Ampliación / Razonamiento verbal / Unidad 5
Atención a la diversidad
Nombre: ______________ _____________________ ______________ _____________ _____________ ______________ ___________ ____ Año y sección: sección: _____________ ______________ _
SERIES
F D P
COMPRENSIÓN DE LECTURA
1. Elige el par de palabras que continúan la serie. ESO, OBJETO; AHÍ, LUGAR; … a) dos, número c) así, modo e) muy, adjetivo b) tú, posesión d) nadie, cantidad RATA, TARA; GATO, TOGA; … a) tora, rota c) casa, saca e) pomo, mapa b) gata, toga d) duro, ruda PEZ, ESCAMA; AVE, PLUMA; … a) pelusa, chompa c) reptil, cuero e) hombre, piel b) ala, sombrero d) flor flor,, pétalo MOLÉCULA, ÁTOMO; TEJIDO, CÉLULA; … a) línea, punto c) agua, oxígeno e) ojo, iris b) oración, palabra d) sangre, plaquetas LIEBRE, LENTITUD; CONEJO, INFERTILIDAD; … a) pavo real, beldad d) gato, tonto b) tortuga, tardanza e) perro, deslealtad c) mariposa, color
Cuando vi que Woody Allen me apuntaba con un revólver, me entró pánico: delante de mí tenía a un atracador nervioso y ostensiblemente inexperto, de esos que disparan cuando no quieren y que aciertan en el blanco porque alguien, y siempre hay alguien alrededor, les da un empujón. Pero, oportunamente, empezó a llover y la pistola, que era de jabón, se le deshizo. En ese momento, uno decidió que no quería ser como ese hombre bajito, miope y con tan mal pelo al que la naturaleza –que tiene por costumbre ser generosa y tierna con los norteamericanos– lo dejaba en ridículo. No obstante, me he sentido siempre fascinado por el cine de Allen. La explicación hay que buscarla en las magnéticas leyes de la comedia. En la tragedia, el héroe es siempre superior al hombre, es decir, no tiene que afeitarse ni que usar métodos anticonceptivos, por ejemplo; en la comedia, el héroe siempre es igual o peor que el hombre. Woody Allen nos da una lección de la visión cómica del ser humano al echarse un trago de agua de lavanda por si acaso puede besar a la chica en Sueños de un seductor . JUAN MARÍN, El País.
PLAN DE REDACCIÓN 2. ¿Qué secuencia de oraciones expone en forma orordenada las ideas de cada texto? I. II. III. IV.. IV
Las texturas Cuando observamos la superficie de cualquier objeto, vemos que posee características propias: puede ser lisa, rugosa, suave, áspera, etc. Existen las texturas que podemos observar en la arena, las hojas, las piedras… consideradas como texturas naturales. Esta calidad de las superficies es lo que se denomina textura. Así como aquellas texturas producida s o manufacturadas por el hombre consideradas como texturas artificiales.
a) II, I, III, IV b) II, III, I, IV I. II. III. IV.. IV
c) I, III, II, IV d) II, IV IV,, I, III
c) IV IV,, II, I, III d) III, IV, II, I
e) I, III, II, IV
a) Los norteamericanos son siempre beneficiados por la naturaleza ante los ojos del mundo. b) La tragedia es el género que más se aleja de la visión real del ser humano. c) Al ser humano no le gusta sentirse identificado con un héroe débil. d) La fascinación del autor por Allen radica en que nos permite reflexionar acerca del aspecto cómico del ser humano. e) Woody Allen es un artista extraordinario.
5 n ó a) Acción y efecto de ver ver.. i b) Opinión o punto de vista. c c) Capacidad de comprensión de las cosas, especial- a c i mente acierto para ver lo que más conviene. n d) Alucinación, ensoñación. u e) Ninguna de de las anteriores. m o 5. ¿Qué se puede inferir a partir del texto? C I. Woody Allen es un hombre de estatura baja y miope. a II. La naturaleza nos permite sentir ternura por n a aquellos que son débiles. l III. La comedia es un género que atrae al ser humano. l i t IV. Woody Allen es un torpe asesino. n a) Solo I b) I y II c) I y III d) II y IV e) I, II y III a S 4. ¿Qué significado adquiere la palabra visión en el contexto de la lectura?
e) I, IV IV,, II, III
Los negocios en la red Algunos de los productos más vendidos a través de este medio son los libros, los discos y las películas. En los últimos años han aparecido en la red nuevas empresas que venden exclusivamente por internet. La compra a través de internet permite obtener desde la comodidad del hogar productos procedentes de todas partes del mundo. Internet ha puesto para muchas empresas un escaparate excepcional donde ofrecer servicios.
a) II, IV IV,, III, I b) IV, II, III, I
3. ¿Cuál es la idea central del texto?
