OSKAR ADLER LA ASTROLOGIA COMO CIENCIA OCULTA
CONFERENCIAS 1 a 7 Versión Resumida por I. Milsztain
Primera Conferencia Si el ojo no fuese solar, El sol no lo contemplaría. Goethe – Plotino El objeto de esta ciencia abarca literalmente todo lo que existe como producto de una especie de revelación. a astrolo!ía es el estudio de las relaciones cósmicas, universales e indestructibles, de todos los acontecimientos, especialmente de los acontecimientos humanos sobre la tierra – tomados estos acontecimientos humanos, esta existencia humana, juntamente con la historia de su evolución, no solo en sentido !eneral, sino tambi"n en el sentido de la existencia particular del individuo # su historia – con los sucesos exteriores # los sucesos que con$eren su contenido a la vida subjetiva, esto es, el dolor # el placer, el temor # la esperan%a, el amor # el odio, el error # la verdad, el nacimiento, la enfermedad, # la muerte, o, para decirlo en una palabra, el &destino' del ser humano. as ciencias físicas se encuentran en nuestra "poca en una fase crítica de su desarrollo, que #o llamaría &crisis de la noción de causalidad'. (avid )ume hi%o notar que la causalidad o la relación de causa # efecto no puede ser percibida por la observación objetiva, sino que solamente puede sospecharse su existencia. Solo percibimos series o consecuencias de fenómenos, jam*s relaciones causales en si mismas. +reo que este es el momento adecuado para dar una idea del camino que llevo hasta aquel punto critico, bas*ndome en la exposición de u!usto +omte. a primera
etapa de la humanidad, su infancia, es la teoló!ica. El hombre sospecha que detr*s de los fenómenos de la naturale%a obran espíritus o demonios invisibles. Esta etapa infantil desemboca en una se!unda etapa, el estadio &metafísico'. os demonios desaparecen de la mente humana, #a al!o m*s madura, # en su lu!ar aparecen las fuer%as naturales. Pero -qu" se !ano con el cambio /ada m*s que una sustitución de denominaciones, es decir, que las fuer%as naturales tambi"n est*n detr*s de los procesos físicos que representan lo puramente real. Es de este modo que la humanidad lle!a a la tercera etapa, al estadio maduro de la ciencia positiva o exacta. quí el ideal de la objetividad completa se alcan%aría 0nicamente en el momento en que se pudiera eliminar al sujeto observador. (e modo que todavía estamos en lo mismo. as ciencias positivas lle!an a constituirse en una estadística lo mas sumaria posible de los procesos físicos. o que llamamos le# física no es mas que el compendio mnemo económico, por medio de formulas memorísticas, del ma#or numero posible de series de fenómenos. a verdadera astrolo!ía jam*s fue una estadística. El 0nico m"todo que nos llevara a nuestra meta es le propio de las ciencias ocultas. o que determina que esta ciencia sea oculta es el hecho de que la fuente co!noscitiva de que proviene tal saber se encuentre en el misterio de la interioridad del propio ser humano1 solo al descubrirse esta fuente, al encontrarse el acceso a ella, se comien%a a revelar una esfera del saber que, en ultima instancia, se basa en la premisa del &ser uno con el todo existente'.Es de este modo que, por su propia índole, este saber se!uir* siendo oculto, incompartible, pues el sujeto cobra conciencia a partir de la propia fuente. El conocimiento cientí$co oculto se distin!ue del conocimiento vul!ar oculto por el hecho de constituir aquel un conocimiento sistem*tico. Si pudi"ramos penetrar en la naturale%a como en nuestro propio #o, entonces tendríamos tambi"n del mundo exterior un saber oculto, intimo, que respondería ala aspiración que desde tiempos inmemoriales fue propia de los seres que buscaban la lu%, como, por ejemplo, el 2austo de Goethe.-/o habr*, en verdad, nin!0n puente que una la interioridad con el mundo exterior a verdad es que existe el tal puente. )a# &al!o' que tiene la particularidad de sernos accesible, del mismo modo en que
