Psicología Social Resumen para el parcial
Zolkower: Sufrimientos actuales, ciencia y transdisciplina
Actualmente las exigencias de las condiciones de v ida social provocan una forma de vida indiviuda, de privatización de los riesgos de existencia y una perdida de vínculos sociales. Esto implica una vulnerabilidad mayor del individuo, que se manifiesta en ciertas formas de sufrimiento psicquico, como adicciones, depresión, estrés, fobias, etc. Es decir que sugen problemas sociales q afectan a sujetos individuales como síntomas psicosociales. Estas formas de padecimiento se relacionan con los razos de la cultura capitalista, el consumismo, individualismo y competitividad. El lazo social es lo q posibilita su comprensión, tomando como componente al sujeto real, no solo considerando su naturaleza psíquica, también como ser social q se extiene sobre la base de lo individual como subjetividad sin limites. El lazo social es entonces la relación en la q se pone en escena el sujeto, el deseo icc, el amor y el goze. En la sociedad actual rige el modo de producción capitalista que impone como meta lograr un bienestar q se encuentra ligado a una necesidad de comprar y consumir bienes y servicios novedosos y variados. Hay 3 estatutos sociales de sujeto en este diagrama social contemporáneo: productores, consumidores y excluidos. El abordaje de estos padecimientos supone actuar desde el campo de la salud mental y colectiva, integrando dimensiónes biológicas, interpresonales, económicas jurídico-politicas, culturales y psicológicas. De forma que se rechaza el modelo de cs hegemonico que impone reducir los fenómenos H a lo e stadístico cuantificables que supone la fragmentación del saber, buscando la objetividad. -> positivismo: métodos y conceptos de las cs naturales se aplican a las cs H, reprimiento la subjet ividad, las evaluaciones culitativas, prefencias y valores. Actualidad: en las cs sociales además de la dominante presencia de un neopositivismo, también se encuentra la perspectiva posmoderna, que considera a la realiad como construcción lingüística y discursiva, ya que no hay nada H que pase por fuera del L. Consideran a los sujetos situados en un contexto determinado, y ven a toda practica social como una forma de acc ión q comporta orientación valorica e ideologica. Por lo tanto intervenir sobre problemáticas psicosociales implica un explicito posicionamiento subjetivo ético y de una política (la del síntoma). La experiencia en e l campo de acción de estos padecimientos llevó a implementar acciones intersectoriales e interinstitucionales de modo intera, inter y transdiciplinario. Se sostiene q la salud constituye un valor social como fenomeno de una construcción socio-historica y cultural, siendo inherente a las condiciones de reproducción social.
Salud: es un objeto complejo de interaccion entre lo psíquico, biológico, comunal, cultural, político, económico y ecológico.
Marx y Engels: “La Ideología Alemana”
Alemania ha pasado por una revolución por la descomposición del sistema hegeliano, dando paso a nuevas combinaciones que no han durado mucho tiempo. Todos los problemas de la critica alemana brotan del sistema hegeliano, porque su dependencia es la razón de por qué ninguno de estos modernos críticos ha intentado siquiera una cr ítica absoluta del sistema hegeliano. Toda la crítica filosófica alemana desde Strauss hasta Stirner se limita a la crítica de las ideas religiosas, sin preguntarse por el vínculo de la realidad alemana con el mundo material que los rodea. Concepcion materialista de la historia -> partimos de premisas que no son arbitrarias, no son dogmas sino premisas reales, de las que sólo e s posible abstraerse en la imaginación. Primera premisa: “existencia de individuos humanos vivientes”. Producto de la organización corpórea del individuo y de los comportamientos de estos hacia el resto de la materia. En cuanto a la géne sis, podemos diferenciar al hombre del animal por la conciencia, la religión o por lo que se quiera, pero el hombre se diferencia de los animales a partir del momento en que comienza a producir sus me dios de vida, condicionado por su organización corporal. Al producir sus propios medios de vida el hombre produce indirectamente su propia vida material. Los individuos son tal y como manifiestan su vida, lo que son coincide con su producción, tanto con lo que producen como c on el modo de cómo producen, y por lo tanto lo que los individuos son depende de las condiciones materiales de su producción. Esta producción aparece al multiplicarse la población y al relacionarse e ntre los individuos. Comienza a haber un intercambio condicionado por la producción. La división del trabajo se dio en la separación del trabajo industrial y comercial, con r especto al agrícola, y por lo tanto la separación de la ciduad y e l campo. Etapas del desarrollo de la división del trabajo: 1) estatos de sociabilidad biocomunal (tribu): son las familias que se dan gracias a la división del trabajo regida por la sexualidad. La propiedad es comunal y la forma de producción es la agricultura, caza o pesca. L a estructura social se da por ampliación de la familia, el jefe será los patriarcas, luego los miembros de la tribu, y los esclavos, los cuales van a desarrollarse c ada vez mas al crecer la población y las necesidades. 2) Estratos de sociabilidad comunal: fusión de diferentes tribus forman ciudades, donde hay propiedad comunal y estatal. Continua la existencia de esclavitud, que ahora responden al poder de los ciudadanos del estado que poseen propiedad comunal. En la propiedad comunal se desarrollara la privada mobiliaria y, mas tarde, la inmobiliaria. 3) feudalismo: es la propiedad que se da por e stamentos, donde hay división de los señores feudales,
propietarios, y de los ciervos, que se rán los campesinos que trabajan para ellos. Aparece el antagonismo del campo con la ciudad, y surgen los gremios. La observación empírica tiene revela la relación existente entre la est ructura social y política y la producción. La producción de las ideas, las repre sentaciones y el pensamiento aparece, al principio, una emanación directa de su comportamiento material. Los H son productores de estas ideas, pero son H activos, y reales que están condicionados por un desarrollo de sus fuerzas productivas. No lo consideramos como explica la filosofía alemana (Hegel) que parten de que los H dicen y se representan (plano ideal), para luego llegar al H existente (plano real), porque no es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia. Marx parte de las condicionas reales, sus premisas son los hombres en su proceso de desarrollo real y em píricamente registrable, bajo la acción de determinadas condiciones. De la primera premisa se desprende que el primer hecho histórico es la producción de los medios indispensable para la satisfacción de las necesidades; la producción de la vida material misma. El hombre no es solo un animal social sino que es un animal que solo puede individualizarse en la sociedad. Segunda premisa: la satisfacción de esta primera necesidad conduce a nuevas necesidades; la acción de satisfacción y la adquisición del instrumento necesario para ello conduce a la c reación de nuevas necesidades y esto es el segundo hecho histórico. El tercer factor que interviene en el desarrollo histórico es el hecho de que los hombres que renuevan diariamente su propia vida comienzan (al mismo tiempo) a crear a otros hombres, a “procrear”; la familia
constituye la primera relación social, más tarde, al multiplicarse, se crean nuevas relaciones sociales. El lenguaje es la conciencia práctica, la conciencia real, que existe también para los ot ros hombres y que comienza a existir para mí mismo; así la conciencia nace como la conciencia de la nec esidad de los apremios del intercambio con los demás hombres. La conciencia es un producto social y lo seguirá siendo. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, concebidas como ideas.
Marx: “El capital”
La mercancía es en primer término un objeto externo, apto para satisfacer necesidades humanas. Hay dos factores de la mercancía: 1) El valor de uso: la utilidad de un o bjeto lo convierte en valor de uso. Esta utilidad está condicionada por las cualidades materiales de la mercancía y no puede existir sin ellas. Lo que constituye un valor de uso es la materialidad de la mercancía. Cuando se aprecia un v alor de uso, se lo supone concretado en una cantidad. El valor de uso toma cuerpo en e l uso o consumo de los objetos. En e sta sociedad el valor de uso es el soporte
material del valor de cambio. 2) El valor de cambio: a primera v ista aparece como la relación cuantitativa, la cual varía constantemente con los lugares y los tiempos. Los diversos valores de cambio de una misma mercancía expresan algo igual, equivalente. El valor de cambio es la expresión de un contenido diferenciable de él, es su “forma de manifestarse”.
