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SISTEMA MONETARIO EUROPEO
La unión europea se inició tras la segunda guerra mundial. En 1946, cuando Winston Churchill, se declaró favorable a la creación de unos estados unidos de Europa, para acabar con las rivalidades entre países, coordinar sus economías y formar una tercera potencia mundial, frente a EEUA y la URSS. Pocos años después, se puso en marcha el proceso de integración europeo Tras la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de las divisas del mundo industrializado se encontraban fuertemente ligadas al dólar bajo el llamado ―patrón-oro‖ establecido por el sistema de Bretton Woods. La supremacía de facto del dólar y las devaluaciones forzadas de varias monedas europeas llevó a los políticos europeos a buscar la corrección de este desequilibrio mediante una mayor integración económica entre las naciones de Europa. Los planes para una moneda europea única comenzaron en 1969 con el informe Barre, publicado por la Comunidad Económica Europea (CEE), que en aquella época constaba de seis miembros. Posteriormente durante ese mismo año, tuvo lugar un encuentro de Jefes de estado o de gobierno en La Haya para planear la creación de una unión económica y monetaria. El proceso se retrasó por el colapso del sistema de Bretton Woods en 1971 tras la decisión unilateral del Presidente Nixon de suspender la convertibilidad del dólar en oro y la crisis del petróleo de 1972. Entretanto, la CEE creció hasta incluir a nueve estados, muchos de los cuales tenían sus reservas respecto del abandono de sus monedas nacionales.
Avance de la integración europea La Unión Europea (UE) que conocemos actualmente tiene su origen en la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), establecida en 1952 por seis países fundadores —Bélgica, Alemania, Francia, Italia, Luxemburgo y Países Bajos— con el propósito de lograr una paz duradera excluyendo de la soberanía nacional dos recursos decisivos (carbón y acero) para las guerras mundiales. Ante el éxito de su iniciativa, estos mismos países decidieron poco después integrar otros sectores de sus economías, como la agricultura, con el objetivo de eliminar barreras comerciales y constituir un mercado común. En 1958, estos seis países crearon la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euratom). En 1967 las instituciones de estas tres Comunidades se refundieron. Con el paso del tiempo, otros países europeos se fueron incorporando a las Comunidades Europeas (CE) o, desde el Tratado de Maastricht (1993), a la Unión Europea en diversos procesos de adhesión. El Tratado de Lisboa entró en vigor el 1 de diciembre de 2009, y modifica diversas disposiciones del Tratado de la Unión Europea (Maastricht) y del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea (Roma). En él se establece un nuevo marco institucional para lograr que la actual Unión Europea compuesta por veintisiete miembros sea más democrática, transparente y eficaz; asimismo, pretende dar mayor impacto, coherencia y visibilidad a la acción de la UE en la escena mundial. En este contexto, la integración debe entenderse como la adopción conjunta de decisiones por parte de los países, mediante la aprobación de «políticas» relativas a asuntos tan diversos como la agricultura y la cultura, la defensa de los consumidores y la competencia, o la energía, el transporte y el comercio. Aunque el establecimiento del Mercado Único culminó formalmente a finales de 1992, aún es necesario seguir avanzando en ciertas áreas como, por ejemplo, la creación de un mercado verdaderamente único para los servicios financieros.
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La ampliación de la Unión Europea 1952: Bélgica, Alemania, Francia, Italia, Luxemburgo y Países Bajos El primer paso hacia la integración europea se dio en 1952, cuando estos seis países establecieron un mercado común para el carbón y el acero con el propósito de salvaguardar la paz entre las naciones europeas una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial. Todos colaboraban en igualdad de condiciones en instituciones comunes. 1973: Dinamarca, Irlanda y Reino Unido En 1973, con el ingreso de Dinamarca, Irlanda y Reino Unido, tuvo lugar la primera ampliación de las Comunidades, que pasaron de seis a nueve miembros. Las Comunidades asumieron nuevas funciones y aplicaron nuevas políticas sociales, regionales y medioambientales. 1981 y 1986: Grecia, España y Portugal Grecia se incorporó a las Comunidades en 1981, seguida de España y Portugal en 1986. Se establecieron programas estructurales como los primeros Programas Integrados Mediterráneos (PIM) encaminados a reducir las diferencias de desarrollo económico entre los doce Estados miembros. 1995: Austria, Finlandia y Suecia Estos tres países se integraron en la UE el 1 de enero de 1995. 2004: República Checa, Estonia, Chipre, Letonia, Lituania, Hungría, Malta, Polonia, Eslovenia y Eslovaquia La adhesión de estos diez países el 1 de mayo de 2004 constituyó la mayor ampliación de la historia de la UE. 2007: Bulgaria y Rumanía Desde el 1 de enero de 2007, fecha de la adhesión de Bulgaria y Rumanía, la UE cuenta con veintisiete Estados miembros. Países candidatos Pertenecen a este grupo Croacia, Islandia, la Antigua República Yugoslava de Macedonia, Montenegro y Turquía, mientras que Albania, Bosnia y Herzegovina, Serbia y Kosovo* son países candidatos potenciales.
Los preparativos para la Unión Económica y Monetaria En la década de los sesenta, en un contexto de progreso hacia la integración económica europea, surgió la idea de crear una moneda única. Sin embargo, los tratados aún no contemplaban la posibilidad de introducir una moneda única en la Comunidad Económica Europea (CEE). Asimismo, en aquel momento, los seis países que integraban la CEE formaban parte de un sistema monetario internacional, el «sistema de Bretton Woods», que funcionaba razonablemente bien y que establecía un régimen de paridades fijas, aunque ajustables, entre las monedas, que se mantuvo relativamente estable hasta mediados de los sesenta tanto en la CEE como a nivel mundial. En 1969, la Comisión Europea presentó el «Plan Barre», con el objetivo de ahondar en la idea de una moneda única, debido a que el sistema de Bretton Woods mostraba signos cada vez más claros de rigidez. Sobre la base del Plan Barre, los Jefes de Estado o de Gobierno invitaron al Consejo de Ministros a delinear una estrategia para la creación de la Unión Económica y Monetaria (UEM). El resultado fue el Informe Werner, publicado en 1970, que proponía la creación de la UEM en varias fases antes de 1980. Sin embargo, este proceso perdió impulso en el contexto de considerable inestabilidad de los mercados internacionales de divisas que siguió al colapso del sistema de Bretton Woods a principios de los setenta, y a causa de la presión
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generada por políticas divergentes encaminadas a afrontar las perturbaciones económicas de la época y, particularmente, la primera crisis del petróleo. Para contrarrestar esta inestabilidad y la consiguiente volatilidad de los tipos de cambio, los nueve miembros de la CEE reactivaron el proceso de cooperación monetaria con la creación, en marzo de 1979, del Sistema Monetario Europeo (SME). Su principal característica era el mecanismo de tipos de cambio (MTC), mediante el que se definían paridades fijas, aunque ajustables, entre las monedas de los países de la CEE. Por tanto, resultó necesario ajustar las políticas monetarias y económicas, en cuanto que constituyen herramientas para la estabilidad del tipo de cambio. En el marco del SME, los participantes lograron crear una zona de creciente estabilidad monetaria y relajar progresivamente los controles de capital. La adopción del Acta Única Europea en 1986 representó un nuevo estímulo hacia la moneda única y la UEM. En ella se establecía un calendario para la creación del mercado único y se reafirmaba la necesidad de la creación de la UEM. En 1988, el Consejo Europeo confirmó el objetivo de crear la UEM e invitó a un comité de expertos en política monetaria, integrado por los gobernadores de los bancos centrales de los países de la Comunidad Europea, a que propusiera medidas específicas conducentes al establecimiento de la UEM. El resultado fue el Informe Delors, que recomendaba que la UEM se alcanzase en tres fases. Quedaba por establecer aún el marco jurídico de la UEM. Sobre la base del informe se celebraron diversas negociaciones, que concluyeron el 7 de febrero de 1992 con la firma del Tratado de la Unión Europea en Maastricht. En virtud de este tratado, se constituyó la Unión Europea (UE) y se modificaron los tratados fundacionales de las Comunidades Europeas añadiendo un nuevo capítulo dedicado a la política económica y monetaria, que sentaba las bases de la UEM y determinaba un procedimiento y un calendario para su creación.
Las tres fases de la Unión Económica y Monetaria La primera fase de la Unión Económica y Monetaria (UEM) comenzó el 1 de julio de 1990 y se caracterizó, fundamentalmente, por el desmantelamiento de las barreras internas a la libre circulación de bienes, personas, servicios y capitales entre los Estados miembros de la UE. La segunda fase se inició con el establecimiento del Instituto Monetario Europeo (IME), precursor del Banco Central Europeo (BCE), el 1 de enero de 1994. Durante esta fase se realizaron los preparativos técnicos para la introducción de la moneda única, la aplicación de la disciplina presupuestaria y la mejora de la convergencia de las políticas económicas y monetarias de los Estados miembros de la UE. El BCE fue creado el 1 de junio de 1998, y dedicó el resto del año a poner en práctica los trabajos preparatorios realizados por el IME. La tercera fase comenzó el 1 de enero de 1999 con la fijación irrevocable de los tipos de cambio entre las monedas de los once Estados miembros que participaban inicialmente en la UEM, y la adopción del euro como moneda única. A partir de esa fecha, el Consejo de Gobierno del BCE asumió la tarea de dirigir la política monetaria única de la zona del euro. Anteriormente, en mayo de 1998, el Consejo de la UE, reunido en su composición de Jefes de Estado o de Gobierno, confirmó que once de los quince Estados miembros de la UE (Bélgica, Alemania, Irlanda, España, Francia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Austria, Portugal y Finlandia) cumplían los criterios necesarios para la adopción de la moneda única. El 1 de enero de 2001, Grecia se incorporó a la zona del euro. La transición hacia el euro finalizó el 1 de enero de 2002 con la introducción de los billetes y monedas en euros. Eslovenia se convirtió en el decimotercer miembro de la zona en enero del 2007. Chipre y Malta se incorporaron el 1 de enero de 2008, Eslovaquia lo hizo el 1 de enero de 2009 y Estonia, el 1 de enero de 2011.
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Los criterios de convergencia Convergencia y Unión Económica y Monetaria La zona del euro es el área monetaria establecida en 1999 por once de los quince Estados miembros que en aquel momento integraban la UE, y cuenta con una población de más de 300 millones de habitantes. En aquel año, las competencias relativas a la política monetaria se transfirieron al Eurosistema, encabezado por un organismo supranacional, el BCE. No obstante, los Estados miembros que participan en la zona del euro siguen siendo responsables de sus políticas económicas, de conformidad con un marco europeo. En este contexto, era importante que todos los Estados miembros se esforzasen por lograr una convergencia sostenible, a fin de crear un entorno de estabilidad de precios en Europa. Las políticas económicas nacionales contribuyeron a que la situación económica del conjunto de la zona del euro fuera más homogénea. La introducción fluida del euro fue posible gracias a la convergencia de una serie de características económicas de los países interesados hacia los mejores indicadores de referencia existentes. La convergencia económica simplifica la tarea de la política monetaria, es decir, el mantenimiento de un nivel de precios estable en la zona del euro, contribuyendo, con ello, a un crecimiento no inflacionista. Los Estados miembros de la UE que adopten el euro en el futuro estarán también obligados a garantizar la convergencia de sus economías con la de la zona del euro.
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Criterios de convergencia A fin de garantizar una convergencia sostenible, el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (Tratado de Lisboa, TFUE) establece los criterios que los Estados miembros de la UE deben cumplir para poder participar en la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria (UEM):
el Estado miembro no debe ser objeto de una decisión del Consejo relativa a la existencia de un déficit presupuestario excesivo; el Estado miembro deberá tener un grado sostenible de estabilidad de precios y una tasa promedio de inflación, observada durante un período de un año antes del examen, que no exceda en más de un 1,5% la de los tres Estados miembros con mejor comportamiento en materia de estabilidad de precios; el Estado miembro deberá tener un tipo promedio de interés nominal a largo plazo que no exceda en más de un 2% el de los tres Estados miembros con mejor comportamiento en materia de estabilidad de precios; el Estado miembro deberá observar, sin tensiones graves y durante por lo menos los dos años anteriores al examen, los márgenes normales de fluctuación dispuestos por el mecanismo de tipos de cambio; y el Estado miembro deberá garantizar la compatibilidad de la legislación nacional, incluidos los estatutos de su banco central nacional (BCN), con los artículos 130 y 131 del Tratado y con los Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC). Esta obligación que se aplica a los Estados miembros acogidos a excepción también se denomina «convergencia legal».
