Poner en valor el Cementerio El Salvador
Una mirada desde la museología La presente publicación es resultado de un convenio de pasantías realizado por la Dirección General de Defuciones y CemenCementerios, dependiente dependiente de la Secretaría de Servicios Servi cios Públicos y Medio Ambiente, de la Municipalidad de Rosario y la Cátedra de Museografía I, de la Escuela Superior de Museolo gía de Rosario.
EQUIPO DE TRABAJO Coordinación General: Arq. Gustavo O. Fernetti Lic. Sylvia Lahitte Pasantes: Andreína Cacosso Stella Maris Costas Verónica Chinazzo Mercedes Naidich Vanzo Roberto Podestá Gloria Sanchez Almeyra Fotografías: Laura Basilico Asesoramiento: Lic. Sylvia Lahitte Viviana Zamparini
ÍNDICE 1. Cementerio El Salvador. 157 años de historia 6 2. La importancia de elaborar pautas para la conservación y rehabilitación del patrimonio funerario del Cementerio Cementerio El Salvador 8 Arq. Marina Marina Borgatello - Lic. Sylvia Lahitte
9. Una patología habitual: las plantas parásitas 39 Stella Maris Costas 10. El lugar de la fotografía dentro del campo museal Laura Basilico
3. Restaurar el patrimonio funerario 10 Gloria Sánchez Almeyra
11.Imaginar 11.Imaginar recorridos no habituales 47 Cacosso, Costas, Chinazzo, Fernetti, Naidich Vanzo, Podestá Sanchez Almeyra
4. El problema de las patologías edilicias: la humedad 14 Arq. Gustavo Fernetti
cementerio 51
5. Los panteones artísticos Andreína Cacosso
18
6. Los panteones históricos vestigiales 1856-1875 20 Roberto Podestá 7. La necesidad de catalogar 25 Verónica Chinazzo 8. Áreas históricas y de paisaje 33 Mercedes Naidich Vanzo La Avenida Central Cacosso, Costas, Chinazzo, Fernetti, Naidich Vanzo, Podestá Sanchez Almeyra
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12. Consideraciones fnales: Hacia una puesta en valor del
1 Cementerio El Salvador: 157 años de historia
Creado por decreto del gobernador de Santa Fe, Domingo Crespo, en 1854, el cementerio de Rosario nacía con la Confederación Argentina, hija de la Constitución Nacional que s ólo tenía un año de promulgada. A partir de esa época, Rosario creció bajo un nuevo signo. La política de Urquiza permitió que Rosario, como puerto de la Confederación Argentina, dejara dejara de ser el pueblo polvoriento de las épocas de las guerras civiles para ser una ciudad liberal en lo económico, luego luego de la época rosista. En ese contexot nace el Cementerio El Salvador. Fue inaugurado inaugurad o el 7 de julio d e 1856. Ese día, el ex jesuita doctor Ildefonso García, cura párroco párroco entonces de nuestra actual iglesia Catedral, bendijo las nuevas tierras públicas. Luego de clausurarse los dos enterratorios anteriores, el ubicado en las cercanías de la actual Catedral y el que estaba en terrenos del Distrito centro, antes la Estación Rosario Central, el cementerio El Salvador asumía su carácter de servicio público. Si bien fue bendecido por un sacerdote, estaba dirigido por una comisión que estaba formada por el padre García y dos personas de la ciudad como administradores: Dámaso Centeno y Domingo Correa. El terreno original era de Manuel Tabares,que lo donó al municipio, pero al ser demasiado reducido, se lo permutó por otro mayor, que es el que actualmente ocupa El Salvador. Las obras empezaron en 1855. Los únicos vestigios que han quedado de esas épocas son algunos panteones, habiendose demolido los viejos nichos que le servían de límite, y trasladados los restos a las actuales galerías. Los nichos actuales más viejos, y que están en un estado de deterioro
avanzado, son de una época posterior a esta etapa fundacional o temprana. También existen sepulturas muy antiguas, varias de ellas en tierra, panteones de viejas familias o sepulcros cuyos datos ya se han perdido. Inicialmente en un terreno cuadrado de 130 metros de lado siendo el límite oeste era el que actualmente forma la calle 9. En1888, el arquitecto Ernesto Menzell, con un presupuesto de $10.000, edica la actual fachada, que consta de dos columnatas “ciegas” que enmarcan una galería o pórtico entrante con el típico frontis. Encima de la nueva fachada, en correspondencia con la capilla católica, Menzell ubica una espadaña, elemento algo extraño para este edicio de estilo dórico neoclásico. Con la inmigración europea, el cementerio no detuvo más su crecimiento, que lógicamente, iba aparejado al de la ciudad. Se incorporaron más solares y secciones, con profusión de estilos: neoclásico, revivals, Art Nouveau, con un particular crecimiento en las décadas de 1920 y 1930, años de abundante producción arquitectónica Art Decó. A nes de la década de 1860, el terreno se subdivide mediante el trazado de calles internas, y se organiza el servicio de capellanía y sepultureros. Así, el cementerio asume la forma casi universal: la ciudad de los muertos, la necrópolis, la ciudad de la muralla aislada de la urbe, que continúa guardando una historia que merece ser conocida.
La importancia de elaborar pautas para la conservación y rehabilitación del patrimonio funerario del Cementerio El Salvador Arq. Marina Borgatello | Lic. Sylvia Lahitte Helbling
El presente trabajo surge a partir de un proceso de intercambio de ideas y participación interdisciplinaria para implementar acciones estratégicas en aras de mejorar la gestión patrimonial e instalar un programa de preservación y rehabilitación que dé respuestas a las demandas de la puesta en valor del cementerio El Salvador. En el marco del PLAN MAESTRO PARA PARA LA MEJORA Y MODERMODERNIZACION DE LOS CEMENTERIOS Y CREMATORIO MUNICIPAL se propone “(…)l a generación de políticas de preservación del Patrimonio artístico e histórico(...)” histórico(...)” planteando la necesidad de generar acciones que permitan el diagnóstico de problemáticas vinculadas a la conservación y rehabilitación rehabilitación del patrimonio funerario. El Salvador se destaca por sus panteones familiares donde arquitectos y escultores locales y foráneos como Ermete De Lorenzi, Ángel Guido, Caminetti, Luis Fontana, Erminio Blotta, Julio Vanzo, entre otros han dejado su impronta materializada en valiosas obras de arte; que junto con las edicaciones, su soporte natural, sufren el envejecimiento que da el curso natural del tiempo y los efectos nocivos del medio ambiente. Otro factor para tener en cuenta es la intervención de manos idóneas en la restauración, sin conocimiento profesional, y la ausencia de una planicaplanica ción para la puesta en valor; lo cual reeja la necesidad de revitalizar
las obras de arte, dejando intactas las huellas de su historia, reconociendo y valorizando el paso del tiempo. Esto implica una reexión sobre los modos de hacer El principal objetivo es el diseño de herramientas herramientas para identicar las necesi necesi-dades de protección y las diferentes modalidades de i ntervención que pueden aplicarse, que al igual que cualquier otro segmento urbano, merece una lectura apropiada y una exacta comprensión de su valor tangible e intangible, para que pueda subsistir con dignidad y manifestarse a las generaciones futuras, futuras, como un un testimonio veraz de nuestro pasado. A partir de conocer las pautas que se indican para poner en valor un panteón familiar y su entorno, minimizaremos las posibilidades que, aún desde la buena voluntad de los actores intervinientes, se alteren de forma irreversible irreversible las características de las estructuras edilicias y los paisajes o espacios adyacentes. La consigna es que se identiquen Áreas de Preservación HistóriHistóricas (APH) que facilitan la puesta en valor del cementerio como un todo cultural. Ya Ya que el trazado del territorio tiene una presencia consolidada por una lógica construida a partir de la apropiación y uso del suelo, las costumbres, etc. Con el propósito de que cada intervención en cada parcela sea pautada previamente de acuerdo a normas establecidas. Una política de conservación debe contemplar pautas precisas para el diagnóstico y la intervención (según las Cartas Internacionales de Preservación, que Argentina ha suscripto), elaboradas por profesionales capacitados en técnicas, estilos y morfología de lo construido, identicando las diverdiversas patologías y el envejecimiento de los materiales, y establecer la intervención apropiada para cada caso en particular.
3 Restaurar el patrimonio funerario Gloria Sánchez Almeyra
El objetivo de la conservación arquitectónica es salvaguardar los monumentos históricos, conservar y no desvirtuar el testimonio social, ya que los monumentos son testigos, a veces únicos, de épocas pasadas. El Cementerio El Salvador se compone de una colección única de estos monumentos. Están agrupados social, funcional y simbólicamente en un espacio irrepetible. Como dice La Carta de Venecia sobre la conservación y la restauración de monumentos históricos y de conjuntos históricos-artísticos (1964), “La noción de monumento histórico comprende no solo las grandes creaciones sino también las obras modestas que han adquirido con el tiempo una signicación cultural. Es la creación arquitectónica de un acontecimiento aconteci miento histórico” hist órico”.. El Salvador cuenta con una gran cantidad de mausoleos, panteones y sepulturas, cada uno de diferente antigüedad y materiamaterialidad. Todos están expuestos al medio ambiente, lo que implica deterioros físicos de gravedad variable, independientemente del valor de cada uno, esta condición general implica estudios particulares, ya que la patologías de los inmuebles funerarios varía de monumento a monumento. El mayor problema edilicio es la humedad, en una geografía con precipitaciones pluviales intensas y frecuentes, con monumentos cimentados en terrenos húmedos y permeables. Esta patología afecta las construcciones del cementerio de maneras muy variadas: humedad de cimientos, vegetación parásita, oxidaciones, separación de juntas o ltraciones, disgregaciones y desprendidesprendi mientos.
