RESUMEN DEL ALMA DE LA TOGA – ÁNGEL OSORIO INTRODUCCIÓN Ángel Osorio al hacer éste libro nos quiso hablar un poco de lo que está pasando con todos los abogados, de la inconciencia que existe, del amor que que le han han perd perdid ido o a la abog abogac acía ía,, un tant tanto o para para que que haga hagamo moss conciencia conciencia y y corrijamos todos esos errores que manchan la reputación del abogado y de la carrera de Derecho. ue nos dediquemos a ser realmente abogados y no caigamos en lo que algunos abogados han caído, en la corrupción corrupción en en la !alta de ética ética pro!esional pro!esional y más.
QUIEN ES ABOGADO Osorio considera que la abogacía no es una consagración académica, sino una conc concre reci ción ón pro! pro!es esio iona nal.l. " dice dice que que nues nuestr tro o títul título o uni# uni#er ersi sita tario rio no es de $abo $aboga gado do$, $, sino sino de $lic $licen enci ciad ado o en dere derech cho$ o$.. " que que para para poder poder eje ejerce rcerr la pro!es pro!esión ión de $abog $abogado ado$. $. Debe Debe dedica dedicarr su #ida #ida a dar dar consej consejos os jurídi jurídicos cos y pedir justicia pedir justicia en en los tribunales. " quien no haga esto será todo lo licenciado que quiera pero abogado no. %n su conclusión, el abogado es, el que ejerce permanentemente la &bogacía. 'os demás serán solamente licenciados en derecho, pero nada más.
LA FUERZA INTERIOR (u a!irmación es que) en el hombre cualquiera hombre cualquiera que sea su o!icio, debe creer principalmente en sí. 'a !uer*a que en sí mismo no halle no la encontrará en ninguna otra parte. Da una recomendación para las agresiones y críticas de la gente) !iar en sí. +i#ir i#ir la prop propia ia #ida #ida.. (egu (eguir ir los los dict dictad ados os que que uno uno mism mismo o se impo impong nga a y desatender lo demás. %n nuestro (er, hallase la !uer*a de las con#enciones, la de!inición de la justicia, el aliento para sostenerla, el noble estímulo para anteponerla al interés interés propio. propio. &demás menciona que el abogado tiene que comprobar a cada minuto si se encuentra asistido de aquella !uer*a interior que ha de hacerle superior al medio ambiente ambiente y en cuanto le asalten dudas en éste punto debe cambiar de o!icio.
LA SENSACION DE LA JUSTICIA (er (er abog abogad ado o no es sabe saberr el Dere Derech cho, o, sino ino cono conoce cerr la #ida #ida.. %l derecho positi#o está positi#o está en los libros libros,, pero lo que la #ida reclama no está escrito en ningun ninguna a parte. parte. uien uien tenga tenga pre#is pre#isión ión,, sereni serenida dad, d, amplitu amplitud d de miras miras y de
sentimientos para ad#ertirlo, será &bogado quien no tenga más inspiración ni más guía que las leyes, será un des#enturado mandadero. 'a justicia no es !ruto del estudio, sino de una sensación. Ángel cita al ilustre no#elista -enry ordeaux. -enry re!iere que cuando #isito al escritor Daudet y le mani!estó que era estudiante de Derecho, éste le dijo) $las leyes, los códigos no deben o!recer ning/n interés. (e aprende a leer con imágenes y se aprende la #ida con hechos. 0rocure #er y obser#ar. %studie la importancia de los intereses en la #ida humana. %n resumen lo que quiere decir con las palabras $la sensación de la justicia$ es que procuremos no actuar tan apegados a las leyes, que usemos lo que nosotros tenemos conceptuali*ado como bueno, equitati#o, prudente, cordial y sobre todo justo.
