Luis Emiro Silva Pérez Profesora: Andrea Ramírez
Uniminuto Ciencias bíblicas Salmos
ANÁLISIS TEOLÓGICO Y APLICACIÓN PASTORAL DEL SALMO 42 El presente trabajo contiene un análisis teológico del salmo 42. Dicho análisis se presenta luego de realizar un análisis diacrónico literario y sincrónico exegético a dicho salmo (cuyos resultados se entregaron anteriormente), siendo estos los insumos para la realización del análisis teológico del salmo. El salmo a analizar es el siguiente: 1
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Como el ciervo brama por las corrientes c orrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios? Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta. ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío. Dios mío, mi alma está abatida en mí; Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán, Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar. Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí. Pero de día mandará Jehová su misericordia, Y de noche su cántico estará conmigo, Y mi oración al Dios de mi vida. Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo? Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios? ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío. (Salmo 42, RVR60)
1. Aportes diacrónicos al análisis teológico El salmo es atribuido a uno de los hijos de Core, por ende el autor sería un levita, y dado que el salmo emplea en gran medida la palabra Elohim, se puede indicar que el levita estaría en la época del exilio. El salmo en su estructura soporta estas apreciaciones. Por ejemplo, cuando se hace alusión a los ciervos (Vr 1), se puede estar recordando el terreno escabroso de Palestina, pero per o la referencia más importante al respecto se encuentra en el versículo 4, cuando el autor hace mención al tiempo en el cual el guiaba al pueblo a la casa c asa de Dios (el templo). Bartolini hace la siguiente reflexión en torno al autor, autor , la cual cu al es es compartida por Schokel: Había sido exiliado, probablemente en la alta Galilea, cerca del macizo del Hermón. Es un lugar l ugar árido, con poca agua. El deshielo de las nieves del Hermón Herm ón da lugar al comienzo del Jordán que, más abajo, forma cascadas (7-8). El salmo habla del enemigo que oprime (10) y de los opresores que insultan al salmista preguntando: « ¿Dónde está tu Dios?» (4,11). El salmista lo ha perdido todo, su vinculación a la tierra de Israel, en la que se encuentra su DIOS; ha perdido la libertad, la alegría de estar en el templo participando de sus celebraciones, y, a cambio, ha recibido una profunda nostalgia de Dios. Dios se hace presente en su vida en forma de ausencia sentida, de añoranza. 1
Pero, Kraus Hans considera que el salmo no indica si el autor esta desterrado o ha huido de Palestina, por lo cual “es difícil determinar la fecha en que se compuso ese cántico de oración. Claro que, si suponemos que el orante del salmo se hallaba desterrado (E. Beaucamp), entonces se podrían tener en cuenta los correspondientes puntos de referencia; pero no tenemos apoyo claro para tal interpretación. 2 No es improbable que el Sal 42-43 42-43 sea anterior al destierro.” Pero, sea el salmo del exilio o antes de éste y, a pesar de las circunstancias tan diferentes de estas épocas, el salmo si indica que el levita se encontraría lejos del templo de Jerusalén, lo cual genera en él una gran variedad de sentimientos, los cuales son plasmados en el salmo. En relación con el género del salmo, este es de súplica individual. En la antigüedad antigüedad “el “el suplicante se ponía bajo la protección de un superior para escapar de un peligro,…. Mediante ciertos gestos simbólicos, el suplicante expresaba que se ponía por completo en manos de la persona a la que imploraba, que se sentía totalmente dependiente de ella. Por tanto, «suplicar a Dios» es presentarse ante él en postura de suplicante levantar los ojos, tender las manos, postrarse ante Dios, refugiarse en Dios 3 no son expresiones vacías.” Además, la súplica individual refleja el drama de la vida personal y social, manifestando esta de múltiples facetas, por lo cual se pueden considerar estos como una fuente para estudios de psicología religiosa. Por otro lado, el salmo es presentado en forma de dialogo del autor consigo mismo. Alonso Schokel en relación con c on este dialogo indica que: El diálogo interior es en el salmo expresión del drama interno, respuesta a la polaridad de Dios experimentada por el salmista. En un nivel de la conciencia domina la nostalgia y el desaliento; en un
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Bartolini, Jose. Conocer y rezar los salmos. (Madrid: salmos. (Madrid: San Pablo), 2002, 211. Kraus, Hans. Los salmos. Salmos 1-59. (Salamanca: 1-59. (Salamanca: Ediciones Sígueme), 1993, 664. 3 Manatti, Marina. Orar con los Salmos. (Navarra: Salmos. (Navarra: Editorial Verbo Divino), 1982, 11. 2
nivel más profundo emerge y va creciendo la confianza, la esperanza. En el nivel superior o inmediato, Dios hace sentir dolorosamente su ausencia; en el nivel profundo se percibe vagamente su presencia.
