PSICOLOGÍA DE LA VIOLENCIA TRABAJO DE INVESTIGACIÓN DE AUTORES
Gil Ortiz, Tania NIUB: 14511722
AUTORES CLÁSICOS: 1. 2. 3. 4. 5. 6.
SIGMUND FREUD J. DOLLARD y N. MILLER K. LORENTZ H. ARENDT S. MILGRAM E. O. WILSON
AUTORES MODERNOS: 1. 2. 3. 4. 5. 6.
ALBERT BANDURA D. OLWEUS P. ZIMBARDO L. BERKOWITZ L. WALKER E. STAUB
AUTORES ACTUALES: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12.
A. RAINE R. HARE C. WIDOM DEBRA NIEHOFF EMIL COCCARO S. PINKER A. CASPI y T.MOFFIT M.A. STRAUSS S. ATTRAN F. DE WAAL K. WRANGHAM C. ANDERSON
AUTORES CLÁSICOS:
1. SIGMUND FREUD Carta sobre el bachillerato, 1873 ESTUDIOS SOBRE LA HISTERIA. Studien über Hysterie, 1893-5 Las neuropsicosis de defensa, 1894 Obsesiones y fobias, 1894 La neurastenia y la neurosis de angustia, 1894 Crítica de la neurosis de angustia., 1895 PROYECTO DE UNA PSICOLOGÍA PARA NEURÓLOGOS. Entwurf einer Psychologie, 1895 La herencia y la etiología de las neurosis., 1896 Nuevas observaciones sobre las neuropsicosis de defensa, 1896 La etiología de la histeria, 1896 La sexualidad en la etiología de las neurosis, 1898 LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS, 1898-9 LOS SUEÑOS, 1900 UNA PREMONICIÓN ONÍRICA CUMPLIDA, 1899 PSICOPATOLOGÍA DE LA VIDA COTIDIANA. ANÁLISIS FRAGMENTARIO DE UNA HISTERIA. («Caso Dora»). 1901 El método psicoanalítico de Freud, 1903 Sobre psicoterapia, 1904 EL CHISTE Y SU RELACIÓN CON LO INCONSCIENTE, 1905 TRES ENSAYOS PARA UNA TEORÍA SEXUAL Teorías sexuales infantiles El psicoanálisis y el diagnóstico de los hechos en los procedimientos judiciales PSICOANÁLISIS La dinámica de la transferencia Consejos al médico en el tratamiento psicoanalítico
La iniciación del tratamiento Experiencias y ejemplos de la práctica analítica Recuerdo, repetición y elaboración Algunas observaciones sobre el concepto de lo inconsciente en el psicoanálisis La disposición a la neurosis obsesiva TOTEM Y TABÚ. INTRODUCCIÓN AL NARCISISMO Sobre las transmutaciones de los instintos y especialmente del erotismo anal LOS INSTINTOS Y SUS DESTINOS LA REPRESIÓN LO INCONSCIENTE XCII. Adición metapsicológica a la teoría de los sueños DUELO Y MELANCOLÍA MÁS ALLÁ DEL PRINCIPIO DEL PLACER PSICOLOGÍA DE LAS MASAS Y ANÁLISIS DEL «YO» Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, l a paranoia y la homosexualidad Observaciones sobre la teoría y la práctica de la interpretación onírica Observaciones sobre el inconsciente EL «YO» Y EL «ELLO» ESQUEMA DEL PSICOANÁLISIS Neurosis y psicosis La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis La disolución del complejo de Edipo El problema económico del masoquismo AUTOBIOGRAFÍA Las resistencias contra el psicoanálisis El «block» maravilloso INHIBICIÓN, SÍNTOMA Y ANGUSTIA La negación La significación ocultista del sueño Psicoanálisis: escuela freudiana
S.Freud es un neurólogo austríaco que en los albores del s.XX empezó a sentar las bases del psicoanálisis, un enfoque sobre la psique humana formado tanto por una teoría de la personalidad como por un método de tratamiento para pacientes con trastornos. Su principal aportación fue el concepto de inconsciente, represión, transferencia, yo, ello, superyó. Freud sostenía que el comportamiento de una persona está profundamente determinado por pensamientos, deseos y recuerdos reprimidos; según su teoría, las experiencias dolorosas de la infancia son desalojadas de la conciencia y pasan a formar parte del inconsciente, desde donde pueden influir poderosamente en la conducta. Como método de tratamiento, el psicoanálisis procura llevar estos recuerdos a la conciencia para así liberar al sujeto de su influencia negativa. Con los años llegaría a la convicción de que los trastornos mentales tienen su origen en la sexualidad, y de que la vida sexual comienza ya en la primera infancia (mucho antes de lo que en aquellos momentos se pensaba), tesis que había de concitar numerosas críticas y oponentes a su teoría. La teoría de la atracción: plantea que la conducta agresiva es instintiva e inevitable. En el hombre confluye el instinto de
poder o vida ( eros) y el instinto de muerte ( thanatos). El primero de ellos se encargaría de fortalecer, preservar y garantizar la reproducción, mientras que el segundo se encarga de la destrucción y final de la vida. Cuando hay un conflicto marcado entre eros y thanatos, éste último dirige la agresión hacia el exterior.
2. J. DOLLARD y N. MILLER Dollard, John. Caste and Class in a Southern Town. New Haven: Yale University Press, 1937. Dollard, J., Miller, N., Doob, L., Mowrer, O. and Sears, R. (1939), Frustration and Aggression, New Haven: Yale University Press ISBN 0-313-22201-0 Miller, Barker et al. (1941). Symposium on the Frustration-Aggression Hypothesis, Psychological Review , No. 48, pp. 337366 Minor studies in aggression: The influence of frustrations imposed by the in-group on attitudes expressed by the outgroup. The Journal of Psychology , 25, 437-442 (1948Dollard, John and Neal E. Miller. Personality and Psychotherapy: An Analysis in Terms of Learning, ,, and Culture. New York: McGraw-Hill, 1950.
Ambos americanos, impartieron clases en la Universidad de Yale en el instituto de relaciones humanas. Desarrollaron una teoría de la personalidad interdisciplinar entre biología, psiquiatría, sociología y antropología, basándose en teorías de reforzamiento del aprendizaje de Clark Hull y la teoría psicoanalítica de Freud. Según ellos, la personalidad se constituye en función del hábito (asociación entre estímulo y respuesta asociada a pulsiones primarias y secundarias) como estructura temporal, ya que los resultados de hoy puede ser alterados por la experiencia de mañana; y la motivación en tanto a pulsiones: primarias -el estímulo es muy fuerte e instiga al individuo a la acción, supervivencia-, secundarias -efecto mediado por el aprendizaje-. Este proceso de aprendizaje se caracterizaría por la presencia de las pulsiones, señales o estímulos, respuestas y reforzamientos. Estos autores desarrollaron la teoría de la frustración-agresión (1939), en la que proponen que la causa de la agresión es la existencia de frustración y siempre que haya frustración habrá agresión, donde la frustración ocurre cuando los obstáculos interfieren con la reducción del impulso o forma el fracaso/bloqueo para alcanzar una meta deseada. Posteriormente, Miller rechazó la segunda parte de la hipótesis, concibiendo que la frustración podría provocar cierto número de reacciones de diversos tipos, dónde una de las opciones es la agresión, todas como respuestas aprendidas. Si esta frustración no se soluciona, se va acumulando, hasta el momento en que cualquier acción puede suscitar una reacción muy violenta. La catarsis sería la encargada de debilitar la motivación agresiva, presentando actos de agresión que no hacen daño y se destinan a reducir el nivel de motivación a la agresión: dar un puñetazo en la mesa, gritar, correr… Por otro lado, vincularon la personalidad a las respuestas agresivas, descubriendo que quieres tienen una autoestima elevada pero inestable, experimentan ira y hostilidad rápidamente, están en guardia para proteger su autoimagen y sienten la frustración como amenaza grave a su autoestima. El tipo de agresión que se suele presentar es la directa, física y verbal; mientras si esta se inhibe, recurriría a una agresión indirecta con la propagación de rumores, burlas o bromas. A su vez, plantean cinco suposiciones básicas en la conducta del conflicto: a) la tendencia a alc anzar una meta se vuelve más fuerte mientras más cerca esté el individuo de ella -gradiente de acercamiento-, b) l a tendencia a evitar un estímulo negativo se vuelve más fuerte mientras esté más cerca del estímulo -gradiente de evitación-, c) el gradiente de evitación es más escarpado que el de acercamiento, d) aumentar los impulsos asociados con el acercamiento o evitación elevará el nivel del gradiente, e) ante dos respuestas competitivas, ocurrirá la más fuerte.
