Tulio Halperin Donghi (1972)
REVOLUCI\u00d3N Y GUERRA PRIMERA PARTE: EL MARCO DEL PROCESO
I. El R\u00edo de la Plata al Comenzar el Siglo XIX
El virreinato ten\u00eda una estructura heterog\u00e9nea. Del territorio controlaban los e preciso para mantener las comunicaciones entre el Paraguay, el Interior y el Litoral. A esta estructura territorial correspond\u00eda una estructura econ\u00f3mica orientada hacia e estructura demogr\u00e1fica fi y econ\u00f3mica entr\u00f3 en crisis en el siglo XVIII. La dec como centro argent\u00edfero, la decadencia de la plata misma frente al oro cuando \u00e9 medio de pago predominante, la aparici\u00f3n de nuevas metr\u00f3polis econ\u00f3mi Europa y la acrecida presi\u00f3n europea dislocaron esta estructura. En el siglo XVIII com disgregaci\u00f3n de las Indias en zonas de monocultivo, relativamente aisladas entre s\u0 a la vez consumidor y productor en Europa.
Las tierras costeras eran las m\u00e1s adecuadas para prosperar en ese nueva clima econ\u conocieron un progreso vertiginoso. El Interior era en cambio menos capaz de adaptarse. S producci\u00f3n diversificada y atrasada hallaba desemboque cada vez menos f\u00e1cil en otro mercado que hab\u00eda venido a complementar al tradicional [Buenos Aires] no resul suficiente ya que desde 1778 se encontraba all\u00ed la competencia de la econom\u00ed pronto aparecer\u00eda tambi\u00e9n la nueva industria europea. La etapa final del siglo X entonces por un r\u00e1pido avance del Litoral; un avance parcial en m edio de fuertes ajust comercio y la artesan\u00eda del Interior; y crisis irremediable para su agricultura. a) La Estabilidad del Interior.
La estructura del Interior es bastante heterog\u00e9nea. Salta presenta una estructura soci \u00fanicos en el \u00e1rea rioplatense. Sobre una plebe mestiza gobierna una aristocracia tierra repartida en grandes estancias, dedicadas en las zonas bajas a la agricultura del trigo la vid y en las altas al pastoreo. En las laderas que se abren al Chaco, se dan cultivos tropical en primer t\u00e9rmino, el az\u00facar.
Esa aristocracia domina tambi\u00e9n el comercio salte\u00f1o [de gran importancia el de concentra un poder econ\u00f3mico sin igual en el R\u00edo de la Plata. Ha sido la reorient todo el sur de Am\u00e9rica la que aument\u00f3 la importancia comercial de Salta. Para el dominante, la hegemon\u00eda econ\u00f3mica va acompa\u00f1ada de prestigio social y a social se apoya en diferencias de sangre. Por ello en Salta, antes que en ninguna otra regi\u0 con m\u00e1s intensidad que en ninguna, la revoluci\u00f3n contra el rey adquiere el car\u social.
