Este libro integra los procedimientos clínicos de Milton Erickson y la teoría del cambio de Gregory Bateson poniendo de manifiesto el importante papel que desempeña la' perspectiva ecológica en la labor de ambos. A partir del análisis de pautas de conducta, describe un tipo de intervención que cuestiona supuestos básicos de la terapia familiar y redefine la relación entre el terapeuta y sus clientes. De Shazer sostiene que los conceptos de "resistencia" y "homeostasis" están enraizados en una modalidad de pensamiento transmitida culturalmente, esto es, en una epistemologia. Según eso, la familia y el terapeuta son sistemas distintos y necesariamente conflictivos: la primera se opone al cambio y el segundo lo promueve. Vistas así las cosas, al terapeuta no le queda sino planear "estrategias" que le permitan "controlar" a la familia. El autor desarrolla un método que convierte la "resistencia" en "cooperación". Con excelentes resultados, este enfoque pone a los clientes en comunicación directa, no sólo con el terapeuta que dirige la sesión, sino también con los miembros del equipo que observan detrás de la pantalla. Y, al convertir a estos observadores en participantes, da cabida en su esquema a las relaciones recíprocas que se establecen en el sistema terapéutico total. La obra analiza las bases teóricas y el método de De Shazer y, a través de extensas ilustraciones de casos clínicos, explica la pertinencia de conceptos tales como sistema, ecología, cibernética y epistemología, que constituyen la piedra angular de la terapia de la familia. Steve de Shazer es director del Centro de Terapia Familiar Breve en el Instituto de Estudios Familiares de Wisconsin, en Milwaukee, y autor de Claves para la solución en terapia breve, también publicado por Paidós.
Steve de Shazer
Pautas de terapia
familiar breve Un enfoque ecosistémico
FERIA CHILENA DEL LIBRO PROVIDENCIA - STA, MAGDALENA Nº50,
Paidós Terapia Familiar
Paidós Terapia Familiar
Terapia Familiar Últimos títulos publicados: 22. B. P. Keeney y O. Silverstein - La voz terapéutica de Olga Silverstein 23. M. Andolfi - Tiempo y mito en la psicoterapia familiar 25. W. H. O'Hanlon - Raíces profundas 27. H. C. Fishman - Tratamiento de adolescentes con problemas 28. M. Selvini Palazzoli y otros - Los juegos psicóticos en la familia 29. T. Goodrich y otras - Terapia familiar feminista 30. L. Onnis - Terapia familiar de los trastornos psicosomáticos 3 1 . A. Ackermans y M. Andolfi - La creación del sistema terapéutico 32. S. de Shazer - Claves para la solución en terapia breve 33. A. M. Sorrentino - Handicap y rehabilitación 34. L. Cancrini - La psicoterapia: gramática y sintaxis 35. W. H. O'Hanlon y M. Weiner-Davis - En busca de soluciones 36. C. A. Whitaker y W. M. Bumberry - Danzando con la familia 37. F. S. Pittman III - Momentos decisivos 38. S. Grillo y P. Di Blasio - Niños maltratados 39. J. Haley - Las tácticas de poder de Jesucristo 40. M. Bowen - De la familia al individuo 4 1 . C. Whitaker - Meditaciones nocturnas de un terapeuta familiar 42. M. M. Berger - Más allá del doble vinculo 43. M. Walters, B. Carter, P. Papp y O. Silverstein - La red invisible 45. Matteo Selvini - Crónica de una investigación 46. C. Rausch Herscovici y L. Bay - Anorexia nerviosa y bulimia 48. S. Rosen - Mi voz irá contigo 49. A. Campaniri y F. Luppi - Servicio social y modelo sistémico 50. B. P. Keeney - La improvisación en psicoterapia 5 1 . P. Caillé - Uno más uno son tres 52. J. Carpenter y A. Treacher - Problemas y soluciones en terapia familiar y de pareja 53. M. Zappella - No veo, no oigo, no hablo. El autismo infantil 54. J. Navarro Góngora - Técnicas y programas en terapia familiar 55. C. Madanes - Sexo, amor y violencia 56. M. W h i t e y D. Epston - Medios narrativos para fines terapéuticos 57. W. Robert Beavers y R. B. Hampson - Familias exitosas 58. L. Segal - Soñar la realidad 59. S. Cirillo - El cambio en los contextos no terapéuticos 60. S. Minuchin - La recuperación de la familia 6 1 . D. A. Bagarozzi y S. A. Anderson - Mitos personales, matrimoniales y familiares 62. J. Navarro Góngora y M. Beyebach - Avances en terapia familiar sistémica 63. B. Cade y W. H. O'Hanlon - Guía breve de terapia breve 64. B, Camdessus y otros - Crisis familiares y ancianidad 66. L. Boscolo y P. Bertrando - Los tiempos del tiempo 68. M. Elkaim (comp.) - La terapia familiar en transformación 69. J. L. Framo - Familia de origen y psicoterapia
Steve de Shazer
Pautas de terapia familiar breve Un enfoque ecosistémico
ÍNDICE
Título original: Pattems of Brief Family Therapy. An Ecosystemic Approach Publicado en inglés por Guilford Press, Nueva York Traducción de Leandro Wolfson
Reconocimientos Palabras preliminares, por John H. Weakland Palabras preliminares, por Bradford P. Keeney Prefacio Evolución Introducción Epistemología ecosistémica El embrollo de la homeostasis Cambio Capitulo 1. 2ª reimpresión, 1996 Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier método o procedimiento, comprendidos la reprografia y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.
Cooperancia Paradoja Capitulo 2.
El contexto clínico Una cosmovisión Encuadres Reencuadre Milton H. Erickson El Instituto de Investigaciones Mentales El Grupo de Milán
Capitulo 3.
Procedimientos "Planificación previa a la sesión El preludio Recolección de los datos La pausa para la consulta: el diseño de la intervención Transmisión del mensaje Estudio posterior
© de todas las ediciones en castellano, Ediciones Paidós Ibérica, S A . , Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona y Editorial Paidós, SAICF, Defensa, 599 - Buenos Aires ISBN: 84-7509-541-0 ' Depósito legal: B-10.233/1996 Impreso en Hurope, S. L., Recaredo, 2 - 08005 Barcelona Impreso en España - Printed in Spain
Un teoría binocular del cambio Isomorñsmo
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RECONOCIMIENTOS
cio Familiar de Dundee, Estado de Illinois). He sido asesor del programa de capacitación de dicha Agencia, y ello me permitió corroborar la utilidad de este modelo, y de su formato particular, como herramienta de aprendizaje y formación. Al ver a otros terapeutas, ajenos al grupo nuclear del CTFB, emplear el modelo, llegamos a esta importante conclusión: su validez es independiente de los terapeutas que lo apliquen. Diversos fragmentos del manuscrito, en sus distintas etapas, fueron leídos por otras personas además de los miembros del CTFB. Algunas de sus sugerencias fueron muy provechosas, y todas resultaron esclarecedoras; sus aportes están a la vista en el texto definitivo. Debo particular gratitud por ello a Bradford Keeney, Lyman Wynne, Elliot Lipchik, Robert Peterson y Chungja Kim. El problema con que me enfrenté al estudiar la terapia es que en esto el investigador se halla en una situación muy semejante a la de este sapo famoso: Caminaba el ciempiés lo más contento hasta que un sapo bromeando le inquirió: "Por favor, dime, ¿cuál de tus patas adelantas antes que la otra?" Tan intrigado quedó por este asunto que, distraído, cayó dentro de un foso mientras pensaba cuál pata adelantar. Claro que yo sólo soy un ciempiés que simula ser un sapo.
PALABRAS PRELIMINARES John H. Weakland
Hace unos veinticinco años, Don D. Jackson informó a sus colegas del grupo de investigación dirigido por Gregory Bateson que había hecho el siguiente descubrimiento: no era el único que, en su práctica psiquiátrica, veía a veces a los miembros de la familia de un paciente; varios de sus antiguos amigos, en los corrillos que formaban en los encuentros profesionales, habían empezado a confesarle que de vez en cuando también ellos lo hacían, por más que a la sazón esto se consideraba una herejía, tanto en la teoría como en la práctica. En los años que siguieron, la terapia familiar, aunque continuó siendo controvertible, salió a la palestra abandonando los recintos privados. Sus conceptos, técnicas y aplicaciones se desarrollaron con mucha rapidez desde el momento en que las ideas y observaciones sobre esta manera de tratar los problemas de la gente pudieron ser compartidas y discutidas amplia y francamente. La historia de la terapia breve guarda un paralelismo significativo con esto. Sin lugar a dudas, ocasionalmente muchos terapeutas recurrieron a tratamientos breves, incluso los psicoanalistas, desde Freud en adelante; pero por lo general lo hicieron en forma privada y en silencio. Cualquier resultado rápido obtenido se consideraba un suceso aislado y fortuito —cuando no se lo denigraba como "mejoría sintomática" o "fuga hacia la salud"—, en vez de estudiarlo y tomarlo como base de nuevos desarrollos. Aun cuando la terapia breve fue sometida expresamente a un examen positivo —un hito en este sentido fue la obra de Alexander y French de 1946—, hasta hace poco casi todos estos exámenes le "adjudicaban un papel limitado o secundario. Se le concedía escasa aplicabilidad (posiblemente útil para abordar ciertos problemas menores) o limitados al-
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
cances (posiblemente útil como expediente provisional en momentos de crisis o en diversas situaciones en que las circunstancias impedían practicar el tratamiento cabal apropiado). Desde luego, "tratamiento cabal apropiado" significaba un trabajo prolongado y objetivos que implicaban reedificar desde sus cimientos al individuo o la familia. Frente a este papel y jerarquía limitados que se asignaban, en general, a los tratamientos breves, su concepción teórica y técnica adolecía de las correspondientes limitaciones, cuyas consecuencias eran más serias aun. Vale decir, hasta hace poco el tratamiento breve consistía, principalmente, en ofrecer "menos de lo mismo" —las antiguas ideas y métodos, recortados de manera bastante arbitraria—, sin preocuparse demasiado por explorar y desarrollar nuevas visiones y enfoques. Sin embargo, en los últimos años un pequeño pero creciente número de terapeutas vienen proponiendo que toda suerte de problemas son potencialmente resolubles mediante el tratamiento breve, y han examinado y descripto los conceptos y técnicas que consideran pertinentes a tal efecto. El libro de Steve de Shazer constituye un aporte significativo en esta importante corriente. Si bien ningún documento escrito sobre la terapia puede sustituir plenamente la observación directa (y esto es válido para la transmisión y el aprendizaje de cualquier oficio), la combinación de análisis teóricos, analogías y ejemplos de sus ideas y prácticas que nos ofrece de Shazer y sus colegas resulta más clara y concreta que la que nos brindan la mayoría de las obras existentes sobre terapia. Su libro se apoya en muchos empeños anteriores, en particular los de Milton Erickson, pero también aporta varias novedades, como su particular método de trabajo en equipo y su supresión de la "resistencia" redefiniéndola como una manera peculiar de cooperar. Incluso cuestiones ya consideradas por otros autores son presentadas aquí con una visión que es característica de este grupo, como lo es su lenguaje. Todo esto me parece positivo. Creo que compartimos con Steve de Shazer la creencia de que en los asuntos humanos el cambio es permanente y no existe ninguna verdad absoluta. En consecuencia, jamás se escribirá una obra sobre terapia que sea completa y definitiva. Entretanto, seguiremos necesitando contribuciones meditadas y bien informadas, fruto de diversas perspectivas. Creo que este libro es una de ellas, y que en el estado actual de nuestros conocimientos y de nuestra práctica resultará interesante y provechoso para muchos terapeutas.
PALABRAS PRELIMINARES Bradford P. Keeney
Alfred North Whitehead afirmó en una oportunidad que cualquier crítica de un libro debe ocuparse sólo de su primer capítulo, o aun de su primera página, pues esto permite descubrir las premisas básicas en que arraigan los esquemas de ideas del autor. Desde el comienzo, cada cual muestra siempre su sesgo epistemológico. A quienes se dedican a la terapia de familia, a veces les parece de buen tono jactarse de su desinterés por la teoría o por las abstracciones formales, y de su predilección por un lenguaje más concreto y práctico para referirse a las técnicas terapéuticas. Aunque este desinterés se mantenga oculto, forma parte integral de una particular posición epistemológica. Como gustaba decir Gregory Bateson, "no se puede no tener una epistemología". En verdad, la idea misma de que uno no ha incorporado una epistemología, o de que esas cuestiones no le preocupan, puede vincularse con el hecho de que incorporó una epistemología bastante mala. La obra de Steve de Shazer es encomiable porque, declara expresamente, desde el comienzo, su postura epistemológica. Sostiene el. autor que su labor clínica se conecta con toda una serie de ideas formales a las que denomina "epistemología ecosistémica". Tras haber dejado constancia de su orientación, va urdiendo sus descripciones de la técnica, sus análisis y explicaciones, que ilustran de qué manera trabajan él y sus colegas en el Centro de Terapia Familiar Breve (CTFB). Luego de un examen somero del libro de de Shazer, algunos lectores se preguntarán si determinadas partes de él están referidas a la teoría, a la práctica clínica o a la investigación. Una saludable comprensión de la epistemología ecosistémica serviría para aclararles
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
que esta pregunta carece en gran medida de sentido. Una antigua idea de la ciencia social (presente incluso en diversas psicoteologías) consistía en afirmar que los métodos clínicos proceden de construcciones teóricas formales, que a su vez son verificadas mediante investigaciones empíricas (por lo común cuantitativas). El ordenamiento de esta secuencia diacrónica era modificado a veces, y se oía decir que la investigación influye en los métodos clínicos, contribuye a forjar la teoría, etc. Todos estos ordenamientos incorporan un panorama epistemológico en el cual sus diversos elementos componentes se arrastran y empujan entre sí de una manera secuencial —lo que ha sido llamado "causalidad lineal'"—. La cosmovisión alternativa que nos ofrece la "epistemología ecosistémica" organiza nuestra experiencia en forma más holística. Para la epistemología ecosistémica, la investigación, la práctica clínica y la teoría son procesos inseparables y a menudo simultáneos. Esta comprobación tal vez haya sido la consecuencia más radical de adoptar el paradigma alternativo. En el aspecto pragmático, lleva de inmediato a concluir que es imposible que uno establezca su domicilio exclusivamente en el área clínica, o como investigador, o como teórico. En lugar de ello, estas tres facetas se entrelazan en forma permanente, descalificando toda tajante discriminación lineal. Tal vez a una criatura integrada por todas estas facetas debería llamársela "epistemólogo". Suele considerarse la epistemología como una especie de paquete de teorías más "filosofadas" que el resto, pero hay otra manera de concebirla. La más interesante consiste en entenderla como una metáfora para integrar esas partes disociadas del proceso mental a las que nosotros, los occidentales, aludimos acríticamente como investigación, práctica clínica y teoría. De acuerdo con esto, Steve de Shazer es un epistemólogo: su mundo abarca estrategias de intervención terapéutica, elegantes esquemas teóricos formales y pautas de indagación. ¿Será demasiado osado proponer que su libro inaugura una nueva era en las ciencias humanas, en la cual el epistemólogo se sitúa en el centro mismo de las antiguas lides en que se debaten el pensamiento y la acción?
PREFACIO
Suele ser difícil conocer el origen de las ideas, y no lo es menos rastrear su desarrollo a través del tiempo y el espacio. Por más que un autor haya volcado ideas sobre el papel, sólo es responsable de esa exposición concreta o de esa construcción teórica específica. Pueden plantearse aquí dos problemas pertinentes: 1) de dónde surgieron esas ideas (sus raíces epistemológicas, teóricas e históricas), y 2) quién es su dueño. Las ideas desarrolladas en este libro arraigan históricamente en una tradición que se inicia con Milton H. Erickson y transita por Gregory Bateson y el grupo de terapeutas-pensadores del Instituto de Investigaciones Mentales (IIM). El particular desarrollo y evolución de las ideas expuestas en esta obra y de la terapia aquí descripta pertenece a un grupo de individuos que formaron el núcleo central del Centro de Terapia Familiar Breve (CTFB). Si puede afirmar se que las nuevas ideas tienen dueño (una noción bastante peculiar de Occidente), deberíamos decir que el dueño colectivo de las ideas es este grupo, y que yo, el autor del libro, no soy más que un técnico, una voz más entre las del coro. Por cierto, algunas de estas ideas se basaron en las de varios terapeutas-pensadores; algunas salieron de mi propia mente y de las descripciones de mi labor, en tanto que otras procedieron de las descripciones de la labor de los demás integrantes del grupo central del CTFB. Yo contribuí a aclarar y organizar todas estas ideas, y junto con el resto del grupo nuclear, colaboré para crear una cultura en que ellas pudieran existir, desarrollarse y ser estudiadas; pero gran parte de la información histórica se perdió en las actividades cotidianas de un grupo interesado en la terapia por motivos epistemológicos, teóricos y prácticos.
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Desde los comienzos mismos del CTFB, muchas de estas ideas cobraron forma y se nutrieron de las conversaciones informales que mantuve con Insoo Kim Berg y James F. Derks; sin ellos, este libro y las ideas que en él se expresan no se habrían podido materializar. Ambos son excelentes terapeutas y maestros de terapia, y he aprendido muchísimo viéndolos trabajar con familias a lo largo de los años. La evolución de mi trabajo debe mucho a Insoo Kim Berg, mi esposa y colega, quien me brindó todo su apoyo, a veces con grandes renuncias de su parte, para que yo pudiera pensar y escribir. Nunca podré expresarle suficientemente mi gratitud. También a raíz de la influencia de Insoo, rnis lecturas me hicieron transitar por el pensamiento asiático. La gravitación de las ideas budistas y taoístas en esta epistemología y en este modelo ha sido decisiva. Al igual que Capra (13), encuentro notables similitudes entre el pensamiento asiático y la nueva epistemología ecosistémica. Trabajando con Insoo y viéndola trabajar aprendí una enormidad acerca del modo en que se debe obrar para que las familias nos revelen su sistema. Ella tiene una maravillosa manera de conseguir que las personas dialoguen entre sí sin necesidad de pedirles que lo hagan. Sus métodos han sido perfeccionados y ampliados por el grupo del CTFB, en lo que ahora denominamos nuestro "enfoque acrítico". Insoo y yo pasamos interminables horas conversando acerca de la teoría y de su relación con la práctica y la investigación, y es probable que ella tenga tanto derecho como yo a considerarse dueña de estas ideas, que yo simplemente he volcado sobre el papel. Una terapia de familia llevada a cabo en 1979, en la que Jim Derks fue el conductor (vale decir, el miembro del equipo terapéutico reunido con la familia en el mismo cuarto), me hizo advertir que habíamos creado una nueva manera de relacionar cada tarea encargada a la familia con la respuesta de ésta a la tarea anterior. Mientras Jim y su equipo trabajaban con la familia, yo me dediqué a repasar las videocintas. Recuerdo que le dije que "algo había cambiado" en esa terapia, y que convenía conservar esas Cintas. Hacía varios años que yo venía observando la labor de Jim, pero algo me impactó en su particular manera de enfocar el problema de esta familia. Jim, por el contrario, entendía que su método gradual no hacía sino amoldarse a ese tipo de familia y al problema especial que presentaban. Sólo estudios posteriores nos permitieron averiguar en qué consistía la índole germinal de esta nueva manera de contemplar a una familia, y se nos aclararon entonces los métodos que habíamos estado empleando para relacionar una tarea con otra. Este es sólo un ejemplo, pero señala la naturaleza de la evolución
PREFACIO
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de las ideas y el nexo entre la práctica y la construcción de modelos. Mientras que para mí el enfoque empleado por Jim en esa ocasión era "diferente", él insistía en que era "el de costumbre". Yo estaba convencido de que ni Insoo ni yo habríamos abordado de igual manera ese problema familiar tres años atrás; no obstante, el posterior estudio de las cintas de este y otros casos "demostró" que Jim estaba en lo cierto: era el enfoque "de costumbre", pues hacía más de dos años que veníamos trabajando de este modo. Sin embargo, también yo "estaba en lo cierto"; al percibir algo diferente, pude discernir en qué se apartaba este modelo del que habíamos utilizado antes; y así nació nuestro nuevo modelo de terapia. (Así pues, ¿quién es el dueño de estas ideas?) Al contar con este nuevo aparato conceptual, observamos gran número de sesiones de terapia de familia y apreciamos las pautas que en ellas, se daban.
EVOLUCIÓN Nuestro modelo no nació maduro, sino que se desarrolló gradualmente a lo largo de un cierto período, con la ayuda de otras personas aparte de las que integraban el grupo nuclear del CTFB. En los últimos tiempos se ha vuelto común, entre algunos terapeutas de familia y entre muchos de los que se dedican a la terapia breve, emplear una pantalla de visión unidireccional tras la cual se sitúa un observador o grupo de observadores. En muchas oportunidades esto se hace con fines de formación (50), y mientras el educando trabaja con la familia, del otro lado de la pantalla el instructor1 observa. En el curso de la sesión, el instructor presta atención tanto a las necesidades de la familia como a las del educando, y en general el contacto entre ambos se limita a llamadas telefónicas: cada vez que el instructor quiere darle un consejo, hacerle una sugerencia o un comentario, simplemente lo llama por teléfono». La misión del instructor consiste en corregir en el momento los errores que el educando comete, en lugar de esperar a una sesión de supervisión post mortem, cuando ya sería demasiado tarde para corregir el error. Charles Fulweiler, en un comentario efectuado a Haley y Hoffman (36), describió otro modo de usar la pantalla trabajando a solas
A lo largo del libro designamos con el género masculino a instructores, educandos, terapeutas, conductores, investigadores, etc.; se sobreentiende que pueden ser de cualquiera de los dos sexos.
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con una familia, le daba a ésta alguna tarea que debía cumplir dentro de la sesión y se retiraba del otro lado de la pantalla para observarla; así podía reducir al mínimo la interferencia directa del terapeuta mientras se realizaba la tarea. Pero el encuadre mismo era una forma de interferencia, ya que no era lo mismo que la técnica de la "cámara de filmación ingenua" que registra a la familia sin que ésta se dé cuenta. No obstante, permitía al terapeuta poner mayor distancia y alcanzar una visión más "objetiva" de la familia, semejante a la que tiene un observador ubicado detrás de la pantalla. Por añadidura, le daba tiempo al terapeuta para reflexionar acerca de la manera más útil de ayudar a la familia. Algunos grupos terapéuticos, como los del IIM (64, 67) y los del CTFB antes del desarrollo del nuevo modelo, recurrieron a un grupo de colegas situados detrás de la pantalla como consultantes inmediatos; pero también en estos casos, la mayoría de los contactos durante la sesión se producían a través del teléfono. El grupo hacía sus sugerencias cada vez que advertía que el terapeuta se encontraba en dificultades. Muy de vez en cuando, uno de los consultantes ingresaba en el cuarto en que se efectuaba la terapia para ayudarlo. En general, la pantalla de visión unidireccional era considerada parte del muro, y el grupo actuaba tan separado del terapeuta como si fuera una pared y no una pantalla; antes de la sesión se reunían para planear la estrategia o la táctica, y concluida aquélla, para repasar lo que había sucedido.
quienes estaban detrás de la pantalla seguían concibiéndose como "observadores", colocados allí para vigilar lo que hacía con la familia otro miembro del equipo. Todo el procedimiento se consideraba fundamentalmente como una posibilidad de aprender algo más acerca de la práctica de la terapia breve. La pausa para la consulta se volvió, como decimos, rutinaria, no obstante lo cual el grupo siguió pensando que el terapeuta y la familia eran algo "extrínseco", un objeto de estudio, y la pantalla, una pared que los ponía a buen resguardo de la sesión terapéutica. El grupo actuaba como si formara parte de un equipo de filmación con cámara ingenua, y por lo tanto entendía que su interferencia no era muy grande. De hecho, trataba de intervenir lo menos posible. salvo durante la pausa. También el terapeuta se comportaba "como si" trabajase solo, con excepción del momento en que rutinariamente abandonaba el cuarto, una vez durante la sesión, para consultar con sus colegas.
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LA PAUSA PARA LA CONSULTA
Un día, mientras un grupo del CTFB observaba a una familia, la barrera que los separaba del terapeuta de hecho se derrumbó: los consultantes hicieron una sugerencia, el terapeuta no la aceptó y dejó el cuarto en el que estaba con la familia para reunirse con sus colegas. Una vez zanjada la discrepancia, entre todos desarrollaron un plan para el resto de la sesión. Este fue el comienzo de la "pausa para la consulta", que se convirtió en asunto de rutina en este grupo, y que resultó ser un gran avance respecto de la comunicación por el teléfono. Sin embargo, no se advirtió de inmediato que este cambio en la interacción entre el terapeuta y el grupo constituía una diferencia que establece una diferencia (9). La mayoría de las veces, todo lo que hacía el terapeuta era comentarles durante la pausa su plan para el resto de la sesión, y recibir las correspondientes sugerencias. Si era uno de los miembros jóvenes del grupo, muy probablemente los observadores se mostraban más directivos respecto de ese plan; pero
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EL ELOGIO
Cierta vez, una de las personas asistidas contribuyó a modificar esta percepción de las cosas. No mucho después de la intervención que dio origen a la pausa para la consulta, un miembro de una fa milia quiso saber cuáles eran los comentarios que habían hecho los observadores. Ni el terapeuta ni el grupo estaban preparados para esto, pero el pedido parecía razonable. El grupo le transmitió por teléfono un breve comentario, sumamente elogioso, acerca de los esfuerzos que estaba realizando la familia para resolver su terrible problema. La familia se mostró rebosante de júbilo, y el terapeuta siguió adelante con la intervención tal como la había programado, como si nada importante hubiese acontecido. La sesión terminó en un tono muy positivo. Lo cierto es que algo importante había sucedido, aunque en ese momento no lo advirtieran: se había quebrado la pared divisoria entre el grupo y la situación terapéutica, de modo similar a lo que ocurre en la física subatómica: Lo más importante del principio cuántico es que destruye el concepto de que el mundo es algo "extrínseco" que está allí afuera, y del cual el observador se halla separado a buen seguro por una placa de vidrio de veinte centímetrosIncluso para observar un objeto tan minúsculo como un electrón, debe irrumpir a través del vidrio instalando en ese lugar el equipo de medición que ha escogído... Además, la medición misma modifica el estado del electrón. A partir de ese momento, el universo jamás será el mismo. Para describir lo que sucedió es me-
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
nester tachar con una cruz esa antigua palabra, "observador", y reemplazarla por otra nueva, "participante". En algún sentido inhabitual, el universo es un universo participatorio (Wheeler, en 13, pág. 127). El hecho de "romper el vidrio" que separaba la terapia del grupo situado detrás de la pantalla se convirtió pronto en un "nuevo encuadre terapéutico"; a la postre, dio lugar a un nuevo modelo, que a su vez exigió una nueva epistemología ecosistémica (70) y una nueva teoría del cambio. Los participantes situados detrás de la pantalla comenzaron a trabajar de consuno con el terapeuta (que ahora pasó a denominarse el "conductor") durante las pausas para la consulta, a fin de elaborar la intervención principal que él luego propondría a la familia en nombre del equipo. Estas proposiciones, en general, comenzaban con una formulación positiva, denominada "elogio", que el conductor llevaba consigo al volver al cuarto en que se desarrollaba la terapia. Los fundamentos para que el terapeuta retornara con un elogio eran simples. Originalmente, estos mensajes estuvieron destinados a fortalecer la posición del equipo, como un coro del cual el terapeuta era el vocero al regresar al cuarto. Las proposiciones se formulaban en términos positivos a fin de aminorar el impacto de la presencia del equipo, en la hipótesis de que la familia presuntamente suponía que esos especialistas le harían pasar un mal rato con sus críticas. El equipo dedicó algún tiempo cada semana a perfeccionar este enfoque participatorio de la terapia breve, ignorando que tanto en Milán (56) como en Nueva York (5) otros dos grupos habían empezado a trabajar de una manera muy semejante. Los participantes detrás de la pantalla comenzaron a meterse más y más en la sesión a medida que se les hizo cada vez más claro el efecto que tenía el coro. Empezaron a trabajar en el CTFB con dedicación exclusiva, y el enfoque fue elaborado y perfeccionado; los roles del conductor y de los participantes fueron definidos de modo tal que el equipo debió injerirse cada vez más en la sesión. A esta altura, ya el conductor y los participantes se veían a sí mismos como integrantes de una unidad, un equipo terapéutico, y a la familia como un subsistema de un suprasistema más amplio que incluía al equipo: ya habían adoptado una perspectiva ecosistémica. Vale decir, había surgido un punto de vista o un estilo de descripción que incluía las conexiones ecológicas del sistema. Detrás de la pantalla, la tarea consistía en planear intervenciones terapéuticas y observar los resultados; del otro lado, consistía en establecer una relación viable con la familia y reunir los datos indis-
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pensables para que el resto del equipo hiciera su labor. Durante la pausa para la consulta confluían los resultados de ambas tareas, y cuando el conductor retornaba a la sesión era vocero del equipo en su conjunto, aplicando con la familia una serie de intervenciones cuidadosamente orquestadas y diseñadas por aquél. A raíz de este nuevo encuadre y del cambio de percepción sobre el papel del equipo, ciertos conceptos y teorías que este modelo tomó de otros anteriores comenzaron a perder vigencia. Los modelos conceptuales son como cualquier otro sistema: si se cambia uno de sus elementos, este cambio afecta de alguna manera a todos los demás y a las relaciones entre ellos. El presente libro versa sobre estos cambios.
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INTRODUCCIÓN
EPISTEMOLOGÍA ECOSISTEMICA Todo modelo clínico que pretenda enseñarse, así como toda teoría coherente (ya sea que verse sobre terapia familiar o sobre física debe tener un fundamento epistemológico; y es natural que el proceso de pensar, conocer y decidir acerca de la terapia familiar refleja las ideas de Gregory Bateson (8,9). Desde sus primeros trabajos en este campo con Ruesch (4) y los posteriores sobre la teoría de la doble ligadura (5),* las lucubraciones de Bateson han tenido gran repercusión en la esfera de la terapia familiar; y esta influencia ha sido tanto implícita como explícita. Lo mismo ha ocurrido en el caso de este libro. Como el contexto en que surgieron esta teoría y modelo es el d la "terapia familiar", y dado que suele concebirse a la familia como un "sistema", la epistemología correspondiente debe ser por fuerza sistémica. Wildon y otros autores han puntualizado que "según la concepción de von Bertalanffy, el 'medio ambiente' es en esencia una suerte de 'fondo' pasivo sobre el cual se desplaza el 'organismo (la figura)" ( 7 1 , pág. 39). Esta era la concepción predominante cuando surgieron muchos de los modelos sistémicos de la terapia familia: y por ende se hizo extensiva a tales modelos y conceptualizaciones. Si se toma como fundamento esta concepción, es fácil incurrir en el error de trazar una frontera entre el sistema familiar y el terapeuta. La conducta que se desenvuelve entre ambos es totalmente interactiva y comunicativa; sin embargo, desde esa perspectiva suele con
* He optado por "doble ligadura" como traducción de "double bind", por cuanto la traducción habitual —"doble vínculo"— no tiene a mi juicio la connotación de "ligadura" o "atadura" que sí tiene el término inglés. [T.] (
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
siderarse al terapeuta separado del sistema familiar, del mismo modo que el químico tradicional está Separado, en su laboratorio, de las sustancias con las que opera. Así es como muchos modelos de terapia del sistema familiar caen en la epistemología prevaleciente, la cual, en las palabras de Bateson, es una epistemología de causación lineal, o de "fuerzas" o"poderes actuantes". Para el experto en la teoría general de los sistemas, ella implica imponer ideas pertinentes para un sistema cerrado a aquellos aspectos de la realidad que son sistemas abiertos; se niega así la relación entre la energía y la información; dividiendo las totalidades (ecosistemas) en "cosas" presuntamente independientes (71, pág. 210). Este error de cosificar las diferencias entre los componentes de una totalidad convirtiéndolos en "opuestos imaginarios" (71, pág. 219), puede llevar a aplicar los métodos científicos tradicionales de investigación (según los cuales a cada causa le corresponde un efecto) en un sistema que tiene cadenas de determinación circulares o más complejas aun. Desde luego, se presume que existe cierta regularidad en la relación entre la causa y el efecto, ya que de lo contrario nadie podría conjeturar la diferencia entre una y otro dentro de una cadena de causación compleja. "La diferencia existente entre el efecto y la causa cuando ambos son incorporados a un sistema adecuadamente flexible es la premisa primordial de lo que puede denominarse transformación o codificación" (9, pág. 110). Pero el método científico tradicional, consistente en aislar la causa que corresponde a cada efecto, es harto simplista para ser aplicado a un marco ecosistémico complejo. Dado que el sistema, o ecosistema, "es circular, los efectos de sucesos que acontecen en cualquier punto del circuito pueden transmitirse a todo él y producir cambios en el punto de origen" (9, pág. 104). El mismo error en cuanto a la fijación de límites prevalecía, a todas luces, en los modelos de terapia del sistema familiar que incluían a un observador o grupo de observadores detrás de una pantalla de visión unidireccional. En general, no se consideraba al grupo de observación como parte del "sistema terapéutico"; no lo hacían ni siquiera quienes incorporaban al terapeuta junto con la familia dentro de la misma descripción sistémica. Aplicando una diferente puntuación ecosistémica, que concibe al sistema terapéutico como un sistema abierto, deben incluirse las necesidades de este sistema en la descripción que se haga del sistema familiar. Además, tanto el terapeuta como los observadores formarían parte en tal caso del ambiente del sistema familiar, que es aquello a lo que se refiere Wheeler
INTRODUCCIÓN
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(metafóricamente, en lo tocante a la terapia familiar) cuando dice que el físico irrumpe con su instrumento a través de la capa protectora de vidrio, convirtiéndose así en participante más que en observador: alude con esto al principio de incertidumbre de Heisenberg, que establece que es imposible efectuar una observación sin inmiscuirse a interferir en lo observado. Una vez que la descripción de la terapia incluye al sistema del terapeuta (que a su vez incluye al grupo situado detrás de la pantalla) y al sistema familiar, debe examinarse un nuevo suprasistema. Este modo de pensar, conocer y decidir se denomina epistemología ecosistémica (47; 70). Esta epistemología traza sus propios límites metodológicos en torno de los subsistemas de la familia y de los terapeutas, entendidos ahora como componentes del nuevo suprasistema. Durante la terapia, cada subsistema forma parte del ambiente o contexto del otro; y como ambos subsistemas se comunican entre sí —condición de un sistema abierto-, su interacción se vuelve circular o más compleja aún: Actúan en forma secuencial y también simultánea En verdad, las personas hablan en secuencias, pero intercambian simultáneamente palabras y miradas y efectúan toda una serie de cosas sometidas al sistema prevaleciente de sus estados de ánimo, planes, atuendos, insignias, decorados y escenarios. Hoy en día nadie admitiría que cada uno de los partícipes simplemente "causa" lo que dice o hace el otro. Diríamos más bien que sus actividades están también causadas por los contextos globales en que se inscriben sus vidas, su relación actual, el plan de acción que se fijaron para ese encuentro, así como otros sistemas o contextos más amplios... La "comunicación" abarca todo lo que la gente hace, dice y piensa conjuntamente (53, pág. 131).
EL EMBROLLO DE LA HOMEOSTASIS Como el tema de la terapia familiar es el cambio, una epistemología ecosistémica debe contener los fundamentos de una teoría del cambio.1 El modelo del sistema familiar se basó en el concepto de "homeostasis", que incluía los mecanismos homeostáticos, descriptos como aquellos que restauraban el sistema a su statu quo y de ese modo mantenían enfermo al paciente (45). Esta interpretación del concepto de homeostasis, en lugar de constituir una noción sistémi1
Una exposición detallada de la epistemología de la terapia familiar estaría fuera de lugar en este libro, cuyo enfoque es principalmente clínico.
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ca, resulta mecánica, un circuito cerrado, "al igual que el aparato de Ashby al que desgraciadamente se rotuló 'homeostato'. Dicho aparato se limitaba a la búsqueda aleatoria de estabilidad: carecía de memoria y le era imposible aprender nada. Es entonces un sistema cerrado, puesto que está cerrado a la información y al control, y sólo está abierto a la energía" (71, pág. 375). Por consiguiente, él es su propio medio ambiente y se afana por alcanzar un equilibrio mecánico. Este concepto de homeostasis, basado en el homeostato, se amolda al concepto de sistema más o menos cerrado propio de la primitiva concepción de "la familia como sistema", que deriva de von Bertalanffy. A medida que el concepto de homeostasis (incluidos los mecanismos homeostáticos) fue ganando mayor aceptación, la homeostasis fue equiparada a la "ausencia de cambio", convirtiéndose en una de esas "ideas que perjudican a los terapeutas" que vino a añadirse a la lista enumerada por Haley (39). Fue así como se produjo un embrollo. Speer (59) se preguntó si bastaba con la homeostasis, y dio una respuesta negativa. Sostuvo que una teoría sobre la estabilidad -o sea, sobre el modo en que las cosas no cambian- no es un buen fundamento para una teoría del cambio, y en consecuencia era una profunda ironía que las conceptualizaciones de la terapia familiar se erigieran sobre la base de la homeostasis. Speer sugirió añadir a la teoría del sistema familiar el concepto de "morfogénesis" (cambio de estructura), introducido en la cibernética por Maruyama, quien describió la morfogénesis de esta manera: Una vez que un sistema arranca en la dirección correcta y con suficiente impulso inicial, las retroalimentaciones positivas mutuas que amplían la desviación pasan a controlar el proceso, y el desarrollo consecuente será desproporcionadamente grande en comparación con ese impulso inicial (48, pág. 166). Buckley postuló asimismo la necesidad de un concepto de morfogénesis: Al ocuparnos del sistema sociocultural... saltamos a un nuevo nivel sistémico y necesitamos un nuevo término, no sólo para dar cuenta de las características de mantenimiento de la estructura, sino también de la elaboración de la estructura y de los rasgos cambiantes de un sistema intrínsecamente inestable; vale decir, necesitamos un concepto de morfogénesis (12, pág. 15). Hoffman (42), al igual que Buckley, describe el "sistema de la familia" diciendo que posee características homeostáticas o morfostáticas, o niveles y características morfogenéticos.
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No obstante, en 1982 la cuestión aún no había sido zanjada, y Dell (17) vuelve a preguntarse si basta con la homeostasis criticando los usos y abusos actuales del término y llegando a la conclusión de que se ha vuelto inútil y confuso. Lo que no advirtieron ni Dell ni los otros terapeutas que cuestionaron el concepto de homeostasis es que la "estabilidad" y el "cambio" son términos pertenecientes a diferentes tipos lógicos. La clase de cosas, sucesos, pautas o sistemas que pueden denominarse "estables" excluye a la clase de cosas, sucesos, pautas o sistemas que pueden denominarse "cambiantes". En consecuencia, para dar una respuesta apropiada al interrogante planteado por Speer, hay que dividirlo en dos partes: 1) sí, la homeostasis basta en el nivel utilizado para describir la estabilidad sistémica; y 2) no, la homeostasis no basta en el nivel utilizado para describir el cambio sistémico; en este, último nivel, el concepto organizador es el de "morfogénesis". Quienes realizaron las primeras conceptualizaciones en esté campo se empeñaron por organizar sus percepciones de "la familia como sistema". Lo que más parece haberlos impresionado es la impenetrabilidad de las familias perturbadas. Ciertas ideas de la cibernética coincidían con lo que observaban: las familias actuaban "como si" fuesen sistemas cibernéticos. Por lo tanto, tomaron en préstamo' de esa disciplina el concepto de "homeostasis" a fin de ordenar sus observaciones acerca de la estabilidad de estas familias. (Desde luego, ese concepto se amoldó a la perfección al concepto terapéutico de "resistencia", que formaba parte de la cultura en que surgió la conceptualización de la familia como sistema). Por cierto, las familias que ellos estudiaban se las habían ingeniado para mantener durante un largo período sus conductas perturbadoras, y el concepto de homeostasis brindaba a estos investigadores, un procedimiento heurístico para definir tales fenómenos. Fue por ello que Bateson y otros autores (6) pudieron describir la familia como un sistema autocorrectivo y homeostático, activado por el error. Desde entonces, los primeros teóricos y terapeutas de familias no cayeron en la cuenta de que el "estudio de la familia" y el "estudio de la terapia familiar" pertenecen a diferentes tipos lógicos: el primero es un estudio de la estabilidad, en tanto que el segundo es un estudio del cambio. La homeostasis es un concepto válido cuando se enfoca "la familia como sistema", ya que en esta situación el límite metodológico se traza en torno del sistema que se está examinando: "la familia"; mientras que si el sistema que se está examinando se define como "el sistema abierto de la situación terapéutica", el límite se traza en torno de dos subsistemas: el del terapeuta y el
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de la familia, que componen el suprasistema terapéutico; y en tal caso el concepto organizador tiene que ser distinto porque el foco está puesto en el cambio -la morfogénesis-. De otro modo, surge la paradoja de describir una teoría del cambio basándose en un concepto de estabilidad. Este error epistemológico obliga a efectuar acrobacias conceptuales para explicar lo que sobreviene en la situación de la terapia familiar. Así pues, lo que parece haber sucedido es que un límite metodológico necesario para el estudio de la familia como sistema se trasladó al nivel siguiente, más complejo, en el cual dicho límite se convirtió en un obstáculo. O sea, al considerar la terapia y el cambio bajo la lente de la homeostasis, se creó una oposición artificial entre el terapeuta (que estaba en favor del cambio) y la familia (homeostática, y por ende contraria al cambio); y ello porque se recurrió a la descripción de un sistema comparativamente cerrado (la familia como sistema homeostático) con el fin de describir una parte o componente de un suprasistema terapéutico más abierto. Así surgió la paradoja o "embrollo de la homeostasis", confundiendo los tipos lógicos. Una teoría del cambio terapéutico exige una descripción en ese nivel más complejo (el suprasistema), y una epistemología morfogenética o ecosistémica es adecuada para ella. Al aclarar el embrollo de la homeostasis se allana el camino para una teoría del cambio que utilice el concepto de morfogénesis, y que no requiere acrobacias conceptuales para dar cuenta de la estabilidad dentro de una teoría de los sistemas cambiantes. La estabilidad no constituye un foco apropiado para una epistemología que se adecue a la terapia familiar, y en consecuencia no es un tema que interese a una teoría del cambio. CAMBIO Uno de los conceptos centrales de la epistemología de Bateson (8,9) es el de la diferencia que establece una diferencia, vale decir, una "idea" que es la noticia de una diferencia. "En el proceso espiritual, los efectos de la diferencia deben considerarse como trans-formas, o sea, versiones codificadas de la diferencia que los precedió" (9, pág. 109). Y ambos términos, "trans-formas" y "diferencia", están asociados a la palabra "cambio". La información es primordialmente un mensaje sobre una diferencia. Cuando Bateson afirma que la información es la diferencia que establece una diferencia, "está
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aludiendo a ese uso de la distinción, dentro de un conjunto dado de ' variables, que posibilita la transformación ulterior y continua de las diferencias" (71, pág. 222). Bateson sostiene que una idea se origina en dos descripciones de un mismo proceso o secuencia que son codificadas o reunidas en forma diferente. Vale decir, la relación entre ambas descripciones es un "adicional" [bonus] o la noticia de una diferencia: El primer paso consiste en reconocer que la unidad de supervivencia es el mensaje en circulación dentro del ecosistema, ya sea que el ecosistema en cuestión se defina metodológicamente en el nivel biológico, el sociocultural, el psicológico o algún otro. A diferencia de la energía, la información (los mensajes) tanto puede ser creada como destruida, fundamentalmente porque la propia posibilidad de la información depende de un código compartido por emisor y receptor. (Al hablar de "emisor" y "receptor", quiero significar el procedimiento heurístico que nos permite decir que hay un mensaje en circulación). En verdad, el código, como puntualiza Bateson, es la relación; si el código no es recíproco, el mensaje se recibe como "ruido". Y cuando la posibilidad de la información queda suprimida porque desaparece la relación entre el emisor y el receptor, el ecosistema sucumbe (71, pág. 218). Así pues, el "emisor" del mensaje terapéutico (el subsistema del terapeuta) necesita compartir un código o relación con el "receptor" (el subsistema de la familia); de lo contrario, el mensaje no pasaría de un componente del ecosistema al otro, y el ecosistema terapéutico sucumbiría. Pero ese mensaje transmitido dentro del "código" tiene que contener información relativa a una diferencia que establezca una diferencia, pues de lo contrario no habrá cambio; y en definitiva, lo que le interesa a la terapia es el cambio. Si, como sostiene Wildon, todos los errores epistemológicos de la ciencia y la filosofía son errores de puntuación, entonces muchos de los errores epistemológicos que se encontrarán en este texto son probablemente del mismo tipo que aquellos que el texto critica. Y esto no debe sorprender a nadie, dado el predominio que aún tiene la "antigua epistemología".
CAPITULO 1
UNA TEORÍA BINOCULAR DEL CAMBIO
ISOMORFISMO Una vez que los integrantes del equipo terapéutico irrumpieron a través de la pantalla y dejaron de ser observadores para convertirse en participantes, se les hizo evidente que era indispensable una epistemología ecosistémica (47, 70), como vimos en la "Introducción". A partir de ese momento, los elementos básicos de la situación terapéutica se concibieron como pautas que envolvían a las familias y a los terapeutas (o, dicho con más precisión, al equipo terapéutico), así como a la interacción o intercambio de información entre estos dos componentes del sistema terapéutico. Puede considerarse que los dos subsistemas (el de la familia y el del equipo terapéutico) interactúan de modo tal de crear una nueva pauta o pautas, y por ende un suprasistema: "Esta concepción de los campos relacionales entrelazados del terapeuta y de las personas identificadas como pacientes es comparable a las pautas del moaré, en las que dos figuras independientes interactúan creando una nueva figura emergente" (47, pág. 126). Este cambio radical en nuestras descripciones y métodos de observación implica alterar la estructura general del trabajo terapéutico y de la teoría que le sirve de base, y exige una nueva teoría o modelo del cambio, que reconozca "la imposibilidad de separar al observador científico de los fenómenos observados" (13, pág. 266). Si los dos subconjuntos de pautas (el subconjunto de la familia y el del equipo terapéutico) se interconectan, la teoría del cambio que orienta las intervenciones de los terapeutas debe basarse en la nueva pauta emergente. Dicha teoría tiene que guiar la descripción de esta Agradezco a Bradford P. Keeney haber leído una versión anterior de este material y sugerido el nombre de esta teoría.
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pauta, que a su vez debe ser descripta en términos interaccionales. Por añadidura, la descripción debe incluir, en primer lugar, el motivo de consulta o "queja" [complaint] de la familia; luego, la pauta de intervención terapéutica; a renglón seguido lo que la familia informa sobre su respuesta frente a esta intervención; a continuación, la próxima intervención, y así sucesivamente. Es preciso incluir la descripción de las pautas que se desarrollan en el curso del tiempo durante la terapia, de modo que el equipo terapéutico pueda conocer, al menos en alguna medida, la eficacia de sus intervenciones. Este esquema conceptual sugiere que en la pauta de intervenciones terapéuticas, en la pauta del motivo de consulta familiar y en la interacción entre estas dos pautas debe haber "algo" que promueva el cambio. Desde que el equipo terapéutico pasó a estar constituido por participantes capaces de definir lo que en apariencia es ese "algo", y de qué modo la interacción entre los dos subsistemas puede poner en marcha el proceso de cambio, surgieron dos conceptos primarios: los de "isomorfismo" y "cooperancia". Una de las ideas de Bateson sugiere cómo debe describirse este "algo" relativo a las pautas emergentes: "Si uno anda por ahí con la pauta A y se topa con la pauta B, todo lo que le llega es su propia pauta A más un híbrido de A y B. Jamás ve B" (47, pág. 126). Por consiguiente, si la intervención terapéutica se designa como "pauta B" y el motivo de consulta de la familia se designa como "pauta A", la familia recibirá a lo sumo una mezcla de A y B. No menos cierto es que si el equipo terapéutico anda por ahí con la pauta B y se topa con la pauta familiar A, jamás verá A: a lo sumo, recibirá una mezcla de B y A. La diferencia entre "mezcla de B y A" y "mezcla de A y B" es decisiva para la teoría binocular del cambio. Si esta descripción de lo que sucede es correcta, la familia que recibe una intervención nunca recibirá el mensaje sino como parte de un híbrido. Si se pretende que se produzca un cambio en estas pautas emergentes, es menester que la pauta B esté íntimamente vinculada a la pauta A, de modo tal que la intervención terapéutica sirva para reencuadrar o redefinir la pauta A. Quizás los datos concretos de la situación sigan siendo los mismos, pero cambie el contexto en que se sitúan. Esto, al menos, es aceptable para la familia, porque la intervención toca un terreno que le es conocido. El concepto de isomorfismo puede contribuir a mejorar la definición de lo que debe abarcar ese "algo" relativo a las pautas y las descripciones de estas últimas: Se dice que dos estructuras complejas son "isomorfas" cuando pueden ser
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homologadas entre sí de modo tal que para cada parte de una de ellas hay una parte correspondiente en la otra;y aquí "correspondiente" significa que las dos partes cumplen funciones similares en sus respectivas estructuras. Este uso de la palabra "isomorfo" deriva de una noción matemática más precisa (43, pág. 49). Hofstadter insiste en que "son estas percepciones del isomorfismo las que crean significados en la mente de las personas" (43, pág. 50). Y en la situación terapéutica, este significado puede llamarse "cambio". En general, el proceso de cambio se inicia con una "idea" o noticia de una diferencia que es el "resultado" de reencuadrar o cambiar los significados contextuales de un conjunto de "hechos" concretos (64). Sin embargo, el reencuadre no es un acto sino un proceso (21) que modifica la percepción que la familia tiene de su propia situación y da lugar a nuevos comportamientos (lo cual prueba que han cambiado las percepciones), que a su vez crean nuevas experiencias subjetivas. El concepto de isomorfismo sugiere que si la descripción del equipo terapéutico y su pauta de intervención B es más semejante a una pauta A1 (versión reencuadrada de la misma pauta A), la familia percibirá en el híbrido formado por A y A1, un significado que probablemente promueva el cambio. Una metáfora acerca del "adicional" de la percepción de la profundidad, que recibimos por el hecho de que los dos ojos estén viendo las mismas cosas desde ángulos diferentes, nos ayudará a esclarecer ese "algo" sobre la descripción y el proceso de intervención del equipo terapéutico. Entre la visión del ojo derecho y la del ojo izquierdo hay una homologación isomorfa, y el significado de esto es el "adicional de la percepción de la profundidad"; Puede decirse que el cerebro recibe dos mensajes: 1) la visión de una misma cosa por parte de cada uno de los ojos: isomorfismo; y 2) la "noticia de la diferencia" entre las visiones de cada ojo: esta relación es la que crea la percepción de la profundidad. Esta noticia de la diferencia es una parte importante de la epistemología en que se apoya la teoría binocular del cambio, y también una parte importante del proceso por el cual conocemos. Así pues, es dable aplicar a la terapia el concepto de isomorfismo entendiéndolo como la capacidad del equipo para describir de tal modo la pauta expuesta por la familia (A), que su descripción reencuadrada (A1) sirva de guía para planear una intervención homóloga a aquélla. Es menester que los elementos que componen la descripción del equipo guarden correspondencia con los elementos que componen la descripción de la familia y con las pautas que ésta ha exhibido en la sesión o sesiones terapéuticas. Además, el equipo de-
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be hacer su descripción (A1) desde un ángulo distinto, para que la familia pueda recibir la noticia de una diferencia, una variación perceptual que promueva el cambio en sus pautas. El cambio de conducta resultante generará una experiencia subjetiva distinta. Esta descripción isomorfa permite al equipo terapéutico planear intervenciones isomorfas, en particular el "subconjunto del elogio" dentro del conjunto de la intervención terapéutica compuesta por "el elogio y el indicio". Pero si se incluye el concepto de isomorfismo en la teoría binocular de! cambio sin tomar en cuenta las ideas de Batesen acerca de la noticia de la diferencia, se puede incurrir en el error terapéutico que consiste en "ser absorbido por el sistema familiar". Esto puede considerarse, asimismo, un "isomorfismo accidental", y no es provechoso ni para la familia ni para la terapia, puesto que no existe un ángulo distinto que proporcione la deseada percepción de la profundidad ó el adicional conducente al cambio.
