POLÍTICAS SOCIALES EN FAMILIA Actividad de Evaluación N°1: Revisión y Análisis de Bibliografía Entregada.
CONCEPCIÓN-CHILE 2012
RESUMEN TEXTOS
TEXTO N°1: Reunión de Expertos: Cambio de las familias en el marco de las transformaciones globales: Necesidad de políticas públicas eficaces. CEPAL, Santiago 28 a 29 de Octubre de 2004. Familias Urbanas del Cono Sur: Transformaciones recientes Argentina, Chile y Uruguay. Rosario Aguirre. Este texto se crea con el fin de sentar bases para la reunión de expertos que se llevará a cabo en Santiago de Chile el año 2004. Principalmente, el texto se basa en exponer una serie de ideas que se relacionan con los cambios y las diversas realidades que en torno al ámbito familiar que se encuentra en Chile, Argentina y Uruguay. La primera idea fuerza, y además por la cual es necesario generar elementos de reflexión como éste, es que la familia sigue apareciendo como una de las instituciones más importantes y que sigue ocupando un lugar de privilegio en el sistema de valores y también como una forma de unión a la cual aspiran las personas de diversas edades. En relación a los cambios recientes en el contexto del Cono Sur, es necesario mencionar primero las transformaciones en la economía que presentaron, como por ejemplo la apertura hacia el mercado exterior, donde Chile ya había tenido inmersión anteriormente, lo cual produjo un aumento del PIB en los países (Chile 53.3%, Argentina 32.2% y Uruguay 27.2%) ayudando con ello la expansión de su actividad económica. Por otro lado, se encuentra la reducción del rol del Estado, el impulso de la privatización de las empresas públicas pasando a manos de grandes conglomerados nacionales unidos con empresas internacionales. Lo anterior trae como consecuencia casi inmediata el aumento del consumo en bienes internacionales importados, lo cual a su vez sumado al endeudamiento externo y la baja en la producción de bienes nacionales trajo aparejado un aumento en la desigualdad social y la pobreza, es por ello que la CEPAL (2001) denomina el periodo de 19972002 , como la “media década perdida para el crecimiento”. A ello se agregan problemáticas tales como desregularización laboral, atraso cambiario y disminución unilateral de aranceles. El aumento de la pobreza en este sentido, genera a su vez la destrucción de sectores medios, provocando principalmente en Argentina y Uruguay emigraciones por parte de las personas con el fin de salir de la pobreza; principalmente esto se atribuye a jóvenes, lo cual afecta la estructura de la población. Todos estos cambios han sido analizados también por la corriente feminista, quienes exponen que efectivamente la mayoría de estos cambios ha contribuido a cargar aun más la labor de la mujer, en tanto cumplidora del rol asignado en las familias como en la sociedad. Se señala además que las reformas de los años 90 no han tenido en cuenta
esta situación, ya que se ha asumido que aquello que no cubre el Estado, lo cubre la familia, pero específicamente la labor la cumple la mujer. Por último, relación a los cambios en las familias, se plantea que mucha importancia tienen las transformaciones culturales y de identidad. Especialmente se hace referencia al impacto de los medios de comunicación, que permiten tener un conocimiento mayor respecto a lo que sucede en cualquier parte del mundo; el ingreso de la mujer al ámbito laboral y a la posibilidad de contar con más opciones de continuidad de estudios, así como la reivindicación en derechos sociales y económicos. Ante esto, Beck (2003) propone el término de Individualización, para analizar como se relacionan las personas con estos cambios en términos de identidad y de conciencia, y de como cambian sus vidas y sus modelos biográficos. El autor señala que la individualización es la característica más notable de las relaciones familiares al producirse el paso de “una comunidad de necesidad a un tipo de relaciones electivas”. En cuanto a las transformaciones sociodemográficas recientes, se puede afirmar que países como Argentina, Chile y Uruguay, presentan características similares, como por ejemplo, respecto a la tasa de fecundidad se encuentra en 2.6, 2.2 y 2.4 respectivamente; la expectativa de vida al nacer de las mujeres se ubica entre 78 años en Argentina y 79 en Chile y