EL CENTRAL Su vida fue dura. A los siete años su padre murió. Su madre se tuvo que poner a trabajar en la limpieza para poder sobrevivir pues con la pensión que les quedó de su padre no llegaban a final de mes. A los dos años su madre se volvió a casar con un tipo del barrio, bastante vago y muy dado a la bebida. A partir de ahí, empezó a vivir un infierno. Su padrastro le pegaba a menudo y su madre se volvió bastante austera también con ella. Iba bastantes veces marcada a la escuela aunque no se le veía mucho porque generalmente eran latigazos de cinturón en la espalda que su padrastro le propinaba por cualquier cosa. La edad del pavo llegó, y se volvía rebelde; intentaba salir lo más posible de casa pues la situación era inaguantable. Se volvió muy callejera, apenas paraba en casa. Ya en su juventud empezó a juntarse con malas amistades, empezó a sacar malas notas en los estudios lo cual provocaba interminables broncas en su casa. Y aunque era ya mayorcita, pero había veces que no lograba escapar de las garras de su padrastro que de vez en cuando la soltaba tal bofetón que le volvía a marcar la cara; por no hablar de esas veces en las que llegaba a casa borracho e intentaba sobrepasarse con ella manoseándola babosamente. Su madre, muy perdida ya, poco hacía por ella. Empezó a trapichear con drogas con su grupo de amiguetes y la cosa cada vez iba a más. Armaban broncas y escándalos allá donde iban. Un día planearon un robo en una gasolinera, uno de sus amiguetes en un ataque de nervios clavó su cuchillo en el costado de la dependienta. Al final la policía les pilló, y aunque ella no fue la que le clavó el cuchillo pero fue también detenida y arrestada por colaborar en tal acción y fue a la cárcel, ya que había estado más veces fichada por tenencia de drogas. No tenía dinero, no tenía abogados, tan sólo le asignaron un abogado de oficio que poco pudo hacer por ella porque le cayeron ocho años de cárcel. Esther García, a sus 22 años, ingresaba en una cárcel de mujeres. Los primeros tiempos fueron muy difíciles. Su adaptación fue horrible. Al principio estuvo una pequeña temporada sola en la celda, un pequeño habitáculo con una litera y una especie de pequeño zulo con un minúsculo retrete donde hacer sus necesidades. Era joven y tenía muy buen tipo y no pasaba desapercibida para las presas más deseosas. Pasado un mes, la cambiaron de celda y compartió habitación con Cristina, más famosamente conocida como “La Mami”, una mujer de 38 años, encarcelada por matar a su marido al intentar defenderse de los malos tratos. Tenía dos hijos que estaban viviendo con su hermana. La Mami, tenía mucho prestigio en la cárcel, llevaba ya más de dos años esperando a que se revisara su juicio. Era muy respetada por todas las presas, y tomó a Esther como si fuera hija suya en la cárcel. Se llevaban muy bien. Aunque eso no pudo impedir que un día en las duchas, Esther fuera acosada por dos deseosas presas y abusaran de ella, tan, tan brutalmente, que la dejaron destrozada teniendo que pasar algunos días en la enfermería de la cárcel y en observación. Pasó temporada mal pero poco a poco y con la ayuda de La Mami, y de otras amigas que allí se echó,una se fue recuperando. Se apuntó a unos cursos de cocina que daban, se le daba muy bien y quizá cuando saliera de allí le podría servir de algo. También estuvo leyendo mucho; engullía libros y gracias a eso, toda la cultura que no fue capaz de aprender en su juventud, hizo que aún encarcelada, aprendiera muchas cosas.
Consiguió terminar con mucho éxito el curso de cocina, era toda una experta y también acabó un curso de primeros auxilios y otro de iniciación a la psicología. Al cabo de cuatro años, Mami salía de la cárcel, a Esther aún le quedaban dos años más. Iba a visitarla de vez en cuando. Esos dos años fueron los más difíciles pues se sentía sola pero aguantó bien y por buen comportamiento a los seis años y medio, con 29 años salía de la cárcel. Una de las cocineras de allí la recomendó para ir a trabajar a un restaurante, bar al lado del Hospital Central, era visitado por mucha gente y por el personal de allí y necesitaban ayuda; Esther empezaba una nueva vida trabajando en “El Central”. Mami le ofreció su casa hasta que empezara a ganar sus primeros sueldos y así poder alquilarse una. No era muy grande y tendría que dormir en el sofá cama pero... algo era algo. Dos días después de salir de la cárcel, se encaminaba hacia El Central para hablar con el dueño, Antonio, un buen hombre de familia, con cuatro hijos y que era un esclavo total de su negocio. La hizo entrar al despacho del restaurante A: Bueno Esther, quien te ha recomendado, me ha dado muy buenas referencias de ti, como
cocinera y como persona. Te voy a dar una oportunidad ¿sabes? Creo que la tienes que intentar aprovechar, yo voy a ayudarte Esther, pero... no quiero líos, ¿entendido? E: Si Don Antonio, no se preocupe, yo quiero esta oportunidad. A: Bueno pues... si quieres el trabajo es tuyo, con una condición: ni se te ocurra llamarme Don Antonio, por dios jejejejeje, y nada de usted, Antonio a secas... si podrías ser hija mía Esther. E: Vale Antonio, te lo agradezco de verdad. No te arrepentirás de contratarme. Esto es muy importante para mí. A: Bueno pues... ¿Cuándo quieres empezar? E: Por mí ya mismo si quieres, aunque... eso depende de ti. A: Pues ya está. Tengo por ahí polos del restaurante, seguro que hay alguno de tu talla. Los pantalones tienes que traerlos de color negro y de calzado el que quieras, zapatos, deportivos... algo que te sea cómodo, lo que tú quieras. Vamos para afuera que te presento a tus compañeros. No se detenía mucho en las presentaciones pues estaban todos muy ocupados. A: Esther, pronto vendrán los del hospital, es la hora de la comida, suelen pasarse por aquí más o
menos sobre las tres. Vete con Manu que es tu ayudante pero que te irá ahora explicando todo lo de los Muy platosbien ¿vale? E: Antonio (y se dirigió a la cocina) Manu le estuvo explicando los platos del día. Había que darse prisa. Esther estaba muy habilidosa pues se le daba bien. Empezaba a llegar el personal del hospital. Desde la cocina se empezaba a notar el murmullo de la gente. Esther salió un momento a la barra. Se fijó en una mesa que estaba reservada. Las chicas iban muy alegres y parecían bastante escandalosas en su forma de hablar. Los chicos estaban más a su bola y más recatados. Mn: Ya han llegado los de urgencias ¿no? E: Pues... Mn: Sí, un grupo de chicas y chicos. La morenita de pelo más corto es la doctora Cruz, muy maja y
muy cachonda la tía, ya lo verás y la otra morena de pelo más largo es Laura. Jajaja Esther, ya te irás enterando de sus historias, no veas lo que se aprende de la vida de la gente sirviéndoles la comida, al final te tratan como uno más jejejeje. E: ¿Sí?
Mn: Pues si, además, cuando terminan, como ya es tarde y no hay mucha gente, incluso te invitan a
café y todo. Vete a preguntarles que qué van a comer anda E: ¿Yo? Mn: Claro... Esther se acercó a la mesa con la libreta. E: Hola buenas tardes V: Hombre, tenemos nueva chica en la cocina... L: ¿Cómo te llamas? E: Soy Esther, y empiezo hoy... así que... tener un poquito de compasión conmigo ¿eh? C y L: Pues venga, vamos a tener un poquito de compasión contigo... (y empezaron a canturrear)
tenemos chica nueva en la cociiiiinaaaa, que se llama Esther y que es divinaaaaa jajajajaja (reían mientras Esther se moría de vergüenza) V: Mira Esther, yo que tú no me pondría nunca enferma, te lo aconsejo, porque si tienes que esperar a que esta pandilla te cure... J: Venga Vilches jajajaja no te pases con las chicas M: (que llegaba retrasada) Hola, uff he tenido un jaleo... casi no llego (se sentó al lado de Cruz) C: Mira Maca, esta es Esther, la nueva ¿cocinera? E: Hola ¿qué tal? M: Hola, (toda seca) yo de primero quiero ensalada del central y de segundo... pescado a la plancha J: Nosotros... ¿está por ahí Manu? E: Si J: Dile que... bueno, no le digas nada, dile que estamos aquí, que él sabe ya lo que queremos... C: De beber yo... una cervecita, tú también ¿no Laura? L: Siiii E: (pues... lo mismo lo que dice Vilches tiene razón, será mejor que no me ponga mala... ) Dos cervezas... J: Que sean tres V: Otra más M: Yo quiero agua, no quiero que... mis niños huelan como apesto a alcohol jajajaja. C: Anda exaheraaaaaaa jajajajajaja L: Uuuuuuu ¡qué recatadita la doctora! jajajaja. Esther se dirigió a la cocina. E: Madre mía con los doctores, ¡qué escándalo por dios! Jajajaja Mn: ¿Son majos verdad? E: Si (sonriendo) aunque bueno... hay una tal Marga que parece un poco seca, ni siquiera me ha
mirado Mn: Maca, se llama Maca. Si, es un poco más seria pero bueno cuando la conoces, es maja y está mazo de buena... Se dispusieron a preparar los platos. Manu observaba a Esther, realmente era buena y hábil en la cocina. Empezaron a llevar los platos, Manu salió con Esther. C: Bueno Esther, a ver si superas la prueba jejejejeje. E: (tenía cara de susto) C: Jajajajaja mujer que era broma, que somos unos comilones que traigas lo que traigas... nos lo
vamos a zampar... jejejeje. L: Es verdad, no te preocupes, a estas horas nos entra de todo.
Mn: Esther ten cuidado con estos que... son de los que te hacen callos en el culo, con tantos
pellizcos... J: Va, va, Manu, no nos la asustes... tío, la pobre ¡qué va a pensar! E: (sonreía tímidamete) V: Mira... si tus platos son como tu sonrisa... seguro que no nos defraudaran... E: (seguía sonriendo y a la vez sonrojándose) En ese momento, y con el comentario que hizo Vilches, Maca por primera vez levantó la cabeza y se fijó en la nueva cocinera. Estaba roja como un tomate, cosa que le provocó una leve sonrisa, a la vez que pensó que realmente Vilches tenía razón, la nueva cocinera realmente tenía una bonita sonrisa. De repente se dio cuenta de que Esther la miraba así como de reojillo y cogió su vaso y lo llenó. No obstante, Maca denotaba en esa sonrisa y en su rostro como una especie de tristeza... L: ¡Maca! M: ¿Sí? L: Que te están hablando chica jajajaja M: Ay,... perdona, dime (mirando a Esther) E: No, nada, el pescado... que si está en su punto M: Ah, sí, sí, sí... pero... E: (pero qué, a ver que peros pone esta seriota en mi pescado...) M: ¿le has echado algo? E: ¿Algo? V: Uy Esther, ¡que le habrás echado al pescado! E: Bueno, suelo hacerlo con un poco de hierbabuena... M: Umm (saboreándolo) pues está riquísimo, no lo había probado nunca con hierbabuena pero
esta... que te mueres, mira pruébalo Cruz (dándole un trozo a Cruz) C: (saboreándolo) Ummm Esther ¡prueba superada!. Antonio toñeteeeeeee A: Dime doctora C: Que esta chica vale ¿eh? A: Eso me dijeron, ale, venga a comer y no me arméis tanto escándalo por dios, que siempre estáis igual (de coña) V: Eh, eh, sin amenazas que te cogemos y te ponemos en menos que canta un gallo una vía donde yo sé... (con su humor gruñón) L:
Jajajajajaja La comida fue agradable. Esther estaba nerviosa por su primer día pero contenta. Los clientes eran en general bastante habituales y había muy buen ambiente. Después de hacer las comidas estuvo en la barra ayudando a Eric, un camarero rubio sueco, a preparar los cafés. Los doctores se iban marchando. Maca y Cruz se quedaron las últimas tomando el café. Esther las miraba de reojo, le daba un poco de envidia sana esas dos mujeres, doctoras, con sus carreras, parecían felices. Al final se despidieron de los del bar. Ese día Esther continuó su jornada hasta media tarde. Por la noche no daban cenas, solo estaba abierto y servían algunas tapas. Su jornada sería de 1 a 5 y de 8 a 12. Era una dura jornada pero necesaria para volver a encauzar su vida. Pasaron unas dos semanas y Antonio recibía muy buenas críticas de la nueva cocinera, así que decidió darle un adelanto y recomendaciones para que Esther pudiera alquilarse un piso. Así lo hizo. Era muy pequeño, cocina americana, una habitación y el cuarto de baño. Estaba a cinco minutos andando del restaurante, lo cual le permitía irse a descansar a media jornada. Antonio, estaba verdaderamente contento con ella. ¿Por qué habría estado tanto tiempo en la cárcel? Una noche cuando quedaban los dos a solas cerrando, se lo preguntó; Esther empezó a contarle su a grandes rasgos su dura vida y al final se echaba a llorar.
A: (abrazándola) vamos pequeña, vamos... no llores (se separó) verás yo... cuando este familiar me
habló de ti... la verdad es que insistió bastante y le debía un gran favor; pero si te digo la verdad, no me hacía gracia que viniera a trabajar alguien que estaba recién salida de la cárcel. Incluso tuve algo de bronca por ello con mi mujer, pero ¿sabes? Creo que todo el mundo se merece una segunda oportunidad, y creo que tú, la vas a saber aprovechar Esther, porque tienes fondo y ganas, te veo con muchas ganas, muy luchadora. E: (llorando asentía) Gracias Antonio, de verdad. A: Gracias a ti, porque no te lo he dicho pero ahora quiero decírtelo, hay muchos clientes que me
han dicho que desde que estás aquí, la cocina es mucho mejor, y eso se nota en la clientela. Y quiero decirte, que cuento contigo para mi negocio, que en cuanto acabe el periodo de prueba que ya te he adelantado en el sueldo, te hago fija ya. E: ¿Si? (empezaba a llorar más aún y abrazaba a su jefe) Gracias, gracias. Oye Antonio que cuando quieras, algún lunes que se cierra el restaurante, me gustaría invitarte a ti a tu familia a casa a comer o a tomar algo, me gustaría que vinieseis a verla, porque es gracias a ti que puedo tener una vida digna. A: Bueno, tranquila. Pero a comer... con los cuatro enanos ni hablar, que dan mucha guerra, pero a una merienda... aceptamos ¿vale? (la sonreía) E: Eso está hecho. Esther era mañosa, y con la ayuda de Mami, decoró muy cucamente su piso. Cuando los trabajos se lo permitían veía mucho a Mami, que trabajaba como una esclava en una empresa de limpieza. Los días fueron pasando. A los tres meses de salir de la cárcel, Esther ya tenía una vida más o menos centrada, su piso, su trabajo y se había ganado a los clientes con su hacer y su tímida simpatía. Los más divertidos momentos, los pasaba sobre todo en las comidas, aunque a veces era algo estresante pero se divertía mucho con la gente del hospital. Eran muy majos. Una noche quince minutos antes de cerrar Maca entraba por la puerta de El Central. M: Buenas noches Esther ¿Qué tal? E: Bien, aquí... a punto ya de cerrar ¿Qué querías? M: ¿Café? E: Bueno ya he limpiado la cafetera pero... si quieres caliento algo en el microondas... M: No, no, no te preocupes si acaso... E: Venga, que tengo café soluble, y te caliento un vaso no te preocupes M: No te molestes de verdad... E: Si no es molestia, además mira yo me voy a tomar otro. M: Uff es que me han llamado, el pediatra se ha puesto malo y tengo que hacerle la guardia, ya
sabes... esta profesión... Y justo antes de que me llamasen me iba a disponer a acostarme así que... a ver si algo de cafeína me anima un poco... E: Ya verás como si, espera (y se fue a preparar el café) Mientras Esther se dirigía a calentar el agua en el micro Maca fue a la máquina de tabaco, sacó un paquete y se encendió un cigarrillo. Esther volvía. M: ¿quieres? (ofreciéndole uno) E: No gracias, no suelo fumar además ahora todavía estoy trabajando M: Yo tampoco suelo fumar mucho pero... bueno, estoy pasando una mala racha y de vez en
cuando uno de estos me calma E: ¿Y eso? M: Nada... cosas personales Esther
E: Ah (denotaba en su mirada algo de tristeza, pero no tenía la suficiente confianza como para
indagar en su vida). M: Bueno ¿y tu? ¿estás contenta aquí? E: Sí, mucho, la verdad. Antonio es muy buena gente y un buen jefe. M: Bueno... y que la cocinera lo vale (le guiñó un ojo) ¿dónde aprendiste a cocinar así de bien? E: Uff pues... es una larga historia de contar y no creo que me diera tiempo a contártela toda antes de que entres a trabajar jejejeje. M: Ya. Bueno pues otro día me la cuentas ¿vale? Porque me gusta mucho la cocina, soy muy cocinillas yo (algo seria) Umm (terminando el café) bueno Esther cóbrate que me tengo que ir. E: No te preocupes Maca, que invita la casa. M: Oye, que no quiero yo que tengas problemas con esto. E: (sonriendo) no te preocupes, de verdad, que tengo autorización del jefe para invitar a cafés del microondas a los buenos clientes. M: (le sonrió) Pues... muchas gracias Esther, nos vemos. Hasta mañana. E: Adiós. Maca se marchaba hacia el hospital. Esther la veía a través de la ventana. Iba rápido. Sus cabellos se movían al compás de su andar. Es verdad que al principio parecía algo seca pero una vez se la conocía era agradable. ¿Qué la pasaría? Ese día le había notado la mirada muy triste. Terminó de trabajar y junto con sus dos compañeros Eric y Sara, hicieron caja y cerraron el restaurante. Se marchaba a casa. Se iba sola. Excepto Mami, no tenía amigos. Había estado mucho tiempo apartada de la vida y por otro lado no quería saber nada de su anterior vida. No sabía tampoco mucho de su madre. Su madre, que iba muy de vez en cuando a visitarla a la cárcel y siempre estaba reprochándola lo que hizo. Cuando salió la llamó para darle noticias suyas pero no la había vuelto a ver. Su relación con ella era muy fría y distante. De su grupo de amigos tampoco sabía nada. Si vivían, que hacían... pero no le importaba porque ella estaba dispuesta a rehacer su vida. Y aunque estaba sola, se empezaba a sentir bien. Empezaba realmente a vivir. Era Enero, hacía frío. Ese día Eva y Cruz estaba en la barra planeando el cumpleaños de Laura. Esther las escuchaba L: ¿Tú que la regalarías Esther? E: Bueno... no sé es que yo no conozco mucho sus gustos... C: Yo creo que la idea está bien Eva, primero vamos a vuestra casa, cenamos algo allí y ya después
nos vamos por ahí a echarnos unos bailes. Ev: Oye Esther, te podrías apuntar... E: ¿Yo? C: Anda pues claro, si vamos a ir gente del hospital que ya conoces, además a Laura le caes muy bien. E: No sé... Ev: Bueno, si no tienes ningún plan, claro... es este sábado. E: Pues... C: Venga que si mujer, anda vente Ev: Si venga, Esther E: Bueno, lo que pasa es que yo cierro tarde, lo mismo hasta la una no podría ir... C: No pasa nada, a la una todavía estamos en su casa, que llegas a tiempo... E: Este sábado... Ev: Venga, que contamos contigo ¿vale? E: ... Vale
C: Venga que no tienes tu cara de... salir mucho por ahí E: Pues es verdad, hace... un montón que no salgo (uff desde el día de la gasolinera) Ev: Entonces hecho. Eso sí, a cambio... tienes que darnos ideas para el regalo jajajajaja. E: Jajajaja. Yo no conozco mucho a Laura pero de regalarle algo... le regalaría un muñeco grande
de peluche... Ev: Ahhhh no, eso si que no, que la casa es muy pequeña jajajajaja. C: Jajajaja. Si, o metes el peluche o metes a Eva jajajaja. E: Algo de ropa,... algo de bisutería... Anda, se me está ocurriendo que yo podría hacerle una tarta... Ev: Genial. ¡Que idea!. Venga pues tú te encargas de la tarta que nosotros compraremos el regalo. E: Vale pero contar conmigo también. C: De eso nada Esther, que tú ya haces la tarta. E: No, no de verdad, que eso va de mi parte, que me apetece mucho hacerla. Ev: Venga pues con lo que compremos ya te lo decimos. ¡Que bien nos lo vamos a pasar ya veras!
Esther estaba entusiasmada. Estaba nerviosa. Iba a salir. Iba a ir a una fiesta de cumpleaños y después a bailar. Iba a preparar una tarta para Laura, una doctora muy simpática. Esperaba que no le importara que fuera eso era lo único que más cosa le daba, que de repente a Laura no le gustase que fuese a su fiesta de cumpleaños. Aunque Laura era muy agradable con ella y según decían Cruz y Eva, parecía que no le fuera a importar. Estuvo dos días pensando en los ingredientes de la tarta. Quería que saliera bien. Al final habían quedado en que cuando llegara ella sobre la una, llegara con la tarta ya que habrían terminado de tomar algo de cena e iría justo a tiempo para el postre y a la vez sería una sorpresa. Toda entusiasmada llamaba a Mamy para contárselo. MA: Me alegro mucho Esther, a ver si ya empiezas a hacer nuevos amigos E: Ya Mami pero... no sé, no quisiera hacerme muchas ilusiones ¿sabes? MA: Mira Esther, a la gente no se la valora por su profesión. Por lo que me has contado, esa gente
parece maja y yo creo que les caes muy bien. Tú no te preocupes, poquito a poco ¿vale?. Lo importante es que vayas haciendo nuevas amistades, ya que conmigo entre tu trabajo y el mío y mis hijos... no podemos salir mucho. E: No sé Mami, mi vida ha sido tan dura que no quisiera hacerme muchas ilusiones. MA: Vale, tú no te las hagas pero ahora de momento, te haces una fantástica tarta de esas que tú sabes... te vas a la fiesta... y ya me contarás. E: Estoy muy nerviosa Mami, de verdad. Pero... si algún día se enteran de mi pasado... sólo lo sabe
Antonio y tú, nadie más. MA: Esther, me estoy empezando a enfadar ¿sabes?. Si algún día se enteran de tu pasado, ya te habrán conocido lo suficiente como para que no les de tiempo a recular. La gente inteligente no valora a las personas por su pasado, no se valora a la gente por lo que no son, sino... por lo que son, y tú eres una persona dulce y encantadora Esther, una buena persona, eso es lo que eres Esther (la abrazó) E: Mamy... sabes que te quiero un montón ¿verdad? (Mamy asentía) Uff bueno, ahora a ver que me pongo MA: Cualquier cosita oye, no te vayas a gastar dinero en un vestido de marca... E: Jajajajaja. ¡Tu estás loca!... El día del cumpleaños de Laura llegó. Era sábado. Durante su descanso, Esther en su casa preparó la tarta. Hizo una gran tarta de chocolate, la mitad era de chocolate blanco y la otra mitad de negro. Con una manga de pastelería muy fina le puso “Felicidades Laura”. Le quedó muy bien. Por la tarde, en el trabajo, la envolvió con un papel y advirtió que no la tocaran. Terminó su turno sobre las doce y media, y Manu que iba por aquella zona la acercó a la casa de Laura. La llevaba con sumo cuidado. Llamó a la puerta. Se oía jaleo de voces. Laura abría la puerta.
E: Hola Laura, muchas felicidades L: ¡Esther! (le dio mucha alegría el verla) pasa, pasa, vaya sorpresa. E: Mira he traído esto (entregándole la tarta) la he hecho yo pero... es de parte de todos. L: Umm C: ¡Vaya sorpresa Laura! L: ¿Lo sabíais? C: Pues claro, nos permitimos el lujo de que viniera... L: ¡Claro que sí! Que sorpresa, me alegro de que hayas venido. Vaya, no tengo perdón al no haberte
dicho nada pero... E: No pasa nada Laura, a mí también me daba un poco de cosa venir sin que tú me lo hubieras dicho pero... me insistieron jejejeje Ev: Eh, nuestra repostera E: Jejejeje. En el salón estaba la gente. A muchos les conocía. Estaban Vilches, Aimé, Rusti con una chica que pensó que era su mujer, Teresa la de recepción, Javier, Eva Cruz, Maca y... otra chica que sería del hospital. J: ¡Hombre! Nuestra cocinera favorita (le dio un par de besos) ya me han contado cómo te han engañado ¿eh? E: (sonreía) No, para nada, lo he hecho con mucho gusto Javier L: Ven Esther, ¿Qué quieres tomar? E: Ya he picado algo en el trabajo, no tengo mucha hambre, si acaso algún refresco. M: ¡Esther! Que sorpresa (a su lado estaba otra chica) mira te presento a Azucena, Azucena, esta es Esther, trabaja en el restaurante donde vamos a comer E: Hola ¿Qué tal? Ax Hola Esther (se dieron un par de besos) M: ¿Has traído una tarta? E: Si, la hice esta tarde, quería tener un detalle. M: Vaya... si que es un detalle, sí... (la miró con los ojos algo entornados y sonriendo) E: (Vaya con Maca, también bebe, también... jejejeje) Laura desenvolvía la tarta L: Uauuuuuuu de dos chocolates, como a mí me gustan E: ¿Sí? L: Si Esther, seguro que alguien te lo ha chivado E: ¡Que va! La verdad es que soy algo glotona y pensé que podría estar bien, así, bicolor jejejeje. J: Pues has acertado Esther, porque aquí a la amiga... no veas como le encanta el dulce. Venga
Laura trae unas velitas, cuantos eran ¿cuarenta, no? ¿tienes tantas velas? L: (sonriendo enfurruñada) Muy gracioso estás tú hoy... Laura se fue a por unas velas, y también a por copas para el cava. Una vez encendidas las velas, apagaron las luces Ev: Venga cariño, pide un deseo
Los grandes ojos de Laura se cerraron durante unos segundos para después volver a abrirlos y tomando aire de sus pulmones, apagó un gran cirio que había logrado encontrar por ahí Todos: Cumpleaaaaaaaaños feeeeliiiiz,
cumpleaaaaaños feliz biennnnnnnnnnn
cumpleeeeeaños, feeeeliiiiiz, te deseamos Lauritaaaaa,
Las luces se volvían a encender, todos juntaron sus copas y brindaron y Laura ayudada por Maca empezó a repartir las porciones de tarta. Estaban todos algo revolucionados; ya antes de que llegara Esther habían caído unas cuantas copas y estaban muy ambientados y con un buen rollo. La música, no muy alta sonaba. M: (cortando el trozo para Esther) ¿Qué prefieres Esther, del blanco o del negro? E: Me es igual, me gustan de los dos... M: ¿Le has echado hierbabuena a esto? E: Jejejejeje. Pues no, pero... mira, la próxima vez probaré jejejeje. ¿Azucena también trabaja en el
hospital? M: No. No exactamente, es una buena amiga mía. R: Mira Esther, quiero presentarte a Queca, mi mujer Q: Hola Esther, encantada (le dio un par de besos) chica, me ha hablado Rusti más bien de ti... no veas como le tienes de encandilado con la comida, claro que es normal, a mi no se me da nada bien... E: Si bueno... Estuvieron charlando un rato. Esther se fijó en que Azucena agarraba cariñosamente un dedo de Maca y la miraba como muy tiernamente, como con demasiada complicidad. Laura que se dio cuenta se acercó por detrás hacia ella. L: ¿sorprendida? E: ¿Eh? (haciéndose la disimulada pues no quería que la tomaran por una cotilla) L: Bueno, he visto como te fijabas en ellas... E: ¿En quién? L: Jejejeje. Esther venga, no te hagas la disimulada E: Ah, no bueno... no pasa nada (sonreía avergonzada) L: La verdad es que creo que Maca ha bebido algo más de la cuenta porque si estuviera más
normal, jejejeje no se mostraría así, suele ser bastante discreta. E: Bueno a mi no me importa L: A mí ella no me gusta. E: ¿Quién, Maca? L: Noooo, Azucena. No sé... creo que últimamente la está haciendo sufrir mucho. E: Vaya, ¿Sí? pero... T: Oye Esther, me tienes que dar la receta del arroz a tres bandas que haces, está delicioso, se lo
quiero hacer a mi Pepe, que le encanta el arroz. E: Vale Teresa, ya te la pasaré. Y si no... trae a Pepe al bar a comer... T: Anda, mírala, mírala ella como mira por el negocio... jejejeje. E: Claro Teresa jejejejeje. La cocina es como la magia, los trucos no se revelan nunca jejejejeje. No, de verdad, que es muy sencillo, ya te pasaré la receta. Al cabo de un rato decidieron marcharse a tomar algo por ahí y a bailar. Fueron a pié hasta un local que había cerca de la casa de Laura y Eva. Teresa ya se marchó pues al día siguiente se iba con su marido a comer a casa de sus suegros y no aguantaba más, y Rusti y Queca también se marcharon, pues al día siguiente tenían que ir a recoger a su niña a casa de los abuelos. Entraron en el local. Había mucha gente. Se dirigieron hacia la barra a pedir las copas. Esther no bebía alcohol, eso ya lo dejó hacía tiempo y se pidió un refresco. Eva y Laura se pusieron a bailar y Esther se animó con ellas. Al principio se movía tímidamente, hacia tanto que no bailaba... pero según iban pasando las canciones y animada por Laura y Eva, empezó a desencajar su cuerpo y terminó bailando muy animadamente.
En una ocasión en que la barra le pillaba de frente, vio como Maca y Azucena charlaban. La cara de Maca empezaba a denotar seriedad, negaba con la cabeza y la notaba disgustada. Azucena sonreía, parecía que le estaba contando algo pero Maca seguía con cara de enojo. Se fijó en que Cruz y Vilches se daban un piquito, sabía que eran pareja, aunque no pegaban para nada, Cruz tan agradable y Vilches tan gruñón... pero congeniaban muy bien. Estaban con Javier, que miraba con los ojos ya cargaditos hacia donde estaban bailando. Se dio cuenta de que en concreto, no apartaba la mirada de Laura. En su estancia en la cárcel, había aprendido a ser muy observadora. Eran muy majos todos, y se sentía feliz de poder estar allí con ellos y de que hubieran querido que compartiera esos momentos con ella. Terminaron de bailar y se dirigían a la barra cuando de momento, Maca, muy enfadada, dejaba su copa y se iba corriendo al baño. Sin saber por qué la siguió. Cuando entró, había dos chicas en los lavabos y las otras dos puertas estaban cerradas. Una de ellas salió y Esther se quedó mirándose en el espejo. Llegaba más gente al baño pero Maca seguía sin salir. Por fin, al cabo de un rato Maca salía del baño con la cara algo desencajada. E: (girando su cabeza y poniendo cara de sorpresa) Ey Maca (sonrió) M: Hola (toda seria) E: ¿Te pasa algo? ¿Estás bien? M: Sí E: Ah, no sé... (mirándola con cara de preocupación, no sabía qué decir) M: No, no me pasa nada, debe ser la bebida que me ha sentado mal. E: Que has estado... ¿vomitando? M: Bueno... si, un poco (mentía) se me pasará, tranquila (sonrió) E: Uff yo tengo un calor... estoy sudando, he venido a refrescarme un poco el cuello (se mojaba con
sus manos la nuca y en una de esas cogía un poco de agua y se la salpicaba a Maca) M: Eyyy jajajajaja. E: Toma, para que te refresques jejejeje. M: Oye ¡qué sorpresa! ¿No? Cuando te he visto... E: Si, Eva y Cruz me lo dijeron y bueno... no te tenía nada que hacer y me apetecía estar con vosotros M: Me alegro de que hayas venido, de verdad, a Laura le caes muy bien de verdad,... bueno... y a todos (empezaba a sonreir) E: Gracias maca a mí también me caéis bien, sois muy majos todos. M: Bueno, ¿vamos para afuera? E: ... Si, si (amablemente le abrió la puerta)
Gesto que a Maca sorprendió, porque casi siempre era ella la que solía hacer esas cosas. Le pareció que Esther era muy detallista. Mientras pasaba por la puerta miró a Esther. Su sonrisa le encantaba. M: Gracias.
Se dirigieron de nuevo a la barra. De nuevo estaban todos allí. Maca intentando disimular sonreía. Azucena la veía venir con la cocinera y estaba muy seria. Maca se puso a hablar con Cruz y Vilches y Esther se dirigió al lado de Eva y Laura. De repente una famosa canción de Estopa empezaba a sonar. Esther empezaba a moverse y Eva y Laura se la sabía de memoria... aunque mejor que Esther... no. Salimos de la cárcel metemos la primera en el loro deep purpel chirrían las cuatro ruedas
Vamos marcando el paso vamos rompiendo el hielo no hacemos ni puto caso de las señales del cielo Que no tenemos pasta pues dormimos un rato porque el dormir no gasta sale mucho más barato Nos comemos la noche cacho a cacho gramo a gramo enroscamos el coche y a mañana no llegamos La vida en un minuto no pasa tan deprisa por si acaso disfruto ¡Corre que me da la risa!
Las chicas empezaba ya a moverse como locas E Ev y L:
Acelera un poco massss porque me quedo tonto y vamos muy lentossssssss Acelera un poco más corre más que el veneno que llevo dentro Acelera un poco más ahoga en tu laguna el pedal del frenoooooooo Acelera un poco más pero dejame que piense que el pensamientooooo Maca las empezó a mirar y sonreía. Estaban ahí, como locas, cantando a los Estopa en plan macarrilla. Cuando Esther cantaba lo de “pero déjame que piense” dirigió su mirada hacia Maca y Cruz y sonriendo se ponía un dedo en la sien como haciendo que pensaba. Después seguían bailando e interpretando. Hacían que cogían un volante y pisaban fuerte el acelerador. Vilches, Cruz, Azucena y Javier se reían con la actitud de las tres chicas. Estaban tan alegres... Laura estaba disfrutando tanto de su cumpleaños... y Maca no paraba de mirar a Esther, que la estaba sorprendiendo. Az Maca... M: (continuaba mirando el show, olvidando por unos instantes sus preocupaciones) Az ¡Maca! M: (dándose la vuelta) ¿Qué? Az (alejando a Maca un poco del grupo( Maca por favor, sólo te pido eso, un poco de tiempo. Para
mí es muy difícil la situación, de verdad. M: Ahhh, para ti es difícil, ¿no? pues que sepas que para mí también lo es. Te recuerdo que dejé plantados a más de quinientos invitados en mi boda sólo por ti. Pero es que... no sé, me siento sola, de verdad. Me gustaría haber hecho muchas cosas contigo pero tú tienes una doble vida Azucena. Yo arriesgué todo por ti y llevamos ya así casi un año y no tú no haces nada. Az De veras que lo intento cariño, pero... es que mi hijo aún es muy pequeño... M: ¿y a que tengo que esperar, a que cumpla la mayoría de edad? ¿A qué sea ya mayorcito para que tú y yo podamos tener una relación normal? Az Maca, si estuvieras en mi situación... M: Pero no lo estoy Azucena, no lo estoy. Estoy en la mía. Llámame egoísta o lo que quieras pero... tengo que vivir mi vida. Yo lo estoy pasando muy mal, no puedo hacer libremente contigo lo que quiera. Az (toda insinuante) Bueno... esta noche... sí...
M: Ya, esta noche sí, porque supuestamente tú estás en un congreso farmacéutico en Guadalajara,
pero ¿y mañana? ¿y el fin de semana que viene?... Az (se acercaba a su oído insinuantemente) Bueno, de momento tenemos esta noche Maca, no pienses en nada... tenemos que aprovecharla... son ya las dos y media, mañana no vuelvo a casa hasta la tarde... vámonos, vámonos ya... . La canción terminaba y las tres posesas, terminaban su show. Volvían a la barra... Az Bueno chicos, nosotras ya nos marchamos L: ¿Ya? Az Si Laura. Bueno que me lo he pasado muy bien. Gracias por invitarme a tu fiesta. L: De nada Azucena (le dio un par de besos y después se dirigió a Maca) ¿Estas bien? (susurrándole
al oído mientras le daba un beso) M: ... Si, si, no te preocupes (sonreía) L: ¿Ummm? (como no creyéndoselo mucho) ya hablaremos... Se despidieron de todos. Maca se acercó hacia Esther a darle un par de besos. E: (sonriendo y cogiéndole dulcemente con su mano la cara) ¿Ya estás mejor? M: (al principio estaba seria, pero cuando notó la mano de Esther en su cara, de repente una sonrisa
apareció en ella, la miró dulcemente aunque con ojos tristes)... Si, Esther, no te preocupes venga. Nos vemos. Y salían del local. Ev: No parecía que estuvieran de muy buen rollo L: Si, eso parece V: A mí esta tía... no me va... así como tú sí... (dirigiéndose a Cruz) esa no. C: Eso espero jajajaja, irte jajajaja (le daba un beso) J: Bueno, cómo os habéis marcado ahí a los estopa. Laurita, esa faceta tuya... L: Ah, si, me encantan... bueno y a ti también ¿no Esther? Que te la sabías de memoria jejejeje. E: Siiii yo los... vi... . (en ese momento se paró, casi se le escapa, estaba tan distendida, que por un
momento se olvidó de iba a decirles que los vio en un concierto que hicieron en la cárcel de mujeres) Ev: ¿Los vistes? ¿Dónde? Yo es que cada vez que iba a ir a uno de sus conciertos, de repente no coincidía con el turno.¿Cuándo los vistes? E: Bueno... en unas fiestas del barrio, (dios mío, y qué barrio... ) tienen mucha marcha, si... J: Pero qué macarrillas que sois jejejejeje. L: Si, pues anda que tú, ahí, con el Enrique Iglesias... jajajaja ¡no es pijo ni nada aquí el menda Esther jajajajaja. E: Bueno, yo... me voy a ir marchando ya, que son más de las tres y mañana tengo que trabajar... V: Venga, sí. Nosotros también nos vamos, ¿te acercamos Esther? E: No, no, es igual, me cogo un taxi C: Ni hablar, ¿a estas horas? Venga que te acercamos. Laura, Javier y Eva, seguían con la marcha. Cruz y Vilches, acercaron a Esther hasta su casa. Durante el camino, le contaban a Esther que tenían miedo de llegar a casa porque tenían tres hijos y no sabrían en qué situación estaría la casa. Esther se reía con los comentarios. Realmente era una pareja tan distinta... pero muy bien avenida.
Esther llegaba a casa. Se quitó la ropa, se tumbó en la cama. Estaba muy excitada, muy alegre, no podía conciliar el sueño. Hacía tanto tiempo que no se lo pasaba tan bien... estaba como en un sueño. Intentaba pensar, cual sería el próximo cumpleaños, quizá la volvieran a invitar. E: O quizá... si algún día se enteraran de que estuve en la cárcel... ¿Qué pensarían entonces de mí?
