Correspondencia Santiago Vidaurri – Pedro Hinojosa 1855 - 1864
Leticia Martínez Cárdenas Compilación Monterrey, N. L., febrero / 2000 Serie: Archivo Santiago Vidaurri 3
GOBERNADOR DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN Fernando de Jesús Canales Clariond
SECRETARIO SECRETARIO GENERAL DE GOBIERNO José Luis Coindreau García
SUBSECRETARIO SUBSECRETARIO DE ATENCIÓN AL CIUDADANO Jorge Maldonado Montemayor
DIRECTORA DEL ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO Leticia Martínez Cárdenas
Primera Edición, febrero / 2000 Derechos reservados conforme conforme a la l a ley Gobierno de Nuevo León
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017 M385p Martínez Cárdenas, Leticia (comp.)
Para Efectos de la Guerra. Correspondencia Santiago Vidaurri – Pedro Hinojosa 1855 – 1864 / Leticia Martínez Cárdenas. Compilación. —Monterrey, N.L.: A.G.E.N.L. 2000. 255p. (Serie: (Serie: Archivo Archivo Santiago Santiago Vidaurri 3)
ÍNDICE GENERAL
Prólogo………………………...………….
I
Contenido…………………………………
1
Índice Onomástico………………………... Onomástico…………… …………... 239 Índice Geográfico………………………… Geográfico…………… …………… 247 Bibliografía………………………………... 253
Originario
de Matamoros, Tamaulipas, Pedro Hinojosa nació en 1820 e ingresó al ejército en 1840. Durante los primeros dos años se fogueó en la persecución de filibusteros texanos que asolaban la región y en la invasión americana, tomó parte en las acciones de San Antoñito y en la defensa del puerto de Matamoros. Siendo comandante militar de Tampico, en 1855, se adhirió al Plan Restaurador de la Libertad, emitido por Santiago Vidaurri. A finales de 1856 se sumó al movimiento que encabezó Eulogio Gautier, para desconocer al gobernador Juan José de la Garza, por considerar a su administración, perjudicial para el bien público. Debido a la presión política del grupo Gautier, De la Garza renunció dos meses después y para sustituirlo, fue nombrado [desde México] el general Tomás Moreno, quien envió al ya coronel Pedro Hinojosa, a las órdenes del general Santiago Vidaurri. I
A partir de este momento la relación de estos dos personajes se acrecentó hasta convertirse en una franca y leal amistad que perduró hasta la muerte de Santiago Vidaurri. Bajo el mando del general Juan Zuazua, Hinojosa fue enviado a Zacatecas para hacerse cargo de los batallones Unión y Tanzahuites. Por sus méritos en campaña, el ministro de Guerra y Marina, José María García, le confirió en 1859, el nombramiento de general en jefe de las fuerzas de Zacatecas. Su activa participación durante los conflictivos tres años de la guerra de Reforma; se vio retribuida por el Presidente Juárez que le otorgó en 1861, la cartera de Guerra y Marina, pero las intrigas palaciegas pronto dieron fruto y el cargo que inició el 31 de diciembre terminó el 2 de mayo de 1862, sustituyéndolo el eterno enemigo de Vidaurri: Miguel Blanco; como consuelo fue designado gobernador y comandante militar del 2° distrito del estado de Hidalgo, desde donde siguió dando parte de todos sus movimientos, al gobernador nuevoleonés. La influencia política de Vidaurri, se constata en la carta 5328, en la que comenta a Hinojosa que escribirá al señor Doblado, para que al separarse de Tamaulipas, el señor Comonfort, le encargue a usted la comandancia del estado de Tamaulipas, lo que se verificó poco después.
En octubre de 1863, Hinojosa se trasladó al norte de Coahuila, con la encomienda de Santiago Vidaurri, de sofocar la rebelión de los disidentes del rancho de Matamoros, que como colonos establecidos en Vega de Marrufo, habían formado una nueva congregación que llamaron Matamoros, en terrenos limítrofes con el estado de Durango, que II
pertenecientes al terrateniente Leonardo Zuloaga, que a su favor alegó poseer los títulos de propiedad. La insurrección tomó tales proporciones que Hinojosa se vio obligado a pedir la intervención tanto del gobernador de Durango, José María Patoni, como la del mismo Vidaurri. Este conflicto que pudo ser arreglado de manera pacífica, demoró más de cinco meses, ya que poco a poco tomó un cariz de tinte político. Para menguar el poder político y militar de Vidaurri y siendo Hinojosa uno de sus más avezados generales y amigo personal, fue conminado por el ministro de Guerra y Marina, Ignacio Suárez Navarro, a retornar a la capital, con el pretexto de emplearlo como correspondía a sus merecimientos; orden que Hinojosa cuestionó ante Vidaurri ya que si lo lo habían mandado mandado a la frontera norte era porque no tenían voluntad para emplearme ¿no le parece a usted singular que hoy pretendan emplearme?
José María Patoni, al mismo tiempo que a Vidaurri le manifestaba su ayuda y apoyo para detener a los disidentes que pretendieran cruzar los limites a su Estado, se carteaba con el Presidente Juárez para, de común acuerdo, alargar el conflicto y mantener a Hinojosa alejado de Vidaurri. Vidaurri e Hinojosa, tarde se dieron cuenta de la maquinación urdida desde México; la carta de Hinojosa, en febrero de 1864, es más que elocuente Patoni no ha hecho otra cosa que engañarnos con mentirosas palabras, sin que hasta ahora, sus fuerzas sirvan de nada , y la de Vidaurri Patoni nos engaña y me confirma el considerar que todo el movimiento de los de Matamoros, viene del Presidente, pues si Jiménez [gente de Patoni] III
apoya a los bandidos, no lo haría sin la protección de Patoni, ni éste fallándole la autorización del gobierno.
Ante la inminente llegada del gobierno juarista, Vidaurri ordenó a Hinojosa regresar de inmediato, pero el mal tiempo tomó parte en la historia, con el resultado que todos conocemos. Quiero agradecer a Patricio Milmo y a Gloria Salinas Hinojosa, el haber facilitado al Archivo General del Estado, la carta que ensegui- da se transcribe y que muestra el perfil humano de un señor de la milicia como lo fue el general Pedro Hinojosa. Carta del general Slaughter, México, July 10 de 1867 Mi estimado amigo: Antes de recibir ésta, los periódicos informarán a usted de la muerte de su padre, y de mi buen y firme amigo don Santiago Vidaurri. Ahora es mi penoso deber informarle sobre los pormenores de este triste suceso. Cuando entraron los liberales a esta ciudad, el 21 del pasado, el señor Vidaurri, se determinó buscar refugio, entre tanto podía salir del país. En la mañana del día 8 fue descubierto en casa de un americano llamado Wright, a cuya casa fue llevado por el señor Taylor, quien usted conoce y conducido a la Diputación. Al instante de saber su arresto fue a ver al cónsul americano, para procurar su apoyo, con el fin de conseguir que fuese juzgado siquiera, el cónsul se negó a tomar parte alguna, entonces fui a buscar al general Hinojosa, y fuimos ambos a ver al general Díaz, más nuestros ruegos y súplicas para que fuese juzgado fueron inútiles. En vano le hice ver la crueldad de poner en práctica la orden dada ya, haciéndole ver que ya la guerra se acabó, y que por lo mismo debe reinar la clemencia; todo fue inútil, así es que salimos Hinojosa y yo, y fuimos a ver a nuestro antiguo y buen amigo, siendo ya la una del día, le encontramos en la iglesia con IV
algunos amigos fieles. Cuatro centinelas guardaban la puerta. Se levantó al vernos, para saludarnos con su habitual sonrisa agradable, y sin estar desconcertado en lo más mínimo, nos abrazó; notando que de los ojos de Hinojosa caían lágrimas, le puso la mano en su hom- bro, diciéndole: mi querido Pedro, hace mucho que conocí que tenía usted un corazón noble . Le manifestamos nuestra entrevista con Díaz, y la ninguna espe- ranza que existió. Nos contestó que había sidole entregado una de la orden para su ejecución para las cuatro de la tarde; dijo que Wright le había vendido, que le había pedido 5000 cinco mil pesos, que le había dado algo, que la tarde anterior sintió que estaba vendido y hubiera salido de la casa, sino temía que los policías estaban cuidándola, que frecuentemente suplicó a Wright, para avisarme que deseaba hablarme, que se negó a hacerlo, pretex- tando que no convenía que yo me presentara en su casa. Me preguntó si sabía en donde estaba usted, y le dije que en Brownsville. Le pregunté si deseaba ver ver a Indalecio, que había ha- blado con Díaz sobre ésta, quien me dijo que si Indalecio no tenía empleo efectivo, que no había riesgo para él; después de reflexionar, me dijo que prefería no ver a Indalecio, y encargó que no supiera nada, hasta después de su muerte. Entonces me dijo en donde encontraría el poco dinero que tenía, y me ordenó darle a Indalecio. Dijo algo sobre que había dado dad o a su esposa, espos a, alguna cosa de igual valor; dijo que su consuelo más grande era su convicción de que usted cuidará a su querida hija, y me mandó decirle que sus últimos pensamientos serían para ella. Que pronto estaría ante el Juez Supremo, que confiaba en su decisión, pero que protes- taba contra la orden de ser fusilado, sin ser oído que era una barbaridad que mancharía a su patria. Estaba completamente tranquilo, sin temer la muerte en lo más mínimo, nos pidió que asistiéramos a su muerte. Quince minutos antes de las cuatro, se presentó el padre y nos despedimos de nuestro buen amigo por la última vez, y se despidió de mí con su sonrisa acostumbrada Adiós Adiós general, hasta luego . V
Fuera de la Diputación, había mucha gente y un escuadrón de caballería, nos quedamos afuera, a las cuatro salió con un oficial y un Padre, tenía un pañuelo blanco amarrado sueltamente sobre los ojos, entró al coche y se puso en marcha. Cumpliendo con su su deseo de seguir hasta el fin, seguí el coche, le vi bajar, oí la descarga, su alma voló al cielo. En una esquina del cementerio de San Pablo, descansan los restos de su noble padre y amigo, una losa dice Aquí descansan los restos de don Santiago Vidaurri, antiguo gobernador de Nuevo León y Coahuila, murió el 8 de julio de 1867 , edad 58 . Eramos cuatro los que le acompañábamos en su último viaje so- bre esta tierra, con el Padre y asistentes. Su deseo era, que se lleven sus restos a Monterrey y que él y su amada esposa, sean removidos a la Mesa, y depositado allí, en una capilla modesta y sencilla, que se fabricara, en caso que vuelva a poder de la familia dicha Mesa, y sino, que sea en Monterrey con su esposa, comprando su terreno con este fin. He cortado algo de su pelo, con el fin de mandarlo a usted para su esposa, tan luego como este arreglado el relicario que mande hacer. Ahora es el deber de usted comunicar esta triste noticia a ella, a quien fue dados sus sus últimos pensamientos en este mundo. Que Dios tenga su alma en su santo guardia. Su amigo. James E. Slaughter P.D. Debo decirle que yo tenía arreglado todo para la salida del señor Vidaurri, más se resolvió no salir, hasta después que entrara Juárez. También que el general Díaz, dice positivamente que no fue de- nunciado por Wright, ni por ningún americano. Indalecio está bueno, está en la Enseñanza y espero que estará li- bre en pocos días, se presentó al saber la muerte de su padre. VI
Nada sé de Quiroga. Las acusaciones relativas a Taylor son, en mi concepto falsas.
La vida militar de Hinojosa prosiguió hasta su fallecimiento en su natal Matamoros. Fue comandante militar de los Cantones del norte de Veracruz de 1876-1877; comandante militar de Chihuahua en 1878 y senador por el estado de Hidalgo al XII Congreso de la Unión. De 1879 a 1884 tuvo el mando del Batallón Nacional de Inválidos. Secretario de Guerra y Marina de 1884-1886. Actuó en 1896, como Presidente de la Suprema Corte Militar.
LETICIA MARTÍNEZ CÁRDENAS
VI I
Para Efectos de la Guerra
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Ciudad Victoria, Tamaulipas agosto 28 de 1855 Muy señor mío y respetable jefe: Desde mi llegada a esta ciudad he procurado, de acuerdo con la autoridad política y dando cuenta de mis disposiciones al excelentísimo señor gobernador, expedir las órdenes que he creído convenientes a todos los comandantes de partidas que transitan en los pueblos de este Estado, a fin de que guarden una conducta llena de circunspección y de orden, sin dar lugar a que se repitan las quejas que ya atormentaban demasiado a las autoridades. Hasta hoy, hoy, creo que mis providencias han surtido buen efecto, pues no he tenido el sentimiento de que se haya cometido ningún desmán y espero que así será en lo de adelante. Hace algunos días que me dirigí al excelentísimo señor gobernador, avisándole mi llegada a ésta y los motivos que me obligaban a no continuar mi marcha hasta incorporármele, tal como me lo previno; pero entiendo que su excelencia habrá quedado satisfecho con las causales que le expuse, entre las que figura la escasez de los recursos necesarios que no se me facilitaron, además de habérseme prevenido por el señor jefe político permaneciera en ésta, hasta que el señor gobernador contestara sobre tal providencia, la cual se le comunicó en el acto. Al dirigirme al señor gobernador, quise mandarle las notas que usted me entregó para él y el señor Gautier; pero tuve el sentimiento de no hacerlo, en razón de que habiéndoselas entregado a mi ayudante don Carlos Govela, este novel oficial las perdió y no me comunicó tal falta, hasta que se las pedí para remitirlas. Ya he procedido procedido contra este oficial y suplico a usted se sirva dispensarme una falta que no ha estado en mi mano evitar, sirviéndose si lo tuviere a bien, duplicar dichas notas para que de este modo lleguen l leguen a sus destinos. Espero alcanzar de usted el perdón de esta falta, así como que imponga las órdenes que guste a su afectísimo atento seguro servidor quien besa su mano . [5230] Pedro Hinojosa. 1
Leticia Martínez Cárdenas
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Ciudad Victoria, Tamaulipas agosto 30 de 1855 Mi respetable señor y amigo: Los continuos partes recibidos de las fuerzas que se hallan en observación de Matamoros, relativos a los movimientos que han hecho parte de las tropas que lo guarnecen, me han hecho disponer que marchen a incorporarse con el señor comandante don Guadalupe García, varias partidas, que harán subir su fuerza a más de setecientos hombres, con los que entiendo que les obligará a entrar en quietud a los vanidosos relumbrones que obedecen al más bárbaro y déspota de los militares. Más sin embargo, de todo yo creo que los movimientos ejecutados por Woll, son de acuerdo con las fuerzas de San Luis, para llamar la atención y evitar que se les eche encima toda la fuerza con que se cuenta en Tamaulipas, porque se expondría a que se pronunciara la población que está bien dispuesta para hacerlo. Otro tanto pienso respecto de Tampico, a pesar de que Woll, puede tener el proyecto de querer reconcentrar sus tropas a este último punto, para formar un cuerpo respetable y poder, dejando cubierta la plaza, salir con una fuerza bastante a expedicionar sobre los pueblos del centro que cree absolutamente abandonados. Este pensamiento lo puede realizar, montando muy bien su caballería para que haga una marcha violenta por la costa y embarcar la infantería y artillería para no exponerla, ni a ser batida, ni tampoco a que se le l e disperse. Para evitar cualquier intentona; es bueno ponerse uno en estado capaz de hacerse respetar, y de poder, en caso dado, pelear con todas las probabilidades de un buen éxito, para lo cual no cuento desgraciadamente con los elementos necesarios; pues si bien hay soldados capaces de todo, no tengo las armas necesarias para ponerlos en estado capaz de presentarse a prestar sus servicios, ni cuento tampoco con parque, ni pólvora, para construirlo, todo lo que me hace rogar a usted muy encarecidamente, nos auxilie con trescientos fusiles de bayoneta 2
Para Efectos de la Guerra
y con el parque o pólvora que sea necesario para quinientos o seiscientos infantes, pues como digo a usted oficialmente, no tengo ni el necesario para una hora, obrando sólo con los pocos soldados armados de que hasta hoy puedo disponer. Con el fin de que se le imponga a usted extensamente sobre el estado que guardan estas fuerzas y lo exhaustos que estamos de toda clase de recursos, he dispuesto que pase a ésa, el capitán don Tomás Sierra. Yo se lo recomiendo a usted y de nuevo le suplico nos auxilie con armas y parque, pues soldados tengo muchos y experimentados ya en la pelea. Soy de usted con la mayor atención, su afectísimo amigo y servidor quien besa su mano. [5231] Pedro Hinojosa.
Señor licenciado don Ignacio Galindo Ciudad Victoria, Tamaulipas agosto 30 de 1855 Muy señor mío y amigo: Habiendo recibido varios partes de los movimientos que hace la fuerza de Matamoros, y encontrándonos faltos de armamento y parque, según verá usted por las notas que dirijo al señor general en jefe, don Santiago Vidaurri; he dispuesto que pase a ésa, con objeto de informar largamente a este señor sobre el estado positivo de estas fuerzas, el capitán don Tomás Sierra, que pondrá en manos de usted la presente, y a quien me tomo la libertad de recomendarle con encarecimiento. También recomiendo a usted, y mucho, que haga cuanto le sea posible porque nos auxilien con los pertrechos que solicito; pues carecemos aún de los muy necesarios. necesarios. Mi recomendado impondrá a usted de lo importante que es este auxilio, así como de lo que se aventuraría un hecho de armas, por la falta de los elementos que pido. Espero pues, que usted hará hará cuanto esté 3
Leticia Martínez Cárdenas
de su parte para lograrlo y satisfecho de que así será, desde ahora me apresuro a darle las más expresivas gracias como su afectísimo amigo atento servidor quien besa su mano. [5232] Pedro Hinojosa.
Excelentísimo señor general don Santiago Vidaurri Ciudad Victoria, Victoria, Tamaulipas septiembre dos de 1855 Muy señor mío: Como manifiesto a usted oficialmente, le adjunto la contestación dada por el general Carmona, a la nota que por mi conducto se le dirigió, para que depusiera las armas y entregase todos los pertrechos que están a su cargo. También le incluyo copia de la nota oficial que este jefe me dio, en respuesta a la que le puse, recomendando al extraordinario que condujo el enunciado pliego y de la carta particular que me dirigió, que también va en copia, se impondrá usted del buen trato que se le dio a dicho correo. También manifiesto a usted oficialmente, que mañana emprendo mi marcha con dirección a San Luis Potosí. Potosí. En esta esta ciudad o en cualquiera otra parte, puede usted contar siempre con un fiel amigo y con un soldado dispuesto a cumplir sus prudentes y sabias disposiciones. Supongo que la marcha que se me ordena hacer para el interior, es con objeto de organizar un cuerpo de ejército que lleve en triunfo, hasta el antiguo palacio de Los Moctezuma, el sublime principio principio proclamado por usted. Yo me congratulo al contarme en el número de los soldados del pueblo, a quien toca tanta dicha y puede estar usted seguro que me sacrificaré por hacer respetar a los estados del norte. Adjunto copia de una carta que me dirigió don Antonio González, de Altamira y manifiesto a usted que tanto por ésta, como por lo que algunos amigos me han mandado decir desde 4
Para Efectos de la Guerra
Tampico, todos los ciudadanos de ambos pueblos, están dispuestos a contribuir de un modo positivo a que se realice sin enmienda, el pensamiento de Nuevo León. Según los informes que se me han dado, la guarnición de Tampico, se compone de ochocientos hombres, de los que hay enfermos más de ciento. Usted en vista de todo, podrá desenvolver sus grandes planes sobre dicho puerto, seguro de que en él tendrá muchos y buenos prosélitos. Como mi estado en el interior será por bastante tiempo, suplico a usted reciba la despedida más afectuosa que puede dirigirle un verdadero amigo, pues en este lugar desearé que tenga a su afectísimo atento seguro servidor quien besa su mano. [5233] Pedro Hinojosa.
Señor don Pedro Hinojosa Altamira, Tamaulipas agosto 30 de 1855 Mi querido y fino amigo: He tenido sumo placer al saber se haya usted en ésa y que pertenece usted al ejército libertador del señor Vidaurri: el caudillo a cuyas órdenes milita usted, es el que da y ofrece las mejores garantías al pobre pobre pueblo mexicano. ¡Quiera Dios que logre cumplir en toda su su plenitud tan sanos sanos designios! Eso de que venga abajo el ejército y que los militares no tengan parte ninguna en nuestra composición social ¡qué bueno! ¡qué bravo! ¡qué excelente! Como los empleados en el Estado, todos son veracruzanos, no se les olvide a ustedes echarlos a pasear. Por mi parte, si en algo puedo valer, puede usted contar y librar sus órdenes a su adicto amigo seguro servidor quien besa su mano. Es copia. Antonio González. [5234] Hinojosa. 5
Leticia Martínez Cárdenas
Excelentísimo señor don Antonio de Haro y Tamariz San Luis Potosí, San Luis Potosí Santa Anna de Tamaulipas, septiembre seis de 1855 Después de muchos días de luchar con la irresolución o con los intereses personales del señor general Casanova, y después también de que por esta causa los acontecimientos que ha hecho indispensables la revolución triunfante, no han seguido aquí el orden que era conveniente y nos han criado algunos peligros, era consiguiente que llegáramos a encontrarnos en una mala posición, porque no podríamos considerarnos como parte de ninguno de los cuerpos que luchan por el establecimiento de un gobierno legal y nuestro aislamiento nos ocasionaba mil dificultades. Esto había sucedido en los últimos días, pero ni mis obser vaciones ni la agitación del pueblo, han bastado para decidir al general a dar el paso único que podría salvarnos, que era secundar el plan de que la persona de vuestra excelencia es la garantía, y por fin me ha sido preciso obligarlo de la manera que le informara a vuestra excelencia el señor Manero, a que deje a esta guarnición en libertad de obrar según le convenga, supuesto que el señor general estaba ya resuelto desde mucho antes a separarse del mando. Estoy muy lejos, excelentísimo señor, de creer que el resultado sea debido a mis esfuerzos, ni hago a vuestra excelencia esta reseña porque aspire a nada más que lo que soy, porque conozco mi poca capacidad, muy al contrario le suplico que a la mayor brevedad mande un jefe de la capacidad y energía que requieren la dirección de los negocios de este puerto, porque el señor coronel Mateus, aunque es honrado y de buenos antecedentes, quizá no podrá sobreponerse a las circunstancias. El mismo señor Manero impondrá a vuestra excelencia del estado que guarda hoy esta plaza y los elementos de defensa con que podría contar en caso necesario. 6
Para Efectos de la Guerra
Deseo a vuestra excelencia salud y felicidades y me ofrezco a sus órdenes como su muy adicto seguro servidor quien besa su mano. José María D. y Cosío. Es copia. Tula, Tamaulipas septiembre 12 de 1855. [5235] Hinojosa.
Señor don Santiago Vidaurri Tula, Tamaulipas septiembre 12 de 1855 Estimado amigo: He tenido hoy la satisfacción de interceptar un correo que iba dirigido a San Luis, como digo a usted en mi comunicación oficial. Es en mi concepto, muy digno de notarse que el señor Haro y Tamariz se haya valido de un jefe de la graduación y circunstancias de Manero, para correo; y sospechando yo, que puede llevar comunicaciones secretas, instrucciones verbales tal vez, para ponerse de acuerdo con los señores de San Luis en lo relativo a auxilios mutuos, movimientos combinados, etcétera; me pareció muy conveniente asegurarlo y llevarlo en calidad de detenido hasta Victoria, donde quedará a disposición del señor Garza, que pronto debe llegar a aquella ciudad. Adjunto a usted copias de las comunicaciones oficiales y llamo muy particularmente su atención sobre una carta particular que el coronel Molina dirige a don Valentín Cruz, pues en ella, con toda la sencillez de un niño, manifiesta este señor los verdaderos sentimientos de esta clase de mamíferos no descritos por bufón, que no tienen más patria ni más Dios que su vientre, a nada aspiran, sino a la bona vita y mamazón. 7
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Muy bueno sería que en el periódico de ésa, se publicase íntegra, para que vean los pueblos qué clase de ideas son las que dominan a la mayor parte de los que los han tiranizado. Entre las comunicaciones interceptadas va un estado de la fuerza de Tampico que le remito, también en copia, yendo el original para el señor Garza. Con respecto a armas, nos faltan muchas y espero de su bondad nos remitirá las que pueda. No me extiendo más por no demorar el correo, quedando entre tanto como siempre a la orden de usted, como su afectísimo y seguro servidor quien besa su mano. [5236] Pedro Hinojosa.
Señor don Santiago Vidaurri Tula de Tamaulipas, septiembre 12 de 1855 Estimado amigo: Ayer, en el momento mismo en que recibí el extraordinario que usted tuvo a bien ponerme, me vino otro del señor coronel don Martín Sayas, con una comunicación oficial en que me instaba con exigencia para que con la mayor brevedad pasase con la fuerza de mi mando y que si ésta era causa de que demorase un solo instante, sólo a la Hacienda de Peotillos, donde debía tener una conferencia con el excelentísimo señor don Juan José de la Garza, para arreglar con él, ciertas diferencias que no me comunica; y como el oficial que vino del correo me aseguró, que una fuerza de mil doscientos hombres de San Luis, había salido a atacar las del señor Zuazua, que debían ser auxiliadas por las del coronel Sayas, me encontré en el mayor conflicto para elegir el partido que debía adoptar en circunstancias tan críticas. Yo sabía que a causa de los tratados secretos, que no eran conocidos de la oficialidad y se creían enteramente opuestos a lo que el honor y el deber exigían, había cundido una desmora8
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lización tan espantosa entre la tropa, que amenazaba ame nazaba seriamente una completa desorganización, que yo quería evitar aún a costa de mi sangre. Tenía también conocimiento de que se me llamaba para que echase sobre mí la responsabilidad de romper los tratados, que algunos, a pesar de su nulidad y lo contrario que eran a los intereses más caros del pueblo, no se atrevían a declarar insubsistentes, por escrúpulos verdaderamente pueriles y deseaban sin embargo, su ruptura, pues conocían la alta importancia de esta medida. Se suponía además que por los convenios secretos que repito, eran desconocidos, se había contratado la neutralidad de Tamaulipas, en la sangrienta lucha que se debía empeñar entre el pueblo y el ejército. Esto que no dudé, aunque con alguna festinación, calificar en términos fuertes como es de suponerse, acabó de inclinar la balanza; y a pesar de las órdenes de usted, resolví, arrostrando cualesquiera consecuencia que mi determinación me acarrease, marchar haciendo jornadas dobles a Peotillos, para evitar a toda costa la neutralidad de Tamaulipas, que tanto me irritaba, porque lo diré de una vez, nos cubría de infamia y de baldón. Creí, en una palabra, que Tamaulipas se separaba en un todo de los principios que ha proclamado la revolución, que nuestros hermanos estaban seriamente comprometidos y reclamaban mi auxilio, que no podía negarles, si no era faltando al honor, y tomé la determinación de marchar hacia el enemigo, con muy pocos pertrechos, con muy pocas armas, pues repito, hubiera preferido sucumbir con la sección de mi mando, a dar lugar a que nunca se hubiera siquiera sospechado, que podía permanecer tranquilo espectador de una lucha en que no éramos tal vez nosotros los que llevábamos la ventaja. Mi sacrificio sería inútil, tal vez perjudicial; pero lo era inspirado por sentimientos muy nobles y tenía la íntima convicción de que usted, aún en caso desgraciado, hubiera atendido a las terribles circunstancias que me obligaban a tomar una determinación diametralmente opuesta a las órdenes que usted me informa con tanto seso y con tan exacto conocimiento de las circunstancias actuales, que yo creía le eran desconocidas. 9
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En este sentido escribía yo a usted, cuando a cosa de las ocho de la noche, me vino otro extraordinario del señor Garza con la orden de marchar a Ciudad Victoria, donde debe reunirse con nosotros dentro de breves días, y entonces, conociendo ya la situación y los convenios secretos, que con tan negros colores se me habían pintado, volvió la tranquilidad a mi pecho, de que todo el día no había gozado; y aún cuando pueden haber ocurrido sucesos desgraciados por lo que hace a la unión de los jefes de sección con el señor Garza, no son tan terribles como yo suponía y sobre todo deben ser exagerados. e xagerados. Mañana marcharé para Ciudad Victoria a recibirme otra vez de la comandancia militar, como digo a usted en mi comunicación oficial, y esperaré las órdenes que tenga a bien comunicarme. Gracias a Dios han quedado rotos los tratados de San Luis; y conocida ya la mala fe de los militares, creo que ninguno se dejará seducir en lo de adelante por sus promesas, sino que simplemente se les notificará la rendición en los términos que usted ha ordenado en su decreto y ojalá los jefes principales de la revolución no se separen ni una línea de la conducta de que usted ha dado ejemplo, que estoy seguro encontrarán siempre un firme y decidido decidi do apoyo entre los pueblos. Sin más, soy de usted afectísimo seguro servidor quien besa su mano. [5237] Pedro Hinojosa.
Excelentísimo señor don Antonio de Haro y Tamariz Tampico, Tamaulipas septiembre siete de 1855 Muy señor mío de mi mayor may or respeto: Por la comunicación oficial que dirijo a vuestra excelencia, y por la que igualmente le remite el señor comandante militar, se impondrá vuestra excelencia de los acontecimientos de esta ciudad. 10
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Como desde el 25 del pasado, que se pronunció este vecindario y su guarnición, su mente fue secundar el Plan de Ayutla, se puso desde luego en planta el arancel Ceballos; más como parece que el excelentísimo señor don Santiago Vidaurri ha puesto un arancel más modificado que aquel, en las aduanas que ha mandado plantear en la frontera, convendría bajar un quince por ciento al arancel Ceballos, o hacer otra modificación que nos nivele con aquellas aduanas. Vuestra excelencia no obstante hará en esto lo que considere más acertado y dará sus órdenes a su afectísimo seguro servidor quien besa su mano. M. F. de Solórzano. Es copia. Tula, Tamaulipas septiembre 12 de 1855. [5238] Hinojosa.
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Ciudad Victoria, Tamaulipas septiembre 26 de 1855 Estimado amigo: Un profundo desaliento se ha apoderado de mi corazón, al ver los convenios últimamente celebrados en Lagos, entre Comonfort y Tamariz. Cuando yo creía que Comonfort estaba en un todo de acuerdo con usted: que sus sus ideas eran absolutamente absolutamente las mismas en lo relativo al ejército, punto que considero como la base esencial, como la condición sine qua non de las reformas en nuestras costumbres, de la verdadera libertad, de la estabilidad del orden, tranquilidad y paz en nuestra desgraciada nación, se aparta de la senda que usted ha tenido la gloria de indicar, el primero con toda franqueza y lealtad, y celebra con Tamariz, con el mayor sostenedor de los fueros del ejército, un convenio 11
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ominoso, que sin mucha energía, valor y decisión en usted, dará por tierra con las esperanzas grandiosas que nos había hecho concebir, oscureciendo el horizonte que ahora se me presenta tan nebuloso y triste como antes me parecía claro cl aro y despejado. En efecto, el artículo 6° del Plan de Ayutla, que tanto ha agradado a Tamariz, presta al ejército una garantía segura de subsistir tal como es, y así lo han entendido en mi opinión los militares, que con entusiasmo lo han proclamado en todas sus actas de pronunciamientos; en este artículo nada se dice de reformas, y aún cuando en el 3° de los convenios de Lagos se habla de ellas, es de una manera muy general, es de un modo que puede interpretarse según las ideas de cada uno, y en ese terreno, que explotarán en su favor los militares, se va a empeñar una discusión acalorada que puede dejarlos poco más o menos con los mismos privilegios, con la misma inmoralidad que hasta hoy los ha distinguido, y seguirán como antes, disponiendo de nosotros a su antojo, quitando y poniendo gobiernos, suscitando un motín cada mes, una revolución cada año. El ejército seguirá en las ciudades y nuestras fronteras quedarán desguarnecidas; se venderá el partido conservador, que halaga sus ideas de dominación y dictaduras, y las libertades y franquicias que hoy se nos acuerden como una gracia, caerán ante las omnipotentes bayonetas, que no se pudieran circunscribir al verdadero y legítimo fin de su creación, y se alzarán de nuevo, sí, pero con un poder inmenso; serán entre nosotros como los genízaros y mamelucos mahometanos, pues su triunfo los enorgullecerá al extremo. Este es el espantoso porvenir que se presenta ante mi vista, y quiera Dios que mis terrores no tengan fundamento. Tamariz, que hoy aparece como el salvador, como la providencia del ejército, ha sabido emplear muy bien su tiempo. Con una política astuta y consumada, ha ganado mucho terreno ya, cediendo en lo secundario, que parece habérsele exigido con una obstinación pueril, para lograr concesiones importantes para la causa que defiende, y que sacará avante, por nuestra desgracia; pues no pierde ocasión de adelantar en el camino que se ha trazado, y que sigue por vías rectas o tortuosas, pero que lo dirigen siempre al mismo objeto. 12
Para Efectos de la Guerra
Los convenios que el señor Garza celebró en San Luis, hubieran tal vez embarazado, como usted dice, la marcha de la revolución; pero le eran favorables también, pues que se trataba del levantamiento de las Guardias Nacionales, y por ellos se nos iba a entregar una plaza que nos hubiera ministrado recursos inmensos, y la cuestión del ejército, que yo considero vital, quedaba intacta. intacta. Ahora nada se dice de las guardias y se ha dado a la cuestión principal un sesgo que no me parece conveniente. Comonfort ha obtenido grandes concesiones sin duda, pero se le habrán hecho de buena fe. ¿Tendrá Tamariz verdaderas intenciones de hacer en el ejército las reformas que usted, conformándose con la opinión de todos los verdaderos liberales, ha exigido, o sólo habrá tenido tenido ánimo de ganar tiempo? Estas son las dudas que amargan mi existencia, que llenan de incertidumbre mi cabeza y de angustias mi corazón; a usted me dirijo con toda confianza para que las resuelva, para que me diga con toda franqueza su opinión, pues sólo así volverá la tranquilidad a mi pecho. Pero si por desgracia fuesen fundados mis temores, si Tamariz sólo quiere que prolongándose la revolución el pueblo cansado deje las armas de la mano, para elevarse después con el ejército, entonces esté usted seguro de que los verdaderos liberales auxiliarán a usted con todas sus fuerzas, y que si muestra la energía que es de esperar, no faltarán ellos a sus convicciones y a lo que deben a su patria. Yo estoy profundamente convencido de la necesidad de que el ejército desarmado se someta al juicio que usted pretende, pues mientras tenga las armas en la mano, impondrá a sus jueces y la balanza quedará inclinada a su favor, usted tiene las mismas convicciones y esta medida que creo no será la única que tome con respecto a las clases aforadas, es el único medio de que en México tengamos un gobierno estable y duradero; que acate y tema a la opinión; que respete y preste al ciudadano las garantías que le son debidas, y que no sea él mismo, el esclavo de ninguna facción. 13
Leticia Martínez Cárdenas
Mucho tiempo se ha perdido, pero creo que aún se puede conseguir todo con efusión de sangre tal vez; pero qué importa. La sangre que hoy se vierta, evitará nuevos trastornos; evitará que en lo sucesivo se vuelva a derramar, y consolidará por fin la paz, porque todos aspiramos. aspiramos. Y ¡cuántos bienes no trae trae consigo la paz! Feliz, mil veces veces feliz la sangre que se derrame derrame hoy. Ella fertilizará los campos de la abundancia y la riqueza y atraerá a nuestros desiertos millares de habitantes que los cultiven con esmero y reanimarán nuestra extinguida industria. Ánimo pues señor: siga usted su marcha sin cesar por ninguna consideración, y habrá hecho por su país lo que ninguno. La historia conservará su nombre al lado del de los primeros héroes de la Independencia, pues habrá libertado a México de un tirano no menos terrible que el que subyugaba a nuestros padres. Los verdaderos liberales estarán siempre al lado de usted y por tan bella causa darán gozosos su existencia. No, la revolución actual no es como una de tantas, no se trata de que fulano suba o baje del sillón presidencial; es una revolución que proclama principios verdaderos, reformas radicales. Usted las ha iniciado, y tengo en usted entera fe y confianza: usted las realizará. He entregado el mando militar de esta plaza al señor coronel don Martín Sayas, según me ordena el señor Garza, en una carta particular; pero a pesar de este cambio de cosas, gracias a la amistad y parentesco que me unen a Sayas, no se entorpecerá la orden de usted para que marche sobre Tampico; al contrario, pondrá a mi disposición las fuerzas del centro y sur del Estado, y para dentro de tres días precisos emprenderé mi marcha con dirección a Altamira, de donde hostilizaré a Tampico con cosa de seiscientos hombres, muchos de los cuales van desarmados y sin más que algunas paradas de cartucho. Ruego a usted muy encarecidamente me auxilie con ambas cosas si le fuere posible, pues aquí no hay esperanzas ni aún remotas de conseguirlas. Suplico a usted usted se sirva disimular disimular mis importunidades y disponga del afecto que le profesa profesa su servidor quien besa su mano. [5239] Pedro Hinojosa. 14
Para Efectos de la Guerra
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Ciudad Victoria, Victoria, Tamaulipas octubre seis de 1855 Mi respetado jefe y amigo: He recibido la última nota oficial en que me previene que marche sobre Tampico, la que no contesté inmediatamente porque al siguiente día llegaba el señor Garza, como sucedió, y esperaba saber si aprobaría o no la medida para pedir los auxilios necesarios para emprender emprender la marcha. En efecto, a su llegada me han sido entregadas las fuerzas y con esta fecha salgo sobre los mochos de Tampico. Soy con el más profundo respeto, su obediente servidor quien besa su mano. [5240] Pedro Hinojosa.
Excelentísimo señor general don Santiago Vidaurri Tampico, Tamaulipas diciembre 15 de 1855 Mi querido general: He visto con profundo sentimiento la manera cruel e indecorosa, conque usted nos trata en su correspondencia particular y oficial, quizá por informes siniestros, o por las ocurrencias de la frontera en que, no se debe, ni hay razón para inculpar a las Guardias Nacionales del Estado, ni a sus jefes. Asombro me causa el epíteto de bandidos que usted nos da y sobre todo cuando desconoce los importantes servicios que los tamaulipecos prestamos a la revolución desde fin de junio de 1854. 15
Leticia Martínez Cárdenas
No creía que usted, después de presenciar los servicios que prestó el Batallón Rodríguez en la acción del Saltillo, contra las tropas del general Guitian, y de cuyos hechos queda usted tan complacido, olvidara tan pronto, mi general, que fuimos los primeros en afrontar el peligro y que de muy buenos patriotas, como usted nos nombró, viniésemos a parar en perniciosos y bandidos, peor que los filibusteros. Había querido guardar silencio sobre los hechos de armas que tanto influyeran en dar a usted prestigio y nombradía, quedando en obscuridad los nombres de los que realmente conquistaron esa gloria de que usted ha sacado tanto partido; pero puesto que usted nos abruma con insultos tan soeces y tan inmerecidos, usted no extrañará que procuremos quitarnos de encima esos epítetos oprobiosos, que con tanta profusión nos regala. Yo, mi general, siento sobremanera tan triste resultado, que estábamos muy ajenos de esperar de la parte de usted y tanto más lo siento, cuanto que yo soy uno de los que deseo vivamente la unión sincera de todos los republicanos de buena fe, y especialmente con los jefes de la revolución, con quienes hemos peleado juntos, corriendo los mismos riesgos y defendiendo la misma causa. En tal concepto, mi general, y suponiendo a usted animado de nobles sentimientos, no dudo que encontrará usted el modo de reparar los agravios e injusticias que una mala inteligencia tal vez nos ha inferido, pues hoy más que nunca necesitamos unirnos sinceramente y oponer un muro inexpugnable donde se estrellen las maquinaciones y esfuerzos de los reaccionarios, que trabajan sin descanso, y los enemigos de las libertades públicas que lo son también nuestras. Consérvese usted en la mejor salud y disponga de la inutilidad de su afectísimo amigo quien besa su mano. [5241] Pedro Hinojosa. 16
Para Efectos de la Guerra
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Tampico de Tamaulipas, diciembre 16 de 1856 Mi apreciable señor y amigo: Después que llegué a esta plaza, bien instruido de los desórdenes de la administración del señor licenciado Garza, me resolví a sostener la causa que en ella defendía mi amigo el señor Gautier, a quien estoy dispuesto a apoyar para que lleve adelante sus benéficas y liberales intenciones. Según se ha sabido por conducto de México y de San Luis Potosí, muy pronto tendremos que habérnosla con la brigada que manda el señor Rosas Landa, quien ha recibido orden de moverse con dirección a esta plaza, sin otro objeto que obligar a los habitantes del Estado a tener por gobernador y comandante general al señor licenciado Garza. Esta determinación del Supremo Gobierno, contraria a los convenios de la Cuesta de los Muertos, como también al acta que firmamos en ésa, a los quince días del mes de noviembre del corriente año, me mueve a manifestarle que siendo usted un defensor de la soberanía e independencia de los estados fronterizos, uno de los que mejor han comprendido el resultado del triunfo de la revolución de Ayutla, no debe permitir que se lleve a efecto dicha infracción, para perjuicio de los intereses de estos estados, y por lo mismo me tomo la libertad de invitarlo para que se ponga de acuerdo con el señor Gautier, con cuyo patriotismo y lealtad puede usted contar para cualquier empresa de la que resulte bien a nuestra patria y en quien tiene usted un sincero amigo que lo aprecia por su carácter y por sus principios políticos. Soy de opinión y también lo es el señor Gautier, que usted dé sus órdenes para que se mueva toda la caballería con dos o tres piezas ligeras, en observación de la brigada que manda el señor Rosas Landa, a fin de imponerle respeto y que no lleve a efecto su marcha a esta plaza; pues si el Supremo Gobierno consigue una vez violar la fe de los tratados, ya no habrá en lo sucesivo nada que lo contenga en esa vía, sobre cuyo punto 17
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debe haber un verdadero acuerdo entre los defensores de la libertad en los estados fronterizos. Tamaulipas cuenta con la cooperación de usted y de todo su prestigio, para el sostenimiento de la buena causa. Recuerde usted mi querido general, las últimas palabras mías al despedirme de usted en esa capital. Ellas fueron las siguientes : No deje usted encampanado a Gautier, No lo crea usted señor Hinojosa, yo lo ayudaré en todo lo que pueda con el fin de que triunfe su causa.
Estas palabras se las he repetido a mi amigo Gautier, y tanto él como yo fiamos en tan solemne promesa, cuyo cumplimiento exigen las presentes circunstancias. Su verdadero, fiel amigo y atento seguro servidor quien su mano besa. Pedro Hinojosa.
Después de concluida la presente, recibimos la noticia del pronunciamiento de San Luis por el plan de Iguala, nosotros combatiremos con todas nuestras fuerzas; más para lograr un buen éxito, se hace preciso que usted haga un esfuerzo y ponga sobre las armas mil hombres, al menos con el fin de que vengan a auxiliarnos inmediatamente. La frontera está de acuerdo conmigo y pronto estarán de parte nuestra los valientes matamorenses, quienes amarrarán al intrépido Guadalupe García. Ahora es tiempo señor Vidaurri, de llevar a cabo las ideas democráticas de la frontera hasta el centro de México, sin perjuicio de proceder a las reformas desde hoy. Adjunto a usted copia de una de tantas cartas, venidas de San Luis Potosí, para que se imponga de los pormenores del pronunciamiento. [5242] 18
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Señor don Pedro Hinojosa Tampico, Tamaulipas Monterrey, Nuevo León diciembre 24 de 1856 Mi querido amigo: En contestación a la apreciable de usted fecha 16 del presente, debe referirlo a la que por este extraordinario escribo a nuestro amigo Gautier. Respecto a las expresiones que usted me recuerda, le diré que las tengo bien presentes y que hago y obro conforme a las circunstancias en que me encuentro en la actualidad, y usted convendrá que estoy resuelto a meter el hombro; pero ahora ni ustedes necesitan el auxilio que me piden, ni es tiempo de que se los preste. Don Antonio Galván, debe estar ya en ésa y él les manifestará mis ideas y sentimientos, que todos tienden a un fin, a que los estados de oriente formen un todo en pensamientos y su unión sea sincera e inalterable, para procurar el bien de ellos y el de toda la República. Confiado en la sinceridad con que lo estimo, libre sus órdenes a quien se repite suyo afectísimo amigo y servidor quien besa su mano. [5243]
San Luis Potosí, San Luis Potosí diciembre 11 de 1856 Ayer amaneció esta capital pronunciada en contra del Gobierno General, y adoptando el plan de Iguala, hallándose a la cabeza del movimiento el general general Calvo. Las dos brigadas, Rosas y Echegaray, fueron seducidas –de capitán abajo– con algunas excepciones, que como se notó alguna abundancia de dinero entre ellos, se cree que fondos de consideración han sido empleados. Hubo sin embargo, algunas excepciones entre los cuerpos pronunciados, como son el 4° de caballería y un destacamento 19
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de Puebla, los cuales con sus jefes, lograron salir de la ciudad en los primeros momentos, pues tan insignificantes fuerzas no podían contrarrestar a la mayoría. Los generales Echegaray y Núñez y otros jefes, lograron ponerse en fuga con las citadas fuerzas, pero no tuvieron igual suerte el general Rosas y el coronel Humana, habiendo sido presos ambos, y el primero en el acto de arengar sus tropas. Además de los dos cuerpos referidos, como doscientos hombres del cuerpo de rifleros, lograron hacerse fuertes teniendo a la cabeza su coronel Ruelas y hasta las diez de la noche, se mantuvieron en actitud hostil, cuando el general Rosas, hizo un arreglo bajo términos honrosos, es decir, se le permitió salir a él y a las tropas que le quedaron fieles con los honores de la guerra, se le entregaban seis cargas de parque, un socorro de dos mil pesos. Todo ha pasado sin el menor desorden, aunque la actitud hostil de los rifleros que fueron fieles, no dejó de causar temores, y fue bastante para impedir al comercio abrir en todo el día. El gobernador Aguirre fue depuesto y en su lugar ha sido nombrado por votación popular don Juan Othón. Río Verde fue tomado por Mejía y entendemos que se le ha mandado llamar a ésta. [5244]
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Zacatecas, Zacatecas Junio ocho de 1858 Mi respetado general y fino amigo: Después de haber desempeñado Durán, la comisión que se le encomendó, quiso quedarse empleado en el Batallón de la Unión y estuvo a mis órdenes, y puedo augurar a usted que siempre cumplió con dignidad y eficacia cuanto me pareció prudente ordenarle. En tal concepto no he vacilado en recomendarlo a usted, manifestándole que se devuelve para ésa, 20
Para Efectos de la Guerra
haciendo uso de la libertad en que usted le dejó, de volverse cuando lo tuviera a bien. Por lo que respecta al estado que guarda la cosa pública, sólo se sabe de cierto que Osollos y Miramón, salieron ayer de San Luis sobre este punto, yo aún lo dudo; sin embargo, estamos con las armas al hombro y no seremos sorprendidos. De Guadalajara, no se sabe más que Blanco se reunió a Degollado, pero casi estamos seguros, por lo que dicen los mismos reaccionarios que para el siete del presente se habrá tomado aquella importante plaza, fatal número es el siete para los religioneros. De todos todos modos triunfaremos; pero dueños nosotros de la plaza de Guadalajara, el término de la cuestión será a fin de este mes, alargándose un poco más, si acaso no se efectúa; pero siempre triunfaremos. Sin más por ahora y reservándome darle informes circunstanciados en el próximo correo, se repite de usted en unión del señor coronel Olivares, su afectísimo seguro servidor y subalterno que con respeto besa su mano. [5245] Pedro Hinojosa.
