Revista
Dirección:
Rossano Calvo Calvo
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Sergio Velasquez C. Carlos Olazabal Editores:
Dante Alfredo Pozo Cevallos Rossano Calvo Calvo Publicado por: www.clickcusco.com
Cusco Capital Histórica del Perú - J u l i o NÚMERO: 3 DERECHOS RESERVADOS
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En el contexto cultural andino, la autorida d, el poder, están asociados también a símbolos y conceptos de su religiosidad: a dioses y fuerzas energéticas que intervienen en la vida de los hombres. Los contextos religiosos muestran esta simbolización, como es el que tienen los Apus, Apachetas.
VANGUARDIA EN LOS ANDES - VANGUARDIA EN LOS ANDES - VANGUARDIA EN LOS ANDES - VANGUARDIA EN LOS ANDES - VANGUARDIA EN LOS ANDES
PRESENTACIÓN El presente número de la revista, aborda la temática de la peregrinación al Santuario del Señor de Qoyllorit'i, que se realiza en el ámbito rural de los andes cusqueños. La mayor parte de los diversos estudios y testimonios se han preocupado por explicar los aspectos etnológicos rurales de esta tradición religiosa. En las últimas décadas, esta peregrinación ha venido recreándose más, ingresando también a la dinámica urbana regional, por lo que plantea la necesidad de contar con estudios que muestren esta nueva dinámica cultural. Al respecto, la colaboración testimonial de Julio César Chalco y Carlos Olazábal (2013), muestra la peregrinación contemporánea desde la ciudad andina. Adicionamos en el presente número de la revista, un artículo que presenta las dinámicas culturales rurales y urbanas, como el aspecto de la recreación simbólica en el proceso social. Finalmente, se recoge el comentario que sustentó el Antropólogo cusqueño Washington Rozas en la presentación del libro "Cambios y continuidades en el sistema religioso del Señor de Qoyllorit'i", en la ciudad de Cusco; comentario que al venir de un gran conocedor del mundo andino cusqueño, se vuelve tan interesante como el libro mismo.
Rossano Calvo C. Director
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Tayta Quyllur Rit'i o el Señor de la Nieve Resplandeciente Julio Cé sar Chalco Fernández
En la década de los '80, junto a mi padre, veía hipnotizado las caravanas de camiones que se perdían entre las polvorientas calles de Sicuani, abarrotados de ukukus lanzando alaridos guturales, danzantes de trajes multicolores, músicos previstos de quenas, pinkuyllus y acordeones, y peregrinos de a pie, cuyo único destino era el santuario del Señor de Quyllur Rit'i . Ten calma, muy pronto tú también serás un ukuku, un guardián del señor; decía papá con el fin de calmar esa ansiedad que crecía en mí. El ukuku o Pablucha es una rara alquimia entre ukumari (oso de anteojos) y humano, que hace de intermediario entre el Apu y los hombres. Su misión es garantizar el orden, la paz y la armonía entre los peregrinos. Vueltos a casa y sentados frente a ese añejo fogón de leña de nuestra pequeña casa, papá me habló sobre la misteriosa aparición del niño Jesús en la lejana estancia de Sinaqara, para hacerse amigo de Marianito Mayta, un niño andino que pastaba el ganado familiar entre el frio glacial. El padre del niño, al ver que sus alpacas y la fibra para el hilado aumentaban, decidió comprar (en agradecimiento) un poco de la finísima tela para el envejecido vestido del amigo de su hijo. Tomando un pedazo del vestido, se dirigió hacia el Cusco donde seguramente hallaría semejante tela. En Cusco el señor Mayta descubre que se trata de una finísima tela que solo usan los obispos católicos de alto rango y las imágenes sagradas. Papá lo aseguraba con tal determinación que no dejaba dudas. Asustado, el señor Mayta regresa hacia Ocongate (lugar de la parroquia más cercana a su estancia) donde da parte al párroco del lugar, Pedro de Landa, quien se propone constatar el hecho e incluso capturar a ese niño, arropado por la sospecha de que sus hipotéticos padres estarían cometiendo algún sacrilegio. De Landa llega hasta Sinaqara y constata que efectivamente el pequeño hijo de Mayta está acompañado por un extraño niño blanco que emite un misterioso resplandor, que este relaciona con la nieve. Intenta rodearlo con sus acompañantes, pero el niño huye hacia las faldas del Apu Ausangati , buscando su protección y se esconde tras una Waca sagrada (lugar de adoración inca). De Landa llega hasta los peñascos y cree coger una de las piernas del niño, pero cae en la cuenta que se trata de un árbol de tayanka que tenía en su copa el cuerpo sangrante del Cristo Crucificado. De Landa y sus acompañantes solo atinaron a arrodillarse arrepentidos. En ese instante, Marianito que en todo momento había protestado muere. Arrepentidos y asustados, de Landa y el padre de Marianito acuerdan enterrarlo al pie de la waca, pero antes pintaron sobre la roca la imagen de
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un Cristo crucificado. Los indígenas de los alrededores, enterados del hecho, empezaron a visitar el lugar para encender velas de cebo y rogar algún milagro. Algún día llegarás hasta ahí y me contarás cómo te fue, concluyó papá luego de contar la historia. Yo se lo prometí frente a la boca roja de aquel fogón de leña que aún arde en mis recuerdos… Hace algunos días caminaba por la pequeña plaza de San jerónimo, intentando escribir algo sobre el maldito león de piedra que se halla postrado al pie del Palacio Municipal, cuando de improviso volví a revivir este sentimiento con una de las comparsas de la Nación San Jerónimo. El puñado de danzantes, músicos y, por supuesto, ukukus se encontraban en los minutos finales antes de su periplo hacia aquel mágico lugar; entonces recordé mi promesa… Con las mismas cogí una mochila con cosas básicas y mi Canon 550D (que me ha acompañado en casi todas mis correrías) y me subí, esa misma noche, en el primer microbús (perdón papá, no encontré un camión) que inevitablemente me conduciría al lugar de la nieve, los entrañables ukukus, los danzantes de coloridos trajes y los rostros de narices fálicas: al Santuario del Señor de Quyllur Rit'i , el Apu de la nieve. Llegué a Mahuayani Provincia de Quispicanchis) a eso de la media noche y con las mismas me uní a una de las naciones que ya se hallaba en franca peregrinación hacia el santuario. En cada