TEORÍA DE LA EDUCACI N Sistema Preventivo de Don Bosco / 1 Autor: P. Fernando Peraza sdb. (Texto de apoyo a la docencia) UCSH
[2010]
[COORDINACIÓN
DE LA
ACTIVIDAD CURRICULAR]
TEORIA DE LA EDUCACIÓN Coordinación de Actividad Curricular
Sistema Preventivo de Don Bosco P. Fernando Peraza osb
Capítulo primero ¿QUIÉN ES DON BOSCO? P. Fernando Peraza sdb
Pero, ¿Quién es don Bosco? ¿Qué puesto ocupa en la historia de la educación? ¿Qué dimensiones culturales e históricas ha adquirido hoy su Sistema? Son interrogantes que sin duda debemos respondernos, así sea sintéticamente, antes de entrar al estudio de su pedagogía.
1. ¿Quién es don Bosco? Don Bosco nace en un hogar campesino del Piamonte, Italia, en 1815. Gracias a la intuición de la madre y a su respaldo incondicional, se aventura al sacerdocio, no obstante las graves limitaciones financieras de su familia y la crisis social y económica de su ambiente. Trabajando y estudiando, recorre su itinerario formativo. El 5 de junio de 1841, a los 26 años de edad, es ordenado sacerdote, y de inmediato, trasladado a la ciudad de Turín que contaba entonces con 130.000 habitantes, al comienzo de una etapa de fuerte y sostenido desarrollo manufacturero, decide entregar por completo su vida a los muchachos más pobres y abandonados, particularmente a los pequeños emigrantes rurales, víctimas, luego, de la desocupación y de la delincuencia. Por ellos multiplica sus iniciativas, tratando de adecuarse a sus necesidades e instancias fundamentales: visitas a las cárceles, acción pastoral en los sectores marginales de su vida y trabajo; una original creación educativa, el Oratorio, que él concibe como un espacio de educación integral para ellos, a manera de parroquia juvenil, de escuelas y talleres, de lugar de recreación y de acogida. Allí ellos tendrán la "casa" de la que han carecido y una capacitación humana y espiritual que los prepare para insertarse en el mundo del trabajo y en el medio eclesial y social en el que son apenas unos advenedizos. Más adelante, cuando llegue la etapa de la industrialización de Italia, a partir del 1870, sus tallercitos de artes y de oficios se transformarán en escuelas profesionales, y la formación técnica, intelectual, moral y religiosa de sus educandos adquirirá un nivel superior que permitirá a los que serán luego obreros de las empresas, o gestores de sus propias industrias, competir en el mundo profesional y dialogar sobre sus deberes y derechos de ciudadanos en una sociedad civil ya de carácter más democrático, una vez superada la fase del absolutismo monárquico que había caracterizado la Europa de los primeros decenios del siglo XIX. Pero, más allá de los límites de su tierra natal y del Viejo Continente, don Bosco proyecta su acción educativa en América desde 1875, atendiendo a los emigrantes que en sucesivas oleadas se han trasladado a la Argentina, y a los grupos indígenas. La Obra Salesiana llega también al Uruguay en 1876, a Brasil en 1881, a Chile y Ecuador en 1886 y 1888. 2
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Su acción pastoral y educativa ágilmente afronta los problemas de incultu-ración que le plantean los reductos indígenas, y empieza a producir similares frutos que en Europa. La índole de su pedagogía, portadora de fundamentales valores humanos y de eminente practicidad metodológica y didáctica, adquiere dimensiones insospechadas. Para la realización de sus proyectos don Bosco asocia en torno a sí, ante todo una fuerza secular de agentes pastorales que llama Salesianos Cooperadores (1844~1852;1876); luego, una Congregación Religiosa (1859), compuesta de sacerdotes y laicos, que lleva el nombre de Salesianos, y un Instituto femenino, las hijas de María Auxiliadora (1872), que gracias a la presencia excepcional de la cofundadora, María Mazzarello, también piamontesa, tiene la capacidad de interpretar con intuición y genialidad operativas femeninas, la índole y los dinamismos pedagógicos de su Sistema Preventivo. Don Bosco muere el 31 de enero de 1888 a los 72 años en Turín. La Iglesia reconoce la santidad de su vida, y lo eleva al honor de los altares el 1 de abril de 1934. Sus Salesianos, en parte capacitados también por don Bosco a nivel universitario y siguiendo su idea asociativa, no sólo siguen conglutinando estas fuerzas apostólicas en el vasto movimiento llamado Familia Salesiana., sino que comienzan una reflexión doctrinal del Sistema Educativo que ya han compartido en la praxis con su padre y su maestro. El primer ensayo acerca de "El pensamiento de don Bosco sobre educación", se debe a Francisco Cerrutti1. Lo escribió en 1885, y en él analiza ya "las implicaciones intelectuales, morales y sociales" de su pedagogía en el contexto educativo de su tiempo. En un nuevo estudio que intitula "Trilogía Pedagógica", que salió a luz en 1908, Cerruti incursiona sobre Quintiliano, Victorino de Peltre y don Bosco, relacionando, el Sistema Preventivo con las ideas educativas de la antigüedad clásica y el concepto cristiano de educación que Victorino de Peltre representa en el tránsito cultural de la Edad Media al humanismo moderno. 2
2. ¿Qué puesto ocupa don Bosco en la historia de la educación? La obra educativa de don Bosco se ubica dentro de las corrientes pedagógicas "preventivas" del siglo pasado. Pero tiene un puesto suyo propio cuya originalidad radica básicamente en su experiencia personal. Ahora bien, al hablar de "prevención" hay que hacer algunas aclaraciones porque este concepto determina todos los órdenes de la vida social, política y religiosa después de la caída napoleónica (1815).