Los criterios de convergencia se establecieron con el propósito de garantizar el equilibrio del desarrollo económico de la UEM, evitando tensiones entre los Estados miembros de la UE. Es preciso recordar que los criterios relativos al déficit público y a la deuda pública deben seguir cumpliéndose una vez iniciada la tercera fase de la UEM el 1 de enero de 1999. A tal efecto, el Consejo Europeo de Ámsterdam adoptó el Pacto de Estabilidad y Crecimiento en junio de 1997.
La Unión Económica y Monetaria (UEM) La UEM en el 2011 De los veintisiete Estados miembros que componen actualmente la UE, diecisiete –Bélgica, Alemania, Estonia, Irlanda, Grecia, España, Francia, Italia, Chipre, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Austria, Portugal, Eslovenia, Eslovaquia y Finlandia– han adoptado el euro, es decir, participan plenamente en la tercera fase de la UEM. Dos Estados miembros, Dinamarca y Reino Unido, están acogidos a un régimen especial, lo que significa que en los protocolos anexos al Tratado constitutivo de la Comunidad Europea (Tratado de la CE) se les otorga el derecho excepcional a decidir si desean participar en la tercera fase de la UEM, o bien mantenerse al margen. Ambos Estados miembros comunicaron al Consejo de la UE (Dinamarca en 1992 y Reino Unido en 1997) su intención de no incorporarse a la tercera fase, es decir, de no participar, por el momento, en la zona del euro. El resto de países de la UE se consideran actualmente acogidos a una «excepción». Estar acogido a una excepción significa que un Estado miembro no cumple aún los requisitos necesarios para la adopción del euro y, en consecuencia, algunas disposiciones —aunque no todas— generalmente aplicables a los Estados miembros desde el principio de la tercera fase de la UEM no rigen en ese Estado. Entre estas disposiciones se incluyen las referentes a la transferencia de competencias en materia de política monetaria al Consejo de Gobierno del BCE. Criterios de convergencia Los países que deseen adoptar el euro deben alcanzar un alto grado de «convergencia sostenible», que se evalúa de acuerdo con los criterios establecidos en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (véase «Criterios de convergencia»). Informe de convergencia Una vez cada dos años, como mínimo, o a petición del Estado miembro interesado, la Comisión Europea y el BCE informan al Consejo de la UE sobre los progresos realizados por los «Estados miembros acogidos a una excepción». Estos informes examinan la consecución de un alto grado de convergencia sostenible, atendiendo al grado de cumplimiento de los criterios de convergencia por parte de cada uno de los Estados miembros.
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Asimismo, estos informes incluyen un examen del grado de compatibilidad de la legislación de los Estados miembros, incluidos los estatutos de su banco central, con las disposiciones contenidas en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea en relación con la independencia de los bancos centrales nacionales. Los «Informes de Convergencia» también toman en consideración la integración de los mercados, la situación y evolución de la balanza de pagos por cuenta corriente y la evolución de los costes laborales unitarios y otros índices de precios. A propuesta de la Comisión y previa consulta al Parlamento Europeo, y una vez debatida la cuestión en el Consejo de la UE, en su composición de Jefes de Estado o de Gobierno, el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros decide, por mayoría cualificada, qué Estados miembros acogidos a una excepción cumplen los criterios de convergencia, y suprime las excepciones de los Estados miembros de que se trate, lo que significa que pueden incorporarse a la zona del euro.
Los beneficios del euro La moneda única puede considerarse un paso lógico hacia la consecución del mercado único. Sus beneficios son inequívocos: Tipos de interés bajos debido al alto grado de estabilidad de precios El Eurosistema ejecuta satisfactoriamente la política monetaria única. El euro muestra un grado de estabilidad y credibilidad similar al de las monedas que mostraban mejor comportamiento de entre las utilizadas anteriormente en los países de la zona del euro, lo que ha creado un entorno de estabilidad de precios, que ejerce una influencia moderadora en la fijación de precios y salarios. En consecuencia, las expectativas de inflación y las primas de riesgo de inflación se han mantenido en niveles bajos y estables, permitiendo que los tipos de interés del mercado se sitúen en niveles reducidos. Mayor transparencia de los precios En todos los países de la zona del euro puede utilizarse la misma moneda, lo que facilita los desplazamientos entre ellos. La transparencia de precios resulta beneficiosa para los consumidores que, con sólo comparar números, pueden saber qué proveedor de la zona ofrece el mejor precio para, por ejemplo, adquirir un coche. Por tanto, la transparencia de precios que ha traído la moneda única ayuda al Eurosistema a controlar la inflación. Por último, la intensificación de la competencia permite un uso más eficiente los recursos disponibles, lo que constituye un estímulo para el comercio interior de la zona del euro y, en consecuencia, fomenta el empleo y el crecimiento.
Eliminación de los costes de transacción Con la adopción del euro, el 1 de enero de 1999, se eliminaron los costes de transacción de las operaciones en moneda extranjera en la zona del euro, lo que supone un ahorro considerable, por cuanto que desaparecieron los costes relacionados con:
la compraventa de moneda extranjera en el mercado de divisas; la protección frente a una evolución adversa de los tipos de cambio; los pagos transfronterizos en moneda extranjera, a los que se aplicaban comisiones elevadas; el mantenimiento de cuentas en varias monedas, lo que dificulta su gestión.
Desaparición de las fluctuaciones del tipo de cambio En el espacio monetario creado con la introducción del euro han desaparecido las fluctuaciones del tipo de cambio; además, los costes y los riesgos asociados a este aspecto han dejado de representar un obstáculo para los intercambios comerciales y la competencia entre países.
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La introducción de los billetes y monedas en euros: efectos sobre los precios Tras la introducción de los billetes y monedas en euros, en enero del 2002, los consumidores percibieron pronto que el nivel de inflación era superior al que indicaban las estadísticas oficiales. Las estadísticas muestran que, en el momento del cambio de moneda, los precios de algunos artículos, especialmente los que se adquieren con mayor frecuencia, registraron aumentos superiores a la media. Es posible que estas subidas se debieran en parte a que algunas empresas y minoristas aprovecharon el cambio de moneda para incrementar los precios a costa de los consumidores. Sin embargo, otras subidas observadas no estaban relacionadas directamente con la introducción de los nuevos billetes y monedas. Por ejemplo, el incremento de los precios del petróleo registrado en aquel momento influyó en la subida de los precios de los carburantes en las gasolineras y las condiciones climatológicas adversas encarecieron las frutas y las verduras. Estos acontecimientos coincidieron con la sustitución del efectivo y, en ocasiones, se relacionaron erróneamente con dicho proceso. Un estudio de Eurostat, la oficina estadística de la UE, muestra que la influencia directa del cambio de moneda fue muy limitada: en el 2002, contribuyó en menos de 0,3 puntos porcentuales a la tasa de inflación del conjunto de la zona del euro, que fue del 2,3%. Asimismo, otro estudio revela que, antes de la introducción de la nueva moneda, los consumidores estaban convencidos de que los precios aumentarían y se redondearían en su contra. Parece que estas expectativas ejercieron una influencia significativa en la opinión posterior de los consumidores. Por último, muchos consumidores siguen tomando como referencia el nivel de precios expresado en las antiguas monedas nacionales, que se ha mantenido «congelado en el tiempo» y que, por tanto, pierde realismo con el paso de los años. [3]
Con todo, los estudios de Comisión Europea señalan también que los consumidores se han acostumbrado al euro y que la diferencia entre la inflación percibida y la efectivamente registrada se está reduciendo progresivamente.
Integración financiera de la zona del euro Antes de la adopción del euro, los sistemas financieros se organizaban con una perspectiva nacional, en torno a su propia moneda. El Mercado Único y, sobre todo, la introducción del euro han propiciado una interconexión de estos sistemas. Los mercados financieros, por ejemplo los mercados monetarios, se han acercado entre sí, al igual que sus infraestructuras financieras asociadas, como los sistemas de pago. Asimismo, las instituciones financieras han visto incentivos para incrementar la cooperación transfronteriza, ya sea mediante fusiones o estableciendo sucursales en otros países. En muchos casos, la vinculación inicial ha cristalizado en una integración plena. Por ejemplo, los once sistemas nacionales de grandes pagos que se interconectaron en 1999 para formar la plataforma TARGET fueron sustituidos en 2008 por un sistema técnicamente centralizado mucho más eficiente denominado TARGET2. Todavía queda trabajo por hacer en ciertos ámbitos, por ejemplo, en lo que se refiere a la armonización de las diversas modalidades de transferencia de valores del comprador al vendedor en los distintos países europeos. Esto es lo que conseguirá TARGET2. Beneficios económicos generales de la integración europea El sistema financiero más amplio y cada vez más integrado establecido en la zona del euro permite a particulares y a empresas obtener mayores beneficios de las economías de escala y de alcance. Asimismo, los hogares pueden acceder a una variedad más amplia de productos financieros —como préstamos hipotecarios para la compra de vivienda— a un coste más bajo. La integración financiera incrementa el potencial del crecimiento económico. INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES DEL ESTADO
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Razones por las que la integración financiera es importante para las funciones del BCE
El sistema financiero es importante para la ejecución de la política monetaria de la zona del euro, que es la función básica asignada al Eurosistema. En primer lugar, facilita la ejecución fluida de la política monetaria y la transmisión equilibrada de sus efectos a toda la zona del euro. Asimismo, contribuye a la estabilidad financiera mediante la creación de mercados de mayor tamaño, más líquidos y competitivos, que ofrecen mayores posibilidades de diversificación de los riesgos. La integración financiera también es fundamental para la tarea del Eurosistema de fomentar el buen funcionamiento de los sistemas de pago, lo que tiene gran importancia para la seguridad y la eficiencia de los sistemas de compensación y liquidación de valores.
Actividades del BCE El BCE contribuye a la integración financiera mediante cuatro tipos de actividades: 1. 2.
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brinda asesoramiento sobre el marco legislativo y regulador del sistema financiero y sobre la adopción directa de disposiciones legales; actúa como catalizador de las actividades del sector privado: el BCE, en colaboración con la Comisión Europea, presta asistencia a las entidades de crédito para la puesta en funcionamiento de la Zona Única de Pagos en Euros (SEPA). El objetivo de la SEPA es que los pagos electrónicos entre los países europeos puedan hacerse con igual rapidez, coste y seguridad que los pagos nacionales. Para lograrlo, el sector bancario tiene que superar barreras técnicas, jurídicas y de mercado que subsisten desde antes de la adopción de la moneda única. mejora el conocimiento, fomenta una mayor concienciación de la importancia de la integración financiera en Europa y realiza un seguimiento de este proceso; el BCE publica un informe anual sobre la integración financiera en Europa, basado en un conjunto muy amplio de estadísticas. presta servicios de banca central que también promueven la integración financiera, como TARGET2 y el futuro TARGET2-Securities.
