Revista
Trabajo Social Facultad de Ciencias Sociales
NOVIEMBRE
75
20 08
PONENCIAS Discurso Inaugural
Las personas en situación de calle y el rol de la universidad
Personas en situación de calle y trabajo ROMINA BRAVO
CLAUDIO SEEBACH
ARTÍCULOS
Personas en situación de calle
en situación de calle: Un estudio local
Una oportunidad para nuestro país ANDRES JOUANNET
Pobreza y personas en situación de calle:
Una nota sobre la experiencia internacional y lecciones para Chile IGNACIO IRARRÁZAVAL
Voz y ciudadanía
para las personas en situación de calle. Tiempo de escuchar y actuar BENITO BARANDA
Políticas públicas y privadas
para personas en situación de calle SEBASTIÁN ZULUETA
Subsidio único ciudadano: Una propuesta de política pública para personas en situación de calle RICARDO MENA
Niños, niñas y adolescentes JAIME MONTES
Más allá de las carencias: Tipologías de personas en situación de calle NICOLÁS ROJAS
Diferenciando la complejidad:
Tipologías de personas en situación de calle e intervención social de calidad LETICIA FUENTES
Mujeres marginadas:
Los desafíos impuestos por el género, la carencia de hogar y el VIH en la Ciudad de Nueva York ADELE WEINER
AND
KIM LORBER
Rehabilitación Psicosocial: Un enfoque efectivo para ayudar a personas con enfermedades mentales agudas RICHARD BOETTCHER
Escuela de Trabajo Social
ISSN 0716-9736 SANTIAGO / CHILE
Facultad de Ciencias Sociales
NOVIEMBRE
75
20 08
PONENCIAS Discurso inaugural
Las personas en situación de calle y el rol de la universidad
ROMINA BRAVO
CLAUDIO SEEBACH
ARTÍCULOS
Personas en situación de calle
en situación de calle: un estudio local
Una oportunidad para nuestro país ANDRÉS JOUANNET
Pobreza y personas en situación de calle:
Una nota sobre la experiencia internacional y lecciones para Chile IGNACIO IRARRÁZAVAL
Voz y ciudadanía
para las personas en situación de calle. Tiempo de escuchar y actuar BENITO BARANDA
Políticas públicas y privadas
para personas en situación de calle SEBASTIÁN ZULUETA
Subsidio único ciudadano: Una propuesta de política pública para personas en situación de calle RICARDO MENA
Escuela de Trabajo Social
Personas en situación de calle y trabajo
Niños, niñas y adolescentes JAIME MONTES
Más allá de las carencias: Tipologías de personas en situación de calle NICOLÁS ROJAS
Diferenciando la complejidad:
Tipologías de personas en situación de calle e intervención social de calidad LETICIA FUENTES
Mujeres marginadas:
Los desafíos impuestos por el género, la carencia de hogar y el VIH en la Ciudad de Nueva York ADELE WEINER
AND
KIM LORBER
Rehabilitación Psicosocial: Un enfoque efectivo para ayudar a personas con enfermedades mentales agudas RICHARD BOETTCHER
Revista Trabajo Social Noviembre / No 75 / 2008 FICHA TÉCNICA La Revista de Trabajo Social es una publicación semestral de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica de Chile. Revista fundada en 1970. Permitida la reproducción total o parcial de los artículos, citando la fuente. ISSN 0716-9736 Santiago/ Chile. DIRECTORA RESPONSABLE
Mg. Margarita Quezada Venegas EDITORA
PhD. © Carolina Muñoz Guzmán COMITÉ ASESOR EDITORIAL
Mg. Margarita Quezada
Directora Escuela de Trabajo Social Universidad Católica,
[email protected]
Mg. Fabiola Cortez-Monroy
Sub- Directora Escuela de Trabajo Social Universidad Católica,
[email protected]
PhD. Teresa Matus
Académica Escuela de Trabajo Social UC,
[email protected]
Mg. María Olga Solar Silva
Académica Escuela de Trabajo Social UC,
[email protected]
PhD. Rodrigo Flores
Académico Escuela de Trabajo Social UC, rfl
[email protected]
Mg. Liliana Guerra
Académica Escuela de Trabajo Social UC,
[email protected]
PhD. Pablo Salvat
Académico Departamento Ciencias Políticas y Gobierno UAH
[email protected]
PhD. Aldo Mascareño
Director Departamento Sociología Universidad Alberto Hurtado
[email protected]
PhD. Leonardo Onetto
Académico Escuela de Trabajo Social Universidad Católica de Valparaíso
[email protected] COMITÉ ASESOR INTERNACIONAL
Mg. Maestra Graciela Casas Torres
Escuela de Trabajo Social UNAM,
[email protected]
PhD. Lena Dominelli
School of Applied Social,
[email protected]
PhD. Edward Lawlor
George Warren Brown School of Social Work, Washington University in St. Louis,
[email protected]
PhD. James Midgley
University of California, Berkeley,
[email protected]
PhD. José Paulo Netto
UFRJ Brasil,
[email protected]
Prof. Alberto Parisi,
Universidad Nacional de Córdoba,
[email protected]
PhD. Ana María, Quiroga
ISER Río de Janeiro,
[email protected]
PhD. Margarita Rozas
Universidad de la Plata,
[email protected]
Prof. Saúl Karsz
Asociaciación Prácticas Sociales de París,
[email protected]
PhD. Luis Zayas
Professor George Warren Brown School of Social Work, Washington University in St. Louis,
[email protected]
PhD. Clifton David Hollister
School of Social Work, University of Minnesota,
[email protected]
PhD. Alberto Godenzi
Dean School of Social Work Boston College,
[email protected]
PhD. Dario Menanteau
Social Work, University of Minnesota,
[email protected]
PhD. James Lubben Director PhD. Program School of Social Work Boston College,
[email protected] DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Departamento de Diseño de la Vicerrectoría de Comunicaciones y Asuntos Públicos IMPRESIÓN Salviat Impresores Escuela de Trabajo Social, Facultad de Ciencias Sociales Universidad Católica de Chile, Campus San Joaquín Vicuña Mackena 4860, Teléfono 0056-2-3544606, Fax 0056-2-3544667 www.trabajosocialuc.cl
Escuela de Trabajo Social Pontificia Universidad Católica de Chile
Sumario Editorial 5
Fenómenos sociales extremos: Las personas en situación de calle
PONENCIAS
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Discurso inaugural Las personas en situación de calle y el rol de la universidad Homeless people and University’s role CLAUDIO SEEBACH
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Personas en situación de calle. Una oportunidad para nuestro país. Homeless people. An opportunity for our country. ANDRÉS JOUANNET
17 Pobreza y personas en situación de calle: Una nota sobre la experiencia internacional y lecciones para Chile Poverty and homelessness: International experience and lessons for Chile IGNACIO IRARRÁZAVAL
23 Voz y ciudadanía para las personas en situación de calle. Tiempo de escuchar y actuar Voice and citizenship for homeless people. Time for listen and act. BENITO BARANDA
27 Políticas públicas y privadas para personas en situación de calle Public and private policies for homeless people SEBASTIÁN ZULUETA
37 Subsidio único ciudadano: Una propuesta de política pública para personas en situación de calle Citizenship Subsidy: A proposal of public policy for homeless people RICARDO MENA
43 Personas en situación de calle y trabajo Homeless people and work ROMINA BRAVO ARTÍCULOS
49 Niños, niñas y adolescentes en situación de calle: Un estudio local Homeless Children: A local study JAIME MONTES
55 Más allá de las carencias: Tipologías de personas en situación de calle Beyond deficiencies: Typologies of homelessness NICOLÁS ROJAS
67 Diferenciando la complejidad: Tipologías de personas en situación de calle e intervención social de calidad. Differentiating complexity: Typologies of homeless people and quality of social intervention LETICIA FUENTES
83 Mujeres marginadas: Los desafíos impuestos por el género, la carencia de hogar y el VIH en la Ciudad de Nueva York Marginalized Women: Challenges of Gender, Homelessness, and HIV in New York City ADELE WEINER AND KIM LORBER
93 Rehabilitación Psicosocial: Un enfoque efectivo para ayudar a personas con enfermedades mentales agudas Psychosocial Rehabilitation: An effective approach for helping persons with serious mental illness RICHARD BOETTCHER
Editorial Fenómenos sociales extremos: Las personas en situación de calle La situación de las personas que habitan la calle no constituye un fenómeno extremo por el solo hecho de carecer de una vivienda, el carácter de extremo viene dado también por la frustrada experiencia de conexión con la familia y la comunidad que las personas en situación de calle enfrentan y las consecuencias que este fracaso de interacción reporta. Hemos querido abordar en este número 75 de la revista Trabajo Social el fenómeno de las personas en situación de calle, como una contribución a la visibilización de una situación de vida extrema que sólo hace unos pocos años las políticas sociales chilenas han afrontado, y como una forma de poner en cuestión supuestos y prácticas e invitar a nuestros lectores a repensar las definiciones, estereotipos y clasificaciones con los que interrogamos e intervenimos la realidad de las personas en situación de calle. Este número recopila una selección de las conferencias centrales del seminario Personas en Situación de Calle organizado por el Programa de Política Pública de la Universidad Católica, permitiendo dar cuenta del movimiento generado tras el primer catastro de personas en situación de calle realizado en Chile por el gobierno y organizaciones no gubernamentales el año 2005. Además presenta investigaciones desarrolladas por jóvenes profesionales chilenos que tuvieron la posibilidad de vincularse al mundo
de las personas en situación de calle y reflexionar sobre esa experiencia de soledad e incomunicación que a pesar de parecer homogénea es, en realidad, muy diversa en su interior, afectando de manera distinta a mujeres y hombres adultos, niños, niñas y adolescentes. Esto también lo comprueban las dos investigaciones finales de este número, realizadas por académicos de Trabajo Social en Estados Unidos, país donde el fenómeno de las personas en situación de calle se vincula al cierre de las instituciones psiquiátricas. Ambos estudios muestran la heterogeneidad del fenómeno al abordarlo en conjunto con otras problemáticas que suelen ser concomitantes: VIH, género, consumo de drogas y enfermedades mentales. Las conclusiones de estos artículos coinciden en la necesidad de generar soluciones reales que permitan integrar a las personas en situación de calle a la sociedad y promover su independencia, medidas que sólo pueden ser alcanzadas al intervenir desde visiones interdisciplinarias que superen alternativas medicalizantes, o puramente centradas en la solución habitacional. Las personas en situación de calle viven cada día la experiencia extrema de la soledad y de aislamiento, de allí que el rol de comunidad y la contribución psicosocial sea fundamental para rehabilitar el aspecto más quebrado en este fenómeno: el vínculo social. Margarita Quezada Venegas Directora ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE
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Discurso inaugural
Las personas en situación de calle y el rol de la universidad Homeless people and University`s role CLAUDIO SEEBACH Claudio Seebach es ingeniero civil de industrias mención electricidad de la Universidad Católica y M.Sc. in Management Science and Engineering, Stanford University. Además es Director Ejecutivo del Programa de Políticas Públicas UC y Profesor Auxiliar Asociado del Departamento de Ingeniería Industrial UC y del Instituto de Ciencia Política UC. Socio de la consultora Nueva Vía, dedicada a temas de infraestructura y concesiones, es también miembro del Directorio Nacional del Hogar de Cristo. Dirección postal El Comendador 1916, 753-0091, Providencia, Santiago - Chile. Email:
[email protected]
El año 2005 fue el año de la canonización de Padre Alberto Hurtado s.j., hombre santo que dedicó su vida por lo más pobres de los pobres, y muy especialmente los que vivían en la calle, bajo los puentes, debajo de un banco de la plaza, solo cubiertos con cartones o alguna harapo que los cubriera en las frías noches de nuestro país. No mucho ha cambiado desde aquellos tiempos, y hoy, a pesar de nuestra integración internacional, de nuestro preciado crecimiento económico y de haber tenido el precio del cobre en las nubes, las personas en situación de calle viven en condiciones iguales o peores que hace 50 años. Tal vez hayan mejorado sus condiciones materiales en algunos casos, pero el abandono de la sociedad sigue siendo el mismo. Pero algunas cosas si han cambiado para ellos: durante el 2005 ocurrió un hecho inédito para estos queridos amigos de Alberto Hurtado. Distintas instituciones del Estado, de la Iglesia y de la Sociedad Civil decidieron unirse para participar en un proceso que buscaba hacer visible la realidad de las personas que viven en situación de calle, conocer cuantos son, donde viven y escuchar sus necesidades. Fue en este marco que se realizó el Primer Catastro Nacional de Personas en Situación de Calle, que dio cuenta de más de 7 mil personas que no gozan de los derechos humanos más fundamentales. Esta actividad permitió dimensionar el problema, constatar su complejidad y logró instalarlo en la agenda pública. Luego, durante el mes de agosto del 2005, la Red de Organizaciones para el Trabajo con Personas en Situación de Calle, organizó la realización de 60 asambleas locales, en todas las regiones del país.
El objetivo era establecer las acciones de mayor urgencia, que tanto el Estado como la Sociedad Civil deberían implementar para contribuir a superar sus condiciones particulares de vida, profundizando los resultados de las consultas participativas desarrolladas durante el 2004 por el Hogar de Cristo, en el marco del proyecto “Radiografía Humana de la Pobreza”. En estas asambleas las propias personas que viven en situación de calle definieron cuatro grandes ámbitos de acción: integración, empleo, vivienda y salud mental, y para cada una de ellas, propusieron ideas generales. Todo lo anterior fue sistematizado en un documento que fue entregado al Presidente del Senado, a la Ministra de Planificación y a un representante del mundo empresarial, el día martes 4 de octubre en el propio Congreso Nacional. La Pontificia Universidad Católica de Chile, a través del Programa de Políticas Públicas, tuvo el honor de ser invitada como representante del mundo académico a recibir este “Informe Ejecutivo de Resultados de las Asambleas Regionales”. Lo anterior constituye no solo un honor para nuestra Universidad, sino una clara responsabilidad en los esfuerzos del país para transformar estos legítimos anhelos, en oportunidades concretas para quienes viven en situación de calle. Fue así como el 25 de noviembre de 2005 la Universidad se hizo cargo de este hito y organizó en conjunto con MIDEPLAN y el Hogar de Cristo un encuentro donde fue lanzado el libro con los resultados del Primer Catastro de Personas en Situación de Calle, además de una muestra fotográfica. Este encuentro que contó con la presencia de gen7
CLAUDIO SEEBACH
te en situación de calle, además de la Ministra de Planificación, Yasna Provoste, el rector de nuestra universidad Pedro Pablo Rosso, el Capellán General del Hogar de Cristo, P. Augustín Moreira s.j., el Director Social del Hogar de Cristo, Benito Baranda, el Jefe de la División Social del Ministerio de Planificación, Andrés Jouanett, y cuatro destacados invitados que dieron sus visiones de cómo abordar el problema de las personas en situación de calle a la luz de los resultados del catastro y de las asambleas. Ellos son María Teresa Matus, Profesora de la Escuela de Trabajo Social UC, Ricardo Mena, Coordinador Social de Moviliza, Ignacio Irarrázaval, Director de Asuntos Públicos UC y Sebastián
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Zulueta, ex Director Ejecutivo y Voluntario de la Corporación Nuestra Casa. Este encuentro debe ser considerado como el inicio de un involucramiento más profundo, serio y sistemático en el problema de las personas en situación de calle desde lo que la universidad sabe hacer mejor: investigar, enseñar y desarrollar ideas innovadoras para aportar a que Chile sea un país donde no sea necesario vivir en la calle. Esta es la responsabilidad de nuestra universidad, una universidad católica, con una profunda vocación de servir al país, más aun si sabemos que siempre contaremos en esta tarea con la guía de San Alberto Hurtado.
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 75 / Noviembre / 2008 / P. 9-16
Personas en situación de calle. Una oportunidad para nuestro país1 Homeless people. An opportunity for our country ANDRÉS JOUANNET Andrés Jouannet Valderrama, Doctor en Ciencia Política de la Universidad de Heidelberg. Durante el año 2005 representaba a la División Social Ministerio de Planificación Social y Cooperación (MIDEPLAN). Actualmente se desempeña como Gobernador de Cautín. Email:
[email protected]
Resumen El autor describe en esta nota el proceso de planificación y desarrollo del primer Catastro Nacional de Personas en Situación de Calle, liderado por MIDEPLAN y entrega los principales hallazgos del mismo junto con las líneas de acción definidas. Estas últimas, indican que en Chile las Personas en situación de calle constituyen un grupo de tamaño reducido, por lo tanto, las iniciativas de Gobierno dirigidas a este grupo deben ser de escala menor, tanto en términos presupuestarios como de los recursos institucionales involucrados, estructurándose como iniciativas especializadas en las complejidades y características de esta población. Palabras clave (catastro nacional, personas en situación de calle, organización, dimensiones, hallazgos)
Abstract The author describes the process of planning and implementing the National Register of Homeless People, led by MIDEPLAN and proposes the key findings of it, along the lines of action defined. The latter shows that Homeless people in Chile are a small size group, therefore, the Government initiatives aimed at this group must be of minor scale, both in terms of budget and institutional resources involved, structuring as specialized initiatives according to the complexities and characteristics of this population. Key words (national register, homeless people, organization, dimensions, findings)
Introducción Hace un par de años atrás el Secretario General de las Naciones Unidas Kofi Annan, señalaba que el temor al terrorismo y a las armas de destrucción masiva impide percibir amenazas reales como la miseria y las enfermedades. Los temores que asaltan a más personas son los de la pobreza, el hambre, el desempleo y las enfermedades mortales, no el de las armas nucleares, biológicas o químicas, seguía sosteniendo Annan. La pobreza, la miseria, la injusticia social son las situaciones que a diario atentan contra los derechos de las personas en la mayoría de los países del orbe y, por tanto, están en contradicción con el artículo primero de la carta de las Naciones Unidas que es tomar medidas colectivas efectivas para la prevención y remoción de las amenazas contra la paz. 1
El escándalo del hambre y la miseria, como señala Annan, amenazan la Paz en la medida que las injusticias sociales crean resentimientos que finalmente llevan a los pueblos a tomar las armas para cambiar su injusta situación. El lector, se estará preguntando que tiene que ver esto de la paz mundial, con las personas en situación de calle (en adelante PSC) de Chile. Poco y mucho. Poco, porque de no mediar una acción de la sociedad que mejore las condiciones de vida de los más pobres entre los pobres, tal vez estas PSC no se van a revelar y por tanto, el orden social no se verá afectado de manera que no perjudicará a la llamada paz social. Por otra parte, la situación que viven las PSC mucho tiene que ver con la defensa de Annan, por qué uno de los elementos centrales del mantenimiento de la paz en una sociedad, es la cohesión
Este documento fue hecho con la colaboración y comentarios Germán Puentes y José Cárdenas, profesionales de la División Social.
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ANDRÉS JOUANNET
social y el estado y la sociedad permitan que persistan tanto las escandalosas diferencias económicas, como también la miseria con que viven y conviven las PSC, no será posible esta cohesión como nación, lo que seguirá aumentando nuestras diferencias y nuestros abismos sociales.
Los orígenes El primero de marzo del 2005, la ex Ministra de MIDEPLAN Yasna Provoste me pidió que la acompañara como jefe de la división social de este ministerio; unas semanas después, ella me preguntaba si sería capaz de organizar el Primer Catastro de Personas en Situación de Calle (CPSC), desarrollado en Chile. No lo pensé mucho, pues me pareció que era un importante desafío a cumplir. Hoy, ocho meses desde que se realizara el Catastro, sigo creyendo que esta fue una gran acción colectiva, hecha con más corazón que con cálculos fríos, que tal vez nos hubieran llevado a comprender que realizar una acción de este tipo era casi imposible en aquel contexto de fin de Gobierno. En el sentido anterior, cuáles eran los elementos que demostraban casi empíricamente la imposibilidad de su realización: • El CPSC comenzó a organizarse en abril y finalmente fue ejecutado a fines de julio, por tanto no teníamos mucho tiempo para tamaña empresa. Si se observa con detenimiento, se podrá observar que sólo hubo cuatro meses para ejecutar este proyecto. Con la distancia del tiempo se puede ver que existió la voluntad y decisión para realizar el CPSC. • Nuestro acercamiento y relación con la sociedad civil encargada de estos temas era débil y las confianzas no partían bien, dado que desde 2003 que se venían demandando la realización del Catastro; situación podría jugar en contra. Sin embargo, la sociedad civil especialmente el Hogar de Cristo, fueron claves para que estas desconfianzas se disiparan en la primera reunión. • Los equipos de la división social que acometerían el CPSC, tenían escasa o ninguna experiencia en esta acción. No obstante, pusieron toda su capacidad técnica, alma y corazón en este sueño, sin todo eso hubiera sido imposible concretar el CPSC. • Por último, sin un presupuesto para esto, que además no estaba en los planes iniciales para el año pasado en la división social, era aún más compleja su realización. 10
Sin embargo, y pese a todos los inconvenientes, la voluntad colectiva y el sentido de justicia que nos inspiró, pusieron atrás todos los impedimentos para realizar esta obra que fue un sueño colectivo.
El catastro de personas en situación de calle Antecedentes Existía un grupo de personas en situación de extrema pobreza que aparecía invisible a las estadísticas censales, pues se trata de personas en situación de calle; aquellos que no habitan en una vivienda y pernoctan ya sea en la calle o transitan por albergues u hospederías. En ese contexto, entendíamos que una política social dirigida a la extrema pobreza no puede ni debe dejar de considerar la inclusión de las personas en situación de calle a un Sistema de Protección Social. El 18 de agosto del 2003, el entonces Ministro del Interior José Miguel Insulza, comprometió un catastro para las personas en situación de calle con el fin de incorporarlos al Sistema Chile Solidario. El 21 de Octubre del 2003, MIDEPLAN en conjunto con el Hogar de Cristo y el INE, realizaron un catastro de las personas en situación de calle en la comuna de Estación Central. Este se realizó con la colaboración de funcionarios públicos, del Hogar de Cristo y voluntariado universitario. Simultáneamente, instituciones de la Sociedad Civil, fundamentalmente la Corporación Nuestra Casa, solicitaron al Presidente la realización del Catastro. Su objetivo principal fue vincular a la red social del Estado a una población que se ha mantenido excluida durante mucho tiempo. Vinculado a lo anterior, el catastro se re-aplicaría para proveer información respecto a cuántos son, cómo son y dónde viven las personas en situación de calle y como pueden ser visibilizados a la acción de las políticas públicas. Para la inclusión de las personas en situación de calle al Sistema de Protección Social era indispensable conocer previamente: Magnitud de la población: Se buscaba estimar el número aproximado de personas que estaban en situación de calle al momento del levantamiento del catastro. Ubicación: Buscaba establecer el tipo de lugar donde se encontraban estas personas al momento del catastro (Hospedería comercial, Hospedería solidaria, Residencia solidaria, Residencia temporal, Caleta, Vía pública / Calle u Otra). Así como, en
PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE. UNA OPORTUNIDAD PARA NUESTRO PAÍS
los casos donde fuera posible establecer la información, la dirección o intersección de calles cuando corresponda. Caracterización de la población: El cuestionario que se diseñó posteriormente fue analizado con cientistas sociales expertos en esta materia, para que fuera adecuado a las condiciones de las personas en situación de calle. Asimismo, se realizó un pre test, considerando que en algunos casos no se obtendrían respuestas o la información sería incompleta se consideraría para el análisis de la información los cuestionarios validados. Por último, el cuestionario abordó las siguientes dimensiones: • Información demográfica: Buscaba obtener información acerca de la distribución de las personas en situación de calle por sexo, grupos de edad, estado civil y otras variables relevantes. • Historia de vida y percepción de encontrarse en situación de calle: Buscaba indagar sobre el lugar donde duerme habitualmente, el lugar donde residía previo a encontrarse en situación de calle, las razones por las cuales a juicio del entrevistado estaba en situación de calle, vinculo con su familia, si vivía con otras personas en situación de calle y otras variables relevantes como percepción del riesgo de estar en situación de calle (agresión, accidentes). Asimismo, percepción de su estado de salud y necesidades identificadas como prioritarias que pudieran orientar desarrollo de lineamientos de política (lugar donde dormir, asistencia médica entre otros). • Acceso a la red social: Buscaba indagar sobre si tenían y si portaban cédula de identidad, si habían recurrido a organismos públicos o privados para solicitar ayuda y donde recurrían cuando necesitaban ayuda. • Fuentes de ingreso: Buscaba indagar sobre las principales fuentes de ingreso como pensiones, subsidios, limosna, trabajo remunerado, entre otros.
Definición de persona en situación de calle Para efectos del Catastro de Población en Situación de Calle, realizado en el país el 28 de Julio de 2005, se adoptó la siguiente definición operativa de PSC: • Personas que se hallen pernoctando en lugares públicos o privados, sin contar con una infraestructura tal que pueda ser caracterizada
como vivienda aunque la misma sea precaria. En esta situación se encuentran las personas que están en la vía pública y caletas. • Personas que por carecer de alojamiento fijo, regular y adecuado para pasar la noche, encuentran residencia nocturna, pagando o no por este servicio, en alojamientos dirigidos por entidades públicas, privadas o particulares y que brindan albergue temporal. En esta situación se encuentran las personas que están en hospederías solidarias u hospederías comerciales. • Personas que por encontrarse sin hogar o residencia, y sin apoyo de familiares u otros significativos, dependen de programas sociales que ofrecen residencia permanente o por períodos importantes, con apoyo bio-psicosocial. En esta situación se encuentran las personas que están en residencias solidarias, los que son beneficiarios de un alojamiento temporal como el arriendo de una pieza y los niños y niñas con trayectoria de situación de calle atendidos con financiamiento de SENAME en COD, CERECO y CTD.
Operatoria CPSC Para llevar a cabo el catastro se constituyó una Mesa Nacional en que participaban MIDEPLAN, responsable del proceso, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Defensa, Ministerio de Salud, el Servicio Nacional de Menores, Carabineros de Chile, Instituto Nacional de Estadísticas, Hogar de Cristo, Secretaria General de Gobierno, Secretaría General de la Presidencia y Fundación Nacional para la Superación de la Pobreza. Paralelo a esto, se conformó un Comité Técnico Nacional donde participaban MIDEPLAN, el Instituto Nacional de Estadísticas, Secretaría General de Gobierno, Servicio Nacional de Menores, Carabineros de Chile, Hogar de Cristo, Corporación Nuestra Casa. Este comité ha lideró a nivel nacional los aspectos logísticos y operativos y el diseño del cuestionario y capacitación. Por su parte, en las regiones se constituyeron Mesas Regionales presididas por los intendentes que tuvieron como mandato convocar a las instituciones correspondientes para realizar el Catastro. Asimismo, en algunas regiones se fueron constituyendo mesas comunales. En las regiones las instituciones que conformaron el Comité Técnico desempeñaron funciones similares al comité técnico nacional.
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ANDRÉS JOUANNET
Orgánica Para la organización del trabajo se generó una estructura que fue asumida por la totalidad de las regiones.
Jefe de sede
Jefe de hospedería
Jefe de hospedería
Encuestadores
Encuestadores
Jefe de calle
Jefe de grupo
Jefe de calle
Jefe de grupo
Encuestadores
En las hospederías con más de 30 personas se contó con un encargado de supervisión, el cual apoyará al jefe de hospedería en la revisión de los cuestionarios para velar por la correcta aplicación de la encuesta. • El jefe de Sede es responsable del local y de coordinar todas las acciones desde el centro de operaciones.
Encuestadores
• El jefe de Hospedería es responsable del levantamiento de la información en la hospedería. • El jefe de Calle es responsable del levantamiento de la información en los puntos de calle. • El jefe de grupo será el responsable de un grupo de encuestadores que realizará el levantamiento de información en la vía pública.
Logística
Distribución encuestadores, materiales, colaciones a puntos de calle y hospederías
Encuestadores Colaciones
SEDE
Materiales Transporte
Recepción encuestadores, cuestionarios completados, desde puntos de calle y hospederías
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PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE. UNA OPORTUNIDAD PARA NUESTRO PAÍS
Actividades del pre-levantamiento Para efectos de lograr una adecuada implementación del catastro se han realizaron las siguientes reuniones de coordinación: • Seguridad: Con Carabineros de Chile a fin de asegurar la protección de las sedes, los vehículos y de todos quienes participen el día del catastro. • Alimentación: Con JUNAEB, para asegurar la provisión de alimentos en las sedes el día del catastro. Para efectos de realizar el catastro, la mesa regional fue la responsable de: • Designar y hacer operativas las sedes en su región. • Designar los respectivos jefes de sedes
• Designar los respectivos jefes de hospederías y/o calle para cada sede. • Determinar y proveer el número de encuestadores y vehículos necesarios para cada sede.
Levantamiento de la información Con todo lo anterior se planificó que el catastro comenzara en terreno el jueves 28 de julio a partir de las 17:00 hrs. y se extenderá hasta la madrugada del día 29 de julio. De acuerdo a la experiencia de trabajo con los distintos tipos de población se sugirió los siguientes horarios para la aplicación de la encuesta: • Niños: primeras horas de la tarde. • Hospederías: a partir de las 18:00 horas. • Calle: a partir de las 20:00 horas.
Dimensiones cuestionario Datos de control
Identificación
Historia de vida
Región/Comuna Localización/Dirección De: Hospedería Solidaria Hospedería Comercial Residencia Solidaria Punto de calle Otro lugar Caleta Observaciones acerca del entrevistado Identificación de niños, niñas con el entrevistado.
Nombre Sexo Situación de pareja Edad Documento de identidad Etnia
Donde duerme habitualmente Última residencia fija Tiempo en situación de calle Motivos vive en situación de calle Con quién vive Contacto con familia y último contacto Aspectos positivos y negativos de estar en situación de calle
Educación
Estado de salud
Analfabetismo Asistencia a establecimiento educacional Tiempo que no asiste a escuela o liceo Nivel educacional alcanzado
Problemas de salud o deficiencia
Estrategias de subsistencia Solicitud de ayuda en instituciones Percepción acerca de la atención Actividad o trabajo por el cual percibe ingreso o algún beneficio Tiempo que no trabaja Categoría ocupacional Ingresos por distintas fuentes
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ANDRÉS JOUANNET
Actividades previas al catastro • Conformación de mesa nacional y de mesas regionales. (Abril). • Conformación de comité técnico nacional que ha realizado reuniones semanales para el desarrollo del catastro. (Abril). • Coordinación permanente con regiones e instituciones que trabajan con personas en situación de calle, con Carabineros de Chile y Servicio Nacional de Menores.(Abril-Julio). • Empadronamiento y confección de directorio de hospederías y puntos de calle en todas las regiones del país y confección de mapas que identifican hospederías, puntos de calle y estimación de personas a encuestar. (Mayo-Julio). • Diseño de una primera versión del cuestionario que fue sometido a un pre test la primera semana de junio. Se realizaron 70 entrevistas, con esta información se elaboró el cuestionario final. (Mayo). • Diseño de manual para los encuestadores y manual operativo para el adecuado levantamiento de la información. (Junio-Julio). • Definición de estructura operativa para el levantamiento: Coordinación regional, sedes por territorio a encuestar, jefes de sede, jefes de calle, jefes de grupo y jefes de hospedería. (Julio). • Determinación del número de voluntarios, jefes de calle, jefes de hospedería y jefes de grupo. Coordinación de vehículos requeridos y de alimentación para encuestados y voluntarios con JUNAEB. (Junio-Julio). • Convocatoria a voluntarios e inscripción a través del portal ciudadano de la Secretaría General de Gobierno. (Julio). • Diseño de capacitación y realización de capacitaciones en las 13 regiones del país. El lunes 25 de julio se realizó una capacitación masiva en la Región Metropolitana. (Julio). • Definición de los materiales requeridos y envío a regiones. Asimismo se foliaron los cuestionarios para un correcto seguimiento. (Julio). • Diseño de formularios de control de gestión para cada sede para una adecuado seguimiento de voluntarios y cierre de proceso de recepción de cuestionario. (Julio).
2
Finalmente el Catastro se llevó a cabo la noche del 28 y la madrugada del 29 de julio en las 80 comunas más pobladas del país, vale decir con más de 40.000 habitantes. Esa noche más de 5000 voluntarios recorrieron calles, caletas, puentes, hospederías y cuanto hubo que caminar para llegar a donde están las más necesitas de nuestro país.
Resultados del catastro El día 18 de agosto de 2005, al celebrar el Día de la Solidaridad y entregar los resultados del Primer Catastro de Personas en Situación de Calle, el Presidente Ricardo Lagos señaló: “Así como me comprometí a que tenía que haber un registro de esta realidad, quisiera comprometerme, en el tiempo que me queda, a estudiar estos datos para poder pasar también a la acción”. De este modo, el Presidente ha estableció la voluntad política de avanzar en delinear políticas de Estado que permitan abordar la problemática que aqueja a la población en situación de calle del país.
Formulación del problema La PSC es un grupo que en general ha estado ausente de la política social chilena2. En efecto, los programas sociales dirigidos hacia la población de menores recursos se han enfocado hacia las familias pobres e indigentes. En este sentido el más reciente esfuerzo esta representado por el Sistema Chile Solidario, que considera en su lógica de funcionamiento trabajar con familias con residencia fija, quedando así fuera de su cobertura el grupo de PSC. Estos por definición no tienen una residencia fija y en su gran mayoría sufren distintos grados de desvinculación familiar. Además, estudios cualitativos elaborados por MIDEPLAN indican que parte de esta población ha llegado a la calle como una estrategia de escape a una situación residencial insostenible, ya sea por problemas de violencia, rechazo o aislamiento familiar. Ante la escasez de políticas de Estado, las necesidades de este grupo han sido abordadas principalmente por algunas Municipalidades, grupos vecinales y por ONGs, donde ha destacado la labor de la Iglesia Católica y fundamentalmente del Hogar de Cristo, como la institución más grande y con mayor experiencia y trayectoria en el tema. En efecto, el Hogar
Con la excepción de los programas dirigidos hacia niños de la calle implementados por el SENAME. Ver: http://www.sename.cl/interior/ ninos/f_subportada.html. Por otra parte, algunos Municipios han realizado iniciativas locales dirigidas a este grupo poblacional.
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PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE. UNA OPORTUNIDAD PARA NUESTRO PAÍS
de Cristo atiende a 1.000 PSC al día, en sus distintos programas y hospederías a lo largo del país3. Además, existe una amplia red de organizaciones de la sociedad civil que trabajan con PSC, entre las que destacan la Corporación Nuestra Casa, Corporación Acógeme, Chasqui, Gente de La Vega, Serpaj, Una Noche en la Calle (UNELC), Pléyades, Organización Hijos de la Calle y ONG Raíces, y otras con residencia en regiones.
Diagnóstico Los resultados del primer Catastro de Personas en Situación de Calle indican que 7.254 personas se encuentran en esta situación a julio de 2005. De este total, un 47,7% vive en la Región Metropolitana. Por otra parte, se constata que un 85% de este grupo poblacional está constituido por hombres y que el 78,8% tiene 30 años y más. La edad promedio de esta población es de 47 años. La gran mayoría de las personas en situación de calle son solteras, con un 56,8% en esta situación. En cuanto a la situación educacional, un 12,1% no sabe leer y un 12,8% no sabe escribir. Además, un 40,9% sólo presenta educación básica incompleta, en tanto que un 14,0% sólo ha cursado educación básica completa.Con respecto a la pertenencia a etnias, un 10,1% declaró pertenecer a algún pueblo indígena. De ellos, un 87,3% declaró ser Mapuche, un 4,1% Aymará, un 0,2% Rapanui y un 8,4% pertenecer a otro pueblo indígena. A pesar de las diferencias metodológicas y de definición de la PSC que existen al comparar la situación de Chile con la disponible en otras naciones, puede afirmarse que el nivel de PSC en Chile se compara favorablemente con los niveles de PSC en estos países, tanto en términos absolutos como en relación a la población total. En Chile la información disponible sobre la PSC indica que se trata de un grupo complejo y diverso. En efecto, este grupo está compuesto por adultos mayores, jóvenes, mujeres con o sin hijos y niños. Además, la PSC vive y pernocta en distintos lugares, como la calle, sitios eriazos abandonados, espacios públicos como plazas y parques y hospederías sociales o comerciales, entre otros. Por último, la PSC puede presentar problemas tales como alcoholismo, drogadicción, desempleo crónico, desvinculación familiar, relacionada generalmente a violencia intrafamiliar, problemas de salud mental y problemas con la justicia.
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Objetivo de la política La política pública dirigida a la PSC debe tener como objetivo general que el país logre superar la situación de calle. Dentro de este objetivo general pueden distinguirse los siguientes objetivos específicos: • Incorporar a esta población a la red social existente, cuando esto resulte factible. Deben buscarse mecanismos que faciliten la incorporación de la PSC a la red social existente, asegurándose de que estos ciudadanos reciben los beneficios a los que tienen derecho. • Crear nuevos instrumentos de política dirigidos a aquellos sub-grupos de la PSC que no pueden incorporarse a la red social existente. Estos instrumentos deben permitir solucionar los problemas de fondo que enfrenta esta población, así como mejorar su calidad de vida, enfocándose en atender las temáticas específicas que presenta esta población. • Generar iniciativas desde el Estado que permitan prevenir la ocurrencia de la situación de calle entre la población domiciliada. Líneas de acción Los resultados del catastro indican que en Chile la PSC constituye un grupo de tamaño reducido, por lo tanto, las iniciativas de Gobierno dirigidas a este grupo deben ser de escala menor, tanto en términos presupuestarios como de los recursos institucionales involucrados, estructurándose como iniciativas especializadas en las complejidades y características de la PSC en Chile. Por otra parte, el catastro presenta una realidad compleja y variada para este grupo. En consecuencia, para obtener resultados permanentes en cuanto a aliviar y solucionar los problemas de la PSC se requiere contar con iniciativas que consideren toda la complejidad de la situación que afecta a este grupo poblacional. De este modo, los antecedentes revisados hacen que para Chile sea apropiada una estrategia de política con las siguientes características: • De escala reducida, acorde con la dimensión del problema en el país. • Especializada, asumiendo toda la complejidad de la PSC. • Que coordine y supervise los esfuerzos dirigidos a esta población, los que deben ser implementados de manera descentralizada.
Fuente: www.hogardecristo.cl
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ANDRÉS JOUANNET
• Que articule las acciones de Gobierno a nivel central y local. • Que considere la participación de la propia PSC, así como de los organismos de la sociedad civil que trabajan con este grupo.
El personal de la Unidad incluiría un Director Responsable, apoyado por un grupo multidisciplinario de profesionales con experiencia y formación en temas de pobreza, PSC, evaluación de proyectos y sistematización y generación de información.
Institucionalidad Se propone la creación de una Unidad encargada del tema. Esta Unidad se perfilaría como una unidad especializada y de tamaño reducido orientada a coordinar la gestión de iniciativas para las PSC así como la oferta pública existente. Esto garantizará generar un núcleo de especialistas en PSC en la administración del Estado, capaces de orientar las políticas y programas sociales, así como las líneas de programas a financiar con el fondo hacia las PSC.
Reflexión final Cuando ya nadie cree, es justamente el momento entonces de levantarse, luchar y creer, por aquellos sueños imposibles. Agradezco la oportunidad de haber participado en esta noble tarea que nos compromete por siempre, agradezco a todas las instituciones que hicieron posible el Catastro de Personas en Situación de Calle, a mis amigos de la Red Calle y a mis entrañables compañeros de ruta de la División Social de MIDEPLAN. Gracias por construir una Catedral.
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ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 75 / Noviembre / 2008 / P. 17-21
Pobreza y personas en situación de calle: Una nota sobre la experiencia internacional y lecciones para Chile Poverty and homelessness: International experience and lessons for Chile IGNACIO IRARRÁZAVAL Ignacio Irarrázaval es doctor en Política Social de la London School of Economics, actualmente es el director de Asuntos Públicos de la Universidad Católica de Chile. Dirección postal Avenida Libertador General Bernardo O’Higgins 340;
[email protected]
Resumen Esta nota entrega algunos antecedentes sobre la experiencia internacional en el tema personas en situación de calle y la pobreza, e identifica algunas estrategias para la realidad chilena. La primera sección analiza algunas cuestiones conceptuales y metodológicas sobre la magnitud y la incidencia de personas en situación de calle en el contexto internacional. La segunda sección describe el perfil de este grupo social, en el contexto de los países desarrollados, haciendo un breve paralelo con la situación en Chile. Por último, la tercera sección examina algunas de las estrategias que se han utilizado en Estados Unidos y, nuevamente, trata de extraer lecciones para Chile. Palabras clave (personas en situación de calle, experiencia internacional, lecciones)
Abstract This keynote provides some background on international experience about the topic of Homeless people and poverty, and identifies some strategies for Chilean reality. The first section discusses some conceptual and methodological issues on the magnitude and incidence of homeless people in the international context. The second section describes the profile of homeless people, in the context of developed countries, making a brief parallel with the situation in Chile. Finally, the third section discusses some of the strategies that have been used in United States and again try to draw lessons for Chile. Key words (homeless people, international experience, lessons)
Introducción
finir propuestas de política para abordar este tema.
No es muy difícil consensuar que una de las manifestaciones más extremas de la pobreza, la constituyen aquellas personas que “habitan” de manera permanente en la calle. Si bien nuestro país ha mostrado una significativa disminución en los niveles de pobreza durante la última década, hasta hace un tiempo teníamos una importante falencia por no haber recopilado mayores antecedentes sobre las personas que viven en las condiciones más precarias, como son los que viven en la calle.
