Para curso de angelología católica
LECCIÓN 15 ¿POR QUE DAMOS TAN POCA HONRA A LOS ÁNGELES?
De acuerdo a revelaciones recibidas por "Ancilla Domini", recopiladas de sus escritos por Friederich von Lama. Magdalena de la Cruz Biografía
“Ancilla dómine” Libro de revelaciones sobre los ángeles a una mística alemana
Las experiencias místicas que conforman esta obra han sido tomadas de la vida de Mechtilde Schw..., quien perteneció a la Cofradía de María, Reina de los Corazones, quien al tomar el velo recibió
el nombre de Magdalena de la Cruz. Este nombre es el que ella usa a menudo en sus escritos, además del título de "Ancilla Domini", que le fue dado por el Padre Fischer, su guía espiritual, quien deseaba imprimir en su mente que ella debía ser una "Ancilla Domini": una Sierva del Señor. Durante sus primeros años, Mechtilde vivió en dentro del área de la Parroquia de San Luis, en Munich (Alemania). Aunque Dios la había preparado desde muy temprano para su gran vocación de sufrir por otros, muy pocos de sus amigos sabían de sus experiencias religiosas y místicas. Su
confesor podía ver sus estigmas, pero su propio esposo nunca supo nada de ellos. Una gran prueba en sus tiernos años, que la preparó para sus posteriores y más grandes sufrimientos fue experimentar la aversión que le tenía su propia madre. Su madre era más bien egoísta y a menudo le recordaba a Mechtilde que su nacimiento casi le causó la muerte. La niña recibía menos consideraciones que cualquiera de sus hermanos y hermanas, y su madre a menudo le decía: ¡Sal de mi vista, casi me costaste mi vida! Su padre era, sin embargo, profundamente
religioso y la amaba tiernamente. Ella pensaba siempre que su padre era un santo. El áspero trato de su madre no le amargó la vida. A la edad de cuatro años ella mostraba gran compasión por Nuestra Señora de los Dolores, cuyo cuadro siempre observaba. Cuando no estaba su madre cerca, Mechtilde acostumbraba subirse a una silla y con su pañuelo trataba de secar las lágrimas del cuadro, y ellas desaparecían milagrosamente, para luego reaparecer. Le dolía tanto ver aquellas lágrimas. Un día ella le pidió a Nuestro Señor que por amor a esas lágrimas le
diera la vista a un niño pordiosero ciego, y cuando tocó los ojos del niño con su pañuelo, el niño empezó a ver. A la edad de cinco años, ella se entregó a Dios y renunció a toda necesidad de afecto humano, por lo cual Dios le permitió ver a su Arcángel, que le fue otorgado además de su ángel de la guarda. Mechtilde recibió una buena educación. También poseía una hermosa voz de contralto y cuando cantaba, la gente se detenía en la calle para escucharla. De gran importancia para su vida fue su elección de un cierto religioso Redentorista, el Padre S…, como confesor. El
era un director espiritual muy capaz, especialmente escogido e iluminado por Dios para Su extraordinaria hija. El Padre S... era bastante estricto, y cuando supo que Mechtilde era a veces especialmente guiada por su ángel de la guarda, supo bien cómo apagar en ella todo orgullo y amor propio e infundirle a cambio profunda humildad y sincero odio de si misma. Esta profunda humildad se puede ver fácilmente en todos sus escritos. Mientras mayores gracias Dios le otorgaba, más se convencía ella de su indignidad. Mechtilde se convirtió en
una verdadera Magdalena de la Cruz. El Padre S... comprendió claramente su vocación de sufrir y a veces podía ver sus pruebas futuras. Cuando una de sus hermanas entró a los Servitas, Mechtilde también anheló entrar al convento. Se pensaba que esta hermana era la niña a quien se refiere San Juan Vianney cuando le dijo a su madre que una hija suya sería santa. Sin duda, él se refería a Mechtilde, afirmación fácilmente verificable si se examinan los diarios y cartas de Mechtilde y los muchos testimonios de sus hijos espirituales. El Padre S... le informó un
día que Dios la había destinado para el estado matrimonial. Por consejo suyo, Mechtilde contrajo matrimonio el 7 de mayo de 1895 y entregó todo su amor a su esposo. El tenía muy mal carácter, era un verdadero tirano y sentía un placer demoníaco en torturar a su esposa de todas las formas posibles. Su total falta de consideración y su voluntariedad no tenían límite, ni siquiera cuando Magdalena cayó tan seriamente enferma que recibió en varias oportunidades la Unción de los Enfermos. A pesar de tal trato, Magdalena escribió en
su diario: ¡Amo a mi esposo con todo mi corazón! Cuando tenía dieciséis años, sus padres se mudaron a Regensburg, y fue allí donde pasó su primer año de casada. Ella escribe: fue en el primer año de nuestra vida matrimonial cuando sentí una vez tal desilusión, que me puse de rodillas ante el crucifijo y entre lágrimas oré: ¡Oh queridísimo Salvador!, mi esposo a quien yo amo tanto, a quien yo tomé por ser Tu voluntad, me ha golpeado el rostro y eso me ha dolido mucho. Lo soporto alegremente en honor a la cachetada que Tú recibiste de Anás, pero, querido Señor,
¿qué me darás a cambio de esto? El crucifijo se movió y me estremecí de escuchar estas conmovedoras palabras: ¿Mi queridísima hija? La habitación se tornó para mí en capilla y todo lo que pude decir fue ¡Oh mi Amor Crucificado! Desde ese momento pude soportar todas mis pruebas y malos tratos con paciencia, sin abrigar el menor sentimiento negativo. El Padre S..., su prudente confesor, anotó sin embargo, cuando ella le contó la escena: Hija mía, cuán débil debe ser tu fe y cuán pequeño tu amor para que el Señor haga uso de
tan extraordinarios medios. En Agosto de 1898, su esposo aceptó un puesto en Württemberg. Mechtilde se quejaba de que las facilidades para confesarse eran muy pocas en su nueva casa, a la que ella llamaba "un nido olvidado de Dios". Ella decía que su nuevo confesor se interesaba en muchas cosas pero no en su alma. Bastante significativa respecto a esto es la orden del Padre S... de que ella buscara otro confesor. El Padre S... nunca dejó pasar una oportunidad para educarla en la negación de sí misma. El 1 de enero de 1899, ella escribió al Padre S... ¡En el
nombre de Jesús empiezo este año, el cual, como Ud. dice, me traerá muchas y muy severas pruebas! Su primera prueba fue la infidelidad de su marido, quien empezó a mantener relaciones con una mujer muy grosera. También le imponía él máximos esfuerzos corporales, de manera que algunos días ella sólo podía disponer de dos o tres horas de descanso. Esto le causó tal resquebrajamiento de su salud que estuvo cerca a la muerte. Solo se salvó gracias a la habilidad del médico Su pastor no se interesaba en ella, y durante meses la privó de toda oportunidad de
acercarse a la confesión. Pasó la crisis, pero nunca recuperó ella su fuerza de antes. Su subida al Gólgota empezó con su vida matrimonial. Después de esta prueba, el Padre S... le escribió que como recompensa, ella encontraría un buen guía espiritual, aunque al comienzo no lo reconocería como regalo de Dios. El Padre S... le aseguró que Dios le había revelado quién sería su nuevo director espiritual y cuáles eran algunas de sus buenas cualidades. Las cosas ocurrieron tal cual fueron predichas, y ella llamó al Padre Fischer, su nuevo guía: "Deus Dedit" es decir "Enviado
de Dios." El Padre Fischer buscó ayuda más tarde en uno de sus co-hermanos, a fin de guiar mejor a esta alma elegida y también que le ayudara a sí mismo a conseguir una mayor santidad. El nombre de su cohermano debe mantenerse en secreto. Será necesario omitir varias cosas interesantes contenidas en los diarios de Mechtilde, así como muchos detalles de sus numerosas cruces y pruebas y sus extraordinarios dones y gracias recibidos. Una cruz especialmente pesada para Mechtilde fue el no tener hijos. Dios le dio a cambio
una gran familia de hijos espirituales de todos los andares de la vida hombres, mujeres, sacerdotes religiosos, todos los cuales se pusieron bajo su conducción y fueron dirigidos principalmente por carta. Dios le otorgó también el don de la bilocación, a fin de que pudiera servir mejor a sus hijos. Cuando ella dormía en su cama, su ángel de la guarda la cubría con un manto gris, la levantaba en brazos y se la llevaba. Durante la guerra de 1914 ella se ocupaba a menudo de los heridos en los hospitales del Frente Occidental y sus pacientes la reconocían
cuando retornaban a casa. Cuando uno de sus hijos espirituales estuvo en peligro de pecar gravemente, Mechtilde fue llevada a él para advertirle pero él rehusó escucharla y como resultado cayó. Mucho debía mantenerse en secreto, como le advirtió su arcángel. Todas las cosas extraordinarias, incluso sus estigmas debían mantenerse en secreto durante su vida. ¿Cuando el Señor desea que una cosa permanezca desconocida, debe mantenerse el secreto? Es casi increíble de qué manera aumentaron sus sufrimientos a medida que fue avanzando en edad y cuánto
sufría ella por otros, especialmente por las almas del Purgatorio. A pesar de esto, ella decía una y otra vez no tener sombra de mérito ante Dios y que ella era el orgullo personificado. Ella decía que Dios nunca escuchaba sus oraciones cuando ella oraba por sí misma, por que se le disminuyeran sus dolores, pero que Dios siempre la escuchaba cuando ella oraba por otros. Al hojear sus muchos diarios, uno se siente tentado a exponer la diabólica crueldad del esposo, por cuya conversión oraba ella tan diligentemente, en vez de escribir respecto a la esposa.
Sus plegarias fueron escuchadas. Después de la muerte de Mechtilde, su esposo, aquel perverso consorte que le envenenó su vida matrimonial, murió reconciliado con Dios. El Padre S... murió antes que ella, el 24 de marzo de 1906, pero continuó siendo su guía y se le apareció en repetidas oportunidades. El 27 de febrero de 1907, ella preguntó al Padre S... ¿cuánto tardaría Dios en llamarla a Su lado?, y él le respondió: ¡Tan pronto como decidas ser más pequeña y te comportes más como niña pequeña! Años después, en Septiembre de 1919, ella escribió a una de
sus hijas espirituales: Debo admitir que estoy totalmente agotada. En Noviembre, ella escribió: ¡Estoy seriamente enferma!, y el 15 de ese mes: Esta tarde pude dormir un momento y en sueños vi al Padre S... quien me dijo muy complacido: “pronto, hija mía, pronto.”Le pregunté lo que esto significaba, pero todo lo que él me dijo fue “Pronto, hija mía, pronto” y luego desapareció. El 21 de noviembre recibió ella nuevamente los últimos sacramentos. Cuando el Padre Fischer la amonestó a aceptar su muerte de manos de Dios, ella dijo con una sonrisa que su mayor alegría
era saber que su hora ya había llegado. Ella también le dijo que Dios había inundado su alma de consolaciones celestiales. El 30 de noviembre, que era domingo, ella murió durante la Misa Solemne. Su esposo se encontraba a su cabecera, pero todo lo que ella pudo decirle fue: ¡debo morir!. Su patrono, San Andrés, el Apóstol de la Cruz, a quien ella amaba tanto, vino a recogerla para llevarla a casa del Padre. Después de su muerte, su rostro mostró una expresión de la más profunda alegría y paz y su cuerpo tomó la misma actitud reverente que la gente había visto en
ella tan a menudo cuando se arrodillaba en la fila para comulgar. Sus extensos diarios, correspondencia y comunicaciones de sus hijos espirituales son la fuente de las siguientes piedras preciosas. Fue necesario no mencionar los nombres de algunas personas de quienes se hablaba en estas páginas. La 'Ancilla' continúa haciendo hoy el bien desde el cielo y sería bueno que se la conozca en todo el mundo. Ella es la autora de este pequeño trabajo, ya que todo se ha tomado de su vida y de sus escritos. Lo único que yo hice fue seleccionar y reunir los
escritos este folleto. Gauting, Noviembre 7, 1935 Frederick von Lama ¿POR QUE DAMOS TAN POCA HONRA A LOS ÁNGELES? La respuesta es simple: conocemos muy poco o casi nada respecto a ellos. Para honrarlos y amarlos, debemos primero conocerlos. Si tan sólo comprendiéramos su dignidad, sus perfecciones, su relación tan cercana con Dios, su excelencia y poder, los veneraríamos y amaríamos. Si recordáramos, además de esto, cuánto nos aman ellos,
con qué cuidado ellos cuidan de nuestras almas, porque son testigos del gran acto de Dios por amor nuestro: la muerte de Su Único Hijo, y porque ellos saben el gran precio que se pagó por nuestras al-mas, deberíamos sentirnos inflamados de real amor hacia ellos y congratularnos humildemente de poder saludarlos ante Dios como nuestros hermanos y compañeros Pero ignoramos todo esto. Casi no conocemos a nuestro propio ángel de la guarda, que es nuestra constante compañía a lo largo de toda nuestra vida. Probablemente conoceríamos más respecto a él si nos
diéramos la molestia de pensar más en él, como se lo merece. Sabemos que los ángeles son espíritus benditos, benditos por su visión y conocimiento del amor de Dios. LA FELICIDAD DE LOS ANGELES Todos los ángeles poseen esencialmente la misma felicidad, porque cada uno es perfectamente feliz. El Conocimiento de Dios es de diferente grado entre los diferentes coros. Los coros están realmente formados por diferentes grados de conocimiento de Dios, de
manera que un coro más elevado posee un conocimiento más profundo de Dios que uno de un coro inferior. San Gabriel y San Miguel sobrepasan a todos los otros ángeles a este respecto. Los Serafines han recibido tanta iluminación en el conocimiento de Dios que están totalmente inflamados del fuego del amor divino. La felicidad esencial de los ángeles no puede ser incrementada, es perfecta, pero ellos pueden sin embargo, experimentar un gozo accidental adicional, por ejemplo cuando un ángel de la guarda libera un alma del Purgatorio y la lleva al cielo,
siente gran alegría por el hecho de que ahora otra alma puede alabar y amar a Dios en el cielo. Para los ángeles es un gozo indescriptible cuando sienten la certeza de que los méritos de la redención a través de la Preciosísima Sangre de Cristo no se perderán en las almas que se les confiaron a su cuidado.