¿Y Maca?. Con lo guapa y sensata que es... y parece que está sufriendo. Azucena es mazo seca. Además apenas se relacionaba con los demás. Debe ser por esa relación que últimamente la veo triste. Vaya, no me la imaginaba yo que estuviera con una chica, todo lo contrario (sonreía) a ella le pega un chico tan guapo como es ella. Porque... mira que es guapa la chica. No me ha querido contar nada, bueno, es normal Esther, esas cosas no se cuentan así como así. Yo tampoco le he contado nada de lo mío. Viste tan bien... y luego... ¿se irían a? No sé, porque con la cara de cabreo que llevaba Maca... mejor que mejor, ojalá que ella no le de “eso” esta noche, que después de verla así... no se lo merece. ¡la tía pedorra esa... ! ¡qué antipática! ¡qué estirada!. Si estuviera conmigo, yo no la podría tratar mal, si... ¿pero qué digo yo? Ays... (sonreía) estoy muy alterada, ¡qué cosas se me ocurren a estas horas! Tengo que dormirme, tengo que dormirme... Esther duérmete, duérmete... que mañana tienes que currarr... vamosssssss... vamossssss Y con esos pensamientos al final, cayó dormida. Era domingo. En la casa de Maca, Azucena y ella yacían desnudas en la cama. Al final Maca, en contra de los insospechados pensamientos de Esther, no se pudo resistir a la seducción de la casada. Una mano de Azucena reposaba sobre la cara de Maca. Al abrir los ojos y sentir esa mano sobre su cara, lo primero que se le vino a la imaginación fue esa caricia que Esther le hacía la noche anterior cuando se despedían. Parecía que últimamente su sonrisa ya no denotaba tanta tristeza y se alegraba por ello. Apartó la mano de Azucena de su cara, se levantó sin mirarla y se fue a la cocina a tomar algo. Esther hacia las comidas. Ese día solo fueron a comer Aimé junto con Salinas, los demás libraban. Estaba cansada pues apenas había podido pegar el ojo entre unas cosas y otras. Un chico alto y guapo entró. R: Hola, ¿está Manu por ahí? E: Hola... (qué guapo... ) Si... espera un momento que le aviso (y se fue hacia dentro) Manuuu hay
un chico muy guapo que pregunta por ti Mn: ¿Quién? E: Pues no lo sé... qué más quisiera yo saberlo (con cara de pillina) Mn: Ay... (salía hacia la barra) ¡Ramón! ¿Qué tal? (salió hacia fuera y se pegaron un fuerte abrazo) ¿Qué tal? R: ¿Qué tal, tío? He venido al hospital a ver a un familiar y he dicho... a ver si está este tipejo por aquí jejejeje. ¿Qué tal te va todo, bien? Mn: Si, como siempre Manu, aquí sigo... R: ¿Y tu chica? Mn: Ahí vamos, al final nos fuimos a vivir juntos y la verdad, es que... bastante bien, ya sabes, con lo golferas que era yo... pero... el amor tío... jejejeje ¿Y tu? ¿Qué tal con tus amores? R: Hace unos meses que lo dejé con mi novia. Bueno... más bien fue ella la que lo dejó conmigo. Después me enteré de que enseguida estaba con otro Mn: Estas mujeres... Esther miraba de reojillo, realmente el chico estaba bien, moreno, alto, buen tipo y con un puntito de bohemio que le agradaba. Manu se fijó cómo le miraba.
Mn: Mira Ramón, esta es Esther, es la nueva cocinera (dirigiéndose a Esther) R: Hola Esther, encantado (alargó el cuerpo pues Esther seguía dentro de la barra, y le dio un par de
besos). E: Igualmente Ramón, ¿sois amigos? Mn: Desde pequeños, nos conocemos desde que éramos unos renacuajos jejeje ¿verdad?. Uff la de travesuras que hacíamos de pequeños ¿verdad Ramón? R: Uff ni me lo recuerdes, que me da una vergüenza... (sonreía a Esther) Mn: ¿Has comido? R: Pues, no, todavía no... Mn: Venga, pues quédate a comer con nosotros ¿vale? Ya hemos terminado y ahora se quedan
Antonio, Eric y Sara atendiendo esto. R: Perfecto. Mientras comían en la trastienda del bar, Ramón hablaba sin parar. Era un tipo bastante agradable y entretenido; Esther le miraba como embobada aunque intentaba disimularlo, y de vez en cuando Manu le hacía miraditas pues había captado que a Esther le interesaba. Sara le pidió que saliera un momento a ayudarle con una de las bombonas de cerveza. R: ¿Y llevas mucho tiempo aquí? E: No, que va, unos meses R: Es majete Manu ¿eh? E: Si, la verdad es que me ha ayudado mucho. Lo paso muy bien con él, es muy buena gente. R: Lo es, sí. La verdad es que la vida a veces es... mírale, ahí, con su carrera y trabajando en un
restaurante. Bueno, menos mal que le va bien y está contento. E: Si, además ahora se está preparando las oposiciones, es duro trabajar y estudiar a la vez. R: Es muy culto. Recuerdo antes de echarnos novias que íbamos por ahí a ver exposiciones, museos, íbamos un montón al cine... ¿te gusta el cine a ti? E: Si, aunque hace mucho que no voy, porque con este horario... R: A ver ¿cual ha sido la última película que has visto? E: Ummm (se quedó pensando) La guerra de las galaxias R: ¿La última? E: Sí, la de El Retorno del Jedy R: Jajajajaja Jajajaja pero Esther si esa es de hace por lo menos... doce años ya jajajajaj E: ¿Ah sí? R: Jajajaja ¡Que humor tienes! jajajaja Hasta me lo había creído y todo jajajajaja. E: Siii sí... jejejeje. (pues es verdad joder, y me encantó, ahí el harrison con la princesa Leia... ) R: Podríamos ir al cine un día que libres, si te apetece, claro... E: ¿Al cine? Pues... no estaría mal. R: ¿Qué día libras? E: Los lunes. R: Ays, mañana no puedo pero si quieres el lunes que viene vamos a ver alguna peli. E: Vale (toda contenta) R: Se lo podemos decir a Manu y que se venga con su chica. E: Ah, pues... estaría muy bien, sí... R: Podríamos ir a ver la última, pero... la última de verdad... porque las otras dos anteriores a esta
última ya las habrás visto, ¿no? E: Sí, sí... (espero que Mamy tenga video para alquilármelas y pegarme el atracón, ¡madre mía, dos más!)
Iba a quedar con un chico. Con un chico que parecía muy majo. Hacía tanto tiempo... bueno, y sólo había tenido algún rollete de joven porque más que nada lo que hacía era gamberrear por ahí, nunca había tenido novios. Cuando Manu regresó a la mesa, se lo comentaron y se alegró. Ramón era buena gente, quizá algo pijo últimamente pero... podría pegar con Esther, por que no... Maca estuvo comiendo con Azucena. La situación era algo tensa. Apenas hablaban tan sólo del monotema. Azucena seguía pidiendo tiempo y paciencia a Maca pero ésta se estaba empezando a desanimar. Después de comer, se pusieron a ver la tele. Maca se sorprendió pensando en que estando con Azucena jamás se le había venido a la mente ninguna otra mujer excepto esa mañana al despertarse, en la que parecía que estuviera sintiendo la mano de Esther. Pensó en ella. M: (Ahora estará trabajando la pobre. Vete tú a saber hasta que horas la enrollarían estos. Yo creo
que se dio cuenta de que estaba mal, sí; debió de darse cuenta porque estaba como preocupada por mí. El martes cuando vaya la preguntaré a ver que tal se lo pasó. Y esta Azucena, desde luego... no la dirigió la palabra en toda la noche. ¿A que juega? ¿A qué está intentando jugar conmigo?. Ahora yo me quedo sola y ella con su maridito... ¡con lo que arriesgué yo por estar con ella! Despierta Maca, despierta, no estás siendo correspondida, al menos no como tú quieres. Además, todo este tema está haciendo que... que me desenamore de ella por instantes. Que lo de esta noche... ha pasado sin pena ni gloria, que estaba deseando que terminara cuanto antes, que ni la he mirado cuando me he levantado, joder... No lo voy a negar, tengo ganas ya de que se vaya y estar sóla). Esther pasó el lunes con Mamy. Ella también libraba ese día. Fueron a recoger a los niños al cole, comieron todos juntos y después por la tarde cuando les volvieron a llevar, se fueron a dar una vuelta por un parque. MA: Bueno, ¿Qué tal la fiesta? Cuenta. E: Ay... más bien... MA: ¿Sí? Te lo dije, te dije que lo ibas a pasar bien. E: Si, además estaban todos muy atentos conmigo. Les encantó la tarta que hice. La verdad es que
son majas, Laura, Cruz, Eva... Maca... MA: ¿Y los chicos? ¿hay alguno libre... ? E: No, bueno, creo que Javier aunque está casado pero... le hace muchos ojitos a Laura... Ah, y...
Maca llevó a una amiga. Las vi en algún momento algo cariñosas, ella no me comentó nada, claro, suele ser bastante discreta, pero Laura me dio a entender como que estaban juntas pero que no le gustaba nada esa mujer, porque estaba haciendo sufrir mucho a Maca. MA: ¿Maca? ¿La que dices que es tan guapa? E: Si... jejeje mira, pega y todo, te ha salido una rima jajajaja. MA: Jejejejeje. E: Pues si... (se quedaba algo pensativa) La verdad es que no se... me resultó raro. Bueno, a mí esas cosas no me importan ¿sabes? Pero, viéndola a ella, que es tan maja, se la ve tan sensata..., estaba pendiente de mí. Es muy maja Mamy y la otra la está haciendo sufrir mucho, Creo que estuvo casi todo el rato pasándolo mal, aunque luego... se fueron las dos... no sé... (seguía pensativa) Pero claro, es que no se nada de sus vidas, Maca siempre es muy discreta, muy amable pero muy discreta. Debe ser encantadora con los niños porque... MA: Eh, eh, eh... Para el carro ya jajajaja que te estaba preguntando si había alguien libre para ti. E: ¡Anda! No te lo había contado MA: ¿El qué? E: Verás ayer, fue al bar un amigo de Manu, Ramón. Es un tío muy majo. Por lo visto está libre y me invitó al cine. MA: Bueno, bueno, bueno... esto se está empezando a poner interesante, sigue...
E: Jejejeje bueno, al final hemos quedado para el lunes que viene, vamos a ir con Manu y su novia. MA: Anda... . ¿y que tal es? E: Es guapo Mamy, alto, morenazo... . MA: Dios, mío ¡qué ganas tengo de que llegue el lunes que viene jajajajaja. E: Jajajajaja. Oye por cierto, tu tienes video ¿no? MA: Sí... ¿por? E: Nada es que vamos a ir a ver la última de la guerra de las galaxías pero es que por lo visto desde
la última que vi, ya han hecho dos más y claro... tengo que verlas que si no, no voy a pillar nada jajajaja. MA: Pero... ¿cual ha sido la última que viste? E: El retorno del Jedy, pero fíjate, todavía vivíva mi padre, me llevó él a verla... MA: Pues... si hija, si... jajajaj te tienes que poner al día. E: El lunes que viene si acaso, como libro, me voy por la mañana, las alquilo y me pego el atracón. MA: Joder Esther, las dos seguidas, jajajaja hija... ¡qué la fuerza te acompañe! jajajaja E: Jajajajajaja Llegaba la comida del martes. La gente empezaba a entrar. Esther salió a saludarles y a comentarles los platos del día. Se fijó en que Maca no estaba, pero no preguntó. L: ¿Qué tal llegaste Esther? E: Bien, aquí... Cruz y Vilches me dejaron en la puerta de casa. L: Muy bien chicos, así me gusta (dirigiéndose a los doctores)veo que el servicio de chofers lo
tengo bien controlado jajajajaja. A: (drigiéndose al grupo)¿Qué tal chicos? ¿Todo bien? C: Sí Toñéte, con un hambre de lobos. A: ¿Os gustó la tarta que hizo Esther? L: Ummm estaba para chuparse los dedos. A: Bueno, a ver si me la sacáis más a menudo a pasear ¿eh? Que esta chica es muy casera. L: ¡Anda pues claro! Nos lo pasamos muy bien, ¿verdad Esther? E: Si, hacía... tiempo que no me lo pasaba así de bien (mirando con complicidad a Antonio que sabía a lo que se refería) A: Pero... no me la desmadréis mucho ¿eh? Que luego tiene que rendir... C: Que rinde, toñete, que rinde jajajajaja. A: ¿No viene hoy Maca? V: Si, luego vendrá es que ha tenido que atender a un niño. Venía muy mal, le había mordido un
perro y se estaba el pobre desangrando, está con él. E: Bueno chicos, en unos momentos os traigo la comida. A eso de las cuatro, Maca entraba a comer. Habían recogido ya las mesas. Se acercó a la barra. M: Hola Eric, ¿servís comida todavía? ER: Espera que voy a preguntar ( se dirigió a la cocina)
Esther salía de la cocina. E: Maca, ¡que tarde vienes a comer hoy! ¿no? M: Si es que se me ha complicado la cosa. Tengo ingresado un niño que está bastante mal. Se ha
quedado ahora Salinas con él. No sabía si servíais a estas horas comida... E: Espera un momento (se marchó al despecho de Antonio) ¿Se puede Antonio? (llamando a la puerta que estaba entreabierta)
A: Si, si, pasa E: Antonio, verás es que la doctora Maca ha tenido que atender una urgencia y viene ahora a comer.
¿Podría salir ahora a las cuatro en vez de a las cinco y volver a las siete? La veo algo preocupada y me gustaría ir a comer con ella... A: ¿A comer? ¿Adónde? E: Pues no sé... A: Venga hombre... te la vas a llevar a comer por ahí... anda, anda, si no le importa llévatela a la trastienda y coméis ahí, que se está calentito, y hoy hace mucho frió. E: ¿Sí? A: Pues claro mujer... aysss ya te vale... Esther, esto es un negocio familiar, cuento contigo para
llevarlo, lo sabes. Confío en ti, y puedes actuar libremente, puedes tomar decisiones siempre y cuando sean discretas, y Maca veo que es amiga tuya así que... si ella quiere, pásala contigo a la trastienda y comes con ella. E: Gracias Antonio... A: ¿A que estás esperando? Que digo yo que la chica tendrá que volver a su trabajo, y tú al tuyo, a las siete ¿eh? E: A las siete (y salió otra vez hacia la barra) Maca que... M: Que ya nada, ¿no? E: Bueno, yo iba a comer ahora en la trastienda, si te apetece comer conmigo... M: ¿en la trastienda? E: Si, allí es donde solemos comer el personal. Han comido todos, solo falto yo. Te invito si quieres... M: Pero Esther... E: Ven. Salió de la barra y se dirigió al fondo del bar. Había dos puertas, una era el despacho del jefe y la otra era la trastienda. No era muy grande, tenía una mesa con varias sillas para comer. Había una encimera donde el personal dejaba sus objetos personales. Retiró una silla para que Maca se sentara. E: Siéntate venga, que voy a traer algo de comer. M: ¿Te ayudo? E: No, no jajajaja. Tu espera.
Esther fue trayendo los platos. Había preparado una ensalada de pasta y de segundo unos filetes a la pimienta. M: Ummm que rica la ensalada. E: ¿Te gusta? M: Me encanta... (decía con los carrillos llenos) E: ¿Has estado muy liada hoy, no? M: Si, tengo a un niño grave. Le mordió un perro y ha perdido mucha sangre, están haciéndole
ahora una transfusión pero no sé si será suficiente porque es hemofílico E: ¿Eso es cuando la sangre no para de salir, no? (mira, me acuerdo de lo que aprendí en la cárcel, mira tu... el curso de primeros auxilios... ) M: Exacto. Verás, es una enfermedad hereditaria, a ver cómo te lo explicaría yo,... el cuerpo, produce una proteína, que es la que hace que la sangre coagule, la hemofilia es una enfermedad hereditaria en la que la persona tiene muy bajo nivel o ausencia total de esa proteína, lo que hace que la sangre no coagule. E: Vaya... ¿y que se puede hacer? M: Poca cosa, o bien transfusiones de sangre o bien algún tratamiento de prevención donde se hacen transfusiones de sangre incluyendo factores de coagulación. ¿Te aburre el tema? E: No, no de verdad. Me gusta mucho de verdad Maca. ¿Qué grupo sanguíneo tiene?
M: Cero negativo. E: Vaya... pues, voy a comer todo lo que pueda, justo ese es mi grupo, en cuanto termine me voy
para allá a donar sangre (dijo sin dudar) M: ¡Esther! Pero... E: No Maca, que me voy luego para allá, de verdad. M: Vaya... E: ¿Qué? M: No se... cada vez me sorprendes más Esther... (la miraba con una leve sonrisa) gracias por ofrecerte, ahora mismo estamos muy escasos de sangre de ese grupo. E: Pues si puedo ayudar... me alegraré. M: ¿Ya has donado alguna vez sangre? E: Sí, claro, alguna vez que otra. ¿Te gusta el filete? M: Um, si... Oye, no le molestará a tu jefe que estemos aquí comiendo... E: No, no (con la boca llena) sabe que eres mi amiga. Mira además justo ayer, vino un amigo de Manu y estuvimos comiendo aquí con él. Muy majo... me invitó a ir al cine.. M: ¿Sí?...mira, mira... (no sabía por qué pero no le salía con... demasiada ilusión... ese... mira, mira...) E: Um, um, que vergüenza pasé Maca M: ¿Por qué? E: Pues porque yo hace mucho que no voy al cine, demasiado tiempo y va y me dice (se reía) que cual era la última película que había visto jajajaja. Y yo voy y le digo que la de El Retorno del jedy jajajaja. M: Jajajajaja anda que... ya te vale, jajajaja E: Pero... es que es verdad Maca... M: ¿Qué? ¡Venga ya! E: (más seria) Si... fui cuando era pequeña, debe hacer pues... yo creo que... ufff... más de veinte años. Me llevó mi padre a verla... (sonreía al recordarlo) M: ¿Desde entonces no has ido al cine? (sorprendida y con cara de pocker) E:... umm bueno, ir al cine, lo que se dice ir al cine... no. Pero he visto películas en la tele, claro... M: Si, "claro".... Pero eso no puede ser Esther jejejeje. Yo te voy a invitar al cine. E: ¿Quieres venirte el lunes que viene con nosotros? M: No, no de verdad... no quisiera molestar que veo que vais ahí... parejitas... E: Que va, pero si yo no conozco a este chico, solo del otro día, anda... ¡Venga, vente! M: No de verdad Esther, mira además... creo que me toca guardia ese día. Pero si eso lo dejamos
para otro día ¿vale? Tu me has invitado a comer, y yo te invito al cine E: Vale (sonreía) ¿Qué película vamos a ir a ver? M: Bueno... eso... déjalo de mi cuenta, ya iré viendo yo porque... que veo que tu... vas un poco “retrasadilla” jejejeje (dios mío, la pobre, El retorno del Jedy, jejejejepero... ¿donde ha estado escondida todo este tiempo? Jejejeje) E: Pero tiene que ser un lunes, que yo salgo tarde. M: Ya veremos, porque si no es un lunes, podemos ir a la sesión golfa E: ¡Golfa... ! M: Golfa tú jajajajaja. Esther, hay sesiones que empiezan sobre la una, si no puede ser un lunes, nos vamos otro día ¿vale? E: Vale... (jejeje sesión golfa... mola... ) M: Vamos a darnos los teléfonos (sacó su móvil) y así nos llamamos. E: No... es que yo... yo... no tengo teléfono M: ¿Qué? (cada vez se sorprendía más) Pero ¿no tienes teléfono? E: (toda seria) No. Mira Maca yo... bueno, sobrevivo como puedo ¿sabes?. M: Ya, ya... lo siento Esther, perdona que me haya sorprendido pero... bueno, mi intención no ha sido el molestarte...
E: No, si no me has molestado de verdad. Verás, me das confianza, no voy a entrar en detalles
pero... mi vida ha sido dura. Mi sueldo es muy básico pero por lo menos tengo un sitio donde vivir, no puedo permitirme... (empezaba a llorar) yo no me puedo permitir muchos lujos. Llamo desde aquí, desde la cabina del bar. Soy precaria, si, pero bueno... mira en fin, apúntame tu teléfono y yo te llamo. M: Esther (se acercaba a ella) venga, no llores, de verdad. Tú también me caes muy bien, y... y quiero que sepas que... que no sé, que me apetece que seamos amigas; para mí el dinero no es lo importante, ¿vale? (la miraba con ternura) Esther... E: (levantaba tímidamente la cabeza y miraba a Maca) Si Maca, si (se secaba las lágrimas) es
verdad, el dinero no es lo importante... aunque bueno... ayuda (sonreía) M: Además, la cabina de aquí tendrá un número ¿no? y si no... ya ves, estamos a un paso, puedes preguntar por mí y yo por ti... A: (abría la puerta) Doctora, te habrá dado bien de comer (miró a Esther que tenía los ojos llorosos) ¿Qué te pasa? ¿pero qué me la has hecho Maca? (de broma) E: Nada, que me acaba Maca de contar una historia de un niño; está muy grave y necesitan sangre. Antonio me voy ahora a donar sangre que le hace falta al chiquillo y tengo su mismo grupo. M: Ay... si es que es una sensiblera Antonio jejejeje. E: Bueno (recogía un poco los platos) vamos a recoger que nos tenemos que ir a donar sangre. A: A ver que me la haces Maca, aunque bueno... está hecha un torito, seguro que el niño ese resucita jajajaja. E: Antonio por favor, que esto es muy serio... M: Jajjajaja pues si, (mirando el cuerpo de Esther) si ... que está hecha un torete, si ajajajaja (ummm) E: Y tu también Maca, ¡ya te vale! Que eres la doctora... A: Pínchala bien, a ver si se me la desinflas un poco jajajajaja que no veas que humor tiene aquí la chiquilla. ¡Ay chiquilla¡ (imitando al de seguridad social) E: Ufff... Se marcharon al hospital. Maca llevó a Esther a la sala de transfusiones. M: Salinas ¿Cómo va el niño? S: Bueno, se está acabando ya la sangre. M: Tráetele para acá tengo a una persona donante de cero negativo, lo haremos directamente S: Mejor, no podemos perder tiempo, a ver si ya se estabiliza de una vez. ¿Tiene el carnet de
donante? M: Sí, sí, por lo visto sí S: Maca, nada de por lo visto, hay que asegurarse. Vete a decírselo mientras voy a por el niño M: (entraba en la habitación sonriendo) Esther, van a traer al niño aquí E: ¿Aquí? M: Si, va a ser lo mejor; al final parece que se está estabilizando y no necesitaremos mucha sangre (se sentó en la cama) ¿Tienes por ahí el carnet de donante? E: Si, mira, está en mi cartera, allí en mi cazadora, cógela tú. Maca se acercó al perchero, metió la mano en el bolsillo de la cazadora y sacó su cartera. Justo en este movimiento, se le cayó al suelo y se abrió por la mitad, dejando ver una foto de Esther con una mujer mayor que ella. La mujer le abrazaba cariñosamente. Maca la recogió, y abierta se le entregaba... M: Perdón que se me caía. ... ¿Es tu madre? E: Si... mi Mamy (decía con ternura) M: ¿Tu mami? Jejejeje E: Si (sonreía)
M: ¿Y cómo se llama... tu mami? E: Cristina, ¿es guapa verdad? (miraba la foto con ternura) M: Si, no es muy mayor, ¿tu a quien te pareces? Porque ella es muy rubia, ¿a que edad te tuvo... ? E: Si, muy joven... (no quería seguir esa conversación) A ver... trae... (cogió la cartera) mira, aquí
está. Estoy sana Maca, (toda seria) M: Lo sé. Pero son cosas que hay que hacer legalmente. A ver ese brazo Esther extendía el brazo y Maca le ponía una vía en la vena. Maca estaba un poco cortada pues notaba que Esther no paraba de mirarla. Le intrigaba a veces su comportamiento. Esther miraba como Maca le ponía la vía en la vena. Se la notaba tan segura en su trabajo. Observaba su bonito pelo, casi siempre tan bien arreglado. Mientras la doctora miraba hacia abajo para ponerle la vía, Esther se fijaba en sus pestañas. Era la primera vez que pensaba que las pestañas de una persona podrían ser suaves. Las de Maca así lo parecían. Ójala pudiera tocarlas con sus dedos porque seguro que serían suaves como la seda. Se movían hacia arriba... hacia abajo... M: ¿Te he hecho daño? (la miró) E: No, no que va... . M: Bueno pues... esto ya está. Ahora traerán a Miguel, pero no te hagas la heroína, que seguro que
poca sangre te vamos a sacar... E: (sonreía) Vale Maca. M: Tengo que ir a ver a otro niño, ahora te lo traerá Salinas. Luego me acerco para ver que tal ¿vale? E: Vale Maca (sonreía) Maca salió de la habitación. Se fue directa al lavabo y se mojó la cara. Se miró al espejo. Algo estaba invadiéndole el cuerpo y lo sabía. Lo sabía, lo había notado. Había notado que estaba siendo observada de una forma algo minuciosa por Esther mientras le estaba poniendo la vía. Se había sentido dulcemente intimidada por esa mirada. Se notaba rara. De repente se acordó de Azucena. Ni siquiera le había llamado, no se había acordado de ella en todo el día. La relación iba mal. Sabía que Azucena estaba muy colgada, pero ella... empezaba a desilusionarse. L: (abría la puerta) Maca... ¿Qué tal? M: Bien, bien, lo del niño parece que se está solucionando. Además Esther le está donando sangre. L: ¿Esther? M: Si, hoy estuve comiendo, se lo comenté y al tener el mismo grupo, no lo ha dudado un
momento. L: ¡Que maja es! Es un encanto. M: Si... la verdad es que sí... L: Un... “misterioso” encanto de persona ¿no te parece? M: ¿misterioso? ¿a que te refieres? L: No lo sé, Maca. A pesar de que ya tenemos confianza con ella pero... la veo un poco introvertida aún. Yo le he contado lo de Javi... y ella M: ¿Lo de Javi? ¿Se lo has contado a Esther y a mi no? L: Jasjajaja Maca, si es que no te veo últimamente M: ¿Y... que ha pasado? L: Pues... el otro día me besó M: ¿Te besó? (se mordía los labios inferiores con los dientes) L: Y le mandé a la mierda Maca M: Pero... L: Maca, no sé a que está jugando. Se cree que puede hacer y deshacer lo que quiera y cuando quiera. Está casado Maca, te lo recuerdo
M: Ya, ya pero... es que vosotros no os teníais que haber separado. Todas las parejas pasan por
malas etapas y por eso no se va una a rendir... L: Ya. Y hablando de malas etapas... ¿Qué tal con Azucena? M: Uhmmffff no sé, Laura. Yo no estoy muy bien así. No sé cuánto tiempo podré aguantar esto. L: No lo acepta, Maca, no lo acepta. Y perdona que me meta, pero es que yo te aprecio mucho y veo que lo estás pasando mal. Sé que debe ser difícil estando casada y con un hijo, mantener otra relación, y más difícil todavía, si esa otra relación es encima con una mujer... Pero Maca, es que yo veo que no estás bien... qué no puede seguir así, a dos bandas... M: Si Laura, yo ya lo he hablado con ella y me dice lo de siempre... que tenga paciencia. L: ¿Paciencia? Yo no sé tú pero a mí me hubiera acabado cansando este tipo de relación. M: Tienes razón Laura, es... lo que me está empezando a pasar, que me estoy cansando, que veo
que hay un mundo ahí afuera que me está esperando y que estoy desaprovechándolo con todo esto. L: Te voy a decir una cosa Maca, y voy a ser un poco cruel... M: No me importa, dímelo, necesito escuchar consejos. L: Azucena no es para ti. Yo... yo no la veo contigo. Quizá algún día estéis felices y en la gloria y me trague estas palabras pero... pero es lo que pienso Maca. M: (se lanzó a abrazar a Laura) Laura, gracias de verdad (se separó de ella) Nunca se sabe lo que pasará pero te aseguró que si algún día estuviera en la gloria con Azucena, cosa que no es muy probable, tal y como va la cosa, yo te aseguro que jamás te haré tragar estas palabras, porque se que lo dices de corazón. L: Maca... cualquier cosa que necesites... M: Gracias Laura, lo sé. Bueno oye, voy a ver que tal están Miguel y Esther L: Venga Maca, nos vemos. Maca se dirigió a la sala de transfusiones, la puerta estaba entreabierta, escuchaba cómo Esther hablaba con el niño. E: Pues claro, ahora seremos hermanos de sangre. MI: Pero es que tu no eres mi hermana (insistía) Mi madre me ha dicho que los hermanos son lo
que salen del mismo sitio E: Ya, ya Miguel, pero mira. ¿No es verdad que los hermanos llevan la misma sangre? ¿a que si? MI: Siiii E: Pues ahora tu y yo llevamos la misma sangre. ¡Qué dices! MI: Es que mi madre se va a enfadar que yo tengo ahora ya un hermano pequeño, mi hermano
Alfredo (decía todo preocupado) E: Vaaale, pues entonces no seremos hermanos de sangre, pero... ¿Qué te parece si somos “colegas” de sangre? A mí me gustaría... MI: Jejejeje eso me gusta más Esther jijijiji. M: Bueno, bueno... a ver que pasa aquí... MI: Doctora es que ahora Esther y yo somos colegas de sangre M: ... ¡colegas de sangre!... Ummm (mirando a Esther) te voy a dar yo a ti... colega. (Se acercó a Miguel, miró los niveles y le empezó a quitar la vía) Bueno pues... esto ya está. Ahora llamo a la enfermera para que te lleve a la habitación. E: ¿Y yo? M: ¿Qué hacemos con Esther Miguel, le quitamos la aguja o se la dejamos... un rato más?... E: Maca jajaja que me tengo que ir a trabajar M: Bueno... (le quitó la vía) Pues si quieres, te vienes conmigo a cafetería y te tomas algo ¿vale? E: ¿Jamoncito... ? (a ver si cuela... ) M: Jajajajaja. Si, de pata negra, no te digo... jajajajaja. En la cafetería estaba también Cruz tomando un café.
C: Hola Esther, vaya detalle, me han contado que has estado donando sangre E: Si, pero mira... ahora no me quieren dar jamoncito para recuperarme M: Pero es que... jajajaja, mira, te voy a traer algo mejor. Unas delicias culinarias de la máquina de
Sándwiches, ¿de que lo quieres, de jamón o de atún? E: Umm ¡qué oportunidad! Pues ya que hay jamón... M: Jajajaja que obsesión, con el jamón E: Pero si es que me encantaaaaa Maca se dirigió a la máquina y sacó un sándwich de jamón y queso. Volvió a la mesa y se lo dio a Esther junto con un zumo. C: Bueno o sea que cuando salgamos por ahí te lo decimos ¿no? E: Sí, sí... C: Pero... ¿no sales por ahí, no se, con tus amigos... ? E: Es que... no, no mucho. La mayoría ya están casados, o con novios y... y ya sabes M: Mujer, aquí también están... hay gente emparejada, y salimos juntos... E: Bueno... (su rostro entristecía) la verdad es que... no sé, soy un poco rara, solitaria, quizá no me
he sabido ganar a mis amigos, no sé... C: ¿rara? Jajajaja ¡pero qué dices Esther! Jejejeje. E: En fin (cortando la conversación) que me tengo que ir a trabajar, hoy entro a las siete (se levantó) Nos vemos por allí. Gracias chicas. M: Gracias a ti Esther (sonreía mientras se marchaba) C: Laura tiene razón, es encantadora pero... es cierto que tiene algo de misterio su vida. ¿Sabes lo que creo yo? M: ¿Qué? C: Creo que ha debido de pasar alguna etapa de su vida muy dura. Es joven pero su rostro denota sufrimiento. Ya nos irá contando, ya verás como al final se va abriendo a la gente. M: Sí... La tarde fue dura en el hospital. Había empezado a nevar y hubo bastantes accidentes de coche y de gente que resbalaba con la nieve y venía con esguinces y caídas. Los de la ambulancia traían también a vagabundos que se habían encontrado en la calle con fuertes hipotermias. Al final ese día tuvieron que doblar. Sobre las once Maca recibió una llamada de Azucena. A: Hola cariño (susurrando) M: Hola. A: Nada, que llamaba para ver que hacías (muy bajito) M: (la oía perfectamente) ¿Qué? No te oigo Azucena, puedes hablar un poco más alto A: No Maca (susurrando) estoy en la cocina y Luis está con el niño en el comedor, no quiero que
me oiga hablar M: ¿Qué estás en la cocina y has visto que ha empezado a nevar? ¡Me lo vas a decir a mí, que estoy doblando hoy... A: Bueno ¿Qué tal estás? M: Podría estar mejor Azucena, mucho mejor pero estoy un poco cansada de oírte susurrar A: Maca solo llamaba para decirte que te quiero M: Ya, como Steve Wonder ¿no? (y se puso a canturrear de muy mala ostia... ) I just call to sayyyy I love youuuuu (Laura pasaba al lado y se la quedaba mirando como diciendo “anda que...”) A: Maca joder, no te lo tomes a coña que es verdad M: ¿Y cómo quieres que me lo tome Azucena? Está nevando, hace frío, he tenido un día horrible (aunque bueno... mereció el ratito que estuve con Esther) y ahora me voy a casa, sola, ¡sola Azucena... ! A: Maca te tengo que dejar que viene Luis.
Maca colgaba el móvil, hizo con él un gesto brusco como si lo fuera a estampar contra el suelo... L: Eh, ehhh que es de última generación, si no lo quieres me lo pido (agarrándola del brazo) M: Uff Laura, esto no puede continuar así... L: ¿Has terminado ya? M: Sí L: Venga, vamos al bar a tomar algo, te invito a una cervecita a ver sí te calmas un poco.
Eran las once y media cuando entraron en “El Central”. Solo había tres personas tomando algo. Estaban Esther y Antonio. L: Buenas y nevadas noches.... (se despojó de su abrigo) E: Hola... (se alegró tanto de verlas... pero sobre todo a Maca) ¿pero que hacéis aquí a estas horas? L: Pues ya ves, que con la nevada hemos tenido exceso de trabajo, ya sabes, que si accidentes,
roturas de piernas... y aquí la doctora que lleva un día horrible... así que hemos dicho, ¡venga! Amos a tomarnos un copazo para celebrar que hoy la lluvia está bajo cero A: Jajajaja ¡estáis como una cabra! Jajajajaja, venga Esther, ponles un copazo E: Venga, ¿Qué queréis? M: (toda seria) Lo que tenga más alcohol, Esther, A: Jajajajaja pero Maca jajajajaja M: Si Antonio, mira... no sé, esa botella de ahí tiene un color muy negro, seguro que lleva mucho alcohol, de esa mismo (señalando una botella que había en la exposición) E: Jajajajaja aysss Maca jajajajaja M: De esa, Esther, de esa (insistía). E: Pero es que... (paraba de reír aunque por dentro se moría de la risa y apretaba fuertemente sus labios para que no se le escapara una carcajada) Es que... esa es de adorno, y lleva... coca cola... (con cara de miedo pues Maca estaba cada vez más seria) M: (miró a la botella, después a Esther y poco a poco fue saliendo de su boca una leve sonrisa, hasta que empezó a estallar en una especie de carcajada nerviosa) je je, jeje, jejejejajaja aaaaaajajajajajajajaja Todos se empezaron a reír. Se les saltaban las lágrimas. Se veían ahí, sedientas de alcohol para olvidar las penas y por poco no beben coca cola que vete tú a saber desde cuando estaría en esa botella. A: Anda Esther, ponles un buen baso de orujo de hiervas, que eso las calentará un poco el cuerpo,
os dejo, que tengo que ir a hacer caja M: Vale Antonio, gracias L: Gracias Toñete Esther cogía la botella de orujo. Puso unos hielos y llenó considerablemente los vasos. Ella se puso otro y se sentaron en una mesa. Los tres hombres que había se marcharon. E: Bueno, y ¿Qué te pasa Maca? L: Nada, problemas de amoríos (de repente se cortó, pues no sabía sí Maca quería hablar del tema
con Esther) E: Vaya... (mirando a Maca en busca de una respuesta) M: No estoy bien. Esther, ¿te acuerdas de Azucena mi amiga de la fiesta del otro día? E: Si M: Yo... bueno, somos amantes (no sabía que Esther lo sabía, pero se lo dijo, tenía que decírselo. Aunque no le importaba lo más mínimo lo que la gente pensara de ello, en cierto modo, si que le
importaba lo que pensase Esther) ¡Amantes, Esther, amantes!... Ni siquiera soy novia, ¡soy su amante! (toda enojada al recordarlo) E: Ya, ya... (como diciendo... ¿y?) M: (bueno... no le ha sorprendido... parece... ) Pues... L: Pues que la está jodiendo la vida Esther... M: Laura, (toda seria) por favor... L: Si, si... vale... M: Pues... ¡qué me está jodiendo la vida! Esther... L: Pues eso, lo que yo decía... M: ¡Laura!... E: Maca, ¿por qué no me explicas bien lo que te está pasando?.. M:... ???... Esther, básicamente... cuando quieres mucho a una persona, lo das todo por ella. Yo...
he dado mucho por Azucena pero... no me siento correspondida ¿sabes?. Ella... ella está casada y tiene un hijo. E: Vaya... (bebía del orujo, madre mía, parece de telenovela... pero muy bien, Esther, muy bien, tú... como si no pasara nada, ahí, animándola, si es que... es tan maja... ) M: Si, pero mira, yo estuve a punto de casarme, y por ella, sólo por ella, dejé plantado a todos mis invitados un mes antes. Me vine aquí por estar con ella. Me dijo que iba a dejar a su marido, pero ya ha pasado casi un año y... y seguimos igual. (bajaba la cabeza mirando al vaso) Ahhhh... (negando con la cabeza) se que me quiere pero... a mi... a mi se me está acabando el amor, la ilusión. Me siento sola, ¿de qué sirve estar con alguien si te sientes sola? (una especie de electricidad invadía de repente su cuerpo, miró su mano y vio que estaba siendo acariciada por la mano de Esther) E: (eso si que no lo puedo consentir...) Maca... no estás sola, de verdad. Sabes que puedes contar con tus amigos y... y conmigo, cuando quieras... M: (mirando con una leve sonrisa a Esther y después a Laura que asentía ante la respuesta de Esther) gracias... chicas, lo siento, es que estoy... algo enojada... A: (que salía de su despacho) Esther, yo me voy a ir ya. Cierras tú ¿vale? E: Si Antonio, no te preocupes venga. Hasta mañana. A: Venga chicas, hasta mañana (se marchaba) L y M: Adiós Antonio, buenas noches. L: Uy (notaba el vibrador de su móvil, lo miró) es Eva. Dime cariño. ¿Las llaves? ¿Qué te las has dejado dentro? Jajajaja. Venga que voy para allá (y colgó) bueno chicas, me tengo que ir, Eva acaba de llegar a casa y no puede entrar, que se ha dejado en casa las llaves, como creía que hoy llegaba yo por la tarde... (se levantaba) E: Bueno... M: Si quieres mientras recoges me quedo yo terminando el orujo Esther, ¿no te importa? Parece que me ha calmado un poco... E: No, no. tranquila... L: Bueno pues yo me marcho, que estará ahí Eva en la puerta helada de frío. Venga chicas hasta mañana. E y M: Adiós. M: Y vete despacio que con esta nieve a ver si vas a derrapaaaar... . Laura se marchaba. En la mesa quedaban Maca y Esther a solas. Se quedaron unos momentos en silencio. M: ¡Como nieva... (mirando a través de la cristalera como caía la nieve) E: Si, hace un frío... brrrrr M: ¿Vives cerca de aquí? E: Si, a cinco minutitos andando. ¿Y tu? M: No vivo muy lejos de aquí. Tengo una casa aquí en Madrid desde hace años. E: ¿te la compraste cuando te ibas a casar?
