ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA
UNA GUERRA DESCONOCIDA: LA CAMPAÑA DEL CHACO BOREAL (1932-1935) - TOMO I - ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA / PRESENTACIÓN DEL CHACO BOREAL
UNA GUERRA DESCONOCIDA:
LA CAMPAÑA DEL CHACO BOREAL (1932-1935) - TOMO I ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA Traducción para este volumen CRISTINA BOSELLI
ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA 1999, Editorial El Lector Telefax: 498 384 (Asunción) Diseño de Tapa: Ca'avo-Goiriz Compaginación y Armado de Página: Fátima Benítez Benít ez Tirada: 1.000 ejemplares ISBN 99925-51-24-0 Hecho el Depósito que marca la Ley 94 Impreso en el Paraguay - Printed in Paraguay Asunción, 1999 (386 páginas)
INTRODUCCIÓN
Se ha dicho que «la paz es el sueño de los hombres, pero la guerra es la historia de los hombres». Es por eso que la guerra, por más condenable que sea, sigue siendo un acontecimiento de carácter constante en el tiempo y en el espacio, ya se trate de la guerra entre naciones o de la guerra en la nación, que es la civil o de religión. Probablemente la única que escapa a esta ley es la Confederación Helvética, desde su «paz perpetua» con Francia después de la batalla de Marignan. Aparte de ese caso, no hay Estado o nación en el mundo que pueda jactarse de haber podido, en un momento dado de su existencia, evitar hacer la guerra o soportarla. Su carácter de repetición y de generalización hace de la guerra un fenómeno de
orden a la vez humano y social que, en tal carácter, concierne a la historia, cuya polemología se convirtió en una rama. Rama considerada secundaria durante mucho tiempo, por limitarse a la simple exposición de los acontecimientos de orden militar, lo que la hacía parecer más propia de los técnicos que de los historiadores. Pero que se transformará en rama plena y entera de la Historia cuando el estudio de una guerra se extenderá al estudió de sus causas y de sus consecuencias, lo que implica examinarla no solamente bajo el ángulo de la estrategia sino también desde el punto de vista ideológico, político, diplomático, social, económico, financiero y demográfico. Historiadores e investigadores se ocuparon abundantemente del estudio de las guerras en todos sus aspectos, a partir de la primera guerra mundial. En primer lugar, las llamadas tradicionales, porque enfrentan a dos Estados o a dos coaliciones de Estados, que han tenido a Europa como escenario desde la más alta Antigüedad. Luego, las guerras de carácter colonial, menos numerosas que las anteriores pero en las que participaron, sin excepción, los principales Estados europeos. Finalmente, en la medida en que su resultado influiría sobre la situación mundial, los conflictos que se desarrollarán fuera de Europa, como las guerras de Independencia y de Secesión de los Estados Unidos o la guerra ruso-japonesa de 1904-1905. No parece, sin embargo, que las numerosas guerras que América Latina conocerá después de la emancipación de la colonización luso-hispánica hayan despertado el mismo interés. Lo cual es válido en primer lugar para nuestro país, donde esas guerras sólo han sido abordadas en el marco de la historia general del país concernido o en estudios de alcance limitado. Esta constatación nos ha llevado a pensar que podría ser interesante orientar nuestro esfuerzo de investigación sobre esta parte de la historia mundial. Y orientamos nuestra elección hacia la guerra que opondrá durante tres años, de 1932 a 1935, a Bolivia y el Paraguay por la posesión del Chaco Boreal. La guerra del Chaco será, con la de 1864-1870 llamada de la Triple Alianza, donde el Paraguay combatirá la coalición formada por la Argentina, el Brasil y el Uruguay, la más larga y la más sangrienta que conocerá el Continente Sudamericano. Las enseñanzas que podemos sacar en el campo militar no aportarán ciertamente innovación en materia de estrategia o de táctica. Pero su mayor interés reside en el hecho de que reunirá cierto número de aspectos particulares, sin originalidad en sí mismos, pero cuya conjunción en el seno de un mismo conflicto no debe encontrarse sino en raras ocasiones. No nos lanzaremos a la recapitulación y la exposición de todos esos aspectos particulares, ya que irán apareciendo a medida que avanza nuestro estudio, pero detallaremos brevemente en esta introducción los que nos parecen más significativos. En primer lugar, la novedad del tema, cuya elección ha sido hecha al término de una búsqueda de documentación que nos ha probado que jamás había sido objeto hasta el momento, en Francia y aún en Europa, de un verdadero estudio exhaustivo en el sentido definido anteriormente. Fuera de Europa, sólo hemos encontrado una obra correspondiente a un estudio exhaustivo, del norteamericano Zook, profesor de historia militar en la Academia del Aire de los Estados Unidos, a quien sin embargo se puede reprochar una simpatía evidente por la causa de uno de los beligerantes y
cierta antigüedad, puesto que apareció en 1960. En Bolivia y en el Paraguay, la guerra del Chaco será evidentemente objeto de muy numerosas publicaciones, pero a menudo se trata de testimonios de los que, lo menos que se puede decir, es que son por parte de sus autores, obras de autosatisfacción o de crítica de terceros en el plano estrictamente militar. Se puede no obstante extraer de esta abundante literatura para utilizarlas, las «Memorias» del Mariscal paraguayo Estigarribia, publicadas por la Universidad de Texas, a pesar de la presentación completamente personal que su autor hace de los sucesos, la voluminosa «Guerra del Chaco» hecha por el coronel chileno Vergara Vicuña a pedido del Estado Mayor boliviano y concentrada únicamente sobre las operaciones, finalmente el «Masamaclay» del diplomático boliviano Querejazu Calvo, más completo porque aborda igualmente los aspectos político y diplomático, y más reciente por haber sido publicado en 1965 y haber sido objeto de varias reediciones. El aspecto más curioso de la guerra del Chaco se encuentra en el hecho bien establecido de que los dos beligerantes se internaron a ciegas en una región de la que el geógrafo francés Denis decía en 1927, apenas cinco años antes de las hostilidades, que «...el Chaco boliviano sigue siendo casi desconocido»...». Este desconocimiento del terreno, engendrado por la ausencia total de puntos de agua en el desierto que forma la parte principal del Chaco, se remonta a la época colonial. El mismo proseguirá durante largos años, para Bolivia en razón de la lejanía de ese territorio, para el Paraguay a causa del aislamiento total del mundo exterior al cual lo sometieron sus dirigentes hasta la última parte del siglo XIX. Se puede decir, por otra parte, que una de las causas de la guerra residirá en un equívoco de orden juridíco. La aplicación del acuerdo establecido en 1810 bajo el nombre de «uti possidetis juris», entre los nuevos Estados surgidos de las posesiones americanas de España, atribuirá el Chaco a Bolivia en calidad de sucesora de la Audiencia de Charcas. Pero este acuerdo reposaba sobre una base frágil, porque los límites de las circunscripciones españolas en tierras desérticas nunca habían sido definidos con precisión y variarán en diversas oportunidades en la época de la Colonia. Sin embargo, Bolivia sostendrá hasta el fin este acuerdo, aun cuando las razones de lejanía que acabamos de mencionar y las convulsiones de su vida política, le hayan hecho descuidar el Chaco durante años. Por el contrario, siguiendo el ejemplo del Brasil, el Paraguay que era vecino del límite oriental del territorio, se internará poco a poco en el Chaco y pretenderá su posesión a título de «uti possidetis de facto» que su poderosos vecino el Brasil sustituirá progresivamente al «uti possidetis juris». Se verá al Paraguay, a partir de comienzos de siglo, emprender en nombre de esta nueva teoría una penetración en el Chaco remontando el río Pilcomayo que es su límite meridional, mientras que Bolivia, respetando el acuerdo de 1810, descenderá por el mismo río. El choque de ambos ejércitos era inevitable. En el campo de la preparación del ejército, Bolivia recurrirá a la Alemania Imperial, luego de una corta estadía de una misión francesa sin carácter oficial. Tanto la misión enviada por Berlín cómo los instructores alemanes contratados individualmente luego de la primera guerra mundial, se dedicarán mucho a más a los detalles de la instrucción del soldado boliviano que a la instalación y a la formación de un verdadero comando y al establecimiento de un plan de movilización y de concentración del ejército. Durante la guerra, el general alemán
Kundt, que lo comandará durante cierto tiempo, se obstinará en buscar en un territorio desértico el éxito por la ocupación del terreno y tratará de obtenerlo por medio de ataques frontales análogos a aquellos en los que había participado en el frente ruso en la primera guerra mundial. El Paraguay, por su lado, apelará a una misión militar francesa y enviará a sus mejores oficiales a perfeccionarse en Europa y sobre todo en Francia. En el terreno, sus jefes adoptarán una táctica más conforme a las condiciones locales, basada en la experiencia de las guerras coloniales francesas, que consistirá en actuar con unidades ligeras extremadamente móviles con el objeto, como lo preconiza Clausewitz, de «buscar el encierro y la destrucción del adversario, más que la ocupación del terreno». Se puede decir en consecuencia que la guerra del Chaco será la confrontación de dos escuelas y de dos doctrinas. Acarreara por otra parte, la participación de elementos sin ninguna preparación física para la lucha en baja altitud. Estos serán los indios bolivianos, que fueron bajados de su Altiplano de cuatro mil metros, y que efectuarán en gran parte a pie un recorrido de mil quinientos kilómetros para llegar a la línea combate. Muchos de ellos perecerán por incapacidad de adaptación o deshidratación, en una zona desértica y hostil donde el calor podía aún alcanzar los 40 grados centígrados a la hora del crepúsculo. Uno de los aspectos más extraños de esta guerra se encontrará en su contexto diplomático, que asumirá un aire de «corte florentina» del Renacimiento, con sus traiciones, reniegos y perjurios por parte de los Estados vecinos de Bolivia y del Paraguay. Todos, interesados por una razón u otra por el diferendo que separaba a los dos países, declararán sin embargo al comienzo su neutralidad total y su intención de intervenir sólo con el objeto de ayudar a un arreglo pacífico y equitativo. Pero Chile y Perú, inicialmente favorables a las pretensiones del Paraguay en la medida en que ellas obligarían á Bolivia a acallar sus reivindicaciones territoriales con respecto ellos, provocarán el enclaustramiento casi total de Bolivia. Luego, cuando la guerra tomará un cariz desfavorable para esta última, no vacilarán en dar media vuelta y cerrarán los ojos al tránsito de armas por sus puertos, que les procuraba fructíferos dividendos, y a la partida de sus nacionales hacia el campo boliviano. La Argentina, también oficialmente neutral, amás modificará su actitud oficial. Pero no será más que una neutralidad de fachada, porque los muy importantes intereses económicos que tenía en el Chaco la llevaran, a lo largo de todo el conflicto a apoyar abiertamente al Paraguay en todos los campos y a declarar unilateralmente que la guerra terminaba «sin vencedores ni vencidos», cuando la suerte de las armas parecía inclinarse a favor de un ejército boliviano reconstituido, contra el cual el Paraguay sólo podía oponer soldados en el límite de sus fuerzas y en un estado cercano al descalabro colectivo. La actitud de la Argentina valdrá a su Canciller Saavedra Lamas el Premio Nobel de la Paz. El último, y probablemente el más importante, de los aspectos que evocaremos; será el de las relaciones, en cada país beligerante, entre el Ejecutivo y el Ejército durante el desarrollo de la guerra. Estas relaciones deberían haber sido similares, porque la Constitución boliviana, así como la del Paraguay, preveía que, en caso de guerra, el Presidente de la República se ponía a la cabeza de las fuerzas armadas en su carácter de «Capitán General». El Presidente Salamanca, en Bolivia, exigirá, desde el inicio, asumir esta función y, aberración de su parte, querrá dirigir las operaciones sobre el terreno desde su despacho de La Paz. Esta actitud acarreará entre su persona y los jefes del ejército en campaña una continua oposición,
salpicada de inejecución de las órdenes que él daba y de insubordinación permanente de parte de los militares. Se creará entonces, entre el Ejecutivo y el Ejército, un estado de tensión que culminará, en plena guerra, con el derrocamiento del Presidente por el ejército, situación que no dejará de tener influencia en las operaciones en curso, y de la que se puede decir que no se encuentra con frecuencia en la historia mundial. Por el contrario, en el Paraguay, el Presidente Eusebio Ayala tendrá la prudencia de renunciar de facto a su papel de «Capitán General», y de dejar, para todo lo que era puramente militar, el campo libre a su alto comando, con el cual mantuvo las mejores relaciones a todo lo largo de la campaña. Con todo lo interesante que pueda ser, por sus diversos particulares aspectos, la guerra del Chaco, no deja de ser sin embargo, en el plano histórico, el último eslabón de una seguidilla de acontecimientos que se sitúan a todo lo largo de la historia, antes y después de su acceso a la independencia, de los dos adversarios. Esta es la razón por la cual nos ha parecido necesario, para una comprensión total del tema, ocuparnos igualmente de estos acontecimientos. Lo que nos condujo a dedicar la primera parte de nuestro estudio a lo que fueron la vida política y la vida social de Bolivia y del Paraguay desde la lejana época de la Colonia española hasta el momento de las hostilidades, y sus repercusiones sobre el origen y el desarrollo del problema del Chaco. Pensamos igualmente que, al término de este estudio, el lector, como nosotros, quedará convencido de la inutilidad de esta guerra larga, costosa e inhumana en el «infierno verde» del Chaco, en la cual el hombre tendrá que luchar a la vez contra el adversario y contra una naturaleza donde el hambre y la sed reinarán soberanos.
CAPÍTULO I
PRESENTACIÓN DEL CHACO BOREAL
El Chaco Boreal permanecerá en la historia de América Latina por haber sido sucesivamente el teatro, durante la Colonia, de una política sistemática de
exterminación de su población autóctona por el conquistador español y, en una época más reciente, que es la que nos interesa, del conflicto más largo y probablemente más mortífero de todos los que conocerá el continente latinoamericano desde su acceso a la independencia. Forma la parte septentrional de una vasta extensión plana, instalada en el corazón de la parte centro-meridional de América del Sur y conocida bajo el nombre de «Gran Chaco». Se prolonga hacia el sur por el «Chaco Central», entre el río Pilcomayo y los ríos Teco y Bermejo, luego el «Chaco Austral», entre los ríos Bermejo y Salado. El Chaco Central y el Chaco Austral pertenecen a la Argentina, mientras que el Chaco Boreal está actualmente repartido entre Bolivia y el Paraguay. Dando por sentado que el término «Chaco» empleado en adelante en nuestro estudio se refiere únicamente al Chaco Boreal, que constituye su objeto, examinaremos sucesivamente en una presentación sucinta de este territorio su localización geográfica, su superficie, su hidrografía y su orografía, lo que ha sido su población indígena en el trascurso de los siglos y la población no india en la época de los hechos, finalmente, el origen y la etimología del término «Chaco».
LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA
Zona árida y salitrosa de tierras bajas cuyo acceso es difícil para el hombre en razón de la naturaleza del terreno, el Chaco se sitúa aproximativamente entre los 18 y 25 grados de latitud sur y los 57 y 63 grados de longitud oeste. Geográficamente está limitado por cuatro ríos, algunos de los cuales no poseen el carácter de permanencia que se encuentra en sus homólogos de Europa. Al norte, el río Otuquis o Tucavaca, que prolonga la serranía de Santiago de Chiquitos y desemboca en la zona pantanosa de los bañados de Otuquis. Al este, el río Paraguay, nacido en la provincia brasilera de Mato Grosso y que desemboca en el río Paraná luego de un recorrido de alrededor de 2600 kilómetros. En la época de los acontecimientos que nos interesan, formaba, por lo menos nominalmente, la frontera occidental del país del mismo nombre con Bolivia. Al sur, el río Pilcomayo, nacido en la zona andina, en la región de Potosí y de una longitud de aproximadamente 900 kilómetros, que confluye con el río Paraguay hacia el paralelo 25 y en consecuencia a la altura de Asunción. En la época de los hechos, formaba la frontera sur-este que separaba a Bolivia de la Argentina. Al oeste, por fin, el río Parapití, nacido en la región petrolífera de los Andes y sólo de 200 kilómetros de longitud, que atraviesa la parte oriental del Departamento boliviano de Santa Cruz de la Sierra, antes de perderse, en dirección norte, en los pantanos de los «bañados» del Izozog.
Enclavado entre Bolivia oriental, una corta franja de territorio brasilero, el Paraguay, la Argentina, y de nuevo Bolivia en su parte sur-este, se puede decir que el Chaco se presenta como un triángulo isósceles cuya base sería el Parapití, los ríos Pilcomayo y Paraguay los lados, y cuya cima se encuentra en el paralelo 25, cerca de Asunción.
SUPERFICIE
En razón del desconocimiento en el cual se mantuvo la existencia del Chaco, por motivos que expondremos, durante siglos, es difícil aún en nuestros días determinar la superficie con precisión. En un artículo de agosto de 1932 publicado en noviembre del mismo año en la revista francesa «La Géographie», la cifra de 280.000 km2 «aproximadamente» fue avanzada por el Sr. J. Vaudry (1), Ingeniero de Artes y Manufacturas y antiguo «Ingeniero de delimitación de las fronteras de Bolivia» con la Argentina y el Brasil. Otro artículo del mismo autor publicado en el número de noviembre de 1936 de «La Géographie» (2) y en el cual pasa revista a los diversos tratados de límites negociados entre 1879 y 1891 por Bolivia y el Paraguay, atribuye al Chaco una superficie ligeramente superior, ya que la establece allí en «alrededor» de 300.000 km2. Esta segunda cifra nos parece corresponder mejor a la realidad, si nos referimos a la repartición efectuada entre los beligerantes al final de las hostilidades y a la superficie territorial del Paraguay después de esa repartición. El historiador paraguayo Rubén Bareiro-Saguier (3) indica en una excelente obra de síntesis sobre su país, que la superficie del Paraguay es actualmente de 406.752 km2. En consecuencia, si nos referimos al coronel boliviano Jorge Antezana Villagrán (4), autor del primer estudio profundo de la guerra del Chaco en el plano militar que apareciera en Bolivia, esta superficie había sido reducida a 167.727 km2 al término de la guerra de la Triple Alianza (1864-1870), que vio la derrota y el desmembramiento del Paraguay por una coalición formada por la Argentina, el Brasil y el Uruguay. La sustracción de dos cifras permite establecer en 239.025 km2 la parte del Chaco que correspondió al Paraguay al término del conflicto objeto de nuestro estudio. Se puede relacionar el producto de esa sustracción del total obtenido adicionando las superficies respectivas de los departamentos XV, XVI, XVII, XVIII y XIX que constituyen el Paraguay actual, departamentos que se sitúan en su totalidad al oeste del río Paraguay y formaban parte, en consecuencia del antiguo Chaco!
- XV «Presidente Hayes» (capital: Pozo Colorado) 84.000 km2
- XVI «Alto Paraguay» (capital: Fuerte Olimpo) 37.000 km2 - XVII «Chaco» (capital: Mayor Pablo Lagerenza) 36.000 km2 - XVIII »Nueva Asunción» (capital: Gral. Garay) 46.000 km2 - XIX «Boquerón» (capital: Doctor Pedro Peña) 44.500 km2
es decir una superficie de
247.500 km2
La ligera diferencia entre las dos cifras se explica por el hecho de que, en el momento de la guerra, el Paraguay ya ocupaba en el Chaco, de facto ya que no de ure, dos angostas franjas de terreno situadas la una en la parte septentrional (región Bahía Negra-Fuerte Olimpo) del territorio reivindicado, la otra en su parte meridional a la orilla del río (región de Villa Hayes). Otra indicación nos es proporcionada por el coronel paraguayo Luis Vittone (5), en un mapa anexado a la obra que el dedicó a ciertos episodios resaltantes de la guerra. Este mapa divide en tres zonas el teatro de las hostilidades en el momento del «alto el fuego»:
- Zona controlada por el Paraguay al inicio de la guerra - 110.700 km2 - Zona adjudicada al Paraguay por protocolo del 21/7/1938 - 121.950 km2 Territorio adquirido por el Paraguay : 232.650 km2 - Zona sometida a arbitraje por protocolo del 21/7/1938 - 31.500 km2 Territorio total : 264.150 km2
Finalmente, en una obra más reciente, el historiador suizo Théo Buss (6) establece en 245.000 km2, la pérdida territorial del Chaco sufrida por Bolivia. En conclusión, diremos que si se tiene en cuenta que lo que Bolivia conserva en nuestros días es una parte minoritaria del Chaco, difícilmente evaluable, porque se halla repartida entre sus tres departamentos de Santa Cruz de la Sierra, Chuquisaca y Tarija, se puede evaluar por fin la superficie global del Chaco, tomando la segunda de las cifras propuestas por el Ingeniero Vaudry, a saber 300.000 km2 «aproximadamente», superficie que equivaldría a la de la República del Ecuador.
1) J. Vaudry: «Le conflit entre la Bolivie et le Paraguay», revista «La Géographie», París, nro. de noviembre de 1932, p.275-280. 2) J. Vaudry: «La Guerre du Chaco et le protocole de paix», revista «La Géographie», París, nro. de noviembre 1936, p.125-134. 3) Rubén Bareiro-Saguier: "Le Paraguay", Edition Bordas, París 1972, p. 5-9 4) Coronel Jorge Antezana Villagrán: «La Guerra del Chaco (hasta Campo Vía)», Amigos del libro, La Paz 1979, tomo 1 p. 67. 5) Coronel DEM Luis Vittone: «La Guerra del Chaco-Aspectos y Episodios sobresalientes», Imprenta Militar, Asunción 1964, mapa nro. 1
HIDROGRAFÍA Y OROGRAFÍA
Se encuentra confirmación del desconocimiento que se tenía del Chaco antes de la guerra en el capítulo correspondiente de la obra de Pierre Denis sobre América del Sur (7), publicada en 1927 bajo la dirección de los grandes geógrafos franceses Vidal de Lablache y Gallois « «...Al sur de Santa Cruz y de las colinas de Chiquitos, el Chaco Boliviano sigue siendo casi desconocido, salvo en su borde occidental, a lo largo de la ferrovía de Santa Cruz a Yacuiba que corre al pie de las cadenas sub-andinas. La planicie aluvial, al Este de las Sierras se encuentra aquí a una altitud de 600 a 800 metros y desciende regular y rápidamente hacia el Este. Al sur del río Grande, el Pilcomayo es el único río cuyas aguas no son absorbidas por la arena. Líneas de dunas, fijadas en parte por la vegetación, cubren la capa de limo cerca de la desembocadura de los pasajes que atraviesan las sierras sub-andinas. La selva de hojas caducas de las vertientes se extiende por partes hasta la llanura y allí alterna con la jungla. La región sub-andina está habitada por los Chiriguanos, de origen guaraní, buenos agricultores convertidos en parte por las Misiones franciscanas. La colonización pastoral progresa de norte a sur a lo largo de los Andes, y se extiende al este sobre la orilla norte del Pilcomayo, apoyándose en los puntos de agua del borde de las sierras. Al Este del camino de Santa Cruz a Yacuiba, la escasez de puntos de agua permanentes, más que la hostilidad de las tribus, ha retardado la exploración. Las tentativas por abrir rutas hacia Puerto Pacheco sobre el Paraguay han sido vanas. La llanura ofrece cuatro tipos de vegetación distintas que alternan sin que se encuentre aún la ley que explica está repartición: el monte denso de espinas y de cactus,
algunas mimosas en los bosques, las praderas y los palmerales. La única información positiva disponible es la existencia de depresiones de suelo salado, a 150 km al sur de las colinas de Chiquitos. Las tribus indias chorotis, matacos o ashluslays, viven de la recolección y de la caza, así como de sus cultivos...». Recordemos que en esa época, la totalidad del Chaco se encontraba bajo la urisdicción nominal de Bolivia, tal es así que Pierre Denis no hará ninguna alusión en el capítulo de su obra dedicado al Paraguay. Pero para este último, el conocimiento del Chaco no estaba mucho más avanzado que en Bolivia, a pesar de la presencia en el territorio de una población sedentaria alógena constituida por algunos pastores de la iglesia evangélica, y por cierto número de colonos pertenecientes a la secta llamada de los Mennonitas, de los cuales trataremos más adelante. Es por eso que las hostilidades se iniciarán sin que los beligerantes dispongan de más documentación topográfica que algunos pocos croquis de alcance geográfico limitado, que los responsables de los fortines bolivianos o paraguayos establecían para su comando. El territorio del Chaco es sin embargo mejor conocido desde entonces, por el hecho de la guerra y de las consecuencias que ella acarreará en todos los campos, aún en el de la cartografía. Es por eso que, a fin de completar la descripción dada por Pierre Denis, distinguiremos en nuestra presentación las tres zonas que constituyen el Chaco, la zona fluvial orientar, la zona fluvial occidental, y la zona central.
(6) Théo Buss: «La Bolivie sous le couperet», Editions Pierre-Marcel Favre, Lausanne 1982, p. 111. (7) Pierre Denis: «Amérique du Sud» (2éme partie), tomo XV de la «Géographie Universelle», publicada bajo la dirección de P. Vidal de Lablache y L. Gallois, Librería Armand Colin, París 1927, p. 337 y siguientes.
LA ZONA FLUVIAL ORIENTAL
Entendemos que este vocablo designa a la región que limita al oeste con la orilla derecha del río Paraguay. El geógrafo paraguayo Hugo Ferreira Gubetich (8) presenta esta zona que parte del río Paraguay en dirección sur y corresponde «grosso modo» a la parte oriental del actual departamento «Presidente Hayes» y a la franja del departamento «Alto Paraguay» que tiene orilla sobre el río del mismo nombre de Bahía Negra a Puerto Casado como un paralelepípedo recto. Este tendría como aristas laterales, por una
parte el curso del río Paraguay de Bahía Negra a su confluencia con el río Pilcomayo cerca de Asunción, al este; por la otra parte una recta que parte de Bahía Negra y alcanza perpendicularmente el río Pilcomayo en la parte media de su curso, en el oeste. Su primera parte, que tiene una longitud de 250 a 300 km a partir del río Paraguay forma un campo inmenso cuya altitud varía entre 100 y 300 metros, sembrado de grupos de árboles espinosos, que los combatientes llamarán «islas» o «isletas» según la importancia numérica de los árboles, de los bosques de pequeña extensión y de los vastos palmerales, todo esto en medio de pantanos, lagunas y arroyos. El subsuelo provee agua fresca y sabrosa, porque la zona está irrigada por cierto número de ríos, todos ellos orientados hacia el suroeste y afluentes del río Paraguay. Entre ellos los principales, de norte a sur, son el río Alegre, el Yacaré, el Carpincho, el San Carlos, el río Verde, el Montelindo, el río Negro, el Aguaray Guazú y el Confuso. De una longitud que va de 275 km para el río Verde a 550 km para el río Confuso se trata de cursos de agua de carácter permanente, pero de caudal demasiado débil para ser navegable fuera de las crecidas. El más importante y el más meridional es el río Pilcomayo, de aproximadamente 2000 km de longitud y que, en 1932, formaba sobre 425 km desde Villa Montes, el límite de separación nominal sureste entre Bolivia y Argentina. La irrigación y las lluvias relativamente frecuentes cuyo promedio anual oscila entre 1000 y 1900 mm, hacen de la zona fluvial oriental una región ganadera de vastos «cañadones» o campos abiertos de pastura, palmerales y grandes bosques de maderas apreciadas, como el quebracho rojo o blanco del cual se extrae el tanino, el algarrobo o el sándalo. El clima es allí subtropical, situándose la temperatura anual promedio en 23 grados centígrados. Además del quebracho, el algarrobo y el sándalo, la flora comprende árboles cuya madera se utiliza en carpintería, como el ybiraró, el paratodo o el cedro, palmeras y plantas espinosas. El reino animal ofrece una variedad todavía más grande. Entre los animales atraídos por el agua, para abrevarse, y por el ganado, para alimentarse, se encuentra el tigre, el gato salvaje, el zorro, el coatí, que es un carnívoro cazador de lagartijas y de insectos, la comadreja, el capybara o cabian, el sapo-búfalo, el jabalí, el tatú, así como el ciervo y el mono. Entre los pájaros, se encuentra el loro, la paloma, el pato salvaje, el pájaro carpintero, la urraca, pero también el buitre, el caracará, que es un pájaro de presa, el gavilán, y pájaros acuáticos como la garza, la cigüeña o el avestruz. Entre los insectos, la tarántula que es una araña de ocho patas de longitudes diferentes que se desplaza a una velocidad extraordinaria, el tábano y la garrapata. Entre los reptiles, el yacaré o caimán, el camaleón, la iguana verde, y toda suerte de serpientes: la «acá curuzú» , la «ñacaniná» y la « ñanduriré» cuyas mordeduras pueden ser mortales, la víbora, la boa, cuya longitud puede alcanzar 3 a 4 metros, el crótalo. Finalmente, en el curso inferior del río Pilcomayo, las «pirañas», peces antropófagos que vienen del río Paraguay, atraídos en masa por el olor de sangre que transporta la corriente. Más allá de 250 a 350 km desde el río Paraguay y sobre una profundidad de150 a
200 km. el terreno cambia de fisonomía y deja lugar a los bosques. Azufrada y pobre en humus, la tierra no produce más que bosquecillos de plantas bajas y espinosas, y el agua que sale del subsuelo es tan amarga y salada que no puede ser bebida, aún por aquellos afectados de una sed extrema. Si el suelo, recubierto de una capa escamosa, puede parecer a primera vista consistente y sólido, se hundirá indefectiblemente bajo el peso de los camiones y de los cañones remolcados en el curso de las operaciones militares, y la tierra se transformará en polvo fino y enceguecedor. La lluvia formará, durante semanas, o meses, sobre cientos de kilómetros, un barrizal espeso y pegajoso, mientras que en la época seca, el polvo levantado por el viento y los vehículos en movimiento recubrirá árboles y fortines, impregnando los pulmones de los humanos tanto como los engranajes de sus relojes, las piezas de los motores o los resortes de las armas. Por el contrario, el agua es allí muy escasa, y sólo se encuentra en huecos naturales, en la estación de lluvias.
La zona fluvial oriental ha sido objeto de reportajes por parte de dos periodistas franceses. Enviado del diario «Le matin», Léo Gerville-Réache (9) llegará al Paraguay en mayo de 1932, y en con secuencia durante el período inmediatamente anterior al conflicto. En automóvil, luego a caballo, atravesará la zona oriental para alcanzar en el Chaco Central los puestos militares paraguayos de Isla Poí, Fortín Boquerón y Fortín Nanawa, nombres que mencionaremos frecuentemente en nuestro estudio. Visitará igualmente, de paso, las colonias rurales de Laubenheim, Waldheim y Filadelfia, fundadas por los mennonitas. El segundo periodista, Gilbert Stiebel (10), enviado en 1933 al Brasil para seguir sobre el terreno la revuelta del Estado de San Pablo contra el Estado Federal por cuenta de un diario cuyo nombre no menciona, llegará seguidamente al Paraguay donde las hostilidades ya se habían iniciado, lo que le impedirá efectuar un periplo tan importante y variado como el de su predecesor. Llegará no obstante hasta la zona fluvial oriental por el Pilcomayo y hasta avanzará más allá, ya que será recibido en el Cuartel General del Ejército en Campaña del Paraguay. Su reportaje también es interesante, pero presenta un interés menor que el de Gerville-Réache desde el punto de vista orográfico, porque está más centrado sobre la exposición de los antecedentes históricos y de los hechos del momento, que sobre la descripción de los lugares.
(6) Théo Buss: «La Bolivie sous le couperet», Editions Pierre-Marcel Favre, Lausanne 1982, p. 111. (7) Pierre Denis: «Amérique du Sud» (2éme partie), tomo XV de la «Géographie Universelle», publicada bajo la dirección de P. Vidal de Lablache y L. Gallois, Librería Armand Colin, París 1927, p. 337 y siguientes. (8) Hugo Ferreira Gubetich: «Geografía del Paraguay», La Colmena S.A., Asunción 1969, p. ,58 y 353.
(9) Léo Gerville-Réache: «Le Désert d'Eméraude», Editions de la Nouvelle Revue Critique, Paris 1932, p. 14-15, 99-106, 130, 134, 197. (10) Gilbert Stiebel: «Terres Brúlantes», Editions Baudiniére, Paris 1935, passim.
LA ZONA FLUVIAL OCCIDENTAL
Constituye el territorio limítrofe, al oeste, de los últimos contrafuertes orientales del macizó andino o « Serrámas», pequeñas cadenas montañosas, que descienden gradualmente en dirección este desde 1000 metros a una serie de ondulaciones que terminan en la zona de llanuras bajas secas del Chaco Central. Situada entre los 63 y 62 grados de longitud oeste, forma hacia el norte y el nordeste un apéndice que se extiende hasta el grado 58 de longitud oeste, bordeando las pequeñas Serranías de San José de Chiquitos, Santiago y Sunsas, dominando la terminal del Otuquis, y el grupo de lagos pantanosos o «bañados» formado por los lagos Uberaba, Mandioré y Gaiba, cuyas aguas se dividen entre Bolivia y el Brasil. Es la región de los Chiquitos, en Bolivia oriental, que termina en dirección este en el curso superior del río Paraguay y en el puerto fronterizo boliviano de Puerto Suárez, separado de la ciudad brasilera de Corumbá por la «Laguna Cáceres». Ella será explorada desde Corumbá hacia 1930 por el periodista británico Julian Duguid, quien actuaba a la vez para el «Daily Telegraph» y el «Financial Times», pero también para el Foreing Office que le había encargado redactar un informe sobre las condiciones de vida de eventuales colonos británicos que serían allí instalados, informe que proporcionará a Duguid uno de los más grandes éxitos de librería de la época (11). En sus partes central y meridional, la zona fluvial occidental está bordeada al oeste por la importante Serranía de Aguaragué, que atraviesa el río Parapití, y la Serranía de Incahuasi, y al sur, desde Villa Montes, por el río Pilcomayo. Entre los ríos Parapití y Pilcomayo, se encuentra una sucesión de «cerros», colinas onduladas y cubiertas de bosques que están separados entre sí por pasajes que constituyen tanto acceso a la montaña propiamente dicha y a la zona petrolífera entre Nancorainza y Camiri. Allí es donde se sitúan las aglomeraciones de Charagua, Boyuibe, Cuevo, Machareti, Camatyndi, Tarairi, que son los principales puntos de paso obligatorio y el teatro de combates encarnizados en el último período de la guerra. El curso de agua más importante es el Pilcomayo, que desciende de los Andes en dirección sudeste para alcanzar en Villa Montes la región baja, que atravesará hasta las proximidades de Asunción. La irregularidad de su lecho, aunque ancho, sobre todo en la parte media de su curso, caídas o rápidos llamados «cachuelas» así como otros obstáculos naturales, hacen prácticamente imposible la navegación sobre una gran parte del río que, en 1932, solamente constituía, sobre cerca de 500 km en el medio de su recorrido, una vasta extensión de fango fétido que ofrecía el aspecto de
una esponja inflada con agua. Por eso sólo era accesible sobre cortas distancias y para pequeñas embarcaciones, salvo en su parte terminal donde forma el ancho «curiche» de los Esteros de Patiño y se divide en tres ramas, antes de desembocar en el río Paraguay. Además del Pilcomayo, se puede citar el río Parapití - cuyo nombre significa «aguas de la muerte» en dialecto quechua que desciende también, de los Andes y que tiene su desembocadura en el Chaco, corre hacia el este en una serie de amplias curvas, luego se desvía, en dirección nordeste y norte, hacia los «bañados» del Izozog. El lecho del Parapití se seca en la estación seca, mientras que, en la de las lluvias, las crecidas y la violencia de la corriente lo hacen impracticable para todo tipo de navegación. De norte a sur, la zona fluvial occidental se caracteriza primeramente por una sucesión de «curiches» o pantanos intermitentes, ricos en yacimientos salinos. Luego se encuentra, paralelamente a las Serranías, una zona de valle con colinas planas de vegetación espinosa que desemboca en una sabana boscosa de monte bajo y enmarañado, formada en parte por anchos «pajonales» o campos abiertos y de espesos bosques, donde eran practicados la cría de bovinos y el cultivo del maíz, del arroz y de la caña de azúcar. Finalmente, la cuenca del Pilcomayo es un territorio de vegetación esencialmente xerófila, donde, como lo señalaba Pierre Denis, abundan plantas raquíticas y espinosas, plantas bajas igualmente espinosas, pero también el cactus, la acacia y el algarrobo. Aunque el suelo predominantemente arenoso casi no se presta al cultivo, se encontraba igualmente en la cuenca del Pilcomayo maíz, algodón, tabaco, cacao, nuez moscada, así como plantas oleaginosas tales como la soja, el maní, el tártago y el girasol. El clima de la zona occidental es primaveral, con una temperatura media que varía entre 22 y 19 grados centígrados, salvo en cortos períodos invernales donde los vientos fríos venidos de la Argentina traen viento y lluvia y hacen descender la temperatura a - 3 grados. La flora y la fauna no difieren casi de las de su homólogo oriental. Conviene sin embargo agregar, en la región de los pantanos y del Pilcomayo inferior, los mosquitos, que se lanzan por millares sobre todo ser en movimiento con el fin de chuparle la sangre, sobre todo si es tan rica en glóbulos rojos como la de los rudos montañeses aymarás o quechuas enviados a la zona baja desde sus altiplanos andinos. En la víspera de la guerra, la infraestructura de las comunicaciones se reducía a poca cosa, tanto en la zona fluvial occidental como en la oriental. Era sin embargo, probablemente, más avanzada y apta para responder a las necesidades de un ejército en campaña, al este que al oeste, en razón de la existencia en la zona oriental, de vías férreas estrechas y material Decauville, que ugarán un papel en la concentración en el Chaco del ejército del Paraguay. En número de cuatro, estas vías férreas habían sido realizadas para y por cuenta de empresas extranjeras que explotaban el quebracho. Tres de ellas, partiendo respectivamente de Puerto Guaraní, Puerto Sastre y Puerto Pinasco, sobre la orilla derecha del río Paraguay, en dirección oeste, tenían una longitud que no sobrepasaba algunas decenas de kilómetros, habiendo sido la última de estas vías férreas construida por el trust norteamericano American International Products Cy.
La cuarta de estas vías, perteneciente a la empresa argentina Carlos Casado Ltda., era de lejos la más importante, porque se extendía a lo largo de 145 km de Puerto Casado a Punta Rieles, en el límite del Chaco Central, y se prolongaba en su parte final en dirección al oeste, por una ruta empedrada de 60 km. Al occidente y en consecuencia en la zona de administración boliviana, no existían más que algunas rutas arenosas, luego embarradas en la estación de lluvias, como la que partía de Villa Montes en dirección norte, luego noroeste para alcanzar Charagua, en las Serranías, o la que fuera pomposamente bautizada «vía de penetración hacia el Chaco» a lo largo del río Pilcomayo sobre los 425 km que bordeaban entonces la frontera argentina. El coronel boliviano Alfredo Peñaranda Esprella (12) que tomó esta «vía de penetración» para volver al frente, cuenta en sus recuerdos que necesitó diez días en camión para recorrerla de punta a punta. Es por eso, por lo menos en esa época, que los desplazamientos en el Chaco sólo eran efectuados sobre cortas distancias, a veces en pequeñas embarcaciones fluviales y, generalmente, a caballo o a pie según el rango militar o de fortuna, por las «picadas», anchos senderos en el monte igualmente accesible para los camiones, que la ingeniería militar abría en la maleza al ritmo de un metro de vía por minuto. Pero también se podía circular, como lo hará Gerville-Réache (13) para alcanzar Fortín Boquerón después de haber abandonado en Isla Poí el vehículo automotor que le había conducido desde Puerto Casado, como lo harán numerosas veces los beligerantes, abriéndose en la espesura una «senda» o sendero a golpes de machete, especie de sable pesado y corvo que combina a la vez la hoz y la cimitarra, característico de las regiones tropicales de América Meridional.
(12) Coronel Alfredo Peñaranda Esprella: «Don Chaco», Editorial Don Bosco, La Paz 1964, p. 26, 28 y 33. (13) Gerville-Réache, op. cit., p. 125 y siguientes.
LA ZONA DEL CHACO CENTRAL
Revelada solamente por los acontecimientos de los cuales será teatro principal, el Chaco Central comienza más o menos a 450 km al oeste del río Paraguay, para extenderse en dirección oeste sobre una profundidad de 150 á 200 km. Está formado por una meseta de colinas arcillosas, sin solución de continuidad entre ellas y que no sobrepasan 100 metros de altura, el aerismo seco ha reemplazado al aerismo húmedo, lo que acarrea la ausencia de cualquier corriente de agua organizada. Bareiro Saguier nos dice que «... esta zona que es casi una estepa, se
caracteriza por un suelo seco, arenoso, y por una vegetación escasa donde abundan las plantas espinosas y donde las hojas son raras y raquíticas...» (14). Hay que agregar un clima riguroso con temperaturas que varían entre + 43 y -5 grados centígrados y un promedio de lluvias anuales que oscila entre 900 y 600 mm., lo que ha valido al Chaco Central entrar en la historia cómo el país del barro, del calor y de la sed y recibir el calificativo de «infierno verde». En esta región semidesértica, recubierta de bosques espinosos, salpicada de pequeños montículos o «islas» cuya altura sobrepasa raramente los 50 pies, poblada de árboles bajos y también espinosos, el suelo está recubierto por una capa prácticamente impermeable. Tanto es así que, el agua de lluvia desaparece sin penetrarlo y lo transforma en la estación de lluvias, en pantanos casi infranqueables, donde abunda el anófeles, mientras que en la estación seca, el agua se evapora de los valles y no es raro tener que recorrer 60 km y más antes de encontrar el menor rastro de agua. Si el clima hace que la flora sea prácticamente inexistente, fuera de la palmera «cusi» que predomina en las «islas», la fauna es por el contrario abundante. Gerville-Réache la describe como «...una fauna más temible por sus minúsculos insectos que por sus pumas y tigres... Serpiente de cascabel, araña venenosa, polvorín, que es un mosquito infinitamente pequeño y temible, hormigas voraces que salen en batallones apretados para atacar al hombre perdido en el monte... y las fiebres: viruela negra, fiebre amarilla...» (15). Cita igualmente «... ese gigantesco y sucio topo que es el tuca-tuca, que cava verdaderas galerías en el suelo, los buitres...Las garrapatas son pequeños animales horribles del tamaño de un chinche que, armadas de terribles pinzas, introducen la cabeza en la piel y se llenan de sangre, provocando una infección... Los piques son pequeñas pulgas que entran debajo de la piel, y más especialmente bajo la uña, donde echan sus huevos. La infección resultante es, no solamente la más dolorosa que existe, sino que necesita una intervención quirúrgica para no ser mortal... Los tigres, las pirañas en las lagunas, son muy temidos, así como los grandes zorros amarillos que los indígenas llaman «tigres», y que son tan temibles como los jaguares, las serpientes de cascabel...» A esta nomenclatura, parte de la cual se aplica más a la zona fluvial oriental, se puede agregar las moscas y mosquitos sedientos de la sangre de los arañazos provocados por las largas y aceradas espinas de la maleza, las serpientes de todo tipo, el escarabajo rojo, el tatú y la víbora de cascabel, cuya picadura es mortal, el chancho salvaje.
(14) Bareiro, op. cit., p. 9. (15) Gerville-Réache, op. cit., p. 14-15,134 y 157.
LA POBLACIÓN INDÍGENA
Parece lógico disociar la población indígena de los otros grupos étnicos que viven en el Chaco y dedicarle un párrafo especial, en razón de la antigüedad de esta población y del lugar que ha tenido en el curso de los siglos en la historia de la región de la cual, durante mucho tiempo, constituía la única población. Durante, la colonia, en efecto, los conquistadores españoles en la búsqueda del misterioso El Dorado y por la fuerza de las armas, los misioneros por la persuasión buscaron en innumerables expediciones penetrar en el Chaco, sin llegar a mantenerse de manera estable, fuera de las efímeras implantaciones de los religiosos. Se puede pensar que, a pesar del medio ambiente poco favorable, el Chaco no estaba deshabitado en los tiempos precolombinos, pero esta opinión no es más que una hipótesis, siendo que las informaciones que poseemos al respecto no eran anteriores al siglo XVI. El historiador argentino Enrique de Gandia (16), gran especialista del «Gran Chaco», nos dice que los españoles estudiarán su etnografía desde el inicio de la conquista y que se tiene en tal sentido «... a pesar del número de años, una concordancia exacta entre las informaciones que, hasta cierto punto, autoriza a no tener dudas sobre las principales zonas de ocupación de los indígenas...» (17). El mismo autor atribuye el primer estudio etnográfico sobre el Chaco a los relatos de sus expediciones hechos por los exploradores Luis Ramírez, compañero de Sebastián Gaboto, que remontó el Paraná hacia el norte en 1528 en busca de El Dorado, y Diego García de Moguer, que seguirá el mismo itinerario poco tiempo después (18). Indica igualmente que una «Geografía y Descripción Universal de las Indias» aparecida en 1574, menciona que «...entre las Provincias de Tucumán y de Santa Cruz de la Sierra, hay numerosas y diferentes «naciones» de indígenas, con diversos idiomas y costumbres...» (19). Los estudios llevados a cabo a partir de las relaciones de los conquistadores o de los misioneros, conducirán sin embargo a una acumulación tan importante de denominaciones de los indígenas, que la misma acarrea para los investigadores cierta perplejidad ante el número de grupos humanos que viven en el Chaco y la importancia de la población resultante que algunos han evaluado en 300.000 almas, cifra que parece exagerada si se tiene en cuenta la superficie de la región, de su entorno, y de la época en la cual se la situaría. Al término de las numerosas investigaciones y recortes, ha sido científicamente establecido que la proliferación de las denominaciones resultaba del hecho de que militares y religiosos confundieron a menudo los nombres de razas con los que tomaban las innumerables hordas independientes unas de otras, y los nombres de las «tolderías», agrupamientos de habitaciones hechas con ramas muertas e hierbas secas en las cuales los miembros de una misma horda encontraban refugio. Otra fuente provendría del hecho de que las hordas y hasta las simples «tolderías» tomaban el nombre del jefe o «cacique» o el del lugar donde se instalaban, tanto es así que sus apelaciones habrían variado en cada migración o cambio de «cacique». A estas fuentes de confusión se agrega igualmente el hecho de que en muchos
casos, una horda tomaba tantas denominaciones como dialectos hablados por sus miembros. En apoyo de su aseveración, de Gandia cita al historiador y etnógrafo español Felipe de Azara que escribió en uno de sus «Viajes por la América Meridional»: « ... no hay en el Chaco la centésima parte de las «naciones» que figuran en los mapas y en las historias... porque actualmente, no se tiene traza ni recuerdo de una infinidad de nombres y de «naciones» que figuran en ellos, y pensamos que los autores de mapas y relatos dan diez a doce denominaciones a cada una de las lenguas habladas...» (20). Teniendo en cuenta lo que antecede y el reagrupamiento resultante, de Gandia (21) se dedicó al estudio y a la localización geográfica de las diversas «naciones» que poblaban el conjunto del territorio del Chaco en la época colonial. Nos limitaremos, por nuestra parte, a la parte septentrional de este territorio y a las principales «naciones» que allí vivían, que se puede limitar a nueve. Si se parte del río Pilcomayo en dirección norte-noreste, se encuentra la tierra de los Lenguas, llamados así porque llevaban una incisión en el labio inferior con el fin de encastrar, a nivel de la dentadura, un pedazo de madera que tornaba de este modo el aspecto de una segunda lengua. El misionero José Quiroga ha escrito acerca de ellos que «...recorrían toda esta parte del Chaco, desde el Pilcomayo hasta la tierra de los Mbayás y hasta atravesaban el río Paraguay, con el objeto de cazar...» (22), mientras que otro religioso, el Padre Amancio González afirma que el lenguaje hablado por los Lenguas era «...el más elegante y armonioso de todos aquellos que yo haya podido escuchar entre los bárbaros...» (23). Los Lenguas serán diezmados por la viruela a fines del siglo XVIII y, según Azara, reducidos a «... catorce hombres y ocho mujeres...» (24), pero aún existían en 1932. En la región pantanosa del sudeste vivían los Tobas, cuyo carácter belicoso y crueldad son señalados por crónicas de épocas diferentes, y que serán responsables de la exterminación, en 1881, de una expedición dirigida por el científico francés Jules Crevaux, encargado por el gobierno boliviano de explorar el curso del Pilcomayo inferior. El viajero francés Alcide d'Orbigny, citado por Duguid (25) describe a los Tobas en los términos siguientes: «...Son hombres robustos, de gruesas piernas, hombros anchos, pecho musculoso. Sus rasgos se asemejan a los de los Charrúas; tienen un rostro ancho pero no redondo, la frente prominente, la nariz aplastada con anchas narinas y, en la vejez, los pómulos salientes. Su boca es grande y sus dientes espléndidos. Sus orejas y sus ojos son pequeños, a menudo rasgados. En conjunto, su expresión refleja su carácter taciturno...». En la misma región, en las orillas del río Confuso, se encuentran los Guaycurus, frecuentemente designados «guardianes del desierto» por los cronistas. Desde el inicio de la conquista se dedicaron a traficar con los españoles de Asunción, a quienes proveían, a cambio de víveres, de esclavos capturados por ellos en las hordas vecinas. Terminarán formando la base principal de la población del Paraguay. Los Payaguás vivían a lo largo del río Paraguay, desde Asunción hasta la confluencia con el Paraná. Poco se sabe acerca de ellos, solamente que se agrupaban en las lagunas formadas por los afluentes orientales del río Paraguay y
vivían en conflicto perpetuo con los Guaycurús. Los Zamucos estaban instalados en la región pantanosa del río Otuquis, viviendo de la caza y sobre todo de la pesca. De ellos se sabe poco igualmente, pero de su territorio partirán numerosos misioneros jesuitas en su búsqueda de la «ruta al Paraguay» y allí fundarán, antes de su expulsión, cierto número de «reducciones». Por el contrario, conocemos mejor, gracias a los trabajos del historiador y literato boliviano Gabriel René Moreno, a sus vecinos Chiquitos, que vivían en una zona fértil y cálida al este de Santa Cruz de la Sierra. Ellos debían su denominación, no a su estatura, sino a la forma que daban a sus cabañas, cuya abertura era muy baja, a fin de evitar la penetración de los mosquitos, tanto es así que sólo se podía entrar arrastrándose o de rodillas. Militares y misioneros los llamaban generalmente «Indios de la yerba», porque frotaban las flechas de sus arcos con hierbas venenosas, de manera a provocar la muerte por envenenamiento de la sangre, como lo relata, en 1733, el Padre Lozano en su «Descripción orográfica del terreno y ríos, árboles y animales de la dilatadísima provincia del Gran Chaco Gualambá» (26). Los Chiquitos, con quienes los españoles constituirán una reserva de esclavos, estaban familiarizados con el pico y la azada, como lo demuestran las ruinas de los edificios religiosos erigidos por los jesuitas en la región. En la región septentrional que linda con las de Santa Cruz de la Sierra y de los Chiquitos, vivían los Mbayás, notables por su gran estatura y nada sedentarios, porque el Padre Quiroga escribirá a propósito de ellos que «...estos indios recorren por toda la región, del Xexui al Tacuarí, a lo largo de la orilla oriental y de la occidental, hasta las cercanías de los Chiquitos...» (27). Se sabe por Azara (28), que los Mbayás estaban repartidos en numerosas hordas, siendo las principales los Catiguebo', los Tchiguebo', los Gueteabo' y los Bentubeo'. Al noroeste, entre los ríos Guapay y Parapití, se encontraban los Chanás, de quienes el Padre Quiroga decía que «...son indios que trabajan sus tierras para obtener maíz y también siembran las de los Mbayás, que les retribuyen por ese trabajo...». Su territorio, conocido primeramente como «llanos del Manso», se extenderá en el curso de los siglos, entre los paralelos 20 y 23 y «... de los bordes del Paraguay a los confines del Perú... » según Azara (29), porque los Mbayás se dividían en numerosas tribus u hordas. Para terminar esta nomenclatura de las poblaciones del Chaco, citaremos la más importante de ellas, la de los Chiriguanos, proveniente de la zona desértica central e instalada a los pies de la Cordillera andina oriental, entre los ríos Pilcomayo y Guapay. De los Chiriguanos, a quienes Thierry Saignes dedicó un estudio profundo que fue objeto de una tesis (30) defendida en junio de 1974 ante la Universidad de París X, el cronista hispano-indio Garcilaso de la Vega dirá que «...estos salvajes son muy feos, peores que animales de feria, no tienen religión ni adoran nada. Viven sin ley ni buenos modales, sino como bestias en las montañas, sin aldea ni casas, y se alimentan de carne humana, y para obtenerla atacan las provincias vecinas, comen a todos los que capturan, sin respetar la edad ni el sexo, y beben su sangre cuando los degüellan con el fin de no perder nada de su presa...» (31). Desde el inicio de la
conquista, los Chiriguanos constituirán un adversario temible y una preocupación constante para los Españoles. Estos jamás podrán domar a sus temibles adversarios, de quienes Thierry Saignes nos cuenta que, en el transcurso de una expedición militar contra los Chiriguanos llevada a cabo en 1574 por Francisco de Toledo en persona, el Virrey del Alto Perú escapará por poco a la captura. Cuando estalla la guerra del Chaco, los Chiriguanos se verán atrapados, si así se puede decir, entre dos fuegos, sin tomar por ello la más mínima parte activa en las operaciones, porque su sangre era guaraní, si bien su «nacionalidad» era boliviana. Lo cual los llevará a recibir a los soldados paraguayos como liberadores, cuando estos lleguen a su región en el último mes de las hostilidades, y a ser juzgados por «colaboración» por los bolivianos cuándo estas tocarán a su fin. Asistirán impasibles, nos dice Mariano Baptista Gumucio a la ejecución de sus principales caciques, sin saber nada del delito que hubieran podido cometer, ni del país que los juzgaba (32). En la sociedad indígena del Chaco, caracterizada por una economía de depredación y el nomadismo de las bandas autónomas u «hordas», las condiciones ecológicas particulares impondrán siempre una gran movilidad y una débil densidad a los grupos humanos. Esta movilidad conducirá a los indígenas a efectuar para sobrevivir redadas en las poblaciones vecinas que vivían en las zonas más desprovistas y hasta en territorio habitado por los españoles, lo que desarrollará entre ellos una estratificación social en provecho de una categoría de guerreros que formaban una verdadera aristocracia. Se encuentra desde el siglo XVIII, entre los cronistas, una distinción muy clara entre «indios a pie» e «indios ecuestres». Los indios «a pie», pertenecientes a diversas familias lingüísticas y entre los cuales figuran principalmente los Zamucos, conservarán la organización antigua de pequeñas bandas que viven al ritmo de dos estaciones, seca y húmeda, cuya composición y dimensión variará según el calendario de la pesca, de la caza y de la recolección. En los períodos de lluvia y de abundancia de pescado, la máxima concentración de la población se dará a lo largo de los cursos de agua, mientras que el invierno austral conducirá a esta población a fraccionarse en pequeños grupos que parten a la búsqueda de un alimento más escaso. Los indios «montados», tales como los Guaycurús y las tribus instaladas al oeste del río Paraguay, estaban frecuentemente en movimiento para la caza, las expediciones guerreras o la búsqueda de pasturas. Abandonaban en consecuencia la agricultura y la pesca, para vivir del tributo y del trabajo que imponían a las tribus vencidas por ellos, o del producto de sus rapiñas en sus redadas contra los españoles. De este modo, los Chanás, agricultores, se verán ligados por una especie de lazo de vasallaje a los Mbayás, después de haberles vencido, les dejarán sus aldeas de chozas y su organización propia y se encargarán de su protección, a cambio de productos agrícolas y de tejidos. En cuanto a los Mbayás, se dividían en nobles, cuya calidad era hereditaria, y guerreros, dominando ambos a la clase de prisioneros de guerra y a la servil constituida por los Chanás, mientras que el poder político era ejercido por un consejo de nobles y de guerreros que asistían al jefe principal, que era de linaje noble y debía haber confirmado su rango por medio de sus habilidades.
Existía finalmente una tercera categoría de indios, que vivía en el corazón de la parte central del Chaco en hordas salvajes, en «toldos» instalados en los alrededores de los escasos puntos de agua. Estas hordas serán, con el paso de los años, diezmadas por la sed o la enfermedad, cuando no lo hubieran sido por bandas mejor organizadas de indios que vivían en tribus, en ocasión de expediciones de carácter guerrero o alimentario. Parece difícil determinar, a partir del cuadro que acabamos de esbozar, la importancia que haya podido tener, en su apogeo, el conjunto de la población indígena del Chaco. Hemos dicho que algunos avanzaron el número de 300.000 habitantes, basándose en la acumulación de los nombres de tribus, poblados u hordas que surgen de los relatos de la época y que utilizaban un coeficiente numerador que deducían de los relatos de combates en los cuales el adversario español hacía intervenir centenas y hasta millares de hombres, peninsulares o auxiliares mestizos e indios. Hemos dicho igualmente que este número parece demasiado elevado en razón de la imposibilidad material para la naturaleza y los recursos terrestres y fluviales del Chaco, de proveer a la vida material de una población que está lejos de alcanzar, aún en nuestros días, la cifra expresada. Por eso tomaremos la cifra de 80.000 indios, que nos parece más conforme a la realidad porque ha sido calculada a partir de las poblaciones de las «misiones» religiosas, que son conocidas y representaban, según los especialistas, ocho a diez por ciento del conjunto de la población autóctona en la primera parte del siglo XVIII. Actualmente, muchas tribus indígenas del Chaco y prácticamente todas las hordas salvajes han desaparecido, diezmadas por las enfermedades o las masacres que acompañaron a la colonización. Aún no era así hacia 1930, si creemos a Duguid y Gerville-Réache, anteriormente citados. El primero en la región de Chiquitos y en consecuencia en el Chaco que se encontraba bajo el dominio boliviano, el segundo en la parte que tenía el Paraguay, encontrarán naturalmente numerosos indios en el curso de sus andanzas. Se trataba sobre todo de aborígenes que vivían en condiciones miserables, la mayor parte de las veces, en las zonas donde los mestizos y los criollos se habían implantado, pero tanto el uno como el otro manifiestan haber oído hablar de indios que aún vivían en estado de libertad. Entre estos últimos, Duguid (33) cita a los Tobas «...armados de arcos y de flechas con púas que no se puede retirar sin peligro de una herida... Además, llevaban pesadas mazas de madera, temibles a corta distancia...». Según sus expresiones, los movimientos de tropas efectuados hacia 1930 por los bolivianos en dirección del Chaco del norte, conducirán a los Tobas a abandonar sus bosques vírgenes hasta entonces y a dedicarse al pillaje de viajeros aislados y de carretas que transitaban por la gran ruta que unía Santa Cruz de la Sierra a Puerto Suárez, obligando a los militares bolivianos a verdaderas expediciones para poner fin a estas acciones. Gerville-Réache, por su parte, relata su encuentro, al sudeste del Fortín Boquerón con una toldería de tres a cuatro toldos miserables cuyos habitantes huirán al ver aproximarse el grupo, tal es así que un soldado paraguayo deberá capturar con un lazo a una de las salvajes, completamente desnuda, de raza lengua, para que les indicara la dirección de Nanawa, otro puesto fortificado paraguayo que era el objetivo de esa etapa del viaje. Por otro lado, dedicará todo un capítulo de su obra a su marcha en la selva sintiendo la «presencia invisible y hostil» de los indios fugitivos (34), relato que puede considerarse verosímil, porque,
según las estadísticas paraguayas de 1978, aún existía gente viviendo en estado salvaje entre los 30.000 indios que se encontraban entonces en el Chaco paraguayo (35). Otro francés, el Marqués de Wavrin, que recorrió en los años 1920 el centro de lo que llama «la América del Sur desconocida», visitará igualmente las zonas oriental y occidental del Chaco, y encontrará en esa ocasión numerosos indígenas. Principalmente él cita, para la parte que se encontraba bajo control paraguayo, a los Tobas, enérgicos e inteligentes y de quienes dice que había confirmado sus cualidades guerreras, los Lenguas, que evalúa en alrededor de 12.000 y que habían sido catequizados, en parte, por una misión anglosajona instalada a 30 leguas al oeste de la ciudad de Concepción; muchos de ellos, nos dice, eran leñadores en una importante fábrica de tanino instalada en las proximidades del Pilcomayo, o marineros y cargadores de vapores en los embarcaderos del Pilcomayo inferior (36). En la parte occidental y perteneciente, en consecuencia, a Bolivia, de Wavrin encontrará numerosos grupos autóctonos, establecidos generalmente en las proximidades de las aldeas o de las propiedades ganaderas de criollos, pero poco trabajadores y prefiriendo cazar el ganado de otros para alimentarse a una ocupación regular y remunerada. El localiza a estos indios bolivianos a lo largo del río Pilcomayo y en los contrafuertes andinos donde, en la mayoría de los casos, habían sido convertidos al cristianismo, pacificados y educados gracias a la actividad de los misioneros, casi todos ellos franciscanos italianos (37). Fuera de los indios que vivían en las regiones colonizadas y que constituían de lejos la gran mayoría pero cuya importancia numérica nunca fue establecida de manera precisa, aún existía entre 1920 y 1930, una minoría indígena agrupada en hordas nómadas en el Chaco Central y a la que era reservada en adelante la calidad de «bárbaros». El general boliviano Ovidio Quiroga Ochoa (38), simple capitán en 1926, sirviendo en el Chaco en calidad de jefe del Fortín Saavedra, en plena zona desértica, cuenta al respecto en sus memorias: «...La región inhóspita del Chaco era entonces casi totalmente inexplorada. Una de nuestras misiones principales consistía en confeccionar los mapas y planos correspondientes que, con las informaciones que podíamos recoger, eran periódicamente transmitidos al Estado Mayor General. Por regla general, las patrullas de exploración estaban formadas por el comandante del fortín, un oficial adjunto, diez soldados y uno o dos indios «bárbaros» de la tribu Lengua, que nos servían de guías en razón de su admirable sentido de la orientación. La mayoría de las regiones que explorábamos eran desérticas. El calor terrible, con temperaturas casi siempre superiores a 45 grados centígrados a la sombra, provocaba una deshidratación rápida y continua que ponía nuestras vidas en grave peligro si nos alejábamos demasiado de los lugares donde existía un punto de agua potable. Los guías eran por lo tanto indispensables para localizar esas fuentes, porque conocían a fondo toda la zona. La economía de esos «bárbaros» era la más elemental y primitiva que pueda existir, porque reposaba en sólo dos actividades productivas, la caza y la pesca. Eran generalmente pacíficos, amigables e imprevisores. Gozaban plenamente de su forma de vida cuando la alimentación abundaba, entregándose a glotonerías
pantagruélicas, al final de las cuales se untaban el cabello y el cuerpo con la grasa del festín. Como se puede imaginar, el olor que emanaba de estos indígenas no era de lo más delicado, pero permitía notar su presencia a distancias apreciables. Cuando la temporada era próspera, los «bárbaros» se veían gordos, mofletudos, brillantes y gruesos por donde se los mirara. Cuando, por el contrario, la sequía o alguna otra calamidad enrarecía las posibilidades de alimentarse, deambulaban hambrientos y enflaquecidos. Entonces se aproximaban en grupos al fortín y se instalaban en las cercanías de éste, a veces durante unos quince días. Yo les hacía entregar los restos de la alimentación de la guarnición. Los pobres «bárbaros» devoraban esos restos con avidez y nos quedaban agradecidos... Tal es la descripción somera de estos curiosos habitantes del Gran Chaco...» (39). Narrando en otro pasaje de su relato una exploración al norte noreste del Fortín Saavedra y en consecuencia en plena zona desértica, nos dice: «...Llegamos finalmente a un punto de agua negruzca, pero no obstante potable que bautizamos «Pozo Negro» para nuestras propias referencias. En los alrededores, nos encontramos con un grupo de unos veinte indios «bárbaros», hombres y mujeres, en un estado deplorable. Estaban todos tan flacos, que parecían esqueletos dotados de movimiento. Nuestros guías nos dijeron que estos indios emigraban hacia otras regiones, porque la caza y la pesca habían desaparecido prácticamente en la suya. Estaban reducidos a alimentarse de raíces, muy poco nutritivas, a juzgar por su estado, tan lamentable que se podía ver a través de la piel la mayor parte del sistema óseo. Profundamente conmovidos por su aspecto, les dejamos una parte de nuestras provisiones de ruta...» (40). La situación de las hordas en el corazón del Chaco desértico no era siempre análoga a la que acabamos de relatar, ya que el mismo autor escribe en otra parte de su relato “...Continuando nuestra exploración, llegamos a un campamento de indios lenguas
que ofrecía un aspecto mucho mejor que el que habíamos encontrado en Pozo Negro. Las chozas eran más confortables que las habituales del Chaco, eran amigables, y su cacique nos invitó a compartir su comida, consistente en un muslo de rapaz cocido a la brasa...» (41). En conclusión de este estudio sumario de la población indígena del Chaco, extraeremos ciertas constantes que son primeramente el desconocimiento de la importancia numérica que ha podido alcanzar en el transcurso de los años, luego la regresión progresiva de dicha importancia por el hecho de la política de exterminio practicada por España, la enfermedad, luchas intestinas y, en una época más reciente, el alcoholismo, finalmente la coexistencia a lo largo de los siglos de dos grupos autóctonos, uno de ellos viviendo en tribus instaladas en zonas más favorecidas por la naturaleza y que parecería constituir la mayoría, la otra formada por hordas salvajes errantes en zona desértica en busca de puntos de agua y minoritaria.
Los indígenas del Chaco no tendrán prácticamente ningún papel en la guerra entre Bolivia y el Paraguay, fuera de aquel, ocasional, de servir de guías obligados o remunerados, a las unidades de los dos bandos en razón de su conocimiento de un terreno que, por el contrario, los militares de uno como de otro campo desconocían casi completamente, por las razones que acabamos de exponer.
(16) Enrique de Ganida: «Historia del Gran Chaco», Juan Roldán y Cia, Buenos Aires y Madrid sin indicación de fecha, p. 57-58. (17) De Gandia, op. cit., p. 58. (18) De Gandia, op. cit., p. 57-58. (19) De Gandia, op. cit., p. 35. (20) De Gandia, op. cit. , p. 59. (21) De Gandia, op. cit., p. 57 y 75 (22) De Gandia, op. cit., p. 61. (23) De Gandia, op. cit., p. 62. (24) De Gandia, op. cit., p. 62 nota 3. (25) Duguid, op. cit., p. 198. (29) De Gandia, op. cit., p. 65. (30) Thierry Saignes: «Une frontiére fossile-La Cordillére Chiriguano au 18éme siécle», tesis presentada ante la Universidad de París X-Nanterre, París 1974. (31) Mariano Baptista Gumucio:»Ensayos sobre la realidad boliviana», Sesquicentenario de la República, La Paz 1975, p. 151-152. (32) Gumucio, op. cit., p. 225. (33) Duguid, op. cit., p. 225. (34) Gerville-Réache, op. cit., p. 148-140 y 151 a 159 passim. (35) Ferreira Gubetich, op. cit., p. 58. (36) Marqués de Wavrin: «Au Centre de l' Amérique du Sud Inconnue», P. Roger et Cie Editeurs, París 1924, p. 104 y 106.
(37) De Wavrin, op. cit., p. 106. (38) General Ovidio Quiroga Ochoa: «En la Paz y en la Guerra al Servicio de la Patria 1916-1971», Gisbert y Cia, La Paz 1974. (39) Quiroga Ochoa, op.cit., p. 27-28. (40) Quiroga Ochoa, op.cit., p. 28. (41) Quiroga Ochoa, op.cit., p. 28-29.
LA POBLACIÓN NO INDÍGENA
La población del Chaco presentaba en junio de 1932 una fisonomía diferente de la que había tenido en el transcurso de los siglos cuando, como acabamos de verlo, era exclusivamente autóctona. El esfuerzo de penetración y de colonización iniciado cincuenta años antes por Bolivia, luego por el Paraguay, había conducido a la introducción, al lado de la autóctona, de una población heterogénea repartida en dos grupos principales que serán examinados sucesivamente, los criollos y mestizos, por una parte, y los colonos mennonitas, por la otra, que constituirán una población no indígena cuya importancia es considerable con relación a la aborigen.
LA POBLACIÓN CRIOLLA O MESTIZA
Una parte de la población criolla o mestiza estaba formada por los militares, bolivianos o paraguayos. Estaban destinados principalmente a la custodia de las líneas de fortines instalados en ambos lados, algunos bolivianos en el Chaco Central, con miras a asegurar la vigilancia y la protección de las zonas de penetración respectivas, y procedían además al establecimiento de vías de comunicación permanentes entre estos fortines y la retaguardia. Si esta población militar había aumentado con el correr de los años, tenemos una idea de su importancia en el momento de los hechos que nos interesan. Por el lado boliviano, según el coronel Julio Díaz Arguedas (42), Jefe del Servicio Histórico del ejército, estaba compuesta en junio de 1932 de exactamente 3728 oficiales, sub-oficiales y soldados en el Chaco, criollos o mestizos en lo que respecta a los mandos, e indios del altiplano o de los valles para la tropa, que sólo tenía militares de carrera. No poseemos datos tan precisos en lo que se refiere al Paraguay, pero partiendo del hecho de que contará en el Chaco en la misma época, desde unos diez años antes, con un regimiento de infantería y unidades de artillería equivalentes a un regimiento, se puede estimar el conjunto de sus fuerzas en un millar de hombres para la infantería y quinientos a seiscientos artilleros y elementos de servicio.
La otra parte de la población criolla o mestiza estaba constituida evidentemente por los civiles. La importancia de estos últimos no nos es conocida de manera precisa, pero se puede pensar que era más grande del lado boliviano que del paraguayo, y sobre todo más estable. En efecto, por decreto del 12 de agosto de 1876, Bolivia creó en la parte sudeste de su territorio, la «Provincia Gran Chaco» con Carapari como capital, y emprendió desde finales del siglo XIX una acción colonizadora en una zona considerada hasta entonces desértica. Llevada a cabo al inicio por los misioneros del Colegio de Tarija y proseguida por los militares, esta acción conducirá a la creación en la parte media e inferior del río Pilcomayo, de cierto número de pequeños centros de población como D'Orbigny, Guachalla, Ballivián, Linares y Esteros de Patiño, que los misioneros dotarán de una capilla, el gobierno de una escuela, y el ejército de un puesto militar o de un fortín. El principal centro de este «sudeste patrio» era y continúa siendo Villa Montes sobre el río Pilcomayo, que es el paso obligatorio de los viajeros que atraviesan la Serranía de Agarague para llegar a la parte meridional de la región fluvial occidental. El estudiante boliviano Emilio Sarmiento (43) y su compatriota el coronel Peñaranda Esprella (44), en tránsito por Villa Montes hacia el frente, nos describe este punto como un poblado de construcciones livianas, de madera o de adobe, con techos de ramas o de palmas, que estaban concentradas a lo largo de una calle única. Con los militares, se encontraban en las aglomeraciones funcionarios, docentes en su mayoría, religiosos, principalmente fraciscanos italianos, algunos «colonos», y también indígenas convertidos al cristianismo y estabilizados. Visitando el Chaco hacia 1925, de Wavrin (45) encontrará diversas estancias donde se practicaba la pequeña agricultura cerca de Charagua, ganaderos en Carandaity, y será recibido en Villa Montes en una importante propiedad agrícola otorgada en concesión a la sociedad alemana Staudt. Según sus comentarios, la mano de obra indígena era empleada en diferentes empresas, al lado de obreros y boyeros generalmente mestizos y bajo la supervisión de criollos. En la zona ocupada por los paraguayos, la población criolla o mestiza, fuera de los militares, estaba constituida esencialmente por los ganaderos, el personal de mando o de ejecución de empresas, principalmente argentinas, que explotaban el quebracho. No tenemos indicaciones sobre la importancia de esta población esencialmente agrícola, a la cual conviene agregar un puñado de misioneros protestantes de origen anglosajón instalados en el límite del Chaco Central. Señalaremos de todos modos que, según Gerville-Réache (46), la empresa argentina Carlos Casado Limitada, instalada desde 1887 en la zona boscosa y pantanosa vecina del río Pilcomayo, disponía de una concesión de 3.500.000 hectáreas con una extensión 1840 leguas de terreno, contando con seis estancias modernas entre los ríos Paraguay y Pilcomayo, cientos de boyeros para controlar las 35.000 cabezas de su propiedad pastando en 80.000 hectáreas de praderas, y 3.000 obreros trabajando con las máquinas de pulverizar el quebracho, sin mencionar el ferrocarril y las rutas de los cuales ya hemos hablado. En oposición, sin embargo, de lo que existía en la zona boliviana, esta población obrera y rural era esencialmente de estación y móvil, sin intención de fijación. Encontramos la confirmación de esto en las cifras de la población reciente de los Departamentos creados por el Paraguay al oeste del río del mismo nombre, después de la guerra. Según las ediciones de 1977
del «Atlas del Paraguay» (47) y con excepción del Departamento XV «Presidente Hayes», con 52.386 habitantes y el XIX «Boquerón», con 13.444, casi todos mennonitas, la población del Chaco paraguayo es de 14.832 personas en el Departamento XVI «Alto Paraguay», donde se sitúan las aglomeraciones de Bahía Negra y Fuerte Olimpo, para descender a 749 para el XVII «Chaco» y 174 para el XVIII «Nueva Asunción», encontrándose estos dos últimos departamentos en zona totalmente desértica del Chaco Central. A las cifras enunciadas, conviene agregar los indígenas en estado salvaje y en consecuencia no censados, que Ferreira Gubetich (48) evaluaba en 1969 en 30.000 personas. Y también algunos misioneros anglicanos que, buscando evangelizar a estos indígenas, instalarán la «South American Missionary Society» de la «Church of England» a partir de 1889 en la zona desértica de Nanawa, y los católicos, más numerosos, de la misión «María Inmaculada», que se dedicarán desde 1925 a cristianizar a los indígenas estabilizados, en la parte sudeste del territorio.
(42) Coronel Julio Díaz Arguedas: «Historia del Ejército de Bolivia (1825-1932), Editorial Don Bosco, La Paz 1971, p. 39 (43) Emilio Sarmiento: «Memorias de un soldado de la Guerra del Chaco», El Cid editor, sin , indicación de lugar ni fecha, p. 52. (44) Peñaranda Esprella, op. cit., p. 26. (45) De Wavrin, op. cit., p. 255-256. (46) Gerville-Réache, op.cit., p. 67-68. (47) «Atlas del Paraguay», Imprenta Comuneros, Asunción 1977, passim. (48) Ferreira Gubetich, op. cit., p. 58.
LAS COLONIAS MENNONITAS
Nos parece interesante extendernos un poco sobre el origen y sobre las condiciones de la presencia en el corazón del Chaco en los años que precedieron a la guerra, de una categoría social que constituye desde esa época el elemento estable de la población no indígena de la zona. Los mennonitas provienen de una secta anabaptista creada en 1536 en Holanda, por el ex sacerdote Menno Simons, de quien tomará el nombre, a fin de distinguirse de
otros grupos anabaptistas surgidos en la misma época en Europa, y más particularmente en Suiza, Prusia, Bohemia y Alsacia. Inspirándose en los «grandes reformadores» y sobre todo en Zwinglio y Calvino, la doctrina de Menno se apoya en los dos Testamentos, principalmente en el Nuevo, que considera la autoridad suprema y la fuente inagotable de inspiración, por oposición a la doctrina de la Iglesia Católica que reposa esencialmente sobre la Biblia, a la enseñanza de las Escrituras y la tradición. Su objetivo es el retorno a las formas de la Iglesia apostólica por la separación espiritual de la comunidad de los fieles del Estado que la cobija, el amor al prójimo que implica devolver bien por mal y la negativa de portar armas, de cualquier función pública y del juramento, la renuncia a los bienes terrestres en beneficio único de la comunidad, una estricta disciplina de vida, y finalmente la prohibición de cualquier acción atentatoria a la personalidad humana o a la moral. La aplicación de la doctrina de Menno, y principalmente el rechazo al servicio militar, a cualquier cargo público o al uramento, valdrá a sus adeptos sufrir, a partir de fines del siglo XIX, en ciertos países donde eran numerosos, como la Rusia zarista, Alemania imperial o el Canadá, medidas vejatorias y hasta persecución. Lo que les incitará, desde comienzos del siglo XX, a buscar principalmente en América del Sur, el asilo en el cual podrían someterse con total tranquilidad a los principios morales que guiaban su vida (49). La instalación en el Paraguay de los mennonitas ha sido objeto de un estudio del economista e historiador paraguayo Alfredo Seiferheld, en la obra que dedicó a la economía de la guerra del Chaco (50). La comunidad mennonita del Canadá, obligada por las autoridades del país al servicio militar que acababa de ser instituido, encargará en 1919 a una delegación de sus representantes estudiar en los países del Río de la Plata, la posibilidad de compras de terrenos acompañada de eximición legislativa para los principios sobre los cuales se fundaba su religión. No habiendo podido obtener un acuerdo sobre el segundo punto de parte del Brasil, la Argentina y el Uruguay, la delegación se presentará ante el representante del Paraguay en Washington, Manuel Gondra. Este aceptará aún más gustoso transmitir el pedido de los mennonitas canadienses a su gobierno, teniendo en cuenta que el mismo contaba con el apoyo del banco neoyorquino Metropolitan Phoenix and Trend Cy, que se declaraba dispuesto a financiar un proyecto referente a la instalación de 40.000 mennonitas repartidos en el mundo entero y no solamente en el Canadá. Apenas repuesto de las pérdidas territoriales y humanas causadas por la Guerra de la Triple Alianza de 1864-1870 y arruinado por la inestabilidad política que le caracterizará hasta 1920, el Paraguay aceptará, al año siguiente, la entrada en su territorio de una nueva delegación dirigida por un representante del Banco de Nueva York, a fin de negociar la obtención de exenciones después de haber estudiado en el terreno la elección de una zona de instalación de la comunidad, que el gobierno de Asunción fijará en el Chaco. Esta elección recaerá sobre una zona situada en el límite de la parte central del Chaco, a ambos lados de la ruta que llega a Asunción y a 160 km al oeste del río Paraguay, y en consecuencia más allá de la vía férrea de 145 km perteneciente a la compañía argentina Casado.
