ELIAS-DUNNING, La búsqueda de la emoción en el ocio
I Dentro de las sociedades industriales más avanzadas, los incontrolados e incontrolables estallidos de fuerte tensión pública son menos frecuentes. La organización tanto social como personal para el control de las emociones, para contener la excitación apasionada en público e incluso en la vida privada, se ha hecho más fuerte más eficaz. !n las socied sociedade adess con contem tempor poráne áneas as más altame altamente nte desarr desarrolla olladas das,, los nivele niveless de con contro troll de la emoció emoción, n, como como los de la restri restricci cción ón en sentid sentidoo gener general, al, pue pueden den parece parecerr aún desigu desiguale aless ba"os ba"os si los vemos vemos por s# solos. solos. $nicamen $nicamente te comparándolos con las normas sociales vigentes en una etapa anterior del desarrollo se hace evidente el cambio. Los estudios comparativos sistemáticos no sólo muestran que ha aumentado el control público personal de las accion acciones es fuerte fuertemen mente te emotiv emotivas as sino sino tambi% tambi%nn que que,, con la difere diferenci nciaci ación ón cada cada vez maor maor de las socied sociedade ades, s, las situaciones cr#ticas públicas privadas están más sutilmente diferenciadas ahora que en el pasado. Las crisis públicas se han despersonalizado más. Incluso Incluso cuando cuando se presentan situaciones situaciones cr#ticas cr#ticas importantes importantes en la vida de las personas, personas, las erupciones erupciones repentinas repentinas de sentimientos poderosos se reservan casi siempre para la intimidad del c#rculo privado. Los ritos ceremonias sociales que se celebran en bodas, entierros, con motivo del nacimiento o llegada a la edad adulta de un hi"o en ocasiones similares, a duras penas propician a, en contraste con los rituales de sociedades más sencillas, claras expresiones públicas de emoción. !l miedo la alegr#a, alegr#a, el odio el amor grandes no deben traspasar traspasar en modo alguno a la apariencia exterior. &ólo los ni'os brincan en el aire bailan de emoción( sólo a ellos no se les acusa inmediatamente de incontrolados o anormales si gritan o lloran desgarradoramente en público por alguna aflicción repentina, si se aterran con un miedo desenfrenado, o muerden golpean con los pu'os al odiado enemigo cuando se enfurecen. )er, en cambio, a hombres mu"eres adultos llorar agitadamente abandonarse a su amarga tristeza en público, o temblar de miedo, o golpearse salva"emente unos a otros a causa de una violenta emoción, ha de"ado de verse como algo normal. *ara ser clasificados como normales, los adultos educados en sociedades como la nuestra se supone que deben saber cómo tensar las bridas de sus emociones fuertes. !n general, han aprendido a no exponerlas demasiado ante los demás. +on frecuencia sucede que a no pueden mostrarlas en absoluto. !l control que e"ercen sobre s# mismos se ha vuelto, en parte automático. !ntonces, a no controlan, en en parte, su control. &e ha fundido con su estructura estructura de personalidad. II !n las sociedades industriales avanzadas, las actividades recreativas constituen constituen un reducto en el que, con la aprobación social, puede expresarse en público un moderado nivel de emoción. !n estas sociedades el nivel de control de las emociones, tanto en la vida pública como en la privada se ha elevado con respecto al de las sociedades menos difere diferenci nciada adas. s. *ero *ero las restri restricci ccione oness relati relativam vament entee fuerte fuertess unifor uniformes mes caract caracter# er#sti sticas cas de las socied sociedade adess más diferenciadas comple"as surgieron en el curso de una peculiar transformación de las l as estructuras sociales personales. !s en el campo del ocio nuevos desarrollos en la música el teatro, nuevas formas de cantar bailar- donde se producen movimientos en sentido contrario al autocontrol casi automático, equilibrando la balanza mediante el debilitamiento de las restricciones sociales personales. !stos contramovimientos representan un fuerte desgarro en el fuerte te"ido de las restricciones. La búsqueda de la emoción es la otra cara del control de las restricciones que coartan nuestra expresión emocional en la vida corriente. III &in