M: No, no (sonreía) soy de Jerez. Me iba a casar allí, pero... al tomar esa decisión quise romper allí
con todo lo que tenía y decidí cambiar mi vida viniéndome aquí a Madrid. Además Azucena vivía aquí. Alguien llamaba a la puerta. Esther se acercó sin abrirla. E: Ya está cerrado. CH: ¿Me podrías vender un paquete de tabaco? Solo quiero eso (sacaba las monedas) E: ¿Cuál quieres? CH: Del negro
Esther abrió un poco la puerta, el chico le dio el dinero justo; la volvió a cerrar, sacó el paquete de tabaco y se lo entregó. CH: Gracias maja (y se fue) E: Mejor será que cierre, si ven luces la gente sigue viniendo. M: Si, mejor será (bebiendo el último sorbo de orujo) E: (mientras recogía sus cosas y cerraba las luces) ¿has venido en moto? M: Sí E: Ten mucho cuidado ¿eh? M: Si, lo tendré. ¿Te acerco a tu casa? E: Es igual, si está aquí al lado (decía mientras se ponía un gorro de lana y la bufanda) M: (se la quedó mirando) Espera (le echó para atrás la bufanda para abrigarla bien) Así, así mejor
(sonreía) ¡Te queda muy bien ese gorro!... E: ¿Sí? M: Sí... E: Me lo ha hecho Mamy M: ¿Tu madre? E: Bueno... Mamy... no es en realidad mi madre, pero como si lo fuera. Es una muy buena amiga mía que ha cuidado de mí desde hace tiempo. Pasa (abriendo la puerta para salir a la calle) M: Ah... (viendo cómo Esther echaba los cerrojos) ¡dios, como nieva!... E: Si quieres venir a casa, puedo hacer un café calentito, bueno que... si eso lo dejamos que mañana tendrás (¿ he habré hechomañana bien en no invitarla a casa?) M: No, que que madrugar... va, como hoy doblado, entro hasta las 4. Y... si, me apetece ese café. Además así charlamos un rato, me gusta charlar contigo Esther (sonreía) y... me cuentas... lo de Mamy ¿vale? E:... Vale... (ufff no se si he hecho bien en invitarla...) Fueron andando con la moto; Maca no tenía otro casco y como estaba cerca llegaron en poco tiempo. Esther aprovechaba que Maca guiaba la moto para tirarle algunas bolas de nieve. La nieve caía sobre la ciudad. Miraban hacia la luz de las farolas viendo los copos caer. Reían. Por un momento olvidaban todo; solo estaban ahí ellas, sonriendo. Llegaron al portal y Maca ató la moto a un poste. E: Es aquí. Sube.
Era un tercer piso. No había ascensor. Una casa antigua. Esther abría la puerta. Era una casa muy pequeña aunque acogedora. Nada más entrar ya estaban en el salón, con la cocina americana. Había dos puertas más.
E: Aquí... vivo yo. Te la enseño en un pliss plass jejejeje (y así fue) M: Es muy bonita. Pequeña pero... muy bonita. E: Siéntate. ¿Cómo te gusta el café? M: Muy cargado, y con poca leche. E: ¿Azúcar? M: Sí, pero muy poca.
Esther se puso a hacer el café. Hacía frío. Cogió una manta polar y se la dio a Maca. E: Toma, abrígate. Como verás... no tengo calefacción. A veces duermo con tres mantas de las
gordas... jejeje. Era cierto. Esther no tenía calefacción. Era cierto que su situación era muy precaria. Pero se la veía bien. La veía mucho más feliz que cuando la conoció. El salón no tenía muchos adornos. Solamente una tele, algunas velas algún que otro libro de psicología, algunos de salud y unas colecciones de libros de cocina. Ni una sola foto de su vida. Esther terminaba de hacer el café. E: Bueno, aquí esta... es de puchero. M: ¡De puechero!... Ummm hacía tiempo que no tomaba café de puchero. E: Es como mejor me sale. M: Vaya... jejeje veo que te salen muchas cosas bien Esther (la miraba dulcemente) E: Bueno (sentándose al lado de Maca) ¿ya estás un poco más tranquila? M: Si, gracias Esther (removiendo con la cucharilla el delicioso café) Me ibas a contar lo de
Mamy... E: Sí... sí. Ufff, es difícil, Maca (sus ojos empezaban a entristecer) M: Bueno... Esther (sonreía) ¡Cómo estamos hoy... ufff. Confía en mi... (insistía mirándola) E: Cuando... cuando tenía siete años mi padre murió. Y... mi madre (tragaba saliva) se volvió a casar. Aún me pregunto que vería en ese hombre; era malo, mala gente. Si llega a ser hoy... estaría ya denunciado miles de veces por maltrato... M: ¿Te maltrataba? E: (casi llorando al recordarlo) sí... mucho... M: (retirándole el pelo de la cabeza) venga Esther, tranquila... tranquila. Si... no estás preparada para(giró contármelo, E: su cabezaloyentiendo. la sonrió) No Maca, confío en ti. Me gusta hablar contigo. Me siento bien cuando estoy contigo... M: Yo también Esther (sonreía con tristeza) E: Pues... mi padrastro me pegaba. Me pegaba bastante. Cogía el cinturón y se ensañaba con mi espalda. Hubo veces en las que ni siquiera podía ir al cole. M: ¿Y tu madre? (toda sorprendida) E: Mi madre... pasaba. Con él se echó a perder. Hacía lo que él decía (hablaba muy lentamente) M: (se le empezaban a caer las lágrimas. Realmente la infancia de Esther tuvo que ser dura) Vaya... lo siento Esther... E: En mi adolescencia me eché un poco a perder, ¿sabes?. Con tal de no estar en casa... me volví muy callejera, me juntaba con malas amistades (no, no podía decírselo, todavía no) hasta que... hasta que un día conocí a Cristina, que me estuvo cuidando hasta que me pude valer por mí misma. Ella me ha ayudado mucho, me ha protegido, me ha enseñado muchas cosas buenas de la vida... (lloraba) M: Venga Esther (se acercó hacia ella y la abrazó) estás temblando, ven (la arropó junto con ella con la manta polar) E: (llorando en el hombro de Maca) ella ha sido una verdadera madre para mí Maca. Me dio todo el cariño que no tuve desde que mi padre murió (lloraba) una madre... no es la que te trae al mundo
Maca, sino la que te da cariño, la que cuida de ti... la que te quiere. Mi madre... no me ha querido nunca Maca (lloraba desconsoladamente) M: (lloraba también) Esther... cariño... E: Nunca lo entenderé Maca, nunca entenderé cómo una madre puede tratar así a un hijo, ¿Por qué? ¿Por qué lo hizo? Por que... (seguía llorando sin parar) Maca no podía hacer otra cosa que seguir abrazándola. Sentía tanta ternura por ella... en esos momentos pensaba que su vida había transcurrido entre algodones, que había hecho siempre lo que había querido, que todos sus esfuerzos no habían sido nada, comparados con la vida que tuvo que pasar Esther. Ella que se tenía por luchadora... y ahí estaba Esther, dándola mil vueltas en la lucha de la vida, luchando por sobrevivir a su pasado y por tener una vida digna... Pasados unos momentos así, abrazadas la una a la otra con mucha intensidad, Esther se separó, se secó las lágrimas que rodaban por sus mejillas y sonrió a Maca tímidamente. E: Lo siento... estoy aquí, llorando... y tú... tu también tienes ahora un mal momento. M: Anda, ¡pero que dices! (la sonreía) no te preocupes. Ahora mismo sólo estoy preocupada por ti,
porque estés bien Esther, ¿vale? (la miraba dulcemente mientras Esther seguía acurrucada en su hombro) E: (asentía con la cabeza) Bueno... (se separó) y ¿tu? Cuéntame algo más de ti, de lo de tu boda y todo eso... M: (sonreía) Mi boda... pues... que menos mal que la anulé. Ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida. Yo... no estaba enamorada de mi novio. Era muy buena gente pero... bueno... apareció Azucena, se me cruzaron los cables... y... aquí estoy... E: Pero ¿tú sabías que... que te gustaban las mujeres?... M: Pues... no, aunque a raíz de conocer a Azucena no me he sentido atraída por ningún otro hombre, aunque supongo que es normal, que cuando estás con alguien a quien quieres... no te fijas en nadie más... Y lo pasé muy mal, que... tuve mis dudas. E: Y la quieres, ¿no? M: (con cara de incredulidad) Pues... no sé. Hemos pasado muy buenos momentos pero... ahora no estoy segura de quererla Esther, hace que me sienta sola, hace que me sienta mal, yo... yo ya no la deseo (estoy tan bien aquí, a su lado...) E: Ya... M: Mira, hacía tiempo que no me sentía tan bien como estoy ahora, aquí, contigo, charlando
distendidamente y sin tapujos, no se... (Maca, Maca, para el carro por diosss...) que me encanta estar contigo Esther, hoy... hacía tiempo que no estaba tan bien... si no fuera por una llamada que me hizo antes, hacía tiempo que no estaba tan a gusto con... con una persona. (Maca... ¡Maca!) E: Yo... yo también Maca. (¡dios mío! Que guapa es... no puede ser Esther, claro que no, ella está indecisa, se está sincerando conmigo pero al final sigue con ella, no, no te hagas ilusiones, además que digo de ilusiones pero... si es una mujer Esther) M: ¡Esther! E: Si, si... M: Que... que me voy a ir ya. Es tarde. E: Si... y hace mucho frío aquí. M: No, no es por eso de verdad (si supieras por lo que es... que... frío, frío... lo que se dice frío...) pero es que mañana por la mañana tengo que ir a hacer compras y cosas antes de ir al trabajo (se levantaba) E: Bueno Maca, gracias por venir un ratito. Me ha gustado mucho el hablar contigo de verdad M: Yo también Esther Se dieron un fuerte abrazo. Las dos supieron que era un abrazo especial, de verdadera complicidad, de ternura. En aquella nevada noche, dos almas que se habían sincerado se fundían fuertemente.
M: (se retiró, le dio un par de besos cariñosos en una mejilla mientras le sonreía con cariño)
¡Cuídate!, ¿vale? E: (que notaba como una especie de vértigo cuando Maca la besaba tiernamente...) Tu también Maca. M: Ah, espera, que te apunto mi teléfono. E: Ay, sí... (fue a por papel y boli) M: (anotó un par de teléfonos) Este es mi móvil y éste otro el de mi casa. Otro día tienes que venir
tú a tomar algo ¿vale? E: ¡Cómo no! M: Hasta mañana (sonrió) E: Hasta mañana Maca
Maca salía de la casa de Esther. Esther se quedaba en la puerta, con un tesoro preciado entre sus manos: unos números de teléfono de una persona a la que estaba empezando a tomar un cariño muy... especial. Fue hacia su agenda y los anotó para no perderlos, por nada del mundo quería perder esos mágicos números. Fue a su habitación, se puso el pijama, y después salió al salón a recoger la manta polar. Esa noche todo abrigo era poco. Se acostó. Cogió la manta polar que antes había rozado la ropa de Maca y la olió. Maca olía muy bien, la manta olía a ella. No la conocía de hacía mucho tiempo pero... estaba confusa. Era un cariño extraño el que sentía hacia ella. De repente una especie de miedo invadió su cuerpo al pensar por unos mínimos instantes el que Maca la pudiera estar gustando. Mamy le había dado mucho cariño pero... pero... pensaba que lo mismo estaba confundiendo la amistad con algo más. Le costó reconciliar el sueño, pero al final, pensando en Maca, se durmió. Maca llegaba a casa. Su casa era grande, amplia, estaba caliente, tenía todas las comodidades de una casa moderna. Al entrar, pensó en la casa de Esther. Hacía frío pero estando junto a ella, se olvidaba de todo, incluso de Azucena. Se hubiera quedado más tiempo con Esther pero... no quería presionarla. Esa sonrisa tan dulce, esa forma de ser tan generosa... Cada vez quería conocerla más, cada vez se estaba encariñando más de ella, se estaba encariñando muy fuertemente a ella. Se sentía muy bien cuando estaba con ella. Aunque no habían mucho pero Esther le daba paz.que Además, un cuerpo para que negarlo. Estabahablado empezando a sentir las mismas cosas cuandotenía decidió dejar a bonito, su novio; una fuerza irremediable le guiaba a Esther. Pensó en sus labios. ¡Cuánto le gustaría besarlos!. Esa misma noche decidió que iba a dejar a Azucena. Su relación no iba ya a ningún lugar. Pasaba la semana. En las comidas, Esther y Maca se dedicaban miradas y sonrisas de complicidad. Esther aprovechaba hasta el último minuto que tenía para charlar con Maca, y ella también hacía lo posible por ello. El viernes a la hora de comer, cuando estaban todos los doctores en la mesa, se abría la puerta de “El Central”. Ramón entraba. Laura se le quedó mirando; realmente el chico era majo. L: Mira Maca, ummm que majo... M: Bueno... si tú lo dices... L: Ya, ya jajajajajaja Ay Maca, a veces pienso en... en lo que te pierdes (de coña) jajajajaja M: Laura, te recuerdo que eso ya lo conozco... R: (saludando a Esther que salía de la cocina) ¡Esther! E: ... hola Ramón ¿Qué tal?
Esther salía de la barra a saludar a Ramón. Se dieron un par de besos bajo la atenta mirada de Maca, que sin querer, le clavaba cuchillos bien afilados con su mirada... Acto seguido salía Manu, parecía que la cita del lunes para ir al cine seguía su curso. Al final habían sacado entradas para ir a ver la última de la guerra de las galaxías. Maca y Laura que estaban atentas a la conversación, por intereses distintos comentaban... M: Pues... que quieres que te diga, a mí me parece una pantochada. (toda seria) L: Que va, si está muy bien... tiene unos efectos increíbles y además es el desenlace para las
primeras partes que echaron. A mí me gustó mucho. Oye... ese chico... parece que está interesado en Esther... M: ¿Sí? (toda seria) L: Yo creo que sí... (con ojos de pillina) M: No sé... quizá le veo demasiado pijo para ella... L: Jajajajaja pero Maca, la forma de vestir no influye en una relación jajajajaja. Además, tu también eres pija jejejejeje. M: ¿Yo... ? (seguía mirando al grupito de cinéfilos) Se dio cuenta de que Manu le dio su teléfono a Esther y ésta se lo metió en el bolsillo del pantalón sonriendo. Al rato Ramón se despedía. M: Bueno, joder, a ver si nos traen ya la cuenta que yo me tengo que ir... ¡Esther! Por favor nos
traes la cuenta E: (acercándose a la mesa) Si Maca, ahora mismo os la traigo. ¿Queréis algún café? L: Bue... M: No, yo no. Me tengo que ir. A ver si termino que luego he quedado con Azucena (mentía) L: Pero... M: ¡Laura! Por favor... no empieces... (la miraba seriamente) Esther se marchaba a por la cuenta. Maca estaba de mal humor. Apenas pudo hablar con ella ese día. ¡iba a quedar con Azucena! E: (¿pero no decía que la cosa no iba bien? ¡pero si no la trata bien! mira yo... yo... bueno yo la
trataría bien... yo la cuidaría mucho mejor que ella, yo la haría feliz, yo dios mío yo... madre mía que estoSi, nosi... puede ser. que A ver llegaelya el lunes y voyEsther... al cine con estos.uys, Ramón parece un tío ¿majo? seguro essimajo chico. Esther... Esther... la cuenta). M: Vaya, por fin... (viendo que Esther llegaba con el platillo) E: Maca, ese era el chico del que te hablé con el que vamos a ir al cine. M: (sonriendo cínicamente) ¡anda... ! L: Es muy guapo Esther E: Si bueno... Al final me tendré que tragar las otras dos pelis, porque vamos a ir a ver la última de
la guerra de las galaxias... uff M: Pues... que quieres que te diga (sacando su cartera) a mí... lo de matar marcianitos... toma, quédate con el cambio que tengo prisa. E: Ya te lo doy otro día Maca. M: Es igual, guárdalo y me llamas un día, aunque veo que... últimamente estás muy solicitada... (se levantaba junto con Laura y se iban) Esther se quedó pensativa. ¿Había sido una indirecta? La verdad es que la podría haber hecho alguna llamada desde que le dio su teléfono.
E: (Porque... no, no... seguro que no, no se habrá molestado porque vaya al cine con este... ¿y si,
sí... ? Pero... ¿Por qué se iba a molestar? Si yo... ¿la gusto?. Bueno ella... creo que se siente bien conmigo pero... de ahí a que le guste... ¡A ver si la voy a gustar! (sonreía) Ay, no, no, pero ¿Qué estás diciendo Esther? Aunque a ella... le gustan las mujeres, además el otro día me dijo que cuando estaba con alguien no pensaba en nadie más pero... pero es que si... que veo que la gusta estar conmigo... ) A: ¡Esther... . E: Sí Antonio. A: Que el lunes, que si te viene bien que vayamos mi familia y yo a tu casa a merendar E:: ¿El lunes? (de repente pensando en todo empezó a reír) jajajajajaja A: ¿Pero... que te pasa? ... E: Ay Antonio, es que... el lunes jajajajaja. Es que me tengo que ver el episodio I y II seguidos de la
guerra de las galaxias antes de ir al cine por la tarde... A: ¡Joder!, con perdón... pues entonces... va a ser que no, lo dejamos para otro día E: ¿Si no te importa... ? (con cara de niña buena) A: Ays jajajajaja, no mujer, otro día vamos. Ese fin de semana Maca no trabajaba. A la hora de las comidas, fue ese fin de semana el único en el que Esther parecía sentirse sola. La verdad es que no dejaba de pensar en Maca, la echaba en falta. Echaba en falta su sonrisa, su mirada, su voz... aunque el viernes se quedó algo disgustada por el comportamiento de la doctora. Ese fin de semana, le faltó algo. El sábado, Maca había quedado por la mañana por un par de horas con Azucena. Quedaron como siempre en casa de Maca. Azucena estaba muy cariñosa, tenía que aprovechar ese par de horas, pero Maca estaba fría como un témpano de hielo. Az: Maca... (intentándola acariciar) M: No Azucena, no... no tengo ganas (toda triste e intentándose deshacer de las manos de Azucena) Az: Pero Maca, solo tenemos un par de horas... M: Azucena, (toda seria) ni siquiera tenemos eso, me sobran demasiados minutos para decirte que...
que no te quiero Azucena. Ya no te quiero... (miraba hacia el suelo) Az: Pero Maca... venga, eso lo dices porque estás mosqueada, pero te entiendo... M: No Azucena. Esta relación siempre a escondidas ha terminado con el amor que te tenía. Se ha
desgastado... Me ha desgastado... Az: Maca, voy a hablar con mi marido (empezaba a llorar) de verdad. Ahora si que voy a hablar, ahora sí... M: Ah, ¿ahora sí?. Pues... mejor que no hables con él. No, Azucena. Porque si hablas con él, te quedarás completamente sola, de verdad. Az: (la abrazaba e intentaba besarla desesperadamente) Maca, Maca... te quiero Maca... M: (intentaba apartarse) No Azucena, no insistas (empezaba a llorar) Az: (empezaba a besar con fuerza sus labios) M: (apartándola) ¡Que te he dicho que no, ¡Azucena, no! ¡basta! Az: (se apartaba de Maca y escondía la cabeza entre sus manos llorando) Ya no me quieres, ¿verdad? M: (esa situación le parecía a la vez que caótica, triste) Si te dijera que si... te mentiría, y sabes que no sé mentir (acariciándola el pelo) Az: ¿Hay alguien más, verdad?... M: No Azucena, no se trata de eso. Ya te lo he dicho, me he desgastado tirando y tirando de esta relación... ya no puedo más. No puedo más... no puedo más (lloraba) Az: Hay alguien Maca, lo sé... . M: Azucena, por favor... .
Az: Hay alguien, te lo noto Maca (se levantaba) pero nadie... nadie te va a querer como yo te he
querido Maca... M: (espero que sí... espero y deseo que sí...) Az: Bueno... en cierto modo me esperaba algo así. Toda la culpa ha sido mía, sólo mía. Tan sólo espero que al menos seamos amigas... M: Dame tiempo Azucena, por favor, no me presiones. Az: (secándose las lágrimas) tranquila Maca, no es mi intención. M: Espero que pasado un tiempo... no se, quizá podamos quedar a tomar algún café, como amigas Azucena, sólo te puedo ofrecer eso, mi amistad (acariciaba esa cara de forma tan distinta a como otras tantas veces lo había hecho... ) Az: (la abrazó) No me niegues tu amistad Maca, al menos eso sería suficiente para mi... te lo aseguro. M: (la besó en los labios, un beso corto y casto) Te he querido mucho Azucena, (con ojos llorosos) si tienes algún problema, sabes que puedes contar conmigo... pero (negando con la cabeza) solo como amigas (se separó de ella) Sin hablar, Azucena abría la puerta de la casa de Maca, la echaba una última mirada, y se marchaba. Maca cerró la puerta. Cerró la puerta definitivamente a la que fue la primera mujer de su vida. No había salido bien. Y ahora, lo único que deseaba con todas sus ganas, era conquistar el corazón de Esther. Tenía que conseguirlo. Quería conseguirlo. En ese momento, sintió que Azucena formaba parte de su pasado. Parecía cruel pero... así lo sentía. Durante varios meses, no había hecho más que alargar esa despedida. Una despedida casi anunciada desde el principio. Y ahora, se sentía liberada, y lo único que quería era estar con esa persona que tan rápido, le había robado su corazón y su alma: Esther. Como una autómata, casi sin pensar, fue hacia su habitación, cogió su bolso y salió de casa. Fue corriendo a comprar algo. Después se fue otra vez hacia su casa, comió, cogió lo que había comprado y lo estuvo preparando bien. Quería que estuviera listo. Comió tarde y después viendo la tele se quedaba dormida. De repente su teléfono fijo sonó. Adormilada la cogió sin ver el número que la llamaba. M: ¿Diga? E: ¿Maca? M: (por fin, por fin se había decidido a llamarla. Le hacía tanta ilusión esa llamada... ) ¡Esther! E: Hola, ¿estás ocupada? M: No, no, no... E: Acabo de comer y he terminado mi turno y he dicho... voy a llamar a Maca a ver que tal está... M: Bien E: Bueno... M: Esther, quería disculparme por lo de ayer. Estaba un poco de mal humor y... E: Va, no te preocupes. ¿Qué tal... ayer con Azucena? M: Al final ayer no quedé con ella. Quedé esta mañana y... nada, hemos estado hablando. La he
dejado Esther, al final hemos estado hablando y... y bueno, esto se ha acabado. E: (hasta sus orejas aplaudían, por fin, bieeen... ) Vaya... lo siento. M: No te preocupes Esther, era una ruptura anunciada. Además, fíjate si me he quedado más tranquila que hacía días que no dormía y me había quedado aquí toda roque en el sofá. E: Vaya, siento si te he despertado... M: No, no, no (tú me puedes despertar todas las veces que quieras niña... ) no te preocupes, solo estaba dando una cabezadita. Oye, ¿quieres que vayamos luego a tomar algo por ahí? Te puedo ir a recoger en la moto cuando salga...
E: Ah... es que... verás, al final lo del cine, esta mañana llamó Ramón y vamos a quedar todos esta
noche, a la sesión de esas golfas que tu dices... ¡vente! M: (toda desilusionada) No, no bueno déjalo de verdad... E: Venga... M: Que no Esther, de verdad. Pero mira... si quieres podemos quedar el lunes, que salgo a las 3, ¿te parece? E: Genial, vale... M: Muy bien. E: Oye Maca M: Sí. E: ¿Tú... has visto los dos episodios esos de la guerra de las galaxias? M: Jajajajajajaa ( le encantaba el inocente humor de Esther) ¿Qué me das a cambio si te los
resumo... ? E: (que... qué te daría... ?) Te hago una deliciosa comida cuando salgas el lunes, en mi casa. M: A ver, empiezo por el primer capítulo (sin dudarlo) E: Jjejejejeje. M: Verás, más o menos te cuento. Los jedis tienen poderes ¿verdad? E: Si jajajaja (como tú Maca, como tú...que tiés un poder... ufff) M: (ajena a los pensamientos de Esther) Pues Obi Wan Kenobi, ¿el viejecito del principio? Van un día a un pueblo de algún planeta de esa época y conocen a un niño que parece que tiene poderes de Jedy, resulta que es el futuro padre de Lucke Skywalker, Dar Vader. E: Anda... pobrecillo ¿no? M: Si, y hay una princesa muy joven que es la madre de Lucke y la de Leia E: Que romántico... M: (jejejejeje) Bueno pues se le llevan con ellos para enseñarle a ser Jedy. En la segunda parte, ya son mayores los dos, tanto el niño como la princesa y se enamoran y se casan en secreto. Pero los jedys no están completamente seguros de él porque piensan que tiene un poco desarrollado el lado oscuro de la fuerza. ¿Te enteras? E: Mas o menos... jejajajajajajaja. M: Y... a todo esto... bueno pues están las típicas batallas espaciales, con las espadas láser y todo eso. Tiene muy buenos efectos, la verdad... E: Ya, pero... y... ¿y tú no decías que eso no e iba? Parece que te la sabes al dedillo... . M: (¿por qué no callarás un poco la boca a veces, Maca?) Ya bueno... es que el otro día estaba un poco... cabreada, pero si que lastenías. he visto. Inclusoque la que a ver hoy, tu hoy... E: Jajajajaja que calladito te lo Entiendo no tevas animes claro... M: Sí, claro... E: Bueno, como verás... te he llamado. M: Me alegro mucho Esther, de verdad... no me lo esperaba... E: ¿Por qué? M: No... no sé, pero me ha hecho mucha ilusion... E: (menos mal, con lo que me ha costado decidirme) Bueno pues... nos vemos el lunes, ¿vale? M: Sí. Cuándo salga de trabajar voy para tu casa, ¿vale? E: Muy bien Maca, venga, nos vemos el lunes. M: Pásatelo bien hoy, (pero no demasiado) E: Ya te contaré. Adiós, un beso. M: Otro para ti. Maca colgó. Se quedó pensativa. M: (Bueno, no ha hablado de Ramón... aunque el cine, y luego si salen, si se divierten, como se
tome alguna copilla... claro que Esther no suele beber, pero los chicos... es que... se ponen muy tontos y ella es guapa... que cuando se ponen tontos... van ahí, al ataque... venga Maca, tranquila,
que Esther no parece que sea de esas que cede a la primera. Pero... que no ceda ¿eh? Que no ceda. Quizá la tenía que haber dicho que tuviera cuidado, claro que... tampoco quiero estar ahí como si fuera su madre, tengo que dejarla que actúe con libertad. Bueno, ahora solo espero ansiosa al lunes, a ver que me cuenta. En vez de ir al cine, lo mismo llevo alguna peli de las que tengo por aquí, y así... nos arrejuntamos en una manta de esas que tiene para no pasar frío) (sonreía pensando en esa escena). Era sábado por la noche. Entraron en la sala cargados con unos cubos de esos grandes de palomitas y refrescos. Durante los trailers, Ramón daba palomitas a Esther, mientras la miraba con ojos pillines. Manu y su novia Raquel, cuchicheaban bajito acerca de ellos. La película empezaba, Ramón intentaba acomodarse más de lado para estar más cerca de Esther. Esther lo notaba. Cuando iba a coger palomitas, Ramón hacía por que sus manos accidentalmente chocaran de vez en cuando. Pero Esther no se daba cuenta de ello, pensaba en Maca según iba viendo la peli. A veces se perdía, aunque esta parte era la más clara de adivinar pero algunos personajes se le escapaban, pero bueno, estaba entretenida. Cuando salieron del cine, decidieron ir a un sitio a bailar salsa. Fueron a la barra a pedir algo, Esther se pidió un refresco. Había mucha gente. R: Venga Esther, pídete algo mas... animoso mujer, que la noche es joven... (acercándose hacia ella,
pues la gente le empujaba) E: Es que no me gusta mucho el alcohol Ramón, no te preocupes, si yo me animo con ná jejejeje R: Ah, ¿sí? Muy bien (sonreía) pues luego nos echamos unos bailecitos E: Si soy un poco patosa para esto de la salsa. RQ: Manu también lo era pero mira, a mí me gustaba mucho, empezamos a venir a estos sitios y ahora... no veas como se mueve... Mn: Es verdad, Esther, venga Raquel, enséñale unos pasos, para que se vaya haciendo. RQ: Ven (la cogió de la mano y empezó a guiarla) Al principio Esther estaba algo avergonzada, pero Raquel era una chica muy simpática, empezó a guiarla un poco, enseñándole cuatro pasos básicos y en unos momentos, ahí estaba Esther, moviendo su cuerpo al compás de la música. A Ramón, se le salían los ojos de las órbitas. Mn: (Dándole un codazo) Es maja, ¿eh? R: Uff, y eso que no sabía bailar... Mn: ¿Te gusta? R: Si... aunque bueno Manu, no me quiero hacer ilusiones, todavía tengo algo reciente lo de mi
novia, pero la chica está bien. Mn: Ramón, Esther es amiga mía, no quiero que... que andes jugando con ella R: ¡Tranquilo! ya lo sé; solo te estaba diciendo que... que es muy maja Mn: Ya, pero es que se te van los ojos Ramón... R: Normal, Manu, que es una chica muy guapa, y mira como se mueve. Aunque un hombre, es un hombre, y siempre lo tiene que intentar, Manu no quedaba muy convencido. Ramón había tenido varias novias y sabía que varias a la vez. Era muy majo pero muy mujeriego. Las chicas dejaban de bailar. E: ¡Como bailas, Raquel... Mn: (agarrando a su novia de la cintura) Umm si, mi chica baila... baila... RQ: Tienes ritmo Esther, ya verás, enseguida le cogerás el gusto. R: Acuérdate que luego... me debes unos bailes...
E: Si... (uffff ¿no se dará cuenta que se ha pasado con la colonia? Ni el humo del tabaco de aquí la
difumina... ) De repente, noto como los dedos de Ramón empezaban a encajarse entre los suyos. E: (¡Joder! que dedos más morcillones tiene, que me está aprisionando los huesos... que me va a
dejar sin circulación en los dedos) Ramón acercó la mano que tenía aprisionada de Esther y le dio un beso en ella. Esther, lanzó una sonrisa de compromiso, Ramón se quedó mirando la mano de Esther y ésta también lo hizo. E: (Definitivamente, se me están quedando morados, y eso que está sudando y deberían de
resbalar... aunque quisiera, no puedo desenroscarme de estos dedos, ¡por dios!) R: ¿Quieres un poquito? (ofreciéndole una caipiriña) E: No, gracias, es demasiado dulce. R: ¿Te gusta la música salsa? A mí me va bastante, ¡Asssucarrrr! (imitando a Celia Cruz) E: (Dios mío, que se está volviendo loco) Bueno, normal... a mí me va más... Estopa... R: Anda venga, no me seas macarra jajajajaj. Venga, vamos a bailar. Vamos chicos, a bailar (dirigiéndose a la otra pareja) Fueron a la pista. Ramón agarraba a Esther de la cintura, Esther de repente se veía dando vueltas y vueltas, casi se le iba la cabeza. Parecía que Ramón la quisiera marear. Con la excusa de los pasos de baile, se le iba a veces la mano más debajo de la cintura. Esther intentaba separarse, notaba que Ramón estaba bastante lanzadillo. Cuando la intentaba coger otra vez de las manos, chocaba de nuevo con sus dedos, que parecían bates de béisbol. Esther sabía que le tenía encadilado, pero... le daba igual. En su cabeza tenía a otra persona. No lo podía evitar. Estaba sintiendo por Maca a pasos agigantados algo muy fuerte, muy especial, algo que jamás había sentido. A veces al pensarlo, sentía miedo y para probar agarraba más fuerte a Ramón pero... no, esa cintura blandengue no conseguía sacar de su pensamiento a Maca. Dejaron de bailar y se acomodaron en unos pubs que quedaban libres. Raquel y Ramón seguían bailando, lo hacían estupendamente. R: (pasando su brazo por el hombro de Esther)- ¿Estás bien? E: Si, sudando pero... bien.
De nuevo los dedos morcillones de Ramón, se intentaban entrelazar entre los dedos de Esther, se acercó a ella más, y le dio un beso en la comisura de los labios. Esther intentaba probar a ver que tal, por si acaso. Ramón, al ver que no se apartaba, se giró sobre ella y la empezó a besar en los labios, primero más dulcemente para ir tanteando y después ya, empezó a utilizar la lengua. E: (Vaya, hacía tanto tiempo que un chico no me daba un beso, además... fue muy de adolescente.
Pero... ¿Qué hace con la lengua? Bueno... voy a sacarla yo también de su escondite... miraba hacia la pista mientras su lengua empezaba a entremezclarse con la de Ramón) (Que majo es Manu, y su novia también es muy maja, sí... la verdad es que bailan genial. ¡Dios mío! Me acabo de acordar que he dejado la ropa sin tender uffff. Joder, mañana creo que voy a tener agujetas en la lengua, como cansa esto) (se separó) R: (sonreía mientras le ponía una mano en el muslo y volvía otra vez al ataque) E: (¡Joderrr... ¿y que hago yo? ¡que vergüenza, menos mal que no me está viendo Manu, que sino... que pensará (se apartó) Oye, que... no se... pero estos van a decir que les hemos abandonado... ) R: Tranquila Esther, que ellos lo están pasando bien... igual que nosotros... E: Verás Ramón es que... me da cosa... no quisiera molestarte pero... la verdad es que no bebo alcohol porque estoy tomando antibióticos, es que estoy con anginas, y... no te lo quisiera pegar...
R: ¿Anginas? ¿no estás operada de las anginas? (se apartaba un poco) E: Pues... (pues claro que si gilipollas) no... (se ha apartado, es escrupuloso el tío) R: Vaya... lo siento. E: No, no... si es para que no te contagies, no quisiera que cayeras enfermo. Hace unos días tuve
una fiebre alta y... . R: Oye, vamos a bailar un poco ¿vale? E: Si, venga. Fueron hacia la pista. Empezaron de nuevo a bailar. Una de las veces se intercambiaron entre los cuatro de parejas. E: Oye Manu, por que no le dices a tu amigo este, que... que tengo alguna enfermedad muy
contagiosa... jajajajajaja Mn: Jajajajaja. Esther, ¿no te gusta, no? E: Nada Manu, nada. Además le he dicho que tenía anginas y ha sido mano de santo, me estaba besando como un loco y de repente... Mn: uff es que es muy hipocondríaco Ramón... espera que voy a hablar con Raquel ¡Cambio de pareja! (cogiendo a su novia) R: Hola de nuevo... cielo... E: (sonreía forzadamente) Manu le contaba brevemente a su novia lo que estaba ocurriendo. A Esther no le gustaba Ramón, le dijo que le dijera que Esther tenía algo... . RQ: ¡Cambio de pareja! (agarrando de nuevo a Ramón) ¿Qué tal, lo estás pasando bien? R: Sí... sí, sí... . RQ: Oye... a ti... ¿ te interesa realmente Esther? R: Bueno, interesarme, interesarme... ¿por? RQ: No, no... (haciéndose un poco la preocupada) por nada... R: Di, Raquel, por qué, ¿pasa algo? ¿está con alguien? RQ: Más quisiera ella pero es que... R: ¡Qué! RQ: ¿No te ha contado nada Manu de ella? R: Me ha dicho que es maja, y que la aprecia mucho... RQ: (mirando a la otra pareja) Bueno.. pues nada... R: No Raquel, joder, dime que pasa... RQ: Pero... por favor, no le digas a Manu que yo te lo he dicho ¿vale?. Te lo cuento porque veo que
pareces interesado en ella... R: El qué RQ: Pues... verás, Esther creo que ahora no pero antes... era una viva la virgen. Fumaba... bebía... se acostaba con to Dios... hasta que... R: ¿Hasta que?.... RQ: Pues que... ¿no la has visto que está algo pálida? R: Bueno... ahora que lo dices... sí. RQ: Pues eso que... se acostaba con cualquiera y... y cogió una hepatitis. R: ¡Hepatitis! RQ: Sí, Ramón. Pero... oye, de esto ni una palabra, que me mata Manu... R: ¡Dios mío! Que antes le he metido la lengua hasta la campanilla... (empezaba a palidecer.. .) RQ: Bueno... no sé, no te preocupes, con solo eso... no es muy probable que pase nada. R: Claro, así decía yo que estaba muy pálida. RQ: Si... (el caso es que en verano debe parecer un tizón la chica juas juas juas) R: Claro, y por eso no puede beber, porque tiene afectado el hígado.
