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Amor y pareja en psicoanálisis. Miguel Alejo Spivacow 1.El amor amor,, las las relac relacio ione ness amor amoros osas as ocup ocupan an un luga lugarr impo importa rtant ntee en la prác prácti tica ca psicoanalítica. Y la relación de pareja es uno de los escenarios en que privilegiadamente se despliegan las cuestiones amorosas. La propuesta de este artículo es discutir algunas cuestiones relativas al amor y a la relación de pareja, fundamentalmente las dinámicas latentes que suyacen a lo manifiesto. !omo el lector irá advirtiendo, advirtiendo, se toma en cuenta cuenta lo que puede inferirse inferirse del traajo clínico tanto en el clásico dispositivo individual como en un dispositivo de pareja. La propuesta de estudiar lo que sucede s ucede en dos dispositivos diferentes se fundamenta en la idea, "oy pol#mica, de que el psicoanálisis dee construir una teoría general de la sujetividad que d# cuenta del funcionamiento psíquico no solo en la individualidad de lo que $reud llama %aparato psíquico& sino tami#n en ese otro escenario que son los conjuntos plurisujetivos como la familia, la pareja y los grupos. En el análisis de los conflictos conflictos de pareja, el analista analista dee considerar considerar no solo los funcionami funcionamientos entos psíquicos psíquicos que dependen dependen de las series complementari complementarias as y de lo que aarca el aparato aparato psíquico de un partenaire, sino tami#n lo muc"o que determina ese otro espacio de de funcionamiento psíquico que es el vínculo de pareja. '.- Amor '.- Amor de pareja y amor (na primera cuestión cuestión a preguntarse preguntarse es en qu# sentido la relación de pareja "umana "umana es %amo %amoro rosa& sa&)) la poses posesiv ivid idad ad,, los los celo celos, s, el egoí egoísm smo o son son en ella ella un comp compon onent entee fundamental fundamental,, rasgos todos estos opuestos opuestos a los que suele atriuirse atriuirse al amor. La palara amor, en efecto, tanto en psicoanálisis como en la vida cotidiana, cure significaciones muy diversas. *ay amores y amores) el amor de pareja no es lo mismo que el amor de "ijos a padres, o de padres a "ijos, el amor a +ios, la amistad, etc.. !uando ess dice %maos los unos a los otros&, es evidente que no se refiere al amor de pareja. Lo mismo ocurre cuando /an 0alo, en la Epístola a los !orintios dice) %El amor es magnánimo, es servicial el amor no tiene celos, no "ace alarde, no se envanece, no procede con aje2a, no es interesado, no se irrita, no tiene en cuenta el mal reciido, no se alegra de la injusticia sino que se regocija con la verdad.& 1. /in duda, 0alo no se refiere al amor de pareja y, de "ec"o, algunas versiones traducen caridad en ve2 de amor. 3anto ess como 0alo designan con la palara amor una disposición al ien y al compro compromis miso o con el prójim prójimo, o, prácti prácticas cas emparen emparentad tadas as con las que discut discutee ntoni ntonio o 4ac"ado cuando dice) El bueno es el que guarda cual venta en el camino para el sediento el agua para el borracho el vino. /ervicialid /ervicialidad, ad, generosidad, generosidad, ondad, caridad... caridad... El universo universo de cuestiones cuestiones que aarca la palara amor es muy grande. "ora ien, si nos centramos en el amor de pareja, deemos decir que #ste no es e5actamente generoso ni desprendido, no cae duda de que es posesivo tampoco se adapta ciegamente a las necesidades del otro, y en 1
6!orintios 7, 189.