Por tanto, un bien sólo encierra un valor por ser una materialización del trabajo humano abstracto. La magn itud de este valor se mide por la cantidad de "sustancia creadora de valor", es decir, de trabajo, que encierra. Y, a su vez, la cantidad de trabajo que encierra se mide por el tiempo de su duración, y el tiempo de trabajo, tiene, finalmente, su unidad de medida en las distintas fracciones del tiempo: horas, días, etc. Tiempo de trabajo socialmente necesario es aquel que se requiere para producir un valor de uso cualquiera, en las condiciones normales de producción y con el grado medio de destreza e intensidad de trabajo imperantes en la sociedad. Por lo tanto lo que det ermina la magnitud del valor de un objeto no es más que la cantidad de trabajo socialmente necesario para su producción. La capacidad productiva del trabajo depende de una serie de factores, entre los cuales se cuentan el grado medio destreza del obrero, el nivel de progreso de la ciencia y de sus aplicaciones, la organización social del proceso de producción, el volumen y la eficac ia de los medios de producción y las condiciones naturales. Por lo tanto, la magnitud del valor de una me rcancía cambia en razón directa a la cantidad y en razón inversa a la capacidad productiva del trabajo que en ella se invierte. Cuanto mayor sea la cantidad de valor de uso mayor será, de por sí, la riqueza material. Sin embargo, puede ocurrir que a medida que crece la riqueza material, disminuya la magnitud de valor que repre senta. Todo trabajo es, de una parte, gasto de la fuerza humana de trabajo en el sentido fisiológico y, como tal, como trabajo humano igual o trabajo humano abstracto, forma el valor de la mercancía. Pero todo trabajo es, de otra parte, gasto de la fuerza humana de trabajo bajo una forma es pecial y encaminada a un fin y, como trabajo concreto y útil, produce los valores de uso. Las mercancías poseen doble significacion: la de objetos útiles (forma naturaleza) y la de materializaciones de valor (forma valor). Esta última es puramente social. Fetichismo de la mercancía -> El c arácter misterioso de la forma mercancía consiste en que proyecta ante los hombres el carácter social del trabajo de éstos como si fuese un carácter material de los propios productos de su trabajo, y como si la relación social que media entre los productos y e l trabajo colectivo de la sociedad fuese una relación social establecida entre los mismos objetos, al margen de sus productores. La forma fantasmagórica de una relación entre objetos materiales no es más que una relación social concreta establecida entre los mismos hombres.
El fetichismo entonces es el fenóme no social/psicológico donde, en una sociedad productora de mercancías, éstas aparentan tener una voluntad independiente de sus productores (fantasmagórica). Su resultado es la apariencia de una relación directa entre las cosas y no entre las personas, lo cual significa que las cosas (las mercancías) asumirían el papel subjetivo que corresponde a sus productores. En una sociedad productora de mercancías y se rvicios, el intercambio de las mismas es la única manera en que los diferentes productores aislados se relacionan entre sí. De esta manera, el valor de las mercancías es determinado de manera independiente de los productores individuales, y cada productor debe producir su mercancía en términos de la satisfacción de necesidades ajenas. Por eso parece que la mercancía misma (o el mercado) determina la voluntad del productor y no al r evés.
Zizek: ¿Cómo inventó Marx el síntoma? (pp 47 a 55)
Marx inventó el síntoma detectando una fisura, un cierto desequilibrio “patológico” que desmiente el universalismo de los derechos y deberes burgeses. Este desequilibrio funciona como el momento constitutivo de la imperfecta realización de los principios universales : el “síntoma” es un elemento particular que subvierte su propio fundamento universal, una especie que perturba su propio género. Cada universal ideológico es falso en la medida en que incluye necesariamente un caso específico que rompe su unidad. (ej libertad: al vender su trabajo libremente, el obrero pierde su libertad, el contenido real de este acto libre de venta es la esclavitud del obrero al capital). La producción para el mercado es la que prevalece en la sociedad occidental, donde hay una aparición de un nuevo y paradójico tipo de mercancía: la fuerza de trabajo, los obreros, que no son ellos los propietarios de los medios de producción y que están obligados a vender en el mercado su propio trabajo en ve z de los productos de su trabajo. Con esta nueva mercancía, el intercambio equivalente se convierte e n su propia negación, en la forma misma de la explotación, de la apropiación del plusvalor. La trampa es que la fuerza de trabajo es una mercancía peculiar, cuyo uso produce un determinado plusvalor, y es este plusvalor sobre el valor de la fuerza de trabajo es el que el capitalista se apropia. El desarrollo “cuantitativo”, la universalización de la producción de mercancías, da origen a una nueva “cualidad”, el surgimiento de una nueva mercancía que re presenta la negación interna del principio universal de
intercambio equivalente de mercancías: da origen a un síntoma. Socialismo Utópico: creencia en la posibilidad de una universalidad sin su síntoma, donde haya relaciones de intercambio que estén universalizadas y la producción para el mer cado sea la que predomine, pero los obreros sigan siendo los propietarios de los medios de producción, sin estar e xplotados.
Lacan atribuye el descubrimiento del síntoma a Marx localizándolo en su modo que concibió el pasaje del feudalismo al capitalismo. El fetichismo de la mercancía es para los hombres la forma fantasmagórica de una relación entre cosas, es sólo la relación social determinada existente entre aquellos. El valor de una cierta mercancía asume la forma de una propiedad cuasi-natural de otra mercancía-cosa, el dinero: decimos que e l valor de una determinada mercancía es tal cantidad de dinero. El rasgo esencial del fetichismo de la mercancía no consiste en el famoso reemplazo de los hombres por cosas sino que consiste en un falso reconocimiento con respecto a la r elación entre una red estructurada y uno de sus elementos. 2 formas de fetichismo (incompatibles): - El fetichismo de la mercancía acontece en las sociedades capitalistas, pero en el capitalismo, las relaciones entre los hombres no están claramente “fetichizadas”; lo que hay son relaciones entre gente “libre” y cada persona sigue su propio interés egoísta. La forma predominante y determinante de las relaciones entre las personas no es la dominación y la servidumbre, sino un contrato entr e personas libres que son iguales ante los ojos de la ley. - En las sociedades en las que r eina el fetichismo de la mercancía, las re laciones entre los hombres están totalmente desfetichizadas, en tanto que en las sociedades en las que hay fetichismo en las relaciones entre los hombres –sociedades precapitalistas- el fetichismo de la mercancía no está desarrollado todavía porque es la producción “natural”, y no la producción para el mercado, la que predomina. -> relaciones de dominio y
servidumbre. Por lo tanto, con el establecimiento de la sociedad burguesa las relaciones de dominio y servidumbre se reprimen; parece que lo que nos incumbe son sujetos libres cuyas relaciones interpersonales están exentas de todo fetichismo; la verdad reprimida –la de la persistencia del dominio y la se rvidumbre- surge en un síntoma que subvierte o perturba la apariencia ideológica de igualdad, libertad y demás. Este síntoma, el punto de surgimiento de la verdad acerca de las relaciones sociales, es precisamente las “relaciones sociales e ntre las cosas”, en contraste con la sociedad feudal, en la que las relaciones sociales existentes entre las personas en sus
trabajos se ponen de manifiesto como sus propias re laciones personales y no parecen disfrazadas de relaciones sociales entre las cosas, entre los productos del trabajo.