Tucum\u00e1n es un oasis subtropical de antigua prosperidad. S e apoya sobre todo en el c
artesan\u00eda. La ciudad es un centro vital de la ruta entre Buenos Aires y el Per\u00fa. U mercaderes debe su riqueza a este hecho y alcanzan mayor prestigio en una regi\u00f3n en propiedad de la tierra est\u00e1 relativamente dividida. Son numerosos los artesanos dedic trabajo de maderas duras, sobre todo para la fabricaci\u00f3n de carretas. En la campa\u00 desarrollan la tener\u00eda y las curtiembres. La ganader\u00eda y la agricultura [arroz] se comercio, al igual que una peque\u00f1a industria de sebo y jab\u00f3n. La tejedur\u00eda alcanzaba a satisfacer la demanda local ni aun en lienzos ordinarios. Toda esta estructura econ\u00f3mica garantiza la hegemon\u00eda social de quienes gobiernan la comercializ Santiago del Estero es una regi\u00f3n extremadamente pobre. En el equilibrio demogr
suerte de centro de alta presi\u00f3n, base humana indispensable de emigrantes temporar definitivos, para las empresas agr\u00edcolas del Litoral. En la ciudad y en las tierras de hu actividades dominantes son el comercio y la agricultura, compartida entre ma\u00edz de co y trigo destinado a mejores mercados. Contaba con una ganader\u00eda muy pobre y una t
floreciente. Esta \u00faltima abastec\u00eda a los consumidores locales y al Litoral. Esa pro hallaba dominada por los comerciantes de la ciudad, frecuentemente propietarios, en una z donde la propiedad estaba demasiado dividida para que emerja una clase rural hegem C\u00f3rdoba cuenta con un largo pasado agr\u00edcola, pero a principios del siglo XIX
expansi\u00f3n ganadera que est\u00e1 transformando al Litoral. La clase alta est\u00e1 m nueva actividad. Este ascenso ganadero, no implica una discontinuidad dentro de la oligarq sino que se trata m\u00e1s bien de una reorientaci\u00f3n de las actividades econ\u00f3m ganader\u00eda frente el tradicional comercio urbano. Florece aqu\u00ed tambi\u00e9n
La sierra cordobesa es -como Santiago- tierra de emigraci\u00f3n. La clase alta que domina actividad mercantil la serran\u00eda y es due\u00f1a de las mejores tierras ganaderas en la tambi\u00e9n en la ciudad, donde se disputa entre sus miembros las magistraturas laicas y eclesi\u00e1sticas. Esa hegemon\u00eda se ha afirmado sobre todo luego de la expulsi\u00 una clase dominante rica en tierras pero pobre en dinero.
Cada vez m\u00e1s el Interior mercantil es intermediario entre el Per\u00fa y el puerto. La e comercializaci\u00f3n de los productos locales son dejadas en segundo plano y el com ercio [desde 1778] es en parte el responsable de la aceleraci\u00f3n de este proceso. Pero a la vez intensifica el comercio interregional y con ello asegura en lo inmediato un nuevo plazo de vi para el Interior. No conviene exagerar las consecuencias negativas del nuevo r\u00e9gim ya que no parece que este haya amenazado la estructura artesanal de la regi\u00f3n. Por el la importaci\u00f3n ultramarina no entraba en concurrencia con la tejedur\u00eda local. D consecuencias del libre comercio en la zona occidental del Interior.
En Cuyo la colonizaci\u00f3n espa\u00f1ola hab\u00eda creado peque\u00f1as r\u00e9plic vid, trigo y frutas secas. S\u00f3lo el trigo quedar\u00eda relativamente abrigado de las con nuevo r\u00e9gimen comercial [esto se debe a los costos de transporte del grano]. En cam efectos devastadores la entrada de vino de Catalu\u00f1a y frutas secas de toda Espa\u0
Catamarca sustentaba una poblaci\u00f3n excepcionalm ente densa, dedicada a la huerta
En los valles menores y a medida que aumentaba la altura, el trigo y la crianza de ganado o invernada, adquir\u00eda creciente importancia. No obstante, Catamarca encuentra casi m en Tucum\u00e1n. El aguardiente es el \u00fanico producto que no tiene rival y alcanza m Se conserva aqu\u00ed tambi\u00e9n el cultivo del algod\u00f3n, que en el resto del Interio los derrumbes demogr\u00e1ficos del siglo XVII, bajo formas de tejidos de uso cotidiano pa pobres. Hasta 1810 encuentra salida en el Interior y el Litoral. La crisis del algod\u00f3n lle la del vino y el aguardiente es treinta a\u00f1os anterior y con ella sucumbe la estructura co tradicional.
La desaparici\u00f3n del viejo sector hegem\u00f3nico no abre aqu\u00ed paso a un grupo ya que la propiedad se halla demasiado dividida. En la vida catamarque\u00f1a domina la o franciscana.