TARGET2 es la primera infraestructura de mercado completamente integrada y armonizada a escala europea, y ha eliminado la fragmentación existente. Procesa una media diaria de 370.000 pagos, por un importe medio diario de 2,7 billones de euros, por tanto, el importe total procesado en una semana supera el PIB de la zona del euro, 9,3 billones, de un año (2008). En 2008, el valor medio de un pago TARGET fue de 7,2 millones de euros. Unas 900 entidades de 22 países europeos son participantes directas de TARGET2, que a su vez permiten acceso a muchas otras entidades, de forma que en torno a 56.000 entidades de todo el mundo pueden enviar y recibir pagos a través de TARGET2. Al igual que existen sistemas de pago para transferir dinero, existen también sistemas para la transferencia de valores. TARGET2-Securities (T2S), cuya implantación está prevista para 2013, será uno de estos servicios, y su objetivo es lograr un grado de integración en el ámbito de los valores similar al de TARGET2. T2S será una plataforma técnica única para la transferencia de valores y dinero entre compradores y vendedores. T2S reducirá las barreras técnicas para la transferencia de valores entre los países europeos, lo que fomentará la competencia y disminuirá los precios de estos servicios, que actualmente son excesivamente altos. Asimismo, el BCE gestiona un marco denominado MCBC, creado para permitir desde 1999 a todas las entidades de crédito de la zona del euro presentar valores como garantía de crédito intradía en TARGET2 o en las operaciones de política monetaria del Eurosistema, con independencia del país de la zona del euro en el que se hayan emitido. En este momento se está elaborando un nuevo sistema, MCBC2, para sustituir el marco actual por una plataforma única que permita una mayor estandarización y, por tanto, una mayor integración de los mercados financieros.
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Principales características de la zona del euro Antes del establecimiento de la unión monetaria, las economías de los países que actualmente componen la zona del euro eran relativamente pequeñas y abiertas. En cambio, la zona del euro constituye una economía de gran tamaño mucho más autosuficiente, comparable, por sus dimensiones, a Estados Unidos. En términos de población, la zona del euro es una de las economías desarrolladas más grandes del mundo, con 328 millones de habitantes en el 2008, frente a los 305 millones de Estados Unidos y a los 128 de Japón. En cuanto a su participación en el producto interior bruto (PIB) mundial, en el 2008, la zona del euro fue la segunda economía del mundo, con un 15,7%, detrás de Estados Unidos con un 22%. La participación de Japón fue del 6,3%. El grado de apertura de la zona del euro es muy inferior al de la economía de cada uno de los países que la integran, lo que tiende a limitar la repercusión de las fluctuaciones de los precios externos sobre los precios internos. Con todo, la zona del euro es más abierta que Estados Unidos o Japón. En el 2007, las exportaciones de bienes y servicios de la zona, en porcentaje del PIB, fueron notablemente superiores (22,5%) a las de Estados Unidos (12,6%) y Japón (18,3).
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El Sistema Europeo de Bancos Centrales El Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC) está compuesto por:
el Banco Central Europeo (BCE); y los bancos centrales nacionales (BCN) de los veintisiete Estados miembros de la UE.
Por tanto, el SEBC incluye los BCN de los Estados miembros de la UE que todavía no han adoptado el euro ya sea porque están sujetos a un régimen especial, como Dinamarca y Reino Unido, o porque están acogidos a una excepción, como Suecia- y siete de los doce Estados miembros que se han adherido a la UE desde mayo del 2004. En consecuencia, estos países siguen utilizando sus monedas nacionales, que gestionan mediante su propia política monetaria, y sus respectivos bancos centrales mantienen, por el momento, la soberanía en este ámbito. Por tanto, dichos países no participan en las actividades principales de la unión monetaria, como la dirección de la política monetaria de la zona del euro. No obstante, los BCN no pertenecientes a la zona del euro se han comprometido a respetar los principios de política monetaria orientados al mantenimiento de la estabilidad de precios. Por otra parte, la pertenencia al SEBC implica diversos grados de cooperación activa con el Eurosistema en distintas áreas como, por ejemplo, la participación en el sistema de pagos TARGET2 y la contribución a la recopilación de datos estadísticos. El Mecanismo de Tipos de Cambio II (MTC II) constituye un marco de cooperación con el Eurosistema en materia de política monetaria y de tipos de cambio. El foro institucional de esta cooperación es el Consejo General del BCE. La base jurídica del SEBC es el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea (sustituido por el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, en vigor desde el 1 de diciembre de 2009) y los Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales y del Banco Central Europeo (Estatutos del SEBC). El Tratado encomienda al SEBC el desempeño de las funciones de banca central en relación con el euro, mientras que los Estatutos definen con mayor precisión el cometido y las funciones asignadas, respectivamente, al BCE y a los BCN.
El Eurosistema Miembros Los textos jurídicos que instituyeron el Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC) —el Tratado de Maastricht y los Estatutos del SEBC de 1993— se redactaron sobre el supuesto de que todos los Estados miembros de la UE adoptarían el euro y de que, en consecuencia, el SEBC asumiría todas las funciones relacionadas con la moneda única. Sin embargo, hasta que todos los países de la UE hayan adoptado el euro, el «Eurosistema» seguirá siendo el actor principal. El término «Eurosistema», recogido en el artículo 282 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (Tratado de Lisboa) comprende el BCE y los bancos centrales nacionales de los Estados miembros de la UE que han adoptado el euro, se había venido utilizando, aunque no figuraba en ningún texto legislativo. El Eurosistema es el sistema de bancos centrales de la zona del euro y está compuesto por:
el BCE; y los bancos centrales nacionales (BCN) de los diecisiete Estados miembros de la UE que han adoptado la moneda única.
Por tanto, el Eurosistema es un subconjunto del SEBC. Dado que las decisiones del BCE sobre, por ejemplo, política monetaria, sólo son aplicables a los países de la zona del euro, es el Eurosistema el que, efectivamente, desempeña las funciones de banco central en la zona. Así pues, el BCE y los BCN contribuyen conjuntamente a la consecución de los objetivos comunes del Eurosistema. Razones para la existencia de un sistema en lugar de un banco central único Las razones principales para la existencia de un sistema de bancos centrales en Europa son las siguientes:
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El enfoque del Eurosistema se apoya en las actuales competencias de los BCN y en su marco institucional, infraestructura, conocimientos técnicos y excelente capacidad operativa. Además, algunos bancos centrales realizan también otras funciones distintas de las del Eurosistema. Debido a la extensión geográfica de la zona del euro y a la antigüedad de las relaciones entre las comunidades bancarias nacionales y sus respectivos BCN, se consideró adecuado que las entidades de crédito dispusieran de un punto de acceso al sistema de bancos centrales en cada Estado miembro participante. Debido a la variedad de naciones, lenguas y culturas de la zona del euro, los BCN están en mejor situación para servir de puntos de acceso al Eurosistema que un banco central supranacional.
El papel de los bancos centrales nacionales como parte integrante del Eurosistema Los bancos centrales nacionales (BCN) tienen personalidad jurídica propia de acuerdo con la legislación nacional de sus respectivos países. Los BCN de la zona del euro —que forman parte integrante del Eurosistema— desempeñan las funciones encomendadas al Eurosistema con arreglo a las normas establecidas por los órganos rectores del BCE. Los BCN también colaboran en las tareas del Eurosistema y del Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC) mediante la participación de sus expertos en distintos comités (véase la diapositiva «Comités del Eurosistema/SEBC»). Los BCN pueden ejercer funciones ajenas al Eurosistema bajo su propia responsabilidad, a menos que el Consejo de Gobierno considere que su realización interfiere en los objetivos y tareas del Eurosistema. Dichas funciones ajenas al Eurosistema varían dependiendo de los países y consisten, principalmente, en la prestación de distintos tipos de servicios financieros y administrativos a las Administraciones Públicas. La mayoría de los BCN participa, por ejemplo, en la supervisión de las instituciones financieras de sus respectivos países, y algunos gestionan sus propias fábricas de billetes
El Banco Central Europeo Tras la adopción del Tratado de Lisboa, el BCE ha pasado a ser una institución de la Unión Europea (artículo 13). De acuerdo con el Tratado, las atribuciones del BCE se circunscriben a un ámbito claramente delimitado: las funciones de banca central para el euro (artículos 127 a 133 y 282 a 283 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea). El BCE tiene su sede en Fráncfort del Meno (Alemania) y sus oficinas estan repartidas en tres edificios situados en el centro de la ciudad. Está proyectado construir en los próximos años el edificio que albergará su nueva sede en la zona este de la ciudad de Fráncfort. En 2009, el BCE contaba con unos 1.560 empleados, procedentes de los veintisiete países de la Unión Europea (UE). En sus comienzos, muchos de los empleados del IME y del BCE provenían de los bancos centrales nacionales de los Estados miembros de la UE, sin embargo, actualmente, el BCE atrae también a expertos de otros sectores.
Estructura organizativa del BCE Las unidades organizativas del BCE se agrupan en áreas de actividad (Direcciones Generales [DG], y Direcciones [D]) formadas por Divisiones y Secciones. La responsabilidad general de la gestión ordinaria compete al Comité Ejecutivo. La estructura organizativa del BCE refleja las tareas que realiza, que pueden dividirse en actividades principales, estrechamente relacionadas con las funciones establecidas en el Tratado, y actividades de apoyo. Actividades principales
D de Billetes DG de Economía INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES DEL ESTADO
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DG de Estabilidad Financiera DG de Estadística DG de Estudios DG de Operaciones de Mercado DG de Relaciones Internacionales y Europeas DG de Servicios Jurídicos DG de Pagos e Infraestructura de Mercado Programa Target2-Securities Representación permanente del BCE en Washington, D.C. Actividades de apoyo
Asesoría del Comité Ejecutivo DG de Administración D de Auditoría Interna D de Comunicación DG de Recursos Humanos, Presupuesto y Organización DG de Secretaría y Servicios Lingüísticos DG de Sistemas de Información
Clave para la suscripción de capital del BCE Las participaciones de los bancos centrales nacionales (BCN) en la clave de capital del BCE reflejan la participación de los Estados miembros en la población y en el producto interior bruto de la UE, con igual peso. Los BCN del Eurosistema han de desembolsar íntegramente el capital suscrito. Los bancos centrales nacionales no pertenecientes a la zona del euro deben desembolsar un porcentaje mínimo del capital que hayan suscrito, como contribución a los costes operativos del BCE.
Independencia La razón que justifica la independencia de los bancos centrales es que la competencia de crear dinero ha de estar separada de la competencia para gastarlo. De cara a una posible reelección, los gobiernos podrían ceder a la tentación de reducir los tipos de interés, una medida que da impulso a corto plazo a la economía pero que a largo plazo incrementa la inflación y, en última instancia, reduce la deuda pública. Por tanto, en la actualidad, la independencia del banco central es una característica de muchos países indistrializados y se considera un elemento clave del buen funcionamiento de la economía. La independencia del BCE y de los bancos centrales nacionales (BCN) que componen el Eurosistema tiene carácter «constitucional», puesto que está recogida en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea y en los Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales (Estatutos del SEBC), en lugar de en el derecho derivado. La independencia constituye un elemento indispensable que facilita el mantenimiento de la estabilidad de precios. El concepto de independencia incluye: Independencia funcional La independencia funcional requiere un objetivo prioritario claramente definido además del grado de seguridad jurídica necesario para que el banco central disponga de los medios e instrumentos para conseguirlo, independientemente de cualquier otra autoridad. El objetivo prioritario del SEBC, establecido en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea y en los Estatutos del SEBC, es el mantenimiento de la estabilidad de precios.
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Independencia institucional Los artículos 130 y 282 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, así como el artículo 7 de los Estatutos del SEBC se refieren expresamente al principio de independencia institucional. De acuerdo con su tenor, ni el BCE, ni los BCN, ni ningún miembro de sus órganos rectores recabarán ni aceptarán instrucciones procedentes de las instituciones u organismos de la Unión, de ningún Gobierno de un Estado miembro, ni de ningún otro organismo. Además, se prohíbe a las instituciones y organismos de la Unión y a los Gobiernos de los Estados miembros tratar de influir en los miembros de los órganos rectores del BCE o de los BCN. Independencia personal Las disposiciones de los Estatutos relativas a la estabilidad en el cargo de los miembros de los órganos rectores del BCE refuerzan la garantía de la independencia de los bancos centrales estableciendo un mandato mínimo de cinco años, renovable, para los gobernadores de los BCN, y un mandato de ocho años, no renovable, para los miembros del Comité Ejecutivo del BCE. Además, los miembros de los órganos rectores no pueden ser relevados de su cargo por razones distintas a las mencionadas en los Estatutos del SEBC. Independencia financiera El BCE y los BCN deben estar facultados para disponer con autonomía de recursos financieros suficientes para cumplir su mandato. El BCE tiene su propio capital, suscrito y desembolsado por los BCN, y su propio presupuesto, independiente del de otras instituciones europeas. Los Estados miembros han de impedir que los recursos financieros de los BCN resulten insuficientes para el desempeño de las tareas relacionadas con el SEBC y de las funciones que tienen asignadas en el ámbito nacional.