Los pedidos de exenciones y de exoneraciones de la delegación mennonita encontrarán en el Parlamento de Asunción una fuerte oposición de parte del partido nacionalista «colorado» que, no sin razón, verá en ellas un otorgamiento puro y simple de privilegios, lo que era contrario tanto al espíritu como a la letra de la Constitución del país. Sin embargo serán aceptadas gracias al apoyo de Manuel Gondra, que entretanto se había convertido en Presidente de la República, quien insistirá sobre el interés para el Paraguay de la valorización de un territorio hasta entonces abandonado. Y la ley nro. 514 adoptada el 22 de julio de 1921 por el Congreso nacional acordará a los mennonitas que se instalen, en grupo o separadamente, así como a sus descendientes, los «derechos y privilegios siguientes», retomando los términos del artículo 1 de dicha ley: - práctica de su religión sin ninguna restricción, lo que se acompañaba de la dispensa de prestar juramento ante la justicia y de la exención de todo servicio militar, tanto en tiempos de paz como en tiempos de guerra; - creación y gestión, igualmente sin restricción, de escuelas y otros centros de enseñanza de su idioma, que era reconocido como alemán; - administración de sus bienes según sus propias costumbres; - exención de todo impuesto nacional o municipal, por una duración de diez años a partir de la llegada del primer colono. Empezaron entonces las negociaciones con la Carlos Casado Ltda., para la adquisición de tierras en la zona que había acaparado la atención de la delegación. Las mismas desembocarán en la adquisición por la «Corporación Paraguaya», que era una emanación del Comité Central Mennonita, en favor de una sociedad civil encargada del reparto de tierras, el « Fürsorge Komitee», de tres extensiones de terrenos que representaban una superficie global de 56.250 hectáreas, sobre la base de un precio unitario de 12 US dólares por hectárea, terrenos que Carlos Casado había pagado a 0,75 dólares la hectárea en el momento de su instalación en 1887. Algunos años más tarde, este precio de compra unitario por un nuevo lote de 15.680 hectáreas llegará a 20 dólares la hectárea. Un primer contingente de 1756 inmigrantes canadienses que formaban 279 familias, venidos en su mayoría de los medios rurales del Saskatchewan y del Manitoba, llegará al Chaco en los últimos días de 1926. Será reforzado entre 1930 y 1932 por un segundo contingente de 2008 inmigrantes que formaban 366 familias, de un nivel intelectual y social claramente superior al de sus predecesores, que venía de Rusia pasando por Siberia, huyendo de la Revolución Bolchevique, o de Alemania (51). Las 71.930 hectáreas adquiridas por los mennonitas y que estos llamarán «la tierra prometida», serán repartidas en tres colonias. Primeramente, en el centro, la colonia «Menno» donde se instalaron los emigrados del Canadá, mientras que los venidos de Rusia o de Alemania se agruparán, en un primer momento, a ambos lados de «Menno», en la colonia «Ferheim». Cuando el número de colonos aumentará con la llegada de nuevos inmigrantes después de la segunda guerra mundial, estos recién llegados serán agrupados al sudoeste de «Mermo», en una tercera colonia creada en
1947 y que recibirá el nombre de «Neuland». Cada familia de colonos recibirá un lote de unas seis hectáreas para cultivar, y muy rápidamente nuevos poblados rurales se sumarán al centro principal de cada colonia: Loma Plata para «Mermo», Filadelfia para «Ferheim», Neu Halbstadt para «Neuland», poblados que llevaban generalmente nombres de resonancia germánica, alrededor de los cuales se constituirán pueblos de indios tobas o chulupíes, que hasta entonces habían sido nómadas. En setiembre de 1930, nos dice Seiferheld (52), existían en la parte del Chaco que estaba en poder del Paraguay, 27 aglomeraciones mennonitas, de las cuales 15 estaban pobladas por canadienses, 11 por rusos y 1 por polacos. Totalmente aislados y protegidos por la naturaleza de todo contacto con las autoridades y la población del Paraguay, los colonos mennonitas emprenderán la dura tarea de transformar el desierto donde todo estaba por hacer, en un lugar habitable por el hombre civilizado y, a pesar de las dificultades sufridas, sobre todo en los primeros años donde el número de fallecimiento será más elevado que el de nacimientos, lo lograrán gracias a su organización teocrática y colectivista caracterizada por su ardor por el trabajo. La administración de cada una de las tres colonias mennonitas es confiada a un administrador general, elegido por tres años por la Asamblea de fieles y pudiendo ser reelecto una vez, cuya misión es ejecutar las decisiones de la Asamblea, con la asistencia de un «Consejo» de cuatro miembros, respectivamente encargados de la cultura, las finanzas, las vías de comunicación y la agricultura. Al mismo tiempo, en cada colonia la vida económica y social está asegurada por una Cooperativa de la que todos los colonos son miembros obligatoriamente, a la cual corresponde tanto la ejecución de transacciones comerciales, las importaciones y las exportaciones, como la realización de las vías de comunicación entre las aglomeraciones, la gestión del hospital y de las escuelas de la colonia, y la remuneración de sus miembros entre los cuales reparte sus beneficios cuando los hay, lo que no será el caso en los primeros años de existencia de las colonias. Gerville-Reáche visitará, en su periplo por el Chaco (53), las aglomeraciones de Laubenheim, Waldheim y Filadelfia. El las presenta como comunidades de familias numerosas, regidas por Consejos de «vecinos respetables» que practican, en la oración y en la alegría, el cultivo del algodón, verduras, sorgo, maní, del que sacan un apreciado aceite, dedicándose igualmente a la avicultura y a la ganadería. También nos indica la disciplina que reinaba en las colonias hacía inútil toda autoridad, tanto es así que no se encontraban allí funcionarios de policía o de usticia. En vísperas de la guerra, la población mennonita del Chaco no alcanzaba 6000 personas. Desde entonces, según el universitario británico J. Valerie Fifer (54), habría pasado a 15.000 almas en los años 60. Esta cifra nos parece sin embargo elevada, si se la relaciona con la de 10.000 personas pronunciada por Ferreira Gubetich (55), y sobre todo aquella a la que llega el historiador mennonita Rudolf Plett que, en 1979, la establece en 9734 personas, de las cuales 6180 para «Menno», 2577 para «Ferheim» y 977 para « Neuland» (56). Valerie Fifer indica también (57) que Bolivia, igualmente por motivos de interés financiero y de valorización de las zonas abandonadas que habían guiado la política del Paraguay con respecto a los mennonitas, hará cierto número de tentativas para
atraerlos hacia su territorio, pero que todos sus esfuerzos en ese sentido terminarán en fracasos. De modo que, cuando estallará la guerra en junio de 1932, la totalidad de los colonos mennonitas se encontrará en territorio controlado por el Paraguay y en consecuencia en los puestos de avanzada, ya que Loma Plata quedaba a sólo algunos kilómetros de Isla Poí, donde se agrupará el ejército paraguayo, y algunos poblados rurales se encontrarán en el corazón del «no man's land» que separaba a los beligerantes. Apartados del conflicto por el Paraguay en virtud de los compromisos asumidos, los mennonitas no conocerán más operaciones militares que la requisición de su hospital en Filadelfia y algunas pérdidas o requisiciones de animales, por los cuales serán por otra parte indemnizados. Pero si sus principios de vida les conducirán a observar durante las hostilidades la neutralidad que ellos implicaban, no les impedirán simpatizar con la causa del Paraguay ni enriquecerse proveyendo en gran parte las vituallas de su ejército de la tierra que cultivaban.
(49) Rudolf Plett: «Presencia menonita en el Paraguay», Instituto Bíblico, Asunción 1979, p. 65 y 32-56 passim. (50) Alfredo Seiferheld: «Economía y Petróleo durante la Guerra del Chaco», Instituto Paraguayo de Estudios Geopolíticos e Internacionales, Editorial El Lector, Asunción 1983, p. 130150. (51) Plett, op. cit., p. 73. (52) Seiferheld, op. cit., p. 145. (53) Gerville-Reáche, op. cit., p. 89-97 (54) J. Valerie Fifer: “Bolivia: Land, Location and Politics since 1825” University
Press, Cambridge 1972, p. 208-n. (55) Ferreira Gubetich, op. cit., p. 353. (56) Plett, op. cit., p. 77. (57) Valerie Fifer, op. cit., p. 208.
ORIGEN Y ETIMOLOGÍA DE LA PALABRA «CHACO»
Aunque la palabra «Chaco» sólo apareció por primera vez en un acto oficial en 1608, era conocida por los españoles desde mucho tiempo atrás. El Padre Lozano, ya citado, piensa que los indios llamaban «Chacú» al producto de
sus cacerías, y que el término «Chacú» fue transformado en «Chaco» por el conquistador español (58). Esta tesis es adoptada y profundizada por el etnógrafo alemán Middendorf, autor de un «Wórterbuch des Runa Sini oder Keshua Sprache» publicado en 1880 en Leipzig, que se basa en ciertos documentos oficiales del Siglo XVI y en consecuencia de los primeros tiempos de la colonización. El afirma que los indios daban el nombre de «Chaco» a un modo de caza que consistía en agruparse y rodear las colinas, luego espantar con gritos y pedradas a los animales salvajes que allí vivían, a fin de dirigirles hacia un punto determinado, generalmente un abismo o un valle encerrado donde los animales se encontraban encerrados como en un corral y eran muertos «a bastonazos, pedradas y de otra manera» (59). Esta opinión parece verosímil, porque se sabe que en el Perú, los incas llamaban «Chaco» a las grandes cacerías colectivas que reunían de cuatro a cinco mil indios que, a partir de la táctica que se acaba de describir, llegaban según los cronistas a masacrar en un solo día de veinte a treinta mil ovejas, asegurando de tal suerte su subsistencia por cierto tiempo (60). De Gandia (61) estima que en virtud de una regla constante en la formación de palabras, el término «Chaco» terminó designando, por extensión, a la vez el lugar donde se desarrollaban las cacerías, y los indígenas que las practicaba. En apoyo de esta afirmación, invoca el número importante de tribus y de lugares del territorio de la Audiencia de Charcas y más particularmente del «Corregimiento» de Santa Cruz de la Sierra, cuyo nombre se completa con la desinencia «Chaqui», «Chacú» o «Chaco». Se refiere a tal respecto al «Catálogo» de 1644 de Francisco Lupercio de Zurbano que nombra entre las «naciones a evangelizar las de «Characú y Charare» que, según él, no son más que derivaciones de la palabra «Chaco». Es entonces lógico pensar que el término »Chaco» ha sido conocido y aplicado por los españoles desde el descubrimiento de la región que lleva ese nombre, aún si el mismo recién fue introducido en un acto oficial de la Corona, como lo hemos dicho anteriormente en 1608. En efecto, un documento redactado en Potosí y fechado el 2 de noviembre de 1592 que se titula «Probanza de servicios» de un tal Cristóbal González, declara que el «Gobernador de la Provincia de Tucumán le manda, junto con el Capitán Pedro de la Sarte, conquistar y poblar el «Chacoualando» (Chaco Gualambá) que se encuentra del otro lado del río Bermejo, cerca de la Cordillera de los Chiriguanos» (62).
(58) De Gandia, op. cit., p. 7. (59) De Gandia, op. cit., p. 8. (60) De Gandia, op. cit., p. 9. (61) De Gandia, op. cit., p. 9. (62) De Gandia, op. cit., p. 11.
ÍNDICE - Introducción CAPITULO I : Presentación del Chaco Boreal // - Localización Geográfica // Superficie // - Hidrografía y orografía // - La población indígena // - La población no indígena // - Origen y etimología de la palabra "Chaco" CAPITULLO II : Bolivia de la Colonia a la guerra del Chaco // - La época de la Colonia // - De la Independencia a la guerra del Pacífico // - La guerra del Pacífico y sus consecuencias // - De la guerra del Pacífico a la guerra del Chaco CAPITULO III : El Paraguay de la Colonia a la guerra del Chaco // - La época de la Colonia // - De la Independencia a la dictadura // - La autocracia al poder // - La guerra de la Triple Alianza // - De la guerra de la Triple Alianza a la guerra del Chaco. CAPITULO IV : Penetración e implantación en el Chaco de Bolivia y del Paraguay entre la Independencia y la guerra // - Presencia de Bolivia en el Chaco // - Presencia del Paraguay en el Chaco CAPITULO V : La búsqueda de una solución pacífica del diferendo sobre el Chaco // - Período de la negociación bilateral // - Período de la negociación internacional // - Período de la negociación supranacional CAPITULO VI : - Causa jurídica // - Causa sicológica // - Causa económica y geopolítica // - Causa sico-geopolítica // - Petróleo y guerra del Chaco.
ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA
UNA GUERRA DESCONOCIDA: LA CAMPAÑA DEL CHACO BOREAL (1932-1935) - TOMO II - ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA / EJÉRCITO PARAGUAYO DESDE LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA HASTA LA GUERRA DEL CHACO
UNA GUERRA DESCONOCIDA:
LA CAMPAÑA DEL CHACO BOREAL (1932-1935) - TOMO II ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA Traducción para este volumen CRISTINA BOSELLI - JORGE ENCISOCYNTHIA FATECHA - ANGELA FERREIRA (Bajo la coordinación de CRISTINA BOSELLI)
ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA 1999, Editorial El Lector Telefax: 498 384 (Asunción) Diseño de Tapa: Ca'avo-Goiriz Compaginación y Armado de Página: Fátima Benítez Tirada: 1.000 ejemplares ISBN 99925-51-24-0 Hecho el Depósito que marca la Ley 94 Impreso en el Paraguay - Printed in Paraguay Asunción, 1999 (386 páginas)
"UNA GUERRA DESCONOCIDA: LA CAMPAÑA DEL CHACO BOREAL (1932-1935) VOLUMEN II" ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA En este segundo volumen de su monumental tesis escrita para el doctorado en Historia Contemporánea del Instituto de Altos Estudios de América Latina de la Universidad de París III, que se publicará en siete tomos en total, el historiador
francés Ange-François Casabianca realiza un pormenorizado estudio de la historia de los ejércitos de Paraguay y Bolivia, desde su creación, hasta llegar a los albores del conflicto chaqueño. Pero si en el Capítulo VII (que abre este volumen) traza una concienzuda y medular historia del ejército boliviano de 170 páginas, es al ejército paraguayo al que, a lo largo de dos capítulos, el VIII y el IX, dedica mayor atención, desplegando su historia en más de 250 páginas. Además de narrarnos el proceso de su creación, se detiene en un pormenorizado análisis, campaña por campaña y acción por acción, de la guerra del 70, en el capítulo VIII, antes de desarrollar, en el capítulo siguiente, el último de este tomo, el proceso de renacimiento de nuestro ejército y la preparación hasta llegar a las vísperas de la Guerra del Chaco. Esta obra del profesor Casabianca es notable no sólo por su volumen, sino por tratarse de un estudio que va más allá de la simple exposición de los acontecimientos de orden militar: realiza un análisis exhaustivo no sólo de las causas y consecuencias del conflicto, sino también de sus facetas desde el punto de vista ideológico, político, diplomático, social, económico, financiero y demográfico. Eso, dentro de un siempre extraordinario rigor científico y, sobre todo, un notable equilibrio y serenidad.
ÍNDICE CAPITULO VII : Historia del ejército boliviano y su preparación para la guerra del Chaco // - De la colonia a la independencia // - Nacimiento del ejército // Primera invasión peruana (1828) // - Campaña de la Confederación (1835-1839) // Segunda invasión peruana (1841-1842) // - De tratado de Puno a la guerra del Pacífico (1842-1879) // - La guerra del Pacífico (1879-1880) // - Campaña del Acre (1899-1903) // - Reforma de la era Montes y misiones militares extranjeras // Implantación de la aviación // - De 1920 a la guerra del Chaco CAPITULO VIII : Historia del ejército paraguayo desde su origen hasta la guerra de la Triple Alianza // - De la Colonia a la Independencia // - Nacimiento del ejército // - Período de la dictadura // - Obra de Francisco Solano López // - La guerra de la Triple Alianza a) Primicias, medios comprometidos y planes b) Fase ofensiva de los paraguayos 1° Campaña de Mato Grosso 2° Campaña de Corrientes 3° Combate del Riachuelo 4° Campaña de Rio Grande do Sul
c) Fase defensiva de los paraguayos 1° Futuro teatro de operaciones 2° Reagrupamiento de los aliados 3° Desembarco aliado (4/1866) 4° Primavera y verano de 1866 5° Entrevista de Yataity Corá 6° Otoño e invierno de 1866 7° Combate de 1867 8° Forzamiento de Humaitá (2/1868) 9° Conjura contra López 10° Caída de Humaitá (7/1868) 11° Campaña de Pikysyry (1868) 12° Rodeo por el Chaco y caída de Asunción 13° Campaña de las Cordilleras 14° Último acto del drama
CAPITULO IX : El ejército paraguayo de la guerra de la Triple Alianza a la guerra del Chaco // - Postguerra y renacimiento del ejército // - Estabilización y enderezamiento (1924/26) // - Implantación de la aviación // - Intensificación del esfuerzo y crisis de 1928 // - De 1928 a la guerra del Chaco
CAPITULO IX
EL EJÉRCITO PARAGUAYO DESDE LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA HASTA LA GUERRA DEL CHACO
POSTGUERRA Y RENACIMIENTO DEL EJÉRCITO
El Paraguay saldrá de la guerra de la Triple Alianza con un territorio arrasado y en ruinas, cuyo suelo no había sido cultivado durante meses. Su población, evaluada en 1864 en cerca de 800.000 almas igualmente repartidas entre los dos sexos, había sufrido pérdidas irreparables, no tanto debido a las operaciones militares como al "genocidio" llevado a cabo en su contra por el ejército brasileño bajo las órdenes del Conde d'Eu. Sabemos que el francés Chartrain evaluó a los sobrevivientes de la tormenta en 221.079 personas, de las cuales 106.254 mujeres, 86.079 niños de ambos sexos y 28.746 hombres, estos últimos principalmente personas mayores, inválidos o ciudadanos extranjeros, lo que conducirá a un porcentaje de pérdidas de 72.50% de la población. El brasileño Chiavenatto (157) llega a cifras y tasas más elevadas, con un total de 194.000 sobrevivientes repartidos en 180.000 mujeres y 14.000 hombres, dividiéndose éstos en 9.800 niños de menos de doce años y 4.200 mayores de los cuales la mitad no tenía 20 años. Lo que proporcionaría un total de 386.000 hombres y 220.000 mujeres abatidos o muertos de hambre y equivaldría al 95.50% de la población masculina, 55% de la femenina y 75,50% de la población global. La guerra será seguida de la ocupación total del territorio, esencialmente por el ejército brasileño, pues el contingente argentino no tardará en ser repatriado. El Conde d'Eu transmitirá el 16 de abril de 1870 en Humaitá, la comandancia de las tropas a Cámara, nombrado entretanto Barón de Pelotas, y volverá al Brasil. Los últimos ocupantes no dejarán Asunción hasta el 22 de junio de 1876, luego de la firma del último de los tratados de paz con el Paraguay. Financieramente sostenida por el vencido, la ocupación brasileña será muy rigurosa y quisquillosa. El ejército intervendrá en todo dentro de la vida política de un país que no tardará en conocer la violencia entre los raros partidarios de Solano López dejados en libertad, con los antiguos exiliados o "Legionarios" que reivindicarán el poder absoluto. Es así, entre otros ejemplos, que cuando el nuevo presidente electo, Facundo Machaín, declarará el 20 de setiembre de 1870, sólo dos días luego de su elección, la caducidad del "triunvirato" colocado bajo presión de los aliados un año antes, los brasileños ocuparán militarmente la "Casa de Gobierno" y destituirán al nuevo presidente a quien reemplazará Cirilo Antonio Rivarola, antiguo combatiente del ejército de López a quien abandonará en 1867 para unirse a sus adversarios. En el campo que estamos tratando, el militar, el ocupante no ocultará jamás su voluntad de oponerse a todo reconocimiento de una fuerza armada paraguaya, llegando hasta desarmar totalmente luego de arrasar la fortaleza de Humaitá, de la que poco quedaba, luego de que sufriera el impacto de más de 20.000 granadas de las aliados durante la guerra y reservando la misma suerte a la acería de Ybycuí luego de haberla desmantelado desde su captura en la primavera de 1869. Ellos se limitarán a tolerar, para ser ayudados en el mantenimiento del orden, la existencia de una fuerza de policía de algunos centenares de hombres.
El único resultado positivo de la ocupación del Brasil será que, aunque su ejército no hará nada por oponerse a una anarquía creciente, evitará con su sola presencia la toma del poder por un "caudillo", lo que evitará al Paraguay caer en los desbordes que conocerán sus vecinos de Bolivia. Por otra parte, es cierto que esta presencia permitirá el retorno pacífico de los prisioneros de guerra y evitará como lo hemos dicho, a sus principales jefes, los generales Caballero y Delgado o a los coroneles Genes, Hermosa y Quintana, el uicio por "alta traición" que deseaba infligirles el "triunvirato". Con respecto a los prisioneros de guerra, agregaremos que el apaciguamiento de su fidelidad hacia Solano López no tardará en ganar sus espíritus y que a algunos de sus representantes de alto rango se les confiarán funciones oficiales o puestos importantes. Es así que Caballero será enviado en misión a Europa a su retorno del cautiverio y que el "legionario" Juan Bautista Gill, electo presidente en 1874 y asesinado 3 años más tarde, tendrá como secretario y hombre de confianza al Coronel Genes, héroe de los ataques y abordajes de los acorazados imperiales. A su retorno de Europa en 1873, Caballero se dedicará enteramente a la acción política creando el partido "colorado" y será Ministro del Interior en 1878, luego presidente de 1880 a 1886. Será reemplazado en la magistratura suprema por el General Patricio Escobar, otro antiguo miembro del ejército de López. Se puede situar el renacimiento del ejército paraguayo en el período que parte de 1880 y en el que el partido "colorado" se hará cargo del poder asumiéndolo en forma continuada hasta 1904. Poca cosa será hecha para el efecto en los primeros tiempos pues al país aún le faltaban hombres y, sus gobernantes, enfrascados en la "Primera Reconstrucción", debían afrontar problemas mucho más urgentes e importantes. Sin embargo, la presidencia de Caballero verá la construcción de nuevos cuarteles, hospitales reservados a los militares, la creación de "colonias" explotadas por los militares y la reinstalación de un pequeño contingente en el lejano puesto de Fuerte Olimpo, abandonado desde la guerra de la Triple Alianza. En 1888, un navío paraguayo se apoderará sin resistencia de Puerto Pacheco, edificado por el hombre de negocios boliviano Suárez Arana sobre el Río Paraguay, en los alrededores de Bahía Negra donde el Paraguay tendrá también un destacamento de tropas. No poseemos ninguna información, a falta de documentación sobre el trabajo de reconstitución del ejército entre 1880 y el final de la primera década del siglo XX, sino que a partir de los últimos años del siglo precedente y a fin de suministrar un marco válido a este ejército, el Paraguay enviará a sus mejores elementos a prepararse para sus puestos en el ejército chileno. Algunos de los participantes dejarán su nombre escrito en la historia militar, como los futuros generales o coroneles Manuel Rojas, comandante en jefe en 1931, Manlio Schenoni que será comandante en jefe, luego ministro de guerra y de la marina después de haber organizado y dirigido la Escuela Militar; Adolfo Chirife, que será igualmente ministro de guerra y de la marina antes de conducir a su país a una sangrienta guerra civil o Eugenio Garay, futuro ministro de guerra y de la marina y luego
comandante de división en la guerra del Chaco. Luego de haber servido de 1897 a 1904, estos cuatro militares irán a proseguir su preparación en Alemania, donde de 1904 a 1908 serán afectados al 8° regimiento de infantería de Coblenza. Por otra parte, los dirigentes "colorados" de la época Procederán a la recuperación de la red telegráfica en la parte oriental del país y confiarán al italiano Andrea Scala, la reorganización del arsenal de Asunción. A la primera era “colorada” sucederá la del partido “liberal” que gobernará también
sin interrupción hasta 1936. Se sabe que su presencia en el poder puede dividirse en tres grandes etapas, desde la anarquía a un estado de sitio prácticamente permanente entre 1905 y 1912, de alternancia entre crisis políticas y sublevamientos armados que desembocaran en la guerra civil entre 1912 y 1923, finalmente, la época de la estabilización seguida de una reforma bajo el impulso de Eusebio Ayala a partir de 1924. Los sublevamientos de 1908 y 1910 y las luchas fratricidas de 1912 y 1922-23, de las que ya se habló anteriormente, tendrán consecuencias por demás nefastas para el desarrollo del ejército. A inicios del siglo actual, éste no contaba más que con 1 batallón de línea y 1 escuadrón de caballería que formaban la escolta presidencial, ambos acantonados en Asunción, y las pequeñas guarniciones de los puestos del Alto Paraguay, re ocupadas en la época de Caballero. También podemos decir que el ejército paraguayo realmente comenzará a tomar cuerpo con la llegada a la presidencia, en 1906, del antiguo "legionario” Benigno Ferreira. Aunque no contaba más que con 1500 oficiales y soldados dirigidos por efes que debían sus rangos más a su sumisión hacia el poder establecido que a sus propios meritos, Ferreira no dudará en dotarlo de un Estado Mayor General, calcado del de la Prusia imperial, y de armamentos modernos. Enviará a Europa en 1908 al Mayor Duarte que, debido a que el ejército paraguayo estaba entonces totalmente germanizado en sus armas, métodos y hasta en su tenida, en Alemania procederá a la adquisición de 5000 fusiles y 4 baterías Krupp de 105 mm, habiendo estas últimas causado serios daños probablemente debidos a la falta de preparación de los artilleros paraguayos más que a los vicios de fabricación. Pero el principal mérito de Ferreira será el de haber creado, en 1906, una Escuela Militar, instalada en Asunción, que tendrá no obstante una breve existencia pues será suprimida en 1908, luego de la rebelión fomentada por el mayor Jara con el apoyo de un cierto número de "cadetes" que regresaban de Chile. El esfuerzo de organización emprendido al inicio de la segunda década del siglo XX y continuo, a pesar de las vicisitudes conocidas por el ejército, conducirá a la división del territorio en cuatro zonas o regiones militares, instaladas en los cuatro rincones del país: la 1ra. y la más importante al norte, en Concepción; la segunda en el centro, en Paraguarí para poner a Asunción y al gobierno al resguardo de toda tentativa de sedición; la tercera en el sudoeste, en Humaitá y luego en Pilar; la cuarta en el sudeste, en Encarnación, y una quinta zona teniendo como sede a Villa Hayes que se agregó luego. La defensa nacional será reforzada con la creación en 1909 de una Guardia Nacional y de un Cuerpo de Voluntarios. Al año siguiente se
dará un nuevo paso con una ley del 23 de diciembre que completará el decreto de aplicación del 14 de febrero de 1913, instituyendo el servicio militar obligatorio para todos los ciudadanos de 17 a 45 años residentes en la capital, las sedes de las zonas militares y las ciudades de Villarrica y Caazapá. Esta medida no tendrá sin embargo al menos en un primer momento, el alcance que deseaba proporcionarle la legislación, pues numerosas comisiones militares deberán ser enviadas a los centro del interior para verificar la aplicación de la ley. Esta reticencia de la población a cumplir con sus obligaciones militares podría explicar que en 1908, en la primera rebelión del Mayor Jara, que reincidirá en 1910 y luego en 1912, el ejército no pasará de 2000 hombres, principalmente repartidos entre Concepción, Asunción y Paraguarí. Sin embargo, en 1912, Jara llegará a concentrar entre Villarrica y Encarnación para marchar a la capital, 2000 hombres encuadrados en su mayoría por oficiales de carrera y hará frente a 5000 "leales" comandados por el General Patricio Escobar y el Teniente Coronel Chirife. El fracaso de Jara en mayo, en el combate de Paraguarí en el cual encontrará la muerte, traerá la depuración en gran escala de los oficiales que habían tomado partido por él, lo que reducirá los cuadros de un ejército que se había elevado a 3000 hombres, a 1 coronel, 4 tenientes coroneles y 40 mayores u oficiales subalternos, lo cual era manifiestamente insuficiente para satisfacer las necesidades. La misma insuficiencia encontraremos en el armamento de este ejército, pues la primera guerra mundial no le permitirá proceder ni a su renovación ni a su aumento. En 1920, disponía como artillería sólo de los cañones comprados a Krupp doce años antes, y su armamento individual se limitaba a 3500 viejos fusiles españoles llamados por los soldados "mata-paraguayos" debido a que eran propensos a estallar cuando eran utilizados. Estas insuficiencias no impedirán que el ejército, a iniciativa de su Estado Mayor, proceda desde la primavera de 1914, a un primer reconocimiento del territorio del Chaco entre los grados 56° y 59° de longitud oeste y hacerlo en diferentes ocasiones, especialmente en 1918 y 1919 en la zona del Pilcomayo donde instalará sus dos primeros fortines que recibirán los nombres de Dorado Nuevo y Gral. Bruguéz. Teniendo en cuenta el estado de preparación en el que se encontraba entonces el ejército, será necesario para él realizar mucho más que una primera toma de conciencia del problema que comenzaba a nacer en Bolivia, como una etapa de preparación para un eventual conflicto con esta última. Más aún porque poco después, sufrirá las consecuencias de la guerra civil de 1922-1923, en la que los oficiales de carrera tomarán de nuevo, en su gran mayoría, la posición de insurrectos. Hemos dicho más adelante que la guerra civil traerá una represión moderada, en el sentido de que ningún rebelde será condenado a la pena capital, pero sin embargo traerá la exclusión del ejército de los coroneles Chirife y Brizuela, 4 mayores y 34 oficiales subalternos. Todos elementos altamente calificados de los cuales algunos, luego de la amnistía y de obtener su reintegración en el grado, se distinguieron en la guerra del Chaco donde Brizuela comandará el III cuerpo de ejército. Por otra parte,
la guerra civil traerá la supresión de las lra., 2da. y 5ta, zonas militares que habían sido centros motores de la sublevación. (157) Chiavenatto, op. cit., 149-151
PERÍODO DE ESTABILIZACIÓN Y REFORMA (1924-1931)
Un primer esfuerzo de organización había sido hecho, poco antes de la guerra civil, por el General Schenoni que, a partir de diciembre 1922, asumirá la doble tarea de comandante en jefe y de ministro de guerra y marina. El promoverá en ese mismo año; la creación en Asunción de una unidad de ametralladoras pesadas, de una compañía de zapadores y de una Inspección de las Fuerzas del "Chaco Norte". Anteriormente, se había hecho un esfuerzo para la formación de los cuadros con el renacimiento, en 1916, de la Escuela Militar bajo el nombre de "Colegio Militar Mariscal Francisco Solano López", lo que prueba que el ostracismo hacia la persona de este último estaba ya alejado de los espíritus. Instalado en Capiatá, Schenoni se ocupará de la dirección de la reapertura en 1923, cuando será reemplazado por el Mayor Estigarribia, futuro comandante en jefe en el Chaco. De 1918 a 1932, pues será cerrado al estallar la guerra, el "Colegio Militar" verá la formación de diez y siete promociones con un total de 289 alumnos para el ejército de tierra y 10 promociones con un total de 63 alumnos para la marina (158), en las que figuran la mayoría de los jefes que se distinguirán en el Chaco. La evolución de la situación en este territorio acarreará además la creación por decreto del 27 de setiembre de 1927 de una "Escuela de Aspirantes" confiada al mayor de artillería, Camilo Recalde, que producirá entre 1928 y 1932 seis promociones con un total de 144 sub-tenientes de reserva (159); continuando su actividad durante la guerra del Chaco verá salir otras trece promociones, un millar de otros elementos del mismo grado, que serán afectados a las tropas de campaña o al estado mayor. Poco antes, un decreto del 8 de abril de 1927 había creado para la aviación una Escuela Militar de donde saldrán, de 1928 a 1930, 11 alumnos pilotos y 11 oficiales-mecánicos. Finalmente, la Escuela de Guerra será creada por decreto del 10 de agosto de 1929, quedando su dirección asegurada a partir de 1931 por una misión militar argentina que también se encargará de la escuela de aviación militar (160). Antes de enfrascarnos sobre la evolución orgánica en el curso de los años de la estabilización y reforma del ejército del Paraguay, examinaremos el intenso esfuerzo de reforma de sus cuadros que llevará a cabo en el curso de estos años con el concurso de misiones extranjeras y con el envío de sus mejores elementos a realizar pasantías en los grandes ejércitos extranjeros de la época. (158) Cnel. Luis Vittone. "La guerra del Chaco" Tomo I, p. 24-29 sin indicación del
lugar ni fecha de publicación. (159) Vittone, op. cit., p. 46-49 (160) Vittone, op. cit., p. 42-43
LAS MISIONES MILITARES EXTRANJERAS
Hasta 1914, mientras el ejército paraguayo será profundamente germanizado, apelará a Alemania para ayudarlo en su perfeccionamiento. Es así que una correspondencia a su departamento dirigida por el representante francés en Asunción, el Sr. Bélin en fecha del 6 de abril de 1913, nos hace saber que había contratado a título privado, pero para misiones que no detalla, dos tenientes alemanes: Richard Knaut, que será afectado a la I zona militar y Heinrich Knobloch a la II zona. En enero de 1914, esta vez sobre un plan oficial, el Paraguay solicitará una misión militar alemana. Comandada por el Capitán de infantería Von Scheinitz, ella estaba formada por el Teniente Von der Decken para la Infantería, el Teniente Irmer para la Caballería, el capitán Furbringer y el teniente Krempel para la Artillería; el Teniente Brever para Ingeniería y el Teniente Belgold para las armas automáticas, algunos de ellos habiendo pertenecido anteriormente a las misiones que su país mantenía en Argentina, Brasil y Chile. La misión alemana en el Paraguay se embarcará en Bremen el 4 de marzo de 1914 y será llamada de regreso el 5 de agosto siguiente con el advenimiento de la guerra mundial, por lo cual no tendrá prácticamente ninguna posibilidad de aportar la menor ayuda al ejército paraguayo. La importancia del papel jugado por Francia en la primera guerra mundial y su parte preponderante en la victoria de los Aliados, hará que el Paraguay piense en el ejército de ese país para ayudarlo en su esfuerzo para la reforma militar paraguaya. El general Schenoni llegará a un acuerdo con las autoridades francesas para el envío de una misión de siete miembros provenientes de diferentes cuerpos que llegará al Paraguay en 1926 y permanecerá hasta 1930. Incorporada el 7 de junio de 1926 al ejército paraguayo y dirigida por el Teniente Coronel de infantería Joseph Coulet, esta misión contará además con el Capitán Roulin, luego el Capitán Detelin para la Caballería, el Capitán Raoul Langlois para la Artillería, el Capitán Louis Moulin para Ingeniería, el Capitán de Intendencia Charles Bellin, el Capitán de Aviación Louis Fromont y el Subteniente mecánico de aviación Louis Pommier, todos promovidos al grado superior "Honoris Causa" en el ejército paraguayo (161). Ella será acompañada por el material de artillería y 27 aviones llegados en piezas separadas y vueltos a ser ensamblados aquí por Pommier que realizarán su primer vuelo por los cielos de Asunción el 14 de mayo de 1927 en ocasión de la fiesta nacional(162).
Debido a su composición, la misión militar francesa estará en posición, con gran satisfacción de los paraguayos, de abordar todos los campos de la actividad militar. Se la verá entonces preparar los nuevos reglamentos de instrucción para las tres armas que reemplazarán a los de origen alemán, en plena vigencia hasta ese momento, substituir como unidad de base el grupo de combate por el pelotón simple y perfeccionar los métodos de infantería, desarrollar la artillería, organizar sobre el plan de guerra los diferentes servicios anexos y de intendencia, formar pilotos y mecánicos de aviación así como operadores de radio destinados a la marina (163). Por otra parte, se inclinará muy especialmente hacia el perfeccionamiento de los alumnos salidos de la Escuela Militar y de la Escuela de Aspirantes para la creación de un "Centro de Perfeccionamiento Militar" y hacia la organización, en Asunción y Paraguarí, de sesiones regulares en las que, por grupos que no pasaban de 15 personas y en los que todos los oficiales de carrera deberán obligatoriamente participar, los oficiales de reserva podrán aprovechar la experiencia adquirida en la guerra mundial por parte de sus profesores que les harán participar de ejercicios en pleno campo, les formarán en el servicio del Estado Mayor, en el arte de la fortificación en campaña y en las tácticas defensivas adoptadas en la batalla de Verdún. También la misión militar francesa deberá el ejército paraguayo la adopción del mortero Stokes Brand, arma que revolucionará la táctica de combate de su infantería y será, en los primeros meses de la guerra del Chaco, un factor de sorpresa para un adversario que ignoraba su existencia. Una segunda misión militar francesa, igualmente de siete miembros, será enviada al Paraguay en abril de 1938 y por lo tanto luego de la guerra del Chaco. Comandada por el Teniente Coronel Petit, ella estará formada por los jefes de escuadrón Angenot, para la Caballería, y de Clermont para la Artillería y los comandantes de administración o de intendencia Barbier, Février, Mangin y Vignoles. Esta misión se dividirá luego del fracaso francés en 1940; Petit y Angenot volverán inmediatamente a las fuerzas francesas libres, mientras que Barbier, Clermont, Février, Mangin y Vignoles quedarán en Asunción hasta el desembarco americano en África del Norte en 1942, luego del cual volverán al ejército del General Giraud. Entre las dos misiones francesas, el Paraguay obtendrá, en 1931, la ayuda de una misión militar argentina encargada, como hemos visto, de la puesta en marcha de la Escuela de Guerra y del desarrollo de la Aviación. Dirigida por el Teniente Coronel Abraham Schweitzer, esta misión estará conformada por el Teniente Coronel Milán Quiroga, los mayores Lanus y Campero, el Capitán Souville y el Teniente Badaro. El inicio de la guerra, un año más tarde, hará que una única promoción de 10 miembros pueda seguir los cursos de esta misión, cuyo papel será modificado. Ella asumirá entonces, debido a las circunstancias, el doble papel de consejero militar de la alta comandancia paraguaya y de órgano de observación y de transmisión del Estado Mayor Argentino el que, aunque Buenos Aires optó por la neutralidad en el conflicto, seguirá siempre muy de cerca la evolución de la situación militar. (161) Cap. de Corbeta Juan Speratti: "Historia de la Armada Nacional (Périodo
1925-1937", Esc. Técnica Salesiana, As. 1972, p. 24-26 (162) Henri Pitaud: "Les francais au Paraguay", Ediciones Biére, Burdeos y París 1955, p. 130 (163) Zook: op. cit., p. 68
LOS BECARIOS EN EL EXTRANJERO
Una vez que las circunstancias lo permitirán y por lo tanto luego del conflicto europeo, el gobierno de Paraguay retomará aunque a un nivel más elevado, su política inaugurada a finales del siglo XIX, de enviar al extranjero los mejores elementos de su cuerpo de oficiales. Esta política ya no tenderá sólo a la búsqueda de una formación, ya que los que se beneficiaban de ella podrán ser considerados como poseedores de una excelente formación, y no se limitará a los países vecinos, pues el perfeccionamiento buscado se realizará en los principales ejércitos victoriosos en la primera guerra mundial. Francia será elegida en primer lugar para recibir a los becarios paraguayos de los cuales el más prestigioso será José Félix Estigarribia, futuro comandante en jefe en el Chaco y Mariscal. Luego de haberse formado en Chile en 1911 en el regimiento de Infantería "Buin", luego como sabemos de haber dirigido en 1923 el "Colegio Militar" que llevaba el nombre de su ilustre predecesor en el mariscalato, Estigarribia, entonces Mayor, será enviado a Francia en 1924. Luego de pasantías en el 26° regimiento de Infantería de Nancy y en el 8º de Artillería de Metz, seguirá los recursos de la escuela de guerra de 1925 a 1927 y, a su retorno a Asunción, será nombrado Jefe del Estado Mayor General. Su sucesor en este puesto en 1930, Juan Bautista Ayala, será como mayor el que recibirá la formación más completa en Francia, pues servirá sucesivamente en el 158° regimiento de Infantería de Estrasburgo en 1926, en el 28° Dragones y en el 9° de Ingeniería de Le Mans y en el 61° de Artillería en Metz, antes de entrar a la Escuela Superior de Guerra de París en 1927. El Mayor Delgado, antiguo estudiante en Chile y que comandará el III cuerpo de ejército en el Chaco, seguirá cursos en la Escuela Superior de Guerra de 1930 a 1932. El Mayor Carlos José Fernández, futuro comandante del 1er. cuerpo de ejército del Chaco, servirá en 1926 en el 94° regimiento de Infantería de Bar-leDuc, antes de ir a seguir los cursos de la Escuela de Guerra de Turín en 1927-1928, mientras que el Mayor Gaudioso Núñez que lo precederá en la dirección del 1er. cuerpo de ejército, irá a Francia de 1926 a 1929 y servirá en diferentes unidades militares. El Mayor Arturo Bray, voluntario en el ejército británico del cual saldrá como teniente durante la guerra mundial, será enviado a seguir cursos en el Centro de Estudios de Infantería de Versalles en 1927-1928. Luego de la guerra del Chaco,
seis tenientes coroneles veteranos de la misma, Francisco Chávez, Leandro González, Amancio Pampliega, Alfredo Ramos, Luis Santiviago y Jorge Thompson serán enviados a Francia a finales de 1937 a perfeccionar sus estudios y allí se encontrarán con otros doce estudiantes paraguayos. Ramos y Santiviago seguirán los cursos de la Escuela Superior de Guerra de París, Pampliega los de la Escuela de Artillería de Fontainebleau, Chávez en la de Ingeniería de Versalles y Thompson en la de Intendencia, mientras que González será alumno de la Escuela de Guerra de Bruselas. Italia recibirá en la Escuela de Guerra de Turín al Mayor Recalde en 1930, Bélgica en la de Bruselas al Mayor Irrazábal de 1930 a 1932. Finalmente, el oficial de marina e ingeniero naval José Bozzano, será enviado de 1920 a 1925 a los Estados Unidos para especializarse allí en técnicas de construcción naval y aeronáutica y será nombrado, a su retorno, Director de los Arsenales de Guerra y de la Marina. El envío de estudiantes a los ejércitos de América del Sur será igualmente llevado a cabo entre las dos guerras mundiales, pero a un nivel más reducido que anteriormente y con el objeto de iniciarlos en las técnicas modernas más que en el perfeccionamiento, pues los beneficiarios serán principalmente los que luego irán a realizar perfeccionamiento en Europa. Los más conocidos de estos becarios serán, todos para Chile, los capitanes Recalde, que irá en misión de estudios e Irrazábal, enviado al 2do. regimiento de caballería "General Baquedano", luego a la Escuela de Aplicación de Caballería de 1923-1925, el Capitán Delgado a la Escuela de Aplicación de la Infantería de 1923-1926, los capitanes de caballería Ortiz Cabral y Federico Smith a la Escuela de Aplicación de sus armas en 1930-1931, el Teniente Caballero Irala que pasará dos años en el regimiento de Ingeniería "Aconcagua" y será el fundador de tal arma en el Paraguay. Igualmente hay que agregar un número de becarios en el ejército chileno, todos los candidatos paraguayos al Cuerpo de Intendencia, comenzando por el Teniente Sampson Harrison, que reorganizará la administración militar de su país a su retorno de una beca efectuada de 1923 a 1926 y que será comandante de esa repartición durante la guerra del Chaco(164). Los becarios enviados a la Argentina provendrán todos de la Escuela Naval de Asunción o de la Escuela de Mecánicos de la Marina, en número de 30 entre 19241932, de los cuales 7 seguirán los cursos de la Escuela Naval Argentina (165), especialmente el Oficial de Marina Manuel Aponte, creador de la Escuela de Mecánica y del Cuerpo Aero-Naval de hidroaviones, que será director del Departamento de la Marina Nacional en el Ministerio de Guerra y Marina a su retorno de la beca. La política inaugurada en 1923 de envío de los mejores elementos de su ejército como becarios en los grandes ejércitos de la época permitirá al Paraguay disponer, cuando estalle la guerra del Chaco, de un cuerpo de oficiales perfectamente preparado ante los problemas que presentará el conflicto. La evolución del ejército del Paraguay en los años siguientes a la guerra civil de 1922-1923 se realizará en función de dos datos fundamentales: la revelación que había tenido hacia 1920 de la existencia del problema del Chaco y en un segundo
lugar, la decisión que tomará en 1924 de penetrar en ese territorio y establecerse allí de manera estable. Esta evolución ha sido objeto de estudio profundo del General Marcial Samaniego (166), que constituye nuestra principal fuente de información. La guerra civil de 1922-1923 dejará al país dividido con una situación económica y financiera muy grave y un ejército casi totalmente desintegrado, habiendo perdido la mayor parte de su material y de sus equipos. Ella arrastrará además la suspensión de la ocupación militar en el Chaco, iniciada luego de una misión de reconocimiento efectuada en este territorio en 1921 por el Capitán Juan B. Ayala que, al año siguiente, condujo al Ministerio de Guerra y Marina a transferir allí las tropas de la II zona militar de Paraguarí y de la III de Villa Hayes, transferencia que no impedirá el estallido de la guerra civil. La desmovilización y la depuración que seguirán a esta última, harán que el ejército sea reducido a tres batallones de Infantería respectivamente instalados en Concepción, Asunción y Paraguarí, tres escuadrones de Caballería acantonados en Cerro Torin, Paraguarí y San Ignacio de las Misiones, un pequeño regimiento "Acá Verá" de la escolta presidencial y la II batería de Artillería que mantendrá su guarnición en el "pueblo" de Cangó, hoy Gral. Artigas. No es necesario agregar que todas estas unidades estaban reducidas al mínimo de efectivos y pobremente equipadas. Al general Schenoni se le otorgará, en diciembre de 1923, el cargo de Ministro de Guerra y Marina, además del de Jefe de las Tropas leales victoriosas que ya poseía. El gobierno le encargará por decreto del 20 de abril de 1923 reconstruir el ejército levantando unidades verdaderamente operativas. Esta reconstrucción se hará con el concurso de militares de carrera tanto del reclutamiento como de los antiguos voluntarios movilizados, con excepción de los comandantes de las I, III y IV zonas militares, separadas del ejército por haber sido "cabezas" de la insurrección y oficiales que se habían adherido a este levantamiento. Schenoni comenzará por repartir las fuerzas terrestres en cuatro grandes categorías: infantería, destacamento de guarda fronteriza del Chaco, caballería y artillería, a las que se agregarán bajo su jurisdicción una flota de guerra formada por la naveescuela "Adolfo Riquelme" y los pequeños "Triunfo" y "Coronel Martínez", así como los arsenales de guerra y marina y tres establecimientos militares de formación (Escuela Militar, Escuela de Aviación, Escuela de Enfermeros y Camilleros). Luego basará su organización sobre una unidad operativa que llamará "destacamento de campaña". Tres de esas unidades serán creadas, cada una comprendiendo tres batallones de infantería, un escuadrón de caballería, una batería de artillería, un destacamento sanitario, una sección de intendencia y una unidad de transmisiones. El destacamento de guardia fronteriza del Chaco será erigido como unidad autónoma, encargada de la protección de puestos de Fuerte Olimpo y Bahía Negra en el norte del territorio y de los fortines General Bruguez y General Delgado instalados en la región del río Pilcomayo. Sobre estas nuevas bases, el ejército paraguayo contará entonces, hacia 1924, con
91 oficiales y 2154 suboficiales y soldados para sus fuerzas terrestres, efectivo muy insuficiente en lo que concierne a sus cuadros, y 39 oficiales y 227 suboficiales y marineros para las navales. Pero Schenoni establecerá, en julio de 1924, un plan mantenido en riguroso secreto que tenía en vista formar un ejército de 4000 hombres que, a sus ojos, constituirá el marco necesario para la movilización de una fuerza total de 24 a 30.000 hombres (167). Para este efecto, un decreto del 16 de octubre siguiente transformará los tres "destacamentos de campaña" en cuatro regimientos de infantería, debiendo coexistir con unidades "no-enmarcadas" que eran los elementos de infantería que formaban la guarnición, la Compañía de Ametralladoras pesadas recientemente creada en Asunción y que contaba con 50 hombres, las guarniciones de Puerto Pinasco de 75 hombres y de Fuerte Olimpo de 17 y los dos pelotones de servicios de la aviación instalados en Campo Grande (Asunción). Según el decreto, el regimiento de infantería estaría conformado por 2 batallones de infantería de 2 compañías de fusileros, un pelotón de caballería y una compañía de ametralladoras pesadas por batallón, una sección de lanzallamas, un escuadrón de caballería de tres pelotones de lanceros y un pelotón de ametralladoras, una batería de artillería de cuatro piezas, un destacamento de transmisiones con dos puestos radiotelegráficos, una sección sanitaria y una sección de intendencia. Por razones de presupuesto, de falta de material y de insuficiencia de oficiales, sólo serán constituidos 3 regimientos, enumerados del 1 al 3, en lugar de los 4 previstos. El primer RI tendrá su base en Concepción y estará formado de los 1ro. y 2do. batallones; el 1ro. en Bahía Negra para llevar a cabo las misiones anteriormente atribuidas al "Destacamento de Guardia Fronteriza del Chaco" que será suprimido, el 2do. en Concepción con la infantería y los servicios mientras que los diferentes pelotones de caballería agrupados en el 1er. escuadrón se instalarán en San Estanislao. El segundo RI tendrá su base en Asunción y estará formado por los III y V batallones, el III en Villa Hayes y en el sector del río Pilcomayo, el V en la capital para la infantería y en Paraguarí para los otros elementos. El tercer RI tendrá su base en Encarnación y, a falta de oficiales como para asegurar el total de sus efectivos, será limitado al IV batallón de sólo dos compañías de fusileros, las secciones sanitaria y de intendencia, todas instaladas en Encarnación y el 3er. escuadrón de caballería que tendrá su base en San Ignacio. El cuarto RI sólo será formado dos años más tarde, en 1926 (164) Coronel DEM Alfredo Ramos; "Semblanzas Militares", Criterio Ediciones, Asunción 1987, tomo I, passim. (165) Speratti: op. cit., p. 23-24 (166) General de Div. Marcial Samaniego: "Situación de las Fuerzas Armadas de la Nación en el Decenio de la Pre-Guerra del Chaco", boletín N° 1 de 1984-85 de la Academia de Historia Militar del Paraguay, Estudio Gráfico, Asunción 1985,
passim. (167) Zook, op. cit., p. 67
NACIMIENTO DE LA AVIACIÓN NACIONAL
Si la Argentina será la 1ra, nación sudamericana en crear, en 1910, una Escuela de Aviación Militar, el primer avión que sobrevolará el cielo del Paraguay será, en 1912, el piloteado por el francés Paillette quien, en esta ocasión dará su bautismo de aire al Presidente Schaerer. Esto decidirá, el mismo año, al mayor Chirife que era entonces Ministro de Guerra y Marina, de dotar también a su país de una Escuela de Aviación. Se lo encargará a Silvio Pettirossi, hijo de emigrantes italianos nacido en Asunción en 1887, y le concederá una beca, destinada a permitirle ir a Europa para aprender a pilotear y proceder igualmente a la adquisición, en Francia, de un biplano Farman y dos monoplanos Blériot de 50 HP, así como de las piezas de repuesto necesarias que constituirán el embrión de la futura aviación paraguaya. Llegado a Francia a finales de 1912, Pettirossi se inscribirá en la Escuela de Pilotaje creada en Reims por el Sr. Perdussim y tendrá entre sus instructores al futuro as francés de guerra, Védrines. Recibido en febrero de 1913 luego del examen de piloto con el diploma N° 1128 del Aero Club de Francia, Asunción lo nombrará subteniente destacado en servicio. Visitará luego los principales aeródromos franceses e italianos, efectuará cierto número de vuelos en territorio francés para formarse en la acrobacia aérea, hará los pedidos de equipamiento que le habían sido confiados y volverá a partir en marzo de 1914 hacia América del Sur con el francés Maurice Bequet, mecánico de formación pero además piloto diplomado, que contratará para ayudarlo en su tarea de organización de la escuela de aviación. Los dos hombres desembarcarán en abril en Buenos Aires al mismo tiempo que un monoplano comprado de Perdussim y que será montado aquí por Bequet. Con este avión Pettirossi participará en cierto número de exhibiciones acrobáticas aéreas en el Brasil y en el Uruguay, antes de ir a Chile para recibir el Farman y los dos Blériot comprados en Francia y que serán montados aquí por Bequet. Problemas mecánicos impedirán a Pettirossi llegar por aire a Asunción donde, por primera vez, el Paraguay verá la fabricación local de una hélice, lo que le permitirá efectuar, el 6 de diciembre de 1914 su primer vuelo sobre Asunción y San Lorenzo del Campo Grande. Esta actuación le valdrá ser premiado por el Aero Club del Paraguay, que acababa de ser creado, con la suma de 8000 pesos oro para comprar un avión destinado a la Escuela Militar que será bautizado "Paraguay". Lastimosamente Pettirossi no podrá ejecutar esta tarea, pues se matará el 17 de octubre de 1916 durante una prueba de acrobacia aérea en Argentina. Su muerte será un duelo nacional para el país y al retorno de su cuerpo a Asunción se le rendirán honores militares (168). Los acontecimientos de los que acabamos de hablar ampliamente harán que la escuela de aviación militar, aunque oficialmente creada por decreto del 22 de
febrero de 1923, comience realmente a tomar cuerpo a partir de 1926 bajo el impulso del Capitán-piloto Fromont y del Teniente-mecánico Pommier de la Misión Militar Francesa, que en el curso de su estadía en el Paraguay formarán 35 pilotos y 40 mecánicos, los primeros elementos del nuevo ejército del aire, instalado en Puerto Sajonia, en las afueras de Asunción. Esta arma funcionará en un primer momento con material únicamente francés llegado en el barco que transportaba a la Misión Militar Francesa y ensamblado aquí. Se trataba de 27 aparatos, de los cuales 3 biplanos de motor rotativo Gnome y Rhóne de 80 CV, 2 monoplanos Morane-Saulnier 135 con motor rotativo Clerget de 120 CV y tres monoplanos Morane Saulnier 139 con motor rotativo Clerget de 130 CV que servirán para el aprendizaje de los pilotos, así como para su iniciación en técnicas de observación, de bombardeo y de combate aéreo. El ejército paraguayo del aire estará muy satisfecho con la calidad del material suministrado por Francia, pues le solicitará luego, en 1926 y 1927, siete aviones de caza Wibault con motor Lorraine de 45 CV y siete aviones biplanos de reconocimiento y de bombardeo Potez 27 igualmente equipados con motores Lorraine que serán instalados en las bases de los alrededores de Asunción. Desde estas bases, se dedicarán a un importante trabajo de reconocimiento del dispositivo y de las comunicaciones de los bolivianos en el Chaco, antes de entrar en acción en dos escuadrillas cuando estalle la guerra. Desde el inicio de ésta, el aviador argentino Vicente Almonacid, voluntario en 1914-1918 en la aviación francesa donde servirá a las órdenes del coronel Happe y será promovido a capitán luego de haber participado en el primer bombardeo nocturno sobre Alemania, estará nuevamente como voluntario en el ejército del Paraguay y recibirá el comando de su aviación. La posición geográfica del Paraguay interesará desde el comienzo, las compañías aéreas europeas buscarán implantarse en América del Sur para proceder allí al transporte de pasajeros y carga. La predisposición de Almonacid y del aviador francés Paul Vacher permitirá a la sociedad francesa Aéropostale, perteneciente al hombre de negocios Bouilloux-Lafont, ya instalada en la Argentina, firmar con la administración de correos de Asunción el primer contrato de transporte de correos con el Paraguay y la Aéropostale creará una filial local para asegurar el transporte entre Asunción y Buenos Aires con sus aviones Latécoére. Por otra parte, el interés del mundo de la aviación por el Paraguay le valdrá ser visitado por los más grandes nombres del espacio aéreo, el Conde de Vaulx, compañero de Santos Dumont, Costes y Le Brix venidos desde Buenos Aires con el "Point d'Interrogation" luego de haber atravesado el Atlántico, y los pilotos más prestigiosos de la Aéropostale, Mermoz y Marcel Reine, Guillaumet y SaintExupéry. Estos verán en el Paraguay el lugar ideal para establecer el pivot de las relaciones aéreas entre Europa y América del Sur. Pero el advenimiento de la guerra del Chaco impedirá éste proyecto que sólo hubiera podido beneficiar al Paraguay.
(168) Mayor Leandro Aponte: "Pettirossi -Un sudamericano insuperado", Imprenta La Humanidad, Asunción 1960, passim. (169) Pitaud, op. cit., p. 149-151 (No encontrado en el texto!)
INTENSIFICACIÓN DEL ESFUERZO MILITAR
A partir de 1925, el Paraguay presidido por Eligio Ayala, emprenderá un esfuerzo considerable para dotar al ejército, cuya organización se había mejorado sensiblemente con la acción de la misión militar francesa, de los equipos que siempre había tenido en cantidad insuficiente desde la guerra de la Triple Alianza. Este esfuerzo para el equipamiento del que hemos hablado en el capítulo anterior, acarreará de 1926 a 1932 un gasto global evaluado en 4.703.733 dólares americanos o 211.321.843 pesos de la época, de los cuales, 2 millones de dólares para los años 1926 y 1927 durante los cuales se solicitarán los pedidos de 24 cañones Schneider de 75 mm, de 7 cazas Wibault y de 7 bombarderos Potez para la aviación, recibidos en 1928 como las dos cañoneras "Humaitá" y "Paraguay", solicitadas a los astilleros navales de Génova por un precio global de 300.000 libras esterlinas y enviada en mayo de 1931. Esta política de armamento acarreará igualmente la compra de 7.500 Mausers belgas de la armería de Hersthal en 1929, 2.000 fusiles automáticos Madsen y, en visperas de la guerra bajo la presidencia de Guggiari, 24 morteros Stokes-Brandt por el precio de 67.581 dólares americanos (170). El refuerzo en la organización del ejército continuará. Schenoni elaborará en 1925 un plan que aceptará Eligio Ayala y que preveía la formación, a partir de los destacamentos de campaña y reagrupando todas las unidades existentes, de cuatro "grupos de combate" de 5.820 hombres cada uno, dotados de elementos de las tres armas y de aviación. Este plan se beneficiará de una ampliación de las dotaciones presupuestarias para el ejercicio 1925/1926, lo que permitirá al ejército aumentar sus efectivos, aumentar su implantación en el Chaco donde establecerá conexiones telegráficas entre el interior y las bases de Concepción y Villa Hayes y crear, por decreto del 15 de febrero de 1925, un Servicio General de Administración y de Intendencia Militar. Los efectivos de los regimientos de infantería serán aumentados hasta 1245 hombres para el 1er. RI, a una cifra ligeramente inferior para el 2do. que será transferido de Asunción a Paraguarí, mientras que los del 3ero, quedarán sin cambios a falta de poderles asegurar el marco necesario. Por otra parte, los efectivos de la marina pasarán a 26 oficiales y 111 suboficiales y marineros para el personal de embarque y 7 oficiales y 161 suboficiales y marineros para el personal de tierra.
Un decreto del 16 de febrero de 1926 agrupará en Paraguarí los 3 escuadrones de San Estanislao, Paraguarí y San Ignacio, para formar el 1er. regimiento de Caballería "Valois Rivarola", formado por 22 oficiales, 35 suboficiales y 350 inetes que constituían 3 escuadrones y una sección montada de ametralladoras cuyo comando será confiado al mayor Irrazábal, a su retorno de una larga beca de perfeccionamiento en Chile. Las 1ra. y 2da, baterías de Artillería serán igualmente retiradas de los regimientos de infantería a los que pertenecían para formar un grupo. La compañía, de ametralladoras pesadas y la guarnición de Fuerte Olimpo perderán su autonomía, la primera siendo transferida de Asunción a Paraguarí e integrada al II/5to. RI y la segunda pasando bajo la autoridad del 1er. RI. Los destacamentos del Chaco Austral, es decir del sector del río Pilcomayo, serán separados del III/2do. RI que operaba en el mismo sector antes que, en junio de 1927, todas las unidades del Chaco con excepción de la guarnición de Villa Hayes se encuentren bajo un único Comando unido a la 5ta. región militar de Villa Hayes y teniendo autoridad sobre las tropas de Bahía Negra, Fuerte Olimpo, Puerto Casado, Nanawa y fortines del sector del río Pilcomayo. Hacia 1926, los efectivos del ejército de tierra paraguayo se elevarán a 3517 hombres, es decir 3 generales, 210 oficiales superiores y subalternos y 3304 suboficiales y soldados. Una reforma más importante será el resultado de un decreto del 28 de diciembre de 1927 y de una resolución ministerial del 17 de febrero siguiente. El primero, concerniendo sólo a la infantería, confirmará el agrupamiento del ejército en regimientos, decidirá que éstos agreguen a su número de orden un título tomado de la historia nacional y fijará las dotaciones previstas en tiempos de paz y en caso de guerra para cada regimiento. La segunda, de alcance más general, otorgará poder al ministerio de guerra y marina para repartir el personal militar en función de las necesidades propias a la jurisdicción territorial del regimiento. Los cuatro regimientos que ya existían pasarán a ser el "Dos de Mayo" para el 1er. RI de 613 hombres en Concepción que cubría los fortines desde Puerto Pinasco a Nanawa, el "Ytororó" de 855 hombres para el 2do. RI en Campo Grande (Asunción) que cubría los sectores del Confuso y del río Pilcomayo, el "Corrales" para el 3er. RI de 667 hombres con base en Puerto Guaraní y que supervisaba el sector de Bahía NegraFuerte Olimpo-Puerto Casado, el "Curupayty" para el 4to. RI de 247 hombres instalado en Encarnación. Podemos constatar que debido a la tensión que se intensificada en el Chaco, toda la infantería paraguaya a excepción del 4to. RI "Curupayty" estaba distribuida en ese territorio. La misma razón acarreará la creación, por decreto del 24 de agosto de 1928, de nuevos regimientos, el 5to. RI "Gral. Díaz" de dos batallones y una compañía fuera de rango unida al efectivo de guerra de 1001 hombres y enviada a Bahía Negra, y el 6to. RI "Boquerón" en Villa Hayes con la enviada estructura pero solamente con 604 hombres. Esta razón conducirá luego al ministerio de guerra y marina a elevar el efectivo del regimiento de Infantería a 1001 hombres para los enumerados 1 y 2; 971 hombres para aquellos 3,4 y 6 y a llevar al 1er. RC "Valois Rivarola" a cuatro escuadrones
montados y dos secciones de ametralladoras con un total de 1641 hombres. En fin, el Estado Mayor General será transferido en noviembre de 1928 de Asunción a Concepción y comenzará el envío al Chaco de refuerzos de infantería y camiones. (170) Zook, op. cit., p. 67
LA CRISIS DE 1928 Y SUS CONSECUENCIAS
La tensión siempre latente en el Chaco alcanzará una sensible intensidad con el ataque paraguayo, el 25 de febrero de 1927, del fortín boliviano Sorpresa que causará la muerte del subteniente Rojas Silva en las filas de los atacantes. Ella alcanzará su punto culminante cuando, el 5 de diciembre de 1928, el Mayor Rafael Franco y las tropas del 5to. RI "Gral. Díaz" se apoderarán en el norte del Fortín Vanguardia, habiendo Franco realizado esta maniobra sin el acuerdo de su gobierno, que lo alejará del ejército. Aparte del 5to. RI "Gral. Díaz", el Paraguay sólo disponía en esa época en el Chaco, sin haberse terminado el movimiento de sus tropas, de 677 hombres del 3er. RI "Corrales" (V y VI batallones) repartido sobre la línea Bahía Negra-Fuerte Olimpo-Puerto Casado en el sector norte, de los 613 hombres del 1er. RI "Dos de Mayo" (I y II batallones) en el centro, en los fortines de los alrededores de Nanawa y Puerto Pinasco y de los 835 del 2do. RI "Ytororó" (III y IV batallones) sobre el río Pilcomayo y Confuso al sur, efectivos netamente insuficientes para hacer frente al grueso de las fuerzas bolivianas estimado en 7000 hombres por el estado mayor paraguayo, que en represalia por el ataque del Fortín Vanguardia, se apoderarán de los fortines paraguayos de Boquerón y Mariscal López. Ante el giro que tomaban las cosas, las autoridades de Asunción decretarán, el 16 de diciembre, la movilización de los reservistas de 18 a 24 años, creará el puesto de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas que será otorgado al general de división Patricio Escobar que será asistido por el Teniente Coronel Estigarribia, nombrándose Inspector General del Ejército al viejo General de Brigada Manuel Rojas. La movilización confirmará ser un fracaso total que pondrá en evidencia las debilidades de la organización del ejército en materia de agrupamiento, de equipamiento y de encaminamiento de los reservistas que, por otro lado, sólo serán 7 a 8000 en responder al llamado en lugar de los 30.000 esperados. Esto decidirá a Escobar a contemporizar en lugar de reaccionar ante las represalias bolivianas y a prever, en caso de ataque generalizado por parte de los bolivianos, una técnica defensiva con la cual la protección del territorio nacional se realizaría a una distancia de 10 a 15 kilómetros al oeste de la orilla del río Paraguay, sobre la línea que va de Bahía Negra a Villa Hayes y Puerto Galileo sobre el Pilcomayo y reposaría esencialmente sobre los hombres a caballo del 1er. RC "Valois Rivarola" que será transferido a Riacho Negro, frente a Concepción, recibiendo la increíble misión de tener que explorar el Chaco hasta Villamontes, es decir de punta a punta.
La intervención de una comisión neutral restablecerá en el Chaco el "Statu-quoante" y traerá consigo un cierto número de medidas restrictivas en la organización paraguaya. Un decreto del 9 de enero de 1929 pondrá fin a la movilización, otro del 19 de junio suprimirá el puesto de Comandante en Jefe, el 6to. RI "Boquerón" será también suprimido y sus elementos derivados al 3er. RI "Corrales", y los cinco regimientos que continuarán existiendo se verán reducidos al efectivo de los tiempos de paz. Como lo escribirá el americano Zook, luego de Vanguardia, el Paraguay vivirá "en clima de guerra" (171). Escobar, desde la toma del Comando, solicitará, aunque en vano, la creación de seis nuevos regimientos. A pesar del riesgo de ver la situación del Chaco volverse de pronto explosiva, el gobierno se limitará en un primer momento a la formación, por decreto del 13 de setiembre de 1929, en ese territorio, de un Comando del sector norte, instalado en Pto. Casado y disponiendo de los 4to. RI "Curupayty" y 5to. RI "Gral. Díaz; que será confiada al Teniente Coronel José Sánchez con la misión de custoriar el sector de Bahía Negra-Puerto Pinasco y que vendrá a reforzar un escuadrón del "Valois Rivarola". La realización de vías de comunicación emprendida en el Chaco traerá por otro lado la instalación en Paraguarí de una nueva compañía de zapadores de la cual saldrá el 1er. Regimiento de Ingeniería "General Aquino". Las autoridades de Asunción terminarán por rendirse ante las razones del inspector general de su ejército, el General Manuel Rojas, que a instancias de Escobar no cesaba de reclamar el aumento de efectivos y de dotaciones de materiales. Un decreto del 30 de junio de 1930 hará pasar al regimiento de infantería de 2 a 3 batallones, hará reaparecer al 6to. RI "Boquerón", creará dos nuevos regimientos de infantería, los 7° RI "24 de Mayo" y el 8° RI "Piribebuy", dará el nombre de "General Bruguez" al 1er. grupo de artillería de montaña, transformará la compañía de zapadores de Paraguarí en 1er. batallón "General Aquino" y rebautizará "Tacuary" y "Capitán Cabral" al "Adolfo Riquelme" y al "Triunfo". Un decreto ulterior, del 17 de junio de 1931, creará para resguardo del sector central del Chaco, la 1ra. división de infantería (1° DI) con los tres RI: 1er. "Dos de Mayo", 2do. "Ytororó", 4to. "Curupayty" y el 1er. batallón de zapadores "General Aquino" cuya comandancia será del sucesor de Rojas en la Inspección General del Ejército, Estigarribia, que será promovido a coronel en esta ocasión y tendrá igualmente autoridad sobre las tropas de Bahía Negra y Villa Hayes, lo que le otorgará la comandancia del conjunto de tropas instaladas en el Chaco. El 16 de julio siguiente, el escuadrón del "Valois Rivarola" instalado en Riacho Negro y el que fuera afectado al 4to. RI "Curupayty" serán agrupados para formar el 2do, regimiento de Caballería "Coronel Toledo", que será confiado al Mayor Tranquilino Ortiz Cabral e inmediatamente enviado a Puerto Casado para reforzar el primer DI. Schenoni que, había retomado el Ministerio de Guerra y Marina en 1929 luego de haber realizado la compra de materiales en Europa aprobada por Eligio Ayala, encargará en 1931 a su nuevo Jefe de Estado Mayor General, el Teniente Coronel Juan B. Ayala, diplomado de la Escuela de Guerra Francesa, establecer un profundo plan de exploración del Chaco y consolidar la posición del Paraguay en ese
territorio. Ayala se consagrará con entusiasmo a esta tarea que traerá consigo la ejecución, en el Chaco, de un vasto programa de conexiones terrestres y radiotelegráficas entre los fortines y las bases, construcción de depósitos de víveres y municiones, reservorios de agua potable y de cuarteles, ya detallado anteriormente, siendo el único punto de su programa que no fuera llevado a cabo por razones de presupuesto el que contemplaba la construcción de una vía férrea Villa Hayes-Nanawa que habría facilitado ampliamente el transporte de las tropas. El jefe del Estado Mayor General presentará además un plan de adquisición de materiales de guerra permitiendo la puesta en marcha de 4 divisiones de infantería y una de caballería con un total de 45.000 hombres así como de organización de la retaguardia, pero por razones de presupuesto este plan será progresivamente reducido a 20.000, luego a 15.000 y finalmente a 10.000 hombres antes de terminar "guardado en el cajón". Hasta el estallido de la guerra, las unidades de infantería paraguaya contarán con los mismos efectivos que en tiempos de paz. 700 hombres para un regimiento de dos batallones, una compañía de ametralladoras pesadas de cuatro piezas, una sección de morteros de tres piezas y las secciones de sanidad e intendencia, estando constituido cada batallón de dos compañías de fusileros dotadas de 12 fusilesametralladoras. El regimiento de caballería contará con 350 hombres, formando 2 escuadrones de hombres a caballo dotados de 4 fusiles-ametralladoras, un escuadrón de ametralladoras pesadas de 4 piezas y un mortero y las secciones sanitaria y de intendencia. El único grupo de artillería contará con 150 hombres para sus dos baterías de 4 piezas cada una. Finalmente, el único batallón de ingeniería existente sólo contará con 75 hombres repartidos en 3 compañías, una de pontoneros, una de peones camineros y una ferroviaria pero estas compañías serán rápidamente aumentadas al doble en efectivos con el objeto de transformar el batallón en regimiento. Sobre estas bases, el ejército de tierra y las fuerzas navales del Paraguay aumentarán en junio de 1932 a 300 oficiales y 4300 suboficiales y soldados (172). Es en esta misma época que un destacamento boliviano que operaba en el Chaco Central, alcanzará el vasto casco de agua llamado "Gran Lago" bautizado "Laguna Pitiantuta” por los paraguayos y sacara su pequeña guarnición. Este será el origen de una guerra que no sorprenderá el Estado Mayor de Asunción pues sabía que era ineludible luego del problema del Fortín Vanguardia. Luego del ataque de la Laguna Pitiantuta, el Paraguay no tenía en el Chaco para hacer inmediatamente frente más que suprimir de la 1ra. DI (Coronel Estigarribia), creada el año anterior y no disponiendo más que de dos de los tres regimientos que le habían sido afectados, el 2do. RI "Ytororó" (Mayor José Vera) y el 4to. RI "Curupayty" (Mayor José A. Ortiz). Las disposiciones tomadas por el Teniente Coronel Juan B. Ayala permitirán reforzarla, en los días que seguirán, con el 2do. RC "Coronel Toledo" (Mayor Ortiz Cabral) enviado de Paraguarí y con el 1er. batallón de ingeniería "General Aquino" (Capitán Basiliano Caballero Irala), que se encontraba en Isla Poi y por lo tanto en el sitio. Las mismas disposiciones permitirán, con el arribo de los movilizados, poner rápidamente en pie otras 2
divisiones de infantería, la 2da. DI (Teniente Coronel Gaudioso Núñez) en Concepción con el 1er. RI "Dos de Mayo" (Mayor Paulino Antola) para cubrir la zona de Nanawa, el 3er. RI "Corrales" (Mayor José D. Melgarejo) y el 1er. RC "Valois Rivarola" (Teniente Coronel Manuel García de Zúñiga) proveniente de Paraguarí por una parte y, por la otra, el 3er. DI (Teniente Coronel José J. Sánchez) en Bahía Negra con el 5to. RI "General Díaz" (Teniente Coronel Félix Cabrera) que mantenía la guarnición de Bahía Negra, el 8° RI "Piribebuy" (Mayor Mario López Decoud) y el 3er. RC "Coronel Mongelós" (Mayor Federico Smith) que será constituida en un tiempo récord; todas estas diferentes unidades siendo comandadas por oficiales que jugarán un importante papel en la guerra. Además, el Paraguay podía igualmente disponer en forma inmediata del 1er. Grupo de Artillería "General Bruguez" instalado en Concepción, de dos escuadrillas de aviones Potez y Whibault concentradas en los alrededores de Asunción, y del conjunto de su Marina de Guerra que comprendía un batallón de fusilerosmarineros más tarde transformado en 1er. regimiento de infantería de marina "Riachuelo", una compañía de ametralladoras afectada a la defensa costera, la cañonera "Tacuarí" y los avisos "Capitán Cabral" y "Teniente Herreros", a los que vinieron a agregarse las cañoneras "Humaitá" y "Paraguay" y dos hidroaviones comprados en Italia y recibidos en mayo de 1931. El conjunto de estas fuerzas alcanzará un total de un poco más de 10.000 hombres suficientes para oponerse a los 7000 bolivianos que operaban en el Chaco en primera línea. (171) Zook, op. cit., p. 67 (172) Mayor Antonio González: "La guerra del Chaco", Sáo Paulo 1941, sin indicación de editor, p. 17.
PREPARACIÓN DE LA GUERRA
Es casi un hecho que el Paraguay al igual que Bolivia no considerarán, durante años, la posibilidad de recurrir a las armas por la posesión del Chaco. Por otra parte, es no obstante cierto que Bolivia se preparará para esta eventualidad antes que el Paraguay. Pero estas dos verdades no nos impedirán seguir integralmente la tesis de numerosos autores paraguayos, especialmente el Mayor Antonio E. González a quien debemos uno de los mejores estudios de la guerra del Chaco (173), tesis que retomará el norteamericano Zook, para quien el Paraguay entrará en esta guerra sin la menor reparación previa. El esfuerzo de organización de su ejército, cumplido por la misión militar francesa de 1926 a 1930 y luego por su homóloga argentina; el de equipamiento, a partir de 1926 bajo la presidencia de Eligio Ayala y luego bajo la presidencia de Guggiari hasta el momento de la guerra, son algunos los argumentos que se pueden contraponer a esta tesis de falta de preparación. Es por esto que nosotros estimamos
que el Paraguay ira a las armas preparado para un conflicto, del que hemos dicho que las altas autoridades militares lo juzgaban un hecho desde 1926 y que si esta preparación no hubiera existido, no hubiera podido, a pesar del valor de sus soldados y de la competencia de sus jefes, obtener los triunfos que serán suyos desde el inicio de las hostilidades. En lo que a nosotros concierne, el único punto de incertidumbre es saber si su preparación para la guerra será superior o inferior a la de su adversario. Como lo hemos hecho con respecto a este último, examinaremos el estado de preparación del Paraguay desde el cuádruple punto de vista del territorio en el que su ejército deberá combatir, de los hombres con los que estará formado, de los medios puestos a su disposición y/o de los planes considerados por el Estado Mayor General. (173) Mayor Antonio González: "La guerra del Chaco", Sáo Paulo 1941, sin indicación de editor, p. 17.
EL TERRITORIO
El sector en el cual actuará el ejército paraguayo en los primeros meses de la guerra, será la zona de 250 a 300 kilómetros de extensión partiendo de la orilla del río Paraguay en dirección oeste, que ha sido descripta bajo el nombre de "zona fluvial oriental" en nuestra presentación del Chaco. Se trata de una inmensa llanura de 100 a 200 metros de altitud, sembrada de bosquecillos o “islas” y de vastos
palmares, rica en pasturas y en plantación de quebracho que hacen de ella una región ganadera cuyo subsuelo está provisto de agua fresca y sabrosa proveniente de fuertes lluvias anuales como de esteros, lagunas y arroyos formados por el río Paraguay en el momento de las crecidas. En el borde oriental de esta zona, existían poblaciones más o menos importantes entre las que, desde el punto de vista estratégico, las principales eran, de norte a sur, Bahía Negra, Puerto Casado, Villa Hayes. Ellas constituían otras tantas bases de partida hacia el interior del Chaco, desde Bahía Negra hacia los fortines Galpón al noroeste y Coronel Bogado al suroeste; desde Puerto Casado hacia los fortines Toledo y Corrales al oeste y Falcón y Boquerón al suroeste; desde Villa Hayes y sus antenas avanzadas de los fortines General Bruguez y General Delgado hacia el norte-nordeste y Nanawa. El Chaco oriental disponía en esa época de una red de 1500 kms de caminos principales, construidos por el ejército bajo impulso de Estigarribia y de Juan B. Ayala o de las empresas privadas de la zona. Al norte, los de 60 y 40 km respectivamente uniendo Bahía Negra con los fortines Galpón y Coronel Bogado y el de 150 km que iba de Fuerte Olimpo al fortín Mayor Torres.