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cuanto a lo que en #l se da, cuando no son monedas, seguramente se apro5ima a lo que decía Lacan) %se da lo que no se tiene&. mor de pareja, entonces, y amor, no son sinónimos y, más an, cae la discusión de en cuánto el amor de pareja no entra en contradicción con algunas definiciones del amor como las anteriormente citadas. La cuestión del amor se compleji2a si se repara en que el t#rmino aarca tanto lo sagrado como lo profano, la ternura como lo sensual. $reud tuvo respecto a la polisemia del concepto una posición) estaleció una continuidad entre lo carnal y lo espiritual, lo sagrado y lo profano e incluyó este espectro de sucederes disímiles en una nica categoría) Eros. +ice en Psicología de las masas' %/omos de la opinión, entonces, que el lenguaje "a efectuado una tarea de unificación totalmente justificale al crear la palara %amor& con sus numerosos usos y que nosotros no podemos "acer nada mejor que tomar tami#n esta palara como ase de nuestras discusiones y e5posiciones científicas&. 8.- La cuestin en !reud lo largo de su ora, $reud se ocupa reiteradas veces de la cuestión del amor. /e trata sin duda de uno de los ejes de su refle5ión y lo uica en la órita del narcisismo. /in llegar al escepticismo, la posición de $reud no ideali2a al amor. En Pulsiones y destinos de la pulsin propone al amor como una relación del yo con sus ojetos de placer. El amor es una relación del yo :las pulsiones no aman: y el primer amor es de raigamre narcisista, de donde pasa a los ojetos que son incorporados al yo ampliado. /i ien el amor es una relación del yo, el sentimiento amoroso procede de lo se5ual) es una investidura proveniente de las pulsiones se5uales con miras a la satisfacción. !omo sentimiento estale en el funcionamiento psíquico, $reud sugiere que el amor nace de un cálculo de conveniencia. En Psicología de las masas" aventura que la necesidad de contar con el deseo satisfec"o en el momento que vuelva a surgir, dee de "aer sido el motivo más inmediato para reali2ar sore el ojeto se5ual una investidura permanente y amarlo tami#n en los intervalos lires de deseo. unque el amor es narcisista en su origen, la incandescencia del enamoramiento no favorece al narcisismo) el enamorado es "umilde con su ojeto, al que se rinde. sí, en toda relación intensa se despliega cierto alance o luc"a por el poder entre el yo y el ojeto donde la prevalencia de uno amena2a la e5istencia del otro y amos están en peligro de orramiento. !uando se "ala de pasión aludiendo a una e5altación peligrosa del amor, generalmente lo que está ocurriendo es que, en este alance, uno de sus t#rminos pareciera tragado por el otro. 0iera ulagnier "a traajado muc"o estas cuestiones;. /i se uica al amor en la órita del narcisismo, va de suyo que la ase pulsional es se5ual. 0or otra parte, la pulsión se5ual es compuesta y aarca mltiples componentes o corrientes de la vida psíquica que pueden unificarse o no en el desarrollo liidinal y en la investidura a un otro. Esto plantea la prolemática de unificación : independencia entre componentes "eterog#neos, para referirse a la cual muc"os autores "alan de disociacin. La más clásica de las disociaciones es entre la ternura y la corriente sensual. $reud planteaa como un logro que amas corrientes, la de sensualidad y la de ternura confluyan sore un mismo ojeto) la integración era una meta en su planteo de la cuestión, posilemente vinculado a los ideales de la #poca y del amor %romántico&. '
!ap 7<, pag. =1, edición ing. !ap <777, pag. 1>?. ;
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Las disociaciones, sin emargo, son inevitales y dependen del polimorfismo propio de la pulsión se5ual. /urge la pregunta, entonces, de qu# lugar darles en los conflictos por los que los anali2antes nos consultan. Las ondades de la integración parecieran evidentes para muc"os sujetos y parejas. 0ero la cuestión clínica presenta complejidades y otras determinaciones se suman a las que $reud refiere en La degradacin de la vida amorosa , centradas en la disociación. 