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Créditos Traducción
Corrección
Vaughan
Vaughan
Corrección Final
Vaughan
Diseño
Michell
Sinopsis En esta historia nueva y nunca antes publicada, Chaol y Dorian discuten sobre la letal competencia que les espera en Trono de Cristal. Hay una asesina especial de la que han escuchado, pero nadie sabe si ella es la indicada para la rigurosa tarea —o si siquiera está viva. Su única opción es viajar a las Minas de Sal y averig uarlo…
El Capitán y el Príncipe Dorian Havilliard estaba de pie en la ventana de su habitación en la torre, inclinándose tanto como se atrevía para atrapar una brisa de viento en su rostro. A la distancia, los techos color esmeralda de Rifthold brillaban con el sol tardío de verano, y más a lo lejos, los ramales en las colinas se agitaban hacia las nubes de tormenta juntándose en el horizonte al poniente. La lluvia sería un alivio. Habían sido tres semanas de calor sofocante, dos semanas sin un susurro del viento del Avery, y el hedor podrido de la ciudad había alcanzado incluso los picos más altos del castillo de cristal. La fetidez de inmundicia a las brasas era tan horrible que la mayoría de la corte de su padre se había ido — ya fuera al mar o al norte. O a ambos lugares. El calor hacía insoportables las interminables juntas de consejo y las cenas de estado, incluso cuando los sirvientes en círculo los abanicaban con hojas de palma importadas de Eyllwe. Y si el calor miserable no era suficiente, el tema de esas juntas deshacía deshacía el temperamento temperamento de Dorian. Dorian. Quitándose el sudor de su frente con el reverso de su mano, Dorian arremangó sus mangas a sus codos y se giró a ver al Capitán de la Guardia. Chaol, quien había estado leyendo un documento o reporte o lo que fuera en el sillón junto a la chimenea apagada, elevó su mirada. —¿Y bien? —Aún estoy pensando en ello —dijo Dorian, yendo a la mesa de roble que alguna vez había sido para cenar pero ahora estaba cubierta de columnas de libros y papeles que no dejaban de crecer. —Tu padre quería tu decisión ayer. Ni un atisbo de agresión o condescendencia —sólo preocupación. Incluso si rara vez la mostraba. No, incluso con el calor, Chaol seguía usando su uniforme negro, seguía mirándose fresco y alerta y listo para encarar cualquier amenaza. amenaza. —Este… concurso —Dorian escupió la palabra — es absurdo. Un desperdicio de oro, un desperdicio de tiempo, un desperdicio de vidas de hombres —fue hacia la jarra de agua entre dos pilas de libros y se sirvió para sí mismo y para Chaol un vaso—. Ni siquiera entiendo porque necesita un tan-apreciado Campeón cuando te tiene a ti y a tus hombres. Además los dioses saben cuántas personas sombrías trabajan para él. Chaol puso los papeles abajo mientras Dorian le alcanzaba el vaso, pero frunció el ceño. —Los otros miembros del consejo ya han seleccionado a sus Campeones. Ya sea que quieras o no, la competencia de tu padre tomará lugar —Chaol tamborileó sus dedos en la tela desgastada de la parte trasera del sillón —. El negarte a participar será una declaración —un destello en sus ojos color bronce —. Y no creo que sea el tipo de declaración que quieras hacer justo ahora.