nos son accesibles las cosas exteriores # que a la ve% se nos da del modo exclusivo en que se nos da nuestro propio #o. 3 ese &al!o' es nuestro cuerpo. 4i cuerpo unido a mi propio #o, # me entero de ello por una interioridad. Si pudiese expandir mi cuerpo de modo tal que el mundo exterior entrase a formar parte inte!rante, por así decir, de mi vida corporal &endo empírica', me enteraría de dicho mundo exterior de la misma manera en que se todo lo que se re$ere a mi mismo # 0nicamente a mi mismo1 es decir que tendría con respecto a lo exterior un saber cientí$co de car*cter oculto. a misma percepción com0n de los sentidos esta llena del secreto por el cual un objeto exterior pasa a convertirse en un elemento de interioridad, #, viceversa, una interioridad pasa a ser un elemento exterior. 5ratemos pues, de lle!ar al fondo, al $n de esta posibilidad de existir que tiene el saber oculto del cosmos. Para ello me referir" a una met*fora del maestro 6ama7rishna. Este compara el #a mencionado proceso de conocimiento con lo que ocurre cuando arrojamos un !rano de sal al a!ua, frente a lo que ocurre cuando arrojamos al a!ua una piedra. El a!ua ba8a la piedra pero no la penetra. Esta es la mejor forma de describir el conocimiento físico cientí$co. +on el !rano de sal sucede al!o distinto. a sal se disuelve en el a!ua, se funde con ella, la atraviesa inconmensurablemente1 así se tratase de todo el oc"ano, el !rano de sal lo atravesaría, se haría uno con el. El #o se disuelve en el cosmos, se expande tanto que vive en el cosmos como en el propio cuerpo. El penta!rama posee la curiosa propiedad de poder crecer se!0n sus propias le#es, hacia afuera # hacia adentro hasta el in$nito, esto es, que puede reproducir su crecimiento por su crecimiento hacia adentro. /o tendríamos m*s necesidad que la de mirar dentro de nosotros mismos para reencontrar allí reproducida la ima!en de lo exterior reducida hasta el in$nito9 el macrocosmos en el microcosmos. a entrada del templo de polo en (elfos decía9 +onócete a ti mismo. 3 en el interior del templo decía9 3 conocer*s a (ios. /in!una de las c"lulas podr* percibir con car*cter claro e inmediato el contenido de vida de otra c"lula inte!rante de un mismo cuerpo humano1 pero el hombre cu#o cuerpo sea producto de la inte!ración de cada una de tales c"lulas con las dem*s, no aísla en sus percepciones la percepción de cada
una de las c"lulas que inte!ran su cuerpo, sino que re0ne dichas percepciones celulares como suma queda por resultado su percepción total como ser humano, su reunión en una unidad superior es esto. a conciencia total de las c"lulas esta contenida en la conciencia del ser humano como unidad superior. 3 viceversa, todo lo que la conciencia humana percibe en su plano de humanidad, hallara la forma de manifestar tambi"n &all*', en la conciencia celular, bajo la forma de alteración oscura mente percibida de la vitalidad de las c"lulas. :ma!inemos que una de tales c"lulas tuviera i!ual capacidad de discernimiento critico que la que posee el hombre de cu#o or!anismo total aquella c"lula es parte mínima, la c"lula no tendría idea de la providencia de las alteraciones de su estado vital1 lo 0nico que podría creer es que tales alteraciones provienen de dentro de ella misma o resultan del contacto con las c"lulas inmediatamente próximas a ella. quello que dicha c"lula había considerado siempre como su propia vida individual, independiente, no es m*s que una partícula de vida que debe su existencia # su esencia al hecho de estar inte!rando aquel or!anismo superior. El hombre, a su ve%, no es m*s que una especie de c"lula dentro de un or!anismo superior. Ese or!anismo !i!antesco, que contiene a la totalidad de los seres humanos, # con ellos todas sus experiencias, es la 5:E669 a tierra es un inmenso ser viviente, inte!rado no solo por el &ór!ano' de la humanidad, sino tambi"n por los ór!anos de la animalidad, de la ve!etalidad, de la mineralidad, de las a!uas # los aires, de los fue!os, en $n, de todo lo que vemos &all* afuera'. (e modo que todo arte # ciencia humanos no son m*s que una letra de una palabra superior, que solo puede pensar la tierra. a tierra ;rc*n!el<, no es, a su ve%, m*s que una c"lula inte!rante de un or!anismo aun superior1 juntamente con otras c"lulas semejantes a ella – los restantes planetas del sistema solar – del cual reciben le# # sentido de vida todos los planetas con sus sat"lites. os millones de mundos solares &all* afuera' tambi"n son or!anismos, letras en la palabra universal, del verbo que fue &en el principio...' (ios, que esta dentro de nosotros en la misma medida que nosotros estamos dentro de el. El cuerpo humano puede
