuyos santuarios vibran en la energía de la “Llama Dorada”:
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“Los de las llama dorada, está situada bajo el lago Titicaca, con jurisdicción en tierras bolivianas, peruanas y argentinas; y que la ciudad de Tiahuanaco fue el centro mayor de los viajeros que atravesaban la ruta hasta el Cusco. La ciudad dorada está construida en el interior de la cordillera central y oriental de Perú y Bolivia, hecha con un material trans-‐‑ parente que emite luz dorada”2.
Como peruano, estas informaciones no me resultaban desco-‐‑ nocidas. Crecí con la historia de los incas y los misterios del Cusco. Además, viajé muchas veces al lago Titicaca y a los centros de poder de los Andes. En esos viajes descubrí que la historia de los túneles, y de una humanidad desconocida vi-‐‑ viendo en ese fabuloso reino subterráneo, era verdad. Luego de haber tenido un encuentro físico con un ser intrate-‐‑ rreno ⎯en la expedición al Paititi, en 1996⎯, y de haber vis-‐‑ to, con mis propios ojos, construcciones subterráneas aban-‐‑ donadas ⎯en los tres días que estuve dentro de la Cueva de los Tayos, en 2002⎯, no albergo duda alguna de que los “Pa-‐‑
2 Hay distintos sitios en internet que comparten el contenido de los “Dia-‐‑
rios de Erks”, aunque muchas veces adulterados. En el libro “Las Luces de Erks”, que cité anteriormente, incluimos los extractos más importantes de todo ese compendio de información. Como he citado en varias ocasiones ese texto, comparto un link del sitio de mi amiga, la investigadora Débora Goldstern, en donde figuran buena parte de los manuscritos: http://cronicasubterranea.blogspot.com.ar/2008/12/diario-‐‑de-‐‑erks.html
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co Pacuris” de los sacerdotes incas ⎯los “Guardianes Prime-‐‑ ros”⎯, existen. Los centros intraterrenos del Uritorco y Talampaya están re-‐‑ lacionados a todo esto… Aquellos Retiros Interiores de la Hermandad Blanca son lu-‐‑ gares de luz y conocimiento. Centros de iniciación y prepara-‐‑ ción espiritual. Sin embargo, su mensaje no es ir en pos de misterios “fuera de nosotros”. Sencillamente, esos santuarios son un espejo. Y los caminan-‐‑ tes y sinceros buscadores son convocados por su energía pa-‐‑ ra activar lo que los hermanos del cosmos denominan “la cla-‐‑ ve del recuerdo”. Como dije antes: saber quienes somos y por qué estamos aquí. Confieso que en un principio no pude ver, en toda su dimen-‐‑ sión, lo que significaba el contacto con la Hermandad Blanca y la conexión con sus lugares sagrados. No terminaba de ha-‐‑ llarle sentido. Pero hoy lo entiendo… De hecho, nuestras aproximaciones a esos centros, como Ta-‐‑ lampaya, se transformaron con el tiempo en algo mucho más sencillo y profundo. Y ése fue el espíritu que reinó en el en-‐‑ cuentro más allá de las extraordinarias experiencias.
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Por alguna razón, al haber sellado la unión definitiva de Ta-‐‑ lampaya y el Uritorco, los Guías extraterrestres nos confir-‐‑ maron la expedición al Altai… El nombre que enlaza y explica Uritorco, Talampaya, los An-‐‑ des del Cusco o la cordillera del Altai, es Shambhala. La misión en el Altai Nicolas Roerich, luego de su largo e histórico viaje por Asia Central, resume así la importancia de Shambhala: “El que escuche incidentalmente esta noticia [Shambhala] podrá, sin duda, tenerla por metafísica y abstracta o falta de importancia. Al observador superficial podrán parecerle ta-‐‑ les noticias, ahogadas entre la información diaria política y comercial, una nueva semilla de superstición, desprovista de realidad; pero el observador perspicaz, que ha atravesado las profundidades de Asia, sentirá de muy distinto modo. Para él, esas nuevas tendrán alta importancia y estarán pre-‐‑ ñadas de significado para el futuro. Ante esa breve informa-‐‑ ción, la persona sentirá de nuevo cuán vitales son para ese continente las llamadas profecías o leyendas, procedentes de los más antiguos orígenes. Los antiguos Vedas, los Puranas más modernos y toda la literatura de variadísimas fuentes, afirman el extraordinario significado de la palabra misterio-‐‑ sa Shambhala para el Asia. Así, tanto en los grandes centros populosos, donde las pala-‐‑ bras sagradas se pronuncian con una mirada cautelosa, co-‐‑
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mo en los desiertos ilimitados del mongólico Gobi, la pala-‐‑ bra Shambhala, la misteriosa Kalapa de los hindúes, suena como el símbolo más realista del gran futuro”3.