2.1. "Prevenir" reprimiendo. Esta aparente contradicción es desmentida por los hechos. Efectivamente, en el campo político, bajo un Régimen absolutista y represor, como el de la Restauración Católica piamontesa, que gobernó hasta el 1848, por temor a la vuelta de las ideas de la revolución francesa la actitud "preventiva del Estado" es la de "reprimir" todo brote subversivo y la misma circulación clandestina de las ideas democráticas. 1
Francisco CERRUTTI (1844-1917): “El pensamiento de Don Bosco sobre la educación, la enseñanza, y la misión actual de la escuela. Dos cartas”, Tip. Y Librería Salesiana, S Benigno Canavese, 1886; y “Una trilogía pedagógica Quintiliano, Victorino de Feltre y Don Bosco”, Escuela Tipográfica Salesiana, Roma, 1908. 2 Pedro STELLA, “Juan Bosco, en la historia de la educación”, CCS, Madrid, 1996, pp. 14-15; 36; 37-53; 5767.
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Algo semejante se produce en el campo educativo. Para frenar la mendicidad, la desocupación y la delincuencia, que afectan sobre todo a los jóvenes provincianos que llegan en busca de trabajo a la ciudad, víctimas ya de la pobreza y ahora de la explotación laboral de las empresas manufactureras, las medidas preventivas son también de carácter represivo: la reclusión carcelaria, la política correccional, el aislamiento forzado en asilos y en instituciones de instrucción y de caridad, oficial o privada. Es evidente que la preocupación por liberar a la sociedad de elementos peligrosos, se sobrepone a la "redención", educativa y social, de los jóvenes ya víctimas de sus pobrezas y del abandono. Esta misma mentalidad perdura más adelante, cuando en los últimos dos decenios del siglo XIX el desarrollo industrial se encuentre también amenazado por las reivindicaciones laborales de los pobres, siempre en aumento, y por la criminalidad urbana.
2.2. "Prevenir", autocapacitándose en la vida y para la vida. Es el ámbito en el que se mueve Don Bosco, que no es un caso aislado y único. Es decir "prevenir" instruyendo y educando, para anticiparse al daño moral, a las consecuencias de la ignorancia, a la contaminación de las depravaciones sociales; y también "prevenir", si es el caso, rehabilitando oportunamente al individuo víctima de las primeras experiencias negativas. Por tanto, una prevención que antes que nada mira a la persona del educando, a su instrucción y capacitación para que oportunamente advierta y supere los peligros de su medio social, y a su promoción y crecimiento formativos. Dentro de esta última se ubica la acción pastoral y educativa de don Bosco. 3 Una acción educativa que tenía su arraigue original en los problemas objetivos de aquellos jóvenes que afrontaban los más graves riesgos en todos los aspectos de su personalidad y de su vida, a causa de la pobreza y del abandono en los que los marginaban las situaciones socio-económicas y culturales. Pero, así mismo, era, ya desde entonces, una orientación y una política educativa, aplicable a cualquier condición juvenil, dada la misma fragilidad y ligereza de la sicología evolutiva. Se trataba en verdad de una pedagogía y de una pastoral "preventivas", humanistas e integrales. A su base estaba el concepto "optimista" del hombre; y la visión pastoral inspirada en el amor comprensivo, estimulante y paciente de Felipe Neri, Vicente de Paúl, Alfonso María de Ligorio y, sobre todo, de Francisco de Sales en quien, por su parte, los dos últimos santos se habían inspirado. Los elementos y valores más significativos de la educación preventiva de don Bosco, se hallan en algunos de los educadores más significativos de su tiempo: los hermanos Antonio y Marcos Cavanis de Venecia; Ludovico Pavoni, de Brescia; Marcelino Champagnat, fundador de los Hermanos Maristas, de Francia; Teresa Eustochio Verzeri, de Bérgamo; Ferrante Aporti, turinés; Antonio Rosmini, de Rovereto, amigo personal de don Bosco, y con quien compartió algunas de sus ideas acerca de la educación y la vida religiosa. La pedagogía de los padres Barnabitas, que sobre todo a través de las "Advertencias para educadores" del padre Alejandro Teppa, fue estudiada y hecha conocer de los Salesianos por don Bosco. En don Bosco, sin embargo hay una notable originalidad. Su sistema educativo nace de la experiencia, y se justifica teóricamente en la reflexión pedagógica. La síntesis de valores 3
Cfr Fernando PERAZA, Curso de “Iniciación al estudio de Don Bosco” CSR, Quito, 1995, pp.123-124; 127128. Pedro BRAIDO, “La experiencia pedagógica de Don Bosco”, LAS-ROMA, 1989, pp. 18-27: La idea “preventiva”, una inquietud de principios del siglo XIX.
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preventivos a la que llega, se fragua, precisamente, en la relación directa con el educando y con el grupo. Responde a sus carencias y a sus legítimas aspiraciones. Se fragua en la empatía afectiva, y en los recursos de la razón y de la fe, simultáneamente. No hay para él nada educativo que no deba ser asumido racionalmente; ni nada que sea aceptado con mayor eficacia por el educando si no es lo que le viene de una persona de la que se sabe amado "en forma palpable". Ni es tampoco educación completa la que prescinda de la formación de la conciencia y de la naturaleza religiosa del hombre. Asimismo la educación es para él un acompañamiento, no una suplencia. El educando es el primero e insustituible protagonista. Un acompañamiento, ante todo, en la vida, compartiendo la realidad del joven, buscándolo, acercándosele si es un "ausente", un "marginado" del contexto social; caminando a su lado cuando éste emprenda el esfuerzo de prevención primaria, o la rehabilitación oportuna. No es un proteccionismo, es un estímulo, un respaldo, una ayuda orientadora. El adulto le aporta la sabiduría de su experiencia y de su saber pedagógico. La historia personal del muchacho se le vuelve a él mismo su primera cartilla y siempre, su enciclopedia de consulta. El testimonio y la palabra del maestro iluminan y enseñan, respetuosa y adecuadamente.
2.3. "Prevenir", imperativo ético y definición global del Sistema. "Prevenir" comprende varias cosas. Prevenir es llegar a tiempo a la vida del educando para que las experiencias negativas no lo condicionen a situaciones inhumanas "irreversibles". Pero ahí no se agota. Es, al mismo tiempo, capacitar para que el educando se haga protagonista de su prevención o del rescate de sus valores y de su crecimiento integral. En esta síntesis, la antropología que subyace es “cristiana", y el Evangelio es su esencial punto de referencia y su fuente original. Don Bosco, también en educación es "sacerdote". El sacerdocio pertenece a su identidad de pastor y de pedagogo, y su pedagogía se refunde con su personalidad y con su vida.
