Universidad Nacional del Comahue. Facultad de Humanidades Profesorado de Letras
Literatura Europea I Profesor: Alejandro Finsi
Monografía de Jorge Rubén Fernández Entrega: 20-11-2015
Estar sin estar en la escena
“To be or not to be”, escrito por Shakespeare, siempre se ha traducido al español como “ser o no ser”, aunque también admite la traducción “estar o no estar”, estar” , por la misma naturaleza del verbo ingles to be. be. Tanto una traducción como la otra, en el contexto de la obra, posibilitan múltiples interpretaciones. En este trabajo “estar o no estar”, estar”, en la escena de Hamlet, nos sugiere una entrada para reflexionar acerca de la manera en que William Shakespeare trabaja con algunos personajes, en especial aquellos que solo son mencionados, y nunca, o pocas veces aparecen en esc ena. El recurso de la presencia ausente en el escenario motiva reflexionar acerca de varios personajes, pero también de presencias que no entran explícitamente en la categoría de personaje, como el componente divino o la presencia de Dios. Pero empecemos por los personajes. Hay uno que solo aparece al final de la obra, estamos hablando de Fortimbras, el príncipe de Noruega, que representa todo ese otro reino vecino que se estructura de manera similar al reino de Dinamarca, como si fuera un espejo, aunque invisible para los espectadores de la obra. Hay dos príncipes en esta obra, uno es Hamlet y el otro Fortimbras, con tíos reyes y con dos padres interfectos, padres cuyas vidas fueron arrebatadas violentamente por otro. Entonces, también tenemos la presencia de los padres, que se hace sentir en el motor de las acciones de los príncipes. El espectador podrá visualizar la aparición de un espectro o ghost, que para Hamlet podría ser el espectro de su padre. Entonces, la figura paterna cobra importancia en ausencia, y en una muy particular, cuando ha sido muerto por otro. El Padre ido
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habilita muchas posibilidades de significado, muchas metáforas, por ser, además de vínculo filial, una figura de autoridad a nivel familiar, y que aparece en la obra como la autoridad máxima, el Rey, pero ausente, muerto. Con respecto a la figura del rey, puede llegar a verse la presencia de la corona inglesa con un hecho documentado de la época de Shakespeare en relación al tema de la venganza. Con esto podemos cotejar las contradicciones de Shakespeare en la relación entre Dios y la venganza que nota una prologuista de Hamlet, cotejando la ausencia/presencia de Dios en la obra. Por último, podemos explorar la manera en que otro autor teatral puede utilizar el recurso de estar y no estar. Las semejanzas y las diferencias, en este punto, entre Hamlet y Fedra de Fedra de Jean Racine.
En Hamlet de William Shakespeare, hay dos familias reales. Recordemos que en la obra hay una especie de reflejo de la estructura de la familia real y de poder entre Dinamarca y Noruega: en ambos reinos el anterior a nterior rey fue muerto por la mano de otro, otro , y el actual rey, en cada reino, re ino, es el hermano del difunto; y, por otro lado, están los hijos de los cesados reyes, el joven Fortimbras y el joven Hamlet, de nombres idénticos a los de sus padres. Por el desarrollo de la acción en Dinamarca, por las primeras palabras de Claudio alertando sobre las intenciones de Fortimbras, el lector/espectador presencia y advierte que ambos príncipes tienen intenciones ligadas al poder real, aunque por motivos muy distintos: Fortimbras quiere restaurar Noruega por medio de la diplomacia o de una guerra con el reino danés, recuperando las tierras que Fortimbras padre perdió con su derrota y muerte a manos del anterior rey de Dinamarca, justamente Hamlet padre. En el caso de Hamlet hijo, se puede notar el retraso del príncipe en vengar a su padre matando al actual rey, un retraso en cumplir con lo que el Espectro le ordena y con lo que en sus palabras y acciones el mismo Hamlet parece querer cuando dice “con alas más veloces que las del pensamiento y el amor, cerniré el vuelo sobre mi venganza” venganza” (Acto 1 Esc. V), y luego cuando asesina a Polonio creyendo que era Claudio. Los dos príncipes están acosados por una necesidad que está directamente relacionada con sus respectivos padres muertos, y al mismo tiempo son sus tíos los que por medio de mandatos reales detienen las acciones de los príncipes. Claudio envía a Hamlet a Inglaterra, con lo cual puede coartar las intenciones del príncipe de tomar venganza y