apacheta, donde se han colocado cruces, los peregrinos hacían reverencias con velas y coca, pidiendo el permiso correspondiente. Luego de caminar un serpenteante y polvoriento camino, colmado de acémilas, caballos y gente que viene y va, llegamos al Santuario de Sinaqara, donde está la imagen sagrada. Era la madrugada de la víspera. La fiesta del Señor de Quyllur Rit'i empieza el Día de la Santísima Trinidad, dos días antes del Corpus Christi, y básicamente es un ritual sincrético entre la devoción cristiana y la andina (Cristo y el Apu, unidos en una misma creencia que no se contrapone) donde las naciones indígenas se reafirman integrándose simbólicamente a la naturaleza. Esta festividad fue declarada por el INC como Patrimonio Cultural de la Nación el 10 de agosto de 2004 y posteriormente (un 27 de noviembre de 2011) la UNESCO la declaró como integrante de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. En ese mismo instante nos pusimos tras la bíblica cola para esperar nuestro turno y saludar a la roca sagrada con velas y coca; con persignaciones y k'intus…; con ruegos en castellano y quechua, siempre mirando hacia el imponente Ausangati . Paralelamente las comparsas multicolores entraban entonando cánticos de felicidad, acompañados de sus ukukos que azotaban mi envidia, mientras los cohetones tronaban desde algún recóndito lugar. Las liturgias se sucedieron en toda la mañana y a partir del mediodía, hasta la media noche los danzantes no pararon de bailar y entonar cánticos. A la media noche me colé en un grupo de ukukus y danzantes de una nación quechua que se dirigían hacia el nevado Qulqipunku (que forma parte del Apu Ausangati ) a más de 6362 msnm. En el ascenso nos detuvimos en algunas apachetas que hacen el papel de entradas al nevado, que es el templo principal del Apu, para pedir la respectiva autorización al Auki que cela cada apacheta. Algunos construyeron sus casitas de piedra de varios pisos, como símbolo de su deseo para con el Apu. Yo conseguí veintiuna piedras pequeñas (como me lo había ordenado la Gran Sacerdotisa en el ritual del agua) y construí con esas piedras (que
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representaban el número de obstáculos que yo mismo había construido) mi hipotético destino. Seguimos subiendo rezumando saliva en cada apacheta, al son de las quenas y acordeones, hasta que llegamos a la alfombra blanca del nevado con la esperanza de hallar nuestra Quyllur Rit'i (nuestra estrella resplandeciente, nuestro destino) que seguramente se halla atrapada en el corazón del Apu. En esa circunstancia fui testigo del bautizo de los nuevos danzantes que esperaban al wamancha en sus cabezas, del castigo simbólico de los pecadores o las inacabables promesas, para luego esperar emocionados la mágica salida del Inti Tayta que no se hiso esperar. Luego regresamos en caravana, satisfechos, purificados. En el camino uno de los ukukus me contaba que hasta hace algunos años, cada ukukudebía de bajar con un bloque de hielo como una forma de ponerse en lugar de Cristo cargado de la cruz. Entonces me acordé de esa lejana novela de Enrique Rosas Paravicino "El Gran Señor" (1994). Es el día central y las delegaciones que bajan del nevado, cantando el Yawarmayu confluyen con las que se hallan en el Santuario de Sinaqara. Estamos más que agotados. Compramos alasitas: casas, coches, títulos (¿un doctorado?), fajos de euros, dólares y soles. Depositamos el dinero en una suerte de banco de ilusiones y guardamos las casas, coches y títulos para la bendición central. Oímos la misa central, a la espera de la bendición del padre, que esparce agua bendita (del nevado) entre la multitud, que levanta sus deseos. Hay una procesión que significa la despedida del Señor de Quyllur Rit'i , pero por alguna extraña razón, todos (o casi todos) miramos hacia el Apu y el corazón nos duele. Más tarde las naciones empiezan su diáspora entonando sus watakamallas (cantos de despedida) que nos recuerdan que esto es solo un hasta luego. Un ukuku pasa raudo por mi lado haciendo adiós. Me mira sin detenerse y creo sentir en esa mirada a papá. Intento seguirlo, pero se pierde entre cientos de ellos que bailan el Yawarmayu y se azotan mutuamente para alejar su corazón de la ira. No es papá, pienso; lo reconocería entre cien mil ukukus.
(Foto: Julio Chalco, 2013)
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Peregrinos de la nación Tahuantinsuyo en procesión del Señor de Qoyllorit'í en el barrio de San Pedro del Centro Histórico del Cusco, antes de enrumbar a la peregrinación (Fotos Carlos Olazábal, 2013)
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QOYLLURIT'I Carlos Olazábal Casti ll o
La peregrinación al Señor de Qoyllurit'i, el Cristo campesino, de acuerdo a algunos entendidos es la más grande que se produce en los andes. Y no es solo la peregrinación en sí, además involucra una serie de actividades antes y después de la misma romería. En el presente año, pudimos pasar unos días previos a la fiesta. Así la semana anterior, es decir entre el 20 y 25 de mayo, las diversas naciones que agrupan a los peregrinos realizan sus novenas. La nación Tawantinsuyo, conformada por los carguyocs y comparsas de los barrios del Cusco, se reúne cada noche en las parroquias tradicionales de la antigua ciudad de los incas. San Pedro, San Francisco y La Merced los acogen noche tras noche y son escenario de las misas novenarias de los devotos, quienes acuden con sus comparsas, ya sean Ccapac Colla, Mestiza Coyacha o Contradanza, que antes y después de la misa realizan sus coreografías, las cuales pueden durar hasta una hora como la de los danzantes de Mestiza Ccoyacha, con quienes compartimos, en San Pedro, su música, su danza, sus ponches y su fe.
(Peregrinos en procesión en el barrio de San Pedro. Foto: Carlos Olazábal, 2013)
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Acabada una de las misas salimos del templo y, en el atrio se nos sirve un vaso de ponche de habas acompañada de galletas, mientras en el cielo surcan raudas las luces de los fuegos artificiales, iluminando la noche. Los carguyocs y los danzarines nos animan a volver al Sinakara. Pensamos algunos momentos y decidimos realizar este peregrinaje hacia el Cristo de las Nieves, a la estrella resplandeciente.