El catastro mencionado da cuenta que la noche del día 28 de junio, había un total de 7.254 personas que dormían en la calle o en hospederías, es decir personas en carencia de un hogar. En una alta mayoría estas personas resultaron ser hombres (85%), más de dos tercios de las personas de la calle declararon ser solteros, y tener en promedio 46 años de edad. La permanencia promedio en la calle era de 6,6 años y la razón mayormente declarada para vivir en estas condiciones fue le hecho de tener problemas con la familia de origen y problemas económicos.
En este sentido, el Catastro de personas en situación de calle elaborado por MIDEPLAN en conjunto con diversas organizaciones de la sociedad civil en Junio de 2005, es un importante aporte para dimensionar las condiciones de vida de las personas y poder de-
El propósito de esta nota es proporcionar algunos antecedentes sobre la experiencia internacional en este ámbito y definir algunas estrategias para la rea17
IGNACIO IRARRÁZAVAL
lidad de Chile. En la primera sección se discuten algunos aspectos metodológicos y conceptuales sobre la magnitud e incidencia de las personas en situación de calle en el contexto internacional. Mientras que en la segunda sección se describe el perfil de las personas en situación de calle o sin hogar en el contexto de los países desarrollados, realizando un breve paralelo con la situación Chilena. Finalmente, en la tercera sección se discuten algunas de las estrategias que se han utilizado en los Estados Unidos y nuevamente se tratan de extraer lecciones para Chile.
Aspectos metodológicos y conceptuales sobre la medición de la situación de calle En primer lugar, se debe considerar que la medición de la cantidad de personas en situación de calle es un tema complejo, ya que es un fenómeno que no es estático, por lo tanto debe decidirse si contabilizar a las personas que están en esta situación en un determinado momento del tiempo o bien las personas que atraviesan por esta condición por un determinado período de tiempo. En general, se distingue entre el “stock” o incidencia de la situación de calle en un momento determinado, respecto a la prevalencia, considerando a las personas que viven en estas condiciones por un determinado periodo de tiempo. En el caso norteamericano se define a la persona sin hogar1 (Homeless) como una persona que carece de una residencia permanente, ya sea que vive en la calle, en un refugio o albergue, o en un espacio abandonado o vehículo. El reconocimiento de la inestabilidad de su situación de vivienda es el as-
pecto crítico para ser considerado en esta categoría. En el estudio, realizado por el Urban Institute 2001, se distingue entre incidencia contabilizando a 842 mil personas, mientras que la prevalencia para el año en que se realizó el recuento esta llegó a 3,5 millones de personas. Un segundo aspecto relevante para considerar, se refiere diferentes dimensiones que describen la realidad de las personas sin hogar; estas han sido desarrolladas por el Observatorio Europeo de los sin hogar. • Dimensión física: La persona simplemente no tiene un techo bajo el cual ampararse para dormir. Este dimensión también podría ampliarse a personas que teniendo un “techo”, su lugar de habitación es inadecuado. • Dimensión Social: La persona no tiene un espacio privado para mantener sus relaciones sociales. • Dimensión legal: La persona no tiene derecho para permanecer en el espacio que habita. La combinación de estas tres dimensiones genera diversas categorías de situaciones “sin hogar”, como puede ser la situación de un ocupante de hecho de un espacio, que si bien dispone de techo y espacio privado puede ser desalojado en cualquier momento. Si bien pueden definirse algunos parámetros o criterios conceptuales, la mayor dificultad es de tipo práctico ya que en la mayoría de los países europeos no existen mediciones oficiales de carácter regular respecto a la situación de las personas sin hogar. Tal como se puede apreciar en la Tabla 1, existen diversas aproximaciones que tienen características comunes basadas en los conceptos descritos.
TABLA 1
ESTIMACIONES DE PERSONAS EN SITUACIÓN SIN HOGAR EN EUROPA
País
Concepto
Método
Año
Estimación de personas
Tasa 10.000 habs.
Bélgica
Sin hogar
Conteo
2001
17.000
17,3
Francia
Sin hogar (sentido estricto)
Conteo
2003
46.000
7,7
Holanda
Admisiones a refugios temporales
Conteo
2001
8.644
5,3
Italia
Sin hogar
Conteo Expansión
2000
17.000
3,0
Review Statistics of Homeless in Europe - EOH2003. 1 El concepto Europeo o Norteamericano de personas “sin hogar” o Homeless, es homologable al concepto de personas en situación de calle, que se utiliza en nuestro país.
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POBREZA Y PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE: UNA NOTA SOBRE LA EXPERIENCIA INTERNACIONAL Y LECCIONES PARA CHILE
En el caso de Bélgica, “sin hogar” se refiere fundamentalmente a personas que pasan la noche en albergues, mientras que en Francia la definición es más precisa, ya que distingue entre sin hogar en “sentido estricto”, es decir personas que duermen en la calle o en refugios temporales, a la vez en ese país también define a personas sin hogar en “sentido amplio” incorporando a quienes viven en residencias institucionalizadas; una distinción similar se ocupa en el caso Italiano. Finalmente, en el caso de Holanda, la contabilización se realiza en base a las solicitudes de admisión a albergues o refugios temporales; lo que incluye a personas efectivamente sin hogar, pero también a personas víctimas de crisis psicosociales como es el caso de mujeres que experimentan violencia doméstica; por lo tanto esta definición es algo más amplia. Por lo tanto, en términos conceptuales en general se distingue entre situaciones más estrictas respecto de otras más amplias. En este sentido, lo importante para un país que se inicia en este tipo de registro como es el caso de Chile, es tratar de mantener una definición coherente en el tiempo de manera de poder hacer comparaciones sobre la dinámica del fenómeno. Un tercer aspecto metodológico que merece destacarse, es el hecho que en la mayoría de los países se realiza una contabilización en una noche determinada, ya sea por un conteo directo, o bien tomando una muestra de los albergues y residencias que ya están previamente identificados. En general, existe consenso que los conteos subestiman la realidad de las personas sin hogar. En la mayoría de los países estos conteos se concentran en las ciudades más importantes del país. Sin embargo, en el caso de Italia se realiza una expansión de los datos primarios utilizando coeficientes de expansión según el tamaño de las ciudades. En suma, como suele suceder en la mayoría de los fenómenos sociales, la mera cuantificación del mismo no es condición suficiente para la solución de los problemas, pero sí es un importante aporte a su visibilización, y muchas veces el origen de acciones más sistemáticas como es el caso de la legislación especial que se dictó en Gran Bretaña.
Características de las personas en la calle Tal como se puede apreciar a partir de la sección anterior, la existencia de personas en situación de 2
calle en países de altos niveles de desarrollo, revela que este fenómeno no se asocia necesariamente a situaciones de pobreza sino más bien a problemas de exclusión y vulnerabilidad social. De hecho, la tasa de incidencia en Chile, medida como el número de personas en situación de calle cada 10.000 habitantes nos coloca en una magnitud relativa algo inferior a la de Francia, pero sobre la que se obtiene para Holanda. Por lo tanto es interesante hacer un breve perfil de las personas sin hogar en los países desarrollados2, para comparar y sacar algunos aprendizajes que pueden ser relevantes para la realidad Chilena. • En primer lugar, debe tenerse presente que la información disponible revela que ha existido una tendencia al aumento de las personas sin hogar en casi toda la Europa mediterránea y Anglo Sajona. Los principales grupos que han aumentado la demanda por servicios en albergues y refugios temporales son los inmigrantes, adictos y ex pacientes psiquiátricos, estos últimos debido a las políticas de desinstitucionalización de los pacientes psiquiátricos. Este perfil es similar al encontrado en el caso Norteamericano, en el cual existe una alta correlación entre personas en situación de calle y enfermedades mentales crónicas. A pesar de que en Europa existe la percepción de que el fenómeno de los sin hogar suele asociarse a un problema de las grandes ciudades, existe diversa evidencia que muestra que ese patrón espacial puede estar cambiando, ya que hay países como Portugal y España en los cuales la mayor tasa de crecimiento de los últimos años se ha observado en ciudades intermedias. En general, no existe información sistemática respecto a los sectores rurales, pero existe la aprensión de que está largamente subestimada. Por lo tanto, a partir de la experiencia europea es importante en el caso Chileno, revisar hasta que punto las ciudades secundarias y pueblos rurales están siendo considerados adecuadamente en los conteos. También es interesante considerar el tipo de enfermedades crónicas que enfrentan las personas en situación de calle, y si es que están consideradas con el Plan AUGE, si bien esto no les solucionaría el problema habitacional, al menos les cubriría su enfermedad.
La información para elaborar este perfil proviene de Edgar, Doherty y Meert (2003), y Urban Institute 2001 y 2004.
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• Las estadísticas Europeas revelan que más de dos tercios de las personas sin hogar son situaciones unipersonales, siendo predominantemente un fenómeno masculino, y personas mayores de 30 años. Desgraciadamente, la información disponible no permite definir tendencias demográficas precisas, ya que en algunos países como Bélgica y Portugal, existe un mayor crecimiento del segmento femenino debido probablemente a problemas de violencia doméstica, pero se desconocen las tendencias para el resto de los países. Algo similar ocurre con la edad, ya que países como Alemania, Francia e Italia, cerca de un 20% de su población sin hogar tiene menos de 25 años, pero en el resto de los casos la estructura demográfica no se ha visto alterada últimamente. A partir de este antecedente, será interesante observar para el caso Chileno en futuros conteos de las personas en situación de calle cómo evoluciona el perfil demográfico, ya que es obviamente distinto el tratar con una población que se hace cada vez más joven que con otra de mayor edad, el tipo de programas e intervenciones deberá responder a este nuevo perfil. • Otro fenómeno de preocupación en Europa, es la creciente proporción que la población extranjera tiene entre los sin hogar que recurren a albergues o refugios temporales. En Italia y España, más del 40% de los sin hogar son extranjeros. Información no oficial señala que en Chile existen alrededor de 300.000 personas que han ingresado con visa de turista pero que tienen la intención de permanecer, y se trata principalmente de una migración en busca de mejores condiciones socioeconómicas. Por lo tanto, en el futuro será importante observar la nacionalidad de las personas en situación de calle.
Lecciones de la estrategia Norteamericana En esta sección se realiza una breve reseña de algunos elementos incorporados en el trabajo de la “Alianza Nacional para Terminar con la Carencia de Hogar”, que se ha implementado en los Estados Unidos bajo la responsabilidad del Department of Housing and Urban Development (HUD). Esta ini3
Estudio cualitativo en 9 ciudades de diversos estados.
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ciativa es parte de un plan a 10 años plazo, que se inició el año 2000 y se vio reforzada por el llamado que hizo el Presidente de ese país, para “considerar como un objetivo fundamental de política, el terminar con la carencia crónica de hogar en un plazo de 10 años”. Con esa fundamentación se solicitó un aporte extraordinario para el año fiscal 2003 y se creó un consejo interagencias federales para coordinar todos los esfuerzos en el tema. Por su parte, el HUD hizo suyo el propósito de eliminar la carencia crónica de hogar conjuntamente con 200 ciudades que elaboraron planes específicos en este sentido. De acuerdo a la evaluación realizada por el Urban Institute3, las estrategias exitosas de las ciudades para disminuir la carencia de hogar se basaron en los siguientes aspectos esenciales: • Cambio de paradigma con un objetivo intencionado y explícito de terminar con la situación de personas en carencia crónica de hogar. Esto significa no solo tener una red interna y coordinación, sino que tener una clara decisión de política para eliminar la situación de las personas sin hogar. • Definición de una meta precisa para eliminar la situación crónica. • Compromiso comunitario amplio, a través de todo tipo de organizaciones. • Liderazgo y capacidad organizacional, través de una agencia que lidera formalmente el proceso. • Recursos suficientes más allá de los programas específicos para las personas sin hogar. En forma complementaria, la investigación encontró que en muchos de los casos más exitosos, también contribuyó de manera significativa el acontecimiento de alguna situación o hecho puntual que detonó el interés público en el tema de los carentes de hogar. Finalmente, la evaluación también identificó diversos elementos que, sin ser esenciales, contribuyen al éxito de la estrategia, estos son: • Compromiso del sector privado. • Compromiso de las autoridades locales. • Seguimiento y monitoreo del proceso. • Diversificación en los servicios entregados a las personas. • Disminución de la adversidad social a proyectos de apoyo a personas en situación de carencia de hogar.
POBREZA Y PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE: UNA NOTA SOBRE LA EXPERIENCIA INTERNACIONAL Y LECCIONES PARA CHILE
Tanto la formalidad de la estrategia reseñada, como los números absolutos de personas sin hogar para los Estados Unidos nos muestran que este problema ha alcanzado mayor relevancia y reconocimiento público, en relación a lo que sucede en el mismo ámbito para el caso Chileno. Sin embargo, la realización del Catastro de personas en situación de calle permitió posicionar el tema de una manera concreta y sistemática. Más aún, a menos de un año de la realización de dicho estudio, MIDEPLAN dio a conocer un programa especial para incorporar a Chile Solidario a todas las personas en esta situación. Esta iniciativa, a similitud de la estrategia Norteamericana, cuenta con una agencia que está liderando el tema como es MIDEPLAN, esto es evaluado positivamente. Del mismo modo, por ser Chile Solidario una intervención multidimensional, esta incluye no solo transferencias monetarias a las personas en situación de calle, sino también el apoyo psicosocial y la atención garantizada en los servicios públicos, particularmente en salud. Por otro lado, la iniciativa Chilena también incorpora el apoyo privado a través de instituciones sin fines de lucro quienes desarrollarán parte del componente psicosocial. El mayor desafío que se visualiza al contrastar la situación Chilena con respecto a la extranjera, es que no se ha posicionado formalmente al nivel local como un actor relevante en el tema. Este aspecto es crítico para asegurar la sostenibilidad de los esfuerzos que se están realizando actualmente. Como es sabido, la intervención Chile Solidario se extiende por dos años y después de ese plazo, si bien hay algunos beneficios monetarios que se mantienen, no existe un proceso de acompañamiento sistemático a la persona. En este sentido, dadas las características de las personas en situación de calle, es necesario prever la mantención del apoyo personalizado e integral por un plazo más largo; esto sólo se puede lograr con una contribución más decidida del municipio. Por otro lado, también se visualiza un
mayor espacio para los actores de la sociedad civil, ya no solo como prestadores de servicios específicos a las personas en situación de calle, sino también abriendo una amplia gama de intervenciones y articulaciones a través de redes mas diversas. Un segundo desafío que también se constata para la realidad Chilena, es que el tema de las personas en situación de calle es un fenómeno todavía incipiente en la opinión pública y en el contexto de las prioridades de política. En este sentido es necesario replicar el catastro e idealmente mejorarlo metodológicamente asegurando la mejor cobertura posible en ciudades secundarias, pueblos y sectores rurales. Con esta nueva información se conseguirá mantener esta preocupación como un tema y prioridad de la política social.
Bibliografía BURT, M; HEDDERSON J.; ZWEIG, J. et. al. (2004) Strategies for Reducing Chronic Street Homelessness. The Urban Institute, U.S. Department of Housing and Urban Development. Office of Policy Development and Research. Conferencia Nacional de la Alianza Nacional para terminar con la Carencia de Hogar (2001). Conferencia nacional de la alianza nacional para terminar con la carencia de hogar (2001). Discurso del secretario Martínez dirigido a la alianza nacional para terminar con la carencia de hogar. Washington, DC. EDGAR, B., DOHERTY, J. Y MEERT, H. (2003) Review of statistics on Homelessness in Europe. European Observatory on Homelessnes. MIDEPLAN (2005) Habitando la calle. Catastro Nacional de Personas en Situación de Calle. URBAN INSTITUTE. (2001) What Will It Take to End Homelessness? U. S. DEPARTMENT OF HEALTH & HUMAN SERVICES (2003) Ending Chronic Homelessness: trategies for Action. http://aspe.hhs.gov/hsp/homelessness/strategies03/index.htm
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ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 75 / Noviembre / 2008 / P. 23-26
Voz y ciudadanía para las personas en situación de calle. Tiempo de escuchar y actuar Voice and citizenship for homeless people. Time for listen and act BENITO BARANDA Benito Baranda es Licenciado en Psicología y Psicólogo Clínico de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Magíster en Ciencias del Matrimonio y de la Familia en la Pontificia Lateranense de Roma. Actualmente Director Social Nacional del Hogar de Cristo. Dirección postal, Padre Hurtado 3600, Estación Central;
[email protected]
Resumen El autor describe cómo el tema de las personas en situación de calle se convirtió en una preocupación en la agenda de política pública de Chile. Entrega información sobre los hallazgos preliminares de esta problemática, los que se pueden resumir en demandas asociadas a la necesidad de integración, el derecho al trabajo, el derecho a una vivienda digna y el derecho a atención de salud, especialmente a la salud mental. Finalmente, hace un llamado a “despertar el sentido social” para contribuir en la dignificación de la experiencia de vida de este grupo social. Palabras clave (personas en situación de calle, integración, derechos, sentido social)
Abstract The author describes how the situation of homeless people became an issue of Chilean public policy agenda, he delivers information on the preliminary findings on this issue, which can be summarized in demands associated with the need for integration, the right to work, the right to decent housing and the right to health care, especially mental health. Finally, he appeals to ‘the social awakening’ to contribute to life experience’s dignity of this social group. Key words (homeless people, integration, rights, social sensitivity)
Desde 1944 el Padre Alberto Hurtado s.j. se abocó al trabajo con personas en situación de calle; las conoció personalmente, empatizó con ellas y llegó a empaparse de su dolor producto de la exclusión social en que transcurría la existencia de ellos. Hizo una fuerte crítica a la sociedad de su tiempo y los responsabilizó directamente de la existencia de la vagancia, de la mendicidad, del ocio, de la pobreza y del maltrato hacia los más pobres, aquellos que él llamaba “vencidos por la miseria”. Su deseo era que las personas más marginadas fuesen respetadas en su dignidad de seres humanos, fuesen vistas y escuchadas, y por eso llamaba a tener un permanente “contacto” con ellos. El señalaba que “cuando la complicidad del corazón está ganada, que diferente resultan las soluciones”, es esa complicidad la que él nos llama a vivir. Sin lugar a dudas los prejuicios y la discriminación siguen siendo las agresiones más dañinas que se
ejercen sobre quienes viven excluidos, su intimidad es expuesta y violentada, son mirados como inferiores, producen temor, y se los asocian frecuentemente con la delincuencia, el consumo y /o tráfico de drogas y la flojera o el ocio. La invitación del Padre Hurtado es a despertar el “sentido social” para terminar con este maltrato y discriminación, especialmente hacia aquellas que viven en situación de calle. Este sentido social, es el “interés que tenemos por los demás” y que nos permite entender que todas nuestras acciones repercuten en ellos. Por lo tanto, para comprender, acompañar y transformar la realidad de quienes viven en situación de calle, es imprescindible escuchar. No hay posibilidad de construir condiciones de vida más justas, respeto a la dignidad de cada uno, sin una profunda participación de ellos mismos, ellos como protago23
BENITO BARANDA
nistas y no como receptores pasivos de acciones pensadas, planificadas y ejecutadas por otros. Este es el tiempo de escuchar, de contemplar la realidad de quien hoy está en esa condición, y desde su propia historia, con su propia visión y experiencia, iniciar una acción de dignificación. En razón de lo anterior, es que en julio del año 2005 se diseñan asambleas participativas en todo Chile para que las mismas personas se expresaran y que su visión y propuestas de solución fuesen consideradas en las políticas públicas. Este es el camino de la dignidad, donde las personas van tomando creciente control sobre su vida y su destino, reconociéndose como ciudadanos sujetos de derechos y con deberes; tomando su vida responsablemente y exigiendo un trato de respeto de parte de los demás. Las políticas sociales son adecuadas cuando permiten a los ciudadanos más libertad y compromiso social, sentirse más dueños de sus acciones, compartiendo las responsabilidades comunitarias. En el año 2005, año de la Canonización del Padre Alberto Hurtado, el Hogar de Cristo en conjunto con otras instituciones del Estado y de la sociedad civil, han colaborado en la búsqueda de soluciones para aquellas miles de personas que aun viven en situación de calle. Las principales acciones emprendidas han sido: 1. Durante el mes de Mayo, la Red de Trabajo con Personas en Situación de Calle realizó el primer Seminario Nacional “Voz y Ciudadanía de las personas en situación de calle”. Su principal objetivo fue reflexionar sobre los derechos y los desafíos para lograr la inclusión social de las personas que hoy viven en condiciones de calle. 2. Paralelamente se comenzó a preparar el Primer Catastro Nacional de Personas en Situación de Calle. En esta ocasión fue el Estado, específicamente el Ministerio de Planificación Nacional, quien lideró el proceso de preparación y ejecución de este Catastro en las 80 comunas del país que cuentan con una población con más de 40.000 habitantes, ya que se asume que las personas que viven en situación de calle lo hacen mayormente en comunas urbanas de mayor densidad poblacional. Este catastro se realizó en estrecha colaboración con diversas instituciones del sector público y privado quienes aportan personas voluntarias para llevar a cabo el levan-
tamiento de la información1. Posteriormente los resultados fueron analizados en un Seminario organizado por el Departamento de Políticas Públicas de la Universidad Católica despertando el interés de investigadores por profundizar y difundir esta realidad que viven más de ocho mil personas a lo largo del país. 3. Se diseñó una consulta a las personas que participaron del Catastro a lo largo del país bajo el liderazgo del Hogar de Cristo en alianza con la corporación “Nuestra Casa” y con los aportes de la División de Organizaciones Sociales, este último, dependiente del Ministerio Secretaria General de Gobierno. La consulta asumió la modalidad de asambleas cuyo objetivo fue conocer, desde la perspectiva de las personas en situación de calle, cuáles eran las acciones más urgentes que debería implementar el Estado y los actores de la sociedad civil para contribuir a superar sus condiciones particulares de vida. En esta actividad participaron 702 personas que habitan la calle, hombres y mujeres adultos, y niños y niñas, reunidos en 60 asambleas a lo largo de todo el país. Este ejercicio participativo proporcionó una enorme riqueza de propuestas y requerimientos que hasta hoy continúan interpelándonos “sin descansar mientras haya un dolor que mitigar” como señalaba el Padre Hurtado. Los principales hallazgos de estas consultas fueron: • Al priorizar las principales dimensiones surgidas desde las asambleas y que requieren de acciones urgentes, el orden de importancia de los temas mencionados por los consultados es el siguiente: la necesidad de integración, derecho al trabajo, derecho a una vivienda digna y derecho a atención de salud, especialmente a la salud mental. • Respecto de la integración, la situación de calle es considerada una expresión clara de la “exclusión social”, que implica sentir que “no se pertenece” a algún subsistema, tales como el familiar, el laboral, el comunitario; esto es una consecuencia de la carencia de vínculos sociales que impide participar de los beneficios que éstos pueden reportar a todo ser humano. Protección, comprensión, afecto, apoyo, diálogo, respeto; todas éstas son palabras que las personas en situación de calle no vivencian cotidianamente. No obstante lo anterior, no han perdido sentido para ellos y ellas, y forman
1 Los resultados se encuentran en el libro “Catastro Nacional de Personas en Situación de Calle”, 2005.Gobierno de Chile Ministerio de Planificación.
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VOZ Y CIUDADANÍA PARA LAS PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE. TIEMPO DE ESCUCHAR Y ACTUAR
parte de las justificaciones que daban para priorizar las problemáticas asociadas al componente “Integración”. Estas justificaciones también comprendían falta de apoyo; conflicto familiar; discriminación; desigualdad; sentimientos de soledad; tristeza y desesperanza. En este ámbito, las demandas apuntan, entre otras cosas, a reestablecer o fortalecer los vínculos con su núcleo, ya que para ellos y ellas, la familia juega un rol determinante en la vida de las personas. Así mismo el buen trato es considerado una condición necesaria para superar las condiciones de vulnerabilidad en la que se encuentran hoy. • La discusión de estos temas apunta también a demandar, de manera urgente, cambios sociales que favorezcan la plena inserción de las personas en situación de calle, como iguales en libertad y derechos. Particularmente, porque la situación de calle es considerada una situación de exclusión social, un estigma y un deterioro en la calidad de vida, con la consecuente pérdida de toda posibilidad de bienestar, sin oportunidades de inserción social. • Respecto del empleo, el mundo laboral ideal es concebido como un espacio social donde los individuos desarrollan hábitos de responsabilidad y capacidades que los pueden conducir a la realización personal. Un “empleo digno” es la principal demanda establecida en la consulta; éste es valorado por la posibilidad de establecer vínculos con otros y ejercer un rol social que los dignifica como seres humanos, en la medida que puedan desempeñarlo en un contexto donde se respetan los derechos laborales, y los ingresos percibidos permitan satisfacer necesidades básicas relacionadas con: alimentación, vestuario, techo y resguardo del bienestar familiar. Por lo tanto, la carencia de empleo o de un “trabajo digno”, fue identificada como un factor que genera efectos personales y sociales, y que es desencadenante de otras problemáticas, tales como inseguridad, desánimo y desesperanza, pérdida de autoestima y confianza, pérdida de energía y voluntad para salir de esta situación; produciendo, además, efectos negativos en las relaciones con sus parientes y quiebres en el núcleo familiar, todo lo que incide -finalmente- a vivir o permanecer en situación de calle. Las personas consultadas concluyeron que con trabajo “se sienten más dignos, útiles y contentas” (Asambleas, 2005).
• Las asambleas también reafirmaron que la “falta de vivienda” es uno de los temas significativos para las personas en situación de calle. Detrás de esta priorización, fue posible observar concepciones respecto a ésta, que se asocian tanto a necesidades psicosociales, como materiales. Tener una vivienda es una condición necesaria para mejorar su calidad vida e integración social. Este bien representa para ellos y ellas, tanto la posibilidad de superar sentimientos de desamparo y marginación como satisfacer necesidades de pertenencia, estabilidad y seguridad. En razón de lo anterior, las demandas apuntan a tener acceso a una vivienda “digna”, entendiendo por ello, un espacio propio y privado, saludable, contenedor, que los aleje de los peligros “de la calle” (enfermedades, riesgos de agresión, entre otros); que les permita cumplir con requisitos asociados al mundo laboral (tener una “dirección particular”); y por sobre todo, gozar de su derecho a vivir en familia. La justificación frente a esta necesidad fue argumentada en las consultas en virtud de que “la vivienda permite que la familia viva y permanezca unida, significa un apoyo mayor” (Asambleas, 2005). • Otra de las problemáticas detectada y priorizada por las asambleas, fue la incidencia de enfermedades de salud mental tales como depresión, alcoholismo y drogadicción. Las razones expresadas para dar calidad de urgente a esta problemática, apuntan al reconocimiento de que, si bien no todas las personas que viven en situación de calle son “alcohólicos” o “drogadictos”, estos problemas que acarrean efectos en la salud mental constituyen un importante obstáculo para la autosuperación de quienes las padecen; así como también, un riesgo para las “futuras generaciones”. Estas enfermedades se asocian a pérdida de respeto por uno mismo, a conflictos familiares, conductas violentas, riesgo de verse involucrado en conductas ilícitas, incapacidad de ejercer roles laborales, pérdida de la dignidad. El gozar de salud mental representa para ellos y ellas otra de las condiciones necesarias para lograr un mayor nivel de integración social sustentable en el tiempo, que reporte, además, beneficios para las generaciones más jóvenes que hoy se ven vulnerables. La justificación esgrimida en las consultas para levantar esta prioridad se asocia a que “al disminuir la vagancia, la drogadicción y el alcoholismo, le damos me25
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jor modelo a los jóvenes... y así disminuir la delincuencia, los accidentes y enfermedades” (Asambleas, 2005). 4. El 4 de Octubre, se dio un paso más. Alrededor de 600 personas de distintos lugares del país dialogaron con los parlamentarios quienes escucharon sus demandas y propuestas en un acto inédito, en el cual el poder legislativo abrió sus puertas a las personas que sufren los peores signos de exclusión social. En la oportunidad, plantearon las inquietudes que tiene sobre su realidad, entregaron un documento con los resultados de las 56 Asambleas Regionales y fueron los protagonistas de diversas actividades de una plaza ciudadana. Hasta el momento, se ha buscado la oportunidad de conocer en profundidad las características de las personas que viven en situación de calle, sus aspiraciones, sus deseos y propuestas; se han propiciado ambientes de diálogo entregándoles todo el protagonismo que les pertenece y se han generado espacios oportunos para su validación como
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interlocutores en el desarrollo de propuestas y alternativas de solución, de modo de que ejerzan plenamente los derechos que les son inherentes a su condición de persona humana. Nuestro esfuerzo se orienta permanentemente a encontrar aquellos espacios en que todos los ciudadanos puedan sentirse partícipes de la construcción de una sociedad justa y solidaria.
Bibliografía ALBERTO HURTADO CRUCHAGA. s.j “Humanismo Social.” Ed Antártica. 1963. REVISTA MENSAJE Nº 4423. “Hogar de Cristo, 50 años en el Corazón de Chile” 1995. MINISTERIO DE PLANIFICACIÓN NACIONAL. Chile. “Catastro Nacional de Personas en Situación de Calle”. 2005. VILLATORO, PABLO. “Radiografía Humana de la Pobreza” Unidad de Desarrollo y Estudios. Hogar de Cristo. 2005. BERGER, P & LUCKMAN, T. “La construcción social de la realidad”. Buenos Aires; Amorrortu.
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 75 / Noviembre / 2008 / P. 27-35
Políticas públicas y privadas para personas en situación de calle Public and private policies for homeless people SEBASTIÁN ZULUETA Sebastián Zulueta es ingeniero comercial egresado de la Universidad Católica de Chile, actualmente es director de América Solidaria. Dirección postal: Moneda 1845 piso 3, Santiago - Chile;
[email protected]
Resumen El autor responde a la pregunta de cuáles son las necesidades más desatendidas de las personas en situación de calle, para lo cual estudió las respuestas de las personas que forman parte de la Corporación Nuestra Casa1, utilizando la teoría de desarrollo a escala humana de MaxNeef (1993) que sitúa las necesidades existenciales en un eje, y las axiológicas en otro. El estudio contempló dos etapas en que participaron grupos representativos de los distintos actores de la corporación (personas en situación de calle, voluntarios, etc.). La primera etapa estuvo enfocada a levantar la problemática, a través del análisis de los distintos tipos de satisfactores involucrados en las distintas necesidades. Una segunda etapa, estuvo enfocada a encontrar la “solucionática”, que consistió en hacer un levantamiento de las expectativas de satisfactores para cada una de las necesidades. El artículo describe los principales hallazgos. Palabras clave (personas en situación de calle, teoría de desarrollo a escala humana)
Abstract The author answers the question about what are the more neglected needs of homeless people; to do that he studied the responses of people who were part of the Corporation Nuestra Casa2, framing the analysis on MaxNeef (1993) human scale development, which places the needs under existential category on an axis, and “fundamental” in another. The study included two phases in which Corporation’s representative groups (homeless people, volunteers, etc.) participated. The first phase was focused on setting the research problem and analyzing the different types of satisfiers involved in various needs. A second phase, focused on finding solutions, which consisted in setting expectations about “satisfiers” for each of the needs. The article describes its key findings. Key words (homeless people; human scale development)
Introducción Por un lado, me siento contento de poder participar en este debate en torno a las políticas públicas y privadas y a las personas en situación de calle. Por otro lado, me impresiona que este debate se esté abriendo recién a principios del siglo XX, lo que significa que hayamos postergado durante tanto tiempo la importancia de volcar la mirada a la realidad que viven las personas en situación de calle. Las “personas que viven en situación de calle” son, en primer lugar, personas –como lo afirma este concepto–: sujetos de derechos a quienes se los debe
respetar como seres humanos (según lo establecido en la Declaración de Derechos Humanos). Cualquier otra condición es secundaria: ni central ni generalizable para la totalidad de sus integrantes. Este respeto como sujetos particulares obliga, por una parte, a conocer y comprender de mejor forma la situación de calle y, en segundo lugar, a respetar sus expectativas y deseos, definidos por ellos mismos y no por quienes busquen que “ellos logren tener expectativas y deseos”. Las personas en situación de calle son un grupo humano, compuesto de individuos que son ciuda-
Esta es una Institución que trabaja con personas en situación de calle y que busca integrar a la sociedad completa en su labor. www. nuestra-casa.cl 2 Institution working with homeless people and that tries to integrate society in its labor www.nuestra-casa.cl (N.E). 1
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danos de un país, en nuestro caso, Chile, del cual forman parte y bajo cuyas leyes se rigen, sin perder su identidad. Así, en su condición de ciudadanos, también se les deberían respetar sus derechos y deberes cívicos. Sin embargo, la realidad dista mucho de la hipótesis anterior. El Pueblo en Calle ha sido históricamente invisibilizado en nuestro país, el que no habiendo tomado conciencia de la realidad que este pueblo vive, ni de las causas que lo llevan a ser parte de esta realidad, le ha negado su ciudadanía y le ha privado de sus derechos. En este sentido, las personas en situación de calle no han sido reconocidas como ciudadanos y, con suerte, han sido objeto de asistencialismo o discriminación, siendo escasas las políticas y los espacios sociales en los cuales pueden participar. Es evidente la importancia de iniciar este debate, y que se logre llegar a distintos actores. Sin embargo, al hacer un aporte a la discusión sobre las políticas públicas y privadas en torno a la situación de calle en Chile, me veo obligado a delatar mi vinculación afectiva y vocacional con esta realidad. En el año 2000 acepté la invitación de un grupo de voluntarios y de personas en situación de calle a incorporarme a un proyecto que se estaba formando: la Corporación Nuestra Casa. Las personas participantes en este proyecto proponían un enfoque novedoso para trabajar con esta realidad, basado en el afecto y en la participación, con miras a la integración social. Desde ese año, me vinculé como voluntario (taller literario, paseos culturales, etc.); como coordinador del área de voluntariado; y, finalmente, como Director Ejecutivo en los años 2003 y 2004. Pero mi vinculación no fue sólo desde la aproximación laboral y voluntaria, sino que también desde la afectiva. Construí amistades y compadrazgos, compartí mi vida, acompañé y fui acompañado. Y en el camino de ir estudiando, trabajando y viviendo en torno a la Situación de Calle, mi visión del mundo y de las relaciones sociales fue cambiando, a tal punto que puedo asegurar que cambió el lugar donde debería haber sido enterrado. No pretendo que la validez de mis planteamientos sea separada de la subjetividad de mi experiencia: son uno sólo. Y no pretendo dar un tono racional a una problemática que tiene tanto sentimiento: tanta muerte y tanta vida. Intercalaré mi argumentación con algunas diapositivas que el lector podrá proyectar en su interior. Estas fotos, complementarán aquellas que aparecen en el libro Habitando la Calle (cuyo lanzamiento será el día de hoy), muchas de las cuales fueron tomadas 28
por personas en situación de calle que, con cámara en mano, quisieron compartir con nosotros su realidad a través de una estética propia y auténtica.
Políticas públicas y privadas centradas en las necesidades: La experiencia de la Corporación Nuestra Casa La creación de políticas públicas debe obedecer a una comprensión más profunda de las necesidades humanas involucradas en la problemática de la situación de calle. Y me parece un importante aporte el trabajo realizado por la Corporación Nuestra Casa en este ámbito. En el marco del proceso participativo de planificación estratégica, se realizó una primera etapa de diagnóstico de las necesidades que emanaban del sentir y del pensar de las personas que formaban parte del proyecto: personas en situación de calle, voluntarios, trabajadores, actores relacionados. Como marco teórico de referencia, nos basamos en la Matriz de Necesidades y Satisfactores que propone la Teoría de Desarrollo a Escala Humana, desarrollada por MaxNeef, Hopenhayn y Elizalde (1993). Es interesante constatar que, reflejo de una sincronía que supera las fronteras geopolíticas, esta misma metodología se está trabajando hoy en España, al interior de organizaciones como Cáritas y FACIAM (Federación de Asociaciones de Centros para la integración y ayuda a los marginados), cuyos resultados fueron difundidos en la última campaña del Día de las Personas Sin Hogar. Esta teoría postula que “el mejor proceso de desarrollo será aquel que permita elevar más la calidad de vida de las personas, que dependerá de las posibilidades que tengan las personas de satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales” (Op. Cit.). Estas necesidades son múltiples e interdependientes, pudiéndose dividir según categorías existenciales (ser, tener, hacer y estar), y según categorías axiológicas (subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad). Por otro lado, los autores plantean la diferencia entre necesidades y satisfactores. A diferencia de lo que nos puede hacer pensar el actual sistema económico, las necesidades humanas son finitas y no infinitas. Son las formas de satisfacer estas necesidades las que pueden ser infinitas, y dependerán de la cultura y de la sociedad en que se encuentren. Así, la necesidad de subsistencia puede ser satisfecha por la
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alimentación. Pero, desde una u otra cultura, puede ser una alimentación abundante o simplemente suficiente; una alimentación vegetariana o carnívora; etc. Puede ser solucionada desde el habitar en un Iglú, en una Ruca, o en una vivienda social entregada por el gobierno.
serían la subsistencia (falta de vivienda, de abrigo, de alimentación, de recursos económicos, de trabajo, entre otros). Sin embargo, los resultados fueron muy distintos, lo que nos llevó a un proceso profundo de reestructuración y de reenfoque de nuestra visión y de nuestra acción.
Estos satisfactores, a su vez, se pueden clasificar de distintas formas: a) violadores o destructores (su aplicación aniquila la posibilidad de satisfacer la necesidad específica a la que hacía referencia, junto con otras necesidades: es el caso de la guerra); b) pseudos satisfactores (estimulan una falsa sensación de satisfacción, lo que puede eliminar la posibilidad de satisfacer una necesidad: es el caso de ejercicios promocionados en televisión, que realizados de sin asesoría, pueden implicar un mayor deterioro del estado físico); c) inhibidores (al satisfacer una necesidad específica, imposibilitan la satisfacción de otras: es el caso del consumo de tabaco); d) singulares (apuntan a la satisfacción de una sola necesidad, siendo neutros con respecto a otras necesidades: es el caso de iniciativas que sólo buscan repartir alimentos a personas en situación de calle); e) sinérgicos (al satisfacer una necesidad, se estimula o contribuye a la satisfacción de otras).
El análisis de la problemática, nos mostró que las dos necesidades más vulneradas3 fueron la Identidad y la Libertad. Luego, al ver la “solucionática” (estrategias de acción y de objetivos), encontramos que, en el contexto de una acción integral, nuestros esfuerzos debieran hacer énfasis en la Participación y en el Afecto.
Para responder a la pregunta de cuáles son las necesidades más vulneradas de las personas en situación de calle, emanadas del sentir y pensar de quienes forman parte de la Corporación, utilizamos la matriz de necesidades (que sitúa las necesidades existenciales en un eje, y las axiológicas en otro). Y el proceso se dividió en dos etapas en que participaron grupos representativos de los distintos actores de la corporación (personas en situación de calle, voluntarios, etc.). La primera etapa estuvo enfocada a levantar la problemática, a través del análisis de los distintos tipos de satisfactores involucrados en las distintas necesidades. Una segunda etapa, estuvo enfocada a encontrar la “solucionática”, que consistió en hacer un levantamiento de las expectativas de satisfactores para cada una de las necesidades.
Rompiendo el mito de la centralidad de las necesidad de subsistencia Al comenzar el proceso participativo de análisis de las necesidades humanas, creímos que encontraríamos que las principales necesidades vulneradas
Propuestas para una política pública y privada, basada en las necesidades Dada mi afirmación primera, de que las políticas públicas y privadas debieran centrarse en las necesidades de las personas en situación de calle, estructuraré mi reflexión y mis sugerencias de Políticas en torno a estas cuatro necesidades4. Una política pública debiera estar basada en una visión de sociedad, no simplemente en un conjunto de acciones paliativas. Roca nos plantea una visión de identidad que puede guiar estas políticas: “Las calles no marcarán fronteras ni distancias sino espacios de convivencia, encuentros e intercambios. Vivir en la calle será habitarla con los otros, con los diferentes, en coexistencia y responsabilidad social. Será el lugar de las redes sociales con suficiente densidad, intensidad y continuidad como para establecer una sociabilidad capaz de construir sentimientos de pertenencia, apropiación, libertad y seguridad. [...] Cuando perdamos el trabajo, nos quedará la ciudad; cuando perdamos el hogar, nos quedará la calle; cuando perdamos el arraigo, nos quedará el jardín; cuando perdamos un combate, nos quedará la plaza pública. Una mujer se dobló por la esquina, gritando con su hijo en los brazos. Eran las 2 de la madrugada de un día jueves. Luego la siguieron otras personas: niños, mujeres, hombres, de las distintas edades. Nos asomamos por esa esquina para ver qué ocurría. Un
Que tuvieron mayor nivel de saturación de acuerdo a la percepción de los participantes. Para ver este nivel de saturación, se realizó una codificación abierta y luego una codificación axial, siguiendo una metodología propuesta por la Teoría fundada. 4 Es importante señalar que estas necesidades son propias de la Comunidad que compone la Corporación Nuestra Casa. Si bien pueden ser extrapolables algunos aspectos a la totalidad de la Situación de Calle, es necesario recordar que se debiera abarcar una muestra mucho mayor, que abarque otras realidades, para poder referirnos a la totalidad. 3
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camión de basura, dos camionetas de seguridad ciudadana y una camioneta de policía, protagonizaban el terror. El mecanismo del camión trituraba todas las pertenencias de las personas que en situación de calle, que dormían en los alrededores: ropa, recuerdos, alimentos, cobijo, casa, techo, intimidad. Todo era triturado por el mecanismo. Las personas lloraban, gritaban, huían. Al día siguiente habría un acto municipal en esa zona. Nuestros esfuerzos fueron vanos.