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Zacatecas, Zacatecas junio 12 de 1858 Mi respetado general y fino amigo: Después de la toma de Zacatecas, cuando tuvimos la triste y deplorable noticia de la derrota que sufrieron las fuerzas liberales de Tamaulipas, en las goteras de Tampico, pensamos en ir, el valiente Sayas o yo, a ponernos al frente de los indomables tamaulipecos; y al fin el señor Zuazua dispuso que marchase el señor Sayas. Nuestro objeto era evitar la invasión del Estado por el rumbo de Tula, no sólo por ser útiles a ese Estado valiente y patriota 21
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que nos diera el ser, sino para probarles a nuestros hermanos, que nuestra vida les pertenece, sin otro interés que contribuir de algún modo al establecimiento de la libertad y de la paz, y a promover el engrandecimiento de nuestros pueblos. No sé hasta ahora si los servicios de Sayas, que deben considerarse importantes, habrán sido admitidos; cónstame sólo su buena intención, su ardiente deseo de sacrificarse por vengar las ilustres víctimas de Tampico, castigando ejemplarmente a los bandidos fueristas. Al emprender su marcha Sayas, he quedado encargado del mando de su brigada y he reducido los dos batallones, la Unión y Tansanhuites Tansanhuites , compuestos de hijos todos del estado de San Luis, a uno solo que se llama Olivares , según el acuerdo que tuve con el señor Zuazua. El coronel Olivares, que ha dado su nombre al batallón, es uno de los jefes más valientes, de los que componen el Ejército del Norte y aunque no ha tenido relaciones de ninguna especie con usted, puedo asegurarle que es del número de sus mejores amigos y como tal, tengo teng o el gusto de presentárselo. En cuanto a lo que actualmente pasa en estos puntos, disfruto la satisfacción de ratificarle lo que le comunico en mi anterior que conduce Durán. El enemigo se estaciona estaciona en San Luis: tiene, según mi modo de ver las cosas, mucho miedo, presiente su derrota, y no se atreve a emprender ningún movimiento, porque sabe que así apresura su ruina. Este juicio me lo hace formar, la observación con que he seguido sus actos desde su salida de México. Empezó por por reunir los restos de su valiente ejército en Querétaro, y por encargarles a los periodistas que hablaran con misterio de sabias combinaciones militares, de acertados y violentos movimientos estratégicos, de batallas casi de éxito infalible, y ha concluido pidiéndole auxilio a Miramón, para poder entrar a San Luis, porque según él, venía sólo con dos mil mi l hombres. Esta conducta del defensor de la causa de Dios, como le dice Barajas, no tiene disculpa ante los valientes de todos los partidos. ¡Qué vergüenza para el vencedor de Salamanca! 22
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Reflexionando sobre cuanto se dijo y se escribió –dándose como hecho– del famoso guerrero, viendo como se metió a San Luis, y considerando además las plegarias de los frailes, pidiendo auxilio al Todopoderoso para que nos extermine, exte rmine, ¿qué pues se debe deducir?, que el Napoleón mexicano se ha con vertido en una monja, que pide al cielo un cólera morbus para que nos destruya. Nada hay que temer por aquí: antes de un mes, acaso, todo habrá terminado; porque la reacción está ya en el sepulcro. Unas cuantas paladas de tierra, serán bastantes para que jamás se levante, y éstas ya están listas para echárselas en tiempo oportuno. Es tal el odio que inspira en los pueblos la reacción, que en la Huasteca, han condenado a morir a palos a todos los partidarios de ella, que han podido agarrar. En toda la República sucederá tal vez otro tanto, si la lucha se prolonga: en todos los pueblos hierve un sentimiento de profunda ira, todo está en fermentación y no es difícil que exasperado el país y cansado de sufrir, estalle su venganza comprimida, y como en la revolución francesa, se desborde sobre los malvados. Ya es larga esta carta para las altas atenciones de usted y debo concluirla. Le ruego solamente que si hubiere una oportunidad no muy remota, me haga favor de mandarme dos pistolas para mi y seis para mis ayudantes, que están casi desarmados, así como su afectísimo amigo y atento servidor quien besa su mano. Pedro Hinojosa. Aumento. Le suplico se sirva hacerme el favor de man-
darme con el primero que venga, un par de pistolas de colt, pues la que se me dio, al salir de ésa, me la robaron. [5246]
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Señor coronel don Pedro Hinojosa Donde se halle Monterrey, Nuevo León junio 27 de 1858 Mi querido amigo: Por sus apreciables que me han entregado Durán y don Francisco Aguirre, me he impuesto con satisfacción de los sentimientos que animan a usted y que son puramente fronterizos. Hoy remito a Zaragoza doce pistolas y sólo una va destinada para el capitán don Francisco Castaño, ocurra usted pues a Zaragoza, por las que me pide, que con esta fecha le digo que se las faciliten. Sin más me repito suyo afectísimo amigo y servidor quien besa su mano. [5247]
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Altamira, Tamaulipas febrero siete de 1859 Mi querido general y fino amigo: Después de la desgraciada batalla de Ahualulco, seguí en los acontecimientos de Guadalajara, en donde después de habernos sonreído la fortuna, no fuimos menos desgraciados como usted sabe, dirigiéndome enseguida a Colima, a causa de hallarme enfermo. En Colima, viéndome cortado por las fuerzas reaccionarias, tuve necesidad de dar la vuelta por el Manzanillo, Acapulco, La Ventosa, Tehuantepec, Minatitlán, Veracruz y Tampico. En mi largo viaje, he podido enterarme del verdadero estado que guarda la República y le aseguro a usted que estoy convencido de que nada puede hacerse, si usted no vuelve a tomar la iniciativa en la causa que defendemos, pues aunque sus enemi24
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gos hallan procurado tildar su nombre, con motivo de la batalla de Ahualulco, no han faltado amigos de usted que hallan explicado los motivos que causaron aquella desgracia: se sabe muy bien la falta de cumplimiento a las acertadas órdenes que usted dictó el día anterior. Con gusto he contribuido a rectificar la opinión en esta parte como testigo presencial y tanto el gobernador de Guadalajara, don Pedro Ogazón, el señor licenciado Contreras Medellín, que lo era de Colima, el señor general Alvarez y la mayor parte de las personas influyentes con quienes he hablado, están en la mejor disposición para apoyar a usted tan luego como se presente en campaña, pues convienen en que si Nue vo León y Coahuila, no vuelven de nuevo a la escena, tomando la iniciativa con aquel ardor y entusiasmo que usted les había inspirado y que solo usted puede inspirarles, la guerra será interminable. En los demás estados no hay más que débiles esfuerzos; no hay acción, no hay movimiento y sólo un fastidioso espíritu de localismo que no los deja pensar más allá del círculo de su Estado. Cada jefe de un pueblo, se se considera capaz capaz de arrastrar la situación, ninguno de estos que son muchos, se han entendido, ni procuran hacerlo, y este criminal desconcierto, obra puramente de la ambición, hará interminable la guerra y arruinará completamente el país. Estoy nombrado general en jefe de las fuerzas de Zacatecas por el señor ministro de Guerra y al pasar por Veracruz, el señor Presidente, ratificó mi nombramiento y poco a poco marcho a incorporarme a esa fuerza. No puedo hasta la fecha, saber si el gobierno de aquel Estado me entregará el mando de dichas fuerzas; pero de todos modos me aproximaré a esos puntos y haré cuanto pueda para reconquistar aunque sea de soldado raso, las glorias que por una fatalidad perdimos en Ahualulco. Mi salida de este punto depende de doscientos pesos que el Supremo Gobierno ordenó se me pagasen por la Aduana, lo que no creo que suceda, porque uno que otro desgraciado me ve aún con encono, especialmente el pillo de Gardette y dos 25
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más de la comparsa; no obstante lo bien que me recibió el señor Garza. El punto donde pienso esperar las órdenes de usted e informarme de la resolución del gobierno de Zacatecas, es el Cedral. En cuanto a las cosas que pasaron en Guadalajara, lo supongo a usted bastante impuesto, pero no me parece por demás manifestarle, que hubo algunas insubordinaciones y torpezas. Sin más por ahora y con los más ardientes deseos de verlo, se repite de usted su afectísimo amigo y seguro servidor quien besa su mano. [5248] Pedro Hinojosa.
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León La Piedad, Michoacán 29 de julio de 1859 Muy estimado señor mío y amigo: Nuestro amigo Maya, lleva encargo mío de hacer a usted una visita para imponerlo detenidamente de todo lo que hemos podido hacer por aquí, pues él, que me ha acompañado en toda la última campaña, ha presenciado los sucesos y podrá satisfacer todas las preguntas que usted le dirija; así como imponerlo lo que hace el enemigo y las noticias que por aquí circulan respecto al mismo. Que ésta sirva sólo para probar a usted mi cariño, pues ya usted sabe que se lo profeso verdadero y que soy siempre su muy afectísimo amigo, adicto servidor que mucho lo estima y atento su mano besa. [5249] Pedro Hinojosa. 26
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Señor general don Pedro Hinojosa Monterrey, Nuevo León septiembre seis de 1859 Mi querido y fino amigo: Me conoce usted a mi tanto como yo a usted y por consiguiente, sabe bien cual es la franqueza de mi carácter y que mi corazón rechaza todo sentimiento que no vaya conforme con la lealtad y la decencia, lo que basta para que esté firmemente persuadido de que en nada ha variado el cariño con que lo distingo y la plena confianza que me merece por su acrisolado patriotismo, honradez, caballerosidad y demás cualidades que lo recomiendan; pero como don José María Morelos, me ha enseñado una carta en que usted parece que duda de la espera con que yo veo las cosas, cuando se trata de personas de su clase, presume que puedo haber dado crédito a informes que le sean desfavorables y que hasta ahora de nadie los he recibido. reci bido. Le dirijo la presente con el único y exclusivo fin de encargarle que no dé oídos a cuentos, porque esta, es el arma de que se valen los enemigos de la causa que defendemos, para dividirnos, ponernos en anarquía y precipitarnos a la más completa disolución, ya que por otros medios no han conseguido ganar a usted, y que antes bien, esté seguro del invariable aprecio que le profeso y de la especial estimación que hago de sus importantes servicios; añadiéndole que el señor general don Juan Zuazua, única persona de las que han venido del teatro de la guerra, capaz de informar respecto de usted, lo ha hecho en términos tan honrosos que no se cansa de encomiar su comportamiento, haciéndole la justicia que merece, especialmente por sus constantes sacrificios, para combatir a la reacción; pudiendo usted estar seguro de que entre los guerreros que militan en las filas de la Constitución, dicho general es el mejor y más leal amigo que tiene. Le adjunto un ejemplar del decreto que he expedido, para que se retiren las tropas del Estado que se hallan en campaña, porque así lo demanda la apremiante situación a que nos han conducido los sucesos que últimamente se han operado entre 27
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nosotros, cuya medida, es la única que cabe en el presente caso, porque así quedaré siquiera expedito de cubrir las bocas de la sierra e impedir que la demonización de los reaccionarios se extienda a esta parte de la frontera, si por desgracia la suerte los pusiere en actitud de traernos hasta acá la guerra. Al obtener este resultado, contribuirá en gran manera la llegada de las armas que espero de los Estados Unidos, en número muy considerable, y si el Supremo Gobierno pone en mis manos los recursos que me ha ofrecido y se restablece la unión y la fraternidad entre los defensores de la causa nacional, mirándonos y tratándonos como humanos que somos, desapareciendo por siempre esas odiosas desavenencias que han de causar muy malos resultados, podré organizar fuerzas respetables, dotadas de abundantes elementos de guerra y marchar al interior a contribuir a la absoluta destrucción de los facciosos. Réstame sólo conjurar a usted por la patria y con particularidad por estos estados, a que a todo trance permanezca en el ejército federal, donde es preciso esté un fronterizo, que se interese por su país, para que estando al tanto de lo que pasa, nos dirija sus avisos con la exactitud y la oportunidad que demanden los acontecimientos, esperando que desde luego sean muy frecuentes nuestras comunicaciones, para que me tenga al tanto de todo y de las maniobras tenebrosas de esos hombres del interior, para que esto me sirva de base en mis posteriores resoluciones. Me prometo que en todo obrará usted concerniente con el contenido de esta carta, cierto del cariño que le profesa su afectísimo y verdadero amigo quien besa su mano. [5250]
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri La Encarnación, enero cinco de 1860 Mi querido general y fino amigo: Grande ha sido mi satisfacción al haber sabido que vuelve usted a ser gobernador del Estado, pues de ese modo pronto veremos mejorada la condición de nuestra causa. Desde que 28
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un traidor infame, hizo desaparecer a usted de la escena política, todo ha sido desconcierto y los temores que usted manifestara, de las desgracias que iban a suceder, se convirtieron, por desgracia, en una triste realidad. Usted podía haber evitado esto, si hubiera dado crédito a sus amigos; más por fatalidad cerró los oídos a cuanto le decían respecto de la traición que se le preparaba y fue al fin consumada con grave perjuicio de su Estado y de la causa en general; sin embargo, está usted dispensado, porque a pesar de los datos que hubo para descubrir la traición de Zaragoza, sólo habiéndolo visto se puede creer que un hombre tan protegido por usted, haya cometido la defección más detestable. Dispénseme usted le hable con la franqueza que lo hago, recordando hechos que lastiman y amargan al corazón, pero quiero y respeto a usted como a mi padre, estoy identificado con usted por principios y resuelto a exhalar el último aliento, en defensa de aquellos y de usted, por lo que espero no tomará a mal evoque tan desagradable recuerdo. Omito recomendarle lo eficaz que sería la pronta salida de fuerzas de ese Estado, según y conforme lo indica el señor Bustamante, con quien estoy de completo acuerdo, pareciéndome lo más acertado que debe hacerse. ¡Ojalá y la severa lección del pasado, sea tan saludable para el porvenir, como ha sido dolorosa para los que sinceramente lo aprecian! Suplico a usted no dilate por más tiempo su vuelta a la capital, para el completo arreglo de los negocios anexos al honroso puesto, de que vuelve a tomar posesión, por los sufragios de un pueblo que jamás lo olvida, complaciéndose en esto sus verdaderos amigos. Sin otro asunto, soy de usted afectísimo amigo seguro servidor que con respeto besa su mano. Pedro Hinojosa. Aumento. En este momento que son las cinco de la tarde,
ha llegado uno de los exploradores de la Hacienda del Salado, y 29
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nos dio la plausible noticia de que el enemigo abandonando ayer la plaza de Matehuala, contramarchó sobre San Luis. Puede suceder muy bien que la aproximación de las fuerzas de Ortega a Zacatecas, haya causado el movimiento retrógrado del enemigo. Garza sigue en la Miquiguana sin novedad. No obstante esto, insisto suplicándole se marche pronto a la capital del Estado, pues tiene usted la fortuna de tener nuevos amigos y todos hombres. [5251]
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Salado, enero diez de 1860 Mi querido amigo: Las últimas noticias con respecto al enemigo son: de que se volvió precipitadamente hasta San Luis, y en cuanto a Garza, no se paró hasta Palmillas, perdiendo gran parte de sus fuerzas en la carrera. Es muy probable que el mayor número de los desbandados hallan sido de la infantería, que con tantos afanes organizó en San Luis el señor don Juan Bustamante, para el protegido de don Santos (Echegaray) y la otra, de la caballería de Tamaulipas, que no deben andar muy contentos con Toledano ni con su general en jefe. ¡Cuántos desvelos y sacrificios perdidos con conocimiento por la indiferencia criminal con que ven los hombres de más importancia la causa pública! ¿A quién se le oculta que Garza debía estar ahorcado para bien y provecho del país y de la República? ¿Qué don Santos debía haber sido juzgado en consejo de guerra y condenado cuando menos a un presidio por su desenfrenada ambición y manifiesta ineptitud? Y nosotros estamos al presente con nuestro silencio coadyuvando a que esta clase de sujetos sigan al frente de los 30
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negocios, cuando vemos su apatía, su indiferencia y que bien claro están mostrando con sus hechos, que las promesas que estampan en sus escritos, no son más que pomposas frases, vacías de sentido, en las que no tienen fe, pues obran con doblez, bajo la careta del patriotismo. ¿Quién podría, a no estar completamente privado de buen sentido, comprender que un hombre como don Santos Degollado, que ha querido varias veces hacer la fusión de los partidos, no con el loable objeto de hacer desaparecer la guerra civil y hacer la felicidad de sus conciudadanos con el amistoso arreglo de las diferencias, sino buscando sólo su celebridad y propio bienestar? bienestar? ¿Quién podrá disculpar su conducta y más si se atiende a otros no muy honrosos antecedentes? Más ya se comienza como hemos visto, en el escrito de Monterrey, a examinar sus acciones, y muy pronto quedará puesto en evidencia como el hombre más pernicioso a nuestra causa, especialmente en las circunstancias actuales en que necesitamos hombres de sinceridad y audacia que no busquen estériles transacciones, casi en el momento en que se va a dar una batalla que hubiera coronado el triunfo, por nuestra parte, como en la Estancia de las Vacas. A nosotros pues, nos conviene reunirnos y de común acuerdo sin dar cabida a la discordia, oponernos a que se coloquen en nuestras filas los satélites de esos egoístas y arteros mandarines, y que éstos sean al mismo tiempo reemplazados por hombres de buena fe, que inspiren la suficiente confianza en el delicado y honroso puesto a que los eleva la voluntad popular; de otra manera deberíamos separarnos del teatro de los acontecimientos, retirándonos a nuestros hogares, pues si no lo hacemos así, estarán nuestros nombres asociados a sus maquinaciones per versas y seremos involuntariamente sus cómplices, a los ojos de los hombres imparciales y sensatos, que nos confundirán con esa multitud de patriotas de conveniencia; que unas veces por cobardía, otras por interés y las más por ineptitud, se hacen cada día indígnos de desempeñar los cargos que les ha confiado un partido que traicionan aparentando defender. d efender. 31
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De acuerdo como estamos en nuestras creencias políticas y de que ciertas personas que nos han regido hasta ahora son los principales obstáculos para el fin que deseamos, espero contribuirá con su influencia para que quitando de nuestro camino los tropiezos, marchemos sin detenernos a tan grandioso objeto. Sin más por ahora, me repito de usted su afectísimo amigo y seguro servidor quien su mano besa. [5252] Pedro Hinojosa.
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri La Encarnación, enero 26 de 1860 Muy señor mío y fino amigo: Dice usted en su apreciable, ser sumamente dificultoso volver a poner al Estado bajo el pie de antes, convengo con usted en que hay obstáculos que remover para quitar radicalmente todo el mal que en esta época de disturbios, iba tomando creces y hubieran sido el mayor tropiezo para poner en práctica las saludables disposiciones de un arreglo; pero parece que estos estorbos hasta ahora o son insignificantes, como se ha visto, o caen por si solos, en virtud de su impotencia. Con respecto a los obstáculos que se puedan presentar en los estados contiguos y aún en el interior, me parecen fáciles de superar, pero entre otros motivos existe el de que hay multitud de personas interesadas en que se termine pronto la lucha de cualesquier modo, para retirarse a vivir pacíficas, a sus hogares. No hay que tener desconfianza, tiene usted muchos amigos que le ayudarán en su empresa, por mi parte trabajaré, en lo que pueda, en estos puntos y en los que vaya avanzando, para el mismo objeto. Soy de usted como siempre, su afectísimo amigo seguro ser vidor quien su mano besa. [5253] Pedro Hinojosa. 32
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Señor general don Juan Zuazua La Encarnación, enero 26 de 1860 Querido amigo: Por su estimable de diecinueve del corriente y el periódico que me acompaña, quedo impuesto de las pérfidas maquinaciones que se tramaban en la capital del Estado, para subvertir el orden y dar un nuevo escándalo, desconociendo la soberanía del pueblo; pero que afortunadamente llegó usted a tiempo para evitarlo y todo quedó terminado con desterrar a los promotores. No creo, como usted, que esto se corte con la medida que se tomó, porque la moderación de los gobiernos hace insolentes a los gobernados. Se necesita necesita pues, pues, a los hombres, espantarlos con castigos ejemplares, cuando no quieren sujetarse a las leyes reconocidas y adoptadas por la sociedad, para hacerlos volver al orden de que intentan separarse. Persuadido de esta esta verdad, esté usted seguro que procederé con la energía que demandan las circunstancias, para sofocar cualesquier intentona que se pretenda poner en práctica en el sur del Estado. Por lo que toca a la salida de Quiroga, con su fuerza, espero que si aún no la ha verificado, continuará usted trabajando para que ésta sea pronto y de este modo aprovecharemos las ventajas que ahora se nos ofrecen, y quien sabe si volverán a presentarse: Acordémonos que las más veces en la tardanza está el peligro.
Manténgase usted bueno y ordene lo que guste a su afectísimo amigo seguro servidor quien su mano besa. [5254] Pedro Hinojosa. 33
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Señor general don Santiago Vidaurri Campo en la Hacienda de San Juan de Vanegas, febrero siete de 1860 Mi muy estimado general y amigo: Tengo la grande satisfacción de que el asunto de ésta sea participar a usted la completa derrota de los reaccionarios, que ocupaban estos puntos, como verá usted por el parte, que con esta fecha doy al señor gobernador Martínez. Las armas del Estado adquieren nuevo brillo, y los famosos rifleros de Nuevo León, no tienen igual, por más que digan. Con fuerzas así, no hay duda que pronto daremos cima a la grandiosa empresa que nos proponemos; quedando así bien premiados los grandes esfuerzos y trabajos de los hombres, que como usted, han sufrido tanto, y todo por conseguir tan laudable fin. Mi general, usted ve que hago cuanto me es posible por merecer la confianza y el ventajoso concepto que le merezco; y puede usted quedar seguro de que continuaré como hasta aquí: dispensándome que no sea por ahora más extenso, por no dilatar más este extraordinario. Disponga usted como guste de quien es suyo atento servidor y amigo afectísimo quien su mano besa. [5255] Pedro Hinojosa.
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Cedral, marzo nueve de 1860 Mi muy querido general y amigo: Tenía pendiente la contestación de sus dos estimables, fechas 19 de enero y 16 de febrero últimos, porque esperaba saber de 34
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un modo positivo el lugar a donde había de dirigirle mis letras, e informado hoy por nuestro amigo Zuazua, de su próxima venida a Monterrey, allá le dirijo la presente. Mucho agradezco a usted la bondad con que se sirvió recibir a mi hermano Matías, y el ventajoso concepto que de él ha formado. Sé que nuestro buen amigo don Manuel Doblado, tendrá con usted una entrevista, antes de su venida a Monterrey, y no dudo que ustedes se entiendan perfectamente, y conferenciando largo, resuelvan la cuestión sobre quitar los tropiezos que embargan nuestra marcha; así como escoger los medios más prontos y eficaces, para llegar al fin que nos proponemos. Permítame usted recordarle que antes que todo, es absolutamente mente necesario no admitir como general en jefe a don Santos Degollado, porque este hombre, funesto para la causa, es incapaz, por la falta de conocimientos en lo militar, su debilidad de carácter, y estar muy aborrecido por la atroz injusticia con que ha tratado (en general) a los jefes y oficiales que concurrieron a la desgraciada jornada de la Estancia de las Vacas, cuando él solo es el único culpable, que habiendo quedado impune, con un descarado cinismo se burla de todo, y de todos, pretendiendo el mando que no debía haber obtenido nunca, porque no ha hecho uso de él más que para perder batallas y proteger ineptos favoritos y nulidades que han perjudicado mucho nuestra causa. Ha hecho más todavía, volver las armas que la nación le confiara para combatir a la reacción, contra el pecho de hombres leales, liberales de convicción, que han prestado eminentes servicios al partido partido y a la nación. Usted que ha sido una de de las víctimas, no podrá menos de confesar la verdad de esto que digo. Es pues necesario, que con la experiencia de lo pasado, conozca usted los hombres y deje de ser generoso con los que no lo merecen. Bien sé que usted como gobernante, no necesita consejos para obrar en todo con acierto; pero también estoy convencido de que su generosidad como hombre, lo ha perdido, colmando de consideraciones y favores a los que nada merecen, porque son inconsecuentes, desleales e ingratos. 35
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Mucho estimo las felicitaciones con que usted me honra por nuestro triunfo adquirido en Vanegas, y me prometo como usted que será el preludio de un feliz desenlace; porque, efecti vamente, la protección que la providencia nos dispensa es palpable. Deseo con impaciencia que llegue el tiempo señalado para comenzar a obrar decididamente, que empezará el mismo día que empuñando usted de nuevo las riendas del gobierno, obre de modo que el brillo de las armas del Estado, empañado por un momento, aparecerá más reluciente que nunca; para ello deberá usted contar con sus esforzados hijos, y con los que como yo, son mexicanos de corazón, liberales, por principios, y amigos verdaderos de usted, dispuestos siempre a merecer estos honrosos títulos, aunque para conseguirlo sea necesario el sacrificio de su propia vida. Consérvese usted bueno y mande cuanto guste a quien sabe es todo suyo, que lo estima y su mano besa. [5256] Pedro Hinojosa.
Señor general don Santiago Vidaurri Matehuala, San Luis Potosí marzo 16 de 1860 Mi querido general y amigo: Por una carta de nuestro amigo Zuazua, de 12 del corriente, que recibí por extraordinario, me impuse de que hay americanos en número de doce mil a las orillas del Bravo, con intención, en lo ostensible, de invadir nuestro territorio, pues el gabinete americano le ha dado su pasaporte a nuestro ministro Mata, y éste ha salido ya de aquella República; por lo mismo confío en usted para que nos dirija, pues el conflicto en que esto nos pone, por las circunstancias, es grande, y grandes han de ser los hombres, que sean capaces de sacarnos de él. 36
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Aquí estoy ya en una situación demasiado violenta, pues con nuestra permanencia de más de un mes en estos puntos, hemos agotado los pocos recursos, conque estas poblaciones podían auxiliarnos de víveres, dinero y pasturas: pasturas: por lo mismo he dispuesto marchar con toda la brigada a situarme en el Venado, con el doble objeto de proveernos de lo necesario, y aprovecharnos de cualquiera buena oportunidad, que el enemigo pueda presentarnos; pues sé a no dudarlo, por mis exploradores, que las fuerzas reaccionarias de San Luis, han salido para el interior, dejando sólo quinientos hombres en la plaza; y si por mis movimientos la abandona esta pequeña fuerza, marcharé a tomar dicha plaza, sin entrar por todo esto en combinaciones formales con los otros jefes, ni comprometerme con ellos de ninguna manera, para poder obrar libremente, según convenga o se me ordene. Con esta fecha le remito al señor Zuazua, una colección de copias de documentos que me mandó el general Uraga, para que se los entregue a usted; por ellos se impondrá de como anda la cosa pública por estos rumbos. Sin más por ahora, de interés, que comunicar a usted, quedo como siempre su más afectísimo amigo, servidor y subordinado que de veras lo aprecia, desea servirlo y su mano besa. [5257] Pedro Hinojosa.
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Solís, marzo 30 de 1860 Muy estimado general y amigo: Por un extraordinario que volvió hoy de Monterrey, he sabido que el Congreso del Estado, ha hecho por fin la declaración de gobernador en la persona de usted y después de haber solemnizado como corresponde tan plausible noticia, cumplo con el 37
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grato deber que me impone la amistad, felicitando a usted cuanto merece, porque al fin la inmensa mayoría de los habitantes de Nuevo León y Coahuila, repara con su voto, de un modo tan solemne, la injusticia con que lo tratara una pequeña y extraviada minoría, cometiendo una falta que nos ha traído grandes males. Con esta fecha escribo a nuestro amigo don Juan, quien impondrá a usted de todo lo que pasa por aquí; y estando violento el correo, no es más extenso por ahora que sabe lo aprecia y se repite suyo afectísimo amigo, atento y seguro servidor quien su mano besa. Pedro Hinojosa. Le ruego tenga la bondad de hacerme el favor de que al portador se le den dos caballos de tiro que necesito muchísimo y que le agradeceré eternamente. [5258]
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Solís, marzo 31 de 1860 Mi muy querido general y amigo: El sargento de caballería, Casildo González, que vuelve hoy a ésa, de extraordinario, es muy buen soldado y en todas las oportunidades que ha habido de experimentarlo, lo he creído acreedor a mejor grado; por lo que suplico a usted, si a bien lo tiene, se sirva hacerlo oficial, pues creo que sabrá merecerlo, nos sería sumamente útil. Soy de usted afectísimo amigo y seguro servidor que lo aprecia y atento su mano besa. Pedro Hinojosa. 38
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Señor general don Pedro Hinojosa Donde se halle Monterrey, Nuevo León abril 12 de 1860 Mi querido amigo: Un poco más desahogado hoy, me he ocupado de darle mis instrucciones y de escribirle en lo particular con alguna extensión. No puede usted dudar del aprecio que le tengo y de la ilimitada confianza que he depositado en su persona. La acción toda del Estado y su nombre están representados por usted y no vacilo un momento en creer que la primera será representada con la prudencia y acierto que siempre me ha manifestado, y que el segundo recobrará y aumentará el brillo que manos extrañas se empeñaran en que desapareciera. En materia de recursos, ocurra usted al gobernador de ese estado, dejando que él sea quien los proporcione y limitándose usted a hacerle conocer sus necesidades, a recibir lo que le suministren para cubrirlas y a vigilar su inversión evitando la malversación. En la política no tome usted usted el menor participio. participio. En Durango, hay sus cuestiones locales sobre las personas que deben gobernar; y respecto a estas cuestiones manifiéstese indiferente, deje que el pueblo obre con entera libertad y limítese a respetar, sostener y a entenderse con la persona que designen los pueblos. El mando de todas las fuerzas que se reúnan debe usted tomarlo; pues es indispensable la unidad de acción en el ramo militar, y no debemos en manera alguna abandonar el lugar que hemos sabido conquistar. Respecto a ascensos y a nombramiento de oficiales, le recomiendo a usted que atienda a la honradez, lealtad y valor; siendo las dos primeras cualidades las que deben atenderse de preferencia; pues es indispensable medirse mucho respecto a las personas en quienes se deposite la confianza para la defensa de nuestra causa, porque si no hacemos eso, nos exponemos a introducir en nuestras filas el disgusto, la desconfianza y el desorden. 39
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Si hubiere oficiales malos, puede removerlos y darme cuenta con justificación a fin de que se les recojan los despachos que tuvieren. En suma, tiene usted todo el poder como general en jefe, que le concede a éstos, la ordenanza. No se le ha de ocultar a usted, el por qué se le previene que considere esta capital como cuartel general, y sobre este particular, es preciso no cejar un punto; pués si así no lo hacemos, tendremos después que arrepentirnos de falta de previsión. Sabe usted que con gusto he escuchado sus observaciones, y que he tenido como una buena cualidad en usted, la franqueza de que siempre ha hecho uso conmigo; pero me he sorprendido al ver, que si usted tiene esa franqueza, hasta el grado de haberme dicho que me habían causado mucho mal los hombres perversos, a quienes di colocación, no ha seguido sus propias máximas y ha cometido una falta que debo ponerle de manifiesto. Sé que Zaragoza, ha estado con usted y no puedo explicar, el que sabiendo que ese hombre es un criminal a quien está acusando un horrible asesinato, lo haya dejado en libertad, y no haya procedido a aprehenderlo y a remitirlo para que se le juzgara. ¿Por qué ha obrado usted usted de esa manera? No lo sé, pero pero si le diré que no encuentro justa ninguna excusa por su parte. Espero, por lo mismo, que no volverá usted a darme otro motivo de sentimiento y que si vuelve a presentarse la ocasión, procederá a aprehender y a remitir a ese hombre y a todos los que como él estén manchados y tienen que responder a los cargos que les resultan. En fin, amigo, sea usted prudente, y no se aparte de mis instrucciones, porque son el resultado de mi experiencia y de la meditación. Hoy escribo a Campos y le prevengo se sujete en un todo a las disposiciones de usted y que no se aparte, ni un ápice del sendero que le demarque la subordinación. Salúdeme cordialmente al amigo Guzmán y disponga del afecto del que lo es suyo y servidor quien besa su mano. 40
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Aumento. También tengo que sentir de usted por el empe-
ño que ha tomado, con el objeto de que se autorice a Bruno Lozano para levantar levantar fuerzas. Blanco, Zaragoza, Bruno Lozano y todos los que están manchados con la nota de esos tres, no pueden, ni deben admitirse en nuestras filas, porque nos deshonrarían y nos contagiarían contagiarían con la atmósfera que respiran. Al señor Patoni le escribo también sobre el particular. [5259]
Señor general don Pedro Hinojosa Matehuala, San Luis Potosí Mazapil, San Luis Potosí Potosí abril uno de 1860 Mi estimado amigo y señor: Al principio del mes corriente que estuve en Zacatecas, tuve el gusto de tratar al señor don José María Patoni, gobernador de Durango; joven apreciable por mil títulos y especialmente por su decidido empeño en promover el triunfo de la causa liberal: desde luego noté en él, que no es uno de tantos gobernadores, que con el solo nombramiento se creen ya no sólo políticos profundos, sino también consumados generales; al contrario, siendo un hombre de buena capacidad y probado valor, está persuadido de que solo, nada podrá conseguir en bien de su Estado y de la causa liberal, y que necesita rodearse de hombres de conocidos méritos y de honrosos antecedentes que le ayuden a levantar al estado de Durango, a la altura a que lo llama su importante situación geográfica y la unión que lo liga con los estados de Chihuahua y Sinaloa, con quienes lleva las mejores relaciones. Tales son las ideas que animan al señor señor Patoni, Patoni, muy laudables en mi concepto. Pues bien, al separarnos en Sierra Hermosa, él para volver a San Juan de Guadalupe y yo para seguir mi camino a este mineral, me manifestó la necesidad de un jefe honrado, valiente y pundonoroso a quien confiarle el mando de las fuerzas que va a 41
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reunir en su Estado, porque cree que esto sólo bastaría para conseguir el triunfo sobre el enemigo que ocupa la capital: que tenía tan buenos informes de usted que superaban a sus deseos y que sabedor de las buenas relaciones con que usted me honra, me suplicaba admitiese la comisión de ver a usted personalmente y encarecerle el gran servicio que prestaría a la causa, admitiendo el mando de las fuerzas de Durango en su clase de general del ejército liberal. Yo de luego le ofrecí evacuar este encargo de confianza; pero al llegar aquí mis caballos están incapaces de seguir caminando, y cuando me mortificaba la idea de faltar a mi compromiso, una carta más apremiante del señor Patoni, ha venido a determinarme a cumplir a medias cuando menos, mi comisión cerca de usted por la presente, suplicándole que si le fuere posible acceder a los deseos de un buen amigo nuestro y constante defensor de los principios liberales o exigiré sacrificio de ningún género, pues todo lo sabrá retribuir el señor Patoni y usted tendrá el gusto de obrar enteramente a su arbitrio en la grande obra de la reforma, a que ha contribuido tan heroicamente, aunque no en la amplia esfera que demandan sus conocimientos y su constancia. Diré a usted muy por encima, los elementos con que cuenta Patoni, a reserva de los datos que usted quiera pedirle y crea conveniente, los estados de Chihuahua y Sinaloa mandan en su auxilio, el primero cuatrocientos hombres, el segundo ochocientos. Borrego ha reunido en los partidos del Parral seiscientos. El total cree que puede aumentar en varios puntos del Estado, en donde se presente, y una vez que vuelvan a ocupar la capital, en donde hay mil ochocientos hombres, dispondrán para formalizar una expedición al interior, de los productos de la aduana de Mazatlán, por donde además se pueden procurar armas y demás pertrechos de guerra. Para moverse usted hacia Durango, Patoni le proporcionará todos los recursos que necesite, y si usted se resuelve creo con veniente que antes siente usted las bases de su compromiso, para que ellas sean la norma de la conducta recíproca que de42
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ban seguir usted y él, cuando ya usted se encargue del mando de las fuerzas del Estado. Patoni es exaltado, pero joven y sincero, no tiene las matrerías, chicanas, ni dobleces de muchos caudillos de la revolución; usted es desprendido sin aspiraciones bastardas, y con buenas intenciones; creo por lo mismo que ambos harán que Durango sea una nueva pesadilla para los conservadores, Durango necesita dirección y ustedes pueden dársela muy saludable, pese usted el negocio y resuélvase por el partido que más ventajas pueda traer a nuestra causa. A más no es este negocio de concluirse con dos cartas, contésteme usted y escríbale al señor Patoni y después de bien impuesto, díganos su resolución, que siempre considerará como las más convenientes a los intereses i ntereses del país. Su afectísimo y seguro servidor quien besa su mano. José María Castro. Le suplico muy encarecidamente la remisión de la adjunta a su título. [5260] Castro.
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Saltillo, Coahuila abril siete de 1860 Apreciable señor y amigo: Estando ya de acuerdo para escribir a usted, felicitándolo por el nuevo nombramiento que ha hecho el Honorable Congreso del Estado en su apreciable persona; me ha escrito el señor licenciado don José María Castro, de Mazapil, recomendándome que dirija a sus títulos, dos cartas que me adjunta, una para el 43
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señor general don Pedro Hinojosa y otra para el coronel don Martín Sayas. De la del primero pude sin querer imponerme, por venir abierta, y como contiene asuntos quizá delicados para la causa y aún también para nuestro Estado, me ha parecido prudente sacar una copia de dicha, la misma que a usted le mando para que se imponga, manifestándole a más que no las mando toda vía si no es hasta esperar su contestación por si usted tuviere que hacerme alguna objeción al tiempo de remitir yo éstas a sus títulos. Sin más por ahora, me repito de usted suyo afectísimo y seguro servidor quien besa su mano. Narciso Hernández.
Señor don Narciso Hernández Saltillo, Coahuila Monterrey, Nuevo León abril 11 de 1860 Mi querido amigo: Impuesto de su apreciable de fecha siete del actual, y de la copia que a ella me acompaña, le doy las más cumplidas gracias por el empeño que toma para que esté al tanto de lo que pasa; y espero que en lo sucesivo continuará usted haciendo lo mismo que ha hecho. Hoy he tomado posesión del gobierno del Estado y en este puesto me ofrezco de usted como siempre amigo y servidor quien besa su mano. [5261] 44
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Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Charcas, abril cinco de 1860 Mi muy querido General y amigo: Habiendo recibido en el Venado la orden de marchar sobre Durango, la he emprendido no sin algunas dificultades y disgustos por causa del señor Uraga, quien tiene la ridícula pretensión de mandar en jefe las fuerzas constitucionales y quería disponer con tal carácter de las del Estado, que tengo yo a mis órdenes, sin que antecedente alguno pudiera darle tal derecho, antes por el contrario, clara y terminantemente le había yo dicho que tenía órdenes expresas de no comprometerme con ellas, para estar listo, a fin de emprender cualquiera movimiento que se me ordenase. Mucho me prometo de nuestra expedición a Durango, si como espero, usted la protege con sus consejos y el armamento y demás útiles de guerra necesarios, para formar una bonita división, que nos pondrá en situación de obrar por sí mismos, sin necesidad de combinaciones con las otras fuerzas en campaña, que tienen jefes de pésimos antecedentes, como Uraga, para que puedan inspirar confianza a los verdaderos republicanos, son ineptos y sobre todo están dominados de pretensiones tan exageradas, que da risa verlos. La situación por aquí nada tiene de satisfactoria; pues que Uraga, cuenta para tomar a San Luis, con las defecciones que cometen las tropas enemigas, que son más numerosas que las nuestras, tienen tres baterías, mientras él sólo cuenta con una, sin artilleros; así es que si los últimos favorables acontecimientos que han tenido lugar por Veracruz y Guadalajara, no impiden al enemigo batirse con Uraga y tiene lugar un hecho de armas, me parece evidente que pierden las nuestras. Encarecidamente suplico a usted no nos dilate las armas y artillería que pedimos, pues que mandándolas en posición que nos haga temibles, no sólo para el enemigo, sino también para cualquiera que tenga la necia pretensión de falsear en algo la 45
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revolución, que el heroico Estado de su mando ha proclamado y que sostendrá en toda su pureza, hasta hacerla triunfar, estableciendo después en nuestro desgraciado país un gobierno sólido, que nos asegure la paz que tanto necesitamos. Deseo a usted toda clase de felicidades como su muy adicto amigo y servidor que de veras lo aprecia y atento besa su mano. Pedro Hinojosa. Le suplico tenga la bondad de remitirme en primera oportunidad, unas pistolas de colt y de dar unos cuarenta pesos a Natividad López, que lleva orden de entregar treinta y dos a las familias de Lozano y Arizpe, que tienen que ocurrir a casa por ellos. Aumento.
Señor general don Pedro Hinojosa Donde se halle Monterrey, Nuevo León abril 11 de 1860 Mi muy querido amigo: Hoy he tomado posesión del gobierno del Estado, y puede usted considerar que no tengo el tiempo necesario para escribirle con la extensión que quisiera, al contestarle su grata de fecha cinco del actual. Mucho celebro que se encuentre ya en marcha para Durango, y que haya tenido la fortuna de salir bien librado de las garras de la intriga. Dentro de breves días, me ocuparé de la expedición que le está encomendada, y haré lo posible para proveerlo de lo que le sea necesario, y de que le habla a Juan, cuya correspondencia he visto. 46
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Al señor Guzmán, salúdemelo cordialmente y dígales que tan luego como me desahogue d esahogue de las ocupaciones consiguientes a los principios de mi administración, me desquitaré por el largo silencio a que me tenía condenado la falta de brazos para el despacho de mi correspondencia. correspondencia. A todos los jefes y oficiales, mis finos recuerdos, y usted ordene lo que guste a este su amigo y servidor quien besa su mano. [5262]
Señor general don Juan Zuazua Monterrey, Nuevo León San Juan del Ahorcado, abril 14 de 1860 Mi muy querido amigo: En estos momentos pasa un extraordinario con pliegos de Zacatecas para Matehuala y te acompaño un impreso y copia de una carta, que me escribe el señor González Ortega, los que te impondrán de todo lo que pasa por aquellos aquellos lugares. De palabra me dice el expresado extraordinario, que Ramírez, había perdido algunos carros con parque. Mucha es la falta que me hace la artillería, pues que si la hubiera tenido, bien podía ser que en la corrida que ha dado el Mocho, la hubiéramos aumentado; así es que te suplico de nue vo, me mandes todas las piezas que puedas, violentamente, a San Juan de Guadalupe, pues que sin ella aventuramos mucho, batiendo a un enemigo, que la tiene y hacemos un papel muy triste. Mi compadre el señor Guzmán, me asegura, que aprovechará las buenas relaciones que tiene con el señor Patoni, para que éste incorpore las fuerzas del Estado de su mando a las nuestras. Siendo esto así, contaremos con dos mil hombres, suficientes para defender la artillería que mandes y más todavía, creo que tomaremos Durango, aunque resista allí el enemigo. 47
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Como verás, por mi comunicación de esta fecha, he llegado hasta aquí, sin novedad y continúo mi marcha mañana para San Juan de Guadalupe, a donde espero tus órdenes: repitiéndome tuyo afectísimo amigo y servidor que te estima y tu mano besa. Pedro Hinojosa. Es pues probable que Uraga se vuelva pronto a Zacatecas, para emprender sobre San Luis y nosotros tendremos lugar de levantar y organizar fuerzas respetables. A Zaragoza Zaragoza seguramente seguramente lo empleará Carvajal; hoy hoy me dicen que pasó un extraordinario de Carvajal para él, pero aún dado el caso que se reúna con ellos, todos estos pobres diablos juntos no valen una cáscara de cacahuate.
Señor general don Pedro Hinojosa Donde se halle Monterrey, Nuevo León abril 18 de 1860 Mi querido amigo: No estando en ésta, Zuazua, por haberse ido a Lampazos, contesto a usted la que le dirige con fecha 14 del actual, celebrando lo acaecido en Zacatecas. En cuanto a la artillería que usted pide, había dispuesto que saliera con motivo de lo acaecido a Campos, y de que supongo a usted ya impuesto; pero al prevenir la marcha se me manifestó que se tenían que hacer algunas ligeras composturas y había que elaborar el parque, porque ni el señor Martínez ni Zuazua, se habían ocupado de cosas tan importantes; así es que no podrá salir esa arma, ni la más infantería que le quiero mandar, sino hasta fines del presente mes. En cuanto a la permanencia de usted en San Juan de Guadalupe, la podrá decidir en vista de los recursos que pueda 48
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proporcionarse; más si se le escasean, bien puede venirse a la Hacienda de los Hornos, que resistirá el empuje y tanto más cuanto que su dueño está indicado de combinación con Cajen y los suyos, y además nos resultará la ventaja de que esté usted en territorio del Estado: aunque según mis dos últimos extraordinarios, creo que cuando reciba éste, ya se habrá puesto en marcha para auxiliar a Campos y proteger a los pueblos del distrito de Parras. Refiero a usted en todo lo demás a que se contrae en su apreciable a lo que le digo di go a nuestro amigo el señor Guzmán. Salúdeme usted expresivamente al señor don Jesús Gómez y disponga del afecto de este su amigo y servidor quien besa su mano. [5263]
Señor general don Pedro Hinojosa Zacatecas, Zacatecas 13 de abril de 1860 Mi fino y querido amigo: El cúmulo de ocupaciones que me rodean, me impide tener el gusto de contestarle extensamente su apreciable de siete del actual: me limito por lo mismo a acompañarle acompañarle los impresos adjuntos. Ayer tarde debe haber haber dado alcance a Ramírez el el señor Uraga, antes de llegar a Sain Alto, y de un momento a otro espero una noticia sobre el particular. De usted afectísimo amigo y servidor quien su mano besa. Jesús G. Ortega. Aumento. Ha llegado a esta ciudad la infantería que dejé en
Aguascalientes, lo mismo que las fuerzas que tenía en el sur del Estado. Un recuerdo a los amigos. Una rúbrica. Es copia. San Juan del Ahorcado, abril 14 de 1860. [5264] 49
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Señor general don Pedro Hinojosa Donde se halle Monterrey, Nuevo León abril 21 de 1860 Mi querido amigo: Supongo a usted reunido o próximo a reunirse con Campos, quien con fecha 18, debe haberse movido en seguimiento de Cajen, que se ha retirado rumbo a Durango. Este movimiento lo ha de haber hecho para incorporarse con Ramírez, y es preciso estar con cuidado para no aventurar un hecho de armas. Confío en usted y ya sabe que tengo seguridad en que obrará conforme a mis instrucciones. La artillería se está disponiendo con actividad, y no puede estar lista sino hasta fin del presente o principios del entrante, porque me encontré absolutamente sin cosa alguna preparado, y que falta parque para algunas piezas; pero se trabaja y se procura hacer cuanto se puede. Manténgase usted pues, como pueda, por esos puntos, entre tanto le llega la artillería, y haga que se organice bien la fuerza de Campos y que todas se disciplinen entre tanto se ponen en acción. Le acompaño a usted copias de una carta de Núñez de Cázares, de una de Degollado y de la contestación que doy al primero. Ya verá usted usted lo que ese hombre hombre piensa y lo que he contestado; creo que he obrado como debía y que es lo único que podía hacer. El Congreso, dirá lo que convenga al Estado y comunicaré a usted su resolución. Al señor Guzmán, salúdemelo cordialmente y dígale que si no le escribo, es por mis muchas atenciones y no por otro motivo, que lo considero tan amigo, que debe tomar por dirigidas a él las que le escribo a usted. Consérvese bueno y disponga del afecto de este su amigo y servidor quien besa su mano. [5265] 50
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Señor general don Pedro Hinojosa Donde se halle Monterrey, Nuevo León abril 17 de 1860 Mi querido amigo: Pongo a usted este extraordinario con el objeto que contiene mi oficio de fecha de hoy con la nota de reservado. reservado. Amigo como es usted de la causa y de mi persona, y depositario de toda mi confianza y de la del Estado, no debe permitir que en sus filas se encuentren hombres manchados como Blanco, Zaragoza, Lozano, Valdez y otros que no pueden menos que llevarle el desorden y la anarquía. Usted tiene un vasto campo en que figurar y el Estado le proporcionará que ese se extienda, si, como no lo dudo, se sujeta en un todo a las instrucciones que le dicte este gobierno; pues de otra manera nos veremos expuestos a los males que ya otra vez hemos tenido que lamentar, y que me obligaron en septiembre último a llamar al ejército. Mi comunicación oficial sobre este particular es bastante clara y explícita, y francamente si no ha de haber orden, disciplina y subordinación, vale más retirarnos a nuestras casas, que así no contribuiremos a las desgracias de la nación. Muy mortificado estoy por lo ocurrido en Sierra Hermosa, con un paisano, y le recomiendo a usted muy particularmente se practique la averiguación respectiva y dé cuenta con ella avisando el castigo que se le l e haya impuesto al culpable. Repito a usted la escrupulosidad en la observancia de las instrucciones y me dará un placer positivo si en cada correo me avisa usted los progresos que haga en el restablecimiento del orden y que coloca en nuestras filas, hombres como don Jesús Gómez, que lo ha destinado para la comisaría. Ayer le escribió a usted Rejón, en mi nombre y reiterándole lo que le dijo, le recomiendo active sus movimientos para proteger a Campos y a los pueblos del Estado que están amagados, dirigiéndose usted al partido de Parras, que es el teatro de los sucesos, sin omitir dar avisos repetidos a Campos, para evitar 51
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una sorpresa y poder combinar los movimientos que ambos deben hacer. Por último fije usted su atención en Zaragoza, de quien se asegura que estaba en Cedros, con cuatro hombres esperando a usted para incorporársele, habiendo ido a ese punto, de acuerdo con usted. No creo esto último, y espero que como le prevengo, lo aprehenda y me lo remita bien asegurado. Consérvese usted bueno y disponga del afecto de este su amigo que lo estima y besa su mano. [5266]
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Rancho del Aguaje, Coahuila abril 20 de 1860 Mi muy querido general y amigo: Ha sido en mi poder la nota oficial que con el carácter de reservada se sirvió usted dirigirme con fecha 17 del corriente y su carta confidencial de la misma fecha, relativa al propio asunto. Acompaño a usted mi contestación oficial y pongo esta confidencial, porque en ella podré hacer explicaciones más explícitas y dar a usted una idea más exacta de la base de conducta que me he propuesto y que he seguido y espero seguir invariablemente. Usted me hace justicia al asentar que soy amigo de la causa liberal y personalmente de usted y yo nunca podré desconocer que el Estado, y especialmente usted, me han colmado de una confianza a la que procuraré por todos los medios posibles, corresponder dignamente. Por lo mismo, yo no puedo tener más intereses que los del Estado, ni otra mira en todos mis actos que la de trabajar por su gloria y por el brillo de sus armas. Ahora bien, yo se que las dos principales condiciones para la prosperidad y buen nombre del Estado son, su paz interior 52
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bajo el régimen actual, y el buen crédito de sus hijos, que con las armas en la mano sostienen la causa causa liberal. Por consiguiente nunca podré entrar en inteligencia con los que otra vez han causado trastornos en el Estado y mucho menos con los que en la actualidad intentan promover nuevas asonadas. De la misma manera, jamás admitiré en las filas del ejército, que usted y el Estado han puesto a mis órdenes, a hombres manchados con defecciones anteriores y ni aquellos que se manifiestan dispuestos a armonizar o entrar en combinaciones con ellos. Esté usted usted pues persuadido de que mientras mientras yo mande fuerzas del Estado, no figurarán en ellas, ni como simples soldados, Blanco, Zaragoza, Lozano y otros que se les parecen. Esta es la ocasión de explicar a usted mi conducta con Zaragoza y Valdez. El primero primero se presentó en Matehuala con dos mozos, diciéndome que iba a Zacatecas, en donde tenía negocios. Me mandó pedir permiso permiso para hablarme y yo se lo concedí con el objeto, entre otros, de sondear, sus intenciones. Pude entender que su objeto era ir a mendigar con Ortega, el mando de alguna fuerza; pero como esto nada tenía que ver con el Estado, no me di por entendido y sí solo le previne, que sin demora saliera de Matehuala. Pocos días después, me dirigió el teniente coronel Arredondo, el oficio que consta en la copia número uno, al que di la contestación que contiene la número dos. Nada necesito necesito agregar para que usted pueda conocer mis intenciones. Después, y por mera casualidad, supe que Zaragoza estaba en Cedros, y aún pude sospechar por las palabras sueltas de un extraordinario, que Ortega lo llamaba a Zacatecas, sin duda para ocupar la vacante de Sánchez y Román. No he tocado a Cedros; pero he tomado providencias para que se le aprehenda en donde quiera que se le encuentre y en ese caso, lo remitiré con la debida seguridad. Respecto de Valdez, era público en Monterrey, que el señor Martínez lo recibía como amigo de usted y del Estado, y aún sé que le proporcionó recursos, para que saliera con las fuerzas que sacó Quiroga. Sin embargo, no le he dado ocupación de nin53
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guna especie, ni tiene en la brigada otro carácter que el de un arrimado a quien nadie hace caso. El asesinato de un paisano en Sierra Hermosa, es ciertamente un hecho lamentable. lamentable. Está plenamente plenamente probado probado el delito y corroborada esta prueba con la fuga del desgraciado que lo cometió. La averiguación sumaria tiene algunos defectos, debido en su mayor parte a la premura del tiempo; pero he dado ya orden para que se subsanen en lo posible y la remitiré en primera oportunidad. No tenga usted la menor duda de que como soldado, como liberal y como amigo, todas mis operaciones irán basadas en la letra e incuestionable espíritu de las instrucciones que ha tenido a bien darme. Tampoco dude usted de que he tenido, y tendré especial cuidado de colocar a hombres cuya aptitud y probidad no puedan ponerse ponerse en duda. duda. Por eso lo más delicado, delicado, que es la contabilidad lo había encomendado a don Jesús Gómez; pero éste repentinamente se ha separado, sin que los muchos esfuerzos que mi compadre Guzmán y yo hicimos, bastaran para detenerlo. He llegado a sospechar que el principal motivo que tuvo, fue que algunos criticaron su nombramiento, alegando que no era hijo del Estado. Usted comprenderá cuanto he sentido esta ocurrencia. Tengo ya noticias positivas de Campos y comunicaciones suyas que me manifiestan su buena disposición. Estamos ya de acuerdo para reunirnos en Cuencamé, a donde llegaré llegaré yo pasado mañana, y él dentro de cuatro cuatro días. Creo de mí deber decir a usted con toda franqueza, que las haciendas y poblaciones del estado de Durango, están muy prevenidas contra él; y aunque yo por mi parte no tengo la más ligera queja, si creo prudente y político que usted lo ocupe en otra cosa, dando el mando de su regimiento, a Fierro o Pancho Aguirre, o a otro de su confianza. La razón que para esto tengo, es que del gobierno abajo, todos están en la mejor disposición para facilitarnos toda clase de recursos, y acaso ese motivo de disgusto, los resfriaría o me colocaría en situaciones embarazosas. No obstante, obstante, usted haga lo que estime mejor. 54
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Por ahora, no tenemos enemigo cercano, pues Ramírez con sus catorce piezas y de seiscientos a ochocientos hombres, debe estar en Durango y Cajen, con cosa de cuatrocientos, se dirige con carrera de venado a la misma ciudad. Así pues, reuniremos todas nuestras fuerzas y la artillería que viene en camino, se aumentarán las de Durango, con partidas que se van incorporando y probablemente se unirán dos secciones, la una de Sinaloa y la otra de Chihuahua, que según ha sabido el señor Patoni, vienen para Durango. Quedo de usted como siempre suyo afectísimo amigo y adicto servidor que lo ama y su mano besa. [5267] Pedro Hinojosa.