(Foto: Carlos Olazábal, 2013)
Sábado 25 AM: aproximadamente a las 10, parte de la Nación Tawantinsuyo, se reúne en San Pedro e inicia un recorrido por Ccasccaparo, Calle Nueva y Concebidayoc. El cortejo está encabezado por los estandartes de las comparsas, seguido por los Quimichos que portan los pequeños altares y luego las diversas comparsas, entre ellas la de los Ukukus, compuestas en su mayoría por jóvenes, hombres y mujeres, de los barrios populares, que acompañados por sus conjuntos musicales avanzan ante la mirada de los transeúntes. Sàbado 25 PM: Nos dirigimos hacia la Casa de la Juventud, paradero de donde salen los vehículos hacia Mahuayani. En el lugar una gran cantidad de vendedores de prendas de abrigo
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(gorros, chullos, chalinas, chompas, etc) ofrecen su mercadería a los que no están preparados para el viaje. Nos habían indicado que allí encontraríamos numerosos buses listos para partir, pero eran las 10.40 y no había ninguno, al parecer todos ya habían partido. Un solo camión con una comparsa estaba a la espera de más pasajeros. Subimos a este?! Pensar en la incomodidad del viaje hizo que avanzáramos algunos metros más. Encontramos un automóvil, cuyo chofer voceaba: A Mahuayani! A Mahuayani! Y sin pensarlo dos veces nos subimos y salimos casi inmediatamente. Iniciamos el recorrido y alcanzamos a dos camiones y dos ómnibus yendo al mismo destino. Nuestros acompañantes, una pareja de jóvenes, bien abrigados y con los rostros cubiertos se pusieron a jugar con la ipod, mientras el joven chofer nos comenta situaciones graciosas y nos dice que no podrá ir más rápido porque deben haber muchos vehículos en la ruta. Así fue, poco a poco habían más vehículos delante nuestro, a los más lentos los pasábamos. A eso de las 11.40 a la entrada a Urcos, encontramos a un grupo de Pablitos, que en medio de la oscuridad, antes de iniciar su viaje, formados en dos filas delante de una pequeña capilla rezaban arrodillados. El consabido camión los esperaba a la vera de la carretera. La plaza de armas de Urcos, presidida por su magnífica capilla abierta, se encuentra llena de vendedores de comida y de ropa de abrigo, además de algunos camiones con pablitos que hacen sonar sus pequeñas botellitas. Sonidos fascinantes que nos transportan a otros tiempos, pero el conductor apenas sobrepara, aprieta el acelerador y el viaje sigue. Domingo AM: a eso de las 12.15 y luego de subir la cumbre sorteando numerosas curvas, llegamos a Qosqoqahuarina, desde donde se aprecian las luces de la ciudad que alguna vez fue "cabeza de los reynos del Piru". Ahí los pablitos descienden de los vehículos que los transportan y elevan sus preces a los Apus solicitando permiso para transponer el abra y llegar a Mahuayani. Comenzamos a bajar hacia Ccatcca y dejamos atrás camiones donde algunos intrépidos pablitos subidos en las barandas, con su estandarte en la mano y con el rostro descubierto de su huacollo, hacen frente al frio viento de la madrugada, mientras nosotros con todas las ventanas cerradas hundimos nuestras manos en los bolsillos de las casacas. Luego de pasar varios poblados con nombres que nos recuerdan al Cusco y el Valle Sagrado, a la 1.30 llegamos a Mahuayani, donde encontramos un ir y venir de personas y por supuesto, a los comerciantes de ropa y comida. Mates, café y caldos son lo que nos ofrecen y nosotros, por supuesto, que bebemos un mate de coca para calentarnos y tomar fuerzas para la caminata, que la iniciamos a las 2am, llevando una piedra en nuestra espalda como ofrenda al Apu para que juchaykutapampachinanpac. Entramos en la pequeña capilla, donde pedimos permiso para iniciar la marcha, seguidamente tomamos el camino. Camino duro, empinado, a los diez metros ya estamos jadeando. Hacemos un kintu y luego de echarle un poco de aliento nos llevamos a la boca. La
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coca dulce, nos augura un buen viaje, pero el camino sigue siendo difícil. Cada pocos metros hay que pararse a tomar aliento para continuar. Pasamos la primera cruz, la segunda y luego la pendiente se hace menos abrupta y podemos mantener el paso. Los peregrinos portan banderas, velas, ollas, leña. Van preparados para pasar los días de fiesta. En cada una de las cruces, los peregrinos se paran a rezar algunas oraciones, los músicos tocan una tonada y se aprovecha para el descanso. Avanzamos y cuando pensamos que ya estábamos en más de la mitad del camino, vemos un letrero que dice, sorpresa! : km4….será que nuestros pecados son tan grandes, tan pesados, que no nos permiten avanzar?...en el cielo la luna llena ilumina el camino y los cerros adyacentes. Es realmente una noche maravillosa. Ya no se siente el frio y seguimos avanzando. Volteamos la vista y podemos observar en toda su belleza al Apu Ausangate y los nevados que la rodean. Ahora entiendo bien por qué los andinos sentimos ese algo tan especial por los cerros, por los Apus. El silencio, la soledad, la luz de la luna, el sonido del viento, nos transportan a otras dimensiones. Pero la música que sale de las quenas, del tambor, así como los gritos de Jayo!!...Jayo!!!...Jayo!!nos traen al presente y nos alientan a seguir con la caminata. Más adelante nos encontramos con un par de personas con muletas, una de ellas no tiene una pierna, entonces tomamos mayores fuerzaspensando en el esfuerzo que deben hacer. Cuanto puede hacer el hombre si se lo propone!, cuantos obstáculos puede vencer en su vida!...Jayo!!..Jayo!!..Jayo!! Un padre le va contando a su hijo la historia de Marianito Mayta. Del milagro de la aparición del señor de Qoyllurit'ì, de los ukukus, de los ch'unchus, de las danzas. Aguzamos el oído y el corazón. Finalmente cerca de las 5am la gente se inquieta, a la vuelta de ese cerro es, nos dicen. Dicho y hecho, volteamos y llegamos a un callejón formado por puestos donde numerosos comerciantes nos ofrecen las alasitas altiplánicas. 30,000 dólares o euros a un sol, con esos billetes se puede comprar lo que uno quiera. También hay casas de vidrio, autos y camiones de diversos materiales, entre otras cosas. Avanzamos y parece que la revaluación del sol también avanza, ahora son 40,000 dólares por un sol. Llegamos a la primera cruz, donde los peregrinos y los danzantes hacen reverencias y, ahí, con unción, depositamos nuestra ofrenda. Desde ahí vimos el Kolkepunku. Apu tu que sabes del discurrir de la vida como la de los riachuelos que bajan desde tus cumbres, llévanos al camino del sol, de la luna, de la vida… Vemos una fila de gente, suponemos que es para ingresar al santuario y, si lo es. Calculamos que tardaran una par de horas en lograr su cometido. Dudamos si ponernos en la fila. Damos una vuelta y nos sentamos a descansar frente a la puerta del santuario. Hay danzantes de Capac Colla, cuyos cantos enternecen. En el yawarmayu los latigazos resuenan en el aire y luego de recibir y dar grandes chicotazos, los danzantes se abrazan y continúan bailando. Chakiri!...Chakiri!
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(Foto: Julio Chalco, 2013)
Foto: Julio Chalco (2013)
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El sol se anuncia en las alturas de las montañas. Los cerros se tiñen de oro, mientras que el frio arrecia. Nuestros gorros y casacas están húmedos. Buscamos un lugar donde calentarnos. Entramos en una carpa, donde se sirven los típicos caldos, mates, el arroz con huevo, el asado de cordero. Escogemos un caldo caliente y más por el calor que necesitamos que por ganas nos lo llevamos a la boca. Entramos en calor, pero no podemos permanecer todo el tiempo al lado del fogón, así que salimos y cruzamos el riachuelo que divide en dos la hoyada. La yareta se hunde a nuestros pasos. Encontramos un lugar seco, unas rocas. Nos sentamos y dormitamos por un rato. El sol cae fuertemente en nuestros rostros. Algunos peregrinos preparan el lugar donde armaran sus precarias carpas, hay muchachos que pasan ofreciendo piezas de plástico para protegerse de la humedad. Hay color de trajes, hay humo que sale de distintos lugares y hay música en todos lados. Con los pies entumecidos avanzamos nuevamente hacia el santuario. Los pablitos ponen ordencomo también los miembros de la hermandad, que vestidos con impecables casacas donde se luce el nombre de un político en campaña, con sus amenazantes azotes dan instrucciones para el ingreso al santuario. Nos percatamos que una de las filas es pequeña y nos ponemos en ella, logrando ingresar. Al fin estamos dentro la capilla. También dentro hay una fila hasta llegar al altar donde está la roca con la imagen de Cristo. Al lado izquierdo se han puesto los altares portátiles, hay infinidad de flores. Los pablitos apresuran a los fieles, quienes pasamos rápidamente frente al Cristo. El ambiente subyuga, hay lágrimas, hay dolor, hay vida y por qué no?también muerte, pero sobre todo esperanza, ilusión, fe. Apu Jesucristo, khuyaq sonqo Tayta/ uyarillawayku mañakuskaykuta. Salimos fortalecidos, con el espíritu engrandecido, con calor en el corazón, portando un ramo de flores en la mano. Luego subimos al santuario de la virgen, donde, al fin, podemos encender una velas que nos encargaron. Su chisporroteo alegra e ilumina la pequeña capilla, donde algunos peregrinos dormitan y se calientan. Subimos un poco más y llegamos a la parte donde se realiza la compra venta de casas, carros, títulos universitarios, etc. Buscamos quien venda felicidad, ofrecimos dólares, euros, trueque con camiones o casas, nadie quiso desprenderse de ella o… tal vez no la tenían. Encontramos un señor cuya lora, por un sol, sacaba un mensaje con la suerte que tendrías, así que aprovechamos el momento y nos enteramos que era un hecho que no habíamos tenido suerte y que esta cambiaría de forma completa. Lora sabia. Mientras tanto la larga fila de danzantes iba y venía desde el santuario hasta la capilla de la virgen. La nación Paruro, con sus banderas y colores amarillos, se distinguía nítidamente, con ellos estaban los antiguos sajsas, con sus máscaras de cuero de caprino y sus bastones de achupalla. Ya se habían celebrado algunas misas y era medio día. El sol quemaba, pero el vientecillo traía el frio del nevado. Era hora de pensar en el retorno. Antes, probamos un asado de res y conversamos con algunos peregrinos. Mientras luchábamos con la dureza de la carne,
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vimos a nuestro amigo Darío Espinoza, con quién fuimos la primera vez, con el poncho de wayruru sobre el hombro pasó raudo. Salimos en su búsqueda, pero no lo encontramos. Sería realmente él? Pagamos la cuenta, compramos un cuadro del Señor de las Nieves e iniciamos el retorno bajo el inclemente sol. El polvo nos acompañó todo el camino como la música acompañaba a las comparsas que recién subían. Nos encontramos con la Nación Urubamba, compuesta principalmente por los comuneros de Chinchero, quienes con sus banderas verdes flameando al viento caminaban presurosos. Mientras nosotros bajábamos, sudorosos peregrinos seguían subiendo. Ahora el camino era sencillo. Habíamos dejado nuestras culpas. Llegamos a Mahuayani, tomamos un carro, sentimos cansancio, sed de agua y de vida. Emprendimos el regreso. Qausaspacha kutiramusajku, wañuspaka manañachà. Ay Taytallay…Ay Señorllay.
