Quillagua Luna que asombra Historia y turismo del pueblo, del valle y su desierto
Juan Vásquez Trigo
Quillagua Luna que asombra Historia y turismo del pueblo, del valle y su desierto
Juan Vásquez Trigo
Historia de Quillagua
6
Pueblo de Quillagua.
Valle del río Loa.
Quillagua Nombre • Quillagua. En español antiguo “Quillahua”.
También se le conoció como “Pueblo del Loa”. Etimología • El topónimo “Quillagua” es de origen quechua, en que “Killa” es e s “Luna” (sustantivo) y “Wa” es una interjección que expresa “asombro o “sorpresa”. De este modo, Quillagua es “Luna que Asombra o Sorprende”. Para los Quillagüeños, por uso, tradición e identificación, el sentido del nombre es “Luna en el Agua”. También se interpreta por algunos antropólogos como“Eclipse de Luna”, al asociarse la palabra “Killa” a “Wañuy” (eclipse, morir). Población • 122 habitantes Coordenadas • 21°39’33” Latitud S - 69°32’0” Longitud W Altura Promedio • 800 msnm Ubicación Geográca • Desierto de Atacama,
Curso medio - inferior del río Loa. Distancia a Antofagasta • 280 Km. Comuna • María Elena
Provincia • Tocopilla Región • Antofagasta
María Elena, capital de la Comuna.
Palabras del Autor:
Q
uillagua es más que un oasis y un poblado: es un lugar de frontera, de encuentro e intercambio, de tránsito de viajeros, lugar de “ferias” desde tiempos prehispanos, a tiempos del salitre y del Ferrocarril Longitudinal que sigue siendo un “crucero” de caminos.
Como frontera y punto de encuentro, confluirán entre muchos más, los atacameños y tarapaqueños que desde tiempos inmemoriales se enfrentarán por el dominio del valle, hasta fijar su linde en un algarrobo y respetando sus respectivas parcialidades, hasrta integrarse y complementarse culturalmente. En la Colonia será disputada por Corregimientos y en tiempos de las Repúblicas será el límite entre Bolivia y Perú, dispuesto en el ya emblemático algarrobo. Conocerá desde el último tercio del siglo XIX de la verdadera fiebre que provocará el salitre, cuando en el Cantón del Toco se instalen pioneras oficinas para explotar esos salitrales; y con ello vendrá el ferrocarril, como cordón umbilical entre la Pampa y Tocopilla; surgirán pueblos y que se irán casi sin dejar rastros. Quillagua florecerá una y otra vez como eje agrícola, proveyendo de verduras y alfalfa a esa industria que crecía, que levantaba centrales hidroeléctricas en el Loa para propulsar ese creciente desarrollo. Con El Longino, los buenos auspicios se duplicarán, llenándose sus calles de viajeros y la estación de algarabía ante cada arribo de locomotoras y convoyes cansinos. Mientras la alfalfa es de reconocida calidad en Chile, haciendo de la agroindustria, desde la década del 30, y la ganadería otras fuentes potentes, complementarias y sinérgicas para sus habitantes. Todo empieza a cambiar, en los años 50 cierran las postrimeras oficinas del Toco Toco y en los 70 el ferrocarril deja de pasar, mientras las aguas del río vital pierden su caudal con la construcción del embalse de Conchi. El desvío de la Ruta 5 Norte es casi un epílogo. Muchos emigrarán, sin perder los vínculos con San Miguel y su poblado. Y unos y otros, residentes y migrantes, deben enfrentar adversidades, para proyectarse a través de su historia, de sus escenarios naturales y de su Patrimonio Cultural, hacia nuevos horizontes, entre ellos el turismo, que hacen de Quillagua y su entorno lugares fascinantes, donde la Luna sorprende en los cielos luminosos del oasis persistente, enclavado en el desierto más árido del planeta.
Una Obra Patrocinada por SQM Libro acogido a la Ley de Donaciones Culturales. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes
Producción JUAN VÁSQUEZ VÁSQUEZ TRIGO TRIGO
[email protected] [email protected] Fotografía Actual Juan Vásquez Vásquez Trigo Trigo Fotografía Fotografía Histórica y Actual Archivo Juan Vásquez Trigo Aportes de Quillagüeños Corrección de Pruebas Ninoska Peñaranda Tapia Diseño Pablo García www.filete.cl Impresión
Registro de Propiedad Intelectual Nro. 199.877 ISBN: 978-956-351-306-6
Reconocimientos del Autor: A SQM y Corporación Museo del Salitre. Al especial acompañamiento de Carolina Vásquez y Javier Silva. A quienes aportaron con información y fotografías: Víctor Víctor Palape y Señora, Juan Iglesias, Iglesias, Margarita Palape, Palape, Miguel Miguel Palape, Edwin López, Adolfo Soza, Guillermo Burgos, Harold Middleton, Daniela Piano, Octavio López, Andrés Soto, René Huerta, Paul Maluenda y Juan José Gianmarino. Valle de Quillagua, marzo de 2014
A los Quillagüeños, con su Fe en San Miguel y en la Virgen del Rosario, con sus partidas y retornos, con sus sueños y esperanzas, con esa energía y fuerza que les hace ser hijos del valle y del pueblo de Quillagua.
Quillagua es más que un oasis y un poblado: es un lugar de frontera, frontera, de encuentro e intercambio, de tránsito de viajeros, desde tiempos prehispanos, a tiempos del salitre y del Ferrocarril Longitudinal.
12
Generalidades Contexto Geográfico
13
Quillagua
Presentación SQM
E
s para esta Corporación, C orporación, estrechamente estrechamente vinculada y comprometida con la Historia del Norte Grande, presentar este libro que trata del pasado y los sueños de un pueblo, de un valle que, se proyectan en sus interesantes áreas de extensión, llegando a convocar un enriquecedor relato que se inicia tempranamente en la prehistoria y que se mantienen y reservan, en un devenir que conocerá ciclos con sus altos y bajos, pero siempre con el constante sentido de pertenencia, de ser y sentirse punto de encuentro de caminos, de etnias y nacionalidades, de lo atacameño y lo tarapaqueño, de lo costero y las tierras altas. Quillagua es tan luego prehispano, donde fue un eje, una bisagra, en el intercambio intercambio entre las etnias de este territorio y de confluencia casi ilimitada desde las tierras altas y todo el centro oeste sudamericano. En su amplia gama de convergencias y de representaciones simbólicas, simbólicas, como las que se encuentran en sus geoglifos, petroglifos petroglifos y aldeas agrícolas, con huellas troperas que van y vienen, se encuentra el sentido de este Patrimonio Cultural de entonces. Su rol en tiempos republicanos y coloniales tendrán la misma impronta, que este valle de río Loa sea límite y frontera, pero siempre convocando, encontrando encontrando a las partes española e indígena, peruana y boliviana, del Descampado, donde era un lugar privilegiado por sus remansos que otorgaban protección y descanso. En tanto, en las pampas tarapaqueñas desde la primera década del siglo XIX, comenzará a desarrollarse la industria del salitre. Y el valle, será historia salitrera, desde el último tercio del siglo, cuando en el Cantón del Toco se instalen las primeras oficinas elaboradoras, lo mismo que en el sur tarapaqueño, lo cual llevará al desarrollo de la agricultura de la alfalfa en el valle, entre otros productos de sus tierras, para proveer proveer a tanta gente convergiendo, convergiendo, una vez más, hacia este territorio que convoca. Los ferrocarriles empezarán a cruzar las pampas y cerros. Quillagua Quillagua se volverá también Longino, más tarde Panamericana.
Y su gente, sus habitantes a quienes va dirigido este mensaje, harán suyo este legado, estos recuerdos de fases prósperas, porque si algo han tenido, es la capacidad de superar, de seguir perteneciendo, incluso cuando muchos han emigrado, conservando esos vínculos intangibles con su pueblo y su patrono San Miguel y la Virgen del Rosario. En esta nueva fase, la mirada se direcciona entre otros puntos y temas, hacia el turismo. Quillagua tiene un potencial que se apreciará en estas páginas que presento, y que son opción de posibilidades ciertas en sus atractivos naturales y culturales, en aquellos intangibles, como la Fe y la Identidad lograda. Este libro no cierra un ciclo, sino que presenta ante los lectores las dimensiones y estatura que tiene y en que puede basarse parte importante de las expectativas, de este pueblo y su gente que tienen mucho que decir y contar al visitante.
15
Quillagua
Presentación Corporación Museo del Salitre
E
s para esta Corporación, C orporación, estrechamente estrechamente vinculada y comprometida con la Historia del Norte Grande, presentar este libro que trata del pasado y los sueños de un pueblo, de un valle que, se proyectan en sus interesantes áreas de extensión, llegando a convocar un enriquecedor relato que se inicia tempranamente en la prehistoria y que se mantienen y reservan, en un devenir que conocerá ciclos con sus altos y bajos, pero siempre con el constante sentido de pertenencia, de ser y sentirse punto de encuentro de caminos, de etnias y nacionalidades, de lo atacameño y lo tarapaqueño, de lo costero y las tierras altas. Quillagua es tan luego prehispano, donde fue un eje, una bisagra, en el intercambio intercambio entre las etnias de este territorio y de confluencia casi ilimitada desde las tierras altas y todo el centro oeste sudamericano. En su amplia gama de convergencias y de representaciones simbólicas, simbólicas, como las que se encuentran en sus geoglifos, petroglifos petroglifos y aldeas agrícolas, con huellas troperas que van y vienen, se encuentra el sentido de este Patrimonio Cultural. Su rol en tiempos republicanos y coloniales tendrá la misma impronta, que este valle de río Loa sea límite y frontera, pero siempre convocando, encontrando encontrando a las partes española e indígena, peruana y boliviana, del Descampado, donde era un lugar privilegiado por sus remansos que otorgaban protección y descanso. En tanto, en las pampas tarapaqueñas desde la primera década del siglo XIX, comenzará a desarrollarse la industria del salitre. Y el valle, será historia salitrera, desde el último tercio del siglo, cuando en el Cantón del Toco se instalen las primeras oficinas elaboradoras, lo mismo que en el sur tarapaqueño, lo cual llevará al desarrollo de la agricultura de la alfalfa en el valle, entre otros productos de sus tierras, para proveer proveer a tanta gente convergiendo, convergiendo, una vez más, hacia este territorio que convoca. Los ferrocarriles empezarán a cruzar las pampas y cerros. Quillagua Quillagua se volverá también Longino, más tarde Panamericana.
Y su gente, sus habitantes a quienes va dirigido este mensaje, harán suyo este legado, estos recuerdos de fases prósperas, porque si algo han tenido, es la capacidad de superar, de seguir perteneciendo, incluso cuando muchos han emigrado, conservando esos vínculos intangibles con su pueblo y su patrono San Miguel y la Virgen del Rosario. En esta nueva fase, la mirada se direcciona entre otros puntos y temas, hacia el turismo. Quillagua tiene un potencial que se apreciará en estas páginas que presento, y que son opción de posibilidades ciertas en sus atractivos naturales y culturales, en aquellos intangibles, como la Fe y la Identidad lograda. Este libro no cierra un ciclo, sino que presenta ante los lectores las dimensiones y estatura que tiene y en que puede basarse parte importante de las expectativas, de este pueblo y su gente que tienen mucho que decir y contar al visitante.
Sergio Bitar Chacras
Presidente CMS
Procesión de San Miguel por las calles de Quillagua. Cerca de 1960.
Índice
00 Espacio y entorno de Quillagua
Contexto y Generalidades II Primera Parte
Historia de Quillagua 00 • Prehistoria del Valle 00 • Quillagua en la Colonia 00 • En tiempos de las Repúblicas 00 • En tiempos del Salitre 00 • Desarrollo agrícola 00 • Quillagua y el FC Longitudinal 00 • La Carretera Panamericana
II Segunda Parte
Turismo de Quillagua Qui llagua 00 • El poblado 00 • Circuito arqueológico 00 • Circuito recreativo y de observación 00 • Circuito histórico 00 • Glosario 00 • Bibliografía
18
Historia de Quillagua
Vista panorámica de Quillagua y el valle.
"Porque si en la ribera uno encuentra una planta de chillagua, puede hacer sogas de paja con ellas a condición que se dedique a tejer un rato en lugar de quebrar piedras en el criadero. Y si uno encuentra una planta coa la puede vender en Quillagua o encenderla en la cata porque es la planta sagrada de los atacameños y con ella se espanta todo lo que ofende a la tierra donde uno vive. O si encuentra una planta de caman tiene que cultivarla porque ella da la salud y mejora el ánimo y da más vida, según creen en Quillagua. Quillagua. Lo mismo si encuentra una mata de colan porque se puede mezclar con unas ramas de chacha y curar el reumatismo si le duelen las piernas. Pero todo esto obliga a recorrer el río
y a sortear la corriente y a conocer los vados y a rom perse los pies pies contra contra las piedras (. . . ) En el río crece una hierba que los lugareños le dicen bis- bis y la usan para ablandar el sobado de los cueros. Uno aprende a conocer los secretos del río y todo resulta un tanto más fácil. Hay otra planta que le dicen moco-moco y que la usan paraa cur par curar ar heri heridas. das. Se colo coloca ca como un empl emplasto asto enci encima ma de la herida y al día siguiente empieza a sanar. El río lame las hierbas y las cuida con su suave lengua de amor".
Mario Bahamonde
19
Quillagua
Contexto y Generalidades Espacio y entorno de Quillagua
20
Generalidades Contexto Geográfico
Mapa parcial del Desierto de Atacama, desde zona del Loa, elaborado por Amadeo Pissis, siglo XIX.
21
Quillagua
Espacio y Entorno de Quillagua
El río Loa
Q
uillagua nace del encuentro de un río y del desierto. El río, es el Loa, que comienza su vida en las alturas de la Cordillera de los Andes, en los faldas del volcán Miño, más precisamente precisamente en los cristalinos “Ojos del Miño”, que también se encuentra en una zona de frontera y de conjunción entre las regiones de Antofagasta y TarapaTarapacá, que luego sigue dirección sur, retoma al norte, luego al noroeste y finalmente rumbo al océano en un curvo trazado que lo convierte convierte en el curso de agua más largo de Chile, con sus 440 km.
En su prolongado cauce va sumando nuevas aguas y bríos de sus afluentes, entre éstos el río San Salvador a la altura de Chacance, habiendo transcurrido antes por el puente y embalse de Conchi, el espléndido Pukará de Lasana y el oasis y poblado de Chiu Chiu. Así, el Loa, que viene bajando desde los Andes, como una delgada cinta verde delimitada por abruptos muros rocosos, se constituye en vida en medio del desierto de Atacama, saturado de ocres y arenas, y donde sus aguas obstinadas se abren paso bajo soles que evaporan y suelos que le absorben hacia los interiores planetarios, sin hacerle persistir en sus afanes de continuar. continuar. Hasta que consigue arribar, después de andar casi 350 km, hasta Quillagua y sus remansos que le dan el carácter de oasis. El Loa, adicionará en esta zona las salinas aguas del río Salado y luego proseguirá su itinerario como cansino, hasta el Océano Pacífico. En su desembocadura dio vida, desde hace milenios, a asentamientos de pescadores y recolectores, como en Caleta Huelén,
una rústica aldea de pescadores del Formativo, habiendo conectado los mundos y las culturas de los Andes y del litoral.
El Valle de Quillagua Quillagua, con sus múltiples atributos, será punto de encuentro entre las culturas alto andinas, inclusive de más allá de los Andes, hasta las costas y tierras interiores de Atacama y Tarapacá. Desde cada uno de estos parajes los caminantes y caravaneros descendieron por sus flancos, trazando rutas de intercambio. Algunos estuvieron de paso en trayectos más extensos hacia otros confines, en tanto que otros harían del valle su residencia, quedándose allí, formando aldeas y dando lugar al desarrollo cultural permanente del valle, reavivado y fortalecido por nuevas corrientes migratorias. Tanto ir y venir, desde tantos lados, de tantos mundos y sus testimonios, fueron motivo que en sus cerros y paredes rocosas, se dibujaran geoglifos y petroglifos, que tan luego dan cuenta de trayectos y transectas, como de cosmovisiones, creencias, sueños e incluso de expectativas, temores y anhelos de quienes transitaron siglos atrás por estos parajes. Y así será Quillagua, un valle en medio del río y del desierto, en una zona reseca, que es definida como endorreica, es decir de cursos de agua que no alcanzan a llegar al nivel de base que es el mar, donde sólo ríos excepcionales, como el Loa, llegan a juntar sus aguas con el océano, convirtiéndose convirtiéndose en el único curso exorreico de la Región de Antofagasta.
Horizontes del Desierto de Atacama.
24
Generalidades Contexto Geográfico
Salamanqueja del Norte Grande o Gecko (Phyllodactilus gerrhopygus).
Desierto y valle, confluyen confluyen en cielos luminosos y pocas veces nublados.
Medio Físico y Biogeográfico La configuración actual del valle de Quillagua se formó desde hace 40 mil años atrás, cuando grandes volúmenes de agua bajaban desde las tierras altas, arrastrando materiales en forma caótica, con inusitada fuerza, desplazando incluso enormes bloques de rocas y, especialmente, disectando el plano inclinado que constituye la Depresión Intermedia, hasta horadar la profunda quebrada principal, ampliarla con suscesivos aterrazamientos, hasta llegar inclusive a desnudar en muchos sectores, la geología del sector, con sus pliegues, estratos y coberturas de aluviones contemporáneos. Luego, desde hace 9000 años aproximadamente y por un proceso climático de aumento de las temperaturas y desertificación, la intensidad de las aguas fue disminuyendo, lo mismo que la cantidad de vegetación. La zona de Quillagua se distinguió por esos aterrazamientos y ampliación del valle, que harán de este un lugar propicio para agricultura, el pastoreo y, por lo tanto, para tempranos asentamientos humanos, lo cual se logró con el ingenio y esfuerzo para construir canales y diques, para contener las crecidas del río y dar forma a las primeras fanegadas y cultivos que comienzan a ser fundamentos de un valle pródigo. En sus planicies crecerán bosques y bosquetes de chañares y algarrobos, mientras en el borde del río se establecerá toda una comunidad vegetal de herbáceas y matorrales, donde la Brea, la Grama
Salada, la Chilca y el Cachiyuyo serán representativas de la flora del linde de las aguas del Loa y las tierras del desierto. Entre las especies de la fauna se encuentran los zorros Chilla y Culpeo, además de roedores y reptiles, entre éstos últimos la Salamanqueja del Norte Grande o Gecko. Las aves son más abundantes y se hallan representadas por Peucos, Tucúqueres, Chunchos, Pidenes, Taguas, Cernícalos, Loicas, Chincoles y Chercanes, además de variedades de patos silvestres, taguas y garzas que estacionalmente llegan hasta sus aguadas y vados. Todo esto en medio del Desierto de Atacama, el más árido del mundo, donde las temperaturas promedio de 18˚ Celsius más que reflejar la intensidad del sol durante el día, informan sobre la tremenda oscilación térmica de 30˚ y más, que diferencian las temperaturas diurnas y nocturnas. Las mujeres y hombres de Quillagua, los quillagüeños, pueden sentir el murmullo y las vibraciones que originan las aguas en su descenso en los meses de verano, originadas en las precipitaciones estivales de los sectores andinos, conocidas como el "invierno altiplánico". Pero han crecido sin sentir la garúa fresca: son hijos de la tierra sin lluvias, de los cielos azules y luminosos, de transparencias nocturnas, donde las galaxias y nebulosas extienden su velo en un firmamento descubierto de nubes. Es el desierto absoluto, el Clima Desértico en su máxima expresión, con preci pitaciones prácticamente nulas.
Garza Grande (Ardea alba egretta) entre la vegertación de orillas del Loa.
Vista del valle del río Loa en las proximidades del Tranque Santa Fé.
28
Los hermanos Malvina y Armando Soza Salazar, cerca de 1956, formando parte del Baile Gitanos de Quillagua.
Historia de Quillagua
29
Quillagua
Primera Parte
Historia de Quillagua
Esquina de calaminas, de sombras y sol, en el cruce de calles Loa Loa y San Martín. Pueblo de Quillagua.
32
Historia de Quillagua
33
Quillagua
Prehistoria del Valle
El Poblamiento El valle de Quillagua fue un punto de confluencias confluencias de etnias de diversas ecologías, desde las tierras altas al litoral, constituyéndose en una zona de intercambio económico y especialmente socio-cultural.
L
a zona de Quillagua debió ser lugar de parada y fogones, coto de caza y lugar de descanso en las andanzas de los primeros grupos humanos que arribaron por lo menos hace 12.000 años atrás del actual territorio del norte chileno, en el horizonte denominado “Paleo-Indio”. Eran bandas de cazadores de la macro-fauna pleistocénica, como mastodontes y gliptodontes, la que desaparecerá con los cambios climáticos que llevan a la desertificación y a las ecologías actuales. En la Fase Formativa y, dentro de ésta desde 3000 años atrás, se encuentran los mayores registros de la zona que desde ya se relacionarán con las conexiones entre las tierras más altas y la costa, en la que Quillagua se transforma en un eje y punto privilegiado para acceder al mar, con el referente de la próxima Caleta Huelén, más tarde Puerto del Loa, resultando lugar de tránsito y descanso entre los pre-caravaneros pre-caravaneros provenientes de las zonas atacameñas y tarapaqueñas, que buscaban generar el intercambio complementario a sus ecologías, ampliar sus áreas de influencia y establecer relaciones con las etnias del litoral, en que Quillagua lugar estartégico por concentrar los recursos hídricos y agro-forestales. agro-forestales. La intensificación de las redes de intercambio fortalecieron los circuitos caravaneros, a la vez que motivaron los primeros asentamientos permanentes, dando paso a formas sedentarias basadas en la recolección y horticultura, hasta llegar a la agricultura, mientras se desarollaban la alfarería, cestería, metalurgia y textilería, las cuales se cualificarán e intensificarán por el interés y los requerimientos
multi-étnicos por establecer sus colonias o converger en este "puerto de intercambio" en medio del desierto, un escalón de encuentro, un cruce de caminos y viajeros, lugar de ferias y trueques en que tal es como si fuese un rincóncosmopolita prehistórico, arribaban los camanchakos costeros, los atacameños y tarapaqueños; aquellos del noroeste argentino o de Bolivia, en la búsqueda constante de establecer interacciones comerciales y de colocar sus excedentes, comple complementando mentando a su vez sus producciones naturales y culturales. culturales.
“es fácil convencerse (…) de que esta rejión precisamente en Quillagua, parece haber sido designada como un lugar de reunión, de concentración, tal vez de feria, o de lugar de reposo durante largas jornadas, a través de la pampa (palabra quichua y aimará que significa estención, llanura, desierto, etc.), pues este oásis presta consolador abrigo a los atrevidos que atraviesan esos estensos páramos. Los intercambios comerciales, escasos y rudimentarios, solo consistieron, en la coca y quínoa traída del interior por los espedicionarios aimaráes; el pescado y los mariscos que trasportaban los changos; las pastas de cobre, traídas por estos mismos, etc., productos que se almacenaban allí, por órden del emperador incásico. Ajentes del imperio, es decir, los incas, estarían en contínua romería conduciendo estas sustancias hasta la Corte del Inca. Animal de carga ha debido de ser la l lama”. Luis Vergara Flores, doctor e investigado investigadorr tocopillano, que a fines del siglo XIX y comienzos del XX realiza estudios en Quillagua, 1905.
34
Historia de Quillagua
35
Quillagua
Mujer Kolla y estela lítica en Tawanaku, cerca de 1917.
El arte rupestre, con sus estilos y repr esentaciones, da cuenta del intenso tránsito de caravaneros, caravaneros, por este verdadero eje vial que fue el valle de Quillagua y su zona inmediata.
Indígenas quechuas ante la fortaleza - centro litúrgico de Sacsayhuamán.
El valle y sus aldeas, con sus recursos, serán así un lugar estratégico, articulando las relaciones interregionales e interculturales, integrando grupos étnicos, que al comienzo se encuentran y chocan por el predominio del área, desarrollándose el concepto de área de “frontera” (Aguero (Aguero et al, 1997, 1999), pero que luego co-existen, como aconteció con las culturas Atacameña y Pica – Tarapacá que en primera instancia se ubicaron en los flancos del valle, de banda a banda. Y serán los unos y los otros quienes hace 1000 años atrás, en el periodo Intermedio, establecerán establecerán los primeros asentamientos, basándose en las condiciones ecológicas propicias para los cultivos y asentamientos, en lugares como Ancachi y La Capilla. Estas aldeas se construyeron con las materiales de la zona, como la anhidrita; greda y yeso como argamasa, troncos de algarrobo para envigar y cubierta de carrizos y sorona para proveer la sombra y abrigo, incorporando luego nuevos materiales y estilos arquitectónicos. Cada uno estos grupos de viajeros llegados de todos los puntos cardinales, no sólo trocarán productos, sino que además impregnarán detalles y símbolos de sus propios espacios geográficos y
de sus expresiones étnicas, que serán llevados a la cerámica, los textiles, la cestería y la orfebrería, mientras los pasos de humanos y animales van trazando los surcos de sus andanzas en ese inmensurable desierto que rodea al valle con su voraz apetito de sequedades. Entre las grandes influencias externas llegará el Tiwanako, cuya presencia en la zona es considerado epigonal o marginal, aunque no por eso menos relevante hallándose muy presente en sitios como Ancachi. Esta civilización circundante del lago Titicaca se manifestará en la instalación de colonos y todas sus prácticas cotidianas y litúrgicas, como las tabletas de rapé para insuflar alucinógenos y en las expresiones características en textilería, cestería y cerámicos, todo lo cual será clave en el desarrollo del Periodo Intermedio, haciéndose sentir en las expresiones cotidianas y rituales desde el 500 DC hasta el 900 DC. Cuando disminuye la presencia e influjo cultural del Tiwanako comienza una fase Intermedia Tardía, en que las etnias que confluyen provendrán de San Pedro de Atacama y todo lo que es la Cultura Likan Antai o Atacameña; en el curso medio
36
Historia de Quillagua
del Loa, de Lasana y desde latierras altas, la precordillera y altiplano de los Andes Centrales; por el norte, de las Culturas Arica y Pica – Tarapacá Tarapacá y; vínculos muy especiales con las etnias del litoral, como los Camanchakos, todo lo cual se ve más fortalecido por la dinámica de relaciones e intercambio entre todas éstas comunidades, ayllus o poblados de tan disímiles espacios geográfico . económicos.
"Era un pueblo de agricultores, que también se dedicaban a la caza y a l a pesca secundariamente. Tenía tropa de llamas y eran probablemente comerciantes ambulantes entre la costa y el interior, como se colige de por los productos de ambas zonas hallados en sus sepulturas. Conocían el riego y sembraban maíz y quínoa, manteniéndose además, en parte de las vainas de los algarrobos del valle, como lo hacen actualmente los habitantes en tiempos de escasez. Conocían el uso de los metales, a lo menos del cobre (...). Eran alfareros y se dedicaban a la cestería en la cual eran expertos obreros. Pero indudablemente la industria más desarrollada entre ellos era el tejido, como se vé por el enorme número de telas que han dejado. Estas son de las más diversas clases y calidades. Algunas son finas y tejidas en diversos colores, con frecuencia ricamente adornadas. Otras son burdas y lisas como para el uso diario.. Su religión era probablemente animista y deben haber practicado el culto de los antepasados. Creían en una vida futura, como se prueba por el entierro del cadáver con todo lo que podría necesitar en el otro mundo...".