embargo, en las sociedades!stado altamente organizadas de nuestro tiempo, con una ubicua presión de controles externos e internos relativamente permanentes, la satisfacción del ocio, o la falta de ella, puede resultar más importante para el bienestar de la gente, desde el punto de vista tanto individual como social, que lo que el valor relativamente ba"o ad"udicado hasta ahora el ocio nos har#a creer. +onsiderar las actividades recreativas meramente como un ap%ndice del traba"o se debe más a la vigencia de un esquema tradicional de valores que a ningún examen sistemático de los dos conceptos ni de las estructuras funciones sociales de las actividades humanas a que hacen referencia. I) /no de los primeros pasos que ha que dar para desarrollar un marco teórico de referencia para el estudio del ocio más en sinton#a con los hechos observables, consiste en distinguir definir con maor claridad las relaciones entre tiempo libre ocio. !l primero es todo el tiempo libre del traba"o ocupacional, en sociedades como la nuestra sólo una parte de ese tiempo puede dedicarse a las actividades recreativas. !n t%rminos generales, pueden distinguirse en el tiempo libre de las personas, cinco esferas distintas que se enciman traslapan de diferentes maneras0 1- Trabajo Trabajo privado privado y administrac administración ión familiar familiar . 2 esta clase pertenecen las innumerables actividades dom%sticas, incluido el aprovisionamiento mismo del hogar. 3- Descanso. 2 esta clase de actividades pertenecen sentarse fumar o te"er, so'ar despierto, vagar por casa ocupado en frusler#as, no hacer nada en concreto , sobre todo, dormir. 4- Satisfacción de las necesidades biológicas . *ara no de"ar lugar a malentendidos0 todas las necesidades biológicas a que hemos de subvenir en nuestro tiempo libre en el que no lo es, están socialmente estructuradas0 comer, beber, defecar, hacer el amor dormir. 5- Sociabilidad . )a desde un extremo de sociabilidad altamente formal a otro altamente informal con muchos grados intermedios. 2 esta clase pertenecen actividades que todav#a guardan cierta relación con el traba"o, tales como visitar a los compa'eros o a los "efes, o salir de via"e, en excursión, etc., con la compa'#a, otras que nada tienen que ver con %l, tales como ir a un bar, a un club, a un restaurante o a una fiesta, cotillear con los vecinos, estar con otras personas sin hacer nada más, como un fin en s# mismo.
6- La clase de actividades miméticas o de juego . !sta investigación se ocupa principalmente de esta clase de actividades. 2 esta clase pertenecen actividades recreativas tales como ir al teatro o a un concierto( a las carreras o al cine, cazar, pescar, "ugar al bridge, escalar monta'as, apostar, bailar ver la televisión. Las actividades de este apartado son actividades de tiempo libre con caracter#sticas de ocio, participe uno en ellas como actor o como espectador. 7o podemos dedicar al ocio una buena parte de nuestro tiempo libre. &ólo por esta razón, resulta inadecuada la polarización de ocio traba"o en su forma tradicional, pues parece sugerir que todo el tiempo no invertido en traba"o, en el sentido de traba"o ocupacional asalariado, que todo el tiempo libre puede ser destinado a actividades recreativas. !l traba"o en el sentido de traba"o ocupacional asalariado es sólo una de las esferas que requieren la subordinación constante uniforme de los sentimientos personales, por mu fuertes apasionados que sean, a las impersonales exigencias obligaciones sociales. *or medio de los acontecimientos recreativos, en particular los de la clase mim%tica, nuestra sociedad cubre la necesidad de experimentar el desbordamiento de las emociones fuertes en público, proporcionando una liberación que no perturba ni pone en peligro el relativo orden de la vida social, cosa que s# podr#a hacer una aut%ntica tensión emocional de tipo serio. ) 7os interesa la emoción primaria espontánea que probablemente se ha opuesto al orden de la vida desde que comenzó la historia humana. !n una sociedad en la que han disminuido las inclinaciones hacia la emoción de tipo serio amenazador, aumenta la función compensadora de la emoción lúdica. +on la auda de %sta, la esfera mim%tica ofrece, por decirlo as#, la oportunidad muchas veces repetida, de 8refrescar el esp#ritu9 en el curso por lo demás imperturbable de la vida social ordinaria. La emoción lúdica de la otra, por ser una excitación que buscamos voluntariamente. !n sociedades relativamente bien ordenadas como la nuestra, la rutinización invade todas las esferas de la vida, incluidas las de maor intimidad. 