LA NECESIDAD DEL MITO La injluencia de los modelos culturales en el mundo contemporaneo
CAPITULO
1 ~Que es el mito?
Estudiado in vivo, el mito ... no es una explicacion que satisfaga un interes cienti/ico, sino la resurreccion narrativa de una necesidad primitiva, contada para satisfacer profundas necesidades religiosas y ansias morales. BRONISLA W MALINOWSKI,
Magia, ciencia y religion
Un mho es una forma de dar sentido a un mundo que no 10 tiene. Los mitos son patrones narrativos que dan significado a nuestra existencia. Tanto si el sentido de la existencia es solo aquello a 10 que damos vida merced a nuestra propia fortaleza, tal y como mantendria Sartre, como si es un significado que hemos de descubrir, como afirmaria Kierkegaard, el result ado es el mismo: los mhos son nuestra forma de encontrar este sentido. Son como las vigas de una casa: no se exponen al exterior, son la estructura que aguanta el edificio para que la gente pueda vivir en el. La creacion de mitos es un proceso esencial para la adquisicion de la salud mental, y el terapeuta sensible no puede despreciarlo. En
realidad, el nacimiento y el desarrollo de la psicoterapia en nuestra era contemporanea tuvieron su origen en la desintegraci6n de nuestros mitos. Mediante sus mitos, las sociedades sanas facilitan a sus miembros un alivio para sus neur6ticos sentimientos de culpa y su excesiva ansiedad. En la Grecia antigua, por ejemplo, donde los mitos eran algo vital y poderoso, los individuos podian enfrentarse a los problemas de la existencia sin experimentar sentimientos de culpabilidad 0 ansiedad. De ahi que 10s fil6sofos de la epoca se dedicaran a discutir sobre la belleza, la verdad, la bondad y el coraje como valores de la vida humana. Los mitos dejaron a Plat6n, Esquilo y S6focles libres para crear sus grandes obras filosOficas y literarias, que han llegado hasta nosotros como valiosos tesoros. Pero cuando 10s mitos de la Grecia clasica se derrumbaron en los siglos II y III, Lucrecio encontr6 «corazones apesadumbrados en todos 10s hogares; acosada por incesantes remordimientos, la mente era incapaz de aliviarse y se vela forzada a desahogarse mediante lamentaciones recalcitrantes». En el siglo xx, nos encontramos en una situaci6n similar; «corazones apesadumbrados» y «1amentaciones». Nuestros mitos ya no cumplen su funci6n de dar sentido a la existencia, los ciudadanos de hoy en dia han perdido su rumbo y su prop6sito en la vida, y la gente no sabe c6mo controlar sus desmesurados sentimientos de ansiedad o culpabilidad. Recurren en masa a 10s psicoterapeutas y a sus sustitutos, 0 alas drogas y alas sectas, para que les ayuden a mantenerse en pie. De ahi que el psic610go Jerome Bruner pueda afirmar: «Pues cuando los mitos predominantes no se ajustan alas diferentes circunstancias del hombre, la frustraci6n se expresa mediante su destrucci6n y la busqueda solitaria de la identidad interna.»2 Esta «busqueda solitaria de la identidad intern a» es una necesi- . dad muy extendida en nuestra sociedad, que da lugar al desarrollo del psicoanalisis, alas muchas formas y promesas de la psicoterapia, y a una gran cantidad de curanderos y sectas, sean constructivas 0 destructivas. I
1. Lucrecia, The Nature of the Universe (Londres: Penguin Books, 1951), pag. 217. (Trad. cast.: De fa naturaleza de las cosas, Madrid, Catedra, 1983.) 2. Jerome S. Bruner, «Myth and Identity», en Mith and Mythmaking, camp. de Henry A. Murray (Nueva York: George Braziller, 1960), pag. 285.