3."Prevenir", dentro de una visión personalista del educando y de la relación educativa. 3.1. Al centro la persona del educando Como lo hemos visto, para Don Bosco el educando es ante todo una "persona", nunca "una cosa". Don Bosco desde su infancia tuvo una relación personalizante con su madre quien lo trató como un hijo y un amigo. Ella lo respetó y lo sostuvo cuando empezó a abrirse su propio camino. Junto a ella se fue haciendo hombre y tomando conciencia de su realidad. Escuchando, hablando, dialogando y abriéndose a los otros: a la gente de su pueblo, de su entorno inmediato, a la naturaleza y al Dios de sus mayores y de sus más entrañables tradiciones familiares. Comprendió que su vida tenía una genealogía, una responsabilidad histórica con el pasado, unos compromisos con sus contemporáneos y con el futuro. La madre creyó en él y le dio la confianza necesaria para que fuese libre. Por su parte Juan sentía que era amado por ella y la amaba, como lo dice expresamente en la primera década de sus Memorias del Oratorio. A los ojos de su madre siempre, desde entonces Juan Bosco buscó ser él mismo en la transparencia de su honradez campesina. Así querrá comportarse él también con sus discípulos, y ser tratado por ellos. Que cada uno se sintiese único en su casa. Muchas veces ellos disputaban entre sí cuál era el más amado de todos, sintiéndose todos amados por él, cada uno según su índole y sus 5
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situaciones personales, y amándolo cada uno como si nadie lo amase lo mismo. Esta no era una tesis especulativa, sino una experiencia real. Se relacionaba con "personas", hablaba con "personas", sus pequeños traviesos muchachos "eran personas respetables". Su "personalismo" era pedagógico; y porque comprendía que estaban inermes ante una sociedad agresiva e intolerante; su fe de educador se convirtió en una lucha para salvar la dignidad de sus muchachos, así fueran tenidos por delincuentes en las cárceles turinesas, donde viviendo en promiscuidad corrían el riesgo de ser manipulados y pervertidos al arbitrio de reclusos adultos, o maltratados por el régimen penitenciario vigente. Muchos, por él, salieron del anonimato y de la vergüenza, a la maravilla de ser y sentirse personas, de poder granjearse el reconocimiento de su medio social y labrarse su propio destino. Se lo debían a la confianza que había puesto en ellos don Bosco; y él mismo lo recalca cuando justifica la propuesta de "educación preventiva laica "para las Correccionales del Estado, que hace al ministro Francisco Crispí en 1878. Porque recluir a los muchachos peligrosos y con ello librase de un fastidio social, escribe, no era mejorarlos. Era manejarlos en función del orden social, quitándoles la libertad que es algo inherente a la misma índole racional de la persona. La sanción carcelaria, en efecto, no implicaba de suyo, en la práctica, una pedagogía dirigida primariamente a ellos para darles oportunidad de rehacerse de una falta o liberarse de un hábito ya condicionante, y abrirles un derrotero nuevo en la vida que los llevara a ser sujetos de derechos civiles. Se aplicaba más en función de la tranquilidad ciudadana y del orden legal del Estado, en la época de los absolutismos monárquicos.
3.2. Solo la razón y el amor hacen personas El aprendió en la dura experiencia tenida con sus pequeños "inquietos y temibles" amigos, que solo la razón y el amor hacen personas, y la "fe cristiana”, además, los hace "hijos de Dios y hermanos universales de todos". Que el ámbito y la metodología educativas más propicia no eran ni la sola represión ni el castigo, sino los espacios y las modalidades de la vida familiar y de la educación estimulante y promocional del sujeto, con los que, según su larga experiencia, aún los educandos más difíciles podían expresarse espontánea y confiadamente y capacitarse para las dificultades y los riesgos, lejos del temor y de las amenazas. La típica expresión metodológica de su pedagogía era el Oratorio; y eso era el Oratorio. El Oratorio era don Bosco que llegaba a la buhardilla infecta en donde el muchacho dormía, o al pórtico en el que se calentaba bajo un cielo inclemente de invierno. Era ese cura que se refundía con la turba de adolescentes en la plaza de Porta Palazzo, cuando bajaban al mercado o armaban sus fechorías y sus pendencias. Allí oían la primera palabra que aprendía sus nombres, el primer desafío educativo, la primera expresión gratificante; las primeras razones para encontrarle sentido a la vida. Luego, su pedagogía oratoriana era el patio, y la escuela y la casa y el taller, y la iglesia, y el empleo digno en la geografía urbana de la vieja ciudad piamontesa. Pero todo con una motivación racional y con amor. La razón era la que hacía todo conveniente o posible, y lo que llevaba a asumir un deber o una responsabilidad personales. El amor hacía las cosas más claras y amables, y el que proporcionaba los momentos más íntimos y felices. Entonces cada uno era alguien, y la vida un camino.
3.3. Un proyecto relacional socializante y de servicio. La educación impartida por Don Bosco no fue un asunto privado, una propuesta egoísta a manera de un privilegio de clase, como las había en su tiempo para determinados sectores 6
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de prestigio y de solvencia económica significativa entre la burguesía y la nobleza. Fue un proyecto "relacional” y "socializante" con perspectivas de servicio gratuito a los demás y de compromiso social con los sectores más pobres, en el que los jóvenes, conviviendo en fraternidad y como amigos, crecieran con un espíritu solidario en un enriquecimiento recíproco de valores, y asumiendo responsabilidades comunes. Ahí había una tesis implícita, una mentalidad que para Don Bosco era la historia de su pasado y de su presente, construida de tal manera con los demás, desde el hogar, que bien pudo decir que siempre había necesitado de los otros. El mismo tipo de Iglesia parroquial de la época en el Reino Sardo Piamontés revestía una imagen de familia, y el párroco era el padre de todos, el garante de su vida y de su segura y constructiva convivencia social. Esa experiencia repercutiría más tarde en la misma forma en la que organizó la vida religiosa de sus hijos, al crear en 1859 la Congregación Salesiana.