En el centro, el de 300 km que partía de Concepción alcanzando en los bordes de la zona desértica del Chaco Central, la misión evangélica de Nanawa. Al sur, el camino de 350 km que iba de Villa Hayes al Fortín General Delgado y a Nanawa concluyendo en el Fortín Falcón (174). Esta red interna, la mayoría de las veces formada por vías inaccesibles a los vehículos, era completada por un conjunto de vías férreas, todas construidas por sociedades extranjeras instaladas en el Chaco. La vía férrea principal, de la que ya hemos hablado, era la de la compañía argentina Carlos Casado Ltda., teniendo su punto de partida en Puerto Casado y un recorrido de 160 kilómetros en dirección oeste, la cual, en el km 145, se encontraba con la ruta transversal proveniente de Isla Poí en dirección a los fortines Boquerón, Toledo y Corrales y a las colonias mennonitas. La línea de Puerto Casado jugará un papel de gran importancia en el transporte de los refuerzos, del reabastecimiento y en la evacuación de los heridos y prisioneros en el curso de los dos primeros años de la guerra. Las otras vías férreas del Chaco, de longitud menor y partiendo respectivamente de Puerto Pinasco, Puerto Sastre y Puerto Guaraní, serán igualmente utilizadas durante la guerra. La futura zona de combate en la cual, como hemos visto, la 1ra. DI de Estigarribia estaba instalada antes de las hostilidades, se encontraba, en línea recta, de Asunción y de Concepción, que serán los principales centros de concentración de los convocados, no más que a unos 300 y 200 kilómetros hasta el puerto de desembarque elegido y podía entonces ser alcanzada vía fluvial en unas 36 horas desde la capital y en menor tiempo desde Concepción. Del Río Paraguay al punto de encuentro en el Chaco, entre los cuales el principal será Isla Poí, el soldado paraguayo tendrá todavía unos 150 kilómetros a recorrer, efectuados a menudo por vía férrea pero también a tracción animal, medios que serán utilizados para el transporte de municiones y de víveres durante la batalla de Boquerón. El acceso al Chaco será pues mucho más fácil para el ejército paraguayo que para el boliviano. Recordemos que este último, para llegar a él, tendrá primeramente que pasar por lo que en un principio eran simples caminos de mulas, un recorrido topográficamente difícil que varía entre 750 y 120 kilómetros para alcanzar el límite oriental del Chaco, luego 200 a 300 kilómetros para alcanzar el teatro de operaciones. Así, el traslado desde el punto de movilización al frente exigirá 60 a 90 días para el soldado boliviano contra sólo 10 a 30 días para el soldado paraguayo, ventaja de la que sabrá sacar provecho el Estado Mayor Paraguayo. Otra ventaja para el Paraguay residirá, al menos en los dos primeros años de la lucha, en el hecho de que los soldados operarán en región llana, en condiciones naturales y con un clima al cual estaban habituados. No ocurrirá evidentemente lo mismo con el soldado de raza aymará o quechua que será trasladado de la altura y el frío de la alta meseta del Altiplano al fuerte calor de las llanuras bajas. (174) González, op. cit., p. 25-26
LOS HOMBRES
El pueblo paraguayo constituye un grupo étnico que, luego del acertado mestizaje, ha sido siempre más homogéneo que el formado por el pueblo boliviano, fuertemente impregnado, en el momento de la guerra del Chaco, de una diferenciación entre las clases sociales. Diferenciación prácticamente inexistente en el Paraguay, lo que le permitirá a su ejército formar un cuerpo netamente más "democrático" que el de su adversario. Este carácter democrático ya se había manifestado durante la guerra de la Triple Alianza donde, entre otros ejemplos, un hombre como Caballero la iniciará como simple soldado y la terminará como general. Por naturaleza, el paraguayo es poco militarista, pues es profundamente individualista pero, proviniendo de una raza guerrera, puede fácilmente transformarse en militar. Resistente, fuerte para el trabajo y sobrio pues generalmente proviene de un medio rural, a veces tal vez le faltará cultura en el sentido propio de la palabra pero, en ningún caso, inteligencia natural ni espíritu de iniciativa, cualidades que demostrará en la guerra del Chaco como lo había hecho en la de la Triple Alianza. Por otra parte, el hecho de pertenecer a una nacionalidad bien definida que se ha visto fortificada con el correr de los siglos, nacionalidad de la que se siente orgulloso con justicia, determinará en él un patriotismo feroz que, al igual que sus precursores, lo hará adherirse sin restricción a la defensa de la patria cuando ésta se vea amenazada. De tal modo que cualquiera que fuese su rango en la jerarquía, el combatiente paraguayo del Chaco se revelará como un soldado sin par, lo que constituye una tradición en su historia nacional. Desde su arribo a la cabeza del Estado Mayor General, nos dice el Mayor González (175), el Teniente Coronel Juan B. Ayala hará proceder a un estudio profundo del potencial humano con el cual podía contar en caso de acontecimientos irreversibles. Este estudio alcanzará a un total de cerca de 150.000 hombres, con exactitud 148.000 que se repartían en la siguiente forma: - 300 oficiales activos, 150 para el ejército de tierra, 80 para la marina y 70 para los servicios auxiliares, ninguno de ellos contando con diploma del Estado Mayor, los dos tercios provenientes de la Escuela Militar y el último tercio de los cuerpos de tropa; - 300 oficiales en retiro o de reserva, 100 de ellos recibidos en la Escuela Militar o proveniente de cuerpos de tropa, los demás de los cursos acelerados o de tres meses de la Escuela de Aspirantes; - 200 suboficiales de los cuales el 60% poseía poca instrucción o era analfabeto,
todos formados en los cuerpos de tropa o en la policía sin una real preparación; - 4000 conscriptos, bajo bandera en 1931; - 25 000 reservistas; - 120 000 hombres en edad militar y por lo tanto movilizables, de los que una gran parte será formado luego de la visita de incorporación. Este cuadro, tal vez voluntariamente oscurecido por el autor, no nos parece totalmente creíble. La afirmación según la cual ni un oficial activo era diplomado del Estado Mayor es contradictoria con las indicaciones del párrafo que hemos consagrado al envío al extranjero de becarios con miras a perfeccionar sus conocimientos profesionales. Es indudable que, entre los oficiales en actividad en 1931, al menos el Coronel Estigarribia, los tenientes coroneles Juan B. Ayala, Delgado y Recalde, los mayores Carlos José Fernández e Irrazábal habían seguido, en Bruselas, París o Turín, los cursos de la escuela superior de guerra, lo que automáticamente les daba, al menos en lo que concierne a Francia, el título de diplomado del Estado Mayor. Por otra parte, la Misión Militar Argentina había organizado una Escuela Superior de Guerra que sólo existirá un año, pero de la que se puede lógicamente pensar que se consagrará a la preparación, a un nivel elevado, de los cuadros y que lo mismo sucedía en las sesiones regulares a las cuales todos los oficiales de carrera debían participar, en el "Centro de Perfeccionamiento Militar" de la Misión Militar francesa. La guerra demostrará además que la formación de los oficiales paraguayos, activos o de reserva, a todo nivel, estaba lejos de ser superficial, pues, el manejo de los hombres no se improvisa. Durante la guerra en la que participarán más de 120 000 de esos conciudadanos, el Estado Mayor Paraguayo pondrá en funcionamiento las nuevas grandes unidades siguientes: - 3 Cuerpos de Ejército, I,II y III a los cuales se agregará hacia el final, un Cuerpo de Ejército de Reserva; - 6 divisiones de infantería enumeradas del IV al IX; - 13 regimientos de infantería; 9° "Ytá Ybaté", 10° "Sauce", 11° "Abay", 12° "Rubio Ñú", 13° "Tuyutí", 14° "Cerro Corá", 15° "Lomas Valentinas", 16° "Mcal. López", 17° "Yataity Corá", 18° "Pitiantuta", 19° "Gral. Escobar", 20° "Acá Yuasá", "Batallón 40"; - 7 regimientos de caballería: 4° "Acá Carayá", 5° "Acá Verá", 6° "Gral. Bernardino Caballero", 7° "Gral. San Martín", 8° "Gral. Duarte", 9° "Capitán Bado", 10° "Coronel Oviedo"; - 3 grupos de artillería: 2° "Gral. Roa", 3° "Cnel. Hermosa", 4° "Mayor Alberto
Zayas"; - 3 regimientos de ingeniería: 2° "Gral. Genes", 3° "Tte. Pereira", 4° "Aquidabán", que se agregarán al batallón de zapadores transformado desde el inicio de la guerra en el primer regimiento "Gral. Aquino"; (176) - 2 escuadrillas de aviación, una de caza y la otra de reconocimiento y bombardeo; - 1 regimiento de fusileros-marineros, el 1° "Riachuelo". A la cifra citada más arriba de 120 000 participantes paraguayos en la guerra se agregará cierto número de extranjeros, todos voluntarios contrariamente a lo que sucederá en el ejército boliviano, donde los combatientes de nacionalidad extranjera serán casi todos oficiales, sobre todo chilenos comprometidos por contrato. Los voluntarios extranjeros del ejército paraguayo más numerosos serán los argentinos, oficiales retirados o de reserva como Almonacid, ciudadanos argentinos que vivían en Paraguay o civiles provenientes de la provincia limítrofe de Entre Ríos. Estos últimos, excelentes jinetes de profesión, serán ante todo incorporados al 40 RC "Acá Carayá" en su mayoría, luego agrupados en el seno de una nueva gran unidad de caballería, el 7° RC al cual se le dará en su honor el nombre de "Gral. San Martín" y cuyo comandante será uno de sus compatriotas, el Mayor Domingo Aguirre. Se puede igualmente citar entre los voluntarios al hombre de Estado uruguayo, Luis Alberto de Herrera con cuyo nombre se llamará a un fortín y a una calle de Asunción o al norteamericano Philip De Ronde, coronel retirado del ejército de los Estados Unidos y único voluntario de este país a nuestro conocimiento, cónsul del Paraguay en Nueva York durante 25 años, nombrado teniente coronel HC y comandante segundo del 4° RC paraguayo "Acá Carayá" que ha dejado un libro sobre los recuerdos de campaña (177) y al diplomático chileno Gonzalo Montt Rivas que estará a la cabeza de una batería en la batalla de Nanawa. Finalmente, el Paraguay tendrá en sus filas a rusos blancos a los cuales nos hemos referido evocando la actividad en el Chaco de su representante más prestigioso, el General de División HC Juan Belaief, ex combatiente al lado de Denikine y de Wrangel de la guerra civil rusa, la que terminará como General de Brigada e Inspector General de la artillería blanca. Belaief estará en Paraguay a fines de 1924. Schenoni lo incorporará inmediatamente manteniéndole el grado, al mismo tiempo que a otros once antiguos oficiales y técnicos de origen ruso y lo enviará al Chaco con la misión de ganarse a los indios salvajes para la causa del Paraguay, explorar la región que era entonces prácticamente desconocida y descubrir los fortines bolivianos avanzados. Seguidamente, con el Capitán Emil Serebriakof y el Subteniente Aleksandre von Eckstein, también rusos, Belaief se lanzará a la exploración del Chaco Central dónde a comienzos de 1.931, descubrirá un importante manto de agua llamado "Gran Lago", más tarde bautizado "Laguna Pitiantuta". (178). Cuando la guerra estallará, Belaief invitará a los hombres de la pequeña colonia blanca de Asunción en edad de portar armas para servir a la causa del país que los había acogido. Su llamado será escuchado por 24 de ellos que llegarán a ser oficiales y varios darán su
vida por el Paraguay.
(175) González, op. cit., p. 16-17 (176) José Carlos Marcet: "Antecedentes, desarrollo y resultados de la guerra del Chaco", Ediciones Comuneros, Asunción 1974, p. 77-88. (177) Cnel. Philip De Ronde; "Paraguay, una pequeña nación valiente", GP Putnam's Sons, N. York 1935. (178) Coronel H.C. Alexandre von Eckstein: "Pitiantuta", Publicaciones de las FF AA. de la Nación, Asunción, 1986.
LOS MEDIOS
Hemos visto anteriormente que, durante largo tiempo, todas las dotaciones del ejército paraguayo no bastarán para cubrir las necesidades del servicio en tiempo de paz. Es así que durante años, la artillería se limitará a 6 cañones Vickers y 6 cañones Krupp modelo 1907 de 75 mm que serán sin embargo transportados al Chaco y allí terminarán una carrera de cerca de 30 años, y la infantería no contará más que con 12.000 fusiles "mata paraguayos". Pero este estado de cosas será remediado por el intenso esfuerzo realizado a partir de 1926 y continuado hasta la guerra, con miras a dotar al ejército de un armamento suficiente para poder afrontar cualquier eventualidad. Entre 1926 y el ataque a Pitiantuta, sólo en lo que respecta a materiales de armamento, el Paraguay recibirá del exterior 17.363 fusiles y carabinas Mauser 1927 de 7,65 mm, seguidos de otros 10.000 luego del inicio de las hostilidades, 506 ametralladoras y fusiles ametralladoras daneses Madsen de 7,65 mm., 32 ametralladoras pesadas Colt de 7,65 mm., 37 ametralladoras Colt de defensa antiaérea, 100 ametralladoras Maxims, 304 revólveres Browning de 9 mm, producidos por la fábrica belga de Herstal, 24 morteros Stokes-Brandt, 24 cañones Schneider de 75 mm y 8 de 105 mm, 37.574.000 cartuchos para armas individuales y 9800 granadas de mortero, 2 cañoneros y 3 "chatas", 8 aviones de caza Wibault, 7 Potez de reconocimiento y bombardeo, 3 aviones de la escuela Morane-Saulnier y 2 hidroaviones Savoia y Cant con sus morteros de recambio, material de transmisiones y de fotografías aérea, a los que se debe agregar 70 camiones y 75 carros de transporte montados o fabricados en el país (179). A este armamento de importancia nada despreciable, se agregará en el curso de la guerra nuevas adquisiciones del exterior ante las cuales la Argentina cerrará los ojos, a pesar de su posición neutral, y los materiales capturados a los bolivianos en el campo de batalla y reparados en los talleres de los arsenales para seguir funcionando. Los materiales capturados se elevarán a 25.000 fusiles, 250 ametralladoras pesadas,
1400 ametralladoras livianas, 600 fusiles-ametralladoras, 75 morteros y alrededor de 20 millones de cartuchos y 15.000 granadas de mortero (180), lo que permitirá renovar una parte importante del stock. Como ya lo hemos hecho para la armada boliviana, examinaremos lo que pasará en el momento de la guerra para su adversario y las dos grandes categorías de medios con los que éste contará, por una parte los materiales y por la otra los servicios auxiliares.
(179) General Marcial Samaniego: "Las fuerzas armadas de la Nación en el decenio de la preguerra del Chaco a la Victoria de Boquerón", Imprenta militar de las FF AA., Asunción, 1979, P.100-108
ARMAMENTO INDIVIDUAL
Los oficiales serán dotados en ciertos casos de pistolas Mauser, Colt o Browning y en otros de revólveres Smith & Wesson, cada uno recibiendo además, una pistola de alarma. La tropa se repartirá 2500 Mauser chilenos 1895 de 7 mm. y 1500 Mauser 1907 que serán atribuidos a la guarnición de Bahía Negra y que equiparán igualmente a los 4to. y 5to. RC "Acá Carayá" y "Acá Verá" antes de ser rápidamente puestos fuera de uso y retirados, 11.000 Mauser modelo 1927 de cañón largo de la fábrica de armas de Oviedo y 7.500 Mauser modelo 1930 fabricados por Herstal, estas dos categorías de Mauser, de excelente funcionamiento.
ARMAS AUTOMÁTICAS
Los oficiales utilizarán principalmente la pistola-ametralladora Steyr-Solothurn S 1100. Las ametralladoras, en número de 425 al inicio de la guerra, serán de 8 tipos diferentes, Colt MG 38, Vickers, Vickers Maxim y Maxim chilena para las pesadas, Madsen, Vickers Berthier y Brno para las ligeras, Schmeisser VPK para los fusiles ametralladoras. Las más corrientes serán las ametralladoras danesas Madsen 1926 con 250 piezas y las Colt MG 38 con 32, a las cuales se debe agregar 24 morteros Stokes-Brandt modelo 1929 de 81 mm, todos en perfecto estado. Como ya lo hemos dicho a propósito del ejército boliviano, la bala "dum-dum" sólo hará una breve aparición durante las hostilidades, pues los dos campos renunciarán
voluntariamente a su utilización.
ARTILLERÍA
El ejército paraguayo debutará en la guerra con 14 cañones Vickers modelo 1907 de 75 mm. desprovistos de mira, lo que les volvía no aptos para el servicio, un cañón Vickers modelo 1907 de 76 mm. para la marina, 7 cañones Krupp modelo 1907 de 75 mm. sin lente pero utilizables y, en perfecto estado, 24 cañones Schneider modelo 1927 de 75 mm., 8 Schneider modelo 1927 de 105 mm., 6 Armstrong de 76 mm. y cañones antiaéreos Semak cuyo número ignoramos. Los cañones Schneider formarán tres grupos de dos baterías cada uno y constituirán la artillería de los tres cuerpos del ejército, los seis Vickers de montaña un quinto grupo, los Krupp un grupo autónomo que será utilizado en función de las necesidades del momento, mientras que de los 8 Vickers de marina, 5 de ellos constituirán la fuerza de defensa del punto estratégico de Bahía Negra, los tres restantes siendo montados sobre los "avisos" "Tacuary" y "Capitán Cabral", mientras que los 6 Armstrong asegurarán la defensa de Fuerte Olimpo.
LANZALLAMAS Y TANQUES
No nos ha sido posible verificar si el ejército paraguayo dispondrá en el curso de la campaña de uno o de otro de estos medios de combate. Recordamos, por otra parte que, lo mismo que su adversario, se abstendrá de recurrir al empleo del gas químico.
MUNICIONES
El ejército dispondrá al inicio de 70.000 cartuchos para Mauser chileno 1895, 1.000.000 para Mauser 1907, 23.500.000 para los otros fusiles y las diferentes categorías de ametralladoras, 9800 granadas para los cañones Schneider, 4400 para los Krupp y los Armstrong, 2000 para los Vickers y 2400 granadas de mortero (181).
DIVISIÓN MILITAR DEL TERRITORIO
La relativa proximidad del teatro de operaciones en los primeros años de la guerra, hará que el Paraguay no siga el ejemplo de Bolivia que, como hemos visto, dividirá su territorio en tres zonas sometidas, cada una, a la autoridad militar. El Paraguay será, una vez declarada la movilización, dividido en dos zonas que, por otra parte, correspondían a su aspecto geográfico. Por un lado, del Río Paraguay hacia el este, una "Zona Interior" donde se encontraban la totalidad de los departamentos que formaban entonces la república, cuyas capitales serán otros tantos centros de movilización pero que, por lo demás, continuarán dependiendo de la autoridad civil. Por otro lado, del Río Paraguay hacia el oeste y consecuentemente englobando sólo el Chaco, una "Zona de Operaciones", poco poblada además de las tropas que allí se encontraban y que serán enviadas, zona que estará bajo la autoridad única del Comandante del Ejército en Campaña. Conviene señalar de paso que, contrariamente a Bolivia donde el presidente Salamanca chocará desde el principio con sus comandantes del Chaco debido a una tendencia bastante fuerte de interferir en sus responsabilidades, la cohabitación del poder civil con la autoridad militar funcionará en el Paraguay de manera satisfactoria durante toda la guerra, pues los dos responsables sabrán situarse en sus esferas de acción respectiva. Por su comprensión y coordinación de la política de guerra y de la estrategia superior, la acción del binomio Eusebio Ayala- José Félix Estigarribia recordará la del binomio Bismarck-Von Moltke en la guerra franco-prusiana de 1870-1871. Siendo Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas en virtud de la Constitución, el Presidente Eusebio Ayala, a pesar de inclinarse hacia una solución negociada del conflicto, dejará las manos libres en el plano militar al Comandante del Ejército en Campaña. Su principal preocupación, además de aquellas relacionadas con la política extranjera, será entonces organizar la "Zona Interior" con el objeto de asegurar no sólo la vida de la población civil sino además las necesidades de todo orden de su ejército. Poco antes de la llegada de Eusebio Ayala a la presidencia, el 26 de julio de 1932, una "Dirección General de Economía y Abastecimiento" había sido creada con la misión de movilizar las múltiples y dispersas fuerzas económicas del país y de mantener y, si fuera posible, elevar, a pesar de la falta de mano ocupada por la movilización, el nivel de productividad especialmente en el campo de la agricultura y de la ganadería. Esta primera medida de carácter estrictamente económico, será seguida, igualmente en julio, de la reconstitución pues ya había existido en el momento de la movilización de 1928, de una "Junta Nacional de Aprovisionamiento" que será un nudo vital entre la Dirección de la Economía y el soldado del frente, luego de la creación de un "Consejo General de Economía y Abastecimiento". Dotado de los más importantes poderes pues éstos cubrían el abastecimiento, el comercio, la ganadería, el transporte, los talleres, la contabilidad y la tesorería del
país, este organismo será encargado de la coordinación de los diferentes esfuerzos emprendidos para asegurar el suministro regular de combustible al ejército, de armas, de vestimenta, de alimentos y de medicamentos, lo que facilitará ampliamente la tarea de la Intendencia General Militar. Finalmente, Eusebio Ayala creará una "Junta Nacional de Auxilios" cuyo objetivo será estar pendiente de la suerte de las familias de los movilizados, especialmente aquellas que la ausencia del jefe de la familia había reducido a la miseria y que el 31 de diciembre de 1933 alcanzaban el número de 6579. La actividad de la "Junta de Auxilios" y la generosidad individual permitirán otorgar en víveres, vestimenta y recursos pecuniarios a estos desfavorecidos entre setiembre de 1932 y enero de 1936 más de 8.000.000 de pesos de la época. El mejor ejemplo de los resultados económicos de la política de guerra de Eusebio Ayala nos es suministrado por los arsenales de guerra y marina, instalados en las afueras de Asunción y dirigidos por el Capitán de Corbeta José Bozzano. Sus 9000 obreros, trabajando 24 horas sobre 24 en tres equipos y 7 días a la semana, a los cuales se agregaban 2000 auxiliares, fabricarán las cureñas de cañones, los chasis camiones, 300.000 granadas de mano, granadas para mortero, bombas para los aviones Potez e incluso una decena de morteros, repararán las armas descompuestas, formarán millares de choferes sin olvidar la adaptación a las necesidades de la guerra en lo que respecta a carrocerías para 2308 vehículos civiles que serán requisados. Es así que sólo la fabricación en el curso de la guerra de 300.000 granadas de mano, alcanzará a 3.600.000 pesos más o menos, mientras que la compra en el exterior de la misma cantidad de granadas se situará en alrededor de 90.000.000 de pesos (182).
(181) Ríos, op. cit., p. 126-127 (182) Seiferheld, op. cit., anteriormente, p. 190-221, passim.
DIRECCIÓN DE ETAPAS
No parece que, por razones de proximidad al teatro de operaciones como hemos dicho anteriormente, el ejército paraguayo haya tenido necesidad de organizar, al menos en la "Zona Interior", un verdadero servicio de etapas. En efecto, el civil convocado por la movilización general, limitada primeramente a 10.000 civiles ya instruidos para poder tener en cuenta las posibilidades del momento para armarlos, tendrá un proceso de incorporación bastante flexible, llevado a cabo por el Teniente Coronel Juan B. Ayala y el Estado Mayor General, a partir de las conclusiones sobre la desastrosa movilización general de 1928.
El convocado se acercará primeramente por sus propios medios y a menudo a caballo o a pie, a un centro de su departamento cuya indicación le había sido notificada en su domicilio, donde será recibido por los delegados designados para el efecto por la autoridad militar. Estos delegados encaminarán a los movilizados por grupos que irán de 20 a 200 personas según la importancia del reclutamiento local, a la estación ferroviaria o al puerto fluvial más próximo, que los conducirá al centro de agrupamiento del cual dependían. El Estado Mayor General había previsto 8 centros de agrupamiento: Puerto Casado, Puerto Pinasco y Villa Hayes en el Chaco; Concepción, Paraguarí, Villarrica, Pilar y Encarnación en la zona oriental, disponiendo todos ellos de carpas, cocinas, reservorios de agua potable, instalaciones higiénicas y oficinas. En los principales de ellos, por uno de los cuales el movilizado debía obligatoriamente pasar, Puerto Casado, Puerto Pinasco, Concepción y Asunción, será instalado en el jardín zoológico o en el estadio de fútbol, el mismo pasará la revisión médica para determinar su aptitud o no para servir pues, en el primer caso, será vacunado contra la viruela y el tifus antes de recibir un uniforme verde-olivo, sombrero del mismo color de alas anchas al que la guerra del Chaco hará famoso, una frazada de algodón y un par de borceguíes de cuero que muchos de ellos calzarán por primera vez en su vida. Para los hombres de la tropa, la destinación a una unidad de combate o a los servicios auxiliares será hecha por una comisión militar en función de las declaraciones del interesado; la comisión no buscará verificarlas sabiendo que el soldado no mentiría sobre ellos pues él debería luego justificarse ante sus camaradas y jefes. Entre la llegada del movilizado al centro departamental y su destinación correrán más o menos quince días, ocho de los cuales pasados en el centro de agrupamiento donde seguirá, además, un breve ciclo de instrucción militar teórico y práctica. Luego se producirá el embarque hacia el Chaco y la llegada a Puerto Casado, de donde se dirigirá hacia el interior, al cuartel general del ejército en campaña instalado en el punto de agua Isla Poí, llamado entonces Villa Militar, para recibir sus armas antes de unirse a su unidad. Esta última parte del trayecto se hará generalmente por vía férrea de Puerto Casado hasta Punta Rieles, en el km 145 de la línea, y de allí en camión o a pie hasta alcanzar Villa Militar, a unos cuarenta kilómetros al sudoeste de Punta Rieles. El Servicio de Etapas existirá verdaderamente en el Chaco en Puerto Casado, con una dirección general comandada por un mayor asistido por 50 oficiales de administración y en Villa Militar con una inspección general dependiente del Comandante del Chaco, siendo comandada por un teniente coronel y dividida en 10 secciones dirigidas por otros tantos oficiales administrativos. Desde el principio de la guerra, la Dirección General de Etapas procederá a la instalación de cuatro estaciones de etapa. La más importante de estas estaciones será la del Fortín Coronel Martínez, al sur de Punta Rieles, con un teniente coronel efe de guardia y 38 oficiales de administración. Las otras tres estaciones serán las de Casanillo, entre Punta Rieles y Villa Militar, Pozo Azul en la misma zona y
Pozo Colorado, 30 kilómetros al oeste del Fortín Orihuela sobre la ruta a Nanawa. A las estaciones se agregarán un depósito principal en Puerto Casado, administrado por 34 oficiales de administración, y un depósito de menor importancia en el km. 220 (183).
(183) "Gran Enciclopedia Fotográfica de la Guerra del Chaco", obra colectiva publicada en ocasión del 50° aniversario de la guerra, Asunción, sin indicación de editor, p. 162-163.
TRANSPORTES
Hasta la guerra, la parte más habitada del Paraguay, la zona oriental, prácticamente ignorará el tráfico de ruta a falta de vías verdaderamente accesibles a los vehículos de cuatro ruedas, si bien es cierto que allí los camiones y automóviles privados serán poco numerosos y generalmente de modelo antiguo. El transporte de mercaderías como de personas se hacía esencialmente por carretas, por vía fluvial y, accesoriamente, por vía férrea. La zona poseía dos de ellas solamente, las dos estrechas, una de 35 kilómetros uniendo al norte de Concepción a Horqueta y la otra del "Central Paraguayo", la más importante con sus 370 kilómetros de largo, creada en la época de Carlos A. López, yendo de Asunción a Encarnación y pasando por las principales aglomeraciones del interior. El "Central Paraguayo" será ampliamente utilizado en el curso de la movilización, y durante la guerra transportará a más de 500.000 soldados paraguayos y 60.000 prisioneros bolivianos, entendiendo estas cifras que cada soldado o prisionero hará más de un viaje en un sentido como en el otro. La situación del transporte por ruta era mejor en el Chaco, pues el ejército, bajo el impulso de los teniente coroneles Estigarribia y Juan B. Ayala y las compañías extranjeras allí instaladas habían construido caminos, el primero para unir sus puntos fortificados, las segundas para las necesidades de sus explotaciones agrícolas o forestales. Pero se trataba, en todos los casos, de caminos de tierra apisonada y sin revestimiento que se prestaban más al paso de carros tirados por bueyes que al de vehículos con motor. El ejército del Chaco no disponía de estos últimos más que en pequeñas proporciones: para el regimiento, un único camión que servía sobre todo para el transporte de los medios de la intendencia o de la sección sanitaria; para la división, dos camiones. Por otra parte, si el Chaco estaba dotado de algunas vías férreas entre las cuales la principal era la de Carlos Casado Ltda., partiendo de Puerto Casado, todas estas vías eran propiedad de sociedades extranjeras.
Finalmente, el transporte fluvial entre la zona oriental y el Chaco estaba igualmente en manos de empresas extranjeras, especialmente la argentina Mihanovich Ltda. que prácticamente contaba con el monopolio de la navegación sobre el río Paraguay además de sus tierras en el Chaco, donde se dedicaba a la ganadería y a la explotación del quebracho. Todo estaba para ser organizado entonces en lo que concierne a los transportes y Juan B. Ayala y sus colaboradores del Estado Mayor General se consagrarán plenamente a ello. La necesidad de asegurar el envío al Chaco de los movilizados y del abastecimiento necesario y luego dirigirlos enseguida al teatro de operaciones era la primera urgencia a resolver. Ella estaba, como acabamos de verlo, subordinada a la buena voluntad de las sociedades extranjeras. Antes de decidir expropiarlas o nacionalizarlas, como lo solicitará una parte de la prensa nacional, el gobierno uzgará preferible tratar con ellas, teniendo en cuenta que eran en su mayoría argentinas y que el gobierno de Buenos Aires se mostraba abiertamente favorable a la causa del Paraguay. Esto conducirá a una serie de acuerdos de transporte en el Chaco con las compañías Mihanovich y Casado Ltda. y tendrá como resultado permitir, a un ritmo de 3 o 4 viajes cotidianos por la línea de Puerto Casado que tendrá un papel de primer plano en la movilización, el transporte hacia el frente de mil hombres por día. El transporte fluvial de estos hombres será confiado a la marina de guerra, que además de sus propias naves, podrá disponer en virtud de los acuerdos, de una decena de navíos mercantes que habían sido objeto de un préstamo al Estado paraguayo de parte de sus propietarios extranjeros, pero que navegaran siempre bajo comando y bandera paraguayos. En razón de su lentitud y de su insuficiente espacio, los navíos mercantes serán sobre todo destinados por la marina nacional al transporte de equipamientos, víveres y ganado, rara vez al de personas, transporte que será llevado a cabo con escolta de "chatas" armadas de la marina guerra El transporte de hombres será sobre todo efectuado por las modernas cañoneras "Paraguay" y "Humaitá", que embarcaran a 1200 hombres por viaje y efectuarán el trayecto Puerto Sajonia, Puerto Casado en 36 horas, mientras que el mismo recorrido necesitaba 10 horas más para los navíos mercantes (184). Si agregamos un día y medio para el transporte fluvial y medio día para alcanzar el interior del Chaco por vía férrea, al promedio de 15 días entre la incorporación del movilizado y su partida desde el centro de agrupamiento, llegamos a un total de 17 días necesarios para que el soldado paraguayo llegue a la zona de combate, mientras que se necesitarán 90 días para el soldado boliviano, es decir cinco veces más. Esta ventaja tendrá una gran importancia en la evolución de los acontecimientos en el curso de los primeros meses de la guerra. Otra urgencia que Juan B. Ayala tendrá que resolver será la constitución de un parque de vehículos de transporte. Como en Bolivia, ante todo procederá a la requisición de aquellos destinados al transporte público que sólo serán 62, luego los pertenecientes a los particulares, mientras se esperaba recibir los camiones que
serán comprados en el exterior, sobre todo en la Argentina. Los vehículos requisados serán transformados en vehículos blindados y equipados en los talleres de los arsenales, que a un ritmo de cinco unidades por hora, reacondicionarán 2308 vehículos, en su mayoría inmediatamente enviados al Chaco. Los mismos talleres extenderán su actividad a la construcción de carrocerías de repuesto para los camiones y de carros de campaña de cuatro ruedas que podían transportar una carga de 3 toneladas, copiados de aquellos utilizados por los colonos mennonitas para sus trabajos. Si la mula y el carro tirado por bueyes serán aún utilizados al inicio de las operaciones, ellos serán rápidamente reemplazados por camiones capaces de transportar 3 a 5 toneladas a una velocidad horaria de 20 km; el carro continuará siendo utilizado como auxiliar y sobre todo en épocas de lluvias que volvían a las rutas intransitables para los vehículos. Un primer refuerzo de 50 camiones cuyo blindaje será realizado en los arsenales, llegará de la Argentina en Setiembre de 1932. Será seguido de la adquisición de camiones Chevrolet y sobre todo Ford, esta vez blindados, que serán enviados desde su recepción al Chaco y transportados por el ferrocarril de Puerto Casado a su lugar de servicio, asegurando a lo largo de toda la guerra, transportes de todo tipo así como la evacuación de miles de heridos, enfermos o prisioneros. Si no contamos con cifras precisas sobre la importancia que el parque automotriz tendrá durante la guerra, podemos sin embargo tener una idea indicando que, sólo los navíos mercantes "Holanda", "San Francisco" y "Dayman" transportarán al Chaco en 1933 y 1934, 1580 camiones, al mismo tiempo que 331.000 toneladas de víveres y armamentos y, en un sentido o en otro, 43.000 pasajeros (185). El aumento del parque automotriz creará una necesidad siempre creciente de choferes y mecánicos. Su formación estará a cargo de la dirección de arsenales de guerra y marina de donde saldrán miles de nuevos choferes. El papel jugado por los choferes en la guerra les valdrá merecidamente el nombre de "Choferes del Chaco", otorgado a una de las principales arterias de Asunción.
(184) Speratti: op. cit., p. 69-70. (185) Speratti, op. cit., p. 56-57
SUBSISTENCIA
La actividad de la Dirección General de Economía y Abastecimiento, creada el 26 de julio de 1932 y de sus tres secciones, "Economía Nacional", cubriendo la agricultura, la ganadería y las industrias; "Aprovisionamiento", encargada de compras de medios de transporte; "Juntas de Campaña", estableciendo planes de producción interna, permitirá, gracias al trabajo de las mujeres, niños y hombres mayores que reemplazarán la mano de obra movilizada, mantener la producción
agrícola a su nivel de los tiempos de paz y aún aumentarla en cierto sectores. Este será el caso del algodón, cuya cosecha pasará de 2.771.000 en 1933 a 7.992.000 kg. en 1935, así como la del trigo, cuyos excedentes serán exportados en procura de divisas que serán utilizadas para las compras en el exterior destinadas al ejército. Las necesidades de éste en combustible para camiones y aviones serán ampliamente cubiertas por la Argentina del Presidente Justo, que proveerá además el fuel-oil y el kerosén necesarios. Para sintetizar, en el plano de la guerra, los resultados de la economía paraguaya de la época, podemos decir que ella estará siempre lista para proveer a los combatientes de armas, municiones y abastecimiento. Desde el principio, el soldado recibirá una ración diaria que comprenderá: 700 g de carne fresca o congelada, 70 g de maíz, 80 g de porotos, 50 g de harina, 50 g de arroz, 60 g de azúcar, 30 g de sal, 30 g de yerba mate, 30 g de jabón y 300 g de galletas de fabricación nacional. En comparación, el soldado boliviano, será menos favorecido recibiendo 300 g de carne fresca, 80 g de carne seca, 300 g de cereales, 200 g de pan o harina, 50 de azúcar, 30 de sal y 5 de yerba mate o de café (186). A pesar de su sobriedad, el indio boliviano siempre encontrará insuficiente su ración y acosará al cocinero de su unidad pidiendo en un español mal hablado: “Yo repete, yo repete”, lo que le valdrá ser comúnmente llamado con el vocablo “repete” por
sus compañeros de armas criollos o mestizos.
INTENDENCIA
Sabemos que el servicio de intendencia será por mucho tiempo rudimentario en el ejército paraguayo y que la misión militar francesa será la primera que tratará de organizarlo. Esto acarreará la creación, en el seno del Estado Mayor General, de un Departamento de Administración Militar que formará la 5ta. oficina, luego una Intendencia de Destacamentos del Chaco. El Departamento de Administración Militar será luego la Intendencia General de Guerra cuya misión será organizar todos los servicios del ejército, las compras, al interior o al exterior del país, de víveres, equipamiento, combustibles, lubricantes, materiales de guerra y materiales de comunicación destinados al ejército y la creación de depósitos. Desde el inicio de la guerra, y a lo largo de su desarrollo, la Intendencia General de Guerra actuará en estrecha colaboración con la sección "Aprovisionamiento" de la Dirección General de Economía para todo lo concerniente a víveres y equipos destinados al Chaco. Su personal de carrera bastante reducido será reforzado por los oficiales de administración de reserva movilizados, por los agentes contadores del Estado, y aún por estudiantes de la Escuela Nacional de Comercio del último curso. La Dirección de la Intendencia General de Guerra será confiada al Intendente Militar Sampson Harrison, formado en la armada chilena, que creará un cuerpo perfectamente estructurado y eficaz. Agregará a sus funciones el cargo de servicios
generales del ejército en operaciones. En el marco de sus funciones, Harrison instalará en el cuartel general de Villa Militar un Servicio General de Intendencia confiado a un Intendente General y prolongará su organización, a un nivel más restringido, siendo así los cuerpos de ejército, las divisiones y los regimientos dotados de compañías de intendencia. El Servicio General de Intendencia comprenderá secciones especializadas en el control de víveres y forrajes enviados por los agricultores del interior, oficinas encargadas de los que iban al Chaco o volvían de él y, lo que jamás había existido antes, talleres de costura y de zapatería que fabricarán las vestimentas militares y los calzados por millares. Harrison obtendrá además, para satisfacer las necesidades del ejército, la disposición luego de su requisición, de un cierto número de pequeñas industrias especializadas, principalmente en herramientas y construcción. Su organización de partida consistirá en un depósito central, instalado en Villa Militar, donde serán recibidos los envíos y luego repartidos en función de las necesidades entre los depósitos anexos establecidos en Villa Hayes, en los km 180 y 262 y en la orilla del Río Negro.
(186) Seiferheld, op. cit., p. 254
ARREGLO Y MANTENIMIENTO DE VÍAS Y CONSTRUCCIONES
Sólo se harán en el Chaco, pues en la zona oriental continuarán siendo realizados por la administración civil, a pesar de la reducción de efectivos luego de la movilización. En el Chaco continuarán siendo confiados al cuerpo de Ingeniería. Su primera unidad, que será el 1er. regimiento "Gral. Genes", será creada en 1930 en Villa Hayes con un único batallón de 10 oficiales y 77 soldados enviados en agosto del mismo año a la región de Isla Poí. A pesar de la precariedad de los medios de los que disponía, este batallón esquelético llegará, en pocos meses, a construir o instalar construcciones para oficiales, campamentos para la tropa, cocinas de campaña, caballerizas, polígonos de tiro, reservorios de agua potable y a erigir, frente al fortín, un muro de protección de 50 m de largo por 25 de ancho y 1 a 3 m de profundidad. Poco antes de la guerra, será encargado de reforzar la protección del Fortín Boquerón con un cerco de alambre de púa de 6 kilómetros de extensión y de 5 metros de altura, además de una serie de fosos. En la guerra serán creados cuatro regimientos de ingeniería con un millar de efectivos por unidad: Su actividad será extremamente diversificada, tratándose
especialmente de la apertura a machetazos de caminos o picadas de aproximación al adversario o de desplazamiento lateral en el interior de las líneas; la perforación de pozos, la instalación de obras de defensa, de puestos de comando, de depósitos de municiones, de sitios para armas automáticas, de refugios antiaéreos, sin olvidar el abastecimiento de agua de las unidades en acción. En la medida en que las circunstancias lo permitirán, la ingeniería participará igualmente en tareas relativas a la Dirección de Comunicaciones que terminará por contar con más de 3100 hombres para mejorar, reforzar y explorar las vías de comunicación más utilizadas creando otras nuevas. Esto, aún continuando con la instalación de fortificaciones, de trincheras y de pistas de aterrizaje en las zonas conquistadas, construcción de puentes sobre los ríos para facilitar el tránsito de vehículos y de nuevas rutas de terraplén. Estas nuevas rutas, todas dirigidas hacia el oeste como la de Villa Militar-Nanawa realizada en 45 días, o la de Fortín CarayáPlatanillos de 100 km cuya construcción tomará tres meses, permitirán el acceso de los vehículos motorizados a las cercanías de la línea de combate. Por otra parte, el cumplimiento de estas diferentes tareas no impedirá a los zapadores intervenir en numerosas oportunidades en los combates (187).
ARSENALES
Ya se ha hecho alusión al papel de los arsenales en la guerra. El Capitán de Corbeta José Bozzano, ingeniero naval formado en los Estados Unidos, tendrá a su cargo la dirección de los mismos. El potencial de fabricación del cual dispondrá será reforzado por el de los talleres privados especializados, entre los cuales el más importante será el astillero naval San Isidro que, además de su personal, pondrá sus propios navíos a disposición del país como un préstamo temporal. Ocho mil ingenieros y obreros en total, como ya lo hemos dicho, participarán en el esfuerzo de guerra del Paraguay. Este personal cumplirá las tareas más diversas, tanto para las necesidades del frente como para las de la retaguardia. Repartido en veinticuatro secciones especializadas y con la ayuda de técnicos nacionales y extranjeros, asegurará al mantenimiento y la reparación de máquinas, navíos e instrumentos de precisión, extenderá su fabricación a explosivos, calderas, camas para hospitales, embarcaciones de poco arqueo y, como sabemos, tendrá a su cargo la formación de choferes y mecánicos. Con el objeto de limitar las pérdidas de tiempo en la ejecución de las prestaciones requeridas por el ejército, Bozzano instalará en el Chaco mismo, bajo la dirección del Capitán de Fragata Schoeling, un pequeño arsenal que podrá ejecutar en el sitio la mayor parte de los trabajos de mantenimientos y reparación (188).
(187) Teniente Coronel Basiliano Caballero Irala; "Acción de nuestros zapadores durante la guerra del Chaco", Edic. Comuneros, E. Rolón, As. 1981, passim. (188) Speratti: op, cit., p. 77-83
TRANSMISIONES
Las transmisiones se limitarán hasta la guerra a una red telefónica y telegráfica que unía a partir de 1925 Concepción con Puerto Casado, Bahía Negra y Fortín Orihuela extendida más tarde a otros fortines principales bajo las órdenes del Teniente Coronel Juan B. Ayala y, a nivel de regimiento, a la sección de transmisiones dotada de dos puestos: emisor-receptor. Una vez más, todo deberá ser organizado. La presencia entre los movilizados de numerosos agentes de la administración de correos y telégrafos, pondrá al ejército en condiciones de crear una dirección de transmisiones en cada cuerpo y, en las divisiones, una sección especializada asegurando la unión entre las unidades de infantería y artillería. Ella permitirá además la instalación en el Estado Mayor del Comando del Ejército en Campaña de un organismo especialmente encargado de las claves y el descifrado de las mismas. El Paraguay será poderosamente ayudado por la Argentina en la organización de sus transmisiones. Desde el inicio de las hostilidades, el servicio criptográfico argentino procederá al descifrado sistemático de los mensajes codificados bolivianos que serán inmediatamente retransmitidos al Estado Mayor Paraguayo y, a menudo, completados con notas de orientación o directivas sobre la conducta a adoptar, establecidas por el Estado Mayor Argentino. Por otra parte, el ejército argentino pondrá inmediatamente a disposición del paraguayo especialistas para ayudar a la creación de su propio servicio de clave y descifrado (189). La enseñanza de estos especialistas será ciertamente provechosa pues, a su vez, el servicio paraguayo no tardará en descubrir el misterio de las claves de los bolivianos, que tomarán bastante tiempo antes de darse cuenta de ello. Para guardar mejor el secreto sobre las operaciones, Estigarribia decretará por decisión del 28 de mayo de 1933 que todas las comunicaciones oficiales o privadas, por cable o por teléfono, y que todos los mensajes directos o cifrados que emanaban del ejército o recibidos por él deberían ser hechos en adelante empleando la lengua guaraní. Esta disposición facilitará mucho la comprensión entre los soldados y sus jefes, pues todos los paraguayos conocen el guaraní aunque no conozcan el español. Por el contrario, ella volverá muy difícil la tarea a los servicios de escucha bolivianos, entre quienes el guaraní era prácticamente desconocido (190).
(189) Carlos Pastore: "Relación histórica y sociológica de episodios de la guerra del Chaco", Criterio Edic., Asunc. 1987, p. 8 (190) Pastore: op. cit., p. 61 y 71
SERVICIO DE SANIDAD
Hasta la guerra, el Servicio de Sanidad se limitará a un sólo Hospital militar, en Asunción, mitad en ruinas, con personal reducido, sin verdaderos medios ni materiales y disponiendo sólo de dos ambulancias rudimentarias (191). En el Chaco, los regimientos sólo contaban con una pequeña sección sanitaria, compuesta sobre todo de enfermeros igualmente desprovistos de los medios esenciales. Sin embargo, su organización estaba prevista por la misión militar francesa que la había calcado del ejército del cual provenía. Ella previa dotar al regimiento de cuatro médicos y de una ambulancia quirúrgica lo que, para la única división de tres regimientos creada antes de la guerra, representaba un mínimo de doce médicos y tres ambulancias. Si aplicamos las dotaciones reglamentarias a los tres cuerpos de ejército de tres divisiones cada uno que participarán en la guerra, se alcanza, además del personal sanitario a un total de 108 médicos de los que el ejército debía disponer a partir de su entrada en campaña. Lo que resultaba materialmente imposible pues, en esa época, el país sólo contaba en todo su territorio con 194 médicos nacionales de los cuales 24 de edad avanzada y un cierto número de ellos en un estado de salud que los hacía no aptos para servir, y 25 médicos de nacionalidad extranjera, a los que el acceso al frente estaba en principio vedado. Estos últimos terminarán sin embargo por ser admitidos, igual que los médicos nacionales que ejercían en el extranjero y que vendrán como voluntarios. Por las razones que acabamos de exponer, la reglamentación oficial será pues abandonada y reemplazada por una nueva organización en la que todo deberá ser creado. Esta organización será obra de dos eminentes médicos, los doctores Cándido Vasconcellos, futuro Jefe del Servicio de Sanidad del Chaco y Juan Francisco Recalde. La insuficiencia de médicos será cubierta reemplazándolos por enfermeros en los batallones, por estudiantes de últimos curso de medicina en los regimientos, previendo en principio un sólo médico por división (192). Los enfermeros y camilleros de carrera, cuyo número era muy limitado, recibirán el refuerzo de los reformados y de los enfermeros voluntarios pertenecientes a hospitales civiles, en el primer caso, jóvenes que aún no alcanzaban la edad de incorporarse y hombres que ya la habían pasado, en el segundo. Estas medidas permitirán, por ejemplo, dotar inmediatamente a la II DI, que se formará desde agosto de 1932 en Concepción con dos regimientos de infantería (1er. "Dos de Mayo" y 3ero. "Corrales") y un grupo de artillería (1er. "Gral. Bruguez) de un cuerpo sanitario de 2 cirujanos, 20 médicos diplomados o auxiliares, 11 farmacéuticos y biólogos, 8 dentistas, 3 veterinarios, 43 enfermeros, 134 camilleros
y 2 ambulancias de campaña (193). Pero esta dotación durará poco tiempo pues, con la formación de nuevas grandes unidades, la mayoría de sus componentes serán progresivamente retirados para unirse a estas nuevas unidades. Tanto es así que el efectivo médico de las unidades de primera línea será siempre insuficiente para asegurar, sobre todo en zonas desérticas, los primeros auxilios a los heridos y enfermos para los cuales se tendrá además, en razón de la insuficiencia de camiones y ambulancias, el problema de su evacuación. Las largas esperas provocadas por las frecuente indisponibilidad de medios de transporte, pues las distancias alcanzaban centenas de kilómetros que estos últimos deberán recorrer para alcanzar la vía férrea de Puerto Casado serán en muchos casos la causa de agravamiento del estado de salud de los pacientes evacuados hacia el interior. Una estadística oficial del Hospital Militar de Asunción nos indica que 130.000 evacuaciones del frente serán realizadas de las que 104.000 o sea 75% se trataba de enfermos y 34.398 o sea 25% de heridos graves y que 17.107 soldados o el 12% de evacuados, morirán en los diferentes hospitales de la capital (194). Es posible pensar que al menos una parte de esos decesos pudiera ser imputada a las interminables horas de espera en el frío glacial o en el intenso calor del Chaco, como a las que se requerirán para atravesar el territorio. Los hospitales paraguayos del Chaco se dividirán en tres categorías: hospitales del frente, hospitales de evacuación y hospitales de etapa, todos instalados en tiendas en los primeros momentos. Los hospitales del frente, entre los cuales los primeros serán el de Villa Militar, Trébol dotado de 100 camas, Isla Poí y Benjamín Aceval serán establecidos en los alrededores de las zonas de combate con el objeto de administrar lo antes posible cuidados de primeros auxilios a los heridos y contarán cada uno, como mínimo, con un médico, dos cirujanos, dos estudiantes de medicina y un enfermero jefe. El elevado número de heridos en los primeros combates, sobre todo en el Fortín Boquerón donde será más de 110, llevará rápidamente al servicio de sanidad a crear nuevas unidades sanitarias con el objeto de descongestionar los hospitales del frente y permitir a los practicantes realizar un trabajo más calmo. Estas nuevas unidades serán los hospitales de evacuación, de los cuales el primero será el de Casanillo abierto en el momento de la batalla de Boquerón, que serán igualmente instalados cerca de las zonas de combate con un personal idéntico al de hospital del frente y a los que serán dirigidos los heridos menos graves y susceptibles de ser evacuados más rápidamente. Con el alargamiento de las líneas de comunicación, resultado de la progresión terrestre de las tropas, será necesario crear nuevos hospitales del frente y de evacuación, y prever cerca de cada servicio de etapa, una antena que constituirá el hospital de etapa. Desde los hospitales del frente y de evacuación, los heridos graves serán evacuados en camiones en la medida de las disponibilidades de estos últimos sobre el km 145 de la vía férrea por la cual llegarán a Puerto Casado y, las urgencias, a partir de
1933 por medio de un avión sanitario Breda adquirido con este objetivo. Llegados hasta las orillas del río Paraguay, los heridos y enfermos serán hospitalizados en el hospital regional de Puerto Casado o más a frecuentemente embarcados en el navío-hospital "Cuyabá" para ser dirigidos hacia uno de los tres hospitales regionales, Concepción, Salvador o Asunción, a los cuales se agregará durante la guerra un hospital de 100 camas construido en Filadelfia por la comunidad menonita. El centro de hospitalización y tratamiento más importante será el de Asunción que, además del hospital militar central, dispondrá del hospital civil "San Lorenzo" dotado de un banco de sangre, del hospital "María Auxiliadora" y de un cierto número de centros instalados en las iglesias o en las escuelas, todos bien equipados luego de la compra de materiales gracias a la generosidad pública. No poseemos datos en cifras de las principales causas de deceso sobrevenidas en el frente, pero la abundante literatura generada por la guerra nos permite estimar que las pérdidas en combate y por lo tanto debidas al fuego, serán probablemente menores que las de otras causas. Además de las esperas interminables bajo todo tipo de clima antes de poder atravesar el Chaco que ya hemos mencionado, lo cual acarreará complicaciones pulmonares mortales, debemos citar insolaciones provocadas por un calor oscilante entre 38 y 40 grados, disentería, gangrenas debidas a la falta de medicamentos para combatirlas. Pero la causa principal de los decesos sobre todo en los dieciocho meses de la guerra en la que el alargamiento considerable de las líneas de comunicación tendrá como corolario la insuficiencia de abastecimiento por falta de transportes, será el agotamiento psicológico de numerosos soldados por falta de alimentos y aún más de agua potable. El Chaco, al que el periodista británico Julian Duguid calificará con justicia de “Infierno verde”, probará que era el "campo de desolación" del cual hablaban los españoles de la conquista.
(191) Antonio E. González: op. cit., p. 18 (192) Prof. Pedro de Felice: "La atención de los heridos en el Chaco y en la región oriental durante la guerra con Bolivia", Historia Militar del Paraguay, boletín N° 11984-85 de la Academia de la Historia Militar del Paraguay Estudio Gráfico, Asunción 1985, p. 89-91. (193) Sergio E. Recalde: "1932-1935, La sanidad militar en la guerra del Chaco", Talleres Graf. ORBIS, As. 1981, p. 104-107 (194) De Felice: op. cit., p. 104
OTROS SERVICIOS
El comandante del ejército paraguayo contará en sus filas con un Maestre General del Cuartel situado bajo la autoridad directa del comandante de las tropas y del cual dependía la administración general y los transportes. Este puesto ya había existido en el ejército francés en la época de la monarquía, siendo el Maestre General del Cuartel responsable de la tesorería de los cuerpos. No pensamos que el Estado Mayor Paraguayo se haya inspirado en este precedente sino más bien de la época en la que la organización del ejército era un calco de la germánica, donde el Maestre General del Cuartel estaba en tercer rango de jerarquía luego del emperador y el jefe del "Oberkommando". La justicia militar será ejercida en primera instancia por los tribunales de instrucción de los cuerpos del ejército y, en instancia apelativa, por el tribunal militar de apelación o el auditor general de guerra según el caso a ser juzgado. El comandante en jefe del Chaco tendrá además, bajo su dependencia directa, al Primer Regimiento del Tren encargado de los transportes, el Servicio de Códigos y Cifras, el Servicio Topográfico, la Capellanía General, el Servicio Veterinario y de Remonta y el Depósito de agrupamiento de ganado de Puerto Pinasco.
EL PLAN
Seguimos con dificultad la afirmación de ciertos autores según la cual el Paraguay entrara a la guerra del Chaco “a tientas”, es decir sin el menor plan; lo que nos
parece impensable pues estaba expectante ante el estallido de la guerra con Bolivia desde la decisión de ésta en 1924 de internarse en el Chaco de establecerse allí de manera estable, aún pudiendo admitirse que su falta de recursos financieros le hacía llevarlo a cabo más moderadamente de lo que hubiera deseado. Por otra parte, estos autores omiten, conscientemente, las numerosas hipótesis de trabajo efectuadas antes de la guerra, las cuales vamos a tratar, por no hablar más que de un plan de guerra entre los cuales el mejor, lo sabemos por experiencia, no puede ser más que aquél que establecerá en el momento de las hostilidades el Estado Mayor luego de un profundo estudio del teatro de operaciones y de la situación respectiva de los beligerantes. El esfuerzo considerable del gobierno a partir de 1925 para aumentar el ejército, el de mejoramiento de los cuadros previo envío de los mejores elementos como becarios a los grandes ejércitos extranjeros, la política ininterrumpida de compra de materiales, son algunos de los elementos que nos incitan a pensar que, estos diferentes esfuerzos fueron acompañados a un nivel superior por el establecimiento de un mínimo de medidas previstas para mantener la presencia del Paraguay en el Chaco; lo que nos parece lógico y que de hecho se realizará como lo prueban los estudios realizados en esta materia por los Generales Escobar y Schenoni en un primer momento y el Teniente Coronel Juan B. Ayala más tarde.
PLANES ESCOBAR Y SCHENONI
La primera previsión que conocemos con respecto a las medidas de defensa del Chaco, ha sido establecida en agosto de 1924 por el General de División Patricio Escobar que será nombrado Comandante en Jefe en 1928 en el momento del problema del Fortín Vanguardia y por el Coronel Manuel Rojas, que ocupará la misma función cuando estalle la guerra del Chaco. Verdaderamente no se puede calificar este estudio de un plan en el sentido literal del término, pues ha sido ejecutado teniendo en cuenta la organización del ejército sin tratar la estrategia ni la táctica a ser adoptadas. Pero tiene el mérito de mencionar por primera vez las condiciones óptimas en las que el ejército debería afrontar una guerra con Bolivia. El mismo prevé, en efecto, que los 4000 hombres de las tres armas, formando cuatro brigadas que representaban el ejército de la época, debían llegar a ser el esqueleto de un cuerpo más importante que, por efecto de la movilización recibirían en un primer momento el refuerzo de 780 oficiales y 11.600 suboficiales y soldados, los que serían repartidos entre las cuatro regiones militares existentes. Escobar y Rojas proponían además, para acentuar el esfuerzo de la preparación de la guerra, la creación de un estado mayor general, escuelas de aspirantes de reserva, de suboficiales y de administración militar y el compromiso por contrato limitado de oficiales extranjeros especializados en diferentes técnicas. Al año siguiente, en 1925, el General Schenoni, ministro de guerra, realizará un estudio de la misma, naturaleza de los que hemos hablado anteriormente. Si bien este documento permanecerá, al igual que el primero, como "letra muerta" por razones de presupuesto, sin embargo preverá la actuación de cuatro grupos de combate, cada uno de cuatro regimientos desde las distintas direcciones operacionales que tenían por bases a Bahía Negra, Puerto Guaraní-Fuerte Olimpo, Puerto Casado y Villa Hayes y terminar la campaña en el fortín boliviano Ballivián con 50.100 hombres. La parte relativa a las necesidades de material del ejército para llegar a esto será, no obstante, aprobada en el Consejo de Ministros y traerá consigo el programa de compras que ya conocemos. A pesar del abandono de las medidas militares consideradas por Schenoni, durante su ministerio comenzará el más importante esfuerzo para poner en estado de defensa al Chaco. Este se basará en la construcción de las líneas de fortines Pitiantuta Coronel Bogado-Galpón al norte y General Caballero-Mcal. LópezNanawa-Falcón Boquerón-Corrales al sur; la apertura de 700 kilómetros de nuevas vías de comunicación, la extensión de redes telefónicas y telegráficas a los principales fortines y la edificación de cuarteles en Paraguarí, Asunción, Concepción y Bahía Negra.
Todas las disposiciones que acabamos de resumir no tendían sin embargo a tomar la iniciativa en la guerra, sino a preservar lo ya adquirido. Pues el Estado Mayor del Paraguay basándose en la diferencia de población entre su país y Bolivia y sobre una convicción errónea de la superioridad en lo que respecta a organización del ejército boliviano luego de la estadía del general alemán Kundt en Bolivia quedará bastante tiempo convencido de la imposibilidad de afrontar favorablemente a este adversario, lo que será desmentido por los hechos, juzgando en consecuencia preferible no incurrir en la responsabilidad de la guerra tomando la iniciativa. Sin embargo, será después de la desastrosa movilización de 1928 que el estado mayor paraguayo comenzará a considerar la elección de una estrategia en el Chaco. Esta le será impuesta por el poder civil para el cual las preocupaciones diplomáticas deberán estar antes que las militares. Recordemos que una nota del estado mayor del 2 de enero de 1929 que será aprobada por el jefe de la misión militar francesa considerará, teniendo en cuenta las deficiencias en la preparación del ejército reveladas por la reciente movilización, establecer la defensa del "territorio nacional" que ella limitaba sólo a la zona oriental, a lo largo de una línea instalada entre 10 y 15 kilómetros al oeste del río Paraguay y yendo de Bahía Negra a Villa Hayes, de donde ella se bifurcaba en ángulo recto hacia el oeste para alcanzar el Río Pilcomayo a Puerto Galileo. Esto implicaba abandonar la defensa de las colonias mennonitas a pesar del importante papel que ellas tenían en el aprovisionamiento de los contingentes del Chaco. Por otra parte, la misma nota preveía no dejar más allá de la línea elegida sino pequeños destacamentos de cobertura encargados de observar los movimientos de los bolivianos y no teniendo que proceder sino para casos de rápidas incursiones en campo enemigo. Esta concepción de la defensa del territorio procedía igualmente del complejo de inferioridad con respecto al ejército boliviano que a pesar de todo no era compartido por todo el mundo. Se sabe que se enfrentará a una fuerte oposición de parte de ciertos altos jefes militares y por parte de una opinión más sensibilizada ante el problema del Chaco. Uno de sus violentos detractores será al decir de sus "Memorias", desde el principio, el Teniente Coronel Estigarribia que era jefe del estado mayor general en 1929. Estigarribia, buen conocedor del Chaco, estimaba que la decisión tomada no haría más que permitir al adversario boliviano alcanzar sin mayores dificultades la orilla oriental del río Paraguay, lo que significaba su objetivo deseado. Contrariamente a esto, él estimaba que convenía ante todo impedir la reunión de los diferentes coroneles lanzados hacia este objetivo, lo que no podía ser hecho más que a la mayor distancia posible del río y, de preferencia, en los alrededores de Nanawa, por lo tanto a 300 kilómetros al oeste de Concepción. Su opinión era entonces de tomar la ofensiva en forma preventiva y obrar ya por las líneas interiores, ya a partir de una posición central para interponerse entre dos o varias columnas adversarias y destruirlas poco a poco o simultáneamente. Estigarribia no se extenderá sin embargo sobre los medios ni la organización logística de los que se debía disponer para conseguir la meta que él indicaba. También el Teniente Coronel paraguayo Antonio E. González, autor de una obra
sobre la preparación del Paraguay para la guerra (195) estima que las concepciones estratégicas de Estigarribia no irán más allá de una expresión verbal, pues el Teniente Coronel Juan B. Ayala que lo sucederá en la dirección del estado mayor no encontrará rastros de ellas en los informes que heredará al hacerse cargo de sus nuevas funciones.
ACCIÓN DEL TENIENTE CORONEL JUAN B. AYALA
Nombrado para el puesto de jefe del estado mayor el 31 de diciembre de 1930, Ayala recibirá del General Schenoni, ministro de guerra, la orden que debía mantenerse secreta “de explorar el Chaco en todos los campos para iniciar un periodo de actividades que no debería finalizar". Esto significaba claramente reunir todos los datos políticos extranjeros y nacionales, industriales y comerciales, económicos y financieros que pudieran permitir el establecimiento de un plan de campaña y prever igualmente los planes de adquisición de materiales y de organización logística que tal decisión acarrearía. El Teniente Coronel Juan B. Ayala antiguo becario de la Escuela Superior de Guerra de París donde seguirá las enseñanzas del General Giraud, se consagrará a esta tarea con un pequeño equipo competente y bien compenetrado. Se pondrá a trabajar sin preocuparse demasiado de la pequeña parte de la opinión pública que se oponía a la guerra, de las reticencias del gobierno que seguían esperando llegar a una solución pacífica y de las dudas del comandante del ejército, el General de Brigada Manuel Rojas, hombre de edad avanzada y por lo tanto poco predispuesto a la aventura que, por otra parte, no había puesto jamás los pies en el chaco. Su trabajo desembocará en el establecimiento de tres documentos enumerados del 1 al 3 que nosotros llamaremos planes aunque ellas no correspondan a verdaderos planes de guerra, pues contienen y proveen todos los elementos necesarios para el establecimiento, en el momento dado, del plan de guerra, del que hemos dicho que debe ser determinado sólo cuando se inicien las hostilidades.
PLAN N° 1
Basado en cierto número de principios y de deducciones de gran interés, este plan establecido en los primeros meses de 1931 estudia las posibles direcciones del ataque adversario y la actitud que debería tener el ejército paraguayo en cada uno de los casos previstos. Parte del principio de que la preparación de un plan de defensa debe, en primer lugar, tener en cuenta las intenciones del adversario, aún siendo difícil, en una
guerra, prever de antemano todas las posibilidades de acción y que los problemas deberán ser resueltos a medida que ellos se presenten en función de las circunstancias y las posibilidades de cada adversario. Este plan estima que Bolivia optará por la ofensiva, debido a sus pretensiones sobre el Chaco, a su aspiración a un puerto libre sobre el río Paraguay y al refuerzo de material de su ejército. Admitiendo la ofensiva, el problema es entonces imaginar cuales serán las probables zonas de invasión. La imposibilidad de llevar efectivos y materiales en número importante fuera de los caminos actualmente conocidos hace que estas zonas se delimiten geográficamente de manera muy clara y son, de sur a norte, las de Asunción, Concepción, Puerto Casado y Bahía Negra. Asunción, objetivo preferido del presidente boliviano Salamanca, exigirá para su ejército medios de transportes enormes y los conduciría al embudo de esteros que forman al sudeste los ríos Paraguay y Pilcomayo. El ejército boliviano estará entonces obligado a actuar frontalmente con frágiles fuerzas móviles y reservar su masa principal para un ataque contra los flancos o la retaguardia paraguaya. Este ataque le obligaría a prolongar previamente hacia el sudeste la vía férrea de Puerto Pinasco para poder realizar una maniobra envolvente y construir nuevos caminos para efectuar la misma sobre los flancos, exigencias que hacían poco probable un ataque hacia Asunción. Hacia Concepción, éste era realizable en tiempo normal, pero imposible en época de lluvias. Si a pesar de todo éste era realizado, el ejército paraguayo debería afrontar primeramente una fuerza móvil de apertura y concentrar su masa a lo largo de la vía férrea de Puerto Pinasco, lanzando en un segundo momento, con los refuerzos llegados desde Asunción, una acción conjunta de doble envolvimiento, o al menos, caer sobre la retaguardia del adversario y amenazar sus líneas de comunicación. Esto sólo sería posible prolongando la vía férrea de Puerto Pinasco en dirección a Nanawa y construyendo caminos de unión entre esta vía férrea y la actual ruta que unía Concepción con Nanawa. Todas las contrariedades indicadas llevan a considerar las hipótesis Asunción y Concepción menos probables que las de Puerto Casado y Bahía Negra. Cabeza de línea de una vía férrea estratégica y punto de salida de una importante región agrícola y ganadera, Puerto Casado era a todas luces el objetivo que el comando boliviano debería elegir primeramente. Los autores del plan fundamentan esta opinión sobre la perturbación que un avance boliviano en esta zona acarrearía a la movilización de las reservas paraguayas para la cual Puerto Casado era la principal vía de acceso al Chaco; sobre la actividad de exploración de los bolivianos en el sector y sobre su proyecto de crear desde su fortín Suárez Arana, un camino hacia los esteros de Fuerte Olimpo. El Paraguay debía entonces imperativamente defender sus posiciones actuales y llevar a cabo en el Chaco un verdadero combate efectuando movimientos sobre los cuales resultaba difícil anticipar, pero que debían inexorablemente estar unidos en su concepción y en su ejecución a las dos vías
férreas existentes. En consecuencia, para obtener éxito era necesario prolongar la de Puerto Casado hasta Fortín Toledo y la de Puerto Pinasco hacia Campo Esperanza o entonces, según el caso, la septentrional de Puerto Sastre hacia los esteros de Fuerte Olimpo y Fortín Toledo. Un avance sobre Bahía Negra parecía casi seguro, pues los bolivianos tenían pretensiones sobre esta desembocadura fluvial cerca de la cual habían instalado Puerto Pacheco, del cual el Paraguay se había apoderado en 1888, y disponían en la zona de su V DI manteniendo sus fortines septentrionales. Era necesario entonces que Bahía Negra fuera igualmente puesta en posición de defenderse y prever en consecuencia el refuerzo de su guarnición y la situación simultánea más al sur en Fuerte Olimpo, de al menos un batallón de infantería para servir de reserva exterior. En conclusión, el plan declara que las hipótesis más reales eran que el adversario tendería su esfuerzo a la vez hacia Bahía Negra y hacia Puerto Casado y emplearía su caballería para proteger su avance mediante acciones de hostigamiento más al sur en dirección a Concepción y Puerto Rosario. Este avance sería afrontado en las condiciones previstas, defensivamente en Bahía Negra que sólo era un teatro de operaciones secundario y ofensivamente con la masa operacional reunida de antemano en Puerto Casado y que debería actuar en colaboración con los defensores de los fortines, sobre los ejes de Puerto Casado-Fortín Boquerón o Concepción-Nanawa. Se recomendaba a esta masa no iniciar, en principio, batallas frontales y maniobrar contra los flancos y la retaguardia del adversario. Se puede constatar que este Plan n° 1 prevé con exactitud los acontecimientos futuros, con excepción del avance hacia Bahía Negra, cuya realización era prácticamente imposible debido a las condiciones geográficas y climáticas que parecen ser ignoradas por los autores y sobre las cuales volveremos. Basado sobre los principios fundamentales de la estrategia que son: reagrupar las fuerzas para constituir una masa operacional y orientar esta masa en la dirección más ventajosa, tendrá una consecuencia inmediata con la decisión del estado mayor de crear en el Chaco esta masa operacional en la primera DI en Puerto Casado y de repartirla en función de las acciones a prever. Los tres regimientos de infantería que formaban el 1er. DI "Dos de Mayo", el 3ro. "Corrales" y el 4to. "Curupayty", serán instalados cerca de las vías férreas de Puerto Casado y Puerto Pinasco, para poder actuar sobre Nanawa así como en defensa de su base y el 1er. RC "Valois Rivarola" del otro lado del río, en San Salvador, Puerto Max y Coronel Risso entre Puerto Casado y Concepción con el ferrocarril de Puerto Pinasco como eje de las operaciones.
PLAN Nº 2
Este plan de mediados de 1931 constituye la respuesta por escrito del Teniente Coronel Juan B. Ayala a una solicitud del Ministro de Guerra, Raúl Casal Ribeiro, sobre las medidas de defensa tomadas en el Chaco en caso de ataque por sorpresa por parte del ejército boliviano El plan retoma de manera más concreta y profunda las disposiciones previstas por el plan N° 1 e insiste en la necesidad de prever una actitud defensiva en el norte del territorio y agrupar la fuerza operacional en el centro. A los ojos del Estado Mayor, el espíritu ofensivo de sus tropas no es suficiente para compensar la superioridad de su adversario en materiales, lo que les obliga casi invariablemente a optar por la estrategia en el plano defensivo y por la táctica en el plano ofensivo. Reteniendo el sector de Puerto Casado como el más importante, este sector debía disponer para su defensa de tropas de cobertura, de medios de maniobra y de una fuerza principal con la cual se iniciará la batalla que decidirá la suerte del Chaco. Las tropas de cobertura están constituidas por un regimiento de caballería de dos escuadrones, en vías de formación. Con base en Isla Poí, deberá cubrir los fortines Boquerón, Corrales, y Toledo y prepararse para una serie de resistencias sucesivas antes de reunirse en el campo de batalla que será elegido por el Alto Comando. Los elementos movibles de maniobra son suministrados por el 1er. RC "Valois Rivarola" que será instalado en el km. 160 de la vía férrea de Puerto Casado o en cualquier otro lugar que no presentará problemas para su abastecimiento, a partir del cual estaría en posición de alcanzar su zona de actividades futuras sin pérdida de tiempo. Desde el inicio de las hostilidades, debería asegurar la cobertura de las colonias mennonitas y del flanco derecho de la 1ra. DI, y tendría por misión crear una amenaza permanente contra las líneas de retaguardia del adversario y no atacar a fondo hasta el día de la batalla decisiva. La fuerza principal es la infantería de la 1ra. DI, que se concentrará en un punto desde donde ella podrá ejercer en las mejores condiciones, la defensiva estratégica como la ofensiva táctica. Para la defensa, destinará a uno de sus regimientos que se resguardará detrás de sólidas fortificaciones y, con los otros dos, atacará uno de los flancos del adversario y, de ser posible, su línea de comunicación. Para llegar allí, se necesitará utilizar como efectivo de guerra al primer RI "Dos de Mayo", proporcionar a los tres regimientos un apoyo de artillería y organizar la protección de las líneas de comunicación. Estas medidas permitirían contrarrestar a los efectivos bolivianos reunidos entre su fortín Arce y el río Pilcomayo, cuya importancia es conocida por el autor en el momento de redactar el documento. Un aumento de las tropas bolivianas a 12 o 15.000 hombres por ejemplo, obligaría a la fuerza principal paraguaya a tener que maniobrar con el objeto de atraer al adversario hacia el punto elegido para el lanzamiento de un ataque que se realizaría
en colaboración con la II DI en vías de formación. Ayala juzga que debido a la independencia que le proporciona su alejamiento geográfico, el sector norte se debe limitar a la defensiva activa. Conviene, desde entonces prever con suficiente tiempo sus dotaciones en hombres y en medios y, en consecuencia, llevar sus efectivos de tiempos de paz a tres batallones de infantería y reforzarlos con la artillería moderna. Este sector será apoyado en la defensa de sus costas fluviales por la marina de guerra, que deberá igualmente realizar cierto número de demostraciones tendientes a atraer el mayor número de las fuerzas adversas hacia el norte. Por otra parte, para distraer a estas últimas de las operaciones realizadas en otros sectores e intensificar el desastre que ellas encontrarán a la hora señalada, Ayala planea constituir unidades autónomas que, en colaboración con la marina actuarían en el interior de las líneas enemigas en los sectores de Puerto Casado, del curso superior del río Confuso y de Bahía Negra y cuyos objetivos finales serían los fortines bolivianos de Vitriones y Vanguardia y Puerto Suárez. Examinando la situación actual del enemigo, Ayala llega a la conclusión de que si su ejército cuenta con seis divisiones de infantería en tiempos de paz, en el Chaco sólo existe una división, la V DI que opera en la zona del Pilcomayo y pequeños destacamentos esparcidos, lo que para él es insuficiente para poder pensar en una ofensiva. Por otra parte, la movilización a través de Bolivia necesitaría al menos dos meses antes de que ella pudiese concentrar y organizar en el Chaco una masa suficiente para atacar. Si el ejército boliviano tiene sobre el paraguayo la ventaja de un material más importante, sus puntos débiles residen en la falta de cohesión entre sus elementos constitutivos y en la gran extensión de sus líneas de comunicación, pues una guerra en el Chaco será una guerra de comunicaciones. Para concluir, Ayala estima que el plan de guerra más apropiado será el que establecerá el comandante en jefe al inicio de las hostilidades, luego de haber estudiado cuidadosamente el teatro de operaciones y la situación respectiva de los beligerantes. Debido al hecho de que se deberá combatir en un desierto inhóspito y que la capacidad de transporte del ejército paraguayo es aleatoria al momento de su respuesta, no puede presentar sino hipótesis, las más posibles entre las que pueden ser presentadas. Pero él mantiene su opinión según la cual el Paraguay debe adoptar la defensiva estratégica y la ofensiva táctica y, desde el inicio de las hostilidades, movilizar todas sus fuerzas y estudiar con el mayor cuidado la zona hacia la cual dirigirá su masa de maniobra principal. Las indicaciones del Plan n° 2 de Ayala que, más que otra cosa, eran previsiones para el futuro, serán retomadas por el alto comando en su instrucción número 2 del 29 de julio de 1932, establecida entonces luego del inicio de las hostilidades, por la cual declara que "la intención del alto comando es buscar la batalla con la totalidad de nuestras fuerzas (1ra. y 2da. DI, y 1er. 3er. RC) en la dirección en la que se encuentra el grueso del ejército enemigo. De acuerdo con esta idea directriz, es de
gran importancia que la primera DI evite envolverse en una acción aislada, contra fuerzas que, sabemos, son superiores". Esta decisión será confirmada, dos días más tarde a Estigarribia que realizaría el ataque al Fortín Boquerón caído entretanto en manos bolivianas, mientras que la 2da. DI aún no había sido reagrupada.