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también alejarlo de Laertes para tranquilidad de la reina, ya que Laertes reclamará la venganza debida a Polonio, su padre muerto por Hamlet, y debida a su hermana, enloquecida y muerta por suicidio ante el dolor de la muerte de Polonio. Por otro lado, el moribundo tío de Fortimbras y rey de Noruega, según los emisarios enviados por Claudio, logra detener a Fortimbras príncipe de que detenga sus reclamos contra Dinamarca, o aparentemente eso es lo que sucede. La ausencia del padre se convierte en un sentido que se rescata de la tradición de la tragedia, y es en ausencia por muerte, y asesinado por la mano de otro personaje, que el padre se transforma en la motivación de las acciones de varios personajes ante la decisión de tomar venganza. Siempre se recuerda la trilogía de Esquilo, La Orestíada, Orestíada, cuando se habla de Hamlet de Hamlet , a pesar de sus diferencias. En la obra isabelina, como en la obra de Esquilo, un padre asesinado se convierte en la ta rea de los hijos de vengarlo. Hay que decir que, de las dos familias reales, solo las acciones de una son representadas en escena, la de Hamlet. Fortimbras solo aparecerá al final de la obra. Sin embargo, su presencia, con las múltiples significaciones que se le ha dado, está vigente desde el principio. Fortimbras, nos enteramos por Horacio, es la razón por la cual el rey Claudio se está preparando para la guerra. Ahora, señor, Fortimbras el joven, indómito, fraguado en metal ardiente, ha reclutado en los límites de Noruega, aquí y allí, una turba de desheredados dispuestos a ser carne de una valiente empresa que no es otra -y así lo han entendido los que nos mandan- que la de recobrar con mano dura y por la fuerza todos los territorios perdidos por su padre. (Acto 1 Esc. I)
Por otro lado, se ha mencionado que la figuración de Fortimbras es similar y a la vez antagónica a la del espectro. Hay quienes han visto al príncipe de Noruega como la representación del futuro1. Al menos, como el próximo rey de Dinamarca. Mientras el espectro, representando a Hamlet padre es, en esta lógica, representación de pasado, y quizá no solo por ser el anterior rey. Fortimbras, como futuro, constituye razones distintas a las pretéritas, por parecer motivado más por cuestiones políticas que por la razón de la venganza por su padre. Y el pasado, en la figura del ghost, pidiendo insistentemente a Hamlet la venganza, puede verse como un sistema de valoraciones 1
Eduardo Rinesi lo expresa anotando: “…el joven Fortimbrás es, también él, un espectro. Sólo que uno que, a diferencia del espectro del antiguo rey, no viene del pasado, sino del futuro.”, en Enrique Kozicki 2004, pág. 7.
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identificadas con lo medieval, con esa estructura de obediencia hacia Dios, el Rey y el padre. Se agrega que existe la posibilidad de leer una fuerte presencia de Dios que actúa en ausencia, entre otras cosas, por este motivo recurrente del teatro isabelino, la Venganza. Recurrente porque ya había aparecido en Spanish tragedie de Kyd, autor de un anterior Hamlet, y en Tito Andrónico, también de Shakespeare. La venganza tiene un correlato en la vida política en Inglaterra del siglo XVI a través de un pacto y juramento entre ciudadanos hecho ante Dios, que ya veremos. Estamos hablando del Dios judeocristiano, que expresa, a través de la Biblia, su opinión de la Venganza. Shakespeare puede tener en cuenta el ojo por ojo del Viejo Testamento, Testamento, donde se lee: 2 …y para que muera. No le tendrán compasión. Así quitarás de Israel el derramamiento de sangre inocente, inocente, y te irá i rá bien. No te compadecerás. Vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie . (Deuteronomio 19: 12, 13 y
21) Y, también, prestar atención a aquellas palabras del Nuevo Testamento, que dicen: Mía es la venganza, yo la retribuiré, dijo el Señor” (Hebreos
10:30); y, No os venguéis vosotros mismos, amados míos, antes dad lugar a la ira de Dios” (Romanos 12:19)
En este sentido, aparentemente contradictorio de las dos posturas, encontramos que la venganza es colectiva y civil: “y lo entregaran” y “quitarás de Israel”; y de dominio de la divinidad al mismo tiempo “Mía…dijo el Señor”, porque po rque Dios actúa a través del consejo de ancianos de la comunidad, que juzgaba los crímenes en los lejanos tiempos del Viejo Testamento. La venganza del pariente se realiza por concesión de una autoridad investida en poder divino. Pero el drama de Shakespeare está construido de tal manera que la autoridad es la criminal. Claudio se ha convertido en la autoridad por medio de un asesinato del que solo Hamlet sabe. Jan Kott ha razonado a propósito de la manera en que Shakespeare escribe sus obras, y declara que en la obra del dramaturgo inglés: “El poder real proviene de Dios y todo poder en la tierra es un mero reflejo de
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En esta cita y las siguientes el resaltado de letra es de la monografía.