0or poner un ejemplo, frente a un caso de impotencia psíquica en un varón, además de la disociación, interesan fundamentalmente las pretensiones de asoluto ? que caracteri2an a la cultura actual@ y se potencian con la imposiilidad de completud que rige para cualquier pareja, así como tami#n, segn luego se va a e5poner, lo muc"o que lo intersujetivo determina. Las prolemáticas que plantean las disociaciones se superponen y confunden con las que plantea el paso del tiempo. Es una idea popular que el amor, cuando es verdadero, es eterno y no resulta afectado por el transcurrir de la vida. 0ero las cosas con los aAos camian y muc"o de lo que se atriuye al tiempo como agente de deterioro parece ser válido para el amor. Las parejas amorosas no se caracteri2an por su longevidad. $reud se pregunta por qu#, frente al paso del tiempo, el adicto vuelve incansalemente a la misma droga, mientras los amantes se sienten atraídos por otro ojeto. *ay algo en la pulsión se5ual :dice en la #egradacin de la vida amorosa $ : desfavorale al logro de la satisfacción plena. 3an cierto es que el paso del tiempo, cuando se puela se e5periencias vitales es un capital valioso, como es cierto tami#n que tiende a desvitali2ar y urocrati2ar la vida de pareja. La cuestión depende de cada caso singular "ay gente que vive la "aitualidad como una ventaja, mientras otros la viven como una rutini2ación desventajosa. "ora ien, desde la perspectiva de la operatoria del deseo, tal como $reud la piensa, la cualidad de una e5periencia como %pro"iida& constituye un ingrediente que la valori2a, al mismo tiempo que la cualidad de %prescripta& tiende a promover la desinvestidura de las mociones de deseo. En este sentido, el deseo tendería a deilitarse en una estructura como la pareja duradera, en la que están prescriptas las relaciones se5uales. En las cuestiones amorosas, la complejidad de la e5periencia "ace que muc"as veces no quede claro a qu# se refieren las palaras utili2adas) amor, deseo, calentura, enamoramiento, flec"a2o son todos t#rminos que se usan con distinto significado pero entre los cuales no siempre es clara la diferencia. Los componentes de la pulsión se5ual entran en tensión con las propuestas del yo para la relación con el otro. Esta distinción yoBpulsión puede iluminar la diferencia e ntre lo que en un lenguaje actual y cotidiano "oy se llama calentura 6e5citación se5ual referida a otro9 y amor. !uando en la investidura predomina lo se5ual despojado de otros componentes, se trata de calentura, lo que $reud llama %amor sensual, comn& C el amor :tal como en nuestro idioma se emplea la palara actualmente: agrega a la calentura un fantasma en el que se despliega un lireto de encuentro yo-otro que va más allá del coito. La palara deseo suele usarse de maneras diferentes, en algunas ocasiones como sinónimo de calentura o deseo sensual, en otras como deseo se5ual en su más amplio espectro. !uando la gente "ala de flec"a2o suele referirse a un ?
asoluto #5ito, asoluto placer, no límites 6Das9 La idea en esta comunicación no es discutir las propuestas de la cultura para la vida amorosa y su influencia en la clínica. F pag 1C' C pag 1>?, 0sic de las masas @
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deslumramiento puntual que captura a un sujeto. /i el flec"a2o :elemento parcial: irradia y desorda al sujeto que lo padece se constituye un enamoramiento que, tal como lo descrie $reud, es ásicamente un reencuentro. Geencuentro con ojetos infantiles pero siempre fallido ya que toda ve2 que el ojeto originario de una moción de deseo se "a perdido por ora de una represión, suele ser surogado por una serie interminale de ojetos sustitutivos de los cuales ninguno satisface plenamente=. La cualidad de reencuentro fallido lleva a pensar que así como $reud no ideali2aa al amor tampoco lo "acía con la pareja. La complejidad de la e5periencia amorosa no es solo terminológica sus mltiples facetas "acen que en la ora de $reud y en el psicoanálisis, coe5istan distintas maneras de acercarse al amor de pareja, lo que puede llamarse diferentes actitudes clínicas. 0or momentos, en una actitud despojadamente científica, $reud dice ocuparse nicamente de estalecer relaciones entre lo manifiesto y lo latente, mientras que en otros momentos seAala etapas inferiores o superiores del desarrollo liidinal. En esta ltima postura, sus opiniones adquieren muc"as veces un sesgo valorativo) %las cosas debieran ser así&. Lo valorativo, por supuesto, puede entenderse de diversas maneras. $reud "ala del logro de %una conducta amorosa plenamente normal& 1> y de una %conformación normal definitiva& de la vida se5ual 11. socia esta %normalidad& :tomando el t#rmino en el sentido de norma, ideal: con el arrio a una fase liidinal de'initiva 6HI9) la organi2ación genital adulta, caracteri2ada por el ordenamiento de las pulsiones parciales ajo la primacía genital, el advenimiento de la vagina como 2ona erógena y la suordinación del instinto se5ual a la función reproductora. 