La Rioja est\u00e1 formada por multitud de peque\u00f1os oasis consagrados a la ganad
La Rioja se benefician desde principios del siglo XIX del ascenso ganadero y a\u00fan m\u00 intensificaci\u00f3n del tr\u00e1fico en el Interior. Al ganado menor se agrega ahora el mu parte a Per\u00fa y Chile.
En La Rioja Occidental, los diminutos oasis se dedican a la agricultura y los alfalfares de invernada. Es socialmente m\u00e1s arcaica esta regi\u00f3n que la de Los Llanos: sus valle est\u00e1n poblados aun en buena parte por indios, agrupados en pueblos de tributarios. T regi\u00f3n es de gran propiedad aunque en Los Llanos, un ritmo m\u00e1s vivo de la econo soportable el dominio se\u00f1orial que en la zona occidental. S\u00f3lo la modesta riqueza se\u00f1orial impide que se den aqu\u00ed los contrastes de Salta, pero todav\u00eda a m suerte de los campesinos del oeste riojano parecer\u00e1 m\u00e1s dura que la de los salte\ posibilidades de avance del oeste riojano est\u00e1n vinculadas con Famatina y s\u00f3lo le surgiendo a lo largo del siglo XIX un centro de actividad minera en Chilecito.
San Luis, provee de carnes a San Juan y Mendoza y env\u00eda algunos cueros al Litora
dom\u00e9stica y los reducidos huertos completan el censo de actividades de la regi\u00f3n para sustentar a una poblaci\u00f3n en descenso. Tambi\u00e9n San Luis proporciona su co humano al Litoral en ascenso. San Juan y Mendoza est\u00e1n destinadas a ser las dos \u00fanicas provincias agr\u00
oasis consagrados al cultivo de regad\u00edo.
Mendoza en la ruta entre Buenos Aires y Chile es un centro comercial importante que resiste mejor la crisis vi\u00f1atera. Pero el vino no es el \u00fanico rubro, hay tambi\u00e9n una ag explotaci\u00f3n ganadera dedicada al engorde para el consumo local y para Chile, todo baj de un grupo de comerciantes y transportistas.
San Juan por su parte entra en decadencia acelerada desde 1778. Cerrado al aguardiente y vino, s\u00f3lo era posible all\u00ed el comercio a peque\u00f1a escala. En medio del derru aristocracia vi\u00f1atera y comerciante, conserva su relativa preeminencia. Lentamente s una alternativa a la vid; la forrajera para el ganado trashumante, pero de todos modos, el ca lograr\u00e1 devolver a San Juan la prosperidad perdida. no b) El Ascenso del Litoral.
Tampoco el Litoral formaba un bloque homog\u00e9neo. Antes de la expulsi\u00f3n el centr desplazaba de las tierras de los algodonales y yerbatales a las estancias de ganados del U r Una estructura compleja y diversificada dejaba lugar a una m\u00e1s simple y primitiva dom ganader\u00eda. Este proceso abarca a todo el Litoral.
De los distintos centros del Litoral, el m\u00e1s pobre y r\u00fastico era Corrientes. Toda su comienzos del siglo XIX se resume en el esfuerzo in\u00fatil de la ciudad por dominar el terr estaba subordinado. \u00c9ste ten\u00eda su propia vida. Mientras los grandes propietario en la ciudad, en sus estancias los capataces, los peones, los esclavos, com erciaban con gana que crec\u00eda r\u00e1pidamente. Los mercaderes de cueros recorr\u00edan la campa\u embarcaciones los transportaban luego hasta Buenos Aires. La ciudad viv\u00eda sobre tod comercio y la navegaci\u00f3n.
La expulsi\u00f3n de los jesuitas no implic\u00f3 un cambio de r\u00e9gimen [respecto a lo sistema de comunidades elaborado por ellos fue mantenido para impedir el dominio individ los indios sobre tierras y cosechas. Al mismo tiempo fue cediendo su aislamiento ya que traficantes fi asunce\u00f1os y correntinos se constitu\u00edan en monopolistas para adquir algod\u00f3n. En ese contacto los indios se europeizaban r\u00e1pidamente.