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ese poder emanado de de Dios” y “El rey es un elegido de Dios”; Dios” ; en la obra Claudio dice: “un poder divino protege la majestad” (Acto majestad” (Acto 4 Esc V). Sin embargo, los espectadores de la obra, en tiempos de Shakespeare, podrían razonar que Claudio ha deslegitimado su representación divina, justamente por asesinar a Hamlet padre con el único fin de tomar su lugar. Hamlet hijo puede obrar aún en nombre de Dios y destituir al rey corrupto. Si enlazamos la Elsinor de la obra con la terrenal Londres de nuestro autor, Hamlet puede vengarse en nombre de la reina Isabel de Inglaterra si ha firmado el pacto que nombramos más arriba, este es el Vínculo de Asociación de Asociación de 1584. Esto nos dice Anne Barton del Vínculo de Asociación: Asociación : …un documento que suscribieron miles de ingleses devotos. Al hacerlo se comprometían “a tomar la mayor ” sobre todas las personas que conspiraran para derrocar a Isabel I y . Como ha señalado Helen Gardner, este juramento hecho ante “El Dios eterno y permanente” viola uno de los mandamientos más explícitos recibidos de ese Dios.
Tanto se refiere a “No matarás”, como a “Mía es la venganza”. Barton encuentra una contradicción y una desobediencia en este pacto hacia Dios mismo, pero más que nada porque no logra visualizar que el pacto es un compromiso colectivo, colec tivo, un pacto real, rea l, y no la libertad de ejercer la venganza personal, que es lo que Dios prohíbe o desaconseja en la Biblia. Para los firmantes del pacto que asistieron a la representación de la obra, la venganza del príncipe está totalmente justificada y carece de pecado porque Hamlet no desobedece las leyes divinas, sino que las honra al cumplir con el pacto, incluso tomando la sangre de su sangre, a su tío. Pero dentro de la obra no podemos visualizar que Hamlet obre con una conciencia colectiva, más bien parece urgido por un tumulto interior, de su espíritu. Sin Sin embargo, ante una frase como “algo huele mal en Dinamarca” podemos llegar a creer que Shakespeare le concede un implícito papel cívico a su criatura a través del asesinato político. Cabe recordar, en relación a lo dicho arriba, el problema de la persecución de católicos en Inglaterra. Entre los enemigos que visualiza el Vínculo de Asociación de seguro estaban contemplados los católicos ingleses que pudieran conspirar contra la corona. Según algunos críticos, William Shakespeare ha dejado repartida en su obra marcas textuales que indicarían su fe católica, además de ser el hijo de una ferviente católica según las investigaciones. Para aquellos católicos que vivieron entre el siglo
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XVI y XVII en Inglaterra, debió ser difícil convivir escondiendo sus elecciones religiosas o de iglesia, debió ser difícil actuar un papel por miedo a perderlo todo. Recordemos que, por solo dar asilo en su casa a sacerdotes católicos, Margaret Clitherow, que se conoce también como “la “la Perla de York ”, ”, fue aplastada con rocas hasta morir, y esto sucedió en 1586, dos años después del Vínculo de Asociación. Si bien tal documento no es lo que desata la intolerancia ni la persecución de católicos ca tólicos por parte de la corona y del pueblo protestante, si va en la misma dirección. Margaret Clitherow es una de los cuarenta mártires nominados por la Iglesia Católica, santificados entre trecientos casos registrados de violencia contra católicos entre los siglos XVI y XVII en Inglaterra y Gales 3. La misma familia de Shakespeare pudo ser blanco de acusaciones por su comunión católica. Según el profesor jesuita Peter Milward, la madre del dramaturgo, Mary Arden, católica, habría sido acusada de traición por su parentesco con John Somerville, un hipotético conspirador contra la vida de la reina Isabel. El problema de la intolerancia religiosa se retrata en El mercader de Venecia, Venecia, pero solo el e l problema de la persecución y la intolerancia i ntolerancia en sí, en Hamlet hallamos una de las consecuencias de las persecuciones, esta fue que, como Hamlet oculta lo que sabe fingiéndose loco, muchos ingleses de ese momento tuvieron que vivir aparentando, digamos, actuando como en una obra para ocultar su fe católica. Uno de esos ingleses fue Shakespeare. En Hamlet y en el resto de la obra de Shakespeare, el teatro dentro del teatro puede resignificarse con esta observación.