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LA PEREGRINACIÓN AL SANTUARIO DEL SEÑOR DE QOYLLORIT'I
(EN UNA MIRADA DESDE LOS CAMBIOS SOCIO CULTURALES)
ROSSANO CALVO CALVO
La peregrinación está relacionada a la experiencia religiosa. Según Pedro Rodríguez, "la peregrinación se da prácticamente en todos los tiempos y lugares". Indica que, "puede verse como un viaje a un lugar considerado como sagrado, como por ejemplo un rio, montaña, templo o lugar donde se realizo un milagro, una revelación o teofanía". En segundo lugar, está relacionada a contextos ritualisticos, "se concurre a la celebración de una fiesta o como acto de penitencia o expiación". En tercer lugar, establece una intención, de "obtener favores o beneficios de orden material o espiritual: la curación, la salud, el perdón" (Rodríguez 2004: 420). En este marco, la peregrinación se vincula a la construcción de un "espacio sagrado" que, en diversas religiones, se conoce con el nombre de "Santuarios". En el caso del Perú, las actuales peregrinaciones religiosas, encuentran origen en sus tradiciones religiosas, los contextos de sincretismos, que es lo que se destaca en prolongados encuentros y contactos de culturas, sea bajo procesos aculturativos, inclusive en simbiosis (Silva 1977), o en el marco de una gran devoción y fe popular, que puede verse en las concurrencias masivas de los creyentes peregrinos a estos "Santuarios religiosos" o Santuarios sagrados (Olivas 1999). En nuestro punto de vista, es importante también una observación, por un lado, del marco etnicista porque permite destacar el proceso dinámico expresivo de los grupos socioculturales, siguiendo el clásico lineamiento desde Barth hasta Bourdieu (Barth 1976, Bourdieu1999). Por otro, la dinámica Folk urbana en el que se encuentra inserto. Finalmente, en este marco social la recreación simbólica. El desarrollo del presente articulo, lo circunscribo en un largo trabajo de indagación que comenzó con la investigación de la peregrinación al Santuario del Señor de Huanca (Calvo 1992)-el par del Santuario del Señor de Qoyllorit'i-, luego, la indagación arqueológica del Santuario incaico del Huanacaure (Calvo 2005 y 2009), así como la experiencia de nuestra propia peregrinación al Santuario del Señor de Qoyllorit'i a inicios de la década del 90' del siglo pasado, momentos cuando esta devoción ya se encontraba inserta en una dinámica regionalnacional.
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CUSCO, TERRITORIO DE PEREGRINACIONES En el ámbito de Cusco, donde ocurre la gran peregrinación religiosa al Santuario del Señor de Qoyllorit'i, la peregrinación, como experiencia religiosa, fue parte también de la historia cultural regional. Según la investigación arqueológica, la constitución de cerros sagrados se remonta al Formativo de la región cusqueña (Zapata 1998), estructurando la experiencia de la peregrinación religiosa.En el Imperio incaico, se estructuró la experiencia de las peregrinaciones hacia importantes Santuarios; avances en este estudio, muestran la dinámica que llegó a constituir, por ejemplo, el Santuario de Huanacaure, un cerro cerca a la ciudad del Qosqo incaico, que se encontraba transido de mitología fundacional. Ayar Manco, superviviente y fundador del Qosqo incaico, ordenó la realización anual de un ritual o peregrinación al cerro, recordando que Ayar Uchu se había entronizado en este cerro sagrado de la etnia de los Sañoc del lugar, "convirtiéndose en piedra" (Calvo 2005 y 2009). Acerca de estos lugares sagrados,debe tenerse en cuenta la importante información del padre Bernabé Cobo, quien indica la constitución de huacas o lugares sagrados (cerros, ríos, arboles) en el hiterland de la ciudad del Cusco incaico, que conllevaba ciertos ritos. Existiendo también en la urbe incaica, importantes templos y santuarios, se refiere que, esta ciudad era otro "centro sagrado". La peregrinación a los Santuarios en el Imperio incaico, estaban circunscritas al marco ritualístico político y religioso; ocurría una jerarquización, con varias clases de peregrinaciones. Se encontraban también vinculados con el sistema de ceques (líneas que ubican huacas y ritos). Los ritos también se conllevaban en peregrinaciones. Este fue el caso del contexto ritual del Huarachicuy, que era parte de la peregrinación al Santuario de Huanacaure. De esta época data también, antiguos "lugares sagrados", en los cuales, hoy, todavía se efectúan nuevas devociones y peregrinaciones religiosas del catolicismo andino más importantes en la región del Cusco, tal como es la peregrinación al Santuario del Señor de Qoyllorit'i y la peregrinación al Santuario del Señor de Huanca, que alcanzaron,primero,el marco regional, y en una nueva fase de su desarrollo durante el siglo XX, el ámbito nacional e internacional. En el contexto regional, al referirme a la peregrinación al Santuario del Señor de Huanca, en anterior ocasión, encontramos, la realización devocional de este Cristo, con un lugar sagrado prehispánico, el Cerro sagrado del Pachatusan incaico; por otro lado, explicamos el desarrollo de su estructuramiento espacial devocional en la región,conllevando fe y devoción,vinculado a satisfacer también las necesidades de sus creyentes. En el siglo XIX, historiográficamente esta documentado su funcionamiento como un Santuario Mercedario, que congregaba concurrencia devocional de la ciudad del Cusco; en el siglo XX, se muestra un estructuramiento devocional regional con concurrencia campesina, mostrando la relación agraria de la devoción. Luego, fue difundiéndose más en la población de la región, ingresando en la dinámica Folk urbana (Calvo 1992).