Esta novela autobiognHica, Nunca te prometi un ;ardin de rosas (I Never Promised You a Rose Garden), narra las experiencias d<;una joven esquizofrenica, Deborah, durante su tratamiento psiquhitrico real. Los emocionantes hechos del tratamiento de esta chic a parecen extraidos de una pelicula de extraterrestres. Durante su terapia, podemos encontrar constantes y absorbentes juegos mito16gicos. Deborah (ese es su nombre real) convivia con las figuras miticas de Idat, Yr, Anterrabae, Lactamaen, el Cumulo ... todos los cuales habitaban en el Reino de Yr. Dado que Deborah no podia comunicarse con nadie mas en el mundo, necesitaba desesperadamente estas figuras miticas. Segun ella escribe, «los dioses de Yr han sido como camaradas para mi; han compartido conmigo su soledad de una manera secreta y precisa».} Recurda a ellos cuando se sentia aterrorizada 0 in soportablemente sola en el asi llamado mundo real. De camino a1 sanatoria, como nos cuenta Deborah, ella y sus padres se quedaron a pasar la noche en un motel, en habitaciones contiguas. Al otro lado de la pared, Deborah se echo a dormir. EI rei no de Yr tenia una especie de lugar neutral al que llamaban el Cuarto Nivel. Se llegaba a eI solo por accidente, y no se podia acceder mediante ninguna formula 0 acto voluntario. En el Cuarto Nivel no habia ningun sufrimiento que soportar, ningun pasado ni futuro contra el que rebelarse. Ahora, en la cama, llegando al Cuarto Nivel, el futuro ya no Ie preocupaba. Se suponia que las personas de la otra habitacion eran sus padres. Muy bien. Pero eso formaba parte de un mundo en sombras que se estaha disolviendo, y ahora se vela transportada hacia uno nuevo en el que no sentfa la menor preocupacion. Al salir del viejo mundo, tambien salia de las complejidades del reino de Yr, del Cumu10 de 10s Otros, del Censor, y de 10s dioses Yri. Se acurruco y durmio profundamente, sin sonar, descansando.
A la manana siguiente, segun nos dice, sinti6 la gran seguridad y comodidad que los mitos Ie habian dado.
3. Hannah Green, I Never Promised You a Rose Garden (Nueva York: Holt, Rinehart and Winston, 1964), pag. 55. (La cursiva es nuestra.) (Trad. cast.: Nunca te prometi un jardin de rosas, Barcelona, Banal, 1974.)
[... ] mientras el coche se iba alejando del motel y se adentraba en el soleado dia, a Deborah se Ie ocurri6 que el viaje podia durar eternamente, y que Ia Iibertad serena y maravillosa que sentia podia ser un nuevo regalo de Ios dioses y habitantes de Yr, normalmente demasiado exigentes"
Estos dioses del mundo de Deborah no solo result an notables por la profundidad de su concepcion, sino por su gran parecido con 10 que treinta anos despues hemos visto en E. T., El retorno del ]edi, Encuentros en fa tercera lase, y demas peliculas de extraterrestres que han fascinado a millones de ninos y adultos de este fin de siglo. Deborah era una esquizofrenica. Pero la cuestion de donde hay que trazar la linea que separa la esquizofrenia de la imaginacion creativa y desbordante ha sido siempre un enigma. De nuevo, Hannah Green (su seudonimo) escribe: Empez6 a caer, acompanando a Anterrabe a traves de aquella oscuridad, rode ad a por el fuego, que conduda a Yr. Esta vez Ia caida fue' Iarga. Durante mucho tiempo hubo mas oscuridad, y Iuego una semipenumbra que s6Io podia entreverse forzando Ia mirada. EIIugar era familiar; era el Poze. Aqui gemian y gritaban Ios dioses y el Cumulo, pero inc1uso ellos resultaban ininteligibles. Tambien podrian oirse sonidos humanos, pero sin sentido. EI mundo intentaba intervenir, pero era un mundo fragment ado e irreconocible.5
La psiquiatra que se ocupaba de la terapia de Deborah en Chestnut Lodge, Frieda Fromm-Reichmann, Ie aclaro con gran sensatez desde el principio que no expulsaria a aquellos dioses en contra de su vol untad. La doctor a Frieda, como se la llama en el libro, los incorporo al tratamiento, sugiriendole a veces a Deborah que les dijera esto 0 aquello, 0 preguntandole en ocasiones que pensaban sus dioses. Lo mas import ante es que la doctora Fromm-Reichmann respeto su necesidad de aquellas figuras miticas, e intento ayudarla a ver que ella, Deborah, habia contribuido a crearlas. En una sesion. La doctora dijo despacio: «Se acab6 nuestro tiempo, has hecho bien en contarme cosas sobre el mundo secreto. Quiero que vuelvas a el
4. Ibid., pag. 12. Esta descripci6n guarda un curioso parale1ismo con el infierno de Dante, que describiremos en el capItulo 9, «E1 terapeuta y e1 descenso a 10s infiernos». 5. Ibid., pag. 31.