La nave que trajo a los 32 fundadores de Shambhala en Gobi, fue ubicada por un tiempo al interior del Monte Belukha, en el Altai, otro lugar de poder que Roerich inmortalizó en sus lienzos, y que el dios griego Apolo, visitó4. En esa región de Siberia, de acuerdo a las tradiciones más antiguas, surgieron los primeros adeptos al conocimiento en tiempos post diluvianos. De hecho, del Altai proviene la pa-‐‑ labra “chamán” (xaman o schaman, del verbo “scha”, que sig-‐‑ nifica “saber”), denominación que algunos creen es del Perú o México. Pero todo empezó, en realidad, en Asia Central. Investigando algunas informaciones sobre el Belukha luego del encuentro en Talampaya, hallé que el símbolo esotérico de los primeros “chamanes” del Altai era la media Luna y una estrella… Este conocimiento se difundirá más tarde por
3 “Corazón de Asia”, Nicolás Roerich. Publicado originalmente en 1930, y
reeditado por editorial Kier de Buenos Aires en 1988.
4 Investigué el “Apolo oculto” en nuestra visita al Oráculo de Delfos en
Grecia. Se sabe que el “dios” era un extranjero que luego fue incorporado al panteón local. Es un asunto complejo porque las historias de Apolo, a mi entender, narran una misión extraterrestre. Para el estudioso W. K. C Guthrie, Apolo ⎯nombre que significa “dios de la asamblea”⎯, se inició en las montañas del Altai.
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toda Asia y será adoptado como emblema por algunos paí-‐‑ ses árabes, aunque con una interpretación diferente. Como ocurre con casi todos los símbolos sagrados, su signifi-‐‑ cado varía a través del tiempo. A veces, se tergiversa, y se le da una interpretación completamente distinta, como ocurrió con la esvástica, un antiguo símbolo de equilibrio que se ha repetido a lo largo de la iconografía humana, pero que tuvo mala fama al ser la bandera de los ejércitos de Hitler ⎯se le cambió, incluso, el giro o “movimiento” del símbolo origi-‐‑ nal⎯. La media Luna representa el tránsito y los cambios. Y la es-‐‑ trella ⎯Venus, en el eclipse que disfrutamos en Talampa-‐‑ ya⎯, la esperanza. La misión de los seres que llegaron a Gobi fue sembrar cono-‐‑ cimiento para la esperanza de un futuro. Por ello Shambhala significa “el lugar de la paz, de la tranquilidad”. Los fundadores de Shambhala representaban a distintas civi-‐‑ lizaciones extraterrestres. Pero su nave, el caballo blanco de la leyenda tibetana, “Lung-‐‑Ta”, llegó a la Tierra desde Orión. Roerich sabía que el desierto de Gobi y el Altai estaban rela-‐‑ cionados. De hecho, el Monte Belukha, el pico principal de la
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cordillera del Altai, tiene un nombre que significa: “Orión, el lugar donde viven los dioses”5. Pero esos seres ya no están físicamente allí. Y como dije, tam-‐‑ poco su nave en la cual llegaron. ¿Entonces, por qué ir al Al-‐‑ tai? Lo que hay allí es parte del proceso para recuperar la memoria. Una historia de cómo se inició todo. Una llave pa-‐‑ ra comprender nuestra misión en los intensos tiempos actua-‐‑ les. Según los Guías extraterrestres, en el Altai accederíamos a una información que nos permitiría hilar ciertos episodios de nuestra memoria cósmica. Los petroglifos del Altai son similares a los de Talampaya. He estado estudiando archivos fotográficos de expediciones rusas y me he quedado sorprendido. ¿Fue por eso que en Ta-‐‑ lampaya se nos confirmó el viaje al Belukha? ¿Acaso “algo” une esto centros de poder, tan distantes el uno del otro? Sinceramente, no lo sé… Puedo inferir cosas, por lo que Emuriel me hizo “ver” y sen-‐‑ tir en la experiencia. Por qué éramos convocados. Por qué se necesitaba ese viaje. Pero nada más.
5 “El Enigma de Shambhala”, Capítulo IV, “La Montaña Sagrada”, de Victo-‐‑
ria Le Page. Ediciones Abraxas, Madrid, España, 1996.