RQ: Creo que... bastante (Dios mío, no se si me he pasado un poco... ) R: Uff (dejaba de bailar) Oye Raquel, la verdad es que esto... me ha creado un mal rollo RQ: Pero... no hombre, si ella es maja... R: Yo... me tengo que ir, de verdad... Mn: (soltando a Esther) ¿ya os habéis cansado, chicos? R: Si, Manu, es que... verás me tengo que ir... E: (bieennnn) ¿tan pronto? (dios mío, no sé lo que le habrá contado pero ha dado resultado) R: Si Esther, bueno... ya nos vemos Manu. Oye Esther que... ha sido un placer conocerte, si algún
otro día coincidimos por ahí... ya nos tomaremos algo ¿vale? E: Vale... R: Bueno chicos, me voy, hasta luego (se marchaba cabizbajo limpiándose bien la boca y echando algún que otro escupitiñajo por ahí) E: Pero... ¿Qué le habéis dicho? RQ: Nada... que eras una viva la virgen, que te acostabas con tó dios y que habías pillado hepatitis. Mn: Jajajajajajajajaa E: Jajajajajajajaja anda que... . jajajajajaja
Los tres reían con el comentario. Manu comentaba que de joven se llevaba muy bien con él, pero que luego estuvo unos años sin verle y que había cambiado mucho, que últimamente no se veían mucho. Le confesó a Esther que cuando le vio aparecer por “El Central” pensó que la idea podía estar bien pero... que al final no le veía como para ella. Al final, Esther ya fuera de peligro se tomaba una caipiriña. Volvían a bailar. A Esther le sacaban otros chicos a bailar con mucho respeto. Lo pasaron muy bien. A eso de las tres y media regresaban ya a casa pues al día siguiente tenían que trabajar. Maca y Esther, pasaron el domingo algo nerviosas, esperando a que llegara el lunes. Esther arregló la casa y pidió a Mamy una pequeña estufa para que no pasaran mucho frío, le contó que iba a invitar a Maca a comer El lunes, Esther se levantó y fue al mercado a comprar comida. Compró frutas, verduras y algo de carne. Compró también jamón serrano del bueno, no mucho pero... le apetecía. Estuvo cuidadosamente preparando la comida. A las tres Maca salía del hospital. En la puerta había un niño pidiendo dinero. M: Hola chaval CH: Hola, ¿me puedes dar algo? M: ¿Quieres ganarte un billete de 20? CH: Sí, sí... M: ¿Me acompañas? CH: Pero... M: Tranquilo, que no te voy a proponer nada raro, sólo quiero que lleves este paquete a una casa, está muy cerca de aquí, ¿quieres? CH: Sí, claro (el chico sonreía) Maca se acercó en la moto con el chico hacia el portal de Esther. M: Sube, es el tercero, la puerta izquierda. Se llama Esther García ¿vale?. Cuándo abra, le
preguntas ¿Esther García? Ella te dirá que sí y tu le dices: este paquete es para usted. Se lo entregas, bajas y te doy los 20 euros. CH: Pero... ¿no habías dicho que treinta? M: (sonriendo) esta bien... treinta, porque te conozco ¿eh? Que ya te he visto mucho por el hospital.
El chico hizo lo pactado. En casa de Esther sonaba el timbre. Por la hora Esther pensaba que sería Maca, abrió la puerta y un pequeñajo algo mal vestido sonreía con un paquete en la mano. CH: ¿Esther García? E: Si... soy yo CH: Traigo este paquete para usted (le entregó el paquete y se fue corriendo escaleras abajo) allí le
esperaba Maca con el dinero pactado. El chico se fué muy contento. Esther se quedó extrañada. De repente casi sin darse cuenta se veía con un paquete en la mano. Ni siquiera era de correos. E: (¿No será una bomba? Jejejeje anda, quien querría mandarte una bomba jajajaja bueno, ahora
que lo pienso... Ramón jajajajajaja). Empezó a desenvolver el paquete. De repente abrió la caja y quedó sorprendida. Era un teléfono móvil de color rojo brillante muy bonito. Estaba sólo. Sin instrucciones. Y listo para funcionar. Debajo de él había una nota. "Antes odiaba los lunes, pero ahora creo que me van a empezar a resultar divertidos, aunque sin esto no podría llamarte y planear cosas contigo"
Esther se sobresaltó, el teléfono empezaba a sonar. Miró a la pantalla y vio su nombre en mayúsculas: MACA. Estaba nerviosa, vio una tecla verde y le dio, supuso que era la de contestar. M: Hola... E: Maca... M: Eso pone en la pantalla de tu teléfono, ¿no? E: Pero... M: Bueno, ahora dale al botón rojo y ábreme la puerta, que estoy aquí ya.
Sin soltar el móvil, fue nerviosa hacia la puerta. La abrió, allí estaba Maca sonriendo. M: ¿Te ha gustado? E: Pero... (mirando el móvil) M: Es para ti Esther (sonreía) E: Maca... (mirando el móvil) es... precioso... M: Bueno jejejeje ¡tanto como precioso!... elegí ese color porque creo que va con tu piel... E: Me encanta pero... no sé que decir Maca... Gracias, gracias de verdad... M: Bueno, conque me dieras un par de besos... (señalando su mejilla) E: Ay, que tonta, si es que con la sorpresa me he quedado...
Antes de darle el par de besos que Maca le decía, Esther se abrazó fuertemente a la doctora con cuidado de no tirar el móvil. Después le dio los dos besos muy fuertemente. Se separó y volvió a mirar el móvil. M: Vaya, veo... que hoy no me vas a hacer ni caso... E: ¡Pero qué dices! Venga, deja tus cosas en mi habitación que ya tengo la comida preparada. M: Ummm pues que bien, porque vengo con un hambre... (se iba quitando la cazadora) Anda, veo
que tienes estufa... E: Si, me la ha prestado Mamy
M: (Entraba en la habitación de Esther sonriendo, pues se había preocupado de que estuviera bien)
¿Qué has preparado para comer? E: De primero parrillada de verduras y de segundo carne al estilo de Jerez de la Frontera. M: ¿Qué? Ah, pues no sabía que había carne al estilo de mi pueblo. E: Jejeje y no lo hay pero yo... me la he inventado. M: Jajajajaja. E: Maca, después de comer me enseñas cómo va esto del móvil, que no tengo ni idea... M: Si hombre... después de comer... he traído una película... y si eso, después de la peli, te enseño (te enseño lo que tu quieras chata, lo del móvil o lo del no móvil jejejeje) E: Vaaaaaleeee jejejejeje. Estuvieron comiendo. Esther le comentaba lo del cine del sábado. Sin entrar en pormenores le contaba como Ramón iba tras ella, al principio Maca no sabía qué pensar pero cuando Esther le dijo que no le gustaba, vio el cielo abierto y se partía de risa con la jugada que habían planeado para quitárselo de encima. M: Bueno Esther, pero... tu eres ya mayorcita y seguro que a algún que otro moscón te habrás
tenido que quitar de encima (y aunque ahora yo soy uno de esos moscones pero... ni se te ocurra, que más que moscón me veo más de... mariposilla revoloteando por ahí uff). ¿Has tenido novios, no? E: Pues... (se sonrojaba) ummm novios, lo que se dice novios... M: ¿No? E: Pues no Maca, ya te dije que tuve una vida dura y no he tenido mucho tiempo para novios... M: Bueno... (quitándole importancia) no te preocupes, yo tuve uno y... mira para lo que me ha servido jajajajaja E: Jajajajajaja. M: Y... E: Qué... M: (toda sería) que... alguien habrá besado... esos... labios, ¿no? (ufffff... ) E: (toda intimidada por la forma en que Maca se lo decía) Bueno... . M: Perdona, (sonreía) no quería ser entrometida... (bebió agua) E: No, no, no pasa nada. Como bien dices... si, alguna vez mis labios han sido besados. Mira (para romper un poco la situación pues estaba que no podía) por ejemplo el sábado. M: ¡El sábado! (joder, ¿pero no decía que no le gustaba?) E: Va, el muy pulpo se me abalanzó. Pero... no sentía nada Maca jajajaja fíjate que estaba yo ahí
acordándome, de que no había tendido la ropa... M: Jajajaja (eso es buena señal menos mal) Pues, si, poco tendrías que estar sintiendo. E: Nunca he estado enamorada Maca (decía con cierta vergüenza) M: Bueno... (eso te lo puedo arreglar yo) no pasa nada Esther, ya verás como un día lo sientes, sientes que estás a gusto con alguien, que te hace feliz, que te quiere con locura. Lo sentirás porque... eso se nota Esther, se nota... E: Bueno, esto... ¿quieres fruta? (ay dios mío, que esto... uff, como está la cosa...) M: No, pero si que me apetece un café de puchero de ese que haces tú tan bien. E: (guiñaba un ojo) ¡Hecho! M: Mira, he traído esta película. No sé si la habrás visto. E: ¿Cuál es? (seguro que no, pero... aunque la haya visto me la vuelvo a tragar enterita) M: (sacaba la cinta) Se titula srcinalmente Boys on the side, pero la han traducido... ”Solo ellas,...
los chicos a un lado” (que es donde tienen que estar... al menos para ti chata...) E: Ah, pues no, no la he visto. M: A mí me gusta mucho, una de sus protagonistas es Whoopi Goldberg, aunque a veces ha hecho verdaderos bodrios pero... en esta se sale, bueno, y también en la de El color púrpura.
Esther ponía la cinta. Mientras se rebobinaba leía un poco la síntesis de la película. “Este film, contempla los temas más candentes de nuestra sociedad. Ninguna de las tres ha recibido demasiado de la vida, pero juntas están dispuestas a todo por un poco de felicidad. Lo que no sabían era que había llegado su momento y que iban a disfrutar como nunca lo habían hecho... y estaba claro que no podían desaprovechar la oportunidad sucediera lo que sucediera. La verdad es que la vida se les complicó a un ritmo que ni ellas se lo pudieron imaginar”.
Se pusieron a ver la película. Aunque estaba puesta la pequeña estufa pero no era suficiente, así que Maca, con seguridad y decisión, cogió la manta y arropó a Esther junto a ella. Estaban bien atentas a la película, pero estaban tan a gusto que no se daban cuenta de que poco a poco se iban juntando más. La película seguía su curso, era bastante emotiva. En un momento determinado Maca alargó su brazo haciendo que Esther se acomodara en su hombro. En otra ocasión era Esther la que inconscientemente jugaba con las uñas de Maca. Reía con las ocurrencias de Drew Barrymore y al final lloraba con Whoopi Goldberg y Mary-Louise Parker. La película llegaba a su fin con esa Woopi cantando tan triste y sentimentalmente la canción de You Got it a su amada... E: (llorando) Maca... es la película más bonita que he visto en mi vida... . M: (sonriendo dulcemente) Me alegro de que te haya gustado Esther. E: Se querían Maca M: Si, se querían, y mucho... E: Pero ¿por qué se fue con el otro? M: Bueno... eso no tiene nada que ver. Quizá no quería admitirlo, supongo que por eso lo intentó,
pero... E: Y el otro, aunque ella tenía SIDA, no le importaba, igualito que el Ramón que le digo que tengo una simple amigdalitis y... M: Jajajajaja. Esther (dijo toda seria) cuando realmente amas a alguien, lo das todo, y no te importa su situación, ni... su pasado. E: Ya... Seguían abrazadas, pasaron los créditos, y la televisión se quedaba en negro total. Estaban en silencio. Maca, sonriendo dulcemente empezaba a acariciar el pelo de Esther, que seguía acurrucada en su hombro mirando a ningún lugar. Estaban muy a gusto. Con tranquilidad aunque nerviosa, Esther cogió la mano de Maca se la acercó a la cara y empezó a darle dulces besos. Su piel era tan dulce... No pudo evitar ese gesto. Jamás se había sentido con alguien como se estaba sintiendo con Maca. Era una mujer, una dulce y sensible mujer. Maca estaba con los ojos cerrados, sintiendo los dulces besos que Esther daba en su mano. Notaba cómo una especie de electricidad empezaba a invadir su cuerpo tan sólo con el tacto de sus labios. Ya que su mano estaba tan cerca de la cara de Esther, y en un momento en el que Esther pausaba sus dulces besos, aprovechó para acariciarle la mejilla y mirarla dulcemente. Pero como Esther seguía sin mirarla, bajó su mano de la mejilla a la barbilla e hizo elevar el rostro de Esther hacia arriba para que viera que la estaba mirando, y cómo la estaba mirando... Y Esther la miró. Y vio en la mirada de Maca el reflejo de la suya misma. Una mirada de pasión, de amor, de dulzura, de temor a lo desconocido. Muy despacio, Maca acercaba su cara a la de Esther. Sus frentes se juntaban, miraban sus labios. Miraban sus labios como un mapa dispuesto a explorar. Unos labios que supuestamente no tenían grandes dimensiones pero que ante ellos se abría un gran abismo.
Milímetro a milímetro se iban acercando cada vez más. Las pieles de esos labios, empezaban a rozarse muy levemente, moviéndose muy despacio primero horizontalmente para después irse rozando verticalmente. Fue Maca la que empezó a besar suavemente los labios superiores de Esther, poco a poco, como tanteando el terreno. Esther se dejaba besar. Estaba paralizada como por una especie de vértigo que jamás había experimentado. Maca poco a poco iba poniendo una dulce presión en aquellos besos. Presión que hizo despertar dulcemente los labios de Esther que empezaba realmente a explorar esos labios que desde hacía días se le antojaban. Poco a poco dejaban escapar sus respiraciones al aire. Maca poco a poco descendió la presión de sus besos, se fue hacia la comisura de los labios de Esther, que la imitaba, y se separó levemente mientras le acariciaba la mejilla. M: (mirándola con ternura) ¿Estás bien? (susurrando dulcemente) E: (asentía con la cabeza, no podía hablar...) M: Yo también (atrajo otra vez a Esther en su hombro)
Y se quedaron así un buen rato, abrazadas bajo la manta. Pensando en ese maravilloso y mágico momento que acababa de ocurrir. Maca hubiera seguido pero... no quería presionar. Por la cara y la actitud de Esther sentía que era uno de los mejores momentos que le habían ocurrido, y ella también así lo sentía, pero recordaba que Esther no tenía apenas experiencia en esto del amor y de momento se conformaba con tenerla ahí, a su lado, junto a ella, en silencio. Era aún pronto para demostrar a Esther, lo dulcemente salvaje y bello a la vez, que podía llegar a ser el amor...... Pasado un rato así... E: Bueno, ¿me enseñas lo del móvil? M: Si venga, (se incorporó y cogió el móvil) ¿Sabes más o menos cómo va? E: Bueno, no mucho, alguna vez me han dejado llamar por uno pero no lo entiendo mucho. M: Bueno mira, esta es la agenda. De momento el único teléfono que tienes... es el mío E: Jejejeje (con ese me bastaría jajajaja) M: Pero si quieres te puedo poner el de Laura, el de Cruz... E: Será mejor que se los pida directamente a ellas, ¿no? M: Pues, sí. Mañana se lo dices. Mira, aquí está esta otra opción, la de los mensajes. Para mandar
mensajitos... (sonreía) verás, yo por ejemplo te mando un mensaje...
Maca cogió su móvil, lo tecleó y casi al momento el móvil de Esther pitaba. ME: Pi, pi, pi pi pi pi E: ¡Ya! M: Vale, pues ahora lo lees. Sí, sí... esa tecla. E: (leía) “ Esto ha sido muy especial para mí Esther” (y sonrió) M: Venga ahora tú... me respondes...
Esther tardaba mucho más pero al final el móvil de Maca también pitaba. MM: Pi, pi, p pi pi pi M: A ver a ver... (sonreía) “Pasa mi también peso tienes que darm un poco mas de uiempo”
Jajajajaja Bueno... ya... controlarás lo de las teclas. Y claro que si, Esther, te voy a dar todo el tiempo que necesites, de verdad (pero que no sea mucho por diossss) E: Y este es el enchufe para cargarlo, ¿no? M: Si, cuando veas que estas rayitas van disminuyendo... lo cargas.
E: ¿Y para poner dinero? M: Va, no te preocupes, era una promoción y vas a tener saldo durante todo un año (promoción
Maca, jejejeje) E: Pero... M: Que si, que si, tu no te preocupes que de vez en cuando te mandarán mensajes como que tu móvil se ha recargado, ya lo verás (la pobre..., que ni siquiera tiene estufa propia... ) E: (que no entendía de aparatos de esos y estaba desfasada total) Ay gracias Maca, de verdad. Pero bueno... aunque te he dicho que me dieras tiempo... algún que otro beso... si que me darás, ¿no? M: Umm... no se, no se... bueeeno, vaaale, anda ven aquí (haciendo un gesto con el dedo índice).
Esther iba acercándose hacia Maca, la miró y de nuevo se besaron. Esta vez los besos eran más decididos, pues ya habían roto un poco el hielo. Se besaban con dulzura. El móvil de Maca empezaba a sonar. Maca se apartó, vio de quien era la llamada y su rostro cambió. M: Dime Az: Te he llamado a casa y no estabas Maca. M: ¿Qué querías? Az: Lo estoy pasando mal Maca, muy mal. M: Lo siento Azucena, mira ahora estoy ocupada. Pero de verdad, te dije que dejaras pasar el
tiempo, por favor... Az: Ya Maca... bueno yo... sólo quería saber como lo llevabas tú. M: Mira Azucena, lo llevo muy bien; cuando lo llevaba mal era cuando estaba contigo; siento ser así de cruel pero... no voy a volver contigo y si quieres que seamos amigas, tienes que darme tiempo, no tengo nada más que decir. A Esther le encantaba esa seguridad en Maca. No le molestó en sí la llamada de Azucena, sino que pudiera seguir dando la tabarra a Maca, pero notaba que ella no iba a permitirlo. M: Vale, adiós (muy seca) Lo siento Esther. E: No te preocupes, si no pasa nada de verdad. M: Quiero que estés bien segura de que con ella ya no tengo nada, de verdad. E: Lo sé (aquí... yo... también segura de mi misma jejejeje) Oye ¿te apetece picar algo de jamón?
He comprado. M: No sé, es tarde ya ¿no? E: Bueno, picas algo y si quieres ya te vas, pero así te vas algo cenada... M: ¡Venga ese jamón! (miraba el trasero de Esther que se dirigía a por el embutido mientras
pensaba “eso si que es un jamón, jamón, jamón...de pata negra, si señor...”)Comieron un poco del embutido. Realmente Esther había tenido muy buena elección, además lo partió muy finito, en tapas. Estaba riquísimo. Cuando acabaron eran al final más de la diez. Maca decidió que se marchaba. Lo dicho, no quería agobiarla, prefería que Esther, deseara verla. Recogió su bolso, se puso su cazadora de cuero y se dirigieron a la puerta. Maca, cogió dulcemente las manos de Esther. M: Esther... E: Dime... M: Ya se que eres... un poco... no se... un poco “troglodita”... E: Vaya jajajaja gracias por el piropo jajajajaja. M: (sonreía con dulzura) te lo digo con cariño ¿eh? E: Ya yaaaaa claaaaaro (se soltó de las manos de Maca y se puso a dar saltitos y con los brazos
imitando a un mono) uh uh uh uh uh
M: Jajajajaja ¡tonta! E: En fin (de coña) ya te habrás quedado a gusto ¿no?... ale venga, que ya te puedes ir a dormir.
Que después de haberlo soltado vas a dormir como nunca jajajajaja. M: (agarrándola otra vez de las manos) No pero eso te lo decía porque... porque... quiero decirte algo a la antigua usanza... . ¿Quieres salir conmigo? (tragaba saliva) E: (le empezó a latir fuertemente el corazón) M: Bueno, quizá... es demasiado pronto para... E: Sí. M: ¿Sí? (con cara de ilusión) E: Sí Maca. Quiero salir contigo. Uff dios, jamás pensé que pudiera decir esto, y menos a una
mujer, tu me entiendes... pero sí. sí, sí... . Se abrazó a Maca muy fuerte. Acariciaba sus cabellos, se separó, cogió la cara de la doctora con sus manos y le dio un tierno y largo beso. Volvieron a separarse, y se miraron con ternura. M: Bueno, mañana te veo en la comida. (le soltó un rápido beso en los labios y se marchó).
Al día siguiente las dos volvían a su trabajo. Por la mañana al enchufar el móvil Esther recibía un mensaje. ME: “Buenos días guapa espero que todo bien. Besitos”.
Ese mensaje y lo que pasó el día anterior hizo que Esther fuera al trabajo como nunca de feliz. Todos se lo notaban en la cara. Ya era amable de por sí pero ese día estaba que se salía con los clientes. A la hora de la comida llegaban los del hospital. Cuando salió de la cocina, allí estaba ella con Laura, Cruz, y Javier en la mesa. Se acercó a hacer los pedidos. E: Buenas tardes... ( sonriendo) Todos: Hola Esther. J: Oye, que guapa te veo hoy... E: anda, anda... (bajando la mirada) bueno que vais a comer
Cuando pedía su menú que eranMaca imaginaciones suyas.Esther la miraba como embobada. Cruz percibió algo raro pero pensó C: Pues nada rapidito que... devoramos jejejeje. Oye, ¿alguna novedad? Te veo como muy... no sé... E: Ay si Cruz, verás es que tengo ya móvil. L: Hombre jajajaja ¿tienes móvil? E: Si, mirad (saco de su pantalón el móvil) Oye, os lo dejo y me vais apuntando vuestros teléfonos
¿vale? C: Sí, claro... E: Es más bonito... (estaba como una niña con zapatos nuevos con su móvil y aún más al pensar quién se lo había regalado...) Venga, apuntádmelos todos jejejeje (y se fue hacia la cocina) L: Si es que esta niña...... ale, nos deja ahí tan pancha el móvil la tía. Menos mal que somos de confianza jajajajaja. M: Sí... (a ver qué teléfono le apunto yo ahora jajajajaj , bueno, lo volveré a poner y que me lo sustituya otra vez) Laura empezó a anotarle el suyo. Después se lo pasó a Maca que volvió a poner su móvil y después se lo pasó a Javier, que le anotó el suyo y se lo dio después a Cruz, que después de anotar el suyo se quedó trapicheando con el móvil para ver sus funciones.
Maca comentaba con Laura y Javier el caso de un niño que había llegado al hospital para ver que pruebas le aconsejaban a hacer, sin darse cuenta que en un momento determinado Cruz, ponía cara de sorpresa. No supo por qué lo hizo, no era su estilo pero cuando vio en mensajes que tenía uno de Maca, no pudo resistirlo y lo abrió. “Esto ha sido muy especial para mí Esther”. Se sintió mal pues estaba invadiendo la intimidad de esa persona a la que había cogido tanto cariño. Lo puso otra vez en la pantalla de inicio C: Perdonar un momento, voy al baño (toda seria) M: ¿Te pasa algo? C: (sin mirarla, no podía) no, no (y se marchó) J: Qué seria, ¿no? L: Cosas de mujeres Javier, seguro... jejejeje.
Cuando regresó del baño intentaba disimular, aunque seguía algo seria. Esther llegó con las comidas y la repartió. Cruz, se la quedó mirando con los ojos algo vidriosos. Sabía que Maca, lo había dejado definitivamente con Azucena pero... ¿y lo de Esther?... Al terminar de comer Laura y Javier se marchaban, pero Cruz y Maca que todavía tenían tiempo se quedaron tranquilamente tomando el café. C: Bueno, ¿Qué tal lo llevas? M: ¿Yo? Bien... C: Porque... has roto definitivamente con ella, ¿no? M: Sí, sí Cruz. La verdad es que me siento muy bien. Hace tiempo que tenía que haberlo hecho.
Ella lo está pasando mal pero... yo no puedo hacer nada... es más... me siento muy bien. C: Ya, por eso te lo decía... bueno es que... no sé... te veo genial. M: Porque lo estoy Cruz. C: Esther está también hoy muy contenta... M: ¿Ah, sí? (disimulado) pues... no sé, no me había fijado la verdad. Bueno,... será por lo del móvil, la pobre... estaba incomunicada. C: ¿No tenía teléfono? M: Que va, ni siquiera tiene la pobre calefacc... (notaba que metía la pata pero tendría que seguir, ya C: lo Ah,había ¿sí? dicho) ¿Cómocalefacción lo sabes? en su casa... M: Porque... ella me lo dijo Cruz. C: Como te dije hace días, creo que lo ha debido pasar mal... M: Si Cruz, lo ha pasado mal, bastante mal C: ¿Tú sabes algo? M: Bueno... algo me ha contado pero... no sé, son cosas íntimas, quizá tendría que ser ella la que te lo contara... C: Bueno si,... tienes razón. No es porque... sea cotilla sino porque le he cogido cariño a esta niña ¿sabes? M: ¿Y quien no? (le decía con ternura) C: Pero... no la habrán violado o algo así... M: Ay Cruz... nooooo por diossss C: Venga Maca, que somos amigas... . M: Ufff vale pero por favor, no cuentes nada... C: Maca... M: Ya, Maca, Maca, pero... tu insistes... Bueno, por lo visto cuando su padre murió su madre se casó con otro que la maltrataba, creo que pasó una infancia horrible hasta que conoció a una mujer
que hizo de madre para ella salió para adelante. Pero no ha debido de tener muchos estudios, haría algún curso de cocina y mírala, aquí está intentando ganarse la vida dignamente... C: (se le saltaban las lágrimas) M: Venga Cruz, que ella ahora está muy bien... Esther que ya había terminado en la cocina se acercaba con su vaso de café, se fijó en que Cruz estaba bastante seria y con los ojos llorosos. E: ¿Qué te pasa? (con cara de preocupación) C: No, no... nada Esther que... es que Candela no termina de aceptar que Vilches y yo... queremos
estar junto con ellos como una familia... E: Vaya Cruz (cogiéndola de la mano) no te preocupes, ya verás que con el tiempo, seguro que se irá dando cuenta de que Vilches es majo, con su papel de gruñón, pero majo... C: Eso espero Esther (la miraba con ternura)- Bueno yo te veo a ti muy bien. Y espero que si algún día necesitas algo, ya que te he dejado en tu móvil mis números, me llames ¿vale? Sea a la hora que sea... E: Pues claro Cruz, para eso te lo he dejado (sonreía) y tú también puedes hacer lo mismo... además no te preocupes, que yo te llamaré, que he cogido una oferta especial con llamadas gratis durante un año M: (dios mío... se me va a ir el sueldo...) C: ¡Venga ya! ¿Saldo gratis durante un año? Jajajajaja. ¿Dónde es eso? Que me compro un móvil nuevo jajajajajaja. M: Siiii. Yo también lo he oído pero por lo visto tienes que cambiar de número y si ya tiene todo el mundo el tuyo... es un rollo... E: (no sabía como salir de aquella) Que va mujer, jajajaja si te lo he dicho de broma. C: ¿Y... tienes ya anotado algún número... especial? (intentaba tantear...) E: Sí. El de todos vosotros... M: (¡toma ya, esa mi Esther!) C: (touché) Bueno Maca, creo que deberíamos volver... M: Sí. Bueno Esther, mañana nos vemos. E: Venga chicas, que no trabajéis mucho. Adiós. Cruz se había quedado muy con la mosca detrás de la oreja. Quería hablar con Maca pero de momento no sehabía. atrevía. Estaba claro por el mensaje y la complicidad quepasado había observado dos, que algo Aunque bueno... podrían haber estado hablando del de Esther yentre ese las mensaje se refiriera a eso pero... suponía que se debía a otra cosa. A media tarde dos hombres entraron en el bar. Esther estaba en la barra. H1: Una copa de coñac H2: Una copa de anís. E: Coñac y anís, muy bien.
Esther se dispuso a preparar las copas. H1: (mirando a Esther) Esa chica me suena de algo... H2: ¿Sí? Está de muy buen ver jejejeje. H1: Ya sé... es la hija de la Encarna H2: ¿De la Encarna? ¿De tu vecina? H1: Sí seguro. ¡Mírala! ahí de camarera... H2: ¿Es esa que estuvo tanto tiempo en la cárcel? H1: Sí... (seguía mirándola) seguro...
E: Aquí están las copas...
Esther no se acordaba del vecino. Habían pasado muchos años y éste había engordado un montón, se había quedado medio calvo, y llevaba unas gafas de esas de pasta grandes que hacían su rostro casi inapreciable. H1: Oye chica, ¿tu no vivías por el barrio de La Latina? E: (Si no fuera porque tenía huesos y piel, su corazón habría saltado fuertemente de su cuerpo)
¿yo...? No, no.. que va H1: (mirándola incrédulamente) Ah, me habré confundido Esther se daba la vuelta y preparaba unos refrescos para otras personas que había en la barra. H1: Esta se cree que me chupo yo el dedo, es ella, con toda seguridad H2: Se hubiera acordado de ti... H1: Pues claro que se acuerda, lo que pasa que dice que no, anda que... menuda ha tenido que ser.
Ya verás cuando se lo diga a la Encarna. H2: La Encarna sigue con su marido ¿no? H1: Si, ahí siguen los dos. Menudo sufrimiento les ha tenido que hacer pasar esta golfa... Anda, paga tú y nos vamos ya; te espero fuera (mirando con desprecio a Esther) Esther estaba pálida. Oía el nombre de su madre de la voz de aquel hombre. A las cinco se fue para su casa toda destrozada. No pudo hacer más que tumbarse en la cama, sin ni siquiera taparse y echar a llorar desconsoladamente. Al final, recordaba a ese hombre. Había cambiado mucho pero era un vecino del portal de al lado de su casa. E: (Ya decía yo que todo era demasiado fácil, que parecía que ya me había desecho de mi anterior
vida. Ahora mi madre sabrá dónde estoy. Y el otro también. Son capaces de venir al bar y montar algún escándalo y Antonio no quiere escándalos. Yo quería explicárselo todo a Maca, pero es muy fuerte el estar con una persona que ha estado tanto tiempo ¡en la cárcel!. ¡Qué te pensabas Esther! ¿Qué la vida te iba a sonreír, así, tan fácilmente? Que idiota, qué ilusa eres... Se enterará, seguro que se enterará, porque los rumores siempre salen rápidamente. No la merezco, no la merezco...) ME: Pi pi pi pi pi pi E: (cogió el móvil y leyó el mensaje: “Esther hoy he visto a la persona con la que salgo y estaba
guapísma”). Dejó el móvil en la mesilla, se puso boca abajo con la cara pegada a la almohada para que sus sollozos no sonaran demasiado. Cuando volvió al trabajo a las ocho, su cara era totalmente distinta a cuando llegó por la mañana. Javier se pasó un rato pero apenas habló con él. Maca ese día salía más tarde de las doce y se fue para su casa. No quería agobiarla como la había dicho. Pero al llegar a casa le hizo una llamada. El teléfono estaba apagado. Pensó que ya estaría durmiendo. Pensaba mucho en ella. Le mandó varios mensajes de cariño. Al día siguiente Esther recibía varios mensajes y llamadas perdidas de Maca. “Buenas noches dormilona que descanses” “Buenos días marmotilla enciende ya el teléfono”
“A las tres iré a comer a un bar en el que hay una cocinera muy guapa ¿te apetece?”
Esos mensajes de Maca le daban ánimo pero no el suficiente, estaba bastante disgustada. Llegó al trabajo. A: Esther, ¿vamos el lunes que viene entonces a tu casa? E: Si, si Antonio, vale. A: ¿Te pasa algo? Te veo rara. E: No, no... A: Venga Esther, que nos conocemos... E: No Antonio de verdad, que estoy bien, si acaso algo cansada, pero bien. A: ¿Por qué no te coges hoy el día libre, te lo debo y además no hay mucho jaleo. Hoy está Sara
todo el día en la barra... . E: ¿Sí? A: Si pero antes, ven a mi despacho, quiero darte una cosa. Fueron al despacho de Antonio. Cerró la puerta y se sentaron. A: Bueno Esther, (sacaba un tarjetón grande) mira, mi hija, la mediana, hace en Mayo la comunión.
Elisa y yo queríamos invitarte, para mí eres como si fueras de la familia Esther (dándole la tarjeta de invitación) E: (se le empezaban a saltar las lágrimas cogiendo la tarjeta) gracias Antonio A: Pero Esther, ¿Qué pasa? ¿algún problema? E: (con la cabeza baja lloraba) A: Ay, madre miaaaa, que me vas a matar a disgustos chiquilla (decía de broma para animarla) E: Es que... (seguía llorando) A: (se levantó para ponerse al lado de Esther. La había tomado verdadero cariño a esa chica y la puso la mano en el hombro) Mira Esther, yo se que lo has pasado muy mal, y que a veces los recuerdos hacen mella pero... ahora estás bien, tienes amigos, tienes un trabajo fijo, me tienes a mi chiquilla... E: (se giró y abrazó llorando a Antonio) ayyyy Antonio... ( lloraba sin parar) A: Venga... vamos... cálmate (le decía preocupado) E: Antonio tu... Tu... A: Venga, arranca... (se separó y la miró con ternura) E: Tú eres como un padre para mi Antonio (se volvía a abrazar a él y seguía llorando) A: Esther, ya lo sé cariño, ya lo se. Y no sabes cómo me alegro de que me consideres así porque tú
para mí eres como si fueras mi hija mayor. ¿Quién no te va a querer, por dios, quien no te va a querer? Anda venga... . E: (se limpiaba las lágrimas con sus manos) Antonio... es que... ayer... . A: ¿Ayer? ¿Qué pasaba ayer? Pues que estabas tú ahí tan feliz con tu móvil chiquilla, ¿y que pasa ahora? (preocupado) E: Ayer entraron dos hombres en el bar, uno de ellos me reconoció, era un vecino del barrio y... no sé, tengo miedo porque seguro que se lo va a contar a mi madre (lloraba jadeando nerviosamente) A: ¿Y qué? ¿A ti te importa? Si vienen por aquí me lo dices que yo mismo me encargaré de atenderles E: Ya pero... es que no quiero que monten ninguna bronca Antonio, yo estoy aquí muy bien, ya lo sabes, y no quisiera que por mi culpa... A: Tú tranquila Esther, cosas peores han ocurrido en este bar. E: ¿y si vienen y tú no estas?
A: Esta Manu, Eric, Sara... . Todos te aprecian Esther, por dios, que si algún día se enterasen de que
has estado en la cárcel seguro que no iban a cambiar su opinión acerca de ti, que saben como eres Esther... que yo te di una oportunidad y soy más bien clasicón... E: (se abrazaba de nuevo a Antonio) gracias Antonio, gracias por tus ánimos A: Venga chiquilla, que sabes que estoy muy orgulloso de ti... Venga, ahora te secas esas lágrimas... y te vas a descansar un poco ¿vale? E: (asentía) pero... si me necesitas me puedes llamar... A: Anda que... no tienes ganas tú de utilizar el móvil jejejejeje. Bueno qué, vendrás a la comunión ¿no? sabes que cuento contigo. La celebramos aquí... E: Pues claro que si Antonio, además nunca he ido de comunión... A: Ah oye por cierto, toma esto (le daba un sobre) son de las propinas del mes pasado, no veas como han subido desde que te tengo de cocinera chica jejejejeje. Si es que eres un filón, anda... E: Gracias Antonio Esther salió del despacho y se fue. Pasó un momento por casa para cambiarse de ropa y salió a relajarse un poco. No sabía dónde ir pero se acordó que de pequeña su padre le llevaba a la casa campo, a las barcas y decidió ir para allá a dar una vuelta. Estaba paseando cuando de repente se dio cuenta de que aquello era muy distinto a cuando ella iba por allí con su padre. Había gente con bicis, corriendo, andando, pero también había prostitutas. Veía como algún coche se paraba delante de ellas y pactaban. Intentaba no ir por sus zonas para que no la confundiesen con una de ella, no quería tener más problemas. Después se fue hacia el lago, y alquiló una barca. No había mucha gente. Se paró en medio del lago, dejo los remos y se puso a pensar. Pensaba en todo lo que la vida había cambiado. ¡se había perdido tantas cosas!. Había perdido su infancia, su juventud, había perdido el tener buenos amigos, una familia,... todo había cambiado. Veía peligrar aquella pequeña esperanza de tener nuevos amigos y una persona tan especial en su vida como Maca, una vida nueva de la que se estaba sintiendo tan orgullosa. De nuevo empezó a llorar. Se relajó un poco mirando a los patos pasar. Se les veía tan felices... ahí, todos juntos... El tiempo terminó, se fue hacia el embarcadero y dejó la barca. Se fue hacia un bar que había al lado del lago a comer algo, se le había hecho tarde, eran ya casi las cuatro. Se sentó en una mesa y pidió algo de comer. De repente su teléfono sonaba. E: Hola Maca M: Hola... había venido aquí a comer toda entusiasmada por verte... y tú descansando ¿eh? ¿Estás
en casa? E: No Maca, Antonio me debía días y hoy no había mucho jaleo y he salido a dar una vuelta. M: ¿Te pasa algo, cariño? Te noto... seria... E: No, no... M: Venga Esther, estás triste, te lo noto en la voz. Además no has contestado a ninguno de mis mensajes. ¿Dónde estás? E: Me he venido a la casa de campo a dar una vuelta. M: ¿Con este tiempo? E: ... Si Maca, estoy acostumbrada al frío. Mi vida es así, como un témpano de hielo (toda pesimista) M: Esther, cuando salga te voy a buscar y hablamos, veo que estás mal. E: No, no Maca mira además... luego me voy a ir a ver a Mamy M: Ya... Bueno, pues mañana. E: Mañana ya tengo que trabajar. M: Y yo, pero cuando salga te voy a ir a buscar. E: Maca...
M: Esther, se que estás triste, pero por favor, no me pongas excusas... se que te pasa algo y yo
quiero hablar contigo. ¿Es por... por lo nuestro? E: No, no... bueno... M: (pero... ¡cómo que bueno!... duda, está dudando...) Esther, siento si fui tan directa pero... no se, me apetece estar contigo mucho cariño, de verdad. Ya te dije que no te agobiaría pero... es que no te quiero ver así, Esther, sé que lo estás pasando mal y me gustaría estar a tu lado y ayudarte... E: Gracias Ma... La batería del teléfono de Esther se agotó y la conversación se cortaba Maca volvía a llamar pero le salía el mensaje de que el teléfono estaba apagado o fuera de cobertura. Estaba en la sala de médicos y Cruz entró. Vio a Maca algo preocupada y con el móvil en la mano. C: ¿Estas bien? M: Bueno... sí. C: (se sentó al lado de Maca) pues... no estoy yo muy segura... M: Cruz... no sé, yo... C: Maca yo... quería pedirte perdón, bueno creo que se lo debería de pedir primero a Esther... M: ¿Perdón? ¿Por qué? ¿A Esther?... (no comprendía nada) C: Si verás, te explico (presionaba los dedos de sus manos nerviosamente) es que... ayer... cuando
nos dejó Esther su móvil para que le pusiéramos los teléfonos yo... yo seguí mirando por ahí y... y lo siento Maca, pero vi un mensaje que le habías mandando. M: ¿Qué? C: Lo siento, no suelo ser así, pensé... yo que sé, que se lo acababas de mandar y lo abrí... M: Cruz... ¡joder! C: Lo siento Maca, lo siento de verdad. M: ¡joder Cruz!... (bajaba la cabeza) C: ¿Qué pasa Maca? Soy tu compañera pero ante todo tu amiga... ¿no me lo ibas a contar? M: Uff, Cruz (sonreía acariciándole el hombro) si mujer, si... verás... yo... bueno, Esther y yo el lunes quedamos a comer en su casa. No voy a negar que desde un principio me atrajo, no sé... es una persona especial. C: Si, si que lo es... M: Y bueno pues... que... que a mí me gusta mucho, Cruz... C: ¿Y ella? M: Yo creo que a ella también le gusto pero... no sé, es cierto que ha tenido una vida muy dura y...
aún creo que hay cosas que no sé de su vida. Hoy no estaba, ya lo sabes, así que acabo de llamarla y creo que lo está pasando mal, no sé si tiene dudas... C: Bueno Maca, es normal, tu ya lo tienes superado pero ella... M: Ya, ya lo sé. Además te lo juro que no la agobio para nada. No quiero que se sienta agobiada, se lo he dicho; le he dicho que iríamos poco a poco con esta historia, y creo que a ella le parecía bien, pero... no sé. C: Dale tiempo Maca, dale tiempo... (pasándole la mano por el hombro) M: Uhhhfff, hoy me ha puesto muchas pegas para verme... no sé Cruz, no sé qué pensar. Me he encariñado mucho con ella, así, casi sin pensarlo... C: Bueno Maca, a veces los principios son algo difíciles hasta que te acoplas... pero bueno, tú tranquila, mañana la verás en la comida. M: Eso espero, pero... allí es difícil de hablar. C: Pues tendrás que hablar con ella Maca, hay que hablar las cosas. M: Ya... T: (entraba a la sala) Cruz, tienes que ir urgentemente al quirófano dos, te espera Dávila para una operación de un joven atropellado.