En Misiones la poblaci\u00f3n se derrumbaba mientras iba a volcarse en las tierras ganadera acababan de abrirse al sur. A pesar de todas las prohibiciones, las tierras m isioneras eran pobladas por hacendados de Buenos Aires y Montevideo.
Santa Fe era otro de los factores del sistema jesu\u00edtico y hab\u00edan entrado en c
siglo XVIII. En decadencia como centro de comercio terrestre y fluvial, conoce una prosperi creciente gracias a la ganader\u00eda. En la ciudad no hay ya actividad artesanal y pese a lo precios no hay casi agricultura y el comercio no da excesiva ganancia. Este es un aspecto de ruralizaci\u00f3n creciente de la vida santafesina; otro aspecto radica en que los santafesin cada vez menos dispuestos a gastar dinero en la educaci\u00f3n de sus hijos. Santa Fe aprov su relativa cercan\u00eda del Interior se enriquece con la cr\u00eda y el comercio de m
Respecto de la vida santafesina, la Iglesia ocupa un lugar central que no tendr\u00e1 en el L colonizaci\u00f3n m\u00e1s reciente. Otro elemento de peso en la vida santafesina es la fue defiende al norte una l\u00ednea de fortines contra los ind\u00edgenas. [D e esa fuerza mi por ejemplo, surgir\u00e1n los principales caudillos santafesinos como Estanislao Lopez
Al sur, está Buenos Aires a la que un esfuerzo reciente ha limpiado de indígenas hasta el Salad Al norte de su campaña se han formado estancias medianas en las que la agricultura comb la ganadería. La zona oeste es predominantemente agrícola y de propiedad más dividida. A suroeste, se da la transición hacia formas de explotación mixta, en unidades más extensas y el predominio claro es ganadero. Un esfuerzo oficial a partir de 1782, estableció poblacione destinadas a la agricultura, pero estos pueblos no tienen ni aún en sus com ienzos carácter agrícola. Los labradores luchan con dificultades graves. Por un lado no todos eran propietar aun los propietarios debían entregar parte importante de sus ingresos como diezmo y prim Necesitaban además del auxilio temporario de mano de obra, ya de por sí escasa y cara. U rasgo distintivo entonces de la campaña litoral es la mano de obra asalariada como element necesario de la producción. Otra característica es la falta de tierra junto con la de fuerza de trabajo, pero más grave aun es la carestía de dinero. Esto se debe a que el Litoral vive precozmente un régimen de economía de mercado, en el que sólo el alimento diario escapa a circuitos comerciales. Los pueblos agrícolas del oeste son principalmente de carreteros y esto se fundamentalmente a los escasos rendimientos de la agricultura.
La agricultura no obstante sobrevive aunque las medidas estabilizadoras del Cabildo, para defenderla, tienen un limitado éxito. El trigo rioplatense es demasiado caro en parte por que salarios son demasiado altos y esto hace casi imposible exportarlo. Sólo podrá reservársele lugar en el mercado local mediante prohibiciones de importación.
La explotación ganadera, por su parte, había sido al principio destructiva; hacia 1750, el éxi mismo obligará a un nuevo tipo de explotación sobre la base de rodeos de estancia. Pero a pa del comercio libre es el ganado manso el que también sufre un proceso de explotación destr que hacia 1795 hará temer la falta de ganado en Buenos Aires. Si bien esta era una política suicida, había razones para su prosecución: la ganadería de la campaña de Buenos Aires comenzaba a sufrir la dura competencia de la entrerriana y oriental.