Identidad Expresiones de la vulneración de la Identidad en palabras de integrantes de la Corporación Nuestra: • Miedo de la sociedad al diferente. • indolencia. • minorías étnicas. • baja autoestima . • discriminación a la homosexualidad. • fracaso en roles de hombre que desmoraliza más (el ser proveedor) hay que nacer en una familia con apellidos. • discriminación por tener un apellido mapuche. • auto-estigma; vergüenza y orgullo que no le permite regresar a su familia. • borrarse, desconfianza en los otros. • me estigmatizan como si todos fuéramos iguales . • falta de proyecto o visión de futuro: “sólo el día a día”. • prejuicios de que las personas de la calle son ladrones lo que genera rechazo social. • discriminación socioeconómica por no pertenecer a una clase social. • segregación social física espacial (no vemos al otro). Al analizar las percepciones de los distintos participantes, nos dimos cuenta que la Identidad era la necesidad más vulnerada. Y esto se daba, en los distintos grupos de personas que participaron, a un nivel individual (lo que influía su autovaloración, su percepción de sí mismo, las expectativas o “no expectativas” que tenían, la capacidad de salir adelante, etc.); a nivel grupal (la imagen que se tiene de los grupos de referencia y la “determinación total” de pertenecer a ellos, sin poder cambiar la realidad; la confianza que se tiene en la familia, en los amigos, en los vecinos; la forma de relacionarse con el extraño, desde el miedo o la agresividad -que no es más que otra forma de miedo); y a nivel estructural (el no sentirse parte de una cultura, al no compar30
tir o estar excluidos de los códigos que la rigen; el no sentirse personas en la medida que se violan sus derechos; el no sentirse ciudadanos, no siendo sujetos de catastros, de aplicación de la ficha Casen, de acceso a beneficios públicos). Observamos que hay una pérdida de sentido de pertenencia y de autopertenencia. Joaquín García Roca utiliza la metáfora de la pérdida del hogar para explicar esta pérdida de identidad: El hogar es el espacio donde e activan el cuidado de la infancia y de la vejez, el paso a ala adultez, la entrada al trabajo, la transición al matrimonio, los puentes de la amistad. [...] La carencia de hogar convulsiona los referentes humanos de la pertenencia, identidad y confianza sin los cuales no hay vida humana.
Propuestas para políticas: Reedición continua del catastro nacional de personas en situación de calle. Incorporar el Catastro como un proceso continuo, que pudiese repetirse cada 5 años, y que dependa del INE, y que se realice en conjunto con otros actores de la sociedad, tanto del mundo público, privado, y especialmente con las organizaciones sociales. Este proceso debiera entregar información para poder focalizar acciones para las personas en situación de calle, que les permitieran acceder a servicios públicos, coordinación de iniciativas y de encuentros, entre otras. Con esto, reconocemos que las personas en situación de calle son ciudadanos de nuestro país, a quienes hay que llegar de una forma distinta, pero a quienes también debemos escuchar. No crear un “estatus de excepción”. Como afirma Robert Castell, en la historia de la marginación, se han dado tres tipos de exclusiones a) supresión completa de la comunidad (expulsión de judíos, moros, genocidios, etc.); b) espacios cerrados escindidos de la comunidad en su mismo seno (ghettos, hospitales para leprosos, etc.) y; c) status especial que les permite coexistir con la comunidad (indígenas durante la colonización). El que hoy es una real amenaza, es crear un estatus de excepción a través de políticas de discriminación positiva, que fácilmente se transforma en discriminación negativa y hace el análisis de los impactos negativos que ha causado RMI - Revenu Minimum d´Insertion.
Una política para personas en situación de calle, por el simple hecho de nombrar a una persona como sujeto de dicha situación, puede marcarla y deter-
POLÍTICAS PÚBLICAS Y PRIVADAS PARA PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE
minarla: ya no como sujeto de una situación, sino que como sujeto de una condición. Este es un riesgo que hay que evitar. Que la política no fomente una identificación y una estigmatización de un grupo de personas que están en una situación. Y que no genere dependencias clientelistas en torno a estas políticas, que erosionen la identidad de la persona como tal. Estrategias comunicacionales para ir “del prejuicio a la confianza”. Así como lo plantea la visión de la Corporación Nuestra Casa –la que tuvo que repensar su propia visión ante la importancia observada de la vulneración de la identidad en la problemática de la situación de calle, e incorporar la forma de revertirla–, para satisfacer estas necesidades, debemos “construir una sociedad que vaya desde el prejuicio a la confianza”. En esto, cabe un rol fundamental a la forma en que comunicamos y a los medios de comunicación, para fomentar a un nivel relacional, social y contextual, el tránsito a la confianza: que se considere a las personas en situación de calle como parte de nuestra ciudad, de nuestros barrios, como personas que habitan estos espacios y, más importante que todo, que respete su dignidad de ser personas. Las estrategias de visibilización de la situación de calle deberán hacer énfasis tanto en la dimensión individual, en la social como en la estructural. Esta situación no es responsabilidad individual de las personas que la padecen –lo que lleva a muchos a discriminar, y a hacer afirmaciones tales como: ellos están ahí porque son unos drogadictos, unos ladrones, unos flojos. La realidad dista mucho de estas visiones sesgadas, y que no contemplan la responsabilidad que le cabe al grupo, y a la estructura social. Si lo entendemos de esta forma, se hace tan importante trabajar con las personas en situación de calle, como con el resto de la sociedad, en la medida que hay responsabilidades compartidas. Y es el resto de la sociedad la que, por lo general, discrimina por desconocimiento, por indiferencia o por discriminación directa. Esto impedirá construir una sociedad solidariamente sustentable. Es por esto que se hace urgente que la forma en que se muestre la problemática en situación de calle ponga el acento en tres aspectos: a) desmitificar la centralidad de la responsabilidad individual de las personas en situación de calle; b) fomentar una “ética de la urgencia” en torno a las acciones que deben ser tomadas ya que -como afirma Bernardo Kliksberg (2001) -, ya que
la “pobreza mata”, y los daños y riesgos que genera en los en los niños, exponen mujeres y hombres, no pueden enfrentarse desde la espera, ni en el marco de una ética de la paciencia; c) difundir las buenas prácticas y crear espacios de negociación y diálogo ciudadano, a nivel de barrios, comunas, ciudades, regiones y del país. Hace un año salió a caminar con su pareja y su hijo de siete meses. Había bebido alcohol. En un callejón, se enredó en una pelea, él con su señora. Llegó la policía. Le quitaron a su hijo, y desde entonces sólo puede verlo dos veces a la semana, por máximo dos horas.
Libertad Expresiones de la vulneración del Libertad en palabras de integrantes de la Corporación Nuestra Casa: • discriminación. • estigmatización del pobre. • no reconocerse con deberes y derechos. • intolerancia a la frustración. • consumismo. • parcialidad en medios de comunicación social. • represión social para cumplir ciertos cánones del deber ser. • sociedad castigadora (si metes la pata una vez es difícil reparar errores). • incapacidad de adaptarse a normas sociales. • en las poblaciones no queda nada que hacer. • polarización entre aristocracia y marginalidad. • elitismo. • falta de espacios que valoren la propia voz o cultura, mientras se valora lo ajeno, lo que crea desprecio hacia lo propio y exclusión social. • falta de espacios para conocer ejemplos de personas que han salido de la calle. Como afirmáramos anteriormente, la calidad de vida dependerá de las posibilidades –u oportunidades– que tengan las personas de satisfacer adecuadamente sus necesidades. Y es la falta de estas oportunidades lo que vulnera la necesidad de libertad de las personas, y está a la base de muchas de las violaciones a los derechos humanos de las personas en situación de calle. El no tener la oportunidad de acceder a una educación de calidad; el no tener una nutrición adecuada en la infancia; el vivir en entornos violentos; el no ser considerado como ciudadano y no poder acceder a beneficios públicos por no tener carné de identidad; el que las personas sean erradicadas de su entorno productivo 31
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a poblaciones alejadas; el no haber sido socializado en los valores y conductas que la sociedad impone; el no poder tener intimidad, entre muchas otras, restringen la libertad de las personas en situación de calle.
Propuestas para políticas No medicalizar la situación de calle. Una política pública no debiera centrarse en medidas paliativas sino que considerar los factores que están en el fondo de esta problemática. En caso contrario, estas políticas pueden caer en el error de fomentar acciones que en sus fundamentos vean la situación de calle como una “enfermedad” que padecen estas personas, y que la forma de solucionarla es a través de “tratamientos”. Esto se observa en una pregunta que muchos actores hacen a las personas que viven en esta situación: “¿Qué crees que podrías mejorar o cambiar en ti para salir de esta situación?” Con esta frase cometemos dos grandes y graves errores: ignoramos los factores estructurales, al centrar la responsabilidad en las personas en situación de calle, y no en el entorno; estigmatizamos y generamos imaginarios, incluso en las mismas personas en situación de calle, que lleva a que nosotros y ellos mismos se consideren los responsables y “culpables” de esta situación. La política pública no debería caer en el error de plantear sólo soluciones para que las personas en situación de calle recibieran tratamientos, que les permitiesen salir de su situación. No se necesita sólo aumentar la cobertura a adicciones, o entregar mayores oportunidades de vivienda, o hacer más accesibles los servicios y beneficios públicos a las personas en situación de calle: se trata de revisar los factores que están posibilitando.
Como hemos dicho, la única condición común y generalizable para las personas en situación de calle es que son personas. Todo el resto, dependerá de la particularidad de cada individuo y de su historia de vida. Revisar las políticas sociales, económicas, educacionales y laborales que no están dando fruto. Acorde con el punto anterior, tenemos que afirmar que para evitar que se vulneren los derechos de las personas en situación de calle, no sólo hay que realizar servicios directos con estas personas, sino que hay que revisar las actuales políticas. En otras palabras, la situación de calle es un barómetro de la calidad de las políticas sociales. Una política pública que intente tener un impacto real, deberá revisar y dialogar con las actuales políticas que no están dando fruto. Es cuestión de ver la tasa de personas en situación de calle que declaran no haber termi32
nado la enseñanza media: 74%; la tasa de personas en situación de calle que no tiene trabajo (48%). Mientras no revisemos los factores estructurales que posibilitan que existan personas en situación de calle, seguiremos trabajando los síntomas y no las causas. ¿Qué tipo de educación se está realizando en nuestras escuelas y colegios? ¿Qué formación estamos dando? ¿Cuál es el sentido de las políticas de erradicación que alejan a las personas de sus espacios de trabajo? El Catastro muestra en qué medida las personas en situación de calle que viven en las calles tienen una mayor tasa de trabajo, y explicita este dato como una paradoja. No es ninguna paradoja para nosotros: las personas en situación de calle que viven en las calles pernoctan cerca de los lugares donde ejercen sus oficios o trabajos. Incluso, algunos de ellos han recibido casas, y no las habitan porque quedan lejos de su espacio laboral. También podríamos preguntarnos sobre las políticas de atención a niños y niñas en los centros de SENAME, y la medida en que dan o no opciones reales y atractivas para que las personas rompan el ciclo de la situación de calle. Entregar oportunidades. La política pública debiera contemplar el componente, aunque no el único, de aumentar las oportunidades directas de las personas en situación de calle: la vivienda, al igual que la educación y la salud, debieran ser garantizados por el Estado para todos, como parte de un derecho humano. También, garantizar el acceso a beneficios y servicios, y a la atención de adicciones. La política pública debiera irrigar a otros servicios e incluso a otros ministerios, para potenciar una acción complementaria y sinérgica desde distintos espacios públicos.
Pero también debiera coordinarse con las organizaciones sociales que actualmente trabajan con personas en situación de calle. Este trabajo no se valora en toda su dimensión desde lo público. Debieran focalizarse más recursos para fomentar este tipo de acciones, que conocen y reconocen las particularidades y los valores de las distintas comunidades con las que trabajan. Sin ingresos, el buscar trabajo no es nada corto: ni en tiempo ni en distancias. No hay recursos para pagar locomoción ni para llamar por teléfono. Si es que encuentra tres anuncios de trabajo, camina desde las siete de la mañana hasta las ocho de la noche, habiendo recorrido cientos de cuadras. Esa es la realidad de tantos transeúntes que recorren las calles de nuestras ciudades.
POLÍTICAS PÚBLICAS Y PRIVADAS PARA PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE
Participación Expresiones de la vulneración de la participación en palabras de integrantes de la Corporación Nuestra Casa: • egoísmo. • individualismo. • poder económico: subjetividad. • exitismo. • negocios mal hechos. • desprotección desde el sistema operante (política). • no existen entornos que acepten a las personas después de haber sido delincuentes • las platas están muy mal repartidas en la sociedad. • problemas con la ley y búsqueda de estar escondido. • espacios asistenciales, represores, antidemocráticos, paternalistas. • somos utilizados con fines electorales. • no hay espacios de participación. • el paternalismo de las instituciones sociales sofoca e infantiliza a quienes buscan ser adultos. • paternalismo de la caridad. • encontrar en las drogas una válvula de escape. • inconformidad con opciones a la calle. Muchas de las acciones que históricamente se han realizado con las personas en situación de calle, ya sea desde el mundo público o social, no toman en cuenta la opinión de las personas en situación de calle. Buscan ser “la voz de los sin voz”, pero no entienden que estas personas sí tienen voz, y que el problema ha sido que nuestra sociedad no ha sabido abrir los canales para escucharlos. Podemos plantear una definición de participación: la medida en que las personas influyen en las decisiones que les afectan. Desde este punto de vista, el que no puedan influir en las decisiones que les afectan a nivel individual, social y estructural, conlleva a un doble problema: pasa a llevar la dignidad de las personas al quedar en una condición de inferioridad y de imposibilidad de devolver lo recibido (ya que las soluciones no fueron co-generadas por ellos), e impide que las persona desarrollen las capacidades para salir de tal situación.
Propuestas para las políticas Una política pública no asistencialista. Ya Paulo Freire (1970) diferenció el problema del asistencialismo de la práctica asistencial, y enfatizó que el asistencialismo es la falta de oportunidad para decidir:
“En el asistencialismo no hay responsabilidad, no hay decisión, sólo hay gestos que revelan pasividad [...]. Es esa falta de oportunidad para decir y para participar responsablemente lo característico del asistencialismo, que lleva en sus soluciones una contradicción en cuanto a la vocación del hombre a ser sujeto, y a la democratización fundamental. Se necesita dar soluciones rápidas y seguras a sus problemas más angustiosos. Soluciones, repito, con el pueblo y nunca sobre o simplemente para él”. El año pasado, Antonio Elizalde, Rector de la Universidad Bolivariana, afirmó en este mismo salón que “el opuesto de la exclusión no es la inclusión, sino que la participación”. Para que esta política no sea asistencialista, deberá buscar que las personas en situación de calle puedan influir en las decisiones que involucre. Y esto se refiere a las distintas etapas de realización de cualquier acción: tanto en el diagnóstico (lo que reconocemos se ha realizado a través del catastro y de las asambleas), en la planificación (para lo que será fundamental los resultados de las asambleas nacionales de personas en situación de calle), en la implementación y en la evaluación. Es importante destacar que, tanto o más importante que las políticas que se desarrollen, será el proceso cómo se desarrollen. En la medida que este proceso considere la participación de los distintos actores, estaremos creando identidad y libertad. Para esto se deberán garantizar la información, la consulta, la capacitación, y la generación de espacios progresivos de toma de decisiones. Que la política pública sea inteligente y moderna: esto quiere decir, que aprenda de los errores, que sistematice los aprendizajes y que se fortalezca de los aciertos. Así como las empresas y las ONGs realizan procesos continuos de planificación estratégica, donde cada cierto tiempo se analizan la gestión y se vuelven a plantear nuevas metas, esta política debiera mirarse continuamente, cada cierto período. Y este mirarse, debiera contemplar la participación de los distintos actores, especialmente el de las personas en situación de calle. Así, como se ha dicho, el catastro y las asambleas no deberán ser un hecho puntual y aislado, que marque un comienzo, sino que deberán sea parte fundamental de la política. La política, desde ya, debiera fijar las próximas asambleas y diálogos ciudadanos de personas en situación de calle, para analizar el impacto que ésta tenga. Que se cree una estructura de participación directa de personas en situación de calle. Interesante resulta la experiencia realizada en España, en el 33
SEBASTIÁN ZULUETA
contexto de la realización y evaluación de la Ley de Voluntariado Español. Para este propósito, se levantaron plataformas autonómicas5, las cuales cumplen un rol de propuesta para políticas, así como un rol de evaluación de los resultados, con el fin de incorporar mejoras periódicamente. Un modelo similar debiera incorporar la creación de la Política Pública para personas en situación de calle: que se crearan plataformas regionales, que se reunieran periódicamente, con el fin de hacer propuestas para políticas y evaluar el impacto de estas. Estas mesas debieran contar con la participación de los distintos actores involucrados, pero en especial, de las personas en situación de calle. Lo tomaron de sus pies y de sus manos, lo tumbaron en el suelo y lo arrastraron mientras el trataba de zafar. Su destino estaba sellado: no pudo escapar. Lo sumergen en el agua. Un voluntario le arroja un puñado de arena en su cabeza, y un compañero de su residencia solidaria, le arroja una mata de cochayuyos. El hombre no puede evitarlo, y se larga a reír. Celebra el haber al fin conocido la playa, mientras una ola revienta en su espalda.
Afecto Expresiones de la vulneración del Afecto en palabras de integrantes de la Corporación Nuestra Casa: • falta de empatía con personas pobres por parte de personas que tienen recursos o conocimientos con los que podrían ayudar; falta y pérdida de autoestima. • inestabilidad o fragilidad en relaciones de pareja. • fracaso en la vinculación con el hijo que genera negligencia y abandono. • embarazos tempranos o no deseados que llevan al abandono de estudios o la expulsión del hogar. • conductas violentas y agresivas que le impiden solucionar problemas con otras personas. • ausencia de relaciones de amistad que lo llevan a la soledad y falta de apoyo. • rechazo familiar por alcohol o por pérdida de trabajo. • tener malas relaciones con hermanastros quienes le pegan a la mamá. • castigo por padres o instituciones. • rechazo familiar por accidente; maltrato en los hogares de menores; promiscuidad. 5
Propias de cada una de las Comunidades Autónomas.
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Una gran falencia que tienen la mayoría de las políticas públicas, dada su estructura masiva y despersonalizada, es la capacidad de actuar desde el afecto y el reconocimiento de la individualidad de cada persona. Esto impide que las acciones puedan ayudar a reestablecer los aspectos afectivos que, en el caso de la situación de calle, son una de las necesidades más vulneradas. El apoyar a que las personas recuperen el amor a sí mismos, la capacidad de vivir en familia o en lazos de afecto, de sentirse valiosos para otros y para la sociedad, de poder estar con la familia, construir un futuro, tener esperanzas, debieran ser algunos aspectos que la política pública pudiese fomentar.
Propuestas para política pública Que contenga una función tutorial y de compañía. Hay que reconocer el gran acierto de la estrategia seguida por el Programa Puentes (Chile Solidario), en la el que el “Estado va donde las personas”, a través de visitadores. En la medida que logre evitar una actitud pasiva y receptora de las personas que se ven beneficiadas, podemos afirmar que es una de las formas más evidentes de reconocerlas como ciudadanos.
La política pública en torno a las personas en situación de calle debiera rescatar esta particularidad de “ir donde las personas”, al menos en una primera etapa de restauración de vínculos. Fomentar la acción y la coordinación con organizaciones sociales. Algunas de las ventajas de las organizaciones sociales son la mayor flexibilidad y capacidad de respuesta, en comparación con el Estado y el Sector Privado, debido a su autonomía y su capacidad de tomar riesgos; su conocimiento preciso de las necesidades de las comunidades donde intervienen; su compromiso con los valores de la comunidad con que trabaja, debido a su cercanía, lo cual permite la creación de estrechos niveles de confianza; su capacidad de promover la formación de redes sociales, tan necesarias para movilizar a las comunidades, impulsando relaciones entre los distintos sectores; el incentivo a que los beneficiarios sean co-ejecutores de lo proyectos. Todas estas razones hacen evidente la necesidad de que la política pública considere la acción de las organizaciones sociales, y se coordine con ellas en sus acciones directas. Fomentar el voluntariado y otras formas de solidaridad personal. Las políticas públicas debieran mostrar que la solidaridad institucional (a través de sistemas de protección) es compatible con la soli-
POLÍTICAS PÚBLICAS Y PRIVADAS PARA PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE
daridad personal (que se enraíza en el encuentro interpersonal y en los sentimientos de generosidad). Esto no se ha dado hasta el momento, debido a una sobrevaloración de la protección de los derechos, por sobre los sentimientos. Este es un fino equilibrio en que la acción estatal no debe desincentivar la solidaridad personal, y en que la solidaridad personal no debe quitar presión ni tomar roles que le competen al Estado. Si ya hemos afirmado que la problemática de la situación de calle no atañe solamente a las personas en situación de calle, sino que a la sociedad en su totalidad, se hace relevante trabajar con los dos lados de la distinción. En este sentido, el trabajar con voluntarios puede cumplir un doble rol: por un lado, el que estos apoyen la misión de las organizaciones a las que representan, entregando un servicio de proximidad y afecto; y, por otro, apoyando a que los voluntarios puedan transformar su visión de la realidad de la situación de calle, y fomentar a que otras personas y actores sociales cambien esta mirada.
Palabras finales A modo de discusión final, podemos plantear que la política pública debiera apostar a la integralidad: De dimensiones; que contemple la dimensión individual, social o relacional, y estructural que contiene la situación de calle. De Necesidades a satisfacer; no sólo que cubra las necesidades evidentes, visibles o sintomáticas, sino que abarque un amplio abanico de necesidades, considerando la diversidad que propone la teoría de desarrollo a escala humana. Para esto, será fundamental ligarlo a otros servicios del Estado y de las municipalidades. De tiempo; la política que se cree deberá contemplar un seguimiento en el tiempo de las personas, teniendo presente que la recaída, o la lentitud de los procesos, exigirán una mayor prolongación, en comparación con otras políticas. De actores; la política pública debiera considerar una acción conjunta entre el gobierno, las municipalidades, las organizaciones que trabajan con personas en situación de calle, las personas en situación de calle, y otros actores. Dentro de estos otros actores, uno fundamental es la universidad. Invitación a las universidades; sin caer en la discusión de si la verdad puede o no ser encontrada, podemos estar de acuerdo en que una de las funciones principales de las universidades es la “búsqueda de la verdad”. El sólo proceso de buscar le da sentido a la
existencia de la universidad. Y es en este ámbito en que debemos reconocer que el largo proceso de negación y omisión de la problemática de la situación de calle, relegándola al anonimato, las universidades tanto como el resto de la sociedad, han sido responsables. Esto lo afirmo, en la medida de que ellas no han buscado, no han develado, no han indagado, no han denunciado la realidad de la situación de calle. No hay cátedras donde se explore el fenómeno o que se vinculen con ella; no hay investigaciones que hayan puesto esta problemática como parte de su pregunta de investigación; los voluntariados universitarios no cuentan con espacios de apoyo para su profesionalización desde las universidades. En otras palabras, en el contexto de la deuda social histórica que nuestra sociedad tiene con las personas en situación de calle, las universidades somos parte. Es por esto que, al afirmar que la política pública debiera contemplar el involucramiento y la relación con otros actores, tiene que considerar especialmente la participación de las universidades. Y las universidades debieran hacer suya la causa, y empezar a explorar esta problemática: no sería difícil crear una cátedra optativa que profundizara en la realidad nacional, y analizara la extensa bibliografía desarrollada en torno a la situación de calle; no sería difícil fomentar líneas de investigación con respecto a la situación de calle; no sería difícil aportar a la profesionalización del voluntariado universitario en estos temas; se podría fomentar una línea de traducción de material fundamental; realizar pasantías a otros países para ver en terreno y en profundidad la forma de enfrentar la situación de calle, sin perder el foco en la intervención territorial que se debe dar en nuestro país. Por último, quisiera agradecer nuevamente la invitación que se me hiciera, y destacar esta oportunidad donde el Mundo Público, las Organizaciones Sociales, y las Universidades se reúnen. Si pudiera escoger que se queden con un gustito en la boca después de esta presentación, escogería el gustito a por un Chile que va desde el prejuicio a la confianza.
Bibliografía FREIRE, PAULO. (1970) Pedagogía del oprimido. Montevideo: Tierra Nueva. KLIKSBERG, BERNARDO. (2001): “Diez Falacias sobre los Problemas Sociales de América Latina”, en Revista del CLAD Reforma y Democracia, Caracas. www.clad.org.ve MAX-NEEF, M.; ELIZALDE E & HOPENHAYN, M. (1993) Desarrollo a Escala Humana. Conceptos, aplicaciones y algunas reflexiones. Editorial NordanComunidad Montevideo, Uruguay. 35
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 75 / Noviembre / 2008 / P. 37-41
Subsidio único ciudadano: Una propuesta de política pública para personas en situación de calle Citizenship Subsidy: A proposal of public policy for homeless people RICARDO MENA BURGOS Ricardo Mena es Sociólogo, (c) Magíster Gobierno y Sociedad, Universidad Alberto Hurtado. Coordinador Social ONG “Moviliza”1. Email:
[email protected]
Resumen Esta conferencia presenta las principales dimensiones que deben ser consideradas para intervenir en poblaciones definidas en situación de calle. Se señala que algunas propuestas sostienen que la intervención se debe abordar a partir de las diferencias, es decir, a partir de un acceso a beneficios de acuerdo a su género, edad, tiempo de estadía en la calle, condiciones de salud física y mental, entre otros; mientras que otras posturas mantienen que la política se debe abordar a partir de las semejanzas entre las personas en situación de calle, desde ciertos estándares mínimos que todos deben tener y cumplir para ser incluidos. El autor enfatiza la necesidad de una visión integral, que construye semejanzas para luego develar diferencias al interior de la problemática. En esta línea el autor propone una solución técnica económica. Palabras claves (personas en situación de calle; políticas públicas; diferenciación)
Abstract This keynote discusses the central dimensions to be considered when intervening with homeless people. There are some proposals arguing that the intervention should be approached from the differences, that is, from an access to benefits based on gender, age, length of stay in the street, physical and mental health conditions, among others; while others maintain that policy positions should be approached from homeless people’s similarities, considering certain minimum standards that everyone should have and meet to be included. The author emphasized the need for an integrated vision, which builds similarities to later unveil differences inside the problematic. In this vein, the author proposes a technical and economical solution. Key words (Homeless people; public policies; differentiation)
Introducción Un concepto que ha ido ganándose un espacio, tanto en la discusión pública como en esferas más específicas, léase la academia y la política; es el de “Personas en Situación de Calle”; pensado como una manera más digna, decente y respetuosa de referirse a aquellas personas que antes eran catalogadas como “vagos”, “indigentes”, “los flojos” entre muchas otras categorías bastante peyorativas.
Por “Personas en Situación de Calle”2, se entiende fundamentalmente por todas aquellas personas que pernoctan en la calle, hospederías o residencias solidarias; carecen de redes sociales o familiares y se encuentran en una situación de exclusión y marginalidad de la sociedad y su operar. En julio del 2005, luego de mucho tiempo de trabajo, el Estado a través del Ministerio de Planificación y Cooperación de Chile (MIDEPLAN) y trabajando
Moviliza es una institución que desde el año 1998 trabaja con personas en situación de calle. El autor de este artículo agradece los valiosos aportes de Felipe Estay, Director Ejecutivo de Moviliza. 2 Concepto utilizado también en países como Brasil y Uruguay. 1
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RICARDO MENA BURGOS
codo a codo con un grupo importante de Organizaciones Sociales, y otros sectores de la sociedad civil, logró realizar por primera vez en la historia del país un catastro a este sector de “Personas en Situación de Calle”, el objetivo era lograr aproximaciones a este segmento de la población para poder hacer buenas caracterizaciones que permitiesen generar un marco de acción adecuado para diseñar programas y/o políticas de inclusión para el denominado “Pueblo de la calle”. En este contexto de Catastro, es que se (re)construye el concepto de “personas en situación de calle”, quedando del siguiente modo: “personas en situación de calle: Aquella que no cuenta con una vivienda a la cual acceder, ya sea por opción personal o por condiciones de vulnerabilidad social, lo que la obliga a permanecer el día y/o la noche en lugares públicos, de manera temporal, permanente o crónica. Las personas en situación de calle, asimismo, son las que se encuentran en los siguientes sitios: hospederías solidarias, hospederías comerciales, vía pública (calle, esquina, paradero, plaza, hospitales, lugares abandonados), se encuentran en esta categoría todas aquellas personas que pernoctan en espacios de propiedad pública o privada teniendo permiso o no, duermen a la intemperie, aunque cuenten con colchones, frazadas; Caleta (área de ríos, bajo los puentes, túneles, callejones sin salida), esta categoría corresponde a lugares donde duermen principalmente niños-as y jóvenes que, a diferencia de la categoría anterior, encuentran espacios donde guarecerse del frío y de otras eventualidades” (www.portalciudadano.cl). El Catastro se realizó entre el 28 y 29 de julio, arrojando como resultado final que en las 80 comunas más pobladas de nuestro de país hay al menos 7254 personas en situación de calle. Una vez que estos resultados fueron publicados, analizados y comentados, se da comienzo a la etapa de discutir acerca de cuál es la mejor forma de abordar y/o intervenir a este grupo de personas. Dentro de esta discusión pretendemos desarrollar este documento.
Política pública y personas en situación de calle Son muchas las preguntas que surgen en torno a la relación que sugiere el título de esta parte, principalmente queremos centrarnos en 2, que tienen cierta relación; la primera pregunta ¿es posible generar una política pública para personas en si38
tuación de calle?, al menos el contexto actual nos indica que sí, sin embargo, esa posibilidad nos lleva a otra pregunta, ¿vale la pena hacer una política pública para 7254 personas? ¿Por qué? La relevancia de esta pregunta viene dada porque pese a que hay un nivel importante de consenso en torno a que hay que generar algún tipo de intervención que permita trabajar por mejorar las condiciones de vida y la inclusión de las Personas en Situación de Calle (en adelante PSC), hay ciertas discrepancias en el qué hacer. Por un lado hay grupos que postulan que hay que integrar a este grupo a políticas ya existentes, como el Chile Solidario o el programa Puente. Pero también hay quienes creen que es importante generar una política específica para este grupo, ya que presentan características particulares, como su heterogeneidad, carencia de mínimos sociales, como acceso libre a salud, vivienda y educación, y también un no reconocimiento a su condición de ciudadanos. En resumen: podemos sostener que las divergencias se dan del siguiente modo: Algunos piensan que se debe abordar a partir de las diferencias, es decir, a partir de un acceso a beneficios de acuerdo a su género, edad, tiempo de estadía en la calle, condiciones de salud física y mental, entre otros. Mientras que otros piensan que la política se debe abordar a partir de las semejanzas de las PSC, desde ciertos estándares mínimos que todos deben tener y cumplir para ser incluidos: tener carné de identidad, su credencial de indigencia, acceso a consultorios etc. Sin embargo, ninguna de las dos posturas por separado puede ser útil para abordar de modo integral un problema que requiere de un enfoque amplio, un enfoque que a partir de ciertas semejanzas logre abordar las diferencias que existen en las PSC. Creemos firmemente en que hay que respetar la libertad de estos sujetos de optar por su reinserción, y ese respeto pasa también por tener la preocupación acerca de la calidad de vida de ellos, aunque quieran seguir en situación de calle. En esta línea es que se ha pensado una solución técnica, como propuesta de política, que requiere de ciertos elementos complementarios para poder implementarse de buena manera; y por otra parte, es económicamente viable, pensando en que hoy por hoy, son los criterios económicos los que predominan en la aprobación o no de una propuesta y un diseño de Política Pública.
SUBSIDIO ÚNICO CIUDADANO: UNA PROPUESTA DE POLÍTICA PÚBLICA PARA PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE
Una propuesta: Subsidio único ciudadano para personas en situación de calle Dentro de los objetivos de desarrollo del milenio que el gobierno de Chile se ha planteado está el de “acabar con la pobreza extrema y el hambre” (Gobierno de Chile, 2005), en este contexto ciertamente que entra de un modo lógico la idea de generar una política para las PSC, ya que son un grupo que efectivamente está en una condición de pobreza extrema (son los más pobres entre los pobres, dicen algunos), y si no fuera por el trabajo de varias Ong´s o grupos religiosos, el número que pasa hambre sería muy alto. Estamos en un contexto en donde nos damos cuenta, a través de las publicaciones de estudios que realizan diversos organismos internacionales, que si bien se reduce la pobreza, se mantiene la desigualdad, e incluso, la inequidad ha llegado a aumentar. Vemos que según el PNUD “la relación de la renta de la quinta parte más rica de la población mundial, respecto al quinto más pobre, pasó de 30 a 1 en los años ´60, a 60 a 1 en los ´90” (2003). Esas diferencias también son aplicables a nuestro país ¿Porqué se produce esto? Es una pregunta que muchos se hacen, sobre todo cuando se ve que hay Reformas en la educación, se generan programas de erradicación de campamentos como el Chile Barrio, se genera una gran política integral para afrontar la pobreza denominado “Chile Solidario”, y así podríamos seguir. Uno de los problemas principales es la constante negación del Estado a entender que la sociedad está compuesta por individuos y no por grupos. “Para los desempleados, para los desertores escolares, para los que no tienen acceso a salud, el Estado ha desarrollado políticas universalistas orientadas a toda la población y también políticas segmentadas en favor, por ejemplo, de la tercera edad, de la integración femenina en la esfera del trabajo, de la inscripción de los jóvenes en los registros electorales. En las primeras, en las políticas universalistas, los individuos no importan, y en las segundas, tampoco, pues se trata de grupos” (Mascareño, 2005). Muchas de las políticas pensadas para grupos, o estas políticas universalistas, en nada ayudan a disminuir la brecha de desigualdad o integración. Por ejemplo, el idear un subsidio de $200.000 para las familias más pobres no es equitativo; porque hay 3
familias compuestas por 10 personas y familias de 4 personas, por lo tanto en términos reales, la primera familia recibe $20.000 por integrante, mientras que la segunda $50.000, evidentemente que no es justo. Una política pensada para las PSC debe abarcar las dos posturas mencionadas con anterioridad, es decir, debe a partir de las diferencias que tienen como individuos, y también de ciertos aspectos semejantes entre sí. En este sentido es importante que el Estado (y la sociedad también) aborde el problema bajo dos dimensiones: 1. Antes de saber si tienen o no carnet, como un modo de inclusión, es importante preguntarse cómo podemos llegar a interesarnos en la individualidad de las PSC, por hacerles saber que se tratan de personas iguales a cualquiera de nosotros. Esto implica asumir toda la complejidad del trato con individuos. 2. A pesar de la individualidad y toda la complejidad que representa, es necesario tomar en consideración ciertas semejanzas, específicamente la exclusión y pobreza extrema en que estas personas se encuentran. Esto significa que una política pública destinada a las PSC, desde su diseño, debe considerar que debe apuntar a garantizar todos los mínimos sociales como lo son el acceso libre a salud, educación, trabajo, vivienda y seguridad social, para que se permita a las PSC igualarse a la condición de todos los ciudadanos, sean pobres o no. También incentivar el desarrollo de sus capacidades naturales no emprendidas, ya sea por la estructura social, o por su historia de vida. De esta manera, estamos abordando una inclusión a partir de las semejanzas, a través de la garantía de acceso libre a ciertos mínimos sociales; y también a partir de las diferencias incentivando el famoso “emprendimiento” como factor de inclusión (en caso que quiera reinsertarse), o de mejora de calidad de vida en la calle (en caso que el individuo quiera seguir en la calle) ¿De qué manera se concretiza esta idea de política pública? A través de la creación de un Subsidio Único Ciudadano para PSC. Idea importada de la noción de “ingreso básico ciudadano”, generada por el economista belga Phillipe Van Parijs3, combinándola con la declaración del presidente Lagos que dice: “en el centro de nuestra idea de desarrollo están las personas, su libertad, y su dignidad. Desde allí en-
Para mayores detalles acerca de este concepto ver Von Parisjs , P, “Renta Básica: una idea simple y poderosa para el siglo XXI”, Université Catholique de Louvain. 2000.
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RICARDO MENA BURGOS
tendemos el desarrollo. Desde allí entendemos las políticas de superación de la pobreza e integración social” (Lagos, 2005). Son muchas las definiciones que hay acerca de lo que es una Política Pública, sin embargo casi todas tienen en común la noción que son acciones del Estado, procesos dirigidos a solucionar un problema público, que se vuelven tangibles con leyes, proyectos, ideas. Siguiendo este concepto, habría que agregar que estas acciones del Estado pueden ser complementadas en sus distintas etapas (diseño, implementación y evaluación) o también demandadas por otros actores como por ejemplo, la sociedad civil. Es complicado establecer dentro de qué tipo de política pública calza esta propuesta del “Subsidio Único Ciudadano”, ya que abarca distintas dimensiones, que hasta este momento están parceladas en distintas visiones; sin embargo, podemos sostener que es una mezcla de ideas entre un modelo de “Public Choice”, un modelo de “Teoría de los grupos” y con ciertos criterios económicos-sociales. El denominado “Subsidio único ciudadano para Personas en Situación de Calle”, les permitiría a las PSC emprender soluciones para su condición de extrema pobreza. De este modo, podrán satisfacer sus necesidades más básicas sin depender de la caridad o de las Organizaciones de beneficencia, “se pretende asegurar grados mínimos de autonomía e independencia material a todos, con lo cual los ciudadanos pueden liberarse de la necesidad de pedir permisos a terceros para poder subsistir” (Salvat, 2005). Estos son los puntos que a nuestro juicio abordan lo que define a las PSC, su exclusión y su extrema pobreza. La exclusión se aborda a través de la (re) vinculación de las PSC a las redes sociales de integración social-ciudadana, como el acceso a salud, fuentes laborales etc. Y a las redes de apoyo ampliadas como los son el Estado, las ONG´s y afines. Asimismo creemos que el subsidio único ciudadano permite mitigar su condición de pobreza extrema. El subsidio único ciudadano que nosotros postulamos tiene su origen en una visión ciudadano-democrática, vale decir en el consenso deliberado de toda la sociedad ante la interrogante primordial que nos plantea ¿queremos o no vivir en una sociedad con igualdad de oportunidades, en una sociedad decente y justa? La respuesta positiva al querer vivir juntos implica la existencia digna de aquellos ciudadanos más desfavorecidos. Concretizando el tema en datos duros podemos sostener lo siguiente: supongamos que cada una 40
de las 7254 PSC recibe US$100 dólares mensuales c/u, esto nos da un total mensual de US$725400 dólares, con un monto anual cercano a los US$9 millones de dólares (8 millo. 700 mil). Estos montos para el Estado, considerando que hay un superávit fiscal de 5 mil 400 millones de dólares, no son muy significativos. Estos montos se podrían dar durante 5 años, acompañados de políticas promocionales (no se descarta el complemento de otros programas), la promoción debe apuntar fundamentalmente a la garantía de mínimos sociales, de modo que las personas no tengan que gastar el subsidio en salud y educación, por ejemplo, y así poder invertir el dinero en el desarrollo de proyectos de emprendimiento individual o asociado (dejar que las personas elijan) y con una evaluación ex ante y ex post que apunte a resultados y en menor medida a impacto. Por primera vez, además, una política estaría entregando herramientas a sus beneficiarios directos, y no meras compensaciones, “la lógica de las políticas sociales apuntan básicamente a la idea de compensación de aquellas carencias de determinados grupos que por distintas razones, se encuentran en una situación desventajosa respecto a la media del resto de la sociedad. Al caer en este juego de las compensaciones, se produce un círculo del cual es muy complicado salir, básicamente porque al ir compensando determinadas situaciones, inmediatamente surgen otras por compensar” (Mena, 2005). Tampoco este subsidio significa una medida de intercambio entre capital y trabajo ni ningún otro tipo de canje por el dinero otorgado. Hoy en Chile tenemos la oportunidad única de establecer dicho beneficio pues tenemos el conocimiento necesario dado por el catastro a PSC. La oportunidad de individualizar (personalizar) una situación de extrema pobreza y exclusión, de esta forma, el subsidio propuesto abordaría por medio de la generalidad, las particularidades de la misma persona. Este subsidio iría por primera vez a personas, y no a agrupaciones, organismos, familias, u otro tipo de asociación o representación masiva de individuos. Debemos terminar con ese miedo a la individualidad, reflejado en la concepción mezquina de la asociatividad como única solución a la situación de pobreza. Un subsidio a las personas y no a un grupo o a las familias nos garantiza un subsidio equitativo conforme a los principios de equidad, igualdad y justicia que nuestra democracia promueve. Viéndolo en la perspectiva económica, una inversión de envergadura planteada, no es muy
SUBSIDIO ÚNICO CIUDADANO: UNA PROPUESTA DE POLÍTICA PÚBLICA PARA PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE
significativa, pensando que hay experiencias en las que se ha invertido casi 10 ó 15 veces más en políticas de intervención en comunas o pueblos, que apenas superan la cantidad de PSC catastradas, y no siempre con resultados exitosos. Las políticas de por sí, implican beneficios focalizados y gastos dispersos. La viabilidad de esta idea viene dada en primer lugar, porque representa una solución que no es sólo política, sino que también ética y social a un problema, una temática social que involucra responsabilidades compartidas entre el Estado, Ong´s y la sociedad en general. Estamos en un contexto político favorable, el mismo presidente afirma que “la desigualdad en la distribución del ingreso y del patrimonio, la erradicación de la indigencia y la pobreza, el reconocimiento de los pueblos originarios y la ampliación de oportunidades para éstos junto con la equidad de género, constituyen los cuatro grandes desafíos que Chile tiene que enfrentar en la próxima década para ser un país más justo” (Lagos, 2005). Si se logra el reconocimiento y respeto al individuo (ver cita Nº 7), y se acompaña de la promoción de la que hemos hablado, recién se estarán sentando bases de políticas públicas más integradoras, justas y equitativas. “Si el Estado quiere hacerlo bien en este caso, que no aplique la lógica colectivista de ‘a todos por igual’, y que apoye a quienes intervienen sabiendo que lo primero que se debe conocer de las personas en situación de calle, no es si tienen o no carné de identidad, sino, más bien, si alguien en el último tiempo se ha interesado por lo propio de su individualidad, por confirmarles que se trata de personas más allá de si cumplen o no con determinados requisitos de inclusión social definidos desde muy lejos” (Mascareño, 2005). Además del piso político del ejecutivo, hay un evidente apoyo ciudadano, los 5000 voluntarios que participaron en el Catastro indican el interés ciudadano en el tema. También la visita al Congreso de un número importante de PSC en Octubre de este año, en donde expusieron sus demandas y temas a los congresistas, hace pensar que el legislativo está dispuesto a cooperar. Una política o un programa o incluso una idea, no pueden ser pensados sólo para acallar algunas voces demandantes, o por cumplir promesas hechas
al voleo frente a las cámaras. Una política deber ser pensada y diseñada para personas, con toda la responsabilidad que ello implica, asumiendo que las decisiones y las consecuencias de las mismas afectan directamente a algún porcentaje, aunque sea mínimo, de habitantes de este país, y que más que números, cifras o porcentajes, se trata de personas, seres humanos, tan ciudadanos como cualquiera de nosotros.