Ricardo Latcham, arqueólogo, 1933.
Prosigue la Fase de los Desarrollos Regionales (900 al 1400 DC) en que se acentúan las interacciones de las culturas atacameña y Pica - TarapaTarapacá sobre el estratégico valle, siempre con relaciones con todo el centro-oeste sudamericano y sus etnias. La consolidación de estas culturas conllevarán un periodo de intensificación productivas y de mayor crecimiento poblacional en el valle. La fase llega a su término con c on el arribo del Tahuantinsuyu en su amplia expansión hacia los territorios del sur, que les permitirá expandirse hasta el río Maule, en la zona central de Chile, llegará a los espacios de Quillagua - Atacama a partir del año 1438 DC, principalmente durante los reinados de los Inkas Pachacútec y Túpac Yupanqui, Yupanqui, quedando incluido esta parte suroccidental de Sudamérica en la demarcación o “provincia” denominada Collasuyu, siguiendo su dinámica de establecer Mitimaes (colonos especializados) en la zona, hasta consolidar su hegemonía por disuación técnica o por la imposición de sus ejércitos. Con sus condiciones de frontera, confluencias y recursos, Quillagua será parte de, al menos un ramal, del Qhapaq Ñan, el Camino del Inka, que unía los territorios del Inkanato, debiendo cumplir una vez más el rol de consagrarse como punto intermedio en las redes viales, y para los contactos
37
Alineaciones de piedra en los cerros frente al acceso a Quillagua, que constituirían un eventual e inédito tipo de geoglifo, actualmente en estudio, asociándose además a un asentamiento prehispano y huellas troperas.
Quillagua
y tributación de las etnias costeras. Evidencias de esta presencia inka se encuentran principalmente en las aldeas y cementerios, hoy sitios arqueológicos. Es significativo que la voz “Quillagua” sea de origen quechua, el idioma impuesto por los inkas en los territorios que dominaron. La fase Inka termina con el impacto cultural que significa la expansión española en América, comenzada en 1492, la cual ya en 1520 estaba presente en el actual territorio peruano, comenzando desde ciudades como Arequipa las exploraciones y avances sobre el territorio tarapaqueño, hacia puntos de interés geográficos y económicos, como
los valles y oasis, con sus posibilidades agrícolas, los yacimientos mineros susceptibles de explotar y los puertos como el del Loa. Es probable que el primer contacto entre las poblaciones indígenas del valle se hayan producido en el viaje de regreso de Diego de Almagro desde Chile, sin desestimarse que también haya sido lugar de tránsito y de aprovisionamiento de Pedro de Valdivia, dada la cantidad de recursos, como el agua, maíz, algarroba y forraje que la zona ofrecía para estas primeras expediciones de descubrimiento y conquista.
38
Historia de Quillagua
La consagración de San Miguel como Patrono de Quillagua tiene raíces coloniales. En la fotografías, una procesión en 1965. Una joven cófrade gitana en el valle en los años 60.
39
Quillagua
Plano del Virreinato del Perú con sus Partidos o divisiones, fechado en 1795.
Quillagua en la Colonia Un territorio entre dos Virreinatos
P
rácticamente todo el territorio sudamericano occidental quedó comprendido dentro del Virreinato del Perú. Dentro de las divisiones que los virreinatos poseían, Quillagua era parte del Corregimiento de Arica, formado el 17 de julio de 1565. Una década después, en 1575, expuestos los nativos y los terriorios a las encomiendas otorgadas a Lucas Martínez Vegaso Vegaso y a Andrés Jimenez, entre otros, registra una población, comprendiendo Pica y el Loa, de 636 indígenas, de los cuales 160 eran tributarios (Villalobos, 1979).
La zona permanecerá bajo esa jurisdicción, continuando con litigios en torno a su pertenencia al Corregimiento de Atacama, lo cual concluirá zanjado refrendándose que era parte del Corregimiento de Arica y, por lo tanto de la Audiencia de Lima y Virreinato del Perú, procediéndose en 1578 a deslindar la provincia de Tarapacá, con respecto a las de Lípez y Carangas a través de mojones hispánicos o indígenas, que podían ser una estaca enterrada en el suelo o una apacheta, inclusive un árbol o accidente geográfico. Recién el 29 de marzo de 1768, cuando el Virrey Manuel de Amat y Junient, separa a la provincia tarapaqueña del corregimiento de Arica y nombra como su gobernador a Antonio O`Brien, se convertirá en Corregimiento o Tenientazgo de Tarapacá, con jurisdicción sobre Quillagua.
Colonización de Quillagua Así, en los albores coloniales el territorio quillagüeño fue pretendido por las comunidades de Pica y Atacama, que libraron violentos enfrentamientos antes de 1660, por obtener esa parcialidad, tan relevante por la amplitud del valle para cultivos, presionados a su vez por las encomiendas y mercedes entregadas por la Corona a conquistadores. Antes de esa fecha parecieran haber prevalecido los Atacamas. De hecho se registra la de venta de tierras realizada en el valle de Quillagua en 1588 efectuada por Domingo Lanchemir en nombre del cacique de Atacama, Pedro Niquitaya vende 200 fanegadas de sembraduras de maíz "... en la puna y valle de Quillagua y valle de dicha cancha que corre desde el camyno que va a la mar el río abajo enterándose en la dicha cantidad en el valle ques el dicho valle abajo hasta Quillagua y distrito de Atacama" (Citado por Odone, 1995). La venta se realizó a Juan Bautista, con la autorización del corregidor de Atacama, Ataca ma, Velásquez Velásquez Altamirano. Finalmente piqueños y atacameños definieron un punto intermedio, próximo al "pueblo viejo" que pudo corresponder al "Pucara de Quillagua" (Villalobos, 1979), en que unos y otros, respetando el límite que cortaba el valle en la parte de arriba para los atacamas y la de abajo para los piqueños, iban a recolectar frutos del algarrobo, sin cultivar la tierra.
40
Historia de Quillagua
Mapa del Curato de Pica, elaborado por Patricio Advis Vitaglish, en su obra “La Iglesia Colonial de San Antonio de Matilla”. Los vínculos de Quillagua con Pica y Huatacondo se entreveran en distintos momentos pr ehistóricos, coloniales e incluso contemporáneos.
Lazos que se mantienen: presencia de quillagüeños quillagüeños en Pica, década del 70, en una constante que se mantiene con otros pueblos de las regiones de Tarapacá y Antofagasta.
El primer antecedente de ocupación del valle quillagüeño se remonta a fines del siglo XVII, hacia 1680, cuando el capitán español Juan de los Ríos, "portero del Loa", Loa", mantenía su ganado "mulas, "mulas, vacas y cerdos" en Quillagua, informándose que también ese uso era efectuado por Pedro de los Ríos, Alonso y Francisco, sin tener concesión alguna, presumiéndose que resultaba prioritario el control de Puerto del Loa, donde habían indígenas que tributaban en pescado, el que debía ser conducido al interior. Desde Pica, en la precordillera precordillera tarapaqueña, que avanzados los tiempos coloniales, que se producirá el Descubrimiento del Valle de Quillagua, cuanto legalidad del otorgamiento de derechos, ya que fue el 22 de septiembre de 1704 que el presbítero de Pica, don Antonio de Barboza, vecino de ese oasis, solicita solicita para sí ese territorio “que estaba desierto y eriazo desde la Gentilidad” , y que por 200 pesos corrientes se adjudicó, luego de los pregones de rigor, las fanegadas de tierra en ambas bandas del valle quillagüeño, teniendo la obligación de obtener agua y lograr producción agrícola de sus sementeras, lo cual no concretó perdiendo los derechos adquiridos.
41
Vista de Arica, donde radicaba el Corregimiento que comprendió hasta Quillagua por el sur. Grabado de 1750, por A. Simeon, en la obra de Mariano Paz Soldán.
Quillagua
En 1718 hay una nueva insistencia por parte del también cura de Pica, el doctor Francisco Núñez de Vega, quien compra al Juez de mesuras y composición de tierras, Juan Antonio Urra, veinte fanegadas en el valle de Quillagua, pero tampoco logra producción, quedando de nuevo en abandono. Años después, en octubre de 1740, Juan Ventura Hidalgo, de la vecindad de Pica, pide licencia licen cia al Teniente General de la Provincia, Bartolomé de Loayza y Valdés, para sacar agua desde una acequia de los gentiles y regar unos terrenos del valle, lo cual le fue concedido el 3 de diciembre de ese año. Hidalgo, junto con sus hijos Manuel José, Pedro Ramón y de Silvestre Coruncho, vecino de Huatacondo que a la fecha se encontraba "desecado", lograrán por primera vez, en tiempos hispánicos, hacer producir la zona, por lo cual se les otorgaron otras 30 fanegadas, en el sector de Comanchaca.
esto, acudieron a la autoridad de Pica, quedando plenamente establecido que el Valle y hasta Tucopilla, eran parte del Corregimiento de Arica, luego parte del Corregimiento de Tarapacá. Como parte de esa controversia surgen una serie de antecedentes. Villalobos (1979) llega al testimonio del indio Diego Altina, de 80 años, que en 1742 testifica lo que presenció de muchacho en Atacama, donde el cura de Chiuchiu acompañado del Corregidor, mandó juntar todos los principales, llegando hasta un algarrobo en Chacance, donde el anciano, Francisco Laucar, le contó que en ese algarrobo mataron a su abuelo, que vino de capitán de los indios de Pica, después de lo cual se partieron las tierras del valle, en que hacia aba jo son las tierras de los indios piqueños, y de ahí para arriba son las tierras de Atacama, quedando desde entonces los indios de Pica en posesión de las tierras de Quillagua.
Severas disputas en cuanto a la pertenencia a Atacama o Tarapacá suceden cuando llegó desde Chiuchiu el General,Gregorio Navarro, “en compañía del cura del pueblo y violentamente se apoderaron del trigo y otros frutos de esas tierras que los Hidalgos tenían en sus graneros”. Por
Ese mismo año el maestro de campo José Díaz de Zevallos reafirma lo anterior e indica que de una "punta para abajo en que está el pueblo antiguo pertenece a esta jurisdicción y de ahí para arriba a la de Atacama". Consta que más que cultivar sus parcialidades, recolectaban los frutos de los algarrobos.
42
Historia de Quillagua
Plaza de San Pedro de Atacama. Quillagua Quillagua en su situación de frontera y punto de encuentro verá confluir lo atacameño y lo tarapaqueño. Grabado de Rudolf Amandus Philippi, 1854.
Calle de Pica, vinculada como Curaro y administrativamente con Quillagua y Guatacondo d esde tiempos coloniales. Fotografía Fotografía de Albert Plageman. Album de Vistas de Pica y sus Alrededores, publicado en 1888.
43
Niñas atacameñas en Conchi Viejo. Curso superior del río Loa. Fotografía de Roberto Gerstmann, cerca de 1940.
Quillagua
Dentro de la política de control y evangelización de la población indígena por parte del Virreinato del Perú, se propendió a concentrar a los habitantes nativos de los valles y oasis tarapaqueños, eligiéndose por sus características a Quillagua como uno de estos “pueblos de indios”. El 17 de septiembre de 1764 se dispone que se reduzcan “los indios a población para que así gocen del beneficio espiritual y temporal, del que carecen estando divididos y dispersos por sierras y montañas x(...) por lo que sería conveniente se redujese redujese a población en el parage de Quillagua abundante de tierras y agua...”. El documento continúa precisando que se haga saber esto al Corregidor de Atacama y al cura de Chiu-Chiu, de forma tal que no obstaculicen ni intervengan, ya que el paraje de Quillagua se encuentra dentro de la jurisdicción del Corregimiento de Arica. En los años posteriores, integrantes de las familias Hidalgo y Caruncho y otras que se suman, establecieron trabajos en Quillagua. El año 1756, Agustín Coruncho (o Caruncho) y Manuel Hidalgo compraron a Juan de Agramonte, en 500 pesos, 16 fanegadas. En 1784 Agustín Coruncho vendió 5 fanegadas a Mariano Lázaro Sierra, en 800 pesos. Por aquel entonces, también tenían cultivos en la localidad la familia Barreda, cuyos terrenos lindaban con los de Caruncho, todo lo cual indica que Quillagua comenzó hacia fines del siglo XVIII su despegue agrícola, direccionado a proveer a los centros mineros, como Huantajaya y Santa Rosa, entre otros, en que la tierra fue ganando plusvalía, impulsada por los Hidalgo y los Carunchos, que tienen una raíz indígena, proveniente ya sea de Pica, como de Huatacondo, a lo que se sumarán otras parcialidades y familias, hasta sentar los cimientos de lo que será el valle en el siglo XIX.
44
Historia de Quillagua
Tiempos de las Repúblicas El Árbol de la Raya: Frontera peruano - boliviana
D
espués de las guerras de independencia de España y cuando se constituyen las repúblicas, en este caso y zona las repúblicas del Perú y de Bolivia, el límite entre ambos países se hallaba en el Valle de Quillagua (Antonio Raimondi, 1879), en el sector conocido hasta hoy como La Parte o también La Otra Banda, en la margen izquierda del río Loa, tal cual como se había visto en el siglo XVIII entre los corregimientos de Arica, luego Tarapacá y Atacama. Se señala que allí había un algarrobo “poco coposo” el que era llamado el “Árbol de la Raya”, que servía como mojón demarcatorio para los límites entre las repúblicas del Perú y Bolivia, correspondiéndole a la primera todo el territorio que va desde ese árbol hacia el oeste y hasta llegar a “Tucupilla” (Tocopilla), por lo cual la quebrada homónima o de Duendes, que habría constituido el límite más meridional peruano-boliviano. En Quillagua, por lo tanto, desde el Árbol de la Raya hacía el este, correspondía a territorio bajo soberanía boliviana. Este límite, además de sus connotaciones para Quillagua y para las repúblicas, también incidía en aspectos cotidianos, como lo era la tributación que debían pagar sus habitantes en el caso de hallarse en territorio boliviano, mientras que quienes habitaban en territorio peruano no tenían esta obligación de tributar. Crónicas de la época señalan que el 26 de abril de 1873 desde la Prefectura de Puerto La Mar (Cobija después), oficiaron el nombramiento como corregidor de Quillagua del vecino José Carruncho (Caruncho) en vista de sus méritos ciudadanos. Sin embargo éste se negó a aceptar dicho cargo aduciendo que su nacionalidad era peruana, hallándose sus tierras “un poco más abajo del lugar llamado La Parte” y por lo tanto no debía pagar tributo, como si hubiese acontecido en caso de reconocerse como boliviano.
Para el caso de Tocopilla y de los territorios ubicados entre ese punto y el Loa, que en la perspectiva de la historiografía y estudios de límites peruanos concluyen en la prolongación de su soberanía al sur, hasta la quebrada de Tocopilla, donde el Dr. Ramón de la Fuente, Juez de 1ra Instancia de Tarapacá en 1843, incluso halló unas columnas que marcaban la frontera entre ambos territorios, discrepando las fuentes bolivianas, bolivianas, reafirmándolas como parte de su litoral, expresadas a su vez en las cartografías internacionales de la época en los que, por exceder los alcances de este estudio centrado en Quillagua, no se entra en mayor análisis.
Mapa de Perú y Bolivia, trazado por J. Rapkin Rapkin y publicado por John Tallis is & Co. Siglo Siglo XIX, en en que el límite entre ambos países de sitúa en el río Loa.
45
Tráfico de carretas por el Desierto de Atacama, a fines del siglo XIX y comienzos del xx. En las redes camineras Quillagua era un punto relevante por la existencia de agua y forraje.
Plano del Litoral de Bolivia, elaborado por Von H. Wagner en 1876. En éste se identifica la zona de las salitreras salitreras del Toco. Toco.
Plano del Departamento de Moquegua, señalando como límite sur del Perú a la quebrada de Tocopilla. Del Diccionario Geográfico y Estadístico del Peró de Mariano Paz Soldán, 1877.
Quillagua
46
Historia de Quillagua
Tiempos del Salitre
Quillagua en Tiempos del Salitre En la Pampa del Tamarugal, Tamarugal, a más de 220 km lineales de Quillagua, que debían cubrirse por largos caminos de carretas, en los años 1809-1810 comenzaba a escribirse uno de los grandes capítulos de la historia del Norte Grande. Fue en las planicies del norte de Tarapacá, en lugares como Zapiga, Negreiros, Matamunqui, Sal de Obispo y Chinquiquiray, que se comienzan a instalar las “Oficinas de Parada”, dando inicio a la industria del salitre, que ya se explotaba en rústicos obra jes desde el siglo siglo XVIII, XVIII, utilizándose como insumo insumo para la fabricación de la pólvora. Los yacimientos de caliche se hallaban en una franja que se situaba hacia el centro-este de la Cordillera de la Costa y en el margen occidental de la Depresión Intermedia,en una franja comprendida entre la quebrada de Tiliviche y Taltal. Las “oficinas de Parada” habían sido posible gracias a los industriales tarapaqueños Matías de la Fuente y Sebastián de Ugarrisa, interesados en explotar los calichales de Tarapacá, quienes encontraron la respuesta en el naturalista Tadeo Haenke (Bohemia 1761- Cochabamba 1816), quien aporta la técnica de cómo separar la soda o alcalí mineral y obtener salitre potásico. La industria comenzó un rápido desarrollo, efectuándose los primeros embarques con destino a El Callao, superando los 23.000 quintales (un quintal equivale a 46 kg). Entre marzo de 1812 y enero de 1813, se habían levantado 10 de estos planteles, con alcanzarán una producción de 70 mil quintales al año. Las “paradas”, llamadas así por el tiempo breve de instalación y posterior traslado, funcionaban
lixiviando el caliche en fondos de cobre o fierro de 50 galones (220 litros), calentados por medio de hornos alimentados con leña, en que la mezcla obtenida luego de la saturación se vaciaba con grandes cucharones a un estanque clarificador o “chullador” y después a las Bateas para su cristalización. Este momento de la industria es descrita por el norteamericano John H. Blake, quien recorre y estudia la zona en 1838: “El trabajo es todo al aire libre. Los equipos consisten en algunas tinajas de cobre, de cincuenta galones [220 litros], montadas dentro de murallas hechas con colpas de sal, y bateas rectangulares de madera para la cristalización del salitre. El caliche es tronado de sus mantos, que siempre están contiguos a la ‘officina’”.
En estas primeras décadas no había grandes compañías chilenas, inglesas inglesas o de otras nacionalidades, con pocas excepciones se trató de empresarios vinculados a la economía tarapaqueña, especialmente a la plata de Huantajaya, quienes atienden una primera demanda clara, cual era procesar el salitre como insumo para la fabricación de pólvora. Sin embargo, cuando se ponen en valor y se difunden los atributos del salitre como abono, se acrecentarán las exportaciones desde 1829 - 1830 en adelante. La todavía joven industria requería de muchos insumos y medios logísticos para ser extraído, elaborado y transportado hasta los puertos de embarque para su exportación. Lo mismo que la población de trabajadores y sus familias y las propias faenas requerían recursos de todo tipo.
47
Calichera y trabajos de elaboración en una Parada Salitrera. Fotografías de William Letts Oliver, 1863.
Quillagua
Cada una de estas fases de extracción y en los campamentos y pueblos se efectuó a través de carretas tiradas por mulas, lo cual hizo requerir de forraje para sustentar ese ganado mular. Los valles de la precordillera tarapaqueña se abocaron entonces a producir principalmente la alfalfa, además de las verduras y frutas para quienes trabajaban y vivían en la pampa. Quilllagua se incorpora con el denominado Ciclo del Choclo (Carmona, 2013), en que proveía principalmente de maíz, en menor medida medida de alfalfa, a las oficinas salitreras de la muy cercana zona del Toco, Toco, además de contar con otros productos hortícolas para consumo doméstico. En esta etapa se registra un notorio crecimiento de la población del Cantón del Toco, Toco, oscilando de 4.887 habitantes en 1895 a 27.963 en 1930, coincidiendo con la fase de esplendor salitrero.. salitrero..
Presidente Manuel Pardo y Lavalle, mandatario peruano que inicia una política estatal para el control de la industria salitrera, incluyendo intervenciones en la zona del Toco.
Intervención peruana en El Toco Perú había basado sus ingresos fiscales, durante décadas en la explotación del guano, explotado por compañías extranjeras en su costa sur, especialmente en las islas Chinchas. De esa forma mantuvo algún grado de indiferencia ante la industria salitrera, hasta que el crecimiento de ésta se hizo evidente, además que le mermaba sus ganancias por las exportaciones de guano. Recién en 1873, el presidente Manuel Pardo inicia una política de Estado para controlar la industria del nitrato, estableciendo el 18 de enero de 1873 el estanco del salitre, como medida para el control estatal de su comercialización y exportación. Luego, en 1875, se promulga la nacionalización de la industria, expropiándose las oficinas salitreras existentes, creándose la estatal llamada “Compañía Salitrera del Perú”. El Perú irá más allá: para conservar la supremacía sobre la producción del salitre y monopolizar su venta y exportaciones, dirige su mirada hacia los territorios salitreros que se encontraban en territorio boliviano, precisamente en El Toco, próximos a Quillagua. Entre Estados y empresarios, tendrá lugar una serie de acuerdos por medio de los cua-
les se buscará que esa zona se mantenga sin producir. De esto da cuenta Pedro Hoogsgaard, comisionado para prospectar esa zona (En la Geografía del Perú” de Antonio Raimondi, 1879): “... Con este objeto se dieron varias leyes y decretos, tendientes a monopolizar al salitre, por parte del Gobierno. Mas como se sabia que existían algunos depósitos de esta sustancia también en el territorio de la vecina República de Bolivia, era preciso, para poder monopolizar con buen éxito á este importante artículo, saber las condiciones en que se hallaba el salitre de Bolivia, para poder evitar la competencia al peruano”. Cuando sobreviene la Guerra del Pacífico, en este orden se encontraba la propiedad de esta industria y, cuando Chile se apodera y hace cargo, reconocerá los certificados emitidos por el Estado peruano, a la vez que resolverá el impedimento de producción sobre la zona de El Toco.
49
Quillagua
Revoluciones Revolucion es desde Quillagua Desde estos lindes peruano-bolivianos tuvieron lugar hechos propios de las convulsiones políticas de la época de organización de las repúblicas, con sus caudillismos y asonadas golpistas. En los primeros días de mayo de 1870 se había descubierto el importante mineral de plata de Caracoles, unos 200 km al norte de Antofagasta, en territorio de Bolivia, donde por su relevancia económica, se produjeron dos revoluciones, la segunda de las cuales se gesta en el poblado de Quillagua y que se conoció como la “Revolución de Carrasco”, iniciada el 25 de marzo de 1877 por el Coronel Rufino Carrasco y Juan de Dios Rivera Quiroga, quienes salen desde el valle con rumbo a Caracoles, librando en el trayecto un tiroteo con las tropas del Subprefecto de ese mineral, el teniente coronel Exequiel Apodaca, quien le salió al encuentro, sin lograr impedir que llegase y se apoderase del pueblo y se dispuso a marchar sobre Antofagasta. La asonada culmina con la derrota de los revolucionarios en enfrentamientos librados los días 29 y 30 de ese mes en Caracoles y sus proximidades, hasta donde concurrieron las fuerzas gobiernistas y concluida en Antofagasta.
El coronel boliviano Rufino Carr asco, quien inicia una revolución en 1877 desde Quillagua.
Episodios en la Guerra del Pacífico Quillagua fue el valle del límite peruano - boliviano. Antes de la guerra, en 1878 Quillagua era señalado como una aldea del Departamento de Tarapacá y del Distrito de Pica, que contaba con 77 habitantes. Al Al momento de la ocupación chilena el censo levantado por los oficiales del regimiento de Artillería de Marina el 8 de septiembre de 1879, había en Quillagua solo 14 casas o ranchos y de éstos solo 7 estaban habitados. "La población se componía de 13 bolivianos y 5 mujeres de esta nacionalidad y 8 peruanos ... total 26 habitantes". (Vicuña Mackenna, 1880).
Desde los primeros meses de la guerra se transformó en un punto estratégico para los tres países beligerantes, ya que para Chile fue parte de la línea de defensa de los territorios ocupados en Antofagasta y para contener los avances de tropas desde Bolivia y de Tarapacá. En los informes sobre el territorio se resaltaba a esta “aldea, como crucero de diversos caminos”, tanto en dirección a la costa como hacia el interior y longitudinalmente, como el que se hacía a través de la pampa, por donde podían traficar carretas a media carga, eso es con 20 a 25 quintales, de 46 kilos
50
Historia de Quillagua
Oficina Salitrera en Antofagasta, 1979. Fotografía Sociedad Díaz & Spencer.
cada uno, tiradas por cuatro mulas y donde había abundantes aguas, pero venenosas y que habían costado la vida de muchas tropas. Luego de la ocupación de Antofagasta, desde el 14 de febrero de 1879, se movilizan fuerzas chilenas por todo el territorio, territorio, en que un episodio bélico destacado es el Combate de Topater (Calama, 23 de marzo). También se desplazan tropas hacia el sector de Quillagua y El Toco, donde el Alto Mando chileno presumía la existencia de un fuerfuerte contingente enemigo, pero que en todo caso la "aldea rural de Quillagua", era punto estratégico para establecer la línea del Loa, disponiéndose la Toma de Quillagua el 25 de abril de 1879, por las tropas comandadas por el teniente Manuel Rodríguez, de la Guardia Nacional de Caracoles, por órdenes del coronel Pedro Lagos. Seguidamente en el Distrito de Quillagua el Comandante de Artillería de Marina, José Ramón Vidaurre, quien con 300 hombres ocupó las salitreras del Toco, cubriendo además los puertos de Cobija y Tocopilla. Fue Quillagua hasta donde co-
menzaron a arribar centenas de trabajadores salitreros chilenos, expulsados del territorio peruano, optándose por este camino, ya que a quienes habían llegado hasta Iquique, se les encarceló en el edificio de la Aduana. En el e l trayecto por el desierto, uno de estos grupos debió ser asistidos de agua y alimentos por el Ejército a la altura del “Salar Soledad Vieja” (Salar Sur Viejo) a 48 millas del valle. Los partes oficiales informan que q ue al 10 de mayo ya habían arribado a Quillagua unos 40 trabajadores y otros 200 venían en camino por la pampa. En la zona de Quillagua tempranamente tempranamente se había dispuesto que un contingente de 312 hombres permaneciese en la zona. Después, en la proximidad del pueblo se ubicará el campamento del Regimiento Santiago y otros escuadrones, con 1.350 plazas. Los Aliados por su parte, se concentraron en Guatacondo, desde donde podían controlar el arrieraje de ganado desde Argentina, lo cual resultaba clave para provisionarse, a la vez que se hallaban próximos a la línea del río Loa y atentos a los movimientos de las fuerzas chilenas.
51
Quillagua
Antofagasta. Antofagasta. Fotografía Fotografía de Eduardo Spencer, 1879.