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Ampliación / Ortografía / Unidad 5
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Corrección ortográfica 1. ¿Qué palabras completan las siguientes oraciones, respectivamente?
6. ¿Qué serie de palabras completan correctamente el siguiente texto?
I.
Obtuvo el título de _____ por sus _____ posesiones. Y además, siendo aún muy joven, se _____ como un auténtico profesional agropecuario. a) barón – vastas – reveló d) barón – bastas – reveló b) barón – bastas – rebeló e) N.A. c) varón – vastas – rebeló
Creo que __ participado también es meritorio. II. Tienes que __ visto la cara que puso. III. Es urgente ir __ lo que está sucediendo. IV. No sé si irá __ elecciones este año.
a) IA, IIB, IIIC, IVA b) IA, IIC, IIIB, IVB
c) IA, IIA, IIIB, IVC d) IC, IIB, IIIA, IVA
A. haber B. a ver C. a haber
e) N. A.
7. ¿Qué palabra o palabras deben llevar diéresis? I. averguences II. paraguas
2. ¿Qué palabra completa correctamente esta oración?
a) II y III b) II y IV
Esta es la encomienda __ datos no se distinguen.
a) cuya
b) cuyas
c) cuyos
d) cuyo e) N. A.
I. II. III. IV.
a) b) c) d)
Deja que hierva el agua unos minutos más. El reo pereció en la horca. ¡Eh, tú, escucha estas palabras! Después de que le contaron lo sucedido, está hecha una seda. e) Todas están correctamente escritas.
asar azar tasa taza
e) Solo IV
A. medida B. vasija C. cocinar D. casualidad
a) IA, IIB, IIIC, IVD b) IA, IIC, IIIB, IVD c) IC, IID, IIIA, IVB
4. ¿En qué oración se utiliza haber correctamente?
d) IC, IID, IIIB, IVA e) ID, IIB, IIIA, IVC
9. ¿Con qué palabras se completan las siguientes oraciones, respectivamente?
En la catedral hubieron muchos visitantes. Habrá una nueva convención en enero. Habrán grandes cambios. a y c son correctas. N.A.
I. El enfermo tiene ____ a la medicina. II. Es parte de nuestro ____ cultural. III. ¿____ podido asistir usted a la reunión? IV. Parecía ____ y primerizo.
5. ¿Qué afirmación es cierta con respecto al siguiente texto?
A. novel B. nobel C. habría D. abría
E. acerbo F. acervo G. aprensión H. aprehensión
5 n ó i a) IH, IIF, IIID, IVA c) IG, IIC, IIIE, IVB e) N.A. c a b) IG, IIF, IIIC, IVA d) IH, IIB, IIIC, IVA c i 10. ¿Qué signos de puntuación deben ser colocados n en los paréntesis, respectivamente? u Juan ( ) eufórico ( ) llegó a su casa ( ) m traía muy buenas noticias ( ) o a) (,) (,) (,) (.) c) (;) (:) (.) (.) e) N.A. C b) (;) (,) (.) (,) d) (,) (,) (;) (.) a n 11. ¿En qué palabra o palabras el asterisco debe ser a l reemplazado por ? l i a) rapide* d) Todas las anteriores t n b) incapa* e) Solo a y b a c) proe*a S
García de Paredes tendría cuarenta y cinco años. Era alto y seco y más amarillo que una momia –dijérase que estaba muerto hacía mucho tiempo–; llegábale la frente a la nuca, gracias a una calva limpia y reluciente, cuyo brillo tenía algo de fosfórico; sus ojos, negros y apagados, hundidos en las descarnadas cuencas, se parecían a esas lagunas encerradas entre montañas, que solo ofrecen oscuridad, vértigos y muerte al que las mira. a) b) c) d) e)
c) I, III y IV d) Solo I
8. Relaciona.
3. ¿Qué oración está correctamente escrita?