LOS ANGELES DE LA GUARDA Ellos ejercen continua vigilancia sobre las almas encargadas a su cuidado. Su número es excesivamente
grande y cuando un ángel ha acompañado ya a su encargado al cielo, no es necesario que se le asigne nuevamente a otra alma en alguna futura generación. Nuestro ángel de la guarda, que es nuestro compañero de por vida, también estará por siempre a nuestro lado en el cielo. El gozo de estos ángeles se incrementa enormemente cuando las almas que les han sido confiadas entran al cielo. Los ángeles de la guarda de las almas que se pierden no son privados de su parte de gozo. Dios en Su justicia incrementa también el gozo a los ángeles de estas almas, junto con
otros, y luego los asigna a una guardia especial de la Reina de los Ángeles, adonde ellos, con grande gozo, alaban la Infinita Justicia de Dios. Los ángeles de la guarda difieren unos de otros. Algunos parecen más activos y energéticos que otros. Algunos son más reservados, casi diría más tímidos, y éstos son asignados a las personas llamadas a experimentar grandes sufrimientos. Ellos aparecen vestidos de rojo y llevan una pequeña corona. Otros ángeles de la guarda están vestidos de blanco, su expresión es siempre gozosa, y una hermosa corona adorna su cabeza: éstos son los
ángeles asignados a las almas inocentes, y ellos son los servidores de tales almas y no solamente sus compañeros. Los niños tienen ángeles excesivamente amorosos. Sus vestimentas son de color azul celeste, decoradas con perlas y sus cabezas tienen guirnaldas de hermosas y perennes rosas. Sus manos siempre están juntas, en actitud de oración y sus ojos se dirigen continuamente hacia el cielo. Los ángeles de los pecadores tienen porte hermoso y majestuoso. Sus vestimentas son de color rojo profundo, su cabeza está adornada por una corona y
sus brazos se cruzan a la altura del pecho, sus rostros están volteados hacia arriba en actitud implorante y dolorosa. Cuán profundamente debe ofender a Dios un pecado mortal cuando a Sus ángeles los embarga tal tristeza. Las almas santas que viven en entornos no cristianos y las personas a quienes se les ha encargado una misión particular reciben de Dios ángeles especiales. No hay nada más hermoso que un ángel de la guarda, nada que sea de mayor gracia para la bondad de Dios, Quien ama tanto nuestras almas que les asigna ángeles para que
las vigilen, las guíen y las sirvan. Mi amigo más fiel, mi hermano más querido, mi santo ángel, yo te saludo mil veces en el nombre de Jesús y agradezco a Dios que te hizo tan hermoso y tan poderoso.
LOS ANGELES DE LA GUARDA RECIBEN AYUDA DE ANGELES DE ORDENES SUPERIORES Cuando una persona está firme en el camino hacia la perfección, recibe además de su ángel de la guarda, otros ángeles de órdenes superiores, de los coros tercero y cuarto: Virtudes y
Potestades. Magdalena escribe a uno de sus hijos espirituales, un religioso: Tu segundo ángel pertenece a la compañía de San Gabriel, por lo tanto es hermano de mi amado arcángel. "Yo veo a menudo a mi ángel, lo envío a ayudar a mis hijos espirituales y a menudo le pido ayuda”. “El se aparece como un hermoso ángel alto con cabello marrón dorado, es reservado y recogido como ante la presencia de Dios, pero a veces sonríe tan celestialmente, en especial cuando le recuerdo las necesidades de mis hijos espirituales”. Todos los que pertenecen a la Cofradía del
Bienaventurado Grignion de Montfort de María Reina de los Corazones tienen dos ángeles: el ángel ordinario y un arcángel tomado de la compañía de San Gabriel. LOS SERVICIOS QUE PRESTAN LOS ANGELES Mi arcángel me acompaña en todos mis viajes místicos, él me lleva y me trae de vuelta. A menudo envío a mi poderoso ángel a mi Reverendo Pastor. Cuando escribo mis experiencias místicas, él siempre se coloca a mi lado para prevenirme de revelar algunas cosas que deben permanecer secretas.
Una vez recibí una interminable carta de uno de mis hijos espirituales y pensaba pedir a esta persona que sea un poco más breve la próxima vez, cuando mi arcángel me dijo: ¿Has olvidado tu voto de sufrir? Elevando mis ojos al crucifijo, pensé para mis adentros: ¿Qué grandes trabajos no soportó mi Señor por mí? ¡Trataré de ser más paciente de ahora en adelante! Su arcángel se le aparecía vestido de diferentes maneras. Cuando aparecía vestido de verde brillante significaba pequeñas pruebas y molestias para ella, y cuando venía vestido de verde
oscuro, significaba pesadas cruces y grandes dolores. Cuando aparecía vestido con ornamentos sacerdotales, con alba y estola cruzada, como se usa en la Misa, venía para anunciarle con gran gozo nuevas y más preciosas gracias que ella recibiría de manos de Dios. En la tarde aparecía él a menudo vestido de gris, como un peregrino con su bastón de peregrino, lo que significaba que Magdalena iba a viajar. Cuando alguien expresaba asombro de que un ángel pudiera llevarla tan lejos y tan fácilmente, a pesar de su peso corporal, ella decía: Yo casi no sé cómo explicarlo. Mi ángel
simplemente echa un amplio manto gris sobre mí y quedo cubierta desde la cabeza hasta los pies, o bien él me envuelve en una nube densa y nos vamos. ¿Hacia dónde? Cada noche de la semana pasada estuve en Bélgica. Tenía que convertir a tres pecadores agonizantes y prepararlos para los últimos sacramentos. Fue una difícil tarea. Ellos al comienzo se resistían tercamente, pero finalmente logré vencer su resistencia y ellos murieron reconciliados con Dios En mayo último (1919) pasé tres noches en Hammstetten, cerca de Augsburg, donde se había cometido un horrible
sacrilegio contra el Santísimo Sacramento. Habían roto el tabernáculo y tirado las Sagradas Hostias por todos lados y las habían pisoteado. Se me permitió ayudar a mi ángel a reunir las pequeñas partículas que estaban todavía regadas por el suelo y luego hice reparación ante el tabernáculo. SECARE TUS LÁGRIMAS Me volví hacia mis ángeles y les rogué que en medio de sus grandes gozos no me olvidaran en mis grandes dolores. Mi ángel se me apareció de inmediato de la
forma más gloriosa. Se inclinó sobre la cama y me tranquilizó: ¡No estás sola, yo te vigilo día y noche, cuento tus suspiros, seco tus lágrimas y llevo tus plegarias ante el trono de Dios! Mi hermano también, el de la compañía de Gabriel, está siempre contigo dándote fuerzas necesarias para que puedas soportar la gran amargura que te vendrá. Luego vi también a mi arcángel, que usaba una estola verde y una corona incrustada de piedras verde brillante. Al notar que mi ángel usaba vestimenta verde oscuro, me desalenté. Mi ángel me habló
consoladoramente: ¿Deseas amar a Jesús? pero es sólo a través de los sufrimientos como aprenderás a amar a Dios con todo tu corazón, así pues mantén en alto tu coraje. Envié a mi bondadoso y fiel ángel a donde mis hijos espirituales, para saludarlos en Nombre de Jesús. Ya no veo a mi arcángel, pero mi ángel de la guarda está constantemente a mi lado. El parece tan bueno y dulce. Todavía usa la vestimenta verde y en su mano lleva una flor de la pasión. En horas de la tarde, cuando sentía intensificarse mis sufrimientos, él me tomaba en sus brazos y colocaba mi
ardiente cabeza sobre su pecho. Eso me hacía sentir muy aliviada y de inmediato me desaparecía la fiebre. LOS ARCANGELES El venerar a los arcángeles da tanta fuerza y consuelo. Los arcángeles se dividen en diferentes grupos y aparecen vestidos de diferentes colores. Los miembros de este coro son los siete santos espíritus que están de pie ante el trono de Dios, siempre listos a anunciar Sus órdenes.
SAN MIGUEL San Miguel se coloca al lado de Dios Padre. Está vestido como un guerrero, y su belleza es muy majestuosa. Los ángeles de su compañía también aparecen como guerreros. Estos arcángeles son enviados para dar fuerzas a los mártires en sus tormentos y para ayudar a quienes deben sufrir persecución por causa de Dios. En tales horas de prueba, Dios en Su gran bondad le pide a San Miguel que envíe ángeles de su compañía para ayudar a los ángeles de la guarda a reforzar tales almas en su
gran necesidad. Con esta ayuda, estas felices almas pueden llevar a cabo los actos más heroicos de auto negación y mostrar el valor más indefectible en sus sufrimientos. Cuán raras veces, pues, los hombres recuerdan que deben todo esto a sus ángeles y cuán pocas veces les agradecen. Los ángeles son tan constantes y fieles en su servicio a los hombres, y los hombres son tan volubles y olvidadizos en sus tareas hacia los ángeles. SAN GABRIEL San
Gabriel
viste
ornamentos sacerdotales, un alba y una estola. El es el mensajero especial del Espíritu Santo. Sus dones le colocan al lado de San Miguel. El tiene a su cargo a los hijos del Espíritu Santo, a los sacerdotes y a todas las almas que practican especial devoción al Espíritu Santo o, al menos, que desean honrarle de manera especial. San Gabriel es el patrono de la oración contemplativa. Los sacerdotes no deberían dejar que pase un día sin invocar su ayuda, particularmente antes de predicar la palabra de Dios. También aquellas personas que deben sufrir grandes dolores espirituales y físicos,
deberían invocarle pidiendo su ayuda. San Gabriel puede obtenernos una profunda y sincera devoción por la Madre de Dios. Las almas que le saludan a menudo durante sus vidas serán saludadas por él al momento de su muerte y él llevará sus almas ante su Reina Celestial. La belleza de San Gabriel es de carácter más que hermoso, impresionante y emocionante, pero no tan subyugante como la majestad de San Miguel. Una vez estaba yo de rodillas ante el Crucifijo y meditaba respecto a la paciencia de Nuestra Bendita Madre en sus grandes sufrimientos. Mientras yo
derramaba amargas lágrimas de compasión por la Virgen Madre, noté de pronto que la habitación se llenaba de un delicioso aroma. Luego se iluminó y apareció San Gabriel, quien me dijo con grande alegría: ¡Bendita seas tú y tus lágrimas! Yo cerré los ojos, incapaz de soportar la brillantez de la luz que despedía el ángel del Señor. Al reabrirlos, noté la presencia de la Madre de Dios, tan hermosa y amigable. San Gabriel volteó hacia mí y me dijo: Sufres con María, también deberías regocijarte con Ella. Nunca has rezado el Rosario de los Siete Gozos, pero hazlo a menudo. Este
Rosario trae mucho gozo a quienes lo rezan y también proporciona grande gozo a nuestra Reina Celestial Diles a tus hijos espirituales que practiquen esta devoción. Salúdalos en nombre de Jesús y de María y diles que Mi Reina les ama mucho y que está siempre a su lado, porque difunden esta devoción hacia mí y hacia los otros ángeles, lo cual es causa de grande gozo a la Reina de los Ángeles. LOS ANGELES DE LA GUARDA DE CRISTO San Gabriel fue quien llevó el mensaje a los tres reyes,
que eran Gentiles, para que se dirigieran a Belén. Cuando reces el Ángelus, saluda también a San Gabriel. Fue con el mayor gozo que él escuchó las hermosas palabras que María pronunció por primera vez: ¡He aquí la esclava del Señor! El se inclinó haciendo una profunda reverencia cuando el Verbo se hizo Carne. San Gabriel fue el ángel de la guarda de la naturaleza humana de Cristo. El fue el primero en anunciar el nacimiento de Cristo a los pastores, él acompañó a la Sagrada Familia en su huída a Egipto, él fue el ángel que estuvo al lado de Cristo cuando El sudó sangre en el
Huerto de los Olivos, él estuvo al lado de la Madre de Dios cuando se reunió con su Hijo, y él asistió a Nuestro Señor en Su agonía y muerte en la cruz. El fue también el ángel de la Resurrección y de la Ascensión. Quien practique especial devoción a San Gabriel, será fortalecido y confortado por él en sus últimos momentos, porque San Gabriel estuvo al lado de Nuestro Salvador al momento de Su muerte. LOS PRIMEROS SERVIDORES DE LA VIRGEN REINA La Anunciación. La Virgen Inmaculada poseía la más
exquisita belleza y una profunda humildad, de la cual era totalmente inconsciente. Sus ojos estaban bajos y Ella no notó la enceguecedora brillantez que emanaba de si misma El arcángel que le trajo el mensaje a María se arrodilló ante Ella y, cuando el Espíritu Santo la cubrió con Su sombra, él tocó el suelo con su rostro. Después de la Encarnación, vi a María de pie con los brazos cruzados sobre el pecho y al Espíritu Santo en forma de paloma revoloteando entre sus manos. Entonces pronunció María por primera vez las palabras del Magnificat y los ángeles, que aparecieron en cantidad
innumerable también se unieron en la oración. Sobre la cabeza de María apareció el Padre y la Santísima Trinidad confirmó a María como Hija, Madre y Esposa de Dios. Fue un himno de júbilo que no tenía fin. San Gabriel se arrodilló ante María y la saludó en nombre de todos los ángeles como su Reina, y desde entonces él permaneció siempre a su lado. El había sido nombrado y preparado por la Divina Providencia para ser el primero y mayor de los servidores de la Virgen Reina. Esta prerrogativa coloca a San Gabriel sobre todos los ángeles y de ninguna otra