José Ramón Vidaurre, Jefe Militar de Quillagua.
El hecho bélico mayor en esta espacio fue el llamado Combate de Quillagua, aunque los principales sucesos ocurren en el Monte de la Soledad. Se trató de una avanzada peruana al mando del coronel Belisario Suárez, que en los primeros días de octubre de 1879 practica un reconocimiento con 80 jinetes del Húsares de Junín. En Quillagua se hallaba el vivac del Regimiento Santiago y fue el día 10, que se aproximan a éste, siendo detectados por un vigía, al que disparan sin herirle, retirándose luego, seguidos por 30 Cazadores a Caballo, al mando del Teniente Belisario Amor, hasta el sector del Monte de la Soledad, donde esperaban parapetadas fuerzas de infantería peruanas, ante cuya superioridad numérica, el teniente Amor, optó por la retirada. No obstante lo cual, según el parte chileno, los peruanos “escapan en precipitada fuga”, dejando mucho de sus equipos abandonados. En cambio, según Paz Soldán y basado en el parte oficial peruano, establece que el coronel Suárez exploraba con 32 jinetes esta zona, enfrentándose en dos oportunidades a los Cazadores chilenos,
para lo cual se desplegaron en formación de guerrilla y otra vez, hasta que fueron sorprendidos por el escuadrón Exploradores del Desierto, conformado por trabajadores de las salitreras movilizados, que les sometieron a un intenso fuego de fusilería, a lo cual se respondió con un nuevo despliegue y obteniendo la captura de 9 prisioneros, identificados con nombres y grados, además de dos muertos, entre ello el “célebre merodeador Rojas” y un herido, además de carabinas Remington y aperos diversos. Una vez concluidas las acciones bélicas en TaraTarapacá y Antofagasta, una de las tareas más inmediatas emprendidas por el Estado chileno fue el restablecimiento de la industria salitrera. Será en esta fase que se activarán con mayores bríos las oficinas del Toco. Como complemento a la historia, el año 2003 se produjo el hallazgo de un fuerte chileno, ubicado inmediatamente al este de Quillagua.
52
Historia de Quillagua
Desarrollo Salitrero del Toco "Hotel Toco", en las proximidades de la Estación y pueblo del Toco, cerca de 1910.
El panorama del Toco y Quillagua empieza a verse vers e conmovido en esa misma década, de los 30, que comenzaba a exportarse el salitre y que se instalaban plantas de elaboración en el desierto tarapaqueño. Sin embargo no será sino hasta 1870 - 1875, 187 5, que las exploraciones de la zona se harán más intensivas, con consiguientes descubrimientos de salitrales. Es hacia 1873-1875 cuando la propiedad salitrera en El Toco se define, identificándose casi una treintena de terrenos salitrales, entre entre cuyos propietarios principales se encontraban la Sociedad Pedro López Gama y Cía., la Sociedad Francisco S. Ojeda., y la Sociedad Unión El Toco. En el periodo 1876-1879 los salitrales serán predominados por el norteamericano Juan G. Meiggs y, desde el último año en menor proporción por el Estado chileno. Desde 1883 la hegemonía hegemonía en la zona la tendrá Enrique Squire y, desde 1885 comenzará el ingreso de empresarios alemanes y de la AngloChilean Nitrate & Railways Co.
En el plano de Von H. Wagner (ver Pg. ), del Litoral de Bolivia, ya se encuentran demarcados los terrenos de las salitreras del Toco en 1876. Según Isaac Arce, estos habían sido descubiertos por el año 1874, a la vez que identifica a la firma que los adquirió y los explotó “aunque en forma primitiva y rutinaria”, estando constituida por Ojeda y Cía., y que debió ser una “oficina de parada” por la descripción entregada. A la que después se agregaría la casa británica Backus y Johnson construyendo una oficina de máquina, la que “trabajó con mayor éxito que la anterior”. En 1878 se registra la primera exportación por el Toco, efectuada por el empresario alemán Otto Harnecker, propietario de la oficina Unión, que despachó 28.000 quintales de salitre, que se incrementaron a 66.000 quintales al año siguiente. El año 1879, la guerra la sorprendió elaborando para el Gobierno del Perú, por lo que se confiscaron sus bienes por Chile, a titulo de captura bélica. El Teniente Bianchi escribe una carta a Benjamín Vicuña Mackenna (1880), fechada en
53
Quillagua
Oficinas Salitreras del Toco, en 1911. Fotografías de Domingo Silva Narro.
54
Historia de Quillagua
La Sra. Amalia Gómez, año 1949.
Retrato de Quillagüeños en tiempos del esplendor salitrero.
Quillagüeños en el Kiosco de la Plaza, década del 60.
55
Quillagua
Quillagua en 1879 en que se refiere a los "famosos" establecimientos salitreros del Toco, indicando que se encuentran allí tres oficinas, la Buena Esperanza que está en trabajo, la Rica Ventura (sic) que quedó arruinada por el terremoto del 9 de mayo de 1879 (1877) y la Porvenir, donde se estableció el destacamento chileno. Terminada la guerra siguen instalándose nuevas empresas o se amplían, como Sáez y Lara que ensanchan sus instalaciones de beneficio, transportando sus productos, en carretas, a la Caleta Duendes, cerca de Tocopilla, en donde, para los efectos de la movilización, tenía muelles, bodegas, campamentos y todos los elementos del caso.
el mismo Billinghurst registra funcionando la oficina de parada “Virjinia” en el Cantón del Toco, la cual era propiedad del italiano Darío Schiattino, quien la recupera a cambio de certificados y vende las 4 estacas que la la componían a la Sociedad Santa Fé del Toco. En 1890 Billinghurst menciona a otra parada en la zona, que se llamaba precisamente “Toco”, lo cual ratifica la existencia de este tipo de oficinas en la zona hasta finales del siglo XIX, y en particular, aunque no exclusivamente, en el Cantón del Toco, ya que Antofagasta también tiene antecedentes de Paradas, como la “Esmeralda”, “Esmeralda”, en Aguas Aguas Blancas, levantada en 1879 por Emeterio Moreno & Co., y “Central” de 1873 y que embarcó ese mismo año por el puerto antofagastino.
Los salitrales de la Zona Dos fueron los principales cateadores y exploradores del territorio del Toco: el francés Máximo Latrille y el chileno Juan Palma. Isaac Arce (1997) señala que Latrille "...no dejó rincón del Toco que no exploró, escribiendo continuamente en “El Mercurio” de Valparaíso sobre esta importante región desde 1876...”. Estos escritos y anuncios en la prensa rindieron frutos, ya que el emporio y centro financiero de salitre se hallaba en Valparaíso. Latrille formó parte de la mayor compañía que comenzará a explotar unos años más tarde la zona: The Anglo - Chilean Nitrate & Railways Co., constituida en Londres. En 1880 Billinghurst se refería a los salitrales del Toco, señalando que los terrenos entre Quillagua, El Toco, los cerros de Conchi y el mineral del Inca, no correspondían a la formación del Tamarugal, sino que especialmente aquellos que se ubican entre los cerros de la Joya y Miscanti son de la formación del nitrato, expresando que cateos que se han realizado en esa zona desde hace tiempo, han confirmado la existencia de caliches de una ley bastante regular. De hecho, aunque las Paradas parecían exclusivas de Tarapacá, donde se inicia la industria, en 1886
Sin embargo, uno de los pasos mayores se había dado el 22 de julio de 1888, cuando se constituye en Londres la Anglo-Chilean Nitrate & Railways Co., sociedad que tenía como propósito adquirir 892 estacas salitreras en el Cantón del Toco, que proyectaba levantar una Oficina de Máquina, esto es con cachuchos y aplicación de vapor, capaz de producir 5.000 a 6.000 toneladas mensuales de salitre, además de construir un ferrocarril entre ese cantón y el puerto de Tocopilla, de trocha angosta (1,067 m) y obra de Manuel Ossa Ruiz. Para la compañía, el capital de 500 mil libras esterlinas y la inversión en el tendido ferroviario y su maquinaria, con 200 mil libras esterlinas, la llevaban, según Billinghurst, a constituirse en una de las mayores iniciativas realizadas en la industria hacia 1890, agregándose además que con su materialización se vino a dar vida a una zona salitrera completamente virgen y casi abandonada, resaltando que había prosperado pese a la férrea oposición de John Thomas North, ya convertido en rey del salitre y preponderante en la industria de la época. El Ferrocarril de Tocopilla al Toco de la Anglo Chilean Nitrate & Railways, puesto en marcha el 15 de noviembre de 1890, dará mayor impulso a la instalación de oficinas o consolidación de éstas, como los
56
Salitreras del Toco en 1904. Del Archivo del Ministerio de Hacienda. Tomado Tomado de la tesis de Adriana Capaldo.
Historia de Quillagua
establecimientos establecimientos San Andrés y Santa Isabel (1890). En tanto, Henry Sloman adquiere a Eduardo Squire otras 16 estacas salitreras, con las cuales sentará fundamentarán su predominancia en la zona. En 1894 la Anglo–Chilian Nitrate & Railways Co., levanta la oficina Peregrina (1894) y Santa Ana. Desde 1892 se pusieron en marcha las importantes oficinas salitreras del empresario alemán Henry Brarens Sloman (primero Buena Aventura y más tarde las otras que conformarán el Grupo Sloman); oficina Leonor de Eduardo Squire; oficina Iberia (1894), de Lacalle Hermanos; Santa Fé de Compañía Salitrera Santa Sant a Fé del Toco, Toco, entre otras. A la vez, las salitreras se ubicaron y dispusieron de acuerdo a los dos ramales de este ferrocarril, distinguiéndose aquellas localizadas al norte del mismo (como San Andrés, Santa Fé, Iberia, Grutas, Prosperidad, Rica Aventura y Buena Esperanza), y las situadas próximas al ramal sur (como oficinas Empresa, Peregrina, Santa Isabel, Coya Sur, José Francisco Vergara y las tardías, y mayores que operaron con el sistema Guggenheim, María Elena y Pedro de Valdivia. Cuando ya se aplica el concepto de “cantón” para ese grupo de oficinas que embarcaba por Tocopilla, éste distrito salitrero comprendía el Llano
de la Paciencia, la Pampa del Miraje y la Pampa Negra, actuando como su eje el poblado del Toco. En términos productivos este cantón llegó a exportar en los años 1906-1907, 4.742.696 quintales de salitre, en que la sólo la oficina Empresa aportaba con 1.357.237 quintales, convirtiéndose convirtiéndose en la mayor planta elaboradora de la zona en este periodo.
Alemanes en El Toco Si bien se ha visto que en este cantón hubo empresas de distintas nacionalidades, es indudable la importancia de los alemanes, desde el primer exportador del cantón, Otto Harnecker, propietario de la oficina Unión; luego la empresa de Fölsch & Martin, culminando con quien trabajó para ésta por más de 2 décadas, Henry Sloman (1848-1931), quien comienza su independencia empresarial con la oficina Buena Esperanza en 1892, para luego conformar el llamado “Grupo Sloman”, contando con muelles propios en Tocopilla y habiendo construido el tranque que lleva su nombre. Sloman, generador de grandes riquezas, construye en 1922 la Chilehaus en Hamburgo, Hambu rgo, un edificio que
57
Quillagua
El industrial salitrero Henry B. Sloman, al centro, con personal administrativo de las oficinas Santa Fé, Iberia, Prosperidad, Rica Aventura, Buena Esperanza y Peregrina. Cerca de 1912.
asimila una nave y que es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y que no es osado señalar que q ue representa no sólo los logros de este empresario, sino también toda la vida, productividad y ganancias que produjo la zona, la cual fue a territorios lejanos, hallando al menos en Sloman un legado de esta fase en ese edificio de 10 pisos, en que su arquitecto Fritz Höger, plasmó los requerimientos de su acaudalado mandante, en toda la holgura que le permitió el “oro blanco”. A comienzos de los años 20 los capitales alemanes, como Henry Sloman, comienzan su retirada de la industria salitrera, hallándose además en pleno desarrollo la producción de nitratos sintéticos. De este modo, estas oficinas son adquiridas durante este periodo por la Compañía de Salitres de Tarapacá y Tocopilla, incluyendo el Tranque Sloman y las llamadas “Chacras del Loa”, lugar de recreo a 4 km de oficina Rica Aventura. Cuando Sloman vuelve a Hamburgo, en 1898, ya su riqueza es tremenda. Sus activos que para 1912 alcanzaban los 60 millones de marcos y un ingreso anual de 3 millones de esta misma moneda, lo convirtieron en el hombre más rico de Hamburgo, permitiéndole además fundar en
1924 el Henry Brarens Bank AG Finanzas, que más tarde fue Sloman KG.
Tranques en el Río Loa Dada la proximidad de las oficinas salitreras con el río Loa, hubo industriales, en ambos casos alemanes, que pensaron abordar la provisión de energía a través través de centrales hidroeléctricas, hidroeléctricas, dando origen a la construcción de los tranques Santa Fé y Sloman. El primero fue levantado por la Compañía Salitrera Santa Fé del Toco, la que hace construir el tranque que se encuentra terminado en 1900, para producir electricidad para la oficina homónima y su campamento. La electricidad electricidad generada permite que en la oficina Santa Fé se utilice un ferrocarril de tracción eléctrica por primera vez en en la industria salitrera salitrera para las operaciones en sus faenas. El tranque consistía en un muro de piedra canteada de 38 pies de altura (11.6 m), que represaba las aguas del río Loa, del que distaba, la oficina, unos 6 km. Para generar electricidad contaba con una turbina “Francis” de 150 rpm, la que conectaba con la Casa de Fuerza, donde había un generador “Siemens “Siemens Schuckerts” de
Postal de la construcción del Tranque Sloman, circulada en 1909, cuando esta obra de ingeniería alcanzaba los 37 metros. Colección de Guillermo Burgos Cuthbert.
Tranque Sloman hacia 1960
59
Quillagua
Tranque Santa Fé en la década del 20.
3 fases, 24,3 Amperes y 5,000 Volts a 300 rpm. Luego, era transmitida transmitida por una línea eléctrica de 4,5 kilómetros hasta la oficina, donde era reducida a 220 volts para ser distribuida en faenas y campamento. Más tarde, en 1905, el empresario Henry Sloman construye entre ese año a ño y 1911 el Tranque Sloman para proveer de energía eléctrica a sus establecimientos que constituían todo el grupo de oficinas ya señalado en el Cantón del Toco. Esta obra significó una inversión de 100.000 libras esterlinas en obra gruesa, equipos e instalaciones. La central tenía una potencia instalada de 550 hp, con la cual proveía las planta y el campamento. Posteriormente se le suma una casa de fuerza de tres motores diesel de 400 hp cada cad a uno. Toda Toda esta energía era repartida entre las diferentes oficinas del grupo Sloman, hasta cesar sus funciones en 1965.
El pueblo del Toco El geólogo Francisco San Román en 1894 señala que al interior del Departamento de Tocopilla, los trabajos de la industria salitrera y toda la actividad de las oficinas de las proximidades ha llevado a que “se ha aglomerado una población que lleva el nombre de El Toco Toco i que no contiene menos de 1,500 habitantes. En Quillagua, a la orilla orilla del Loa, hai un grupo de habitantes, en su mayor parte indíjenas, dedicados a la agricultura, i en Colupito(al SW de Quillagua) camino a Cobija i
Locomotora eléctrica en la oficina Santa Fé del Toco.
Tocopilla, algunos residentes que viven del hospedaje o socorro que suministran a los viajeros de esos desiertos estériles”. Este poblado del Toco se mantuvo como centro informal, comenzándose a comienzos de siglo las gestiones estatales para formalizarle y transformarle en un centro urbano, con un trazado y una funcionalidad respecto a las salitreras del sector y vinculado al ferrocarril de Tocopilla al Toco, lo cual queda expresado en el Memorando de 1904 enviado por el Alcalde de Tocopilla al Ministro del Interior, a fin de proceder a la fundación del pueblo, adjuntando el respectivo plano y su posible ubicación, el que fue aprobado en sesión del 6 de abril de 1904. El 10 de mayo de ese mismo año, el Alcalde de Tocopilla solicita a la Comisión Consultiva del Norte, encomendada por el Ministro del Interior, a que se cree la Comuna del Toco. Para esa fecha el pueblo ya contaba con un destacamento especial de 40 policías montados, que se solicitaba se incrementase a 60, que sólo signicaban costos al fisco en cuanto personal, armamento, armamento, trajes y caballería, ya que en otros aspectos eran financiado por los mismos industriales salitreros. salitreros. A ese contingente se sumaban otros 60 “Cuerpo de Jendarmes”, con dependencia del Ministerio del Interior. En documentos de la misma comisión se destacaba la importancia que tendría la creación del poblado, donde “podrían establecerse comercios que proporcionarían las mercaderías á precios
60
Historia de Quillagua
equitativos, pudiendo, un comercio libre, combatir con ventaja á los monopolizadores de hoy día”, en alusión directa al sistema de pulperías imperantes en las oficinas salitreras.
Cargando salitre a granel en un muelle de Tocopilla, por medio de rampas hacia los lanchones. Este fue el puerto de embarque de las oficinas del Toco.
El fisco, a través del ministerio de Prieto, autoriza “1.° Podrá crearse la población del Toco Toco en terreno de propiedad fiscal que no contengan salitre, ni otra sustancia fósil que pueda ser aprovechada por el Estado. 2.° El nuevo pueblo podrá ubicarse en el espacio comprendido entre la Estación de Toco y la Oficina «Iberia» de Lacalle Lacalle y C.; en un punto próximo á la línea férrea y al oriente de esta línea. En esa, rejión no existe salitre. 3.° La extensión de terrenos necesaria para ubicar ésta población será de 26 hectáreas y será diseñada conforme al plano adjunto”. El fisco se reserva además el derecho de 10.000 m2 de terreno y establece que queda obligada la Municipalidad a construir los edificios públicos como el Registro Civil, la Subdelegación y del Juez Subdelegado.
En el Censo de la República de 1907 El Toco es registrado con una población total de 169 habitantes, de los cuales 106 son hombres y 63 mujeres. En 1920 todo el Cantón del Toco contaba con 9.075 habitantes.
Crisis del Salitre La Primera Guerra Mundial fue el preludio del fin para la industria salitrera. Desde allí en adelante se sucederán una serie de momentos complicados, como en 1916 y siguientes, hasta la más fuerte y decisiva, la gran crisis de los años 19291930. Los países europeos, especialmente Alemania aceleraron durante y después de la Primera Guerra Mundial sus investigaciones, llegando a perfeccionar las Plantas Fijadoras de Nitrógeno, con mérito mayor en los científicos alemanes Fritz Haber y Carl Bosch. Esto conlleva la pérdida del monopolio del salitre chileno, por la producción de
61
Patio de Locomotras del Ferrocarril de Tocopilla al Toco, cerca de 1900.
Ferrocarril del Toco a Pampa Joya, atravesando el Puente Teresa, construido entre 1926 y 1928.
Quillagua
62
Historia de Quillagua
Oficina Rica Aventura.
abonos sintéticos que en costos y formas de producción no podían contrarrestar las tradicionales oficinas Shanks, como las que operaban en la zona del Toco, con la excepción de los planteles del Sistema Guggenheim, aplicado en las oficinas María Elena (1926) y Pedro de Valdivia (1930), de capitales norteamericanos y que seguirán atendiendo la demanda, especialmente de Estados Unidos, destinada en importante medida para fines bélicos. Esto trajo consigo la reducción de mercados, conllevando la paralización de decenas de oficinas salitreras que involucraron cesantía y que hicieron peregrinar por las pampas de Tarapacá y Antofagasta a los trabajadores, en búsqueda de oportunidades laborales. En el Toco, en particular, en 1929 paralizarán las oficinas, Grutas, Santa Isabel, Peregrina y Santa Fé, todas la cuales operaban con el Sistema Shanks, obsoleto por su imposibilidad de competir con las oficinas Guggenheim y mucho menos con los abonos sintéticos. Intentos postrimeros, como la explotación de los calichales de Pampa Joya, para ser beneficiados en Rica Aventura, coincidirán con esa crisis. Se perdía además el que había sido uno de los principales mercados para el salitre chileno, Alemania, en una zona donde sus principales empresarios habían sido de esa nacionalidad. Se estima que unos 50 mil obreros permanecieron trabajando en Tarapacá y Antofagasta, mientras 120 mil iniciaron el éxodo, estableciéndose en las ciudades mayores o iniciando el retorno al centro y sur del país. Tres Tres oficinas del Toco continuarán
en la década del 50: Prosperidad, Empresa y Rica Aventura, Aventura, ahora de la Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta (COSATÁN). (COSATÁN). En Tarapacá, el cierre de oficinas acontecerá de igual forma, manteniéndose en general en ambas provincias una reducida cantidad de oficinas Shanks, propiedad de la COSATÁN COSATÁN y de sociedades privadas, cerrando Chacabuco en 1938. Con la Segunda Guerra Mundial habrá un breve repunte, construyéndose la oficina Victoria Victoria en 1944 que con altibajos se mantendrá hasta su cierre en 1979. Para aquellas oficinas que superan superan los años 30, resultarán fatales las décadas del 40 y 50, en que siguen cesando sus funciones, unas tras otras, a ambos lados del río Loa, manteniéndose hasta 1960 y 1961 con oficinas Humberstone y Santa Laura; más al sur, en Taltal, las oficinas Santa Luisa que perdura hasta 1943 y las oficinas Chile, Flor de Chile y Alemania hasta 1960, 1966 y 1968, respectivamente. Con el cierre de oficinas paralizarán también los ferrocarriles vinculados a esta industria o que dependían exclusivamente de ella, con las excepciones del Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia, del FC de Tocopilla al Toco, que seguía porteando desde las oficinas Guggenheim, y del estatal FC Longitudinal Norte, que persistirá hasta 1975. Para Quillagua todo esto significó una tremenda pérdida de la demanda de sus producciones de alfalfa y verduras, las que además carecerían desde la paralización del Longino, del medio expedito para colocarla en otros mercados del Norte Chico o Zona Central.
63
La guitarra y el canto, junto al río o en las casas y locales del pueblo, fueron fueron una constante constante entre los quillagüeños. Fotografías 1940 - 1950.
Quillagua
64
Historia de Quillagua
Perpectivas de la agricultura, ganaderías ganaderías e innovación innovación presentes en forma de historia y de pr oyecciòn en el valle quillagüeño.
65
Quillagua
Desarrollo Agrícola Por la extensión, amplitud y ubicación privilegiada del valle, se desarrollan desde tiempos coloniales los diferentes ciclos agrícolas quilagueños, en que se pueden distinguir una fase incipiente o inicial asociada a proveer de forraje (alfalfa) a los mulares utilizados en los circuitos económicos y de movilidad de esa época, asociados a las faenas mineras y labores pesqueras que se realizaban en la costa, en que para Quillagua fueron claves su vínculos con el Puerto del Loa. Cuando se inicia la industria salitrera en el muy próximo Cantón del Toco, vendrá una segunda fase en que se proveía de maíz y alfalfa a esos centros industriales y urbanos y; finalmente la fase de esplendor de la alfalfa que paradójicamente se sitúa desde la Crisis del Salitre en 1930, asociándose a la apertura de nuevos mercados y la previa puesta en marcha del Ferrocarril Longitudinal Norte, extendiéndose hasta fines de los 70.
Proyectos de Irrigación Las aguas del río Loa se tornaban más accesibles en la zona de Quillagua. Eso motivó a que se proyectaran en la zona una serie de obras hidraúlicas, de diques y canalizaciones, tendientes a regar diferentes sectores de la Pampa del Tamarugal. En 1857 don Juan Williamson, un antiguo vecino de Tarapacá, empresario salitrero y dueño de un área considerable de terreno en la quebrada de Quillagua proyectó construir un dique en el sector de Calartoco, unos kilómetros al sur del poblado, donde se produce un estrechamiento de la quebrada del Loa. Los planos fueron confeccionados por el ingeniero Buchwald, por encargo de la Junta Central de Ingenieros del Ministerio de Obras Públicas del Perú. Con el proyecto se pretendía levantar por medio de este dique el nivel de las aguas y hacerlas desbordar sobre la planicie del Tamarugal e irrigar las pampas del Tambillo. Este empresario construyó una acequia regadora de más de 2 leguas
de longitud (casi 20 km), con un socabón de 400 varas (334 m), en los flancos de los cerros, para irrigar sus tierras. El terremoto del 23 de enero de 1878, es el que señala Billinghurst “que tantos males ocasionó a los pueblos del interior y obras al interior de la provincia tarapaqueña, destruyó la acequia, quedando desde entonces esos terrenos incultos y estériles". La calidad de las aguas, agrega Billinghurst, por esos años, no era tan mala como en 1873, cuando funcionaba la máquina de amalgamación de Chacance, la cual arrojaba al río sus relaves, que contenían una importante proporción de sulfato de cobre. Barros (2010) citando a Vidal Gormáz (1878), señala la existencia de diques artificiales y canales al este de la desembocadura del Loa, usados para irrigar por los indígenas, los cuales fueron afectados por el gran terremoto de 1877: “Hacia el oriente de la desembocadura del río Loa existían enormes diques artificiales construidos con grandes rocas por los antiguos indios para canalizar el río y utilizar sus aguas para la irrigación del valle; pero esas viejas y colosales obras desaparecieron por completo con el terremoto del 9 de mayo, sin dejar huellas de labor humana, obligando al río a cambiar de curso a causa de los escombros… lo que induce a suponer… que el terremoto del 9 de mayo ha sido para el río Loa mucho mayor que cuantos había experimentado durante muchos siglos”.
Las aguas del Loa Ya en los libros y estudios hidrográficos de la segunda mitad del siglo XIX se hablaba sobre la calidad de las aguas del río, en cuanto a que éstas y para la zona de Quillagua, se veían afectadas principalmente por la afluencia del río Salado, al sur de Chiu-Chiu, el que portaba muchas sales en suspensión dañando las aguas del Loa. Hacia 1880
66
Historia de Quillagua
Quillagüeño ante los maizales, que junto con la alfalfa, fueron protagonistas principales principales de la historia agrícola del valle. Entre los maizales. Fotografía de la década de los 80.
Representantes de Quillagua en el Congreso Nacional de Cooperativas Agrícolas. 1969.
67
Quillagua
se estimaba su caudal en 6.500 litros por segundo, antes de la afluencia del Salado, que al sumarse llegaba a los 12.000 litros por segundo. En esos años sólo se utilizaban para regar los sembríos de Chiu-Chiu, las plantaciones de Calama, un pequeño potrero que había en El Toco y los alfalfales y algarrobos de Quillagua.