Racine por su parte vivirá un problema similar al de Shakespeare por ser jansenista en una corte católica. catól ica. Aunque esto no es lo l o único que une a estos autores. Ya dijimos que también utiliza el recurso de ausencias poderosas en, al menos, su obra Fedra. Fedra. En buena parte de esta tragedia, Teseo, el rey, padre de Hipólito y esposo de Fedra, está ausente. Lo sabemos desde el principio, y, hasta las noticias de su muerte entendemos el poder que su ausencia, aunque con vida, ejercía sobre los tres personajes importantes de la obra. Ya lo vimos con Barthes, cuando habla de “la Cámara”, el recinto del poder, en Sur Racine. Racine. Aunque a diferencia de las demás obras de Racine, en Fedra no existe explícitamente una cámara, lo que la constituye es la mera ausencia del 3
Entrevista a Peter Milward e información en http://wwwmileschristi.blogspot.com.ar/2012/09/sirwilliam-shakespeare-fue-catolico.html
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rey con vida, el destierro dice Barthes. Si Fedra no habla es porque siente su amor por Hipólito como un pecado incestuoso por ser este el hijo de s u esposo: Fui yo quien, sobre ese hijo, casto y respetuoso, me atreví arrojar incestuosas e impías miradas. (Acto 5 Esc. VII)
Pero ante la apresurada noticia de la muerte de Teseo la cámara desaparece. Fedra entonces se deja convencer rápidamente por Enone de que ya no existe pecado al dejar de existir su esposo y padre de Hipólito. Como paréntesis recordemos que Gertrudis en Hamlet , se casa con Claudio, hermano de Hamlet padre, luego de que este muere, y es el príncipe, su hijo, el que ve una relación incestuosa en el vínculo de su madre con Claudio: ¡Oh, cuán perversa ligereza! ¡Ir tan resuelta a un lecho de sábanas incestuosas! (Acto 1 Esc. II).
Siguiendo con la obra de Racine, Fedra no solo está sujeta al poder de Teseo ausente, sino también al de Hipólito presente. La circunstancia que había menguado la pasión de Fedra en el pasado fue que Teseo esté presente e Hipólito ausente: Respiré al fin, Enone; y a raíz de su ausencia, Mis días, menos agitados, trascurrieron trascurrieron apaciblemente. Sumisa ante mi esposo y ocultando mis penas (Acto 1 Esc. III).
Para el caso de Hipólito, la ausencia de Teseo implica una preocupación por la vida de su padre, pero más que otra cosa, su ausencia con vida envuelve la prohibición de vincularse con Aricia, la mujer que ama. ¿No recordarán ya mis extraviados sentidos el obstáculo eterno que nos separa? Mi padre la repudia, y por leyes severas prohíbe dar sobrinos a sus hermanos (Acto 1 Esc. I).
Aricia vive también bajo la prohibición de Teseo, no se le permite tener descendencia por ser la hija del tío de Teseo, Palante, y, por lo tanto, hermana de los palántidas, aquellos cincuenta hombres que junto a su padre quisieron tomar el poder de Atenas. Tenemos, entonces, tres personajes que viven bajo el poder de la cámara, el destierro de Teseo, y justamente lo que los estimula a dar a conocer sus impulsos
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amorosos ante sus compañeros, aun sabiendo que están bajo la carga de una prohibición, tanto si s i Teseo es esposo para Fedra, padre para Hipólito o rey para Aricia, es el destierro de Teseo. El conflicto de los tres personajes es amar a quien no deben, pero con la pasión más emergente que nunca por la ausencia física del representante del poder, de la prohibición. También y en relación a lo ya dicho, debemos hablar otra vez de la presencia de Dios o lo religioso en una obra, en este caso en Fedra. en Fedra. Si rememoramos la vida de Jean Racine, encontramos su crianza jansenista en Port Royal, y que se suele relacionar con su obra. En tal caso, nos servirá el resumen y los razonamientos de Jerónimo Martínez Cuadrado acerca del trabajo de Lucien Goldmann que está relacionado al jansenismo y a Jean Racine. Para hablar del jansenismo j ansenismo Cuadrado anota lo siguiente: La moral jansenista considera que este mundo en su doble vertiente -comunidad y universo, sociedad y espacio — resulta para la perspectiva ética inexcusablemente insuficiente, porque los auténticos valores morales no se llevan a cabo en él. El pensamiento trágico, que Goldmann va a derivar a partir del . Presente para juzgar nuestros actos en todo momento y ausente porque es el condicionamiento teleológico de todos los actos del hombre.