considerarse puente que une el ac* con el all*, formando de este modo un importante punto de partida para la fundamentación de las ciencias ocultas en !eneral # de la astrolo!ía en particular. Pero este cuerpo humano no es el 0nico puente. )a# otro que nos esta dado # es de naturale%a mental, bajo la forma de saber. Esta ciencia que, por así decir, tiene una doble fa%, una fa% oculta, vuelta hacia adentro, # una fa% profana, vuelta hacia fuera, es la matem*tica. a matem*tica contiene todos los criterios de la ciencia oculta, pues sus objetos de conocimiento solo pueden extraerse de la interioridad. os resultados de tal &ima!inación' no solo pueden ser aplicados al mundo exterior, extra8o a nosotros, sino que adem*s nos revelan la re!ularidad de dicho acaecer exterior. 3 es este hecho, solamente este hecho, el que con$ere a la matem*tica este valor de puente entre lo interior # lo exterior. Pues si bien, por ejemplo, ciertas formas cristali%adas en cubos, octaedros, tetraedros, etc, se nos presentan all* afuera como plasmaciones naturales, ori!inadas por fuer%as exteriores, las formas ideales !eom"tricas en que se basan dichas plasmaciones se ori!inan, por su parte, por vía netamente mental dentro de nosotros mismos, siendo productos de !"nesis mental que apuntan a una relación oculta entre lo exterior # la interioridad. )ablamos de un sistema natural de relación or!*nica viviente entre el uno ori!inal # las partes de "l provenientes. =n ejemplo de esta comunidad # armonía cósmica entre el #o # el universo es la m0sica. a m0sica es experiencia aritm"tica de car*cter inmediato, interno. 5ambi"n los planetas son enormes seres vivientes similares a la 5ierra, # la 5ierra se halla con respecto a ellos en una ininterrumpida relación de intercambio, como lo esta, por ejemplo, el ser humano con respecto a sus semejantes. (e modo que cuando un ser humano nace en esta tierra en un determinado momento, cuando la 5ierra le da a lu%, es evidente que el hombre llevara dentro de si como temple fundamental una disposición que en ese momento dominaba planetariamente, llevara dentro de si, como la le# de su futura vida individual la idea que en aquel momento &pensara' la 5ierra en dialo!o con el cosmos. 5al idea ser* la tónica de su vida, la expresión de la le# por la que naciera. =n escritor materialista expreso la frase si!uiente9 &ntes se creía que el sol era de naturale%a divina1 ahora se
sabe que es una bola de !as incandescente'. -/o se podría decir con el mismo derecho que antes se creía que las sinfonías de >eethoven eran excelsas obras de arte # que ahora se sabe que no son m*s que masas de aire en movimiento (ice Goethe sobre tal ciencia. &tiene las partes en la mano pero no el la%o mental para unirlas porque le falta el valor de buscarlo'.a astronomía conoce al dedillo las medidas de todos los planetas # sus orbitas. -/o es esta una ciencia maravillosa Pero -jam*s se sintió la necesidad de buscar el sentido Para develar este sentido hemos de tener el valor de aprender a usar la clave cifrada, oculta, que nos permita leer ese libro !i!antesco que llevamos imperdiblemente dentro de nosotros. 3 ese libro se nos brinda bajo una forma doble9 como el propio cuerpo humano # como n0mero. Sobre la base de estos dos elementos fundamentales se edi$cara el viejo # sa!rado patrimonio del conocimiento astroló!ico. 5rataremos de penetrar, apo#ados de aquellos dos elementos, en el interior de la /aturale%a.