PLAN N° 3
Se trata de un documento escrito de 14 páginas elaborado en los primeros meses de 1932. El mismo aporta datos más completos con respecto a los planes n° l y n° 2 sobre el probable teatro de operaciones, la organización y las intenciones del enemigo, pero ninguna modificación en lo que concierne a la estrategia o a la táctica a adoptar y continúa predicando la adopción, en materia de organización del ejército, de una fuerza móvil en el ala izquierda de su dispositivo de defensa, del agrupamiento de su masa principal en el centro y de una actitud defensiva en el ala derecha. Un conflicto armado con Bolivia resultaría esencialmente de un objetivo político, que es la supremacía sobre el Chaco Boreal. Las operaciones acarreadas_por este objetivo se desarrollarán en la zona cercana a la línea de los fortines de los dos ejércitos con el objeto de alcanzar las orillas del río Paraguay para Bolivia y los contrafuertes orientales de los Andes, para el Paraguay. Las bases de retaguardia de este último estarán sobre el río Paraguay las bolivianas mucho más alejadas, distantes en línea recta alrededor de 800 kilómetros. La vida comienza a ser difícil de soportar a partir del río Paraguay, aún cuando las fuerzas paraguayas cuentan actualmente con todos los ríos y arroyos que confluyen con él desde el oeste, pues sus aguas son saladas. El combate se llevará a cabo en una inmensa llanura salitrosa en su mayor parte y recubierta de palmeras y montículos que se extiende hasta el río Parapití al norte, a la montaña de Charagua, en el centro y al sur, hasta el Pilcomayo que desciende del macizó andino en el noroeste y se une al río Paraguay. Las condiciones de vida son mejores en la región del río Pilcomayo que limita a la Argentina pero la viabilidad es igual a la de las otras dos zonas debido a frecuentes desbordes del río Pilcomayo provocados por el deshielo de los Andes. En el plano práctico, las condiciones generales del Chaco traerán consigo un tipo de combate particular, pues la eficacia de las armas livianas sólo es efectiva a media distancia y raramente alcanza los 1000 metros. La guerra será entonces de movimientos, de combates móviles y de ataques por sorpresa no sólo para aniquilar al adversario, sino además para apoderarse de sus depósitos de víveres y de agua potable y de sus comunicaciones. Bolivia no se encontrará ciertamente en ventaja en el Chaco y no encontrara allí el
medio favorable para sus tropas, pues descender desde las cimas hasta los esteros y desiertos sin tener efectivos en número suficiente para emprender una guerra es una empresa casi imposible. Por el contrario y por múltiples razones, su Altiplano puede ser considerado como invencible. Según las informaciones obtenidas, el teatro de operaciones sería dividido en tres sectores. Al norte, un sector secundario formado por la línea Fuerte Olimpo-Bahía Negra; en el centro, el sector principal entre la vía férrea de Puerto Casado y el camino que va de Concepción a Nanawa por el Fortín Orihuela; al sur, entre los ríos Confuso y Pilcomayo, otro sector de importancia secundaria. Al inicio de las hostilidades, los bolivianos deberían atacar primero al norte para tentar la captura de los fortines Patria y Galpón, antes de salir entre Fortín Patria y Bahía Negra y asaltar el último. El sector del centro, que es a la vez el más importante y el más extendido, ofrece la desventaja de contar con malos caminos que las grandes lluvias transforman en lodo y esteros y de ser un desierto sin agua en el período de sequía. Es probable que, desde el inicio, los bolivianos busquen apoderarse de Nanawa con el objeto de asegurar la cobertura y la protección de sus líneas de comunicaciones y puede que traten igualmente de tomar el Fortín Boquerón con miras a echar mano sobre la principal vía férrea del Chaco. Luego mantendrían Nanawa y Boquerón con los destacamentos de cobertura con el objeto de proteger la movilización y la concentración de sus fuerzas, lo que valía también para el ejército paraguayo. Pero de una manera general, si los dos beligerantes procederán correctamente y de manera idéntica sobre el plan operacional, los bolivianos siempre estarán en desventaja debido a la precariedad de sus uniones con su base de Fortín Muñoz y con el resto del país. La lucha en los montículos y esteros del sector central será terrible y sin resultados susceptibles de decidir la suerte de la guerra además del caso de agotamiento de uno u otro campo. En el sector meridional, es muy posible ver al adversario lanzar un destacamento de caballería muy al norte del río Pilcomayo con el objeto de explorar la región. Luego de haber estimado lo que debería ser el plan de los bolivianos, Ayala se inclinará sobre lo que serían las operaciones paraguayas. Recuerda que el plan general de guerra definido por el Jefe del Ejército en Campaña, luego del estudio de las diferentes hipótesis sobre los proyectos del adversario, no debe ser considerado como definitivo. En lo que concierne a la concentración de tropas, la composición de grandes unidades y la localización de reservas generales, este plan debe poder adaptarse en todo momento a las variaciones que podría traer aparejado el desarrollo de las primeras operaciones y las particularidades de su teatro de ejecución. En el Chaco, al principio, la línea de separación entre los dos campos deberá ser aquella sobre la cual se realizará la concentración de tropas y se instalarán las posiciones de defensa de los elementos de cobertura. Luego será necesario, durante las primeras maniobras de campaña, acumular fuerzas en puntos bien determinados
para poder caer sobre el adversario con la superioridad de medios. Esto implica poder desplazar rápidamente las grandes masas y cambiarlas de dirección de ataque sin ser impedido por los obstáculos naturales. Puede que el terreno del Chaco sea favorable al ejército paraguayo o que no lo sea. En el primer caso, será necesario tomar la ofensiva en la dirección elegida con el máximo de las fuerzas que puede consentir la configuración del terreno y los medios de transportes de los que se dispone. En caso contrario, habrá que estabilizar el frente principal y buscar la superioridad numérica, disminuyendo severamente los efectivos de los sectores secundarios luego, cuando esta superioridad sea obtenida, llegar a la victoria atacando con vigor luego de una activa preparación. Si al inicio los bolivianos tenían superioridad numérica a lo largo de la línea de separación y si la falta de caminos y de medios de transporte hacía difícil la concentración del ejército paraguayo, era preferible que este último adoptase primeramente una actitud de defensiva activa hasta que el despliegue estratégico de sus fuerzas estuviera terminado y luego pasar a la ofensiva. Ayala termina indicando que para realizar sin obstáculos la movilización, la concentración y el despliegue estratégico de las fuerzas paraguayas, así como la formación de los servicios de retaguardia y constitución de nuevas unidades de reserva estratégica, es prioridad de primer orden aumentar los efectivos de tropa de cobertura instaladas en los cuatro puntos estratégicos de Bahía Negra, Fuerte Olimpo, Fortín Boquerón y Nanawa. En su opinión, estos efectivos deberían alcanzar a 2500 infantes y 4 cañones en Bahía Negra con un elemento de reserva en fuerte Olimpo, 2500 infantes y 4 cañones en el Fortin Boquerón y en Nanawa y 500 a 600 hombres a caballo en los fortines meridionales General Aquino y General Caballero lo que implica aumentar a 10.000 hombres el actual efectivo de paz que se eleva a 4711 hombres (196).
(196) General de Brigada Juan B. Ayala: "Planes de Operaciones en la guerra del Chaco", sin indic. del editor, Asunción 1969, p. 44-62.
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CRISTINA BOSELLI - JORGE ENCISOCYNTHIA FATECHA - ANGELA FERREIRA (Bajo la coordinación de CRISTINA BOSELLI) ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA
UNA GUERRA DESCONOCIDA: LA CAMPAÑA DEL CHACO BOREAL (1932-1935) - TOMO III - ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA / LA GUERRA POR LAS FRONTERAS
UNA GUERRA DESCONOCIDA:
LA CAMPAÑA DEL CHACO BOREAL (1932-1935) - TOMO III ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA Traducción para este volumen MARÍA EDY JUVINEL DE EGEA (Bajo la coordinación de CRISTINA BOSELLI)
ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA 1999, Editorial El Lector Telefax: 498 384 (Asunción) Diseño de Tapa: Ca'avo-Goiriz Compaginación y Armado de Página: Fátima Benítez Tirada: 1.000 ejemplares ISBN 99925-51-24-0 Hecho el Depósito que marca la Ley 94 Impreso en el Paraguay - Printed in Paraguay Asunción, 1999 (316 páginas)
PRÓLOGO
Anteriormente se dijo que la Guerra del Chaco no aportaría ninguna innovación verdadera en el campo militar, ni desde el punto de vista de la estrategia ni desde el punto de vista de la táctica, aunque algunos hubiesen creído ver allí un banco de pruebas para nuevos materiales o nuevas formas de combate. Por otra parte, si los efectivos que ella reclutará, alrededor de doscientos cincuenta mil hombres en total para los dos campos, no son desdeñables a escala de los países involucrados, conviene agregar que los combates más importantes de la guerra jamás opondrán globalmente más de
la cuarta parte de sus participantes. Por último, los combatientes del Chaco no tendrán la posibilidad, como sería el caso de los de la primera guerra mundial, de disponer sobre el terreno de redes continuas de defensa, extendidas a veces por centenares de kilómetros, y siempre apoyándose en poderosas obras fortificadas de carácter permanente. Estos tres aspectos característicos de la guerra del Chaco, tomados entre tantos otros, demuestran que, militarmente hablando, ésta no será una guerra tradicional, sino más bien un abanico de operaciones que van desde el simple combate de tipo colonial en su inicio, para terminar en el compromiso planificado, y ya no improvisado, de masas relativamente importantes, en el cual la aviación coopera activamente con las tropas de tierra. Nos conducen a pensar que, para tener una mejor visión y una mejor comprensión de los hechos, conviene en primer lugar delimitar el marco y las condiciones en los que estos hechos se desarrollarán, para luego sacar un plan de presentación de los acontecimientos que en lo posible sea el más coherente y el que más se acerque a la realidad.
INDICE VOLUMEN III LA GUERRA POR LAS FRONTERAS
(Desde Laguna Chuquisaca/ Pitiantuta hasta el segundo combate de Nanawa/ Pte. Eligio Ayala) (15 de junio de 1932 - 4 de julio de 1933) Año 1932 PRÓLOGO
Capítulo X: LA GUERRA POR LAS FRONTERAS (1ª. fase) -
Descubrimiento boliviano del «Gran Lago»
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Ocupación boliviana del fortín C.A. López (15/6/1932)
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Derrota paraguaya en Laguna Chuquisaca/Pitiantuta (29/6)
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El Paraguay recupera la Laguna (15-16/7)
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Repercusiones de los incidentes de Laguna Chuquisaca/ Pitiantuta
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Represalias bolivianas (27, 28 y 31/7)
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La «Doctrina del 3 de agosto « y sus consecuencias
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Batalla de Boquerón (7-29 septiembre)
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Examen crítico de la batalla de Boquerón
Capítulo XI: LA GUERRA POR LAS FRONTERAS (2a fase) -
Batalla de Arce/Gaspar Rodríguez de Francia o
«combate por el agua» (7-23 octubre) -
Limpieza del hexágono de Yucra/Cap. Rivas Ortellado (4-12/10)
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Caída de Arce/Gaspar Rodríguez de Francia (23 octubre)
Caída de Alihuatá/Mayor Ruperto Zenteno (26/10) y del fortín Fernández/Luis Alberto de Herrera -
Combates de los teatros de operaciones secundarias
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Defensa boliviana del km 7 (noviembre)
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Ataque paraguayo a Alihuatá/Mayor Ruperto Zenteno (2-9/11)
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Contraataque boliviano en Alihuatá/My. R. Zenteno (10/11).
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Operación del km. 7 de Saavedra/Mayor Ramón Avalos Sánchez
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Formación de nuevas Grandes Unidades
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Acciones ofensivas bolivianas (diciembre 1932 - enero 1933)
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Batalla del Campo Jordán-Candía/Ranulfo del Valle (27/12)
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Ocupación Murillo/Gral. Duarte y Mcal. López (28/12/32 - 8/1/33)
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Primera batalla del fortín Corrales (24/12/32 -1/1/33)
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TEATRO DE LA GUERRA
La guerra del Chaco tendrá como marco la vasta extensión de tierra árida y salitrosa, que por su naturaleza está cerrada al paso de los hombres y que se extiende desde la rivera occidental del río Paraguay hasta los últimos contrafuertes orientales de la Cordillera de los Andes. El frente que implicará tendrá una extensión más bien teórica por estar sin solución de continuidad, pero alcanzará sin embargo seiscientos kilómetros, desde el Fortín Vanguardia hasta la aglomeración de Villa Hayes de norte a sur, al igual que desde Concepción hasta Villa Montes en dirección este/oeste. Los tres años que durará esta guerra la verán desarrollarse, por turno en los
primeros tiempos, luego seguidamente en simultaneidad, en cada una de las cuatro zonas que forman geográficamente el Chaco "Boreal", que conviene no confundir con el "Central" ni con el "Austral", que forman parte de la Argentina. Las características principales de estas cuatro zonas, abordadas en el primer capítulo de nuestro estudio, fueron definidas de manera muy precisa por el mayor paraguayo Antonio E. González. (1) La primera zona, teatro de los primeros combates, parte de la orilla occidental del río Paraguay para penetrar en dirección al oeste, en una profundidad aproximada de doscientos cincuenta kilómetros. Se trata de un campo sembrado de grupos de matorrales espinosos que el combatiente llamará "islas", entrecortadas de bosques de escasa superficie y de vastos palmerales, donde abundan arroyos, lagunas y pantanos que se originan en el río limítrofe. Esta zona es rica en campos de pastoreo abiertos o "cañadones" y en maderas apreciadas como el "quebracho" y el algarrobó que hacen de ella una región importante para la ganadería y para la producción de tanino. El clima allí es subtropical, con un promedio anual de lluvias que varía entre mil y dos mil milímetros y una temperatura de alrededor de veinticinco grados centígrados. Su subsuelo produce permanentemente un agua fresca y sabrosa, tal vez no tan agradable al gusto pero sin embargo bebible en la parte occidental, donde el agua se concentra en lagunas recubiertas de cañas. Se sabe que esta primera zona estaba dotada de vías férreas de separación reducida y de una red de rutas de tierra apisonada, realizadas, en las primeras, por empresas extranjeras, y por las empresas o por el ejército, en las segundas. En el momento del conflicto, se encontraba allí, junto a tribus de indios que vivían en estado salvaje, una población no indígena relativamente importante, formada por los militares paraguayos instalados en el Chaco, por ganaderos y cuidadores de ganado, el personal de las empresas industriales o comerciales con sede en Chaco, algunos misioneros católicos o anglicanos que vivían en misiones permanentes, y casi cuatro mil colonos menonitas establecidos en colonias agrícolas, en el límite nor-occidental de la región. En la época, esta zona estaba poco preparada para la guerra, aunque, a partir de 1930, el Paraguay haya concentrado allí cerca de 3000 hombres, es decir, lo esencial de su ejército. En la zona que sigue en dirección hacia el oeste y que tiene una profundidad de alrededor de ciento cincuenta kilómetros, la naturaleza cambia totalmente pues da lugar a un "bosque", y se convierte en una vasta extensión de vegetación espinosa baja y muy densa, de madera de mala calidad. El suelo salitroso está recubierto de una capa en escamas que se rompe bajo el menor peso y se transforma durante semanas, según la estación, ya sea en polvo que con el viento se vuelve enceguecedor, o en fangos fétidos. El agua proveniente del suelo es tan amarga y salada que no se puede beber, aun en caso de sed extrema, esto provocará numerosos casos de deshidratación durante la campaña. Por este motivo el agua potable es extremadamente rara y sólo se encuentra en la estación de las lluvias en escasos recipientes que, además, conservan el agua de lluvia por muy poco tiempo. La tercera zona, que comienza a más de cuatrocientos kilómetros del río Paraguay y se extiende de cien a ciento cincuenta kilómetros de profundidad y
cien a doscientos de ancho, es una zona desértica. Está formada de una sucesión de colinas separadas entre sí, con suelo recubierto de una espesa capa de arena, prácticamente impermeable, donde vivían indios salvajes que sólo podían sobrevivir gracias a la caza de una fauna particularmente rica y variada. Allí también el paisaje se compone de una vegetación muy espinosa y densa, entrecortada de "islas" de poca altura y de arbustos espinosos de hojas débiles. El clima es riguroso, con temperatura variables, según la estación, entre cuarenta y tres grados y menos cinco grados centígrados, y un promedio anual de lluvias que oscila entre novecientos y seiscientos milímetros. El subsuelo produce un agua muy salada y amarga, parecida a la de la zona precedente, pero tal vez menos difícil de absorber, una vez habituado a ella. La capa de arena que recubre el suelo tiene tal grado de impermeabilidad que, en la estación de las lluvias, estas se disuelven sin penetrar en el suelo y la transforman en un lodazal impenetrable mientras que en la estación de sequía, el agua se evapora y la zona se vuelve totalmente árida. Esto le valió haber sido bautizada como “el Infierno verde", y ser para aquellos que se aventuraran en
ella el reino del barró, del calor y de la sed.
La cuarta última zona del Chaco Boreal es la occidental, que va desde el Desierto central hasta la pre Cordillera andina. Aquí el terreno está formado de canteras arenosas, pero su subsuelo impermeable posee la suficiente humedad que la vuelve apta para la agricultura y la ganadería, además porque está atravesada por los ríos Parapití al norte, y Pilcomayo en su parte central y sur. A partir del límite occidental de la parte desértica, una serie de colinas armoniosas de vegetación cada vez más espinosa y abundante, se eleva gradualmente en una serie de ondulaciones hacia el oeste, hasta mil metros de altitud. Entonces alcanza los últimos contrafuertes andinos o "serranías", pequeñas cadenas montañosas que dominan valles cerrados o "quebradas", que son también puntos de paso obligatorio de una vertiente a la otra. La presencia, en la parte central de esta zona, de un cierto número de aglomeraciones rurales, otorga al paisaje una nota de vida que la diferencia netamente del de las otras tres zonas. Estos eran, a fines de la primavera de 1932, los principales aspectos del entorno en el Chaco Boreal donde, además de la ausencia de toda vida humana en la mayor parte de su territorio, llueve continuamente de diciembre a mayo mientras que el suelo no recibe la menor gota de agua entre junio y noviembre. El combatiente sólo encontrará una tierra calcinada, matorrales espinosos y arbustos retorcidos, muy poca agua, pero gran cantidad de barro, sequía y sed, reptiles y mosquitos.
(1) Mayor Antonio E. González: "La guerra del Chaco - Contribución a la Historia", San Paulo 1941, sin indicación de editor, p. 22-24.
CONDICIONES DEL COMBATE
Considerando lo que acabamos de exponer, se comprenderá fácilmente que el territorio del Chaco no estaba absolutamente preparado para acoger un conflicto que comprometería elementos relativamente numerosos. Desértico en su mayor parte y no contando con instalaciones logísticas necesarias, estaba
además desprovisto de pozos de agua importantes y de carácter permanente, como también de una verdadera infraestructura vial, fuera de sus dos extremos, en las regiones costeras de los dos ríos que lo limitan. Por otra parte, al entrar en guerra, ninguno de los dos beligerantes tenía la menor idea de lo que se encontraría adelante, una vez pasada la línea de separación teórica que lo separaba de su adversario. En consecuencia, en los primeros tiempos de las hostilidades cuando la organización de la retaguardia y la implementación de la logística todavía eran rudimentarias, toda concentración importante de tropas, al igual que todo avance de una cierta amplitud sería, tanto de un lado como de otro, prácticamente irrealizable y hasta inconcebible, a defecto de poder disponer en el lugar de reabastecimiento en agua, víveres y municiones, servicios sanitarios y evacuación de heridos, de estar además en la incapacidad de asegurar la pronta renovación. Esta incapacidad de reaprovisionamiento será aún más sensible en los bolivianos, que estaban mucho más alejados de sus bases que sus adversarios. Esto explica en parte, la facilidad del éxito de los paraguayos en los primeros tiempos y, por otra parte, será una de las razones por las que, por una parte y por otra, al comando siempre le será difícil organizar una operación ofensiva susceptible de abrir la vía hacia una solución decisiva. Por todas estas razones, la guerra del Chaco será esencialmente una guerra de maniobras por líneas internas y de ayudas, lo que hace difícil su presentación de una manera que sea a la vez sintética y lógica. La maniobra por líneas internas tratará de apoderarse de las vías de comunicación del adversario o, al menos, de cerrarlas para luego poder eliminarlas para avanzar ulteriormente. Cortar las comunicaciones en parte de la retaguardia del adversario conducirá generalmente al atacante a tener que avanzar a pie durante horas por montes impenetrables, orientándose con brújula, cuidando de no dejarse ver, sin poder abrir camino con "machete" para evitar cualquier ruido sospechoso, llegando así con más seguridad a sorprender al adversario. En tales condiciones, el combatiente aún no familiarizado con la naturaleza y el clima, se encontrará simultáneamente delante de un doble adversario, el hombre mismo y el terreno. Esta forma de combate será patrimonio de la infantería, ayudada a su vez por la artillería, con el consiguiente apoyo de la aviación. La infantería, sobre todo la boliviana cuyo regimiento no pasaba del medio millar de hombres, actuará por Destacamentos o Unidades Tácticas que pueden llegar a comprender muchos regimientos, que operarán de forma autónoma y procederán sobre todo por ataques frontales. Pero el absoluto desconocimiento del terreno por falta de mapas geográficos válidos y las dificultades encontradas en el reconocimiento, aun aéreo, con frecuencia conducirá a la vaguedad en la elección de objetivos y a fallas de orientación que en muchos casos conducirán al fracaso. Además, agregando a la naturaleza del terreno y a su configuración la falta de mapas geográficos, esto hará a veces que una unidad, aunque estuviera instalada en líneas defensivas que presentan cierto carácter de continuidad, podrá encontrarse separada de aquella con la que debe combatir por un espacio vacío o un "claro" que puede alcanzar una extensión de varios
kilómetros. Se adoptará cierto número de disposiciones comunes a los dos campos, por el hecho de que los movimientos se realizarán generalmente de noche, siendo por ello de difícil ejecución. Estas disposiciones concernirán en especial a las medidas a ser tomadas en materia de reconocimiento de la ruta a seguir para moverse, a la evaluación de la distancia y del tiempo requeridos, a los recursos necesarios para la ejecución de la maniobra, la marcación del recorrido, la selección estricta de guías, exploradores y emisarios que colaborarán con los elementos encargados de ataque. Por lo demás, dado que las posibilidades de observación y de fuego se verán disminuidas por la altura y por la densidad de la maleza, el arma más comúnmente utilizada tanto por unos como por otros será la de corto alcance, de traslado y reemplazo fáciles, como es la individual, o las transportadas a lomo de mula, como la pistola-metralla, la granada de mano o el "machete". En las operaciones de movimiento, el mortero de 60 mm y la ametralladora ligera presentarán el problema de su abastecimiento en municiones y quedarán como armamento primario de uso menos frecuente, mientras que el mortero de 81 mm y la ametralladora pesada sólo serán utilizados cuando puedan ser transportados por mulas. En cuanto a la artillería, ésta tendrá un uso forzosamente limitado en razón de las dificultades que presenta su transporte, su reabastecimiento y la definición de sus sucesivas ubicaciones, lo que hace de ella un arma de uso relativamente reducido en las operaciones de maniobra. Por último, en las mismas operaciones, la aviación jugará más bien un rol de observación y de abastecimiento, antes que un rol de apoyo de bombardeo y ametrallamiento. Los fortines, bolivianos o paraguayos, que estaban esparcidos en la parte oriental del Chaco y, en menor número, en la central, serán los objetivos importantes durante la guerra. Vimos que antes de que se declarara la guerra, salvo raras excepciones, estos fortines sólo eran pequeños grupos de construcciones con techo de ramas y hojas de árboles, sin obras de carácter fijo. Generalmente instalados a poca distancia de los pozos de agua, tenían como fin principal proteger del calor tropical y de las lluvias torrenciales a las pequeñas agrupaciones de soldados que sólo disponían de su arma personal y de una ametralladora ligera, aislados en la naturaleza durante meses y cuya importancia numérica variará según su localización geográfica, la estación o las circunstancias del momento. A partir de los últimos meses de 1930, algunos de estos fortines, Camacho, Arce, Muñoz o Ballivián del lado boliviano, Isla Potĩ, Boquerón o Nanawa, del
lado paraguayo, comenzaron a organizarse en previsión de un conflicto que se dejaba entrever a corto plazo. Las edificaciones que conformaban estos fortines serán reconstruidas o ampliadas, se construirán pozos y depósitos para agua potable, para víveres y municiones, al igual que instalaciones y emplazamientos fijos para ametralladoras y artillería ligera. Estos fortines se pondrán en relación telefónica y telegráfica con los otros fortines, con la retaguardia y con el comando local. Además, en estos fortines se procederá a la instalación de puntos de apoyo avanzados, de trincheras circulares rodeadas de alambradas, y de bases para ametralladoras pesadas montadas sobre cuatro estacas como para permitir la observación y la vigilancia de los
alrededores. Estos puestos de observación podían también estar instalados en chozas con techo de paja y paredes de palisandro que los soldados bolivianos llamaban "chapapas" o "pahuichis", términos utilizados en el dialecto "chaqueño". Por último, en las cercanías de los principales fortines se instalan pistas de aterrizaje y hangares para aviones. Con la guerra, el esfuerzo de militarización se extenderá a otros fortines ya existentes y a los que serían creados durante las hostilidades, haciendo de ellos verdaderos puestos fortificados. Durante la guerra muchos de estos fortines cambiarán de manos, algunos en muchas ocasiones, y la primera acción del ocupante será rebautizar el fortín conquistado dándole un nuevo nombre, generalmente el del camarada muerto en combate o el de un personaje de la reciente historia nacional. Para evitar al lector las dificultades que se derivan de estas modificaciones de nombres, sistemáticamente en nuestro estudio daremos los dos nombres que eventualmente podrá tener un fortín, haciendo que figure el boliviano en primer lugar para respetar el orden alfabético. Así, el fortín creado en 1931 por los bolivianos y rebautizado Tte. Roberto Jara Troche luego de su captura por los paraguayos a fines de 1932, figurará como "Fortín Bolívar/ Tte. Roberto Jara Troche".
PLAN DE PRESENTACIÓN
Por "Orden del Ejército" n° 1-38 del 5 de Enero de 1938, el Estado Mayor boliviano estableció un cuadro de acontecimientos de la guerra del Chaco, que la subdivide en tres grandes partes. La primera va desde el ataque de la Laguna Chuquisaca/Pitiantuta por sus tropas (15 junio 1932), que desencadenará la guerra, hasta el del Fortín Alihuatá/Tte. Ruperto Zenteno (11 marzo 1933), y tiene una duración de 11 meses. La segunda cubre el período entre la acción del km. 7 de Alihuatá (12 marzo 1933) y la terminación de la defensa de la cañada del Carmen por los bolivianos (22 noviembre 1934), que se extiende durante diecisiete meses. El tercer y último período corre desde el 23 de noviembre de 1934 hasta el "cese del fuego" del 14 de junio de 1935, que entonces resulta inferior a siete meses. En cada período, las acciones correspondientes se dividen en "pequeñas acciones" u operaciones de carácter secundario, y "grandes acciones" u operaciones principales. Esta diferenciación tiene por finalidad, como lo precisa el artículo 2 de la "Orden", determinar para cada acción el número de puntos de retiro a ser atribuido a los oficiales de carrera que tomaron parte de ella. Este plan, que tiene el mérito de haber visto la luz en una época donde nada estaba aún determinado, corresponde en grandes líneas a la realidad de los hechos. Se le reprochará sin embargo no distinguir, en lo que considera como la segunda parte de la guerra, entre marzo de 1933 y noviembre de 1934, una primera parte que va hasta diciembre de 1933 y en la cual la guerra puede ser considerada como de posición, y otra que termina en noviembre de 1934 que será de maniobras. Por
lo demás, el documento oficial boliviano no da ninguna explicación sobre los criterios de apreciación de las acciones, de suerte que la calificación de algunas resulta difícil comprender. Ignoramos si el Estado Mayor paraguayo realizó un trabajo parecido pues no encontramos rastros en los autores. Por lo que sabemos, únicamente el Coronel de caballería Pedro P. Medina, (2) presenta en su obra un plan que divide la guerra en cuatro campañas que, en grandes líneas, coincide con los cuatro años en los que se extenderá el conflicto. Medina ve una primera campaña, que culmina con la batalla de Boquerón y que va hasta la retirada boliviana del fortín Saavedra/ My. Ramón Avalos Sánchez, a fines de 1932. La segunda parte del período en que los paraguayos se dedican a la defensiva y que termina con la victoria de Campo Vía, corresponde a 1933. La tercera, bautizada por el autor como "Campaña de Ballivián" cubre los 11 primeros meses de 1934. Finalmente, la última campaña es la de los combates en las cercanías de los Andes, entre diciembre de 1934 y junio de 1935. El norteamericano Zook, el único no sudamericano que estudió la guerra (3) la repartió en cinco fases correspondiendo cada una de ellas a la predominancia momentánea de uno u otro adversario. Lo que da como cabeza de los sucesivos capítulos, la primera ofensiva paraguaya de junio a diciembre de 1932, la ofensiva boliviana de enero hasta el verano de 1933, la segunda ofensiva paraguaya entre octubre de 1933 y mayo de 1934, la tercera ofensiva paraguaya de julio a diciembre del mismo año, y la contraofensiva con la que se producirá el cese de las hostilidades. De entre estas tres clasificaciones nuestra preferencia va hacia la del paraguayo Medina. Aunque ella no corresponda exactamente al encadenamiento estratégico de las operaciones, al menos tiene el mérito, con sus cuatro fases, que además no hace sino esbozar, de corresponder, aunque con una cierta diferencia de tiempo, a las cuatro etapas del ejército boliviano que será destruido y reconstruido por tres veces durante la campaña. La elegimos entonces para nuestra presentación modificando sin embargo, en función de la fisonomía propia de cada una de las fases, los períodos de tiempo que el autor atribuye a cada una de ellas. La que consideramos como la primera etapa de la guerra y a la que llamaremos "LA GUERRA POR LAS FRONTERAS", va desde el inicio del conflicto a mediados de junio de 1932, hasta los primeros días de 1933. Aquí se verá a los paraguayos, después de haber retomado a precio de grandes pérdidas la posición estratégica de Fortín Boquerón, sacar provecho hábilmente de las dificultades para reabastecerse y fortalecerse, siendo corridos por sus adversarios, para penetrar en las posiciones bolivianas y llegar a las cercanías del Fortín Saavedra/My. Ramón Ávalos Sánchez, antes de ser a su vez contenidos y luego repelidos por los bolivianos. La segunda fase se extiende desde enero de 1933 hasta mediados de diciembre del mismo año y será la de "LA GUERRA DE POSICIONES". En efecto, al mismo tiempo que se desarrollaban los duros combates a cielo abierto los seis
meses del primer trimestre, los dos campos se dotaban de materiales diversos suficientes y procedían en simultáneo a la realización de una cierta estructura logística y vial, lo que les permitirá una relativa seguridad enterrándose en trincheras permanentes, sin renunciar por ello a las ayudas y a la acción contra las comunicaciones adversas. Al encontrarse, por esta situación, a mucho menos contacto visual del adversario, los dos campos podrán consagrar una parte más importante de sus acciones al ametrallamiento y al bombardeo, terrestre o aéreo de las posiciones enemigas o al de los puntos que podían parecerles sospechosos. Este segundo período conocerá más operaciones ofensivas de importancia, como los ataques estériles de los bolivianos contra el fortín Nanawa/Pte. Eligio Ayala de enero y de julio de 1933, o el de los paraguayos del mes de diciembre, que culminará en su victoria de Campo Vía. Pero estas diferentes operaciones, muy costosas en vidas humanas, prácticamente no traerán modificaciones de posiciones recíprocas sobre el terreno, lo que nos conduce a considerar esta segunda fase como un período esencialmente de guerra de posiciones. Después de una corta tregua impuesta a los beligerantes por la Comisión de los Neutrales de Washington a fines de 1933, las operaciones entrarán en una tercera fase que se podría definir como la de "LA REDUCCIÓN DEL ESPACIO DE LUCHA POR LOS PARAGUAYOS" que, después de haber sacado las amarras representadas por el Fortín Ballivián/My. Alberto Gardel, gracias a una serie de ofensivas eficaces, lograrán atravesar el río Parapití al norte, alcanzar las cercanías de la zona petrolífera andina en el centro, y amenazar la plaza fortificada de Villa Montes sobre el ala izquierda. La guerra toma entonces un aspecto nuevo porque, al realizar en el extranjero adquisiciones de materiales más importantes que antes, los dos ejércitos adversarios dispondrán de una fuerza de penetración y de una capacidad defensiva sensiblemente acrecentada. Algunas de estas compras resultarán inútiles, por así decirlo, como será el caso del ejército boliviano, dotado a la vez de tanques cuyo manejo resulta prácticamente imposible en terreno de breñas y zarzas, y del lanzallamas dejado pronto de lado, pues al provocar un incendio en los fondos de los bosques, eran en definitiva tan peligroso para sus propios soldados como para los del enemigo. Por otra parte y por ambos ejércitos, la aviación se reforzará y a su tarea tradicional de caza, bombardeo y reconocimiento se agregará la fotografía aérea, para así asegurar una mejor detección de las posiciones, de los medios y de los objetivos del adversario, y la realización de mapas geográficos más precisos que los anteriores, en la medida en que esos mapas existiesen. Finalmente, la interrupción prácticamente incesante de las comunicaciones telefónicas por la acción de las patrullas, conducirá a los dos comandos a tener que recurrir siempre más a la telegrafía sin hilos para sus comunicaciones con las unidades en acción en la retaguardia y en la zona interna. En un frente que ciertamente no será continuo pero que llegará a tener hasta doscientos kilómetros de extensión, las operaciones se basarán esencialmente en la maniobra, y se efectuarán con fuerzas más importantes que en los dos períodos anteriores, comprometiendo simultáneamente divisiones y hasta Cuerpos de Ejército. La operación más larga de esta tercera fase será el ataque de los paraguayos a la poderosa base fortificada de Fortín Ballivián/My. Alberto Gardel, posición clave del sector
meridional, que comienza en febrero de 1934 y termina con el abandono de los bolivianos de la posición, nueve meses más tarde. Después de su fracaso ante Ballivián los paraguayos avanzarán hacia el oeste gracias a una sucesión de maniobras eficaces y de combates de diversa suerte que, después de la caída del punto estratégico de Ybybobo a fines de diciembre, los llevarán a las "Serranías" que forman el límite natural del Chaco. La cuarta y última fase que va de enero de 1935 al cese del fuego del 14 de unio siguiente, será la de "LA GUERRA DE MANIOBRAS" que también se puede llamar "LA REACCIÓN BOLIVIANA". Esta se iniciará en un momento en que la situación sobre el terreno ha sido totalmente modificada respecto de lo que era durante los meses anteriores, tras la transformación del espacio de la lucha a consecuencia del avance de los paraguayos. La solución de los problemas de comunicación con la retaguardia y del reabastecimiento en hombres, armamentos y víveres, resulta de ahí en adelante mucho más fácil para un ejército boliviano que opera mucho más cerca de sus bases y, por otra parte, reformado por tercera vez en la guerra, lo que le permitía disponer de tropas renovadas y bien armadas. Al contrario, el ejército paraguayo había extendido sus líneas de comunicación por más de setecientos kilómetros, lo que hacía difícil su reabastecimiento y prácticamente imposible los relevos de sus tropas, por lo demás ya en los límites del agotamiento físico. Este ejército se lanzará sin embargo, con la valentía que demuestra a todo lo largo de la campaña, contra el poderoso conjunto fortificado que cercaba Villa Montes en los primeros meses de 1935, después logrará, y cada vez al precio de grandes sacrificios, infiltrarse en las "Serranías" y atravesar, más al norte, el río Parapití, creando una amenaza contra los yacimientos petrolíferos de los Andes orientales y contra la ciudad de Santa Cruz. Pero los esfuerzos de los paraguayos serán contenidos por la tenacidad de los bolivianos quienes, a partir de abril, tomarán la ofensiva en las partes septentrional y central de su dispositivo. Esta contraofensiva será sin embargo, llevada muy tímidamente para poder conducir a un viraje total de la situación militar. Esta bastará, por otra parte, para alarmar a las autoridades argentinas sobre el futuro de sus intereses económicos en el Chaco, y para incitarles a intervenir en favor de un paro inmediato de las hostilidades. El plan que presentaremos al lector y que seguiremos, de ninguna manera pretende innovar respecto a lo brevemente expuesto anteriormente. Tiene como fin principal ser adecuado para permitir una exposición coherente de las fases y de las características principales de una guerra tan diferente de las tradicionales como lo será ésta del Chaco.
(2) Coronel Pedro P. Medina "La guerra del Chaco", Imprenta de las FF.AA. de la Nación, Asunción 1985, tomo I, p. 31-35. (3) David H. Zook Jr.: "The conduct of the Chaco War", Bookman Associates, New York 1960.
CAPÍTULO X
LA GUERRA POR LAS FRONTERAS DE PITIANTUTA A BOQUERÓN (15 DE JUNIO - 29 DE SEPTIEMBRE 1932)
DESCUBRIMIENTO BOLIVIANO DEL "GRAN LAGO"
Ya se sabe que en la primavera de 1932, el 25 de abril, un aparato Vespa piloteado por el Mayor boliviano Jorge Jordán, con el Mayor Oscar Moscoso como observador, al volver de un vuelo de reconocimiento en la parte central del Chaco entre el fortín Camacho/ Mcal. José F. Estigarribia y el fortín Ingavi/ Cap. Pablo Lagerenza, descubre en la zona desértica del Campo de la Desolación, un vasto plano de agua de seis kilómetros de Oeste a Este y dos y medio de Sur a Norte, habitado por aves acuáticas rodeado de vegetación, a una distancia, a vuelo de pájaro, de cien kilómetros de Camacho y doscientos de Ingavi. Observan, en la orilla oriental del plano de agua, la existencia de construcciones de paja y de barro seco, diferentes de las de los indios salvajes de la zona, que parecían abandonadas, y que el Mayor Moscoso estima ser barracas que entonces eran paraguayas. Al volver a su base de Fortín Muñóz/Gral. José Eduvigis Díaz, los dos oficiales informan enseguida al comandante de la IV DIB a la que pertenecía Moscoso, sobre su descubrimiento de esta gran extensión de agua que tenía que ser permanente dada la presencia de aves acuáticas, a la que bautizarán como "Gran Lago" o "Laguna Grande", antes de llamarse "laguna Chuquisaca" para los bolivianos y de ser ya conocida por los paraguayos bajo el nombre de "Pitiantuta". Es probable, o tal vez cierto que, hasta el 25 de abril de 1932, dado que el secreto había sido bien guardado, tanto Jordán como Moscoso ignoraban, no sólo la existencia del "Gran Lago", sino también que éste ya había sido descubierto por el ejército paraguayo el 13 de marzo del año anterior. Este descubrimiento había sido realizado por una misión exploradora dirigida por el célebre General paraguayo de origen ruso Yuri Belaïeff, a quien asistían el Capitán de ingeniería Basile Serebriakof y el Teniente Aleksander von Eckstein, ambos igualmente rusos blancos, un oficial paraguayo y cuatro aborígenes chamacocos que les servían de guías y de portavoces. Cuatro meses
después del descubrimiento de lo que Belaïeff había bautizado "Laguna Pitiantuta", por el nombre otorgado a esta agua por los indígenas de la zona, el ejército paraguayo edifica sobre la orilla oriental, un fortín que recibe el nombre de Carlos Antonio López y que era justamente aquél que fue descubierto por el Mayor Moscoso. En cambio, es lícito pensar que el Presidente Salamanca, al igual que el Estado Mayor General boliviano, estaban perfectamente enterados de la presencia paraguaya en las orillas de la "Laguna Pitiantuta". Para Bolivia, acceder a ese lugar era la solución al problema del enlace entre sus tropas instaladas en la parte norte del Chaco y las de la IV DIB que tenían en la parte sur. Además, el 8 de marzo de 1932, Salamanca, en su calidad de Capitán General de las fuerzas armadas en virtud de la Constitución, y tal vez sin haberlo informado previamente a su Estado Mayor general, ordenará avanzar hacia el norte desde el fortín Camacho/Mcal. Estigarribia, en dirección al fortín paraguayo Galpón y hacia la Laguna Bautista. En la intención del Presidente boliviano, este avance debería permitir eliminar el "claro" de alrededor de ciento setenta kilómetros que separaban la IV DIB de la III DIB instalada al norte, e implicaría entonces la penetración de la primera de estas divisiones en el "Campo de la Desolación". El descubrimiento del "Gran Lago" y de la presencia paraguaya otorgaba un carácter de urgencia al cumplimiento de la orden presidencial, porque intervenía en el momento justo en que el Comité de los neutrales, reunido en Washington para buscar una solución el problema del Chaco, se proponía pedir a las dos partes interesadas que le entregaran el estado exacto de sus posiciones avanzadas y el de las posiciones más recientes logradas en el territorio en disputa. Entonces para Bolivia era primordial incluir, en bien de su posición estratégica y de sus reservas de agua potable, al "Gran Lago" en el estado pedido por la Comisión, siendo así que por el telegrama del 3 de mayo el Estado Mayor General dará a la IV DIB la orden formal de tomar posesión con toda urgencia del "Gran Lago". Orden terminante dada por mandato del Presidente Salamanca, pero que acarreará reticencias de su parte, pues él la complementa con la prohibición de todo compromiso armado con las fuerzas paraguayas y con la instrucción de limitar la ocupación ordenada solamente a la orilla occidental del "Gran Lago". En efecto, Salamanca pensaba, con cierta ingenuidad, que el Paraguay aceptaría la repartición territorial que él le imponía sin reaccionar y que luego el Comité de los Neutrales confirmaría. La realidad será muy diferente de lo que él esperaba. Antes de abordar el examen de los combates cuyo teatro sería la Laguna Chuquisaca/Pitiantuta, nos conviene volver sobre lo que era, a mediados de unio de 1932, la entidad y la ubicación en el Chaco tanto de las fuerzas bolivianas como de las paraguayas. En el papel, Bolivia disponía en el Chaco de 3 divisiones de infantería (DIB) con un total de 3.500 hombres, de los cuales 2.700 eran combatientes. Al Norte, en la zona Puerto Suárez-Roboré-Ingavi-Bogado-Madrejón, con cuartel general en Roboré, la III DIB (General José Lanza) con alrededor de 1.000 hombres.
Estos últimos estaban distribuidos entre el 12° RIB "Florida" (Teniente Coronel Luis Gamarra) con 18 oficiales y 235 soldados esparcidos entre Roboré, y los fortines: Ravelo a ciento treinta kilómetros al sudoeste de Roboré; Ingavi/Cap. Pablo Lagerenza a ochenta kilómetros al sur, sudoeste de Ravelo, y Junin/Asp. José María Troche, a cuarenta y cinco kilómetros al sudeste de Ingavi; el 4° RCB "Ingavi" (Mayor Raúl Barrientos luego Tte. Coronel Ángel Ayoroa) con 13 oficiales y 221 jinetes, la mayoría a pie, manteniendo el fortín Ingavi y, a cincuenta kilómetros al sudeste de este último, el fortín Aroma/Tte. 1° Herminio Mendoza, la 8º batería de artillería autónoma en Ingavi, y una parte del 3er Batallón de Ingeniería "Paucarpata", que no tenía destino fijo. También al norte, pero más en dirección hacia el este, la V DIB de 500 oficiales y soldados, con su cuartel general en Puerto Suárez y limitada solamente por el 13° RIB "Quijarro" (Tte. Coronel Zacarías Murillo), escalonado entre Puerto Suárez y el Fortín Vitriones en un rol puramente defensivo porque principalmente se dedicaba a abrir vías de penetración hacia el sur. Pero el núcleo principal de las fuerzas bolivianas del Chaco era la IV DIB (Coronel Francisco Peña), que de 1.200 llegó a tener 2.016 hombres (4), siendo la mayoría indígenas del Chaco, en vista a tener un sector que se extendiera desde el fortín Tinfunqué/- en las cercanías del río Pilcomayo, hasta el fortín Camacho/Mcal. José F. Estigarribia, en el límite meridional de la zona árida. Este núcleo estaba constituido por tres regimientos de infantería, el 4° RIB "Loa" (Tte. Coronel Enrique Peñaranda Castillo) que tenían los fortines Ballivián/My. Alberto Gardel y Alihuatá/My. Ruperto Zenteno, con 540 hombres y una batería autónoma de 2 piezas, el 6º RIB "Campos" (Tte. Coronel Manuel Marzana Oroza) con el fortín Pte. Arce/Gaspar Rodríguez de Francia vigilando estrechamente el fortín paraguayo Boquerón con 316 oficiales y soldados, y el 8° RIB "Ayacucho" (Tte. Coronel José Galleguillos) de 96 hombres distribuidos solamente entre los fortines Saavedra/My.Ramón Avalos Sánchez, Cuatro Vientos/-, Tinfunqué, y el Sorpresa /Tte. Coronel Adolfo Rojas Silva, al que se agregaba el 5° RCB "Gral. Lanza" (Tte. Coronel Antonio Suárez) con 89 hombres, con batería de 2 piezas y la otra parte del batallón de ingeniería "Paucarpata". La IV DIB comprendía hombres generalmente bien adaptados a la vida en la selva y bien comandados, que generalmente contaban ya con muchos años de presencia en el Chaco, pero que se encontraban dotados de armamentos y de medios notoriamente insuficientes para el territorio que debían mantener y para las tareas que el alto mando pensaba confiarles. El Paraguay había reagrupado en el Chaco lo esencial de sus fuerzas terrestres al organizar, a partir de mayo de 1932, su 1º División de Infantería (DIP), que se dijo que estaría comandada por el Teniente Coronel José Félix Estigarribia, con el Mayor Carlos J. Fernández como jefe de Estado Mayor. La 1º DIP, concentrada primeramente alrededor de Puerto Casado, estaría formada por 2 regimientos de infantería, los 2° RIP "Ytororó" (Mayor José Rosa Vera) y el 4° RIP "Curupayty" (Mayor José A. Ortiz), dos regimientos de caballería, o RCP, los 2° RCP "Cnel. Toledo" (Mayor Tranquilino Ortiz Cabral) y 3° RCP "Cnel. Mongelós" /Mayor Federico W. Smith), el 2º Grupo de Artillería o GPA (Capitán Raimundo Rolón), el 1er. Batallón de ingeniería (Capitán Basiliano Caballero Irala), y la 1ª. unidad sanitaria. En junio de 1932, estas diferentes unidades eran todavía efectivos de paz, 750 hombres para el
regimiento de infantería, 350 para el de caballería y 75 para el batallón de zapadores, lo que hacía para la 1º DIP, junto con los elementos afectados al servicio, un total de alrededor de 3.000 hombres, equivalente al que Bolivia mantenía en el Chaco. La 1º DIP se extenderá progresivamente desde Puerto Casado hasta el centro de la agrupación que sería creada ante las amenazas de guerra en Isla Poi, que se convertirá en Villa militar y enviará destacamentos para mantener los puestos más alejados de los fortines Boquerón y Nanawa/Pte. Eligio Ayala, y además, participará en la extensión de la vía férrea de Puerto Casado desde el Km 145 hasta el Km 160, más cercano de su eje de defensa. A la 1º DIP que constituía la punta de lanza del ejército paraguayo en el Chaco, se agregaban en la misma región dos unidades que no dependían de ella, al sur la guarnición de Villa Hayes y al norte, el 5° RIP "Gral. José Eduvigis Díaz" (Tte. Coronel Félix Cabrera) con base en Bahía Negra, sobre el Alto-Paraguay, donde también estacionarán, en junio de 1932, el cañonero "Tacuarí" y el aviso "Tte. Herreros" (5). (4) Coronel Edmundo Paz-Soldán Pol: "Guerra del Chaco - Planes y Conducción de operaciones militares", Impresiones POLIGRAF, Cochamba 1989,p.36 y siguientes. (5) Luís Benítez: "Guerra del Chaco: antecedentes - protagonistas - hasta la campaña defensiva", Industria Gráfica Comuneros S.A., Asunción 1983, p.3031.
LA LUCHA POR LA LAGUNA PITIANTUTA
Los combates en los que luchaban bolivianos y paraguayos por la posesión de la reserva de agua que constituía el Gran Lago/Laguna Pitiantuta, no se diferencian, en el plano militar, de los compromisos en los que anteriormente lucharon, salvo el hecho de comprometer efectivos numéricamente más importantes, que durarán más tiempo. En los otros campos la situación será muy diferente porque, en lugar de terminar en las habituales protestas diplomáticas emitidas por las respectivas cancillerías, conducirán a una guerra larga, sangrienta y costosa, que tendrá posteriormente una incidencia muy considerable sobre la estructura política, económica y social, y sobre la posición diplomática de los ex adversarios.
OCUPACIÓN POR LOS BOLIVIANOS DEL FORTÍN CARLOS A. LÓPEZ
(15 DE JUNIO DE 1932)
Para ejecutar una orden telegráfica del 3 de mayo de 1932 del Estado Mayor de La Paz de ocupar con urgencia el "Gran Lago", la IV DIB enviará una primera expedición de 2 oficiales y 6 hombres del 4° RIB "Loa", dirigida por el Teniente Eduardo. Esta expedición sale el 11 de mayo del fortín Camacho/Mcal. Estigarribia, se alista en camino y regresa dos semanas más tarde. Una nueva expedición, más nutrida porque cuenta con 4 oficiales y 25 hombres del 5° RCB "Gral. Lanza", saldrá a su vez de Camacho el 25 de mayo, en dirección al "Campo de la Desolación", a 170 km en dirección del nordeste. Estaba conducida por el Mayor Oscar Moscoso, buen conocedor del Chaco donde estaba sirviendo desde hacía muchos años, que hizo el relato de su expedición en una recopilación de recuerdos (6). Avanzando en una zona espinosa y baja, abriéndose camino con "machete" y
gracias al pecho de las mulas de la escolta, Moscoso y sus hombres avanzan primeramente hacia el norte unos treinta kilómetros, antes de cruzar oblicuamente hacia el este por 80 km, para retomar el camino del norte por 55 km y, después de haber atravesado una amplia zona de terreno arenoso y espesa vegetación llegan al fin de una marcha que se hizo muy sufrida por el fuerte calor, a las cercanías de la orilla occidental del "Gran Lago", hacia las últimas horas de la mañana del 14 de junio. La ocupación del "Gran Lago" ordenada por La Paz era, evidentemente, la condición "sine qua non" para poder asegurar la fusión de las fuerzas bolivianas del norte del Chaco con las del sur. Pero para Moscoso, esto implicaba además tener que tomar las medidas necesarias para el mantenimiento del objetivo que le había sido asignado. Lógicamente esto implicaba para él en primer lugar tener que eliminar el obstáculo representado por la guarnición del fortín Carlos Antonio López, establecido sobre la orilla opuesta del "Gran Lago", y proceder en eso con bastante rapidez para que el comandante paraguayo no sea informado del hecho antes de un cierto plazo de tiempo, que Moscoso aprovecharía para organizarse y para recibir refuerzos. Por estas razones, Moscoso abandonará su campamento provisorio en esta parte de la margen alrededor la medianoche, con 3 oficiales y 18 soldados cuya consigna será no abrir fuego sino bajo su orden, porque él ignoraba toda la importancia de la guarnición paraguaya. Progresando lentamente y en un silencio total, arrastrándose a todo lo largo de la vertiente oeste de la Laguna, los bolivianos alcanzarán el fortín antes del alba del miércoles 15 de junio, y Moscoso se dará cuenta de que el fortín se encontraba a escasa distancia del extremo nordeste de la margen oriental de la Laguna y sólo contaba con tres pequeñas construcciones. El envía al interior patrulleros que sólo encontrarán allí algunos soldados profundamente dormidos a quienes despertarán con el ruido. Al regreso de los patrulleros, que habían podido retirarse sin ser vistos por los paraguayos, Moscoso dará la señal de ataque. Este se hará en el vacío y sin pérdidas de sus hombres, porque los paraguayos, a excepción del cabo que muere, habían desaparecido en los matorrales con el fin de llegar hasta Campo Esperanza donde estaba acantonado su escuadrón del 2° RCP "Cnel. Toledo". Más adelante se sabrá que dos meses antes, el 2º RCP "Cnel. Toledo" tenía el fortín Carlos Antonio López con 45 hombres, entonces con un efectivo superior en número al de Moscoso. Mientras tanto, después de tres jornadas de marcha, los sobrevivientes de la guarnición paraguaya, al borde del agotamiento físico, llegan a la terminal de la vía férrea de Puerto Casado e informan a sus superiores sobre el ataque boliviano. Un poco más tarde, el Teniente Coronel Estigarribia se desplazará personalmente desde su P.C. de Casanillo para interrogarlos y, a la vista de las indicaciones que recibirá, decidirá la reconquista inmediata del fortín perdido. En los días siguientes a su conquista, Moscoso procederá a la destrucción del fortín paraguayo y a la instalación, a 5 km al oeste, de un nuevo fortín que recibirá el nombre de Mariscal Santa Cruz y rebautizará como Laguna Chuquisaca el plano de Agua de Pitiantuta. El gobierno de La Paz, a través de
la IV DIB recibe el informe de estos acontecimientos el 17 de junio. Muy preocupados por el alerta dado a los paraguayos, Moscoso solicitará de la IV DIB refuerzos en hombres, en víveres y en municiones y comenzará a instalar sus defensas en el terreno conquistado. Con este fin, enviará a explorar en 20 km el sendero o "senda" que llevaba al puesto paraguayo de Cnel. Martínez, buscará otras vías de penetración hacia el nordeste y hacia la Laguna Obieta u Olimpo, e instalará una pista de aviación en un gran campo de pastoreo con vegetación acuática, a dos kilómetros al sudoeste de la Laguna. Recibirá un primer refuerzo con la primera compañía de fusileros formada por elementos sacados de los regimientos, V RIB "Loa" y 8° RIB "Ayacucho", y del 5° RCB "Gral. Lanza", después recibirá una segunda compañía de fusileros y de ametralladoras ligeras pertenecientes al 5° RIB "Campero", muy recientemente llegado al Chaco. De tal modo que a fines de junio, el "Destacamento Moscoso" dispondría de 7 oficiales, 143 hombres, 1 batería de artillería, 1 sección de ametralladoras de 2 piezas, 16 ametralladoras ligeras, 1 sección sanitaria y de una dotación de 23.000 cartuchos. Para prevenir cualquier sorpresa, Moscoso ordenará rodear el fortín Mariscal Santa Cruz de trincheras en óvalo, cavar al nordeste una triple línea de defensa, destacará un oficial y 15 hombres con una ametralladora ligera a mil quinientos metros del fortín para vigilar la "senda" de Coronel Martínez, y establecerá otro puesto de vigilancia en el camino de la Laguna Obieta.
(6) General Oscar Moscoso: "Recuerdos de la guerra del Chaco", Ediciones Canelas, Cochabamba 1976, tomo I p. 69 y sgt.
LA DERROTA PARAGUAYA EN LAGUNA CHUQUISACA/PITIANTUTA (29 DE JUNIO)
Decidido a retomar por la fuerza la Laguna Chuquisaca/ Pitiantuta, Estigarribia hará preparar un Grupo táctico en Casanillo, entre la terminal ferroviaria de Punta Rieles e Isla Poi. A las órdenes del Teniente Ernesto Scarone, este grupo comprenderá la 1ª. compañía del 2º RIP "Ytororó" con 1 oficial, 50 soldados y 2 morteros Stokes-Brandt, un pelotón del 2° RCP "Cnel. Toledo" de 1 oficial y 32 jinetes desmontados, 1 sección de mulas de carga y de 10 hombres y una sección sanitaria con 1 oficial y 3 enfermeros-camilleros, en un total de 98 hombres, inferior al del Destacamento Moscoso. Este último esperaba, día tras día, una reacción paraguaya y para ello se había preparado. Instala al Subteniente Arévalo con 8 hombres, sacados de un refuerzo de treinta hombres del 4° RIB "Loa", recientemente llegados, 1 ametralladora ligera en tres pequeñas trincheras abiertas de ambos lados de la vía de Cnel. Martínez, y ubica un escalón de igual fuerza a mil metros antes
del fortín, en el camino de la Laguna Obieta. El fortín mismo y la excelente plataforma de tiro formada por el islote de árboles que daba acceso al fortín, quedan al cuidado de 4 oficiales y 56 hombres. Otros 37 hombres son afectados a los trabajos de refuerzo y a los servicios auxiliares. Después de haber enviado patrullas para reconocer las posiciones adversarias, Scarone comenzará su avance en dos columnas, una siguiendo la margen de la Laguna y la otra avanzando a través del "monte" para tomar por sorpresa a los bolivianos y cercarlos, en la mañana del 29 de junio. Primeramente chocará, hacia las once horas, con la sección Arévalo que sucumbe por el número y es capturada después de un breve combate donde Arévalo cae mortalmente herido. Los fusiles alertarán a Moscoso, que enviará desde el fortín Mcal. Santa Cruz dos destacamentos, uno a sus órdenes y el otro bajo el mando del Teniente Eduardo. El primer destacamento rechazará a la columna paraguaya que bordeaba la Laguna, obligándola a replegarse hacia el "monte" donde será atacada por el destacamento Eduardo. Ante su inferioridad numérica, Scarone cesará el combate y replegará sus tropas sobre más o menos treinta kilómetros por el sendero de Cnel. Martínez, antes de detenerse definitivamente en el "cañadón" " cañadón" de Anta, donde recibirá un mensaje telegráfico de Estigarribia ordenándole "resistir hasta el último hombre sin retroceder ni una pulgada. (8) El enfrentamiento del 29 de junio costará a los bolivianos 1 oficial y 3 soldados muertos, 3 soldados heridos y otros 4 desaparecidos, todos pertenecientes al 4º RIB "Loa" a excepción de un jinete del 5º RCB "Gral. Lanza". Las pérdidas paraguayas serán de 1 muerto, 1 con heridas ligeras y 1 desaparecido, todos hombres de tropa, según el paraguayo Vittone (8), 2 soldados muertos y 1 herido según el boliviano Antezana Villagrán (9). La misma noche del combate, Moscoso recibirá como refuerzo al Capitán Urcullo del 4° RIB "Loa" con 40 hombres y dos ametralladoras ligeras y luego, en los días siguientes, al Capitán Rodríguez con 59 hombres del 5° RIB "Gral. Campero", estos últimos recién llegados al Chaco sin haber recibido previamente la menor instrucción militar ni haber efectuado ejercicios de tiro, estando para colmo, la mayoría de ellos atacados de paludismo. Estos refuerzos permitirán a Moscoso disponer de 150 hombres, articulados en dos compañías comandadas respectivamente por los capitanes Urcullo y Rodríguez. Estas compañías tomarán posición en las trincheras ovales de 700 m de radio y de 100 a 150 m de fondo, que habían sido instaladas alrededor del fortín Mcal. Santa Cruz, mientras que otros puestos avanzados de vigilancia se ubicarán en los caminos que llevan a Cnel. Martínez y a la Laguna Obieta.
(8) Coronel Luis Vittone. "La guerra del Chaco", sin indicaciones de fecha ni editor, tomo I p.5056. (9) Coronel Jorge Antezana Villagrán: "La guerra del Chaco hasta Campo Vía", Litografías e Imprentas I mprentas Unidas, La Paz 1979, p. 119-120.
EL PARAGUAY RETOMA LA LAGUNA (15-16 DE JULIO)
La derrota del Destacamento Scarone de ninguna manera influirá en la decisión de Estigarribia, decisión que por lo demás él había tomado sin consultar previamente con su gobierno, dividido también en cuanto a la conducta política que debía seguirse en el Chaco. Apenas llega la noticia al P.C. de Casanillo, decidirá formar un nuevo destacamento más importante. Éste englobará el de Scarone y a las órdenes del Capitán Abdón Palacios, comprenderá también 2 compañías y media del 2° RIP "Ytororó" con 2 ametralladoras pesadas, 11 fusiles metralla y 1 mortero Stokes-Brandt, 2 pelotones del 2° RCP "Cnel. Toledo" y secciones de intendencia, sanitaria y de transporte, formando en total un conjunto de 17 oficiales y 338 hombres para la infantería, y 3 oficiales con 56 hombres para la caballería; el total era de 414 oficiales y soldados, dotados de 250 cartuchos por cada infante y de 150 por jinete. El Destacamento Palacios saldrá del km 152 de la vía férrea de Puerto Casado el 5 de julio a las 17 horas, su caballería llegará al "cañadón" de Anta dos días después y el resto de la tropa otros dos días más tarde esperados por la que comandaba Scarone. Una vez realizada la agrupación de sus fuerzas con las de Scarone, Palacios hará efectuar un profundo reconocimiento del terreno y de las posiciones defensivas bolivianas, antes de elaborar un plan de ataque que en grandes líneas retomaba el de Scarone. El ataque se realizaría en dos columnas, la primera formada de una compañía de infantería con 2 ametralladoras pesadas, la segunda con 1 compañía y un escuadrón de caballería, mientras que una tercera compañía, 2 ametralladoras pesadas y la sección de morteros se ubicaría en la reserva. Después de haberse dividido, las dos compañías encargadas del ataque se internarán en las pistas seguidas por Scarone el 29 de junio y atropellarán las posiciones avanzadas bolivianas, antes de seguir su avance hacia la posición principal. El ataque recibe el apoyo de la sección de morteros, encargada en particular de efectuar un bombardeo intensivo hacia las posiciones avanzadas y después, con la llegada de los asaltantes en las cercanías de la Laguna, neutralizarlos con el fuego de las ametralladoras instaladas en la posición principal de resistencia de los bolivianos. Dos compañías encargadas de atacar se dirigirán, el 13 de julio, a 15 kilómetros más allá de Anta y, en la noche del 14 al 15, se acercarán al fortín Mcal. Santa Cruz y en el "monte" que lo rodeaba, abrirán una cierta cantidad de brechas sin ser vistos por los centinelas de los puestos de combate de los bolivianos. (10) En el momento de la aproximación paraguaya, Moscoso tenía 1 oficial y 14 hombres de 14° RIB "Loa" ocupados en abrir un camino hacia el norte, 12 hombres del 5° RIB "Campero" en el borde occidental de la Laguna para limpiar la parte de terreno destinado a la futura pista de aterrizaje, 5 hombres vigilando un pozo a 15 kilómetros, en la ruta de Camacho y otros 6 en la "cañada" que llevaba hacia allí esperando el reabastecimiento anunciado, es decir casi 40 hombres ocupados en tareas que no eran la defensa. Sobre los 110 hombres que quedaban disponibles, en todo momento, 15 de ellos estaban afectados a los puestos de vigilancia de los senderos de Cnel. Martínez y de la
Laguna Obieta, y otros 10 estaban permanentemente establecidos con 2 ametralladoras ligeras en los puestos de la orilla oriental de la Laguna. El conjunto de las fuerzas bolivianas disponía de 2 ametralladoras pesadas Colt, 7 ametralladoras livianas Vickers y de 4 ametralladoras livianas Madsen, con 100 cartuchos por cada hombre y 8.000 cartuchos para ametralladora. Los primeros golpes de fuego provocaron la huida de los animales, del ganado y de las aves de la zona, sus abastecimientos en víveres eran insuficientes y sólo cubrirían algunos días, además el transporte de víveres desde el fortín Camacho se hacía en un mínimo de 7 a 8 días. Los paraguayos abrirán fuego cerca de 500 m al sur del puesto boliviano que vigilaba el sendero de Cnel. Martínez, el 15 de julio a las diez y media. Luego la compañía Scarone y el pelotón de caballería, apoyados por el fuego de las ametralladoras, se lanzarán al asalto, obligando a los bolivianos a abandonar sus dos nidos de armas automáticas avanzadas y a replegarse progresivamente sobre su posición principal. Al término de violentos combates, los asaltantes rodearán enseguida la Laguna por su orilla occidental y atravesarán el "Campo de los Galleguillos", cortando a los bolivianos el camino de Fortín Camacho/ Mcal. José F. Estigarribia. En las primeras horas de la tarde, los paraguayos pondrán en acción su sección de morteros, arma totalmente desconocida para los bolivianos que los tomarán por cañones de campaña y que les causará pérdidas relativamente importantes. El tiroteo continuará hasta bien entrada la noche, pero las patrullas paraguayas de reconocimiento se darán por derrotadas ante las posiciones adversarias. Después que el resto de la noche la pasaran en calma, apenas llegada el alba del 16 los paraguayos retomarán la actividad de sus patrullas y sus tiros de mortero, antes de lanzarse entre los matorrales buscando acercarse a las posiciones bolivianas. Un primer asalto, apoyado por las ametralladoras pesadas, contra el sector a cargo de la compañía Rodríguez, será rechazado. Entonces la situación parecía tornarse favorable a los bolivianos cuando, súbitamente y sin razón aparente, los soldados de la compañía Rodríguez abandonaron sus posiciones de combate para huir hacia la pista de Camacho, que mientras tanto los bolivianos habían vuelto a abrir. El pánico cunde en la sección del 5° RIB "Campero" que sin embargo no estaba en el enfrentamiento, luego el Capitán Urcullo abandonará a sus soldados a su suerte. De tal manera que Moscoso, que quedó solo con el Teniente Eduardo y 14 hombres del 4° RIB "Loa", deberá decidirse a abandonar el fortín Mcal. Santa Cruz después de haberlo incendiado, y en la noche será reemplazado por la 2º compañía (Teniente Atilio Téllez) del 2° RIP "Ytororó", que al día siguiente se reunirá con la totalidad del Destacamento Palacios. La recuperación por los paraguayos de la Laguna Chuquisaca/ Pitiantuta costará a los bolivianos, según fuentes paraguayas, 1 oficial y 10 soldados muertos y 3 suboficiales o soldados heridos, y a los paraguayos, 1 suboficial promovido póstumo a subteniente, 2 soldados muertos, 3 oficiales y 5 soldados heridos. Después de haber bautizado Carlos Antonio López al fortín Mcal. Santa Cruz y enviado una estafeta que llegará el 18 al cuartel general de Estigarribia, después de haber recorrido 160 kilómetros en dos noches y una
noche, para informar la recuperación de la Laguna Chuquisaca/Pitiantuta, Palacios volverá a Casanillo con el grueso de su Destacamento, habiendo dejado en el lugar sólo 1 teniente y 40 hombres armados con fusiles metralla. (11) Moscoso, que se dirigía hacia el sur con su puñado de sobrevivientes, recuperará durante el camino a los convalecientes del combate del 29 de junio, casi la totalidad de la compañía Rodríguez, los elementos del 5° RCB "Gral. Lanza", y dos ametralladoras livianas. Logrando eludir la persecución de las patrullas paraguayas, volverá a Camacho con su grupo el 22 de julio. Los hechos de Laguna Chuquisaca/Pitiantuta tendrán como consecuencia, del lado boliviano, un proceso en Tribunal Militar, que se pronunciará sobre las condiciones de ocupación de la Laguna, el incumplimiento de la orden dada por Salamanca al Estado Mayor General de abandonar el fortín paraguayo y de erigir otro en la orilla occidental de la Laguna, y mantener el fuego sobre la guarnición. Moscoso no tendrá dificultades para probar que la única orden que él había, recibido y ejecutado era la de apoderarse de la Laguna, y que las acusaciones llevadas al alto mando contra las tropas que estaban bajo su mando sólo eran puras calumnias, desmentidas por las innumerables dificultades halladas en el cumplimiento de una misión de las más delicadas, de forma que la indagación terminará en un sobreseimiento después de algunas semanas de instrucción. (12)
(10) Vittone, op cit., p. 56-58 (11) Alejandro Mazacotte: "Ensayo sobre la Guerra del Chaco", Ediciones NAPA, Asunción 1983, tomo 1, p. 63-65. (12) Moscoso, op. cit., p. 93-126.
REPERCUSIONES DE LOS INCIDENTES DE LAGUNA CHUQUISACA/PITIANTUTA
Si los combates por la posesión de la Laguna Chuquisaca/Pitiantuta sólo representan, como acabamos de ver, poca cosa en el plano militar, muy diferentes serán sin embargo las repercusiones que acarrearán a los dos participantes en otros campos. Estas conciernen particularmente a la política interna, a la internacional y al campo militar con los esfuerzos en todo orden que de allí resultarán.
REPERCUSIÓN EN POLÍTICA INTERNA
La noticia de que los paraguayos recuperaron la Laguna Chuquisaca/Pitiantuta comenzará a circular el domingo 17 de julio en La Paz, que ese día festejaba su aniversario cívico, y pronto se extenderá a las principales ciudades del interior. En cada centro se organizarán espontáneamente manifestaciones patrióticas y desfiles masivos, que se intensificarán en los días siguientes, para reclamar la guerra. Las masas tendían más a pedir y a gritar venganza, en tanto que corría un rumor, que resultará sin el menor fundamento, según el cual los soldados paraguayos
abrían además procedido a la masacre de ochenta prisioneros bolivianos. El Presidente Salamanca reunirá, al siguiente día 18 a todos sus ministros, a los que se unirán el General Filiberto Osorio, Jefe del Estado Mayor general, y el Coronel Francisco Peña, Comandante del 4° RIB, de paso por La Paz por motivos de salud. El Consejo de Ministros sesionará sin descansar todo el día y decidirá proclamar el estado de sitio en todo el territorio nacional, tomará además ciertas medidas de orden militar de las cuales hablaremos más adelante. Recién al terminar la mañana del martes 19, arengando al pueblo desde lo alto del balcón del Palacio presidencial, Salamanca decidirá hacer frente a la masa humana, que cada vez más numerosa, convergía hacia la Plaza Murillo, donde siempre se decidió la suerte de Bolivia. Evocando, con la voz quebrada por la emoción, "....la nueva agresión al honor del país...", invita a la muchedumbre a unirse al gobierno y a comprometerse con él "...en la senda que exige la dignidad de la patria..", le pide estar dispuesta a aceptar "...todos los sacrificios necesarios, no solamente de dinero, sino hasta de las mismas vidas...." y le invita "...a jurar que todos nos sacrificaremos en la defensa de la patria y sabremos ser dignos y capaces de defender su honor y su territorio, de llevar a Bolivia a la gloria, y de conservar una fe inquebrantable en el porvenir...", luego de lo cual la multitud jurará estar dispuesta al sacrificio supremo. (13) La suerte de Bolivia estaba entonces decidida, ella iría a la guerra. Se puede criticar a Salamanca en este punto, pero es legítimo pensar que si el 19 de julio de 1932 él hubiese seguido el ejemplo de su predecesor Siles, que en 1928, en ocasión del incidente del fortín Vanguardia, había rechazado recurrir a ello, inmediatamente habría sido derrocado por las masas que poco antes lo aplaudían. (14) Por lo que hemos podido saber, la pérdida y luego la recuperación de la Laguna Chuquisaca/Pitiantuta acarrearía también reacciones por parte de las masas en el Paraguay, pero éstas serían menos emotivas que en Bolivia. Hay que decir que el país vivía en sus altas esferas un momento de total confusión por el reemplazo en la Presidencia de la República del Dr. José P. Guggiari por el Dr. Eusebio Ayala, que asumiría el 15 de agosto siguiente. Además, se puede explicar la relativa moderación de la masa en esta circunstancia, por el hecho de que desde siempre se le había enseñado que el Chaco Boreal era parte integrante del territorio nacional. De tal forma que, en su espíritu y a pesar de los muertos que hubiera podido causar, la recuperación de la laguna del poder de los bolivianos era una cosa totalmente justa y que no motivaba entonces ninguna movilización de masas.
(13) Roberto Querejazu Calvo: "MASAMACLAY, historia política, diplomática y militar de la guerra del Chaco", Editorial Los Amigos del Libro, La Paz 1965, p.53-55. (14) Guillermo Céspedes Rivera: "La Guerra del Chaco y un enigma del Dr. Salamanca" , artículo aparecido en el número del 4° trimestre de la revista
"KOLLASUYO", La Paz 1970, p.9 y sgts.
REPERCUSIÓN EN POLÍTICA INTERNACIONAL
Anteriormente se habló de la Comisión Interamericana de Conciliación y de Arbitraje que en 1929 había intervenido para arreglar los problemas originados en el ataque de los paraguayos al fortín boliviano Vanguardia. Instalada en Washington y reuniendo junto a Estados Unidos, a Colombia, Cuba, México y Uruguay, ante los cuales sesionarían Bolivia y Paraguay, esta comisión deliberará en permanencia, pero sin éxito, en torno al problema del Chaco, para buscar una solución satisfactoria para ambas partes. En la cuestión de la Laguna Chuquisaca/Pitiantuta, tanto Bolivia como Paraguay se ingeniarán ante esta Comisión para desnaturalizar los hechos, presentándolos, tanto un lado como de otro, bajo la luz que le era favorable; esto, desde el mismo inicio, hacía imposible todo diálogo y por lo mismo, cualquier acuerdo. El 6 de julio el Paraguay abrirá el debate ante la Comisión informándole que, el 15 de junio pasado, sus tropas habían sido atacadas, sin provocación de su parte, por las fuerzas bolivianas que les habían desalojado de su fortín Carlos Antonio López a mano armada y que, en consecuencia, el Paraguay se negaba a cualquier investigación en el Chaco por parte de la comisión, de la cual retiraba su delegación. Por su parte, Bolivia afirmará que una de sus unidades enviada en busca de agua potable, había descubierto por el camino, en la cercana orilla oriental de la Laguna, un puesto militar paraguayo abandonado, y que se había instalado en la orilla occidental donde, el 29 de junio, había sido atacada por los paraguayos y sufrido pérdidas humanas. Una vez que retoma la Laguna, el Paraguay modificará su posición ante la Comisión, manteniendo en ella su delegación y ofreciendo, para no agravar la situación en el Chaco, "no realizar más acciones hostiles en contra de las fuerzas bolivianas" (15). Contrariamente, Bolivia retirará su delegación de la Comisión el 22 de julio. La negativa de ambas partes de aceptar cualquier investigación por parte de la Comisión en el Chaco, paralizaba la acción de esta última. La Comisión tendrá entonces que recurrir a los 19 países del continente americano representados en Washington, que el 3 de agosto suscribirán, bajo el impulso del canciller argentino Carlos Saavedra Lamas, que por su parte encontrará allí un excelente medio para acrecentar su prestigio personal, una Declaración solemne según la cual los países firmantes, prácticamente todo el continente, no reconocerían ninguna conquista obtenida por la fuerza y que en consecuencia, Bolivia y Paraguay debían someter inmediatamente su diferendo al arbitraje o a cualquier otro medio de mutuo consentimiento, y retirar sus
tropas de las posiciones que ocupaban en fecha del 1° de junio. Las dos partes aceptarán esta conminación oficialmente, pero no harán nada para someterse a ella porque las operaciones de movilización de una y de otra parte estaban desde ya en marcha. Tanto es así que una nueva propuesta de la Comisión en fecha del 29 de agosto, de una tregua incondicional de sesenta días, será aceptada por Bolivia a condición de que sea remitida a treinta días, mientras que el Paraguay la rechazará simplemente "por su seguridad que consideraba seriamente amenazada" (16). Se pondrá de relieve a todo lo largo de nuestra exposición la evolución de las intervenciones de terceros países durante el conflicto, evolución en la cual Saavedra Lamas, muy ligado a los intereses de su país en la parte del Chaco en posesión del Paraguay, jugará un rol importante pero estará lejos de observar la posición de estricta neutralidad declarada por su país desde el inicio de las hostilidades.
(15) Miguel Mercado Moreira: "Historia diplomática de la Guerra del Chaco", Talleres Gráficos Bolivianos, La Paz 1966 p. 106. (16) Querejazu Calvo, op. Cit., p. 70.
REPERCUSIONES EN EL CAMPO MILITAR
En el campo militar es donde, tanto en Bolivia como en el Paraguay, las repercusiones inmediatas de los hechos de la Laguna Chuquisaca/Pitiantuta adquirirán mayor importancia.
EN BOLIVIA
El Consejo de Ministros del 18 de julio declarara que están "en campaña" las 1ª. DIB de Oruro, II de La Paz, III de Roboré, IV de Fortín Muñoz y V de Puerto Suárez, medida que concernía a la totalidad del ejército boliviano de tiempo de paz y significaba que en breve plazo estas divisiones serían pasadas a sus efectivos de guerra por medio de la movilización. Sin embargo esta movilización, decidida al siguiente día 19, sólo será parcial, contrariamente al Paraguay, que decretará la movilización general, pero que inmediatamente
sólo concerniría a los reservistas con instrucción de las clases 1930/ 31/32 luego, en agosto, a los que no recibieron instrucción de las clases 1928 a 1931. Estos llamados permitirán "poner en campaña" de forma parcial a las divisiones existentes y crear, aunque con efectivos reducidos, nuevas unidades de regimientos. Estos serán, en julio, los RIB 14° "Florida" en Potosí, el 15° sin denominación, con elementos pertenecientes a la policía, el 16° "Castillo" en La Paz por incorporación de carabineros, el 17° también sin denominación, el 18° "Junín", el 19° "Tupiza" en Tupiza y los RCB 6º "Castrillo" en Oruro y 7° "Chichas" en Tupiza. En agosto se crearán los RIB 20° en Santa Cruz, 21° "Illimani" en La Paz, el 22° "Iruya" y el 23° en Challapata. El número de todas estas unidades generalmente no superaba a 500 hombres, lo que estaba lejos de corresponder a los efectivos de guerra. El primer contingente de reservistas enviado al Chaco comprenderá 500 hombres del 7° RIB "Azurduy" quienes, bajo la dirección de teniente coronel Emilio Aguirre, la última semana de julio saldrán de La Paz, ovacionados en la estación por cincuenta mil personas. Se sabe que, al menos en los primeros tiempos, los envíos de contingentes al Chaco se harán esencialmente por vía férrea desde La Paz a Villazón, en camiones de Villazón a Tarija y, pasando Tarija, a pie hasta Villa Montes, y hasta la línea de combate, pero esta forma de proceder requería alrededor de noventa días para llegar al frente, plazo tres veces superior al del promedio del soldado paraguayo. Además, y siempre durante los primeros tiempos, los desplazamientos de las tropas bolivianas serán lentos y de difícil ejecución, tanto a raíz de la insuficiencia en medios de transporte pasando Villazón, como en razón de la inexistencia durante el trayecto de la menor estructura de apoyo y de abastecimiento. Todas estas cosas harán que en julio de 1932 sólo ingresen al Chaco 1826 oficiales y soldados bolivianos, pertenecientes al 7° RIB "Azurduy", al 1er. batallón del 14° RIB "Florida y al 16° RIB "Castillo". El Consejo de Ministros reunido por Salamanca el 18 de julio decidirá también, a ejemplo de lo que sus predecesores habían hecho en ocasión de la cuestión del fortín Vanguardia en 1928, ejercer represalias contra el Paraguay ocupando tres de sus fortines, decisión que no despertará ninguna objeción del General Filiberto Osorio Téllez que, como Jefe del Estado Mayor general, debía sin embargo estar muy al tanto del estado de preparación del ejército. Salamanca, en uso de sus funciones de "Capitán general" del ejército que le otorgaba la Constitución, designará como objetivos de las represalias los fortines Boquerón. Corrales y Toledo, instalados en el límite septentrional del sector sur, y a la IV DIB para su ejecución inmediata, lo que provocará, entre el Presidente y su Jefe de Estado Mayor el primero de los numerosos choques entre el Ejecutivo y el Ejército que desluciría la campaña. El General Osorio que no había reaccionado ante la decisión de las represalias, se sublevará con vehemencia contra su realización inmediata, pues él sabía con certeza que la IV DIB designada por Salamanca para la acción, en ese tiempo sólo disponía de alrededor de 1200 combatientes recientemente formados, sobre un efectivo global que entonces era de 1457 hombres, distribuidos entre 10 fortines en un extenso territorio y sin disponer de medios de transporte, lo que sólo podía conducir a un desastre. Osorio recordará que el plan que había establecido en
el Estado Mayor el Teniente coronel Ángel Rodríguez, Jefe de la Oficina de Operaciones, exponía que el objetivo que se buscaba en el Chaco era llegar lo más rápidamente posible a la orilla del río Paraguay, y que el medio más eficaz para llegar allí era actuar al norte con una fuerza operacional formada por la III DIB la que se dirigiría contra Fuerte Olimpo, y después avanzaría hacia e sur para tomar por detrás Puerto Casado. Decidido a la ejecución de represalias, pero indeciso en cuanto a hacer la guerra, Salamanca, cuyo sueño era entrar en Asunción, frenará las objeciones suscitadas por 0sorio y aceptará su oferta de renuncia, reemplazándolo por el General Carlos Quintanilla a quien traerá desde Oruro, donde éste comandaba la 1ª. DIB, Dos días más tarde, Salamanca, a instancias del viejo General Montes, cambiaría su decisión sobre la renuncia, Osorio retomará sus funciones en el Estado Mayor general y Quintanilla será enviado al Chaco para estar a la cabeza de un hipotético 1er. Cuerpo del Ejército (CAB). Cuando Quintanilla se despide de Salamanca, cuando se separan, éste le dirá: "Ejecute la orden, si hay en ello algún mérito será suyo, si surgen responsabilidades serán mías" (16). El norteamericano Zook destaca un decreto del 20 de julio destinado a mantenerse en secreto, según el cual las 1ª. y IV DIB estaban declaradas "en campaña", se ordenó a la IV DIB prevenirse contra un posible ataque de los paraguayos y prepararse para tomar su fuerte Nanawa/Pte. Eligio Ayala, y por último preconizaba a la III DIB, de solamente 700 hombres, conservar una actitud defensiva, pues el hecho de que el adversario estuviese en posesión de la Laguna Chuquisaca/Pitiantuta le sacaba toda esperanza de asegurar un enlace con la IV DIB. (17) Citamos este decreto simplemente a título de información, pues ningún historiador boliviano lo toma en cuenta.