Detener éstos riesgos, en muchos casos muy avanzados, es la misión más concreta e inmediata. Siguiendo las pautas de mantenimiento, conservación, conservación, restauración como intervención crítica sin desguraciones estéticas, respetando el valor de la autenticidad y elaborando propuestas museológicas, se puede llegar a un plan de recuperación planicado de los monumentos. Detener el deterioro es nuestra ley general para la preservación del patrimonio. Poco útil es tratar de realizar esteticismos e integraciones no planicadas, si el deterioro amenaza radicalmente todo el monumento. Depende de cada patología hallar la manera de solucionarla. La conservación de los monumentos implica primeramente su mantenimiento: incluye todo el proceso de tutela de un lugar con el n de mantener su valor cultural y material. Abarca la preserva ción, restauración, reconstrucción reconstrucción y adaptación. La Carta de Burra sobre la conservación de lugares de valor cultural (1979) aclara que “la preservación es mantenerlo en su estado actual y retardar retard ar el deterioro” deterio ro”. La restauración restaurac ión consiste consis te en actuar críticamente, con respeto y sensibilidad hacia la obra de arte y su creador. La intervención no debe desgurar la forma estética, porque esto comportaría una falsicación. A la hora de intervenir, toda acción debe ser cuidadosamente planicada. Los métodos para actuar sobre un objeto patrimonial del valor de los monumentos funerarios, debe ser proyectados con criterio: por un lado, los materiales deben ser elegidos para que su aplicación sea reversible, a la vez que no deben dañar al monumento. Las intervenciones se basarían en buscar un equilibrio entre el presente, lo real y el paso del tiempo. El secreto de la restauración
está en no perder la imagen de antigüedad, e incluso de ruina: respetar al objeto y presentar al espectador un patrimonio conservado, evitando “crear” “crear” el monumento a nuevo, puesto que sería una falsicación, se habría perdido la autenticidad del inmueble. El mantenimiento es el cuidado continuo, imprescindible para la continuidad física del monumento, en este caso funerario, pero que podemos extender a todo objeto patrimonial, implica no sólo intervenir, sino también observar lo que ocurre o curre con el monumento, y planicar la intervención necesaria. La interpretación de los lugares que forman parte del patrimonio cultural debe respetar esa autenticidad. Según los principios de La Carta de Ename (2004), se debe proteger la integridad de su estructura primigenia sin recurrir a alteraciones irreversibles. La Autenticidad es el criterio que considera legítimas no sólo las partes originales de un inmueble, su fundamento está en el criterio de “valor de la verdad”, verdad”, donde lo original o riginal es lo verdadero y por lo tanto, por ejemplo, no podríamos replicar una parte desprendida de una escultura de mármol de Carrara si no tenemos una versión de lo perdido, porque sería considerado una falsi cación. Aún este tipo de restauraciones “justicadas” - que denominadenominamos anastilosis- deben ser severamente evaluadas y discutidas. Nuestra responsabilidad es evaluar y llevar a cabo planes de intervención mediante la autenticidad. La réplica es la copia exacta de una pieza original y puede ser confeccionada con moldes y diferentes materiales (resina, yeso, cemento), pero siemrpe evaluando criteriosamente la conveniencia de d icha operación. Puede ocurrir que en ciertas obras, la pérdida de una parte deba con-
siderársela denitiva, cicatrices que forman parte de la historia misma del monumento.
nio edicado, mediante un inventario completo, accesible al público.
Por todo lo que hemos expuesto, creemos creemos que lo más importante es tener un seguimiento de todas las intervenciones realizadas, mediante un registro ocial de intervenciones.
3| Proponer estrategias de intervención, articuladas en un proyecto general. 4| Proponer, por parte de los actores públicos y privados, proyectos particulares para su evaluación.
Es necesario comunicar lo que se va a hacer y luego realizar un proyecto formal para poder empezar a actuar. La documentación, que es el cuerpo de d atos recopilados, organizados organizados y sistematiza5| Intervenir planicada y criteriosamente, por parte de perper dos, es imprescindible a la hora de intervenir sobre el inmueble y sonal adecuadamente cualicado, evitando las acciones desdes es también una señalización de lo que se restauró. De allí que nos coordinadas, superciales superciales e individuales. preguntemos: ¿Es suciente ésta señalización documentada? Es prioritario y urgente una toma de posición, justicarla y llevarla a ¿O también es necesario algún sello, una marca o un signo noto- cabo con responsabilidad y criterio, desde la elaboración de un pro yecto único de un Plan Maestro, estableciendo estableciendo criterios de intervenrio sobre el inmueble? ción generales sobre el patrimonio funerario.
Podemos establecer entonces, una secuencia según las actuales necesidades de conservación: 1| Poner en marcha un Plan Maestro de intervenciones en el cementerio, incluyendo incluyendo las normativas (ordenanzas, leyes) que sean necesarias. 2| Evaluar la condición del inmueble y documentar el patrimo-
El Cementerio El Salvador es un capital cultural de gran valor para nuestra ciudad y su historia, su puesta en valor complementa la necesaria divulgación de su valor único e irrepetible, pero también, y por eso mismo, necesariamente necesariamente se debe pensar cómo prolongar su presencia en el tiempo, objetivo principal de los que lo fundaron a mediados del siglo XIX.
4 El problema de las patologías edilicias: la humeddad Gustavo Fernetti
Las obras de arte funerario no escapan a una ley general del patrimonio edicado: envejecen, se alteran, el paso del tiempo las arruina o las destruye. La exposición al clima convierte a piezas de alto valor en objetos frágiles y en peligro. En Rosario, la exposición a los agentes climáticos inuye sobresobre manera en la conservación de las obras de arquitectura, combinándose con el hecho que, para un solo tipo de factor climático o externo, dichas obras son materialmente heterogéneas. En un mismo edicio puede aparecer el mármol, la mampostería y el metal, cada uno reaccionando al mismo factor de alteración de forma diferenciada. Por lo tanto, el patrimonio edilicio en nuestro caso, el funerariopresentará distintas alteraciones que, tarde tarde o temprano y si no se controlan terminarán con la destrucción irreversible de la obra. La conservación, o sea el acto de intervenir para impedir la acción prolongada de estos factores, se continuará con la restauración, que tratará de devolver, dentro dentro de un marco especíco y criteriocriterio so, los atributos originales de la obra desaparecidos o transformados por dichas patologías. La patología edilicia por excelencia en la ciudad de Rosario, es la humedad. Proviene de dos fuentes principales: el agua libre de lluvia y el agua natural del terreno. El agua libre de lluvia llamada comúnmente ltraciones- actúa primeramente disolviendo o disgregando los materiales de construcción. Los mármoles suelen disolverse disol verse lentamente, presentan-
do supercies ásperas, los revoques se alteran, separándose sus componentes áridos. Las juntas de elementos de la mampostería se desagregan, separando las partes decorativas de los de los inmuebles, que caen y se pierden denitivamente. Pero el agua también es un químico poderoso. Combinándose con diversos elementos, como los metales, provocan pátinas y óxidos, que a su vez general otras patologías concomitantes, destruyéndose, por ejemplo, estructuras y refuerzos de hierro. Los elementos calcáreos (cales, revoques y mármoles) se recombinan con los metales, provocando corrosiones adicionales o pátinas agresivas. Es bien conocido el “hojaldrado” de los perles de hierro que sossostienen los techos en bovedilla de los panteones. La formación de estas cáscaras paralelas en el metal y que destruyen el perl se debe a la combinación de revoques a la cal, acero laminado y el agua de lluvia. También el agua es un elemento vital para animales y plantas. La aparición de xilófagos, favorecidos por la humedad propia del interior de los panteones, destruye destruye puertas y decoraciones. El agua inltrada en los revoques permite que prosperen plantas parási tas como helechos, hiedras y musgos.
Se debe, por lo tanto, detener el agua antes que penetre en el interior de los inmuebles. Para evitar esto, es necesaria una intervención planicada. No puede impermeabilizarse un panteón, por ejemplo, puesto que el agua normal de los muros no podrá migrar hacia el exterior, haciéndolo hacia el interior y destruyendo así las decoraciones que pudiese presentar. Por ello están contraindicados los impermeabilizantes y obviamente la pintura de revoques originales “crudos”. La reposición de revoques originales por otros impermeables también es peligrosa. La diferencia de comportamiento entre materiales viejos y nuevos generará grietas y suras que agravará la patología que se pretendía solucionar. La humedad de cimientos, llamada también ascendente o capilar, presenta presenta otras dicultades. Se maniesta por desprendimientos, degradaciones y caída de revoques en los basamentos, siendo muy conocida en arquitectura por ser una de las patologías más difíciles de eliminar.
Si bien es agua en estado líquido, asciende por capilaridad, y no por ltración. Esto tiene una característica particular al momento de sanear la patología: la dicultad del tratamiento, que resulta caro y problemático. En ambos casos, se debe eliminar el riesgo que el agua ingrese a la masa construida. Para ellos, existen métodos de hidrorrepelencia y de sellado localizado de poros. Los primeros impiden el ingreso del agua en gotas, cambiando la polaridad de la supercie, aunque permitiendo el intercambio gaseoso (vapor de agua). No se trata de impermeabilizar, sino de “eludir” el agua libre. Los segundos impiden el paso del agua, directamente, directamente, anulando la capacidad de ascensión o ingreso, en la masa sólida, del agua libre (capilaridad). Ambos métodos deben ser aplicados casi obligadamente, obligadamente, ya que el ingreso de agua a la masa edicada (hormigón, mamposterías, revorevo ques) provoca la disgregación y deterioro de los componentes. componentes. Lamentablemente, muchas veces estas acciones se evitan por cuestiones económicas.
Existen también riesgos causados por métodos “bien intencionados”. Se suelen realizar acciones de limpieza, olvidando que la supersupercie “en crudo” resulta nuevamente vulnerable. También es común que se arrastren restos de sellados monolíticos (pastinas) y que no se repongan, quedando la masa edilicia con huecos donde puede ingresar el agua con facilidad. Por lo tanto, deberían sellarse todos los espacios donde el agua pudiera ingresar conjuntamente con las supercies porosas. Esta tarea debe ser criteriosa. Un muro sellado en exceso o sea, impermeabilizado- verá aorar el agua de constitución normal (vapor de agua) el cual empujará los revoques y las capas decorativas hasta hacerlos caer. Un muro sellado en defecto retendrá algo de agua, y repelerá otro tanto, pero permitirá ltraciones que acumularán agua en demasía en los muros y techos. Un techo al que se la ha colocado una membrana asfáltica, pero cuyas partes están sueltas o degradadas, poco protegerá de la lluvia al interior.