C: (levantándose) Venga, ya hablamos Maca, M: Vale Cruz.
Maca se quedaba pensando ¿Qué le podría estar pasando a Esther? La había escuchado tan triste y tan desanimada... ¿tendría dudas acerca de lo suyo?. El lunes se la veía tan a gusto con ella... Por la tarde después de comer Esther fue a ver a Mamy. Estaban solas, los chicos estaban jugando en la calle. Preparó unos cafés y se sentaron a charlar. Esther le contó que había visto a su vecino en el bar y que la había reconocido, y temía que le pudiera decir a su madre dónde trabajaba y que fueran allí a montar alguna bronca. MA: Vaya... Vaya, vaya. ¡Joder! el mundo es tan pequeño... pero mira, cuentas con el apoyo de
Antonio. E: Si Mamy, la verdad es que me aprecia mucho, y yo a él, que es como un padre para mí. Lo que pasa es que yo creía que había roto con mi pasado y... MA: ¿Y piensas que tu madre va a ir al bar? Pero si no sabe nada de ti, que la llamaron para decirle que salías de la cárcel y no has vuelto a saber nada de ella, ya verás como no pasa nada mujer... E: Mamy, son muy rastreros, no creo que hayan cambiado, vete tú a saber, que siempre me han hecho la vida imposible. Son capaces de ir y... y yo que sé, hacerme algún tipo de chantaje o algo... MA: Hija Esther, ni que fueras millonaria jejejejeje. E: No, pero... no sé Mamy, además está... Maca. MA: ¿Maca, que pasa con Maca? E: Mamy... es que... (empezaba a llorar) es que... MA: Pero Esther, si tú siempre me has hablado muy bien de ella. Si se entera, ya verás como no te lo reprocha, aunque... yo que tú, si sois tan amigas, algo le iría contando... E: Si no es eso Mamy es que... que... lo que pasa es que... somos algo más que amigas... (lloraba) MA: Esther... (la empezó a abrazar) Esther, cariño... (había captado perfectamente lo que Esther le quería decir) Venga, no llores cariño... E: Mamy Maaaamy (lloraba) creo que estoy enamorada de ella ahhhh... . MA: Venga, calma... cálmate Esther, cielo... (le abrazaba y le besaba con ternura) E: Es una persona maravillosa Mamy, y yo... no sé si la merezco, no quisiera arruinar su vida. MA: ¡Pero tu estás tonta! Anda, anda, ayyy mi niña que se me ha enamorado... E: (sonreía) ¿tengo pinta de lesbiana? MA: Jajajajajaja Ay que tontita... pues no sé cariño, yo no sé qué pintas tienen las lesbianas, lo
único que sé, es que eres un ángel (le secaba las lágrimas) y que quien esté contigo, tiene mucha suerte, y yo... tengo mucha suerte de tenerte conmigo Esther... E: (abrazaba de nuevo a Mamy) Mamy te quiero, te quiero mucho... de verdad. Eres mi familia, eres como mi madre, bueno... para mí tú eres mi madre (seguía llorando) MA: Lo sé cariño, lo sé... yo también te quiero mucho. La vida nos ha sido muy difícil a las dos. Pero mira, el tiempo pasa y aquí seguimos, y lo vamos superando, porque... porque somos las mejores, ¡qué coño! (se separaba) ¡madre mía! ¡con Maca! Tengo ganas de conocerla, a ver si es tan guapa como dices jejejejeje. E: Jeejeje, si, si que lo es (hablaba con ternura de ella) ayer... nos besamos por primera vez, solo fueron besos, pero... no sé qué pasara... MA: Bueno, tu no te preocupes ¿vale? Yo estaré ahí para todo lo que necesites, y por lo que me cuentas, creo que ella también, ya lo verás... E: ¿Qué piensas de todo esto? MA: Pues... que estoy contenta por ti de que estés tan ilusionada y conociendo lo que es el amor Esther, tienes que aprovecharlo de verdad... En ese momento llamaban a la puerta. Mamy la abrió
MA: Paco, ¿Qué te pasa hijo? P: Mamá, estoy muy ronco (sudaba) MA: (le puso la mano en la frente) Uy cariño, creo que tienes fiebre, si es que te pones ahí a jugar,
sin el abrigo y sudas y... seguro que has cogido algún catarro, anda venga vamos a la cama y te preparo un vasito de cola-cao bien calentito, ya verás como te encuentras mejor. Ay Esther, ¿ves? Esto es... la vida cotidiana, pura y dura jejejejeje. Estuvo ahí un rato más con Mamy y después ya se marchó para casa. Enchufó el móvil para cargarlo, tenía varias llamadas de Maca y algunos mensajes. “Esther, me he quedado algo preocupada porque te he notado triste, quiero verte y hablar contigo, llámame”. “Hola Esther, sólo quería que tu móvil estrenase un mensaje de tu amiga Laura. Hoy se te ha echado de menos en la comida. Besos”. “Hola Esther, aquí super Javi. Que si quieres ser mi novia. Uy perdón se me olvidaba que estaba casado. Perdón, perdón. Besitos guapa”. “Hola Esther, hoy no te he visto en la comida y he aprovechado para mandarte mi primer mensaje. Gracias por tus ánimos de ayer con lo de Vilches. Cruz”.
Sonrió. Sus amigos se acordaban de ella. No sabía cuándo había terminado Maca su turno así que la llamó a casa por si estaba conduciendo y la dejo un mensaje. CM: “Hola, soy Maca, ahora mismo no puedo atender tu llamada pero dime quien eres y enseguida te llamaré. Piiiiii” E: Hola Maca, soy Esther, nada que te llamaba para ver que tal pero supongo que estarás
trabajando. Si acaso luego te llamo. Besos. Cuando Maca llegó por la noche, vio el mensaje de Esther y la llamó. M: Hola Esther E: Hola Maca M: ¿Qué tal estás? Que tal con Mamy, ¿bien? E: Sí. M: Bueno, ¿Qué te pasa? E: Nada Maca, así por teléfono es un poco complicado M: Pues nada, mañana cuando salgas, te recojo y hablamos, ¿vale? E: Si Maca, no te preocupes M: ¿pero cómo no me voy a preocupar Esther? E: Venga Maca, tranquila que mañana hablamos. M: Vale. Un besito... de los que... tu sabes ¿vale? E: (sonreía) Otro para ti. M: Adiós guapa E: Adiós Maca. (tú si que eres guapa...)
Al día siguiente Esther estaba más animada. Llegó la hora de las comidas. Ahí estaban casi todos. Maca, Laura, Cruz, Vilches, Javier... J: Esther, ¿te has pensado lo del mensaje?
E: Anda, anda... L: ¿Qué mensaje? E: Este hombre, que va y me dice que si quiero ser su novia jajajajaja V: ¡Que calladito te lo tenías Javier...! E: Menos mal que luego me recordó que no, que es que estaba casado... M: Pues... es una pena Javier, no sabes lo que te pierdes... (mirando a Esther) (no lo sabes tú, no, y
espero que no lo sepas...) C: Si, si... anda que ya te vale Javier, tú ahí, al plato y a las tajás jajajajajaja. Cuando terminaron y se iban, Maca fue unos segundos a la barra y le dijo a Esther que la pasaría a buscar a las doce. Ella salía a las ocho, se iría a casa a cambiar y luego iría a por ella y tomarían algo por ahí. Antonio se fijaba alegremente en que Esther había hecho muy buenas migas con la doctora. Su chiquilla tenía gente con la que salir y distraerse. Eran las doce pasadas, Manu y Sara salían por la puerta. Mn: Hola Maca, pasa, Esther se está cambiando ya para cerrar. M: Gracias Manu, Sara... (saludando a la camarera) Mn: Cierra la puerta Maca, Esther está en la trastienda. M: Vale chicos, nos vemos. Mn y S: Adiós... .
El bar estaba ya a oscuras, tan solo un pequeña luz venía desde la trastienda, donde Esther se estaba acabando de vestir. Maca entró. M: Hola E: (se asustó y se echó mano al corazón) Uff Maca, avisa... que susto me has dado M: jejejeje ¿Qué tal está mi niña? (cogiéndole de las caderas y dándole un dulce beso en la mejilla) E: Bieen... (con carilla de pena) M: No, bien no estás, que lo sé yo... ¿Me vas a contar lo que te pasa? E: Si Maca, luego te lo cuento. Voy a cerrar. M: Hay un pub muy bonito que han abierto hace poco cerca de mi casa ¿vamos para allá? E: Vale.
Esther cerró, se subieron a la moto. Maca había traído un casco para Esther. M: Toma, ponte esto. E: Maca yo nunca he montado en moto, así que ten cuidado ¿eh? M: Que si... tonta, venga, sube. Agárrate fuerte ¿vale? Y no te preocupes que voy despacio. E: Vale.
Esther se subió a la moto detrás de Maca. Enseguida se agarró a ella. Se dirigieron hacia el pub. “El Happy”, un pub no muy grande, luminoso, decorado con tonos muy vivos y en una especie de tarima, una pirámide egipcia de color naranja cálido. M: Yo ya he cenado ¿y tú? E: Si, ya tomé algo en el bar. M: Venga, ¿Qué quieres tomar? E: No sé... M: Ay... no sé, no sé... (imitándola) jejejeje venga ¿pido yo por ti? E: Vale...
M: A ver (dirigiéndose a la camarera) ¿hacéis mojitos? C: Sí M: Pues... que sean dos (ahí toda chula, impresionando a su chica)
Estaban en la barra, pues los asientos estaban ocupados. Maca miraba con dulzura a Esther, que se sentía intimidada por aquella mirada de Maca. Les sirvieron los mojitos. E: Ummm que bueno. Buena elección, sí... M: He pedido algo que vaya contigo, algo dulce... como tú. E: (se ruborizaba) Maca... no me alabes tanto, no es para tanto... M: Jajajaja yo no te alabo, sólo pido algo que es como tú, algo dulce y... E: Va, va, va... jejejejeje venga que me voy a poner roja como un tomate... M: Bueno ¿y? E: ... ¿Y? Pues eso, que sabes que soy vergonzosa... M: No te vayas por las ramas. Que ¿Qué te pasa?. Te veo mal Esther, no contestas a mis mensajes,
no coges mis llamadas... Esther, yo te aprecio y ante todo soy amiga tuya, pase lo que pase, y si tú estás mal, yo me preocupo. Tú también lo harías por mí... E: Sí Maca, claro. Bueno... M: Venga Esther... Esther poco a poco le fue contando lo de aquellos hombres. Le contó sus temores a que su madre pudiera descubrir donde trabajaba, aunque la charla con Antonio le había dejado más tranquila. M: ¿Cuándo fue... la última vez que vistes a tu madre? E: Pues... hace tiempo, (no, no, no puedo decirle que estaba en la cárcel cuando la vi, no, no...)
estaba yo todavía... viviendo con Mamy. Nada, no hablamos ni diez minutos, y lo poco que hablamos estaba ahí reprochándome mi actitud. M: Pero... ¿tan gamberra eras? No te imagino yo... jejejeje. E: Si Maca, supongo que fui la situación de mi vida, que me hizo muy rebelde. M: Pero... no sé... todos de jóvenes somos rebeldes... E: Ya pero yo me pasaba. Te recuerdo que estuve varias veces en la comisaría por tenencia de drogas. M: ¿Las vendías? E: Sí, con mis amigos. Trapicheábamos. Aunque realmente como éramos varios, no sacábamos
gran cosa, solamente para pegarnos alguna juerga de vez en cuando. No te creas que... estábamos en el negocio de la droga, no... pero... de vez en cuando trapicheábamos con ellas. M: Vaya, ¡qué macarra! Jejejejeje. E: Si Maca,... he sido muy macarra. No sé... a veces lo pienso y me pregunto qué haces conmigo, tú, una tía normal, con carrera, guapa, que puede tener todo lo que desea... y... M: Esther (seria) no quiero que digas eso ¿eh?. Si yo estoy contigo es porque quiero, porque me sale del alma, porque eres una tía estupenda, amable, cariñosa, atenta... porque me das mucho Esther, así que... hay tienes la respuesta a tu pregunta de que qué hago yo contigo. ¡Me importa un higo tu pasado! Tu pasado fue consecuencia de una situaciones difíciles en tu vida Esther, E: No... no te enfades Maca... M: (sonreía) No... tranquila, si no estoy enfadada, pero... tienes que intentar sentirte mucho más segura Esther, tu puedes, tu lo vales... E: ¿sabes? Ayer... le conté a Mamy que tu y yo... bueno que estamos juntas. M: (toda contenta) Ah ¿sí? (bueno, bueno... lo va reconociendo por ahí, algo es algo...) E: Um, um (asentía) M: Y... ¿Qué te dijo? E: Se alegró. Le gustaría conocerte.
M: Pues claro, yo también quiero conocerla. Quiero conocer a esa persona que ha cuidado tanto de
ti... Empezaba a sonar una canción. En cuanto Maca oyó el dulce ruido de un acordeón... M: Mira, es Julieta Venegas ¿te gusta? A mi sí. E: No la conozco... M: Escucha, escucha atentamente (la miraba) Si quieres un poco de mí Me deberías esperar Y caminar a paso lento. Muy lento. Y poco a poco olvidar El tiempo y su velocidad Frenar el ritmo, ir muy lento. Más lento. Ser delicado y esperar Dame tiempo para darte todo lo que tengo... Ser delicado y esperar Dame tiempo para darte todo lo que tengo... Si quieres un poco de mí Dame paciencia y verás Será mejor que andar corriendo. Levanta el vuelo. Y poco a poco olvidar El tiempo y su velocidad Frenar el ritmo, ir muy lento. Cada vez más lento.
M: Seeeeer delicado y esperaaaaaar dame tiempo para darteeeee todo lo que tengoooooo (Maca
cantaba el estribillo a Esther mirándola con complicidad mientras ésta sonreía) Si me hablasmidevida amor Si suavizas No estaré más tiempo sin saber qué siento. M: Ser delicado y esperaaaaar dame tiempo para darteeeeee todo lo que tengooooo. Seeeeer
delicado y esperaaaaaar, dame tiempo para darteeeee todo lo que tengo Estherrrrr jejejeje. E: Jejejejejeje (la miraba con cariño) La canción terminaba con los mismos dulces acordes con los que empezaba. M: Bueno jejejeje, estaba pensando que esa canción la tendrías que estar cantando tú ¿eh? jejejeje. E: Jajajajaja. M: Claroo. Ya me lo has dicho. Que poco a poco, que te de tiempo para darme todo lo que tienes,
¿no? E: Bueno... todo, todo... (sonreía) No se yo... si te convendría tener todo lo que yo tengo... M: Que si, que si, te lo compro ya. Todo. Todo el paquete enga... jajajajaja E: Jajajajajaja te ha afectado el mojito ¿eh? (le cogió de la barbilla y la miraba con ojos brillantes) al final... me haces reír... ¿qué extraño poder tienes? M: Es que... soy... medio bruja yo. Bueno, más que bruja algo payasa jajajajajaja
E:
Jajajajaja.
Estaban cerca. La mano de Maca rozaba aposta la de Esther. Esther recibía consciente de ello ese roce de la mano de Maca mientras se miraban con mucha complicidad. Un grupo de gente, entraba al pub. Fuera estaba lloviendo a mares y entraban calados hasta los huesos. E: Uhhh ¡la que está cayendo...! M: Sí. Mira mi casa está en el portal de al lado. Dejo la moto en el garaje y subimos. ¿vale? E: Pero... ya es tarde Maca. M: Si, por eso, es tarde, está lloviendo a mares, mi casa está muy calentita y te quedas a dormir
(toda segura) E: Pero Maca... M: Esther, que es dormir. Tú entras a las doce, mañana por la mañana, me levanto para ir al hospital y te llevo. Te cambias y vas a tu trabajo... y ya está... E: ... Umm... M: Esther, sólo vamos a dormir (es una pena pero...) solo eso... E: Venga, vale. Pagaron y llevaron la moto al garaje que estaba al lado, llovía muy fuerte y al final se mojaron. Cogieron el ascensor. Maca vivía en el último piso. En el ascensor, Maca, de forma natural, entrelazó su mano junto a la de Esther. E: (Esto si que encaja. Estos dedos encajan perfectamente entre los míos. Pareciera que están
hechos aposta, para encajar perfectamente. Tiene los dedos suaves, delgados, firmes...) Antes de que la puerta se abriera, Maca la besó en los labios. Fue un beso de cariño, rápido, sin intenciones. Entraron a casa de Maca. Era grande, espaciosa. El salón estaba muy bien iluminado. Hacia calor. Maca le estuvo enseñando su casa. Era grande pero básica, salón, cocina, baño y habitación. Maca fue al lavabo a coger una toalla. Se dirigió a Esther con ella y dulcemente secaba sus cabellos. Le encantaba esa sensación de tapar con el rostro de Esther con la toalla para luego volverlo a descubrir. M: Yo no suelo dormir con pijama, duermo con camisetas. Vamos a por una para ti ¿vale? E: (sonreía) vale.
Se dirigieron a la habitación, y Maca abrió uno de los cajones de la cómoda. Estaba lleno de camisetas. Eligió una de color fucsia para Esther. E: No, si... con esto no me pierdo no, jajajajajaja M: Jajajajaja ¡tonta!. Oye que... no te importa que durmamos juntas, ¿no?. solo tengo una cama, ya
lo ves... E: No, no. Y si no... duermo yo en el sofá. M: Anda, anda... jejejeje. Voy al baño a lavarme los dientes. Esther rápidamente se quitaba la ropa y se quedaba en camiseta. Se sentó en la cama a esperar que saliera Maca del baño e ir luego ella. Maca salió del baño.
M: Todo tuyo.
Esther se marchó, Maca se quitó la ropa y se echó en la cama. Estaba nerviosa. M: (¿Podré yo soportar una noche en la cama, con Esther a mi lado, sin tocarla? Ay dios mío, no sé
si lo podré soportar. Y encima yo, no le doy ni un pijama, la dejo a la pobre ahí, en camiseta. Aunque bueno, si que la acariciaré un poquito, ¿no?. Estamos saliendo juntas, unas caricias... Ay Maca, Maca... Venga tranquila, tú la abrazas y... y no pegas ojo en toda la noche, claro...). E: (que regresaba del baño) Ya te has acostado... M: Sí, ven (dando palmaditas en el lado del colchón en el que se tenía que acostar Esther) Esther dio la vuelta y se acostó al lado de Maca. La casa tenía calefacción central y se estaba muy bien. Tan sólo se tapaban con una sábana. Esther se acomodó al lado de Maca. Cuando se terminó de acomodar, Maca cariñosamente se acomodó en el hombro de Esther poniendo su mano en la cadera de ésta. M: ¿Estás bien? E: Si, creo que voy dormir hoy... de calentita... M: Vaya, (de broma) creía que ibas a dormir bien porque dormías conmigo... jejejeje. E: Bueno, eso también influye, si... pero... es que no veas el frío que paso en casa. Y además, con
tanta manta, termino como incrustada en el colchón jejejeje M: Jejejejeje. Se hizo un silencio. Esther alargó el brazo para que Maca se acomodara mejor. Estaban a oscuras, tan sólo una pequeña luz entraba a través de unas rendijas de la persiana de la habitación. Esther empezó a acariciar el pelo de Maca, que empezaba a dar besitos tiernos en el hombro de Esther, que a su vez empezaba a besar la frente de Maca, que empezaba a acariciar suavemente la cadera de Esther por debajo de la camiseta. Maca se incorporó un poco y besó dulcemente la mejilla de Esther, para seguir después con sus labios. Esther respondía. Empezaron a besarse dulcemente, poco a poco. Maca se puso más de lado y Esther aprovechó para acariciarle la espalda mientras esta, empezaba a darle tiernos besos por el cuello. Después se pasó al otro lado del cuello quedando sus cabezas entrelazadas. No decían nada. Maca,laolvidando su promesa, empezó a subir su mano por debajo de la camiseta, desde la cadera hasta cintura muy poco a poco. Esther abría los ojos. Notaba más la presión del cuerpo de Maca, notaba como la mano de Maca se posaba en sus costillas, muy cerca de su pecho. La habitación estaba a oscuras, pero de repente Esther, notó como una especie de flash luminoso. Volvió a cerrar los ojos. Maca seguía besándola, no podía evitarlo, si Esther le dijera algo pararía pero... estaba ahí, tan cerca de ella... que se dejaba llevar por lo que sentía en esos momentos. Esther, aún con el cuello de Maca entrelazado, volvió a abrir los ojos. Otra vez de nuevo esa luz. Y otra vez, y otra vez... .. Parpadeaba pero esos flashes seguían apareciendo. De repente, la habitación se iluminó fuertemente. Era una luz cegadora. El suelo era blanco, de baldosas pequeñas; había unas duchas. Oía voces que se acercaban hacia ella. De repente se veía intimidada por tres mujeres. Estaba desnuda, la acorralaron en la pared. Ella intentaba deshacerse de aquellas mujeres pero no podía. Entre las tres, la golpearon fuertemente y la tumbaron al suelo. Al caer, se hizo daño en una rodilla y no era capaz de incorporarse, aparte de que no la dejaban. La siguieron golpeando. Casi perdía el sentido, pero no tanto como para notar un fuerte y horrible dolor en su vagina. No pudo percibir qué es lo que introdujeron en ella, porque por unos instantes definitivamente llegó a perder el sentido.
Maca la seguía besando con ternura, pero la habitación seguía flasheando, otra vez se iluminaba. Un pequeño reguero de sangre salía del cuerpo de Esther y se colaba a través del orificio donde desembocaba el agua. No pensaba que fuera así, así, no, así no... así no, así no... E: (gritando)
Nooooooooo así noooooooo así nooooooooo nooooooo noooooooooo (revolviéndose y casi tirando a Maca de la cama, que se queda como paralizada sin saber que es lo que estaba pasando). Esther se incorporó rápidamente, lloraba, se sentó en el borde de la cama. Maca, corriendo se fue hacia ella toda preocupada. M: Esther, Esther, Esther, lo siento Esther, lo siento (se ponía de rodillas delante de Esther, y cogía
las de Esther) Lo siento Esther, lo siento, lo siento... No te vayas, no te vayas Esther, por favor no, no... Maca aferraba con sus brazos las rodillas de Esther, poniendo su cabeza entre las piernas de ella. Esther empezaba a llorar, aunque sin emitir llanto alguno. M: (levantando su cabeza y mirándola) Esther, perdona... yo... no, no quería... (siguió mirándola
con ojos tristes y llorosos) No te vayas, no te vayas por favor... de verdad, te lo pido... E: No Maca... no es culpa tuya. Lo siento (derrumbada) Esto... tenía que pasar. M: (se incorporó y se sentó al lado de Esther) Esther, ¿Qué tenía que pasar? Tienes dudas, ¿no?. Yo... E: No (seria pero muy triste...) no tengo dudas. Te quiero Maca. Te quiero. M: ¿Entonces? No sé lo que pasa Esther, no lo sé. E: Ufff (bajaba casi de golpe la cabeza) M: Venga Esther, échate... Maca ayudaba a Esther a echarse de nuevo en la cama. Seguía todavía impresionada ante la situación que acababa de darse. Juraría que no la había llegado a tocar, que sólo la estaba besando con dulzura y pasión. Esther no se echó, se sentó y apoyó su espalda en el cabecero de la cama. Maca encendió una pequeña y fue cuando pudo percibir la cara desencajada de Esther. Estaba pálida. Algo la tenía quelámpara estar pasando. Se sentó junto a ella. Le cogió la mano. Tenía miedo de que Esther no la aceptara pero no fue así. Esther la cogió con fuerzas y se la llevó hacia su cara. Maca no sabía qué decir, qué hacer. E: Maca... yo... siento que te he mentido. Bueno, más que... mentirte, he omitido ciertas cosas de mi
vida. M: Esther... E: Escucha Maca. No me interrumpas, lo que tengo que decirte, es muy difícil para mí. Verás, ya sabes que mis padres me maltrataban, como te dije antes, me junté con malas amistades. Armábamos broncas allá donde íbamos. Un día, en una gasolinera... yo no sé cómo pasó. Mientras supuestamente mis amigos entretenían a la dependienta, yo... robaba unas chocolatinas (hablaba con tranquilidad pero jadeaba en sus palabras) no sé por qué, uno de ellos se puso nervioso, empezó a gritar a la chica y de repente le dio un navajazo. (bajaba la cabeza) Ahhh... ahí empezó todo. La chica debió de verme coger las chocolatinas, y pulsó el botón de la alarma. Cuando le pegó el navajazo supe que mi vida cambiaría. Y así fue. La policía llegó enseguida y nos detuvo. M: ¿La chica murió?
E: No. Por lo visto estuvo grave pero gracias a dios, no murió. Me metieron en la cárcel Maca. He
estado en la cárcel. Yo. Esa persona que dices que soy tan sensible, tan buena gente, tan atenta... Estuve siete años (seguía hablando) Allí fue donde conocí a Mamy, que estuvo allí por matar a su marido intentando defenderse de miles de malos tratos que le había hecho. Ella cuidó de mí. Pero un día... . Un día en el que no estaba conmigo, cuando estaba en las duchas (empezaba a sollozar) tres mujeres me atacaron. No sé... . Me golpearon, me violaron (gemía) aún no sé con qué. Fue brutal Maca, brutal... estuve varios días en observación en la enfermería (limpiaba las lágrimas con su mano) fue muy duro. Lo siento. Siento... no habértelo contado antes Maca. Lo siento... (empezaba a llorar desconsoladamente) Maca lloraba también. Solo pensaba en la escena de la violación de Esther. Eso nunca debería de suceder, ni a Esther ni a nadie. Invadir así, brutalmente un cuerpo inocente. La abrazó con todas sus fuerzas. Ahora más que nada quería estar con ella. Había luchado tanto por tenerla con ella, pero ahora... aún más. Quería darle todo el cariño y el amor que no había tenido. Ahora comprendía todo el desfase que llevaba en la vida. Lo iba a recuperar, ¡claro que lo iba a recuperar!. Ahí estaría ella para que así fuera. M: Esther cariño (lloraba) tranquila, tranquila. (le susurraba llorando) Yo estoy aquí y siempre voy a estar aquí. E: Maca (lloraba) yo... soy un desecho de la vida... . M: No Esther, tú eres lo más bonito y lo mejor que me ha pasado Esther, ¿me escuchas? Lo mejor, lo mejor. El destino ha querido juntarnos y vamos a estar juntas. Porque te quiero Esther, te quiero de verdad, te quiero con locura Esther, ¿me oyes? E: (asentía mirándola) M: Con locura... . y esto lo vas a superar, ya verás... Esther se volvió a tumbar y se acurruco contra Maca muy fuerte. En ese momento solo quería estar así, con ella. Confiaba en ella. Al final lo había soltado y sabía que poco a poco, lentamente tal y como decía la canción, le iba a ir dando todo lo que tenía a Maca. Estuvieron charlando un poco más. Maca le habló más acerca de su vida, para tranquilizarla. Estuvo entreteniendo a Esther para calmarla hablándola acerca de su apellido. Al final, le sacó alguna sonrisa a la cocinera. Ya medio dormida, Esther no pudo evitar decir a Maca... E: Te quiero Maca M: Y yo a ti, mi vida...
Era ya muy tarde cuando cayeron dormidas. No se separaron en toda la noche. Esa noche necesitaban estar así, unidas. Amanecía. Serían sobre las ocho. Maca entraba a trabajar a las diez y Esther a las doce. Maca empezó a abrir sus ojos lentamente, Esther estaba abrazada a ella. La miró con ternura y suavemente apartó un mechón de pelo que le caía sobre la cara. Acarició muy suavemente el hombro de Esther y después su mejilla con el dorso de sus dedos. Esther empezaba a abrir los ojos. E: ... Hola... M: Buenos días... (la besó en la frente) ¿Qué tal estas? E: Um... bien, ¿qué hora es? M: (se giraba para ver el despertador) Las ocho y diez. Es pronto aún. E: Ummm (se estiraba un poco y se incorporó sobre Maca apoyando la cabeza sobre el pecho de
ésta) Maca... M: Qué...
E: No, nada... (volvía a cerrar los ojos) que... Maca...
Con una mano, Maca empezó a acariciarle el pelo mientras con la otra le acariciaba la espalda. E: Ay, si... . arráscame un poquito la espalda anda... M: Jejejeje.
Maca empezó a acariciarle la espalda, primeramente un poco por encima de la camiseta fucsia, después bajó su mano, y empezó a acariciarla por debajo de la camiseta, directamente en la piel de Esther. Notaba algo raro, como cicatrices... M: ¿qué tienes aquí? E: Nada, las cicatrices del cinturón... (le dio un pequeño beso en la clavícula) M: (cabrón, mamonazo...) ¿te molestan? E: No... solamente me han quedado algunas señales pero no me molesta (toda tranquila y aún con
los ojos cerrados) M: ¿Las puedo ver? ¿te importa? E: Jo Maca... que estoy muy agustito así... . M: (seguía acariciando la espalda de Esther) pero... te pones boca abajo y en lo que aprovecho para verlas... te hago una gran rascada... ¿te hace? E: Jajajajajaja venga... vaaalee... (se dio la vuelta y se puso boca abajo) Maca se incorporó y se puso a horcajadas encima de los muslos de Esther que seguía tranquilamente desperezándose. Levantó la camiseta. La espalda de Esther, estaba bastante marcada. Tenía marcas y cicatrices en trazos oblicuos y alguna pequeña cicatriz que supuso era de quemadura de algún cigarrillo, pues ya lo había visto antes en niños maltratados. Con sus dos manos empezó suavemente a acariciar la espalda de Esther. E: Así no... con las uñas Maca, con las uñas... M: (suavemente empezó a arrascarle con sus uñas) E: Uhmmmm que gustito Maca... así, así...
Aunque unascosquillitas lágrimas empezaban a rodar por sus mejillas. Cuando eralatigazos pequeña, su padre sonreía, tambiénen le silencio solía hacer en la espalda para relajarla, tán distintas a esos que había recibido Esther... estuvo así un rato, disfrutando de ver lo a gusto que Esther se sentía. Por fin dejó las uñas y empezó a darle un pequeño masaje. E: Uhm... Así, así... . M: ¿te gusta? E: Me encanta... jejejeje. M: Bueno... ¡ya está bien! ¿no? E: No, no, no... sigue...
Maca se secó las lágrimas, bajó la camiseta de Esther y se echó encima de su espalda. M: Mira, así. Esto es... otro tipo de masaje de esos tailandeses jejejejeje. E: Jejejejejejeje.
Maca retiró el pelo de la nuca de Esther y le empezó a dar dulces, pequeños y sonoros besos. De vez en cuando se desviaba más hacia el cuello de la cocinera.
E: Uhmmm ¿y esto? ¿También es del masaje ese... tailandés? M: Sí... (susurraba) va incluido en el lote. E: Jejejejeje ¿y... cuesta mucho? M: Um, um. No, solo un besito. ¿no es mucho, verdad? E: Bueno pero... tienes que seguir más tiempo. M: ¡Ah, ¿sí?.... Jajajaja, ahora verás
Maca empezó a hacer cosquillas a Esther por los costados. Esta, empezaba a reír y a revolverse. E: No... jajajajaja, no Maca jajajajaja ahhhh para para , paraaaaaaa jajajajajaja. (como pudo se dio la
vuelta) Ahí estaba Maca, con su dulce presión encima de ella. Con sus dulces ojos mirándola tiernamente. Los párpados estaban algo hinchados del sofocón de la noche. Esther la miró. Dirigió uno de sus dedos hacia un ojo de Maca. Esta se apartaba. E: ¡Quieta! Que no te voy a hacer nada... . M: ¿Cómo que no? ¡Que me quieres meter un dedo en el ojo! jajajajaja ¿y pretendes que me esté
quieta? jajajajaja. E: Que no tonta, ya verás... . venga estate quieta... Maca obedeció y se quedó quieta. Esther acercaba lentamente de nuevo su dedo hacia un ojo de Maca, y con la yema de él, empezó a rozar muy suavemente sus pestañas. Primero de arriba abajo, luego en horizontal. A Maca a veces le temblaban los párpados pero intentaba quedarse quieta. Sabía que estaba accediendo a algún extraño antojo de Esther e intentaba complacerla. Nadie en su vida había acariciado antes sus pestañas. Esther estaba recordando aquella vez en la que fue a donar sangre y mientras Maca le ponía la vía, miraba esas pestañas que tanto la atrajeron. Realmente eran suaves, ligeras, tenían vida propia... se sintió afortunada al haberlo podido comprobar. Maca llevaba una coleta, pero un mechón de su cabello, al estar boca abajo caía; Esther lo apartó con sus manos y se lo puso detrás de la oreja, descubriendo totalmente ese rostro tan precioso. Posó sus manos en las mejillas de Maca, la atrajo hacia ella y la besó. Se separaron un poco, se volvieron a mirar con ternura y volvieron otra vez a besarse, esta vez más tiempo, saboreando sus labios. Después Maca, la dio un dulce beso en cada uno de los párpados hinchados de Esther, como intentando aliviar la hinchazón y después entrelazó su cara al cuello de Esther. M: Será mejor que nos levantemos ya E: (acariciando la espalda de Maca)... sí. Maca se volvió a incorporar y de nuevo se sentó sobre Esther. Ésta notaba a través de la camiseta de Maca el abultamiento de sus pezones, los miró rápidamente pues no quería que Maca se diera cuenta de hacia donde se dirigían sus ojos. M: Tienes que ponerte al día de muchas cosas Esther. Voy a dejarte libros, discos, películas... no
se... ( decía toda emocionada) E: Jajajajajaja. Oye pero... que no sea muy duro ¿eh? Que ya me estoy imaginando ahí, como en la película esa de My Fair Lady jajajajajaja. M: ¡Tonta... ! Jajajaja. No, en esa película Rex Harrison enseñaba a leer y a culturizarse y a refinarse a Audrey Hepburn, jajajaja que a ti no te hace falta eso mujer jajajaja. E: Ya jajajaja. Dios mío (reía) que no voy a tener tiempo de nada jajajaja. M: Bueno yo... te dejo algunos discos, películas... E: Vale pero la de la guerra de las galaxias ya no jejejeje. M: La de El señor de los anillos...
E: Vale, esa me la veré. M: Ya... Son... tres películas Esther, y bastante larguitas... E: ¡Joder Maca! Jajajajajaja M: ¡Ahhh! se siente, no haber estado tanto tiempo en la cárcel (de repente se percató de lo que
acababa de decir) que... por cierto... ¿llevabas trajes de esos de rayas en blanco y negro?... E: Jeje, jejejeje jejejeje jajajajajajajaja. Si hombre, y con una cadena en la pierna arrastrando una enorme bola negra de hierro, claaaaaro, y con el gorrito jajajajajajaja. M: Jajajajaja. Anda venga, vamos a desayunar. Se levantaron, se fueron a la cocina y prepararon el desayuno. Maca se duchó corriendo mientras Esther se vestía y recogía la cocina. Antes de irse, cogió una bolsa y metió varios Cd’s y películas para que Esther las echara un vistazo. Salieron, cogieron la moto y se dirigieron hacia el hospital. M: Llévate tú el casco, ¿vale? E: Bueno... M: Luego voy a comer. ¿Qué me vas a preparar hoy? E: Ah... . se siente, secretos de la cocinera... M: Ah, ¿sí? (susurrándola al oído) Pues... me encantaría probar esos "secretos" de mi cocinera
favorita... Ummm (mojándose los labios) E: Jejejejeje M: Esther... gracias. E: No... no me des las gracias Maca, tendría que ser todo lo contrario, gracias a ti. M: No, Esther, gracias (le dio un beso en la mejilla y se fue para dentro del hospital). A la hora de la comida ya estaban allí, en “El Central”, dispuestos a devorar los riquísimos platos de Esther que fue a tomar notas de los menús. No podía evitar el mirar a Maca de una forma especial. C: Oye Esther, mañana sábado no, al siguiente sábado doy una fiesta en casa. Digamos que... la
inauguramos oficialmente ¿te apetece venir? E: Pues... bueno, aunque ya sabes que yo hasta las doce y media más o menos, no sé si llegaré. A: (llegando por detrás) di que no Cruz, que ese sábado me quedo yo a cerrar. Esther puede salir a las once, si quiere... claro... E: ¿Sí? L: Biennnn Tres hurras por toñete que es de lo mejor hip hip Los demas: ¡Hurraaaa! L: Hip hip... Los demás: Hurraaaaa A: Venga, venga, venga por dios, no me arméis jaleo jejejejeje.
Esther se fue hacia la cocina. El móvil de Maca recibía un mensaje. Lo miró y sonrió. ME: “Eres mi aliento y mi alegría de noche y de día” M: (jejejej que tía, le ha dado tiempo a escuchar el disco de Luz jejejejejeje) L: ¿Qué pasa? M: No... nada, mi hermano que me manda mensajitos jejejeje, ya sabes... de esos chorras...