Uruguay, mientras que en los hombres es de 71, 73 y 72 años para cada uno. Donde se encuentran diferencias significativas es en la tasa de participación laboral femenina entre los 25 y 34 años de edad, donde Argentina presenta un 64%, Chile 57% y Uruguay 76%. Es necesario recordar que los países con mayor índice son quienes presentan una de las mayores tasas de participación femenina en la región, mientras que Chile se encuentra entre los más bajos. Esto, indica una valoración distinta respecto la autonomía económica de las mujeres y las relaciones de género. Expertos, aseguran que estos países se encuentran en la “segunda transición demográfica”, presentando características de la modernidad, sin embargo estas características se encuentran de igual forma en sectores socioeconómicos diferentes y en distintas generaciones. Entre las transformaciones principales se encuentran: -Aumento de la edad al casarse, este se considera un indicaron de importancia, ya que la formación de vida en pareja conlleva a cambios importantes en la vida de la mujer (en nuestras sociedades) en cuanto a las responsabilidades asumidas en un hogar. Cabe destacar que esta postergación es aun más notoria en las clases más educadas a diferencia de aquellos que pertenecen a clases sociales pobres o de índole rural. -Reducción en la cantidad de matrimonios y un aumento en las uniones consensuales. En este sentidos, aspectos como la aceptación de
relaciones sexuales fuera del matrimonio, los cambios en los deseos y opciones vitales de las mujeres, dificultades de inserción, estabilidad laboral y emancipación de los jóvenes, la idea de que el matrimonio implica problemas y la falta de disposición a asumir compromisos, estarían en contra de la idea de asumir una vida matrimonial. -Retraso en la edad en que se tienen hijos y maternidad adolescente: Aquí se sostiene que principalmente en los estratos medio y altos, las mujeres más jóvenes y con mayor nivel de educación han postergado la maternidad, lo cual resulta coherente al existir una separación de la sexualidad y la procreación; influido a su vez por las expectativas vitales y por la expansión de periodos de educación formal. En contraste con ello, resulta preocupante el aumento de los nacimientos de madres jóvenes en estratos más bajos, y con menos niveles de escolaridad, lo cual dificulta su mantención en el sistema educativo, pudiendo provocar por ende una transmisión de la pobreza a las nuevas generaciones. -Revolución de los divorcios: Claramente en cuanto a cantidades es imposible igualar en los países del estudio, debido a que la legislación frente al tema del divorcio ha sido diferente en cada uno de ellos. Es así como en Uruguay han legalizado en el año 1907, mientras que en Argentina sólo fue en 1986, y en Chile aun no existe ley de divorcio cuando se escribe este este documento. No obstante lo anterior, estudios indican que efectivamente los matrimonio tienen una duración menor. Algunos explican este fenómenos con ideas tales como que el amor se tiende a idealizar, y que en la realidad los jóvenes se enfrentan a situaciones muy distintas a cómo se lo imaginaban por lo cual optan por terminar una relación insatisfactoria. -Aumento de las Personas Mayores: Este fenómeno es de orden mundial, principalmente originado por la baja natalidad y el aumento de la esperanza de vida. Uruguay es el país que presenta mayor porcentaje de envejecimiento (17%) seguido por Argentina (13%), Chile se encuentra en aquellos países que tienen un envejecimiento moderado. Este punto es de gran importancia, y se hace necesario dividir categorías de personas mayores, por un lado aquellos adultos mayores que son autovalentes y aquellos que dependen de otros. Por otro lado, se observa una feminización del envejecimiento, en la medida que las mujeres tienen mayor esperanza de vida, esto se explica por ejemplo con estilos de vida más saludables, como menor ingesta de alcohol, controles médicos más periódicos y una mayor importancia otorgada la higiene en la vida. Claramente este último plantea dilemas de tipo económico, social y político, en tanto es necesario preocuparse por los gastos sanitarios y asistenciales, el peso que tienen los inactivos en la economía y la presión en las familias para otorgar cuidados.