LA MORAL DEL ABOGADO %n la moral del abogado de lo que Osorio nos habla es del criterio que debe tener un abogado. " comien*a) 'a abogacía no se cimienta en la lucide* del ingenio, sino en la rectitud de la conciencia. 1alo será que erremos y de!endamos como moral lo que no es pero si nos hemos equi#ocado de buena !e, podemos estar tranquilos. 2ita las palabras del no#elista 2ollete 3#er. $4uestro o!icio 5es hacer triun!ar a la justicia o a nuestro cliente6 53luminamos al 7ribunal o procuramos cegarle6 2uando un abogado acepta una de!ensa, es porque estima 8 aunque sea equi#ocadamente8 que la pretensión de su tutelado es justa, y en tal caso al triun!ar el cliente triun!a la justicia, y nuestra obra no #a encaminada a cegar sino a iluminar. 7ambién da unos consejos a los abogados. -ay que ser re!ractario al alboroto. (oportar la amargura de una censura caprichosa e injusta, es carga a9eja a los honores pro!esionales. Debajo de la toga hay que lle#ar l a cora*a. &bogado que sucumba al qué dirán debe tener su hoja de ser#icios manchada con la nota de cobardía. 4o digo que el juicio p/blico no sea digno de atención. 'o que quiero decir es que después de adoptada una resolución, #acilar ni retroceder por miedo a la crítica, que es un monstruo de cien cabe*as irresponsables y !altas de sindéresis. 2uando se ha marcado la línea del deber hay que cumplirla a todo trance. %l transe/nte que se detenga a escuchar los ladridos de los perros, di!ícilmente llegará al término de su jornada.
LA SENSIBILIDAD %l abogado no puede ser ni !río de alma ni emocionable. %l abogado act/a sobre las pasiones, las ansias, los apetitos en que se consume la humanidad. (i su cora*ón es ajeno a todo ello 5cómo lo entenderá su cerebro6 uien no sepa del dolor, ni comprenda el entusiasmo, ni ambicione la !elicidad, 5cómo acompa9ará a los combatientes6 " sin embargo, 5es lícito siquiera que tomemos los bienes y males ajenos como si !ueran propios, y obremos como comanditarios del interés que de!endemos6 De ning/n modo. 'a sabiduría popular ha dicho acertadamente que $pasión quita conocimiento$ y $que nadie es jue* en causa propia$.
De la con#eniencia nos dice) %l letrado que ha de obtener la misma remuneración legitima, cualquiera que sea el resultado del negocio, aconseja con templan*a, procede con mesura, hace lo que la moral y la ley consienten. %l que sabe que ganará más o menos seg/n la solución que obtenga, tiene ya nublada la #ista por la codicia, pierde su serena austeridad, participa de la o!uscación de su de!endido, lejos de ser un canal es un torrente.
EL DESDOBLAMIENTO PSIQUICO %l pro!esor Ángel 1ajorana denomina desdoblamiento psíquico al !enómeno con el cual $el abogado se compenetra con el cliente de tal manera, que pierde toda su postura personal$. Ossorio piensa que el desdoblamiento psíquico no ha de interpretarse en el sentido que lo hace 1ajorana, diciendo) $el abogado no soy yo, sino mi cliente$, sino en el de la duplicidad de personalidades, $hasta tal punto soy mi cliente, practicando un doble renunciamiento, y desde tal punto soy yo mismo. :sando !acultades irrenunciables$. Ossorio encuentra plausible y santo renunciar a los intereses, al bienestar, al goce, para entregarse al bien del otro matar el sensualismo en ser#icio del deber o el ideal. %so es sustancial en la abogacía. De!ender sin cobrar, de!ender a quien le o!endió, de!ender a costa de perder amigos y protectores, de!ender a!rontando la injuria y la impopularidad. %n esta disposición del ánimo está la esencia misma de la abogacía, que sin tales prendas perdería su ra*ón de existir.
