Posmodernidad Posmodernida d y vida cotidiana Esther Díaz
Hipótesis a defender : Los sujetos nos vamos constituyendo a partir de
las prácti práctica cas s social sociales es de nuest nuestro ro tiempo tiempo histór histórico ico y de los discur discursos sos que circ circul ulan an dand dando o cuen cuenta ta de esas esas prác prácti tica cas s y coad coadyu yuva vand ndo o a cons consti titu tuir irla las. s. Nuestras prácticas – hoy – están dominadas por tecnologías sofisticadas y, en general, recientes. En camio, nuestros discursos son herencias de prácticas ya peri perimi mida das s o, al meno menos, s, cues cuesti tion onad adas as.. El choqu hoque e entr entre e las las nuev nuevas as tecnologías y los l!"icos heredados han producido una fragmentación en los procesos de constitución de los sujetos y, por lo tanto, de identificación de nosotr nosotros os mismos mismos.. #omos #omos sujet sujetos os fragme fragmenta ntados dos o multif multifr!n r!nico icos, s, lo cual cual no necesariamente provoca una situación alarmante, ya que del caos – saido es – puede surgir el orden o, mejor mejor dicho, un nuevo orden. En la presente presente refle"ión pretendo se$alar algunas perspectivas de nuestra actual conformación como sujetos, es decir, se$alar como nos autoidentificamos como sujetos a partir de nuestra vida cotidiana actual.
Desarroll Desarrollo o del tema: me referir! en primer t!rmino a los dos l!"icos
here hereda dado dos s y hoy hoy frag fragme ment ntad ados os a los los que que apel apelam amos os para para dar dar cuen cuenta ta de noso nosotr tros os mism mismos os%% el lenguaje lenguaje del romanticism romanticismo, o, utilizado utilizado comúnmen comúnmente te para dar cuenta de nuestra emotividad; y el lenguaje del modernismo, al que apelamos apelamos para determinar determinar nuestra nuestra condición condición de seres seres racionale racionales s. &mos son productos de la modernidad. 'ues el romanticismo es una contracultura moderna (crítica de la modernidad) de fuerte influencia cultural y cotidiana e"pandida a comien*os del siglo ++ y con ramificaciones hasta la actualidad- mientras que el modernismo responde a una corriente artístico científica científica,, es decir cultural, cultural, que se afian*a afian*a en el paso del siglo ++ al ++ y sigue marcando todavía su impronta en nuestra autoidentificación como seres orga organi ni*a *ado dos s raci racion onal alme ment nte. e. /, en segu segund ndo o t!rm t!rmin ino, o, me refe referi rir! r! a las principales tecnologías que le han dado su impronta específica a este siglo que declina . Entre estas tecnologías, se pueden diferenciar dos grupos fundamentales% las de ajo y las de alto nivel. Entre las primeras uico el
ferrocarril, el automóvil, los servicios postales p0licos, el liro impreso a nivel masivo, la radiofonía, el cine y el tel!fono. /, entre las segundas, el transporte a!reo, la pantalla de 12 y de video y la computadora y toda su ramificación digital.
Condiciones de posibilidad de lo posmoderno . #i se quiere pensar
en esta nueva e"periencia de la cotidianidad, cae remitirse, por lo m enos a los acontecimientos surgidos a partir de la #egunda 3uerra 4undial. 4omento histórico en el que los camios avasallantes en las prácticas sociales y en la circulación de los discursos han alterado casi todas las maneras cotidianas de relacionarnos con los demás y con mundo. 'or lo tanto, se ha alterado la manera de constituir nuestra propia identidad como personas. La identidad personal se conforma a partir de la confrontación entre los 5modelos6 que provee la realidad y nuestras propias valoraciones y conductas. La ciencia moderna ha pretendido que el mundo se compone a partir de entidades fijas y reconociles. 7tro tanto se supone que dee ocurrir con la constitución de las personas. &hora ien, mientras para los modernos, en tanto racionalistas, los rasgos personales se manifiestan en el e"terior de las personas, para el romanticismo (repito, una contracultura moderna) la 5esencia6 personal se refugia en un interior oculto a los ojos. 5Los esencial es invisile a los ojos6, dice el 'rincipito como respondiendo a un romanticismo del que ya no es contemporáneo. 8n paradigma moderno de creencia en identidades que se e"teriori*an y pueden ser mensurale son los estudios de Lomroso y su consumado modernismo inductivista de fin del siglo ++. /, en la contrapartida romántica podemos citar el 9erther, de 3oethe, muriendo de amor, o al 9oysec: de ;einrich ;eine que en el paro"ismo del romanticismo (<=>?) e"clama 5@u! misterio es el alma humana, asomarse a ella produce v!rtigo6. 'ero con anterioridad a estas contradicciones ipolares de la modernidad, e"istían modelos estales. Auando los paradigmas identificatorias son fuertemente estales, parecerían que las identificaciones personales casi no presentan inconvenientes. 'latón, por ejemplo, estalece que cada individuo permanece en el rol que la sociedad ya tiene preestalecido para !l- de modo tal que la clase de los carpinteros producirá carpinteros, la de los marinos, marinos, y así sucesivamente. No hay movilidades sociales, todo es más previsile y 5ordenado6. Las identificaciones son unívocas y se evitan las indefiniciones, tan temidas por quienes aspiran a ejercer poderes hegemónicos (como sin lugar a dudas pretenden fundamentar las teorías políticas de tipo platónico, por un lado, y de cualquier poder totali*ante, por otro). La ventaja de las identificaciones fijas se cifra en lo tranquili*ante que resulta que cada qui!n se avenga a modelos estales. Lo terrile de ese tipo de identificaciones es lo inamovile de la identificación.