López: “Sobre el síntoma”
El síntoma según la biología, se lo puede definir dentro del campo médico, como el indicador privilegiado que permite determinar el patrón de enfermedad y así diagnosticar. Esta es una manera de aproximarnos al concepto genérico de síntoma. En un segundo aspecto, aparece el enfermo como centro de análisis; la lesión se incluye en relación a un cuerpo de un sujeto en un ámbito social y en un contexto ecológico. La enfermedad aparece como una ruptura y un
desequilibrio en el intercambio social, y el cuerpo e s entonces ya no un puro organismo, aparece una biografía donde subjetividad y objetividad son momentos que remiten a un ambiente, a una manera de vivir. Los síntomas serían expresión de un malestar y de un desequilibrio en las condiciones de vida. Aún en el campo social, una queja, un malestar, un padecimiento (diferentes del orgánico, diferente del psíquico) acompaña la demanda al profesional. Marx ubicará al síntoma a partir de su caracterización del pasaje del feudalismo al capitalismo y estará en relación directa a la instauración de una estructura universal que todo torna intercambiable y donde todo tiene destino al mercado. El dinero es el medio universal posibilitador de todo intercambio, mostrará que junto a esa universalización emerge una particular mercancía, la fuerza de trabajo; los obreros, aquellos que producen, lo que produzcan no les pertenecerá, ellos no son propietarios, deberán vender no su producto, sino su trabajo, su fuerza, ellos mismos se venden. Los propietarios de los medios de producción no son los mismos que los que producen, y la venta realiza una plusvalía cuya apropiación concretiza la expropiación. La producción universal genera en su producto (la mercancía) un tipo particular que mira su propia condición: la equivalencia universal no es equivalencia universal, allí se genera un síntoma. Aquello que instaura el sistema, al mismo tiempo produce aquello que le invalida. El propio Marx nos lo muestra cuando desarrolló su concepción de fetichismo de la mercancía. Somos libres respecto a los otros en lo ideal, pero se establece una dependencia respecto de las cosas en lo real. Se conjuga así el proceso de identidad y al m ismo tiempo de alienación y con ello su correlato de e najenación. El fetichismo esconde lo que sucede bajo la forma de las relaciones sociales entre cosas. El núcleo de verdad que el síntoma muestra aparece disfrazado bajo las formas de relaciones libres. Se expresan como problemas individuales los que son problemas sociales, se señalan, se indican problemas entre objetos cuando en realidad son problemas entre sujetos. La expansión de las fuerzas productivas alcanzaron su más alto desarrollo y, con ello, las relaciones sociales que le corresponden han desplegado las consecuencias que le son inhere ntes a toda relación de propiedad; las contradicciones no resueltas imponen su propia condición que se expre san en conflictos que emergen en forma de síntoma, denunciando lo que el propio sistema no resuelve. Estas contradicciones irán, progresivamente, mostrando intereses de clases diferentes que expresarán aquellos aspectos conflictivos. Los síntomas sociales deberán ser escuchados y así emergerán también en forma de asistencia pública primero y asistencia social después, las primeras manifestaciones de un accionar del estado que atienda los problemas sociales que el propio proceso genera. El síntoma es siempre manifestación: indica, señala, muestra un cierto male star. Algo anda mal: dolor, angustia, sufrimiento, protesta, etc. Expresa siempre un conflicto, es producto de aquello que denuncia. Se expresa de múltiples maneras y en diferentes campos pero pue de ser reducido a dos instancias:
- el síntoma en lo social -> Mar x - el síntoma en lo individual -> Freud Al mismo tiempo, el síntoma señala un conflicto real, recorta una escena de lo social. En é l se expresa la doble condición: núcleo de verdad y disfraz de la misma, muestra y esconder mismo tiempo. En su forma el síntoma muestra lo que oculta, en su contenido niega lo que determina. Freud ubica al síntoma dentro de las formaciones del inconsciente: a él lo expresa. Operará así el mecanismo de represión con lo cual se comprometer á de defensa, pero al mismo tiempo muestra la e ficacia de los procesos psíquicos inconscientes. Es por ello que el síntoma es definido como una solución de compromiso, como una transacción, por lo cual emergerá lo reprimido inconsciente pero pasando por la censura de la defensa, que le impondrá condiciones de disfraz. Reprimir es la defensa de fragmentos de sus marcas de manera paradojal en la concreción del síntoma, el conflicto será e ntonces consustancial a este concepto: psíquico, subjetivo y estructura. Y aparecerá en su “envoltura formal” la marca de su verdad.
Conflicto que se descubre en su disfraz, donde se expresa aquello que insiste de una u o tra forma, tratando de hablar mal de su propia determinación. Lo que el sujeto dice de sí mismo de manera consciente será encubrimiento de aquello que deben ser el plano de la misma. El síntoma remitirá entonces a un saber más allá de la conciencia. Hay que interrogarlo para desentrañar ese núcleo de verdad que por ta sobre lo mismo que muestra. El síntoma tendrá entonces para Freud contenido se xual. Al igual que en Marx, el concepto de síntoma en Freud implica una analogía estructural: 1) El carácter paradojal de su condición: denuncia lo que genera, subvierte su propia determinación. 2) La remisión a un conflicto e structural: la funcionalidad se pone en cuestión, algo no funciona. 3) Su doble determinación: tras su disfraz de contenido se esconde su forma, su núcleo de ver dad.
Nasio: “Concepto de castración y falo”
La castración es una experiencia psíquica compleja, que vive el niño de forma inconsciente, decisiva para la asunción de la futura identidad sexual. Reconoce, al precio de la angustia, la diferencia anatómica de los se xos y que el cuerpo tiene límites que no le permitirá concretar sus deseos sexuales hacia la madre. Es una e xperiencia renovada a lo largo de la existencia y puesta en juego en la cura analítica. Cuatro tiempos del complejo de castración e n el niño: 1- teoría donde todo el mundo tiene pene: el descubrimiento de la realidad en una mujer cercana pone en duda esta creencia, abriendo la via a la angustia de ser un dia el también privado de sus genitales. 2- el pene está amenazado: las amenazas verbales de sus padres hacia la prohibición de sus practicas autoeroticas le alertaran contra la perdida de su miembro si continua. Pero implícitamente esta en juego abandonar las esperanzas de poseer a su objeto amado que es la madre. Las advertencias aprentales especialmente las del padre serán interiorizadas, y dan origen al Superyó.