LA INDEPENDENCIA -ablando de independencia en el sentido de libertad creo que se de!ine claramente el concepto de este subtema con las palabras de 1r. ;aymond 0oincaré) $en ninguna parte es más completa la libertad que en el !oro. 'a disciplina pro!esional es le#e para los ciudadanos de su dignidad y apenas a9ade nada a los deberes que una conciencia poco delicada se tra*a a sí misma. Desde que se crea por su trabajo una situación regular, el &bogado no depende más que de sí mismo. %s el hombre libre, en toda la extensión de la palabra. (olo pesan sobre él ser#idumbres #oluntarias ninguna autoridad exterior detiene su acti#idad indi#idual, a nadie da cuenta de sus opiniones, de sus palabras ni de sus actos. De ahí en el &bogado un orgullo natural, a #eces quisquilloso, y un desdén hacia todo lo que es o!icial y jerarqui*ado$.
EL TRABAJO %n cuanto a la manera de trabajar sería osado querer dar consejos, pues sobre tal materia es tan a#enturado escribir como la del gusto. (in embargo doy una opinión personal. 0arece lógico que antes de coger la pluma se haya agotado el estudio en los papeles y en los libros. (eriamente, así debe hacerse y no es recomendable ning/n otro sistema. & mi entender, todas las horas son buenas para trabajar pero más especialmente las primeras de la ma9ana. Desde las < hasta las => y ahí #a la
ra*ón. & partir de las => de la ma9ana nadie dispone de sí mismo. 'a consulta, las con!erencias con otros colegas, las diligencias y #istas, las atenciones !amiliares la #ida de relación y las necesarias expansiones del espíritu consumen todo nuestro tiempo. 1uchos ad#ierten que da lo mismo trasnochar, recabando el tiempo cuando los demás se acuestan. 4o lo estimo así, porque antes de las => de la ma9ana podemos dar al trabajo nuestras primicias y después de las => a.m. no les concedemos sino nuestros residuos. 2on la cabe*a despejada ordenan las ideas, se distribuyen las atenciones, se apro#echa el estudio. %n !in, todas las reglas del trabajo pueden reducirse a ésta) hay que trabajar con gusto. 'ogrando acertar con la #ocación y #iendo en el trabajo no sólo un modo de ganarse la #ida, sino la #ál#ula para la expansión de los anhelos espirituales, el trabajo es liberación, exaltación, engrandecimiento. De otro modo es insoportable escla#itud.
LA PALABRA 0or la palabra se enardecen o calman ejércitos y turbas por la palabra se di!unden las religiones, se propagan teorías y negocios, se alienta al abatido, se doma y a#erg?en*a al soberbio, se toni!ica al #acilante, se #irili*a al desmedrado. :nas palabras, las de 2risto, bastaron para derrumbar una ci#ili*ación y crear un mundo nue#o. 'os hechos tienen, sí, más !uer*a que las palabras pero sin las palabras pre#ias los hechos no se producirían. &bominen de la palabra los tiranos porque les condena, los mal#ados porque les descubre y los necios porque no la entienden. 0ero nosotros, que buscamos la con#icción con las armas del ra*onamiento, 5cómo hemos de descon!iar de su e!icacia6
ELOGIO DE LA CORDIALIDAD & este tema no le encontré mucha relación con el título de $elogio de la cordialidad$ pero #oy a resumir lo que quiso decir Ossorio al lector. &l comien*o habla de los abogados y los jueces. De cómo se tiene ya la mala y errónea idea de que el jue* hace !a#oritismos y el abogado miente. 0ermítanme explicarlo de una manera más clara. %l jue* piensa del abogado) $5%n qué proporción me estará enga9ando6 y el abogado piensa del jue*) 5& qué in!luencia estará sometido para !rustrarme la justicia6$ 4os hallamos tan habituados a pensar mal y a mal decir, que hemos dado por secas las !uentes puras de los actos humanos. @ran torpe*a es esta. 'as acciones todas y más especialmente las que implican un hábito y un sistema, como las pro!esionales8 han de cimentarse en la !e, en la estimación de nuestros semejantes, en la estimación de nuestros semejantes, en la ilusión de la #irtud, en los mó#iles le#antados y generosos. uien ju*gue irremediablemente per#ersos a los demás, 5cómo ha de !iar en sí mismo, ni en su labor, ni en su éxito6 -ay que poner el cora*ón en todas las empresas de la #ida.