3. K. LORENTZ
El compañero en el ambiente de las aves. en: J. für Ornithologie 83 (2-3), p. 137 - 215 y p. 289 - 413 (reimpresión de 1965, en: "El comportamiento humano y animal" Vol. 1). (1935) Hablaba con las bestias, los peces y los pájaros, conocido también como: El anillo del rey Salomón (1949) Cuando el hombre encontró al perro (1950) Sobre la agresión (1966) La otra cara del espejo (1973) Los ocho pecados mortales de la humanidad civilizada (1973) Fundamentos de la etología (1982) La decadencia del hombre (1983) Estoy aquí, ¿dónde estás tú?. Etología del ganso gris silvestre (1988)
Lorenz, especialista en la explicación del comportamiento animal y ganador del premio Nobel de fisiología y Medicina en 1973,, trabajaba en la identificación de patrones de acción fijos, genéticamente determinados y manifestados a través de la influencia del medio ambiente. Alguno de ellos serían los estímulos aurales y visuales-impronta- de los progenitores de un animal como necesarios para seguirles. En su obra Sobre la agresión, plantea varias tesis sobre la analogía entre el comportamiento animal y el humano mediante el estudio del instinto agresivo. Sus principales son las siguientes: -
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La agresión como instinto superior junto al hambre, sexo y miedo, que le lleva a agredir intraespecíficamente a sus congéneres. Todos ellos serían instintos de naturaleza estrictamente biológica y estarían presentes en todas las especies cumpliendo una función conservadora de la especie. El comportamiento dentro de los miembros de la propia comunidad se mantiene en “armonía” social, transformándose en agresivo cuando tiene algo que ver con otra sociedad que no sea la suya, o se comprometen territorios para criar o alimentarse. La agresión intraespecífica cumple la función de conservar las especies mediante: a) distribución de la población por todo el espacio vital disponible para garantizar la defensa del territorio; b) defensa de los hijos; c) establecer jerarquía dentro de la población según la fortaleza de cada uno; d) florecimiento de vínculos personales y amistad diferenciando al amigo del extraño dentro de una misma comunidad. Así, la agresión intraespecífica no es nada grave ni diabólico ni aniquilador... A no dudar, es parte esencial en la organización conservadora de la vida de todos los seres. Naturalmente, como todo lo terrenal, a veces puede funcionar indebidamente y destruir alguna vida, aunque esté destinada a favorecer el gran suceso de la vida orgánica. La diferencia entre humanos y animales viene dada por el hecho de que, mientras en los animales existen mecanismos de inhibición de la agresividad para mantener la supervivencia, en el hombre los mecanismos de inhibición no existen.
4. H. ARENDT Los orígenes del totalitarismo (1951) La condición humana (1958) Eichmann en Jerusalén (1963) Hombres en tiempos sombríos (1968) Sobre la violencia (1970) La crisis de la república (1972)
Conocida como ensayista política, también fue crítica literaria, cursando entre 1924-1929 estudios de filosofía y teología. En los orígenes del totalitarismo (1951), sostiene que los totalitarismos se basan en la interpretación de la ley como “natural”, justificando con ello la exterminación de clases y r azas condenadas por la naturaleza
e historia. Los experimentos totalitarios del siglo XX ampliaron este uso de la violencia a una escala y una intensidad inéditas en la historia de la humanidad, y es en este contexto donde cabe encuadrar esta obra perenne de Hannah Arendt. Para la filosofía política, la violencia objeto de su estudio tiene dos caras: la violencia organizada del Estado o aquella que irrumpe frente al mismo. Esto ha hecho que muchos pensasen que la violencia es sobre todo una forma de ejercicio del poder. La posición de partida de la autora e n “Sobre la violencia” consiste en el estudio minucioso de la violencia política en sus encarnaciones extremas dentro
del mundo contemporáneo y en su cuidadosa separación entre violencia y poder político; este último es el resultado de la acción cooperativa, mientras que la violencia del siglo XX está ligada al alcance magnificador de la destrucción que proporciona la tecnología. Cuando se unen poder, potencia, fuerza, autoridad y violencia, todo ello se reduce a dominio, olvidando la diferencia entre los fenómenos. Así, mientras el poder es la capacidad de actuar en el grupo y mantenerlo unido, la violencia se vincula a los instrumentos para aumentar la potencia de una persona. En definitiva, allí donde hay comunidad política, hay poder y no necesita justificación sino legitimidad. Según A rendt “el poder surge allí donde las personas se juntan y actúan concertadamente, pero deriva su legitimidad de la reunión que de cualquier acción que le siga a ésta” . Así, la legitimidad mira al pasado como justificación al futuro, por lo que la violencia puede ser justificable pero no legítima. Poder y violencia son opuestos, cuando uno domina, se carece del otro; de la violencia no se deriva poder. Esto es, concluye Arendt contra cierta comprensión de la relación entre bien y mal, la violencia no es la manifestación temporal de un bien todavía oculto, sino un instrumento que surge por la rabia y la injusticia y que resulta tan tentadora por su rapidez e inmediatez.
5. S. MILGRAM
MILGRAM, S.: (1973) Obediencia a la autoridad , España, Ed Desclee de Brouwer, 1980 Stanley Milgram (1963). Behavioral study of obedience. Journal of Abnormal and Social Psychology, Vol. 67, pp. 371378. Stanley Milgram (1992) (edited by John Sabini and Maury Silver). The Individual in a Social World: Essays and Experiments. Second Edition. New York: McGraw-Hill. Thomas Blass (1992). The social psychology of Stanley Milgram. In M.P. Zanna (Ed.),Advances in Experimental Social Psychology, Vol. 25. San Diego: Academic Press, pp. 277-328.
Considerado uno de los más importantes psicólogos del s. XX, su vida profesional está compuesta principalmente por experimentos sobre obediencia a la autoridad, llevados a cabo en la universidad de Yale en los años 1961-1962. En ellos, los sujetos se prestaron “voluntariamente” a una supuesta investigación sobre aprendizaje e incidencia del castigo en forma de descargas eléctricas de intensidad creciente. Contra todo lo esperable, un 65% aplicaron las descargas eléctricas de alto voltaje a las supuestas víctimas (realmente actores que emitían signos de dolor tras la falsa descarga). La investigación llevada a cabo, demostró el peligro que encerraba la predisposición de los sujetos a obedecer y cómo esta actitud llegaba a despojarlos de su conciencia y sentido de responsabilidad frente a los actos que cometieran. Se convertirían en sádicos bajo las siguientes condiciones: a) la presencia de la autoridad les llevaba a la necesidad de continuar con el experimento y considerar a las víctimas como tejidos que no sufrirían daño permanente, no como personas; b) ambiente científico impersonal; c) invisibilidad de la víctima. A su vez, observó que cuando alguna de estas variables se modificaba, descendía el nivel de participación de los sujetos en tanto agentes de tortura (aunque no en las supuestas descargas). De todo ello, extrajo que la esencia de la obediencia es el estado agentico, entendido como la consideración que hace una persona de sí misma como instrumento que ejecuta deseos de otra persona y que, por lo mismo, no se toma como responsable (obediencia debida); aunque en realidad realizaron una tarea de acción libre a la obediencia de la autoridad. Milgram también desarrolló estudios sobre la técnica de la letra perdida, mapas mentales de ciudades y experimentos sobre la influencia de los efectos de la visualización televisada de comportamiento antisocial.
6. E. O. WILSON The Theory of Island Biogeography , 1967, Princeton University Press (2001 reprint), ISBN 0-691-08836-5, con Robert H.