Rendición de cuentas La rendición de cuentas es un elemento básico de las estructuras democráticas. El Eurosistema tiene competencia exclusiva sobre la política monetaria de la zona del euro y, por tanto, es depositario de la soberanía monetaria. El respeto a los principios fundamentales de las sociedades democráticas exige al BCE rendir cuentas ante los ciudadanos y sus representantes elegidos democráticamente, a fin de equilibrar el considerable grado de independencia que se le ha otorgado. En consecuencia, el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea y los Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales (Estatutos del SEBC) contienen una serie de disposiciones que requieren que el BCE, como cualquier otro banco central independiente, someta sus actuaciones y decisiones al escrutinio público. Incuestionablemente, el BCE tiene el máximo interés en explicar y justificar sus decisiones para fomentar la confianza del público en sus políticas. La legitimidad de la independencia del BCE se fundamenta en un marco global de exigencias de rendición de cuentas. Por tanto, el BCE tiene que explicar y justificar ante los ciudadanos europeos y sus representantes elegidos democráticamente el uso que hace de las facultades y prerrogativas que le han sido conferidas. Información: publicaciones y conferencias de prensa El Tratado y los Estatutos del SEBC imponen al BCE una serie de exigencias de información, que comprenden desde la publicación de un informe anual, un informe trimestral y un estado financiero consolidado semanal, hasta comparecencias ante el Parlamento Europeo. El BCE cumple todas estas exigencias e incluso las supera, por ejemplo, con la publicación de un Boletín Mensual en lugar de un informe trimestral, la celebración de conferencias de prensa mensuales para explicar sus decisiones de política monetaria, y la publicación mensual, desde diciembre del 2004, de otras decisiones adoptadas por el Consejo de Gobierno distintas de las decisiones por las que se establecen los tipos de interés. Discursos y comparecencias públicas Los miembros del Consejo de Gobierno pronuncian numerosos discursos y conceden entrevistas en toda la zona del euro para explicar las políticas del BCE. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 284 del Tratado, el BCE también informa regularmente al Parlamento Europeo de las decisiones de política monetaria adoptadas y de sus otras funciones. La comparecencia trimestral del presidente del BCE ante la Comisión de INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES DEL ESTADO
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Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo constitute el principal foro de estos intercambios periódicos de opiniones. El Presidente también presenta el Informe Anual del BCE ante la sesión plenaria del Parlamento Europeo. Además de las obligaciones que le impone el Tratado, el BCE responde a las preguntas escritas formuladas por miembros del Parlamento Europeo sobre cuestiones relacionadas con el mandato del BCE. Controles financieros Las cuentas del BCE y de los bancos centrales nacionales (BCN) también son objeto de control, con arreglo a lo previsto en el artículo 27 de los Estatutos del SEBC, por auditores externos independientes recomendados por el Consejo de Gobierno y aprobados por el Consejo de la UE. Los auditores tienen plenos poderes para examinar todos los libros y cuentas del BCE y de los BCN, así como para obtener la información necesaria acerca de sus operaciones. Asimismo, el Tribunal de Cuentas Europeo tiene encomendada la tarea de examinar la eficiencia operativa de la gestión del BCE y pública los resultados de dicho examen en su informe anual. Por último, el BCE también está sujeto al control de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF).
Las funciones básicas del Eurosistema El Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea encomienda al Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC) la función de banco central de la Unión. En relación con los Estados miembros de la UE que no participan en la Unión Económica y Monetaria, los términos «SEBC» y «Unión» han de entenderse, respectivamente, como «Eurosistema» y «zona del euro». Política monetaria La formulación y la aplicación de la política monetaria de la zona del euro corresponden al Eurosistema. Se trata de una función pública que se lleva a cabo, principalmente, mediante operaciones en los mercados financieros. Para desempeñar esta tarea, resulta fundamental el control pleno que el Eurosistema ejerce sobre la base monetaria. El BCE y los bancos centrales nacionales (BCN) son las únicas instituciones autorizadas a emitir billetes de curso legal en la zona del euro. Dada la situación de dependencia del sistema bancario respecto de la base monetaria, el Eurosistema puede ejercer una influencia dominante sobre la situación del mercado monetario y sobre los tipos de interés de dicho mercado. Operaciones en divisas Las operaciones en divisas afectan a dos variables relevantes para la política monetaria: los tipos de cambio y la situación de liquidez de la zona del euro. Por tanto, es lógico que esta tarea le haya sido encomendada al Eurosistema, ya que, además, los bancos centrales disponen de todos los instrumentos operativos necesarios. Asimismo, en el ejercicio de esta función, los bancos centrales garantizan que las operaciones en divisas sean compatibles con los objetivos de la política monetaria. Promoción del buen funcionamiento de los sistemas de pago Los sistemas de pago constituyen un medio de transferencia de dinero entre entidades de crédito y otras instituciones monetarias. Esta función los sitúa en el núcleo de la infraestructura financiera de la economía. Al encomendar al Eurosistema la tarea de promover el buen funcionamiento de los sistemas de pago, se reconoce la importancia de disponer de sistemas de pago eficientes para la ejecución de la política monetaria y el fomento de la estabilidad del sistema financiero y, por consiguiente, del conjunto de la economía. Mantenimiento y gestión de reservas exteriores Una de las razones principales de la gestión de la cartera de reservas exteriores es garantizar que el BCE disponga de liquidez suficiente para sus operaciones en divisas. Esta gestión la realizan actualmente de forma descentralizada los BCN que deciden participar en la gestión de las reservas exteriores del BCE. Estos BCN actúan por cuenta del BCE conforme a las instrucciones recibidas de éste. Aunque los BCN gestionan de manera independiente sus propias reservas exteriores, sus operaciones en el mercado de divisas, cuando INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES DEL ESTADO
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sobrepasan cierto límite, están sujetas a la aprobación del BCE para garantizar su compatibilidad con la política cambiaria y monetaria del Eurosistema.
Otras funciones del Eurosistema Funciones consultivas El BCE será consultado dentro de ciertos límites y condiciones:
sobre cualquier propuesta de acto de la Unión que entre en su ámbito de competencia; por las autoridades nacionales, acerca de cualquier proyecto de disposición legal que entre en su ámbito de competencia.
El BCE ofrece asesoramiento en forma de «Dictámenes del BCE», que se publican, por ejemplo, en su sitio web. Recopilación y elaboración de estadísticas En colaboración con los BCN, el BCE recopila un conjunto amplio de información estadística necesaria para el desempeño de sus funciones. Las estadísticas son fundamentales, por ejemplo, para la decisión mensual relativa a los tipos de interés oficiales, pues reflejan la situación actual de la economía de la zona del euro. Contribución a la supervisión prudencial y a la estabilidad financiera Aunque el mantenimiento de la estabilidad financiera y la supervisión prudencial continúan siendo responsabilidad directa de las autoridades nacionales competentes, el Tratado asigna al Eurosistema la importante tarea de contribuir a la adecuada ejecución de las políticas pertinentes. Esta tarea, que se adapta a la evolución institucional y de los mercados, comprende tres actividades principales: 1. 2. 3.
vigilancia de la estabilidad financiera, a fin de identificar el origen de las vulnerabilidades y evaluar el grado de resistencia del sistema financiero de la zona del euro; asesoramiento a las autoridades competentes respecto al diseño y la modificación de las normas financieras y los requerimientos en materia de supervisión; fortalecimiento de los mecanismos de mantenimiento de la estabilidad financiera y de gestión eficaz de las crisis financieras, que incluye la colaboración estrecha entre bancos centrales y autoridades de supervisión.
Emisión de billetes en euros y garantía de su integridad Los billetes (y monedas) en euros son los únicos de curso legal en la zona del euro. Los billetes también se utilizan en el ámbito internacional. Corresponde al Eurosistema garantizar el suministro de billetes en euros de forma fluida y eficiente y mantener la confianza de los ciudadanos en la moneda. Para preservar la integridad de los billetes en euros se realizan actividades de investigación y desarrollo de sistemas de seguridad para los billetes en euros, de vigilancia y disuasión de las falsificaciones, y se aplican normas comunes de calidad y autentificación para el procesamiento de billetes por parte de los BCN, entidades de crédito y otras entidades que participan a título profesional en el manejo de efectivo, como, por ejemplo, empresas de transporte de fondos. Cooperación internacional Algunas cuestiones (por ejemplo, los desequilibrios mundiales y la estabilidad macroeconómica y financiera sistémica) de relevancia para las funciones básicas del BCE —en particular, para la política monetaria— tienen implicaciones fuera de la zona del euro y, por tanto, han de tratarse en el ámbito internacional. Así pues, el BCE participa en reuniones de foros internacionales, en los que se analizan asuntos de interés para el Eurosistema, a fin de presentar las opiniones de éste. De acuerdo con los Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC), el presidente del BCE será quien decida cómo estará representado el Eurosistema en el ámbito de la cooperación internacional.
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La distribución de las funciones del Eurosistema El Eurosistema está formado por el BCE y los bancos centrales nacionales (BCN) de los países miembros de la UE que han adoptado el euro. De conformidad con el artículo 8 de los Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales (Estatutos del SEBC), los órganos rectores del BCE rigen el Eurosistema y, en el ámbito de sus respectivas responsabilidades, adoptan las decisiones necesarias para permitir al Eurosistema el desempeño de sus funciones. Excepto en el caso de las funciones atribuidas exclusivamente al BCE, los Estatutos del SEBC no precisan en qué medida corresponde al BCE o a los BCN desarrollar las actividades necesarias para aplicar las políticas del BCE. El reparto efectivo de la mayor parte de las actividades del Eurosistema se ha inspirado en el principio de descentralización, es decir, en la medida en que se estime posible y apropiado, (…) el BCE recurrirá a los bancos centrales nacionales para ejecutar las operaciones que correspondan a las funciones del Eurosistema (cf. artículo 12.1 de los Estatutos del SEBC). De este modo, el BCE y los BCN contribuyen conjuntamente a la consecución de los objetivos comunes del Eurosistema. No obstante, de conformidad con el artículo 9.2 de los Estatutos, el BCE ha de garantizar que las funciones se desempeñen de forma apropiada y coherente en toda la zona del euro y, a este fin, está facultado para establecer orientaciones y dar instrucciones a los BCN.