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Al tener en cuenta el género de súplica del salmo, es importante resaltar la actitud que tiene el levita en el salmo, siendo esta una guía para la interpretación del salmo. El levita se encuentra en una situación de total dependencia a aquel que dirige su suplica y ante tal incertidumbre frente a la respuesta de Dios el levita experimenta unos sentimientos de esperanza y desesperanza.
2. Aporte sincrónico al análisis teológico Estos sentimientos se pueden resumir mediante los siguientes campos semánticos, algunos de los cuales se desarrollaran seguidamente:
Sentimientos de esperanza: espera, salvación mía, Dios mío, acordarse de Dios. Cosas que causa alegría: he de alabarle, la misericordia que mandara Jehová, el cantico de o Jehová con él, su oración al Dios de su vida. Sentimientos de Desesperanza: abates, turbas. o Cosas que causan tristeza: decir “¿dónde está tu Dios?”, acordarse de como condujo a la multitud a la casa de Dios, las olas y ondas de Dios que han pasado por él, la afrenta de los enemigos.
El salmo inicia con una comparación abrupta, la cual es única en todos los salmos. Para Kraus, al realizar la comparación del ciervo que clama por las aguas (los cuales son lechos secos de los arroyos, 5 por lo cual el ciervo busca inútilmente agua Cf. Salmo 126,4 ), el salmista representa la ansia que tiene el levita por Dios. Dicha ansia no ha sido aún satisfecha para el levita, dado que el verbo ( ) “clama” está en imperfecto, por lo cual la acción no está terminada. Esta E sta situación inicial es la que lleva al levita a realizar su reflexión personal en relación con el tiempo que vive. Este clamor se puede representar como si fuera un grito de auxilio, el cual realiza el levita a causa de la sed que tiene de Dios, la sed por el Dios vivo que puede dar respuesta a su clamor, el cual es ocasionado por las circunstancias adversas que está viviendo al estar lejos de Dios. Ese estar lejos no necesariamente implica estar lejos del templo, sino que puede implicar estar lejos de la amistad o presencia de Dios. Dicha apreciación es válida, dado que el verbo venir ( ) empleado en el salmo es de uso genérico, por lo cual es traducido de diversas formas al español, por ejemplo: entrar, meterse; traspasar; llegar, acercarse; ir, venir. En sentido físico, el cual es el presentado en el salmo 42 el verbo, es necesario diferenciar la relación del móvil con el límite del termino espacial, por ejemplo: Si se supera el término y se sitúa en un espacio cerrado entonces el verbo será entrar, pero si no está definida una distancia se traducirá ir o 4
Alonso, Schokel, y Cecilia Carniti. Salmos I (Salmos 1-72) Traducción, introducciones y comentario. comentario. (Navarra: Editorial Verbo Divino), 1992, 609. 5 Cf. Kraus, Hans. Los salmos. Salmos 1-59, 1-59, 662.