Chaol sabía —siempre había sabido — sobre la tumultuosa relación de Dorian con su padre. Dorian nunca había sido un rebelde, tal vez porque Chaol estaba usualmente ahí para interferir sutilmente, para mantener a Dorian de decir o hacer algo de lo que se arrepentiría después. Pero cada año, cada mes, cada maldito día, era más y más difícil el soportarlo. Él no sabía por qué, exactamente. Nunca había visto uno de esos campos de batalla tan lejanos donde los ejércitos de su padre aún peleaban para calmar las sublevaciones sublevacion es de los rebeldes, nunca había visto los campos de trabajo en Calaculla o Endovier, nunca había estado en alguna de las cámaras de interrogación de su Padre, escondidas lejos en Rifthold. Dorian no apoyaba a los rebeldes, no quería ser parte de la rebelión de nadie, pero… Tal vez era sólo el que él era un esclavo a
la corona tanto como el resto del continente. Dorian tomó un largo trago de agua. Ya estaba caliente. —Si voy a ser forzado a participar en esta competencia —musitó Dorian, más para sí mismo que para su amigo —, entonces quiero ganar. Chaol asintió como si estuviera esperando eso. Lo cual no era sorprendente en lo absoluto. Ni lo fueron las siguientes palabras del capitán. —Tengo una lista de posibles Campeones a los que podemos acercarnos. Dorian terminó su agua. —¿Quiénes? Chaol mencionó cuatro nombres —tres de ellos eran notables soldados, y uno un mercenario con el que Chaol había trabajado en años pasados. Pero Dorian sacudió sac udió su cabeza. —No. No, ellos son muy… ordinarios — los otros miembros del consejo habían escogido a soldados y mercenarios y ladrones. Y si Dorian no podía hacer una declaración hacia su padre al negarse al partic ipar, entonces tal vez… Fue de vuelta a la ventana a estudiar Rifthold, R ifthold, como si pudiera pudier a ver a cada persona y criatura vagando por la ciudad. Nunca se le había permitido vagar por Rifthold por su cuenta, y la última vez que había tenido una noche libre fue hace un año. La fiesta en la finca a orillas del río seguía siendo la más lujosa a la que Dorian había asistido, y Chaol casi perdía su posición cuando descubrieron —cuando su padre descubrió— quiénes realmente habían estado en esa fiesta. Rebeldes adinerados del reino de Melisande; cortesanas de los burdeles más finos de Ádarlan. Y mezclados con todos ellos había ladrones, mercenarios, y asesinos. No sólo asesinos, por los dioses, sino también Arobynn Hamel, Rey de los Asesinos, y su camarilla de asesinos notorios. Dorian había bailado y bebido con todos ellos inconscientemente, y Chaol, a quien le habían dicho que la finca le pertenecía al emisario visitante de Melisande, le había dejado quedarse ahí por horas. Nadie había sabido quiénes eran, gracias a máscaras que habían donado en otra fiesta temprano en esa noche, pero… Incluso ahora, Dorian no podía suprimir
un escalofrío ante el pensamiento de con quiénes había bailado, con quiénes había brindado…
Por un latido, Dorian podía jurar que sintió un fresco viento del norte en su rostro, vagamente la esencia de pino y nieve. Inclinó su cabeza afuera de la ventana, intentando capturar un poco más de él, pero sólo la incesante y palpitante luz del sol estaba ahí. Dejó salir un suspiro y de nuevo estudió la ciudad.
Arobynn Hamel sería un excelente Campeón, pero el hombre no tenía incentivo alguno para participar. Ni siquiera podrían encontrarlo. O salir de una reunión con él con vida. Pero…
Pero. —Celaena Sardothien —murmuró Dorian. —¿Qué? Dorian se alejó de la ventana para encontrar a Chaol acercándose a él. —Celaena Sardothien. Chaol se quedó viéndolo con sus cejas levantadas. Había pasado casi un año desde que la infame asesina había sido capturada, juzgada, y sentenciada a una eternidad de labor en las Minas de Sal de Endovier. Dorian y Chaol habían estado en la ciudad costera de Suria cuando sucedió, y aunque se apresuraron rápido de vuelta a Rifthold, para cuando regresaron, ella ya no estaba. Los guardias quienes la habían observado habían sido reasignados convenientemente a puestos en la frontera, y su padre había sellado cada uno de los documentos sobre su captura. O lo que fuera sobre ella. Incluso los papeles tenía poca información, salvo por