3- hay seres sin pene, la amenaza es real: descubre la falta de pene por la visualización de los genitales femeninos (no los ve, sino que ve falta de pene). Primero no le presta atención, pero luego le recuerdan las amenazas del 2do tiempo, y comienza la representación de la pérdida de su propio pene y la amenaza de castración comienza a surtir efectos. Pero todavía se obstinará en excusas de que “es pequeño, ya le crecerá” 4- la madre también esta castrada, emerge angustia: las mujeres respetables para el niño todavía poseerán pene para él. Cuando descubre que las mujeres pueden parir, le llegara la idea de que también su madre esta desprovista del pene y surge la angustia de castración, que le será icc. 5- Tiempo final: fin del complejo de castración y del complejo de Edipo porque el niño acepta las leyes de la interdicción y elige valorar su pene, renunciando a la madre como su objeto. Acepta la ley paterna y se afirma la identidad masculina de forma violenta y definitiva. En la niña previo al complejo de castr ación encontramos dos puntos en común con el varón: la cree ncia de la universalidad del pene, y que toman como objeto a la madre hasta que se separan de ella con angustia. También hay dos diferencias con el niño: en e l complejo de castración termina con la renuncia al amor de la madre, y en la niña allí comienza el Complejo de Edipo. El acontecimiento más importante del complejo de c astración femenino es la separación de la madre, re petición de la separación anterior, la del seno materno. Odio antiguo que desaparece bajo los e fectos de una represión inexorable y reaparece más tarde, bajo la forma de hostilidad y rencor hacia la madre por no haberla dorado de pene. Esta actualización de sentimientos negativos marcara el fin del complejo de castración. Tiempos: 1- universalidad del pene: el clítoris es un pene. 2- es demasiado pequeño, “fui castrada”: descubre visualmente la región genital masculina. Cae víctima de la envidia fálica. Los efectos de la visión son inmediatos, no progresivos como en el varón. Este vive la angustia de la amenaza, la nena experimenta el deseo de poseer lo que vio. 3- madre también castrada, resurgimiento del odio hacia la madre: madre despreciada por no transmitirle el atributo fálico y no haberle enseñado a valorar su verdadero cuerpo de mujer. Elige al padre como objeto de amor. Tiempo final, nacimiento del complejo de Edipo. Puede adoptar tres actitudes, decisivas para el destino de la femineidad: a) No envidia del pene: se niega a entrar en la virilidad con el varón. b) Deseo de estar dorada del pene del hombre: algún día podrá poseer uno. Deniega e l hecho de su castración. El objetivo de su vida es el fantasma de ser un hombre a pesar de todo. Complejo de masculinidad. c) Deseo de tener un sustituto del pene: reconocimiento inmediato y definitivo de la castración. Cambio de objeto de amor. Cambio de zona erógena. El deseo de un pene se troca por el deseo de gozar de un pene en el coito. Cambio del objeto deseado, el pene cede el lugar al hijo. El deseo de gozar de un pene en el coito se metaboliza en el deseo de procrear un hijo. Falo: El elemento organizador de la sex ualidad humana no es el pene sino la representación construida sobre él. La preponderancia del falo: la evolución sexual infantil y adulta se orde na según la presencia o ausencia de este
pene imaginario -falo- en el mundo de los humanos. Lo que el niño percibe como el atributo poseído por algunos y ausente en otros no e s el pene sino su representación psíquica, sea bajo la imaginaria o simbólica. FALO IMAGINARIO: representación psíquica inconsciente producto de tres factores: 1) Anatómico: es la buena forma peniana la que se impone a la percepción bajo la alte rnativa de una parte presente o ausente. Tiempo táctil o visual. 2) Libidinal: intensa carga libidinal que suscita los toqueteos autoeroticos. 3) Fantasmática: ligada a la angustia provocada por el fantasma de que dicho órgano podría ser mutilado. El falo imaginario toma el estatuto de operador simbólico. El falo simbólico es un objeto intercambiable: se entiende según diferentes acepciones; ante to do aquella que designa al órgano masculino el valor de objeto separable del cuerpo, intercambiable con otros objetos equivalentes (pene = heces = autos…). Ecuación simbólica constituida por objetos diversos cuya función es mantener el deseo sexual del niño. El falo imaginario es desplazado simbólicamente por un niño, por ejemplo. FALO COMO PATRON SIMBOLICO: es la condición que garantiza la existencia de una serie y que hace posible que objetos heterogéneos en la vida sean objetos equivalentes en el orden del deseo humano. Todas las experiencias erógenas reproducirán el mismo esquema que el de la experiencia de castración. También los objetos perdidos -seno, heces- toman el v alor de falo imaginario. Así el mismo falo imaginario deja de ser imaginario, se excluye de la serie y se convierte en el “patrón simbólico” que posibilitara que objetos
cualesquiera sean sexualmente equivalentes, todos referidos a la c astración. Porque el falo es la huella del gran acontecimiento de la castración es que se produce la aceptación de todo ser humano del límite impuesto al goce. El falo simbólico iguala y recuerda que todo deseo es deseo sexual, un deseo tan insatisfecho como el deseo incestuoso al cual e l ser humano tuvo que renunciar. Afirmar con Lacan que el falo es el significante del deseo implica recordar que todas las experiencias erógenas de la vida infantil y adulta, todos los deseos humanos (oral, anal, visual, etc.) e starán marcados por la experiencia crucial de haber tenido que renunciar al goce de la madre y aceptar la insatisfacción del deseo. Las satisfacciones resultan siempre insuficientes respecto del mito del goce incestuoso. El falo es el significante de la ley (Lacan): la castración es definida fundamentalmente por la separación madrehijo. Es un corte producido por un acto que secciona y disocia el vínculo imaginario y narcisista entre madre -hijo. La madre coloca al hijo en el lugar del falo imaginario y el niño se identifica con este lugar para colmar el deseo materno. El deseo de la madre es tener el falo, y el niño se aloja en la parte faltante del deseo insatisfecho del triángulo materno. Así, se establece una r elación imaginaria entre una madre que cree tener el falo y un hijo que cree serlo. El acto castrador recae en el vínculo madre-hijo. El padre es el agente de operación de este corte, quien representa la ley de prohibición del incesto. Al recordar a la madre que no puede reintegrar el hijo a su vientre y al niño que no puede poseer a su madre, el padre castra a la madre de toda pretensión de tener el falo y c astra al hijo de toda pretensión de ser el falo. La palabra paterna que encarna la ley simbólica re aliza una doble castración.
En Lacan, la castración recae más bien sobre el vínculo que sobre la persona; apunta a un objeto, al falo imaginario, objeto deseado por la madre con el cual el niño se identifica; es la operación simbólica de la palabra paterna; obra por la ley a la cual el padre mismo como sujeto e sta inexorablemente sometido. El agente de la castración es la efectuación de esta ley impersonal, estructurada como lenguaje e inconsciente. Es simbólica y su objeto imaginario. Es la ley que rompe la ilusión de todo ser humano de creerse poseedor o identificarse con una omnipotencia imaginaria.
Eidelsztein: “La estructura del lenguaje, necesidad, demanda, deseo”
La localización real del sujeto es la discontinuidad. Es el corte en la cadena significante, forma fundamental que adquiere el “entre”, sujeto intervalar (es el sujeto que está ubicado en el intervalo). Para concebir a este sujeto
hay que trabajar con la oposición tr adicional necesidad-demanda deseo. La localización del sujeto se halla en todo aquello que de lo real sea homologable a corte. Lacan va a analizar los efectos de la presencia del significante. Dice que hay un efecto de desviación de las necesidades del hombre a causa de que el sujeto habla (en tanto que sus necesidades están sujetas a demandas, retornan a él alienadas). Es a consecuencia de la demanda que se produce una desviación de la necesidad: la necesidad se aliena (en alusión al Otro). Un efecto estructural de toda demanda es producir una inversión. La demanda implica que uno recibe su propio mensaje desde el otro. Son dos las inversiones: el sujeto rec ibe su propio mensaje desde el otro y el sujeto recibe su propio me nsaje desde el otro en forma invertida. La necesidad no es más del sujeto, es del otro. Esto es efecto de la presencia de la función significante; dialéctica que no está causada por la prematuración del nacimiento sino por su especificidad humana. Lo que se encuentra alienado, lo que deja de ser del sujeto y pasa a ser del otro, constituye una “represión originaria”: por no poder articularse en la demanda reaparece en retoño, en lo que en
el hombre se presenta como deseo. Represión originaria significa una pérdida sin retorno. Pero tiene un retoño: el deseo. Si fuese “represión propiamente dicha” el retorno de la falta en la necesidad retornaría como otra necesidad. La demanda no
refiere a las satisfacciones que reclama, es demanda de una presencia o de una ausencia, lo cual manifiesta la relación primordial con la madre (frustración lógica de la demanda). Aquí se produce la dialéctica hegeliana de “ conservación con cambio” y “cambio con conservación” (se anula
pero se conserva). De la necesidad a la demanda hay un punto de quiebre, algo se pierde, la particularidad del objeto. Lo que se pierde a nivel de la especie se recupera a nivel del individuo, a nivel de lo simbólico, del deseo. - SE PIERDE A NIVEL DE LO REAL → NECESIDAD - SE RECUPERA A NIVEL DE LO SIMBOLICO → DESEO
Lacan plantea que es por la pre sencia del otro que esta particularidad se anula y e n su lugar el sujeto demanda prueba de amor (la presencia del ot ro). Por el efecto del significante y su funcionamiento en la demanda se produce una perdida a nivel de las necesidades. La demanda es incondicional respecto de la necesidad y el sujeto respecto del otro. - VIA LA DEMANDA → LA NECESIDAD SE TRANSFORMA - VIA EL DESEO → LA NECESIDAD SE SUPERA Deseo: diferencia que resulta de demanda de amor y apetito de satisfacción. Aquí encontramos el fenómeno de la escisión. Hay algo de la necesidad que no puede pasar a la demanda; esto es el dese o (el resto), que posee dos propiedades: particularidad y condición absoluta. Para un sujeto en tanto deseante, el resto entre la necesidad y la demanda es particular: eso es su forma de recuperar la particularidad abolida a nivel de la necesidad. Todo lo que le sucede como sujeto deseante tendría la forma de la condición absoluta respecto de la demanda. Decir “estructura del sujeto intervalar” es igual que decir “sujeto del deseo”. Aquello que de la necesidad no
entra en la demanda es el objeto particular. El resto articulado pero no articulable será el objeto, el objeto causa del deseo, abolido de la necesidad por el atravesamiento de la demanda que siendo de más allá de e llo. NECESIDAD - DEMANDA - DESEO -Objeto particular de la especie -Otro, prueba de amor (su presencia) -Objeto “a” particular Aun antes de que el sujeto se constituya como tal, la nece sidad no tiene un objeto particular. No pierde ni la necesidad ni el objeto, se pierde la particularidad del objeto (varía constantemente). La demanda tiene que ver con que el ser humano habla. La madre demanda al bebe que demande, que pida. Pone nombre al llanto del bebe. Pero la necesidad no se satisface plenamente. Cuando aparece un esbozo de deseo, comienzan ciertas fallas en el otro primordial, la madre ya no puede poner nombre al llanto del bebe, no puede poner sig nificante a todo, falla en tanto falta. Función materna: el niño percibe que el lenguaje está en el conocimiento de la lengua materna, se lo supone “de la madre”. El niño demanda al otro e n relación a sus necesidades que no es la sat isfacción sino la presencia
de ese otro. La madre encarna el lugar desde el cual se pueden colmar las necesidades, aunque no mediante el objeto de la necesidad. El otro tie ne el privilegio de satisfacer las necesidades, tiene e l poder de privar a las necesidades de lo único con que se satisfacen, con la presencia y no con el objeto. La presencia de aquel que encarna el lugar del poder, o sea el otro.