manera podemos nosotros darle mayor gozo que agradeciendo a la Santísima Trinidad por haberle escogido para ser el mensajero de la Encarnación. Saludé a este ángel fiel con profundo gozo y le rogué me presentara, a mí, miserable pecadora, a la Madre de la Palabra Eterna. El me tomó de la mano y me llevó hacia su reina. Ella me miró tan bondadosamente cuando me arrodillé a sus pies, y me dijo con gran ternura: ¡No puedo evitar conocerte y amarte, mi queridísima hija, porque tú llevas en tí las llagas de Mi Divino Hijo! ¡Siempre seré tu
Madre! Yo me sentía tan emocionada que empecé a rezar el Ave María. San Gabriel y mi arcángel agregaron de inmediato "gratia plena" y el arcángel de "Servus Dei" y las Dominaciones de "Deus Dedit" y de "Adauctus" se nos unieron al llegar al "Dominus técum." Al momento del "benedicta tú in muliéribus" se unió todo el coro y yo oraba con ellos. Se percibía un gozo indescriptible en esta oración, un gozo y felicidad que me dieron un ligero atisbo de lo que debía ser la belleza de los coros celestiales. Cuando quedé sola nuevamente, me deshice en lágrimas y, a pesar
de mis grandes esfuerzos, no pude evitarlas. Empezaron a sonar las campanas del Ángelus y me puse a rezar esta oración con el mayor fervor. ("Servus Dei", es decir Siervo de Dios, es el nombre que le dio ella a uno de sus amigos sacerdotes, cuyo nombre real debe permanecer secreto. "Deus Dedit" es el nombre dado por ella al Padre Fischer, y "Adauctus" o agregado a su co-hermano, cuyo nombre también debe permanecer secreto.) Jueves Santo. Desde el Lunes veo a mi lado constantemente a mi arcángel Ayer, cuando me encontraba
en medio de grandes dolores, él me tomó en sus brazos, me consoló y dio fuerzas. Desde esta mañana también he visto a mi querido ángel de la guarda. Lo he saludado con gran gozo y le he deseado un aumento de felicidad en el Sacratísimo Corazón de Jesús. Al decir esto, su rostro se iluminó como el sol y extendiendo sus brazos elevó su mirada al cielo llenándose de deseos de ver a Jesús. Pascua de Resurrección. Antes de acercarme al altar rogué al ángel que anunciara la Resurrección de Cristo a los Apóstoles y a las santas mujeres, que vaya conmigo al altar y entonces vi a San
Gabriel, vestido con la misma gloria y majestad con la que él se mostró al lado de María al momento en que Su Hijo Resucitado se le apareciera por primera vez. Luego vi a San Gabriel sentado sobre la piedra de la tumba de Jesús. El fue, entonces, el ángel que anunció la Resurrección de Cristo. !Oh tú, espíritu celestial, que fuiste escogido por Dios como Su mensajero especial! Te saludo con humildísimo amor y me lleno de gozo al pensar en el momento en que, estando ya en el cielo, pueda ver yo tus gracias y belleza. Oh tú, el más favorecido de todos los ángeles, el escogido
de Dios, el más bienaventurado servidor de la ¡Reina Inmaculada, te saludo en el Nombre de Jesús y tu Oh, Reina Celestial, te ruego encarecidamente me anuncies, cuando lleguen mis últimos momentos sobre la tierra, que he sido favorecida a los ojos del Señor! Más tarde se me mostró cómo María y su prima Isabel, la madre de San Juan Bautista, estaban trabajando una grande colcha o manto. María cosía con muy finas puntadas una de las esquinas. Sus santas manos trabajaban muy rápidamente, ya que era asistida por San Gabriel, quien le pasaba el hilo, la seda, la
lana. Isabel no podía apartar sus ojos del amable rostro de su prima mientras realizaba algunas pocas puntadas. María, sonriendo, tomaba la aguja de manos de su prima. Muchos canarios y mariposas revoloteaban por el lugar santo, que estaba rodeado de palmeras y de olivos. El aire parecía tan claro y transparente y todo era tan apacible y gozoso como si fuera un paraíso.
SAN RAFAEL, EL GRAN AYUDANTE
San Rafael es el patrón de la confesión y de los penitentes. Quien honra sinceramente a San Rafael tendrá siempre un buen padre confesor. San Rafael es el ángel de la consolación en las pruebas terrenales, es el que ayuda en las necesidades. Su tarea principal es asistir en la administración y recepción del Sacramento de la Penitencia. La gente casada debería también venerar le de manera especial. El aparece con sus vestimentas ceñidas a la cintura, sosteniendo en su mano un bastón que parece un cetro. San Gabriel lleva un lirio y San Miguel, una espada
y un escudo. Los símbolos de los siete dones del Espíritu Santo son llevados por arcángeles de indescriptible belleza. El arcángel de la Fortaleza se muestra vestido de verde, y sus ojos están siempre dirigidos hacia el cielo y sus manos en posición de orar fervientemente. Su belleza es conmovedora, casi diría sobrecogedora. Cuando este ángel se acerca, el alma se llena de resignación y de fuerza. El se encuentra constantemente al lado de ciertas almas, que son las escogidas para soportar sufrimientos extraordinarios. Tales almas están rodeadas de cruces, pero el arcángel de la
Fortaleza las ayuda a soportar todo, aún lo que parece imposible. (Mechtilde era una de estas almas). Yo también te necesito, poderosísimo ángel. No soy digna de tu visita, pero ven para ayudarme a no ofender al pacientísimo Dios con mi impaciencia y mal humor. Tendré más elevada opinión de la gran excelencia de los ángeles. ¿Cuán bello debe ser todo en el cielo? LAS PRUEBAS SE ENCUENTRAN ENTRE LOS MAYORES DONES Y GRACIAS DE DIOS A las tres de la mañana se me apareció el arcángel
Rafael. Estaba vestido como simple peregrino, pero su rostro mostraba gran majestad y extraordinaria bondad. Yo me encontraba sufriendo mucho de dificultades para respirar, y apenas él colocó su mano sobre mi corazón, me sentí aliviada y disminuyeron mis dolores. Le agradecí y recomendé a su cuidado a Dedus Dedit, así como la enfermedad de Servus Dei. Sonriéndome dijo él: El asunto por el cual Deus Dedit pidió tus oraciones y por las que tú me lo recomendaste pronto mejorará, pero permanecerá con él como prueba constante que el Señor nunca le retirará.
Hay preocupaciones y pruebas que Dios nunca retira, porque Él desea que continuemos orando. A Dios le agrada mucho cuando la gente ora constantemente con total resignación rogándole alivie sus sufrimientos. Como es infinitamente bueno y misericordioso con los hombres, El no deja nada sin recompensa y otorga a tales personas tan preciosas gracias que los hombres no pueden ni imaginar, aunque aparentemente dejara El sin respuesta sus oraciones. Uno de nuestros mayores gozos en el cielo será cuando sepamos con certeza con qué solicitud y amor nos rodeaba Dios cuando
estábamos en la tierra. El valor de las pruebas es inconmensurable. Las pruebas son los más grandes dones y gracias terrenales de Dios y los hombres raras veces se dan cuenta de esto y aprecian tan poco su grandísimo valor como estiman tan ligeramente la dignidad y excelencia del sacerdocio. La dignidad sacerdotal es tan exaltada y tan llena de poder que hasta el más santo de los hombres moriría de temor y humildad si se le diera comprender, aunque sea en pequeña medida, el poder del sacerdocio. Este conocimiento será uno de los especiales
gozos en el cielo. Cuando San Rafael concluyó su mensaje, quedó absorto en la más profunda contemplación. LOS CUSTODIOS Y PROTECTORES DE LOS SACERDOTES Después de un momento, tomé su mano y le dije: ¿Qué es lo que le aflige al Padre B...? El respondió de manera muy amigable: ¿Cómo podría ser de otra manera? Es un obrero fiel en la viña del Señor. Tiene muchas preocupaciones respecto a su seminario, pero debe poner todo en manos del Señor, Quien ciertamente le ayudará
en todo momento. Este año se sentirá lleno de ansiedad respecto a sus estudiantes. Debe arrancar todas las malas hierbas que otro ha sembrado y, en algunos casos, estas malas hierbas aparecerán solamente después de su ordenación. La mala semilla estará diseminada en toda la diócesis y brotará nuevamente. ¿Pero, qué es lo que debería hacer el Padre B...? ¡Orar y confiar en Dios! Luego le pregunté acerca de algunas de las preocupaciones del Obispo. El dijo: El ángel de su diócesis se ha levanta-do de su trono. Esto te fue comunicado antes y Dedus Dedit también lo sabe. Puedo
igualmente decirte que este ángel, como su custodio especial, ha tomado posición frente al Obispo. Su cetro lo ha cambiado por una espada y ha enviado a uno de los Querubines para ayudarle. Malditos sean aquellos contra quienes los ángeles levantan sus espadas, pero sean tres veces malditos quienes son golpeados y heridos, pues las puertas del cielo se les cerrarán. Nuestro Señor dijo a Sus Apóstoles: ¡Observad y orad! Ponéos en guardia contra los falsos profetas, para que no conduzcan a tantas almas al reino de las tinieblas. Orad sin cesar para que Dios dé fuerza a los
débiles y los levante, para que El sostenga a los fieles a fin de que no caigan. Ha llegado el tiempo de gran tribulación para la Iglesia.
LLEVARE VUESTRAS PLEGARIAS AL TRONO DE DIOS Cuando mencioné yo las necesidades de Servus Dei, San Rafael contestó: Su problema es que no se humilla a si mismo y rehúsa revelar las muy profundas heridas de su alma a su amigo, el Padre B. De otros reclama él total franqueza y perfecta obediencia a su voluntad. El
falla de dos maneras: él guarda mucho, está lleno de dudas y presta oídos a las interminables sugerencias de Satanás, como hacen tantos sacerdotes en el presente, y luego no se da cuenta de que está intercambiando oro purísimo por plomo sin valor. Su ciega obstinación, su falta de franqueza hacia su paternal amigo y guía espiritual son obstáculos infranqueables en el camino hacia la perfección. Solo la humildad y la auto negación pueden echar por tierra este muro de piedra. El trató una vez de poner una escalera contra esta barrera y trepar por ella, pero eso no funciona
así. Las piedras deben romperse en pedazos, la pared debe demolerse completamente para que no quede piedra sobre piedra. A menos que haga él esto, su búsqueda de paz no dará fruto. Esto me apenó mucho y dije: ¡Dios puede hacerlo todo! ¡Voltearé hacia mi Crucificado Salvador y hacia la Madre de Dios y ellos pueden y deben ayudarme! ¡Y ellos te ayudarán, pero debes ser constante en tus oraciones y muy paciente en tus sufrimientos! Nuevamente me sentí muy consolada. Recomendé en particular a Deus Dedit a las oraciones del
santo arcángel y rogué por salud para su cuerpo y por un siempre creciente amor a Dios que lo conduzca a su perfección. San Rafael replicó graciosamente: ¡Al despuntar el alba Yo llevaré tus oraciones hacia el trono de Dios! Incluso hoy mismo experimentarás tú cuán bueno es el Señor y cómo hasta en los últimos momentos, El cambia los corazones de los hombres. No temas y confía en Dios. El te dará lo que tu corazón desea. Luego encomendé también a mi esposo a sus oraciones, y también me prometió presentar esta solicitud ante el trono de Dios. Como ya
deseaba irse, le retuve por el manto y le pedí que le rogara a Dios recompensar mil veces a Deus Dedit y al Padre B... por cada palabra bondadosa que alguna vez me dirigieron. El se sintió muy complacido por esto e inclinándose me dijo de manera tan bondadosa: ¡No sólo mil veces sino, por amor a tí, que sea diez mil veces! ¡La paz sea contigo! Cuando se fue, me sentí muy alentada y consolada. LAS VIRTUDES Los ángeles del tercer coro, las Virtudes, visten de azul y se ciñen de dorado.
Una corona dorada muy amplia rodea su cabeza y una brillante estrella brilla sobre su frente. Son, como su nombre lo indica, el poder personificado o virtud. Dios las asigna a las personas que procuran santificarse sin cesar y con toda su alma y que, incluso después de haber quitado de raíz sus fallas, continúan todavía aplicando todos los remedios posibles de penitencia espiritual y corporal para asegurar su salvación eterna. Algunos sacerdotes tienen un ángel de este coro siempre a su lado. Tales sacerdotes son por lo general muy sacrificados, muy estrictos consigo mismos y no
se cansan de auto mortificarse. Tales almas son favorecidas con las Virtudes. Algunos grandes pecadores reciben uno de estos ángeles después de su conversión. El ángel les amonesta noche y día y los penitentes nunca desmayan en seguir a estos guías, pues estos ángeles tienen poder suficiente para ayudarlos a perseverar. Todas las personas inclinadas a la vida contemplativa deberían pedir ayuda a este coro de ángeles, ya que los buenos pensamientos por sí solos no convierten a nadie en santo; uno necesita también fortaleza para perseverar y llevar a cabo esta gran tarea.