3ami#n, en la genitalidad, el ojeto sensual recaptura la corriente de ternura1'. !omo en muc"os temas, $reud da un panorama complejo y dice cosas diferentes. +e lo que se trata, creo, no es de estalecer sus ideas con una univocidad que no tuvieron, sino de retomar sus propuestas, dudas e impasses y ver qu# podemos pensar "oy. ;.- #istintas perspectivas en el abordaje clínico y en la teoría. El análisis de una relación de pareja amorosa lleva a prolemas #ticos. Lo que es placer para un sujeto puede ser dolor para otro, si "ay "ijos en el medio, lo que es ueno para ellos puede no serlo para los adultos o la inversa) se trata de un tema en el cual es difícil conservar una perspectiva que considere los muc"os y contrapuestos factores en juego. /us distintas facetas deen ser una de las causas de que "aya tan diferentes perspectivas y actitudes en el análisis de la cuestión) mientras algunos como Dernerg "alan de %normalidad y patología& en la relación de pareja, otros como /toller proponen un 1>>J de anormales en la vida erótica. En la primer actitud el analista estalece dos universos clínicos y valorativos) "aría que tratar de no ser patológico. En el segundo, las fronteras son más la5as y no es posile ser normal ni tampoco encarnar alguna otra variante de la autoideali2ación. Los prolemas que se plantean "an a veces intentado eludirse alegando %neutralidad&. El psicoanálisis no propone una clínica neutral, estalece preferencias en algunos terrenos, mientras que en otros no lo "ace. 0or ejemplo, es preferile que un sujeto cono2ca su realidad psíquica y a esto tiende un tratamiento analítico. 3ami#n es =
pag. 1C' La degradacin( .E. 3. K7 p. 1F;. 11 .E. 3. <77 p. 1C=. 1' . E. 3. K7 p. ;1 .E. 3. <77 p. '>1 y '>' La degradación de la vida amorosa. 1>
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preferile que logre un cierto nivel de satisfacciones pulsionales, aunque sea mínimo, porque la sulimación tiene sus límites. 0or el contrario, el psicoanálisis no se pronuncia respecto de si "ay que casarse o ser soltero, progresista o conservador. sí las cosas, en la clínica psicoanalítica nos encontramos con modos diferentes de e5periencia amorosa, modos que nos confrontan con nuestro "acer y nuestra #tica. La cuestión sore las formas del amor constituye una pregunta en cada caso singular y no puede adoptarse al respecto una posición simplificadora tipo %lanco o negro&. La postulación de modos superiores y por ende preferiles en el amor de pareja tiene tal ve2 en alint el principal referente con su categoría de %amor genital&. Gecientemente, manteniendo la perspectiva de estalecer niveles de evolución y maduración en el amor de pareja, Mtto Dernerg, plantea su posición en el liro )elaciones amorosas. *ormalidad y patología . Ya desde el título opina que en el amor de pareja "ay una linea divisoria entre la normalidad y la patología. Dernerg propone que %Nel amor se5ual maduro es una disposición emocional compleja que integra 19 la e5citación se5ual transformada en deseo erótico de otra persona '9 la ternura que deriva de la integración de las representaciones del ojeto y el self cargadas liidinal y agresivamente, con predominio del amor sore la agresión y tolerancia a la amivalencia normal que caracteri2a a todas las relaciones "umanas 89 una identificación con el otro que incluye la identificación genital recíproca y una profunda empatía con la identidad gen#rica del otro ;9 una forma madura de ideali2ación, junto con un profundo compromiso con el otro y con la relación, y ?9 el carácter apasionado de la relación amorosa en tres aspectos) la relación se5ual, la relación ojetal y la investidura del superyó de la pareja.& 18 El espíritu que anima a Dernerg en su squeda de fronteras nítidas y precisas entre la normalidad y la patología en las relaciones amorosas es diferente del que anima a otros autores. /toller, por ejemplo, dice) %0uede ser que nos acerquemos más a la verdad si en relación a la conducta erótica, asumimos que la mayoría de la gente es anormal& 1; y agrega) %Nno encuentro a los "eterose5uales como siendo más normales que los "omose5uales&1?. 