Destilación de las Aguas Esta misma salinidad hizo que las aguas fuesen propicias sólo para algunos cultivos, como la alfalfa y el maíz, verduras, como las acelgas y el desarrollo de algarrobo y chañares. Sin embargo, el principal problema fue el agua para beber por la población. Hacia 1927 William Rudolph relata sobre cuatro indígenas costeros, changos o camanchangos, que en la desembocadura del Loa, “En el lado sur de la costa, a corta distancia de la rompiente, habían habían construido una rústica guarida de sacos de arpillera y latas de aceite, y habían instalado un aparato para destilar las aguas del río, utilizando receptáculos receptáculos de de fierro y cañerías sacadas de una mina abandonada. Estaban acostumbrados a hacer viajes a Quillagua para cambiar pescados y almejas por té y trigo”. Agrega, además que en esa década, del 20, se traía el agua potable desde Pintados por medio de carretas. En ese texto se reflejan tres aspectos al menos: el uso de aparatos artesanales de destilación de agua, la existencia de cultivos por indígenas costeros, lo cual sólo era posible en zonas como esta desembocadura y, el intercambio frecuente y complementario de estos indígenas con los s, manteniendo además, ya avanzado el siglo XX, una dinámica que estuvo presente en el territorio desde tiempos prehispanos y que marca uno de los sellos más importantes de Quillagua. Ricardo Latcham, que era arqueólogo y Director del Museo Nacional, realiza trabajo de campo en Quillagua entre 1932 y 1938 escribe en sus apuntes que el agua del Loa no era bebible, por lo cual era transportada y vendida por la empresa del
Ferrocarril Longitudinal Norte, que la extraía en los pozos de Pintados a 125 km de distancia y a un valor de 50 centavos por cada 18 litros, lo cual y por ser la gente muy pobre no podía pagar, llellevándolos a inventar un sistema rústico de destilar las aguas del río, el que describe con detalles: “Se coloca al lado del canal de riego, un tambor de fierro de los usados para importar la bencina, puesto sobre un hornillo. Este tambor está comunicado con una larga cañería que va por el fondo del canal y sirve de refrigerador. El extremo del cañón tuerce a ángulo recto y perfora el embancamiento del canal. Se halla sobre otro tambor, barril, tina u otro receptáculo, que sirve de recipiente del agua destilada. Se llena el primer tambor de agua salobre, se enciende el fuego en la hornilla y el vapor, al pasar por la cañería sumergida en el agua del canal, se condensa y fluye al recipiente. Con uno de estos primitivos alambique se alcanza a destilar unos 20 litros de agua por hora”. Antecedentes recopilados por Damir Galaz (2007), señalan que “El costo a la empresa (de Ferrocarril), en Pintados, era de dos pesos la tonelada y la vendía en Quillagua, puesta en el estanque a $ 0. 50 la lata de 18 litros. El Gobernador de Tocopilla, Lindorfo Alarcón afirmaba que este era un precio “prohibitivo” para los habitantes de ese valle, a quienes en dicho periodo les era imposible comprarla viéndose obligados a hacer uso de las aguas inaptas del río Loa; aguas que además de su salobridad, ya eran contaminadas por las empresas mineras, que arrastraban sedimentos... Dicha agua era principalmente para cocinar, y para beber la resacaban en pequeños condensos”. Por entonces, un estanque de 22 toneladas duraba cuatro meses -siguiendo los antecedentes señalados-, consumiéndola sólamente la Escuela Fiscal, Carabineros y el propio jefe de la Estación y su familia, pero resultando inaccesible para los 300 habitantes del poblado. El agua depositada, por el sólo hecho de permanecer tanto tiempo detenida en los estanques, era un peligro para la salud, de quienes la bebían e incluso del pueblo en general. Ante esta problemática las autoridades buscaban soluciones ante los requerimientos de la
68
Historia de Quillagua
comunidad. En oficio Nº 132 de la Gobernación de Tocopilla, de fecha 6 de marzo de 1931, en contestación a la nota Nº 42 de esa inspección sobre la solicitud y reclamo de los habitantes de Quillagua, el señor administrador general de Ferrocarril Longitudinal decía que: “…una vez que se termine la construcción de la cañería fiscal a Tocopilla, se podría llevar agua desde Chacance a Quillagua a $ 0.50 o menos la lata”. Con esa cañería. señalaba el Gobernador Alarcón se podría conducir el agua desde la estación Toco del FC Longitudinal, que serían 25 kilómetros menos de recorrido. Hasta los años 40 prácticamente cada familia quillagueña contaba con una resacadora o condensadora artesanal de agua. Fue por entonces que por iniciativa de la Junta de Vecinos y su presidente Bruno Hoyos, se acometió la iniciativa de proveer de agua potable al pueblo a través de un sistema de cañerías, para lo cual se instalaron los estanques en la parte alta del poblado (en su ubicación actual), haciéndose las gestiones para que un carro aljibe del ferrocarril las condujese hacia allá, bombearse hasta los estanques y distribuirdistribuirse hacia las viviendas. Esta es la base del sistema que se sigue utilizando, ahora ahora con camiones aljibes de la Municipalidad de María Elena.
Doña Berta Chávez y familia en la puerta de su habitación. Década del 60.
Por otra parte las aguas del Loa recibirán un impacto adicional con la construcción entre 1969 y 1975 del embalse Conchi, de 66 metros de altura y con capacidad para represar 22 millones de m3,
ubicado a 68 km al NE de Calama y a 3000 msnm. Aunque entre sus propósitos estaba el mejoramiento de la calidad calidad y cantidad de las aguas de regadío de Lasana, Chiu-Chiu, Calama y Quillagua, para los habitantes de este poblado significó la merma del caudal y la mayor salinidad del río .
Producción del Valle Ya en 1880 Billinghurst augura y previene las posibilidades agrícolas de Quillagua en vistas al desarrollo salitrero que está iniciándose en El Toco y en el sector de Lagunas, señalando que este proceso “... es un verdadero aliciente para los que quieran propender al desarrrollo de la agricultura de esta provincia, pues los alfalfares de esa quebrada adquirirán dentro de poco tiempo, considerable valor, por las circunstancias antedichas”. De hecho, en el valle ya se habían comenzado a instalar pequeñas haciendas y cultivos, llamados por los quillagüeños “Cercos”, los que producían por estas décadas sólamente alfalfa, cosechándose los frutos de los algarrobos, además de estar presente todo el potencial del maíz. Si bien se registra la existencia de algarrobos en la zona desde tiempos prehispanos, señala Billinghurst (1880) que los “canchoneros” (que explotaban agrícolamente canchones en la pampa), se interesaron en producir además de la alfalfa, los algarrobos, para lo cual se trajeron semillas desde el norte peruano, las cuales se sembraron por primera vez en Quillagua remontándose “desde tiempos inmemoriales” y que según Raimondi, correspondían al Prosopis Dulcis. En esta época la alfalfa permitía en el valle cinco cortes al año, mientras que los algarrobos producían cerca de nueve quintales de fruto en cada cosecha (414 kilos). En 1880 habían en el lado norte del valle, es decir, dentro de la jurisdicción de Tarapacá, 26 cercos, todos los cuales producían alfalfa. Esto es ratificado en 1890, después de la Guerra y avanzado el Ciclo de Expansión del Salitre, cuan-
69
Ganadería de bovinos en la década del 50 y de caprinos en los 80 en el valle de Quillagua.
Quillagua
70
Historia de Quillagua
do Quillagua es identificada como una aldea, en el departamento y provincia de Tarapacá, sobre la ribera derecha del río Loa, agregándose además que sirve de punto de partida para la línea divisoria entre las provincias de Antofagasta y Tarapacá. “Está situada en el fondo del valle, en ambas márgenes del río. Hay allí, las pequeñas haciendas que se llaman “cercos”, y producen abundante alfalfa á la que se dá cinco cortes en el año. Los algarrobos producen allí, como nueve quintales de fruto, cada cosecha” (Francisco Risopatrón, 1890). Años después, en 1894, el geógrafo Santiago Muñoz, en estudio de la zona acusa que la provincia de Antofagasta es esencialmente minera, por las producciones que está obteniendo y que “El rio Loa, que la atraviesa, riega pequeños pedazos de terrenos de mala calidad en su mayor mayor parte, situados en Chiu-Chiu, Calama i Quillagua, en cuyos lugares se cultiva la alfalfa i el maiz en pequeñas proporciones, lo que no constituye en manera alguna una verdadera industria agrícola”. Todavía no comenzaba el gran despegue de Quillagua, el que sin embargo estaba en ciernes con el desarrollo industrial salitrero del Toco que pronto alcanzaría su punto elevado con la aplicación del sistema Shanks que permite incrementar la producción y la demanda de alimentos para trabajadores y forraje, destinado al ganado mular y de los bovinos, que eran traídos en pie desde el noroeste argentino, que antes de ser conducido a los puertos y oficinas, era sometido a engorda en sectores propicios, donde abundase la alfalfa, como en las proximidades de San Pedro de Atacama y en Quillagua.
Fase de Choclos y Alfalfa Ya en las primeras décadas del siglo XX el valle era un vergel en que el principal producto económico era el maíz, seguido de la alfalfa (Se plantea llanamente que este fue el Ciclo del Choclo. Ver Carmona, Javier: 2013, aunque hay antecedentes que apuntan a la preminencia de la alfalfa), entre otros productos y actividades que el valle y
su entorno permitían. Por estos años llegan muchos guatacondinos y piqueños, atraídos por los potenciales agrícolas, ratificando ratificando además los vínculos con la precordillera precordillera tarapaqueña. De este modo, el producto comerciado y dirigido a las pulperías de las oficinas salitreras, poblados y estaciones del Toco, Toco, fue el choclo fresco, aunque siguiesen las labores y producciones complementarias de alfalfa y verduras, en especial la acelga, y que la población del valle se incrementase, a la vez que criaba diverso ganado, aunque fuese para consumo doméstico. En las primeras décadas del siglo XX esta consolidación se acentúa de modo que Quillagua era un valle que combinaba la producción agrícola, agrícola , con la ganadería de caprinos, ovinos, bovinos y porcinos, la recolección de algarroba, el comercio de carbón y carboncillo, los camarones y la gastronomía, en que comienzan a comercializarse platos elaborados, como los simples choclos cocidos, las humitas y los pasteles, llegando a los guisos y "picantes". Latcham (1933), se refiere también a la venta que realizaban los quillagüeños de carbón en las oficinas y puertos. Éste no era sólo aquel producido en el momento, sino que además relata que “En la Pampa de Tamarugal, a unos pocos kilómetros de QuilIagua, se encuentran bosques de algarrobo de grandes extensiones, sepultados bajo las arenas del desierto. Estos son llamados minas de leña y son explotados por los vecinos del lugar para la lumbre de sus hogares y para hacer carbón de magnífica calidad, que se vende en las salitreras y en los puertos de Antofagasta, Tocopilla Tocopilla e Iquique, donde está muy apreciado por sus altas calorías”. Además de aquel carbón de leña, estaba el que se producía por los "carbonateros", a partir del bosque de algarrobo.
La Escuela Granja de Quillagua Es en la fase salitrera, previo a la crisis de la industria, (fines de los 20 - comienzos de los 30), cuando coexistían los desarrollos salitrero y agrícola en el valle, comienza a funcionar una
71
Quillagua
En las proximidades de su Tranque, Henry B. Sloman contaba con este sector conocido como las Chacras del Loa, que proveían de productos agrícolas y de lugar de descanso y recreo.
escuela agroganadera conocida como la Escuela Granja, en el emplazamiento de lo que hoy es el Museo Antropológico, Antropológico, dirigida por don Luis Zurita, teniendo como propósito principal la formación técnica en esas áreas importantes para la economía local y que además, rendía tan buenos resultados que lograba sustentarse con los recursos de la comercialización comercialización de sus productos. A la escuela concurrían alumnos de la localidad y de lugares cercanos, como Tocopilla, Tocopilla, pero también desde Arica hasta Copiapó, y por supuesto de las oficinas salitreras “los “los que se instruyen especialmente en las prácticas agrícolas y de donde resultarán agricultores experimentados” (Alfaro Calderón, 1936). A fines de los años 30, la escuela se trasladó a Copiapó, lo cual se habría debido a un grave incidente y diferencias con la dirección del establecimiento, quedando desde entonces la Escuela Granja en el recuerdo de la educación quillagueña y en la formación que alcanzó a brindar. brindar.
Auge de la Alfalfa Los años 30 representan la gran crisis del salitre, con el cierre de decenas de oficinas, lo cual afectará a la economía y producción de Quillagua. Sin embargo los cambios se volverán oportunidad, cuando los mercados regionales y nacionales incrementan su demanda por forraje. Por entonces que en el valle se proseguía proseguía comercializando el pasto hacia las oficinas del Toco que lograron mantenerse, como Rica Aventura, Prosperidad y Empresa, como también a las grandes oficinas María Elena y Pedro de Valdivia, todas las cuales requerían de la producción agrícola del valle. Además que todavía quedaba la posibilidad de transportar las producciones hacia otras zonas del país a través del Ferrocarril Longitudinal, siendo la alfalfa quillagueña muy apreciada no escatimándose elogios para este forraje resaltando que: “es de la más hermosa y vigorosa del país y es completamente limpia de malezas, si exceptuamos la
Los fardos de alfalfa de Quillagua en los años 70 y uno de los camiones que se utilizaban para su transporte y comercialización. La experiencia apícola, aplicada entre otros, por Juan Iglesias, Miguel y Víctor Palape en los 80.
73
Quillagua
acelga que crece espontáneamente en las tierras recién sembradas de alfalfa, aunque después del segundo año, desaparece” (Latcham,1933). En esta fase de la agricultura quillagueña se hará presente con su impulso e innovación la empresa de los Hermanos Dassori, liderada por el menor, Emilio, que habiendo arribado desde Pica se establecen en el valle hacia 1925. Adquieren importantes predios, en sectores como Monte de Oro, en la entrada norte a Quillagua. El mayor mérito de los "gringos", como se llamaba a esta familia de italianos, estuvo en iniciar la fase agroindustrial del valle, con la construcción y habilitación de enfardadoras provistas de los avances técnicos de la época, los que les permitió lograr grandes volúmenes de producción, llegando a centralizar aquella que producían otros agricultores, que carecían de estos medios y que vendían la alfalfa engavillada a los italianos o trabajaban para éstos. Los Dassori suman nuevos clientes, como el Ejército, Carabineros, el Hipódromo de Antofagasta y hasta quienes realizaban el arrieraje de ganado en pie desde el noroeste argentino, que llegaban hasta sus eras para someterlo a engorda, antes de llevarlo a los camales de oficinas y ciudades. ciudades. En testimonio de don Lucio Albornoz, se describe esta dinámica: “Los Dassori hermanos vendían a Carabineros y el Ejército. Después, los demás, vendían a los crianceros de los establos, a las ganaderas de Tocopilla, la Portales en Antofagasta, estaban también las de Iquique, que tenían crianza de vacas para la leche…los Sciaraffia, que tenían lechería. A ellos entonces los productores les vendían las camionadas de pasto. De acá salían los camiones repletos de pasto” (Citado por Carmona, 2013). Los principales productores locales fueron los Olcay, los Muñoz, los Hoyos y Florentino Ayavire. Entre los quillagüeños hubo quienes realizaron el rol de intermediarios, comprando la alfalfa a otros productores locales y colocándolas en los mercados del norte, como Porfirio Vega, Justo Flores y Daniel Hoyos, entre otros. Además los quillagüeños trataron de emular la labor de
los Dassori, lo cual se logra con formas complementarias de apoyo apoyo desde el el Estado, como la Cooperativa Agrícola, que en 1968 contaba con 21 productores integrantes, los que logran acceder además a través del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) a maquinarias segadoras, enfardadoras y tractores, entre otros equipos y herramientas, que permitieron que los agricultores fortalecieran su capacidad. Por estos años, el principal mercado se situaba en Calama, que tenía una producción de alfalfa, pero que en los meses de invierno demandaba de aquella producida en el valle. Hacia 1970, con el fallecimiento en María Elena de Emilio Dassori la familia comienza su retirada del valle. La producción de alfalfa proseguirá hasta fines de esa década. Luego, las sucesivas bajas en el caudal del Loa y su pérdida de calidad, fueron cerrando esta fase en que se llegaban a obtener 7 cortes al año y de las que se vendía hasta las semillas para replicarla en otras zonas. Las eras de choclos y alfalfa se fueron secando y las maquinarias, ya sin uso, se fueron oxidando, al tiempo que los quillagüeños comenzaban a emigrar en busca de nuevas oportunidades laborales. Los engavilladores, gallineros, levantadores, picadores y enfardadores, que antes elaboraban 400 y más fardos semanales, quedaron de brazos cruzados.
Experiencia Apícola en el Valle A comienzos de los años 80 a través de INDAP y de Luis Hiriart, un ingeniero agrónomo que había estudiado en la Escuela Granja de Quillagua, se capacita a los lugareños en la crianza de abejas, obteniéndose además de la valorada miel, los conocimientos técnicos para desarrollar abejas reinas, las cuales se estuvo incluso ad portas de exportar hacia Canadá, con el apoyo de Prochile. Mientras, la miel era comercializada en envases que se rotulaban como "Miel de Abeja del Valle de Quillagua. Producto Artesanal", siendo muy apreciada en los mercados regionales y que tuvo entre sus productores a Juan Iglesias, Miguel y Víctor Palape.
74
Historia de Quillagua
Trampa de alambre para capturar camarones. De la Colección y Muestra de don Juan Iglesias. Iglesias.
Camarones de Quillagua Durante mucho tiempo los quillagüeños se dedicaron a la captura del Camarón del Norte (Cryphiops caementarius), el cual se llegó a transformar, junto a los productos agrícolas en símbolos del poblado. Los primeros testimonios los entrega Ricardo Latcham en 1932, describiendo el uso de un “aparato primitivo, pero eficaz” para efectuar esa tarea. Se trataba de las trampas, para lo cual los camaroneros hacían una pequeña represa en el río, utilizando estacas y ramas de algarrobo y pasto, dejando una abertura por uno de los lados, donde se instala la trampa misma, elaborada de un cono de ramas entretejidas en tiempos anteriores, y ya ahora usaban alambre, en cualquiera de estos materiales quedaban atrapados los camarones arrastrados por la corriente. El distingo de este camarón y su calibre (tamaño) es hasta hoy motivo de evocación y hasta de leyenda entre los quillagüeños. Los “camaroneros” más recordados son René y Eleuterio Castro, Miguel Sánchez, Cisto Palape, Mamerto Flores y sus hijos y don Bartolo (Bartolomé Vicentello), quien además tuvo chacras. Se mantuvieron activos hasta la década de los 80, quedando en la memoria sus recorridos en todo lo extenso del río, con sus técnicas especiales de captura de diques y trampas. Desde fines de la década del 60 se instalaron las Camaroneras, para producir en piscinas. La primera iniciativa de este tipo se desarrolló en un sector próximo al poblado que se conoce como Vado o Puente Zurita, como iniciativa impulsada por CORFO para promover la acuicultura y fomentar el desarrollo local en base a los cultivos del recurso, por entonces abundante y reconocido, con posibilidades comerciales en los mercados regionales. Para el efecto, se capturaron hembras ovadas, las que se ponen en jaulas especiales, de forma tal de tener un cultivo (población controlada), co ntrolada), sus-
ceptible al cabo de algunos meses de ser comercializada. La iniciativa fue de corta duración, ya que resultó destruida por las constantes crecidas en los meses de verano del río Loa. En los 80 la iniciativa es retomada por don Porfirio Vega, uno de los forjadores de Quillagua, acometiendo la empresa de transformarse en criador de camarones. Los testimonios señalan que alcanzó a cosechar en sus piscinas unos camarones tan grandes, que seis hacían un kilo, hasta que las avenidas de aguas contaminadas del verano de 1997 y del 2000, provocaron la casi desaparición de camarones. En el río abundaban los pejerreyes, pero la introducción del Gambusi, depredador de larvas para el control de mosquitos, resultó tan agresivo que terminó afectando a pejerreyes y otras especies. A fines de los 90 vendría una nueva experiencia acuícola, efectuada esta vez por la bióloga Matilde López, de la Universidad de Chile y su esposo, Ángel Vargas, Vargas, que construyen camaroneras, camaronera s, con aportes de la orden de los oblatos canadienses, logrando producciones que se comercializaron hasta que las crecidas del río y luego la calidad de las aguas, terminaron con esta experiencia que se proyectaba como innovadora y exitosa.
76
Historia de Quillagua
77
Quillagua
El Longino y Quillagua Q uillagua
D
Teresa Hoyos y Lucía Pávez Salas, quillagueñas, ante la Estación de Quillagua del FCLN (1971), más conocido como El Longino.
Estación de Quillagua a fines de los años 90.
espués de la Guerra del Pacífico, Chile incorporó los territorios salitreros de Tarapacá y Antofagasta que antes habían pertenecido al Perú y Bolivia respectivamente, transformándolos desde 1884 en provincias de la República. Con este paso, Chile se transformó en el exclusivo proveedor del salitre natural a los mercados mercados del mundo, donde ya eran importantes las exportaciones y, desde entonces se incrementarán con las producciones de Antofagasta. Ahora había que lograr la conectividad física con esos territorios, donde sólo operaban ferrocarriles privados. Para ello el Fisco y apoyándose en los ingresos que las mismas exportaciones de nitrato le habían generado, comienza a construir tendidos que den continuidad al país y permitan la mejor conectividad.
El interés por construir este ferrocarril comenzó a fines del siglo XIX y comienza a materializarse a principios del siglo XX, efectuándose en 1907 los primeros estudios para su trazado y funcionamiento en el Toco, gestiones apoyada desde el norte por el interés del Intendente de Tarapacá Agustín Gana Urzúa y representantes de la provincia. Luego de pasar por el Congreso (Ley 2081 de 1908), el Estado se autorizó a licitar la construcción y explotación de un ferrocarril longitudinal al norte. En 1911 se trabajaba con dos campamentos en las pampas del Toco, empleándose a cerca de 200 trabajadores, muchos de los cuales debieron ser captados a través del sistema de enganche y teniendo como eje principal a un campamento central que se ubicaba próximo a oficina Peregrina, donde además convergían los dos ferrocarriles que cruzaron esta zona: el de Tocopilla al Toco y el Longitudinal Norte y se levantó la Estación del Toco. Toco. La construcción de la sección del Longitudinal Norte desde Quillagua a la estación del Toco co-
menzó en 1911, instalándose una máquina purificadora de 100 toneladas y una condensadora con capacidad de 15 toneladas diarias para proveer, purificada y condensada, el agua necesaria para operar en la zona. Ya en 1912, aquella sección estaba conformada por dos estaciones, la de Quillagua y la de Santa Fé. Así y hacia 1913, el Ferrocarril Longitudinal Norte atravesaba la pampa del Toco, situándose las estaciones en Chacance (estación Loa); y en el Toco (estación Santa Isabel o Toco, estación Santa Fé y estación Quillagua). Sus aguadas o depósitos se encontraban en Chacance, Toco y Quillagua. El agua procedía del río Loa, y era utilizada tanto para el consumo como para las locomotoras. En cada una de las aguadas existía una purificadora Desrumeaux, dado que las aguas eran de mala calidad. A su vez y en Quillagua, se había instalado “una resacadora capaz de suministrar como mínimo 15 toneladas de agua en 24 horas apta para la bebida i uso de las locomotoras. Este Este aparato funcionó durante la construcción: después fue clausurado” (citado de y por Capaldo, 2010). De este modo el 1 de junio de 1913 se concluye y entrega uso el Ferrocarril Longitudinal Norte, Norte, entre La Calera y Pintados, donde después de transbordar a 4 ferrocarriles, ferrocarriles, todos de trocha distinta, por fin el viaje desde Pueblo Hundido, actual actual Diego de Almagro, se realizaba en un tren de trocha métrica, conectando en Pintados hacia Iquique con The Nitrate Railways, que era de trocha de 1,435 m, por lo cual debía realizarse transbordo de pasajeros y carga en esa estación. Hacia fines de esa década la trocha métrica se unifica entre La Calera y Pintados. El Longitudinal Norte tenía las características de ser un ferrocarril de carga carga y pasajeros, que permitía que ahora conectar por tierra, llevando y trayendo personas desde y hacia la zona centro-
78
Historia de Quillagua
El Longino en su trayecto hacia Quillagua. Estación Catalina de Taltal en 1941.
sur del país. Una de las estaciones más importantes, de las 60 que operaron en este ferrocarril, fue la de Quillagua. El poblado a comienzos de la segunda década del siglo XX se hallaba en un momento excepcional: las salitreras del Toco producían a alto nivel, irradiando con su actividad a todo el valle, ya que además de los servicios como pueblo, estaba toda la demanda de forraje y verduras para las oficinas salitreras y los poblados de los cantones. Por eso, la llegada del FCLN y la construcción de la Estación fueron recibidas con regocijo por sus habitantes, que veían una fuente más de prosperidad económica. Y de hecho fue así: el arribo del Longino, como se le conoció, provocaba provocaba inusitada actividad entre los lugareños, quienes ofrecían a los cansados viajeros, que ya llevaban por lo menos 4 días y medio de viajes, saliendo desde La Calera en la noche, para arribar en la madrugada del miércoles a Pintados y cerca de mediodía a Iquique. Se habían recorrido 1880 km.
Desde 1929 con la puesta en marcha del Ferrocarril de Iquique a Pintados ya no fue necesario el transbordo en esa última estación, llegando los trenes a través del tendido de ese ferrocarril hasta el mismo Iquique. En todos este periodo las locomotoras fueron a vapor, vapor, primando entre Pueblo Hundido e Iquique las Mikado de la serie 910. Esa forma de tracción se sigue utilizando en los años 50, cuando al sur de Pueblo Hundido ya se operaba con locomotoras diesel. En la breve detención del tren en la Estación de Quillagua, los días lunes, jueves y sábados que según itinerario de los años 60, duraba 19 minutos que siempre se extendían más, se ofrecía a los viajeros pasteles de choclos y las humitas, botellitas de té con leche, lo mismo que alfajores fabricados en el poblado. En la memoria queda el "cacharrito" (camión de 1925) bautizado "El Pio jo" de don Rigoberto Palape, Palape, donde Serafín Palape vendía los productos locales, desde choclos y camarones, hasta picantes y cazuelas.
79
Quillagua
Venta de pasajes para el Longino en el pueblo de Pintados. Hotel - cantina de don Arturo Chacón, cerca 1920.
Muchos pasajeros aprovechaban de quedarse, antes de dirigirse a Tocopilla o hacia alguna localidad del Toco u otros puntos, dando vida a los hoteles, como el “Muere Callado”, de don Lisandro Hoyos y el “Liberty” de don Leopoldo Gómez; también estaba el famoso hotel-restaurante “Condorito” “Condorito” de Justo Chávez, lugar de encuentro y recreación, de bailes y cantos como “El Oasis” de don Porfirio Vega; Vega; la taberna de don Juan Loyza, lugar de billar y conversaciones largas, entre otros con que llegó a contar Quillagua, los que hasta hoy son rememorados por quienes viven o vivieron en la localidad. Muy recordados fueron los agentes viajeros, viajeros, “Moyita” y López, que llegaban al poblado con los distintos encargo que sus pobladores le habían efectuado y que podían ser tan pronto de ciudades del mismo norte o de Santiago y la zona central. Las revistas, como Ecran, El Vea y Estadio, además de la prensa, eran muy apreciados, lo mismo que los remedios, que se entregaban anotados para que el agente viajero lo trajese.