En cuanto a la diversidad de estructuraciones de hogares urbanos, se observa que el cono sur las familias nucleares siguen siendo el fuerte en cuanto a tipo de familia. Aquí se hayan biparentales con y sin hijos, y monoparentales con hijos). Sin embargo existe una leve tendencia la disminución, sobretodo en las familias biparentales con hijos, y un aumento en cuanto a las familias monoparentales, especialmente femeninas. Si se compara a los tres países, Uruguay presenta el mayor porcentaje de personas que viven solas (18%) seguido de Argentina (15%) y Chile (8%), principalmente mujeres, siendo las mujeres adultas mayores quienes componen una proporción importante de ellos. Cabe destacar que principalmente esta figura de vivir sola, se da para las más educadas y con mayores recursos. Por último, se presenta una mayor proporción de varones menores de 29 años que viven solo que mujeres de la misma edad. En Argentina por ejemplo, en los hogares de personas solas la mayoría son jóvenes solteros, hombres adultos divorciados y mujeres adultas viudas. Es importante mencionar que la desigualdad y pobreza también contribuyen a la diversificación de las familias. Por ejemplo: en los hogares más pobres hay un mayor peso de los hogares biparentales con hijos, constituyendo alrededor del 50% en los tres países, mientras que en los hogares ricos se encuentra un 38% en Argentina, un 41% en Chile y sólo un 22% en Uruguay. La segunda modalidad de hogar pobre son la familia extensa, la cual ha aumentado en loes tres países. El porcentaje es de 23% para Argentina, 29% en Chile y 27% en Uruguay, mientras que en los hogares ricos sólo se encuentra 6%, 12% y 5% respectivamente. En tercer lugar, se encuentran los hogares monoparentales entre los más pobres con figura femenina, (siendo casi inexistente la figura masculina) presentando un 14% Argentina, 9% Chile y 10% Uruguay. En el estrato más rico sólo se encuentra un 7% en los tres países. Es importante destacar que principalmente las mujeres no cuentan con otro adulto que les ayude, lo cual dificulta aun más la labor que deben desempeñar. La vida individual, es casi inexistente entre los más pobres, por lo cual se observa una diferencia entre pobre y no pobre en tanto formación de familia: los más pobres tienen a vivir en pareja y con hijos, en familias extensas y monoparentales; mientras los más ricos viven en parejas sin hijos o simplemente solos. Para finalizar con el texto, se hace mención a las políticas y programas orientados a la familia entre los tres países del estudio se destacan las siguientes: -Políticas que fortalecen las funciones cumplidas por la familia: servicios de salud, educación, infraestructura, formación laboral, seguridad social,
vivienda, etc; las cuales son aplicables a todas las familias. Se trata de medidas que van en pro de reducir la desigualdad. Implican una política igualitaria y universalista. Por otro lado, incluir asuntos de género en estas políticas resulta difícil. -Políticas de familia en sentido estricto: que tienen que ver con la regularización de la sexualidad y la reproducción, la tipificación de la familia “debidamente constituida” y el reconocimiento del concubinato, los derechos asociados y su regulación, la planificación familiar, el aborto y políticas referidas a diversas orientaciones sexuales. -Las políticas de soporte de ingreso: aquí se refiere a garantizar por ejemplo el ingreso mínimo, los subsidios por hijo, la asignación familiar las políticas sobre pensiones de alimentos de padres ausentes, los subsidios, los servicios de saludos para indigentes, la capacitación laboral. -Políticas de cuidado infantil y socialización: política de cuidado diurno, educación básica universal obligatoria, beneficios por maternidad/paternidad, incentivos, facilidades para lactancia, licencia por enfermedades de hijos. -Políticas dirigidas a personas mayores. -Prevención y atención de Violencia intrafamiliar: Aquí se pueden mencionar que Argentina cuenta con una Ley desde 1994, lo mismo que en Chile, lo cual resulta de mayor importancia con la creación de los Juzgados de Familia. En Uruguay en tanto, en 1995 se incorpora la figura de Violencia doméstica en el código penal. -Políticas para grupos específicos: personas con capacidades distintas, con adicciones, enfermos mentales, menores (regulación del trato, trabajo infantil, asuntos de protección. Por último se señala que los instrumento y medidas utilizados en política pueden ser muy variados pero las líneas fundamentales de justificación deben ser la democratización de la vida familiar y la redistribución económica, para que las familias puedan cumplir sus funciones básicas.
TEXTO N°2: Modelos de Sociedad, Economía y Políticas Públicas: Un nuevo contrato de género. Gosta Esping-Andersen. El texto inicia su idea argumentando que actualmente en España se encuentran frente a una dualidad de pensamiento la cual genera ciertas dificultades para concebir la familia, esta es la revolución del papel de las mujeres en plena marcha y la persistencia de un modelo de sociedad de bienestar familiarista. Pues bien, el autor señala, que el familiarismo es en sí un obstáculo tanto para la formación de familias como para el empleo femenino. Respecto a ello expone una serie de datos sobre el cuidado de los adultos mayores, y el cuidado de abuelos a nietos, comparando la realidad de Dinamarca con España, en relación a la