Terminaron de comer. Estaban terminando de pagar cuando de repente se abría la puerta de “El Central” y aparecía Mamy con Paco. E: ¡Mamy! M: (se giraba para ver a aquella mujer a la que tenía tantas ganas de conocer)
MA: Esther, Paco tiene mucha fiebre, pensé que se le pasaría pero sigue igual. Hoy ha venido el
pobre antes del cole. No sé qué le pasa. Ayer le llevé al médico pero... sigue igual. Si pudieras hablar con tu amiga Maca... M: (que había escuchado, se levantó y fue hacia donde estaban) Hola (dirigiéndose a Mamy) Soy Maca. MA: ¡Maca! Hola... (sonreía) Esther me ha hablado mucho de ti... M: Si lo sé Mamy, a mí también. ¿Qué le pasa al niño? (agachándose para ver a Paco) MA: El otro día vino sudando de la calle, tenía fiebre, al día siguiente lo llevé al médico y le mandó un jarabe pero... sigue malito, tiene 39, no se le baja la fiebre Maca. M: Venga, yo ya iba al hospital. Vente conmigo que le voy a echar un vistazo ¿vale? MA: Gracias Maca. M: No hay de qué. Vamos. Esther, luego te llamo. Maca se fue junto con Mamy y Paco al hospital. Los demás terminaron sus cafés y al poco se marchaban también. Cruz, de repente se paró. Esther estaba desocupada y pensó en disculparse. C: Esther, ¿tienes un momento? E: Si Cruz, ya casi he terminado, ahora me iba a casa ¿por? C: Es que... me gustaría hablar contigo... E: (sorprendida) Vale... (es muy amiga de Maca pero... no creo que le haya contado nada...) C: Pues venga, te espero y damos una vuelta. E: Si, vale... un momento (y se fue a cambiar)
Salieron del bar y fueron a dar una vuelta a un parque cercano al hospital. Se sentaron en un banco. C: Esther, yo... quería disculparme contigo. E: ¿disculparte? ¿por qué? C: Verás... uff me resulta algo vergonzoso lo que voy a decir... E: Pero Cruz... C: Mira, voy al grano. (cogió aire) ufff. Verás el otro día cuando anotábamos nuestros números en
tu móvil yo... yo no sé por qué pero... vi que tenías un mensaje de Maca y lo leí. E: Ah... ¿Qué decía? ¿Cuál era? Porque... me manda tantos... jejejeje. C: Pues... decía algo así como que... bueno, como que habíais tenido algún momento especial. E: Vaya... C: Yo... quería pedirte disculpas por invadir tu intimidad Esther. E: Bueno Cruz, no importa. ¿Sabes algo más?... C: Maca... me contó que... que bueno que tú y ella (sonreía a Esther) de lo cual me alegro ¿eh?
Porque Azucena, la traía por la calle de la amargura y ahora la veo mucho mejor. Aunque... si te digo la verdad, para que lo sepas... me confesó que no sabía si tú estabas segura de querer tener una relación especial con una mujer. E: ¿Eso te dijo? C: Si Esther, creo que eso le preocupa. Yo la estuve animando, la dije que tuviera paciencia, que... poco a poco, ¿no? E: Bueno Cruz, yo... yo estoy muy bien con ella. Me siento muy bien de verdad. Creo que ella ya no tiene ninguna duda de eso. Ya se lo he dicho, además... sí; para mí esto es nuevo y sabe que quiero ir poco a poco, aunque la verdad... (sonrojándose) C: Ay Esther, ¡Cuánto me alegro! De verdad... . E: Si... aunque si te digo la verdad, la que tenía dudas acerca de sí ella quería estar conmigo, era yo, que con la mierda de vida que he tenido... C: Lo has debido pasar mal, ¿verdad? E: Sí. ¿Te ha contado algo? C: No, no... bueno, me dijo lo de tu padrastro... vaya cabrón...
E: Sí Cruz. Pero bueno, eso ya es pasado. Ahora soy feliz, de verdad... en fin, algún día te contaré
más detalles de mi vida si quieres aunque... C: No te preocupes cariño. El pasado, pasado está. Bueno, tengo que irme. Solo quería disculparme... E: Para nada Cruz. Oye dile a Maca que cuando termine Mamy que la diga que se pase por “El Central” a ver que le ha dicho ¿vale? C: Vale, no te preocupes. Mientras en el hospital Maca exploraba a Paco. M: Bueno, voy a pedirle unos análisis y una muestra de exudado de garganta. Ahora viene una
enfermera Paco. Te va a sacar un poquito de sangre y con un bastoncillo te va a raspar pero sin hacerte daño la garganta ¿vale? P: Gracias doctora. M: Jajajaja Paco, llámame Maca ¿vale? P: Vale Maca. M: Ven (le dijo a Mamy) Te invito mientras llegan los resultados a un café. Fueron a la cafetería y Maca puso café con leche a Mamy. M: No creo que sea nada grave, creo que la medicación que le pusieron ha sido insuficiente, tiene
unas placas muy grandes en la garganta, ya verás, con la inyección de penicilina que le he puesto... mañana le tienes casi como nuevo. ¡Que majo es el chiquillo jejejeje!. MA: Esther tenía razón. Eres muy guapa Maca (sonreía) M: (sonreía) ¿Eso te ha dicho Esther? MA: Bueno, siempre me ha hablado muy cariñosamente de ti, y no creo que sea por tu belleza, que la tienes, sino... por tu corazón. M: Vaya Mamy... MA: A ver si ahora... se me va a sonrojar la doctora Maca jejejejeje. M: No, no, no... jejejejeje. Oye Mamy... que... gracias por haberla cuidado. Me ha hablado tan bien de ti... y... anoche me estuvo contando lo de la cárcel. MA: Vaya, al final se decidió a contártelo. Estaba tan preocupada por si cambiabas de opinión... M: Es normal, lo ha pasado muy mal. Me contó lo de... MA: (se le empezaban a poner vidriosos los ojos) ¡madre mía! Lo que pasó la pobre. Se ensañaron
con ella. Y yo... sin poder hacer nada... ahhffff M: (le agarró la mano) tú has hecho todo por ella Mamy, todo... MA: Maca, cuídala bien, no dudo, de que no lo hagas pero... M: Lo hago Mamy, aunque más bien es ella la que parece un ángel de la guarda para mí. MA: Ay ay ay... . Oye, sin prisas ¿eh? Pero... sin pausa jejejejeje. M: ¡Pero Mamy! Jejejejeje. Bueno, vamos al box, supongo que ya estarán los resultados.
A eso de las 9 Mamy llegaba al “El Central” con Paco. La fiebre le había bajado. Era una fuerte faringitis. Maca le había atendido muy bien, le había dado unas recetas y en un par de días estaría como nuevo. Le contó que estuvo charlando con Maca y lo maja que era, que tenía mucha suerte de tenerla. Esther se alegró. A eso de las once Maca entraba en el bar con Laura. Habían terminado y decidieron y a tomar algo y a ver a Esther L: Buenas noches M: Hola... E: ¡Hombre! Vosotras por aquí...
L: Si, hemos dicho, hoy es viernes, no tenemos plan, dos chicas guapas... amos a tomarnos una
cañita... y a ver si Esther se quiere luego venir con nosotras a tomar algo. M: ¿Te animas Esther? (dudosa de que pudiera decir que no...) E: Pues claro... . ¡Marchando dos cañas...!. L: ¿Qué tal el día Esther? E: Muy bien, oye Maca, que... muchas gracias por lo de Paco... M: De nada Esther, es un chaval muy rico, ahí con su pelito de punta jajajaja al final no era nada grave. ER: Esther, ¿has visto mis gafas? E: Si Eric, estaban tiradas en una silla, las dejé en la estantería. L: Eric, ¿te quieres venir con nosotras? Vamos a tomar algo por ahí. ER: Ah pues... he quedado con un par de amigos, ¿si queréis...? L: Bieeeenn vamos a salir con chicos ¡Qué bienn! ¿Vamos con ellos, no? (dirigiéndose a las chicas) E: Sí, sí... por mí... M: Sí, claro...
Al final eran tres amigos, uno de ellos se había llevado a otro. Adolfo, Pedro y Nacho. Era viernes, se fueron a un garito no muy lejos de allí que conocían. “El Embolao”. Un sitio muy animado al que solían ir los chicos. El Dj era amigo de ellos también y de vez en cuando alguna copa gratis caía. E: Está muy bien el sitio P: Si, nosotros solemos venir aquí a menudo. O sea que tú eres la famosa Esther... E: ¿Famosa? Jejejeje que te habrá contado el sueco de mí... jejejeje. P: Le conozco de hace años, de cuando vino a España, somos muy amigos, es un tío excelente. Yo
le aprecio mucho. E: Si, la verdad, además es muy rápido en la barra. Parece correcaminos jejejejeje. N: Esther, ¿Qué vas a tomar? E: Pues... ¿Hay mojito? (sonriendo) N: No, aquí mojito no hacen. E: Un refresco, elige tu Nacho. N: ¿Un refresco? ¿Así, solito el pobre? Con algo te lo pediré venga. E: Bueeeeno. N: ¿Tú Laura? L: Ron con coca N: ¿Y tu Maca? M: Yo... otra cervecita.
Nacho fue a pedir a la barra junto con Eric. Los demás se acomodaron en una mesa alta esperando a que llegaran las copas. La música sonaba fuerte, los chicos llegaron con las bebidas. El garito estaba lleno. Pedro hablaba distendidamente con Eric, entre ellos había miradas de complicidad. Laura, que estaba al lado de Maca, se acercó al odio y empezaba a decirle algo. L: Maca, tú... ¿te has fijado como mira Pedro a Eric? y ¿Eric a Pedro? M: Jajajaj Laura por dios jajajaja L: Que no Maca, que no... tú fijate. M: Bueno pero ahora no, que se me va a notar... .
Esther seguía hablando con Nacho y Adolfo. Adolfo era algo más sosito pero Nacho hablaba y hablaba sin parar. Era psicólogo y como veía que a Esther le interesaba el tema, empezaba a hablarle de su trabajo, Esther le escuchaba atenta.
Ad: Ay Esther, por favor, no me le des coba que como empiece... N: Venga tío jajajajajaja E: ¿Y tú a que te dedicas Adolfo? Ad: Soy barrendero de la comunidad. E: ¡Anda! ¡Qué interesante! N: ¡Mira Adolfo! Jajajaja la primera chica a la que le dices que eres barrendero y no sale huyendo
jajajajaja. Ad: ¡Que idiota! Jajajajaja. L: Que sí Maca que sí... M: ¡Joder Laura! ¿y qué más da? Mírame a mí, yo he estado con una mujer. L: Ya... pero... no sé, es que... Eric es tan guapo... ¿no? M: Y yo... . L: Jajajajajajaj ¡creída! Jajajajajaja M: Si te digo la verdad, nada más ver cómo se saludaban, lo he captado, no sé... algo me he
imaginado. Bueno, ¿y tu con Javi, que tal? L: Uff, no sé. Lo tuve para mí... luego se casó... y ahora, otra vez, va detrás de mí Maca, lo sé, se nota... pero está casado y quiere tener un hijo Maca. Y encima su mujer, me idolatra... M: Pero... ¿tu que piensas? L: Pues... que Javi siempre ha sido encantador Maca. Es cierto que pasamos una mala racha y... me enrollé con Aimé. No sé si se casó por despecho, no lo sé... M: Pues yo creo que si que lo hizo Laura. Porque desde luego... se le van los ojos contigo. Hasta me lo ha comentado Esther... L: ¿Sí? ¿tanto se nota? M: Pues si hija, tanto se nota... L: Bueno, no sé que pasará. Oye y tú... ¿Qué tal lo llevas? Te veo muy bien. M: Sí... (sonreía) muy bien. Además... te lo quería comentar... estoy... con otra persona ahora. L: ¿Sí? M: Um, um... L: ¿Y eso? Pero cuéntamelo, ¿Quién es? ¿Otra mujer? ¿un hombre? Porque hija... tienes un historial... variadito jejejejeje. M: Jajajajaja. Es otra mujer Laura. Una encantadora mujer... L: ¿Quién es? ¿Cómo la has conocido? ¿Desde cuándo? ¿Y quien es ellaaaa (canturreaba) en que lugar se enamoro de tiiiiiiiiii, dimeaquí su nombreee quetomándose estoy ansiosa saberloooooooooo jajajajajja M: Jajajajaja. Verás... está... está con nosotros una por copa. L: ... (abría su boca y sus grandes ojos y sin poder evitarlo giro la cabeza hacia Esther, que en esos momentos justo la miraba y Laura, arqueó las cejas, y disimulando la sonrió e hizo con su mano un gesto de saludo) M: Laura por favor... jajajajajaja. L: ¿¡Esther!? M: Sí, Esther. L : Madre mía.. ¡Que calladito te lo tenías! (seguía asombrada) Oye que... me parece genial, ella es una tía majísima de verdad. M: Si bueno, estamos... empezando ¿sabes? Poco a poco... L: Mírala... (sus ojos estaban alegres ante la noticia) Oye, pues no es por nada pero el Nacho este, tiene mucha labia, que a ver si te la quiere encandilar... M: Eso no me preocupa Laura. L: ¡Vaya! Jajajaja. En fin Maca, que me alegro por ti de verdad. No me gustaba nada Azucena. De repente Nacho, Adolfo y Esther se levantaron y se pusieron a bailar. Se lo estaban pasando muy bien. Nacho era más suelto y de vez en cuando cogía a Esther de la cintura, de la mano y empezaba
a darle vueltas... Esther sonreía. Adolfo era más parco en movimientos pero el pobre hacía lo que podía. L: Venga, vamos a bailar ¿no? M: ¡por supuesto!
Se unieron al grupo. Maca miraba con complicidad a Esther, sus ojos brillaban al mirarla y ella muy tímidamente respondía. Una canción de Tequila empezaba a sonar y todo el mundo empezaba a saltar. Tiroriro ra riro riro ra riiiiiii
N: Saltaaaaaa salta conmigo migo saltaaaaaaaaa L: Salta conmigo migo saltaaaaaa jajajajajajaja
Maca quitó a Nacho y se puso a bailar con Esther, cogiéndola de las manos y saltando M: Salta, salta conmigo migo salta salta salta salta salta... . Jajajajajajajaja
Estuvieron allí bailando un buen rato. Estaban sudorosos y Esther se fue al baño a refrescarse. Había cola. Por fin uno se quedó libre. M: Venga, pasa conmigo (esto lo hacen las chicas)
Esther no aguantaba más, se bajó los pantalones y se puso en cuclillas, Maca se partía de risa. E: ¡Joder Maca! Venga no me mires que no me sale el chorrillo... M: Jajajaj vaaale, veeeenga... (se daba la vuelta)
Esther terminó, tiró de la cadena, se subió los pantalones E: Todo tuyo. M: No... no es... precisamente eso... lo que quiero que sea... todo mío (acercándose a la cocinera)
Maca agarró con fuerza a Esther de la cintura y se abalanzó sobre sus labios. Esther estaba todavía sonriendo con el comentario de la doctora. Se separó un poco de ella. M: Uhmmm tenía tantas ganas Esther... no podía aguantar más. Necesitaba darte un beso. E: Como yo (susurraba)
Esther abrazó a Maca y de nuevo se volvieron a besar. Sus labios, cada vez se entreabrían más. Se miraron, se volvieron a besar y terminaron en un fuerte abrazo. M: Bueno, mejor será... que salgamos, que si no dentro de poco empezarán a aporrear la puerta
(sonreía) E: Sí (la dio un fugaz beso antes de abrir la puerta) Mientras iban hacia donde estaban los demás Maca le comentaba que parecía que Nacho iba tras ella. E: Que va jejeje lo que pasa que es muy abierto, muy alegre el chico... M: Ya, ya...
E: ¿Estás celosa? M: ¿Yo? E: (sonreía) si, si que lo estás jejejejeje. M: Para nada... (pero ese Nacho no se despega de mi niña)
Al llegar donde los demás, Laura les dijo que se iban hacia otro garito. Así fue, en unos minutos estaban en “Pelo y pluma”. Era un garito donde Eric y Pedro solían ir. Un sitio más que nada de ambiente para mujeres y hombres, aunque también había heteros. El sitio lo había decidido Nacho. No les había dicho nada a las chicas para sorprenderlas y ver cómo reaccionarían. En la puerta, de portero había una Drak Queen, toda exuberante. DQ: Hombreeee Eric, Nachete, Pedro... . Este... tú no se quien eres (dirigiéndose a Adolfo) ER: Adolfo, un amigo. DQ: Ayssss Adolfo ummmmmmm L: Jajajajaja Adolfo hijo, creo que ya has ligao... E: (Ay madre mía, donde nos van a meter estos) M: (Umm, un sitio de... ambiente...) ER: Venga chicos, pasad, vienen todos conmigo Lisa. DQ: Venga chicos, pasarlo bien, está lleno pero bien. L: Pero Eric, jajajaja ¡qué sorpresa! Mira que traernos aquí, que no nos vamos a comer una rosca ER: Laura, es que es un sitio... bisex, hay de todo, aunque algún hetero habrá, y si no... ahí tienes a
Nachete y a Adolfo para ti solita. L: ¿Y vosotros? (a ver con lo que me sale...) ER: Laura por dios jajajaja ¿Qué te has caído de un guindo, o que? Jajajajaja. (posó su mano en el hombro de Pedro) L: Bueno oye... que bien ¿eh? Que a mí me parece muy bien (joder vaya nochecita de sorpresas jejejejeje)
Se fueron hacia la barra. Aunque Eric y Pedro ya estaban en su ambiente y menos presionados pero no se les veía hacer manitas, casi nunca lo hacían estando delante de sus amigos, todo lo contrario a lo que pasaba con la mayoría de las personas que estaban por allí. Maca ya había estado con Azucena algunas veces en garitos de ambiente y estaba más acostumbrada pero Esther y Laura, iban corriendo detrás de sus ojos que se les escapaban de las órbitas. L: Pero Nacho, jejejejeje que aquí no nos vamos a comer una rosca... N: Por eso, por eso os he traído aquí preciosas, para no tener rivales, ¿verdad Adolfo? Jejejejeje Ad: Jajajajajaja anda Nachete que... ya te vale. N: Pero chicas, si el sitio es divertido y ponen música muy buena. Venga vamos a tomar algo. E: Oye Maca, no se... pero... ¿esto no es un poco fuerte, así,... no se... como para irme
actualizando... vas a hacer que sufra un shock jajajajajaja que nunca he visto una dras cuin de esas tan cerca jajajajajaja. M: Jajajajajajaja. L: ¿Actualizarte en qué Esther? M: Pues... en... lo que te he contado antes Laura. Esther, espero que no te importe pero... se lo he contado a Laura, lo nuestro. Me estaba sometiendo al tercer grado y... (pero qué digo, si estaba deseando contárselo, a ella y a todo el mundo) E: Ah... L: (cogiendo a Esther de la cintura) Esthercilla... ayssss. Eric, ¿habéis pedido yaaa?
ER: Estamos en ello (gritaba) N: Ey, esta, esta canción... ... . Como mola uuuuu vamos a bailar venga chicas.
La gente empezaba a cantar la canción. La gente me señala Me apunta con el dedo Susurra a mis espaldas Y a mi me importa un bledo Que más me da si soy distinta a ellos No soy de nadie no tengo dueño Ya se que me critican Me consta que me odian La envidia les corroe Mi vida les agobia Por que será yo no tengo la culpa Mi circunstancia les insulta Mi destino es el que yo decido El que yo elijo para míiiiiiii
Cantaban todos a grito pelao ¿A quien le importa lo que yo haga A quien le importa lo que yo diga Yo soy así asi seguiré nunca cambiareeeeeee
Maca y Esther, estaban muy a gusto bailando la canción. Tanto que se miraban con tanta complicidad, que Adolfo y Nacho, se dieron cuenta de que con ellas no tenían nada que hacer. Pues se dedicaban las estrofas, los estribillos, se cogían de las cinturas. Así que Laura de repente se vio rodeada de Nachete y Adolfo. L: En fin, jajajajaja Macaaaa (se giraba hacia ella) Macaaaa Estherrrrrrr dos chicos pa mi solitaaaaa
jajajajaja M: Ale, a disfrutar jajajajajaja.
Eric y Pedro les hacían señas como de que ya estaban las bebidas. Nacho y Adolfo siguieron bailando con Maca y Esther y Laura se fue a por la suya. Cuando de nuevo se dirigía a la pista una tremenda mujer (eso parecía) le asaltaba. MJ: Hola... (toda insinuante) L: (copa en mano sonreía pero no contestó) MJ: ¿Sueles venir mucho por aquí...? L: No, es la primera vez que vengo... a un sitio de estos... MJ: Ya lo sabía L: ¿Ah, sí? (que lista, la tía) MJ: Si, me hubiera acordado de esos tremendos ojos, seguro que no se me hubieran olvidado
(sonreía) L: Ya... bueno, estoy allí con unos amigos, hasta luego... (sonreía)
Laura se fue con los que estaban bailando. M: Uff Maca, me ha cogido por banda una mujer, caray, al menos medía casi dos metros N: Anda, anda,... jajajaja con que... ligando Laurita.. jajajajajaja L: Bueno la he dicho que estaba con unos amigos... M: Pues... no sé yo, pero... jejejejeje (acercándose al oído de Laura) pero detrás de ti hay una mujer
enorme Laura, enorrrrrme L: ¡Qué! (se giró para ver si era cierto y de repente su cabeza estaba como medio estampada entre los pechos de aquella mujer) MJ: Cariño... sin prisas aunque... a mi no me importa ¿eh? L: Ays, perdón MJ: Para nada... esto... N: Felisa, se llama Felisa E: (se dio la vuelta pues no podía contener la risa, menuda salida del Nachete...) N: Eso Felisa... no nos has presentado a tu amiga... . MJ: Laura, me llamo Laura. Ad: Pues.. encantada Laura. Siguieron bailando, la mujer no se despegaba de Laura que echaba miradas asesinas a sus amigos, que a su vez, intentaban no estallar en carcajadas L: (¡Joder, la única mujer hetero y me tiene que tocar a mi...!) ¡Esther! E: Dime... “Felisa” L: (uys iba a decirle que iba a recoger su copa para quitármela de encima pero seguro que me
sigue...) ¿te gusta el sitio? E: Mucho, y más el ambientazo que hay (gritaba mientras se partía de risa por dentro) M: Oye Laura (reía mirando a la doctora) MJ: ¿Qué? M: (Ays que me equivoco jejejeje) Que si vienes mucho por aquí. MJ: Si, es uno de mis sitios favoritos. L: Por favor, por favor Esther, quitármela de encima como podáis, dios mío E: Jajajajajajajaja ¿y yo qué quieres que haga Laura? Eso te pasa por ser tan irresistible jajajajaja L: Esther... Estherrrr que no me la quito de encima en toda la nocheeeeeeeee Estherrrr
Mientras, Maca charlaba con la mujer. M: Oye (guiñándola un ojo) Felisa está soltera, y sin compromiso. Pero... no le digas que te lo he
dicho yo, es que es algo tímida ¿sabes? Y... acaba de descubrir su sexualidad.. MJ: Um... M: Pero... a estrenar... a estrenar... no está ¿eh? Que lleva ya unos mesecitos... La mujer se dirigió hacia Laura, la cogió de las manos y se puso a bailar con ella. Laura a su lado parecía un llaverito, daba vueltas y vueltas sin parar. N: Jajajajaja ¡Dios mío! Me la va a marear, la única chica disponible y me la va a marear
jejejejejeje. Ad: Dios mío Maca, de esta la tenéis que llevar al hospital jejejejeje. M: Nada... si se lo está pasando pipa... jajajajaj E: Ay la pobre.....
MJ: (mirando el cuerpo de Laura) ¡qué bien te mueves Felisa... ¿te puedo llamar Feli? L: Sí, sí... (por mí como si no me quieres llamar en la vida ufff) MJ: Seguro que has estudiado algo de ballet... L: Sí, algo sí... (mientras estudiaba como una loca el M.I.R. ¡no te jode!)
Laura intentaba deshacerse de ella como podía pues sabía que sus amigos que se seguían partiendo de risa no iban a hacer nada por ayudarla. Sé dio la vuelta para dirigirse hacia los demás. La mujer la seguía bailando muy pegada a su espalda, y claro, como era tan grande le daba pechazos en la cabeza. Después la cogía por la cintura, Laura no podía más. L: ¡Nacheteeeeeee! (toda enojada) N: Dime Felisa L: Ignacioooooooooooo (la mujer que tenía adosada a ella como una lapa no podía percibir la cara
de enojo que Laura tenía) N: No... no te oigo chilla más fuerte. ¡Joder Adolfo! La de tiempo que no hacía que me llamaban Ignacio jajajajaja. M: Jajajajajajajaja E: Jajajajajaja M: (que veía como Laura se acercaba desesperada porque la cara de la mujer ya la tenía casi mordiéndole la yugular) ¿Lo estáis pasando bien? jajajajajajaja L: (yo te mato Maca, te matoooooooo, bueno, los mato a todos, una inyección de esas que te quedás en segundos...) MJ: Ummm... parece que sí, que lo estás pasando bien, ¿verdad Feli? Ad: ¿Si Feli? MJ: Aquí mi niña, que baila como los ángeles L: (Xacto, como los ángeles del infierno, que estoy endemoniá) Igna ciooooooooo De repente, llegó la hora de los lentos. Adolfo sin pensárselo fue corriendo a bailar con Esther. Ad: (agarrándose a Esther) ¡qué caray! Aquí yo el primero, a ver si se me va a arrimar alguien por
ahí... . E: Jajajajajaja Y Nacho hizo lo mismo con Maca. M: ¡Joder Nachete, me siento mal, no le hemos dejado oportunidad ninguna a la pobre jajajajaja N: Jajajajajaja Bueno, déjala a ver si así luego me coge con más ganas jajajajajaja. Y Laura irremediablemente, volvía a notar los “tremendos” pechos de aquella mujer. L: (Uff sálvese quien pueda... dios mío, que casi no puedo respirar...)
Bailaban una apropiada canción para la ocasión. Every night in my dreams I see you. I feel you. That is how I know you go on. Far across the distance And spaces between us You have come to show you go on. Near, far, wherever you are
I believe that the heart does go on Once more you open the door And you're here in my heart And my heart will go on and on
M: Ays ¡qué bonita la canción! Me gustaría bailarla con Esther, Nachete... anda... N: ¡Ni hablar! Te piensas que me voy a agarrar yo, ahí, al peludo de Adolfo... M: Jo Nachete... N: Que no, que no, Macarena. ¿Por cierto, donde están estos? (refiriéndose a Eric y a Adolfo) M: Pues... no sé. Ah, mira, están allí, bailando. N: Que tierno... . Espera que vomito jajajajaja. Si no fuera porque Pedro es mi amigo del alma...
Jajajajaja. M: Pero bueno... que cerrado, ¿no? N: Que no Maca, que no, (sonreía) que te lo decía de coña. Pero si he venido miles de veces a este sitio con ellos. Adoro a Pedro, es amigo mío de toda la vida. Ya ves, el tan discreto y yo... somos tan distintos pero ya ves... ¿Y entonces tu y Esther...? M: Ahhh. Si... . yo y Esther Nachete... Ay Nacho, que me da cosa por Laura de verdad jejejejeje N: Pues nada, cámbiale la pareja... M: Jajajajaja ¡tu estás loco! Jajajajaja. Laura ya no sabía que hacer. ¿sus amigos se había vuelto locos? Y encima esa mujer se acercaba cada vez más a ella. Le estaba acariciando la espalda, juraría que ya mucho más debajo de su cintura. Eso no podía seguir así. Desencajó su cabeza como pudo del canalillo de aquella mujer. L: Perdona... MJ: Dime cariño. L: Es que... no te he dicho una cosa. MJ: Ya... pero Maca sí. L: Ah, ¿sí? (a ver... la inyección con el virus ese tan peligroso... creo que recordar que estaba en el
laboratorio de la cuarta...) MJ: Si, me has dicho que eras algo tímida (acariciándole la cara) L: Ya. Pues... si, si que soy tímida pero... mira tú, se me está quitando la timidez. Y voy a hacer algo que no creía nuncaenque hiciera en la vida. MJ: (jejejeje la tengo el bote) Laura se deshizo de la mujer, se fue hacia Maca que estaba bailando el agarrao con Nachete, le empujó, cogió a la doctora y se abalanzó sobre ella dándole un fuerte y duradero beso en los labios, balanceándola tanto que casi hace caer a Maca. N: ¡No, por dios, no! Tú también, no, Laura... M: Vaya... Laura... (jejejejeje) E: Ahhh no, eso si que no (se fue hacia Maca e hizo lo mismo). M: Uhmm... vaya... Esther... jejejejeje (que nochecita jejejeje) Ad: Ahhh, no, eso sí que no (se fue a besar a Maca) N: Ahhh no, eso sí que no (se fue a besar a Maca) M: (jejejeje pues... eso, que... qué nochecita... ufff)
La mujer pensó que era un juego... de repente Maca, veía como a cámara lenta, como esa gran mujer se le acercaba. La sombra de sus pechos se avecinaba sobre ella. En esos momentos comprendía el sufrimiento de su amiga Laura. Casi se ahoga, aunque pudo superarlo. Maca era besada por la gran mujer. Con un movimiento de cejas, Nacho le hizo una seña a Laura como que aprovechara la situación para hacer algo... L: Maca por dios (dramatizando...) yo, que te creía amiga mía y... y aprovechas a la mínima para
intentar arrebatarme ¡mis conquistas! M: (se dio cuenta de la trama) Felisa, Felisa por dios, perdóname... L: Y tú, tanto que te gustaba, tanto que te gustaba y a la primera de cambio besas a mi amiga, pues que lo sepas, estaba enamorada de ella en silencio... E: (jodeeeer... esto si que es actualización rápida... pero... oye... espero que no sea verdad, enamorada de mi Maca en silencio, por dios...) MJ: Felisa pero.. L: ¡nada de peros! Lo nuestro se acabó, ¿entiendes? ¡lo nuestro se acabó, y te arrepentirás de haberle puesto fin a una hora de amor (joder Laura, que se va a notar, que se va a notar...) Se hizo silencio entre ellos... N: (Ay dios mío, ay dios mío. Si la otra no se da cuenta que está recitando a luz casal, es que es...
pa matarla amos...) MJ: Pero Feli... L: ¡Ni Feli ni leches ¡ mira, si no quieres que te monte un numerito, ahora mismo vete de mi lado. MJ: Bueno.. perdón si te he molestado... L: De nada... adiós...
La mujer se iba. L: ¡ Y vosotros qué! ¿no ibais a hacer nada?
El grupo se quedó todo serio. De repente Eric y Pedro llegaban. Habían visto algo raro. ER: Chicos,
¿todo bien?
Esther no pudo evitarlo. De repente se echó la mano a la boca para intentar tapar sus carcajadas. Se inclinó un poco de la risa que le estaba entrando. Todos se quedaron mirándola y poco a poco, empezaron a hacer lo mismo. P: ¿Pero qué os pasa?
No podían responder. Hasta a la propia Laura se le saltaban las lágrimas de los ojos. Aún no sabía exactamente por qué, si por los nervios que había pasado o por la situación, que realmente había sido cómica. En algún momento paraban un poco la risa, pero se volvían a mirar y de nuevo comenzaban a reírse. Ad: Eric, es muy largo de contar jajajajaja. Otro día... jajajajajaja otro día ¿vale? Jajajajaj ER: Bueno, son las cinco, y esto ya va a cerrar. Además Esther, mañana tenemos que currar... E: Si, es verdad.
ER: Pedro y yo te acercamos a casa. M: ¡déjalo! ...Yo la acerco... ER: Ni hablar, pero si vivimos muy cerca. No te preocupes que nosotros la acercamos. M: (mirando a Esther) bueno, venga, vale; además es verdad, que mañana tienes que trabajar,
(acercándose a su oído) que si te llevo yo... E: Uff... Empezaron a salir del garito. Las últimas eran Esther y Maca. Fuera ya estaban los demás. N: Oye Laura, que... lo siento de veras, ¿eh? Solo ha sido una broma. L: Ya, ya... Pues... menuda broma, ¿eh? Que poco más y me veo con esa mujer... Ad: Anda Laura... si en realidad... te ha gustado... (guiñándola un ojo) L: Pero... ¡seréis gamberros! (dándoles cariñosamente en los hombros). N: Bueno... esto... hay que repetirlo ¿eh? L: ¡Ni hablar...! me vais a pillar a mí en otra de estas... Ad: Que no Laura, que no se refería a esto jejejejeje N: Jajajaja esto no más. Lo que hay que repetir es lo de quedar otro día. L: Jajajaja vale chicos, en fin, aunque me habéis hecho pasar un mal ratillo pero... (les pellizcó la
mejilla) sois majos, sí... No sé yo por cual de los dos... N: Por miiii Ad: Por miiii L: Jajajajajaja. ER: Bueno, ¿y éstas? Esther había retenido un momento a Maca. Aprovechando que estaba en un sitio de ambiente, antes de salir, la cogió y empezó a besarla dulcemente. Se miraban con dulzura, no oían la música, no veían a nadie más que no fuera ninguna de ellas. Ahí estaban ellas, abrazándose y besándose apasionadamente, exprimiendo suavemente sus labios. Esos besos, los de Esther, eran los únicos que eran importantes para Maca. Maca se separó, la volvió a abrazar y acercándose al oído le dijo: M: Te quiero Esther... E: Y yo Maca, yo también te quiero.
Se miraron, entrelazaron sus manos y salieron del local. M: (dirigiéndose a los chicos) llevádmela sana y salva ¿eh? A ver que... vais a hacer por ahí ER: Uys mira, precisamente estábamos pensando en irnos a ligar por ahí sin vosotros. Jejejeje.
Se despidieron. Habían pasado una buena noche. Les dolían las mandíbulas de todo lo que se habían reído, entre unas cosas y otras. De repente, un grupo de personas que entre ellos no se conocían mucho, lo había pasado bien. Muy bien... . Al día siguiente Esther y Eric llegaban al trabajo bastante ojerosos aunque alegres pues lo habían pasado bien. El teléfono de "El Central" sonaba. A: "El Central". Si un momentito ahora te la paso. ¡Esther! es Maca. E: (sonreía al coger el teléfono) Hola ¿qué tal? M: Bien. ¿y tú? E: Uff cansada Maca. M: Vaya, entonces... no te voy a dar envidia diciéndote que me levanté sobre la una... E: Pero... ¡qué morro! jajajajaja. Yo apenas he dormido mucho.
M: Que... ¿quieres que luego te vaya a buscar y nos tomamos algo rápido? E: Maca es que... no sé, es que estoy muy cansada, entre unas cosas y otras llevo dos días sin pegar
ojo casi... M: Va, venga, no pasa nada. E: ¿No te importa? M: Que no, no de verdad, venga no te preocupes ¿vale? E: Vale. Luego te llamo Maca. M: Vale... venga. Al principio Maca estaba algo desilusionada, pero luego, pensándolo mejor, se dio cuenta de que era verdad, que Esther apenas había dormido entre unas cosas y otras en los últimos dos días. Además, no quería agobiarla, sabía que algo tenía que suceder pero... tranquilamente, pues no quería que volviera a pasar lo de la noche anterior. El fin de semana transcurrió tranquilo. No se vieron pero se llamaron varias veces y se mandaban también mensajes de cariño. El lunes, Antonio y su mujer fueron junto con sus cuatro hijos a ver la casa de Esther. Fueron a merendar, tal y como Antonio le dijo, y menos mal... porque eran siete y apenas cabían en el comedor. La mujer de Antonio, comprendió por qué su marido había cogido tanto cariño a aquella "chiquilla" como él la llamaba. El móvil de Esther sonaba. M: Hola... E: Hola, ¿qué tal? M: Bien, acabo de salir, te lo decía por si ya se habían marchado Antonio and family jejeje E: No... (se retiró un poco hacia el baño para que no la escucharan). Aún están aquí, estamos
merendando. M: Vaya... E: Maca, yo... tienes que entender que Antonio ha sido muy importante para mí... son gente maja, encantadora, y los niños... jejejeje algo traviesillos pero muy majetes. M: Ya... (con voz de niña) ¿Y yo... yo no soy importante para ti? E: Jjejeje (susurraba) Maca, tú eres lo más importante para mí, lo sabes... Jessica cariño jejejeje. Lo
siento, te voy a tener que dejar, luego te llamo ¿vale? M: Vaaale. E: Y además mañana te veré en la comida (sonreía) M: No, que va. Es que tengo tres noches de guardia. E: ( desilusionada) Bueno... pues ya hablamos. Venga (por lo bajini) un besito M: Otro para ti.
Maca hacía guardias y Esther la echaba mucho de menos. El miércoles por la noche cuando cerró "El Central" decidió pasarse por el hospital por si podía al menos saludarla, no quería molestarla porque estaba en su trabajo pero... ese día no se lo pensó tanto y fue a probar suerte. E: Hola Teresa (sonreía) T: ¡Hombre Esther! (le dio un par de besos) ¿que tal? E: Bien.. ¿y tú? ¿mucho jaleo? T: Que va, la noche está tranquilita. E: Oye, ¿está Maca por ahí? T: Ah pues... acabo de verla pasar, acaba de atender a un niño, espera que la llamo (cogió el
teléfono)
E: Oye pero... que si está ocupada nada ¿eh? que sólo pasaba por aquí para saludar... T: Espera. ¿Maca? Sí. Oye, que Esther ha venido a saludar ¿estás libre? Vale (y colgó) Ahora viene
Esther. Oye por cierto, le hice a mi marido la receta del arroz a tres bandas, ¡no veas lo que le gustó!. Bueno... al final no le dije que era una receta tuya (avergonzada) pero es que... hija, ya llevamos más de 25 años juntos y... hay que seguir sorprendiendo a estos maridos... E: Jejejeje. Ya, ya. Bueno, no importa, si quieres alguna mas... me lo dices. Maca aparecía por recepción. M: ¡Esther! ¿Qué tal? E: Bien... pasaba por aquí y digo... voy a saludar. No sabía si estarías ocupada... M: Ahora mismo acabo de terminar con un niño. Hoy no hay gran cosa. ¿Te apetece un café? E: Vale. M: Teresa pues... si hay alguna urgencia... me avisas ¿vale? T: Tranquila Maca.
Y se dirigieron hacia la cafetería pública. Esther pidió dos cafés y se sentaron en una de las mesas. Había algo de público pero no mucho. M: (toda contenta) ¡Qué sorpresa! Qué alegría me ha dado verte, de verdad... E: Yo también tenía ganas de verte Maca (sonreía)
Esther se quedó mirando como embobada a Maca. Llevaba el pelo recogido en una coleta alta. Maca notó que la miraba de una forma especial. M: ¡Qué...! (sonreía) E: No, nada... es que, Maca es que..... M: ¿Qué? (esta vez algo más preocupada) E: Ufff pues que... que yo... es que no paro de pensar en ti Maca (decía vergonzosa) M: Ya... bueno, es normal, te... comprendo Esther (como diciendo: Si es que soy la mejor...
jejejejeje) E: Ya jajajajaja M: (toda seria se acercaba más hacia Esther y le susurró ) Te comprendo... porque a mí me pasa lo mismo Esther... E: (Notaba el aliento de Maca muy cerca de ella. Sonreía mientras la miraba, bajó un momento la cabeza tímidamente, y después la volvió a mirar) ufff. Maca yo... M: Tranquila Esther, lo que tenga que pasar pasará. Tú tranquila (le cogía de la mano) De repente el busca de Maca empezó a sonar. M: Lo siento Esther, tengo que dejarte. Oye, el sábado salgo alas diez, te espero y vamos juntas a
casa de Cruz y Vilches ¿vale? E: Vale, Ah... se me olvidaba decirte que el domingo lo tengo libre. M: ¡Ah! ¿Sí? Pues mejor... que sabiendo que el domingo no hay que madrugar, las fiestecillas... se llevan mejor (Podría comentarle que sí luego quiere se podría venir a casa a dor..). E: Maca que... estaba pensando si quieres... que podría quedarme luego en tu casa y... pasar el fin de semana juntas... M: Pues claro (Ufff dos días juntas y... ay, ay, ay...) Te daría un beso pero... nos podrían echar por escándalo público jejejeje. Así que en vez de uno te doy dos... (beso las mejillas de Esther muy cerca de sus labios). Hasta... el sábado. E: Sí... hasta... el sábado.