En los años 60, cuando en el Toco ya no operaban sino las grandes oficinas Guggenheim, María Elena y Pedro de Valdivia, que contaban con su propio ferrovía, y en Tarapacá sólo oficina Victoria, comenzó el retiro del Ferrocarril del Longino, primero disminuyendo su personal asignado a Quillagua y retirando los servicios de telégrafo telégrafo público, de transporte de pasajeros y la venta de agua a los pobladores. El epílogo llegó cuando en 1975 se decidió terminar con los servicios del FCLN, entonces ya propiedad de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (desde 1957), aduciendo la inviabilidad económica de sustentarse. Los quillagüeños quedaban así con una producción limitada por las aguas y, además sin las posibilidades que el tren, como medio de transporte les prestaba para colocar sus productos en otros mercados, con todos los costos asociados, redundando en una fuerte emigración hacia las ciudades de la zona, especialmente de quienes se vinculaban o dependían de esa dinámica y actividad que todavía es motivo de reminiscencias entre sus antiguos habitantes.
Quillagua y Quillagüeños de época
Quillagua y Quillagüeños de época
Banda de la Escuela y alumnado, precedido por su abanderada abanderada y escoltas, en fines de los 60.
Alumnos en representación representación de tiempos de la Independencia en la Plaza y Kiosco de Quillagua. Brigada de Scout de Quillagua, la cual se hallaba a cargo de Carabineros.
86
Las "micros" que hacían los recorridos desde y hacia Quillagua.
Historia de Quillagua
Puente Pichi Quillagua, a comienzos de los 80.
La Carretera Panamericana
E
n 1906 en el entonces Departamento de Tocopilla, los principales caminos, de primer orden, eran la ruta Tocopilla al pueblo del Toco (60 km) y aquella que unía a Quillagua con con Sierra Gorda a través del Toco y Chacance (157 km). Si la conectividad dentro de la zona resultaba difícil, más lo resultaba entonces con el centro del país, lo cual se vino a soluciona con el FC Longitudinal desde 1913. Pero viene también el aumento de vehículos, con lo cual se empiezan a explorar, desde 1920 en mayor medida, las posibilidades de conectar a través de caminos al norte del país, lo que empieza a ser de interés estatal. Es el 5 de octubre de 1925 que en Buenos Aires Aires se reúnen representantes de toda América, acordando en punto principal la construcción de una carretera que uniese a todos las naciones del continente: la Carretera Panamericana. Sin embargo ese proceso sería largo, concluyéndose la pavimentación de este camino longitudinal en Chile, a fines del año 1964.
Quillagua era ahora un punto que sumaba al Longino el paso de esta carretera por su avenida principal, calle Comercio, con un trazado que no sólo unía a gran parte de Chile con las provincias del norte, sino también de toda América. Las “micros” como el recordado “Astro”, el “Santa Elena”, “El Mensajero”, entre otros, circulaban por las calles quillagueñas de los 50 y 60, controlando en la que primero fue Tenencia Tenencia y luego Retén de Carabineros, donde estaba la garita y barrera del control policial y aduanero, hasta 1975, que deja de pasar la carretera por el poblado. La historia se ratifica el 2008, cuando se construye el bypass, que produce una alternativa más directa para la conectividad de la Ruta 5 Norte, pero que deja fuera de su trayecto al poblado. Así, sus habitantes que en 1960 eran 445 y en 1970 llegaban a 625, para 1982 se limitaba a 203 personas; para 1992 a 190 y, para el último censo válido, 102 habitantes.
87 Pan amasado recién horneado y una sonrisa para comenzar la mañana en el pueblo.
Actual movimiento en la Ruta 5 Norte, especialmente de camiones que llegan hasta el sector alto de Quillagua.
Quillagua
Baile de Zambos Caporales en la Festividad de San Miguel, Patrono de Quillagua.
" Burrerita de Quillagua/lleva un tesoro prendido/su niño dormido, sobre su espalda. Burrerita de Quillagua/se va cruzando el desierto, con fruta' e su huerto, que mal venderá. Burrerita de Quillagua/te canto, te canto y te vuelvo a cantar. Cuando cruzas tu quebrada/tu amiga alborada, ve tu trajinar. Y te he visto burrerita/juntito a una piedra, sentarte a sombrear, sacar tu pecho moreno/y a tu pequeñuelo, darle qué mamar. Burrerita de Quillagua/y ya cuando el sol va muriendo/tu indio contento, te ve regresar. Burrerita de Quillagua/por fin llegas a tu ayllu/y junto a tu niño, puedes descansar. descansar.
Extracto del Cachimbo "Burrerita" del compositor pam pino Sofanor Tóbar Tóbar,, ganador ganador del Festival Festival de Viña Viña del Mar, 1966, con la interpretación de Los Paulos.
Segunda Parte
Turismo de Quillagua
Cementerio Sede Comunidad Aymara
Estanques de Agua Estación Longino e Fer roca r ri l le Ca l l
Delegación Municipal Cía. Bomberos
e Co merc i o le Ca l l
Museo Antopológico Plaza
Mural Histórico Expo de Máquinas
Centro Hidropónico
Enfardadora
Puente La Máquina Iglesia
Escuela
Puente Pichi-Quillagua
Campig Municipal
Ex Camaroneras
El Martincho
Las Walquirias
Quillagua Inca de Oro R ut a 5 N o o r r t t e e
Acceso Norte al Pueblo Ruta B-135 Control Aduanero
Puente Quillagua
Ancachi
Río Loa
La Capilla
Los Chañares El Desvío
La Parte Acceso Sur al Pueblo
Elbora - Boratera
Tranque Tranque Sloman Geoglifos La Encañada Sur Petroglifos Calartoco Río Loa
Geoglifos La Encañada
R u t a a 5
Tranque Santa Fé N o r t t e e
Oficina Santa Fé Oficina San Andrés
Juegos infantiles infantiles al amanecer, amanecer, antes y después de los niños.
Pan amasado recién horneado y una sonrisa para comenzar la mañana en el pueblo.
Quillagua El Poblado y su Entorno
96
Quillagua
La placidez matinal de la calle Comercio.
Los Quillagüeño Quillagüeñoss
E
se es el gentilicio de los habitantes de Quillagua, de quienes allí nacieron o se fueron haciendo parte de este valle. Hay quienes nunca han querido dejar éste, su hogar y forman su población permanente, siguiendo con fuerza vital y perseverancia, esperando con fe que llegue otra etapa dorada, como las de antaño, asociadas al salitre y al ferrocarril y que nuevamente las calles se vuelvan a llenar de visitantes y de niños y de sus propios hijos y nietos. Pese a que muchos han emigrado a Calama, Antofagasta, Tocopilla, Alto Hospicio, Pozo Almonte o Iquique, siguen manteniendo lazos y nexos indelebles con el pueblo y su patrono, San Miguel, participando y reuniéndose cada año en las celebraciones más relevantes o en las vacaciones, reafirmándose el sentido de pertenencia de los más niños y jóvenes con esas a veces largas estadías. En su cotidianeidad de poblado tranquilo, agradable, se sienten habitantes de un oasis, que esperan les rinda más frutos. Por eso, recordando sus raíces, sanguíneas o de la tradición e identificación, hoy desde la Junta de Vecinos, desde
el Centro Cultural Aymara y desde los emprendimientos de cada uno de ellos, aspiran aspiran a que tanto atractivo turístico, de todo tipo, naturales; arqueológico, histórico y hasta paleontológicos, les proyecten hacia una etapa más plena. Por eso, se mantienen allí, porque es el lugar de nacimiento o donde llegaron desde Guatacondo, Pica y otras localidades o ayllus (comunidades étnicas - productivas, hoy abandonadas) como Quehuita y Capuna, para establecerse, para no irse, al menos para siempre, porque han generado una identidad y una vinculación con los chañares y algarrobos, con los Gentiles de tiempos inmemoinmemoriales, y presagian, saben, que todo tiene ciclos, como la alfalfa y el río, y que nuevas formas de producción agrícola o formas innovativas, les pueden llevar a ese Quillagua anhelado. Por eso este poblado ha sido lugar de frontera, pero por sobre todo de encuentros y reencuentros, porque tiene a su gente, sintiendo y amando su valle y su historia. Sobre las familias familias más antiguas, antiguas, en un censo levantado por los oficiales del regimiento de Artillería
Primeros días de septiembre y ya la familia Hoyos - Rosas, anticipa una estadía en Quillagua, preparando sus danzas para la Fiesta de San Miguel.
Las nuevas generaciones. Los hijos y (bis)nietos que vuelven en las vacaciones y que se reencuentran con los elementos que constituyen la identidad quillagueña.
99
Turismo de Quillagua
100
Calaminas y cañas de Guayaquil, hogar cálido y cobijo de sombras, para esas conversas de puerta a puerta, por el vecindario de comadres y compadres.
Quillagua
de marina el 8 de septiembre de 1879 se señalaba que "Los nombres son casi todos de indios, a juzgar por sus apellidos: Carunchos, Carameros y Veintipopos. De estos Veintipopo Veintipoposs hay cerca de veinte..." (Vicuña Mackenna, 1880). El apellido Caruncho se halla presente presente desde tiempos tiempos coloniales, coloniales, 1740 para mayor precisión, cuando se establece, proveniente de Pica, Juan Ventura Hidalgo, quien llega junto con sus sus hijos hijos Manuel Manuel y Pedro Pedro Ramón, Ramón, ademá de Silvestre Coruncho, de Huatacondo, los que lograron hacer producir el valle. En 1873 el apellido reaparece en los registros cuando se nombra como corregidor de Quillagua al vecino José Carruncho, por las autoridades bolivianas de Cobija, a lo cual se rehusa aduciendo que es de la parcialidad peruana del valle. Antonio Antonio Raimondi (1879) se refiere a él como "indio", de la ya mencionada procedencia guatacondina El apellido "Ventipopo" (o "Veintipopo") puede tener un origen kunza, es decir atacameño, como puede desprenderse del Cacique de Humahauca, Diego Viltipoco y otros con el mismo apellido (Hidalgo, 2004). En los años 30 Ricardo Latcham señala que todos los apellidos de los quillagüeños son de "pura cepa española", cabiéndole alguna duda con el apellido "Cadima", que también es europeo, probablemente portugués, aunque muy presente en España. En todo caso, no considera la incorporación de apellidos hispánicos, ya que el llevar éstos, producto de la evangelización y bautizos, mestizaje y el uso o trastocación, no son condicionantes de la condición étnica de estos primeros pobladores que llegaron desde Pica y Huatacondo y que se aplica en aquellas familias que se siguieron incorporando en el siglo XX. En el poblado se encuentran las familias consideradas que son la base del poblamiento actual: como los Palape, provenientes de Pica; y las familias Hoyos, Soza, Castro, Chávez, Vicentelo, Paniagua, Azola, Flores y Bautistas, originarios de Huatacondo y Quihuita, entre otros lugares, las cuales generan a su vez un tejido social que amplía la estructura social. Familias que se agregan luego, todas de alta importancia en la vida social del poblado, son los Silva, Herrera y Salázar, por ejemplo. Ya sea por lazos conyugales o padrinaz-
gos, el entramado se hace más amplio, donde los “afuerinos”, pasan por toda una fase previa a su integración a la comunidad. Los nexos de quienes emigraron se mantienen tan fuertes, tanto en lo que es el sentido a la familia como en su identificación como quillagüeños, arraigados con sus símbolos de pertenencia, de sentimientos y afectos al terruño, sintetizados en la figura del Patrono San Miguel. Para honrar al santo, las familias organizan sus bailes (cofradías religiosas), surgiendo los Pieles Rojas"; el Baile de los Morenos de los Salazar, mientras los Palape desarrollaron danzas tipo “Gitanos”, de origen tiraneño; los Hoyos - Rosas, la Primera Diablada San Miguel Arcangel de Quillagua, los Hoyos Vicentelo la Diablada Morenada, que combinan aspectos de La Tirana con las raíces negras allí presentes; los Palape - Garrido la actual Morenada y; los Salazar - Silva representan a los “Tobas” de raíz preamazónica y presentes también parte de la tradición tiraneña. Cada familia -y sus respectivos parientes sanguíneos o por padrinazgo o uso-, entonan cánticos, o simplemente las familias se unen y aúnan esfuerzos para expresar su devoción d evoción al Patrono. Se recuerda que en tiempos del salitre venían los baiba iles de las oficinas del Toco. En la Fiesta de la Cruz de Mayo también se evidencian estas identidades familiares dentro de la identidad quillagueña: cada “clan” de parientes y amigos se re-encuentra con sus difuntos en su respectiva Cruz, en la cual le saludan, bromean y rememoran, a la vez que atienden con bebidas y dulces a quienes les acompañan. Mención especial para el Carnaval de Quillagua que se celebraría al menos desde los años 30 del siglo XX, donde originalmente se enfrentaban a través de versos y juegos propios de "la Chaya", dos bandos que se denominaban "Waras". En esa "Chaya" se lanzaban desde agua, papelillo y harina, hasta betún, culminando con el entierro del carnaval, arrojándose arrojándose al Rey Momo al río cuando venía la creciente. Hoy la festividad continúa, con mucha participación de los jóvenes que vuelven en verano al pueblo y culmina, además del entierro del carnaval, con la elección de la Reina.
101
Turismo de Quillagua
102
Quillagua
Algarrobos añosos, añosos, anteceden anteceden a selectos lugares y viviendas del poblado de Quillagua. Quillagua.
103
Turismo de Quillagua
Calaminas y maderas en la arquitectura urbana de Quillagua, clara evidencia de su existencia de valle vinculado al salitre en medio del desierto.
104
Quillagua
Casonas plenas de historias y detalles en las calles calles de Quillagua.
El Kiosco de la Plaza se trajo desde oficina salitrera Rica Aventura, e instalado y adaptado adaptado entre 1958 y 1960, en una iniciativa que partió de la Junta de Adelanto de Quillagua, presidida por don Bruno Hoyos. Hoyos.
La plaza y su kiosco, combinando diseños contemporáneos, con las maderas de pino oregón que alguna vez fueron el eje de la oficina Rica Aventura.
Plaza de Quillagua La Plaza de Armas del poblado es el lugar coloquial, de encuentro con los vecinos y donde convergen quienes asisten a las festividades o de paseo por el lugar. Lleva el nombre del Libertador Bernardo O´Higgins, honrado honrado con un busto en su flanco principal, por calle Comercio. Fue donado por el Rotary de Tocopilla el 20 de agosto de 1979. Todo esto la convierte en un centro social-recreativo e incluso más, un eje importante en las festividades tradicionales del poblado, como la Cruz de Mayo, Corpus Christi y de San Miguel. Se accede a esta plaza por la calle Comercio. Su plano es cuadrangular, contando con 40 metros por cada uno de sus lados, donde los paseantes disfrutan del caminar o conversar en sus bancas de estilo clásico sombreadas por arboles de la zona. Sus jardines presentan presentan cierres de fierro fierro y malla . En su centro se levanta un imponente kiosco, construido íntegramente en madera de pino ore-
gón el que proviene de la ex oficina salitrera “Rica Aventura”, del Cantón del Toco, y que perteneció al industrial alemán Henry Sloman. Fue instalado y adaptado en los años 1958 - 1960, por la Junta de Adelanto del poblado. Cuenta con dos niveles y una planta de ocho lados (octogonal), con un techado que converge y culmina en un octaedro (figura geométrica). En este oasis dentro del oasis las personas pueden conversar y recrearse con tranquilidad, valorando además el contar con una joya de tiempos del salitre. Los viajeros pueden sentir y ver la vida cotidiana del poblado, desde este punto que centraliza el quehacer de los habitantes de Quillagua.
107
Turismo de Quillagua
108
Quillagua
La Iglesia de Quillagua, donde se atesoran las sagrada imaginerías de San Miguel y Santa Rosa, flanqueando al Cristo en la Cruz.
Iglesia de Quillagua Está ubicada inmediatamente frente a la plaza, al lado sur de ésta. Su estilo es modernista, con líneas geométricas pronunciadas, sin paralelos con las iglesias que preexistieron en el poblado (al menos la colonial y la histórica), o en la zona. En su construcción, que se efectuó después de la destrucción del templo anterior por el terremoto de 1967, se utilizaron tabiques y concreto. El techo es de planchas de zinc, sostenido sobre estructuras de fierro. Presenta un campanario, dentro del estilo ya señalado que resalta en los cielos de azules intensos de Quillagua. En tiempos coloniales dependía del Curato de Pica y del Obispado de Arequipa. El interior es de una sola nave, muy amplia, iluminada tenuemente por ventanas altas, en que vidrios coloreados, cual vitral, le agregan tonos al espacio. La imaginería religiosa es variada, siendo la más relevante aquella que representa al Arcángel
San Miguel , Santo Patrono de Quillagua, el que es celebrado cada 29 de septiembre, seguidos por las festividades de la Virgen del Rosario. A la imagen de San Miguel se le atribuye una antigüedad de al menos un siglo y medio, lo mismo que fue fabricada en madera de sándalo traída desde Oriente. Respecto a la Virgen del Rosario, antecedentes antecede ntes de época señalan que fue traída desde España, siendo motivo de la mayor veneración en nuestros tiempos, sucediendo su celebración a la de San Miguel. Los quillagüeños creen fehacientemente que en el interior de la figura de San Miguel existe una placa o pergamino que cuenta su historia, detallando el lugar y fecha de elaboración de la imagen, cuyo conocimiento ha estado reservado sólo a dos personas del pueblo, que han conservado el secreto de su lectura, constituyendo parte del patrimonio intangible de la localidad, en que sin dudas un valor mayor es la devoción y forma de vincularse con el Santo Patrono.
109
Turismo de Quillagua
Fiesta de San Miguel Septiembre es un mes especial en Quillagua. Desde los primeros días del mes ya se empieza una creciente actividad, con el ir y venir de lo quillagüeños residentes y los que retornan de casi todas las ciudades del norte, abocándose a `reparar viviendas y locales, o a ensayar las danzas con que celebrarán a San Miguel Arcángel, el patrono del pueblo e inmediatamente después, a la Virgen Virgen del Rosario. En la madrugada del día 28 de septiembre han estado arribando los bailes religiosos, radiantes de colores, cantos y danzas para honrar al Santo. Se espera espera el comienzo del 29 con una misa, hasta que al llegar la medianoche todo es júbilo resaltados por los fuegos artificiales, marcando el inicio de la festividad mayor, con las danzas y devoción a San Miguel. Por fin es su esperado día, lo cual motivó tantos preparativos y ensayos. Por eso, durante toda la jornada se sucederán las manifestaciones de los promesantes, para culminar con cantos y alabanzas. El día 30 se dará comienzo a las festividades dedicadas la Virgen del Rosario, .
buyéndoseles la responsabilidad de coordinar la festividad, lo que implica: coordinar la participación de los bailes, gestionar con la municipalidad. Se asocia a esta directiva el rol de los “colaboradores”, que son miembros del pueblo, residentes y no residentes, que apoyan la gestión de las actividades asociadas” (Cerna, 2013). La fiesta religiosa es celebrada por todos los concurrentes, y muy particularmente por los bailes religiosos, que danzan al son de bandas de bronce. Cada cofradía está asociada a las familias del pueblo, las que participan con Fe y religiosidad junto a sus parientes y cercanos, ya sea en las Diabladas, Morenos o Zambos, entre otros tipos de danzantes, todos los cuales sienten el honor de danzar y cantar al Patrón de Quillagua, el que debe estar más feliz con este re-encuentro de tan fieles devotos.
“(…) Ábranse las calles Dádnos el camino
Esta fiesta patronal conlleva toda una organización comunitaria, en que se elige a los alférez, que son los vecinos encargados de organizar las festividades, habiendo entregado antes sus cargos los alférez pasantes, que tuvieron a su cargo las celebraciones del año anterior. anterior. Los nuevos postulantes “hacen explícita su voluntad de integrar la nueva directiva de alférez, sea en representación de su red familiar local y/o por “ser peregrino”, factores que suelen interrelacionarse. Finalmente, se eligen entre 15 a 30 personas como alférez, debiendo cada uno pagar una cuota (....) y atri-
Porque ya llegamos A nuestro destino. (…) Lucero brillante Nos viene guiando Al templo de Miguel Ya vamos vamos llegando (…)”
Cántico al amanecer de los Morenos de San Miguel.
28 y 29 de septiembre de cada año. La celebración que se reitera, con tradicionales y nuevos bríos en la víspera y en el esperado día de San Miguel.
111
Turismo de Quillagua
112
Quillagua
Bandas de bronce preceden a los cófrades de San Miguel en la Entrada de Ceras, en la tarde del 28 de septiembre.
113
Las generaciones confluyen, desde distintas ciudades del norte, para danzar en el cumpleaños del Arcángel San Miguel.
Turismo de Quillagua
114
Quillagua
115
Turismo de Quillagua
116
Quillagua
A la medianoche, medianoche, recién arribado el día 29 el poblado se ilumina primero por los fuegos artificiales, luego por los despliegues de cantos, danzas, luces, bengalas y colores de los promesantes.
117
Un lugar de veneración a la Virgen a la entrada del pueblo de Quillagua y su mundo de Fe.
Turismo de Quillagua
118
Quillagua
La Gruta fue construida entre 1958 y 1960, gracias a la iniciativa del joven seminarista Bernardo Tolosa. Tolosa.
Gruta de Lourdes Los habitantes de Quillagua son de especial y profunda religiosidad, la que se ha acrisolado en los aportes cristianos desde tiempos coloniales, con las creencias, usos y ceremoniales andinos. Por eso, uno de los primeros lugares con los cuales se encuentra el visitante al ingresar al poblado por la calle Comercio es la Gruta a la Virgen de Lourdes. Este es el lugar donde pobladores y visitantes saludan y rezan a la Virgen de Lourdes (una Celebración Mariana por las Apariciones y Revelaciones en Lourdes, Francia, 1858). Por eso dispone de espacios para que los devotos recen a la Virgen o reflexionen y mediten, tal vez sólo descansen, bajo la mirada de la imagen santa. Las sombras y abrigo son prodigadas por árboles cercanos, que tratándose de este valle, son en algarrobos, chañares chañares y una de las pocas palmeras del poblado.
Detalle de miniatura religiosa en la Gruta de la Virgen de Lourdes.
Por ser lugar de recogimiento y ofrendas, se suele prender velas, efectuar rogativas y comprometer o cumplir “mandas”, todo lo cual es dispuesto ante la Virgen María, lo que conllevan las agradecidas ofrendas de los promesantes. También es lugar de las procesiones y festividades que realiza la comunidad, constituyendo un lugar de Fe y Tradición, que refleja mucho de la forma de sentir y vivir la religiosidad en el poblado y su entorno.
119
Turismo de Quillagua
Cruz del Calvario En este lugar se da comienzo la Fiesta de la Cruz de Mayo que se realiza los primeros días de ese mes y se asocia al bienestar de la comunidad y principalmente a la prosperidad de la cosecha. También es punto de partida para la Fiesta de San Miguel que se realiza los días 28, 29 y 30 de septiembre, constituyéndose por lo tanto, en punto relevante en las ceremonias y liturgias tradicionales de los lugareños, refrendando las raíces y rica fusión de elementos cristianos e indígenas. Las cruces fueron símbolos del avance de la evangelización por parte de los misioneros españoles, por estos territorios, combinándose con la veneración de los cerros de los pueblos indígenas de la zona. Además, estos puntos protectores y benefactores se convirtieron en punto inicial de las celebraciones religiosas, como de hecho acontece en Quillagua. En torno al poblado se encuentran: la Cruz de La Parte, la Cruz de Mayo (o del Calvario, próxima al cementerio actual); la Cruz de la Quebrada de Chuncahuaico; y la Cruz de Quebrada Albora. En las celebraciones, una persona destacada del pueblo dirige los cánticos, mientras la comunidad marcha en procesión, en dirección a las cumbres cercanas donde se hallan las cruces, en que la principal es la Cruz del Calvario (o de Mayo), que se encuentra próxima al cementerio, además de las cruces de Albora y de Chuncahuaico además de otras que representan a un familiar o amigo ya fallecido, al que se le celebra y recuerda con jolgorio, recordando recordando los buenos momentos compartidos, mientras se chaya la tierra y se ofrecen alimentos y bebidas a los presentes, repitiéndose el ceremonial en cada una de las cruces.
Dios te salve y te bendiga Cruz de mi Talla Adorable Árbol de la Redención Gloria de los Vegetales. O Piadosa, dulce Cruz en cuyos brazos mi Dios por darnos la vida eterna eterna padeciendo la muerte atroz atroz Permitíd que seamos dignos para poder alcanzar las promesas de Cristo en la Patria Celestial Refúgianos Cruz Bendita que así lo esperamos todos líbranos con tu amparo de aquél tan soberbio modo.. Por eso, a ti llamamos, Árbol Misericordioso... Y tu triunfo Santa Cruz nos libre de los peligros ora pro nobis venerable Santa Cruz Nuestro favor imploramos Ora pro nobis..
Celebración de la Festividad de la Cruz del Calvario, en que además la Comunidad visita cada una de las cruces de las familias quillagueñas, quillagueñas, recordando a sus deudos y amigos, encendiendo encendiendo velas, brindando por ellos y compartiendo bocados y bebidas. bebidas.
120
Quillagua
122
Quillagua
Compañía de Bomberos de Quillagua
El recinto de la Compañía de Bomberos se trajo a fines de la década del 50 desde oficina salitrera Rica Aventura, donde originalmente era el edificio del Correo. También es una iniciativa de la Junta de Adelanto de Quillagua.
Localizados en lo alto del poblado, los los estanques de agua además de proveer del vital líquido, son testimonios de tiempos del Ferrocarril Longitudinal Norte.
Sus orígenes se remiten al 11 de junio del año 2000, cuando fue creada como una brigada, con el fin de atender emergencias como accidentes carreteros y quema de pastizales. En sus comienzos llegó a tener 34 socios. Hoy permanece una decena de ellos activos que con entusiasmo se organizan y buscan mejorar los equipos, a la vez atender los requerimientos ante eventuales emergencias. En un principio contaban con una unidad de rescate, una moto bomba, un camión de bomberos antiguo y comunicador radial con un alcance de 20 kilómetros. El 19 de enero de 2010, se constituyen como Séptima Compañía "Quillagua" del Cuerpo de Bomberos de María Elena. El cuartel al igual que el kiosco de la Plaza de Quillagua, fueron traídos desde la ex oficina salitrera “Rica Aventura”, del Cantón de El Toco, la cual perp erteneció al empresario Henry B. Sloman y luego a la Compañía de Salitre de Tarapacá Tarapacá y Antofagasta. Constituyen así un ejemplo de participación y entusiasmo de los voluntariosos bomberos en el Valle de Quillagua, el que además es respaldado por la Comunidad cuando deben enfrentar una quema de pastizales u otra emergencia.
Estanques de agua
Sede de la Comunidad Aymara, desde la Bóveda Ancestral.
El agua potable fue una preocupación constante a lo largo de su historia para Quillagua. Por eso, hasta nuestros días tres grandes estanques de fierro que almacenan el vital líquido y que se remontan a tiempos del ferrocarril, del Longitudinal Norte, que llenaba de febril actividad a los lugareños, con su itinerario de dos veces a las semanas y ansiosos del remanso del valle, después del largo viaje por parajes desérticos. En estos estanques se recolecta el agua potable para la lo-
calidad, la que se transporta en camiones aljibes desde la capital comunal, María Elena. El primer estanque tiene una capacidad de 50 m3 (cincuenta mil litros), mientras que el segundo y tercer estanques tienen una capacidad de 22 m 3 (22 mil litros cada unos). El agua es provista por la Municipalidad de María Elena, que moviliza camiones aljibes 5 veces a la semana, entregando cerca de 17 mil litros de agua potable. El año 2011 los estanques fueron sometidos a un proceso mejoramiento y reparaciones, que consideró su pintado interior y exterior. El encargado de abrir el agua desde los estanques a las cañerías de las casas del pueblo es don David Ávila, quien además está a cargo del generador de luz eléctrica del pueblo y a es parte del día a día de Quillagua.