CONCEPTOS ARCAICOS
0ara los jueces cumplir la regla al pie de la letra es, en muchas ocasiones, criminal y si los jueces no han de hacerse cómplices de corrupciones o abandonos, deben usar su criterio para obtener resultados satis!actorios en un juicio, ya que en muchas ocasiones los reglamentos son oscuros y !altos de #erdad y humanismo. &sí que el jue* debe resol#er los casos como lo ju*gue mejor y no tal y como lo dicen 2ódigos y autos.
EL ARTE Y LA ABOGACIA 4o es abogado quien no tiene una delicada percepción artística. &lgunos tienen como elementos de expresión la aritmética, la química o el dibujo lineal, nosotros usamos la palabra escrita y hablada, es decir, la más noble, la más ele#ada y artística mani!estación del pensamiento. 4o existe antagonismo entre el &rte y la &bogacía. %l abogado debe tener inexcusablemente) •
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una re#ista jurídica de su país y otra extranjera. :na mitad 8 seg/n las a!iciones 8 de todos cuantos libros jurídicos se publiquen en su país. :nos cuantos libros crónica, crítica, sociología y política.
de no#ela,
#ersos, historia,
'as no#elas y los #ersos los recomendé porque son la gimnástica del sentimiento y del lenguaje. (on para que el abogado amplíe el hori*onte ideal y mantenga #i#a la reno#ada !lexibilidad del lenguaje. :n abogado debe ubicar los libros como artículo de primera necesidad y dedicar a su adquisición un cinco, un cuatro o un tres por ciento de lo que se gane, aunque para ello sea preciso pri#arse de otras cosas. " si el abogado no puede alcan*ar ni a/n ese límite mínimo, que no ejer*a. 'a abogacía es pro!esión de se9ores y, a la manera que el derecho de su!ragio, debe estar #edada a los mendigos. 4o se eche esto a cuenta de un orgullo morti!icante, sino a la de una rudimentaria dignidad. ue diríamos de un médico que no tiene estetoscopio para auscultar. 0ues apliquemos la alusión al abogado y tratémosle de igual manera.
LA CLASE 'os abogados, por lo mismo que nuestra misión es contener, cuando cesamos en ella buscamos la pa* y el ol#ido. 4o hay campa9as de grupo contra grupo, ni ataques en la prensa, ni siquiera pandillas pro!esionales como en otras pro!esiones. &l terminar la #ista o poner punto a la con!erencia, nos despedimos cortésmente y no nos #ol#emos a ocupar el uno del otro. &penas y de #e* en cuando nos dedicamos un comentario morda* o irónico. 4uestro estado de alma es la indi!erencia nuestra conducta, un desdén elegante.
-ay una costumbre que acredita la delicade*a de nuestra educación. Después de sentenciado un pleito y por muy acre que haya sido la contro#ersia, jamás el #ictorioso recuerda su triun!o al derrotado. 0or el contrario, el #encido es quien suele suscitar el tema !elicitando a su ad#ersario 8 incluso p/blicamente 8 y ponderando sus cualidades de talento, elocuencia y sugestión, a las que, y no a la justicia de su causa, atribuye el éxito logrado. 'as clases no implican desni#el personal sino di!erenciación en el cumplimiento de los deberes sociales.