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ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 75 / Noviembre / 2008 / P. 43-48
Personas en situación de calle y trabajo
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Homeless people and work2 ROMINA BRAVO BRIONES Romina Bravo Briones, psicóloga, coordinadora social de Corporación Nuestra Casa, Huérfanos 2832, Barrio Yungay, Santiago;
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Resumen El trabajo a lo largo de la historia ha tenido un rol protagónico en la vida de las personas, sin embargo, esta relación entre la persona y el trabajo ha ido cambiando respecto al contexto sociocultural y las políticas económicas que se han ido organizando en la sociedad. Esta investigación aborda las transformaciones experimentadas en el mundo del trabajo y los procesos de exclusión social generados en las personas en situación de calle; el estudio realiza un análisis de las representaciones sociales que tienen las personas que residen específicamente en la Corporación Nuestra Casa3, respecto al trabajo tanto formal como informal. Los resultados de esta investigación revelan, a través de las representaciones sociales, que el trabajo se sitúa como un lugar de socialización que genera protección y seguridad, lo que afecta positivamente los caminos a seguir en aras de un proceso de integración social. Palabras claves (personas en situación de calle, trabajo, representaciones sociales, socialización, integración social)
Abstract Employment throughout history has had a role on people’s lives; however, this relationship between people and employment has changed according to socio-cultural context and economic policies organizing society. This investigation focuses on changes experienced in the employment world and social exclusion processes, generated on the life of homeless people. The study developed an analysis of social representations from people living in the Corporation Nuestra Casa4, regarding both formal and informal employment. The results of this research revealed, through the social representations, that employment stands as a place of socialization that offers safety and security, which affects positively the homeless people’s process of social integration. Keywords (Homeless people, employment, social representations, socialization, integration social)
Antecedentes La composición de la población en situación de pobreza o indigencia es variada en su interior; si bien en una primera revisión aparece homogénea, al realizar una revisión más detallada se observa una particular heterogeneidad, por ejemplo es posible distinguir diferencias de motivaciones, de historias de vida, de situación de habitabilidad, entre otras. Un grupo particular de personas que podemos encontrar en situación de pobreza es aquel grupo de personas en situación de calle; este grupo fue por
primera vez preocupación de la política pública el año 2007, bajo el alero del programa Chile Solidario, perteneciente al Ministerio de Planificaciones (Mideplan). Previamente al inicio de la acción social generada en torno a este grupo, se buscó cuantificarlo y caracterizarlo. Así, el año 2005 Mideplan realizó el primer catastro de personas en situación de calle, este catastro dio cuenta de un universo de 7254 personas (85% hombres, 15% mujeres, 90,7% adultos 9,3% niños).
Investigación con el título “Personas en situación de calle y trabajo” realizada para optar al título de psicóloga. Research ‘Homeless people and work’ was developed to obtain the degree of Psychologist. Esta es una Institución que trabaja con personas en situación de calle y que busca integrar a la sociedad completa en su labor. www. nuestra-casa.cl (N.E). 4 Institution working with homeless people and that tries to integrate society in its labor.www.nuestra-casa.cl (N.E). 1 2 3
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A partir de los resultados se puede observar que las Personas en situación de calle viven una realidad que se puede describir en función de tres factores principales:
techo y un trabajo, de tal modo que el desvinculamiento laboral es el primer paso para alejarse del resto de los soportes sociales (Castel, R. 2000).
El primer elemento de tipo estructural hace referencia a la dimensión económica de la exclusión, esto es la exclusión del mercado laboral. Un 43,9% de quienes fueron encuestados declaran tener actualmente alguna actividad o trabajo por el cual reciben dinero u otro beneficio, el 56,1% restante declara que no está realizando un trabajo. Este último grupo señala que se encuentra en esta situación, en promedio, por más de cinco años, de lo cual se deduce que esta situación se constituye en un hecho persistente en el tiempo.
Trabajo y exclusión social
Un segundo elemento se refiere a la dimensión social, en la que se observa una importante desvinculación de sus familiares y otros vínculos comunitarios. En promedio las personas entrevistadas se comunicaron por última vez con sus familias hace 3,3 años. Un 61,1% de las personas ha mantenido contacto con su familia hace menos de un año. La tercera dimensión es la dimensión personal o vivencial de la persona, caracterizada por una ruptura de la comunicación y la erosión de virtudes tales como la confianza básica, la capacidad de arriesgarse, la identidad, la reciprocidad y la solidaridad. Las tres dimensiones señaladas se reflejan en los procesos de exclusión que viven las personas en situación de calle, los que se entienden como el resultado de diversos factores que van actuando en el itinerario personal del sujeto, junto a los cuales operan y están presentes diversos factores estructurales, tales como déficit en el desarrollo de políticas sociales de vivienda, mercado laboral precario, entre otros. Por tanto, se puede afirmar que en las personas en situación de calle interactúan factores sociales excluyentes que operan principalmente en colectivos socialmente vulnerables de la sociedad. En este sentido, se puede suponer que estos factores sociales excluyentes, actuarán con mayor fuerza según el proceso de exclusión en el que se encuentre la persona. De esta manera, podemos señalar que la actividad laboral opera en la sociedad como el principal articulador del sujeto en su contexto social, es decir, se integra o incluye en relación a la posesión de un 5
Junto a la existencia de formas objetivas de exclusión social es posible observar percepciones subjetivas de exclusión, y también estrategias para su superación, por ejemplo la vinculación a un empleo precario puede considerarse una estrategia para la superación de la exclusión, sin embargo éste hecho puede terminar afectando la desvinculación de la persona a las redes sociales con las que cuenta. Estas desvinculaciones se pueden resumir como “soportes”5 sociales que históricamente han acompañado al individuo generando protecciones y estabilidad. Sin embargo, es precisamente la dinámica de estos soportes la que ha variado con el tiempo, generando tensiones en el ambiente del individuo, destacando su inestabilidad entorno a las relaciones ya sean sociales y/o económicas que establece con ellos. La exclusión social en el mercado de trabajo, a través de la no-participación, suele permanecer oculta con poca visibilidad para el resto de la sociedad. Probablemente esto se debe a las dificultades que existe para medir el hecho de que una persona no ejerza ninguna actividad económica, queriendo ejercerla, ya que está ligado a factores subjetivos como valores y expectativas. (OIT- Fundación Ford, 1999) Ahora bien, dentro de las políticas para combatir la exclusión social se considera que el empleo ocupa un rol central (aunque no exclusivo) porque contiene elementos integrativos fundamentales tales como: a) es la principal fuente de ingreso, b) proporciona identidad social, c) conlleva legitimidad y reconocimiento social, d) facilita los contactos y la integración a redes, e) facilita la participación en acciones colectivas, etc. De hecho muchas formas de exclusión social se originan en la exclusión del mercado laboral. (Ruiz- Tagle J. 2000). Si bien el comportamiento del empleo ha permitido disminuir los niveles de pobreza absoluta, las propias características del mercado de trabajo flexible hacen que la situación de las personas ocupadas tenga niveles crecientes de precariedad. Esto implica que la disminución experimentada en la cantidad de personas que viven en situación de pobreza, no se observe como un paso irreversible. Por el contrario, los sitúa en una posición esencialmente inestable.
Castel define los “soportes” como las condiciones sociales de existencia del individuo que permitieron y permiten acceder al reconocimiento social.
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PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE Y TRABAJO
Si bien en el pasado, la condición de pobreza se encontraba asociada a una situación de exclusión respecto al mercado del trabajo, en la actualidad la inserción en él, no implica la superación de esta condición social. Ni el “individuo” ni el “trabajo”, ni sus relaciones son “establecidas” de una vez y para siempre, sino que, éstos se construyen y se transforman a lo largo de la historia. (Castel, R. 2000). Hay consenso en considerar el empleo como un factor clave de inclusión y exclusión social en nuestra sociedad. Para la mayoría de la gente, el empleo constituye la manera de obtener un ingreso, también es uno de los principales canales de acceso a los servicios sociales. La exclusión del empleo conlleva no sólo privaciones materiales, sino también la pérdida de derechos, de seguridad y de autoestima (OIT, 1995). Dentro de esta perspectiva, el trabajo cumple un rol esencial en lo que hemos llamado exclusión, que a su vez Robert Castel lo ha denominado desafiliación. En este sentido “el término desafiliado es más adecuado que excluido, pues resulta imposible establecer un cordón de corte entre quienes salen a flote y quienes caen, por un razón de fondo: no es que haya un “in” y un “out”, sino un continuo de posiciones que coexisten en un mismo conjunto y “se contaminan” recíprocamente. (Castel, R. 2000). Los desafiliados: “han sido des- ligados, pero siguen bajo la dependencia del centro, que tal vez no ha sido nunca tan omnipresente para el conjunto de la sociedad. Por ello, decir que la cuestión planteada por la invalidación de algunos individuos y algunos grupos concierne a todo el mundo no significa sólo apelar a una vaga solidaridad moral sino constatar la interdependencia de las posiciones trabajadas por
una misma dinámica, la del trastorno de la sociedad salarial” (Castel, R. 2000). La sociedad salarial es definida por el autor como aquella sociedad en la cual, “la mayoría de la gente extrae su renta, su estatus, su protección, su identidad, su existencia social, su reconocimiento social, del lugar que ocupan en el salario. Este lugar es el que le permite acceder a otros sectores de actividad (al esparcimiento, a las vacaciones pagas, a la cultura, a la educación). Una condición de trabajo estable da una especie de umbral a partir del cual se puede llegar a otros campos. La sociedad salarial había logrado articular, de este modo, trabajo y protección, trabajo y seguridad relativa” (Castel, 1999: 26). En otras palabras, el desafiliado es aquel que experimenta una ruptura con las redes, perdiendo contacto con los elementos que constituyen un entramado social significativo para la persona. El primer punto de desafiliación es la pérdida del trabajo y con él la adscripción a distintas instituciones: salud, educación, incluso a la conformación de núcleos afectivos o de redes familiares. Cuando desaparece lo central, el trabajo, se produce la incertidumbre laboral, inestabilidad en la familia y el debilitamiento en las estructuras comunitarias. Surge la vulnerabilidad social. Para entender el concepto de vulnerabilidad social, es útil seguir el análisis que Castel (2001) hace respecto de las condiciones de constitución y mantenimiento del tejido social. Este autor alerta sobre el peligro para la construcción del tejido social de los individuos. Este concepto nos permite realizar una mirada reflexiva sobre los efectos, tanto a nivel individual como social, que tiene el trabajo sobre la construcción del tejido social en el que se desenvuelven las personas.
Soportes del proceso de desafiliación social
Vínculo Soporte Laboral
Sujeto
Vínculo Soporte Relacional Vínculo Soporte Familiar
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La participación del mercado laboral remitiría a la lógica de desafiliación social, tan bien descrita por Robert Castel: situada al margen del mundo del trabajo y de sus protecciones, representa una tensa zona de vulnerabilidad entre integración y exclusión, en cuyo seno los individuos se someten a actividades degradantes, arriesgadas y a menudo clandestinas para no hundirse completamente en la inexistencia social. Hay riesgos de desafiliación cuando el conjunto de las relaciones de proximidad que mantiene un individuo sobre la base de su inscripción territorial, que es también su inscripción familiar y social, tiene una falla que le impide reproducir su existencia y asegurar su protección. Pero no se trata de establecer correlaciones mecánicas entre un eje y otro, puesto que una valencia fuerte en un eje pude apuntalar la debilidad en el otro. Castel considera que la pobreza es un estado al que se llega como consecuencia de un proceso conflictivo y complejo que se sitúa en el plano de la integración social. Si bien, el trabajo produce el ingreso monetario que permite cubrir las necesidades de las personas, pero es, además, un elemento básico de socialización y de construcción de una identidad individual y colectiva. Actualmente, es, todavía para gran parte de la sociedad Chilena, el principal espacio de significación de la experiencia cotidiana (Rubio A.M. y Saavedra G. 2002).6 Por un lado, se encuentran los individuos con un nivel mayor de integración social con trabajo estable e inserción relacional que están menos expuestos a la pobreza y por otro lado, existe un volumen creciente de los que están próximos a la desafiliación social por carecer de empleo y de soportes de otra naturaleza.
Resultados A partir de los análisis de las entrevistas realizadas tanto a trabajadores informales como formales, en primer lugar cabe destacar que el trabajo para las personas en situación de calle, tiene un rol protagónico en sus vidas, afectando los distintos contextos en el que se desenvuelven.
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Antes de comenzar una reflexión particular de las personas entorno a los dos tipos de trabajo, resulta fundamental recordar las representaciones sociales que sostienen las personas en situación de calle respecto al trabajo a modo general. El trabajo es representado como un lugar que, a pesar de los inconvenientes que conlleva, específicamente respecto a la relación de poder que se ejercen dentro de él, es un espacio de socialización donde la persona tiene la posibilidad de interactuar con otros. Por otra parte, el trabajo genera seguridad y estabilidad para la persona, trasformándose en una plataforma que le permite implementar distintos proyectos. Esto tiene relación con el hecho que la persona deja de preocuparse por satisfacer sus necesidades básicas, lo que facilita espacios de reflexión entorno a otros aspectos de su vida. El trabajo no está solamente ligado a bienestar económico sino también a la búsqueda de un espacio seguro en sí mismo, principalmente que genere bienestar humano, es decir, las personas en el trabajo esperan encontrar un espacio para establecer relaciones con otras personas, donde puedan lograr satisfacción con lo que hacen y también puedan acceder a un espacio entretenido en sus vidas. Cobrando relevancia su rol fundamental en relación a la identidad y reconocimiento social que pueda tener una persona a partir del trabajo que desarrolla. El trabajo se asocia a un espacio que genera bienestar humano como uno de los elementos fundamentales que se espera encontrar allí, destacando el hecho de sentirse valorados como personas, sin embargo existe una clara tendencia a sentir lo contrario. Pues se han sentido valorados únicamente, en la medida que sean útiles para la empresa, emergiendo solamente como mano de obra útil para lograr los objetivos de la empresa, generándose una disociación entre lo que es la fuerza de trabajo y la persona en si misma. Esta tensión se visualiza principalmente respecto al anhelo que tienen los trabajadores, por potenciar una relación de confianza y amistad entre el empleador y sus trabajadores, relación que gatilla frustraciones y malestar dentro del trabajo, al no verse satisfecha. En este sentido, estas necesidades que se busca satisfacer en el trabajo, van mucho
El Informe del PNUD (2002) lo dice casi textualmente: “Por mucho tiempo los chilenos encontraron las significaciones de su experiencia cotidiana en su trabajo”, p.92. La misma institución, en su informe de 1998 afirmaba: “El trabajo ocupa un lugar fundamental en la sociedad chilena en cuanto condiciona no sólo el bienestar material sino igualmente el bienestar psíquico y el universo cultural de la gente”, PNUD (1998), p.181. Por su parte, R. Castel (1997) plantea que “el trabajo constituye un soporte privilegiado de inscripción en la estructura social”, p.15.
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Se pone énfasis en la necesidad de ser reconocidos, y valorados por sus jefes al momento de plantearse una meta en común, fortaleciendo relaciones de confianza que permitan hacer frente a los prejuicios que se generen sobre ellos, que terminan por imposibilitarles emerger desde su identidad en el lugar del trabajo.
los riesgos que implica realizar este tipo de actividad, y las distintas estrategias de sobrevivencia que tiene que desarrollar la persona para satisfacer sus necesidades básicas. El desarrollo de un trabajo informal implica funcionar desde el día a día, es decir, la imposibilidad de pensar más allá que el contar con el dinero necesario para asegurar el lugar donde dormir en la noche, lo que dificulta la posibilidad de planificar un camino a seguir, que les permita experimentar un mayor bienestar de vida.
El acceso a un trabajo marca un hito fundante en la historia de la persona dando origen a un nuevo periodo en su vida. Es en función del desarrollo de algún tipo de actividad laboral, la que determina socialmente “como está la persona”, es decir, por medio del trabajo la persona puede demostrar a su entorno social que ha habido un cambio con él en su vida, un cambio que implica fundamentalmente un cierto grado de responsabilidad tanto personal como familiar.
Por su parte, el trabajo formal, si bien no es significado como un trabajo seguro de larga duración en la vida de la persona, implica que ésta logre cierto grado de estabilidad, lo que le permite satisfacer las necesidades básicas, abriendo espacios para comenzar a reflexionar acerca de otros aspectos de su vida, como por ejemplo estrategias de progreso tales como los estudios, o pensar en la posibilidad de recuperar las relaciones con la familia, que por diversas razones sufrieron algún tipo de quiebre.
De esta manera, el trabajo se transforma en un elemento constituyente de la identidad de la persona, la cual se va constituyendo a partir de las reflexiones que hacen otros en relación al hecho de tener un trabajo y por otra parte a partir de las interacciones que experimenta la persona dentro del trabajo, tanto con sus superiores como con sus compañeros de trabajo, con los que anhela desarrollar relaciones de confianza y apoyo mutuo. En este sentido destaca el rol del trabajo, en el sentido que contribuye a la construcción de identidad tanto individual como colectiva.
En este sentido, destaca el hecho que, en la medida que la persona logre tener un trabajo estable, se puede “generar” tiempo dentro del proceso de vida que experimenta, es decir, se puede comenzar a construir metas de corto plazo que le permitan, construir un camino hasta alcanzar algún tipo de proyecto personal que visualice como un estado de mayor bienestar para su vida.
más allá que un bienestar económico, pues reclaman mejores tratos y una relación donde no exista discriminación de unos por sobre otros.
En este sentido, el trabajo tiene un rol central en relación a los elementos integradores que conlleva, de esta manera se constituye en un eje que facilita el comienzo de procesos de integración social para la persona, en el sentido de ser una fuente de ingreso, proporcionando identidad y legitimidad social, reconocimiento social, y facilitando la participación en acciones colectivas. De esta manera, el trabajo facilita los contextos en el que se desenvuelve la persona. En este sentido, el desarrollo de un trabajo permite por ejemplo que la persona se proyecte en el tiempo, acceda a un lugar de socialización, entre otros. No obstante, los distintos procesos de integración que se gatillan a partir del desarrollo de un actividad laboral. Esto no se da con cualquier tipo de trabajo. Es necesario destacar, las diferencias existentes entre un trabajo formal y un trabajo informal. En relación a este último tipo de trabajo, destacan
Al mirar el trabajo en un marco de la exclusión social, se puede hacer una relación entre el realizar una actividad laboral con un rol fundamental respecto al proceso de exclusión social, pues en la medida que cuenten con un trabajo, las personas en situación de calle se sitúan en distintos lugares dentro del proceso de desafiliación social. Cabe destacar que existe un proceso que incluye etapas que van desde la integración social hasta la exclusión social, pasando por una zona de vulnerabilidad social, es decir, confluyen distintos factores que potencian el proceso de desafiliación social que experimenta la persona. En función de los resultados de esta investigación, se observa que según el tipo de trabajo que tenga la persona, es que se sitúa en un lugar distinto dentro de este proceso de exclusión social. En el caso de los trabajadores con trabajo informal, se observa que se encuentran más cercanos al polo de la exclusión social, principalmente porque la persona no mantiene una vinculación estable y próxima dentro de un territorio que le asegure principalmente su protección en relación a los soportes que tienen relación con el ámbito laboral, familiar y relacional. 47
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En este contexto, la persona comienza desarrollando actividades laborales arriesgadas e ilegales como es el caso del comercio ambulante, el que termina transformándose en un esfuerzo que realiza para no quedar completamente inexistente socialmente. Por otra parte, los trabajadores con trabajo formal comienzan a construir un camino hacia la integración social, que encuentra sus bases principalmente sobre una relación estable de a lo menos seis meses con su trabajo, lo que ha significado contar con un espacio que genera estabilidad y seguridad respecto a las relaciones interpersonales que establece. Así mismo, la persona comienza a remirar a su familia, con la intención de reconstruir una nueva relación con ellos. En este sentido, cobra relevancia los cambios que han experimentado los tres soportes sociales: familiar, relacional y laboral, que articulan el proceso de integración social que experimentan las personas.
eje por si solo es el único motor con el que cuenta la persona, pues en este proceso también destaca el apoyo brindado por la familia y amigos. En este sentido, sería recomendable investigar respeto a los otros ejes que tienen relación con el soporte familiar y relacional. De esta manera se podría visualizar la forma en que interaccionan los distintos ejes de integración social basados en los tres soportes sociales de acuerdo al proceso de integración social que experimentan las personas.
Bibliografía CASTEL, R. (1997). Las metamorfosis de la Cuestión Social. Argentina.: Ed. Paidós. MIDEPLAN, (2005). Catastro de Personas en situación de calle. OIT. (1995). La exclusión social en América latina. Foro regional. Lima- Perú.
De esta manera, destaca principalmente la interacción entre la persona y estos soportes, los que debiesen garantizar una protección y estabilidad para la persona. Sin embargo, los cambios experimentados a nivel mundial, hoy en día no garantizan estos aspectos. En este sentido, por ejemplo en el mundo laboral destaca la tendencia a la flexibilidad y la precariedad, lo que ha terminado generando ciertas tensiones en relación al individuo, pues el contexto tiende principalmente a la inestabilidad tanto a nivel social o económico.
OIT/FUNDACIÓN FORD. (1999). La Exclusión Social en el Mercado de Trabajo El Caso del MERCOSUR y Chile. Síntesis Ejecutiva, Primera Edición. Santiago, Chile.
Si bien destaca la movilización que genera en la persona el acceso al trabajo, no queda claro si este
VILLATORO P. (2000). Línea base y Seguimiento Hospederías En Hogar de Cristo. www.mideplan.cl
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PNUD. (2000). Desarrollo humano en Chile. SantiagoChile. PNUD. (2002). Desarrollo humano en Chile. SantiagoChile. RUIZ- TAGLE. (2000). Exclusión Social en el mercado del trabajo en MERCOSUR y Chile. OIT, Fundación Ford. Santiago- Chile.
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 75 / Noviembre / 2008 / P. 49-54
Niños, niñas y adolescentes en situación de calle: Un estudio local Homeless Children: A local study JAIME MONTES Jaime Montes Lihn es sociólogo graduado de la Universidad Católica de Chile. Actualmente es Coordinador de proyectos de la Fundación San Carlos de Maipo. Su dirección postal es Asturias 103, casa D. Las Condes y su e-mail es
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Resumen Esta nota presenta las características de los niños, niñas y adolescentes que habitan en la calle en la Región Metropolitana y discute los principales nudos críticos a resolver para la interrupción de su situación y algunas propuestas. El análisis se basa en el trabajo desarrollado por el Observatorio Metropolitano de niños, niñas y adolescentes en situación de calle, cuyo objetivo es “contribuir a dar término a la situación de vida de calle de aquellos niños/as y adolescentes que pernoctan en ella”. Palabras claves (Niños, niñas y adolescentes en situación de calle; estudio local; nudos críticos, propuestas)
Abstract This keynote presents the characteristics of homeless children in the Metropolitan area, and discusses main critical dimensions to resolve the interruption of their situation and to develop some proposals. The analysis is based on the effort carried out by the Homeless Children’s Metropolitan Observatory, which aims to “help bring an end the situation of homeless children and teenagers who have a street life”. Key words (Homeless children, local study, critical dimensions, street life interruption)
Introducción ¿Cómo lograr en el mediano plazo la reinserción social de los niños niñas y adolescentes1 en situación de calle? ¿Es posible? ¿Cuántos niños ingresan al circuito de calle cada año? ¿Cuántos niños vuelven a sus hogares? ¿Cuáles son sus características? Los niños en situación de calle, ¿son los mismos de siempre o existe un flujo de entrada y salida? El objetivo de este artículo es dar a conocer el trabajo del Observatorio Metropolitano de niños, niñas y adolescentes en situación de calle, entregando los principales resultados arrojados y las reflexiones que han surgido en torno a esta población.
Distinción entre niños “en” la calle y aquellos que “habitan en” la calle Es necesario distinguir entre niños en la calle y los que habitan en2 la calle (SENAME, 2004, p.9). Los 1 2
niños en la calle son aquellos que pasan una parte del día en la calle y regresan a sus casas luego de realizar algún tipo de trabajo que les reporta un ingreso para ellos y/o sus familias. No necesariamente son desertores escolares y generalmente colaboran con el ingreso familiar. Duermen en el hogar y mantienen con sus familias un vínculo directo e incluso de dependencia, pese a la autonomía que les otorga el hecho de pasar gran parte del tiempo en la calle. Los niños que habitan en la calle son aquellos cuyos vínculos familiares están debilitados, al punto que viven esencialmente en la calle, dependiendo de sus propios esfuerzos para cubrir todas sus necesidades básicas. Su situación de marginación los coloca en un riesgo más severo que la mayoría de los otros niños y niñas. La ruptura del vínculo con su familia, la cual vive por lo general en la pobreza, constituye el punto de partida del proceso que lleva al niño a transformarse en niño que habite en la
Niños, niñas y adolescentes: en adelante, niños. En el estudio de SENAME (2004) , se hace la distinción de niño “en” la calle y niño “de” la calle. Sin embargo, considero más pertinente cambiar la palabra “de” por “habita en”, para realzar que es una situación y no una condición.
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JAIME MONTES
calle. Teniendo y reconociendo tener familia, se han separado de la misma, organizando su vida y hogar en la calle. El niño que habita en la calle usa este espacio de diversas formas y permanece en ella en forma esporádica o permanente. Sus condiciones de vida están caracterizadas por el trabajo prematuro, la baja escolaridad o analfabetismo, la desvinculación o distanciamiento de la familia, experiencias de explotación sexual, conductas infractoras de la ley y pobreza. Su perfil está asociado a su condición de desertores escolares, provienen de familias en extrema pobreza, cuyos padres son por lo general cesantes o desarrollan trabajos precarios, tienen escaso contacto con redes de apoyo social y una importante mayoría ha recibido atención en los centros del Servicio Nacional de Menores (SENAME). Si bien la situación de calle es un continuo entre estas dos distinciones, esta separación es útil para enfocarse en aquellos niños que reúnen las condiciones de mayor vulnerabilidad en sus derechos. En adelante, la población a las que nos referiremos es la de aquellos niños que habitan en la calle, específicamente en la Región Metropolitana.
¿Cuántos son? ¿Son los mismos de siempre o existe un gran flujo de entrada y salida de la situación de calle? Hasta ahora han existido estudios transversales que han sido de gran aporte para dimensionar el fenómeno en Chile. Según el Catastro Nacional de personas en situación de calle realizado el año 2005 por MIDEPLAN, existen en Chile 674 niños, niñas y adolescentes que habitan en la calle, lo que corresponde a un 9,3% del total de 7.254 personas que se encuentran en esta situación. De estos niños, 322 viven en la Región Metropolitana, lo que significa que esta zona concentra cerca de la mitad de esta población. Entre ellos, 118 tendrían entre 14 y 17 años y 204 serían menores de 14 años. Estos datos entregan un primer nivel de información, pero dejan muchas interrogantes en cuanto a la dinámica de esta población. Los niños, niñas y adolescentes que habitan la calle conforman una población flotante. Un niño, niña o adolescente no pasa a vivir en la calle de un día para otro, el fenómeno involucra un proceso que puede durar hasta un año. En este sentido resulta difícil obtener una cuantificación absoluta y certera de este grupo dado que la calle es un espacio por el cual ellos transitan de manera itinerante (con entradas y salidas). Además, para pernoctar, algunos varían entre el uso de hospederías y la vía pública, 50
y varios de ellos van de vez en cuando a pasar unos días en sus hogares. Por su parte, las mismas caletas en las que viven son espacios que no tienen mayor relación con un lugar fijo de permanencia, más bien se trata de grupos rotativos de personas. Asimismo existirían niños que deambulan generalmente solos, sin conformar caletas, lo que aumenta la dificultad para detectarlos. Por iniciativa de la Fundación San Carlos de Maipo, se ha convocado el Observatorio Metropolitano de niños, niñas y adolescentes en situación de calle, para avanzar en su objetivo de contribuir a dar término a la situación de vida de calle de aquellos niños/as y adolescentes que pernoctan en ella en la Región Metropolitana. El Observatorio cuenta con un Consejo formado por representantes del estado, la sociedad civil y el mundo académico: Hogar de Cristo, Fundación Don Bosco - Vida Compartida, SENAME, CONACE, el Programa de Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Fundación San Carlos de Maipo. Para dar cumplimiento al objetivo, el primer paso es conocer la situación de cada uno de los niños. Por medio del esfuerzo de las instituciones que trabajan directamente con ellos, se identificó a cada uno de los niños en un sistema de registro y detección temprana. Se incluyeron no solamente los niños atendidos bajo financiamiento del SENAME, sino además otros que no están siendo atendidos por las instituciones especializadas, pero sí han sido contactados por ellas. El sistema de registro permite no solamente saber cuántos son, sino cuál es el avance en el proceso de interrupción de la situación de calle de cada uno de ellos. No fue una tarea fácil pues hay niños que solo son conocidos por el apodo, u otros de los que no se conoce su RUT. Por ello, se establecieron requisitos mínimos que permitieran tener información confiable, evitando la duplicación de los datos. Este sistema permite hacer estudios longitudinales para determinar los flujos de entrada y salida a la situación de calle, un punto crucial no solamente para una mejor comprensión del fenómeno sino también para tomar medidas tendientes a frenar tempranamente el ingreso al circuito de calle. El sistema de información permite, primero, detectar tempranamente el ingreso de un niño, niña o adolescente a la situación de calle y de esta forma promover su atención a la brevedad. Segundo, al ser un registro al cual podrán acceder las instituciones que trabajan con esta población se fomentará una intervención coordinada en donde el niño, niña o adolescente tendrá la posibilidad de seguir un pro-
NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES EN SITUACIÓN DE CALLE: UN ESTUDIO LOCAL
ceso coherente que le permita salir definitivamente de su situación de calle. Tercero, permitirá conocer con exactitud la población objetivo total, ya que una dificultad importante en la implementación de los programas es que es una población flotante y que no ha sido identificada del todo. Aún no es posible contar con estudios longitudinales, ya que el informe que analizaremos a continuación es el primero, y data de diciembre de 2007. Según estos datos, en la Región Metropolitana existen 308 niños, niñas y adolescentes que habitan en la calle; diecisiete de ellos cumplieron 18 años durante el 2007, por lo tanto la población menor de 18 años es de 291 niños en situación de calle en la Región Metropolitana. Contribuir a la interrupción de la situación de calle es una tarea sin duda desafiante, y que requiere del esfuerzo mancomunado de todos los sectores de la sociedad. Algunos niños que habitan en la calle presentan de manera conjunta problemas sociales como el consumo abusivo de drogas, enfermedades mentales, interrupción prolongada de la escolarización o conductas de infracción a la ley. Un porcentaje importante de ellos cuenta con una relación precaria con la familia y la escuela, siendo éstos los principales agentes en su desarrollo. Sin embargo, esta población también cuenta con enormes potencialidades y habilidades individuales que no siempre son visualizadas producto de la grave estigmatización que sufren. Por otro lado, representan un problema menor en términos numéricos para las políticas públicas ya que no son más de mil en Chile. No obstante aque-
llo, configuran una combinación de factores de riesgo que los posiciona entre los más vulnerados; por lo tanto, actuar decididamente para contribuir al término de su situación de calle se convierte en un imperativo ético, sobre todo si ya están individualizados y el tiempo en calle va deteriorando día a día su situación y vulnerando gravemente sus derechos. La propuesta del Observatorio en este sentido es crear un mecanismo que minimice la entrada a los niños al circuito de calle, mediante un eficaz sistema de detección temprana que corte el flujo de ingreso de manera efectiva. Se sabe que a mayor tiempo en calle, es más improbable que el niño regrese a su familia o viva de manera autónoma. En otras palabras, a mayor tiempo en calle, el niño se apropia de la cultura callejera y es probable que siga habitando en la calle hasta la edad adulta. Por ello, es fundamental que la detección temprana sea efectiva para realizar un trabajo psicosocial cuando los niños llevan el mínimo de tiempo en calle combinado con una atención especializada a la familia de origen, la familia extendida o un adulto significativo en caso que la primera no lo pueda acoger.
¿Quiénes son? Descripción por sexo, edad y distribución territorial Los datos del Observatorio han arrojado importantes novedades respecto a la composición de la población de niños en situación de calle en la Región Metropolitana. En primer lugar, llama la atención un importante grupo menor de 10 años y el número de niñas, como lo muestra el siguiente cuadro:
CUADRO Nº 1
RANGO DE EDAD DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES QUE HABITAN EN LA CALLE EN LA REGIÓN METROPOLITANA
Rango de edad
Sexo
Total general
Porcentaje
Porcentaje acumulado
28
9,6%
14,6%
42
51
17,5%
27,1%
25
101
126
43,3%
70,3%
Rango D: 16 a 18 años
25
61
86
29,6%
100,0%
Total general
71
220
291
Femenino
Masculino
Rango A: 0 a 5 años
12
16
Rango B: 6 a 10 años
9
Rango C: 11 a 15 años
Fuente: Programa de Políticas Públicas UC. (Diciembre 2007). Informe mensual Observatorio Metropolitano de niños, niñas y adolescentes que habitan en la calle en la Región Metropolitana.
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JAIME MONTES
El perfil de los niños en situación de calle se asocia generalmente a un adolescente de alrededor de 14 años de sexo masculino, lo cual corresponde con las cifras. Sin embargo existe una importante proporción de la población que rompe con este estándar: el 27% presenta una edad menor o igual a 10 años, lo cual en opinión de los miembros del Observatorio sería un fenómeno nuevo.
este perfil de niños con una edad promedio menor y sus familias?
En este punto se puede hacer un paralelo con los niños que sufren explotación sexual comercial en la Región Metropolitana (Camus, 2007, p14). Se ha identificado que un 22% de la población de niños atendidos por las instituciones especializadas en explotación sexual comercial en la Región Metropolitana, es menor de 13 años. Las ONG participantes en el estudio han manifestado también el aumento en los últimos años de niños de menor edad en esta situación.
En cuanto al sexo, el 24% de la población son niñas, las cuales presentan características e intereses distintos a los niños y jóvenes de sexo masculino. Esta situación también presenta un gran desafío a la intervención psicosocial y a las políticas públicas, pues si bien existe atención a las niñas, históricamente los programas especializados en calle han sido de un carácter masculino. Al igual que en el caso de los niños y niñas menores de 10 años, existe la necesidad de una mayor especialización en el caso de las mujeres. Según la opinión de los programas especializados, ellas serían más propensas que los hombres a un lugar protegido como un albergue. Actualmente en la Región Metropolitana, existen 10 cupos para albergue infanto juvenil para niños en situación de calle.
Esta situación debe llamar a la reflexión de los actores públicos y de la sociedad civil. ¿Cuál es la causa de este aumento de niños de corta edad en situación de calle? ¿Existe una atención especializada para
En cuanto a la distribución territorial de los niños en situación de calle en la Región Metropolitana, el Cuadro Nº2 muestra en detalle las características de cada comuna:
CUADRO Nº 2
COMUNA DE LOCALIZACIÓN DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES QUE HABITAN EN LA CALLE EN LA REGIÓN METROPOLITANA
Niños y niñas por comuna Comuna Santiago Puente Alto Renca La Florida Estación Central Recoleta El Bosque Providencia La Pintana San Ramón Maipú La Cisterna Lo Espejo Peñalolén Colina Pedro Aguirre Cerda Talagante (Desconocida) Total general
Cantidad 97 46 32 31 17 14 12 8 7 7 5 3 3 2 1 1 1 4 291
Porcentaje 33,3% 15,8% 11,0% 10,7% 5,8% 4,8% 4,1% 2,7% 2,4% 2,4% 1,7% 1,0% 1,0% 0,7% 0,3% 0,3% 0,3% 1,4% 100%
Fuente: Programa de Políticas Públicas UC. (Diciembre 2007). Informe mensual Observatorio Metropolitano de niños, niñas y adolescentes que habitan en la calle en la Región Metropolitana.
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NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES EN SITUACIÓN DE CALLE: UN ESTUDIO LOCAL
Los datos presentes en la tabla refieren a las comunas en que el niño fue contactado. Sin embargo este dato no coincide necesariamente con la comuna de origen del niño, es decir la comuna en la que se encuentra su familia.
y niñas. En segundo lugar un foco sur que abarca Puente Alto y la Florida, con el 26,5% del total; y finalmente la zona norte Renca y Recoleta, con el 15,8%. Esto se puede visualizar con mayor claridad en la siguiente figura N°1.
Las tres comunas que presentan más niños que habitan en la calle son Santiago (97 casos), Puente Alto (46 casos) y Renca (32 casos), con el 33%, 15,8% y 11% respectivamente del total de la Región Metropolitana.
Es interesante destacar que es la primera vez que un estudio señala la localización por comuna de los niños en situación de calle, lo cual puede dar señales para focalizar los esfuerzos de las instituciones y las políticas públicas que se tomen al respecto.
Si se agrupan por sectores, se pueden identificar tres focos principales, por una parte un centro que abarcaría las comunas de Santiago y Estación Central, las cuales concentran al 39,1% de los niños
En cuanto a la cobertura de atención, actualmente, existen tres proyectos especializados de calle (PEC) financiados por el SENAME en la Región Metropolitana, los cuales se distribuyen de la siguiente forma:
FIGURA Nº 1
COMUNA DE LOCALIZACIÓN DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES QUE HABITAN EN LA CALLE EN LA REGIÓN METROPOLITANA
Fuente: Programa de Políticas Públicas UC. (Diciembre 2007). Informe mensual Observatorio Metropolitano de niños, niñas y adolescentes que habitan en la calle en la Región Metropolitana.
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JAIME MONTES
• Existen 70 cupos para la zona Santiago, que abarca las comunas de Santiago, San Miguel, Pedro Aguirre Cerda, Maipú y Cerrillos, atendidos por la Fundación Don Bosco - Vida Compartida. • 50 cupos para la zona de Puente Alto que comprende las comunas de Puente Alto, San Bernardo, La Pintana y Peñalolén, atendidos por la Fundación Don Bosco - Vida Compartida y • 50 cupos para la zona de La Florida, que abarca las comunas de La Florida, La Granja y La Pintana, atendidos por Servicio Paz y Justicia (SERPAJ). El total de niños que habitan en la calle atendidos bajo esta modalidad de atención diurna suman 1203. A esto se suman los 10 cupos para albergue, más 26 cupos que cuentan con atención diurna y nocturna atendidos por la Fundación Don Bosco Vida Compartida.
Principales nudos críticos y propuesta Cobertura en zona norte. A pesar del esfuerzo por aumentar el número de cupos, no se abarca aún a la población total, especialmente en la zona norte de la Región Metropolitana, que no contempla proyectos especializados. Renca es la tercera comuna que presenta más niños que habitan en la calle (32 casos), y si se suma otra comuna de la zona norte, como Recoleta, la suma de ambas asiente a 46 casos. Menores de 10 años. Los datos del Observatorio indican que el 27% de los niños y niñas son menores de 10 años (79). Este grupo se constituye como una oportunidad de intervención ya que llevarían relativamente poco tiempo en la calle, lo que hace prioritario una atención temprana que tenga mayores posibilidades de reinserción de los niños y niñas. Niñas. Un foco en el cual es necesario poner especial atención, y en el cual aún no existe una especialización suficiente en la oferta son las niñas, quienes representan al 24% de la población identificada. Es necesario fomentar la existencia de instancias y acciones que den respuesta a las particularidades de este grupo. Esta población está presente de manera especial en la comuna de Santiago, donde se ubican 28 de 50 niñas mayores de 11 años. Desintoxicación de drogas. Actualmente no existe oferta pública para niños ni niñas menores de 14 años que requieran internación para desintoxica-
3
ción de drogas, paso que es fundamental para su proceso de reinserción social. El consumo problemático de drogas es habitual en esta población. Salud Mental. En la Región Metropolitana existen alrededor de 12 cupos para internación para patologías psiquiátricas o trastornos de personalidad grave en el Hospital Roberto del Río. Estos 12 cupos están disponibles para toda la población infantil de la Región Metropolitana (no solamente los niños que habitan en la calle) por lo cual existe también un déficit considerable. Patología Dual. Para aquellos niños y niñas que presentan consumo problemático de drogas sumado a trastorno de personalidad grave o patología psiquiátrica no existe oferta pública para su tratamiento, debido a que no son recibidos en los cupos de salud mental. Gran parte de los casos de los niños que habitan en la calle, los temas de droga y salud mental están íntimamente relacionados, por lo cual existe un vacío de atención hacia esta población.