4ás categórico an es cuando afirma, refir#ndose a las t#cnicas de muestreo en los análisis estadísticos para evaluar las conductas "eterose5uales y "omose5uales) %*asta a"ora, si el conteo se "ace a partir de casos y datos pulicados, los "eterose5uales y los "omose5uales están muy cerca de un empate) 1>>J de anormales&. El mismo espíritu es el que animaa a O"itaPer cuando decía que %el matrimonio es un estado alterado de la conciencia&. mi juicio, la pareja es siempre una e5periencia %anormal& dado que en ella se despliegan altas dosis de regresión, afirmación especialmente válida para las relaciones originadas en un enamoramiento. Estas, en efecto, se iniciaron en una e5periencia que en el decir de $reud constituye, en la normalidad, %el arquetipo de la psicosis& y no es de e5traAar que en su evolución posterior, vuelvan a desplegar los rasgos de las e5periencias regresivas y regresivantes) proyecciones masivas, dificultades de simoli2ación, etc., etc. Lo esperale, pese al correr de los aAos, es encontrar las mismas investiduras que en la fundación, tal ve2 atemperadas, pero regresivantes y reAidas con 18
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los requerimientos de discriminación e individuación propios de los funcionamientos de la adulte2. Lo fusional, que es una de las características del enamoramiento, es tami#n una de las marcas de lo regresivo. En un vínculo amoroso puede considerarse un equilirio Yootro asumiendo :con algunas modificaciones: la perspectiva que $reud plantea en la dinámica del narcisismo. El yo, en algunos enamoramientos, tiende a un modo de sumisión, diluirse "umildemente en el otro, que ocupa entonces un lugar de Mtro asoluto y tiránico en el mundo interno del sujeto en cuestión. En un diferente e5tremo del p#ndulo, el yo asume en otros enamoramientos posiciones de control e5tremo del partenaire. Los analistas tendemos a propiciar algn punto intermedio en este p#ndulo, dado que de otra manera quedan amena2adas las posiilidades de desarrollo de alguno de los sujetos. +ic"o de otra manera, el goce que se despliega resulta mortífero. ?.- Lo natural+ lo cultural (na discusión siempre aierta es si "ay algo natural, intrínseco a la especie "umana y por ende esperale en el amor entre un "omre y una mujer. +e encontrarlo, esto sería algo así como una rjula en la espesura del osque. QEs natural la "eterose5ualidadR QEs natural que la mujer desee tener "ij osR QEs natural formar una familiaR La squeda de algo natural a que referir las relaciones de pareja "a llevado a algunos analistas a apoyarse en la anatomía, en la iología, más recientemente en las neurociencias y en la gen#tica. En el tipo de funcionamientos de que nos ocupamos los analistas, no es fácil estalecer algo natural y propio del amor entre "omres y mujeres :si es que e5iste:, de la misma manera que no son fáciles de estalecer :si es que e5isten: las conductas naturales propias de lo femenino y de lo masculino. Sos cuenta /toller) %Ndos varones peres son entusiastas adeptos de la fellatio. !ada uno, durante la reali2ación del acto, está eróticamente e5citado en un nivel conciente. La sensación de un pene erecto en la oca es algo sensualmente placentero para estos jóvenes, con resonancias de fantasías y recuerdos a nivel conciente-preconciente-inconciente, de satisfacciones orales desde que nacieron "asta "oy 6es tentador usar t#rminos clínicos tan poco claros como ToralidadU9. VNW 0ero uno de estos c"icos está en camino de convertirse en un peluquero "omose5ual y afeminado de Los ngeles, mientras que el otro será un guerrero ca2ador, masculino y "eterose5ual en Sueva Xuinea& 6pag ''9. /in duda que la iología, la gen#tica y la anatomía influyen en lo psíquico pero no constituyen el campo en el que el analista opera directamente sino un real cuya inscripción en lo psíquico "ay que ver en la singularidad de cada caso. So creo que para un psicoanalista lo natural pueda constituir una rjula en ningn sentido. Lo cultural, sin duda, ocupa un lugar central en el análisis de cualquier "ec"o de la vida de pareja y vale la pena aquí recordar que forma parte de la estrategia de todas las culturas proclamar sus propuestas como %naturales&, se trate de la condena a la "omose5ualidad o de la alación del clítoris. !ada cultura sanciona o permite diferentes conductas y esto condiciona no solo a los partenaires, sino tami#n al analista. 