Las funciones del BCE A diferencia de los bancos centrales nacionales (BCN), el BCE sólo lleva a cabo un número reducido de operaciones, centrándose principalmente en la formulación de las distintas políticas y asegurando que los BCN ejecutan las decisiones de forma coherente. En concreto, el BCE es responsable de:
Formular las políticas del Eurosistema: el Consejo de Gobierno del BCE dirige la política monetaria en relación con la moneda única, lo que incluye la definición de estabilidad de precios, la manera de analizar los riesgos inflacionistas, etc. Decidir, coordinar y realizar el seguimiento de las operaciones de política monetaria: el BCE imparte instrucciones a los BCN sobre los detalles relativos a las operaciones requeridas (importe, tiempo, fecha, etc.) y comprueba su correcta ejecución. Adoptar actos jurídicos: dentro de los límites de su mandato, los órganos rectores tienen la facultad de adoptar actos jurídicos vinculantes para el Eurosistema, como orientaciones e instrucciones, destinados a asegurar que los BCN ejecutan las operaciones descentralizadas de forma coherente. Asimismo, y dentro de los límites establecidos, pueden adoptar reglamentos y decisiones con carácter vinculante fuera del Eurosistema. Autorizar la emisión de billetes: esta actividad comprende la planificación y coordinación estratégicas de la producción y emisión de billetes en euros. Además, el BCE coordina las actividades del Eurosistema de investigación, desarrollo, seguridad y calidad de la producción de los billetes en euros. Asimismo, el BCE alberga el Centro de Análisis de Falsificaciones, en el que se realiza el análisis y la clasificación de las falsificaciones de los billetes en euros, la base de datos central de las falsificaciones y el Centro Internacional para la Disuasión de Falsificaciones, que contribuye a la cooperación mundial entre bancos centrales en la lucha contra la falsificación bajo los auspicios de los gobernadores de los bancos centrales de los países del G-10. Intervenciones en los mercados de divisas: en caso de que resulte necesario, también conjuntamente con un BCN concreto. Estas operaciones implican comprar o vender valores en los mercados de divisas. El funcionamiento de los sistemas de pago y la supervisión de las infraestructuras de pago y otras infraestructuras del mercado financiero: los sistemas de pago hacen posible la transferencia de dinero dentro del sistema bancario. El BCE desempeña funciones de gestor de T2-BCE, un sistema integrante de TARGET2, el sistema de pagos para el euro. Asimismo, el BCE, junto con los BCN del Eurosistema, realiza ciertas labores de vigilancia. Esta vigilancia es la función de banca central por la cual se fomentan la seguridad y la eficiencia de las infraestructuras del mercado financiero y de los instrumentos de pago, y se lleva a cabo mediante evaluaciones de seguimiento y, en caso necesario, propiciando cambios.
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Adicionalmente, el BCE se encarga de:
Cooperación internacional y europea: con objeto de dar a conocer sus puntos de vista, el BCE participa en las reuniones que se celebran en distintos foros internacionales y europeos. En diciembre de 1998, el BCE se convirtió en el único banco central del mundo en obtener el estatuto de observador en el Fondo Monetario Internacional y en la actualidad asiste a todas las reuniones del Directorio Ejecutivo del FMI en las que se tratan cuestiones relacionadas con la Unión Económica y Monetaria. Por este motivo, el BCE ha creado una representación permanente en Washington D.C. Además, el BCE asiste a las reuniones del G-7, del G-20 y del Consejo de Estabilidad Financiera. En el ámbito europeo, el Eurogrupo, formado por los ministros de Economía y Hacienda de los países de la zona del euro, invita periódicamente al presidente del BCE a asistir a las reuniones que, con carácter informal, celebra mensualmente. Asimismo, el BCE puede asistir a las reuniones del Consejo de la UE cuando se discuten temas relativos a los objetivos y funciones del Eurosistema. La elaboración de informes: los Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales (artículo 15) establecen las obligaciones de información. El BCE elabora un Boletín Mensual, un estado financiero consolidado semanal del Eurosistema y un Informe Anual. El seguimiento de los riesgos financieros: que consiste en la evaluación de los riesgos para los activos, ya sean adquiridos en el contexto de inversión de los recursos propios o de las reservas exteriores del BCE, o admitidos como garantía en las operaciones de crédito del Eurosistema. Las actividades de asesoría a las instituciones de la Unión y a las autoridades nacionales: el BCE emite dictámenes sobre los proyectos de disposiciones legales nacionales y de la UE en materias de su competencia. El funcionamiento de los sistemas de información: el BCE y los BCN han creado una serie de sistemas operativos comunes que facilitan la realización de operaciones descentralizadas. Estos sistemas constituyen un soporte «logístico» para la integridad funcional del Eurosistema e incluyen sistemas de información, aplicaciones y procedimientos. Se organizan de acuerdo con un modelo radial, cuyo centro es el BCE. La gestión estratégica y táctica de las reservas exteriores del BCE: incluye la definición de las preferencias rentabilidad riesgo a largo plazo de los activos exteriores de reserva (asignación estratégica de los activos), la adopción de un perfil de rentabilidad riesgo teniendo en cuenta las condiciones existentes en el mercado (asignación táctica de los activos) y el establecimiento de las orientaciones de inversión y del marco operativo general.
Las funciones de los bancos centrales nacionales El marco operativo del Eurosistema está basado en el principio de descentralización. Los bancos centrales nacionales (BCN) llevan a cabo casi todas las tareas operativas del Eurosistema, aplicando las decisiones adoptadas de forma centralizada por el Consejo de Gobierno del BCE. Los BCN son responsables de:
La ejecución de las operaciones de política monetaria: los BCN realizan operaciones como, por ejemplo, proporcionar liquidez a los bancos comerciales con dinero del banco central. La gestión operativa de las reservas exteriores del BCE: comprende la ejecución y liquidación de las operaciones de mercado necesarias para invertir las reservas exteriores del BCE. La gestión de las reservas exteriores propias: las operaciones de esta naturaleza previstas por los BCN están sujetas a la aprobación del BCE si pueden afectar a los tipos de cambio o a las condiciones de liquidez internas o si sobrepasan los límites establecidos en las orientaciones del BCE. El objetivo es garantizar la coherencia con las políticas monetaria y cambiaria del BCE. El funcionamiento y la supervisión de las infraestructuras del mercado financiero y de los instrumentos de pago: los BCN desempeñan la función de gestores de los sistemas nacionales que forman parte de TARGET2, el sistema de pagos para el euro. De este modo, las comunidades nacionales respectivas puede participar en TARGET2. Asimismo, algunos BCN también gestionan sistemas de liquidación de valores. Además, los BCN participan en la supervisión de las infraestructuras del mercado financiero. La emisión conjunta con el BCE de billetes en euros: los BCN y el BCE comparten la tarea de emitir de billetes. Los BCN ponen en circulación los billetes y atienden la demanda de los mismos solicitando cada año la fabricación del volumen necesario y organizando un sistema de gestión de las reservas del Eurosistema. El BCE coordina ambas actividades. Los BCN adoptan medidas para conseguir que los billetes en circulación sean de una calidad elevada y para analizar las falsificaciones. INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES DEL ESTADO
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La recopilación de datos estadísticos y la asistencia al BCE: el BCE requiere una amplia gama de datos económicos y financieros como apoyo a la gestión de su política monetaria y en el desempeño de otras tareas del Eurosistema. Los BCN colaboran recopilando datos de las instituciones financieras nacionales relativos, principalmente, a: i) mercados monetarios, bancarios y financieros; ii) las reservas exteriores del Eurosistema y las estadísticas de balanza de pagos; y iii) cuentas financieras. Las funciones no relacionadas con el Sistema Europeo de Bancos Centrales: los bancos centrales nacionales pueden ejercer también otras funciones, además de las especificadas en los Estatutos, a menos que el Consejo de Gobierno decida, por mayoría de dos tercios de los votos emitidos, que dichas funciones interfieren en los objetivos y tareas del SEBC. El ejercicio de dichas funciones corresponde a los bancos centrales nacionales.
Los órganos rectores del BCE Cumplimiento de la misión del BCE La misión del BCE es mantener la inflación en niveles bajos y estables. Para lograr este objetivo, sigue de cerca la evolución de la economía de la zona del euro y trata de influir con sus decisiones en el estado de la economía. El BCE cuenta con tres órganos rectores:
el Consejo de Gobierno; el Comité Ejecutivo; y el Consejo General.
El Consejo General continuará existiendo mientras haya Estados miembros de la UE que no han adoptado el euro como su moneda. Además de las tareas de los órganos rectores, los Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales (Estatutos del SEBC) también especifican los procedimientos de adopción de decisiones. Adopción de decisiones de forma centralizada El BCE es el centro de la adopción de decisiones del Eurosistema. En consecuencia, tanto el Consejo de Gobierno como el Comité Ejecutivo y el Consejo General del BCE adoptan las decisiones necesarias para permitir al Eurosistema y al SEBC desempeñar sus respectivas funciones. Esto incluye la formulación de las distintas políticas, como la política monetaria de la zona del euro, así como la manera en que deben aplicarse. Principio de descentralización Los Estatutos del SEBC no especifican quién debe aplicar las políticas y decisiones del BCE: el propio BCE o los bancos centrales nacionales (BCN). El artículo 12.1 sólo establece que cuando se estime posible y adecuado, el BCE recurrirá a los BCN para ejecutar las operaciones. No debe confundirse el principio de descentralización con el «principio de subsidiariedad» tal y como se establece en el artículo 5 del Tratado de la Unión Europea. Según el principio de subsidiariedad, antes de adoptar medidas a nivel de la Unión, debe probarse de manera concluyente que es necesario actuar de forma centralizada. En la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria, la política monetaria se dirige exclusivamente a nivel de la Unión bajo la autoridad del Consejo de Gobierno del BCE. Por tanto, la dirección de la política monetaria, por definición y sin que deba justificarse, es una política centralizada. Sin embargo, corresponde al BCE evaluar en qué medida resulta posible y apropiado descentralizar su aplicación. Operaciones descentralizadas El reparto de tareas para el desarrollo de la mayor parte de las actividades del Eurosistema se inspira efectivamente en el principio de descentralización. Los BCN realizan casi todas las tareas operativas del Eurosistema. En concreto, efectúan las operaciones de política monetaria y, en cuanto que agentes del BCE, la mayoría de las operaciones en divisas, facilitan mecanismos de liquidación de pagos y valores, y aseguran la fabricación, la emisión y el manejo de los billetes en euros una vez emitidos. Asimismo, recopilan estadísticas para el BCE, colaboran con éste en la traducción y elaboración de publicaciones, y participan en la realización de análisis y estudios económicos.
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Por su parte, el BCE ejecuta pocas operaciones, si bien lleva a cabo una labor de supervisión de las operaciones para garantizar que los BCN de la zona del euro realizan las operaciones del Eurosistema de forma coherente.
Consejo de Gobierno Miembros El Consejo de Gobierno del BCE es el principal órgano rector del Eurosistema y está formado por:
los miembros del Comité Ejecutivo del BCE; y los gobernadores o presidentes de todos los bancos centrales nacionales (BCN) de la zona del euro; es decir, de los BCN de los Estados miembros que han adoptado el euro.
El Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea y los Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales (Estatutos del SEBC) asignan al Consejo de Gobierno la facultad de adoptar las decisiones más importantes y estratégicamente significativas para el Eurosistema. En la adopción de las decisiones de política monetaria y en el desempeño de otras funciones del Eurosistema, los miembros del Consejo de Gobierno no actúan como representantes nacionales, sino a título personal e independiente. En la actualidad, el Consejo de Gobierno suele reunirse el primer y el tercer jueves de cada mes. Habitualmente, las decisiones sobre los tipos de interés se adoptan sólo en la primera de las reuniones mensuales. El presidente del Consejo de la UE o del Eurogrupo y un miembro de la Comisión Europea pueden asistir a las reuniones aunque sin derecho a voto. Cada miembro del Consejo de Gobierno tiene un voto y, salvo que los Estatutos del SEBC dispongan otra cosa, el Consejo de Gobierno actúa por mayoría simple. En caso de empate, el voto dirimente corresponde al Presidente. Aunque las actas de las reuniones son confidenciales, el Consejo de Gobierno hace públicos los resultados de sus deliberaciones, y especialmente los relativos a los tipos de interés oficiales, en una conferencia de prensa que se celebra tras la primera reunión de cada mes. Desde diciembre del 2004, las decisiones del Consejo de Gobierno distintas de las referidas a los tipos de interés se publican también todos los meses en las direcciones en Internet de los bancos centrales del Eurosistema. Responsabilidades Las principales responsabilidades del Consejo de Gobierno son:
formular la política monetaria de la zona del euro y adoptar las decisiones y orientaciones necesarias para su aplicación; adoptar los reglamentos que el BCE elabore en aplicación del Tratado o por delegación del Consejo de la UE; ejercer como segunda y última instancia en los recursos presentados por terceros a las decisiones del BCE adoptadas por el Comité Ejecutivo; elaborar orientaciones para las operaciones en activos exteriores de reserva en poder de los BCN y para las operaciones de los países de la zona del euro con sus fondos de maniobra en divisas; tomar las medidas necesarias para asegurar el cumplimiento de las orientaciones e instrucciones del BCE y determinar la información que han de suministrar los BCN; ejercer el derecho a proponer disposiciones legislativas de la Unión y cumplir con el deber de asesoría del BCE; autorizar la emisión de billetes y el volumen de emisión de moneda en euros dentro de la zona del euro; establecer las reglas necesarias para la estandarización de las operaciones contables y de información de las operaciones efectuadas por los bancos centrales nacionales; adoptar las normas relativas a la asignación de los ingresos monetarios entre los BCN del Eurosistema; y aprobar el Informe Anual del BCE.