Propuestas A partir de los datos arrojados por el Observatorio se puede concluir que para interrumpir la situación de calle de esta población es prioritario abrir cupos de atención en la zona norte para al menos 46 niños y niñas, darle una importancia y urgencia a la atención de niños menores de 10 años y a las niñas. Por otro lado, a través de las reflexiones de los miembros del consejo del Observatorio es posible concluir que deberían abrirse centros de internación para desintoxicación de drogas, el aumento de los cupos para la población infantil ante problemas graves de salud mental, y la apertura de un centro de atención para aquellos niños que presentan patologías duales, es decir, consumo problemático de drogas sumado a trastorno de personalidad grave o patología psiquiátrica.
Bibliografía CAMUS, M. J. (2007). Estudio Línea de Base de Programas contra la explotación sexual comercial infantil en la RM. Fundación San Carlos de Maipo. 2007. (Sin publicar). PROGRAMA DE POLÍTICAS PÚBLICAS UC (2007). Informe diciembre 2007 Observatorio Metropolitano de niños, niñas y adolescentes que habitan en la calle en la Región Metropolitana. (Sin publicar). SENAME (2004). Niños y Niñas de la Calle. Serie Estudios y Seminarios.
Esta cifra es el resultado de la suma de los cupos de la zona de Santiago y Puente Alto. No se contabilizan los cupos atendidos por SERPAJ, debido a que dirigen su atención al perfil de niños “en” calle. Por lo tanto, no son parte del universo de este estudio.
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ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 75 / Noviembre / 2008 / P. 55-66
Más allá de las carencias: Tipologías de personas en situación de calle Beyond deficiencies: Typologies of homelessness NICOLÁS ROJAS PEDEMONTE Nicolás Rojas Pedemonte es Licenciado en Sociología y Sociólogo de la U. de Chile. Master Oficial Europeo de Investigación en Sociología por la U. de Barcelona y Doctorando en Sociología en la misma institución. Becario “Presidente de la República de Chile” y ex investigador de la Unidad de Estudios de la Fundación Hogar de Cristo. Correspondencia a Dirección postal Sant Antoni Abat 7, 2º,2ª Barcelona, España. Código Postal 08001;
[email protected].
Resumen Este artículo describe, a la luz de un análisis estadístico multidimensional, distintas tipologías de personas en situación de calle1. Con especial atención en sus diversos recursos y estrategias de supervivencia, se detallan las particularidades que diferencian entre sí a esta población. Se dilucida la presencia subyacente de dos principales dimensiones que caracterizarían a los distintos grupos: el nivel de “autosuficiencia” y el “deterioro psicosocial”. Y finalmente, se proponen líneas de intervención orientadas al aprovechamiento de los recursos propios de cada tipología. Palabras clave (análisis estadístico, personas en situación de calle, diferenciación, recursos)
Abstract This article describes, in the light of a multidimensional statistical analysis, different types of homeless people2. The author defines particularities among the population of homeless people, giving special attention to the diverse survival strategies and resources differentiating them, besides he clarify underlying dimensions characterizing the different groups existing in the population: the level of “self” and the “psycho-social deterioration.” Finally, the author proposes lines of action aimed at harness the resources of each type. Key words (statistical analysis; homeless people; differentiation; resources)
Introducción El presente documento consiste en un extracto de una investigación estadística más extensa realizada en la Unidad de Estudios de la Fundación Hogar de Cristo3, durante los meses de marzo y agosto del año 2007. En esta oportunidad se presentan los principales hallazgos y una breve síntesis de los aspectos metodológicos y teóricos4. A la sazón del nuevo impulso gubernamental al trabajo con personas en situación de calle, se hizo imperioso reconocer no sólo las características que
hacían de éstas una población peculiar, sino también identificar aquellas particularidades que las diferencian entre sí. Reconocer la heterogeneidad de personas que habitan la calle, presentaba dos grandes desafíos: interpretar este fenómeno social desde los recursos propios de las personas y no sólo desde sus carencias, así como también reconocer las oportunidades y límites que existirían en las intervenciones con cada uno de estos grupos. Por ende, si bien el objetivo general de este estudio fue caracterizar multidimensionalmente a las personas en situación de calle incorporadas
Las personas en situación de calle (MIDEPLAN, 2005; Ossa, 2005; Rojas, 2007) corresponden en estricto sentido aquella población “homeless”, considerada según la FEANTSA (2005), como “roofless” o “sin techo”. 2 People living on the streets (MIDEPLAN, 2005; Ossa, 2005; Rojas, 2007) are in strict sense that people “homeless”, considered as FEANTSA (2005), as “roofless” or “homeless”. 3 Resulta ineludible mencionar la valiosa colaboración de Andrea Peroni, Luis Ossa y los investigadores de la Unidad de Estudios del Hogar de Cristo. Así también, se agradecen los aportes de los sociólogos Edison Márquez, Mónica Salinero y Carolina Guerra de la U. de Chile y de Daniela Villán de la UAHC. 4 Para mayores antecedentes acerca de las perspectivas teóricas y aspectos metodológicos aplicados, se puede acceder al estudio completo solicitándolo a la Unidad de Estudios de la Fundación Hogar de Cristo (www.hogardecristo.org) o directamente al autor. 1
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NICOLÁS ROJAS PEDEMONTE
al proyecto Promueve5, tuvo como objetivos específicos: 1) identificar los recursos y estrategias de supervivencia de las personas en situación de calle estudiadas; 2) distinguir, entre las personas en situación de calle, sus principales tipologías subyacentes; 3) dilucidar posibles líneas de intervención tendientes al aprovechamiento de los propios recursos de las personas en situación de calle. Como consecuencia de observaciones en terreno y de hallazgos estadísticos previos del trabajo del Hogar de Cristo, la hipótesis que guió esta investigación sostenía que “las personas con extensas trayectorias de situación de calle tenderían a ser más autosuficientes6 que aquellas que recientemente se encuentran en esta situación. Lo que se expresaría en estrategias de supervivencia –aunque precarias y sólo parcialmente promocionales7– menos dependientes de la asistencia y más definidas que las desplegadas durante la etapa de shock y apremio inicial”. Por cierto, la convicción que está a la base de esta hipótesis es que la situación de calle es un proceso y las personas que transitan por éste no son sólo indefensas y pasivas, sino también sujetos-actores que poseen atributos y, evidentemente, pueden protagonizar sus vidas. En este sentido, las tipologías fueron analizadas a luz del modelo Vulnerabilidad Social AVEO (Kaztman y Filgueira, 1999), diferenciando así a los grupos encontrados según sus recursos materiales e inmateriales disponibles8. La aplicación de este modelo de análisis se enriqueció al incorporar capitales9 coincidentes con las diversas dimensiones destacadas desde la perspectiva de la Exclusión Social10. De tal manera, se estudiaron, además de variables sociodemográficas, recursos propios de capital material
(“medios de producción”, “lugar de alojamiento” e “ingreso”), capital humano (“trabajo”, “formación” y “salud”, incluyendo salud “mental”, “física” y “consumo”), capital social (“familia”, “participación” y “protección”), capital espacio temporal (“territorialidad” y “temporalidad” en situación de calle) y capital subjetivo (disposiciones psicológicas como “satisfacción vital”, “autoestima”, “opinión subjetiva”, “deseo de dejar la situación de calle” y “motivos aducidos de su situación de calle”). En cuanto a lo aspectos metodológicos, es importante destacar que se estudiaron 435 personas de las 510 incorporadas en la etapa inicial del Proyecto Promueve11. Si bien esta no corresponde a una muestra probabilística de la población nacional o regional, las personas se incorporaron a este proyecto a partir de cuotas proporcionales a los estratos de sexo, edad y lugar de alojamiento arrojados por el Catastro (MIDEPLAN, 2005) en cada una de las regiones. La muestra estudiada se compuso en cuanto a sexos, en 16,86% por mujeres y en 83,14% por hombres. En relación al lugar de alojamiento, 52,8% de personas corresponden a hospederías, 28,9% a calle y 18,3% a otro lugar. Y en orden a los tramos etáreos, 13,9% tenían entre 18 y 29 años; 34,9%, entre 30 y 44 años; 30,7%, entre 45 y 59 años y 29,4%, más de 59 años. Finalmente, 55,3% de las personas habitaban las comunas de Santiago; 13,8%, Concepción; 11,5% Valparaíso; 8,9%, Viña del Mar; 4,4%, Chillán; 3,9%, Quilpué y 2,3%, Los Ángeles. Por su parte, los equipos psicosociales de Promueve fueron los encargados de recabar la información en el período de inscripción de las personas, mediante aplicación de las Fichas de Identificación y Caracterización del Programa Calle (MIDEPLAN, 2006) y la Ficha de Caracterización 1.1. del propio proyecto. Sucesivamente, los
Proyecto del Hogar de Cristo que ejecuta el “Programa Calle” del “Sistema de Protección Social Chile Solidario”, en las sedes de Santiago, Puente Alto, Buin y San Bernardo de la Región Metropolitana, de Viña, Quilpué y Valparaíso de la V Región y de Los Angeles, Chillán y Concepción de la VIII Región. 6 Se entenderá por “Autosuficiencia”, el “estado o condición de quien se basta a sí mismo” (R.A.E., 2001) teniendo el control de ciertos recursos que garantizan la satisfacción de necesidades de subsistencia presentes y futuras (O.M.S., 2001). 7 Las estrategias de despliegue y movilización de recursos pueden ser promocionales, orientándose a aumentar el bienestar y obtener otros activos o adaptativas, apuntando a neutralizar amenazas en los procesos de deterioro y exclusión (Kaztman y Filgueira, 1999). 8 Ver Rojas, N. (2006). Personas en Situación de Calle en la perspectiva de la Exclusión y la Vulnerabilidad Social. En Márquez, E. y Rojas, N. Reflexiones acerca de las personas en situación de calle. Documento de trabajo. Santiago de Chile: Red Calle. Edición electrónica disponible en http://www.redcalle.cl/descripdecla.asp?ImageID=299. 9 En el presente artículo se hará referencia a recursos y activos de manera indistinta, y se entenderá capital como un grupos de recursos determinados. 10 Un aproximación a esta convergencia se puede encontrar en García, C., Malo, M y Rodríguez, G. “Un intento de medición de la vulnerabilidad ante la exclusión social”.Unidad de Políticas comparadas (CSIC), Documento de Trabajo 00-13. Edición electrónica disponible en http://www.iesam.csic.es/doctrab1/dt-0013.htm. 11 Se presentaron 75 casos perdidos, ya sea por fallas en la aplicación de los instrumentos, inconsistencias de éstos o la itinerancia y difícil “encuadre” en el encuestaje de las personas en situación de calle. 5
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MÁS ALLÁ DE LAS CARENCIAS: TIPOLOGÍAS DE LAS PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE
datos fueron procesados mediante el paquete estadístico SPSS 12.0, estudiando, inicialmente, uni y bivariadamente al total de casos para identificar sus aspectos más relevantes. Posteriormente, se realizó –de modo exploratorio– el primer análisis multivariable con la técnica de conglomerados jerárquicos (Cluster), para dar paso a la aplicación de la técnica de análisis de conglomerados por partición (Quick Cluster) con vinculación intragrupo, con la cual se optimizó la homogeneidad al interior de los grupos y la varianza entre los grupos. Tal como evidencia el cuadro Nº 1, con el análisis exploratorio de conglomerados jerárquicos se distinguió diáfanamente la presencia de 3 grupos: (Ver cuadro 1). Y posteriormente, mediante la optimización generada por el análisis de conglomerados por partición, se determinó la composición de estos 3 grupos de la siguiente manera: (Ver cuadro 2). Consecutivamente, se caracterizó a los grupos mediante crosstabs, a la luz de coeficientes de asociación (Prueba de Chi-cuadrado y Coeficiente de Contingecia de Pearson). Y finalmente, considerando la variable “grupos” como una nueva variable,
mediante un Análisis Factorial de Correspondencias Múltiples (HOMALS)12, se corroboró la presencia de 3 grupos distintos, se ratificaron las tendencias evidenciadas en los cruces y se constató la presencia de 2 dimensiones que explicaron gráficamente las diferencias entre los grupos. Como bien lo describe el cuadro Nº 3, explicando el 29% de la varianza de las variables se presentan dos factores: el primero que –con un eigenvalue de 0,155– representa los polos Autosuficiencia/No autosuficiencia y el segundo que –con un eigenvalues de 0,135– grafica los polos Deterioro Psicosocial / No Deterioro Psicosocial. (Ver cuadro 3). En cuanto a “autosuficiencia”, se reitera que ésta aparece definida como el control de los propios recursos (OMS, 2001), y por su parte, “deterioro psicosocial” (Ossa, 2005), se reconoce como un concepto que le aporta el componente procesual a lo ya dicho por Weinstein (1992) sobre el “daño psicosocial”. Siendo menos drástico que daño, pero igual de amplio e integral, “deterioro psicosocial” aprehendería y explicaría la asociación entre baja formación, baja autoestima y extensas trayectorias de vida en calle, como aquella conjugación multivariable explicada por la factor 2. En definitiva,
CUADRO Nº 1
DENDOGRAMA 900 800
Disimilitud
700 600 500 400 300 200 100 0
Fuente: Elaboración propia. CUADRO Nº 2
Número de casos en cada conglomerado Conglomerado
Válidos
1
145,000
33,3%
2
129,000
29,6%
3
161,000
37,0%
435,000
100%
Fuente: Elaboración propia. 12
En este análisis no se incluyeron todas las variables, sino una selección de aquellas con mayor capacidad ilustrativa del carácter de cada grupo.
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NICOLÁS ROJAS PEDEMONTE
CUADRO Nº 3
MAPA DE POSICIONAMIENTO DE CATEGORÍAS
1,0
Dimensión 1 No autosuficiencia / Autosuficiencia
,5
0,0
-,5
-1,0
-1,5 -2,0
-1,5
-1,0
-,5
0,0
,5
1,0
Deterioro psicosocial / No deterioro psicosocial Dimensión 2
Fuente: Elaboración propia
este factor hace referencia al atrofiamiento social del íntegro desarrollo de la potencialidades de las personas, en entornos carentes y conflictivos, con la consecuente valoración social negativa de éstas (Weinstein, 1992) En virtud de lo arrojado por los crosstabs y el AFCM como las 2 principales dimensión explicativas de la situación de calle, deterioro psicosocial y autosuficiencia, los tres grupos fueron denominados de la siguiente manera: 1) grupo “en asistencia”13, 2) grupo “en autosuficiencia”14 y 3) grupo “en emergencia”15. Las tendencias de cada variable –arrojadas tanto por los análisis bivariados como por el AFCM (HOMALS)16– permiten caracterizar a cada uno de los grupos. De manera que remitiéndose estrictamente a los resultados estadísticos obtenidos en la
investigación, se presentarán a continuación los tres grupos, a modo de tipos ideales.
Personas “en asistencia” Con elevados niveles de deterioro psicosocial, estas personas despliegan las estrategias de supervivencia menos autosuficientes. Manifestando una tendencia a no sobrellevar su situación de calle por sí mismas, se presentan con los mayores niveles de deterioro de su salud física, de sus aspectos intelectivos, de sus vínculos familiares y de su autoestima. No resulta aventurado sostener que estas personas no cubrirían sus necesidades básicas, en ausencia de redes de asistencia. Correspondiendo indistintamente a personas que alojan en hospederías y calle, éstas cuentan con los más bajos niveles de capital material. Con su nivel de deterioro y escasos recursos monetarios,
Entendiendo “asistencia” como “acción de prestar socorro, favor o ayuda” (RAE, 2001). Considerando la “autosuficiencia” como el control sobre recursos, con el propósito de garantizar la satisfacción de las necesidades de subsistencia presentes y futuras (O.M.S., 2001). 15 Entendiendo “emergencia” como “situación de peligro o desastre que requiere una acción inmediata” (RAE, 2001). 16 Los resultados estadísticos pueden revisarse íntegramente en la versión completa del estudio. 13 14
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MÁS ALLÁ DE LAS CARENCIAS: TIPOLOGÍAS DE LAS PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE
ciertamente, evidencian reducidas posibilidades de generar estrategias de supervivencia autosuficientes. Privados de capital de trabajo y con un exiguo nivel de ingresos, estos individuos generan estrategias de supervivencia de profundad dependencia de las redes de asistencia. Lisa y llanamente, excluidas del mercado laboral, del crédito formal e informal, no viven ni de lo ganado ni del “pedir prestado”, sino directamente de la beneficencia. Situadas en los mayores tramos de edad, estas personas no se caracterizan por contar con trabajo regular en el ámbito formal e informal. Y en el caso de contar con uno, correspondería exclusivamente a los más precarios oficios asociados a la situación de calle: la recolección de desechos y la mendicidad. Sólo disponiendo de algunas herramientas como carretones, triciclos y bicicletas, con baja formación y salud física y mental deteriorada, no se desenvuelven en actividades que requieren capital de trabajo o mayores destrezas, como por ejemplo, el comercio ambulante (Bravo, 2005). Impactados biopsicosocialmente por las más largas trayectorias en situación de calle, que en muchos casos remontan a la vivencia de ésta desde la infancia, estas personas contarían con las evidencias de deterioro en el propio cuerpo. La salud de estas personas experimenta un pronunciado detrimento, al extremo de presentar discapacidades físicas y psicocognitivas. Presentando la principal concentración de mujeres (pero con mayoría masculina) y una deteriorada salud física, se justifica suponer que este grupo se destaca por su gran exposición al maltrato. Sin corresponder al grupo con mayor consumo abusivo de sustancias, las huellas de deterioro en su salud expresan la crudeza de las extensas trayectorias que han sobrellevado en situación de calle y por cierto, esto podría verse exacerbado por la condición de género. En gran medida, este grupo se caracteriza por el débil capital humano con que cuentan. Este déficit se condice con su exiguo capital subjetivo. Abúlicas disposiciones psicológicas, con baja autoestima y motivación de logro (FUNASUPO, 1999), podrían evidenciar cierta desesperanza aprendida (Seligman, 1975; Ardila, 1979) por estas personas, en sus extensas trayectorias de situación de calle. Estas pronunciadas disposiciones “negativas”, donde no se desea ni se proyecta un futuro mejor, hablan de la presencia –en gran medida exacerbada– de elementos estudiados por la psicología de la pobreza. 17
Estas personas, si bien pueden no contar con diagnósticos psiquiátricos, son aquellas que cuentan –a juicio de los encuestadores– con los rasgos más patentes de problemas psiquiátricos y cognitivos. Estos se evidencian, por ejemplo, en trastornos del lenguaje, que, por cierto, conjugan un bajo nivel de formación, problemas psicocognitivos y cierta cuota de consumo abusivo de sustancias. Con un mundo psíquico que reviste alta complejidad, estas personas manifiestan tendencias profundamente elocuentes de deterioro subjetivo. Finalmente, disminuidos en sus habilidades funcionales y sociales, presentan una profunda erosión de sus redes primarias y bajísimos niveles de asociatividad. Con esto, por cierto, se manifiesta el escaso capital social del cual disponen. Su participación social se remitiría a la asistencia a iglesias o templos, así como al acceso a medios de comunicación y la carencia de amigos. Y considerando que éste corresponde al grupo con mayor porcentaje de católicos, es posible entrever una tendencia estudiada por Valenzuela y Cousiño (2000), que dice relación con que la cultura católica se asociaría inversamente a la asociatividad de las personas. A pesar de la fuerte presencia en organizaciones de beneficencia y espacios religiosos, estas personas experienciarían un considerable detrimento de su potencial asociativo y los lazos de confianza con sus pares. Aunque pueden compartir diariamente un espacio con cientos de personas en su misma situación, estas personas experimentarían una suerte de “enclaustramiento individual”. Al parecer, lo que estas personas encontrarían en las organizaciones de beneficencia, posiblemente en el mismo Hogar de Cristo, dice relación con la satisfacción de necesidades básicas y el acceso a medios de comunicación (por ejemplo, la televisión), pero no encontrarían un espacio de fomento a la participación y la asociatividad. En este sentido, excluidas en el ejercicio de sus derechos, estas personas no recurren a las alternativas de protección social disponibles en la oferta pública, y exclusivamente, hacen usos de la oferta de asistencia de las organizaciones de beneficencia. Si bien la dependencia a la beneficencia es presentada en la literatura como un factor de vulnerabilidad social, es relevante considerar que, precisamente, son las personas de este grupo las que con mayor frecuencia reciben tratamiento a sus enfermedades físicas17. La fractura del lazo social de estas personas es drástica. Viven inmersas en un retraimiento social,
El Hogar de Cristo cuenta, en Santiago, con un Policlínico, una Sala de Enfermos y una farmacia donde acceden gratuitamente las personas en situación de calle.
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NICOLÁS ROJAS PEDEMONTE
donde abunda la desesperanza y la soledad (Red Calle, 2005). La situación de calle aparece tan arraigada en estas personas, que, ha diferencia de otras, desde que “cayeron” en ésta nunca más la dejaron. La trayectoria de desvinculación social y nivel de deterioro alcanzado, podría relevar a este grupo como el más excluido, y, complementariamente, la escasez de recursos asociada a bajos niveles de autosuficiencia, lo destacaría como el más vulnerable. Sin embargo, existe otro grupo de personas que, también profundamente deteriorados psicosocialmente, podría cuestionar esto: las personas “en autosuficiencia”.
Personas “en autosuficiencia” No obstante su pronunciado deterioro psicosocial, estas personas presentan los mayores niveles de autosuficiencia en situación de calle. Muchas veces mal catalogados como “crónicos” y “refractarios”, por su renuencia a las intervenciones sociales, corresponden a aquellos individuos que desarrollan las estrategias de supervivencia más autosuficientes en el amplio espectro de personas en situación de calle. A pesar de sus paupérrimas condiciones de vida, estas personas –contra todo pronóstico– no requieren de la “asistencia” para sobrevivir. Desenvueltas en la vida “callejera”, con estrategias que demuestran manejo y conocimiento de su cultura y sus dinámicas, ellas no requerirían más que de sí mismos y de su fuerza de trabajo, para cubrir –aunque precariamente– sus necesidades básicas. El capital material con que cuentan estas personas las distingue con claridad del resto. A pesar de sólo contar con la vía pública como espacio de alojamiento, estas personas poseen determinados medios materiales, de gran relevancia a la hora de “ganarse la vida” en la calle. Pertrechos de propias herramientas de trabajo tales como carretones, bicicletas, triciclos, se caracterizan además por contar con cierto capital de trabajo. Con su profundo deterioro y exclusión social, ciertamente, este grupo no consigue ese capital de trabajo mediante préstamos, sino mediante sus propios trabajos informales. Trabajos que si bien no le reportan elevados niveles de ingreso, le permiten invertir en mercaderías para comercializarlas de manera ambulante o adquirir triciclos o carretones. En lo relativo a capital humano, se evidencia que estos recursos –junto a otros elementos– permiten a estas personas desarrollar trabajos informales de los cuales el resto de las personas en situación de calle estaría privada (Bravo, 2005; Policastro y Rivero, 2005; Gutiérrez, 2005). Si bien, desarrollan 60
oficios propios de la situación de calle como la recolección de cartones y el macheteo, también acceden a labores que se asocian a sectores más amplios de personas en situación de pobreza, como por ejemplo, comercio ambulante y el cuidado de autos. Aunque están inmersas en la economía informal alternativa e ilegal (Cooper, 2002), estas personas no presentarían necesariamente lo que –en stricto sensu– se entiende como indigencia. Con la regularidad que alcanzan a tener en sus trabajos, muchos mantienen niveles de ingreso por sobre la línea de la indigencia, y en algunos casos, por sobre la línea de la pobreza. No obstante, otros serían los aspectos que podrían explicar su permanencia en situación de calle. Estas personas no corresponden a las mayores en cuanto a edad, sino a las menores del espectro de adultos en situación de calle. No obstante, son aquellas con los mayores niveles de consumo tanto de drogas como alcohol. Extendida y de sentido común es la idea de que serían los adultos mayores los, por antonomasia, consumidores abusivos, sin embargo, el consumo abusivo estaría en función más del nivel de habituación a la “vida calle” que de la edad. El consumo que las personas “en autosuficiencia” presentan se trataría, principalmente, de una estrategia adaptativa desarrollada en sus extensas trayectorias de situación de calle. Coherente con la agilidad de sus rutinas laborales, estas personas no presentan discapacidades físicas. No obstante, las malas condiciones higiénicas y crudeza de la vida en calle, las tendría bastante susceptibles a contraer enfermedades, de manera tal que aquellos problemas de salud –tanto mental como física– que presentasen son principalmente detonados en su estadía en la calle. Aunque no evidencian mayormente problemas de salud mental, estas personas también evidencian un profundo deterioro de su autoestima y desesperanza aprendida, destacando un pronunciado fatalismo frente al futuro. No obstante, existen dos elementos que pueden considerarse capital subjetivo propicio para el cambio en sus condiciones de vida: su gran insatisfacción con la vida que llevan y su gran deseo por dejar la situación de calle. En cuanto a capital social estas personas son las menos desvinculadas de su familia. Por lo tanto, esto indica que no han perdido por completo el vínculo con dos importantes pilares de la inserción (García, Malo y Rodríguez, 2000) como lo son el trabajo y la familia. Vinculados a redes primarias, viven junto a amigos o familiares, pero no solos. Tienen “amigos
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callejeros” con quien comparten cotidianamente, prestándose apoyo y compañía, en un espacio donde ésta es sumamente necesaria. No obstante, su participación se restringe a esto, pues no acceden a medios de comunicación, ni mucho menos participan –siquiera– de los procesos eleccionarios. Su profunda desvinculación de las instituciones sociales se traduce en un nulo acceso a la red de protección social. Cuando estas personas requieren de asistencia, simplemente no concurren a solicitarla. No acuden a los servicios públicos, ni a la red de asistencia privada. Son considerados reacios a recibir todo tipo de “ayuda”, aunque, paradójicamente, estas son las personas que presentan mayor mancomunión y confraternidad con otras personas que habitan la calle. Otro aspecto relevante es el capital espacio-territorial del que disponen estas personas. Propio del manejo que poseen de la vida en calle, es el amplio despliegue territorial que evidencian. Se caracterizan por alojar en barrios de alta conectividad, que muchas veces –siendo sectores recurrentes de alojamientos de personas en situación de calle– permiten a la persona acceder a nodos comerciales, donde desarrollar sus oficios18. Estas personas, en estricto sentido, no estarían aisladas territorialmente, sino, por el contrario, se destacan por contar con un amplio radio de transito. Ellas conocen con destreza la ciudad que habitan, pues no serían personas que migraron de una ciudad a otra. En cuanto a la dimensión temporal, si bien presentan extensas trayectorias en situación de calle, presentan intermitencias. Las personas “en autosuficiencia” en más de una oportunidad han dejado de habitar la calle, de lo cual se deduce que contarían con recursos y soportes que lo han propiciado. En este sentido, resulta significativa cierta vinculación que presentan con sus familias y el trabajo, así como su disconformidad con la vida que llevan. Es decir, la presencia de determinadas disposiciones psicológicas y ciertos lazos sociales, por más precarios que sean, operarían como recursos efectivos para la inclusión.
Personas en “emergencia” A pesar de contar con el menor deterioro psicosocial e incipientes trayectorias de situación de calle, estas personas son las que más recurren a las redes de protección. Contrario a lo esperado, contando con una amplia gama de recursos, éstas no superan 18
al grupo anterior en cuanto a su nivel de autosuficiencia. En definitiva, estas personas experimentan en su emergente situación de calle, todo el apremio de la profunda crisis que las impulsó a ésta. Vivenciando recientemente las inclemencias de la calle, despliegan, con urgencia, diversas estrategias para aprovechar todas las alternativas disponibles en los servicios sociales públicos y privados. Experimentando descarnadamente los procesos de exclusión social, las personas “en emergencia” se enfrentan a la necesitad de buscar resguardo y protección en un escenario que les resulta desconocido. Sin manejo de la cultura y las dinámicas callejeras, es decir, sin un sentido práctico socializado (Bourdieu, 1991) para enfrentar cotidianamente su nueva vida, éstos recurren a toda la oferta de servicios y asistencia disponible. Su desconocimiento de la cultura callejera, los sitúa en un estado de profunda indefensión, donde sus recursos hasta ahora utilizados, pierden efectividad en un escenario con dinámicas distintas. Sin situarse en un rango etáreo extremo, sino bordeando los 40 años, estos adultos no cuentan más que con hospederías para evitar pernoctar a la intemperie. Su capital material sólo consiste en cierta cuota de dinero –proveniente de su trabajo y/o prestamos que solicitan– que no es suficiente para alquilar algún lugar, de modo que alojan permanentemente en hospederías. Respecto a su capital humano, aunque se desenvuelven en economías informales alternativas e ilegales (Cooper, 2002) su nivel de desvinculación del trabajo sólo es parcial. Si bien recurren a toda la asistencia disponible, procuran mantenerse trabajando, aunque aún no en los oficios más precarios de la situación de calle (recolección de cartones y mendicidad). Las personas “en emergencia” cuentan con un acerbo educacional importante, no obstante, éste –como recurso– no alcanzaría a tener la efectividad esperable en su despliegue como estrategias de supervivencia. El contar con elevados niveles educacionales, no necesariamente posiciona a éstos en un sitial aventajado (Mideplan, 2005), sino en muchos casos podría convertirlos en objetos de discriminación por parte de sus nuevos pares. No obstante, el nivel educacional podría ser uno de los elementos explicativos de que estas personas no desarrollen aquellos oficios más precarios.
Ejemplo de esto son las inmediaciones de los “mercados” o “vegas” en Chile.
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Con sana condición física, sin consumo abusivo y con una cuidada higiene personal, estas personas presentan, no obstante, problemas de salud mental diagnosticados antes de llegar a estar en situación de calle. Ciertamente, este aspecto resulta relevante para poder entender cómo personas con cierto acerbo educacional llegan a estar en situación de calle y alcanzar considerables niveles de dependencia de las redes asistenciales. Reparando en la profunda crisis psicosocial que les toca experimentar, estas personas presentan un capital social pronunciado en términos de protección social y débil en sus lazos familiares. Con la fractura reciente de sus redes primarias, estas personas se encuentran profundamente en desavenencia con sus familias, de modo tal que no habitan la calle con ellas. Sin embrago, el carácter reciente de esta crisis explica que, a pesar de la gravedad de la crisis, el contacto con la familia aún no se haya perdido cabalmente. Estas personas ejercen sus derechos, acceden a medios de comunicación y cuentan con amigos, no obstante, estos recursos no les serían suficientes para hacer frente a los apremios de la situación de calle. De modo tal, recurren sin escatimar esfuerzos, a solicitar apoyo en toda la red de asistencia, ya sea pública y privada. De modo que es posible avizorar no sólo una actitud quejumbrosa y mendicante frente a las organizaciones de beneficencia, sino también cierta conciencia de los derechos que pueden ejercer acudiendo a la red pública. No obstante esta ductilidad para solicitar apoyo, estas personas pernoctan de manera estable en hospederías y su capital espacio-temporal –en su dimensión territorial– se presenta muy reducido. Junto con desconocer la vida en calle, también muchas veces desconocen la ciudad donde habitan, al no haber crecido en ésta. De manera que transitan circunscritos a territorios reducidos y habitan barrios de baja conectividad. Ciertamente, considerando la dimensión temporal, esto último podría variar con el tiempo, en la medida que permanezcan en esta situación y se apropien del espacio y las dinámicas de la calle. Finalmente, las personas “en emergencia” aparecen con los mejores indicadores de capital subjetivo. Con alta autoestima, satisfacción vital, optimismo frente al futuro y un declarado deseo de dejar la situación de calle, manifiestan significativos recursos psicológicos. No obstante, estos recursos –al igual que su considerable nivel educacional– podrían relativizarse en función de los problemas de salud 62
mental que presentan. Así, inevitable resulta preguntarse por aquellos “pasivos” que obstaculizarían las proyecciones de estas personas. Favorablemente, su propia alusión a los problemas familiares, de pareja y situación económica como motivos de su situación da pistas en la búsqueda de respuestas. Si al menos estas personas hubiesen contado con apoyo familiar y una mejor situación económica, al parecer se hubiese evitado su situación de calle. No obstante, parece perentorio preguntarse qué sería aquello que la familia y una buena situación económica podrían haber resguardado. Considerando sus activos educacionales y subjetivos, y la ausencia de trayectorias “de calle”, el único pasivo que sería lo suficientemente relevante para contrarrestar a éstos es la problemática salud mental que presentan.
Conclusiones Los hallazgos han corroborado la presencia de tres tipologías de personas en situación de calle, incorporadas al proyecto Promueve del Hogar de Cristo. Éstas se diferencian de manera patente en virtud de la autosuficiencia y el deterioro psicosocial que presentan. El grupo de las personas “en asistencia” se trata de un grupo profundamente deteriorado y no autosuficiente, mientras que otro grupo con similar deterioro, presenta cierto control de sus propios recursos, y se caracterizaría –por el contrario– como un grupo de personas “en autosuficiencia”. Con un regular nivel de autosuficiencia y con un incipiente deterioro psicosocial que lo diferencia de los otros grupos, apareció un tercer grupo: las personas “en emergencia”. Revelador resultó encontrar que uno de los dos grupos con mayor deterioro psicosocial y extensas trayectoria en situación de calle (“en autosuficiencia”) presenta mayores niveles de autosuficiencia que el grupo de personas con situación de calle incipiente (“en emergencia”). Situadas en los primeros años de situación de calle, las personas “en emergencia” se encuentran en una etapa que –tal como se planteó en la hipótesis de investigación– podrían graficarse como una etapa de apremio y shock. Etapa de crisis inicial donde el énfasis está puesto en la urgencia de establecer estrategias de supervivencia, concurriéndose a todas las redes de asistencia disponibles. Ciertamente, estas estrategias destacarían por ser menos autosuficientes que las desplegadas por las personas “en autosuficiencia” en años posteriores. En general, la necesidad de hacer frente a la crisis del advenimiento de la situación de calle, conlleva
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a desarrollar estrategias profundamente adaptativas. Aunque la exacerbada vulnerabilidad que, per se, implica la situación de calle, redunda en que todas las personas que la vivencian, desarrollen –de una un otra manera– estrategias adaptativas. En efecto, la mera orientación a la supervivencia se asociaría a estrategias adaptativas en situaciones de profunda vulnerabilidad. No obstante, las personas en “autosuficiencia” presentarían ciertas estrategias promocionales, como por ejemplo la adquisición de triciclitos o carretones que implicaría orientarse más allá de la cotidiana satisfacción de necesidades básicas. Frente a la imperiosa necesidad de subsistir, muchas veces adquirir una de estas herramientas resulta un sacrificio que no todas las personas en situación de calle estarían dispuestas y posibilitadas de realizar (Gutiérrez, 2005). Más aún, considerando que el costo monetario de estas implicaría diferir gratificaciones19. En estas condiciones, la hipótesis enunciada al iniciar la investigación, en estricto rigor, no se corrobora. No obstante, los hallazgos se aproximan sorprendentemente a lo hipotetizado. La gran salvedad, que impide considerar corroborada esta hipótesis, radica en que existen dos grupos distintos de personas con extensas trayectorias de situación de calle, en la población atendida en este proyecto del Hogar de Cristo. Por cierto, la figura descubierta se podría graficar de la siguiente manera: (Ver cuadro 4). Aumentando sus trayectorias de situación de calle, las personas pueden pasar a un estado de mayor autosuficiencia o directamente a un estado de completa asistencia e institucionalización. Importante sería indagar en futuras investigaciones en aquellos aspectos que gatillan que de emergencia se pase a au-
tosuficiencia o a asistencia. Se deriva la importancia de desarrollar estudios triangulares de trayectorias vitales en las personas en situación de calle para obtener una mayor proximidad a este fenómeno. Para los cuales, podría resultar provechosos utilizar tanto técnicas cualitativas de historias de vida, como modelos predictivos estadísticos. En relación al primer objetivo específico, resultó evidente que las personas en situación de calle inscritas en el proyecto Promueve, cuentan con un déficit pronunciado en sus capitales, no obstante, estos déficit se expresan de manera dispar entre los distintos grupos encontrados. Con considerable claridad se cumplió el segundo objetivo específico, pues resaltaron diáfanamente tres tipologías en la muestra. En este sentido, se ratificó la heterogeneidad que ya había destacado el Catastro Nacional (MIDEPLAN, 2005) entre estas personas. Heterogeneidad expresada, según reveló el presente estudio, en sus capitales y las estrategias de despliegue de éstos en las dinámicas propias de la supervivencia. Cumpliendo con el tercer objetivo específico de la investigación, es posible identificar posibles nuevas líneas de intervención con estas personas. Probablemente, con aquellas “en asistencia”, es difícil plantearse metas de alto umbral en las intervenciones que se les dirijan. Con su profundo deterioro psicosocial y bajos niveles de autosuficiencia, podría merecer el peor pronóstico entre los tres tipos de personas en situación de calle. No obstante, hay un punto a favor para todos aquellos que quieran trabajar con esta población: su presencia estable en hospederías. ¿Por qué sería un aspecto favorable?, es posible preguntarse. Es propicio, justamente, porque resulta posible proyectar intervenciones
CUADRO Nº 4
TRAYECTORIAS GRUPOS
en autosuficiencia en emergencia en asistencia
Fuente: Elaboración propia. 19
Estudios cualitativos han develado que un gran obstáculo para que las personas en situación de pobreza superen esta situación, es la dificultad que presentan para diferir gratificaciones. Esta se expresaría, por ejemplo, cuando las personas prefieren gastar en vestuario en vez de invertir en educación o ahorrar para la vivienda (Narayan, 2000).
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permanentes y a largo plazo, a diferencia de los otros tipos de personas. No obstante, este aspecto – al parecer– no ha sido aprovechado a cabalidad por los equipos de hospederías. Ensimismadas, estas personas presentan el mayor atrofiamiento de sus redes primarias, a pesar de compartir día a día con gran cantidad de pares y funcionarios de las hospederías. En efecto, ellas no sólo son las personas más desvinculadas de sus familias, sino aquellas con los más bajos niveles de sociabilidad y asociatividad. Así, es precisamente el fomento de sus redes primarias el aspecto factible de trabajar con estas personas. Ciertamente, intentar que estas personas institucionalizadas dejen de vivir de la asistencia parece un objetivo, si bien no imposible, al menos de largo plazo y con bajas expectativas de logro. Sin embargo, intentar –mediante un trabajo participativo al interior de las hospederías– potenciar la débil sociabilidad de estas personas con sus pares y gestar un trabajo de acercamiento con sus familias, aparece como una intervención completamente factible. Pues precisamente estas personas no destacan por ser hurañas, sino principalmente desesperanzadas y retraídas. Habría que intentar hacerles, simplemente, la invitación a compartir con sus pares y dejar de vivir la situación de calle como un enclaustramiento individual20. Distinto es el caso de aquellas personas “en autosuficiencia”. Si se proyecta una intervención a largo plazo con ellas, es posible apostar por un trabajo terapéutico en relación a su problema de consumo. Sin embargo, con éstas –a pesar de su abusivo consumo de sustancias– es viable proyectar exitosas intervenciones en su dimensión laboral. Si bien –con su nivel de consumo y su deterioro psicosocial a cuestas– no resulta probable que se incorporen a un trabajo formal, es factible proyectar intervenciones con gran expectativa de éxito en trabajos que potencien su micro-emprendimiento. Esto es posible debido a que estas personas están habituadas a ganarse el sustento autosuficientemente, y esto –a pesar de la precariedad de sus trabajos– lo representan como motivo de dignificación (Gutiérrez, 2005). Es importante tomar en consideración que existen disposiciones psicológicas subyacentes a la renuencia de estas personas a acceder a los servicios de asistencia y éstas debiesen ser respetadas. No obstante, resulta perentorio enfocar un trabajo de intervención psicosocial para que estas personas reconozcan 20
que al acceder a determinados servicios –específicamente los públicos– no pierden dignidad, sino por el contrario ejercen sus derechos y resguardan su integridad. Una suerte de intervención educativa en este sentido es posible, pues muchas veces la equivocade idea de que ellas son renuentes a todo tipo de intervención no descansa más que en la somera impresión de quienes los visitan escuetamente para ofrecerles “alimento y abrigo” o simplemente, surge a partir de intervenciones con escaso contenido promocional. En el otro extremo de la situación de calle aparecen las personas “en emergencia”, quienes paradójicamente, teniendo elevados niveles de formación y autoestima, son quienes más recurren a las redes de protección y asistencia. Con incipientes trayectorias “de calle” y con un deterioro psicosocial no tan pronunciado como los otros grupos, contrario a lo esperado, no son los más autosuficientes, sino bastante dependientes de la asistencia. Tal como se mencionó en el análisis, en ellos se evidencia –así como el consumo abusivo en las personas “en autosuficiencia”– un relevante pasivo: problemas de salud mental. De tal manera, resulta imperioso para este grupo, recibir tratamiento psiquiátrico. Pues sería este problema no cubierto por la red de protección social, aquel que explicaría –en gran parte– su reciente fractura del lazo familiar. Con la reducida cobertura del sistema de salud pública frente a la población con trastornos psiquiátricos, estas personas estarían quedando a la deriva. Pues sus familias no estarían dispuestas ni preparadas para convivir con la complejidad de sus trastornos. También resulta imperioso apoyar a estas personas en su amplio despliegue de estrategias de supervivencia. Inmersas en la emergencia de una crisis, requieren apoyo en términos de gestión, para potenciar sus estrategias que –por más dinámicas e incesantes que sean– pueden resultar estériles en un escenario al que ellas no están habituadas. Fundamental sería apoyar sus gestiones frente a los servicios públicos, para conseguir, por ejemplo, tratamientos para sus trastornos y obtener provecho de los beneficios y subsidios que –por derecho– podrían recibir. Si nos preguntásemos cuál de estos grupos sería el más vulnerable, sería posible sostener –en virtud de
Experiencias de fomento a la sociabilidad y la asociatividad de personas en situación de calle son desarrollados en Chile permanentemente por Corporación Nuestra Casa. El Hogar de Cristo, por su parte, ha desarrollado incipientemente experiencias de este tipo, con resultados que evidencian un fuerte potencial asociativo en estas personas.