MacArthur Sociobiology: The New Synthesis 1975, Harvard University Press, (Twenty-fifth Anniversary Edition, 2000 ISBN 0-674-
00089-7) Genes, Mind and Culture: The coevolutionary process, 1981, Harvard University Press, ISBN 0-674-34475-8
Success and Dominance in Ecosystems: The Case of the Social Insects, 1990, Inter-Research, ISSN 0932-2205 The Future of Life , 2002, Knopf, ISBN 0-679-45078-5 Pheidole in the New World: A Dominant, Hyperdiverse Ant Genus, 2003, Harvard University Press, ISBN 0-674-00293-8 From So Simple a Beginning: Darwin's Four Great Books. 2005, W. W. Norton. The Superorganism: The Beauty, Elegance, and Strangeness of Insect Societies, 2009, W.W. Norton & Company,
Inc. ISBN 978-0-393-06704-0, con Bert Hölldobler
Biólogo y etólogo centrado en el neodarwinismo social, pretende descubrir los fundamentos biológicos del comportamiento social. De este modo, intenta demostrar que los modelos específicos de comportamiento social están determinados biológicamente, negando la autonomía de la cultura, y afirmando que todo aquello cultural queda disuelto en lo biológico. Así, la sociobiología atribuye a los genes toda riqueza y variedad sociocultural del comportamiento humano. A su vez, considera lo innato como una probabilidad evaluable de un determinado rasgo, que se desarrollará en un ambiente específico; y no a la incertidumbre de su desarrollo en todos los ambientes. Por ello, se basa en un interaccionismo entre el potencial genético y el aprendizaje, en la que la conducta agresiva es por un lado aprendida (ataque criminal y acción militar); sumado a una fuerte predisposición a caer en una profunda hostilidad irracional bajo ciertas condiciones definibles. La evolución cultural de la agresión parece guiada por tres fuerzas: 1. La predisposición genética hacia el aprendizaje de alguna forma de agresión comunal. 2. Las necesidades impuestas por el medio ambiente, en el cual se encuentra la sociedad. 3. La historia previa del grupo, que le inclina hacia la adopción de una innovación cultural en vez de otra. Por último, podíamos resumir que desde este punto de vista los seres humanos están fuertemente predispuestos a responder con odio irracional a las amenazas exteriores, así como incrementar su hostilidad para dominar la fuente de la amenaza. Tendemos a sentir un profundo temor por las acciones de los extraños, y a resolver los conflictos mediante la agresión. De todo esto se deriva la afirmación de que la guerra es parte de la naturaleza humana, tomando como ejemplo el genocidio en Ruanda, en que la población Tutsi fue masacrada por los Hitsus para obtener el pleno control del país.
AUTORES MODERNOS:
1. ALBERT BANDURA Bandura, A., & Walters, R.H. (1959). Adolescent Aggression. Ronald Press: New York. Bandura, A. (1962). Social Learning through Imitation. University of Nebraska Press: Lincoln, NE. Bandura, A. (1969). Principles of behavior modification. New York: Holt, Rinehart and Winston. Bandura, A. (1971). Psychological modeling: conflicting theories. Chicago: Aldine·Atherton. Bandura, A. (1973). Aggression: a social learning analysis. Englewood Cliffs, N.J.: Prentice-Hall. Bandura, A. (1975). Social Learning & Personality Development . Holt, Rinehart & Winston, INC: NJ. Bandura, A., & Ribes-Inesta, Emilio. (1976). Analysis of Delinquency and Aggression. Lawrence Erlbaum Associates, INC: NJ. Bandura, A. (1977). Social Learning Theory . Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall. Bandura, A. (1986). Social foundations of thought and action: a social cognitive theory. Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall. Bandura, A., Barbaranelli, C., Caprara, G.V. y Pastorelli, C. (1996). Mechanisms of moral disengagement in the exercise of moral agency. Journal of Personality and Social Psychology, 2, 364-374.
El psicólogo A.Bandura, estima que el comportamiento humano, más que ser genético o hereditario, es un fenómeno adquirido por medio de la observación e imitación: el hombre no nace con un carácter agresivo, sino con un sistema muy organizado de tendencias hacia el crecimiento y desarrollo de su ambiente de comprensión y cooperación. Define la agresión como conducta adquirida y controlada por reforzamiento, perjudicial y destructiva. La teoría Cognitivo-social de Bandura constituye uno de los principales modelos explicativos de referencia de la agresión humana. Desde esta teoría Bandura defiende el origen social de la acción y la influencia causal de los procesos de pensamiento sobre la motivación, el afecto y la conducta humana. La conducta está recíprocamente determinada por la interacción de factores ambientales, personales y conductuales. Entre los factores cognitivos, juegan un papel central los procesos vicarios, la autorregulación y la autorreflexión. En su explicación de la conducta agresiva, Bandura asume en gran medida las aportaciones procedentes de la aproximación conductual pero introduce los elementos mencionados como aportaciones novedosas. Desde su análisis del aprendizaje social de la agresión, diferencia tres tipos de mecanismos: a) Mecanismos que originan la agresión Entre estos mecanismos destacan el aprendizaje por observación y el aprendizaje por experiencia directa. Las influencias de modelos familiares y sociales que muestren conductas agresivas y otorguen a éstas una valoración positiva serán, junto con los modelos procedentes de los medios de comunicación o los modelos simbólicos transmitidos gráfica o verbalmente, los responsables de que la agresión se moldee y propague. El modelo será más eficaz si están presentes otras condiciones que lleven al observador a imitarlo, tales como que el observador esté predispuesto a actuar de forma agresiva y que el modelo sea reconocido como figura importante y significativa. La experiencia directa del sujeto proporcionará determinadas consecuencias en su ambiente (recompensas y castigos) que podrán instaurar estas conductas. Ambos tipos de aprendizaje, para Bandura, actúan conjuntamente en la vida diaria, l as conductas agresivas se aprenden en gran parte por observación, y posteriormente, se perfeccionan a través de la práctica reforzada b) Mecanismos instigadores de la agresión Además de la mera exposición a los modelos agresivos, que tienen en sí mismo un efecto instigador, intervienen otros procesos tales como la asociación del modelado con consecuencias reforzantes (función discriminativa), la justificación de la agresión por el modelo como socialmente legítima (función desinhibitoria), la aparición de activación emocional y la aparición de instrumentos o procedimientos específicos para propiciar un daño. La experiencia de un acontecimiento aversivo, tales y como una frustración, estrés, ataque físico, amenaza o insulto, una pérdida de reforzadores o el impedimento de una meta
c) Mecanismos mantenedores de la agresión referidos al reforzamiento externo directo (Ej: recompensas materiales o sociales, disminución de una estimulación aversiva), el reforzamiento vicario y el autorreforzamiento. Bandura destaca también un conjunto de mecanismos de carácter cognitivo que denomina neutralizadores de la autocondenación por agresión, que actúan como mantenedores, entre los que recoge: la atenuación de la agresión mediante comparaciones con agresiones de mayor gravedad, justificación de la agresión por principios religiosos, desplazamiento de la responsabilidad (otros ordenan realizar la agresión), difusión de la responsabilidad (responsabilidad compartida), deshumanización de las víctimas, atribución de culpa a las víctimas, falseamiento de las consecuencias y desensibilización graduada (por exposición graduada repetida a situaciones violentas. La propuesta de Bandura ha sido en gran medida utilizada para explicar los efectos de la exposición a la violencia, bien en el seno de una familia agresiva (hipótesis de la transmisión intergeneracional) bien a través del visionado de imágenes violentas procedentes de los medios audiovisuales, que además de ofrecer un modelado (aprendizaje vicario) ejerce una desensibilización a la violencia (hipótesis de la desensibilización). Un ejemplo de su investigación fue el experimento desarrollado con el BOBO DOLL, en el que los niños veían una persona pegando a un muñeco mientras, más tarde, se le dejaba jugar con el mismo muñeco, observando su reacción ante él. Encontró que un gran porcentaje de infantes jugaban pegando al muñeco, no generalizándose la agresión interpersonalmente. Con ello concluye, que el aprendizaje es una condición necesaria pero no suficiente para la acción agresiva. Es aquí donde plantea la autorregulación, como mecanismo de autobservación, juicio, y autorespuesta a la acción vista/cometida. Por otro lado, plantea la desconexión moral, deshumanización de las posibles víctimas como explicac ión de la crueldad en un momento dado. Es “nuestra capacidad de conectar y desconectarse selectivamente de los principios morales la que explica por qué la gente puede ser cruel en un momento y compasiva en el siguiente”
Es una de las teorías más eficaces debido a las oportunidades que ofrece para prevenir y controlar la agresión humana por las siguientes razones: la agresión es un modelo adquirido de comportamiento social y como tal implica una manifestación de agresión en determinadas situaciones sociales, prediciendo su ocurrencia, especialmente si se conoce información sobre el agresor y su desarrollo social.
2. D. OLWEUS Dan Olweus (1974). Chop Chicks y matones de la escuela. La investigación sobre el acoso escolar. Dan Olweus (1992). El acoso en la escuela. Lo que sabemos y lo que podemos hacer . Dan Olweus y Cecilia Solberg (1997). La intimidación entre niños y adolescentes. Información y orientación para los padres . foro educativo.
D. Olweus, especializado en las conductas de acoso y amenaza entre escolares, fue el primero en definir el bullying y las características típicas de acosadores y víctimas. Define a un estudiante acosado o victimizado “cuando está expuesto de manera repetitiva a acciones negativas por parte de uno o más estudiantes”,
entendiendo como acción negativa cuando alguien inflige o intenta infligir, de manera intencionada mal o malestar a otra persona. Las acciones negativas se pueden llevar a cabo mediante contacto físico, verbalmente o de otras maneras como hacer muecas o gestos insultantes e implican la exclusión intencionada del grupo. Para emplear correctamente el término “bullying” (acoso escolar) ha de haber u n desequilibrio de poder o de fuerza (una
relación asimétrica. Hablando de manera más general, el comportamiento acosador puede definirse como “comportamiento
negativo repetitivo e intencional (desagradable o hiriente) de una o más personas dirigido contra una persona que tiene dificultad en defenderse”.