Sede de la Comunidad Aymara Representa el re-encuentro de los quillagüeños con los ancestros del valle, fomentando la identificación étnica con raíces de milenios atrás, hasta llegar a los primeros poblamientos poblamientos de estos parajes. Fue construido el año 2010 a través del Programa Orígenes de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena. Para los vecinos de Quillagua que se identifican como pertenecientes a la etnia Aymara, es un lugar de encuentro, de identidad y de puesta en valor étnico, además de contribuir a la integración intercultural. Los habitantes del poblado aspiran a que se transforme en un espacio donde se realicen actividades culturales y recreativas con identidad como la gastronomía y la cerámica, fortaleciendo la identidad quillagueña, en torno a la riqueza de la Cultura Aymara.
123
Turismo de Quillagua
La Taberna de don Juan Loayza, en calle Comercio. Fue un lugar tradicional del poblado, nacido nacido junto con el desarrollo del Ferrocarril Longitudinal. Longitudinal. También También se le conoció como el Club de la Vitrola y, además de su mobiliario, con estantes colmados de objetos de toda época, mesón o barra y rústicas bancas y mesas, sobresaliendo su mesa de billar, de mármol y de fabricación alemana. Vuelve a reabrir en cada Fiesta de San Miguel.
124
Quillagua
Casa Museo de don Juan Iglesias, un espacio de recuerdos y reminiscencias de tiempos pasados, donde están contenidos algunos preciosos artefactos de la historia historia quillagueña quillagueña y que hoy, hoy, se proyectan hacia quienes visitan el poblado.
125
Turismo de Quillagua
Campo Santo al flanco del valle, para el descanso eterno junto a sus cruces cruces y quienes les antecedieron.
Cementerio de Quillagua Es un lugar especial para los quillagüeños, donde los visitantes podrán apreciar los especiales sentimientos hacia quienes partieron y que siguen siempre presentes en sus afectos y memoria. Es un camposanto de estilo nortino que combina las formas propias del valle valle con aquellas de la pampa. Cuenta con un cierro perimetral y tumbas dispuestas bajo tierra, en que algunas se proyectan en la superficie con delimitaciones de pino oregón; mientras que las más recientes son de cemento, hasta llegar a formar pequeñas bóvedas e inclusive un castillo, que hacen la suerte de moradas de esos seres queridos. Además es un lugar simbólico y de tradiciones, ya que ante el fallecimiento de un familiar o amigo, se celebran los momentos compartidos, lo cual tiene su raíz en una cosmovisión que se ha formado por siglos y que se mantiene viva. De hecho, cuando acontece una defunción, se realiza una fiesta en honor de la persona y se recuerdan todas aquellas anécdotas, vivencias y momentos
que aquél compartió junto a sus seres queridos y amistades. La llegada al cementerio del féretro también es acompañada de jolgorio y alegría. Una banda de música guía “los pasos” del difunto hacia la otra vida, entonando festivas canciones que son parte del patrimonio cultural intangible de Quillagua. Una vez efectuado el entierro los asistentes permanecen, muy atentos, hasta que la tumba está completamente sellada, pues existe la creencia que si no se verifica ese hecho el deudo podrá volver y en ese estado, asustar a la gente, a la vez que se altera la paz del descanso del ser querido.
127
Quillagua desde el alto donde se emplaza el cementerio y las cruces, que serán veneradas cada comienzo de mayo.
Turismo de Quillagua
128
Quillagua
El espacio del antes de ayer, en el pueblo de ayer y hoy: Museo Antropológico de Quillagua.
Quillagua Circuito Arqueológico
130
Quillagua
Una colección rústica e intensa, con los protagonistas de la (pre)historia y sus ar tefactos, que testimonian presencias e influencias en el oasis de Quillagua.
Museo Antropoló Antropológico gico
E
l Museo Antropológico Municipal de Quillagua fue habilitado para albergar los vestigios arqueológicos, tan abundantes por los poblamientos prehispanos en el valle, los que quedaban expuestos después de remociones del terreno, ya sea por trabajos o por “huaqueros”(saqueadores de sitios arqueológicos) de modo de reunirlos, protegerlos y difundirlos.
Físicamente el museo está compuesto por tres salas de exhibición en donde se ubica una serie de vitrinas y mesas, en las que se han dispuesto los testimonios de fases prehispanas, con interesantes piezas textiles, cerámicas, líticas y donde se presentan momentáneamente, mientras se les lleva a su lugar de descanso que se definirá por la Comunidad y criterios técnicos y éticos, varios cuerpos momificados, entre los cuales, resaltan los cuerpos de una indígena que portaba en su entierro una máscara de fibra de camélido y, de tiempos históricos el cuerpo de una persona oriental, que debe fecharse en tiempos del salitre y construcción del ferrocarril, probablemente proveniente de guaneras en el litoral. En la actualidad este recinto es administrado por la Municipalidad de María Elena. Pese Pese a que perper-
manece cerrado la mayor parte del tiempo, quienes quieran visitarle pueden solicitar el acceso a la cuidadora, siempre atenta a estos requerimientos. Hoy la Comunidad Aymara de Quillagua aspira a recuperar, administrar y fortalecer este sitio y sus valiosas muestras, situación que debe ser consensuada entre el Consejo de Monumentos Nacionales, la I. Municipalidad de María Elena y otros actores claves en un proceso de ese tipo. Mientras tanto, los visitantes pueden apreciar allí los vestigios de la cultura de la zona y percatarse cuan importante fue Quillagua en el pasado prehispano, asociándose a todos los sitios arqueológicos del territorio, en que los geoglifos, petroglifos y múltiples caminos que conducían desde y hacia el valle son otras evidencias tangibles del quehacer de quienes, perpetuados por el desierto, son parte de ese pasado.
131
Turismo de Quillagua
Rescate arqueológico en Rinconada el 2010. Fotografías gentileza Pablo Méndez-Quiros.
Cementerio sector Rinconada Corresponde a cementerios indígenas que se ubican al suroeste de Quillagua, en terrazas formadas a lo largo de siglos por el río Loa. También se les conoce como Cementerio Oriente, con dos sectores a su vez, uno más alto y el otro más bajo. Se accede por un camino de tierra, recomendándose la asistencia de guías locales.
Restos arqueológicos en el Cementerio Indígena de Rinconada, lugar protegido por Ley.
En estos sitios se encuentran bienes culturales procedentes de la zona Atacameña, de Arica, Tarapacá y del altiplano meridional, esto porque Quillagua fue un espacio de encuentro de tan diversas culturas que según las evidencias, convivieron en forma pacífica y complementaria, enriqueciendo el Patrimonio Cultural de Quillagua. Los antecedentes que han sido estudiados por arqueólogos y antropólogos, han determinado que se comenzó a utilizar en la fase Intermedia Media, desde el año 600 DC, teniendo su mayor auge entre el 900 y 1200 DC, perdurando hasta la Fase de Desarrollos Regionales, y hasta el arribo del Tahuantinsuyu (Incas, en el Período Tardío, 1450 DC). El año 2009 se realizó un levantamiento levantamien to de los restos dispersos y se reunieron y colocaron los vestigios bajo la protección de la Comunidad Aymara
del poblado, la cual los depositó en la Bóveda de los Antepasados, que incluían osamentas; fragmentos cerámicos, textiles, ajuares mortuorios en general, hoy se ve que nuevamente el lugar ha sido afectado por saqueadores o “huaqueros”. Por ser un sitio arqueológico, frágil y de alta vulnerabilidad, se recuerda que está prohibida la remoción del lugar, como asimismo llevarse algún objeto, para lo cual rige la Ley 17.288 sobre Monumentos Nacionales.
Muchas huellas del desierto, demasiadas, tenían como destino o punto intermedio relevante al valle de Quillagua, donde los caravaneros de caminos largos y cansados, hallaban el agua, los cultivos de las aldeas, la madera y los frutos del algarrobo y chañares, entre tantos bienes más, que le distinguieron con el arte rupestre, que distingue a un lugar selecto de la itinerancia y circuitos de intercambio prehispanos.
Huellas Troperas Caminos y huellas actuales y del pasado que trazan el desierto en su andar desde y hacia el valle.
Mucho antes de la llegada del español, desde la temprana prehistoria, los caminantes y las recuas de llamas, cargadas con productos de otras ecologías, de otros paisajes y gentes, atravesaron atravesaron y hasta se detuvieron en estos parajes fértiles de Quillagua, que junto a otras rutas selectas se fueron haciendo verdaderos caminos, parte de una red vial, que después seguirían otros viajeros. El norte tiene la particularidad de estar formado por franjas de relieve, cada uno de los cuales posee condiciones climáticas y productivas distintas. De este modo, quien vivía en el valle, necesitaba complementar su dieta y su bagaje cultural y natural con las etnias costeras, o con los de las tierras altas, e inclusive con aquellas de las yungas y de la Amazonía. El trueque llevó a que se recorrieran miles de kilómetros y se formasen circuitos de intercambio, en que siempre hubo puntos importantes, sobre todo cuando se cruzan desiertos: uno de estos fue Quillagua, con sus algarrobos y sus aguas frescas. Desde la
fases Intermedia Media, desde el 500 DC, con la influencia Tiwanako, es que se registra la intensificación de esta movilidad, la que se acrecientan en la Fase de Desarrollos Regionales, también denominado Periodo Intermedio Tardío. La trashumancia generó estas huellas troperas, esa dinámica de relacionarse con otras etnias, que quedó grabada en los cerros, en planicies y valles. Pese a que muchas se han ido borrando, otras perduran. Además, estos rastros del pasado se asocian a los geoglifos y petroglifos, como los que se hallan en las proximidades de Quillagua (Calartoco, La Encañada, La Angostura), que tienen su razón de ser en estos desplazamientos hacia todos los puntos cardinales, para Atacama y para Tarapacá, para las tierras altas y para la costa. Entre tantas huellas y rutas, se identifican en esta zona las siguientes: Ruta Quillagua - Desembocadura del río Loa y Caletas Costeras; Ruta Quillagua - María Elena; Ruta Quillagua - Tocopilla; Ruta Quillagua - Huatacondo; Ruta Quillagua - Quehuita; Ruta Quillagua – Sector Alto Loa.
135
Turismo de Quillagua
136
Quillagua
Sector arqueológico Calartoco Figuras antropomorfas y zoomorfas dinámicas, dinámicas, de humanos y camélidos, trazadas en positivo, en el Sector de Calartoco.
El Parque Arqueológico de Calartoco se ubica a 8 km de Quillagua en dirección suroeste e inmediatamente al este de los Geoglifos de La Encañada, próximos a la carretera y por lo tanto muy accesibles. Está constituido por 16 bloques rocosos que fueron desplazados de su ubicación original y relocalizados en este sector delimitado por un muro perimetral y acceso, para constituir un museo de sitio, administrado administrado por la Municipalidad de María Elena, hallándose dispuestos de forma tal que se les pueda apreciar y efectuar un reconocimiento turístico-cultural. La fechación de los petroglifos (figuras trazadas en rocas), se estima en la fase Agro Alfarera, aproximadamente entre el 600 y 1200 DC, en los periodos Intermedio Medio y de los Desarrollos Regionales. Entre los elementos representados destacan figuras antropomorfas, zoomorfas y geométricas, las
que se confeccionaron con la técnica del raspado en las superficies de los bloques rocosos, formando los dibujos con el tono más claro que queda al descubierto (figura en positivo). Se identifican elementos culturales tarapaqueños, como una figura humana con tocado semilunar y vestimenta de forma trapezoidal. Se asocian estos petroglifos a la intensa trashumancia en toda la zona, en que los caravaneros dejaban mensajes ideográficos y litúrgicos, que eran compartidos socialmente y funcionalmente por los miembros de las comunidades, de acuerdo a su cosmovisión, es decir sus creencias y formas de ver y concebir el mundo. Como todo sitio arqueológico y patrimonial, esta protegido por Ley de Monumentos Nacionales y, y, es un deber de todos el cuidarles y conservarles, por ser parte del bagaje cultural del valle de Quillagua.
137
Turismo de Quillagua
138
Quillagua
Un sitio arqueológico de primera relevancia, con sus muros y recintos, sus espacios próximos al río, donde la agricultura, alfarería, metalurgia y, especialmente el constante intercambio, fueron una constante en el valle quillagüeño.
Aldeas Agrícolas Prehispana Prehispanass Sector La Capilla Esta aldea agroalfarera (Intermedio Medio y Tardío) tuvo su máximo desarrollo entre el 500 y 1450 DC Hasta aquí confluyeron en interacción pacífica, las Cultura Atacameña y Pica - Tarapacá. La vida en la aldea fue plena de actividad, con metalurgistas trabajando el cobre y la plata; las tejedores hilando, mientras otros cosechaban el maíz, recolectaban semillas de algarrobos y esperaban que llegasen nuevas caravanas o caminantes, con productos y novedades desde todos los puntos cardinales, desde pescados, estrellas y soles de mar, y mariscos de la costa, hasta la quínoa de las tierras altas. Su emplazamiento, en una terraza fluvial a sobrenivel, es estratégico respecto al valle y al uso de sus recursos hídricos, forestales y zonas propicias para el cultivo y pastoreo. Las ruinas que se mimetizan con el paisaje por estar construidas con materiales del sector, ocupan una superficie de 150 x 50 m y consisten en una serie de muros y pircas de piedra, unidas a través de una argamasa de arcilla mezclada con yeso. Se distinguen sectores que debieron haber servido para pernoctar y otros que cumplían el rol de graneros (kolkas ).
La estructura, que no debió sobrepasar el metro de altura, se techaba con una estructura sostenida por palos recubiertos de esteras de sorona o carrizo, para proveer de la sombra en el día y el abrigo en la noche. Funcionalmente era una aldea agrícola, conformada como un conjunto comunitario, con habitáculos contiguos, que debieron ocuparse más frecuentemente para dormir, construyéndose sombreaderos (ramadas) para estar durante el día y desarrollar una vida cotidiana, donde, como ya se ha señalado, llegaban viajeros de rutas prehispanas con sus productos en sus circuitos de intercambio. Los recursos culturales expuestos en el sitio no deben ser removidos y están protegidos por normas de Monumentos Nacionales.
Reconstitución de una aldea agrícola en el valle quillagüeño, en una fase tardía en que se aprecian las influencias atacameña, tarapaqueña, tiwanacotas e incásicas, mientras el poblado desarrolla su dinámica cotidiana, representándose el ir y venir de caravaneros. Recreación del sector de La Capilla del arqueólogoo Luis Pérez. arqueólog
Sector Mocote - Ancachi El sector conocido como Mocote - Ancachi corresponde a un antiguo asentamiento prehispano del área de Quillagua (Fase Intermedia Intermed ia Media y Tardía o de los Desarrollos Regionales), en el que destacan un cementerio y un área habitacional bastante disturbadas por reiterados saqueos y esporádicas crecidas de río que le afectan producto de su emplazamiento aledaño al Loa. De acuerdo a los vestigios actuales y restos de material vegetal se presume que en el pasado este asentamiento constituía un oasis, del cual hoy sólo se aprecian especies de las estratas arbustivas, herbáceas y arbóreas propias de las orillas de río.
Las investigaciones arqueológicas más importantes en este sector fueron ejecutadas por Ricardo Latcham entre 1933 y 1938, cuando excavó una serie de tumbas y contextos arqueológicos asociados, contenido que se encuentra en el Museo Nacional de Historia Natural de Santiago, en que da cuenta que las tumbas se hallaban techadas a unos 40 cm de la superficie, conteniendo la momia y el ajuar funerario (Latcham, 1933). En términos generales, cabe mencionar que en la actualidad en el sector predominan dunas formadas por la acción eólica (acumulativa del viento), lugares en donde se distribuyen los materiales arqueológicos, principalmente objetos líticos y fragmentos de cerámica. Aledaño Aledaño al sector se encuentran varios caminos troperos, utilizados utilizados por los antiguos habitantes para articular sus patrones de movilidad interecológica, que les permitía unir los pisos de la costa, sierra, oasis intermedios y pisos alto andinos.
Panel de geoglifos en La Encañada con una representación antropomorfa con báculo de grandes dimensiones y figuras geométricas contextuales. contextuales.
Geoglifos La Encañada Los geoglifos del sector La Encañada son preciosas manifestaciones prehispanas (Intermedio Medio y Tardío, es decir, entre 950 a 1450 años D.C.). Se ubican en la cadena de cerros paralela a la Ruta 5 Norte, a 9 Km de Quillagua y frente al museo de sitio de Calartoco. En estas laderas se pueden identificar 4 paneles o conjuntos de dibujos, elaborados con la técnica de sustracción de la capa superficial, formando figuras más claras (en positivo) y otras en que se forman figuras mixtas (positivo y negativo). El estilo de confección demuestra la influencia e interacción tarapaqueña y atacameña. Destacan motivos antropomorfos (formas humanas), geométricos y zoomorfos los que simbolizan principalmente actividades de los caravaneros prehispanos. Es notable la presencia de figuras antropomorfas provistas de atuendos trapezoidales; de otras dinámicas, que representan figuras humanas en movimiento y es notable también que estas figuras humanas porten un báculo mayor a su propio tamaño. Entre las figuras geométricas resalta la presencia de la Chakana o cruz andina, que es un rombo escalerado. Se encuentran habilitados puntos de observación y sombreaderos para la mejor observación de los distintos conjuntos. Este tipo de manifestaciones se asocia a la itinerancia de caravaneros entre las distintas ecologías y a aspectos ceremoniales o rituales, efectuados con la concepción del mundo y formas de expresión de entonces.
El panel principal de La Encañada Sur, con un logrado conjunto de figuras trazadas por la sustracción de material de tono más oscuro del cerro, lo que origina las figuras en positivo.
Geoglifos La Encañada Sur Los geoglifos de La Encañada Sur se ubican a 14 km de Quillagua en dirección suroeste. En este sitio las figuras son más abundantes y concentradas, distinguiéndose líneas verticales, cruces, camélidos de dos y cuatro patas, figuras zoomorfas y ornitomorfas (de animales y aves) no identificables y tres figuras antropomorfas, de las cuales las dos mayores portan túnicas (vestimentas) trapezoidales, y una de ellas presenta un tocado semilunar. Al igual que en La Encañada, la técnica utilizada es de sustracción de material superficial más oscuro, del cerro en que se localizan, generando así figuras en positivo, más claras y que contrastan con el fondo. Su data se sitúa entre el 900 y 1450 DC., principalmente en la llamada Fase de los Desarrollos Regionales, correspondiendo también al tránsito de las caravanas y a ceremonias o liturgias que los caravaneros efectuaban, cubriendo las distintas franjas de relieve y clima del territorio, para intercambiar sus variadas producciones y donde Quillagua y su entorno eran lugares relevantes por sus recursos y asentamientos allí instalados. Frente al sitio principal se aprecia una Chakana, o cruz andina, que corresponde a un rombo escalerado, presente en sitios de geoglifos en toda la zona norte del país. Estilísticamente Estilísticamente en el sitio se combinan elementos de las Cultura Atacameña y de la Cultura Pica - Tarapacá. Dispone de acceso y mirador para apreciarlos desde la distancia adecuada.
145
Turismo de Quillagua
Chug-Chug constituye uno de los sitios más notable, extraordinario, de geoglifos del norte chileno, lo cual le otorga una relevancia a nivel mundial.
Geoglifos de Chug-Chug El sitio arqueológico de los cerros de Chug-Chug se encuentra ubicado a 80 km lineales y a 140 Km por carretera de Quillagua, en dirección sureste. Para llegar se sigue la Ruta 5-Norte en dirección sur hasta empalmar con la Ruta CH-24 rumbo a Calama, por 51 Km, para luego ingresar por un acceso de 12 km, en buenas condiciones, hasta el sitio. Coincide con una ruta prehispana que tuvo entre otros hitos al litoral, Quillagua, Chiu-Chiu y las tierras interiores, la que transcurre por una franja adjunta a la Cordillera del Medio, en una zona de hiper-aridez dentro del ya árido Desierto de Atacama, asociándose además a aguadas, paskanas o refugios y lugar de liturgias. Es el conjunto de arte rupestre más relevante de la Región de Antofagasta, con más de 350 figuras trazadas en 5 lomas que constituyen los cerros de Chug-Chug, a un promedio de 2000 metros sobre el nivel del mar. En la composición de las figuras sobresalen las figuras geométricas que llegan, a lo menos a 246 motivos. Otros 60 trazados corresponden a figuras zoomorfas (mamíferos, aves, réptiles) y 47 a figuras antropomorfas (humanas: estaticas, dinámicas (en actividades como los balseros); con atuendos y tocados, además de otras indeterminadas, al hallarse dañadas por efectos del tiempo, del medio y/o la acción humana. La mayoría de las figuras se han trazado en positivo y con la técnica de sustracción de la capa superficial oscura, que permitió formar dibujos claros, aunque también las hay en negativo y con técnica
mixta. Destacan motivos de estilos atacameños y tarapaqueños, resaltando entre muchas, las figuras humana de túnica trapezoidal recta y tocado semilunar, con báculo y en labores o prácticas frecuentes. Son particularmente abundantes las figuras geométricas (Chakanas o cruces andinas, círculos, rectángulos), además de las antropomorfas y zoomorfas, todas las cuales se distribuyen en los lomajes, disectados por escurrimientos de agua. Todo el área de Chug-Chug se caracteriza por su carácter litúrgico, ya que fue motivo de ceremonias y rituales en tiempos prehispanos tardíos, lo cual se evidencia en la presencia de d e cerámica “matada” (quebrada a modo de ofrenda); cantidades de partículas de mineral de cobre, ofrendas líticas y de otros materiales asociados, evidencias que permiten concluir que este fue un punto donde se conectaban etnias de diferentes ámbitos geográficos desde el litoral, zonas del río Loa medio y alto; la zona alto andina en amplio, en su trashumancia e intercambio efectuado por los caravaneros, además de proseguir su utilización en tiempos históricos. El lugar dispone de señalética y algún equipamiento como puntos de observación y estacionamiento. Estas representaciones rupestres se desarrollaron a lo largo de muchos años en la Fase de los Desarrollos Regionales o Intermedio Tardío, que en términos cronológicos van desde el año 900 D. C., hasta el 1450 D. C.
147
Turismo de Quillagua
Bóveda ancestral Junto con la valoración e identificación identificación étnica de los habitantes de Quillagua al constituir el año 2003 la Comunidad Aymara Aymara de la localidad, también se profundizaron los vínculos con los antiguos habitantes de la zona, los llamados “Gentiles” que en el Cementerio Indígena Alto Parráguez y otros entierros, hoy sitios arqueológicos, fueron removidos por los “huaqueros” o saqueadores reiteradamente y por décadas, dejando diseminadas las osamentas y cuerpos momificados. Por eso se decidió reunir esos vestigios en la Bóveda Ancestral, preservándolos, poniendo en valor sus legados, como los antiguos habitantes con los cuales existen raíces y nexos históricos y míticos. Son los antepasados, más que por parentezco, por ser quienes primero habitaron el valle y les precedieron. Este verdadero mausoleo o memorial fue inaugurado en junio de 2011, junto con la sede de la
Comunidad Aymara, Aymara, quienes fueron gestores de la iniciativa. Hoy sus integrantes y la comunidad en general actúan resguardando y manteniendo el lugar, además de entregarle a esos “antiguos” sus respetos y una creciente identificación con las nuevas generaciones de Quillagua.
148
Quillagua Cultura Andina e Identidad presentes en los momentos momentos especiales y cotidianos de la vida actual de Quillagua y los quillagüeños.
149
Turismo de Quillagua
Sector Monte de Oro, en el acceso norte al poblado.
Quillagua Circuito Recreativo y de Observación
150
Quillagua
Garza Azul (Egretta Caerulea) en el río Loa.
Circuito Recreativo y de Observación En este circuito se encuentran una serie de lugares, muchos de ellos en el entorno del poblado y otros, algo más alejados. Aquellos más próximos tienen la característica de ser sitios que están vinculados a la vida cotidiana de los quillagüeños, y que comparten, desean compartir, con sus visitantes, hallándose plenos de tradiciones e historias presentes en sus memorias y de los momentos que allí vivieron o acontecieron, constituyéndose en puntos de encuentro y de asombro, ya sea por sus características geográficas o ecológicas, ya por los acontecimientos o recuerdos que guardan para los antiguos quillagüeños. Entre éstos, sobresale el Valle de los Meteoritos o de los Hundimientos Geológicos, por sus misterios y por todas las teorías que se conectan con sus especiales formas de depresiones cóncavas y el estimado origen cósmico, a partir de impactos de cuerpos celestes en esta zona.
Mientras, más alejados y conformando por sí un gran atractivo, de alto potencial para Quillagua, se encuentra la Quebrada Arca, a menos de 40 km lineales desde el poblado, en lo que constituye el único sitio paleontológico de Chile donde se han hallado icnitas o huellas de Brontosaurio, asociadas a otras de Carnosaurio. El siguiente es el detalle de cada lugar, único por sí:
151
Atardecer en el río Loa en las proximidades del Puente Puente La Máquina
Turismo de Quillagua
152
Quillagua
El Martincho, sector tradicional, de paseos y celebraciones de residentes y visitantes.
Sector tradicional de El Desvío.
El Desvío
Los Chañares
Este sector se ubica al norte del poblado de Quillagua y en éste destacan una serie de pozas originadas por manantiales, que surgen desde vertientes subterráneas.
Sector localizado a 2 km al norte de Quillagua, caracterizado por ser un lugar de alta belleza escénica, junto al río Loa, propicio para la observación de flora y fauna, especialmente de aves como el peuco, el tucúquere, el chuncho, el cernícalo, el pidén, la tagua chica, la loica, el chincol y el chercán.
El lugar presenta excelentes condiciones para realizar actividades de natación y de baño por la cristalina limpieza de las aguas presentes en el sector, que posee una vegetación compuesta por una formación ecológica típica de orilla de río, entre las que destacan algunas variedades de Juncáceas (Junquillos), los que junto a algunas especies de Cachiyuyo y Brea son dominantes en este sector.
Destaca por sus arboledas de chañar (Geoffroea decorticans) que generan un espacio para la realización de actividades de camping, picnic o simplemente pasear y encontrarse con un bosque típico del valle quillagüeño.
Atardecer restallando en el el Valle. Valle.
156
Quillagua
Instalaciones recreativas y sombreaderos en los Campings de Quillagua.
Camping Municipal de Quillagua Se encuentra a 1 km de la plaza del poblado, en la prolongación al suroete de la Ruta B-135. Está equipado con la zona de camping, iluminación provista por paneles solares, piscina, baños, sombreadero en forma de pérgola, juegos infantiles y asaderas con sus respectivas mesas y bancas, lo cual lo transforma en un punto ameno y entretenido.