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su exigua autosuficiencia y profundo deterioro– que se trataría del grupo “en asistencia”. No obstante, es sensato reconocer que la vulnerabilidad social de las personas en situación de calle se expresa de maneras difícilmente mensurables. Esto se manifiesta en la medida que individuos carentes de particulares recursos los suplantan por otros que, siendo de distinta especie y sin tener la misma efectividad, cumplen funciones similares. En este punto aparecen en relieve las estrategias de supervivencia que esgrime este colectivo de personas para aprovechar los nunca abundantes recursos de los cuales disponen. En el ejercicio de precarias estrategias, las personas en situación de calle evidencian el rezagado lugar que ocupan en la cadena de la exclusión y el debilitamiento de los lazos sociales, que, como recursos, prestan soporte para hacer frente a las adversas condiciones que les toca vivenciar. Todas las personas en situación de calle presentan –en mayor o menos medida– profundas carencias de recursos (materiales e inmateriales) y en muchos casos, inefectividad en el despliegue de sus estrategias, lo cual las posiciona en el extremo más baldío de la vulnerabilidad social. Ciertamente, es menester precisar la mirada y reparar en ínfimas sutilezas para poder distinguir entre personas con niveles de deterioro psicosocial tan pronunciados y con recursos tan exiguos. Reviste gran complejidad reconocer entre el sector más vulnerable de la población urbana a aquellas personas todavía más vulnerables. No obstante, es provechoso indagar en las dinámicas de supervivencia que desarrollan estas personas para no sucumbir ante la escasez de recursos y oportunidades que les brinda el medio. El reconocimiento de elevados niveles de autosuficiencia en personas que alcanzan profundo deterioro psicosocial, corroboró que también allí donde se podría suponer la muerte social del individuo, existen recursos y disposiciones que esgrimen las personas para sobreponerse a las adversidades del medio. Los recursos no son insustituibles y las personas en situación de calle lo saben. Con tal convicción despliegan principalmente estrategias de gran efectividad adaptativa para suplantar los capitales de los cuales carecen. Desafío del estado y las organizaciones que trabajan con estas personas, es el reconocimiento cabal de estos recursos y capacidades para orientar estrategias promocionales de intervención. No obstante, es pertinente reconocer que, si bien estos recursos pueden ser aprovechados, resulta ineludible potenciarlos y generar inter-
venciones que optimicen la efectividad de éstos, sumando, incluso, nuevos a los ya disponibles. Finalmente, es importante relevar lo pernicioso que resultaría orientar estrategias exclusivamente avocadas a los recursos individuales, cuando, ciertamente, estos son relativos al contexto estructural y las oportunidad que éste ofrece. Imperioso resulta desarrollar intervenciones orientadas a impactar tanto en los recursos y estrategia individuales, como en la estructura social de oportunidades. Cualquier intervención que desconozca esta necesidad, abordará parcialmente el problema, pues así como cada persona requiere intervenciones adecuadas a sus particulares recursos, también es fundamental reconocer que muchos de éstos podrían resultar estériles frente a un contexto social donde no existan oportunidades reales para su pleno despliegue.
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ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 75 / Noviembre / 2008 / P. 67-82
Diferenciando la complejidad: Tipologías de personas en situación de calle e intervención social de calidad Differentiating complexity: Typologies of homeless people and quality of social intervention LETICIA FUENTES Leticia Fuentes es Trabajadora Social, Magíster Estudios Sociales y Políticos Latinoamericanos de la Universidad Alberto Hurtado. Actualmente trabaja en el Ministerio Público, Fiscalía Regional Sur. Unidad de Víctimas y Testigos. Dirección postal Miguel Claro 444- Depto B-12 Providencia, Código postal: 7500993 Santiago, RM Chile. Email:
[email protected]
Resumen En Chile, las personas en situación de calle caracterizadas entre otros aspectos por no tener residencia y ser nómadas del espacio urbano, configuran una realidad social marcada por exclusiones de diversos sistemas funcionales, tales como el familiar, habitacional, el sistema de salud, el económico. Estas exclusiones, en su conjunto, determinan una compleja realidad social demandando intervenciones de calidad. En respuesta a tal desafío, este estudió exploró diferenciar dicha complejidad mediante tipologías construidas a partir de un sistema integrado de variables selectivas, que fueron obtenidas desde el primer catastro nacional de personas en situación de calle de nuestro país. El resultado de las tipologías permitió diferenciar la realidad social de las personas en situación de calle, en complejidad extrema, alta y media. Este hallazgo permite concluir que a mayor complejidad de las tipologías, mayores son las exclusiones sociales que mantienen a los sujetos vulnerados de sus derechos fundamentales. Palabras claves (Exclusión social; personas en situación de calle; intervención social de calidad)
Abstract Chilean homeless people when characterized, among others aspects, by not having a residence and being nomadic trough the urban space, configure a social reality distinguished by exclusion from a range of functional systems, such as family, housing, health and economic system. These exclusions as a whole, determine a complex social reality demanding quality interventions. In response to this challenge, this study differentiated that complexity trough the development of typologies, built from an integrated system of selective variables that were obtained from the first National Register of Homeless People in Chile. These typologies allowed differentiating the social reality of people living on the streets, in extreme complexity, high and medium. This finding suggests that the greater complexity of typologies, the greater the social exclusion that keeps people damaged in their fundamental rights.
Personas en situación de calle en sociedades funcionalmente diferenciadas
las ideas, razonar sobre los hechos, proponer planes y construir...” (San Alberto Hurtado. s.j.).
“...Aunque todos los cristianos fueran santos, no por ese solo hecho se solucionaría el mal social. Hace falta también la técnica. Es necesario observar las cosas, criticar
Observar desde la esfera de la calidad las intervenciones sociales que abordan el complejo fenómeno de las personas en situación de calle1, complejidad
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Definidas como aquellas personas que carecen de un lugar fijo y seguro para pasar la noche, pernoctando en las calles, hospederías de beneficencia o comerciales, o que teniendo una vivienda, no logra contar con las condiciones mínimas para caracterizarla como tal. Esta categoría, surge en la Organización Hogar de Cristo, y se formaliza entre las organizaciones de la sociedad civil, y el Estado, a partir del primer Catastro Piloto en la comuna de Estación Central de Santiago el año 2003. Ministerio de Planificación y Cooperación de Chile. División Social. Habitando la Calle. Catastro Nacional de personas en situación de calle.2005. Pág. 129.
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LETICIA FUENTES
dada por “la interacción de múltiples variables que determinan la situación de exclusión de los sujetos de los diversos sistemas funcionales (FEANTSA, 2001,2005, 2007; MIDEPLAN, 2005); se torna un desafío crucial si se considera que esta situación vulnera los derechos humanos de más de 7.000 chilenos (MIDEPLAN, 2005:85). A ello se suma que por primera vez en la historia de la política social chilena las personas en situación de calle comienzan a ser visibilizadas como sujetos de derechos al ser incorporadas al Sistema de Protección Social Chile Solidario.2 Ausencia de derechos en personas en situación de calle traducida en exclusiones sociales persistentes de sistemas funcionales tales como, familiar, habitacional, salud, económico, y garantías estatales para resolverlas, configuran el complejo entorno en que se ubican las organizaciones que forman parte del sistema de cooperación cuya función es transformar la exclusión en inclusión (Mascareño, 2006:12). En este nuevo y complejo entorno, el sistema estatal desde su rol social se acopla a dichas organizaciones, al reconocer sus trayectorias en intervención social con personas en situación de calle3 en busca de resolver este nuevo problema en su agenda de pobreza. Sin embargo, para Ossa (2005), a pesar “de los innumerables grupos y personas individuales que buscan intervenir para ayudar, el fenómeno de las personas en situación de calle no es una temática muy estudiada”, de tal modo que al desconocer la complejidad del fenómeno, se desconoce también el impacto de sus intervenciones en los procesos de inclusión social de los sujetos. Siendo este el problema, urge conocer cuándo una intervención social orientada a personas en situación de calle es de calidad en sociedades funcionalmente diferenciadas. Frente a este problema y pregunta de investigación el presente estudio propone la construcción de tipologías de personas en situación de calle que permitan diferenciar la complejidad de un fenómeno de causalidad multidimensional (Riquelme, 2005:44), donde “la exclusión social es una consecuencia,
entre otras, de una sociedad cuya complejidad ha aumentado a tal punto que los modos habituales de enfrentamiento de la complejidad se hacen insuficie ntes,”(Rodríguez,2007:16) para luego, observar dichas tipologías desde matrices de análisis relacional complejidad/calidad y sus respectivas condiciones de calidad que aporten en inclusión social en los sistemas funcionales, de los cuales se encuentran excluidas las personas en situación de calle de manera persistente. Se entenderá por Condiciones de Calidad en intervenciones sociales con personas en situación de calle la “correspondencia entre niveles de complejidad, es decir exclusión, y las condiciones para transfórmalas en inclusión”. Estas condiciones son: altas, medias, umbral mínimo y bajas condiciones de calidad (Matus; Ibarra; Fuentes& Pérez, U; 2007: 19). Además se entenderá por Condiciones Insuficientes, aquellas acciones asistencialista que omiten la promoción de la inclusión autónoma de los sujetos a los diversos sistemas funcionales; Condiciones del Umbral mínimo, acciones orientadas a responder a las necesidades fundamentales de los sujetos, (alimentación, techo y abrigo); Condiciones Medias, acciones que junto con abordar el umbral mínimo de la intervención articulan acciones orientadas a impulsar la inclusión social de los sujetos en el sistema salud, familiar, económico, habitacional; Condiciones Buenas de la intervención, junto con abordar el umbral mínimo y medio de la intervención, orienta sus acciones hacia la inclusión social autónoma de los sujetos en el sistema salud, familiar, económico, habitacional (Ibid). Para Luhmann, “un sistema es una forma por tanto excluye un entorno, la inclusión indica entonces la cara interna de una forma cuya cara externa es la exclusión. Por consiguiente sólo es posible hablar de inclusión si hay exclusión.” (Luhmann, 1998:172). Así planteado, la dialéctica exclusión/inclusión en personas en situación de calle adquiere un carácter relacional, entre los que están dentro (incluidos) y los que están fuera (excluidos) (Barros; de los Ríos & Torche; 1996:95). Aquí “la noción de inclusión no puede significar que en los sistemas sociales estén
Chile. Ministerio de Planificación y Cooperación. Ley 19.949. Sistema de Protección Social, Chile Solidario. Julio 2006. En http://www. bcn.cl/lc/bleyes. Visitada 6 Noviembre de 2007. 3 Hogar de Cristo, Nuestra Casa, Moviliza, Cristo en la calle, Kairos, Caleta Sur, Don Bosco, entre otras. Estas organizaciones pertenecen a la Región Metropolitana. En las regiones V y VIII, regiones en que se encuentra en proceso de implementación la propuesta piloto de integración, las organizaciones refieren principalmente a programas de la Fundación Hogar de Cristo y municipios. Ministerio de Planificación y Cooperación. Secretaría Ejecutiva Chile Solidario. (2007). Listado de instituciones ejecutoras, “Programa de apoyo a la integración social de personas en situación de calle”. Estrategia de intervención fase piloto del programa. 2
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DIFERENCIANDO LA COMPLEJIDAD: TIPOLOGÍAS DE PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE E INTERVENCIÓN SOCIAL DE CALIDAD
contenidas todas aquellas operaciones que dan continuidad a la vida o que reproducen la conciencia” (Luhmann; Op.Cit); con ello se resuelve la tentación de pensar que la integración y mejoramiento de la calidad de vida de los sujetos pasaría por incluirlos en todos los sistemas de la sociedad. Comprender el fenómeno en estudio en este escenario funcional y diferenciado implica comprender que los individuos sin hogar presentan una reconocida ruptura de reciprocidad, en contraparte, la inclusión permanece vinculada a la vida sedentaria, exigiendo de los sujetos “interacción permanente y creadora de expectativas” (Ibid); es decir, sujetos activos en cuanto sus procesos de inclusión. En este escenario, la solución de los problemas sociales implica más especialización. De esta forma, la inclusión social no se resuelve desde un poder central o desde una organización total, pierde su carácter adscrito y se transforma en una tarea que se desarrolla mediante mecanismos sociales (competitivos) de selección (Luhmann,1992). Estos mecanismos hacen alusión a las carreras personales de los sujetos, sus capacidades, su capital social, su nivel educacional, de tal modo que una sociedad funcionalmente diferenciada será o debe pretender ser una sociedad de iguales donde los sistemas funcionales son desiguales, pero sus correspondientes entorno deben tratarse como entornos de iguales, así conceptualizada la exclusión/inclusión se torna temporal y limitada (Ibid) a los concretos sistemas de la sociedad. Para Razeto (1993:38) el nivel de vida y las oportunidades que nos ofrecen en la vida dependen de las donaciones que hayamos recibido en la infancia y juventud. Las personas en situación de calle reflejan los enunciados de Razeto al presentar déficit en cuanto a sus carreras personales, situándose en clara desventaja frente a otros que han contado con oportunidades para acceder a sistemas educativos, contar con familias funcionales, trabajos formales, salud oportuna y con escasas estigmatizaciones que deterioren su identidad. Asimismo, Sen (1995:32), hablando de desigualdad señala que “comenzamos a vivir con diferentes dotes de riquezas y compromisos heredados. Habitamos en diferentes ambientes naturales unos más hostiles que otros. Las sociedades de las que formamos parte nos ofrecen diversas oportunidades de lo que podemos o no podemos hacer”.
Frente a esta pluralidad de variables que disminuyen las “carreras personales” de las personas en situación de calle, las asimetrías son significativas con el resto de la población, no sólo en relación a una variable focal como le llamaría Sen, sino que presentan desigualdades multivariadas, siendo estas desigualdades y exclusiones las que se tornan persistentes, alejándolas de exclusiones/inclusiones temporales y limitadas propias de sociedades funcionalmente diferenciadas,4 configurando el complejo entorno en que se encuentran.
Principales exclusiones presentes en personas en situación de calle Sistema familiar: Derecho al afecto, al reconocimiento Es Mascareño (2005) quien señala que una de las exclusiones fundamentales presente en personas en situación de calle es la imposibilidad de comunicarse con otros sujetos de la sociedad que les permita la confirmación de su propia existencia. Esta dimensión sociocultural de la exclusión dificulta la incorporación de las personas al quehacer y a la dinámica de la sociedad (Barros; de los Ríos & Torche; 1996). Bravo (2004), identifica tres factores de complejidad, un factor de dominio estructural relacionado con la dimensión económica de la exclusión, haciendo referencia a la exclusión del mercado laboral; un factor de dominio social, manifestado en la exclusión de las redes primarias (familia) como secundaria (redes de apoyo comunitario) y un factor de dominio personal o vivencial del sujeto, que presenta una ruptura de la comunicación y la erosión de virtudes tales como la confianza básica, identidad, la reciprocidad y la solidaridad. La ausencia sistemática de intercambio con sistemas funcionales conlleva a las personas en situación de calle ha permanecer al margen de posibilidades mínimas de inclusión, lo cual trae aparejado consecuencias en cadena, impulsos sistémicos que exigen rendimiento en otros sistemas. En palabras de Luhmann “las familias que viven en calle y no tienen dirección fija no pueden matricular a sus hijos en la escuela. O quien no tiene documentación personal queda excluido de las prestaciones sociales, no puede ser lector ni casarse legalmente.”(Luhmann, citado por Mascareño, 2006:6). Repercusiones en
4 Al ser consultadas las personas en situación de calle el motivo por el que se encuentran en esta situación, hablan de problemas familiares, problemas económicos, falta de casa-hogar. En MINISTERIO de Planificación y cooperación de Chile, División Social. (2005). Habitando la Calle. Catastro nacional de personas en situación de calle. Santiago, Chile. Pág.97.
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LETICIA FUENTES
EXCLUSIONES PRESENTES EN PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE Y SU INTERRELACIÓN
Sin lugar seguro donde dormir
Carencia de espacios privados
Carece de afecto y reconocimiento
Fuente: Adaptación del modelo presentado por Meert et. al. (2005:4)
cadena son señales de que el fenómeno no es lineal, causa-efecto, sino complejo, recursivo. Así como las exclusiones repercuten en cadena en otros sistemas, cualquier intento de intervención positiva presentará resonancia en otros dominios vinculados a la condición de calle. La figura siguiente grafica lo señalado.
Sistema habitacional: Derecho a la privacidad Lograr contar con alojamiento adecuado y seguro es una condición previa al ejercicio de otros derechos fundamentales. “Ser una persona sin hogar, sin acceso a alojamiento digno es probablemente la manifestación más seria de la exclusión social”
(FEANTSA, 2001:22) al dificultar el despliegue de potencial personal como miembro activo de una sociedad. En este sentido, para FEANTSA el acceso al alojamiento estable, es la clave para lograr inclusión social, identificando la siguiente tipología denominada ETHOS (Ibid). En Chile, tipologías referentes a la situación habitacional de personas en situación de calle se desprenden de la definición utilizada en el catastro nacional (MIDEPLAN: 2005:129). 1. Personas en situación de calle que se encuentren pernoctando en lugares públicos o privados, sin contar con infraestructura tal que pueda ser ca-
TIPOLOGÍA EUROPEA DE PERSONAS SIN HOGAR Y EXCLUSIÓN RESIDENCIAL: ETHOS Categoría conceptual
Definición
Sin techo
• Vivir en un espacio público sin domicilio • Pernoctar en albergue y pasar el resto del día en un espacio público
Sin vivienda
• Estancia en centros de servicios o refugios. • Vivir en estancias para mujeres • Vivir en instituciones
Vivienda insegura
• Vivir en vivienda sin título legal • Vivir temporalmente con familiares • Notificación legal de abandono
Vivienda inadecuada
• Vivir en una estructura temporal e inadecuada • Vivienda no adecuada según la legislación estatal • Vivir en vivienda masificada
Fuente: Meert et.al. (2005:4)
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DIFERENCIANDO LA COMPLEJIDAD: TIPOLOGÍAS DE PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE E INTERVENCIÓN SOCIAL DE CALIDAD
racterizada como vivienda aunque la misma sea precaria. 2. Persona en situación de calle que por carecer con alojamiento fijo regular y adecuado para pasar la noche encuentran residencia nocturna pagando o no por este servicio, en alojamiento dirigido por entidades públicas, privadas o particulares y que brindan albergue temporal. 3. Personas en situación de calle que por encontrarse sin hogar y sin apoyo de familiares u otros significativos, dependen de programas sociales que ofrecen residencia permanente por periodos importantes, con apoyo biosicosocial. Ambas tipologías (FEANTSA y MIDEPLAN) presentan dos distinciones en común, las que se encuentran residiendo en calle, y aquellas que se encuentran pernoctando en residencias de manera regular, hospederías gratuitas o comerciales. A su vez, nuestro país incorpora a la categoría de personas en situación de calle a sujetos que se encuentran de manera permanente residiendo en hogares o programas residenciales, como es el caso de los adultos mayores. Por considerar que al ser egresados de dichos programas volverían a pernoctar en espacios públicos. De acuerdo a ello, las personas que viven en calle “comprendidas como aquellas que viven en sitios eriazos, vía pública y caleta, tienden a estar bastante más desprotegidas que las personas que viven en hospederías, puesto que éstas tienen algún tipo de asistencia, apoyo biosicosocial o simplemente cuentan con una residencia (lugar donde llegar) que cumple a lo menos con las condiciones de resguardo básico.”(Ibid). Los datos recogidos por el catastro nacional dan cuenta que el 52% de las personas catastradas duermen habitualmente en hospederías, mientras que un 40.6% se encontraba pernoctando en la calle y un 15.4% restante pernoctaban en un lugar distinto a los mencionados (Op. Cit:87).
Sistema de salud: Derecho a contar con protección de salud Junto al derecho a la vivienda, las personas en situación de calle presentan exclusiones sociales relativas al sistema de salud siendo un factor vital para la inclusión social (FEANTSA, 2004:4). La Organización Mundial de la Salud, establece que la salud “es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no meramente la ausencia de enfermedad o debilidad”. En Francia, informes sobre el tema señalan que “no hay enfermedades específicas de la situación de los sin techo, más
bien la situación sanitaria empeora en relación directa con su situación en su conjunto.”(Op. Cit:6). Nuestro país no cuenta con estudios específicos respecto al tema que den cuenta de las principales enfermedades que les aquejan, más bien la relación establecida es desde salas de urgencia donde en algunos casos han sido observados como “casos sociales” al carecer de cédulas de identificación, ausencia de redes primarias activas en la recepción de entrega de información. Para FEANTSA hay muchos factores que puede convertir a una persona en situación de calle, siendo la salud un factor de ellos. Un sujeto en esta situación presentará a menudo tres o más trastornos, tales como, problemas de salud mental, abuso de sustancias, trastornos de la personalidad, trastornos depresivos, dificultades de aprendizajes, discapacidad, problemas físicos de salud, vulnerabilidad a causa de la edad (Op. Cit: 7). Estas necesidades múltiples pueden complicarse con experiencias negativas con el sistema sanitario. O` Connell (2004:3) destaca otras enfermedades que las personas en situación de calle se encuentran vulnerables de adquirir por los estilos de vida, como enfermedades infecciosas, alergias, pediculosis, enfermedades de transmisión sexual, diversos tipos de hepatitis, entre otras. El catastro nacional muestra que un 13.1% de las personas entrevistadas le atribuyen a la variable salud la principal causa de su situación actual, un 16.7% sindica estar en esta situación por consumo problemático de alcohol y un 7.1% lo relaciona a su consumo de drogas (MIDEPLAN, 2005:97). A lo anterior se agrega, como indicador de complejidad que estos sujetos presentan menos acceso a los recursos sanitarios básicos y al sistema de salud en su conjunto, es por ello que enferman y mueren con mayor frecuencia que aquellos grupos que ocupan posiciones sociales más privilegiadas.
Sistema económico: Derecho a trabajar Las personas en situación de calle al presentar exclusiones de vivienda y salud, se sitúan en desventaja de oportunidades para encontrar trabajo. “Para que una persona pueda acceder al mercado laboral más o menos normalizado, se hace necesario que la persona tenga las necesidades básicas de vivienda, y comida satisfechas y hábitos de higiene y puntualidad. Se hace necesario llegar a estos mínimos para iniciar un proceso de incorporación y búsqueda de empleo” (FEANTSA, 2007:6). Frente a estas dificultades para insertarse el mundo formal de trabajo, las personas en situación de 71
LETICIA FUENTES
calle desarrollan estrategias de sobrevivencia. Bravo (2004:34), las caracteriza como irregulares, intermitentes, ocasionales e informales. El catastro nacional da cuenta de la creatividad de los sujetos en la búsqueda ampliada de estrategias de sobrevivencia; vendedor ambulante, cuidador de autos, obrero, macheteo, cargador, cartonero, temporero, jardinería, empleado, recolector, artista callejero, artesanía, mecánico, júnior, servicios domésticos entre otras (MIDEPLAN, 2005:125). Estas ocupaciones informales permiten observar que los sujetos presentan disposición positiva al trabajo a pesar de las condiciones adversas en las que viven. En este sentido, la principal fuente de ingreso de las personas en situación de calle proviene del trabajo 27.2%, donde el macheteo o limosna corresponde el 17.0%. Se observa que las mujeres se encuentran en desventaja al considerar que los ingresos de los hombres duplican al de las mujeres. Otras fuentes de ingreso, que rescata el informe del catastro, son la jubilación, correspondiendo a un 5.1%, así como también lo son las transferencias económicas del Estado, alcanzando a un 30%, consistente en PASIS vejez o invalidez. En síntesis, la heterogeneidad y cronicidad de exclusiones a las que se sitúan las personas en situación de calle, reclaman intervenciones diferenciadas en sociedades modernas. Donde las condiciones de calidad varían según las exclusiones que presenten los sujetos, tiempo de permanencia en calle, según sexo o edad, o frente a aquellos que requieren salud y otros trabajo, los que sufren discapacidad física de aquellos que los aqueja un trastorno de salud mental, los que duermen en calle de aquellos que lo hacen en hospederías, o frente aquellos que mantienen contacto con el sistema familiar, de aquellos que no lo hacen en años o no lo desean; o de aquellos que desean permanecer en calle persistentemente de aquellos que anhelan inclusión. Sen, hablando de desigualdad expresa: “que considerar a todos por igual puede resultar en que se dé un trato desigual a aquellos que se encuentran en una posición desfavorable” (1995:14).
Complejidad y condiciones de calidad: Una relación necesaria en intervenciones sociales con personas en situación de calle Para Matus et. al. (2007:17), comprender la complejidad del sistema/entorno es fundamental al pensar en calidad, “la calidad es un concepto que le sigue inmediatamente al nivel e intensidad de la complejidad”. Así formulado, es necesario conocer qué intervención social requieren los sujetos de acuerdo a diversas tipologías de complejidad. Esta necesidad de diferenciación es reconocida desde el Ministerio de Planificación, donde a partir de la Propuesta Piloto de Integración Social orientada a Personas en Situación de Calle buscan como producto “un conjunto de estrategias de intervención diferenciales para entregar protección social a personas viviendo en situación de calle” (MIDEPLAN, 2006:3). En sociedades diferenciadas, el llamado a resolver el problema de la exclusión es el sistema de cooperación cuya función se expresa en la transformación de la exclusión en inclusión y se materializan en sus organizaciones. El sistema de la cooperación ha logrado decantar un medio de comunicación simbólicamente generalizado, el medio de la colaboración, una suficiente abstracta formula de contingencia como la solidaridad y acoplamientos estructurales crecientemente densos especialmente con el sistema económico, político y jurídico” (Mascareño, 2006:2). En este sistema, la exclusión social, es la vulneración de derechos humanos cuyo pilar son los derechos sociales. Estos derechos adquieren un carácter cosmopolita al trascender la pertenencia política del individuo (Op. Cit:8). Para Vicente (2006:20-21), el recibir atención deficitaria en el sistema de salud, el ser discriminado frente a la búsqueda de empleo, y frente otras situaciones excluyentes, hablan de vulneración de derechos sociales. El salto que se requiere desde el Estado garante de tales derechos, es avanzar desde una declaración formal, al reconocimiento jurídico auténtico, que les asegure el ejercicio de derechos mediante garantías jurídicas adecuadas. En la misma línea, se ha señalado que solo el reconocimiento integral de los derechos económicos, sociales, y culturales puede asegurar la existencia real de ellos. De este modo, la exclusión social vista desde la vulneración de derechos sociales en sociedades diferenciadas alcanza su máximo exponente en las personas sin hogar (CARITAS ESPAÑOLA, 2006:2).
72
DIFERENCIANDO LA COMPLEJIDAD: TIPOLOGÍAS DE PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE E INTERVENCIÓN SOCIAL DE CALIDAD
CRITERIOS FUNCIONALISTAS SELECCIONADOS QUE BUSCAN APORTAR A UNA INTERVENCIÓN SOCIAL DE CALIDAD
Criterios
Indicadores
Interpretación
Enfoque de intervención de orientación sistémica contextual
• Reconoce contexto sociocultural en que se ubican los sujetos • Reconoce solo la individualidad de los sujetos • No amplía posibilidades de inclusión
A mayor conocimiento del carácter contextual de la intervención, mayor calidad de la intervención social
Diferenciación de complejidad
• Diferencia complejidad a partir de un sistema integrado de variables • Diferencia complejidad a partir de variables sexo, edad, dónde duerme • Diferencia complejidad a partir de una variable focal • No diferencia complejidad “todos por igual”
A mayor diferenciación de la intervención según tipologías de complejidad, mayor calidad de la intervención
Acoplamiento estructural
• Se acopla a sistemas funcionales y sistema estatal • Se acopla a sistemas a los cuales los sujetos requieren incluirse • Se acopla a sistemas que discriminan a personas en situación de calle • No se acopla a sistemas funcionales
A mayor acoplamiento estructural con sistemas funcionales y entorno, mayor calidad de la intervención social
Sustentabilidad de la intervención
• Sujetos se incluyen a sistemas y egresan de los programas de intervención • Sujetos egresan de programas, e ingresan nuevamente • Intervención desarrolla competencia en sujetos • Sujetos se mantienen dependientes a los programas de intervención
A mayor ampliación de autonomía de inclusión, mayor sustentabilidad y calidad de la intervención social
Fuente: Elaboración propia.
Intervención de orientación sistémica contextual La intervención social sólo es posible como orientación sistémica contextual, entendida como una “invitación e incentivo a la autorregulación de sistemas (sociales y psíquicos) autónomos, operativamente clausurados y cognitivamente abiertos a su entorno sobre la base de sus propias distinciones”(Mascareño, 1996). De tal modo que los interesados en resolver este problema, organizaciones, Estado, requieren desplegar intervenciones sociales cuyos objetivos se orienten a regular los obstáculos que impiden a las personas en situación de calle el acceso efectivo de sus derechos como ciudadanos, partiendo del reconocimiento de su individualidad, donde la base del “el éxito dependerá de la incorporación que el sistema a regular haga de las distinciones propuestas. Es decir, el éxito final regulativo no está en el regulador ni en su estrategia, sino que en la incorporación que el propio sistema que es transformado hace de la oferta de regulación” (Mascareño, 2007) así, la intervención social bus-
cará captar las especificidades de las personas en situación de calle, y desde su lenguaje, necesidades, sueños, expectativas, ofrecer las distinciones significativas a los sujetos. Cuando ello se logre, serán las propias personas en situación de calle que reconocerán la propiedad y la conveniencia de adoptar las alternativas ofrecidas. La intervención social no se impone, “no hay coacción ni compulsión” (Ibid), por tanto, un indicador de eficiencia de la estrategia de intervención en personas en situación de calle, será la autoaceptación que se produce, evidencia que los sujetos aceptan lo ofrecido. Lo que se busca es una “intervención social que sea una oferta real a partir de los cuales los sujetos tengan posibilidades contingentes de elegir formas específicas de fomento de autonomía.”(Matus, 2004:15). Captar la especificidad de las personas en situación de calle, y de los sistemas en los que requieren incluirse, es captar “el carácter contextual de la intervención, es una precondición sistémica” (Mas73
LETICIA FUENTES
careño, 2007), donde la clausura del sistema solo posibilita actuar por el contexto, que hace referencia a un marco general de condiciones que orienta las formas concretas de operar,”la intervención social se constituye como una forma de ver qué funda un hacer peculiar. Allí, existe un vínculo que no puede ser roto, porque no hay buenas acciones sociales sin una comprensión compleja de lo social” (Matus, 2004:12).
Diferenciación de complejidad Al reconocer que el fenómeno en estudio no responde a un fenómeno de causalidad simple (MIDEPLAN, 2005:89), muy por el contrario la situación de exclusión social responde la interacción de múltiples variables (Gerber, 2006:69), se torna fundamental diferenciar la complejidad, y con ello evitar anular la individualidad de los sujetos, sus particularidades, sueños, y libertades personales que varían de acuerdo a sus historias de vida. Acoplamiento estructural Los sujetos presentan baja resonancia hacia sistemas funcionales que presenten obstáculos en su desarrollo, por tanto, las organizaciones requieren asumir condiciones de calidad que incorporen este criterio sistémico en la intervención con personas en situación de calle, toda vez, que “los acoplamientos estructurales reducen la complejidad entre sistemas y el entorno en la medida que seleccionan, privilegian determinadas fuentes de irritaciones respecto de otras. Los sistemas acoplados entre si provocan perturbaciones recíprocas, las cuales en los sistemas respectivos, pueden ser percibidas como opor-
74
tunidades para la construcción de estructuras de expectativas” (Mascareño, 1999:11).
Sustentabilidad de la intervención Este criterio funcionalista se traduce en la posibilidad de los sujetos de transmitir a otros posibilidades de inclusión, sustentabilidad de la intervención en el marco de la orientación sistémica contextual, donde EGO (personas en situación de calle) al recibir libertad de inclusión de ALTER (interventor como organizaciones, política social), la trasmite mediante acciones similares a otros indeterminados que vivencien situaciones de exclusión (Arnold; Thumala, 2006:15) con ello, se estará aportando a la sustentabilidad de la intervención recibida.
Metodología Estudio de carácter exploratorio con presencia de elementos descriptivos (Hernández; Fernández, 2000:58) asociado a la construcción de tipologías. Lo exploratorio responde a los escasos estudios en el tema, y las obras existentes no recogen la complejidad de la realidad y su relación con la calidad de la intervención. Sin embargo, el fenómeno ha ido adquiriendo relevancia en nuestro país a partir del catastro nacional, y la visibilización que el sistema estatal ha realizado al incorporar a las personas en situación de calle al discurso público.
Selección de las variables Realizada a partir del resultado diagnóstico del fenómeno y de la disponibilidad de variables presentes en la base de datos del catastro nacional de personas en situación de calle.
DIFERENCIANDO LA COMPLEJIDAD: TIPOLOGÍAS DE PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE E INTERVENCIÓN SOCIAL DE CALIDAD
VARIABLES SELECCIONADAS PARA LA ELABORACIÓN DE TIPOLOGÍAS
Variable
Indicadores
Interpretación
V1: Sexo
Masculino Femenino
A mayor personas de sexo femenino mayor complejidad de la tipología
V2: Edad
59 años y menos 60 años y mas
A mayor asociación de menores de 59 años con lugar donde duerme y permanencia en calle, mayor complejidad de la tipología
V3: Lugar donde duerme habitualmente
Calle Hospedería
A mayor personas que duermen en calle, mayor complejidad de la tipología
V4: Tiempo que lleva en situación de calle
Menos de 1 año Entre 1 y 5 años Mas de 5 años
A mayor número de años en calle, mayor complejidad de la tipología
V5: Tiempo que se comunicó con la familia
1 año o menos 1 y 5 años Mas de 5 años No tiene familia/no se acuerda
A mayor número de años sin comunicación con la familia mayor complejidad de la tipología
V6: Con quién vive
No vive solo Si vive solo
A mayor personas que viven solas, mayor complejidad de la tipología
V7: Motivo por el que vive en calle: Problema con la familia
Si problemas con la familia No problemas con la familia
A mayor motivos asociados a problema con la familia, mayor complejidad de la tipología
V8: Motivo por el que vive en calle: No con vivienda
Si tiene No tiene
A mayor porcentaje de sujetos que declaran no tener casa, mayor complejidad de la tipología
V9: Motivo por el que vive en calle: Problema de salud
Si problemas de salud No problemas de salud
A mayor problemas de salud, mayor complejidad de la tipología
V10: Motivo por el que vive en calle: Problemas drogas
Si problemas de droga No problemas de droga
A mayor problemas de drogas, mayor complejidad de la tipología
V11: Motivo por el que vive en calle :Problemas de alcohol
Si problemas de alcohol No problemas de alcohol
A mayor problemas de alcohol, mayor complejidad de la tipología
V12: Motivo por el que vive en calle :Problema económico
Si problema económico No problema económico
A mayor problemas económicos, mayor complejidad de la tipología
V13: Motivo por el que vive en calle : Falta de Trabajo
Si trabajo No trabajo
A mayor personas sin trabajo, mayor complejidad de la tipología
V14:Macheo /limosna
Si macheteo /limosna No macheteo/ limosna
A mayor personas macheteo/ limosna, mayor complejidad de la tipología
V15: Recibe dinero
Si dinero No dinero
A mayor personas que no reciban dinero, mayor complejidad de la tipología
V16: Aspectos positivos y negativos de vivir en calle:
Si riesgo / No riesgo Si desesperanza / No desesperanza Si malas condiciones de vida /No malas condiciones de vida Si hambre / No hambre
A mayor aspectos negativos de vivir en calle, mayor complejidad de la tipología
Fuente: Elaboración propia.
Valores de complejidad asignados a los indicadores de las variables: Al tratarse de 16 variables los valores totales de complejidad son; Complejidad
extrema, 49 a 64 puntos; Complejidad alta, 33 a 48 puntos; Complejidad media, 17 a 32 puntos; Complejidad baja, 1 a 16 puntos. 75
LETICIA FUENTES
Elaboración de tipologías Se utilizó la base de datos del catastro nacional de personas en situación de calle realizado en 80 comunas de más de 40.000 habitantes del país (MIDEPLAN, 2005). Comprendiendo un total de 6.942 sujetos, con un número significativos de casos perdidos. Respecto a estos casos, Gerber postula que “mientras mayor es el porcentaje de datos perdidos, mayor es el nivel de complejidad”(Gerber, 2006:97), siendo atribuibles a múltiples variables de complejidad en que se encuentran los sujetos al momento de ser entrevistado.
de tipo categórico (cualitativas) y ordinal, siendo un procedimiento diseñado para analizar la complejidad (Op. Cit: 69), mediante análisis multivariable. Asimismo, es una técnica que se corresponde con el carácter de la investigación, en tanto se utiliza con fines exploratorios para buscar agrupaciones naturales en los datos (Cead’ Ancona, 2002:229). En consecuencia, hay que destacar que al realizar los análisis de tipologías se dejó al procedimiento iterar hasta encontrar la mejor solución en los datos sin especificar a priori el número de grupos que se quería formar. En cuanto a la elaboración de matrices de análisis relacional, complejidad/calidad, se adaptó “la matriz de análisis relacional de complejidad” presentada por Matus; Ibarra; Fuentes & Pérez, 2007:19).
Se realiza un análisis previo de las variables en términos teóricos y empíricos, resultando esencial para evaluar la pertinencia de las tipologías ha construir. Para ello, se aplicaron pruebas de Chi Cuadrado a distintas combinaciones de variables, y se observaron las frecuencias, al constatar que la significación de la prueba fue menor a 0,05 y el Chi Cuadrado fue alto, se confirmó que las variables seleccionadas para la construcción de tipologías se encontraban asociadas.
La matriz anteriormente presentada permitirá, “componer en forma general o descomponer por áreas” (Ibid), posibilitando la observación de tipologías de complejidad tanto por sistemas, (familia, salud, economía, habitacional) como por tipologías generales, favoreciendo en ambos casos orientar intervenciones de acuerdo a tipologías de complejidad y sus respectivas condiciones de calidad.
El procedimiento estadístico seleccionado fue Two Step Cluster, al considerar el análisis de tipologías
CONDICIONES PARA INTERVENCIONES SOCIALES DE CALIDAD
Buenas Extrema Complejidad
Medias
Umbral mínimo
Nivel insuficiente
Tipologías de personas en situación de calle de complejidad extrema
Alta
de
Media
tipologías
Tipologías de personas en situación de calle de complejidad baja
Baja
Resultados TIPOLOGÍAS DE COMPLEJIDAD
Tipologías
N
%
1 2 3 4 Combinaciones Casos excluidos Total
1.037 896 922 822 3677 3265 6942
28.2% 24.4% 25,1% 22.4% 100%
Fuente: Elaboración propia.
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DIFERENCIANDO LA COMPLEJIDAD: TIPOLOGÍAS DE PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE E INTERVENCIÓN SOCIAL DE CALIDAD
VALORES DE COMPLEJIDAD ASIGNADOS A VARIABLES SELECCIONADAS POR TIPOLOGÍAS Tipologías
V1
V2
V3
V4
V5
V6
V7
V8
V9
V10
V11
V12
V13
V14
V15
V16
Puntaje de complejidad
1
1
4
4
4
1
4
4
1
4
4
4
4
1
1
4
4
49
2
4
4
4
4
1
1
4
1
4
4
4
1
4
4
4
4
52
3
4
4
4
1
1
4
1
1
4
4
4
1
4
1
4
4
46
4
4
2
2
3
4
4
1
1
1
1
1
1
4
1
1
1
32
Fuente: Elaboración propia.
A partir del resultado anterior, las tipologías obtenidas según complejidad son: • Las tipologías 1 y 2, Complejidad extrema (49 y 52 puntos respectivamente); • La tipología 3, Complejidad alta (46 puntos); • La tipología 4, Complejidad media (32 puntos).
Las tipologías 1 y 2 al presentar similitud en sus variables de complejidad fueron agrupadas manteniendo el nombre de complejidad extrema, siendo graficado en la siguiente figura.
TIPOLOGÍAS DE PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE
22%
53%
25%
T. de Complejidad Extrema (25%) T. de Complejidad Alta (53%) T. de Complejidad Media (22%)
Tipología de complejidad extrema Tipología que se encuentra conformada por el 53% de la población en estudio, agrupando a un grupo significativo de mujeres.5 Este dato es relevante si se considera que la realidad en estudio es eminentemen-
te masculina. Junto a ello, resulta ser la tipología más joven, conteniendo a los menores de 17 años,6 y a los sujetos que se ubican en rangos de edad de 30 a 59 años. En su mayoría duermen en calle, situación que les transfiere mayor complejidad y vulnerabilidad, a diferencia de aquellos que pernoctan en hospederías, piezas u otros lugares. Tanto FEANTSA como MIDEPLAN concuerdan que vivir en situación de calle es la manifestación más seria de exclusión social, por resultar desestructurante (Bengoa & Márquez, 1999; MIDEPLAN, 2005) y por adquirir rasgos de violencia, manifestado en la imposibilidad de satisfacer necesidades fundamentales, privacidad, afecto, bienestar físico, mental, trabajo (George,1994). En cuanto al tiempo de permanencia en calle, es mayor a 5 años, y entre sus causas destacan problemas asociados al consumo problemático de drogas y alcohol. Además, en esta tipología se ubicarían sujetos con “rasgos de problemas psiquiátricos y cognitivos” (Rojas, 2007:6) desafiando mayormente las condiciones de la intervención. En cuanto al sistema laboral, en su mayoría declaran trabajar, la naturaleza de dichos trabajos es de carácter informal y cumplen una función instrumental y de corto plazo (Bravo, 2004:35). No cuentan con ingresos fijos, y tampoco transferencias estatales. Valoran negativamente su situación de calle, al considerarla riesgosa, y desesperanzadora.