Luego de 1795 la guerra desordena la explotación de cueros y frena la expansión ganadera. Buenos Aires como en Santa Fe, la cría de mulas, menos necesitada de mano de obra y tierra tiende a expandirse. Pese a esa coyuntura desfavorable, la ganadería seguía siendo el centr la vida económica de la campaña porteña. La estancia es el núcleo de la producción ganader que se combina en casi todas partes con la agricultura cerealera. En la estancia, las tareas especiales como doma o yerra, están a cargo de especialistas que recorren la campaña y rec salarios sin proporción con los de los peones permanentes. Junto con la estancia se da una m reducida explotación ganadera de dueños de tropillas y majadas, sólo parcialmente sustent en tierras propias. Se manifiesta aquí también un rasgo duradero de la vida rural rioplatens hambre de tierras de los grandes propietarios, su tendencia al monopolio, cierra el cuad
Más allá del Paraná perduran las circunstancias que reinaban en Buenos Aires hasta 1750 p que conviven la ganadería de rodeo con la caza de cimarrón. Por otra parte, entre ambas cos entrerrianas, sólo lentamente se introduce la ganadería.
La Banda Oriental presenta un cuadro más complejo. Al sur. Montevideo domina una zona de quintas, granjas y estancias de ganado manso. Al oeste se mantiene un tipo de explotación m primitivo, con inmensa matanza de cimarrón. Al revés de lo que ocurre en Buenos Aires, don sólo los pequeños ganaderos sobreviven penosamente gracias a una economía destructiva, Banda Oriental ésta enriquece a grandes hacendados del norte y mercaderes importantes d Montevideo. Este proceso perdurará y ni siquiera la guerra detendrá las matanzas. El prim de la vida ganadera oriental va acompañada por un progreso técnico superior al de Buenos A surge aquí el primer saladero y esta industria será beneficiada por la coyuntura de guerr
Su aparición es un nuevo estímulo para esa arcaica ganadería destructiva y la prosperidad establece nuevos lazos entre las zonas más primitivas de la campaña oriental y los comercia que domina la vida montevideana. Surge de esto una tensión larvada entre ciudad y camp perdurará mucho tiempo.
En plena guerra napoleónica, el comercio clandestino con el Brasil se había constituido e las bases de la economía oriental rural.
El relativo aislamiento de Montevideo, encuentra su explicación en parte a la instalación de base que concentraba las fuerzas navales españolas del Atlántico Sur, a lo que la ciudad deb desarrollo.
Un problema central para el gobierno colonial era la defensa de la frontera desde Buenos A hasta Mendoza. Para efectivizarla se reforma la organización militar de la campaña. Hacia comienzos del siglo XIX se puede decir que la situación se ha estabilizado, pero el robo de ganado para los indios sigue siendo el modo de vida. Lo que es más grave, la amenaza indíge no disminuye al progresar la asimilación de los indios a usos culturales recibidos de los colo Esos usos implican nuevas necesidades que sólo el robo puede satisfacer, pero, adem ás, est amenaza se apoya en la complicidad de sectores de la población cristiana. Así se organiza en frontera un sistema hostil al mantenimiento del orden productivo en las estancias. Al lado d relaciones hostiles, los indígenas mantienen con las tierras cristianas otras que no lo son. Además, junto con el fruto del saqueo, los indios venden los de su cacería y no todos los cuer que comercian son robados, ya que en tierras de indios también hay rodeos. Por último, el campesino del Litoral, estima entre todas las telas el poncho pampa, que no sólo es preferid primero al del Interior, sino posteriormente al de lana inglesa. C) Buenos Aires y el Auge Mercantil.
Desde principios del siglo, Buenos Aires es comparable a ciudades españolas de segundo or La prosperidad del centro porteño está vinculada al mantenimiento de la estructura imperia Buenos Aires es una ciudad comercial y burocrática. Las reformas del 70 (libre internación a y Perú; comercio libre con los más importantes puertos peninsulares), consolidan el ascenso comercial de Buenos Aires. La economía metropolitana en expansión [esto se da en la segun mitad del siglo XVIII]; la aparición de islotes de industria moderna acompañado de una trasl del centro de gravedad económico del sur al norte, etc., [hacia el Cantábrico y Cataluña] ayu este proceso de ascenso. La mayor parte de los mercaderes porteños son consignatarios de casas españolas. Pero estos mercaderes no participan de modo importante en el proceso de acumulación de capitales que es punto de partida indispensable para los posteriores desarr de la economía local.