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Cuencamé, Durango abril 25 de 1860 Mi muy querido general y amigo: Contesto su estimable fecha 18, que es respuesta a la que dirigí a don Juan, y que lo deja impuesto de lo sucedido en Zacatecas. Mucho siento que la artillería no haya podido salir con la prontitud que los acontecimientos exigen, pues como es lo único que puede obligarme a suspender aquí mi marcha sobre Durango, porque como estará usted impuesto por mis anteriores, las fuerzas todas de este Estado están a mis órdenes, y podemos contar también con las de Chihuahua y Sinaloa, que están en camino: todas forman un número suficiente para emprender con buen éxito, teniendo aquí la artillería, que ruego a usted haga salir con prontitud. Siguen las quejas contra el teniente coronel Campos, por las providencias violentas que para hacerse de recursos ha tomado en las haciendas y pueblos de este Estado; y aunque yo com55
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prendo bien, que la prevención que tienen en su contra es suficiente para que exageren; sin embargo, repito a usted lo que dije en mi anterior: sería político que otro jefe de toda la confianza de usted mandara ese regimiento. Hoy repito al referido Campos, la orden para que avance hasta incorporárseme, pues que me parece conveniente reconcentrar por aquí las fuerzas, tanto para estar preparadas para obrar, en caso de que el enemigo salga sobre nosotros, de Durango; como porque aquí hay más recursos y estarán mejor atendidas. Cumpliendo en todo con las órdenes e instrucciones de usted, sobre que haga cuanto sea necesario, para moralizar y disciplinar bien la fuerza, que ha tenido la bondad de poner a mis órdenes, me he visto en la necesidad de tomar providencias, que por más que repugnan a mi carácter, son absolutamente necesarias. He separado al teniente coronel Arredondo, del mando del regimiento de rifleros, porque es un hombre díscolo, chismoso, que estaba introduciendo entre ellos la discordia y el descontento. Es arbitrario y traspasa las facultades que que se le dan; dan; abusando del mando que emplea en su favor, quitando caballos y otras cosas, sin dar cuenta a la superioridad; en fin, es un hombre que no sirve para nada bueno, ya usted sabe la comprometida que me dio, desobedeciendo mis órdenes, para no pasar del Venado; y todo porque Uraga, lo alucinó, ofreciéndole el empleo de coronel y torres de viento. A Piñón, lo he suspendido a mi pesar; pues que como él mismo puede decir y han presenciado muchos, siempre lo he tratado con bastantes consideraciones y aún estaba dispuesto a elevarlo hasta donde fuera posible; pero no me ha valido este género de conducta y hace dos días ha roto públicamente y con escándalo la orden que dicté, separando al teniente coronel Arredondo de la 1ª Brigada del Ejército del Norte; por lo que lo mandé suspender y encausar. encausar. Probablemente mañana mañana sale para esa capital, pues no quiero que faltas tan graves, queden sin 56
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castigo y se conviertan en regla para las demás fuerzas, que se han puesto bajo mis órdenes. Todo va bien por estos estados y se hallan en la mejor disposición para que formemos un ejército formidable, que establezca la paz y el orden constitucional en la nación; y sería triste, que la tolerancia de algunas faltas nos enajenara las simpatías de nuestros colaboradores. Más delante, con la línea de conducta que me he propuesto seguir, adquiriremos grandes elementos y todos los recursos que producen los puertos más importantes del Pacífico. He conseguido lo que usted siempre ha deseado, armonía en el pensamiento y unidad en la acción. Necesitamos mucho una persona inteligente para la construcción de montajes de artillería y una obra o tratado sobre el modo de construir estos objetos y las piezas; para lo primero me parece a propósito el señor Mier, y dejo a la buena elección de usted usted lo segundo. Necesito también mucho, instrumentos de zapa, de que carezco absolutamente; y si usted puede mandarme una batería completa, sería mejor, si en ella viene, una o las dos piezas arrifladas, que podríamos aprovechar bien, si el enemigo se defiende en Durango, o sabe abatirnos. Mucho me prometo del señor Patoni: republicano por con vicción, joven, lleno de vida y de entusiasmo, tiene la mejor intención y está dispuesto a cooperar con todos los elementos y recursos del Estado de su mando; habiendo puesto espontáneamente a mis órdenes las fuerzas, que tiene organizadas y las que le vienen de Chihuahua y Sinaloa, así como los recursos pecuniarios que hasta hoy ha podido reunir. Por último, tiene fe y confianza en nuestros hombres, conoce bien su superioridad y se manifiesta enteramente dispuesto a poner en sus manos los grandes elementos eleme ntos con que cuenta. Consérvese usted bueno y mande lo que guste a su afectísimo y sincero amigo y seguro servidor que atento su mano besa. [5268]
Pedro Hinojosa. 57
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Excelentísimo señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Cuencamé, Durango abril 25 de 1860 Mi muy querido amigo y general: En contestación a la grata de usted fecha 21 del corriente, tengo la satisfacción de decirle que según aviso en nota separada, Campos, aún no se incorpora a las fuerzas de mi mando, no obstante que a usted y a mi nos había hecho consentir en ello. Para que usted pueda formar ideas exactas en este particular, le incluyo copia de la última comunicación que Campos me ha dirigido. En nota separada contesto a usted también sobre la importancia de que la artillería venga cuanto antes; y le ruego a usted me disimule si insisto demasiado sobre este punto, pero esto procede de que palpo su urgente necesidad. Las copias que usted me hace favor de incluirme no son, a mi ver, más que la neta confirmación de que el hombrecito don Santos, es el más falso, más hipócrita e inconsecuente de los que se empeñan en ser nuestros prohombres. Recuerdo que en una carta que dirigió al señor Martínez, calificaba de muy malos a usted, a don Juan y a mi compadre Guzmán: ahora usted es muy bueno; pero los que lo aconsejan son muy malos. Yo creo que don Santos insulta a usted más en esta carta que en la primera. La verdad, a mi juicio, juicio, es que el hombre ha perdido hasta hasta las más triviales triviales ideas de decencia. La contestación de usted me parece muy digna y juiciosa; y creo que con ella obtiene usted sobre sobre el jesuita un espléndido triunfo. triunfo. Esta es también la opinión de mi compadre Guzmán, que da a usted por suya en todas sus partes, la presente. He dado conocimiento de las copias al señor Patoni, quien las ha visto con positiva indignación y me ha repetido la resolución que ya me había manifestado, para ayudarnos a hacer la guerra a hombres tan inicuos y desvergonzados como el autor de la primera carta. Este señor Patoni, es todo un hombre. Sin más por ahora me suscribo como siempre suyo afectísimo amigo y servidor que atento besa su mano. 58
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Señor general don Pedro Hinojosa Cuencamé, Durango Monterrey, Nuevo León mayo uno de 1860 Mi querido amigo: Contesto sus apreciables del 25 del último abril, aunque una de ellas vino sin firma. Desde el 29 del citado mes, comencé a escribir a usted y concluyo ahora manifestándole que la artillería, compuesta de dos bomberos de la veinticuatro, un obús de a treinta y seis y un obús de montaña de a doce, no podrán salir sino del uno al 12 del presente, y eso haciendo extraordinarios esfuerzos, porque a mi ingreso al gobierno me encontré sin un cartucho, y aún sin balas para dos piezas de a seis, que son las mejores para batir y he tenido que mandar fundir esos proyectiles a Matamoros, los que si llegan a tiempo se dispondrán para que marchen también esas bocas de fuego. Respecto a demás armas, a Campos se le mandaron últimamente ciento treinta y tres fusiles buenos y treinta bultos de parque de quince adarmes. Las piezas rayadas rayadas no podrán podrán ir por por estar desmontadas, a no ser posible concluir los montajes. Si el señor Patoni se hiciere del armamento de Zacatecas que está atrojado en Brownsville, adquirirá un buen surtido, siendo por su clase los mejores del mundo. Quedo enterado y es de mi aprobación, del paso que ha dado, suspendiendo a los jefes de que me habla y espero que en lo de adelante, continuará usted de la misma manera; pues sabe que deseo y quiero que haya orden y moralidad. Lo que está pasando en Veracruz, en donde no se cuidan más que las personas que están en el gobierno, viendo con indiferencia y desprecio a la nación, debe llamar nuestra atención de una manera bastante seria, y por lo mismo recomiendo a usted conferencie con los señores Guzmán y Patoni, ya que 59
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ambos están decididos por la buena causa y en ellos encontramos patriotismo, conocimientos y buena fe. Mis ideas por ahora son el que nos preparemos para cualquier evento, formando por lo pronto, una coalición de hecho, que después será de derecho, entrando en ella desde luego, Durango, Chihuahua y Sinaloa, que después vendrá por sí solo Zacatecas, porque los sucesos y las circunstancias harán al señor Ortega solicitar su unión a Degollado, quién está en Tampico esperando que los estados le den fuerzas y recursos. Bien conozco que la toma de Durango es de la mayor importancia para la realización de mis ideas; pero como no tenemos aún todos los elementos necesarios, para llegar a ese resultado, deseo que usted, con vista de los informes más exactos que se proporcione del número de fuerzas del enemigo, de sus recursos, del estado de la opinión en Durango, de la protección que se le dispense a la reacción por las personas influyentes de esa capital, y con el conocimiento de cuantos datos conduzcan a formar un juicio exacto, se resuelva o no a atacar esa plaza, en lo que debe ser muy prudente, porque un descalabro nos colocaría en una situación muy comprometida y nos expondría a sacrificarnos inútilmente. Creo que se contará con Uraga, según lo que hablé con este señor general cuando estuvo conmigo últimamente en Lampazos: y si estuviere yo engañado en mi juicio, pronto lo sabré de cierto. Comuníqueme su resolución y disponga del afecto de este su amigo y servidor quien besa su mano. OJO. En cuanto a Mier, para la construcción de montajes,
y lo demás que usted desea tener, prepararé las cosas de manera que si se toma a Durango, se sitúen en esa ciudad inmediatamente, respecto a instrumentos de zapa, remítame usted una lista de los que necesite para mandárselos con la artillería. [5269] 60
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Ejército del Norte. Primera Brigada. Sección Campos. Teniente Coronel. Acabo de llegar a esta hacienda con la fuerza de mi mando desde donde me ocupé, luego de mandar exploradores por los rumbos que he creído peligrosos y habiendo vuelto éstos, sólo han observado por el de Mapimí una partida de tulises cuyo número y jefe ignoro, estando libres los demás puntos cercanos. El excelentísimo señor gobernador, con fecha 16 de éste, me dice, que al día siguiente sale un cargamento de parque a encontrarme y al segundo día, cinco piezas de artillería y armamento suficiente para seguir engrosando y fortaleciendo mi sección; esta noticia me ha hecho reflexionar si es necesario esperar aquí dichos objetos, atendiendo a que si dejo pasar de este punto, tan importante remisión, sería exponerla, porque la fuerza que lo conduce es poca y su adquisición es importantísima. Por otra parte, después del triunfo que obtuve contra Cajen, quedé como usted puede considerar, débil y robado por la misma plebe, que aunque me ayudó, me robó caballos, mulas, armas y mil otras cosas que hoy me ocupo en reparar; particularmente armamento, parque y hombres; más todo esto no es más que un deseo y precauciones, si usted considera que con viene que en el acto marche a unírmele, al momento de recibir sus órdenes, las cumpliré, limitándome tan solo a poner en su conocimiento circunstancias que ignora para que al tanto de ellas, determine lo que a bien tenga y me dé sus órdenes. Protesto a usted mi respeto y subordinación. Dios y Libertad. Santa Rosa, Coahuila abril 22 de 1860. Máximo Campos. Es copia de su original. Cuencamé, Durango Abril 25 de 1860. [5270] S. Bravo, Secretario. 61
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Señor general don Pedro Hinojosa Donde se halle Monterrey, Nuevo León abril 29 de 1860 Mi querido amigo: Oficialmente y con el carácter de reservado, hablo a usted de dos negocios de importancia, que le recomiendo. En el primero relativo a Campos, de que son muchas las quejas que se han dirigido y se dirigen al gobierno. Puede suceder que se haya excedido en algo, porque fue enviado y comisionado con la bendición de Dios, pero no por eso debe disimular ni dejar desapercibido desapercibido lo que se dice, y que llega hasta el extremo de asegurarse, que libranzas dadas por un señor Jiménez de Avilés, han sido cobradas y recibido su valor por la familia de Campos. La proximidad de usted a los puntos en que se asegura que ha cometido sus excesos ese jefe, lo ponen en aptitud de poder averiguar la verdad y por cruda que sea ésta, debe obrar conforme a sus facultades. El otro punto es sobre lo que está pasando en Veracruz, en donde no se cuidan más que las personas que están en el gobierno, viendo con indiferencia y desprecio a la nación. Conferencié usted con nuestro amigo Guzmán, mediten bien sobre lo que digo oficialmente y comuníquenme sus ideas, pues debemos estar preparados para todo evento a fin de que podamos tomar un buen partido, que para mi no debe ser otro que el que indico. Degollado está en Tampico esperando que los estados le den tropas y recursos, y es indudable que debe obrar de acuerdo con los de Veracruz; y repito que debemos estar preparados. Creo que se contará con Zacatecas, aunque juzgue que no debe tentarse y si esperar que por sí entre en la coalición, lo que hará porque porque no puede puede dar otro paso. paso. Nuestros trabajos trabajos deben comenzar con Durango, Sinaloa, Chihuahua y Sonora, que luego se extenderán a otros estados. Ya sabe usted que lo que le escribo es también para el amigo Guzmán, a quien saludo afectuosamente, repitiéndome de usted amigo y servidor quien besa su mano. [5271] 62
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Cuencamé, Durango abril 30 de 1860 Mi muy querido amigo y general: Por la comunicación que con este extraordinario dirijo a la Subinspección, quedará usted impuesto de que el enemigo está a corta distancia de nosotros; si la artillería que ha de venir de esa, apresura la marcha forzando las jornadas, podrá servirnos aún, pues que yo me propongo ganar tiempo y solo en caso muy comprometido dar acción, buscando el modo de compensar la ventaja, que por la artillería, tiene el enemigo. Estoy colocado en una posición en que puedo atacar o hacer ese movimiento para Nazas, a proteger la fuerza de Chihuahua y Durango, que llegará mañana a aquella plaza, compuesta de seiscientos hombres y dos piezas, una de ocho y otra de doce. Con este refuerzo creo seguro el triunfo; para el que cuento también con el estado de desmoralización en que estará el enemigo, con la noticia de la derrota de don Rómulo Díaz de la Vega, que como usted sabe fue completa. Salgo en estos momentos para el Paraje, por lo que no soy más extenso, suplicándole haga cuanto se pueda porque la artillería llegue pronto, dándole sus órdenes para que tome el camino por Santa Rosa, a donde cuidaré de mandar pedir que se conduzca al punto en que se encuentre e ncuentre esta División. Siempre soy de usted afectísimo amigo y servidor que lo estima y besa su mano. Pedro Hinojosa. No tenga usted cuidado alguno de nuestras fuerzas, y esté seguro de que antes de diez días, con la fuerza que usted nos mande, reuniremos una división de tres mil hombres. Haremos más, desde este momento le ofrezco que no perderemos ninguna batalla y que los que tanto lo han denigrado, tendrán que arrepentirse más tarde. 63
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Señor general don Pedro Hinojosa Donde se halle Monterrey, Nuevo León mayo cinco de de 1860 Mi querido amigo: Estoy con cuidado por lo que me anuncia usted en su apreciable de fecha 30 del último abril, relativo a la proximidad de Cajen, y sólo me tranquiliza la seguridad que nos da usted de que no comprometerá acción alguna, sino contando con todas las probabilidades del triunfo. Respecto de la artillería, ya he dicho a usted en mis anteriores lo que hay sobre el particular, sin embargo, he dado mis órdenes y del nueve al diez, cuando más tarde, saldrán de ésta dos bomberos de a veinticuatro y uno de a doce, que son las piezas que estarán listas, a reserva de mandarle a usted después las dos de a seis, tan luego como reciba las balas que para ellas he mandado fundir a Matamoros. Salúdeme usted expresivamente a los amigos don José María Patoni, don León Guzmán y usted reciba el afecto de su amigo que lo estima y besa be sa su mano. [5272]
Excelentísimo señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Noria Pedriceña, mayo dos de 1860 Mi querido general y amigo: Hace tres días que escribí a usted de Cuencamé, avisándole la salida de fuerzas reaccionarias de Durango y su proximidad, que me hizo creer pretendían atacarme y como supongo a usted con grande ansiedad por saber el resultado, le diré que el enemigo no se atrevió a atacarme, sin embargo, de su artillería y de que como verá usted, por la comunicación que con esta 64
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fecha dirijo a la Subinspección, le di tiempo más que suficiente para hacerlo. Las últimas noticias que de él he recibido, son de que se ha estacionado en Santa Catalina, con el grueso de su fuerza, avanzando sólo partidas de observación. La falta de recursos en el partido de Cuencamé y la necesidad de incorporar a esta división la sección que manda el señor Borrego, me resolvieron a marchar a Nazas, a donde el señor Patoni, me ofrece lo que necesite para mantener la fuerza, mientras llega la artillería que usted ha de mandarme, sin la que nada debe emprenderse sobre Durango, mientras permanezcan unidas las fuerzas de Ramírez y Cajen, que según las noticias que he podido tener hasta ahora, cuentan dos mil quinientos hombres de las tres armas con veinte piezas de artillería. El señor gobernador de Durango, escribe a usted, recomendándole mucho la pronta remisión de la artillería, por lo que me refiero en todo a su carta, suplicándole que en primera oportunidad me mande al teniente coronel García Brito, que servirá mucho aquí, porque escasean los buenos jefes y también a Pancho Aguirre, que como usted sabe, conoce bien este terreno y es útil para el servicio. Mucha falta me está haciendo Quiroga y es absolutamente necesario que esté aquí, porque los soldados de su regimiento se desertan con frecuencia y en mi concepto, tienen la culpa los jefes, que no estando aquí Quiroga, se descuidan. Quedo de usted como siempre suyo afectísimo amigo y adicto servidor quien su mano besa. Pedro Hinojosa.
Aumento. El teniente coronel don Máximo Campos, in-
corporó a la brigada, una bonita sección, muy subordinada, de lo que estoy bastante contento. [5273]
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Señor general don Pedro Hinojosa Nazas Monterrey, Nuevo León mayo diez de 1860 Mi querido amigo: Por su apreciable de fecha dos del actual, me he impuesto del movimiento que ha hecho usted con dirección a Nazas, con el objeto de incorporar a sus fuerzas, la sección que manda el señor Borrego, y esperar allí la artillería que debe de be ir de esta. Ya he dicho a usted que a mi ingreso al gobierno, encontré que ni el señor Martínez ni Juan, habían hecho cosa alguna relativa a maestranza; de manera que ha sido necesario extraordinarios esfuerzos para poder alistar dos bomberos de a veinticuatro y uno de a doce, que indefectiblemente saldrán de aquí el día once del presente, con seis carros de parque y una compañía de infantería, quedándome el sentimiento de no poderle mandar dos piezas de a seis útiles, porque ha sido necesario que en Matamoros fundan balas para ellas, dos ralladas que están desmontadas, y en cuyo montaje se trabaja con actividad. La dirección que tomarán las tres piezas indicadas, será la de Nazas, y se le prevendrá al que las vaya mandando que de Parras le dé a usted aviso de las jornadas que deba hacer y de las puntas que ha de tocar, para que obren de acuerdo y en caso necesario, se auxilien mutuamente. Creo que con lo dicho quedará usted satisfecho y convencido de que se ha hecho cuanto ha sido dable para proporcionarle los elementos de guerra que ha pedido. Extraordinaria es mi satisfacción al saber que Campos se ha incorporado a usted con una bonita sección, muy subordinada; y que por lo que me dice el señor Guzmán, que las explicaciones habidas entre el señor Patoni y Campos, han venido a mejorar la situación y buena armonía. Debe usted haber recibido ya mi resolución relativa a la separación de Campos, resolución que tomé por lo que me escribieron los señores Patoni, Guzmán y usted mismo, y por la 66
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multitud de chismes que se han dirigido al gobierno contra ese jefe, a quien con la bendición de Dios se le mandó que organizara fuerzas, las vistiera y armara, para defender al Estado contra Cajen, y auxiliar a nuestros hermanos de Durango. ¿Qué ha de hacer un hombre a quien se le piden resultados sin darle los elementos para ello? Incuestionablemente ha de herir intereses, ha de atraerse odiosidades y ha de ser el blanco de los malquerientes del gobierno, y todo esto con tanta más razón, si en donde debe obrar no encuentra ni en las autoridades ni en los ciudadanos, toda la protección y la abnegación necesarias para llevar a efecto su comisión. Esto ha sucedido a Campos, quien habrá cometido abusos, pero ha dado resultados, que acaso ningún otro habría alcanzado. Repito a usted que estoy muy contento y con entera satisfacción por la buena armonía que existe, habiendo desaparecido las prevenciones que tenían contra Campos, porque esto me da a entender que se desarrolla más y más cada día el espíritu de fraternidad, que es la base sobre que debemos hacer descansar el edificio de la coalición, de que han de resultar a los estados su bienestar y felicidad. El triunfo obtenido por el general Uraga, y las tendencias y carácter de este deben llamar mucho la atención nuestra, para no quedar reducidos a la nulidad en el drama que se representa. Fije usted la imaginación en la proclama última del señor Uraga y verá que no se trata más que de reformas, vea usted ese espíritu conciliador que manifiesta; y todo le revelará que va a surgir una tercera entidad bastante fuerte, y que los estados de la frontera van a quedar subalternados y expuestos a los mismos o peores males que ha combatido, haciendo inmensos sacrificios. Bien me conoce usted y sabe que no obstante lo que dicen mis enemigos, ni abrigo ambición, ni engaño a persona alguna, habiendo cumplido siempre mis compromisos. En todo he obrado y obro de buena fe. 67
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Con esta seguridad puede usted proceder en el punto de coalición. Nada importa que hoy no se externe la idea, ni los medios de realizarla; importa sí que exista de hecho, que después los estados, unidos por ese pacto, arreglarán la manera de externarlo y todo todo lo demás que lo haga haga fructuoso: fructuoso: importa hacernos fuertes, para poder ocurrir a cualquier evento que acaso no se hará esperar, si la fortuna sigue protegiendo al señor Uraga, quien estoy cierto de que no se detendrá en sus operaciones militares, y que como es muy natural, se coloquen a su derredor los que por lo disgustado que estén, han de tratar de buscar el medio de asegurar su bienestar futuro, con las garantías que se les ofrecen, creándose así esa tercera entidad que debe resultar. Mediten bien y discutan usted y los señores Patoni y Guzmán, lo que dejo indicado, comuníquenme el resultado de sus deliberaciones, sin perder de vista las influencias que esos señores tengan en Chihuahua, Sonora y Sinaloa, para proporcionarse el apoyo de la coalición. Se trata de los intereses generales de la nación, y de los particulares de los estados fronterizos, y no debemos descansar hasta no ver afianzados unos y otros. Preparándonos como dejo dicho, para aparecer fuertes en cualquier evento. 1°Los señores Guzmán y Patoni y usted son los que deben encarnar la coalición, los que deben formular sus bases, que después acordaremos el tiempo y la manera de externar el pensamiento. Yo lucho en esta con los diputados de la Legislatura entre los que hay algunos amigos de don Santos Degollado: se ocupan de quitar al gobierno las facultades extraordinarias que tiene, y de expedir algunos decretos cuya importancia es incalculable. Actualmente tengo en mi poder uno en que desconocen en el Gobierno General y en el general en jefe del Ejército Federal, la facultad de destituir y nombrar gobernadores; pero conteniendo una idea, que envuelve un contraprincipio, lo voy a devolver con observaciones. 68
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Pronto se expedirá otro decreto sobre las facultades del gobierno para celebrar tratados, y si logro la expedición de sete y del anterior, en los términos convenientes, creo que habré más avanzado algo. Últimamente ha mandado a la Legislatura el señor Degollado una exposición, manifiesto o acusación contra mí, Zuazúa, Martínez y Garza González, con motivo de los discursos leídos al abrir abrir sus sesiones ese cuerpo: trato de publicar tres cuadernos para refutarlo, usando de tres distintos estilos, y si no tengo tiempo, saldrá a lo menos uno, para callar a ese hombre sin pudor que tantos males nos ha causado. 2°Recomiendo a usted, llame a Peña y le haga de mi parte una reprensión por su comportamiento, cortando todo procedimiento en su contra, para que en ningún tiempo le perjudique. A ese joven lo aprecio, es de buen carácter, dócil y útil; y estoy persuadido que por si nada habría hecho ni hará, y que su conducta fue efecto de las relaciones que adquirió con otros, que lo precipitaron: vuélvalo usted al servicio y persuádalo de que ni en usted ni en jefe alguno, hay predisposición de ninguna clase, y que en mí, particularmente, hay una predilección por él. er 3 Paso a un sentimiento de amistad. Sé que la fuerza del Estado, está muy disgustada y que esto es debido a que la ven mal los jefes y demás de los otros estados, y a que están desnudas y no han sido socorridas en más de d e dos meses. Yo recomiendo a usted evite los motivos de disgusto hasta donde sea dable, y procure que se corte de raíz ese elemento de desmoralización que nos ha de perder. perder. Con modo puede hacer que todos se vean bien, hacer que haya explicaciones juiciosas y prudentes, que se den todos un abrazo de fraternidad, y que se cultive esta virtud de tan inapreciables resultados. Dado ese primero e importante paso, será conveniente se prohiba que se hable de otra cosa que no sea de asuntos del 69
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servicio militar, que se establezcan academias en los puntos en que se haga mansión, se tenga a la tropa en ejercicios, y se vaya introduciendo poco a poco el orden, la disciplina y esa obediencia ciega tan necesaria para los buenos resultados que se buscan en la campaña. Sabe usted bien que no es el número lo que da los triunfos y sí la tropa bien disciplinada, para que me entienda sobre el punto que he tocado. 4°Se ha librado la orden para que marche Pancho Aguirre a incorporarse a usted para que lo ocupe. Tenga usted prepresente que entre este jefe y Máximo Campos hay un antiguo disgusto, procure usted por lo mismo, avenirlos y hacer que olviden sus resentimientos. Campo me ha escrito, diciéndome que no el quiten la fuerza que ha organizado, y yo le recomiendo a usted este negocio, pues ya sabe cuanto se se ama lo que uno cría. A Pancho Aguirre, colóquelo en un cuerpo diverso del en que esté Campos; y si necesita usted oficiales, pídamelos que se los mandaré. En cuanto a García Brito, es de sentir que sus males no le permitan sufrir las fatigas de la campaña, y por ese motivo no marcha como usted desea. No olvide usted que lo que le digo es también para los señores Patoni y Guzmán. Deseo a usted felicidades y me repito suyo amigo y servidor quien besa su mano. [5274]
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Hidalgo, mayo 17 de 1860 Mi querido general y fino amigo: La imperiosa necesidad en que me encuentro a causa de la gra vedad de mi herida y la gran distancia en que me hallo del Estado, me han obligado a girar contra usted la suma de qui70
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nientos pesos con la cual considero cubrir en parte mis gastos y compromisos. Espero se servirá usted mandar pagarla, descartando su importe de mis vencimientos, a cuyo favor le quedará eternamente reconocido su afectísimo amigo y servidor que con respeto besa su mano. [5275] Pedro Hinojosa.
Señor general don Pedro Hinojosa Parral, Chihuahua o donde se halle Monterrey, Nuevo León mayo 27 de 1860 Mi querido amigo: Con mucho cuidado he estado e stado y estoy por ignorar el estado que guarda la salud de usted y deseo vivamente me informe como se encuentra, y si al fin le han amputado la pierna, como me han informado que sucedería. Ésta se la dirijo a usted por conducto de don Leonardo Zuloaga, porque en el lugar en que usted se encuentra, carezco de relaciones, y además no tengo seguridad de que llegue por el correo directamente. Le acompaño a usted usted las comunicaciones oficiales y las cartas que le había escrito, y que no recibió a tiempo por la fatal desgracia que sufrió a inmediaciones de Nazas. Al mismo señor Zuloaga, le escribo para que proporcione a usted, en donde se encuentre, la suma de mil pesos, y creo que este amigo, obsequiando mi recomendación, situará en poder de usted esa cantidad, que le será pagada por el gobierno. Cuídese usted y no omita escribirme, librando sus órdenes a este su afectísimo amigo y servidor quien besa su mano. [5276] 71
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Señor general don Santiago Vidaurri Parral, Chihuahua mayo 12 de 1860 Mi muy querido amigo y general: Con mucho sentimiento mío, le dirijo la presente, porque ella sirve para imponerlo de la pérdida que sufrimos el día cinco, después de haber triunfado el cuatro, como verá usted por el parte oficial que con esta fecha doy a la Subinspección de la Guardia Nacional del Estado; pero multitud de circunstancias contrarias, que sería fastidioso referir en esta y de que quedará usted impuesto por mi compadre el señor Guzmán, nos causaron esta desgracia. La fuerza y artillería que yo esperaba de esa, hicieron mucha falta: la Sección Borrego no llegó a Nazas el día que había había ofrecido, y las noticias falsas que se recibieron en nuestro campo, respecto a la retirada del enemigo, decidieron a los jefes que me sucedieron a no retirarse, permaneciendo en el campo, hasta que teniendo el enemigo enemi go al frente, no pudieron hacerlo. Imposibilitado yo para continuar mandando, me ocupé solo de mi curación, y me retiré a estos lugares, considerando hallar en ellos más elementos para para mi pronto restablecimiento. Sin embargo, mi herida presenta hasta ahora, un carácter muy alarmante; porque inflamada la pierna, no permite la extracción de la bala, que me causa mucho mal, haciéndome sufrir dolores atroces. Por aquí he recibido la mejor acogida y juzgo que podré hacer algo para decidir al gobernador del Estado de Chihuahua, a que obre por fin, poniendo en campaña todas las fuerzas que pueda levantar el Estado, y al efecto sale una comisión para Chihuahua, que el señor Patoni y yo mandamos, con las instrucciones convenientes para conseguir nuestro objeto. Este Estado cuenta con buenos elementos, hombres de guerra, dos mil rifles y una batería que recibirá de los Estados Unidos muy pronto: tiene otra otra ya lista para la campaña, y como no está tan explotado como los otros, puede sacar recursos pecuniarios con facilidad, y bastantes para el pago pag o de las fuerzas que ponga en campaña. 72
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El señor Patoni, me informa de que la fuerza de Nuevo León sufrió una perdida insignificante, y que en su mayor parte estaba ya reunida en Mapimí y marchaba a Parras, a donde esperaba encontrar a Quiroga, para incorporársele como se lo previene a los señores Campos y Arce. Están aquí diecisiete rifleros y cuatro oficiales del 1er Regimiento que no pudieron incorporarse con los demás en el Gallo, porque salieron por otro rumbo y tan luego como haya oportunidad, haré que marchen a reunirse con las fuerzas del Estado. Los informes que usted reciba de todos los jefes oficiales y soldados que estuvieron en la acción el día cinco, serán la mejor prueba de que no tuve yo culpa alguna en este desastre; pues que la sola idea de que usted piense alguna cosa que me sea contraria, me mortifica extraordinariamente. Si la necesidad de recursos pecuniarios me obliga a girar alguna cantidad al cargo de usted, le ruego desde ahora la satisfaga dispensándome lo haga así obligado por la necesidad. necesidad . Soy siempre de usted muy afectísimo amigo y adicto servidor que mucho lo estima y su mano besa. [5277] Pedro Hinojosa.
Señor general don Pedro Hinojosa Hidalgo del Parral, Chihuahua mayo 29 de 1860 Mi muy querido amigo y general: Por la comunicación del señor gobernador de Chihuahua, que con esta fecha transcribo a usted oficialmente, se impondrá de que han sido puestas a mis órdenes, todas las fuerzas que el Estado pueda armar y organizar, y que a pesar de haber venido herido y casi sin fuerza, se me han guardado por este gobierno, tantas atenciones como si hubiera llegado triunfante. 73
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Esto me hace dirigir a usted la presente, recomendándole muy eficazmente, active lo posible la salida de esas fuerzas, para que vengan a incorporarse a las brigadas de Durango y Chihuahua, y emprender de nuevo la campaña contra Ramírez, el cual infaliblemente habría sido derrotado el día cinco, si no nos falta artillería, pues no obstante que el enemigo atacaba con gran cantidad de ella y con doble número de hombres de refresco; cuando los nuestros se hallaban fatigados de la víspera y sin jefes, duró el combate más de tres horas, durante las cuales fue rechazado varias veces, y en una de ellas se le quitaron cuatro piezas y se le hicieron prisioneros, que logró recobrar después. Mañana sale de aquí por mis orden el mayor general Arce, con la brigada de Durango, compuesta con más de trescientos hombres, y marcha rumbo a Nazas, a recoger las armas que hallan quedado diseminadas, después del descalabro sufrido, a unirse a otros cien hombres que trae Ugartechea y a organizar y armar más fuerza en aquellos pueblos. Yo, sin embargo, de mis males, que minoran algo, no descanso de trabajar por el bien de nuestra causa, y espero que los amigos no me abandonen, sino que secundaran con actividad todos mis esfuerzos, para que estos no sean estériles. Si más tiempo pasa, mas me repito de usted su afectísimo amigo y seguro servidor que atento su mano besa. Pedro Hinojosa.
Señor general don Pedro Hinojosa Parral, Chihuahua Monterrey, Nuevo León junio 18 de 1860 Mi querido amigo: Comenzando por felicitar a usted a causa de su mejoría de la herida que recibió, contesta su apreciable de fecha 29 del último mayo. 74
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Las copias que le adjunto de la carta y oficio que dirijo al señor Patoni, le instruirán a usted de la imposibilidad en que me encuentro para mandar por hoy fuerzas que hagan la campaña de Durango. Esto lo siento sobremanera sobremanera y me tiene bastante molesto, pues usted me conoce y sabe que no sé abatirme, pero cuando lucha uno con los imposibles son inútiles los esfuerzos del hombre. Hace unos cuantos días se presentó en esta un comerciante con una libranza de usted, por valor de quinientos pesos, y aunque no exigía inmediatamente el pago de esa suma, que habría sido imposible habérselo hecho, porque no había un solo centavo, se dispuso aceptársela con el término de veinticinco días, pero no habiendo querido conceder más que quince, tiempo en que no había seguirdad de pagarla, fue indispensable respaldársela. Debe usted usted saber que estamos en un estado tal de miseria, por la guerra que nos hacen don Santos Degollado y González Ortega, que no podemos cubrir ni los gastos de la guarnición. Temiendo yo no poder satisfacer las necesidades de usted, caso de que librara, con mucha anticipación al recibo de su carta, en que me avisaba, podría tener que librar alguna suma, escribí a don Leonardo Zuloaga para que situara en poder de usted la cantidad de mil pesos. Este amigo que tiene cuentas con el gobierno y que estoy cierto de que en cualquiera circunstancia me serviría, escribió inmediatamente al Parral, para que se le facilitara a usted la suma indicada, que calculé le bastaría para tres o cuatro meses, y acaso a la fecha estará situada en poder de usted, no obstante, la falta de fondos del expresado señor Zuloaga en ese lugar. Los impresos que le acompaño a usted le impondrán de la situación en que nos encontramos, como consecuencia de las maquinaciones de los descontentos, poniéndome esto en la necesidad de mantener fuerzas que no solo conserven el orden, sino que lo afirmen para poderse ocupar el gobierno de los negocios generales que no descuida por esto. Celebro la buena acogida que ha tenido usted en ese Estado y deseo vivamente, restablezca totalmente su salud, que considero alcanzará bien pronto. pronto. Cuídese y disponga del afecto de este su amigo y servidor que lo estima y besa su mano. [5278] 75
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Señor general don Pedro Hinojosa Parral, Chihuahua Monterrey, Nuevo León mayo 30 de 1860 Mi querido amigo: El 27 del actual, escribí a usted por conducto de don Leonardo Zuloaga, a quien encargué situara en poder de usted mil pesos para sus atenciones. Hoy reitero reitero este encargo y por el mismo conducto le dirijo la presente que no tiene otro objeto que saber de su salud, y recomendarle no pierda oportunidad de escribirme noticiándome cuanto ocurra. Se me ha dado parte que de Durango, salieron cuatrocientos hombres con dirección a Mapimí, ya se le dice a Campos, esté pendiente de ese movimiento y procure evitar una invasión en el Estado. Deseo saber saber como se encuentra usted respecto respecto a fuerzas del punto en que se hallan, porque estoy informado de que no obstante sin males se ocupa de la organización de tropas. En el interior estamos en vísperas de un gran descalabro o de un triunfo espléndido. espléndido. Uraga, con cinco mil hombres y en la miseria, se dirige para Guadalajara, llevando a retaguardia a Miramón con seis mil hombres y recursos que lo sigue con una distancia de ocho ocho leguas. Don Santos, continúa haciéndonos la guerra, los gobernadores de San Luis y Zacatecas lo secundan y el tiempo será el que los tranquilice y los haga reconocer lo que ahora niegan, pues todo es bulla que ha de pasar; los sucesos nos colocan a todos en nuestros propios lugares. Repito a usted no deje de escribirme, y cuídese con esmeros, librando sus órdenes a este su amigo y servidor quien besa su mano. [5279] 76
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Excelentísimo señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Hidalgo del Parral, Chihuahua junio siete siete de 1860 Mi muy querido general y amigo: Tengo el gusto de contestar las dos apreciables de usted de uno y 27 de mayo último, que son en mi poder. He manifestado al señor Patoni, los deseos que usted tiene de que su Estado quede con el armamento, que por cuenta del de Zacatecas, se haya atrasado en Brownsville; y me ha contestado que tan luego como estemos en Durango, procederá a ello, contando con más de cien mil pesos ($100,000 ) que le debe el de Zacatecas, a quien parte le fue prestado con ese fin. Respecto a la coalición de hecho, que usted me indica como buena para conjurar cualquiera tempestad política, la tenemos ya establecida entre Nuevo León, Durango y Chihuahua, y para llenar los deseos de usted, solo nos falta el estado de Sinaloa, con quien estoy más seguro de contar. Estos estados lo han confiado todo a mi, y creo, sin temor de equivocarme, que siempre seguirán el sendero que yo les tracé, sin casi hacerme observaciones; usted me conoce, y por esto considerará con justicia, que todo lo que yo haga vendrá a refluir en beneficio de la causa, y directamente en provecho de Nuevo León, cuyas tropas me han sido confiadas. c onfiadas. El señor Muñoz, gobernador de Chihuahua, llegará indudablemente mañana a ésta, y viene para que acabemos de arreglar nuestra coalición: hablaremos y no descuidaré nuestro nuestro principrincipal objeto. ¡Que don Santitos se esté esperando las fuerzas y recursos de los estados! ¡Quizá no se fastidiará de aguardar en vano! En este Estado, por ahora, se presenta un inconveniente, que es de temerse embarazarse nuestras operaciones; pero ya tratamos de remediarlo de todas las las maneras posibles. Tal es la ley que en últimos días ha expedido el Congreso, previniendo la amortización del antiguo cobre, sin que con anterioridad aquella moneda se hubiera sustituido con otra; esto es perjudicial 77
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para todas las clases, y más cuando en el Estado todo el comercio se hace con cobre, aun en grandes cantidades y hoy queda reducido a la tercera parte de su valor. La plata escasea tanto, que se cambia por cobre con un doce y medio y aún con un veinte por ciento de premio. Respecto de Uraga, espero que ya usted tenga mejores informes y no se dejará llevar de primeras nuevas. Quiero equivocarme, pero en mi concepto, el hombre desea apoderarse de la situación, transigiendo en parte con ambos partidos, cuando se halle con fuerza, y luego batirnos a unos y a otros y establecer su gobierno dictatorial militar, siendo él, el Presidente; sin perdonarle a Miramón el grandísimo pecado de haberle sobrepuesto. Mi herida sigue presentando el mejor carácter, y los facultativos que me asisten, han respetado mi pierna, que aseguran queda enteramente buena, aunque con la bala adentro, pues nos e ha podido extraer, y dicen no es de absoluta necesidad y si de mucho riesgo por hallarse muy inmediata a la articulación de la rodilla. rodilla. Antes de un mes espero levantarme, y muy pronpronto, aunque sea en carruaje, emprenderé de nuevo la campaña, por lo que le ruego haga que en ese estado se trabaje con acti vidad en organizar fuerzas, y me las mande cuanto antes. Como digo a usted en mi nota oficial de esta fecha, aunque enfermo, no descansaré en el negocio de Campos y obraré en todo, conforme convenga a los intereses públicos, circunscribiéndome a las instrucciones y facultades que ese gobierno me ha conferido. El señor don Leonardo Zuloaga, ha puesto ya en mi poder, los mil pesos de que usted me habla en su citada, y por ello, doy a usted las más sinceras gracias. Sin otro objeto por ahora, concluyo ofreciéndome a las órdenes de usted como su afectísimo amigo y muy adicto servidor que lo aprecia y atento su mano besa. [5280] Pedro Hinojosa. 78
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Excelentísimo señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Hidalgo, junio 13 de 1860 Mi querido general y amigo: Por mis comunicaciones de esta fecha, quedará usted impuesto de todo lo que ocurre por aquí, y en ésta añadiré que mi herida sigue mejorando tanto, que tengo bien fundadas esperanzas de volver pronto a la carga, y mientras no puedo hacerlo, trabajo desde la cama en organizar fuerzas y agenciar recursos para que salgan sobre Durango, y gracias a la eficaz cooperación de los señores Muñoz y Patoni, se se hace mucho. mucho. Hoy sale este último para tomar el mando de las fuerzas avanzadas, y el primero, como he dicho a usted ya en mis anteriores, se entiende perfectamente conmigo y me dispensa toda su confianza. Ruego a usted que haciendo un esfuerzo, haga salir en el acto quinientos hombres al mando de Quiroga o de Morelos, que serán suficientes para hacernos de la plaza de Durango, cuya adquisición es tanto más importante, cuanto que de allí podemos mandar a usted fondos para hacernos de las armas que vienen para Zacatecas, y algo para ayudar a los gastos que tenga usted que hacer para poner más fuerzas en campaña. Sírvase usted saludar expresivamente de mi parte a mi compadre el señor Guzmán y demás amigos, recibiendo para sí, el grande afecto con que soy siempre su verdadero amigo adicto servidor quien besa su mano. Pedro Hinojosa.
Monterrey, Nuevo León junio 30 de 1860 Mi querido amigo En varias cartas y oficios que últimamente he dirigido a usted, he procurado manifestarle la imposibilidad en que me encuentro para mover hoy fuerzas como usted y el señor Patoni lo desean, y hoy, al contestarle su grata de fecha 13 del que fina, 79
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no haría más que repetirle lo que ya debe saber. Refiero a usted usted pues en un todo a lo que le tengo dicho sobre el particular. Celebro la mejoría de su salud y deseo que en cuanto antes se encuentre completamente restablecido. Cuídese y disponga del afecto de este su amigo y servidor que lo estima y besa be sa su mano. [5281]
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Hidalgo del Parral, Chihuahua junio 30 de 1860 Muy señor mío y fino amigo: Mañana salgo para Chihuahua con el objeto de restablecerme cuanto antes, pues aunque voy en alivio, mucho temo que todavía, por algún tiempo, no podré montar a caballo ni tampoco será dable aguantar las fatigas de la campaña. Sin embargo, he hecho todo cuanto era de esperarse, con el fin de lograr la organización de fuerzas en este Estado y en el de Durango, pues tanto el señor Muñoz, como el señor Patoni, harán un esfuerzo supremo para mantener vivo el espíritu público en esta parte de la frontera. Contaré pues, para cuando sane con una fuerza de las tres armas bajo todos aspectos respetables y esta, en todos casos, se dedicará al sostén de los mejores intereses de nuestra frontera, sosteniendo cuantas medidas se tomen con el objeto de ponerla a salvo de las intrigas y maniobras que por desgracia del país, algunos llamados prohombres en nuestras filas han puesto en juego para destruir la unidad fronteriza que los perversos tanto temen. Por lo que respecta a la coalición fronteriza, los señores gobernadores Muñoz y Patoni, harán cuanto puedan en lo particular y como empleados públicos, para que se forme bajo
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un pie verdaderamente respetable y digno de los caros intereses que serán puestos bajo su custodia y protección. Contando usted con esta seguridad, los señores expresados, tomarán en consideración todo lo que usted les sugiera con el fin indicado, y lo harán tanto mas gustosos, porque saben muy bien que la coalición ha sido siempre con usted una idea favorita. Cajen, con sus bandoleros y asesinos, ha salido de Durango, tomando el camino para esta plaza, pero hasta hoy nada he sabido positivamente que me indique cuáles serán sus verdaderas intenciones. Falta saber saber también, el efecto que en su ánimo causará la la derrota de Ramírez. Ramírez. El señor Muñoz se se ocupa actualmente de organizar alguna fuerza para entorpecer la marcha de los bandidos en caso de que la invasión de este Estado sea cosa resuelta por el gachupín. Mucho he sentido que no haya usted podido auxiliar a estos estados con algunas fuerzas, y es de lamentarse que el Congreso de Nuevo León y Coahuila, tomara la resolución de retirarle a su ejecutivo, las facultades extraordinarias que con tan buenos resultados se usaron para evitar el triunfo del enemigo común de los pueblos. Los custodios de la soberanía del Estado, creerían que el poder omnímodo era peligroso, pero en las circunstancias, nada de mayor provecho podrá hacer su gobierno en el ramo de guerra, si tiene este que sujetarse a los mandatos de un código bastante bueno en tiempos normales, pero por cierto difícil de observar en todas sus partes, cuando la sociedad se encuentra fuera de sus juicios. Mucho agradeceré que tenga usted la bondad de comunicarme todo lo que pueda ser de interés, y aunque estoy reducido a mi cama, mucho puedo hacer para dar impulso a todo lo que usted indique o proponga. Celebraré que disfrute de entera salud, y me repito gustoso como siempre, su fiel amigo que lo aprecia y su mano besa. Pedro Hinojosa. 81
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Aumento. Considerando la mucha falta que aquí y en Du-
rango nos hacen las armas, confío en que todo el armamento que venga para estos estados, se servirá usted dejar que pase después de que los interesados den todas las garantías que usted juzgue conveniente exigirles. En este Estado hay poco armamento y por lo mismo, solo se reunirán en el valle de San Bartolo, de setecientos a ochocientos hombres con armas de distintos calibres y cuatro piezas de artillería. ¡Cuánto siento no haber podido sanar tan pronto pronto como yo deseaba! [5282]
Excelentísimo señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Hidalgo, junio nueve de 1860 Mi muy querido amigo y general: Por mi anterior de siete del corriente, se impondrá de que el señor Zuloaga ha situado ya en mi poder los mil pesos que usted tuvo la bondad de remitirme, y se informará del estado de mi salud que hoy continúa mejorando, y en ésta paso a ocuparme de contestar su favorecida de 30 de mayo. El parte que dieron a usted de que salían cuatrocientos reaccionarios de la plaza de Durango rumbo a Mamipí, creo debe ser falso, porque por esos puntos tengo fuerzas que debieran habérmelo avisado y además, hoy se ha confirmado la noticia que teníamos hace dos días, de que Ramírez, llamado a Lagos por Miramón, ha evacuado a Durango, dejándolo absolutamente sin un soldado el día primero del corriente. Las fuerzas de que hablo a usted son de la brigada de Durango, que en número de cuatrocientos hombres de infantería y 82
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caballería expedicionan por esos puntos al mando de Arce, mientras se les reúne la brigada de Chihuahua, que muy pronto saldrán de aquí con cinco piezas de a doce y seis y una de a dos. Ayer ha llegado a esta el señor gobernador de Chihuahua, y ha puesto a mis órdenes todos los recursos pecuniarios y de hombres del Estado, para que yo disponga de ellos como mejor convenga: no tiene armas, pero pero sí dinero con que poder comprar las que por cuenta de Zacatecas se hallan en Brownsville, y muy pronto irá el dinero con ese objeto. Como dije a usted en mi referida última, tenemos ya en estos estados, establecida de hecho la coalición, y sería muy conveniente, que ese gobierno nombrase una persona como mi compadre Guzmán, que venga a establecer las bases de dicha coalición. Los gobiernos gobiernos de los mismos estados, han llegado a comprender también, que el Gobierno General es uno de esos maridos malos que siempre surcan: surcan: así es que todo va por aquí tan bien, que mejor no se puede desear. Ofrezco a usted escribirle con la frecuencia que desea, y le encargo que usted haga los mismo conmigo; suscribiéndome por ahora, como siempre, suyo afectísimo amigo y adicto servidor que atento su mano besa. Pedro Hinojosa.