7o limita su acción al traba"o fabril ni a las actividades eclesiásticas, administrativas u otras similares. 2 menos que el organismo sea reanimado sacudido intermitentemente por alguna experiencia excitante audada por poderosos sentimientos, la rutinización la restricción globales como condiciones del orden de la seguridad harán que se resequen las emociones nazca un sentimiento de monoton#a, del cual la monoton#a emocional del traba"o no es sino un e"emplo. La peculiar estimulación emocional proporcionada por las actividades recreativas de tipo mim%tico que culmina en una tensión exaltación agradables, representa la contrapartida más o menos institucionalizada de las fuertes constantes restricciones emocionales requeridas por todas las actividades no recreativas de la gente en las sociedades más diferenciadas civilizadas. La emoción lúdica agradable que los individuos buscan en sus horas de ocio representa, pues, al mismo tiempo el complemento la ant#tesis de la periódica propensión por parte de las emociones a perder su frescura en las rutinas 8racionales9, no recreativas de la vida( mientras que la estructura de las organizaciones e instituciones mim%ticas representa la ant#tesis el complemento de la de las instituciones formalmente impersonales encaminadas a un fin, que de"an poco espacio para las emociones apasionadas o las fluctuaciones en los estados de ánimo. )I !l problema al enfrentar el estudio del ocio, se disocia en dos preguntas independientes0 1- :+uáles son las caracter#sticas de las necesidades recreativas que tienen las personas en las sociedades más comple"as civilizadas de nuestro tiempo; 3- :+uáles son las caracter#sticas de los tipos concretos de actividades recreativas desarrollados en las sociedades de esta clase para la satisfacción de esas necesidades;
curativo. &in el elemento hedonista del 9entusiasmo9, es decir, de la emoción producida por la música el teatro, de ningún modo es posible la catarsis. Lo que se ha dicho aqu# puede bastar para demostrar que, en aquella etapa, aún pod#a verse con claridad un problema que es mucho más dif#cil de ver en una etapa de desarrollo en que el estudio de los seres humanos está minuciosamente dividido entre varias especialidades, las cuales mantienen una incierta relación entre s# carecen de un esquema redentor de integración. )III 2 la luz de las mucho más desarrolladas t%cnicas actuales de investigación del fondo mucho más vasto de conocimientos de que disponemos, la teor#a de 2ristóteles debe parecer simple poco elaborada, pero trae a la mente aspectos del problema del ocio ho frecuentemente olvidados. /no de ellos es el hecho de que la maor#a de los acontecimientos recreativos suscitan emociones relacionadas con las que experimentamos en otras esferas0 provocan miedo compasión, o celos odio en sinton#a con otras personas, pero de un modo no seriamente perturbador ni peligroso como suele suceder en los casos de la vida real. 2l pasar a la esfera mim%tica, esas emociones son transpuestas, por decirlo as#, a una clave diferente. *ierden su fuerza punzante. &e mezclan con 8una especie de deleite9. !l t%rmino 8mim%tico9 hace alusión a un tipo determinado de acontecimientos experiencias recreativas. !n su sentido más literal significa 8imitativo9, pero a era usado en la 2ntig>edad con un sentido más amplio figurado. &e refer#a a todas las clases de formas art#sticas en su relación con la 8realidad9, fueran o no de naturaleza representativa. &i se compara la emoción generada en situaciones de la 8vida real9 con la suscitada por las actividades recreativas, se perciben seme"anzas as# como diferencias mu claras. Interesante satisfactorio ser#a descubrir cuáles son las diferencias espec#ficas. *sicológica socialmente, la diferencia es más fácil de reconocer. !n los casos de tensión emocional seria, no mim%tica, la gente tiende a perder el control a convertirse en una amenaza, tanto para s# misma como para los demás. La emoción mim%tica, en cambio, no entra'a social ni personalmente