El acoso físico es más habitual entre los chicos. Por el contrario, las chicas emplean a menudo formas más sutiles e indirectas de acoso tales como la calumnia, hacer correr rumores y manipulación de las relaciones de amistad. No obstante, el acoso sin medios físicos – particularmente verbal – es la forma más común tanto entre chicos como entre chicas.
3. P. ZIMBARDO Zimbardo, P. (2007). From Heavens to Hells to Heroes. In-Mind Magazine. Vídeo entrevista: Experimento de la cárcel de Stanford (Maldad por situación) Dinámicas interpersonales en una cárcel simulada Efecto lucifer
Experto en psicología social y control de la conducta, llevó a cabo un experimento en la cárcel de Standford, con el fin de conocer el porqué de la maldad, Efecto Lucifer, ambas unas de sus grandes obras. El experimento empezó como una demostración de los efectos que puede tener un contexto en las actuaciones de la conducta humana y la evaluación de cómo ese contexto puede influir en las personas. Encontraron explicación a cómo había sido posible que unos jóvenes universitarios sanos sin antecedentes delictivos ni problemas emocionales o físicos, inscritos de manera voluntaria, se hubieran transformado llegando a cometer acciones escalofriantes, interiorizando su papel y roles del ambiente incluso llegando a maltratar a los presos. Con todo ello, identifica hasta qué punto dos factores como el poder y la impotencia pueden transformar a los seres humanos y enriquecer/empobrecer la naturaleza humana. Al principio los carceleros sentían culpa por las humillaciones y degradaciones que infligían a los reclusos: algunos obedecían sin rechistar, enfadando a oros que los veían como sometidos, sentían hambre y recibían castigos cada vez más arbitrarios y malvados; incluso aparecieron luchas de poder entre carceleros para establecer una jerarquía, alianzas, etc. El autor viene a concluir “el poder sutil pero penetrante de una multitud de variables situacionales que pueden imponerse a la voluntad de resistirse a esta influencia” y “el impact o potencialmente tóxico de la maldad de
ciertos sistemas situacionales para hacer que unas personas buenas se comporten de manera patológica, ajena a su forma de ser” . Factores como las experiencias sociales infantiles, sometimiento al grupo y obediencia al líder en la adolescencia para sentirse perteneciente al mismo, pueden ser determinantes en gran parte del resultado de las conductas adultas. Algunos de los procesos psicológicos que explican conductas aberrantes son la des individualización (por ejemplo, con uniformes, pinturas de guerra, etc.) que hace que el sujeto sea anónimo y se reduzca su responsabilidad personal sobre el mal causado, actuando sin límites y la deshumanización (por ejemplo, mediante propaganda sobre las víctimas) que despoja a las víctimas de su condición humana, hace verlos como animales, dignos del mal que se les va a causar. Otro factor que contribuye al mal es la observación pasiva por parte de los testigos de las atrocidades, la llamada maldad por inacción , que supone que los “malvados” crean que quienes saben lo que ocurre lo aprueban por su silencio. Los prejuicios, creernos diferentes a los demás y ajenos a lo que a ellos les afecta, nos hacen ser aún más vulnerables a las presiones situacionales porque menospreciamos su poder tanto como sobreestimamos el nuestro.
4. L. BERKOWITZ Berkowitz, L. (2000). Causes and consequences of feelings. New York: Cambridge University Press. Berkowitz, L. (1993). Aggression: Its causes, consequences, and control. New York: McGraw-Hill. Berkowitz, L. (1990). On the formation and regulation of anger and aggression: A cognitive-neoassociationistic analysis. American Psychologist. Berkowitz, L. (1970). Aggressive humor as a stimulus to aggressive responses. Journal of Personality and Social Psychology, 7, 202-207. Berkowitz, L. (1983). Aversively stimulated aggression: some parallels and differences in research with animals and humans. American Psychologist, 38, 1135-1144. Berkowitz, L. (1989). The frustration-aggression hypothesis: An examination and reformulation. Psychological Bulletin, 106, 59-73. Berkowitz, L. (1990). On the formation and regulation of anger and aggression: A cognitive-neoassociationistic analysis. American Psychologist, 45, 494-503. Berkowitz, L. (1996). Agresión: causas, consecuencias y control. Desclée de Brouwer.
Especialista en el campo de la psicología social experimental, evoluciona su teoría des de una basada en el impulso (primera teoría) a una aproximación cognitiva (neoasociacionista). Define la agresión como la disposición interna (frustración u otros) sumada a señales externas. La distingue de la agresividad al entenderla como un acto o conducta puntual, reactiva y efectiva en contra de la disposición o tendencia a comportarse agresivamente en distintas situaciones. Primera formulación: fue explicada a partir de los principios del condicionamiento clásico. Según su propuesta, las respuestas agresivas constituyen una respuesta condicionada a determinados estímulos ambientales. Desde esta teoría los observadores de conductas violentas, o agresivas, asociarían dichos comportamientos con otras experiencias violentas vividas previamente produciéndose una “generalización” del estímulo. El contenido agresivo de la conducta presente, por ejemplo, observar conductas violentas en televisión, provocaría la misma respuesta por parte del observador que le generó el estímulo violento original. Además de la exposición a determinados estímulos, es necesario que previamente los sujetos hayan sido alterados o enfadados de alguna manera. Aproximación cognitiva: nuevo modelo por el que la agresividad, a la que denomina agresión aversivamente estimulada es el resultado del afecto negativo producido por la experiencia de un suceso o acontecimiento desagradable. Su tesis se fundamenta en dos grupos de estudios previos relacionados con la inducción de dolor en animales, y con las reacciones irascibles y agresivas en humanos ante situaciones incómodas. Los primeros estudios, encontraron que la inducción de dolor en animales genera bien una huida para escapar del estímulo nocivo que lo provoca o una conducta agresiva encaminada a defenderse e intentar destruirlo. Los segundos, están relacionados con situaciones incómodas, tales como altas temperaturas, ambientes cargados de humo, ambientes con olores fétidos o situaciones de elevado estrés social. En ellos se halló que las personas inmersas en tales situaciones experimentaban una reacción de irritabilidad e irascibilidad que les inducía a infringir daño. Así, revisa la teoría de frustración-agresión de Dollar y Miller, enfatizando la relación entre el estado emocional interno de la persona y el estímulo del ambiente.
Plantea que no es necesario que la persona esté frustrada para que realice una acción agresiva, añadiendo dos puntos: -
Reconoce que la frustración puede predisponer a cometer actos agresivos, pero estos también pueden surgir de otras fuentes, como la adquisición de hábitos agresivos. Los estímulos internos juegan un papel esencial como señales para la ejecución de actos agresivos. Las cogniciones juegan un papel relevante en el modelo de Berkowitz. Las interpretaciones del suceso activador, las valoraciones, atribuciones, ideas o creencias están semánticamente relacionados entre sí y se vinculan, además, con la memoria, los sentimientos y las reacciones expresivo-motoras de manera que pueden actuar como activadores o inhibidores de la conducta agresiva.