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venir , siendo este el caso del salmo 42. Esto es interesante, dado que el levita no tendría certeza de que tan lejos está de presentarse delante Dios, a partir de esto se podría pensar que el lugar al cual desea ir el levita no es exactamente el templo de Jerusalén y ese “venir” estaría relacionado con el Dios al cual le está elevando la súplica en el salmo. El versículo 3 comienza a describir la situación que está pasando el levita, la cual es de gran tristeza la cual lo lleva a estar en un contante lloro de día y de noche. Parte de esa tristeza es provocada por todos aquellos que le preguntan ¿Dónde está su Dios? Las personas que lo cuestionan serian paganas ajenas al pueblo de Dios. En medio de esta situación, el salmista recuerda el tiempo en el cual el guiaba al pueblo hasta la casa de Dios en medio de la alegría de dicho evento. Dicho recuerdo es tan vivo para el levita, que el salmista lo indica mediante la frase “derramo mi alma mi alma dentro de mí”, mí”, por lo cual es un recuerdo tan personal y satisfactorio que puede hacer que se olvide de los cuestionamientos que le hacen los demás y recobre de nuevo la esperanza en el Dios que le permitió vivir esos momentos. Ante el recobro de la esperanza, el salmista se cuestiona la razón por la cual su alma esta abatida y turbada. En relación con los verbos “abatir” y “turbar” es necesario indicar lo siguiente: El verbo abatir ( ) “abates” al estar en hitphael imperfecto, indica que esta es una acción acción intensa y reflexiva, con el cual se deja ver el gran sentimiento de abatimiento que siente el levita cuando reflexiona en torno a la situación que vive, la cual lo hace sentir ruin o despreciable. Y el verbo turbar ( ) “Turbas” al estar en segunda persona da a entender que es el levita quien le habla a su alma, y dado que el alma en el pensamiento hebreo forma una sola unidad con su cuerpo, se deduce que el levita se cuestiona a sí mismo en torno a esa turbación. Ante este estado de turbación y abatimiento el salmista se ordena a sí mismo a esperar en Dios. En relación con el verbo ( ) “espera” al estar en hiphil imperativo este imperativo este indica que el levita da la orden 7 a su alma de esperar, dado que tiene una causa para esto. La causa de esperar es para darle gracias a Dios como lo deja ver el verbo esperar ( ) el cual se encuentra igualmente en hiphil e imperfecto en el mismo versículo 5. En relación con el esperar, el levita tiene la esperanza de conseguir lo que desea, 8 y en este caso es encontrar a la salvación suya y al Dios suyo, al Dios que lo puede salvar de la situación específica que vive de dolor y abatimiento, ante lo cual podrá darle gracias a Dios cuando esta salvación llegue a su vida. En el versículo 6 el levita retoma su suplica al reconocer de nuevo su abatimiento, y mediante la frase “Me acordare…” el levita indica hacia donde el extiende su suplica, siendo esta hacia la tierra del 6
Schokel, Diccionario bíblico hebreo español , 104. En relación con el verbo alabar ( ) empleado en el versículo 5 del salmo, Prevost indica que en “la mayor parte de las traducciones optan por “dar gracias”, de manera que se advierte en el ante todo la noción de «agradecimiento» o de «reconocimiento». Cabe aclarar que la acción de gracias es más puntual en relación alabar la cual se puede aplicar en contextos más generales.” Prevost, Jean-Pierre. Jean-Pierre. Diccionario de los salmos. (Navarra: salmos. (Navarra: Editorial Verbo Divino), 1991. 19 8 Para Nelson “la idea básica del término «salvación» es rescatar y preservar de un peligro inminente; implica dar salud y biblia. (Miami: Editorial Caribe, 1998). seguridad.” Nelson, Wilton. Nuevo diccionario ilustrado de la biblia. (Miami: 7
Jordán, la tierra prometida a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. Seguido a esto, el versículo 7 indica como el levita: Escucha el bramido incesante del abismo de aguas destructoras y caóticas. Aquí se entrelazan la imagen familiar de los torrentes que corren tumultuosos por la cabecera del Jordán y la imagen de la inundación por las aguas caóticas y destructoras destructoras del océano arquetípico... arquetípico... Fuerzas destructoras que proceden proceden de Yahvé han caído violentamente sobre el orante. El corre peligro de perecer ahogado (cf. Sal 18,5; 69,3; 88,8). En su situación desesperada, el que sufre pone ahora sus ojos en Yahvé; aguarda su intervención. 9
Frente a la imagen del versículo 7 “un a bismo llama a otro a la voz de su cascadas casca das””, Schokel propone dos interpretaciones: El paisaje como símbolo del estado de ánimo del levita o una descripción de una enfermedad grave en la metáfora del océano al relacionar este con el versículo 10 que hace mención a 10 un quebranto en los huesos . El texto no da indicios claros frente a dichas opciones, lo único que si queda claro es que el e l salmista le atribuye esta situación a Dios. La intervención esperada se encuentra en el versículo 8, en el cual el salmista añora que la misericordia de Dios este con el de día y que su canto lo acompañe de noche, es decir, que el Dios de su vida este en todo momento con él. Los versiculos 9 y 10, permiten identificar como es la presencia de Dios en todo el salmo, la cual es una ausencia sentida. “La ausencia no consiente, no sentida, sentida, es ausencia simple que no duele. La ausencia sentida es un modo de estar presente a la conciencia, causando ansia y dolor. Paradójicamente, las burlas de los enemigos agudizan la sensación de ausencia y multiplican así la presencia en forma de 11 nostalgia.” nostalgia.” Por último, el salmo termina con el mismo estribillo del versículo 5, el cual ya fue explicado.