Nos lleva a pensar que este Dios, presente para juzgar y ausente como razón de las acciones, es el mismo Helios, presente y lejano en la obra, ese sol del que se oculta Fedra. Pero también, por las razones que vimos más arriba, el dios jansenista bien puede estar representado por Teseo y su destierro. Hay otro carácter propio del jansenismo que se complementa y se puede detectar en la obra, y es en la construcción de los personajes de los que hemos hablado. Es sabida la oposición extrema del jansenismo con respecto a que los hombres que dedican su vida a Dios tomen cargos políticos, principal razón que los enemista con el Cardenal Richelieu. Cuadrado resume esta posición del jansenismo escribiendo: “no “ no participación en el mundo, que es radicalmente malo; retiro y soledad del cristiano para poder consagrar su vida a Dios y a la oración.” oración. ”. Con respecto a esto, notamos que ninguno de los tres personajes importantes, que están siempre presentes en Trecene, parece interesado por las posibilidades políticas que se desatan con la errónea noticia de la
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muerte de Teseo. Son los súbditos de Fedra, Hipólito y Aricia los que actúan de voz de una conciencia acerca del poder. Como Enone diciendo a Fedra: … . Su muerte os deja un hijo a quien os debéis, esclavo si os pierde, rey si vos vivís. Al expirar, Teseo ha roto los lazos que constituían todo el crimen y el horror de vuestros ardores. Hipólito es para vos menos temible; podéis verle sin convertiros en culpable. Acaso, convencido de vuestro odio, va a suministrar un jefe a la sedición. Arrancadlo de su error, doblegad su corazón. Rey de estas felices playas, Trecene es su patrimonio, pero él sabe que las leyes otorgan a vuestro hijo las orgullosas murallas que construyó Minerva. Tenéis uno y otra una enemiga común: uníos, los dos, para combatir a Aricia. (Acto 1, esc. V)
Ismena, la compañera de Aricia, también alerta a su señora sobre los movimientos políticos generados por la muerte de Teseo: Es la primera consecuencia de la muerte de Teseo. Señora, preparaos a ver volar hacia vos desde todas partes los corazones que alejó Teseo. Por fin Aricia es dueña de su suerte y bien . (Acto 2, esc. 1)
Pero las motivaciones de los personajes principales es la pasión amorosa, no la obtención mundana del poder. Aun así, ninguno está cómodo con la pasión que los aqueja, como ya dijimos. Notamos entonces ese componente esencial de la moral jansenista: la culpa. Tanto Fedra como Hipólito han tratado de alejar sus pasiones prohibidas por medio del culto a las diosas del amor y de l a castidad, respectivamente, y Aricia vive bajo la culpa de haber sido hermana de conspiradores.
Transitamos por dos tragedias clásicas, con dos autores que construyen sus obras incluyendo poderosas ausencias. Tanto Shakespeare como Racine logran establecer un tráfico de significaciones entre lo representado en la obra y lo externo, tanto si es lo externo a la imagen de la obra, pero dentro de cada universo poético, como el mundo real de cada autor, la época de cada uno, con sus representaciones culturales y los conflictos políticos y religiosos de esos momentos. momentos. Con situaciones situaciones y motivaciones distintas, los autores de Hamlet y Fedra, Fedra, ponen en primer plano el sistema de obediencia hacia Dios, el Rey y el Padre. Pero lo hacen con una aparente ausencia de
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estos entes o con distancias diferentes, como figuras de fondo en niveles de lejanía, pero de una significación preponderante que se puede traducir en una puesta en crisis de esos valores, no con intenciones destructivas, sino de revalorización del hombre ante el poder, tanto terrenal, en la obediencia al padre y al rey, como divino, enfrentando de forma velada los dominantes religiosos en convivencia con la política en cada contexto, el protestantismo y la intolerancia de cultos que se generó en Inglaterra, y el catolicismo enfrentado al jansenismo en Francia.
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Bibliografía
Barthes, Roland, 1963. Sobre Racine. Racine. Siglo XXI, 1992.
Kott, Jan, 1964. Shakespeare, nuestro contemporáneo. contemporáneo. Barcelona, Alba Editorial, 2007.
Kozicki, Enrique, 2004. Hamlet, 2004. Hamlet, el padre y la ley. Buenos ley. Buenos Aires, Editorial Gorla, 2004.
Martínez Cuadrado, Jerónimo, 1981. Racine y el jansenismo, jansenismo, en revista: Anales de la Universidad de Murcia. Filosofía y Letras. Murcia, Editado por Univ. de Murcia, Fac. de Filosofía y Letras, 1981-82.
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