'ero la !poca actual no peca de identificaciones inamoviles, sino más ien, de la modificación casi permanente de los posiles parámetros de identificación. El mundo y la relación entre los sujetos han sufrido camios profundos en lapsos cada ve* más reves. Esto puede verse en todo tipo de relaciones, tales como las familiares, laorales, educativas o de relaciones sociales en general. /, aunque muchos son los motivos, har! hincapi! específicamente en los camios tecnológicos en tanto y en cuanto afectan de manera radical nuestras formas de ver el mundo y, por ende, de vernos a nosotros mismos. / como no podemos referenciar ni a nosotros ni al mundo sino a trav!s del lenguaje, destacar! asimismo algunos usos reciclados que hacemos de los lenguajes heredados (específicamente, el romántico y el modernista). Los camios tecnológicos a lo largo del siglo han producido una alteración radical en nuestra forma de revelarnos a los demás y han camiado la e"periencia cotidiana de nosotros mismos. Aonsidero que las verdades se construyen socialmente. En función de ello, las nociones de 5verdadero6 e incluso de 5ueno6 dependen de los dispositivos de poder que logran imponer socialmente sus propias creencias generando corrientes de opinión y – oviamente – de adhesión. #in emargo, el cimrona*o social producido, entre otras cosas, por las nuevas tecnologías ha fragmentado o pulveri*ado los n0cleos duros de ideas regulativas y rectoras de nuestras valores y conductas (caída de las ideologías). #eg0n el filósofo austriaco LudBig 9ittgenstein, 5 los límites de mi mundo son los límites de mi lenguaje6. #i esto es así, estamos asistiendo a una e"periencia in!dita% atravesamos por e"periencias que todavía no podemos incluir realmente en 5nuestro mundo6 en tanto no dispones todavía de un l!"ico propio para referenciarlas. 'or ejemplo, hasta hace dos o tres d!cadas ser 5novio6, significaa estar relacionado sentimentalmente con otra persona hasta que llegara el momento crucial del matrimonio y la convivencia. ;oy, la gente convive con alguien a quien llama su 5novio (a)6, o se le suele llamar con el mismo t!rmino a una relación virtual como la mantenida por tel!fono, emisoras de radio, correo electrónico o chateo. El lenguaje de la sujetividad es tanto más importante, porque no solo sirve para comprendernos a nosotros mismos, sino que sirve así mismo como sustento simólico de las relaciones humanas. 'ero, como las nuevas tecnologías se desarrollan más rápidamente que los nuevos l!"icos que den cuenta de nuestra peculiar relación con ellas, asistimos a una suerte de destiempo o desencuentro entre las nuevas formas de cotidianeidad surgidas de la eclosión de las tecnologías y el lenguaje desde el que comprendernos con respecto a ellas y a nuestras relaciones humanas. Curante uena parte del siglo ++ la sujetividad se constituyo con los dos lenguajes que llamo 5heredados6% el romántico para la emotividad, el moderno para la racionalidad. Cesde el discurso racional, cada uno es responsale de sus propios actos. Esto conlleva la oligatoriedad de los deeres respecto de
uno mismo y de los demás. 'or otra parte, desde la emotividad, se constituyó una idea del amor por otro, en una relación de pareja, con la idea de una inmoralidad raigal para censurar a quien pretendiera estar vinculado a más de una persona sentimentalmente. &demás, la modernidad, en cualquiera de sus dos versiones (romántica o modernista) ha invertido mucho, demasiado qui*á, en la singularidad indeclinale de cada individuo. / hemos terminado creyendo que esto es sustancial y universalmente así. No ostante, e"isten culturas en las que, de hecho, se dan otras formas de sensiilidad respecto de la persona y de las relaciones. ;asta la sensiilidad es una construcción social, no siempre coherente con las prácticas que la genera o, tal ve*, complementaria de algunas de ellas. Despecto de esto, es digno destacarse que el romanticismo y su ensimismamiento en la interioridad es contemporáneo nada menos que de la gran e"pansión económico industrial de principios del siglo ++. &unque, como contrapartida, esa e"pansión responde al desarrollo de la ciencia moderna, cuyo gran sustento teórico proviene de la lustración que es totalmente racionalista y, por lo tanto, antirromántica.