y les digas a esos dioses, y al Cumulo y al Censor, que a mi no me intimidan, y que ni tu ni yo vamos a dejar de trabajar a causa de su poder.»6 Pero cuando la doctora Frieda se fue a Europa en verano, a Deborah se Ie asign6 temporalmente un psiquiatra mas joven imbuido del nuevo racionalismo. Este se apresur6 a derribar sus «ilusiones» sin entender la necesidad de sus mitos. El result ado fue que Deborah, con su sistema de dioses y su reino extraterrestre hecho pedazos, empez6 a empeorar acusadamente. Se retir6 a un mundo completamente aislado. Prendi6 fuego al sanatorio, se quem6 y automutil6, y se comport6 como un ser humano cuya humanidad ha sido destruida. Y eso es literalmente 10 que habia sucedido. Se habian llevado su alma -definida como la funci6n mas intima y fundamental de la concienciay ya no Ie quedaba nada a 10 que agarrarse. Deborah se 10 cont6 a la doctora Frieda cuando esta volvi6 de Europa. El otro psiquiatra, dijo llorando, «s610queria demostrar cuanta raz6n tenia y 10 listo que era». En un mar de Iagrimas, prosigui6: «Podia haber dicho "reacciona y dejate de tonterias" ... jMaldita sea! -gimi6 Deborah-. jA cambio de mi verdad el mundo s610 me da mentiras!» Podemos interpretar la conduct a racionalista del psiquiatra como una alegoria de la era moderna. En el siglo xx, al preocuparnos tanto por demostrar que nuestros razonamientos tecnicos son correctos y asi eliminar de un solo golpe la «estupidez» de los mitos, tambien dejamos nuestras almas a la intemperie, y amenazamos con destruir nuestra sociedad como parte del mismo proceso de deterioro. Los mitos de Deborah se extienden hasta la Ultima pagina de Nunca te prometf un jardfn de rosas. Pero al final del libro ha aprendido que sus mitos son tambien producto de su rica creatividad. La doctora Frieda Ie ha ayudado a entender que tiene el poder de moldear la forma que estos pueden adoptar, en principio pretendidamente esquizofrenica. Aunque Deborah desempefi6 un papel import ante en la creaci6n de los mitos, es importante aclarar que ella no cre6 su necesidad. Esta necesidad es parte de nuestro destino como seres humanos, parte de nuestro lenguaje y de nuestra forma de entendernos mutuamente. Al final de la terapia, la creatividad de Deborah emergi6 en formas que
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resultaban tan beneficiosas para ella como para la sociedad; tras completar su tratamiento en Chestnut Lodge, ha escrito y publicado varias novel as excelentes, al menos dos de las cuales tratan de personas can graves problemas. Este libro no trata basicamente de los esquizofrenicos como tales, sino de la necesidad que todos tenemos de contar can mitos que procedan de nuestro caracter como seres humanos. La forma de tales mitos puede variar. Pero su necesidad, en realidad, la necesidad del mito, estara presente alli donde haya personas que se llamen a si mismas humanas. En este sentido, todos somas como Deborah: aunque creamas nuestros propios mitos a partir de diferentes formas colectivas y personales, estos nos son necesarios para salvar el bache existente entre nuestra identidad biologic a y la personal. Los mitos son la autointerpretacion de nuestra identidad en relacion can el mundo exterior. Son el relata que unifica nuestra sociedad. Son esenciales para el proceso de mantener vivas nuestras almas can el fin de que nos aporten nuevas significados en un mundo dificil y a veces sin sentido. Ciertos aspectos de la eternidad -tales como la belleza, el amor y las grandes ideasaparecen repentina a gradualmente en el lenguaje del mito. La creacion de mitos es fundamental en psicoterapia. Es esencial que el terapeuta permita a1cliente tomarse en serio sus mitos, aparezcan estos en forma de suefios, asociaciones libres a fantasias. Cualquier individuo que necesite aportar orden y coherencia al flujo de las sensaciones, emociones e ideas que acceden a su conciencia desde el interior a el exterior, se ve forzado a emprender par si mismo 10 que en epocas anteriores hubiera llevado a cabo su familia, la moral, la Iglesia y el Estado. En la terapia, los mitos pueden ser una extension, una forma de poner en practica nuevas estructuras vitales, a un intento desesperado de reconstruir el propio modo de vida. Los mitos, como dice Hannah Green, «comparten nuestra soledad». 7
7. Los mitos de China, India, Tibet, Japon y otras zonas de Oriente, emanan de una cultura diferente a la nuestra, y por 10 tanto solo podemos entenderlos parcialmente. Pero tambien nos ofrecen un panorama que podemos apreciar, cuando menos, desde la puerta. Joseph Campbell ha ofrecido un trabajo excelente sobre esos mitos en el mundo. En este libro pretendo tratar de 105 mitos tal como se nos reveIan en nuestro mundo actual, en la psicoterapia y en la experiencia social y religiosa.