LAS POTESTADES Los ángeles de este coro se ven altos y usan alba y dalmática cuyo color va de acuerdo con las virtudes de las almas a quienes sirven. Con pocas excepciones, ellos sirven solamente a los sacerdotes. Estos ángeles se ven altos y serios. Su poder es más intenso que el de las Virtudes, y el diablo se pliega ante ellos. Tienen los brazos cruzados a la altura del pecho y su mirada es conminatoria y autoritaria, sus rostros brillan con gran esplendor. La sublime majestad que procede de este coro es la que justifica
su nombre. Ellos custodian más cuidadosamente a los sacerdotes en su obra sacerdotal. Antes de rezar el oficio, deberían los sacerdotes invocar a estos ángeles, ya que las Potestades pueden echar fuera todas las distracciones durante las plegarias obligatorias. Generalmente se recuerda a los ángeles, arcángeles, querubines y serafines, mientras que el resto de los coros, especialmente las Potestades y las Virtudes son casi olvidados. Las Potestades son asignadas a sacerdotes que son confesores de almas muy devotas. Los confesores en
los monasterios tienen ayudantes de este coro, mientras que otros confesores sólo reciben su ayuda cuando deben guiar a almas privilegiadas, especialmente amadas por Dios. Deus Dedit posee una de las Potestades, ya que es el guía espiritual de M... N..., o al menos me parece que lo fuera. Los sacerdotes que tienen una de las Potestades constantemente a su lado son muy favorecidos a los ojos de Dios, porque estos ángeles los conducen hacia un mejor autoconocimiento y les infunden un deseo siempre mayor de perfección. Si un sacerdote tiene un ángel de
este coro, es casi seguro que más tarde se le asigne, además de su ángel de la guarda, un ángel del coro de las Potestades, ya que éstos han sido destinados a realizar una obra muy extraordinaria en el confesionario. Los sacerdotes protegidos por las Potestades tienen gran influencia sobre las almas, y su trabajo es de mucho provecho. Si alguna vez flaqueara su celo, las Potestades se lo avivan nuevamente. La bendición que dan tales sacerdotes tiene un poder especial. Este coro debe ser invocado en tiempos de sequedad y de pereza espiritual y contra toda
tentación de impaciencia.
cólera
e
LOS PRINCIPADOS Cada parroquia tiene su propio ángel, que procede del coro de los Principados. Estos ángeles se ven altos y gloriosos y están rodeados por una corte de otros ángeles. Se encuentran siempre arrodillados ante el trono de Dios, orando día y noche por los miembros de sus parroquias. Ellos se preocupan constantemente de que los pecadores agonizantes reciban los últimos
sacramentos y de que los niños sean bautizados. Conocen a todos los miembros de la parroquia. En general se encargan de orar constantemente por sus parroquianos, rogando a Dios en particular que perdone todo escándalo. Ellos adoran al Dios Escondido en los tabernáculos, Quien es casi totalmente olvidado por Sus hijos y Quien les espera en vano en Su iglesia vacía. Los Principados entonan continuamente su Sanctus místico, en reparación por la tibieza de sus parroquianos. Muy raras veces invoca alguien a este coro Angélico. Cuando tenía yo seis años, e
iba caminando hacia una iglesia, acostumbraba invocar al ángel de esa iglesia y a saludarlo en ese momento, pues una vez llegada a la iglesia ya no tenía tiempo de hacerlo, ya que mi Amorosísimo Salvador aguardaba mi saludo. La devoción a este coro de ángeles proporciona deleite y perseverancia en la oración. Sus vestimentas son color amatista y usan sobre ellas un manto recubierto de hermosas piedras, que se asemeja a una capa pluvial. Su corona es una diadema que contiene dos estrellas. Sus manos están siempre en actitud de oración y sus rostros se muestran
amistosos y graciosos, pero a veces se les ve muy tristes, especialmente cuando en sus iglesias se reciben los sacramentos de manera indigna. Es entonces cuando ellos se inclinan hasta el suelo y hacen reparación muy ferviente. Cada sacerdote debería esmerarse en saludar a este ángel de cada parroquia, especialmente al de la suya. Las gracias que se pueden ganar con esta práctica son muchas y muy preciosas, y raramente son merecidas. La fiesta del Patrono de la iglesia es día de gran gozo para los Principados. Cada iglesia tiene su protector, que
en esta fiesta presenta ante el trono de Dios todos los sacrificios, méritos, oraciones, actos de mortificación que se han acumulado desde la última fiesta de tal patrón. ¡Qué alegría para tales ángeles cuando el número de buenas obras es grande y el incienso de la oración asciende constantemente desde sus iglesias hacia el cielo! En este día, el príncipe celestial bendice la parroquia. Este ángel nunca olvidará a sus hijos y ora siempre por ellos, rogando a Dios les dé valor y fortaleza. Una madre no podría orar más fervientemente por sus hijos y, sin embargo, ¿Quién se
acuerda de darle gracias? LAS DOMINACIONES El sexto coro se llama de las Dominaciones o Dominios. Dios asigna ángeles de este coro a quienes deben guiar a otros espiritualmente, como a los profesores en colegios de enseñanza superior, o que dan enseñanza desde el púlpito o que aconsejan en los confesionarios. Los misioneros están bajo la protección de las Dominaciones. Estos ángeles asisten especialmente a quienes trabajan por la difusión del Reino de Dios sobre la tierra. Se asigna
ángeles de este coro a los superiores de monasterios y de seminarios, siempre que sean humildes y que den crédito a Dios por todo el bien que hacen. Estos ángeles están vestidos de blanco, recubiertos de piedras preciosas y en el pecho llevan un escudo con el Nombre de Dios. En la mano derecha llevan un pequeño cetro y sus rostros brillan como el sol; su corona es de brillantez enceguecedora. Debemos orar a estos ángeles pidiendo se difunda el Reino de Dios en la tierra, por la conversión de los herejes e infieles y por la conversión de los católicos tibios y los que se han
apartado, a fin de que retornen a la práctica de su fe. En tiempos de desaliento o de desesperación, se debe pedir ayuda a estos ángeles, ya que ellos ejercen gran poder contra tales tentaciones. Aunque se menciona a este coro en el prefacio de la Misa (las Dominaciones adoran) muy pocos son los que piensan en invocarles, y sin embargo estos ángeles se esmeran con gran celo en difundir el Reino de Dios en la tierra. Cuando era yo una niña de nueve años, sentía gran compasión por todos los ángeles que, aunque diariamente y públicamente son honrados en la Misa,
encuentran tan pocas personas que los aman y veneran sinceramente en sus corazones. Como recompensa por esta negligencia, yo rezaba diariamente nueve Ave Marías en honor de ellos y tres Glorias para que Dios ilumine a los sacerdotes respecto a la gran excelencia de estos ángeles. He mantenido fielmente esta práctica, por lo cual Dios me envía muchos consuelos y el don de la oración mental. LOS TRONOS El séptimo coro, los Tronos, es el coro con autoridad. Cada diócesis,
cada reino, cada comunidad religiosa tiene su propio ángel tomado de este coro. Estos ángeles ocupan tronos cual reyes. Ellos aparecen con vestimentas doradas cubiertas con un manto brillante y sus coronas resplandecen más allá de todo concepto. Su talante está lleno de dignidad y de majestad sobrenatural. A sus pies hay un cetro, sus brazos se cruzan a la altura del pecho y en la mano derecha llevan un anillo. A pesar de su gran majestad, cuando su mirada se dirige hacia el cielo denota la más profunda humildad y fervor. Ellos ofrecen incesantemente a Dios las
plegarias de su comunidad o reino. Presentan ante la Santísima Trinidad todos los actos de mortificación, plegarias y buenas obras de todos sus súbditos, ya limpios y aumentados por sus propios méritos. Su soberanía consiste en su constante servicio, su autoridad radica en su profunda humildad, y su corona es su ardiente amor. Dios ha ordenado que se les mencione en el prefacio, pues de otra manera nunca se les recordaría. Hay una nota trágica en el servicio de estos ángeles. Ellos hacen todo lo que está en su poder por nosotros, pobres criaturas pecadoras, y entre nosotros
hay tantos de corazón frío que carecen de una fe apropiada y olvidan completamente a los ángeles o incluso piensan que su existencia es un cuento de hadas. Estos ángeles nos sirven constantemente; no esperan que les demos las gracias y muy pocas veces las reciben. Sin embargo, será de gran beneficio para nosotros, si nos esforzamos por alcanzar la santidad, el tener una sincera devoción a los ángeles. EL ANGEL DE LOS SEMINARIOS Alrededor de las cinco de la tarde de hoy, se me apareció uno de los ángeles
del seminario de clérigos. El es miembro del coro de los Tronos. Se apareció con sublime dignidad y majestad y mostrando santa gravedad. Sus ojos estaban dirigidos hacia el cielo, hacia Jesús, el Eterno Sumo Sacerdote, Quien se ofreciera por nosotros. Estaba vestido de gloria y su corona se veía tan brillante que no podía yo soportar mirarla. El me pidió que recordara diaria-mente al seminario en mis oraciones y sufrimientos. De manera muy conmovedora y urgente me rogó orar por sus encargados, especialmente por los superiores del seminario. Yo le pregunté a este príncipe
celestial si él había sido el custodio del seminario en los días en que eran estudiantes Servus Dei y Deus Dedit. El respondió: He estado allí desde el día en que se fundó, conozco a tus amigos sacerdotes y los saludo en el Nombre de Jesús. Ellos están entre los que me causan gozo, pero no olvides cuánta ansiedad y tristeza he sentido a menudo cuando en una ordenación, veía que uno u otro se condenarían. Nadie piensa en mí, nadie me invoca, y yo estoy siempre aquí para interceder por mi seminario y sus miembros. Dios me ha dado un poder tan grande para ayudarles. Le
pregunté si habían muchos santos futuros en la promoción que se ordenaría este año. El respondió sonriendo: ¡Muchos! ¿Cómo podrías imaginar tal cosa? Hay un santo en la promoción de este año, pero eso es inusual, porque a menudo ocurre que pasan varios años antes de recibir nuevamente tal gozo. Inquirí respecto al año en el cual Deus Dedit fue ordenado. El ángel dijo: En esa promoción habían tres. Pax tecum y no lo vi más. No pude pegar las pestañas en toda la noche a causa de un severo dolor de cabeza y fiebre alta. El Principado del Padre B...,
Rector del seminario, me visitó hoy para pedirme que soportara yo pacientemente mis sufrimientos en el Nombre de Dios, ya que no me aliviaría antes de las próximas ordenaciones sacerdotales. CIZAÑA ENTRE ESPINAS Anoche, alrededor de las dos y media vi una hermosa procesión dirigida por el Principado de Deus Dedit, quien llevaba el Santo Viático a un agonizante. Supe que ellos llegarían demasiado tarde. El agonizante fue bendecido con una gracia especial en sus últimos momentos, de otra manera
hubiera sido terrible para él. El tendrá que sufrir mucho tiempo en el Purgatorio. Mi arcángel me dijo que Deus Dedit debía advertir al Rector del seminario para que se opusiera con toda la firmeza posible a la futura ordenación de un candidato que había sido excluido de la promoción de este año. A pesar de todos los argumentos y ruegos de este candidato, el Rector debe simplemente aferrarse a su convicción, ya que este candidato no está preparado para el sacerdocio. El rector debería comunicar su convicción a las personas responsables, pero no debe revelar la fuente de esta
información. Este joven puede tratar de entrar a otra diócesis, pues está muy decidido a ser ordenado, pero su ordenación sólo puede traer penas a la Iglesia. Satanás está obrando secretamente en el tiempo presente para desviar a muchas almas, sin embargo por el momento no se presentará un segundo Lutero. Satanás trata muy astutamente de socavar la fe y las convicciones morales de los jóvenes que estudian para el sacerdocio. Vendrán tiempos en que la gente atacará la existencia de los ángeles. Ellos llamarán
"sentimentalidad enfermiza" a la devoción a la Santísima Virgen y catalogarán como producto de una imaginación enferma e histérica la creencia en Su concepción sin pecado. La doctrina de la Inmaculada Concepción se tomará como una deificación de la Madre de Cristo e incluso algunos teólogos y profesores advertirán respecto a lo superfluo que es venerar a la Santísima Virgen y a los Santos, y amonestarán a los fieles a dirigirse directamente a Dios Mismo y a no perder su tiempo en tonterías infantiles como la veneración a los Santos. Esta guerra secreta y obra escondida de Satanás ya
está trabajando desde hace varios años. El trabaja infatigablemente en nuestra diócesis y su éxito será mayor al que tuvo en la época de la Reforma. El diablo está totalmente despierto y si alguien trata de interferir sus planes, él lo perseguirá con todo su poder. El Padre B... deberá ser especialmente cuidadoso el próximo año, pues encontrará entre sus seminaristas algunas de las ideas arriba mencionadas. El veneno ha penetrado en sus mentes y ellos han fallado en reconocer su carácter. El pobre Padre B... verá estas señales de fe débil, de oración superficial y de convicciones
casi irreligiosas. Dios le ha destinado hace mucho tiempo a esta responsable posición en este momento crítico. El no debe temer, pues la gracia de Dios está con él. El diablo rió burlonamente y gritó: Pobre tonta, nunca serás santa. ¿Cómo puedes atreverte a robar a Dios un sacerdote? ¿Cómo puedes osar advertir al Padre B--respecto a este seminarista que él expulsó del seminario? Hoy se ordenó un sacerdote menos por causa de tu interposición. Dios nunca te lo perdonará. Este joven se habría convertido en santo y habría hecho mucho bien dentro de la Iglesia. En este
momento noté que mi arcángel estaba a mi lado, quien me dijo que el diablo ya había hablado suficiente y que ya debería decirle que se fuera. Mientras el diablo te diga que estás yendo camino al infierno te puedes sentir segura, pero cuando pasen muchos días sin pruebas ni tentaciones, entonces mejor empieza a examinar cuidadosamente tu conciencia. Si el diablo gana la batalla respecto a un alma, se siente satisfecho y la deja en paz. Que la paz sea contigo. LOS QUERUBINES
Los Querubines son las espadas de Dios. Sus vestimentas brillan con una luz pura y brillante, sus semblantes son graves y por lo general se parecen a San Miguel. Están ceñidos de fuego y llevan una ardiente espada en la mano derecha. Sus coronas emiten rayos de luz como el sol. Están llenos de celo por la gloria de Dios y se encuentran listos en todo tiempo para defender Su honor. Cuatro Querubines se encuentran de pie ante el trono del Santo Padre. Fue un Querubín quien expulsó a Adán del Paraíso. Uno de estos ángeles se coloca a
menudo en santuarios muy sagrados para protegerlos con su flameante espada. Se debe invocar a los Querubines cuando se tiene dudas respecto a la fe. Las personas escrupulosas y quienes experimentan muchas y severas tentaciones contra la santa pureza también obtendrán mucho beneficio de tal devoción y la ayuda que recibirán será notable. LOS SERAFINES Este último es el más bendito coro de los Serafines. Es difícil explicar su excelencia. Ellos fueron hechos para tan sólo una
misión: amar al Dios de Amor. Ellos se dedican a honrar, alabar y amar a la Santísima Trinidad sin cesar no hacen otra cosa en esto consiste su felicidad. Su amor se inflama hora a hora renovando y acrecentando su intensidad por el Dios de Amor, Quien los eligió dándoles la misión de servirle alabándole y amándole eternamente. ¿Qué corazón no se conmueve ni incrementa su amor a Dios al considerar el excelso oficio de los Serafines? ¿Quién no envidiaría a estos ángeles tan benditos que fueron destinados desde toda la eternidad para esta única misión, amar al Más Alto
Amor, a la Fuente del Amor? ¿Qué ardientes holocaustos de amor deben ser estos ángeles elegidos que constantemente arden sin ser consumidos y que se les permite sepultarse en las mayores profundidades del amor? ¡Qué hermosa y sublime, debe ser Ella, la Reina de los Ángeles! Cuando consideramos la gloria y excelencia de los ángeles, entonces empezaremos a ver cuán insignificante es la tierra y cuán miserable nuestra naturaleza humana. A través de tales pensamientos se puede también vislumbrar un ligero destello de luz respecto a las perfecciones de Nuestro Creador, del infinito amor de
Dios Padre, Quien entregó a Su propio Hijo para que muriera en la cruz por nosotros pecadores. A través de nuestra devoción a los ángeles nos acercaremos a Dios Mismo. ¿Por qué es, entonces, que honramos y amamos tan poco a los ángeles?