a) b) c) d) e)
III. desague IV. pinguino
Hay cuatro palabras con hiato. Hay tres palabras esdrújulas. Hay diez palabras con diptongo. No hay palabras agudas. Todas son correctas.
z
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Charles Dickens Un novelista de éxito
La denuncia de la miseria
Charles Dickens nació en la ciudad inglesa de Portsmouth el año 1812. Cuando contaba con doce años de edad, su padre fue encarcelado por unas deudas y él se vio obligado a abandonar la escuela y ponerse a trabajar en una fábrica de betunes. Las penalidades sufridas en esta época dejaron huella en su vida y en su obra. Consiguió, no obstante, acabar sus estudios y trabajó algún tiempo como abogado y periodista. A lo largo de 1836 y 1837 publica la primera de sus novelas, Papeles póstumos del club Pickwick , que obtuvo un éxito inmediato. A partir de este momento, su vida es una sucesión de triunfos literarios y sociales. Murió en Londres en 1870.
En la producción de Dickens desempeñaron un papel decisivo dos factores: las devastadoras consecuencias sociales que supuso el proceso industrializador y el sistema de publicación por entregas de sus obras. El primero de estos factores repercute en la temática de las novelas, mientras que el segundo afecta a su estructura.
Un testimonio permanente Charles Dickens es sin duda el mejor representante de la novela realista inglesa. En su obra nos ha dejado un retrato fiel de la sociedad victoriana, caracterizada por el puritanismo moral y las grandes desigualdades sociales. Pero este valor testimonial no es el más importante en sus novelas; estas siguen interesando al lector de hoy por la amenidad de sus argumentos y, sobre todo, por el fascinante análisis de la miseria y el sufrimiento humanos que en ellas se lleva a cabo. Se suelen distinguir dos épocas en la producción novelesca de Dickens. En la primera el interés se centra en la creación y estudio de caracteres individuales; la segunda profundiza en el análisis de la sociedad como un todo orgánico que abarca y determina la existencia de los personajes. Las novelas más destacadas de la primera época son Papeles póstumos del club Pickwick y Oliver Twist . A la segunda etapa pertenecen obras como David Copperfield , Casa desolada, Tiempos difíciles o Grandes esperanzas.
El proceso de industrialización acarreó el surgimiento en los centros urbanos de grandes masas de personas sumidas en la miseria y la desesperanza. Este va a ser el gran tema de la novelística de Dickens: la denuncia de una sociedad que propicia y tolera las mayores desigualdades. Denuncia del desamparo y la crueldad a que se ve sometida la infancia (Oliver Twist ); de la ineficacia y arbitrariedad de la Justicia (Casa desolada); de la inhumana explotación de los obreros (Tiempos difíciles). Todas las novelas de Dickens se publicaron por entregas de periodicidad semanal, quincenal o mensual, lo cual influye en su estructura: para poder permanecer en la memoria del público, los personajes han de estar bien definidos, el argumento ha de seguirse con facilidad y cada unidad de entrega ha de constituir en sí una pequeña historia. Lógicamente conviene también suscitar y mantener la expectación del lector, por lo que el novelista acude con frecuencia a recursos creadores de «suspense». La publicación periódica permitía, además, que el autor conociera las reacciones del público y sus expectativas, y jugara con ellas, satisfaciéndolas, defraudándolas o introduciendo giros insospechados en el argumento. Tal vez lo fundamental en las novelas de Dickens sea la creación de una atmósfera en la que predomina la melancolía. Es cierto que la mayoría de sus obras presentan el típico «final feliz», pero esta tardía concesión al sentimentalismo no consigue hacer olvidar la minuciosa exploración precedente del sufrimiento y la ignominia de los hombres.