La estadistica de los indices de suicidio entre los jovenes durante las ultimas decadas es terrorifica. En los anos setenta, el numero de suicidios entre los jovenes de raza blanca aumento en gran medida. Se pueden poner en practica varias formas de prevenirlo, como por ejemplo telefonear a las personas gravemente deprimidas, etc. Pero mientras la meta suprema siga siendo amasar dinero, mientras practicamente no prediquemos la etica con el ejemplo en el hogar 0 desde el gobierno, mientras estos jovenes no se sientan llamados a crearse una filosofia de la vida y mientras la television se vea invadida de violencia y sexo sin hacer ningun caso al proceso de aprender a amar ... mientras suceda to do esto, seguira existiendo entre los jovenes ese espantoso numero de depresiones y suicidios. Durante un reciente discurso de graduacion en la Universidad de Stanford, el estudiante que actuaba como orador describio a su c1ase como un grupo que no sabia como se «relaciona con el pasado 0 con el futuro; con poco sentido del presente; sin creencias que den sentido a la vida, sean laicas 0 religiosas», y en consecuencia carente de «met as 0 caminos que seguir». Mientras nuestro mundo y nuestra sociedad sigan vados de mhos y objetivos morales relacionados con las creencias, habra depresiones y, como veremos mas adelante, suicidios. En capitulos posteriores nos referiremos a algunos de los motivos de este vado etico; aqui solo afirmamos que la ausencia de mitos significa la falta de un lenguaje en el que empezar por 10 menos a comunicarse sobre tales asuntos. En este mundo sin rumbo en el que nos encontramos en las postrimerias del siglo xx, no sorprende que algunos desesperados se precipiten a la busqueda de nuevos cultos 0 resuciten algunos antiguos, buscando respuestas a su ansiedad y alivio a su culpabilidad 0 depresion, anhelando encontrar algo con 10 que llenar el vado de sus vidas. Tambien ruegan a los astrologos que les guien.8 0 bien recurren a 8. Una encuesta de Gallup indica que «32 millones de personas creen en la astrologia en los Estados Unidos». Segun el presidente de la Sociedad Internacional de Investigacion Astrologica, se trata de «una busqueda del sentido de la vida». «Saber donde estan tus estrellas es como disponer de una prediccion meteorologic a sobre los problemas vitales.» Sobre todo en momentos de tension buscan «respuestas para sus vidas» (New York Times, 19 de octubre de 1975). Carl Sagan dedica un gran esfuerzo en sus series televisivas a combatir la astrologfa como algo anticientffico. Desde su postura de astronomo cientffico parece no
supersticiones procedentes de un pasado remoto, aunque nos recuerden la epoca de la brujeria.9 Nuestro siglo xx fue anunciado en su origen como la era del racionalismo, la era en que triunfarfa la educacion ilustrada y la religion quedarfa purificada al fin de todo tipo de supersticiones. En realidad, casi todos los vehementes propositos de la Ilustracion se han cumplido, al menos en parte; tenemos mas riqueza que nunca para algunos, la liberacion de la tirania es la meta de la mayorfa de occidentales, la ciencia evoluciona ad infinitum ... Pera, (que ha sucedido? En conjunto estamos mas confusos, carecemos de ideales morales, tememos al futuro, dudamos sobre que hacer para cambiar las cosas 0 como rescatar nuestra propia vida interior. «Somos los mejor informados de la Tierra», dice Archibald MacLeish: Nos inundan los hechos, pero hemos perdido, 0 estamos perdiendo, nuestra capacidad human a para sentirlos ... Conocemos las cosas con la mente, mediante hechos, mediante la abstracci6n. Parece que somos incapaces de sentir 10 que senda Shakespeare cuando hizo gritar al Rey Lear en el paramo, dirigiendose a un cegado Gloucester: «Ya yes como march a el mundo», y Gloucester responde: «La veo con el sentimiento».IO