Lacan localiza la función de la privación en la represión originaria. Entre los 2 y 3 años e l niño comienza a reconocer que la lengua no es de la madre, que la madre no entiende la lengua materna. La demanda anula la particularidad de todo lo que pueda ser c oncedido, transmutándose en prueba de amor (es la presencia). “Hay una necesidad (lógica) de que la particularidad abolida por l a demanda reaparezca más allá de la demanda”. Esta particularidad lógica es que lo que el significante produjo como pérdida de la particularidad de
la especie, reaparezca como particularidad del sujeto. El campo del deseo es una recuperación de lo que la demanda produce como pérdida en el campo de la necesidad. Reaparece conservando la estructura que esconde lo incondicionado de la demanda de amor. En definitiva, toda demanda es demanda de amor.
Dejours : El trabajo entre el sufrimiento y el placer
Debemos estudiar las relaciones entre sufrimiento y t rabajo y no solo las relaciones entre sufrimiento y empleo. Las ultimas nos remiten al sufrimiento de quienes no posee n un trabajo, pero las primeras de quienes siguen trabajando. La banalización del mal se basa precisamente en el proceso de reforzamiento reciproco entre ambos. Detrás de la vidriera está el sufrimiento de quienes trabajan, está finalmente e l sufrimiento de quienes temen no poder satisfacer las exigencias, no estar a la altura de las obligaciones de organización del trabajo: obligaciones de tiempos, ritmo, formación, aprendizaje, etc. Lo real del trabajo se define como aquello que resiste a los c onocimientos, los saberes, los saberes-hacer y al control. Se da a conocer al sujeto por un desfasaje irreductible entre la organización prescrita del trabajo y la organización real del trabajo. En las situaciones comunes de trabajo es imposible cumplir con los objetivos de la tarea respetando escrupulosamente las prescripciones, las consignas y los procedimientos. A los trabajadores que están en estas situaciones muchas veces les resulta imposible determinar si sus fracasos tienen que ver con una falta de competencia o con anomalías del sistema técnico. Esta fuente de perplejidad constituye una causa de angustia y sufrimiento que toma la forma del miedo a ser incompetente, al no poder estar a la altura o ser incapaz de enfrentar correctamente situaciones inusuales o inesperadas, en las que esté involucrada la responsabilidad. Aunque el que trabaja sepa lo que debe hacer, no puede hacer lo porque se lo impiden restricciones sociales del trabajo. Cada cual trabaja en sole dad, sin intercambiar información e impidiendo que haya cooperación y avance. El reconocimiento se presenta como un elemento decisivo en la dinámica de movilización subjetiva de la inteligencia y la personalidad del trabajo. Pero reconocimiento esperado por quien moviliza su subjetividad en el
trabajo pasa por formas extremadamente reguladas. De ese reconocimiento depende el sentido del sufrimiento. Cuando se reconoce la calidad de mi trabajo, lo que adquiere sentido son mis esfuerzos, mis angustias, mis dudas, mis decepciones y mis desalientos. El sujeto puede transferir ese reconocimiento del trabajo al registro de la construcción de su identidad. Y ese momento se traduce afectivamente por un sentimiento de alivio, de placer, de levedad del ser . Y el trabajo se inscribe así en la dinámica de la autorre alización. La identidad constituye el armazón de la salud mental, no hay crisis psicopatológica que no tenga en su centro una crisis de identidad. Al no contar con los beneficios del r econocimiento de su trabajo, el sujeto se enfrenta a un sufrimiento y nada más que a él. Sufrimiento absurdo que sólo genera sufrimiento, dentro de un círculo vicioso, y que pronto será desestructurante, capaz de desestabilizar la identidad. Por eso no hay neutralidad en el trabajo en relación con la salud mental. Si el sufrimiento no está acompañado por una descompensación psicopatológica (es decir, por una ruptura del equilibrio psíquico que se manifiesta en la eclosión de una enfermedad mental), es porque el sujeto despliega contra él ciertas defensas que le permiten controlarlo. En el campus de la clínica del trabajo, junto a los mecanismos de defensa clásicos descritos por el psicoanálisis, están las defensas construidas y sostenidas colectivamente por los trabajadores. Se trata de las "estrategias colectivas de defensa". Las investigaciones llevaron a comprobar que, en la mayoría de los casos, los trabajadores consagraban su normalidad es decir, no se vuelven locos; lo enigmático e s la "normalidad" en sí misma. Se interpreta a la normalidad como resultado de un compromiso entre sufrimiento y la lucha (individual o colectiva) contra e l sufrimiento en el trabajo. Y en e ste caso la normalidad no implica la ausencia de sufrimiento. Al contrario, podemos sostener un concepto de "normalidad en el sufrimiento", en que la normalidad aparece como un resultado conquistado en la lucha contra la desestabilización psíquica provocada por los requerimientos del trabajo. Y si es capaz de construir defensas contra este sufrimiento, puede salvaguardar su equilibrio psíquico.
Dejours: Psicodinámica del trabajo y vínculo social
Si la psicopatología del trabajo ha cambiado mucho durante la historia, e s porque el trabajo cambió y porque al mismo tiempo también cambió la clínica psicopatológica: clínica del desempleo, de la precariedad y la aparición de nuevas patologías mentales profesionales. Paradójicamente, en el mismo momento en que la automatización y la robotización permitían esperar la liberación del hombre, se ven aparecer en el seno mismo de las poblaciones activas nuevas patologías, llamadas de sobrecarga: agotamiento, problemas músculo-esqueléticos y lesiones por esfuerzos repetitivos, tentat iva de suicidio en áreas de trabajo, etc.; que son fenomenos nuevos.