COOPERANCIA
Al desarrollarse la teoría binocular del cambio, al concepto de isomorfismo se le sumó el concepto concurrente de "cooperancia": cada familia (y también cada individuo o pareja) exhibe una modalidad singular de intento de cooperar, y la tarea del terapeuta consiste, en primer lugar, en describir para sí esa modalidad particular que presenta la familia, y luego en cooperar con ella y de ese modo promover el cambio. (Vale decir, el equipo advierte que Ja modalidad de cooperancia de algunas familias incluye la ejecución de tareas que promoverán el cambio. Anteriormente, la manera en que las familias respondían a las tareas que se les planteaban se describía con el concepto de resistencia. Algunas familias cumplían con la tarea encomendada, otras la eludían, la modificaban o hacían todo lo contrario. Eludir la tarea, modificarla o hacer todo lo contrario se consideraba "resistencia". En el capítulo 4 describiremos el uso de las tareas, así como las categorías generales de la cooperancia). Se emplea la palabra "cooperancia" [cooperating] en lugar del término más habitual "cooperación" [cooperation] para recordar al terapeuta que el proceso consiste en una interacción continua entre ambos subsistemas.* El concepto de cooperancia parece más útil y * En inglés "cooperating", inflexión verbal, tiene un matiz más activo que el sustantivo "cooperation". [T.]
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adecuado a una epistemología ecosistémica que el de resistencia, cual reemplaza. Si el concepto de isomorfismo se refiere principalmente a los significados, contextos o marcos conceptuales y emocionales en que se experimenta una situación, el de cooperancia se refiere principalmente a los comportamientos concretos que dicha situación abarca. Debe advertirse que ambos conceptos son "concurrentes"; o sea, no se los utiliza por separado (o bien el isomorfismo o bien la cooperancia), sino en forma conjunta (tanto el isomorfismo como la cooperancia). El cambio terapéutico envuelve a la vez modificaciones conceptuales y de conducta. Originalmente, el concepto de resistencia formó parte de modelo de terapia y de una epistemología diferentes, y, en consecuencia, de teorías diferentes acerca del cambio. Se recurrió a él para explicar determinados comportamientos de la persona que acudía a la consulta, a quien se consideraba un objeto de estudio "extrínseco". Su conducta se explicaba como el resultado de una dinámica interna, empleando el término "resistencia" para describir la renuencia de sujeto a evocar experiencias ansiógenas del pasado. Se decía que la tarea del terapeuta consistía en revelar este material reprimido, pero que cuando tocaba esta zona de la vida de su cliente, éste se resistía Este concepto lineal se trasladó a modelos más interaccionales de la terapia, donde se empleó también el término "resistencia", aunque su definición empezó a modificarse. Uno de los grandes innovadores de los métodos terapéuticos ha sido Milton H. Erickson. Su obra nos suministra noticias de una diferencia que influyeron enormemente en el desarrollo de la terapia familiar y de la terapia breve (véase el capítulo 2). A partir de su concepción de la hipnosis, Erickson formuló una definición que ampliaba el concepto de "resistencia" para incluir algunas de las conductas que el terapeuta desarrollaba en la situación: Si usted les sugiere que se abstengan de hablar... ellos se abstienen. Y si les sugiere que hablen..hablan. Pero se abstienen y hablan respondiendo a lo que se les ha dicho. Y en la medida en que vayan a abstenerse, usted debe alentarlo a que se abstengan (37, pág. 97). Dado que abstenerse de hablar puede describirse como un tipo de resistencia, este concepto se generalizó luego en lo que podría denominarse "la primera ley de Erickson": en la medida en que él sujeto vaya a resistirse, el terapeuta debe alentarlo a que lo haga. (Durante muchos años esta ley formó parte, al menos implícitamente, del trabajo clínico de Erickson).
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Los especialistas en terapias breves del IIM basaron gran parte de su labor en el desarrollo de los procedimientos de Erickson. Perfeccionaron sus conceptos incluyendo las conductas reactivas del terapeuta frente a la resistencia del paciente a cambiar: En más de un sentido, esta forma de resolver el problema es semejante a la filosofía y la técnica aplicada en el yudo, en que al impulso del adversario no se le opone un impulso contrario de fuerza igual o mayor, sino que más bien se lo acepta y amplía cediendo a él y acompañándolo. Esto es algo que el adversario no esperaba; para él las reglas del juego consistían en oponer una fuerza a otra, o una fuerza de la misma índole que la otra pero mayor; por consiguiente, suponía que habría de sobrevenir un contra-impulso, y no un juego totalmente distinto (64,pág. 104).
Según esto, la resistencia sigue "situada" en el cliente que acude a la consulta, y se la describe como algo que éste hace y no como un producto de la interacción entre él y el terapeuta. Esta definición del concepto de resistencia obedece a que se dividió el ecosistema fijando un límite entre el terapeuta y el cliente, con lo cual se crean "oposiciones imaginarias" (71) entre sus dos componentes. En lugar de ello, el concepto de cooperancia define estos comportamientos como parte de la pauta de interacción que se da entre el subsistema de la familia y el subsistema del terapeuta o del equipo terapéutico. Sin apartarse de la definición de Erickson, el grupo que operaba detrás de la pantalla en el CTFB se empeñó en descubrir el modo de "fomentar y utilizar la resistencia" de modo tal de asegurar que tanto la familia como el terapeuta alcanzaran los resultados deseados por ambos. Se entendía que la resistencia de la familia era parte natural de su sistema (o subsistema) y también parte de los "mecanismos homeostáticos" normales. A fin de exponer más cabalmente estos mecanismos homeostáticos, el autor desarrolló un modelo basado en la teoría del equilibrio (20, 22). Este modelo sostenía que el problema era mantenido por el estado de equilibrio de las relaciones existentes entre los miembros de la familia pese a su deseo de cambiar. Los mecanismos homeostáticos eran el estado de equilibrio de tales relaciones. Además, con este modelo la interacción familiar (los mecanismos homeostáticos) podía ser diagramada con cierto rigor y utilizada para describir el estado actual del (sub) sistema familiar tal como era observado por el terapeuta. El modelo incluye, asimismo, criterios orientadores para que el terapeuta inicie el cambio de la familia desde un tipo de organización (o sea, un cierto estado de equilibrio) a otro tipo de organización (un estado de equilibrio diferente); se postula
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que las situaciones desequilibradas tienden a desplazarse hacia un estado equilibrado. O sea que a diferencia de la mayor parte de los modelos basados en conceptos homeostáticos, el modelo teórico de equilibrio incluye un concepto del cambio. Si las relaciones entre las personas son distintas, el sistema tenderá a alcanzar un estado estacionario cualquiera, diferente del estado de equilibrio anterior; A este estado estacionario en evolución se refirió Bateson con la expresión "tautología autocurativa". Todo sistema cerrado desde el punto de vista organizacional es tautólogo, en el sentido de que cada uno de sus aspectos implica al resto del sistema. De ahí que uno pueda intervenir en cualquier punto del sistema, ya que una vez modificado cualquiera de sus aspectos, cambia en consecuencia la organización del sistema en su totalidad (16). Aunque en el modelo teórico del equilibrio se examina sumaria mente la relación entre el terapeuta y la familia, aquél sigue considerando a sus clientes como algo "extrínseco", de un modo similar lo que acontecía con Erickson o con el IIM. Es, básicamente, un modelo de sistema cerrado, que traza un límite entre los componentes del ecosistema. Además, los estados de equilibrio de las relaciones se equiparan, demasiado ligeramente, con la ausencia de cambio o la resistencia al cambio; de ahí que este modelo conceptual resulta deficiente para la terapia familiar. Una vez que el equipo comenzó a intervenir en las familias como "equipo terapéutico", el concepto de resistencia fue sustituido por el de cooperancia. Tan pronto la pausa para la consulta se volvió una práctica rutinaria, notaron que el término "resistencia" y la expresión "utilizar y fomentar la resistencia" desaparecían del vocabulario corriente. El equipo, compuesto ahora por participantes cabales, comenzó a enviar a la familia, luego de la pausa para la consulta importantes mensajes de reencuadre (que incluían tareas). En su mayoría, eran formulados como procedentes del equipo en su conjunto: "Todos pensamos que...", o "Todos estamos impresionados por...". Ahora, lo que le interesaba al equipo era injerirse en la situación terapéutica, y la familia dejó de ser algo extrínseco a él. En este modelo, el terapeuta no se encuentra en medio de una contienda entre el cambio y la ausencia de cambio, puesto que el equipo ya no describe a la familia como un (sub) sistema que se resiste, un (sub) sistema cristalizado por mecanismos homeostáticos o que no cambia debido al estado equilibrado de las relaciones. Basándose en el concepto de ecosistema como sistema abierto, las conversaciones del equipo comenzaron a centrarse en la forma en que esperaba que
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la familia reaccionase y cooperase con la intervención que él había planeado para promover su cambio. El interrogante pasó a ser éste: ¿qué es lo que la familia le está manifestando al equipo acerca, del modo en que éste podría ayudarla a aceptar un mensaje que contribuya a sacarla de su encuadre original, de modo tal que pueda haber un cambio? Debe quedar bien en claro que la resistencia no es más que una metáfora para describir ciertas regularidades de los fenómenos, y que hay otras metáforas utilizables. La resistencia no es algo concreto, sino sólo un concepto empleado como metáfora explicativa, una entre las muchas maneras (incluida la cooperancia) de describir lo que se observa. Todo lo que uno puede hacer es escoger una particular herramienta descriptiva y luego atenerse a las consecuencias: Y por cierto que esa elección tendrá consecuencias. La decisión que el terapeuta toma respecto de lo que "es" el sistema puede muy bien determinar el desenlace de la terapia. No obstante, recordemos una vez más que si el hecho de puntuar o describir el sistema de esta manera "funciona" (o sea, facilita intervenciones exitosas), todo lo que podemos afirmar es que ha funcionado, que fue útil. El hecho de que funcione no significa que sea exacto ni verdadero: sólo significa que funciona (16). Para una terapia basada en una epistemología ecosistémica y en la teoría binocular del cambio, el concepto de cooperancia es más útil que el de-resistencia. Las conductas específicas que antes se habrían definido como de resistencia, se describen ahora como de cooperancia, como un producto de la situación interaccional y no como una propiedad del subsistema familiar. Podría pensarse que la relación entre el concepto de resistencia y el de cooperancia es la misma que existe entre las dos caras de una moneda. Sin embargo, éste es un punto de vista restringido, que crea oposiciones imaginarias. Si el terapeuta resuelve atender a la resistencia del sistema familiar, no podrá ver sus intentos de cooperar, ya que cada una de estas visiones excluye a la otra. Si atiende a la cooperancia, será incapaz de observar la resistencia. Vale decir, ambos puntos de vista —ambos tipos de herramientas descriptivas— procuran en un comienzo describir diversos aspectos de las mismas conductas. El concepto de cooperancia basado en la teoría binocular del cambio, codifica la información de un modo distinto; por ello, de acuerdo con el principio sistémico del totalismo, su empleo efectivizará también el resto del esquema conceptual (un sistema), ya que es acorde a los procesos de la terapia que se suceden a lo largo del tiempo:
Cada parte de un sistema está relacionada con las demás, de modo tal que un cambio en una de ellas causará un cambio en todas las restantes y en el sistema, total. O sea, un sistema no se comporta como un compuesto simple de elementos independientes, sino que se comporta de manera coherente como una totalidad inseparable (62, pág. 123). La teoría binocular del cambio, con sus conceptos concurrente de isomorfismo y cooperancia, nos sugiere un modelo de terapia en el que ésta no es concebida como un combate, ya que excluye el concepto de resistencia. 2 En su conjunto, ambos conceptos puede servir para orientar al equipo terapéutico en su descripción de la 3
Desde sus primeros días, la psicoterapia del siglo XX ha sido entendida menudo como una contienda entre las "fuerzas" que están en favor del cambio y las "fuerzas" que están en contra de él. El terapeuta (fuerza en favor del cambio) libraba combate contra la resistencia de su cliente (la fuerza contraria cambio). Cuando el terapeuta "vencía" en este combate, el cliente ya no se resistía más: se había producido la "cura" y el problema estaba resuelto. Es un hecho infortunado que gran parte de las psicoterapias y de las terapias breves (basadas en el concepto de resistencia) se interpreten y describan en términos militares o de contienda (34, 38, 52, 64). Se piensa que el terapeuta planea estrategias e instrumenta tácticas destinadas a enfrentar la resistencia de la familia a cambiar, y así, destinadas a. promover el cambio. Esto deriva en buena medida del concepto de resistencia, pero también de la insistencia de Haley (3x) en el problema de asumir el control en la terapia. El modelo de Haley (34, 40) se funda primordialmente en la antigua epistemología, que incluía los conceptos de poder y de control; dicho modelo deriva lógicamente de tales fundamentos y de sus primeros tratamientos de familia con algún miembro diagnosticado como "esquizofrénico". Ayudar a una persona a cambiar se vuelve especialmente difícil si está tan confundida como puede estarlo un esquizofrénico. Según esto, la vaga y escurridiza visión del mundo que tienen el esquizofrénico y su familia exige librar una contienda en la que el terapeuta debe ser dueño del poder y el control. En esta situación, es esencial saber quien va a controlar qué y a quién. Más adelante Haley hizo extensiva a todas las situaciones terapéuticas esta necesidad de poder y control (38, 40). Esta concepción de la terapia se basa en el error epistemológico de dividir el ecosistema creando dentro de él oposiciones imaginarias. Si se describe el sistema del esquizofrénico y su familia como un sistema homeostático y cerrado, por cierto que se necesitan poderosas técnicas para generar un cambio. (Aclaramas que si las técnicas de Haley se reformulan despojándolas de los conceptos de poder y control, pueden ser útiles para inducir un cambio ecosistémico). Los especialistas en terapia breve del IIM no aplican los conceptos de poder y control como lo hace Haley, pero sus "técnicas semejantes a las del yudo. (64) son también una metáfora tomada de un combate. Al igual que Haley consideran que la terapia es una contienda entre el cambio y la resistencia a él. (Aclaremos, nuevamente, que las técnicas del IIM pueden reformularse de manera de adecuarlas al modelo ecosistémico.)
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pautas ecosistémicas y en las intervenciones basadas en dicha descripción. Mediante el concepto de isomorfismo, el equipo puede planear mensajes reencuadrantes desde un ángulo distinto, capaces de promover el "adicional de profundidad" que origina el cambio. Mediante el concepto de cooperancia, puede diseñar tareas que promuevan un cambio de conducta isomorfo con las pautas del subsistema, pero desplazado un cierto ángulo —l o cual, a su vez, contribuye al adicional de profundidad—. Vale decir, el reencuadre apunta directamente a los significados o aspectos cognitivos del sistema familiar, allanando el camino para el cambio de conducta (ya que significado y conducta pertenecen al mismo sistema). Las tareas o prescripciones apuntan directamente a la parte conductual del sistema, allanando el camino para el cambio en los aspectos cognitivos (la tarea debe ser también isomorfa, pero desplazada en un cierto ángulo). Esto quiere decir que el elogio y el indicio (o sea, el encuadre y la tarea) tienen que ser isomorfos, lo cual confiere a la intervención mayor "profundidad" por la relación que se entabla entre ambos conceptos al instrumentárselos. Empleando los conceptos concurrentes de cooperancia e isomorfismo, el terapeuta puede generar intervenciones que acepten plenamente la situación familiar, aunque desde un ángulo distinto, pues ya Erickson nos ha enseñado que cualquier respuesta de la familia a cualquier tarea puede describirse de modo tal que defina la modalidad singular que tiene esa familia de cooperar. El informe que da la familia sobre la tarea prescripta forma parte de su mostración, ante el terapeuta, de esta modalidad de cooperar. Tanto una respuesta positiva como una negativa o una ausencia de respuesta se definen como conductas "responsivas": Cualquiera de las posibilidades constituye una conducta responsiva, Se crea así una situación en que el sujeto puede expresar su resistencia de modo constructivo y cooperante; la mejor manera de utilizar la manifestación de la resistencia de un sujeto es crear una situación en que dicha resistencia cumpla una finalidad (35, pág. 20). Aunque en este fragmento Erickson utiliza el término "resistencia", puede sustituírselo por "cooperancia", y entonces las corresLa obra de Haley y la del I IM forman parte de los antecedentes históricos y contextuales de nuestro modelo de terapia familiar breve. Según éste, no es imprescindible ver la terapia como una contienda, y la concepción ecosistémica (incluido el concepto de "cooperancia") acaba con la necesidad de emplear metáforas de un combate.
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pondientes conductas serían "una manifestación de cooperancia" Al comienzo de cada una de las sesiones subsiguientes a la primera, el conductor (o sea, el miembro del equipo reunido con la familia) solicitará de la familia sus respuestas frente a las tareas o indicios que se le impartieron en la sesión anterior. Esto suministra al equipo información acerca de la modalidad singular de cooperar de esa familia, independientemente del tipo de respuesta de que ella dé cuenta. La definición de la modalidad singular de cooperar de la familia, tal como la exhibe ante el equipo, se perfecciona luego con los nuevos conocimientos obtenidos en cada sesión Y esta modalidad de cooperar, tal como se presenta ante el equipo puede más tarde ayudarlo a éste a refinar o redefinir sus descripciones, de manera tal que el reencuadre y las tareas se vuelvan cada vez más isomorfos.
PARADOJA Soper y L'Abate (58), así como Dell (17), han sugerido que es parte la dificultad que tienen los terapeutas para comprender la naturaleza de las intervenciones paradójicas deriva de la falta de una teoría abarcadora. La teoría binocular del cambio (con los conceptos concurrentes de isomorfismo y cooperancia) permite conceptualizar las intervenciones paradójicas como parte de una teoría más amplia e inclusiva que la que teníamos hasta la fecha. Dentro de e s ta reformulación ocupa un lugar central el hecho de que las intervenciones paradójicas se conciban como "miembros" de una clase de "intervenciones isomorfas", en vez de considerárselas una clase por sí mismas. Esto vuelve a poner de relieve que esta técnica tiene la naturaleza de una "doble ligadura contraria", y proporciona a las intervenciones paradójicas una base ecosistémica con un marco teórico. Merced a esta construcción, el terapeuta puede decidir, basándose en información suprasistémica, en qué casos resulta apropiada una intervención paradójica. El empleo deliberado de "intervenciones paradójicas" o de la prescripción del síntoma parece remontarse a la "práctica negativa" de Dunlap (25), aunque él no denominó paradójico a su método. El primero en utilizar este adjetivo parece haber sido Frankl (29, 30); Haley (32) describió el uso de técnicas paradójicas en la inducción del trance, y Jackson (46) se refirió ai uso de la paradoja con pacientes paranoides. Más adelante, muchos otros terapeutas describieron. su empleo de intervenciones paradójicas, basado principalmente en
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el modelo del IIM (62, 64). Las intervenciones denominadas paradójicas se difundieron veloz y extensamente. Han sido catalogadas y clasificadas en tipos (58, 68, 69), y por lo tanto aquí no nos explayaremos más acerca de esto. El modelo del IIM se funda en la Teoría de los Tipos, de Russell: "Si algo abarca a todos los miembros de un conjunto, no puede ser uno de los miembros del conjunto" (62, pág. 192). El modelo parte de la hipótesis de una relación íntima, como la que se da en la familia, e incluye un mensaje descripto de modo tal que: a) afirma algo; b) afirma algo acerca de su propia afirmación y c) estas dos afirmaciones son mutuamente excluyentes. Así, si el mensaje es un mandato, para ser obedecido debe ser desobedecido; si es una definición de uno misino o del otro, la persona así definida sólo es esa clase de persona si no lo es, y no lo es si lo es. Como vemos, es imposible decidir el significado del mensaje (62, pág. 212). Por lo demás, el "receptor" del mensaje no puede efectuar ningún comentario acerca de él, ni tampoco retirarse de la relación. La Teoría de los Tipos desempeñó un papel central en el desarrollo de la terapia familiar y de la terapia breve desde que se formuló la teoría de la doble ligadura en "Hacia una teoría de la esquizofrenia" (5).3 Este artículo (y otros posteriores de los integrantes del mismo grupo) no sólo influyó en la manera de ver y describir a las familias por parte de los terapeutas, sino también en su manera de tratarlas. "Hacia una teoría..." propuso "un nuevo modo de conceptualizar y observar antiguos problemas", ofreciendo para ello, más que una teoría específica, "un lenguaje... el cual, como cualquier otro lenguaje, sirve para orientar tanto el pensamiento como la observación" (66, págs. 275-76). Este lenguaje permite describir la situación familiar en la cual la comunicación... se vuelve cada vez más críptica, en la tentativa mutua de evitar todo contacto. Ellos [los participantes] aprenden a eludir hábilmente toda contraLa Teoría de los Tipos, de Bertrand Russell, fue una tentativa de suprimir de la lógica y la matemática las paradojas autorreferenciales o proposiciones autorreflexivas. Spencer-Brovyn (60) resolvió el problema "demostrándole [a Russell] que esa teoría era innecesaria. Comprobé con alivio que a él le encantó esta demostración. Dijo que más que una teoría era un simple expediente, el recurso más arbitrario al que él y Whitehead habían debido apelar, y que le alegraba haber vivido lo suficiente como para ver resuelta la cuestión" (60, pág. xiv). La teoría de los tipos es útil, empero, como herrramienta descriptiva.
dicción patente y se vuelven expertos en el uso de la paradoja; sacan partido la capacidad, propia del hombre, de comunicarse simultáneamente en el nivel verbal y el no verbal, saltando de una clase lógica a un miembro de esa clase como si fuera la misma cosa, y convirtiéndose así en acróbatas dentro del mundo de la paradoja russelliana (56, pág. 25). Este lenguaje puede utilizarse no sólo para describir la interacción familiar, sino también para describir las intervenciones terapéuticas. En general, las intervenciones paradójicas se consideran "factores curativos... [porque] es difícil imaginar que una doble ligadura sintomática pueda ser rota por alguna otra cosa que no sea una doble ligadura contraria" (62, pág. 240). Así pues, el tratamiento de las dobles ligaduras "patógenas" implica el uso de dobles ligaduras con¬ trarias o intervenciones paradójicas. Desde el punto de vista estructural, una doble ligadura terapéutica es la imagen especular de una patógena. Ante todo, la doble ligadura contraria presupone una relación íntima muy valorada por la persona que acude a la consulta En segundo lugar, se da un mandato construido de modo tal que: a) refuerza el comportamiento que el paciente suponía que debía cambiar; b) implica que este refuerzo es vehículo del cambio y c) crea así una paradoja, pues se le dice al paciente que cambie sin cambiar (62, pág. 241). Una tercera característica de esta situación terapéutica es que impide al paciente efectuar algún comentario efectivo sobre la paradoja y/o retirarse. Esto se apoya en la idea de romper la doble ligadura sintomática con una doble ligadura contraria, idea congruente con la Teoría de los Tipos, de Russell: según ésta, es preciso eliminar de la lógica la proposiciones autorreferenciales. Hofstadter (43) y Spencer-Brown (60), entre otros, sostuvieron que la Teoría de los Tipos es arbitraria y prescindible. Por añadidura, su empleo en el campo de la terapia familiar parece haber limitado nuestro pensamiento y obstaculizado el desarrollo de descripciones ecosistémicas de los fenómenos observados. Como ejemplo de ello, la fascinación por la paradoja (y por la paradoja contraria o contraparadoja) ha llevado a veces a ciertos embrollos en la terapia familiar y en las investigaciones sobre ella, resultantes de la frecuente "incomprensión acerca de la teoría de la doble ligadura" que Watzlawick se dedicó a examinar (63). Utilizando la teoría binocular del cambio, las intervenciones paradójicas son una entre las varias formas de intervención isomorfa que
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un terapeuta puede planear y administrar a una familia. Importa advertir que la intervención paradójica es una doble ligadura contraria, una imagen especular, congruente con la estructura de la doble ligadura patógena de la familia. Si la descripción que hace el terapeuta de la pauta familiar no incluye una doble ligadura, su intervención tendrá que amoldarse a las pautas de la familia de algún otro modo, isomorfo con éstas. Tendrá que adecuarse isomorfamente a las pautas observadas, que es precisamente lo que hace la pauta de la doble ligadura contraria cuando espeja la doble ligadura patógena de la familia. La intervención terapéutica, sea o no paradójica, debe ser isomorfa con las pautas de la familia, y serle presentada a ésta desde un ángulo diferente para que pueda obtener el adicional deseado. . La fascinación con las "paradojas" y las "intervenciones paradójicas" procede también del uso por los terapeutas de lo que habitualmente se denomina "psicología inversa"; o sea, aquellos casos en que el terapeuta le dice a su cliente que haga algo deliberadamente, para que deje de hacerlo. A este procedimiento suele denominárselo, erróneamente, "uso de la paradoja": Pero, ¿puede acaso un suceso ser paradójico si es previsto? Esta pregunta es cardinal con respecto al concepto de paradoja en la terapia. Recordemos nuevamente que si se opera a partir de premisas congruentes pero inválidas, suele obtenerse un resultado imprevisto y paradójico (17, pág. 41). El terapeuta que opera con una concepción ecosistémica o interaccional tiene la cabal expectativa de que el método de la "psicología inversa" pondrá fin al síntoma. Para el cliente que ha acudido a la consulta, o para un observador cualquiera, este desenlace puede ser sorprendente; sin embargo, puede decirse que ellos lo están contemplando desde otra perspectiva, fundada en premisas aristotélicas, y dado ese marco, el individuo se sorprende porque tales premisas resultan sistemáticamente invalidadas (17). Así, el resultado le parece absurdo e incluso mágico. La conclusión obtenida suena absurda, y la psicología inversa es la única explicación racional que puede sustentarla; por ello, la intervención es erróneamente llamada "paradójica". La construcción de la teoría binocular puede ayudarnos a aclarar algunos equívocos acerca de las intervenciones paradójicas, de modo de eludir ciertos embrollos conceptuales. Se han elaborado muchísimas estrategias de investigación destinadas a poner a prueba los efectos de las paradojas y de las intervenciones paradójicas, no obstante
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lo cual en su mayoría estas investigaciones han resultado inconducentes. Parecería que lo que ocurre con mayor frecuencia es que los investigadores cosifican la doble ligadura o la paradoja. Vale decir, aparentemente emplean uno de los elementos de un concepto sistémico o interaccional en forma lineal, sacando así de su contexto a la paradoja y a la intervención paradójica. Por falta de una teoría clara y abarcadora, no advierten que las intervenciones paradójicas integran una pauta de equiparación isomorfa de la intervención (paradójica) con la pauta (paradójica) de la familia. Estos investigadores y terapeutas utilizan la paradoja cosificada de manera lineal (causa-efecto) para estudiar y promover el cambio. Parecen creer que esa cosa denominada "paradoja" es el agente del cambio, y entonces, "paradojizan" a sus clientes, en vez de advertir que lo fundamental para promover el cambio es la adecuación entre la pauta de intervención y la pauta de la familia. Esta última concepción, implícita en "Hacia una teoría de la esquizofrenia" (5), se ha vuelto desde entonces cada vez más explícita (6, 56), hasta llegar al desarrollo de la teoría binocular, que incorpora las intervenciones paradójicas a modo de contraparadojas dentro de la clase más amplia de las intervenciones isomorfas. La Teoría de los Tipos y la percepción de las intervenciones paradójicas como una clase circunscribieron nuestros razonamientos y limitaron nuestra apreciación de un enfoque terapéutico útil. La te-, oría binocular del cambio sugiere que el reencuadre isomorfo de los mensajes puede ser útil con independencia del "tipo" de pautas familiares observadas y codificadas. Las intervenciones paradójicas son uno de los tipos de intervenciones isomorfas a que el terapeuta puede recurrir si las pautas que observa se describen como paradójicas; pero si estas pautas no se describen como paradójicas, la intervención isomorfa debe atenerse a un diagrama o mapa diferente, porque el territorio es diferente. Esta manera de pensar puede ampliar nuestras concepciones dentro del campo de la terapia familiar, y contribuir al desarrollo de conceptos ecosistémicos cada vez más útiles, que nos permitan resolver algunos de los problemas generados en la conceptualización y la metodología de la investigación.
EL CONTENIDO CLÍNICO CAPITULO 2
EL CONTEXTO CLÍNICO
Existe una compleja relación entre los desarrollos teóricos, la práctica clínica, la investigación clínica y la cultura o contexto en que se acometen todas estas empresas. La teoría binocular del cambio y el modelo de la terapia familiar breve no son excepciones a esta regla: su evolución se basa en raíces o cimientos establecidos por otros terapeutas. UNA COSMO VISION Hay muchos modos de conceptualizar las tareas del profesional que trabaja en terapia familiar breve, y todos ellos constituyen descripciones imprecisas, e incluso metafóricas, de la cosmovisión del terapeuta. Esta cosmovisión permite al terapeuta construir sus experiencias con los clientes que acuden a la consulta de modo de comprender, al menos en parte, la cosmovisión de la familia y sus experiencias. De lo contrario, los problemas y enigmas que le plantean esas personas podrían parecerle inentendibles. A primera vista, quizás toda "conducta perturbadora" parezca anómala, y se juzgará razonable que la persona perturbada por una determinada conducta procure simplemente ponerle fin; pero sabemos muy bien que no es fácil romper con los hábitos, en particular si nos creemos obligados a hacerlo o si otros insisten en que estamos obligados a hacerlo. Veamos un ejemplo. Milton Erickson describe el caso de un muchacho que sólo podía orinar a través de un tubo de madera o hierro de veinte a veinticinco centímetros de largo, que sostenía en el extremo de su pene. Por ilógico y extraño que parezca este comportamiento, para el muchacho tenía sentido, y Erickson lo compren-
dió así. En consecuencia, le impartió la consigna de orinar a través de un tubo de bambú de treinta centímetros de largo. Según Erickson, si primero lograba que el joven usara un tubo más largo y de otro material, luego, por implicación, también podría acortarlo. Había que instar al joven a que abandonara el uso del tubo era inconducente; sin duda alguna, él ya se había dicho a sí mismo que debía renunciar a esta conducta, y Erickson no se sumó a él en este e m p e ño infructuoso. El joven sabía que el uso del tubo era anómalo, ajeno a toda razón, pero no por ello dejaba de usarlo. Como respuesta a las sugestiones de Erickson, en los tres meses siguientes pudo acortar sucesivamente el aparato hasta que "el tubo" que quedó entre sus dedos fue su pene. Frente a una terapia de este tipo, la mayoría de los terapeutas considerarían que el enfoque de Erickson fue tan ilógico y anómalo como la conducta del joven. Según los criterios contemporáneos Erickson debería haber profundizado en los motivos inconscientes de "por qué el joven creía necesario utilizar el tubo", y una vez comprendido esto, presuntamente habría abandonado su compormiento perturbado. Quizás este proceso —que podríamos denominar psicoterapia corriente— habría llegado a ser tan eficaz como el de Erickson; pero por cierto habría insumido mucho más que tres meses. Aparentemente, la terapia de Erickson se basaba en un conjunto distinto de premisas. De acuerdo con la cosmovisión de Erickson, la terapia "se funda en el supuesto de que la personalidad tiene una fuerte tendencia a amoldarse si se le da la oportunidad para ello" (35, pág. 417). Su procedimiento estuvo destinado, precisamente, a dar al joven dicha oportunidad. Además, fue un método rápido. Puso al joven en trance profundo y le impartió sugestiones para los tres próximos meses, de este modo, el problema parecía haber sido resuelto por el propio joven: cuando volvió a ver a Erickson tres meses más tarde, ya lo había solucionado. El tratamiento que empleó Erickson en este caso (publicado por primera vez en 1954) ya no parece tan extraño e ilógico en la década del ochenta. No queremos decir con ello que este método (y epistemología que está detrás de él) sea prototípico de la psicoterapia corriente contemporánea; más bien lo que ocurre es que ya se lo considera tan singular que llame la atención y haga pensar que fue obra de un genio, mago o brujo. Las terapias que siguen este prototipo sólo son practicadas por una minoría de psicoterapeutas, pero son el resultado de una cosmovisión cada vez más difundida dentro de la comunidad terapéutica.
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En gran medida, esta creciente aceptación es fruto de la labor de un grupo de terapeutas que procuraron explicar a los profesionales de la terapia la cosmovisión y los métodos de Erickson. Haley (34, 35, 37) intentó explicitarlos y extender sus principios a un modelo abarcador de "terapia estratégica". La labor desarrollada por los integrantes del IIM (Jackson, Weakland, Watzlawick, Fisch, y también Haley en un comienzo) a lo largo de los años se basó en los avances a que dio lugar su comprensión de la obra de Erickson (62, 64, 67). A partir de esta base, contribuyeron en primer lugar al desarrollo de la terapia familiar y luego al de la terapia breve, fundada en la misma cosmovisión. Haley y los integrantes del IIM se concentraron en los principios básicos subyacentes, en tanto que Bandler y Grinder (2, 3) establecieron algunos lineamientos para la aplicación de ciertas técnicas de Erickson. Desde luego, estos autores ya sea en forma aislada o en conjunto, no aprovecharon en su totalidad el mineral contenido en el filón de Erickson. Ellos, y otros -incluido de Shazer (18, 20, 21, 23)- procuraron descubrir en qué consistía la eficacia de los métodos de cambio propuestos por él. De Shazer (21) desarrolló un modelo del cambio fundado en la obra de Erickson, entendida a través de la teoría del equilibrio de Heider (41). Con este modelo básico (véase el capítulo 6) pueden diagramarse diversas situaciones terapéuticas y describírselas en una forma orientada hacia una meta. En el curso de los años, al tratar de resolver problemas a la manera ericksoniana, se crearon ciertas herramientas para comprender y diagramar aquellos problemas que las personas hallaban lo suficientemente "insolubles" como para llevarlos a la terapia. La cosmovisión del terapeuta debía permitirle ver más allá de la cosmovisión de su cliente: debía ver el problema de este último desde un ángulo diferente. Cierta vez, un maremoto amenazó una aldea costera del Japón. Un agricultor que se hallaba trabajando en los arrozales, en lo alto del cerro vecino a la aldea, pudo ver de antemano, en el horizonte, que la marejada se aproximaba De inmediato prendió fuego a los campos labrantíos; los aldeanos se abalanzaron al cerro para salvar sus cosechas, y se salvaron así de la inundación (61, pág. 71). Este agricultor solitario tenía que resolver el siguiente dilema: ¿cómo salvar a los aldeanos de la inundación? Probablemente estaba demasiado lejos de la aldea como para dar la voz de alarma y no tenía tiempo suficiente para correr a ella y gritar que la evacuaran. El prob l e m a parecía insoluble; pero en la solución que encontró el agricultor puede verse operar una cosmovisión semejante a la de Erickson.
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Viendo el problema desde un ángulo distinto, engañó a los aldeanos para que acudieran a apagar el incendio, y así resolvió de paso el problema de la inundación. Sabía que al prender fuego a sus campos atraería la atención de los aldeanos y que éstos obrarían "espontáneamente" para salvarse de las aguas. Tal vez sus compatriotas quedaron agradecidos a este agricultor solitario por haberlos salvado, pero también es probable que se enojaran con él por haber prendido fuego a sus arrozales. Sin embargo, las cosechas vuelven a crecer; los individuos, no. Esta actitud es semejante a la de ese ex paciente de Erickson que ...nunca deja de enviarme una tarjeta para Navidad, pero tampoco deja de escribir en ella: "Odio sus agallas y me mantendré en lo mío". Envía a mis chicos regalos de Navidad, sin dejar de agregar alguna insolencia para mí. Cuando nos reunimos me cuenta historias, charlamos y reímos..., "pero —me dce— creo que hay algo que voy a odiar durante toda mi vida... no sé lo que es. Usted es una persona conveniente, un tipo especial para odiar". Yo le contesté: "Exacto, y gracias a eso usted pudo resolver su problema de tartamudeo" (26, pág. 33). La resolución de un nuevo enigma, que es el problema original pero descripto desde un ángulo distinto, es una característica común de la labor de Erickson y de otros especialistas en terapia breve. Al igual que a los habitantes de esa aldea japonesa, probablemente a las familias no les importe saber que están resolviendo un problema que, accidental y espontáneamente, resuelve otro. Cabe imaginar que los aldeanos aquellos se dieron cuenta del motivo del engaño cuando vieron inundada su aldea. Algunas familias toman conciencia de que los cambios que han hecho las han ayudado a alcanzar las metas fijadas al iniciar la terapia; otras, sólo advierten que han alcanzado su meta, pero no conectan esto con los cambios efectuados durante la terapia. Es importantísimo que los terapeutas no traten de resolver las dificultades de la familia haciendo lo que ella ya está haciendo: tienen que ver el problema desde un ángulo distinto. Si Erickson hubiera intentado persuadir al joven de que dejara de usar el tubo, el problema se habría magnificado, y es probable que el muchacho todavía siguiera usando el tubo. Por supuesto, no todos los problemas son iguales a los de este joven o al de los habitantes de esa aldea japonesa; en diferentes contextos surgen problemas diferentes, y por ende la terapia tiene que ser también diferente. Sea cual fuere la pauta del problema y el método terapéutico, cada situación terapéutica tiene que incluir una "meta específica". En el caso del agricultor solitario, su meta era
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salvar a los aldeanos de la inundación; en el caso del joven, orinar de manera normal. En cada situación, el reencuadre (o sea, el hecho de ver el problema desde un ángulo distinto) permitió alcanzar la meta: el encuadre (o ángulo de mira) original había impedido esta solución.
ENCUADRES No es difícil concordar con Lord Peter Wimsey, ese personaje de Dorothy Sayers, cuando dice que "la vida no es más que una sucesión de calamidades". Ahora bien: lo que la gente hace con esas calamidades parece variar mucho. Algunas de las cosas que hacen funcionan bastante bien en apariencia, y la vida sigue adelante con altibajos razonables. Nosotros, los terapeutas, no nos enteramos demasiado de las cosas positivas que hace la gente, pero sí nos enteramos de una enorme cantidad de cosas negativas: todo lo que no funciona dentro de una familia y un contexto particulares. Nos enteramos de esto cuando la familia nos describe sus fútiles intentos por resolver los motivos que la traen a la consulta. Si uno aceptara la definición de Lord Peter, la vida seguiría su curso con sus pequeños vaivenes. Lord Peter piensa y actúa en términos de esta definición, y ella lo ayuda a definir las situaciones de su vida. Por supuesto, dicha definición no es más que una parte de un conjunto de reglas, que podemos inferir de la lectura de los libros de Dorothy Sayers, utilizadas para encuadrar situaciones (o sea, para definir lo que está aconteciendo). De manera análoga, la idea ericksoniana según la cual la gente se adapta si se le da la oportunidad para ello forma parte de un conjunto de reglas que él utilizaba para definir lo que acontece en la situación terapéutica. Tanto Bateson (7) como Goffman (31) definieron los "encuadres" en forma útil para comprender los motivos de consulta de las personas. Según Goffman, "establecemos las definiciones de una situación de acuerdo con los principios de organización que gobiernan los sucesos —al menos, los sociales— y con nuestra participación subjetiva en ellos" (31, pág. 10). Un encuadre puede compararse con las reglas de un juego o con "un 'código', artificio que da forma y fija la pauta a todos los sucesos que caen dentro de su dominio de aplicación" (31, pág. 7). En síntesis, los encuadres actúan como si fueran las reglas que definen las situaciones. La familia piensa y actúa como si dispusiera de un conjunto de reglas (o de conjuntos superpuestos de las reglas individuales más
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ciertas "reglas unitarias") utilizadas para definir su situación. Por ejemplo, estas definiciones pueden referirse a "lo que es serio, por oposición a lo que no es serio", "lo que es bueno, por oposición a lo que no es bueno", o a "la manera de demostrar amor, por oposición a la manera de no demostrar amor". He aquí sólo algunas muestras de los tipos de definiciones inferidas que pueden incluirse en la descripción de un encuadre familiar. Como es obvio, se necesitan muchas más reglas (inferidas por el observador) para una descripción completa de los encuadres de la familia. Es fácil ver cómo puede producirse un conflicto entre dos personas procedentes de distintas familias. Por ejemplo, si una de ellas proviene de una familia alemana, diversos tipos de carne, salchichas y otros embutidos constituirán una gran parte de su "comida apropiada". En cambio, un japonés con fuertes antecedentes budistas entenderá que la "comida apropiada" no incluye la carne. Si pese a estas diferencias, estas dos personas encuentran que sus cosmovisiones son lo bastante similares, tal vez se vuelvan amigos o amantes, y hasta pueden casarse e iniciar un nuevo hogar. ¿Pero qué pasará con sus reglas antagónicas en cuanto a la comida apropiada? Hay varias alternativas; una de ellas sería que los esposos coman por separado; pero lo más probable es que eso les cree algún conflicto, y que uno u otro, o ambos, deban cambiar de regla.1 En cuyo caso la "comida apropiada" tendrá una nueva definición. Por lo general, la mayoría de los encuadres de las parejas presentan diferencias más sutiles que "comer carne por oposición a no comer carne". Y ninguno de sus dos miembros es necesariamente consciente de que existen estas discrepancias en sus reglas, definiciones y encuadres: los términos "reglas", "definiciones" y "encuadres" sólo son instrumentos descriptivos de un observador externo. Pero los encuadres definen las situaciones y la participación subjetiva que las personas tienen en ellas. Por ejemplo, los encuadres no explicitados de una pareja pueden incluir reglas distintas acerca de los comportamientos que incluye "el modo de demostrar amor, por oposición al modo de no demostrar amor". Estas diferencias de encuadre parecen ser el denominador común de numerosos motivos de consulta de las familias. Sus integrantes no se referirán a tales encuadres, pero sí describirán comportamientos inaceptables para alguno de ellos, que otro u otros consideran 1
Esto significa, recordémoslo, que las personas se conducen "como si" existiesen reglas. La creencia de que tales "reglas" existen forma parte de los empeños del observador por definir lo que sucede ante sus ojos.
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perfectamente aceptable, razonable y "normal". Verbigracia, la gama de conductas incluidas en "el modo de demostrar amor" puede ser muy estrecha, y en consecuencia, la gama de conductas incluida en "el modo de no demostrar amor" será correspondientemente muy amplia. Lo corriente es que las personas no se den cuenta de que la conducta de los demás forma parte de su encuadre propio o "interno": la ven más bien como parte de un encuadre ajeno o "externo". lista característica de las definiciones y encuadres -la de ser "internos" por oposición a "externos", "propios" por oposición a "ajenos", "actuantes" por oposición a "no actuantes"— los asemeja al modo de funcionamiento de un termostato, con la salvedad de que los sistemas humanos operan sin que ningún "extraño" establezca dispositivo de funcionamiento. En la mayoría de las situaciones, cuando se gradúa un termostato a 65 grados, el horno comienza a actuar al principio de un cierto intervalo de temperaturas y deja de actuar al final de ese intervalo. En general, la temperatura puede oscilar en torno de la marca fijada (65 grados) sin grandes variaciones. Sin embargo, si el intervalo de temperaturas aceptables es demasiado estrecho, el horno se apagará-se encenderá-se apagará, y así sucesivamente, siguiendo una pauta confusa y desordenada, y el termostato será incapaz de determinar cuál es el mecanismo actuante. Jackson (44) observó que las familias presentaban pautas de conductas redundantes o recurrentes, y sostuvo que era posible concebir estas pautas como determinadas por reglas. En un comienzo, sostuvo que dichas regias daban cuenta de la redundancia de las pautas observadas; eran "mecanismos homeostáticos" que regulaban lo que sucedía entre los miembros de la familia (44). Posteriormente, Jackson aclaró esto, estableciendo que estas reglas eran una descripción "como si", que efectuaba el observador a fin de conceptualizar lo que acontecía. Dado que las familias operan como si existiesen ciertos conjuntos de reglas (62), y que estas reglas definen el modo en que perciben una situación, abundan las posibilidades para la confusión y el conflicto. A esta "sucesión de calamidades" que componen las dificultades cotidianas (64) deben enfrentarse las personas. Si aceptan esta parte del encuadre de Lord Peter, los sucesos discurrirán según pautas irregulares; pero, con frecuencia, esta regla no ha sido incorporada a los encuadres de la gente: la mayoría tiende a ver estas dificultades como "algo que debe ser corregido", y el "problema" (64) surge cuando falla el intento de solución. Por ejemplo, los niños a veces se hacen pis en la cama, los hom-
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bres a veces eyaculan prematuramente y las mujeres a veces no tienen orgasmo. Cada uno de estos sucesos puede calificarse como "una de esas calamidades"; si la persona intenta "resolverlo" como si constituyese un problema, el intento de solución tal vez no funcione (en la mayoría de los casos no lo hace), y se requerirá un nuevo intento. En estas circunstancias, hay dos problemas: el suceso original y la solución que fracasó. El problema se ha agigantado, puesto que la medida adoptada para corregirlo (el intento de solución) parecía la única cosa lógica que se podía hacer. Y según la lógica occidental, el fracaso exige emprender una nueva tentativa, mejor y de mayor envergadura; pero lo cierto es que ésta, por lo común, tampoco funciona. La persona queda así atrapada en pretender hacer "más de lo mismo" (64) de algo que ya en el pasado no había funcionado.
REENCUADRE Hay ciertas similitudes entre los encuadres de la gente y las reglas que sirven para definir la naturaleza de un juego y que prescriben ciertos comportamientos y proscriben otros. Por ejemplo, si dos j u gadores de canasta juegan juntos por primera vez, cada uno supondrá que el otro sabe las reglas, y el juego seguirá adelante sin tropiez o s : uno ganará, el otro perderá, y ambas cosas forman parte del juego. No obstante, como sabemos, existen variaciones lugareñas en las reglas de la canasta, que han sido determinadas de manera informal. Así pues, si en medio de la partida uno de los jugadores sigue una costumbre local que viola las reglas formales del juego, ambos dejarán de jugar y se pondrán a discutir acerca de esta aparente transgresión; tal vez resuelvan entonces a qué reglas se atendrán en lo sucesivo, y la partida podrá proseguir. Ahora bien: en las relaciones humanas, cada individuo considera que el encuadre que él utiliza (su costumbre local) constituye las reglas formales del juego, y si algún otro individuo transgrede ese encuadre o esa parte de su encuadre, será para él una persona equivocada, malévola o loca. Por supuesto, el transgresor piensa que su propia conducta sigue las reglas formales del juego, y en consecuencia entiende que el otro es el equivocado (en el mejor de los casos). Pero lo cierto es que en "el juego de la relación humana" no hay reglas formales, y están dadas las condiciones para convertir una dificultad en un problema. Según Bateson, "luego de una terapia exitosa, [el individuo] actúa
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en términos de un conjunto diferente de reglas", que componen su encuadre (7, pág. 191). Lo mismo puede afirmarse de una terapia exitosa con una familia: ésta actuará luego en términos de un diferente conjunto o conjuntos de reglas, que componen su encuadre. Puede describirse la "terapia familiar breve" como una tentativa de ayudar a la gente a modificar los encuadres que los perturban y les dan motivos para lamentarse y acudir a la consulta. En general, la terapia está destinada a modificar en forma gradual las definiciones que componen el encuadre de una familia. Este proceso de cambio de encuadre se denomina "reencuadre", y significa ...cambiar el marco o punto de vista conceptual y/o emocional desde el cual se experimenta una situación ubicándola dentro de otro encuadre que se amolde igual o mejor a los "hechos"_de la misma situación concreta, con lo cual se modifica totalmente su significado (64, pág. 95). Aunque los "hechos" que componen la situación no varían, el terapeuta describe desde un ángulo distinto el contexto en que se encuentran, y por ende su intervención (o reencuadre) no es formulada en los términos negativos que emplea la familia, sino en términos positivos. Los efectos del reencuadre se corroboran por la aparición de un nuevo conjunto de creencias o percepciones, así como de modificaciones en la conducta que pueden considerarse una consecuencia lógica de esa variación en las percepciones. Muy a menudo los nuevos encuadres de la familia son una combinación del encuadre antiguo y de los que le ha sugerido el terapeuta. El resultado es que a partir de entonces la familia puede contemplar las cosas desde un ángulo distinto, y una vez que "ve las cosas de otro modo", también puede conducirse de otro modo. La teoría binocular del cambio gira en torno de la diferencia que crea el reencuadre. El encuadre original (A) junto con el nuevo encuadre (A t ) inician el proceso de cambio, al alterar la percepción; que la familia tiene de su situación; y esto permite un nuevo comportamiento, el cual a su vez crea nuevas experiencias subjetivas. En su mayoría, las familias parecen aceptar sólo lentamente, y con mucha cautela, los cambios en sus encuadres. Es como si sólo pudieran aceptar un cambio de definición si en ella se modifica una sola palabra por vez. Luego de una terapia que ha tenido éxito, puede apreciarse que la familia cuenta con un nuevo conjunto de reglas y definiciones: con nuevos encuadres. La gama de conductas que 1e resultan aceptables se habrá ampliado o estrechado según la necesídad. Un mayor número de sucesos pasan a formar parte para ellos
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de esas "calamidades" que constituyen la vida: la familia estará en mejores condiciones de aceptar la definición de Lord Peter. No sólo las personas que acuden a la consulta sino los propios terapeutas utilizan encuadres que los ayudan a definir situaciones. Dos nuevos comportamientos ayudaron al CTFB a redefinir o reencuadrar para sí la situación terapéutica: la "pausa para la consulta" y el "elogio". Estas dos actividades contribuyeron a modificar la percepción de la situación terapéutica, hasta crear una concepción que alteró el marco de la terapia. Como los encuadres son parte de sistemas conceptuales, estos cambios de conducta tuvieron también profundas repercusiones en el resto del modelo conceptual desarrollado a partir de la obra de Milton Erickson y del IIM.
MILTON H. ERICKSON Suele reconocerse que Milton H. Erickson, doctor en medicina, es la figura mundial más destacada en hipnosis médica Sus escritos sobre la hipnosis constituyen la palabra más autorizada acerca de las técnicas para inducir el trance, sus trabajos experimentales exploraron las posibilidades y límites de esta inducción, y sus investigaciones establecieron la índole de la relación entre el hipnotizador y el sujeto (35, pág. 1). La terapia familiar breve tiene una gran deuda con los métodos terapéuticos de Milton Erickson y la cosmovisión que ellos implica: Sus procedimientos conforman un "proceso de suscitar y utilizar el propio proceso psíquico del paciente de maneras que escapan a su gama habitual de control intencional o voluntario" (28, pág. 19) Erickson parte de lo que las personas ya han aprendido, y las ayuda a aplicar eso de otra forma. Vale decir, acepta la cosmovisión de una persona y las pautas de conducta en que se ve envuelta, y luego ayuda a que use esas pautas de nuevos modos. Erickson está en ? cierto al "proceder con cautela en cuanto a sugerir o añadir algo nuevo al paciente: más bien lo que hace es facilitar su capacidad de utilizar en forma creativa lo que ya posee y desarrollarlo" (28, pág. 5). Esto llevó a Erickson a crear una vasta variedad de métodos para abordar los problemas humanos, ya que su enfoque se funda en las cosmovisiones y pautas de conducta singulares de cada paciente. Así, para dar un ejemplo extremo, Erickson puede dirigirse bruscamente a un hombre sentado en su silla, impotente, diciéndole; "¡Usted es un ejemplo típico de un maldito nazi!", en la esperanza.