Ellenguaje abandona el mito solo a costa de la perdida de la calidez humana, el color, el significado intimo, los valores: todo 10 que da un sentido personal a la vida. Nos comprendemos mutuamente identificandonos con el significado subjetivo del lenguaje del otro, experimentando 10 que significan las palabras importantes para el en su mundo. Sin el mito somos como una raza de disminuidos mentales,
incapaces de ir mas aIM de la palabra y escuchar a la persona que habla. No puede haber prueba mas definitiva del empobrecimiento
de nues-
darse cuenta de que la astrologia parte de una base totalmente diferente. La astrologia es un mito y necesita de un lenguaje mitologico. Po see a la vez las carencias y los efectos positivos de los mitos. 9. Hay docenas de tales sectas, lideradas por Rajnesh, Trunghpa, Da Free John, Radachristian, Muktananda, los Moonies, etc. Cada dia aparece alguna nueva. No es mi intencion emitir juicios sobre el valor de estos movimientos; solo los cito como grupos a los que la gente recurre para conseguir una forma de autocontrolarse, algun patron para tratar su ansiedad, dar un cierto sentido a su vida y fijarse algun objetivo. 10. Archibald MacLeish, «Poetry and Journalism», A Continuing Journey (Boston: Houghton Mifflin, 1967), pag. 43.
tra cuItura contemporanea que 1a definicion popular -si bien profundamente erroneadel mito como fa1sedad. La sed de mitos y 1a decepcion ante su ausencia se demuestra en el uso de narcoticos. Si no podemos dar sentido a nuestras vidas, a1 menos podemos escapar tempora1mente de 1a monotona rutina mediante experiencias «extracorpora1es» con cocaina, heroina, crack 0 cualquier otra droga que nos permita huir provisiona1mente de este mundo. Este es un patron frecuente en 1a psicoterapia: cuando 1a persona cree que sus expectativas resuItan abrumadoramente difici1es, puede llegar a considerar que Ie es po sible participar en su propio destino tomandose una sobredosis 0 pegandose un tiro. Si vamos a ser aniqui1ados de todas formas, es menos humillante salir de escena con un tiro que con un estertor. E1 exito de 10s cuItos en nuestros tiempos, especialmente entre 10s jovenes,pero tambien entre 10s aduItos, es igua1mente un indicio de 1a desesperada necesidad de mitos. Cua1quier grupo que prometa felicidad, amor y un acceso directo a 10s dioses que haga faIta, puede conseguir su publico; 1a gente acude en masa a cua1quier nueva secta se llame como se llame. Jim Jones y 1a tragedia de Guyana, donde . se suicidaron 980 de sus seguidores porque el autoritario Jones 1es dijo que 10 hicieran, constituyen una advertencia que no debemos olvidar. Las sect as poseen el poder de 10s mitos sin sus limites socia1es, sin sus £renos, sin reponsabi1idad social. Hay que prestar atencion ala necesidad del mito, pues a menos que consigamos mitos autenticos nuestra sociedad llenara ese vado con pseudomitos y creencias magic as. Los socio10gos inform an de una serie de encuestas realizadas en 10s afios sesenta y setenta que demostraban que 1a creencia en Dios disminuia y 1a creencia en el Diablo aumentaba. Esto constituye un reflejo de 1a pasion por 1as sect as por parte de la gente que cree que nuestra sociedad se desintegra y que debe haber a1guna forma de exp1icarlo. lI
En lugar de considerarse una conducta casual e irracional, la creencia en el Diablo es un intento de dar sentido al mundo de los que carecen de poder, de encontrar casualidad alli donde amenaza el desorden,
11. Clyde Z. Nunn, The Rising Credibility of the Devil in America. (Vease tambien el capitulo 15.)
y de reducir la disonancia generada par su vinculacion a un orden social que les result a incomprensible y los ignora.12
Pareceni desconcertante afirmar la necesidad de los mitos cuando en nuestra cultura nos hemos acostumbrado a etiquetarlos como falsedades. Inc1uso personas de una elevada inteligencia utilizan la expresion «solo un mito» como forma de desaprobacion; la historia de la creacion segun la Biblia, por ejemplo, es <
1977), pag. 92.