Séptima Conferencia -/o es mía toda la eternidad quello que ?u#e a nosotros desde aquel arquetipo del hombre celeste nos es deparado en primera línea por el propio sol, pudiendo alcan%arnos exclusivamente bajo la forma adecuada al !rado evolutivo de nuestro sol. Esto se divide en periodos de @A.BCC a8os, tambi"n llamados a8os Platónicos # es la precesión del punto Dernal. (el mismo modo en que la 5ierra obrara a manera de $ltro entre el cielo nocturno # el hombre reci"n nacido, el sol, a su ve%, obra a manera de $ltro entre el macrocosmos # la humanidad1 lo que en principio nos lle!a del %odiaco solo nos lle!a por vía del sol, el sol es para la humanidad el interprete del cielo, el mediador. os restantes planetas tambi"n toman parte en esa mediación, pero es 0nicamente el sol el que !uía las radiaciones celestes directamente al !ermen del ser humano, a su 3o. =n %odiaco secundario, de la evolución del Sol, un cinto de ener!ía solar, car!ado de la ener!ía que extrae de las
vastedades de las estrellas $jas. Este cinto, cu#os puntos de referencia son los equinoccios # los solsticios, !ira sobre si mismo en el cielo en reposo de las estrellas $jas una ve% por a8o platónico. (e modo que el hablar de las doce re!iones del %odiaco nos referimos a las doce re!iones del curso solar, que una ve% cada @A.BCC a8os coinciden con las re!iones de las constelaciones de estrellas $jas. Esta #a por entrar en la constelación de cuario, saliendo de la de Piscis. Para evitar confusiones, se ha convenido en diferencias las re!iones del %odiaco que acompa8a al sol, de sus homónimas de las constelaciones, llamando a los primeros si!nos del %odiaco # a las se!undas $!uras del %odiaco. En la vida de la humanidad el paso del %odiaco primario al secundario produce al!o semejante a lo que sucede en la m0sica por la transposición de una partitura a una escala distinta de aquella en que fuera compuesta. En la transposición musical no se alteran las relaciones reciprocas de los tonos aislados1 lo que se altera es el efecto del conjunto, esa transposición produce un cambio de tónica, siendo esa tónica la que con$ere a las diversas "pocas aisladas, alas diversas &eras' en el tiempo, su coloración especial. Es así que hace unos dos mil a8os comen%ó la así llamada era de Piscis ;el punto vernal penetro en la constelación de Piscis<, # unos dos mil a8os antes del nacimiento de +risto comen%ó la era de ries1 actualmente nos encontramos pues, en el comien%o de la era de cuario, la cual hace #a tiempo que nos anticipa sus síntomas. os hind0es sostienen que, mas o menos cada @CCC a8os, aparece sobre la 5ierra un conductor que infunde a la humanidad nuevos impulsos, que a$na la evolución de la humanidad de acuerdo a la nueva re!ión del %odiaco celeste, con$ri"ndole de este modo la nueva tónica. lamaremos a los doce re!iones que en su totalidad representan la pro#ección terrestre del %odiaco o su trasposición al color de la materia terrestre, las casas celestes, las casas astroló!icas1 las contamos, partiendo del hori%onte oriental, bajo tierra de a B # sobre 5ierra, comen%ando por el hori%onte occidental, de F a @.Si recordamos lo que expusimos la ve% pasada, reconoceremos en tales doce casas una especie de caja de resonancia a$nada con la 5ierra para las radicaciones celestes, que comunica a la m0sica celeste, resultante de la
sinfonía de la constelación conjunta, una especie de tonalidad. Este eco terrestrematerial de la m0sica se hace participe del individuo humano se!0n la posición del lu!ar de nacimiento de este, lo que puede ser caracteri%ado como sensación individual de la tonalidad de ese ser humano. 5ambi"n la relacionamos con un centro de !ravedad mentalsensorial que, a la ve%, es punto de partida de la valoración de todas las relaciones tonales que se producen en el curso de los acaeceres musicales. 5odo esto es lo que hemos llamado capacidad de destino, la conexión individual con el acaecer universal. a división en dos re!iones de las casas nos permite comprender que es lo que se combina con la masa hereditaria, como reino del ser unido al pasado, # que con el reino de la esperan%a de libertad, # bajo que forma lo hacen. (e esto resulta una división de la astrolo!