RESUMEN A NADAR CON MARÍA INES
Dice María Inés: A la edad de cuatro años perdí la mitad de de una pierna, la derecha. Y no conozco muchas piernas ni mitades de pierna a quienes les haya gustado separarse del cuerpo de su dueña para dedicarse a saltar por el mundo Yo creo que mi pierna no quería irse, estaba feliz conmigo y yo con ella. ¿Qué pasó entonces? Un colectivo me atropelló cuando cruzaba cruzaba la calle con mi mamá. Yo me caí y mi pierna quedó debajo de una de las ruedas, la parte inferior tan aplastada como si la hubiera pisado un elefante. Ningún elefante tiene interés en aplastar a nadie. Tampoco el colectivo, pero el colectivo es un vehículo y depende de quien lo conduce. Y quien en esa oportunidad lo conducía era un distraído, un imprudente, o estaba cansado de manejar muchas horas y efectuó la maniobra equivocada: torció el volante en lugar de enderezarlo y nos atropelló, aunque no lo deseara Oí un chirrido y el grito de mi madre. Creo que yo también grité, los transeúntes gritaron, los perros ladraron, y el colectivero descendió del colectivo agarrándose la cabeza. Luego no recuerdo más. Cuando desperté mi mamá estaba junto a mi cama y tenía una cara triste, y le dije: —Mamá, se fue mi pierna. Y ella se puso a llorar Estuve más de dos meses en el hospital, extrañando mi casa. Pasé momentos felices cuando me traían regalos y momentos fastidiosos cuando me curaban
Caminaba con la muleta, cuando su papá se la llevó a casa todos la aplaudieron. María Cecilia y Germán (hermanos) le prepararon una fiesta sorpresa. Ella quería trepar el ciruelo pero su mamá se oponía. Al cabo de un año lo trepa con el apoyo de sus hermanos. Su mamá la vio y se preocupó mucho. Ella se bajó y su mamá a pesar de todo le tenía confianza. A los 6 años aprende a nadar, se sacaba la prótesis para nadar. Disfrutaba mucho, nadaba todos los días, el entrenador Claudio quería que María Inés fuera la mejor, pero ella no quería ser mejor que nadie. A los 9 años fueron al mar, ella ya lo conocía. Sus hermanos peleaban. Volvieron varias veces al mar, una vez en invierno, le deja la prótesis a su mamá para nadar. Es muy valiente. Sueña que rescata a un náufrago, nada hacia él y lo trae a la costa, su papá se preocupó. Ya cuando es una señorita, le aburre nadar. Se aburre y se imagina que nada en el Paraná, a los costados selva, arena y viento. La gente la miraba. Aparece el sub comandate Marcos en la orilla y ella nada hacia él. Todos se tropezaban, nadaban. Se le va el sueño y Claudio la felicita por cómo nadó. A los 20 años empieza a utilizar una prótesis permanente, Fellini, en honor a un director de cine que filmó hermosas películas que a María le gustaban, que había caído muy enfermo, y ella decía que lo que más quería era caminar. Dejó de nadar por momentos por una tonta pelea con su hermano. Estudia la carrera de letras y extraña el agua. Vuelve a nadar.
Seguí estudiando, me gradué, doy clases, escribo…..pero eso es otra historia Cada quince días nadaba en Mar de Plata buscando el horizonte Me tiré al Canal de la Mancha, me zambullí, y con las primeras brazadas reconocí el agua, un agua fría y gris. Sin embargo yo me sentía fresca como una lechuga Quería vencer la marea y al final ¡lo conseguí¡ Después vinieron nuevos retos Volví a Buenos Aires, veo a mis alumnos, muy concentrados, mueven papeles, escriben con lapiceros. Se que no son gaviotas, pero volarán alto. Dicen que ahora hay nuevas prótesis para nadar, no se lo cuento a Fellini porque se moriría de celos. Ella será entrañable y nadie ocuparía su lugar. Ella se ha ganado mi corazón