(16) Querejazu Calvo, op. Cit., p. 55. (17) Zook, op, cit., p. 75.
EN EL PARAGUAY
El Teniente coronel Estigarribia, en la época Comandante en el Chaco paraguayo, escribió en un complemento a sus "Memorias", de reciente aparición (18), que el anuncio de los hechos de Laguna Chuquisaca/Pitiantuta provocará en las altas esferas de Asunción un pánico en los ánimos que comprometía toda posibilidad de realizar una organización seria en el territorio en pugna. El nerviosismo que los hechos traían consigo hacía que todo el mundo diese órdenes a respecto del Chaco, tanto el Presidente de la República José P Guggiari, como el Ministro de Guerra y Marina Luis Escobar, el Teniente coronel Juan B. Ayala, jefe del Estado Mayor general, o el mismo Estigarribia. La primera medida que debía decidirse de toda urgencia, era entonces designar un Comandante en jefe, que tendría la plena
responsabilidad del problema. Un decreto presidencial del 23 de julio designará para este puesto al General de brigada en situación de retiro Manuel Rojas Acosta que, además, formará parte con los generales Manlio Schenoni y Patricio Escobar, también en retiro, de un "Consejo de Defensa", creado por Guggiari para asistirle en su puesto de "Capitán General" pero cuyo rol sería ignorado. La designación de Rojas al puesto de Comandante en jefe no fue de las más inteligentes, porque se trataba de una persona de edad avanzada, de mala salud y que nunca había puesto los pies en el Chaco. Por otra parte, él pertenecía a la corriente que preconizaba para la defensa del territorio nacional, adolptar una actitud defensiva basada a los largo de la orilla occidental del río Paraguay y que implicaba entonces abandonar prácticamente al adversario toda la parte ocupada del Chaco, para atacarlo a fondo solamente una vez que éste hubiese extendido de manera exagerada sus líneas de comunicaciones, forma de operar que había sido adoptada contra Napoleón I por Kutusof. Tanto Estigarribia como Juan B. Ayala se oponían formalmente a esta concepción de la defensa del Chaco la que, además, privaría al ejército de su principal fuente de abastecimiento de alimentos que era la colonia menonita. Uno y otro estimaba que el adversario avanzaría en varias columnas desplegándose sobre una amplia superficie y que, en consecuencia, la defensa del Chaco consistía en impedir la reunión de estas columnas, lo que sólo era posible hacer lejos de la margen del río Paraguay. Esta concepción de la defensa nacional será cada vez más del agrado de las altas autoridades civiles, y muy particularmente del nuevo Presidente de la República Eusebio Ayala. De esta manera, aún siendo nominalmente Comandante en jefe, Rojas será progresivamente confinado a tareas de creación de nuevas unidades o a tareas puramente administrativas, sin repercusiones en la conducción de la guerra, la que asumirá y conducirá hasta el fin de las hostilidades Estigarribia, puesto a la cabeza de las operaciones conservando al mismo tiempo el mando de la 1ª. DIP Sin embargo, Rojas dividirá el territorio del Chaco en dos zonas militares, la del Norte o "COMANOR" con sede en Bahía Negra y comandada por el Teniente coronel José Julián Sánchez con jurisdicción en Puerto Guaraní, en el extremo norte hasta la ruta de Puerto Suárez, y la del Sur o "COMANSUR" que englobaba todo el resto del Chaco paraguayo. Estigarribia tenía sin embargo autoridad sobre el COMANOR (19). Estas diversas medidas tendrán como efecto frenar la anarquía en las diferentes tomas de decisión relacionadas con el Chaco, y permitir a la organización de la Defensa Nacional tomar verdaderamente cuerpo bajo la orientación del Teniente coronel Juan B. Ayala. Desde los primeros choques en Laguna Chuquisaca/Pitiantuta, el Paraguay procederá a la movilización general de todos los hombres de 19 a 50 años aptos para el servicio. Ya se vio cómo ésta estaría perfectamente organizada por Juan Bautista Ayala y su equipo del Estado Mayor, y que permitirá reagrupar en el Chaco antes de terminar septiembre, en 36 días, a 16.000 soldados armados y equipados, lo que no se había visto desde la guerra de la Triple Alianza. Se sabe que la duración del traslado desde los centros de movilización hasta las agrupaciones en el Chaco, será variable según el caso y las
circunstancias y que podrá llegar hasta 30 días. Pero se puede citar el caso de un contingente de 1.800 hombres que saldrá del embarcadero del Jardín Botánico de Asunción el 30 de julio, desembarcará en Puerto Casado después de siete días de navegación, seguirá por vía férrea hasta el km. 145 de Punta Rieles después a pie hasta Isla Poi, llamada Villa Militar, adonde llegarán el 12 de agosto, trece días después de haber salido de la Capital. La movilización general permitiría, en primer lugar, llevar los 5 regimientos de infantería (RIP), los 2 regimientos de caballería (RCB) y los 2 Grupos de artillería (GAP) que existían en junio de 1932, al efectivo de guerra. La RIP pasará así a 50 oficiales y 1605 hombres, distribuidos entre la sección de Comando, 3 Batallones de fusileros y 3 compañías cada uno, dotados en total de 54 fusiles metralla, 1 Compañía de ametralladora pesada de 4 piezas, 1 Sección de Morteros de 3 piezas, 1 Sección de ingeniería y 1 Sección de transmisiones. El RCP se elevará a 35 oficiales y 900 hombres, distribuidos entre la Sección de Comando, 4 Escuadrones de fusileros y 4 pelotones cada uno, dotados en total de 16 fusiles metralla, 1 Escuadrón de ametralladora pesada de 4 piezas, l Sección de morteros de 1 pieza, y la Sección de transmisiones. El GAP a partir de allí comprenderá 15 oficiales y 350 hombres, 3 baterías de 4 piezas cada una, dos de cañones de 7,5 m/m y una de cañones de 10,5 m/m. Los otros Cuerpo de Aviación, Ingeniería y Marina, como los Servicios Auxiliares, sólo serán organizados posteriormente, a medida que las circunstancias lo demandasen. (20) Esta permitirá, en segundo lugar, la creación a partir de julio, de la II DIP, organizada en Concepción por el mayor Clemente Britos, con los 1er. RIP "Dos de Mayo" (Mayor Paulino Antola), 3er RIP "Corrales" (Mayor José D. Melgarejo), el 3er RCP "Cnel. Mongelós" (Mayor Federico Smith) y el 1er. GAP (Mayor Luis Vera). Esta DIP estará confiada al Teniente coronel Gaudioso Núñez, con pasantía en el ejército francés, con quien llegará al Chaco a fines de agosto. En julio se realizará también la reconstitución de antiguos regimientos y la creación de nuevas unidades, como el 5° RIP "Gral. José E. Díaz" (Teniente coronel Félix Cabrera) instalado en Bahía Negra, el 4° RCP "Acá Carayá" (Mayor Tomás Mendoza) formado en Asunción a partir de la escolta presidencial, la que se embarcará en Concepción el 10 de agosto, para llegar a caballo hasta fortín Nanawa/Pte. Eligio Ayala, el 5° RCP "Acá Verá" (Capitán Casimiro Flores) del mismo origen que el anterior con el que se reunirá en Nanawa. Además, un decreto nº 44406 del 25 de julio reunirá en una III DIP encargada de mantener el sector Fuerte Olimpo/Fortín Galpón bajo el mando de Teniente coronel Julio Sánchez, las tropas del COMANOR que comprenderán en un primer momento el 5º RIP "Gral. José E. Díaz", el 8° RIP "Piribebuy" (Mayor Mario López Decoud), y un destacamento de infantería de marina que se convertirá en el 1er. Regimiento de Infantería de Marina "Riachuelo", que irá a reforzar el 3er GAP "Cnel. Hermosa" (Capitán Andrés Aguilera). La afluencia de los movilizados permitirá reconstituir, entre otros, el 30 de julio, el 6° RIP "Boquerón", de 1.800 hombres que comandará el Mayor Arturo Bray, ex voluntario en el ejército inglés en la primera guerra mundial. Esta unidad presentará la particularidad de estar basada en el cuadro y en los alumnos del "Colegio Militar", cuyo Director era precisamente el mismo Mayor Bray, que logrará integrar a todos
sus alumnos, a excepción de un menor que no pudo obtener la autorización de sus padres para alistarse. Además, sujeto al Alto Mando, el "Boquerón" tendrá una organización ligeramente diferente de la de los otros RIP, porque incluirá, respecto de estos últimos, 1 Escuadrón de regimiento, 1 batería de acompañamiento de 2 piezas Krupp 1906, 1 Sección de ametralladoras pesadas llevada con 6 piezas, 1 Unidad de Transporte y 1 Ambulancia de Campaña. Previsto primitivamente para operar en el sector meridional del río Paraguay, se agrupará en un primer momento entre Villa Hayes, Benjamín Aceval y Cerrito, pero el transcurso de los acontecimientos hará modificar su destino primitivo. Embarcado los días 3 y 4 de septiembre en el cañonero "Humaitá" y en el transporte "San Francisco", desembarcará el 9 en Puerto Casado, para estar el día siguiente en Punta Rieles, el 11 en Casanillo, el 12 en campo Esperanza y el 14 en Villa Militar. El envío al Chaco de la II DIP conducirá al General Rojas a crear, el 24 de agosto, el 1er. Cuerpo del Ejército agrupando las I y II DIP, una artillería comandada por el Mayor Camilo Recalde y formada por los GAP 1° "Gral. Bruguez" (Mayor José Luis Vera) y 2° "Gral. Roa" (Capitán Raimundo Rolón), y el 1er. Batallón de Zapadores "Gral. Aquino" (Capitán Basiliano Caballero Irala). El comando del 1er. GAP estará confiado al Teniente coronel Estigarribia, que unirá al Mayor Juan Manuel Garay como jefe de estado mayor y será reemplazado a la cabeza de la I DIP por el Mayor Carlos J. Fernández. En el estudio de la preparación de Bolivia para la guerra, se destacó sobre las dificultades encontradas para su movilización, una vez apaciguado el entusiasmo de los primeros tiempos por la guerra. Se dijo que su ejército contaría con 21.576 "emboscados” en los servicios de la retaguardia, que
estaría privado de 15.000 nacionales refugiados en el extranjero para escapar a la conscripción y de desertores cuyo número se evaluaría en 9659 al fin de la guerra, y que la búsqueda de los prófugos en ocasiones sería verdaderas expediciones policiales. Considerando a Bray, (21) el ejército paraguayo habría tenido, aunque las fuentes oficiales no lo revelan, puntos en común con la movilización boliviana, a nuestro parecer en un grado muy inferior, pues sólo informan sobre casos de deserción o de prófugos en los últimos meses del conflicto. Pero, según él "..en aquella guerra fue el pobre quien dio su sangre y su altruismo sin tasa ni medidas"..", mientras que la clase pudiente, por lo demás muy reducida, evitará, salvo raras excepciones, entregar su sangre y su oro, y las más de las veces se esforzará en ubicar en puestos poco peligrosos a aquellos de los suyos a quienes tocará ser movilizados e incorporados. Cita además el
caso de un agente consular paraguayo de la ciudad argentina de Formosa que, asociado con un notorio traficante local, realizará una gran fortuna asegurando, a precio de oro el abastecimiento continuo al ejército boliviano en campaña, de azúcar producido en Paraguay. Bray se toma también contra las empresas extranjeras instaladas en el Chaco o que comerciaban con él, cuya única contribución al esfuerzo de guerra nacional será aceptar, bajo fuerza y presión, la deducción por el Control de Cambios, de una modesta parte de la
divisas extranjeras producidas por sus actividades, y contra los agentes locales de bancos extranjeros, que invocarán la "neutralidad" de sus países de origen en el conflicto para justificar su rechazo general de participación. La movilización llevará al Paraguay a la requisición de medios de transporte y de producción. La primera se hará ante todo con la requisición de 62 vehículos pertenecientes a particulares y de otros al Estado, los que desde septiembre serán reforzados por 50 camiones procedentes de la Argentina. La requisición concernirá también a las vías férreas, las del Chaco, pertenecientes a compañías extranjeras y a las de la zona oriental pertenecientes al Estado, y a la marina mercante extranjera que reforzará a la nacional poniendo a disposición del Estado bajo forma de préstamo simbólico, navíos con bandera extranjera.
(18) "Memorias del Mariscal José Félix Estigarribia", prólogo del Dr. Rafael Eladio Velázquez, Intercontinental Editora, Asunción 1989, p. 36. (19) Capitán de corbeta Juan Speratti: "Historia de la Armada Nacional, Talleres gráficos de la Escuela Técnica Salesiana, Asunción 1972, p. 71. (20) Antonio E. González, op. cit. P. 45. (21) Coronel Arturo Bray. "Armas y Letras (Memorias), Ediciones NAPA, Asunción 1981, tomo 11, p. 133-140.
CAPÍTULO XI
LA GUERRA POR LAS FRONTERAS DE BOQUERÓN A FORTÍN MARISCAL LÓPEZ (1º DE OCTUBRE DE 1932 - 8 DE ENERO DE 1933)
La resistencia de los bolivianos había sido rota en Boquerón mucho más por el hambre y la sed que trajo a los defensores el cerco total de su posición que por el exceso de artillería de los paraguayos que, en veinte días de lucha, lanzarán alrededor de 30.000 obuses de cañones y 20.000 obuses de mortero sobre Marzana y sus hombres. El comunicado paraguayo n° 33 del 14 de octubre anunciará la recuperación del fortín Toledo tras un violento combate que obligaba a su guarnición boliviana a replegarse hacia el fortín Bolívar/Tte.
Roberto Jara Troche, que estaba frente al fortín Corrales. El n° 32 del día anterior había señalado la recuperación más al norte, del fortín Carlos Antonio López por elementos de la caballería que, además habían superado sus conquistas en unos 20 kilómetros hacia diferentes direcciones. Carlos Antonio López era el fortín erigido por los paraguayos en las cercanías de la Laguna Chuquisaca/Pitiantuta que Moscoso había conquistado en el pasado mes de junio y rebautizado Mariscal Santa Cruz, y que los paraguayos habían retomado en julio para luego abandonarlo. Al volver a poner el pie en el corazón de la zona desértica del "Campo de la Desolación", Estigarribia probablemente creía precaverse cerrando el Chaco Central con cerrojo contra cualquier operación proveniente del norte y que la III DIB lanzaría desde los fortines Ravelo e Ingavi/Cap. Pablo Lagerenza para ir en ayuda de la IV DIB, aunque los dos fortines estaban a una distancia de casi 200 kilómetros de la Laguna. Por el contrario, en el sector central, el 1er. Cuerpo de Ejército Boliviano realizará una pausa en los días siguiente a la caída de Boquerón. Esta pausa a corto plazo le causará un perjuicio, aunque se la justificase por la necesidad que tenía la tropa de recuperarse de los duros combates en los que se enfrentó y, para el comando, por la necesidad de conocer las intenciones de los 2.400 bolivianos que, después de haber defendido el círculo externo de Boquerón, se habían reagrupado en un frente de diez kilómetros, desde Ramírez /Tte. Fernando Velázquez hasta Yucra/Cap. Rivas Ortellado. También se puede atribuir la pausa paraguaya a la preocupación por abrir camino a una negociación que algunos todavía creían posible porque, el 6 de octubre, Asunción había informado a la Comisión de los Neutrales su acuerdo incondicional para un arbitraje, en la medida en que conservase lo que consideraba como sus fronteras naturales al oeste, en consecuencia sus derechos a los ríos Jaurú, Parapití y Pilcomayo, lo que Bolivia rechazará. Conviene volver a la pausa del 1er. Cuerpo de Ejército Paraguayo impuesta, después de la toma de Boquerón, por la cautela de la que hará gala Estigarribia, al menos en los inicios de la campaña, y de la que se puede adelantar que salvará a la IV DIB del más completo desastre. Por cierto, es mucho más fácil hacer estrategia en el papel y a posteriori, antes que hacerla en el terreno y en el momento de la acción. Pero con toda lógica se puede estimar, a la manera del historiador chileno Aquiles Vergara Vicuña, (1) que la prudencia del comandante paraguayo en el Chaco le impedirá arrebatar a un ejército boliviano en vías de desintegración, inmediatamente después de Boquerón, los fortines enemigos Saavedra/My. Ramón Avalos Sánchez y Muñóz/Gral. José E. Díaz al atacar desde Nanawa/Pte.Eligio Ayala, y los fortines Gral. Camacho/Mcal. José F. Estigarribia y Platanillos/Tte.Acosta por una acción que habría sido lanzada a partir del fortín Toledo. Este conjunto de acciones habría sellado ipso facto la suerte del sector Boquerón-Arce/Gaspar Rodríguez de Francia y obligado al resto de las tropas bolivianas del Chaco Central a replegarse sobre una línea de defensa que, en el mejor de los casos, estaría situada en la zona del fortín Ballivián/My. Alberto Gardel, en dirección general de Picuiba/Nueva Asunción y 27 de Noviembre/Asp. Gabino Mendoza. Es decir, en un sector que distaba a más de 200 kilómetros de Boquerón, que los paraguayos no alcanzarán sino más de dos años después, y al precio de
grandes sufrimientos y pesadas pérdidas. El 4 de octubre el Presidente Eusebio Ayala irá al Chaco para entregar a Estigarribia, en gran ceremonia, habiendo sido promovido tres días antes, la insignias del grado de coronel. En esta ocasión estaba especialmente acompañado por el coronel argentino Abraham Schweitzer, ex jefe de la Misión Militar argentina enviado al Paraguay en 1931, para crear allí una Escuela de Guerra y ayudar al desarrollo de la Aviación. Como estas dos instituciones estaban cerradas a la movilización, Schweitzer se volverá Agregado Militar en Asunción al mismo tiempo que Consejero Militar del gobierno paraguayo, lo que le valdrá convertirse en el instrumento de observación y de transmisión del Estado Mayor argentino que, a pesar de la neutralidad oficial de su país en el conflicto, será un valioso apoyo para el ejército paraguayo durante toda la guerra.
(1) Coronel Aquiles Vergara Vicuña, "La guerra del Chaco", tomo 1, p. 335.
BATALLA ARCE/GASPAR RODRÍGUEZ DE FRANCIA O EL "COMBATE POR EL AGUA" (7-23 OCTUBRE)
A fines de la semana que siguió a su primera victoria, Estigarribia se decidirá a una nueva ofensiva, con la cual podrá abandonar definitivamente la árida zona de Boquerón, que después de todo era sólo un simple peón sobre el tablero que era el dispositivo estratégico boliviano, y trasladarse a una zona, donde tendrá la certeza de disponer permanentemente de agua potable, como era Arce/Gaspar Rodríguez de Francia, por lo demás punto central del andamiaje de la IV DIB. Por esta razón, llamaremos "combate por el agua" la batalla realizada el 7 de octubre y concluida el 23 con la toma de Arce/Gaspar Rodríguez de Francia por los paraguayos, batalla que será más larga de lo que se previó al inicio. Hay que encontrar las causas en el desconocimiento total del terreno y los problemas logísticos de los paraguayos, en la prudencia de Estigarribia que sobrestimará la capacidad de resistencia de una IV DIB numéricamente inferior y desmoralizada por su derrota en Boquerón y, finalmente, por el hecho de que el Coronel Francisco Peña, que inicialmente era partidario de una resistencia elástica, terminó por ejecutar las órdenes de Quintanilla para quien "... la menor franja de terreno entre Yucra y Arce deberá ser duramente defendida..." (2). Algunos días más tarde, como se vio, Quintanilla será relevado de su comando y reemplazado en el 1er. Cuerpo de Ejército Boliviano por Peña. Al día siguiente de Boquerón, la IV. DIB todavía contaba con 1.687 hombres. (3) Ellos provenían de los 3° RIB "Pérez", recién llegado al Chaco, 4° RIB "Loa", 5° RIB "Campero", 14º RIB "Florida", 15° RIB, 16° RIB "Castillo", 45° RIB también recién llegado, 7° zapadores "Padilla ", 5° RCB "Gral. Lanza", 6° RCB "Castrillo" y de 1 batería de artillería, es decir once unidades diferentes, lo que indica la debilidad numérica de cada una de ellas. La IV DIB se reagrupará, después de la caída de Boquerón, en una suerte de hexágono que tenía como base Yucra/Cap. Rivas Ortellado y como lados los fortines o puestos fortificados de Cabo Castillo/Tte. Guillermo Arias, Lara/ Tte. Luis Camperchioli, Ramírez /Tte. Fernando Velázquez y los más alejados de Corrales al noroeste y Tejerina/Tte. Rodolfo Zotti al sur. Luego de tres semanas de lucha prácticamente continua, la IV DIB estaba agotada y cerca de la descomposición, a pesar de estar formada por militares de carrera y habituados al Chaco. Es así como un mensaje del 1° de octubre de su comandante al del 1er Cuerpo de Ejército Boliviano le anunciará que, el mismo día, 25 hombres del 15° RIB formado sin embargo por elementos de la policía nacional, habían dejado sus posiciones y abandonado sus armas. Al sur del sector a cargo de la IV DIB se encontraba la VII DIB con casi 2.000 hombres, que tenían el fortín Saavedra/My. Ramón Avalos Sánchez, Aguarrica o Masamaclay/Cdte. Giménez, Murguia y Cuatro Vientos (3). Por otra parte, 2.000 hombres de refuerzo se encontraban entre Villamontes y Ballivián/My. Alberto Gardel, esperando los medios de transporte que debían conducirlos a las primeras líneas. Frente a las IV y VII DIB cuyo total no alcanzaba 6.000 hombres, los paraguayos alineaban cerca de 10.000. Su fuerza de ataque seguía siendo el 1er Cuerpo de Ejército Paraguayo, cuyo comando conservaba Estigarribia y que estaba instalado en el triángulo de Boquerón-Toledo-Casanillo. A la 1° DIP (2° RIP "Ytororó", 4° RIP "Curupayty", 2° RCP "Cnel. Toledo", 2° GAP "Gral. Roa" y el 1er batallón de zapadores "Gral. Aquino") de 3.200 hombres y II
DIP (1er RIP "Dos de mayo", 3° RIP "Corrales" y el 1er GAP "Gral. Bruguez") de 2.800 hombres, siempre comandados respectivamente por el Mayor Carlos J. Fernández y el Teniente coronel Gaudioso Núñez, el 1er Cuerpo de Ejército había agregado la IV DIP (6° RIP "Boquerón", Batallón de infantería "29 de septiembre" de 600 hombres que originariamente eran del 7° RIP "24 de Mayo", 3° RCP "Cnel. Mongelós" y 6° RCP "Gral. Bernardino Caballero") de 3.000 hombres que había sido confiada al Teniente coronel Nicolás Delgado, otro ex estudiante de la Escuela de Guerra de París. A esta masa principal de 9.000 hombres, se agregaban el 1er RCP "Valois Rivarola" de 700 hombres instalado en el fortín Toledo, y cubriendo las colonias menonitas, los 750 hombres del Mayor Francisco Caballero Álvarez que tenían el fortín Nanawa-Pte. Eligio Ayala de donde saldrá la V DIP, 200 hombres de los servicios del cuartel general, 60 de la Escuela de Aviación en Palo Santo, y 1 compañía de peones de 100 hombres en Casanillo. Además, los refuerzos se encaminaban hacia Bahía Negra y Nanawa-Pte. Eligio Ayala, para apurar la constitución de las III y V DIP. El 7 de octubre Estigarribia reunirá a sus comandantes de divisiones para anunciarles su decisión de retomar el avance y designar Arce/Gaspar Rodríguez de Francia como objetivo. Precisará que, previamente al avance fijado, convenía eliminar el obstáculo que formaba el hexágono enemigo con base en Yucra/Cap. Rivas Ortellado. Su Orden de Operaciones n° 1 del mismo día expondrá que el 1er Cuerpo de Ejército debía retomar inmediatamente sus posiciones de partida y, con excepción de 2 batallones de la 1a DIP que eran la reserva, atacar con sus 3 divisiones. La 1° DIP, menos 2 batallones, se dirigirían hacia la derecha en dirección al camino que unía los fortines Ramírez /Tte. Fernando Velázquez y Cabo Castillo/Tte. Guillermo Arias y efectuaría su desplazamiento táctico entre este camino y Puesto Lara/Tte. Luis Camperchioli el cual ocuparían, cortando así las comunicaciones del enemigo y aislando los dos fortines, antes de tomar el punto de unión de los caminos que ligaban Yucra/Cap. Rivas Ortellado por una parte, Cabo Castillo/Tte. Guillermo Arias por la otra, a Arce/Gaspar Rodríguez de Francia. La II DIP, que operaba entre la izquierda de la 1ª. DIP y el camino Yucra/Cap. Rivas Ortellado-Boquerón, tendría como tarea limpiar el centro de Yucra y ocupar la posición. La IV DIP, escalonada en profundidad a lo largo del camino que unía Boquerón-Ramírez /Tte. Fernando Velázquez, ocuparía ese fortín. En una segunda fase, se escalonaría en el camino Ramírez /Tte. Fernando Velázquez-Cabo Castillo/Tte. Guillermo Arias donde quedaría como reserva del 1er Cuerpo de Ejército Paraguayo. La 1ª. DIP atacaría con firmeza el fortín Cabo Castillo/Tte. Guillermo Arias e intentaría desbordarla por la derecha, para interceptar el camino que llevaba al fortín Fernández/Luis Alberto de Herrera, a 35 kilómetros al noroeste de Arce/Gaspar Rodríguez de Francia. La II DIP destinaría un elemento en el camino de Yucra/Cap. Rivas Ortellado-Arce/Gaspar Rodríguez de Francia, y atacaría con el grueso de sus fuerzas las posiciones enemigas a lo largo del camino lateral Yucra/Cap. Rivas Ortellado Cabo Castillo/Tte. Guillermo Arias. Basado en informaciones obtenidas de las patrullas y de los prisioneros, este plan bien concebido encontrará en su aplicación algunos errores, como algunas indicaciones de camino que no existían o una interpenetración de zonas sin señalización. Pero estos errores poco impedirán, según el paraguayo Vittone (4) a lo que el
norteamericano Zook calificará de "...increíblemente lento avance por el bosque hacia Arce del reorganizado 1er Cuerpo Paraguayo de 9.200 hombres...'. (5) El Coronel Francisco Peña había previsto, en un primer momento, organizar sus líneas de defensa de fondo con puntos de apoyo escalonados en los que se instalarían las diferentes unidades de la IV DIB, cuya consigna era contener el avance paraguayo en la línea Ramírez /Tte. Fernando Velázquez- Lara/Tte. Luis Camperchioli -Yucra/Cap. Rivas Ortellado, y asegurar el tránsito libre de la vía de aprovisionamiento Yucra/Cap. Rivas Ortellado- Arce/Gaspar Rodríguez de Francia. Sin embargo, al darse cuenta de que los efectivos de los que disponía no le permitirían lanzar una ofensiva decisiva, el 7 de octubre decidirá llevar su dispositivo a una línea Cabo Castillo/Tte. Guillermo AriasYucra/Cap. Rivas Ortellado en la que las posiciones avanzadas, más débiles, estarían reforzadas por un robusto dispositivo de fondo de fuegos, que permitiría volver la posición defensiva inevitable e inabordables sus líneas de retaguardia. Además, Peña disminuirá aún más su frente al replegar sobre la retaguardia una parte de sus tropas, y las repartirá en dos sectores principales al norte. El de la derecha, cuyo comando tomará Peñaranda, con 742 hombres de los 14° RIB "Florida", 15° RIB, 16° RIB "Castillo" y de la batería Rivera instalada alrededor de Yucra/Cap. Rivas Ortellado, el de la izquierda comandado por el Teniente coronel Ramos que tenía la zona de Lara/Tte. Luis Camperchioli con 1.088 hombres de los 4° RIB "Loa", 5° RIB "Campero" y 7° RCB "Chichas". Estos dos sectores recibirán luego el refuerzo de 3 compañías de fusileros y una compañía de ametralladoras pesadas del 15° RIB enviados de Tejerina/Tte. Rodolfo Zotti, y de 3 compañías del 20° RIB que llegó como refuerzo, comandadas por el Mayor Juan de Dios Cárdenas. Los sectores secundarios de la IV DIB Rojas eran el de Rojas Silva/Falcón y Puesto Tejerina/Tte. Rodolfo Zotti, al este y al sudeste de Arce/Gaspar Rodríguez de Francia, defendido por el Teniente coronel Ariñez con 500 hombres del 3° RIB "Pérez" recientemente llegado al Chaco y, al noroeste y al oeste de Boquerón, el de Camacho/Mcal. José F. Estigarribia y Platanillos/Tte. Acosta, defendido por 121 hombres del 1er RIB "Colorados" a las órdenes del Teniente coronel Ortiz. El Coronel Francisco Peña pondrá en la reserva el 35° RIB que instalará en Yucra/Cap. Rivas Ortellado, con una compañía en posición adelantada en el camino que llevaba a Arce/Gaspar Rodríguez de Francia. Dos días después de haber puesto en funcionamiento este dispositivo, Peña deberá dejar la IV DIB al Teniente coronel Peñaranda, por razones de salud.
(2) David H. Zook Jr.: "The conduct of the Chaco War", Bookman Associates, New York 1960, p. 105-106. (4) Coronel Luis Vittone: "La guerra del Chaco", tomo I, op. cit., p.187-188.
(5) Zook, op. cit., p. 105.
ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA
UNA GUERRA DESCONOCIDA: LA CAMPAÑA DEL CHACO BOREAL (1932-1935) - TOMO IV y V - ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA / BATALLA DE NANAWA / PTE. E. AYALA
UNA GUERRA DESCONOCIDA:
LA CAMPAÑA DEL CHACO BOREAL (1932-1935) - TOMO IV y V ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA Traducción para este volumen CRISTINA BOSELLI - ANGELA FERREIRA JUANA DE EGEA (Bajo la coordinación de CRISTINA BOSELLI)
ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA 1999, Editorial El Lector Telefax: 498 384 (Asunción) Diseño de Tapa: Ca'avo-Goiriz Compaginación y Armado de Página: Fátima Benítez Tirada: 1.000 ejemplares ISBN 99925-51-91-7 Hecho el Depósito que marca la Ley 94 Impreso en el Paraguay - Printed in Paraguay Asunción, 1999 (491 páginas)
"UNA GUERRA DESCONOCIDA: LA CAMPAÑA DEL CHACO BOREAL (1932-1935) - VOLUMEN IV y V ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA Se reúnen en este tomo los volúmenes IV y V de la monumental obra del doctor Ange-François Casabianca en la que realiza la más exhaustiva, minuciosa y profunda revisión histórica de la Guerra del Chaco, y comprende sus capítulos 12 y 13. Ellos se ocupan de la llamada Guerra de posiciones o de los milímetros, que tuvo lugar de fines de 1932 a fines de 1933, y que representará esencialmente la
oposición de dos concepciones del arte de la guerra. Por un lado, la del general Hans Kundt, comandante general de las tropas bolivianas, formado en la escuela prusiana y que había combatido en la Primera Guerra Mundial en el frente ruso; partidario de la ofensiva, su filosofía reposaba sobre un postulado, que en la experiencia del Chaco se revelará inadecuado, el ocupar el territorio y mantenerse en el. Por otro lado, el coronel José Félix Estigarribia, cuya formación básica se limitaba a las luchas intestinas de 1908, 1911 y 1922-23, pero que cuya experiencia fue remodelada y perfeccionada en la escuela del ejército francés, entendió inmediatamente que lo esencial no era conquistar el terreno ni conservarlo, sino maniobrar para provocar el aislamiento del adversario con el bloqueo de sus vías de desplazamiento y comunicación. Escrita para el doctorado en Historia Contemporánea del Instituto de Altos Estudios de América Latina de la Universidad de París III, La Sorbone Nouvelle, tesis que estuvo a cargo del profesor Frederic Mauro y fue presentada en 1995, LA GUERRA DESCONOCIDA se compone de siete volúmenes que la Editorial El Lector presentará en cinco tomos.
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LA GUERRA DE POSICIONES O DE LOS MILÍMETROS (ENERO -JUNIO 1933)
CAPÍTULO XII: LA GUERRA DE LOS MILÍMETROS -
Introducción y nuevas posiciones respectivas
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Primer ataque de Nanawa/Pte. E. Ayala (19 - 31/1- 1933)
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Observaciones sobre la primera batalla de Nanawa/Pte. Eligio Ayala
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Reunión de Neutrales en Mendoza (1 - 2/2)
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Batalla del Km 7 de Saavedra/My. Avalos Sánchez (1/11 -11/3).
Batalla de Campo Candía - Jordán/Ranulfo de Valle (1/1- 20/3) y de Alihuatá/My. Ruperto Zenteno (11 - 13/3) -
Segunda batalla del Fortín Corrales (13/1-1/2)
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Batalla del Fortín Toledo (9/2 -13/3)
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Primer combate de Fernández/L.A. de Herrera (20-27/1)
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Segundo combate de Fernández/L.A. de Herrera (10-30/3)
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Primera fase de la batalla de Gondra (11- 18/3)
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Declaración de Guerra del Paraguay a Bolivia (10 de mayo)
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Actividades de espionaje y amotinamientos
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Esfuerzos recíprocos de refuerzo en ambos bandos
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Tercera batalla de Fernández/L. A. de Herrera (11/5 – 2/6).
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Extensión de las operaciones en el Fortín Gondra (marzo -junio)
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Combate de Pirizal - Bullo/Tte. Herminio Fretes (11/3 y 2 -4/5)
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Ataques a Arce/G.R. de Francia (9 - 13 y 20 - 22/5)
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Combates de Puesto Betty (25 - 28/5 y 2 - 7/6) y Puesto Ingavi (25/5 y 5/6)
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Repliegue de la VIII DIB hacia Platanillos/Tte. Acosta (5-6/4)
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Acción de la IX DIB contra Arce/G.R. de Francia (9-17/5)
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Operaciones delante de Gondra (seg. fase) 11 - 15/6
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Reunión de Altos Mandos Paraguayos
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El Acta del Fortín Gondra (18 junio 1932)
EVOLUCIÓN DE LA GUERRA DE POSICIONES (JULIO A DICIEMBRE DE 1933)
CAPÍTULO XIII: DESDE LA SEGUNDA BATALLA DE NANAWA / PTE. E. AYALA HASTA CAMPO VÍA / TTE. GILBERTO LÓPEZ Y ALIHUATÁ / MY. RUPERTO ZENTENO. -
Segunda batalla de Nanawa/Pte.E.Ayala (4-7/7 1933)
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Examen de la segunda batalla de Nanawa/Pte. E. Ayala.
De Gondra a Pozo Favorito/Siete Pozos y Campo Grande/Pampa Grande (1/7-22/10/1933) -
Maniobra paraguaya en Campo Grande/Pampa Grande
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Combate de Pirizal - Bullo/Tte. Herminio Fretes (3/8-28/9/33)
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Cuarta batalla de Fernández/L. A. de Herrera (20/8-3/11)
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Combate de Pirijayo - Campo Aceval/Rancho 8 (23-25/8)
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Batalla por Puesto Charcas (21/9 - 28/10)
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Batalla de Alihuatá/My. Ruperto Zenteno (11/9-7/12)
Ofensivas paraguayas en Alihuatá/My. Ruperto Zenteno, Nanawa/Pte. E. Ayala y Gondra y capitulaciones de las IV y IX DIB en Campo Vía/Tte. Gilberto López (3-11/12) -
Examen de la segunda batalla de Alihuatá/My. Ruperto Zenteno
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Penetración del ejército argentino en el Chaco
CAPÍTULO XII
LA GUERRA DE POSICIONES DE LA PRIMERA A LA SEGUNDA BATALLA DE NANAWA / PTE. E. AYALA (9-31 DE ENERO, LUEGO 3 DE JULIO DE 1933)
El final del año 1932 coincidirá en el campo boliviano, como sabemos, con la toma de mando de su ejército en campaña por parte del General Hans Kundt. Este será convocado desde su retiro en Alemania por el Presidente Salamanca presionado por las Cámaras y, sobre todo por las masas decepcionadas y ansiosas debido a la seguidilla de fracasos en el campo de batalla ocurridos durante los seis primeros meses de la guerra con el Paraguay. Kundt recibirá poderes muy superiores a aquellos que habían sido otorgados a sus predecesores, los Generales Osorio y Quintanilla, pues prácticamente le será
otorgada una total libertad de acción. Lo mismo sucederá en el Paraguay donde, casi durante el mismo período, el Coronel Estigarribia obtendrá con miras a la continuidad de las operaciones, una autoridad que le permitirá confinar a su superior directo, el viejo General Rojas a las simples tareas administrativas y, además, hacer de menos al Estado Mayor General del Ejército el que, debido a esto, sólo existirá en los papeles y cuyos miembros serán integrados a un segundo cuerpo del ejército de reciente creación. Como consecuencia de la preeminencia de la que se beneficiarán los comandantes en jefe de los dos ejércitos adversarios, el año 1933, que será el del enfrentamiento, representará esencialmente la oposición de dos concepciones del arte de la guerra. Por un lado, la de Kundt, formado en la escuela prusiana y que había combatido en la primera guerra mundial en el frente ruso, pero que jamás había formado parte de un estado mayor importante. Partidario de la ofensiva, su filosofía reposaba sobre un postulado que, en la experiencia del Chaco se revelará inadecuado, según el cual el objetivo primordial en la guerra era ocupar el territorio y mantenerse en él. Para llegar a esto, él tenía plena confianza en el soldado boliviano, aymará o quechua, a quien consideraba perfectamente capaz de ser utilizado de igual manera que el infante del ejército imperial alemán. Sin embargo, desde el inicio de su carrera en Bolivia, deberá enfrentarse de parte del cuerpo de oficiales, sobre todo de los superiores, a un desprecio absoluto al cual se agregará un fuerte resentimiento hacia los que habían formado parte de la revolución de 1930, al final de la cual será obligado a abandonar Bolivia. Es así que durante una conversación respecto a los titulares de los principales puestos de responsabilidad con el Ministro de Guerra de ese entonces, Joaquín Espada, no dudará en calificar abiertamente al Coronel Francisco Peña de "libertino", al Teniente coronel Bernardino Bilbao Rioja de "traidor", al General Filiberto Osorio de "hipócrita" y al Teniente coronel Ángel Rodríguez de "canalla", considerando sin embargo al Coronel José Ferrufino "buen muchacho" y no teniendo comentario amable sino para el Teniente coronel David Toro que él uzgará como "un buen oficial”. (1)
La disciplina de hierro, el despotismo y el favoritismo que Kundt impondrá a sus oficiales que, en esa época, provenían generalmente de estratos sociales elevados, no mejorarán las relaciones entre el comandante en jefe y sus subordinados y sumirán a un número importante en la insubordinación que renacerá en el ejército luego de décadas de tranquilidad y se irá intensificando con el tiempo y con los acontecimientos. Por otra parte, será diferente la concepción que sostendrá Estigarribia cuya formación básica no era igual a la de su adversario, pues se limitaba a las luchas intestinas de 1908, 1911 y 1922-23, simple movimiento insurreccional en el primer caso y conflictos sangrientos en los dos últimos. Pero estas experiencias remodeladas y perfeccionadas en la escuela del ejército francés, lo llevarán rápidamente a convencerse de que en la guerra en el monte
como sería la del Chaco, lo esencial no era conquistar el terreno ni conservarlo, sino maniobrar a través de las líneas internas con el objeto de provocar el aislamiento del adversario con el bloqueo de sus vías de desplazamiento y comunicación y de esa manera aniquilarlas sucesivamente. Esto lo conducirá a buscar y a encontrar la solución del problema que se le presentaba en la apertura de caminos realizados por sus propias tropas y para ellos y en interceptar, con ayuda de las mismas, los caminos creados por el adversario. Al igual que Kundt con respecto al boliviano, Estigarribia apreciaba al soldado que tenía bajo su mando por sus cualidades naturales de adaptación, su patriotismo sin límites y su coraje en el combate que él había podido verificar en las guerras civiles en las que había tomado parte. Por el contrario, aunque sin llegar tan lejos como su adversario con respecto a sus oficiales, tendrá generalmente una actitud de frialdad y reserva, resultante tal vez de su origen más modesto que el de ellos y de que no había, como la mayoría de ellos, pasado por el colegio militar y los institutos de enseñanza superior del ejército. Esta actitud hará que Estigarribia no posea solamente amigos entre sus subordinados directos o no, aún más teniendo en cuenta que, aunque entre éstos contaba con una pléyade de oficiales sin igual, como la guerra lo demostrará, él sólo propondrá para las estrellas de general a tres de ellos, todos pertenecientes al Servicio de Sanidad. Para el período de alrededor de seis meses que comenzaremos a abordar, los objetivos que los dos grandes jefes se habían propuesto, diferían por completo. De un lado como del otro, la obtención de una victoria total y por lo tanto decisiva habría exigido un tiempo y sacrificio de vidas humanas y en recursos económicos que ninguno de los dos beligerantes era capaz de soportar. Es por ello que Salamanca se hubiera fácilmente contentado con ver a su ejército conseguir algunos éxitos de importancia secundaria y al menor costo para poder presentarse con la aureola del vencedor en el momento de emprender las negociaciones diplomáticas a las que le incitarán los países vecinos al suyo y los Estados Unidos. Pero el orgullo innato que caracterizaba al General Kundt no podía plegarse a un punto de vista tan restrictivo. Él afirmará entonces a su presidente que Bolivia debía ganar absolutamente la guerra con el objeto de escapar a las consecuencias que una derrota acarrearía para ella y que si existía una justicia, divina como humana, la victoria sería suya, a condición de que pudiese disponer de 25.000 hombres. (2) Como veremos más adelante, Kundt tendrá plena satisfacción sobre este punto y tomará las riendas de un ejército reconstruido por primera vez gracias a la movilización de nuevas clases y a numerosos voluntarios que suscitará el anuncio de su retorno y que, por otra parte, será reorganizado, dotado de materiales nuevos como el mortero Brandt o con el reemplazo de aquellos perdidos en los primeros 6 meses de combate y dispondrá desde el inicio de organización logística. Pero Kundt, al igual que en la época en la que había sucesivamente comandado la
misión militar alemana, luego el estado mayor general hasta su expulsión en 1930, no se preocupará de ninguna manera de prever la constitución de un verdadero estado mayor. Su único asesor será el Coronel David Toro, tan competente como oportunista, que se beneficiará de los favores de Kundt, lo que no le impedirá, cuando éste será relevado de su comandancia, escribirle en una carta con fecha 30 de mayo de 1935 que él estaba dominado por "... una convicción enfermiza de infalibilidad que fatalmente debía conducir al desastre más completo. (3) La posición de Estigarribia era diferente a la de Kundt y, hasta se podría decir, prácticamente opuesta. El también disponía de poderes muy amplios y comandaba fuerzas iguales o más numerosas en número que las del adversario, pues el Paraguay había colmado las posibilidades ofrecidas por su capacidad de equipamiento, lo que volvía difícil el llamado bajo bandera de nuevas clases. Pero su conjunto militar, aunque muy unido gracias a sus victorias en la primera etapa, comenzaba a dejar entrever una evidente lasitud y fatiga física por haber combatido con la valentía que ya conocemos durante cuatro meses seguidos y también una cierta lasitud moral como resultado de las pérdidas que había sufrido. Por ambos motivos, Estigarribia estimará que habiendo sido cumplido su plan original, que era el resquebrajamiento de la fuerza de ataque del enemigo con "matemática exactitud", le sería conveniente esperar días mejores para retomar la ofensiva y, por ello ordenará, el 23 de diciembre de 1932, pasar "momentáneamente" a la defensiva. El mismo día volverá a la Villa Militar donde instalará el Gran Cuartel General con el objeto de organizar allí su nuevo comando que se había vuelto COMANCHACO y que reagrupaba a todas las fuerzas de las tres armas para participar en la defensa del territorio y supervisar la instalación, la organización y el equipamiento de 3 grupos de defensa principales instalados sobre 135 kilómetros, desde el noroeste al sudeste y con base en los fortines Toledo, Arce/ Gaspar R. de Francia y Nanawa/Pte. Eligio Ayala. Estas tres bases principales serán cubiertas por posiciones defensivas avanzadas que la ingeniería paraguaya instalará con toda rapidez en Corrales, Fernández, Luís A. de Herrera, Aliahuatá/My. Ruperto Zenteno a los que los bolivianos se habían retirado, Campo Jordán/Km 7 de Saavedra y Masamaclay/Samaclay. (4) En esta fase que se puede calificar de transitoria, pues verá pasar a las operaciones militares de la ofensiva a la defensiva, se situarán entre otros, el ataque de los bolivianos contra Corrales el 24 de diciembre de 1932, su contraofensiva del 27 en Campo Jordán/Candía y las operaciones del 28 de diciembre contra fortín Murillo/ Gral. Duarte y del 8 de enero de 1933 contra el de Mcal. López, el cual consta al final del capítulo precedente. Recordemos que estas diferentes operaciones tenían como principal fin, para los bolivianos, reducir la extensión de sus líneas y, para ambas partes, proveer de mejoras a futuras bases de partida o de defensa.
(1) Roberto Querejazu Calvo: "Masamaclay...", Edit. Los Amigos del Libro, Cochabamba/La Paz 1981, p. 142.
(2) Querejazu Calvo, op. cit., p. 141. (3) Jorge Castillo Lagrave: Memorias del Mcal. José F. Estigarribia, Internacional Editora, Asunción sin fecha de impresión, p. 82 in fine. (4) Castillo Lagrave, op. cit., p. 82-83.
NUEVAS POSICIONES RESPECTIVAS A COMIENZOS DE 1933
La intención abiertamente declarada de Kundt de tomar la ofensiva como fuera posible, aquella más discretamente manifestada por Estigarribia de observar "momentáneamente" como él ha escrito, la "defensiva activa", obligaban a estos dos jefes a aportar modificaciones importantes o menores, según los sectores, a los dispositivos de sus respectivos ejércitos, los que han sido someramente presentados en el capítulo precedente. Pero estas modificaciones no acarrearán cambios esenciales en los principales componentes de los mencionados ejércitos que continuarán siendo los mismos.
EJÉRCITO BOLIVIANO
Elevado a 10.500 hombres que formaban los dos cuerpos del ejército, deberá actuar sobre un frente discontinuo de más de 200 kilómetros, con orientación sudeste/noroeste del Fortín Sorpresa Viejo/Tte. Adolfo Rojas Silva al fortín Camacho/Mcal. José F. Estigarribia en dos sectores principales. El primero de ellos, llamado sector oriental y también meridional, cubría el ala derecha del dispositivo y hará frente a cuatro fortines paraguayos principales: Nanawa/Pte. E. Ayala, Gondra a 30 kilómetros al noroeste de este último, Bullo instalado entre Nanawa/Pte. Eligio Ayala y Alihuatá/My. Ruperto Zenteno. Cubriendo así la zona Nanawa/Pte. E. Ayala - Saavedra/Mayor Ramón Avalos Sánchez, éste será asignado a las mejores divisiones del ejército, la IV DIB en el ala derecha y la VII DIB en el ala izquierda, formando el 1er. CEB de alrededor de 6000 hombres comandados por el General Arturo Guillén con el Teniente coronel David Toro como Jefe de Estado Mayor y su Cuartel General en Muñoz/Gral. José E. Díaz en un primer momento, luego en Saavedra/My. Ramón Avalos Sánchez. El segundo sector, llamado central pero cubriendo además el ala izquierda del dispositivo y su centro, será aquel en el cual se encontraban los fortines Platanillos/Tte. Acosta y Corrales mantenidos por los bolivianos y, los fortines
Arce/Gaspar R. de Francia, Fernández/Luís A. de Herrera y Toledo, que estaban en manos de los paraguayos. Será asignado a los III y VIII DIB cuya preparación estaba en vías de terminar, formando el 2° CEB de alrededor de 4500 hombres comandados por el antiguo jefe de estado mayor general, el General Filiberto Osorio, contando con su cuartel general en el fortín Camacho/Mcal. José F. Estigarribia. El 2° CEB presentará la particularidad de encontrarse desprovisto de jefe de estado mayor de división en el momento de ser instalado, aunque su titular hubiera sido designado ya en el momento de su creación, el Teniente coronel Ángel Rodríguez, que tuvo que ser relevado por haberse, el 14 de diciembre anterior, apoderado del fortín paraguayo Loa/Tte. 1° Aristigueta sin haber obtenido de antemano el acuerdo de Kundt, que designará al Teniente coronel Felipe Rivera para reemplazarlo. Según el teniente coronel paraguayo Francisco Andino citado por su compatriota, el Coronel Carlos J. Fernández, el ataque boliviano que preparaba Kundt sería muy probablemente dirigido contra Nanawa/Pte. Eligio Ayala y realizado con el 10 RIB (7° "Azurduy", 8° "Ayacucho", l6° "Castillo", l8° "Junín", 22° "Iruya", 26°, 38° "Socabaya", 4l° "Colorados", 42° y 45°), por el 5 RCB (1° "Abaroa", 2° "Ballivián", 5° "Gral. Lanza", 6° "Castrillo", 7° "Chichas") y por el 2° RAB "Bolivar" que serían apoyados por 10 aviones de caza o de bombardeo. (5) Andino evaluaba esta fuerza de ataque en 13.000 hombres, cifra netamente por debajo de la realidad si recordamos que el efectivo de los regimientos bolivianos se situaba, en esa época, entre 250 y menos de 500 hombres para los RIB y 150 a 250 hombres para los RCB y que, por otra parte, el total del 1º y 2° CAB no pasaba de 10.500 hombres. Entre enero y marzo de 1933, el esfuerzo de los dos cuerpos de ejército bolivianos se ejercerá esencialmente en las dos extremidades de su dispositivo contra Nanawa/Pte. E. Ayala para el 1er. CEB y contra Toledo para el 2° CEB, es decir contra los dos puntos fortificados que cerraban el acceso a las dos vías de comunicación principales que conducían al río Paraguay, el camino que iba de Nanawa/Pte. E. Ayala a Concepción en el sector oriental y la unión ferroviaria Martínez - Puerto Casado en el sector central. Este esfuerzo se realizará, en un primer momento, en el sector oriental, contra Nanawa/ Pte. E. Ayala para la VII DIB y contra Campo Jordán/Campo Candía para la IV DIB, siendo la primera rechazada por el adversario y la segunda, simplemente contenida, lo que obligará a una parte como a la otra a partir a finales de enero y hasta marzo, a tener que continuar la guerra de trincheras. El centro de gravedad de las operaciones se transferirá desde entonces al sector septentrional y más particularmente al sector este del fortín Fernández/Luis A. de Herrera, objeto de tres ataques consecutivos de parte de la VIII DIB y Platanillos/ Tte. Acosta por un lado, y al de Fortín Toledo con la III DIB por el otro, siendo también ambas divisiones obligadas a una guerra de trincheras hasta fines de marzo, después de haber sido tenidas en jaque. En el curso de este primer período de la segunda fase de la guerra, el comando boliviano procederá a la formación de una nueva división de infantería, la IX DIB de dos regimientos, que será en ese entonces la única creación durante el período del comando del general Kundt. Comprendiendo 5 RIB (23°, 34° "Illimani", 36°
"Charcas", 41° "Colorados" y 43°) y el GAB "Mendivil" haciendo un total de alrededor de 2500 hombres comandados por el Coronel Victorino Gutiérrez. Ella no será destinada a ninguno de los dos cuerpos del ejército sino que será colocada bajo la autoridad directa del estado mayor general y ubicada a lo largo del camino Platanillos/Tte. Acosta - Ballivián/My. Alberto Gardel con el objeto de estar lista para intervenir el cualquier momento y en cualquier sector que pudiera ser amenazado por el adversario.
EJÉRCITO PARAGUAYO
Con la creación a fines de 1932 del 2° CEP, con el objeto de prever al norte la zona de Corrales-Toledo cualquier amenaza boliviana, el dispositivo de defensa paraguayo se encontrará en forma paralela al boliviano. Hemos visto que reposará sobre tres centros principales de defensa en profundidad, Nanawa/Pte. Eligio Ayala en el ala izquierda, Arce/G.R. de Francia como pivote central y Toledo en el ala derecha, cuyo refuerzo en defensa se realizará bajo la supervisión de dos generales Honoris Causa de origen ruso, Belaïev y Ern.
La nueva organización del ejército traerá consigo, en el terreno, cierto número de movimientos, en función especialmente de la ofensiva adversaria que dejaba prever la toma de comando del General Kundt, la cual, el alto comando paraguayo y principalmente el coronel Estigarribia estimaban que tendría por escenario la parte meridional de su dispositivo y en consecuencia la zona defendida por el fortín Nanawa/Pte. E. Ayala. Recordemos que este fortín había sido creado en 1925 en los alrededores de una "misión" anglicana por el Coronel Juan B. Ayala, entonces capitán, con el objeto de asegurar la protección, contra los indios que vivían en estado salvaje, de los establecimientos agrícolas y ganaderos de la zona central del Chaco. A fines de 1932, este fortín se había convertido en la base del V DIP, cuyo comando había sido confiado al Teniente coronel de caballería Luis Irrazábal, que asistiría al Mayor Gilberto Andrada en calidad de jefe del estado mayor. La V DIP contaba entonces con 2500 hombres que constituían los 13° RIP "Tuyutí" (Cap. Francisco Andino), 1 escuadrón de división (Tte. Aníbal Mojoli), 1 brigada de caballería (My. Tomás Mendoza) compuesta por los 4° RCP "Acá Carayá" (Cap. HC Youri Buferov) y los 5° RCP "Acá Verá" (Cap. Luís Lasclotas), 1 escuadrón de scouts (Tte. Carlos Legal) y 1 batería de cañones de 75 mm Krupp (Tte. Juan B. Melgarejo). Para cerrar el camino del adversario a Concepción que era la segunda ciudad del país, Estigarribia hará, por un lado, reforzar la guarnición del Fortín Orihuela, situado a 150 kilómetros al oeste de Concepción, y por el otro lado, proveerá para el refuerzo de Nanawa/ Pte. E. Ayala, a partir del 1er. CEP, cuyo comando había sido tomado en diciembre precedente por el Teniente coronel Nicolás Delgado. Este recibirá, el 23 de diciembre, la orden de pasar "... a la defensiva sobre el frente de Saavedra y de tomar las disposiciones necesarias para estar en condiciones de apoyar al 2° CEP con dos divisiones...". Delgado transferirá entonces la segunda DIP al fortín Arce/Gaspar R. de Francia para organizarse allí defensivamente, enviará el 1er. RIP "Don de Mayo" a relevar al 1er. RCP "Valois Rivarola" en el sector Fernández/Luís A. de Herrera, confiará las posiciones mantenidas por la IV DIP del Teniente Coronel Bray a la 1º DIP del Teniente Coronel Carlos J. Fernández. Además, un regimiento de la 1°DIP será enviado al "gran cañadón" del Km 18 del camino Saavedra/My. Ramón Avalos Sánchez-Alihuatá para resquebrajar toda tentativa de irrupción por parte del adversario y el resto de la 1° DIP recibirá la orden de instalarse a partir del alba del 26 de diciembre en Alihuatá/My. Ruperto Zenteno donde "... ella deberá defenderse con tenacidad en las posiciones que habían frente a Saavedra y acumular víveres para al menos 10 días..." (6) Este conjunto de disposiciones era el resultado de la convicción de Estigarribia y de su Estado Mayor, de que el esfuerzo ofensivo del adversario sería ante todo dirigido contra Nanawa/Pte. E. Ayala con el objeto de abrirse el camino del río Paraguay y de Concepción. Se procederá entonces al refuerzo de la guarnición del fortín Orihuela situado a 150 kilómetros al oeste de Concepción y al de Nanawa/Pte. E. Ayala enviando allí, por orden del 11 de enero de 1933, a la totalidad del IV DIP del Teniente coronel Bray,
hasta entonces distribuida entre Saavedra/My. Ramón Avalos Sánchez y Alihuatá/ My. Ruperto Zenteno. Pero debido a la insuficiencia de medios de transporte, las únicas unidades de la IV DIP que llegarán a unirse a la V DIP antes del comienzo del ataque boliviano o durante su desarrollo; serán el 7° RIP "24 de Mayo" (Mayor Manuel Muñoz) y el 3° RCP "Cnel. Mongelós" (Mayor Federico Smith), esta última unidad llegando no obstante demasiado tarde para participar en la lucha. El 6° RIP "Boquerón" que se encontraba en el puesto Rancho Ocho y el 1° GAP "Gral. Bruguez" instalado en el Fortín Falcón, sólo alcanzarán Nanawa/Pte. Eligio Ayala el 28 de enero y, debido a esto, no podrán ser utilizados mientras que, siempre por falta de medios de transporte, los cañones del 2° GAP "Gral. Roa" y sus hombres no podrán desplazarse (7) El objetivo de la ofensiva que realizaría el comandante boliviano será definido por Kundt en una directiva establecida el 27 de diciembre en Villamontes. Ella consistía en un ataque concéntrico de los dos CEB, cuyos centros de gravedad serían por una parte el ala derecha de su dispositivo, con el 1er. CEB activando sobre el eje Sorpresa Viejo/Rojas Silva - Boquerón, por la otra, su ala izquierda con el 2° CEB, cuya misión sería impedir al adversario las comunicaciones hacia al río Paraguay. A medida de que el 1er. CEB progresara, el 2° CEB avanzaría desde Toledo en dirección a la Villa Militar. Kundt estimaría sin embargo que antes de lanzar una ofensiva que él consideraba que debía ser decisiva, era necesario que el 1er, CEB, a cuyo cargo estaría la misma, hubiera primeramente procedido a la limpieza de su camino hacia al norte, y, con este objetivo, hubiera ocupado sucesivamente el fortín Murillo/Gral. Duarte, lo que será realizado por un destacamento del 7° RCB "Chichas" el 28 de diciembre de 1932, y la base fortificada de Nanawa/Pte. E. Ayala. En su mente, se trataba de un preámbulo indispensable pues consideraba que estos dos puntos constituían para el adversario las puertas de salida por las cuales se encontraría en la posibilidad de actuar contra las posiciones de la VII DIB, que se encargaría del ataque, una maniobra de acorralamiento que, si era exitosa, permitiría a los paraguayos marchar directamente hacia Saavedra/My Ramón Avalos Sánchez y desembocar así sobre la retaguardia de las posiciones del Km 7 Saavedra/Mayor R. Avalos Sánchez, lo que no había escapado al comando del 1er. CEB anteriormente, pues éste había solicitado la autorización para atacar las dos posiciones y apoderarse de ellas. (8) Debido a estas diferentes razones, Kundt elegirá iniciar su operación ofensiva atacando por el este, a lo largo del eje Nanawa/Pte. Eligio Ayala - Orihuela Riacho Negro - Concepción. Según el Mayor paraguayo Sienra, autor de una obra sobre la guerra del Chaco, (9) la época de lluvias torrenciales que Kundt conocía y el tipo de terreno barroso hacían que la estrategia adoptada por Kundt fuera, para una mente pura y simple, algo que sólo podía desembocar en el fracaso y que, en todo caso, no influiría en modo alguno sobre el curso de la guerra. Esta opinión parecía tener tanto más fundamento teniendo en cuenta que, así como la decisión de Kundt parecía bien definida, no sucederá lo mismo con sus instrucciones para llevar a cabo su plan, pues se revelarán demasiado imprecisas. La captura del Fortín Nanawa/Pte. E. Ayala que le había sido sugerida por Toro,
pasará a ser en Kundt una idea fija de carácter obsesivo. En los primeros tiempos, él untamente con Toro serán los únicos en conocer su existencia y mantendrán en riguroso secreto hasta el último momento la fecha fijada para su ejecución. El Presidente Salamanca, que terminará por ser informado de ella a través de un tercero, tratará enseguida de disuadir a su comandante en jefe de proceder a una ofensiva general, invocando la insuficiencia de recursos del país y de medios en el ejército e invitándolo a dedicarse en primer lugar al refuerzo de este último mediante hombres y armamentos, pero Kundt responderá imperturbablemente: "Tenga confianza, Bolivia ganará la guerra". Estigarribia será también puesto al corriente gracias a informes provenientes de Buenos Aires, probablemente suministrados por un espía a sueldo del Paraguay que trabajaba en la legación de Bolivia. Este corroborará la veracidad de sus informaciones con la toma por parte de los bolivianos de los fortines Murillo/Gral. Duarte y luego Mcal. López que se producirá con suficiente anticipación para permitirle reforzar a tiempo la guarnición del fortín amenazado con un destacamento de 1300 hombres suministrados por el 1er. CEP y formado por los 7° RIP "24 de Mayo" y 3° RCP "Cnel. Mongelós", que será comandado por el Teniente coronel Francisco Brizuela y que alcanzará Nanawa/Pte. E. Ayala el 11 de enero. (10) En los primeros días de enero de 1933, el ejército boliviano del Chaco contaba con 3500 hombres para hacer frente a la V DIP en Nanawa/Pte. E. Ayala, y formando la VII DIB perteneciente al 1° CEP, 2000 hombres de la IV DIB formando el 1° CEB con la división anterior, y 4500 hombres formando el 2° CEB y repartidos entre Platanillos/Tte. Acosta y Corrales, es decir 10.000 hombres en la primera línea, cifra elevada a 13.000 por los historiadores paraguayos. Ella se oponía, independientemente de la V DIP de 3000 hombres en Nanawa/Pte. Eligio Ayala, a las I y IV DIP de un total de 5000 hombres que mantenían las posiciones del Km 7 de Saavedra/My. R. Avalos Sánchez, antes de ser descongestionadas en provecho de sectores más sensibles, y a la II DIP de 2600 hombres que se encontraban en Fernández/Luís A. de Herrera, constituyendo todas estas unidades el 1er. CEP que solamente tenía por misión proceder a la defensa de las posiciones respectivas de las unidades que lo componían, contrariamente al 2° CEP, recientemente creado y reagrupado en la zona de Toledo cuya misión era tratar de progresar hasta Corrales una vez terminado su reagrupamiento. En esta misma época Estigarribia será encargado del comando del sector sur del Chaco que cubría la totalidad de la zona de operaciones antes de recibir la comandancia de 17.100 hombres que constituirán el conjunto de tropas paraguayas en el Chaco. Según el mayor paraguayo Antonio E. González, si el ejército boliviano era en el Chaco numéricamente inferior en alrededor de un tercio con respecto al paraguayo, era, por el contrario, superior en lo concerniente a medios materiales, armamento, aprovisionamiento, transportes, en sus cuadros de oficiales y suboficiales y por la excelente preparación de sus componentes que constituían lo esencial de sus fuerzas terrestres. (11)
(6) Alejandro Mazacotte: "Ensayo sobre la guerra del Chaco", Edit. NADA, Asunción 1983, Tomo 1, p. 183. (7) Cnel. Luis Vittone: "La guerra del Chaco", sin indic. de editor ni fecha de edición, Tomo I, p. 325. (8) Raúl Tovar Villa: "Campaña del Chaco, el Gral. Hans Kundt, Comandante en Jefe del Ejército de Bolivia", Edit. Don Bosco, La Paz 1961, p. 74. (9) My. Alejandro Sienta: "La guerra del Chaco„ su conducción estratégica"
(Político-Militar), Impr. Mil. de la Dir. Publicaciones de las FFAA de la Nación, Asunción 1980, p. 152. (10) Querejazu Calvo: op. cit., p. 145-147. (11) Carlos J. Fernández, op. cit., p. 225.
PRIMERA BATALLA DE NANAWA / PTE. E. AYALA (19-31 DE ENERO)
Luego de diversos movimientos efectuados por la tropa, el comando de la defensa de Nanawa/Pte. E. Ayala designará para el sector oeste del fortín, al 13° RIP “Tuyutí” que se instalará en el camino de Masamaclay -Aguarrica/Samaclay, a algunos kilómetros al oeste y en el sector norte, el 7° RIP "24 de Mayo" cuya ala derecha se apoyará sobre un bastión fortificado por la "Isla n° l". Su sector sur será defendido por la brigada de Caballería formada por los 4° RCP "Acá Carayá" y 5°
RCP "Acá Verá" y el escuadrón de división que se instalará es una "Isla Fortificada" bautizada luego "Isla Mojoli", nombre del responsable de su defensa, tomando posición la batería de acompañamiento de cañones Krupp de 75 mm con 100 artilleros a la altura de la "Isla n°1". El 3° RCP "Cnel. Mongelós" del Destacamento Brizuela será enviado en defensa del "Puesto Florida", a 8 kilómetros del fortín principal pero no intervendrá en el combate inmediatamente. Luego del estudio profundo de las diferentes hipótesis de elección de los bolivianos como centro de gravedad de su ataque contra Nanawa/Pte. E. Ayala que se estimaba se produciría a partir del 10 de enero, el Teniente coronel Irrazábal seleccionará dos de ellas. La primera se basaría, según él, en una maniobra de acorralamiento que partiría desde el sur y con miras a interceptar el camino que iba de Suhin a Nanawa/Pte. E. Ayala antes de continuar al norte del fortín, lo que implicaría para el adversario la limpieza a priori de la parte exterior de su flanco para poder realizar la operación de desbordamiento. La segunda hipótesis reposaba sobre un ataque lanzado desde el norte hacia el camino que conducía a Bullo - Pirizal/Tte. 1° Herminio Fretes, donde se reencontrarían los caminos que conducían a Gondra al noreste y Pirijallo al norte, que presentaba sin embargo el riesgo de exponerse a ser rodeado por dos fuegos, con una columna dirigiéndose hacia el este. Optando por la primera de las dos hipótesis, Irrazábal no descartará la segunda eventualidad. Es por ello que enviará al 7° RIP "24 de Mayo" del destacamento Brizuela a reforzar el escuadrón de división de la V DIP al punto de apoyo flotante llamado "Isla Fortificada", separada de un bosque situado a 15 kilómetros al norte del fortín por un pajonal de un kilómetro de extensión. Disposiciones rigurosas serán adoptadas para hacer frente al ataque adversario. Los defensores que mantenían las antiguas instalaciones, erigidas durante la edificación del fortín en 1925, recibirán la misión de retardar al adversario antes de replegarse sobre una segunda línea situada en los bordes de la elevación de terreno que dominaba el fortín por el oeste, resistiendo allí encarnizadamente. Esta decisión hará que durante los 10 meses de la guerra de posición que seguirá al combate en sí mismo por Nanawa/Pte. E. Ayala, las posiciones de origen del fortín formaran, en el corazón del campo de batalla, una fortificación de 600 m. de extensión rodeando a los puestos bolivianos con excepción de su lado este, por el cual sus camaradas podrán reaprovisionar a los defensores que se encontraban en las mencionadas fortificaciones. Por otra parte, los defensores de los puestos avanzados de Retén-Cué, a 5 kilómetros al oeste de Nanawa/Pte. E. Ayala y Tuyutí, recibirán la orden de resistir a cualquier precio con el objeto de obligar al adversario a desplegarse totalmente y deberán, para evitar ser burlados, replegarse en caso de necesidad en trincheras laterales con el objeto de no molestar con sus movimientos a las operaciones de tiro
de los camaradas que se encontraban en la primera línea. En espera del ataque boliviano, toda la guarnición con excepción del personal de vigilancia en servicio será destinada, tanto de día como de noche, a la instalación, sobre una extensión de 12 kilómetros, de trincheras, refugios, nidos de ametralladoras y alambres de púa de hierro, principalmente en los sectores norte y sur donde no existía aún prácticamente nada. La creación de esta red de posiciones defensivas y de vías de comunicación internas transformará a Nanawa/Pte. E. Ayala, sobre todo en el punto fortificado llamado "Abra de Nanawa" y en las "islas" al norte y al sur del fortín, en un poderoso reducto fortificado cuya preparación será puesta a punto desde antes del inicio de la lucha. Kundt no tendrá probablemente la menor idea del esfuerzo realizado por los hombres de Irrazábal, pues no dudará en declarar en el momento de desencadenar su ofensiva: "Mañana a mediodía, Nanawa estará en nuestras manos" (13). La operación será confiada, del lado boliviano al lº CEB (Gral. Guillén) y efectuada por el VII DIB (Cnel. Gerardo Rodríguez) con el Teniente coronel Segundino Olmos como jefe de estado mayor, los que vendrán a reforzar a los camaradas del IV DIB retirados de las posiciones del Km 7 del camino de Alihuatá/My. Ruperto Zenteno- Saavedra/My. Ramón Avalos Sánchez o que venían del exterior. El resto de la otra gran unidad que formaba el 1° CEB, la IV DIB (Cnel. Peñaranda) quedará en posición de defensiva activa en el Campo Jordán/Candía. La VII DIP comenzará a partir del 29 de diciembre de 1932 a abandonar las posiciones que mantenía desde hacía 4 meses en Aguarrica/Cdte. Giménez, Murguia y Cuatro Vientos para continuar hacia el nuevo sector que le había sido asignado y tornar posesión de sus futuras posiciones de ataque en la medida en que éstas les eran proporcionadas. Ella se repartirá en 3 columnas o agrupamientos que debían apoyar a la artillería y a la aviación. En el ala derecha del dispositivo y al sur, en la cabecera del camino que iba del fortín Mcal. López a Nanawa/Pte. E. Ayala, se hallaban el grupo comandado por el Teniente coronel Enrique Frías de 1290 hombres con 2 batallones del 16° RIB "Castillo" y el 42° RIB haciendo un total de 700 hombres para las dos unidades colocadas bajo el comando único del Teniente coronel Julio Bretel, 2 escuadrones de un total de 180 hombres provenientes del 5° RCB "Gral. Lanza" dirigidos por el Teniente coronel Antonio Suárez, 360 hombres del 7º RCB "Chichas" a las órdenes del Mayor Eduardo Rimassa y una sección de artillería de acompañamiento con 2 cañones Vickers de 75 mm y 50 hombres confiados el Teniente Antonio Seleme. En el centro, haciendo frente a la "senda Valdez" y al este de la posición fortificada llamada "Abra de Nanawa", el grupo del Teniente coronel Julio Quiroga de 770 hombres con el 8° RIB "Ayacucho" de 600 hombres del Teniente coronel Amadeo Ballón, un escuadrón de 100 hombres del 1° RCB "Abaroa" y una sección de
artillería mixta con un cañón de 75 mm Krupp, un cañón Vickers y 70 artilleros. Finalmente al norte y constituyendo el ala izquierda, se hallaban el grupo del Teniente coronel Reque Terán, encargado del ataque inicial por el norte con su ala derecha en el camino que unía Sorpresa Viejo/Rojas Silva a Nanawa/Pte. E. Ayala con su centro de gravedad sobre su ala izquierda, con un total de 1720 hombres, de los cuales 480 del 7° RIB "Azurduy" del Mayor Eliodoro León, 480 del 26° RIB del Teniente coronel Agustín Jironas, 600 dirigidos por el Capitán Humberto Illanes y pertenecientes al 39° RIB, una sección de 30 hombres del 5° RCB "Gral. Lanza" comandados por el Teniente coronel Edgard Ruck, un escuadrón de 100 hombres del 1° RCB "Abaroa" dirigidos por el Capitán Roberto Carrasco y una sección SEMAG de 30 hombres a las órdenes del Sub-Teniente Max Toledo. (13) Este conjunto de fuerzas terrestres estaba apoyado por el grupo de artillería del Mayor Alfredo Peñaranda Esprella, proveniente del sector Aguarrica/Cdte. Giménez-Murguia con 16 cañones repartidos en 3 baterías de 4 piezas de montaña Krupp cada una y dos secciones autónomas de 360 artilleros lo que elevaba a 4140 oficiales y soldados (14) la fuerza de ataque inicialmente prevista por Kundt a la que se agregaban una sección de zapadores, dos secciones de telecomunicaciones, una compañía sanitaria que disponía de 29 camiones. En el curso del combate, los diferentes grupos recibirán el refuerzo del 18° RIB "Junín" el 21 de enero, del 43° RIB el 22, del 22° RIB "Iruya" el 24 y del 2° RIB "Sucre", es decir algunos centenares de hombres. (15) Recibirán además el apoyo de la aviación, que había procedido al reemplazo de sus Vickers británicos fuera de moda por aviones norteamericanos Gleen Curtis, Osprey y Hawk. Con 3 escuadrillas de caza y bombardeo de 3 aparatos cada una que operarán desde la base de Muñoz/Gral. José E. Díaz, esta aviación tendrá problemas para efectuar observación aérea debido a las constantes lluvias, pero se dedicará a operaciones de bombardeo y ametrallaje de baja altura de las posiciones adversas. Estas operaciones serán sin embargo menos eficaces que en otros sectores debido al espesor de los bosques de la zona atacada, lo que facilitará el camuflaje. (16) Si la batalla se desarrollará realmente del 19 al 24 de enero, ella será precedida desde el 9 por escaramuzas que llevaban a los bolivianos hasta los parapetos de la defensa contraria de donde serán rechazados, pero volverán a retomar la lucha el 15, cuando, por no volver a encontrarse desprovista de municiones, la guarnición de Nanawa/Pte. E. Ayala deberá ser reabastecida por vía aérea antes de tener que replegarse sobre sus posiciones principales a través de las trincheras laterales en los días que precedían a la inmediata ofensiva del adversario. La idea de la maniobra concebida por Kundt, la que sólo será conocida por Toro, pues los comandantes interesados no serán informados hasta último momento, reposaba en principio sobre el encuentro simultáneo de tres grupos entre los cuales estaba una parte de la 7º DIB, mientras que el 4º DIP debía limitarse a una defensiva activa en el campo Jordán/Candía a partir del 19 de enero. Por el contrario, en la 7º DIB, el grupo del sur o Frías se dedicará a acciones de demostración y de fijación desde el lado sur, al menos en la fase inicial, y a coartar toda posibilidad de retiro del adversario apoderándose del puesto de Suhin. El del
centro o Quiroga ejercería una fuerte presión frontal para atacar en línea recta y en profundidad en dirección a Nanawa/Pte. E. Ayala, del cual debía apoderarse una vez que los grupos de las dos alas hubieran alcanzado sus respectivos objetivos. El grupo del norte o Reque Terán tenía la misión más importante, pues debía interceptar por sorpresa el camino Nanawa/Pte. E. Ayala-Falcón y asegurar su control para caer luego sobre su flanco y retaguardia. La marcha de aproximación hacia las posiciones de partida de los tres grupos comenzará el 19 de enero a las 16 horas para poder llegar el 20 a las 4 de la mañana a más tardar al cruce del camino Tte. Murillo/Gral. Duarte - Nanawa/Pte. E. Ayala para el grupo Frías; a las posiciones avanzadas al oeste del "Abra de Nanawa" para el 8º RIB "Ayacucho" del grupo Quiroga y en el camino Sorpresa Viejo/ Rojas Silva - Nanawa/Pte. E. Ayala a la altura de la picada que terminaba en Gondra para el grupo Reque Terán. La preparación de la artillería debía comenzar el 20 a las 4.30 hs y realizarse contra las posiciones paraguayas al oeste del "Abra de Nanawa" y principalmente contra la "Isla n° l" o Loma Plata, debiendo la colocación en las posiciones de partida para el ataque estar finalizada a las 5.00 y el bombardeo aéreo de las posiciones adversas efectuado por una escuadrilla a partir de las 7.00. A pesar de la incesante lluvia torrencial y violentas tormentas, los grupos sur de Frías y centro de Quiroga estarán en el sitio que se les había asignado en el horario exacto. No ocurrirá lo mismo con el del norte de Reque Terán, encargado de la misión más importante, el que una vez llegado el bosque de Agua Rica se embarrará en un verdadero mar de agua de lluvia de una altura de 40 cms. y que alcanzaba las rodillas, igual le sucederá al llegar a Campo Jordán/Candía y a la senda abierta por la sección de caballería Ruck en la parte sur del bosque de Gondra antes de llegar al final de la senda y de la trinchera en un vasto campo abierto. Eran entonces las 5 de la mañana, la preparación de la artillería había comenzado desde hacía media hora y el grupo del norte no estaba en condiciones de unirse a los otros dos pues debía proceder antes a la limpieza de sus armas individuales y colectivas que la lluvia y el barro habían vuelto inútiles. El Teniente coronel Reque Terán había informado varias veces en el curso de la marcha nocturna al alto comando de sus inconvenientes, habiendo solicitado el cambio del horario previsto lo que habría permitido a una tropa arrasada por el furor de las inclemencias del tiempo y el intenso calor, descansar y prepararse mejor, pero Kundt sólo proporcionará una hora de diferencia para la ejecución del plan.
(12) Cnel. Aquiles Vergara Vicuña: "Historia de la Guerra del Chaco", Imprentas Unidas, La Paz, sin indicación de fecha de edición del tomo, Tomo III, p. 267-272 passim. (13) Cnel. Jorge Antezana Villagrán: "La guerra del Chaco" (Hasta Campovía), Litografías e Imprentas Unidas, La Paz 1979, p. 490-492.
(14) Gral. Genaro Espínola: "Nanawa-Batalla del 20 al 24 de enero 1933", sin indicación de editor ni fecha de Edición, Asunción, p. 61-63. (15) Winsor López Videla: "Documento para la historia", Imprenta Crítica SRL, La Paz 1977, p. 41-42. (16) Gral. Alberto Páez Soldán Pol: "Conducción de la Fuerza Aérea Boliviana en la guerra del Chaco', Edit. Aeronáutica de la Fuerza A. Boliviana, La Paz 1990, p. 105-107.