La probabilidad de que el afecto negativo conduzca a una agresión abierta dependerá de tres factores: 1) la intensidad de la actividad interna: a medida que el grado de intensidad emocional es mayor, aumenta la probabilidad de emitir una agresión; 2) la disponibilidad de un blanco determinado que posibilite la descarga de las tendencias agresivas facilitando la aparición de éstas; 3) el autocontrol derivado de las restricciones morales, las normas sociales, el grado de impulsividad y el grado de conocimiento de las emociones propias que determinan la aparición de la conducta agresiva abierta
5. L. WALKER The Battered Women, 1979 Getting it All Women in the Eighties, Women and Mental Health The Battered Woman Syndrome
Leonore E. Walker, psicóloga y antropóloga investigó, en 1979, las razones que imposibilitan a las mujeres maltratadas a pensar y crear alternativas para salir de la situación de maltrato. En esta investigación, la autora, concluyó que la violencia se producía en tres fases que se repetían de modo cíclico. Estas son: 1. Fase de acumulación de tensión . Aumenta la tensión en la pareja, el hombre se muestra cada vez más enfadado con la mujer sin motivo aparente y se incrementa la violencia de tipo verbal. Estos ataques los suele tomar la mujer como episodios aislados que puede controlar y que acabarán por desaparecer. Las mujeres se refieren a esta fase como aquella en la cual ocurren incidentes menores de agresión de diversas formas. En esta fase ellas están muy alertas de las manifestaciones y tratan, por todos los medios de “calmar” al agresor, haciendo todas las cosas que conocen para poder
complacerlo. Es aquí cuando se inicia el proceso de auto-culpabilización y elabora la fantasía de creer que algo que ella haga logrará detener o reducir la conducta agresiva del ofensor. Generalmente, en esta fase las mujeres atribuyen la agresión a factores externos como el “estrés” y niegan el enojo de
su esposo o compañero y el suyo. Esta actitud de aceptación refuerza el hecho de que el agresor no se sienta responsable por su comportamiento, a la vez que la sociedad, con diferentes mensajes, también aprueba este derecho que el hombre cree tener: disciplinar a su esposa aún usando la violencia física. Muchas veces, para evitar un nuevo estallido de violencia, la mujer se aleja afectivamente, lo que aumenta el acoso opresivo del compañero, llegando a ser insoportable la tensión. 2. Fase de explosión o agresión . La situación estalla en forma de agresiones físicas, psicológicas y/o sexuales. Al final de la I Fase se alcanza un nivel de tensión que ya no responde a ningún control. Es en este momento cuando empieza la segunda etapa, la cual se caracteriza por una descarga incontrolable de la violencia física. La naturaleza incontrolable es su característica típica. Los agresores generalmente culpan a las esposas/compañeras de la aparición de esta II Fase. Se ha comprobado que los agresores, sin embargo, tienen control sobre su comportamiento violento y que lo descargan selectivamente sobre sus esposas. Cuando termina la golpiza, generalmente ambos están confusos y la mujer sufre un fuerte trauma o conmoción. Permanece aislada, deprimida, sintiéndose impotente y casi nunca busca ayuda. Sabe, además, que difícilmente la policía o las leyes la protegerán del agresor. Si se considera una intervención profesional en esta Fase, igualmente se debe considerar que la mujer está muy atemorizada y que, generalmente, cuando regresa a casa será de nuevo golpeada, por lo que es muy renuente a aceptar ayuda en este momento. 3. Fase de calma, reconciliación o luna de miel . El agresor pide perdón a la mujer, le dice que está muy arrepentido y que no volverá a pasar. Utiliza estrategias de manipulación afectiva para intentar que la relación no se rompa, como dándole regalos, invitándola a cenar o a ir al cine, haciéndole promesas, mostrándose cariñoso, etc. Muchas veces la mujer cree que el agresor realmente quiere cambiar y le perdona, sin saber que esto refuerza la posición de él. Cada vez que el ciclo da una nueva vuelta: la violencia se va consolidando; la base de calma, reconciliación o luna de miel tiende a desaparecer y la violencia se hace más frecuente con consecuencias más graves. Los ciclos de agresión pueden presentarse en una pareja en forma regular o estar separadas por diferentes períodos. Pueden aparecer tempranamente en la relación, puede ser al mes de estar conviviendo o tomar tiempo para aparecer como puede ser después de varios años de convivencia
6. E. STAUB Positive social behavior and morality, Vol. 1. Personal and social influences. 1978. Academic Press Positive social behavior and morality, Vol. 2. Socialization and development. 1979. Academic Press. (Translated into
German). Personality: Basic aspects and current research. Edited. 1980. Prentice Hall The development and maintenance of prosocial behavior: International perspectives on positive morality. Co-edited,
1984. Plenum The roots of evil: The origins of genocide and other group violence. 1989. New York: Cambridge University Press Social and moral values: Individual and societal perspectives. Co-edited, 1989. Larry Erlbaum Associates. (Translated
into Polish) Patriotism in the lives of individuals and nations. Co-edited, 1997. Nelson Hall Overcoming Evil: Genocide, Violent Conflict, and Terrorism. 2011. Oxford University Press
Ervin Staub, profesor de psicología de la Universidad de Massachusetts, especializado en trabajos sobre el altruismo, violencia de masas y genocidio. Marca el origen de la violencia en las características culturales y condiciones de la sociedad en la que aparece. Como sucede en los holocaustos, difíciles condiciones de vida dan lugar a un chivo expiatorio, ideologías destructivas y una evolución del aumento de la violencia contra un enemigo designado. En un estudio reciente, examinó cómo las tendencias de la población a rumiar sobre la venganza y su nivel de identificación nacional modulan la medida en la que responden a las llamadas sobre terrorismo aumentando su sesgo e ira hacia los musulmanes, por ejemplo. Ervin Staub sugiere que no hay una receta para la producción de genocidio. Afirma que: ciertas características de una cultura + la estructura de una sociedad + grandes dificultades de l a dureza de la vida + desorganización social = el punto de partida para el genocidio. En resumen, el genocidio surge de una combinación de circunstancias materiales y el estrés psicológico; aunque no explica por qué el grupo víctima también posee grandes niveles de hostilidad, incluso mayores que los que están dirigidos hacia él, pero no generan un nuevo genocidio contra otro grupo.
AUTORES ACTUALES:
1. A. RAINE The Psychopathology of Crime (1993) The Anatomy of Violence: The Biological Roots of Crime (2013)
Experto en psicología y criminología, estudia el cerebro de los psicópatas, la anatomía de la violencia. Pionero en neuropsicología, estudia las bases biológicas de la conducta criminal, explicando que hay diversas áreas en el cerebro que controlan la habilidad de percibir el miedo, tomar decisiones y sentir empatía, que están vinculadas a la aparición del comportamiento criminal. Alguna de las características que están presentes en personas más violencias sería: frecuencia cardíaca muy baja en reposo dado la ausencia de miedo; homicidas con baja funcionalidad en el córtex prefrontal, encargado de inhibir las emociones volátiles; amígdala reducida, encargada de asistir las decisiones morales y las emociones. En otras palabras, un psicópata o asesino en serie, es incapaz de sentir las emociones que le harían prevenir cometer futuros crímenes, a la vez que tiene desarrollada una alta capacidad de funcionamiento del córtex prefrontal, que le permite planear estrategias y actuaciones de una manera muy calculada y serena. Vinculado al desarrollo biológico del cerebro, tienen gran impacto factores sociales tempranos como el “síndrome del bebé zarandeado”, ser abusado en la infancia, incluso aquellos nonatos como son la toma de drogas o malnutrición. Un ejemplo de la influencia de la nutrición, serían los ácidos Omega-3, críticos para el desarrollo neural, sobre todo de aquellas partes vinculadas a la prevención de la violencia. En el aspecto social también cobra importancia la problemática para hacer amigos, dificultades en la escuela, aislamiento social y la tenencia/utilización de armas de fuego. En resumen, argumenta “si hay personas más violentas que otras es porque sus cerebros son biológicamente diferentes, y algunas de estas diferencias son probablemente de origen genético”. La importancia de esta t esis
se asocia al sistema judicial, en el que se debate si adoptar políticas de control a aquellos individuos con predisposiciones genéticas, o si es ético juzgar a alguien por un comportamiento que quizá no pueda controlar
2. R. HARE Hare, R. D., Hart, S. D., & Harpur, T. J. "Psychopathy and the DSM-IV criteria for Antisocial Personality Disorder," Journal of Abnormal Psychology , 100, 391-398, 1991.
Hare. R. D. "Psychopaths and their nature: Implications for the Mental Health and Criminal Justice Systems," in T. Millon, E. Simonsen, M. Biket-Smith, R. D. Davis (Eds.) Psychopathy: Antisocial, Criminal and Violent Behavior . (188212), New York: Guilford Press, 1998. Psychopathy: Theory and Research (1970) and Without Conscience: The Disturbing World of the Psychopaths Among Us (1993, reissued 1999)
Hare, R. D., & Herv H. The Hare P-Scan: Research Version. Toronto, ON:Multi-Health Systems, 1999. ,
Hare, R. D., Clark, D., Grann, M., & Thornton, D. "Psychopathy and the Predictive” Validity of the PCL -R: An International Perspective," Behavioral Sciences and the Law , 18, 623-645, 2000. Hare, R.D. "Psychopathy and Risk for Recidivism and Violence," in Criminal Justice, Mental Health, and the Politics of Risk. Edited by N. Gray, J. Laing & L. Noaks. London: Cavendish, 27-47, 2002.