una lista de víctimas y su castigo. Ni siquiera sabían cuántos años tenía. —No —dijo Chaol quedamente pero con un temperamento que comenzaba a subir. Dorian inclinó su cabeza. —Los rumores dicen que Sardothien era la mejor. ¿Quién mejor para ser el Campeón de mi padre? Además, también escuché que ella es bonita —sonrió—. ¿Por qué no tener algo qué ver durante la competencia? muc ho que haya algo qué —Ella ha estado en Endovier por un año, Dorian. Dudo mucho mirar. Además, probablemente esté muerta. Dorian pudo haberlo ignorado sino fuera porque Chaol habló tan calmado, tan claro. —Dime lo que sabes —dijo Dorian. Oh, Chaol definitivamente estaba escondiendo algo. —Probablemente ella está muerta —repitió Chaol y se cruzó de brazos. Habían discutido antes —muchas veces. Y en este horrible calor… Dorian mandó al fondo su temperamento. —Dime. Chaol le dio una mirada fija, una que usualmente reservaba para sus hombres. Dorian se negó a romper contacto, y en respuesta le dio su gloriosa y aburrida mirada que reservaba para los hombres aduladores del consejo. Después de un momento, Chaol suspiró por su nariz y dijo. —Hice unas cuantas… indagaciones en este año. A Endovier. Ninguna de ellas tuvo respuesta —un dejo de ira —y preocupación preocupación — en sus ojos. —Si mi padre guardó todos los documentos sobre su captura y juicio, entonces
probablemente dio orden de que todas sus investigaciones sobre ella fueran ignoradas. —Sin embargo, la pregunta es porqué. Dorian sacudió su cabeza. —Tu suposición es tan buena como la mía. Tal vez quien sea —lo que sea — que ella es resulta una amenaza para él. O lo degrada de cierta forma —miró hacia la
ventana, hacia la tierra más allá de la ciudad, y sonrió ligeramente —. Y si nadie va a responder tus cartas, entonces quizás deberíamos ir y ver por nuestra cuenta si ella está viva o no. —Y si ella es capaz de trabajar aún. Dorian hizo una mueca. Después de un año en un lugar como Endovier, sería un milagro si ella aún respiraba. Ni siquiera había considerado el daño en su cuerpo. —Estoy seguro que unos meses de buena comida y ejercicio la ayudarán a recuperarse. —Eso no significará nada si está rota de otras formas. —Quieres decir si aún está cuerda. Una media sonrisa, seguida de un dejo de disgusto. —Si siquiera estaba cuerda para empezar. Un silencio cayó, y Dorian se sirvió otro vaso de agua. Pero si Sardothien estaba cuerda, si no la habían roto aún, si ella seguía viva… —Endovier está a dos semanas de distancia —dijo Chaol lentamente —. No es un viaje fácil para hacer. O uno seguro. Está justo en la frontera de Terrasen —y los
rebeldes no han descansado en todo el verano. —Voy a ir contigo, así que ni siquiera intentes empezar a convencerme de que me quede aquí —Dorian no podía mantener la presión de su voz. Dioses, la sola idea de salir del castillo, alejarse de su padre, inclusive por un mes. Chaol levantó sus manos. mantenerte a salvo. E inclusive si digo que —Es mi trabajo el al menos intentar mantenerte sí a que me acompañes, tu padre aún tiene que aceptar. Y yo tengo mis propias condiciones. Dorian giró sus ojos. Bien podría estar viviendo en la enfermería real. —Déjame a mi padre a mí. —Eso es lo que me preocupa. Dorian abrió su boca para objetar pero vio una débil sonrisa burlona en el rostro de Chaol. Tal vez el capitán también quería salir del castillo un rato. —¿Así que no vas a poner pelea alguna sobre ir en busca de Sardothien? —He aprendido a escoger mis batallas contigo. Dorian estudió a su amigo. —Escuchemos tus condiciones, pues. La sonrisa de Chaol desapareció, y entonces se sentó en la parte trasera del sillón. —Viajaremos con mis hombres —hombres escogidos por mí —Dorian asintió. Eso estaba bien. E inteligente, si los rebeldes de Terrasen en verdad no descansaban—. Este viaje puede ser tu idea, pero seré yo el que lo lidere —Dorian se tensó un poco ante eso pero asintió de nuevo —. Y —agregó Chaol —, cuando lleguemos a Endovier, si yo creo que es muy peligroso el sacarla de las minas, cederás ante la idea. Dorian se enderezó. —¿Así que tienes la palabra final sobre si es la adecuada? Un asentimiento breve. —No estoy cuestionando tu juicio… —Oh, yo creo que todas tus condiciones dicen lo contrario.