LOS ARCANGELES NOS ENSEÑAN Y AMONESTAN Anoche soñé con Servus Dei. El me preguntaba: ¿No piensas tú también que poca
gente muere sin haber cometido un pecado mortal en toda su vida? Esta pregunta me perturbó sobremanera, porque yo pensaba a menudo en esto y sentía que habían muchas almas inocentes que todavía poseían su gracia bautismal, muchas más de lo que la gente piensa. Más tarde expresé esta misma opinión a Deus Dedit. Fue entonces que se apareció mi arcángel en sueños y me dijo que estaba en lo correcto. El nombró a varias personas, algunas de las cuales me eran conocidas, y me sentí muy aliviada y complacida. Cuando desperté vi a mi arcángel de pie al lado de mi cama y le
pregunté: ¿Es verdad lo que me dijiste en sueños? ¿Sí? dijo, y mirando hacia el cielo, agregó: ¡Alabado sea Dios y démosle gracias porque es así!. Luego yo pregunté: ¿Por qué dijo Servus Dei algo así? ¿Se ha preocupado mucho con esta pregunta? El ángel sonriendo, explicó: Es que él busca el Reino de Dios en la gente y se desalienta mucho, a veces, cuando encuentra tan poco de bueno en los hombres. Dile, sin embargo, que en el mundo existe más inocencia y santidad que lo que él imagina. Los sacrificios de
incontables almas buenas se elevan constantemente como incienso al cielo, y son causa de mucho gozo al Corazón de Dios. Incluso en su propia parroquia hay almas cuya vida es muy agradable a Dios. Hablé con mi arcángel respecto a otras cosas que tenía en mente, y él me instruyó muy bondadosamente y luego me acompañó graciosamente a la iglesia. Lo vi tan claramente como si fuera un ser humano, cuya vista me consoló y reconfortó. Cuando encontré a Deus Dedit hoy, su Principado también se apareció de manera tan llana; y vi cómo mi arcángel se
inclinaba reverentemente tanto ante Deus Dedit como ante su Principado. Este ángel me tomó de la mano y me saludó con una hermosa sonrisa. Yo pregunté a mi arcángel por qué no había visto al Principado de Deus Dedit en la procesión de ayer en la madrugada, cuando Deus Dedit llevaba el Santo Viático a una persona agonizante. Mi arcángel me explicó: No estaba a su lado porque en ese momento Deus Dedit no lo necesitaba. El Principado se encontraba, sin embargo, al lado del agonizante al momento de recibir la Santa Comunión. Antes de que sonara el
Ángelus esta mañana, mi arcángel me dijo: Sólo debes tener un deseo, pertenecer totalmente a Dios. El también me advirtió de no hacer exámenes de conciencia inútiles y de tener siempre cuidado en empezar y finalizar en Dios todos mis pensamientos y obras. Cuando le dije que tal cosa me era muy difícil y requería constante vigilancia, él me recordó: No te debe ser difícil realizar cualquier cosa por amor a Dios. Mientras más feroz sea la batalla, más duradera y bendita será la paz que de ella derive. Libera tu corazón de todas las cosas terrenas y
Dios vivirá en él. Entrega a tu Creador y Señor todo tu corazón y El te dará todo Su Amor. El día anterior me había dicho: Uno nunca debería repetir una confesión general hecha con toda seriedad y después de una buena preparación. Tal acción no sólo es innecesaria sino que también es una pérdida de tiempo precioso. Los hombres no deberían pensar siempre en la justicia vengadora de Dios sino más bien y más a menudo deberían pensar en Su excesiva y grande misericordia. Saluda a Deus Dedit de mi parte, en el Nombre de Jesús. Al bajar la escalera,
después de visitar a un enfermo, vi a mi arcángel al pie de las gradas. El me dijo: Si siempre visitaras a los enfermos no sólo por amor a ellos sino más bien por amor a Dios, no te sentirías tan alicaída. Te dirías: 'he visitado a mi prójimo enfermo por amor a Jesús y para que El me recompense por esto. El le ha permitido importunar conmigo. Alabado sea Dios y Le doy gracias por esto. Me amonestó también mi arcángel diciendo que antes de hablar o visitar a alguien, debo orar como sigue: ¡Oh Dios, aunque experimente dolor o gozo en esta visita o conversación, soy indiferente
a ambos y sólo deseo honrarte y servirte a Ti? ORAR PIDIENDO UN AUMENTO DE SUFRIMIENTOS Esta tarde me sentía nuevamente deprimida. Por todos lados experimentaba dolor, hostilidad y calumnias. Al ver que me estaba desalentando mucho, pedí ayuda a mi arcángel, quien de inmediato se me apareció y dijo: ¿Cómo piensas poder morir a todas las cosas del mundo si todavía añoras el consuelo humano? Ya es tiempo que te reconcilies con el pensamiento que has renunciado a la necesidad de
toda consolación humana. Si deseas seriamente esta perfección, entonces debes rogar a Dios que, a pesar de que tu alma se rebela contra esto, te retire El toda consolación humana. Ten esto siempre en mente, porque el tiempo de severas pruebas está cerca. Cuando desapareció, sentí que me invadía una terrible sensación de opresión. Me quejé hoy a mi arcángel respecto a mis dolores corporales que van en aumento. El dijo: ¡Agradece a Dios por ellos, en vez de quejarte. Tus sufrimientos se incrementarán a medida que se acerca la Semana Santa.
Soporta todo dolor y sufrimiento uniéndolo a los sufrimientos y muerte de Jesús y ruégale que aumente tus dolores. Tal oración será respondida de inmediato. Tú eres muy bendecida y envidiada, porque puedes y te es permitido sufrir tanto!. Se me recuerda tan a menudo que mis sufrimientos irán en aumento y yo deseo tanto tener un poco de paz y de descanso. Esta mañana recibí dos veces la bendición con la Sagrada Eucaristía. El Principado de Deus Dedit caminaba alegre y respetuosamente a su lado. Yo envié a mi arcángel a acompañarlos y los dos
ángeles se pusieron a caminar uno al lado del otro, frente a Deus Dedit, lo cual me deleitó mucho. OH DIOS, PERMITEME VIVIR Y SUFRIR MUCHO Después de la comida me dirigí a mi habitación para rezar mis acostumbrados nueve Padrenuestros en honor de los nueve coros. Al segundo Padre nuestro, en honor de los arcángeles, y mientras pensaba en mi arcángel, de pronto él se me apareció. Con semblante severo, como nunca le había visto antes, me dijo: Cuando estabas sentándote para orar,
pensaste: ¡Oh, qué cansada me siento. Felizmente que pronto llegará mayo y podré descansar en el otro mundo! ¿Cómo es posible que tú, a quien Dios ha favorecido con tales sufrimientos, desees tan ligeramente que termine tu vida? Según Su santa Voluntad, nosotros los ángeles, no podemos sufrir por amor a Dios. Si nos fuera posible experimentar envidia, sólo existe una cosa que podría causárnosla: que los hombres puedan sufrir por amor a Dios y nosotros no. Ve inmediatamente a la iglesia y ruega a Dios te perdone la poca estima que tienes por la preciosa vida de sufrimiento
con que Dios te ha favorecido. Tu director espiritual no aprueba tampoco tu deseo de morir pronto. Así pues, cuando vayas a confesarte el próximo sábado, no olvides decir que no has apreciado las gracias de Dios. Yo hice acopio de todas mis fuerzas y me dirigí a la iglesia. Con amargas lágrimas rogué a Dios que me perdonara y también pedí muy humildemente a mi arcángel que ya no siguiera molesto conmigo, pero él no se apareció. Me dirigí hacia el Crucifijo y le rogué a mi Señor que le dijera a mi arcángel que ya me había arrepentido como podía de mi pecado y
que él debería tener compasión de mi debilidad. Jesús sonrió e inclinó profundamente Su cabeza. Yo me llené de un intenso deseo de colocar mi cabeza en Sus hombros y cedí a este gran deseo. Luego comprendí mi abatimiento pecador y cuán equivocada había yo estado al desear liberarme de mis sufrimientos. También se me mostró con cuánta vehemencia había deseado Jesús sufrir para redimirnos a nosotros, pobres pecadores, y cuán alta se encuentra un alma en la gracia y el favor de Dios cuando sufre pacientemente según Su Santa Voluntad. Se apoderó
de mí un agradable y ferviente deseo de sufrir, y me sentí lista a aceptar lo que viniera de parte de Dios, incluso una vida más larga, si ésa fuera Su Santa Voluntad. Me llené de valor y dije a mi Divino Salvador: ¡Mi querido Señor, déjame vivir más tiempo y sufrir mucho! Jesús me miró tan tiernamente y ya no se apareció más como el Crucificado sino como el Salvador Resucitado y tuve que cerrar mis ojos por un momento. Cuando el Señor levantó Su mano derecha, apareció un hermoso ángel alto que llevaba una vela encendida que se había consumido tanto que pensé
que en cualquier momento se apagaría. Así que dije: ¿Mi Señor, cómo puede un Serafín atreverse a aparecer ante Tu Divina Majestad con un cabito tan corto de vela? Nuestro Señor replicó graciosamente: ¿No te alegrabas hoy de pensar que pronto podrías morir? Esta vela simboliza tu vida. ¿Deseas que se extinga? Respondí rápidamente: Señor, es indiferente para mí el hecho de morir ahora o dentro de algunos años, lo que importa es que Tu Santa Voluntad se cumpla en mí. No deseo más que esto Cuando Jesús lanzó una mirada de poder creativo sobre el cabito de vela, éste empezó a crecer
muy alto. Yo dije: ¡Que se haga, querido Señor, Tu Santa Voluntad, en la tierra como en el cielo!. DOMINGO DESPUES DE PASCUA, 7 DE ABRIL DE 1907. Las ceremonias en el altar ocuparon toda mi atención. A la Elevación me pareció como si Deus Dedit hubiera elevado el Sagrado Corazón de Jesús. La llaga del Corazón estaba totalmente abierta y parecía como si algunas gotas de Sangre se estuvieran escurriendo por las manos consagradas de Deus Dedit, luego se transfiguraron y las rodeó una hermosa luz. San
Gabriel también estaba presente en el altar y se arrodilló en humilde reverencia, al lado del evangelio. Yo lo saludé repetidamente y recomendé a su cuidado a todos los que iban a hacer su Primera Comunión, a todos los catequistas, en particular a Deus Dedit, a Servus Dei y a Adauctus. Al momento en que San Gabriel, el mensajero de la alegría, me miraba tan bondadosamente, le rogué que trajera mucho consuelo y alegría espiritual a mis hijos espirituales. Después de la Elevación, me di cuenta de que también estaba allí la Madre de Dios y que
presentaba a Deus Dedit a Su Hijo. Ella se veía rodeada de real gloria como Reina del Cielo. Yo me sentí tan conmovida al verla que se me vinieron lágrimas a los ojos, pero mi arcángel puso sus manos sobre ellos y éstas desaparecieron. Cuando Deus Dedit miró la Sagrada Hostia antes de la Comunión, parecía como si estuviera tocando con sus manos la llaga del Sagrado Corazón. Pregunté a mi ángel custodio lo que esto significaba. El dijo: ¡Está sacando los tesoros del amor de Dios del Corazón de Jesús para distribuirlos entre sus amigos!. Esto me alegró mucho por Deus Dedit, quien
en los días siguientes se parecería a San Gabriel, siendo mensajero de buenas noticias. Cuando recibió el Cuerpo de Nuestro Señor, pareció volverse uno con el Sagrado Corazón de Jesús. Al momento en que él volteó para dar la absolución antes de distribuir la Santa Comunión, San Gabriel se me acercó y me dijo: ¿Despierta en ti una ardiente aflicción por tus pecados y debilidades?, lo cual hice. Cuando mi vecina dejó su lugar para acercarse a la fila de comulgantes, se me acercó un hermoso ángel, a quien no había visto antes, y me dio la Santa Comunión con estas palabras: ¡Que el Cuerpo
del Señor Jesucristo dé a tu alma la vida eterna! Me sentí tan poseída de un sentimiento de reverencia y de gozo que creí que moriría. Nuevamente estuve sola esta tarde. Pedí a la Santísima Virgen que por Su Inmaculada Concepción obtuviera para Deus Dedit y su amigo Servus Dei los dones de santidad y de perseverancia. Cuando rogaba también a mi arcángel que llevara mi pedido ante el trono de Dios, vi de pronto a mis dos ángeles frente a mí: mi arcángel sostenía en su mano un plato dorado, del cual se elevaba al cielo una nube de ardiente incienso.