Llegó el sábado. Allí estaba Maca toda puntual en busca de Esther. Cogieron la moto y llegaron a casa de Cruz. Estaban casi todos, los anfitriones, Héctor, Aimé, Teresa con su marido, Rusti con su mujer y Javier con la suya. La casa era grande, era un duplex, estaba muy bien. En el salón habían preparado una gran mesa llena de comida y piscolabis. Los chicos no estaban, aprovechando la fiesta, les habían dejado ese día llegar más tarde. Llamaron a la puerta. Laura llegaba con un acompañante. C: ¡Laura! ¿Qué tal? L: Hola. Mira Cruz este es Nacho. C: Hola Nacho (le daba un par de besos) pasad, pasad, ya están todos. Encantada. N: Igualmente Cruz. Oye, vaya casa más grande y bonita, ¿no? C: Ya ves (sonreía) Venga, pasad, te voy a presentar a mis amigos Nacho.
Cruz fue presentando a Nacho a los invitados. Maca y Esther se alegraron mucho de verle. La alegría fue mutua. Al menos Nacho conocía a alguien más. Estuvo charlando un rato con ellas mientras Laura se desperdigaba por el salón con los demás. Después se fue con Laura y Héctor. E: Mira... ¡Laura y Nacho! ¿eh? (arqueando las cejas) jejejeje el que la sigue... la consigue... M: (¿eso es una indirecta? Ay Maca... Maca...) Pues... qué quieres que te diga, a mí me parece
genial. Nacho me cayó muy bien, es un tío alegre abierto, amable... se le ve buena gente. E: Pues... sí, la verdad. C: ¿Que se cuece por aquí? E: Jajajajajaa. Nada, hablábamos de Laura, y de su acompañante. C: ¿Que majete, no? E: Sí... C: Pero oye... ¿Y Javier? M: Mira Cruz, te voy a decir una cosa. Me parece genial que Javier quiera arruinar su vida, pero lo que me parece nefasto... es que esté arruinando la de su mujer, y te lo digo por experiencia ¿eh? que yo pasé C: Ya... por si enesoel ya... fondo tienes razón. La fiesta continuaba, al principio se sentaron a comer, pero después ya estaban más distendidos, se levantaban, charlaban los unos con los otros. Estaba todos bastante relajados, tanto que Maca y Esther de vez en cuando juntaban sus manos bajo la atenta mirada de Teresa que aunque ya sabía el historial de la doctora pero... lo que no sabía era su nuevo... historial. T: (¿Cómo se me habrá pasado esto a mí? Uy... Teresa, que te estás perdiendo, que te estás
perdiendo...) En un momento determinado, Laura se fue hacia el baño. Acto seguido, Javier disimuladamente la siguió. Al terminar, Laura salía del baño. L: Uysss ¡Qué susto Javier! jejejeje. J: Jejejejeje. ¿Qué tal lo estás pasando, bien? L: Si, muy bien ( no sabía que decir) Oye, la casa está genial ¿verdad? J: Sí. Oye... ese chico y tú... ¿estáis saliendo?
L: (cambiando el semblante) ¿Estás tú acaso con tu mujer? J: Pero Laura... L: Mira Javier (negando con la cabeza) yo no sé a lo que estás intentando jugar. Primero que si
amiguitos... luego que si lo del beso. No te entiendo Javier, no te entiendo... J: Laura, creo que... lo nuestro... no ha terminado ¿sabes? L: ¿Que no ha terminado? (toda seria) Javier, te recuerdo que fuiste tú el que te enrabietaste y el que te casaste a toda prisa. El que iba restregando por ahí lo buena que era su mujercita y lo feliz que era su matrimonio. Mira, he conocido a un chico majo, agradable, buena gente, que me hace reír Javier, que me hace reír... cosa que tu no haces desde hace ya mucho tiempo sino... todo lo contrario ¿sabes?. Un chico, que desde luego, es muchísimo más maduro que tú. J: Laura yo... L: Javier, lo siento. El que vayas ahora de víctima de nada, no va a cambiar las cosas. Habértelo pensado antes. Las cosas importantes merecen pensarse detenidamente ¿no crees? Y ahora si me disculpas... (le apartó y se fue hacia el salón con los demás). J: Ufff (bajando la cabeza) La fiestecilla continuó, aunque con el semblante de Javier algo más desencajado que al principio. Laura reía con Nacho y con Maca y Esther recordando la noche que pasaron. Cruz, se partía de risa escuchando la historia. A eso de la una los invitados se iban marchando. Maca y Esther se fueron hacia casa. Maca dejó la moto en el garaje. Subieron en el ascensor regalándose tiernas sonrisas y dulces besos. Jugueteaban. Nada más entrar, se abrazaron y se besaron, tenían ganas ya. M: Uhmm (la besaba) uhmm (otro beso) Uhmmmm (la besó fuertemente echándola hacia atrás
como si estuvieran bailando un tango) E: (sonreía) Que me caigo Macaaaa jajajajaja. M: Tu tranquila, que yo me encargo de que no (volvía a ponerla en posición vertical y le daba una palmadita en el trasero). ¿hace una copita? E: Venga. ¿No tendrás... mojito? Jejejejeje. M: Pues no, pero... dado lo que te gusta... mañana mismo compro una garrafa jajajajajaja. E: Jajajajaja. M: Venga, pon algo de músiquita.
En la mesa del salón Maca tenía el Cd que había dejado a Esther de Luz. Lo puso. M: Jajajaja ¡qué fanática Esther! Jejejeje. ¿Qué te pongo? E: Pues... (veía la botella de Bayley’s) Uhmmm M: (Maca dirigió la mirada a la botella que estaba haciendo que los ojos de Esther hicieran
chiripitas) mira que eres golosa... jejejejeje. E: Ya... (lo soy, lo soy, y tú eres el mejor dulce...) Maca preparó un par de licores de Bailey’s con hielo. E: Uhmmmm (saboreando el licor) M: Jejejejeje
El disco de Luz sonaba. Entre sorbo y sorbo se abrazaban y besaban tranquilamente. E: Me encanta este disco Maca. Yo me quedé en la de Rufino (empezaba a canturrear...) Rufino, me
invita a comer langostinoosssssss
M: (jejejejeje que rica...) E: ¿Cómo ha cambiado de estilo, no? M: Bueno, la vida va cambiando, y la música y los estilos también. Aquella época era la de la
“movida”. Pero... mírala, ahí sigue. ¡Cuantos de aquella época, quisieran seguir estando donde ella está! Oye que... era “eres mi aliento y mi agonía” y no mi alegría, lo del... mensaje que me mandaste el otro día en la comida... . E: Ya... (la miraba sonriendo dulcemente...) pero... es que tú no eres mi agonía... eres... mi alegría Maca (la cogió dulcemente de la barbilla y la besó) Se separaron; Maca se la quedó mirando, sus ojos se tornaban húmedos. No podía pronunciar palabra. Se sentía en uno de esos momentos mágicos que tan pocas veces se presentan en la vida y se sentía la persona más afortunada del mundo. En ese momento supo que jamás se había enamorado de alguien tal y como le estaba sucediendo con Esther. E: Maca... (le apartaba con su pulgar una fugaz lágrima que a Maca se le escapaba sin querer) M: No... no te preocupes, es simplemente que... que soy feliz, Esther (la sonreía dulcemente)
Esther besó uno a uno sus ojos, besó la punta de su nariz, después besó casi rozando sus labios, primero el de arriba, luego el de abajo. Maca cerraba los ojos dejándose besar. M: (si me deja de besar, moriré...)
El disco de Luz, seguía sonando Cuanto más bella es la vida Más feroces sus zarpazos Cuantos más frutos consigo Mas cerca estoy de perder Por una caricia tuya Toco el cielo con las manos Porque sé que si te marchas Besaré el suelo otra vez.
Y Maca no al moría, la seguía besando.deLa vez el consuelo”. más intensidad, igualporque que ibaEsther subiendo la intensidad la seguía canciónbesando de Luz:cada “besaré Grita al mundo rompe el aire Hasta que muera tu voz Que el amor es un misterio Y que importa solo a dos Correremos por las calles Gritaremos: ¡ tú y yo! Que el amor es un misterio Y que importa solo a dos Yo no quiero causar pena Solo por mi condición De mujer rota en esencia Y herida en el corazón No habrá un hombre en este mundo Que me vuelva a hacer caer Porque se que si se marcha
Besaré el suelo otra vez
Grita al mundo rompe el aire Hasta que muera tu voz Que el amor es un misterio Y que importa solo a dos Correremos por las calles Gritaremos :¡ tú y yo! Que el amor es un misterio Y que importa solo a dos .
La canción terminaba. Maca se apartó. Parecía mentira que ella estuviera nerviosa. Bebió un poco del licor y Esther de nuevo no quiso perderse la oportunidad de probar a la vez el licor empapado en los labios de Maca que aún sabía más dulce. Lamió sus labios. E: Uhmmm (sonreía) ¡qué rico!....
Esther seguía lamiendo como una gatita los labios de Maca. Después los intentaba absorber, los chupaba. Tumbó a Maca en el sofá. Esta vez era Maca la que notaba la dulce presión del cuerpo de Esther sobre ella. Se besaban apasionadamente. Sus lenguas se exploraban sin dejar lugar al paso de aire. Maca metía sus manos por debajo de la camisa de Esther, acariciando su espalda. Esther la miró, tenía los ojos cerrados, estaba disfrutando de aquel momento. Empezó a besarla el cuello y fue bajando más hacia su escote. Esther iba acariciando suavemente cada zona que después se disponía a besar. Maca se dejaba llevar por la dulzura de Esther. Cerraba los ojos y notaba como Esther la iba inundando de besos. E: Maca... M: Esther... ¿estás bien? E: (besándola en los labios apasionadamente) Si, si... sólo estás tú, solo tú... aquí... sólo tú...
Maca se incorporó haciendo levantar a Esther. La cogió de la mano. Esther se la daba segura. La adelantó y se abrazó a su espalda guiándola hacia la habitación mientras la besaba el cuello. Esther echaba la cabeza hacia atrás para facilitar la acción a la doctora. Llegaron hasta la cama. Esther estaba de pié, quieta, con Maca a su espalda besándola. Echó las manos hacia atrás agarrando sus caderas y apretándola más contra ella. Maca muy despacio, empezaba a desabrochar el botón y la cremallera de sus pantalones. Notaba que Esther estaba nerviosa, así que empezó a desabrocharle muy lentamente los botones de su blusa acercando su mejilla a la de Esther. M: Estás temblando... E: (respiraba hondo mientras asentía con los ojos cerrados) M: Yo también Esther, yo también estoy temblando...
La dio la vuelta, la besó y acto seguido con los botones ya desabrochados, le empezaba a retirar muy despacio la blusa, que caía lentamente por los brazos de Esther hacia el suelo. Esther miraba a Maca. Nunca había sentido nunca, una mirada como la que ahora tenía Maca, una mirada de deseo, de cariño, de amor.
Esther la abrazó. Estaba preparada, era inexperta pero su deseo le podía. Hizo lo mismo con Maca, desabrochó su blusa. Acarició ese lunar que tenía Maca en su pecho para luego besarlo dulcemente. A Maca también le costaba respirar. Esther apoyó su cabeza en el pecho de Maca pudiendo oír los latidos cada vez más acelerados de la doctora que aprovechaba para irle desabrochando el sujetador. Esther empezó a estirar hacia abajo la falda de Maca, hasta que cayó. Se miraron, juntaron sus frentes. Maca empezaba a bajar los pantalones de Esther, que se separó un poco para definitivamente liberarse de ellos. Después empezó a besar los hombros de Esther, llegó hacia el tirante del sujetador y lo arrastró con su boca. El tirante se deslizaba por el hombro, dejando entrever un poco el pecho de Esther. Maca se desabrochó su sujetador, lo tiró y terminó de quitar el de Esther. Se acercaba lentamente a ella para que sus pechos se besaran. Así lo hicieron, poco a poco, empezaron a ponerse en contacto. Ese primer contacto de torsos desnudos, que hacía que cada vez les costará más respirar. Pero era un dulce ahogo. Tanto, que sus bocas volvían a unirse fuertemente. Esther giró a Maca y la tumbó en la cama. Se echaba encima de ella como un animal atrapa salvajemente a su presa, con pasión, con fuego, con decisión. Pero Maca se deshizo de ella, y como reptando hacia atrás se acomodó bien en el largo de la cama. Esther iba hacia ella, seguía a la caza y captura deseosa de esa mujer. Se puso de rodillas entres sus piernas que estaban entreabiertas, y empezó a tirar de su tanga para írselo bajando, Maca se lo pedía a gritos. Lo deslizó entre sus piernas y lo lanzó a la habitación. Sólo podía mirar sus ojos. Empezó a acariciar su vientre, su ombligo, para después besarlos. Maca la miraba con deseo. Esther fue subiendo poco a poco hacia su pecho. Notaba como cada vez, su boca segregaba más saliva. Iba dejando el rastro de ella a cada beso que daba a Maca, lo cual, mezclado con el aire provocaba un erizamiento de cada poro de la piel de la doctora. Llegó hacia sus pechos, los miró, con uno de sus dedos empezó a dibujar círculos alrededor de ellos y después acercó sus labios hacia sus pezones y los besó. Primero uno, después el otro, después el centro y siguió subiendo. Mientras iba subiendo Maca aprovechaba para ir bajando las braguitas de Esther que quedaban por debajo de sus glúteos, que empezaban a ser masajeados pasionalmente por Maca, que atraía cada vez más a Esther hacia ella. Agarrada a sus glúteos, Maca consiguió dar la vuelta a Esther, se puso de lado, y agarrándola del hombro, la hizo señal de que se tumbara boca abajo. Esther obedecía. En esa posición y acompañada por un dulce balanceo de las caderas de Esther, Maca terminaba de retirar su prenda íntima. Y empezaba poco a poco a besarla al igual que anteriormente hizo Esther pero en su parte trasera. Besaba sus piernas, sus muslos, trazaba la curva del trasero de Esther con húmedos besos mientras Esther arqueaba la cabeza elevando sus hombros. Tras darle un suave mordisco en uno de sus glúteos siguió hacia la zona lumbar, y siguió subiendo besando los trazos de todas y cada una de sus cicatrices, que en ese momento se le tornaba preciosas. Se posó entera sobre la espalda de Esther y empezó a besarla el cuello, la cara, Esther giraba la cabeza para poder besar los labios de Maca, que se incorporaba un poco más para hacerlo. Maca empezaba a meter su mano por debajo de la cadera de Esther que al principio estaba más nerviosa pero posteriormente se ladeó para dejar que la mano de Maca invadiera suavemente su pubis. Cada vez les costaba más respirar. El aire les empezaba a faltar. Después Maca fue subiendo su mano hacia uno de los pechos de Esther y lo acariciaba. El pecho boca abajo, abarcaba perfectamente la curva de la palma de la mano de Maca. Esther no podía más y Maca lo empezaba a notar. Rápidamente, hizo que se diera la vuelta y se tumbó sobre ella. Rápidamente juntó sus piernas junto a las de Esther, haciendo que sus sexos se frotaran uno contra el otro a un ritmo que empezó lento pero que poco a poco iba tomando un ritmo
más acelerado. Maca se incorporaba algo, apoyando una de sus manos en el colchón, esta separación hacía que sus pechos se volvieran a rozar. Se miraban, con mucho deseo. Con las bocas entreabiertas para intentar respirar algo de aire. Por momentos Esther se alzaba hacia Maca para cazar algún beso. Estaban sudando. No podían más. A cada gemido seguía un aliento. De repente dejaron de respirar, un brutal latigazo en sus vientres las invadió. Un auténtico relámpago las paralizó durante unos segundos en los que no dejaban de mirarse. Sus cuerpos yacían extenuados. Maca encima de Esther, que no paraba de acariciarla. Yacían exhaustas. Maca se puso un poco más de lado entrelazando sus muslos a los de Esther, sus sexos seguían unidos, y todavía convulsionaban aunque ya más lentamente. Se besaban, se miraban, se reían. Había sido algo tan especial... Estuvieron unos minutos sin poder parar de besarse, de presionarse, de mirarse. Charlaron durante casi una hora. Charlaron de cosas muy íntimas, imposibles de desvelar, pues... el amor es un misterio que importa sólo a dos. Una vez repuestas las fuerzas, se volvieron a amar otra vez. El sol ya se había situado justo en el centro. Sería la una cuando Esther despertaba. Maca aún dormía y se la quedó mirando. Aún seguía abrazada a ella. Se le erizaba la piel al recordar aquella primera noche de amor que había tenido, por un lado la temía pero por otro, la estaba deseando. Jamás se había visto de pareja con una mujer y mucho menos, después de su experiencia en la cárcel pero Maca, era encantadora y en ningún momento la hizo sentirse mal, sino todo lo contrario. Había disfrutado como nunca y además, se había atrevido a lanzarse. La piel de Maca era muy suave y su rostro denotaba paz. Se sentía muy bien. Pensó en aquella noche, cuando iban lentas a la habitación, cuando Maca empezaba a retirar su ropa poco a poco; se reía al recordar como se tiró como una fiera encima de Maca y cómo a ésta le gustaba. Después pensó en la segunda vez que hicieron el amor. Aún sin ropa alguna ya, recordaba cómo se desnudaban poco a poco con el alma, con los besos, con las manos. Jamás había besado tanto. Fue como si se resarciera de todos esos años en los que no fue besada. Besó un hombro de Maca con los labios entreabiertos, como rozándolo, sin hacer ruido. Maca se movió y posó una de sus manos en el pecho de Esther como acomodándola. Empezaba a despertarse y sus ojos se abrían muy lentamente. Esther se dio cuenta de que era en ese mismo instante, en el que realmente salía el sol. M: uhmm (se estiraba un poco y al darse cuenta de que una de sus manos estaba en el pecho de
Esther...) Uhmmm (esbozaba una leve sonrisa sin terminar de abrir los ojos del todo) E: (seguía mirándola con ternura) M: (terminó de abrir los ojos y sonreía) Hola... . E: Hola... M: Jem, jem,jem (la sonrisa tonta no se le borraba de su boca) ¿Qué tal... ? E: (susurrando) bien... (la apretaba contra ella) M: Ahhh... . ¿Qué hora es? ¿has dormido bien? E: Como nunca jejejjeje, no veas lo bien que se duerme después de amarte... dos veces... M: ¿Sí? (seguía sonriendo) pues... no te digo nada cuando sean... más de dos jejejejeje E: Jajajaja ¿más de dos? ¡caray!... que fiera es mi niña. M: Um, um. No lo sabes tu... y más si estoy contigo. Ay... (abrazándose a ella) E: Maca, yo (decía con algo de vergüenza) creo que... nunca he tenido orgasmos tan intensos como los de esta noche... M: (levantando la cabeza para mirarla) ¡Ah! Pero... ¿es que has tenido muchos? E: Jejejejeje, mujer... . Algunos jejejejeje M: ¿Y... con quién? Si... se puede saber...
E: Bueno... en realidad con nadie. Conmigo misma (se sonrojaba). Además, en la cárcel... no me
podía exceder mucho jejejeje ¿te imaginas? Allí con Mamy... . Jejejeje. M: Jajajajja. ¿Y cómo calmabas... tus ganas? E: Jo Maca... jejejeje. M: Venga tonta... (se incorporó para acariciar su pelo y besarla dulcemente en la cara) anda... dímelo... E: Pues... no sé... alguna vez en el baño pero la mayoría eran por la noche, en la cama, aunque... muy en silencio. M: (sonreía) por eso... esta noche... no gemías mucho... E: Pues... puede ser, quizá... la costumbre... M: (arqueando las cejas) a mí tampoco se me ha oído mucho, aunque... quizá no dentro de mucho
(le miraba pillinamente) tenga que... insonorizar la habitación... E: Jajajajajajaja M: Jajajajajajaja. Si, si... tú ríete... que... esto es sólo el principio pequeña... E: Jajajajajaja. M: Bueno, tengo algo de hambre, ¿desayunamos? E: ¿Desayunar? Yo creo que... más bien tendríamos que pensar en comer. M: ¿Comer? E: Si, mira que hora es, son ya las dos menos cuarto. M: ¿Ya?. Ayss si es que cuando estoy contigo se me pasa el tiempo volando. Uhmmm (la besó fuertemente). Venga, vamos a levantarnos ya. Se levantaron, se pusieron algo de ropa y fueron a la cocina a beber agua. Maca abrió la nevera para ver lo que podía preparar de comida. Decidieron hacer de primero una ensalada y de segundo pescado. Después de comer fregaron los cacharros gastándose bromas con el jabón. Acto seguido Esther enseñó a Maca como podía hacer café al puchero. Lo hicieron y se sentaron en el sofá a tomarlo. M: ¿Cuándo tendrás un par de días libres otra vez? E: Pues... no sé, esto va sobre la marcha, los tengo de vez en cuando, nos vamos turnando entre
todos como podemos. ¿Por...? M: Porque... no sé si te lo he dicho pero... tengo una casita en la sierra. Está más o menos a una hora de aquí. Cuando libres otra vez podríamos ir para allá. E: ¡Caray! Una casita en la sierra jejejejeje. Cómo se nota que eres una Wilson ¿eh? Ajajaja. M: Tonta... (sonreía) No es muy grande pero... está muy bien. A mí me gusta mucho. En verano
suelo ir más, hace muy bueno y tiene una piscina. No está en el mismo así que es muy tranquila. La compraron mis padres hace años. E: Pues... cuando tenga otro fin de semana de estos... claro que nos vamos para allá. Me gusta la tranquilidad... sobre todo... si estoy contigo (se acercaba para besarla). Se pusieron a ver una película que echaban en la tele. Pero estaban agotadas del “gran” esfuerzo que habían hecho y no consiguieron seguirla ninguna de las dos, pues se quedaron medio adormiladas. Las tardes de domingo en “El Central” estaban más animadas con las visitas. Manu, Sara, Eric y Antonio ponían bebidas y algunas tapas. A eso de las siete, una pareja entraba al bar y se acercaban a la barra justo al lado de la máquina tragaperras. S: Buenas tardes, ¿Qué va a ser? F: Yo quiero... una cerveza En: Yo otra.
Sara se fue a preparar las cervezas. Se las sirvió junto con un plato de aceitunas. F: Toma, cóbrate (dándole un billete de 50) y me das cambio en monedas para la máquina. S: (volviendo con el cambio) Gracias (y se marchó a tender a otros clientes). En: No está ¿eh? Faustino, yo no la veo, ¿no se habrá equivocado el vecino? F: ¡Que no, coño! qué se va a equivocar. Juró y perjuró que era ella... Lo mismo está por ahí dentro
en la cocina o en su hora de descanso. Además, desde los 22 no se cambia tanto. Era ella, que te lo digo yo, que éste tiene muy buena retención para las caras. En: La verdad es que sin apenas estudios... en otro sitio seguro que no estaría trabajando. F: Pues claro, ya sabes que era un zopenco. Anda toma (dándole unas monedas) juega un rato. Y a
ver... si tienes más suerte que llevas una temporadita... En: ¡Mira quien fue a hablar! Don “premio especial” ¡no te jode! Que la última vez que ganaste ya ni me acuerdo de cuando fue... ¿solo diez? F: (con desprecio) Que las otras diez son para mí, joder, venga deja ya de joder y ponte a jugar, a ver si aquí tenemos algo más de suerte. Se pusieron a jugar. Estuvieron liados con la máquina tragaperras más de media hora. Sara les iba cambiando monedas. De vez en cuando ganaban algo pero perdían más que ganaban. Al final, el billete de cincuenta euros se fundía y por allí no había rastro de Esther. F: ¡Camareraa! S: (se acercaba otra vez hacia ellos) ¿Sí? F: Escucha muchacha, ¿no estaba trabajando aquí otra chica? S: Sí... En: Creo recordar que era morena ¿no? S: Sí, sí... Esther, la cocinera. (Desde que Esther estaba, se había ganado a muchos clientes y supuso
que la conocían) F: ¿Ya no está trabajando aquí? S: Siiii, (ajena a lo que pasaba) lo que pasa es que, ya ven, hoy le ha tocado librar (algunas, que han tenido hoy esa suerte... ) F: Si, si Esther, la cocinera, eeeso, que no me acordaba yo del nombre... es que me han hablado muy bien de ella. S: Ya le digo... cocina muy bien sí... En: ¿Y... cuando viene? S: Bueno, está casi siempre todos los días que abrimos, lo que pasa es que... ya le digo, que hoy le
tocaba librar... F: Pues nada, nos tenemos que pasar a comer algún día, a ver si es verdad lo que dicen de su cocina. S: Cuando quieran señores. (se marchaba) F: ¿Ves? Te lo dije Encarna. Es ella (con ojos malignos) En: Si... por fin la encontramos. F: ... Volveremos, claro que volveremos... .. jejejejejeje jejejejejejeje (véase risa maligna tipo doctor maligno) jejejejejejejejejejeje jejejejejejej...... El domingo por la noche Maca y Esther salieron a cenar a un restaurante muy bonito que conocía Maca. Después de cenar se metieron en un garito brasileño. M: Aquí seguro que tienen... moijto. E: Jajajajaja Maca...
Se les acercaban algunos chicos, sobre todo para hablar con Maca, pero ésta hacia caso omiso. Ella solo tenía ojos para una persona, y estaba con ella.
E: Oye y... . ¡madre mía! Tus padres... ¿Qué pensaron de lo de la boda? M: Pues... les sentó bastante mal, ¡imagínate!, su niñita deja plantado en el altar a un hombre de
futuro y encima ... para irse con otra mujer. E: ¿Cómo conociste a Azucena? M: Pues... era representante farmacéutica, frecuentaba mucho el hospital privado en el que yo trabajaba. Empezamos tomando café... y... así, poco a poco. Ella estuvo trabajando en Cádiz una temporada, no conocía a nadie, congeniamos, hasta que un día... bueno... me di cuenta de que me gustaba y yo a ella. E: ¿Tú no habías estado antes con ninguna otra mujer? M: No... E: ¿Y ella? M: Sí, ella sí. Yo... no sé por qué se casó y tuvo un hijo porque desde luego a Azucena claramente siempre le gustarán las mujeres. No sé... quizá se casó por tradición, por tener un hijo. Me recuerda mucho a Javier la relación que lleva con su marido. E: ¿Y... él lo sabe, tu crees? M: Para nada, el marido de Azucena no sabe nada de nada. Ella siempre lo ha sabido esconder muy bien. Además como en su profesión viaja bastante pues... siempre ha tenido buenas excusas. E: Tu... la has querido mucho ¿no? M: Si, la he querido, pero bueno... la vida toma su rumbo y... yo me he sentido siempre muy sola cuado estaba con ella. Siempre a escondidas. Me sentía como... un segundo plato ¿sabes?. E: Hasta que... entonces... llegué yo... jajajajaja M: Jajajajaja. Si, justo como la película de... "y entonces llegó ella" jajajaja. No... no... ya hacía tiempo que estaba madurando la situación. Tarde o temprano la tenía que dejar. Lo que pasa es que en el fondo es una buena tía y... en fin, lo pasado, pasado está. Ahora... (mirando a Esther pícaramente) tengo una persona a la que... quiero mucho mas... y... tengo... otros objetivos... E: Ah, ¿sí? Y... ¿se puede saber... cuales son tus otros objetivos...? (sonriendo) M: (sonreía) el más importante lo tengo delante de mí. E: Ay... Maca... M: ¿Qué? E: Que... gracias por... por hacerme tan feliz, de verdad... M: Shisss (poniéndola dos de sus dedos en los labios) y más... y más que te voy a hacer, Esther... E: (sonreía tímidamente) M: Porque... esta noche... estoy dispuesta a hacer que... que empieces a... a respirar un poquito más
fuerte, solo un poquito... ya sabes... tienes que darme tiempo a que... insonorice la habitación... E: (con la boca abierta y ojos de sorpresa) M: Así que... ¡vámonos! Vámonos... ya...
Se marcharon rápido del garito. Fueron a casa y repitieron lo mismo de la noche anterior, esta vez... con algo más de ruido... El lunes Maca acercó a Esther a casa en la moto y se fue a trabajar. Esther arregló un poco la casa, estuve haciendo compras, planchando... lavando ropa y haciendo cena para Maca que iba a cenar. Por la noche, el timbre sonaba. Esther abría alegre la puerta y se lanzaba a los brazos de Maca como si hiciera tiempo que no se viesen. Sonreían, se besaban y se abrazaban. M: Brrrrr ¡qué fríoooo! Jajajajaja. E: He preparado una sopa calentita a ver si entramos en calor. Tuve que devolverle a Mamy el
calefactor, era del cuarto de sus peques... M: Esto... jejejejee me recuerda a la película del Doctor Zivago jajajajaja. E: Venga, que ya he preparado la mesa y todo. M: Uhmmm ¡qué bien!... (la volvía a besar) si es que mi niña... está en todo ella...
E: Anda, anda... pelota... jejejejeje.
Estuvieron cenando, la sopita les calentó un poco, aunque no demasiado... M: ¿Con cuántas mantas... dices que duermes? E: Ahora... con tres (arqueando las cejas) M: (rápidamente) amos pa allá (haciéndole un ademán con la cabeza) E: Jajajajaja pero... ¡Maca! M: Venga... que... tengo frío (con cara de niña buena) E: Jajajajaja.
Se dirigieron a la habitación; Esther se fue un momento al baño. Cuando regresó, Maca estaba ya tapada en la cama, casi ni asomaba la cabeza. E: Jejejeje, (se fue al perchero a coger su pijama) M: ¿Qué haces? E: Nada... voy a ponerme el pijama... M: Esther... (se destapó de cintura para arriba mostrando a Esther su torso desnudo y dejando
entrever a Esther la ropa que “no” llevaba puesta más abajo) hoy... no pretendo “trabajar” mucho... (toda insinuante señalándole con la cabeza dónde había dejado “toda” su ropa) Maca observaba en silencio como Esther se iba desnudando. Se fijaba en cada curva de su cuerpo como si estuviera viendo un espectáculo impresionante. Cuando terminó, Maca separó las tres mantas para que Esther entrara. La cama era más pequeña que la de Maca pero... no importaba, así estarían mucho más juntas, si es que eso pudiera ser. Se abrazaron fuertemente pues la verdad es que hacía frío. E: Ayyyy Maca... (se sobresaltó sintiendo la helada mano de Maca que se metía entre su axila y su
costado) M: Jajajaja anda... caliéntamela un poquito... E: brrrrr... (echó más para arriba las mantas para taparse hasta la cabeza) M: Ahhh Esther que no respiro jajajajajaja y además, ahora se nos han destapado los pies jajajajajaja E: Jajajajajaja (se incorporó y colocó bien las mantas acurrucándose en el desnudo cuerpo de Maca) brrrrrrrr ¡qué fríooooooo! M: Agárrate bien cariño, ya verás que pronto entraremos en calor... Efectivamente, al cabo de unos minutos Maca sacaba la mano de su escondrijo y empezaba a acariciarla. M: ¿Ves? Ha sido por una buena labor... E: Claro, sí, sí... muy buena. Ay Maca... (se tumbaba encima de ella) M: ¿Qué?
Esther la empezaba a besar. Besos rápidos y cortitos; primero por la cara, los labios, el cuello, las clavículas, el pecho, el ombligo... seguía bajando y Maca pegó un respingo, pues no se lo esperaba pero... M: Uhmmmm (jejeje poco a poco. Ays... ¡qué bien me va aprendiendo...!)
La cama se movía sola, las mantas subían y bajaban... subían y bajaban, se movían hacia un lado y hacia otro. No se ve porque estaban tapadas, pero os lo cuento: Esther saboreada cada poro de la
piel de Maca, sin cortarse. Respiraba y jadeaba ya con más naturalidad, aparte que se sentía un poco más protegida por la media insonoridad que proporcionaban las tres mantas. Maca estaba disfrutando mucho, decidió dejarse hacer, que Esther tomara esta vez los mandos, otra cosa... no podía hacer pues la cocinera estaba toda decidida a satisfacerla y sabía que lo estaba consiguiendo. Y lo consiguió. M: Ahhhh Ahhhh Esther....
Pasado un rato, las mantas dejaban de moverse quedando quietas ya durante toda la noche. Maca había puesto el despertador de su móvil a las siete y media. Empezó a sonar. Sacó la mano por fuera de la manta y lo apagó. Esther dormía como una marmotilla, ni se había despertado. Se abrazó a su espalda, le acarició la tripa y empezó a besarla por el cuello. Esther se empezaba a desperezar y se dio la vuelta. E: Ahhhh (estirándose) M: Buenos días dormilona (sonreía) E: ¿Dormilona? (con los ojos medio cerrados) ¿qué hora es? M: Son ya la siete y media. Acaban de abrir las calles (susurraba) E: ¿Ahora... ? ¿Ya... ? M: (sonreía notando que todavía estaba medio dormida) Si, ya están abiertas. E: Maca... . Uhmmmmm (se estiraba).
Aprovechando que se estaba estirando Maca se tumbó encima de Esther y aprovechó para besarle por el torso. E: Ay Maca... (reía) jejeje M: ¿Qué?. A ver a ver... qué tienes por aquí... uhmm, unas pequeñas protuberancias... (besando sus
pechos) E: Maca... (sonreía) ¡qué nos acabamos de despertar!... M: Pues... por eso tonta... ¡qué mejor forma de empezar el día que... queriéndose y haciendo unos poquitos de estiramientos... algo de... deporte... jejejeje. E: Jajajajaja estás loca Maca... M: (se incorporaba frente a frente sobre Esther y le susurró al oído muy dulcemente) Sí... . Pero
loca por ti...
Y empezó a besarla. Dulcemente Maca despertaba a Esther con sus besos, con sus caricias, con sus abrazos. Empezó a besarla el pecho y despertó también sus pezones. A veces le pegaba algún suave mordisquito. M: (suspiraba) ¡Ay dios, que buena que estás! (continuaba recreándose en el pecho de Esther) E: Jajajaja ¡Pero Maca! M: Si es que es verdad... (juntaba los dientes con deseo) ¡Ven pa acá! (Volvía de nuevo a lanzarse
en el cuello de Esther). ummmm E: Ay Macaaaaaaa jajajajaja (la besaba también con pasión) Oye (la besaba) ¿No nos estaremos volviendo unas obsesas sexuales? (la volvía a besar) M: (levantaba la cabeza y la miraba sonriendo) Jajajajaja. Si, seguramente (dijo rápidamente y se volvió a abalanzar sobre el cuello de Esther) por eso... por eso te quiero comer toda enterita... . Aymsssssss ¡qué estoy hecha una posesa sexual grrrrr E: (ya de coña) ¿Esto... no será malo no? ¿doctora? (mordisqueando también a Maca el cuello) M: No (susurraba) todo lo contrario es muy bueno... su doctora se lo recomienda (se medio incorporaba para besar la tripa y el ombligo de Esther) está recomendado para el stress... (besaba
sus caderas) el cansancio... (besaba sus muslos) es más... (subía otra vez hacia los pechos de Esther rodeándolos con sus dedos) intensifica... los sabores (besaba y lamía uno de sus pechos) ummm, este sabe a chocolate... ¡qué rico! (Susurraba y la miraba con pasión lamiéndose los labios) veamos a ver... a qué sabe este otro... (empezaba a besar y a saborear el otro pecho de Esther) Ummmmm, este sabe a fresa (susurraba) ¡me encanta! Ummm, de mis preferidos... (con sus piernas rodeando el tronco de Esther se abalanzaba de nuevo hacia sus labios) Me encanta el sabor de tu cuerpo, me encanta... me encanta... Maca se revolvía sobre Esther. Sus labios iban rápidamente de un sitio a otro. No lograban abarcar a la vez todas las zonas del cuello de Esther que quisiera. E: Ahhhh (empezaba a respirar fuerte y a gemir) vale... (ya más seria) Siii, siiiii quiero ser una
obsesa sexual... ¡Quiero ser una obsesa sexuallll! (la pasión de Maca la estaba desbordando y dando mucho morbo) M: ¡Dios mío! Jajajaja (seguía besándola con pasión) ese corcho en la pared tendrá que ser rápido... (jadeaba) E: (echaba para atrás la cabeza para reír y coger aire) Jajajajajaja A Maca le encantaba el rostro de Esther cuando reía. Era lo que más feliz le hacía, verla reír. En ese momento se miraron las dos. Estaban excitadas, con esa sonrisa y mirada especial. Esther levantó las rodillas para que Maca se acomodara bien sobre ella. Todo se lo decían con la mirada. Maca se movía lentamente para hacer coincidir bien sus sexos. En el momento en que eso pasaba las dos gimieron. Maca volvía a adentrarse en el cuello de Esther, que acariciaba la espalda y glúteos de Maca. Empezaba el baile suave del amor. Estaban unidas, se miraban sonriendo pero serias. De vez en cuando como para coger aire, Esther giraba la cabeza pero Maca le decía M: No, no, mírame... ahhh mírame...
Las dos sintieron un fuerte orgasmo diciéndose te quiero a cada momento. A Maca le hubiera gustado saborear más ese dulce momento pero tenía que marcharse rápidamente a trabajar. Ese mismo día, sobre la una entraron al bar Nacho y Adolfo. E: ¡Hombre! ¿Qué tal? Ad: Hola Esther N: ¿Qué pasa Esther? E: Bien... ¿y esta visita? ¿Vais a comer? Ad: Bueno, si... pero más tarde, ahora queremos un aperitivito mientras... hacemos tiempo. E: ¿Tiempo? N: Si, hemos quedado con Laura para comer. E: Ah... (sonriendo) Ad: Ah... (imitando a Esther) venga ponnos algo. E: ¿Qué queréis? N: Yo una cervecita. Ad: Yo un refresco, algo sin alcohol. E: Vaya... qué modosito estas hoy... jejejeje. Ad: Ya ves... jejejeje. Te veo muy guapa Esther, ¿son los estragos del amor? E: Jajajajaja bueno... Ah mira... Antonio, te quiero presentar a dos amigos, Nacho y Adolfo, los
amigos de Manu. ¿Está por ahí?