Un brillo de ira, entonces una sacudida de su cabeza.
sobre ello. Si no te gustan los términos, —No voy a entrar en argumento contigo sobre entonces escoge otro Campeón. Lo que Chaol no necesitaba decir era que si él se negaba a escoltarlo, ningún otro guardia se atrevería a desobedecer las órdenes del capitán sobre llevar a Dorian a Endovier. Y Chaol tampoco estaba por encima del padre de Dorian para asegurarse de que su orden se volviera un mandado real. Dorian apretó sus dientes. —Esos son términos irrazonables —admitió—. Pero —en lo que respecta a la capacidad de Sardothien… — Chaol se tensó — Decidiremos juntos. Chaol dejó salir un suspiro. Y luego otro. Juzgando, pesando, calculando. Cuando Chaol tenía esa mirada contemplativa en su rostro, era imposible saber qué decidiría. Mantener a Dorian y este castillo a salvo era su primera prioridad, pero Dorian sabía que él también consideraba su amistad ser casi tan importante, y que algunas veces eso apoyaba en sus decisiones. Incluso aunque, como había sido el año pasado, algunas veces eso lo metía en problemas. Pero Chaol suspiró una tercera vez y dijo. —Bien. Decidiremos si ella es la adecuada para participar juntos. Pero —Dorian gruñó— prométeme que no dejarás que tu deseo de molestar a tu padre nuble tu juicio. —Yo nunca…
Una mirada penetrante. Dorian levantó sus ojos al techo de piedra. —Bien, bien. Lo prometo. Chaol se terminó la jarra de agua, y ambos se acercaron a la ventana para mirar afuera hacia la ciudad. El Capitán de la Guardia golpeó sus nudillos contra el borde de piedra de la ventana. —A Endovier, entonces. —Si mi padre dice que sí —agregó Dorian, desde ya preguntándose sobre cómo se acercaría al rey sobre ello. —Tengo un presentimiento de que encontrarás una forma de convencerlo —dijo Chaol, un indicio de una sonrisa en su voz. Truenos sonaban a la distancia, las nubes agitándose agitándose más cerca, y Dorian podía jurar que que escuchó a todo Rifthold suspirar en en alivio. alivio. Una vez más limpió el el sudor de su frente y sonrió. —A Endovier, entonces.
Agradecimientos Ti ¡Hola! Quiero darles las gracias por leer esta pequeña traducción. Un poco de información detrás de esta historia corta: Sarah la escribió de la misma forma que escribió las tres historias cortas que tuvieron el placer de leer en Imperio de Tormentas, es decir, como Exclusivas adicionales en los libros. Cuando Trono de Cristal se estrenó, esta historia estaba agregada al final como una Exclusiva, por lo que no estuvo ni está a la venta de forma individual como las historias que no están incluidas en The As sassin’s Blade. Como último detalle, les dejo una sorpresa extra: Una adición oficial de Sarah, esto es, el reporte que narra lo sucedido respecto al escape de Celaena en las minas, desde la perspectiva del supervisor en jefe. ¡Que lo disfruten!
La Huída, por Sarah J. Maas MINAS DE SAL DE ENDOVIER REPORTE DEL INCIDENTE A/C EL MINISTRO DE COMERCIO EL CASTILLO REAL, RIFTHOLD Au xi li ar: Supervisor
en Jefe Whyte W hyte Sector d e la Mina: Mina: Sector 3, después dispersado por todo el compuesto Prisionero: Celaena Sardothien. Mujer. Edad 17. Incidente:
Ayer, la prisionera conocida como Celaena Sardothien Sardothien realizó realizó un intento de escape que costó las vidas de 22-23 centinelas y supervisores (el Oficial Grant me acaba de informar que otro centinela acaba de morir por sus heridas). Después de usar su propio pico para despachar a su supervisor (Normann), Sardoth ien después de forma sistemática avanzó por las minas, dirigiéndose hacia centinelas y supervisores. Ningún esclavo fue herido. Al apoderarse apoderarse de las espadas de dos centinelas, centinelas, ella se abrió camino de los ejes al patio principal. Ella estaba aún peleando cuando mis centinelas la rodearon, y estuvo a un dedo de distancia de la Muralla de Endovier misma cuando fue dejada inconsciente por un golpe de un centinela (Oficial Hare, a quien estoy recomendando para un ascenso). Sardothien permaneció inconsciente por horas, durante las cuales fue movida a una celda aislada. Desde que despertó, se niega a hablar sobre sus motivos, y está completamente sin remordimientos por sus acciones. Los esclavos en su sector claman que el incidente se generó por el Supervisor Normann azotan do con el látigo a una compañera mujer esclava. Una herida menor en su pierna la mantiene inmóvil, aunque permitió que un curandero la sanara. Debido a las órdenes del rey de mantenerla viva, no la hemos ejecutado. Es mi sincera esperanza el que este reporte sea dado a Su Majestad — y que él revierta su decisión.
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