¡Mira!, dijo ¿cuán listo estoy a cumplir tus deseos y servirte? Mi alma se llenó de paz y ahora me atrevo a esperar que, con la gracia de Dios, podré tomar la corona de mirra y beber del cáliz que mi Crucificado Salvador me ofrece. Ahora deseo, Oh Señor, tomar mi descanso, cumplir Tu orden de que después de su trabajo un hombre debe descansar y dormir para recobrar su fuerza. Dame, Oh Señor, el sueño necesario para poder cumplir Tu Santa Voluntad. Querido hermano, mi santo ángel de la guarda y tú, bendito espíritu, observa y echa lejos a los ángeles de las
tinieblas para que pueda yo descansar y dormir en paz. OFRECE AL NIÑO TUS SUFRIMIENTOS María se mostró muy afable con los tres reyes mientras que Su corazón se regocijaba en Su Dios y Salvador. Los tres reyes fueron las primeras personas en honrar a María como su reina. Al contemplar esta visión se apoderó de mí una gran aflicción a causa de mis muchos y abominables pecados. Me hubiera gustado tanto traer presentes yo también, como hicieron los reyes, pero no tenía nada.
Luego percibí a mis dos ángeles, uno sosteniendo un gran plato dorado en su mano y el otro que colocaba en él una ramita de mirra. Aunque la ramita era tan pequeña, mi ángel dijo: ¡Ofrece a Cristo Niño tus sufrimientos! Tomé el plato y rogué a Cristo Niño que colocara en él los méritos de Su Pasión para que pudiera yo tener algo que ofrecerle, porque lo que yo tenía era demasiado insignificante. Jesús sonrió y bendijo la ramita, la cual empezó a crecer hasta alcanzar gran tamaño y cuyas ramas se cubrieron de rosas color rojo oscuro. Tanto me refrescó el perfume celestial que olvidé
mi dolor. Ofrecí también a Cristo Niño la continencia de Sus sacerdotes y vírgenes. Mientras oraba por Deus Dedit, mi guía espiritual, de pronto lo vi con blancas vestiduras y arrodillado ante el pesebre, sosteniendo en sus manos un cáliz dorado decorado con ramitas de mirra. Su ángel se apareció a su lado ofreciendo incienso al Señor. Mientras que Cristo Niño extendía sus brazos para acercarle a Su Corazón, Deus Dedit cerró sus ojos y su alma se llenó de paz y de gozo. Vi que él había alcanzado gran altura en favor y amor a Dios y agradecí a Dios por esto, porque Esto me hace esperar
que Deus Dedit pueda guiarme hacia tal amor a Dios. GUARDA EL SECRETO DE LOS REYES Si Dios desea que algo se mantenga secreto, aquello debe permanecer secreto. Tu confesor no puede hablar con nadie, nunca, ni siquiera con su amigo respecto a la gracia particular que la Misericordia de Dios te ha dado (los estigmas). Haz que no olvide que eso sería violar el secreto de confesión. Dios lo quiere así. El también desea que por el momento sufras mucho ridículo y menosprecio con el propósito de desviar de ti la atención del diablo. Te
advierto en el Nombre de Jesús que estés prevenida. Hasta estas cosas que escribes son sólo para Deus Dedit, quien no puede nunca divulgarlas. Tu pensamiento al escribir todo esto debe ser que tú lo escribes para tu confesor, y así debe permanecer. Pasé muy mala noche pero, gracias a Dios, mi sufrimiento no fue en vano. Sólo alrededor de las 4 de la madrugada pude coger el sueño. A un cuarto para las cinco me desperté nuevamente y empecé a prepararme para mi confesión y comunión. Cuando mi ángel me informó que no me sería
posible comulgar, ofrecí mi gran deseo a mi Salvador y fui confortada. A las seis y cuarto me dirigí a la iglesia. Cuando llegó mi turno para entrar al confesionario, mi ángel me dijo: Descubre tus manos justo antes de la absolución y muéstraselas a tu confesor. Yo estaba muy asustada pero pensé para mí misma que estaría todavía demasiado oscuro para que él pudiera ver algo en el confesionario. Mi ángel, sin embargo, repitió con firmeza: ¡Haz lo que te digo! y lo hice. Le pregunté a mi arcángel respecto a qué clase de gracia debería tratar yo de obtener
para Deus Dedit, quien deseaba se le concediera el don de sanar a los enfermos. Mi arcángel me dijo que tal don levantaría demasiada publicidad, cosa que ni Deus Dedit ni yo gustábamos y que la sanación de los enfermos era un poder que se otorga para bien de otros y era de poco beneficio para la propia alma. Le pedí que me iluminara respecto al futuro de Deus Dedit, pero él me dijo: Tu confesor excede su autoridad sobre ti. No eres una médium espiritista. El futuro está en manos de Dios. Deus Dedit debería haber comprendido hace tiempo que Dios lo había destinado para
… , y él vino aquí. Si Dios desea que él ocupe una posición más alta aquí, el Espíritu Santo lo guiará sana y seguramente, como lo hizo hace siete años. Anoche me ordenó mi ángel de la guarda que tomara mi descanso. Al cabo de tres horas, un ángel que parecía ser el Principado de Deus Dedit me despertó. Me dijo que orara por un agonizante y yo continué mis oraciones hasta las cuatro de la madrugada. Esa alma está ahora en el Purgatorio, salvada por una gracia especial que se le dio en sus últimos momentos.
DEBES SUJETARTE A EL Y NO A MI A un cuarto para las cinco vino mi arcángel y me dijo: Tu guía espiritual puede liberarte de todos tus sufrimientos si así lo desea, pero debe actuar por motivos sobrenaturales. Si él quiere que tú describas tus sufrimientos en tus escritos, hazlo así, porque estás de lejos más estrictamente ligada a obedecerle a él que a mí. Cuando le informé respecto a los deseos de Deus Dedit, él dijo muy seriamente: ¡Eso es asunto de Dios!. Yo soy tan sólo Su mensajero y puedo decirte sólo las cosas que El
me permite. El ángel quería irse, pero yo lo detuve diciendo: ¡En el Nombre de Jesús, deseo que te quedes!. Debo hablarte sobre más cosas, de otra manera serás responsable por mi obediencia defectuosa. Deseaba también hacerle llegar los saludos de Deus Dedit y sus otros mensajes. Mi ángel sonrió mientras decía: Yo estaba detrás tuyo y compartí la bendición que él te dio y mi corazón se regocijó en Jesús. Cuando él te encargó saludarme, yo doblé mi rodilla y le saludé mil veces en la bondad celestial del Sagrado Corazón de Jesús. Haz lo que él te dice, porque estás sujeta
a él y no a mí. El oficio de guiar almas es tan sublime que los ángeles se maravillan. Por tu obediencia honrarás y servirás a Dios. Durante la Misa esta mañana, entre la Elevación y la Comunión mis llagas se tornaron tan frescas que me sentí muy confundida, y escondí mis manos debajo de mi chal. Cuando desapareció su color rojizo, al final de la Misa, pregunté a mi arcángel si mi confusión había sido un castigo por algún acto de orgullo. El dijo: ¡No soy tu confesor!. Pregúntale a él y guíate por lo que él te diga. Al salir de casa hoy, vi de pronto de pie frente a mí a un
ángel muy hermoso. Vestía como un Levita, con los brazos cruzados a la altura del pecho y sus ojos elevados al cielo en actitud imploradora. Me quedé tan petrificada por su belleza celestial que no me atreví a preguntarle lo que deseaba. Su apariencia, sin embargo, me parecía familiar. Para alegrarle empecé a rezar un Ave María. Extendiendo sus brazos, me explicó su misión con gran ternura: Soy el ángel que el Señor envía a los que sufren mucho. Ahora vengo a ti, luego iré donde el Padre B... , y luego donde Deus Dedit. No te sientas desmoralizada, sino que debes agradecer desde ya por tus
futuros sufrimientos. La paz sea contigo, y desapareció. LAS ALMAS INOCENTES SON MAS HERMOSAS QUE LOS ANGELES Mi segundo ángel, que me fue dado ayer, pertenece al coro de los arcángeles. Su semblante es serio, su actitud llena de reverencia y se presenta vestido de verde. El ha venido con el fin de darme fuerzas, por Voluntad de Dios y permanecerá conmigo hasta mi muerte. Cuando yo llamaba a mi ángel de la guarda para pedirle ayuda en mi profunda aflicción, apareció él junto con mi
arcángel, compañero de San Gabriel. Ambos brillaban con una luz tan hermosa que yo dije: Qué hermosos sois, y en la realidad debéis ser todavía mil veces más hermosos de lo que a mí me parecéis. ¿Si por un momento pudiera yo captar un chispazo de vuestra real gloria, esto me mataría? Si, es cierto dijo el arcángel, pero un alma humana inocente es aún más hermosa que un ángel en toda su gloria. Su bienaventuranza entre los santos es mayor que la nuestra, porque a estas almas les fue posible sufrir por amor a Dios. Luego yo anoté: ¿Qué hermosas deben entonces ser las almas de mi director
espiritual y la de su amigo? Pienso en esto con especial deleite. Ambos sonrieron y mi ángel de la guarda dijo: Tienes tan sólo una débil idea de la real belleza y gloria de sus almas. Si Dios te revelara a tal alma en toda su gloria creerías estar ante Dios Mismo. Esto es así con cada alma pura. Las almas de los sacerdotes poseen una gloria propia, y son tan exaltadas en su brillantez que sólo en el cielo empezarán los sacerdotes a comprender su dignidad. Este conocimiento comprenderá mucho de su felicidad en el cielo.
LOS ANGELES DE SUS AMIGOS SACERDOTES Aunque los ángeles de Servus Dei y de Deus Dedit difieren uno de otro, sus características los complementan de manera maravillosa. Sus ángeles de la guarda son muy similares, y se podrían fácilmente confundir uno con el otro. Cuando una persona alcanza sitiales más altos en su búsqueda de santidad, Dios le proporciona un segundo ángel, y si alcanza todavía mayor santidad, su lugar es
ocupado por un ángel de un coro aún más elevado. Si un sacerdote recibe una de las Dominaciones como compañero, se le otorga el don de guiar bien a las almas confiadas a su cuidado y mantiene una peculiar autoridad sobre ellas Los sacerdotes seculares raras veces reciben como asistentes a una de las Dominaciones. Deus Dedit tenía anteriormente una Potestad a su lado, pero ahora es asistido por uno de los Principados. Este ángel se ve tan glorioso y lleno de autoridad que ayer me sentí muy asombrada cuando le vi. Sus vestiduras resplandecen de luz blanca
brillante; en su mano izquierda lleva un cetro que brilla como el sol, y su mano derecha está libre para ayudar, guiar y bendecir a Deus Dedit según él necesite. Me asombré mucho ayer cuando vinieron a comer a nuestra casa dos sacerdotes temerosos de Dios. Tuve que esforzarme para no perderme en una meditación sobre la indescriptible excelencia del perfecto sacerdocio. La Dominación de Deus Dedit había sido anteriormente ayudante y compañero de San Felipe Neri. El arcángel de Servus Dei había sido el amigo y compañero visible del
Venerable Peter Faber, el compañero de San Ignacio. La Dominación que anteriormente sirvió a Deus Dedit y ahora sirve a su amigo, el Padre B…, debe ser reemplazada por otra Dominación más poderosa: la de San Alfonso Ligorio. Ayer en la tarde, cuando Servus Dei estaba sentado cerca mío, vi a su Potestad. El debería agradecer a este ángel desde el fondo de su corazón, porque este ángel pronto dejará su lugar a otro ángel de una orden más elevada que vendrá a ocupar su lugar. Esta Potestad se apareció luego vestida como si fuera a viajar. Servus Dei ha
dado un gran paso en el camino hacia la perfección, por lo cual debe agradecer mucho a Deus Dedit. Yo envié a mi arcángel a asistir a Deus Dedit mientras él daba su sermón También le imploré que levantara su poderoso brazo contra los espíritus malignos que me tientan, para que yo evitara ofender a Dios. Tu ángel de la guarda y yo, dijo, Estamos vigilándote, pero tú debes luchar feroz y bravíamente. El me saludó en el Santo Nombre de Jesús y yo le deseé alegría por intercesión del amorosísimo corazón de Jesús. Me alegré cuando vi cómo se iluminaba su semblante tan
alegremente al escuchar este saludo. Cuando Deus Dedit iba hacia el altar, su Dominación llevaba delante suyo una vela encendida, y su ángel de la guarda caminaba a su lado. Poder ver a los ángeles es algo tan reconfortante, si tan sólo Deus Dedit pudiera ver a los suyos.
