Universidad de Tarapacá Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas Departamento de Antropología
Reseña Bibliográfica: Contexto arqueológico y contexto sistémico Michel Schiffer 1990 Y La formación del registro L. García San Juan 2005
Fernando Castro Aguilera
Desarrollo El desarrollo del texto de Schiffer (1990), surge a partir de la pregunta sobre como la conducta de un sistema cultural influye en los procesos de formación del registro arqueológico. El planteamiento entonces se centrara en los procesos culturales, desarrollando un modelo que “visualice ’historia de vida’ o procesos de contexto sistémico para cualquier elemento material” (Schiffer 1990:81). La critica principal y de la cual surge su propuesta es la poca o casi nula atención a los componentes culturales que forman parte del registro arqueológico y como estos influyen en los procesos de formación. De ahí que se ligue a procesos sistémicos culturales, apelándose a modelos de flujo, que en su forma contemple: obtención, manufactura, uso, mantenimiento y desecho. Es necesario notar que se parte del concepto de que la cultura es: “un sistema
conductual de subsistemas autorregulatorios e interrelacionados que obtienen (procuran) materia, energía e información” (Schiffer 1990:82). En este sentido la conducta humana es concebida como la interacción entre medioambiente y cultura (Hodder 1982). Tal conducta o actividad (que es la transformación de energía) actúa sobre los aspectos materiales; así la fuente serían las personas y su acción sobre elementos materiales (Schiffer 1990). Es probable, que estas mismas actividades que mantienen a un subsistema y sus variables dentro en una escala específica de un sistema mayor, influyan igualmente en los procesos de deposición o desecho del material cultural. El modelo del autor conceptualiza entonces el contexto sistémico: “se refiere a la condición de un elemento que está participando de un sistema conductual” (Schiffer 1990:83). Los elementos que deben considerarse durante los procesos de formación del registro arqueológico, son clasificados por el autor como duradero (instrumentos, maquinarias e instalaciones) los cuales corresponden a aquellos transformadores y conservadores de energía, en contraposición a aquellos que son consumibles (alimentos y combustibles) los cuales liberan energía. El modelo de flujo se modifica para los elementos consumibles: obtención, preparación, consumo y desecho, esto es clarificado por autor ya que solo es posible un solo uso. En el caso de los elementos duraderos se observa el cómo pueden ocurrir más de un uso en la vida de algún artefacto, o reutilización dividido en reciclaje: “direccionamiento de un elemento desde la
conclusión de su uso hasta el proceso de manufactura del mismo elemento o de otro diferente” (Schiffer 1990:84), y ciclo lateral: “ describe la conclusión o terminación del uso de un elemento (vida útil) en una serie de
actividades y la reanudación de uso en otras actividades, a menudo únicamente con la intervención del mantenimiento, almacenamiento y transporte” (Schiffer 1990:84). De esta forma separamos los desechos que al finalizar su vida útil se transforman en basura. Igualmente diferenciable son aquellos objetos que llegan sin pasar por la etapa de desecho a formar parte del contexto arqueológico, estos son los desechos de facto (Schiffer 1990: fig.2). Agregar que: “Estos elementos aún estaban en contexto sistémico cuando fueron abandonados” (Schiffer 1990:86). En cuanto a los aspectos espaciales el texto nos llama la atención de posibles procesos de traslado de los elementos de un contexto a otro, esencial para comprender si un artefacto u objeto se mantiene en su lugar de origen o uso o es trasladado; así otros dos conceptos son propuestos, tantos desechos primarios refiriendo al descarte en su lugar de origen y desechos secundarios que refiere a un cambio de ubicación de su lugar de uso. Ejemplo del primer caso serían los lugares de matanza (Schiffer 1990:90) que corresponde a un lugar estacional de ocupación y cuyas actividades (transformación de energía) se llevan a cabo in situ, con descarte de material lítico o partes de algún animal que ya perdieron su uso práctico o son usados por única vez. En el caso de los lugares secundarios correspondería a las ciudades actuales donde los desechos son depositados en basureros fuera de los lugares de origen de los elementos. Por último observamos el contexto arqueológico el cual: “describe los materiales que han pasado por un sistema cultural y que ahora son los objetos de investigación arqueológica” (Schiffer 1990: 83). El registro arqueológico forma parte de este contexto que surge desde la última etapa de la cadena sistémica, correspondiendo al descarte o desecho.