Hare, R. D. (2003). Hare PCL-R 2nd Edition. Toronto, ON: Multi-Health Systems. Forth, A. E., Kosson, D. & Hare, R. D. (2003). The Hare PCL: Youth Version. Toronto, ON: Multi-Health Systems. Babiak, P., & Hare, R. D. (2006). Snakes in suits: When psychopaths go to work . New York, NY: ReganBooks. Hare, R. D., & Neumann, C. S. (2008). Psychopathy as a clinical and empirical construct. Annual Review of Clinical Psychology, 4, 217-246. doi: 10.1146/annurev.clinpsy.3.022806.091452
Creador del Psychopathy Checklist PCL-R, doctor en psicología e investigador de psicología criminal, psicopatología y psicofisiología. En abril de 2016 publicará el Hare Self-Report Psychopathy Scale (SRP -4). Describe varias características presentes en los psicópatas, y remarca que mientras no todos los homicidas son psicópatas, tampoco todos los psicópatas son homicidas. En su trabajo clarifica un set diagnóstico con criterios que ofrecen una aproximación práctica al acercamiento y tratamiento de la psicopatía. Creador del PCL-R, agrupa los ítems en dos factores: rasgos afectivos/interpersonales y características sociales desviadas. Asociándolo a la personalidad antisocial, la psicopatía está caracterizada por rasgos como: falta de remordimiento o empatía, presencia de emociones superficiales, manipulación, m entiras, egocentrismo, don de gentes, baja tolerancia a la frustración y violación persistente de las normas sociales, entre otras. Sus crímenes pueden ocurrir simplemente por la necesidad de demostrarse a sí mi smo que tienen el control, siendo mayoritariamente crímenes fríos en el que se sienten más excitados que culpables, apareciendo tendencias al sadismo si son asesinos seriales. Con todo ello, Hare no piensa que la psicopatía se debe a un daño cerebral, sino que las anomalías se encuentras en la manera en que procesan información, siendo ésta más general que emocional. Es por ello, que los programas de tratamiento se pueden aplicar con mucha cautela ya que los pacientes pueden aprender a “jugar” con las creencias del clínico y manipular el sistema a su ventaja, aprendiendo nuevas man eras de
engaño. Él, a pesar de la extendida convención, considera que el problema se encuentra en los programas tradicionales, orientados a la población en general, en los que no se distingue por tipo de delincuente.
3. C. WIDOM
Widom CS. The cycle of violence. Science 1989; 244: 160-6. 39. Widom CS. Does violence beget violence? A critical examination of the literature. Psychol Bull 1989; 106: 3-28.
Numerosas propuestas ideales de las sociedades del futuro incluyen la ausencia de violencia. En la opinión pública existe una creencia generalizada del aumento constante, al igual que por parte de muchos especialistas y gobernantes que aseguran un aumento en intensidad y frecuencia de la violencia. Un buen ejemplo son las palabras de Nelson Mandela en el Informe Violencia y Salud preparado por la OMS «El siglo XX se recordará como una época marcada por la violencia». A este pronóstico negativo se une la creencia de que la violencia actual está siendo protagonizada mayoritariamente por jóvenes y por ello hemos de esperar un incremento de la misma porque los jóvenes de hoy, formados en el ejercicio de la violencia, serán los adultos que la protagonizarán en los años venideros. Para comprender el desarrollo de algunos rasgos asociados con el comportamiento antisocial, como la agresividad, conviene entender el desarrollo natural de ésta. Quizás la mejor información actual proviene de los estudios longitudinales llevados a cabo por el grupo de Tremblay, de la Universidad de Montreal. Estos estudios, iniciados en la década de los años setenta, pusieron de relieve que, en contra de la percepción habitual, la edad en la que los niños son más agresivos es entre 1 y 4 años, y no durante la adolescencia. No obstante, cuando los adolescentes empiezan a separarse de los padres y amplían el repertorio de amistades, intensifican la gravedad de aquellos actos antisociales que puedan cometer. También en esta línea, Widom fue la primera investigadora que aportó evidencias empíricas acerca de los efectos de la adversidad ambiental sobre el desarrollo del comportamiento antisocial, rompiendo así el tópico que afirmaba que la violencia genera violencia. Hizo un seguimiento longitudinal de un grupo de chicos que habían sido víctimas de maltrato (por sentencia firme), encontrando que el hecho de haber sufrido maltrato infantil incrementaba en un 30% la posibilidad de que se conviertan en maltratadores de adultos. Aunque el ambiente adverso, por sí mismo, era incapaz de explicar por qué unos de adultos eran violentos y otros no.
4. DEBRA NIEHOFF NIEHOFF, D., 1999. The Biology of Violence: How Understanding the Brain, Behavior, and Environment Can Break the Vicious Circle of Aggression. New York: The Free Press,
Neurocientífica especialista en psicología de la violencia y en la psicobiología de la violencia y agresión. Argumenta que los encuentros de cada individuo con su medio ambiente social y ecológico, tienen efectos perdurables sobre los procesos neurobiológicos que subyacen a toda conducta, en particular la agresiva. Así, la violencia es el resultado de un bucle de realimentación compleja, pero este bucle puede romperse, la biología no es el destino. En su libro destaca la idea de que la violencia, como todos los comportamientos complejos, es un proceso biológico “que empieza y termina en el cerebro”, el resultado de un proceso de desarrollo, una interacción entre cerebro y ambiente que dura toda la vida ya que el cerebro es un “historiador orgánico, que guarda huella de las experiencias en lenguaje químico”.
Este circuito es responsable del control de la agresión, donde en una parte encontramos la parte racional y la capacidad de pensar y, por otro, la parte emocional (sistema límbico) que controla lo más primitivo: amor, odio, miedo, agresividad. En situaciones normales, estas emociones se presentan de manera natural y no por ello antisocial, el problema surge cuando la agresión se dirige hacia la persona equivocada, momento poco apropiado e intensidad desmesurada. Normalmente, el córtex frontal envía información para evitar la situación, pero el mecanismo de seguridad no siempre funciona como debería, creándose así el individuo violento; aunque influyen una multiplicidad de factores como genes, hormonas, neurotransmisores, daño cerebral, educación de los padres, problemas de lenguaje, enfermedad mental, etc.
5. EMIL COCCARO Emil F. Coccaro, Royce Lee, Maureen W. Groer, Adem Can, Mary Coussons-Read, Teodor T. Postolache. Toxoplasma gondii Infection.The Journal of Clinical Psychiatry , 2016; 334 DOI: 10.4088/JCP.14m09621 Coccaro, Emil. "Adult Aggression Measures". Aggression: Psychiatric Assessment and Treatment. CRC Press.
Psiquiatra que entiende la genética como punto clave en 1/3 de las personas. Investiga el origen de la agresividad impulsiva y su tratamiento con fármacos y psicoterapia. Aun así, considera que el comportamiento agresivo se encuentra bajo la influencia genética y se propaga en las familias. El trastorno explosivo intermitente (TEI), se caracteriza por la pérdida de control y la reacción exagerada al estrés, reconocido por primera vez en 1980, por la Asociación Psiquiátrica Americana. Los ataques de ira De acuerdo con los criterios actuales, una “explosión" se produce cuando una persona con TEI se enfurece y no puede resistir sus impulsos agresivos. Estas personas pueden golpear o lastimar a otra persona, amenazan con hacerle daño a alguien, o destruir sus propiedades. Por lo general perciben un menosprecio cuando no se les entiende y "estallan", o cuando se frustran por algo, o son rechazados, y "explotan'", apunta Coccaro. Incluso se nos viene a la mente agresiones del tipo "arrojar agua hervida al rostro y cuerpo del agredido". Durante un ataque de ira, una persona con TEI, expresa un grado de hostilidad, manifiestamente desproporcionada, en relación con cualquier súbito estresante psicosocial. El comportamiento explosivo es a menudo precedido por una sensación de tensión y seguido inmediatamente por una sensación de alivio. Después del episodio, dicha persona puede sentirse perturbada, llena de remordimientos, arrepentida o avergonzada. El tratamiento de TEI puede implicar medicamentos y una psicoterapia para ayudar a controlar los impulsos agresivos, demostrando que responden positivamente a la combinación de ambos. En una serie de ensayos clínicos con personas violentas, les administró fluoxetina, calmando a los individuos menos agresivos al incrementar los niveles de serotonina, neurotransmisor cerebral obteniendo que: el 30% de individuos muy agresivos dejaban de serlo, un 45% mejoraba el comportamiento y el resto mejoraban los síntomas, pero seguían siendo personas consideradas agresivas. ¿Por qué no funciona en los individuos más agresivos? Una hipótesis es que el sistema neurotransmisor de serotonina se encuentre dañado y los medicamentos no ejerzan influencia; algo parecido a lo que sucede en el Parkinson con la dopamina. Ha definido el sistema de la “amígdala aceleradora” do nde mediante estudios de neuroimagen encontró que “mostrando fotos de expresiones emotivas de caras, en las personas agresivas se activa más la amígdala
cuando se les muestra una persona enfadada, no activando el freno emocional de la parte frontal del cerebro, funcionando la amígdala más como acelerador que como freno”.