CÓMO SE HACE UN DESPACHO 'a condición inexcusable para triun!ar en una pro!esión es sabré ejercerla. :n tonto puede pre#alecer en lo que depende de la merced, mas no en lo que radica en el crédito p/blico. 1edios que un letrado tiene para darse a conocer) 'a &sociación. O sea, trabajar en colaboración, estableciéndose bajo una ra*ón social dos o más compa9eros y creando entre todo un consultorio. ;epruebo sin #acilar ese procedimiento por esencialmente incompatible con nuestra pro!esión. 52ómo será posible di#idir en partes alícuotas la estimación de un problema y el modo de tratarle y la responsabilidad del plan adoptado6 %l anuncio. &unque algunos lo admiten, a!ortunadamente la mayoría lo considera como una degradación. %s lícito decir $yo #endo buen ca!é$ Apero es grosero anunciar $yo tengo honrade* y talento$B. (ólo con atre#erse a decir esto, se está demostrando la carencia de las prendas más delicadas e indispensables en la psicología !orense. 'a exhibición. &unque duela un poquillo la palabra, hay que usarla en su aceptación noble, para #enir a parar en que éste es el /nico medio lícito para darse a conocer. 0oner en mani!iesto lo que llevamos dentro y lo que somos capaces de hacer. -ablar de los compa9eros que se han dado a conocer como letrados después de haber sido 1inistros. %stos son casos aislados y no constituyen sistema. •
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ESPECIALISTAS (i el hombre es siempre escla#o de la misma tarea, se degrada. %n la abogacía, la especiali*ación toca los límites del absurdo. (implemente no se puede ser especialista en una sola cosa, porque en la abogacía como en muchas otras pro!esiones, en un solo caso, gran parte de las #eces, se necesita de #arias materias de Derecho. 4uestro campo de acción es el alma, y esta no tiene casilleros. 5(e concibe un con!esor para la lujuria, otro para la a#aricia y otro para la gula6 A0ues igual en nuestro casoB 4o es indi!erente ni ino!ensi#o el proceder mediante especiali*aciones, porque ellas, a/n contra nuestra #oluntad, pesan enormemente en el juicio y unilateral i*ándose nos lle#an al error. %l ci#ilista nunca creerá llegada la ocasión de entrar en una causa, cuando, a #eces, con una simple denuncia se conjuraría el da9o o se prepararía el arreglo el criminalista todo lo #erá por el lado penal y !raguará procesos quiméricos o excusará delitos e#identes.
%sta y no otra es la ra*ón de que tan pocas #eces un pro!esor en un buen abogado. %l pro!esor #e un sector de la #ida, !orma en él su enjuiciamiento... y todo lo demás se le escapa. 2on#en*ámonos de que en el !oro. 2omo en las !unciones de gobierno, no hay barreras doctrinales, ni campos acotados, ni limitaciones del estudio. 0ara el abogado no debe haber más que dos clases de asuntos) unos en que hay ra*ón y otros en que no la hay
LA HIPERBOLE 'a exageración de la #erdad, tan com/n entre los abogados, debe ser e#itada. %l buen gusto suele correr parejas con la dignidad y el pudor. uien sepa guardar su recato y ocupar su puesto, de !ijo no !raterni*ará con sus clientes en lo criminal ni los di#ini*ará en lo ci#il. &ntes de abrir los registros estruendosos, mire bien si el caso lo merece o no y en caso de duda, haya de la hipérbole y aténgase al consejo cer#antino) 'lane*a muchacho, llane*a.
LIBERTAD DE DEFENSA %l particular debe ser libre para de!enderse por sí mismo. (al#o en los casos en que esa libertad puede da9ar al derecho de las otras partes o al interés p/blico. 0ara el ciudadano es #ejatorio que le obliguen a decir por boca ajena lo que podría expresar con la propia, y que una cosa tan natural como el pedir justicia haya de con!inarla precisamente a un técnico. %l pretorio debería tener sus puertas abiertas a todo el mundo, sin atender a otro ritualismo que al clamor de quien solicita lo que ha de menester. 2on ello los abogados ganaríamos en prestigio sin perder sensiblemente en pro#echo. 'o primero, porque al no ser nuestro ministerio !or*oso, sino rogado, se acrecentaría nuestra autoridad. 'o segundo, porque serían pocos los casos en que se prescindiera de nuestra tutela. 0ero se trata de una cuestión de principios, y aunque hubiera de desaparecer por in/til nuestra pro!esión, esto sería pre!erible a mantenerla cohibiendo a la sociedad entera y permitiendo que, en #e* de buscarnos, nos soporte.