3. Aplicación teológica-pastoral El salmo como lo sugiere Schokel sirve como fuente para estudios de psicología religiosa, al presentar el estado de animo de un levita que se encuentra lejos del templo o la presencia de Dios. A partir de esto, el salmo tendría gran aplicación en los miembros de las iglesias (Sacerdotes, pastores y líderes activos) que estén perdiendo su ánimo en el ministerio a su cargo, ya sea por causa de que fueron destituidos de su posición eclesial sin que se hayan ido de la iglesia o por un retiro por parte de ellos de la iglesia ocasionado por diferencias con los integrantes de la iglesia, ya sea con el director de la iglesia o un grupo de miembros de esta. El salmo no aplica a los miembros que voluntariamente hayan decidido dejar sus labores eclesiales. Los aspectos a trabajar con ellos serían los siguientes: Reconocer la situación actual de su vida en relación con la iglesia o su relación c on Dios. En el caso del levita esta situación era la de estar lejos del templo, lo cual hacia que el sintiera que había perdido todo: su vinculación a la tierra en la que se encuentra con Dios, su libertad y la alegría de servir en el templo, 9
Cf. Kraus, Hans. Los salmos. Salmos 1-59, 1-59, 663. Cf. Alonso, S. (1986). Treinta salmos Poesía y oración. Segunda edición. Madrid: edición. Madrid: Ediciones cristiandad, 154. 11 Alonso, S. (1986). Treinta salmos Poesía y oración. Segunda edición. Madrid: E diciones cristiandad, 159. 10
lo cual lo lleva a tener una sensación de nostalgia de Dios. Esto mismo pueden estar viviendo algunos miembros de la iglesia, que por alguna razón han sido relegados de su servicio, por lo cual pueden pensar que su relación con Dios ha disminuido y por ende han perdido parte del gozo e n su vida. La sensación de estar lejos del templo o de su comunión con Dios, ocasiona en el miembro eclesial una serie de emociones en su vida, que lo llevan a reconocerse totalmente dependiente de Dios, lo cual ocasiona que su oración sea una súplica constante en búsqueda de una respuesta, al punto de llegar a estar postrado delante de Dios. Esa suplica es su clamor al Señor, como el ciervo que busca las aguas en arroyos secos esperando encontrar aquello aq uello que satisfaga su sed de Dios. Esa suplica llega a ser un grito de auxilio con el cual se espera obtener una respuesta que lleve al miembro de la iglesia a encontrarse de nuevo con Dios. Ese grito no cesara hasta encontrar su respuesta. Pero, esta respuesta va más allá de volver a servir en la iglesia, consiste en volver en comunión con su Dios. Dicha comunión le hace estar seguro de que su servicio a la comunidad es más que buenas acciones, sino que son actos que van cargados del amor y la palabra de Dios. Parte de esta suplica o grito de auxilio expresa las causas ca usas por las cuales sufre, en el caso del le vita era el cuestionamiento que le hacían los demás en relación a ¿Dónde está su Dios? Por dicha razón, el miembro de la iglesia puede reflexionar en torno a su vida y como esta refleja o no el cuidado de Dios hacia él. Reflexionar en torno a esto hace que se sienta temor al no experimentar el cuidado de Dios hacia él o traer consigo una sensación de culpa en el miembro de la iglesia, al considerar que el estado actual de su vida es ocasionado por causa de sus actos, tal como lo podía sentir el levita del salmo al estar inmersos en una teología de retribución presente en el antiguo testamento. Contra estos dos sentimientos se debe de hacer frente y no permitir que