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de motivarlo a través de la cólera y del orgullo herido; en otro caso extremo, le hablará tierna y pacientemente a un viejo florista, Joe, que padece un cáncer incurable, recurriendo a una metáfora sobre las plantas de tomate para ayudarlo sutilmente a hacer frente a sus dolores (37):
2. Modificar las producciones del paciente y controlar la situación. 3. Utilizar el control así establecido a fin de estructurar la situación para que el cambio, cuando sobrevenga, lo haga de acuerdo con los deseos del paciente y con sus anhelos e impulsos internos (10, pág. 59).
El terapeuta que desea ayudar a su paciente no debe jamás desdeñar, condenar o rechazar ningún aspecto de su conducta, por el simple hecho de considerarla obstructiva, ilógica o hasta irracional... El terapeuta no debe limitarse a evaluar lo que es bueno y razonable, pensando que ¿se es el único fundamento posible de sus métodos terapéuticos. A veces (en realidad, muchas más veces de lo que se advierte), una terapia puede asentarse sobre bases sólidas mediante la sola utilización de manifestaciones tontas, absurdas, irracionales y contradictorias (35, pág. 500).
Veamos un ejemplo. Un hombre acudió al consultorio de Erickson solicitándole que lo hipnotizara. Recorría el consultorio de un lugar a otro, aparentemente sin poder o querer tomar asiento. Erickson le preguntó:
Erickson conocía una amplia variedad de patrones de conducta humanos y los aceptaba; y esto lo llevó a instrumentar sus planes terapéuticos de muchísimas formas. Su sabia penetración y su creatividad confirieron a estos métodos, líenos de artilugios, un carácter singular. Sus libros (27, 28) y sus numerosos artículos (35, 37) tratan en detalle los alcances de sus métodos, pero no desarrollan una teoría o modelo amplio de la terapia. Más aun, estos métodos parecen tan anómalos y tan ajenos a la práctica corriente de la psicoterapia y la hipnoterapia, que se diría que cada uno de ellos es fruto de un golpe de genio y supera el talento de la mayoría de los terapeutas. Como dice Haley, , es esta amplia variedad lo que vuelve tan difícil encerrar su método terapéutico en alguna teoría general de la terapia. Como es obvio. Erickson operaba a partir de ciertos principios básicos: su procedimiento terapéutico es tan reconocible como una pintura de Picasso (35, pág. 534). El propio Erickson manifestó en una oportunidad: "Sé lo que hago, pero me resulta mucho más difícil explicar cómo lo hago" (2, pág viii). El número de explicaciones existentes parece equiparable a la enorme gama de métodos utilizados por él, y quizás todos ellos sean correctos si se los toma en su conjunto. Los principios que durante mucho tiempo fueron evidentes en la manera de trabajar de Erickson son los siguientes: 1. Unirse al paciente en la situación en que se encuentra, y establecer un buen vínculo [rapport] con él.
" '¿Quiere Ud. cooperar conmigo recorriendo el consultorio como lo está haciendo ahora?' El sujeto replicó sorprendido: '¿Si quiero? ¡Hombre, por Dios! ¡Tengo que hacerlo si pretendo permanecer en este consultorio!' " (35, pág. 34). Así pues, Erickson se unió al paciente en la situación en que éste se encontraba y estableció un buen vínculo con él. Pudo así sentar las bases para la terapia dirigiendo, al menos en parte, la conducta del sujeto, ya que sus recorridas por el cuarto dejaron de ser ya un impedimento para convertirse en una reacción favorable. La pauta de conducta de ese hombre en ese momento incluía el pasearse por el cuarto, y al indicarle que siguiera haciéndolo, Erickson estaba cooperando con él. Luego, cuando el individuo respondió "favorablemente" y siguió paseándose, Erickson pudo modificar su conducta indicándole en qué lugar del consultorio podía hacerlo, y con ello obtuvo control de la situación. Esta técnica, "a la vez que satisface las necesidades que presenta el paciente, emplea como parte significativa del procedimiento de inducción la misma conducta que lo tiene dominado" (35, pág. 35). El modelo de la terapia familiar breve apunta a explicitar lo suficiente para otros terapeutas, carentes de las particulares dotes de Erickson, los principios que subyacen en sus métodos. El modelo amplía estos principios, transfiriéndolos del campo de la hipnoterapia al de la terapia familiar. Pretende ser lo bastante conciso como para que otros terapeutas lo encuentren eficaz, lo cual nos permite coincidir con Mara Selvini Palazzoli cuando dice que "el éxito en la terapia no depende de la personalidad carismática de... los terapeutas, sino más bien del método que siguen. A decir verdad, si el método es correcto, no es necesario absolutamente ningún carisma" (56, pág. 11).
Si bien la figura carismática de Erickson está bien presente en el trasfondo, sus métodos pueden ser eficaces aunque se carezca de su carisma. Nuestro enfoque se desarrolló gracias a los empeños del CTFB para aplicar los métodos y procedimientos ericksonianos, y la teoría binocular del cambio debe mucho a ese proceso.
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EL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES MENTALES El grupo de terapia breve que trabaja en el IIM (64, 67) también tiene en parte sus raíces en Milton Erickson. Este grupo formuló un enfoque terapéutico que concibe los problemas de la gente como aspectos de una interacción en curso. Su modelo se basa en trabajos anteriores (5, 62), en los que conceptualizaron a la familia y la terapia a través de la lente de la paradoja de Russell. Describieron el comportamiento perturbado, anómalo o difícil de un individuo (y el comportamiento en general) como un fenómeno esencialmente social, uno de los aspectos de un sistema que refleja cierta disfunción en éste; y la mejor manera de abordarlo es introducir una modificación apropiada en dicho sistema (67, pág. 145). Su enfoque es explícitamente "pragmático" y adopta un abordaje práctico de la resolución de problemas humanos, que procura ser lo más simple y económico posible. En consonancia con este enfoque, el grupo procede de una manera muy "orientada hacia metas" [goal-directed], evaluando las técnicas e instrumentos según su utilidad para alcanzar dichas metas. Muchas de estas técnicas y de los principios en los que se basan derivan de la obra de Erickson, aunque su conceptualización de los problemas y del tratamiento "parece, al menos, más general y explícita que la de Erickson, y probablemente difiera en varios aspectos específicos" (67, pág. 146). Lo llamativo y peculiar de este grupo es su manera de entender cómo se crean y solucionan los problemas. Básicamente, los describen como el resultado de un manejo erróneo de los sucesos cotidianos, que luego persiste debido a los propios empeños de la gente por resolver la situación: Tomemos por caso la pauta tan corriente entre un paciente deprimido y sus familiares. Cuanto más tratan éstos de alentarlo y hacerle ver las facetas positivas de la vida, tanto más probable es que la depresión del paciente se agrave: "Ni siquiera me comprenden", dirá. Las acciones tendientes a aliviar la conducta del otro terminan por agravarla; la "cura" se vuelve peor que la enfermedad original (67, pág. 149). La terapia breve apunta a poner fin a esta pauta de conducta y sustituirla por otra nueva. Por ejemplo, el grupo del IIM ayudará a la familia del deprimido para que deje de agravar la situación deteniendo sus empeños por "alentarlo" (60). A su vez, esta "detención
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de la cura" familiar contribuirá a que el deprimido se deprima menos, o aun llevará a que deje por completo de deprimirse. Solemos decir que el cambio se logra mucho más fácilmente si su objetivo es enunciado de manera bien clara y concisa Una vez que el paciente ha experimentado un cambio definido, aunque sea pequeño, en el problema aparentemente monolítico que mayor realidad tenía para él, esta experiencia lo conduce a nuevos cambios autoinducidos en esa área de su vida, y a menudo también en otras áreas (67, pág. 150). No obstante, la mayor virtud del modelo de terapia breve del IIM, su carácter pragmático y orientado hacia metas, es también su principal debilidad. En ningún lugar (15, 64, 65, 67) el grupo se ocupa expresamente del enfoque utilizado con personas cuyas metas son mutuamente excluyentes, o con aquellas que tienen metas vagas e imprecisas, que ni siquiera son capaces de enunciar. Esta limitación en los alcances del modelo llevó a de Shazer a tratar de ampliarlo de modo de abarcar esas metas mutuamente excluyentes. En sus orígenes, esta expansión de los alcances del modelo del IIM no tenía otro propósito; pero en los próximos capítulos veremos a qué modelo de terapia familiar breve dio lugar ese empeño inicial.
EL GRUPO DE MILÁN Con las mismas raíces, (5, 62), surgió en Milán otro modelo de terapia breve (55, 56). Si bien este grupo estuvo influido por los especialistas del IIM (y en particular por Watzlawick, quien visitó al grupo durante varios años), su obra deriva principalmente de los trabajos primitivos de Watzlawick (62) y del modelo de Haley sobre la familia esquizofrénica (33): Estos trabajos nos ofrecieron los instrumentos apropiados para el análisis de la comunicación: el concepto del contexto como matriz de significado; la noción de la coexistencia de dos lenguajes, el analógico y el digital; el concepto de puntuación en la interacción; la necesidad que tienen las personas de definir su relación y los diversos niveles, verbales y no verbales, que pueden utilizar para ello; la idea de las posiciones simétricas y complementarias en las relaciones humanas y la noción fundamental de paradoja sintomática y terapéutica (56, pág. 8). Un aporte importante de este grupo es el concepto de "connotación positiva" (56). Surgió como una necesidad del terapeuta: éste
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debía evitar autocontradecirse si, en un momento posterior de la sesión, decidía recurrir a una contraparadoja y prescribir el síntoma. Ahora bien, el mero hecho de conferir una connotación positiva al síntoma de la persona identificada como paciente no es sistémico, y el grupo de Milán se empeña en ser congruentemente sistémico; en consecuencia, no confiere una connotación positiva sólo al síntoma sino también a las pautas de conducta que lo rodean: En otras palabras, al rotular los comportamientos "sintomáticos" como "positivos" o "buenos" por el hecho de estar motivados en la tendencia homeostática, conferimos una connotación positiva a la tendencia homeostática del sistema, y no a sus miembros (56, pág. 58). El grupo de Milán es muy consciente, asimismo, de la dificultad para pensar sistemática o circularmente en Occidente, dado que nuestro lenguaje es, por naturaleza, lineal: "Como el pensamiento racional se plasma a través del lenguaje, conceptualizamos la realidad (sea cual fuere) de acuerdo con el modelo lingüístico, que entonces pasa a ser para nosotros equivalente a la realidad" (56, pág. 52). Para eludir esta trampa, el grupo sugiere que los terapeutas sustituyan el verbo "ser" por el verbo "parecer", y, en un próximo paso, el verbo "parecer" por el verbo "mostrarse" o "presentarse". De acuerdo con el grupo de Milán, este paso en la descripción contribuye a que resalten más claramente los sucesos que se asemejan a un juego reglado. Por consiguiente, la terapia es para ellos similar a un juego de ajedrez, en él cual poco o nada se conoce acerca del contrincante, salvo su manera de jugar. Esto se evidencia en el título que el grupo de Milán escogió para su libro, Paradox and Counterparadox, el cual ya nos está diciendo que una doble ligadura contraria sólo es útil en aquellas situaciones (o juegos) que envuelven una doble ligadura. La teoría del cambio sustentada por el grupo de Milán se funda en el concepto de homeostasis, y por ende crea "opuestos imaginarios" epistemológicamente falsos, que lo conducen a concebir la terapia como una contienda o "partida" [game]. O sea, piensan que en la situación opera "una contraparadoja, por oposición a una paradoja". Esto es sumamente curioso, dado que el formato de sus intervenciones terapéuticas, como el del CTFB, incluye una pausa en la sesión, que el equipo emplea para planear sus intervenciones; y por lo general éstas son formuladas como procedentes del grupo en su conjunto, a fin de reforzar el poder del terapeuta en la "partida",
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frente al poder del sistema familiar —su resistencia homeostática al cambio—. Pero aunque este grupo se conduce como si de hecho hubiera irrumpido en la pantalla que lo protegía, continúa concibiendo a la familia como algo "extrínseco", un objeto de estudio para observadores imparciales.
PROCEDIMIENTOS CAPITULO 3
PROCEDIMIENTOS
"Jamás podría hacer eso. Por más que estos métodos parecen eficaces, suenan a magia Aunque a mí se me ocurriera una intervención de esta índole, no podría nunca convencer a mis clientes para que efectuaran esas tareas". Cualquier terapeuta especializado en terapia breve (familiar o no) o en terapia estratégica que haya querido explicar o demostrar sus métodos a otros terapeutas más tradicionales se encontró con alguna réplica de esta índole. Los procedimientos utilizados en el CTFB fueron creados, al menos en parte, como un método didáctico que pudiera dar respuesta precisamente a este tipo de observaciones. En la medida en que el terapeuta aplica el concepto de resistencia y las premisas de la lógica aristotélica, le resulta difícil explicar cómo diseña sus intervenciones; las premisas ecosistémicas y la teoría binocular del cambio facilitan el diseño de las intervenciones y también su enseñanza. Un aspecto destacable de los procedimientos del CTFB es su gran interés por la adecuación de teoría y práctica, que lleva a planear, muy minuciosamente las intervenciones y a que los efectos que sesión a sesión se ejercen sobre el sistema familiar sean estudiados por el equipo ubicado tras la pantalla. En cada sesión, el equipo procura predecir la respuesta de la familia frente a cada intervención terapéutica, de la que el grupo familiar informará en la sesión siguiente. Otro aspecto del estudio permanente y del carácter experimental del enfoque del CTFB es su modo de describir y utilizar la cooperancia de la familia. Cuando, tras la patosa para la consulta, el conductor transmite a la familia el elogio del equipo (antes de darle un "indicio" acerca de la manera de resolver su problema), el equipo toma cuidadosa nota de las respuestas de la familia a sus formulaciones. A
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de tales respuestas se forma una idea acerca del grado en que descripción isomorfa que hizo (para sí) de las pautas familiares ha sido acertada; además, esas respuestas le permiten predecir cómo reaccionará la familia frente al indicio, que habitualmente es una tarea que ella debe realizar. Por la reacción de la familia frente a estos dos elementos del mensaje terapéutico, el equipo predice su respuesta, al indicio ofrecido, sobre la cual informará en la sesión siguiente. En el CTFB, la sesión terapéutica se divide en seis partes: 1) la planificación previa a la sesión; 2) el preludio; 3) la recolección de los datos; 4) la pausa para la consulta: el diseño de la intervención; 5) la transmisión del mensaje: la intervención propiamente dicha, y 6) el estudio posterior. Cada sesión dura aproximadamente una hora, y la pausa para la consulta suele efectuarse luego de transcurridos los primeros cuarenta minutos. Se emplea el mismo formato para todas las sesiones, aunque más adelante puede modificárselo si se lo juzga necesario, Describiremos las actividades del conductor y las del resto del equipo que permanece detrás de la pantalla, empleando un tipo de letra distinto para estas últimas. Los métodos empleados por el equipo tras la pantalla tienen el propósito de operacionalizar los conceptos concurrentes de isomorfismo y cooperancia. La tarea del equipo no consiste en efectuar una descripción lineal del sistema familiar o de la intervención tera—tica, sino más bien en describir las pautas que la propia familia describe y exhibe. Debido a las limitaciones del lenguaje, no hay más remedio que presentar a manera de secuencia las descripciones de datos circulares y los métodos para recogerlos; pero los resultados son circulares más bien que lineales, a raíz de los procedimientos de diagramación. Por supuesto, "el mapa no es el territorio", y en consecuencia toda descripción es sólo aproximada.
PLANIFICACIÓN PREVIA A LA SESIÓN Con anterioridad a la primera sesión, el equipo compara los datos que conoce acerca de otros casos de su experiencia que incluyan elementos similares a los que presenta la situación de la familia tal co-o ha sido descripta por el miembro que solicitó la consulta. Si, por ejemplo, hay en la familia un niño que se orina en la cama, examinará sus notas previas acerca de las pautas de interacción en torno de este motivo de consulta, así como las referidas a intervenciones que, al menos en algunas situaciones semejantes, resultaron eficaces.
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Desarrollará así una orientación provisional, y podrá sugerir al conductor qué clase de información resultó pertinente en otras familias donde había un niño que se orinaba en la cama. Este procedimiento se hace de manera sucinta y rápida, para no introducir ningún sesgo en los empeños del conductor por reunir datos significativos de una familia en particular. (En general, el equipo incluirá terapeutas con distintos grados de experiencia. Puede haber entre ellos terapeutas familiares avezados, —especialistas o no en terapia breve-, terapeutas entrenados en el uso de otros modelos, licenciados que están perfeccionándose y estudiantes avanzados. Como el número de personas puede ser muy grande, estas diferencias aseguran que el equipo no trabe al conduc~r llevándolo a buscar datos a partir-de un punto de vista predeterminado demasiado rígido. Vale decir, estas diferencias de enfoque impiden que el equipo se trabe ofreciendo una orientación temporaria que tal vez no resulte provechosa. A menudo, la presencia de más de un partidario de la teoría sistémica o ecosistémica tras la pantalla brinda al equipo distintos mapas de la familia y de los sistemas terapéuticos, incrementando así su capacidad de obtener un mapa isomorfo).
EL PRELUDIO (En música, parte preliminar de una composición, que sirve de introducción a ésta; sección o movimiento que introduce los temas principales de la obra y que forma parte integral de ella). En esta fase de la sesión, que habitualmente dura alrededor de diez minutos, e! conductor evita en lo posible todo examen de los motivos que llevaron a la familia a solicitar la terapia, centrándose en cambio en su contexto social. Sus preguntas giran en torno del lugar de residencia de la familia, su vecindario, sus costumbres en materia religiosa, el trabajo que desempeña cada integrante y las escuelas adonde asisten los niños, si los hay. Toda esfera de la vida que no parezca conectada con el motivo de la consulta es explorada muy someramente. En general, el conductor recoge toda esta información de manera espontánea, en tono coloquial y con espíritu socializador, Su propósito es crear una relación asistencial, no amenazadora, con la familia en su totalidad, y averiguar de qué manera ve ésta el mundo.
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Detrás de la pantalla, el equipo está alerta frente a las pautas que exhibe la familia. ¿Se atienen al plan de acción que fija el conductor y hablan acerca de esas cuestiones no problemáticas, o por el contrario se empeñan en abordar directamente los motivos que la llevaron a la consulta? Por ejemplo, el equipo apreciará cuál es la persona que más habla en la familia y a quién se dirige cuando lo hace: si hay alguno que tome la palabra en lugar de otro, quién permanece más tiempo callado, así como las frases y locuciones favoritas que cada cual emplea para describir algo que no constituye un problema. Para el equipo es importante notar estas diferencias de vocabulario y reparar en las ocupaciones de los miembros, ya que todo ello le indicará, siquiera en parte, el modo en que la familia ve el mundo, y por ende le permitirá ofrecer una descripción más isomorfa. (Una cosa es que haya un niño que se orina en la cama en una familia cuyo jefe trabaja en una fábrica en el turno de noche, otra cosa es que el mismo motivo de consulta se presente en una familia en que el padre es ministro, y una cosa distinta también es que en la familia no haya padre). En menor medida, el equipo debe apreciar si el tipo de predicados que utiliza cada miembro de la familia es: 1) visual, auditivo, kinestésico, o 2) cognitivo. Aunque esto parece menos importante que la fraseología de cada individuo, puede ser útil si él equipo nota que el conductor tiene dificultades para entablar conversación con algún miembro en particular. La reunión de las frases y palabras favoritas de cada cual y de la familia en su conjunto incrementa la capacidad del equipo para comunicarse con ella, y le ayuda a planear intervenciones isomorfas. No obstante, más importante que los predicados y la terminología de la familia es equiparar el vocabulario empleado por el equipo con la cosmovisión y las pautas de aquélla. Algunas familias o individuos modifican su vocabulario y sus predicados habituales cuando hablan acerca de un problema (o sea, utilizan distintas palabras para describir otros aspectos de su situación total). Cuando esto ocurra, el equipo lo apuntará y recurrirá a las palabras no problemáticas (advertidas en la fase del preludio) para el diseño y transmisión del mensaje terapéutico. Esto se hace con el fin de qué la familia perciba la noticia de una diferencia, y así pueda promoverse el cambio en ella.
RECOLECCIÓN DE LOS DATOS Luego de diez minutos, más o menos, el conductor pasa del preludio a la parte principal de la sesión (que dura entre 30 y 35 minutos) preguntando: "Bien, ¿qué problema tienen en el cual podemos nosotros ayudarlos?" Esta clase de preguntas se dirige habitualmente a la familia en su totalidad, y no a uno de sus miembros en particular. La respuesta indica a veces quién es la persona más perturbada por el motivo de la consulta; otras veces, la discusión que se entabla en cuanto a quién va a responder le brinda al equipo información sobre el modo en que se toman las decisiones en esa familia y las relaciones que prevalecen entre sus miembros. Una vez respondida esa pregunta, el conductor procurará que ca-
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da individuo le dé su visión particular de esa misma información. Dado que cada persona percibe la situación de un modo distinto, esta información ayudará al equipo a diseñar la intervención futura. A lo largo de la sesión, el conductor mantendrá una actitud acrí-ica, aunque esto no signifique que permanezca inactivo. Aceptará todo lo que dice y hace la familia como "bastante normal y natural, teniendo en cuenta la situación". En general, sus comentarios tenderán a esclarecer las descripciones de los miembros, procurando que la familia sea lo más concreta posible acerca de su situación. Pondrá especial cuidado en averiguar qué ha hecho la familia para resolver el problema que trajo a la terapia. (¿Tal vez su tentativa de abordarlo no hizo de hecho otra cosa que agravarlo?) Por ejemplo, si hay un niño qué se orina en la cama, tal vez la familia haya hecho la habitual peregrinación médica para curar al niño, sin imaginar jamás que podía ser "un niño problema". O por el contrario, puede entender que el orinarse en la cama es una señal de indisciplina, y por ende castigar al chico. Algunas familias llevarán al chico a la iglesia u orarán por él; otras tal vez consideren que mojar la cama es normal, pero acudieron a la consulta porque el médico de la familia, el sacerdote o la autoridad escolar les dijo que había una perturbación. Es importante diferenciar todas estas variantes en el tema de orinarse en la cama. Probablemente, cada una de estas situaciones presente distintas pautas en diferentes familias, y también diferirán sus modos de cooperancia. Desde luego, cuando aprueba los empeños anteriores de la familia para abordar el motivo de la consulta, el conductor está construyendo su relación con ella y a la vez aprendiendo cómo cooperan sus integrantes entre sí y con los demás. Al mostrarse acrítico, mantiene abierta la posibilidad de que el equipo elogie a la familia por sus empeños. Conseguir que los miembros de la familia hablen entre sí y sobre sí suele ayudar al equipo a reunir datos relativos a sus pautas. En este sentido, el método indirecto parece mucho más eficaz que el directo, que sería pedirles que "dialoguen sobre tal o cual tema". Por ejemplo, si la discusión ha girado en torno de si la nena se da cuenta de que se chupetea el pulgar y si la madre hace algo para detenerla cuando la ve, el conductor podría pedirle a un tercero que comente lo que ha observado cuando madre e hija se traban en esta interacción; por ejemplo, puede pedirle al padre que cuente qué sucede cuando la madre ve a su hija chuparse el pulgar. A continuación, preguntará a la madre qué sucede cuando el padre ve a la hija haciendo eso, y a la chica, qué acontece en esas circunstancias entre el
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padre y la madre. Parece que cada individuo tiene más facilidad para describir las interacciones entre otras dos personas, que para describir aquellas en las que desempeña un papel activo. Si hay un cuarto en discordia, por ejemplo un hermano, puede recogerse más información todavía pidiéndole que describa qué pasa con los otros tres. A veces su punto de vista coincide con el de los demás, a veces no; de cualquier manera, estas descripciones suministran al equipo datos adicionales acerca de la manera en que los miembros de la familia se perciben uno al otro. Y como a las personas parece gustarles enmendar a los demás, a menudo esta "técnica de entrevista interaccional" desencadena vivas discusiones, pertinentes para la tarea. Vale decir, en respuesta a estos tipos de preguntas, la familia proporciona al equipo información sobre sus "encuadres" y sobre su secuencia de conductas. En algunas situaciones, los integrantes de la familia describirán una serie de motivos de consulta que parecen vinculados entre sí; en otras, tal vez describan problemas en apariencia desconectados. Es misión del conductor ayudarlos a focalizar un motivo específico sobre el cual pueda comenzarse a trabajar. No obstante, no siempre esta focalización es posible; con frecuencia, los diversos motivos de la consulta siguen una misma pauta (o metapauta), y por ende la elección del foco nada importa, ya que la intervención puede planearse en ese metanivel. El propósito del conductor será contribuir a que la familia se fije una meta o metas para la terapia que puedan ayudar a focalizar las tareas, al relacionar cada una de esas metas con un problema.1 Por lo general, el conductor formulará a la familia (no a ninguno de sus integrantes en particular) una pregunta de esta índole: "¿Qué quieren conseguir en nuestra labor conjunta aquí?". Además, probablemente subrayara que, inevitablemente, siempre existen diferentes opiniones en torno de un asunto, pero tratará de que la familia se centre en una sola meta. Para que la familia se focalice, procurará que aclare sus respuestas y en su descripción de la meta sea lo más concreta y conductual posible. Pero si la familia muestra dificultades para focalizarse no insistirá en ello, ni tampoco abandonará su actitud acrítica.
Debe recordarse que, en general, las familias son muy aristotélicas. Por consiguiente, mientras está con ella el conductor aborda las secuencias "como si" operasen reglas simples de causa-efecto. A las familias no les interesa perfeccionar el pensamiento circular, por correcto que esto sea desde el punto de vista epistemológico.
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La focalización es muy importante, ya que en la medida en que las metas de la familia sean demasiado generales o remotas, ni ella ni el equipo podrán discernir la utilidad de la terapia. Por lo tanto, como parte del proceso de focalización, el conductor preguntará a la familia qué cosas tienen que suceder para que se convenza de que "están haciendo progresos significativos hacia la meta", o bien: "¿qué es lo mínimo que debe suceder para que ustedes estén seguros, de que el problema se halla en vías de solución?" La técnica de la entrevista interaccional puede servir también para establecer las "señales de progreso" o las metas. Por ejemplo, el conductor preguntará a cada cual más o menos lo siguiente: "Sra. H., según usted, ¿qué cosa debería suceder para que el Sr. H. se convenciera de que el problema está en vías de solución?" Y luego hará la misma pregunta al Sr. H. respecto de la Sra. H. Las respuestas a estas clases de preguntas brindan al equipo cierta información acerca del modo en que los miembros de la familia se perciben uno al otro, y esa información también es parte importante de los datos que requiere el equipo para su reencuadre. Por lo común el conductor se empeñará en que la familia defina estas señales de progreso en términos concretos. Por ejemplo, quizás el objetivo de la familia sea que la chica deje de chuparse el pulgar. Parece un objetivo bastante razonable; sin embargo, tal vez nunca se sepa con certeza si se tuvo éxito. Las señales de progreso son necesarias para que tanto la familia como el equipo sepan si sus empeños resultan redituables. Es más fácil establecer el momento en que algo comienza, que estar seguro de que ha terminado, ya que siempre, aun después de un largo período, puede recomenzar. Lo habitual es que las familias fijen un cierto período como señal de que el problema está en vías de solución; en el caso mencionado, dirán que el problema de la chica que se chupa el pulgar estará en vías de solución cuando haya transcurrido una cierta cantidad de días sin que tal hecho suceda. Las metas de los clientes que acuden a la terapia pueden ordenarse aproximadamente a lo largo de una gama que va desde lo más vago o indefinido hasta lo más específico o concreto. El conductor tratará de esclarecer el tipo de meta de modo que el equipo pueda formularla como inicio de algo, aunque la familia no pueda. Sin embargo, no siempre es posible conseguir que familias sumamente indefinidas o confundidas se vuelvan más específicas; con estas familias, el conductor debe procurar definir señales más netas de progreso, que puedan ser útiles aun cuando las metas permanezcan indefinidas.
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Cuando los motivos de consulta de la familia son muy vagos, es más que probable que también lo sean sus metas, así como cualquier señal de progreso que ella sea capaz de discernir. A veces, el conductor simplemente aceptará esta vaguedad como parte del empeño de la familia por cooperar, y quizá renueve en sesiones posteriores su pedido de establecer metas más claras, a raíz de que la familia necesita saber si la terapia es o no es útil para ella. Por supuesto, para el equipo esta vaguedad es tan útil como cualquier otra clase de información, ya que le dice de qué modo puede ser isomorfo al máximo respecto de las pautas familiares. Con frecuencia las señales indican los movimientos que está haciendo la familia al dejar su encuadre (inferido) para acercarse a la meta: solucionar por completo la pauta que dio origen a la consulta. Asimismo, el logro de las señales (o submetas) indica al equipo que ha llegado el momento de espaciar las sesiones, porque el encuadre de la familia se ha quebrado y al iniciarse el proceso de reorganización del sistema -proceso éste que lleva tiempo- pueden sobrevenir cambios espontáneos. Vale decir, las señales son a menudo conductas que han llegado a ser aceptables y que indican que una nueva serie de reglas o definiciones ha empezado a operar. La postura acrítica del conductor se relaciona con el concepto de "connotación positiva", de Selvini Palazzoli, que implica atribuir "intenciones constructivas a la clase de comportamientos interpersonales que comúnmente se consideran destructivos o perjudiciales" (55, pág. 228). No obstante, la postura acrítica no se limita a la "situación problemática" sino que se aplica a toda la situación que la familia describe, a su cosmovisión. Esta actitud de aceptación contribuye a generar el tipo de cooperancia suprasistémica indispensable para que la terapia tenga éxito. El conductor comienza aceptando las pautas de la familia y sus encuadres específicos a fin de definir lo que está aconteciendo, ya que sólo entonces la familia permitirá al equipo cooperar con ella para promover el cambio —principio que hemos aprendido de Erickson—. En las fases del preludio y de la recolección de datos, el equipo hace mucho más que observar meramente el trabajo del terapeuta con la familia Desde el momento en que irrumpió a través de la pantalla de visión unidireccional, su participación en la terapia ha sobrepasado el mero hecho de ayudar al terapeuta cuando éste lo necesita. Al percatarse de que era un partícipe cabal de la sesión, y de que formaba parte del mismo suprasistema que incluía al sistema familiar y al terapeuta reunido con la familia, el equipo advirtió que debía definir sus roles y tareas para que la familia pudiera aprovechar su experiencia colectiva Una de las tareas primordiales que el equipo debió definir para sí mientras
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE 68 permanencia detrás de la pantalla fue la de describir el sistema familiar de modo tal de facilitar las intervenciones isomorfas en desarrollo y promover la incipiente cooperancia entre el equipo y la familia. Como estos conceptos son concula interacción familiar desde ángulos diversos, debió preferirse descriptiva que incluyera ambos tipos de datos de una manera equipo. A lo largo de la sesión, éste observa las pautas que exhibe la familia en respuesta a las acciones-reacciones del conductor. Por añadidura, presta atención a cualquier pauta que alguno de sus miembros describa como regular en esa familia. Desde luego, lo que más le interesa son las pautas vinculadas con el motivo de la consulta, la secuencia de conductas que forman estas pautas, y los encuadres-significados-creencias que los integrantes del grupo familiar atribuyen a las conductas de dicha secuencia. (La técnica de entrevista interaccional, antes descripta, es útil para que el equipo reúna esta clase de datos, ya que genera información acerca de la secuencia y acerca de los encuadres). A raíz de las falencias de nuestro lenguaje, es preciso describir estas pautas en forma de secuencia, por más que las correspondientes conductas tal vez sean simultáneas; y diversos integrantes de la familia quizá describan esa secuencia en distinto orden. Por supuesto, el conductor y la familia, como parte del intercambio social, necesariamente se refieren a las pautas "como si" estuvieran regidas por "causas-efectos" simples, y como si acontecieran en una secuencia simple. Este tipo de descripción es suficiente, en tanto y en cuanto el equipo no olvide que las pautas son circulares y multicausales. Se ha creado una "técnica de diagramación" [mapping] para describir mejor estas pautas, incluyendo aunque sólo sea esquemáticamente tanto las secuencias como los encuadres, en un bosquejo que da cuenta además de las intervenciones que se van desarrollando. Ilustraremos el uso de la técnica por referencia a la clásica pauta de "preguntas inoportunas y retraimiento". Por ejemplo, el marido importuna-a-su mujer pidiéndole que le diga si lo quiere, y ella no le contesta; la pareja manifiesta que estas conductas se repiten. En tal caso, puede trazarse el tipo de diagrama o mapa que muestra la figura 3.1. Debe recordarse que esta puntuación es arbitraria, y que el mapa podría haber comenzado con "I. La esposa permanece en silencio" —que es la puntuación que efectúa el marido—. Vale decir, al describir esta secuencia, el marido explica que si le inquiere a su mujer acerca del amor que le tiene, "es porque ella siempre está callada y nunca le dice nada por su cuenta". Si es en cambio 1. mujer la que describe la secuencia, explicará que si no responde nunca a sus repetidas inquisiciones, "es porque no hace más que fastidiarme". En síntesis, para el marido la secuencia es: "La fastidio porque se retrae"; para la esposa: "Me retraigo porque me fastidia". Quizá la pareja suministre otras explicaciones. Tal vez él sostenga que debe inquirirle repetidamente si lo ama porque él se siente inseguro cuando ella no" se lo ha dicho durante algún tiempo. Por su parte, la esposa dirá que no contesta sus frecuentes inquisiciones porque la enfurecen, ya que indican que él no confía en ella; y hasta puede agregar: "Más valen las acciones que las palabras", y sostener que de hecho ella le está demostrando que lo ama. Algunos elementos de esta información pueden agregarse al mapa de modo que el equipo esté en condiciones dé describir mejor ei contexto (o encuadre) en aue tiene lugar esta secuencia (figura 3.2.). Una vez que se agregan al mapa de la secuencia de conductas los "encuadres", o "significados atribuidos", o "designaciones del contexto" encolumnados, el
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BEHAVIOR SEQUENCE
equipo añadirá una tercera columna, que indica las posibles maneras de reencuadrar la situación, o sea, los otros significados que podría tener la misma secuencia de conductas. Estos nuevos significados potenciales son formulados de manera positiva, a fin de ofrecer un punto de vista desde otro ángulo.2 Por ejemplo, el silencio de la esposa podría entenderse como una manera de proteger a su marido, ya que si ella le expresara realmente sus sentimientos profundos, lo abrumaría; o bien las preguntas del esposo podrían entenderse como una manera de proteger a su esposa frente a las dudas que ésta podría abrigar acerca de 3
Una de las finalidades de que haya un equipo tras la pantalla consiste, precisamente, en llevar registro de las tres columnas. Para una sola persona (un terapeuta sin equipo) es difícil registrar a la vez 1) la secuencia, 2) los encuadres, y 3) los reencuadres posibles. Como método didáctico, estas tres ¿áreas se ejecutan por separado. En primer lugar se le solicita al educando tomar nota de lo que sucede, formulándolo sólo en términos positivos; esto brinda al conductor el material que usará para el reencuadre. La segunda tarea asignada al profesional en formación es registrar la secuencia de conductas. En general, el conductor se ocupa explícitamente de la secuencia y de los encuadres de la familia, y por ende esta información está documentada en la grabación o videocinta. Como la intervención terapéutica en la primera sesión suele ser amplia y general, el material empleado para el reencuadre tiene primordial importancia; las otras dos columnas del diagrama pueden tomarse de la cinta. Desde luego, el objetivo que se persigue es capacitar especialistas en terapia familiar breve que sepan desempeñarse aunque trabajen sin un equipo. Esta técnica de diagramación es fácilmente transferible a las notas que toma personalmente el terapeuta, una vez que éste cuenta con suficiente experiencia.
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Esta diagramación de la secuencia interaccional puede ser muy útil para que el terapeuta o el equipo planee intervenciones o reencuadre mensajes. Los elementos del mapa o diagrama (I, II) representan los datos concretos de la situación. Las flechas cumplen una doble finalidad: 1) significan "conduce a" (u "origina"), y 2) establecen el "contexto" de la secuencia conductal. La columna de "encuadres" suministra las designaciones del contexto manifestadas por la familia, o que el equipo pudo inferir de la descripción. La columna de "reencuadres (o significados) posibles" brinda al equipo otras designaciones del contexto, que pueden emplearse con fines de reencuadre. Al planear un mensaje «encuadrado, lo que se somete a transformación son las flechas, el isomorfismo se mantiene, ya que los elementos (/,//, etc.) siguen siendo los mismos, pe-, ro los significados que el equipo les atribuye ofrecen el "ángulo diferente" del mensaje terapéutico, que permite a la familia recibir el adicional, la noticia de una diferencia capaz de conducirla al cambio. Además, este tipo de diagramación describe la secuencia misma. Si el modo de cooperancia de la familia incluye la ejecución de tareas, este mapa suministra datos sobre la secuencia que el equipo puede emplear para planearlas. (En el capítulo 4 daremos algunas pautas orientadoras para el desarrollo de estas tareas) sus reales sentimientos, debido a que él está tan frecuentemente fuera de casa. (Decimos esto sólo a modo de sugerencia; el reencuadre que practica el equipo siempre depende del contexto, y por lo general no se lo puede transferir de una familia a otra). El equipo podría incluir además en esta sección del diagrama el sistema representacional preferido por cada individuo (en cada situación particular). Por la descripción mencionada, puede inferirse que en este caso el marido prefiere el sistema auditivo (quiere que su esposa le diga algo), en tanto que su esposa prefiere el sistema visual (quiere que él le muestre algo) (figura 3.3).
Figura 3.3
La técnica de diagramación puede emplearse no sólo con parejas sino con familias de mayor número de miembros. Por ejemplo, la familia podría describir
SECUENCIA DE C O N D U C T A S
Figura 3.4
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PROCEDIMIENTOS
la siguiente secuencia: /) el hijo se porta mal;//) el padre le grita;///) el hijo llora e interviene la madre;/V) la madre y el padre discuten mientras el hijo abandona la escena; V) el padre impone al hijo una medida disciplinaria y VI) la madre se retira a su cuarto. Transcurrido cierto período, esta secuencia se repite (figura 3.4). Quizá para la familia la gama de significados de esta secuencia sea más amplia. Por ejemplo, el padre podrá decir que le grita a su hijo porque cree que necesita aprender la manera correcta de hacer las cosas, y además piensa que la madre no es lo suficientemente estricta con él. La madre, por su parte, tal vez no le haya impuesto un castigo en esa oportunidad porque no le pareció "que valiese la pena", pero luego intervino por considerar que el padre era demasiado riguroso con la criatura. Así es como se produce la discusión entre el padre y la madre acerca de esta discrepancia, y el niño llora, 1) porque su padre fue demasiado duro con él, o bien, 2) por la reyerta de los padres. El padre, quien cree además que la madre es harto indulgente con su hijo, resuelve imponerle a éste una medida disciplinaria, en tanto que la madre, enojada con su marido, decide apartarse de él. Entre los diversos significados alternativos que el equipo podría suscribir, uno adecuado y útil sería el siguiente: el padre, al imponer al niño un castigo y presentarse así como "el malo", podría estar protegiendo a la madre (que seguiría siendo "la buena") y, por ende, la relación entre la madre y el hijo. La madre, con su intervención, quizás estuviera protegiendo la relación entre el padre y el hijo, ya que su proceder contribuye a que aquél no parezca tan malo. La reyerta entre ambos tal vez proteja al niño de sentir toda la furia contenida en los gritos de su padre, y la inconducta del niño tal vez proteja al matrimonio, al obligarlos a unirse por este motivo -como una reacción intuitiva del chico frente a la percepción de que sus padres están muy distanciados—. El hecho de que el padre imponga la medida disciplinaria luego de la reyerta puede proteger a la madre, evitándole representar el papel de "la mala", y por ende sería un indicio de autosacrificio de su parte, ya que se muestra dispuesto a ser él mismo "el malo". A su vez, el retiro de la madre de la escena podría estar protegiendo al padre y su derecho de mantener una relación franca y directa con su hijo, y no una relación intermediada por la madre, como sucede con tanta frecuencia en muchas familias (figura.3.5). En la primera sesión, este procedimiento de diagramación sólo puede iniciarse en forma bastante esquemática, agregando más y más información a medida que el conductor sea capaz de suscitarla desde la familia. Independientemente de los pormenores de lo que acontezca en la primera sesión, esta técnica de diagramación puede ayudar al equipo a encontrar intervenciones isomorfas e inferir algo respecto de la probable modalidad de cooperancia de la familia. En parte, esta última información procede de la propia entrevista, ya que la interacción entre el conductor y la familia indica (en grado suficiente como para qué el equipo pueda formular una buena conjetura) el modo de cooperancia de esta última. Si ella permite que el conductor obtenga numerosos detalles, el equipo podrá inferir que será útil recurrir a determinadas tareas; si, por el contrario, la familia presenta una cooperancia comparativamente vaga, que deja pocos detalles claros en el mapa, el equipo puede presumir que las tareas no tendrán mucha utilidad. Esta técnica impone algún orden en los datos, permitiendo al equipo entender hasta cierto punto las pautas, aunque a medida que la terapia prosiga deban
aclararse o enmendarse los detalles. De todos modos, esta aproximación conserva un carácter circular útü para el diseño de la intervención del equipo. Las netas ventajas de este procedimiento derivan de que el mapa contiene tanto "los hechos concretos" descriptos por la familia como "el contexto". Por añadidura, el procedimiento de diagramación comienza a definir el diferente ángulo desde el cual debe enfocar las cosas el equipo para promover el cambio.
LA PAUSA PARA LA CONSULTA: EL DISEÑO DE LA INTERVENCIÓN Las señales, las metas y la información referente a los mapas suministran al equipo los datos que precisa para diseñar una intervención, que en el caso del formato utilizado en el CTFB consta de dos partes: 1) el elogio, y 2) el indicio. En la medida de lo posible, el
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equipo tiene que formular la intervención empleando las frases y predicados favoritos de la familia, sin dejar de tener presente que la intervención debe basarse en una descripción efectuada desde un ángulo distinto. El uso de este lenguaje vuelve más fácil para el equipo crear y presentar una intervención isomorfa, y a la vez facilita su aceptación por la familia, dado que esta intervención da cuenta de las propias realidades. La familia parece sentirse escuchada cuando el equipo utiliza su propio lenguaje de esta manera. EL ELOGIO
Una vez que el equipo ha formulado la pauta o pautas de la familia tanto con referencia a su secuencia como a sus significados, ya está en condiciones de establecer una intervención que dé los primeros pasos en dirección a una "disposición afirmativa" [yes set] (21, 28). Vale decir, recurrirá a algunas enunciaciones positivas, con las cuales la familia puede concordar, con el objeto de facilitar su aceptación de los indicios (sugerencias o tareas) que siguen al elogio. Esta "disposición afirmativa" se inicia al conseguir que la familia centre su atención en el conductor cuando éste vuelve a la habitación, mientras ellos esperaban sus observaciones. En la primera parte de su enunciación, el conductor reconoce y admite las experiencias actuales de la familia (tanto en el lugar en que se desarrolla la terapia como fuera de él, cuando enfrenta su situación), y pasa a asociarla con el indicio que ofrecerá sobre el modo de resolver el problema familiar. Esta disposición afirmativa tiene como principal propósito aumentar la probabilidad de que la familia encuentre la forma de cooperar con la sugerencia o tarea terapéutica, probabilidad que es mayor si la intervención del equipo ha sido diseñada de modo isomorfo. Cuando el conductor vuelve a la habitación luego de la pausa para la consulta, lo más probable es que la familia espere que habrá de endilgarle una serie de aclaraciones e interpretaciones acerca de su conformación psicológica. (Como señaló uno de nuestros consultantes en cierta oportunidad: "¿Y cuándo vamos a escuchar toda la porquería?"). Incluso la familia puede estar preparada para librar batalla (como un contrincante) contra este tipo de "enunciaciones negativas". En lugar de esto, se encuentra con que el equipo le hace una serie de alabanzas, basadas en la parte de reencuadre del mapa y en los detalles de la descripción que ha dado la misma familia. Generalmente, en la primera sesión estos cumplidos son de tipo bastante general, y se vuelven más concretos a medida que avanza la tera-
Por ejemplo, si una familia hubiese suministrado al equipo suficientes detalles como para llenar el mapa de la figura 3.5, el elogio del equipo rezaría más o menos así: Ante todo, debo decirles que estamos impresionados por los minuciosos detalles que nos han proporcionado acerca de su situación; en su mayoría, las familias que atendemos nunca son tan observadoras de estos detalles. Las descripciones que nos hicieron nos han sido muy útiles. [Dirigiéndose a los padres:] Nos resulta bien claro que ustedes son amantes y diligentes, y que poseen muchísimos recursos para encontrar el modo de resolver el problema. Y hay algo inusual, que nos llama la atención: cada uno de ustedes parece preocuparse mucho sobre el modo en que el otro trata al chico. Muchos otros padres sólo se interesarían por las dificultades del chico. Este elogio incluye en sí la segunda etapa de construcción de una "disposición afirmativa", que consiste en fijar la atención de la familia en sus experiencias actuales. La tercera etapa consiste en relacionar indirectamente dichas experiencias con el indicio. EL INDICIO
Esta parte de la intervención recurre a la secuencia conductal del mapa, manteniéndose siempre lo más isomorfa posible. Cuanto mayor sea la claridad con que la familia describió dicha secuencia conductal, más fácil le resultará al equipo inventar una tarea para ella. Por ejemplo, en el caso de esta familia el conductor podría continuar diciendo lo siguiente: Desde ahora y hasta la próxima vez que nos encontremos, el equipo querría que cada uno de ustedes observase qué sucede cuando están a solas con Jimmie y él incurre en las inconductas que nos han contado. Y también nos gustaría que prestasen atención a algunos otros detalles: en qué momento de la semana -qué días y qué hora- Jimmie incurre con más frecuencia en esas inconductas, estando ustedes dos presentes. La mayoría de los indicios están, como éste, asociados con algo que razonablemente es dable esperar que ocurra en el futuro inmediato; en este caso, que el niño continúe con su mala conducta. A menudo, "estas sugerencias circunstanciales pueden confluir en redes asociativas que crean un sistema de apoyo mutuo y brindan el impulso para iniciar y llevar a cabo la pauta terapéutica de respuestas" (27, pág. 33). O sea, si la familia ha aceptado el elogio, es probable que considere que la tarea o sugerencia asociada se halla dentro de su modalidad de cooperancia. A lo largo del libro, la casuísti-
PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE ca ejemplificará el uso de esta disposición afirmativa, o combinación de un elogio y un indicio, como forma de intervención. Esta disposición permite al equipo operacionalizar los conceptos concurrentes de isomorfismo y cooperancia. Una vez planeada la intervención, el conductor, junto con el resto del equipo, ensayará su lectura si ha sido escrita, o en caso contrario la manera en que habrá de exponerla a la familia. Después de unos diez minutos, aproximadamente, retornará a la habitación en que se desarrolla la terapia. TRANSMISIÓN DEL MENSAJE Mientras el conductor lleva a cabo la intervención, el equipo observa de qué manera reacciona cada miembro de la familia ante los mensajes. Con frecuencia, mostrarán su aceptación haciendo una señal afirmativa con la cabeza ante algunos «te los puntos mencionados por el conductor (de ahí el rótulo "disposición afirmativa"). Si el mensaje ha sido creado realmente a partir de una descripción isomorfa, en ocasiones la familia ampliará las ideas expuestas con ulteriores ejemplos; indicativos de que el equipo comprendió sus pautas. Pero si la familia no da muestras de aceptar el elogio, el conductor puede añadir algunos puntos basándose en los datos del mapa. El equipo podrá telefonearle en algún momento y sugerirle que no transmita el indicio planeado. Si la familia no acepta el elogio, es improbable que encuentre un modo de cooperar con el indicio. Si no da señales de aceptar el cumplido que se le ha hecho, esta información significa que probablemente la descripción efectuada por el equipo no fue lo bastante isomorfa. Una vez que el conductor se siente bastante seguro de que la familia ha aceptado el elogio, continúa desarrollando el indicio, tras lo cual le da a la familia un cierto tiempo para aclarar las sugerencias y reaccionar ante el mensaje total. Sin embargo, limita al mínimo posible cualquier otra discusión, de modo tal que la red asociativa impulse a la familia a poner en ejecución la respuesta terapéutica. Nuevos temas o informaciones pueden interferir con este proceso, y en tal caso el conductor se apresurará a poner fin a la sesión.
ESTUDIO POSTERIOR Una vez que la familia ha partido, el equipo se reúne a fin de evaluar sus respuestas inmediatas al mensaje y predecir el tipo de respuestas frente a la tarea que referirá en la próxima sesión. .En primer lugar, el equipo indicará qué ha observado en lo tocan-
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te a las respuestas de la familia frente al elogio y al indicio. A partir de ello, hará algunas predicciones. Si la familia mostró aceptación, el equipo predecirá que habrá de volver la próxima sesión. Luego, formulará ciertas predicciones respecto del tipo de respuesta al indicio de que dará cuenta la familia en sesiones posteriores: ¿Cumplirá la tarea en forma literal? ¿La modificará? ¿Hará lo opuesto? ¿Se negará a cumplir la tarea? ¿O acaso su respuesta será demasiado vaga como para que el equipo llegue a conocerla? (véase el capítulo 4). La capacidad del equipo para predecir con acierto será tanto mayor cuanto mayor sea «1 grado en que haya averiguado la modalidad de cooperancia de la familia y cuanto más isomorfos sean el elogio y el indicio. En segundo lugar, el equipo predecirá la probabilidad de que la familia dé cuenta de ciertos cambios en la pauta que dio motivo a la consulta, o de que muestre algunos cambios en la próxima sesión. Todas estas predicciones serán documentadas. El equipo obtiene a menudo sus mejores resultados cuando experimenta sin perseguir ningún resultado específico como meta de una intervencióri. Las señales y las metas le muestran la dirección en que debe moverse, pero no le dicen cómo llegar hasta allí. El "cómo llegar hasta allí" proviene, más bien, de las respuestas a los mensajes, que la familia relatará en la sesión siguiente. Especialmente en lo que atañe al indicio inicial, el equipo no busca obtener con él un resultado determinado, sino que trata de averiguar qué resultado sobrevendrá dentro de un conjunto de resultados probables. Los principales resultados de los mensajes de la primera sesión consisten en la información que suministrará el informe que presente la familia acerca de su respuesta. En el capítulo 4 nos ocuparemos específicamente de las pautas de información de la respuesta familiar y de la invención de las tareas por el equipo. Tanto en este próximo capítulo como en los subsiguientes, presentaremos pautas familiares más vagas y complejas que aquellas de las cuales nos ocupamos en esta primera sesión. Como se necesita el mismo tipo de información y el método de construcción de mensajes es inédito, el formato de las sesiones posteriores no se modifica. Los principales datos que deben reunirse giran en torno del informe de la respuesta familiar a la tarea, que le va dando al equipo una descripción progresivamente más útil sobre la singular modalidad de cooperancia de la familia; y esta información, a su vez, le permite planear la tarea con mayor precisión.