EL AMIANTO 7engo a los !inancieros mucha consideración porque sin su capacidad de iniciati#a, sin su sed de oro, sin su acometi#idad y sin su ética maleable, muchas cosas buenas quedarían inéditas y el progreso material sería mucho más lento. 1as no concibo al &bogado Cinanciero, por la sencilla ra*ón de que si es !inanciero no puede ser &bogado. (i un abogado es Cinanciero, porque al serlo, estarían me*clando el interés propio con el ajeno y poniendo en cada asunto el albur de hacerse poderosos, #ienen a consagrar inmensos pactos de cuota8bilis una cuota8litis hipertro!iada. 0oder y rique*a, !uer*a y hermosura, todas las incitaciones, todos los !uegos de la pasión han de andar entre nuestras manos de abogados sin que nos
quememos. %l mundo nos utili*a y respeta en tanto en cuanto tengamos la condición del amianto.
LOS PASANTES 0ara la generalidad de los licenciados, las obligaciones del pasante aparecen establecidas en este orden) =. 'eer los periódicos. E. 'iar cigarrillos y !umarlos en abundancia cuidando mucho de tirar las cerillas, la ceni*a y las colillas !uera de los ceniceros. F. 2omentar las gracias, merecimientos y condescendencias de las actrices y cupletistas de moda. G. Disputar 8 siempre a gritos 8 sobre política, sobre deportes y sobre el crimen de actualidad. H. 3ngerir a la salida del despacho cantidades !abulosas de patatas !ritas a la !rancesa, pasteles, cer#e*a y #ermouth. <. 'eer distraídamente autos, saltándose inde!ectiblemente los !undamentos de derecho en todos los escritos y, en su integridad el escrito de conclusiones. 'a ense9an*a del bu!ete no tiene otra asignatura sino la de mostrarse al &bogado tal cual es y !acilitar que le #ean sus pasante s. 4o hay lecciones orales, ni tácticas de dómine, ni obligaciones exigibles, ni sanción. (i bien se mira, existe una !iscali*ación del pasante hacia su maestro, pues, en puridad, este se limita a decir al otro. $entérese usted de lo que hago yo, y si lo encuentra bien, haga usted lo mismo$. 0or eso el procedimiento de la singular ense9an*a consiste en establecer una comunicación tan !recuente y cordial cuanto sea posible.
LA DEFENSA DE LOS POBRES 2onstituye la de!ensa de los pobres una !unción de asistencia p/blica, como el cuidado de los en!ermos menesterosos. %l %stado no puede abandonar a quien, necesitado de pedir justicia, carece de los elementos pecuniarios indispensables para su!ragar los gastos del litigio. 1as para llenar esa atención no hace !alta, como algunos escritores sostienen, crear cuerpos especiales, ni siquiera encomendarla al ministerio !iscal. 'os colegiados de &bogados se bastan para el menester, lo han cubierto con acierto desde tiempo inmemorial, y debieran tomar como gra#e o!ensa el intento de arrebatárselo.
LA TOGA 'a toga no representa por sí sola ninguna calidad, cuando no hay cualidades #erdaderas debajo de ella se reduce a un dis!ra* irrisorio. 0ero después de hecha esta sal#edad, en honor al concepto !undamental de las cosas, con#iene reconocer que la toga, como todos los atributos pro!esionales, tiene para el que la lle#a, dos signi!icados) !reno e ilusión y para el que la contempla, otros dos) di!erenciación y respeto.
'a toga es !reno, porque cohíbe la libertad en lo que pudiera tener de licenciosa. %s ilusión, por nuestra !unción. 0or nuestro #aler. 0or nuestra signi!icación. %s di!erenciación, porque ella nos distingue de los demás circunstantes en el tribunal y siempre es bueno que quien #a a desempe9ar una alta misión sea claramente conocido. " respeto, porque el clari#idente sentido popular, al contemplar a un hombre #estido de modo tan se#ero, con un traje que consagraron los siglos y, que sólo aparece para menesteres trascendentales de la #ida, discurre con acertado simplicísimo) $ese hombre debe ser bueno y sabio$. %l abogado que asiste a una diligencia en el local in!ecto de una escribanía, usa un léxico, guarda una compostura y mantiene unas !órmulas de relación totalmente distinta de las que le caracteri*an cuando sube a un estrado con la toga puesta.