lo alejen a uno definitivamente de Dios. Para hacer frente al temor y la culpa, el salmista recuerda aquellos momentos en los cuales el guiaba al pueblo a la casa de Dios. Estos recuerdos generan en el levita una esperanza para seguir luchando y esperar en su Dios. Esto mismo debe hacer el miembro de la iglesia, recordar todos los buenos momentos que ha tenido en el servicio a la comunidad. Cosas tan simples como haber escuchado a alguien que necesitaba ser oído, haber ayudado en la repartición de la santa cena, haber dado un consejo sabio, haber predicado, etc. Todos estos momentos ayudan a recobrar el ánimo de la persona. Pero, estos recuerdos deben ser sentidos como si los estuviera viviendo estos de nuevo, de tal forma que él pueda mediante esto derramar su alma dentro de él (Vr 4). Recordar los buenos momentos hará que se replantee la sensación de turbación y abatimiento que se vive. Seguido a esto, el levita le ordena a su alma a esperar en Dios, espera que puede llegar a ser un periodo largo o corto, tras el cual espera encontrar de nuevo a la salvación suya y al Dios suyo. Un aspecto importante a resaltar en medio de dicha espera es la actitud de dar gracias a Dios en todo tiempo y en todo lugar tal ta l como lo presenta el salmo. Ese obligarse a esperar y a dar gracias, no es una fórmula mágica que solucione los problemas, por lo cual en medio de la espera se puede volver a la desesperanza, y esta desesperanza puede tomar
múltiples facetas, entre estas la de culpar a Dios de dicha situación de tristeza al punto de decirse que todas las ondas enviadas por Dios son como un abismo que ahonda la situación de desesperación del miembro de la iglesia (Vr 7). Ante esto es importante reconocer la naturaleza de Dios, una naturaleza cargada de misericordia y amor, la cual arrulla con su canto y trae consuelo al corazón, tanto de día como de noche (Vr 8). Recordar lo bueno de Dios vuelve a traer esperanza al corazón en medio de la desesperanza y el dolor. Pero a pesar de todo esto, aun el hombre puede volver a sentir la desesperanza al recordar de nuevo las circunstancias difíciles que él vive. Aunque la mayor dificultad no es lo que dicen los demás de él, sino experimentar la ausencia sentida de Dios, la cual es más que una simple ausencia no consiente la cual no duele, sino que es una ausencia que se siente lo cual causa ansia y dolor. Por último, el salmo termina con el estribillo, en el cual el orante se cuestiona a sí mismo y se da la orden de nuevo de esperar en Dios. Con esto se indica que a pesar de todo lo que puede hacer Dios por el hombre, es este quien ha de tomar la decisión de seguir y continuar adelante. Así que debemos reflexionar en torno a dicho estribillo: “¿Por “ ¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.” mío.” (Vr 11)
Bibliografía Alonso, S. (1986). Treinta salmos Poesía y oración. Se gunda edición. Madrid: Ediciones cristiandad. Alonso, S. (1999). Diccionario bíblico hebreo españo l. Madrid: Editorial Trotta S.A. Alonso, S., & Carniti, C. (1992). Salmos I (Salmos 1-72) Traducción, introducciones y comentario. Navarra: Editorial Verbo Divino. Bartolini, J. (2002). Conocer y rezar los salmos. Madrid: San Pablo. Kraus, H. (1993). Los salmos. Salmos 1-59. Salamanca: Ediciones Sígueme. Manatti, M. (1982). Orar con los Salmos. Navarra: Editorial Verbo Di vino. Nelson, W. (1998). Nuevo diccionario ilustrado de la biblia. Miami: Editorial Caribe. Prevost, J.-P. (1991). Diccionario de los salmos. Navarra: Editorial Verbo Divino.