También es disfrutado por los visitantes, siendo lugar de camping para grupos de Boy-Scout y paseos escolares, que vienen desde Antofagasta o Tocopilla, pero que en realidad se presta para que cualquier grupo lo tome como punto de referencia para aprender y conocer más del valle, de su gente y de su historia.
Un segundo camping se ha habilitado con moderno equipamiento de sombreaderos, asaderas y servicios básicos, en el sector del puente Pichi - Quillagua.
Hace algunos años se habían construido unos diques de concreto para contener el agua y algunos canales, para su distribución.
Ambios centros son importantes para los residentes, ya que no sólo permiten atender de mejor forma a los visitantes, ampliando las posibilidades que se acampe en esta zona, sino que además se convierte en un espacio de convivencia comunitaria y un lugar de recreación para los niños y jóvenes.
El Martincho Sector de abundante vegetación de algarrobos y chañares, lo mismo que de arbustos y juncos, propios del borde del río, que constituyó un lugar tradicional de recreo de los quillagüeños, emplaemplazado en el borde poniente del río Loa, a menos de 3 km del pueblo. Fue un lugar de baño, paseo y entretención, especialmente los fines de semana cuando se efectuaban reuniones, asados y fiestas, incluso el comienzo de los Años Nuevos.
Hoy es parte de los atractivos turísticos, con identidad, de este poblado, reconocido y recordado por los mayores de la Comunidad, mientras los más jóvenes esperan revivirle en sus momentos gratos, ojalá junto a muchos visitantes que descubran este espacio selecto de la naturaleza y de la tradición quillagueña.
158
Quillagua
Sector del Martincho.
Aguilucho de la Puna (Geranoaetus poecilochrous) en encañonamientos encañonamientos de Angostura.
Walquiria
Acceso al predio La Villa Blanca, posteriormente conocido conocido como "Walquiria".
Se dio este nombre al predio “La Villa Blanca”, ubicado en este sector llamado “La Parte”, donde en los años 70 se criaron caballos de carrera. Dado que sus propietarios eran Mario Navea y su esposa. Aras Walquiria, provenientes de Antofagasta.
Hoy es uno más de los atractivos turísticos, con identidad, de este poblado, donde la memoria se combina con el presente y cada vez sueña con un futuro más promisorio en base al turismo y sus atractivos.
Estos empresarios encontraron las condiciones necesarias para el crecimiento y desarrollo de sus selectos caballos, entre ellos el forraje, en base a la reconocida alfalfa que se cultivaba en el valle a los algarrobos y sus vainas, que en este sector abundan, lo cual aseguraba el buen crecimiento y desarrollo de los selectos ejemplares.
Angostura
También se pueden apreciar las reminiscencias de las antiguas actividades silvoagropecuarias que se desarrollaron en el valle, principalmente maquinas enfardadoras y tractores, todo enmarenmarcado por arboledas de algarrobo que hacen ameno cualquier recorrido.
Este sector se ubica en dirección noroeste de Quillagua y se caracteriza por presentar una serie de rasgos geológicos y geomorfológicos de gran belleza escénica, principalmente por el encañonamiento del valle del Loa, lo que otorga una especial fisonomía a la zona, lo que se complementa con la vegetación propia del valle del río y arboledas de algarrobos (como (como la “Arboleda La Mancha”), donde los lugareños llevaban a alimentar su ganado. Hoy es lugar de recolección de madera y leña para la fabricación de artesanías y pastoreo de caprinos y ovinos.
159
Turismo de Quillagua
Pato Colorado, (Anas cyanoptera cyanoptera), hembra y macho, en proximidades del puente Pichi Quillagua.
Este ecosistema que se denomina deno mina “Vegas “Vegas de orillas del río Loa”, reconocible desde Angostura hasta el área del tranque Sloman por el sur, con 65 km. de extensión y un total de 239 hectáreas, en el sector norte de vegas, que se extiende desde el puente de Quillagua hasta el sector de Angostura, aguas aba jo del pueblo pueblo (22 km. de de extensión extensión con 110 hectáhectáreas aproximadamente), donde se concentran los principales recursos forrajeros, recolección de yerbas medicinales y leña. Antiguamente, este sector también era utilizado para la extracción de camarones y pesca de pejerreyes.de insectos.
160
Quillagua
Valle de Los Hundimientos Geológicos (de Los Meteoritos) El sector se ubica en las proximidades del cerro Posada, al este de Quillagua. Se accede por el camino que va desde el poblado al cementerio actual, el cual se encuentra en excelentes condiciones de transitabilidad, ya que ha sido recientemente mejorado, permitiendo llegar muy cerca de los bordes mismos de las depresiones o “cráteres”, de belleza escénica sin igual. Este Valle posee el atractivo geomorfológico de las espectaculares dolinas o depresiones del terreno, producidas producidas por la disolución de capas salinas y solubles, que las aguas subterráneas hacen colapsar provocando el hundimiento del bloque (erosión Kárstica), dando origen a estas formas particulares del relieve. Además del cráter principal, con un diámetro de 280 m en su mayor extensión, se observan fácilmente al menos dos cráteres de menores dimensiones.
En las proximidades se pueden llegar a identificar hasta 5 depresiones más, de similares características, pero más pequeños y de más difícil acceso. Estos cráteres son del mayor interés de visitantes quienes recorren el sector en busca de atractivos geológicos y geomorfológicos. También atraídos por el posible origen cósmico, diferente al conocimiento científico que sostiene su carácter de “dolinas” (hundimientos geológicos). En cualquier caso, son formas del relieve especiales, en que el visitante enfrentado a sus proporciones y constitución, puede apreciar como espacios selectos del Desierto de Atacama, no desestimándose que hayan sido también objeto de admiración y posibles liturgias prehispanas, según antecedentes informales y no confirmados de hallazgos arqueológicos en su fondo.
Dolina o depresión geomorfológica principal del geomorfológica Valle de los Meteoritos, un espectáculo natural inédito en el desierto atacameño y atractivo de alto interés científico y turístico.
163
Turismo de Quillagua
164
Quillagua
Quebrada Arca: Huellas de Dinosaurios
Vistas del sector de la quebrada y de las icnitas. Fotografía de Paul Maluenda.
Constituye uno de los recursos turísticos más alejados del poblado de Quillagua, a una distancia de 37 km lineales al sureste, constituyendo un caso excepcional, muy relevante para la comunidad científica y para quienes les interesa la paleontología. Su valor patrimonial se encuentra en las series de huellas de dinosaurios (Icnitas) que han quedado registradas como fósiles en rocas sedimentarias de la mencionada quebrada, donde a su vez ésta se junta con la quebrada Sichal. Las capas en que se encuentran estas icnitas se correlacionarían con otras similares en la Quebrada Guatacondo, que incluye estructuras sedimentarias y huellas de dinosaurios de características coincidentes. Entre rocas sedimentarias y calizas de origen marino es posible apreciar una gran cantidad de fósiles, principales amonites. Los especialistas han podido proponer una edad en el Jurásico Superior (promedio 165 millones de años). Las Icnitas de dinosaurios reconocibles son: Saurópoda. Se reconocieron al menos cuatro rastrilladas correspondientes a dinosaurios saurópodos y asignadas en forma preliminar a Brontopodus (un Brontosaurio), siendo las primeras de esta especie bien documentadas en Chile. En la rastrillada mejor conservada se distinguen 11 huellas nítidas de forma oval, siendo las marcas de patas traseras notablemente más grandes que las ante-
riores o delanteras. Las rastrilladas presentan una notable nítidez de rastro. Therópoda. Una impresión atribuida a un terópodo, carnívoro que se desplaza sobre dos patas y que puede corresponder a un Carnosaurio fue hallada en un afloramiento aislado distante de las huellas de saurópodos, en que se aprecia la marca de tres dedos aislados. Este sitio paleontológico es altamente vulnerable, por lo cual no debe ser removido o alterado, hallándose bajo protección de las normas y Ley de Monumentos Nacionales.
165
Turismo de Quillagua
Quillagua Circuito Histórico
166
Quillagua
Compuertas del Tranque Sloman.
Circuito Histórico Quillagua y su territorio inmediato están plenos de historia, en que se combinan los momentos de auge, como aquellos vinculados a la industria del salitre en el Cantón del Toco, cuando el valle verdeció con una alfalfa de reconocida calidad que se comercializaba hacia esa zona y otros distritos salitreros, de Tarapacá y Antofagasta. Ello dio origen a las enfardadoras y a las máquinas que se utilizaban en la producción agrícola.
gestas que protagonizan los habitantes del valle cuando se van instalando y comienzan a escribir sus vidas aquí; de sus primeros cultivos; hasta llegar a los trabajadores y potentados del salitre que se proveían de las producciones agropecuarias; hasta vecinos visionarios y emprendedores, que dejan la impronta de su esfuerzo y creatividad en las faenas y labores que significaron momentos de bonanza para el valle.
El dinamismo que desde 1913 suma el Ferrocarril Longitudinal se traducirá no sólo en la Estación y en el próximo puente “La Máquina”, sino también en el surgimiento de hoteles, entre otros servicios, todo lo cual se combinaba con otras iniciativas, de los lugareños o de quienes veían en este espacio una oportunidad, asociado al desarrollo agroindustrial, a la ganadería; a la explotación de los camarones, entre otros tantos aspectos.
Disponiendo a Quillagua como un eje, se considera al sector del Toco, con sus ex salitreras, desde San Andrés y Santa Fé, hasta Santa Isabel por el sur, lo mismo que las importantes obras de ingeniería vinculadas, como los tranques Sloman y Santa Fé, y el puente pu ente ferroviario “Santa Teresa”.
Con el pasar del tiempo estos lugares se hicieron historia, la que hoy se proyecta desde la Memoria de las Quillagüeños y que se refiere a todas esas
167
Turismo de Quillagua
168
Quillagua
170
Quillagua
Estación de Quillagua Fue una Estación para el Ferrocarril Longitudinal (El Longino), que funcionó entre 1913 y 1975, mientras ese tren tuvo vida, cubriendo el trayecto entre Estación La Calera (zona central) y la Estación de Pintados, al sur de la Provincia de Tarapacá, donde conectaba y transbordaban sus pasajeros al Ferrocarril Salitrero u otro medio de transporte, A partir de 1929 el Longino pudo llegar directamente hasta Iquique, cuando se construyó el Ferrocarril de Iquique a Pintados (FCIP), ya que tenía la misma trocha métrica, o ancho de vía.
Estación Quillagua del Ferrocarril Longitudinal Norte: El Longino.
El conjunto de edificios de la Estación, construida entre 1911 y 1912, se levantó en pino oregón y calaminas (planchas de zinc), disponiendo de áreas de administración, oficinas y boleterías, andenes de pasajeros de 40 m de largo, con sombreadero; pulpería (Jefe de Pulpería fue el historiador antofagastino Isaac Arce); viviendas para el jefe de estación y empleados; áreas de mantención de locomotoras (las que operaban a vapor, principalmente las Mikado de la serie 910, de fabricación estadounidense ); triángulo de inversión;
estanques y destiladora de agua, entre otras instalaciones de apoyo a la actividad ferroviaria, que se pueden apreciar con sus tendidos y un muy próximo puente ferroviario. En su trayecto de tres días y dos noches entre La Calera e Iquique, el poblado de Quillagua se llenaba de vida, esperando y atendiendo a los viajeros con choclos cocidos, pastel de choclos y humitas; botellas de té, alfajores y frutas, a la vez que producía esta dinámica otros requerimientos de servicios complementarios, como por ejemplo los hoteles y restaurantes, para quienes descansaban o pernoctaban antes de seguir al Toco o Tocopilla, entre otros lugares. Hasta que en 1975 dejó de circular, circular, lo cual marcó fuertemente a los quillagüeños, que en cada arribo del tren veían una oportunidad de vitalizar sus economías y al poblado todo, pero que hoy con sus instalaciones y otra infraestructura se transforman en atractivos turísticos para los visitantes.
Andenes de las esperas esperas y los reencuentros, aguardando los chirridos de locomotoras de las líneas que unían norte y sur, no sin antes recalar en Quillagua, y sus botellas de té, sus choclos y camarones; sus habitantes y sus ilusiones.
173
Turismo de Quillagua
Un puente y sus estructuras, reflejando la época de esplendor del Longino y reflejándose todavía, perseverante, en el río Loa.
174
Quillagua
Puente La Máquina Este puente ferroviario se encuentra a solamente 1 km del poblado, constituyendo parte de la red del Ferrocarril Longitudinal Norte, del Longino que unía a La Calera con Iquique y puntos interintermedios o con conexiones a otros ferrocarriles. En sí representa una de las obras de ingeniería más atractivas de la arqueología industrial en este sector muy inmediato al poblado. Su estructura de fierro fundido y concreto fue hecha para resistir el tránsito de los trenes que unían un ían al norte con el centro - sur del país, transportando tan luego pasajeros como carga, remontándose
su construcción al periodo 1910 - 1913, en que se construye este tramo de esa importante ferrovía, que dio vida a Quillagua. Las vigas remachadas (sin soldaduras) se entrecruzan, otorgando estabilidad y resistencia al conjunto. En tanto que los durmientes de madera, resisten el tiempo en forma estoica ante el fuerte sol del desierto. Se inserta en un sector del Loa, donde es posible observar la vegetación propia del borde b orde del río, con juncáceas juncáceas y matorrale matorrales, s, concurriendo concurriendo además además variadas especies de aves, lo cual le otorga un valor adicional al lugar por este contexto natural.
Vigas y entrecruzan sus piernas de puente cansado. El Longino les remecía con su silbido de llegada, remachando y remarchando, antes de llegar a la Estación.
177
Turismo de Quillagua
Puente Teresa Este puente ferroviario fue construido para posibilitar la explotación y transporte de caliche desde Pampa Joya, sector ubicado a 22 km, este del río Loa, hacia la oficina Rica Aventura. Desde fines del siglo XIX se tenía conocimiento que esa zona contenía salitrales que podían ser beneficiados. A fines de 1926 la Compañía Salitrera de TocopiTocopilla, que había adquirido en la década anterior las oficinas y otras instalaciones de Henry B. Sloman, proyectó construir un ferrocarril eléctrico entre estos puntos, para lo cual en el km 2,5 del ramal se levantó el puente, hecho en acero, usando piezas suministradas por la casa Krupp de Alemania. La estructura consistió en una viga simple sostenida por dos pilares, en una notable obra de ingeniería, que hasta el día de hoy es posible apreciar. La iniciativa salitrera de Pampa Joya es muy poco conocida. No se construyó una oficina salitrera, sino que un campamento que albergase a los trabajadores que explotarían las calicheras, por lo cual el mineral obtenido debía ser transportado hasta la oficina Rica Aventura del Toco, donde se procesaría para obtener el salitre El ferrocarril, lo mismo que el puente, se construyeron entre los años 1928 y 1930, usándose la trocha de tres pies (914 mm). Entre Rica Aventura y el puente se levantó la Estación Teresa. Teresa. El campamento de Pampa Joya fue concebido a la usanza pampina, con una plaza central y poblaciones uniformemente distribuidas a su alrededor, más los consiguientes edificios administrativos y de servicios. Constituye la única iniciativa de explotación salitrera al este del río Loa.
Esta obra de ingeniería fue construida para unir a través de un ferrocarril eléctrico los sectores del Toco con Pampa Joya y explotar sus salitrales. salitrales.
Vista desde la Casa de Fuerza del Puente Teresa. Este ferrocarril fue propulsado a través de la energía eléctrica.
179
Turismo de Quillagua
Tranque Tr anque Sloman Sl oman Es Monumento Nacional desde 1985 y representa la capacidad de la ingeniería y el emprendimiento en la industria salitrera, constituyendo constituyendo un hito en la conquista del desierto y de sus escasos recursos hídricos. El tranque fue construido por el empresario Henry B. Sloman, propietario de las oficinas “Empresa”, “Rica Aventura”, “Grutas”, “Buena Esperanza” y “Prosperidad”, todas en el Cantón de El Toco y conocidas como Grupo Sloman. Justament Justamente, e, para proveer proveer de electrici electricidad dad a sus sus oficioficinas dispuso que en 1905 se iniciase la construcción de esta central hidroeléctrica, que tiene como estructura principal al gran muro de roca canteada que alcanza los 35 metros de altura, además de otros edificios para su operación y mantención. El material usado para la construcción de la represa se obtuvo desde una improvisada cantera, en el mismo valle, durando los trabajos 6 años, hasta ser concluido concluido y puesto en funcionamiento en 1911. El tranque tenía una capacidad para
El Tranque, donde el agua se acumulaba para luego ser conducida hasta las turbinas y generar la electricidad que proveía a las oficinas oficinas de Henry B. Sloman en el Toco y que luego serán de la Compañía de Salitres de Tocopilla.
represar normalmente 4 millones de m3 de agua, que podían llegar a 6 millones de m3, cuando crecía el caudal, lo que constituía un lago artificial de 2 km de largo por 52 m de ancho. Estas aguas impulsaban a su vez a 3 turbinas generadoras. Las obras significaron para Sloman una inversión de 100.000 libras esterlinas en obra gruesa, equipos e instalaciones. La central tenía una potencia instalada de 550 hp, sumándose además la potencia de 3 motores diesel de 400 hp en oficina Rica Aventura. Posteriormente se le agrega una casa de fuerza de tres motores diesel de 400 hp cada uno. Esta obra es uno de los mayores monumentos de la ingeniería nacional. Cesa sus funciones en el año 1965, mucho después de la paralización de las oficinas salitreras de la zona, resultando admirable la Casa de Fuerza y los espacios que combinaban las labores industriales con el recreo.
El notable muro de 35 metros de altura que permitía represar las aguas del río Loa, en una tremenda obra de ingeniería, un capítulo destacado de la conquista del desierto.
184
Quillagua
Tranque Tr anque Santa Sa nta Fé Este tranque fue construido entre 1898 y 1900 por la Compañía Salitrera Santa Fé del Toco, para proveer de electricidad a su oficina salitrera Santa Fé, que en 1906 es traspasada a Clarke, Bennett y Cía., para luego se propiedad de "The Tarapaca & Tocopilla Nitrate Co.". Casa de Máquina del Tranque Santa Fé, inmovilizados hoy ante el cielo desnudo del desierto y del valle.
El Tranque Santa Fé fue construido entre 1898 y 1900 por la Compañía Salitrera Santa Fé del Toco, para proveer de electricidad a la oficina homónima.
El tranque, que se emplaza en un sector de alta belleza escénica, flanqueado por las paredes abruptas del Loa, consistía en un muro muro de piedra canteada de 11.6 m de altura, que represaba las aguas del río, para llevarla hasta la oficina de la que dista unos 6 km. Para controlar su caudal contaba con tres compuertas accionadas manualmente, en previsión de las crecidas que se producen por las lluvias estivales o de verano. Para generar electricidad contaba con una turbina “Francis” de 150 rpm, la que conectaba con la Casa de Fuerza, donde había un generador “Siemens Schuckerts” de 3 fases, 24,3 Amperes y 5,000 Volts a 300 rpm. Luego, era transmitida por una línea eléctrica de 4,5 kilómetros hasta la
oficina, donde era reducida a 220 volts para ser distribuida en faenas y campamento. Un hecho relevante es que en la oficina Santa Fé fue donde por primera se aplicó electricidad en la industria salitrera para la tracción de un ferrocarril La solicitud para el uso de las aguas del río Loa para la generación de electricidad fue presentada al Supremo Gobierno por Karl Werner, gerente de la “Compañía Salitrera Santa Fé”, la que fue aprobada en toda su extensión por decreto Nº 1696 del 8 de Octubre de 1898. Dentro de los compromisos hechos estaba que las aguas del río no eran para el consumo humano, debiendo devolverse éstas al cauce una vez utilizadas. Por las características de la zona y vados del río, el tranque además de su uso industrial fue un lugar de interés que hoy está disponible hoy para ser admirado, tanto en lo que es la obra natural como la gesta humana en el desierto.
Muro del tranque Santa Fé y las estructuras desgastadas por las aguas y el tiempo.
187
Turismo de Quillagua
Elbora, planta Boratera Este sector es parte de la historia industrial del bórax en la zona, tratándose de un mineral no metálico que se extraía en los yacimientos que se localizaban al otro lado lad o del río, hacia el sureste, en Cerro Joya, donde hasta el día de hoy se reconocen reco nocen importantes depósitos de boratos, tratándose de explotar incluso en la década de los 80 del siglo pasado, lo cual no prosperó. Desde Cerro Joya el bórax se transportaba para su procesamiento a este sector que se conoció como Elbora, donde luego de ser tratado era conducido por carretas, en sus fases iniciales, hacia Tocopilla que actuaba como puerto de embarque para su comercialización. Esta boratera, con las modernizaciones correspondientes se mantendrá activa hasta 1968, cuando paraliza definitivamente. El mineral se utliza en la fabricación de compuestos químicos (como pesticida o fungicida por ejemplo), aplicables en la agricultura. Este sector industrial-minero se encuentra ubicado a aproximadamente 20 km al sur de Qui-
Ruinas de la planta boratera, donde se procesaba el mineral obtenido desde el sector de Cerro Joya, al este del río Loa.
llagua, muy próximo al río Loa, aprovechando un aterrazamiento del río que genera una planicie y facilita el acceso a las aguas. Allí perduran rastros de las faenas de elaboración, con antiguas ruinas propias, como hornos y canchas, además de una serie de acopios del mineral. En la zona también se encuentran algunas melgas de cultivo ya abandonadas, bosquetes de algarrobos, asociados a matorrales y arbustos. Más al norno rte se encuentra la Cruz de Albora, en la quebrada homónima, según la fe, uso y tradición andinocristiana de localizar estos símbolos santos como protectores de la comunidad en los cerros.
189
Turismo de Quillagua
Camaroneras construida en el sector de La Parte, por la biólogo Matilde López y su marido Ángel Vargas.
Maquinaria en la enfardadora de Emilio Dassori. Después perteneció a Osvaldo Osvaldo Hoyos. Junto con Florentino Florentino Ayavire, Ayavire, David Olcay, Julio Palape, Emilio Gómez,Custodio Muñoz y Daniel Hoyos fueron algunos de los más importante productores de alfalfa.
Camaroneras de Quillagua
Ex Enfardadoras
Durante mucho tiempo los quillagüeños se dedicaron a la captura del Camarón del Loa, los cuales se transformaron en símbolos del poblado. Los testimonios hacia 1932, describen el uso de un “aparato primitivo, pero eficaz” para capturar camarones a través de trampas, para lo cual los camaroneros hacían una pequeña represa en el río, utilizando estacas y ramas, dejando una abertura para atrapar los camarones arrastrados por la corriente.
En las primeras décadas del siglo XX el valle era un vergel en que predominaban el maíz y la alfalfa.
El distingo de este camarón y su calibre (tamaño) es hasta hoy motivo de evocación y hasta de leyenda entre los quillagüeños. Los “camaroneros” más recordados son René y Eleuterio Castro, Miguel Sánchez, Cisto Palape, Mamerto Flores y sus hijos y don Bartolo (Bartolomé Vicentello). Se mantuvieron activos hasta la década de los 80, quedando en la memoria sus recorridos, con sus técnicas especiales de captura. Desde fines de la década del 60 se instalaron las Camaroneras, para producir en piscinas primero en el Vado o Puente Zurita, para promover la acuicultura. En los 80 la iniciativa es retomada por don Porfirio Vega, acometiendo la empresa de transformarse en criador de camarones. camarones. A fines de los 90 9 0 vendría vendrí a una nueva experiencia acuícola, efectuada esta vez por la bióloga Matilde López y su esposo, Ángel Vargas, que construyen camaroneras en La Parte, logrando comercializar producciones, hasta que las crecidas del río y la calidad de las aguas, terminaron con tan innovadores emprendimientos.
Los años 30 se produce el cierre de decenas de oficinas, lo cual afectará a la economía y producción. Sin embargo los cambios se volverán oportunidad, cuando los mercados incrementan su demanda por la alfalfa que empieza a ser procesada en centros industriales, las enfardadoras, instaladas promero por los Hermanos Dassori. Con la construcción y habilitación de estas enfardadoras provistas de los avances técnicos de la época, se logró obtener mayores producciones. Las principales las familias de productores locales fueron los Olcay, Muñoz, Palape, Gómez y Hoyos, al igual que Florentino Ayavire. Hacia fines de los años 60 los productores quillagüeños agrupados en la Cooperativa Agrícola, logran acceder a maquinarias segadoras y enfarenfardadoras y tractores, entre otros equipos y herramientas. Las eras de choclos y alfalfa se fueron secando y las maquinarias, ya sin uso, se fueron oxidando, al tiempo que los quillagüeños comenzaban a emigrar, dejando atrás esa época, en que la principal enfardadora fue precisamente la de los Dassori, luego de Osvaldo Hoyos, en cuyas proximidades se encuentra además la Exposición de Maquinarias Agrícolas.
190
Quillagua
191
Turismo de Quillagua
Oficinas Salitreras del Toco Se presenta una reseña histórica e industrial de las oficinas del Toco más próximas y vinculadas a la zona de visitas que se pueden emprender desde Quillagua. Todas embarcaban por Tocopilla y utilizaban el servicio de transporte del Ferrocarril de Tocopilla al Toco (FCTT). Desde finales del siglo XIX y comienzos del XX son oficinas que operan con el Sistema Shanks. En las oficinas que pertenecieron a Henry B. Sloman, la energía era provista desde el tranque homónimo (desde 1911) y desde la Casa de Fuerza, con motores diesel de 400 hp localizada en oficina Rica Aventura. Para la provisión de agua se extraía del Loa, donde se había construido una Estación de Bombas, que por una cañería de 35 km hacía llegar el agua hasta esta oficina. A su vez, en la vecina oficina Prosperidad se hallaba funcionando una Planta Destiladora - Condensadora de Agua, que permitía potabilizar las salinas aguas del Loa, permitiendo que se usase en los calderos, Esta planta era capaz de producir diariamente cerca de 250 m3.
fútbol y un Hotel Popular, Popular, que alojaba a parientes y comerciantes, comerciantes, entregando una alimentación alimentación abundante, a precio módico.
» Buena Esperanza (1892 - 1929) Originalmente fue propiedad de la Sociedad Unión del Toco y Cía. Salitrera del Loa en el periodo 1873 - 1875. En periodo 1876 - 1879 perteneció de John G, Meiggs y Eduardo Squire. Desde 18921893 fue la compañía de Henry B. Sloman, que la moderniza para operar con el Sistema Shanks. En el año salitrero 1906 - 1907 exportó 80 mil quintales de salitre. Desde la década del 10, siglo XX, pasa a propiedad de la Cía. Salitrera de Tarapacá y Tocopilla. En las faenas se ocupaban un promedio de 150 trabajadores, que hacían un total de 240 a 260 habitantes. Hacia 1926 contaba con 8 cachuchos, 88 bateas, 2 acendradoras, 3 Calderas, un ascensor para subir los carros con caliche y un descensor para los carros vacíos. Para el transporte del caliche disponía de 9 km de línea férrea.