3.4. Una paternidad que llegaba a ser una experiencia de amistad y un compromiso con la vida. La amistad es la máxima personalización de la relación educativa. El servicio, la explosión de la gratuidad en un corazón tan maduro que sea capaz de ofrecerla sin discriminaciones. La madurez de la persona, dice Pierre Faure, implica "abnegación de sí mismo", algo que sólo es fruto de interioridad y decisión responsable, y nos hace dueños de nosotros mismos. El no estar hecho sólo para sí, es un descubrimiento que hace la "persona". Persona es la que entiende que otros la solicitan; y lo acepta. La fidelidad hace a los amigos. Juan adolescente encontró en el capellán de Murialdo, Juan Calosso, ese padre y amigo, que le devolvió el sentido de la vida y del futuro cuando parecían cerrársele las puertas para conseguirlo. En efecto, por encima de las exigencias de un trabajo agropecuario a tiempo completo que lo hubiera retenido tal vez para siempre en su condición campesina, prestando ayuda de tiempo completo a las exigencias económicas de su familia, el anciano sacerdote y maestro asumió gozoso la responsabilidad de prepararlo para una vocación exigente, como era la del sacerdocio presbiteral, que la madre había intuido en él desde pequeño. Entre los dos, Margarita Occhiena y Calosso, Juan emprendió sin titubear la marcha hacia sus ideales de adolescente y hacia las utopías de un futuro que un día le desvelaría horizontes insospechados. Fue tan "personalizante" esta relación con el anciano sacerdote, que cuando éste murió Juan pensó que todo había terminado para él, como si él mismo hubiera muerto al morir el benefactor de sus sueños. No lloró entonces el dinero que él le había prometido, lloró a la persona que había creído en él de tal manera como si hubiera pretendido perpetuar su vida y su experiencia presbiteral, de bondad y ternura pastoral, en la suya. Por esto mismo Emmanuel Mounier, es enfático al rechazar un "personalismo individualista", como el que había elaborado a principio de este siglo Charles Renouvier. 4 4
Carlos RENOUVIER, (1815-1903). Con el término de “personalismo” entra en el léxico de la filosofía contemporánea. Emmanuel Mounier (1905-1950), juntamente con filósofos como Jacques Maritain (18821973) y Gabriel Marcel (1889-1973) son representantes del “personalismo cristiano”.
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La persona humana, tú, yo, el joven, somos una capacidad de relación o no somos nosotros mismos; el diálogo y la reciprocidad nos hacen definir y nos consolidan como personas. Un proyecto individualista del hombre, por el contrario, puede llevarnos a la frustración de nosotros mismos; y tal vez, a hacernos unos solitarios, agresivos y difícilmente tratables, que podemos perder poco a poco el mismo sentido de la vida; o, tal vez, Dios no lo quiera, volvernos un estorbo y hasta un peligro para convivencia social. De esa manera individualista de concebirnos no nace una filosofía y una pedagogía del compromiso con los demás y con la vida social y política. No era así como educaba don Bosco quien al promover y facilitar el cambio educativo de un muchacho pretendía que se fuese haciendo no un ser egoísta o autosuficiente, encerrado tal vez en una espiritualidad intimista, sino un ciudadano que., siendo también un creyente, debería hacerse una persona capaz de contribuir con eficiencia al bien de los demás. Que sólo un corazón abierto y generoso trasmite y multiplica la vida, era la decisión evidente que habían aprendido de él sus discípulos.
3.5. El juego, la recreación, talleres para la formación de personas. En el juego, en manos de un educador tan sensible a la creatividad y a la propuesta de valores educativos como don Bosco, todo puede concurrir a la estructuración, al enriquecimiento y a la sana consolidación de la "persona". Puede, como escribe Carlos Alberto Jiménez, "potenciar la lógica y la racionalidad" de la vida; impulsar el desarrollo de las facultades mentales, del mundo emocional y afectivo, de las aptitudes de participación y de convivencia social; hacernos creadores de cultura, de fantasías y de ideales superiores y utópicos...”. El juego, la recreación, fueron en el Oratorio algunos de los más admirables talleres para la formación de personas. Allí cada uno podía expresarse como era en la espontaneidad de toda auténtica dinámica lúdica. El juego era una terapia y un medio de desarrollo de aptitudes, de objetivos y de esfuerzos comunes. Pero ofrecía así mismo las oportunidades y valores de la aceptación recíproca, de la acción en equipo, de pensar en el bien de los demás por encima del propio, de mirar con idealismo las metas y los esfuerzos para lograrlas. Algo, pues, de lo que está hecha la vida real, las oportunidades y los retos de la existencia. Porque el oratorio, o el colegio de Don Bosco, no eran frías instituciones disciplinares, "despersonalizantes", sino ante todo una "casa", en donde se vivía, se trabajaba, se sufría o gozaba juntos, compartiendo y potenciando el don de la vida, de la esperanza, de la alegría y de la fecundidad. Ámbitos pedagógicos no cerrados en sí mismos y aislantes del mundo exterior, sino lugares en los que repercutía la vida ordinaria del medio circundante, los conocimientos y valores del contexto cultural e histórico. En las Memorias del Oratorio don Bosco dejó constancia de cómo los muchachos percibían tanto los sucesos políticos del 48 en los que las fuerzas oficiales de opinión querían involucrarlos, como los sucesos romanos que obligaron a que Pío IX buscara refugio en Gaeta; o en un círculo de intereses más reducidos, cómo de la publicación de las Lecturas Católicas iban derivándose para don Bosco graves consecuencia por parte de los protestantes que bajaban a Valdocco para intimidarlo si no desistía de sus polémicos artículos religiosos, y de cómo en varias ocasiones la vida del santo estuvo a merced de sicarios comprados a sueldo.