0ero saemos que el psicoanálisis no promueve una adaptación a normas culturales y, más an, saemos "oy :'>>F: que muc"ísimas cosas, demasiadas, "an sido evaluadas por los psicoanalistas de maneras radicalmente opuestas segn #pocas y sociedades. Lo que una cultura prescrie, entonces, no puede ser adoptado por la teoría psicoanalítica ni ser una rjula para el analista. 3odo análisis e5itoso implica para el anali2ante asumir puntos de ruptura con la cultura a que pertenece, lo cual no significa
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desconocer que el anali2ante vive en una cultura y no en la estratósfera. Lo que la cultura propone a un sujeto es internali2ado por #ste y, por ende, no constituye un "ec"o e5terior a su sujetividad la propuesta analítica es anali2ar los mandatos de la cultura como se anali2an los mandatos del superyó, cada anali2ante singular verá luego como sigue. @.- La relacin de pareja desde lo intrasubjetivo Lo muc"o que el psicoanálisis "a descuierto sore los funcionamientos psíquicos de los sujetos es un eje de referencia clave para estudiar las relaciones amorosas. El gran pionero es $reud, a quien deemos aportes sore las diferentes condiciones del amor de pareja en la mujer y en el "omre, la peculiaridad de la relación del perverso con su partenaire, las formas particulares de relación de las "ist#ricas y los osesivos, así como otros esclarecimientos. En esta apro5imación, otros analistas "a estudiado las relaciones que caracteri2an a las personalidades narcisistas, los order-lines, los perversos, la "isteria con el osesivo. 4as recientemente, Lacan y sus discípulos "an aportado esclarecimientos referidos a la articulación entre goce, deseo y amor y los anudamientos fantasmáticos y sintomáticos. Los autores referidos adoptan una punto de vista que, en lo fundamental, puede llamarse intrasujetivo y constituyen una tradición cuyos traajos son sin duda claves para el entendimiento de la vida amorosa. "ora ien, en la perspectiva descripta :llam#mosla intrasujetiva:, no suelen considerarse los funcionamientos propios del psiquismo aierto, en las que un sujeto funciona en una suerte de continuidad con el otro, como ocurre en el enamoramiento y en el trasfondo regresivo de los vínculos amorosos. /uele tami#n dársele poca importancia a los funcionamientos propios de la trama interfantasmática) activación, desactivación, antagonismo, sinergia, modelado y formación de fantasías, convergencia y divergencia entre los miemros de un vínculo. El límite principal de este punto de vista es no considerar los funcionamientos psíquicos que resultan del encuentro entre dos sujetos y que por ende requieren la consideración del funcionamiento vincular para ser e5plicados no alcan2a la consideración de las sujetividades individuales. F.- La relacin de pareja desde lo intersubjetivo La consideración de una relación de pareja desde lo intersujetivo, o sea como vínculo+ muestra funcionamientos psíquicos diferentes que los que muestra la consideración desde lo intrasujetivo. Lo fundamental a destacar desde un punto de vista intersujetivo se refiere a lo que se intercamia, es decir, a lo que es la materia del encuentro) #sta no está determinada solamente por los psiquismos individuales sino tami#n por engarces, negociaciones no e5plícitas, enganc"es no concientes entre los partenaires. /e trata no solo de cada sujeto, sino del entre. En efecto, en toda relación amorosa que se prolonga en el tiempo, las características que el intercamio entre los participantes va adquiriendo, suponen una selección en parte conciente y en parte no conciente, ya sea de temas de conversación o de lo pulsional que se juega en la relación se5ual yBo interpersonal. #e eso no se habla+ eso no se hace, son cuestiones que va pautando la interacción con la misma fuer2a con que la represión pauta lo que descriió $reud) eso no se piensa+ eso no se hace. #e eso no se habla+ de eso sí se habla , el intercamio que en un vínculo se da : frigide2, impotencia, violencia conyugal: depende de características del encuentro tales que permiten su instalación y perpetuación, dependen del vínculo tanto como de los sujetos.