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Como fuese, tendremos que esperar a 2014 para develar todo esto. La sola presencia de Emuriel en Talampaya confirmaba que el centro de poder se había enlazado a la energía de Sham-‐‑ bhala. Y la presencia de esa nave de plasma, que pudo ser re-‐‑ gistrada la noche del 9 de septiembre ⎯imagen que ilustra la tapa de este libro⎯ al final de nuestros trabajos y cuando compartía la “invitación al Belukha”, nos remitía a las “luces de Erks”. Una clara confirmación de que la energía del Uri-‐‑ torco, Los Terrones u Ongamira, vibraba en un solo “cuerpo místico” con el santuario de Talampaya. La misión del encuentro, había sido cumplida. Y nuestra ale-‐‑ gría fue aún más grande cuando confirmamos en las noticias que la guerra en Siria no ocurrió. El mensaje del “renacimiento de Shambhala” es trabajar y vivir por la paz, como lo creía Roerich. “Creer para crear”… Ésa fue la principal enseñanza de Talampaya… Pero habría más…
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Epílogo Creer es crear
Las despedidas siempre son difìciles. En el encuentro de Ta-‐‑ lampaya hicimos grandes amigos. Pero aprendí, en tantos años de encuentros, que el espíritu, más allá de las distancias físicas, permanece. Trato de fortalecerme en ese espíritu, porque debido a mis constantes viajes me veo muy poco con la gente maravillosa que conocí. Sé que a algunos les resulta difícil comprender el tipo de vida que llevo y el trabajo que hago. Pero puedo ase-‐‑ gurar que soy inmensamente feliz con esta tarea. Una misión en la que me acompaña Sol, “codo a codo”, haciendo juntos este camino. Me siento muy agradecido con la vida por haber conocido tanta gente especial en distintos lugares del mundo. En la mañana del día 10, dejamos el Parque Nacional Talam-‐‑ paya con un sentimiento de alegría por lo vivido, pero tam-‐‑ bién de nostalgia: extrañaríamos a mucha gente, el lugar, su magia.
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Nuestro minibus se dirigía a Capilla del Monte. El trayecto estaba cargado de bromas y comentarios con nuestros ami-‐‑ gos Marcelo González, Miguel Ángel Romeo, Andrea Mai-‐‑ centi, o el siempre ocurrente Alejandro Mancilla. Entre otros, en el vehículo también venía Fernando López de México, Andrea Braga de Italia, Raymundo Collazo de Estados Uni-‐‑ dos y Rubén Astacio de República Dominicana. Todos está-‐‑ bamos contentos. Pero algo nos impactó… En la ruta, nuestro chofer del minibus nos advirtió de un vio-‐‑ lento accidente. Se veía un auto destrozado; al parecer, había perdido el control. Esa ruta es muy peligrosa y tiene varios antecedentes de autos que se salieron del camino (velocidad, animales que se cruzan, etc). Luego nos enteramos que cuatro participantes del encuentro se hallaban en ese coche… Nos informamos y supimos que dos de ellos estaban bien, pero los otros dos ocupantes del vehículo habían sufrido se-‐‑ rios golpes. Estaban en grave estado y por ello fueron trasla-‐‑ dos de urgencia al hospital regional Enrique Vera Barros, en donde se les iba a operar. Se trataba de un muchacho de 19 años, con fractura en el esternón que podía comprometer el corazón, y de una mujer de 36 años ⎯la conductora⎯, con hemorragia interna por órganos dañados en el impacto.
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Debo confesar que esta noticia nos golpeó muy duro. Duran-‐‑ te todo el encuentro hubo mucha paz y una energía lumino-‐‑ sa. ¿Por qué este accidente después de tan maravillosas ex-‐‑ periencias? Decidimos entonces no sacar conjeturas y poner en práctica las técnicas de sanación que hemos aprendido, y solicitar la ayuda de los guardianes de luz de Talampaya. Ya reunidos en Capilla del Monte, más de 30 personas hici-‐‑ mos un trabajo de proyección al hospital en donde estaban internados nuestros hermanos. En la experiencia, me llamó la atención verles a ambos en una misma habitación. Nos dirigimos a ellos y los envolvi-‐‑ mos en luz. Me dirigí a cada uno por sus nombres, mientras todo el grupo participaba intensamente en el trabajo de sana-‐‑ ción. Luego, sentiría la presencia de Antarel, quien me dijo: “no se preocupen, todo estará bien”. Más tarde, recibimos una llamada: nuestros hermanos se ha-‐‑ bían recuperado. Los médicos no lo podían creer… ¡Tenían heridas internas muy graves, y éstas se sanaron! Desconcertados, los médicos no hicieron la cirugía y les die-‐‑ ron de alta…