Rica Aventura además centralizaba la administración central y en su Pulpería la comercialización de productos para los otros planteles (Prosperidad, Buena Esperanza, Empresa Empresa y Grutas), no obstante que en cada una de éstos podía haber una Recova para la venta de verduras y frutas, con secciones de venta de hielo y leche fresca. En cada oficina de Sloman se estableció un sistema de ahorro para los trabajadores, donde podían depositar y luego utilizar para proyectos mayores.
En el campamento se hallaba la Casa de Administración; dos casas para empleados casados; 105 casas para familias y 24 casas para solteros. La Pulpería tenía Tienda de Géneros y secciones de Abarrotes, Carnicería Carnicería y Panadería (que a 1926 no funcionaba).
Contaban con instalaciones recreativas - culturales como una Filarmónica; Biógrafo, cancha cancha de
» Oficina Grutas (1895 - 1929) Desde su construcción y hasta 1911 se registra
Ripios de las oficinas Santa Fé y San Andrés a la distancia. Cantón del Toco.
Osamentas de las estructuras industriales y campamento en Oficina Santa Fé.
194
Cementerio de Oficinas Santa Fé y San Andrés.
Quillagua
como propiedad de Henry B. Sloman, para luego pertenecer a la Compañía Salitrera de T Tarapacá arapacá y Tocopilla. La oficina contó con una población de mil habitantes, de los cuales 550 eran operarios. Respecto del sector industrial, se conformaba en 1927 de 12 cachuchos, 120 bateas, 6 acendradoras, 4 calderos, dos ascensores para los carros de caliche lllenos y vacíos, además de su tendido ferroviario de faena, con locomotoras y carros.
Ventana de los tiempos en oficina Rica Aventura.
Ocupaba un promedio de 450 trabajadores, con una población cercana a los 1000 habitantes. En el campamento se hallaba la Administración, que contaba con cancha de tenis, y cuatro casas para empleados; las viviendas de los obreros consistían en 166 casas para familias que alojaban a 250 obreros, y 140 piezas para solteros.
» Oficina Empresa (1902 - 1953) Hasta 1911, al menos, era de Henry B. Sloman. En 1916 la oficina sufrió una paralización importante, cuando ya pertenecía a la Compañía de Salitres de Tocopilla, motivada motivada por el agotamiento de los depósitos de nitrato de buena ley, registrándose también sin elaborar en 1926-1927. En 1934 pasó a ser de la Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta, manteniéndose activa al menos hasta 1953. El sector industrial contaba con 18 cachuchos, 180 bateas, 5 acendradoras, 5 calderos, un ascensor y un descensor para los carros calicheros. Para el transporte de caliche disponía de 14 km de líneas férreas. Ocupaba un promedio de 750 trabajadores, con una población cercana a lo 1800 habitantes. En el campamento las viviendas de los obreros con-
sistían de 231 casas para familias; y 154 piezas para solteros.
» Oficina Prosperidad (1902-1956) De la compañía de Henry B. Sloman, el que la conserva al menos hasta 1911. Ese mismo año contaba con la Sociedad Filarmónica “Prosperidad” y con el Mundo Obrero Foot Ball Club “Prosperidad”. La Planta de Beneficio, constaba de 24 cachuchos, 324 bateas, 10 acendradoras, 1 correa transportadora y 9 calderos. Para el transporte del caliche disponía de 30 km de líneas férreas. Trabajaron 1.200 trabajadores y la población total de la oficina habría fluctuado entorno a 2.700 habitantes. En el campamento los empleados contaban con 10 viviendas y los trabajadores de 522 habitaciones para familias, más 268 habitaciones para solteros. En 1934 pasa a ser propiedad de la Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta, manteniéndose activa hasta 1956.
» Oficina Rica Aventura (1902 - 1956) Construida por Henry B. Sloman. En 1911 eran 700 los trabajadores . Disponía de dos escuelas, una de niños y otra de niñas y de un Hospital, que prestaba servicios también a las otras oficinas del Grupo Sloman, adjunta al cual estaba la Botica. En el campamento resaltaba la Iglesia con reloj en la torre y capacidad para 400 personas, con figuras santas encargadas a Europa. Sumaba un Teatro de regulares dimensiones, que a la vez servía como local para la Sociedad Filarmónica. En 1911 o años inmediatos es adquirida por The Tocopilla Nitrate Co. En 1927, siendo de esta em-
Cementerio de Oficina Rica Aventura.
197
Rezagos del pasado en oficina Santa Fé.
Turismo de Quillagua
presa su máquina de beneficio se conformaba por 18 cachuchos, 180 bateas, 6 acendradoras, un ascensor y un descensor de caliche y 8 calderos. Disponía de 24 km de línea férreas. En el Campamento, la Administración Administración era amplia y rodeada de “plantaciones”, con una cancha de tennis de baldosas. Había 18 casas para empleados; 198 casas de concreto y 122 de calaminas para familias y; 152 habitaciones para solteros. Entre otros puntos sobresalían la Biblioteca, en la Filarmónica, con más de 2000 “tomos”; una “cancha modelo” de fútbol y; una “Fábrica de Agua Mineral Gaseosa”. En 1934 pasó a ser parte de la COSATÁN, manteniéndose como principal establecimiento del cantón hasta 1956.
» Oficina Iberia (1894 - 1929) Entre las oficinas de esta zona, por su estado actual de conservación, resalta Oficina Iberia, plantel salitrero que operó con el Sistema Shanks, aunque con la variante, llamado “procedimiento Puopin". Fue construida por Lacalle Hermanos. Luego fue sucesivamente sucesivamente de Sáez; Sáez Lacalle y Cía; Cía. Salitrera Salitrera Iberia y; Lacalle, Granja y Cía. Su constructor (o modernizador) fue Jorge Pío Parodi Blayfus, quien levantó la planta principal. Estaba facultada para producir 27,000 quintales métricos de salitre mensuales. El establecimiento de Beneficio constaba de 18 cachuchos, dos estanques Chulladores, una Evaporadora, 7 Calderos, 6 Acendradoras, 10 Bombas para diferentes usos, 82 Bateas con 7 muelles con sus respectivas líneas férreas y carros, una Casa de Yodo completa y un ferrocarril para operar en la explotación y producción de salitre.
198
Quillagua
Oficina Salitrera Iberia.
El Campamento tenía una capacidad para 1000 personas, de las cuales 400 eran trabajadores. Contaba con un Block de Edificio para la Administración, Escritorio, Bodega, Pulpería, Panadería y Botica. Tenía Teatro y Filarmónica, cuartel de Carabineros; Casas para el Empleado Superior; un edificio Escuela, 4 casas para los Jefes de Sección; 240 Casas para trabajadores construidas de cemento pampino. Residían en la oficina un médico, una matrona y un practicante.
» Oficina Santa Fe (1893-1929) Se situó sobre la que fue la oficina de parada “Vir jinia”, jinia”, entonces entonces de Darío Darío Schiatti Schiattino, no, quien vende las 4 estacas que la componían a la Sociedad Santa Fé del Toco de Hermann Fölsch & Federic Martin, en que adquiere su nombre y moderniza su planta de elaboración (1894), construyendo además el tranque homónimo entre 1898 y 1900. En 1906 es adquirida por Clarke, Bennett y Cía., y en 1911 se registra como pertenencia de The Tarapaca & Toco-
pilla Nitrate Co., extendiéndose su funcionamiento hasta 1929. Hacia 1926, la oficina contaba con 342 trabajadores, llegando a casi mil habitantes. En su equipamiento industrial contaba con 12 cachuchos, 187 bateas, 5 acendradoras, 6 calderos; un vaporizador atmosférico, 2 estanques chulladores, un winche eléctrico para transportar caliche y para el acarreo del caliche desde las pampas, se disponía de 11 km en dos líneas férreas, una de éstas electrificada (aquí se aplicó por primera vez la electricidad para este fin). El campamento se conformaba de 241 habitaciones para familias, de costra y calaminas, y 57 habitaciones para solteros, de calaminas. Disponía de una Casa de Administración para todo el personal de ese nivel; un edificio para empleados de la pulpería; Escuela; Cuartel de Carabineros; un Biógrafo; cancha de fútbol y salón de box.
199
Turismo de Quillagua
» Oficina Santa Isabel 1890 - 1929? Fue construida por The Anglo-Chilean Nitrate & Railways Co., originalmente una compañía de capitales ingleses y chilenos. Además contaba con el Campamento Santa Ana (en 1911). El Establecimiento de Beneficio constaba de: 20 Cachuchos, 88 Bateas, una Correa transportadora para el caliche chancado, 7 Acendradoras; y 9 Calderos. Su Casa de Fuerza se componía de 5 motores a vapor; 3 bombas horizontales de 5 hp cada una; tres turbinas; un motor de combustión interna y; dos generadores de 15 y 7,5 kw. kw. Para el transporte de caliche desde las pampas se habían tendido 9,3 km de línea férrea, por las que operaban 3 locomotoras y hasta 100 carros para el material. Se ocupaban, término medio 600 trabajadores, que hacían una población de 1.500 habitantes, incluido el campamento Candelaria (en 1927). El campamento se constituía de la Casas de Administración, el Edificio del Escritorio Escritorio general, un hospital, cuartel de carabineros; 59 habitaciones para trabajadores solteros y 233 habitaciones para familias. En el Campamento Candelaria habían otras 84 habitaciones para familias y 40 para solteros, con Pulperías en ambos campamentos. Para el esparcimiento de los trabajadores había un biógrafo y una cancha de fútbol.
» Oficina Peregrina 1894 - 1926 También de The Anglo-Chilean Nitrate & Railways Co. En 1926 se hallaba sin producción y por lo tanto sin trabajadores. Tuvo 18 Cachucho; 3 Chulladores, 101 bateas, 7 calderos, 5 acendradoras; un buzón para el caliche y un winche. Su campamento tenía viviendas para casados y solteros, para 500 personas. » Oficina San Andrés 1893 - 1931? De esta oficina se tiene escasa información. Originalmente fue de la Anglo Chilean Nitrate & Railways Co. En 1926 era propiedad de Tarapacá & Tocopilla Nitrate Co. En ese mismo año se encontraba en proceso de modernización, incluyendo la maquinaria más avanzada disponible y de gran capacidad. Para el acarreo del caliche desde las pampas se consideraban locomotoras eléctricas de Troley.
Banda de Quillagüeños en la Fiesta de Santa Lucía de Parca, en Tarapacá, cerca de 1970.
Glosario
203
Alfalfa: Es una planta herbácea, de la familia de las leguminosas, originaria de Asia, que es utilizada como forraje, es decir, como alimento para ganado, como pasto. Llega a alcanzar altura de hasta un metro, caracterizándose pequeñas por sus floraciones violetas y por sus largas raíces que les permiten acceder en caso de sequía, a napas subterráneas. Alfalfa Engavillada: Aquella alfalfa que, previamente cortada desde las eras o cercos, es luego acopiada o en lotes o gavillas, por 2 – 3 días, para luego continuar hacia el proceso de enfardado. Aterrazamiento, Terrazas: Planicies formadas en los valles fluviales (formados por ríos), que van formando las crecidas y decrecidas del caudal, ya sea en dinámicas actuales o en las grandes avenidas o aluviones que los originaron, hace milenios. Carraca: Voz quillagueña - pampina que se aplicó cuando sólo se proveían los lugareños del pan duro, que llegaba desde oficina María Elena. Cantón: Grupo de oficinas salitreras ubicadas en un territorio determinado, que solían vincularse con un pueblo principal que les servía como eje comercial y de servicios. En el caso del Toco, estaba además el Ferrocarril de Tocopilla al Toco. Caravaneros: Viajeros prehispanos, provenientes de las tierras altas, que con fines de intercambio o trueque recorrían distintos territorios, territorios, guiando sus caravanas conformadas por recuas de camélidos (llamas). Carbonatero: Trabajador quillagüeño que se dedicaba a elaborar y luego comerciar el carbón vegetal, en este caso de algarrobo. Cauce: En un río, el lecho fluvial, la zona por la cual escurre éste y que es posible de distinguir delimitadas por las riberas, tanto cuando el caudal es normal o cuando el río experimenta crecidas. Caudal: Cantidad o volumen de agua que lleva un río y que se mide en litros por segundo.
Cerco: Sinónimo de campo, chacra o era. Sector cultivado de determinado propietario. Si bien es voz común en campos del sur, a fines del siglo XIX se ocupó en el valle de Quillagua. Desierto de Atacama: El desierto más árido del mundo, que se extiende desde la altura de La Serena, Chile, hasta el desierto de Sencha, al sur de Lima, Perú. Dentro del mismo hay zonas de hiperaridez, como el sector de de Quillagua. Enfardadora: Máquina a través de la cual se obtiene en forma mecanizada el fardo (colisa o paca) de alfalfa prensada y posteriormente y atada con alambre. Cada fardo o colisa del valle pesaba 50 kilos. Estaca Salitrera: Unidad de medida de superficie (área) utilizada en la industria del salitre para dimensionar los terrenos salitreros, en que una estaca equivale 27.948 metros cuadrados. Estanco: Monopolio, en este caso aplicado por el Estado, para controlar la industria salitrera. Fanegada: Unidad antigua de medida española, que se refiere tanto a volumen de productos agrícolas como a superficie de terreno agrícola. En el primer caso, equivalía equivalía a un promedio de 40 kilos. Fiesta Patronal: Aquella que cada poblado realiza para celebrar a su Santo Patrono, en el caso de Quillagua, el Arcángel San Miguel. Gentiles: Nombre con que genéricamente se refieren a los antepasados indígenas y que se remontan a tiempos del Tiwanako e inclusive antes, siendo los ancestros o personas de antaño por las cuales se siente profundo respeto. Geoglifo: Figuras del arte rupestre trazadas sobre laderas de cerros, sobre la tierra, ya sea por sustracción o adición de material superficial de la superficie. También hay geoglifos horizontales trazados a nivel del suelo.
204
Quillagua
Huaca: Lugar étnico sagrado, ya sea por su importancia litúrgica – ceremonial, como por ser lugar de Gentiles, donde estos habitaron o se hallan sus cementerios. De esta palabra se deriva el modernismo “huaquero”, para señalar a aquél que altera o profana estos sitios, transgrediendo el respeto cultural y la Ley de Patrimonio.
Oficina Salitrera: Planta de elaboración del salitre. Unidad industrial – urbana (Calichera, Máquina de Elaboración y Campamento) donde se producía salitre. Pampa: Los sectores planos en que se desarrolló la industria salitrera. Presente en las voces quechua y aymara como “planicie, llanura”.
Lixiviación: Proceso de obtención del salitre a través del tratamiento del caliche, previamente chancado (molido), el que se disolvía aplicando vapor para separar otras sales y minerales y conseguir el nitrato.
Tranque: Como se aplicó en el Cantón del Toco, una central hidroeléctrica, con su correspondiente zona o laguna artificial para represar las aguas del Loa.
Longino, El: Nombre con que popularmente se conoció y pasó a la historia, el Ferrocarril Longitudinal Norte, que operó desde la zona central (La Calera) hasta Pintados y prolongación a Iquique, entre 1913 y 1975.
Trashumancia: movilidad, desplazamiento de grupos étnicos entre zonas complementarias cultural, económica y productivamente, en una dinámica constante que a su vez origina los circuitos de intercambio.
Macro-Fauna Macro-Fauna Pleistocénica: Especies de la fauna post glacial que, hasta hace 10 mil años atrás aprox., ocuparon los espacios del Desierto de Atacama, con especies como los milodontes y paleollamas.
Trocha: Ancho de la vía de un tendido ferroviario, ferroviario, en que la “trocha normal” o de Stephenson es de 1,435 m. Menor a esa medida se consideran ferrocarriles de trocha angosta, como El Longino que utilizaba trocha de un metro.
Migración: Los movimientos o desplazamientos de la población o parte de ésta, desde una zona (emigración), para establecerse temporal o permanentemente en otra (inmigración). Petroglifo: Figuras prehispanas trazadas en las rocas, ya sea en bloques aislados o en aleros o las paredes de un valle, por ejemplo, rocoso. Picadores: Operarios que manejaban la picadora de alfalfa, ya sea de “cachimba” o chimenea y, luego las más modernas con polea, que con tres cuchillos reducían la alfalfa. Gallinero: El operario que sacaba la alfalfa o pasto picado, ya reducido desde la picadora. Pukara: Emplazamiento de carácter defensivo, fortaleza, que tiene como objeto proteger una ubicación estratégica del avance de otras etnias.
Cinthia López Pavez, Celia Hoyos y Silvana Ríos Ríos en la Plaza de Quillagua, década del 70.
Bibliografía y Fuentes
207
Academia Chilena de la Historia: “Boletín de la Guerra del Pacifico, 1879-1884”. Editorial Andrés Bello, Santiago, 1979. Advis Vitaglish, Vitaglish, Patricio: Patricio: “La Iglesia Colonial de San Antonio de Matilla”. Oñate Impresores, Iquique, 1995. Alfaro Calderón, Carlos: “Reseña Histórica de la Provincia de Tarapacá”, 1936. Arce, Isaac: “Narraciones Históricas de Antofagasta”. Segunda Edición. Imprenta Lama Industrial, Iquique, 1997. Barros van H., Alonso y Rowlands, Jorge: Estudio de Caso: El Último Oasis del Loa. Agua, Territorio Territorio y Sociedad en la Comunidad Aymara de Quillagua”, San Pedro de Atacama, 2008. Barros van H., Alonso: “Tsunami en Bolivia y Perú: el terremoto y salida de mar del 9 de mayo de 1877”, En Norte Grande, Chile. UNAP, Revista Ciencias Ciencia s Sociales Nro. 24, 2010. Billinghurst, Guillermo: 1886 “Estudio sobre la Geografía de Tarapacá. Ateneo de Iquique, Imprenta El Progreso, 1886. 1889 “Los Capitales Salitreros de Tarapacá”, Imprenta El Progreso, Santiago, 1889. Recuperación documental de Nelson Gallardo en 1990. 1893 “La Irrigación en Tarapacá”. Imprenta y Librería Ercilla, Santiago de Chile. Booth, Rodrigo: “Automóviles y Carreteras. Movilidad. Modernización y Transformación Territorial en Chile, 1913 - 1931”. Tesis de Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos, Urbanos, Universidad Universidad Católica de Chile, Santiago, 2009. Bowman, Isaiah: “Desert Trails of Atacama”. American Geographical Society, Special Publication Nro. 5, New York, 1924. Capaldo, Adriana: “Expansión Imperialista y su Particularidad en la Explotación Alemana de las Salitreras del Cantón El Toco, 1880 - 1930”. Tesis para optar al grado de Magíster en Historia mención Europa Profesora: María Eugenia Horvitz, Universidad de Chile, 2010. Carmona Yost, Javier: " Genealogía de un ocaso agrícola. Estructura agraria y reetnificación en el valle de Quillagua, Desierto de Atacama, II región de Antofagasta, Chile". Tesis para optar al título de Antropólogo, Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Escuela de Antropología, Santiago, octubre 2013.
Carrasco, Carlos et al: “Investigaciones en Quillagua: Difusión del Conocimiento Arqueológico y Protección del Patrimonio Cultural”. Chungará, Revista de Antropología Chilena, volumen 35, Nº 2, pp. 321-326. Año 2003. Carrellán Ruiz, Juan Luis: “Las relaciones entre España y Chile 1900-1936”. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad de Huelva, Huelva, 2010. Cerna, Cristhian: “Algunas Notas Etnográficas sobre Quillagua”, borrador de trabajo, 2013. Crozier, Ronald D: “El Salitre hasta la Guerra del Pacífico: Una Revisión”. Revista de Historia de la Universidad Católica, Santiago, 1997. Chong, Guillermo; Pueyo, Juan J.J. y Demergasso, Cecilia. “Los yacimientos de boratos de Chile”. Rev. Geológica. Chile [online]. 2000, vol.27, n.1 [citado 2013-09-10], pp. pp. 99-119 . Disponible en:
208
Quillagua
Guerra Correa, Carlos: “Fauna de Vertebrados, Flora y Vegetación de la Desembocadura del Río Loa. Lo a. I y II Regiones de Chile. Centro Regional de Estudios y Educación Ambiental, Ambienta l, U. de Antofagasta, 2004. Hidalgo Lehuedé, Jorge: "Historia Andina en Chile". Editorial Universitaria, Santiago, 2004. Latcham, Ricardo E: “Notas Preliminares de un Viaje Arqueológico a Quillagua” Revista Chilena de Historia Natural, S/I. Maino, Valeria y Recabarren, Floreal: “Historia del Agua en el Desierto más Árido del Mundo”. Matte Editores. Ograma Impresores, Santiago, 2011. Muñoz, Santiago: “Jeografía descriptiva de las provincias de Atacama i Antofagasta” Imprenta Gutenberg, Santiago de Chile, 1894. Odone, Carolina: Quillagua: La descripción de un espacio desde la historia. Actas II Congreso Chileno de Antropología Vol. 2: 598-605. Valdivia, 1995. Paz Soldán, Mariano Felipe: 1877 “Diccionario geográfico estadístico del Perú”. Imprenta del Estado, Lima, 1877. 1884 “Guerra de Chile contra el Perú y Bolivia”, Imprenta y Librería de Mayo, Buenos Aires. Pimentel, Pimentel , Gonzalo E. y Montt, Indira: “Tarapacá “Tarapacá en Atacama. Arte Rupestre y Relaciones Intersociales entre el 900 y 1450 DC”. Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 13, N° 1, 2008, pp. 35-50, 2008.
Rudolph, William E: “Vanishing Trails of Atacama”. S/I. Salas La Vaquí (Recopilador): “Trabajos y Antecedentes Presentados al Supremo Gobierno de Chile por la Comisión Consultiva del Norte” por encargo del Ministerio del Interior”. Santiago de Chile, Imprenta Cervantes,1908. San Román, Francisco J: “Chile. Comisión Esploradora del Desierto de Atacama”, Santiago de Chile, Imprenta Nacional, 1896. Valenzuela, Juvenal: “Álbum Zona Norte de Chile”. Informaciones Salitreras, Agrícolas, Industrias - Comercio. Santiago, 1927. Vicuña Mackenna, Benjamín: "Historia "Historia de la Campaña de Tarapacá. Desde la ocupación de Antofagasta hasta la proclamación de la dictadura en el Perú". Rafael Jover Editor, Tomo I. Santiago, 1880. Vidal Gormaz, Francisco: 1878 1878 “Algunos datos relativos al terremoto de 9 de mayo de 1877, i a las ajitaciones del mar i de los otros fenómenos ocurridos sobre las costas occidentales de SudAmérica”. En: Anuario Hidrográfico de la Marina de Chile N°4. Imprenta Nacional; Santiago, Chile. pp. 458-480. 1879 “Noticias del Desierto Desierto y sus Recursos”. Recursos”. Imprenta Nacional; Santiago, Chile. Villalobos R., Sergio: “La Economía de un Desierto”. Ediciones Nueva Universidad, Imprenta Salesianos, Santiago, 1979.
Pazarro et al: "Atlas Patrimonial de Quillagua. Territorio, Cultura e Identidad". RIL Editores, Fondart Antofagasta, S/F. “Pueblo del Toco” Nota del Alcalde de Tocopilla al Ministro del Interior, acerca de su creación. 1904, S/I, En Biblioteca Nacional de España.
Entrevistas:
Raimondi, Antonio: “El Perú”. Perú ”. Tomo Tomo III, Historia de la Geografía del Perú. Imprenta del Estado, Lima, 1879.
Vìctor Palape, Miguel Palape, Juan Iglesias, Margarita Cortéz, Adolfo Soza (2012 al 2014).
Ravest Mora, Manuel: “La Saga de las Calicheras del Toco, 1876 - 1924”. Boletín de la Academia Chilena de la Historia. Año VXXIV, Nro. 117, pp. 191 - 245. Año 2008. Riso Patrón, Luis: “Diccionario Jeográfico de las Provincias vinci as de Tacna Tacna y Tarapac Tarapacá”, á”, En www.crear.cl. 1890. Rubilar, David Rogers y Otero, Rodrigo A: “Nuevo Yacimiento con Icnitas de Dinosaurios (Theropoda - Saurópoda en el Desierto de Atacama”. En Libro de Actas del Primer Simposio de Paleontología en Chile, pp. 87 - 90. 2008.
Sitios WEB: www.fichasalitreras.cl de Ramsés Aguirre Montoya. www.memoriachilena.cl https://archive.org/ www.scielo.cl Librería Científica Electrónica en Línea
Juan Vásquez Vásquez Trigo Trigo, historiador, profesor de historia y geografía, iquiqueño de nacimiento, nortino por vocación e identificación. Ha desarrollado libros históricos regionales, sobre Tarapacá, Arica y Parinacota y Antofagasta; locales-comunales, sobre Arica, Pica, General Lagos, Iquique, y Alto Hospicio, ampliando cobertura con estudios genealógicofamiliares y turísticos y de gestión pública. Dirigió Ediciones Camanchaca y la revista homónima desde 1993, en que surgen sus primeras obras de rescate iconográfico y compendios («Tarapacá, Una Aventura en el Tiempo» e «Iquique y la Pampa, 1850-1930». Le siguen «Antofagasta, Portada de la Historia (1994), «Tarapacá, Donde Caben Todos los Horizontes» (1996); «Historia de Salitre y Mar», cuatro ediciones, entre 1997 y 2004, «Arica, Puerto del Tiempo» (2002); «Casa Lejana, Familia De Urruticoechea» (2003)«Breve Historia de Alto Hospicio, Desde su Fase Primigenia a la Comuna» (2004); «Antofagasta, Historia Historia de Salitre, Cobre y Sol» (2005), «Pica, Flor en la Arena» (2007),«Arica y Parinacota» (2008) y co-autor de «Iquique English College, 125 Años» (2010); «Santiago Humberstone. Oficina Salitrera de Tarapacá» (2012).
Quillagua es más que un oasis y un poblado: es un lugar de frontera, de encuentro e intercambio, de tránsito de viajeros, un “crucero” de caminos, desde tiempos prehispanos, a tiempos del salitre y del Ferrocarril Longitudinal. En la Colonia será disputada por Corregimientos y en tiempos de las Repúblicas será el linde, entre Bolivia y Perú. Conocerá de la fiebre que provocará el salitre, cuando en el Cantón del Toco se instalen las oficinas para explotar sus salitrales; y con ello vendrá el ferrocarril, cordón umbilical entre e ntre la Pampa y Tocopilla. Tocopilla. Y Quillagua florecerá como eje agrícola, proveyendo de verduras y alfalfa a esa industria. Con el Longino, los buenos auspicios se duplicarán, llenándose sus calles de viajeros. Mientras la alfalfa es de reconocida calidad en Chile, haciendo de la agroindustria y la ganadería otras fuentes potentes.Todo empieza a cambiar, en los años 50, cuando cierran las últimas oficinas Shanks del Toco y en los 70 el ferrocarril deja de pasar. El desvío de la Ruta 5 Norte es casi un epílogo. Muchos emigrarán, sin perder los vínculos con San Miguel y su poblado. Y unos y otros, residentes y migrantes, deben enfrentar adversidades, para proyectarse a través de su historia, de sus escenarios naturales y de su Patrimonio Cultural, hacia nuevos horizontes, entre ellos el turismo, que hacen de Quillagua y su entorno lugares fascinantes.