ía en dos partes1 la primera parte se ocupara de la constitución del individuo humano1 tratara de captar el car*cter del individuo en relación con la capacidad de destino, para lue!o conocer la misión cósmica particular que debe cumplir tal individuo. a se!unda parte se ocupara de supervisar la vida del individuo reci"n nacido, en su pro!reso ulterior, para, en los momentos en que las necesidades del destino va#an madurando al encuentro de su cumplimiento facilitarle el conocimiento que lo a#ude a abandonar el camino del tonto, a no atarse ni al !oce ni al dolor efímeros # alcan%ar el se!undo nacimiento.-Por qu" ten!o que ser precisamente #o quien deba cumplir la misión que me ha sido conferida por mandamiento estelar lo que respondió >uddha9 eso es Harma, esto es, el efecto o el fruto de vidas pasadas, anteriores, de los aquí nacidos. Estas vidas sucesivas corresponden, por así decir, al curso bif*sico de una oscilación cu#a primera fase, la diurna, est* entre el nacimiento # la muerte, # la nocturna, entre la muerte # el nuevo nacimiento.-En que tiempo vive realmente aquel remoto ser, que óptimamente pertenece a mi presente, # en que tiempo, el ser que pertenece mentalmente a mi presente -/o es absurdo que seres contempor*neos entre si, se encuentren a la ve% apartados en miles de a8os por el espacio que los separa -5iene en este caso sentido al!uno hablar de simultaneidad -5iene sentido entonces hablar de proximidad espiritual 5ales pensamientos no son tan infructuosos como podría parecer
a primera vista. Pues lo que acabamos de decir de los habitantes de lejanos astros, vale, tiene que valer, tambi"n para los propios habitantes del mundo terr*queo en sus relaciones mutuas. 5ampoco la proximidad de estos habitantes con respecto a mi presencia puede ser medida, no puedo medir esa distancia con medida espacial o temporal. 3 del mismo modo en que, por ejemplo, el habitante de Sirio tiene, en cierto sentido, su tiempo dentro del marco de su eternidad, que, de al!una manera inconcebible, corre junto a mi eternidad, cada uno de mis semejantes terr*queos tiene en torno de si, a manera de cintura de niebla, su tiempo, &su' eternidad. Solo nos habremos liberado totalmente del sue8o en cuanto pudi"remos estar mas all* de nuestra subjetividad, redimidos de 5ierra # destino1 mientras esto no ha#a sucedido, llevare, aun en estado de vi!ilia, como cintura de niebla de mi subjetividad, un tro%o de mi propio tiempo, que me separa de mi vecino, el cual, vestido con envoltura similar, andar* a mi lado. /uestros mutuos caminos se determinan se!0n una medida que solo existe entre nosotros dos # que se basa en el encau%amiento com0n dentro de la unidad del cosmos solar. a distancia o proximidad interior entre dos seres humanos se determina por el vínculo de sus constelaciones comunes en sus respectivos horóscopos. 3 así lle!amos a la noción de la conexión astroló!ica, entre dos o m*s seres humanos, se!0n el !rado de parentesco astroló!ico.-o coercitivo, no ser*, antes bien, lo redentor quel que, en base a la a$nidad astroló!ica, ande por el camino que lleva hacia el otro #o, estar* en condiciones de ofrecer al prójimo su propio horóscopo, esta en condiciones de unir su horóscopo con el del prójimo, del mismo modo en que dos tonos se me%clan en un sonido com0n que es mas que la propia simultaneidad de sus respectivos timbres. Iuien de este modo brinda su horóscopo al prójimo, a#uda a este a reali%ar lo que no podría hacer solo, lo a#uda a alcan%ar lo m*s esencial de nuestra existencia. -3 que es esto )a# un refr*n que dice que cada cual es el prójimo de si mismo. mi #o, que ante todo debe ser cultivado en el a!ro de la 5ierra, lleva un lar!o camino, un camino hasta los límites del %odiaco, donde reposa mi #o arquetipo, # en este camino ten!o que ir despoj*ndome paulatinamente de
todas las exi!encias de mi temporalidad individual, ten!o que tender de la temporalidad a la eternidad. (esde lue!o, para eso no alcan%a un solo horóscopo. :luminar con nuestro sol el horóscopo de nuestro semejante, iluminarlo como si fuese el nuestro propio, solo entonces el semejante se convierte en prójimo. mar al prójimo como a uno mismo. El camino hacia el propio #o pasa 0nicamente por el amor al prójimo.&+onócete a ti mismo # conocer*s a (ios' # &ma a tu prójimo como a ti mismo'.