JORNADA DEL 20 DE ENERO
Luego de una intensa preparación de artillería efectuada a partir de las 5.00 por 12 cañones contra las posiciones paraguayas, sobre todo aquellas al norte y al oeste del fortín Nanawa/Pte. E. Ayala y particularmente contra "Isla Mojoli", una salva proveniente del fortín Murguia significará la señal de ataque para las unidades del grupo del centro o Quiroga desplegado hacia ambos lados del camino Aguarrica/Cdte. Giménez - Nanawa/Pte. E. Ayala y del grupo sur o Frías llegado hasta el fortín Murillo/Gral.Duarte. Con 700 hombres del 42° RIB conducidos por el Teniente coronel Bretel y cubiertos sobre su derecha por 1 escuadrón del 7° RCB "Chichas", el grupo Frías saldrá del fortín Sub-Tte. Reynolds/Mcal. López y se adentrará en un pajonal hasta menos de 6 kilómetros al sur de Nanawa/Pte. E. Ayala sin encontrar verdadera resistencia, antes de llegar a una distancia de 150 metros de las posiciones de su adversario. Este abrirá entonces, casi a quemarropa, un fuego particularmente alimentado por armas automáticas, morteros y armas individuales con el cual podrá contener 3 ataques que se extenderán en dirección sur. Estos ataques continuarán hasta el final del mediodía y estarán dirigidos a las posiciones avanzadas establecidas sobre las alturas de Retén-Cué, a 5 kilómetros al oeste del fortín. Ellos obligarán a los paraguayos a retirarse de sus posiciones avanzadas, separadas por 5 metros de las principales para evitar ser rodeadas sobre sus flancos a partir de claros creados en su dispositivo de defensa por el avance del grupo Frías. Este alcanzará con su caballería el camino que conducía a Suhín, sin estar en condiciones de cumplir la orden que había recibido de interceptarlo, antes de ser contenido en la punta meridional del bosque Nanawa en el cual se atrincherará durante la noche para recibir el refuerzo del 43° RIB. Por su parte, y luego del bombardeo a partir de las 7.00 del fortín a cargo de 9 aviones bolivianos que lanzarán unas cincuenta bombas y dejarán algunas víctimas, el grupo Quiroga que había salido a las 5.00 de la "Punta Balcázar" y recibirá al apoyo de la artillería, tomará por asalto con el ataque frontal del 8º RIB "Ayacucho", la posición fortificada de Loma Plata situada frente al "Abra de Nanawa" en el lugar en que se unía el cañadón de Monte Lindo con el Campo Jordán/Candía. Los bolivianos prolongarán luego su ataque hacia el este, contra el "Campo de Nanawa" amenazando así al centro principal de resistencia del antiguo
fortín Nanawa. Este centro de resistencia estaba constituido por una saliente orientada hacia el oeste disponiendo de un vasto campo de tiro, de una trinchera y de nidos de ametralladoras camufladas bajo los troncos de quebracho, lo que los hacía difícilmente abordables sin el apoyo de la artillería, pero que no presentaba ningún interés en el plano táctico pues el punto principal de defensa estaba situado en una línea semicircular de trincheras establecidas en el bosque de Nanawa/Pte. E. Ayala. En lo que concierne al grupo de Reque Terán, sólo la tercera fracción formada por 1 compañía del 39º RIB estará en el lugar a la hora señalada, el 20 de enero a las 5.00 en el límite sudeste del bosque de Gondra donde terminaba la senda abierta por la sección Ruck. Sus otros elementos estaban esparcidos en el recorrido, el escuadrón Carrasco del lo RCB "Abaroa" cubriendo la retaguardia y el flanco izquierdo del destacamento en el camino a Bullo, a 15 kilómetros al norte de Nanawa/Pte. Eligio Ayala y en los alrededores del puesto paraguayo de Pirizal/Tte. Herminio Fretes, el 7° RIB "Azurduy" colocado en el extremo izquierdo del 8° RIB "Ayacucho" y prolongado sobre su propia izquierda por el 26° RIB. Debido a esto y contrariamente a lo que ha escrito el chileno Vergara Vicuña, (17) el grupo Reque Terán no estará totalmente ausente en los combates del 20 de enero, pero su participación será de lo más discreta y muy alejada de lo que se esperaba de él. Por el contrario, se puede admitir que los otros dos grupos bolivianos hayan cumplido sus misiones respectivas en este primer día de lucha, (18) aún cuando el de Frías no hubiera llegado a realizar el cercamiento del ala izquierda paraguaya. La defensa tenaz de los paraguayos y el encarnizamiento de los bolivianos en sus ataques, llegando hasta la lucha cuerpo a cuerpo en algunos lugares, acarrearán pérdidas considerables, particularmente entre los atacantes. La importancia de estas pérdidas no se conoce de manera bien precisa, pero el coronel paraguayo Carlos J. Fernández las evalúa, para los bolivianos, en la mitad entre muertos y heridos de los 5000 hombres que combatieron para el lado boliviano el 2 de enero. (19) Esta tenacidad en la defensa tendrá también como consecuencia la sensible reducción de las reservas de los defensores de Nanawa/ Pte. E. Ayala respecto a municiones y proyectiles que, al final de la jornada, se reducían a una capacidad de fuego para un solo día y, en ciertos casos a 5 proyectiles o cartuchos sólo para arma automática o individual. Además, y luego de informar a Estigarribia de esta situación, Irrazábal invitará a sus soldados a estar listos para proseguir al combate solamente con armas blancas, incluso con pedazos de ramas de árboles tallados en punta, pues el reaprovisionamiento esperado y traído en carretas tiradas por bueyes no podía llegar a tiempo ya que una parte del camino que debía recorrer se encontraba directamente amenazado por el adversario, lo que obligaba a realizar un trayecto más prolongado para escapar de ellos. Pero las municiones del 5° DIP serán restablecidas a último momento mediante la
intervención de la aviación militar. Con el fortín Nanawa/Pte. E. Ayala que no ofrecía ninguna posibilidad de aterrizaje, pues este nunca había sido previsto y, por otra parte, situado casi en el fuego de la artillería boliviana y amenazado de ser cercado, Irrazábal encontrará la solución al problema con la utilización muy racional de un vasto campo abierto situado a algunos kilómetros del fortín en el cual, en una noche, hará establecer una pista. Esta verá posarse uno a uno y en varias ocasiones a los 3 aviones con base en Concepción y 1 en Villa Militar, llegando con las cabinas repletas de cajas de municiones y siendo piloteados sucesivamente por el Capitán Aponte y los Tenientes Ibáñez Rojas, Jara, Peralta, García o Nudelmann. Este procedimiento asegurará un reabastecimiento mucho más importante que el realizado con paracaídas, en el cual y por diversas razones, el porcentaje de pérdidas materiales estaba en el orden de 80% por cada lanzamiento. Para completar el examen de esta primera jornada de la batalla de Nanawa/Pte. E. Ayala nos limitaremos a citar, pues serán objeto de párrafos ulteriores, otras dos operaciones militares casi concomitantes. La primera, con el objetivo de disminuir la presión boliviana en los sectores del sur y noroeste, verá a la 1º DIP lanzarse el asalto de las posiciones adversas en el Km 7 del camino Saavedra/My. Ramón Avalos Sánchez - Alihuatá/My. Ruperto Zenteno defendidas solamente por los 1500 hombres de la 4º DIB del Coronel Peñaranda quienes resistirán victoriosamente al ataque paraguayo. La segunda concernirá la entrada en acción al noroeste del frente, para apoyar la ofensiva de la 7º DIB, de la 8º DIB comandada por el Coronel Roberto Schnor. Partiendo de Platanillos/Tte. Acosta en dirección sudeste, la 8º DIB atacará, el 20 de enero, la 2º DIP que defendía el fortín Fernández/L. A. de Herrera, el que rechazará con facilidad este ataque recurriendo a una defensa elástica. Repetida el 23 y el 28 de enero con resultados análogos, esta operación será la primera de los tres ataques que los bolivianos lanzarán contra Fernández/L. A. de Herrera en la primera parte de 1933. Para el historiador norteamericano Zook, cuyo juicio puede parecer excesivo en todas estas operaciones, los bolivianos reiterarán los errores en los cuales siempre caían de "... coordinación insuficiente, falta de información, violación al principio de economía de fuerzas y subestimación del adversario...". (20)
(17) Vergara Vicuña: op. cit., tomo III, p. 294. (18) Gral. Espínola: op. cit., p. 82-85 (19) Cnel. Carlos J. Fernández, op. cit., p. 228. (20) Cap. David H. Zook .Jr.: "The conduct of the Chaco War", Bookman Associates, New York 1960,p.129.
JORNADA DEL 21 DE ENERO
A pesar de la intensidad de los combates del 20, la noche que le seguirá conocerá de un aumento de actividad entre los bolivianos que se dedicarán a acciones de acoso lo que hacía prever su intención de pasar de nuevo al ataque. Al sur, el grupo Frías recibirá el refuerzo del 43º RIB mientras que el centro, luego de forzar el "Abra de Nanawa", el grupo Quiroga ocupará los ángulos muertos que existían en el antiguo fortín delante del cual él se había reatrincherado y recibirá igualmente, como refuerzo al 16° RIB "Castillo" y al 18° RIB "Junín". Finalmente al norte, el grupo Reque Terán completará el grupo de todos esos elementos; aunque al alba del 21 de enero, con un dispositivo en semicírculo alrededor del fortín Nanawa/Pte. E. Ayala éste último se encontrará virtualmente rodeado. En efecto, este grupo del norte no disponía para su reabastecimiento más que del único camino que pasaba por el sur, pero éste, paralelo al límite norte del "monte de Nanawa" y llegando hasta Gondra/Tte. 1° Juan González Ferreira, había sido cerrado desde el día anterior. Con el objeto de prevenir una reacción siempre posible de los paraguayos desde su línea de resistencia establecida en el interior del "bosque de Nanawa", sea contra el 1er grupo del sur instalado en el límite del "bosque", sea contra el del centro que, como el otro, reorganizaban sus unidades duramente atacadas en la víspera, los bolivianos tomarán la ofensiva al norte a comienzos de la mañana, en dirección al este. El grupo del norte de Reque Terán marchará hacia Puesto Florida a 8 kilómetros al este de Nanawa/Pte. E. Ayala, mientras que 2 piezas de artillería de acompañamiento bombardeaban el monte al norte y noroeste del fortín. Llegando hasta el límite del bosque que se encontraba frente a la "Isla Fortificada", amplia zona de vegetación en el corazón de un pajonal y desembocando en la senda abierta por la sección Ruck, el grupo del norte se lanzará el ataque a partir de las posiciones situadas entre 150 y 200 metros de las posiciones atrincheradas de la "Isla". La artillería paraguaya abrirá fuego inmediatamente desde un cañadón que separaba a los adversarios y que, según el paraguayo Espínola (21), constituía un excelente campo de tiro aunque ligeramente elevado con respecto al cañadón. Durante su avance, los elementos del 7° RIB "Azurduy" descubrirán los cadáveres decapitados de sus 4 metralleros, probablemente muertos en la víspera y que yacían en la punta de un monte al cual denominarán "Punta de los cuatro degollados". Los diferentes autores paraguayos consultados no se muestran muy detallistas acerca de un acto de tal barbarie que, como hemos dicho anteriormente, será muy raro en ambos bandos en una guerra que no siempre estará dominada por el espíritu
caballeresco. Se puede pensar que el degollamiento de los infortunados metralleros bolivianos haya sido realizado por miembros del ejército que actuaban aisladamente y naturalmente sin haber recibido la orden, por parte de los "guerrilleros de la muerte" del tristemente célebre Plácido Jara, en señal de protesta contra la decisión del alto comando paraguayo de disolver su formación. Aun habiendo recibido el refuerzo del Grupo Quiroga, el 18° RIB "Junín" del Teniente coronel Cesáreo Sanjines, los elementos del grupo Reque Terán que penetraron en el pajonal avanzarán muy poco bajo los bombardeos del 1º GAP "Gral. Bruguez". Debido a las sensibles pérdidas que le producirá la artillería, a las cuales se agregarán las que se debían al calor elevado y a la ausencia total de agua potable, los bolivianos deberán replegarse hacia el bosque y atrincherarse al borde del mismo. Por la noche, su artillería procederá a un nuevo bombardeo de las posiciones paraguayas, para facilitar la evacuación de sus heridos y el reagrupamiento de los que se encontraban "aislados" aún en el campo. Según Espínola, el grupo Reque Terán no recibirá el menor apoyo de parte de los otros dos grupos en el momento en el que el acercamiento del fortín Nanawa/Pte. E. Ayala estaba a punto de concretarse, aunque su fracaso debe ser esencialmente atribuido a la falta de simultaneidad entre sus ataques. Es debido a esto que recién alrededor del mediodía el grupo Frías (sur) pasará a su vez a la ofensiva, sin encontrar mayor éxito que su predecesor pues, mientras tanto, el adversario común había recibido un sustancial reabastecimiento en municiones aerotransportadas que le permitirá contrarrestar este ataque. Por su parte, el grupo Quiroga (centro) que había sido fuertemente atacado el día anterior, se limitará a algunos ataques que de ningún modo desestabilizarán al adversario. Reque Terán hará distribuir entre su tropa, al final de la tarde, un documento informándoles que el comando de la 7º DIP estimaba que la situación era favorable y que sólo necesitarían para llegar a lo que cada uno deseaba, de un ataque que tendría lugar al día siguiente y debía, de cualquier forma, llegar a la captura de Nanawa/Pte. Eligio Ayala.
(21) Gral. Espínola, op. cit., p. 95-96.
JORNADA DEL 22 DE ENERO
Bajo las órdenes del COMANSUR, es decir de Estigarribia, la 5º DIP emprenderá desde el alba en Pozo Blanco, a 141kilómetros al noroeste de Nanawa/Pte. E. Ayala, la instalación de una segunda pista de aterrizaje de aviones para garantizar
mejor la ejecución de su reabastecimiento aerotransportado. La creación de esta nueva pista, en pleno día, será dificultada en diversas ocasiones por los bombardeos de la aviación boliviana que alcanzarán igualmente a las posiciones de la defensa terrestre. Por otra parte, la artillería boliviana instalada en nuevas posiciones bombardeará desde el inicio del día a tiro directo 1500 metros de la paraguaya infringiéndole pérdidas que, al tercer día de la ofensiva, alcanzarán a 150 muertos o heridos. (22) En el verdadero alegato "Pro-Domo" que constituye la obra que consagrará a la guerra del Chaco, el Coronel David Toro, entonces hombre de confianza del General Kundt al mismo tiempo que jefe del estado mayor del 1° CEB, escribe que su jefe le rechazará la autorización de reforzar la ofensiva contra Nanawa/Pte. E. Ayala y paliar al mismo tiempo su mala disposición táctica al norte del dispositivo, haciendo entrar en línea a dos regimientos de la 9º DIB, que se encontraba entonces en Puesto Sosa bajo dependencia directa del comandante en jefe que actuaría sobre el ala meridional con el objeto de aislar al adversario. Se le responderá que la 9º DIB así como la 4º DIB estaban reservadas con miras a una operación que se preparaba contra las posiciones paraguayas del kilómetro 7 de Alihuatá/My. Ruperto Zenteno y que, en consecuencia, la 7º DIB debía actuar con sus propios medios (23). Este rechazo de Kundt no tendrá influencia directa sobre la acción preparada desde la víspera por el comando boliviano, de desplazar al sur el centro de gravedad de sus operaciones. El sector sur del dispositivo boliviano era, como se sabe, mantenido por el grupo Frías, que reforzará el 41º RIB con un solo batallón comandado por el mayor René Pantoja y que provenía de Saavedra/My. Ramón A. Sánchez. Este grupo será enviado a la búsqueda de las líneas de comunicaciones instaladas por los paraguayos en las retaguardias de las posiciones defensivas de los dos fortines de Nanawa/Pte. E. Ayala, el antiguo, al cual se le dará el nombre del también antiguo Presidente durante su creación en 1925 y el nuevo, erigido en el sitio mismo y que englobaba la antigua misión anglicana. El objetivo de esta operación confiada al grupo Frías era llegar al aislamiento total de los dos fortines y de sus defensores. Consistiendo esencialmente en la preparación de una ofensiva de parte de los bolivianos y el refuerzo de su defensa de parte de sus adversarios, la jornada no conocerá de ningún acontecimiento de importancia. Conviene señalar sin embargo que el grupo Frías llegará a avanzar hasta casi el ala derecha y a apoderarse de la punta sur del monte Nanawa, antes de ser contenido por un contraataque paraguayo lanzado desde el fortín Falcón mientras se preparaba para un nuevo avance que hubiera podido ser decisivo. La nueva penetración boliviana que ponía al fortín al borde del acorralamiento completo y el hecho de que el problema de su reabastecimiento en armas hubiera estado lejos de ser resuelto, provocarán sin embargo en el espíritu de algunos jefes
paraguayos, una inquietud ciertamente fundada pero que, según algunos, habría conducido al desespero. Según el paraguayo Vittone, el 22 o 23 de enero, pero más probablemente en la primera de las dos fechas, el comando de la defensa de Nanawa/Pte. E. Ayala solicitará a Estigarribia autorización para abandonar el fortín y replegarse a algunos kilómetros de este último. El comando en jefe se opondrá a ello basando su decisión sobre dos motivos principales. El primero, puramente técnico, era que luego de 4 días de encarnizada lucha, el encarnizamiento del adversario había ido decreciendo progresivamente y que ese proceso solo podía continuar así. El segundo, basándose en la sicología y en la reacción de las masas, de que el abandono del fortín no tendría ninguna importancia desde el punto de vista militar sobre la evolución de la guerra y que su única consecuencia sería dejar al desnudo la moral de la población boliviana que consideraba a Kundt como a un verdadero salvador del país y al mismo tiempo hundiría a la población paraguaya en el desaliento y en el abatimiento más profundo. (24)
(22) Gral. Espínola, op. cit., p. 100. (23) Gral. David Toro Ruilova: "Mi actuación en la guerra del Chaco (La retirada de Picuiba)", sin indicación de editor, La Paz 1941, p. 33-34. (24) Vittone, op. cit., p. 341.
JORNADA DEL 23 DE ENERO
El fracaso de sus tentativas de ataque frontal y las elevadas pérdidas que ellas acarrearán incitarán a Kundt a cambiar de táctica y a lanzar una maniobra de doble rodeo. Decidirá entonces atacar al adversario sobre sus dos flancos simultáneamente. Al norte y por lo tanto sobre su ala izquierda, el grupo de Reque Terán disponiendo del 18° RIB "Junín", del 22° RIB "Iruya", del 26° RIB y del 39° RIB operaría en dirección al fortín Capitán Aparicio Figari, a alrededor de 35 Kms al este-nordeste de Gondra/Tte. 1° J. González Ferreira, mientras que al sur y por lo tanto sobre su ala derecha, el grupo Frías operaría con un efectivo más restringido pues solo contaría con el 41° RIB y el 43° RIB; el grupo Quiroga instalado en el centro limitándose en un primer momento a ejercer el rol de pivote. Partiendo de esta base, los bolivianos solo necesitarán interceptar el camino que pasaba al sur de Nanawa/Pte. E. Ayala para que el acorralamiento del fortín fuera completado. Con el objeto de impedirlo, Irrazábal procederá al retiro de las posiciones de defensa del fortín; la mayor parte de los elementos del 5° RCP "Acá Verá" y le adjuntará el 3° RCP "Cnel. Mongelós" venido de Puesto Florida y que será atacado
por primera vez en el sector de Nanawa/Pte. E. Ayala. Las dos grandes unidades de caballería tendrán por misión actuar contra la retaguardia adversaria, en el caso en que ésta última llegara a interceptar la ruta que unía Nanawa/Pte. E. Ayala a Concepción instalándose en el fortín Cap. Aparicio Figari que estaba igualmente en la mira del grupo Reque Terán. A comienzos de la mañana, un ataque sin resultado importante será lanzado contra la "Isla Gill”. Al mismo tiempo, la "Isla Mojoli" antiguamente "Isla Fortificada"
será el punto de mira de la 3º batería boliviana con 4 cañones de montaña Krupp de 75 mm, dirigida por el Teniente Humberto Torres e instalada a una distancia de un poco más de 2000 metros que disparará más de 200 granadas sobre sus defensores. Estos serán incitados a iniciar un movimiento de repliegue que ellos truncarán una vez percibida la pasividad y lentitud de sus adversarios en el asalto (25). Por el contrario, un ataque precedido por una intensa preparación de artillería será lanzado al centro por el 8º RIB "Ayacucho" pero, nuevamente a falta de cooperación de otros elementos, éste no podrá progresar. Al mismo tiempo, el campo de batalla será objeto de un bombardeo a cargo de 3 aviones bolivianos, piloteados respectivamente por el Teniente coronel Alfredo Santalla Esprella, antiguo miembro de la aviación francesa en la primera guerra mundial, el Teniente coronel Jorge Jordán y el Capitán Luis Paravicini. En el curso de su misión, los tres aviadores notarán la presencia de tropas amigas en el camino que conducía al fortín Cap. Aparicio Figari. Ellos lo notificarán a su retorno a tierra al estado mayor del grupo Reque Terán y al de Kundt, pero esta importante información no tendrá eco ni dará lugar a consecuencia alguna. Según el boliviano Antezana Villagrán que la reporta, este silencio puede explicarse por el hecho de que Kundt ya no disponía como reserva más que del 41º RIB con un solo batallón y juzgaba preferible conservarlo a su disposición para tentar interceptar, al día siguiente, el camino que conducía a Suhin (26), que a sus ojos, tenía una importancia estratégica mucho mayor. Conociendo el rechazo de Estigarribia por dejarlo abandonar Nanawa/Pte. E. Ayala con su guarnición, Irrazábal reunirá a la noche a todos sus comandantes de unidades, Luego de haberles expuesto la situación en su verdadero aspecto y considerado estado de peligro para los defensores el de encontrarse acorralados, exhortará a cada uno a resistir encarnizadamente concluyendo que su misión era la de morir antes que ceder. Esta intervención venía en buen momento pues, luego de la reflexión, parecía que las operaciones ofensivas del adversario no presentaban un carácter de generalidad, como por ejemplo la del 21 de enero que había sido detenida luego de haber conquistado "La Punta de los Cuatro Degollados". Por su parte, el comandante de la 7º DIB decidirá un cierto número de disposiciones inmediatamente aplicables para interceptar las comunicaciones adversarias con el objeto de restringir y de cerrar el círculo que rodeaba los fortines Pte. E. Ayala y Nanawa. Cada uno de los tres grupos, habiendo recibido una misión bien determinada, deberá aprovechar la oscuridad de la noche para ejecutar su
aproximación. En el centro, el grupo Quiroga unido al ala izquierda de la División recibirá la misión de vigilar la artillería de la división y las vías de comunicación y, a este efecto, organizar poderosos nidos de resistencia para obstaculizar todo contraataque en dirección a los fortines, ganar metódicamente terreno e instalar trincheras, lo que permitirá, mediante la ejecución de trabajos metódica y enérgicamente realizados asegurar nuevas posiciones más avanzadas y llegar progresivamente a distancia de ataque. Al sur, el grupo Frías recibirá confirmación de interceptar con su ala izquierda el camino de Nanawa/Pte. E. Ayala a Suhin, de capital importancia para el control de las comunicaciones adversas y recibirá para ayudarlo a realizar esto, el refuerzo de la 1º sección de artillería del GAB comandado por el mayor Peñaranda Esprella. Al norte, el grupo Reque Terán deberá dejar el 7° RIB "Azurduy" cuyas posiciones deberán ser reforzadas por nidos de resistencia y reagrupadas en su ala izquierda a sus otros elementos que serían lanzados contra el fortín Cap. Aparicio Figari que debía ocupar y luego destruir; la protección de su retaguardia debiendo ser asegurada en dirección de Gondra/Tte. 1° Juan González Ferreira por el 22° RIB "Iruya" y un escuadrón dependiente del comando de división. Finalmente, estas operaciones terrestres previstas para el día siguiente, serían apoyadas, de 9 a 12.00, por un bombardeo de la aviación (27). Todas estas disposiciones tomadas por Kundt sin consulta previa ni información posterior de los responsables del 7° RIB y los diferentes grupos, provocarán estupor en el campo boliviano y aumentarán la confusión en el espíritu de sus responsables. Más que ninguna otra, esto se notará luego de su decisión de desplazar el centro de gravedad de la maniobra considerada en el sector sur, donde la actividad del grupo Frías se había hasta ese momento limitado a simples enlaces. Para permitir llevar a buen término su misión, el grupo Frías será primeramente reforzado por el 22° RIB "Iruya", luego recibirá sucesivamente a otros dos regimientos mantenidos a disposición del alto comando, el 43° RIB del Mayor Arturo Murillo que se intercalará entre el 7°RCB "Chichas" y los infantes a las órdenes del Teniente coronel Bretel en la noche del 22 al 23, luego el 41° RIB del Mayor René Pantoja, además de la sección de artillería del Mayor López que efectuaría la preparación de la artillería para el ataque. Finalmente, Kundt aportará una innovación en la organización de los grupos dotando a cada uno de un jefe de estado mayor, el Mayor Carlos Soria Galvarro para el del sur de Frías, el Teniente coronel Ballón para el central de Quiroga y el Capitán Humberto Illanes para el grupo del norte, Reque Terán. Los paraguayos no perderán ninguno de los movimientos y desplazamientos que acarreaba la modificación de la estrategia boliviana. Desde el alba del 23 de enero, los observadores del I/13° RIB "Tuyutí" informarán al estado mayor de Irrazábal que, oteando desde sus posiciones, les parecía casi
seguro que los bolivianos procederían a un ataque de cercamiento contra los flancos paraguayos que, según los indicios recogidos podría producirse el 24 y ser fatal para la suerte de Nanawa/Pte. E. Ayala. Era entonces interés de Irrazábal tomar inmediatamente o más tarde, por la noche, las medidas preventivas, pues el adversario sólo necesitaría interceptar el pasaje al sur de los fortines para alcanzar su objetivo que era el aniquilamiento de la resistencia de estos últimos. El comandante de la 5º DIP tendrá en cuenta este razonamiento y ordenará a los escuadrones del 3° RCP "Cnel. Mongelós" estacionados en el Puesto Florida mantenerse listos para intervenir y maniobrar contra la retaguardia del adversario en caso de que este último interceptara la ruta que llevaba a Concepción (28).
(25) Vergara Vicuña, op. cit., p. 310. (21) Antezana Villagrán, op. cit., p. 514-515. (27) Gral. Espínola, op. cit., p. 107-109. (28) Tte. Cnel. Andino: citado por Vergara Vicuña, Tomo II, p. 343-344.
JORNADA DEL 24 DE ENERO
Desde las 4 de la mañana, la artillería y las armas automáticas entrarán en acción en los diferentes sectores del dispositivo boliviano, mientras que el movimiento de los camiones era efectuado en la parte sur de sus líneas. A las 6.00 el Mayor Pantoja Estenssoro y los 400 hombres del 41° RIB, bajo las órdenes de Kundt que les había asegurado la participación en sus flancos del 5° RCB "Gral. Lanza" sobre la derecha y del 43° RIB sobre la izquierda así como el
apoyo de la artillería, de la batería combinada Krupp-Vickers del Comandante Julio López, establecida en un cañadón al norte del río Montelindo, se lanzarán simultáneamente hacia el norte avanzando a través del estero, sobre la derecha, por el cañadón. La misión del 41° RIB era bordear la retaguardia adversa y tomar posición en el camino de Suhin, luego de haber invertido su frente para interceptar las comunicaciones de los puntos de apoyo paraguayos en dirección del este. A pesar de la ausencia del 5° RCB "Gral. Lanza" y del 43° RIP para proteger sus flancos, el 41° RIB alcanzará luego de una marcha de 2 kilómetros el objetivo que le había sido fijado: el camino que iba a Suhin. El apoyo de la artillería de la Batería López durante su avance se había limitado a algunos tiros sobre las "Islas" del cañadón, realizados al azar debido a la ausencia de unidad entre la artillería y la infantería y no tendrá otro resultado que el de poner a la defensa paraguaya en estado de alerta. La situación de los defensores de Nanawa/Pte. E. Ayala había empeorado pues, una vez alcanzada la ruta que iba a Concepción, el 41° RIB había, como lo hemos visto, realizado su conversión (cambio de dirección) hacia el oeste, luego de haber rechazado la retaguardia adversa y de haberse apoderado de las posiciones en ciertas "islas" del cañadón. Ciertos elementos llegarán incluso al antiguo fortín, hasta los alrededores de las tiendas del Servicio Sanitario y las cocinas de la 5º DIP. Luego de haber sembrado el pánico en el personal hospitalario y en las cocinas de la 5° DIP vaciando los cargadores de sus armas contra los depósitos de víveres para incendiarlos, los bolivianos se retirarán en orden en dirección a Puesto Florida. Los defensores de los fortines Pte. E. Ayala y Nanawa estaban convencidos de tener que abrirse paso a cualquier precio, antes de que sus adversarios, instalados a ambos lados del camino en el que se encontraba también la retaguardia del 5° DIP, hubieran podido establecer sus elementos autónomos defensivos y tomado todo tipo de medidas para garantizar la solidez de su cerco. Es por ello que Irrazábal ordenará, al escuadrón del 5º RCP "Acá Verá" comandado por el Teniente Víctor Rodríguez volver a ocupar rápidamente el campo de batalla del cual se había retirado la víspera y atacar enseguida al adversario con el objeto de liberar el camino hacia su retaguardia. Este escuadrón debía recibir al apoyo del 3° RCP "Cnel. Mongelós" que, instalado en el Puesto Florida, llegará muy tarde para participar en el combate. Este combate, en el cual tomarán igualmente parte los elementos del 7° RIP "24 de Mayo" y del 13° RIP "Tuyutí", provocará una furiosa empuñadura de machete de más de tres horas que traerá consigo fuertes pérdidas para ambas partes como la muerte de Teniente Víctor Rodríguez y cesará hacia el mediodía. Volverá a un ritmo menos intenso, por la tarde, cuando los bolivianos replegarán hacia el Montelindo su artillería que había bombardeado la posición de Toldo Cué. Este repliegue permitirá a los paraguayos retomar las "islas" perdidas por ellos durante la mañana y volver hasta la altura de Puesto Florida desligando de esa forma a los fortines Nanawa/Pte. E. Ayala de toda amenaza de cercamiento.
Las pérdidas de la jornada del 41º RIB no fueron indicadas por los historiadores consultados, pero el Capitán Luís Lasclotas, que comandaba el 5º RCP "Acá Verá", las evaluará en 150 muertos y 200 prisioneros, es decir casi toda la unidad (29). Conviene agregar que para compensar su valentía, Kundt otorgará al 41° RIB el nombre de "Colorados de Bolivia" que era el del regimiento a la vez más glorioso y más indisciplinado del ejército boliviano antes de la guerra del Chaco a tal punto de haber sido "desbautizado". Del lado paraguayo, las pérdidas de la jornada se elevarían a 1 oficial y 7 soldados muertos y 1 oficial y 22 soldados heridos. (30) Otra operación de importancia se desarrollará en el norte y por lo tanto en el sector del grupo Reque Terán, el 24 de enero, según ciertos historiadores, y el día anterior para otros. Será al escuadrón de 1° RCB "Abaroa" comandado por el Mayor Roberto Carrasco que el comandante de la 7º DIB enviará al camino que conducía a Gondra/Tte. 1° Juan González Ferreira para impedir llegar a Nanawa/Pte. E. Ayala el reabastecimiento paraguayo efectuado por vía terrestre. El escuadrón Carrasco, que contaba sólo con 100 hombres, tropezará con una fuerza paraguaya de 1200 soldados de caballería dirigidos por el Teniente coronel Julián Arias llegado de Arce/G. R. de Francia e instalado al sur del puerto fortificado de Pirizal o Bullo/ Tte. 1° Herminio Fretes que tenía por misión cerrar el camino que terminaba en Falcón. El escuadrón boliviano, a pesar de su ferocidad en el combate, sucumbirá y será prácticamente aniquilado. El Mayor Carrasco, alcanzado por las balas en cuatro partes del cuerpo, expirará el 24 en brazos de la Teniente del Servicio de Sanidad paraguaya Sinforosa Galeano de Díaz de Bedoya, que lo había socorrido en el campo de batalla. El Teniente coronel Irrazábal informará al Alto Comando el deceso del Mayor Carrasco "... que se defendió hasta el último extremo" y rendirá "... homenaje al valor del jefe boliviano...... Ordenará además proceder a la incineración y al entierro de los cadáveres bolivianos en lugar de abandonarlos en el campo de batalla. (31) Las dos aviaciones tendrán actividad a lo largo de toda la jornada. La boliviana, en la que el Teniente coronel Santalla Esprella había sucedido al Teniente coronel Bilbao Rioja en la dirección de las fuerzas aéreas, bombardeará en varias oportunidades con los 10 aviones de los que disponía las posiciones de los fortines Nanawa y Pte. E. Ayala y la zona de Pirizal o Bullo/Tte. 1º Herminio Fretes. La paraguaya, que no disponía más que de un aparato para las acciones de guerra, efectuará el transporte de 16 cajas de municiones de Concepción a Pozo Blanco en
dos vuelos, perdiendo un aparato que capotará en el aterrizaje. A pesar del fracaso de la maniobra de cerco boliviano en el sector sur, el COMANSUR, es decir Estigarribia y su estado mayor, estimarán al final de la ornada que la retoma de la ofensiva por parte de los bolivianos continuaba siendo posible y que él debía entonces enviar refuerzos a la nueva 5º DIP con el objeto de ponerla en mejor situación como para resistir. Para este efecto, establecerá a la noche su Orden de Operaciones N° 16 por la cual ordenará a la 4º DIP asistir a la 5º DIP quebrando la resistencia que sus adversarios podrían oponerle y, con ese objeto, reagruparse para el día siguiente en el fortín Falcón de donde sería transportada en camiones hasta los alrededores de Nanawa/Pte. E. Ayala pasando por Arce/G. R. de Francia y Tejerina/Tte. Rodolfo Zotti. El Cuartel General del Ejército del Chaco pondrá 30 camiones a disposición de la 4º DIP que recibirá además el refuerzo de 400 reservistas destinados al 6º RIP "Boquerón". Para el destino que le había sido asignado no se verá obligada a cambiar su movimiento por el adversario, pero las lluvias de la estación y el mal estado de los caminos harán que los primeros elementos de la 4º DIP, el comando de división, los servicios y el 6º RIP "Boquerón" no puedan llegar a Puesto Florida antes del 2 de febrero. Finalmente, como los flancos de los defensores de Nanawa/Pte. E. Ayala continuaban descubiertos a pesar de la encarnizada resistencia que habían opuesto a sus adversarios, Estigarribia hará proceder en la noche del 24 al 25 a una extensión de ocho kilómetros de su línea de defensa en dirección sur con el objeto de evitar toda tentativa de cerco por ese lado. El 3° RCP "Cnel. Mongelós" relevará al 5° RCP "Acá Verá" al ver que un escuadrón prolongaba sobre su derecha un batallón del 13° "Tuyutí”, un segundo
escuadrón se instalaba hacia el este en el límite de un bosque que rodeaba al fortín al sur y sudeste y otros dos escuadrones y uno de acompañamiento tomaban posición como reserva de los dos anteriores.
(31) Tte. Cnel. Juan Díaz Arguedas: "Los elegidos de la gloria (1932-1933)", Imprenta Intendencia Gral. de Guerra, La Paz 1937, p. 254.
JORNADA DEL 25 DE ENERO
Conforme a la decisión tomada en la víspera por el Coronel Gerardo Rodríguez, la 7º DIB consagrará la jornada del 25 de enero a curar sus heridas, a hacer reposar a sus hombres, a reorganizar sus unidades y, accesoriamente, a tratar de ganar un poco de terreno para volver a cerrar el cerco de los fortines que había sido roto, a
hacer el reconocimiento metódico de los nidos de resistencia del adversario por parte de los responsables de su infantería. Prácticamente lo mismo ocurrirá con los paraguayos que harán relevar a su brigada de caballería formada por los 4° RCP "Acá Carayá" y 5° RCP "Acá Verá" por el 3° RCP "Cnel. Mongelós". La brigada de caballería irá a ocupar, en dirección este, el lugar llamado "Remonta" a 8 kilómetros al este/sudeste de Nanawa/Pte. E. Ayala. Por otra parte y luego de varios días, nuevos elementos llegaban cotidianamente a los sitios donde la batalla tenía lugar, es decir no sólo a Nanawa/Pte. E. Ayala, sino también al noroeste de esta posición, a Fernández/L. A. de Herrera y al fortín Corrales. Según Vergara Vicuña, citado por el coronel paraguayo Carlos J. Fernández, la 7º DIB terminará disponiendo de 6000 hombres delante de Nanawa/Pte. E. Ayala (32). En el campo adversario y según el paraguayo Vittone, Estigarribia verá a sus efectivos del Chaco pasar en un corto lapso de tiempo a un total de 20.000 hombres, de los cuales 7000 en Nanawa/ Pte. E. Ayala, adonde llegarán con el 4° DIP previsto como refuerzo, 400 convocados destinados al 6° RIB "Boquerón", 7000 a Arce/G. R. de Francia y al Km 7 de Saavedra/Mayor. R. Avalos Sánchez, 5000 al fortín Toledo y 1000 el de Fernández/L. A. de Herrera (33).
(32) Cnel. Carlos J. Fernández, op. cit., p. 235. (33) Vittone, op. cit., p. 343.
JORNADA DEL 26 DE ENERO
Los 1200 soldados de caballería del Teniente coronel Arias, que acababan de aniquilar, dos días antes, al escuadrón del 1° RCB "Abaroa" del Mayor Carrasco, obligando con esta acción a sus adversarios a desplazar las tropas para proteger su flanco norte, llegarán a comienzos del día a la zona de Florida con los 4 camiones disponibles. Serán incorporados a la 5º DIP, lo que permitirá a esta última, teniendo en cuenta al destacamento Brizuela, elevar sus efectivos a 700 hombres como hemos dicho anteriormente. La llegada de este importante refuerzo, así como la inacción y la falta de continuidad del adversario en sus emprendimientos, incitarán al comando de la 5º DIP a llevar a cabo acciones de corto alcance con el objeto de mejorar la situación de los defensores de los fortines. Una de estas acciones tendrá como objetivo "la punta de monte" inmediatamente al norte de la "Isla Mojoli", cuya ocupación por los bolivianos del grupo Reque Terán el 22 y 23 había permitido a estos últimos llegar a solo 80 metros de la defensa paraguaya.
Para poner fin al estado de alerta permanente y a los intercambios ininterrumpidos de tiroteos acarreados por esta vecindad tan próxima, un pelotón reforzado del escuadrón Divisionario de la 5º DIP lanzará hacia las 17.00 un ataque-sorpresa contra "la punta de los cuatro degollados". Los bolivianos sólo ofrecerán una mínima resistencia antes de retirarse luego de que dos de sus oficiales fueran heridos entre los cuales el Teniente Jorge Antezana Villagrán, futuro historiador de la guerra del Chaco y una de nuestras principales fuentes de información. El comando de la 7º DIB verá en esta acción el preludio de una operación mucho más importante con miras al cerco de sus grupo del norte y tomará entonces nuevas medidas de seguridad para evitar todo nuevo incidente durante la noche. La principal de estas medidas será la orden dada al GAB Peñaranda Esprella de bombardear violentamente desde las primeras horas del día siguiente las posiciones enemigas situadas al norte de aquellas que defendía el 2º RIB "Sucre", hasta entonces mantenido en reserva en el 1° CEB, con la asistencia del 22° RIB "Iruya". Al final de esta jornada, el comando recibirá una información de Kundt sobre la necesidad de reforzar, al sur, el grupo Frías al menos con un regimiento, pues uzgaba su situación como de lo más favorable para tentar un nuevo avance. Ejecutando esta orden, el Coronel Gerardo Rodríguez, dejando sobre el terreno al norte con el grupo Reque Terán, el 22° RIB "Iruya", enfrentándose a la vez contra los nidos de ametralladoras y los mor teros Stokes Brandt de los paraguayos en las proximidades de la "picada" Ruck, enviará a dos compañías del 26° RIB al sector central donde formarán la reserva del grupo Quiroga, siendo instaladas en el camino Masamaclay/Aguarrica/Cdte. Giménez. El 18° RIB "Junín" se unirá por su parte, al grupo Frías al cual reforzará el ala derecha, donde una patrulla del 43° RIB llegará a un claro en un monte situado solo a 3 metros del camino que desembocaba en Suhin. Terminados estos movimientos de tropas, la 7º DIB sólo dispondrá de 500 hombres para asegurar la defensa de los sectores norte y centro de su dispositivo, estando lo esencial de sus fuerzas situadas al sur. Con miras a futuras operaciones cuyas fechas de ejecución debían ser fijadas, cada uno de estos grupos recibirá nuevas directivas de acción. El del norte, Reque Terán, sensiblemente disminuido en efectivos, debía establecer fuertes posiciones defensivas poniéndolas en forma como para rechazar todo contraataque adverso y no teniendo que efectuar más que ataques de demostración con el objeto de mantener en jaque a su oponente. El del centro, Quiroga, debía mejorar sus posiciones y no lanzar más que un ataque frontal de carácter demostrativo para inmovilizar al adversario en su sitio. El del sur, Frías, debería luego de recibir el apoyo del 18° RIB "Junín" y en una
fecha oportunamente fijada, atacar el monte en dirección sur y avanzar en profundidad, mientras que el 41° RIB se replegaba en la retaguardia del ala derecha para poder hacer frente a cualquier situación imprevista. Este plan era totalmente admisible en la medida en que tendía al cerco de una de las extremidades del dispositivo en forma de herradura de los paraguayos, pero no podía beneficiarse del factor sorpresa, pues la acción del 41° RIB había alertado a Irrazábal y a su estado mayor sobre la amenaza de un ataque proveniente de la misma dirección. Tenía no obstante el mérito de querer poner punto final al estado de inacción al cual obligaba la falta de esfuerzos y de innovación en materia de conducción de las operaciones con la concesión al comando de la división de una reserva que le era indispensable aún cuando ella se reducía a las dos compañías del 26° RIB. Pero era de difícil aplicación por el hecho de que, habiendo los paraguayos pasado al contraataque en diferentes puntos, los movimientos de tropas necesarios para formar el centro de gravedad que exigía el éxito de las operaciones en vista dependerán de las limitaciones de fuerza mayor que prácticamente bloqueaban la ejecución de las acciones de Kundt.
JORNADA DEL 27 DE ENERO
Con las primeras luces del alba, los bolivianos tentarán un golpe para retomar la "Punta de los Cuatro Degollados" perdida en la víspera. La batería del Teniente Humberto Torres Ortiz, que había descerrajado el 24 de enero 3000 proyectiles sobre la "Isla Fortificada" y obligado a sus defensores a evacuarla, y la del Capitán Chávez, efectuarán un violento bombardeo en un pajonal que recibirá 100 granadas de cada batería. El asalto será luego realizado por el 7° RIB "Azurduy" que se apoderará de esta posición de gran importancia táctica sin sufrir pérdidas. Los bolivianos harán luego replegarse a sus dos baterías, pues los infantes de ambos campos se encontraban separados por menos de 100 metros. Al final de la jornada, el escuadrón de la 5º DIP lanzará una operación de tipo "comando", por la cual capturará las ametralladoras pesadas y retomará nuevamente la posición perdida.
JORNADAS DEL 28 AL 31 DE ENERO
Para el General paraguayo Jenaro Espínola, el fracaso del 41° RIB del Mayor Pantoja Estenssoro en el sector sur de Nanawa/Pte. E. Ayala durante su incursión para cerrar la ruta a Concepción y así aislar a los defensores de los fortines será el acto final de los bolivianos en ese sector del frente. El golpe paraguayo del 26 de enero contra la "Punta de los Cuatro Degollados" y la caída de la posición a continuación, darán el golpe de gracia a las intenciones de Kundt de desplazar el centro de gravedad de la maniobra que él consideraba para el grupo Frías en detrimento del de Roque Terán. Kundt, que había tomado personalmente desde el inicio, la conducción de las operaciones, las abandonará el 26 en manos del 1º CEB e irá a instalarse en Villamontes (34) Las operaciones en el sector de Nanawa/Pte. E. Ayala no cesarán. Vittone hace un recuento de los ataques bolivianos "... frontalmente y en olas sucesivas..." contra los fortines el 29, 30 y 31 de enero. El 30 de enero por ejemplo, los bolivianos avanzarán sobre su ala izquierda, hacia el norte, donde instalarán baterías encargadas de prohibir el paso por el camino Nanawa/Pte. E. Ayala/Orihuela. Estas baterías abrirán fuego y obligarán a los paraguayos a replegarse sobre sus posiciones, sin sufrir pérdidas. Por el contrario, en los contraataques del 30 y 31 contra el grupo Roque Terán, las pérdidas se elevarán a un total de 76 oficiales y soldados. (35) Desde el 31 de enero a la noche, el sector de Nanawa/Pte. E. Ayala entrará en un período de calma que se prolongará hasta el mes de julio siguiente en el cual las trincheras hechas originalmente se transformarán progresivamente en una verdadera organización para una guerra de posiciones con acciones de explotación sobre las alas y frecuentes golpes frente a frente, en espera de un período más favorable para retomar la guerra de movimiento. Las pérdidas globales bolivianas en la primera batalla de Nanawa/Pte. E. Ayala no han sido evaluadas ni tampoco estimadas por los historiadores bolivianos consultados. Se sabe sin embargo que el número de oficiales bolivianos muertos entre el 20 y el 30 de enero llegará a 17, entre los cuales dos oficiales superiores, los mayores Alberto Valdez, promovido póstumamente a teniente coronel, y Roberto Carrasco, un capitán, 7 tenientes y subtenientes activos y 7 pertenecientes a la reserva. Estas cifras no son despreciables, considerando el número de personas perdidas, pero no constituyen una indicación suficiente para retener el de 2000 pérdidas, es decir un tercio de los efectivos, citado por el paraguayo Vittone (36), sin precisar por otra parte si se trata de un monto global o sólo de aquellos que fueron muertos. El mayor paraguayo Antonio E. González va aún más lejos, pues los evalúa en más de 6000 hombres, pero su estimación concierne no sólo a Nanawa/Pte. E. Ayala sino también a los combates del km 7 de Saavedra/Mayor Ramón Avalos Sánchez y del Fortín Toledo entre octubre 1932 y enero 1933, de lo cual se ha hablado
anteriormente. El Mayor Antonio E. González cita, por otra parte, a menos de 500 hombres como las pérdidas paraguayas entre mediados de diciembre de 1932 y mediados de marzo 1933, probablemente considerando a todos los sectores juntos. Sólo para el de Nanawa/Pte. E. Ayala, ellas se elevarán del 20 al 31 de enero, según los archivos del Servicio de Sanidad Militar, a 32 muertos y 28 heridos en el 7° RIP "24 de mayo", 32 muertos y 17 heridos en el 13° RIP "Tuyutí", 5 muertos y 3 heridos en el 3° RIP "Cnel. Mongelós", 31 muertos y 58 heridos en el 4° RCP "Acá Carayá", 5 muertos y 30 heridos en el 5° RCP "Acá Verá" y 3 muertos y 4 heridos en la sección del comando de la división, es decir un total de 108 muertos y 140 heridos. (37) Estas diferencias importantes entre las cifras dadas por los paraguayos para sus propias pérdidas y las concernientes a las del adversario, nos inducen a pensar que las primeras son aminoradas de forma sistemática y las segundas aumentadas, como confirmarán ciertamente las cifras totales de muertos y heridos proporcionadas al final de la guerra.
(34) Gral. Espínola, op. cit., p. 121-130. (35) Vittone, op. cit., p. 343
EXAMEN CRÍTICO DE LA PRIMERA BATALLA DE NANAWA / PTE. E. AYALA
No es fácil realizar, luego de la primera batalla de Nanawa/Pte. E. Ayala, un examen crítico análogo a aquél que fuera hecho luego del combate de Boquerón. La primera batalla de Nanawa/Pte. E. Ayala no ha sido, como Boquerón, una lucha aislada en el plano estratégico, sino que ha formado parte de un conjunto, aunque ella será, del lado boliviano, realizada y llevada personalmente a cabo por el Comandante en Jefe. Es necesario, en efecto, integrarla a la ofensiva general boliviana, realizada el 13 de diciembre 1932 con la ocupación de Platanillos/ Tte. Acosta y continuada hasta marzo de 1933 y aún más allá como veremos a través de los encarnizados combates de los cuales Nanawa/ Pte. E. Ayala no será más que un ejemplo. Fuera de este último sector, el esfuerzo boliviano se abocará, simultáneamente o uno después de otro, a aquellos igualmente importantes del Km 7 de Saavedra/Mayor R. Avalos Sánchez, donde se iniciará antes del 13 de diciembre
1932, del fortín Corrales, del fortín Fernández/L. A. de Herrera que sufrirá tres asaltos de los cuales el último en mayo, y el del fortín Toledo. No es sino al final de estas diferentes operaciones que podrá ser establecida una opinión sobre la conducción de Nanawa/Pte. E. Ayala. Por el momento, también nos limitaremos a considerar a grandes rasgos la forma en que ha sido llevada a cabo y las observaciones que ésta pueda acarrear, comenzando por una vez y por razones de simplicidad, por el campo paraguayo.
(36) Vittone, op. cit., p. 344. (37) Cnel. Carlos J. Fernández, op. cit., p. 232
CAMPO PARAGUAYO
Así como ha escrito el mayor paraguayo Antonio E. González, (38) ninguna crítica puede ser lanzada a la Alta Comandancia Paraguaya del Chaco ni a la de la 5º DIP sobre la forma en la cual harán frente al ataque boliviano contra los fortines que les habían sido confiados. Todas las medidas que se utilizarán en este ataque habían sido previstas mucho antes y con tal precisión, que el adversario chocará pronto con una guarnición perfectamente informada sobre las tareas que le incumbían y estará equipada para llevarla a cabo lo mejor posible. La 5º DIP se encontrará ciertamente al borde de un desastre en un momento dado por no disponer de reservas de municiones. Pero no será de ninguna manera responsable debido a que esta carencia provenía del hecho de que el convoy que las transportaba por vía terrestre, se empantanará en caminos en muy mal estado luego de torrenciales lluvias que habían, en el campo adversario, impedido la llegada en el tiempo junto del grupo Reque Terán. Algunos piensan que la perfección encontrada en la organización de la defensa paraguaya no hubiera sido posible si Estigarribia no hubiera estado informado con tanta anticipación acerca del ataque boliviano por medio de declaraciones de los prisioneros o por indicaciones recibidas a través de países neutrales o espías. Las dos cosas no parecen haber sido posibles, si se considera el misterio y las precauciones de las cuales el Gral. Kundt se rodeará hasta el último momento, habiéndose convertido para él la operación en una verdadera obsesión. Nos reduciremos entonces a observar la perfección en la ejecución de la defensa de los fortines, el producto de la unión de sus cualidades de eminente estratega y del sentido minucioso de organización del cual Estigarribia hará gala a lo largo de toda la campaña, a los que se agregará tal vez, en el caso particular, una ínfima porción
de suerte.
CAMPO BOLIVIANO
La conducción de la operación Nanawa/Pte. E. Ayala por la comandancia boliviana será diametralmente opuesta a la efectuada por Estigarribia e Irrazábal. Podemos ante todo decir que ella comprenderá las cuatro categorías de errores citados más adelante y clasificados por el historiador norteamericano Zook (39) que, exagerando un poco, según nuestro modo de ver, los calificará de habituales en las altas esferas militares bolivianas. Recordemos que se trataba de insuficiencia de coordinación, de falta de información necesaria antes de la acción, de la violación al principio de economía de las fuerzas y de subestimar al adversario. Todos ellos serán cometidos en ocasión de la batalla de Nanawa/ Pte. E. Ayala y son imputables al Comandante, en Jefe de la 7º DIB por no haber previsto el germen de peligro que traían consigo y por no haber realizado lo que fuera para evitarlos. Pero existirán otros, mucho más graves y que se pueden considerar como fundamentales en la evaluación de los acontecimientos que sólo son imputables al General Kundt. Sólo citaremos cuatro de ellos, tres que consideramos como fundamentales y el cuarto como secundario o accesorio. El primero reside en la dirección este dada al ataque que procede de una detestable elección, porque encierra a un territorio prácticamente desconocido por todos, difícil, pues conducía a avanzar en terreno esencialmente fangoso en plena época de lluvias y no presentando otra ventaja que la moral a nivel extremo, pues las líneas de reabastecimiento de los paraguayos estaban todas orientadas sobre el eje Arce/G. Rodríguez de Francia y no sobre la ruta que conducía a Concepción. La segunda reside en el hecho de que él hubiera lanzado contra una poderosa fortificación un ataque frontal, buscando ante todo apoderarse del territorio para afectar la moral del adversario. Lo que sólo podía acarrear grandes pérdidas en vidas humanas y en material sin, por otra parte, tener en cuenta que una acción en zona desértica debe ante todo estar dirigida a la destrucción del adversario o, al menos, a destruirlo antes que a ocupar un territorio en el que nada existe. El tercer error fundamental de Kundt será el de haber iniciado una batalla con miras al aniquilamiento del adversario, mientras que su fuerza de ataque no había sido reagrupada en su totalidad ni estaba lista para cumplir las múltiples misiones que acarrea toda operación ofensiva. Accesoriamente y para finalizar, Kundt cometerá el grave error de preferir el ataque frontal, al cual lo había habituado su experiencia en la primera guerra mundial, sobre el frente oriental, a la maniobra, mejor adaptada a un combate de maleza
como la del Chaco. Debido a la naturaleza de su terreno, a las distancias que presentaba y a la falta total de agua y de vida que allí reinaba, el Chaco no se prestaba de ninguna manera a batallas de gran porte. Se prestaba por el contrario perfectamente a operaciones de escasa importancia, al cerco de los puntos fortificados, a acciones de guerrilla y de sorpresa o a "golpes" y operaciones de "limpieza" o cuatreraje. Es lo que el Coronel Moscoso, citado por el periodista boliviano Luis Fernando Guachalla (40), sintetizará cuando escribe: "en la guerra de maleza, una de las situaciones más grave es la de ver cortarse sus propias comunicaciones y de encontrarse inhibido para atacar desesperadamente con el fin de restablecerlas o para levantar el cerco. El que toma la iniciativa y llega a interceptarlas de manera sólida, obtiene entonces la cómoda posición de defensor". Guachalla llega incluso a considerar que, a partir de Nanawa/ Pte. E. Ayala, el espíritu de iniciativa desaparecerá entre los numerosos militares bolivianos que ocupaban puestos de responsabilidad elevada en el campo. Lo que no se puede de ningún modo considerar, pues aquéllos dotados de espíritu de iniciativa continuarán teniéndola, como lo demostrará la seguidilla de acontecimientos, mientras que aquellos desprovistos de ella, no cambiarán y continuarán sin tenerla.
(38) My. Antonio E. González: "La guerra del Chaco-Contribución a la Historia". Tipografía Cupólo, S. Pablo 1941, p. 84. (39) Zook: op. cit., p. 129. (40) Luis E Guachalla: "Jayucubás - Comentarios y Crónicas de la Guerra del Chaco", Los Amigos del Libro, La Paz-Cochabamba 1978, p. 112-114.
************************************* CAPITULO XIII
- LA GUERRA DE POSICIONES (2ª. PARTE) -
DE LA SEGUNDA BATALLA DE NANAWA/PTE. ELIGIO AYALA A FINALES DE 1933
El examen de la segunda fase de las Operaciones del Chaco señalado en la Introducción como "la guerra de posiciones" ha sido expresamente suspendido en el capítulo anterior a finales de junio de 1933, mientras que este segundo fragmento se extenderá hasta finales del mencionado año. Este corte se justifica por la duración en el tiempo del período considerado y permite, además, ligar la parte ya examinada de la segunda fase con la que le antecede "la guerra por las fronteras", para formar un todo del primer año de la guerra. La segunda parte de la segunda fase que abarcará un lapso de seis meses, será tanto
o quizás más rica en acontecimientos que la primera. Ella tratará, entre otros acontecimientos, la prosecución y el término del largo combate iniciado por la posesión de Gondra, la segunda tentativa boliviana de apoderarse de la posición fortificada de Nanawa/Pte. Eligio Ayala, la rendición de las IV y IX DIB bolivianas en Campo Vía que marcarán el fin de la lucha por Gondra, así como un cierto número de acciones de menor importancia con respecto a los efectivos alistados pero que también influirán en la evolución de la lucha de una u otra forma. Este será el caso de los combates que se iniciarán en los sectores de Pirizal/Tte. 1° Herminio Frotes, Rancho Ocho/Pirijayo, Pozo Favorito, Campo Aceval y Alihuatá/My. Ruperto Zenteno que serán escenarios de numerosos encarnizados combates. Aunque la batalla por Gondra haya estado entonces en curso, el examen de la segunda parte de "la guerra de posiciones" se iniciará con el de la segunda ofensiva boliviana contra Nanawa/Pte. Eligio Ayala, pues este será uno de los combates más importantes, no sólo de la guerra del Chaco, sino de todas las operaciones llevadas a cabo en el continente americano, las demás operaciones del período serán estudiadas en el orden en el que se irán produciendo.
SEGUNDA BATALLA DE NANAWA/PTE. ELIGIO AYALA (4 - 7 DE JULIO DE 1933)
La conquista del bloque que constituía la posición fortificada paraguaya de Nanawa/Pte. Eligio Ayala se había tornado desde su fracaso en enero anterior, una fijación en el espíritu del General Kundt, comandante en Jefe del ejército boliviano en campaña. Esta idea fija procedía de su concepción con respecto a la guerra que había adquirido en el ejército imperial alemán estando en el frente ruso durante la Primera Guerra Mundial según la cual, lo esencial era ocupar la mayor cantidad posible de territorio del adversario. Concepción a la cual no respondía en modo alguno el terreno estéril y desolado del Chaco donde, como lo entenderá su adversario Estigarribia, lo esencial era destruir la mayor cantidad posible de fuerzas adversarias sin ocuparse del territorio. Conviene, sin embargo, agregar en favor de Kundt, que en aquella época, mediados de 1933, el Presidente de la República de Bolivia, Salamanca, su Cancillería y el país entero esperaban y exigían de un ejército que parecía haberse repuesto de los sinsabores de sus primeros seis meses de guerra, una vez reconstituido y acrecentado, grandes logros. La situación de Nanawa/Pte. Eligio Ayala presentaba, al respecto, considerables ventajas. Las posiciones ocupadas en enero anterior y conservadas por el ejército boliviano constituían para ella un excelente punto de partida para un ataque concéntrico, pues ellas permitían además reunir sin que el adversario lo percibiera, masas de hombres suficientemente importantes como para lanzar un ataque
sorpresa. Por otra parte, las tropas encargadas del ataque dispondrían, en las trincheras ya existentes, de una magnífica protección antes de lanzar el ataque decisivo. Su artillería disponía de una excelente red telefónica y de un gran número de campos de tiro y de observación de primera calidad y casi todas sus piezas estaban colocadas sobre los puntos importantes de la defensa adversaria como sobre aquellos de posible irrupción. El terreno se prestaba a la utilización de tanques y de numerosos medios de ataque y para los atacantes ya no significaba ningún peligro verse cercados o ser capturados por sorpresa por el enemigo. Además, todos los preparativos para el ataque podían ser ejecutados sin atraer la atención de este último, viéndose obligados, en la peor de las hipótesis, a replegarse hacia sus posiciones de partida, en las cuales numerosas reservas se encontraban listas para la acción. Finalmente los bolivianos dispondrían de granadas, morteros, tanques, lanzallamas y granadas de mano, materiales con los que no contaban durante su primer ataque. Por otra parte, su comandante había capturado prisioneros en el sector, en el que sus adversarios no disponían más que de 4.000 hombres, cuya moral estaba muy baja y la disciplina era mantenida bajo la amenaza de los revólveres de sus propios compañeros. Otros prisioneros afirmarán que la evacuación de la posición era considerada, pero Kundt no otorgará mucho interés a esta información desmentida por la reciente construcción, por parte de los paraguayos, de sólidas fortificaciones en las "islas" cuya existencia será confirmada mediante la observación y las fotografías aéreas. Kundt considerará primeramente lanzar 10.000 hombres contra Nanawa/Pte. Eligio Ayala, aunque sus dotaciones de municiones de artillería hubiesen sido insuficientes en aquel momento. Luego se trasladará al sector considerado con el objeto de estudiar sobre el terreno el sitio y las posibilidades de éxito, después de haberse puesto de acuerdo con los responsables del 1° CEB y de la VII DIB, encargados del sector. (1) Luego de sus infructuosas operaciones de enero anterior, que le habían demostrado la imposibilidad de avanzar hacia las "islas" situadas a lo largo de los caminos de Cap. Aparicio Figari y de Suhin, sobre ocho kilómetros en dirección nordeste y este y siete kilómetros en longitud, los bolivianos habían tratado de actuar contra los flancos del conjunto fortificado. Para hacerlo habían ocupado los caminos, apoderándose de posiciones cercanas a Pirizal - Bullo/Tte. 1° Herminio Fretes y entre Gondra y Cap. Figari para provocar el aislamiento. El 22° RIB "Iruya" será trasladado del sector sur para ocupar la salida de una picada que terminaba en Pirizal - Bullo/Tte. 1° Herminio Fretes y avanzará sin encontrar resistencia hasta 4 kilómetros antes de esta posición, siendo su avance apoyado por e13° RCB "Aroma" desde Agua Rica/ Samaclai - Cdte. Giménez.
El 22° RIB "Iruya" chocará el 11 de marzo a la mañana, con los paraguayos instalados sobre una extensión de 900 metros, en un pajonal que se extendía a ambos lados del camino al sur de Pirizal - Bullo/Tte. 1° Herminio Fretes. Se iniciará un combate que continuará en la noche del 11 al 12, luego el 22° RIB "Iruya" se mantendrá varios días sobre las posiciones alcanzadas por él antes de replegarse hacia las "islas" al norte de las cuales se fortificará, el 3° RCB "Aroma" instalado detrás de él volviendo a ganar Agua Rica/Samaclai - Cdte. Giménez para ser la reserva de la VII DIB. En la noche del 13 de marzo, el 22° "Iruya" procederá a un nuevo repliegue que lo conducirá a sus antiguas posiciones del sur, en el camino de Rojas Silva. Se alineará con el 2° RIB "Sucre" entre las "islas" desde las del norte de Nanawa/Pte. Eligio Ayala hasta una porción de monte que cortaba el camino de Rojas Silva. Al alba del 14 de marzo, los dos regimientos bolivianos lanzarán un contraataque victorioso que rechazará al adversario y en el cual el 2° RIB "Sucre" tendrá 15 muertos y 12 heridos sobre la famosa "Punta de los cuatro degollados" de la que ya hemos hecho mención anteriormente. Luego y hasta finales de junio, la lucha continuará en forma de ataques y contraataques locales recíprocos y con fuegos de hostigamientos con elevadas pérdidas. Según el Coronel e historiador boliviano Díaz Arguedas, la segunda batalla de Nanawa/Pte. Eligio Ayala será una de las más importantes operaciones militares de la época, al menos al nivel de América del Sur. Ella conocerá en efecto la utilización de todas las armas resultantes de las técnicas modernas como los cañones, morteros, ametralladoras livianas y pesadas, granadas de mano, bombas a hélice lanzadas desde los aviones, lanzallamas y minas con la única excepción del gas de combate. Por otra parte, rodeada de un monte tupido y sin agua por largas distancias, Nanawa/Pte. Eligio Ayala estaba protegida por su entorno natural que le proporcionaba una extraordinaria característica topográfica y hacía de ella una posición estratégica de gran importancia. El comando paraguayo había procedido a la colocación de minas en los alrededores, había construido trincheras rodeadas de varias líneas de alambre de púas formando un círculo cerrado y había dotado al conjunto de cañones pesados y de numerosas armas automáticas, estando sus trincheras separadas de las de los bolivianos sólo por 80 metros. Defendida como hemos dicho por el 3° CEP del Teniente coronel Irrazábal, Nanawa/Pte. Eligio Ayala era considerada por los paraguayos como su Verdún y tendrá la importancia de una llave estratégica en las operaciones futuras siendo su captura tan importante para los bolivianos como su defensa victoriosa para los paraguayos (2). Durante su visita anterior al ataque, el 30 de junio, Kundt reunirá a todos los responsables de las unidades que en ella debían participar, comandantes de regimientos y sus adjuntos, grupos de Artillería, de baterías y de tanques. Según él,
cada uno de ellos será informado de lo que él esperaba, será provisto de detallados planes y de un reloj de pulsera con el objeto de armonizar las acciones. Finalmente, dio en esta oportunidad, muestras de un gran optimismo y de una confianza total en el éxito, lo que Díaz Arguedas no confirma, pues escribe que los preparativos de Kundt chocaban con la total oposición de sus principales subordinados comenzando por el Teniente coronel David Toro Ruilova, que le aconsejará emplear más bien sus fuerzas en una ofensiva general contra Arce/G. R. de Francia. Pero Kundt mantendrá su decisión y hará cavar en el sector norte en la extremidad de la "Isla Mojoli" una galería subterránea que hará llenar de minas con el objeto de hacer volar, una vez llegado el momento, la posición que era la clave de la defensa paraguaya del sector. Fijará además el 4 de julio al alba como la fecha y la hora de su ataque.
(1) General Hans Kundt: "Campaña del Chaco", informe al Presidente Salamanca sobre las acciones de Alihuatá y Campo Vía, Alihuatá y Gondra en diciembre 1933 y su acción desde diciembre 1932 a diciembre 1933, realizado con la colaboración de Raúl Tovaf Villa, Editorial Don Bosco, La Paz 1961, p. 107-108. (2) Teniente Coronel Julio Díaz Arguedas: "Los Elegidos de la Gloria- l° Resumen Histórico de la Guerra del Chaco", Imprenta de la Intendencia General de Guerra, La Paz 1937, p. 333-334 y 339-340.
DISPOSITIVO DE ATAQUE BOLIVIANO
Bajo la dirección del General Arturo Guillén, Comandante del 1° CEB cuyo jefe de estado mayor era el Teniente coronel Toro, el ataque a Nanawa/Pte. Eligio Ayala será confiado a la VII DIB, comandada por el Coronel Gerardo Rodríguez con el Teniente coronel Secundino Olmos como Jefe de Estado Mayor. La VII DIB será dividida en tres grupos: a) en el sector sur, considerado el más importante y comandado por el Teniente coronel Enrique Frías, la totalidad de las ametralladores pesadas del 42° RIB instaladas en primera línea en el cerco, el 16º RIB "Castillo", el 43° RIB y el 1° RCB "Abaroa" formando el grupo de ataque, 6 lanzallamas, 2 cañones de 65 m/m a disposición del 16° RIB "Castillo", 3 secciones de morteros Stokes-Brandt de 2 piezas cada uno apoyando respectivamente a las tres unidades del grupo de ataque,
un grupo de 2 tanques de reserva a las órdenes del mercenario alemán Brandt, el 41° RIB "Colorados", el 3° RCB "Aroma", el 5° RCB "Gral. Lanza" y una batería, llegando el conjunto a un total de 3.068 oficiales y soldados; en el sector central, comandado por el Teniente coronel Ballón, el 8° RIB "Ayacucho" constituyendo a la vez las fuerzas del CERCO y el grupo de ataque con, a modo de reserva, el Destacamento de convocados N° 111, en formación, con lo que el conjunto representaba un total de 800 hombres; b) en el sector norte que dirigía el Teniente coronel Julio Quiroga, la totalidad de las ametralladores pesadas del 7° RIB "Azurduy", 2 piezas MPC 2, 1 cañón de 65 mm, el 39° RIB menos una compañía y el 22° RIB "Iruya" en primera línea del cerco, el 7° RIB "Azurduy", el 38° RIB "Socabaya", 1 compañía del 39° RIB, 2 lanzallamas, 3 secciones de morteros con 6 piezas de las cuales 2 apoyando al 38° RIB "Socabaya" y 1 en apoyo del 7º RIB "Azurduy", 1 grupo de 3 tanques, el 3° RIB "Pérez" y el 7° RCB "Chichas" como reserva, finalmente el 7° GAB a las órdenes del Mayor Alfredo Peñaranda Esprella con 3 baterías de 4 cañones Krupp de 75 mm cada una y 2 baterías de granaderos de 4 piezas de 105 mm, estando la artillería dividida entre los grupos norte y sur. El conjunto del sector norte representaba un total de 2.950 combatientes. (3)
(3) General Jenaro Espínola: "Nanawa - 4, 5 y 6 de Julio de 1933", sin indicación de editor, Asunción 1960, p. 41.
DISPOSITIVO DE DEFENSA PARAGUAYO
La defensa de Nanawa/Pte. Eligio Ayala será, como en el mes de enero anterior, asegurada por el 3° CEP, siempre comandado por el Teniente coronel Luis Irrazábal a quien asistía el Mayor Gilberto Andrada como Jefe de Estado Mayor. El 3° CEP estaba, en el momento de las nuevas operaciones, formado por los siguientes elementos: a) IV DIP (Teniente Coronel Arturo Bray) de 2.503 oficiales y soldados con el 6° RIP "Boquerón" (Mayor Luis Santiviago), el III/ 21°RIP "Humaitá" (Teniente Aristóbulo González Doldán), el 2° RCP "Cnel. Toledo" (Mayor N. Barrios), el 3° RCB "Cnel. Mongelós" (Teniente Coronel Tranquilino Ortiz Cabral) y 1 compañía de zapadores divisionaria (Teniente Marcial Samaniego); b) V DIP (Teniente Coronel Francisco Brizuela) de 1.485 hombres con el 7° RIP "24 de Mayo" (My. Manuel Muñoz González) y el 13° RIP "Tuyutí" (Capitán Leandro González como interino); c) Brigada de Caballería (Mayor Tomás Mendoza) de 943 hombres, formado por el 4° RCP “Acá Carayá” (Mayor HC Youri Butlerov) y el 5° RCP "Acá Verá" (Capitán Luis Lasclotas) y 1 unidad de reserva de 460 soldados de caballería que
formaba parte del 6° RCP "Gral. Caballero" (Capitán Francisco Vera y Aragón); d) 2° GAP "Gral. Roa" (Capitán Juan Rovira) de 207 hombres repartidos entre 1 batería de cañones de 105 mm (Teniente Emilio Díaz de Vivar) y 2 baterías de 75 mm (Tenientes Oscar Mora y Rogelio Vázquez) para un total de 9 piezas que eran apoyadas por 12 morteros Stokes-Brandt de 81 mm; e) 1° Batallón de Fusileros (Mayor HC Gonzalo Montt Rivas, diplomático chileno alistado voluntariamente) y el 2° Batallón de Fusileros (Teniente Alejandro Levy Rufinelli) de un total de 800 y 400 hombres respectivamente; f) Escuadrón Divisionario (Subteniente Juan Isnardi) de 93 hombres; g) 3° Batallón de Zapadores (Capitán Antonio Granada) de 91 hombres. A este conjunto que alcanzaba con los 590 hombres de la comandancia y de los Servicios de Estado Mayor, 7.572 combatientes, conviene agregar, para ser precisos, 40 hombres que mantenían las posiciones exteriores de "Cabrera de Tigre" y "Santa Rosa", 67 formando 2 pelotones del servicio interior, 85 de una unidad de transmisiones y comunicación, 40 afectados a la vigilancia interna, 205 a la intendencia, 10 a la remonta, 34 a la carnicería y un conjunto de personal hospitalario del orden de 732 personas. Lo que hacía 1.013 hombres como personal militar o militarizados que se agregaban a los 7.572 combatientes para hacer llegar a los efectivos de la guarnición de Nanawa/Pte. Eligio Ayala a fines de junio de 1933 a 8.585 personas. 6.281 de ellas ocupaban las trincheras del sector sobre una extensión de 23 kilómetros, de los cuales 4 a 5 kilómetros para la Brigada de Caballería, 10 a 12 para la IV DIP y 8 a 10 para la V DIP La Brigada de Caballería se colocará en el ala izquierda del dispositivo paraguayo, la V DIP en el centro y la IV DIP en el ala derecha, quedando el 2° GAP "Gral. Roa" y los 1º y 2° batallones de fusileros quedando en reserva para lo que el historiador paraguayo Mazacotte calificará de "segunda línea de defensa", siendo una tercera línea de defensa confiada al Destacamento "Tte. 1º Herminio Fretes" (Capitán Castagné Decoud) y al 3° batallón de zapadores (Capitán Juan Granada), cada uno de 300 hombres. Finalmente la defensa del Puesto de Pirijayo/ Rancho Ocho será asegurada por un destacamento de 200 infantes a las órdenes del Capitán Fabián Zaldívar Villagra y 1 escuadrón de 100 hombres dirigido por el Capitán Casimiro Flores.
PLAN DE ATAQUE BOLIVIANO
Una orden de ejército numerada 21-33 y completada por un plan de fuego, ambos establecidos en 1° de julio, preveía que en el sector sur, que era considerado de importancia decisiva, convendría apoderarse inmediatamente de una saliente de terreno desde la cual la artillería de acompañamiento atacaría por completo la zona de operaciones. Al mismo tiempo, en el sector norte, la columna de derecha progresaría mientras
que la de izquierda se apoderaría de las dos trincheras desde "Punta Ayala" hasta una "isla" que no era otra que la línea de partida de la ofensiva. Las unidades instaladas en el cerco no participarían inmediatamente en el asalto pero debían mantenerse en primera línea, listas para cualquier eventualidad. La artillería a las órdenes del Mayor Peñaranda Esprella iniciaría a las 8:50 horas con sus 2 baterías de granaderos y sus 3 baterías de cañones Krupp, un fuego de demolición para las primeras y de hostigamiento para las segundas tomando luego a la artillería adversaria. Los morteros abrirían fuego también a las 8:50 horas en el sector norte contra las pequeñas "islas" de la "Isla Fortificada" y en el sector sur. La mina subterránea haría explosión a las 9:05 horas, y 10 minutos más tarde, las 2 baterías de granaderos lanzarían sus tiros hasta nueva orden contra la "Isla Trébol". Todas las ametralladoras concentradas en el cerco hostigarían desde el inicio así como los tiros de artillería mientras que la aviación buscaría reducir al silencio a la artillería adversaria. (4)
PLAN DE DEFENSA PARAGUAYO
La parte central de la línea de defensa principal de los paraguayos en Nanawa/Pte. Eligio Ayala consistía en 2 trincheras paralelas de 700 metros de extensión, orientadas de sur a norte y separadas entre ellas por 200 metros. Ellas formaban un ángulo saliente que se proyectaba hacia el oeste en un rectángulo que rodeaba el fortín primitivo, el cual como recordamos había sido creado en 1925 por el entonces Capitán Juan E. Ayala en el lugar de una misión anglicana. La ofensiva boliviana de enero de 1933 había conducido a los responsables paraguayos de la defensa de la posición a ampliar su espacio de resistencia. Su línea de defensa se extendía entonces, al sudeste del fortín sobre 8 kilómetros hasta el lugar llamado "Remonta" cuya zona era defendida, de norte a sur, por el 13° RIP "Tuyutí", el 3° RCP "Cnel. Mongelós", el 4° RCP "Acá Carayá" y el 5° RCP "Acá Verá". Hacia el norte se prolongaba sobre 15 kilómetros y alcanzaba Pirizal - Bullo/Tte. 1º Herminio Fretes donde comenzaba el sector de Gondra y estaba asegurada por el 7° RIP "24 de Mayo", el III/12° RIP "Rubio Ñú" y 1 compañía del 3° batallón de zapadores. A comienzos de julio de 1933 todo el frente de la defensa paraguaya de Nanawa/Pte. Eligio Ayala había sido transformado en una formidable obra fortificada. La Brigada de Caballería (4° RCP "Acá Carayá" y 5° RCP “Acá Verá") cubría el
flanco del dispositivo por posiciones establecidas en el ala derecha y en el lecho seco del Monte Lindo, estando protegida del adversario sobre su flanco izquierdo
por un vasto cañadón en el que estaban instaladas sus posiciones avanzadas. La VII DIP (7º RIP "24 de Mayo", 13° RIP "Tuyutí" y 3° RCP "Cnel. Mongelós") ocupaba las posiciones defensivas del dispositivo fortificado extendiéndose de sur a norte donde alcanzaba los límites del fortín. La IV DIP (6º DIP "Boquerón", III/12° RIP "Rubio Ñú" y 1 compañía de zapadores) reforzaba las mismas posiciones defensivas extendiéndose desde la "Isla Gill" hacia el norte/noroeste y Pirizal Bullo/Tte. l ° Herminio Fretes. Finalmente, el 2° GAP "Gral. Roa" que comprendía 1 batería de granaderos de 105 mm y 2 baterías de 75 mm había tomado posición en las proximidades del P.C. del Cuerpo de Ejército, en el límite del bosque Florida. (5) Antes del desencadenamiento del ataque enemigo, el Teniente coronel Irrazábal designará a la Brigada de Caballería y al 7°RIP "24 de Mayo", el 13° RIP "Tuyutí" como unidades de maniobra, debiendo siempre estar listas para sacar provecho a una situación táctica favorable y pasar al contraataque; el 6° RIP "Boquerón" y el III/12° RIP "Rubio Ñú" como unidades de demostración que debían estar listas en cualquier instante para aprovechar una situación favorable para pasar al contraataque, estando la reserva de estos dos grupos de acción formada por el 1° y 2° batallón de fusileros. Cada unidad tendrá la orden de alcanzar, en la medida permitida por la situación, los puestos avanzados de su posición principal y dotarlos de puestos de observación y de puestos de escucha con el objeto de prevenir cualquier sorpresa. Además, la totalidad del eventual terreno de acción recibirá medios de defensa suplementarios reforzando aquellos ya existentes con cercos de alambres de púa y con la instalación de profundas trincheras delante de cada posición principal. Finalmente, los zapadores serán empleados en la búsqueda de explosivos que hubieran podido ser enterrados por el adversario y en la instalación de campos minados en el fortín exterior, la "Isla Mojoli", las fortificaciones enumeradas 1 y 2, la "Isla Gill, también conocida como "Isla Colorada" y la "Punta Allen. (6) En el plano táctico, la idea del Alto Comando Paraguayo será ejercer una resistencia tenaz y activa para quebrar toda tentativa de ofensiva del adversario. Esta resistencia debía entonces ser ejercida principalmente delante del fortín exterior, la "Isla Central" y la "Isla Mojoli" que era el punto de apoyo en el norte, la línea del "Monte Lindo" junto a otros 7 puntos de apoyo y las "Islas" N° 1, Gill, Boquerón y Allen. En la víspera de su ofensiva, la fuerza efectiva de los bolivianos aumentará, como ya hemos visto a 6.818 oficiales y soldados a los que los paraguayos opondrán 6.592 hombres. Pero mientras que, al menos en los primeros tiempos, la joven aviación paraguaya estará prácticamente ausente de los combates, los bolivianos dispondrán desde el primer día de una fuerza aérea de al menos 12 aviones de bombardeo y de apoyo terrestre a las órdenes del Teniente coronel Alfredo Santalla Esprella que había participado en la aviación francesa durante la Primera Guerra Mundial.