El comercio de consignación rendía altas ganancias a sus agentes locales. La libre relación c los mandantes peninsulares, acompañada por un control estricto con respecto a los agentes Interior, refuerzan el enriquecimiento de los mercaderes porteños. De este modo la distribu los lucros comerciales favorece al núcleo porteño tanto frente a la península cuanto frente a centros menores del Interior. La mayor parte del giro de estos mercaderes consiste en la distribución de importaciones europeas cuyos retornos se hacen en metálico.
El carácter relativamente poco dinámico de la economía colonial se refleja en las bajas tasas interés. El comercio, no constituye un dinamizador y la producción de cueros cumple mal es papel. Las exportaciones de este producto suben y rápidamente, pero ese ascenso no es reg Durante un periodo largo esas exportaciones viven las consecuencias de la coyuntura de gu A su vez los productos de la agricultura litoral escapan a la comercialización entablada por l grandes mercaderes. Los principios de este arte de comerciar colonial se basan en los grand beneficios y estos principios no son afectados por la expansión ganadera orientada a la exportación de cueros. Más inmediatamente afectados resultan a causa de la guerra y el desorden que ésta introduce, los comerciantes que están dispuestos a abandonar el estilo rutinario tradicional. Al lado de los comerciantes de la ruta gaditana, la guerra eleva a la prosperidad a otros dispuestos a utilizar rutas más variadas como Cuba, Brasil, Estados U norte de Europa o el Índico.
El ascenso comercial de Buenos Aires fue no obstante efímero. La fragilidad de su fortuna vincula con la de la coyuntura guerrera. En guerra primero con Francia y luego con Inglat España veía amenazada y luego cortada, su vinculación con las colonias. Toda una legislac surgió entonces como paliativo, concediendo libertades comerciales antes negadas. Esta
legislación venía a reconocer la rápida disolución en que había entrado la unidad económi imperio. Esa coyuntura no sólo disminuyó la presión metropolitana sino que alejó también d escenario rioplatense a las potencias comerciales mejor consolidadas, sustituyéndolas por o Pero esas nuevas potencias reemplazan mal a las que no pueden ya cumplir su función tradi y Buenos Aires, ante la necesidad, llega a tener su flota mercante. Para la ciudad es esta una experiencia embriagadora y Buenos Aires pasa a ocupar un lugar de cierta importancia. E proceso es acelerado porque el semiaislamiento comercial viene acompañado del aislami financiero.
La reconciliación de España e Inglaterra en 1808 debía dar a las Indias una metrópoli com financiera. Las repercusiones de esa nueva situación llegarían al Río de la Plata ya en 1809 a autorizado el comercio con la nueva aliada. [Para analizar esta situación tener en cuenta no las consecuencias de las invasiones inglesas sino también lo que expresan los integrantes de elites económicas a través de la Representación de los Hacendados de la Banda Oriental de Mariano Moreno]
Entre los aspectos centrales del comercio en los últimos años virreinales podemos citar en p término, que pese a la expansión ganadera, el principal rubro de exportación sigue siendo e precioso. La industria del salado en expansión cubre una parte ínfima de las exportaciones y menos cuentan las exportaciones agrícolas. La mayor parte del metal altoperuano debía ser atraído hacia Buenos Aires mediante mecanismos comerciales. La hegemonía del sector comercial es entonces un aspecto necesario del orden colonial. Una de las razones del recel que los sectores mercantiles enfrentarán la crisis revolucionaria radica en ello.
Los años de dislocación del comercio mundial no abren entonces una nueva prosperidad par Buenos Aires; las perspectivas de independencia mercantil que abre la revolución a su vez, n son una alternativa válida para las seguras ganancias que aseguraba la estructura im perial monopolio y el sistema de consignatarios. d) Una sociedad menos renovada que su economía.