Referencias citadas Hodder, I. 1982. Theoretical archaeology: a reactionary view. En Symbolic and Structural
Archaeology . Editado por I. Hodder, pp 1-16. Editorial Cambridge University Press, New York. Schiffer, M. 1990. Contexto arqueológico y contexto sistémico. En Boletín de Arqueología
Americana 22:81-93
Desarrollo La formación del registro es explicado por García San Juan (2005) a través de dos conceptos: procesos postdeposicionales, entendidos como las alteraciones que sufren los vestigios materiales al ser abandonados o descartados: “Después de que los residuos m ateriales sean depositados (y/o abandonados por las comunidades
humanas que los han producido), entran a formar parte de un sistema complejo de constantes y continuos cambios de origen natural y humano que los transforman a través del tiempo hasta que adquieren la forma con que llegan a ser registrados (y explicados) arqueológicamente, cientos o miles de años después” (García San Juan 2005:32-33). Y los procesos que dan lugar la deposición de la materialidad (unidades estratigráficas, artefactos y ecofactos), pero a la vez engloba los proceso postdeposicionales. Planteado esquemáticamente (García San Juan 2005:fig. 8) podemos observar: 1) la entidad inicial que presenta los rasgos de carácter sistémico (Schiffer 1990) y continuado por el abandono o descarte, 2) la entidad residual que son los restos de objetos o estructuras que has sido depositados en la litosfera como “residuos de actividad” que conlleva la sedimentación, 3) la entidad conservada o proceso postdeposicionales, el cual será el objeto del escrutinio científico dando paso a 4) entidad observada que refiere a los procesos de análisis científico y difusión y 5) entidad difundida. Estos conceptos pueden ser comprendidos utilizando tres principios epistemológicos: -
entropía relacionada con el estado de preservación de los elementos materiales:
“dependiente de una serie de variables tales como el tiempo transcurrido desde la
deposición, las cualidades intrínsecas de los vestigios materiales y los procesos postdeposicionales a que han estado sometidos” (García San Juan 2005:34).
-
transformación, el registro arqueológico es dependiente tanto de los procesos deposicionales y postdeposicionales, por tanto es preciso comprender estos procesos con anterioridad. Corresponderían a las inferencias sobre los aspectos culturales y naturales acontecidos en el pasado; los principios de la teoría arqueológica se aplican a las evidencias materiales: “ al probar la teoría social con las evidencias arqueológicas, se
presupone la habilidad de inferir el comportamiento de un fenómeno pasado” (Schiffer
1988:469), así pasa a ser comprensible los cambios que suceden entre la deposición y el análisis científico; consiguientemente se comprenden las relaciones no culturales resultantes de procesos postdeposicionales y que no guardan relación con las pautas culturales de deposición o abandono, estadísticamente analizables. Dos dominios son aplicables a las transformaciones del registro arqueológico; a) procesos de formación cultural (C-transforms), los comportamientos culturales durante la actividad y uso de los artefactos. Y b) procesos no culturales de formación (N-transforms), la interacción entre medioambiente y artefactos. -
principio de registro sesgado, que se entiende como los sesgos producidos por los procesos postdeposicionales principalmente naturales, el autor cita un ejemplo de vestigio orgánico el cual se degrada con mayor rapidez en ambientes húmedos.
En este punto entramos de lleno a las transformaciones postdeposicionales que sufre el registro arqueológico. 1)
los cambios de la litosfera: a) Físico mec ánicos, derivado del ciclo del agua y su interacción con los sedimentos de la superficie terrestre (fases de hielo y deshielo por ejemplo) (García San Juan 2005:35): “alterar considerablemente la posición, inclinación y orientación de los artefactos enterrados en yacimientos arqueológicos” , debe considerarse igualmente los aspectos erosivos de los ambientes dinámicos. B) alteración edafoquímica, nuevamente compromete al agua, esta vez en relación con las soluciones minerales, microfauna, bacterias, hongos y variables medioambientales del suelo. C) los sucesos catastróficos, son excepcionales pero influyen con fuerza en el registro arqueológico, en esta categoría aparecen terremotos o erupciones volcánicas entre otros.
2) Mecanismos biogénicos: son aspectos de entidades biológicas que influyen en los procesos postdeposicionales como la actividad de animales (García San Juan 2005:fig. 12), plantas (crecimiento de las raíces de un árbol que irrumpen en un contexto arqueológico), bacterias, etc. 3) Mecanismo antropogénico: en este caso es el agente humano que puede causar la alteración postdeposicionales del registro arqueológico, incluyendo actividades como la reutilización material hasta el saqueo (Chilpe AZ-50 y AZ-49 son un ejemplo de este último factor, pero que incluiría igualmente los sucesos catastróficos).
4) El autor considera igualmente la alteración diferencial de acuerdo al ambiente de acuerdo a características edafoquímico y climático. A) ambientes de extrema aridez con escaza humedad retrasando la aparición de microorganismos y manteniendo más largamente algún material orgánico. B) extrema frialdad, por el contrario temperaturas bajo cero logran refrigerar los restos e impedir la descomposición. C) ambientes de saturación hídrica, la falta de oxígeno impide la aparición de microorganismos que descompongan materia orgánica. Estos son los principales puntos de los procesos de formación del registro arqueológico que expone el autor. Para un análisis correcto de la materialidad, esta debe ser comprendida no directamente como consecuencia absoluta del comportamiento humano, debe incluir además el desarrollo de conceptos naturales depositados en la superficie terrestre.
que descomponen, erosionan o mueven los objetos
Referencias citadas García San Juan, L. 2005. La formación del registro. En Introducción al Reconocimiento y Análisis
Arqueológico del Territorio. Editado por L. García, pp. 32-46. Editorial Ariel, España.
Schiffer, M.B. 1988. The structure of archeological theory. En American Antiquity 53:461-485.
Schiffer, M. 1990. Contexto arqueológico y co ntexto sistémico. En Boletín de Arqueología
Americana 22:81-93