frecuencia dedicada al cuidado. Él concluye que una individualización avanzada o desfamiliarización (como ocurre en Dinamarca) no contribuye a un desmantelamiento de las redes familiares, sino que por al contrario puede ser que un familiarismo muy fuerte haga que un pariente se aleje del núcleo, ya que intuye la labor que deberá cumplir. Respecto a las consecuencias atribuidas al Familiarismo señala que aporta al retroceso de la oferta del trabajo del lado femenino, sobretodo en las de bajo nivel socioeconómico, esto en la medida que deben dedicarse principalmente a la labor de amas de casa, dejando una enorme reserva de oferta de trabajo potencial. Claramente esto no ocurre en las clases altas, donde la mujer si puede dedicarse al desarrollo de su carrera. Además se visualiza como un obstáculo para el crecimiento económico, ya que si las españolas trabajaran como las danesas el PIB español sería un 15% más alto, lo cual indica que existe una reserva que no se utiliza. Otro inconveniente es la asimetría en la revolución de las mujeres, lo que trae consigo una polarización de la sociedad, en cuanto a la distinción de ingreso en los hogares. Esto debido a que en las clases medias y altas es posible el desarrollo de las mujeres y por lo tanto es posible acceder a dos ingresos, no obstante es no ocurre en las clases pobres donde sólo se cuenta con uno, aumentando por ende la brecha de la desigualdad. Esta desigualdad es posible observarla también frente a la inversión en el cuidado de los niños, no tan sólo en dinero sino también en tiempo. La consecuencia mayor es un bajo nivel de fecundidad, y aquí ocurre que existe una diferencia en cuanto a la familia que se quiere formar y la que efectivamente se construye. A ello se le atribuye el efecto de los valores postmodernos, como el individualismo y el mayor interés por la autogratificación, lo cual atribuye a los hijos el sentido de obstáculo para el crecimiento personal. Seguir con esta tasa de fecundidad cercana al 1,2, traería sin duda una serie de consecuencias a futuro, entre ellas: la reducción de la población general, la cual podría disminuir un 25%, ahora bien, si siguiera la línea de Dinamarca o Francia cercano al 1,8, sólo se tendría una disminución del 15% al final del siglo. A su vez el envejecimiento de la población y la baja en el PIB, el cual podría llegar a disminuir en torno al 7% hasta el 2050. En relación a los aspectos de la baja fecundidad, el primero es el aumento de mujeres sin ningún hijo, especialmente en los estratos más altos, por la dificultad de conciliar trabajo y familia. El segundo aspecto es el retraso del nacimiento del primer hijo, en España llega a los 30 años, siendo el más alto de la zona, por lo cual se hace necesario reducir la penalización de ser madre en el mercado laboral. Se puede pensar que a mayor edad de tener hijos, menos hijos se conciben, pero esto no es así, ya que en Dinamarca e Italia por ejemplo, la edad bordea los 29
años y es en Dinamarca donde el nivel de fecundidad es un 50% mayor que en Italia. Por último, hay un tercer aspecto y es el perfil socioeconómico de la fecundidad, esto es que tradicionalmente quienes tenían más hijos eran las mujeres pobres, pero esto ha ido mostrando cambios, especialmente en países nórdicos, donde es más elevada la tasa en mujeres con educación superior. En relación a los factores de la baja fecundidad se encuentran: El coste de los hijos, tanto en términos directos como calzado, comida, etc., ante el cual muchos creen que nos bonos y subsidios pueden remedirlo; sin embargo esto se relaciona con el coste de oportunidad indirecto de ser madre, a lo largo de vida es decir los costos ligados a la interrupción laboral, la perdida de ingresos futuros, y la erosión del capital humano. Esta interrupción se ve por faltas de permisos adecuados. La educación infantil: esto referido a la poca cobertura en España, de guarderías y al poco interés por invertir en ello, aludiendo al costo inmediato, sin estimar la potencial ganancia futura. La dedicación del padre: esto se refiere principalmente a que las políticas de fecundidad tienden a orientarse hacia las madres, lo cual genera una disparidad de roles en tanto parentalidad. Cada vez existen más mujeres que le dan mayor importancia a su desarrollo profesional, por lo cual se hace necesario contar con simetría doméstica en las familias. Además hace alusión a la capacidad negociadora de las mujeres en pareja, pero que sólo tienen en la medida que posean independencia económica, por lo tanto las políticas deben orientarse a fomentar la posibilidad de que las mujeres permanezcan en el mercado laboral. En conclusión el desafío principal, se encuentra en dar mayor atención a aquellas mujeres que se encuentran en un bajo nivel educativo, y están casadas con un hombre de bajo nivel educativo, lo cual el autor denomina: la segunda mitad de la feminidad.