Además, el Consejo de Gobierno es el máximo órgano rector en materia de administración y funcionamiento del propio BCE. En especial, el Consejo de Gobierno adopta el reglamento interno del BCE y tiene competencias en cuanto a sus finanzas, presupuesto y la idoneidad del resultado financiero anual.
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Comité Ejecutivo El Comité Ejecutivo del BCE es el órgano rector encargado de la gestión del BCE y del Eurosistema. Es responsable de la adopción de todas las decisiones necesarias para la gestión ordinaria. El BCE ha de tener capacidad para reaccionar y adaptarse con rapidez a los cambios que se producen en los mercados monetarios y de capitales, resolver problemas concretos y hacer frente a las cuestiones urgentes. Esta tarea sólo puede ser desempeñada por un órgano cuyos miembros se dediquen de forma permanente y exclusiva a la puesta en práctica de las políticas del BCE. El Comité Ejecutivo suele reunirse una vez a la semana. Miembros El Comité Ejecutivo está formado por:
el presidente del BCE; el vicepresidente del BCE; y otros cuatro miembros.
Todos los miembros del Comité Ejecutivo son elegidos de entre personalidades de reconocido prestigio y experiencia profesional en asuntos monetarios o bancarios. Los miembros del Comité Ejecutivo son nombrados, por mayoría cualificada, por los Jefes de Estado o de Gobierno de los países de la zona del euro, a propuesta del Consejo de la UE, tras consultar al Parlamento Europeo y al Consejo de Gobierno del BCE. Como miembro del Comité Ejecutivo, el presidente del BCE ocupa un lugar destacado y ejerce de forma exclusiva determinadas funciones que le están reservadas y que en su ausencia desempeña el Vicepresidente: preside las reuniones del Consejo de Gobierno, del Consejo General y del Comité Ejecutivo del BCE, representa al BCE en el exterior y presenta el Informe Anual del BCE ante el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo. Asimismo, se invita al Presidente a asistir a las reuniones del Consejo de la UE en las que se traten asuntos relacionados con los objetivos y funciones del Eurosistema. Además, puede asistir a las reuniones del Eurogrupo, es decir, a los encuentros informales celebrados por los ministros de Economía y Hacienda de la zona del euro. Responsabilidades Las principales responsabilidades del Comité Ejecutivo son:
preparar las reuniones del Consejo de Gobierno; aplicar la política monetaria de la zona del euro de conformidad con las orientaciones y decisiones adoptadas por el Consejo de Gobierno, impartiendo las instrucciones necesarias a los bancos centrales nacionales; encargarse de la gestión ordinaria del BCE; y ejercer las facultades que le hayan sido delegadas por el Consejo de Gobierno, incluidas las de carácter normativo.
Consejo General Miembros El Consejo General del BCE está formado por:
el presidente y el vicepresidente del BCE, y los gobernadores o presidentes de los bancos centrales nacionales de los veintisiete Estados miembros de la UE.
El Consejo General suele reunirse cada tres meses. Las decisiones se adoptan por mayoría simple, salvo que los Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales (Estatutos del SEBC) dispongan otra cosa. El presidente del BCE debe mantener informado al Consejo General de las decisiones adoptadas por el Consejo de Gobierno. INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES DEL ESTADO
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De conformidad con los Estatutos del SEBC, el Consejo General seguirá existiendo mientras continúe habiendo Estados miembros de la UE que no han adoptado el euro. Responsabilidades El Consejo General puede considerarse como «órgano transitorio» encargado de las tareas anteriormente encomendadas al Instituto Monetario Europeo, que el BCE debe seguir realizando durante la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria (UEM), debido a que algunos Estados miembros de la UE no han adoptado el euro. El Consejo General se encarga fundamentalmente de:
informar sobre los avances logrados en materia de convergencia por los Estados miembros de la UE que aún no han adoptado el euro; asesorar sobre los preparativos necesarios para fijar los tipos de cambio irrevocables de estos Estados miembros; supervisar el funcionamiento del Mecanismo de Tipos de Cambio II (MTC II) y la sostenibilidad de las relaciones cambiarias bilaterales entre el euro y las monedas participantes no pertenecientes a la zona del euro; servir de foro para la coordinación de las políticas monetarias y cambiarias en la UE; administrar el mecanismo de intervención y financiación del MTC II; colaborar en determinadas actividades, tales como las funciones consultivas del BCE; y recopilar la información estadística.
Además, se consulta al Consejo General, entre otros extremos, sobre las modificaciones de las normas contables y de información financiera, el cálculo de la clave de capital del BCE y las condiciones de contratación de los empleados del BCE.
Comités del Eurosistema/SEBC Los comités colaboran en el trabajo de los órganos rectores del BCE, que pueden solicitarles información relativa a sus respectivos ámbitos de especialización, con el fin de facilitar el proceso de adopción de decisiones y la puesta en práctica de las mismas. En general, la participación en los comités está restringida a expertos de los bancos centrales del Eurosistema. Sin embargo, los bancos centrales nacionales (BCN) de los Estados miembros que aún no han adoptado el euro asisten a las reuniones de los comités cuando resulta apropiado. También puede invitarse a representantes de otros organismos competentes, como las autoridades supervisoras nacionales en el caso del Comité de Supervisión Bancaria.
El Comité de Contabilidad y Renta Monetaria (AMICO) asesora en todas las cuestiones del Eurosistema relativas a la contabilidad, la información financiera y la asignación de los ingresos monetarios. El Comité de Billetes (BANCO) contribuye en todos los temas relacionados con la política de billetes y la planificación estratégica de la fabricación y emisión de billetes. El Comité de Supervisión Bancaria (BSC) colabora en relación con la contribución a la supervisión prudencial de las entidades de crédito y a la estabilidad del sistema financiero. El Comité de Comunicación del Eurosistema/SEBC (ECCO) se encarga de la política de comunicación interna y externa. El Comité de Tecnología Informática (ITC) asesora en cuanto al desarrollo, aplicación y mantenimiento de las infraestructuras de las redes de tecnología de la información y comunicación que soportan los sistemas operativos comunes. El Comité de Auditoría Interna (IAC) elabora estándares comunes para la auditoría de las operaciones del Eurosistema y audita los proyectos y sistemas operativos comunes en el ámbito del Eurosistema/SEBC.
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El Comité de Relaciones Internacionales (IRC) colabora en el desempeño de las funciones encomendadas al BCE por los Estatutos relativas a la cooperación internacional y constituye un foro de intercambio de opiniones en temas de interés común en materia de relaciones internacionales. El Comité Directivo de Tecnologías de la Información del Eurosistema (EISC) fue creado en 2007 con el mandato de dirigir la mejora continua en la utilización de la tecnología informática en el Eurosistema. El Comité de Asuntos Jurídicos (LEGCO) presta asesoramiento jurídico en el cumplimiento de las obligaciones del BCE derivadas de los Estatutos y prepara los actos jurídicos para el funcionamiento del Eurosistema. El Comité de Operaciones de Mercado (MOC) colabora en la ejecución de las operaciones de política monetaria y de las operaciones con divisas, incluidas las relativas al MTC II y a la gestión de las reservas exteriores del BCE. El Comité de Política Monetaria (MPC) asesora principalmente sobre estrategia y cuestiones a largo plazo relacionadas con la formulación de la política monetaria y cambiaria, y elabora las proyecciones del Eurosistema. El Comité de Sistemas de Pago y de Liquidación (PSSC) proporciona asesoramiento sobre las operaciones y el mantenimiento de TARGET2, la definición y el seguimiento de los procedimientos de liquidación de activos de garantía, el papel catalizador del Eurosistema en la materialización de la Zona Única de Pagos en Euros (SEPA), la política general y la vigilancia de los sistemas de pago, y las cuestiones de interés para los bancos centrales en materia de compensación y liquidación de valores. El Comité de Estadísticas (STC) asesora fundamentalmente sobre la concepción y elaboración de la información estadística recopilada por el BCE con la colaboración de los BCN. En 1998, el Consejo de Gobierno creó el Comité de Presupuestos (BUCOM), compuesto por representantes del BCE y de los BCN del Eurosistema, que se ocupa de asistir e informar directamente al Consejo de Gobierno sobre los asuntos relativos al presupuesto del BCE. La Conferencia sobre Recursos Humanos (HRC) se creó en el 2005 y reúne a los jefes de personal de todos los bancos centrales de la UE.
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POLITICA MONETARIA Estabilidad de precios: objetivo del Eurosistema La disposición principal del capítulo sobre política monetaria del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea establece que el objetivo primordial del Eurosistema será mantener la estabilidad de precios. Al centrar la política monetaria del BCE en este objetivo, el Tratado incorpora el pensamiento económico moderno sobre la función, el alcance y los límites de la política monetaria, y destaca la configuración institucional y organizativa del sistema de bancos centrales en la Unión Económica y Monetaria. Son muchas las razones por las que el Tratado ha establecido el mantenimiento de la estabilidad de precios como objetivo. En primer lugar, el resultado de décadas de experiencia y de numerosos estudios económicos sugiere que el mantenimiento de la estabilidad de precios de forma duradera constituye la mejor aportación de la política monetaria a la mejora de las perspectivas económicas y del nivel de vida de los ciudadanos. En segundo lugar, tanto los fundamentos teóricos de la política monetaria como la experiencia adquirida demuestran que, en última instancia, la política monetaria sólo puede influir en el nivel de precios de la economía. Por tanto, el único objetivo posible de la política monetaria única es el mantenimiento de la estabilidad de precios a medio plazo. Por el contrario, aparte del efecto positivo sobre la estabilidad de precios, la política monetaria no puede influir de forma duradera sobre las variables reales. El Eurosistema debe actuar de acuerdo con los principios de una economía de mercado abierta y de libre competencia, favoreciendo una asignación eficiente de los recursos.
Estabilidad de precios: definición Aunque el Tratado de Maastricht establecía claramente que el objetivo primordial del BCE es el mantenimiento de la estabilidad de precios, no lo define de forma precisa. Teniendo esto en cuenta, en octubre de 1998, el Consejo de Gobierno del BCE formuló una definición cuantitativa de estabilidad de precios: «un incremento interanual del Índice Armonizado de Precios de Consumo (IAPC) inferior al 2% para el conjunto de la zona del euro». El Consejo de Gobierno indicó también que la estabilidad de precios «ha de mantenerse a medio plazo». En efecto, el objetivo del Consejo de Gobierno es mantener las tasas de inflación en un nivel inferior, aunque próximo, al 2% a medio plazo. Tras la adopción del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (Tratado de Lisboa, 2009), la estabilidad de precios ha pasado a ser un objetivo de la Unión.
Beneficios de la estabilidad de precios El objetivo de la estabilidad de precios se refiere al nivel general de precios de la economía y consiste en evitar tanto una inflación como una deflación prolongadas. La estabilidad de precios contribuye de varias maneras a lograr niveles de crecimiento económico y de empleo elevados.