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Tenemos las pruebas previas y toda la documentación que acredita esto. Luego supimos que nuestros amigos accidentados trabajaron también consigo mismos ⎯y, efectivamente, ambos fueron colocados en la misma habitación⎯, poniendo en práctica to-‐‑ do lo aprendido y recibido; sintieron nuestro apoyo y hasta escucharon voces que les llamaban por su nombre. Además, un “enviado” de Talampaya se comunicó con ellos y les brindó apoyo… Se presentó con el nombre de “Shamat”… Posteriormente, en una comunicación psicográfica, que reci-‐‑ bí el 13 de septiembre en Buenos Aires, los Guías extraterres-‐‑ tres identificaron a ese ser y nos entregaron el significado del mantra canalizado en Ciudad Perdida: Sí, soy Antarel: Talampaya está unida al centro de luz del Uritorco. Lo han podido vivenciar y les entregamos las confirmaciones nece-‐‑ sarias de nuestra presencia y apoyo. Zorumel, Shamat y Ham-‐‑Rell constituyen actualmente la triple regencia del Retiro Interior de Talampaya. En su etapa anterior fue conocido como Ankar. Ahora es un centro de
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iniciación de la Hermandad Blanca que está activo. Ello se logró gracias al compromiso y dedicación de cada uno. Sobre vuestra consulta, ya constataron que pueden afectar los acontecimientos (en referencia a la guerra que se evitó en Siria y la extraordinaria sanación). Sólo tienen que terminar de creer en ustedes mismos. Recuerden que ante un gran paso de luz y servicio, podrían sobrevenir pruebas que sólo demuestran la importancia de lo que emprendieron, que van por el camino correcto. Esas pruebas se deben enfrentar con madurez, responsabilidad y entereza espiritual. No están so-‐‑ los y saben que los asistimos en la curación. Pero les reitera-‐‑ mos que ustedes fueron los protagonistas: pueden sanar, transformar y ofrecer esperanza si así lo disponen. Ciertamente entregamos los Cristales de Cesio, como un “antenaje extra” de la energía que sigue llegando a vuestro Sistema Solar, procedente del núcleo galáctico. Los Cristales de Cesio, como ya aprendieron, les ayudará a canalizar las radiaciones del nuevo tiempo. En relación al cristal de luz que afecta vuestra glándula pineal, tal y como les adelanta-‐‑ mos, es una herramienta temporal para potenciar vuestras facultades y así verificar, como ya lo hicieron, lo que pueden hacer. La activación permanente de esas facultades depende exclu-‐‑ sivamente de ustedes. Tiene que ser así. Si no: ¿Dónde esta-‐‑ ría el mérito? ¿Cómo podrían unir los universos si no se transforman antes, por vuestro propio esfuerzo, en portales de esperanza?
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Sobre tu pregunta del viaje al Altai, Emuriel te mostró (en referencia a la experiencia astral que viví en Talampaya) lo necesario para organizar la expedición al Belukha en 2014. Integra la información que recibiste y luego compártela. Ya tienes las coordenadas del viaje y su razón de ser. En gran medida este paso que reservamos para este tiempo brindará episodios clave del Plan Cósmico que necesitan conocer. Nueve irán en representación del proceso cumplido. Ellos se conectarán contigo y te estamos orientando desde ya para que hagas el llamado. En Belukha comprenderán que la información de vuestra historia cósmica es importante para recuperar la memoria. Esa información ayudará a despertar a quienes aún se hallan dormidos para que se activen y cumplan las tareas progra-‐‑ madas para este tiempo. Siempre estamos con ustedes. Celebramos lo que alcanzaron en Talampaya. Que la luz del compromiso por la alianza cósmica en la evo-‐‑ lución de todos los seres, siga vibrando en vuestros pasos. Se han transformado en nuestra inspiración y futuro. Con amor, Antarel
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Soy Zorumel: Les entregamos en Ciudad Perdida el mantra de contacto y acceso. Son códigos de luz que los hermana a nosotros. Sean en paz. “Que la luz del centro se expanda. Que los caminantes se integren a ella. La flama de la Verdad vibra en mí. La puerta se abre en balance con mis pasos. He aquí, he acudido al llamado”.
Los extraterrestres confirmaban todo. ¡Los cristales de luz re-‐‑ cibidos en Talampaya habían potenciado nuestras capacida-‐‑ des de sanación! Tuvimos una prueba contundente de todo esto… Una experiencia que brinda esperanza, y que nos re-‐‑ cuerda que el verdadero “cristal de sanación” y transforma-‐‑ ción, somos nosotros mismos. Los hermanos del cosmos solo quisieron brindar en Talampaya una “muestra” de lo que so-‐‑ mos capaces si nos preparamos. El mensaje, además, citaba nuevamente el viaje al Altai, co-‐‑ rroborando lo recibido desde el encuentro en Talampaya. Fue una recepción simultánea en donde otros miembros del grupo de contacto de Buenos Aires también recibieron im-‐‑ portantes comunicaciones, como Miguel Ángel Romeo, Ale-‐‑ jandro Mancilla, Pablo Cascone o Marcelo González. En to-‐‑ das las psicografías prevalecía la alegría de los hermanos del cosmos por la tarea realizada.