mitos, como veremos mas adelante, es en sf misma una parte de nuestra negativa a hacer /rente a nuestra realidad y a la de nuestra sociedad. «Por descontado», afirmo Max Muller, «hoy en dfa existen mitologfas igual que en tiempo de Homero, solo que no las percibimos porque vivimos a su sombra y retrocedemos ante la meridiana luz de la verdad»." No hay conflicto entre la ciencia bien definida y el mito igualmente bien concebido. Heisenberg, Einstein, Niels Bohr e innumerables cientfficos modernos han dejado esto claro. Es interesante apreciar cuantos de los grandes descubrimientos cientfficos empiezan como mitos. No tenemos la respuesta de Einstein a la carta en la que Freud defendfa el mito refiriendose a la cuestion de «(por que la guerra?», pero no hay razon para dudar de que fuera afirmativa. La relacion entre ciencia y mito queda resumida en la £rase de W.B. Yeats: «La ciencia es la crftica del mito».'6 Nuestro problema no es meramente de definicion. Es de compromiso interno; es un problema de la psicologfa y del ansia espiritual por reunir el valor suficiente para levantar la vista y contemplar «la meridiana luz de la verdad».
Mediante los mitos, el hombre se eleva mas aiM de su· cautiverio en 10 ordinario, adquiere poderosas visiones del futuro y se hace consciente de ellas.
En terminos generales, 10s seres humanos se han comunicado durante toda su larga y azarosa historia de dos maneras distintas. Una es ellenguaje racionalista. Es espedfico y empfrico, y acaba redudendose a la logica. Segun esta forma de comunicacion, las propias perso-
nas que enuncian las palabras resultan irrelevantes en cuanto a la verdad o /alsedad de 10 que dicen. Una segunda forma es el mito. El mito es un drama que empieza como acontecimiento historico y adopta su especial caracter como forma
15. Max Muller, «The Philosophy of Mythology», The Science a/Religion dres, 1873), pags. 353-355. 16. Henry Murray, Myth and Mythmaking, 1960, pag. 114.
(Lon-
de orientar a la gente hacia la realidad. El mito 0 relato lleva consigo los valores de la sociedad: mediante el, encuentra el individuo su sentido de la identidad, como veremos en el capitulo 2. La narracion siempre se inclina hacia la totalidad mas que a la especificidad; es basicamente una funcion del hemisferio derecho del cerebro. Poddamos decir que «por sus mitos los conocereis». El mito unifica las antinomias de la vida: consciente e inconsciente, pasado y presente, individual y social. Todo ello se constituye en una narracion que se transmite de una generacion a otra. Mientras el lenguaje empirico se refiere a hechos objetivos, el mito se refiere a la quintaesencia de la experiencia humana, al significado y sentido de la vida humana. Es la persona completa la que nos habla a nosotros, no solo a nuestro cerebro. En las peHculas sobre mitos, uno puede dar un salto de siglos y encontrarse en la antigua Roma 0 paseando con Socrates por las calles de la Grecia clasica. 0 se puede dar un salto hacia el futuro mediante una nave espacial. Por eso «1as peHculas» son un arte espedfico del siglo xx. 0 pueden hacernos cambiar instantaneamente de estado de animo de la forma que sugiera el artista. PeHculas como Platoon pueden dar vida a experiencias horribles e inconcebibles. El estruendo ensordecedor, la jungla infinita, las drogas, las serpientes, la violacion, la sangre y la profanacion, la crueldad de unos jovenes presuntamente inocentes, recien salidos de la universidad y a la vez las cualidades humanas de los soldados que se protegen 0 se matan mutuamente: eso es el mito. Pero el mito no consiste solo en esos simbolos: deb en ordenarse a modo de narracion que hable a nuestra conciencia y a nuestro subconsciente. Esta y otras peHculas transmiten una imagen que se incrusta en la esencia del mito. El result ado es una narracion conmovedora en la que «no luchamos contra el enemigo sino contra nosotros mismos», como dice uno de los personajes de Platoon hacia el final. Ante peHculas como esta, muchos veteranos de guerra emiten un suspiro de alivio y murmuran: «jAsi era Vietnam!». Platoon present a 10 que Jung llamada la «sombra», y yo he denominado 10 «daimonico» en Amor y voluntad. * En 1987 se emplearon millones de palabras para describir la caida en desgracia de James Bakker y Jimmy Swaggart, dos de los Hderes 17
17. Quien de see leer mas sobre este tema puede consultar la obra de Ernst Cassirer, An Essay on Man (New Haven: Yale University Press, 1944). 1, Barcelona, Gedisa, 1985, [R.].