MAS PROCEDIMIENTOS CAPITULO 4
MAS PROCEDIMIENTOS
INTERCONEXIONES En el capítulo 3 pasamos revista a los procedimientos utilizados en la primera sesión. En las siguientes, el formato sigue siendo el mismo y se recurre a muchos procedimientos semejantes. Si la familia vuelve para una segunda sesión, el equipo dispondrá de mayor información acerca de su modalidad de cooperancia y estará en mejores, condiciones de cooperar con ella en sus empeños por cambiar, Cada una de sus subsiguientes intervenciones se basa en el informe sobre los resultados del mensaje previo, y en consecuencia la descripción del equipo se ajusta cada vez más a las pautas familiares. Dado que no nos es posible seguir a la familia con un equipo de filmación "ingenuo" a lo largo de todo el intervalo entre las sesiones, tampoco podemos conocer en sus detalles el mecanismo de las reacciones de la familia frente a la intervención del equipo. Pero aun cuando dispusiéramos de la cámara ingenua, tampoco tendríamos la seguridad de estar ante una relación simple "causa-efecto" entre intervención y cambio —idea ésta que con harta facilidad se vuelve lineal, lo cual no es útil en una situación ecosistémica—. Dentro de la situación terapéutica, lo único que podemos controlar -en la medida en que estemos capacitados para ello- son las intervenciones terapéuticas. Tal vez no deberíamos preocuparnos por las causas y efectos tanto como podría creerse. Según ha sugerido Capra, "las estructuras y fenómenos que observamos en la naturaleza no son sino creaciones de nuestra mente medidora y categorizadora" (13, pág. 266). Los expertos en física subatómica sólo pueden observar los resultados de sus experimentos de choques de partículas a alta velocidad estudiando los registros fotográficos de lo ya sucedido. Los expertos
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han desarrollado diagramas basados en la teoría de la "matriz S" que no representan los mecanismos de una reacción en sus pormenores sino sólo especifican cuáles son las partículas al comienzo y al final de la misma. Así pues, la matriz S "es un conjunto de probabilades sobre todas las reacciones posibles que involucran a los hadrones" ( 1 3 , pág. 266). El nuevo concepto importante de la teoría de la matriz S es que en ella el acento se desplaza de los objetos a los sucesos: lo que interesa básicamente no son l a s partículas sino s u s reacciones. Tanto la teoría cuántica como la teoría de la relatividad e x i g e n este p a s a j e de los objetos a los sucesos. Por una parte, la teoría cuántica ha puesto en claro que una partícula subatómica sólo puede entenderse como una manifestación de la interacción entre diversos procesos de medición. No se trata de un objeto aislado, sino más bien de un acontecirniento o suceso, interconectado con otros s u c e s o s de un modo particular... En esta red, las interconexiones no pueden determinarse con certidumbre, sino que están a s o c i a d a s con probabilidades. C a d a reacción tiene cierta probabilidad de recurrir(13,págs.252,254). Aunque la metáfora de la física subatómica sólo puede aplicarse a la situación terapéutica en sus lincamientos más generales, de todos modos hay en ambos casos un pasaje de los objetos a los sucesos y a procesos multicausales. No estudiamos a las personas, las familias o la terapia como objetos, sino que estudiamos las interacciones e n t r e subsistemas pertenecientes a un ecosistema. Buscamos sucesos y procesos que nos indiquen las interconexiones entre la serie de sucesos sobrevenidos en la primera sesión y la serie de sucesos sobrevenidos en la segunda: el estado inicial (durante la primera sesión) del sistema familiar, luego la intervención terapéutica, luego un lapso de tiempo seguido por un nuevo estado de la familia, que ésta mostrará al equipo en la segunda sesión. Así, cada sesión puede considerarse un "experimento" independiente, y la que le sigue, un procedimiento para medir el nuevo estado respecto del que existía en la sesión anterior. Es posible registrar las interconexiones señaladas sin tomar en cuenta la intervención como un elemento "causal", en el sentido tradicional del término. Desde luego, el terapeuta (que es una mezcla de científico y artesano) necesita suponer que la intervención y el cambio están interconectados, pues de otro modo la terapia sería un caos sin sentido y estaría librada totalmente al azar. Este supuesto puede moderarse sabiendo que no se trata de una relación simple de causa-efecto, sino más bien de una parte dentro de una cadena multicausal, demasiado compleja como para estudiarla de manera lineal. Dicha cadena
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multicausal podría entenderse del siguiente modo: 1) la familia describe su situación al equipo terapéutico; 2) el equipo establece un modelo para describir dicha descripción, basándose en esa descripción (de la descripción de la familia); 3) el equipo planea una intervención (isomorfa y acorde con la modalidad de cooperancia prevista de la familia); 4) la familia acoge la intervención; 5) en el intervalo entre las sesiones, la familia reacciona frente a la intervención y frente a las situaciones de su vida cotidiana; 6) la familia vuelve a la terapia, y describe sus reacciones frente a la intervención y frente a las situaciones de su vida cotidiana, y 7) el equino describe la descripción de la familia, y así sucesivamente. Podemos así entender las pautas de los subsistemas constituidos por la familia y el equipo terapéutico, y las interacciones dentro del suprasistema, como un proceso o serie de sucesos observados, que tiene presente la relación entre el observador y lo observado. De este modo, la segunda sesión (punto 6) se asemeja a los registros fotográficos de los sucesos estudiados por los físicos (figura 4.1). Ni el físico ni el especialista en terapia familiar breve pueden conocer en todos sus detalles los complejos mecanismos que acontecieron entre el suceso 1 y el suceso 2. La matriz S sólo puede indicar al físico la probabilidad de que acontezcan cada uno de los desenlaces posibles; asimismo, el especialista en terapia familiar breve sólo puede establecer la probabilidad de cada desenlace familiar (figura 4.2).
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Familia antes de la sesión Familia después de la sesión
Figura 4.2. Diagrama de matriz S que representa simbólicamente la sesión terapéutica. El sistema familiar y el equipo terapéutico entran en colisión con el fin de cambiar a la familia. En el diagrama no aparecen detallados los mecanismos de la sesión terapéutica, sino que sólo figuran los estados inicial y final tanto de la familia como del equipo.
TAREAS
Figura 4.1. Diagrama de matriz S, según Capra: "Los procesos de los hadrones... se representan simbólicamente mediante diagramas como éste, que describe una de las reacciones más simples y generales entre las partículas: A y B entran en colisión, y como resultado del choque surgen dos partículas diferentes, C y D. En estos diagramas no aparecen detallados... los mecanismos de la reacción, siglo que sólo figuran las partículas iniciales y finales" (13, págs. 250-51).
Numerosos modelos de terapia familiar y de terapia breve incluyen el uso de tareas, directivas o consignas como parte de su método de intervención; por ello, resulta bastante raro que haya tan po-_ co material disponible para orientar a los terapeutas en la elaboración de intervenciones específicas, que incluyan las tareas que la familia habrá de ejecutar entre las sesiones. * Varios autores, entre ellos Haley (38), Minuchin (49), Watzlawick y otros (64) y de Shazer (20, 2 1 , 24), han examinado el empleo y el valor de las tareas en la terapia. Parecería que "la costumbre de dar instrucciones a los pacientes es un tipo de conducta no menos antiguo que el propio concepto de curación" ( 1 , pág. 96). Las tareas suelen ser "una forma de intervención estratégica que cumple diversas finalidades. En general, la tarea se asigna para promover el cambio, vale decir, para activar nuevas pautas de transacción" ( 1 , pág. 99). Haley enuncia algunas finalidades más:
PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE El hecho de fijar directivas o tareas a los individuos y familias cumple variados propósitos. En primer lugar, el objetivo fundamental de la terapia es conseguir que las personas se conduzcan de manera distinta, y tengan por lo tanto diferentes experiencias subjetivas. Las directivas son una manera de conseguir que acontezcan estos cambios. En segundo lugar, se las emplea para intensificar la relación con el terapeuta... En tercer lugar, son utilizadas para reunir información (38, pág. 49).
La experiencia clínica nos dice que algunas personas realizan las tareas que se les encomiendan y otras no. Datos procedentes del campo de la farmacología indican que, en promedio, las personas sólo toman la mitad aproximadamente de las dosis recetadas, y en algunos casos llegan a tomar apenas el 10 % de la medicación prescripta (11). No se han efectuado investigaciones semejantes en el campo de la terapia familiar, pero no hay motivos para suponer que ellas producirían resultados muy disímiles para la psicoterapia en su conjunto. Según la mayoría de los terapeutas de familia, la actitud prevaleciente respecto de la realización de tareas parece ser ésta: A veces una familia acepta una tarea, para luego encontrarse con que los comportamientos optativos que ella provoca son preferibles a los antiguos —o sea, que la familia funciona mejor si puede elegir dentro de una gama más amplia de conductas—. Otras veces, los miembros de la familia modifican la tarea, la contradicen o la evitan (49, pág. 152). Si la familia no cumple la tarea, la mayoría de los modelos indican que está evidenciando resistencia al cambio. Puede considerarse que esto es más bien una falla del terapeuta, quien no es capaz de puntuar la situación de modo tal que el "desacato" sea visto como un producto de la situación interaccional: del suprasistema. Sea cual fuere la respuesta de la familia a las tareas que le son encomendadas, su informe suministra a los terapeutas nueva información, que contribuye a esclarecer la situación. Algunos autores han formulado diversas sugerencias tendientes a aumentar la probabilidad de que una familia acepte la tarea y la cumpla. Junto con el grupo de IIM (64), de Shazer ha propuesto que las tareas sean formuladas en el "lenguaje" de la familia, a fin de amoldarse mejor a su cosmovisión (19). Esto facilita la aceptación de la directiva por parte de la familia. El modelo de la terapia familiar breve nos dice que la respuesta de una familia frente a una tarea es resultado de la interacción y la comunicación entre los dos subsistemas, y un mensaje acerca de la
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relación que los liga. Además, el informe de la familia sobre su respuesta es un mensaje que revela al equipo su modalidad característica de cooperancia. Por consiguiente, toda respuesta de la cual informa la familia puede clasificarse en una de cinco categorías (tarea cumplida en forma literal, modificada, opuesta, vaga o nula) y forma parte de la pauta de la familia y de la pauta del suprasistema. Desde esta perspectiva, no hay tarea que no tenga éxito, ya que todas ellas suministran al terapeuta mayor información sobre las diferencias entre sus diagramas y el modo de cooperancia que la familia le está mostrando. ¿Hasta qué punto cumplen la tarea la familia o sus integrantes? ¿Requiere la familia algún cambio? ¿Observa el equipo algún cambio? ¿En qué consisten estos cambios? ¿Los cambios observados por el equipo o referidos por la familia concuerdan con las predicciones efectuadas? Todos estos interrogantes y sus respuestas constituyen una información indispensable para el equipo antes de planear la próxima intervención, y, reunirla es la preocupación primordial del conductor en la fase de "recolección de los datos". Los informes que dan las familias sobre sus respuestas —vale decir, el hecho de haber cumplido la tarea en forma: 1) literal, 2) modificada, 3) opuesta, 4) vaga ó 5) nula- le indica al terapeuta qué tipo de respuesta tiene que dar para cooperar con una familia determinada. INFORMES DE LA FAMILIA SOBRE SUS RESPUESTAS E INTERVENCIONES SUBSIGUIENTES DEL EQUIPO
1. Si se le encomienda a la familia una tarea directa como parte del indicio, y ella informa haberla cumplido de manera literal, tal cual le fue indicada por el equipo, el modelo sugiere que la próxima intervención terapéutica debe incluir otra tarea directa. La familia ha mostrado que su modalidad de cooperancia incluye el cumplimiento de tareas directas, y en consecuencia el equipo puede continuar operando con ella mediante el empleo de otra tarea directa, a fin de promover el cambio. Veamos un ejemplo. Se le encomendó a la familia Shack observar y registrar la frecuencia de las disputas, altercados o peleas entre sus dos hijos varones, de seis y ocho años de edad, respectivamente. En la segunda sesión, el informe de la familia incluyó la fecha, horario y lugar en que habían tenido lugar esas disputas cada día a lo largo de dos semanas. Los padres observaron que la frecuencia y la duración de los altercados disminuyeron a medida que se aproximaba el
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fin del intervalo entre sesiones; sus informes señalaban, asimismo, que la madre había intervenido en esas querellas más a menudo que el padre, aunque éste en todos los casos estaba en el hogar. Como la familia informó haber dado una respuesta literal a la primera tarea, el equipo diseñó para ella otra tarea literal: se solicitó a la madre y al padre que, en días alternados, cada uno de ellos se hiciera cargo en forma exclusiva de manejar los altercados de los chicos, el otro progenitor habría de observar, manteniéndose lo más apartado posible. La predicción del equipo era que la familia cumpliría con esta tarea; en efecto, en la tercera sesión informaron que lo habían hecho de manera literal, y que la frecuencia y duración de los altercados habían disminuido, independientemente de cuál de los dos padres estuviera a cargo ese día. 2. Si la familia da cuenta de haber modificado una tarea directa, el modelo indica que el equipo debe continuar cooperando con ella encomendándole otra tarea que pueda ser fácilmente modificada. A veces el equipo podrá explicitar estas opciones a la familia, o bien suministrarle una tarea indirecta dentro del indicio (p. ej., narrándoles un relato cuya pauta sea isomorfa con la de la familia). Tal vez la familia informe que su respuesta consistió en modificar la tarea indirecta convirtiéndola en una tarea directa; vale decir, presentará su informe al equipo de modo tal que evidenciará estar siguiendo una directiva. Ejemplo: se le encomendó al Sr. Rose que observara qué sucedía entre su esposa y su hijo cuando ella lo pescaba al niño en una de sus frecuentes mentiras. A la Sra. Rose se le encomendó la tarea inversa: debía observar qué sucedía entre el Sr. Rose y su hijo cuando aquél lo pescaba mintiendo. Se les pidió a ambos que hicieran esto todas las noches, después de la cena y antes de que el chico se fuera a la cama. En la segunda sesión, informaron que habían ejecutado la tarea, pero de una manera mucho más aleatoria. Como la familia dio cuenta de haber modificado una tarea directa, el equipo diseñó una intervención que le permitiera fácilmente cooperar modificando otra vez la tarea. Narraron a los padres un relato acerca de otra familia en la que también había un pequeño mentiroso, con el cual se consiguió una cura milagrosa. Cada vez que la madre observaba que padre e hijo se trababan en disputa por una mentira de este último, le daba al niño una moneda; y el padre hacía lo mismo cuando observaba a madre e hijo discutiendo por las mentiras de éste. Los dos progenitores ponían cuidado en hacer esto de
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manera irregular, y en no pronunciar «palabra cuando le daban la moneda al niño. Por algún motivo desconocido, las mentiras cesaron Tras narrarles este relato al Sr. y la Sra. Rose, se les pidió que registraran, en las dos próximas semanas, la frecuencia con que su hijo les mentía. El equipo predijo que ambos adoptarían alguna variante de "la treta de la moneda". Al volver, en la sesión siguiente, la familia contó que "habían seguido el consejo del equipo", y que cada uno de los cónyuges había dado al chico una moneda cada vez que lo pescó discutiendo con el otro cónyuge por alguna de sus frecuentes mentiras. Al principio el chico pareció confundido, y comprobaron horrorizados que el primer día sus mentiras aumentaban; pero se mantuvieron firmes con el "consejo". Tres días después las mentiras habían alcanzado su punto culminante y, súbitamente, cesaron. Hacía ya diez días seguidos que no pescaban al chico mintiendo. Comentario. Esta especie de intervención o de artilugio suele llamarse a veces, erróneamente, "intervención paradójica"; sin embargo, no es paradójica. Hay una correspondencia directa entre la intervención, por un lado, y por el otro la pauta de la familia y el informe de su respuesta a la tarea previa. Como de las pautas de la familia no se dice que sean "paradójicas", tampoco puede rotularse así la intervención, ya que ésta no pretende contrarrestar ninguna paradoja. Dell puntualiza (17) que el mero hecho de que el resultado no concuerde con lo previsto si nos atenemos a las premisas aristotélicas, no convierte a una intervención en paradójica: Cuando un problema no se modifica pese a haber intentado solucionarlo, los occidentales no establecen como conclusión que sus premisas eran incorrectas sino que el problema es grave y persistente. Esta interpretación se considera "propia del sentido común". No obstante, los orientales llegarían a la conclusión de que lo inadecuado fue la solución. Para ellos, la realidad de la situación radica en la interacción entre el "problema" y la solución intentada. Este es también el punto de vista del terapeuta interaccional. Aparentemente el "sentido común" es relativo; depende de la "cultura" a la que se pertenezca (17, pág. 40). El terapeuta que recurre a este tipo de intervención espera el siguiente desenlace: poner fin a las mentiras del chico y a la interacción de los padres con él en torno de dichas mentiras. Por lo tanto, para él esta intervención no resulta "absurda" o paradójica, aunque pueda parecerle así a la familia (quien en tal caso estaría rigiéndose por premisas aristotélicas).
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3. Si la familia informa haber hecho una tarea opuesta a la indicada, el modelo sugiere que la mejor manera que tiene el equipo de continuar cooperando con la modalidad de cooperancia de aquélla consiste en encomendarle otra tarea que incluya la posibilidad de respuestas "opuestas". Por ejemplo: la Sra. Ribbon se pasó toda la primera sesión haciendo un minucioso recuento de las quejas que tenía contra su marido; en los últimos tiempos la relación entre ellos se había tornado intolerable, pero la Sra. Ribbon se mostraba renuente a separarse. El equipo le encomendó como tarea "pensar lo que usted no quiere que cambie en su marido y en su relación con él, y escribirlo". La Sra. Ribbon pareció desconcertada en un primer momento, pero aceptó la tarea. Cuando volvió en la segunda sesión, dijo que únicamente había podido pensar acerca de las fallas del marido, y por lo tanto había decidido irse de la casa. A la sazón estaba muy entusiasmada y veía todas las cosas color de rosa; pero declaró que no iba a permitir que esto le impidiera pensar sobre las medidas prácticas que debía tomar. Como había dado cuenta de una "respuesta opuesta" a la primera tarea, el equipo le encomendó otra basándose en esta información. Le sugirió que la mayoría de las personas que se divorcian, muy pronto se deprimen, y empiezan a pensar en volver a juntarse con su ex cónyuge. Por lo tanto, el equipo le solicitaba a la Sra. Ribbon que estuviera atenta a las señales de su depresión, y las anotara. En la tercera sesión, dijo que no había habido sino sucesos positivos, y que por ende todo lo que había anotado eran cosas buenas. Ella no vislumbraba ningún signo de depresión incipiente, y creía que el equipo se había equivocado al evaluar su situación.
4. Si el informe que presenta la familia sobre su respuesta a una tarea directa es vago y/o confuso, la mejor manera que tiene el equipo para continuar cooperando con la pauta que ha mostrado la familia es planear para ella una tarea vaga. Con frecuencia, esta vaguedad o indefinición ya ha sido puesta de manifiesto durante la discusión de las metas en la primera sesión, pese a lo cual lo. corriente es que el equipo encomiende para la segunda sesión una tarea directa, a fin de aclarar esta situación. En muchas circunstancias, a la vaguedad de unos le seguirá la vaguedad de otros, hasta que la propia familia exija claridad; entonces, el equipo debe responder también con claridad.
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Veamos un caso. El Sr. y la Sra. Glass no eran capaces de establecer ninguna meta específica para la terapia, más allá del logro de una "mejor comunicación" entre ellos. Entendían que esa mejor comunicación se daba cuando ambos "se sentían mejor". En ningún momento de la primera sesión pudieron describir algún cambio en sus comportamientos que indicara qué querían decir con una "mejor comunicación" o con "sentirse mejor". Más aun, las preguntas que se les dirigieron acerca de estos cambios en su conduc-a no hicieron sino suscitar la descripción de vagas sensaciones de incomodidad. El equipo pidió entonces a ambos que observaran qué sucedía cuando experimentaban estas sensaciones de incomodidad con un bloqueo en su comunicación mutua. En la segunda sesión, el Sr. y la Sra. Glass informaron cómo habían vivenciatlo sus reacciones frertte al bloqueo en la comunicación, y dijeron que al reflexionar sobre sus sentimientos de incomodidad habían tomado conciencia de "hasta qué punto se sentían mal". Ninguno de ellos pudo describir qué cosa sucedía entre ambos para desencadenar estos sentimientos. El equipo les pidió "apuntar en qué momento comenzaban a sentirse incómodos, y entonces hacer algo diferente". Además, les pidieron "informar de qué manera hacer algo diferente los hacía sentir mejor". En la tercera sesión, tanto el Sr. como la Sra. Glass dijeron sentirse mejor. La Sra. Glass atribuyó esto al equipo, por haberle sugerido que escogiera entre "buenos o malos sentimientos". El equipo los felicitó a ambos por este descubrimiento, y les indicó que probablemente los sentimientos de incomodidad volvieran, o nuevamente predominaran en su experiencia mutua. Les señalaron que esta recaida "les daría mayor experiencia para escoger los buenos sentimientos y no los malos". En la sesión siguiente la pareja informó que ambos se habían sentido mejor que en los últimos años. Se dio por terminada la terapia. Comentario. En ningún momento de la terapia se fijaron metas conductales o señales de progreso. En este tipo de situaciones, siempre resulta difícil para el equipo saber que la terapia ha tenido éxito, salvo que se lo digan los consultantes. No obstante, puede desarrollar intervenciones o mensajes isomorfos, tan vagos como la información que presenta la familia. Teniendo en cuenta que estos mensajes son presentados a la familia "desde un ángulo distinto", ella obtendrá el adicional de cambio que se persigue. Naturalmente, como las pautas son vagas y las intervenciones también lo son, el resultado será no menos vago.
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... la familia informa que no ha efectuado una tarea directa .... fuere el motivo), esto puede significar dos cosas: a) que el no efectuar tareas forme parte de la modalidad de cooperancia de la familia, según la muestra ante el equipo, o b) que el mapa o diagrama que trazó el equipo de la pauta de cooperancia de la familia, tal como le fue expuesta en la primera sesión, no haya sido lo suficientemente isomorfo. En ambos casos el equipo debe redefinir su comprensión de las pautas familiares. Puede entonces encomendar una. tarea directa como "experimento" para poner a prueba su nueva descripción. Si con posterioridad a esto la familia informa haber cumplido la tarea "experimental", cabe inferir que la nueva descripción del equipo es más isomorfa que la anterior; pero si informa no haber ejecutado la tarea experimental, esto le está diciendo al equipo que la ejecución de tareas no forma parte de la modalidad de cooperancia de esa familia. En uno y otro caso, la respuesta de la que da cuenta la familia suministra al equipo mayor información sobre cómo ser isomorfo y continuar cooperando con esta familia en grado óptimo. Aun sin encomendar tareas directas, puede promoverse el cambio mediante mensajes lo bastante isomorfos como para suministrar a la familia el adicional deseado. Por supuesto, el equipo también puede continuar cooperando sin encomendar a la familia ninguna tarea, o bien recurriendo a los relatos (véase supra, punto 2). La familia no necesita hacer algo para cooperar, ya que no se le ha pedido directamente que haga nada. (Este método es eficaz con familias renuentes o incluso con personas que acuden a la consulta en forma involuntaria). Por ejemplo: el Sr. y la Sra. King acudieron a la consulta con su hija Janet, de 14 años, y contaron que el problema era lo que ocurría cuando Janet no conseguía salirse con la suya. Aparte de sus frecuentes berrinches, en ocasiones Janet se iba de la casa y permanecía afuera hasta una hora demasiado avanzada. Se le encomendó a la familia que en el intervalo hasta la próxima sesión, tomaran nota de los lugares y momentos en que se producían esos altercados así como de las personas que participaban en ellos. En la segunda sesión, ninguno de los tres pudo dar cuenta alguna de estos detalles. Cierto es que muy poco después de la sesión anterior Janet había tenido una "gran pataleta", que perturbó a todos; y también había habido otros berrinches a lo largo de la semana, pero nadie podía recordar qué cosa había sucedido o quiénes habían participado. El Sr. y la Sra. King siguieron quejándose del comportamiento de la hija, y a medida que avanzaba la sesión se volvía claro
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para el equipo que, según los padres, el problema "residía en Janet" y ellos no cumplirían ninguna tarea, ya que esto les habría implicado aceptar que los que tenían que cambiar eran ellos. Para el Sr. y la Sra King, la que tenía el problema era Janet y por lo tanto ella debía cambiar. Análogamente, Janet evidenció al equipo que no tenía ninguna intención de cambiar. El equipo les pidió disculpas por haberles encomendado una tarea equivocada en la sesión anterior, y les dijo que se alegraba de que no hubieran seguido adelante con esa tarea, ya que probablemente las cosas habrían empeorado Los elogiaron por sus descripciones de la complicada situación en que se hallaban, y sugirieron que ellos (el equipo) habían entendido mal la gravedad de las dificultades de Janet. Con esto terminó la sesión.. En la tercera sesión, las lamentaciones en torno de la inconducta de Janet continuaron, y la familia manifestó que no había habido ningún cambio. El equipo les dijo a los padres que, si bien a todas luces Janet tenía grandes problemas, ellos podrían realizar un experimento que ayudara al equipo a comprender mejor la verdadera índole del problema. Por consiguiente, les solicitaban que hicieran algo distinto —no importaba qué— la próxima vez que Janet tuviera un berrinche; la respuesta de la hija ayudaría al equipo a determinar exactamente "qué tipo de problema" tenía Janet. (El equipo no esperaba que el matrimonio King realizara el experimento; lo planeó con el solo objeto de poner a prueba su descripción de la modalidad de cooperancia de la familia). En la sesión siguiente, los esposos King informaron que no habían podido pensar en ninguna cosa distinta para hacer, y por lo tanto no habían realizado el experimento. (Esto aclaró al equipo cuál era la modalidad de cooperancia de la familia King). El equipo diseñó una intervención que no le exigiría a la familia ejecutar ninguna tarea. En su mensaje, enunció que los problemas de Janet: a) eran un intento inmaduro por mantener a sus padres íntimamente ligados a su inconducta infantil, y b) probablemente continuarían hasta que Janet se convenciese de que sus padres seguirían muy ligados a ella, a pesar de qué los problemas hubieran desaparecido. Se charló mucho acerca de estos puntos, y no se encomendó ninguna tarea. Transcurrieron otras tres semanas hasta la nueva sesión; en ese lapso, las pataletas de Janet disminuyeron tanto en frecuencia como en intensidad, pero esto no pareció modificar la cantidad de quejas y lamentaciones de los padres. Después de otras dos semanas, sin
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embargo, sus quejas habían disminuido al mismo tiempo que la frecuencia de las rabietas de la hija. Comentario. Esta quinta categoría de pautas de respuesta familiar es probablemente la que más dificultades plantea al equipo para responder con mensajes isomorfos. Al principio, por lo general no resulta claro si el "incumplimiento" de la familia es un mensaje que le dirige al equipo, en el sentido de que no se ha formado una idea clara de su probable modalidad de cooperancia, o si el incumplimiento es en verdad la modalidad de cooperancia que la familia muestra. La tarea experimental suele ser eficaz para aclarar esto. Esta quinta categoría puede exigir poner en práctica intervenciones paradójicas. Las pautas de la familia King pueden describirse como incluyendo el mensaje siguiente: "Ayúdennos a cambiar/No haremos nada para ayudarlos a que nos ayuden a cambiar". Esta enunciación, inferida por el equipo, es a todas luces autorreflexiva: su segunda parte -colegida del incumplimiento de las tareas por la familia- puede describirse como una "meta enunciación" de la primera: la comenta en un nivel diferente. La correspondiente intervención puede considerarse contraparadójica, ya que el mensaje del equipo no hace más que "explicar" el comportamiento problemático y luego sugerir que nada puede hacerse hasta que el problema quede resuelto. El equipo indica que la única manera de resolver el problema es que los padres demuestren que siguen involucrados con su hija cuando el problema ha sido resuelto. Vale decir, le está diciendo a la familia que no cambie hasta que haya cambiado: imagen especular de la descripción que el equipo ha hecho del mensaje de la familia King. No obstante, estas acrobacias conceptuales no son necesarias. Los conceptos de cooperancia y de isomorfismo sugieren una explicación distinta. La familia King mostró al equipo que la ejecución de tareas no formaba parte de su modalidad de cooperancia, y en consecuencia lo mejor que podía hacer el equipo para cooperar con ella era no encomendarle tarea alguna. La intervención isomorfa puede coincidir, desde un ángulo distinto, con las pautas familiares, a fin de que la familia obtenga el adicional del cambio. Los cambios de conducta posteriores muestran que, en efecto, había alguna interconexión entre el mensaje y dichos cambios. CURSOGRAMA O "ÁRBOL DE DECISIONES"
Estas viñetas clínicas ilustran las pautas de los informes que presentan las familias sobre sus respuestas y las intervenciones terapéu-
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ticas. Se trata sólo de ejemplos esquemáticos, sobre pautas que más adelante exploraremos con mayor detalle. Las pautas pueden graficarse (como se lo ha hecho en la figura 4.3) a fin de que el terapeuta pueda resolver más fácilmente cuál es la mejor pauta terapéutica de cooperancia. Interpretación del gráfico. Al final de la primera sesión, se transmiten a la familia un elogio y un indicio basados en la descripción de las pautas familiares que ha efectuado el equipo,así como en su descripción provisional de la modalidad de cooperancia de la familia, Partiendo de la premisa de que las tareas pueden ser provechosas para promover el cambio, lo más frecuente es que el indicio de la primera sesión sea una tarea directa. El informe que presenta la familia en la sesión siguiente anoticia al equipo acerca de la diferencia entre esta descripción provisional y la modalidad de la familia. Si la familia cumple la tarea directa de manera literal, y así lo informa en la sesión siguiente, el equipo puede promover aun más la cooperancia con la familia siguiendo esta orientación (figura 4.3. columna 1), y encomendando otra tarea directa (véase como ejemplo el punto 1, supra). Esta intervención producirá alguna respuesta, (extremo inferior de la columna 1), de la cual dará cuenta la familia en la sesión siguiente. El informe que da la familia sobre su respuesta en la tercera sesión vuelve a situarse en la parte superior del gráfico, y se sigue la columna correspondiente: si la respuesta indica que se ha cumplido la tarea en forma literal, el equipo retoma la columna 1; si la familia modificó la tarea, pasa a la columna 2; si informa haber hecho la tarea opuesta, pasa a la columna 3; si el informe es vago o confuso, pasa a la columna 4; si indica que no se ejecutó la tarea, pasa a la columna 5. Si se le encomendó a la familia una tarea indirecta o modificable (p. ej., si se le narró un relato) y su informe señala que la convirtió en una tarea directa, el equipo puede pasar a la columna 1 y dar a la familia una tarea directa. Si en cambio se le dio a la familia una tarea vaga (columna 4), y al volver presenta datos concretos o demanda claridad, el equipo continuará cooperando con ella desplazándose a la columna 1. Esto es equivalente a la "técnica de la confusión" de Erickson (35), según la cual debe agregarse confusión hasta que el sujeto mismo exija claridad (véase el capítulo 5). Vale decir, al cooperar con la vaguedad de la familia, la intervención del equipo modificó su modalidad de cooperancia, según lo manifiesta el informe presentado por la familia acerca de su respuesta.
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Desde luego, este cursograma o árbol de decisiones (figura 4.3) sólo es una guía que ayuda al terapeuta a determinar la categoría de tafeas que debe planear; el modo de planearlas va mucho más allá de este simple diagrama, y nos ocuparemos de él más adelante. Aquí, lo importante es reconocer que el informe que presenta la familia sobre su respuesta le muestra al equipo cuál es la mejor manera de continuar cooperando con la modalidad de cooperancia de la familia. Se trata de una comunicación acerca de la pauta del suprasistema que está desarrollándose. Las tareas no le son simplemente "enchufadas" a la familia según el capricho del terapeuta, sino que se fundan en información basada en la propia pauta de respuesta de la familia. De modo más o menos análogo a las luces rojas que se prenden en el tablero de un automóvil, el informe de la familia le dice al terapeuta cuál es la acción que debe emprender a continuación para mantener al suprasistema encaminado hacia el resultado que desea alcanzar. PLANEAMIENTO DE LAS TAREAS
Varios terapeutas parecen coincidir en que el planeamiento de tajeas eficaces en terapia familiar es difícil, pues el plan no sólo debe abarcar la conducta perturbada de un individuo (el síntoma tradicional), sino también toda la pauta de interacciones familiares que circunda. Además, este modelo sugiere que deben tomarse en cuenta las pautas del suprasistema. El grupo de Milán (54) propuso un "ritual familiar", una tarea tínica que debía ejecutarse en un solo momento y que parecía destinada a socavar en forma espectacular la necesidad que tenía la familia de un síntoma. Señalaba el grupo que esta clase de tarea se amolda idiosincrásicamente a un sistema familiar determinado, y debe ser isomorfa en varios niveles. Estos rituales familiares son de difícil invención y no puede aplicárselos a otras familias -por semejantes que sean las descripciones efectuadas por los terapeutas—. En época más reciente, el grupo de Milán propuso una "prescripción ritual" (57) utilizable por múltiples familias que incluyen uno o más niños con problemas; salvo en algunos detalles secundarios, la prescripción no se modifica de una familia a otra. Un hecho importante es que este grupo se ocupa de la utilidad que reviste para el equipo el desacato de la familia. Por su parte, Papp (51) postuló la "prescripción del sistema", una "intervención paradójica" por la cual se le pide a la familia que continúe haciendo lo que ya está haciendo, pero que lo haga en bien de la familia y no porque no tiene más remedio. Tanto Haley (38) como Minuchin (49), Andolfi (1), Watzlawick y otros
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(64) y de Shazer (19, 20, 22, 24), describen el empleo de tareas para promover el cambio. Las tareas que resultan eficaces parecen seguir ciertas metapautas o pautas de pautas). Goffman (31) ha estudiado el proceso de trocar una actividad "seria" en una actividad "lúdica". A partir de su estudio de los encuadres y el modo de modificarlos, estableció ciertos lineamientos para esta transformación, que pueden emplearse como metapautas. Es posible utilizarlos en su totalidad (24) o sólo en parte a fin de ayudar al terapeuta a planear tareas eficaces. Su propósito es que el terapeuta siga basando sus planes en las pautas familiares cuando éstas se presentan modificadas o en un contexto distinto. LINEAMIENTOS
1. Los actos lúdicos son ejecutados de modo tal que sus funciones "serias" ordinarias no se cumplen. Además, se procura igualar las capacidades de los "jugadores". 2. Ciertos actos normales son exagerados. 3. La secuencia normal actúa como una pauta que no es seguida total ni rigurosamente, sino que está sujeta a inicios y detenciones arbitrarios. 4. Las actividades requeridas son repetitivas. 5. Cualquier jugador tiene la facultad de poner fin al juego una vez iniciado. 6. Durante el juego, el orden de predominio puede mezclarse o invertirse. 7. El juego parece independiente de todas las necesidades externas de los participantes, y dura más que las interacciones efectivas sobre las cuales ha sido pautado. 8. El juego es social, en la medida en que envuelve a más de un participante; por lo tanto, es más fácil conservar su carácter lúdico. 9. Ciertos signos señalan el comienzo y el fin del juego. (Adaptado de Goffman, 31, págs. 41-43). Una vez expuesta ante el terapeuta la modalidad de cooperancia de la familia, estos lineamientos le servirán para planear mejor la tarea. La pauta familiar, su secuencia de conductas tal como ha sido diagramada, deben constituir la base de esta clase de intervención. Hay que recurrir a los "hechos concretos" de la pauta que rodea el motivo de la consulta, y estos lineamientos pueden ayudar al terapeuta a que decida cómo modificar la secuencia y el contexto en que se lleva a cabo la pauta. En otras palabras, pueden permitirle
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reencuadrar la secuencia de conductas, modificando algunas' de sus partes. Ilustraremos este proceso de reencuadre, así como el empleo del cursograma o árbol de decisiones, con la correspondiente casuística. CAMBIO DE TONALIDAD Tal vez parezca pueril afirmar que es más fácil lograr cambios pequeños que cambios grandes; no obstante, tanto los terapeutas co-o las familias suelen verse obligados a aceptar los carnbios pequeños como "lo único posible", como la mejor alternativa a su alcance. Con frecuencia, quienes observan una terapia familiar breve, ven que el equipo se afana deliberada y» minuciosamente por conseguir un pequeño cambio, un leve signo de progreso, y que considera que su labor ha tenido éxito cuando dicho pequeño cambio se implanta dentro del encuadre de la familia. Y este aspecto de la terapia familiar breve suele sorprender a los extraños, que a veces se preguntan -y otras veces objetan estentóreamente—: "¿Cómo puede un equipo de terapeutas considerar que un cambio tan trivial es importante para la familia y su problema?" Pero lo cierto es que los cambios pequeños que inician un proceso de reencuadre suelen tener resultados más vastos: la solución del problema, en caso de que la meta sea alcanzada. Una vez efectuado ese pequeño cambio, la familia percibirá la pauta que motivó su consulta de un modo distinto, con el adicional correspondiente. El concepto sistémico de "totalismo" [wholism] y la "tautología autocurativa" a que hacía referencia Bateson (9) nos sugieren que cuando se cambia un aspecto cualquiera de un sistema, cambia en consecuencia la organización total del sistema; cada uno de sus aspectos implica a los restantes. Pero esta reorganización lleva tiempo y el terapeuta debe respetar ese tiempo, que varía de una familia a otra. El grupo de Milán adoptó como patrón intervalos de un mes entre una sesión y otra, a raíz del tiempo que dicha reorganización parece insumir (56). La composición musical puede servirnos como una útil analogía para aclarar los efectos de los pequeños cambios. Al igual que cualquier otra empresa humana, la música tiene reglas y pautas a las que el compositor, conscientemente o no, se atiene. Al escucharla, percibimos la secuencia de notas, que tal vez resulte agradable ó desagradable a nuestros oídos; pero una vez que conocemos una secuencia particular de notas, cualquier desviación respecto de ella nos hará
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saber de inmediato que hay algo diferente. Tanto más para el compositor, desde el momento en que él "conoce" que algo anda "descaminado" cuando elabora la secuencia. A modo de experimento, imaginemos que Juan Sebastián Bach hubiera compuesto la secuencia que presenta la figura 4.4.
Estas notas siguen una secuencia específica: fa-la-si-do-la-re-do-sila. Si la ejecutamos en el piano, advertiremos que sólo nos exige tocar teclas blancas. La melodía puede complacernos o no; como cualquier otra secuencia de obras humanas, esta música puede ser percibida como eficaz o ineficaz por nosotros. En caso de que percibamos que "no es del todo correcta", y suponiendo que fuéramos compositores que estamos experimentando, estamos facultados para modificarla. Imaginemos que Bach realmente compuso esta secuencia melódica tal como está y luego se dio cuenta de que algo le faltaba; podía introducir diversos cambios. En primer lugar, podía modificar las diversas notas (o conductas) que componen la secuencia (p. ej., sustituir el "re" por un "do"); también podía modificar la tonalidad (designación del contexto), sin duda la forma más rápida y simple de modificar la melodía. En verdad, Bach compuso una secuencia melódica como ésta, pero con un pequeño cambio al comienzo, según muestra la figura 4.5.
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Este cambio de tonalidad (o contexto) hace que el orden de las notas sea el siguiente: fa-la-si bemol-do-la-re-do-sí bemol-la. El pequeño cambio introducido por Bach en la tonalidad o andadura de la pieza afectó la melodía (conducta). O sea, para él era más eficaz que hubiera un "si bemol" en lugar de un "si". Al comparar las dos versiones, nos encontramos con una pieza musical que suena distin-a a nuestros oídos, y modifica toda nuestra percepción de la secuencia. No se trata simplemente de que el "si bemol" haya reemplazado al "si"; más bien el sonido total (contexto) de la melodía, es muy distinto, y por ende modifica nuestra apreciación. Esta nueva versión puede resultarnos más eficaz, como a Bach, ó quizá no. Si suponemos que Bach dio estos mismos pasos al componer la melodía,. todo lo que escribió con posterioridad a ella fue también muy profundamente afectado por el cambio de tonalidad. Este mínimo cambio redundará en una diferente armonía (parte del contexto) y en la modificación de otras notas ligadas a éstas dentro de la composición total (conducta). Al añadir el signo "bemol" (mínimo cambio, o noticia de una diferencia), Bach dio con la manera más sencilla de transformar el significado musical de la secuencia de no-as, así como nuestra experiencia de él. Al cambiar de tonalidad, Bach hizo algo semejante a lo que hace un terapeuta cuando inicia el proceso de reencuadre ayudando a la familia a que ejecute un pequeño cambio en el "comienzo" de una secuencia de interacción (o sea, en la pauta que es motivo de la consulta): la secuencia total deja de ser la misma. Cada vez que deba tocarse la nota que aparece en la línea central del pentagrama, ella será un "si bemol", un semitono más grave que el "si"; y el resulta~ de este cambio se percibirá en la totalidad de la pieza musical: sólo en esta breve melodía, sino también en la armonía que la rodea. Como ya hemos dicho, el compositor tenía otras opciones para introducir una alteración en esta secuencia. Podría haber modificado cualquiera de sus notas componentes, pero el agregado del signo bemol junto a la clave (vale decir, el cambio de tonalidad o de contexto, y no ya de una mera nota) era una de las fórmulas más sencilas. En la liza de la terapia familiar breve, lo más simple es modificar tonalidades mediante la intervención isomorfa. El cambio de tonalidad le dice al músico que debe ejecutar la pieza de otro modo, y al oyente, que debe percibirla de otro modo. En la terapia, el cambio de tonalidad inicia el cambio de contexto, al modificar una conducta que como consecuencia de ello altera el significado total. No obstante, no siempre es simple para un especialista en te-
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..rapia familiar breve poner en práctica este cambio de tonalidad -como probablemente tampoco lo sea para un compositor—. Totalismo. La música es como cualquier otro sistema: una vez efectuado un cambio, le seguirán naturalmente otros. El pasaje del "si" al "si bemol" hizo algo más que disminuir en un semitono la nota correspondiente a la tercera línea del pentagrama. Dentro del. sistema musical, ese cambio de tonalidad también "modifica las relaciones" existentes entre todas las notas de la composición. Por ejemplo, entre el "re" y el "si" hay sólo tres semitonos, mientras que entre el "re" y el "si bemol" hay cuatro. Y esta diferencia de un semitono persistirá entre las notas de las dos secuencias en todos los casos: en la escala que desciende hacia el "si bemol", las notas siempre estarán separadas de éste por un semitono más, en la escala que asciende hacia el "si bemol", por un semitono menos. En el sistema musical, el resultado de este pasaje del "si" al "si bemol" entraña siempre los mismos resultados predecibles. Un "re" es siempre un "re". Al menos en el lenguaje musical de Bach, no hay posibilidad alguna de que al pasar del "si" al "si bemol", la nota siguiente quede situada en un punto intermedio entre dos teclas contiguas del piano, y resulte "algo no exactamente igual al re". Ninguna nota puede estar a tres semitonos y medio de otra. Cuando los especialistas en terapia familiar breve promueven un cambio modificando la tonalidad, ayudan a la familia a añadir cierto fragmento de conducta de una nueva clase al comienzo de la pauta que motivó la consulta. Pero los cambios en la secuencia siguiente no son siempre predecibles. Lo único seguro es que la secuencia no seguirá siendo la misma. Habitualmente se dice que las secuencias interaccionales son redundantes -por su propia naturaleza, quizás, o al menos por la naturaleza de nuestras descripciones—. Estas secuencias parecen rígidas, en razón de que sólo conductas de una misma clase pueden reemplazarse "espontáneamente". Si se introduce un cambio de tonalidad, la nueva conducta actúa como si abriera las puertas para cualquier fragmento aleatorio de comportamiento de una clase distinta. El cambio de tonalidad "destruye" la secuencia e introduce el azar en la interacción. La nueva conducta puede obtener como respuesta una nota situada a tres semitonos y medio de la nota original, o sea, en los intersticios entre dos teclas del piano. Por supuesto, la nueva conducta que el cambio de tonalidad provoca está limitada por la gama de conductas posibles que el individuo aporta a la situación. Dos familias pueden iniciar ambas una "nueva secuencia" lanzando un chorro de agua con una pistola de juguete, pero las secuencias resultantes en cada caso pueden ser muy
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distintas. Aunque los mapas de las pautas familiares que confeccione el equipo sean muy semejantes, y decida utilizar un cambio de tonalidad como parte de su intervención, los resultados —insistimospueden ser sumamente diferentes. EJEMPLO CLÍNICO La técnica del cambio de tonalidad puede ser un instrumento eficaz para ser utilizado con parejas (o familias más amplias) si la secuencia de conducta es clara, y el equipo ha comprobado que la modalidad de cooperancia de la pareja incluye, según sus informes, el responder en forma literal a las tareas directas que se le han encomendado. El Sr. y la Sra. Harper se han mudado recientemente a la ciudad desde la aldea rural en que vivían. Una de las razones fundamentales de este traslado fue que el Sr. Harper comenzó a tener fama de violento, y a la Sra. Harper le molestaba que los vecinos pensasen que la responsabilidad era de ella. Como el Sr. Harper había vivido en ese lugar toda su vida, se decía que sus repentinos estallidos de violencia en el hogar eran consecuencia de una falla de la Sra. Harper Fuera de su casa, el Sr. Harper era un hombre manso y apacible, "incapaz de matar una mosca". SESIÓN 1
Durante la sesión, el Sr. Harper hizo un alegato en su favor, mientras su esposa lo regañaba, instándolo a que aceptara la culpa que tenía por haber quebrado, una vez más, sus promesas de no recurren a la violencia. Desde la perspectiva del Sr. Harper, esa violencia no se presentaría si tan sólo su esposa fuera un poco menos impredecible. El lo lamentaba -dijo-, pero era imposible vivir con los métodos azarosos que empleaba su mujer para dirigir el hogar: un día él volvía a cenar y se encontraba con la mesa puesta; otro día, la comida tardaba horas en llegar a la mesa. Desde el punto de vista de la Sra. Harper, el impredecible era su marido, ya que un día se quejaba de que la comida era servida demasiado tarde, por lo cual al día siguíente ella la tenía lista cuando él llegaba a casa, y entonces él se quejaba de que estuviera lista porque eso no le daba tiempo para relajarse y leer el periódico antes de cenar. El Sr. Harper se disculpó por causar estas molestias a su mujer, pero sostuvo que le era imposible prever la cantidad de trabajo que iba a tener cada día en su empleo.
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Tres días antes de acudir a la terapia, la comida no estuvo en la mesa en el momento en que el Sr. Harper regresó a casa. Mientras volvía de su trabajo, él estaba fastidiado por una huelga inminente en su empresa y porque descontaba que no encontraría la mesa servida. Por eso. al entrar lo hizo con una cara que delataba su ira. Por su parte, la Sra. Harper acababa de pagarle al chico que le traía el periódico mucho más de lo que, según ella, le debía; así pues, también el rostro de ella trasuntaba su ira. Gritaron y discutieron durante media hora, hasta que repentinamente el Sr. Harper le dio un empujón a su esposa y amenazó con estrangularla; en ese momento sonó el teléfono y se puso fin a la secuencia —versión moderada de sus usuales episodios violentos—. Enunciaron sus metas con claridad. Ambos querían poner fin a la violencia: la esposa quería que el Sr. Harper se controlara mejor, yél quería que ella fuera más organizada. La Sra. Harper estaba convencida de que si él venía a casa enojado pero no sobrevenía luego ninguna manifestación de violencia (señal segura de progreso), su matrimonio mejoraría. Por su parte, el Sr. Harper dijo que quería ser recibido en casa sin cólera cuando él llegaba enojado a causa de algo "que nada tenía que ver con su matrimonio". Ambos querían, además, averiguar el "porqué" de la violencia, y "quién tenía la culpa" realmente. Relataron su mudanza a. la ciudad con mucho humor, por debajo del cual se barruntaban las reyertas que seguramente habían tenido. También dijeron que solían gastarse bromas, de las que ambos disfrutaban. Durante el traslado, habían tenido varias disputas que no condujeron a hechos de violencia; pero ninguno de ambos podía explicarse por qué algunas de sus reyertas terminaban en hechos de violencia y otras no. Al equipo le impresionó el humor que ambos esposos desplegaban al referirse a cualquier cosa que no fuera sus violentas disputas. A su juicio, las discusiones que tuvieron los Harper durante la mudanza habrían sido "causa suficiente" de violencia en muchas parejas. El humor y las bromas de los esposos le estaban indicando al equipo un modo de ser isomorfo y de promover la cooperancia. Esto último se vio confirmado por la predicción del equipo —basada en la descripción de la pareja— según la cual su modalidad de cooperancia incluiría la ejecución de tareas. Por consiguiente, el equipo preparó un "libreto secreto", correspondiente a una tarea que sería una "broma" y que introduciría un cambio esencial; ellos debían ponerlo en práctica la primera vez que volvieran a reunirse por la noche (véase figura 4.6). El equipo los alabó por haber hecho tantos intentos de poner fin
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a sus violentas disputas: la mudanza a la ciudad, el cambio del horario de la cena, sus respectivas promesas, el autocontrol de cada uno, y ahora la terapia. Sin duda alguna —dijeron—, todo esto debió de haberlos frustrado, y estarían anhelando poner pronto fin a los hechos de violencia; pero el equipo se preguntaba si se darían por satisfechos con un método que simplemente hiciera cesar la violencia, sin permitirles descubrir jamás "por qué sucedían estos hechos de violencia" o bien "quién era el culpable". Los esposos Harper coincidieron en que para ellos lo fundamental era detener los hechos de violencia. El conductor les indicó entonces que, una vez detenidos éstos, podría quizás responderse a tales interrogantes. A continuación les entregó unas notas preparadas de antemano, que cada cual debía mantener en secreto respecto del otro; pronto se enterarían de su contenido. Las notas decían lo siguiente:
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1. Sr. Harper: cada vez que vuelva a su casa con un cierto enojo, aunque éste sea mínimo, debe entrar por la puerta de atrás o, si entra por la de adelante, debe hacerlo de espaldas. 2.- Sra. Harper: escoja una hora cualquiera para cenar, sin importar cuál podría ser, a su juicio, la hora deseada por su marido. Además, en caso de estar mínimamente enojada, o en caso de suponer que él puede estarlo, espérelo en la cocina o en el baño, y no en la sala de recibo. Los cónyuges leyeron las notas y concordaron en poner a prueba estas ideas. Se planearon estos indicios basándose en la predicción de que los esposos serían capaces de encontrar un modo de cooperar con las tareas directas, y que hallarían graciosos los resultados de estas bromas. Con que uno solo de ellos siguiera los indicios (y más aun si lo hacían ambos), la "secuencia de la llegada a casa del marido" seria bastante distinta y el encuentro tendría una tonalidad diversa. Le era imposible predecir al equipo exactamente qué conductas sobrevendrían; por otra parte, no eran tan ingenuos como para pensar que este cambio de tonalidad necesariamente pondría fin a los hechos de violencia, ya que era muy probable que en la secuencia de sucesos y en los encuadres que los circundaban hubiera muchas otras cosas que ellos ignoraban. Pero este enfoque podía impedir dichos hechos de violencia entre la primera y la segunda sesión, que es el alcance de las intervenciones y predicciones efectuadas en la primera sesión.