Si numerosas descompensaciones psicopatológicas tienen probablemente una relación con las presiones del trabajo, prácticamente no existe enfermedad mental profesional en sentido estricto, sino que se manifiestan en otros tipos de manifestaciones que ya existían, pero ahora relacionadas al trabajo. La normalidad se presenta como un enigma. Muchos de nosotros sufrimos, a veces gravemente, por e l trabajo pero logramos permanecer del lado de la llamada normalidad. Esta última aparece como resultado de una lucha, y no como un estado natural. La normalidad se revela como un compromiso construido por cada uno entre el sufrimiento. El centro de gravedad de la clínica se ha desplazado progresivamente desde el análisis de las enfermedades mentales en el trabajo, hacia una investigación de las condiciones subjetivas de la normalidad. Los vínculos sociales por el trabajo no son neutros o igualitarios, sino que están atravesados por relaciones de desigualdad entre los sujetos, o más ex actamente por relaciones de dominación. El trabajo es una respuesta mayor de la dominación: esta apuesta no es otr a que la producción y apropiación de las riquezas. Pero también es una relación negociada, a partir del momento en que fue abolida la esclavitud y cuando no ex iste una dictadura. Trabajo Subjetivo -> trabajar es ante todo una relación de uno consigo mismo. A través de la actividad del trabajo me pongo a prueba con el mundo y su resistencia a mi saber hacer, a mis conocimientos. Trabajar es enfrentarse a la prueba del frac aso frente a la resistencia del mundo. En esta prueba de lo real, descubro la resistencia del mundo, hago la experiencia del mundo. Pero al mismo tiempo, es por esta resistencia que pruebo mis propios límites, que tomo conocimiento de las capacidades, de la sensibilidad. Estas resistencias provocan sufrimiento, que es fundamentalmente la forma en que la vida se hace conocer en mí. El trabajo es la prueba capital por la cual se incrementa m i subjetividad. El trabajo intersubjetivo -> en la situación común de trabajo, uno trabaja siempre para alguien: un patrón, mis subordinados, mis colegas, o para un cliente. El trabajo es también y fundamentalmente intersubjetivo porque proyecta al sujeto también, directamente, el vínculo social. Es social porque esta relación con otro en el mundo del trabajo no es semejante a la relación intersubjetiva en el registro de la vida erótica o de la vida amorosa. La sublimación pasa por la desexualización de las pulsiones. Lo que yo espero del otro en el campo de las relaciones de trabajo, no es amor, sino algo que merece ser diferenciado, un reconocimiento. Trabajar es sufrir. Pero el sufrimiento no es sólo una consecuencia desgraciada del trabajo, es sólo e l final de un proceso que va desde el trabajo hacia el funcionamiento psíquico. En el mejor de los casos se refleja en él y se transforma, y eventualmente acrecienta la subjetividad. El sufrimiento es también un punto de partida a partir de la dimensión práctica de la relación con el trabajo que pienso, imagino, que invento soluciones para hacer frente a lo real. Y además para trabajar en grupos es necesario establecer acuerdos con los colegas, construir reglas de trabajo.
Trabajar supone además un compromiso en profundidad de la subjetividad y de la libertad, y de la responsabilidad. Trabajar es, con frecuencia a un alto costo, aportar una contribución a la organización del trabajo. A cambio de esta contribución, el sujeto espera una retribución cuya potencia se encuentra esencialmente en su dimensión simbólica y no en su dimensión material. La retribución esperada es el reconocimiento. Y el reconocimiento debe ser distinguido del amor. Porque el amor alcanza la persona, al suje to mismo, mientras que el reconocimiento esperado alcanza no a la persona que trabaja sino a su trabajo. El reconocimiento sólo tienen poder simbólico si se dirige al hacer y no al ser. En un segundo tiempo, es el sujeto quien pueda repatriar eventualmente este re conocimiento del hacer al registro del ser, como fraccionamiento, como habilitación, como construcción de sí. El reconocimiento del trabajo pasa por los tiempos del juicio: el juicio de utilidad y el juicio de belleza. En el primero me pregunto por la utilidad de mi trabajo, mientras que en el segundo me pregunto cuán bueno es mi trabajo. La apuesta de reconocimiento es una puerta a la salud mental, en la medida e n que mi identidad no lo sostengo solamente yo. La sostengo a través de la mirada del otro. El reconocimiento en el campo erótico es el amor; el reconocimiento en el campo social es el trabajo (mediador irremplazable). En la psicodinámica del reconocimiento, el más importante de los servicios no e s el de utilidad, sino el juicio de belleza, el de los pares, el que confiere la pertenencia, inclusive el reconocimiento de la originalidad. Para que el juicio de reconocimiento sea posible es necesario una comunidad de pares, una comunidad de pertenencia. Esta última es una formación social extremadamente sutil y frágil. Ubicar obreros juntos no constituye automáticamente un colectivo ni una comunidad de pertenencia. Esta diferencia es la existencia de reglas comunes de trabajo, lo que se denomina reglas del oficio. Aquí tocamos directamente el vínculo social. Cuando las reglas se disuelven, tenemos una masa, es decir lo inverso de un colectivo, donde el vínculo entre las per sonas es o inexistente o imaginario. Es necesario construir las r eglas del oficio y además hay que ser capaz de hacerlas evolucionar. Estas reglas son reglas de convivencia y cuando se disuelven la convivencia se borra y abre puertas a la violencia. En conclusión se puede decir que el trabajo ocupó un lugar central en la formación del vínculo social. Puede generar lo peor y por el contrario puede generar lo mejor. Es por el trabajo que yo puedo aportar una contribución a la evolución de la ciudad; es por e l trabajo que puedo beneficiar desde el r econocimiento y realizaron en el campo social.
¿??Hoste: Los pequeños grupos
Introducción. Nos interrogamos no por un "ser" del gr upo, sino por cómo y con cuáles técnicas y teorías se está sosteniendo una coordinación del grupo. Tomaremos algunos modelos con los que se ha ido construyendo el conocimiento sobre los pequeños grupos. Modelos que podemos considerar fundantes, en su momento de producción histórica, en cuanto enunciaron una nueva perspectiva. Nuestro recorrido se apoyará en dos líneas de trabajo: -
la que se inscribe en el plano académico científico.
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La que se produce tomando al grupo como campo de investigación e intervención.
Polémica realismo-nominalismo. El discurso fundante de las ciencias sociales se ce ntra en el interés por pensar la relación entre Individuo y Sociedad con una lógica de la diferencia. Esto quiere decir que la diferencia se presenta como una relación de oposición entre dos posturas que se ubican antagónicamente. Esta forma de pensar con una lógica binaria es característica del pensamiento positivista occidental. Las diferencias se marcan de forma tal que se produce un efecto de orden jerárquico, constituyéndose uno de los polos en hegemonía respecto del otro, por lo cual las dos categorías asumen un carácter de exclusión recíproca. Las escuelas que desarrollan el tema se fundan así en esta antinomia, creando las categorías de Individuo y Sociedad como entidades separadas y cerradas. Las tesis básicas se expresaron del siguiente modo: -
sólo el individuo es real, y el grupo es una suma de individuos sin ninguna especificidad (nominalismo).
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La sociedad es lo real, y el individuo aislado constituye una abstracción (realismo).