La sociedad y el estilo de vida aparecen sustancialmente sin cambios aun en Buenos Aires. E sociedad se ve aun a sí misma dividida por líneas étnicas. En el Litoral la esclavitud coloca a todos los pobladores de origen africano dentro de un grupo sometido a un régimen jurídico especial. Pero aun aquí donde la población negra es de más reciente migración, aparecen hombres de color que han logrado ubicarse en niveles sociales más altos. Son artesanos y comerciantes, muchas veces ellos mismos dueños de esclavos. En el Interior, una parte m importante de esclavos a logrado emanciparse. No por eso los negros ingresan a una socied abierta a nuevos ascensos. Una vez libres son incorporados a una estructura social dividida castas.
Por una parte estaban los españoles, descendientes de conquistadores; por otra los indios. U y otros se hallaban exentos por derecho de las limitaciones a que estaban sometidas las dem castas. El resto de la población vive sometida a limitaciones jurídicas de gravedad variab
En el virreinato, pureza de sangre [pureza entre comillas incluso] se confundía con la condic hidalgo, esto se basaba en la exención de tributo. Otro elemento que apareció también fue la desvalorización del don. Toda esta concepción ubica en el nivel más alto de la sociedad a un número muy grande de gente. Este sector se denomina a sí mismo noble y se tiene por ta
Esta línea divisoria, no aparece amenazada por la presión ascendente de los que legalmente considerados indios. La división entre pueblos de indios y pueblos de españoles, aunque rica consecuencias jurídicas, corresponde bastante mal con la repartición étnica de la poblac
La crisis de los pueblos de indios se presentará en dos etapas. Primero su incorporación a lo circuitos comerciales de los españoles y luego la emigración de parte de sus pobladores. P indios que abandonan sus pueblos no tienen posibilidades muy precisas de ascenso. La fron de la nobleza no obstante está menos defendida contra los africanos emancipados. La causa
que los negros desarrollan un conjunto de actividades más propicias al ascenso social. Prim forman un grupo predominantemente urbano, sus tareas son, además, sobre todo artesanal así los mulatos terminan por ser la amenaza externa más grave.
Pero también hay amenazas internas entre esos nobles. Ellos que se llamaban a sí mism decente, incluyen entre sus filas a un vasto sector sem i-indigente, cuyo mantenimiento er juzgado como una necesidad social y tendía a ser asegurado por el poder público y los cuerp eclesiásticos. En el Interior, la solidaridad de la gente decente es muy intensa. Ellos forma grupo escasamente heterogéneo; cerrado a las presiones ascendentes, pero muy abierto a nuevas incorporaciones de peninsulares y aun de extranjeros.
La hegemonía de la gente decente, allí donde sus bases materiales son endebles, depende so todo de la solidez del orden administrativo heredado de la colonia y por ello no es de extraña resista mal este grupo a la crisis revolucionaria. Los rasgos arcaicos de esta sociedad corresponden al carácter menos dinámico que la realidad del Interior revela. En el Litoral, y de la revolución las innovaciones económicas comienzan a cambiar lentamente las relacion sociales.
La división entre castas e indios no tenía en el Litoral la relevancia que conservaba en el Inte aquí los españoles formaban la mayoría de la población y además, casi todos los africanos estaban separados del resto por la esclavitud. Hasta aquí el esquema se repite bastante resp del Interior. La diferencia comienza a ser sensible a través de la importancia numérica del se dependiente. Otra diferencia sobre todo en Buenos Aires, está dada por la presencia de un abundante sector medio independiente formado por artesanos. En Buenos Aires, gracias a u mercado local más vasto y diferenciado, el sector artesanal puede subsistir mediante el con directo con su público consumidor. Igualmente es mayor la complejidad de los sectores a
El alto comercio en Buenos Aires necesita menos que el del Interior del complemento del eje directo del poder político. La clase comercial porteña encuentra otro modo de afirmar su pr en otro plano: sus hijos se vuelcan a las carreras liberales. Al mismo tiempo las borlas doctor atraen también a los grupos intermedios como instrumento de movilidad social.