(4) Coronel Aquiles Vergara Vicuña: "La Guerra del Chaco", Tomo IV, Litografías e Imprentas Unidas, La Paz 1943, p. 375-379. (5) Coronel Jorge Antezana Villagrán: "La Guerra del Chaco (hasta Campo Vía)", Litografías e Imprentas Unidas, La Paz 1979, p. 545-547. (6) Alejandro Mazacotte: "Ensayo sobre la Guerra del Chaco", Tomo II, Ediciones Mediterráneo, Talleres Gráficos de la Escuela Salesiana, Asunción 1984, p. 88.
JORNADA DEL 4 DE JULIO
Por razones difíciles de esclarecer, la segunda batalla de Nanawa/Pte. Eligio Ayala no ha sido estudiada de manera tan profunda como lo serán los otros principales combates de la guerra por los especialistas consagrados a ello, fueran bolivianos, paraguayos o terceros. La razón podría ser el hecho de que ella no haya presentado los caracteres específicos de una batalla en el sentido clásico del término sino más bien los de una miríada de combates diferentes entre sí y entre los cuales es muy difícil para un historiador encontrar lazos de unión. En la mente del General Kundt, su plan tenía un cuádruple objetivo con alcances más o menos inmediatos según las fases. El primero era la destrucción de las fuerzas paraguayas que defendían el fortín y apoderarse de éste último. El segundo objetivo era continuar la ofensiva en dirección este y amenazar Concepción que era la segunda ciudad del país. El tercero alcanzar la margen occidental del río Paraguay y el último trabar y luego interrumpir la navegación en el río y aislar al grueso de las fuerzas adversarias de la zona. Su "Orden de Ejército N° 21-33" establecida el 10 de julio en su Cuartel General de Muñoz/Gral. José E. Díaz, fijará la ofensiva para el 4 de julio. Esta fecha, que coincidía con una nueva reunión de la Comisión de Neutrales para discutir sobre el problema del Chaco, era la mejor que podía haber elegido. En efecto, el período de diciembre a marzo, correspondiente a la estación de las lluvias, hacía que la zona de Nanawa/Pte. Eligio Ayala y el camino que conducía a Concepción estuvieran prácticamente inundados por el agua de lluvia y, debido a esto, intransitables. Por el contrario, a partir de abril o mayo, época en que se inicia el periodo de sequía del suelo y época de aguas bajas, el terreno impermeable, seco y compacto permitía todo tipo de transportes y que las columnas de transporte motorizados, como lo eran las bolivianas, pudieran alcanzar Concepción con mayor celeridad y sin encontrar obstáculos.
JORNADA DEL 4 DE JULIO
La ofensiva boliviana se iniciará a las 8:45 horas con una preparación de artillería que ponía en juego 2 baterías de granaderos de 105 mm dirigidas por el Capitán Viscarra y Ríos, y 3 baterías de cañones de 65 mm respectivamente comandados por los capitanes Seleme, Chávez y Torres, apoyados por 12 aviones que descargarán 8 toneladas de bombas de 80 kilogramos sobre las posiciones paraguayas. Al finalizar esta preparación que durará un cuarto de hora, los zapadores del 7º RIB "Azurduy" dirigidos por el Mayor Paulino Menezes instalarán una poderosa bomba en una galería subterránea a una treintena de metros de la extremidad norte de la "Isla Mojoli" y frente a la "Punta de los Degollados". Estos zapadores ignoraban sin embargo, que la posición apuntada por esta bomba había sido, poco tiempo antes, desplazada a algunas decenas de metros. Aunque su explosión no causará víctimas humanas, pero sí importantes pérdidas materiales representadas por un amplio cráter de unos treinta metros y toneladas de arena que cubrirán la zona, ella causará sin embargo el repliegue de la pequeña guarnición paraguaya, con la mayoría de sus miembros conmocionados. Esta explosión dará la señal de ataque. Se iniciará a las 9 de la mañana bajo un pálido sol y con una temperatura de alrededor de 0 grados Celsius, sin haber dado lugar a un previo reconocimiento del terreno. Mientras que los 12 aviones bolivianos continuaban martillando el suelo, las baterías citadas más adelante reactivarán su fuego infernal contra las posiciones terrestres, imitadas por 350 ametralladoras pesadas o ligeras, 12 morteros Stokes-Brand y, lo que constituirá una innovaci6n en la guerra del Chaco, 4 lanzallamas y 2 grupos de tanques de 2 unidades, comandadas respectivamente por los capitanes alemanes Kries y Brandt que eran asistidos por los Subtenientes Fritz Stottuht y Ernst Bertel, todos mercenarios alemanes reclutados por Kundt. La defensa paraguaya era asegurada por la Brigada de Caballería y la IV DIP en el ala derecha y, en el ala izquierda, la V DIP que ejercía una particular protección en los alrededores del fortín con la Brigada de Caballería. Al norte y de izquierda a derecha, esta defensa se repartía entre el 7º RIP "24 de Mayo" desde el norte del fortín hasta las "Isla Vera" e "Isla Peña" y el III/12º RIP "Rubio Ñú" al sur de la Isla Gill, estando ambas unidades orientadas hacia el norte. Al sur y orientadas en dirección sur desde el sudeste del fortín, se encontraban los 13º RIP "Tuyutí", 3º RCP "Cnel, Mongelós" y 4º RCP "Acá Carayá". Contra este dispositivo, los bolivianos habían formado dos grupos de maniobras que operaban desde zonas diferentes y que debían dirigirse hacia un punto concéntrico a 3 o 4 kilómetros del fortín, detrás de este, para formar un círculo alrededor de la V DIP, con unos 1.500 hombres que aseguraban su defensa. Al norte disponían, de derecha a izquierda, del 7° RIB "Azurduy", el 39° RIB, el 38° RIB "Socabaya", el 22° RIB "Iruya", el 3º RIB "Pérez", destacado del frente de Gondra y del 7° RCB "Chichas" para actuar contra las posiciones de la "Isla Mojoli", la "Isla Peña" y del "Reducto". Al sur, el 1° RCB "Abaroa", el 16° RIB "Castillo" transferido desde Arce/G.R. de Francia, el 43° RIB, el 42° RIB, el 41° RIB "Colorados" también llegado desde Arce/G.R. de Francia, el 3° RCB "Aroma" y el 5° RCB "Gral. Lanza". Estos 13 regimientos, que representaban un total de alrededor de 6.500 hombres, debían
según el plan primitivo, actuar en un primer tiempo en el sector del norte y efectuar allí un movimiento de cerco para aislar al adversario y abrir luego una o varias brechas en su dispositivo de defensa. Al mismo tiempo, las fuerzas del sector del sur se mantendrían a disposición del Alto Comando, mientras que las del sector del centro, reducidas sólo al 8° RIB "Ayacucho" esperarían la llegada del Destacamento de Convocados 111 para a su vez entrar en acción lanzando un ataque de demostración. Al sudeste de Nanawa/Pte. Eligio Ayala, los bolivianos atacarán sobre un frente de 1.500 metros, con el apoyo de su artillería, las posiciones defendidas por el 3° RCP "Cnel. Mongelós" con 2.500 hombres pertenecientes al 1° RCB "Abaroa", el 3° RCB "Aroma", el 5° RCB "Gral. Lanza", el 16° RIB "Castillo", el 41° RIB "Colorados", el 42° RIB y el 430 RIB, 6 lanzallamas y 1 sección de 2 tanques llegarán a colocarse a una distancia muy cercana a la línea de defensa principal. A continuación se llevará a cabo un combate de breve duración pero muy duro en el que ambos oponentes harán gala de gran valentía, los bolivianos por su progresión en el bosque y los paraguayos por su valentía y tenacidad en la defensa de sus posiciones. La lucha que los enfrentará finalizará luego de una hora. En el sector del centro, los límites del fortín defendidos por el 13° RIP "Tuyutí" y el I/7° RIP "24 de Mayo" serán objeto de un ataque de demostración con el fin de establecerse en tierra paraguaya por parte del 8° RIB "Ayacucho" y los primeros elementos del III Destacamento de Convocados. El segundo grupo de maniobra boliviana, en el sector del norte, entrará en combate al nordeste del fortín con la totalidad de las unidades de caballería y de infantería anteriormente indicadas, 2 lanzallamas, 3 secciones de morteros y 1 sección de tanques y atacará las posiciones mantenidas por el II/7° RIP "24 de Mayo" sobre una extensión lineal de 2.000 metros. Sus 2 tanques de acompañamiento se lanzarán contra las trincheras del extremo sur de las posiciones, frente a las "islitas" bautizadas "Peña" y "Vera". Atemorizados por el ruido de morteros y cañones, los defensores paraguayos tratarán de detenerlos con el fuego de sus armas automáticas, dotadas de municiones especiales antitanques. Pero no llegarán a atravesar a los blindados y terminarán por abandonar sus puestos de combate replegándose hacia el fortín. Los bolivianos llegarán a penetrar desde las 9.00 de la mañana en la "Isla Mojoli" que tomará el nombre de "Isla Cap. Cristaldo". También llegarán a aislar 1 compañía del 7° RIP "24 de Mayo" comandada por el Teniente Eloy Cañiza, que continuará sin embargo su resistencia en el sitio, pero los bolivianos ocuparán a las 10.00 el flanco nordeste de la "Isla" luego de haber prácticamente exterminado otra compañía del 7° RIP "24 de Mayo" que aseguraba la defensa de la misma, al mismo tiempo que el "Reducto", que pronto será retomado por la artillería paraguaya. Por el contrario, más al este, los bolivianos serán contenidos por el 6° RIP "Boquerón" y la compañía de zapadores de la IV DIP, lo mismo ocurrirá en los sectores que eran defendidos por 2 compañías del II Batallón de Fusileros del Teniente Levy Rufinelli y por el 13° RIP "Tuyutí".
Al sur, los bolivianos lanzarán un ataque contra la extrema derecha del 3° RCP "Cnel. Mongelós" en el sector del I/7° RIP "24 de Mayo" y el 13° RIP "Tuyutí", en el lugar llamado "Punta Patiño", a 3 kilómetros del fortín. Otro ataque boliviano, a pesar de la importancia de la zona de acción con respecto a la de los efectivos comprometidos, llegará a aislar entre la "Isla Peña" y el "Reducto", en el flanco nord-oriental de la "Isla Mojoli/Cap. Cristaldo" al II/7°RIP "24 de Mayo" dirigido por el Teniente Jenaro Espínola. Este último perderá la unión con las otras unidades paraguayas pero conservará su capacidad combativa hasta la reconquista de la "Isla Cap. Cristaldo" por el I/7° RIP "24 de Mayo" y 1 pelotón del 5° RCP "Acá Verá". Retrasados en su avance por la densa vegetación del bosque, los bolivianos recién habían, en efecto, alcanzado las trincheras adversarias una vez que su artillería alargara sus tiros, lo que los pondrá al descubierto ante el adversario que no tendrá ningún problema para contenerlos y luego rechazarlos de las posiciones que habían logrado conquistar. (7) Es en este momento de la batalla que el Teniente coronel Irrazábal enviará como refuerzo de la V DIP, al lº batallón de fusileros, instalado en "Sanidad Cué" a 6 kilómetros del fortín pero esta unidad será atacada por la artillería boliviana y perderá 2 de sus compañías que se desbandarán. El 2° batallón de fusileros será entonces destacado de las posiciones que ocupaba como apoyo del 6° RIP "Boquerón" y será enviado a apoyar al III/12° RIP "Rubio Ñú" en la "Isla l" en la cual se habían replegado 2 oficiales y 25 hombres que habían defendido sucesivamente el "Reducto" y luego las posiciones de la "Isla Gill". En un sector, la acción de un lanzallamas boliviano completará la de los tanques y contribuirá al cese de la defensa por parte de los paraguayos. Pero antes, un tanque, naturalmente boliviano, será alcanzado por un proyectil a unos 60 metros de la trinchera y será destruido con el incendio que se producirá. Sus restos quedarán en el sitio hasta el final de las hostilidades, momento en el que será desintegrado por una mina AGM de fabricación nacional, siendo su torre y su cañón recogidos luego de estallar la mina y enviados al Museo de Historia Nacional, en Asunción. En el extremo septentrional de la "Isla Cap. Cristaldo" donde había explotado la bomba enterrada por los bolivianos en el momento del ataque y donde habían llegado a bloquear la compañía del 7° RIP "24 de Mayo" del Teniente Cañiza, los bolivianos retomarán el ataque. Como éste se llevaba a cabo sobre un frente relativamente extenso, algunos de sus elementos llegarán en su avance, a alcanzar un claro de unos quinientos metros entre la "Isla Cap. Cristaldo" y la posición de "Reducto", separadas una de la otra por un cañadón. En el espacio libre de este claro y por lo tanto no ocupado por uno u otro de los bandos, los bolivianos instalarán trincheras entre el follaje del monte, distantes a 100 o 200 metros de las paraguayas, lo que permitirá a los primeros neutralizarlos y continuar avanzando sin ser vistos. Llegarán así a penetrar sucesivamente en una trinchera que cruzaba el cañadón y luego en este último, y a alcanzar en el límite
del monte llamado "Punta Norte de Nanawa" a la posición paraguaya de segunda línea. Capturarán 1 ametralladora pesada y ocuparán la parte extrema de la "Punta Norte de Ayala" en el ángulo saliente formado por las trincheras de la línea de defensa principal. Siguiendo este circuito los bolivianos ocuparán las trincheras establecidas al sur y al norte de la "Isla Cap. Cristaldo", aislando a la compañía paraguaya encargada de su defensa sin buscar eliminarla, pues esa era la misión de los elementos de reserva. La posición llamada "Reducto", instalada en pleno cañadón en poderosas trincheras sobre un frente de 300 metros lineales, será también objeto de un ataque boliviano. Reducidos a sólo 40 hombres cuando este ataque se iniciará, sus defensores serán objeto de un ataque frontal que llegarán a contener en un primer momento y luego a rechazarlo. Pero enseguida serán rodeados y cercados por fracciones de elementos que habían penetrado por el claro y deberán abandonar el "Reducto". Se replegarán hacia el norte, única puerta de salida libre, e irán a reunirse con los defensores de otra posición llamada "Isla Gill", distante a 500 metros y que no había sido atacada por los bolivianos. Por otra parte, una incursión boliviana llegará a alcanzar el cementerio del 7º RIP "23 de Mayo", creando una amenaza directa contra el fortín y mantendrá en la "Isla Fortificada", una fracción para servirle de apoyo en caso de reacción adversaria, Al mismo tiempo y luego de haber reunido a todas sus reservas del sector, los paraguayos pasaran nuevamente a la contra ofensiva pero recién a las 17.00 llegarán a rechazar a sus adversarios que se mantendrán sin embargo en las trincheras de la parte izquierda de la "Isla Fortificada". Es necesario precisar que tanto en el sector del norte como en el del sur, las defensas paraguayas constituidas por obras fortificadas serán reforzadas en el curso de los combates con armazones de troncos de árboles, alambres de púa, empalizadas o trampas para lobos, elementos que deberán enfrentar los bolivianos, muchos de los cuales serán víctimas de tiros a quemarropa. En el mismo orden de ideas, numerosos portadores de lanzallamas bolivianos serán abatidos por los tiradores paraguayos, que volverán a ganar sus líneas luego de haber agotado el contenido de sus instrumentos de muerte. La fuerza ofensiva de los bolivianos comenzará sin embargo a decrecer a partir de la mitad de la tarde, debido a la importancia de las pérdidas sufridas por ellos desde la mañana. Los paraguayos aprovecharán este inicio de descanso de parte de los bolivianos para reagrupar al I/7º RIP "24 de Mayo", al III/12° RIP "Rubio Ñú", a 1 escuadrón del 5º RCP "Acá Verá" y al II Batallón de Fusileros, estando esta última unidad repartida entre la "Isla Gill" a la que los bolivianos llamarán "Isla Colorada", la "Isla Calandaria" y la "Isla 1". Hacia las 14.00, este grupo lanzará un contraataque que, luego de un nuevo ataque proveniente del sur y con el apoyo de los artilleros del 2° GAP "Gral. Roa"
comandado por el Capitán Juan Rovira, le permitirá rechazar a los bolivianos de la punta norte del "bosque Ayala", de la "Isla Cap. Cristaldo" y de las otras posiciones que ellos habían conquistado con excepción de las de "Reducto" y del flanco izquierdo de la "Isla Fortificada". Un poco más avanzada la tarde, otros 2 contraataques paraguayos serán contenidos gracias a la intervención de los artilleros del 7° GAB, el primero de la caballería contra la "Isla Suárez" que defendía al 7° RCB "Chichas", el segundo de la infantería contra el 1° RCB "Abaroa" en la punta de la "Isla Trébol". Al término de esta primera jornada de una lucha particularmente encarnizada, ambos campos se jactarán, sin mencionar cifras, de las pérdidas infligidas al adversario, pero no proporcionarán ninguna precisión sobre el número de las propias. A este respecto sólo se conocen cifras parciales concernientes a la Brigada de Caballería paraguaya con 2 hombres muertos, 1 desaparecido y 14 heridos; el 3° RCP "Cnel. Mongelós" con 1 muerto y 1 herido y el 7° RIP "24 de Mayo" que reconocerá haber tenido 1 oficial muerto y 2 soldados prisioneros, (8) o la de las pérdidas declaradas por los bolivianos que se limitarán a reconocer 5 oficiales muertos.
(7) General Genaro Espínola: citado por Roberto Querejazú Calvo en "Masamaclay..." 2' Edición, Editorial Los Amigos del Libro, La Paz- Cochabamba 1975, p. 216-217. (8) Coronel Carlos J. Fernández: "La guerra del Chaco", Tomo III "Zenteno Gondra", Talleres Gráficos Lumen, Buenos Aires 1962, p. 129.
JORNADA DEL 5 DE JULIO
En la víspera, a la caída del sol y en el momento en el que el 7° RIP "24 de Mayo" retomaba la "Isla Cap. Cristaldo", los paraguayos levantarán otro Grupo a las órdenes del Capitán Plá, comandante del II/7° RIP "24 de Mayo", con esta última unidad, el escuadrón divisionario de la V DIP y 2 compañías de fusileros. Este grupo recibirá la misión de retomar al día siguiente a primera hora, la posición de "Reducto" e iniciará enseguida su preparación aunque la noche del 4 al 5 será prácticamente de vigilia para ambos campos. Luego de una preparación de artillería a cargo del 2° GAP "Gral. Roa", limitada a 5 minutos de tiros y a 100 granadas de 105 mm con el objeto de economizar las reservas de proyectiles, los infantes se lanzarán al ataque con bayonetas y con granadas de mano, a las 3 de la mañana. Tres horas más tarde, "Reducto" estaba en sus manos al mismo tiempo que 1 oficial y 28 hombres hechos prisioneros, l lanzallamas, 4 ametralladoras pesadas y 4 fusiles-ametralladoras abandonados.
Los ataques, principalmente bolivianos, continuarán contra las posiciones de la V DIP que soportará lo más difícil de la lucha. El 1° RCB "Abaroa" no sabrá sacar provecho de la presión ejercida sobre el adversario por los tanques del Capitán Brandt, llegando a alcanzar el claro que formaban la "Isla Ayala" y la "Isla Trébol", debiendo replegarse luego por falta de apoyo. Hacia las 18.00, un violento ataque boliviano contra toda una línea de defensa del 7° RIP "24 de Mayo" será rechazado luego de 1 hora y media de encarnizada lucha. (9) En las horas que seguirán, el combate tomará un carácter más esporádico y de menor amplitud. Dos tentativas bolivianas contra la posición de "Reducto" serán rechazadas, ataques de los bolivianos que resultarán ineficaces contra una defensa paraguaya organizada, reforzada y más vigilante. Un nuevo ataque contra las posiciones del 7° RIP "24 de Mayo", lanzado a las 19.00 con efectivos más importantes y un fuego más nutrido que en las anteriores oportunidades será rechazado al crepúsculo. Estigarribia escribirá en sus "Memorias" a propósito de los combates del 5 de julio que "...luego de una lucha de titanes que durará toda la jornada, los paraguayos llegarán a restablecer por completo sus líneas...". (10) Se supone que la moral de los bolivianos no debía ser muy buena luego de los fracasos y las pérdidas que habían sufrido.
(9) Sindulfo Barreto: "Nanawa: Sector de los Milagros", Editorial Litocolor, Asunción, 1985, p. 371-378 passim.
JORNADA DEL 6 DE JULIO
La tensión existente en los dos campos continuaba sin embargo manteniendo los espíritus a la espera de nuevos acontecimientos. Luego de una noche calma, un nuevo ataque será intentado por los bolivianos en el sector sur, para tratar de retomar la "Isla Cap. Cristaldo" en la que, como bien sabemos, reposaba todo el sistema de defensa de Nanawa/Pte. Eligio Ayala. Este se iniciará a las 6 menos cuarto y será lanzado por el 3° RIB "Pérez", el 7° RIB "Azurduy" y el 7° RCB "Chichas" con el apoyo de 16 piezas de artillería, separándose los atacantes de los defensores al llegar al extremo norte donde había explotado la bomba subterránea el 4 de julio, para establecerse entre los 30 y 250 metros de la línea paraguaya principal. Una violenta preparación de artillería no llegará a modificar las posiciones sobre esta línea, pero los bolivianos llegarán a introducirse en una zona donde la altura del pajonal les permitía estar resguardados. A las 8.00, el 7° RIB será atacado pero la artillería boliviana rechazará al adversario. Al final de la jornada, una parte de los bolivianos que habían participado del avance al alba, aprovechará este bombardeo
para replegarse hacia sus bases de partida, dejando a la otra parte en espera de la noche para imitarlo, luego de haber efectuado una nueva y breve aparición sobre el campo de batalla. Luego de tres días de combates muy duros para ambos bandos, la batalla de Nanawa/Pte. Eligio Ayala llegará a su fin. (11) Para el General Kundt, ella no había tenido más resultado que decenas de muertos, centenas de heridos para ambos campos y el abandono o la destrucción de un material importante. A partir del 8 de julio, la lucha finalizará en el sector limitándose a intercambios de tiros de trinchera a trinchera, choques de patrullas y duelos de artillería. El 6 de agosto, para conmemorar la fiesta nacional boliviana y distraer la atención del adversario, 1 escuadrón del 7° RCB "Chichas" se lanzará al ataque en el sector sur apoyado por los cañones de los Capitanes Cuéllar y Seleme. Una vez llegado a unos 50 metros de las trincheras adversarias, se desorientará antes de replegarse, luego del deceso en combate de sus dos oficiales, el Capitán Enrique Pantoja y el Subteniente Antonio Arambar. Luego de este fracaso, el comandante boliviano sólo dejará delante de Nanawa/Pte. Eligio Ayala al 2° RIB "Sucre", al 7° RIB "Azurduy" y al 7° RCB "Chichas" en primera línea, y al 3° RIB "Pérez", al 41° RIB "Colorados" y al 1° RCB "Abaroa" en reserva, habiéndose las otras unidades que habían participado en los combates de ulio dirigido hacia otros sectores de lucha. (12)
(10) Comisión presidida por Jorge Castillo Lagrave: "Memorias del Mariscal José F. Estigarribia", Intercontinental Editora, Asunción 1989, p. 99-100. (11) General Genaro Espínola: "Evocación de la batalla de Nanawa", Revista de las FEAA. de la Nación, N° 170 de junio/julio 1959, Asunción 1959, p.108 121 passim. (12) Roberto Querejazu Calvo: "Masamaclay, Historia Política, diplomática y militar de la Guerra del Chaco", 4º Edición, Editorial Los Amigos del Libro, Cochabamba- La Paz, 1981, p. 220.
EXAMEN CRÍTICO DE LA SEGUNDA BATALLA DE NANAWA / PTE. ELIGIO AYALA
Este examen no diferirá en nada de aquel realizado a propósito de la batalla de enero pasado, pues las mismas causas reproducen generalmente los mismos efectos.
Tampoco esta vez ni crítica ni reproche alguno puede hacerse al Comandante paraguayo. El dispositivo adoptado por su adversario hacía que el 3° CEP no pudiera ser envuelto y sí pudiera replegarse luchando. Su artillería participará activamente en la defensa del fortín, su infantería impondrá su dominio en el territorio y sus reservas permitirán restablecer las posiciones que eran destruidas, todo a pesar de la valentía y la obstinación demostrados por su adversario. Como lo deja entrever el General paraguayo Juan Bautista Ayala, no se puede decir lo mismo con respecto al campo boliviano o más exactamente, sobre su Comandante en Jefe, el General Kundt. Aunque la batalla no hubiera dado lugar a la concentración de grandes unidades, Kundt realizará un importante reagrupamiento de fuerzas. Su intención era, en efecto, como dice más adelante, destruir la posición de Nanawa/Pte. Eligio Ayala y llegar luego al río Paraguay para allí impedir la navegación y luego imponer la paz. Hará nuevamente el juego a sus adversarios procediendo a ataques frontales contra posiciones sólidamente fortificadas, olvidando una vez más que una posición defendida con firmeza es prácticamente intocable. Su utilización masiva de la artillería causará más efectos que éxito sobre todo porque la práctica de fuego de relevo implica una técnica ardua que exige de parte de la infantería y de la artillería una gran precisión para que la primera no sea víctima de la segunda. Finalmente, para Juan Bautista Ayala, Kundt no disponía ni de suficiente reserva, ni de oficiales superiores capaces de explotar inmediatamente una situación momentáneamente favorable. Una maniobra de envolvimiento por el sur de Nanawa/Pte. Eligio Ayala no era aconsejable debido al número de las tuerzas bolivianas. El ideal aunque irrealizable hubiera sido para Kundt atacar con un efectivo numeroso para estar en condiciones de lanzar una importante demostración frontal luego de lanzar por el cañadón al sudeste, 8 a 10.000 hombres conducidos por un efe enérgico, siendo los efectivos que tenía en reserva también enviados a combate. Pero el error más grande cometido por Kundt será, según Juan Bautista Ayala, haber dispersado sus fuerzas sobre toda la extensión del campo de batalla. Estima que, por el contrario, hubiera sido necesario asegurar el bloqueo de Nanawa/Pte. Eligio Ayala y lanzar sucesivamente el grueso de sus tropas contra Gondra, Alihuatá/My. Ruperto Zenteno, Arce/G.R. de Francia, Boquerón e Isla Poí. Concluye diciendo que obstinándose contra Nanawa/Pte. Eligio Ayala, Bolivia perdía la guerra al mismo tiempo que dispersaba sus fuerzas. En su opinión, la batalla de Nanawa/Pte. Eligio Ayala ha sido un error sólo imputable a Kundt pues, agregará Juan Bautista Ayala remedando al Presidente Salamanca, la caída de la posición no hubiera sido más que "un golpe sobre el meñique de la mano izquierda..." y la guerra hubiera continuado en condiciones más favorables para los bolivianos. La maniobra más ventajosa para ellos en el momento, hubiera sido inmovilizar a Nanawa/Pte. Eligio Ayala con una acción frontal, simultánea al lanzamiento de una poderosa ofensiva
que hubiera obligado a la defensa paraguaya a tener que combatir sobre 2 frentes. (13) Como complemento de las observaciones de Juan Bautista Ayala, conviene señalar que, en el plano táctico, el ataque contra Nanawa/ Pte. Eligio Ayala llevaba a descuidar los combates en pleno desarrollo como a las ofensivas que hubieran podido ser lanzadas contra puntos que tenían gran valor en el plano estratégico aún siendo los menos defendidos. Para los combates en pleno desarrollo, el mejor ejemplo será el de la IV DIB que aunque disminuida en tropa, continuaba delante de Gondra; en cuanto a los otros considerados aún como una posibilidad, existía ante todo el ejemplo de Arce/G.R. de Francia. Por otro lado, se llevará a cabo una utilización defectuosa de las nuevas armas que eran los lanzallamas, pues los soldados encargados de maniobrarlos harán fuego en los caminos y otras vías de acceso por las cuales trataban de avanzar los hombres viéndose así obligados a detenerse o al menos a verse retrasados. En lo que concierne a los tanques, cuya superestructura podía romper cualquier obstáculo o barrera, éstos penetrarán en el pajonal pero, llegados al centro, serán frenados por algunos tiros de morteros y por el terreno barroso y, no pudiendo ni avanzar ni retroceder, se volverán objetivos perfectos para los tiradores que eran numerosos en las filas paraguayas (14). Antes de concluir sobre la segunda batalla de Nanawa/Pte. Eligio Ayala, conviene volver sobre las pérdidas humanas y materiales que ella causará. Ellas no darán lugar a precisiones estadísticas pues, como otras veces, variarán muy sensiblemente de un campo al otro. Con respecto a los bolivianos, las pérdidas serán con seguridad muy elevadas debido a la dureza del combate. Querejazu Calvo parece próximo a la verdad cuando cita un total de 2.000 muertos, heridos, prisioneros o desaparecidos de los cuales 12 oficiales muertos. Según Vergara Vicuña, estas pérdidas serán de alrededor de 1.000 hombres mientras que Mazacotte habla de 1.000 muertos y 3.000 heridos bolivianos, pero agrega que basa sus cifras en declaraciones hechas por prisioneros. Para el campo paraguayo, el Coronel Carlos J. Fernández no cita cifras refiriéndose a la batalla en sí, sólo el número de muertos ocurrido en Nanawa/Pte. Eligio Ayala en julio de 1933 según las listas nominativas oficiales que alcanzan a 159 oficiales y soldados. Calculando 3 heridos por cada muerto, estadística que según él es generalmente adoptada en los reglamentos de los principales ejércitos europeos, él evalúa en consecuencia, para el período de julio de 1933, los heridos en 447 individuos y el total general de pérdidas humanas en la batalla en 636 oficiales y soldados. (15). En lo que se refiere a las pérdidas materiales de la batalla, los únicos datos son suministrados por los comunicados oficiales paraguayos del 6 de julio y los N° 215, 216 y 217 del 6 y 7 de julio.
Ellos confirman 2 tanques destruidos y 1 lanzallamas, 4 ametralladoras pesadas, 10 ametralladoras livianas, 16 fusiles-ametralladoras y 450 fusiles, botín que parece demasiado pequeño considerando el número de pérdidas humanas anunciada. Con su victoria en Nanawa/Pte. Eligio Ayala, el Paraguay comenzará a retomar la iniciativa de la lucha en la mayoría de los sectores de combate. Por otra parte y en la misma época, tal vez sin que hubiera existido relación de causa y efecto, la Argentina decidirá cerrar a los beligerantes el acceso a las áreas de desembarque, playas de la margen derecha del río Pilcomayo que marcaba la separación entre el territorio argentino del Chaco Central y el Paraguay. Para este último esta decisión no acarreará ninguna consecuencia, pues desde el inicio de las hostilidades y hasta el final, la Argentina continuará con sus envíos mensuales de trigo, municiones, armas, así como 6.000 tanques de combustible y 4.000 toneladas de fuel-oíl que el ejército necesitaba. Por el contrario, el embargo argentino incomodará especialmente a Bolivia, una parte de cuyo ejército defendía la zona delimitada por el triángulo de fortines D'Orbigny - Camacho/Mcal. José F. Estigarribia - Ballivián/My. Alberto Gardel a los que la mayor parte de su reabastecimiento en víveres (provenientes del extranjero y en especial de Europa) y en combustible le llegaba sobre todo por el pequeño puerto de Irigoyen. A partir de ese momento le será necesaria una revisión de la organización del transporte de víveres y de materiales y hacerlos llegar por Villa Montes. Lo que exigirá un cierto tiempo durante el cual las unidades que nada podían conseguir en su zona de destino, sufrirán de desnutrición e incluso de hambre antes de que la nueva organización fuese puesta en marcha. A aquéllos que atraían la atención sobre la urgencia de resolver el problema si se quería evitar el relajamiento moral y la desbandada de las unidades, el Presidente Salamanca se limitará a responder que "las deficiencias del reabastecimiento provienen de las obstrucciones y obstáculos puestos por el gobierno argentino so pretexto de neutralidad. Hacemos esfuerzos por reabastecer al ejército desde el interior del país y desde el Pacífico a través de toda Bolivia y para el efecto hemos comprado un nuevo lote de 160 camiones......” Luego, cuando la tesis boliviana ganará terreno entre los miembros de la Sociedad de Naciones, la Argentina temerá que ella saque provecho de esta situación para denunciar su doble juego. El Canciller argentino Saavedra Lamas, del que ya hemos indicado los estrechos lazos que lo unían a los industriales y ganaderos argentinos instalados en el Chaco, amenazará a Bolivia con la ruptura de las relaciones diplomáticas entre los dos países en el caso que Bolivia diera lugar a su intención. (16)
(13) General Juan B. Ayala: "Las batallas de la Guerra del Chaco a la luz de los principias de guerra", Ediciones EL LECTOR, Asunción 1984, p. 101-107. (14) Julio C. Saracho: "Una ráfaga en la Guerra del Chaco", Empresa Editora Urquizo, La Paz 1980, p. 83.
(15) Carlos J. Fernández; op. cit., Tomo III, p. 141. (16) Querejazu Calvo, op. cit., p. 182-184.
ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA
UNA GUERRA DESCONOCIDA: LA CAMPAÑA DEL CHACO BOREAL (1932-1935) - TOMO VI y VII - ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA / OFENSIVA PARAGUAYA Y DESASTRE BOLIVIANO
UNA GUERRA DESCONOCIDA:
LA CAMPAÑA DEL CHACO BOREAL (1932-1935) - TOMO VI y VII ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA Traducción para este volumen CRISTINA BOSELLI - ANA MARÍA CÁCERES - LAURA CLOSS MARÍA EDY DE EGEA - JUANA DE EGEA - ANGELA FERREIRA MARTA GIMÉNEZ - MARINA SOERENSEN (Bajo la coordinación de CRISTINA BOSELLI)
ANGE-FRANÇOIS CASABIANCA 1999, Editorial El Lector Telefax: 498 384 (Asunción) Diseño de Tapa: Ca'avo-Goiriz Compaginación y Armado de Página: Fátima Benítez Tirada: 1.000 ejemplares ISBN 99925-51-91-7 Hecho el Depósito que marca la Ley 94 Impreso en el Paraguay - Printed in Paraguay Asunción, 2000 (469 páginas)
HISTORIA PARA EL PARAGUAY Este quinto volumen de UNA GUERRA DESCONOCIDA es también el último. El cierra el ciclo histórico de la guerra del Chaco con una precisión en el detalle, una preocupación por lo exhaustivo y un aplomo en el juicio que prolongan la gran tradición de la historiografía clásica, la que pretende sacar su legitimidad de la objetividad de la descripción, de la neutralidad del relato, del respeto de la cronología, de la exactitud de los hechos y del
encadenamiento riguroso de las causas y de los efectos. HISTORIA NARRATIVA que nos hace creer que ignora los desarrollos más recientes de la disciplina, especialmente de esta historia transversal, nutrida con el aporte de diversas ciencias humanas, cuya sistematización es debida en Francia a la famosa Escuela de los Anales, que ha formado desde hace medio siglo a la mayoría de los historia-dores contemporáneos. Pero creer esto, sería olvidar que la historia contemporánea de las costumbres y de las mentalidades se ha construido sobre el terreno de la historia clásica que, antes de la otra, había analizado, desmenuzado e interpretado los hechos en su desarrollo y en su encadenamiento. La historiografía paraguaya merece aún afirmar y enriquecer ese terreno para pasar mejor a otro abordaje que aún queda por realizar. Se sobreentiende que los análisis de Ange-François Casabianca son de su exclusiva responsabilidad. No olvidemos que se trata de una tesis, y que en tal carácter expresa una posición y una interpretación que buscan restituir la verdad de la historia. Como toda verdad, dará lugar a la crítica, hasta podrá ser discutida, afirmando su validez cuanto más sepa resistir a esta confrontación y enriquecer el debate. Esta publicación monumental, cine debe tener un sitial entre las obras fundamentales sobre el Paraguay, podría constituir un ejemplo y, por qué no, una primera etapa, con miras a crear una colección de libros de referencia, primeramente redactados en el exterior por investigadores extranjeros, y que aportarían, por su traducción y su publicación en el Paraguay, una contribución esencial al conocimiento de este país. Esto permitiría suscitar trabajos científicos inéditos, nuevas investigaciones, una comprensión mejor afirmada de las realidades pasadas y presentes del Paraguay, tanto al interior como al exterior del país. De este modo podría consolidarse una investigación paraguaya en ciencias sociales, cuyo foco está llamada a ser la universidad, y establecerse un diálogo fructífero entre investigadores nacionales e investigadores extranjeros. Este es el deseo que ha animado este proyecto. Daniel LEFORT Consejero de Cooperación y de Acción Cultural Embajada de Francia
ÍNDICE - VOLUMEN VI Y VII
CAPÍTULO XIV: REDUCCIÓN DEL ESPACIO DE LA LUCHA POR LOS PARAGUAYOS
1º PARTE: DEL ARMISTICIO A LA BATALLA DE CAÑADA EL CARMEN (ENERO-JUNIO 1934) - Creación del Tercer Ejército Boliviano - Reorganización de las fuerzas paraguayas - Acciones de P. Quintana, Magariños/Tte. Manuel Cabello, La China/Cap. Dr. Mario Mazzei (7-1-34 y abril 34) - Nuevos repliegues bolivianos - Batalla de Cañada Tarija/Tte. Valinotti (22-27 marzo) - Combate de Cañada Strongest-Cochabamba/Esperanza (19-25 de mayo) - Segunda ofensiva paraguaya (20 mayo-17 julio) - Primera batalla de Ballivián/Mayor Alberto Gardel (mayo junio) - Combate de El Condado y Ballivián (julio-agosto)
2°PARTE: DE EL CARMEN / CAP. LEONARDO BRITOS A IBIBOBO/CAP. EUGENIO AYALA VELÁZQUEZ (25 JULIO - 31 DICIEMBRE 1934) - Ofensiva de los paraguayos hacia el Norte (27 de mayo-10 de julio) - Batalla de El Carmen/Cap. Leonardo Britos (28 mayo - 30 agosto - Acción paraguaya en el Chaco del noreste (1927-1934) - 2° Fase de la batalla de El Carmen/Cap, Leonardo Britos (1/9 - 16/11) - Combates de Cañada Chile y Picuiba/Nueva Asunción (julio - agosto) - Combate de Carandaiti - Pozo del Burro (agosto - septiembre)
- Combate de Algodonal - La Rosa (septiembre) - Combate de Carandaiti - Pozo del Burro (septiembre - noviembre) - Reconquista de Picuiba/Nueva Asunción por los bolivianos (20 noviembre) - Caída de El Carmen/Cap. Leonardo Britos y Ballivián/Mayor Alberto Gardel (14-17 noviembre 1934) - Combate de Algodonal - Reconquista de Picuiba/Nueva Asunción por los bolivianos - Término del combate de El Carmen/Cap. Leonardo Britos (16 noviembre) - Caída de Ballivián/Mayor Alberto Gardel - El «Corralito de Villa Montes» - Período de ofensivas paraguayas (agosto - diciembre) - Operaciones del Cuerpo de Caballería boliviano de Toro - Contraataque boliviano en Carandaiti - Pozo del Burro - Victoria boliviana de Villazón/Sargento Rodríguez-Irendagüe - Retorno de los paraguayos a Picuiba/Nueva Asunción - Repliegue boliviano de Ballivián/Mayor Alberto Gardel - Desastre boliviano en Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay. - Últimos combates de 1934. - Batalla de Ibibobo/Cap. Eugenio Ayala Velázquez
CAPÍTULO XV COMBATE POR LA CORDILLERA Y OFENSIVA FINAL
1° PARTE: COMBATE POR LA CORDILLERA (1 DE ENERO - 23 DE ABRIL DE 1935) - Situación general a fines de 1934
- Fuerzas en presencia a mediados de enero de 1935 - Batalla general de Villa Montes (11 de enero al 23 de marzo) - Caída de Santa Fe y de Carandaiti (18 de enero) - Nuevo dispositivo boliviano - Acción de Ñancorainza (6 a 11 de febrero) - Batalla de Camatindi (6-12 de febrero) - Segunda fase de la batalla de Villa Montes - Ocupación del Izozog por los paraguayos - Batalla de Charagua (25 de marzo-16 de abril) - Continuación de las operaciones en Villa Montes - Ofensiva boliviana al norte (20 de marzo-21 de abril)
2° PARTE: OFENSIVAS RECÍPROCAS Y FIN DE LA GUERRA DEL CHACO - Ofensiva boliviana y reacción adversaria - Ofensiva del río Parapetí y sobre Charagua (20-28 de abril) - Santa Fe y Pozo Blanco (2-17 de mayo) - Actividades del 3° Cuerpo de Ejército boliviano - Combate de Pozo de Tigre (4-5 junio) - La "Compañía Especial del Sacrificio" - Batalla de Pozo de Tigre (1-7 junio) - Batalla de Pozo de Bárbaro (9-14 de junio) - Cese de las hostilidades (14 de junio de 1935)
OFENSIVA PARAGUAYA Y DESASTRE BOLIVIANO EN IRENDAGÜE/GRAL. EUGENIO A. GARAY (6 - 11 DICIEMBRE)
Hemos dicho anteriormente que, a partir del 6 de noviembre, los bolivianos del 4° RCB 'Ingavi" pertenecientes al Destacamento Ayoroa que operaban en la zona de Villazón/Sgto. Rodríguez próxima a la de Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay habían llegado a interceptar el camino de La Rosa a Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay y a sobrepasar este último punto unos 5 kilómetros en dirección al sur, obligando a los paraguayos a abrir, a partir de una «picada» que partía de Villazón/Sgto. Rodríguez, un elemento para evitar el cerco. La operación finalizará el 10 con un éxito boliviano, parcial no obstante, pues las dos Divisiones que se beneficiarán con él llegarán a evitar ser acorraladas mientras que, compensados de alguna manera, los bolivianos se apoderarán el 20 de noviembre de la base fortificada de Picuiba/Nueva Asunción. Pero tal como el Estado Mayor del Ejército argentino lo había señalado al de Asunción, la situación en el frente del Chaco se encontraba para ambos beligerantes sensiblemente modificada con respecto a la de los 6 meses anteriores. Este cambio concernía sobre todo a las tropas bolivianas, según las cuales el Coronel Toro continuaba aprovechándose de la debilidad del General Peñaranda para imponer sus puntos de vista y concepciones de las futuras acciones. Es así que se había vehementemente opuesto a que al Coronel Bilbao Rioja y a su 2° CEB se le confiara el rol principal en una ofensiva contra 27 de Noviembre cuya ejecución terminará siendo compartida por el 2° CEB y el Cuerpo de Caballería y, un poco más tarde también se opondrá a la nominación del Coronel Bilbao Rioja al puesto de Jefe de Estado Mayor General. Algunos acusan a Toro de haberse hecho «democráticamente» elegir General en Jefe por el Ejército, lo que de hecho ocurrirá luego de la guerra. El combate iniciado el 7 de diciembre para Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay será un desastre total para los bolivianos y, en el plano técnico, una realización perfecta y al mismo tiempo una gran proeza para los paraguayos. Los elementos bolivianos a las órdenes del Coronel Toro se encontraban repartidos en tres grupos de fuerzas desiguales y otros tantos centros de agrupamiento con miras a la acción. La Comandancia tenía su sede en Carandaiti con los Servicios del Estado Mayor de los cuales, según se decía, la vida de fiestas y tragos no tenía nada en común con la de los puestos lejanos a ella. Al Norte de Carandaiti, a 100 Km. de distancia, se encontraba el 2° centro de agrupamiento Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay en el corazón de una zona de arbustos y suelo estéril donde se encontraban 5 pozos de agua potable que permitían asegurar el abastecimiento de todo el ejército, de lo que Estigarribia se enterará durante una inspección a las diferentes unidades. Finalmente, el tercer grupo que estaba constituido por las tropas del Cuerpo de Ejército N° 2 y de la VII DIB situadas a lo largo de un frente de 160 kilómetros instalado
entre Carandaiti y Picuiba/Nueva Asunción. Al inicio de la lucha por Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay, en un primer momento, escribe el General boliviano Félix Tabera, el Cuerpo de Caballería y los dos Regimientos de la VII DIB que lo reforzaban tomarán medidas para poder maniobrar en cualquier momento y ejercer una defensa eficaz contra las fuerzas que buscaban prohibirles el acceso del Sur y las Grandes Unidades recibirán instrucciones bien precisas al respecto. El grupo Arteaga se concentrará en la extremidad Norte de una «senda» que iba a La Faye/Tte. 1º Juan Echauri López, establecerá posiciones defensivas orientadas hacia el sur sobre un frente de 6 kilómetros y tratará de entrar en contacto con la VII DIB. Esta se agrupará a 8 kilómetros al Sur de la «picada» que unía Puesto Central con La Faye/Tte. 1° Juan Echauri López, debiendo además instalar fuertes posiciones defensivas de 3 a 6 kilómetros de extensión en el camino que iba a Picuiba/Nueva Asunción hacia el norte y quedaría en contacto con el Grupo Arteaga en el ala derecha y con el 3° RCB "Chuquisaca" en el ala izquierda. La 1º DCB tendría al 3º RCB "Chuquisaca" en la «picada»» que iba a La Faye/Tte. 1° Juan Echauri López y al 4°RCB "Ingavi" en la extremidad sur del sector donde debía quedar en contacto con la VII DIB en el ala derecha y el 20º RCB "Cochabamba" y el 5º RCB "Gral. Lanza" en el ala izquierda; la misión principal del 5º RCB "Gral. Lanza" debiendo ser cubrir el ala izquierda de la II DIB. Esta última se concentraría entre el ala derecha del 5º RCB "Gral. Lanza" y el ala izquierda del 6° RCB "Castrillo" con frente al sur y al sudeste sobre una extensión de 4 kilómetros debiendo mantener contacto con el 5° RCB "Gral. Lanza" y el 1° RCB "Abaroa". Finalmente el 7° RCB "Chichas" se instalaría en Picuiba/Nueva Asunción como reserva a disposición de la Alta Comandancia. La escuadrilla de aviación destinada a las unidades terrestres cooperaría cotidianamente en función de las necesidades con la acción de las tropas. El Batallón de Ingeniería construiría todas las picadas de acceso a los puntos de reabastecimiento de las unidades a partir de la «picada» de circulación N° 1; la Sub-intendencia del 1º CEB que se encontraba en Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay donde se reabastecían todas las unidades y cada Regimiento recibirían del Batallón del Tren, 5 camiones para asegurar sus desplazamientos. El General boliviano Félix Tabera, que reproducirá integralmente en su libro la Orden N° 9-34-C del Cuerpo de Caballería boliviano, ha escrito que las minucias y los detalles que ésta contiene tienen como único objetivo ocultar las concepciones obscuras de su autor en materia de acción operativa, testimonio que será reportado sin ser discutido. Tabera adelanta además que, la ausencia total de iniciativa en la conducción del Cuerpo de Caballería proviene de las instrucciones de Toro y hará que, en definitiva, el mismo llegue a confiar su aplicación a simples responsables de pequeñas unidades para ocultar mejor sus importantes errores de carácter técnico. Esta aseveración parece un poco exagerada, pues cualesquiera que hayan sido sus defectos, Toro había demostrado hasta ese momento y en diversas ocasiones, sus cualidades de técnico del combate (13). Según sus comunicados oficiales de los primeros días de diciembre, enumerados 533 del 5, 534 del 6 y 535 del 7, los paraguayos se apoderarán
sucesivamente en la zona examinada, de la línea de fortines IriguarendaPuesto Algodonal/Carosi-Las Vacas el 5, Cururenda/Cabo Ortiz el 6 y Samaihuate el 7. Como se menciona antes, el Cuerpo de Caballería de Toro que era entonces la única Gran Unidad boliviana con capacidad ofensiva, se encontraba en una situación estratégica extremadamente vulnerable. Esta vulnerabilidad resultaba del hecho de encontrarse a 160 kilómetros de su Cuartel General de Carandaiti y de depender para su reabastecimiento de agua de los pozos de Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay a unos 100 kilómetros del Cuartel General, sin disponer en ninguno de los dos casos de suficientes medios de transporte y estando a 120 kilómetros por delante de la línea general de defensa boliviana que se encontraba resguardada por otras unidades encargadas de la defensa de los sectores sur y central. A estas diferentes críticas, se agregaba la de que las tropas de Toro estaban fatigadas y próximas al desfallecimiento, faltas de un abundante abastecimiento y de elementos de transporte suficientes para permitir relevos parciales que aseguraran un verdadero descanso. Por otra parte, la configuración del terreno que ocupaba el Cuerpo de Caballería no presentaba ningún obstáculo, lo que facilitaba un masivo avance del adversario en dirección norte, donde el Cuerpo de Caballería estaría en condiciones de replegarse en cualquier lugar. Para Toro el envío del Cuerpo de Caballería al sector de Carandaiti-Santa Fe en la caída de Ballivián/Mayor Alberto Gardel y en la derrota de El Carmen/Cap. Leonardo Britos, era un error, pero declarará al concluir su discurso que entre replegar el Cuerpo de Caballería por razones estratégicas y el temor de perder su popularidad entre las masas y tropas, prefería quedarse en Carandaiti lo que lo conducirá a una absurda pasividad. Ante la amenaza que se presentaba de parte de los paraguayos, Toro decidirá a través de una Orden del 6 de diciembre, instalar las tres Grandes Unidades de su CCB en otros tantos nudos separados en lugar de colocarlos sobre una línea continua, lo que agravaría su situación facilitando las infiltraciones entre sus posiciones. Irendagüe/ Gral. Eugenio A. Garay eran ciertamente, por sus pozos de agua potable, el pívot sobre el cual reposaba todo el dispositivo del Cuerpo de Caballería, disponiendo de excelentes fortificaciones establecidas en círculos, pero estas fortificaciones no se encontraban defendidas más que por unos 200 hombres, relevados por cierto entre enfermos y heridos recuperados, mientras otras fuentes hablan de 400 hombres para la defensa de la fortificación. Teniendo en cuenta lo anterior, el plan del Comandante del 2° CEP preverá un ataque frontal del 2° Regimiento de Zapadores Gral. Genes en el camino de La Faye/Tte. 1° Juan Echauri López-Picuiba/ N. Asunción que sería apoyado por el tercer GAP «Cnel. Pedro Hermosa». La División de Reserva General paraguaya efectuaría un envolvimiento por el este para interceptar el camino Picuiba/N. Asunción-El Cruce/Loma VistosaMr. Long y el de 27 de Noviembre/Aspirante Gabino Mendoza.
La VI DIP efectuaría un cerco por el oeste con el objeto de interceptar el camino anteriormente mencionado y la VIII DIP, cuyo rol sería preponderante, partiría de Puesto Estrella hacia Irendagüe/ Gral. Eugenio A. Garay luego interceptaría el camino de El Cruce/ Loma Vistosa-Mr. Long a 27 de Noviembre/Aspirante Gabino Mendoza, para unirse a la División de Reserva General paraguaya. Finalmente la 14° RIP "Cerro Corá" actuaría desde Ingavi/Cap. Pablo Lagerenza contra 27 de Noviembre/Asp. Gabino Mendoza y el destacamento de Duarte Sosa cubriría la «Picada Alvarenga» en Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay. El Estado Mayor paraguayo suponía que este plan no dejaba a los bolivianos otra opción que la de rendirse o morir de sed y conducía a la destrucción de su Cuerpo de Caballería, lo que acarrearía para ellos consecuencias irreversibles. Las tropas bolivianas destinadas a la defensa, que se elevaban a un total de 12.318 hombres, estaban repartidas entre una Unidad de Comando y tres Divisiones, las I y II DCB de Caballería y la VII DIB de Infantería. La Unidad de Comando del Cuerpo de Caballería de 1.824 hombres en total, comprendía el 20° RCB "Cochabamba" de 1.142 hombres, el Escuadrón Divisionario de 341 y la Batería Quiroga de 341 hombres también. La I DCB de 2.264 hombres estaba formada por el 3° RCB "Chuquisaca" de 1.008 hombres, el 4° RCB "Ingavi" de 1.119 y el GAB Monje de 137 hombres; la II DCB de 4.887 hombres comprendía el 1° RCB Abaroa de 1.125 hombres, el 5°RCB "Gral. Lanza" de 1.036, el 6°RCB "Castrillo" de 1.610 y el 7° RCB "Chichas" de 1.116, finalmente, la VIII DIB contaba con 3.343 hombres con el 1° RIB "Jordán" de 1.764 hombres y el 18°RIP "Montés" con 1.579. Según el Coronel boliviano Díaz Arguedas, el Comando paraguayo había decidido reportar la ofensiva contra Picuiba/N. Asunción del 2° CEP que tenía en mente y que debía anticipar aquella contra Camacho/Mcal. José F. Estigarribia de parte de los bolivianos. Con miras a esta ofensiva contra Picuiba/N. Asunción, el disponía en el sector de 4 Divisiones de Infantería de 3.000 hombres cada una, es decir unos 12.000 hombres en total, conformando la I DCP con el 3° RIP "Corrales", el 20 RCP "Cnel. Toledo" y el 4° RCP "Aca Carayá"; la VI DIP con el 2° RIP "Ytororó", el 5°RIP "Gral. Díaz", el 8° RIP "Piribebuy" y un GAP; la VIII DIP con el 16 RIP "Mcal. López", el 17° RIP "Yataity Corá", el 18° RIP "Pitiantuta" y el RIP Batallón 40; finalmente la IX DIP con el 15°RIP "Lomas Valentinas", el 1° RCP "Valois Rivarola", el 7° RCP "Grupo San Martín" y el 4° Regimiento de Ingeniería "Aquidabán", El primer movimiento paraguayo en la ofensiva contra Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay será efectuado bajo una torrencial lluvia el 4 de diciembre a mediodía por el 14° RIP "Cerro Corá", uno de cuyos batallones dejará Ingavi/Cap. Pablo Lagerenza en dirección a 27 de Noviembre/Asp. Gabino Mendoza, puesto de vanguardia situado a una distancia de 70 kilómetros, mientras que la aviación paraguaya limpiaba el sector de Picuiba/N. Asunción desde su ala norte a Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay y hasta los caminos y las sendas susceptibles de ser amenazadas desde el oeste de la dirección que tomaría la VIII DIP.
Esta Gran Unidad será la clave y el elemento primordial del éxito de la operación que se iniciará el 4 de diciembre. Ella estaba comandada por el Coronel Eugenio A. Garay, oficial más antiguo que sus pares en edad, pues tenía alrededor de 60 años en el momento de los hechos. Formado militarmente en Chile, había entrado al ejército nacional a principios del siglo y había sido enviado en misión a Europa de 1908 a 1911, luego había sido suspendido del ejército de 1912 a 1933 con el Grado de Teniente coronel. Retomará el servicio en el momento de la guerra del Chaco. Se distinguirá especialmente en la batalla de Campo Vía a la cabeza de la VIII DIP, luego en la batalla de El Carmen/Cap. Leonardo Britos, pues la Gran Unidad que comandaba destruirá sucesivamente la División de Reserva boliviana del Coronel Zacarías Murillo y la X DIB. Luego será enviado por su Alta Comandancia a unos 70 kilómetros con miras a la captura de Irendagüe al que el Estado Mayor le dará su nombre luego de la caída de esta posición, para la cual incitará a sus tropas diciéndoles en el momento de atacar: «No mueran todavía, hijos míos, les pido sufrir dos horas más para que vayamos todos untos a morir por Irendagüe. (14). Al término de la primera jornada de marcha, la VIII DIP hará un alto en el punto llamado Alvarenga, luego se detendrá hasta la noche del 6 de diciembre esperando recibir su provisión de agua potable. Retomará su ruta durante la noche con la esperanza de alcanzar su objetivo en 7 u 8 horas, mientras que el 14° RIP "Cerro Corá" continuaba su marcha hacia 27 de noviembre/Aspirante Gabino Mendoza bajo una fuerte lluvia, y mientras que la VI DIP y la División de Reserva paraguaya se preparaban a atacar el 7 al alba y la aviación boliviana atacará en varias ocasiones la Picada Alvarenga. El 7, la División de Reserva General entrará en contacto con el adversario con 2 Regimientos, la VI DIP se apoderará de camiones luego de que ella rompiera la línea principal de defensa del 5° RCB "Gral. Lanza" y rechazará de Alvarenga a un Escuadrón del 3° RCB "Chuquisaca" cuyo Comandante resultará muerto. El 8 en la mañana, la VIII DIP anunciará al Comandante del 2° CEP que se había apoderado de Irendagüe al que, como ya se ha mencionado, se le otorgará el nombre de su vencedor, el Coronel y luego General Eugenio Alejandrino Garay. La marcha de la VIII DIP hacia Irendagüe será indudablemente una de las acciones más atrevidas de la Guerra del Chaco. La VIII DIP llegará a ella al precio de marchas forzadas, del asalto, de los obstáculos en su ruta, de las ametralladoras adversarias, incluso contando solamente con algunos centenares de hombres. Se sabrá luego que los 3 Regimientos que constituían la VIII DIP formarán en la noche del 5 de diciembre una columna de asalto. Esta columna librará un encarnizado combate para apoderarse de un objetivo situado a unos 60 kilómetros, luego de haber marchado toda la noche anterior a través de una tupida selva guiándose por medio de brújulas. Cada hombre había recibido al partir una ración de víveres para 3 días, 4 litros de agua potable y municiones para 6 horas de intenso combate. La maniobra para la columna encargada del ataque de la posición consistirá en rodear el flanco derecho de las posiciones bolivianas de Picuiba/NuevaAsunción cayendo por sorpresa sobre Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay, mientras que las otras columnas alcanzaban posiciones vecinas adversarias siguiendo itinerarios
fijados de antemano; estando el resultado de la batalla general estrictamente en función del respeto a las órdenes recibidas. Los defensores paraguayos deberán entonces marchar toda la noche sin detenerse hasta las 4 de la mañana siguiente, cuando abandonarán la selva para atravesar un campo abierto de 6 kilómetros de extensión, travesía durante la cual sólo se beneficiarán con una media hora de oscuridad. A pesar de la fatiga, las columnas avanzadas continuarán en los caminos que los verán enfrentarse a los puestos avanzados bolivianos y llegar a menos de 1.000 metros del fortín contra el cual se lanzará un asalto con bayonetas. Tomados por sorpresa, los bolivianos se darán a la fuga o se rendirán y, luego de una sorprendente calma de 4 horas, retornarán el ataque con su infantería y su artillería en diferentes puntos y en tres direcciones sin interrupción hasta la una de la mañana siguiente. La batalla que se había extendido hasta El Cruce/Loma Vistosa-Mr. Long a 15 kilómetros al sudeste finalizará en Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay con la rendición del resto de los efectivos bolivianos del sector. Pero junto a la batalla y sus desaciertos para el campo boliviano se desarrollará un verdadero drama humano, causado ante todo por la ignorancia total de Toro acerca del terreno en el que debía actuar y de las necesidades de sus hombres, lo uno como lo otro a consecuencia de que se encontraba alejado del frente que no había estudiado con anterioridad. En efecto, al enterarse de la marcha de la VIII DIP hacia Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay, no había tenido en cuenta la dificultad que ésta podía presentar, pues había pensado que sólo se trataría de un simple golpe al que con un mínimo esfuerzo podría anular, mientras que así como lo describe David H. Zook, autor americano de una obra sobre la guerra del Chaco, «la maniobra de Irendagüe será la más bella de la carrera de Estigarribia», que la compara con la del ejército británico en Palestina en octubre de 1917, con la toma de Beersheba, que se producirá al inicio de la caída del Imperio Otomano. (15). Desprovistos de agua potable para apaciguar su sed, sufriendo al mismo tiempo un calor insoportable, los bolivianos no tardarán mucho en desfallecer. Si Toro, que probablemente jamás había sufrido realmente, estaba lejos de preocuparse por esto en su puesto de Comando de Carandaiti donde nada debía faltar, sus dos adjuntos directos, el Teniente Coronel Félix Tabera y el Mayor Rodolfo Flores se daban perfectamente cuenta de la gravedad de la situación y lo hostigarán para que dé la orden de repliegue hacia El Cruce/Loma Vistos a-Mr. Long, a 15 kilómetros al sur de Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay, donde habían encontrado 5 pozos de agua potable. Aunque la orden de repliegue será dada al Cuerpo de Caballería el 8 de diciembre, Toro ordenará al mismo tiempo, ese mismo día, a la 1º DCB cooperar con la VII DIB en un ataque a Irendagüe por el sur y a la II DCB establecerse sólidamente en las posiciones fortificadas de El Cruce/Loma Vistos a-Mr. Long. No se había dado cuenta o no quería hacerlo de que el calor excepcionalmente elevado de la jornada traerá consigo un creciente número de
insolaciones, de lo que sí se daban perfectamente cuenta los responsables provisorios de las Unidades quienes sustituían a los titulares que se encontraban en el Cuartel General o en servicio en otro sitio. Los responsables provisorios estimarán que, en el giro tomado por la situación, un ataque del adversario no haría más que beneficiarlo con el tiempo suficiente para acabar definitivamente con el repliegue de los bolivianos hacia 27 de Noviembre/Aspirante Gabino Mendoza. Se harán cargo entonces por sí mismos de pasar por encima de las órdenes de Toro, lo desobedecerán y se replegarán en la mayor medida posible y con la mayor urgencia hacia 27 de Noviembre/Aspirante Gabino Mendoza y alcanzarán las riberas del río Pilcomayo y Carandaiti para evitar el aniquilamiento del Cuerpo de Caballería boliviano. Más tarde, Toro y aquellos de sus Comandantes titulares que se encontraban ausentes en el momento de las operaciones por motivos de salud u otros, se creerán con derecho a criticar con vehemencia en Carandaiti, el comportamiento de sus reemplazantes reprochándoles la importancia de las pérdidas sufridas en una retirada demasiado precipitada en su opinión. Toro llegará aún más lejos, agregando que si sus órdenes hubieran sido cumplidas, las pérdidas de hombres y armas habrían sido evitadas, pues se encontraba anclado en su falsa opinión optimista de la situación, que ya la tenía al inicio de los hechos. Será recién el 8 de diciembre al alba que Toro resolverá dar, por intermedio del Teniente coronel Ichazo, la orden de repliegue del Cuerpo de Caballería hacia El Cruce/Loma Vistosa-Mr. Long, que llegaba no obstante demasiado tarde. La 1º DCB, dirigida provisoriamente por el Mayor Rodolfo Flores, debía realizar un movimiento por el camino más corto para atacar Irendagüe desde la dirección sudeste, la II DCB, guiada por el Teniente coronel Félix Tabera, también a título temporal, se replegaría por un camino de Picuiba/Nueva Asunción a El Cruce/Loma Vistosa-Mr. Long y ocuparía en tres direcciones, sudeste, sur y sudoeste la posición anterior y los caminos que conducían a Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay y a 27 de Noviembre/Asp. Gabino Mendoza y cooperaría con la VII DIB en el ataque contra Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay, para el cual las unidades regimentarías serían transportadas en camiones con la ayuda del 7° RCB "Chichas". Pero este plan no podrá ser aplicado debido a la presión ejercida por el adversario, a la presencia de grandes «claros» entre las unidades y a la interceptación de ciertos caminos. Lo que Toro interpretará como un rechazo de obedecer de parte de los Jefes de las Unidades intermedias, mientras que las posiciones de estos últimos se encontraban alejadas de El Cruce/Loma Vistosa-Mr. Long unos 30 kilómetros y unos 50 de Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay y sobre todo, ellas operaban sólo con media ración de agua como único alimento y con un calor que extenuaba a estos hombres que habían llegado a alcanzar El Cruce/Loma Vistosa-Mr. Long. Estas tropas se encontrarán, el 8 de diciembre, totalmente privadas de agua potable desde dos días antes, a pesar de las previsiones de Toro al respecto, enviadas por panfletos aéreos, y con una completa imposibilidad física de moverse. Por todos estos motivos, ambos responsables interinos tomarán la decisión de no llevar a cabo las órdenes de Toro y establecer sus tropas, que colocarán a partir del 9, sobre la línea que iba de Algodonal a Pozo de Burro. La lentitud de los movimientos de la División de Reserva General paraguaya, encargada de interceptar el camino
de repliegue de los bolivianos, hará que su maniobra de cerco termine en un fracaso. Mientras, la Caballería paraguaya se apoderará el 11 de 27 de Noviembre/Asp. Gabino Mendoza. Por el contrario, la Artillería de los bolivianos en particular sus piezas pesadas, podrá ser transportada a la retaguardia de sus líneas. Será recién el 11 de diciembre al alba que los paraguayos sabrán de los terribles efectos causados por la sed en las filas del Cuerpo de Caballería boliviano y que numerosos soldados enemigos, debido a la sed y al abandono de sus superiores, erraban a lo largo y a ambos lados del camino de 27 de Noviembre/Asp. Gabino Mendoza a El Cruce/Loma Vistosa-Mr. Long, en el que más de 1.000 de ellos ya habían sido recibidos al mismo tiempo que numerosos materiales, de los cuales 10.000 obuses de mortero. Además de los cadáveres de soldados muertos por insolación o por la falta de agua potable, en número de 3.000 según los primeros informes paraguayos, llenaban los caminos haciéndolos imposibles de ser transitados por vehículos e incluso por los hombres. El historiador boliviano Antezana Villagrán ha estimado las pérdidas del Cuerpo de Caballería boliviano, entre el 6 y el 15 de diciembre de 1934, en 1.912 oficiales y soldados, sin especificar los muertos y heridos ni sus respectivos rangos (16), de los cuales 654 pertenecientes a la 1º DCB, 651 a la II DCB y 607 para la VII DIB y el 71/4 RIB Azurduy. Estas cifras parecen muy alejadas de la realidad y probablemente no tienen en cuenta a los muertos bolivianos por insolación, sed o por suicidios relatados por las crónicas especializadas que, por otra parte, no otorgan datos precisos. Los bolivianos, encontrándose en repliegue no podrían evidentemente dedicarse a esta macabra contabilidad. El paraguayo Rolón escribe que el 11 de diciembre, numerosos soldados bolivianos abandonados a su suerte por sus superiores estaban diseminados en el camino de El Cruce/Loma Vistosa-Mr. Long a 27 de Noviembre/Asp. Gabino Mendoza, en el que los materiales abandonados por el adversario, así como los soldados rezagados impedían la circulación de vehículos (17). El evalúa los decesos bolivianos en 3.000, sin precisar el origen del deceso y los materiales capturados en los parques del adversario, en cerca de 800 cajas de proyectiles de todo tipo y 35 camiones. Agrega que también a mediados de diciembre los soldados bolivianos rezagados o desbandados eran unos 1.500 a 2.000, de los cuales 500 habían muerto a causa de la insolación y el agotamiento. Por el contrario, el Coronel boliviano Díaz Arguedas retoma al respecto la cifra citada en el comunicado paraguayo N1/4 542 del 16 de diciembre de 1934 que, con respecto a lo que él mismo llama «la adquisición de Picuiba», habla de 8.000 muertos bolivianos, es decir la mitad del Cuerpo de Caballería y 3.000 prisioneros, la mitad de ellos salvados de la muerte por el adversario, y agrega la captura de 60 morteros Stokes Brandt, 79 ametralladoras pesadas, 498 livianas y fusilesametralladoras, 590 pistolas-ametralladoras, 11.200 fusiles y 200 camiones(18).
(13) General Félix Tabera, "Apuntes sobre la historia de la guerra del Chaco -
Picuiba", Talleres de la Escuela de Artes Gráficas del Colegio Don Bosco, La Paz 1980, p. 277-279. (14) General Alfredo Ramos "Semblanzas Militares", Tomo I, Imprenta Salesi1na, Asunción 1987, p. 113-120 passim. (16) Antezana Villagrán, op. cit., p. 433-441 passim. (17) Rolón, op. cit., Vol. II, p. 221-259 passim. (18) Díaz Arguedas, "La guerra con el Paraguay", op. cit., p. 266-272 passim.
ABANDONO DE PICUIBA/N. ASUNCIÓN POR LOS BOLIVIANOS (6 - 8 DE DICIEMBRE)
A partir del 6 de diciembre, una parte de las fuerzas paraguayas abandonará el sector de Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay donde la lucha continuará y transferirá su acción al sector más meridional de Picuiba/N. Asunción, donde los defensores bolivianos comenzaban a carecer de agua potable que les llegaba de Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay. Se puede decir que, por esta razón, la suerte de estos defensores estaba echada, pero no por ello dejarán de obedecer a Toro y de resistir. En efecto, desde las 8 horas de la mañana, el 1° RCP "Valois Rivarola" se lanzará en dirección al norte tras un «claro» detectado en las posiciones adversarias seguido del 8º RIP "Piribebuy" y del 5°RIP "Gral. Díaz", los que procederán a la limpieza de las posiciones que ocupaban el 4° RCB "Ingavi" y el 20° RCB "Cochabamba", mientras que el 1º RCP "Valois Rivarola" tomaba posición en el camino de El Cruce/Loma Vistosa-Mr. Long a Picuiba/N. Asunción. Los escuadrones bolivianos que habían asegurado la cobertura del repliegue del 1° RCB "Abaroa", el 5° RCB "Gral. Lanza" y el 6º RCB "Castrillo" serán entonces atacados de frente por los paraguayos del 2° Regimiento de Ingeniería "Gral. Genes" y el 4º de Ing. "Aquidabán" mientras que el 7º RCP "Gral. San Martín" era lanzado en misión de observación. En la noche del 8, el regimiento paraguayo Batallón 40-Mayor Chircoff se unirá a los atacantes, y el Destacamento paraguayo Duarte Sosa será enviado como apoyo contra el 18° RIB "Montes" que aislaba a la mayoria de los elementos de la VIII DIP. En la tarde del 8 de diciembre, los bolivianos procederán al incendio del parque de municiones y de otras dependencias militares del fortín Picuiba/N. Asunción contra el cual se encarnizarán los elementos de la VI DIP. Al mismo tiempo, la VIII DIP se opondrá al avance de los elementos bolivianos
hacia Irendagüe/Gral. Eugenio Garay y la VI DIP interceptará el camino que unía Picuiba/N. Asunción con el Cruce/Loma Vistosa-Mr. Long. Luego de la irrupción al fortín de los Zapadores del 2º Regimiento "Gral. Genes" en la noche del 7, la tentativa de incendio de las instalaciones por un escuadrón del 7° RCB "Chichas" y un combate continuo durante toda la jornada, una partida de bolivianos llegará al crepúsculo hasta sólo 4 Km. al sur de Irendagüe/Gral. E. Garay. Toro autorizará el 8 de diciembre, los repliegues respectivos del la 3° RCB "Chuquisaca" hacia Irendagüe/Gral. Garay, de la 4º RCB "Ingavi" hacia los alrededores de El Cruce/Loma Vistosa-Mr. Long y del grupo formado por el 20° RCB "Cochabamba", un escuadrón Divisionario y el escuadrón Barrientos del 7° RCB "Chichas". Pero ya era demasiado tarde, debido a la delicada situación de las tres DCB, luego de los acontecimientos de Irendagüe/N. Asunción que obligaba al Comando boliviano a tomar medidas radicales si deseaba conservar un mínimo de fuerzas para continuar la lucha. La VII DIB, cuyo comandante se encontraba en Villa Montes por razones de salud, por lo que ella estaba a cargo del Mayor Roberto Ayoroa, Jefe del Estado Mayor Divisionario, recibirá la orden de trasladarse junto a sus 3 Unidades de Regimiento, el 1° RIB "Jordán", el 18° RIB "Montes" y el 3° RCB "Chuquisaca" hacia el norte para atacar allí a las fuerzas paraguayas que habían incursionado sobre sus retaguardias. El 8 de diciembre al atardecer, la I DCB y la II DCB se unirán con lo que quedaba de las otras unidades, bajo la protección de una cortina de fusiles en el camino principal de Picuiba/Nueva Asunción para emprender una marcha hacia El Cruce/Loma Vistosa-Mr. Long que ejecutará en gran desorden, entremezclándose con unidades que se replegaban y bajo la vigilancia de un avión paraguayo de reconocimiento. El Cruce/Loma Vistosa-Mr. Long verá a partir de las 11 de la mañana del mismo día la llegada de 2 DC bolivianas con sus Comandantes interinos, el 7° RCB "Chichas", el 7° GAB con todo su efectivo y los primeros elementos de otras unidades. Todas esas circunstancias serán razones suficientes para probar que ya nada obligaba a los bolivianos a continuar y mantenerse en Picuiba/Nueva Asunción, donde, entre otras cosas, habían encontrado problemas ocasionados por la falta de agua. Por su lado, el Comando paraguayo había preparado una operación para retomar la posición. El 7 de diciembre al alba, la VI DIB a las órdenes del Mayor Atilio Benítez y operando sobre el ala izquierda del dispositivo al sudoeste, y la División de Reserva General del Teniente coronel Vicente Machuca en el ala derecha, habían atacado al noreste el camino de La Faye/Tte, 1° Juan Echauri López a Picuiba/ Nueva Asunción, conjuntamente con el 2° Regimiento de Ingeniería "Gral. Genes" dirigido por el Mayor Caballero Irala, que operaba en el centro del camino. Esta lucha continuará toda la jornada sin llegar a un resultado significativo para el atacante, solamente lo sabido en ambos campos, la caída de los pozos de Irendagüe/Gral. Garay lo que, como escribirá el Mayor Caballero Irala, «cambiará fundamentalmente el curso de la batalla" (19). Además, los bolivianos evacuarán Picuiba/Nueva Asunción el 8, justo antes de que las últimas fracciones de sus defensores hayan incendiado la posición y destruido sus
medios de defensa. Las pérdidas a consecuencia del combate que finalizó con la retoma de Picuiba/Nueva Asunción por parte de los paraguayos no se conocen. Pero, como lo revela el historiador boliviano Querejazu Calvo, ninguna otra acción de la Guerra del Chaco tendrá tanta repercusión sobre el plano moral como la retirada boliviana de la posición fortificada, al menos para el pueblo boliviano, debido a la desastrosa suerte de los soldados del CCB muertos por insolación, sed, agotamiento o por suicidio. La opinión pública boliviana buscará un responsable de este asesinato colectivo y creerá haberlo encontrado en la persona del Coronel Toro. Pero, como sabemos, éste buscará e incluso llegará a arrojar la responsabilidad sobre el no cumplimiento de sus órdenes de parte del Teniente Coronel Félix Tabera y del Mayor Rodolfo Flores, reemplazantes, a título provisorio, de los Coroneles Ovidio Quiroga y Alfredo Rivas, titulares de las comandancias. Sin embargo, en lo que concierne a los reemplazantes, habían llegado, si se puede decir así, a retirarse del avispero con el menor daño, mientras que su Comandante Superior continuaba con la gran vida en un chalet que le servía de P.C. Estigarribia había confiado la retoma de Picuiba/Nueva Asunción al 2° CEP Este último dispondrá de 4 Divisiones de 3 Regimientos y 3.000 hombres cada una, la 1º DIP con el 3° RIP "Corrales", el 2º RCP "Cnel. Toledo" y el 4° RCP "Acá Carayá"; la VI DIP con el 2° RIP "Ytororó", el 5° RIP "Gral. Díaz", el 8º RIP "Piribebuy" y 1 GAP; la VIII DIP con el 16° RIP "Mcal, López", el 17° RIP "Yataity Corá", el 18° RIP "Pitiantuta" y el Regimiento Batallón 40Mayor Chircof y finalmente la IX DIP con el 15° RIP "Lomas Valentinas", el 1° RCP "Valois Rivarola", el 7º RCP "Gral. San Martín" y el 4º Regimiento de Zapadores "Aquidabán", es decir un total de 8 Regimientos de Infantería, 5 de Caballería, 1 de Zapadores y 1 GAP. El plan a llevar a cabo era que la VI DIP lanzaría un ataque frontal contra el conjunto del Cuerpo de Caballería boliviano en Picuiba/Nueva Asunción mientras que la IX DIP realizaría un amplio movimiento de desborde sobre el ala izquierda, la VIII DIP realizaría un avance al Sur del a «picada» que llegaba a La Faye/Tte. 1° Juan Echauri López y la I DIP se encargaría de interceptar el camino de La Rosa a Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay, el conjunto de la operación con miras a aislar totalmente Picuiba/Nueva Asunción para apoderarse de la misma con mayor facilidad. Por su parte, el Coronel Toro había procedido a la reorganización y al reagrupamiento del Cuerpo de Caballería al cual se agregará como refuerzo la VII DIB del 2° CEB. Se ha mencionado anteriormente que la operación tendrá carácter limitado y que los bolivianos se retirarán de la posición fortificada luego de haberla incendiado. Los paraguayos se lanzarán en su persecución a inicios de la mañana del 9 de diciembre con el 5° RIP "Gral. Díaz", el 8° RIP "Piribebuy", ambos pertenecientes a la VI DIP y el 1° RCP "Valois Rivarola" de la IX DIP Por su parte, los bolivianos se replegarán sobre una línea de defensa al sur de
Villa Montes, que partía de Ibibobo/Cap. Eugenio Ayala Velázquez, sobre el río Pilcomayo a 55 kilómetros al sur de Villa Montes, hasta Capirenda/Tte. Mna. Oscar Carreras Saguier a 50 kilómetros al sur de Carandaiti y hasta Huirapitindi, a 50 kilómetros al este/sudeste de Santa Fe/Sargento Basilio Figueredo, que se situaba al Norte de Carandaiti, sobre el río Parapití, en el que el dictador Francisco Solano López veía la frontera oeste del Paraguay. El calor cesará el 11 de diciembre dando paso a fuertes lluvias. El mismo día, la Caballería paraguaya se apoderará del punto estratégico de 27 de Noviembre/Aspirante Gabino Mendoza a 50 kilómetros al nor/noreste de Irenagüe/Gral. Eugenio A. Garay. Concluyendo esta parte de la guerra del Chaco, se señalará, como lo hace el historiador norteamericano Zook, que si el alcance de las victorias paraguayas en El Carmen/Cap. Leonardo Britos e Irendagüe/ Gral. Eugenio A. Garay serán, en la época, evidentes para todo el mundo, no ocurrirá lo mismo con la Sociedad de las Naciones. Todas las acciones de esta última, a las que Zook califica de irreales, tendrán como destino alentar la resistencia de Bolivia. Agregará incluso que, desesperadamente pobre, el Paraguay llegará a paliar una parte de sus pérdidas de materiales por medio de los botines de sus victorias. Por un nuevo préstamo de 2 millones de pesos que le otorgará la Argentina hacia finales de 1934, se encontrará en condiciones de invadir Bolivia y dar el golpe de gracia a un ejército en retirada para el que el Chaco y su guerra estaban ya irremediablemente perdidos. Conviene no obstante moderar algo esta opinión del historiador norteamericano subrayando que, por una parte, sus «predicciones» no se llevarán a cabo en su totalidad y por otra parte, su simpatía innegable por la causa paraguaya lo conducirá tal vez a descuidar o a querer ignorar una parte del problema boliviano-paraguayo, al menos en lo que respecta a las fuerzas de cualquier tipo y de cualquier procedencia lo que en nada desmerece la gloria adquirida por el pueblo paraguayo y sus dirigentes militares en el curso de la guerra. En el plano diplomático luego del fracaso sufrido por Bolivia el 10 de diciembre en Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay, ella ofrecerá, el mismo día, aceptar el nuevo plan propuesto el 24 de noviembre anterior por la Liga de las Naciones. Este plan recomendaba el cese de las hostilidades en un plazo de 10 días, el repliegue de ambos ejércitos contrarios con el objeto de crear una zona de seguridad de 100 kilómetros de ancho, y la reunión en Buenos Aires, en un plazo de un mes, de una Conferencia que reuniría a Bolivia, Paraguay, los países que formaban la ABCP (Argentina, Brasil, Chile y Perú), los Estados Unidos de Norteamérica, Ecuador y Venezuela, así como a antiguos miembros neutrales. Si esta conferencia no llegaba en dos meses a concluir en un acuerdo de desmovilización, el litigio sería sometido directamente a la decisión de una Comisión de Control que antes de llegar a un compromiso arbitral, sometería la solución del problema a la decisión de tres árbitros designados por el Presidente de la Corte de Justicia Internacional de La Haya. Pero el Paraguay desestimará, el 18 de diciembre, esta propuesta, que consideraba nada más que una simple puerta abierta a un largo armisticio.