PROFESION Fue un día de gracia para Deus Dedit, quien hizo sus votos esta mañana, pero los favores que se le otorgaron no fueron en respuesta a sus
oraciones. Yo estuve presente en espíritu, en la Iglesia de N…. Vi cómo Deus Dedit estaba acompañado por sus dos ángeles y también por su anterior ángel del coro de las Dominaciones y por el arcángel de Servus Dei. Al momento del Ofertorio apareció Cristo sobre el altar, lleno de gloria y majestad. María estaba de rodillas al lado del evangelio y San Gabriel estaba de pie algo detrás de Ella Junto a María estaba de pie San Juan Evangelista y San Juan Berchmans, vestido de Jesuita. La visión en su conjunto era solemne y hermosa. Al momento de la
Consagración, ya no vi al Señor sobre el altar sino que ahora apareció en la Hostia, cuando Deus Dedit la elevó en la Elevación. La Madre de Dios estaba vestida con su acostumbrado manto azul. Su vestido era blanco y tenía puesto también un velo, que le cubría el cabello, pero no la frente. Sus brazos estaban doblados sobre su pecho en actitud de indescriptible humildad. San Gabriel vestía un alba y una estola bordada en oro. En su mano izquierda llevaba un lirio y la derecha descansaba sobre su pecho. Muchos ángeles estaban presentes, muchos más de los que estuvieron presentes en
esta misma iglesia durante la anterior profesión solemne. Cuando Deus Dedit pronunció sus votos, después de finalizar la Misa, el arcángel Gabriel lo signó con la señal de la cruz. También vi que un hermosísimo ángel, que me era familiar, se acercaba a Deus Dedit y le ataba las manos con una cuerda dorada. Cristo se encontraba sentado en Su trono sobre el altar. Tenía puesta Su corona y en Su mano sostenía un brillante cetro. El Señor parecía tan contento cuando Deus Dedit se consagró a Su servicio, que yo Le pregunté: ¿Qué recompensa le darás por haberse consagrado a Ti?
Jesús respondió: ¿Mi amor y Mi gracia. Todo lo que hasta ahora parecía de plata en todas sus obras, de ahora en adelante se convertirá en oro, por su obediencia y el sacrificio de su voluntad? Por un momento, me pareció Deus Dedit tan indeciso que yo me preguntaba qué gracia especial le estaría él pidiendo a Dios. Luego vi a la Madre de Dios de pie frente a Deus Dedit, aparentemente conversando con él. La Santísima Virgen volteó hacia Su Hijo, con sonrisa maternal en su rostro, y vi cómo Ella hundía dos de Sus dedos en la Llaga abierta de Su Sagrado Corazón y, volteando
nuevamente hacia Deus Dedit, escribía lentamente el Nombre de Jesús en su corazón. Así recibió él la misma gracia que recibieran anteriormente San Ignacio, Santa Gertrudis, Santa Magdalena de Pazzi y algunos otros santos. Yo pregunté a la Madre de Dios: ¿Por qué hiciste esto? Tal gracia es muy única, pero a la persona le trae muchos y severos dolores corporales. Con una hermosa sonrisa, Ella respondió: ¿Podría Yo haberle obtenido mayor gracia y más preciosa que ésta? Todos los dolores del cuerpo y del alma que él experimentará de hoy en adelante, le afligirán más que los que tuvo en el pasado.
Pero, ¿crees que él habría rechazado esta gracia si Yo le hubiera mostrado todas las cosas que han ocurrido aquí esta mañana? Luego vi que San Juan Berchmans se acercaba y colocaba su mano sobre el hombro de Deus Dedit, indicando que él había sido elegido como su patrón. Mi arcángel conversó conmigo respecto a la naturaleza del voto que nos ata a uno con otro, incluso hasta después de muertos. Si yo muriera antes que Deus Dedit, estaría todavía atada a él por mi voto hasta que también él haya entrado a la eternidad.
VALE MÁS QUE UN COSTAL DE ORO Mis dos ángeles me trajeron saludos de Deus Dedit, como él les había pedido, pero al no verlos, les supliqué me permitieran al menos por un momento sentir su presencia para que yo pudiera darles mi mensaje de parte de Deus Dedit. Mi urgente deseo los movió a que se me mostraran con gran hermosura y gloria. Mi arcángel dijo: Estuvimos presentes y escuchamos con gozo las órdenes de tu director. También nosotros le saludamos mil veces en retorno, con reverencia y
placer. Como ya nos has dado su mensaje, te pedimos que le hagas llegar nuestros saludos en el dulce Nombre de Jesús. El Señor está con él. Cuando tú renovabas tus votos, nosotros nos arrodillamos a tu lado y ahora ambos estamos también sujetos a él y obedecemos su voz. ¿Por qué se irrita él tan sólo porque no puede hacer más caridad? Dios no ve el tamaño del don, sino la buena voluntad con la que se da. Una simple palabra bondadosa que se pronuncia para levantar el ánimo de un alma triste vale más que todo un costal de oro. LOS ANGELES EN LAS VIDAS
DE LOS SANTOS Esta tarde, cuando empezaba yo la novena en honor de San Francisco Javier, tuve una simpática visión de cómo San Ignacio enviaba una y otra vez a su propio ángel al lado de San Francisco, para inspirarle el pensamiento de unirse a su recientemente fundada orden. También se me mostró a San Francisco prosiguiendo sus estudios tan enérgicamente en la universidad de Paris, y además con la pureza e inocencia de un niño pequeño. Su ángel de la guarda llevaba siempre el lirio. Santa Francisca Romana
veía a su lado constantemente a su ángel. El la protegía de todos los males que hubieran podido empañar su alma. Santa Francisca parecía ser bastante alta y se conducía con encantadora dignidad. Ella había vivido una vida ejemplar, pero sólo después de casada mostró la grandeza de su alma en toda su belleza y gloria. Ella era muy caritativa y humilde. Al despertar una mañana y dirigir como de costumbre sus ojos primero hacia el cielo, entregándose totalmente a Dios y luego mirar con ojos llenos de amor a su hijita, que dormía a su lado, de pronto la habitación se llenó de una luz
celestial, y frente a ella apareció un niño tierno y hermoso. Era su hijito menor, muerto hacía ya tiempo, cuya muerte había casi destrozado su corazón. Su nombre era Juan y él se apareció como era en vida, sólo que mucho más hermoso. ¡Cómo deseo poder encontrar palabras para describir la hermosura del alma de un niño! El pequeño Juan saludó a su madre con alegría y reverencia. Ella le extendió sus brazos y, embargada de emoción gritó: ¡Hijo mío! ¿Todavía me recuerdas, en tu gloria celestial? El niño respondió tiernamente: ¡Por supuesto que sí! ¿Piensas que podría
olvidarte? ¿Ves a este niño aquí, conmigo? Es mi compañero, del coro de los arcángeles. Yo pertenezco al coro de los ángeles. Este arcángel posee mucho mayor gloria que yo y es mucho más bello que yo. Dios le envía a tomar mi lugar y el lugar de mi hermanita Inés, quien pronto me seguirá al Paraíso. Este arcángel quedará a su lado día y noche, aunque tú no podrás verlo con tus ojos corporales. El te confortará y permanecerá contigo hasta la muerte. El pequeño Juan desapareció, pero el arcángel permaneció. Santa Francisca lo veía constantemente, aunque a veces, cuando no
sentía suficiente pena por sus debilidades, desaparecía él momentáneamente pero nunca la dejó. Esta mañana, durante mi meditación, vi a San Juan Nepomuceno. Mi arcángel me dijo que la gente honra a este mártir mucho menos de lo que él merece. El es el patrón de los confesores y de quienes son calumniados. Los sacerdotes, especialmente cuando son difamados, deberían rezarle por la conversión de sus enemigos. Mi arcángel me recomendó también esta práctica. San Juan era de mediana estatura y siempre parecía absorto en graves pensamientos. El veía
con frecuencia a sus dos ángeles. El veía también la condición exacta de las almas de sus penitentes, ya que las contemplaba en presencia de sus ángeles. El poseía el don de leer los corazones de los hombres. Era a la vez confesor y guía espiritual de la reina de Bohemia. Aunque ella no ha sido canonizada aún, está considerada como santa. Cuando mataron a San Juan (a causa de no haber consentido él en revelar al rey los pecados de su esposa, manteniendo de esta manera el sagrado secreto de confesión) su dolor fue tan horrible, agravado además por no poder derramar una sola
lágrima, que sintió que su corazón se despedazaba. Tan sólo después de tocar su cadáver pudo ella encontrar alivio derramando copiosas lágrimas. Cada vez que San Juan predicaba, su Dominación estaba a su lado, inspirándole. El predicaba fluidamente, con estilo bastante fuerte y sus palabras se grababan profundamente en quienes lo escuchaban. Este santo mantuvo el lirio de su virginidad e inocencia hasta su tumba. Su gloria es la de los mártires, sacerdotes y vírgenes. San Aloisio tuvo gran fiesta hoy en el cielo. Es un santo tan simpático Yo le amo
mucho, porque él veneraba fervientemente a los ángeles y difundía su devoción en todos lados. Cuando yacía en cama, agonizante, su habitación de pronto se llenó de ángeles. María apareció a su cabecera y Jesús se dejó ver encima suyo, de manera que él pudo ver Su divino Rostro. Al momento en que el Señor llamó a Aloisio por su nombre, entregó él su alma en manos de Jesús. Se vio que su alma tomaba la forma de una hermosa y brillante paloma.
LOS ANGELES Y LAS ALMAS
DEL PURGATORIO En horas del crepúsculo me llevó mi ángel a conocer una parte del Purgatorio. ¡Es terrible! ¿Cuán insignificantes son todos lo sufrimientos terrenales en comparación con esta tortura? Ni siquiera el calor más intenso experimentado en la tierra puede compararse con este fuego oscuro y consumidor. Fui llevada hacia la parte más baja del Purgatorio, donde pude reconocer a una de mis parientes, que nació el mismo año que yo, y a quien creía desde hace mucho tiempo en el cielo. Ella es una de las que debe sufrir más tiempo y que
recibió tan sólo una gota de alivio por todas las Misas ofrecidas por ellos y que no pueden, según la justicia de Dios, derivar beneficio alguno de las obras buenas hechas por ellos; que ni siquiera desean obtener alivio alguno, porque conocen que Dios en Su justicia debe castigarlas tan severamente. Los ángeles visitan esta parte del Purgatorio únicamente los días de fiesta o durante los tiempos fuertes de la iglesia, para llevar algo de bienestar a las almas que anteriormente tuvieron a su cargo. Es un lugar de los más agonizantes suspiros, de ardientes lágrimas, un lugar al que yo
llamaría infierno si no fuera por la esperanza de que algún día estos sufrimientos terminarán, ciertamente antes del último día. ¡Oh, las más pobres almas entre todas las pobres almas del Purgatorio! Yo quise tocar a una de estas almas, atraerla hacia mí y confortarla, pero mi ángel me retuvo las manos y me dijo: ¡No la toques! ¿De inmediato arderías hasta convertirte en ceniza. Tu cuerpo no podría jamás soportar tal fuego, aunque recibiera fortaleza?. A pesar de las llamas, este lugar está envuelto en las más profundas tinieblas y, a no ser por la brillantez que despedía mi
ángel, lo cual me permitía ver a mi alrededor, no hubiera podido yo ver nada. Y estas Pobres Almas dentro de esta horrible oscuridad todavía pueden considerarse muy afortunadas porque se condena la mayoría de las personas que cometen el pecado que cometieron estas almas. Su pecado es tan grande como el pecado de Lucifer. En el último momento de su vida, mientras que el hombre todavía vive, es juzgado. En su último momento un hombre puede, con la gracia de Dios, experimentar un tan perfecto acto de amor que logra
atravesar muy rápidamente el Purgatorio. Una vez vi a una persona en el Purgatorio, quien yo pensaba que seguramente tendría que sufrir largo tiempo, ya que durante su vida había ofendido seriamente a Dios con sus maldiciones, blasfemias e iras. Cuando le pregunté a mi ángel cuánto tiempo debía esta alma sufrir, él respondió: En este momento ya debe estar él siendo llevado al cielo. Yo quedé perpleja al escuchar esto, pues el hombre había fallecido sólo el día anterior. Mi ángel me explicó luego que este hombre había experimentado un muy
sincero acto de contrición en sus últimos momentos, cuando iba a ser juzgado. El había amado su vida y se había divertido mucho, pero cuando le llegó el momento de morir, se sintió contento y ansioso de morir, porque entonces ya no le sería posible ofender más a su Dios y Salvador. Yo le pregunté si él recibiría un lugar inferior en el cielo. No, su trono estará junto a los Serafines. Durante su vida, este hombre nunca rechazó dar limosna a nadie cuando se la pedían. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. La tarde anterior a la
fiesta del Santísimo Nombre de Jesús, innumerables almas entrarán al cielo. El hermano de Deus Dedit se encuentra entre ellas, así me lo ha informado su ángel de la guarda. Su palma de la victoria ya está preparada, y su ángel se la entregará al momento de conducir su alma ante el trono de Dios. De pronto me vino la idea de ofrecer todas mis angustias y lágrimas a la Divina Justicia por el bien de las Pobres Almas del Purgatorio. De inmediato seguí esta inspiración y rogué a los nueve coros de ángeles que me ayudaran en mi oración. Oré con tanta seriedad y
fervor como nunca antes lo había hecho. Sentí como si ya no estuviera arrodillada en el suelo y ni siquiera sentía el peso de mis dolores corporales. Quise parar, pero mi ángel me dijo: Sigue rezando. Continúa hasta que sea liberada el alma a quien Dios le está dando el beneficio de tus oraciones. Me sentí tan conmovida que la única oración que pude encontrar fue repetir una y otra vez: ¡Mi Jesús misericordioso Tienes que ser misericordioso con él, porque Tú moriste por nosotros, miserables pecadores! Esta oración la repetí con cada vez mayor fervor y entremezclada con
muchas y ardientes lágrimas, pues escuchaba los clamores de las Pobres Almas que penetraban mis oídos. De pronto sentí que una gran paz entraba a mi alma y, rendida de cansancio, cerré los ojos. Mi ángel me dijo: Abre tus ojos y da gracias a Dios. Al abrirlos, vi delante mío a un hermosísimo joven, quien me dijo: Tus oraciones, compasión y lágrimas me abrieron las puertas del cielo. Estoy listo a presentarme ante el trono de Dios, pero antes vengo a agradecerte mil veces por tus oraciones. He estado en el Purgatorio durante veintiún años, olvidado de mis amigos y parientes. Cuando tú
mueras, vendré a asistirte.