6. S. PINKER The Language Instinct (1994). Trad. esp. El instinto del lenguaje: cómo crea el lenguaje la mente . Alianza The Better Angels of Our Nature: Why Violence Has Declined (2011). Trad. esp. Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones . Paidós Jackendoff, R. & Pinker, S. (2005) The nature of the language faculty and its implications for evolution of language (Reply to Fitch, Hauser, & Chomsky) Cognition, 97(2), 211-225. Reed, L., DeScioli, P., & Pinker, S. (2014). The commitment function of angry facial expressions. Psychological Science , 25 (8), 1511-1517. Van der Lely, H. K. J., & Pinker, S. (2014). The biological basis of language: insight from developmental grammatical impairments. Trends in Cognitive Sciences.
Psicólogo experimental, científico cognitivo y psicólogo evolutivo, escritor del libro “ los ángeles que llevamos
donde considera que el ser humano no es una hoja en blanco, no es una tábula rasa. Como representante de la psicología evolucionista y la teoría computacional de la mente, está especializado en la dentro”,
percepción y desarrollo del lenguaje en niños, argumentando que el lenguaje es un “instinto” o adaptación
biológica modelada por selección natural. En su teoría de la mente, ve a esta como una navaja suiza equipada por herramientas/módulos especializados para lidiar con problemas desde el paleolítico. Se desmarca de los que creen que vivimos en una sociedad cada vez más agresiva, razonando que vamos en sentido contrario de lo que los medios de comunicación trasmiten, siendo una vida más segura donde los conflictos bélicos van a menos, llegando a la afirmación de que “vivimos la época más pacífica de la existencia de la especie”.
La primera parte del libro presenta una historia de la violencia, desde la prehistoria humana, pasando por Grecia, Roma, y la Edad Media, hasta el siglo XX. Según Pinker ese análisis histórico nos demuestra que la historia de la humanidad se caracterizó por unos altos niveles de violencia en sus primeras fases, pero que ha ido evolucionando hacia un decrecimiento paulatino de la violencia hasta llegar a nuestros días. Una segunda parte amplia del libro explora la psicología de la violencia. En concreto se abordan las facultades mentales que nos predisponen a diversas clases de violencia, resumiéndolas en: violencia instrumental, afán de dominio, venganza, sadismo e ideología. También agrega los ángeles de la naturaleza: empatía, autocontrol, sentido moral y facultad de razonar. A su vez, trata de visibilizar la sinergia entre ambas, en concreto, aquellas fuerzas que impulsan los descensos de la violencia: estado que reduce la violencia tribal y arbitraria; comercio, donde todas las partes salen ganando; proceso de feminización, donde las culturas respetan a las mujeres; cosmopolismo, adoptando puntos de vista diferentes y, finalmente, la aplicación del conocimiento y racionalidad de asuntos humanos.
7. A. CASPI y T. MOFFIT Ambos estudian cómo la genética y los riesgos en el ambiente trabajan juntos para mostrar el curso de los comportamientos antisociales y desórdenes psiquiátricos como depresión, psicosis y adicción. Plantean el rol del genotipo en el ciclo de la violencia en niños maltratados. Moffit destaca por su teoría de los agresores antisociales que surgen en la adolescencia y se mantienen a lo largo de la vida. Existen adolescentes y jóvenes violentos que, pese a su funcionamiento psicológico violento, no comenten delitos a pesar de estar expuestos al riesgo de perpetrarlos. Contrariamente, existen adolescentes y jóvenes que han cometido delitos, sin que necesariamente presenten algún tipo de perturbación psicológica. Sin embargo, aquellos adolescentes y jóvenes que desde la niñez y la pubertad han sido expuestos a una serie de desventajas a lo largo de su desarrollo tales como cuidados negligentes, pobre estimulación temprana, aprovisionamiento insuficiente; y que además reúnen una serie de déficits neuropsicológicos verbales y ejecutivos, acompañados de desórdenes severos del desarrollo, como déficit atencional e hiperactividad; tienen mayor probabilidad de desarrollar un patrón de conducta antisocial persistente a lo largo del ciclo de vida. Entre los factores de vulnerabilidad identificados más importantes, la investigación ha demostrado que los adolescentes de género masculino tienen una mayor probabilidad de pertenecer al grupo de adolescentes que muestra comportamiento antisocial persistente a lo largo de la vida y que, presenciar actos violentos en el hogar o sufrir abuso físico o sexual puede condicionar a lo s niños y adolescentes a considerar la agresión como un medio aceptable para resolver problemas o interactuar con los demás También son conocidos por su conocimiento de la interacción genes-ambiente (GXE), como el polimorfismo en el gen MAOA que lleva a una mayor aparición de comportamiento antisocial seguido de maltrato durante la infancia; o el polimorfismo en el gen trasportador de serotonina que les hace más vulnerables a la aparición de depresión tras exponerse a acontecimientos estresantes.
8. M.A. STRAUSS Straus, Murray A., Richard J. Gelles, and Suzanne K. Steinmetz. 1980 (2006). Behind Closed Doors: Violence in the American Family. New York: Doubleday/Anchor Books Finkelhor, David, Richard J. Gelles, Gerald T. Hotaling, and Murray A. Straus. 1983. The Dark side of the families: Current fmaily violence research. Newbury Park: Sage Publications Gelles, Richard and Murray A. Straus. 1988. Intimate violence: The causes and consequences of abuse in the American family. New York, NY: Simon & Schuster Linsky, Arnold S., Ronet Bachman, and Murray A. Straus. 1995. Stress, Culture, and Aggression. New Haven, CT: Yale University Press. How feminists corrupt DV research, A Voice for Men on February 4, 2012 (Processes Explaining the Concealment and Distortion of Evidence on Gender Symmetry in Partner Violence)
Murray Strauss es un profesor de sociología especializado en la investigación sobre agresión, sobre todo la producida en el seno familiar y entre parejas. En ciertos entornos se tiende a considerar el maltrato como un problema de pareja, sin connotaciones de género y desvinculado de las características del entorno social. Esta perspectiva se conoce como de la violencia o el conflicto familiar y tiene su principal exponente en los trabajos de Straus y colaboradores/as. Desde esta perspectiva se entiende que los malos tratos son un producto cultural derivado de factores sociales organizacionales, que suponen una respuesta intermitente a conflictos emocionales de la rutina diaria, que se relacionan con el balance de poder dentro de la familia, que están causados por la necesidad de controlar la situación, y que incluyen comportamientos violentos con un patrón relacionado con la vida familiar que no aumenta con el tiempo. Dicho en otras palabras, se considera que el origen de la violencia familiar está en la crisis que padece la institución familiar, generada por estresores externos y por los cambios a los que está sometida. Por ejemplo, para lo hombres declara que han sufrido violencia por parte de una mujer les comporta un desastre social y psíquico que puede desencadenarse en el suicidio; mientras que para las mujeres, declara que han sufrido violencia por parte de un hombre suele significar un daño físico, psicológico y social sumado a un procedimiento legal. Se cuentan ya por cientos los estudios sobre violencia en la pareja que registran niveles similares de conflictividad para ambos sexos. En el llamado Informe 111 se recopilan y analizan los resultados de 111 estudios de ese tipo, que, en conjunto, registran porcentajes ligeramente superiores de iniciación y perpetración de la violencia por parte de las mujeres, e igualmente porcentajes algo superiores de lesiones sufridas por ellas, en correlación con su menor masa corporal (equivalente, como promedio, al 75% de la masa corporal de los hombres). Como se indica en ese informe, las políticas basadas en el enfoque unidireccional (hombre perpetrador/mujer víctima) obedecen más a ideas preconcebidas que a datos objetivos, desconocen la mitad del problema, y crean sentimientos de desamparo institucional (en el hombre) y de impunidad y prepotencia (en la mujer) que contribuyen a recrudecer el ciclo de la violencia y propician sus formas más extremas. En cuanto al maltrato infantil, también los datos se alejan de los estereotipos, ya que ese maltrato es perpetrado sobre todo por la madre (ver informe iceberg). En su libro beating the devil out of them, aparecen de forma repetitiva las descripciones y metodología utilizada en sus modelos teóricos, aunque la escasez de la investigación dificulte su capacidad para apoyar alguna de sus mayores afirmaciones como es la vinculación de las nalgadas con la aparición más tarde de depresión, suicidio y sexo masoquista.