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Acerca de la peregrinación al Santuario del Señor de Qoyllorit'i, se indica, que pudo haberse originado en esta misma dimensión devocional y cultural, aunque, es cierto que,de su origen devocional, no se tienen referencias historiográficas documentales, sino una validación mitológica que remonta el mito al siglo XVIII, haciéndolo coincidir con el cataclismo que significó en esta región, el colapso del dolor de la muerte de Túpac Amaru II. El contexto devocional en la micro región del Ocongate, comenzó a ser reportado entrando las primeras décadas del siglo XX. Se puede destacar que el origen devocional de los Santuarios,que referimos, se hunden más que en la profundidad de un tiempo originario, en "la significación de los tiempos y las experiencias devocionales" que se conllevan con el sentimiento religioso, lo que se hace presente en el mito y el ritual; del mismo modo, un origen de los mismos, puede encontrarse en los antecedentes culturales de los cuales recibieron los aspectos expresivos que incorporaron. En estos territorios,se encontraba también la influencia de las órdenes religiosas del catolicismo operando desde fines de la colonia y temprana república. Cuanto influyó este catolicismo temprano o la tradición prehispánica, o un sincretismo en estas peregrinaciones y Santuarios (Marzal 2005), son interrogantes culturales difíciles de esencializar, aunque se tienen estudios que muestran importantes matices polisémicos de las prácticas culturales devocionales que los refieren. La vitalidad de esta tradición y peregrinación religiosa, puede verse en los procesos culturales y devocionales del hombre religioso andino, con los cuales se mantienen las peregrinaciones a estos Santuarios (Sallnow 1974).
LA PEREGRINACIÓN Y LA FESTIVIDAD EN EL CONTEXTO DEVOCIONAL DE LOS SEGMENTOS SOCIO CULTURALES DE LA REGIÓN La peregrinación lleva, además, de las motivaciones devocionales, los aspectos expresivos de la vivencia colectiva y de los lugares de donde provienen, sea del ámbito rural o del ámbito urbano. No se puede dejar de advertir el aspecto devocional religioso con el que confluyen en la peregrinación con ocasión de la fiesta del Señor de Qoyllorit'i. De igual modo, puede encontrarse las relaciones con aspectos expresivos de las tradiciones constituidas y otras, de los procesos constituyentes que forman parte de su dinámica cultural. Uno, no puede dejar de advertir, la relación de las actividades agropecuarias campesinas y las peregrinaciones en la región. Las fechas ocurrentes de las peregrinaciones que vamos refiriendo, demarcan el ciclo hidro-astronómico y agrícola de la región. Septiembre, cuando ocurre la peregrinación al Santuario del Señor de Huanca, coincide con las primeras lluvias e inicio del ciclo agrícola; el mes de mayo-junio (movible, según el precepto de la regulación del catolicismo al que esta relacionado también), ocurre la peregrinación al Santuario del Señor de Qoyllorit'i, y demarca el periodo de las cosechas (Calvo 1992). En realidad, esta expresión es común en las culturas agrícolas que relacionaron el calendario con la religión, tal como fue el calendario y la religión incaica, que fue el caso también del calendario gregoriano y la religión católica.
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Este aspecto, muestra el arraigo que adquirió estas peregrinaciones en la vida campesina andina local, momento en el que había ocurrido el tránsito a la micro región del Ocongate -lugar en el que se ha originado el Santuario del Señor de Qoyllorit'i en la hoyada del Sinakara- (Gow 1977). El Antropólogo cusqueño Jorge Flores Ochoa, precisamente, hace un esfuerzo también por relacionar el origen de este culto católico andino al contexto cultural de la vida campesina alto andina relacionada con la economía Alpaquera de Ocongate (Flores 1991). Posteriormente, se destacó también otros ámbitos interregionales. Diversos etnólogos, en el caso de la peregrinación y Festividad del Señor de Qoyllorit'i, resaltaron también la presencia de grupos étnicos importantes, como los Q'eros, en un sentido de articulación interregional de economía de los diversos pisos ecológicos. Luego, siguiendo paso al ámbito rural campesino regional que le dio gran concurrencia y expresión andina mestiza. Otros estudiosos, fueron mostrando la dinámica devocional de diversas comunidades campesinas "indígenas" (término que esta referido a la población nativa)de la región, como los Willoq, hasta grupos poblacionales andinos de la estructura agraria regional contemporánea (Valencia 1991, BBC 1995).
Santuario del Señor de Qoyllrit'i (Foto RCC, 2003)
Áreas rituales en el Santuario del Señor de Qoyllorit'i (Foto RCC, 2003)
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Consecuentemente, la simbolización ritualística del contexto expresivo campesino andino, tiene diversas expresiones en la peregrinación, como en el contexto festivo ocurrente en el Santuario, así como de las simbolizaciones andinas de los personajes míticos, los bailarines, y eventos como el "Inti alabado" (Canal 2002, Aguayo 2009). Sin embargo, las simbolizaciones fueron complejizándose, a medida de las ocurrencias en el que ha venido conllevándose los cambios culturales y organizacionales en la región cusqueña, tal como ocurre, igualmente, en el País. En este contexto, se fue desarrollando también la relación gravitante del desarrollo urbano en la región agraria. Del mismo modo, estas peregrinaciones han venido comprendiéndose también en la dinámica folk urbana que viene con los cambios y nuevos procesos socios económicos ocurridos en la región. En el contexto amplio, en que fue acrecentándose la devoción y la peregrinación al Santuario del Señor de Qoyllorit'i, se considera también a los poblados y ciudades de la región, desde donde fueron integrándose el flujo de miles de devotos urbanos y, con ellos, incrementándose los marcos expresivos, lo que fue advertido por la Antropóloga Deborah Poole (Poole 1984). Se advirtió también la renovación social, y la presencia de nuevos grupos al contexto regional, como la población migrante puneña (Poole 1988), sin embargo, aún a las prohibiciones, terminó de introducirse el juego de las alasitas (que tiene relación expresiva a la religiosidad puneña) relacionado a la propiciación de la prosperidad, que en la vida de la ciudad, tiene otra expectativa y forma de expresarlo. Concordamos con esta posición por destacar los aspectos constituyentes en los que se ha venido impulsado el desarrollo de la peregrinación y la festividad. En nuestro caso, pensamos que la dinámica Folk urbana, se encuentra relacionada a las grandes transformaciones en las que han vivido las poblaciones en la región a influencia del modo de vida urbano cada vez mas gravitante; como ello mismo ocurre con los poblados andinos rurales que se ven también influenciados por el modo de vida urbano, se hace evidente en los cambios culturales y nuevos mestizajes. Por ello mismo, tradición y cambio se advierte también en los peregrinos del ámbito rural (Poole 1988, Valencia 1991, BBC 1995, Yábar 1999). En la dinámica de estos grupos provenientes del medio rural y urbano, que muestran aspectos diacríticos étnicos, o aspectos colectivos e identificatorios locales con los que se enrumban en la peregrinación y llegan al Santuario, se ha originado la reinvención grupal con la denominación de "naciones" que corresponde a este marco de definiciones grupales que encuentra significación en el contexto ritual de la festividad y la peregrinación. Acerca del mestizaje actuante y evidente en la peregrinación y la Festividad en el Santuario, el Antropólogo Juan de Dios Yábar, en su artículo "El amestizamiento de la Fiesta del Señor de Qoyllorit'i", resalta, "hoy en día desfilan cerca de 30,000 peregrinos, de los cuales, 20 son mestizos y 10 mil, son aborígenes andinos". En referencia al desarrollo de esta Festividad y peregrinación, anota: "la afluencia de mestizos se remonta a unos treinta años, porque más antes el peregrinaje era de gente de altura…posteriormente, la fe a la imagen se iba extendiendo al área urbana, con la participación de los mestizos se ha incrementado el numero de comparsas en su mayoría danzas mestizas, permitiendo la participación mas intensa del mestizaje a través de las danzas y otros rituales" (Yábar 1999: 46).