P.D. Al confirmarse la noticia de que Ramírez evacuó a
Durango, supimos que en esta plaza ha quedado fortificándose Cajen con trescientos hombres. La desgracia me persigue cruelmente, pues hoy ha muerto mi hijo chiquito a las tres y cuarto de la mañana a consecuencia de una medicina mal administrada. Junio diez. 83
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Señor general don Pedro Hinojosa Parral, Chihuahua Monterrey, Nuevo León junio 22 de 1860 Mi querido amigo: Contesto sus apreciables de siete y nueve del actual, refiriéndolo en un todo a lo que le dije el 18 del mismo, acompañándole copias del oficio y carta que dirigí al señor Patoni. Patoni. Bien sabe sabe usted que no me hago ilusiones, y que nunca digo ni ofrezco lo que no he de cumplir; así que el envío de fuerzas no es posible humanamente, sino del mes de octubre próximo en adelante, porque ni aún con dinero creo que se saque antes del Estado un solo hombre, por los motivos que le expresé al señor Patoni y le trasmití a usted. Quedo entendido de cuanto más contienen sus ya citadas, y particularmente la del siete, y si ha de seguir usted mi opinión, creo que lo que por ahora debe hacer es mantener la situación, disciplinar e instruir la fuerza que haya organizado, aumentándola poco a poco, entre tanto el Estado puede hacer un movimiento serio, formando juntos los estados un poder respetable por el número y la calidad de sus fuerzas. Las operaciones que tiene que hacer la reacción en el interior, creo que nos dará tiempo para organizarnos bien; y también creo que Cajen no podrá adquirir proporciones que nos hagan pensar seriamente. Esto no quiere decir que permanezca usted completamente ocioso con la fuerza que tenga, pues bien puede atacar las pequeñas secciones que tengo o desprenda el enemigo, obteniendo así dos ventajas, debilitarlo y acostumbrar a sus tropas a los fuegos y a los triunfos que se adquirirán, obrando con prudencia y con todas las probabilidades de obtenerlos; consiguiéndose además, el que restablecido usted del todo, pueda obrar con más utilidad y acierto en la l a grande empresa. Si por una parte he leído con satisfacción que su salud se mejora notablemente, por otra he tenido un positivo sentimiento al saber que tuvo usted la desgracia de perder al niño que le 84
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nació en ésta. Lo acompaño a usted sinceramente en su justo pesar. Lo acaecido con Uraga, debe estar ya en su conocimiento, así como que Ramírez, después de haber vuelto a Zacatecas, se dirigía para Aguascalientes. Aquí estoy con los conspiradores en campaña, pero aseguro a usted que si la suerte me protege, quedará el Estado libre para siempre de los enemigos que ha introducido en él al Santos Degollado, que se ocupa más del Estado que de la causa nacional que le está encomendada. Cuídese y disponga del afecto de este su amigo y servidor quien besa su mano. OJO. Respecto a Campos, recoja usted los datos y suspenda todo procedimiento por ahora, relativamente a él. [5283]
Señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Chihuahua, Chihuahua diciembre 14 de 1860 Muy estimado señor mío y amigo: La falta de conducto para escribirle desde el Paso, me había impedido hacerlo, y hoy que se me presenta una muy buena oportunidad con el señor don Urbano Pérez, que sale para esa, la aprovecho informándole de mi vuelta a esta y del estado de mi salud, pues desgraciadamente para mi, es muy poco favorable, pues que después de haber sufrido tres dolorosas operaciones, no han podido los médicos extraerme la bala y continúo en cama, sufriendo con frecuencia inflamaciones en la pierna herida que hace retrogradar la curación. Sin embargo, como verá usted en los periódicos que le acompaño, tengo el mando militar de esta plaza que me propongo conservar hasta la vuelta del señor gobernador Penazas, quien según todas las probabilidades, conseguiré exterminar todas las gavillas que quedan de tulises en la frontera de este 85
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Estado con el de Durango, y luego me propongo ponerme en camino para la capital del último, a donde con conocimiento de lo que pasa en el interior y de sus órdenes e instrucciones que espero allí, obraré conforme lo pide la situación. Nada digo a usted de lo que aquí sabemos del interior, porque todo es muy atrasado y usted tendrá noticias muy recientes. A juzgar por la toma de Guadalajara y los anteriores favorables sucesos, creo que nuestra causa estará ya triunfante en la capital. Dios quiera que así sea sea para que tenga término término una guerra guerra tan desastrosa y perjudicial a nuestro país. Mucho he de agradecer a usted, que considere en cuanto sea posible al portador de esta, que ha sido siempre uno de mis buenos amigos, y que necesita ahora de su protección por cobrar un crédito que representa contra el gobierno, de cuyo cobro lo pondría en posición de restablecer sus negocios en Matamoros, que es el punto de su residencia y que muy atrasados antes por repetidos golpes de fortuna que ha sufrido lo están más ahora por su larga ausencia de aquel punto, así es que, todo lo que usted haga en su favor, lo estimaré tanto como si fuera por mi personalmente. Deseo que usted se conserve bueno y libre de enemigos en su estado, dé sus órdenes a quién sabe que es siempre su adicto subordinado y fiel amigo que lo estima y su mano besa. Pedro Hinojosa.
Candela, enero 25 de 1861 Mi querido amigo: Después de tanto tiempo de no saber de usted, he recibido su grata del 14 del próximo pasado, que me entregó don Urbano Pérez y por ella veo con pena lo que usted sufre a consecuencia de su herida. 86
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En cuanto al negocio del señor Pérez, no me fue dable llevar sus deseos porque sobre carecer de recursos en lo absoluto, una ley reciente arregla esta clase de pagos. Restablecida la paz en lo posible, creo que estará ya usted al tanto del triunfo de las armas liberales y de que solo quedan algunas fuerzas insignificantes de la reacción. Cúrese y cuídese y mande a su amigo afectísimo quien besa su mano. [5284]
Excelentísimo señor gobernador del Estado libre y soberano de Nuevo León y Coahuila Monterrey, Nuevo León Chihuahua, Chihuahua marzo cinco de 1861 Amigo y señor mío: Por el presente correo, transcribo a usted una comunicación que con fecha de ayer dirijo al excelentísimo superior ministro de la Guerra, manifestándole la necesidad de levantar en este Estado, una fuerza que sirva para establecer en la frontera, algunos fuertes que al mismo tiempo que impidan las incursiones de los indios al estado del digno cargo de usted y los demás de que hablo en mi citada comunicación, vigilen y castiguen en esta, a los bárbaros que no se sometan como tal vez puede conseguirse con el tiempo al gobierno. La medida que propongo al excelentísimo superior ministro de la Guerra, es de una incuestionable conveniencia y si usted (como se lo suplico) se sirve apoyarla interponiendo su merecido influjo ante el superior gobierno, para que tenga verificativo, tendrá sobre si, la gratitud no solo de sus comitentes, sino también la de los habitantes de este estado que sufren los frecuentes ataques de los apaches y comanches y que por lo mismo, no pueden progresar, en tanto que no sean destruidas esas hordas salvajes que todo lo aniquilan y desbastan. 87
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El señor gobernador de este Estado, a quien me he dirigido en el mismo sentido que lo hago a usted, manifiesta por este propio correo al Supremo Gobierno, la necesidad y conveniencia de una medida que dará tan ventajosos resultados a los estados de la frontera. Adjunta tengo a la honra de remitirle una copia del estado que he remitido al Supremo Gobierno, el cual expresa la fuerza que solicito para el objeto de que me ocupo. Como siempre, me repito de usted afectísimo amigo y seguro servidor que atento besa su mano. [5285] Pedro Hinojosa.
Señor general don Pedro Hinojosa Chihuahua, Chihuahua Monterrey, Nuevo León abril cinco de 1861 Mi estimado amigo: Correspondo a la apreciable de fecha cinco del próximo pasado marzo, diciéndole que muy de acuerdo en la conveniencia y utilidad de la novedad que al oficio me comunica, la he recomendado ya oficialmente al Supremo Gobierno, y fundado en las incontables razones en que se apoya su amigo que obtendremos un éxito favorable. Por la comunicación oficial que usted me transcribe con el objeto indicado, me he impuesto con placer de que le han, por fin, extraído la bala de la pierna, con cuya feliz operación entiendo que habrá también dejado de sufrir las agudas dolencias que aquella le proporcionó. Espero pues que su alivio sea completo, de poco tiempo, para que libre ya en el ejercicio de sus acciones, pueda ayudarnos a trabajar de nuevo en la reglamentación de la cosa pública que no parece marchar muy bien que digamos en el interior. 88
Para Efectos de la Guerra
Ojalá y no sea eso así: ojalá que la la paz se se consolide de una manera estable en nuestro país como lo anhelo y lo desean los mexicanos de corazón, pues esto es lo único que necesita la República para elevarse al rango que le pertenece en el catálogo de las naciones de primer orden. Soy de usted como siempre, afectísimo amigo y su servidor quien besa su mano. [5286]
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Chihuahua, Chihuahua febrero dos de 1861 Muy señor mío y fino amigo: Hace dos meses que estoy en esta sufriendo los padecimientos de mi herida sin que hasta hoy se haya podido conseguir la extracción de la bala. Hace cinco días que los médicos la encontraron y cuatro que hacen esfuerzos para sacarla sin hacer uso del trepano porque está colocada inmediatamente debajo del tendón articular de la rodilla, y probablemente tendría que perder la pierna si por desgracia se hiriese. Al llegar a ésta, le dirigí mis letras y aún no he recibido contestación y desgraciadamente, ni siquiera un periódico del Estado me han remitido, para consolarme con saber que son felices. Si como lo creo me extraen la bala, sano de la pierna y quedo útil, dígame si le puedo servir de algo para inmediatamente marcharme a esa. En esta ciudad y en todo el Estado, me han tratado muy bien, y al celebrar el triunfo de las huestes republicanas sobre las de la reacción, y la toma de la capital en el salón del baile que se dio, estaban inscritos los nombres de Vidaurri, Zuazua, Coronado y el mío entre los del señor Presidente, ministros y los generales que tuvieron la fortuna de coronar la obra. Además de estas demostraciones de la gratitud pública, personas de grande importancia como don José Eligio Muñoz, el 89
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señor gobernador del Estado y muchas otras personas han brindado por el hombre a quién le debe más la causa de la libertad en los momentos de más peligro: por el jefe de los fronterizos, por Santiago Vidaurri; ¿que más satisfactoria recompensa se puede esperar? Por el correo, remitiré a usted un discurso por el cual le hace justicia en parte su autor aún que no completa; pero el pueblo lleno de entusiasmo, reconoció sus importantes servicios y varios pobló el aire con los gritos de: ¡Viva Vidaurri! A mi me sacaron al zaguán en mi catre a petición del pueblo y la tropa para felicitarme. Dígame usted como piensa y si se forma o no la coalición para hacer la guerra a los indios, pues los tres estados reunidos acabarán con esa infernal plaga con solo querer. Sin más por ahora, se repite de usted afectísimo amigo y seguro servidor que con respeto besa su mano. [5287] Pedro Hinojosa.
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Chihuahua, Chihuahua febrero 12 de 1861 Muy estimado amigo: Su grata fecha 25 del próximo pasado, ha sido en mi poder y ella me impone de la bondadosa acogida que usted ha dado a la recomendación que le hice a favor de don Urbano Pérez. Mucho agradezco a usted la buena voluntad con que me atiende, y por ello estoy muy agradecido. 90
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He visto en los periódicos, que el Estado de su digno mando postula para Presidente de la República a don Benito Juárez: este Estado y el de Durango están de acuerdo con esa elección que me parece muy justa, muy digna y de felices resultados para el país. Creo que está muy generalizada generalizada la opinión opinión en la República en este sentido y me prometo, por lo mismo, que el señor Juárez seguirá rigiendo acertadamente los destinos de sus conciudadanos. Le agradezco sus buenos deseos por el restablecimiento de mi salud, esto va largo; ya he sufrido varias operaciones operaciones con el fin de extraerme la bala y no ha podido conseguirse. Ya sabe usted que yo no cambio y por lo mismo, le aseguro que soy como siempre, su amigo afectísimo quien besa su mano. [5288] Pedro Hinojosa.
Aumento. El decirle a usted que cualquiera de las legislaturas
de Chihuahua o Durango inicie la coalición, no equivale a tanto como que la decrete, expresando terminantemente, que se coliga para que usted indique fines con los estados limitantes, a lo que se seguirá que estos en la misma forma manifiestan su adhesión, secundando el decreto en todas sus partes o haciendo algún reparo poco deudo que a su juicio fuere indispensable. He prevenido en la Secretaría de Gobierno, que con la mayor exactitud, se le remita a usted el periódico oficial que recibirá en lo de adelante, sin falta alguna. alg una. [5289] 91
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Señor general don Pedro Hinojosa Chihuahua, Chihuahua Monterrey, Nuevo León febrero 27 de 1861 Mi querido amigo: Si bien las gratas de usted de dos y doce del actual me han causado el sentimiento, consiguiente al estado que guarda su salud, por no haber conseguido aún que se le extraiga la bala que tantos padecimientos le causa en la pierna, en que la recibo, me llena de satisfacción el buen recibimiento que se le hizo en esa ciudad y demás puntos por donde transitó, pues advierte que se estiman en todo su valor los méritos que tiene atraídos, sacrificándose en defensa de la causa institucional. El proyecto de coalición de que usted me habla, es precisamente uno de aquellos loables pensamientos que si se logran realizarlos, los estados fronterizos serán siempre fuertes y avanzan en actitud a repeler a los bárbaros, bárbaros, de afianzar a alguna tempestad política que venga del interior de la República y así se prestan fructuosos auxilios en caso de que fuera incosteable una guerra nacional. Por esto es que no solo estoy ausente en la proposición que en ese respecto me hace usted, sino que considero de mucha importancia llevarla a efecto cuanto antes; pero no me parece oportuno emplear el tiempo en conferenciar por medio de comisionados ni en ninguna otra forma sin que cualquiera de los estados de Chihuahua o Durango, que inician la idea, hagan que en respectiva legislatura la promueva en forma, a lo que seguirá que los demás la secundan, y así queda consumada la obra sin moratorias que serían tanto más perjudiciales, cuanto que atravesamos una crisis en que se hace indispensable prepararse para el porvenir, a fin de que no se pierde impunemente los sacrificios hechos en la sangre derramada para asegurar el triunfo de los principios democráticos. Cuídese usted mucho, para que recobre su importante salud y mande lo que quiera a su afectísimo amigo que lo aprecia y besa su mano. [5290] 92
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Señor general don Pedro Hinojosa Chihuahua, Chihuahua Monterrey, Nuevo León febrero 14 de 1861 Mi querido amigo: Pondrá en manos de usted una carta el señor don Francisco Villarreal, que pasará a negocios de comercio y en persecución de un individuo que sobre haberlo robado, ha promovido un litigio contra él, y en este concepto se lo recomiendo a usted muy particularmente, para que lo atienda e imponga con sus buenas relaciones en el feliz curso de sus asuntos por favorecerlo la justicia y tratándose de persona a quien deseo servir por ser buen amigo mío. Consérvese usted con salud y dispensando mis motivos, mande lo que quiera a su afectísimo amigo que lo aprecia y besa su mano. [5291]
Señor general don Pedro Hinojosa Chihuahua, Chihuahua Monterrey, Nuevo León marzo 16 de 1861 Mi querido amigo: Sin carta alguna de usted a que contestar, le dirijo esta para saludarlo y para inquirir del estado de su salud, no menor que para hablarle de un negocio de suma importancia. Supongo que habrá usted visto un cuaderno publicado en México, bajo el título de Representación contra don Santiago Vidaurri. En él, los del motín de Galeana alegando mil falsedades y movidos solo de sus pasiones, contando con el apoyo de González Ortega y Zaragoza, pretenden volver a introducir la guerra civil en el Estado. 93
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En Matamoros, le hacen eco a esos hombres, y excitan a Ortega para que mande fuertes divisiones a Michoacán, Nuevo León y Coahuila, a fin de establecer gobiernos militares. No se pararán en medios esos enemigos, aún cuando sepan que atacan el sistema sistema del gobierno que proclaman. proclaman. Por este motivo, no dudo que influirá usted en la Legislatura de ese Estado y en la de Durango, a fin de que se haga una solemne protesta respecto al hecho de la guerra que se trata de introducir en Nuevo León y Coahuila, manifestándose que se considerará ese hecho como un ataque directo a los estados fronterizos, y que repelerán con la fuerza cualquiera intentona. Esto servirá para conjurar la tempestad en parte, y para que se considere como principio de la coalición, que debe contener esa base. Los periódicos impondrán a usted de lo que ocurre, y no dudo que tomará con empeño el asunto de que le hablo. Deseo a usted felicidades y me repito suyo amigo y servidor quien besa su mano. [5292]
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Chihuahua, Chihuahua marzo 26 de 1861 Amigo de mi consideración y señor mío: Por la comunicación que por este correo dirige a usted el gobierno de este Estado, verá usted lo expuestos que estamos a sufrir una invasión de aventureros americanos. La ocasión no podía ser menos a propósito porque la falta de recursos ha hecho que se ponga en asamblea toda la fuerza que estaba sobre las armas, a excepción de una pequeña fuerza que sirve para el servicio diario y seguridad de la población. Ya verá usted con esta noticia, la importancia de la medida que propuse al Gobierno General, para resguardar esta frontera 94
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y comprenderá lo indispensablemente injusto que es que tenga su verificativo la organización de la fuerza que ha solicitado. Si el gobierno no desoye y si no nos atiende con recursos que son aquí tan escasos, como no puede usted, imaginamos, es seguro que nos vamos a ver muy apurados: por lo mismo se insta al Gobierno General por el presente correo, para que nos auxilie con dinero, pues justo aquí hay suficientes, a fin de que podamos resistir, con seguridad de buen éxito, cualquiera agresión filibustera. Yo suplico a usted se dirija al señor ministro de la Guerra, apoyando nuestra solicitud pues debe considerar que la seguridad de este Estado es importante para toda la frontera. Como siempre, me repito de usted, afectísimo amigo y seguro servidor que atento besa su mano. Pedro Hinojosa.
Monterrey, Nuevo León abril 20 de 1861 Mi muy querido amigo: Correspondo a su apreciable de fecha 26 del último marzo, manifestándole que cuando reciba esta, ya debe estar en su poder la copia de lo que dije al gobierno, recomendando la exposición de usted sobre la formación de una fuerza en ese Estado. Hoy contesto al señor gobernador de ese Estado, su oficio relativo a la invasión que se teme por parte de Texas, y por mi nota verá usted que juicio he formado de ese negocio, mucho antes de recibir esa comunicación. Elogio y estimo el celo patriota de ese gobierno, pero no puedo persuadirme de que sea cierta esa invasión, porque tengo agentes muy activos que me comunican lo que ocurre, y si hubiera algo ya se lo habría comunicado a ese gobierno, pudiendo estar ciertos de que les participaré cuanto ocurra, esperando que otro tanto hagan conmigo. 95
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Considero muy importante manifestarle a usted, que debemos ser muy cautos en esto de pedirle auxilios al gobierno para repeler invasiones, debiendo siempre expresar que esos auxilios sean de numerario, porque nos exponemos a que con tal pretexto nos introduzcan el grande mal de que nos hemos libertado por fortuna, y es el que nos envíen fuerzas del centro para que se repitan las vergonzosas escenas que usted como yo sabe muy bien. Los estados fronterizos nos bastamos para nuestra defensa, obrando en perfecto acuerdo y armonía, y no debemos exponer esta ventaja a una pérdida pérdida o a un desprecio. Sin el temor de la invasión, se ha tratado de mandar jenízaros a las fronteras y lo pretenderán con mas razón si les manifestamos un riesgo, que repito, no lo veo prescindiendo de lo expuesto, pero si lo veo para nosotros los fronterizos en que se nos manden tropas del ejército o del servicio de la federación pertenecientes a otros estados y con jefes j efes extraños a nosotros. Nada me dice usted de sus males, y aunque me tiene anunciado que logró le extrajeran la bala, estoy con cuidado por su salud. Deseo a usted felicidades y me repito suyo amigo y servidor que lo estima y besa be sa su mano. [5293]
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Chihuahua, Chihuahua marzo 20 de 1861 Mi muy querido amigo: Recibí sus dos apreciables cartas, una que me dirigió con el señor Villarreal, y la otra que vino a mis manos por el correo de ayer. En cuanto a la recomendación que usted me hace en la primera del señor Villarreal y sus negocios, he dejado satisfechos 96
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sus deseos, obsequiando a él en cuanto se le ha ofrecido, y se han concluido aquellos a su satisfacción, haciendo arreglos amistosos y según parece, conforme a justicia. Por lo que respecta a lo que me indica en la segunda, también será usted obsequiado, pues el gobierno está bien dispuesto y me ha ofrecido que al reunirse la Legislatura del 12 al 15 en el entrante mes, se ocupará primero de expedir el decreto de coalición. Hace algunos días, transcribí a usted una comunicación que dirigí al ministro de Guerra, pidiendo que se establezcan fuerzas en la línea del Bravo. Como usted verá por ella, el punto más importante es San Vicente Vicente o los Chizos, cuyo punto está situado en Coahuila. Las ventajas que resultaran a ese estado si se consiguiere establecer allí una fuerza no se pueden ocultar a su penetración. Del luego a luego se abriría un camino de este Estado a Monterrey, por Santa Rosa y Monclova, mucho más corto que el que actualmente transita: se poblaría el gran desierto que existe entre ambos estados, y según mi modo de ver este negocio, concluiría los continuos robos de los comanches y sus bárbaras matanzas. A otra cosa. No se escandalice usted por lo pomposo del membrete de mi correspondencia particular, tal idea me la ha sugerido el alto aprecio que hacen la mayor parte de mis conciudadanos del interior; de los blazones, no obstante ser republicanos rojos. Sírvase esta explicación de disculpa con usted que es enemigo de vanas ostentaciones. Celebraré infinito que se mantenga bueno para que ordene lo que sea de su agrado a su afectísimo amigo y servidor quien besa su mano. [5294] Pedro Hinojosa. 97
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Señor general don Pedro Hinojosa México Monterrey, Nuevo León mayo ocho de 1861 Mi querido y fino amigo: Tengo el gusto de contestar la grata de usted del 20 del último marzo que recibí ayer, diciéndole que por mis anteriores cartas se habrá impuesto de que le recomendé al Supremo Gobierno de una manera muy especial el plan de defensa de la frontera que usted propuso con el acierto consiguiente a sus buenos conocimientos y a la meditación que demanda esa materia de interés general. Resta solo que ahora que usted se haya en esa capital y que tuvo el tino necesario para conocer la importancia del punto de San Vicente en la línea militar y fijará en el cómo el más a propósito, haga esfuerzos sobrenaturales para que acogiéndose tan útil pensamiento, se ponga en su mano los elementos necesarios para desarrollarlos, sin olvidar que siendo aquel lugar desierto y acaso el más avanzado y peligroso, se hace indispensable cubrirlo con cien infantes y una batería que continuamente permanezcan en el y además cuatrocientos caballos que los proveerán y expedición se hizo donde convenga, adelantando tal vez algo que otro destacamento. Ese puerto militar y otro que se establezca en el país, darán por resultado la responsabilidad de la misma frontera, poniéndola a cubierto respecto de los filibusteros texanos e impedir las entradas de los indios o por lo menos hacer que sintiéndose oportunamente se pueda perseguirlos sin descanso, librando así a estos estados y aún a los de San Luis Potosí y Zacatecas, de los males que esos enemigos les causan. Todo esto y mejores medios que a mi ver podrían adoptarse, requieran como base fundamental, asegurar la subsistencia de las tropas, cuidando de que no les falten los víveres y lo demás de que tanto necesitan en el despoblado, pero nada se logrará si el Gobierno General no asegura la percepción de veinte mil pesos mensuales, a ese fin con productos de las aduanas del 98
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Bravo, íntegros o por mitad, siquiera, deduciéndose esas oficinas a esta capital, puesto que el señor Garza que está en posesión de esos recursos no usa bien de él, porque es tal el derroche de los caudales públicos, por el abuso de la admisión de papeles, que solo se consigue aumentar las riquezas de unos cuantos indios comerciantes con la ruina del erario, cosa que está usted mejor impuesto que yo. Por lo mismo, este es uno de los puntos de mayor preferencia de que deba usted ocuparse. Y al efecto, será muy conveniente que hable y se ponga de acuerdo con nosotros, el buen amigo, el señor diputado licenciado don José María Aguirre, quién como interesado en el asunto, por ser hijo de la frontera, y en razón también a que tiene instrucciones de este gobierno para representarlo en lo que concierne a este Estado, no hay duda que contribuirá con su influencia e iluminará a usted con su saber en todo lo que le pida su respetable consejo. Veo con gusto la buena disposición del estado de Chihuahua, en cuanto a la coalición que tenemos proyectada, de lo mal trataremos cuando regrese usted, que acaso ya estará reunida la honorable legislatura. Deseo a usted felicidades para que mande lo que guste a su afectísimo amigo que mucho lo aprecia y besa su mano. [5295]
Señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Parral, Chihuahua junio ocho de 1861 Mi querido y fino amigo: Con mucho atraso recibí duplicada en esta ciudad, donde a causa de mis heridas, he tenido que detenerme de tránsito para México, como diputado por este Estado al Congreso General, la apreciable de usted de ocho del próximo pasado mayo. 99
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El Gobierno General, ha aprobado mi proyecto para cubrir militarmente la frontera y el presupuesto de veintiocho mil pesos mensuales que aquel demanda. Con este fin, ha consignado las rentas federales en el Estado, al establecimiento de dicho proyecto, pero se hallan muy comprometidas actualmente y no podrá plantearse de pronto ese sistema de defensa: aunque algo se hará para comenzar. En México, trabajaré con el mayor empeño porque el proyecto se lleve a efecto, para lo que aprovecharé la merecida influencia del señor licenciado Aguirre y sus conocimientos a fin de obtener las mayores ventajas para la frontera. En este Estado, se aprueba el proyecto de coalición entre los fronterizos, para defenderse de las invasiones de los indios y de las que pudieran intentar los filibusteros de Texas, aun como para sostener las instituciones, si fueren atacadas, pero no quieren, por temor, ser los primeros en iniciarlo y desearían que Nuevo León o Durango, Durango, hicieran hicieran la iniciativa. Esto servirá a usted de gobierno advirtiéndole, que al pasar por Durango hablaré con el señor Patoni y otros amigos sobre el particular. En cuanto a reducir las aduanas fronterizas a una sola, haré lo que pueda en México, de acuerdo con el señor Aguirre. Dentro de breves días espero continuar mi marcha a México y allí, como en todas partes, puede usted librar órdenes de su agrado a su afectísimo que le desea felicidades y besa su mano. Pedro Hinojosa.
Sin embargo, de lo que le manifiesto en esta carta, no pierdo la esperanza de que se expida el decreto, ya sea en Chihuahua o en Durango. Ayer escribí al gobierno, animándolo a que obligue a la legislatura, y si acaso no se atrevieran de pronto, casi estoy seguro 100
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que en vista del informe, que del estado que guardan las cosas en el interior, se resolverán. La elección del gobernador recalcó en don Luis Terrazas, que es un buen amigo de usted. Yo sigo malo, y cada médico que me cura, me hace sufrir porque establece distinto método, no obstante mi poca salud, seguiré mi marcha a la capital donde esperaré sus órdenes. [5296]
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Durango, Durango julio 16 de 1861 Mi muy apreciable y fino amigo: Ayer he llegado con felicidad, en cuanto a los riesgos de camino a esta ciudad, aunque todavía bastante malo de mi pierna, de la que desgraciadamente no puedo hacer uso alguno; pero no obstante la triste convicción que tengo de que por algún tiempo aún no me hallaré completamente restablecido y capaz de mo verme por mí mismo, estoy resuelto a continuar mi viaje para el interior, permaneciendo pocos días en esta población. Como esta carta no lleva otro objeto que dar a usted noticia de mi llegada a Durango y de saludarlo, concluyo repitiéndome de usted su afectísimo amigo que lo aprecia y besa su mano. Pedro Hinojosa. Aumento. La legislatura de este Estado está resuelta a ex-
pedir el decreto de convocatoria para la coalición, ya veremos lo que sucede. [5297] 101
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Excelentísimo señor general don Pedro Hinojosa Durango, Durango Monterrey, Nuevo León agosto 11 de 1861 Mi muy querido amigo: Comienzo mi carta por felicitar a usted primero, por no haber ido a México y segundo, por el nombramiento de gobernador de ese Estado. La cosa pública guarda un estado fatal, y si hubiera usted llegado a México, se vería envuelto en el torbellino de las pasiones que se agitan en el seno de esa sociedad. Siento infinito los males del señor Patoni, y celebro que sea usted el que lo haya sustituido, porque como verdadero fronterizo comprende bien lo que nos conviene, y sabe estar en guardia por los resultados que puedan tener las locuras que se están cometiendo. No deje usted de escribirme y de comunicarme sus ideas y pensamientos, porque debemos caminar de acuerdo en un todo. Sabrá usted que ese Estado debe a Nuevo León, más de ocho mil pesos, y que en poder de don Francisco Garza, están las libranzas para el pago de esa suma, que proviene de auxilios que se dieron a las fuerzas de Durango, que pasaron por esta capital. El señor Patoni, me ofreció pagar inmediatamente, pero después me dijo que el pagaría con lo que debía darle el gobierno en Mazatlán, posteriormente supe que dando por garantía ese auxilio, pidió un préstamo de ochenta mil pesos, quedando así sin esperanza de pago. Bien conoce que todos los gobiernos tienen apuraciones, pero espero de la bondad de usted que haga porque se le abone algo al señor Garza, que de esa manera se pagará insensiblemente. Si no fuera porque porque el gobierno de este Estado debe la suma indicada a quienes se la facilitaron, nada diría a usted sobre el particular. 102
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Suponiendo a usted próximo a llegar a México, a ese punto le he dirigido mis letras. Hago a usted esta observación para que no extrañe la falta de mis cartas. Celebraré se haya usted restablecido de sus males, y que libre sus órdenes a este su amigo y servidor quien besa su mano. [5298]
Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Durango, Durango agosto 28 de 1861 Mi muy querido y fino amigo: Recibí con verdadero placer su apreciable fecha 11 del corriente y agradezco a usted en el alma sus felicitaciones por la resolución que tomé de no haber ido a México, así como también por el nombramiento de gobernador que interinamente me confirió el Congreso de este Estado. Por lo que respecta a la marcha que sigue la cosa pública, opino como usted, que sigue una senda fatal, y aunque me avanzo a errar, que seguirá peor si la Providencia no pone un hasta aquí a los germanes de discordia que por todas partes pululan. Se me contrista contrista el alma positivamente, al considerar nada mas el mal estado que guardan las relaciones de los estados fronterizos. No se lo que ha sucedido, pero lo cierto es que a jurar de la buena armonía que aparentemente nos une, advierto en algunos una mala inteligencia o un mal deseo de que continuemos unísonos al grandioso noble fin del establecimiento de de la paz. De otro modo ¿cómo era posible que nos cuatro revoltosos pudieran turbar el reposo público? ¿cómo para la fecha no hubieran de estar las guardias nacionales organizadas para un evento desgraciado en el interior? Da pena y es vergonzosísimo confesar que entraron triunfantes a la capital veintiocho mil hombres, que de lo que menos 103
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se ocuparon fue de acabar con los infames enemigos de la República. Una rápida ojeada bastaba en aquella época, para distinguir y conocer los pequeños males de la patria y una pequeña voluntad firme, era suficiente para exterminarlos: jamás había tenido la causa de la libertad un triunfo más espléndido; pero desgraciadamente no se supo aprovechar y somos víctimas de la más despiadada, desolada y cruel de las guerras. Digo que se pudo concluir con los pequeños restos de la reacción que quedaban, porque en efecto ¿no le parecían a usted unos restos los de la Sierra de Alica, Sierra Gorda y el sur? Dividiendo en tres fracciones aquel ejército para que hubiera operado a la vez en los tres puntos, que debieron llamar la atención del gobierno, auxiliados por los respectivos estados que circundan los puntos inmediatos, habría todo concluido, y aunque se habrían hecho grandes gastos, no habrían sido tan inmensos como los que mas después han tenido que hacerse, ni habrían habido que sacrificar tantas víctimas y concluir con tantos intereses. Hoy se encuentran los estados en una infernal condición: Guadalajara, Zacatecas, Durango, Sinaloa, Sonora por occidente; México, Guerrero y Puebla por el sur; San Luis, Guanajuato y Querétaro por el oriente, sufren las más crueles depredaciones vándaloreligiosas. vándaloreligiosas. Solo Chihuahua, Nuevo León, Coahuila Coahui la y Tamaulipas están bien y sin embargo no dejan de sufrir la plaga del salvaje. Si la reforma administrativa iniciada por Jalisco y aprobada por la mayor parte de los estados, se realizara, me parece que se mejoraría un tanto nuestra triste condición, pues establecido el Gobierno General en el centro, podría ver mejor las grandes necesidades de todos los estados y atenderlos oportunamente, así como utilizar los grandes elementos que poseen para el establecimiento de la tranquilidad pública. Lo que actualmente está ocupando la atención pública es el arribo del señor Comonfort a ese Estado, porque en general creen que puede causar su presencia sola, una gran división en el partido republicano. 104
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Sin embargo, el tiempo como lo creo, los convencerá de lo contrario, pues no juzgo que haya razón para recibirlo mal sin causa, ni tampoco creo de mejor condición otros varios personajes, que con las mismas faltas del señor Comonfort, se les tolera en los altos puestos públicos, y al referido señor Comonfort ¿no se le quiere permitir aun que pise el suelo patrio? Dejemos tales pequeñeces para las almas bajas. Pienso ir al interior y de ella volver a ese Estado en caso que sigan tan mal como hasta hoy las cosas. Entre tanto, ordene lo que guste a su afectísimo amigo y seguro servidor que atento besa su mano. Pedro Hinojosa. Aumento. Le ruego tenga la bondad de dispensarme que
no reponga esta, pues no hay tiempo porque está a caballo la persona que me hace el favor de llevarlo. [5299]
Señor general don Pedro Hinojosa Durango, Durango Monterrey, Nuevo León septiembre cinco de 1861 Mi estimado amigo: Con mucho gusto recibí la noticia de que se había encargado del gobierno de Durango, pero últimamente he sabido que se ha separado de él, y que ha habido disgusto entre usted y el señor Patoni, extrañado mucho que no me haya escrito sobre lo que he estado muy pendiente esperando sus explicaciones. Me prometo de usted que en lo sucesivo no me escaseará sus letras, repitiéndome como siempre, su afectísimo amigo y servidor quien besa su mano. [5300] 105
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Excelentísimo señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Durango, Durango septiembre 24 de 1861 Mi estimado amigo: En contestación a la muy grata de usted de fecha cinco del corriente, tengo el gusto de manifestarle que es absolutamente falso que haya habido el más leve disgusto entre el señor Patoni y yo, pues nos encontramos en la mejor armonía, habiendo desempeñado el gobierno del Estado unos veintitantos días, mientras restablecía su salud fuera de la capital, y tan luego como volvió, le hice entrega del depósito que se me había confiado. Ofreciendo a usted escribirle con frecuencia, tengo el gusto de repetirme como siempre su afectísimo amigo y servidor quien besa su mano. Pedro Hinojosa.
Monterrey, Nuevo León octubre cuatro de 1861 Mi querido amigo: Tengo a la vista sus apreciables de fecha agosto 28 y septiembre 24 últimos. Celebro no haya habido disgusto alguno, como se me había informado, entre usted y el señor Patoni. La cosa pública, como habrá usted visto en los periódicos, se complica cada día más, y yo me confirmo en mi idea de procurar no mezclarme en ella y cuidar de la paz y buen orden del Estado. Si algo particular supiere usted, no deje de comunicármelo, que yo haré otro tanto. 106
Para Efectos de la Guerra
Se me ha informado que aún no sana usted de su herida, esto lo siento demasiado, y le recomiendo se cuide con esmero, que será lo que le traerá pronto el alivio de sus males. Deseo a usted felicidades y me repito suyo amigo y servidor quien besa su mano. [5301]
Señor general don Pedro Hinojosa México Monterrey, Nuevo León enero 21 de 1862 Mi querido amigo: Oficialmente doy parte con el resultado de las ordenes que libré a Matamoros. Matamoros. No me sorprende la resolución de Carvajal, yo estoy cierto de que usted pensaba lo mismo que yo sobre este particular; pues bien conoce a ese hombre y sabe sus tendencias. Creo que no espera que obren en su contra, las fuerzas de Nuevo León combinadas con las de la plaza de Matamoros, y solo siento que se perderá la mayor parte del armamento que tiene. No escribí a usted por el último estafeta por estar sumamente ocupado; pero sabe que por mi parte, no hay más pensamiento que defendernos de los invasores y cumplir a todo trance las ordenes del Supremo Gobierno, pues considero que en las actuales circunstancias comete un crimen el que ponga el leve inconveniente u obstáculo a las disposiciones del centro. Este es el sentir de todos los hijos de este Estado y me esforzaré porque lo sea de nuestros hermanos de Tamaulipas. Por un olvido involuntario, se me pasó decirle al señor Doblado, por el último estafeta la urgente necesidad de que me manden cuanto antes lo menos millón y medio de cápsulas 107
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grandes; pues con motivo de la guerra de los Estados Unidos, a ningún precio pueden conseguirse y no tengo en los almacenes mayor número, y por lo mismo no dudo que de cualquiera manera hará usted que cuanto antes reciba yo ese artículo. Espero se encuentre usted aliviado de sus males, y que libre sus órdenes a este su amigo y servidor que lo estima y besa su mano. [5302]
Señor general don Pedro Hinojosa México Monterrey, Nuevo León enero 25 de 1862 Mi muy querido amigo: Por la nota oficial que pondrá en manos de usted el que lo es mío don Estanislao Cañedo, verá que se acredita a este señor cerca del gobierno como comisionado especial para el arreglo de algunos negocios importantes, a fin de que la defensa de la costa sea tan eficaz como se me ha encargado. Excusado creo recomendar a usted el pronto y buen despacho de los negocios que tiene que tratar el señor Cañedo, y encarecerle tome una parte activa, apoyando las demandas que haga. El señor Cañedo es joven que posee bellas prendas y agradeceré a usted que por su parte se le dispensen las atenciones a que es acreedor. Con el aprecio de siempre, me repito de usted afectísimo señor que lo estima y besa su mano. [5303] 108
Para Efectos de la Guerra
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León México, enero 29 de 1862 Mi estimado amigo y señor: Por un acto de rigurosa justicia, ha sido repuesto en su empleo de capitán de Puerto Puerto de Tampico, el señor don José José Francisco López de Rivera, que a pesar de su honradez y aptitud, había sido separado de él. Marcha ahora ahora a desempeñarlo, y pensando yo que cuenta con el apoyo de usted, se lo recomiendo muy particularmente para que lo favorezca y distinga como a un hombre de bien y leal servidor de la nación. Quedo de usted como siempre, afectísimo amigo y seguro servidor quien besa su mano. [5304] Pedro Hinojosa.
Señor general don Santiago Vidaurri Tampico, Tamaulipas febrero 23 de 1862 Mi estimado general: Mi buen amigo el general Hinojosa, tuvo la feliz ocurrencia de darme la adjunta carta para usted, en la que tiene la bondad de recomendarme, esto me proporciona la agradable satisfacción de ofrecer a usted muy sinceramente mis pequeños servicios y el grande afecto que hace tiempo profeso a usted como uno de los más distinguidos mexicanos que figuran hace tiempo en nuestra patria; a la que he tenido el honor de servir desde la primera época de nuestra Independencia. En todo este periodo de cuarenta y dos años, una sola (vez) mancha quisieron echar en mi buena conducta, enemigos gratuitos que por venganzas muy viles me acusaron: he probado 109
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mi buena conducta, desvaneciendo la calumnia y vindicado completamente, el Supremo Gobierno me ha restituido el cargo que tenía de Capitán de Puerto, pero desgraciadamente para mí, el que lo ocupa indebidamente por ser un habanero que no tiene más tiempo en la República que el que tiene de estar de capitán en este Puerto, no pertenece a la Marina, de la que no conoce ni los términos, ha encontrado el modo de hacer ilusoria la orden suprema, influyendo en que el general Tapia no se la quiera comunicar para su cumplimiento. Tres ocasiones con esta han relevado a don Ignacio Navarro, que es de quien hablo a usted, y su padrino y amigo interno don Juan José de la Garza, lo ha podido hacer volver al destino y hoy íntimo ocurre Navarro a México, como lo ha hecho ya, el señor Tapia no manda que se cumpla la suprema orden que en copia remito a usted y que yo le entregué personalmente por disposición del ministro. Los grandes perjuicios que de esto me resultaron, son incalculables, careciendo de mis pagos, perdiendo la gratificación que me corresponde y los emolumentos de la capitanía, que todo lo aprovecha Navarro injustamente, y solo porque disfruta el favor del señor Tapia. Tengo una numerosa familia que mantener, y multitud de acreedores que contentar, y los medios que para esto tengo se me quitan con la mayor injusticia, con solo no dar cumplimiento a lo dispuesto por el Supremo Gobierno para favorecer a un aventurero de una conducta pésima, que se emborracha con frecuencia y estafa lo que puede. Últimamente ha sido acusado acusado de haber robado las toneladas de los buques, defraudando así los derechos de la Hacienda Pública. Por el desaliño de la escritura de esta carta, que suplico a usted me dispense, puede usted figurarse el desorden de mi cabeza con el golpe inesperado de que soy víctima; ruégole me considere y alivie sí le parece bien, usando de las facultades de 110
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que está investido, previniendo al señor Tapia el cumplimiento de la orden suprema que me restituye a la Capitanía como debe ser, haciendo después las observaciones que crea al gobierno. Tendré mucho gusto en que usted me cuente en el número de sus amigos y me haré con sus órdenes como su afectísimo amigo que atento su mano besa. [5305] José Rivera.
Tampico, Tamaulipas febrero dos de 1862 Ministerio de Guerra y Marina Sección 3ª. Con esta fecha digo al comandante general de Marina del Departamento del Norte lo que sigue: Habiéndose sobreseído en la sumaria que se instruyó al Capitán de Fragata graduado de navío ciudadano Francisco López de Rivera, para esclarecer su conducta durante el tiempo que desempeñó la Capitanía de Puerto de Tampico, y de la cual fue separada por esta causa; el ciudadano Presidente Constitucional, ha tenido a bien disponer, vuelva a encargarse de la expresada Capitanía el ciudadano Rivera, por haber quedado vindicado de los cargos que le resultaban, recibiéndola del que actualmente la desempeña, inmediatamente que se presente en dicho punto con todas las formalidades prevenidas por la ordenanza general de la Armada.
Y lo traslado para su conocimiento y como resultado de su instancia relativa. Libertad y Reforma. México, enero 25 de 1862. Hinojosa. Ciudadano Capitán de Fragata graduado de Navío Francisco López de Rivera. Presente. Es copia del original que queda en mi poder. [5306] 111
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Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León México, enero 31 de 1862 Mi querido amigo: El dador don Manuel Verea, es un antiguo empleado de hacienda que ha servido en las aduanas de Tampico y Matamoros, que conoce perfectamente al personal y a los empleados y del comercio de ambas plazas, y que posee conocimientos no comunes en el ramo. Me ha parecido muy a propósito para ayudar a usted en la reorganización de todas las oficinas de Hacienda de Tamaulipas, y como tal lo recomiendo a usted muy particularmente; prometiéndome que cuando haya tratado y puesto a prueba la capacidad de Verea, quedará muy satisfecho de sus servicios. Sabe usted cuanto lo estima su afectísimo amigo y seguro servidor que atento besa su mano. [5307] Pedro Hinojosa.
General Pedro Hinojosa México Monterrey, Nuevo León febrero 27 de 1862 Mi querido amigo: Constantemente he estado dando cuenta en cuanto ha ocurrido respecto a la comisión que me ha encargado el gobierno y temo que las comunicaciones hallan sufrido algún extravío por la interceptación del camino; pero quizás les llegaron algunos boletines en los que he procurado se publique todo lo que ha pasado, por lo menos por ese medio se habrán impuesto de lo ocurrido. 112
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Quiroga, debe haber emprendido su marcha de Charco Escondido, a Matamoros, el 25 o 26, y de un día a otro, espero el resultado de sus operaciones. Ésta con el oficio que la acompaña, van por Tampico, apro vechando un extraordinario que dirijo al señor Tapia. Ya verá verá usted lo que ha hecho la legislatura de Tamaulipas y calculará las consecuencias que esto puede puede traer. Por mi parte, encontraencontrará el gobierno una ciega obediencia para el cumplimiento de sus órdenes. Sírvase usted saludarme afectuosamente al señor Presidente y al señor Doblado, y con los deseos de su completo restablecimiento, me repito muy amigo y servidor quien besa su mano. [5308]
General Pedro Hinojosa México Monterrey, Nuevo León febrero 28 de 1862 Mi muy querido amigo: Nada tengo que agregar a lo que le dije oficialmente sobre lo ocurrido en Matamoros, sino es que celebro tanto más el triunfo cuanto que lo obtuvieron los valientes que defendían a esa plaza; pues por sus sufrimientos y su valor eran acreedores a que ellos solos fueron los que castigaran c astigaran a su enemigos. El portador de los pliegos me asegura que el infame de Zúñiga fue aprehendido por el teniente coronel Gil Cadena, a quien dijo que trataba de presentarse al coronel Quiroga. No dude usted de que todos los criminales serán castigados con el rigor de la última ley, sobre delitos contra la nación y el orden público. Nos falta el asesor que debe ser nombrado por el Gobierno de la Unión, y yo apreciaría que cuanto antes se hiciere este nombramiento, pues entre tanto nombraré yo uno aquí interinamente. 113
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Repito a usted me mande cápsulas, aunque sea en cantidades pequeñas, aprovechando los conductos que se presenten hasta San Luis y recomendando que se me remitan inmediatamente. Repito a usted mi felicitación y esperando su completo restablecimiento, me suscribo suyo amigo y servidor quien besa su mano. [5309]
General Pedro Hinojosa Ministro de la Guerra México Monterrey, Nuevo León marzo seis de 1862 Mi muy querido amigo: Nunca es tarde para hablar en favor de la justicia, y por eso tomo la pluma, recomendando a usted muy particularmente a doña Melchora Hernández, suplicándole interponga sus respetos e influencia para que sea atendida en las reclamaciones que ha hecho por los dos saqueos que sufrió en San Luis de los reaccionarios, por las ideas liberales que ha profesado siempre. No me esfuerzo en mi recomendación porque usted es uno de los muchísimos testigos que presenciaron los trabajos de esa señora, su afán por comunicar oportunas noticias, su constancia en auxiliar a nuestras tropas, y su celo por el triunfo de la causa nacional, y ninguno mejor que usted puede apoyar sus pretensiones. No vacilo en creer que mi recomendación será atrevida, y por eso le anticipa su reconocimiento este su amigo y servidor quien besa su mano. [5310] 114
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Señor general don Pedro Hinojosa México Monterrey, Nuevo León marzo 16 de 1862 Mi muy querido amigo: Hoy digo al señor Presidente don Benito Juárez lo que sigue: Una pesadumbre de familia.