Para el nominalismo sostenido por Tarde, el grupo es un té rmino que se refiere a una multiplicidad de procesos individuales, y en él la única realidad la constituyen los individuos, en tanto son los únicos actores, en la medida en que los procesos psicológicos ocurren únicamente en ellos. Las instituciones, creencias y prácticas sociales siguen, por lo tanto, los principios de la psicología individual, ya que son sólo producto de las motivaciones y necesidades de los individuos. Lo social se reduce a lo intermental, y se considera que nada nuevo se produce en un conjunto. Para este autor, el hombre social es un sonámbulo. La imitación que los niños interiorizan es mucho más importante que la educación que reciben y se les impone con fuerza y a la fuerza. Esta toma de posición condena a un reduccionismo psicológico. La tesis antagónica, llamada de la mentalidad del grupo, desarrollada por Durkh eim, se basa en que:
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el individuo está sujeto al cambio continuo, aparece y desaparece, mientras que la sociedad es el único
continuum, y lo único que perdura es e l vínculo social. -
El individuo se realiza en el lazo social, pues fuera de grupo sólo cuenta con potencialidades amorfas, es
una abstracción. -
En el grupo surgen fenómenos que tienen sus propias leyes, irreductibles a la psicología de los
integrantes. -
La noción de institución, entendida también como hecho social, es un referente privilegiado y pasa a ser
sinónimo de regulación social. Ella encarna las normas, las que son impuestas coercitivamente, sin te ner en cuenta los deseos de los sujetos sociales. Se afirma así que existe una interiorización de representaciones colectivas, que se encuentran fuera del individuo y que llegan a su mente bajo e sta forma de normas. Con esta noción se intenta e xplicar cómo muchos acontecimientos colectivos se desarrollan y mantienen a menudo sin relación con las intenciones de los individuos, pero con este tipo de nominación se termina atribuyendo intencionalidad al grupo. Es interesante señalar, de todos modos, e l valor que esta escuela tiene, e n cuanto ha enunciado cómo la interiorización de lo social constituye la subjetividad humana.
Un modelo de articulación de la interiorización de lo social. Mead en 1934 planteaba que la sociedad es previa al individuo, y éste emerge como tal en la matriz de sus interrelaciones sociales, y a través de la adopción de papeles formadores del yo se internaliza lo sociocultural. El sentimiento de sí, el desarrollo de la autoconciencia, tiene carácter histórico y sólo deviene en la pertenencia social. Este autor define a la persona como diferente del organismo, en cuanto persona significa poder ser objeto para sí en términos reflexivos, a través de la comprensión de la actividad social en que e stá implicada. La conciencia de sí alude a un fenómeno cognoscitivo antes que emocional, y se adquiere por la internalización del lenguaje, que es el intermediario simbólico. El espíritu es la subjetivación del proceso social de comunicación en que ha surgido el símbolo significante y la capacidad de simbolización. Podemos articular los conceptos de persona, espíritu y conciencia de sí como procesos que se pre cipitan, uno en articulación con los otros, en la eme rgencia del lenguaje. Mead propone una génesis de la construcción de la persona y del lenguaje. El primer organizador del lenguaje son los ge stos, que son símbolos en la medida que anticipan algo que no está, significan etapas ulteriores de la conducta. El lenguaje está ya ahí, presupone una sociedad que ha creado sus significaciones y una puesta en actividad de ciertas capacidades fisiológicas en el individuo. Las significaciones
por ende no son subjetivas, ni privadas, ni mentales, sino están objetivamente en la situación social. Gracias al símbolo se puede adoptar el papel del otro para la regulación de la propia conducta. El espíritu es la internalización de ese proceso desde el gesto al símbolo significante en la conducta del individuo. La persona adviene a través de comprender y adoptar las actitudes de otros hacia sí, en su propia actividad social, pues la sociedad no se internaliza en abstracto, sino en la adopción de los papeles concretos que el grupo le ofrece. Entonces es imposible concebir una persona surgida fuera de la experiencia social, y las pertenencias y referencias a los grupos sociales re gularán permanentemente su identidad personal. En la persona Mead distingue dos aspectos: el mí, que representa la adopción de las actitudes de los otros, y el yo, en cuanto asume una conducta de reacción a las ac titudes de los otros. El yo reacciona ante el m í, en él está la libertad, la iniciativa, la invención. El mí es en cierto sentido un sensor, el control social interiorizado. En este modelo las nociones de individuo y sociedad no se enuncian como pares antagónicos, sino que se encuentra la mediación a través del lugar que se le asigna al surgimiento del le nguaje de la experiencia social, como organizador abundante, y a las prácticas socializadoras en el grupo social. Así este autor realiza un intento sistemático de comprender cómo la subjetividad es producida por y en la cultura.
El grupo como campo de investigación y de intervención. Los cambios en el sistema de producción capitalista, preocupaciones ideológicas y políticas, una gran confianza en el desarrollo de la ciencia, la tecnología y sus valores para producir cambio social, determinaron la aparición de una nueva disciplina: la psicología social. Esta se va a ocupar de l individuo en sus situaciones vinculares directas. La pertenencia a un grupo produce nuevas formas de organización, nuevas normas, nuevas motivaciones que se alejan de las formales con que se iniciaron. Comienza a vislumbrarse una idea del grupo asociada a que un conjunto de personas en intercambio informal afectivo produce un plus, algo más que la sumatoria de las interacciones de sus integrantes. Este plus se visualiza en el mayor o menor rendimiento el grupo puede dar. Es a partir de aquí se recorta la psicosociología centrada en el análisis e intervención en los grupos de trabajo.
Dinámica de grupos. El término dinámica de grupo designa el análisis sistemático y c ientífico de los caracteres generales de la vida de los grupos pequeños, y trabaja con mayor pre cisión la idea del plus grupal. Lewin estudia la personalidad humana y luego los grupos, con categorías co nceptuales de la Gestalt. Esta escuela, a diferencia de la teoría
asociacionista, cuya unidad de análisis era la sensación, opera con otra unidad, la de estructura del campo perceptual. En el grupo se producen propiedades que son diferentes a la suma de las partes, produce un recorte, por el cual los fenómenos grupales quedarán para siempre ubicados en un lugar de irreductibilidad respecto de los individuos que los componen. El grupo y su ambiente constituyen un campo dinámico, un sistema de fuerzas interdependientes, en un equilibrio no estático, en un proce so en continuo movimiento. Por lo tanto, si se modifican algunos de sus elementos se modificará la estructura de l conjunto. Lewin operó con un modelo de co nflicto, en cuanto reconoce en todo gr upo la acción y coexistencia de fuerzas contradictorias que favorecerán la cohesión grupal o tenderán a la desintegración, afirmando que la conducta grupal estará orientada siempre a re solver esta tensión. Por lo tanto, el cambio será posible según la intensidad y tensión de las fuerzas puestas en juego. Este autor entiende a las relaciones con un entramado que, en cada momento, en el aquí y ahora, configuran organizaciones particulares. Infirió que las decisiones tomadas en un grupo permiten cambiar actitudes con mayor rapidez que las que se toman en forma individual, convirtiéndose la pertenencia al grupo en un o perador que permita vencer las resistencias al cambio. En Argentina, los aportes de Lewin serán retomados por los psicoanalistas Enrique Pichon-Rivière y José Bleger, dando origen el primero, en convergencia c on otros articuladores teóricos, a su teoría de los grupos operativos.
Pichon-Rivière: Técnica de los grupos operativos
El punto de partida de nuestras investigaciones sobre los gr upos operativos arranca de lo que denominamos la Experiencia Rosario. Esta experiencia de laboratorio social, o de trabajo en una comunidad, se hizo efect iva mediante el empleo de ciertas técnicas y tuvo como propósito la aplicación de una didáctica interdisciplinaria. El coordinador actuaba como orientador, favoreciendo la comunicación intragrupal y tratando de evitar la discusión frontal. El observador registraba todo lo que acontecía en e l grupo a través de un enfoque panorámico. Luego de esta experiencia, se reunió el material trabajado por los grupos y se creó una situación espejo, en la que los miembros se "reconocen" como individuos separados y con integrantes de los g rupos, a través de los diferentes temas emergentes. Esta didáctica que promueve Pichon-Rivière es interdisciplinaria, acumulativa, interdepartamental y de enseñanza orientada. La didáctica interdisciplinaria se basa en la preexistencia en cada uno de nosotros de un esquema referencial (conjunto de experiencia, c onocimientos y afectos con los que el individuo piensa y hace) y que requiere unidad a través del tr abajo en grupo, promoviendo la vez, en ese grupo o comunidad, un esquema referencial operativo sustentado en el común denominador de los esquemas previos.