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Una ración más El comedor de los niños era una gran sala en cuyo extremo se veía una enorme caldera, junto a la que, ayudado por dos mujeres, el jefe del hospicio cubierto con un gran delantal repartía las gachas a la hora de comer. Cada niño recogía una pequeña escudilla llena, nunca más, excepto los días de fiesta en que se les daban también dos onzas de pan. ... Los chicos tienen por lo regular un apetito excelente: Oliver y sus compañeros sufrían hacía tres meses las torturas de una lenta consunción, y el hambre concluyó por extraviarlos, hasta el punto de que un muchacho, grande ya por sus años, y poco conforme con semejante existencia, dio a entender a sus compañeros que si no les aumentaban la ración diaria acabaría por devorar una noche al niño con quien se acostaba, que era muy joven y débil. Al hablar así tenía la mirada hosca; sus compañeros le creyeron y, en consecuencia, se procedió a deliberar, resolviéndose al fin que se echarían suertes para saber quién iría aquella misma noche, a la hora de cenar, a pedir al jefe una ración más que la de costumbre. La suerte recayó en Oliver Twist. Llegada la noche, los niños ocuparon sus puestos: el jefe del establecimiento, con su traje de cocinero, se hallaba delante de la caldera; se sirvieron las gachas; se pronunció un largo benedicite y poco después terminó la cena. Entonces los chicos comenzaron a cuchichear haciendo señas a Oliver, y los que estaban más cerca le empujaron con el codo. Por niño que fuese, el hambre le había exasperado, haciéndole indiferente a todo el exceso de la miseria; dejó, pues, su lugar, y adelantándose con la escudilla en una mano y la cuchara en la otra, dijo, asustado de su propia temeridad: –Hágame usted el favor de darme un poco más, si gusta.
El jefe, hombre grueso y rechoncho, palideció de sorpresa; mudo de asombro, miró varias veces al pequeño rebelde, y como si no pudiera recobrarse de su estupor, se apoyó sobre la caldera. Las mujeres que le ayudaban se dirigían miradas de sorpresa, y los niños temblaban de miedo. ... El consejo se hallaba en sesión solemne cuando Bumble, fuera de sí, se precipitó en el salón, y dirigiéndose al presidente le dijo: –Señor Limbkins, dispense usted si le interrumpo; pero sepa que Oliver Twist ha pedido más ración. El asombro fue general; se manifestaba el horror en todos los semblantes. –¿Que ha pedido más? –murmuró el señor Limbkins–. Cálmese, Bumble, y contésteme claramente. ¿Quiere usted decir que ha pedido más ración después de comer la señalada por el reglamento? –Sí, señor –replicó Bumble. –Ese niño se hará ahorcar –dijo el señor del chaleco blanco–, sí, ese niño se hará ahorcar. Nadie contradijo aquel pronóstico; se entabló entonces una discusión muy acalorada; Oliver fue encerrado en un calabozo; y al día siguiente un anuncio fijado en la puerta ofrecía una recompensa de cinco libras esterlinas al que quisiera desembarazar a la parroquia de Oliver Twist. O en otros términos, se ofrecían cinco libras y la persona de Oliver a cualquier hombre o mujer que necesitase un aprendiz para un oficio o industria, fuera cual fuese. CHARLES DICKENS, Oliver Twist.
__________ Consunción. Extenuación, enflaquecimiento. Benedicite. Oración
para bendecir los alimentos.
Actividades 1. Localiza en el texto algún rasgo humorístico o irónico y explica de qué mecanismos se vale el autor para generar el humor. 2. Relaciona el siguiente comentario de Dickens, perteneciente al prólogo de Oliver Twist, con la corriente naturalista que se desarrollará más tarde en la literatura europea.
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Siguiendo mi propio criterio y el de las costumbres al uso, hice todo lo posible para eliminar del habla de los personajes más bajos cualquier expresión presumiblemente ofensiva; y preferí que el lector dedujera por sí mismo que la vida de estos personajes era de lo más baja y viciosa, antes que demostrarlo primorosamente con toda suerte de detalles.