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3.6. La fiesta como eclosión del quehacer educativo y de la vida La "fiesta" era una efervescencia de valores personales y comunitarios que circulaban estimulando las energías y las capacidades creativas de todos, con particularidad en fechas y circunstancias de mayor significativo pastoral y pedagógico. Marcaban las conmemoraciones históricas, civiles y religiosas; exaltaban valores educativos y morales, corregían conductas condenables, aleccionaban sobre los contenidos fundamentales y memorables de la vida familiar, social, política y religiosa. El teatro era una de esas cátedras que también sabía amaestrar haciendo sonreír y caricaturizando personas y acontecimientos. Subir al tablado era ya para un chico una experiencia pedagógica de singular incidencia, en la que se "personalizaban" caracteres diversos, personajes históricos o fantasiosos, escenas en las que se encarnaba la realidad con sus consecuencias y sus símbolos. En la fiesta se agudizaban entonces la "imaginación, la sensibilidad y el entendimiento históricos" de los que escribe José C. Bermejo Barrera en su "Fundamentación lógica de la historia"; y podían hacerse más patentes la "verdad, la bondad y la belleza" de la tarea educativa y de la vida (pp. 91-92). La Italia que se iba construyendo desfilaba a los ojos de los jóvenes con sus hipótesis de futuro, sus realizaciones afortunadas, sus lacras morales y sus vacíos. El buen ciudadano que educaba Don Bosco se podía ir insertando en la historia común y comprometiendo ya desde entonces en ella. Toda la sabiduría popular añoraba en las máximas coloquiales del drama, en las comedias de costumbres, en las operetas ingenuas que recogían los aires musicales de la gente de provincia, o las mascaradas carnavalescas de Turín en sus días de fiesta. Estas y muchas más categorías de la vida y del quehacer pedagógico de Don Bosco podemos llevarlas a una reflexión filosófica y a una terminología educativa usuales en el "personalismo cristiano" que surgió como un movimiento ideológico y de compromiso humanizante después de las hecatombes bélicas europeas que en la primera parte de este siglo flagelaron en forma inmisericorde la dignidad de las sociedades humanas, destruyendo irreparablemente parte de su glorioso patrimonio plurisecular.
3.7. Una alternativa pedagógica para hoy Precisamente, podemos concluir, el "personalismo" que reivindicaba la inviolabilidad de la persona, su condición absoluta y su trascendencia, contra la represión política de los totalitarismos y del colectivismo marxista, puede dar un aporte de innegable actualidad a nuestra labor de educadores. Para el cristiano formado en esa escuela de humanidad, como un siglo antes lo era para Don Bosco, la persona no es alguien funcionalizable a otros intereses y pretensiones como las que entonces él mismo afrontó en defensa de sus muchachos. Por ejemplo, los de la explotación laboral; y si el menor no tenía las armas ni el derecho reconocido para defenderse, el mismo don Bosco comprometió su honra y sus haberes saliendo fiador por él en los contratos legales de trabajo. Con la misma convicción actuó cuando, agotados todos los otros medios, hubo que aplicar una sanción dolorosa y de suyo humillante al educando. Entonces, no sólo exigía la suficiencia de razones que justificaran el castigo, sino primero que todo quería asegurar que en la manera de aplicarlo se salvase la dignidad y el buen nombre del joven; y, luego, se pensara en ayudarle a reorientar sus conductas y a encontrar otras posibilidades para continuar su formación, dándole así mismo la certeza de que el educador no iba a 9
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dejarlo solo cuando el joven, aprendiendo de sus propias experiencias, decidiese emprender un camino nuevo y rehabilitarse talvez de un desafuero cometido. Así expresaba Don Bosco, pedagogo, el altísimo concepto humano y de fe que, sin distinción alguna, tenía del valor inalienable de esos muchachos por quienes no dudó en entregar incondicionalmente la vida.
4. El Sistema Educativo de don Bosco, una propuesta universal de educación. La pedagogía de don Bosco nace circunscrita a ese específico sector de muchachos que corren un mayor peligro de perderse, por su pobreza, su desprotección familiar y social, o por los peligros de la explotación laboral y de la desocupación. Esta se hace para él y para sus hijos, una opción absolutamente preferencial de su misión educativa. Pero sus criterios y valores, sus metodologías y su espíritu pedagógicos van demostrando, por sí mismos, la validez que tienen para toda clase de jóvenes en los diversos sectores escolares y de formación técnica y profesional; y en todos los ámbitos de la pastoral, urbana o rural, parroquial o misionera. No obstante, siempre quedará aquella primitiva experiencia como paradigmática. Pero "prevenir" no será para él solo evitar toda contaminación deshumanizante, y proteger de todas posibles y fatales lesiones a la salud integral de sus pobres muchachos, sino sacar del inminente peligro delincuencial a quien ha caído ya en él, pero cuyo corazón aún es rehabilitable, y cuyo proceso de corrupción y peligrosidad no es irreversible. Esta perspectiva tiene aplicación a todo educando en situación de riesgo. Don Bosco se basa en su experiencia. Sabe qué es llegar a él, cómo motivar sus procesos protectivos o su rehabilitación, y acompañarlo. Se trata de un verdadero "sistema", que abarca no sólo metodologías y principios, sino recursos, casa de acogida, escuela, talleres; actividades informales y autoactivas, la misma recreación y la gimnasia, el teatro, la música y el canto, el asociacionismo educativo y social; los contratos de trabajo asesorados, el seguimiento del joven empleado; y una espiritualidad pastoral, concreta, a la manera de una actividad "parroquial" juvenil y creativa, con capacidad acogedora y de participación; y la oferta de valores cristianos convincentes. Un sistema educativo, por tanto, capaz de llegar al ambiente natural y de procedencia de los muchachos y encarnarse en él. De ahí que en torno a la persona del joven y en búsqueda de su bien, don Bosco activa y compromete múltiples factores sociales y religiosos de prevención y crecimiento: la familia, las organizaciones sociales y profesionales, al mismo Estado y a la Iglesia. El Oratorio, tiene a este respecto un significado bien preciso, que lo hace punto de referencia imprescindible. En su forma inicial es el ámbito orgánico y familiar, en torno al que se moviliza todo un mundo de personas, intereses y recursos que el joven necesita. Su sistema educativo los organiza, los direcciona hacia el joven, los "inspira" y motiva, los potencia y controla dentro de los parámetros de un "Proyecto Operativo Global". 5 Los resultados eran evidentes. Las innovaciones de don Bosco rompían la rutina escolar; sus iniciativas presentaban modelos sugestivos, y despertaban la conciencia de la corresponsabilidad ciudadana y eclesial. 5
Fernando PERAZA, “Don Bosco y la Escuela”, CSR, Quito, 1996, pp. 89-112.