TEXTO N°3: Familias Latinoamericanas en Transformación: Desafíos y Demandas pata la acción pública. Marcela Cerrutti, Georgina Binstock. Capítulo I: Nuevas Familias, Nuevos Retos. La familia a lo largo de la historia se ha visto como cumplidora de diversas funciones tales como las ligadas a la procreación, crianza y socialización, y la reproducción de la fuerza de trabajo. A su vez se llevan a cabo actividades de obtención y distribución de recursos, lo cual trae aparejado una diferenciacion sexual y generacional, en cuanto a los roles ejercidos en éste ámbito, lo cual se ve influido por sistemas de protección y bienestar, En la región se han presentado una serie de transformaciones, entre las cuales se encuentran la prolongación de la vida, el retraso en la entrada a la adultez, la mantención mas larga de los jóvenes en la educación formal, el aumento en la libertad de elegir si se casan o se separan, el número de hijos que se desea tener y la manifestación de orientaciones sexuales. A su vez las carreras laborales si bien aun son distintas según sexo, se tornan más inestables, provocando canales de movilidad vinculados al origen social. Cabe destacar que la secuencia, duración y consecuencia de estos cambios, no son iguales para todos, dependiendo de la etnia, clase social y género. Existe consenso respecto a lo mucho que afectó la era del consenso de Washington en América Latina, en los vínculos de familia, reproducción social y políticas públicas. Si bien los impactos fueron distintos, predominó en el aumento de la vulnerabilidad y una creciente disparidad en la distribución del bienestar, al mismo tiempo que el Estado se reducía, lo cual influyó en el traspaso de provisión de recursos institucionales desde el Estado hacia el mercado. Las nuevas formas familiares demandan por tanto modificaciones en las políticas, lo que ha llevado a la focalización en grupos más vulnerables. El principal cambio pasó de una orientación universalista a tipos híbridos de combinación de oferta de bienes y servicios provistos por el mercado, las familias y el Estado. Claramente, el Estado cumple un rol principal en los procesos de reproducción social y funciones de las familias, mediante marcos normativos, la provisión de servicios y su atención a grupos vulnerables. Desde hace unos años, se está dando una revalorización al rol del Estado, dando paso desde un rol privatizador a un modelo revisado de injerencia social estatal, el cual se caracteriza por un aumento del gasto social, mayor oferta de programas para combatir la extrema pobreza y un aumento en la preocupación para orientar las políticas al logro de igualdad de oportunidades y desarrollo de capacidades en las personas.
Capítulo IV: Desafíos a futuro. Muchos han sido los cambios de los modelos familiares, los cuales se han presentado de manera diferente en los distintos países. Actualmente es más frecuente el modelo de núcleos incompletos, las familias ensambladas y hogares unipersonales, lo cual refleja la capacidad de elección de las personas:, especialmente en la medida que la mayoría prefiere la unión consensual en lugar del matrimonio, y se ve un incremento de los divorcios. Uno de los rasgos más importantes de estos cambios, tiene relación con la incorporación de la mujer al mundo del trabajo, que si bien depende de la clase social, si lo realizan por necesidad y elección, lo común en ello se relaciona con la capacidad de tomar más decisiones en el seno familiar por parte de las mujeres y lograr mayor autonomía. Cabe destacar la diferencia que existe en ello respecto a la clase social, ya que por un lado se encuentran aquellas que postergan la edad del matrimonio para dedicarse a sus carreras, deciden tener o no tener hijos, trabajar a la par de la crianza, elegir romper con relaciones insatisfactorias, y por otro aquellas que se enfrentan ante embarazos precoces, poca continuidad en sistema educativo, y poca participación en el mercado del trabajo. Claro está que existen realidades distintas, por lo cual en algunos casos, los cuidados personales quedarán en manos del mercado y en otras de las familias, supliendo en parte la carencia de políticas publicas orientadas en ese ámbitos. La revalorización social del Estado es alentadora en esta materia, pero debe acompañarse de participación de la sociedad civil. Debe existir mayor participación económica femenina, y por lo tanto debe existir un mejoramiento en los perfiles de calidad educativa. A su vez debe existir una oferta mayor de servicios estatales de calidad, y un aumento en los horarios de escolaridad en el nivel primario, liberando con esto último el tiempo de cuidado familiar, lo cual permite que hogares que se encuentran en la pobreza, puedan salir de ella en la medida que se incorpore la mujer el mercado laboral. Sin duda existen otras políticas donde pueden producirse estas sinergias, como por ejemplo en la educación, la salud y los derechos reproductivos; siendo una materia pendiente el embarazo adolescente, el cual va en desmedro de mejorar el estatus social de las mujeres.
Por otro lado, el trabajo informal genera una serie de deudas en el sistema de seguridad social de base exclusivamente contributiva, donde es el trabajo formal el que los sostiene, volviéndose casi obsoletos, provocando que no puedan cumplir su función de reducir riesgos sociales, siendo las mujeres las más desprotegidas. Por lo tanto en la medida que el trabajo informal persista, se hará necesaria la revisión del sistema de seguridad social. Por último, existe otro desafío ligado al empleo informal, y este se refiere a la poca protección que existe de los niños que se encuentran en situaciones donde sus padres no mantienen una relación directa. Esto debido a que la Leyes sólo podrán amparar a niños cuyos padres cuenten con empleos declarados.