(19) Mazacotte, op.cit. Tomo 4, p. 264.
ÚLTIMOS COMBATES DE 1934
El avance de las tropas paraguayas continuará durante el mes de diciembre de 1934 más allá de las zonas que tuvieron como teatro de operaciones a Irendagüe/Gral. Eugenio a. Garay, Picuiba/N. Asun ción y El Cruce/Loma Vistosa-Mr. Long, donde se instalará el nuevo PC del Coronel Rafael Franco. El 13 de diciembre, este último se enterará por medio de Estigarribia, que se encontraba en visita de inspección, que el próximo objetivo del 1° CEP sería interceptar el camino de Villa Montes a Santa Cruz de la Sierra y Camiri, es decir penetrar en territorio boliviano. A propósito, conviene señalar que prácticamente desde la llegada de los prisioneros bolivianos, que serán unos 24.000 en total, las autoridades de Asunción harán una propaganda desenfrenada acerca de aquellos que eran originarios del departamento de Santa Cruz, que hablaban un dialecto parecido al guaraní. Estas les prometerán la libertad a cambio de una adhesión a un movimiento separatista pro-paraguayo creado en Buenos Aires por exiliados bolivianos. Llegarán incluso a ofrecer la presidencia del movimiento a un oficial superior de origen «cruceño», el Coronel Carlos Bánzer, infortunado Comandante de la IX° DIB en la batalla de Campo Vía en el otoño de 1933, quien naturalmente rechazará esta oferta. Este será, por otra parte, emulado por la mayor parte, por no decir por la unanimidad, de los prisioneros originarios de Santa Cruz, si bien sus adherentes serán esencialmente desertores y rebeldes refugiados en territorio argentino e incluso paraguayo para asegurarse ante cualquier represión policial boliviana. Luego de la conquista, durante la ofensiva del 7 de diciembre de la VIII DIP contra Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay y la toma de los pozos de agua potable por el RIP Batallón 40-Mayor Chircoff, la defensa paraguaya de la posición será asegurada por el 16° RIP "Mariscal López" y el 18° RIP "Pitiantuta", a los que el 1° RIB "Jordán" y el 18° RIB "Montes" tratarán de atacar, aunque sin éxito. La preocupación del Estado Mayor Boliviano estaba entonces más dirigida hacia el futuro de su Cuerpo de Caballería. El Consejero Militar Placek, de la misión checoslovaca, sugerirá reunirlo con el Cuerpo de Reserva boliviano, maltrecho en la batalla de El Carmen/ Cap. Leonardo Britos, y con el 2° CEB del Teniente Coronel Bilbao Rioja, para constituir una masa de cerca de 30.000 hombres y lanzarlo en un primer momento contra Camacho/Mcal. José F. Estigarribia en el centro, el río Pilcomayo al este y el centro ferroviario de Punta Rieles, para borrar una gran parte de los fracasos pasados, disponer de nuevas bases de partida en el futuro y otorgar una nueva fisonomía a la campaña militar. Pero la orientación
indicada por el consejero Placek caerá en letra muerta, luego de una intervención personal de Toro, a quien esto no convenía para nada, tanto más porque ello lo destituiría de sus altas funciones. Recordando estos hechos, uno se dará cuenta del poder que se puede calificar hasta de oculto, pues no podría explicarse de otro modo, del cual Toro gozaba en las altas esferas. Otro ejemplo de este poder oculto, que no es más que una simple opinión a falta de pruebas, reside en el hecho de que, mientras Toro debía ser presentado al Consejo de Guerra en enero, según una orden de Peñaranda debido al desastre del 2° Cuerpo de Caballería en Irendagüe/Gral. Eugenio A. Garay, no solo escapará a ello, sino que más bien será nombrado en enero siguiente Jefe del Estado Mayor de la Alta Comandancia del Ejército en campaña y siendo por lo tanto premiado en lugar de sancionado. Lo que no dejará de producir una repercusión sobre la moral del ejército boliviano, cuya organización será intoxicada por la «política» y sufrirá un relajo de la disciplina, creando una situación grave en un momento en el que la única esperanza de salvarla residía en la fe sobre la eficacia del Alto Comando. A fines de noviembre de 1934, y por lo tanto antes de que los paraguayos hayan llegado a apoderarse de los pozos de Irendagüe/ Gral. Eugenio A. Garay, la disposición de las tropas paraguayas en sus cinco frentes principales de acción se presentaba de la siguiente manera: - Sector de Ballivián/Mayor Alberto Gardel: el 3° CEP del Coronel Delgado había avanzado con la 4° DIP al este de Esmeralda/ Tte. 1° Anselmo Escobar, punto sobre el río Pilcomayo en la frontera entre Bolivia y Paraguay, sin haber encontrado al adversario. La V DIP se encontraba contactando con los bolivianos en el camino de El Cavado, mientras que la 2° DCP se encontraba sólo a algunos kilómetros al este de Algodonal. El PC del Cuerpo de Ejército había sido transferido al Noreste de Guachalla/Dr. Pedro P. Peña en el lugar llamado Empalme Victoria. - Sector de El Carmen/Cap. Leonardo Britos: en este sector que era el resguardado por el 2° CEP, la VII DIP había reunido al 12° "Rubio Ñú" y al 17°RIP "Yataity Corá" en el camino que iba de Oruro/Mayor José Infante Rivarola a Carosi, al sur/sureste del punto anterior utilizado por sus adversarios luego de su repliegue de Oruro/ Mayor José I. Rivarola para ejecutar un golpe contra Carosi. La II DIP, cuyo objetivo final era Ibibobo/Cap. Eugenio A. Velázquez, tenía primeramente que apoderarse de Puesto Bolívar, a unos 20 kilómetros al noreste de Oruro/Mayor José I. Rivarola y al noreste de Ibibobo/Cap. Eugenio Ayala Velázquez así como de Iziguarenda, igualmente al este-norte de Ibibobo/Cap. Eugenio Ayala Velázquez, pero su avance será detenido por la violenta reacción del adversario. La 1º DIP, cuyo objetivo debía ser Capirenda/Tte. Mna. Oscar Carreras Saguier, a 50 kilómetros al sur de Carandaiti, había alcanzado el lugar llamado «Ocho Pozos» a la altura del Km 42 del camino de Capirenda/Tte. Mna. Oscar Carreras Saguier a Oruro/Mayor José I. Rivarola. - Sector de Picuiba/N. Asunción: el adversario boliviano se encontraba allí totalmente inactivo; de tal suerte que una patrulla de la VIII DIP, encargada
de ejecutar una maniobra contra Irendagüe/Gran. Eugenio A. Garay y Picuiba/N. Asunción, explorará el camino que finalizaba en Capirenda/Tte. Mna. Oscar Carreras Saguier por más de 55 kilómetros, sin encontrar ningún obstáculo. - Sector de Ingavi/Cap. Pablo Lagerenza: era mantenido por el Destacamento Martincich que, debido a una epidemia de escorbuto en sus filas, se encontraba obligado a continuar inactivo. - Sector de Bahía Negra: este sector no había sido objeto de ninguna variación de carácter táctico. En el campo boliviano, una orden de Peñaranda del 9 de diciembre había ordenado proceder a cualquier precio a la defensa de Carandaiti. Como resultado de ello, las diferentes operaciones realizadas en diciembre concluirán principalmente en enero de 1935 con la única excepción de la que probablemente será la más importante de todas que tendrá como teatro de operaciones a Ibibobo/Cap. Eugenio A. Velázquez. Será entonces la única en ser examinada en el marco del presente capítulo. Antes de extenderse sobre este combate, conviene hacer alusión a lo que el historiador boliviano Hugo Roberts Barragán calificará de reacción anímica de parte del ejército boliviano, luego del derrumbe de su sector meridional y de la liquidación de su Cuerpo de Caballería que lo conducirán al repliegue hasta los contrafuertes de la cordillera de Aguaragüe, límite Sur y barrera de defensa del territorio nacional. Esta reacción anímica acarreará en los meses siguientes y por lo tanto desde inicios de 1935, una nueva reconstrucción, que será la tercera de la guerra, del que será de hecho «el Cuarto Ejército Boliviano». Según Barragán, el hecho de volver, luego de haber sufrido tantos sinsabores, a la montaña de la que provenía la gran mayoría de los hombres que lo componían, llenará su alma de un valor y de una confianza difícilmente explicables, una suerte de convicción íntima del éxito, heredada probablemente de que sus ancestros indígenas, sean aymaras, quechuas, cambas o chapacos jamás habían sido vencidos en combate contra el atacante en su montaña o en su selva. Y podremos ver luego que un puñado de oficiales sabrá imponer a los incrédulos y pesimistas, como lo será el Coronel Moscoso, la obligación de proceder a la defensa de nuevas instalaciones alcanzadas por las tropas al final de su repliegue y muy particularmente las de Villa Montes. Esta nueva línea permitirá a los bolivianos utilizar las armas, municiones y otros materiales de guerra acumulados sobre la ruta al Chaco, en los depósitos de Tupiza, Villazón. Tarija, Entre Ríos y Palos Blancos, previendo una confrontación armada con el Paraguay en la época del Presidente Salamanca.
BATALLA DE IBIBOBO/ CAPITÁN EUGENIO AYALA VELÁZQUEZ (28-30 DE DICIEMBRE)
Luego del éxito paraguayo en El Carmen/Cap. Leonardo Britos a mediados de noviembre de 1934, los defensores bolivianos de los otros dos frentes, el de Cañada Strongest-Cochabamba/Esperanza y Ballivián/Mayor Alberto Gardel deberán replegarse hacia Cururenda/ Cabo Ortiz, a 70 kilómetros al noroeste de Guachalla/Dr. Pedro P. Peña y en las orillas del río Pilcomayo, a lo largo de una línea de defensa que iba hacia el noreste hasta Cañada Vacas, antes de establecerse, luego de un nuevo repliegue de Capirenda/Tte. Mna. Oscar Carreras Saguier, a 50 kilómetros al sur de Carandaiti, en Ibibobo/ Cap. Eugenio Ayala Velázquez, sobre el río Pilcomayo y a 55 kilómetros al sureste de Villa Montes. Ibibobo/Cap. Eugenio Ayala Velázquez marca el inicio de las «Serranías», cadena de colinas onduladas que llegaban a Carandaiti por Capirenda/Tte. Mna. Oscar Carreras Saguier, que interrumpe la uniformidad monótona de la llanura del Chaco y constituye la última ramificación de los Andes hacia el este. La «serranía» en la que ella está situada se extiende desde el poblado rural de Caiza, próximo a Yacuba hasta Carandaiti al norte y atraviesa el río Pilcomayo en los alrededores de Ibibobo/Cap. Eugenio Ayala Velázquez: La zona era defendida por la IX DIB, cuya Comandancia estaba instalada en Santa Teresita. Esta Gran Unidad estaba, esencialmente formada por el 2° RIB "Sucre", el 4° RIB "Loa", el 8º RCB "Aroma" y el 9° GAB y resguardaba una extensión de terreno de 18 kilómetros que iba del río Pilcomayo en dirección norte con un «claro» de 6 kilómetros entre el 2° RIB "Sucre" y el 4° RIB "Loa", que presentaba un serio riesgo para la División, siendo el resto de la zona de más fácil defensa. El Gral. Rolón subraya que las acciones paraguayas para destruir la línea defensiva de Ibibobo/Cap. Eugenio Ayala Velázquez y la del «Cruce» de Huirapitindi muy cercana y constituyendo un obstáculo para la marcha de los paraguayos hacia el río Parapetí, serán, no solamente la última etapa de la campaña de 1934, sino también una transición hacia la campaña, final de la guerra que comenzaba a desarrollarse en un teatro de operaciones diferente con objetivos parciales y bien caracterizados. (20) La acción paraguaya se retrasará a consecuencia de las dificultades de transporte y de la falta de combustible que obligarán a hacer preceder la acción prevista por la previa conquista de los puntos estratégicos de Carosi, a 35 kilómetros al sur/sudoeste de Oruro/Mayor José I. Rivarola y de Puesto Bolívar. Al mismo tiempo, la 1º DIP que avanzaba hacia Capirenda/Tte. Mna.
Oscar Carreras Saguier tendrá el 7 de diciembre un serio enfrentamiento en el camino que conducía a ese sitio desde Oruro/Mayor José I. Rivarola, al igual que la II DIP que se enfrentaría con el 4° RIB "Loa", el 8° RIB "Ayacucho", el 9° RIB "Santa Cruz" y el 33° RIB "Chorolque", antes de llegar el mismo día a 25 kilómetros de Ibibobo/Cap. Eugenio Ayala Velázquez. El 17 de diciembre, el Coronel Delgado, Comandante del 3° CEP, autorizará al Mayor Ramos, Jefe del 2º RPC «Cnel. Felipe Toledo» a montar una operación de choque del adversario. Ella estaba destinada a facilitar una acción del 1° CEP hacia el norte que consistía en un ataque a las posiciones bolivianas al norte de Ibibobo/Cap. Eugenio Ayala Velázquez, que será ejecutado luego de la apertura de una picada en dirección al Norte. Los refuerzos paraguayos para la ofensiva en gestación comenzarán a llegar al sitio, el 10° RCP «Cnel. Oviedo» que relevará a una parte de la VII DIP el 25 de diciembre, seguido el 26 por el 13° RIP "Tuyutí", el 27 por el 7° RIP "24 de Mayo". El 13° RIP "Tuyutí" tomará posición en la «Picada» con el 4° RCP "Acá Carayá", el 5° RCP "Acá Verá" y el 7° RCP "Gral. San Martín".
(20) Rolón, op. cit. Vol II, p. 307.
ATAQUE PARAGUAYO A IBIBOBO/ CAP. EUGENIO AYALA VELÁZQUEZ
El ataque de los paraguayos se iniciará bajo una torrencial lluvia, el 28 de diciembre a las cuatro y media de la mañana. Será lanzado por 700 hombres del 5° RCP "Acá Verá" quienes, poco antes de las diez, derrotarán al dispositivo principal de la defensa adversaria de la «picada» Itturi, avanzando luego hacia el Oeste buscando el camino de Ibibobo/Cap. Eugenio Ayala Velázquez a Palo Marcado/ Sgto. Oviedo sobre el río Pilcomayo a 40 kilómetros al sudeste de Villa Montes. El 4° RCP "Acá Carayá" vendrá luego a unirse al refuerzo bajo la dirección de su Comandante, el Mayor H.C. de origen ruso blanco Butlerov, mientras que el 7° RIP «24 de Mayo» se colocará en una brecha abierta sobre tres kilómetros y el 13° RIP Tuyutí tomará igualmente posición para tratar de cerrar el círculo que comenzaba a llevarse a cabo contra la IX DIB. Finalmente, el 5° RCP "Acá Verá" interceptará el camino llamado «Picada de Circulación» e instalará allí a un escuadrón haciendo prisionero a un oficial del 8º RCB "Aroma". El Escuadrón Divisionario de la IX DIB se replegará entonces hacia Palo Marcado/Sgto. Oviedo, al norte. Por la tarde el 6º RCP «Gral. Caballero» y el 7° RIP "24 de Mayo" se pondrán a disposición del Mayor Ramos. Durante esta primera
ornada de combate, los paraguayos se apoderarán de 50 prisioneros, 11 camiones y numerosos materiales, entre ellos 50 cajas de granadas, con un saldo de 2 muertos y 22 heridos. En la noche siguiente, los paraguayos recibirán como refuerzo al 6° RIP "Boquerón" que pertenecía a la IV DIP y al 6° RCP "Gral. Caballero" que llegará de la ribera del Pilcomayo. El 29 de diciembre, segundo día del ataque paraguayo, conocerá una intensa actividad de ambas partes, así como un verdadero drama humano en las filas bolivianas, el cual se mencionará antes de volver a la guerra misma. Con el objeto de mejorar el tráfico rutero en dirección al Chaco, difícil en ciertos tramos por la estrechez de los caminos y la insuficiencia de empedrados de estos últimos, el ejército boliviano decidirá utilizar, para poder atravesar ciertas vías importantes de agua, medios de locomoción alquilados de compañías mineras o industriales que trabajaban en la zona como la compañía minera de Machacamarta, que pertenecía al millonario Patiño, en espera de la construcción de un puente que uniera ambas orillas del río Pilcomayo, cuyos planos habían sido terminados en 1932, es decir al inicio de la guerra, pero la construcción de la obra se había detenido bajo orden de Salamanca debido a la baja del precio del estaño y por lo tanto de los ingresos del Estado boliviano, a pesar de las intervenciones de las más diversas personalidades del país, con la única excepción de la Alta Jerarquía Militar, que se realizarán hasta la derrota de Campo Vía en los últimos meses de 1933. Esta derrota conducirá a Salamanca a volver sobre la construcción del puente al cual se le otorgará el nombre de Puente Ustárez, en honor de un gran especialista boliviano del Chaco muerto en el campo en el primer mes de la guerra. Su construcción se iniciará al mismo tiempo que la batalla de Villa Montes con un adversario presente a algunos kilómetros de las obras, pero que no estará en condiciones de evitar la construcción, la que finalizará en marzo de 1935. Mientras, la travesía del río Pilcomayo por vía fluvial será ejecutada por una vieja barcaza a motor de gasolina, alquilada de la compañía petrolera por el gobierno boliviano. Esta barcaza llevará a cabo el transporte de tropas pata el día en el que los cables de su casco cederán o se romperán debido al uso y la barcaza se hundirá, acarreando la muerte de 200 soldados con sus armas y equipos. Volviendo a la jornada del 29 de diciembre, segunda de la batalla de Ibibobo/Cap. Eugenio Ayala Velázquez, ella verá un inicio de cerco de las tropas bolivianas. Esto traerá consigo una batalla general sobre el conjunto del frente que se traducirá en la captura de 300 prisioneros bolivianos y de numerosos muertos en su campo, entre ellos el Mayor chileno Manuel Irrazábal, mientras que el Grupo dirigido por el Capitán Wende llegará a forzar el cerco con 280 hombres. En la región de Palo Marcado, el 4º RIB "Loa" apoyado por la artillería del Coronel Blacutt avanzará hacia la zona de ruptura del frente y obligará al 7° RIP "24 de Mayo" a replegarse, mientras que otras unidades bolivianas buscaban sectores no ocupados con el objeto de burlar el cerco adversario, objetivo que alcanzará al día siguiente un importante grupo de bolivianos. En
estas operaciones la II DCP y el 6° RCP "Acá Verá" perderán a 1 oficial muerto, 21 soldados heridos, 2 tenientes de Reserva y 1 soldado evacuado. Finalmente, los Mayores Buglerov y Leandro González, comandando respectivamente el 4° RCP "Acá Carayá" y el 5º RCP "Acá Verá", informarán a sus superiores que desde la víspera dominaban la situación en la zona del río Pilcomayo y solicitarán refuerzos para atacar directamente a Ibibobo/Cap. Eugenio Ayala Velázquez. Esperando la llegada del 6° RIP "Boquerón", el Mayor Andino, que comandaba el 13° RIP "Tuyutí", enviará al «claro» que se encontraba entre los 7° RIP "24 de Mayo" y el 4º RCP "Acá Carayá", a tres batallones en primera línea y conservará el cuarto como reserva para mantener una fuerte vigilancia del «claro» en cuestión. Durante este tiempo, los bolivianos desplegarán una gran actividad sobre «la picada de circulación» y sobre los frentes sur y norte, dando la impresión de preparar un ataque sobre ambos frentes y sobre la picada para reforzar el dispositivo de defensa paraguayo o para cerrar la brecha abierta en el suyo. Lo que confirmarán luego los Mayores Luis Santiviago y Arsenio Fretes, respectivos comandantes del 6° RIP "Boquerón" y del 7°RIP "24 de Mayo". Al final del día, un batallón del 13° RIP "Tuyutí rechazará un ataque del 4° RIB "Loa", impidiendo de esa forma al adversario realizar una acción de desborde y de ataque de la retaguardia de los elementos situados en el frente sur, es decir hacia Ibibobo/Cap. Eugenio Ayala Velázquez. Al final de la ornada, el Teniente coronel paraguayo Eduardo Torreani Viera, veterano del Chaco donde había comenzado a servir en 1921 en el fortín Gral. Bruguez en las orillas del río Pilcomayo y que por entonces era comandante de la IV DIP, volverá de una misión secreta al Puesto San Carlos en la zona argentina del Chaco. Allí se había ocupado con éxito del reabastecimiento de las tropas paraguayas del Chaco desde la zona argentina y se había enterado por un desertor boliviano de que el ejército de su país instalaba posiciones detrás de la Cordillera de los Andes para defender el sector comprendido entre la línea de límites de ruta o «hitos» y el camino de Villa Montes a Tarija haciendo frente al este. La presión paraguaya se ejercerá igualmente en las zonas de Lapacho y de Capirenda/Tte. Mna. Oscar Carreras Saguier, lo que obligará a los bolivianos a replegar su ala derecha hacia Palo Marcado. Por su parte, el 2° RIB "Sucre" y el 9º RIB "Santa Cruz" atacarán sobre 7 kilómetros de frente y con el apoyo del 8° RCB "Aroma" producirán elevadas bajas a sus oponentes. El 30 de diciembre, tercer día de batalla, se producirá desde las primeras horas, un importante movimiento de camiones bolivianos cargados de tropas en dirección Norte, según informaciones captadas por la V DIP. Los bolivianos evacuarán la mayor parte de materiales de sus depósitos, luego comenzarán a evacuar sus posiciones de Ibibobo/ Cap. Eugenio Ayala Velázquez. Su persecución será inmediatamente iniciada por los paraguayos conducidos por el 6° RCP "Gral. Caballero" que operaba junto con la II DCP a lo largo de la ruta accesible a los camiones que unía Ibibobo/Cap. Eugenio Ayala Velázquez con Palo Marcado. En el curso de la persecución, los paraguayos capturarán prisioneros pertenecientes al 2° RIB "Sucre", al 4°
RIB "Loa" y al 8° RCB "Aroma", así como al Escuadrón Divisionario y al parque de guerra del 2º RIB "Sucre". Los bolivianos lanzarán luego un violento ataque contra el Escuadrón Divisionario de la V DIP y le ocasionarán la pérdida de 3 muertos, un oficial herido y 2 fusiles-ametralladoras. La II DIP entrará entonces en acción desde el este hacia el oeste, con el 6° RIP "Boquerón", el 7°RIP "24 de Mayo", el 13° RIP "Tuyutí" y 1 Batallón de reserva, mientras que los bolivianos buscarán forzar la salida del cerco. Por la noche, 1 Escuadron del 4° RCP "Acá Carayá" capturará 14 prisioneros pertenecientes al 2° RIB "Sucre" y al 8° RCB "Aroma", luego se lanzará contra una fracción que comprendía 8 oficiales del 20 RIB "Sucre", un cadete y 556 hombres del 2º RIB "Sucre" y del 8° RCB "Aroma", de los que capturará 7 ametralladoras pesadas, 35 fusiles-ametralladoras, 8 pistolas automáticas y 637 fusiles, antes de apoderarse poco después de 123 prisioneros con sus armas. Al final de la tarde, 3 Escuadrones del 8° RCB "Aroma" y 1 GAB atacarán una posición en el sitio de la brecha abierta por el 2° RIB "Sucre" pero serán rechazados con el resultado de fuertes bajas. En la noche del 30 al 31, los bolivianos perderán 310 prisioneros y 200 muertos o heridos contra 2 muertos en el campo paraguayo y numerosos bolivianos se rendirán ante el adversario, generalmente en pequeños grupos de 25 a 50 hombres. El 31 de diciembre se producirá un nuevo y último ataque boliviano, llevado a cabo por 600 hombres y orientados hacia el sur, probablemente con la intención de aproximarse a un banco del río Pilcomayo por el cual estarían en condiciones de retirarse. Este ataque será no obstante contenido por el 6° RCP "Gral. Caballero", que ocasionará 283 prisioneros entre los cuales 9 oficiales pertenecientes a la IX DIB, según el informe del Coronel Abdón Palacios. El comunicado oficial paraguayo N° 551 del 3 de enero, completará el informe del Coronel Palacios con el anuncio de la captura de 6 morteros Stokes-Brandt en buen estado, 21 ametralladoras, pesadas, 75 livianas, 25 pistolasametralladoras, 1.600 fusiles, 850 granadas de artillería o de mortero, 2.000 proyectiles de artillería de todo tipo y 15 camiones. Pero los paraguayos no comunicarán las pérdidas humanas o materiales ocasionadas por ellos, limitándose el General Rolón 1 a escribir que serían insignificantes. (21). Por el contrario, los bolivianos reconocerán haber tenido 19 muertos, 26 heridos y 623 desaparecidos, es decir 668 hombres en el 2° RIB "Sucre", 553 heridos y desaparecidos en el 8° RCB "Aroma" y 29 desaparecidos en el Escuadrón Divisionario, es decir un total de 1.250 bajas, a las que se agregarán las de 12 ametralladoras pesadas, 53 ametralladoras livianas, 4 morteros, 1.250 fusiles y 5 camiones. (22) Mientras se producían los acontecimientos mencionados, la Alta Comandancia había procedido, el 24 de diciembre, a la reorganización de sus 3 Cuerpos de Ejército con miras a nuevas operaciones que pensaba llevar a cabo en un territorio que le era prácticamente desconocido. El despliegue de estas Grandes Unidades constituirá el frente de Capirenda/Tte. Mna. Oscar Carreras Saguier, a 50 kilómetros al sur de Carandaiti, para el 1° CEP, Carandaiti mismo a 90 kilómetros al nor/noreste de Villa Montes para el 2°
CEP y, en posición de amenaza contra Ibibobo/Cap. Eugenio Ayala Velázquez, para el 3° CEP.
(21) Coronel Carlos José Fernández "La guerra del Chaco", Vol. 6 titulado "El final de la lucha", Imprenta Militar de las FF.AA. de la Nación, Asunción 1976, p. 35-54 passim. (22)Díaz Arguedas "La guerra con el Paraguay", op. cit,. p. 277-281 passim.
AGREGADO: ANÁLISIS POLITICO Y ECONOMICO DE LA GUERRA DEL CHACO
Para tener un cuadro más completo de lo que ha sido la Guerra del Chaco, y al haberla examinado hasta aquí solamente desde sus orígenes más remotos, su inicio y su desarrollo, parece lógico y a la vez útil agregar, como complemento de su aspecto militar que ha sido especialmente analizado, una síntesis más restringida, ya que ella se limitará a la simple indicación de los acontecimientos ocurridos luego del cese de las hostilidades, que son de hecho las consecuencias mismas de la guerra. La presentación sintética de estos hechos abarca cuatro puntos principales: 1°: el establecimiento y la realización de un protocolo entre las partes para poner fin a las hostilidades, y la desmovilización de sus respectivos ejércitos; 2°: la elaboración y la realización de un protocolo de paz que las partes aceptaron, lo que exigirá en este caso preciso más de tres años de negociaciones, pues efectivamente estas se desarrollarán durante más de 3 años, desde el 8 de junio de 1935 al 9 de julio de 1938; 3°: el balance humano y material de la guerra y sus modalidades de financiación, para los dos adversarios; 4°: la evolución política y social de los ex-adversarios, en los años que vinieron inmediatamente después del fin de la guerra.
ARMISTICIO Y DESMOVILIZACIÓN
El protocolo de paz firmado el 12 de junio de 1935 en Buenos Aires, constituido de cinco artículos y aceptado por los Cancilleres Elio para Bolivia y Riart para Paraguay, estipulará: a) el cese de las hostilidades a partir del 14 de junio, sobre la base de las posiciones militares de cada ejército al 13 de junio; b) una tregua de doce (12) días de duración, para permitir a una Comisión de miembros pertenecientes a países americanos y al mismo tiempo neutrales, establecerse y determinar las líneas intermedias que debían separar materialmente a los dos ejércitos, c) la desmovilización total de los dos ejércitos beligerantes, fuera de 5.000 oficiales y soldados para cada ejército, en un plazo de 90 días, durante el cual no se procedería a ninguna compra de armamentos, aparte de los que se necesitarían como reemplazo de material estropeado; d) la redacción de un acuerdo recíproco de no-agresión. Los ex-beligerantes debían, además, al igual que las otras Naciones del Continente americano, comprometerse a reconocer la validez de la Declaración común hecha el 3 de Agosto de 1932, sobre las adquisiciones territoriales. Se recordará que esta Declaración no conservaba como válido ningún reglamento territorial que no hubiera sido logrado por medio de acciones pacíficas, igual que la validez de adquisiciones territoriales derivadas de una ocupación o de una conquista por la fuerza. Esta fórmula llevará a algunos negociadores de la paz del Chaco a querer aplicarla a la guerra que acababa de terminar. Sin embargo nada ocurrirá, pues se encontrará que el tratado de paz de12l de julio de 1938 agregó, por error o voluntariamente, una superficie complementaria de 136.225 kilómetros cuadrados al territorio paraguayo, la nueva frontera había sido trazada a partir de las posiciones de los dos ejércitos el 2 de junio de 1935, y no como tendría que haber sido, sobre la base de la línea netamente más abajo, que había sido fijada en 1907 por statu-quo entre las partes. Además, los conciliadores de ninguna manera tendrán en cuenta lo que en esa época era la mayor reivindicación de Bolivia. En esta ocasión, se trataba de obtener para Bolivia la absoluta propiedad de un acceso portuario sobre el curso medio, o en rigor sobre el curso superior del río Paraguay, lo que le habría permitido disponer de un acceso directo al mar libre. Sin embargo, el Paraguay aceptará garantizar a su ex-adversario, el libre paso por su territorio del Chaco hasta Puerto Casado, y el derecho de instalar allí una especie de zona franca, con agencias aduaneras, depósitos y almacenes. Por lo demás y como conclusión de las negociaciones de paz, las dos partes acordarán, como se verá, renunciar a cualquier acción o reclamo relativo a las
responsabilidades de la guerra.
ELABORACIÓN DEL PROTOCOLO DE PAZ (8 DE JUNIO DE 1935 - 9 DE JULIO 1938) ANO 1935
11 DE MAYO Instalación en Buenos Aires del Grupo Mediador que, colectivamente, invita al Doctor Tomas Manuel Elio, Canciller boliviano, y al paraguayo, Doctor Luis A. Riart, a instalarse en Buenos Aires para participar de las negociaciones de paz, cosa que será aceptada por el Paraguay el 13 y por Bolivia el 15.
26 DE MAYO La Delegación boliviana y la paraguaya llegan a Buenos Aires. La primera formada por el Doctor Elio, el Doctor Bautista Saavedra y los Coroneles Ángel Rodríguez y Rivera representando al ejército, la segunda por los Doctores Riart y Efraím Cardozo, y el Coronel Juan Manuel Garay, Jefe del Estado Mayor del Ejército.
27 DE MAYO Los Cancilleres de Bolivia y de Paraguay son recibidos separadamente por los Cancilleres y Plenipotenciarios de los países mediadores. Pocos días antes, el Doctor Getulio Vargas, Presidente de Brasil, que llegó a Buenos Aires con su Canciller, José Carlos Macedo Suárez, será incorporado al Grupo Mediador. Este grupo será también reforzado por el chileno Félix Nieto, los norteamericanos Hug Gibson y Alexander Weddell, el Doctor Vicente Rivarola, Ministro de Paraguay en Buenos Aires. El Doctor Saavedra Lamas, Canciller argentino, presidirá la delegación argentina, y tendrá como asesores a los Doctores Luis Podestá e Isidoro Ruiz Moreno.
31 DE MAYO
Los Mediadores proponen una fórmula de solución del conflicto, que aprueban las dos Delegaciones comprometidas.
5 DE JUNIO El Canciller boliviano Elio reconoce ante la Conferencia que el Chaco está militarmente perdido para su país, y que el nuevo problema de Bolivia es evitar la desintegración de su territorio, sobre todo en los Departamentos próximos a los escenarios de la guerra.
7 DE JUNIO El Canciller paraguayo hace una propuesta de paz, aceptada al día siguiente en grandes líneas por el Canciller boliviano. El Embajador de Perú, Felipe Barrera, propone una fórmula de solución final que es aceptada por el Doctor Riart. El 9 de junio, los Cancilleres Elio y Riart dan su acuerdo a la fórmula propuesta, cuyo texto es transmitido a los dos gobiernos afectados.
10 DE JUNIO El Presidente boliviano, Tejada Sorzano, pide la inserción en el proyecto de acuerdo de dos modificaciones que su Canciller rechaza, antes de obtener el acuerdo de su Presidente sobre la firma del proyecto.
12 DE JUNIO Firma en Buenos Aires del Protocolo de Paz, que comprende cinco artículos: a) se pide a los Mediadores reunir una Conferencia de Paz para resolver los problemas provocados por el fin de las hostilidades, y para promover un acuerdo directo entre las partes o el arbitraje de la Corte de La Haya, caso en el que la Conferencia se encargaría del intercambio y repatriación de los prisioneros y establecería una organización de tránsito, de comercio y de navegación. b) cese de las hostilidades sobre la base de las posiciones militares adquiridas y fijación de una tregua de 12 días para que una Comisión de Neutrales pueda determinar las líneas intermedias entre los dos ejércitos; esta Comisión deberá tener poder para modificar la línea intermedia, caso en el que ella estaría encargada de hacer respetar las modificaciones bajo garantía de la Conferencia.
c) este tercer artículo refuerza las modalidades de la desmovilización y las prohibiciones de compra de armas y de no agresión recíproca que de ella derivan, y declara que una vez terminados los trabajos de la Comisión Militar, también la guerra se proclamará terminada. d) la Declaración del 3 de agosto de 1932 y sus disposiciones respecto a las adquisiciones territoriales, son aceptadas por las partes, e) el fuego será suspendido a partir del 14 de junio a las doce horas. Un protocolo adicional confía a la Comisión Militar de Neutrales, todo lo relativo al "cese del fuego" y la separación de los ejércitos, en base a la situación del momento, y ella tomará todas las medidas que serán impuestas hasta la firma del Tratado de Paz.
14 DE JUNIO El "cese del fuego" se ejecuta al mediodía, en Carandaiti donde se sitúa el Puesto de Comando, en presencia del Comandante en Jefe paraguayo, y del Comandante de la Comisión Militar de los Neutrales, presidida por el General argentino Martínez Pita. Esta Comisión fija una línea de "Hitos" para separar los dos ejércitos, y organiza la entrevista de los Comandantes de los dos Ejércitos.
1° DE JULIO La "Conferencia de Paz" se abre en Buenos Aires, con los representantes de Bolivia, del Paraguay, de la Argentina, de Chile, de los Estados Unidos, del Perú y del Uruguay. Estará presidida por el Doctor Saavedra Lamas, Canciller de la República Argentina. Los Doctores Tomas Manuel Elio y Gerónimo Zubizarreta representan respectivamente a Bolivia y a Paraguay.
JULIO-AGOSTO Bajo la vigilancia de la Comisión Militar Neutral y conforme al plan previsto, Bolivia desmoviliza, durante los meses de julio y agosto, 54.105 hombres y el Paraguay 40.515.
18 DE JULIO Entrevista en el "no man's land" (terreno neutral) del puesto boliviano de Puesto Merino, de los Comandantes en Jefe boliviano Peñaranda y paraguayo
Estigarribia, en presencia del General argentino Martínez Pita. Después de un intercambio de gentilezas durante la comida, el General Estigarribia ofrecerá a su homólogo boliviano una pistola de la que no se había separado a lo largo de toda la campaña militar.
24 DE JULIO Comida ofrecida en reciprocidad al General Peñaranda por el General Estigarribia, en su Cuartel General Capirenda/Tte. Mna. Oscar Carreras Saguier, durante la cual se anudarán sólidos lazos de amistad entre los Coroneles Oscar Moscoso, boliviano, y Abdón Palacios, paraguayo, ex-jefes de las fracciones que se habían enfrentado tres años antes en el combate por la Laguna Chuquisaca/Carlos A. López, que daría inicio a la guerra del Chaco. Las mismas relaciones se establecerán entre el Mayor boliviano Germán Busch y el Teniente coronel paraguayo Rafael Franco, ambos muy brillantes durante la campaña. En ocasión de este reencuentro, Peñaranda regalará a Estigarribia un reloj que también hizo con él toda la campaña, y que lo había recibido de su cuerpo de oficiales.
22 DE AGOSTO Gran desfile de la Victoria en Asunción, bajo el mando del General Estigarribia.
15 DE OCTUBRE Rechazo del Paraguay de una propuesta del General Martínez Pita de establecer entre los ex-beligerantes, una línea que partía de un punto situado entre Bahía Negra y el río Negro, y terminaba en línea recta al río Pilcomayo, en el paralelo 22. En noviembre siguiente, el Paraguay propondrá, para la separación de los límites respectivos, adoptar la línea poligonal de las respectivas posiciones al "cese del fuego". Ante el rechazo de Bolivia, la Conferencia a su vez propondrá adoptar una línea recta que iba desde el Fortín Olimpo hasta Fortín Linares Viejo/Capitán Solano Escobar, sobre el río Pilcomayo.
DICIEMBRE El Paraguay sostiene, en cuanto al intercambio de prisioneros, la necesidad de
reservar un porcentaje de ellos, hasta la firma de la paz. Bolivia responde sosteniendo que la declaración de fin de la guerra obliga "ipso facto" a proceder al intercambio total de los prisioneros. Una misión especial sobre el tema es enviada por la Conferencia, para discutir el problema, en Asunción.
AÑO 1936
21 DE ENERO El Paraguay acepta el intercambio total de los prisioneros de guerra, sin esperar la firma del Tratado de Paz. En esta ocasión, las obligaciones recíprocas estipuladas en el Protocolo del 12 de junio de 1935 son confirmadas. Además, la firma de un nuevo Protocolo atribuye un carácter provisorio a los límites de fronteras acarreadas por las ocupaciones sucesivas del territorio del Chaco. Luego de esta última decisión, la Conferencia de Paz cesará sus trabajos.
FEBRERO Se retoman en Buenos Aires los trabajos de la Conferencia de Paz, que estima inoportuno de su parte tratar el problema de fondo.
21 DE AGOSTO La Conferencia de Paz acepta retomar las funciones de policía reconocidas por los ex-beligerantes, y encarga de ello a la Comisión Militar Neutral. Esta controla además, los resultados de la desmovilización, y fija como "zona neutra", una zona territorial entre las dos partes. El Doctor Isidro Ramírez, nuevo Representante de Paraguay en la Conferencia de Paz, se opone a la resolución de este último, según la cual no existiría zona neutra en el Chaco. La discusión sobre este problema impide el reinicio de las relaciones diplomáticas entre los ex-adversarios, y seguirá a lo largo de todo el año 1936.
DICIEMBRE A pedido del Presidente de los Estados Unidos de América, Franklin Roosevelt, una "Conferencia de Consolidación de la Paz americana" se reúne en Buenos Aires. Esta dará continuidad a un último y gran esfuerzo de la Conferencia de Paz, para llegar a la solución de los problemas en suspenso. El Doctor Juan Stefanich, Canciller de Paraguay, llega a Buenos Aires, donde tratará directamente con su homólogo boliviano, el Doctor Enrique Finot, el Canciller brasileño Macedo Soares, y el chileno Cruchaga Tocornal, que oficiaban de intermediarios. Macedo Soares propondrá establecer una frontera en el Chaco, a lo largo de una línea que iba desde Carandaiti Capirenda/Tte. Mna. Óscar Carreras Saguier hasta el río Parapití y, desde allí, hasta el fortín Galpón, sobre el río Otuquis. Pero Stefanich se negará a tratar los problemas de límites definitivos so pretexto de que su gobierno conocía problemas de política interna, de lo cual el Canciller brasileño pedirá una confirmación escrita, que le será dada.
AÑO 1937
9 DE ENERO El Paraguay acepta la propuesta de la Conferencia de Paz, de admitir en el camino que unía Villa Montes a Santa Cruz de la Sierra, un tránsito comercial bajo el control de los Neutrales.
23 DE ABRIL La Conferencia de Paz pone en vigencia la reglamentación relativa a sus funciones de vigilancia en el Chaco, después de que ésta fuera aceptada por el Paraguay.
25 DE MAYO Se reanudan las relaciones diplomáticas entre Bolivia y Paraguay.
AGOSTO
El Doctor Gerónimo Zubizarreta es nombrado Jefe de la Delegación del Paraguay a la Conferencia de Paz. Los Parlamentos boliviano y paraguayo se niegan a ratificar la reglamentación en materia de control y de vigilancia establecida por la Conferencia de Paz.
DICIEMBRE Nuevos esfuerzos, sin resultados, de la Conferencia de Paz, para llegar a una solución definitiva del problema del Chaco.
AÑO 1938
FEBRERO El Doctor Roberto Ortiz sucede al General Agustín Justo en la Presidencia de la República Argentina. Nombra Canciller de la República al Doctor José María Cantilo, en remplazo del Doctor Carlos Saavedra Lamas. Este último es nombrado Presidente de la Conferencia de Paz.
ABRIL La Conferencia de Paz delega dos Comisiones, una a La Paz y otra a Asunción, para tratar directamente con los gobiernos respectivos y sondear la opinión pública de cada uno de los países, sobre las posibles soluciones de problemas que todavía no estaban resueltos. Estas Comisiones no obtendrán de sus interlocutores, nada que sea compatible con la realidad, sino que ambos pueblos les manifestarán sus deseos recíprocos de ver instaurarse una paz definitiva. Al final de esta campaña negativa, la Conferencia de Paz invitará al Doctor Eduardo Díaz de Medina por Bolivia y al Doctor Cecilio Báez por Paraguay a viajar a Buenos Aires para participar de estos trabajos.
27 DE MAYO La Conferencia de Paz propone una nueva fórmula de solución de los problemas. Esta nueva fórmula preveía una línea de división que iba desde el Fortín La Esmeralda/Tte. 1° Anselmo Escobar, sobre el río Pilcomayo, hasta un punto situado a siete kilómetros al norte de Bahía Negra, y que pasaba por el Fortín 27 De Noviembre/ Aspirante Gabino Mendoza, el camino que unía Ravelo e Ingavi/ Capitán Pablo Lagerenza, el Cerro Cristian entre los fortines
Paredes/Coronel José Julián Sánchez, Pando y las cercanías del fortín Galpón. La propuesta, inmediatamente aceptada por Bolivia, será rechazada por el Paraguay so pretexto de que ella otorgaba una orilla del río Paraguay a Bolivia.
24 DE JUNIO Contrapropuesta del Paraguay, que se mostraba de acuerdo sobre una línea que salía del Fortín D'Orbigny, sobre el río Pilcomayo, y pasaba por Cururenda/Cabo Ortiz, Capirenda/Tte. Mna. Oscar Carreras Saguier, Los Maticos sobre el río Parapití, y Ravelo hasta el río Otuquis o río Negro. Esta propuesta será juzgada inaceptable por la Conferencia de Paz.
26 DE JUNIO La Conferencia de Paz pregunta al Canciller paraguayo si él aceptaría la línea de separación propuesta el 27 de mayo anterior, en caso de que Bolivia renunciase a su pretensión de tener un puerto sobre el río Paraguay. El Doctor Zubizarreta declarará, en respuesta, que nada podía hacerse mientras las propuestas no sean modificadas de forma sustancial. Luego, él invitará a la Conferencia de Paz a enviar una Delegación especial a Asunción, para tratar directamente el problema con su Gobierno.
29 DE JUNIO El Doctor Efraím Cardozo propondrá resolver el problema del Chaco por medio de un "arbitraje en equidad", y confiar su solución a los Presidentes de los países mediadores y de la Argentina o, en su defecto, a la Corte Suprema de este país, debiendo ser aprobados los acuerdos definitivos, en Bolivia por una Convención Constituyente, en Paraguay por un plebiscito. Este plan obtendrá el consentimiento del diplomático norteamericano Spruille Braden y del Canciller paraguayo Cecilio Báez, pero chocará con la más formal oposición del paraguayo Zubizarreta, quien abandonará su Delegación. Por su parte, el Canciller boliviano Díaz de Medina se levantará vehementemente contra las consultas otorgadas unilateralmente al Paraguay, por la Conferencia de Paz. El mismo día el General Estigarribia se reunirá en Buenos Aires con la Delegación paraguaya a la Conferencia de Paz, a la que será incorporado.
4 DE JULIO Estigarribia informará oficialmente al Canciller Báez, de la Delegación
paraguaya, y al Presidente de la Conferencia de Paz, que él consideraba aceptable el plan propuesto el 29 de junio por el Doctor Efraím Cardozo, lo que conducirá al Doctor Gerónimo Zubizarreta a renunciar a su cargo de Jefe de la Delegación paraguaya.
5 DE JULIO La Delegación boliviana informará su acuerdo para renunciar a sus pretensiones territoriales sobre el litoral del río Paraguay. A cambio, recibirá confirmación de sus prerrogativas en materia de libre y amplio tránsito comercial en el territorio paraguayo del Chaco. Además, los acuerdos obtenidos por Bolivia en materia de instalaciones de agencia aduanera y de depósitos y almacenes en la zona de Puerto Casado, bajo la soberanía paraguaya, quedan confirmados.
6 DE JULIO Realización del acuerdo final de las partes y redacción de un proyecto de Tratado definitivo.
9 DE JULIO Los ex-adversarios y los mediadores firman los proyectos de Tratados. Los delegados paraguayos proceden a la firma sin haber recibido la autorización previa de su gobierno, lo que acarreará la negativa a firmar y la renuncia de uno de los miembros de su comisión, el Doctor Arbo.
11 DE JULIO El General Estigarribia y el Doctor Cardozo viajan en avión a Asunción llevando consigo los protocolos firmados para hacerlos ratificar por el Gobierno, a lo que se opone muy formalmente el Coronel Paredes, Ministro del Interior.
21 DE JULIO El Tratado de Paz, de Amistad y de Fronteras entre Bolivia y Paraguay se firma en Buenos Aires en presencia del Doctor Roberto Ortiz, Presidente de la República Argentina.
Conforme a las disposiciones de este Tratado, la línea de separación entre las partes será fijada por un "arbitraje en equidad" por los Presidentes de los países neutrales que son miembros de la Conferencia o por sus delegados, en un plazo de dos meses. Esta línea de separación entre las dos zonas pasará por el meridiano del Fortín 27 de Noviembre/Aspirante Gabino Mendoza, la línea de "Hitos" y el río Pilcomayo hasta Pozo Hondo, sobre el río Pilcomayo entre Esmeralda/Tte. 1° Anselmo Escobar y Guachalla/ Dr. Pedro P. Peña, y deberá localizarse entre la propuesta del 27 de mayo y la contrapropuesta paraguaya del 24 de junio precedentes. Las relaciones diplomáticas entre los dos países deberán restablecerse en treinta días, y en el mismo plazo, se dará aplicación al arbitraje. Finalmente, el Paraguay deberá ratificar la aprobación del tratado por plebiscito, y Bolivia por la Convención Nacional Constituyente. El Tratado de Paz, Amistad y Fronteras entre Bolivia y Paraguay será firmado por: - el Doctor Eduardo Díaz de Medina, Canciller, y el Doctor Enrique Finot, por Bolivia; - el Doctor Cecilio Báez, Canciller, el General Estigarribia, los Doctores Luis A. Riart y Efraím Cardozo, por Paraguay. Este tratado será aprobado por el Congreso Nacional boliviano por 102 votos contra 9.
AGOSTO La opinión paraguaya se divide entre el Partido Liberal, el Episcopado y el General Estigarribia, que son partidarios de aprobar el Tratado de Paz, y el Partido Colorado y la Unión Nacional Revolucionaria que se oponen al mismo. El 10 de agosto, un plebiscito realizado en el Paraguay bajo el control del Ejército, sobre la aprobación o el rechazo de la aprobación del Tratado de Paz, otorga la mayoría de los votos a los partidarios de la aprobación.
8 DE SETIEMBRE Intercambio de las ratificaciones del Tratado de Paz, y constitución de un Colegio Arbitral que comprendía una Comisión Militar que la dirigirá en el terreno.
25 DE NOVIEMBRE Constitución de la Comisión Mixta encargada de la demarcación definitiva de los límites.
28 DE DICIEMBRE Ceremonia solemne de entrega y de recepción de territorios correspondientes a cada parte, en Villa Montes. La Conferencia de Paz declarará el 23 de enero de 1939 en Buenos Aires, haber cumplido su misión y terminado sus funciones. Fuente de Información: "Antecedentes, Desarrollo y Resultado de la Guerra del Chaco", José Carlos MARCET, sin indicación de editor, Asunción 1972, p. 62-75, passim.
BALANCE HUMANO Y MATERIAL DE LA GUERRA Y MODALIDADES DE SU FINANCIACION
A - BALANCE HUMANO Un balance como este no es fácil de establecer. En efecto, las cifras que se proponen varían de un autor a otro, en ciertos casos de simple a doble. Por otra parte, las fuentes traídas para su realización y por lo mismo importantes, frecuentemente no son ofrecidas al investigador, ni publicadas ni establecidas, voluntariamente o no, en especial en el caso de las cifras relativas a los rebeldes, refractarios o "emboscados", entre otros. Sin embargo, para ambas partes presentes, y sobre la base de datos que pudieron ser recogidos, se establecerán algunos cuadros recapitulativos. DATOS RELATIVOS A BOLIVIA - Población en la época de los hechos entre 3 y 4 millones de almas, cifra que se puede fijar en 3.500.000 personas.
- En fecha 30 de junio de 1936, un año después del fin de la guerra, el Estado Mayor General de La Paz publicó 2 Estados relativos a la movilización boliviana y a sus consecuencias: a) por una parte, 189.526 oficiales y soldados, que se dividían en 122.352 hombres retenidos como aptos para el Servicio Militar, es decir, alrededor del 66% del total, 47.174 afectados a los Servicios auxiliares y a las retaguardias y que representan alrededor del 28% de los inscriptos, y 10.000 desertores y rebeldes que corresponden al 6 % del total. b) por otra parte, 169.139 hombres en total, de los cuales 86.305 combatientes de primera línea representan 52% del total, 73.175 afectados a los Servicios auxiliares o de la retaguardia es decir 44%, 9.659 desertores y rebeldes que representan alrededor del 4 % del total. - El Coronel boliviano Montenegro opone a las cifras anteriores las de 140.457 hombres para el total del ejército, de los cuales 30.000 hombres para los Servicios auxiliares y retaguardia, 17.143 prisioneros de guerra al final de la misma, 1.097 muertos en cautiverio y 1.980 evadidos de los campos de prisioneros paraguayos, estas cifras sin embargo no incluyen los muertos en combate, los heridos y los desaparecidos. - El periódico "El Diario" de La Paz declara en junio de 1975, 21.000 prisioneros de guerra bolivianos de los cuales 17.112 serán repatriados al fin de las hostilidades, 4.264 muertos en cautiverio y 1.980 prisioneros evadidos. - El historiador francés Pierre Mondain habla, en un artículo aparecido en el número 541 de Enero -Febrero - Marzo de la "Revue Historique" editado por las "Presses Universitaires de France", en 1982, y declara 60.000 muertos bolivianos de los cuales 4.000 muertos en cautiverio, 20.000 prisioneros, y 10.000 desertores o rebeldes. - Otras fuentes, probablemente de origen paraguayo o argentino, presentan cifras que varían entre 50.000 y 80.000 muertos, 72.000 heridos y 700 oficiales y 32.000 soldados capturados, lo cual, si estas cifras fueran aceptadas, correspondería a la totalidad del Ejército boliviano reclutados para la Campaña. - Las cifras de 700 oficiales y 32.000 soldados declaradas también por el paraguayo Antonio E. González para los muertos bolivianos en la guerra, parecen más conformes a la realidad, aunque las que corresponden a los hombres de tropa muertos en combate o desaparecidos, puede ser inferior a la real. - Por último, dos estados de pérdidas que provienen de fuentes bolivianas oficiales, presentan un balance global de 87 oficiales y 27.464 soldados muertos para uno y de 838 oficiales y 41.000 hombres muertos en combate para el otro, igual que 15.000 desertores refugiados en territorio argentino. La diversidad de cifras, que a veces va de lo simple a lo doble, demuestra las
dificultades para lograr cifras que se acerquen lo más posible a la realidad. Sin embargo, parece que se pueden retener como las más cercanas a la realidad, las siguientes cifras, naturalmente aproximativas: -
189.526 hombres reconocidos aptos para el Servicio;
-
47.144 afectados a los Servicios auxiliares y de retaguardia;
-
10.000 desertores y rebeldes;
-
50 a 60.000 heridos, de los cuales 8 a 14.000 mutilados;
-
alrededor de 700 oficiales muertos en combate o por heridas;
-
35 á 40.000 hombres de tropa muertos en combate o por enfermedad;
17.174 prisioneros de todos los rangos liberados al final de la guerra; -
4.000 prisioneros de guerra bolivianos que quedaron en Paraguay.
Bajo presión del Canciller argentino, Saavedra Lamas, será decisión de los Neutrales y aceptada por los beligerantes, que cada uno de ellos pagaría al otro una suma fija por individuo, a título de contribución a los gastos realizados por ellos para la alimentación y el alojamiento de los prisioneros que tomarán. A este respecto, y por un total que alcanzaba 17.174 prisioneros al fin de la guerra, Bolivia pagará al Paraguay la suma de 132.241,05 Libras Esterlinas que corresponden a 2.800.000 pesos argentinos, y el Paraguay a Bolivia por 94 oficiales y 2.391 soldados prisioneros cuya liberación se realizará el 4 de agosto de 1936, 22.038 Libras Esterlinas equivalentes a 400.000 pesos argentinos.
RÉGIMEN DE LOS PRISIONEROS DE GUERRA
Los prisioneros bolivianos en Paraguay, en un total de alrededor de 20.000 oficiales y soldados, no serán sometidos al mismo régimen. Los oficiales, conforme a las disposiciones de la reglamentación internacional, serán dispensados de trabajar. Una parte de ellos estará alojada en la Escuela Militar de Asunción, otra parte en el campo Militar de Campo Grande, a unos veinte kilómetros de Asunción. El trato que recibirán será correcto y, en algunos casos, como en el del futuro Coronel Ántezana Villagrán, autor de importantes obras sobre la guerra del Chaco y hoy ya fallecido, quien pasará
la mayor parte de su cautiverio en el hermoso pueblo de Piribebuy, donde será alojado en el comedor de oficiales y hará todas sus comidas con los oficiales de la guarnición del lugar. Los prisioneros hombres de tropa, que no se benefician de las disposiciones de la Convención de Ginebra, serán sometidos a trabajo obligatorio. En consecuencia, su destino variará según las personas a quienes serán atribuidos. 1.500 de ellos serán asignados a Concepción para trabajar tanto con pequeños agricultores, como en la administración local. Otros 1.200, en pequeñas industrias locales, mientras que 16 de ellos lograrán huir y llegar a la zona argentina del Chaco, donde se internarán. Fuese como fuese, se puede estimar que el prisionero boliviano en Paraguay no será sometido a un cautiverio muy rudo, ya que 4.000 de ellos quedarán en el país una vez liberados.
DATOS RELATIVOS AL PARAGUAY
- Población en la época de la guerra: alrededor de 900.000 personas, en partes iguales entre hombres y mujeres. - Total de movilizados: entre 160.000 y 170.000 de los cuales 25.000 afectados a los Servicios auxiliares y de retaguardia, en decir, alrededor del 19% de la población total y 38% de la masculina, contra un total de 190.000 hombres que equivale al 6% de la población total de Bolivia. Sin embargo, los efectivos paraguayos de primera línea prácticamente nunca superarán los 35 a 40.000 hombres alistados al mismo tiempo. - Muertos en combate o fallecidos por heridas: alrededor de 36.000 para Paraguay, 4 % de la población total, y 40 a 45.000 para Bolivia, 1,4% de la población total. - Superficie del Chaco paraguayo: pasó de 110.740 kilómetros cuadrados antes de la guerra, a 246.925 kilómetros cuadrados con la firma del Tratado de Paz a favor del Paraguay
B - BALANCE MATERIAL DATOS RELATIVOS A BOLIVIA
No es fácil establecer un balance de los materiales perdidos por Bolivia durante las operaciones de la guerra del Chaco, contra lo que corresponde al
de su adversario paraguayo. Ciertamente hay autores que evaluaron los precios respectivos de compra de materiales y vehículos perdidos, que generalmente están estimados en 35 millones de dólares para los primeros y 7 millones de dólares para los segundos, pero sus cálculos no están acompañados, al menos en lo que conocemos, por documentos justificativos confiables. Al respecto se citará el ejemplo del ex Ministro de Finanzas del Presidente boliviano Salamanca, el Doctor Joaquín Espada, quien evaluará el total de los gastos de guerra de su país en 53 millones de dólares US, sin acompañar tampoco sus cálculos de documentos justificativos. Sin embargo, pero sin conocer el costo con precisión, se tiene el detalle de los materiales bolivianos capturados o destruidos por los paraguayos, que fue establecido por los historiadores paraguayos Mayor Antonio E. González y Alfredo Seiferheld. Este detalle comprende los siguientes materiales: -
50 cañones de diferentes calibres,
-
150 morteros,
-
4 tanques,
-
350 ametralladoras pesadas,
-
1.800 ametralladoras livianas y fusiles ametralladoras,
-
3.600 pistolas ametralladoras,
-
50.000 fusiles,
-
50.000 granadas de artillería y de mortero,
-
40 millones de cartuchos,
-
250 camiones.
Según el Mayor González, el costo global de los materiales capturados, correspondería al 25% de las adquisiciones normalmente realizadas como previsión durante las hostilidades, lo que habría superado la capacidad de compra de Bolivia en esa época. Por otra parte, y siempre según el Mayor González, estas permitirían al Paraguay limitar, durante la guerra, sus compras de los mismos suministros. Las pérdidas de los mismos materiales sufridas por el Paraguay durante la guerra son más reducidas, pues, según las fuentes paraguayas, se elevaban a: -
3 cañones de 75 mm Schneider,
-
4 cañones de 75 mm Vickers,
-
4 morteros Brandt,
-
20 ametralladoras pesadas,
-
100 fusiles ametralladoras,
-
4.000 fusiles,
-
80 camiones.
Por otro lado, para los materiales comprados por el Paraguay durante el desarrollo de la guerra, el médico paraguayo Ángel F. Ríos, organizador de los servicios médicos del ejército de su país en el Gran Cuartel General de Capirenda/Tte. Mna. Oscar Carreras Saguier, adelanta la cifra de 641.760.000 $ US, la que se agregará a la de 665.926.226 $ US por las compras realizadas antes de la guerra.
EVALUACIÓN Y FINANCIACIÓN DE LOS GASTOS DE GUERRA
En la época del inicio de la guerra del Chaco, la economía y las finanzas de Bolivia atravesaban uno de los peores momentos de su historia. La crisis mundial que comenzaba en los años 1930, alcanzará efectivamente al mercado mundial de minerales, y en particular al del estaño, que en la época era la base de la economía boliviana y de sus exportaciones. Poco antes de la guerra, una ley de mayo de 1932 obligará a los exportadores de estaño a devolver el 65% del monto de las divisas provenientes de sus ventas al Banco Central, que era el único organismo autorizado a proceder a su comercialización. En la misma época, en abril de 1932, el precio de la tonelada de estaño caerá a 102 Libras Esterlinas, lo que representaba una depreciación de cerca del 30%. En 1932, la producción boliviana de estaño descenderá a 15.687 toneladas para una producción mundial que había igualmente bajado de 142.350 toneladas en 1930 a 91.692 toneladas en 1932, es decir, cerca del 50%. Esta baja de producción acarreará la disminución del trabajo en las minas, y tendrá como consecuencia un aumento de la emisión fiduciaria, porque la paridad del peso boliviano con el dólar US pasará de 2,40 a 4,70 pesos bolivianos por 1 dólar.
En su deseo de poseer una moneda sana, para hacer frente a los gastos ocasionados por la guerra, el gobierno boliviano impondrá, por decreto de diciembre de 1932, la expropiación total de las divisas extranjeras y del metal oro depositados en los bancos. Esta medida le permitirá recibir 240.586 Libras Esterlinas del Banco Central, 60.000 del Banco Nacional, igual que 120.000 Libras Esterlinas del Banco Minero, y 50.000 del Banco Mercantil, es decir un total de alrededor de medio millón de Libras Esterlinas. Esta medida se complementará con la obligación de cesión de letras de cambio a una tasa unilateralmente fijada de 20 pesos bolivianos por Libra Esterlina, lo que afectará sensiblemente la industria minera nacional. La guerra afectará profundamente, igual que la crisis mundial, a la economía del país, cuya situación era perfectamente conocida y seguida muy de cerca en Paraguay. Gracias a los especialistas puestos a su disposición por los servicios secretos argentinos, le será posible conocer rápidamente los mensajes bolivianos tanto los más secretos como los de cualquier orden, de lo que los bolivianos se darán cuenta muy tarde como para poder reaccionar eficazmente. El nuevo Presidente boliviano, Tejada Sorzano, no actuará mucho mejor que su predecesor, Salamanca. Una de sus primeras medidas será, en enero de 1935, la de proceder a la devaluación del peso boliviano, que pasará a 20 pesos por 1 dólar US y 80 pesos por 1 Libra Esterlina. A finales de noviembre de 1934, las deudas con los bancos extranjeros se elevaron a 1.402.711 Libras Esterlinas y con los bancos nacionales, acreedores en oro y en divisas, a 3.234.672 Libras Esterlinas, es decir un total de 4.637.383 Libras Esterlinas, a las que había que agregar un total de deudas en pesos con los bancos nacionales de 177.147.724 pesos. Además, préstamos complementarios en oro por 1.692.300 Libras Esterlinas y 103.531.901 Libras Esterlinas se prestarán del Banco Central, para asegurar las compras de materiales y otros gastos hasta el fin de las hostilidades. Las operaciones de préstamo alcanzarán un total de alrededor de 50 millones de dólares US a una tasa de 5 pesos bolivianos por 1 dólar US, las deudas en moneda nacional equivalentes a 7.142.857 $ US a una tasa de 4,2 pesos bolivianos por 1 dólar US. A título indicativo, el presupuesto de guerra para 100.000 movilizados cuyas 3/4 partes se encontraban en las bases de la retaguardia, había sido estimado en 11.408.835 pesos bolivianos para cada uno de los años 1932 y 1933, y 11.399.985 pesos bolivianos para 1934. Según los expertos nacionales, el costo de la guerra del Chaco se elevará a alrededor de 50 millones de dólares US, lo que explica sin justificarlos los retrasos en los pagos a los proveedores de víveres, armamentos modernos, medicamentos y otras provisiones por un faltante de tesorería a las fechas de pago de sus facturas. Por lo demás, la inflación que afectará la economía de cada uno de los dos adversarios, conducirá a estos a seguir el ejemplo de las grandes potencias que, en período de guerra, tendrán siempre tendencia a recurrir al papel moneda para sus necesidades internas, lo que conducirá al gobierno boliviano a solicitar y obtener del Banco Central de Bolivia, un nuevo préstamo de 50 millones de pesos bolivianos.
Para concluir el capítulo, resulta que será difícil decir, como lo señala el paraguayo Seiferheld, que el esfuerzo de guerra boliviano habría sido total. Su economía ignorará o fingirá ignorar los trucos que utilizará el Paraguay para intentar, con un éxito innegable, regularizar su propia economía, y la movilización civil de ésta que contribuirá eficazmente a su logro. Finalmente, mientras qué la corrupción será excepcional en el Paraguay, ella se mostrará importante y florecerá en Bolivia, lo que contribuirá a desequilibrar su economía.
FUENTES: - DOCTOR ÁNGEL F. RÍOS: "LA DEFENSA DEL CHACO", EDITORIAL AYACUCHO, BUENOS AIRES 1950. - ALFREDO SEIFERHELD: "ECONOMÍA Y PETRÓLEO DURANTE LA GUERRA DEL CHACO", EDITORA LITOCOLOR, ASUNCIÓN 1983
De ninguna manera pasará lo mismo en Paraguay donde, en primer lugar, se procederá a la movilización general, mientras que Bolivia se limitará a una movilización parcial, lo que creará un grupo de descontentos entre los enviados al campo de batalla, y una libertad de acción a los que no fueron llamados, algunos de los cuales tendrán así el campo libre para entregarse a los diversos tráficos que engendrará la guerra. Por el contrario, el Paraguay recurrirá a medidas tradicionales para intentar, en primer lugar y con cierto éxito, regularizar su economía. Por no tener un Ministerio de Economía, que sólo será creado en 1934, el Paraguay dispondrá sin embargo, desde el inicio de las hostilidades, de un organismo estrictamente económico, la "Dirección General de Economía y de Intendencia", que dependía del Ministerio de Hacienda. La tarea principal de este organismo será mantener y en lo posible elevar el nivel de producción del país, sobre todo en la agricultura y la ganadería, como también en la industria. Pero éste recibirá también la tarea de controlar el abastecimiento de todo tipo y la producción agrícola, porque desde tiempos inmemoriales, la agricultura era, en Paraguay, el motor principal de la economía nacional. La producción de azúcar, gran parte de la cual irá a la Argentina, y la del algodón, que pasará de 3.500.000 kilos en 1930 a 12.000.000 kilos en 1935, del maíz y del tabaco, también serán impulsadas. Por el contrario, la ganadería conocerá alzas y bajas, pero logrará aportar un total de entradas en divisas de 530.000 pesos oro, a pesar del contrabando con los países vecinos de ciertos productos, principalmente del azúcar. El Paraguay será fuertemente ayudado para el equilibrio de sus necesidades y de sus gastos por la Argentina, por razones ya expuestas, lo que no impedirá a sus dos monedas nacionales lograr un fuerte crecimiento de la paridad entre sus respectivas monedas, la que, por 1 peso argentino, pasará de 18,95 pesos
paraguayos en 1932 a 74,71 pesos en 1935. Uno de los recursos más importantes adoptado por las autoridades de Asunción para hacer frente a la situación, será la colecta, a nivel nacional, de metales preciosos, con el fin de transformarlos indirectamente en equipos de guerra. La colecta entrará en vigencia por un decreto de diciembre de 1932 y será administrada por una "Comisión de recolección de objetos de oro para la Defensa Nacional". El país solicitará en diciembre de 1932, de los bancos extranjeros instalados en su territorio, un línea de crédito global de 5 millones de pesos argentinos, con una participación de 2.000.000 de pesos cada uno del Banco de Londres y América del Sur y del Banco Germánico para la América del Sur, y 1.000.000 de pesos del Banco Hogar Argentino, el préstamo estaría garantizado por los impuestos sobre las exportaciones de trigo y de harina, que se añadían a una deuda externa que entonces se elevaba a 650.000 Libras Esterlinas. Los dos primeros bancos citados rechazarán el pedido de préstamo argumentando la existencia de una línea de crédito anterior aún no devuelta en su totalidad. El préstamo rechazado será reemplazado en setiembre de 1933, por una línea de crédito del Banco de la Nación Argentina de 5.000.000 de pesos argentinos, con una disposición inmediata de 1.000.000 de pesos. En febrero de 1934, el proveedor argentino para Paraguay de electricidad, la Compañía Americana de Luz y Tracción, otorgará a su cliente un préstamo de 500.000 pesos argentinos a una tasa de 6% anual, al que se agregará en junio del mismo año, otro crédito de 500.000 pesos argentinos que proporcionará la Industrial Paraguaya S.A. Luego, a fines de 1934, en un momento de urgente necesidad del Paraguay, el Ministro Rivarola obtendrá directamente del Ministerio de Hacienda de Argentina, entre el 26 de octubre y el 26 diciembre, en tres pagos, una suma que alcanza alrededor de 2.875.375 dólares americanos. Con gran sorpresa para los beneficiarios, este maná financiero estará acompañado de miles de unidades de suero antitetánico y antigangrenoso, y de 32 cajones con 24 granadas de mortero de fabricación francesa, desembarcados en el puerto de Buenos Aires y expedidos al Paraguay, a pesar del embargo sobre armas y proyectiles impuesto por la Sociedad de Naciones de Ginebra y confirmado repetidas veces durante la guerra. El paraguayo Ángel Ríos evaluó el monto global de los gastos de su país durante la guerra del Chaco. Este alcanza una suma total de pesos de curso legal de: 3.247.686.266 del que sin embargo se resta de las siguientes líneas: 665.926.666 pesos de curso legal, relativos a las compras anteriores a la guerra; 400.000.000 pesos de curso legal, que representan el valor estimado de la contribución boliviana para las operaciones relacionadas con las capturas paraguayas de material boliviano en el campo de batalla. Resulta que el costo real de los gastos de guerra del Paraguay se elevará a un total de 2.181.760. 000 pesos de curso legal, que equivalen a un monto de
51.203.004 de pesos oro. Si se compara esta última suma a las previsiones presupuestarias, que habían sido fijadas en 6.000.000 de pesos oro para cada uno de los tres años de guerra, se llega a un superávit presupuestario de alrededor de 300%,
EVACUACIÓN DE LA ZONA DE COMBATES E INTERCAMBIO DE PRISIONEROS
Tenemos que recordar que los bolivianos y los paraguayos tendrán que detenerse en las posiciones alcanzadas por ellos el 14 de junio 1935 al mediodía, cuando terminarán las hostilidades. Conforme al protocolo suscrito el 12 de junio en Buenos Aires y que establecía el armisticio, los representantes de la Comisión Militar de Neutrales, Argentina, Brasil, Chile, Estados Unidos y Uruguay, serán transportados en avión al Cuartel General paraguayo de Carandaiti donde llegarán a las trece horas, para constatar la realidad del "cese del fuego", al mismo tiempo que el delegado del Perú enviado a Villa Montes, a quien se le unirán al día siguiente sus homólogos enviados a Carandaiti. Estos delegados verificarán en el lugar el cese del fuego, determinarán las posiciones alcanzadas por los dos ejércitos el último día del combate, y establecerán una línea de separación entre los dos ejércitos, y los puntos de agrupación en la retaguardia de las trincheras, para poder controlar la correcta ejecución de la desmovilización. El protocolo del 12 de junio había fijado un plazo de 90 días para su entrada en vigencia. El Paraguay procedió a ello rápidamente por razones económicas, pues le faltaban hombres para la cosecha; Bolivia lo hizo más lentamente por problemas de organización en los transportes. Los puntos de partida elegidos serán 6 para los bolivianos, a saber, Caiza, Villa Montes, Laguna Camatindi, Santa Fe, Ravelo y Fortín San Juan, y 8 para los ex-adversarios, Fortín Galpón, Ingavi, el ramal de las rutas de Huirapitindi y Santa Fe, Carandaiti, Capirenda, Santa Teresita y Oruro/Mayor José Infante Rivarola. En realidad, la evacuación se hará ya sea por Formosa, Embarcación, Yacuiba y Villa Montes o Puerto Suarez, Asunción y Corumba para los bolivianos y La Quiaca, Formosa y Asunción para los paraguayos, los enfermos graves y los mutilados serán repatriados por avión, y ésta comenzará en mayo. Anteriormente, en plena guerra, se había realizado una única liberación de prisioneros, en septiembre de 1935. Esta había consistido en 8 oficiales, 1 cadete y 194 soldados, todos bolivianos y gravemente heridos. Enviados a la Cruz Roja internacional, en Formosa, serán repatriados a Bolivia por el ferrocarril Central Argentino. En cuanto a los prisioneros de la guerra que acababa de terminar, las partes decidirán repatriar primeramente a los
prisioneros con salud precaria, que necesitaban una asistencia continua, los mutilados y los de más de cincuenta años de edad, cuya repatriación se hacía por avión en caso de necesidad. Por lo demás, y para acelerar el regreso de cada uno de ellos, movilizado o prisionero, y también para evitar el menor contacto entre los enemigos de la víspera, se fijará bajo la alta vigilancia de la Comisión Militar de Neutrales, los lugares de agrupación que permitiesen seguir itinerarios igualmente diferentes, de los que antes ya se habló. La vigilancia de las poblaciones y de los caminos que se encontraban en la zona de separación de los dos ejércitos, quedará a cargo de estos últimos para los lugares que los mismos ocupaban anteriormente, bajo la vigilancia de representantes de la Comisión de Neutrales. En lo referente al servicio de aduanas de la zona del río Pilcomayo, en la línea de frontera limítrofe de la Argentina, cada ejército instalará un servicio de policía y de vigilancia, uno en D'Orbigny y el otro en Cururenda/Cabo Ortiz, respectivamente. Bolivia desmovilizará 54.105 oficiales y soldados, y el Paraguay 40.515 hombres. Los prisioneros bolivianos, de un total de 17.527 oficiales y soldados, de los cuales 474 hombres de tropa pedirán y lograrán quedarse en Paraguay, serán liberados por una decisión del ex-enemigo de fecha, 10 de julio de 1936. El Teniente coronel Marzana Oroza, heroico defensor de Boquerón en septiembre de 1932, será el último boliviano en salir del lugar donde había sido detenido.
PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS QUE SEGUIRÁN INMEDIATAMENTE A LA GUERRA DEL CHACO
A - BOLIVIA:
- Golpe de Estado militar del Mayor Busch, el 16 de mayo de 1935 en el momento del regreso a La Paz de las primeras tropas, y renuncia del Presidente Tejada Sorzano. Cinco días más tarde, Busch transmite el poder al Coronel Toro. - Publicación de un decreto-ley del 27 de marzo de 1937, que creaba el organismo estatal YACIMIENTOS PETROLIFEROS FISCALES BOLIVIANOS y establecía el monopolio del Estado sobre la venta de los hidrocarburos.
- El Teniente coronel Germán Busch derroca al Coronel Toro el 13 de julio y toma el poder. En marzo de 1938, él chocará con una rebelión del Coronel Toro, que fracasará y tras lo cual, uno de sus protagonistas, el Teniente coronel Juan de Dios Cárdenas, será capturado y fusilado, mientras Toro se refugiará en Chile. - Busch se autoproclama Dictador el 24 de abril de 1939, y en agosto hace aprobar por el Congreso Nacional, el Tratado de Paz, Amistad y Fronteras con el Paraguay. - Luego de auto nombrarse dictador, Busch decide disolver el Congreso Nacional y se reserva el derecho de gobernar por decretos ley. El obligará a las sociedades mineras a pagar el 25% de sus utilidades mineras al Estado y se reservará el derecho de gobernar por decretos-ley. - Cuatro meses después de haber sido nombrado Dictador, el 4 de agosto de 1939, el Teniente coronel Busch se suicidará al final de una recepción privada, por razones que quedaron imprecisas durante mucho tiempo. Las explicaciones que desde allí quedaron es que lo hizo en razón del descontento general provocado en todas las escalas de población por su autoritarismo y también porque no logró ganarse la confianza de las masas, por causa de la virulencia de su política. Será promovido luego al rango de Teniente General a título póstumo, por el General Bernardino Bilbao Rioja, Comandante en Jefe del Ejército.
B - PARAGUAY:
La vida paraguaya que siguió de inmediato a la posguerra, será menos rica en acontecimientos políticos que la boliviana. En efecto, ella sólo conocerá dos golpes de Estado exitosos, y sólo tres cambios de autoridad máxima, una de las cuales estará destinada al fracaso. - A la cabeza de sus tropas que volvían del Chaco, Estigarribia organiza en Asunción, el 22 de agosto de 1935, el "Desfile de la Victoria". - En enero de 1936, Estigarribia es promovido al rango de General de Ejército, rango creado por él y asignado por primera vez. - Los Coroneles Camilo Recalde y Federico Smith sublevan a las tropas acantonadas en Campo Grande y marchan sobre Asunción el 17 de febrero de 1936. Durante la noche, el Presidente Eusebio Ayala renuncia a su alto cargo y es tomado prisionero por los rebeldes.