SESIÓN 2 Tanto el Sr. como la Sra. Harper procuraron poner en práctica las sugerencias contenidas en las notas. El día en que el Sr. Harper entró de espaldas por la puerta de adelante, un poco antes de lo que su esposa había previsto, ella estalló en una carcajada y él muy pronto se sumó a la risa. Otro día, ella estaba esperándolo en el baño cuando él ingresó por la puerta trasera, y se sorprendió de encontrarlo más tarde en la cocina aguardándola. La Sra. Harper decidió fijar para la cena una hora que era 45 minutos más tarde del momento habitual en que su marido llegaba al hogar. En el pasado, cuando sucedieron entre ellos hechos de violencia, jamás habían acontecido en la cocina, ni en el baño, ni en el sótano, ni fuera de la casa. Por otra parte, estos hechos solían producirse dos o tres veces en un período de dos semanas, y luego pasaban varios meses sin que se presentasen. En el curso de estos meses, podían tener discusiones pero no desembocaban en hechos de violencia; y ninguno de los dos tenía bien en claro cuáles de sus discusiones ori-
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guiaban hechos de violencia y cuáles no. Tampoco eran capaces de describir de qué modo se ponía fin a ambos tipos de discusiones. La única diferencia notable que apreciaban entre éstas era que las peleas violentas sucedían, por lo común, inmediatamente después que el marido llegaba a su casa, mientras que las no violentas tenían lugar en un momento posterior de la noche. Para el equipo, resultaba claro que el Sr. o la Sra. Harper se enojaban por algo "ajeno a su relación", y luego, al encontrarse, se peleaban bajo la influencia de ese estado de ánimo. El equipo recordó que la pelea más reciente se había interrumpido cuando sonó el teléfono; por ende, suponía que en el caso de los Harper podía ser útil alguna señal que pusiera fin a las discusiones. Basado en el informe que dieron los Harper sobre su respuesta, según la cual habían cumplido literalmente con la, tarea (columna 1 del árbol de decisiones), el equipo resolvió continuar cooperando con el matrimonio encomendándole otra tarea directa. También se percataron de que a raíz de ese informe sobre su respuesta y de las bromas que se practicaban los Harper, podían continuar cooperando con ellos si les sugerían otras bromas o triquiñuelas "ilógicas". Además el equipo quería descubrir si en las secuencias de discusiones no violentas había alguna "señal de detención" que pudiera hacerse extensiva a las secuencias violentas. El equipo felicitó a los Harper por haber seguido lo que, en un principio, podrían haber parecido instrucciones tontas. El conductor les pidió que simplemente hicieran un movimiento afirmativo con la cabeza si, al efectuar estas cosas o más tarde, se les habían ocurrido algunas otras ideas igualmente tontas. Ambos hicieron un movimiento afirmativo con la cabeza. A continuación, el conductor les dijo que mantuvieran en reserva esas bromas para utilizarlas la próxima vez que se presentara la ocasión. Aceptaron. Tarnbién les pidió registrar de qué manera ponían fin a sus discusiones no violentas; no cómo resolvían la cuestión, si es que la resolvían, sino simplemente qué acontecía para que la discusión cesara. También c o n cordaron en efectuar esta tarea. El equipo predijo que los Harper recurrirían a otras bromas, y que procurarían ver qué señales detenían sus discusiones. Las "ideas tontas", que se les habían ocurrido parecían evidenciar que el cambio de tonalidad había sido eficaz en cuanto a "destruir la antigua secuencia". Y esto se confirmó por los comportamientos que, según los Harper, siguieron a las bromas secretas planeadas por el equipo.
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Los Harper comentaron que sus dos discusiones no violentas de los últimos quince días habían "derivado en alguna otra cosa". Ambos se produjeron en una hora tardía de la noche. En una oportunidad en que la Sra. Harper supuso que su marido vendría enojado a casa, salió a comprarle su cerveza favorita y una rosa. No se había equivocado: el Sr. Harper entró por la puerta trasera; entonces encontró la cerveza y la rosa, acompañadas de una tarjeta en la que se leía: "Te amo". La Sra. Harper aguardó en el baño hasta asegurarse de que su marido hubiera encontrado esos objetos. Esa noche se divirtieron mucho. Parecía evidente que los Harper se habían apartado ya de su encuadre original: el cambio de tonalidad destruyó la antigua secuencia. Nuevamente, daban cuenta de una respuesta literal (columna I) a una tarea directa. Ahora el equipo debía continuar operando de modo tal que pudieran permanecer fuera de su antiguo encuadre, ya que no era previsible que ninguno de ellos fuera capaz de controlar siempre sus encuentros diarios de este modo. Como los Harper expre¬ saron sus dudas acerca de que el problema de la violencia estuviera resuelto, y como la señal (la llegada a casa del marido colérico que no originase hechos de violencia) aún no se había dado, el equipo decidió planear una "pelea estructu¬ rada" ateniéndose a los lineamientos de Goffman e incluyendo una señal que le pusiera fin. La estructura comprendía puntos de inicio y detención arbitrarios, exageración de las pautas, y claras señales de comienzo y terminación, Sería social por el hecho de abarcarlos a ambos. La intervención se basaba en la se¬ cuencia descripta por el matrimonio (figura 4.6). Como la modalidad de cooperancia de los Harper incluía la ejecución de tareas, esta intervención podría mejorar la obra iniciada con el cambio de tonalidad.
Los Harper fueron elogiados por su invención y empleo continuo de ideas tontas creativas. El equipo los alabó además por emplear el método de la "derivación" para poner fin a sus discusiones más recientes, aunque indicó que este tipo de métodos tienen un problema: a veces la gente no "deriva hacia alguna otra cosa", sino que simplemente la discusión cambia de tema pero prosigue. El conductor les manifestó que sus altercados, particularmente los violentos, tenían semejanza con las disputas callejeras, en las que, al parecer no impera ninguna regla. Coincidieron. Les sugirió entonces que podría beneficiarlos mucho más pelear rigiéndose por determinadas reglas, como en el box. Los cónyuges concordaron en que las reglas podían serles útiles. Entonces el conductor les dictó las siguientes reglas para sus reyertas, que debían ser utilizadas dos noches distintas en el curso de los quince días siguientes. Las reyertas
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tenían que producirse inmediatamente después del momento en que el Sr. Harper regresaba de su trabajo.
REGLAS
1. Arrojar una moneda al aire para determinar quién iba a comenzar. 2. El ganador se pondría entonces a gritar y chillar durante diez minutos, sin interrupción, acerca de cualquier cosa que se le ocurriese, 3. mientras el perdedor lo escuchaba sin abrir la boca. 4. A continuación, el perdedor comenzaría a gritar y chillar acerca de cualquier cosa, no necesariamente como respuesta a los lamentos previos del ganador, 5. mientras el ganador lo escuchaba sin abrir la boca. 6. Antes de repetir esto mismo en el próximo "round", harían una pausa de diez minutos, durante la cual ambos guardarían silencio. 7. Recurrirían a un reloj despertador de alarma estridente para que lesjnarcara el final de cada fragmento o "round" de diez minutos. 8. Estos "matches de boxeo'' deberían tener lugar en la cocina. El conductor les advirtió que quizás alguna otra noche, en esas dos semanas, tuvieran una pelea de tipo callejero como las antiguas. Lamentablemente, les dijo, recaer en los viejos hábitos una o dos veces formaba parte normal del proceso de cambio. Indicó que, a su juicio, estas peleas estructuradas podrían bastar para impedir que se repitieran las antiguas, pero los cónyuges no debían asombrarse si sobrevenía una pelea real.
SEGUIMIENTO
Los Harper no recayeron en sus antiguas peleas. Informaron que habían continuado con los combates estructurados, los cuales, según pudieron comprobarlo, aliviaban, la tensión. En una oportunidad, antes de la cuarta sesión, el Sr. Harper volvió a su casa con el rostro colérico, pese a lo cual no hubo ni discusión ni pelea violenta. Seis meses más tarde, informaron que de vez en cuando recurrían al combate estructurado como un modo de aliviar sus tensiones, y que en todo ese período no había acontecido ningún hecho de violencia
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Comentario. Por cierto esta terapia fue un procedimiento más complejo que el "mero cambio de tonalidad", si bien fue esta técnica la que destruyó la pauta. Puede considerarse que las otras intervenciones "modificaron la armonía" para amoldarla a la nueva secuencia, de modo tal que ésta pudiera funcionar como una pauta normal.
CAPITULO 5
LA CINTA DE MOEBIUS
CONFUSIÓN SISTEMICA Antes de que se formulara la teoría binocular del cambio, el concepto de isomorfismo fue desarrollado como una herramienta descriptiva para explicar, a posteriori, el diseño de las intervenciones Luego, el concepto se amplió, utilizándoselo como una herramienta prescriptiva que orientara los empeños del terapeuta para promover el cambio interviniendo desde un ángulo distinto, sobre la base de la descripción de las pautas familiares. Esta evolución llevó a las técnicas de diagramación que hemos expuesto en el capítulo 3. El árbol de las decisiones presentado en el capítulo 4 se postuló en primer lugar, para organizar las observaciones del equipo sobre las pautas de cooperancia que exhibían las familias, y en segundo lugar, para ayudarlo a decidir qué intervención podría impulsar más probablemente sus empeños hacia la cooperancia. En este capítulo nos ocuparemos del uso de la columna 4 del árbol de decisiones, r e ferente a los informes sobre respuestas vagas o confusas. En muchos aspectos, la columna 4 del árbol de decisiones es producto de la tentativa de insertar una anomalía en un esquema conceptual preexistente. El modelo de terapia breve del IIM (65, 67) no ofrece al terapeuta lineamientos claros para el tratamiento de p a r e jas o familias que se muestran incapaces de describir una meta concreta y específica en la terapia, ni tampoco para tratar a aquellas familias en las que cada miembro tiene una meta específica que excluye las metas de los demás. La "técnica de la confusión" de Erickson (35) es una técnica de inducción del trance que se basa en crear una confusión tras otra en el sujeto, hasta que éste se muestre dispuesto a aceptar una formulación clara del hipnotizador. Erickson se apoya en el principio básco de aceptar lo que el cliente trae (su confusión, en este caso), y útil
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za ese mismo comportamiento a fin de desarrollar un procedimiento o técnica para la inducción del trance. Por analogía, puede describirse a una pareja o familia con metas mutuamente excluyentes, o con metas que son incapaces de formular, como un "sistema confundido", en el cual ni los propios integrantes ni el observador saben adónde apunta la familia, o qué es lo que quiere, o ni siquiera qué es lo que está sucediendo en ella. Desde esta perspectiva, puede decirse que el problema que se le presenta al terapeuta es "la confusión". A partir de esto, es posible establecer una "meta implícita", que consiste en poner termino a la confusión. De este modo, puede ampliarse el uso de la técnica de Erickson haciéndolo extensivo a los sistemas confundidos (18, 20). Vale decir, el terapeuta de familia acepta lo que el sistema familiar trae -su singular modalidad de mostrar cómo coopera (sus pautas confundidas)- y utiliza estas pautas para crear intervenciones isomorfas, introduciendo una confusión tras otra, hasta alcanzar alguna claridad. La confusión sistémica parece adoptar múltiples formas, todas las cuales pueden considerarse "vagas" si se amplía la descripción de modo de incluir el suprasistema. Es demostrable que los subsistemas confundidos, y algunos otros subsistemas, revelan unas pautas vagas, así como modalidades raras de cooperancia, que a menudo dejan a los terapeutas mismos sumidos en la confusión. En este capítulo explicaremos el uso de los conceptos de cooperancia e isomorfismo aplicados a las pautas familiares vagas. Los dos ejemplos clínicos escogidos describirán los procesos de cambio discontinuo que atravesaron dos parejas en el curso de su terapia. ("Cambio discontinuo" significa aquí un proceso de cambio que ocurre "a los saltos", mientras que "cambio continuo" designa los procesos que ocurren "paso a paso"). Las dos parejas a que hacemos referencia efectuaron saltos o cambios repentinos con posterioridad a una "intervención isomorfa"; esto recuerda la cinta de Moebius, superficie que vuelve sobre sí misma.* Como las intervenciones isomorfas se basan en una descripción que es una imagen especular (aunque desde un ángulo distinto) de las pautas familiares, el uso recurrente de intervenciones "tipo cinta de Moebius" permitió al CTFB estudiar los procesos de cambio discontinuo (véase la figura 5.1). La característica de la cinta de Moebius o superficie unilátera es que si a partir de un punto cualquiera de la superficie se traza una línea recta, ésta llega al punto de partida sin haber atravesado en ningún lugar la superficie. [T.]
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Figura 5.1. La cinta de Moebius En un sistema abierto multicausal, es difícil establecer la "causa efecto" diciendo que "el suceso 1 causó el suceso 2". Esto no basta para describir una cadena circular de sucesos. Los procesos de cambio discontinuo son el resultado de la interacción compleja de diversos factores. Aunque el orden en que estos factores se presentan es variable, los más notorios entre ellos parecen ser: la confusión sistémica de la familia (tal como fue diagramada por el terapeuta), la demostración que la familia hace de su modalidad vaga de cooperancia el malestar que la familia percibe en sí misma y describe, los temores de desintegración sistémica que la familia describe, y una intervención basada en todos estos factores, que describe la situación desde un ángulo distinto. Cada uno de estos factores interactúa con los demás en forma individual y conjunta, como se aprecia en la figura 5.2.
EL PROTOTIPO Cuando la creación del modelo de terapia familiar breve estaba en sus comienzos, poco después de haber inventado la pausa para la consulta y de haber advertido la necesidad de una perspectiva ecosistémica, pero antes de que se crease la teoría binocular del cambio
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naría menos confusa y procuraría que se le esclarecieran algunas cosas. Esto se basaba en una versión generalizada de la técnica de la confusión (18, 20), pero en esta situación era un procedimiento experimental, ya que el tipo de confusión sistémica que presentaba esta pareja era de una índole diferente. Antes de que el equipo lograra este avance, pasó muchas horas con otros miembros del CTFB tratando de averiguar entre todos cómo podía ayudarse a la pareja a ser más concreta y específica; y ninguna de las ideas que surgieron en estas reuniones resultó útil. Tanto el equipo como los otros miembros del CTFB eran víctimas de su propio encuadre, según el cual la terapia breve, para ser eficaz, necesita contar con una meta concreta y específica —noción heredada del IIM-. Sólo cuando este particular conjunto de pautas se descri~ó como "confuso", el equipo pudo lanzarse a utilizar la técnica de la confusión. El tratamiento de esta pareja fue anterior al desarrollo del árbol de decisiones, y en verdad fue uno de los factores que llevaron al diseño de ese árbol y a la inclusión de la columna 4 en él. una pareja acudió al CTFB para solicitar ayuda. Su llamada telefónica inicial fue sucinta y en ella transmitió información principalmente demográfica. En muchos aspectos, la terapia de esta pareja cumplió un papel germinal en la creación del nuevo modelo y de la teoría binocular del cambio. A partir de sus numerosos repasos de las videocintas, el equipo aprendió a ver, a la postre, que los empeños de esta pareja eran tentativas de cooperancia, y no formas de "resistencia al cambio". Durante las tres primeras sesiones, el equipo (de Shazer actuaba como su conductor, y Marilyn LaCourt estaba tras la pantalla) diseñó tareas a fin de ayudar a la pareja a ser más concreta y específica en lo tocante a su situación y lo que quería modificar. La pareja respondía en una forma que, a juicio de ella, era razonable: desde su punto de vista, su respuesta era exactamente lo que se le había demandado con la tarea. No obstante, esas respuestas confundían al equipo, quien se reunió varias veces en el intervalo entre sesiones a fin de repasar las cintas; y poco antes de la cuarta sesión, elaboró una intervención isomorfa con las pautas de esta pareja y acorde con su modalidad de cooperancia. Cuando se planeó esta intervención, el equipo procuraba establecer una correspondencia con el particular uso que hacía del lenguaje esta pareja y, además, con la índole interaccional de su motivo de consulta. Básicamente, la idea fue que si era posible agregar aun más comisión a las pautas de la pareja, ésta invertiría su campo, se tor-
SESIÓN 1
Veamos una muestra del intercambio verbal de la pareja con el conductor: De Shazer: ¿Qué cosas les gustaría cambiar? Bárbara: Sacarme de encima un montón de culpas que parece que vengo acarreando conmigo. Tener más confianza en mí misma y volverme más... tener más espontaneidad y menos tensión. Sacarme la tensión de encima. (Peter la observa atentamente y hace una señal afirmativa con la cabeza.) Y en cuanto a nuestra relación, me gustaría estar más libre en mi expresión sexual contigo (dirigiéndose a Peter)- Y... ¡ay, mi mente se ha puesto en blanco! De Shazer: Ah, bueno, bueno. Bárbara: Hay un montón de cosas en las que he pensado que realmente me gustaría trabajar sobre ellas. De Shazer: Obviamente, esta noche no podemos ocuparnos de todas, así que, cuando vuelvan a presentarse, ése será el momento de traerlas. Bárbara: Expresión sexual. Yo tengo una cosa: tiendo a convertirme en papá y mamá de todo el mundo; y me gustaría ser menos papá y mamá de Peter. ...Ser más comunicativa de 1o que hemos sido hasta ahora. Hemos tenido cierta instrucción, y eso lo mejoró todo, pero necesito trabajar más que hasta ahora en ese asunto. Y real-
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quisiera salir de esto para poder escuchar mejor, particularmente a Peter. Creo que eso es algo que lo abarca todo. De Shazer: Ah. ésa es una muy buena descripción. ¿Y en cuánto Peter? Peter: Bueno, en cuanto a mí, se trata de aumentar mi nivel de confianza de manera de, algo así como desarrollar o intensificar mi capacidad para hacerme responsable de mí mismo y de mis comportamientos. Yo tiendo a pasarle el fardo a los demás, o a culparlos de ciertas situaciones que se producen por mi inactividad o mi falta de respuesta. Creo que ésta es una de las grandes y verdaderas trabas. Creo... lo que dijo Bárbara, expresión sexual... liberarme para permitirme el placer, o estar en el aquí y ahora, en lugar de andar imaginando situaciones antes de que sucedan, o estableciendo las cosas con un rígido pensamiento analítico. Algo así como dejar de lado mi ego y aceptarme a mí mismo. De Shazer: Muy bien. Bárbara (superponiéndose): ¿Terminaste? Para mí una cosa importante es aceptar la responsabilidad por mí misma. De Shazer: Bien. ¿Qué la impulsó a llamarnos la semana pasada? ¿Por qué nos llamó en esa oportunidad y no, digamos, hace seis semanas? Bárbara: Bueno, esto ha sido postergado. Dilación. Sigo pensando... cada uno de nosotros sigue pensando... bueno, que si tan sólo trabajásemos en esto, aplicando nuestras habilidades para la comunicación, seríamos capaces de manejarlo. No sé qué ocurrió la semana pasada. Realmente yo estaba otra vez en el fondo del pozo. Peter: Creo que, en cuanto a mí, fue un aumento de irritabilidad. Algo así como una intensificación hasta el punto de hartarme de las cosas tal como venían sucediendo. Nuestras conversaciones eran irritantes para ambos. Yo perdía la paciencia y tenía ganas de largarme. Y Bárbara se quedaba deprimida, en el fondo del pozo. En cuanto a mí, era algo así como haber llegado al tope, y me dije: "Tal vez deberíamos intentarlo". Bárbara: Yo es como que me asusté bastante y... este... ¿qué cómo me siento? Eso se siente como muy desconsolador. (Llora). De Shazer (rascándose la cabeza): ¿Qué es lo desconsolador? Bárbara: Yo misma, y me pregunto si soy estimable como ser humano. Peter: Cuando Bárbara está así, yo me aparto de la relación. De Shazer (con expresión desconcertada): Y después que se aparta, ¿cómo vuelve a acercarse? Peter: A veces me controlo, me doy cuenta de lo que hago. Otras
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veces, cuando Bárbara flaquea y llora, o me dice que necesita tener alguien cerca, o alguna cosa por el estilo. Después de esto, el conductor procuró aclarar algunas de las declaraciones anteriores acerca del problema y tratar de obtener los datos específicos "soterrados" en estas descripciones; pero sus empeños fueron casi del todo infructuosos. Las respuestas de la pareja a sus preguntas eran del mismo cariz que el diálogo anterior. A la larga, después de repasar las cintas (de esta sesión y de la siguiente), el equipo aprendió que la secuencia era en parte ésta: por algún motivo desconocido, Bárbara se "deprimía", y Peter trataba de alentarla de una manera lúdica; a ella no le gustaba lo que llamaba "sus chiquilinadas", y por ende estas tentativas de Peter la deprimían aun más, hasta que finalmente él "se apartaba". El único material concreto que salió a relucir en las tres primeras sesiones fue que Peter estaba restaurando una antigua y valiosa reliquia. Merced a la formulación de muy cuidadosas preguntas, se descubrió que había estado trabajando en este proyecto durante años, aunque en los últimos tiempos no se había ocupado tanto de él. Este tema "corroía" a Bárbara, porque el plan de ambos era vender ese objeto antiguo para financiarse el traslado a otro lugar del país. Así pues, periódicamente ella regañaba a Peter al respecto, pero él seguía sin ocuparse del asunto. Para Bárbara esto era una gran preocupación, porque tenía verdaderas ansias de mudarse; temía que Peter no terminara nunca su trabajo y en consecuencia no pudieran hacerlo. Peter decía que no trabajaba mucho porque sospechaba que la mudanza lo defraudaría, aunque se daba cuenta de que probablemente pudiera ayudarlo a alcanzar sus verdaderas "potencialidades". Por lo tanto, lo más seguro para él era no ocuparse del proyecto y enfrentar la posibilidad de perder su sueño dorado. En este punto de la primera sesión el equipo decidió hacer la pausa para la consulta. En los primeros 40 minutos, el único material específico que había surgido eran los datos referidos a la reliquia. Este tipo de confusión sistémica paralizaba a Bárbara y a Peter, dejándolos perplejos acerca de. lo que estaba sucediendo. Pero lo cierto es que terminar la restauración de la reliquia fue el único rubro concreto en el que ambos coincidían y que el equipo podía concebir como una posible meta. No obstante, el equipo decidió no ocuparse activamente del asunto porque no quería dar la impresión de estar "del lado de ella", como hubiera ocurrido si adoptaba formalmente esa meta. Si bien los dos decían que querían mudarse, el momento y el lugar para hacerlo permanecía indefinido. También esto parecía más una meta de la esposa que del marido. El equipo resolvió insistir para que se definiera mejor la meta.
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Cuando el conductor volvió a la sesión, le pidió a la pareja quepensase cómo tendría que desarrollarse la terapia para que ellos se sintiesen seguros de que había tenido éxito. Ambos dijeron que ésta era una buena idea, y así terminó la sesión. El equipo predijo que: Bárbara y Peter retornarían para la sesión siguiente. SESIÓN 2
La respuesta de la pareja ante esta tarea se centró en torno de varias cuestiones: 1) la necesidad de amor incondicional; 2) el interrogante acerca de cómo podía saberse qué es lo "verdaderamente real"; y 3) su sensación de estar atrapada en sus mutuos intentos de complacerse. Una vez resueltas estas cuestiones, afirmaron, ellos dirían que la terapia tuvo éxito. Sin embargo, el conductor no logró que le dijeran cómo habrían de saber que estas tres cuestiones habían sido resueltas, o qué cosas habrían cambiado en sus comportamientos o en su vida en general cuando eso sucediera. Le contestaron que ellos "simplemente lo sabrían, y se sentirían mejor". El equipo procuró entonces desarrollar una tarea más próxima al lenguaje y a la visión del mundo de esta pareja. El conductor les pidio que pensaran cómo podía estar seguro, cada uno de ellos, de que el otro realmente lo amaba. "¿Qué comportamientos manifiestos les permitirían saber a ustedes que esta cuestión está en vías de resolverse?" En el momento de despedirse, fue telefoneada esta pregunta: "¿Cómo anda el proyecto de la reliquia?" Peter no había trabajado en absoluto en ella. SESIÓN 3
Peter anunció al equipo (situado tras la pantalla) que había trabajado durante diez horas en la reliquia mientras Bárbara se encontraba fuera de la ciudad. No necesitó que ella se lo recordase ni lo regañase al respecto: lo hizo por propia iniciativa. Ambos coincidieron en que cuando Bárbara estaba en casa las cosas andaban menos tensas que antes. Ella no se había sentido triste ni deprimida, ni él había experimentado la necesidad de "apartarse". También se puso de manifiesto que habían mantenido relaciones sexuales por primera vez en cinco meses —tema al que aludieron en la primera sesión, pero que evitaron desde entonces—. Habían reflexionado acerca de la tarea encomendada, pero ninguno era capaz de proponer alguna señal de conducta específica: repitieron que cada uno de ellos "simplemente sabría con certeza" que el otro lo amaba realmente.
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Durante la pausa para consulta, el equipo decidió que tampoco la tarea anterior había "dado en el blanco". Si bien la pareja la cumplió de manera literal, el equipo seguía cegado por su búsqueda de conductas concretas y espes. Resolvió proponerles una tarea que incluyera la necesidad de alguna acción tenía conciencia de que "algo era diferente" y de que Bárbara y Peter habían efectuado algunos cambios: había menos tristeza en Bárbara, me¬ nos apartamientos en Peter, y más actividad sexual en ambos. No obstante, el equipo no estaba tan seguro de que estos cambios fueran "diferencias que establecen una diferencia". Vale decir, no sabía si esos cambios pertenecían al antiguo encuadre de la pareja o eran pasos para salir de él. Como toda la sesión parecía más clara que la anterior, supuso que los cambios tenían alguna conexión con la terapia; y aun cuando esta premisa resultara falsa, decidió actuar "como sí" las diferencias obedecieran a la terapia, ya que Bár¬ bara y Peter habían hecho ciertas modificaciones desde el inicio de ésta, y debía aprovechárselas.
De Shazer: Estamos un poco preocupados por la rapidez con que parece haber cambiado la situación de ustedes. Durante casi todas estas dos semanas, usted, Bárbara, no se sintió triste ni deprimida, y en cuanto a usted, Peter, no debió apartarse ni trató de alentarla. Cuando las cosas cambian tan rápido nos inquietamos, porque cualquier retroceso, por pequeño que sea, parece una maldición y la gente se siente tentada a pensar: "todo está igual que antes". Así que, ¡cuidado! Traten, de algún modo, de que el proceso sea más lento. Quisiéramos que, antes de la próxima sesión, cada uno de ustedes tome la iniciativa respecto de alguna nueva actividad conjunta. No necesita ser algo de lujo ni costar mucho dinero; puede ser cualquier cosa, incluso algo que parezca tonto. Ninguno de los dos debe hablar del asunto ni decirle al otro de qué se trata. Dejen que el otro lo adivine. SESIÓN 4
Cuando dos semanas después Bárbara y Peter asistieron a una nueva sesión, informaron que la "mejoría" había continuado durante unos días, pero luego las cosas volvieron a lo acostumbrado: Bárbara tuvo nuevamente una temporada de tristeza, él procuró animarla, y así continuó la pauta. Ambos dijeron que habían tratado de pensar en alguna nueva actividad conjunta, pero sólo Peter sostuvo que se le había ocurrido algo y que lo había puesto en práctica. Su informe sorprendió a Bárbara, ya que ella creía que en realidad él había iniciado dos actividades diferentes. Por su parte, Bárbara estaba descontenta consigo misma porque no se le había ocurrido ninguna nueva actividad. También este informe de Bárbara sorprendió
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a Peter, pues entendía que ella había comenzado algo nuevo. (De esta manera, puede verse que Bárbara había cumplido con la tarea sin darse cuenta). Peter había propuesto jugar al bowling (al que hacía muchos años que ambos no se dedicaban), en tanto que Bárbara había sugerido jugar al "Monopolio" (un juego de salón que nunca habían jugado juntos). El tema principal de la sesión giró en torno de esta pregunta esencial: "¿Cómo puedo saber que algo es verdaderamente real?" Cuando las cosas iban mal, Cada uno "de ellos dudaba de que el otro lo amase de veras, incondicionalmente. Y el cumplimiento o incumplimiento de la tarea por parte de Bárbara arrojaba más dudas aun sobre esta pregunta: ¿cómo pudo Peter haber percibido que ella cumplió con la tarea, si ella misma pensaba que no lo había hecho? (Esta cuestión del cumplimiento o no de la tarea es otro ejemplo de la confusión sistémica). Al final de la sesión, el conductor les presentó una intervención programada por el equipo entre ambas sesiones, que se atenía estrechamente al estilo interaccional y comunicacional de la pareja. De Shazer: ¿Sabe una cosa, Bárbara? Su tristeza cumple otra finalidad. No es únicamente para autoprotegerse: con ella también protege a Peter. Bárbara (hace una señal de asentimiento con la cabeza): No se me había ocurrido. De Shazer: Lo protege de diversos modos. En primer lugar, hace que él trate de animarla. Así, lo protege de... si eso no ocurriera, él se vería forzado a creer que usted lo ama en serio. Bárbara. No había visto las cosas de ese modo. De Shazer: Y lo mismo con su actitud lúdica, Peter. Con eso la protege a Bárbara —por lo que podemos saber- de tener que enfrentarse con el hecho de que usted la ama realmente y, por lo tanto, de verse obligada a creer en la realidad de su amor. Así pues, la actitud lúdica de Peter y la tristeza de Bárbara funcionan muy bien. Y nada tiene de malo jugar o ponerse triste. Nosotros creemos que ustedes deben continuar jugando o poniéndose tristes, según las necesidades. (A lo largo de todo este mensaje, se observó que tanto Bárbara como Peter hacían señales de asentimiento con la cabeza). Comentario. En las cuatro primeras sesiones, Bárbara había dicho que su tristeza era una medida de autoprotección: cuando ella estaba triste, no se abalanzaba en pos de Peter, y en consecuencia, no corría el riesgo de ser rechazada por él. A su vez, ella veía la actitud
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lúdica de Peter también como una medida de autoprotección, que le evitaba a él tener que enfrentarse con "emociones negativas". Ella se quejaba de la actitud lúdica de Peter, porque "era la causa" de que ella se entristeciera más; y él se quejaba de la tristeza de su esposa, porque "era la causa" de que aumentara la distancia entre ambos. , La intervención anterior, bastante confusa, se basó en la técnica de la confusión desarrollada por Erickson, y que se hizo extensiva de la hipnoterapia al ámbito de la terapia familiar (18). En general, cuando se aplica este tipo de intervención, el conductor puede descargar una andanada de palabras dentro de un marco de referencia cambiante o, ambiguo. Se modifica el contexto a fin de crear una falta de patrones de referencia, lo cual impide a las personas concen-, trarse en los pormenores de lo que dice el conductor. La pareja necesita focalizarse o encontrar algún sentido en lo que sucede, y en cambio es frustrada cada vez más, hasta que se rebela, y exige claridad. Una vez iniciado este procedimiento, el conductor abordará las sesiones posteriores con el mismo tipo de ambigüedad y confusión. El equipo planeó esta intervención entre la tercera y la cuarta sesiones, sugiriendo que el mensaje fuera formulado de modo tal de "confundir" a Bárbara y Peter, reencuadrando sus lamentaciones mutuas como elementos que eran de mutuo beneficio. La tentativa de reencuadrar interaccionalmente ambas lamentaciones formaba parte de la tentativa de confundir aun más las cosas, para que Bárbara y Peter respondieran con alguna claridad. SESIONES POSTERIORES
Tres semanas más tarde, Bárbara y Peter volvieron. Peter informó que le faltaban menos de diez horas de trabajo para, terminar de restaurar la reliquia. Ambos dijeron que su vida sexual siguió mejorando y que la frecuencia de sus relaciones había aumentado; también contaron que había entre ellos menos tensión, aunque ninguno podía señalar el motivo de estos cambios. En un momento el conductor hizo una declaración sumamente ambigua, y Bárbara le pidió que fuera más específico. En general, los dos parecían más relajados y menos confundidos. Peter dijo que había adoptado una posición firme en una cuestión laboral y que esto le provocó cierta satisfacción; Bárbara, por su parte, estaba contenta de que el trabajo con la reliquia estuviera próximo a finalizar. La sesión final tuvo lugar un mes después. Sólo en ese momento se puso en evidencia para el equipo una genuina claridad en los inter-
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cambios de Bárbara y Peter con el conductor. (El equipo había pedido a varios otros miembros del CTFB que se les sumaran en esta sesión, por las dudas de que recrudeciese la confusión original). Durante esta sesión Bárbara y Peter se expresaron de manera mucho más concisa. La reliquia ya estaba terminada y lista para la venta. Habían fijado una fecha para la mudanza, y Peter hizo un viaje por motivos de trabajo, consiguiendo un cargo que le parecía conveniente . Además, habían resuelto que, una vez terminada la mudanza, Bárbara quedara embarazada. Antes de esta sesión, todas estas resoluciones eran "algo para pensar en el futuro", una decisión que tomarían "algún día". De común acuerdo, la sesión no duró más que media hora, y se dio por concluida la terapia. Sin duda, en las interacciones observadas de Bárbara y Peter, y de ambos con el conductor, existía una "diferencia que establece una diferencia". Los miembros del CTFB que asistieron a esta sesión final habían visto previamente las videocintas, y también ellos comprobaron la enorme diferencia entre la primera sesión y la última. Más tarde, los miembros del CTFB volvieron a repasar las cintas en la esperanza de aclarar las razones de la eficacia de esta intervención. El equipo no estaba del todo satisfecho; no creía que se tratase simplemente de devolver a la pareja su confusión en primer lugar, para luego verla rebelarse y, en tercer término, lograr su mayor claridad. Se buscó una explicación más rigurosa: en el pasado la técnica de la confusión había producido a menudo resultados similares, y por lo tanto se había dado por buena la explicación simple. Este caso ofrecía una singular oportunidad para comprender mejor la aplicación de la técnica y la elaboración particular de esta intervención. A medida que el equipo repasaba las cintas, se les volvió cada vez más clara -si así puede decirse- la confusión de la pareja: vale decir, ésta resultaba cada vez más confusa para el equipo. El lenguaje empleado por Bárbara y Peter estaba lleno de incongruencias, ambigüedades e indefiniciones; y a menudo sus enunciaciones eran gramaticalmente torpes y carecían de un índice referencial (2,3). Suele considerarse que estos fenómenos lingüísticos son de naturaleza "individual" y no "sistémica"; sin embargo, la observación de las cintas permitió al equipo comprobar la índole sistémica de estas dificultades lingüísticas. Podía sostenerse que Peter y Bárbara compartían una gramática singular, y que cada uno de ellos creía entender esa gramática y que el otro la entendía. A medida que los miembros del CTFB prestaron atención a sus conversaciones, vieron cómo se acumulaban, una tras otra, frases que carecían de índices referenciales.
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Ya no les resultó sorprendente que el equipo se confundiera, porque con frecuencia el oyente no tenía cómo determinar "por el contexto" qué significaba alguna palabra o frase vaga. El equipo empezó a entender que Bárbara y Peter no podían tomar decisiones porque cada uno de ellos sólo presumía que el otro entendía realmente, y esta presunción parecía falsa. Al fin, el equipo comprendió que Bárbara y Peter eran tan claros como podían al referirse a sus problemas, que ninguno de los dos entendía en absoluto. Si bien las declaraciones iniciales de Bárbara y Peter (que hemos presentado en forma literal) eran contusas para el equipó, los dos daban a entender que comprendían cabalmente lo que el otro estaba diciendo. Sin embargo, diversas secuencias registradas en la cinta estaban llenas de más ambigüedades todavía, y su repaso dejó en el equipo la fuerte impresión de que cada uno presumía erróneamente que el otro lo entendía. Lo que es más importante, el equipo pudo apreciar con claridad que Bárbara y Peter no se estaban "resistiendo"; en lugar de ello, se estaban esforzando por hacerles saber lo que esperaban de la terapia. El equipo no encontró realmente un modo de cooperancia hasta la cuarta sesión, aunque el conductor había adoptado enseguida, desde la primera, un modo de hablar vago y ambiguo. Pero una vez que el equipo estableció este modo de cooperar con el modo de cooperanSECUENCIA DE REACCIONES MUTUAS
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cia de la pareja, ésta recibió el adicional del cambio perceptual, como lo pusieron de manifiesto los cambios en su conducta. Repasando la intervención de la cuarta sesión se puso de relieve nuiles aspectos propendieron a que esta intervención, bastante contusa, fuese tan eficaz. La intervención fue isomorfa, pero desde un ángulo distinto, que reencuadró las lamentaciones individuales convirtiéndolas en lamentaciones interaccionales o mutuas. La secuencia cia "tristeza-conducta lúdica", así puntuada, ofreció al equipo una descripción que le sirvió de base interaccional para su intervención, tal como lo ilustra la figura 5.3. El encuadre de Bárbara hacía que ésta viera su tristeza como una medida de autoprotección, y la conducta lúdica de Peter como una medida de autoprotección también, que agravaba su propia situación (la de Bárbara). Por otro lado, para Peter la tristeza de Bárbara era una medida de autoprotección que agravaba su propia situación, y, a su juicio, su apartamiento agravaba además la situación de ella La intervención reencuadró toda la idea de la protección (que en la figura 5.3 estaría dada por las flechas entre III y II, y entre IV y III), a fin de poner de relieve que la circularidad era mutua. De este modo (desde este nuevo ángulo), toda protección pasaba a ser "protección del otro" en lugar de autoprotección. Vale decir, esta intervención "tipo cinta de Moebius" establecía que los motivos que llevaban a Bárbara a quejarse de Peter en realidad la protegían, mientras que los motivos que llevaban a Peter a quejarse de Bárbara lo protegían a él. La intervención tipo cinta de Moebius establecía que la secuencia cumplía en esta relación un propósito definido. La protección mutua hacía que ninguno de ellos pudiese saber que el otro en verdad lo amaba incondicionalmente. Este reaseguramiento respecto de la "realidad" del amor del otro era algo que ambos deseaban, y un tema muy debatido entre ellos. Así pues, la intervención tipo cinta de Moebius se volvió sobre sí misma, y describió la queja de cada uno (rotulada ahora como "medida de protección del otro") diciendo que tendía a proteger al otro para que no alcanzase una meta muy deseada. El estudio de esta intervención prototípica permitió al CTFB aprender muchísimo acerca del modo en que las familias muestran sus afanes por cooperar según su propio y singular estilo. Además, se aprendió cómo promover la cooperancia entre la familia y el equipo. La intervención tipo cinta de Moebius destacó la utilidad de las intervenciones isomorfas. A partir del diagrama homólogo de esta intervención (figura 5.4), el equipo podía desarrollar otras interven-
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ciones semejantes cuando las quejas de la pareja formasen parte de una secuencia conductal de reacciones mutuas. Si el terapeuta cuenta con mapas de esta índole (figuras 5.3 y 5.4), está en condiciones de diseñar otras intervenciones, que aplicará en los casos en que se tracen diagramas semejantes como descripción de las interacciones de una pareja. El diagrama tipo cinta de Moebius parece útil para orientar la intervención con parejas cuyas quejas mutuas componen las etapas sucesivas de una secuencia, relacionadas entre sí. En el mapa de la figura 5.4, "A" representa a una sola persona en un momento determinado, en tanto que las quejas de la otra persona ("B") se consideran por separado: al planear la intervención, el mapa es utilizado en dos oportunidades. El par de quejas debe ser "interaccional y secuencial"; vale decir, tiene que ser posible describir que la conducta lúdica de Peter es "una respuesta a" la tristeza de Bárbara. Por otra parte, la pareja debe encuadrar sus quejas considerándolas "mutuamente causales", o sea, para Peter, la tristeza de Bárbara "es la causa de" su conducta lúdica, en tanto que para Bárbara, la conducta lúdica de Peter "es la causa de" su mayor tristeza. Parece importante tener en cuenta esto al utilizar un mapa tipo cinta de Moebius, ya que la pauta de interacción descripta que le sirve de base define la estructura del mapa. Si las quejas mutuas -con o sin confusión sistémica— están distanciadas en el tiempo o forman parte de secuencias diferentes, estos territorios exigen un mapa distinto. La aplicación de estos mapas a otro caso clínico contribuirá a esclarecer la utilidad del diagrama tipo de cinta de Moebius como ins-
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trumento prescriptivo para diseñar intervenciones con parejas que presentan quejas mutuas. Como el informe que da la pareja sobre sus respuestas también describe un cambio discontinuo, pueden extraerse interesantes conclusiones de estos procesos.
SEGUNDO EJEMPLO CLÍNICO Meg y Tony Cummings habían cumplido 19 años de matrimonio; y tenían cuatro hijos, el mayor de los cuales contaba 16 años de. edad. En el momento de acudir a la primera sesión, llevaban seis meses de separación. Transcurridos cuatro meses y medio comenzaron a darse cita, manteniendo limitados, por lo demás, cualesquiera otros contactos. Estas citas fueron un motivo de alegría para ambos hasta que Tony empezó a comentar que tenía ganas de volver a casa Esto sucedió alrededor de dos semanas y media antes de la primera sesión. El tema irritó a Meg, y la tensión de ella hizo que Tony empezara a sentir que estaba ante una situación "desesperada": se p r e guntaba si realmente ella se interesaba por él y quería que volvieran a estar juntos. Tony tenía un trabajo que le gustaba, pero que a menudo lo obligaba a permanecer varios días seguidos fuera del hogar. En tales circunstancias, solía telefonearle a Meg con frecuencia. Estas llamadas irritaban a Meg, quien suponía que lo que él quería era controlarla mientras que Tony, por su parte, decía que lo único que quería era demostrarle su interés. Estas llamadas telefónicas fueron uno de los elementos desencadenantes de las múltiples reyertas que tuvo el m a trimonio a lo largo de los años. Ambos se autotitulaban "tercos", sus peleas duraban a veces hasta cinco días seguidos, después de lo cual solían separarse durante varias semanas sin dirigirse la palabra. Por lo que ambos recordaban, la presente separación era la décimosegunda en el curso de su matrimonio, y también la más prolongada y grave. Meg había llegado a pensar en el divorcio y en consultar a un abogado. Sin embargo, ninguno de ellos quería verdaderamente el divorcio, ya que ambos decían que se amaban. SESIÓN 1
La meta que perseguían Meg y Tony fue claramente establecida: volver a vivir juntos en forma duradera. A la sazón, ninguno de ellos había fijado una fecha específica. Meg decía que un paso muy positivo hacia esa meta sería que ella pudiera sentirse cómoda cuando
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Tony la visitara en la casa; Tony entendía que sería muy positivo que Meg le diera alguna muestra de afecto (un simple abrazo, por ejemplo) sin que él tuviera que pedírselo. En esta ocasión la entrevista con Meg y Tony se hizo sin la pantalla y sin el equipo. El terapeuta era de Shazer. Se preparó una habitación del CTFB para poner a prueba la metodología implícita en la aplicación de este nuevo modelo y formato, en el caso de que el terapeuta trabajase solo. Una vez fijadas las señales y las metas, el terapeuta dijo que haría una pausa "para pensar sobre lo que han dicho hasta el momento". Resultaba claro que Meg y Tony querían volver a vivir juntos, y que ya habían empezado a poner en práctica este proyecto. Sin embargo, en el pasado se habían separado en muchas ocasiones y encontraron la manera de volver a juntarse sin la ayuda de ningún terapeuta. En consecuencia, el problema no consistía en que volvieran a estar juntos, sino en lograr de algún modo que esta reunificación fuera diferente, y perdurase. Como ya habían dado algunos pasos hacia su reunificación, la tarea del terapeuta consistía en cooperar con ellos a lo largo de esta misma ruta. Los pasos que habían dado sirvieron de base al elogio, y ayudaron al terapeuta a planear una intervención isomorfa. El terapeuta tenía conciencia de que quizá Meg y Tony resolvieran no volver a convivir; pero si lo hacían, probablemente hubiera alguna otra reyerta y quizá volvieran a separarse, ya que ésta parecía ser su pauta habitual. Cuando volvió de la pausa, el terapeuta les impartió la siguiente intervención, que había escrito él mismo: De Shazer: Me parece que, para dos personas como ustedes, requiere muchas agallas decidirse a trabajar juntos para volver a convivir. Esto es algo que me impresiona. No sé qué posibilidades hay de que ustedes vuelvan a convivir en forma duradera, y estoy seguro de que tampoco ustedes lo saben; pero lo que me impresiona es que, pese a ello, estén dispuestos a intentarlo. Ahora bien: creo que ya han dado los primeros pasos: han tenido algunas citas, hablaron acerca de su posible reunificación futura, y ahora acuden a la terapia. Todos estos pasos parecen apuntar en la dirección correcta, y han sido dados en momentos apropiados; coincido en que ustedes deben continuar a marcha lenta. A partir de ahora, y hasta nuestro próximo encuentro, quisiera que cada uno de ustedes, por separado, piense acerca de lo que no quiere que cambie en la relación.
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Tony: Ya veo, eso nos dará una oportunidad de construir sobre la base de algo positivo. De Shazer: Sí. Y quizá sea conveniente que lo apunten por escrito, La sesión terminó en ese momento; la pareja coincidió en "continuar a marcha lenta" y en cumplir con la tarea. Meg y Tony parecieron prestar mucha atención en las dos fases de la intervención. Cabecearon en señal afirmativa en diversos momentos, y al final de la sesión estaban ambos relajados y contentos. El terapeuta predijo que volverían para la sesión siguiente, y que harían algo acorde con la tarea que brindaría ulterior información acerca de su modalidad de cooperancia. Meg pareció particularmente aliviada cuando él dijo que debían "avanzar despacio", pero el terapeuta no sabía con certeza cuál sería la reacción de Tony. No suponía que pudiera haber cambios significativos en el intervalo, aunque sí esperaba que la pareja le informase haber dado "algunos pasos más" en la dirección correcta. SESIÓN 2
Tres semanas más tarde, contaron que Tony había vuelto a casa y estaba en ella desde hacía más de una semana. De Shazer: Bien, ¿y cómo sucedió? Meg: Simplemente, una noche decidimos volver a intentarlo. Tony se sentía más seguro que yo, pero yo estaba lo suficientemente cómoda como para permitir que se quedara. De Shazer: Humm, eso me preocupa. Parece que ustedes dos están apresurando el asunto realmente. Espero que esto no signifique que la cosa se romperá con la misma rapidez con que se arregló. Tony: Desde entonces, ambos estamos esforzándonos por ser amables uno con el otro. Como habían cumplido con la primera parte de su meta, decidieron trabajar en torno de sus discusiones, que a su juicio era lo que más los separaba. Pensaban que si lograban superar esos altercados, podían seguir viviendo juntos. Informaron que desde el regreso de Tony pasaron cinco días realmente formidables, y sólo un día lo habían pasado mal, porque tuvieron una pequeña discusión que fue prontamente superada. Se aseguraron de no irse furiosos a la cama, pues ésta era una nueva regla que habían establecido. Meg creía que seguirían juntos si conseguían convertirlo en una pauta regular. Describieron así la secuencia típica de sus peleas: 1) Meg perma-
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necia en silencio (por algún motivo); 2) Tony interpretaba esto como que "ella estaba de mal talante", lo cual lo instaba a tratar de averiguar "por qué"; entonces, 3) ella le respondía "por nada"; 4) esto no satisfacía a Tony, quien seguía haciéndole preguntas; 5) ella le pedía que la dejara tranquila, y 6) si él no lo hacía, tenían una pelea Vale decir, los silencios de Meg eran considerados "la causa" de que él le formulara preguntas, en tanto que las preguntas de Tony eran consideradas "la causa" de que ella permaneciera en silencio. Como respuesta a la tarea encomendada en la sesión anterior, Meg dijo que no quería que Tony perdiese su sentido del humor ni su manera frontal de abordar los desafíos que le planteaba la vida; tampoco quería que dejara de ser amable y comprensivo con la gente. A juicio de ella, Tony era una persona paciente y sociable, y no quería que esto cambiase. Tony, por su parte, no quería perderse los buenos momentos que pasaban cuando estaban lejos de los chicos. Además, consideraba a Meg una persona sincera, prudente y fiel, le gustaba su tenacidad, y no quería que cambiase nada de esto. (Había aquí una leve modificación de la tarea solicitada, que tenía que ver con su relación mutua y no con la personalidad del otro. En consecuencia, cualquier tarea posterior debía dar cabida a cierta modificación). La descripción que hicieron de la secuencia típica de conductas que originaba sus peleas guardaba notable semejanza con la "secuencia de reacciones mutuas" del ejemplo clínico anterior; fue así como se elaboró un mapa similar (figura 5.5). Este diagrama de las pautas de Meg y Tony llevó al terapeuta a contemplar la posibilidad de recurrir, en alguna sesión posterior, a una intervención tipo cinta de Moebius, que debía ser lo suficientemente isomorfa como para promover cambios significativos en la pareja. Puesto que Meg y Tony habían vuelto a convivir, la primera parte de su meta se había cumplido. Sin embargo, esto no parecía sacarlos de su encuadre anterior: sólo era un desplazamiento dentro del mismo encuadre. Al no modificarse el encuadre, subsistía la posibilidad de que volvieran a separarse. Encontrar maneras de discutir que no los dejaran furiosos al ir a la cama parecía una señal razonable para añadir a la segunda parte de su meta: la de permanecer juntos en forma duradera. El terapeuta no tenía bien claro cuál era la señal que Meg y Tony empleaban para poner fin a sus discusiones, en particular aquellas que concluían sin un fundamento racional claro. De Shazer: Estoy impresionado por todos los cambios que uste-, des han logrado en las últimas tres semanas. Creo que han trabajado
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Esta tarea puede muy fácilmente modificarse: no es necesario que apunten las razones por escrito, o bien puede ser que presten atención únicamente a aquellas peleas que no los hacen irse a la cama furiosos, o bien a aquellas otras que no pueden detener y que, por ende, si los mantienen furiosos hasta el momento de ir a la cama, El terapeuta predijo que serían capaces de tomar nota de algunas de las maneras en que ponían fin a sus discusiones; además, predijo que tendrían una gran pelea pero no serían capaces de contar cómo se le puso fin. También presumió que, en general, Meg y Tony pasarían dos buenas semanas. Como les había recomendado que fueran desen su nueva convivencia, y ellos estaban avanzando a tranco largo, pudo también pronosticar, con cierta probabilidad, que Meg y Tony tal vez fueran incapaces deshacer el "deber hogareño" encomendado por falta de discusiones. SESIÓN 3
duro para conseguir convivir, y que han podido ser amables uno con el otro. Sé que evitar las discusiones no ha sido fácil para usted pero lo han logrado. Una sola pelea en el curso de una semana es buen resultado, en particular dado que ninguno de los dos se fue nunca furioso a la cama. Sin embargo, me inquieta lo rápido que van avanzando las cosas. Me da la sensación de que bastaría con que una sola discusión en ustedes terminase de modo tal que uno de los dos se fuera furioso a la cama, para que ambos creyeran que "todo volvió a ser como antes" y volvieran a separarse. Por mucho que quieran poner fin a las peleas, no es probable que esto suceda en el futuro inmediato. Todas las personas que conviven tienen discrepancias de vez en cuando. Así pues, quisiera que antes de nuestro próximo encuentro, presten atención al modo en que cesan estas discusiones o altercados entre ustedes: cómo hacen para ponerle fin, o por lo menos para poner fin a una "vuelta" particular Anótenlo y luego me lo dan por escrito. Tony: ¿Lo que quiere saber es qué sucede luego de las peleas? De Shazer: Correcto. Quiero saber qué es lo que hace cada uno de ustedes para no irse furioso a la cama. Meg: Ya me doy cuenta; y quiere que lo escribamos.