La complejidad está dada, al reconocer que la situación de calle, “es una realidad eminentemente masculina, pues un 85% de las personas en situación en calle son hombres.” En, Ministerio de Planificación y Cooperación de Chile, División Social. (2005). Habitando la calle. Catastro nacional de personas en situación de calle. Santiago. Pág. 25. 6 Si bien este segmento es marginal cuantitativamente, se presenta desafiando a lógicas y equipos de trabajo tradicionales de intervención. Javier De Nicoló en Colombia logra abordar la complejidad de la situación de calle en que viven adolescentes desde lógicas renovadas, diferenciadas y flexibles. Véase. DE NICOLÓ, Javier. Musarañas. Bogotá. 1981. 5
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LETICIA FUENTES
Tipología de complejidad alta Tipología que representa el 25% de la población en estudio, está conformada por un número menor de mujeres y es menos joven que la tipología anterior. Una parte de este grupo se caracteriza por dormir en calle, mientras que otra parte similar pernoctan en hospedería a pesar de señalar contar con vivienda. La permanencia en calle es menor que la tipología de complejidad extrema. En su mayoría señalan mantener contacto con la familia, y declaran no trabajar, ni machetear, como tampoco recibir transferencias estatales, situación que los mantiene excluidos del sistema económico, careciendo de reconocimiento positivo e intercambio material y simbólico(Op. Cit). Declaran vivir solos y presentar consumo problemático de drogas y alcohol al igual que la tipología de complejidad extrema. La situación de calle la asocian a aspectos negativos, principalmente riesgo y malas condiciones de vida. Tipología de complejidad media Tipología que representa el 22% de la población en estudio, concentra al 68,6% de personas mayores de 60 años. En su mayoría duermen en hospedería, siendo coincidentes con lo planteado por MIDEPLAN (2005) que señala que a mayor edad mayor inclusión en hospederías. Junto con residir en hospedería, dicen estar en situación de calle debido a problemas económicos. Su principal fuente de ingreso proviene de transferencias estatales. Estos ingresos resultarían insuficientes si pretendieran pensar en autonomía residencial. De lograrlo, los sujetos de esta tipología no cubrirían otras necesidades fundamentales. A su vez, declaran estar en calle por problemas de salud, por sobre otros (MINSAL, 2004). La situación de calle no representa aspectos negativos, a diferencia de las dos tipologías anteriores.
La ubicación de las tipologías de complejidad descritas, se encuentra dado por la relación complejidad/calidad. El resultado de dicha relación señala que a tipologías de complejidad extrema requiere de buenas condiciones de calidad. Recordemos que es la tipología que conglomera a los sujetos que presentan mayores exclusiones de los sistemas funcionales, por tanto, demandan condiciones sobre el umbral mínimo y medio. En cuanto a las tipologías de complejidad alta, la matriz las ubica relacionada con condiciones de media calidad. Esta calidad esta en sintonía con las personas que se encuentran vinculadas a organizaciones del sistema de cooperación. Son aquellos que han incorporado o aceptado la propuesta de regulación desde las organizaciones, no obstante, demanda condiciones de intervención que potencien sustentabilidad, a objeto de evitar dependencia hacia las organizaciones. En otro lugar de la matriz de análisis relacional complejidad/calidad, observamos a la tipología de complejidad media, la cual agrupa al mayor número de mujeres y adultos mayores, las condiciones de calidad del umbral mínimo apunta hacia la actualización de necesidades fundamentales junto con propiciar nuevos horizontes de inclusión. Cada organización del sistema de cooperación que oriente su quehacer a la intervención social con personas en situación de calle, está llamada a resolver qué condiciones de calidad requiere implementar de acuerdo a la complejidad social en que se ubican los sujetos. Incorporar lógicas complejidad/calidad, responde a lógicas contemporáneas de abordar los fenómenos sociales, aportando al abandono de lógicas tradicionales de todos por igual.
RESULTADO DEL ANÁLISIS RELACIONAL COMPLEJIDAD/CONDICIONES DE CALIDAD
Matriz de análisis relacional complejidad/calidad Condiciones para intervenciones sociales de calidad con personas en situación de calle Tipologías de complejidad de personas en situación de calle
Buenas Extrema
Alta Media
Medias Tipologías de personas en situación de calle de complejidad extrema
Umbral mínimo
Nivel insuficiente
Tipologías de personas en situación de calle de complejidad alta Tipologías de personas en situación de calle de complejidad media
Baja Fuente: Adaptación de “Matriz de análisis relacional de complejidad,” presentada por Matus et.al. 2007.
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DIFERENCIANDO LA COMPLEJIDAD: TIPOLOGÍAS DE PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE E INTERVENCIÓN SOCIAL DE CALIDAD
Conclusiones y recomendaciones técnicas A partir de la diferenciación de la complejidad del fenómeno de las personas en situación de calle, se obtuvieron tres tipologías: complejidad extrema, complejidad alta, y complejidad media. No se encontraron tipologías de complejidad baja, reflejando el alto nivel de asociación de las variables que determinan exclusiones sociales en personas en situación de calle, junto con dar cuenta de la persistente complejidad del fenómeno que experimentan los sujetos. En cuanto a los sistemas funcionales, las principales conclusiones son: • Sistema Familiar: Las tres tipologías dicen presentar contacto con la familia dentro del último año, siendo la tipología de complejidad alta, menos frecuente. • Sistema Habitacional: La mayoría señala contar con vivienda, dando cuenta de lo multicausal del fenómeno, junto con disipar que la ausencia de vivienda sería la causa principal por la cual los sujetos dicen estar en calle. En relación a este sistema, las diferencias por tipología surgen según el lugar donde duermen. Los sujetos que señalan dormir en calle, se ubican en tipologías extremas y altas. • Sistema Salud: Variable que marca distinciones por tipología, conglomerando en tipologías extrema y alta a sujetos que señalan presentar dependencias a sustancia y/o alcohol. • Sistema Económico: Sólo la tipología de complejidad media, cuenta con ingresos fijos provenientes de transferencias estatales, situación que garantizaría en este nivel la inclusión a dicho sistema. Al relacionar las tipologías encontradas con la matriz relacional complejidad/calidad, se concluye que las condiciones de calidad de la intervención varían según los niveles de complejidad, orientando condiciones de calidad de la intervención.
Consideraciones técnicas: Tipología de complejidad extrema • Se requiere de buenas condiciones de calidad que consideren reconocimiento y vínculo con los sujetos para luego impulsar acciones de cambio. • Elaborar diagnósticos que contemplen dimensiones familiares, habitacionales, económicas, profundizando, en el ámbito de la salud mental, al estar asociada a los motivos por los que
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•
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dicen estar en calle: consumo problemático de drogas, y/o alcohol. Promover procesos de desintoxicación, compensación y/o reducción del daño, considerando la autodeterminación de los sujetos, identificando: • Disposición a iniciar tratamiento: En este caso la intervención social buscará articular la inclusión al sistema terciario de salud. • Sin disposición a iniciar tratamiento: En este caso la intervención social está llamada a intencionar condiciones de reducción del daño, donde motivar el ingreso a hospederías, es una de ellas. Articular la red de atención terciaria, y activar el ingreso a hogares protegidos como alternativa habitacional para aquellos sujetos que no resulte posible su inclusión al sistema familiar. Considerar mecanismos articuladores y de reestablecimiento de relaciones primarias y secundarias, siendo central en la adherencia y voluntariedad en el inicio de un tratamiento médico. Frente a sujetos que señalan no contar con redes familiares, o que teniéndolas no resulten funcionales, se sugiere fortalecer la figura tutorial que contempla el Plan Piloto de Integración Social planteado desde MIDEPLAN y/o el rol del voluntariado.
Consideraciones técnicas: Tipología de complejidad alta • Se sugiere iguales consideraciones técnicas en cuanto al sistema de salud que la tipología anterior por presentar semejanzas. • Modelos de intervención que no presionen el abandono de la situación de calle de manera repentina, al considerar que los sujetos han permanecido en dicha situación entre 1 y 5 años. • Identificar qué solución habitacional requieren. • Identificar aquellos sujetos que permanecen sostenidamente en hospedería a objeto de evaluar acciones que promuevan alternativas habitacionales permanentes. • Contar con necesidades básicas de vivienda, alimentación y hábitos de higiene resueltas, para acceder al mercado laboral, siendo fundamental llegar a estos mínimos para iniciar procesos de incorporación y búsqueda de empleo. 79
LETICIA FUENTES
• Captar mediante la orientación sistémica contextual la inclusión a trabajos que ellos requieran y puedan realizar. Una intervención con sujetos de esta complejidad, no puede cometer errores al otorgar alternativas que no respondan a sus intereses y potencialidades.
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Consideraciones técnicas: Tipología de complejidad media • Indagar antecedentes familiares y/o redes significativas, no solo con el objeto de registro, sino para avanzar con ellos hacia la meta de inclusión, si ello responde a sus intereses. • Propiciar el ingreso a programas residenciales distintos a hospedería y/o en arriendos autogestionados. • En cuanto a su inclusión al sistema de salud, y considerando los problemas de enfermedades crónicas que caracteriza a este grupo, impulsar la inclusión a centros de atención primaria que favorezcan diagnósticos y tratamientos efectivos. • Concursar a proyectos del Servicio Nacional del Adulto Mayor, SENAMA, propiciando espacios diurnos de integración que potencien autonomía y capacidades instrumentales.
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Recomendaciones finales: • Aplicar el modelo Complejidad/Calidad, en intervenciones sociales con personas en situación de calle. Aportando a la correspondencia entre las diversas exclusiones que experimentan los sujetos con las condiciones de calidad para transformarlas en inclusión. • Diferenciar la complejidad para propiciar intervenciones de calidad. No es posible hablar de calidad de la intervención social si no existe correspondencia con la complejidad diferenciada. • Incorporar lógicas de intervención de orientación sistémica contextual: La intervención de calidad no se impone, no hay coacción ni compulsión, son los sujetos los que aceptan y hacen suya la propuesta de intervención. Cuando esto ocurre, nos acercamos a políticas públicas de segunda generación que promueve autonomía y perspectiva de derechos. Lo anterior implica innovar, crear espacios diversos de intervención, dando saltos cualitativos en cuanto a las temáticas abordadas y los horarios para hacerlo. Crear espacios diurnos de acceso 80
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a la cultura, de uso de espacios públicos, de apresto laboral, de arte, de promoción de derechos. Equipos de trabajo: Se considera que a mayor complejidad de la intervención, mayor y mejores profesionales en su abordaje. La realidad requiere equipos de trabajo especializado y multidisciplinario. Es fundamental abandonar lógicas de intervención, únicamente desde lo social. Fortalecer el rol del voluntariado que trabaja con personas de situación de calle, impulsando la figura de “voluntario asistente,” procurando su capacitación, a fin de dotarlos de una mirada integral del fenómeno, y de mejores herramientas en su rol de acompañamiento. Optimizar recursos provenientes del sistema de Protección Chile Solidario del cual forman parte las persona en situación de calle e identificar los beneficios estatales existentes optimizando su uso. Acoplamiento estructural, con programas del entorno: Acoplarse estructuralmente aquellos sistemas responsables de atender a personas en situación de calle que se transformen en obstáculos al desarrollo de los sujetos. Junto a ello, impulsar transformar las estigmatizaciones negativas en reconocimiento positivo de quienes tienen la calle por hogar. Acoplarse, a su vez, al sistema estatal, cada vez, que los derechos sociales de las personas en situación de calle sean vulnerados. Sustentabilidad de la intervención: Intencionar que personas en situación de calle al lograr inclusión logren transmitirla mediante acciones similares a otros que vivencien situaciones de exclusión. Con ello, se aporta a la sustentabilidad de la intervención recibida, acortando la dependencia hacia las organizaciones. Considerar la variable género en los objetivos de intervención, variable desdibujada frente a una realidad eminentemente masculina y con ello propiciar futuras investigaciones que recojan esta complejidad de la realidad. Ajustes permanentes, aportando en mejora continúa. Esta mejora continúa, implica identificar aquellas personas en situación de calle que no aparecen en las cifras, como tampoco en los registros. Llegar donde otros no llegan, es también un desafío de una intervención de calidad.
DIFERENCIANDO LA COMPLEJIDAD: TIPOLOGÍAS DE PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE E INTERVENCIÓN SOCIAL DE CALIDAD
• Reeditar, la experiencia del catastro nacional, profundizando en variables de salud mental, género, familia, redes de apoyo. En la misma línea de la investigación, se hace necesario, contar con estudios respecto al impacto de las intervenciones sociales en personas en situación de calle, desde que han sido incorporadas al Sistema de Protección Social Chile Solidario.
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ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 75 / Noviembre / 2008 / P. 83-92
Mujeres marginadas: Los desafíos impuestos por el género, la carencia de hogar y el VIH en la ciudad de Nueva York Marginalized Women: Challenges of Gender, Homelessness, and HIV in New York City ADELE WEINER AND KIM LORBER Adele Weiner es doctora y licenciada en Trabajo Social Clínico, actualmente es profesora en Audrey Cohen College of Human Services del Metropolitan College de Nueva York. Su dirección postal es 431 Canal Street, New York, NY 10013; su e-mail es [email protected]. Kim Lorber es Doctora y Licenciada en Trabajo Social Clínico, y es profesora en la Facultad de Ciencias Sociales y Servicios Humanos de Ramapo College de Nueva Jersey en Mahwah, Nueva Jersey. Su dirección postal es 505 Ramapo Valley Road • Mahwah, NJ 07430; su e-mail es [email protected].
Resumen La vida de las mujeres sin hogar representa numerosos desafíos y una compleja matriz que muestra inequidad de género, comercio sexual, uso de drogas y otros factores socioculturales, ubicándolas en riesgo de contraer VIH/Sida y exponiéndolas a la violencia, y a la muerte. Este estudio examina una muestra de hombres y mujeres urbanos marginados para determinar la forma en que el estatus de sin hogar y el género se relacionan con variables socioeconómicas. Palabras clave (mujeres, sin hogar; Sida/HIV, género, pobreza)
Abstract Life for homeless women presents numerous challenges and represents a complex matrix of gender inequality, sex trading, drug use and other socio-cultural factors, placing them at risk for HIV/AIDS, violence, and death. This study looks at a sample of marginalized urban women and men to determine how homeless status and gender are related to socioeconomic variables. Key words (women, homelessness; HIV/AIDS, gender, poverty)
Introducción Este estudio examina una muestra de hombres y mujeres urbanos marginados para determinar la forma en que la situación de calle y el género se relacionan con variables socioeconómicas. La muestra incluyó hombres y mujeres que recibieron asesoría y exámenes de VIH mediante un programa de ayuda callejera. Previo a explicar la metodología aplicada, se presenta el conocimiento acumulado respecto a la población que se estudia. Las mujeres sin hogar se han identificado como población vulnerable, en riesgo de contraer enfermedades, expuesta a la violencia y al uso de drogas. Históricamente, las mujeres de bajos ingresos que
usan drogas se han considerado como vectores de enfermedades médicas y morales (Mulia, 2000), cuando lo verdadero es probablemente a la inversa. Muchas de ellas ven insatisfechas sus necesidades médicas (Lewis, Andersen, & Gelberg, 2003). Las mujeres solteras y sin hogar pueden haber experimentado eventos más estresantes que los hombres solteros sin hogar o que las mujeres con hijos sin hogar y es más probable que hayan experimentado altos niveles de abusos en la niñez, abusos físicos y sexuales (Zugazaga, 2004) los que pueden relacionarse con el abuso de sustancias y con enfermedades mentales (Christensen, Hodgkins, Garces, Estlund, Miller, & Touchton, 2005). 83
ADELE WEINER AND KIM LORBER
La mortalidad en los individuos sin hogar se estima tres veces mayor que la correspondiente a la población general y es probable que las mujeres sin hogar que han muerto hayan utilizado drogas inyectables (Barrow, Herman, Cordova, & Streuning, 1999). Cheung y Hwang (2004) indicaron que “... el ser una mujer soltera sin hogar y tener menos de 45 años de edad se asocia con un riesgo de muerte agudizado...” (p. 1247). Este estudio encontró que, entre las mujeres sin hogar, la edad promedio de muerte era de 39 años y para aquellas mujeres de edades entre 18 y 44 años las principales causas de muerte fueron el VIH/SIDA y el abuso de substancias. Las mujeres que usan drogas inyectables tienen niveles altos de conductas sexuales riesgosas, incluyendo el tener relaciones sexuales con tres o más parejas, el intercambio de sexo por dinero y/o por drogas, y tener una pareja que utiliza drogas inyectables (Harvey, Bird, De Rosa, Montgomery, & Rohrbach, 2003). Las leyes y políticas relacionadas con el uso de drogas y el trabajo sexual, al igual que la ejecución de esas leyes por parte de la policía, afectan el contexto en el que se dan las conductas de riesgo (Blakenship & Koester, 2002). El aumento en el uso del crack, fácilmente asequible, ha tenido un efecto negativo sobre las mujeres pobres que se involucran en el comercio sexual a cambio de dinero o drogas (Erickson, Butters, McGillicuddy, & Hallgren, 2000). Las mujeres implicadas en el comercio sexual viven en condiciones de pobreza extrema, no tienen hogar, utilizan múltiples drogas y alcohol, han tenido experiencias traumáticas en su infancia (Weiner, 1996; Witte, El-Bassel, Wada, Gray, & Wallace, 1999), y por lo común se ven expuestas al maltrato violento (Surrat & Inciardi, 2004).
Diseño metodológico Este estudio utiliza una muestra grande (siendo N=7749) de hombres y mujeres marginados que recibieron asesoría y exámenes de VIH mediante un programa de ayuda callejera. A muchos de los individuos se les realizaron exámenes más de una vez, este estudio consideró específicamente su último o único examen. La información original incluyó 10.080 pruebas individuales; en este estudio la muestra se redujo a 6.737 para incluir a aquellos individuos a los que se realizó una única prueba, y los resultados de pruebas más recientes de 1.057 individuos. Una vez que un individuo arroja un resultado positivo en el examen del VIH no se le vuelve a aplicar el examen, aunque pueden seguir apareciendo en esta base de datos debido que se les 84
procuran otros servicios. El estatus de VIH de esos individuos se mantiene positivo y la última visita para obtener servicios refleja la información más reciente proporcionada por el sujeto. Los datos se recopilaron desde 1989 hasta marzo de 2004 mediante una serie de camionetas de ayuda que ofrecieron exámenes de VIH, educación sobre prevención, intercambio de agujas y gestión de los casos en toda la ciudad de Nueva York. Los equipos móviles le ofrecieron servicios a individuos en la calle y en las afueras de los albergues para personas sin hogar, centros sociales, cárceles, instalaciones de viviendas colectivas (SRO’s) y bares. La información fue recolectada por el personal como parte de su entrega regular de insumos y servicios y fue ingresada en un sistema uniforme de informes solicitado por fuentes de financiamiento público. Los datos se exportaron para su análisis en el Paquete Estadístico de Ciencias Sociales (PECS). El análisis de la información exploró las relaciones del género respecto del VIH, la raza, la etnia hispana, el trabajo sexual, el uso de drogas intravenosas y crack/cocaína por parte de los encuestados, el uso de drogas intravenosas y crack/cocaína por parte de sus parejas y/o su estatus respecto del VIH, y sus antecedentes de abuso sexual, violencia intrafamiliar o intentos suicidas. Una segunda serie de análisis estudió la relación entre la carencia de hogar y el género utilizando las mismas variables. Si bien muchos de los individuos fueron vistos más de una vez por los equipos móviles, este estudio se centra específicamente en sus visitas más recientes al servicio. Las mujeres comprendieron 76,0% de los receptores del servicio; 22,5% fueron hombres y 1,5% fueron transexuales. Más de una quinta parte (21,8%) de la muestra resultó VIH positiva y 10% no tenía hogar. El género se relacionó con el estatus de VIH (p <,05). Los individuos transexuales tuvieron la mayor probabilidad de resultar VIH positivos (50%), seguidos de las mujeres (23,8%) y por los hombres (13,1%). Los hombres tuvieron mayor probabilidad de no tener hogar (12,1%) en comparación con el porcentaje de 10,5% de las mujeres (p = ,049). La raza y la etnia se combinaron en este sistema público de informes. La mayor parte de la muestra fue afro-americana (57,3%), 20,9% fue de color blanco, 21.2% era hispana y menos de 1% resultó provenir del Asia/Pacífico o ser de origen norteamericano. La Figura 1 indica el desglose de la muestra por género y por raza/etnia. Las mujeres comprenden la gran mayoría en todos los grupos étnicos. La disparidad entre mujeres y
MUJERES MARGINADAS: LOS DESAFÍOS IMPUESTOS POR EL GÉNERO, LA CARENCIA DE HOGAR Y EL VHI EN LA CIUDAD DE NUEVA YORK
FIGURA 1
DESGLOSE DE LA MUESTRA SEGÚN GÉNERO Y RAZA/ETNIA
90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%
Mujeres Blancos
Afro-americanos
Hombres Hispanos
hombres es mayor entre los miembros hispanos de la muestra (84% mujeres y 13,1% varones). Al interior del segmento de los transexuales hay cantidades equivalentes de afro-americanos e hispanos (n = 50) pero éstos representan apenas 1,2% de los afro-americanos y 3,0% de los hispanos abarcados en la muestra. Sólo 16 individuos de raza blanca (0,9%) se identificaron como transexuales. Si bien la cantidad total de personas provenientes de las Islas de Asia-Pacifico es pequeña en esta muestra
Islas de Asia-Pacífico
Transexuales Nativos de Norteamérica
(n = 45), los individuos transexuales comprenden 4,4% de este grupo. Los antecedentes de trabajo sexual se informaron en 14,4% de la muestra del estudio, comprendiendo las mujeres la mayoría de los trabajadores sexuales (85,8%). Entre los individuos transexuales se informó de 42,9% con antecedentes de trabajo sexual en comparación con el 22% de todas las mujeres y el 4,5% de todos los hombres. Ver Figura 2.
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ADELE WEINER AND KIM LORBER
FIGURA 2
TRABAJO SEXUAL SEGÚN GÉNEROS
100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%
Mujeres
Hombres
No es trabajador sexual
Transexuales Sí es trabajador sexual
Esta población demostró niveles bastante elevados de uso de drogas. Más de una tercera parte de la muestra usaba crack (34,8%) o cocaína (38,2%), y 20% había utilizado drogas intravenosas. Muchos de ellos tenían una pareja con antecedentes de uso de
drogas intravenosas (24%) o era VIH positivo (17%). Los individuos transexuales revelaron las tasas más elevadas de uso de cocaína (57,8%) o tuvieron mayor probabilidad de tener parejas con antecedentes de uso de drogas (30,8%). Ver Figura 3.
FIGURA 3
FACTORES DE RIESGO DE VIH SEGÚN GÉNEROS
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0% Historial de IV uso de drogas Hombres
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Amante con historial de IV uso de drogas
Amante VIH positivo Mujeres
History of crack use
Historial de uso de cocaína Transexuales
MUJERES MARGINADAS: LOS DESAFÍOS IMPUESTOS POR EL GÉNERO, LA CARENCIA DE HOGAR Y EL VHI EN LA CIUDAD DE NUEVA YORK
Sólo 7% de las mujeres contaba con algún tipo de seguro de salud, y apenas dos individuos indicaron contar con cobertura de salud privada.
Conclusiones con respecto a las diferencias de género La muestra incluyó a 5.923 mujeres (76%), 1.750 hombres (22,5%) y a 120 individuos transexuales (1,5%). Originalmente, todos los análisis de datos en relación al género incluyeron a los individuos transexuales, los que parecieron representar la mayor parte de las conclusiones importantes en relación a género y constituyeron una parte relativamente pequeña de la muestra. Los individuos transexuales tuvieron menor probabilidad de carecer de hogar o de ser víctimas de violencia intrafamiliar y tuvieron
mayor probabilidad de ser VIH positivos, de usar drogas inyectables, ser víctimas del abuso sexual y de ser trabajadores sexuales (p <,05). Un porcentaje mucho mayor (50%) de la población transexual resultó VIH positiva en comparación con las mujeres (23,8%) o con los hombres (13,1%, p <,05). Ver Figura 4. El siguiente análisis de datos eliminó de la muestra a la pequeña cantidad de individuos transexuales (n = 120) y sólo comparó hombres con mujeres. Se compararon diversos factores socio-culturales de hombres y mujeres, incluyendo estatus de VIH, uso de drogas intravenosas, crack y cocaína; tener una pareja VIH positivo o con antecedentes de uso de drogas intravenosas; haber experimentado abuso sexual o violencia intrafamiliar; haberse desempeñado como trabajador sexual; y carecer de hogar.
FIGURA 4
ESTATUS DE VIH SEGÚN GÉNERO
90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%
Mujeres VIH Negativo
Hombres
Transexuales VIH Positivo
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Se encontró una cantidad de diferencias de género y las mujeres marginadas parecieron estar más expuestas al contagio de VIH, uso de drogas y violencia. Una proporción mayor de las mujeres fue VIH positiva (p <,05, ver Figura 4), utilizó crack (p <,05), tenía antecedentes de abuso sexual (p <,05), estuvo sometida a violencia intrafamiliar (p <,05), tuvo intentos de suicidio (p = 0.007), o se involucró en trabajo sexual (p <,05). Ver Figura 5. Los hombres tuvieron mayor probabilidad que las mujeres de involucrarse en alguna conducta de alto riesgo. Ellos mostraron tasas más elevadas de uso de cocaína (p = ,029). No se encontraron importantes
diferencias de género entre hombres y mujeres con respecto a tener una pareja que usara drogas intravenosas, tener una pareja con VIH positivo, o sin hogar. Las conclusiones relativas al estatus de VIH o de uso de drogas intravenosas de sus parejas pueden relacionarse con la falta de conocimiento en la mujer. Esta población de mujeres mantenía múltiples relaciones de pareja y/o estuvo involucrada con hombres que no se mostraron proclives a compartir su estatus de VIH positivo o sus antecedentes de uso de drogas con sus parejas sexuales. Por temor a la violencia o al abandono, a menudo estas mujeres no hacen preguntas al respecto. Esto aumenta su exposición al contagio con VIH.
FIGURA 5
DIFERENCIAS IMPORTANTES ENTRE MUJERES Y HOMBRES
40% 35% 30% 25% 20% 15% 10% 5% 0% Historial de uso de crack Hombres
88
Historial de violencia en el hogar
Historial de abuso sexual
Historial de trabajo sexual Mujeres
Historial de intentos de suicidio
MUJERES MARGINADAS: LOS DESAFÍOS IMPUESTOS POR EL GÉNERO, LA CARENCIA DE HOGAR Y EL VHI EN LA CIUDAD DE NUEVA YORK
Conclusiones relativas a las mujeres y al estatus de VIH Una serie de análisis que usó el subconjunto de datos sobre mujeres (n = 5923) examinó las relaciones entre los factores socio-culturales y el estatus de VIH. Entre las mujeres con VIH el ser seropositivas se relacionó con diversos factores de riesgo identificados. Las mujeres involucradas en trabajo sexual tuvieron más probabilidad de ser VIH positivas (p = .001). Ver Figura 6, abajo. Las mujeres con parejas que tenían antecedentes de uso de drogas intravenosas o VIH positivos tuvieron
mayor probabilidad de ser VIH positivas (p <,05). De las mujeres que tenían una pareja VIH positivo, 89,1% tenía relaciones sexuales con hombres. Debido a las vías de contagio del VIH, el mantener relaciones sexuales con hombres expone a las mujeres a un mayor riesgo de contraer la infección. La mayoría de las mujeres que participaron en esta muestra tuvieron relaciones sexuales con hombres que estaban contagiados con VIH o que tenían antecedentes de uso de drogas intravenosas. Las mujeres que tenían antecedentes personales de uso de drogas intravenosas o de crack mostraron tasas más elevadas de contagio con VIH (p <,05). Ver Figura 7.
FIGURA 6
COMPARACIÓN DEL ESTATUS DE LAS TRABAJADORAS SEXUALES Y QUE NO LO SON
100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%
Trabajadoras sexuales
No trabajadoras sexuales
VIH positivo
VIH Negativo
FIGURA 7
FACTORES IMPORTANTES DE RIESGO DE CONTAGIO CON VIH ENTRE LAS MUJERES 16% 14% 12% 10% 8% 6% 4% 2% 0% Involucrada en trabajo sexual
Amantes con historial de IV uso de drogas
VIH Negativo
Amantes con VIH positivo
Historial de IV, uso de drogas
Historial de uso de crack
VIH Positivo
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ADELE WEINER AND KIM LORBER
Conclusiones sobre las mujeres y la carencia de hogar Se exploró también la relación entre la carencia de hogar y los factores de riesgo al interior de esta muestra de mujeres. Las mujeres con antecedentes de uso de drogas intravenosas tuvieron mayor posibilidad de contar con algún tipo de vivienda (p = ,004). Las mujeres con VIH positivo tuvieron también mayor probabilidad de contar con algún tipo de vivienda y no demostraron una condición de “sin hogar” (n = 5347, p <,05). Esto pudo deberse a una diversidad de factores, incluyendo el de la disponibilidad de hospedaje relacionada con su estatus de VIH positivo o de abuso de sustancias. Las mujeres más saludables demostraron menos opciones de vivienda. Ver Figura 8. Entre las mujeres con antecedentes de abuso sexual parece darse un patrón inverso (Ver Figura 8). Las mujeres que informaron haber sido víctimas de abuso sexual tuvieron mayor probabilidad de estar sin hogar (p <,05). Ciertamente, es posible y probable que esas mujeres hayan sido abusadas sexualmente debido a su carencia de hogar, lo que las hace vulnerable a la violencia en la calle o en los albergues. En cuanto a violencia intrafamiliar
se da un patrón similar (Ver Figura 8). Las mujeres que están en la actualidad sin hogar tienen mayor probabilidad de informar haber sido víctimas de violencia intrafamiliar (p <,05). Tales experiencias pueden afectar sus opciones de vivienda y generarles temor respecto a los albergues u opciones de viviendas colectivas. Muchas de las mujeres que informaron contar con vivienda están habitando lugares inseguros y/o inestables. Viven con parientes, amigos y “parejas”, quienes podrían obligarlas a dejar el hogar sin previo aviso. Debido a sus precarias finanzas, las mujeres y sus seres queridos pueden estar imposibilitados de pagar el arriendo, lo que resulta en la carencia de hogar. Algunas de las mujeres que viven en albergues informan tener hogar si bien otras se identificaron como carentes de éste. Las opciones de albergues temporales incluyen albergues de corto y largo plazo, así como programas de hogares de transición. Es preocupante el hecho de que las mujeres que habían experimentado abuso sexual y/o violencia intrafamiliar tuvieran mayor probabilidad de estar sin hogar. La carencia de hogar hace a las mujeres más vulnerables respecto de la violencia y el abuso sexual, y más proclives a involucrarse en el trabajo sexual con fines de subsistencia.
FIGURA 8
RELACIONES SIGNIFICATIVAS ENTRE LOS FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS AL ESTATUS DE VIVIENDA EN LA MUESTRA DE MUJERES
100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Antecedentes de violencia intrafamiliar Con hogar
90
Antecedentes de abuso sexual
Antecedentes de IV, uso de drogas Sin hogar
VIH Positivo
MUJERES MARGINADAS: LOS DESAFÍOS IMPUESTOS POR EL GÉNERO, LA CARENCIA DE HOGAR Y EL VHI EN LA CIUDAD DE NUEVA YORK
Conclusiones sobre género y carencia de hogar Una serie de análisis con tabulación cruzada en tres sentidos intentó encontrar la relación entre ambos géneros y la carencia de hogar con respecto a los factores incluidos en este estudio. Se compararon cuatro grupos: hombres sin hogar, mujeres sin hogar, hombres con hogar, mujeres con hogar. Hubo diversas conclusiones importantes en relación a las mujeres en estos análisis. Las mujeres con VIH positivo tuvieron mayor probabilidad de contar con hogar (p <,05). Las mujeres sin hogar tuvieron menor probabilidad de involucrarse en trabajo sexual con respecto a aquellas que sí tenían un lugar donde vivir. (p = ,025). Las mujeres sin hogar habían experimentado más abuso sexual que aquéllas que si tenían hogar (p <,05). Casi el doble de las mujeres sin hogar experimentó violencia intrafamiliar (p <,05). Las mujeres sin hogar mostraron tasas inferiores de uso de drogas inyectables (p = ,004) y tuvieron mayor probabilidad de informar no haber utilizado nunca crack en comparación con las mujeres con hogar (p = ,002). Ver Figura 9. Hubo una importante conclusión en relación a los hombres sin hogar y las mujeres con hogar. Un mayor porcentaje de hombres sin hogar tenía parejas cuyo uso de drogas inyectables fue reconocido (p <,05). En dos de los análisis, hubo conclusiones importan-
tes tanto para los hombres como para las mujeres. Las mujeres sin hogar mostraron tasas menores de uso de drogas inyectables que las mujeres con hogar (p = ,004). Los hombres sin hogar revelaron tasas más elevadas de uso de drogas inyectables con respecto a los hombres con hogar (p <,05). En el uso del crack se descubrió un patrón similar. Un porcentaje mayor de mujeres sin hogar respecto de las que sí tenían hogar nunca había usado crack (p = ,002), en tanto los hombres sin hogar tuvieron más probabilidad que aquellos que sí tenían hogar de usar crack (p <,05). Estas conclusiones confirman aquellas conclusiones de la sección anterior de este análisis en cuanto a género y carencia de hogar. Demuestran la compleja matriz de factores que no pueden separarse fácilmente para comprender los factores de riesgo de un individuo. La capacidad de mantener una vivienda podría estar relacionada con factores económicos y con el acceso a programas de vivienda. Las mujeres involucradas en trabajo sexual pueden permitirse pagar por una vivienda, aún cuando particulares poblaciones (de personas que abusan de sustancias, o de aquellas con VIH positivo) pueden tener mayores opciones de vivienda que los demás. Y aún cuando cuenten con un lugar donde vivir, las poblaciones marginadas pueden estar utilizando albergues u otras organizaciones de vivienda inadecuadas o inestables, como por ejemplo habitar en un “hogar del crack” e intercambiar sexo por drogas u hospedaje.
FIGURA 9
HALLAZGOS SIGNIFICATIVOS PARA MUJERES CON Y SIN HOGAR
60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% VIH positivo
Involucradas en trabajo sexual
Mujeres con hogar
Abuso sexual
Violencia doméstica
Mujeres sin hogar
Uso de drogas IV
Nunca ha usado drogas
Columnas 3D 3
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Consecuencias en el trabajo y en la práctica del Trabajo Social Este artículo describe los hallazgos relevantes para la comprensión de la naturaleza compleja de la vida en las calles y para el desarrollo de contenidos de un curso que ayude a los estudiantes de trabajo social a comprender los factores que afectan a las personas sin hogar y que a su vez son factores afectados por la situación de calle. Este estudio demuestra la compleja matriz de factores interrelacionados que generan vulnerabilidad, incluyendo el género, carencia de hogar, uso de drogas, violencia y VIH. Los hallazgos individuales destacan los problemas de justicia social que son inherentes a las diferencias de género entre las personas sin hogar, ofreciendo ejemplos concretos con los cuales se puede ayudar a los estudiantes a entender las inequidades que afectan las vidas de las personas y las alternativas que tienen a su disposición. Específicamente en cuanto a las mujeres, las inequidades incluyen el rol que juegan el abuso sexual y la violencia intrafamiliar en el consiguiente trabajo sexual, uso de drogas y carencia de hogar. Las realidades biológicas del VIH hacen a las mujeres sin hogar más vulnerables, por sus encuentro sexuales con hombres. Esta población de mujeres no cuenta con acceso fácil a los servicios sociales y necesita ser identificada por servicios de bajo umbral, que les impongan pocos requerimientos para poder postular a sus servicios. Esto queda evidenciado por el bajo nivel de participación en los programas médicos asistenciales (7%) de esta gran muestra, habiendo porcentajes mucho mayores que demostraron necesidades de atención médica que justificaban su calificación para recibir asistencia médica pública. Estas mujeres en riesgo requieren servicios básicos muy concretos, tales como hospedaje, cuidados médicos, servicios de protección y desintoxicación. Estos servicios necesitan entregarse en forma sensible en lo cultural y de manera que no aumenten su stress y riesgo. Estos análisis de datos ofrecen la oportunidad de discutir los factores que se relacionan con las poblaciones marginadas y que pueden utilizarse para ilustrar los problemas de género, carencia de hogar, uso de drogas, trabajo sexual y violencia mediante los cursos de práctica del trabajo social, de comportamiento humano en el entorno social (CHCS) y políticas. Muchas de estas conclusiones están abiertas a múltiples interpretaciones y les permiten a los estudiantes el pensar acerca de problemas que no son tan simples o que no se evidencian en lo inmediato. 92
Bibliografía BARROW, S.M., HERMAN, D.P., CORDOVA, P., & STREUNING, E.L. (1999). Mortality among homeless shelter residents in New York City. American Journal of Public Health, 89(4), 529-534. BLAKENSHIP, K.M. & KOESTER, S. (2002). Criminal law, policing policy and HIV risk in female street sex workers and injection drug users. Journal of Law, Medicine and Ethics, 30, 548-559. CHEUNG, A.M., & HWANG, S.H. (2004). Risk of death among homeless women: A cohort study and review of the literature. Canadian Medical Association Journal, 170 (8), 1243-1247. CHRISTENSEN, R.C., HODGKINS, C.C., GARCES, L.K., ESTLUND, K.L., MILLER, M.D., & TOUCHTON, R. (2005). Homeless, mentally ill and addicted: The need for abuse and trauma services. Journal of Health Care for the Poor and Underserved, 16 (4), 615-621. ERICKSON, P.G., BUTTERS, J., MCGILLICUDDY, P., & HALLGREN, A. (2000). Crack and prostitution: Gender, myths and experiences. Journal of Drug Issues, 30 (4), 767-788. HARVEY, S.M., BIRD, S.T., DE ROSA, C.J., MONTGOMERY, S.B., & ROHRBACH, L.A. (2003). Sexual decision making and safer sex behavior among young female injection drug users and female partners of IDUs. The Journal of Sex Research, 40 (1), 50-60. LEWIS, J.H., ANDERSEN, R.M., & GELBERG, L. (2003). Health care for homeless women: Unmet needs and barriers to care. Journal of General Internal Medicine, 18 (11), 921-928. MULIA, N. (2000). Questioning sex: Drug using women and heterosexual relations. Journal of Drug Issues, 30 (4), 741-766. SURRATT, H.L., & INCIARDI, J.A. (2004). HIV risk, seropositivity and predictors of infection among homeless and non-homeless women sex workers in Miami, Florida, USA. AIDS Care, 16 (5), 594-604. WEINER, A. (1996). Understanding the social needs of streetwalking prostitutes. Social Work, 41 (1), 97-105. WITTE, S.S., EL-BASSEL, N., WADA, T., GRAY, O., & WALLACE, J. (1999). Acceptability of female condom use among women exchanging street sex in New York City. International Journal of STDS & AIDS, 10, 162-168. ZUGAZAGA, C. (2004). Stressful life event experiences of homeless adults: A comparison of single men, single women and women with children. Journal of Community Psychology, 32 (6), 643-654.