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El concepto que esclarece lo que se intercamia o no en una pareja es el de ensambles inconcientes, en muc"o equivalente al de Das 1@ alian,as inconcientes. Los funcionamientos de cada partenaire al ensamlarse en el vínculo con el otro van sancionando como permitidos y "aituales algunos carriles para la interacción y desec"ando otros. /e delimitan y %fijan& ilateralmente las posiciones sujetivas de cada partenaire, cada posición sosteniendo a la otra, se organi2a el reparto de roles y participaciones que aseguran la "omeostasis narcisista de cada polo. Los ensamles inconcientes son los nudos de investiduras que sostienen los funcionamientos propios de cada relación son el correlato intersujetivo de la organi2ación defensiva intrasujetiva. El ensamle inconciente da cuenta del nivel de ajuste y estaili2ación en el intercamio, inconcientemente estalecido. So dee pensárselo, en ningn sentido, como un convenio concientemente estipulado. /e trata de articulaciones entre los sujetos, isagras de facilitaciones e in"iiciones que aarcan amos psiquismos y son el soporte de lo inercial y estalecido en el encuentro. (n ejemplo) una mujer con dificultades en la genitalidad está unida a un compaAero que necesita este tipo de funcionamiento en ella, para así no ser desordado por sus propias dificultades, digamos alguna forma de impotencia. En el varón, la e5presión manifiesta de este ensamle inconciente puede ser que %ella es la que tiene di'icultades+ yo no( pero yo la comprendo& en la mujer, la e5presión manifiesta para e5plicar las dificultades puede ser que %a -l le cuesta ser a'ectivo+ en seguida quiere tener seo& y la vida se5ual de la pareja está organi2ada sore esta ase. El ensamle inconciente, la isagra que los une, tiene con frecuencia una superestructura conciente de relativo acuerdo y una infraestructura inconciente de malentendido. +e acuerdo a lo anterior, entonces, si la operatoria psicoanalítica consiste en levantar represiones y desarrollar la conciencia respecto de lo psíquico, el analista dee saer que para un sujeto, lo saido y lo no saido, lo lícito y lo ilícito en una relacion de pareja dependen no solo de las series complementarias sino tami#n de los ensamles inconcientes que determinan qu# se intercamia concientemente en el vínculo y qu# no. ceptar la e5istencia y vigencia de ensamles inconcientes tiene consecuencias en la clínica. La mayor o menor presencia de destructividad en #stos, con su cortejo de diferentes funcionamientos psíquicos, es un item central en la evaluación de un conflicto de pareja. La destructividad operante no depende solo de uno de los sujetos sino del vínculo entre amos. Lo mismo vale para otro elemento a considerar, relacionado con lo anterior, que es el registro de la sujetividad del otro) en cuánto y cómo es considerado como un ente sujetivo o asujetivo, en el que se registran y respetan deseos, sentimientos y funcionamientos diferentes y autónomos de los propios. 0or supuesto que la destructividad y el registro del otro son parámetros que tami#n dependen de lo intrasujetivo, el tipo de narcisismo que está funcionando, el nivel de omnipotencia y el respeto o orramiento de las fronteras yo B otro, pero es un "ec"o de oservación cotidiana que un sujeto despliega en un vínculo un registro del otro muy diferente del que despliega en otro vínculo. (na ltima cuestión a citar en una enumeración telegráfica de cuestiones clínicas dependientes de los ensamles inconcientes es la manera que tienen los partenaires de entender la e5periencia amorosa y sus conflictos. /i entienden que la vida amorosa incluye un traajo psíquico que aarca al otro y a la relación, es distinto que si tienen una visión que no considera esto. *ay en una pareja un traajo de la 1@
G Das /eorías psicoanalíticas de grupo. Ed. morrortu.