Análisis y discusión. Como primer punto de análisis, se puede mencionar la importancia de los cambios sociales en las transformaciones que se observan actualmente en las familias. Así es como llama la atención que cambios en la economía y en el rol del Estado, son capaces de crear un circulo vicioso de actividades que van directa relación con los cambios familiares, cambios que no necesariamente resultan ser de índole positiva. En la mayoría de los textos revisados, se menciona el hecho de que el instaurar una política de privatización genera una serie de consecuencias, a su vez la apertura hacia mercados internacionales y el contacto con el mundo entero hacen que las personas vayan cambiando sus intereses, formas de relación interpersonal, y formas de relación con el mercado laboral. Ahora bien, sin ir más lejos cada persona forma parte de una familia, por lo tanto es allí hacia donde se derivan los cambios. Por ejemplo, si se nace en una familia donde el padre es carpintero y toda su vida se ha desarrollado en ese oficio, donde la madre sólo se ha dedicado al cuidado de los niños, y tienen hijos de 6 y 14 años de edad, ¿cómo se pretende que esa familia compita frente a transnacionales que importan una serie de muebles de baja calidad, pero a bajo precio? Claramente es allí donde se encuentran los círculos viciosos a los cuales hago referencia en un comienzo, ya que sin lugar a dudas, lo más probable es que esa familia enfrente una crisis financiera importante, debido a la poca capacitación de sus padres, lo que conlleva a crisis emocionales familiares y restructuraciones de roles familiares. Lo más probable es que el padre deba tratar de desarrollar otro tipo de actividad informal que le permita generar ingresos, tal vez la madre opte por trabajar realizando algún tipo de labor, pero es allí donde entra en juego
otro tema, ¿qué pasará con el cuidado de los niños? Efectivamente un rol menor del Estado en esta esfera, indica que el cuidado personal debe recaer en el mercado o las familias, por lo tanto si no hablamos de una familia con un origen social alto, estamos frente a una situación donde eso debe ser asumido por la familia. Es allí donde existen las posibilidades de que una abuela cuide, o bien un pariente cercano, o en última instancia sea el hermano mayor quien vele por el cuidado de su hermano menor. Pues bien, ¿no será más adecuado contar con políticas que se orienten hacia esa situación de cuidado? Claramente, y en total acuerdo como se expone en los textos anteriores, contar con una ayuda desde el rol del Estado potenciaría que ésta madre puede trabajar tranquila y los niños no sufran ningún peligro, y a su vez se estaría evitando una sobrecarga del rol femenino, en la medida que ésta madre debe cumplir el rol de trabajadora y el rol doméstico. Por otro lado, y también ligado a lo perverso que ocurre con estos cambios en las familias, en el primer texto, de Aguirre, se menciona lo que ocurre en Uruguay y Argentina respecto de el aumento de las emigraciones por parte de los más jóvenes, con el fin de abandonar situaciones de pobreza en sus países de origen, y en búsqueda de mejores oportunidades. Analizando este tema, pienso en todos aquellos jóvenes, que es posible ver hoy en día en la televisión que claramente pertenecen a este grupo. Aquí hallamos a jóvenes de nos más de 23 años que con la idea clara de aumentar sus ingresos, son capaces de exponerse en televisión o teams de verano en las playas, sin pudor alguno. A su vez, no cuentan con seguros de vida, ni protección de salud en caso de eventualidades negativas. Ahora bien, son personas que conforman una mano de obra barata, que no se encuentran calificados educativamente, y que por ende acceden a trabajos que no los vinculan a contratos formales, quedando en la esfera del trabajo informal. Por lo tanto puede ser esta una de las causas que a su vez este grupo tenga para postergar uniones de pareja y formación de familia. Como segundo punto de análisis llama la atención, las diferencias según estatus en todos estos cambios sociodemográficos y la manera diversa que tiene el efecto de estos cambios en las mujeres principalmente. Es decir si bien, la creencia general es que las mujeres han retrasado su maternidad, pero esto no es igual para todas. Por un lado tenemos a mujeres que están optando por elección propia a continuar estudios de postgrado, a viajar, a conocer a poder adquirir una serie de elementos materiales que brinden bienestar y seguridad futura; por otro, se encuentran aquellas que por haber quedado embarazada en época adolescente no cuentan con la posibilidad de continuar más allá del cuarto año medio, y en ocasiones se ven en la obligación de abandonar el colegio, y que si desafortunadamente no cuentan con el apoyo de su