Dos semanas después, Meg telefoneó para pedir que se suspendiera la sesión pues Tony había tenido que viajar por motivos de trabajo. Contó que las cosas entre ellos iban estupendamente bien: Otras entrevistas posteriores fueron también canceladas, y en todos los cacosas seguían "estupendas". Finalmente, la tercera sesión tuvo lugar doce semanas después de la segunda. Meg y Tony llegaron en medio de una disputa. Ninguno de los dos trabajaba ese día, y la reyerta había comenzado diez horas antes. Informaron que en el curso de las doce semanas anteriores sólo habían tenido un par de pequeñas peleas, aunque ninguno recordaba cómo habían cesado. Meg: Nada de eso importaría, con sólo que él me aceptase como soy Tony: Pero tú te pasas todo el tiempo saltando de un estado de ánimo al otro. Yo nunca sé dónde estoy parado con respecto a ti; cuando guardas silencio, no hago otra cosa que preguntarme: "¿Qué es lo que le habré hecho?" Meg: Y yo te digo una y otra vez que no me hiciste nada, que solamente necesito tiempo para estar sola y tranquila. Tony: Pero yo siempre pienso que tú estás furiosa y... Meg (superponiéndose): Pero lo que ocurre es que simplemente estoy cansada. Tony dijo que necesitaba reasegurarse permanentemente de que Meg lo quería y no estaba enojada con él, y que se ponía "celoso"
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ante cualesquiera otros intereses que su esposa le manifestase. Sus silencios significaban para él que estaba ocupada en alguna otra cosa o persona. Cuando Tony le preguntaba si lo quería, ella empezaba a desear que él estuviera fuera de casa; sin embargo, Meg seguía evitando las peleas manteniéndose en silencio, lo que a su vez contribuía a "provocar" las preguntas de su esposo. Según Tony, los silencios de Meg eran "vaivenes de su estado de ánimo", y por lo tanto él la importunaba con el objeto de llegar al fondo del asunto. Tony seguía pensando que cada uno de sus silencios era una señal de que ella estaba enojada con él por algo que él había hecho. El terapeuta, que no podía saber si la próxima sesión sería pos-¬ puesta o no, resolvió ponerle fin sin encargar ninguna tarea explícita, simplemente con un elogio. Además, decidió preparar para la próxima sesión una intervención por escrito, basada en su secuencia de reacciones mutuas. Reencuadrar la situación tal como se presentaba en ese momento, sin ponerle el nombre de "discusión" ni de "pelea", concordaba con el plan, aunque se sentía tentado de encomendarles la misma tarea. No obstante, en caso de que el intervalo entre sesiones fuera largo, este indicio podría resultar ineficaz, por más que posteriormente ellos informasen haberlo cumplido. Desde luego, el informe sobre su respuesta indicó que no habían efectuado la tarea, y en tal caso la columna 5 de la figura 4.3 (supra, pág. 92) sugiere no encomendar ninguna tarea concreta".
1) la discrepancia se convertiría en una pelea y la pareja se separaría, o bien 2) por alguna razón aúri inexplicable, las cosas mejorarían súbitamente, como sucedió luego de las dos primeras sesiones. En caso de que resultara acertada la primera predicción, el terapeuta pencaba que su separación sería breve. Luego de la sesión, el terapeuta planeó una intervención basada en el diagrama tipo cinta de Moebius. Las quejas de Meg sobre Tony eran consecuencia directa de las quejas de Tony sobre Meg. Los silencios de ella eran definidos como la causa de sus indagatorias, en tanto que sus indagatorias eran ia causa (le que ella insistiese en guardar silencio. El isomorfismo entre las pautas de lamentaciones mutuas de Meg y Tony, y las de Bárbara y Peter en el caso clínico que antes presentamos, sumado a la forma vaga, errátil y confusa en que se fijaban los horarios de sesiones -l o cual a su vez confundía la eficacia de las tareas y los informes acerca de sus respuestas—, todo ello llevaba a pensar en la posible utilidad de una intervención basada en un diagrama tipo cinta de Moebius. Cuando el terapeuta repasó el caso y comenzó a planear la intervención, se le puso en evidencia que la secuencia de reacciones mutuas de Meg y Tony se correspondía con la del caso clínico previo. En ambos casos el desencadenante inicial de la secuencia era "desconocido", y en ambos era seguido por las quejas de los cónyuges, que se iban alternando una tras otra.
De Shazer: Realmente me impresiona la capacidad que han demostrado para estar pendientes de esto y empeñarse en resolver este problema. Por rnás que a mí también me parece conveniente que cada uno de ustedes acepte al otro tal como es, no pienso que esto sea fácil ni rápido. Sospecho que ustedes dos, Meg y Tony, continuarán evitando las peleas... en la medida de sus posibilidades. Tony: ¿Pero qué debemos hacer? Meg: Las cosas no pueden seguir de este modo. De Shazer: Bueno, no lo sé. Es más complicado de lo que pensé en un principio. Tengo que reflexionar sobre esto. Supongo que ustedes necesitan continuar pendientes del asunto. Tony: Pero... ¿qué pasa con los vaivenes de sus estados de ánimo? Meg: ¿Y qué pasa con sus celos? De Shazer: Por ahora, esto me confunde. Necesito conversar con mi grupo acerca del tema.
SESIÓN 4
El terapeuta predijo que podría suceder una de estas dos cosas:
Esta sesión tuvo lugar un mes después de la tercera. En ella, Meg y Tony informaron que "las cosas andaban bien". Habían tenido menos de una discusión por semana en todo el mes, y Tony dijo que en ningún momento de ese período la había visto a Meg apesadumbrada. Meg: Parece que el solo hecho de demostrarle a él, más a menudo, que lo quiero, basta para que haya menos conflictos. Tony: Mis celos andan mejor, porque ella me demuestra más afecto que nunca. A esta altura, el terapeuta podía sentirse tentado de apartarse de su intervención planeada, dado que la secuencia de reacciones mutuas no parecía actuar. En apariencia, Meg y Tony habían cumplido con las señales y estaban en camino hacia la meta de convivir en forma duradera. No obstante, su pauta de relación más amplia incluía
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
estos períodos pacíficos, por lo cual el terapeuta decidió que convenía ayudarlos a que abandonaran su antiguo encuadre, que si bien parecía resquebrajado, todavía no estaba roto del todo. Tal vez intervenir en la secuencia de reacciones mutuas durante un período pacífico fuera más eficaz; si el desenlace era el pronosticado, las cosas podrían cambiar lo suficiente como para que abandonaran su viejo encuadre. Tras la pausa, el terapeuta les leyó el siguiente mensaje: De Shazer: He hablado con el psiquiatra que nos asesora y con el resto del grupo acerca de la situación de ustedes, y hemos arribado a varias conclusiones. Se las comentaré, aunque no estoy seguro de coincidir con todas ellas. Cuando ustedes cancelaron telefónicamente la entrevista, dos semanas atrás, me comentaron que yo parecía estar dejando de lado el tema de los celos y de los vaivenes en los estados de ánimo de Meg Me alegra que lo hayan señalado. A veces ocurren estas cosas. Tal vez incurrí en negligencia. Mi única excusa es que creo que estos otros temas son fundamentales. Pensamos que Meg se queda en silencio cuando lo que oye es demasiado para ella. Sospechamos que es una persona muy sensible a los ruidos, y por eso, cuando se siente abrumada por demasiadas palabras, cierra las orejas. No importa cuál sea el ruido: lo mismo da que sean palabras, melodías, bocinas de automóvil, etcétera. Por su parte, a Tony lo trastorna ver las cosas fuera de lugar. Sospechamos que es muy sensible en el aspecto visual, y ve señales "ro-¬ jas" cuando hay demasiado desorden y confusión. Si tiene ante sí muchas cosas fuera de lugar, se cansa de trabajar y se perturba. Creemos también, Tony, que en algún momento, tal vez en su infancia, usted aprendió que "guardar silencio equivale a montar en cólera". Tal vez su madre se enfurecía con usted y lo obligaba a mantenerse quieto y callado; y desde luego, también usted se enfurecia con ella. Fue así que para usted permanecer en silencio pasó a significar estar furioso. Pero ahí no acaba la cosa; no es tan simple el asunto. Pensamos que los celos y los cambios de estado de ánimo son una parte muy importante en la relación de ustedes. Yo tenía la esperanza de ayudarlos a que se llevaran mejor, a que mantuvieran su convivencia matrimonial sin estropear las cosas. Porque para mí los silencios y los celos son fundamentales. Sospechamos que para ustedes esto va a ser algo problemático. Lo es también para mí. Por lo tanto, les pi-
LA CINTA DE MOEBIUS
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do que me dejen terminar de leer esto antes de hacerme oír sus comentarios. Nosotros creemos, Tony, que sus celos protegen a Meg impidiéndole descubrir hasta qué punto ella se preocupa por usted. Sus celos son para ella una certidumbre de que usted se preocupa por ella, y reacciona con sus silencios y sus cambios de talante, porque si así no lo hiciera, temería que usted fuese avasallado por los profundos sentimientos de ella. Además, creemos, Meg, que sus silencios protegen a Tony para que no se dé cuenta de lo permanentes que son ios sentimientos que usted tiene hacia él. Si él advirtiera cuán genuinos y auténticos son, le faltaría el estímulo que necesita. Tal vez se aburriera, o aun podría llegar a deprimirse, si no contara con el estímulo que representan para él sus silencios. Por consiguiente, creemos que ambos necesitan seguir protegiéndose con los celos y los silencios. Usted, Meg, debe guardar silencio cada vez que siente que Tony necesita un estímulo o que podría ser avasallado por sus sentimientos; y usted, Tony, necesita ponerse celoso cada vez que siente que Meg ignora cuánto se interesa usted por ella El terapeuta pudo observar que, mientras leía el mensaje, en diversas oportunidades ellos hicieron señales de asentimiento con la cabeza Les dijo que les enviaría copias y les sugirió pensar en esto antes de la próxima sesión, que se fijó para un mes más tarde. El terapeuta predijo que su intervención ayudaría a Meg y Tony a abandonar su antiguo encuadre y continuar haciendo cambios, ,que incluso podían llegar a ser discontinuos; pronosticó, además, que no habría "grandes peleas" y que las quejas acerca de los celos o los vaivenes en los estados de ánimo serían mínimos. SEGUIMIENTO
Una semana después, Tony llamó para cancelar la próxima sesión ' porque de antemano sabía que no iba a poder concurrir. Dijo -sin que se le preguntara- que las cosas estaban bastante confusas, pero que ya no sentía celos ni había advertido ningún vaivén en los talantes de Meg. Pidió fijar fecha para una nueva entrevista. Una semana antes de esta fecha, Meg telefoneó para decir que todo andaba bien y que ya no necesitaban la terapia. Se obtuvo un ulterior informe de la persona que había hecho la derivación de la pareja, un amigo íntimo de la familia que los conocía desde hacía quince años: sostuvo
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
que jamás los había visto disfrutando tanto como ahora. "Cuesta i m a g i n a r que s e a la misma pareja. Ya no se pelean m á s " . Otra llamada de Meg, varios meses después, ratificó este informe. ISOMORFISMO Las secuencias de conducta correspondientes a los dos casos analizados pueden presentarse juntas en un mismo esquema (figura 5 . 6 ) El isomorfismo entre las dos pautas de lamentaciones suministra un adicional al terapeuta y al equipo, ya que estos dos estudios de casos diferentes ofrecen perspectivas también diferentes, generador de ideas novedosas acerca de los sistemas. Lo llamativo es que el diagrama de las intervenciones tipo de Moebius permite describir las intervenciones efectuadas en ambos casos, y los dos diagramas pueden combinarse, como se hizo en la figura 5.7. Desde luego, el primer caso sirvió de modelo al segundo, así como a varios otros; pero lo llamativo es el isomorfismo que prevalece entre los dos diagramas y la similitud de los informes de las parejas
bre sus respuestas. Ambas parejas parecen haber atravesado un modo de creciente confusión, al par que disminuían sus respectivas lamentaciones; luego, repentinamente (o al menos así lo parecía desde la perspectiva de un observador), hicieron grandes cambios. El amigo de la familia Cummings "no podía creer que fueran las mismas personas". Ambas parejas se reorganizaron dejando de lado sus antiguas pautas de lamentaciones. En suma, aparentemente había desaparecido la confusión/vaguedad sistémica. Se diría que hay algún nexo entre la intervención tipo cinta de Moebius y los cambios posteriores. La teoría binocular del cambio nos sugiere que, luego de la intervención, las parejas podían visualizar la secuencia desde un ángulo distinto. Vale decir, en el momento en que ella parecía iniciarse, los rótulos aplicados a diversos elementos del contexto eran lo bastante "escurridizos" o indefinidos (o sea, había empezado a atribuírseles un significado diferente) como para que surgiera espontáneamente una nueva secuencia. Por ejemplo, en caso de que Bárbara volviera a estar "triste" (lo cual era muy proba~e), seguramente Peter se preguntaría si debía "protegerla con su conducta lúdica". Existe cierta probabilidad de que el significado de la conducta lúdica de Peter y/o de la tristeza de Bárbara sea lo bas-ante indefinido como para promover un cambio de conducta. De hecho, Bárbara se puso "triste" en el intervalo previo a la última se-
SECUENCIA DE CONDUCTAS
Figura 5.7. Intervención tipo cinta de Moebius.
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
sión; y en esa oportunidad, en tugar de actuar lúdicamente, Peter la abrazó y la escuchó durante una hora entera. Después de eso, decidieron tener un hijo tan pronto completaran la mudanza. Aunque no podemos afirmarlo con certeza, consideramos probable que si Peter hubiera respondido con una conducta lúdica a la tristeza de su esposa, ésta se habría preguntado si "acaso no debía protegerlo poniéndose más triste". Es posible que ese significado sea también lo bastante indefinido como para generar una respuesta distinta en Bárbara. Por ejemplo, ella podría reaccionar con alguna conducta lúdica de su propia cosecha, o expresar abiertamente su enojo: en uno y otro caso, se iniciaría una nueva secuencia. La intervención incorporó la posibilidad de introducir una conducta aleatoria, perteneciente a una clase de conductas no incluidas en la secuencia original. Es imposible saber de antemano cuál sería esa conducta o conductas específicas.
CAPITULO 6
METAS: DIAGRAMAS DE LA TEORÍA DEL EQUILIBRIO1
TEORÍA DEL EQUILIBRIO Si bien el uso de la teoría del equilibrio para describir las relaciones y cambios que tienen lugar en una familia ha sido descartado por sus falencias epistemológicas (véase el capítulo 1), la teoría de Heider (41) puede sernos útil para guiar nuestras ideas en cuanto a la orientación hacia una meta en la terapia (21). Tomando tres elementos (A, B, C) de una configuración (o disposición mental), Heider describe las relaciones entre ellos (entre A y B, entre B y C, entre C y A) como interdependientes, y considera que tienden en forma natural hacia un estado estacionario o de equilibrio; y que una vez que esas configuraciones se hallan en ese estado equilibrado, tienden a permanecer en él. Heider definió dos tipos de equilibrio: "En el caso de tres entidades, hay estado de equilibrio si las tres relaciones son positivas... o si dos de ellas son negativas y una positiva" (41, pág. 110). Además, "si no existe el estado de equilibrio, surgen fuerzas que apuntan hacia él" (41, pág. 108). Si una configuración está equilibrada en cualquiera de esos dos modos, tenderá a permanecer equilibrada; pero si no lo está, tenderá a desplazarse hacia cualquiera de los dos estados de equilibrio: 1) aquel en que todas las relaciones son positivas, o 2) aquel en que hay dos relaciones negativas y una positiva. Un breve ejemplo, en el que utilizaremos los diagramas de signos creados por Cartwright y Harary (14), nos aclarará la teoría de Hei-
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Una versión diferente del contenido de este capítulo apareció en "On transforming symptoms: An approach to an Erickson procedure", American Journal of Clinical Hypnosis, 22: 17-28, 1979.
PAUTAS DE TERAPIA F A M I L I A R BREVE.
..... de la simplicidad, presentaremos este ejemplo desde el punto de vista de una sola persona, tal como Heider concibió origi¬ nalmente su teoría. Si un individuo, al que llamaremos "p", está en relación con otro, al que llamaremos " o " , al que ama, y p fabrica un pote de cerámica, al que llamaremos " x " , que a p realmente le agrada, entonces es importante para p que también a o le agrade x. Si en efecto a o le agrada x, la configuración está equilibrada, y puede trazarse un diagrama de dicho estado (figura 6.1, gráfico 1). Si, en cambio, a o no le agrada x, diremos que p se encuentra en una situación de tensión. La configuración o mapa cognitivo de p correspondiente a esta situación no está equilibrada: hay dos relaciones positivas y una negativa (véase el gráfico 2). Según la teoría de Heider, en esta configuración surgirán tendencias que procurarán llevarla a un estado de equilibrio; 1) puede ocurrir que p convenza a o y a éste comience a agradarle x (gráfico 1); 2) o bien puede ocurrir que a p comience a desagradarle x (gráfico 3); 3) o bien puede ocurrir que a p comience a desagradarle o (gráfico 4); o, en el peor ile los casos, 4) puede ocurrir que a p comiencen a desagradarle
LA
TEORÍA
DEL
EQUILIBRIO
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tanto o como x (gráfico 5). El gráfico 5 ilustra un caso especial, denominado "equilibrio en el vacío" (14), en el que todas las relaciones descriptas son negativas; esta configuración tiende a perdurar, y se considera que mantiene un equilibrio en el vacío. Cartwright y Harary (14) generalizaron la teoría de Heider a fin de aplicarla a grupos o a unidades de cualquier cantidad de miembros, y más tarde incluyeron en ella tanto las relaciones recíprocas (simétricas) como las no recíprocas (complementarias). En esencia, se utilizan siempre las mismas medidas del equilibrio: se entiende que existe un estado de equilibrio si para el observador 1) todas las relaciones descriptas son positivas, o 2) hay un número par de relaciones negativas. Existe un equilibrio en el vacío si todas las relaciones son rotuladas como "negativas por el observador". Tomando como herramienta descriptiva la teoría del equilibrio, mediante la explicitación de uno de los métodos de Erickson ilustraremos de qué modo su enfoque está orientado hacia una meta. Trazaremos un diagrama del procedimiento de Erickson basándonos en la teoría del equilibrio, y luego, ampliando el diagrama, mostraremos el carácter de orientación -hacia una meta que posee la terapia familiar breve.
ERICKSON Y LA ORIENTACIÓN HACIA UNA META A diferencia de muchos terapeutas, Erickson no creía que el síntoma o motivo de consulta de un individuo pudiera tratarse habitualmente con el mismo método empleado con otros individuos que presentaban el mismo síntoma. Su enfoque de los problemas humanos se organizaba y gobernaba por las diversas circunstancias de cada caso.
Figura 6.1
Haley (37) ordenó algunos de los casos clínicos de Erickson a lo largo de un continuo que abarcaba todo el ciclo de la vida familiar. Según este enfoque, los problemas que se presentaban eran equivalentes a "paquetes" que debieran trasladarse de una etapa dé la vida a la siguiente - p . ej., de la etapa del adulto soltero a la del adulto casado-. La concepción de Haley contribuyó a esclarecer un aspecto decisivo de la obra de Erickson: todos sus métodos terapéuticos estaban diseñados con una meta específica en mientes. De acuerdo con el marco de referencia establecido por Haley, esa meta consistía en avanzar hacia la próxima etapa del ciclo. La meta perseguida por Erickson podía o no ser explicitada, y podía o no ser compartida por su paciente en un "nivel consciente".
PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
Pero lo más importante es que, al parecer no consistía exclusivamente en la supresión de los síntomas. En los casos en que desembarazar al sujeto de un síntoma formaba parte del plan de Erickson, como ocurría la mayoría de las veces, esto era en cierta forma secundario con respecto al resultado de que él daba cuenta. Por ejemplo, una mujer fue a verlo porque padecía una úlcera de estómago, y Erickson la ayudó a que pusiera fin a las visitas de sus parientes políticos, que a ella le resultaban desagradables (una auténtica intervención sistémica). Una vez lograda esa "seña!" o submeta, la úlcera desapareció, como producto colateral del cambio en la relación entre esta mujer y sus parientes (37). Luego de examinar los casos que Haley clasificó en cada una de las fases del ciclo de la vida familiar, se ponen de relieve ciertas regularidades en los planes que seguía Erickson. Una de estas constantes es que su enfoque estaba determinado en mayor medida por la situación o contexto en que se hallaba la persona, que por la naturaleza de su síntoma o la fase del ciclo en la cual dicha persona se encontraba. Vale decir, las mismas pautas de intervención terapéutica eran aplicadas en casos que presentaban síntomas diferentes y que correspondían a distintas fases del ciclo familiar. Aunque Erickson no manifestó nunca que todos sus métodos se atuvieran a un mismo esquema, esta metapauta puede inferirse de la forma particular en que abordó seis casos distintos, descriptos en la literatura. Los correspondientes síntomas abarcaban una amplia gama, todos los problemas parecían idiosincrásicos, y las personas atendidas con estos métodos (o metapautas, descriptas mediante el uso de la teoría del equilibrio) se hallaban en diversas etapas del ciclo de vida familiar: un muchacho de 16 años que se chupaba el pulgar (35, pág. 428), dos casos de "parálisis histérica" (35, pág. 390), un adolescente con un "diente gigante" (35, pág. 414), una mujer con úlcera de estómago (37, pág. 153) y una muchacha de 21 años con una abertura o separación entre sus incisivos superiores (35, pág. 414). Es. conveniente que prestemos particular atención a varias características del método aplicado por Erickson en tales casos si queremos entender este enfoque y el de la terapia familiar breve. En cada uno de estos casos, puede decirse que Erickson determinó una "meta primaria" (llamémosla M), basándose en lo que la persona le manifestaba. En las descripciones correspondientes, la meta está a veces más implícita que explícita, pero siempre puede describírsela en forma muy específica, y parece de tal modo construida que forma parte de la cosmovisión del sujeto. A la manera sistémica, M no con-
LA TEORÍA DEL EQUILIBRIO
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siste en la eliminación del problema que motivó la consulta sino que por lo general es de naturaleza "interaccional"; lo más frecuente es que el problema desaparezca "espontáneamente" luego de sobrevenir algún cambio en el comportamiento interaccional de la persona. Una vez establecida la meta primaria, es como si Erickson se preguntase: "¿Qué debe acontecer en la vida de esa persona para que el síntoma pueda desaparecer sin impedimentos?" A continuación, Erickson sigue el método paso a paso con el fin de alcanzar la meta (M) establecida como respuesta a la pregunta anterior. Dentro del marco de referencia de Haley, esta pregunta se refiere siempre al pasaje a la próxima fase del ciclo de vida de la familia; dentro del modelo de la terapia familiar breve, se refiere a la fijación de metas y de señales. ._ En el caso de la mujer con úlcera de estómago, su dolencia desapareció cuando dejaron de visitarla sus indeseables parientes políticos. Puede decirse que M es la eliminación de la úlcera, lo cual se logró "sin impedimentos" gracias al cambio que esta mujer introdujo en su relación con dichos parientes. Según Erickson, ( ... una meta terapéutica apropiada es aquella que ayuda al paciente a funcionar del modo más adecuado y constructivo posible, teniendo en cuenta las desventajas internas y externas que forman parte de su situación vital y de sus necesidades. En consecuencia, la tarea terapéutica se convierte en este problema: cómo utilizar deliberadamente la sintomatología neurótica a fin de satisfacer las angulares necesidades de cada paciente. Dicha utilización debe... proveer los medios convenientes para adaptaciones constructivas, con respecto a las cuales la persistencia de rasgos neuróticos sea una ayuda más bien que una desventaja (35, pág. 390). Cada "síntoma neurótico" o problema (lo que hemos denominado "x" en nuestra técnica de diagramación) está relacionado, por lo menos en un aspecto, con la M específica: es posible afirmar que x le impide a la persona, de algún modo, alcanzar esa meta primaria. En este punto cabe imaginar que Erickson se preguntaría: "¿Cómo puede transformarse esta traba en algo útil para alcanzar dicha meta?" En esta etapa, lo que a Erickson parece interesarle es la manera en que "las limitaciones de las propias disposiciones conscientes y sistemas de creencias habituales son temporariamente modificadas, de modo tal que el sujeto se vuelve receptivo a la experiencia de otras pautas de asociación y de otras modalidades de funcionamiento mental" (28, pág. 20). Los procedimientos utilizados por él, con o sin el uso formal del trance hipnótico, promueven esta receptivi-
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
dad en el sujeto. Y sus métodos en esta etapa llevan "la impronta de Erickson", que le permitía a Haley (y también nos permite a nosotros) advertir al instante cuándo se hallaba ante un procedimiento ericksoniano. Esta impronta consiste simplemente en una transformación efectuada mediante el reencuadre de un aspecto, como mínimo, del motivo de la consulta, de modo tal que éste deje de ser una parte penosa e involuntaria de la vida y se convierta en una parte más útil y voluntaria. Este reencuadre modifica en su totalidad el significado de la situación en que se halla la persona, tras lo cual sobreviene un cambio en su conducta. Por ejemplo, una muchacha acudió a Erickson porque tenía una separación entre sus incisivos superiores, que la hacía verse a sí misma lo bastante repulsiva y desfigurada como para contemplar la idea de suicidarse. En lugar de mandarla al dentista, de conversar con ella acerca de sus ideas suicidas o de tranquilizarla haciéndole ver que la abertura era en realidad insignificante, Erickson le enseñó que dicha abertura podía serle muy útil para lanzar a través de ella un chorro de agua. Cuando acudió a la terapia, la muchacha utilizaba esa separación entre sus dientes para verse desfigurada, lo cual a todas luces escapaba a su control y era inútil. Erickson comenzó por enseñarle a usar ese espacio vacío voluntariamente y de una manera distinta. Puede describirse esta etapa del procedimiento de Erickson como semejante a una "prescripción del síntoma" (62). En general, la mayoría de los síntomas o dolencias son "involuntarios y ajenos al control del sujeto". Mediante la prescripción del síntoma, se pide a éste que ejerza voluntariamente la conducta sintomática (en ese caso, que se concentre en el uso del espacio entre los dientes), en la esperanza de eliminar el problema o al menos de adquirir algún control sobre él. Erickson le enseñó a esa joven a utilizar la abertura voluntariamente de una manera distinta, lo cual era un paso hacia la transformación de la situación total. La meta de ese paso -a diferencia de la que se persigue con la prescripción de un síntoma- no es eliminar el problema, sino más bien iniciar el proceso de reencuadre-transformación. Esta transformación se completa en la etapa siguiente, que había tualmente consta de una tarea útil para alcanzar la meta primaria, que permite que ésta acontezca, o que suprime lo que impide su logro. Esta tarea o serie de tareas se basa en el reencuadre del problema que motivó la consulta (lo podemos llamar "x") y en su nueva utilidad. La habilidad de la joven de referencia para lanzar chorros de agua fue luego aplicada a una broma (podemos denominarla "M"); rociar con agua a un joven a quien hasta entonces venía eludiendo.
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En este caso, Erickson aplica la nueva capacidad de la joven (lanzar agua) como base de una tarea (la broma) que depende de la separación entre sus dientes. Esto, por su parte, generó nuevas conductas interaccionales que condujeron más tarde a la joven a su meta: contraer matrimonio y tener hijos. Medíante el proceso de reencuadre, se alcanza la meta primaria específica. Esa joven ya no evitaría a los muchachos que se interesaban en ella; utilizando el marco de referencia de Haley, podemos decir que estaba en condiciones de pasar a la próxima fase del.ciclo de vida de la familia. La broma en la que utilizó el espacio interdentario resultó constructiva y beneficiosa para ella: a la larga, la joven y el muchacho que fue víctima de su broma terminaron casándose. En consecuencia, nunca más pudo considerar que la separación entre sus dientes era repulsiva y la desfiguraba, ya que gracias a ella consiguió su meta de casarse con su pretendiente. Como en otros casos, los métodos de Erickson suministraron a esta joven la oportunidad de alcanzar su meta "de manera espontánea". TRAZADO DEL DIAGRAMA
Este enfoque de Erickson puede describirse aplicando el diagrama de la teoría del equilibrio. (Esto forma parte de nuestro instrumental descriptivo, no del de Erickson). Cuando se elaboró por primera vez este modelo (21), todavía se seguía considerando al paciente o consultante como "extrínseco", separado de algún modo del terapeuta, aunque se entendía que este último mantenía una relación constante (positiva) con la situación global. Comenzaremos por exponer el modelo original y luego lo haremos extensivo al ecosistema. Para trazar un diagrama del procedimiento de Erickson, partimos de los tres elementos que se aprecian desde el punto de vista del observador: 1) el paciente (p); 2) la meta primaria (M), y 3) el síntoma, queja o motivo de la consulta (x), que no depende de la voluntad del sujeto; a esto agregamos, 4) las relaciones entre estos tres elementos, que se ilustran en la figura 6.2.
Figura 6.2
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
Esta situación inicial es diagramada como un estado de equilibrio, ya que hay dos relaciones que se consideran negativas y una que se considera positiva. La "impronta de Erickson" puede entonces diagramarse como el inicio del proceso de reencuadre que redefine el motivo de la consulta (x) convirtiéndolo en otra cosa más útil (x'). A partir de aquí, los diagramas pueden describir el proceso de logro de la meta a través de una submeta (que habitualmente es una tarea, a la que podemos designar como M') basada en el reencuadre del motivo de la consulta (x'). Luego esa tarea (M') es diagramada en relación con la meta (M) como muestra la figura 6.3. Importa destacar que Erickson no acepta la realidad que le presen¬ ta el individuo, según la cual su motivo de consulta (x) escapa a su control y es inútil. En lugar de ello, concibe ese motivo de consulta una parte de la "antigua realidad" de la persona, que puede transformarse de modo que aquél se vuelva útil o aún indispensable para el resultado terapéutico. Al emplear este procedimiento, el motivo de la consulta reencuadrado (x') se relaciona con el logro de la meta primaria (M). Además, Erickson no acepta la meta de la persona al pie de la letra, ya que con frecuencia es demasiado amplia; en su lugar, se "focaliza" en una meta específica, o sea, en algún aspecto de aquella meta más amplia que pueda conectarse con el motivo de la consulta reencuadrado. El "problema de la separación interdentaria" al que antes hicimos referencia puede interpretarse del siguiente modo. En primer lugar, la relación entre la mujer (p) y su meta (M) puede considerarse positiva (+), ya que la meta perseguida (casarse y tener hijos) es algo
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que ella valora positivamente. En segundo lugar, la relación entre la mujer (p) y el espacio interdentario (x) puede considerarse negativa (-), ya que a juicio de ella ese rasgo la desfigura en grado suficiente como para instarla a suicidarse. En tercer lugar, la relación entre dicho rasgo (x) y su meta (M) puede considerarse negativa (—), pues entiende que le impide alcanzar aquélla. La muchacha cree que los jóvenes que pudieran interesarse por ella sienten repulsión por ese rasgo. A esta configuración la titularemos "estado de equilibrio", ya que hay en ella dos relaciones negativas y una positiva (véase la figura 6.4).
Procedimiento terapéutico. Al reencuadrar la situación, Erickson puede desde el vamos transformar el espacio interdentario en algo valioso, al menos para lanzar un chorro de agua (x´). Luego, al sugerir el empleo de este elemento valioso (x´) para practicar una broma (M´), contribuye a que la muchacha establezca una nueva serie de relaciones, en la cual el espacio interdentario puede a la larga llegar a ser valioso. La broma (M´) es entonces directamente relacionada con el logro de la meta (M). La muchacha y la víctima de su broma establecieron una relación que a la postre los llevó al matrimonio. Si el resto del diagrama es positivo, la joven ya no podrá seguir manteniendo una visión negativa de su separación interdentaria, puesto que ésta le ayudó a alcanzar su meta. El sector del diagrama posterior al reencuadre se considera desequilibrado, lo cual, según la teoría de Heider, implica que surgirá una tendencia al equilibrio. El propio motivo de la consulta ha sido
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
un medio provechoso para alcanzar la meta, y por consiguiente la relación entre la joven y su espacio interdentario pasará a ser positiva. Así descripto, el enfoque de Erickson crea un desequilibrio en la situación primitiva, introduciendo un grado suficiente de tensión en la situación que vive la persona como para desencadenar un cambio "espontáneo" en las relaciones que mantiene con el motivo de su consulta y con la meta (véase figura 6.5).
Reencuadre
Cada uno de los seis casos antes mencionados puede describirse de igual manera. Por supuesto, Erickson dio sus propias explicaciones en los artículos originales, y la que aquí brindamos no pretende ajustarse a las que él dio. El uso de la teoría del equilibrio nos permite analizar la labor de Erickson en forma tal de poder hacer extensivos sus principios a otras circunstancias. AMPLIACION DEL DIAGRAMA Una vez reformulado el concepto de equipo (como consecuencia de haber éste irrumpido a través de la pantalla), fue menester ampliar el diagrama para incluir el ecosistema global. Pronto se puso en evi¬ dencia que el instrumento así ampliado podía servir como un dia¬ grama de orientación hacia una meta en la situación terapéutica,
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aplicando los procedimientos y el formato propios del CTFB. Si bien las familias y sus respectivos contextos difieren entre sí, y el método del CTFB parte de estas peculiaridades, los principios generales de orientación hacia la meta en la terapia familiar breve pueden comprenderse mediante el uso de esta técnica de diagramación. A fin de que el diagrama dé cuenta de lo que ocurre a ambos lados de la pantalla, debe incluirse en la descripción a la unidad formada por el equipo y el conductor (que designaremos E). Tanto detrás de la pantalla como en la habitación en que se desarrolla la terapia, el equipo acepta cabalmente a la familia (la llamaremos p) y su situación total, incluyendo la pauta que fue motivo de la consulta (x). Esto se logra mediante la actitud acrítica del conductor, y mediante el elogio y el indicio, basados en una versión "positiva" de la situación familiar (o sea, vista desde un ángulo distinto). Al elaborar el diagrama ampliado, se aprecia que los elementos de la configuración, vistos desde una metaposición (vale decir, desde la posición de un observador externo), abarcan: 1) la familia (p); 2) la pauta que fue motivo de la consulta (x); 3) la meta primaria (M); 4) el equipo (E); 5) las relaciones entre todos estos elementos (véase la figura 6.6). Al incluir así al equipo, la situación terapéutica puede describirse: desde el comienzo diciendo que coloca a la familia (p) y, además, a la relación que ésta mantiene con el motivo de su consulta (x), en desequilibrio.2 En este diagrama ampliado hay otras dos relaciones positivas importantes: 1) la que existe entre el equipo (E) y la familia (p), a través de la actitud acrítica y del elogio-indicio; y 2) la que existe entre el equipo (E) y la pauta que dio origen a la consulta (x), Si bien este diagrama (figura 6.6) puede considerarse, en su totalidad, equilibrado (el número de signos negativos es par), la zona que abarca el subsistema compuesto por el equipo, la familia y el motivo de la consulta está en desequilibrio (sólo hay un signo negativo). El procedimiento terapéutico opera en esta zona limitada. Cualquier esquema conceptual debe fragmentar, con fines metodológicos, el ecosistema global, ya que de lo contrario tendría que abordar una cantidad inmensa de datos. Esta fragmentación particular parece heurísticamente útil para conceptuali¬ zar los procedimientos terapéuticos. A modo de precaución, se formulan los elogios e indicios sin mencionar las metas, y en la primera sesión sólo rige este sector del diagrama. El proceso de reencuadre, iniciado mediante el elogio y el indicio al término de la primera sesión, procura "crear una nueva realidad" y en consecuencia un nuevo diagrama (figura 6.7), lo suficientemente desequilibrado (línea que une p con x´) como para contener tendencias al equilibrio, o sea, al logro de la meta.
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E (equipo)
Reencuadre
a través de la aceptación del problema como normal en esas circunstancias, y la ausencia de una directiva imperiosa para modificarlo. En cada caso, el equipo procura determinar una meta primaria (M) basándose en lo que le presenta la familia. Esta meta primaria no consiste en la supresión de la pauta que motivó la consulta (x), sino más bien en lo que acontecería si dicha queja ya no perturbase a la familia. Como apuntamos antes, es necesario interpretar una meta como el comienzo de algo y no como el fin de algo. Siguiendo el ejemplo de Erickson, el equipo ayudará a la familia a focalizarse en una meta específica, pues la meta que la propia familia ha enunciado puede ser demasiado vasta. La pregunta que el equipo se formu¬ la a sí mismo es la siguiente: "¿Qué puede acontecer en esta situa¬ ción familiar para que el motivo de la consulta desaparezca sin impedimentos?" La respuesta que dé a esta pregunta le ayudará a definir la meta. Cada motivo de consulta, con la respectiva pauta de interacción que lo rodea, se describe como relacionado con M de algún modo. El motivo de consulta (x) impide a la familia (p) alcanzar la meta; los miembros del equipo se preguntan: "¿Cómo puede reencuadrar¬ se esta pauta para obtener algo (x´) que inicie un proceso que permi¬ ta a la familia alcanzar la meta?" El proceso que lleva del reencuadre inicial (que conduce a x´) al desarrollo de las señales (M´) puede abarcar una serie de mensajes del equipo, que apuntan a la submeta. Esta puede consistir en un acontecimiento modesto que permita o promueva el logro de la me¬ ta (M), o bien en lo que específicamente denominamos señales (M´) (véase la figura 6.7).
x'(motivo de la consulta redefinido)
M´
(señales)
Figura 6.7 LINEAMIENTOS
.. Partiendo de esta descripción del método de Erickson adaptado a la terapia familiar breve, se han establecido algunos lineamientos que pueden ayudar al terapeuta en sus empeños orientados hacia una meta: 1. La pauta que ha motivado la consulta, evaluada negativamente (x), es importante y penosa para la familia (p). 2. La familia (p) describe dicha pauta (x) como algo que escapa a su control. 3. La meta primaria (M) debe ser aceptable para la familia dentro de su cosmovisión. Esta meta puede ser objeto de negociación; a veces puede quedar implícita, o ser formulada como hipótesis por el equipo (E). 4. La familia debe aceptar la meta primaria específica, haya sido o no explicitada. A la vez, la meta(M) debe ser positivamente evaluada por la familia. 5. El equipo (E) debe aceptar acríticamente a la familia (p) y su cosmovisión. Esta aceptación ha de incluir la pauta que motivó la consulta (x). 6. El equipo (E) modifica la definición de la pauta involuntaria
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que motivó la consulta (x), efectuando un reencuadre que lleve a otra versión de esa pauta (x'), que sea más útil y/o más voluntaria. El equipo establece, o insta a establecer, un nuevo uso para este aspecto reencuadrado, más útil, de la pauta que motivó la consulta (x'). Así, este aspecto más útil será provechoso para alcanza las señales de progreso o las submetas (M´). 8. Las submetas (M´) deben ser un medio eficaz de alcanzar la meta primaria (M) o bien permitir ese logro. 9. La evaluación del aspecto voluntario (x') se ha modificado en una dirección positiva: la pauta que motivó la consulta está bajo control o bien ha sido suprimida. EJEMPLO CLÍNICO SESIÓN 1
Durante las dos primeras sesiones, el Sr. y la Sra. Quill se lamentaron del comportamiento de sus hijas en diversas situaciones. Mientras ellos contaban esto, Mary (ocho años) y Debbie (seis años) corrían por el cuarto explorando con sus rostros y manos la superficie de la pantalla de visión unidireccional y riñiendo entre sí. Muy de tanto en tanto, la madre o el padre increpaban a las niñas pidiéndoles que se quedaran quietas, pero ellas hacían caso omiso o los obedecían sólo por un momento. Mientras el Sr. Quill describía la situación, Debbie se trepó a él por todos lados; el padre mantuvo estoicamente la calma y continuó hablando. A ratos interrumpía su relato para pedirle a Debbie que dejase de subírsele encima, pero de nada servían sus ruegos. En ningún momento de la primera sesión logró alguno de los padres sofrenar efectivamente a las niñas más que por breves instantes. El equipo elogió a los padres por estar centrados en una tarea específica, y a las niñas por su espíritu indagador y su iniciativa para explorar las cosas por su cuenta. Una vez que ellos aceptaron los cumplidos, se les pidió que "pensasen qué cosa no querían cambiar, sin ninguna duda, en las relaciones entre padres e hijos (expresión empleada por los propios padres) dentro de la familia". A veces esta tarea tiene interesantes resultados. Es muy difícil reflexionar acerca de lo que no se quiere cambiar, sin reflexionar al mismo tiempo acerca de lo que sí se quiere cambiar. Como las quejas de la familia Quill estaban expresadas en términos globales (deseaban que las niñas se portaran mejor), el equipo intentó ayudarlos a ser rnás concretos. Si la pareja podía responder a la tarea describien-
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do lo que realmente no querían modificar (o sea, si su informe correspondía a una respuesta literal), el equipo contaría con más y mejor información sobre el encuadre de la familia y su modalidad de cooperancia. A la vez, una respuesta contraria de los esposos Quill proporcionaría al equipo una versión más focalizada de sus quejas, ofreciéndole asimismo información sobre su modalidad de cooperancia. Por añadidura, en este indicio está implícito que ni los padres, ni las hijas, ni la interacción entre padres e hijas eran totalmente malos a juicio del equipo. Si aplicamos los diagramas de la teoría del equilibrio, la situación de la familia Quill durante la primera sesión puede describirse así: la familia (p) tenía una meta (M) enunciada como "conseguir que las niñas se porten mejor". La pauta que motivó su consulta (x) se centraba en torno de la mala conducta de las niñas y de las tentativas de los padres por hacer frente a esto, que mostraban ser ineficaces. El equipo reveló su aceptación de la situación de la familia Quill manteniéndose acrítico a lo largo de la sesión, y por intermedio del elogio; también reveló su aceptación de ciertos aspectos de la pauta que motivó la consulta al focalizar el aspecto "positivo" de las pautas de interacción observadas. El indicio inició el reencuadre, al sugerir que había algo "bueno" precisamente en aquello de lo cual los padres se quejaban: las relaciones entre padres e hijas (véase la figura 6.8).
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE SESIÓN 2
Al comienzo de esta sesión, Debbie dispuso dónde debía sentarse cada cual. Esto significó que la madre cambiara de silla a pesar de sus protestas, y que el padre tomara la suya y la trasladara a un nuevo sitio. El conductor puso mucho cuidado en no interferir, observando simplemente lo que sucedía. Luego, la madre y Mary se tra¬ baron en una discusión acerca de un altercado ocurrido el día ante¬ rior. Debbie, sentada entre ambas, interrumpía la conversación con frecuencia. El conductor pidió a Debbie que se acercase a él y a Ma¬ ry que intercambiase su asiento con Debbie. En los 30 minutos si¬ guientes e Sr. Quill se esforzó por lograr que las niñas respetaran esta nueva disposición; su esposa no se sumó a sus empeños. Más tarde la Sra. Quill declaró que ella no consideraba muy im¬ portante el lugar en que se sentaba cada uno, y pensaba que si se ve-a envuelta en el asunto se pondría furiosa y terminaría gritándoles a las niñas, cosa que no quería hacer. Cuando finalmente las dos niñas se quedaron quietas, sentadas ambas en el lugar de Debbie, la madre sugirió al Sr. Quill que aceptara esto como resolución del problema, y él lo hizo a regañadientes. (La actividad desplegada duran-¬ te esta sesión confirmó al equipo que la descripción que le habían hecho los padres sobre la pauta que motivó su consulta se amoldaba a las secuencias que el equipo había observado). Al mismo tiempo, el conductor procuró verificar cuál había sido la respuesta de los Quill frente a la tarea encomendada. La de la Sra. Quill giraba en torno de "no querer que Mary se convirtiera en una pequeña adulta o en una autómata". Dijo que cuando las chicas estaban de buen humor, le parecían encantadoras. Luego se lamentó de que este buen humor sólo se produjese antes de algún acontecimiento especial, o como reacción frente a él. Por su parte, el Sr. Quill so quejó de que este "buen humor" era a menudo "excesivo": las chicas se la pasaban corriendo por la casa, gritando y chillando. El quería "empezar de cero y cambiarlo todo". (Ninguno de los cónyu¬ ges hizo referencia al papel que cualquiera de ellos podría cumplir en estas situaciones; se centraron totalmente en la conducta de las niñas, soslayando" que el indicio había puesto el acento en la interacción entre padres e hijas. Así pues, el equipo describió el informe de su respuesta como "modificada"). El equipo elogió al matrimonio por haber encontrado la manera de enseñar a sus hijas a pensar en forma independiente, y por su tenacidad frente a las dificultades que, accidentalmente, este tipo de instrucción produce. Se planeó un indicio a fin de obtener mayores detalles sobre las pautas de interacción hogareña y ayudar a los es-
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posos a que se focalizaran un poco más: se les pidió que, en cinco de los siete días siguientes, alternasen sus respectivos roles durante una hora por la noche; los dos días restantes se conducirían de la manera habitual. En el curso de esa hora, uno de ellos se haría cargo de todos los problemas, en tanto que el otro simularía estar ausente, observaría y tomaría nota de todos sus impulsos para interferir así como de las ocasiones en que efectivamente hubiera interferido. Esta es una tarea fácilmente modificable. Cualquier cosa que los padres observaran y describieran acerca de su papel en la secuencia sería útil para el equipo, y dichas observaciones eran el objetivo perseguido por éste. El equipo tenía esperanzas de que la tarea le brindaría mayor información acerca del proceder efectivo de los padres. Además, con ella procuraba poner límites a las interferencias de la Sra. Quill cuando su esposo trataba con las niñas. SESIÓN 3
Se citó solamente a los padres, quienes informaron que en el lapso transcurrido desde la primera sesión habían podido cumplir con lo pedido en dos ocasiones. Según quedó demostrado durante la segunda sesión, informaron que el Sr. Quill había sido incapaz de vérselas con Mary. En una oportunidad, la Sra. Quill tuvo que acudir en su auxilio, pues Mary se negaba a tratar el asunto con su padre. Esto fue un choque para ambos. También en este caso, sus observaciones giraron en torno del comportamiento de las niñas. Ni el Sr. ni la Sra. Quill eran capaces de imaginar qué podían hacer para modificar sus respectivas situaciones, y ambos se sentían desesperanzados. El problema de los Quill estaba encuadrado en torno del buen comportamiento de las hijas, principalmente de Mary. Todos sus intentos terminaban en el fracaso. Muy rara vez recurrían a una paliza, porque no querían que las chicas se enojaran. En tales circunstancias, la misión del equipo consiste en reencuadrar este problema de modo que sea soluble. Los padres seguían fijados en el comportamiento de sus hijas, y no veían la otra punta del ovillo: su propio comportamiento. Sólo advertían el final de la secuencia, cuando procuraban imponer disciplina. Por el contrario, el equipo puntuó la secuencia de modo tal que su "inicio" fuera el momento en que los padres pedían a las chicas que se comportasen mejor. Si, verbigracia, los padres pudieran "iniciar" la secuencia de un modo diferente - u n cambio de tonalidad-, tal vez conseguirían alguna modificación en el comportamiento de sus hijas. El equipo decidió seguir reencuadrando la situación hasta lograr que los padres captaran la atención.
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de sus hijas en el inicio mismo de la secuencia, en lugar de tratar de imponerles medidas disciplinarias más eficaces. Esto último no sería una diferencia que establecería una diferencia, sino que sería "más de lo mismo". Como los esposos Quill ya habían mostrado al equipo que la modalidad de cooperancia consistía en modificar las tareas directas, se resolvió que el indicio debería ser sumamente modificable. Luego de que los esposos informaron cuál había sido su respuesta al indicio anterior, y se conversó un rato acerca de sus empeños por lograr que las chicas se condujeran apropiadamente,la madre explicó cuál era su "abordaje tranquilo". Expresó la esperanza de que si seguía actuando como hasta entonces, a la larga obtendría buenos resultados. En consecuencia:
Sra. Quill: Más tarde ellas no nos acusarán de haberlas tratado mal. Conductor: Tal vez no necesiten tratarlas mal. ¿Por qué tendrían que hacerlo? Sra. Quill. Se enojarán si les impedimos hacer algo que quieren hacer. Conductor: Oh, sí. Pero ño estoy seguro de que ustedes tengan que maltratarlas. Déjenme que les cuente el caso de otra familia. Decidieron que iban a... a ver, a ver, ¿cuántos años tenía ese chicuelo? Era así de alto; cinco o seis años, por ahí andaba. Bueno, lo cierto es que este chico no sólo había convencido a la madre y al padre de que era un "cruzado del terror", capaz de aterrorizarlos tanto que podría lograr cualquier cosa de ellos, sino que también había convencido a los vecinos del departamento de arriba y a los que vivían del otro lado de la calle. Un día, la madre decidió ir a comprar una pistola de agua; curiosamente, lo mismo decidió el padre el mismo día. Ninguno de los dos quería pegarle al chico en la cola, pero resolvieron que algo había que hacer. Ninguno le dijo al otro que iba a comprar la pistola de agua. Más tarde, la madre pidió al chico que hiciera algo, él se negó, y ella fue de inmediato a buscar la pistola de agua. Cuando estuvo de nuevo frente a él, le repitió el pedido, le vació la pistola y se fue. Esta vez, el chico hizo lo que le había pedido la madre. Vean qué gracioso: cuando el padre volvió a casa, también tenía consigo una pistola de agua. El chico empezó a molestarlo, y el padre le dijo que se quedara quieto; el hijo le dijo que no, y el padre, sin hacerse esperar, le vació la pistola enci-
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ma. Luego le advirtió que éste era sólo el comienzo. El chico no lo molestó más. Dejaron a mano las dos pistolas, porque resolvieron que cada vez qué necesitasen contar con la obediencia del chico, lo primero que harían sería vaciarle la pistola, antes de pronunciar una sola palabra. Sra. Quill: ¿Le disparaban la pistola por cualquier cosa? ¿Por ejemplo, para que terminase su merienda? Conductor: No sé dónde habían trazado exactamente la línea divisoria. Ahora les contaré sobre otra familia. El principal motivo de su consulta eran sus dos hijas - c r e o que tenían seis y nueve años—, que se la pasaban peleándose y haciendo un lío de los mil demonios. La madre les gritaba todo el tiempo que se callasen y que acabaran, hasta que se cansó; como ustedes saben, esto no suele funcionar muy bien. Un día se dio cuenta de que estaba tratando a las niñas como si fueran mucho mayores de lo que en realidad eran, y de que ellas no la comprendían cuando les pedía que dejaran de pelear. Se dijo: "Dios mío, debe haber alguna manera de ponerme a su nivel"; pero no se le ocurrió nada. Se fue a la cocina, y de pronto vio allí una enorme olla de diez litros; exclamó: " ¡ E u r e k a ! " La próxima vez que las chicas iniciaron un feroz altercado, la madre agarró la olla y una cuchara de madera, y se fue hasta el lugar en que las chicas se habían trabado en pelea; colocó la olla en el suelo y empezó a golpearla con la cuchara hasta que se callaron. Entonces les dijo: "Gracias", y volvió a la cocina. Pasaron un par de días, y las peleas entre las chicas bajaron muchísimo de intensidad, y ya no la molestaron. No sé en qué momento las chicas dejaron por completo de pelearse. Sr. Quill: Una vez que nuestras hijas estaban discutiendo hicimos algo: empezamos a discutir también entre nosotros. Ellas se quedaron pasmadas, mirándonos y preguntándose qué estaba sucediendo. Me parece que nunca más volvimos a hacerlo, aunque esa vez funcionó. Mientras salían del consultorio, la Sra. Quill le preguntó a su marido dónde podrían conseguir pistolas de agua. Mientras el conductor les narraba estos relatos, se los veía evidentemente divertidos y a la vez intrigados por los indicios que se les presentaban. Manifestaban su aceptación mediante sonrisas, ademanes y movimientos de cabeza; por otra parte, lo que dijo al final el Sr. Quill confirmó esto. En ningún momento de la sesión se les pidió que usaran esos "arti-
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ficios" para captar la atención de las niñas, y por lo tanto la tarea era modificada en alto grado. Todo lo que hizo el conductor fue contarles algunas historias acerca de lo acontecido en familias semejantes, que habían resuelto problemas bastante similares a los de ellos: o sea que, habían conseguido captar la atención de sus hijos sin necesidad de maltratarlos. Estos relatos eran isomorfos con la situación de la familia, y el ángulo diferente estaba dado por los métodos que empleaban otras familias para resolver el problema. Quedaba librado al arbitrio de los Quill usar o no cualquiera de estas tretas. El uso de cualquiera de ellas habría modificado significativamente las pautas que motivaron la consulta, así como la percepción que los padres tenían de la situación. Por supuesto, si de hecho recurrían ti alguna de estas tretas, eso le indicaría al equipo que la intervención fue isomorfa y acorde con la modalidad de cooperancia expuesta por la familia. Vale decir, el diferente ángulo de la intervención habría suministrado a los Quill una idea que daría origen a un comportamiento distinto, que a su vez promovería ulteriores cambios en su interacción con las hijas. SEGUIMIENTO
Por cierto que los Quill adquirieron las pistolas de agua mientras se dirigían a su hogar, y no pasó mucho tiempo antes de que ensayasen la treta para captar la atención de las hijas, con todo éxito (véase la figura 6.9). Según ocurre con frecuencia, los Quill consideraron el relato sobre las pistolas de agua como si fuese una tarea directa; vale decir, convirtieron la sugerencia indirecta en un pedido directo. El conductor negó que les hubiera encomendado una tarea directa, y manifestó su sorpresa de que ellos hubiesen tomado tan en serio esos relatos: él sólo los había contado para hacerles ver que no estaban solos en el mundo, y para mostrarles la forma sorprendente en que otra gente había hecho frente a una situación semejante. Dos sesiones llevadas a cabo en los dos meses siguientes confirmaron que los esposos Quill habían iniciado una nueva pauta en el proceder con sus hijas, cuya atención habían aprendido a captar de diversas maneras, sin tener que recurrir a los malos tratos para disciplinarlas. Tanto los padres como la escuela dieron cuenta de que las niñas se estaban portando mejor. La Sra. Quill manifestó también que se había sentido "inspirada" por la treta de golpear la olla, pero esto escapaba a sus conductas habituales: "Jamás podría hacer eso", dijo. En cambio, compró un silbato para utilizarlo con igual propósito (otro modo de modificar la tarea)
Comentario. El equipo reencuadró el motivo de la consulta, considerando que el problema consistía en captar la atención de las hijas (x´), con lo cual al menos pudo mostrarse imparcial frente a los métodos adoptados por los padres. El problema de captar la atención de las hijas (x') podía abordarse mediante la treta de la pistola de agua y del silbato (M´), y en consecuencia se estableció una nueva pauta, que permitió a la familia alcanzar su meta primaria (M): el buen comportamiento de las niñas. El tipo de tarea indirecta utilizada como indicio en este caso es semejante a las sugestiones indirectas que a menudo empleaba Erickson en la hipnoterapia, aprovechando "la estructura asociativa y la capacidad mental del paciente, de un modo que escapa al ámbito habitual del control de su yo consciente, a fin de alcanzar metas terapéuticas" (28, pág. 311). Por añadidura, la noción que tenía Erickson sobre el trance sugiere que "el hecho de fijar y focalizar la atención [del sujeto] mediante un diálogo de esa índole pone al oyente
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en trance, sin necesidad de apelar a otros procesos formales de inducción" (28, pág. 311). Todo indicio indirecto necesita ser elaborado de modo tal que el "rehilo" se vincule con las pautas familiares de manera isomoffa, pero desde un ángulo distinto. O sea, las pautas de "la familia del relato" deben ser similares en sus pormenores a las que motivaron la consulta de la familia actual. Debbie y Mary eran capaces de "aterrozar" a los esposos Quill haciendo de ellos lo que quisieran, igual que el niño del primer relato; análogamente, en él los padres no que¬ rían "pegarle al chico en la cola", así como los Quill no querían "maltratar" a sus hijas. También Mary y Debbie se trababan en frecuentes altercados, gritando y haciendo "un lío de los mil demonios"; y también la Sra. Quill les gritaba y les pedía que "acabasen". Todos estos elementos pasaron a integrar el relato. El ángulo diferente lo suministraron las singulares soluciones descubiertas por "las familias del relato". De este modo, en caso de que volviera a surgir la pauta familiar en el hogar de los Quill, es probable que los esposos fueran estimulados por esta noticia de una diferencia y asociaran "automáticamente" sus propias pautas con los indicios encubiertos en los relatos —lo cual podría llevarlos a percibir la situación de un modo distinto o a hacer algo distinto—. Así, el indicio indirecto se asemeja a una sugestión posthipnótica, como las que Erickson solía asociar a sucesos cotidianos de una manera igualmente informal. Esta conexión entre la pauta y el indicio aumenta las probabilidades de que el sujeto ejecute el acto sugerido. Si no hay conexión o ésta es escasa, lo más probable es que la persona no ejecute la sugestión posthipnótica; similarmente, en tal caso lo más probable es que la familia no ejecute la tarea sugerida.