En síntesis, debe estudiarse el problema de la humedad como una grave patología que necesita de una solución que no siempre es la misma, técnica y materialmente. La humedad, que es origen de otras patologías, es común y hasta normal, pero muy agresiva y el deterioro que produce es casi exponencial. Por ello se deben considerar, a nuestro criterio, los siguientes pasos. 1 | Análisis del origen de la patología. 2 | Documentación de la misma. 3 | Diseño de un proyecto formal de intervención sobre el inmueble. 4 | Elección de materiales y técnicas. 5 | Autorización. 6 | Ejecución de la obra por personal adecuado. Por lo demás, es poco ecaz un saneamiento de las patologías causadas por la humedad si no se incorporan a un proyecto general sobre la sepultura, que abarque la limpieza, el sellado de grietas y la reposición de ornamentos y revoques, entre otras tareas de restauro. La simple tarea de limpieza de poco servirá si el agua misma del hidrolavado -como hará luego la lluvia- ingresa al interior de un panteón, arruinando desde dentro la obra. Creemos que las acciones de restauración deben ser planicadas y autorizadas por la institución encargada de su protección. La restauración no es un acto simplemente volitivo, sino una acción reexiva y cuidadosa, ya que están en juego objetos artísti cos de valor único, irremplazables. irremplazables.
Incorporar el concepto de proyecto de restauración, formalizado y sistematizado, permite controlar cómo se conservan y restauran los inmuebles más importantes del patrimonio rosarino, en manos de los profesionales adecuados.
5 Los panteones artísticos Andreína Cacosso
Al ingresar en el cementerio El Salvador podemos encontrar una gran riqueza artística y arquitectónica, no solo en la calle central, sino también en todos los rincones del camposanto, desde detalles pequeños como son las herrerías, herrerías, las placas o los vitrales hasta panteones y esculturas imponentes, que alcanzan varios metros. ¿Qué hace que un lugar que reeja el tabú de la muerte, se pueda convertir casi en un museo al aire libre? ¿Sera su gran cantidad de objetos artísticos que sorprenden por la técnica, el tamaño, el detalle, la belleza o simplemente por lo que expresan? Muchas capillas funerarias, sepulcros y panteones ostentan un lujo no habitual para nuestra época, como los hay también sencillos y humildes. En la ciudad de Rosario podemos encontrar las primeras manifestaciones artísticas de importancia formal en la segunda mitad del siglo XIX. Considerándolas una cultura de supervivencia al ser realizadas por artesanos de variados ocios, aprendidos en Europa, como escultores, pintores, yeseros, marmoleros, herreros, etc. La ciudad asistió a un extraordinario crecimiento industrial y comercial hacia nales del siglos XIX y comienzos del siglo XX. Las aspiracioaspiracio nes de la alta burguesía que buscaba formas arquitectónicas que le dieran prestigio se pueden observar en El Salvador. Recorriéndolo encontramos obras rmadas por Luis Fontana, autor de las primeras expresiones en serie, cuyo taller de escultura tuvo como actividad principal el arte funerario; y Juan Scarabelli, con quien Luis entabló sociedad más tarde, llegando a realizar construcciones de panteones diseñados por terceros e incluso con escultura
de otros artistas. También También encontramos obras de Julio Vanzo, Erminio Blotta y Eduardo Barnes, entre otros artistas académicos y autodidactas. Con la arquitectura también se dio una escultura comercial que cumplía las funciones de ornamentación ánforas, guirnaldas, medallones- , obra de artesanos marmoleros y yeseros. Generaciones enteras de albañiles, escultores, fundidores, herreros, ceramistas, ladrilleros y artistas han dejado plasmada en el cementerio su obra, a veces pequeña, a veces monumental. Por un lado, la fastuosidad del sepulcro, s epulcro, por la otra, la humildad del artesano, del obrero. El mismo signo, además, mostraba el poder social del difunto y las frases acongojadas de los deudos. ¿Sera entonces esta presencia de los fastos funerarios, la necesidad de mostrar un poder económico alcanzado, o la sincera expresión de un dolor profundo al perder un ser amado lo que motivaba estas construcciones? Tal vez sean ambas, tal vez sea la necesidad de dar a conocer a las l as generaciones futuras, de manera simbólica y explicita, quién fue esa persona que se ha ido. Quizás en el fondo todos anhelamos superar a la muerte, y es en las manifestaciones artísticas como pretendemos trascender un momento doloroso, contando contando una historia o una característica de quienes fuimos, dejando una huella en el tiempo. Los mismos materiales tratan de ser eternos: mármoles, granito, bronce, hierro. El arte funerario es complejo, rico y variado, su lectura diversa y con múltiples perspectivas: social, histórica, artística, formal, tecnológica, material o biográca, mencionando las miradas habihabi tuales.
Es necesario por todo ello realizar un trabajo con profesionales museólogos, ayudados por restauradores, antropólogos, historiadores, arquitectos y artistas, arti stas, para rescatar este patrimonio, a través de una adecuada catalogación, documentación e investigación, logrando una revalorización y ampliación del conocimiento que tenemos del mismo, para luego poder trasmitirlo a los distintos tipos de público, logrando así descubrirnos, reencontrarnos y comprendernos como sociedad que descubre su pasado más profundo, enmarcado en ese sentimiento universal, que es nuestra propia y humana nitud. Es primordial que esta misión sea cumplida por personal idóneo: museólogos que puedan brindar resultados positivos a esta necesidad de rescatar nuestra historia latente en el Cementerio El Salvador, restauradores que recuperen, siquiera en parte la antigua belleza perdida, historiadores que cuenten las vidas de los que pasaron y dejaron su huella, sociólogos y antropólogos que expliquen las estructuras sociales donde estas personas vivieron. El voluntarismo, la improvisación o las simples buenas intenciones, por sí solas no pueden conservar este patrimonio gigantesco de nuestra ciudad. Es muy valioso lo que está en juego. Por lo tanto, es necesaria una acción conjunta, interdisciplinaria interdisciplinaria y crítica, en el marco de una planicación general. Sólo así la recuperación de los viejos sepulcros puede ser entendida realmente como una tarea para las generaciones venideras.
Los panteones históricos-vestigiales 1856/1875 Roberto Podestá
Recorrer el cementerio del Salvador nos plantea siempre una mirada hacia nuestro patrimonio edicado. Allí no solo se conjugan un pasado y presente de nuestra sociedad frente a la muerte sino también una arquitectura y un arte escultórico. La mirada se pierde dentro de esa belleza. Sin embargo dentro de esa mirada rápida empiezan a surgir como vestigios del pasado más profundo del cementerio otras sepulturas, que por lo general parecen ruinas que podrían desaparecer o derrumbarse. Estas tumbas son vestigios, más o menos visibles, que nos llevan a los primeros enterramientos hechos dentro del cementerio. Podemos decir que son las sepulturas fundacionales de El Salvador. Dentro de la calle central (APH principal) nos encontramos con varios ejemplos, que pasamos a detallar. Primeramente, las sepulturas en tierra consisten en lápidas dispuestas tanto horizontalmente como verticales, con sus características propias: el fallecido está enterrado directamente en el terreno, sin aditamento alguno. Dentro del espacio de este cementerio todavía subsisten cuatro tumbas de tierra: dos de ellas sobre la calle central, y como referencia individual diremos que ambas pertenecen a inmigrantes irlandeses. También sobre la calle principal, la tumba de Marcelino Freyre es una construcción particular. Al observar la lápida de mármol que se encuentra sobre la extraña forma de cemento, surge la duda de si en algún momento esta no estuvo en tierra como las otras. Tal vez posteriormente los deudos, o la Municipalidad hicieron construir un monumento más fastuoso, dentro de las posibilida-
des del momento. Contrasta con las tumbas más modernas y costosas, ya que el monumento fue realizado con cemento, simulando una cueva rocosa, tétrica y pintoresca. Quizás sea de recuerdo masónico. Otra pieza que realmente llama la atención, casi al extremo oeste de la calle central, y un poco al norte, y por su rareza formal, es lo que parece ser un cenotao. No presenta ninguna inscripción, o dato in situ que dé alguna pista sobre so bre su sentido, su propietario, o el individuo que allí se ha sepultado, de allí que lo denominemos, provisionalmente,“cenotao”: “cenotao”: un mausoleo sin su muerto. Es una construcción de ladrillos revocada de forma rectangular con una cúpula semiesférica en la parte superior del prisma, coronada por una cruz de hierro. Al observarlo detenidamente, vemos dos de sus lados con restos de revoque, ladrillos al descubierto y una proliferación de distintos tipos de vegetación parásita. Es interesante hacer notar que un día posterior a una fuerte lluvia, y con una humedad reinante bastante pronunciada, permitió observar -al mojarse- restos de pintura de un vivo color azul y amarillo ocre, dentro del revoque que aún permanece adherido. Existe la posibilidad que uno de estos dos colores fueran los originales. O sea que además de haber sido revocada totalmente, haya estado pintada, lo que da un dato
particular sobre las costumbres arquitectónicas de la época. Otro de los panteones de esta vieja época es el perteneciente a la familia Correa, contigua al cenotao, y sobre la calle central. Allí nos encontramos con una lapida que hace referencia a un difunto de 1884. Sobre la cara posterior se puede ver otra lapida de fecha 1859. En la parte superior, sobre la derecha hay una cruz de hierro, que tal vez coronaba las otras cuatro caras, cruces que ya se han perdido. Puede Puede verse también que el vano del portal ha sido tapiado y que posiblemente por este lugar se entraba a la sepultura. El revoque con cemento esta produciendo, junto con la humedad, la lenta desintegración de los ladrillos. En esta construcción son importantes las decoraciones fabricadas probablemente en tierra romana (cemento natural muy usado en la época) que están sensiblemente deteriorados por la humedad y por la desafortunada intervención que consistió en la aplicación de una pintura tipo revoque proyectado, que tapa los detalles de parte de la ornamentación, como capiteles, ores, candelabros, y guirnaldas de rosas, muy desgurados, pero que podrían rescatarse con una intervención rigurosa.
Otra de estas obras, vestigios de una época inicial de este cementerio, se puede ver el panteón de la familia De Beti, ubicada también en la calle central.
Otro panteón posee un frente muy intervenido, y posee capacidad para cuatro enterramientos horizontales. Está a nombre de Monseñor Guillermo A. Martin.
Es un sepulcro muy sencillo, pero su mayor atractivo es un coronamiento en mármol, que presenta un entablamento plano apoyado en pilastras corintias, con una calavera y dos tibias cruzadas en alto relieve, que aún se ve del lado izquierdo. La imagen del lado derecho falta, como casi todo el revestimiento en franjas de mármol de dos tonos, al igual que la cabeza de la escultura de la cúspide central.
En la parte posterior se ve un friso decorado con un sable, gorra castrense del tipo falucho, y dos coronas de laureles, todo entre dos lámparas votivas, lo que pudiera ser indicio de la existencia de los restos de un militar. En la parte superior se encuentra una cruz metálica, lo que haría suponer que esta era la entrada al nicho en su época. Las características de este panteón, con sus extraños adornos, nos hacen presuponer que este edicio también es de mediados del siglo XIX.