pareja, se verán obligadas a formar un hogar agregado al de sus progenitores, o bien en un futuro pasará a ser un hogar monoparental. Ahora bien, es allí donde se hacen presente los vacíos respecto a las políticas, ya que en la medida que se brinde mayor ayuda a aquella adolescente, evitaremos un traspaso generacional de la pobreza. En relación a lo anteriormente expuesto pueden existir aquellos que digan que si les damos mucha ayuda a aquellas jovencitas que se embarazan, quizás después todas no le vean mayor importancia al embarazo precoz, ya que van a contar con la ayuda necesaria, facilitando su situación. Pues bien, es allí donde está el otro vacío, y ese dice relación con la educación, la cual debe ser inculcada desde la propia familia, indicando el valor real de la sexualidad y la maternidad, es decir educando en valores. Esta es la carencia que distinguen los autores, cuando exponen el avance de la familia hacia la modernidad, pero sin una gama valórica sobre la cual sentar bases de desarrollo. Claramente, la familia actual no puede hacerlo en forma individual, por lo cual requerirá de ayudas de programas sociales que aborden estos temas y orienten a una población juvenil que se enfrenta a estos temas. Por lo tanto, la reflexión es la siguiente, si se propone una política “X” debe estar vinculada a una serie de otras aristas, y no tan sólo concebirla de forma unilateral, como por ejemplo un bono o subsidio que no tenga mayor incidencia que la entrega de dinero directamente. Volviendo al tema del retraso o postergación de la maternidad, es necesario hacer mención un poco más sobre lo que ocurre en la clase más educada, y que tiene relación con el por qué de esta baja tasa, según lo que señala Esping-Andersen. Primero, encontramos el costo monetario asociado a la llegada de un hijo. Se estima que el aumento de gasto familiar aumenta casi un 20%, en lo referido a alimentación, vestuario, salud, etc.; si bien este punto de gasto económico es importante, no es el que tiene mayor injerencia en cuanto decisión de postergar o bien decidir no tener hijos. El que tiene mayor relación es el coste de oportunidad indirecto que tienen la madre (volvemos a las mujeres). Esto se refiere principalmente a la interrupción laboral, la perdida en capital humano y el desfase de ingresos futuros producto de ésta interrupción. Lamentablemente si esta concepción de “ente entorpecedor” sigue replicándose hacia la tenencia de hijos la situación de reducción de hijos y postergación seguirá en aumento. Pues bien, es necesario plantearse ¿qué hacer? Efectivamente, es necesario construir un modelo en donde tener un hijo no implique un sacrificio por parte de la madre. El autor plantea la idea de generar post-natales adecuados y que se relacionen positivamente con la labor trabajadora de la madre, en el sentido de mantener el sueldo, status y proyección laboral. Ahora bien, es necesario asumir de antemano, que políticas de este tipo no pueden
concebirse solas, es decir se hace ampliamente necesario contar con una cultura de maternidad, a nivel país, donde datos como los recientemente expuestos ligados a la faja fecundidad, generen conciencia, y entendiendo que traerán consecuencias futuras en el ámbito económico y social, digo esto con el único sentido de apartar esa mirada de tildar como “mujer problema” a aquella que opta por ser mamá teniendo por ejemplo con cargo directivo. Por otro lado, se agrega a esta decisión, el poco aporte en la educación infantil considerando ésta como una ayuda que facilite la reincorporación de la mujer a su trabajo y que evite su interrupción completa. Este punto se refiere a la poca cobertura de guarderías y al poco interés por invertir en ello, aludiendo a que este hecho implica un costo inmediato, sin estimar la potencial ganancia futura, por ejemplo desde el punto de vista económico. Por último, se menciona la dedicación del padre como otro aspecto que desfavorece la fecundidad. Esto referido principalmente que generalmente las políticas se orientan hacia roles femeninos, (aunque es posible hoy en día en Chile visualizar algunos atisbos de cambios en este tema) generando diferencias considerables en los roles parentales, ejerciendo con ello un mayor peso sobre la figura maternal. Ahora bien, en el mundo de hoy donde valores como el desarrollo profesional y la autorrealización juegan un rol casi principal ¿Quién querrá aumentar su carga en un contexto cómo éste? Creo que la respuesta está a la vista, y he ahí la razón global de ésta baja fecundidad. Siguiendo el análisis en la línea de diferenciación por estatus social, Esping-Andersen, habla de una polarización de las mujeres, en tanto se observa la existencia de estos dos grupos mencionados anteriormente. Cabe destacar aquí el hecho de que el desarrollo de las mujeres de clase alta, favorece en un futuro el doble ingreso monetario al hogar que ellas conformen, permitiendo con ello que necesidades de cuidado y protección de los niños y el hogar, sean suplidas por el mercado (salas cunas pagadas, contratación de servicio doméstico, cuidadoras personales); por el contrario, aquellas que no tienen esta posibilidad de desarrollo, generalmente contaran con ingresos precarios y sistemas de protección deficientes ya que no podrán optar por acceder al mercado, sino sólo tratarán de buscar entre sus redes de relación más próxima. A su vez es importante hacer referencia a lo que ocurre en relación a otro de los cambios demográficos que afecta a los países, y este es el aumento de la tasa de divorcio, donde de igual manera que en el caso anterior, la diferenciación económica también tienen un rol de importancia. Por ejemplo, si se toma el caso de una mujer cuyo esposo