Y al insertar a usted la anterior carta, le participo que las cápsulas que me remitió con don Isidro Morales, fueron detenidas en la Noria del Conde, en el estado de San Luis, y llevados a la capital de ese Estado: inmediatamente que lo supe, puse un extraordinario al señor Ortega, y creo que se me devolverán; pero las demoras en este negocio pueden ser trascendentales, y acaso tendremos que lamentar extravío o pérdida de alguna parte de lo que me mandó. Consérvese usted bueno y mande lo que guste a su afectísimo amigo y servidor quien besa su mano. [5311]
Señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León México, marzo 20 de 1862 Mi querido amigo: Contesto la favorecida de usted, fecha seis del presente, en que se sirve recomendarme a la señora doña Melchora Hernández, y tendré mucho gusto en hacer por ella cuanto esté en mi mano, así por porque en ello manifestaré la buena voluntad que tengo para obsequiar los deseos de usted, como porque siempre he creído a dicha señora muy acreedora a la indemnización que solicita, pues me constan también los buenos servicios que ha prestado a la causa constitucional y los quebrantos que por ello ha sufrido. 115
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Casi junta con esa carta, he recibido la que por la vía de Tampico y con fecha 27 del próximo pasado me dirigió usted para comunicarme el estado de los negocios por allá. Agradezco a usted su eficacia y le ruego excuse la exigencia que manifestaba yo en aquellos días, teniendo n cuenta la suma ansiedad que debía asaltarnos en medio de tantos rumores siniestros que por todas partes nos llegaban. Desde la derrota de Carvajal, todo ha cambiado y ha sido tanto, que ya no es necesario el envío de los mil hombres de San Luis Potosí, si bien he recomendado al señor González Ortega, que esté muy a la mira del giro que en Tamaulipas tomen los negocios públicos, para acudir al instante en auxilio de Ciudad Victoria. Hágame usted favor de decirme cuántas comunicaciones, así oficiales como particulares, ha recibido mías desde el 29 de diciembre, haciendo una breve mención de su contenido, para saber cuales han sido interceptadas y duplicárselas si fuere necesario. Quedo de usted afectísimo amigo y seguro servidor que lo estima y besa su mano. [5313] Pedro Hinojosa.
Señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León México, marzo 25 de 1862 Mi querido amigo: Sucesos impresionantes como el fusilamiento de don Manuel Robles, van a dar lugar inevitablemente a la ruptura de las hostilidades entre las fuerzas aliadas y las que tenemos avanzadas a las órdenes del general don Ignacio Zaragoza. 116
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Ha llegado pues el momento de obrar y de obrar ya con energía, con actividad y de un modo tal que nos aprestemos con oportunidad a la defensa para no sucumbir de una manera ignominiosa. Sírvase usted por tanto como se le previene oficialmente y, si por un evento se extraviase la comunicación oficial, como se lo ordeno por medio de la presente, poner en marcha los mil rifleros de ese Estado, previniendo a los jefes de esa fuerza que la hagan venir a marchas forzadas para estar aquí a la mayor brevedad. Excusado me parece encarecer a usted la necesidad de obrar en este caso con la celeridad que exige la salvación de la independencia, pues conozco demasiado su ardiente patriotismo. Aun cuando quede usted reducido a muy poca fuerza, es indispensable desprenderse de los mil rifleros para aquel fin, tanto porque no hay probabilidad de riesgo de invasión por ese rumbo, como porque debe usted levantar nuevas fuerzas, haciendo uso de sus amplias facultades y de las demás que se le conferirán. Quedo de usted afectísimo amigo y seguro servidor que lo estima y besa su mano. Pedro Hinojosa.
Es muy urgente que vengan las fuerzas que le pido y aún más si usted puede, porque la guerra ya está encima. A esta hora tal vez ya se habrá derramado la sangre de los hijos de México. [5314] 117
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Señor general don Pedro Hinojosa México Monterrey, Nuevo León abril dos de 1862 Mi querido amigo: Puesto que las cosas con los aliados han llegado hasta el extremo de un rompimiento, según usted me comunica por su grata de 25 del mes próximo pasado, el esfuerzo por nuestra parte debe ser supremo y uniforme, a pesar de tantos obstáculos entre ellos, el que no tiene nombre por monstruoso, como el de que haya mexicanos tan desnaturalizados que ayuden al enemigo extranjero a la deshonra y exterminio de su patria. ¡Espantoso resultado de las pasiones políticas! Como digo a usted de oficio, luego que recibí la orden superior, previne a Quiroga, que se ponga inmediatamente en marcha con dos regimientos. Mucho habría hecho ya la frontera en aprestos de guerra si Serna y los suyos no hubieran sido un estorbo, dominados de ese vértigo revolucionario que se cree, porque sus pasos para lo cual no ceso de tocar todos los medios que aconseja la providencia; mas desgraciadamente hasta ahora nada se consigue que no sea por la fuerza. El comercio por su parte, acostumbrado por Garza, a defraudar los derechos del erario, y queriendo reducir el arancel a casi cero, a mi inflexibilidad me opone una especie de conspiración, no haciendo importaciones escudado de la zona libre y esto me tiene en grandes apuros, respecto de recursos con una fuerza considerable sobre las armas que hasta aquí he podido mantener. Sin embargo, he dictado tales providencias en el ramo de hacienda, que creo triunfar del comercio en esta lucha en que él lo quiere todo y yo el justo medio; de modo que al ponerse en corriente sometiéndose a mis disposiciones razonables, mi acción será mas expedita y fructuosa en el mantenimiento y aumento de las fuerzas; y si las cabecillas de Tamaulipas entran en un arrepentimiento verdadero en ese caso, la frontera auxi118
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liará al gobierno con muchos y buenos soldados y será al mismo tiempo el más firme apoyo de la independencia nacional. Estoy en ansia por saber los pormenores que ha producido la ruptura de las hostilidades. Por no detener el extraordinario, no escribo al señor Presidente y al señor Doblado y me conformo con que usted les trasmita estas ideas, teniendo esta carta como escrita a cada uno. Consérvese bueno y mande a su amigo afectísimo quien besa su mano. [5315]
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León México, abril uno de 1862 Mi querido amigo: Marcha ya el coronel don José Toledano a ponerse a disposición de usted. Yo se lo recomiendo recomiendo como un jefe jefe de buena educación civil y militar, activo, juicioso y lleno de pundonor. Mucho estimaré a usted que lo distinga con su aprecio. Soy de usted como siempre afectísimo amigo y seguro ser vidor que lo estima y besa su mano. Pedro Hinojosa. Monterrey, Nuevo León abril 24 de 1862 Mi estimado amigo: Será obsequiado por mi la apreciable de usted de primero del corriente en que me recomienda al señor coronel don José Toledano, al que no he tenido el gusto de conocer siquiera por haber sido ocupado en Ciudad Victoria, a su tránsito para esta 119
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capital por el señor Comonfort, pero esto no obstante será atendido en cuanto de mi dependa. Me repito de usted suyo, amigo y servidor quien besa su mano. [5316]
Señor general don Pedro Hinojosa México Monterrey, Nuevo León abril ocho de 1862 Mi querido amigo: Por no dilatar a usted la satisfacción que debe causarle la plausible noticia de la completa pacificación de Tamaulipas, le pongo este extraordinario, adjuntándole un ejemplar del boletín que se publica en Ciudad Victoria. Luchamos únicamente con el traidor Carvajal, que acompañado de Treviño Peña y otros, se ocupa en la banda izquierda del Bravo, de organizar fuerzas para continuar su sistema de robo, incendio y matanza. Las autoridades autoridades de Texas si no lo protegen, se disimulan y por lo que digo oficialmente, verá usted que me he dirigido a las supremas autoridades militar y política de ese Estado, con el objeto de ver si acabamos de una vez con ese vandalismo. Creo que pronto pronto lo conseguiré, y tendré la satisfacción de comunicárselo. Las cápsulas que mandó usted con Isidro Morales, fueron robadas, como tengo dado parte al gobierno de que espero el señalado acto de justicia de que se mande aprehender y remitir para esta ciudad al bandido Eugenio García, que es el autor de ese infame hecho, y que está deshonrando al gobierno, con el lugar que ocupa en el ejército. No dudo, pues, del buen éxito de este negocio, porque eso nos conduce a castigar a uno de tantos plateados. No dejen de hacerme otra remisión de cápsulas, sin olvidar las balas incendiarias y el metano para elevar ese parque. Las 120
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cápsulas que trae Resina, aún no llegan, se que han salido de San Luis. Ese artículo me hace una falta extraordinaria. La fuerza que marchó a Victoria con el señor Comonfort, no llevó más que diez cápsulas por plaza; la que cubre la línea del bravo está muy escasa, la de Monclova que ha ido a reforzar esa línea, tiene de cinco a seis por cada soldado; y temo que los que se ocupan de repeler a los voluntarios en Piedras Negras, tengan un contratiempo por falta de ese artículo. Calcule usted los los males que podían haberse causado y los que pueden sobrevenir del robo de las cápsulas hecho por Eugenio García. Mándeme pues más cápsulas. Suplico a usted mi carta de fecha seis del actual, y no dudo que influirá en que se haga lo que propongo. Eso cortará cortará de raíz las revoluciones en Tamaulipas, y hará que pronto se reparen tantos males como ha causado la guerra civil, levantando a los pueblos del Estado de miseria y abnegación en que se encuentran. Estoy ansioso por saber el estado de nuestras relaciones con los aliados y que con un poco de calma me escriba extensamente. Deseo a usted felicidades y me repito suyo afectísimo amigo y servidor quien besa su mano. [5317]
Señor general don Pedro Hinojosa México Monterrey, Nuevo León abril diez de 1862 Mi muy querido amigo: Como digo a usted de oficio pongo este extraordinario para comunicar al Supremo Gobierno que es absolutamente imposible que marchen los mil rifles con la prontitud que usted previene de oficio. 121
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Pie a tierra la tropa de Quiroga, porque no hay de donde tomar un caballo, desolados los agostaderos por el latrocinio de Carvajal, y también por la horrorosa seca que se experimenta, este es el mayor inconveniente sin los otros de que habla Quiroga; y por tanto para cumplir la orden sin dejar abandonada la línea del Bravo, amenazada de continuo por Carvajal, Treviño y García Ramírez. Ramírez. He dispuesto que Capistran Capistran arregle un regimiento de Tamaulipas, y con el de Campos, que está en Victoria, marche a la cabeza de los mil hombres, aunque no todos irán armados de rifle por la suma escasez de esta clase de armas. Partiendo de Matamoros y de Victoria, tomarán el camino mas derecho, y solo hay que esperar que Capistran acabe de montar su gente y se consiga algún dinero para expeditar la marcha, pues estamos en la mayor miseria, porque el comercio aún no hace importación alguna. Capistran ha pedido marchar a la campaña con esta fuerza y creyendo que será muy útil y un motivo que estrechará los vínculos de amistad y confianza de ambos estados, no he vacilado en darle el mando, quedando dos regimientos resguardando la línea que es únicamente donde ha quedado algún peligro que creo desaparecerá en un mes, poco más o menos, para ocuparnos exclusivamente en la cuestión nacional, aumentando estas fuerzas y demás preparativos de guerra. Con fecha seis del corriente escribí al señor Doblado, cuya carta transcribí a usted con objeto de que apoye su contenido sumamente interesante bajo dos puntos de vista, paz de Tamaulipas removiendo la causa radical de su última revolución, y recursos para el mantenimiento de las tropas, sin los cuales todo se desgracia en el orden militar por más que uno se desvi va; pues usted conoce cuan perniciosos son los efectos que produce el hambre. Los americanos aunque tienen necesidad de respetarnos, porque nos temen en las circunstancias en que se hallan, solo han salvado las apariencias y en realidad han protegido a los fugitivos de Matamoros. Sin embargo, tengo fundamentos 122
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para creer que el oficio que dirigí sobre esto al comandante general de Texas y al gobierno, dará buen resultado, pues esa protección, no viene de las autoridades superiores sino de las inferiores. Estamos en una ansiedad insoportable por saber el giro que ha tomado la intervención. intervención. Paz o guerra, guerra, que venga lo que que viniere con tal de no vivir en la incertidumbre, y quizás el regreso de este o del anterior extraordinario nos saque de tal ansiedad. El robo de las cápsulas, de que tengo dado a usted cuenta de oficio, es de lo más infame y criminal. Si Serna hubiera remitido o pasado el río, los voluntarios, como se temía, estábamos completamente indefensos, porque así lo dispuso Eugenio García. Salúdeme al señor Doblado, a quien escribo hoy por falta de tiempo y porque considero que escribiéndole a usted es igual. Consérvese bueno y mande a su afectísimo amigo quien besa su mano. [5318]
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León México, abril 11 de 1862 Mi querido amigo: Estamos muy contentos de usted porque sin embargo de la difícil empresa que tiene entre manos, acude en auxilio del país, con lo que pedimos, y porque sabe sobreponerse a toda dificultad. En cuanto a la gravedad de las circunstancias, me ceñiré por ahora a informar a usted que Lorancés y Saligny han determinado a Lagraviere, el comisario francés a separarse de sus otros colegas y a seguir la guerra por cuenta de su país contra nosotros.
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En consecuencia, al conde de Rens, que es un perfecto caballero, y Wichz, el comisario inglés, que abunda como su gobierno en buenos sentimientos hacia México, han protestado contra esa loca conducta, han pedido instrucciones a sus respectivos comitentes y se retiran a esperarlos e sperarlos a la Habana. Entre tanto nos batiremos con los franceses, que infatuados con su superioridad militar, creen por si solos llegar a México a imponernos un monarca. Pues bien, esta situación que al escribir yo a usted el 25 del pasado, sobre el movimiento de esas fuerzas estaba latente, se ha puesto ya de manifiesto. En tal estado de cosas importa que tenga usted mucho cuidado con Tampico, donde el general Tapia, disgustado con el nombramiento del señor Comonfort, ha pedido su relevo, y como creo que se había formado allí una especie de camarilla, es muy posible que aparezca algún descontento y que esto embarace la marcha de la administración. Yo me dirijo a algunas personas, exhortándolas a la obediencia del gobierno y de todos los jefes que obtienen su confianza, principalmente del señor Comonfort, que es para algunos díscolos, la piedra de escándalo; y como el mismo señor Juárez, está dándole un bello ejemplo de abnegación y desprendimiento en esta materia, los excito a que imiten su patriótica conducta. Deseo que tenga el mejor éxito la combinación de usted respecto de esos comerciantes, para que desde luego comience usted a organizar nuevas fuerzas que vengan a servir de reserva a las que dentro de ocho días a más tardar se habrán batido ya con los franceses. Soy de usted su afectísimo servidor quien su mano besa. Pedro Hinojosa. No será difícil que pase yo a Tampico a hacer una visita con el carácter de ministro. 124
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Monterrey, Nuevo León abril 19 de 1862 Muy querido amigo: Oficialmente digo a usted la situación que guardo y la imposibilidad en que me encuentro para cumplir con la orden en que se me previene, haga marchar dentro de veinticuatro horas, el contingente de estos estados. Hago al gobierno una fiel pintura del estado de las cosas, y para mayor claridad, diré a usted que con mil sacrificios, puede hacer un vertido a la tropa, y que ese ha desaparecido por el tiempo de uso y por la mala calidad del género, único que se puede conseguir. Recursos no los conozco, los caballos han muerto por la seca y no hay de donde sacarlos, las aguas han desaparecido y se necesita andar veinte a veinticinco leguas para encontrarla muy escasa. ¿Podré moverme moverme cuando no me es posible cubrir ni ni el diario de la fuerza que está sobre las armas? Por otra parte, aunque está ya completamente pacificado Tamaulipas, no puede dejarse la línea sin una fuerza respetable, porque Carvajal y Treviño no descansan y se arrojarían a cometer todo genero de excesos con unos cuantos hombres que reúnan; pero suponiendo que esto no sucediera, tenemos que mantener una buena posición en el Bravo, a consecuencia de la guerra en los Estados Unidos, pues es más que probable que los del norte, destruyan el poder de los confederados del sur y tengamos algo que hacer para evitar los males que pueden sobrevenir de esa sangrienta lucha que parece aproximarse a su término. No me culpen, usted me conoce, sabe cuales son mis sentimientos, y que solo la imposibilidad en que me encuentro, produce mi inamovilidad. Deseo a usted felicidades y me repito suyo amigo y servidor quien besa su mano. [5319]
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Señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León México, abril 21 de 1862 Mi muy querido amigo: Tengo a la vista las dos apreciables de usted, fechas seis y ocho del presente. Respecto de la primera, debo decirle que el señor Doblado está de acuerdo, como yo, con el proyecto de usted y que a su regreso de Orizaba, nos ocuparemos de él, mas si por un evento se retardara la resolución un poco, importa mucho que remita usted el reglamento, aunque sea por extraordinario porque es muy conveniente que salga el negocio enteramente redondeado. Cuenta usted con que no no levantaré la mano de él hasta concluirlo. He dado ya la orden para que sea aprehendido Eugenio García, y remitido a esa para que se le castigue, aunque temo que el personaje que consintió el atentado siga favoreciendo con proporcionarle proporcionarle la impunidad. impunidad. Insistiré, sin embargo, hasta hasta lograr que sea entregado. Tengo a Isidro Morales, por cómplice de García y por lo mismo espero espero que también lo castigue usted. Calculo en poder de usted ya mi segunda remesa de cápsulas, y además voy a remitirle las que deben reponer las robadas, pero me propongo que estas vayan por otra vía que no sea la de San Luis; tal vez por Tampico, luego que desaparezca el riesgo que por allí también es de temerse. Sería preferible que recomendara usted el negocio, a algún arriero de su confianza que las recogiera y condujera por donde mejor conviniera. Respecto de la guerra, ya habrá usted visto lo que informan los impresos impresos circulados. Hoy no tiene usted más novedad novedad que el haber marchado el señor Doblado, a tratar con los comisarios español e inglés. Los franceses siguen distinguiéndose con actos de perfidia, que ya han dado el resultado de la guerra. Están, puede decirse, rotas ya las hostilidades. 126
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Soy de usted como siempre, afectísimo amigo y servidor que lo estima y besa su mano. Pedro Hinojosa. Por un parte telegráfico, sabe el gobierno que se han roto ayer las hostilidades por los franceses. franceses. Al rectificarse esta noticia se lo daré por extraordinario. [5320]
Pedro Hinojosa México Monterrey, Nuevo León mayo ocho de 1862 Muy querido amigo: Correspondo a su apreciable fecha 21 del último abril, dándole las mas cumplidas gracias por las ordenes libradas para la aprehensión de Eugenio García, aunque como usted, temo que se le siga protegiendo, no obstante las quejas que el personaje a que usted se refiere, tiene contra él. La segunda remesa de cápsulas llegó sin novedad, aunque faltando algunos, lo que atribuyo a descuido. Le recomiendo el pronto envío de otra cantidad, advirtiéndole que me es imposible hacer arreglo alguno en esta para su conducción, por falta de arrieros. Muy importante será el servicio que se preste a la frontera, con la zona libre hasta esta ciudad, y jamás se borrará de sus hijos la memoria de los hombres que comprendiendo los intereses de estos pueblos y de la l a nación, supieron darles impulso. Se ha insistido en la remisión de fuerzas, y ayer, luego que recibí el extraordinario que trajo la noticia de lo ocurrido en Acultzingo, libré ordenes apremiantes para que en el acto se pongan en marcha un regimiento de Tamaulipas al mando de Capistran, que está en Matamoros y otro de Nuevo León y Coahuila, que se encuentra en Tula, a las órdenes de Campos. 127
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La sequía es espantosa, y por consiguiente, los caballos están en un estado tal, que no pueden andar cosa mayor; pero haremos por vencer todas las dificultades, y aunque sea pie a tierra marcharán por de pronto esos regimientos, y después irán algunas guerrillas que se organizarán, para lo que me ocupo de un reglamento con arreglo al decreto respectivo. Deseo a usted felicidades y me repito suyo amigo y servidor quien besa su mano. [5321]
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León México, abril 27 de 1862 Mi querido amigo: Tomo la pluma solamente para encarecer a usted el peligro inmenso que corre hoy nuestra nacionalidad, por haberse declarado todas las fuerzas reaccionarias, auxiliares de la invasión francesa. Imagínese usted ¿cómo sería posible rechazarla cuando los traidores amagan hoy la retaguardia y flancos del Ejército de Oriente, y cuando de la capital de Puebla no podemos contarlos, por no ser posible desprender ya un hombre, mas atendida la situación en que nos encontramos por falta de las fuerzas de los estados. Se asombrará usted cuando sepa que por estar formando combinaciones políticas González Ortega y Ogazan, no acaban de venir sus contingentes respectivos, y que si mandan algunas fuerzas, será la más inútil y en pequeñísimo número. Ruego a usted por tanto, que redoblando sus esfuerzos, haga por que venga siquiera un regimiento para que al menos sirvan, cuando los franceses estén sobre esta capital. Respecto de todos los puntos que trata la última de usted, le tengo dada contestación anteriormente. 128
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Ahora no me entiendo porque estoy muy malo de mi herida que me tiene de nuevo en la cama, y porque tengo mucho que hacer preferentísimo. Soy de usted como siempre, afectísimo amigo y seguro ser vidor quien besa su mano. [5322] Pedro Hinojosa.
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León México, abril 27 de 1862 Mi querido amigo: He dispuesto que el pagador de artillería don Julián Barrios, el comandante de batallón, capitán primero de artillería don Manuel Solís, el comandante de batallón don Carlos Nuñez de Caures y el capitán primero de artillería don Adolfo Garza Flores, expulsos por el general Tapia, vuelvan a Tampico porque conociéndolos a todos íntimamente, estoy seguro de que son incapaces del delito que se les atribuye, y de que se conducirán lealmente con respecto del gobierno, como de usted y del señor Comonfort, a quien también escribo sobre el particular. Recomiendo a usted por tanto que, dé sus ordenes para que no se les moleste. Soy de usted como siempre, afectísimo amigo y servidor que lo estima y besa su mano. [5323] Pedro Hinojosa. 129
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Señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Monterrey, Nuevo León abril 30 de 1862 Mi querido amigo: El dador don Loreto Gómez, que por consecuencia de los acontecimientos de Matamoros, emigró hacia esta capital, presentándose luego después de su llegada, al señor Presidente, vuelve ahora a continuar en el desempeño de su empleo de 1er comandante de celadores de aquel puerto, llevando a ese fin las supremas ordenes necesarias. La recomiendo a usted para que se sirva atenderlo en cualquier gestión que se le ofrezca hacer y ofreciéndole por ello mi agradecimiento, me repito su afectísimo amigo y servidor que lo estima y besa su mano. [5324] Pedro Hinojosa.
Señor general don Pedro Hinojosa México Monterrey, Nuevo León mayo nueve de de 1862 Mi estimado amigo: El que lo es mío, don Francisco Antonio Rosales, ha pasado a esa capital a encargarse de un cuerpo de los de Aguascalientes, y le suplico lo considere en lo que sea dable, favor de que le viviré reconocido este su amigo y servidor quien besa su mano. [5325] 130
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Señor general don Pedro Hinojosa México Monterrey, Nuevo León mayo 29 de 1862 Muy querido amigo: Escribo a usted con la incertidumbre de que se encuentre en esa ciudad o en la de San Luis, como se me ha dicho, y espero que mi carta no sufrirá extravío, porque la recomiendo a un amigo de esta última ciudad. Deseo vivamente saber el estado de su salud, y la situación que guarda, pues me han dicho que viene usted a Tamaulipas a encargarse de los mandos político y militar. Deseo también tener explicaciones explícitas de usted sobre su salida del ministerio y la entrada a él de Blanco, así como también sobre otras muchas cosas que no se ocultarán a usted porque deseo orientarme perfectamente. Sin mas que desearle felicidades, me repito suyo amigo y servidor quien besa su mano. [5326]
Señor don Santiago Vidaurri Pachuca, Hidalgo julio dos de 1862 Muy estimado amigo y señor: Hace algunos días que me escribió mi señora madre, manifestándome que en el asedio de Matamoros fue incendiada su casa por orden del jefe que defendía la plaza, y como en la lista de las reclamaciones no aparezca ella, ni persona alguna que la represente, juzgo que a consecuencia de haber tomado parte mi hermano Matías en defender el gobierno de Serna, le habrá fallado persona que le represente, o haya tenido temor de ser oída. 131
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Tengo hablado al señor Presidente y al ministro del ramo, para que se atienda esta reclamación como es de justicia, puesto que fue incendiada la casa por los que defendían al gobierno supremo, a fin de evitar que el enemigo se posesionase de ella, evitando así el perjuicio que hubieran resentido por estar muy cerca de la plaza. Por lo expuesto y haciendo uso de la buena disposición de usted, le ruego se empeñe para que sea pagado este perjuicio, ya sea disponiéndolo usted o recomendando al señor Comonfort lo ordene así, pues ya escribo a mi señora madre para que sin pérdida de más tiempo, mande levantar la información justificativa de su pérdida y obre en consecuencia. En mis anteriores he dado a usted, como debía, parte de mi nombramiento de gobernador y comandante militar de este 2° Distrito, de cuyo empleo he tomado posesión, y espero sus órdenes para tener el placer de obsequiarlas, aprovechando esta oportunidad para satisfacer sus dudas sobre el motivo que tuve para salir del Ministerio de la Guerra, este no fue otro que el malestar en que a consecuencia del mucho trabajo se puso la herida de que sufro aún, y el buen deseo que me anima de no perjudicar en nada el buen servicio público, por supuesto, que me retiro en la mejor armonía con el señor Presidente y su gabinete, habiendo tenido la satisfacción de recibir de su parte demostraciones sinceras del sentimiento que tenía por mi separación. Deseo a usted toda clase de felicidades para que mande cuanto guste a quien siempre es suyo afectísimo amigo que mucho lo estima y su mano besa. [5327]
Pedro Hinojosa. 132
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General Pedro Hinojosa Actopan Monterrey, Nuevo León julio diez de 1862 Muy querido amigo: Aprovecho la ocasión de la marcha de Legarza para saludar a usted con el afecto de siempre, esperando no deje de escribirme desde el punto a donde ha sido destinado. Voy a escribir al señor Doblado para que al separarse de Tamaulipas el señor Comonfort, le encargue a usted la comandancia de ese Estado. Sobre el mismo particular particular le escribo al segundo. Celebraré se conserve en mejor estado su quebrantada salud, y me repito como siempre suyo amigo y servidor quien besa su mano. [5328]
[5329] Carta ilegible
Señor general don Santiago Vidaurri San Luis Potosí, San Luis Potosí julio 20 de 1863 Mi querido amigo: Al fin salgo para esa ciudad, pasado pasado mañana por Tula. Veré a usted con mucho gusto y hablaremos sobre el triste estado de la cosa pública, para para hacer hacer lo posible por aliviarla. El Ministerio sigue mal con los estados del interior y ellos muy disgustados con él, porque no hace más que desaciertos de buena o mala fe, pero que siempre darán el resultado de hundirnos en un abismo, si los ciudadanos ministros no cambian la política. 133
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Sentiré mucho que cuando se pierda la esperanza para los pueblos, de quitar a esos hombres, se alce el grito de rebelión, como parece que sucederá, pues hasta las viejas están palpando que el obstáculo más poderoso para la defensa del país, son ellos, que no conocen ni los hombres, ni las cosas. Pronto tendrá el gusto de verlo y darle un abrazo su afectísimo amigo. [5330] Pedro Hinojosa.
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Ciudad Victoria, Victoria, Tamaulipas agosto siete de 1863 Muy estimado amigo, compañero y señor: Acompaño a usted la comunicación que le dirige el Ministerio, relativa a la prestación de mis servicios en el Estado de su digno mando. Por ahora, basta que usted usted le conteste que me empleará, cuando lo juzgare necesario. Le supongo a usted bien impuesto de lo que pasa en el interior y de lo disgustado que están con la política actual del gabinete los señores Doblado y González Ortega. Ortega. Lo mismo sucede en Tamaulipas, donde los pueblos del de l cuarto distrito y el del centro me han detenido, para confiarme el mando en jefe de la Guardia Nacional del Estado, ahora que por momentos aguardamos la ocupación de Tampico, por las fuerzas fuerzas invasoras. Y ante esta exigencia, como ante la voluntad de mis paisanos, he tenido que ceder y salgo mañana para Matamoros, a ver más de cerca las cosas. c osas. Si al final me encargo del mando militar de este Estado, cuento desde ahora con la amistad de usted para que me auxilie con el armamento que pueda, y aún con fuerzas de ese Estado, en caso de que se realice, como es segurísimo, la ocupación de Tampico. 134
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Maya le habrá impuesto de la buena disposición en que se encuentra Chihuahua, para las emergencias que puedan presentarse. Recomiendo a usted que con un propio, me dirija su contestación, buscándome en Brownsville. Sabe usted que siempre soy su invariable amigo que lo estima y besa su mano. Pedro Hinojosa.
Monterrey, Nuevo León agosto 16 de 1863 Muy querido amigo: Son en mi poder sus dos apreciables de fecha siete y ocho del actual y enterado de sus contenidos, paso a contestarle como corresponde. Por ahora no tengo armas que darle para el caso que me indica y creo que usted podrá reunirlas en ese Estado, haciendo una requisición. Si más adelante me las proporciona, como estoy procurándolo, debe contar con que lo auxiliaré. Celebro la buena posición de usted en esos pueblos y debe aprovecharla para el gran pensamiento nacional, la defensa de la independencia, única norma que debe guiarnos en la crisis porque atravesamos y en la que debemos prestarnos mutuos auxilios. Efectivamente hay un disgusto general en la República, contra el gobierno, que no sólo no se mueve, sino que está acabando con la vitalidad de la nación y para que haya una verdadera defensa, no se necesita más que el que salte un hombre a la arena, con la verdadera bandera nacional en la mano, para que todos se agrupen a su alrededor, haciendo a un lado obstáculos y tropiezos, y no tardará mucho esa presentación para cuyo evento debemos estar preparados a fin de seguir el sendero que nos demarque el patriotismo. 135
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A Soto, no le he podido dar más que cincuenta pesos y él será el que ponga en manos de usted la l a presente. Deseo se conserve bueno y libre sus órdenes a este su amigo, compañero y servidor quien besa su mano. [5331]
Señor general don Santiago Vidaurri Ciudad Victoria, Victoria, Tamaulipas Tamaulipas agosto ocho de 1863 Mi querido amigo: Ayer recibí cartas particulares de Tula, en que me dicen que los franceses están están en Tampico. No creo esto, porque aunque no es un obstáculo la fuerza que cubre aquel punto, si lo puede ser la estación. Fernández García, ha sido nombrado jefe de la línea del Bravo, disque para dominar a Tamaulipas y ponerle a usted al frente ese gran soldado. ¿No le parece parece a usted usted que el ministro Fuentes, director actual de la política y de las operaciones militares del país, está está extraviado? extraviado? ¿Qué no era más conveniente dejar la fuerza de aquel desgraciado en Tampico, donde se espera enemigo, que mandarlo a Matamoros, donde todos sostienen al gobierno? ¡Ya se ve, será uno de tantos movimientos estratégicos que se están operando actualmente en la nación! Por Dios, don Santiago, si los verdaderos patriotas como usted no hacer algo para prepararse a la defensa de la nación, la legalidad sólo presentará la fuerza de inercia en alguna de nuestras más altas montañas. Yo en este Estado, donde todos sin excepción, quieren que sea el jefe de las armas, haré lo que me sea posible, reuniendo con actividad el mayor número de tropa que me sea dable para defender al Estado, pues no será difícil que intenten ocupar éste y el de usted para quitarle al gobierno los grandes recursos que tiene por la línea del Bravo. 136
Para Efectos de la Guerra
Le ruego que me mande inmediatamente al comandante Soto, dándole los recursos necesarios. Sin más por ahora, me repito de usted afectísimo amigo que desea verlo y su mano besa. Pedro Hinojosa. En San Luis, Morelia, Guadalajara, Aguascalientes, Guerrero y el estado de México, están muy mal con el infame Fuentes y sus compañeros, porque su política no tiende a otra cosa que a trastornar el orden en los estados. Soto le dirá verbalmente lo que pasa. [5332] Pedro Hinojosa.
Señor general don Santiago Vidaurri Matamoros, Tamaulipas agosto 30 de 1863 Muy apreciable amigo y señor: Será portador de ésta, el recomendable señor diputado don José María Rivera y Río, amigo que merece toda confianza y quien manifestará a usted muy pormenor, la triste situación de Tamaulipas, en las circunstancias actuales, y lo mucho que se puede esperar de este Estado en la lucha presente, si se remue ven por el Gobierno General los obstáculos que ahora impiden explotar todos los elementos que aquí tenemos para la defensa nacional. El cambio de gabinete que ya nos anuncian de San Luis como indudable, contribuirá en gran manera para cambiar la triste faz de la República y por consecuencia la de Tamaulipas; pero es necesario a mi juicio, que para conseguirlo interponga usted su merecido influjo, como lo espero y se lo suplico, supuesto 137
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que me son bien conocidas sus sanas intenciones y la amistad sincera y franca que hace tiempo nos ha ligado. lig ado. Refiriéndome en todo a la viva voz del señor Rivera y Río y a los demás conceptos que dejo expresados, espera mucho de usted este su afectísimo amigo y servidor que le desea felicidades y atento su mano besa. Pedro Hinojosa. Aumento. Suplico a usted facilite los recursos necesarios al
señor Rivera y Río, para que siga su marcha a San Luis.
Hinojosa.
Monterrey, Nuevo León septiembre siete de 1863 Muy apreciable amigo: El señor don José María Rivera y Río, me presentó su estimada de 30 del próximo pasado agosto y me informó en lo verbal de cuanto usted me dice de ella. Con el propio señor escribo ya al señor Doblado, en el sentido que usted desea y haré cuanto esté de mi parte en ese particular. Como las circunstancias en que se encuentra el erario de este Estado, son muy aflictivas, yo le suplico que evite lo más que pueda dar recomendaciones para que aquí se auxilie con recursos a los que vengan por acá; pues si bien el señor Rivera y Río fue auxiliado, esto costó un sacrificio para el Estado, que no tiene ni para pagar sus empleados. Como siempre me repito de usted muy afectísimo amigo y servidor quien besa su mano. Espero me disimulará la franqueza que uso con usted en este particular, pues sólo por la confianza que media, me he resuelto a hablarle en ese sentido. [5333] 138
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Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Hacienda de de Santa María, Tamaulipas octubre 29 de 1863 Mi querido amigo: Anoche recibí en Carvajal, una comunicación duplicada del Ministerio de la Guerra, que le adjunto a ésta, para que me diga qué le parece debo contestar. En mi concepto, concepto, no se trata de otra cosa más que de quitarme de su lado, y aún de los estados limítrofes, si en alguno de ellos me encontrara. Por otra parte, cuando del interior me han mandado a la frontera del norte, porque seguramente no tenían voluntad para emplearme, o no consideraban útiles mis servicios allá, ¿no le parece a usted singular que hoy pretendan emplearme allá mismo como corresponde a mis antecedentes y Merecimientos, con M, mayúscula?... Usted convendrá conmigo en que que sí, es cierto, que estos miserables son malvados, también lo es que son torpes. No recuerdo en qué fecha manifestó usted al gobierno que me iba a emplear en la campaña contra los rebeldes de la frontera de Coahuila, pero me parece que la comunicación que motiva esta carta ha sido dictada después de recibida la en que usted comunicaba mi nombramiento de las fuerzas de operaciones sobre los rebeldes del rancho de Matamoros. He recibido cartas de los señores Iglesias y Suárez Navarro, contestaciones a otras que les dirigí, hablándoles de lo penoso que me era estar casi en la inacción cuando podía hacer mucho en Tamaulipas sobre Tampico; y después de guardar por algún tiempo silencio, me dice el primero, que ya se resuelve el gobierno a emplearme, y me manifiesta que Comonfort se encarga del mando del ejército y Uraga de su segundo, con el mando de las fuerzas de Berriozabal, enviando a éste a ocupar el gobierno de Morelia, que desempeñaba aquel. ¡Cuánto cambio fatal en tan pocos días! las gallinas tienen más constancia para empollar sus huevos, que los ciudadanos de que me ocu139
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po, para formar un pensamiento, que al fin desecha antes de intentar ponerlo en práctica. No hay duda, muchos de los hombres que rodean al gobierno son de muy mala fe, y es imposible que sus providencias sean acertadas, porque sus oídos están cerrados a la razón y a la justicia. Basta ya de esto y hablemos hablemos de otra otra cosa. Hasta aquí aquí he llegado con la fuerza, en muy buen estado y sin sufrir grandes novedades; para mediodía estaré en el Saltillo y de allí le daré parte extenso de todo. Consérvese usted bueno y mande en cuanto gusta a su afectísimo y verdadero amigo. Pedro Hinojosa.
Monterrey, Nuevo León octubre 31 de 1863 Mi querido amigo: Tengo a la vista su apreciable, fecha 29 del que finaliza y el oficio del Ministerio, que le devuelvo. Convendrá que me transcriba usted ese oficio para mi conocimiento y lo conteste desde luego, diciéndole al Ministerio que, consignado a este Estado para prestar en él sus servicios, ha sido usted ocupado dándole el mando de una sección, para ir a sofocar un motín de bandidos, que han destruido las propiedades de don Leonardo Zuloaga y amenazan destruir las demás del Estado y que por lo mismo, me ha transcrito esa comunicación para que disponga lo conveniente. Yo me dirigiré al gobierno y destruiremos cualquiera pre vención que hubiere. La fecha en que avisé av isé al señor Juárez, en carta particular, que usted mandaría esa fuerza, es la del 21 del actual, la misma que tiene el oficio. Yo considero que esto es resultado de lo de Alamitos y de las cartas que escribió usted a Iglesias y Suárez Navarro. 140
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Celebro continúe usted bien con la fuerza. En la madrugada de hoy salió el teniente coronel Eugenio González, con una pieza de a doce y algunos infantes infantes y de caballería. No deje de darme el aviso de los desertores. Sabe que lo estima este su amigo y servidor quien besa su mano. [5334]
Señor gobernador don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Saltillo, Coahuila octubre 30 de 1863 Querido amigo: Hoy a las diez llegué a esta ciudad, e inmediatamente presenté la lista adjunta al presidente del ayuntamiento, para que fueran citadas las personas que en ella consten. A las siete y media de la noche les manifestaré penosamente la asignación que a cada uno se les ha hecho, para que mañana a las diez, hagan la entrega de las cantidades que les he asignado: si no la entregan, marcharán impávidos a la campaña, pues sólo así se se les quitará la manía de que adolecen. Es como usted sabe, la Sacra Familia. Las novedades ocurridas en el camino son las siguientes: al salir de ésa en la madrugada, se desertaron seis soldados de caballería y en el camino, un infante y otro de la caballería. caballería. El fatal estado en que venían algunas mulas y dos carros, ha hecho que no llegáramos a ésta en dos días; pero aquí remediaremos esos males y muy pronto pronto estaré en Parras. La lista de los desertores, con expresión de los lugares de su residencia, la remitiré mañana por el correo. Quedo de usted afectísimo seguro servidor y amigo. [5335] Pedro Hinojosa. 141
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Lista de los ciudadanos que han de contribuir con la cantidad de 8,000 pesos para la campaña sobre los disidentes del rancho de Matamoros. [5336] Jacobo Sánchez Navarro Carlos Sánchez Desiderio Dávila José María Arizpe Crisóstomo Charles Juan N. Arizpe Ignacio María Arizpe Zamora y Cía. Prudencio de León Juan Pablo Alcalá Pedro Pereira Francisco de los Santos Coy Farías y Hermanos Suma
1,500.00 1,000.00 800.00 600.00 600.00 437.90 437.90 437.90 437.90 437.90 437.90 437.90 437.90 8 ,000 .00
Señor general don Santiago Vidaurri Saltillo, Coahuila noviembre uno de 1863 Mi estimado amigo: Consecuente con lo que usted me indica en su apreciable de 31 del próximo pasado, contesté al gobierno y para que usted resuelva lo que le parezca, le transcribo la comunicación del Ministerio y lo que contesté. He impuesto el préstamo de ocho mil pesos que me mandó y creo que no ha sido tan desacertada mi elección en las personas que lo reportaron y en las cantidades asignadas, pues la generalidad de los habitantes y hasta los mismos gravados, aprueban el modo con que se ha hecho; sólo falta que paguen los Sánchez Navarro, pero ya lo cubrirán. 142
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Allanado todo para continuar mi marcha a Parras, mañana la emprenderé. Le adjunto la relación de los desertores; y de cuanto ocurra de particular que merezca su atención, le daré aviso oportuno. Consérvese usted con la felicidad que le desea su afectísimo servidor y amigo. Pedro Hinojosa.
Monterrey, Nuevo León noviembre dos de 1863 Mi estimado amigo: Quedo impuesto de sus apreciables fechas 30 del pasado y uno del actual. Mucho me alegro que la imposición del préstamo en esa ciudad, haya tenido tan feliz resultado, como me indica usted. Oficialmente va contestada su comunicación en que transcribe lo que se le dijo por el Gobierno General y también me dirijo al mismo gobierno sobre el particular. Los desertores serán perseguidos con actividad. Únicamente falta en la lista de éstos, la relación de las prendas que se hallan llevado, y sería muy bueno que usted se sirviera mandarse, si cuenta con esto. Consérvese usted bueno y mande lo que guste a este su afectísimo amigo seguro servidor quien besa su mano. [5337]
Señor gobernador don Santiago Vidaurri Buenavista, Coahuila noviembre tres de 1863 Mi querido amigo: Hoy a las tres, recibí un extraordinario del coronel Campos, que le transcribo y adjunto a ésta para su conocimiento. 143
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Las fuerzas de mi mando pernoctan hoy en los muchachos y pienso llegar a Parras el día cinco, forzando forzando las marchas. Como usted verá por la comunicación de Campos, no dice la fuerza del enemigo, ni si puede o no resistirlo en aquella población. Creo que la fuerza que llevo es bastante para acabar con ellos, pero como me parezca conveniente ponernos a cubierto de toda eventualidad, no sería por demás que me mandase doscientos rieleros que devolveré al instante, si Campos se resiste en Parras, o sale a encontrarme con su fuerza organizada. No tenga usted cuidado de nosotros, pues marcho con mucho cuidado y precaución. Su amigo que lo estima, le desea mil felicidades y su mano besa. Pedro Hinojosa. Por una carta que mandé por el correo, le doy cuenta de cuanto hice y de mi marcha. [5338]
Señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Saltillo, Coahuila noviembre tres de 1863 Mi querido amigo: No me fue posible salir ayer, por falta de carros y algunos caballos, que hasta ya noche se consiguieron; pero ya para esta hora (que son las cinco de la mañana) va en marcha la infantería y artillería, y a las siete emprenderá su movimiento, la caballería. Del préstamo, sólo quedaron sin pagar los dos Sánchez Na varro, que se fueron al ser citados: yo ordené al juez que repartiera la suma que les correspondía, en la población y se les
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exigiera a ellos, haciendo la devolución a los que por ahora la daban, luego que los Sánchez pagaran. Ayer llegaron los piquetes que conducía el teniente coronel González e inmediatamente se incorporaron incorporaron a sus cuerpos. Se desertaron cuatro, dos infantes y dos dragones, de los cuales logré se agarraran los dos primeros. En cuanto a los revoltosos, estoy impuesto por una persona que vino de Mapimí, que es una chusma de cosa de cuatrocientos hombres, sumamente desorganizados, que sólo se ocupan de robar. robar. Antes de que que fine el mes, mes, entiendo que se habrán habrán concluido, pues Ortigosa me ha mandado decir que les cortará por la parte de Durango. El más civilizado de los marquesitos de Aguayo, recibió la orden en que se le prevenía que entregara la cantidad que se le asignó, a la pagaduría de mi brigada, y toda su atención se redujo a devolver el sobre. Respecto a la población del Saltillo, están todos en buen sentido y muchos se me han presentado para ir a la campaña: más no he creído conveniente llevarlos, lle varlos, porque la mucha oficialidad, de muy poco nos serviría y aumentaría el presupuesto. Las armas hacen mucha falta: si se consiguen, hay en ésta, gran voluntad en servir a la causa y a usted. Necesito urgentemente un hombre de expedición, para que desempeñe la Secretaría y Gómez Cárdenas me puede servir bien: si a usted usted le parece conveniente, puedo puedo llevarlo. llevarlo. Ahora debe estar en ésa; pero antes de irse de aquí, estuvo a verme y me habló manifestándome que estaba resuelto a servir a usted porque está convencido de que lo hace bien y es la única persona que puede salvar la situación; por esto es que se lo propongo. Victoriano Zepeda me ha manifestado que le quitaron su empleo sin saber por qué, pues está bien con usted; y dice que no obstante eso, seguirá en lo mismo. Consérvese usted con salud y mande lo que guste a su afectísimo y verdadero amigo. Pedro Hinojosa. 145
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Monterrey, Nuevo León noviembre cuatro de 1863 Mi querido amigo: Contesto sus apreciables de fecha de ayer, manifestándole que aunque pusiera en camino desde luego los doscientos rifleros de que me habla, esto sólo podría hacerlo a pie, porque a usted le consta que no hay en qué mandarlos y por consiguiente en su estado, son inútiles. En último caso, caso, echaré mano de los caballos particulares, sacándolos por la fuerza. Quedo con bastante cuidado, por lo que dice a usted Campos, y no dudando que forzará sus marchas, creo que llegará a tiempo en auxilio de Parras. Puede usted ocupar a Gómez Cárdenas, para el despacho de la secretaría, como indica. Le incluyo una carta que le dirige, por mi conducto, Rivera y Río. Deseo con ansia me ponga al tanto de lo que ocurra, y como siempre me repito de usted afectísimo, amigo y servidor, quien besa su mano. Pero esto no lo hago hoy, porque sobre ser violenta la medida, no daría el resultado que se desea. [5339]
Señor general don Santiago Vidaurri Los Muchachos, Coahuila noviembre cuatro de 1863 Mi querido amigo: Por la adjunta comunicación, verá usted que salió falsa la noticia que le participé por extraordinario; en tal concepto, ya no es necesaria la fuerza de rifleros que pedí a usted ayer. A las seis de la mañana de hoy, emprenderé la marcha, pues siempre quiero llegar, si es posible, mañana en la noche. Su afectísimo amigo quien besa su mano. [5340] Pedro Hinojosa. 146
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Señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Parras, Coahuila noviembre nueve de 1863 Estimado amigo: Ayer no pude escribir a usted, porque me lo impidió un fuerte dolor de cabeza de que me vi acometido: hoy estamos ya de marcha; y ésta es la razón porque no puedo contestar las comunicaciones de usted que he recibido; sin embargo, cuente con que lo haré del primer punto en que haya algún alto, y con que en todo serán obsequiadas sus órdenes e instrucciones. Dejo aquí de comandante militar a don Máximo Campos, porque es absolutamente necesario. En esta villa me han recirecibido perfectamente bien, y creo que se puede sacar gran ventaja del entusiasmo entusiasmo de sus habitantes. En tan tan buen sentido están, que hasta las señoras han prestado fusiles y cuanto han podido. En otra vez seré más largo; y por ahora, deseando se conserve con felicidad, me repito su verdadero amigo quien besa su mano. [5341] Pedro Hinojosa.
Señor general don Pedro Hinojosa Donde se halle Monterrey, Nuevo León noviembre 11 de 1863 Mi estimado amigo: Sin ninguna de usted a qué referirme, le pongo la presente para noticiarle, que el día seis del actual, se pronunció el Puerto de Matamoros, siendo jefe de este motín, don José María Cobos, de acuerdo con Cortina. El objeto es desconocer al gobierno. Estaba preso el señor Ruiz y varias personas. 147
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Dígame cuanto es lo que tiene usted que pagar por su cuenta la Tesorería. Consérvese usted bueno, como desea su afectísimo amigo y servidor quien besa su mano. OJO. En el negocio de que hablo a usted hoy oficialmente, será bueno que vaya usted tomando informes sobre quienes son los malos, entre tanto llegan las fuerzas, con el objeto de que al combinar usted su aprehensión, sea de manera que ésta se pueda verificar en un día dado en todos los ranchos, a fin de evitar el que se vayan y sigan cometiendo después sus maldades. [5342]
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Viezca, Coahuila noviembre 13 de 1863 Mi querido amigo: Antes de ayer, llegué a esta villa que guardaba el silencio de los sepulcros, sin la más pequeña novedad, ni oposición por parte de sus habitantes. Los bandidos se habían retirado, a la noticia de nuestra aproximación, quedando solamente unos cuantos, que también se retiraron poco antes de nuestro arribo a la población. La mayor parte de las familias están fuera y aún no se asertivamente si han salido al aproximarse nuestras fuerzas o lo verificaron antes, por temor de los bandidos: lo cierto es, que aún no vuelven a ocupar sus casas. Las noticias del enemigo son varias, algunos hacen subir hasta mil, el número de los revoltosos, asegurando que están de acuerdo con los pronunciados de Mapimí que han desconocido a su jefe político y al jefe de las armas que cuidaba la línea de Durango: así como a las autoridades que recogían los intereses robados a los ciudadanos de este Estado. 148
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No doy pues crédito a la exageración de que sean mil los sediciosos; pero es evidente que desde esta población, hasta la línea divisoria y algunos de los vecinos del distrito de Mapimí, se han lanzado y que tienen armados más de quinientos hombres. Cartas particulares dicen, que don Juan Ignacio Jiménez y don Juan N. Flores, han instigado a los revoltosos con sus consejos y los han favorecido con armas y parque; pero no puedo dar crédito a estas especies, hasta que se justifiquen por la información judicial que me propongo levantar para esclarecer los hechos. Con esta fecha me dirijo al señor gobernador Patoni, pidiéndole su cooperación como verá usted, por la copia que le adjunto. Ayer fue Juan Sánchez con cien dragones a la Hacienda de los Hornos y a su regreso me hace la pintura más triste del estado lastimoso a que ha sido reducida por los ladrones de Matamoros: él previno que todo quede en el estado en que se encuentra, hasta que un juez vaya vaya a dar fe de ellos, y a cumplir con lo más que que usted previene. Lo único único que se ha podido podido salvar, son tres arsinas de trigo. En la hacienda tomó noticias exactas del enemigo y sacó en claro: que los sublevados son de tres o cuatro mil hombres, pero chusma desarmada e incapaz de organización: que en Matamoros son mil los que se encuentran, y de ellos habrá seiscientos armados; todo lo que me hace esperar, que dirigiéndome con acierto en mis movimientos, podré llevar a feliz cabo la expedición. Aquí he hecho alto para construir galleta y reponer un poco la caballada, que en su totalidad está en malísimo estado: más, pronto seguiré adelante. Es necesario que usted haga un esfuerzo y nos asigne algo más para los caballos; pues con lo que se le señala para forrajes, es imposible que se puedan conservar, cuando hemos encontrado en todas partes el maíz a cinco reales y la paja a cuatro. 149
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Lo que preví en esa capital y expresé a don Felipe, está sucediendo al pie de la letra: es imposible que desde allá pueda pagar los soldados que acá sirven, porque tendrá que abonarle de más o de menos y se introducirá tal desorden, cual verá usted. De todo lo más que ocurra seguiré dando a usted conocimiento. Páselo usted bien y mande lo que guste a su afectísimo amigo quien su mano besa. [5343] Pedro Hinojosa.