El signo del cráneo es bastante raro, ya que la imagen de la calavera como recordatorio de la muerte fue paulatinamente reemplazada, ya a nes del siglo XIX e inicios del XX, por otras imágenes menos directas, como ángeles, antorchas invertidas o clepsidras. Otros cuatro panteones han sido muy intervenidos. El primero se encuentra detrás del frente de la tumba de Ángel Guido, sepulcro que posee remembranzas del Monumento a la Bandera. Inmediatamente a la vuelta, puede verse un panteón simple con una lápida sobre uno de los costados, que reza Ángela N. de Monteverde, Monteverd e, con fecha de 1859. El arquitrabe, arquitrab e, cornisa y algunas molduras horizontales parecen originales. En la parte superior existen unas formas cubiertas por vegetación.
Otro panteón de la época está a nombre de la Familia Familia Ruggieri Gonzalez, con cinco enterramientos horizontales. En la parte posterior se encuentra un panteón (que no está unido al del frente) con una gran similitud al cenotao anterior, pero mucho más grande y con algunos otros adornos. Ha sido totalmente revocado en sus tres caras visibles. Afortunadamente, en la última cara se conservan algunos detalles como antejas y molduras, pudiéndose eventualmente replicarlas en un proyecto de restauración. La cuarta cara esta destruida por el tiempo pero por suerte quizás pueda aportar elementos para una reconstrucción, siquiera digital o virtual, que recupere sus formas
originales. El techo en bóveda semiesférica está muy deteriorado y requiere una intervención con urgencia; además aparece un hierro curvado en l a parte superior. Comparándola con la imagen del cenotao antes descripto, descripto, hace hace presuponer que es la parte superior de una cruz, ya perdida por la corrosión.
Párrafo aparte merecen los nichos, algunos de los cuales son muy antiguos, y están en un estado de conservación muy malo, con pérdida de partes enteras o lápidas completas y en un estado en general casi ruinoso, a pesar de los incontables esfuerzos muy visibles- por mantener su integridad.
Por último nos encontramos con otro similar al anterior, del mismo período, de la Familia Guillén 1871. Su actual propietario parece ser la familia Marquardt.
No podemos aseverar que éstos sean todos los panteones históricos-vestigiales que existen en el cementerio; pero nos sirven de modelo para saber en el estado en general en que se encuentran las sepulturas familiares más antiguas.
Lamentablemente, en épocas más o menos recientes la sepultura ha sido totalmente recubierta con un revoque nuevo, y posiblemente la puerta también haya sido cambiada a principios del siglo XX. Se ha realizado un revocado de la cúpula semiesférica, perdiéndose el acabado y color original, aunque se conserva la leyenda superior y la estatua suplicante de la cúspide. Finalmente puede observarse, sobre la calle central, el panteón de los Mazza y un pequeño sepulcro lateral. Al tratarse de sepulturas muy antiguas, creemos que es un pequeño conjunto y como tal debe ser tratado. La antigüedad del primero es un poco menor pero se destaca, con su cúpula azul, dentro de la imagen que da la calle central al entrar, entrar, y presenta, afortunadamente, los elementos que permitirían una reconstrucción de su imagen original. Así, a la pérdida de una decoración se le puede completar, por por simetría, con la decoración que permanece en otra de las caras, y así poder deducir el aspecto integral que originalmente tenía el monumento. El panteón posterior es más antiguo y posiblemente del mismo periodo.
Podemos decir, observando estos viejos sepulcros, que para poder conservar estos restos arquitectónicos es necesario con urgencia establecer pautas de intervención (y no solo para estos sino que para todo el cementerio) para evitar la destrucción de la información y la pérdida de patrimonio que hemos sufrido por intervenciones inadecuadas o por el paso del tiempo. Hay que considerar que estas sepulturas son las últimas obras arquitectónicas que permanecen del periodo fundacional del cementerio, entre los años de 1850 a 1870. En síntesis, dos características actuales que lamentablemente se repiten dentro de este grupo que hemos considerado son su estado de conservación y la carencia de documentación disponible sobre ellos.
Al estar tan deteriorados, intervenidos y al mismo tiempo presentar algunos signos extraños a nuestra cultura actual, creemos que deben ser pensados con la rigurosidad de la restauración crítica,pero considerándolos objetos arqueológicos y no sólo artísticos. Esto implica una diferenciación conceptual: deben ser tratados con la delicadeza de viejas piezas de museo, ruinas nobles e inestables, portadoras de datos que pueden ser perdidos por la desidia o el simple paso del tiempo. Creemos que no bastan las buenas intenciones: un manejo imprudente de este patrimonio puede signicar una degradación permanente, que puede llevar lo a la destrucción nal. Son restos de los restos, vestigios de una época donde l as prácticas funerarias diferían mucho de las actuales, e incluso de las que siguieron a esta época profunda de d e El Salvador. Es necesario a nuestro criterio y desde el punto de vista de l a Conservación, comenzar una catalogación de todo el patrimonio del cementerio y habilitar la creación de reglas que permitan la regulación de las intervenciones, deniendo quiénes y cómo intervieintervie nen sobre los últimos vestigios del viejo Rosario.
7 La necesidad de catalogar Verónica Chinazzo
Creemos que la catalogación, el inventario, la valoración y el registro del patrimonio urbanístico es fundamental para la protección y salvaguarda de los inmuebles históricos de Rosario. La tarea, comenzada comenzada en el año 2004 por llaa Municipalidad de Rosario, intenta intenta abarcar la totalidad del patrimonio arquitectónico de la ciudad, en base sobre todo a cuestiones estilísticas, históricas, de paisaje, condicionando la futura morfología urbana. El mismo criterio debiera tenerse, a nuestro juicio, para con los panteones, mausoleos y nichos pertenecientes al Cementerio El Salvador, ya que son considerados bienes de interés cultural tan importantes como el patrimonio edilicio del tejido urbano. Podemos denir a la catalogación como la operación técnica que incluye en una l ista, sistematizada en un inventario, los inmuebles de valor histórico, artístico, estilístico, etcétera. etcétera. Esta operación depende de una metodología, o sea de variables de valorización, de apreciación. Ya que la axiología se dedica al estudio de los valores como entidad susceptible de ser problematizada; el tema del valor ha sido asunto de reexión en la losofía durante más de un siglo. Dentro de estas reexiones se señalan dos posiciones centrales acerca de la valoración: 1. La valoración valoración es un asunto propio y exclusivo de los objetos; 2. La valoración valoración es un ejercicio que realiza un sujeto sobre las cosas. Por tanto, la valoración ha estado entre estas dos posiciones para establecer el valor de los objetos: en la primera, se argumenta que
todo objeto trae incorporado constitutivamente su valor; en la segunda, que quien se aproxima al objeto en busca de establecer su valor, pues el objeto está desprovisto de ello. Ambas posturas han sido cuestionadas y aparentemente fueron superadas, aunque los argumentos en su favor y en su contra siguen de alguna manera vigentes. Así surgió una posición alternativa que las incorpora, pues argumenta que es el ámbito en que se ejerce la acción de la valoración donde es posible encontrar la respuesta, dado que allí se concretan los valores que se asignan a un objeto, armando que la valoración es el punto de conuencia de los objetos y los sujetos, dentro de un ámbito de relaciones sociales, culturales o económicas.
trimonio como componente esencial del desarrollo económico y social. Ahora bien, existe una tercera opción, la que plantea que el contexto (social-cultural-económico) opera como un ltro, como meme dio de encuentro entre el objeto y el sujeto que valora, modela y dene los valores que se encuentran en los bienes. Concluyendo, no es posible separar el inventario de la valoración cuando se trata del patrimonio cultural; y los tres componentes que intervienen de manera dinámica en el ejercicio de valoración son: objeto, sujeto y contexto. Estos tres componentes se articulan dentro de una estructura coherente, que ofrece todos los matices y facetas para que el ejercicio se lleve a cabo.
Es probable suponer que el ejercicio de valorar valorar el patrimonio, realizado por todos los actores sociales, producirá un efecto po- EL OBJETO sitivo hacia la recuperación o formación de valores éticos relacio- Dentro de la estructura de valoración, el objeto hace referencia a nados con éste. las expresiones culturales materiales que las comunidades crean dentro de su territorio. Una dinámica positiva, entre la norma y la protección generado por la misma comunidad, incidirá en la aplicación de la política El objeto requiere la identicación de sus elementos constitutivos, pública, en el fortalecimiento de las estrategias y en la puesta en mediante descriptores, tanto de su localización espacial como marcha de proyectos, encaminados al posicionamiento del pa- temporal. Como hecho espacial, el objeto tiene características físicas y formales como: coordenadas geográcas, nomenclaturas,
código catastral, dimensiones, elementos decorativos, técnicas de elaboración, materiales de manufacturas, etc. etc. Puede aparecer aislado o en conjuntos, asociados por sus características físicas, de uso, integrado dentro de unidades semejantes o distintos. Como evento temporal, el objeto tiene un origen, un desenvolvimiento histórico, señalado señalado por sus creadores o modimodicadores, por transformaciones físicas, por acontecimientos históricos y por cambios de su posición dentro del conjunto. EL CONTEXTO El contexto, dentro de la estructura de la valoración, comprende un espacio geográco que se hace territorio sociocultural. Este Este es el lugar donde la comunidad integra las expresiones culturales que la identican, la cohesionan y le dan lazos de pertenencia. Allí se congura el ámbito dentro del cual actúa el sujeto (sujeto cocolectivo o comunidad) que valora el objeto; ya que las expresiones culturales sufren cambios con el transcurrir el tiempo, un objeto poco signicativo puede adquirir condiciones de símbolo o de referente dentro de la misma comunidad o en otra, constituyéndose así en patrimonio. EL SUJETO El sujeto, ya sea colectivo (comunidad) o individual, es quien tiene a su cargo la investigación y el análisis de la información para denir criterios de valoración. Por ende, toda valoración es subjetiva, y en cierto sentido, arbitraria. Sólo la concurrencia de varios actores en el acto de valoración disminuyen tanto la arbitrariedad, si bien no el carácter subjetivo. Sin embargo, siempre los criterios de valoración constituyen el aspecto más destacado del inventario.