sólo realiza actividades remuneradas ligadas al ámbito del trabajo informal y desean divorciarse. Aquí surge la interrogante ¿cómo será posible exigirle a ese padre que cumpla con el pago de pensiones de alimentos, si no posee ningún documento que abale su rol de trabajador?. Es aquí donde es posible evidenciar que esta polarización de realidades no sólo afecta a la mujer, sino también en casos como estos va en directo perjuicio de lo niños y niñas, por lo tanto es probable que con realidades como éstas los círculos de pobreza jamás acaben. Y aun más, se puede seguir agregando variables a este tema de la diferenciación de clases. Sin lugar a dudas, el aumento de la esperanza de vida trae consecuencias en términos directos hacia las familias en relación a generar la reflexión respecto a ¿quién cuidará del abuelo, la madre o la tía que nunca tuvo hijos cuando se acerque a la vejez? Y agregar a ello, ¿qué pasará si estas personas se convierten en adultos mayores dependientes? Claramente se vuelve a la idea anterior, donde se tiene a aquellos que posiblemente puedan acceder al mercado para suplir esta necesidad, contratando enfermeras o cuidadores, o bien internando en centros de descansos que tienen valores muy costosos. Pero ¿Dónde queda el cuidado de aquellos parientes, en una familia que no posee los recursos para contratar personal extra? Allí está problema. Principalmente porque será necesario recurrir a redes familiares, y quienes por casi auto-imposición cumplen dichas labores son las mujeres, por lo tanto es una carga extra que está dificultando que ésta mujer se desarrolle e ingrese al mercado del trabajo. Este punto lo desarrolla Esping-Andersen como uno de los aspectos negativos del familiarismo, en la medida que deja privada la opción de trabajar a muchas mujeres que sólo deben preocuparse de temas domésticos, en este caso, el cuidado de adultos mayores, provocando con ello pérdidas económicas a nivel país, al contar con una menor población activa. En conclusión, estamos frente a una serie de cambios sociales, buenos o malos, dependerá de la postura que se tenga frente a la vida; pero el consenso general es que existen cambios aquí y ahora. Claramente, frente a ello, el Estado y los gobiernos en general no puede hacer como si esto no ocurre, y por lo tanto deben tenerse presente cuáles son dichos cambios, qué consecuencias tienen en el corto y largo plazo, a qué grupos están afectando y de qué forma lo están haciendo. Es por ello que teniendo visualizado el contexto en el cual la familia se está insertando y por ende los cambios que se están provocando en dicha institución, será necesario enfrentar los desafíos correspondientes. De esta forma, hago referencia a los desafíos futuros que se exponen en el último texto de análisis donde sin ir más lejos se propone una revalorización de la importancia del Estado, que si bien es incipiente,
debe acompañarse de participación de la sociedad civil; para así orientar las políticas hacia ideales más universales y sobretodo que no se dependa del acceso al mercado para la consecución de servicios que proporcionan oportunidades. Por otro lado, es imperante fomentar mayor participación económica femenina con el fin de aumentar las plazas de población activa que sostengan el modelo actual económico. Con ello se agrega un mejoramiento en los perfiles de calidad educativa, para contar con mujeres mejor preparadas y que puedan acceder a cargos donde sus remuneraciones sean mayores. A su vez no se debe olvidar vincular en ello la equidad de género, dejando de lado las diferencias de sexo para optar a cargo específicos. Debe existir además una mayor oferta de servicios estatales de calidad, y un aumento en los horarios de escolaridad en el nivel primario, liberando con esto último el tiempo de cuidado familiar, lo cual permite que hogares que se encuentran en la pobreza, puedan salir de ella en la medida que se incorpore la mujer el mercado laboral. Además no debe olvidarse, la importancia de contar con adecuadas políticas en materia de embarazo adolescente, el cual es un tema latente y que debe abordarse desde la prevención, con el fin de tener valores claros respecto a lo que significa ser madre. Así también debe existir una reflexión en torno a los sistemas de seguridad social, debido principalmente a las características del contexto, donde es posible observar un aumento en el número de empleos informales, los cuales impiden contar con aportes en este sentido. A su vez si se une ello con el aumento de población inactiva producto del envejecimiento poblacional claramente se observa un déficit en esta materia, en el sentido que los mecanismos actuales, no darían abasto ante una continuidad de éstas características. Por último, es clave que el desafío principal es centrar la mirada en los grupos más desfavorecidos, principalmente en relación a todas las realidades planteadas en este análisis y que sin duda forman parte de la realidad de nuestro país; como aquellas mujeres que se encuentran en un bajo nivel educativo, y están casadas o viven en pareja con un hombre de bajo nivel educativo, realidad que Esping-Andersen denomina: la segunda mitad de la feminidad.