MENTE DE EXPERTO Y MENTE DE PRINCIPIANTE
Cuando nacimos e iniciamos el camino de la vida, nuestra actitud ante la misma, misma, era de principiante. principiante. Nos abismábamos abismábamos con el sol, las estrellas, el mar, la naturaleza las palabras, la sabiduría de papá y mam mamá, y las las máqui áquina nas s que que iban iban apar aparec ecie iend ndo o a nues nuestr tra a vist vista. a. Consta Constante nteme mente nte tratáb tratábam amos os de conoce conocerr el mund mundo o por nosot nosotros ros mismos; queríamos entender cualquier objeto que caía en nuestras manos. manos. Y una vez lo entendía entendíamos mos a nuestra nuestra manera, manera, es decir, con con mente mente de princi principia piante nte,, en no pocas pocas ocasio ocasiones nes desar desarrol rolláb lábam amos os nuest nuestra ra inven inventiv tiva a y apare aparecía cían n juguet juguetes es imitan imitando do los conoc conocido idos s o elaborábamos nuestras propias creaciones dándoles otras funciones diferentes. Un pedazo de palo hizo de carro o de pistola y nos prestó sus servicios como tal durante un buen rato de juego, y una muñeca encarnó a muchos seres de carne y hueso para recibir la proyección de nuestro nuestros s sentim sentimien ientos tos y pensam pensamien ientos tos.. Nuest Nuestra ra creati creativid vidad ad esta estab ba lib libre y disp dispue uest sta a a incu incurs rsio iona narr en la vida vida que que se nos nos presentaba sin ningún temor. Sin embargo poco a poco, prácticamente sin darnos cuenta, nuestra mente se fue cerrando y empezamos a abandonar esa actitud, no obstante lo cómoda cómoda que era. era. Empezamos Empezamos a adquirir adquirir una “mente “mente de experto” que definía, limitaba y prohibía, y la actuación del niño que orque orquesta stado do por por sus propio propios s sonido sonidos s recorr recorría ía grand grandes es dista distanci ncias as conducie conduciendo ndo su vehículo vehículo hipotético, hipotético, empezó empezó a merece merecernos rnos risas y hasta un poco de compasión con quién de esa manera era víctima de un autoengaño. Cuan Cuando do algu alguie ien n inic inicia ia una una nuev nueva a acti activi vida dad d (emp (emple leo, o, estu estudi dio, o, deporte...) o enfrenta un cambio de vida (matrimonio, separación, nueva vivienda...) vivienda...) si no mantiene la actitud de principiante, principiante, pronto pronto llegará a sentir que cae en la monotonía y que ello no le aporta nada nuev nuevo. o. Fácilm Fácilmen ente te tenderá tenderá a suspe suspend nder er lo que inició inició con tanto tanto entu entusi sias asm mo y múlti últipl ples es expe expect ctat ativ ivas as para para cam cambiar biarlo lo por por una una sensación de inestabilidad y fracaso. Si un no cristiano lee el Padre Nuestro por primera vez y lo hace con mente de principiante, podrá percibir la inmensidad del mensaje y llenarse llenarse de un gozo gozo especial. especial. Si luego luego lo repite repite diariame diariamente nte sin la misma misma actitud, actitud, le irá perdiend perdiendo o el sentido. sentido. Terminar Terminará á por volverse volverse experto en el Padre Nuestro y ya nada le dirá la oración.
Cuantas veces escuchamos a un expositor con mente de principiante y luego, cuando recibimos copia escrita de su disertación, nos negamos a leerla por considerarnos “ expertos” en su pensamiento. De esa manera nos privamos posiblemente de conocer nuevas facetas que fácilmente pudieron escaparse a la primera experiencia. Todos estamos familiarizados con la frase de Sócrates: “Solo sé que nada sé”. La primera vez la escuchamos con mente de principiante y no solo nos impresionó sinó que captamos el mensaje. Luego, de tanto oírla y repetirla le hemos perdido el sentido original. Simplemente entró en nuestro bagaje de “Expertos” y lo utilizamos mecánicamente sin que remueva realmente nuestra sensibilidad. La verdad es que esa frase encierra el verdadero sentido y la actitud de quien tiene Mente de Principiante. Este concepto que en japonés se define por la sola palabra SHOSHIN, significa dentro de la práctica ZEN el compromiso de estar alerta a las circunstancias específicas de cada instante, conocer la realidad que nos rodea en el sitio y el momento que estamos viviendo (el “ahora y aquí”), y tomar de esa realidad los signos que nos ofrece con generosidad. Su aplicación empieza con el reconocimiento de nuestra ignorancia, ese vacío a que se refieren los orientales y sin el cual es imposible que haya espacio para el nuevo conocimiento que llega. Una leyenda Zen recoge de manera muy gráfica este concepto: Un profesor universitario sintió la inquietud por conocer a un viejo maestro Zen, ampliamente reconocido por su sabiduría, y decide visitarlo. El anciano lo recibe en el templo y lo instala en un cómodo cojín, sobre una alfombra esplendorosamente blanca. “Le gusta el té”? pregunta el viejo maestro ofreciéndole una taza al profesor. Este asiente con la cabeza mientras levanta la taza. El maestro vierte en ella un fuerte chorro de té. El líquido sube rápidamente hasta llegar a unos dos centímetros del borde de la taza y el profesor alza la mirada. El maestro continúa vertiendo el té, y el profesor suelta la taza mientras le dice: “Que hace usted? Se ha dado cuenta el daño que ha causado en mi ropa y en mi alfombra”?. El maestro toma la taza de nuevo la llena y se la ofrece al profesor diciéndole: “Esta taza es como su mente. Usted no puede aprender por que ya está lleno”. Un maestro Zen, Shunryu Suzuki, sostiene: “En la mente del principiante hay posibilidades infinitas; en la del “Experto”, muy pocas.
Es bien clara pues, la diferencia: mente abierta, llena de posibilidades, dispuesta a aprender, libre de preconceptos. Actitud de Experto: mente llena de conocimientos, demasiado ocupada en sus propias experiencias.
DIFERENCIAS ENTRE MENTE DE PRINCIPIANTE Y DE EXPERTO MENTE DE PRINCIPIANTE
MENTE DE EXPERTO
Sentido de observación
Tendencia a evaluar a priori
Gran imaginación
Imaginación frenada por la experiencia
Curiosidad
Lo conocido prima sobre lo nuevo
Inquietud por mejorar
La seguridad del conocimiento niega la necesidad del cambio
Receptivo al exterior
Solo su experiencia es valedera
Pide y recibe opiniones
Poco receptivo a la crítica
Piensa que puede aprender de todos
Piensa que son pocos los que pueden enseñarle
Inquietud sistemática
Su sabiduría es: Mas vale viejo conocido que nuevo por conocer
Dispuesto a escuchar
Dispuesto a sentar cátedra
Analiza cada situación
Encasillado en marcos de referencia
Solo sé que nada sé
Es mucho lo que he estudiado y aprendido