Señor general don Santiago Vidaurri Viezca, Coahuila noviembre 13 de 1863 Mi querido amigo: He tomado prisioneros unos cuantos individuos entre los que hay algunos bastante malos, que voy a fusilar con la más profunda pena, pero es indispensable hacer algunos ejemplares para la pacificación de estos puntos, donde tanto abundan los criminales. Han sido horribles los hechos que se han cometido en las haciendas de esta municipalidad. El desenfreno llegó hasta romper los muebles y cuanto se encontraba. Ya me ocupo de recoger datos y hacer averiguaciones, así como empezaré pronto a embargar los intereses de los pronunciados, para subvenir a las atenciones de la tropa. Me he detenido en este pueblo porque me falta galleta, que ya se está haciendo, de manera que al concluirse, emprenderé mi marcha sobre Matamoros, donde está el cuartel general de los pronunciados; pero no creo que me esperen, no obstante que cuentan con los rebeldes del partido de Mapimí. 150
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Remito a usted las noticias que se me han pedido de los oficiales y tropa que tengan familia en ésa, para que reciban la asignación del gobierno, lo que le ruego atienda. También mando a usted un estado general de fuerza, armamento, vestuario, etc., una relación de los individuos de tropa que han desertado, con expresión de las prendas que se han llevado y puntos puntos de su residencia. Un juego de listas de revista de comisario de las fuerzas y un presupuesto del presente mes. El doctor Hita, que viene de médico cirujano de la brigada, al emprender su marcha le dio la Secretaría de Gobierno, un despacho de capitán, que como usted sabe, la tarifa le señala a los de esta clase, cuarenta pesos de sueldo. Este individuo tenía en esa plaza, cuarenta y cinco pesos, quedándole tiempo libre para ejercer su profesión. Hoy, separado de su su familia, familia, tiene mayores gastos y no puede cubrirlos: estoy bastante contento con él y desearía que tuviera usted la bondad, si le fuere posible, que hiciera en favor de este individuo, lo que buenamente pueda. Sin más por ahora, le dejo, deseándole buena salud su afectísimo amigo y seguro servidor quien su mano besa. Pedro Hinojosa. Los bandidos cuentan que las fuerzas de Durango al mando de Borrego Borrego los han de auxiliar, ya veremos. Siempre no será por demás que usted mande más fuerzas.
Monterrey, Nuevo León noviembre 17 de 1863 Mi querido amigo: Me he impuesto de todo cuanto se sirve comunicarme en sus dos apreciables de fecha 13 del corriente. Le suplico que ponga todo su celo en hacer que los oficiales vigilen mucho a la tropa, a fin de evitar la deserción. 151
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A la caballada que se le dé todo el forraje que usted crea necesario, cuidando nada más de que se lleve una cuenta de lo que importe este gasto. Espero con ansia el resultado de la información judicial de que me habla respecto de los señores Jiménez y Flores. Al señor Hita que no tenga cuidado; pues además de los cuarenta pesos que recibe él allá, a su familia se le ministra aquí con exactitud todo lo que necesita y se tiene cuidado de que nada le falte, lo mismo que a las familias de todos los demás que andan con usted en campaña. Espero que su expedición tendrá el mejor resultado. Lo de Tamaulipas sigue lo mismo que le he indicado en mis anteriores, según verá por el boletín que le acompaño. Sin más por ahora, me repito de usted afectísimo amigo seguro servidor quien su mano besa. [5344]
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Viezca, Coahuila noviembre de 1863 Mi querido amigo: Por las copias que le adjunto de la circular que el gobierno de Durango, pasó a las autoridades políticas, de la línea de su estado, con fecha 29 de octubre anterior, y que transcribió al jefe de las fuerzas de Nuevo León y Coahuila, que recibí la noche de ayer, se impondrá usted del carácter que le había dado a las cosas de Matamoros, aquel gobierno y que hasta hoy, no sé si hallan cambiado, pues no he recibido noticia alguna nueva que venga de ellas. La que contiene la declaración que mandé tomar a Jacinto Herrera, conductor de los pliegos, en presencia de tres testigos idóneos como correo, que me trajo las dos comunicaciones de que hago mérito, corrobora los dichos de las gentes de estos 152
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lugares, sobre la complicidad de las autoridades referidas, con los bandidos. Todo induce a creer que algunos hacendados y las autoridades subalternas de la frontera de Durango, que linda con Coahuila, han impulsado a los bandoleros a la revolución en este estado, con miras ruines e infamemente interesadas: la tolerancia que han tenido con aquellos, viéndolos y dejándolos pasar con los intereses robados, sin quitarlos, ni aprehender a los malhechores para su castigo: el espíritu destructor que desarrollaron en las haciendas de esta municipalidad, rompiendo muebles, incendiando las semillas y destrozando hasta las fábricas materiales, como si una vil rivalidad nacida de la envidia, o de un ruin interés privado, hubiera dictado las atrocidades perpetradas: la buena voluntad con que la autoridad autoridad de Nazas recibió a los cincuenta hombres que conducían el pliego de que hace mérito el gobernador de Durango, para dar la voz de alarma en su citado: la confianza con que estos estos mismos cinci ncuenta, atravesaron una parte del partido de Mapimí, sin que fuese repelida la fuerza con la fuerza, como previenen hoy que se haga con Nuevo León y Coahuila ¿se podrá atribuir a candidez? No juzgo que haya tanta ignorancia en aquellos funcionarios, para tratar como amigos a unos bandoleros y como enemigos, en un caso dado, a las fuerzas que autoriza la ley que obedecen a un gobierno legítimo, que está en buena armonía con el que dicta aquellas providencias. Espero para moverme sobre los bandidos, la contestación del señor Patoni y más fuerza que usted me mande a lo menos las últimas disposiciones y los periódicos; pues no he recibido ninguna hasta hoy, ni aún el que se me dice oficialmente que me acompañó. Ahora pasemos a otra cosa. Con profundo dolor he tenido que empezar hoy a castigarr con la última pena. Tres han sido pasados por las armas a ga las cinco de la tarde y es probable que lo sean otros que tengo presos. 153
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La circunstancia de tener que aplicar en este pueblo a esos bandoleros, un castigo ejemplar, para que se moralicen y teman el justo castigo de las leyes y la imperiosa necesidad de esperar la contestación del gobierno de Durango, me han obligado a detenerme en esta población; así como esperar también las pocas fuerzas que pudieran venir en camino. También pido un poco de parque que se necesita para batirlos y para fusilar muchos perversos. Si le fuere a usted posible dar por compurgado el delito de Ladislao Hernández, con el tiempo que lleva de prisión, le agradeceré lo mande poner libre, pues no he podido negarme a los ruegos de su anciano padre, para dar a usted esta molestia. Pásela usted bien como lo desea su afectísimo amigo. Pedro Hinojosa. Le suplico que no se olvide de mis bonos. [5345]
Señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Viezca, Coahuila noviembre 17 de 1863 Mi querido amigo: Acabo de recibir su apreciable de fecha 14, y la adjunta comunicación de fecha 13 y quedo en espera de la fuerza, pues la necesito mucho para las operaciones y conducción de las familias que por ahora, no puedo verificar, porque hasta el parque está escaso con el aumento de fuerza. Ningún periódico he recibido hasta la fecha y otro tanto ha sucedido con todos los jefes. Sobre lo de Matamoros de Tampico, lo merece Ruiz y el Gobierno General, por infames o mentecatos. Su amigo que lo aprecia y desea verlo. Pedro Hinojosa. 154
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Monterrey, Nuevo León noviembre 24 de 1863 Mi querido amigo: Tengo a la vista sus dos apreciables del 17 del actual, que paso a contestar en sus principales puntos. Las disposiciones dictadas por el gobierno de Durango, no deben alarmarle mucho, pues probablemente fueron dictadas en virtud del reclamo que se le hizo de una manera algo acre, cuando se dijo que una fuerza de aquel Estado, se había unido con los de Matamoros y había pasado, ocasionando la derrota de la fuerza de Fierro; pero posteriormente se ha entrado en explicaciones y he recibido del señor Patoni una comunicación muy satisfactoria, en que ofrece perseguir a los de Matamoros. Creo que es muy conveniente que usted se dirija al gobierno de Durango, haciéndole una explicación y manifestándole que tenga como no existente el reclamo que se le hizo cuando lo de Fierro, puesto que está basado en el falso concepto de que una fuerza armada de aquel Estado, había pasado el territorio de éste, según oficialmente se participó al gobierno de mi cargo, lo cual se puso en conocimiento del Supremo de la Nación y así mismo del de Durango. Manifiéstele usted al señor Patoni, que las miras del gobierno de este Estado, nunca han sido ofender en lo más mínimo los derechos de aquel, sino antes bien, por el contrario, ayudarlo en un caso ofrecido. Sin embargo, de que yo creo creo que nada hay que temer, es bueno proceder en todo con prudencia, para no comprometer el éxito de la campaña. Usted que está al frente de los sucesos, sabrá disponer las operaciones del mejor modo que convenga. Estoy organizando doscientos rifleros para mandarle. Toda dificultad que de pronto se ha presentado para la marcha de este refuerzo, es la falta de caballos, pero ya están en vía de quedar listos. También estoy en vía de conseguir conseguir armas con los jefes de las fuerzas del norte de los Estados Unidos, que están en Brownsville, y si me hago de algunos, tendrá usted un buen refuerzo. 155
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Se le mandan hoy mismo los boletines que quizá por un ol vido no fueron. También va todo todo el parque parque que pide. pide. Veo que usted ha empezado a hacer ejemplares con el fusilamiento de algunos de los malvados: esto me ha causado mucho sentimiento, pero así es necesario hacerlo. Ladislao Hernández, será puesto en libertad, como usted lo desea. Respecto de sus bonos, pierda cuidado. Su afectísimo amigo. Ruiz se ha marchado para Nueva Orleans. [5346]
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Viezca, Coahuila 21 de noviembre de 1863 Mi muy querido amigo: La señora del coronel don Urbano Sánchez, llegó con él a esa capital, pocos días de mi salida, venía de un largo viaje y extranjera puede decirse, en esa ciudad, está careciendo de muchas cosas. Este jefe es criatura mía y lo quiero mucho; desearía que tu viera usted la bondad de librar sus respetables órdenes, para que la tesorería le pagara al señor Faulac, cien pesos, cuyo señor los pondría en manos de esa señora. El coronel Sánchez, remite al señor Faulac, un recibo por ese valor, por si usted atendiere esta mi recomendación, que no dudo tendrá el mismo valor para usted que todas las que le he hecho y que tan bondadosamente ha atendido. Por otra que, con esta fecha tengo ya firmada, hablo a usted de otros particulares. Consérvese bueno y ordene lo que guste a su muy atento amigo quien su mano besa. [5347] Pedro Hinojosa. 156
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Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Viezca, Coahuila noviembre 21 de 1863 Mi fino amigo: Contesto con gusto la favorecida de usted fecha 17 del corriente, manifestándole: que he dispuesto se dé diariamente instrucción a las fuerzas que componen la brigada, recibiéndola al mismo tiempo sus oficiales en academia. La caballada se ha repuesto un poco, pues estaba e staba casi aniquilada en términos de que hubo que dejar en el tránsito algunos caballos que no podían dar paso, en parajes solitarios y sin agua. La cuenta justificada de todos los gastos gastos se sigue con exactitud, y así la rendiré a mi regreso a esa capital. Sólo espero para emprender mi salida de esta plaza sobre los bandidos del rancho de Matamoros, se me incorporen las partidas de Monclova y el Saltillo, que me indica usted vienen en camino. También creo que la expedición a Matamoros dará el buen resultado que esperamos. No he recibido ningún periódico, ni aún los que usted me dice me remite oficialmente, sobre lo que le encargo a usted, tenga la bondad de que no dejen de mandárseme. Consérvese usted bueno, como lo desea su afectísimo compañero y amigo quien besa su mano. Pedro Hinojosa.
Monterrey, Nuevo León noviembre 25 de 1863 Mi querido amigo: Son en mi poder sus apreciables de fechas 21 y 22 del actual, que recibí anoche por el expreso que me mandó. Los cien pesos para la señora de don Urbano Sánchez, han sido entregados ya a Faulac. 157
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Supongo ya incorporados a usted los hombres que salieron del partido de Monclova, pues sé que han llegado ya a Parras. Quedo enterado del contenido de las copias que me acompaña, y conservaré como desea, hasta esperar los resultados de los ofrecimientos del gobierno y autoridades de d e Durango. Escriba usted a Patoni y manifiéstele que mi primera nota fue producto de las impresiones que causó el parte de Fierro; pero que he reconocido el error en que me hizo incurrir ese parte. Considero ya en poder de usted los boletines, porque se ha puesto especial cuidado en mandárselos, en vista de sus reclamos. Es indispensable estar pendientes del rumbo que tome el Gobierno General. Aquí ha causado una fuerte sensación el rumor de que el gobernador trata de venir v enir para ésta y esto es un mal grave que debemos evitar a todo trance. Al llegar a San Luis la noticia de lo ocurrido en Matamoros, Tamaulipas, le propusieron al gobernador nombrase a usted, a Garza o Albino López; pero desechó la propuesta y ha nombrado a Fernández García, jefe interino del Distrito D istrito del Norte. Los de Tamaulipas buscan la unión con nosotros, y esto es casi un hecho; pues no les queda otro medio, pero usted es la persona que ha de garantizar esa unión y ahora conocerá lo que le dije, que esa fuerza que tiene y los sucesos, le servirán para poner arreglo en Tamaulipas. Respecto a la muerte del señor Comonfort, se confirman los pormenores. Fue asaltado por una partida partida de reaccionarios y su escolta lo abandonó. Los franceses deben encontrarse ya en Querétaro, a lo menos así lo expresan las últimas cartas de San Luis. Consérvese bueno y disponga del afecto de este su amigo y servidor quien besa su mano. [5348] 158
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Señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Viezca, Coahuila noviembre 22 de 1863 Mi querido amigo: Por las adjuntas copias de las cartas y comunicación de Patoni, se impondrá usted del nuevo papel que representa y que estaré pendiente de ver si lo cumple. Me parece que con los desengaños que ha recibido de algunas notabilidades del interior, será en lo sucesivo más consecuente con sus amigos los fronterizos; con los intereses de su Estado, y los demás limítrofes y entablará relaciones más francas, leales y convenientes, para establecer la mejor armonía entre sus respectivos gobiernos. Ortigosa, Nájera y el jefe político del Real de San Juan de Guadalupe, también me han escrito, como verá usted por las copias que también le adjunto, para que se imponga del estado en que se hallan nuestras relaciones. He reclamado a un tal Espinosa, que está en San Juan, y se me ha contestado que ya se procedía a su aprehensión para remitírmelo. Por no alarmar, no he procedido pidiendo a Jiménez, pero lo haré en tiempo oportuno, pues la carta de Ortigosa y la información que levanté aquí, así como otras pruebas que creo recoger, no le dejarán salida. El silencio sobre ciertas cosas cosas y especialmente sobre ciertos personajes, me parece conveniente y nada sospechosa, por lo que creo no será prudente publicar la carta de Ortigosa, desde luego, pero sí después, si no lo exigen las circunstancias. Esta tarde a las cinco será fusilado otro de los ladrones de Matamoros; como doy a usted cuenta oficialmente. Consérvese con felicidad y mande en lo que guste a su afectísimo servidor y verdadero amigo. [5349] Pedro Hinojosa. 159
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Brigada Hinojosa General en Jefe Correspondencia particular del gobernador del estado de Durango. Señor general don Pedro Hinojosa Viezca, Coahuila Durango, Durango noviembre 16 de 1863 Mi querido amigo y compañero: c ompañero: El señor Vidaurri me comunica oficialmente, que usted ha venido al mando de las fuerzas de Nuevo León, a sujetar a los rebeldes del rancho de Matamoros, que se han insurreccionado contra aquel gobierno. Mucho celebro tan acertada elección y creo con seguridad que logrará usted bien pronto, con su acreditado celo y energía, pacificar esos pueblos que tantos y tan graves males han causado con su sedición. Muy mal informado ha sido el señor Vidaurri, de que fuerzas de este Estado, han auxiliado a los revoltosos, pues como usted habrá sabido, ningunas fuerzas organizadas ha habido en Mapimí, que pudieran haber cometido semejante delito; y en prueba de ello, el jefe político de aquel partido, mandó levantar una información judicial que desmiente semejante especie y la cual he mandado al señor Presidente y al señor Vidaurri y también le remitiré a usted una copia en el correo venidero. Bien al contrario, todas las ordenes de este gobierno, han sido muy estrictas y contraídas a evitar que los habitantes del referido Mapimí, hicieran causa común con los disidentes de Matamoros, al prevenir que estos pasaran la línea del Estado o introdujesen a él, el fruto de sus depredaciones; patentizando con tales providencias la buena armonía que el Estado de mi cargo conserva y tratará de conservar en el de Nuevo León. 160
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Últimamente si he creído conveniente, para conservar el orden en Mapimí y apoyar las órdenes de sus autoridades, relativas a los efectos que dejo a usted señalados en el párrafo anterior, mandar una fuerza que salió de esta ciudad el 11 del actual, al mando de un jefe de acreditada prudencia y moralidad y con quien y con el ciudadano Liberato Ortigosa, jefe político de Mapimí, podrá usted relacionarse para todo aquello que fuere necesario en lo respectivo a que expidan las órdenes oportunas para la aprehensión de los rebeldes que pudieran buscar asilo en el territorio de mi cargo y para lo cual tienen ya dadas las órdenes correspondientes en casos semejantes. Espero que usted me participará todo lo que crea conveniente en tan grave asunto y en todo aquello que a usted le sea necesario el auxilio de mi gobierno, puede usted contar con él para el buen desempeño de su comisión. Por mi parte lamento muchísimo estos trastornos que redundan en perjuicio de la patria y ahora con más razón, cuando debemos dedicarnos única y exclusivamente a levantar fuerzas con qué defender la nacionalidad ultrajada por un enemigo extranjero. Deseo que pronto logre usted un feliz resultado de su encargo y que libres de estos disturbios deshonrosos, nos volveremos a ver muy pronto en la campaña, peleando por una causa más gloriosa, en el entretanto y en espera de su contestación, me repito con gusto su afectísimo amigo y compañero que mucho lo estima y atento besa su mano. José María Patoni. Es copia. Viezca, Coahuila noviembre 21 de 1863. [5350] Hinojosa. 161
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Brigada Hinojosa General en Jefe Gobierno Constitucional. Estado de Durango. El ciudadano gobernador de ese Estado, ha participado a este gobierno, que al mando de una fuerza viene usted a reducir al orden a los rebeldes de Matamoros, con instrucciones para pasar la línea divisoria de ambos estados, si fuere necesario, para perseguir a dichos rebeldes, poniéndose de acuerdo con este gobierno. No creo que sea necesario llegar al extremo de pasar al territorio de este Estado, porque la fuerza situada en la frontera, está destinada precisamente a impedir el paso de los rebeldes, y ya con anterioridad, se han dado las órdenes necesarias para que una vez aprehendidos por las autoridades respectivas, sean puestos a disposición de usted. Disfruto la honra de ponerlo en conocimiento de usted, protestándole las seguridades de mi aprecio. Libertad y Reforma. Durango, noviembre 16 de 1863. José María Patoni. Cayetano Mascareñas. Ciudadano General Pedro Ped ro Hinojosa. Hinojosa. Villa de Viezca. Viezca. Es copia. Viezca, Coahuila noviembre 21 de 1863. [5351] Hinojosa.
El ciudadano Felipe Nájera, teniente coronel de infantería y comandante militar de la línea divisoria de este Estado y el de Nuevo León a los pueblos limítrofes de éste con aquél. Conciudadanos: la paz y la tranquilidad pública hacen la felicidad de los pueblos laboriosos; es el tesoro más grande que a toda costa deben conservar para su engrandecimiento, para su seguridad personal, para la de sus intereses y familias y para los demás goces que trae la sociedad. 162
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Si todos los hombres se fijaran en esta verdad y trajeran a la vista los sufrimientos y funestas consecuencias de una revolución, que es el exterminio completo, aún de ellos mismos, no habría una sola. Sí mis amigos, yo tengo los más vehementes deseos por conservar la paz en los pueblos limítrofes de nuestro Estado; a ellos he venido, no a exterminarlos y sí a proteger sus intereses y familias hasta donde me sea posible, lo mismo que a hacer se guarde el respeto y decoro debido al estado de Durango. No vengo a mezclarme en cuestiones de ningún género, ni mucho menos a tomar parte en las que surgen entre el estado de Nuevo León y vecinos del rancho de Matamoros; soy enteramente indiferente a ellos porque mezclarme sería usurparle a aquel gobierno sus facultades; resguardar la línea de mi Estado es mi misión; y esto sólo cumpliré, porque la cuestión actual, es en el estado de Nuevo N uevo León y a su gobierno compete su arreglo y conclusión, pero desearía como mexicano y como soldado, que las armas que hoy empuñan en ese Estado, mexicanos contra mexicanos, se cumplieran para expulsar al ejército francés y que está a pocas leguas de este Estado, invadiendo nuestra cara patria y arrebatándonos nuestra libertad e independencia: pero quizá más tarde podremos en el campo de batalla, o arrancar un laurel a la victoria, o encontrar una tumba inmortal para la historia. Mexicanos, Viva la Independencia de México, Viva el estado de Durango. Mapimí, Durango noviembre 16 de 1863. Felipe Nájera. Es copia sacada sacada al pie de de la letra de su original. Viezca, Coahuila noviembre 22 de 1863. [5352] Hinojosa. 163
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Señor general don Pedro Hinojosa. Álamo de Parras, Coahuila Mapimí, Durango noviembre 19 de 1863 Mi fino y apreciable señor general: Aprovecho esta oportunidad para escribirle a usted. Saludándolo con el cariño y atención que merezca, y felicitándolo a la vez por su venida para este rumbo, donde su presencia en los acontecimientos de Matamoros, es tan interesante para el estado de Nuevo León y el de Durango, y convencido de la política y conocimientos militares de usted, espero los mejores resultados. Acompaño a usted una proclama que dirigí a los partidos que están en la línea divisoria de éste, con aquel Estado, como comandante militar, misma donde tengo el honor de ofrecerme a las órdenes de usted y donde me será satisfactorio, por las buenas relaciones de amistad que existen en este Estado y aquel y por la adhesión que tengo a su persona, cooperar en la parte que toca, al buen éxito de sus operaciones. Dígnese usted admitir el cariño que le profesa su afectísimo seguro servidor que atento besa su mano. Es copia. Viezca, Coahuila noviembre 22 de 1863. [5353] Hinojosa.
Señor general don Pedro Hinojosa Mapimí, Durango noviembre 18 de 1863 Amigo y compañero de todo mi aprecio: Es la una de la mañana, hora en que recibo un extraordinario de nuestro también amigo y compañero, el señor Patoni, recomendándome el pliego incluso y la mejor cordialidad en nuestras relaciones, a la cual me anticipé como verá por mi carta de ayer. 164
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Afectado vivamente por la insurrección general de los disidentes de Matamoros y no obstante que más antes aconsejé a mi gobierno, una política neutral en esta contienda, hoy que veo las proporciones colosales que ha tomado, me tomo la libertad de indicarle la resolución terminante de obrar de acuerdo con las fuerzas de ese Estado, máxime cuando me encuentro entre amigos y compañeros como usted, el señor Vidaurri y nuestro también general Patoni: también amigos del señor Zuloaga y el señor Jiménez. He deseado más antes antes conciliarlos, pero mis trabajos no han sido fructuosos, concluyendo el último con traicionar la amistad y la autoridad que represento en el partido: amigo de la justicia sin embargo, la apoyaré siempre contra cualquiera afección personal y en este sentido me encontrará usted siempre dispuesto a obrar con mi conciencia. No puedo explicarme más, sólo le ruego no dé publicidad a estos conceptos, por la difícil situación en que me encuentro colocado, bastándole saber que he tocado todos los medios que la prudencia me ha aconsejado, para salvar en lo posible los intereses del desgraciado amigo Zuloaga, lo que me trae ya las consecuencias de una terrible persecución con acusaciones a que el buen juicio de d e Patoni no ha querido dar crédito. No me es posible hacer más explicaciones por ahora, porque mi cabeza no la creo muy segura; pero sin embargo, usted cuente siempre con el hombre honrado que no sabe cometer maldades y que si es asesinado, cuenta con que el castigo a los asesinos seguirá inmediatamente por los amigos del orden con que cree contar el que como siempre será suyo afectísimo quien besa su mano. L. Ortigosa. Es copia. Viezca, Coahuila noviembre 22 de 1863. Hinojosa. 165
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Señor general don Pedro Hinojosa Mapimí, Durango noviembre 18 de 1863 Mi apreciable amigo y compañero: Muy grato me ha sido saber que el jefe que manda la fuerza que opera sobre los disidentes de Matamoros, a usted y hoy que se presenta este conducto, lo aprovecho para saludarle y ponerle a sus órdenes mi persona y mi empleo que tengo en este mineral, el cual es de primera autoridad política. Mi amigo: como no dudo que debe haber llegado a noticias de usted, especies diversas y quizá desfavorables, para que tenga un desengaño completo le impondré de todo; las pasadas ocurrencias han hecho que en la línea divisoria de ese y este Estado, se sitúe una fuerza que lea resguarde y lo mismo será de dos a tres días, siendo el jefe, el teniente coronel don Felipe Nájera, quien, o trae otras instrucciones que guardar la línea y ser en todo neutral; son las órdenes que antes y ahora ha dado mi gobierno. Para el sábado, sábado, lo estará estará en el mismo punto dicho amigo Nájera y si de operaciones militares tuviere usted que tratar, con el expresado jefe puede usted arreglarlo, seguro que el deseo de nuestro gobierno, no es otro que no interrumpir las buenas relaciones que entre ambos estados hay. Como siempre me ofrezco su servidor y amigo quien besa su mano. L. Ortigosa. A última hora. Como hasta anteayer regresé de Durango,
no me hice cargo de esta jefatura hasta el mismo día en que acabo de recibir por extraordinario su comunicación oficial de 16 del corriente que se sirvió fechar en el Álamo. Como no tiene objeto me remito y lo digo, y como siempre queda amigo suyo que lo aprecia. Es copia. Viezca, Coahuila noviembre 22 de 1863. [5354]
Hinojosa. 166
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Señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Viezca, Coahuila noviembre 26 de 1863 Estimado amigo: Haciendo uso de la bondad con que me ha honrado al dispensarme su aprecio, me tomo la libertad de recomendarle a los señores P. Robinson, Santiago A. Livas y don Mates Carter, todos personas que merecen consideración y amigos míos, que viniendo de Chihuahua, pasan para ésa. Lo que usted haga por ellos lo agradecerá en el alma su afectísimo servidor y verdadero amigo. Pedro Hinojosa. El señor Robinson, es coronel del ejército de los estados confederados del sur. [5355]
(Muy reservada) Señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Viezca, Coahuila noviembre 28 de 1863 Mi querido amigo: He leído con toda atención su apreciable de 25 del actual y unísonos en ideas, juzgo como usted, que la venida del Gobierno General a este Estado es un mal grave es un mal grave que debemos evitar a todo trance . Sí a todo trance; porque Juárez con su carácter de terco, desorganizador e inmoral, nos traería el desorden, la confusión, el descontento y la anarquía que reinan en donde él está. e stá. 167
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Para un caso dado, y nada remoto, no hay duda que puede ser de grande utilidad la fuerza que aquí está a mis órdenes, pero para esto es necesario se encuentre expedita; y a fin de obviar las dificultades, quiero puramente indicarle un plan que hasta ahora había despreciado, pero que puede parecerle a usted no solamente asequible, sino útil en las presentes circunstancias. Desde a los tres o cuatro días de mi llegada a esta villa, recibí unas proposiciones que me hacían los de Matamoros, reducidas a que si se les perdonaban sus delitos y se corría un velo sobre lo pasado, ellos se comprometían a dar al gobierno del Estado, una fuerza hasta de mil hombres para combatir con los franceses: yo, mi contestación les di y comencé impávido a fusilar a los que hallaba. hallaba. A poco tiempo me vino Patoni, con la carta de que le adjunto copia y mi contestación fue con la que hago otro tanto, y por ella verá usted que ni remotamente pensaba transigir con esos hombres, sino exterminarlos sin piedad. Pues bien, hoy creo que nos sería útil tomarles la palabra y admitir los mil que ofrecen. Con esto conseguiríamos: 1° Concluir de una vez una campaña que por su naturaleza es larga, porque los de Matamoros, no me presentaran acción y tendré que perseguirlos de cerro en cerro y de bosque en bosque, por desiertos en que es necesario llevar hasta la pastura para las bestias; 2° Que quitando mil bandidos de la Laguna, ya con una guarnición de cien soldados que quede aquí, será bastante para sujetar y llamar al orden a los demás; de más; 3° Que nos hacemos de quinientas o seiscientas armas que tienen, y de una fuerza con buenos jefes que le pongamos, serviría bastante en las circunstancias actuales; 4° Que cuando más nos juzgaran distraídos en esta cuestión, nos podíamos presentar a la palestra, con fuerzas mayores que las que teníamos. Hay más; ya usted ve la carta de Patoni: para que la dignidad de usted como gobernador del Estado no desmereciera ni un ápice, con muy poco trabajo se puede hacer que el mismo 168
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Patoni, se convierta en intercesor por un arreglo con los de Matamoros, y en tal caso aparecerá que el gobierno de Nuevo León y Coahuila, no cede a las exigencias de unos sublevados, sino a la amistosa amistosa intervención del gobierno de Durango. A más, por los documentos que le adjunto, verá que estos hombres no abrigan odio ninguno contra usted, sino que de todo es causa, la cuestión con Zuloaga. Medite usted pues, esto, y dígame por extraordinario lo que le parece para normar mi conducta; en la inteligencia que de este plan solo tenemos conocimiento usted, yo y Juan Sánchez. Hablando de otra cosa; ya se ve que el estúpido Juárez no había de admitir que fuera yo a Tamaulipas: no sé de donde dimana tanto rencor para conmigo, pero es un hecho que lo abriga: ya alguna vez se arrepentirá, pero quizá será demasiado tarde. Efectivamente, creo que solo la unión de Tamaulipas con Nuevo León y Coahuila, puede salvar a aquel Estado, y puesto que usted me honra al pensar que yo soy la persona que he de garantizar tal unión, ya sabe que puede contar con un amigo leal y agradecido. Sin más por ahora, me repito su afectísimo servidor y verdadero amigo. Pedro Hinojosa. Cuanto usted me previene en sus cartas respecto del gobierno de Durango, he hecho y esté usted seguro que por donde quiera que esté, le he de d e buscar amigos. En cuanto al negocio de que le hablo en la presente carta, mi modo de pensar lo verá usted, por la carta que le contesté a Patoni. [5356] 169
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Señor general don Pedro Hinojosa Viezca, Coahuila Durango, Durango noviembre 19 de 1863 Mi apreciable amigo y compañero: Contesto la muy grata de usted de 13 del actual, que acabo de recibir y tengo la satisfacción de decirle, que el partido de Mapimí, se conserva en el mejor orden y en buen sentido sus habitantes, para no tomar parte alguna con los rebeldes de Matamoros y a fin de que tuvieran seguridad en sus intereses, hacer guardar a los insurrectos y el decoro que se debe al Estado de mi cargo, tengo allí una fuerza al mando del teniente coronel Nájera con instrucciones bien detalladas para no permitir que se turbe la tranquilidad del expresado partido y se respeten sus autoridades, tanto por sus habitantes como por los sublevados de Matamoros. Creo suficiente la expresada fuerza, para impedir que éstos, huyan al territorio de este Estado, al ser perseguidos por las fuerzas de su mando y en el caso de que dispersos se introdujeran a él, ya tiene aquel jefe las órdenes más terminantes para perseguirlos, aprehenderlos y consignarlos a las autoridades competentes, para que sean castigados conforme a las leyes. Sobre las sospechas que usted me dice pesan sobre don Juan Ignacio Jiménez y don Juan Francisco Flores, de que hallan ayudado disimuladamente a los rebeldes de Matamoros, para insurreccionarse y perjudicar los intereses de los propietarios de Nuevo León, ordenaré se practíquen las averiguaciones indispensables para dictar una resolución en el particular; y usted por su parte, puede agenciar datos o antecedentes más positi vos y comunicármelos si los obtiene para obrar según convenga en justicia. No es remoto que los sublevados asciendan a mil, como a usted le han informado, aunque si será muy probable que estén desarmados en su mayor parte, lo cual será una ventaja para batirlos con buen buen éxito. Yo puedo llevar para un caso ofrecido, hasta mil y quinientos hombres y cuatro piezas rayadas, si los sucesos hiciesen necesaria mi cooperación hasta tal punto. 170
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Ignoro si traerá usted amplias instrucciones para obrar en todo sentido en la campaña; y si así fuese, yo opinaría porque tentara usted primero, los medios de conciliación y avenimiento con los sediciosos, porque de tal modo, concluiría definitivamente esta insurrección, dejando expeditas las fuerzas de ese Estado, para la guerra nacional al paso que con las armas, si bien se obtenga un triunfo sobre los rebeldes, estos fraccionados podrán cometer por mucho tiempo, graves daños a las poblaciones. Esta indicación es enteramente reservada y hecha a usted en lo reservado y amistoso. Son muy loables los sentimientos de usted por el bienestar de Durango, a quien con tanta gratitud corresponde usted el haberle titulado como uno de sus buenos ciudadanos. Por mi parte doy a usted las más sinceras gracias por esta muestra de afección y en lo particular, me repito con gusto su afectísimo amigo y compañero que lo aprecia y besa su mano. José María Patoni. Es copia. Viezca, Coahuila, noviembre 28 de 1863. [5357] Hinojosa.
Señor gobernador don José María Patoni Durango, Durango Viezca, Coahuila noviembre 26 de 1863 Mi querido compañero y fino amigo: Su estimable contestación de fecha 19 del corriente me ha impuesto con satisfacción que el partido de Mapimí, se conserva en el mejor orden y bien dispuestos sus habitantes para no permitir que sea alterado por los revoltosos del rancho de Matamoros. 171
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Quedo también impuesto de que se ha recibido de la jefatura política de aquel partido, nuestro buen amigo el señor Ortigosa y de la fuerza armada nuestro compañero Nájera; así como de que les ha dado sus instrucciones para que conserven la línea de su Estado y se entiendan conmigo para perseguir y castigar a los criminales, que bajo un disfraz político han cometido sus depredaciones en éste. Sobre lo que han influido los señores Jiménez y Flores en los sucesos de esta municipalidad, no creo que haya duda, porque hay la convicción moral de la voz pública que, aunque no es bastante para hacer plena fe en juicio, no deja de formar un indicio vehemente que robustecerá cualquier clase de prueba que se presente. Para su instrucción, le adjunto la información que mandé practicar en ésta, en días pasados. pasados. Dice usted muy bien respecto de que sean mil hombres los revoltosos; pero no pasan de quinientos los que están armados, y éstos, fraccionados en distintos puntos, sin organización razonable, sin disciplina, insubordinados e inmorales. En cuanto a las indicaciones que usted me hace de un arreglo pacífico con los revoltosos, pensaría de la misma manera, si no tuviera la convicción profunda de que ningún partido bueno se puede sacar de hombres que se lanzan a una revolución con la ruin mira de robar y destruir, en momentos angustiadísimos para nuestra desgraciada patria. Por otra parte, sería un indicio de debilidad, que no existe por cierto, de parte de un gobierno tratar con los criminales ofreciéndoles una transacción. Esto equivaldría a declararse sino débil (como he dicho), culpable: sería tanto como dar puerta franca franca a los criminales. Usted mismo me ha dicho varias veces, cuando estuve en ésa, que la Laguna, era una congregación, en su mayor parte de criminales, que siempre estaban dispuestos para lanzarse a la revolución. En efecto estoy convencido, pues de enero –de este año– a la fecha, se han pronunciado tres veces: perdonándoles el 172
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gobie gob ierno rno de Nuevo León, León, su falta las dos primeras primeras ¿Qué se se consiguió? Hacerlos mas insolentes y perversos, y más experimentados en sus pretensiones; y lo que antes no era mas que una amenaza, hoy ha venido a ser un hecho escandaloso y de funestos resultados. No, amigo mío, no se deje usted alucinar por los prometimientos de hombres sin fe, que aunque mucho ofrezcan, nada han de cumplir luego que yo me retire y mucho menos si se trata de sacarlos de su rochela, que es la Laguna. Deseo se conserve usted con salud y que mande cuando guste a su afectísimo compañero y verdadero amigo. Pedro Hinojosa. Es Copia. Viezca, Coahuila noviembre 28 de 1863. [5358] Hinojosa.
Señor don Manuel Ibarra Viezca, Coahuila noviembre 28 de 1863 Mi muy estimado amigo: Tu causa está envuelta con los sucesos políticos. En la cuestión Matamoros, quiere este gobierno hallar un pretexto para habérselas con Vidaurri, pero tiene miedo. Jiménez está aquí. Conviene que le hagan de pruebas contra él para que lo muelas más tarde. La fuerza que salió de aquí, no vale nada y no puede ir más. Aseguran que Patoni, si las cosas toman cuerpo, irá en persona a ésa. Es copia. Viezca, Coahuila, noviembre 28 de 1863. [5359] Hinojosa. 173
Leticia Martínez Cárdenas
Monterrey, Nuevo León diciembre dos de 1863 Mi muy querido amigo: Tengo a la vista su apreciable de fecha 28 del último noviembre, cuyo contenido es de bastante gravedad y al contestarle comienzo por lo menos grave. Nada me dice usted respecto a los sucesos del puerto de Matamoros, de los que lo supongo impuesto, porque debe haber recibido ya los boletines relativos. Serna se recibió del mando al llegar a ese puerto y me transcribió el oficio con que da parte al gobierno, pidiéndome la aprobación de lo hecho y ofreciéndome la unión sincera de los dos estados. estados. Yo le contesté, aunque no con la atención que hubiera querido, que nadie podía negar ni aún poner en duda los principios que invocaba, porque eran fundamentales y constitutivas de nuestra sociedad. No sé lo que contestará el gobierno; pero si puedo decir a usted que a mi juicio más tarde o más temprano, debe usted figurar o en el gobierno o en el mando militar de Tamaulipas, pues no es dable tenga cabida Garza en lo segundo, que es a lo que aspira. Demasiado grave es lo del arreglo con los de Matamoros, a cuyo favor, sólo hay la razón de la muchedumbre, con la que siempre los gobiernos tienen que cejar algo, porque no es posible un castigo en masa; así es que esto debemos dejarlo para más adelante, pues a mi ver, Patoni algo tiene en este negocio y está ya arrepentido; por lo cual conviene verlo venir, para castigarlo si así fuere necesario, para lo que tengo esperanza de conseguir algún armamento, que he solicitado por dos conductos y entonces organizaremos más fuerza para aquel efecto. Es preciso pues, esperar e ir obrando poco a poco sobre esos sublevados. El señor Ortega, como verá usted, me concede lisa y llanamente el paso de las fuerzas al territorio de Zacatecas; esto demuestra que no está afectado como lo está Patoni, quien se ha negado con excusas frívolas. 174
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Respecto a la venida del gobierno, tengo comisionado a don José María Aguirre, para que desvanezca esa idea y me avise por extraordinario, si al fin se resuelve la venida para este Estado; pues como le tengo dicho, estoy resuelto a resistirla. Esta idea la he modificado un algo y sobre ésta, le puse un extraordinario hace dos días al expresado Aguirre, diciéndole que en vista de lo que ha manifestado en el Saltillo, el yerno del señor Juárez, asegurando que no traerá consigo el elemento a Galeana, estoy dispuesto a recibir al gobierno, siempre que no traiga ese elemento, ni tropas y se eche en brazos del Estado, que sabrá conservar el depósito de los supremos poderes; pero que de lo contrario será resistida su venida. Todo esto es en el supuesto que no desistan de esa idea por falta de alojamientos, la de víveres, la proximidad de los franceses por Tampico y la ocupación que harían de Matamoros. A Campos, le he prevenido embarque carros para la galleta, aún cuando traigan salvoconducto de usted, porque de otra manera no tendrá ese auxilio, pues supongo además que esos resguardos los habrá usted dado por compromiso. Le encargo conceda una licencia al capitán Laing, a quien asuntos de familia, lo llaman a Texas o cuando menos a Parras. Me ha sorprendido la noticia del envenenamiento de dos oficiales de infantería, porque usted nada me dice sobre el particular. Sabe cuanto lo estima este su amigo y servidor quien besa su mano. OJO. Se han pagado los dos mil quinientos pesos de la li-
branza de la pagaduría. Me ocupo de reunir algo para para remitirle a usted y saldrá de aquí el lunes o martes próximo, siete u ocho del actual. Si hay quien dé allí algún dinero, puede puede usted girar, que será pagado. [5360] 175
Leticia Martínez Cárdenas
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Viezca, Coahuila noviembre 30 de 1863 Mi fino amigo: Habiendo tenido usted la bondad de aceptar la propuesta que se le hizo para capitanes de las dos compañías del Primer Batallón de Infantería, que no los tienen, señalando en aquella, a los ciudadanos José Ramírez y Rafael Cuevas, que reúnen las cualidades necesarias y teniente de una de ellas a Francisco Garza Guerra, por la falta que hacen dichos oficiales, espero que usted, si lo tiene a bien, se sirva mandarme los despachos de los tres en el orden esperado con fecha uno del próximo diciembre, para que en la enunciada clase, pasen la revista en el citado mes. En los últimos días se aprehendió por el juez auxiliar del Sombreretillo, a Tomás López, que había robado en el Estado últimamente, y antes concurrió al asalto que se dio a un tren de carros de un vecino de esa capital en abril de este año. Los delitos están comprobados; siendo además el reo de los revoltosos de Matamoros, así es que mañana será pasado por las armas. Me es muy doloroso aplicar tan severo castigo; castigo; pero es preciso ser inexorable para contener a estos habitantes en la carrera del crimen y evitar el contagio de tan malos hombres. Nada otra cosa hay que participar a usted, concluyendo con repetirme su atento servidor y afectísimo amigo.
Pedro Hinojosa. 176
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Monterrey, Nuevo León diciembre seis de 1863 Mi querido amigo: Tengo a la vista su apreciable de fecha 30 de noviembre próximo pasado, dos y tres del actual, que paso a contestar. Le acompaño los despachos que me pide para que se los entregue a los interesados. Se arreglará equipo y vestuario para esa fuerza y veré lo que le puedo remitir de numerario. nume rario. Quedo enterado con satisfacción del hecho de armas habido en los Hornos y me he quedado con la curiosidad de saber lo que contienen las listas de que habla el parte de ese acontecimiento, por lo que procure usted mandarme copia de ellas. Celebro que Patoni haya cedido ya y consentido en que nuestras tropas pasen pasen a territorio de su Estado. Recomiendo a usted que si llega el caso de que tal cosa se efectúe, haya mucha moralidad y que se dé motivo para admirar la buena conducta de nuestros soldados y oficiales. Escribiré hoy a Terrazas y le haré el ofrecimiento de armas que usted me indica. Tengo gusto por la satisfacción que manifiesta usted a causa de la buena conducta conducta de la fuerza. fuerza. En cuanto a desertores, será será bueno que en la orden general se prevenga que si se repite ese delito, serán castigados con pena de muerte los reincidentes. Sin otro asunto por ahora, me repito suyo afectísimo amigo y servidor que lo estima y besa su mano. [5361] 177
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Brigada Hinojosa General en Jefe Juzgado de Paz, suplente de Santa Rosa, Coahuila Pasa el ciudadano Jacinto Herrera, con un pliego para poner en manos del comandante en jefe de la fuerza de Nuevo León que viene sobre el rancho de Matamoros, en el que se le manifiesta no pase la línea del estado de Durango, por lo que se recomienda a las fuerzas beligerantes, no se le ponga embarazo alguno al citado Herrera, tanto en ida como en e n su vuelta. Dios y Libertad, Santa Rosa, Coahuila noviembre 15 de 1863. Antonio García. A las personas a quienes ésta fuere presentada. Certificamos que este documento es el propio pasaporte que el correo Jacinto Herrera, declaró él mismo que trajo. Villa de Viezca a las nueve de la noche, 15 de noviembre de 1863. Urbano Sánchez. Clemente Barraza. Onofre Castillo. Ricardo Froto. Urbano Sánchez, coronel de caballería permanente y fiscal, nombrado para conocer en los delitos de incendio, robo y rebelión cometidos contra el legítimo poder del Estado: pasó a tomar declaración a un individuo que llegó de correo la noche de hoy quince de noviembre de mil ochocientos sesenta y tres, del rumbo en que se encuentran los bandidos; según orden que me ha dado el ciudadano general Pedro Hinojosa, jefe de la brigada de su nombre. Y para darle mayor fuerza a lo que se va a actuar, mandé citar para que sirvan de testigos a los vecinos de esta villa, el señor teniente cura don Onofre Castillo, al presidente del ayuntamiento, don Ricardo Froto y al juez 2° de primera instancia don Clemente Barraza. Presentes los vecinos ya mencionados, se hizo comparecer al individuo correo, el cual fue interrogado al tenor siguiente. 178
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Preguntado. Diga si ofrece producirse con verdad en lo que supiere y fuere interrogado; dijo que si lo ofrece. Interrogado. Exprese su su nombre, edad, Estado, oficio y de dónde es vecino; dijo llamarse Jacinto Herrera, que no sabe la edad que tiene, soltero, labrador y vecino de la Hacienda de Santa Rosa. Interrogado. De dónde viene; dijo que de la Hacienda Hacienda de Santa Rosa. Interrogado. De dónde viene; dijo que de la citada hacienda. Preguntado. Quién lo mandó; dijo que el juez de Santa Rosa cuyo apellido ignora. Interrogado. Qué instrucciones verbales le dieron; dijo que el juez le entregó un pliego y le dio orden que lo viniera a traer a esta villa y lo entregara al señor don Hinojosa. Interrogado. En qué lugar le entregó el juez el pliego, exprese si en el juzgado o en qué otra parte; le dijo que el juez no estaba en el juzgado que lo mandaron llamar del escritorio de don Juan Ignacio Jiménez, a cuyo punto ocurrió y recibió allí el pliego de mano del juez. Interrogado. Qué personas se encontraban en el escritorio; dijo que únicamente estaban allí el juez y don José, cuyo apellido ignora, y sabe que es el administrador de don Juan Ignacio cuando éste no está en la hacienda. Interrogado. Si sabe dónde se encontraba don Juan Juan Ignacio en esos momentos; dijo que en la Borrega, y que hacía dos días que faltaba de la hacienda. Preguntado. Por dónde pasó; dijo que por las Mieleras. Interrogado. Quienes lo encontraron en su tránsito; dijo que veinte hombres armados de los de Matamoros que estaban de avanzada en la noria de la Mielera. Preguntado. Cómo le dejaron pasar los bandidos sin hacerle daño; dijo que porque les aprontó el pasaporte. Preguntado. Exponga si es el mismo papel que trajo trajo como pasaporte; dijo que el papel que se le presenta es el mismo que trajo. 179
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Preguntado. Diga si tenía orden orden del juez o de alguna alguna otra otra persona para que en el caso de encontrarse con esas fuerzas, les presentara el pasaporte con el objeto de que lo dejaran pasar; dijo que entre el juez y el administrador le dijeron eso. Interrogado. Exprese si la avanzada le exigió el pasaporte pasaporte y qué le dijo después que lo vieron; dijo que le dijeron que se viniera. Preguntado. Relate qué relaciones relaciones hay entre el juez juez de Santa Santa Rosa y los de Matamoros; dijo que están de un mismo partido el primero con los segundos. Interrogado. Quiénes son las demás personas que están en relación con los rebeldes y qué clase de protección les prestan; dijo que don Juan Ignacio Jiménez que allí es público y notorio que dicho señor le da protección a don Jesús González, el cual va a casa de Jiménez de gilo. Interrogado. Diga qué protección presta el juez de Santa Rosa a González; dijo que sabe que está del mismo partido porque allí lo oye decir. Interrogado. Si ha visto o sabe que pasen para Santa Rosa y Avilés algunos cabecillas, con qué fuerza y con qué objeto; dijo, que como antes tiene dicho, pasa con frecuencia González, escoltado unas veces con seis hombres armados y otras con ocho y que ignora el objeto que allí le lleva. Preguntado. Qué día y a qué hora salió de Santa Rosa; dijo que hoy a la salida del sol. Preguntado. Cuál fue la última vez que estuvo González en Santa Rosa y qué tiempo permaneció allí; dijo que el domingo de la semana pasada y que a poco de haber estado en el escritorio, salió y volvió a marcharse. Que lo declarado es la verdad en lo cual se ratificó leída que le fue esta su declaración la que no firma conmigo y presentes testigos porque dijo no saber y hace la señal de la cruz. 180
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Onofre Castillo. Ricardo Froto. Clemente Barraza. Urbano Sánchez. Es copia. Viezca, Coahuila noviembre 27 de 1863. [5364] Hinojosa.