9. S. ATTRAN Fondements de l'histoire naturelle Bruxelles: Editions Complexe, 1986. Pp. 244. ISBN 2-87027-180-8 Cognitive Foundations of Natural History: Towards an Anthropology of Science Cambridge University Press, 1993 ISBN
978-0-521-43871-1 In Gods We Trust: The Evolutionary Landscape of Religion Oxford University Press, 2002; ISBN 978-0-19-803405-6 Talking to the Enemy: Faith, Brotherhood, and the (Un)Making of Terrorists HarperCollins, 2010; ISBN 978-0-06-202074-1
Scott Atran es un atropólogo americano y francés especialista en el estudio sobre terrorismo, violencia y religión. Destaca por haber realizado trabajo de campo sobre los fundamentalismos del estado islámico y los terroristas, así como con líderes políticos, colaborando con el estudio sobre cómo se tienen que llevar a cabo las negociaciones políticas para que den resultados positivos. Es autor de diversos libros entre los que destacan In Gods We Trust: The Evolutionary Landscape of Religion , Oxford University Press, 2002, una aproximación evolutiva a la génesis y las funciones de la religiosidad; yTalking to the Enemy, Faith, Brotherhood and the (Un)Making of Terrorists , Ecco 2010, donde analiza los procesos de inducción fanatizadora de los terroristas desde una perspectiva empírica y mediante estudios de campo, haciendo énfasis en el yihadismo radical antioccidental y ponderando los entornos sociales y las presiones intragrupales que rodean a los protagonistas del terror. Afirma que no hay rostros que señalar, que la identidad personal no sirve de mucho. Los análisis descartan a menudo las relaciones sociales del terrorista. "La persona que comete el acto es simplemente el resultado de un proceso aleatorio, de quien en particular está en el lugar y en el momento, y qué lugar ocupa en la red en ese tiempo". En este escenario, los futuros terroristas llegan a formar una familia. Esta red puede galvanizarse y obsesionarse con un objetivo. Una vez cumplido, sus integrantes mueren y la red se evapora. Recuerda en cierto sentido a nubes de langostas que comienzan con la agregación de varios individuos en solitario hasta formar un enjambre. En ellos se opera una metamorfosis y un cambio profundo de comportamiento. El enjambre causa un gran destrozo y luego se dispersa con el tiempo. Después de varios años de entrevistas en diversas partes del mundo, las conclusiones de Atran desafían la percepción occidental que tenemos sobre terrorismo. "No hay células, no hay lavados de cerebro, no hay organizaciones rígidas". Sus hallazgos han recibido elogios de pensadores como Noam Chomsky. "Su obra es un compendio excelente, y creo que muestra de una manera convincente que los terroristas mueren y matan por cada uno de ellos, de la misma manera que los soldados mueren típicamente en una batalla", asegura Chomsky a El País Semanal en un correo electrónico. "Pero no creo que eso signifique que no luchen por una causa. Al Qaeda elige como objetivos España o Estados Unidos, no Japón o Brasil". Para Chomsky, no se podrá entender "la mente de un terrorista" sin comprender las motivaciones que le llevan a cometer esos actos. La política es clave. "Los terroristas dirigen sus ataques a lo que ellos consideran la fuente de sus agravios".
10. F. DE WAAL Resolución natural de conflictos, 2000 Bien Natural , Ed. Herder 1997 Bonobo: El simio olvidado, 1997 La buena predisposición: Los orígenes del bien y el mal en humanos y otros animales, 1996
F.B.M. de Waal 1991. Complementary methods and convergent evidence in the study of primate social cognition. Behaviour 118 : 297-320. F.B.M. de Waal (1999). Cultural primatology comes of age. Nature 399 : 635-636. Sociedades animales complejas: Inteligencia, Cultura, y sociedades individualizadas (editado con Peter L. Tyack), 2003
Frans de Waal (Holanda, 1948) es uno de los primatólogos más importantes de todos los tiempos. Es una autoridad mundial en conducta chimpancé en cautividad, y quién más ha hecho por dar a conocer al gran público al bonobo. Tiene una capacidad sobresaliente para relacionar los datos primatológicos con asuntos que preocupan a políticos, científicos sociales, psicólogos y filósofos. Considera que la religión forma parte de una diferencia de grado entre chimpancés y humanos, más bien llamada superstición por parte de la etología. Es un término que aparece con frecuencia en relación a las conductas que observamos en muchas especies y que no se pueden explicar po r ninguna función adaptativa. A veces vemos que ciertas especies se empeñan en ir siempre por el camino más largo, se asustan de cosas que no suponen un peligro y se empeñan en gastar energía en ir a lugares a los que no tienen ninguna razón para ir. El humano no es el único animal de costumbres, ni el único dado a imitar y a seguir a los demás. Y esto puede llevar a que todo un grupo repita un comportamiento inútil. Yo realmente no veo ninguna diferencia que no sea de grado, pero si tuviese que elegir una, no habría pensado en la religión, quizá porque no me interesa, sino que señalaría el enorme nivel de sofisticación que ha logrado alcanzar el lenguaje humano, aunque insisto en que incluso aquí la diferencia es de grado. Siempre que analizamos los componentes esenciales de algo y estudiamos, por ejemplo, en el caso del lenguaje, su función simbólica, su función organizativa, etc., vemos que esos componentes también se encuentran en otras especies. Durante mucho tiempo los lingüistas definieron el lenguaje como «comunicación simbólica». Luego se dieron cuenta de que, si eso era lo esencial del lenguaje, el lenguaje no convertía al humano en especial. Entonces comenzaron a decir que lo realmente esencial era la sintaxis.
11. K. WRANGHAM Wrangham, R (1980). "An ecological model of female-bonded primate groups". Behaviour 75: 262– 300. doi :10.1163/156853980x00447.
Wrangham, R. and Peterson, D. (1996). Demonic males. Boston, MA: Houghton Mifflin. ISBN 978-0-395-87743-2. Wrangham, R (1999). "Is military incompetence adaptive?". Evolution and Human Behavior 20 (1): 3– 17. doi :10.1016/s1090-5138(98)00040-3.
Eds. Muller, M. & Wrangham, R. (2009). 'Sexual Coercion in Primates and Humans'. Harvard University Press, Cambridge, MA.
Profesor de biología antropológica, introduce una distinción entre dos tipos importantes de violencia: proactiva, que implica planificación de las agresiones, y reactiva, sustentada en mecanismos más o menos automáticos desencadenados “en caliente” por acontecimientos ambientales. Cada tipo de violencia presenta desencadenantes y mecanismos típicos que exige tratamientos diferentes. Su investigación culmina en el estudio de la evolución humana en la que se extraen conclusiones sobre la base de la ecología del comportamiento de los primates. Wrangham es conocido principalmente por su trabajo en la ecología de los sistemas sociales de primates, la historia evolutiva de la agresión humana En los últimos años, se ha sabido que los comportamientos agresivos y hasta sangrientos de los chimpancés no eran episódicos, sino convencionales; que no eran motivados por la agobiante presencia del ser humano, sino que forman parte de su propia naturaleza. Guerras entre clanes, palizas mortales, ensañamiento en asesinatos, infanticidios... y violencia sexual. Un nuevo estudio señala que la agresividad de los machos hacia las hembras, en el contexto sexual, también es sistemático: son violentos con ellas porque así se garantizan descendencia. Los hallazgos muestran patrones de largo plazo en la intimidación: no es una agresividad repentina que permite conseguir aparearse, sino una violencia sostenida en el tiempo que coacciona a la hembra para que no se vaya con otros machos en los periodos de receptividad sexual. Esto permite a los machos, sobre todo los de alto rango, aumentar su éxito reproductivo. En los simios, una de las formas de violencia organizada más común serían las patrullas de frontera, en las que se consigue un botín después de atacar por sorpresa a un enemigo indefenso; con el objetivo de conseguir una mayor abundancia y una mejora en la organización. Con la evolución, se habrían favorecido la presencia de ataques violentos no provocados, gracias a la selección natural. Si esto es así, ¿cómo existen sociedades pacíficas? Según Wrangham, sólo cuando están rodeadas por miembros de su misma identidad étnica, donde la violencia letal es mucho más común entre diferentes etnias, culturas y lenguajes. En comparación a los chimpancés, los seres humanos exhibirían niveles muy bajos de violencia reactiva, si bien la contrapartida sería un aumento de la violencia proactiva que mecanismos más “modernos” habrían ayudado a moderar. En este sentido, existen diferentes hipótesis para explicar esta
disminución de la violencia: la difusión de los asentamientos humanos, de la agricultura, y del estado, serían factores clave, así como la “feminización” del cerebro humano a lo largo de los últimos 10.000 años.