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El testimonio de los muchachos que salían de sus instituciones estaba a la vista de todos. Don Bosco sabía que para ganarse la credibilidad de sus contemporáneos no bastaban las palabras y las tesis eruditas, sino los hechos: "estamos en tiempos en que se necesita obrar... actualmente el mundo quiere ver y tocar las cosas"..., quiere constatar que "salvamos a la juventud que más necesita, educándola cristianamente en nuestros hospicios y en nuestras escuelas y talleres, para hacer con ella una sociedad más cristiana". 6
4.1. "Prevenir", no reprimir. Pero, ya desde el punto de vista de la "prevención" como don Bosco la entendía, su sistema educativo era una alternativa radical a todo sistema represivo, y hacía de la pedagogía salesiana una pedagogía racional, que reivindicaba los valores fundamentales del hombre, haciéndola, por tanto, de validez universal. De esta manera el sistema demostraba su capacidad de adaptación no sólo a las circunstancias variables de los muchachos en el Piamonte e Italia, sino a la índole de los adolescentes y de los jóvenes de Francia o de España, de Argentina, Uruguay o Brasil. Su capacidad de entenderlos y responderles era muestra de los "gérmenes de universalidad" que conlleva. Los primeros biógrafos lo hacen notar, cuando todavía estaba vivo don Bosco. Son autores franceses, y las versiones al español, al alemán y al italiano, de las "Vidas" del "hombre de Dios", difunden esta convicción basada en la experiencia: el Sistema Preventivo de don Bosco ha sido ya aplicado con éxito en otros contextos culturales e históricos.7 No hay país al que no haya llegado la Obra de don Bosco en donde el corazón de los jóvenes no haya sido transformado por el amor educativo de su sistema., escribía D'Espiney8. Alberto Du Boys, afirma explícitamente que la obra educativa de don Bosco es "universal" y representa "un grande tentativo para salvarla sociedad moderna", llevándola a un "renacimiento cristiano, y por tanto, a la paz y la prosperidad anheladas" 9. "Lo que don Bosco ha creado no lo ha creado solo para sus compatriotas, sino para el mundo entero", dice contundentemente monseñor Marcelo Spínola en 1884, y hace directa alusión a las Escuelas Técnicas Salesianas fundadas el 15 de enero anterior en Barcelona10. Termino estas páginas introductorias con una cita de la Carta dirigida el 31 de enero de 1988 por Juan Pablo II a los Salesianos, con ocasión del Centenario de la muerte de don Bosco. En ella da una clara apreciación sobre el significado y validez universales del sistema educativo de don Bosco. "La figura del Santo, amigo de los jóvenes, sigue atrayendo con su hechizo a la juventud de las culturas más diferentes en todas las partes de la tierra. Es cierto que su mensaje requiere aún ser profundizado, adaptado, renovado con inteligencia y valentía, precisamente porque han cambiado los contextos socio-culturales, eclesiales y 6
Cfr M.B. XIII, pp. 116-117. La Vida de Don Bosco de Carlos D’Espiney es de 1881; la de Alberto Du Boys, de 1883; la del Cardenal Marcelo Spínola, escrita cuando era obispo auxiliar de Sevilla, es de 1884. 8 Carlos D’ESPINEY, “Don Bosco”, traducción de la duodécima edición francesa por Camilo Ortúzar, Turín, Tipografía y Librería Salesiana, 1891, pp. 55-61. 9 Alberto DU BOYS, “Don Bosco e la Pia Società Salesiana”, San Benigno Canavese, 1884, pp. 2 26-227. 10 Marcelo SPINOLA y MAESTRE, “Don Bosco y su Obra” n.57; en “Don Bosco Maestro de espíritu”, de Francisco Rodríguez de Coro, CCS, Madrid, 1990, pp. 14-148. 7
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pastorales. Convendría tener en cuenta las aperturas y los logros obtenidos en muchos campos, los signos de los tiempos y las indicaciones del Concilio Vaticano II. No obstante, la sustancia de su enseñanza permanece, y la peculiaridad de su espíritu, sus intuiciones, su estilo y su carisma no pierden valor, pues se inspiran en la pedagogía trascendente de Dios. San Juan Bosco es también actual por otro motivo: enseña a integrar los valores permanentes de la tradición con soluciones nuevas para afrontar con creatividad las demandas y los problemas emergentes: en estos nuestros difíciles tiempos continúa siendo maestro, proponiendo una educación nueva, contemporáneamente creativa y fiel. "Don Bosco retorna", dice un canto tradicional de la Familia Salesiana. Manifiesta el deseo y la esperanza de "una vuelta de don Bosco" y de una "vuelta a don Bosco", para ser educadores capaces de una fidelidad antigua, pero atentos, como él, a las mil necesidades de los jóvenes de hoy, a fin de hallar en su herencia las premisas para responder también a sus dificultades y a sus expectativas"11.
Capítulo segundo MÉTODO Y SISTEMA PREVENTIVOS 1. ¿Método o Sistema Preventivo?