Los grupos de discusión y tarea son puestos en funcionamiento por un coordinador, cuya finalidad es lograr una comunicación dentro del grupo que se mante nga activa, es decir, creadora. Surge así la necesidad de trabajar en grupos formados por integrantes de diversas especialidades que competen al problema que se va estudiar. Su método consiste, entre otras cosas, en observar los elementos comunes a ciert o tipo de problemas y analizar las posibles soluciones. El análisis de las ideologías es una tarea implícita en e l análisis de las actitudes y del esquema conceptual, referencial y operativo (ECRO). Las ideologías son sistemas de ideas y connotaciones que los hombres disponen para orientar mejor su acción, que poseen una gran carga e mocional. En general, coexisten varias ideologías de signo contrario, determinando diferentes grados de ambigüedad, la cual se manifiesta en forma de contradicción en el grupo, y por eso deben configurar ECRO de c arácter dialéctico, donde las contradicciones principales referidas al campo de trabajo deben ser resueltas durante la tarea misma del grupo. Todo acto de conocimiento enriquece el sistema conceptual, que se alimenta y mantiene flexible o plástico. Cuando un grupo cambia su actitud hacia otros, e l grupo puede tomar como marco de r eferencia para comparar sus propias situaciones internas a dichos grupos; el extragrupo actuó e ntonces en relación con el primero, como grupo de referencia. Las semejanzas resultantes tienen por base complicados procesos de identificación. El individuo o el grupo expresan tanto en la manera de formular sus problemas como del contenido mismo del discurso. Podemos decir que la comunicación es un contexto que incluye un mundo de señales y todos aquellos que se intercomunican saben codificar y decodificar de la misma manera. Podemos así también definir el ECRO en términos de comunicación e información, ya que la comunicación grupal es posible por la existencia de ese esquema conceptual de carácter grupal. En conclusión, la actividad está centrada en la movilización de estructuras estereotipadas, dificultades de aprendizaje y comunicación, debido al monto de ansiedad que despierta todo cambio. Los roles tienden a ser fijos en el comienzo, hasta que se configura la situación de liderazgos funcionales, es decir, liderazgos operativos que se hace más eficaces en cada "aquí y ahora" de la tarea. Los grupos pueden ser verticales, horizontales, homogéneos o heterogéneos, pero e n todos se observa una diferenciación progresiva en la medida en que aumenta la homogeneidad en la tarea.
López, Ros, Zolkower: Lo grupal, dispositivo y grupos de discusión
Una caracterización actual del concepto de dispositivo es la de constituir una estructura fo rmal que reproduce discursos. En tanto estructura que contempla lugares determinados por componentes análogos al funcionamiento social y subjetivo, es un dispositivo grupal. Función, rol, sujeto y palabra adquirirán un nuevo estatuto como consecuencia de esta nueva modalidad de abordaje. La función denota un lugar vacío formal que la e structura determina y ordena a los otros lugares. Es análogo a postular que se instala como lugar de la ley.
Los elementos componentes del dispositivo que ocupan lugares son: el co ordinador, los integrantes, la producción y lo observable. El coordinador cumple una función, está determinado por la estructura normativa que define su lugar. Su intervención, soportada por la esc ucha, se compone de consignas, señalamientos e interpretación. Los integrantes pueden cumplir el rol de función y de sujeto. El rol en la construcción efectiva con la que el sujeto se manifiesta como consecuencia de su trama vincular. Es el lugar en el grupo de los integrantes, es la consecuencia imaginaria de intersubjetividad. El sujeto es el soporte real, subjetivo, se manifiesta en el rol. La producción es la consecuencia de lo que circula, como tramo discursivo que constituye la observable. Este último es un componente significante portador de la producción, construido y emergente del acontecer grupal. Los grupos implican una multiplicidad de aspectos de la subjetividad que se despliega entre lazada en una trama vincular; esto caracteriza a un grupo. Los componentes afectivos emergen en él, manifestándose en las significaciones en juego. La distribución circular de los integrantes produce efectos más allá de lo espacial, haciendo posible una particular organización de los intercambios entre los sujetos. La mirada y la voz organizan relaciones identificatorias y transferenciales, y esta peculiaridad vincular hace del grupo una fuente de observable, constituidos por esos enlaces y desenlaces de subjetividades. Además el intercambio cruzado de opiniones permite el movimiento de apropiación de múltiples puntos de vista sobre un mismo asunto. Los grupos operan como comunidades lingüísticas y en ese contexto es posible el despliegue creativo de nuevas significaciones. Las ilusiones y los mitos que se producen forman un imaginario grupal pues construyen significaciones tributarias de las institucionales que atraviesan el grupo, y con ello las significaciones imaginarias de la sociedad. La dimensión del hacer, como específicamente humano, aparece potenciada por el acontecer grupal: se exacerba la condición activa del sujeto. El papel de la acción en el reino del humano, encuentra en Piaget una referencia obligada. La acción implica relación con los ot ros y apropiación del mundo (propiedad), lo cual permite una manifestación novedosa para detectar e specificidades del sujeto. Por otra parte, en el acontecimiento grupal operan múltiples inscripciones transversales: resonancias fantasmáticas, procesos identificatorias, producciones lingüísticas, etc., que generan distintas inscripciones de sentido, las que, interpretadas, muestran aspectos de la realidad subjetiva. Lo intersubjetivo, estructurante de las relaciones sociales, instala, en tanto proceso de socialización, sus componentes específicos (normas, leyes, propiedades, etc.). Los grupos de discusión constituyen la base directa de la técnica de relevamiento de información sobre los actores sociales en esta etapa de la investigación. El grupo de discusión es un dispositivo para investigar aspectos comunes de la subjetividad, implica un campo de las relaciones entre los sujetos. Articula una realidad discursiva con un investigador que no participa en el proceso del habla, pero lo determina. Produce así datos de interés para los investigadores.
Está compuesto por personas con cierta homogeneidad, de manera tal que permite su participación en tor no a un determinado tema, objetivo de la investigación. El número de miembros es aquel que permite el desarrollo de los canales de comunicación apropiados para la participación de todos en un determinado lapso. Se instala en temas o preguntas abiertas y los participantes tienen libertad para abordarlos. El investigador, como coordinador, observa, registra, modera e interroga. Fundamentamos nuestra modalidad de implementación en torno los siguientes ejes: - Fundamentos: la investigación está sostenida por la estrategia de un sujeto en proceso y cambiante. La información se produce en el juego discursivo; la conversación implica un mecanismo abierto y rico en significaciones. - Diseño: en éste se anticipan los procedimientos de búsqueda de la información deseada. El diseño atravesará todo el proceso de investigación pero estará sometido a la estrategia del sujeto de la investigación. Debe contemplar la determinación de las variables que se desean investigar y que guardarán directa relación con los objetivos. En el diseño del proceso serán componentes ineludibles los aspectos referidos al encuadre, estrateg ia del equipo y variables significativas. - Constitución: el proceso de constitución de los grupos es una fase de campo que abarca la convocatoria a los integrantes, conforme a los criterios definidos en el diseño. Incluye la selección a través de los recursos previstos tales co mo entrevistas, encuestas o encuentros previos. - Proceso: implica definir todos los aspectos ligados al funcionamiento de los gr upos. Comprende su cantidad, frecuencia de encuentros, modalidad de intervención, etc. Se precisan las consignas y la formación básica de manera clara y suficiente. - Análisis: el contexto general está basado en describir el campo fenoménico según dos órdenes generales: el sujeto y la sociedad. Dentro de la dimensión subjetiva se incluyen aspectos afectivos, representaciones del mundo personal y social y manifestaciones referidas al hacer como posibilidad de modificación.