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Guy de Maupassant La muerta (Fragmento) ¡La había amado con el alma entera! ¿Por qué se ha de amar? Es bien raro no ver en el mundo más que una sola persona, no tener en la mente más que un pensamiento, un deseo en el corazón, un nombre en la boca: un nombre que sube incesantemente, que sube, como el agua de un manantial, de las profundidades del alma, que sube a los labios y que se pronuncia, se murmura sin cesar, en todas partes, como una oración. No contaré nuestra historia. El amor solo tiene una, siempre igual. La había visto y amado. Durante un año viví entre sus brazos, envuelto en sus caricias, acostumbrado a su cariño, a sus miradas, a sus palabras, a toda su persona; viví como prisionero de ella, bendiciendo mi cautiverio y tan absorto en su ternura que no sabía si era de día o de noche, si estaba vivo o muerto, si en la tierra o en otra parte. De pronto, murió. ¿Cómo? No sé, ya no sé. Entró mojada un día de lluvia, y al día siguiente tosía. Tosió cosa de una semana y se quedó en cama. ¿Qué ocurrió? No me acuerdo. Acudían médicos, recetaban, se iban. Traían medicinas; una mujer se las hacía beber. Sus manos ardían; su frente estaba siempre húmeda de sudor; tenía los ojos brillantes y tristes. Le hablaba y me respondía. ¿Qué nos dijimos? No sé. ¡Todo lo he olvidado, todo, todo! Murió. Recuerdo perfectamente su débil suspiro; el último. La enfermera exclamó: “¡Ah!”. Comprendí, comprendí.
entre aquellas paredes que la habían abrigado, encerrado y que debían guardar en sus invisibles resquicios mil átomos de ella, de su carne y de su aliento, tomé el sombrero y huí. De pronto, cuando iba a pasar la puerta, me fijé en el gran espejo del recibidor, el espejo que ella había mandado colocar allí para verse de pies a cabeza al salir, para ver si el vestido le sentaba bien, si estaba linda y correcta desde las botas hasta el sombrero. Me detuve ante el espejo, que tantas veces la reflejara, tantas, que era natural que hubiese guardado su imagen. Permanecí allí en pie, estremecido, fijos los ojos en el cristal, en el cristal plano, profundo, vacío, pero que la había contenido por completo, poseído tanto como yo, como mi mirada apasionada. Me pareció que amaba aquel espejo, lo toqué. ¡Estaba frío! ¡Oh, el recuerdo! ¡Espejo doloroso, espejo ardiente, espejo vivo, espejo horrible que hace padecer tantos tormentos! ¡Dichosos los hombres cuyo corazón, semejante a un espejo donde se deslizan y borran los reflejos, olvida cuanto ha contenido, todo lo que pasó ante él, cuanto se ha mirado, contemplado en su afección, en su amor! ¡Cómo padezco! Salí y a mi pesar, sin quererlo, sin pensarlo, fui al cementerio. Hallé su tumba, muy sencilla, y la lápida que decía: “Amó, la amaron y murió”. ¡Estaba allí, allí debajo, descompuesta! ¡Qué horror! Sollozaba con la frente hundida en el polvo.
Ayer volví a París.
Permanecí mucho, mucho rato. Luego noté que anochecía. Entonces, un deseo extraño, loco, un deseo de amante desesperado se apoderó de mí. Quise pasar la noche, una última noche, llorando sobre su tumba. Pero me iban a ver y a echarme del cementerio. ¿Cómo evitarlo? Fui astuto. Me levanté y empecé a errar por aquella ciudad de los desaparecidos. [...] Estaba solo, bien solo. Me oculté entre las ramas de un árbol. Sus hojas me ocultaron del todo. Y esperé, agarrado al tronco como un náufrago a una tabla. Cuando hubo cerrado la noche, abandoné mi refugio y eché a andar despacito, a pasos lentos, sordos, sobre aquella tierra repleta de muertos.
Cuando volví a ver mi cuarto, nuestro cuarto, nuestra cama, nuestros muebles, toda aquella casa en la que quedara todo lo que resta de la vid a de un ser después de su muerte, sentí un pesar tan intenso que poco faltó para arrojarme por la ventana. No pudiendo permanecer en aquel sitio,
Anduve mucho, mucho, mucho. No encontraba la tumba de ella. Andaba con los brazos extendidos, dilatados los ojos, topando las tumbas con las manos, con el pecho, con la cabeza, y no la encontraba. Tocaba, palpaba, como un ciego que busca el camino; palpaba piedras, cruces, verjas de hierro,
No me acuerdo de más. Vi un cura que dijo: “Su amante”. Me pareció que la insultaban. Ya que había muerto, no había derecho a hablar de ello. Lo arrojé de casa. Vino otro, muy bueno, muy cariñoso. Lloré cuando me habló de ella. Me consultaron mil detalles del entierro. No me acuerdo bien. Solo recuerdo el féretro; los martillazos de cuando la clavaron dentro. ¡Ah, Dios mío! ¡La enterraron! ¡Enterrada! ¡Ella! ¡En aquel agujero! Asistieron algunos amigos. Huí. Corrí. Anduve muchas horas por las calles. Luego volví a casa. Al día siguiente emprendí un viaje.