del sector religioso fundamentalista; pero simplemente con emplear un nombre, «Elmer Gantry», la gente comprendio de inmediato. Elmer Gantry es el mito de un sacerdote implicado en asuntos de sexo ilfcito y malversacion de fondos; fue creado por Sinclair Lewis y presentado en sociedad en 1926 en la novela homonima, medio siglo antes del asunto de Bakker y Swaggart. El mito, como dijo Thomas Mann, es una verdad eterna en contraste con una verdad empirica. Esta ultima puede cambiar con el periodico de cada dia, con cada nueva lectura sobre los ultimos descubrimientos cientificos. Pero el mito va mas alIa del tiempo. No importa en absoluto si existieron realmente un hombre lIamado Adan y una mujer lIamada Eva; el mito del Genesis en el que aparecen siempre presentara una imagen del nacimiento y el desarrollo de la conciencia humana aplicable a todas las gentes de cualquier edad y religion. EI mito no es arte, aunque se emplea en todas las artes; ofrece mas; sus metodos y funciones son diferentes. EI mito es una forma de expresion que revela un proceso de pensamiento y sentimiento: la conciencia y respuesta del hombre ante el universo, sus congeneres y su existencia individual. Es una proyeccion en forma concreta y dramatica de miedos y deseos imposibles de descubrir y expresar de cualquier otra forma.'8
La historia de Edipo era una narracion arcaica griega, que en la version de Homero adquirio proporciones miticas y gracias a la pluma de SOfocles se convirtio en el mito del heroe que busca su propia realidad, cosa que en nuestros dias se conoce como la busqueda de la identidad. El hombre que exclama
18. Lillian Feder, Ancient Myth in Modern Poetry (Princeton: Princeton University Press, 1971), pag. 28.
rebelarnos contra elios, cosa que constituye la definici6n de un chisico como Edipo. El psicoanalista Bruno Bettelheim se enfrent6 al mismo problema del exagerado enfasis puesto en la racionaIidad, en su cautivador Iibro psicoandlisis de los cuentos de hadas. Recurri6 a los fil6sofos chisicos Plat6n y Arist6teles para que Ie apoyaran: Platon -que posiblemente entendio la composicion de la mente humana mejor que algunos de nuestros contemponineos, que pretenden que sus hijos tengan contacto solo con gente «real» y hechos cotidianosconoda el tipo de experiencias intelectuales que configuran la humanidad real. Sugirio que los futuros ciudadanos de su republica ideal empezaran su educacion literaria por la narraccion de mitos en lugar de los simples hechos 0 las denominadas «ensenanzas racionales». Incluso Aristoteles, maestro de la razon pura, dijo: «El devoto de la sabiduria es un devoto del mito».19
Asf reconocfan dos de las maximas autoridades en la ensefianza de la virtud y el valor -10 que los griegos liamaban arete- a los j6venes, el hecho de que el mito es el fundamento de los valores y de la etica. Cualquier individuo pretende -de hecho, debe pretenderlo, si quiere permanecer cuerdoconferir cierto orden y coherencia a la corriente de sensaciones, emociones e ideas que fluyen a su conciencia desde el interior 0 el exterior. Cada uno de nosotros est a obIigado a hacer por sf solo 10 que en epocas anteriores hacfan la familia, la moral, la Iglesia y el Estado; es decir, formar los mitos segun los cuales poder dar cierto sentido a la experiencia.
19. Bruno Bettelheim, The Uses o/Enchantment (Nueva York: Vintage, 1977), pag. 35. (La cursiva es nuestra.) (Trad. cast.: Psicoanrilisis de los cuentos de hadas, Barcelona, Crltica, 101990.)