peligro alguno puede tener un efecto catártico. La conexión a que el t%rmino 8mim%tico9 hace referencia es, en primer lugar, la que se establece entre los afectos suscitados por los acontecimientos mim%ticos los provocados por situaciones graves concretas de la vida. &on los afectos suscitados por toda la cadena de acontecimientos caracter#sticos de la esfera de ese nombre los que, de una manera lúdica placentera, se parecen a los afectos experimentados en situaciones gravemente cr#ticas, aún cuando los acontecimientos mim%ticos no se parezcan en absoluto a los sucesos 8reales9. !l modelo la naturaleza de las representaciones teatrales no son desde luego los mismos en todas las sociedades. La fuerza la estructura de las necesidades emocionales difieren según la etapa del proceso civilizador alcanzada por cada sociedad. !n consecuencia, var#an tambi%n los acontecimientos mim%ticos que satisfacen estas necesidades. I? !n sus Confesiones, san 2gust#n se preguntaba incisivamente cómo es posible que consideremos entretenidas, representaciones que nos hacen sentir miedo, rabia, ira muchos otros sentimientos de los que si pudi%ramos, huir#amos en la vida real como si de la peste se tratara. &in embargo, no sólo las observaciones de los antiguos, sino tambi%n casi todas las de nuestra %poca apuntan al hecho de que lo que los humanos buscan en sus actividades recreativas mim%ticas no es liberarse de las tensiones sino, por el contrario, sentir un tipo concreto de tensión, una forma de excitación a menudo asociada, como claramente vio san 2gust#n, con el temor, la tristeza otras emociones que tratar#amos de evitar en la vida diaria. ? @a grandes variaciones en el modo que puede expresarse la tensión placentera, la agradable estimulación de las emociones proporcionada por las actividades recreativas, , mientras no estudiemos con maor detalle las relaciones entre la estructura de las actividades recreativas la de la resonancia emocional que %stas encuentran en los actores espectadores, será prematuro adelantar explicaciones, incluso tentativas, de los distintos tipos de goce que proporcionan. !n lo que se refiere a los "uegos deportivos como el fútbol, si se sigue el "uego regularmente se puede aprender a ver, al menos en l#neas generales, qu% clase de figuración del "uego es la que proporciona el máximo de gusto0 la de una prolongada batalla sobre el campo de fútbol entre equipos bien compaginados en habilidad fuerza. 7o ser#a dif#cil representar en una escala gráfica los aconteciientos mim%ticos de una clase en particular. !n uno de sus extremos podr#an ubicarse los que proporcionan el óptimo placer( en el otro, los que, con un elevado #ndice de consenso, se consideran un fiasco. La maor#a quedar#a evidentemente entre los dos extremos, pero si analizamos estos, podremos obtener una buena cantidad de información. ?I @emos resumido e"emplos de acontecimientos mim%ticos de diversos tipos se'alado como caracter#stica común no la liberación de la tensión sino, por el contrario, la producción de un determinado tipo de tensiones, el aumento de la tensiónemoción agradable, como el componente básico del placer recreativo. !ste concepto más dinámico de tensión no sólo se aplica al "uego del fútbol como tal sino a los participantes. !n sociedades como la nuestra, que exigen una disciplina un recato emocional absolutos, el campo permitido para la expresión abierta de los sentimientos agradables fuertes está rigurosamente circunscrito. La base del efecto catártico de las actividades recreativas reside en la restauración del 8tono9 mental normal mediante un brote transitorio de emoción agradable. Los acontecimientos mim%ticos representan entonces un reducto social en el que se puede disfrutar dando salida a la emoción sin sus peligrosas implicaciones sociales personales. Aue, como a menudo sucede, se disfrute en compa'#a
de otros, acrecienta el placer. &ignifica que, en esta forma dentro de ciertos l#mites, lo que de otra manera ser#a una peligrosa explosión de fuertes emociones puede disfrutarse con la aprobación de nuestros seme"antes. La singular ambig>edad que envuelve a la emoción recreativa puede verse claramente en nuestra %poca, cuando la gente se está abriendo a nuevos horizontes de emoción que aún se encuentran en etapa experimental.