Las denominaciones de MÉTODO y SISTEMA PREVENTIVOS, proverbiales ya desde los días de Don Bosco, incluyen "un conjunto de inspiraciones pedagógicas"12 , de experiencias y praxis, de contenidos y estilo, que forman una rica síntesis pedagógica. Síntesis, no de riguroso carácter técnico y científico 13 , sino vital y práctica; propia de quien era "evidentemente, un hombre de acción" 14 y en quien, como Padre y Fundador, se arraiga la genuina tradición salesiana. Método, alude más a los aspectos prácticos de la educación; a la manera de educar propia de Don Bosco; a su "arte" y quehacer educativos 15. Sistema, es un término que comprende la globalidad de su pensamiento y de su acción: valores que ofrece; opciones que implica su propuesta; principios que la definen y orientan; estilo que caracteriza su acción, sus relaciones y procedimientos. 11
Carta de Juan Pablo II,” Juvenum Patris” (El Padre de los jóvenes), n.13. Juan VECCHI y José PRELLEZO, “Sistema Preventivo, en Proyecto Educativo Pastoral”. Conceptos fundamentales. Editorial CCS, Madrid, 1986, p.75. 13 Pedro BRAIDO, “Don Bosco”. La Scuola, Editice Brescia, 1969, p.10. 14 Pedro BRAIDO, “Il Progetto Operativo di Don Bosco e L’utopia Della Società Cristiana”. LAS-ROMA, 1982, p.12 15 Tal vez se podría hablar, asimismo, de “pedagogía” de Don Bosco cuando alude a su “método”. Abracaría entonces el “modelo” que muestra e instaura, a las “directivas y normas” que da para que se conserven en el “espíritu” de su “Sistema Educativo”, y los gérmenes de novedad y de f uturo que posee. El planteamiento que hace Carlos NANNI sobre “Educación y Pedagogía en una cultura cambiante”, puede dar elementos valiosos para reinterpretar la terminología apropiada sobre “el quehacer educativo” de Don Bosco y su “aspecto proyectivo” (Educazione e Pedagogia in una cultura che cambia. LAS-ROMA, v.g. pp. 1214) 12
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El P. Egidio Viganó, citando un texto del Capítulo General XXI (n. 4) de 1978, escribe: "El Sistema preventivo es la más característica encarnación de nuestro carisma y un tejido de criterios espirituales, pedagógicos y pastorales que dan un sentido original y un estilo propio a quien vive integral y coherentemente el espíritu de Don Bosco". De hecho en su pensamiento y en nuestra tradición viva, el "Sistema Preventivo" tiende a identificarse cada vez más con el "espíritu salesiano" y es pedagogía a la vez que pastoral y espiritualidad" 16 . Sistema, pues, indica, un conjunto unitario y coherente de contenidos, vitalmente unidos, que se proponen al educando, y una serie de métodos y de procedimientos que los hacen posibles y facilitan comunicárselos. Indica también un conjunto de procesos de promoción humana, de evangelizarían y de personalización profunda y práctica de la vida cristiana. Todo ello fundido armónicamente en la acción educativa 17 . 2. Don Bosco, síntesis viva del Sistema Educativo.
Es verdad que subyacen en su Sistema postulados filosóficos y religiosos, pero más como una concepción vital y sentida del hombre y del mundo que como una ideología o una elaboración sistemática del pensamiento de Don Bosco. Pedro Braido escribe que "nada dejó escrito que pueda considerarse como una acabada justificación y fundamentación teórica de su proyecto: una teología o una metodología pastoral, una pedagogía o una doctrina espiritual. Como hombre esencialmente de acción, Don Bosco, también cuando escribe, no busca demostrar en forma científica lo que dice, sino exhortar, dar motivaciones, orientar prácticamente para obtener el máximo de eficacia, coherencia y unidad en la acción"18. Sus escritos educativos transcriben y en alguna forma codifican, ante todo, un sistema educativo práctico, un arte educativo actuado, antes que una fundamentación científico sistemática de su experiencia. Se trata de un modo de educar, de un "estilo" en el que proyecta su personalidad y su acción; de una verdadera obra de arte y de vida, anclada fuertemente en la realidad concreta de los jóvenes y transida de vivencia evangélica 19. Su Sistema es, ante todo, Don Bosco mismo; su biografía vista desde la óptica pedagógica. Nació, pues, de su genialidad de santo, de creyente, de sacerdote plenamente consciente de su responsabilidad. Tiene por tanto que ser estudiado en estrecha relación con su vida. Como él lo ha realizado a través de una acción reflexionada y de una reflexión que llevaba lógicamente a la práctica. Más aún, tiene que ser buscado en la profundidad de sí mismo. Esto es en los motivos y 16
Actas del Consejo Superior, n.290, julio-diciembre, 1978, p.6. Ver, así mismo, Nicolás PALMISANO, “Un camino di Simplicitá”, 1981, p.13. 17 Cfr. CG, 1978, n.80. 18 “Il Progetto Operativo di Don Bosco e L’utopia della Societá Cristiana”, o.c, p.12. 19
Pedro BRAIDO, “Scritti sul Sistema Preventivo nell’Educazione Della Gioventú”. La Scuola, Editrice. 1965, p.XXXVII: Don Bosco artista dell’Educazione. 13
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grandes coordenadas que inspiran la globalidad de su acción educativa y pastoral, o que sugieren y explican cada una de sus intervenciones pedagógicas. El mismo autor afirma sin ambages que al más fiel conocimiento del método educativo de Don Bosco no se llega de otra manera que a través del conocimiento y estudio de su "vida". Esto, desde luego, no tomando solamente los hechos y episodios fragmentarios, sino buscando los comportamientos constantes, típicos, las motivaciones de fondo, y siempre relacionando las ideas con los hechos, las actuaciones con la intención que las inspira; lo escrito con lo que él lleva a cabo; la reflexión con los ejemplos que la ilustran y con los principios y las situaciones que le dan su sentido concreto. Vale para el estudio del Sistema Preventivo de Don Bosco lo que para toda obra de arte. Esto es, que lo que es insustituible para comprenderlo, es la "actitud contemplativa" con que debemos acercarnos a toda obra maestra. Es intuir y apreciar la transparencia de su persona en acción, de sus convicciones y motivaciones profundas. Entonces se descubre en él a un hombre en constante reflexión tanto sobre las necesidades objetivas y las aspiraciones de los muchachos, como sobre las respuestas que está dando o debería dar a ellas el educador. Esa confrontación continua entre las ideas y los hechos, las utopías y la praxis cotidiana y paciente del acompañamiento del joven; y la atención a su crecimiento total, humano y de fe, personal y social, forma la constante preocupación educativa del santo 