A: Hola, que tal. Si... ahora le digo que salga. Bueno que... (mirando a Esther) ¿a qué es maja mi
chiquilla? (haciendo sonrojar a Esther) N: Preciosa Antonio, aunque yo... ya le he puesto los ojos a otra... . A: ¿Adolfo? Ad: Es muy maja si, el otro día lo pasamos bien. A: Sara, ponle a estos chicos algo, que se nos van a morir de sed. Esther, ven un momento al despacho, quiero que me ayudes a revisar los pedidos. E: Si Antonio, bueno chicos, luego os veo. Ad y N: Vale
Antonio se dirigió al despecho junto con Esther. A: Bueno (sacando sus papeles) para este mes que ya empezará a hacer algo más de calor había
pensando en compra más ingredientes veraniegos, verás... Comentaba con Esther las comidas, los aperitivos... le gustaba contar con ella para esas cosas pues le servía de muy gran ayuda. E: ... y yo creo, que podría venir muy bien. A: Pues si, lleva pasta la ensalada, pero la subimos 1 euro más... E: Por lo menos Antonio, sí... A: Oye, a Carmen le caíste genial, y Jessica, no hace más que hablar de ti E: Qué rica... bueno, a mí también me gustó mucho tu familia Antonio. A: Bueno y... ¿con estos chicos? Uno parece que está comprometido, pero... ¿el otro, Adolfo? E: Sí... A: Esther, ya se que la cárcel te marcó mucho, que tuviste un episodio brutal pero... ¡qué carajo!,
tienes que olvidarlo, echar pa’lante, sin miedo... .ahora tienes nueva vida, solo te hace falta un empujoncito y... ¡a enamorarte... ! Que la vida son dos días... E: Bueno... sí... (mirando a ningún lugar) A: Ya vas saliendo por ahí, con los del hospital, con Maca y con Laura, habréis conocido a chicos, seguro que sí, que tres chicas tan bonitas como vosotras... ¿o no? E: Bueno... Nacho se refería a Laura... A: Bueno, ¿y Adolfo? ¿eh... ? E: ¿Adolfo?... A: Siiii que el chico parece majo, tiene muy buena pinta... E: Antonio... yo es que... A: ¿Qué...? E: Antonio yo... A: Venga, chiquilla por dios... no me tengas en ascuas... ¿has echado ya el ojo a alguien, no? E: Sí... A: ¿Y quien es? ¿Es majo? Seguro que sí... E: Antonio es que... verás, esto es muy difícil para mí. Si... yo... estoy con alguien. A: Biennnn... ¿sabes? Lo sabía. Últimamente te veía yo... no sé... esa miradilla... jejejejeje. E: Ay Antonio, ¿tanto se me nota? A: (canturreaba) se te nota en la mirada, que vives enamorada, ay chiquillaaaaa jejejejej pues claro,
claro que se nota, ya te digo si se nota... bueno, ¿y quien es? Chiquilla, que te tengo que estar aquí tirando de la lengua, que no sueltas na... E: Pues es... que es... (en ese momento entraba Sara) S: Perdón... A: No, no... di. S: Nada que... me marcho, ya vuelvo a la tarde. A: Muy bien Sarita, venga... a descansar. Hasta luego
E: Adiós. S: Ta luego (y se volvía a marchar) E: Bueno... (a ver si ya no se acuerda) A: Bueno, pues eso, que me ibas a contar lo de tu novio. Ya sabes chiquilla, tu padre quiere saber
con quien se junta su niña jajajajaja. E: Mira Antonio, puedo que tu opinión sobre mí cambie cuando te diga esto, porque como tú dices, eres muy clasicón pero... las cosas son así. Yo... yo... (se le hacía realmente difícil igual que se le hubiera hecho difícil contárselo a su verdadero padre) A: (Se levantaba e iba hacia Esther, le acarició el hombro) Esther... es verdad, soy clásico, pero
mira... jamás pensé que aceptaría a alguien que hubiera estado en la cárcel trabajando conmigo, y sin embargo... me has tocado el corazón Esther, sabes que eres como de la familia y voy a respetar tus decisiones, porque te conozco, se cómo eres, y se que las decisiones que tú tomes... están bien tomadas. ¡Suéltalo Esther! yo... creo que se por donde van los tiros pero... (le cogía de la barbilla para que le mirara) quiero que seas valiente. ¡Dímelo!, ¡Quiero que me lo digas chiquilla!, no tengas miedo Esther, porque... la persona de la que tú estés enamorada, no va a hacer que cambie mi opinión acerca de ti. Al menos... se la ve buena gente, inteligente, formal, y... encima es guapa chiquilla (la miraba con ternura) A Esther se le empezaban a caer las lágrimas. Antonio la levantó y la abrazó. A: Venga, venga... (dándole palmaditas y abrazos en la espalda) E: Maca... Antonio, es Maca... (lloraba) tenía miedo, miedo de contártelo y que me rechazarás
porque tú eres una persona muy importante para mí Antonio, mucho. A: Venga, venga chiquilla, vamos... no llores, anda... . Jejejeje si se te nota a la legua, bueno... se os nota a la legua porque anda que... ella... no se corta un pelo en cómo te mira (se separaba y la miraba) que yo me fijo muy bien en quien echa el ojo a mi Esther ¿eh? E: Jjejejeje. ¿Sí? A: Ya te digo, ahí, como te mira, cuando vas a la mesa, si, si... y yo decía: ésta... cómo mira a mi chiquilla... pero tú lo disimulas más. E: Ay Antonio, de verdad que apuro (secándose las lágrimas) A: ¿Apuro? Jejejeje. Se nota a la legua que ella no tiene ojos nada más que para ti... pero yo el otro día cuando estuvimos en tu casa... cuando te llamó... porque... ¿era ella, verdad? E: Sí. A: Y tú ahí, escondiéndote... no sé dónde por cierto, porque tu casa es pequeñaja, pero... algo se oía
y se notaba. Hasta mi mujer me dijo que seguro que te había llamado alguien especial... E: ¡Que vergüenza!. A: ¡La Carmen!, pero si es una feminista total... ya verás cuando se lo cuente. E: Ay Antonio, no, no... por favor... A: ¡Cómo que no! Pero si seguro que le va a encantar... . Mira, hace dos años empezó un curso de informática. Allí por lo visto conoció a dos chicas que eran pareja y desde entonces va todos los años a la manifestación del orgullo gay ese E: ¿Sí? jajajajaja ¡qué fuerte! A: Ya te digo, aunque ya terminaron el curso pero quedan alguna vez a tomar algo, se lleva genial con ellas, hasta las ha invitado a la comunión de Jessy... Oye... que... dile a Maca que venga ¿no? E: Bueno Antonio jajajaja poco a poco ¿eh? Jajajajaja. Pero si... se lo diré. M: Manu, ¿Y Esther? Mn: Está dentro, preparando los pedidos con Antonio, ahora saldrá. M: Ah, vale ¿Qué tal todo, bien? Mn: Bien Maca, hoy ya a primeros de mes hay más jaleillo, ya lo ves. M: Bueno tranquilos que tenemos tiempo ¿eh?
Mn: Venga chicos, que voy preparando la mesa. Vaya Nacho, veo que... ya me has quitado a la
novia N: ¿Quitado? Ajjajajaja. Perdona, pero... (pellizcando la mejilla de Laura que sonrojaba) esta linda chica... no se llama Raquel ¿verdad que no? L: Pues no. Mn: Pues no, pues menos mal macho jajajajajajaja. Bueno, que... tengo que seguir atendiendo por
ahí. (se marchaba a otra mesa) Buenas tardes señores, ¿Qué va a ser? F: Pues... ¿Hay algún plato especial de la cocinera hoy? Mn: Tenemos el menú del día, que está bastante bien, se lo recomiendo. De primero hay espárragos
trigueros rebozados y rellenos de jamón y de segundo, chuletón a la pimienta. En: Pues sí, de eso mismo Mn: ¿Para beber? F: Vino, una botella de vino. Pero mientras llega la comida por favor, nos pone dos jarras de cerveza y algo para picar, no sé... unas bravas. Mn: Vale (estos van a reventar jejejeje y se marchaba) En: Faustino, sigue sin aparecer, por aquí no hay rastro de Esther F: Tranquila mujer, seguro que estará en la cocina, luego preguntamos por ella y la damos una sorpresa, jajajaja no quiero ni pensar la cara que va a poner la zorra esta cando nos vea... ¡Que te ha arruinao la vida Encarna, que te la arruinao...! En: Ya... ¡tener hijos para esto! Si es que... la pegamos poco Faustino, poco... F: Pues yo hice lo que pude ¿eh? Que... las marcas las lleva ya pa siempre. Pero es verdad, poco la pegué para lo que la tenía que haber pegado. Y encima no es mi hija, ¡coño! que la heredé de ti En: ¡que vergüenza! Cada vez que pienso que ha estao en la cárcel... tenemos que hacer que se vaya de Madrid, Faustino, no quiero pasar más vergüenza, ¡qué se vaya! que se vaya a otra ciudad, a hacer su vida. F: Tranquila Encarna, que esa vergüenza, se marcha de aquí de Madrid, como que me llamo Faustino (enseñándole a escondidas una navaja que tenía guardada en el bolsillo de la cazadora) En: ¡Faustino! F: Esto lo tenía que haber hecho antes, tranquila, solo es pa asustar. No sé por qué me da a mí... que vamos a comer una temporadita gratis... En: ¿Sí? F: Si... siempre ha sido tonta, blandengue, seguro que esta gente no sabe que ha estao en la cárcel, en cuantoYlemira, digaelque lo propagamos a los cuatro vientos... cede y nospa dadivertirnos toos los días de comer jajajaja. dinero que nos gastamos en comer, lo empleamos jajajaja. En: Ay si... oye... mientras viene la comida, ¿tienes unas moneditas? F: Toma anda... (se las dio y Encarna se fue al rincón de la máquina tragaperras). Esther salía con Antonio del despacho, se fue a saludar a su mesa preferida. Iba tan derecha a ella, que no se percató que en la mesa de al lado, estaba su padrastro, de espaldas a la mesa de los del hospital. Llevaba puestas unas gafas de sol y cuando la vio pasar, echó la cabeza hacia un lado. Tampoco se percató claro está, de la mujer que estaba jugando a la máquina en el rincón. E: Hola... ¿Qué tal? Hoy... veo que tienes compañía Laura... L: Ay Esther jejejejeje. M: Pues... ya ves, yo... no. Bueno, si... que estoy acompañada pero... qué queréis que os diga, no...
como yo quisiera... (mirando sin disimular a Esther) E: Ay... pobrecita... que está solita ella... Ya habéis pedido ¿no?. Venga voy a la cocina (guiñando un ojo a Maca) C: Ay dios mío l’amour is in the air jejejejejeje. Aprende Rodolfo, ¡aprende! V: Si hija, si... estoy yo... para aprender a mis años... Ad: Sí, sí... jajajajajaja
Faustino, miraba como se marchaba Esther. M: Bueno Adolfo, y tu... ¿Cuándo trabajas hijo? Caray, el otro día libre por la noche... hoy por la
mañana... Ad: Bueno... de echo ahora estoy trabajando ¿sabes? C: Jajajajaja. Ya veo, ya veo uyssss como estás barriendo las calles de Madrid... uys... qué limpitas las estás dejandooooo jajajajaj M: Jajajajaja Ad: Oye Cruz, que voy a hacer una fiesta en casa con amigos, me he ido con un compañero de
trabajo a vivir a un piso de alquiler. Vamos a hacer una fiesterilla, ¿si te quieres venir...? Estáis invitados C: Pues si no hay ningún contratiempo de última hora... cuenta con nosotros ¿verdad Vilches? V: Sí, claro... En: (que volvía de la máquina sin suerte) Nada... F: Ha estado aquí En: ¿Aquí? ¿Has hablado con ella? F: No, está en la mesa de atrás, con esos, por lo que capto son gente del hospital, parece que son
muy amigos. Manu les traía ya los primeros platos. Mn: Que aproveche. F: No te des la vuelta, está al fondo, en ese pasillo, creo que está cogiendo algo.
De repente Maca, que la vio se dirigió hacia ella. Faustino, la observó. Observó como cuando Maca se acercaba a Esther, a ésta le cambiaba totalmente la cara. Sonreía. En un momento determinado cuando estaba charlando con ella, muy disimuladamente se rozaban queriendo las manos y sonreían. F: (arqueando las cejas) Uy... uy... uy....... En: (que estaba de espaldas a la escena) ¿Qué? F: Que no sé por qué... pero encima me da que... En: ¿Qué? (intentando volver la cabeza) F: ¡No coño! no te vuelvas, que es muy descarado. En: (desistía del intento) pero qué... ¿qué está pasando? F: Pues... que no sé por qué me da que tu hija y esa... En: ¿Quéeee? F: Pues que me da que son boyeras ¡Me cago en la leche! Asesina y boyera, si es que... (todo
enojado) si es que me la tenía que haber cargado Encarna, y se hubiera acabado todo, es un lastre En: Dios mío boyera, ya lo que me faltaba por ver... F: Espera, espera cállate (Faustino intentaba poner el oído en la mesa de atrás) L: Se las ve muy bien ¿verdad Cruz? C: Si, se las ve felices, la verdad... L: Oye Cruz... ¿y tú crees que...? C: Jajajaja mira Laura, yo que sé, lo normal... sería que sí... ¿no? pero... no sé... jajajajaja F: ¿Ves? Están liadas Encarna, ¡liadas! En: Dios mío si es que... yo no me merezco esto.
F: Tranquila Encarna,
tranquila.
Maca volvía a su sitio. Faustino la miraba con desprecio; veía la mirada de Maca y le resultaba lasciva. F: Se la folla, no hay duda... En: (mirando a Maca como se sentaba de nuevo en la mesa) ¡fíjate! Ahí, una mujer, y que es
guapa... y mírala, boyera... Mn: (se dirigía a la mesa de Faustino y Encarna con los segundos platos) ¿todo bien? F: Sí, perfecto. Por favor, nos gustaría saludar a la cocinera, para darle la enhorabuena por la
comida, ¿puede ser? Mn: Pues claro, ahora mismo la llamo (y se dirigió a la cocina) En: No se como voy a reaccionar Faustino, cuando yo la vea... F: Tú tranquila ¿eh? Déjame hacer a mí. Esther salía de la cocina. Se dirigía hacia la mesa de aquella pareja de señores. Al principio, más que nada seguía mirando a la mesa donde estaba Maca, pero según se iba acercando a la mesa de al lado... su corazón le empezaba a dar un vuelco. Ya estaba muy cerca, no pudo echar marcha atrás. Ese rostro del hombre, tan abrupto, tan agresivo, y esa figura que le daba la espalda, de esa mujer, ese pelo... . Sabía que después de aquella tarde, en un momento u otro, vendrían, sabía que esas personas le habían arruinado la vida y que no pararían hasta seguir arruinándosela. Su corazón le empezaba a dar violentas sacudidas. F: Hombre Esther... ¡qué casualidad! Tú por aquí (sonreía cínicamente) E: (estaba como paralizada) hola (toda seria) En: ¿Qué tal hija? Ya veo que... trabajando... (mirándola de arriba abajo) E: ¿Qué queréis? F: Nada... pasábamos por aquí, nos ha gustado la comida y hemos dicho... a ver si la cocinera... se
tira el rollo con sus padres... y... nos invita a comer... E: Vosotros no sois mis padres y no sois bien recibidos aquí. F: ¡Ah! ¿Sí? ¿y... eso quien lo dice, tú?. Porque por suerte... yo no soy tu padre pero esta mujer si ¡Que has salido del coño de ella ¿te enteras? (levantando la voz) Los de al lado, se percataron de que algo pasaba. Maca levantó la mirada y vio lo pálida que estaba Esther. Al oír lo de dónde había salido Esther, se percató de quien eran... M: Oye creo... que va a haber problemas... N: ¿Y eso? M: Nacho, Adolfo, estoy preocupada, realmente preocupada, no me gustan nada esas personas...
anda... ir a avisar a Antonio y a Manu por favor... N: Voy (levantándose rápido de la mesa y yendo hacia el despacho) E: Como ya les he dicho, yo tengo mi familia y no son ustedes y... de invitar, nada... si quieren
hablan con el dueño y si él quiere, que lo dudo, les invitará a comer (intentaba disimular sus nervios hablando pausadamente) En: ¡Je!... Muchos humos... me parece que tienes tú. F: Si, porque... ¿no querrás que toda esta gente... sepa... donde has estado y por qué... E: (empezaba a levantar la voz) Me da lo mismo que lo sepan, lo único que quiero es no volver a veros, ¡dejadme en paz, en pazzz!
Los de la mesa se estaban empezando a incorporar, pues veían problemas. F: Mírala, ¡qué chulita! Pues que te enteres, ¡se van a enterar! ¡Todos!. Se van a enterar de que
encima estás liada con esa zorra (señalando a Maca) V: Eh, eh, eh... sin faltar... (levantándose y agarrando a Faustino por el hombro para calmarlo) tranquilo ¿eh? F: Usted, déjeme en paz (le pegó un bofetón que le hizo casi caer) C: Eh, eh, eh... (intentando coger a Vilches medio tumbado en una silla) Adolfo se levantó. Maca estaba detrás de él. Se disponían a calmar a esos señores. La gente del bar miraba como con un poco de miedo. Aquel hombre estaba volviéndose muy agresivo. En ese momento llegaba Antonio seguido de Nacho. Manu se iba hacia la cabina para avisar a la policía. A: A ver, ¿A ver qué pasa aquí? (Yendo deprisa hacia la mesa) ¿Algún problema con mi chiquilla? F: ¿Tu chiquilla? Pero ¡quién eres tú cabróooonnnn!
En ese momento, Faustino sacó el cuchillo y todo rabioso se abalanzó hacia Antonio intentándoselo clavar; éste instintivamente se apartó y el cuchillo fue a clavarse en el estómago de Nacho. E:
¡Nooooooooooooooo! Nacho, Nachooooooooooooo ¡asesinos, asesinos!
Nacho se quedó paralizado, sus ojos por unos momentos quedaron abiertos sin poder parpadear. Antonio se percataba de lo que había pasado, cogió corriendo a Nacho para que no cayera derrumbado en el suelo y poco a poco lo echó al suelo ayudado por Esther ya que no se podía tener en pié. A: ¡Ayuda! ¡Ayuda por favor! Vilches,
Cruzzzzzzz
Adolfo, por detrás le consiguió coger fuertemente a Faustino, que se resistía. Ad: ¡Policía! Queda usted detenido (forcejeando con Faustino).
Manu fue corriendo a ayudar a Adolfo a sujetar a Faustino. Una vez le tenían controlado, Adolfo le puso unas esposas. Ad: Inspector Adolfo Domínguez (sacando su cartera y mostrando a Faustino su estrella de policía) queda usted detenido por intento de asesinato de este joven. Esther seguía llorando, acariciando la frente de Nacho. Cruz y Laura fueron corriendo a socorrer a Nacho mientras que Vilches y Maca se fueron a por Encarna que intentaba escapar y gritaba como una posesa. En: ¡Zorra, zoooorraaaa...! (intentándose librar de los doctores) nos has arruinado la vidaaaa.... M: ¡Joder! (era sacudida tan fuertemente al intentar sujetar a Encarna que le hizo sangrar de la
nariz) V: ¿Estás bien Maca? (sujetando del cuello a Encarna para placarla) M: Si, si... no la sueltes (con rabia) no la sueltes, ésta no puede escapar... Ya aplacado Faustino, Adolfo se dirigió hacia Encarna para ponerle otras esposas. Mientras tanto, Laura, Manu y Cruz, se llevaban a Nacho cogido entre los tres al hospital, estaba al lado. C: Venga ¡deprisa! ¡deprisa chicos!
L: (llorando y viendo como Nacho estaba perdiendo sangre) venga Nachete, no te preocupes ahora
mismo te llevamos al hospital, se fuerte ¿eh? Aguanta que no es nada, ya verás (acariciándole la cara) C: Manu, Laura, ¡Cuidado con el cuchillo, que no se le mueva!, venga vamos (salían del bar) F: Zorraaa...¡ Zorra... (gritando y mirando con malicia a Esther) F: Eso es Encarna, no es más que eso, ¡una zorra! ¡una zorraaaaa!
Esther no lo pudo evitar. Se abalanzó hacia su padrastro que estaba esposado y le agarró con ambas manos fuertemente del cuello. E: (toda irritada y roja de furia) no me vas a volver a llamar más eso, ¡cabrón! (apretaba con tantas
fuerzas que Faustino perdía su voz y empezaba a ponerse rojo) M: ¡No Esther!¡Nooooo! (se abalanzó hacia ella intentando apartar las manos de Esther del cuello de su padrastro) Esther, no por favor, no... no... Esther empezaba a aflojar las manos del cuello. M: Venga Esther, tranquila venga... tranquila, tranquila... (logró quitar las manos de Esther del
cuello de Faustino, la dio la vuelta y la abrazó). Maca abrazaba a Esther que empezaba a llorar en sus hombros desconsoladamente. Antonio se acercó también a ella y la acariciaba la espalda. A: Venga Esther, chiquilla, ya pasó todo, ya... ya. (Maca se la pasó a Antonio y este la abrazó
también fuertemente). Adolfo estaba con Vilches y con Encarna. Cogió su walky talky y empezó a llamar a las unidades. En realidad, no era barrendero, como iba diciendo por ahí, era policía secreta. Ad: Aquí el inspector Adolfo Domínguez llamando a las unidades. Me encuentro en el bar que hay
al lado del Hospital Central, Bar Restaurante “El Central”. Necesito al menos un coche patrulla. Ha habido un altercado con heridos. Repito, un altercado con heridos. (dirigiéndose a Antonio) Antonio, heAdolfo. pedido ayuda. momentos vendrán mis compañeros y se losestaba llevarán. A: Gracias GraciasEn deunos verdad... ¡Señores! (dirigiéndose al público que todo expectante) tenemos que cerrar. Quedan ustedes invitados, mañana volveremos a abrir La gente iba desalojando el bar, haciendo comentarios despectivos hacia aquella pareja que había roto ese día la paz y la alegría que reinaba en el bar. Los clientes al salir daban ánimos a Antonio y a Esther, les decían que no se preocupasen, que habían sido unos valientes ayudando a arrestar a aquellos malhechores. M: Adolfo... gracias. E: Gracias Adolfo (abrazándose a él) pero... tú... tú... Ad: Esther, no voy diciendo por ahí que soy policía. No me gusta; además soy secreta. Maca, tengo
que llevar a estos energúmenos a comisaría. Llámame en cuanto sepas algo de Nacho (todo preocupado) M: (acariciándole el hombro toda seria) lo haré Adolfo, no te preocupes. Dos coches patrulla llegaban al bar que ya se había quedado desalojado de clientes. Esther pasó por delante de su madre que estaba en el suelo con las manos esposadas. La miró con desprecio e hizo
un ademán como de ir a escupirla. Encarna cerraba instintivamente los ojos. Pasados unos segundos en los que no sentía nada, los volvió a abrir y miró hacia arriba. E: No... no merece la pena que malgaste mi saliva ni siquiera para escupirte. ¡No irás a la cárcel! Es
una pena, porque... con todo lo mal que me has tratado, te lo merecerías; te merecerías pasar lo que yo pasé por vuestra culpa. Te merecerías sufrir todo lo que yo sufrí. Todo el amor que mi padre te dio lo malgastaste con esa bestia (señalando con la mirada a Faustino). ¿Sabes? (apretando los labios y negando con la cabeza) ...me das pena... me das pena porque tu vida es una miseria y está vacía. Porque nunca has tenido ni tendrás nada. Y yo lo tengo todo (mirando a Maca y a Antonio) ¡todo!. No quiero volver a verte en la vida ¿me entiendes? ¡En la vida!. Hace tiempo que has dejado de existir para mí. ¡No se te ocurra volver a acercarte a mí! ¿me escuchas?. No te conozco, no quiero saber jamás de ti, no eres mi madre... no eres nadie... ¡nadie!. En: Me has arruinao la vida... (decía sofocada y gritando furiosamente) E: No, ¿yo?... no; has sido tú misma la que te has arruinado la vida. A mí me la intentaste arruinar pero... no lo has conseguido, no... (sonreía sarcásticamente) ¿sabes?, los pocos años que pasé con papá, el amor que él me dio... me hicieron fuerte; y gracias a su cariño y al de otras personas que son mi verdadera familia... he conseguido sobrevivir a ese desprecio que...que siempre me has tenido y que no se por qué pero... hace tiempo... que ya me da lo mismo. Así que... te lo vuelvo a repetir, espero que no te vuelvas a cruzar en mi vida, que no vuelvas a acercarte a mi porque... ya ves... estoy muy bien protegida por los míos. Ad: No te preocupes Esther, después de esta, me parece que no le van a quedar ganas a esta mujer de acercarse más a ti. En: Jajaja no te preocupes para nada quiero saber ya más de ti. E: ¡Mira tú!... que pena... (sonreía cínicamente) De repente Encarna si que la escupió. Esther se limpió e hizo un ademán de abofetearla pero Maca le cogió el brazo. M: No merece la pena Esther, venga... venga...
En ese momento entraban tres policías al bar y se llevaban a Encarna y a Faustino que de la rabia y el apretón de cuello que Esther le había proporcionado se había quedado como un poco ido. Los subían en los coches y se los llevaban. Ad: Bueno Antonio, necesitarán testigos... A: ¿Dónde hay que ir a declarar? M: Por supuesto Adolfo, lo que sea y cuando sea V: Si, Adolfo, cuenta con todos nosotros Adolfo. Y muchas gracias. E: Adolfo... (abrazándole) gracias... no sé que más decir (empezaba a llorar) Ad: Esther, venga... no te preocupes, todo ha salido bien ¿vale? Solo espero que Nachete se
recupere. Luego cuando termine me paso por aquí (se separaba de Esther) y... Maca, Vilches, con cualquier noticia por favor... llamadme, ¿vale? V: No te preocupes Adolfo, en cuanto sepamos algo de Nacho te llamamos (dándole una palmada en la espalda) pero... está en buenas manos. M: (se fue a abrazar a Adolfo) Muchas gracias Adolfo, de verdad Adolfo se terminó de despedir de Antonio y se fue con sus compañeros hacia la comisaría. Esther comenzó de nuevo a llorar. Esta vez más desahogadamente. Maca la abrazaba con todo su amor. También se le caían las lágrimas aunque intentaba disimularlo para calmar a la cocinera. V: Bueno, creo que deberíamos ir para el hospital Maca. M: (soltando a Esther) si, venga...
A: Voy a cerrar y ahora vamos para allá.
Vilches y Maca volvían hacia el hospital. Antonio se quedó unos minutos cerrando el bar con Esther, que seguía llorando sentada en la mesa. Cuando Antonio cogía sus cosas del despacho y salía, fijándose en Esther, que estaba sentada con la cabeza entre sus manos. A: Esther... E: Antonio... (lloraba) Antonio, ¿por qué? ¿por qué me ha tenido que pasar a mí, por qué...? ¿qué he
hecho yo?.... Ese cuchillo iba hacia ti Antonio... (lloraba) A: Esther... (se sentaba a su lado y la cogía del hombro) mira Esther, en realidad ese cuchillo iba para ti, pero... el destino y las situaciones son muy caprichosas, y al final... le ha tocado al pobre Nacho pero... no te preocupes, está en buenas manos lo se... ellos harán todo lo posible para que se recupere ya verás... Nacho es más alto que yo y el cuchillo ha ido bajo, menos mal, un poco más arriba y hubiera ido directo al corazón. E: ... No sé qué hacer Antonio, al final... mira la que se ha montado y todo por mí... no sé qué hacer, de verdad... A: No sé en qué estarás pensando ¿eh? pero... ¡ni se te ocurra!, porque yo si que te persigo allá donde vayas ¿me escuchas? ¿Me escuchas? (Moviéndola el hombro) quiero que estés conmigo, quiero que estés aquí Esther. Tú eres como una hija para mí, ¿me entiendes? ¡Contéstame! E: (asentía) Antonio... (le miraba llorando) Antonio te quiero mucho (se abrazaba a él llorando desconsoladamente) Antonio..... A: Ay chiquiiiiilla que me vas a hacer llorar... (se le empezaban a caer también las lágrimas) Venga, (le secaba las lágrimas) anda, anda... vamos hacia el hospital. Esther, Antonio y Manu, estaban en la sala de espera. Estaban nerviosos. De vez en cuando iban a recepción a ver si Teresa sabía algo. Estaban operando a Nacho. T: Todavía no se sabe nada pero tranquilos, que si sé algo os lo diré. Están Laura Javier y Cruz con
él en el quirófano. Por lo visto le ha perforado el estómago pero... ¡tranquilos! De estas cosas se sale (intentando calmarles) Vilches y Maca están con otros pacientes pero me han comentado que si saben algo me lo dirán. Pasadas las nueve Cruz salía. Al verla, los tres se levantaron rápidamente para recibir noticias. C: (suspirando) Bueno... todo ha ido bien. E: Ay....... (sonriendo y con lágrimas en los ojos y abrazándose a Cruz) C: Si, tranquilos (sonreía) el cuchillo apenas se movió y la perforación ha sido bastante limpia. La
operación ha salido muy bien, como esperábamos. Ahora está bajo los efectos de la anestesia. Laura está con él. Todavía tardará en despertar, así que... si queréis podéis iros tranquilos y ya mañana... le podéis venir a ver. A: Gracias Cruz, muchas gracias. C: Esther, no te preocupes, se va a recuperar muy bien ¿vale? E: (abrazando a Cruz) gracias... C: Bueno, yo me tengo que ir. Laura se quedará esta noche con él. Hemos avisado ya a su familia y está en camino. En ese momento salía Maca. Había recibido la noticia y estaba tranquila. M: Buenas noticias ¿eh? E: Sí... A: Bueno, mañana nos pasaremos a verle. Así que... creo que nos deberíamos ya de marchar.
Esther, te vienes a casa ¿vale?
M: No Antonio, no te preocupes... que se viene conmigo A: Vale Maca. Venga chiquilla (abrazando a Esther) que todo ha salido bien...
Esther y Antonio se fundieron en un fuerte abrazo. Después Manu también la cogió entre sus brazos. La abrazaba fuertemente, ese día había averiguado algo más acerca de su compañera. Mn: Esther, (mirándola) sabes que soy un poco... dejado, seriote pero... quiero que sepas que
puedes contar conmigo para lo que quieras ¿vale? E: (asentía) lo sé Manu, lo sé...
Se despidieron. Maca se fue a cambiar de ropa, y llevó a Esther a su casa. Estaba en todo momento pendiente de ella que apenas podía hablar. M: ¿Te preparo algo de cena? E: No... la verdad es que no tengo nada de hambre. M: Bueno pero un vaso caliente de cola-cao... (guiñándole el ojo cariñosamente) E: (sonreía) vale... pero... me voy a la cama M: No te preocupes venga, que yo te lo llevo (acariciándola)
En ese momento el móvil de Maca sonaba. Esther se acostó. Al rato llegó Maca con el vaso de colca-cao muy bien disuelto y se lo dio a beber. M: Me acaba de llamar Adolfo. Están detenidos. Él irá a la cárcel, y la otra estará también arrestada
hasta que empiece el juicio. Lo mismo le cae algo pero... no cree que sea gran cosa. E: Me es igual Maca (hablaba toda derrotada) Solo espero que no vuelva a aparecer por mi vida. M: Tranquila, ya verás como no; seguro que se le han quitado las ganas (sonreía). Oye, estaba pensando que... después de que pase todo esto, que ya será veranito... que... podríamos irnos por ahí juntas, de vacaciones unos días. E: Yo creo que tengo las vacaciones en Agosto. M: Perfecto, yo también (recogía el vaso ya vacío) E: Gracias Maca. Maca dejóEsther el vasonecesitaba en la mesilla y seymetió en la cama con aEsther. Simplemente la abrazó; sabía que esa noche cariño ella estaba dispuesta dárselo. Esther no hablaba mucho, había pasado un día horrible, era Maca la que la hablaba para calmarla y animarla. M: Bueno, por lo que me ha dicho Cruz, Nacho se recuperará muy bien. Laura estaba tan
preocupada... parece que la cosa tiene pinta de cuajar. Ya ves..., en las adversidades... el acercamiento entre las personas es muy decisivo. Lo mismo que nos pasó a ti y a mí, mi amor. Estábamos las dos tan mal... ¿te acuerdas? (sonreía) tú empezando con miedo una nueva vida y yo terminando con miedo de una relación que no llegaba a ningún sitio. El destino... ¡ya ves!... (la dio un besito en la sien) que... ha querido que nos juntásemos Esther, porque tenía que ser así... no había otra opción para que tu vida y mi vida fueran completas. Esto del destino... cómo es, ¿verdad?. E: Um, um... M: Mira, cuando conocía a Fernando... (seguía hablando) la gente estaba como pidiéndome a gritos que saliera con él; todos, absolutamente todos: mis amigos... mi familia... de repente me vi inmersa en una relación que no había elegido; y eso que era majo. Después cuando conocí a Azucena, la cosa fue más por trabajo, de esto que quedas a tomar un café... una comida y... y yo creo que fue la indecisión de no amar a Fernando lo que me hizo estar con ella. Pero... cuando te vi a ti... no sé lo que me pasó Esther, no sé... pero fue algo que jamás me había pasado. Algo especial. Fue... como si
sintiera por primera vez el amor... no sé explicarlo... fue por primera vez en mi vida que sentía que quería estar con una persona, y luchar por ello. Jamás me había pasado esto, siempre... como que me he dejado llevar un poco por las circunstancias pero... cuando te conocí, quise que me conocieras, y conocerte y... (miró a Esther que estaba muy quieta) Maca sonrió, se acababa de dar cuenta de que Esther había caído dormida. M: (Mejor así, que descanse. Total... ya es la tercera o cuarta vez que le cuento el rollo este a la
pobre – reía – pero es que quiero que sepa que la quiero tanto... bueno... ella lo sabe). Al cabo de un rato Maca caía también rendida al sueño. Era verano. Habían pasado unos meses desde aquel día. Nacho se recuperó rápidamente, era un tipo fuerte. Los cuidados de Laura hicieron que esa relación que empezaba se fortaleciese; Javier, no insistió más y volvió a su vida de casado. No se le veía muy alegre sin embargo a Laura sí. Sus ojos radiaban felicidad. “El Central” seguía como siempre, dando todos los días sus comidas y sus aperitivos. Seguía funcionando muy bien. A finales del mes de Mayo, Antonio invitó a la gente del hospital a la comunión de su hija. Ese domingo “El Central” cerraba sus puertas a clientes, era una fiesta familiar y de amigos. Allí estaban casi todos incluidos Nacho y Adolfo. Días después de la comunión fue el juicio. Los testigos fueron a declarar sin problemas. A Faustino le cayeron unos años de cárcel y Encarna, tan sólo unos meses de arresto que cumplió en espera del juicio. Según comentó Adolfo, parecía que Encarna estaba vendiendo el piso de Madrid para pagar la multa y lo poco que sobraba le serviría para irse a vivir a su pueblo, lejos de Madrid, con dos de sus hermanos. Todo volvía a la normalidad. Maca y Esther poco a poco iban afianzando cada vez más su amor. Esther pasaba cada vez más días en casa de Maca, hasta que ésta un día le propuso el que se fuera a su casa asuvivir con ella, a lo cual accedió sin pensárselo doscon veces. Abandonaba algo de tristeza fría pero humilde casa Esther y con gran alegría de irse a vivir Maca, su único ycon verdadero amor. Era un domingo de Julio. A Esther le tocaba librar ese fin de semana. Decidieron invitar a los del hospital a la casa que tenía Maca en la sierra a pasar el día. Habría barbacoa... piscinita... El sábado como Maca no trabajaba se dedicó a hacer las compras. Por la noche, cuando llegó Esther lo arreglaron todo para el día siguiente ya que saldrían temprano para tenerlo todo preparado allí. Esther llegó por la noche ya cenada, así que se acostaron; primero para hacer el amor tan apasionadamente como siempre y después durmieron no muchas horas pero... muy relajadamente. Al día siguiente cogieron el coche y se dirigían hacia la sierra. Maca conducía. M: Esther, coge mi bolso un momento... E: Sí. (cogiendo el bolso de Maca) M: Ábrelo, tengo... una cosita para ti... E: ¿Para mí? (sonriendo) M: Si, mira... ese paquete. E: Maca... (Esther sacaba un paquete envuelto)
M: Venga... ábrelo
Esther desenvolvía el regalo. Por la forma intuía lo que era. E: ¡Maca! ¡me encanta...! El último de Melendi (la dio un fuerte beso en la mejilla) gracias
(sonriendo) M: Jejejeje. Después del anillo que te regalé, sabía que iba a ser difícil sorprenderte pero... es que... desde el día en que te vi bailando a Estopa me dije... ¡qué gitanilla que es mi chica! Jejejejejejeje. E: Ay Maca... que eres un sol... M: No, sí... sí ya lo sé yo jejejejejeje. E: Jejejejejejeje. Ya lo creo, ya lo creo que eres mi sol... (la miraba con ternura) voy ponerlo ya
mismo (sacó el Cd y lo puso). Eran como las nueve de la mañana. La carretera no estaba muy saturada pues Maca había tomado un camino comarcal para disfrutar más del paisaje, siempre le gustaba ir por allí, había mucho campo, se divisaban las montañas, los árboles. Todo era precioso, desde hacía unos meses las vidas de las dos empezaban a cobrar sentido. La música sonaba acompañando al paisaje. Huele a aire de primavera Tengo alergia en el corazón Voy cantando por la carretera De copiloto llevo el sol. Y a mi no me hace falta estrella Que me lleve hasta tu portal Como ayer estaba borracho Fui tirando migas de pan Voy caminando por la vida, Sin pausa, pero sin prisas Procurando no hacer ruido Vestio con una sonrisa Sin complejo ni temores, Canto rumbas de colores Y el llorar no me hace daño Siempre y cuando tu no llores Ay... siempre y cuando tu no llores Y el milindri a mí me llaman En el mundillo calé Porque al coger mi guitarra Se me van solos los pies. Y este año le pido al cielo La salud del anterior. No necesito dinero Voy sobrao en el amor Voy caminando por la vida Sin pausa, pero sin prisas Procurando no hacer ruido
Vestio con una sonrisa Sin complejo ni temores Canto rumbas de colores Y el llorar no me hace daño Siempre y cuando tu no llores ayy Siempre y cuando tú no llores ayy... Y no quiero amores No correspondidos No quiero guerras No quiero amigos Que no me quieran sin mis galones No me tires flores Ni falsas miradas de inexpresion Que no dicen nada Del corazón que me las propone Voy caminando por la vida Sin pausa, pero sin prisas Procurando no hacer ruido Vestio con una sonrisa Sin complejo ni temores Canto rumbas de colores Y el llorar no me hace daño Siempre y cuando tu no llores ayy Siempre y cuando tú no llores ayy Siempre y cuanto tu no llores Siempre que no me abandones Siempre que de tu mirada Vea salir los corazones Siempre y cuando tu no llores Siempre que no me abandones Siempre que con tus palabras Calmes todos mis temores Siempre y cuando tu llores...
FIN