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coronas de cuentas de vidrio, coronas de flores mustias. Leía los nombres con los dedos, pasándolos por las letras. ¡Qué noche! ¡Qué noche! ¡No la encontraba! ¡No había luna! ¡Qué noche! ¡Tenía miedo, un miedo cerval en aquellos senderos formados por dos filas de tumbas! ¡Tumbas! ¡Tumbas! ¡Tumbas! ¡Siempre tumbas! ¡A la derecha, a la izquierda, delante de mí, en torno de mí, por todas partes tumbas! Me senté sobre una de ellas porque no podía andar; flaquéabanme las rodillas. Oía latir mi corazón. ¡Y oía otra cosa además! ¿Qué? Un ruido confuso, sin nombre. ¿Provenía de mi cerebro enloquecido, de la noche impenetrable o del suelo misterioso, del suelo sembrado de muertos? ¡Miraba en torno aterrorizado! ¿Cuánto tiempo permanecí allí? No lo sé. Me sentía paralizado de terror, loco de espanto, próximo a gritar, próximo a morir. De súbito me pareció que se movía la lápida de mármol en que estaba sentado. Sí, se movía, como si trataran de levantarla. De un salto me puse en pie y vi, vaya si lo vi, que la piedra se levantaba; y apareció el difunto, un esqueleto que la empujaba con la espalda. Veía, veía muy bien, por más que la noche era muy oscura. En la cruz pude leer:
“Aquí descansa Jaime Olivant, muerto a los cincuenta y un años. Apresuró con sus malos tratos la muerte de su padre a quien anhelaba heredar, atormentó a su mujer, a sus hijos, engañó a sus vecinos, robó cuanto pudo y murió miserable”. Al acabar de escribir, el muerto contempló inmóvil su obra. Y noté, volviéndome, que todas las tumbas estaban abiertas, que todos los cadáveres habían salido, que todos habían borrado lo que escribieron sus parientes y puesto en su lugar la verdad. Y advertía que todos fueron los verdugos de sus allegados,envidiosos,hipócritas,embusteros,calumniadores, perversos; que habían robado, engañado, realizado toda suerte de actos abominables. ¡Y se les llamaba buenos padres, esposas fieles, hijos cariñosos, jóvenes castas, comerciantes probos! Y todos escribían al mismo tiempo en el umbral de su morada eterna, la cruel, la terrible, la santa verdad que todo el mundo ignora o finge ignorar en la tierra. Pensé que también ella la habría escrito en su tumba. Y ya sin miedo, corriendo entre los féretros entreabiertos, los cadáveres, las losas, fui hacia ella, seguro de hallarla enseguida. La reconocí de lejos, sin ver el rostro tapado por el sudario. Y en la cruz de mármol donde antes leyera:
“Aquí descansa Jaime Olivant, muerto a los cincuenta y un años. Amaba a su familia, fue honrado y bueno y murió en la paz del Señor”.
“Amó, fue amada y murió”.
El difunto leía también el epitafio de su tumba. Luego, recogió una piedrecita, una piedrecita puntiaguda y rascó con cuidado aquellas palabras. Las borró del todo, mirando con sus ojos vacíos el sitio en que estuvieron, y con el extremo del dedo que había sido su índice, escribió en letras luminosas como esas líneas que se trazan en la pared con un fósforo.
Vi que había escrito: “Salió un día de lluvia para engañar a su amante, contrajo una pulmonía y murió”. Parece que me recogieron inanimado, al amanecer, junto a su tumba.