Resulta también original en Buenos Aires la estructura de los sectores bajos: la proporción esclavos es abrumadoramente alta. La gravitación de la esclavitud se hace sentir también s los sectores medios artesanales. Esa masa esclava contribuye a mantener un sector margin blancos pobres y sin oficio. fi Pese a una más dinámica economía, las ciudades litorales apare menos capaces de asegurar trabajo a sus pobladores. Toda esta plebe sin oficio no es productora.
La sociedad urbana conserva fuertes caracteres estamentarios. Los elementos nuevos que s incorporan a los sectores altos tienen su origen principalmente en el exterior. El ascenso económico y social dentro de la estructura local es muy difícil.
A pesar del débil impacto de los cambios económicos, la sociedad que surge en la campaña litoral, se ve más tocada. Entre los pastores de las pampas, hay una total indiferencia por las variedades étnicas. Esto es inevitable teniendo en cuenta que no es infrecuente que en ause del patrón, la autoridad más alta en la estancia es un capataz mulato o negro liberto. En esa la riqueza y el prestigio personal, superan a las condiciones de linaje.
Las zonas cerealeras y de pequeña ganadería aparecen mucho más ordenadas y más tradicionales. A su vez, el sector hegemónico rural [residente en las ciudades] contribuye a la sociedad de las zonas rurales un carácter más urbano y tradicional de lo que podría esper Por lo tanto, aquí las diferenciaciones sociales se distribuyen sin seguir rigurosam ente las lí de castas lo cual es bastante distinto en el Interior.
En las zonas de más vieja colonización, el orden social está marcado por la existencia de desigualdades que alimentan tensiones crecientes. Se ve gravitar allí de un modo que com parecer insoportable la oposición entre españoles europeos y americanos. A los primeros se
acusa de monopolizar los oficios de república. Al mismo tiempo el resurgimiento económi España tuvo como eco el establecimiento de nuevos grupos comerciales rápidamente enriquecidos, muy ligados en sus intereses al mantenimiento del lazo colonial. He aquí buen motivos para que las clases altas locales coincidiesen en el aborrecim iento creciente a los peninsulares. Al mismo tiempo en ese odio al peninsular, comulgan diversos sectores social se manifiesta con particular intensidad en los sectores bajos que no tienen en el m antenim del orden colonial interés alguno.
La cultura y el estilo de vida, también se ve poco afectado por la renovación económica. Un laberinto de ceremonias rituales que reflejan gran gusto por la representación, revelan que una sociedad que conserva mucho de lo barroco. Por un lado la Iglesia juega un papel centra entre otras cosas asegurando el contacto entre lo más alto y lo más bajo de la jerarquía socia pero por otra parte, la falta de población densa, lleva a la disolución de lazos sociales. E sto termina incidiendo en las costumbres sexuales del Litoral ganadero. Las mujeres, en cuanto actividades económicas, tienen más incidencia en el Interior que en el Litoral, pero también más numerosas en el primero.
No obstante los grados de promiscuidad de los que hablan algunos observadores contemporáneos, no hay que confundir el primitivismo de la zona ganadera litoral con barba como lo hace Sarmiento. Esto es así porque los grandes señores de la Pampa provienen de la ciudad donde se ha originado la riqueza que les ha permitido el acceso a la tierra.
En síntesis la sociedad rioplatense se nos muestra menos afectada por las corrientes renova de la economía de lo que a menudo se gusta presentar; por otra parte, el influjo renovador es sobre todo destructivo; está lejos de haber surgido el esbozo de una ordenación social más moderna. Pero a la vez, el orden tradicional aparece asediado por todas partes; su carta de t radica en el mantenimiento del orden colonial. La revolución va a significar el fin de ese pact colonial. En cuarenta años, se pasará de la hegemonía mercantil a la terrateniente, de la importación de productos de lujo a la de artículos de consumo perecedero de masas, de una exportación dominada por el metal precioso a otra marcada por el predominio absoluto de lo productos pecuarios. Esa transformación no puede darse sin cambios sociales. El aporte qu revolución hará, aparece como un empobrecimiento del orden social de la colonia.