La estabilidad de precios hace que resulte más fácil reconocer las variaciones de los precios relativos, ya que no se ven enmascaradas por fluctuaciones del nivel general de precios. Esto permite a las empresas y a los consumidores decidir en qué es mejor invertir o gastar su dinero, posibilitando una asignación más eficiente de los recursos. Al ayudar al mercado a dirigir los recursos hacia los fines más productivos, la estabilidad de precios incrementa el potencial de producción de la economía. Si los inversores consideran que los precios permanecerán estables en el futuro, no exigirán una «prima de riesgo de inflación» que les compense por los riesgos que conlleva mantener activos nominales a largo plazo. Al reducir esas primas de riesgo del tipo de interés real, la credibilidad de la política monetaria puede contribuir a la eficiencia con la que los mercados de capitales asignan los recursos y, de este modo, aumenta los incentivos para invertir, lo que a su vez favorece el bienestar económico. Si se mantiene la credibilidad de la estabilidad de precios, es menos probable que los individuos y las empresas desvíen recursos que podrían dedicar a usos productivos para protegerse frente a la inflación. Por ejemplo, en un entorno de altas tasas de inflación, existen incentivos para acumular bienes reales, dado que éstos conservan su valor mejor que el dinero o que determinados activos financieros. Sin INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES DEL ESTADO
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embargo, acumular bienes de este tipo no es una decisión de inversión eficiente y, por tanto, obstaculiza el crecimiento económico. Los sistemas impositivos y de prestaciones sociales pueden crear incentivos perversos que distorsionan el comportamiento económico. En la mayoría de los casos, la inflación o la deflación agravan estas distorsiones. La estabilidad de precios elimina los costes económicos reales que se ocasionan cuando la inflación agudiza el efecto distorsionador de los sistemas impositivos y de seguridad social. Un entorno de precios estables ayuda a mantener la cohesión social y la estabilidad, puesto que la estabilidad de precios evita la considerable arbitrariedad en la distribución de la riqueza y de la renta que se produce en contextos inflacionistas y deflacionistas. Como se ha demostrado en varias ocasiones a lo largo del siglo XX, unas tasas de inflación o de deflación elevadas suelen generar inestabilidad social y política. La estabilidad de precios contribuye además a la estabilidad financiera, ya que elimina las distorsiones y la incertidumbre de los mercados derivadas de unos precios inestables. Por ejemplo, la estabilidad de precios reduce las primas de riesgo respecto de los tipos de interés, porque existe menos incertidumbre acerca de la inflación futura.
La estrategia de política monetaria del BCE La función de la estrategia de política monetaria del BCE La estrategia de política monetaria es una descripción coherente y estructurada de la manera en que se adoptarán las decisiones de política monetaria para que un banco central logre su objetivo. La estrategia desempeña una doble tarea. En primer lugar, al establecer una estructura clara del propio proceso de decisión, garantiza que el Consejo de Gobierno del BCE tenga a su disposición la información y los análisis necesarios para adoptar este tipo de decisiones (dimensión interna). En segundo lugar, constituye un medio para explicar a los ciudadanos las decisiones de política monetaria (dimensión externa). En la medida en que contribuye a la eficacia de la política monetaria y señala el compromiso del banco central con la estabilidad de precios, la estrategia fomenta la credibilidad del BCE en los mercados financieros. La principal función del BCE como centro del Eurosistema consiste en ejecutar la política monetaria de la zona del euro con el objetivo de mantener la estabilidad de precios. Mediante la fijación de los tipos de interés a corto plazo, la política monetaria influye en la economía y, en última instancia, en el nivel de precios. Un enfoque basado en dos pilares Para ejecutar la política monetaria de la mejor manera posible, el BCE sigue un enfoque específico, con el fin de determinar la naturaleza y el alcance de los riesgos para la estabilidad de precios en la zona del euro. A tal efecto, el BCE necesita analizar detenidamente la evolución económica y monetaria. Para asegurarse de que toda la información relevante reciba la atención debida, el BCE ha adoptado el denominado «enfoque basado en dos pilares». El enfoque adoptado por el BCE para organizar, valorar y contrastar la información relevante a fin de evaluar los riesgos para la estabilidad de precios se articula sobre dos perspectivas analíticas complementarias conocidas como los «dos pilares»:
el análisis económico; y el análisis monetario.
El análisis económico tiene como objetivo evaluar los determinantes de la evolución de los precios a corto y a medio plazo, centrándose en la actividad real y en la situación financiera de la economía. Tiene en cuenta el hecho de que la interrelación entre oferta y demanda en los mercados de bienes, servicios y factores influye significativamente sobre la evolución de los precios en estos horizontes temporales. El análisis monetario se centra en un horizonte temporal más amplio, y considera la relación existente a largo plazo entre dinero y precios. El análisis monetario sirve principalmente como medio para contrastar, desde una perspectiva de medio a largo plazo, la información de corto a medio plazo que se obtiene del análisis económico.
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El enfoque basado en dos pilares tiene por objeto evitar la pérdida de información relevante al evaluar los riesgos para la estabilidad de precios, y garantizar que se presta la atención adecuada a las distintas perspectivas y al contraste de la información, con el fin de obtener una valoración global de los riesgos para la estabilidad de precios. Este enfoque representa un medio para transmitir al público el concepto de análisis diversificado y asegura el rigor del proceso de adopción de decisiones, fundamentado en diferentes perspectivas analíticas.
El análisis económico El análisis económico se centra en la actividad real y en las condiciones financieras de la economía. Considera el hecho de que la interrelación entre oferta y demanda en los mercados de bienes, servicios y factores influye significativamente sobre la evolución de los precios de corto a medio plazo. A tal efecto, el BCE analiza periódicamente:
la evolución del producto total; la evolución de la demanda y la situación de los mercados de trabajo; una amplia gama de indicadores de precios y costes; las políticas presupuestarias; y la balanza de pagos de la zona del euro.
Las proyecciones macroeconómicas elaboradas por los expertos del Eurosistema desempeñan importante en el análisis económico. Contribuyen a estructurar y sintetizar una gran cantidad económicos y aseguran la coherencia de las distintas fuentes de información económica. A este constituyen un elemento decisivo para la evaluación precisa de las perspectivas económicas fluctuaciones de corto a medio plazo de la inflación en torno a su tendencia.
un papel de datos respecto, y de las
Los precios de los activos y de los rendimientos financieros pueden analizarse para obtener información sobre las expectativas de inflación en los mercados financieros. Por ejemplo, al comprar y vender bonos, los participantes en el mercado expresan de forma implícita sus expectativas con respecto a la evolución de los tipos de interés y de los precios. Empleando diversas técnicas, el BCE puede analizar los precios de los activos financieros para conocer las expectativas implícitas de los mercados sobre la evolución de los precios.
El análisis monetario Del conjunto de indicadores clave seleccionados para su seguimiento y examen periódico, el BCE asigna gran importancia a los agregados monetarios. El análisis monetario se basa en la estrecha relación existente entre el crecimiento monetario y la inflación a medio y a largo plazo, y contribuye así a la orientación de la estrategia de política monetaria del BCE a medio plazo. El análisis de la evolución del crédito y de la liquidez ofrece al BCE una perspectiva que trasciende el efecto transitorio de las distintas perturbaciones económicas. El análisis del agregado monetario amplio M3 debe considerarse desde una perspectiva de medio a largo plazo y sirve para recordar al banco central el principio fundamental de que, en su respuesta a la evolución económica, no debe perder de vista que, en horizontes temporales suficientemente amplios, la tasa de crecimiento monetario deber ser acorde con el objetivo de estabilidad de precios. El carácter de medio a largo plazo de la perspectiva monetaria implica también que no existe vínculo directo entre la evolución monetaria a corto plazo y las decisiones de política monetaria. Este análisis contribuye al mejor conocimiento del comportamiento de M3 y a una visión más amplia de la situación de liquidez en la economía y sus consecuencias en términos de riesgos para la estabilidad de precios. Por último, en determinadas circunstancias, el análisis de la evolución del dinero y del crédito puede facilitar información anticipada sobre la evolución de la inestabilidad financiera. Esta información es importante para la política monetaria, porque la aparición de desequilibrios financieros o de burbujas en el precio de los activos podría tener, a medio plazo, un efecto desestabilizador sobre la actividad y, en última instancia, sobre los precios.
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Los agregados monetarios El agregado monetario M1 se define como el efectivo en circulación y los depósitos a la vista. El agregado monetario M2 comprende M1, los depósitos a plazo de hasta dos años y los depósitos disponibles con preaviso de hasta tres meses. El agregado monetario M3 incluye M2 y las cesiones temporales, las participaciones en fondos del mercado monetario y los valores distintos de acciones de hasta dos años.
Los instrumentos de política monetaria Con el fin de lograr su objetivo primordial, es decir, mantener la estabilidad de precios, el Eurosistema tiene a su disposición una serie de instrumentos de política monetaria. Las operaciones de mercado abierto Las operaciones de mercado abierto constituyen el instrumento más importante y se utilizan para:
controlar los tipos de interés; gestionar la situación de liquidez del mercado monetario; y señalar la orientación de la política monetaria.
Estas operaciones se dividen en las cuatro categorías siguientes:
Operaciones principales de financiación: operaciones temporales de inyección de liquidez de carácter regular, periodicidad semanal y vencimiento de una semana. Operaciones de financiación a plazo más largo: operaciones temporales de inyección de liquidez de periodicidad mensual y vencimiento, por lo general, de tres meses. Operaciones de ajuste: se ejecutan de forma ad hoc para gestionar la situación de liquidez del mercado monetario y controlar los tipos de interés y, en concreto, para suavizar los efectos que en dichos tipos causan las fluctuaciones inesperadas de liquidez en el mercado. Operaciones estructurales: se llevan a cabo siempre que el BCE desea ajustar la posición estructural de liquidez del Eurosistema frente al sector financiero (de forma periódica o no periódica); por ejemplo, el volumen de liquidez disponible en el mercado en un plazo más largo. Estas operaciones podrían realizarse mediante operaciones temporales, operaciones simples o la emisión de certificados de deuda del BCE.
Las facilidades permanentes Además, el Eurosistema ofrece facilidades permanentes, que proporcionan y absorben liquidez a un día. Los tipos de interés suelen constituir el límite superior y el límite inferior del tipo a un día del mercado monetario. Existen dos facilidades permanentes:
La facilidad marginal de crédito, que permite a las entidades de contrapartida (es decir, a las instituciones financieras como las entidades de crédito) obtener liquidez a un día de los bancos centrales nacionales contra activos de garantía. La facilidad de depósito, que las entidades de contrapartida pueden utilizar para efectuar depósitos a un día en los bancos centrales nacionales.
Las resevas mínimas Por último, el Eurosistema exige a las entidades de crédito el mantenimiento de reservas mínimas en cuentas abiertas en los bancos centrales nacionales. El sistema de reservas mínimas tiene como objetivo estabilizar los tipos de interés del mercado monetario y crear, o ampliar, un déficit estructural de liquidez.
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Medidas no convencionales En períodos de extraordinarias tensiones en los mercados financieros, el Eurosistema recurrirá a cualquiera de los instrumentos compatibles con el Tratado que resulte necesario para seguir cumpliendo sus objetivos. Por tanto, el Eurosistema puede decidir hacer frente a estas tensiones mediante el uso de medidas no convencionales. Estas medidas forman parte de las herramientas de que dispone el Eurosistema para ejecutar la política monetaria, pero son excepcionales por definición y de naturaleza temporal. Suelen ir dirigidas al sector bancario, dado que las empresas de la zona del euro basan su financiación en las entidades de crédito (y no en los mercados de capitales). A continuación se presentan algunas de las medidas que puede adoptar el Eurosistema. Inyección de liquidez a tipo de interés fijo con adjudicación plena En circunstancias normales, el Eurosistema, en la ejecución de sus operaciones de mercado abierto, evalúa las necesidades totales de liquidez del sector bancario y adjudica esta cantidad en subastas competitivas. Habitualmente, estas subastas se realizan a tipo de interés variable. Esto significa que las entidades de crédito pagan el interés que ofrecen al presentar sus pujas. El Eurosistema puede realizar también subastas a tipo de interés fijo. En ellas, el tipo de interés se especifica por adelantado y las entidades de crédito realizan pujas por el importe que desean negociar al tipo de interés fijo. En circunstancias excepcionales, el BCE puede decidir con antelación adjudicar el importe íntegro de liquidez solicitado por las entidades de crédito, es decir, atender todas las pujas a un tipo de interés fijo. Ampliación de la lista de activos de garantía admitidos El Eurosistema puede optar por reducir los requisitos mínimos de garantía que las entidades de crédito deben satisfacer para tomar prestado del Eurosistema. Esta medida pretende mejorar el acceso de las entidades de crédito a las operaciones de inyección de liquidez del Eurosistema. Inyección de liquidez a plazo más largo En condiciones normales, el Eurosistema efectúa una operación de financiación a plazo más largo cada mes, con vencimiento a tres meses. En circunstancias excepcionales, el Eurosistema puede aumentar la frecuencia y el vencimiento de estas operaciones. Inyección de liquidez en moneda extranjera Si existen dificultades en el acceso de las entidades de crédito a liquidez en moneda extranjera, el Eurosistema puede proporcionarla en cooperación con otros bancos centrales. Compra de bonos garantizados Como apoyo a determinados segmentos del mercado, el Eurosistema, en vez de limitarse a aceptar determinados activos como garantía, puede optar por comprar directamente ciertos activos. Programa para Mercados de Valores Con el objetivo de garantizar la correcta transmisión de los impulsos de la política monetaria al conjunto de la economía y, en última instancia, al nivel general de precios, el Eurosistema puede realizar intervenciones en los mercados de renta fija pública y privada.