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En medio del pesimismo que muchas veces aprisiona al ser humano, el mensaje de la Hermandad Blanca de Talampaya se alza como un viento fresco que nos pide despertar, creer, y accionar. Deseo, de corazón, que el poderoso mensaje de estas expe-‐‑ riencias llegue a los más íntimo de cada uno. Talampaya ha despertado como un grandioso centro de luz. Ricardo González Buenos Aires, 12 de octubre de 2013
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Nota del autor El 20 de septiembre, 11 días después del encuentro en Talampaya, una amable mujer, que participó en los grupos originales de con-‐‑ tacto en Los Terrones, me entregó en Capilla del Monte un mate-‐‑ rial vinculado a las enseñanzas del Retiro Interior. Se llama “Las Leyes de Erks”. Hasta ese momento sólo tenía fragmentos de esa in-‐‑ formación, que se complementa con los ya conocidos “Diarios de Erks”. Es una mezcla de canalizaciones y apuntes del primer grupo de contacto con Erks. Es decir, las enseñanzas en la que se cimentó todo. Por tratarse de un texto inédito, en el marco de los contactos y co-‐‑ nocimientos recibidos de los invisibles guardianes del Uritorco, comparto a continuación buena parte de esos mensajes, que los he-‐‑ mos vuelto a redactar ⎯respetando su contenido⎯, para una me-‐‑ jor lectura y comprensión. Nuestra experiencia en Talampaya fue clave para entender los alcances de este texto esotérico, y poder “reconstruirlo” de la manera más clara posible. No fue fruto del azar, pues, que esta información nos haya sido entregada para es-‐‑ tudiarla, organizarla y darla a conocer, después del Concilio del Nuevo Tiempo. A cada uno le corresponderá analizar y discernir el contenido de esos mensajes.
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Apéndice Las Leyes de Erks
¿Qué es el hombre? Se preguntan continuamente, tratando de analizar y definir la incógnita humana con respecto a la creación. El hombre no es más que un átomo pequeño, perteneciente a un sistema planetario, un microcosmo dentro de las leyes que responden al gran cosmos. Cada hombre posee las características que responden al sis-‐‑ tema solar; a la densidad del tercer espacio o dimensión. El hombre está sujeto a las leyes de esa tercera dimensión, pero, su origen cósmico, responderá a la cuarta, quinta y otras realidades superiores, hasta llegar a una octava dimen-‐‑ sión. Y es que el ser humano posee las características propias que lo definen y distinguen entre las otras civilizaciones de otros sistemas solares, aún aquellos más allá de nuestro sis-‐‑ tema solar, con diferencias también entre los mismos seres humanos, como son las distintas razas conocidas en el mun-‐‑ do.
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Además, el ser humano responde físicamente a una serie de leyes físicas y químicas que lo constituyen y lo rigen. Pero es la ley cósmica, la ley de origen divino, la inexorable e inalte-‐‑ rable. Todo responde a una perfecta armonía legislada y ejecutada por un centro directivo, más allá de las fronteras terrestres. Los seres, como las estrellas, tienen su propio mundo, sus propias leyes: movimientos de evolución, e “involución”, transformaciones y creaciones. La nueva doctrina a despertar, responderá con el despertar del “consciente derecho”, hemisferio que estaba reservado para estos tiempos. Esta doctrina será nueva para aquellos que se preparan para recibirla, pero su conocimiento es tan anciano como el universo. Enseña y quiere dejar bien en cla-‐‑ ro los principios básicos de las leyes que determinan al ser humano. Pero, para esto, es necesario un severo y estricto estudio de sí mismo. Cada individuo, al igual que los planetas, pertenece a un sis-‐‑ tema, y responde a él de acuerdo a las leyes físicas y leyes cósmicas. Cada uno registra su despertar y características tí-‐‑ picas de ese sistema, como cada planeta conserva su propia e individual ley. Es así como podemos considerar al ser humano un “sistema planetario”, con sus leyes físicas-‐‑químicas que responden a sí mismo, y a leyes físico-‐‑químicas del mundo terreno al cual
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pertenece. De allí que su origen cósmico responde a su esla-‐‑ bon perdido: rescatar la esencia que está en los mundos su-‐‑ periores. Qué es el hombre -‐‑ distintos mundos o planos Sí, busquen el origen, el eslabon perdido. Empiecen por co-‐‑ nocer el propio mundo interior, el propio génesis, y recién entonces intenten penetrar y conocer el origen divino. Siguiendo la trayectoria de los cuerpos etéricos a través de las edades, podrán observar una línea fisionómica que res-‐‑ ponde a la ley del origen, perteneciente a su propia forma. Cada uno de estos cuerpos sutiles, va desprendiéndose de los contornos más densos que los envuelven; se producen mutaciones, primero, y luego uno o más “cuadros mutan-‐‑ tes”, adquiriendo progresivamente mayor sutilidad. Estos cuerpos propios a cada ley mutante (espíritu), poseen mayor identidad con su origen cósmico a medida que logran mayor evolución en el plano en que deben operar. Comienza esta demarcación fisonómica en el cuerpo más in-‐‑ mediato al espíritu, diluyéndose en la misma medida en que se acerca al cuerpo físico. Cada uno de ellos reviste su forma propia, pero conservando siempre su rasgo común a todos, que los identifica como una sola entidad.