CAPITULO 7
LA FAMILIA JAY
Los capítulos 7 y 8 están dedicados a estudiar, sesión por sesión, los procedimientos terapéuticos empleados con dos familias. En ambos se han dividido las sesiones según las secciones del formato utilizado en el CTFB (véase supra, cap. 3). Este método contribuirá a esclarecer la relación entre lo que hace el conductor y lo que hace el equipo tras la pantalla, mientras ambos interactúan con la familia. Todas las citas que figuran en estos dos capítulos han sido tomadas de videocintas filmadas en el transcurso de las sesiones, con pleno conocimiento y consentimiento de las familias. Desde luego, los nombres de éstas se han cambiado para que no sean reconocidas, pero manteniendo los pormenores esenciales. Sólo se han introducido modificaciones secundarias en el texto, para aclarar quién le habla a quién. En el primero de los dos casos, la familia Jay, hay dos conductores reunidos en el cuarto con la familia: James F. Derks y Byron McBride (un psicólogo que atiende en forma privada en el Estado de Milwaukee). Se trata de una excepción, ya que lo habitual en el CTFB es que haya sólo un conductor con la familia. Dos motivos justifican esta excepción: 1) la Sra. Jay había sido atendida en forma individual por McBride cuatro años antes de esta entrevista, y 2) McBride no formaba parte del CTFB. Previendo que el caso sería turbulento y difícil, resolvió llevar a la familia con él al CTFB.
UN ESTUDIO DEL CASO La Sra. Jay volvió a tratarse con McBride luego de un intervalo de cuatro años porque nuevamente había comenzado a padecer afeccio-
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nes somáticas, y seguía preocupada por las dificultades de una de sus hijas para abandonar el hogar. McBride vio en esto la repetición de una antigua pauta, y resolvió aplicar un enfoque distinto. Con anterioridad a la primera sesión, Derks y el resto del equipo1 ignoraban quiénes asistirían. Todo lo que sabían era que había de intermedio afecciones somáticas y la dificultad de una hija de 21 años para abandonar el hogar paterno. Como mapa o diagrama temporario; el equipo formuló la hipótesis de que esta hija, la más joven, tal vez se estaba sacrificando para proteger a sus padres, para evitar que se quedaran solos en la casa, alejados de todos sus hijos. En consecuencia, podría quizá pensarse que estaba procurando mantener unido al matrimonio. Por otro lado, quizá los padres la protegían para que no tuviera que enfrentar la fría crueldad del mundo por sí sola. (Importa recordar que estos diagramas son sólo herramientas útiles: no debe exigírseles exactitud ni veracidad. Las "motivaciones", como las que sugiere este diagrama, deben siempre interpretarse adjuntándoles la cláusula "como si". O sea, la conducta de la hija podía entenderse "como si" quisiera proteger a sus padres, etc.).
LA FAMILIA JAY
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quiátrica. El equipo se enteró de que era casado y había sido encargado de una casa de departamentos situada enfrente del hogar de la familia Jay. RECOLECCIÓN DE LOS DATOS
Derks marcó el término del preludio preguntándoles a los Jay: "Bien, ¿qué los ha traído aquí?", mientras miraba a McBride. La Sra. Jay respondió: "Vinimos principalmente por mí". Contó que había sacado a pasear al perro, un animal sordo y ciego que hacía trece años que vivía con la familia, y que éste fue atropellado por un automóvil. Sra. Jay: Tendría que haberle puesto la cadena, pero no lo hice. Le grité: " ¡Quédate aquí!", pero él no me escuchó. El perro murió en el camino a la veterinaria. La Sra. Jay tuvo una crisis de hiperpnea, sintiéndose muy culpable por esa muerte. El Sr. Jay la llevó al hospital, donde la atendieron; él esperaba que pasara allí la noche, pero se sorprendió cuando le dieron el alta de inmedia-
PRELUDIO DE LA SESIÓN 1
Cuando llegó la familia, Derks les explicó cómo funcionaba el CTFB: les mostró la pantalla de visión unidireccional y el aparato de video, y les dijo que detrás de la pantalla estaba el resto del equipo. Mike Jay era jefe de una fábrica, cargo que le gustaba y que ocupaba desde hacía largos años. Parecía un hombre agradable, con mucho sentido del humor; formaba parte de un grupo de teatro y sabía sacar partido de esta cualidad. Su esposa Martha, en cambio, parecía alicaída y embarullada; trabajaba parte de la jornada como directora de un hogar adoptivo para adolescentes con problemas. La hija mayor, Joan,.(joven de 25 años), levemente obesa y muy alegre, estaba terminando la universidad y era optimista acerca de su futuro; también trabajaba a jornada parcial, atendiendo a niños pequeños; vivía en la misma cuadra que sus padres. Jane (de 21 años) estaba empleada a jornada parcial como subgerente en la sucursal de una cadena de tiendas, tarea que le disgustaba; durante la primera parte de la sesión se mantuvo bastante callada. El único hijo varón, Mike (de 22 años), estaba a la sazón internado en una clínica psi1
Detrás de la pantalla estaba Steve de Shazer con Diane Scharp y Jo Ellyn Schultz; estas dos últimas eran terapeutas en formación en el CTFB.
Sr. Jay: Estamos muy preocupados por Martha; es hipertensa. Las dos hijas y el esposo salieron rápidamente en defensa de la madre, diciendo que no debía sentirse culpable por la muerte del perro, ya que era frecuente que lo sacaran a pasear sin la cadena, y si no había visto ni escuchado al automóvil fue por su sordera y su ceguera. Martha expresó que, aunque no era muy impresionable, las cosas que realmente la trastornaban le producían síntomas psicosomáticos. Luego de la muerte del perro, siguió sintiendo durante algún tiempo opresión en el pecho, y cuando le telefoneó a McBride le faltaba el aire. El Sr. Jay manifestó que anhelaba que Martha terminase con todo esto, porque "sus mecanismos para hacer frente a la vida no son muy fuertes". Contaron que antes de la muerte del perro, Mike hijo había empezado a "hacer locuras". Un día de mucho frío, caminó descalzo doce kilómetros para ir a la casa de su abuela. Lo calificaron de "delirante"; la familia había buscado para él auxilio profesional. En cuanto a la esposa de Mike, la describieron como "no demasiado lúcida". La Sra. Jay había conocido a su nuera durante su actividad al frente de un grupo de niñas exploradoras, de la que ella era miem-
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bro. Pero todos dejaron bien en claro que no habían venido a la te¬ rapia por Mike y sus problemas: el problema era la Sra. Jay. Al parecer, en esta familia a los hijos les costaba abandonar el hogar. Joan vivía en la misma cuadra, y Mike, calle por medio. En el momento en que Jane comenzaba a dar los primeros pasos para dejar la casa, Mike comenzó a "hacer "locuras", a la vez que la madre se deprimió y sus síntomas somáticos se exacerbaron por la muerte del perro. El padre apoyaba estoicamente a su esposa en todos estos sucesos. A esta altura, parecía que la familia se mostraba dispuesta a sustentar a la madre en esos "malos momentos", y podría describírsela diciendo que "permitía que la madre se sacrificase, cargando sobre sus hombros la mayor parte del dolor", la depresión y la culpa al par que las afecciones somáticas. Mientras tanto, el Sr. Jay le cubría las espaldas, por así decir, y la absolvía de culpa. Para describir la situación de la familia Jay, lo mejor será que nos detengamos en el incidente de la muerte del perro. Se entendía que ésta no había sobrevenido por una falta de la madre: como el perro era sordo, no pudo escuchar su " ¡Quédate aquí!" Ella había hecho todo cuanto estaba en sus manos. Las dos hijas se sumaron al padre para absolver a la madre de esta responsabilidad, puntualizando que nadie usaba la cadena cuando sacaba a pasear al perro. Así pues, la madre podía ser "culpable" sin serlo a los ojos del resto de su familia. Como, según esta descripción, la realidad de la madre era negada por la familia, quizá podía sentirse deprimida y tener afecciones somáticas, modos de sufrimiento que no requerían la ratificación de sus parientes. Se ha dicho que esta clase de descalificaciones es la "marca de fábrica" de las familias que tienen "un alto grado de perturbación". La "defensa contra la culpa", por medio de una transferencia similar a la del incidente del perro, fue descripta por Haley (33) como parte de su modelo de familia esquizofrénica, y con toda lógica puede hacerse extensiva esta descripción a otras familias con "alto grado de perturbación".
Derks le preguntó a Joan cómo había sido para ella dejar su casa. Fue la Sra. Jay quien respondió: eso había sucedido después de una ''discusión". Pero Joan dio una versión diferente: no fue una discusión sino una gran pelea. El Sr. Jay no recordaba que hubiese pasado ni una cosa ni la otra. En esa época Joan no andaba bien en sus estudios, y se fue a vivir durante nueve meses con un tío; en ese lapso, ninguno de sus familiares inmediatos le dirigió la palabra. Sra. Jay: Así que tú no tenías la idea de irte. Sr. Jay: Y nosotros no te echamos. T o d o el m u n d o coincidió c o n esto. (Otra defensa contra la culpa, secuencia redundante).
Más tarde Joan volvió a vivir con los padres durante un breve período, antes de mudarse a la casa en la que ahora residía, en la misma
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cuadra. Fue en ese momento cuando el Sr. Jay introdujo su "melodía favorita": Sr. Jay: Siempre he sostenido que cuando un hijo llega a cierta edad, debe bastarse por sí mismo. Por su propio bien, y no sólo para que mamá y papá descansen —que bien se lo merecen—. Uno de estos días le pediremos a Jane que se vaya. Esto será mucho más duro para la madre que para el padre. Jane: Es probable que me vaya uno de estos días. Joan: Pero aquí hay un doble mensaje. A veces tú quieres que Jane se vaya, pero acabas de construir para ella una nueva cama permanente. Una cama muy linda, que no puede sacarse de ese lugar. Jane: Mejora la casa. Joan: Me refiero a lo que significa. Jane: Para mí, no significa que vaya a quedarme. Se negó que la cama empotrada tuviera cualquier otra intención que la de arreglar la casa: no era más que una mejora para el caso en que decidieran venderla. Al equipo le impresionó la repetición del tema de la responsabilidad. Si bien el padre decía que los hijos debían bastarse a sí mismos, no hacia nada al respecto. Más aun, se contradecía en los hechos al convertir la cama de su hija en una parte inseparable de la casa, "una simple mejora". Entonces la madre podía temer activamente lo que habría de acontecer si Jane se mudase. Cabe afirmar que el padre estaba protegiendo a la madre frente a la posible mudanza de Jane, al par que protegía a ésta para que no se mudase. Y que Jane se quedara con sus padres podía considerarse una medida de protección hacia éstos. La madre manifestó que ella cargaba "con el fardo de todo", lo que puede equivaler a que protegía al padre de algo, a la vez que colaboraba para que Jane se quedase en la casa y así la protegía de su eventual fracaso en bastarse a sí misma. Joan parecía lo suficientemente desligada del asunto como para hacer valer sus comentarios, pero éstos eran rechazados o descalificados por la madre, el padre y Jane.
Por cierto que sus preocupaciones eran reales: Jane tenía en su haber varios intentos de suicidio, descriptos como reacción frente al rompimiento de sus relaciones con varios novios. Y cuando la madre se trastornaba por estas cosas, le aparecían síntomas somáticos. Sr. Jay: Como dije, que los hijos se vayan es más duro para la madre que para el padre. Todos queremos a Jane, y no nos gustaría que le pasase nada malo. Pero llega un momento en que un hijo debe abandonar el hogar.
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Metas. Los cuatro coincidieron en que la meta principal de la terapia debía consistir en ayudar a la madre a que superara su depresión. Cuando Derks les preguntó cómo sabrían que la Sra. Jay estaba menos deprimida, los familiares enunciaron diversas señales. Si Martha no estaba deprimida, 1) evidenciaría mayor interés por las cosas, 2) pondría más cuidado en la atención de la casa. Jane dijo que estaría segura de que su madre habría superado la depresión si, 3) hiciera algún viaje con su padre o se fueran juntos de excursión en canoa. Por su parte, Joan estaría segura si, 4) cuando fuera de visita, se encontrase con algún diálogo agradable y no con permanentes discusiones sobre los problemas; también creía que una buena señal sería, 5) una disminución de la presión arterial de la madre. El Sr. Jay coincidió con todo esto, pero añadió que también sería una buena señal, 6) que tanto él como su esposa se sintieran con suficiente energía y voluntad como para bajar algunos kilos. La Sra. Jay dijo que ella estaría segura de haber superado la depresión si, 7) empezaba a trabajar mayor cantidad de horas diarias o reiniciaba sus estudios. Antes de la pausa para la consulta, la Sra. Jay declaró que se sentía "como si estuviese sentada encima de un globo a punto de reventar" o "como si estuviese esperando que cayera la próxima bomba". PAUSA PARA LA CONSULTA
Al equipo le sorprendió que no se mencionara siquiera, como señal o meta, la partida de Jane del hogar; también le sorprendió que ninguna de las metas incluyese al hijo, Mike. Todo giraba en torno de la Sra. Jay. Las señales y metas sugerían que la modalidad de cooperancia de la familia Jay podía tener como foco la depresión y las afecciones somáticas de la madre. Cualquiera fuese la pauta suprasistémica, para ser isomorfa debía centrarse inicialmente en estas quejas y en el apoyo que brindaban los demás a la Sra. Jay. La intervención debía incluir algo relativo a la manera de auxiliar a ésta para hacer frente a su situación, y en cambio no debía incluir nada que sugiriese modificar el apoyo de los demás integrantes. La meta de la familia era muy clara: ayudar a la madre a superar su depresión. Sus integrantes habían enunciado siete señales que, a su entender, indicarían que la madre empezaba a superarla. La intervención del equipo tenía que auxiliar a la familia para que diera un pequeño paso en esa dirección. Como también se habían puesto de manifiesto dificultades para que los hijos dejaran el hogar, el equipo infirió que la familia adjudi-
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caba gran valor al hecho de "permanecer juntos"; y tomó nota de que a los Jay las cosas "les acontecían", por así decir, y ninguno de ellos consideraba jamás a ningún otro el responsable de estos acontecimientos. Se resolvió que el elogio debía basarse en la idea de "mantener a la familia unida" y que el indicio tendría que partir de la metáfora del globo empleada por la madre, incluyendo los modos alternativos en que un globo puede perder el aire que contiene: mediante un súbito estallido o lentamente. Además, el equipo decidió no dar dema¬ siados pormenores en cuanto .0,1.0 que sucedería cuando el globo se quedase sin aire; así, estaban dadas las condiciones para que tam¬ bien un globo desinflado fuese un desenlace deseado. Por este moti¬ vo, se escogió la metáfora del globo y no la de la bomba. Una bom¬ ba es destructiva, un globo desinflado no lo es. Si alguien incurriera en alguna acción que hiciese "estallar el globo", el equipo contaría con la opción de un reencuadre beneficioso, en tanto que es difícil redesignar de este modo la metáfora de la bomba.
TRANSMISIÓN DEL MENSAJE
Sr. Jay: ¿Qué le dijeron? Sra. Jay: No hay esperanzas, ¿eh? (toda la familia se ríe). McBride: Estamos todos impresionados por el empeño que han mostrado ustedes en mantener unida a la familia a través de toda, estas crisis. Un montón de familias se disgregarían si estuviesen sometidas a esta gran presión. Es un buen paquete de problemas abrumadores, que harían pedazos a muchas familias. Derks: Estamos todos preocupados por su globo, señora. Pensamos que bien podría ser que reventase pronto, aunque Steve —uno de los que están atrás de la pantalla- dice que también podría llegar a pincharse y desinflarse. Lo que queremos es que todos ustedes estén alertas frente a cualquier señal de que el globo está a punto de estallar o ha sufrido una pinchadura. Sr. Jay: ¿Sería mejor si se desinflase lentamente por una pinchadura? Derks: No lo sé. Un proceso lento puede llegar a ser penoso; un proceso rápido puede producir un choque. A mi juicio, sería mejor la pinchadura, pero Steve parece estar preocupado por esa posibilidad. Sr. Jay: No queremos que ustedes tengan una disputa a causa de nuestro globo.
PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE LA FAMILIA JAY
La familia coincidió en estar alerta frente a cualquier señal de que el globo pudiera estallar súbitamente o sufrir una pinchadura, y se fijó fecha para un próximo encuentro. Detrás de la pantalla, el equipo observó que la familia daba señales de aceptar ambas partes del mensaje; el equipo estaba persuadido de que la intervención había sido lo más próxima posible a la modalidad de cooperancia de esta .....
en
gran
medida. ESTUDIO POSTERIOR
Cuando la familia partió, los integrantes del equipo analizaron sus respuestas inmediatas a los mensajes transmitidos. Predijeron que volverían para el próximo encuentro y que informarían haber observado a Martha, para apreciar cualquier señal de "pérdida de aire del globo". También predijeron que podría estallar otra crisis: el globo reventaría. Comentario. Esta intervención se planeó aceptando la situación en que se encontraban los Jay. Aunque el Sr. Jay propuso que Jane debía mudarse, pudo verse que la familia cerraba filas contra esta idea cuando se la sacó a relucir: de ahí el elogio, basado en mantener el statu quo. La tarea de observación se fundó en la pauta de la propia familia, que permanentemente vigilaba y apoyaba a la madre, la cual "cargaba con el mayor peso" del problema. El empeño del equipo por ampliar la metáfora incrementando el grado de vigilancia de la familia, de modo de advertir también una lenta pérdida de aire a través do una "pinchadura", era una insinuación de que las cosas podrían mejorar; así, proporcionaba un ángulo potencialmente diferente desde el cual observar a Martha sin preocuparse por ésta. Según el equipo, los Jay cumplirían con la tarea de manera literal. SESIÓN 2
Cuando los Jay llegaron, era evidente que la Sra. Jay estaba trastornada y aparentemente más deprimida. Jane parecía haber estado bebiendo; se sentó en un rincón y se quedó callada durante toda la primera parte de la sesión. Joan no asistió por motivos de trabajo. Sra. Jay: No estamos moviéndonos en un espacio muy adecuado. Parece que al resto de la familia no le interesa la terapia familiar, así que creo que tendremos que volver a la individual. Joan quería venir, pero su trabajo se lo impidió; de todas maneras, ella no es parte realmente del problema.
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Derks: Esuna buena señal que Joan sea lo bastante independiente como para tomar esa decisión por sí misma. Sr. Jay: No sé si esto podrá ayudarnos. Yo acepté en bien de Martha. Sra. Jay: De todas maneras, estamos aquí por mis angustias. Una vez más, Martha pone de manifiesto que es la persona destinada a sacrificarse, y los otros miembros de la familia la apoyan en esto, aunque a regañadientes.
Cuando Derks les preguntó si habían advertido alguna señal de que el globo perdiera aire, Jane dijo que no había visto ninguna hasta esa tarde, cuando se dio cuenta de que su madre estaba mucho más deprimida que antes. Martha y su esposo habían apreciado señales de mayor presión, y pensaban que ésta seguiría en aumento. Estaban atentos al probable estallido. Una de las señales de mayor presión fue que los padres comprobaron que eran responsables de ciertas deudas contraídas por su hijo Mike. El Sr. Jay había firmado como garante de un préstamo, y el plazo para el pago había vencido. Tanto él como su esposa se sentían responsables por estas deudas y por los problemas que tenían sus hijos. Sr. Jay: Es propio del instinto maternal mantener unida a la familia. Ahora bien, yo creo que ellos deberían bastarse a sí mismos. Los hemos educado para que sean independientes. Sra. Jay: Me gustaría que se bastasen por sí mismos. No creo que lo hayamos hecho muy bien, eso de educarlos para que sean independientes. Los hijos habían intentado varias veces ser más independientes, pero todas estas tentativas terminaron en algún tipo de trastorno para el hijo en cuestión y para sus padres. Durante toda la primera parte de la sesión Martha se la pasó llorando (sin lágrimas visibles), en tanto que Jane mostraba signos de sentirse cada vez más incómoda; a la postre, Jane se echó la culpa de todos los problemas de la familia y abandonó precipitadamente la sesión, pero sólo después de que sus padres la absolvieron de toda culpa. Sra. Jay: Tengo miedo de que sufran. Sr. Jay: Si la transición fuera suave, Martha no tendría problemas.
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McBríde: Cuando las cosas andan mal, todo el mundo parece cerrar filas. Sr. Jay: Me gustaría desembarazarme de ellos, pero si lo intentamos... Jane amenaza con suicidarse. Derks: Jane tiene un alfiler entre sus dedos y lo ha apoyado sobre el globo. Tal vez sea más fácil vivir así que echarlos del nido. McBride: Como hacen las aves con sus pichones. Sra. Jay: Me gustaría poder hacer lo mismo. La familia informó haber cumplido en forma literal la tarea, que era bastante metafórica: sin duda alguna, habían observado las señales La crisis pronosticada parecía haberse desatado ya. Podía decirse que tanto la Sra. Jay como Jane seguían sacrificándose para mantener unida a la familia. El hecho de que Jane se diese a la bebida era la "causa" de que sus padres siguieran ligados a ella, puesto que en el pasado sus amenazas de suicidio habían estado asociadas a menudo con borracheras. Martha siguió llorando intermitentemente durante la sesión, y su esposo le tomó la mano en varias oportunidades —una diferencia notoria con lo acontecido en la primera sesión—. Al equipo le preocupaba que Mike pudiera abandonar la terapia, lo cual sería una manera de proteger a la familia, pues así seguiría en pie la pauta de dejar que Martha cargase con lo más pesado del fardo. Así pues, cualquier intervención planeada por el equipo debía ser lo más circular posible, y al mismo tiempo seguir describiendo la experiencia que tenía esta familia de la realidad. Por otra parte, para que el mensaje fuese isomorfo, debía atenerse a la pauta familiar de absolver de culpa a todo el mundo y contener algún comentario acerca de la independencia de los hijos.
Antes de la pausa para la consulta, los esposos dijeron que estaban pensando en adquirir una nueva vivienda. Querían tener una casa más chica, pues una vez que sus hijos se fuesen no iban a necesitar tantos cuartos. PAUSA PARA LA CONSULTA
(Durante la pausa, los Jay juntaron sus sillas, y Mike tomó en sus brazos a su esposa, que continuaba llorando. Con su silencio, el equipo los alentó tácitamente a ello.) El equipo concentró sus esfuerzos en que el Sr. Jay no abandonase la terapia. Resolvió fundar su intervención en un diagrama simplificado de la pauta de interacción de la pareja (véase la figura 7.1). Según este diagrama, la depresión de Martha protegía a su esposo de todo padecimiento notorio, en tanto que el "gran temple" de él la protegía a ella de ser avasallada por la profunda preocupación de él; p r e o c u p a c i ó n que, según pensaba Mike, en caso de ser conocida por Martha, sólo serviría para aumentar su depresión. Este diagrama de-
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be ampliarse a fin de ligar esta pauta con el empeño conjunto de mantener unida la familia. Como Martha (en la primera sesión) y su esposo (en la segunda) habían proporcionado nueva información luego de que los conductores anunciaran la pausa para la consulta, el equipo decidió tener listo un "aditamento", o mensaje terapéutico adicional, para el caso de que una vez planteada la intervención, volviera a suceder lo mismo. Dado que habían sacado el tema de la posible mudanza, y que la madre había empleado la frase "tenemos el nido demasiado lleno, dicho aditamento se basó en estos fragmentos de información, como en el apellido de la familia.* TRANSMISIÓN DEL MENSAJE
McBride: Todos estamos impresionados por la preocupación de ustedes de ser buenos padres y los esfuerzos que hacen para ayudar a sus hijos a ser independientes y confiar en sí mismos. No hay duda alguna de que lo han intentado. Sra. Jay: Pero nuestro boletín de calificaciones no es muy bueno. McBride: Pero lo cierto es que lo intentaron. Es natural que se sientan responsables si sus chicos tienen dificultades. (Dirigiéndose al Sr. Jay.) A pesar de su inquietud en cuanto a que la terapia fami¬ liar podría fracasar, usted la ha apoyado a su mujer en todo esto. Derks: Nos damos cuenta de que para usted, Martha, seguir mon¬ tada en este globo es algo que la apremia mucho, y sus empeños por mantener unida a la familia constituyen un enorme sacrificio. Sospe¬ chamos que su depresión protege de algún modo a su esposo para que no se vea avasallado, en estos difíciles momentos que vive la fa¬ milia. Pensamos, además, que el gran temple que muestra su esposo a pesar de la perturbación que siente, la protege a usted de sentirse avasallada en estos difíciles momentos. Y tal vez estos difíciles momentos no sean otra cosa que una maldita racha de mala suerte. Sr. y Sra. Jay (al unísono): ¡Sí! A continuación McBride sugirió que el Sr. Jay asistiese a la tera¬ pia de su esposa; él aceptó, diciendo: "Al menos esa noche la pasara fuera de casa". El equipo telefoneó solicitando que se pidiera al Sr. Jay que llevara a cenar a su esposa esa "noche fuera de casa". Cuan¬ do se les dijo esto, ambos sonrieron. Los Jay seguían conversando mientras los conductores los acompañaban hasta la puerta. Cuando ya estaban por salir, McBride les dio el '"aditamento": * En inglés, "jay" es el grajo o arrendajo. [T.]
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Concurrieron el Sr. y la Sra. Jay, que parecían más ajegres y relajados. Después de un parloteo social, describieron lo que había sucedido la noche anterior. A las dos de la madrugada les telefoneó Jane, que se hallaba en una fiesta en los suburbios de la ciudad y no tenía cómo llegar a su casa. El Sr. Jay aceptó hacer el viaje, de quince kilómetros, para ir a buscarla; su esposa lo acompañó. Resultó un paseo placentero para ambos, aunque Jane no se encontraba allí cuando llegaron. Martha dijo que había sido un hermoso paseo y que ha¬ bían mantenido una linda conversación. El episodio les confirmó a ambos que Jane necesitaba abandonar el nido de los Jay. Derks: ¿Así que fue como un encuentro de novios? Sra. Jay: ¡Oh, también tuvimos algo de eso!
McBride: Ah, dicho sea de paso, Steve opina que tal vez ustedes harían bien en mudarse de nido. Se rieron, y dijeron que lo pensarían. Cuando los conductores volvieron al cuarto luego de la pausa, Martha seguía alicaída y llorosa; pero mientras se transmitía el mensaje, el equipo pudo observar que su estado de ánimo cambiaba, y cuando se sugirió que su esposo tal vez estuviera protegiéndola, se puso contenta. Al manifestarles que eso podía ser "una maldita racha de mala suerte", ambos mostraron un visible alivio. Y al dejar el consultorio estaban bromeando.
En la semana transcurrida desde la última sesión, los esposos habían ido a jugar al bowling y luego a cenar; ambos gozaron del "en¬ cuentro de novios", y su charla no giró en torno de ningún problema. Desde la noche anterior, habían venido hablando de Jane; coincidían en su enojo frente a ella y en la necesidad de que se fuera a vi¬ vir a otro lado lo antes posible. El resto de la sesión versó sobre el modo en que habrían de decirle que había llegado la hora de mudar¬ se. Martha estaba persuadida de que Jane tenía que irse más lejos, dado que la última vez que se fue de la casa, volvió y robó objetos; posteriormente, su esposo había cambiado todas las cerraduras de la vivienda. Ambos eran bien conscientes de que probablemente Jane provocara problemas cuando le comunicaran eso, y en consecuencia el Sr. Jay decidió decírselo mientras Martha estaba en su trabajo; pero su esposa objetó este plan: "Mike —le dijo-, no me protejas".
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A esta altura el equipo confiaba en que su descripción de las pautas era correcta, y el diferente ángulo del mensaje parecía haber tenido un efecto inmediato. Como los Jay respondieron en forma literal a la primera tarea, predijeron que también su respuesta a la segunda sería literal, y que, además, en la sesión siguiente informarían sobre algunos cambios rotundos ocurridos en el intervalo -era imposible predecir concretamente cuáles serían esos cambios—. La intervención parecía lo bastante isomorfa, y efectuada desde un ángulo lo bastante diferente, como para promover una diferencia que estable¬ ciera una diferencia.
Los pronósticos del equipo se cumplieron. Los Jay evidenciaban ciertos cambios, acordes todos ellos con las señales de progreso: Martha estaba trabajando más horas diarias, su presión arterial había disminuido y mantuvo con su esposo algunos diálogos placenteros. El informe sobre su respuesta a la tarea previa mostraba que la habían cumplido en forma bastante literal —el " e n c u e n tro de novios" y la cena-, aunque introduciendo una leve modificación (que el equipo debía tener presente). Además, Martha daba señales de estar menos deprimida, y dijo que se sentía mejor. El equipo concordó con los Jay en que probablemente Jane continuase reaccionando frente al "mensaje de mudarse"; no era difícil que armara algún escándalo, en particular si suponía que sus padres no coincidían entre sí acerca
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de esta cuestión: todas estas acciones podían describirse como un intento de Jane para tratar de mantener unida a la familia.
El Sr. Jay había resuelto que el mensaje que se le transmitiera a Jane tenía que incluir un plazo, y resolvió que éste fuese de dos semanas. Sra. Jay: Cuando le digamos que tiene que dejarnos, hará un gran escándalo. Pero para entonces ya habré aprendido a enfrentar la situación de algún modo, aunque ella reitere sus amenazas de suicidio. Sr Jay: Hicimos lo mejor que pudimos. Esto queda fuera de mis alcances. McBríde: Los padres son como arcos: una vez que la flecha ha sido disparada, su tarea ha terminado. Los esposos rieron, y se hizo la pausa para la consulta. PAUSA PARA LA CONSULTA
Al equipo le preocupaban las posibles reacciones de Jane frente al "mensaje de mudanza" con plazo fijo. Entre las posibilidades reales estaban sus amenazas de suicidio, de dejar su trabajo, de emborracharse o dañarse y terminar en la cárcel o en un hospital psiquiátrico. Los padres eran bien conscientes de todas estas posibilidades, y en consecuencia no era menester advertírselas en el mensaje. Los esposos Jay enfrentaban dos dificultades inmediatas: 1) que las ame¬ nazas de suicidio de su hija les impidieran transmitirle el mensaje, o 2) que una vez transmitido éste, se retractasen y permitieran a Jane quedarse en la casa. Cualquiera de estas dos posibilidades indicaría que aún seguía vigente su antiguo encuadre; en tal caso, era probable que Martha volviera a deprimirse y se repitiese el antiguo esquema. El equipo tenía que estar alerta a la posibilidad de esta recidiva, y por ende debía predecirla o planearla para que no tomara a la familia por sorpresa. Todo esto fue tenido en cuenta al elaborar la intervención. Comentario. En este punto, es fácil que el equipo sea desviado hacia una nueva meta: ayudar a los Jay para que la hija, Jane, logre mudarse sin tropiezos. Sin embargo, la mudanza de esta hija no se hallaba entre las metas de la familia ni entre las señales de progreso por ella escogidas. Más adelante, la familia establecerá el nexo entre esa mudanza y las dificultades de la madre. Por supuesto, la mudan-
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za de Jane podría ser una verdadera señal de cambio si la transición se efectuase de un modo distinto. Pero si los Jay solicitaron la ayu¬ da del equipo para a su vez ayudar a Jane a abandonar el hogar, el equipo debe encauzar sus empeños de modo de ofrecer esta ayuda dentro del contexto de las metas originales. En caso de que Jane, por cualquier motivo, no se mudase, la tera¬ pia podía seguir siendo un éxito si las señales y metas originales cumplieran. La mudanza de Jane podía considerarse una pauta, na¬ tural del ciclo de vida de la familia, pero también 1o sería su perma¬ nencia en el hogar, siempre que ésta no provocara depresión o afec¬ ciones somáticas a la madre, y no obligara al padre a adoptar una postura estoica. En caso de que los padres y Jane definieran su per¬ manencia en el hogar de modo tal que no fuese un problema, y concidieran en que Jane era una persona adulta que había decidido libremente seguir viviendo con sus padres, no habría necesidad alguna de que la "nena" se mudase. A lo largo de la historia, muchos hijos adultos solteros permanecieron en el hogar de sus padres sin ser definidos por ello como "nenes".
TRANSMISIÓN DEL MENSAJE
Derks: Nos ha impresionado a todos su habilidad, Mike, para controlar el enojo que le producía Jane, y creemos que debe conti¬ nuar actuando igual hasta que llegue el momento oportuno. Proba¬ blemente no sería sensato que lo descargase ahora. En cuanto a us¬ ted, Martha, parece haber hecho un buen trabajo para ayudar a Mi¬ ke a contener su ira. Entendemos que debe seguir procediendo así hasta que Jane deje la casa, pues de lo contrario sería muy duro pa¬ ra Mike, si su cólera estalla en algún momento. McBríde: Tal vez podrían hacer alguna especie de práctica o ensayo. Ustedes ya saben cómo manejar las dificultades de Jane. Antes de que llegue "el momento oportuno", utilicen su próxima crisis para ensayar cómo expresarle lo que sienten, y prevean sus reacciones. Mientras abandonaban el cuarto, el Sr. Jay volvió a señalar que Martha podría venirse a pique si Jane se iba de la casa. Al encaminar¬ se hacia la puerta, se les dio otro "aditamento": McBríde: Dice Steve que pensar que va a suceder lo peor puede provocarles demasiada angustia a ustedes dos.
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El equipo había observado que mientras se transmitía el mensaje, y en particular cuando se mencionó el "ensayo", los esposos asintieron varias veces con la cabeza. El equipo predijo que transmitirían el mensaje a su hija, incluyendo el plazo, y que Jane "armaría un escándalo"- lo que podría traducirse como que continuaría sacrificándose, sobre todo si percibía que sus padres necesitaban su ayuda para permanecer unidos—. También pronosticó que Martha y Mike dis¬ frutarían cada vez más de su compañía mutua, en tanto y en cuanto percibieran de otro modo su situación y, por consiguiente, se condujesen de manera distinta. SESIÓN 4
Al iniciarse la sesión, Mike preguntó a los dos conductores cómo les habían ido las cosas a ellos desde la última sesión: Derks: Oh, muy bien. Las cosas nos están yendo mucho mejor. (Suena el teléfono). Derks: ¡Steve discrepa! Los cuatro se rieron, y la sesión prosiguió en tono ligero y con mucho humor. Martha tenía un nuevo peinado, y parecía más relajada que en cualquiera de las sesiones anteriores. El matrimonio informó que había transmitido el mensaje a su hija y que había conseguido para ésta un departamento situado a varias cuadras de distancia. Los sorprendió, —dijeron— porque manifestó que estaba dispuesta a mudarse, y en consecuencia no vieron la necesidad de fijarle ningún plazo: estaban preparados para cualquier reacción de Jane, excepto ésa. Sin embargo, al día siguiente Jane fue despedida de su empleo. Cuando la madre escuchó esto, aplaudió. En ese momento el Sr. y la Sra. Jay contemplaban la posibilidad de ampliarle el plazo original, aunque hasta la fecha no le habían comunicado a Jane ningún plazo. (Suena el teléfono). Derks: Steve nos pregunta qué va a pasar ahora, puesto que se ha dejado de lado el plazo primitivo. Dice que Jane podría seguir sin empleo hasta los 27 años. Sr. Jay: Si consigue el subsidio por desempleo, tendrá que mudarse lo mismo. Derks: ¿Y qué pasa si no consigue trabajo y tampoco subsidio?
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Sra. Jay: Los conseguirá. Derks: Entonces, el plazo sigue vigente. Sra. Jay: Si no nos atenemos a eso le estaríamos fallando a Jane porque la estaríamos tratando como una criatura. Ambos aceptaron informar a Jane que tenía un plazo para mudarse, y se fijó una fecha quince días posterior a la planeada primitivamente. El hecho de que Jane perdiera su empleo concuerda con las predicciones:sigue comportándose como si se estuviera sacrificando, hasta que sus padres le demuestren que no necesitan de ella para continuar unidos. Sin embargo, Martha y Mike le transmitieron el mensaje juntos y no se retractaron cuando Jane perdió el empleo. Esta es una buena señal de que ambos están percibiendo las cosas de otra manera. Martha no tuvo ningún síntoma, ni se condujo como para proteger a Jane de los peligros de la mudanza; tampoco lo hizo Mike. Hubiera sido preferible incluir el plazo en el mensaje original, ya que así se le hubiera transmitido a Jane un mensaje más rotundo acerca de la unidad de sus padres.
El hijo varón, Mike, estaba por ser dado de alta en el hospital psi¬ quiátrico, y pidió permiso a sus, padres para venir, junto con su esposa, a vivir con ellos hasta que pudieran arreglárselas solos. El Sr. y la Sra. Jay rechazaron este pedido. Es casi previsible que, frente a los cambios manifestados por la pareja paren¬ tal, alguno de los hijos reaccione tratando de actuar coma si procurase mante¬ nerlos unidos. Quizás el hijo perciba las cosas de modo tal que crea necesario "hacer locuras" nuevamente, si entiende que sus padres demandan de él esa cla¬ se de sacrificio.
Durante el resto de la sesión se comparó el modo en que los espo¬ sos Jay se habían amoldado a las "cosas nuevas" que hacían sus hi¬ jos y podían ahora aceptarlas, mientras que los hijos no aceptaban las cosas nuevas que hacían los padres. A raíz de esto, los Jay comentaron que sus propios padres habían sido más capaces de acep¬ tar los cambios que todos sus hijos. PAUSA PARA LA CONSULTA
La inquietud primordial era que Martha volviera a deprimirse o tuviera otra vez síntomas somáticos, o que Jane sorteara el plazo que le habían fijado, o que Mike hijo volviera al nido o hiciera locuras, o que Joan volviera al hogar. El equipo decidió elaborar el elogio tomando como base los cambios efectuados, y elaborar el indi¬ cio tomando como base las inquietudes subsistentes.
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE TRANSMISIÓN DEL MENSAJE
Derks: Estamos todos admirados de la capacidad de ustedes para hacer cambios. Esto nos hace dudar de ese viejo refrán, "loro viejo no aprende a hablar". Aquí parecería que son los loros jóvenes los que no pueden cambiar. Nos gustaría saber si sus hijos Jane y Mike han aprendido ya a volar. McBride: En realidad, creemos que ya han aprendido, pero todavía ellos no se dan cuenta. Ustedes lo han visto, pero ellos no advierten que lo han hecho. Mientras se dirigían hacia la escalera, McBride terminó la intervención a modo de un adimento: McBride: Steve me recordó otro viejo refrán: "Si uno deja que un camello meta la nariz en la tienda, muy pronto tendrá al camello entero dentro de la tienda". (El matrimonio se ríe).
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Martha, se dieron cuenta de que la razón primordial era una situación en su trabajo. Una de las dificultades principales que allí enfren¬ taba Mike era un compañero de tareas, ex alcohólico en proceso de recuperación, mucho más joven que él, y al cual Mike apoyaba mucho para que dejara la bebida; se esforzaba escrupulosamente para ayudarlo a rehacer su vida. En la charla con su mujer le quedó bien en claro que aún tenía posibilidad de cambiar de empleo, y sentirse así menos atrapado. El equipo tenía plena conciencia de que ya hacía tres sesiones seguidas que Martha no mostraba depresión ni se quejaba de síntomas somáticos. Las metas fijadas en la primera sesión se habían logrado en lo esencial. Los Jay manejaban sus cosas en forma directa y hacían frente juntos a algunas de esas "calamidades" que constituyen la vida, sin permitir que los pro¬ blemas de sus hijos los afectaran. PAUSA PARA LA CONSULTA
El equipo predijo que los esposos fijarían un plazo a su hija y lo harían cumplir, y también se mantendrían firmes en su resolución de no permitir que Mike hijo volviera al nido. Además, preanuncia¬ ron que Martha estaría menos deprimida aun que antes y que Mike "perdería un poco de su gran temple".
El equipo decidió que las dificultades del Sr. Jay en su trabajo eran un buen tema para tratar en este momento. Era un tema sobre el cual podían actuar y que estaban abordando apropiadamente; así pues, era preciso incluir esta inquietud en la intervención. Además, había que hacer hincapié en que los esposos reencaminaran su labor en equipo a la solución de sus propios problemas, y no a la so¬ lución de los problemas de sus hijos.
SESIÓN 5
TRANSMISIÓN DEL MENSAJE
La quinta sesión, dos semanas más tarde, volvió a comenzar en tono humorístico, pues Martha y Mike juguetearon con la decisión de quién habría de hablar primero:
Derks: Nos ha impresionado realmente la forma metódica en que ustedes emprendieron la solución de este problema. Como saben, la mitad de la batalla está ganada cuando se ha identificado el problema y se le ha dado la prioridad que merece, como ustedes han he¬ cho. McBride: Yo estaba pensando también que sus hijos/al,dejar de causarles un problema a ustedes, les dieron libertad para abordar sus propios problemas. Sr. Jay: Y Jane no nos ha ocasionado ninguno. Derks: Usted ya tiene unos buenos planes para terminar con la depresión. Sr. Jay: Sí. Derks: También Steve ha pensado algo. No está seguro de coinci¬ dir con su idea de que su compañero de trabajo lo está ayudando a usted a sentirse mejor; más bien es usted el que lo está ayudando a él, en especial por lo que respecta a ese asunto de superar su alcoholismo. El necesita rehacer su vida completamente.
ESTUDIO POSTERIOR
Sra. Jay: Las cosas están yendo bastante bien, en lo que a los chicos respecta. ¡Y a mí me está yendo muy bien! Derks: ¿Metió el camello la nariz en la tienda? Sra. Jay: No. El camello está viviendo en su casa con su esposa. El nuevo plazo fijado a Jane para su mudanza no había vencido. Jane no tenía trabajo ni había conseguido tampoco el subsidio de desempleo; pero estaba bebiendo menos, y por primera vez en varios meses el muchacho con el que salía consiguió un empleo que estabilizó la situación de ambos. El Sr. Jay dijo que poco después de la sesión anterior, había comenzado a sentirse deprimido. En un principio no sabía bien por que segun él, existían tres razones posibles. Cuando lo charló con
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..... concuerdo con eso. Derks: Y usted no le niega esa ayuda. Casi puede decirse que se está sacrificando a veces, para que él pueda rehabilitarse. Sr: Jay: Tal vez eso se me haya cruzado por la mente. Tengo 60 años. Veo que ese hombre está librando realmente una batalla, y me digo si puedo ayudarlo a ganar esa batalla, por cierto que lo haré. McBríde: Así que ahora tienen en verdad dos consejeros psicológicos en la familia. ESTUDIO POSTERIOR
Mientras se transmitía el mensaje, Martha y Mike sonreían y asentían con la cabeza. La misión del equipo consistió en mantener a los Jay fuera de su encuadre original y en ayudarlos para que siguiesen trabajando unidos: cambio de conducta que indicaba un cambio perceptual por ambas partes. Es notable que Martha no se deprimiera ni desarrollara síntomas somáticos cuando su esposo comenzó a sentirse deprimido: ella no cargó con el fardo cuando su marido "perdió el temple" lo suficiente como para hablarle de su situación laboral. El equipo predijo que Martha no experimentaría depresión ni síntomas somáticos, y que desaparecería la depresión de su esposo; además, la pareja desarrollaría mayor cantidad de actividades comunes, aun cuando sus hijos tuvieran nuevas dificultades. La mudanza de Jane sería la señal de que había llegado el momento de poner término a la terapia. SESIÓN 6
Esta sesión se centró en torno de una "pequeña reyerta" que Martha y Mike habían tenido días atrás. En su transcurso, Martha consiguió manifestar su ira emprendiéndola a puñetazos contra un armario de la cocina, y después se fue a dar una rápida caminata en torno de la manzana. Ambos se alegraron de que esto sucediera, porque los nuevos elementos contribuyeron a convencerlos de que "las cosas estaban yendo realmente de una manera diferente". Cuando Martha volvió de su caminata, discutieron el incidente. Mike había temido todo el tiempo que Martha tuviera una crisis de hiperpnea, pero no ocurrió así; le había preocupado que subiera su presión arterial, y tampoco esto aconteció. Estos signos fueron considerados positivos por ambos. Además, ninguno de los dos se había deprimido. Por último, como no habían tenido muchas discusiones vinculadas con la problemática de sus hijos, se sentían complacidos de po-
I.A FAMILIA JAY
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der charlar las cosas, y descubrieron que la "conciliación" posterior a la pelea es lo mejor de todo. Jane había encontrado trabajo, y faltaba menos de una semana para el plazo que se fijó a su mudanza. Aparentemente le gustaba su nuevo empleo, y bebía menos que antes. Los padres le dijeron que una vez que se mudase no podría volver a instalarse en el hogar. El resto de la sesión estuvo dedicada a sus planes para amoldarse a su nueva condición de "joven matrimonio". Ahora, estaban en condiciones de arreglar la casa a su gusto, y podían viajar más libremente. PAUSA PARA LA CONSULTA
La discusión venía a confirmar una vez más que los Jay se habían salido de su encuadre original; estaban percibiendo las cosas de un modo distinto y por ende comportándose de otra manera: no habían síntomas, no había depresión, no había necesidad de exhibir un "gran temple", no estaban pendientes de los hijos. Estos estaban parados sobre sus propios pies y se bastaban a sí mismos. Todos estos cambios eran evidentes, por lo cual el equipo resolvió incorporarlos al mensaje y poner fin a la terapia, con excepción de una sesión de seguimiento que se haría un mes más tarde. TRANSMISIÓN DEL MENSAJE
Derks: Martha, estamos impresionados por la forma en que usted manejó ese estallido de ira. Nos parece que ha sido una manera realmente saludable. Es obvio que dejar salir las cosas es mucho mejor que contenerlas y terminar con dificultades respiratorias. Sra. Jay: Sí, seguro. Derks: O con algún otro trastorno psicosomático. Sra. Jay: Esos trastornos psicosomáticos son realmente para asustarse. Derks: También con respecto a usted, Mike, quedamos impresionados por la forma en que manejó la cuestión. Nos sorprendió que en lugar de quedarse refunfuñando, afrontara el problema en el momento y lo zanjara con su esposa. Sr. Jay: Estaba verdaderamente preocupado por sus dificultader respiratorias, de modo que ni siquiera me trastornó que ella manifestase su ira. Derks: También parece que ustedes van por buen camino con respecto a Jane y al otro "camello". Tal vez haya llegado el momen"to de poner fin a la terapia. Las cosas andan bien entre ustedes dos.
PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
Quiero advertirles que en las próximas dos semanas, una vez que Jano se haya ido, puede haber algún período de crisis, e incluso alguna especie de recaída. .
CAPITULO 8
LA FAMILIA JONES
ESTUDIO POSTERIOR
En opinión del equipo, los Jay estaban trabajando suficientemente bien como una unidad, y los cambios en su percepción y en su conducta eran "lo bastante estables" como para que pudiera ponerse término a la terapia. Predijo que ni las actuaciones de Jane ni las "locuras" del hijo harían retornar a los padres a su antiguo encuadre. Aunque el equipo habría preferido terminar la terapia sólo después que Jane hubiese concretado su mudanza, ese traslado no formaba parte de las metas-señales originales. SEGUIMIENTO
Jane se había mudado y conservaba su nuevo empleo. Mike hijo había hecho cargo de un nuevo edificio de departamentos, más grande que el anterior, y por tal motivo él y su esposa debieron trasladarse a unos tres kilómetros de su antiguo lugar de residencia. Ni Martha ni su marido tenían motivos de queja: ambos continuaban con su dieta, y ella había presentado una solicitud para un nuevo empleo de jornada completa. Se mantuvo nuevo contacto con los Jay seis meses después, y pudo comprobarse que su encuadre permanecía firme: no había reaparecido ninguno de los problemas que los llevaron a la consulta.