Comandante en Jefe de las fuerzas de la Laguna. General don Pedro Hinojosa: Por el conducto del señor cura, párroco de Viezca, verá usted cuáles son mis verdaderos sentimientos, gravemente ultrajados por las repetidas sorpresas con que el señor Zuloaga, ha tenido a su favor al gobernador del Estado, tan solamente porque yo y mi tío don Juan de la Cruz Borrego, labradores y vecinos de este pueblo, llevamos a efecto las órdenes que instruidas y transcritas, nos notificó notificó a todo este vecindario el coronel don Vicente Garza, para el desborde que hicimos del que llama su presa. Y como al retirarse de este punto el señor Garza, con su fuerza de seiscientos hombres con que lo mandó el gobierno a castigarnos, nada nos hizo porque fue informado a su vista y presencia de la justicia que nos asiste, lo que el señor Zuloaga, llama engaños que hacemos a las fuerzas del gobierno, pero de nuevo elevó su queja el señor Zuloaga, de lo que el superior mando que por medio de una comisión, se examinara el perjuicio a que ascendiera el desborde mencionado el cual importaba nueve tareas de a tres reales y sin recordarse las instrucciones dadas al señor Garza, se nos perseguía desde luego con el título de criminales para remitirnos a Monterrey como diéramos lugar. Desatendiendo por este motivo, nuestras labores y familias que no podíamos visitar con tranquilidad; cuando por fin, el día siete de septiembre último fui citado en número de treinta y dos vecinos más, por el señor don Eduardo Espinosa, Alcalde 181
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uno de Viezca, y porque comparecimos con puntualidad en masa común como se nos citó, se nos ha dado desde aquel día el nombre de tulises, no obstante el no haber tomádole o pedídole un solo centavo a nadie, contestamos pues por medio de un ocurso, ocurso, a fin de que el superior se dignara hacer que don Leonardo Zuloaga, en cuantos incidentes gustara promover los acumulara al lites que sobre propiedad de este terreno se versa en el juzgado civil de mismo Monterrey, en donde tenemos dos de los apoderados generales que en común y solidariamente aducen nuestro derecho. Con la circunstancia de hallarse uno de ellos arrestado en Monterrey, en unión unión de seis vecinos más. más. Luego, porque el señor Alcalde Espinosa, no me aprehendió de entre aquella reunión, fue librada la orden superior al teniente coronel don Juan Fierro, quien con su fuerza de trescientos setenta hombres, me hizo salir de mi labor, persiguiéndome por los montes hasta dar el resultado que contra mi voluntad ejecutó el 15 de octubre último, después de haber visto con dolor la remisión de nueve vecinos que el señor Fierro hizo prisioneros en estas labores, dándoles el carácter de prisioneros de guerra, haciendo lo mismo, en su pasada por Viezca, con el señor Alcalde Espinosa y nuestros apoderados que allí tenemos, ciudadanos ci udadanos Felipe Cano y Hermenegildo Chaires. El aserto de la justicia que dejo mencionada, lo justifican los documentos que en copia certificada debidamente acompaño para la fe que merezcan, pues contienen la verdad más acrisolada de los hechos, que han motivado nuestras discordias, las que mi sana sana conciencia deja en olvido. olvido. Protesto a usted con tal motivo mi adhesión y aprecio particular. Dios, Libertad y Unión. Matamoros, noviembre 12 a las once de la noche de 1863. Jesús G. Herrera. Otro. Tendré la satisfacción que usted examinará todos es-
tos puntos para dar un mentís a lo que tanto se ha adulterado 182
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en el público; es decir, no he hecho ningún incendio, ni menos talar los campos como lo hicieron los señores parreños en la Soledad, estrujando forzadamente las familias, matando cochinos, gallinas, yeguas en los campos, atacando las labores y robando y quebrando cuanto no les gustaba; por manera que lo que yo he hecho es vivir con mis fuerzas del interés de mi contrario y nadie más. [5365]
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Viezca, Coahuila octubre dos de 1863 Mi querido amigo: Por el parte que va adjunto a ésta, verá usted lo que pasó ayer en los Hornos, y puede estar seguro que en lo sucesivo no les daré un momento de descanso a los rebeldes; pues si en mi anterior reservada le hice ciertas indicaciones, esto es solamente en un caso para el gobierno, de suma urgencia y absoluta necesidad que hasta hoy no se presenta. Mañana salgo para la referida Hacienda de los Hornos y no pienso perder ni un día, hasta dar parte a usted de estar en paz esta municipalidad. La tropa está escasa de vestuario y de jergas, y la caballada en mal estado, no obstante el empeño que he tomado para que se restablezca. En cuanto a lo primero, he tenido que hacer un pequeño gasto en la ración de armada porque el invierno ha sido cruel estos días. Por lo que respecta a la caballada, tengo que irle a quitar al enemigo, pastura y más que ya no hay en esta población. Si consigo bastante, mandaré a Parras, a que se venda para que no falten sus haberes a la tropa, sin que por esto deje de suplicarle que con la primera fuerza que venga, nos remita alguna cantidad para que no nos falten recursos. 183
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La brigada está contenta y entusiasta; a los jefes y oficiales de ella, les he prevenido que den sus academias y ejercicios diarios. En cuanto a los desertores que he tenido, quisiera, si a usted le parece, ser rígido y fusilar a los reincidentes para cortar este cáncer, puesto que por hábito y sin causa alguna, cometen tan feo delito. Algunos de estos estos son son sargentos y cabos. Mañana va a ser pasado por las armas el bandido Tomás López, convicto de varios crímenes. Siento muchísimo tener que aplicar tan temible castigo; pero no hay otro medio para establecer la seguridad y la paz en esta parte del Estado. La causa se la remitiré oportunamente. Estoy contento de la buena voluntad y empeño que tienen los jefes en el desempeño del servicio: entre estos estos Juan y Urbano Sánchez, me ayudan bastante en todo. Que usted se conserve bueno para que mande lo que guste, es lo que desea su afectísimo amigo y servidor. [5366] Pedro Hinojosa.
Señor gobernador don Santiago Vidaurri Viezca, Coahuila diciembre dos de 1863 Mi querido amigo: Le suplico tenga la bondad de recoger al señor don José Casagne, una libranza mía, mandándole pagar su importe, dispensando entre tanto las repetidas molestias que le infiere su afectísimo seguro servidor quien besa su mano. Pedro Hinojosa. Le suplico también que tenga la bondad de mandarme el despacho de teniente para José Gómez Presa, mi ayudante. [5367] 184
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Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Viezca, Coahuila diciembre tres de 1862 Mi fino amigo: Por el correo de hoy y en el momento de salir de esta villa con la brigada, recibí la comunicación oficial del señor Patoni, que en copia le acompaño, por lo que se ve la buena disposición en que está este jefe, para que pasen las fuerzas de Nuevo León y Coahuila, al estado de Durango, en busca de los insurrectos de Matamoros, si llegaren a refugiarse en el territorio del último. Queda pues removido este grande inconveniente. En la hora que le escribo, hago mi salida para la Hacienda de los Hornos, y de allí hasta Matamoros. No hay otra cosa de nuevo qué comunicarle y por lo mismo concluyo repitiéndome su atento servidor y afectísimo amigo que lo aprecia. Pedro Hinojosa La carta que me adjuntó a la comunicación es muy satisfactoria: me pide que vaya un comisionado por mi a Cuencamé, para que por por su medio arreglemos las operaciones. Entiendo que nos convendremos hasta para reunir nuestras fuerzas, para la campaña contra los franceses. Terrazas está de conformidad y hará lo que usted disponga. Es necesario que usted le escriba diciéndole que de las armas que consiga, le participará, pues manifiesta que sus fuerzas las pondrá a nuestras órdenes. Su afectísimo. [5368] 185
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Brigada Hinojosa General en Jefe Gobierno Constitucional. Estado de Durango. Se ha enterado este gobierno de la atenta comunicación de usted fecha 21 del que fina, en que tiene a bien pedir permiso para traspasar la línea que divide el territorio de este estado, del de Nuevo León y Coahuila, en el caso extremo de que los insurrectos del rancho de Matamoros traten de buscar refugio en el primero. No pulso el menor inconveniente en conceder el permiso en los términos propuestos, y si no había tenido la honra de anticiparme a los deseos de usted, era por respetar la justa prevención que existe en el pueblo de Durango, contra tales concesiones, recordando los abusos que en 1858 cometieron fuerzas de Nuevo León, a quienes se permitió pasar la frontera, al mando de don Máximo Campos y que extorsionaron a Mapimí, Nazas y Cuencamé, saqueando a esta última villa el 27 de diciembre de dicho año. Me lisonjeo sin embargo, de que ahora no tendremos que lamentar hechos semejantes en el supuesto que fuera indispensable que las fuerzas de usted pasen la línea, porque sé todo lo que debe esperarse del digno jefe que las manda, y a quien este gobierno agradece la generosa disposición que tiene para todo lo que redunde en bien del d el Estado. Reitero a usted con tal motivo las seguridades de mi atenta consideración y aprecio. Independencia, Libertad y Reforma. Durango, noviembre 30 de 1862. José María Patoni. Cayetano Mascareña. Ciudadano General Pedro Hinojosa. Viezca. Copia. Viezca, Coahuila diciembre tres de 1863. [5369] Pedro Hinojosa. 186
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Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Campo en los Hornos, Hornos, Coahuila diciembre cinco de 1863 Mi querido amigo: Después de la salida del extraordinario en que le aviso a usted que Urbano Sánchez, marchó a hablarse con Patoni, recibí la carta de que le adjunto copia y que es de persona muy fidedigna de Durango y por ese documento se impondrá de la combinación que existe: por el tenor de esta carta hay otras, pero en ninguna se desentraña más su plan. Yo, francamente hablando, me hallo perplejo: después de las comunicaciones y cartas de Patoni, que en copia le he remitido, me parece que sería la mayor infamia proceder de esta manera, pero nada habría qué extrañar, pues es un hecho que siempre han tratado, y tratan, de derrocar derrocar a usted. Tal vez Patoni, Patoni, me llame a una conferencia con objeto de intentar ganarme a su partido: tal vez con el de jugarme alguna picalugada; o tal vez con el de ganar tiempo, mientras une sus fuerzas a las de los bandoleros. Ahora bien, mi perplejidad consiste en esto, ¿querrán empeñarme en un ataque sobre estos, que algo esperan, puesto que se han (aunque malamente) fortificado en el rancho de Matamoros, para que usted no pueda disponer de estas fuerzas? Parece que lo más prudente es jugar al albur y atacarlos antes que se les reúnan los de Durango. Sin embargo, todavía no me resuelvo; tengo que pensarlo con madurez, y ya le avisaré violentamente mi determinación. Solo quiero que usted vea de lo que se trata y me dé sus órdenes sobre el particular; y que precipite siempre la salida de los doscientos hombres que ofrece, que si se pudiera fueran infantes, sería mucho mejor, porque esta fuerza a la vez que serviría 187
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para escarmentar a los bandidos en este Estado, tendría a raya al de Durango, y sería una amenaza que impondría a los que ya se cree que están en el Saltillo. Sea usted feliz para que castigue a toda esa ralea de traidores y mande a su amigo. Pedro Hinojosa. Patoni piensa salir para esos rumbos, llevamos cosa de seiscientos hombres. Tiene el proyecto de tirar del poder a Vidaurri, cuyo deseo es de Juárez también. Parece que Negrete se dirige ya con sus fuerzas sobre Monterrey y piensa obrar en combinación. Esto perjudica la causa de usted, porque quieren reforzarse con los bandidos de Matamoros. Es copia. Hornos, diciembre cinco de 1863. [5370] Hinojosa.
Señor general don Pedro Hinojosa Donde se halle Monterrey, Nuevo León diciembre 13 de 1863 Mi querido amigo: Son en mi poder sus apreciables de fecha cinco y siete del actual, que me entregó su pariente y de que me he impuesto con satisfacción, quedándome con el cuidado consiguiente por el resultado de sus operaciones sobre los del rancho de Matamoros. 188
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Juárez, se ha encaprichado en arreglar por medio de las armas la cuestión de Tamaulipas y según parece, para ese Estado con dirección a Matamoros, hará su retirada; pues se asegura que los archivos han marchado para Tula. Ha pensado usted bien, al resolverse a atacar a los de Matamoros, pues si fuere cierto lo de Patoni, que lo dudo, es preciso desbaratarles el plan que hallan formado, y para ello no había otro medio más a propósito que batirlos en detall. Dudo lo de Patoni, porque Negrete está por San Felipe y no es exacta su venida para ésta; y lo dudo también, porque el gobierno está bastante desprestigiado y no es creíble que se le dé un apoyo tan decidido por parte de Durango; sin embargo, bueno es estar prevenido y no confiar demasiado. Los doscientos hombres no pueden marchar por falta de caballos, y los infantes que desea no pueden organizarse porque no hay armas. Como le tengo anunciado anunciado he mandado mover cien hombres de la frontera y esos haré que se le incorporen tan luego como estén listos. No obstante las penurias, se pagarán los dos mil pesos que ha girado. girado. Pronto tendrá tendrá usted en su poder cuatro mil más que le mandé en la semana que hoy termina. Procure usted desocuparse pronto, para estar listo en cualquier evento. Los franceses deben haber ocupado a Guanajuato y tenían fuerzas en Celaya, Acámbaro y Salamanca. Los señores Doblado y Uraga, se retiraban rumbo a Morelia. A su pariente lo he socorrido y lo despaché hoy mismo con carta para Serna. Este amigo se ha apoderado de diez mil rifles que les venían a los confederados: ya le escribo me remita un mil que sabremos aprovecharlos en cualquiera emergencia. Consérvese usted bueno y disponga del afecto de este su amigo que lo estima y besa su mano. [5371] 189
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Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Campo de los Hornos, Hornos, Coahuila diciembre cinco de 1863 Mi querido amigo: Por la copia que le adjunto verá usted el buen estado que guardan nuestras relaciones con Patoni. He mandado al coronel Urbano Sánchez a Durango y espero que hará lo posible porque aquel señor tenga una entrevista conmigo para asegurar que no se escape ninguno de los revoltosos y podamos arreglar la unión de los estados y la defensa común contra los franceses. franceses. Como es muy probable probable que tarde tarde Patoni, algunos días en llegar a la línea de su Estado, creo que tendrá usted el tiempo suficiente para darme sus instrucciones sobre los diversos puntos del arreglo que usted usted desee. Tenga usted en cuenta que Chihuahua, Chi huahua, está de conformidad con nosotros. Sobre la campaña nada tenemos que desconfiar y casi estoy seguro que con un golpe, quedará concluido todo. Esto los mismos pronunciados me lo están proporcionando pues se han situado en Matamoros y han hecho fortificaciones para defenderse encerrados. Tanto mejor, nos evitarán el trabajo de andarlos buscando. El señor Terrazas, me ha escrito preguntándome si se pueden conseguir armas por esta frontera, para mandar un comisionado a comprarlas. comprarlas. Nada le he contestado contestado porque no tengo qué decirle de seguro, hasta que usted me diga si se pueden o no conseguir. Haga usted porque violenten su marcha los doscientos caballos de que me habló en sus anteriores, aunque estaría mejor por la infantería que es el arma más selecta y menos costosa. La escasez de maíz sigue lo mismo y la caballada de peor condición porque los fríos son terribles. Si hubiere vestidos y cobijas para la tropa, le ruego que me haga una remisión pues de todo esto está escasa y muy necesitada. 190
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No hay nada más de nuevo qué comunicar a usted y por lo mismo concluyo repitiéndome su atento servidor y afectísimo amigo que lo aprecia. Pedro Hinojosa. Aumento. Se me olvidaba decir a usted que nuestros gastos
con mucha economía no bajan de trescientos veinticinco pesos y que no pasan de mil quinientos pesos los que hay en caja.
Monterrey, Nuevo León diciembre nueve nueve de 1863 Mi querido amigo: Quedo impuesto de cuanto me dice en su apreciable fecha cinco del actual, y me alegro mucho de la buena inteligencia en que están usted y el señor Patoni. Oportunamente le mandaré las instrucciones que deban ser virle de base cuando se llegue la ocasión de que hable con él sobre los puntos principales de arreglo que nos convenga. Entre tanto obre usted según las que tiene. Los doscientos hombres de caballería es imposible que vayan a incorporársele porque la caballada se encuentra en un estado tan fatal, que si se pusieran en marcha no llegaría una cuarta parte. La falta absoluta de armas hace también imposible el mandarle infantería, así es que ya de acuerdo con el señor Patoni y auxiliado por la fuerza que traiga; o bien usted solo, según pulsare a los revoltosos, procure darles un golpe decisivo para acabar de una vez con ellos. Se le remiten tres tercios de jorongos y cuatro mil pesos. Ha habido en estos días mucha escasez de recursos y ha sido necesario empeñar el crédito del gobierno para sacar del comercio 191
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unos dieciséis mil pesos, de los cuales se han tomado los cuatro mil pesos para usted y el resto se ha invertido en las demás atenciones de la administración. Supongo a usted bien informado de lo que dicen desde Durango al señor Zuloaga; más si no fuera así le acompaño un ejemplar. Yo no creo lo que se asegura, pero es bueno estar sobre vigilancia. Le acompaño una carta que vino de San Luis Potosí. Su afectísimo amigo seguro servidor quien su mano besa. [5372]
Correspondencia particular del gobernador del estado de Durango. Señor general don Pedro Hinojosa Viezca, Coahuila Durango, Durango noviembre 30 de 1863 Mi muy estimado amigo y compañero: He tenido la satisfacción más grata de recibir la de usted de fecha 21 del presente, a la que tengo el gusto de dar contestación. Sumamente agradecido estoy por mi parte, a las simpatías que muestra por el Estado de mi cargo y celebro muchísimo que en la situación actual en que se encuentran los dos Estados en que residimos, estemos tan de conformidad de conservar la paz y tranquilidad de ambos y poner término a una rebelión que distrae nuestra atención del objeto más sagrado que debemos tener ahora, que es la guerra contra el conquistador y la salvación de nuestra cara patria. En toda la presente semana ,saldré de esta capital con una fuerza competente de las tres armas y para que arreglemos el 192
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plan seguro de campaña que nos dé un resultado satisfactorio, es preciso que mande usted a Cuencamé, un jefe de toda su confianza, que traiga todas las instrucciones de usted sobre las operaciones militares que piense efectuar y los medios que le hallan parecido más a propósito para lograr un buen éxito contra los rebeldes. Con este jefe me pondré de acuerdo y él será el conducto seguro por donde combinemos nuestro plan de operaciones: siendo de todo punto indispensable, que nadie, absolutamente nadie, sepa la misión que trae dicho jefe a Cuencamé, a donde deberá informarse del punto en que me encuentro con mis fuerzas y reunírseme en el acto. Al concluir la presente carta he recibido la muy apreciable de usted fecha 26 y celebro infinito llegará a sus manos la que le dirigí y motivo su contestación. Es cuanto puedo decir a usted por ahora, concluyendo por repetirme con la satisfacción de siempre su invariable amigo y compañero que desea verlo y atento besa su mano. José María Patoni. Es copia. Hacienda de Hornos, diciembre cinco de 1863. [5373]
Pedro Hinojosa.
Señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Campo en los Hornos, diciembre cinco de 1863 Mi fino amigo: El dador de ésta lo será el señor don Pedro Santacilia, yerno del señor Juárez y amigo mío a quien aprecio: pasa a esa ciudad con objeto de que su señoría lo conozca, y careciendo de rela193
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ciones, me tomo la libertad de presentárselo, suplicándole lo atienda mejor que a mí mismo, pues en ello le quedará sumamente agradecido, su afectísimo servidor y verdadero amigo. [5374]
Pedro Hinojosa.
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Hornos, diciembre siete de 1863 Mi querido amigo: Nada en efecto he dicho a usted sobre la cosa del puerto de Matamoros, porque mis pensamientos todos han estado fijos en los sucesos de aquí, pareciéndome que destruida la combinación de Juárez y Patoni, aquello por necesidad tenía que arreglarse. Por otra parte, Serna, es mi pariente y mi amigo, Gutiérrez, mi hermano Matías y Cortina están perfectamente con nosotros y al decirles algo nos oirán; pero vuelvo a repetir, lo de aquí no deja de estar enredado, no obstante la última comunicación de Patoni Patoni y su carta particular. Celebro infinito los ofrecimientos de Serna, no hay que dudar dud ar de su buena fe. El portador de la presente es mi pariente, y quiero que vaya hasta Matamoros. Matamoros. A él le puede usted hacer los encargos que le parezcan convenientes, que ya yo escribo a varios amigos de Tamaulipas. En cuanto la venida del Gobierno General; ni aún como usted quiere que entre al Estado la creo buena, pues nadie ignora en el país, que los que lo componen se alzan siempre con el santo y la limosna; pero en fin, bien arreglada la manera, la más ligera falta al compromiso, nos dará derecho para hacernos respetar. 194
Para Efectos de la Guerra
No he dicho a usted nada de los envenenados porque no se aclaró que lo fuesen los enfermos maliciosamente, y al fin sanaron y no quise dar a usted una noticia alarmante antes de estar asegurado de la verdad. Mañana emprendo mi salida sobre el rancho de Matamoros, porque es necesario obrar con la mayor energía y por lo mismo expedito mi marcha sobre el enemigo, a quien atacaré con vigor hasta lograr rendirlo. La carta cerrada y copia que a ella adjunto, impondrá a usted de mis vacilaciones: no se la había remitido porque deseaba decirle a lo que me resolvía; ahora estoy decidido a atacar y jugar de una vez al albur. Concluyo repitiéndome de usted su seguro servidor y afectísimo amigo que lo aprecia. Pedro Hinojosa. Ruego a usted se le auxilie a Tomás, portador de la presente, con lo que necesite. [5375]
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Campo en el Rancho de Matamoros, diciembre diez de 1863 Mi querido amigo: A las doce de hoy llegué a este punto y me encontré todas las casas con las puertas abiertas abiertas y enteramente solas. En ellas hay hay carne en abundancia, algún maíz, frijol y sebo. Los rebeldes tomaron camino para el Torreón, que está frente a Santa Rosa, sin hacer más que venir a tirotear nuestras avanzadas. Toda su táctica será ésa; pero tienen una desventaja 195
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que es la falta de agua, que no hay más que aquí y en el río de Nazas, distante a ocho leguas. De los Hornos a este punto, tampoco se encuentra agua más que en dos norias y éstas las llenaron de palos y echaron un cerdo y una vaca dentro de la del Gatuño, que es la l a mayor, y la otra la aterraron. En los momentos que escribo la presente, se tirotean nuestras avanzadas con el enemigo, de lo l o que ocurra le daré parte. Mande usted la fuerza que le sea posible, pues importa concluir con esta bulla. Su afectísimo amigo. Pedro Hinojosa.
Monterrey, Nuevo León diciembre 16 de 1863 Mi querido amigo: Ayer escribí a usted con atención y hoy me contraigo a contestar su apreciable fecha diez del actual. Me alegro mucho que no haya habido desgracia alguna por nuestra parte, en la ocupación de su rancho. Los rebeldes no no harán pie y estoy seguro de que huirán siempre que usted emprenda contra ellos. Es necesario sin embargo, que ande con alguna precaución para evitar una sorpresa, que no sería difícil cosa para ellos, porque están en sus terrenos. Los doscientos hombres, como he dicho a usted, me es imposible mandárselos, porque no hay armas, ni caballos. No obstante he dado orden de que marche a incorporársele una fuerza de cien hombres de la frontera. Se pagó el libramiento de dos mil pesos que giró usted contra la tesorería y le van en camino cuatro mil pesos, según le tengo dicho. Creo que con esto y lo que le agencie el señor Campos, tendrá los recursos necesarios para la fuerza. Me repito de usted afectísimo amigo seguro servidor quien besa su mano. [5376] 196
Para Efectos de la Guerra
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Rancho de Matamoros, diciembre 12 de 1863 Mi querido amigo: Antes de ayer a las doce del día llegué a este rancho, de donde se retiró el enemigo tiroteándose con nuestras nuestras avanzadas. Se fue hasta el rancho de la Concepción y de ella volvió con mil trescientos hombres y a las doce de la noche nos dio una carga brusca hasta revolverse con nuestros soldados, que se portaron valientemente, hasta hacerlos huir en completa dispersión, dejando diecinueve muertos, cuatro prisioneros y diez heridos, dos dentro de nuestro campo. Por nuestra parte tenemos que lamentar la muerte del teniente segundo ayudante de lanceros, don Manuel Rodríguez y un soldado y diecinueve heridos. Todos los señores jefes y oficiales se portaron brillantemente, manteniéndose en sus puntos; la tropa nada dejó qué desear. Le ruego a usted se le dé el despacho de subteniente al sargento primero de artillería, Agustín Martínez, que es muy útil y cumplido. También le suplico haga que venga a prestar sus servicios el teniente ciudadano Julio Goribar, que está en Mesillas, pues falta un oficial en la infantería. Su amigo que con sinceridad le quiere y desea verlo. Pedro Hinojosa.
Le ruego se le den recursos en el Saltillo, a la familia de Juan Sánchez, pues me ha manifestado que nada ha recibido hasta la fecha. La señora doña María Sánchez de la Peña, es es la que debe recibir en el Saltillo la asignación; deseo que le den cien pesos de pronto, pues Juan es muy útil y sirve al gobierno de usted con toda su alma.
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Monterrey, Nuevo León diciembre 15 de 1863 Mi querido amigo: Contesto a sus dos apreciables de fecha 12 del actual. Felicito a usted cordialmente cordialmente por por el feliz éxito del brusco brusco ataque que emprendieron los rebeldes contra la fuerza de su mando. Ninguna otra cosa era de esperarse esperarse de los buenos conocimientos y disposiciones acertadas de usted que se ha probado en ocasiones más difíciles. Estoy muy contento de usted y de todos los jefes, oficiales y soldados que han sabido sostener el buen nombre del Estado, batiéndose con decisión en un reñido combate; causándome grande pena el que tengamos que lamentar la muerte de Rodríguez y el soldado; y la desgracia de los demás que salieron heridos. Le acompaño el despacho de subteniente de artillería para Agustín Martínez; y respecto de Julio Goribar, ya se dio orden para que marche a incorporársele. Ya he dispuesto que se socorra en el Saltillo a la señora doña María Sánchez y que de pronto se le den los cien pesos de que me habla. Creo que en lo de adelante ya no se atreverán los rebeldes a atacarlo otra vez formalmente, porque la lección que han recibido es bien dura. Es bueno que mande copias certificadas de los documentos que se encontraron en poder del enemigo, mientras se pueden remitir con toda seguridad los originales, que importa mucho no se extravíen. Sin más por ahora, me repito de usted afectísimo seguro servidor quien su mano besa. [5377] 198
Para Efectos de la Guerra
Señor general don Santiago Vidaurri Rancho de Matamoros, diciembre 12 de 1863 Mi querido amigo: Por una carta particular y un oficio que dejaron los bandidos de Matamoros, en la noche que fueron derrotados, aparece que su plan era la guerra de saqueo y matanza contra todos los hacendados y el cabecilla principal de los acontecimientos que hasta ahora han perturbado la tranquilidad del Estado, es Darío Orduño, que está en esa capital. No mando a usted los referidos papeles por temor de que se extravíen, más lo haré lo más oportunamente que se pueda para que lleguen a sus manos con seguridad. En vista de lo que dejo a usted manifestado en las anteriores líneas, es conveniente que se asegure bien a Orduño y demás cómplices que con él se encuentran en esa capital, para que se les aplique el castigo, o que los condenen las leyes por sus crímenes. Sin otro asunto, me repito suyo afectísimo quien besa su mano. [5378] Pedro Hinojosa.
Señor don Santiago Vidaurri Campo en los Hornos, diciembre 15 de 1863 Mi querido amigo: Después del suceso de Matamoros (del que ya le he dado cuenta), me estacioné allí hasta el día 13; pero visto que nadie se me presentaba y que podían, si les daba la gana a los enemigos, cortar las comunicaciones con tres o cuatro hombres porque todo el camino es boscoso, me volví a esta hacienda, donde 199
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pienso permanecer hasta recibir los fondos y los tres bultos de jorongos que de ésa se me remiten. Al salir del rancho de Matamoros, lo mandé incendiar porque no era otra cosa que un verdadero laberinto, guarida propia de bandoleros, y además, se hacía indispensable aplicar a sus habitantes un castigo ejemplar y solemne. Todos los ranchos están desiertos, con las norias segadas y llenas de animales muertos y en estado de putrefacción, indicio vehemente de que sus moradores han tomado parte en la rebelión. La noticia de la proximidad del enemigo la tenemos siempre, por los balazos que nos disparan y desgraciadamente no podemos contar ni con cincuenta caballos útiles para perseguirlos. Por estas razones razones no he seguido para los otros ranchos ranchos con mi fuerza, pues no haría otra cosa que ocupar puntos desiertos sin conseguir resultado alguno. Para estrechar al enemigo a batirse de día, es necesario perseguirlo, y esto no es posible en el estado en que se encuentra la caballada. Mandar la infantería, es dejar sin sostén la artillería y exponernos a darles cualquier pequeño triunfo que, aunque para nosotros nada importase, serviría de mucho para alentarlos. No hay duda que don Juan Ignacio, es el promovedor de esta asonada. La prueba la tiene usted usted en las declaraciones que en copia le adjunto a ésta. Para reclamarlo oficialmente oficialmente es necesanecesario tener siquiera ochocientos hombres, pues estoy seguro que sólo le contestará con evasivas, o tal vez abiertamente que no y para hacer efectiva la responsabilidad de ese bribón, no hay más que la fuerza. Patoni, no ha hecho otra cosa que engañarnos con mentirosas palabras, sin que hasta ahora sus fuerzas sirvan de nada. No creo que se se preste a auxiliarnos. Son pues indispensables doscientos hombres, para concluir pronto con esta bulla. He multado a René Lajous, con doscientos pesos y a Jesús B. y Buena con veinte fanegas de maíz, porque han propagado en la villa de Viezca, noticias falsas y alarmantes; apercibiéndo200
Para Efectos de la Guerra
les que si sé la más pequeña cosa de ellos en lo sucesivo, los mando fusilar. La noticia que éstos hicieron correr fue que el Presidente de la República, había recibido bien un correo que le mandaron los de Matamoros, que le dio cincuenta pesos y lo despachó favorablemente y ¡qué sé yo cuántas más patrañas! Mañana mandaré para Parras, la fuerza necesaria para traer el dinero y jorongos de que usted me habla en su grata de nue ve del actual; y habiendo faltado la combinación con Patoni, insisto en que usted haga un supremo esfuerzo y me mande los doscientos hombres que le pido, pues de lo contrario, no sé hasta cuándo se alargue esta campaña, que desearía se terminara lo más pronto posible. Aguardo con ansia el vestuario, porque la tropa está enteramente desnuda y los fríos en estos e stos desiertos son cruelísimos. Consérvese usted con felicidad y mande usted lo que guste a su invariable amigo. Pedro Hinojosa.
Le remito una noticia del parque indispensable, pues se gastó mucho la noche del combate. Por cartas cartas particulares particulares y por los dispersos, se sabe que fueron mil cuatrocientos, entre armados y sin armas, los que nos atacaron, y que el número de heridos pasa de cincuenta y más de cuarenta muertos, pues hicieron un entierro en la Soledad, a más de los que mandé yo sepultar y se llevaron otros para cerca del río. Más. A última hora se sinceraron los señores Lajous y Buena y tuve por conveniente levantarles la multa y no por eso dejé de hacer a cada uno la prevención necesaria. [5379] 201
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Señor general don Pedro Hinojosa Los Hornos, Coahuila Monterrey, Nuevo León diciembre 20 de 1863 Mi querido amigo: Quedo impuesto de cuanto me dice en su apreciable fecha 15 del actual. Con respecto a los doscientos hombres que me repite necesita, vuelvo a manifestarle que es casi imposible mandárselos porque faltan armas y caballos; pero le participo que los cien hombres de la frontera de que le he hablado, deben estar ya en camino desde hace dos o tres días y que se le incorporarán pronto, aunque no sé en qué estado por lo malo m alo de la remonta. Importa mucho que procure mantener toda la caballada en el mejor estado posible, dándole para ello maíz, cebada, paja y cuanto encuentre. Parece que Patoni, nos engaña y me confirma en esto el considerar que todo el movimiento de los de Matamoros viene del Presidente; pues si Jiménez apoya a los bandidos, no se atrevería a hacerlo sin contar con la protección de Patoni, ni éste faltándole la autorización del gobierno. Es pues, muy importante que usted recoja todos los datos que hagan al caso, a fin de fundar una providencia seria y enérgica, para castigar la mala fe y criminalidad del gobierno de Durango y los demás que son con él; para lo cual es necesario expedir un decreto que vaya bien fundamentado. Ya se está alistando todo lo que usted pide y muy pronto se le mandará. El Gobierno General ha llevado adelante su capricho contra Matamoros de Tamaulipas; y acaso para cuando usted reciba esta carta, estará derrotado Ruiz, pues han salido a batirlo de aquella ciudad. Las últimas noticias recibidas del interior son que Mejía había ocupado San Felipe y las fuerzas de Negrete, se retiraban al Jaral; que el Gobierno General, estaba para moverse de San 202
Para Efectos de la Guerra
Luis, sin saberse asertivamente a qué punto, aunque se dice que vendrá para acá, en lo cual es necesario no consentir, porque sería nuestra ruina. Mándeme cuanto antes los más datos que consiga sobre lo de Patoni, pues interesa acabar cuanto antes con la farsa de los bandidos de ese punto. Su afectísimo amigo seguro servidor quien besa su mano. [5380]
Señor coronel don Urbano Sánchez Durango, Durango Hornos, Coahuila diciembre 16 de 1863 Mi querido amigo: Estuve en Matamoros cuatro días; después de los cuales quemé el rancho y me vine a ésta, pues no había allí agua suficiente, ni tenía otro objeto mi expedición que atacarlos en aquel punto, sí estaban fortificados como me lo habían habían asegurado. asegurado. Salió todo esto falso, pues hasta las familias se fueron completamente bajo el dominio de perros, puercos y gallinas. Mi desconsuelo fue grande porque creí que sería necesario perseguirlos para darles un golpe; sin embargo, tomé todas mis providencias para evitar una sorpresa en la noche, porque el terreno es quebrado y lleno de bosque, de modo que por cualquier lado se me podrían aproximar sin ser vistos y asaltarme. Se verificó lo que había pensado, pues me atacaron en doble número que el que yo tenía; a las doce de la noche del primero, generalizándose el fuego en toda la línea. Visité violentamente violentamente todos los puntos y en tres horas huyeron como miserables hembras; dejando 19 muertos entre nuestras filas y mayor número en los bosques que circundan el rancho; además diez heridos cuatro prisioneros y se llevaron más de cuarenta también heridos. 203
Leticia Martínez Cárdenas
La dispersión fue grande y el terror profundo; lo sensible ha sido que fuese de noche y que no pudiera disponer de siquiera setenta caballos caballos útiles para haber acabado con ellos. Sin embargo; no es posible que resistan un mes más, sujetos a los pocos recursos con que cuentan. Don Juan Ignacio Cisneros es su protector; está ya aclarado. Dígale usted al señor Patoni que se hace preciso castigarlo. También le manifestará usted que no me aproximé a la villa del Río, porque como él no estaba en la línea y el enemigo tomó aquel rumbo, probablemente habría pasado; y yo hubiera tenido que hacerlo persiguiéndolo y no he querido tener esa ocasión para que no se diga que abuso. También quiero que haga usted saber al señor Patoni, que estoy impuesto de que vive con Nájera el padre de Jesús González, jefe de los revoltosos y no comprendo cómo es que se desea conservar las buenas relaciones en los dos estados, cuando se mantienen al lado de los empleados del gobierno comisionados de los sediciosos. Necesitamos pues ser francos y leales, si buscamos armonía; de otra manera seguirán las asonadas; la maldad sin castigo, extenderá su imperio en la frontera, como ha sucedido en el interior y fácilmente seremos presa del invasor que aprovechará la desunión de los estados. Arregle usted la unión de ambas fuerzas para la persecución de los bandidos y si se consigue que dicte el señor Patoni, sus órdenes y me las remita; que respecto de los recursos, yo sabré dárselos al ponerse a mi disposición las que tiene Nájera. Nada hay de nuevo sino la muerte de un oficial, un soldado y diecinueve heridos de tropa y tres auxiliares. Soy de usted afectísimo amigo y compañero. Pedro Hinojosa. Es copia. Hornos, Coahuila diciembre 16 de 1863. [5381] Hinojosa. 204
Para Efectos de la Guerra
Señor general don Pedro Hinojosa Yerbaniz, diciembre 12 de 1863 Mi muy querido general: Al tirar a este punto me alcanzó el correo con quien me remitió usted su apreciable de diez del corriente, la que me informa de la ocupación de Matamoros, con las fuerzas de su digno mando, cuyo paso viene a decir mucho en estos mometos, según marchan las cosas por estos rumbos. Como en otra anterior a ésta, le había manifestado que había puesto un extraordinario al señor Patoni, preguntándole si debía seguir a Durango, o permanecía en Cuencamé, hasta su llegada. Aburrido de no tener noticia alguna y cansado de oír noticiones, me resolví a emprender esta mañana mi marcha con el objeto de dar término a mi comisión. Por fin hace un momento que en esta hacienda, recibí la contestación del señor Patoni, y le incluyo copia de ella para su conocimiento. Cuando estaba saliendo esta mañana de Cuencamé, Durango llegó un soldado de las fuerzas de este Estado que venía de Avilés, con un pliego de Nájera para Durango; como ninguna noticia trajo para el jefe político, le estuve preguntando algo y me dijo: que lo único que había sabido fue, que estando de guardia en la casa del comandante, llegó uno de los de Matamoros, herido de una pierna, que entró a la casa del comandante en busca de Jesús González, padre, que allí dijo que las fuerzas de usted habían hecho muchos muertos a los de Matamoros; que ese individuo había ido a buscar, no sabe para qué, por orden de los de Matamoros, al padre de González y que efecti vamente lo llevó. El soldado no supo decirme a que partido pertenecía. Usted pesará el asunto. asunto. Muy de madrugada salgo de aquí y al medio día del catorce espero estar en Durango, donde sólo permaneceré el tiempo indispensable. La tropa va bien contenta, bien fraguada y bien asistidos los caballos. 205
Leticia Martínez Cárdenas
Doy a usted la enhorabuena por el triunfo alcanzado y deseo que cada una formada, dé tan buenos resultados a mis compañeros, como ésta a que hago referencia. Consérvese usted tan bueno como de corazón lo desea su muy atento subordinado que le quiere. Con un dolor de cabeza atroz, no he podido escribirle yo mismo. [5382] Urbano Sánchez.
Señor general don Pedro Hinojosa Los Hornos o donde esté Monterrey, Nuevo León diciembre 23 de 1863 Mi querido amigo: Han llegado a esta capital, Menchaca y algunos otros diputados al Congreso de la Unión, procedentes de San Luis Potosí y todos ellos dicen que aquello es una Babilonia. Importa mucho que recoja usted los documentos de que le hablé en mi anterior, para averiguar la culpabilidad de Patoni, en los excesos de los rancheros de Matamoros, a fin de poner término cuanto antes a ese negocio. Menchaca está en el convencimiento de que usted es el hombre que conviene se ponga al frente de los negocios de Tamaulipas, en las actuales circunstancias, pero cree que es indispensable descartarse de algunos malos ciudadanos como Cortinas; así pues, es necesario acabar lo más pronto posible la campaña del rancho de Matamoros. Para ello me prometo mandarle muy pronto un considerable refuerzo de gente, y esto será al hacerme del armamento que le he dicho ya tengo muy fundadas esperanzas de conseguir con el señor Serna. 206
Para Efectos de la Guerra
Es necesario castigar a Patoni si efectivamente resulta culpable en lo de Matamoros y para ello le daré a usted la fuerza necesaria. Lo que importa pues, pues, vuelvo a repetírselo, repetírselo, es averiguar si verdaderamente nos ha engañado. Soy de usted como siempre su afectísimo amigo seguro ser vidor quien su mano besa. [5383]
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Hornos, diciembre 25 de 1863 Mi querido amigo: He recibido su estimable de fecha 20 del que cursa y siento muchísimo haber molestado a usted tanto pidiéndole mas fuerzas para terminar cuanto antes la campaña que nos ocupa. Ya para la fecha en que se han puesto las cosas más claras, estará usted convencido que yo tenía razón, pues Patoni, ha estado jugando (en mi concepto) un papel doble, de acuerdo seguramente con Juárez, y esto se nota por la última carta de Patoni, en que me participa que no puede venir a verse conmigo porque se le han dado órdenes del Gobierno Supremo para permanecer en Durango. Temeroso yo de una traición, mandé mandé a Urbano Sánchez, para que lo hiciera perder aunque fuesen dos días, que yo me proponía utilizar atacando a los de Matamoros, como sucedió, para quitarle a él las tentaciones o batirlo también, sólo si me colocaba en esa triste disyuntiva. Para este caso me volví a esta hacienda donde hay un campo abierto: más la cosa ha cambiado, como verá usted por la copia que le adjunto de una cartita de Nájera, que recibí antenoche. También tuvo mucha parte en mi vuelta, la intención de que se aclararan más las cosas y últimamente la de dejar solo a Nájera, que se había mantenido con maliciosa reserva y sin decirme una sola palabra, se colocó en Avilés, que está en la línea de los dos 207
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estados; pero como usted verá, me pide auxilio y salgo mañana por el rumbo de Matamoros. Si manda usted la artillería y parque que pedí, así como los cien hombres de que me habla, que se estén en Parras, hasta que me den aviso para no exponernos a un golpe de mano, pues estos malditos bandidos, son algo audaces y como juegan la piel, debe uno calcular que se desvelan por conseguir el más pequeño triunfo. La adjunta copia de la carta del señor gobernador Terrazas, impondrá a usted de la buena disposición en que está para auxiliarnos, pero sería necesario pasar la línea de Durango para que se nos reuniera y esto no puede suceder sin una previa declaración que no puede ser todavía, sin tener más fuerza, pues reunida la de Matamoros con la de Durango, pueden llegar a dos mil hombres bien armados y con artillería, los que nos pueden presentar. presentar. Por esto, esto, es que me he manejado con circunspección y prudencia y he procurado tenerlos divididos para batirlos en detall si a ello me obliga su su mala fe. No creo que suceda tan lamentable caso; pero para que ni lo piensen, busqué el medio de que se tuviesen desconfianza y creo que lo he conseguido, pues ya se tienen miedo. Respecto de los datos de que me habla los iré reuniendo, pues importa mucho castigar a los perversos, maquinadores del mal público. La caballada sigue de peor condición por la falta de maíz, y más que todo por los fuertes fríos y estar muy maltratada del lomo. Sin embargo, embargo, hoy hoy salgo hasta donde haya haya maíz, pues aquí no se consigue por ningún dinero. di nero. De todo lo que pueda conseguir, estableceré un depósito en Parras. Sin más por ahora, me despido de usted afectísimo amigo. Pedro Hinojosa. Ruego a usted tenga la bondad de mandar que se ponga en libertad a Ladislao Hernández y si se le presenta Joaquín Espino Barros, capitán de infantería, mándemelo con la artillería, 208
Para Efectos de la Guerra
pues es valiente. También deseo que me mande comprar comprar tres camisas y un sombrero para mi uso, pues estoy algo escaso.
Monterrey, Nuevo León diciembre 30 de 1863 Mi querido amigo: Quedo impuesto de cuanto me comunica en su apreciable fecha 25 del actual. Me tiene tiene con mucho cuidado el movimiento que usted haga, pero no desconfío de su buen éxito; porque estoy seguro de que no ha de dar paso en falso, ni dejarse coger en un lazo que pudieran tenderle. Don Joaquín Espino Barros, no podrá ir con la artillería como lo desea, porque ya lo he mandado a Piedras Negras, en donde sus servicios serán bien utilizados. Ya he dispuesto que los cien hombres y la demás fuerza que se le mandan se esté en e n Parras hasta usted disponga otra cosa. Oportunamente se le mandarán las tres camisas y sombrero que me dice necesita. Mande dar de baja a Pablo González y González que sirve en la brigada de su mando, no recuerdo en qué cuerpo. Sin más, me repito de usted afectísimo amigo seguro servidor quien besa su mano. [5384] Señor general don Pedro Hinojosa. Monterrey, Nuevo León Chihuahua, Chihuahua noviembre 28 de 1863 Mi muy estimado amigo: He recibido su apreciable fecha 14 del mes próximo pasado y en ella veo con satisfacción que está usted al mando de las fuerzas de ese Estado, para concurrir a la defensa nacional. Aquí tiene el gobierno ya arreglado el contingente en cuanto a municiones, artillería, pertrechos, vestuario y equipo, carros; 209
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pero a usted le consta de vista, la escasez de armas que tiene el Estado y últimamente hasta encargué a usted se sirviera ver si podía conseguirme algunas en ese Estado; así es que, me veré en la necesidad de mandar la fuerza que pueda armar, aunque sea menor en número de lo que me proponía yo. El señor Vidaurri, me dice que usted se mueve con una sección de las tres armas sobre los bandidos de la frontera de ese Estado en la línea divisoria con Durango, que han escandalizado con sus autoridades; y ya le contesto que en el caso de que usted necesite que lo auxilie este Estado, me lo avisará para mover alguna fuerza que obre en combinación con las del mando de usted. Mucho agradezco a usted las noticias que me da del interior y espero me escriba con frecuencia, poniéndome al corriente de los acontecimientos más notables de la guerra que sostenemos con los invasores y de la política interior. Usted sabe que sinceramente soy su amigo que lo estima. Luis Terrazas. Es copia. Hornos, diciembre 24 de 1863. [5385] Pedro Hinojosa.
Señor general don Pedro Hinojosa Viezca, Coahuila Avilés, Coahuila diciembre 20 de 1863 Mi apreciable señor general: La poca fuerza que tengo me obliga a estar en una posición pasiva; pero con la aproximación de usted al Torreón, yo me moveré el 26 de éste o antes, para Santa Rosa, donde deseo tener una entrevista con usted, que será de mucha ventaja para los dos; no tengo personas de confianza que sepan el terreno, 210
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para mantenerme en comunicación con usted como deseo, y es muy expuesto expuesto mandar mandar correos, porque fácilmente pueden ser interceptados y como, repito, mi fuerza es poca, me parece difícil salir bien en una función de armas. Inmediato en combinación, obsequiará como en otras veces las órdenes de usted, su afectísimo y atento servidor quien besa su mano. Felipe Nájera.