Son las herramientas conceptuales que, en la elaboración de la lista preliminar y la selección nal de bienes, de acuerdo con loslosobjetivos objeti vos del de l inventario, inventa rio, sea éste “temático” “temát ico” o “geográco”, “geográco”, permipermiten calicar los bienes como de valor cultural. Algunos ejes axioaxio lógicos para la catalogación pueden ser: - Antigüedad - Historia - Estilo - Época - Autor - Inserción urbanístico o en el paisaje. - Materialidad. - Diseño o tipología. - Originalidad, signicación o representatividad, valor valor cultural. - Estado edilicio. - Patrones sociales. - Nombre o biografía del dueño, personajes asociados. - Funcionalidad especíca. - Condición museológica. - Objetos artísticos asociados y con valor independiente. Estas valoraciones no son excluyentes unas a otras, y el orden puede ser variable y dependerá de los criterios adoptados. Concluyendo, la catalogación implica la inclusión del inmueble materializado en un inventario, el que se supone también una herramienta respecto a las acciones que se realizaran en los inmuebles valorizados. Esta catalogación se sistematizará, a los nes de conocimiento y reconocimiento, en un listado o inventario, y en un valor cuanticado para cada panteón o grupo edi licio.
Grados de Protección (GP): El GP es el resultado de la catalogación, observando los valores adjudicados al inmueble.
En general, el GP depende no sólo de su valor material, sino también de otros, como su antigüedad o su estilo. El GP implica, en última instancia, la cantidad de cuidado que debe tenerse para conservar un inmueble, afecta las decisiones que se tomen sobre el inmueble para restaurarlo, pero también para modicarlo total o parcialmente. Los GP varían de acuerdo a la valoración del inmueble. Los inmuebles que reúnen varios ejes axiológicos (por ejemplo estilo, historia, antigüedad, antigüedad, etc.) deberán ser más protegidos que otros reformados donde sus características características han sido ya muy muy transformadas. La metodología es dar grados de protección según los valores de catalogación. Se le adjudicarán valores a cada edicio de acuerdo a una lista hecha previamente. De esta manemane ra el inmueble tendrá una alta protección cuanto más valioso sea aquél, e inversamente, el edicio tendrá un “valor “valor patrimonial” más alto, cuanto cuanto mayor sea la protección pensada para él. Esto hace que edicio, valor y grado de protección sean caracte rísticas intrínsecas y no meras variables de lo patrimonial. Puede entonces establecerse casi, como un axioma, que ”si un inmueble es valioso debe protegérselo, si posee un grado alto de protección, protecci ón, el inmueble es de d e valor” valor ”. Como dijimos anteriormente, el GP es el indicador acerca de que tareas deberán ser realizadas o no sobre el inmueble, y en que condiciones se harán.
En nuestra ciudad el GP para inmuebles se gradúa de 1 a 3, siendo el GP=1 el adjudicado al inmueble de mayor valor. El GP1 implica que el inmueble es tan valioso que las acciones sobre él serán exclusivamente conservacionistas, con con técnicas de restauración metódicas y planicadas. No se le podrán incorporar partes o funciones. Actualmente en 1A y 1B, implicando el GP1A la máxima protección, sin posibilidad de añadidos y el GP1B la posibilidad de algunos cambios como pisos, revestimientos, impidiendo el uso del inmueble. El GP2 considera al inmueble adaptable a usos para los cuales no estaba preparado. Este grado no admite grandes demoliciones o grandes añadidos, sino pequeñas adaptaciones a los nes del uso. En general, los grados de protección denen edicios “transfor“transfor mables” y“no transformables” Los grados de protección más altos implican sólo la restauración y a lo sumo, mínimas alteraciones funcionales. Dado que los inmuebles del Cementerio El Salvador son de un alto valor patrimonial en muchos casos, pero se hallan distribuidos en forma heterogénea con otros de valor diverso, di verso, debería suponerse que el grado inicial GP1 debe ser subdividido de forma que contemple un rango que va las acciones más cuidadosas a las menos importantes. Sin embargo, dentro dentro del GP1 deberíamos considerar construcciones valiosas que no poseen valor artístico. Así, un grado GP1 implicará a nuestro juicio, valores que abarquen diferentes estados, pero también diferentes valores. Deberían abarcar:
Panteones o sepulturas de altísimo altí simo valor artístico, únicos, que incluyan esculturas, elementos de material valioso, rmados o de personajes fallecidos o familias importantes. Panteones o sepulturas de orden vestigial-arqueológico o fundacionales, muy antiguos, que deban ser restauradas con técnicas especiales, con la concurrencia de investigadores de otras áreas, prohibiéndose taxativamente los “ripristinos” o “vueltos a nuevo”. Panteones o sepulturas de valor arquitectónico o artístico intermedio, susceptibles de ser restaurados con técnicas habituales, con ripristinos parciales o reintegraciones, pero que deben ser conservados como actualmente se encuentran. Panteones o sepulturas de alto valor histórico o biográco, que sin tener valores artísticos importantes, encuadren como testimonio de la historia rosarina, como punto de referencia o como hito en un recorrido especíco. A estas cuatro categorías deberían añadirse otras dos, que incorporen: Panteones de un tejido general y sepulcros modernos, que formen parte de un paisaje o un área de protección histórica (APH), cuya alteración implique alterar un conjunto edilicio, testimonial o paisajístico.
Panteones de un tejido general y sepulcros modernos, que no formen parte de conjunto alguno, pero cuya alteración sólo implique infringir normativas internas especícas (avisos de obras).
Podemos sintéticamente adjudicarles entonces, los siguientes grados de protección: GP1A: Artísticos de alto valor GP1B: Vestigiales, fundacionales o arqueológicos GP1C: Panteones de valor intermedio GP1D: Histórico-biográcos Gp2: Pertenecientes a áreas especiales, aunque sin valor histórico particular. GP3: Panteones de tejido general. general. De esta manera, sólo queda realizar un trabajo de catalogación minucioso, sistemático y especializado, que incluya la valorización de los inmuebles de acuerdo también a su contexto. Un GP1C, por ejemplo, podría elevarse a un GP1A, en el caso de pertenecer a grupos especícos, o bien a conjuntos de autor. SaSaber qué patrimonio posee la ciudad permitirá su puesta en valor y su correcta conservación y restauración. La valoración debe considerarse como previa a la catalogación. Pero es el inventario resultante el que pone en un encuadre institucional y profesional el valor de los inmuebles, cuantica y hace visible la condición patrimonial, y por ende la protege y legitima. La ausencia de documentación y de un inventario inventario accesible permanente convierte convierte al Cementerio El Salvador en un campo de acciones descontroladas y sin coordinación ni evaluación de resultados.
Estas acciones pueden ir desde restauraciones voluntariosas, a alteraciones irreversibles o añadidos. Un catálogo accesible permite reconocer los valores del inmueble, a la vez que indica perfectamente que acciones realizar y cuales no en una obra de arte funerario. Documentar, registar, numerar, catalogar, inventariar, son formas especícas de la conservación, puesto que parten -aunque con códigos especiales- del conocimiento sistemático, regulado y accesible de lo edicado. Entonces, podemos decir que la conservación de los monumentos funerarios empieza, precisamente por saber que tenemos los rosarinos. El chado de los panteones es la operación necesaria para el rere gistro y sobre todo la accesibilidad de los datos. Consideramos que los campos de cualquier cha deben conteconte ner datos útiles y necesarios, y no una simple acumulación de elementos. El criterio de búsqueda a nuestro criterio debe ser gradual, y código de cada campo implica una prioridad de búsqueda. Así los códigos 01 y 02, para nuestra propuesta, serán el Cementerio El Salvador (para distinguirlo de La Piedad) y los datos dominiales respectivamente. Luego, se seguirán con campos adicionales. Los campos se han agrupado en básicos y de inclusión. Los datos básicos permiten la identicación del inmueble. Se incluye, ya que dene al inmueble en función de su estabilidad patrimonial, el estado de conservación. Para nosotros, este esta-
do es una forma de establecer la permanencia y durabilidad del inmueble. También se incluyen los datos administrativos, los movimientos efectuados en el tiempo (nuevas inhumaciones, retiro de partes, demoliciones o agregados) Los datos de inclusión, abarcan la pertenencia del sepulcro en un contexto, sea histórico, proyectual o de valorización. Los principales campos, en el ejemplo que proponemos como ilustración, serían:
Creemos que el chado debe ser sencillo pero completo, y sobre todo permitir un alto rango de accesibilidad. En el necesario paso de digitalización, también podemos pensar que algunos campos pueden ser bloqueados, como por ejemplo, el nombre del propietario para proteger la privacidad de ciertos datos. Así, se podrá acceder constantemente a un estado tanto sincrónico como diacrónico del cementerio, mediante índices que se elaboren en esa coordinación interdisciplinaria.
Datos básicos 01. Unidad de gestión Cementerio 02. Datos dominiales 03. Propietario 04. Nombre in situ (histórico) 05. Actualización Actualización dominial (cambios de propietario) 06. Metraje edicado 07. Grado de protección (GP) 08. Movimientos (ampliaciones, demoliciones) 09. Inhumaciones registradas 10. Estado de conservación
Por ejemplo, los metros cuadrados de edicación, la frecuencia relativa de inhumaciones, o la frecuencia de consulta de la cha. Para ello, proponemos introducir una contextualización, cuanticable, que llamaremos, provisionalmente, Campo Móvil: es la inclusión del dato en un contexto mayor.
Datos de inclusión Esta forma de chado de la cual presentamos un modelo abstracabstrac to- permite rápidamente acceder a los datos, por dos vías sencillas y diferenciadas:
El chado, del cual presentamos una idea somera, ya que del es tudio surgirá su sustancia denitiva, necesita de un análisis con sensuado y extenso, del cual participen múltiples especialistas. Perteneciendo a un sistema más complejo que abarca lo administrativo, lo técnico y lo informático, el chado permitirá conocer en forma sistemática el estado del cementerio en la mayor cantidad de aspectos posibles y necesarios.
1| Por código de campo: bastará seleccionar el número de dato (por ejemplo, GP), y se adjudicará automáticamente una cifra, por ejemplo, ejem plo, “cantidad de d e GP1A de todo el cementer cementerio” io”. 2| Por nombre no mbre de campo: por ejemplo, e jemplo, “Historia”. “Historia”.
Por ejemplo, la cantidad de consultas de la cha o la frecuencia relativa de intervenciones. El Campo Móvil dará la inserción absoluta y relativa de un campo (por ejemplo, frecuencia frecuencia en el pago de impuestos vinculada con los gastos de mantenimiento; siempre en un contexto general del cementerio.
Es función del cementerio poder establecer cuál es el patrimonio que administra, conserva y difunde, cuáles son sus características y propiedades, su valor, en suma. De esta forma, catalogación, inventario y chado, herramientas
dinámicas para conocer, permitirán que el Cementerio y el público en general pueda obtener no sólo datos, sino la evolución del estado del patrimonio funerario: f unerario: una forma dinámica de comprender y conservar su inigualable valor.
Áreas de protección histórica del paisaje Mercedes Naidich Vanzo
Denimos APH como un área de de preservación histórica, un sector de un conjunto conjunto urbanístico arquitectónico patrimonial patrimonial que presenta cualidades que lo diferencian del resto, por lo que se deberá tener también consideraciones especiales en su conservación y restauración. Las APH se caracterizan por tener rasgos de diverso orden histórico, simbólico y ambiental. Representan nuestra historia, nuestras tradiciones y nuestra identidad y los artistas que intervinieron en esos fragmentos de ciudad dejaron impreso su espíritu, el cual el visitante descubre con el dialogo que le propone la obra. Constituyendo la memoria de la ciudad, la preservación del patrimonio brinda una puesta en valor del espacio público. Realizado un reconocimiento en el Cementerio El Salvador de la ciudad de Rosario, tomamos la determinación de seleccionar como: Primer APH Avenida Central (calle 6)
Los panteones que se encuentran en esta traza son los de familias representativas en su mayoría de la burguesía rosarina. Los cuales se comenzaron a construirse desde 1856, como el de Familias Volpati-Fonso (1856); de Pedro Correa (1859); de Nicolorich (sin fecha), de Pedro Bett (1861), de José Castagnino (1858), de Ángela N. de Monteverde (1859). Realizados por artistas como Fontana, Scarbelli, Blotta, Palau entre otros no son obras aisladas sino que se incorporan al mundo del arte ar te en que pueden registrarse ordenadamente épocas, escuelas escuelas y la sociedad que la produjo. Segunda APH Art - Deco Egipcia
El panteón de Jorge Schleinsinguer-Francisco Güena exhibe la rareza de su estilización egipcia. Es un área donde se liga la imaginación, la memoria y la asociación de ideas con l a fantasía y res-
peto que invade. Varios signos de este estilo se encuadran en la período que va de 1920 a 1940, cuando el art decó tenía como motivos especiales los estilos egipcio y griego clásicos, impulsados por los descubrimientos arqueológicos de la época. Tercer Tercer APH De La Agricultura (calle 5) Los primeros chacareros que poblaron nuestros campos se encuentran en sus mausoleos que expresan la realidad estética y sensibilidad. En ellos, la agricultura es un motivo de inspiración para el artista, reejándose en la representación de elementos de labranza, productos productos agrarios y símbolos símbolo s del trabajo esforzado.
Sexta APH De las Epidemias (calle 7)
En este sector encontramos muchos nichos de gente que pereció en los brotes de Cólera: de 1867, 1869, 1886, 1887,1894 y 1895, de Fiebre amarilla: 1858, 1871 y1883, de peste bubónica: 1900, de de Poliomielitis: 1930 y 1950 y tuberculosis en épocas varias. Séptima APH De Los Inmigrantes
Se concentran en 2 dos hileras de nichos los más antiguos, correspondientes a los primeros inmigrantes que llegaron l legaron a Rosario, italianos, españoles y franceses. El verde de los pinos que los cobija envuelve al lugar de paz y esperanza.
Cuarta APH De las Capillas
En este espacio podemos encontrar representados en los mausoleos, distintos estilos de templos: griegos, romanos, góticos y románicos. Los artistas que los crearon, representaron el amor divino, al caminar por esta calle se estimula la humildad y la imaginación creativa. Se simboliza el mas allá el cambio de una vida a la otra. Quinta APH De la Masonería (calle 5)
En su mayoría se encuentran mausoleos con características masónicas, con un alto grado de signicación cultural, que ayudan a enfatizar los valores espirituales e intelectuales de este particular grupo social.
Las Áreas de Protección del Paisaje (APP) implican un componente contextual. No sólo las sepulturas forman parte de ese contexto, sino elementos no necesariamente funerarios, que dan un aspecto particularizado al sector. Así, tendremos: APP De la arboleda (calle (calle 7 y calle 4) Esta sección, caracterizada caracterizada por una larga calle con árboles de pequeño porte, que sombrean un recorrido entre panteones variavariados en su historia y valor artístico. Finaliza en un punto de perspectiva monumental. APP Monumental (Granito (Granito negro) negro)
Sumergirse en esta calle y agudizar el sentido visual que nos
REFERENCIAS
APH 1 | Avenida Central APH 2 | Art Deco Egipcia APH 3 | De la Agricultura APH 4 | De las Capillas APH 5 | De la Masonería APH 6 | De las Epidemias APH 7 | De los Inmigrantes APP | De la Arboleda APP | Monumenta APP | Plazoleta Juana Elena Blanco APP | De los Pinos Área de Poyecto de revalorización PP | Punto de perspectiva
hace percibir la formalidad y la solemnidad, de estos mausoleos en color negro. El cual es un color colo r que denota poder, estilo y misterio. Determinando Determinando todo lo escondido y velado.
PP Central (calle 6 y calle3) En este punto al pasar el pórtico uno puede tener una vista previa de la calle principal y sus mausoleos característicos.
APP Plazoleta Junto al mausoleo de Juana Elena Blanco destacada educadora fallecida en 1925, se diseñó una plazoleta, un sitio que invita a contemplar y sentir.
Futuros Proyectos La presencia de calles que han sido transformadas hacen necesaria la intervención que permita la puesta en valor de sectores importantes. La calle 9, por ejmplo, ha perdido su jardinería original, al producirse constantemente nuevos enterramientos y funcionar como conexión con el área nueva del cementerio hacia el norte.
APP Los Pinos Este sector lo elegimos por el paisaje y el mantenimiento de un entorno visual, el cual conserva conser va una armonía con el conjunto. Prolongando una relación entre espacio verde y libre.
Los Puntos de Perspectiva (PP) son lugares especiales desde los cuales se pueden obtener miradas importantes, interesantes o monumentales. Mencionaremos Mencionaremos dos muy característicos: PP Panteón Centro Unión Dependientes Esta APP naliza en un punto especial de perspectiva, donde puepuede apreciarse el contraste entre las sepulturas bajas y el monumental panteón gremial de Centro Unión Dependientes, en una visión verdaderamente imponente.
Calle 9 Este sector funciona como conector con un área más moderna del cementerio y debiera, dadas sus características, estar sujeto proyecto especíco de revalorización, ya que el mero ancho de la calle le da la posibilidad de incorporar elementos no funerarios de mobiliario urbano, vegetación vegetación ornamental, áreas verdes, iluminación, etcétera, etcétera, a n de revalorizar el patrimonio edicado. Calle1 y calle 2 En los nichos del 2do piso se encuentran restos que se trasladaron del antiguo cementerio, pero para poder desarrollar con precisión el área en la que la catalogaríamos debemos tener un análisis más preciso.
Como se ve, la delimitación de APH y APP permiten establecer proyectos particularizados, de acuerdo a las características de cada sector. La alteración de un APH o un APP implica alterar la posición relativa de cada panteón, ya que la simple tala de árboles desarticula un paisaje que llevó años formar.
y Paraguay. Al crecer la ciudad y verse demasiado próximo a la ciudad, y quizás por el escaso lugar disponible -recordemos que las guerras civiles y las epidemias provocaban cuantiosas víctimas- se dispuso su traslado. Pocos datos han quedado de él. Las descripciones mencionan una calle central, un carro y dos portones de acceso. Ocupaba, aproximadamente, una manzana.
La delimitación exacta de estas áreas dependerá de la catalogación, la cual suministrará los datos resultantes de la investigación, a n de obtener agrupamientos relevantes desde varios puntos de vista. Esta manera de entender el cementerio, mediante sectores especiales, permite darle una intencionalidad adicional a las visitas guiadas. Lugares especícos pueden tener guiones especícos., pero también incorpora nuevas formas de entender l a conservación, considerando a las sepulturas como parte de un conjunto mayor, mayor, a veces independientemente de su valor artístico o formal, pero nunca aislada de su contexto. Sólo la concurrencia de equipos de trabajo adecuados permitirá la formulación de recorridos interesantes, revelando la riqueza histórica, artística y simbólica del Cementerio El Salvador. Luego de las normativas de gobierno de la Primera Junta que prohibían los entierros en iglesias y templos, desde 1810 surge el cementerio como espacio con características propias. Se argumentaban, para esa época, cuestiones sanitarias para la prohibición. La adjudicación de solares individuales, los antiguos “lances” “lances” (tumbas con más de un fallecido) en el siempre escaso espacio La Avenida Central interior del templo, provocaba seguramente seguramente este tipo de proble- Andreína Cacosso, Stella Maris Costas, Verónica Chinazzo, mas, sobre todo de contaminación y de mantenimiento. Gustavo Fernetti, Mercedes Naidich Vanzo, Roberto Podestá, Gloria Sanchez Almeyra. El nuevo cementerio se ubicaba aproximadamente en call e Jujuy
La ciudad era, desde este aspecto urbano, bastante similar. Boulevard Oroño -en esa época Boulevard Santafesino- estaba formado, por un cantero central, con jardines para cada casa, árboles y palmeras aún jóvenes. La esperanza de poblar el paseo más bello de Rosario hizo que se diseñaran parques en los encuentros de las avenidas, inmensos jardines que para 1890 eran sólo un dibujo en un plano, pero que signicaban una ciudad bella, sana y aireada. También estaba presen te la noción urbanística de calles con jerarquías que coincidían con la estructura social. Así, las clases sociales eran partícipes en el uso de esas jerarquías. No es extraño, por lo tanto, que las tumbas más costosas y monumentales tendiesen a ubicarse en la calle principal o en sus inmediaciones. Algunas familias poderosas no eligieron otras ubicaciones, disponiéndose en lugares más alejados, pero sí parece ser cierto que la calle central fue el área más rica, poblada y costosa a nes del siglo XIX. Podemos decir también que la calle central de El Salvador posee una tradición antigua, y se remonta a viejos cementerios europeos. El viejo sistema sistem a de “lances”en el templo católico cató lico que mencionamos, mencionamo s, respondía a una jerarquía basada en la cercanía al altar; en El Salvador se reemplazo por otro. En los lances, la tumba era casi anónima, en el nuevo cementerio, la individualidad marcaba el sepulcro. Antes, era importante el registro parroquial, y sólo eso denía adónde yacía el fallecido. En el nuevo cementerio, el nombre, era importante. La sociedad había cambiado de un minúsculo poblado colonial a una ciudad capitalista y en crecimiento, y el cementerio ya difería mucho de los viejos enterratorios coloniales, anónimos y casi indiferentes en su marca urbana. La causa social, podemos hi-
potetizar, reside en que las formas urbanas de mediados y nes del siglo XIX en general afrancesadas- inuyeron en su funcionalidad y diseño, deniendo nuevas formas arquitectónicas y urbanísticas. También la calle central “contagia” su prestigio a las calles aledañas, y varias tumbas muy importantes pueden verse desde la calle central, aunque se encuentren en las vías laterales, como también sucede en algunas calles de la ciudad. No es de extrañar, por lo tanto, que el cementerio copiara la idea id ea de “calle “calle principal” de la ciudad (calle Córdoba, Oroño), que es el espacio donde debían ubicarse los principales ciudadanos de Rosario, estén vivos o muertos, pero sí de igual estamento social. La Avenida Central no estuvo exenta de modicaciones y es pro bable que varios de los panteones artísticos que hoy vemos, hayan sido ubicados sobre viejas tumbas, dada la dinámica rosarina. La riqueza artística de los panteones ubicados en el APH 1 Avenida Central sólo puede describirse recorriéndola. Así pueden entenderse ciertas formas de pensar de la vieja burguesía, pero también de obreros, inmigrantes y chacareros. Los sepulcros son un registro que ha llegado a nosotros con valiosa información histórica, artística, biográca y anecdótica, como un valor irrepetible. Las obras y el heterogéneo estado de conservación de las sepulturas hacen necesario relevar, investigar y documentar prolijamente la Avenida Central como un área especíca y particular del cementerio. Comenzar a catalogar por el área central presenta las antiguas costumbres y formas funerarias rosarinas, rosarinas, y sean un patrimonio integral, disponible para todos los habitantes de la ciudad.
9 Una patología habitual: las plantas parásitas Stella Maris Costas
Los monumentos son un mensaje espiritual espi ritual del pasado, testimonio vivo de sus tradiciones seculares, el patrimonio es común a todos y somos responsables de su salvaguardia frente a las generaciones futuras. La conservación y la restauración a nivel internacional deja que cada país las aplique teniendo en cuenta su propia cultura y tradiciones .Existen documentos (Carta de Restauro Italiana, 1987) que condicionan el proceder en cada caso instituciones internacionales como brindan información sobre los pasos a seguir en la conservación y restauración de bienes culturales. Su espíritu crítico sea dirigido a problemas complejos y variados. El ataque de agentes externos que puedan de alguna manera per judicar el bien son tratados tratados mediante estudios estudios previos existentes existentes en las diferentes cartas (Carta de Venecia,1964; Documento de Nara, 1994; actas de restauración y conservación de los objetos de arte y cultura). En el caso de agentes degradantes del patrimonio mencionaremos las plantas parasitas un problema frecuente de ver en los cementerios, (lapidas, nichos y mausoleos). Solo basta una mínima condición ambientad para su aparición, el clima húmedo favorece la proliferación de estas, las ltraciones de agua generan espacios que luego se llenan de polvo arrastrado por el viento, suciente para que estas plantas parasitas se repro duzcan y prosperen. Al conjunto de agentes climáticos (vientos, lluvias y temperaturas variables) a estos en algunos casos se le suma el excremento de
aves, el hombre, la contaminación atmosférica y las vibraciones de la tierra, además de la falta de mantenimiento crónico, al escasear los recursos tanto humanos como materiales. Las construcciones, afectadas por los vegetales parásitos, acaban resquebrajándose supercialmente, luego en profundidad, y disdis gregan su entereza hasta volverse frágiles, llegándose a un degrado físico-químico que puede provocar la ruina de la obra de arte. Los helechos plantas esporotas.- son los más frecuentes de enen contrar, y forman aproximadamente un 90-95% de los ejemplares parásitos observables en panteones y sepulturas. Se van enraizando en la construcción produciendo suras, surcos y nalmente el quiebre edilicio. Al aumentar la masa vegetal por detrás de placas de mármol, suelen provocar su desprendimiento, igual que en revoques y aplicaciones. Los helechos producen esporas cuando se abre diseminan estas, al caer en un lugar húmedo y con poca luz germinan rápidamente. Dentro del cementerio encontramos diferentes clases de helechos: Origen: Salta, Córdoba,Tucumán y Santa Fe
Origen: regiones serranas y de montaña de Argentina Helecho macho
Nombre cientíco aspidium lix Familia licineas Origen: toda la Argentina Otras plantas, como el conocido palán-palán o tabaco moro, de nombre cientíco Nicotiana glauca (Graham), tienen una imporimpor tancia cuantitativa menor, pero en especial estas solanáceas desarrollan troncaturas leñosas que suelen desprender volúmenes importantes de mampostería. Habituadas a suelos calcáreos, el palán-palán halla en los revoques un sustrato ideal para crecer hasta los 3 metros de altura, provocando a veces la ruina de la obra o parte de ella. Por otro lado están los musgos (briotos) y líquenes (hitotos, epiepi tos) que forman capas espesas que cubren las supercies, con pérdida de material, ocasionando un grado de daño estético que diculta la lectura y apreciación de la obra. Los líquenes son capacapa ces de absorber agua del medio ambiente luego se secan y repiten repiten el ciclo esto produce fatiga y quiebre del material.
Helecho doradilla
Nombre cientíco aneimia tomentosa Familia licineas
Los hongos son un grupo de organismos distintos a todo lo demás que junto a las bacterias descomponen la biosfera liberando dióxido
de carbono a la atmósfera. Poseen gran cantidad de enzimas degradantes muy destructivas que atacan atacan tejidos pigmentos todo tipo de materiales orgánicos expandiéndose aceleradamente. Se pueden encontrar otras otras plantas perennes en ocasiones (hiedras, enredaderas, dondiegos) hasta pequeños árboles, que llegan a la fractura de placas, decoracio decoraciones, nes, techos y salientes.
nenosos residuales.
La causa principal de todas estas plantas es la generación de raíces, raicillas y pies vegetales, que, introduciéndose profundamente en la granulometría granulometr ía de la supercies o en las grietas y suras,desprenden por degradación, aumento de volumen o disgregación porciones del sustrato donde se arraigan.
Es importante el hidrolavado profundo, reiterado y la aplicación de sustancias activas -como por ejemplo el cloruro de benzalconiopara eliminar los restos biológicos remanentes. Debemos tener en cuenta que las raíces vegetales penetran profundamente profundamente en los sustratos de los cuales se alimentan.
La acción de conservar debe evitar la agresión de agentes tanto atmosféricos como humanos sobre el inmueble actuando positivamente sobre él con un diagnóstico acertado y un criterio sobre una obra con el n de conservarla o restaurándola basándose en la combinación de la teoría, la experiencia, las normativas, los consejos entre profesionales del restauro, la experimentación y las pruebas ejecutadas in situ.
Para evitar daños, pues, se debe intervenir el patrimonio con un conocimiento previo en forma controlada controlada y personal idóneo idóneo que estudie e investigue sobre las acciones a seguir. Para realizar las mismas se debe presentar un proyecto previo con las actividades a realizar y elaborado por personal calicado, experiment experimentado ado y co co-nocedor de los métodos de restauro. Las iniciativas individuales de restauradores, contratados por propietarios para la conservación de los sepulcros, deben seguir el mismo criterio.
Para eliminar estas vegetaciones, es importante evitar los tratamientos violentos, arrancando los tallos y troncos, ya que puede provocar el desplome de partes importantes de la estructura de la obra de arte. Inicialmente, debe deshidratarse el vegetal, mediante un producto adecuado, que depende de la especie a tratar. Debe reducirse el vegetal a su tallo o tronco, con la caída de las hojas y secado de sus semillas, esporas, etcétera. Debe evitarse la aplicación de fosforados, sustancias cáusticas, venenos o productos que afecten a las personas, al medio ambiente y la sepultura afectada, o tenga efectos ve-
Las partes remanentes deben ser removidas con el mismo cuidado que cualquier elemento añadido a una obra que va a restaurarse, cuidando que no queden remanentes orgánicos, que al degradarse, afectarían las restauracion restauraciones es efectuadas.
Finalmente, podemos decir que, en general, una restauración mal efectuada, que olvide la limpieza extrema de vestigios orgánicos, puede ser inútil, ya que una regresión de los vegetales provocaría el fracaso de las tareas ejecutadas. La planicación, la investigación y la experimentación, por lo tanto, son aspectos importantes de la conservación, ya que de obviarse, puede anular cualquier tarea de rescate patrimonial, por más cuidadoso, controlado controlado y criterioso que éste sea.
10 El lugar de la fotografía dentro del campo museal Laura Basilico
La fotografía se asocia a menudo con la idea i dea de “documento”, algo que sirve, en primer lugar, para dar testimonio de una realidad, realid ad, y, y, en segundo lugar, para recordar la existencia de dicha realidad. En el caso de la fotografía aplicada a la labor museológica, la idea de tiempo tiene un papel fundamental con respecto a las emociones. Las fotografías tomadas en el cementerio -antiguas y actuales- están asociadas con la toma de conciencia del cambio, de la desaparición e incluso de la muerte, aunque no la muestren. Nos traslada por el espacio anterior y el nuevo, dándonos una idea más dinámica del paso del tiempo. Nos hace pensar lo viejo y lo nuevo en contraposición, y nos moviliza por un espacio temporal y simbólico. En el caso particular de este trabajo, la fotografía nos permite dar cuenta de las diferentes variaciones que ha sufrido el Cementerio “El Salvador”, Salvador”, producto de las necesidades sociales y económicos, ideas y modos de pensar vigentes en cada momento. Es posible reconstruir a partir de las imágenes cuáles eran los intereses plasmados en la arquitectura funeraria de cada momento, ya que la imagen se nos presenta como historia, y debemos reconstruirla en un esfuerzo espacio-temporal, para comprender de manera más real esa historia. La fotografía mantiene también una estrecha relación con otra estructura especíca que es el texto. Debido a eso, se produce la vinculación y el estrecho entrelazamiento con el que solemos trabajar en el plano museológico, especícamente en el área documental, evaluando la conjunción entre los documentos escritos y el valor de la imagen como testimonio visual.
A partir de esa labor, ambos aspectos de la composición composici ón del trabajo museológico pueden ensamblarse y complementarse en la expresión de una memoria colectiva.
11 Imaginar recorridos no habituales Andreína Cacosso, Stella Maris Costas, Verónica Chinazzo, Merc Mercedes edes Naidich Vanzo, Roberto Podestá, Gloria Sanchez Almeyra
La museología permite pensar el cementerio El Salvador como un gran museo, donde los objetos museales son los mismos sepulcros que forman su patrimonio funerario. Una de las formas organizativas de las muestras que se llevan a cabo en los museos, y que permite la elaboración de discursos museológicos coherentes y de ecacia educativa, son los recorrirecorridos en base a un guión que permita al guía de museo elaborar su didáctica frente a un público general. Esta didáctica, basada en un mensaje especíco, posee una temátemá tica que, en el caso de los museos, genera recorrido por los objetos, paneles y fotografías, brindando un conocimiento sobre el tema que se pretende enseñar. El museo actúa como educador no formal. Así, los conceptos sobre el tema elegido son enseñados por el guía, o bien por la misma muestra, que posee elementos diseñados de manera que el público adquiera esos conocimientos. La elección del tema de una exposición y de su guión museológico depende de varios factores: de los objetos de museo disponibles, de la política del mismo o de los objetivos de la Secretaría de Cultura correspondiente. ¿Qué hacer con el patrimonio de los cementerios desde la museología? Si realizamos una analogía del cementerio con los museos, presentan dos anidades particulares: 1 | Poseen un patrimonio de alto valor, e irremplazable. 2 | Existe un público consciente de ese valor, y que desea recorrerlo y comprenderlo.
Este patrimonio patrim onio es “jo”, en el sentido que no forma, forma , si seguimos con co n la analogía con el museo, una muestra transitoria. No pueden moverse de lugar, o ser reemplazados. Por lo tanto, pueden articularse recorridos, “mover al público” por el cementerio, de manera que puedan obtener información yconocimientos sobre la historia, el arte o las técnicas que se han plasmado en la arquitectura funeraria. En el Cementerio El Salvador, las recorridas por su espacio histórico son frecuentes.
atractivos y educativos para públicos especialmente interesados en ciertos aspectos de los sepulcros.
Plantearemos a continuación algunos ejemplos de recorridos alternativos. Si se trata de realizar recorridos desde las mismas historias expresadas en ellos, y dado que los panteones suelen contener historias con frecuencia desconocidas, a nuestro juicio es importante recuperarlas sistemáticamente en forma de narración. Se vincularán de Las temáticas elegidas para recorrer el cementerio son de dos ti- esta manera con las formas utilizadas históricamente para exprepos: histórico-biográcas y artístico- estilísticas. Estas dos formas sar lo sucedido, la muerte de los seres queridos. “clásicas” de recorrido son realizadas por guías especialistas en su materia: arte, historia o antropología. Las recientes visitas noctur- En el caso de la calle 7 o APH de las Epidemias, se encuentran los nas combinan lo artístico con lo histórico-biográco, incluyendo restos de muchos de los fallecidos por enfermedades epidémicas elementos que fueron importantes en la ciudad. Las formas expresivas del doliterarios o fantásticos que enriquecen el guión. lor, la manera de referirse al fallecido fallecid o y las formas artísticas empleadas sonimportantes al momento de realizar un eventual guión. Sin embargo, el patrimonio funerario de El Salvador posee tanta riqueza y valor, que es posible generar alternativas no convencionales Otro posible recorrido que puede desarrollarse, abarcaría Los Pande recorridos, en función de dos parámetros “nuevos”: teones de los Fundadores de los Pueblos, ya que los descendientes 1 | Variar la temática, incorporando nuevas disciplinas o pers- de éstos se trasladaron a la ciudad de Rosario y organizaron aquí pectivas. su vida: los Andino, Ortiz, Aldao, Semino, Uranga, Zenón Pereyra, Ibarlucea, entre otros. 2 | Variar el público destinatario, organizando las visitas para personas con saberes especícos o especial formación. Este recorrido permite comprender el carácter regional de la ciudad, y cómo se convirtió en el lugar central de la provincia, reeja En el primer caso, es posible diseñar recorridos guionados desde da en ser el lugar elegido para la sepultura. los mismos objetos (sepulcros) y los valores, temas o formas que presentan a la vista, y que sean estudiados mediante las oportunas Otra recorrido alternativo que podría ofrecerse en el Cementerio investigaciones. El Salvador sería Los Panteones de las Colectividades, ya que RosaEn el segundo estas investigaciones determinan tópicos que sean rio tuvo un carácter fuertemente cosmopolita, luego del período
de la inmigración aluvional. Aprovechando que por lo general, las sepulturas se ubican unas cercanas de otras, como por ejemplo los nichos donde se encuentran los restos de italianos, españoles y franceses, se podría articular un guión que narre el proceso inmigratorio en función de las tumbas de estos inmigrantes. Otra manera de organizar los guiones, como como vimos, es la que considera un público visitante particularizado.
Finalmente, podemos decir que los recorridos alternativos propician la articulación entre las APH y la historia y el arte a difundir.
Así, los panteones más antiguos histórico - vestigiales, pueden ser empelados para birlar conocimientos acerca de las viejas técnicas constructivas, ya que por las patologías que presentan a pesar que deben ser estabilizadas- pueden evidenciarse los sistemas constructivos, los materiales empleados y las formas antiguas de enterramiento. Un público de arquitectos podría obtener conocimientos especiales, ya desaparecidos en el espacio urbano habitual.
También hay que añadir que estos recorridos implicarán nuevas investigaciones con la correspondiente documentación, y la gestión imprescindible para su concreción.
La presencia de signos funerarios puede ser incorporada en guiones destinados a antropólogos, artistas y comunicadores sociales. Estos signos y su evolución en el tiempo permite denir las axioloaxiolo gías de las sociedades antiguas y el concepto de la muerte vigente en épocas pasadas mediante su representación. Un recorrido por las cruces, ángeles o columnas deniría un recorrido por formas “eufemísticas”, que permite entender entend er cómo una sociedad socieda d expresa (o elude) el dolor o el misterio de la muerte.
Las APH, APP, PP y recorridos alternos a ellas funcionarían así como exposiciones de museo, individualizadas dentro de un contexto general. Se articularía de esta manera rutas que permitan aproximaciones diferentes a la compleja realidad de El Salvador.
En resumen, se pueden establecer tres tipos de recorridos alternativos básicos: 1 | Por las particularidades comunes a los sepulcros: recorridos por signos, símbolos, partes de estatuas, nacionalidades o regiones de los fallecidos, causas de muerte, etcétera. 2 | Por las particularidades de una época: Recorridos cronológicos, por género del fallecido, por clase social, ocupación o familias vinculadas. 3 | Por las particularidades de la arquitectura: rutas de los estilos, los artistas, de las técnicas constructivas y de los materiales.
Esta forma “no habitual” de ver el cementerio implicará un menú de opciones para el visitante, que elegirá la temática que desee ver en El Salvador, considerado así de manera distinta. La difusión del patrimonio funerario funerari o rosarino necesitará, para eso, de actores con saberes distintos. Museólogos, historiadores, sociólogos, antropólogos, artistas, aportarán diferentes perspectivas, superando la erudición enciclopedista. Poder abarcar algo tan complejo implicará un trabajo importante, pero que puede realizarse en una planicación que convierta a El Salvador en el lugar cultural rosarino que, como irremplazable lugar histórico y artístico se merece.
1 Consideraciones fnales:
hacia una puesta en valor del cemenetrios
La muerte, lo desconocido, y el humano deseo de supervivencia simbólica, ha generado un conjunto de inmenso valor, que debe ser conocido y protegido; por ello, la actividad sin planicación o coordinación, las intervenciones voluntaristas, apresuradas o superciales, dan la falsa imagen de poner en valor los objetos patripatri moniales, pero son acciones, eventuales y efímeras, sobre un legado cultural pensado para la eternidad. La noción de proyecto de índole patrimonial, por lo tanto, debe ser incorporada, ya que es la instancia micro de todo plan maestro: la acción concreta sobre lo edicado. Una planicación carece de aplicación, si se ejecutan tareas inde pendientemente de ella, ignorándola. La Museología, como ciencia esencialmente documental y conservativa, colabora en esa proyección, deniendo el valor de los objetos, delimitando los alcances de las intervenciones y elaborando la documentación necesaria. Pero también la acción concreta, material, sobre el patrimonio, sea para su conservación, restauro o mantenimiento, debe estar a cargo de personas idóneas, comprometidas con al especial sensibilidad necesaria para actuar sobre el valioso patrimonio funerario. Por ello, consideramos que: 1 | Debe iniciarse un catálogo exhaustivo, multidimensional, dinámico y accesible, traducido en un inventario nal, adjudiadjudi cando a cada sepultura un grado de protección (GP). Para dicha catalogación -traducida materialmente en chas- se deberá al menos considerar:
1.1 | Las características formales, estilísticas, simbólicas y de autor, para cada uno de los sepulcros. 1.2 | La historia, evolución, aspectos sociales, familiares, biográcos o anecdóticos. 1.3 | La evolución y estado dominial de cada sepulcro. 1.4 | El estado de conservación de cada unidad. 1.5 | El contexto donde se ubica cada objeto patrimonial 1.6 | La relación dinámica (campos móviles) de cada sepulcro con el resto del cementerio. 2 | Deben denirse áreas especícas de acuerdo a particularidades históricas o paisajísticas. 3 | Deben establecerse una serie de pautas obligatorias para la intervención material en el Cementerio,traducidas en proyectos a cargo de personal idóneo Y evaluados institucional y técnicamente. 4 | Deben elaborarse normativas especícas que propugnen la concon servación pero también el funcionamiento de protecciones concretas contra el vandalismo, La intervención emergente o sin control. 5 | Debe contarse con la concurrencia de personal idóneo, sin dejar de lado la capacitación del personal actualmente en servicio.
Catalogar, restaurar, planicar, proteger, recorrer. Una tarea ardua que llevará un tiempo largo, pero que se torna cada vez más necesaria, a n que la arquitectura funeraria cumpla su cometido: ser explicada, admirada, sentida y comprendida por los habitantes de la ciudad, ci udad, como como un mensaje que empezó a ser enviado hace 157 años. Porque el Cementerio El Salvador, Salvador, sólo tiene sentido si existe un público destinatario de tanta esperanza, más allá de la muerte.
ACLARACIÓN GENERAL Los panteones se mencionan por el apellido apelli do de las familias que guran en la fachada solo a los nes de identicación.