El tratamiento que presentaremos en este capítulo difiere en va¬ rios aspectos del anterior. La familia Jones, a diferencia de la fami¬ lia Jay, nunca fue capaz de definir una meta específica para la tera¬ pia, con lo cual tanto para ella como para el equipo fue difícil saber si en el momento en que la terapia terminó se había logrado éxito o no. El tipo de vaguedad que mostraba ésta familia formaba parte significativa de su pauta y de la manera de mostrar su modalidad de cooperancia, y, en consecuencia, también formó parte significativa del modo que encontró el equipo para cooperar con ella. En dos oportunidades en el transcurso de esta terapia, el equipo entregó a la familia copias escritas de las intervenciones que su con¬ ductor (de Shazer) les había leído. Estas intervenciones dactilogra¬ fiadas fueron entregadas con el fin de que la familia se centrara en las tareas terapéuticas, y para ayudarla a cambiar mediante el em¬ pleo de la "técnica de intercalación", consistente en insertar suges¬ tiones para el cambio dentro de un contexto más amplio. Erickson elaboró el prototipo de esta técnica, que implica una peculiar cons¬ trucción de las oraciones; por ejemplo: "Me pregunto si la planta de tomate, Joe, siente realmente siente una especie de comodidad" (35?, pág. 517). En un diálogo que al parecer versa sobre una planta de tomate, Erickson intercala el mensaje real (en bastardilla), y lo mar¬ ca con un cambio de voz y una pausa. El empleo de esta técnica con una familia "vaga" permite que el conductor "parezca" tan vago y confundido como aquélla, pero a la vez le permite focalizarse en el cambio que la familia anhela. El mensaje real (en bastardilla) está in¬ serto en un conjunto de otras palabras que carecen de importancia. Por ejemplo: "Si ocurriera que la (pausa) Sra. Jones, deje de estar malhumorada, esto podría llegar a trastornar a su familia". La suges¬ tión terapéutica ("Sra. Jones, deje de ser malhumorada"), marcada
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
por las pausas, está intercalada dentro de un contexto en el que se le dice a la Sra. Jones que no deje su malhumor. El conductor modifica el tono de su voz mientras imparte la sugestión. Con suma frecuencia los sujetos se atienen a la sugestión. En el caso de esta familia, la transmisión de los mismos mensajes por escrito resultó efectiva. UN ESTUDIO DEL CASO En la llamada telefónica inicial, la Sra. Jones nos informó que el psicopedagogo de la escuela a la que asistía su hijo, Robert (de 15 años de edad), había sugerido que la familia iniciara una terapia. Robert era indolente y no mostraba deseos de cooperar ni en el hogar ni en la escuela, donde no le iba bien. La familia ya había estado anteriormente en terapia, pero luego de una sesión conjunta el terapeuta los atendió individualmente o en pareja. A la Sra. Jones esto no le agradaba, porque permitía que cada cual se guardara sus secretos. Según ella, la terapia implicaba "sacar todos los trapitos al sol". Las cosas no habían mejorado después de aquella tentativa. PLANIFICACIÓN PREVIA A LA SESIÓN
Antes de la primera sesión, el equipo1 se reunió para establecer un mapa temporario que permitiera orientar al conductor en sus exploraciones. El equipo sospechaba que Sarah Jones estaba demasiado "enganchada" con su hijo Robert, y que la falta de cooperación de éste era un intento de separarse un poco de su madre. Como resultado de esto, ella se entrometía más y más en las cuestiones de su hijo, lo cual a su vez era seguido por una mayor falta de cooperación de él. Se ignoraba el papel que cumplía el padre en el asunto, pero el equipo sospechaba que probablemente estuviera algo distanciado de la madre. Se advertirá que esta formulación del mapa no es muy útil, puesto que no está enunciada en términos positivos; no obstante, puede ser veraz y exacta. Se elaboró otro diagrama más útil. El equipo supuso que la falta de cooperación de Robert podría entenderse como una medida para proteger a sus padres, cuya finalidad era mantenerlos unidos. Por cierto, la conducta de Robert en la casa y en la escuela brindaba a los padres una preocupación común, algo sobre lo cual conversar. El 1
El equipo estaba integrado por Steve de Shazer, Alex Molnar y Jo Ellyn Schultz (estudiantes avanzados), a quienes se sumaron en sesiones posteriores Insoo Kim Berg y James F. Derks.
LA FAMILIA JONES
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equipo notó que, al pedirle a la Sra. Jones que resumiera en dos oraciones la descripción del problema, ella había hablado durante 2 minutos seguidos; y sospechaba que esta "abrumadora cantidad de palabras" utilizada por la Sra. Jones podía estar protegiendo al marido para que éste no tuviera que ocuparse de los problemas del muchacho; y quizá su andanada de palabras protegía de algún otro modo al padre frente al muchacho. Este segundo diagrama le pare¬ ció preferible al equipo por ser más positivo y útil. El equipo se preguntó, además, cuáles serían los "secretos" que le preocupaban a la Sra. Jones, y si los problemas que mencionaba se habían puesto en evidencia antes de que Robert ingresara a la escue¬ la secundaria, donde fue asignado a una clase para "alumnos con problemas de aprendizaje". PRELUDIO DE LA SESIÓN 1
Cuando llegó la familia, el conductor les explicó la función de la pantalla y del aparato de videocinta, y les dijo que habría un equipo de profesionales observándolos detrás de la pantalla. También les mencionó que luego de unos 40 minutos haría una pausa para con¬ sultar con el equipo y más tarde comunicaría a la familia lo que éste le hubiera dicho. Sam Jones (52 años) tenía un empleo que desempeñaba desde hacía largo tiempo y estaba conforme con él; su esposa Sarah (54 años trabajaba a jornada parcial en una escuela. Robert estaba en el segun¬ do año de la secundaria, y no le gustaba para nada la escuela. Descri¬ bieron su barrio diciendo que se había deteriorado en el curso de 1os veinte años en que ellos vivieron allí, siempre en la misma casa. No practicaban ninguna religión y no parecían participar en las activida¬ des del vecindario. Robert era hijo único. RECOLECCIÓN DE DATOS
De Shazer: Bien, ¿en qué problema podemos nosotros ayudar¬ los? Sra. Jones: Fui a una reunión en la escuela y allí tuve una entrevista con la psicóloga. Bobby la había visto; según entendí cuando él dejó [su escuela anterior], ella tenía que verlo con más frecuencia. Pensé que debía haberme quedado en casa, ella no tenía mucho tiempo, pero me habló de cuando él iba a la escuela primaria, ella estaba entonces en esa escuela. Le dije:"El problema es el mismo, ¿sabe?". Ella me dijo: "Bueno no lo veré a Bobby con la misma frecuencia, porque..." ¿Puedo co-
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
lar esto? Dijo: "Si alguna vez Bobby lo desea". Cuando él iba [a su escuela], veía al señor... este... Robert. Thorton. Sra. Jones: Al Sr. Thorton, dos veces por semana, y ella dijo que no podía atenderlo a Bobby con la misma frecuencia. Bobby tiene una tendencia, es verdad, a crear, bueno, más problemas de los que realmente tiene. Pero él debía saber que si realmente tenía un problema, ella estaba allí para ayudarlo. Fuimos a ver durante un tiempo a la Dra. Zarkov, y fui a la escuela - t a l vez en casa las cosas andaban un poco mejor, nada terrible-, pero la Dra. Zarkov me dijo que estábamos mejorando. Ella dijo que estábamos mejorando, pero como lo veía así. (Dirigiéndose al Sr. Jones:) ¿Y tú? Sr. Jones: Este... no. Sra. Jones: (superponiéndose con el "no" de su marido): Enton¬ ces fuí a la escuela - y o podía haber alquilado un cuarto en esa escuela-, donde él tuvo una misma maestra durante doce meses. No puedo recordar... (dirigiéndose a su esposo:) Di su nombre. Robert: ¿La Sra. Bello? Sra. Jones: No, la de anteojos. La maestra de idioma. Di su nombre. ' . Robert: La Sra. White. Sra. Jones: Esa. Fui a verla y le dije: "¿Cómo anda Bobby?" Ella contestó: "Pues..." (La Sra. Jones se mesa los cabellos.) Le dije: " ¡Oh pobre!" El monólogo de la madre continuó de este modo durante quince minutos más. El conductor trató de interrumpirla en diversas oportunidades, sin éxito. Las palabras no bastaban. Por último, pudo detener la marea levantando la mano en "señal de detención". Trató de que la familia se centrara en los motivos actuales de consulta, pero todo lo que logró fue que la Sra. Jones le ofreciera más y más detalles acerca de la historia del problema y de los esfuerzos que había hecho para tomar contacto con psicólogos, asistentes sociales y terapeutas que realmente pudieran ayudarla. En varias ocasiones la Sra. Jones quedó atascada, por faltarle una palabra o un detalle, y su marido o su hijo acudieron en su ayuda casi al instante. De inmedia¬ to, la Sra. Jones retomaba el relato. Una vez que el conductor pudo centrar a la familia en sus moti¬ vos de queja actuales, surgieron un montón de cuestiones. Los padres se lamentaron de que Bobby se la pasase maldiciendo y refun¬ fuñando en voz baja, y de que no tuviera un buen rendimiento en la escuela, donde obtenía notas bajas o aplazos. Sin embargo, el Sr.
LA FAMILIA JONES
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Jones recordó una importante excepción: dos años atrás, en la clase de taller, Bobby había sacado un sobresaliente. Tanto ellos como las autoridades de la escuela creían que el chico se estaba desempeñando por debajo de sus posibilidades. Además, la madre se quejó de que Bobby no ordenaba su ropa, ni hacía la cama, ni mantenía su cuarto lo bastante limpio; por añadidura, ignoraba el valor del dine¬ ro, y en consecuencia siempre quería que le comprasen más cosas, más caras, de las que ellos podían. Y cuando tenía esas cosas en su poder, sólo las usaba durante un breve período. Metas. La familia Jones quería que Bobby cambiase de actitud sus padres pensaban que Bobby no los respetaba como tales. La Sra. Jones continuó luego con su retahila: que mejorase en la escuela, que dejase de maldecir, que controlase mejor sus estados de ánimo, que no refunfuñara en voz baja, que ordenara su ropa, etc., etc. Bobby quería que su madre le gritara menos. El conductor se empeñó en que se focalizaran en algún cambio significativo, pero ellos fueron incapaces de decidir cuál era el más importante: cada cosa que mencionaban los llevaba a nuevas cosas y a entrar en mayores pormenores. El equipo observó que la Sra. Jones estaba realmente preocupada por su hijo y que se afanaba por conseguir ayuda profesional. Sin duda, para Bobby la actitud de su madre era "positiva". Por otra parte, el Sr. Jones era un hombre muy trabajador, paciente, tolerante y tranquilo. No parecía en absoluto "dis¬ traído"; más bien, participaba a su manera, calladamente, ya que no entendía lo que estaba sucediendo en la familia, pero no obstante cada vez que su esposa se lo requería él suministraba detalles. Y cuando se le formulaba una pregunta directamente, respondía con más claridad que la Sra. Jones.
PAUSA PARA LA CONSULTA La especulación del equipo fue que "la falta de cooperación" de Bobby permitía o posibilitaba que sus padres se "enganchasen" con él. Sin duda alguna, su comportamiento parecía acercarlos para com¬ batir el problema. Además, Bobby había enseñado a los padres a ser pacientes en su trato con diversos profesionales. Y también parecía protegerlos con su conducta de algún problema o problemas existentes entre ellos. La Sra. Jones había mostrado que su manera de cooperar con la terapia consistía en suministrar detalles y en informar acerca de to¬ dos los incidentes. El Sr. Jones y Robert cooperaban con ella no
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
... iendola: no la sacaban de sintonía en su monólogo, a diferencia de lo que hubieran tendido a hacer los miembros del equipo. En el abordaje de sus problemas, la familia parecía centrada en los empeños de la madre; y los informes de ésta acerca de tales empeños resultan algo desconcertantes, ya que los "datos" estaban dispersos en medio de una gran cantidad de comentarios y detalles. Las metas no estaban claramente establecidas ni se habían desarrollado señales. El equipo resolvió elogiar a la familia por su manera de conducirse en la primera parte de la sesión; vale decir, trató de reencuadrar su modalidad de cooperancia, tal como había sido expuesta hasta ese momento. Dado que la familia carecía de focalización (por decir poco) y había trazado un amplio cuadro de la situación, el equipo decidió transmitirle un mensaje que fuera no menos vago y general. Quería que la familia tuviese éxito en la tarea, y confiaba en que en la próxima sesión la encontraría más focalizada. Podía decirse que la Sra. Jones había utilizado una "técnica de intercalación"; el equipo empleó la misma técnica en el mensaje que transmitió al Sr. Jones. TRANSMISIÓN DEL MENSAJE
De Shazer: Estamos impresionados, realmente impresionados (di¬ rigiéndose a Robert) por la franqueza y claridad con que todos uste¬ des abordan estas complejas cuestiones. En particular, nos ha llamado la atención tu franqueza, Robert, que {dirigiéndose a la Sra. Jones) creemos poco corriente en los adolescentes. Estamos muy impresionados, Sr. Jones, por su paciencia en estos asuntos. Sabemos lo difícil que es para una persona de sus características, una persona de tipo fuerte pero callado, no estallar, aun en los casos en que pudiera creerlo necesario. Sra. Jones: A él no le gusta pelear. De Shazer: También estamos impresionados por su habilidad, Sra. Jones, para suministrar descripciones cabales y pormenorizadas. Desde ahora y hasta la próxima vez en que nos encontremos, nos gustaría que los tres pensasen acerca de lo que no quieren que cambie en el trato entre ustedes. Los tres concordaron en hacer la tarea, y la Sra. Jones se repitió las instrucciones en voz baja mientras abandonaba el cuarto.
l.A FAMILIA JONES
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ESTUDIO POSTERIOR
El equipo pronosticó que la familia acudiría al próximo encuentro. Como ocurre con frecuencia en las intervenciones de la primera sesión, el único propósito del indicio fue "ver qué hacen con él' Dado que las metas eran tan amplias y de tan vastos alcances que se volvían vagas, el indicio fue, como convenía, amplio y vago. Si bien el equipo confiaba en que ayudaría a la familia a centrarse más, ya sea estableciendo la lista de cosas que no querían que cambiasen, concentrándose en alguna cosa que en particular deseaban ver modi¬ ficada, el propósito primordial que perseguía el indicio no era éste. El propósito primordial del indicio, sobre todo en las primeras sesio¬ nes, es pura y simplemente descubrir de qué manera mostrará la familia su singular modalidad de cooperancia. El subconjunto del elogio que integraba la intervención era iso¬ morfo, en líneas generales, con las pautas que la familia había ex¬ puesto en la mayor parte de la sesión. La Sra. Jones suministró al equipo descripciones cabales y pormenorizadas; Robert se había mostrado franco y claro; y el Sr. Jones era un hombre tranquilo y paciente. La sugestión inserta (que el silencio del Sr. Jones era un esfuerzo para no estallar, aun cuando pudiera creerlo necesario) era además un experimento para poner a prueba ese estilo de comunica¬ ción con la familia. El equipo había descripto al Sr. Jones como el oyente atento, y a la Sra. Jones como una persona que utilizaba una técnica de intercalación; así pues, diseñó su mensaje de modo de ser isomorfo con ese aspecto de la pauta familiar. Predijo también que el Sr. Jones podría quizá tener un papel algo más activo en relación con sus motivos de queja. SESIÓN 2
De Shazer: Bueno, ¿cómo pasó la semana? Sra. Jones: Ni nos pregunte. Sr. Jones: Agitada. Sra. Jones: Lo mismo digo. (Pausa) De Shazer: Les pedimos que pensasen en lo que no querían que cambiara. Sra. Jones: ¿Eso quiere decir las cosas que queremos que sigan iguales? De Shazer: Si. Sr. Jones: Me pasé rumiando eso un millón de veces. Robert (interrumpiéndolo): Yo también.
PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
Sra. Jones: No se me ocurre nada, realmente. Robert: Así es como tengo este dolor de cabeza. Sra. Jones: No quiero que nada quede como está. Sr. Jones: No se me ocurre nada que pueda quedar igual que ahora. Sra. Jones: Digo lo mismo que tú. (Pausa). Sr. Jones: Anoche, mientras cenábamos —en realidad no fue sólo anoche, sucede todas las noches—, él se sienta y se levanta, se levan¬ ta y se sienta. Y uno le tiene que decir: "Bob, siéntate, come tu cena''. De Shazer: ¿Qué hace después que se levanta? Sr. Jones: Se va a su cuarto, va al baño, va a la sala. De Shazer: ¿A hacer qué? Sr. Jones: Se va a su cuarto a jugar con sus aparatos. Por supuesto, si va al baño no puedo ver qué hace. Para el equipo fue una gran sorpresa que el Sr. Jones empezara a lamentarse y continuara hablando sin interrupción y sin la ayuda de su esposa o de su hijo. Durante todo su relato, se observó que su esposa lo escuchaba atenta y cuida¬ dosamente, y que con frecuencia asentía con la cabeza. E1 Sr. Jones pasó a describir un incidente acontecido la noche an¬ terior. Le había encargado a Robert una tarea, pero él no la hizo; y cuando le preguntó "¿por qué no la hiciste?", no obtuvo una respuesta satisfactoria. El Sr. Jones se lamentó de esta conducta de su hijo, pero no. hizo ninguna otra cosa al respecto. Tanto él como su esposa estuvieron quejándose de la frecuencia con que tenían que gritarle a Robert; la Sra. Jones pensaba que si pudiera gritarle menos, habría más armonía en la casa. Dijo también que todos estos gritos la hacían sentirse malhumorada, y que ese malhumor la estaba afectando en su trabajo. A continuación el Sr. Jones se lamentó de las veces que ambos tenían que llamar a Robert cuando la cena estaba lista. En cuanto a Robert, su queja principal era que a la mañana su madre lo llamaba muchas veces seguidas para despertarlo; dijo que él ya estaba despierto y que las llamadas de su madre lo "fastidiaban". También se quejó de que su padre había estado toda la semana "convertido en un Al Capone", queriendo decir con ello que en lugar de pedirle las cosas se las había ordenado. Cuando el conductor procuraba limitar estas quejas para poder establecer una señal de progreso o una meta, rápidamente el Sr. Jones y/o su esposa negaban la importancia de esta "señal" particular,
LA FAMILIA JONES
y pasaban a ocuparse de algún otro aspecto del comportamiento de Robert. PAUSA PARA LA CONSULTA
Le complació al equipo ver que esta sesión estaba comparativa¬ mente mucho más focalizada que la anterior, así como el cambio en la proporción en que hacían uso de la palabra el Sr. y la Sra. Jones. Se preguntó si habría algún nexo entre el mensaje transmitido en la primera sesión y el hecho de que el Sr. Jones se hubiese "convertido" en un Al Capone" y hablase más en la segunda. Los tres habían cumplido la tarea (pensar acerca de lo que no que¬ rían que cambiase), pero al parecer sus reflexiones se encaminaron en la dirección opuesta: pensaron acerca de lo que si querían que cambiase. En la segunda sesión hubo poca o ninguna mejoría respec¬ to del foco o de la orientación hacia una meta, si se exceptúa que todas las metas se centraron en torno de la cena. Parecía claro que la familia estaba respondiendo al vago indicio y a la sugestión inter¬ calada de la primera sesión. El equipo resolvió que encomendar una tarea que exigiese a la familia introducir un cambio en su comportamiento a la hora de la cena podría brindarle mayor información so¬ bre la particular modalidad de cooperancia de los Jones. TRANSMISIÓN DEL MENSAJE
De Shazer: Estamos impresionados por la aptitud que han demos¬ trado ustedes para pensar con claridad, y no sólo para pensar con claridad, sino para poner en palabras esos pensamientos. Un montón de gente con la que trabajamos no son ni de lejos capaces de hacer lo que ustedes tres parecen capaces de hacer. De modo que el cua¬ dro de lo que sucede se nos ha vuelto más claro. Ahora bien, quisiéramos que antes de la próxima vez que nos encontremos, cada uno de ustedes haga algo diferente, una sola vez a la semana, inmediatamente antes de la cena o en el transcurso de ésta. No es más que un experimento, para ver lo que pasa. El Sr. Jones repitió en qué consistiría la tarea, y hecho esto, los tres aceptaron cumplirla. ESTUDIO POSTERIOR
El equipo pronosticó que la familia Jones volvería en la próxima sesión, e informaría haber encontrado algún modo de reaccionar an¬ te el experimento propuesto, vale decir que no habrían hecho caso
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
omiso de él. Predijo, además, que su informe sería vago y que los datos vendrían intercalados en lo que conversaran. Supuso que el cambio en el reparto de las manifestaciones verbales no continuaría en la sesión siguiente. SESIÓN 3
Tanto el Sr. Jones como Robert declararon que no les había sido posible imaginar nada distinto para hacer antes de la hora de la cena o en el transcurso de ésta. La Sra. Jones, inmediatamente después de la sesión anterior, había resuelto que sólo llamaría a Robert una vez por día para cenar, y durante toda la semana se mantuvo firme en esa resolución. El Sr. Jones, pese a su declaración de que no había imaginado nada nuevo para hacer, no llamó a cenar a Robert en toda la semana; y éste, también a pesar de su desmentida, acudió a la cena a despecho de haber sido llamado sólo una vez por día, y no llegó tarde a cenar ningún día de la semana. Durante la sesión el Sr. Jones se quejó de que, al regresar a su casa, se encontraba "siempre con la misma cosa, todos los días": no hacía más que escuchar lamentaciones acerca de Robert y hallar nuevos motivos de queja. Un día en que llegó tarde al colegio, Robert tuvo un incidente con la policía. Logró controlar su temperamento y, con la ayuda de las autoridades del colegio, resolvió la situación sin necesidad de que interviniera su madre. Como de costumbre, la información concreta venía inserta en un cúmulo de otros datos, y el conductor debió recurrir a minuciosas preguntas para averiguar de qué manera había respondido la familia a la tarea encomendada. PAUSA PARA LA CONSULTA
El informe que brindó la familia sobre su respuesta a la tarea se ajustaba a la idea que el equipo se había formado acerca de su modalidad de cooperancia. Su método de informar intercalando datos entre otra información y sus desmentidas podían juzgarse razonables en una familia que quería cambiarlo todo: cualquier cosa que no fuera "todo" les parecía insignificante. Y para el equipo había otro punto relevante: la tarea encomendada exigía hacer algo distinto una vez, mientras que los tres integrantes de la familia la habían llevado al extremo de. hacer algo "distinto" todos los días. El equipo especuló si esta exageración no sería, acaso, un aspecto más de la pauta familiar, concomitante con la idea de "cambiarlo todo"
LA
FAMILIA
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Durante la sesión el equipo elaboró una intervención o mensaje por escrito. Supuso que la familia Jones respondería a mensajes va¬ gos que se atuvieran a la siguiente pauta: podrían cambiar, siempre y cuando continuasen negando que cambiaban. Mediante la técnica de la intercalación, el equipo cooperaría con la modalidad de coope¬ rancia de la familia: procedería de manera isomorfa indicándole que cambiase dentro de un contexto más amplio, en el cual le indicaría que no cambiase. Así, el mensaje se amoldaría a las pautas de la fa¬ milia y a su modalidad de cooperancia, porque sería vago pero incluiría, insería entre otras palabras, la información significativa. Las sugerencias intercaladas en el contexto aparecerán, en lo que sigue en bastardilla, y se indicarán las pausas entre paréntesis. Las copias escritas entregadas a los familiares no incluían estas "indicaciones escénicas". Además, el equipo resolvió elaborar un elogio que girase en torno de la dificultad de los padres para incorporarse al hogar al término de la jornada, y de la habilidad con que el muchacho había manejado su incidente con la policía —todo ello, por supuesto, descripto desde otro ángulo—. TRANSMISIÓN DEL MENSAJE
De Shazer: Nos sorprende que se muestren dispuestos a encami¬ narse a casa directamente, puesto que ustedes saben qué los espera allí. La mayoría de los hombres probablemente se detendría a char¬ lar un rato en el bar. Sra. Jones: Ninguno de nosotros bebe, pero la idea de huir se me pasó por la cabeza. De Shazer: Y nos sorprende también, Sra. Jones, que no haya ido a reunirse con él en el bar. Además, nos sorprende que tú (dirigién¬ dose a Robert) hayas manejado tan bien el episodio con los agentes de policía. Recuerdo que cuando tenía tu edad me sentía muy fasdiado por los policías, y creo que entonces habría perdido los estri¬ bos. Hemos reflexionado mucho acerca de la situación de ustedes, y les voy a leer las ideas que se nos ocurrieron. Sabemos que les gustaría que la (pausa) Sra. Jones deje de estar malhumorada y (pausa) deje de gritarle a Bob (pausa), pero entendemos que no sería sensato aplicar esa idea ahora, porque ustedes necesitan seguir enseñándole a Bob a hacerse responsable de sí mis¬ mo (pausa), y ésa es la mejor manera que han encontrado. Si ocurriera que la (pausa) Sra. Jones deje de gritar inmediatamente, eso po¬ dría trastornar el equilibrio de la familia en algún sentido.
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PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
Y sabemos que a veces a usted le gustaría (pausa) Sr. Jones, convertirse en un Al Capone (pausa), pero pensamos que si hiciera eso, podría trastornar el equilibrio de su familia: ni a su esposa ni a su hijo les gustaría el asunto. Creemos que usted necesita seguir actuando como un "tipo fuerte pero callado", porque ni Bob ni su esposa querrían que usted se la pasase gritando la mayor parte del tiempo ni que usted pretendiera (pausa) Sr. Jones, convertirse a menudo en un Al Capone. Nos damos cuenta de que tú estarías en mejor situación si consiguieras (pausa) Bob, adoptar una mejor actitud (pausa), dejar de maldecir y (pausa), dejar de refunfuñar en voz baja. Pero los adolescentes —como tú— necesitan rebelarse de algún modo, por ejemplo negándose a levantarse de inmediato a la mañana. La vida sería más fácil para ti si pudieras (pausa) Bob, levantarte de la cama cuando te llamen (pausa) y si lograras nuevamente (pausa) acudir a cenar cuando te llamen, pero en ese caso es muy probable que tus padres se desconcierten y se pregunten con qué habrás de salirles más adelante. Creemos que ya les causas bastantes dolores de cabeza ahora, sin necesidad de agregar a esto el (pausa) levantarse rápido a la mañana y el (pausa) ir a la mesa no bien lo llaman a uno. Así que, a esta altura, creo que debemos ser muy, pero muy precavidos en lo que respecta a cambiar las cosas; hay que avanzar muy pero muy lentamente. Nos gustaría que se llevasen estas copias, las leyeran una o dos veces antes de la próxima sesión y reflexionasen sobre esto.
ESTUDIO POSTERIOR
Se observó que la Sra. Jones asentía varias veces con la cabeza en la parte del mensaje que le concernía, sobre todo hacia el final, cuando el equipo recurrió a una frase que ella misma había usado: "Trastornar el equilibrio de la familia". Tanto ella como su esposo asintieron con la cabeza y se sonrieron cuando se sugirió que el Sr. Jones tal vez debería pasársela gritando casi todo el tiempo. En la parte correspondiente al padre, se pudo apreciar que Bob se contorsionaba, especialmente en las dos oportunidades en que se hizo referencia a "Al Capone". En la parte correspondiente a Bob, éste asintió con la cabeza ante las tres sugerencias contenidas en la primera oración, y volvió a hacerlo cuando fueron repetidas. También los padres asintieron mientras se leía esta parte del mensaje destinada a Robert. El equipo supuso que estas sugerencias intercaladas serían efica-
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FAMILIA
JONES
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ces a raíz del isomorfismo entre el mensaje y las pautas familiares tal como el propio equipo las había descripto. Construido sobre la base de esta técnica de intercalación, el mensaje resultaría conocido para la familia, y en consecuencia mostraría que el equipo está cooperando con la modalidad de cooperancia que había expuesto. Cada una de las sugerencias efectuadas apuntaba a las quejas presentadas por la familia Jones en las tres sesiones. El equipo previó que la familia informaría sobre algunos cambios respecto del despertar de Robert, de la cena y del griterío que imperaba en el hogar. También pronosticó que, en el intervalo previo a la próxima sesión, el Sr. Jones iniciaría alguna acción más enérgica en algún aspectos de su vida. Como la meta de la familia era "cambiarlo todo", el equipo quería decidir en qué momento se pondría fin a la terapia. En caso que esta intervención lograse modificar las áreas de conducta motivaron la consulta, dichos cambios podrían ser señales suficientes de progreso.
SESIÓN 4
En esas dos semanas, sólo debieron llamar a Robert por la ..na en una sola oportunidad, y en tres ocasiones ya estaba despierto cuando lo fueron a llamar. Todos los días se hizo la cama. Salvo una ocasión, el resto de los días no fue menester llamarlo a comer más que una vez. La madre manifestó sentirse menos malhumorado. Una noche, Bob pidió un permiso especial para salir con sus amigos después del horario de clase y quedarse mucho más tarde de lo que sus padres habitualmente le permitían. En el pasado, con frecuencia sucedía alguna de estas dos cosas: o bien Robert conseguía persuadir a sus padres de que lo dejaran salir, o lograba dividirlos y se iba sin su permiso. Esta vez, sus padres "hicieron causa común y no se dejaron convencer ni dividir: Robert se quedó en casa, por más que refunfuñó y maldijo largo rato. Un día, el padre se quejó de que Bob había estado ejecutando música a demasiado volumen, y de que ya lo había soportado durante dos horas y no estaba dispuesto a aguantarlo más. Bob s.. a disminuir el volumen o a dejar de tocar. Sam lo golpeó por .. ra vez en varios años, y al poco rato Bob dejó de tocar música .... los padres, esto había sido una falla, porque Bob no había acatado de inmediato la orden que le impartió su padre; por su parte no vinculaba para nada el hecho de haberle pegado a Bob con el
PAUTAS DE TERAPIA FAMILIAR BREVE
sultado obtenido. No obstante, no era esto lo que más preocupaba a los esposos a la sazón. La cuarta, sesión estuvo dedicada principalmente a examinar el ....... de que, se le comprase una escopeta. El padre estaba fir.......... acceder a este pedido, porque tanto a él co¬ .......... preocupaba el mal uso que podría dar Roberto al .... dijo que estaba seguro de que en una hora y media lo¬ graba convencer a su padre. La Sra. Jones comentó que así sucedía habitualmente las cosas: a la larga, Bob o persuadía a su padre, o en caso contrario la persuadía primero a ella y luego ambos sumaban fuerzas para persuadir al Sr. Jones. PAUSA PARA LA CONSULTA
El debate sobre la escopeta fue el primer informe claro sobre una pauta específica que involucraba a los tres integrantes de la familia. Todos ellos concordaron en que era muy probable que esta historia se repitiese, y para el equipo esta pauta era clave con respecto a la situación. En consecuencia, resolvió modificar su desenlace. De acuerdo con el estilo de esta familia, sugeriría una tercera alternativa, a mitad de camino entre las dos que la familia había predicho. TRANSMISIÓN DEL MENSAJE
De Shazer: Bueno, estamos todos realmente sorprendidos y complacidos de su determinación (dirigiéndose al Sr. Jones) de proteger ........ el domingo [día en que había acontecido el incidente con la ...), y de que no tratase realmente de convertirse en un Al Capone aunque en su fuero íntimo, una parte suya lo quisiera—. también estamos sorprendidos de que usted, Sra. Jones, haya sido mantenerse al margen, tan bien como lo hizo; esto es realmente
positivo.
Ha sido un gran gusto para nosotros enterarnos de que tú (dirigiéndose a Robert) limpiaste tu bicicleta y la de tu padre sin que nadie te lo pidiera. Ahora bien, tenemos algunas tareas para el hogar. Con respecto a ustedes, Bob y papá, queremos que en algún momento antes de nuestro próximo encuentro, Bob pase una hora y media tratando de convencerlo a papá sobre ese asunto de la escopeta. En todo ese período, mientras ellos están empeñados en esto, sugerimos que usted (dirigiéndose a la Sra. Jones) salga a dar un paseo o algo por el estilo; deje que ellos manejen este asunto. Hemos hecho algunas apuestas al respecto, pero no todos opina-
LA FAMILIA JONES
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mos lo mismo, así que no sé (pausa). Algunos apostaron que usted (dirigiéndose al Sr. Jones) va a ceder, otros apostaron que no va a hacerlo; la tercera apuesta es que usted (dirigiéndose a la Sra. Jones) ayudará a Bob para que convenza a su papá. Así que... la próxima vez veremos quien gana. ESTUDIO POSTERIOR
En este momento, el pronóstico del equipo era que el papel de Al Capone cumplido por el padre era lo suficientemente fuerte como para que adhiriera a la nueva alternativa: no ceder. Las otras dos opciones eran los desenlaces predichos por la familia. Al enunciar las tres opciones, el equipo cooperaba con cualquier respuesta de la que pudiera dar cuenta la familia más adelante. Comentario. Es interesante advertir que en esta sesión la familia pareció volverse más específica. El equipo debe presumir que la intervención de la sesión previa tiene algo que ver con este cambio, asi como con los cambios sobrevenidos en el despertar de Bob, en la cena y en el griterío imperante en la casa. Como reacción frente a este cambio de la familia, el equipo se amolda y le encomienda una tarea concreta. Vale decir, cuando el informe de la familia indica que ha dado una respuesta concreta frente a una tarea vaga, el equipo pasa a un tipo de indicio más concreto. En esta maniobra, el equipo se guía por el carácter circular del árbol de decisiones (capítulo 4), Como el diseño de las intervenciones se basa en los conceptos concurrentes de cooperancia e isomorfismo, es posible describir esta variación como un método para asegurarse de que dicho diseño sea isomorfo. Al pedir a la familia que siga con su pauta habitual y sugerirle un nuevo desenlace, el equipo utiliza este nuevo desenlace sugerido a fin de crear un ángulo diferente. Así, Bob puede captar la idea de que su padre no se dejará persuadir en la cuestión de la escopeta; el padre captará la idea de que no tiene por qué ceder en ese asunto, y la madre puede captar la idea de que quizás el padre no se deje convencer. De este modo, puede surgir una nueva pauta. SESIÓN 5
(La Sra. Jones telefoneó antes de la sesión para comentar que estaba enferma, y preguntar si podrían asistir solamente Bob y su padre.) El Sr. Jones no había cedido en la cuestión de la escopeta, y ahora Robert ni siquiera estaba seguro de que quisiera tener una. Por lo
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tanto, no perdió tiempo en tratar de convencer a su padre. A su vez, el Sr. Jones estaba persuadido de que no se dejaría convencer. En el intervalo de tres semanas transcurrido desde la sesión 4 continuaron los cambios que ya habían sobrevenido en el despertar matinal, la cena y el griterío. El conductor manifestó su inquietud acerca del nuevo motivo de preocupación que, luego de esto, encontrarían los padres. El Sr. Jones dio la respuesta: los estudios de Robert. Ambos pasaron la mayoría de esta sesión hablando sobre cómo le iba a Robert en la escuela. El Sr. Jones emitió sus opiniones con mucha firmeza..
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JONES
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ran, (pausa) mamá y papá, convertirse en Bonnie y Clyde... ya que esto cambiaría las cosas demasiado rápido y realmente podría .... tornar el equilibrio de la familia. 3) Respecto de tus maldiciones y refunfuños en voz baja, Bob, probablemente sea una buena idea .. el momento, ya que te ayuda (pausa) Bobby, a no perder los estri¬ bos. Tú podrías, (pausa) Bobby, dejar de maldecir y refunfuñar en voz baja, pero en tal caso probablemente perdieras los estribos con más frecuencia. Tenemos copias de todo esto para ustedes. ESTUDIO POSTERIOR
PAUSA PARA LA CONSULTA
Teniendo en cuenta la inquietud manifestada por la Sra. Jones en torno de los "secretos", el equipo entendía que haber enviado a su marido y a su hijo a la sesión sin concurrir ella era una señal de progreso: confirmaba que las percepciones de la Sra. Jones estaban cambiando, y en consecuencia, era capaz de actuar de otro modo. Aparentemente, el mensaje escrito anterior había sido muy eficaz; a raíz de esto y de la preocupación de la Sra. Jones por los secretos, el equipo entregó otro mensaje escrito. TRANSMISIÓN DEL MENSAJE
DeShazer. Hemos vuelto a reflexionar acerca de todas estas cosas, y tenemos otro mensaje para ustedes. Pensando y repensando en lo ocurrido en nuestro último encuentro, hay varias cosas que nos inquietan: 1) Con respecto a ti, Bob, nos inquieta que te hayas levantado siempre de la cama al primer llamado en dos semanas enteras, que ahora ya son cinco; no queremos que ustedes (los padres) tengan que cargar con la preocupación adicional de no saber con qué habrá de salirles Bob más adelante. Por el mismo motivo, respecto de ustedes (los padres) nos inquieta que hayan tenido que llamar a Bob sólo una vez para cenar, cada día; 2) Nos desconcertó el trabajo de equipo que realizaron ustedes cuando hicieron causa común para no otorgarle a Bob el permiso especial que les pidió para salir esa noche. Lo mismo que a Bob, nos preocupa que ustedes dos pretendan convertirse en Bonnie y Clyde -que, como ustedes saben, se hicieron famosos por la forma en que trabajaban en común como equipo—.* No creemos que ustedes quie* Alude a la película cinematográfica homónima (Bonnie and Clyde), sobre una pandilla de delincuentes norteamericanos de la década del treinta. [T.]
El equipo pronosticó que los padres harían más "trabajo en equipo", que Bob maldeciría y refunfuñaría menos en voz baja, y que continuarían los cambios ya iniciados. El equipo resolvió retomar la técnica vaga de la intercalación, puesto que el informe de la familia sobre la tarea anterior había sido poco claro. Si bien el Sr. Jones todavía no se había dejado convencer en lo tocante a la escopeta, lo cierto es que. Bobby tampoco se esforzó realmente por lograrlo. Ahora bien, como por el comportamiento de Bobby podría inferirse que, según él, el padre no se quería convencer para comprarle la escopeta, el equipo podía conside¬ rar que su intervención había sido exitosa. Predijo que Bob renovaría sus empeños para persuadir al padre a que le comprase la escopeta. La intervención anterior había tenido tanto éxito como pudiera tenerlo cualquier intervención proyectada para surtir efecto durante el intervalo entre dos sesiones: en ese intervalo, lo cierto es que el padre no había sido convencido por Bob. SESIÓN 6
Bob fue calificado con "distinguido" en cuatro de las materias del colegio, y también en conducta en todas ellas menos una, en la que obtuvo un "sobresaliente". De Shazer: Lo creo, pero no lo entiendo. Esto podría constituir un verdadero problema. Ahora ellos (los padres) esperarán que te saques distinguido y sobresaliente todo el tiempo, y esto podría realmente trastornar el equilibrio de la familia. El conductor sugirió que tal vez el boletín de calificaciones de Robert fuera el "elemento" que trastornaba el equilibrio. El padre coincidió en que la conmoción que les produjo ese boletín podría
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..... retornado el equilibrio en un sentido desfavorable, aunque también coincidió con su esposa en que era posible que sobreviniera un cambio favorable. La familia informó que continuaban los cambios, entre ellos una disminución de la cantidad de maldiciones y refunfuños en voz baja de Robert. El Sr. Jones inquirió cómo habrían de zanjar la cuestión de las apuestas, ya que el desenlace no concordaba con ninguna de ellas: Bob se las había ingeniado para que uno de sus tíos le comprase la escopeta. Los dos padres estaban inquietos por esto, pero hicieron causa común y fijaron ciertas reglas específicas; si Bob llegaba a violar alguna de ellas, aunque sólo fuese en una oportunidad, le quitacían la escopeta. PAUSA PARA LA CONSULTA
Para el equipo, estos resultados seguían siendo una respuesta vaga. Bobby parecía convencido de que no era capaz de persuadir a su pa-re de que le comprase la escopeta, y seguía sorteando la cuestión. por otro lado, los padres aunaron fuerzas y establecieron reglas fir¬ mes y concretas sobre el uso del arma. El boletín de calificaciones era un indicio sugestivo de que se estaba produciendo un cambio importante en el sistema familiar. El comportamiento de Bob en el colegio parecía indicar una modificación en sus percepciones, y tanto los padres como las autoridades escolares tenían que responder frente a ese cambio. TRANSMISIÓN DEL MENSAJE
De Shazer: Creemos que actuaron con sensatez al tratar de avanzar lentamente en la cuestión de la escopeta, en lugar de convertirla en un gran problema, porque eso habría trastornado el equilibrio en la dirección errónea. Algo que nos impactó fue que ustedes (los padres) prosiguiesen con su gran proyecto de modificar el equilibrio de la familia. Continuaron pensando mucho acerca de esto, según colijo. Además, debemos seguir advirtiéndoles que no deben apresurarse. Por cierto nos ha impresionado, Robert, que tú fueras lo bastante astuto para ocultar tu inteligencia hasta ahora, y además nos impresionó que no hayas tenido hasta el momento buenas calificaciones en conducta, ya que habría sido realmente difícil responder a tan altas expectativas. Ahora bien, sabemos que ustedes dos (los padres) están interesados en modificar este equilibrio en un sentido favorable. Creemos
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que deben conversar sobre esto y decidir cuándo habrá llegado el momento oportuno para hacerlo, de modo tal de no trastornar el equilibrio en un sentido desfavorable. Por ejemplo, creemos que tú (Robert) en algún momento vas a utilizar mal el arma, y entonces ustedes deben planear cómo enfocarán la cosa. Sugerimos que lo hagan durante un paseo a solas, o al menos que se aseguren de que sus charlas no sean escuchadas por Bob. ESTUDIO POSTERIOR
El equipo predijo que los padres continuarían trabajando de consuno y que en algún momento del intervalo hasta la próxima sesión (un mes) Bob haría algún uso equivocado del arma. También predijo que los esposos se mantendrían firmes en la cuestión del arma cuando Bob la usase mal, y que seguirían adhiriendo a los cambios efectuados. SESIÓN 7
De Shazer: Han pasado ya varias semanas desde que Bob sacó esos distinguidos y sobresalientes en conducta; ¿esto no habrá trastornado las cosas? Es algo que nos ha preocupado mucho. Sra. Jones: Parece ser que van a ponerlo en un curso de mejor nivel. De Shazer: Así que esto puede trastornar el equilibrio en el colegio, en lugar de hacerlo en casa. Sr. Jones: Nunca se me ocurrió eso, pero es una posibilidad real. A continuación la Sra. Jones describió su "trabajo en equipo" con el marido, y dijo que Bob no había hecho ningún uso equivocado de su escopeta durante todo el mes. Ella tuvo que gritarle menos, y creía que también Bob estaba maldiciendo y refunfuñando menos. Proseguían los cambios sobre los que habían informado en la sesión anterior. PAUSA PARA LA CONSULTA
En la sesión anterior el equipo había tenido el pálpito de que ésta sería la última, y así quedó confirmado: la familia parecía conducirse en forma diferente y saber manejar esas diferencias. El equipo resolvió terminar la terapia suministrando algunos indicios más. Debía recordarse que la familia Jones pretendía que "nada quedase igual". En consecuencia, tal vez percibiera los cambios des¬ criptos como insignificantes, por más que desde la perspectiva del
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equipo eran significativos. Era necesario que transcurriese más tiempo para ver si, a la larga, los esposos Jones llegaban a percibir esos cambios como significativos.
CAPITULO
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TRANSMISON DEL MENSAJE
De Shazer: Bueno, hemos estado pensando en todo esto y recordando que cuando ustedes vinieron aquí, los tres declararon que no querían que nada siguiese igual. Lo cual es una especie de "misión imposible". Y, por supuesto, Bob va a seguir maldiciendo y refunfuñando, ya que así lo hacen la mayoría de los muchachos de su edad, y nosotros creemos que esto evita que pierda los estribos más a menudo. En tanto y en cuanto él siga maldiciendo y refunfuñando, no hay peligro de que ustedes dos tengan que aprender a convivir con un santo. Están en lo cierto al pensar que me sentí realmente conrnociona¬ do por las calificaciones de Bob; todos nosotros nos conmociona¬ mos. Temíamos que esto pudiera trastornar las cosas en el hogar. Y tal vez no sea así. Lo que podría ocurrir es que trastornase las cosas en el colegio, pero todavía no lo sabemos. Así que, a esta altura, nos gustaría sugerirles que nos detengamos aquí y veamos cómo siguen las cosas. Háganme saber si en el hogar el equilibrio se trastorna en un sentido desfavorable. Quizá hemos contribuido a que ustedes cambien demasiadas cosas; simplemente tenemos que esperar y ver qué ocurre. Tal vez debamos esperar para ver cómo andan, la próxima vez, las calificaciones. SEGUIMIENTO
Seis meses después, la familia no había llamado aún. Se tomó contacto con ella y pudo saberse que las calificaciones de Robert se habían mantenido altas durante otros dos períodos lectivos, y que no había hecho en el ínterin ningún uso erróneo de la escopeta. Todos los cambios sobrevenidos en el curso de la terapia se habían mantenido. Al iniciar el nuevo año lectivo, Robert fue ubicado en una clase de mayor nivel y, según el psicopedagogo de su escuela, seguía desempeñándose bien. Tanto en aplicación como en conducta sólo sacaba "distinguidos" y "sobresalientes".
COMPLEJIDAD
En capítulos anteriores hemos utilizado diversas herramientas descriptivas a fin de explicitar la teoría binocular del cambio y los métodos empleados para instrumentarla. Las múltiples explicacio¬ nes y descripciones de los mismos procesos se atienen a la noción de Bateson según la cual dos (o más) descripciones de los mismos pro¬ cesos suministran una mayor profundidad, una suerte de "adicional". Confiamos en que este adicional sea un conjunto de ideas útiles so¬ bre la terapia familiar y los procesos de cambio. A medida que se desarrolla la terapia con cada familia, pareja, e individuo, cualquier mapa o diagrama empleado es útil —mejor dicho, todos ellos lo son—. Los diagramas de la teoría del equililibrio (capítulo 6) ayudan al terapeuta a focalizar la terapia de manera de orientarla hacia una meta. Sólo teniendo en cuenta estas metas, pue¬ den el terapeuta y la familia saber que la terapia ha tenido éxito. Aun cuando la familia sea incapaz de centrarse en metas o de formularlas, el terapeuta debe tenerlas presentes para impedir que la terapia ande a los tumbos. Los dos casos presentados en el capítulo 5 y el caso presentado en el capítulo 8 ejemplifican el método de terapia familiar breve tal como se lo utiliza con familias o (sub) temas confusos, que no pueden focalizarse en torno de metas con¬ cretas o específicas. El diagrama de reencuadre (capítulos 3 y 5) puede contribuir a que el terapeuta describa lo que sucede de modo de desarrollar un ángulo diferente que se necesita para el cambio. Aunque ésta es una técnica primordial usada "detrás de la pantalla", también puede em¬ pleársela para describir cómo se inicia el proceso de reencuadre-trans¬ formación (representado por las líneas discontinuas en los diagra¬ mas de la teoría del equilibrio). Si bien es posible combinar de este
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modo los diagramas, esta complejidad puede resultar confusa y no provechosa. Tal como actualmente se practica la terapia familiar breve, ambos aspectos de la situación descriptos con estas herramientas son simultáneos. No obstante, para poder describir un proceso complejo debe trazarse un límite metodológico en algún lugar. Im----a recordar que entre estas dos técnicas de diagramación no existe una relación excluyente, del tipo "o esto... o aquello", sino más bien una relación del tipo "tanto esto... como aquello". La separa¬ ción es indispensable para que la descripción sea clara. Pero aquí no acaba la complejidad. El árbol de decisiones (capítulo..) permite al terapeuta centrarse mejor en la naturaleza interaccional del suprasistema. El informe de la familia sobre su respuesta una comunicación sobre su modalidad de cooperancia. Vale decir, en una terapia orientada hacía una meta o hacia el cambio, la secuencia "intervención-informe sobre la respuesta-intervención, etc.", le dice al terapeuta qué grado de eficacia y utilidad tiene lo que ha hecho. Así pues, esta herramienta descriptiva es utilizada en forma simultánea con los diagramas de la teoría del equilibrio que describen la meta y con los diagramas de reencuadre que describen a la familia desde un ángulo diferente. Nuevamente, no se trata de elegir tal o cual diagrama, sino más bien de que los tres diagramas sirven, combinados, para orientar el empeño terapéutico. Desde luego, por el mismo motivo metodológico o descriptivo se presentaron aquí en forma separada los conceptos concurrentes de isomorfismo y cooperancia. El instrumento de la diagramación, cuyo fin es operacionalizar estos conceptos, trasunta que su naturaleza es del tipo "tanto esto... como aquello". Puede comprobarse que ambos conceptos se aplican en cada uno de los mensajes descriptos en la casuística. La relación entre ambos es una relación del tipo "más de esto... menos de aquello", y no una relación del tipo "o esto o aquello". En los ejemplos de los capítulos 5 y 8, el proceso de diseño de la intervención está basado primordialmente en el concepto de isomorfismo, o sea, la singular modalidad de cooperancia de la familia, tal como la expone ante el equipo, no indica que las tareas sean útiles pura promover el cambio; por consiguiente, el equipo debe confiar en mayor medida en sus descripciones de las creencias que la familia tiene acerca de sí misma (sus encuadres), que describirá desde un ángulo diferente al diseñar la intervención. Análogamente, cuando la modalidad de cooperancia de la familia, tal como es expuesta ante el equipo, incluye la realización de tareas (en forma literal, modificada u opuesta), para el desarrollo de sus
COMPLEJIDAD
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intervenciones el equipo confiará en mayor medida en el concepto de cooperancia (véanse los casos de los capítulos 4, 6 y 7). Estos procesos de cambio "orientados hacia la tarea" y las correspondientes intervenciones se fundan también en el concepto de isomorfismo. La tarea debe elaborarse sobre la base de la descripción isomorfa que ha hecho el equipo de la secuencia de conductas, y el elogio que la precede debe ser lo suficientemente isomorfo, como para instar a que se desarrolle la "disposición afirmativa". En suma, el concepto de cooperancia guía el proceso de cambio orientado hacia la tarea. En estas circunstancias, el reencuadre suministra la noticia de una diferencia que posibilita el nuevo comportamiento instigado por la tarea. Este nuevo comportamiento es más focalizado a raíz de la propia tarea, y está orientado en forma más directa hacia la meta. El concepto de isomorfismo preside este "proceso de cambio de orientación perceptual"; vale decir, el reencuadre ofrece noticias de una diferencia, y la prueba conductal de esto (un cambio en la conducta) es más aleatoria. Tanto las herramientas descriptivas como las técnicas de diseño de la intervención y el método para transmitir el mensaje terapéutico (en dos partes: el elogio y el indicio), todo ello refleja la compleja naturaleza de la concepción ecosistémica. Las descripciones y explicaciones múltiples en diversos niveles son indispensables al abordar sistemas circulares. Y como el ecosistema es circular, también debe serlo el esquema conceptual. Este énfasis no es exagerado: ninguna de estas descripciones, explicaciones o métodos puede hallarse en una relación del tipo "o esto... o aquello" con otras descripciones, explicaciones o métodos. No se puede pasar de la paranoia del "o esto... o aquello" al "más o menos" de las relaciones de tipo "tanto esto... como aquello" del ecosistema racional, sin que sobrevengan en los valores los cambios más radicales, que podamos concebir... más radicales incluso que lo que actualmente somos capaces de imaginar (71, pág. 228). Toda esta complejidad refleja la índole de los sistemas, o ecosistemas, y la naturaleza multicausal del cambio estructural que se produce en ellos. Como el cambio en una relación de un sistema afecta todas las demás relaciones, y el cambio en un elemento afecta todos los demás elementos, el método utilizado para promover el cambio terapéutico tiene que ser forzosamente complejo. Si se aprecia la "comunicación" existente entre los diversos planos del sistema (cog¬ nitivo, conductal, etc.), se vuelve patente la necesidad de conceptos
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