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Cuando más evoluciona, más se integra a la hermandad de Erks. Entre las características comunes o generales a todos los cuerpos etéricos, se observa, un conjunto de vibraciones en las naves, vehículos, y seres cuyo cuerpo iridiscente nos identifica con nuestra propia entidad; es decir, con nuestro representante al plano logrado y al mundo que conecta nues-‐‑ tro origen. Un ser iniciado en Erks posee este cuerpo en constante vibra-‐‑ ción magnética, y su color, en este caso, responde a la llama azul-‐‑violeta. Pero primero hay que lograr el celeste cristali-‐‑ no. En los seres de escasa evolución, su plano es azul oscuro. Si las vibraciones que constituyen los cuerpos etéricos, son impulsadas por la “palanca” voluntad del hemisferio derecho y la acción del ser, están adquiriendo mayor sutilidad, fre-‐‑ cuencia o sintonía. Plano de energía No se puede adquirir en uno solo de los cuerpos un aumento de capacidad vibratoria, ya que todos responden entre sí, formando un complejo circuito. Así operamos en Erks: nos integramos a un circuito controlado por la entidad inteligen-‐‑ te que opera en nosotros. De esta forma respondemos al plan que ordenan las jerarquías solares: Asthar Ashgra, Sikhuma, y
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la regente gobernante de los espejos: Taykhuma-‐‑Witaikon. Pe-‐‑ ro son los logos solares a los que realmente servimos, a su vez a los “Ángeles Solares”, que se integran al campo vibra-‐‑ cional que integra el programa de los “auto-‐‑convocados” o auto-‐‑contactados. Fuerzas del universo Nuestras hermandades cósmicas presentes, son seres de evo-‐‑ lución avanzada, que han logrado penetrar en el mundo de las fuerzas y poseerlas. Trabajan, incansablemente, para la realización de nuestro proceso evolutivo y de los mundos en general. Estos seres, dotados de un grado elevado de cons-‐‑ ciencia, hoy se han puesto al servicio de los terrestres para ayudarlos a salir de la ignorancia en la que han vivido, y pa-‐‑ ra que puedan alcanzar la evolución que los conducirá a planos superiores. Aquellos seres son como técnicos especializados en controlar y registrar la “fuerza”, para que se cumplan estrictamente las leyes. Todo esto es un perfecto engranaje de sutilísimas leyes que dan lugar a los cambios naturales. En el conjunto de las leyes del conocimiento, impartido hasta entonces, no se ha podido encontrar la verdadera fuente de esa energía que alimenta constantemente a las fuerzas regi-‐‑
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das, que son controladas por los ángeles y logos solares en-‐‑ cargados de su mecanismo y efectos. En este mundo, los habitantes de Erks, “seres técnicos de las leyes”, se ocupan para que nadie ni nada en el plano terrenal pueda transgredirlas. Estas fuerzas que describimos, que responden a la “fuerza madre”, reflejan y penetran en cada uno de los planos: desde el gran Todo hacia “abajo”; es decir, en una escala descen-‐‑ dente. En cada plano que recorren, esas fuerzas dejan impregnada su energía, que fluye a través de los campos vibracionales en cada encuentro, o en las ondas que penetran vuestro mun-‐‑ do. Leyes en el trabajo grupal Esto sólo se explicará, en gran medida, para los contactados, y empleando términos cósmicos. Dejamos la información en el estudiante, que intuitivamente, por la sintonía de los siete canales abiertos, aplicará esta enseñanza en formas de vida más materiales. Será cuando se produzca un despertar del “hemisferio derecho”, que los ubicará dentro de las leyes a contactar.
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1. La ley del sacrificio Implica la ley de inmolación y sacrificio “de aquello que ha sido realzado para el logro”. Es la crucifixión mística, o ley de los fundamentos cósmicos de Erks en todo trabajo grupal, principio de los regentes que transforma a cada ser humano, hasta lograr la ley que lo convierta en un salvador: este es el principal despertar del “auto-‐‑convocado” ya contactado. 2. La ley del despertar del campo magnetocosmos Esto implica en el auto-‐‑contactado “la primera percepción que tiene el átomo de sus intra o extrahumanos”; es decir, “vivitantes logoicos” o “Ángeles Solares” de civilizaciones superiores como las que nos visitan. Establecer la conexión por los canales de las siete leyes, o físicas, en el lugar en que la orden de Erks la tiene reservada, hasta que oportunamen-‐‑ te se establezca la relación entre lo que se percibe como parte del trabajo grupal, y el ente solar. Esto no significa establecer contactos sensibles, pues la rela-‐‑ ción se establece en otra dimensión para aquellos que en re-‐‑ petidos contactos se ambienten, sin percibirlo, con los distin-‐‑ tos campos de energía. Estos campos, a saber, son: 1. La luz del vehículo viajero (frecuencia electromagnética). 2. Los pasos, voces y cantos (mantras de contacto). 3. Las sensaciones energéticas a recibir (percepción).