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intersujetividad 6Das9 desde el cual e5presiones "aituales como %#se es un prolema mío&, %#se es un prolema tuyo& tienen claramente un sesgo defensivo. 3raajar con el concepto de ensamles inconcientes implica una reformulación en la manera de entender la transferencia y su e5presión en el campo analítico) el tipo de transferencia que invista al analista está condicionado por ellos, y, más an, "ay casos en que el tipo de ensamle "ace que el analista no sea investido transferencialmente, ya que la transferencia está anclada al partenaire. C.- Para terminar Las relaciones de pareja son sucederes complejos en los que juega algn papel lo iológico, lo cultural, lo intrasujetivo, lo intersujetivo y, por supuesto, otras cuestiones que no se mencionaron. Lo intrasujetivo, que constituye "asta nuestros días el punto de vista prevalente en el psicoanálisis, e5plica muc"os de los sucederes en un vínculo, pero no todos. lgunos puntos oscuros se aclaran al considerar lo intersujetivo. Los puntos de vista que toman en cuenta lo intersujetivo son, a mi juicio, la novedad más reciente en el psicoanálisis de "oy, '>>F, novedad que no in"ailita sino que se suma a los anteriores desarrollos del psicoanálisis. La relación de pareja amorosa constituye un equilirio que se alcan2a, pierde y reconquista e incluye variadas dosis de egolatría y "umildad con el ojeto, locuras personales y alteraciones del yo, traajo de lo intersujetivo, destructividad . So "ay un modelo de amor de pareja que pueda considerarse ideal o sano. So "ay amor %logrado&. La idea de una %culminación& superadora y universali2ale no sirve para estudiar la vida amorosa. Ya Lacan insistió en seAalar el aspecto mistificante de este tipo de postura 6Lacan, Escritos 7 pag. C89. So "ay punto de llegada en la relación amorosa de pareja y "ay que evitar , sin duda, caer en el catecismo de cómo dee ser el amor de pareja. En el análisis de prolema singular, nada puede sustituir el caso por caso. Mayo de 011$
Bibliografía:
ssoun 0aul-Laurent La pareja inconciente. Sueva . alint 4. 6 9 La 'alta b2sica. Ed. 0aidós $reud /. 61=>?9 /res ensayos de teoría seual. .E. 3. <77. s. s. morrortu Ed. 1=FC ---------- 61=1>9 3inco con'erencias sobre psicoan2lisis. . E. 3. K7. s. s. morrortu Ed. 1=F=. ----------61=1'9 Sobre la m2s generali,ada degradacin de la vida amorosa. .E. 3. K7 ----------- 61=1;9 /tem y /ab4. .E. 3omo K777. ----------- 61=1?9 Pulsiones y destinos de la pulsin. .E. 3. K7< ------------61=1;9 5ntroduccin del narcisismo. ------------6 9 El malestar en la cultura ------------61='19 Psicología de las masas y an2lisis del yo ----------61=1'9 3ontribuciones a la psicología del amor. .E. 3. K7 Xay 0.
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Lacan . 61=?89 !uncin y campo de la palabra y del lenguaje en psicoan2lisis. Escritos 7. /iglo KK7. pag C8 Lemaire . 61=F=9 La pareja humana. $.!.E. 4#5ico.1=C@. Das G. /eorías psicoanalíticas del grupo. morrotu Editores. uenos ires. Dernerg M. 61==?9 )elaciones amorosas. *ormalidad y patología. Editorial 0aidós. s. s. 1==? /pivaco 4. 6'>>?9 3línica psicoanalítica con parejas. Entre la teoría y la intervencin.Editorial Lugar. uenos ires /toller Goert . 6sin fec"a9 %Los prolemas con el t#rmino "omose5ualidad& Gev Zona erógena S[ 8? 0rimavera de 1==F.