Las nuevas formas de cotidianeidad . La diversidad social desatada
por las tecnologías actuales ha permitido nuevas formas de relación y multiplicidad de prácticas sin puntos de valoraciones más o menos claros para adherir o recha*ar, desde un punto de vista !tico, las condiciones sociales vigentes. 'arecería que estamos vertiendo vino nuevo en odres viejos. #olemos manejar distinto 5liretos6 seg0n nos comuniquemos personalmente, o por fa", o por tel!fono, o por correo electrónico o por chateo, o por videoconferencia, en fin, o con distinto rango de personas. Esto no es sustancialmente nuevo, es la intensidad de los camios sucesivos de circunstancias – deido a la proliferación de las nuevas maneras de comunicarnos – lo que realmente es in!dito. Es como si la 5verdad6 sore nosotros mismos, fuera una construcción momentánea. 7scilamos entre la intensidad de los sentimientos (que proviene de nuestro heredado lenguaje romántico) a la concepción del sujeto como máquina racional (que responde a nuestro legado moderno). #e trata de poderosas formas lingísticas a las que apelamos para defender nuestras propias posiciones (que oviamente tami!n son inestales y camiantes. 'ero a raí* de las prácticas cada más disímiles propias del mundo que nos tocó vivir, hay una fuer*a tendencia a la pulveri*ación de las formas de relación tradicionales, así como una resistencia al camio que pretende volver a ellas. 'ero las nuevas tecnologías coloni*an nuestra sujetividad y hacen que el l!"ico sore nosotros mismos heredado, repito, del romanticismo y del modernismo, se torne osoleto. 'ara evaluar someramente la magnitud del camio cultural y por lo tanto cotidiano al que asistimos, podemos clasificar las tecnologías surgidas entre fines del siglo ++ y comien*o del ++, agregando luego las que surgieron (o se e"pandieron) hacia el fin del milenio. Cenominar! a las primeras 5'rincipales tecnologías de ajo nivel6, y a las segundas
5'rincipales tecnologías de alto nivel6. #e pueden considerar de ajo nivel (a la vista del nivel que han alcan*ado las que les siguieron) el ferrocarril, el automóvil, los servicios postales p0lico, el liro impreso universali*ado, la radiofonía, el cine y el tel!fono. / serían de alto nivel los transportes a!reos, la televisión y la informática.
Consecuencias que se desprenden de las nuevas tecnologías:
4ultiplicidad espacial, temporal y relacional. Descate de lo retro, pero con proyección a futuro. #e intensifica el pasado (foto, cine, video, graadores, moda, almacenamiento de datos).
Nos convertimos en terminales de computadores.
4ultiplicación y osolescencia de las relaciones
Aamia la noción de 5ni$e*6, ya no se es más 5un adulto en peque$o6, como en la modernidad, ni 5alguien que dee madurar6, como a principio de siglo ++- sino un ser que descure rápidamente la vulnerailidad de los adultos y deamula por una multiplicidad de figuras identificatorias (personajes de 12, auelos, lideres de la m0sica popular, etc.,)
Auando más comprometemos el cuerpo, más lo elidimos% radiooídos, 12mirada, 'Amanos, pero contactos virtuales, más que reales.
El conocimiento, de valor de uso ha pasado ha valor de camio
Delaciones afectivas 5de microondas6
#olidaridad mediática, no ya regida por un imperativo categórico, sino emotiva.
Ce 5aldea gloal6, estamos pasando 5c!lulas gloales6 (un televiso o una 'A en cada haitación de la casa)
8n camino posile% ya que nos constituimos a partir de estas prácticas, plantearnos la posiilidad de hacer una ora de arte con nuestra propia vida. 'ero saiendo que la ora de arte, hoy, no necesariamente es un entidad dada de una ve* y para siempre, sino varias multiplicidades !ticoest!ticas renovales, camiale, perfectilesFefímeras. Esther Díaz