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 75 / Noviembre / 2008 / P. 93-103
Rehabilitación Psicosocial: Un enfoque efectivo para ayudar a personas con enfermedades mentales agudas Psychosocial Rehabilitation: An effective approach for helping persons with serious mental illness RICHARD BOETTCHER Ph.D. Richard E. Boettcher es Profesor Emérito en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Estado de Ohio. Su dirección en la Escuela de Trabajo Social es 1947 College Road Columbus, Ohio 43210; su dirección de correo electrónico es: [email protected]
Resumen Este artículo reconoce en las enfermedades mentales un problema de salud global con importantísimas consecuencias en el ejercicio de los derechos humanos y da cuenta de la evaluación de un programa para personas afectadas por enfermedades mentales, centrado en la rehabilitación psico-social con base comunitaria que se realizó en Columbus Ohio, Estados Unidos. El estudio utilizó un diseño experimental y encontró que los sujetos del grupo de tratamiento psicosocial superaron a los sujetos del grupo de control en las variables claves de resultados de cantidad de re-hospitalizaciones, cantidad de días de hospitalización, visitas de urgencia a los servicios de salud mental, y contactos con el sistema de justicia penal. Los sujetos del grupo de tratamiento superaron también a los sujetos del grupo de control en todas las mediciones de adaptación personal y social. La evaluación también mostró que el costo del tratamiento psicosocial fue más barato que el tratamiento tradicional. Palabras clave (enfermedad mental, rehabilitación psicosocial, programa comunitario, costo-efectividad)
Abstract This article recognizes mental illness as a portentous global health problem with significant consequences for the exercise of human rights and gives an account of the evaluation of a program for people affected by mental illness,that focuses on psycho-social rehabilitation under a community-based perspective, developed in Columbus Ohio, USA. The study used an experimental design and found that the subjects under psychosocial treatment performed better than the control group in key outcomes such as amount of re-hospitalizations, number of hospital days, visits to emergency services mental health, and contacts with the criminal justice system. The subjects of the treatment group also exceeded the control group in all measurements of personal and social adaptation. The evaluation also showed that the psychosocial treatment was less expensive than the traditional one. Key words (mental illness, psycho-social rehabilitation, community based program, cost-effectiveness)
Introducción Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 450 millones de personas en todo el mundo se han visto afectadas alguna vez por alguna enfermedad mental y por problemas de adaptación. Las personas que padecen estos desórdenes son, con frecuencia, objeto de aislamiento social extremo, muy baja calidad de vida y aumento en morbilidad
a causa de la falta de tratamiento de enfermedades físicas tales como diabetes, VIH/Sida y cáncer. Si bien las enfermedades mentales son comunes a todos los países, los servicios que en ellos se procuran son inadecuados, de modo que la mayor parte de esos desórdenes no se diagnostican de manera correcta, ni se tratan con eficacia. Según la OMS, las naciones de ingresos medios y bajos asignan 93
RICHARD BOETTCHER
menos de 1% de sus desembolsos totales en salud a las enfermedades mentales. Es así como se produce una enorme brecha mundial entre las necesidades representadas por aquellos que padecen enfermedades mentales y los sistemas de atención disponibles tanto para abordar esas nocivas condiciones como para fomentar una buena salud mental. El resultado de este grotesco descuido es que las personas con enfermedades mentales siguen soportando el agobio de la estigmatización, los prejuicios y la discriminación. La enfermedad mental, en consecuencia, es un portentoso problema de salud global con importantísimos consecuencias asociadas al ejercicio de derechos humanos. (OMS: http://www.who.int/mental.health/en)
Salud mental El Equipo de Evidencias e Investigación (EEI) de la Organización Mundial de la Salud opera a fin de fomentar el mejor entendimiento de las personas con enfermedades mentales y para respaldar el mejoramiento en los sistemas de atención dedicados a ellas El equipo EEI busca además difundir información sobre prácticas basadas en la evidencia para abordar los problemas de salud mental y alentar a las naciones a que adopten políticas que fortalezcan sus sistemas de servicios de salud mental. La OMS piensa que es posible el tratamiento de la enfermedad mental en forma humana y costo-efectiva y que si se aplican métodos probados y eficaces, los individuos afectados estarán en condiciones de adaptarse en forma más eficaz en sus comunidades y de producir importantes mejoras en su calidad de vida. Con el fin de fomentar un enfoque metodológico acertado del tratamiento de individuos con enfermedades mentales crónicas, la OMS dio inicio al primero de los foros globales sobre servicios de rehabilitación psico-social con base en la comunidad. Considerada una alternativa al hospital psiquiátrico, la rehabilitación psico-social se propone ayudar a las personas afectadas a sobrellevar sus incapacidades en forma más eficaz y a buscar las formas de mejorar su calidad de vida manteniéndose en sus comunidades. Se trata de un enfoque que pone el acento en una filosofía basada en las fortalezas, que alienta a los clientes con enfermedades mentales a ir en pos de metas de recuperación en términos de vivienda, empleo y relaciones sociales. Este enfoque le resta importancia a la enfermedad y a la incapacidad; fomenta las fortalezas de las personas y sus capacidades de desenvolverse con éxito en el entorno de su mundo real. A fin de obtener un retrato de los programas de re94
habilitación psico-social vigentes en el mundo, el foro auspiciado por la OMS solicitó informes provenientes de proveedores de servicios de salud mental en todo el mundo, quienes deberían relatar sus experiencias tanto positivas como negativas en esos programas. Esta solicitud se inició el 31 de Mayo de 2005 y se cerró el 30 de Septiembre de ese mismo año. La OMS tiene planes de publicar algunas de esas contribuciones y de planificar en el futuro una conferencia internacional centrada en la práctica de la rehabilitación psico-social aplicada a personas con enfermedades mentales. Al anunciar este foro la OMS se refiere a la rehabilitación psico-social como el “avance más importante en el servicio a personas con enfermedades mentales graves”, y señala que es coherente con el Informe Mundial de la Salud de 2001 que recomienda el reemplazo de los grandes hospitales psiquiátricos por instalaciones de rehabilitación psico-social comunitarias. Si en el mundo tomará lugar la clausura de los hospitales psiquiátricos, deberán mejorarse simultáneamente los servicios psico-sociales con base comunitaria, de otro modo es altamente probable que esas clausuras aumenten el estrés familiar, la carencia de hogar y la extensa enajenación y desesperación personal. (OMS: http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2005/pr21/en) Este artículo informa sobre un muy exitoso programa de rehabilitación psico-social con base comunitaria que se realizó en Columbus Ohio, Estados Unidos. El programa fue el producto de un alto nivel de colaboración y cooperación entre proveedores de servicios de atención de salud mental y la Facultad de Trabajo Social de la Universidad del estado de Ohio. Como se verá en los próximos párrafos, dos aspectos de este proyecto son especialmente dignos de destacarse. En primer lugar, la vasta colaboración entre las agencias que participaron conformó un sistema de servicios integrados, sensibles y costo-eficientes. En segundo lugar, el programa se evaluó rigurosamente mediante un experimento en terreno diseñado expresamente que distribuyó en forma aleatoria las asignaciones tanto de los grupos de tratamiento como de control.
Resumen de la colaboración en el proyecto, fase I La base colaborativa de este proyecto se extendió sobre dos fases. En la Fase 1, el equipo de liderazgo de la Asociación de Salud Mental del Condado de Franklin (Mental Health Association of Franklin County, MMAFC) y la Alianza Nacional pro Enfer-
REHABILITACIÓN PSICOSOCIAL: UN ENFOQUE EFECTIVO PARA AYUDAR A PERSONAS CON ENFERMEDADES MENTALES AGUDAS
mos Mentales del Contado de Franklin (National Alliance for the Mentally Ill of Franklin County, NAMI-FC) buscaron y obtuvieron una subvención federal de la Administración de Servicios de Atención de Salud Mental y Abuso de Sustancias (Substance Abuse and Mental Health Services Administation, SAMHSA) para explorar junto con los participantes de la comunidad de servicios de atención en salud mental locales la posibilidad de crear y poner a prueba un nuevo programa de rehabilitación psico-social en Columbus para personas con enfermedades mentales graves (EMG). El programa propuesto debía modelarse después de Agencia Village de Servicios Integrados (Village Integrated Services Agency, ISA) de Long Beach, CA, reconocida en la bibliografía profesional como “un referente sobre metodología acertada” (Ragins, 2005 y Bibliografía de Village, 2005). La aspiración del proyecto en su Fase I fue desarrollar un alto nivel de consenso entre los líderes de la salud mental de la comunidad local con respecto a la implementación de una réplica de The Village ISA en Columbus, OH., con algunas modificaciones que podrían requerirse en virtud de la diferencia en la base de financiamiento, el sistema real de distribución y el contexto social del entorno. Durante la Fase I, MHAFC y NAMI-FC coordinaron una serie de reuniones y capacitaciones con veintiún diferentes agencias, organizaciones e individuos con la misión de generar, o interesados en obtener, servicios para enfermos mentales graves en los condados de Franklin y Columbus. El cuerpo docente y los estudiantes de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad del Estado de Ohio, dirigidos por el autor de este artículo, ayudaron a facilitar estas reuniones y realizaron evaluaciones y diagnósticos del movimiento del grupo hacia la creación de consenso. Las reuniones con los veintiún actores interesados se sostuvieron sobre una base mensual durante la Fase I. Además de las reuniones mensuales, los actores interesados participaron en un ejercicio de grupos focales para analizar las fortalezas y debilidades en la actual entrega del servicio. Personas con enfermedades mentales, abogados, miembros de sus familias, proveedores de servicios de atención en salud mental de la comunidad, legisladores y el directorio de financiamiento del condado, participaron en los grupos focales de actores interesados. Las conversaciones del grupo focal se centraron en las fortalezas y debilidades de la actual entrega de servicios en salud mental en el Condado de Franklin, así como en la factibilidad de 1
replicar los servicios de recuperación tal como lo hizo The Village, ISA. Se guardaron los registros de las reuniones con propósitos de documentación de los problemas que debían abordarse y para realizar un seguimiento del progreso. El proceso para lograr consenso emprendido en la Fase I resultó en un estado de buena disposición entre los integrantes con respecto a la implementación de un modelo de servicios integrado en el Condado de Franklin y condujo directamente al desarrollo de una solicitud de subvención ante la Administración de Servicios de Atención de Salud Mental y Abuso de Sustancias (Substance Abuse and Mental Health Services Administration, SAMHSA) en busca de fondos que ayudaran a financiar los costos de la réplica. Si bien la evidencia final de este consenso fue clara y decisiva, el proceso de este proyecto estuvo cargado de considerable tensión y conflictos declarados. Los directores de tres organizaciones expresaron una fuerte oposición a la implementación del proyecto propuesto tanto en el terreno de lo ideológico -The Village ISA no era coherente con las metodologías de tratamiento de las personas con EMG utilizadas en la actualidad- y en el terreno de lo financiero, es decir, el nuevo programa podría restar recursos de los presupuestos actuales. Un total de once reuniones regulares con los actores interesados realizaron entre Diciembre de 2000 y Noviembre de 2001.En el análisis final las mediciones trimestrales de consenso entre los actores interesados - definidas como conocimiento sobre The Village, ISA, factibilidad y respaldo hacia la implementación - demostraron un progreso sustantivo en dirección positiva durante las once reuniones De los 21 actores interesadoss originales, sólo se registró una objeción formal al proyecto propuesto de una réplica piloto. Animado por este consenso, se formó un subgrupo a partir de los actores interesados originales para formular un plan para la réplica de The Village. Este subgrupo consistió en ocho miembros que representaron a los clientes y miembros de sus familias, abogados de los clientes, especialistas en vivienda y empleo y profesionales de la salud mental. El producto del trabajo de este subgrupo sirvió de base para la solicitud de subsidio al SAMHSA para replicar The Village, la Fase II, y además como un plan para la asociación bajo la cual operaría el proyecto. El subsidio de SAMSHA para la Fase II fue otorgado en Octubre de 2003, por un importe de 150.000 dólares1. El subsidio posibilitó que la colaboración
Subsidio # A0527G1 de los Programas de Subsidios a la Acción Comunitaria de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Substancias.
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RICHARD BOETTCHER
prosiguiera con la réplica de The Village como un experimento en terreno rigurosamente evaluado.
La colaboración continúa: Fase II Como se mencionó antes, el programa en discusión se diseñó para reproducir las características sobresalientes de la Agencia de Servicios Integrados The Village de Long Beach, California, en un contexto con base comunitaria en donde a los clientes con enfermedades mentales graves (EMG) se les ofrecería acceso integral a tres diferentes tipos de servicios: integración a la comunidad, servicios de vivienda, y programas vocacionales. Estos esfuerzos coordinados involucraron a cinco organizaciones comunitarias separadas. Dos de estas instituciones, La Asociación de Salud Mental del Condado de Franklin y NAMI - Condado de Franklin, ofrecieron servicios administrativos fiscales y de gestión y trabajaron para asegurar el apego al diseño. Concord Counseling Services (CCS) - una agencia de consulta y salud mental comunitaria - sirvió de emplazamiento para el programa y proporcionó además al director en terreno para el proyecto, especialistas en integración comunitaria y clientes para el proyecto. Los especialistas en vivienda del programa provinieron de la Red de Vivienda Comunitaria (Community Housing Network, CHN) y el especialista en empleo fue facilitado por el Centro de Alternativas Vocacionales (Center of Vocational Alternatives, COVA). Para recapitular, las similitudes entre The Village, ISA y el programa de Concord Counseling: • Ambos atienden a personas con Enfermedades Mentales Graves. • Ambos atienden a poblaciones con altos niveles de desadaptación social. • Ambos atienden a poblaciones con elevadas tasas de incidencia de carencia de hogar, implicación en casos de justicia penal, abuso de sustancias y desempleo. • Ambos ofrecen servicios a través de equipos de profesionales que trabajan en colaboración (llamados coordinadores de servicios personales en The Village y gestionadores de casos en Columbus).Ambos conjuntos de equipos cuentan con un profundo compromiso hacia la filosofía de rehabilitación psico-social y de recuperación.
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• Ambos enfatizan las relaciones de adulto a adulto entre su personal y los clientes. • Ambas fomentan entre los clientes el desarrollo de sólidas relaciones entre iguales. • Ambos se centran en potenciar la búsqueda de calidad de vida por parte de sus clientes en áreas como la vivienda, empleo, finanzas, recreación y participación en la comunidad. La evaluación del proyecto se concibió como un experimento en terreno controlado (Kerlinger, 1973). Para comenzar, se obtuvieron cincuenta clientes EMG de Concord Counseling Services en forma aleatoria a partir de una lista de todos los clientes EMG del centro. Para calificar para esta lista, cada cliente debía cumplir con uno o más de los siguientes criterios: (1) antecedentes de carencia de hogar; (2) antecedentes de implicación en casos de justicia penal; (3) baja adaptación vocacional. El universo se estratificó de manera de asegurar que los clientes escogidos aleatoriamente representaran verdaderamente un subconjunto de personas con las secuelas habituales de la enfermedad mental crónica. Luego de obtener consentimiento informado de todos los sujetos, veinticinco clientes fueron asignados al grupo de tratamiento y veinticinco se asignaron al grupo de control mediante un proceso aleatorio. El Cuadro 1 muestra una comparación entre los dos grupos. El componente investigativo del programa se interesó en abordar diversas preguntas cuya necesidad de exploración adicional se señala en la literatura sobre rehabilitación psico-social (Barton, 1999). Primero, ¿Pueden los servicios de rehabilitación psico-social ofrecerse en forma eficiente y eficaz por medio de la colaboración de las diversas agencias de salud mental comunitarias? Segundo ¿Cómo se comparan los grupos de tratamiento y de control a través del tiempo en términos de los resultados como vivienda, empleo, encuentros con la fuerza pública, re-hospitalizaciones y niveles generales de adaptación psico-social? Tercero, ¿Cuáles, si es que los hay, son los ahorros que pueden producirse con la aplicación de los servicios de rehabilitación psico-social en comparación con los costos de atención de clientes mediante el programa estándar de servicio ambulatorio ofrecido al grupo de control?
REHABILITACIÓN PSICOSOCIAL: UN ENFOQUE EFECTIVO PARA AYUDAR A PERSONAS CON ENFERMEDADES MENTALES AGUDAS
CUADRO 1
CARACTERÍSTICAS DE LAS DOS MUESTRAS
Demografía Raza/Etnia Afro-Americana Euro-Americana Género Hombres Mujeres Rango etario Promedio Hombres Mujeres Total de Clientes
Grupo de control (n = 25) 5 20
4 21
12 13
13 12
39.3/24-54 42.4/28-55 40.9/24-55
33.6/20-45 36.9/22-52 35/20-52
9 2 8 5 1 25
12 1 6 6 0 25
x : 85.80 Rango 3-216
x : 77.76 Rango : 3-204
Diagnostico psiquiátrico Esquizofrenia, todos los tipos Trastornos delirantes Desorden bipolar, todos los tipos Depresión mayor, todos los tipos Trastornos de ansiedad Total Cantidad de meses recibiendo servicios de atención en salud mental
Grupo de tratamiento (n = 25)
Descripción de la intervención psico-social Según la revisión bibliográfica actualizada de Barton sobre el tema, los servicios de rehabilitación Psico-Social apuntan a aumentar el papel del desempeño de las personas que padecen enfermedades mentales graves y persistentes a través de un rango de intervenciones sociales, educacionales, ocupacionales, conductuales y cognitivas. Por lo general, estos servicios abordan cuatro ámbitos que incluyen capacitación relativa a adquirir habilidades (tanto sociales como vocacionales), apoyo de pares (clubes, centros sociales, redes grupales), servicios vocacionales (empleo asistido y transitorio, capacitación laboral) y desarrollo de recursos de consumo comunitario (redes de apoyo y defensa manejados por los pacientes, agencias de representantes y negocios manejados por los consumidores). El objetivo de los programas de rehabilitación psico-social es reducir el deterioro funcional de personas con enfermedades psiquiátricas importantes. La filosofía subyacente a estos programas es la de fomentar el fortalecimiento, la esperanza, las opciones, la recuperación y las competencias (Barton, 1999). Los participantes del grupo de tratamiento se dividieron en grupos de intereses según sus preferencias
expresadas en términos de comunidad, actividades recreativas y experiencias sociales y culturales. Estos grupos sostuvieron reuniones formales al menos una vez por semana en un local de la comunidad acordada por todos los integrantes de cada grupo. Estos grupos consistían en tres a cuatro participantes y por lo general contaron con la compañía de un miembro del personal del proyecto. Se publicó un calendario de actividades comunitarias con una semana de anticipación, y el personal informó a los usuarios acerca de esas oportunidades y los animó a participar. Como se señaló, los tipos de salida/actividades grupales que se planificaron se basaron en los intereses de los clientes. Se ofrecieron entre 2 y 5 actividades grupales por semana, incluyendo conciertos musicales, comidas, visitas a museos, caminatas en parques comunitarios, salidas de compras, ejercicios, ir al cine, al bowling, eventos de temporada y fiestas grupales. Aunque la mayor parte de estas actividades se llevaron a cabo en el contexto de grupos pequeños, algunas actividades fueron realizadas por usuarios individuales. Los ejemplos de actividades individuales incluyeron el ser el anfitrión de una fiesta, matricularse en un curso, hacer planes con un amigo/a, ingresar a un gimnasio, conseguir una mascota, tomar un curso de artesanías, etc. 97
RICHARD BOETTCHER
Los especialistas vocacionales y de vivienda aprovecharon las oportunidades que surgieron en los eventos comunitarios y en las sesiones individuales para hablar con los sujetos acerca de sus preferencias de vivienda y sus intereses vocacionales. Los especialistas en vivienda hicieron tomar conciencia a los sujetos respecto de sus opciones de viviendas asequibles y seguras. En forma similar, los especialistas vocacionales se reunieron en forma regular con los sujetos para analizar sus problemas de empleo, así como los problemas no relacionados con el trabajo que podrían interferir con la búsqueda y preparación para éste.
urgencia por problemas de salud mental; contactos con la fuerza pública, estatus de empleo y vivienda. Además, se empleó un nivel de escala operativa para evaluar las habilidades de cuidado personal de los participantes, sus niveles de socialización, sus actividades relacionadas con el cumplimiento de sus responsabilidades en el hogar, compras, manejo de finanzas personales, uso del transporte público, etc. La satisfacción del usuario con los servicios ofrecidos también se evaluó sobre una base trimestral. Por último se desarrolló una escala general de adaptación a fin de captar el tránsito de los clientes a lo largo de los puntos de medición.
El grupo de control recibió gestión de casos, consulta siquiátrica, servicios de enfermería, servicios de consulta telefónica 24 horas al día, 7 días a la semana (24/7) y terapia individual y grupal. Las enfermeras proporcionaron la administración de las medicinas. Estos servicios también estuvieron disponibles para los sujetos del grupo de tratamiento, por cierto, pero exceptuando la administración de medicinas, no hicieron uso de estos servicios en un grado considerable.
La hipótesis general bajo examen era que los participantes del grupo de tratamiento superarían a los sujetos del grupo de control en todos los resultados y mediciones de adaptación personal descritas antes. Se esperaba además, que estos resultados demostraran que múltiples agencias podían colaborar entre sí con éxito bajo un programa común de rehabilitación psico-social sobre una base asequible en lo financiero.
Las mediciones se realizaron al comienzo del programa (periodo inicial) y en forma trimestral tanto en el grupo de tratamiento (n = 25) como en el grupo de control (n = 25). Las variables de mediciones de resultados incluyen: re-hospitalizaciones; cantidad de días internado; cantidad de visitas de
Resultados del proyecto Como lo evidencia el Cuadro 2, el grupo de tratamiento en rehabilitación psico-social superó a los miembros del grupo de control del proyecto en cuanto al total de días de re-hospitalización durante el transcurso del proyecto, cantidad de visitas de
CUADRO 2
RE-HOSPITALIZACIONES, VISITAS DE URGENCIA A LA ATENCIÓN EN SALUD MENTAL, CONTACTOS CON LA JUSTICIA PENAL
Total de días de re-hospitalización Grupo de control (n=25) Grupo de tratamiento (n=25) Totales x2 = 187.718 d.f. = 1 p < 0,0001 C = 0,542549 Cantidad de visitas de urgencia a la atención en salud mental Grupo de control (n=25) Grupo de tratamiento (n=25) Totales x2 = 31.469 d.f. = 1 p < 0.0001 C = 0.485569 Cantidad de contactos con la justicia penal o grupo de control (n=25) Grupo de tratamiento (n=25) Totales x2 = 4.661 d.f. = 1 p = 0,031 C = 0,33054 98
Periodo inicial 64 152 216
(%) 29,6% 70,4% 100,0%
1º trim. - 4 trim. (%) 216 92,3% 18 7,7% 234 100,0%
16 27 43
37,2% 62,8% 100,0%
53 6 59
89,8% 10,2% 100,0%
16 5 21
76,2% 23,8% 100,0%
17 0 17
100,0% 0,0% 100,0%
REHABILITACIÓN PSICOSOCIAL: UN ENFOQUE EFECTIVO PARA AYUDAR A PERSONAS CON ENFERMEDADES MENTALES AGUDAS
urgencia a la atención de salud mental y cantidad de contactos con la justicia penal durante el periodo de vida del proyecto. Estas diferencias se refieren tanto a lo estadístico como a lo substancial. Las diferencias en re-hospitalización y visitas de urgencia a atención en salud mental son especialmente destacables ya que el grupo de tratamiento tenía mayor incidencia en ambas en el periodo inicial (Definido como 90 días antes de la fecha de inicio del proyecto). El estatus de vivienda en el inicio y en el cuarto trimestre se informa en el Cuadro 3. Ambos grupos se mostraron efectivamente a la par en el periodo inicial en términos de carencia de vivienda (Cs = 8; Ts = 9). La carencia de vivienda se redujo virtualmente a cero en ambos grupos hacia fines del cuarto trimestre (Cs = 1; Ts = 0). Más individuos del grupo de tratamiento vivían con su familia en el periodo inicial (Cs= 0; Ts = 6) y este patrón se mantuvo hacia fines del cuarto trimestre (Cs = 4; Ts = 10). En términos de vivir en forma independiente, diecisiete individuos del grupo de control fueron descritos de ese modo en el periodo inicial en comparación con nueve individuos del grupo de tratamiento. En esta categoría el grupo de tratamiento ganó en cinco hacia fines del cuarto trimestre y el grupo de controles ganó en dos (es decir, Cs = 19; Ts = 14). La vida en hogares colectivos dio cuenta de uno en cada muestra en el cuarto trimestre y sólo uno en el grupo de tratamiento en el periodo inicial. En relación al estatus de vivienda, la incidencia de carencia de vivienda se redujo a cero en ambos grupos. De este modo, desde la perspectiva de “resultados finales” no puede afirmarse que la dimensión de vivienda del programa ENHANCE haya tenido mayor efecto sobre la carencia de vivienda
que el que tuvieron los servicios regulares de consejería y gestión de casos ofrecidos a los clientes por Concord Counseling Services. Sin embargo, los clientes del grupo de tratamiento mostraron mayor estabilidad en cuanto a vivienda, ya que todos ellos contaban con vivienda hacia fines del primer trimestre, mientras que los clientes pertenecientes al grupo de control no contaban con vivienda hacia fines del cuarto trimestre. Además, la condición de vivienda en el grupo de control tuvo menos estabilidad, con un cambio de vivienda en nueve clientes y dos cambios de vivienda en dos clientes durante el transcurso del proyecto en comparación con ningún cambio de vivienda entre los clientes del grupo de tratamiento. El estatus de empleo de los sujetos se informa en el Cuadro 4. Hubo mucho movimiento hacia fuera de la categoría de “desempleado” en el grupo de tratamiento entre el periodo inicial y el cuarto trimestre (B = 14; Q4 = 1), mientras que no hubo movimiento en esta categoría en el grupo de control. (B = 18; Q4 = 18). Este movimiento tuvo importancia estadística (p = ,004). La mayor parte del movimiento en la parte de los sujetos en tratamiento se dio hacia el “trabajo voluntario”, es decir, de uno a ocho. Estos actos de realizar trabajo voluntario son importantes en términos del avance en el largo camino hacia el objetivo fundamental de lograr un empleo remunerado. Un considerable movimiento desde el desempleo se dio también en la categoría de “preparación para el empleo”, en donde ocho sujetos del grupo de tratamiento encontraron ubicación hacia la conclusión del proyecto en comparación con cuatro individuos del grupo de control. En términos de empleo en el mercado competitivo, los sujetos del grupo de tratamiento se mantuvieron sin cambios entre el periodo
CUADRO 3
RESUMEN DEL ESTATUS DE VIVIENDA
Carencia de vivienda
Viviendo con familiares
Viviendo en forma independiente
Hogar grupal
Periodo inicial
4º tri.
Periodo inicial
4º tri.
Periodo inicial
4º tri.
Periodo inicial
4º tri.
Grupo de control (n=25)
8
1
0
4
17
19
0
1
Grupo de tratamiento (n=25)
9
0
6
10
9
14
1
1
x2 = NA d.f. = 1
x2 = 2.143 d.f. = 1 p = 0,143 (NS)
x2 = 0.371 d.f. = 1 p = 0,541 (NS)
x2 = NA d.f. = 1
99
RICHARD BOETTCHER
inicial (6) y el cuarto trimestre (6), mientras en el grupo de control éstos bajaron de cinco a dos.
mientras que los individuos del grupo de control habían perdido más de dos puntos (p = ,00038). El mismo patrón general se observó en las clasificaciones para “Socialización” y “Actividades”. Es decir, los sujetos del grupo de tratamiento ganaron substancialmente; los individuos del grupo de control perdieron un poco de terreno o se mantuvieron sin cambios en lo medular. Al combinar estas tres áreas de funcionamiento en un puntaje compuesto para representar el “Nivel Total de Funcionamiento” (Cuadro 5), el promedio de individuos del grupo de tratamiento había ganado treinta puntos entre el periodo inicial y el cuarto trimestre y los sujetos del grupo de control habían disminuido siete puntos. La diferencia en el cuarto trimestre tiene importancia estadística a favor del grupo de tratamiento (p = ,0005).
En las mediciones de adaptación personal y social, los sujetos del grupo de tratamiento superaron a los sujetos del grupo de control pese al hecho de que en diversas áreas los sujetos del grupo de tratamiento se clasificaron por debajo de los sujetos del grupo de control en el periodo inicial. Por ejemplo, en términos de “Cuidado Personal”, los sujetos del grupo de tratamiento obtuvieron un puntaje promedio de 25,25 en el periodo inicial en comparación con 30,88 entre los sujetos del grupo de control, una diferencia a favor de los individuos del grupo de control que es importante en lo estadístico. Hacia el cuarto trimestre, los sujetos del grupo de tratamiento habían ganado más de siete puntos en esta categoría
CUADRO 4
RESUMEN DEL ESTATUS DE EMPLEO Desempleados
Grupo de (n=25) control Grupo de tratamiento (n=25)
Preparación para empleo
Experiencia laboral ocasional remunerada
Trabajo voluntario
Empleado
Periodo inicial
4º tri.
Periodo inicial
4º tri.
Periodo inicial
4º tri.
Periodo inicial
4º tri.
Periodo inicial
4º tri.
18
18
1
4
1
1
0
0
5
2
14
1
2
8
2
2
1
8
6
6
x = 8.506 d.f. = 1 p = 0,004 (S) 2
x < 0.0001 d.f. = 1
x < 0.0001 d.f. = 1 p = 1.000 (- -)
2
2
p = 1.000 (- -)
x = NA d.f. = 1 2
p = NA (- -)
x = 0.833 d.f. = 1 p = 0,361 (NS) 2
CUADRO 5
PUNTAJE TOTAL DE NIVEL DE FUNCIONAMIENTO (Puntaje en Cuidado Personal, Socialización y Actividades) Periodo inicial (BSLN)
Primer trimestre
Segundo trimestre
Tercer trimestre
Cuarto trimestre
Control
Promedio EntEstándar Mínimo Máximo
109.04 10.37 84 123
108.72 12.05 77 125
106.64 11.89 84 125
104.56 14.75 65 124
102.64 15.46 70 125
Tratamiento
Promedio EntEstándar Mínimo Máximo
84.88 11.28 71 120
106.24 7.66 86 120
108.64 7.53 86 121
111.92 7.39 88 123
114.60 4.46 104 122
Prueba-t d.f.
7.8832 48
Valores-P
0.0000
¿Importancia a nivel .05?
S
100
0.8686 48 0.3894 NS
-0.7104
-2.2310
-3.7171
48
48
48
0.4809 NS
0.0304
0.0005
S
S
REHABILITACIÓN PSICOSOCIAL: UN ENFOQUE EFECTIVO PARA AYUDAR A PERSONAS CON ENFERMEDADES MENTALES AGUDAS
Las mediciones de “Adaptación General” de los clientes durante los cuatro trimestres se informan en la Figura 1. Estas clasificaciones reflejan la medida de aumento o deterioro de los sujetos de trimestre en trimestre en cuanto a diez áreas diferentes en una escala de -3 a +3. Los valores informados en la Figura 1 reflejan las clasificaciones promedio de estas diez áreas durante cada trimestre. Todas las diferen-
cias tienen importancia estadística (p <,0001). El patrón que se muestra en la Figura I es señal del alto crecimiento positivo en las áreas clasificadas en el sector de los sujetos del grupo de tratamiento y de disminución o “no ganancia” en el sector de individuos del grupo de control. Este hallazgo es coherente con las clasificaciones para “Nivel Total de Funcionamiento” informadas en el Cuadro 5.
FIGURA 1
PUNTAJE EN CRECIMIENTO EN ADAPTACIÓN GENERAL
Cambio en puntaje de adaptación general de trimestre en trimestre. Puntaje total de adaptación general 250% 225% 200% 175% 150% 125% 100% 75% 50% 25% 0% –25% –50% –75% –100% P. Inicial a tri. 1 prueba-t= -8.09 d.f.=47 p<0.0001 Importancia
P. Inicial a tri. 2 prueba-t= -8.20 d.f.=42 p<0.0001 Importancia
P. Inicial a tri. 3 prueba-t= -11.48 d.f.=41 p<0.0001 Importancia
Control
P. Inicial a tri. 4 prueba-t= -5.72 d.f.=46 p<0.0001 Importancia
Tratamiento
CUADRO 6
PUNTAJE DE SATISFACCIÓN DEL CLIENTE Periodo inicial (BSLN)
Primer tri.
Segundo tri.
Tercer tri.
Cuarto tri.
Control
Promedio EntEstándar Mínimo Máximo
26,40 4,87 15 32
25,40 5,56 15 32
25,92 5,22 15 32
25,88 6,44 14 32
24,46 5,44 14 32
Tratamiento
Promedio EntEstándar Mínimo Máximo
26,52 4,48 16 32
25,40 32 4,57 14
27,40 3,23 19 32
29,32 2,80 21 32
29,48 2,40 24 32
-0,0907
0,0000
-1,2024
-2,4487
-4,2116
48
48
47
48
47
0,9281
1,0000
0,2352
0,0180
0,0001
NS
NS
NS
S
S
Prueba-t d.f. Valores-P ¿Importancia a nivel .05?
101
RICHARD BOETTCHER
El grado de satisfacción del cliente en el periodo inicial y trimestre a trimestre se informa en el Cuadro 6. El grado de satisfacción comienza con un virtual empate entre los grupos, pero el grupo de tratamiento muestra una mayor satisfacción a lo largo de los trimestres dos, tres y cuatro, mientras que el grupo de control se mantiene sin variaciones. La diferencia en el cuarto trimestre tiene importancia estadística (p< ,0005) a favor del grupo en tratamiento (Cs = 24,46; Ts = 29,48).
Conclusiones y análisis El proyecto ENHANCE fue una réplica piloto altamente exitosa de The Village, ISA. Los sujetos del grupo de tratamiento superaron a los sujetos del grupo de control en las variables claves de resultados de cantidad de re-hospitalizaciones, cantidad de días de hospitalización, visitas de urgencia a los servicios de salud mental, y contactos con el sistema de justicia penal. Los sujetos del grupo de tratamiento superaron también a los sujetos del grupo de control en todas las mediciones de adaptación personal y social. Se encontró que todas estas diferencias tenían importancia estadística de nivel ,05 o más. Estos hallazgos resultan más notables debido a que en dos de los resultados de las variables –cantidad de días de hospitalización y visitas de urgencia a servicios de salud mental– y en todas las mediciones de adaptación personal, el estatus de los sujetos del grupo de tratamiento era menos favorable que el de los sujetos del grupo de control al momento de las mediciones del periodo inicial. Hablando en términos prácticos, las hospitalizaciones, visitas de urgencia a los servicios de salud mental y los conflictos con personal de la fuerza pública le sumaron costos a los servicios proporcionados al grupo de control por la comunidad, en los que no se incurrió en relación al grupo de tratamiento. Al calcular los costos diarios e incidentales asociados a estos eventos puede estimarse conservadoramente que durante el transcurso del proyecto, los miembros del grupo de control le costaron al sistema de salud mental entre 102 y 180 mil dólares más que la atención proporcionada a los clientes del grupo de tratamiento. Esta es una diferencia directa en el costo y no incluye los costos indirectos asociados al costo en abogados, tribunales y tiempo de tramitación en oficinas de la fuerzo públicas. En resumen, este proyecto demostró que era viable la implementación de un modelo de rehabilitación psico-social basado en metodologías acertadas como el de The Village, ISA mediante un esfuerzo 102
conjunto en el que participaran diversas agencias. El proyecto demostró además que una implementación de ese tipo puede lograr resultados superiores en muchos aspectos relativos a la adaptación del usuarioa la comunidad en comparación con el enfoque de tratamiento ambulatorio estándar que por lo general está a disposición de los usuaros con enfermedades mentales graves. Además, esto puede lograrse con importantísimos ahorros en los costos de las agencias que proporcionan los servicios al igual que para la comunidad de salud mental y los sistemas de justicia penal.
Consecuencias internacionales El programa de rehabilitación psico-social descrito en este artículo tiene importantes consecuencias en la entrega de servicios eficaces en las poblaciones de enfermos mentales graves de todo el mundo. Los elementos esenciales de este tipo de programas pueden replicarse con un alto grado apego en contextos altamente variados, tanto rurales como urbanos, y tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo. Además, el precio de la implementación de la rehabilitación psico-social es razonable y costo-efectivo. La implementación exitosa del enfoque de rehabilitación psico-social para ayudar a los enfermos mentales graves depende de la existencia de profesionales bien preparados en servicios sociales, así como de la disponibilidad de profesionales de apoyo en los campos relacionados, tales como el de vivienda y empleo, por ejemplo. Un trabajador social profesionalmente bien preparado debe estar informado tanto de la etiología como de las dinámicas de las enfermedades mentales crónicas así como de los efectos debilitadores de esas enfermedades crónicas. Adicionalmente el trabajador social con la preparación adecuada debe poseer conocimientos y habilidades tanto en los enfoques individuales como grupales de los procesos de ayuda. El foco de estos procesos de ayuda –tanto individual como grupal– debe estar en el refuerzo de las fortalezas personales, el aliento de crecimiento personal y en el desarrollo de sistemas de apoyo mutuo. Finalmente, para funcionar con éxito, un programa de rehabilitación psico-social debe contar con acceso a enfermería psiquiátrica que pueda atender los problemas que surjan así como para administrar los medicamentos. Dados los recursos, talentos y habilidades profesionales anteriormente descritas, parecería que la ambición de la OMS de fomentar el desarrollo
REHABILITACIÓN PSICOSOCIAL: UN ENFOQUE EFECTIVO PARA AYUDAR A PERSONAS CON ENFERMEDADES MENTALES AGUDAS
mundial de la rehabilitación psico-social efectiva a personas con enfermedades mentales graves es algo que puede materializarse y llevarse a cabo.
RAGINS, M. (2005). History and overview of The Village. Retrieved from http://www.village- isa.org/ Ragin’s%20Papers/Hist.%20&%20Overview.htm
Referencias
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WORLD HEALTH ORGANIZATION (2005). The World Health Organization announces first-ever international forum on community mental health services. Retrieved from http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2005/ pr21/en/
103
M A G Í S T E R ACREDITADO COMISIÓN NACIONAL DE ACREDITACIÓN - CHILE
F ACULTAD E SCUELA
DE
DE
C IENCIAS S OCIALES
T RABAJO S OCIAL
Los interesados pueden postular a la Beca para estudios de Magíster en Chile, año académico 2009 del CONICYT. Plazo hasta el 27 de noviembre de 2008. Ver en: http://www.conicyt.cl/ 573 /propertyvalue-1784 .html Postulaciones Desde el 1 de octubre 2008 hasta el 16 de enero 2009. Informaciones Av. Vicuña Mackenna 4860 Teléfonos 354 4606 / 354 4665 Fax 354 4667 E mail [email protected] www.trabajosocialuc.cl
2009
Escuela de Trabajo Social Programa de Educación Continua 2009 Un espacio intelectualmente estimulante que anima el juicio crítico, la generación de conocimiento y la intervención innovadora.
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108
Revista Trabajo Social ISSN 0716-9736
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Cuadros y figuras Aparte del texto solo existirán cuadros y figuras. Éstos serán los estrictamente necesarios y deberán explicarse por sí solos (sin tener que recurrir al texto para su comprensión), no incluir abreviaturas, indicar las unidades de medición, y contener todas las notas al pie y las fuentes completas correspondientes. Respecto a los cuadros, cada uno deberá encabezarse con la expresión Cuadro N° y, en la línea siguiente, el título, ambos en minúsculas. Al final se indicará la fuente de la información o del cuadro; si es propio se indicará: Elaboración propia. El título y la fuente se ubicarán fuera del recuadro principal. Su formato deberá ser una hoja de cálculo de Excel. Se numerarán correlativamente con cifras arábigas. Siempre habrá que aludir a ellos explícitamente en el texto (Cuadro N° 7). Con la denominación de figuras se incluyen los gráficos, mapas y fotografías. Cada figura debe encabezarse con la expresión Figura N° y, en la línea siguiente, el título, ambos en minúsculas. Al final se indicará la fuente de la información; si la fotografía es propia se debe indicar. El título y la fuente se ubicarán fuera del recuadro principal. Su formato debe ser JPG, en blanco y negro o en tonos de grises, con una resolución mínima de 300 DPI. Se numerarán correlativamente con cifras arábigas. Deberá aludirse a ellos explícitamente en el texto (Figura N° 51). Cuadros y figuras deberán enviarse de forma separada, en el formato que se indica, y serán incluidos sólo si el autor menciona en el texto la ubicación exacta, entre el título y la fuente respectiva. Una línea limpia y fina que defina el área del cuadro o figura se recomienda como límite visual. Notas y referencias bibliográficas en el texto Las notas deben ser las imprescindibles y se situarán al final de cada página. No se incluirán notas a pie de página con referencias bibliográficas. Para las referencias dentro del texto se usará la normativa APA (American Psychological Association), edición 2001, es decir: apellido del autor, año y página, escrito entre paréntesis: (Christoff, 1996, p. 21). La referencia completa deberá constar en la bibliografía. Referencias bibliográficas Las referencias bibliográficas no deben extenderse innecesariamente (la estrictamente citada en el texto), y deberán aparecer completas al final del artículo, ordenadas alfabéticamente y, para cada autor, en orden cronológico, de más antiguo a más reciente. Las referencias bibliográficas se harán según las normas APA, que establecen, entre otras, las siguientes formas:
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• Libro de un autor: Autor (Apellido e inicial del nombre), Año de publicación (entre paréntesis), Título del libro (cursiva), Edición (entre paréntesis), Lugar de edición (seguido de dos puntos), Editorial. Si no tiene editorial se escribe [s.n] del latín sine nomine que significa sin nombre. Ejemplo: Castel, R. (1997). Las metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del asalariado. (1ª ed.). Argentina: Paidós. • Libro con más de un autor: Autor(es) (Apellido e inicial del nombre), Año de publicación, Título del libro (cursiva), Edición (entre paréntesis), Lugar de edición (seguido de dos puntos), Editorial. Ejemplo: De Mattos, C. & Ducci, M. E. (2005). Santiago en la globalización: ¿una nueva ciudad? (2ª ed.). Santiago: Lom. • Artículo de revista científica con un autor: Autor del artículo (Apellido e inicial del nombre), Año de publicación (entre paréntesis), Título del artículo, Título de la revista (en letra cursiva, seguido de coma), Volumen (seguido de coma), Número, Paginación (separadas por un guión). Ejemplo: Winchester, L. (2006). Desafíos para el desarrollo sostenible de las ciudades en América Latina y El Caribe. EURE, 32, 96, 7-25. • Artículo de revista científica disponible en Internet: Autor (es) (apellido e inicial del nombre), Fecha de edición o de publicación (año, día y mes, entre paréntesis), Título del artículo, Título de la revista (en letra cursiva), Volumen, Coloque la expresión “Recuperado el”, Fecha de consulta (día, mes y año), Coloque la expresión “de”, Dirección electrónica. Ejemplo: Winchester, L. (2006, agosto). Desafíos para el desarrollo sostenible de las ciudades en América Latina y El Caribe. EURE, 32, 96. Recuperado el 24 de enero de 2007, de http://www. scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-16120060 00200002&lng=es&nrm=iso. Los artículos que cumplan con los requisitos temáticos y formales indicados en estas instrucciones, serán declarados como “recibido” y puestos a consideración del Comité Asesor Internacional para su evaluación. Los artículos que no se ajusten a estas normas serán devueltos a sus autores y serán declarados como “no recibido”. Trabajo Social, se reserva el derecho de hacer los cambios editoriales que considere convenientes. Las consultas y los envíos de artículos para todas las secciones, se deben remitir a Revista Trabajo Social, a la dirección de correo electrónico [email protected]. El mensaje de los autores que acompaña el artículo debe afirmar que acepta todas las condiciones establecidas por estas normas.
ISSN 0716-9736
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