20. La síntesis de los elementos constitutivos del "Sistema" no se puede, pues, separar de la personalidad de Don Bosco ni de la típica fisonomía de las instituciones en las que él y sus colaboradores actuaron" 21. Por tanto, de su corazón de "sacerdote", del espíritu pastoral con que intuye las realidades más profundas, universales y decisivas de la persona. Aquí radica la originalidad y la consistencia con la que se nos presenta a través del tiempo su mensaje. Precisamente refiriéndose al Opúsculo sobre el Sistema Preventivo escrito por el Santo en 1877, observa Luciano Cian que: "se trata, ante todo de una praxis comprobada que puede servir de modelo e inspiración a cuantos deseen revivir la memoria de una experiencia capaz de responder también hoy a situaciones muy distintas de la condición juvenil. Esta experiencia ha dado y continúa produciendo resultados muy positivos: la razón principal está en su inspiración genuinamente evangélica"22. Sin embargo hay que decir que advertimos en los últimos años de la vida del Santo una decidida voluntad de recopilar en un todo orgánico las ya tan enriquecidas experiencias suyas y de sus hijos. Es decir, precisar objetivos, formular criterios prácticos, métodos y estilo. Y esto, como algo que era necesario aclarar y consolidar para el futuro mismo de la Congregación 23. Algunos de los más significativos escritos dejados por don Bosco. 20
Cfr. Pedro BRAIDO, “Il Sistema Preventivo di Don Bosco”, Zurich/Schweiz, 1964. pp.73, 118. Pedro BRAIDO, “La experiencia Pedagógica de Don Bosco”, LAS-ROMA, 1989, p.73. 22 Luciano CIAN, “Il Sistema Preventivo di Don Bosco e i lineamenti caratteriscticidel suo stilo” LDC, Leuman (Turín) 1882, p.7. 23 Pedro BRAIDO, “Il Progetto operativo di Don Bosco e l’Utopia Della Società Cristiana”, o.c. pp. 18-21 21
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Aunque nunca llegó a escribir un compendio orgánico de su pensamiento, hay algunos documentos particularmente significativos como el ya citado "tratadito" sobre el Sistema Preventivo que recuerda la inauguración del Patronato de Niza (1877); la "Carta sobre los castigos", del 1883; y esa obra maestra de su narrativa pedagógica que es la "Carta escrita desde Roma" al Oratorio de Valdocco, el 10 de mayo de 1884. "En ellos percibimos el particular esfuerzo de Don Bosco, en un momento en que las experiencias vividas se convierten en sistema, por transmitirlo del modo más orgánico posible, describiendo sus características esenciales y las razones que lo fundamentan" 24. 2. Génesis y desarrollo de su Sistema.
Don Bosco en sus "Memorias del Oratorio de San Francisco de Sales" nos describe la historia de un encuentro providencial en la sacristía de la iglesia del Coloquio Eclesiástico de Turín, con un adolescente a quien llama Bartolomé Garelli. Este episodio que se ha vuelto "emblemático", señala el origen de su "pedagogía oratoriana". ¿Qué aconteció en el trasfondo vital de ese episodio? Que sin duda, el sacerdocio de Don Bosco había hallado la expresión operativa práctica y adecuada de su vocación y su arte educativos 25. Desde entonces, en un largo proceso, creando modalidades y medios, pensando y orando, tratando de entender la índole de sus muchachos y las circunstancias que los condicionaban y definían; buscando inspiración y consejo; imaginando, haciendo y "revisando", va dando forma a sus criterios, a sus grandes convicciones, a la pluralidad de formas y tonalidades de su estilo. Así se fue organizando su pensamiento y su arte educativa sobre grandes "ideas fuerza", cambiando y adaptando ágilmente los recursos y los métodos. Lo movía siempre el bien de los destinatarios de su primer Oratorio. Siempre las exigencias y riesgos de éstos suscitaban en él preocupaciones, reflexiones, sentimientos y dinamismos que inmediatamente buscaban traducirse en relaciones educativas: o "prevenir" acelerando la intervención oportuna que impidiera al joven tener una experiencia negativa, destructora y esclavizante; o "prevenir" sustrayendo del mal, rescatando todavía a tiempo y cuanto antes; sanando una herida antes de que se volviese endémica e irreversible. Entonces, y ante todo, se ofrecía a sí mismo como respuesta, como seguridad y acompañamiento; o transformaba su casa en casa de los muchachos sin hogar, o parroquia de los adolescentes sin parroquia, o su Oratorio y su Casa en ciudad educativa. Así, acompañó a muchos de ellos en la dolorosa experiencia de superar la barrera de la delincuencia y hacerse un camino de libertad en el que reencontraron su dignidad y su futuro. Nunca dudó de las posibilidades de sus jóvenes, y buscó siempre con optimismo y certeza, aquel núcleo de bondad que todo ser humano posee, para apoyarse en él como punto de partida.
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Juan Vecci, o.c.p. 78
Acerca de esto y de la relectura de la condición juvenil actual, a la luz del Sistema Educativo de Don Bosco, Carlos Nanni ha escrito unos capítulos bastantes significativos en el libro: Un “sistema attuale”, Editrice LDC, Leudan (Torino) 1988, pp.. 43-53
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Siempre creyó en que Dios estaba ahí donde alguien lo necesitaba; en un Dios, como lo presenta el Evangelio, que más piensa en la oveja perdida para rescatarla, que en el rebaño que pasta seguro en el campo o reposa al cubierto en el aprisco. Sus intervenciones involucran tanto el amor como la racionalidad y la fe. Respetan y educan la piedad popular de los muchachos, sus costumbres y su lenguaje. Son, a un mismo tiempo, confianza en Dios y ternura de entrega, motivación iluminadora y exigencia amorosa, y a las veces, intransigentes. Comprometía en el bien personal y en la ayuda al prójimo; eran, contemporáneamente, sanación y llamamiento, invitación a convertirse y propuesta estimulante. El "patio" de su Oratorio era la versión educativa de la calle; la casa que les deparaba calor y cariño, suplencia de una familia perdida, filiación recuperada, amistad conseguida. Esto último lo veremos en el capítulo siguiente, en forma descriptiva y refle xionada. Luego intentaremos estudiar los elementos que hacen de la praxis educativa de Don Bosco un Sistema muy suyo de educación integral. Sistema que era el fruto del corazón de un sacerdote que entregó por entero su vida a los jóvenes, particularmente a los que sin él estarían expuestos a riesgos tal vez fatales en su vida, consciente de que Dios lo había hecho pastor - educador a la medida de ellos.
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