Actividades 1. ¿Cómo caracterizarías al protagonista del cuento? 2. El cuento de Maupassant es muy singular porque reúne elementos que pertenecen a diferentes tendencias. Señala cuáles corresponden al romanticismo, cuáles a lo fantástico y qué otros son característicos del cuento realista. Indica, además, en qué parte del cuento se ubican.
3. El ritmo del cuento va in crescendo, esto significa que su intensidad y suspenso van aumentando progresivamente. Indica qué razones justificarían esta apreciación. 4. El cuento concluye con un final sorpresa. ¿Qué efecto produjo en ti ese final? ¿Por qué? 5. El relato de Maupassant contiene una fuerte crítica social. Identifícala y coméntala.
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Benito Pérez Galdós Para leer Marianela Marianela es una joven huérfana, pobre y de escasos atributos físicos que trabaja al servicio de Pablo, un ciego de posición acomodada. Marianela se enamora de Pablo y este también de ella, pero al recobrar la vista después de la exitosa operación del doctor Golfín, se casa con su prima debido a su belleza y rechaza a Marianela, quien muere sola y desconsolada.
Características • Diferencias entre las diferentes capas sociales, conflictos. • La imaginación frente a la realidad. Al final triunfa la realidad, ya que las fantasías e ilusiones de Marianela son aniquiladas. • Falta de oportunidad, de educación para el sector bajo de la sociedad. La ignorancia es uno de los peores males.
Estilo Pérez Galdós aplicó notables innovaciones narrativas: • Redujo la intervención del narrador para dar a sus personajes cada vez mayor independencia. La novela se convierte casi en un conjunto de diálogos, a través de los cuales cada personaje se crea a sí mismo. • Reprodujo la lengua hablada en toda variedad de registros, para caracterizar a los personajes y dar verismo a las situaciones. Con esto se acercaba al lector. • Incorporó sueños y alucinaciones de los personajes y empleó el monólogo para reflejar las obsesiones íntimas. • Caracterizó a sus personajes mediante la acumulación de breves detalles. A veces, solo el nombre da una idea de su personalidad: doña Perfecta, Tormento, Lantigua.
Su concepción de la novela Pérez Galdós atribuía el fracaso de la novela española a la incapacidad de los autores para observar la realidad. Consideraba que la novela tendría éxito si recogía el modo de vida de la nueva burguesía: “La clase media, la más olvidada por nuestros novelistas, es el gran modelo, la fuente inagotable […]. La novela moderna de costumbres ha de ser la expresión de cuanto bueno y malo existe en el fondo de esa clase”. Sin embargo, Pérez Galdós no escribió solo lo que veía. Creó en sus obras un mundo de ficción, sacado de la observación directa de la realidad.
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Marianela (Fragmento) Marianela (llamada en este fragmento la Nela) es una adolescente huérfana de buen corazón que vive en el abandono y la ignorancia. Un día, ella se encuentra en el campo con los esposos Golfín, Sofía y Carlos y el hermano de este, Teodoro. Este encuentro da pie a una conversación acerca del rol de la sociedad en relación con los pobres y los huérfanos.