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4. Los sonidos musicales (vibraciones). 5. Las leyes y claves de los vehículos o naves (símbolos). 6. Los perfumes y contactación por mensajes (telepatía). 7. Encuentros y viajes intra o extraterrenos (contacto físico).
Esta ley se la denomina el primer paso hacia el “matrimo-‐‑ nio”; porque da como resultado la “unión final” entre el ser terrenal y el átomo, y el grupo que establece relaciones ar-‐‑ moniosas. En otras palabras: al ser, o logo solar, con el ser te-‐‑ rrenal. 3. Ley de servicio Denominada así a falta de un léxico apropiado. Esta ley con-‐‑ cierne a la identificación de un átomo con los asuntos grupa-‐‑ les del encuentro planetario, y la constante indiferencia del átomo hacia sus propios intereses materiales. Se trata, en rea-‐‑ lidad, del proceso o método por el cual un átomo (positivo en su propia vida centralizada) responderá en forma gradual como receptor de la vida positiva del grupo. 4. La ley de repulsión Se refiere a la capacidad de un átomo para arrojar de sí o ne-‐‑ garse a hacer contacto con la energía que se considere hostil (intrusa) a la actividad grupal.
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Se considera literalmente una ley de servicio, pero sólo entra en actividad consciente cuando el átomo se ha logrado esta-‐‑ blecer, discriminando fundamentos y orientando sus activi-‐‑ dades a través del consciente derecho que responde a la ley de su “generador cósmico”, de su propio ser. No es la misma ley que la “Ley de repulsión aplicada”⎯en conexión con la “Ley del llamado” o atracción⎯, o a las for-‐‑ mas que tienen relación con lo material. Las leyes que esta-‐‑ mos considerando tienen relación con la psiquis o aspecto cósmico. Un grupo de leyes concierne a las energías que emanan del Sol físico. La repulsión de la que hablamos aquí produce ⎯cuando se la aplica concientemente, por ejemplo, a través de la energía desarrollada por el corazón de un áto-‐‑ mo humano⎯, el “acrecentamiento de los intereses del inte-‐‑ resado”, impeliendo a éste acercarse a su propio centro. Esta fuerza de repulsión impele hacia siete direcciones, obli-‐‑ gando a todo con lo que entre en contacto, a regresar al seno de los siete padres espirituales; en éste caso, al Consejo de Erks, que responde por su constitución de siete sacerdotes, a los siete padres espirituales. Por la Ley de repulsión o la corriente de energía, las unida-‐‑ des vuelven al hogar, y los seres inconcientes y extraviados son forzados a ir a su propio centro. La Ley de repulsión, o la corriente de energía, puede actuar desde cualquier centro, pero tal como se la considera aquí, debe emanar del cora-‐‑
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zón, para llevar a cabo la necesidad que exige el trabajo gru-‐‑ pal. 5. Ley del progreso grupal Esta es “la ley de elevación cósmica”, porque concierne a los misterios de la comprensión grupal y a las “expansiones del consciente derecho”, que responden a las claves cósmicas y al papel que cada ente representa en el trabajo de grupo para el progreso general. En relación con la familia humana, siempre se recordará, por ejemplo, que ningún átomo llega a la “plenitud de vida” sin haber aportado mucho a la naturaleza de su propio gru-‐‑ po. -‐‑La elevación de un ente produce la elevación del grupo. -‐‑La comprensión de un ente produce la elevación del grupo. -‐‑La iniciación del ente conduce finalmente a la iniciación pla-‐‑ netaria: el logro de la meta. Y esta meta se alcanza por el generador del átomo humano. La consecución de su objetivo produce, firme e incesante, la realización grupal. Ninguno vive para sí mismo: la crucifi-‐‑ xión de los entes durante eones, y la comprensión de su na-‐‑ turaleza esencial ⎯a fin de ofrendar, para los intereses del