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Con la concurrencia de los devotos urbanos vinieron con nuevas demandas y rogativas de bienestar, prosperidad, salud, amor; interrogados por las desventuras de su destino que llevan en los poblados y ciudades, desde donde concurren.
SIMBOLIZACIÓN DEL PODER EN EL ESPACIO SAGRADO Se observan importantes observaciones de las contextualizaciones expresivas que tienen efecto en el contexto ritual festivo relacionadas a las nuevas dinámicas en las cuales se amplía la fama de esta peregrinación. Este es el caso, de la observación que hiciéramos por la introducción en la peregrinación y la Festividad, de la bandera peruana y, ahora de la bandera del Arco Iris, haciendo referencia, con la primera, a los campos de poder nacional (bandera nacional), y con la segunda, a lo étnico andinista (tomada ahora por grupos andinista). La contextuación de la bandera nacional en la presencia de los grupos campesinos andinos ha seguido una larga experiencia, contexto al que esta relacionada la contextuación de la bandera nacional en el contexto festivo ritual del Señor de Qoyllorit'i. Indagamos que en el contexto cultural andino las representaciones y el simbolismo muestran una carga semiótica cultural: la bandera peruana como elemento semiótico (significantes) habría sido valorada como un símbolo de poder y autoridad nacional. Antes de la Reforma Agraria, la presencia del Estado no había llegado más allá de los pueblos mestizos. Gradualmente, la escuela, la Reforma Agraria, el Ministerio de Agricultura, fueron intensificándolo esa presencia del poder del Estado, dimensionando su símbolo: la bandera nacional. Invocando este "poder", los campesinos hacen flamear la bandera nacional en las tomas de tierras, movilizaciones y marchas, pretendiendo así legitimar sus acciones. Este elemento sagrado del Estado Nación, habría tenido también correspondencia en el ámbito sagrado andino, haciendo el paso de los símbolos de poder sagrado del Estado Nación y el contexto cultural andino, y como una muestra de la percepción andina de esta relación (Calvo 1995). En el contexto cultural andino, la autoridad, el poder, están asociados también a símbolos y conceptos de su religiosidad: a dioses y fuerzas energéticas que intervienen en la vida de los hombres. Los contextos religiosos muestran esta simbolización, como es el que tienen los Apus, Apachetas. De allí que no fue extraño que surgiera las banderas peruanas en el contexto festivo de la peregrinación al Santuario del Señor de Qoyllorit'i, cuya presencia es advertida, sin explicarla por la Antropóloga Deborah Poole. En efecto, siendo parte del escenario sagrado de los rituales, la bandera nacional ha encontrado una masiva presencia como cualquier elemento tradicional. Las Naciones peregrinas, los Ukukus, personajes esenciales de los rituales, portan junto con los estandartes, varias banderas peruanas en cada grupo. Las banderas acompañan también a los Ukukus que en filas ascienden al nevado de Qolqepunku para traer sus cruces y bloques de hielo que serán cargados en algunos casos hasta la ciudad del Cusco, para el Corpus Christi. En este contexto cultural andino, todos estos elementos "sagrados" (hielo, cruces, banderas) tienen que ver con el bienestar de la gente, con su protección y riqueza. Muestran la relación del bienestar que surge de la vida del campo, y con el ordenamiento nacional simbólico sagrado, que lo encontramos también en otros contextos rituales andinos. Este contexto de resimbolización se explica, tomando en cuenta la
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relación de la religión y política que destaca la Antropología Política: el campo político está parcialmente recubierto por el campo de la religión, pues el poder procede siempre de lo sagrado y porque existen similitudes y puntos de contacto entre lo ritual y el ejercicio de la autoridad (Calvo 1995).
Banderas Peruanas y del Tahuantinsuyo en el contexto festivo del Santuario del Señor de Qoyllorit'i (Foto RCC, 2006)
Posteriormente, a la introducción de las banderas peruanas, fue introducida la bandera del Tahuantinsuyo. Esta nueva bandera, se habría originado en la invención indigenista urbana de la ciudad y la institución municipal cusqueña que logró oficializarlo en 1978 como bandera del Cusco, pensando que representa una bandera incaica. Posteriormente, ha sido asumida en las provincias como representación simbólica municipales. De este modo, fue expandiéndose su significación andinista, e ingresa al contexto de simbolizaciones sagradas andinas. Así fue introducido esta bandera también al contexto festivo del Santuario del Señor de Qoyllorit'i. Lleva simbolización de una unidad grupal que se denominan de "andina" (Calvo 2010).
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Nación Quispícanchis en la Plaza Mayor del Cusco (véase "pellón" con colores de la bandera nacional. Foto: RCC, 2011).
No menos importante también, es la invención de otras banderas nuevas que vienen siendo introducidas, tal como viene generando algunas "naciones" asistentes, y como se ha hecho presencia de la bandera amarilla y verde que parece corresponder a un contexto etnicista de distinción grupal. Como las expresiones simbólicas seguirán recreándose en el contexto festivo, destacando los aspectos sagrados, etnicistas, merecerán que continúe estudiándose. De igual modo, puede retomarse algunas cuestiones que vienen planteando también polémicas, como las consideraciones para establecer un posible control o no de este contexto festivo, o donde deben ubicarse las cuestiones regulatorias que, sin duda, plantea en una gran necesidad debido a la gran concurrencia que viene con miles de peregrinos al trascender las fronteras locales y regionales.
UNA PEREGRINACIÓN Y UN SANTUARIO MUNDIAL Las nuevas preocupaciones por el contexto festivo popular que ha alcanzado, no soslaya la importancia todavía del sentido de la peregrinación con la que concurre la gente. El reconocimiento patrimonial nacional (2004) y, ahora internacional, con la declaración del Patrimonio Cultural inmaterial de la Humanidad (2011), destaca todos estos aspectos
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integrados; se hace reconocimiento no solo a sus contenidos festivos, sino también como uno de los lugares de peregrinación en el mundo, y por ello mismo, uno de los lugares sagrados o Santuarios más importantes del hombre religioso en el mundo cultural humano.