Respuesta Señor teniente coronel don Felipe Nájera Los Hornos, diciembre 23 de 1863 Avilés. El 27 en la noche estaré en el punto que usted me indica. Todo quedará concluido muy pronto y libraremos a éste y ese Estado de los desastres que se les esperan si no perdemos el tiempo. Respecto del peligro que corre usted con su fuerza, no deja de ser grave si hay descuido; pero no habién dolo, si se atreven a atacarlo como lo han dicho, el campo quedará por usted, pues no son muy aguantadores en la pelea. Yo creo como usted que será de utilidad nuestra entrevista y ojalá y esto hubiera sucedido más antes, ya todo habría concluido. Su amigo y compañero. Pedro Hinojosa. Son copias. Hornos, diciembre 25 de 1863. [5386] Hinojosa. 211
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Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Hacienda de Santa Rosa, diciembre 29 de 1863 Mi querido amigo: Ayer di un fuerte golpe al enemigo como verá usted por el parte respectivo que recibirá en unión de ésta. También se impondrá de la causa que me impulsó a pasar la línea del Estado. Mañana volveré a la carga pues deseo concluir pronto esta campaña, no obstante haberse declarado el frío, auxiliar de los revoltosos: ha sido nuestra constante protectora la victoria. Nada resiste ni detiene el empuje de nuestra buena tropa, porque está está mandada por valientes y pundonorosos pundonorosos jefes. Estoy muy orgulloso de encontrarme a su cabeza, pues todos son muy dignos y predilectos hijos del estado de Nuevo León y Coahuila. Sí, ellos han dado y darán muchos días de gloria al noble Estado a que pertenecen. Nada me llena más de contento, que haber logrado que el enemigo haya perdido enteramente su moral y llegado a con vencerse que no puede contrarrestar con las tropas del Estado. Dispénseme que no sea más largo; estoy bastante fatigado, otra vez seré más prolijo. Entre todos los jefes es más notable Juan Sánchez, por su valor y pericia militar poco común. Su amigo que mucho lo quiere y desea verlo. Pedro Hinojosa. Después de concluida ésta, he tenido noticia cierta de que el enemigo se ha destrozado en este Estado, tomando para diversas poblaciones. Nájera tenía buena voluntad y poca fuerza, de modo que he tenido que venir a salvarlo, dando el resultado de que se convencieran todos estos habitantes de la buena armonía de los dos estados, que a mentiras hacían creer a estos habitantes que no existía. [5387] 212
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Monterrey, Nuevo León enero tres de 1864 Mi querido amigo: Después del brillante resultado que usted ha obtenido, creo decirlo todo y con suficiente fundamento y justicia, al asegurarle que es usted para el Estado y para mí, un segundo Juan Zuazua, por supuesto dejando íntegro en todo su valor el nombre propio de usted. Ahora debemos pensar pensar en cosas cosas más elevadas. Apoyar a Serna, moralmente hasta sacarlo bien y si no se logra, buscar otro medio que conduzca al mismo fin. Dar respetabilidad respetabilidad a ambos estados estados que es la base base de lo demás: ver venir, o tomar parte en la cuestión general, pero sobre macizo. Todo está desquiciado, Uraga fue derrotado en Morelia y hecho prisionero con la mayor parte de su oficialidad; Negrete lo fue en San Luis, por Mejía, y perdió toda su su tropa: tropa: el gobierno viene para el Estado, según me ha comunicado de oficio, ofreciendo avisar después qué punto elige para residir, a lo que parece viene manso, aunque siempre con sus exageraciones de dignidad y amor propio, principalmente con Serna. No obstante, yo no confío mucho y tengo tomadas todas mis providencias para el caso contrario, aumentando la fuerza para marcarle el alto al vandalismo y discordia, si a su sombra tratare de desarrollarse en nuestros estados. Conocedor ya de esos pueblos, propóngame usted las medidas que son de adoptarse para afianzar su seguridad y evitar que se repita el escándalo que dieron. Salúdeme a don Juan y a todos y mande a su amigo afectísimo. [5388] 213
Leticia Martínez Cárdenas
Señor general don Pedro Hinojosa Monterrey, Nuevo León diciembre 30 de 1863 Mi querido amigo: De una manera positiva se sabe que el día 25 de éste, estaba el gobierno en la Hedionda y que el 28 llegaba a Matehuala. Son muy diversos los comentarios que se hacen: unos dicen que trae mucha fuerza, otros que no: unos aseguran que viene con miras hostiles y otros que son pacíficas: hay quienes quienes digan que va para Zacatecas y hay quienes afirman que su residencia la establecerá en el Estado. Sea lo que fuere sobre todo lo que se cuenta, lo que interesa es estar listos y preparados. preparados. Yo considero que si viene, viene, no nos nos ha de ser hostil; pero si lo fuere, es preciso irle a la mano desde los primeros pasos que dé, y al efecto debe usted estar prevenido por lo que pueda importar; pues si bien los de Matamoros, al hacer usted un movimiento retrógrado se violentarían algo, no serían de temerse: si logramos darle en la cabeza, como se dice, a los autores de tantos males. Si en esta vez se tratara únicamente de mi persona, yo me retiraría; pero no es así, se trata de la causa de todo el Estado, el que se contaminaría con el veneno y la maldad que acompaña a esos señores. Le he manifestado a usted mi modo de sentir y creo que estamos de acuerdo. La artillería no se ha podido alistar sino hasta hoy, por falta de mulas; pero no la mando porque no sería difícil que Juárez la encontrara y se apoderara de ella. Escríbame pronto y que sus enviados vengan con cuidado y si es posible que no pasen por el Saltillo. 214
Para Efectos de la Guerra
Consérvese bueno y disponga de esta su amigo y servidor quien besa su mano. Siempre irá por Anhelo la artillería. Mañana saldrá un correo para que la fuerza de Río Grande, dejando el Saltillo a la izquierda, marche por el Venado. A Serna, le dirigiré dirigiré mañana un correo para ver si nos ponemos de acuerdo con respecto al gobierno que viene, no obstante que en Tamaulipas no hay pies, ni cabeza, según se asegura y que la situación domina a Serna. Ahora es el tiempo de que los crinolinos se unieran con con los rojos. [5389]
Señor don Santiago Vidaurri San Lorenzo de la Laguna, Laguna, Coahuila enero cuatro de 1864 Mi querido amigo: El suceso de San Sebastián y los tres días que estuve en Santa Rosa, en auxilio de Nájera, dieron el resultado de la conclusión de la campaña, como advertirá usted por la carta original que le acompaño y que recibí antes de ayer en marcha para el Coyote. Tristeza causa ver estos puntos desiertos todos, pues los habitantes se han pasado todos al otro lado de la línea, ya por haber tomado parte en la rebelión, ya por temor de ser complicados en ella. Los del partido de Mapimí, de Nazas, algunos de Cuencamé y hasta de Cerro Gordo, tomaron una participación muy activa en los robos y se prestaban en gran número a combatirnos, fiados en que, ya por temor de ser desarmados los pocos que cuidaban la línea de Durango, o ya porque estuviere el gobierno de ese Estado en convivencia con ellos, les había ofrecido auxilios; pero espantados con más de doscientos muertos y heridos que tuvieron, sólo esperan actualmente, la clemencia del gobierno de usted, para venir los de este Estado a sus casas a ocuparse de sus trabajos ordinarios, resolviéndose a lo que la humanidad del gobierno haga en favor de ellos. 215
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Don Jesús González Borrego, padre de Jesús González Herrera, me manifestó que tanto el señor Patoni, como el señor Juárez, los han alimentado con esperanzas; y con franqueza le dijo a Nájera en mi presencia que con infamia lo habían estado engañando y Nájera me confesó que en efecto era verdad, añadiendo que sólo de ese modo pudo haber salvado su fuerza armada. Nada he dicho sobre esto al señor Patoni, esperando que usted resuelva lo que más crea conveniente en vista de las circunstancias; concretándome solamente a manifestarle que el gobierno de Durango los protegió por medio de Jiménez y don Juan Francisco Flores. Los habitantes de estos puntos es difícil que se presenten si no se les ofrecen garantías, pues temen al señor don Leonardo Zuloaga y a sus empleados, que los tratan con la crueldad propia de un déspota absoluto y sin corazón. Yo he presenciado cosas que me han disgustado muchísimo, ejecutadas contra los que les fueron más fieles. A varios de los sirvientes de los Hornos, les recogieron sus cabritos, pretextando órdenes mías, y fue necesario hacer yo personalmente que se los entregasen sacándolos de los ganados de la hacienda. A los habitantes de Viezca les agarran sus manadas cargadas y las ponen a trillar sin pedir permiso a sus dueños, y les ensillan sus bestias sin consultar su voluntad y a los sirvientes hace dos años que no les cortan cortan sus cuentas. cuentas. Esto es lo menos, pues maltratan de palabra a cualquiera y aseguran todos que también lo hacen de obra cuando tienen alguna fuerza. En fin, he visto a varios estirar su mano para saludar a tales señores y recogerla luego los infelices avergonzados porque no han querido tener la urbanidad de darles la suya. Hasta los servicios que hacen no son más que para satisfacer su vanidad y echarlos en cara a los que los reciben. Es aún posible poner bien con el gobierno de usted a estos habitantes, porque no hay uno a quien se le oscurezca que usted es el hombre del país y que su gobierno si es enérgico para castigar los crímenes con arreglo a justicia, es verdaderamente 216
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probo y paternal, porque vela por los intereses de todos. En vista de esto, y considerando que si en el estado de dispersión en que quedaron los disidentes después de la acción de San Sebastián, los dejaba errantes en el estado de Durango, perderíamos estos hombres y sus armas que bien pueden utilizarse en la guerra contra los franceses y Durango los aprovecharía en nuestra contra, pues es evidente que allá los desarmarían; considerando además que esta parte del Estado quedaría desierta, sin que se cortase el mal; les he mandado a algunos de los prisioneros con instrucciones para que se vengan a ocupar de sus quehaceres ordinarios hasta que usted resuelva lo que sea con veniente y de justicia, cuya resolución esperan en veinte días o menos. Tal providencia también fue dictada por un sentimiento de humanidad, pues supe de una manera positiva que en la huida de Matamoros y San Sebastián, las familias se metieron en los bosques y se subieron a las sierras con precipitación, por lo que una chiquita se perdió y se la comieron los coyotes y ocho más se murieron de frío. No he dudado esto porque porque cuantos hombres sucumbieron en los encuentros que tuvimos, no tenían frazadas ni pantalones, y son pocas las personas acomodadas que hay en estos puntos, grande la miseria mi seria y horrible el frío. Para poder informar más detenidamente a usted de las verdaderas causas de que estos hombres se hallan lanzado a las vías, de hecho sería necesario que yo pasara personalmente a ver a usted, pues no es posible hacerlo por una carta particular; así es, que si usted lo juzga prudente, dictará sus órdenes para que yo emprenda mi marcha solo, dejando la brigada en el Álamo de Parras, a las órdenes de Juan Sánchez, ínterin vuelvo. Ruego a usted que fije la atención en que de todos los habitantes de la municipalidad del Álamo, no hay seguramente quince verdaderos adictos a don Leonardo, y es un odio profundo el que le tiene la generalidad. La carta de Jesús González Herrera, (que es la que adjunto) le manifestará a usted que se sujetan a que se les dé un punto dónde radicarse radicarse con sus familias. Yo espero espero que que usted usted hará hará 217
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cuanto le dicte la humanidad por ellos, seguro de que los sufrimientos que han tenido y los fuertes porrazos que llevaron, los han convertido convertido a la la buena vida. La mayor parte de los perversos ha muerto o buscan su seguridad en la expatriación y huida al estado de Durango y ha sido tal el miedo, que muchos por no entregarse, han perecido sin curar sus heridas, en los bosques. Quedo pues, en espera de la resolución de usted sobre asunto de tanto interés y me repito su servidor y verdadero amigo que lo aprecia. [5390] Pedro Hinojosa.
Señor general don Pedro Hinojosa Viezca, Coahuila Monterrey, Nuevo León enero 11 de 1864 Mi querido amigo: Quedo enterado de su apreciable de fecha cuatro del actual y ya oficialmente le digo lo que hay que hacer para concederles a los de Matamoros el indulto a que se acogen; las dos condiciones que se les ponen son absolutamente indispensables, particularmente la segunda; así es que procurará usted se expresen con claridad los conceptos. Es de suma importancia la información que se debe levantar y el que exhiban las pruebas de lo que digan; pues no será difícil tengan cartas u otros documentos que acrediten la culpabilidad de otras personas. Ya que esas gentes desean vivir bien y piden perdón, bueno es no dejarlas en esos lugares, porque se conservaría el germen del mal. Se les propone propone trasladarse trasladarse al Remolino, entre Múzquiz y San Fernando de Rosas: allí tienen buenos terrenos, bastante agua, y una población delineada, en donde pueden vivir pacífi218
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camente haciéndose propietarios, para lo que serán auxiliados por el gobierno. gobierno. Si no aceptaren ese ese extremo, extremo, pueden pueden elegir repartirse en los diversos pueblos del Estado, proporcionándose la manera de subsistir subsistir en ellos. Mientras usted arregla arregla la formación del acta, y se levanta la información de que se le habla oficialmente; bien pueden esos hombres elegir de los dos extremos el que más le convenga, pues al venir usted debe traer el acta y la resolución que tomen aún cuando se queden levantando la información. Las armas debe usted recogerlas, porque nos hacen mucha falta y por otra parte, no conviene se queden esos hombres armados. El gobierno llegó el día nueve al Saltillo, y según carta, de donde ha dispuesto el Presidente, permanecer allí por ahora. Venga usted pues para que hablemos, dejando a Eugenio González, encargado de la fuerza y tráigase a Juan Sánchez, para que se penetre de lo que haya que hacerse o déjelo allí encargado exclusivamente de levantar la información, pues ésta debe ser muy clara y pormenorizada. pormenorizada. Su viaje, hágalo usted por por el camino de San Antonio, Anhelo a salir a la Villa de García, apartándose del Saltillo. Consérvese bueno y disponga del afecto de este su amigo y servidor quien besa su mano. OJO. Lo del Puerto de Matamoros concluyó, como verá usted, por el ejemplar que le mandé, de los convenios que celebraron en los que llevó la peor parte Serna.
Señor general don Pedro Hinojosa Avilés, Coahuila enero uno de 1864 El hombre sobre la tierra tiene el Dios del cielo y el Dios de su padre y me dice mi papa, que reconozca al tercero, ciudadano general Hinojosa y usted mandará lo que a bien tenga. 219
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Señor, suplico a usted que cuanto pueda influir por tanto infeliz de Matamoros, después de una guerra sangrienta de tanto tiempo, el gobernador de Coahuila, vendió esos terrenos a dicho vecindario; ha luchado con los gobiernos hacer miles de sacrificios con posesión de personas para que anden nuestros negocios y jamás hemos podido encontrar justicia. Usted tomará las medidas para un negocio tan interesante, señor, en fin, si no tenemos justicia díganos, para ver en donde nos hacen favor de darnos licencia de alojarnos. Sin otro asunto, queda de usted su afectísimo y seguro ser vidor quien besa su mano. [5392] Jesús G. Herrera.
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Viezca, Coahuila enero nueve de 1864 Mi querido amigo: Su estimable fecha tres del actual, me ha llenado de la más viva satisfacción; pues veo en ella que me considera por mis pequeños hechos, el segundo Zuazua: doy a usted las más expresivas gracias por el buen concepto que le merezco y por el grande cariño que me profesa. He aquí la recompensa que que yo deseaba deseaba y que aspiraba a merecer. La amistad de usted es mi orgullo y por adquirirla completa, hace muchos años que trabajo; conseguida ya, queda satisfecha mi ambición. Lamento amargamente como usted las desgracias sucedidas a Uraga y Negrete en el interior, ¿pero qué otra cosa se debía esperar de la imprudente resolución resolución que adoptaron? ¡No popodemos andar paso a paso y queremos queremos correr! No tenemos fuerzas siquiera regularmente organizadas y queremos dar batallas: ¡qué desvaríos! 220
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Cuando debíamos haber atacado de frente al invasor con buen éxito, nos concretamos a una defensiva sin movimiento, encerrados en fortificaciones mal hechas y cuando sólo fraccionando nuestra fuerza podemos conservarla y entretener al enemigo en el centro de la República, haciéndole mucho mal, la reunimos para que la derrote en un día: este es el indicio más vehemente de la locura de nuestros mandatarios. Es mala, malísima la situación de la República; pero no tan desesperada, que se pierda toda esperanza de salvación. Que se ponga en plena conformidad con usted, el señor Juárez, y no dudo que sus disposiciones serán acertadas, porque usted le hablará con la franqueza que no acostumbran los de la poética camarilla , y sus determinaciones bien meditadas y dictadas, sin otro interés que el amor de la patria, serán rectas y acertadas. A otra otra cosa. Estoy sumamente escaso, debemos quince días a la tropa y es necesario que usted haga un esfuerzo para mandarnos algo, pues aquí no se consigue nada. Dispénseme usted que no sea más explícito, y ordene lo que sea de su agrado a su afectísimo amigo que desea verlo y besa su mano. Pedro Hinojosa. Ruego le mande el despacho de coronel a Juan Sánchez y que le den los cien pesos a su familia, pues hasta la fecha no se los han dado en el Saltillo. [5393]
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Viezca, Coahuila enero nueve de 1864 Mi querido amigo: Después de concluida la campaña que se me encomendó, apro vechando el correo con que le mandé mi última comunicación, supliqué al señor licenciado Eugenio Aguirre, me hiciera el fa221
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vor de venir a ésta, para imponerle el estado que guardan las cosas, para que lo manifestase a usted y en vista de ellas dar la solución conveniente para afianzar la paz del Estado. Llegó ayer y después de algunas conferencias sobre tan importante objeto, acordamos hablarle a don Leonardo para que cediese a los de Matamoros, un terreno en que fundar un pueblo. Ha convenido en parte con esto y aún ha resuelto pasar a Monterrey, lo que me hace esperar que usted con su práctica y acierto en los negocios, le dará a éste un término final, que consolide la paz en estos lugares. Por lo demás, como el señor licenciado Aguirre, está impuesto y le he encargado informe a usted de palabra, extensamente sobre todos los particulares que desea usted saber, me refiero a lo que este amigo le explicará detenidamente. Sin más por ahora y deseándole mil felicidades, me repito de usted afectísimo seguro servidor quien besa su mano. [5394] Pedro Hinojosa.
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Viezca, Coahuila enero 14 de 1864 Mi querido amigo: Hoy llegó a las doce el correo a ésta y no he tenido una sola letra de usted, cuando aguardaba noticias sobre los sucesos que están pasando. Las cartas particulares traen, la de que han marchado mil hombres y veintidós piezas para ésa; y como no sé qué es lo que piensa el Gobierno General, con la aglomeración de fuerzas en Monterrey, estoy con mucho cuidado. Aquí ha terminado todo y se prestan González y sus compañeros a servir al gobierno de usted en cuanto c uanto se les ocupe. 222
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El señor Aguirre y yo, hicimos convenir a don Leonardo, en que diese terreno en Cantarecio, para formar un pueblo y creo que será conveniente que se les conceda a estos habitantes, seis sitios de aquel señor y otros tantos en Mayran, que serán poblados muy pronto con más de tres mil almas, resultando la ventaja de cubrir una de las entradas de los indios (y acaso la más importante), quedando ellos sumamente agradecidos y contentos; pues no me cabe duda que sólo han peleado por su propiedad y hostigados por tropelías constantes, cometidas por personas que aparentan ser amigos del gobierno, pero que no lo son ciertamente. Veintiún días estamos debiendo a la tropa y a pesar de dar maíz a la caballada, se han muerto más de cien caballos. El vestuario, está destruido en su totalidad y la estación del invierno en su mayor fuerza; con el agregado de que ya cuesta infinito trabajo conseguir el maíz y demás pasturas: de manera que urge vea usted lo que hace con nosotros. Ruego a usted haga que la cuestión de los de Matamoros se termine, colocándolos en los terrenos que le he indicado, pues ellos están conformes con ocupar a Cantarecio; y si los dejamos diseminados como se encuentran por Durango y otros puntos de este Estado, puede muy bien decirse que nada se ha conseguido, puesto que, no teniendo un lugar en que legalmente radicarse, luego que se retirara la brigada, volverían infaliblemente las usurpaciones, seguirían los eternos reclamos y tendría que continuar la guerra. Sin más por ahora, me repito de usted como siempre su afectísimo verdadero amigo. Pedro Hinojosa. 223
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Monterrey, Nuevo León enero 18 de 1864 Mi muy querido amigo: Hoy he recibido su apreciable de fecha 14 del actual, y al mismo tiempo se me ha presentado Eugenio González. Esta separación de Eugenio ha trastornado toda la combinación que había formado y que contiene mi comunicación de fecha 11 del que rige, pues en ella le decía que a él le dejara encargada la fuerza; más ya que esto no es posible, le recomiendo que si aún no ha emprendido usted su marcha, al verificarla, deje encargado el mando a Castaño Francisco y si ésta la recibe en el camino, dé orden de que se le entregue al expresado Castaño. Importa ahora más que nunca la pronta venida de usted trayendo consigo a José Juan Sánchez, para que se lo lleve a Tamaulipas; pues Cortina ha triunfado completamente de Ruiz, en la mañana del día 14 del actual y ya tiene usted abierto el campo. Es llegado el tiempo en que debe usted obrar y por por eso le recomiendo su pronta marcha, dejando arreglado todo lo que le dije en mi oficio del día 11, o con las instrucciones necesarias para el arreglo. La fuerza que se quede en Viezca o toda junta o repartida en los puntos en donde pueda proveerse de pasturas; pues estoy informado que están haciendo las pizcas. A Quiroga lo he mandado llamar, para que vaya a encargarse del mando en lugar de usted. Remito hoy cuatro mil pesos para esas tropas, y le prevengo a Campos agencie otros cuatro mil para la misma; que aquí serán pagados. Mando también algún vestuario para los que estén más necesitados, entre tanto se concluye el más que he dispuesto se construya. Los mil hombres de que informaron a usted llegaron hasta el Saltillo, son de Guanajuato, y trajeron veintidós piezas muy buenas y una gran cantidad de parque. Todo está en mi poder y la fuerza se ha vuelto a Zacatecas, con excepción de los artilleros. 224
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Véngase pues pronto, por ser muy importante su presencia y véngase por los puntos de que le hablé en mi carta del once, ya citada. Consérvese usted bueno y disponga del afecto de esta su amigo y servidor quien besa su mano. [5395]
Señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Buenavista, Coahuila febrero tres de 1864 Mi querido amigo: Hasta hoy no me ha sido posible llegar a este rancho, razón a que las mulas de la carretela que me facilitaron, fueron tan malas y estaban en tan pésimo estado, que no pude llegar de Santa Catarina a la Rinconada y fue necesario mandar pedir allí un tronco, que salió junto peor, hasta que por último don Luis Cepeda, me prestó prestó un par de caballos con que llegué aquí. Mañana seguiré mi marcha hasta encontrar la brigada. Por supuesto ya sabrá usted que Doblado está en el Saltillo: nada otra cosa sé de la corte. Sin más, me repito su afectísimo servidor y amigo. [5396] Pedro Hinojosa.
Señor general don Santiago Vidaurri Buenavista, Coahuila febrero cuatro de 1864 a las once de la noche Querido amigo: Desde ayer llegué a este rancho en el que tuve que hacer alto porque me sentí bastante malo de calentura, sin embargo, me 225
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considero ya mejor y luego que amanezca continuaré mi marcha a incorporarme con la brigada. En este momento acabo de recibir la comunicación que le adjunto en copia; parece que el gobierno trata ya de precipitar los acontecimientos: no le contestaré hasta mañana, y de mi comunicación le remitiré a usted copia. A Quiroga le he puesto un extraordinario, diciéndole que no conteste hasta que nos veamos, o que si lo hace sea diciendo que dependiendo él del gobierno de Nuevo León, nada tiene que ver con el Gobierno General, en derechura. Consérvese usted con felicidad y mande a su verdadero amigo. Pedro Hinojosa.
Ministerio de Guerra y Marina Sección 2a Dispone el ciudadano Presidente de la República, que en el acto que usted reciba esta orden suprema, se ponga en marcha para esta ciudad, por asuntos graves del servicio que el Supremo Gobierno desea confiar a usted; en la inteligencia que en virtud de esta disposición se da por terminada la licencia que usted tenía para ocuparse en cualquier servicio, pues siendo urgente y perentorio su llamamiento entregará usted el mando o comisión que le hubiere confiado el Gobierno de este Estado, a quien corresponda. corresponda. De esta esta disposición disposición se se da conocimiento al coronel Julián Quiroga para los fines consiguientes. Independencia y Libertad. Saltillo, Coahuila septiembre cuatro de 1864. J. Suárez Navarro.
C. General de Brigada Pedro Hinojosa. Buenavista o donde se halle camino cami no de Parras. Es copia: Buenavista, febrero cuatro de 1864. [5397] 226
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Señor general don Santiago Vidaurri Patos, febrero nueve de 1864 Mi muy querido amigo: Anoche a las doce, recibí su estimable de fecha seis que me llenó de la más viva satisfacción, pues veo por ella las grandes esperanzas que usted tiene de arreglarlo todo, de una manera satisfactoria. Los jefes todos están bien conmigo y yo con ellos, lo único que tenemos que lamentar son cosa de cincuenta de falta, por deserción. Mándenos usted recursos pronto, pues para el día 11 estamos en el Saltillo. Supongo a usted muy bien con el señor Doblado, aunque muchos opinan que piensa sostener las providencias del señor Juárez. Yo creo en que el señor Doblado, será consecuente con usted: veremos. En las orillas del Saltillo, espero que nos mande los vestuarios que haya en los depósitos, para la tropa y sobre todo, noticias del estado que guarden los negocios. Sin más por ahora, quedo como siempre suyo afectísimo quien besa su mano. Pedro Hinojosa. Se dice que tratan de deshacerse de usted de cualquier modo. Cuídese. [5398]
Señor general don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Rancho de Seguín, Coahuila febrero nueve de 1861 Mi querido y fino amigo: Su estimable de fecha seis, me deja impuesto de que fue a sus manos la que le dirigí de Buenavista. 227
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Llegué pues, sin novedad, a incorporarme a la brigada a inmediaciones de Parras y tomé el mando de ella. Los jefes, oficiales y tropa están en el mejor sentido y hoy sigo la marcha para el Saltillo. Ayer estuve en Parras y escribí a varios de los de la Laguna, encargándoles que se mantengan fieles, sin hacer caso de las insinuaciones de persona alguna; pues no faltan instigadores que han ido de emisarios para sublevarlos, según me aseguraron algunos que de allá han venido. El causal que han querido dar por pretexto, es la última orden en que usted previene a las autoridades que sólo quedan en el territorio de la Laguna y Matamoros, los que don Leonardo, designe. Yo, al escribirles les digo que al volver a Monterrey hablaré a usted en su favor, empeñándome para que al estar libre el país, de la guerra extranjera, se proceda al apeo y deslinde de las propiedades, para saber si hay sobrante; pues con esto creo evitar una revuelta que nos molestaría mucho en las circunstancias. Sobre la orden del ministro de Guerra, he contestado lo que ya otra vez hice, agregando: que es orden la que me dio el señor Presidente y no licencia como asienta en su nota. Tal vez se se atrevan a darme de baja, pero ¿qué me importa esto? En el campo de los hechos, como usted dice, dic e, nos veremos. Por otra parte, ¿qué confianza me puede inspirar un gobierno que su regla es la mentira y su excepción la verdad? ¿Qué legalidad puede existir en un gobierno que regularmente no procede con ella? ¿Qué respeto puede inspirar inspirar el que nada respeta, inclusas sus propias propias obras? obras? Nada temo, don Santiago, porque estoy resuelto a todo y si más antes no he dicho algo contra ese fantasma que por sarcasmo se llama Gobierno, ha sido porque me desgarra el alma, la guerra civil; pero si ellos nos empujan con sus necias pretensiones para acabarnos de hundir en la desgracia, no será la culpa nuestra. nuestra. Caiga pues, desde ahora, la maldición de las generaciones presentes y venideras, sobre los que pretenden arrojándonos de precipicio en precipicio, sumergirnos en la perdición eterna. 228
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El coronel Quiroga, está perfectamente bien conmigo, y aunque se empeñen en hacerle creer lo contrario, desprecie a los suspicaces inventores de chismes y enredos. El jueves estaremos en el Saltillo. Hoy he mandado remontar sea de quien fuere, pues la tropa toda está a pie; ya veré como arreglo con los reclamantes. Consérvese usted bueno y mande a su verdadero afectísimo amigo. [5399] Pedro Hinojosa.
Señor general don Pedro Hinojosa Donde se halle Ciudadela de Monterrey, Nuevo León febrero uno de 1864 A las doce de la noche Querido Hinojosa: Sus comunicaciones y cartas de ayer, que acabo de recibir, nos han sacado de la ansiedad en que estábamos por las circunstancias en que nos ha colocado el Gobierno General, con sus disposiciones y con ese fermento contagioso que sale de su mismo seno. Cuando me ocupaba de recibirlo con la mayor pompa y después de haber puesto un boletín en el tono más dulce, hoy a las doce del día se notaron síntomas tan alarmantes, que me resolví a dar un paso antes que lo dieran conmigo , el cual consistió en traerme la artillería toda del señor Doblado, para la Ciudadela, con sus pelotones y sin la oficialidad, de la cual nada tengo qué decir y que regularmente hasta la ejecución de una maldad es cuando llegan a saberla. 229
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También se recogieron tres piezas de un tal Quezada, desarmando su fuerza, aunque él se nos salió de las manos como un pájaro. pájaro. La escolta del Presidente, había llegado ya, la hice salir y no la mandé desarmar porque era noche y quise evitar desgracias. El Presidente estaba saliendo de Santa Santa Catarina, a las seis de la tarde, cuando supo estos sucesos; y por tal motivo se quedó allí. Mañana veremos qué se hace en términos términos que quede garantizada la soberanía del Estado y nos dejen en paz. El señor Doblado, no dejó de afectarse por el suceso de las piezas, pero el caso es que el pueblo quedó satisfecho y está dispuesto a todo, antes que permitir que nos metan la carcoma. El señor Doblado, me ha ofrecido que no dará un paso su Di visión de Santa Catarina, y yo le he dicho que si lo hace, la tendré ya como enemigo. Conviene pues que ustedes abrevien la marcha esperando en el camino los arreglos si los hay, y si no llegaran a tiempo, o yo marchare sobre otra división o emprendo el regreso sin dichos arreglos, en cuyo caso quedará encerrada entre ustedes y nosotros. En cualquiera de las anteriores suposiciones, tendrán ustedes noticias mías o yo se las llevaré. Al Saltillo, le remití seis mil pesos y unos tercios de zapatos, los que creo habrá recibido hoy a su llegada. ll egada. Me he difundido porque así lo exigía el asunto. A Quiroga le escribo unas cuantas líneas porque usted lo impondrá de todo: a Fierro dígale que no le contesto por no no dilatar este correo, y tanto a estos dos jefes, como la demás oficialidad y tropa, dígales que estoy contentísimo de ellos, pues eran enormes los chismes que corrían de esa brigada, y que aunque yo no creí, siempre causan su efecto. Consérvese bueno y mande como guste a su amigo afectísimo quien besa su mano. [5400] 230
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Señor general don Pedro Hinojosa Donde se halle Ciudadela de Monterrey, Nuevo León febrero 12 de 1864 A las diez de la mañana Mi muy querido amigo: Aún permanecemos en el estado de cosas que le comuniqué a usted en mi anterior. A esta hora hacen su entrada a la ciudad el Gobierno General y la división del señor Doblado; pues aunque éste me había ofrecido que se retiraría con ella para el interior y que si el Presidente, mandaba que avanzara le desobedecería y que esto mismo haría Antillón, por su orden. Sin embargo, ayer tarde Antillón, obedeció al gobierno y marchó de Santa Catarina, por esta ciudad, con toda la fuerza; lo cual prueba que o me engañó Doblado, o no le obedeció Antillón. Me han hecho varias instancias para que vaya a recibir al Presidente, ofreciéndome seguirdad; pero yo no he accedido, tanto porque no los creo de buena fe, como porque todo mundo es de opinión que no les haga ese cumplimiento y que no me crea de ellos. Cuento con todo el pueblo y sólo espero la llegada de la brigada de usted para tener el resultado de estas diferencias: así pues conviene que abrevien la marcha y estén aquí lo más pronto posible. A su paso por el Saltillo, tráigase a Piñón por mientras dura este estado de cosas. Espero que muy pronto tendrá el gusto de darle un abrazo su afectísimo amigo y servidor quien quie n besa su mano. [5401] 231
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Señor general don Pedro Hinojosa Donde se halle Ciudadela de Monterrey, Nuevo León febrero 12 de 1864 A las tres de la tarde Mi muy querido amigo: Además de lo que dije a usted en mi carta de esta mañana, estoy teniendo cada momento más y más datos, para creer que el Gobierno General, traía algún proyecto contra mí y que se les ha frustrado con la quitada de las piezas y con la actitud que guardo. Esto está está bien confirmado con la orden que dirigieron a Quiroga, para que competiera a usted a presentárseles; con lo que se les escapa aún a los mismos oficiales de Doblado y con una multitud de hechos, que los han han puesto en evidencia. Hasta ahora no hemos tenido un rompimiento, pero creo que será inevitable, si estos hombres se obstinan en su política destructora. En esta virtud, le repito a usted lo que le dije esta mañana, esto es, que apresuren la marcha para que cuanto antes veamos el resultado del paso que he dado. Conviene mucho que no se adelante Quiroga, sino que venga unida la caballería al grueso de la fuerza y que me den aviso de la hora que lleguen y del camino por donde vengan, para enviar una fuerza que les proteja la entrada. Sé que, como siempre, todos vienen entusiastas y deseosos de llegar para defender al gobierno de su Estado. Esta virtud no es nueva en los hijos de Nuevo León y Coahuila: de ello se enorgullece su general y amigo, y les envía por tanto un sincero voto de gracias. Sírvase usted pues, manifestarles mi contento y satisfacción y recibir el afecto de su servidor y amigo que pronto tendrá el gusto de darle un abrazo y besa su mano. [5402] 232
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Señor general don Santiago Vidaurri Hedionda, Coahuila febrero 13 de 1864 Mi querido amigo: Son las diez de la noche y aún no acaba de llegar la fuerza porque el compañero Quiroga, se quedó en San José con parte de la caballada por las pasturas, pero ya le prevengo que inmediatamente se ponga en marcha, para que en toda la noche llegue a ésa, como usted lo desea. La fuerza del señor Doblado se ha extendido del Obispado al Molino y yo supongo que su objeto ha sido batirnos en detall y no cumplir con su oferta de retirarse, pero no hay duda que ya reunidas nuestras fuerzas, deberán ejecutar su movimiento al Saltillo. Está lloviendo bastante y no es posible seguir sin descansar, aunque sean tres horas, por lo que he dispuesto suspender la marcha tres horas, para llegar más presto. Su afectísimo amigo que desea verlo y besa su mano. [5403] Pedro Hinojosa.
Señor don Jesús González Borrego Monterrey, Nuevo León febrero 16 de 1864 Mi apreciable amigo: Por los informes que me ha dado de usted el señor general Hinojosa, por la madurez de los consejos que daba usted a su hijo y por su resolución y energía con que trató de bribones a los de Durango y a los personajes que los comprometieron en los sucesos pasados, he venido en conocimiento de que es usted un hombre de buen juicio y de sanas intenciones: por lo cual me he resuelto a dirigirle esta carta con dos objetos: el primero, encargarle que a mi nombre haga presente al señor su hijo y a los demás de Matamoros, que ahora importa mucho 233
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que se mantengan en orden, dedicados únicamente al trabajo, sin hacer mal alguno al señor Zuloaga, y quietos en ese rancho, mientras pasan las circunstancias en que se encuentra e ncuentra el Estado, para que definitivamente se arregle su negocio, pues ya se ha dado orden para que no salgan de ese punto y segundo, para que igualmente les haga entender que el gobierno, aprovechando sus ofrecimientos, tal vez necesitará muy pronto de sus servicios personales y que para ello estén siempre listos y dispuestos. Sin otra cosa, me ofrezco de usted amigo y servidor quien besa su mano. [5404]
El ciudadano Benito Alanís, oficial de la Brigada Hinojosa, que vino licenciado para Villagrán dice: que Pedro Méndez y Julián Julián Cerda, asaltaron la guarnición que había en Ciudad Victoria, Tamaulipas asesinando al oficial de guardia: que el jefe político Guadalupe García y otros, se habían salvado huyendo, que esto sucedió el lunes próximo pasado pasado en la noche. Que el extraordinario que mandó el general Hinojosa, Casildo Valle, lo cogieron prisionero en Hidalgo, cogiéndole toda la correspondencia que traía para para Monterrey Monterrey de vuelta. Que ayer nueve del corriente pasó por Villagrán un extraordinario para Juárez, en viado por Cerda y Méndez, que lleva l leva el derrotero de Galeana. Que Méndez y Cerda marchaban de Victoria sobre Linares, con 1cincuenta hombres. Que el capitán Feliciano Morales, vecino de Villagrán, trajo orden de Méndez para la dicha villa, de juntar la Guardia Nacional. Nacional. Que dice Barrón y Farías, que ayer nueve del corriente llegaron de Matamoros y dicen que Cortina, marchaba sobre Monterrey con doscientos hombres a favor del ciudadano Juárez. Juárez. Que el nueve del mismo durmieron durmieron en la casa del citado Alanís, una comi sión de Juárez que va sobre Matamoros; de esta comisión, uno de ellos es el ciudadano Francisco Mejía, hijo del general Mejía de Acajete, éstos inda234
Para Efectos de la Guerra
gan de cómo está Tamaulipas. Se cree de toda fe, ser comisión del gobierno de Juárez. Lunes diez de marzo de 1864. Que en Hidalgo, Morelos y Villagrán, estaban reuniendo gente y cree que podrán invadirnos dentro de poco, con cosa de trescientos hombres. [5405]
Señor Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León octubre 27 de 1839 Mi estimado padre: Recibí sus dos apreciables del veinte y mandé esos con la de Indalecio el día siguiente de recibirlas, aconsejándole vender cuanto antes la caballada, porque las noticias del interior son malas y el licenciado Bárcenas, que estaba preso aquí, hasta hace sus días en el Álamo de Parras. Con los ladrones que atacaron a Durango, y los que el cura de Cuencamé, pueda reunir, son según dicen seiscientos, de aquí salieron ayer cosa de cien infantes para Parras y estos sirvan para nada, temo que tendremos aquí un cambio mucho más pronto que esperaba, porque no hay recursos, ni de donde sacarlos. La conducta vino con todos derechos pagados, y los efectos pasan con fuerzas del puerto, de manera que han perdido todos sus recursos, y están enteramente sujetos a las órdenes de Degollado. Ayer vino orden de formarles causa al licenciado Morales y Garza González como sus cómplices Parece que Morales Morales y Aramberri, tuvieron hoy una cuestión acalorada, Morales está sentido porque no le ha escrito usted, en contestación a su carta. Dicen que Valdez Carrillo, Carrillo, será nombrado gobernador. Según parece, sienten muy pesado el cargo de gobernador y ya 235
Leticia Martínez Cárdenas
hay entre ellos sus diferencias, y generalmente se cree que Zaragoza, dará otra vuelta a favor de Miramón, porque nada hace, ni nada dice a nuestras autoridades, que den buenas o malas órdenes, se queda muy callado. Don Manuel María, ha vuelto, dice que son unos bandoleros en San Luis, que no podían resistir; que Degollado, tiene cosa de trescientos oficiales sueltos, con mucho lujo, que estos gastan lo que deben recibir los soldados; que habló con Degollado, sobre esta, que como usted se enojó con él, en fin, dice que no hay más remedio que una intervención formal; que estaban embargando carros. Con el fin de estar listos para una retirada. retirada. Mama le incluye una carta y periódicos, todos estamos muy buenos, y esperando que su viaje le será provechoso en todos respectos, me repito su afectísimo hijo y amigo quien su mano besa. ******* Don Pepe Luna, ha estado muy enfermo, está algo aliviado, es un buen y fiel amigo –hoy tenía mucho que escribir y me dispensará ésta escrita deprisa–. Saludos a don Pedro Hinojosa. [14094 ]
Señor don Santiago Vidaurri Monterrey, Nuevo León Chihuahua, Chihuahua mayo siete de 1861 Muy estimado y fino amigo Sus favorecidas de cinco y veinte del próximo pasado, han sido en mi poder casi al mismo tiempo, y por esta razón contestaré a las dos por medio de la presente. La segunda de ellas me impone la confianza que usted tiene por ahora respecto de una invasión de filibusteros de la República vecina; y yo por la fe que tengo en el recto y acertado 236
Para Efectos de la Guerra
juicio de usted, descanso en él, tranquilo y seguro de que es difícil, casi diría imposible, que usted se equivoque en materia como la de que se trata. El señor gobernador de este Estado y yo, estamos absolutamente de acuerdo con usted respecto a que los auxilios que deben pedírsele al Gobierno General, para la frontera han de ser exclusivamente de dinero; así es que varias veces le hemos manifestado que aquí hay gente mucha y buena y que el Estado se basta así mismo para su su defensa. El Gobierno General, teniendo esto en cuenta, ha concedido los recursos necesarios para el establecimiento de la guardia nacional de este Estado, en el sentido de que le hablé, en la comunicación que dirijo al Ministerio de la Guerra en cuatro de marzo último, la cual transcribí a usted en la misma fecha. Como ya tenemos la experiencia de lo pasado, seremos cautos en el presente para asegurarnos del porvenir. Agradezco a usted infinito el cuidado que se toma por mi salud; estoy muy aliviado y dentro de tres días salgo para la capital de la República a donde voy con objeto de desempeñar el cargo de diputado, con cuya elección me han honrado mis conciudadanos de este Estado. En aquella capital y en mi nueva comisión estaré a sus ordenes como siempre, pues sabe soy su afectísimo amigo y seguro servidor quien besa su mano. Pedro Hinojosa. Aumento. Los acontecimientos habidos en México a con-
secuencia de la crisis ministerial, no han causado aquí ninguna sensación, por por dos razones: la primera, porque cuando llegaron a nuestra noticia, ya habían pasado los hechos; y la segunda, porque tenemos la conciencia de que los pueblos tienen ya bastante buen sentido para no perocuparse de las susceptibilidades personales ni de cuestiones de amor propio en que se juegan intereses bastardos, en los que ve, que nada gana la causa de la humanidad. Mi herida ha cicatrizado completamente y mi pierna se ha salvado, pero me ha quedado tan tierna, que al más leve ejercicio se me inflama. [14095 ] 237
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cha Después de cada carta, van 3 renglones (hasta el cuar-
to, sigue la otra carta) Número de ficha va entre corchetes y al final de cada
carta, en negritas. Corchetes [Alt+91, Alt+93]
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Índice Onomástico
Aguirre, José María Aguirre, Eugenio Aguirre, Francisco Alanís, Benito Alcalá, Juan Pablo Antillón, Florencio Aramberri, José Silvestre Arce, Juan
5244, 5295, 5296, 5395 5360, 5394 5247, 5267, 5273, 5274
53
14094 5277, 5278, 5283 Arizpe 533 53
Arizpe, Ignacio María Arizpe, José María Arizpe, Juan N. Arredondo, José Antonio 5267, 5268 B. y Buena, Jesús 5379 Barajas y Moreno, Pedro 5246 Barraza, Clemente 5364 Barrios, Julián 5323 Barrón, Guillermo 5405 Berriozabal, Felipe 5334 Blanco, Miguel 5245, 5259, 5266, 5267, 5326 Borrego, Tomás 5260, 5273, 5274, 5344, Bravo, S. 5270 Bustamante, Bustamante, Juan 5251, 5252 Cadena, Gil 5309 Cajen, Domingo 5263, 5265, 5267, 5270, 5272-5274, 5282, 5283 Calvo, Manuel María 5244 Campos, Máximo 5259, 5263, 5265-5271, 5273, 5274, 5277, 5279, 5280, 5283, 5318, 5321, 5338, 5339, 5341, 5360, 5369, 5376, 5395 Cano, Felipe 5365 Cañedo, Estanislao 5303 Capistran, Macedonio 5318, 5321 Carmona 5233 Carter, Mates 5355 Carvajal, José María de 5263, 5302, 5313, 5317, 5318, 5319, Jesús 5334 Casagne, José 5367 239
Índice Onomástico Casanova Castaño, Francisco Castillo, Onofre Castro, José María Cepeda, Luis Cerda, Julián Cisneros, Juan Ignacio Cobos, José María Comonfort, Comonfort, Ignacio Contreras Medellín Coronado, Esteban Cortina, Juan Nepomuceno Nepomuceno Cruz Borrego, Juan de la Cruz, Valentín Cuevas, Rafael Chaires, Hermenegildo Charles, Crisóstomo D. y Cosío, José María Dávila, Desiderio Degollado, Degollado, Santos Díaz de la Vega, Rómulo Doblado, Manuel
Durán Echegaray, Echegaray, Santos Espino Barros, Joaquín Espinosa, Albino Espinosa, Eduardo Farías y Hermanos Hermanos Faulac Felipe Fernández García –jefe del Distrito del NorteFierro, Juan Flores, Juan Francisco Flores, Juan N. 240
5235 5247, 5395 5364 5260, 5261 5396 5405 5381 5342 5239, 5299, 5316, 5317, 5319, 5323, 5327, 5328, 5334, 5348 5248 5287 5342, 5375, 5383, 5395, 5405 5365 5236 5361 5365 5336 5235 5336 5245, 5252, 5356, 5265, 5269, 5271, 5274, 5278, 5283, 14094 5272 5256, 5302, 5308, 5315, 5318, 5320, 5328, 5331, 5333, 5371, 5396, 5398, 5400, 5401, 5402, 5403 5245, 5246, 5247 5244, 5252 5384 5349 5365 5336, 5405 5347, 5348 5343 5332, 5348 5267, 5346, 5348, 5365, 5400 5357, 5390 5343, 5344, 5358
Índice Onomástico Froto, Ricardo Galindo, Ignacio Galván, Antonio García Brito, José María García Ramírez, Jesús García, Antonio García, Eugenio García, Guadalupe García Rejón, Manuel Gardette Garza, Simón de la Garza Flores, Adolfo Garza González, Jesús Garza Guerra, Francisco Garza, Juan José de la Garza, Vicente Gautier, Baldemar Eulogio Gómez Cárdenas, Miguel Gómez Presa, José Gómez, Jesús Gómez, Loreto González Borrego, Jesús González de Altamira, Antonio González Herrera, Jesús González Ortega, Jesús González y González, Pablo González, Casildo González, Eugenio González, González, Jesús Goribar, Julio Govela, Carlos Guitian, Francisco Gutiérrez, Aurelio Guzmán, León
5364 5232 5243 5273, 5274 5318 5364 5317, 5318, 5320, 5321 5231, 5242, 5405 5266 5248 5236, 5239, 5240, 5242, 5248, 5251, 5252, 5274, 5295, 5315, 5348, 5360 5323 14094 5298, 5361 5237, 5305 5365 5230, 5242, 5243 5339 5367 5263, 5266, 5267 5324 5390, 5404, 5242, 5390, 5404 5233 5390 5263, 5278, 5292, 5313, 5322, 5331, 5364 5384 5259 5334, 5392, 5395 5381, 5382 5377 5230 5241 5375 5259, 5262, 5263, 5265, 5267, 5269, 5271, 5272, 5274, 5277, 5281, 5283 241
Índice Onomástico Haro y Tamaris, Antonio de Hernández, Ladislao Hernández, Melchora Hernández, Narciso Herrera, Jacinto Herrera, Jesús G. Hinojosa, Matías Hita, Lorenzo María de Ibarra, Manuel Iglesias, José María Jiménez, Juan Ignacio
Juárez, Benito
Lagraviere Laing Lajous, René Legarza León, Prudencio de Livas, Santiago A. López de Rivera, Francisco López, Albino López, Navidad López Uraga, José
López, Tomás Lorincés, conde francés de Lozano, Bruno Luna, Pepe Llano, Manuel María de Manero, Antonio Antonio Martínez Martínez, Agustín Mascareñas, Cayetano Mata, José María Mateus 242
5235, 5236, 5238, 5239 5345, 5346, 5384 5310, 5313 5261 5345, 5364 5365, 5390, 5392 5257 5344 5359 5334 5271, 5343, 5357, 5364, 5344, 5349, 5354, 5358, 5359, 5379, 5380, 5390 5288, 5311, 5319, 5334, 5256, 5260, 5370, 5371, 5374, 5375, 5384, 5389, 5390, 5393, 5398, 5405, 5319 5360 5379 5328 5336 5355 5304, 5306 5348 5262 5257, 5262-5264, 5268, 5269, 5274, 5279, 5280, 5283, 5334, 5371, 5388, 5393 5361, 5366 5319 5259, 5266, 5267 14094 14094 5235, 5236 5255, 5263, 5267, 5269, 5274 5377 5351 5257 5235
Índice Onomástico Maya Mejía, Francisco Menchaca, Menchaca, Agustín Méndez, Pedro Mier Miramón, Joaquín Moctezuma Molina Morales, Guillermo Morales, Feliciano Morales, Isidro Morelos, José María Muñoz Muñoz, José Eligio Nájera, Felipe Negrete, Miguel Nuñez Nuñez de Caures, Carlos Ogazón, Pedro Olivares Orduño, Darío Ortega, José María Ortigosa, Liberato Osollos Othon, Juan Patoni, José María
Penazas Peña Pereira, Pedro Pérez, Urbano Piñón, José Andrés Quezada Quiroga, Julián
5249, 5331 5244, 5380, 5388, 5405 5383 5405 5268, 5269 5245, 5246, 5279, 5280, 5283, 14094 5233 5236 14094 5405 5311, 5317, 5320 5250, 5281 5280-5282 5287 5349, 5352, 5354, 5357, 5358, 5381, 5382, 5384, 5385, 5386, 5387, 5390 5370, 5371, 5380, 5388, 5393 5244, 5265 5323 5248, 5322 5245, 5246 5378 5251, 5267, 5269, 5311, 5360 5339, 5349, 5350, 5354, 5358 5245 5244 5259, 5260, 5263, 5267-5269, 52725275, 5277-5283, 5296, 5298, 5300, 5301, 5343, 5345, 5346, 5348, 53505351, 5354, 5356, 5357, 5359-5361, 5368-5373, 5375, 5379-5384, 5390 5284 5274 5336 5284, 5288 5268, 5401 5400 5254, 5267, 5273, 5277, 5281, 5308, 5315, 5318, 5395, 5396, 5397 , 5399, 5400, 5402, 5403 243
Índice Onomástico Ramírez, Pedro Ramírez, José Rens Resina Rivera y Río, José María Rivera, José Robinson, P. Robles, Manuel Rodríguez, Rodríguez, Manuel Román Rosales, Francisco Antonio Rosas Landa, Vicente Ruelas Ruiz Saligny Sánchez Sánchez de la Peña, María Sánchez Navarro, Jacobo Sánchez Navarro, Juan Sánchez, Carlos Sánchez, Juan José Sánchez, Sánchez, Urbano Santacilia, Pedro Santos Coy, Francisco de los Sayas, Martín Serna, Agustín? Jesús? Sierra, Tomás Solís, Manuel Solórzano, Solórzano, M.F. de Soto Suárez Navarro Tapia, Santiago Terrazas, Luis Toledano, José 244
5263, 5264, 5265, 5267, 5273, 5278, 5282, 5283, 5318 5361 5319 5317 5333, 5339 5305 5355 5314 5377 5267 5325 5242, 5244 5244 5342, 5346, 5380, 5395 5319 5267, 5347 5377 5336, 5337, 5339 5343, 5356, 5377, 5387, 5390, 5392, 5393 5336 5395 5347, 5348, 5364, 5366, 5370, 5372, 5381, 5382, 5384 5374 5336 5237, 5239, 5246, 5261 5315, 5318, 5327, 5360, 5371, 5375, 5383, 5388, 5389, 5392 5231, 5232 5323 5238 5331, 5332 5334, 5397 5305, 5308, 5319, 5323 5296, 5361, 5368, 5372, 5384, 5385 5252, 5316
Índice Onomástico
Treviño Peña Ugartechea, Ugartechea, Rafael?
5278
Valdez Valdez Carrillo Valle, Casildo Verea, Manuel Villarreal, Francisco 5291, 5294 Wichz Woll, Adrián Zaragoza, Ignacio 5247, 5251, 5259, 5263, 5266, 5267, 5292, 5314, 14094 Zepeda, Victoriano 5339 Zuazua, Juan 5237, 5246, 5250, 5254, 5256, 5257, 5263, 5287, 5388, 5393 Zuloaga, Leonardo 5276, 5278, 5279, 5280, 5283, 5334, 5354, 5356, 5365, 5372, 5390, 5404
245
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Para Efectos de la Guerra. Correspondencia Santiago Vidaurri – Pedro Hinojosa 1855–1864, se terminó de imprimir en los talleres de Grafo Print Editores con tiraje de 500 ejemplares. Formatación / Perla Verónica Aguilar Aguilar. Cuidado de la edición / César Estrada Arroyo.
GOBIERNO DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN SECRETARÍA GENERAL DE GOBIERNO SUBSECRETARÍA DE ATENCIÓN AL CIUDADANO ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO