Wolfgang Borchert Pero de noche las ratas duermen
La ventana hueca en el solitario muro bostezaba azul-rojo, llena del temprano sol vespertino. Nubes de polvo centelleaban entr entre e los los res esto toss er ergu guid idos os de las las chim chimen enea eas. s. El desi desier erto to de escombros dormitaba. Él tenía los ojos cerrados. De repente se oscureció an m!s. "e dio cuent cuenta a de #ue algu alguie ien n habí había a lleg llegad ado o $ ahor ahora a es esta taba ba parado %rente a &l, oscuro, silencioso. '()a me atraparon*+, pensó. ero cuando parpadeó un poco, sólo vio dos piernas pobremente vestidas. Estaban delante de &l, bastante corvas, así #ue podía mirar a trav&s de ellas. "e arriesgó a echar un vistazo arriba de los los pant pantal alon ones es $ rec econ onoc oció ió a un homb hombrre viej viejo. o. Éste Éste tení tenía a un cuchillo $ un cesto en la mano. ) había un poco de tierra en las puntas de los dedos. / poco duermes a#uí0 preguntó el hombre $ desde arriba miró los mechones revueltos. revueltos. 12rgen 12rgen parpadeó, parpadeó, miró miró hacia el sol a trav&s las piernas del hombre $ dijo3 No, no duermo. 4engo #ue vigilar a#uí. El hombre asintió con la cabeza3 /h, $ por eso tienes allí ese gran bastón0 "í, contestó 12rgen valiente $ agarró con %uerza el bastón. ) #u& es lo #ue vigilas, pues0 No lo puedo decir. Las dos manos agarraban %uertemente el bastón. "eguramente dinero, no0 El hombre puso el cesto en el piso $ limpió el cuchillo en la parte trasera de su pantalón. No es dinero, en lo absoluto dijo 12rgen con desprecio. Es algo completamente di%erente. Entonces, #u&0 No puedo decirlo. 1usto otra cosa.
5ueno, entonces no. Entonces $o tampoco te digo lo #ue tengo dentro de mi cesto. El hombre le dio un puntapi& al cesto $ cerró el cuchillo. 5ah, $a me imagino #u& ha$ en el cesto dijo 12rgen con desd&n, alimento para los conejos. (6aramba, sí* dijo el hombre asombrado. Eres un chico mu$ listo. 6u!ntos a7os tienes0 Nueve. /j!, mira nom!s, nueve, pues. Entonces, tambi&n sabes cu!nto es tres por nueve, no0 or supuesto dijo 12rgen $ para ganar tiempo, agregó3 Eso es mu$ %!cil $ miró a trav&s de las piernas del hombre, tres por nueve, verdad0 preguntó otra vez, veintisiete. Lo supe inmediatamente. 6orrecto, dijo el hombre, tengo e8actamente ese nmero de conejos. 12rgen abrió grande la boca3 9eintisiete0 uedes verlos. :uchos todavía est!n mu$ pe#ue7os. ;uieres0 ero si no puedo. 4engo #ue #uedarme a vigilar dijo 12rgen inseguro. "iempre0 preguntó el hombre, tambi&n en la noche0 4ambi&n en la noche. 4odo el tiempo. "iempre. 12rgen miró las piernas encorvadas. )a desde el s!bado susurró. Es #ue nunca regresas a casa0 ero debes de comer, no0 12rgen levantó una piedra. /llí se encontraba la mitad de una hogaza. () una caja de hojalata*
L!stima el hombre se agachó hacia su cesto, hubieras podido ver los conejos. "obre todo los conejitos. ) #uiz! hubieras escogido uno. ero no puedes salir de a#uí. No dijo 12rgen triste, no, no. El hombre tomó el cesto $ se levantó. 5ueno, si tienes #ue #uedarte= l!stima. ) se volteó. "i no se lo dices a nadiedijo entonces 12rgen r!pidamente , es por las ratas. Las piernas corvas dieron un paso hacia atr!s3 or las ratas0 "í, ellas comen de los muertos. De las personas. 9iven de eso. ;ui&n lo dice0 Nuestro maestro. ) entonces, ahora est!s vigilando a las ratas0 preguntó el hombre. (/ las ratas no* $ despu&s dijo con voz apenas audible3 :i hermano, est! allí abajo. /llí. 12rgen se7aló con el bastón los muros derruidos. >na bomba le ca$ó a nuestra casa. De repente se %ue la luz en el sótano. ) &l tambi&n. ?ritamos $ gritamos. Era mucho m!s pe#ue7o #ue $o. /penas cuatro. Debe estar a#uí todavía. Es mucho m!s pe#ue7o #ue $o. El hombre miró desde arriba los mechones revueltos. ero despu&s dijo de repente3 No les dijo su maestro #ue las ratas duermen de noche0 No susurró 12rgen $, de repente, se vio mu$ cansado, no dijo eso. /h dijo el hombre, sí #ue es un buen maestro, ni si#uiera sabe eso. ero de noche las ratas duermen. En la noche sí puedes ir a casa. En la noche siempre duermen. Desde #ue oscurece.
12rgen hizo con su bastón muchos hue#uitos en los escombros. '"on pe#ue7as camas pensó, camas pe#ue7as todas+. Entonces el hombre dijo @$ sus piernas corvas estaban in#uietasA3 "abes #u&0 /hora les do$ de comer r!pidamente a mis conejos, $ cuando oscurezca, vengo por ti. ;uiz! pueda traerte uno. >no pe#ue7o, o #u& opinas t0 12rgen hizo hue#uitos en los escombros. :ontones de conejitos. 5lancos, grises, grises con blanco. No s& si realmente duermen de nochedijo con voz baja $ miró las piernas corvas. El hombre salió hacia la calle pasando por encima de los restos del muro. or supuesto dijo desde all!, su maestro puede empacar $ largarse si ni si#uiera sabe eso. Entonces, 12rgen se levantó $ preguntó3 "í me puedes regalar uno0 ;uiz! uno blanco0 Lo intentar& dijo el hombre $a partiendo, pero debes esperar a#uí mientras tanto. Despu&s vo$ contigo a tu casa, sabes0 4engo #ue e8plicarle a tu padre cómo se constru$e una jaula para conejos. or#ue eso lo tienen #ue saber. "í gritó 12rgen, esperar&. 4engo #ue vigilar hasta #ue oscurezca. "eguro #ue te espero. ) gritó3 4odavía tenemos tablas en casa. 4ablas de cajas gritó. ero el hombre $a no lo escuchaba. 6orrió, con sus corvas piernas, hacia el sol. Éste $a estaba rojo por el atardecer $ 12rgen pudo ver cómo brillaba a trav&s de las piernas, pues tan corvas estaban. ) el cesto se movía animadamente de un lado hacia el otro. /dentro había alimento para los conejos. /limento verde para los conejos, un poco gris por los escombros. @Noviembre de BCA