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(Articulo ligeramente modificado, publicado en Rev. Patrimonio N° 6, DRC Cusco, Edt, 2013)
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CAMBIOS Y CONTINUIDADES EN EL SISTEMA RELIGIOSO DE QOYLLORITY M gt. Ant rop. Washington Rozas
No puede extrañarnos la producción intelectual del Profesor José Canal, en especial esta investigación detallada del trabajo de campo que muestra en este libro que el Ministerio de Cultura ha editado: "Cambios y continuidades en el sistema religioso del Señor de Qoyllorit'i" . Conozco su producción intelectual, y en cada artículo que ha escrito se halla esa inquietud por entender e interpretar a la sociedad andina tradicional, que todavía nos falta caracterizarlo.
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Felicito al Ministerio de Cultura por la política que está realizando de publicar la producción intelectual de los cusqueños, en especial de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Antonio Abad de Cusco. Hace falta esa política, en especial en nuestra Universidad, porque sólo los extranjeros y los iluminados del centralismo capitalino tienen esa oportunidad, como alguien ya lo anotó en el comentario de un libro, hace ya un buen tiempo. El profesor José Canal nos proporciona un buen volumen sobre la festividad del Señor de Qoyllority, es sintético, directo, bien detallado sobre los acontecimientos festivos que cada año se llevan a cabo en Ocongate, Mahuayani, en el Sinaq'ara, donde peregrinan cientos de feligreses antes de las fiestas del Corpus Christi cusqueño. Comentar este libro es para mí un especial placer, puesto que José Canal es amigo, colega y compañero del deporte. Durante muchos años fui también uno de esos peregrinos que tuvo la fe científica de querer entender la gran fiesta religiosa andina. Observé durante muchos años con mucha atención y desde luego con mucha devoción los acontecimientos que sucedían en esa gran fiesta. Siempre se me vino a mi memoria la historia de los incas y ayudado por la imaginación, visualizaba que la fiesta incaica, posiblemente habría sido así, con la grandiosidad y pomposidad con que se lleva a cabo la del Señor de Qoyllority en su sentido andino. Por lo menos dos semejanzas podemos visualizar: Las naciones, como en el tiempo inca llegan a un mismo lugar, de donde deducimos, que las celdas tenían propiedad, para llegar con seguridad a ella, para observar y participar en la gran fiesta. La otra es la improvisación en las danzas. La improvisación es propia de la cultura andina, los discursos, rezos y canciones se improvisan, tanto en los rituales del uywa chuyay como en las fiestas del Santo Patrón de la comunidad. Los movimientos en el Inti Alabado, desde mi particular punto de vista son improvisados. A eso también podemos agregar la venta de viandas en las fiestas incas como los hay en la fiesta del Señor de Qoyllority. Las ofrendas realizadas con el despacho, no es sino una analogía de la época inca donde sacrificaban llamas o alpacas, cuyes y a veces hasta niños. Se puede obtener otras muchas analogías. La religiosidad de la fiesta de Qoyllority se basa en el material recogido por José Canal, con un esfuerzo de muchos años. Claro que sólo ocupa un aspecto de la vida de los peregrinos denominados por José, "católicos populares", pero ese aspecto es tan profundo y tiene tal amplitud respecto a la conducta y a los hábitos religiosos de la gente andina. El libro trata, de la comprensión muy amplia de todo el conjunto de pensamientos, creencias y costumbres de los peregrinos del Señor que se dan en torno a la celebración de la fiesta. La complejidad de la fiesta del Señor de Qoyllority está bien sintetizada en el libro, para que cuando el lector lo lea, tendrá una idea global de lo que sucede en Qoyllority. La teoría de sistemas empleada en el libro le llevó a esa síntesis. La preocupación de José Canal fue plantear las razones por las cuales el sistema religioso del Señor de Qoyllority está en un constante auge y crecimiento.
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El neo-funcionalismo en respuesta a Malinowski planteó lo mismo: la sociedad articulada al medio ambiente, pensando en la cultura dentro de la trama del ecosistema. En el caso de la religión como sistema, José Canal nos dice que se adapta y se articula en el entorno medio ambiental y social. Manuel Marzal utilizó esta misma teoría inspirado en Clifford Geertz. La teoría de sistemas permite explicar en su totalidad los fenómenos sociales y culturales. La complejidad de la religión popular en su conjunto puede justificar las páginas escritas en el libro: "Cambios y continuidades en el sistema religioso de Qoyllority" . La dinamicidad, el auge positivo o negativo de la fiesta se presenta como un esbozo constante a lo largo del libro. Y sintetiza expresando que la religión practicada en Qoyllority es un sistema abierto y dinámico que se ha adaptado al medio ambiente geográfico y social. La metodología empleada, muy similar a la de Manuel Marzal, fue una buena opción al combinar lo cuantitativo y lo cualitativo, lo que los metodólogos denominan como "método operativo". Los datos obtenidos con ese método nos dan un reporte real de la información sobre los devotos del Señor de Qoyllority. Desde luego, hace una buena comparación con las fuentes históricas, arqueológicas y con el dato etnográfico. José Canal describe la organización de la fiesta del Señor de Qoyllority tan semejante a las confederaciones nacionales. Así como el sentimiento religioso al estilo de los trabajos de Manuel Marzal, entendiendo el significado teologal de los rezos, plegarias, cantos, oraciones, hasta oraciones en quechua, ante el temor y la incertidumbre de los peregrinos. Así se abren nuevas preguntas y polémicas, por ejemplo, sobre los nuevos elementos que están ingresando (nuevas danzas, nuevas construcciones, citadinos, turistas, etc.) y que al mismo tiempo, están estableciendo, en su sentido religioso, el auge de la fiesta; pero en su sentido cultural estos nuevos elementos, como el turismo, es negativa, porque los nuevos elementos también aceleran su secularización hasta convertirlo en vacío del elemento sagrado, como lo que está sucediendo con la práctica cultural de la ayahuasca en la amazonía. El haber sido declarado Patrimonio Cultural de la Nación y Patrimonio Cultural Inmaterial, es desde luego una gran satisfacción para los cusqueños, pero también esto hace que la industria turística tenga la oportunidad de explotar este Patrimonio Cultural como mercancía cultural. Tal vez acelerará el cambio, algo que parece es inevitable. José Canal sostiene, que a pesar de la imposición católica sobre la espiritualidad andina, como forma de resistencia o de identidad cultural, una parte de los andinos siguen creyendo en sus divinidades y practicado sus rituales, como la devoción al Sol en el Inti Alabado, a pesar que todavía es una hipótesis que falta profundizar con más detenimiento la investigación. ¿Qué pasó con la divinidad incaica del Sol?, ¿Por qué los comuneros andinos de hoy no la recuerdan mucho?. Sin embargo, existen algunos datos dispersos que quedaron en la memoria colectiva, por ejemplo, la orientación que hacen los pastores del atado ritual, en la purificación y propiciación de las llamas y alpacas hacia la salida del astro Sol. También, entre los comuneros de Calca, acostumbran tener ciertas relaciones de reciprocidad y servicio entre suegro y yerno (katay). En la pedida de mano de la novia, al pretendiente el futuro suegro le dirige algunas preguntas como éstas:
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S-"¿Cómo me servirás?"-, y él contesta: -"Te ayudaré en los rituales como servicio-", -"haremos juntos la masa"- (los taqlleros). S-¿Cómo me enterrarás? - Orientando tu cabecera hacia la salida del Sol. Pero en el fondo de toda esta cosmovisión andina, sospecho que la Divinidad de Wiraqocha continúa vigente en su estado de creación más que el Sol, por ejemplo, en los cuentos, existen aves y animales que son disociadores a igual que Tawapaqa Wiraqocha, el Wiraqocha desobediente, malcriado y disociador del que describió Enrique Urbano y que dio origen a las cosas. Sin lugar a dudas, en el mito de Sursurpuquio y en el de Anta en Iscuchaca, Wiraqocha se le aparece a Pachacuteq en forma de una lámina o espejo, donde Wiraqocha tenía la maskaipacha, dos pumas, y con rayos refulgentes como las del Sol. Creo no equivocarme, que suceden dos cosas aquí: en primer lugar con este mito se da inicio a la solarisación de Wiraqocha y la deificación del Inca. Para Kemper, el Sol inca fue manifestación de Wiraqocha, En otras palabras, Wiraqocha se convirtió en el Sol. Tal vez sucedió lo mismo con Pachamama, que cuando los comuneros conceptualizan a Pachamama como una fuerza general, infinita y difícil de manejarla están pensando en Wiraqocha. Pachamama es toda la naturaleza incluyendo los cerros. Sería interesante relacionar el nevado, la cruz y el Sol en la devoción de los feligreses del Señor de Qoyllority. Pero la verdad es que los evangelizadores ejecutaron bien su papel. La costumbre andina de la peregrinación, según José Canal se realizaba también en la época de los incas para rendir culto a sus deidades. Estas peregrinaciones eran propiciadas por la clase gobernante para fortalecer el poder político de la nobleza inca. Hoy en día la peregrinación se orienta para rendir culto a una deidad de origen cristiano católica que vino del occidente. Podemos sostener con claridad que la imposición judeo cristiana tuvo bastante éxito, pues como dice José Canal: que la creencia en el Señor de Qoyllority se dio inicio con el mitohistórico de origen milagroso surgido entre 1780-1783, aunque su hipótesis va como consecuencia de las contradicciones entre mistis y mestizos de la zona de Ocongate para controlar la mano de obra de los indígenas. También se puede deducir que la zona de Ocongate fue un centro comercial entre las regiones Anti, el Qollao y los quechuas. Las danzas de Wayri Chuncho y C´apaq Qolla pueden ser una de esas evidencias; también las danzas son fuentes de información históricas, que nos dicen lo que pasó en el tiempo a igual que los mitos. Del Anti se comercializaba chonta, plumas, wayruros, etc., elementos muy importantes en la ideología de los incas. Del Qollao, se obtenía, como todavía sucede hoy en día, fetos de llamas y alpacas, fibras, tejidos, etc. En cuanto al mito de Marianito Mayta, es una invención de los evangelizadores, porque en primer lugar, las mujeres son las que se dedican al pastoreo y no los varones, aunque existen colaboraciones mutuas en las responsabilidades de las actividades económicas: las mujeres ayudan en la agricultura al varón y los varones en el pastoreo.
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En el mito, Marianito Mayta es responsable junto con su hermano mayor del pastoreo de los animales (no sé si alpacas u ovejas). Tal vez, como dice José Canal esto puede suceder en el mundo de los mestizos, porque entre los indígenas supervive la costumbre que la mujer es la responsable del pastoreo. Esta actividad está simbolizada en la Sietemillera o Semillera del ritual del Uywa ch'uyay que celebran los pastores. En cuanto a los ukukos, se ha generado cierta confusión, como dice José Canal en su libro, algunos intelectuales piensan que los danzantes se disfrazan de oso y otros, como Juvenal Casaverde, que escribió en la revista Minka de 1985, sobre las comunidades alpaqueras, que este personaje se denomina Paulucha. Representa a una alpaca de color negro, por eso viste una larga túnica con pelambre de hilos torcidos de alpaca negra y en la cabeza lleva a manera de sombrero un penacho de cuero de alpaca. Paulucha viene a ser el intermediario entre los hombres del medio andino y el Señor de Qoyllority, por eso debe escalar en peregrinación a las nieves perpetuas del nevado Sinaq'ara para invocar el acrecentamiento de los rebaños de alpacas. También algo de ello, obtenido por mis datos etnográficos escribí sobre Qoyllority en uno de los números de la Revistas Bienvenida de Faucett con la misma hipótesis de Juvenal Casaverde. Sin embargo, la película "Kukuli" de Figueroa, como el sétimo arte, hace también el papel de la literatura, se puede imaginar muchas cosas, escribir o hacer cine de ella. Muchos mezclan una parte de la realidad con la fantasía. El drama se presenta en la fiesta costumbrista de la Virgen del Carmen en Paucartambo, donde a la pastora le rapta un oso, teatralizando el cuento del "Oso raptor" que recogió Morote Best, pero como este mismo autor dice: es un cuento europeo que se adaptó al escenario andino. Esta proyección confundió a mistis y mestizos, y el argumento quedó remplazando a la alpaca con el oso. A veces los antropólogo hacen también historia, como la novela de José María Arguedas "Yawar Fiesta", que muchos profesores del medio rural utilizan este título la llamada a la corrida de toros con el cóndor, turu puqllay o cóndor rachi. Los argumentos del oso en Qoyllority son débiles por las siguientes razones. Según los indígenas, dicen ellos, en especial los Q'eros, que se visten de alpaca, y su vestido lo confeccionan de fibra de alpaca. El hablar en falsete es una imitación del iñini, como la del Inca que habla con la llama, como el dibujo que se encuentra en la crónica de Guaman Poma de Ayala. Los llameros llevan como parte de su ritual de viaje banderas blancas llamadas hajarapis y cencerros para anunciar el viaje y a la tropa en pleno viaje. Es posible que la campanilla que lleva el Pablito sea esa representación de la llama en viaje. El Luchucha es un muñeco que representa el yo del Pablucha y lo llama "Wayqe". Los pastores le dan el mismo trato a su llama de carga, y también le dice wayqe. Por otro lado, el oso no figura en la cosmovisión andina, aparece sólo en el cuento del oso raptor. En cambio existen animales y aves que figuran o aparecen de manera constante en los comentarios de los comuneros cuando se refieren a su cosmovisión, por ejemplo, la vicuña, el venado, vizcacha son animales del Apu (deidad andina).
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Por último, los pastores tienen la costumbre de poner nombres a los animales, y entre esos nombres llaman Pablo, Paulo, tikacha, wallatacha, chumpicha, chusllucha, etc. En tal caso, existen dos versiones, de los mestizos encabezados por los de Paucartambo, de que Pablito o Paulucha sea el oso, y de los indígenas que todavía mantienen la versión antigua y tal vez original, que descartan el adjetivo de oso. Teniendo en cuenta todo esto, el libro "Cambio y continuidad en el sistema religioso del Señor de Qoyllorit'i" , es una obra, que debe ser leída por todos, en especial por aquellos que están interesados en conocer, no sólo la historia del Señor de Qoyllority, sino sus creencias, costumbres, organización, el fervor religioso, las ceremonias dadas, las diferentes misas, novenarios, los celadores y hasta los cambios que se están dando en esta gran fiesta. En el libro, José Canal muestra al margen de la teoría de sistemas, otras teorías como la de la magia y la religión para sostener y explicar el fenómeno del significado social oculto en ella. Señores y señoras, no me queda sino reiterar que les invito a leer este libro y obtengan así sus propias reflexiones. Gracias.
(Comentario sustentado durante la segunda semana de Junio (2013), en la presentación del libro en comentario, en el Auditorio de la Casa Garcilaso-ciudad de Cusco).
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