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grupo, lo mejor que tiene y comprende⎯, son los métodos por los cuales se lleva adelante el trabajo de liberación y luego el de contactación e integración a las leyes del ente. Sacrificio, servicio, “magnetocosmos” (“si yo soy ascendido, atraeré”), progreso grupal, repulsión divina, son términos inadecuados por los cuales tratamos de expresar la “verdad divina” de que toda vida, y hasta la manifestación de los Logos Solares, será únicamente posible y se nos revelará, si antes se cumple el propósito de la unidad atómica y auto-‐‑ realización. Entonces, Él conducirá hasta el sacro-‐‑oficio de ese yo realiza-‐‑ do, a fin de que el propósito y la voluntad divinos sean con-‐‑ sumados, y la vida y la gloria divina brillen en perfecta ar-‐‑ monía y fulgor cósmico. Esto podría expresarse en términos más materiales diciendo que cuando se dominan las leyes del alma, el cuerpo físico logoico llegará a convertirse en una activa expresión de su propósito de contactado auto-‐‑realizado. Las dos últimas leyes, concernientes a la actividad grupal, pueden solo tratarse en forma breve, pues su verdadero sig-‐‑ nificado está reservado para los discípulos juramentados (ca-‐‑ minantes realmente comprometidos con la luz y el servicio). Tratan principalmente del plano astral y del consciente dere-‐‑ cho (mental) en evolución para estos tiempos. De la misma
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manera que un cuerpo físico ha empleado en su estructura un número mayor de unidades del generador atómico, un grupo ⎯considerando esto astralmente⎯, contiene más uni-‐‑ dades en otros planos que en el mundo físico. Las leyes que estamos observando se refieren a la relación de los “entes grupales” con la reunión grupal física. Estamos hablando de una ley grupal que agrupa la energía de los individuos en otros planos. La misma idea debe ser aplicada a las unidades del vehículo físico, que forman parte componente del campo mental del grupo. Así, las últimas dos leyes que tratan todo esto son: 6. La Ley de respuesta expansiva 7. La Ley de los cuatro inferiores Dichas leyes sólo rigen para los entes grupales del plano fí-‐‑ sico, que responden conscientemente a los grupos integrados que “aceptan la formación cósmica dentro de las leyes uni-‐‑ versales”. Es de considerarse que todas estas leyes, desde el punto de vista del auto-‐‑convocado que ha pasado por los conocimien-‐‑ tos del auto-‐‑contactado, sólo rigen en los tres mundos; es de-‐‑ cir, el mundo físico, astral y etérico. Consideramos que no es necesario señalar que la analogía se encuentra en los tres planos de la tercera dimensión.
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Estas siete leyes son conocidas y estudiadas conscientemente en todos los grupos que trabajan bajo la dirección de los Lo-‐‑ gos Solares de Erks. Para cada una de ellas, existe una fórmula definida y un sím-‐‑ bolo. En nuestro caso, somos integrados a la llama azul-‐‑vio-‐‑ leta. En esta etapa de la enseñanza ⎯o en este tratado cósmico⎯, no es posible revelar, por ahora, o impartir, las fórmulas del despertar total del consciente derecho (hemisferio cerebral derecho). El símbolo puede ser descrito, y si el auto-‐‑contactado refle-‐‑ xiona detenidamente sobre la nomenclatura o clave de la ley, su nombre oculto y su símbolo, se puede reunir mucho co-‐‑ nocimiento referente a las conexiones grupales. Estas leyes serán enunciadas cuando el despertar de los hijos de la llama azul-‐‑violeta hayan alcanzado el ciclo de la regeneración. En-‐‑ tonces, el Gran Señor del cosmos, las mostrará cuando se ha-‐‑ ga presente, y estas enseñanzas de luz, gradualmente, serán aplicadas a los métodos de trabajo de todas las organizacio-‐‑ nes hermanas integradas al gran plan de los símbolos. Las sietes claves esotéricas de estas leyes y símbolos, de acuerdo a Erks, son:
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Leyes y símbolos 1. Ley de entrega: Ley del pasado cósmico. Llama azul-‐‑violeta. También conocida como el cuarto rayo unificador. 2. Ley del impulso magnético: Ley de unión cósmica. El templo de la esfera-‐‑energía radiante en cada encuentro. Segundo ra-‐‑ yo unificador. 3. Ley de servicio: Ley del geranio y de los soles. La fuerza so-‐‑ lar de Maihuma. Sexto rayo de energía del “factor vivifican-‐‑ te” al auto-‐‑convocado. 4. Ley de repulsión: Ley de los ángeles destructores. El ángel de la espada flamígera del Vril: Energía repelente del primer rayo, factor dispersador. 5. Ley de integración grupal galáctica: Ley de elevación cósmica. La montaña y el encuentro. Energía progresiva del séptimo rayo, factor de adaptación. 6. Ley de respuesta a la integración expansiva: Innominada. El llameante Sol rosado. Energía expansiva del tercer rayo, fac-‐‑ tor de adaptación. 7. Ley de los cuatro inferiores: Ley de la unión etérica. Taykhu-‐‑ ma, de espaldas con Sikhuma. Energía ignea del quinto rayo, factor vitalizado.
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