LA MUJER EN EL BUFETE 2omo el libro #a dedicado a compa9eros principales, les diré que importa mucho para #estir la toga Icuya bolsa, por cierto, debe ser bordada por la no#ia o la esposaJ casarse pronto y casarse bien. 50rocedimiento6 %namorarse mucho y de quien lo mere*ca. 5;eceta para encontrar esto /ltimo6 A&hB %so radica en los arcanos sentimentales. %l secreto se descubrirá cuando alg/n sabio atine a reducir el amor a una de!inición. 4ada más de la mujer . +amos con las mujeres. +oy a hacer una dramática declaración. %l &bogado no tiene sexo. &sí como suena. %s decir, tenerle sí que le tiene... y, naturalmente, no le está #edado usar de él. 0ero en su estudio y en relación con las mujeres que en él entran, ha de poner tan alta su personalidad, de considerarla tan superior a las llamaradas de la pasión y al espoleo de la carne, que su exaltación le condu*ca a esta paradoja) el abogado es un hombre superior al hombre. %sto lo digo en el caso de que a un &bogado le toque alguna mujer muy atracti#a como cliente. %l abogado debe #er el atracti#o del caso y no el de la dama. %n pocas palabras, la mujer, con el sexto sentido que tiene, se con#ertirá, aparte de nuestra pareja, en nuestra mejor consejera en nuestros casos. 0or eso recomiendo que exista entera comunicación del &bogado hacia su mujer. 2laro, esto solamente cuando la mujer está interesada.
HACIA UNA JUSTICIA PATRIARCAL 'as condiciones apetecibles e indispensables, seg/n mi entender, para un buen procedimiento judicial, son estas cuatro) oralidad, publicidad, sencille* y e!icacia. %n bre#e hablaré de ellas. 'a justicia debe ser sustanciada por medio de la palabra. %sto por las siguientes ra*ones) 0rimera. 0or ley natural. &l hombre le !ue dada la palabra para que, mediante ella se entendiera con sus semejantes. 'a escritura es un sucedáneo hijo del progreso.
(egunda. 0or economía de tiempo. 7ercera. %l procedimiento oral es el supuesto imprescindible para la publicidad. 'o sustancial es que hablen a los jueces las partes o sus letrados. 2uarta. 0or seguridad de que los jueces se enteran de las cuestiones. 2laro que el Kue* o 1agistrado que recibe unos autos los debe estudiar hemos de suponer que lo hace. 0ero los puede leer bien o leerlos mal o no leerlos. 0uede entender todas las ra*ones o dejar de entender algunas y en este /ltimo caso no tiene a quien pedir mejor explicación.
DECALOGO DEL ABOGADO =L. 4o pases por encima de un estado de tu conciencia. EL. 4o a!ectes una con#icción que no tengas. FL. 4o te rindas ante la popularidad ni adules a la tiranía. GL. 0iensa siempre que t/ eres para el cliente y no el cliente para ti. HL. 4o procures nunca en los tribunales ser más que los magistrados, pero no consientas ser menos. L. usca siempre la justicia por el cambio de la sinceridad y sin otras armas que las de tu saber.
CONCLUSIONES 2on este libro pude anali*ar lo que es un abogado, en el sentido en el que realmente debemos hacer en nuestra carrera y recha*ar todo lo malo que hay también, como lo son todos los actos de corrupción los chantajes, la !alta de ética pro!esional, para que no caigamos en esos actos que lo /nico que hacen es manchar la reputación de todos los abogados y de la carrera. "a que creo que es uno de los mensajes que nos quiere dar Ángel Osorio con este libro, porque se #e que es una persona muy comprometida con su carrera y con su #ida pro!esional, que hagamos conciencia y limpiemos todos los errores que muchos otros que se dicen abogados han manchado.