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BILLETES Y MONEDAS
Billetes en euros Diseño Los billetes y monedas en euros entraron en circulación el 1 de enero de 2002. Existen siete denominaciones, cada una con un tamaño distinto: 5€, 10€, 20€, 50€, 100€, 200€ y 500€. Los billetes en euros plasman los estilos arquitectónicos representativos de siete épocas de la historia cultural europea: clásica, románica, gótica, renacentista, barroca y rococó, la época de la arquitectura del hierro y del cristal, y la arquitectura moderna del siglo XX, y ponen de relieve tres elementos arquitectónicos principales: ventanas, puertas y puentes. Ninguno de los monumentos o edificios que aparecen en los billetes existe en la realidad. Los billetes no incorporan motivos nacionales. Las ventanas y puertas que figuran en el anverso de cada billete simbolizan el espíritu de apertura y cooperación de nuestro continente. En el reverso aparece un puente característico del período correspondiente de la historia cultural europea, a modo de metáfora de la comunicación de los pueblos europeos entre sí, y con el resto del mundo. La producción de los billetes en euros se lleva a cabo en fábricas repartidas por toda la UE. La realización de controles de calidad estrictos garantiza que todos los billetes tengan la misma calidad y apariencia. A finales del 2009, circulaban aproximadamente 12,7 miles de millones de billetes en euros, por un valor equivalente a 767 miles de millones de euros. Elementos de seguridad Para la fabricación de los billetes en euros se utiliza tecnología de impresión muy sofisticada. Los billetes incorporan, asimismo, distintos elementos de seguridad, destinados a facilitar su verificación. Para distinguir los billetes en euros auténticos de las falsificaciones, no es necesario utilizar equipos especializados, todo lo que se debe hacer es tocar, mirar y girar los billetes.
Las monedas en euros Un euro se divide en cien céntimos. Existen ocho monedas en euros: 2€ y 1€ y 50, 20, 10, 5, 2 y 1 céntimo. Todas las monedas en euros tienen una cara común y otra nacional. Las caras comunes muestran la UE antes de su ampliación en mayo de 2004 o una representación geográfica de Europa. La cara nacional es distinta para cada país. Las monedas en euros pueden utilizarse en todos los países de la zona del euro. Las ocho monedas en euros varían en diámetro, peso, composición, color y grosor. El canto de las monedas cuya denominación es consecutiva es distinto, lo que permite que las personas con problemas de visión puedan disinguirlos fácilmente. Las monedas se acuñan conforme a unas especificaciones técnicas armonizadas en distintas fábricas repartidas por toda la UE. El establecimiento de un cuidadoso sistema de control de calidad garantiza que las monedas en euros puedan utilizarse indistintamente en toda la zona del euro y que respondan a las exigencias para su uso en máquinas expendedoras. A finales de 2009, circulaban aproximadamente 86.000 millones de monedas en euros, por valor de 21.000 millones de euros. Los billetes y monedas en euros tienen curso legal en tres Estados independientes: Mónaco, San Marino y Ciudad del Vaticano. Los acuerdos suscritos por Francia e Italia en nombre de la UE han posibilitado que estos países acuñen y emitan sus propias monedas en euros, de conformidad con las especificaciones comunes.
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Monedas conmemorativas Mónaco, San Marino, Ciudad del Vaticano y los países pertenecientes a la zona del euro pueden emitir una vez al año una moneda conmemorativa de 2€. A excepción del diseño conmemorativo que figura en la cara nacional, estas monedas tienen idénticas características y la misma cara europea que el resto de las monedas de 2€. Las monedas conmemorativas tienen curso legal en toda la zona del euro por lo que pueden ser utilizadas y deben ser aceptadas como cualquier otra moneda en euros. Monedas de colección Las monedas de colección no están destinadas a la circulación y sólo tienen curso legal en el país en el que se emiten. Sus denominaciones y diseños son distintos de los de las monedas convencionales y conmemorativas, las cuales pueden utilizarse como medio de pago. Las características de las monedas de colección -color, diámetro y peso- difieren considerablemente de las de las monedas en circulación y su precio de venta es igual o superior a su valor facial.
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FUTURO DE LA UNION ECONOMICA Y MONETARIA DEL EURO
El tema más candente para la UEM en los próximos años, así como para la Unión en conjunto, será el conflicto entre los intereses nacionales y los europeos. En enero de 2007, el Financial Times hizo público un informe en que afirmaba que la mayoría de los franceses, italianos y alemanes creían que el euro había dañado sus economías nacionales mientras que había tenido un efecto positivo en la economía de la UE en conjunto. Sin embargo, una encuesta diferente realizada por el International Herald Tribune mostraba confianza en el euro. De acuerdo con la encuesta de marzo de 2007, el 89% de los franceses e italianos, el 93% de los españoles y el 83% de los alemanes creen que el euro será la moneda común en Europa en el año 2057. Es discutible si las percepciones de los escépticos de la zona del euro sobre las economías nacionales son pertinentes, ya que se podría alegar que los países mayores y mejor establecidos deben experimentar un estancamiento económico para que los nuevos Estados miembros se puedan poner a su altura. De hecho, la zona del euro registró en 2006 su mayor crecimiento desde 2000 y las previsiones de crecimiento han sido revisadas al alza. Asimismo, la economía de la zona del euro se mantiene fuerte, con fluctuaciones recientes en las tasas de interés siendo más suaves para el euro que para el dólar. El euro ha desplazado al dólar como moneda predominante en los mercados de obligaciones internacionales y el euro ahora alcanza algo más del 25% de las reservas internacionales, ganando terreno a expensas del dólar. Temas:
Estabilidad del euro contra falta de flexibilidad de la tasa de interés. Euro-escepticismo ante a la inflación y el crecimiento económico Economía de la UE frente a las economías de los Estados miembros.
Los diferentes procesos en 2010 En 2009, el euro celebró su décimo aniversario de forma imponente. Tras lograr sostenerse durante un periodo de gran agitación del mercado, parece haber demostrado ser una sólida moneda de reserva situado en segundo lugar, tras el dólar. Sin embargo, a mediados del año 2010, la situación ha dado un giro. La exposición de la zona euro a problemas de endeudamiento provocó una repentina pérdida de confianza entre los inversores soberanos extranjeros, causando la caída de la moneda única. El euro se encontraba entonces ante su mayor reto. La canciller alemana Angela Merkel resumió la situación en mayo de 2010. ―El euro está en peligro … Si fracasa el euro, entonces fracasará Europa‖, anunció, frente a los parlamentarios alemanes que tenían que votar por los 150.000 millones de euros de contribución del país, para un paquete de rescate de la zona euro, sin precedentes, destinado a los Estados miembros en dificultad. La crisis de endeudamiento comenzó en Grecia, quien había derrochado antes de sus elecciones de 2009. Los países de la zona euro y el Fondo Monetario Internacional respondieron con un paquete de préstamo de emergencia de 110.000 millones de euros para evitar que esta crisis se extendiera a otros países con problemas de endeudamiento como Portugal, España e Italia. La cause principal del problema es que este grupo de países depende excesivamente de los capitales extranjeros para equilibrar sus cuentas. El euro se volvió popular entre los bancos centrales que pretendían diversificar sus participaciones lejos del dólar. Sin embargo, noticias de las recientes dificultades han creado dudas sobre la solvencia de la zona euro.
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La crisis ha revelado los fallos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que pretendía limitar el déficit presupuestario al 3% del Producto Interior Bruto (PIB) y el déficit público al 60% del PIB. Para evitar una mayor desestabilización, los estados miembros y las instituciones de la UE han introducido una serie de nuevas medidas dirigidas a fortalecer el gobierno económico de la zona euro. • Los ministros financieros de la UE negociaron un paquete de rescate financiero de 750.000 millones de euros. Esto incluiría un fondo de estabilización de 500.000 millones de euros, incluyendo los planes de recaudación de 60.000 millones de euros procedentes de bonos de la UE. El Fondo Monetario Internacional (FMI) complementaría el paquete con una contribución de 250.000 millones de euros. El paquete sería administrado conjuntamente por los estados miembros, la Comisión Europea y el FMI. • El Banco Central Europeo (BCE) anunció unos planes para comprar bonos del gobierno, una medida que pretende convencer a los inversores soberanos de que el endeudamiento de la zona euro está eficazmente controlado. Además, ofrecería a bancos dinero en efectivo ilimitado con un tipo de interés fijo durante las operaciones financieras, abriendo líneas de crédito con los bancos centrales mundiales. Como tema aparte, la medida del BCE de comprar la deuda de los gobiernos de la zona euro pone en entredicho su muy aclamada independencia política y su determinación para combatir la inflación. • La Comisión Europea revela sus planes para fortalecer la gobernanza económica de la UE, sugiriendo que los planes presupuestarios y las reformas económicas deberían estar sujetas a revisión antes de llegar a los parlamentos nacionales. Los incumplimientos podrían ser penalizados con sanciones mucho más severas que las que se han visto en el pasado. • El Consejo Europeo convocó la primera reunión de un grupo de acción especial dirigido a mejorar la gobernanza de la zona euro. Las propuestas incluyen estrictas sanciones para los países que incumplan repetidamente las normas presupuestarias de la UE. El grupo de acción presentará sus propuestas finales ante los líderes de la UE en octubre de 2010; además, es posible que incluya unos planes para extender los controles de la UE en cuanto a los presupuestos nacionales. Un debate importante entre los estados miembros de la UE es si estos pasos hacia el federalismo fiscal requerirán cambios en el Tratado. Alemania en particular, está a favor de reanudar el Tratado de Lisboa. El reto que se plantea ahora para los países endeudados de la zona euro es el de reducir su déficit presupuestario, mientras se adopten dolorosas reformas estructurales. Grecia prometió rebajar drásticamente su déficit presupuestario en 10 puntos sobre el PIB antes de 2014. España prometió recortar su déficit del año anterior (11,2%), rebajando el sueldo de los funcionarios y reduciendo la inversión pública. Portugal, que presentó un déficit del 9,4% el año pasado, prometió retrasar el proyecto de construcción de un nuevo aeropuerto. A pesar de las actuales preocupaciones sobre la estabilidad del bloque monetario, el proceso de adopción del euro por parte de Estonia fue aprobado por la Comisión Europea en mayo. Los ministros financieros de la UE decidirán esta cuestión en la reunión del mes de julio de 2010. Si se aprobará este proceso, Estonia podría comenzar a utilizar los billetes y las monedas de euro a partir de 2011. A pesar de que las condiciones actuales no son las ideales, la UE debe ser cuidadosa y cumplir con sus compromisos con el fin de poder aceptar nuevos miembros que han asumido fuertes recortes presupuestarios para cumplir con los estrictos requisitos de entrada en el euro. De momento, los otros países concernidos son Bulgaria, República Checa, Letonia, Lituania, Hungría, Polonia, Rumanía y Suecia. Estonia, que ha hecho grandes sacrificios para seguir cumplir con los criterios del Tratado de Maastricht, está considerada como una referencia para los aspirantes al euro.
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