–Y yo me pregunto –dijo Sofía–: ¿qué es lo que se puede hacer por ella? Nada, nada más que darle de comer, vestirla..., hasta cierto punto... Ya se ve... rom- pe todo lo que le ponen encima. Ella no puede tra- bajar, porque se desmaya; ella no tiene fuerzas para nada. Saltando de piedra en piedra, subiéndose a los árboles, jugando y enredando todo el día y cantando como los pájaros, cuanto se le pone encima conviér- tese pronto en jirones... –Pues yo he observado en la Nela –dijo Carlos– algo de inteligencia y agudeza de ingenio bajo aquella cor- teza de candor y salvaje rusticidad. No, señor: la Nela no es tonta ni mucho menos. Si alguien se hubiera tomado el trabajo de enseñarle alguna cosa, habría aprendido mejor quizá que la mayoría de los chicos. ¿Qué creen ustedes? La Nela tiene imaginación; por tenerla y carecer hasta de la enseñanza más rudi- mentaria, es sentimental y supersticiosa. –Eso es; se halla en la situación de los pueblos primiti- vos –afirmó Teodoro–. Está en la época del pastoreo. –Ayer precisamente –añadió Carlos– pasaba yo por la Trascava y la vi en el mismo sitio donde la hemos hallado hoy. La llamé, hícela salir, le pregunté qué ha- cía en aquel sitio, y con la mayor sencillez del mundo me contestó que estaba hablando con su madre... Tú no sabes que la madre de la Nela se arrojó por esa sima. –Es decir, que se suicidó –dijo Sofía–. Era una mujer de mala vida y peores ideas, según he oído contar. Nos han dicho que se embriagaba como un fogonero. Y yo me pregunto: ¿esos seres tan envilecidos que ter- minan una vida de crímenes con el mayor de todos, que es el suicidio, merecen la compasión del género
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humano? Hay cosas que horripilan; hay personas que no debieran haber nacido, no, señor, y Teodoro podrá decir todas las sutilezas que quiera, pero yo me pre- gunto... –No, no te preguntes nada, hermana querida –dijo vivamente Teodoro–. Yo te responderé que el suici- da merece la más viva, la más cordial compasión. En cuanto al vituperio, échesele encima todo el que haya disponible; pero al mismo tiempo... bueno será inda- gar qué causas le llevaron a tan horrible extremo de desesperación... y observaría si la sociedad no le ha dejado abierta, desamparándole en absoluto, la puerta de ese abismo horrendo que le llama... –¡Desamparado de la sociedad! Hay algunos que lo es- tán... –dijo Sofía con impertinencia–. La sociedad no puede amparar a todos. Mira la estadística, Teodoro; mírala y verás la cifra de pobres... Pero si la sociedad desampara a alguien, ¿para qué sirve la religión? –Refiérome al miserable desesperado que reúne a to- das las miserias la miseria mayor, que es la ignoran- cia... El ignorante envilecido y supersticioso solo posee nociones vagas y absurdas de la Divinidad... Lo desco- nocido, lejos de detenerle, le impulsa más a cometer su crimen... Rara vez hará beneficios la idea religiosa al que vegeta en estúpida ignorancia. […] A él no se le acerca sino el juez que ha de mandarle a presidio... Es singular el rigor con que condenáis vuestra propia obra –añadió con vehemencia, enarbolando el palo, en cuya punta tenía su sombrero–. Estáis viendo delante de vosotros, al pie mismo de vuestras cómodas casas, a una multitud de seres abandonados, faltos de todo lo que es necesario a la niñez, desde los padres hasta los juguetes... les estáis viendo, sí... nunca se os ocurre in- fundirles un poco de dignidad, haciéndoles saber que son seres humanos, dándoles las ideas de que care- cen; no se os ocurre ennoblecerles, h aciéndoles pasar del bestial trabajo mecánico al trabajo de la inteligen- cia: les veis viviendo en habitaciones inmundas, mal alimentados, perfeccionándose cada día en su salvaje rusticidad, y no se os ocurre extender un poco hasta ellos las comodidades de que estáis rodeados... ¡Toda la energía la guardáis lue go para declamar contra los homicidios, los robos y el suicidio, sin reparar que sos- tenéis escuela permanente de estos tres crímenes!
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A c t i v i d a d e s
Co mprende mos 1 Los personajes del fragmento conversan acerca de la joven Marianela. • ¿Cómo la caracterizan?
2 Según Teodoro Golfín, ¿qué debería hacer la sociedad para resolver el problema del abandono de los huérfanos?
Inte rpreta mos 3 De acuerdo con las opiniones dadas por cada uno, ¿cómo nos muestra el autor a los siguientes personajes? Menciona algunos rasgos de su personalidad. • Sofía: ____________________________________ _________________________________________ • Teodoro: _________________________________ _________________________________________
4 Sofía y los hermanos Golfín sostienen ideas distintas sobre los temas de los que conversan. • Completa el cuadro sintetizando la postura de cada personaje acerca de los siguientes aspectos: Qué hacer por Marianela
El suicidio
Sofía Carlos Teodoro
Valora mos 5 En opinión de Teodoro Golfín, la ignorancia es “la miseria mayor”, incluso más que la pobreza material. ¿Coincides con esta opinión? Fundamenta tu punto de vista. Unidad 6 • Disfrutamos de la literatura
5 n ó i c a c i n u m o C a n a l l i t n a S