LAS RELACIONES DE MAGDALENA CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO Mi ángel me preguntó hoy, entrada la noche, si no me gustaría establecer íntimas relaciones con las Pobres Almas del Purgatorio. Yo le contesté que antes debía obtener el necesario permiso de mi guía espiritual. Luego, él dijo: Sí, y hazlo muy pronto, porque vendré por una respuesta el día de la Candelaria. Tu director tiene todavía nueve días para
pensar en esto. Sopesa cuidadosamente las cosas. Esto puede significar que debas renunciar a toda necesidad de consuelo, excepto el de la oración. Debes desear constantemente recibir más y mayores pruebas. Nunca debes quejarte respecto a cualquiera de tus sufrimientos sino más bien soportarlos paciente y voluntariamente, como lo hacen las Pobres Almas en su lugar de purificación. Tu cruz será cien veces más pesada que antes. Sopesa todo esto cuidadosamente y luego toma tu decisión. Su confesor le dio permiso, y "la Ancilla" respondió: He aquí la esclava
del Señor. Esta tarde, cuando me encontraba sentada ante el cuadro del Sagrado Corazón de Jesús, orando por las Pobres Almas del Purgatorio, de pronto se me apareció mi ángel a mi lado y dijo con voz grave: ¡Cuidado, no te asustes! En ese momento escuché un débil golpe en la puerta y llena de aprensión grité: ¡Adelante! El fallecido Monseñor K… entró y se acercó hasta donde yo me encontraba sentada cerca de la ventana. Su apariencia me llenó de compasión. Parecía estar muy débil y cansado y se dirigió a mí con voz desfalleciente:
¡Cuán contento estoy de que al fin se me haya permitido venir a ti! Todos los otros me han olvidado. Dile al Padre F… que por amor a Dios no me olvide totalmente. Espero diariamente sus oraciones. Yo oré tanto por él y ahora él empieza a olvidarme. Ya que Dios me ha permitido venir a verte, sé que las cosas mejorarán para mí. Le pregunté si todavía debía sufrir mucho tiempo más, porque se habían ofrecido muchas Misas por el descanso de su alma. Entonces empezó él a llorar amargamente y dijo: De todas esas Misas sólo una se aplicó a mi alma. Cuando estaba en B…, yo celebraba
Misas en horas tan irregulares que mucha gente no asistía a Misa pues no sabían a qué hora yo la celebraría. La Divina Justicia ha retenido todas estas Misas ofrecidas por mí hasta que se haya hecho suficiente reparación por la negligencia involuntaria de esta gente que no asistió a Misa. ¿De qué manera puedo ayudarte?, le pregunté. ¿Sufriendo y orando.? Le prometí sufrir por él esa noche y continuar mis oraciones hasta que fuera liberado. Le pregunté si las lágrimas derramadas le habían servido de algún alivio. ¡Oh, sí! replicó. Esas lágrimas han limpiado mi alma, pero arden
mucho. Si se juntaran todos los sufrimientos de todo el mundo desde su creación hasta el último día, éstos son nada en comparación con un momento de sufrimiento en el Purgatorio. Cuando se fue, tuve una hermosa y conmovedora visión de cuán reverentemente lo acompañaba mi ángel hasta la puerta. Cuando el buen Monseñor K… fue finalmente llevado al cielo, vi a una hermosa y alta dama acercarse a él llevando un vaso de marfil en su mano. Ella derramó su contenido sobre su cabeza, y cayó sobre ella un rocío de deliciosa e indescriptible fragancia. Su
rostro se iluminó al extender él sus brazos, sobrecogido por la abundancia de su felicidad. Esta hermosa dama también se arrodilló ante él para atar sus zapatos, que relucían como oro en sus pies. Luego, yo le pregunté: ¿Quién eres? Ella replicó: Soy la Misericordia. Esta alma siempre caminó por mis caminos, por lo tanto la he ungido con el óleo de la felicidad y la acompañaré por el camino hacia el cielo. El fue misericordioso mientras estuvo entre los hombres y yo, la Divina Misericordia, le doy la bienvenida en las puertas del cielo. Luego vino el arcángel de los que sufren,
a quien conozco desde hace algún tiempo. Su semblante normalmente tan angustiado y serio estaba ahora revestido de profunda alegría cuando hizo entrega a esta feliz alma de las palmas de la victoria. La Pureza Virginal apareció en gloria y majestad para entregarle el lirio. Luego, cuando su alma se elevaba hacia la Luz Eterna, escuché yo jubilosos aleluyas de los coros celestiales. EL FALSO ANGEL Mi arcángel me advirtió hoy que estuviera vigilante cuando algún arcángel se me apareciera. Yo debería
observar bien si éste llevaba una cruz en su estola. Si no la tenía, yo debía ordenarle en el Nombre de Jesús que dijera quién es. Recordaré esta advertencia. Hoy me sentí bastante importunada por un hermoso arcángel que no llevaba una cruz en su estola. El me decía una y otra vez que como yo estaba de todas maneras destinada a condenarme, debería hacer que mi vida fuera lo más confortable posible y que él podía ayudarme a lograrlo. Si yo no tenía un especial deseo de felicidad terrena, debería simplemente poner fin a mi vida, porque ésta carecía
totalmente de valor. Esta segunda tentación fue tan violenta que llamé a mi arcángel para que me ayudara y entonces desapareció el ángel caído. Otro ángel sin cruz me sugiere continuamente que, como ya no puedo esperar nada de esta vida sino aflicciones y angustias, debería poner fin a tan miserable existencia. Esta tentación me hizo sentir muy cansada y oprimida. No tenía muchos deseos de prolongar esta batalla para obtener paz, por lo que le dije: Deja ya de hablar y ocúpate de tus cosas. No te ocupes de mí. Yo sólo deseo cumplir la voluntad de
Dios. Cuando El me llame, entonces moriré con gusto. Esperaré el llamado de Dios y no me anticiparé a él. (Nota de su confesor: "Ancilla Domini debería haberle dicho: “Tú, viejo canalla”, en el Nombre de Jesús, ¡sal de aquí!) Entonces vi cómo su belleza se convertía en horrible fealdad, y mi arcángel puso rápidamente su mano sobre mis ojos para que no vea esta aterradora visión. Hace pocos momentos tuve otro visitante peculiar. Este me advirtió que no debía describir todas esas cositas pequeñas de manera tan llana en mi diario para Deus Dedit. No era necesario escribir algo
cada día, y ciertamente no era bueno confesar las obras de mi amor propio. Como yo sentía que tales ideas estaban en contra de mis más profundas convicciones, le dije a mi inoportuno visitante: ¿Cómo puedes atreverte a hablarme de esta forma? Me estás aconsejando que sea desobediente, por lo tanto no eres de Dios. Cuando dije esto, noté también que él no llevaba la cruz en su estola. Mi arcángel nuevamente cubrió mis ojos. Hoy me sentí nuevamente muy desamparada y mortalmente cansada. Parecía como si todos los sufrimientos de mi vida y
todas las buenas obras que omití hacer descendieran como una aplastadora carga sobre mi corazón. De pronto vi una extraña forma de pie ante mí, con vestimentas azul brillante, bordadas con oro. La visión hubiera podido llamarse hermosa, pero había algo que la hacía dolorosa y repulsiva. Con voz suave, empezó la visión a enumerar todos mis antiguos pecados, deplorando amargamente que era imposible hacer reparación por tantas obras descuidadas. Estas palabras fueron como puñaladas en mi corazón. Mis temores menguaron en algo cuando recordé que un buen espíritu
no hablaría de tal manera, por lo que si yo seguía prestando oídos a sus sugerencias, iba a empezar a desesperarme. Cuando observé la visión de algo más cerca, sentí repetirse la misma sensación opresiva de antes. Sus ojos estaban todavía bajos, por lo que yo interrumpí atrevidamente la interminable letanía de mis pecados y debilidades para entonces ya había él llegado a mis quince años. En el Nombre de Jesús Crucificado, ¡te ordeno que me mires! El hermoso semblante se deformó convirtiéndose en una horrible mueca y dos ojos llenos de odio, los ojos del diablo, me
miraron. Ahora sé lo que estuvo incorrecto: yo le ordené al diablo que se quedara para escuchar mi respuesta. Todos los pecados que has enumerado yo realmente los cometí, y muchos más todavía. Si bien mis pecados son innumerables y grandes, más grande aún es mi esperanza en los méritos de Jesús Crucificado. Distraídamente agregué la bendición que uso a menudo cuando me dirijo a las Almas del Purgatorio: ¡Que la Misericordia de Dios te reconforte y te dé paz! Con un aullido aterrador desapareció el mal espíritu, pero entonces vi al querido
Padre Juan ante mí con una mirada de cólera en su rostro. El me dijo: ¿Cómo te atreviste a desearle al diablo la bendición de paz, a quien trata constantemente de perturbar la paz de los hombres y de robársela a ellos? Qué distraído de tu parte desearle paz a quien la perdió para siempre por sentencia de la Divina Justicia. Me sentí embargada de tristeza por estas palabras y para hacer reparación por ellas, empecé a rezar un Te Deum en honor a la Divina Justicia.
SIEMPRE HEMOS EXPERIMENTADO LA MARAVILLOSA AYUDA DE NUESTRO ANGEL DE LA GUARDA No es apropiado despedirnos de Ancilla y de los ángeles en las puertas del infierno después de haber atravesado el reino de los ángeles, por el cual ella nos ha conducido. Volteemos entonces hacia trono de nuestro Santo Padre, Pío XI, y pidámosle que nos cuente respecto a sus relaciones con su ángel de la guarda y lo que él pensaba de él. En la fiesta de los Santos Ángeles de la
Guarda, el Papa se dirigió a un amplio grupo de niños de todas partes de Italia. Les habló de su ángel de la guarda. Primero recordó las palabras de San Bernardo, el gran siervo de la Santísima Virgen y panegirista de los ángeles de la guarda: No olvidéis nunca a vuestro compañero de vida. Mostradle reverencia por su presencia, por su lealtad y por su buena voluntad y tened gran confianza en su protección. Este ángel de Dios es en realidad vuestro compañero, al estar siempre a vuestro lado. El nos sirve con gran amor y cuidado y nos sostiene con su poder. Por lo tanto es
nuestro deber retornarle apropiadamente tanta bondad, como lo afirma tan claramente San Bernardo. Ni por un momento debemos olvidar la santa presencia de nuestro ángel, pues este príncipe celestial no está hecho para sonrojarse de ninguna de nuestras acciones. Aunque seamos niños o adultos, nunca deberíamos atrevernos a hacer algo que no haríamos en presencia de nuestro padre, de nuestra madre o de nuestros compañeros, porque en todo lugar y en todo tiempo nuestro ángel de la guarda está a nuestro lado. No es sólo un compañero sino que
también se ocupa de nosotros con el más tierno amor y por lo tanto debemos mostrarle tierno amor y devoción. Nuestra confianza en él la mostramos al pedirle una y otra vez su ayuda cada día de nuestra vida. Es bueno que imitemos a nuestro Santo Padre, quien cada día de su vida llamaba una y otra vez a su ángel pidiéndole ayuda, especialmente en tiempos de dificultades y pruebas. El Santo Padre continuó: Deseamos subrayar en particular como acto de gratitud, que Nos hemos siempre experimentado la maravillosa ayuda de Nuestro ángel de la guarda. Siempre
hemos sentido su presencia. Lo mismo puede decirse de los ángeles de la guarda de todos los niños pequeños, que están siempre presentes, llevados por su tierno amor y siempre vigilantes. La convicción de que somos protegidos por un príncipe del ejército celestial, por uno de los espíritus escogidos, de quien Cristo dijo que ellos siempre ven el rostro de Dios, esta convicción nos llena de reverencia, de devoción y de confianza firme. Tal confianza es necesaria y debe dar evidencia de si misma al momento de cumplir una gran tarea o de llevar a cabo una buena resolución. En estos momentos debemos
valernos de la ayuda y protección de nuestro ángel de la guarda. Nuestras oraciones por su ayuda son la mejor y más clara expresión de nuestra confianza. Este pensamiento saludable de San Bernardo nuestro Santo Padre concluyó nos lo grabó nuestra madre en la mente desde muy temprano en la vida, tan pronto como fuimos capaces de entenderlo. Esta convicción nos ha sostenido en todas las cosas que hemos realizado en nuestra vida, con ayuda de la gracia de Dios, y ciertamente será nuestra ayuda en lo que Nos quede de vida, la que Dios nos conceda.
PARA ENVIAR AL ANGEL A LA SANTA MISA "Oh, santo Ángel que estás a mi lado, ve a la iglesia por mí, arrodíllate en el lugar que deseo ocupar durante la Santa Misa. Al momento del Ofertorio, toma en lugar mío todo lo que soy y que poseo, y colócalo cual sacrificio sobre el trono del altar. Al escuchar las campanillas de la Consagración, adora con amor seráfico a Mi Jesús, bajado de Lo Alto y escondido en la Hostia. Luego ora por quienes amo
tanto, y por quienes me causan penas. Que la Sangre de Jesús limpie todos los corazones y alivie a las almas que sufren. Cuando el sacerdote reciba la Comunión, tráeme tú a Mi Señor, para que Su dulce Corazón pueda descansar en el mío, y yo su templo pueda ser. Ora para que este Divino Sacrificio borre los pecados de la humanidad; luego tráeme a casa la bendición de Jesús prenda de toda gracia. <<<<<<< + >>>>>>>
Cualquier consulta sobre el tema:
[email protected]
Visítenos en: http://deusangelssky.blogspot.com/ Facebook: http://es-es.facebook.com/regnum.angelorum