Luna de Avellaned Avellaneda: a: ¿Colect ¿Colectividad ividad en tiempos modernos?
La película película comienza situando situando a el club deportivo deportivo Luna de Avellaneda, Avellaneda, en su época época de esplendor en una Argentina de los años 60, donde la economía era solida y el sentido de comunidad comunidad era algo significativo significativo para los habitantes habitantes de ese pueblo de Buenos Aires. Las relaciones que se daban en torno al club eran en ese entonces, las instancias de socialización más próximas donde todos los vecinos del sector eran miembros y sus familias compartían en los diferentes eventos. Esta época se ve plasmada en el film como una época alegre, vital, con juegos de kermese, música y colores brillantes. Todo pasaba en el club, ejemplo de esto es que el protagonista nació durante una fiesta en el lugar. De este paisaje la película nos traslada al año 2001 , donde el país vecino se encontraba en crisis económica, aquí se muestra al protagonista Román el hijo del club, barriendo barriendo un lúgubre lugar venido a menos , sin mucho público , sin socios socios y con una deuda con el municipio por no pago de impuestos. El club definitivamente no era lo que era en su edad de oro, es en este contexto en que muere su fundador un español español idealista idealista que quería a través través del deporte deporte generar generar vínculos vínculos entre entre los miembros, crear una especie de “ familia” con valores y una identidad compartida, un espacio de cooperación mutua que recreara a las personas. Al analizar la época de esplendor esplendor del club, se ve una sociedad donde primaba el respeto y existía un sentido de comunidad, centrado en las relaciones que se daban en la cotidianeidad de los barrios. En ese telón de fondo surgen los clubes como respuesta respuesta a la necesidad necesidad de encuentro y recreación recreación que tenían tenían las personas personas de la época, la comunicación era cara a cara, los niños jugaban en las calles, la gente se relacionaba con sus vecinos y las fiestas eran en familia, donde se bailaba tango. En contraposición la época actual, no puede estar más alejado de esto, la economía de mercado, la tecnología y la globalización, nos hace situarnos en un tiempo en que un Club de Avellaneda, estará condenado al fracaso, esto pues, ya no hay tiempo para la sociabilización, sociabilización, las personas personas trabajan un mínimo mínimo de 8 horas diarias
su momento para interactuar con gente se limita a su lugar de trabajo al vinculo exclusivo con sus familiares más cercanos o por medio de las redes sociales. Actualmente el termino comunidad no tiene sentido por sí mismo, ya que vivimos en una sociedad pro individualismo, donde lo colectivo no tiene espacio, puesto que no es compatible con el mercado que fomenta la competencia en desmedro de la cooperación. Si existiera hoy una fiesta como la de la kermese del club en su época de antaño, claramente no tendría un tango como música de fondo , si no sonaría una cumbia o alguna canción de moda y difícilmente veriamos familias completas sistiendo y participando, así la película ilustra el choque de generaciones existente, marca notoriamente las diferencias entre ambas en el film , por un lado está la generación de Román y por otro la de los jóvenes del año 2001 en argentina , con otros intereses , otra manera de generar una identidad , ajenos a cualquier cosa que demande tiempo , la generación actual quiere cosas instantáneas , resultados rápidos , y el club hace tiempo que no daba ese tipo de resultados, no había ganado una competencia desde hace años , eso no motiva a alguien de nuestra generación. Es por esto mismo que ya no reunían nuevos socios jóvenes, solo habían niños y uno que otro adulto encargado. Es así como la economía Argentina, actúa como un catalizador de las situaciones que van afectado a Luna de Avellaneda, esto se entiende dado que los cambios en la economía de las naciones van de la mano con las transformaciones sociales, con las costumbres y por supuesto con los hábitos de la sociedad. En palabras del cientista político Francis Fukuyama, “la economía no puede ser divorciada de la cultura”. Esto se refleja cuando en plena crisis, se muestra como el club es amenazado en convertirse en un casino de juegos, perdonándole la deuda millonaria del club por no pago de impuestos, en esa situación llega entonces llega un llamado “socio” que propone tranzar el valor simbólico del club por puestos de trabajos para todos los miembros en el casino. En el contexto de crisis y cesantía por la que pasaba el país en ese momento propicio para que la gente aceptara, ya que, además no se sentían parte del club ni lo veían como un espacio que les hiciera sentido y que tuviera un valor real para ellos. Para los argentinos situados en ese escenario, lo que los definía, lo que les importaba y les hacia sentido, era el trabajo, a
lo que se
dedicaban. Actualmente lo que define a una persona es el trabajo en que se desempeña, no lo que más le gusta o lo que es más cercano. Una persona es psicólogo, doctor, obrero, comerciante o ingeniero para la sociedad, más allá de los valores intrínsecos que pueden describir a esa persona. La identidad existente en los miembros del pasado se ve en diferentes escenas del largometraje ejemplo de esto es la escena en que Román discute con su amigo Amadeo quién le reclama: “¿Vos te crees que sos el único que tiene sensibilidad social, vos crees que sos el único que sufre por el club? A mí también me importa el club; Para mí el club es un símbolo de otra época, pero es un símbolo”. Ante esto el protagonista responde: “No, no es un símbolo de otra época, es una realidad de hoy, con 392 pibes que van todos los días”. Mientras para unos Luna de Avellaneda, había sido parte de una realidad de su pasado, para Román seguía construyendo su presente y su futuro, para él mientras tuviera miembros, bastaba y cumplía su función. Mientras se determinaba el futuro del club mediante una votación de sus miembros, se percibía en el discurso de los mismos un vaivén de pensamientos que fluctuaban entre el deseo de permanecer y heredar a futuras generaciones un club renovado con el mismo aire familiar de antaño, que propiciaba las relaciones y unía a sus miembros entorno a los triunfos deportivos, esto versus la necesidad de progreso y trabajo que expresaba la gente , desean “modernizarse” , salir del anonimato de un pueblo pequeño y pasar a ser el lugar donde se encuentra el “casino” de la ciudad. Es en esta misma escena donde Román da un discurso sobre lo que para él es importante y lo que para él significa la felicidad, algo que va más allá de acumular cosas o vivir en un entorno de belleza y perfección. Para el es el contar con la admiración de su familia y amigos, con esto se plasma su ideología que lo rodeaba a él y a su club. Pensamientos que encarnan otra época, una que no se basaba en el consumo ni en un éxito predeterminado por lo que dice la sociedad. Este concepto lo describe bien Fukuyama con la siguiente frase: “El deseo de reconocimiento no tiene un objetivo material, sino que busca sólo el reconocimiento justo de la valía
individual por parte de otra conciencia humana. Todos los seres humanos sienten que tienen una cierta valía o dignidad inherentes”. Dignidad que Román dice no haber perdido nunca, sin embargo , estuvo cerca cuando descuidó a los suyos . Los clubs sociales sobreviven actualmente, en las sombras de pequeñas ciudades, con miembros en la edad adulta. Pretendiendo ser generadores de capital social y agentes de sociabilización. Pero actualmente el capital humanó pasó a ser representado por industrias, empresas y máquinas y no por la relación existente entre personas. Esta situación es el telón de fondo donde la necesidad económica hace surgir lo peor en los personajes que rodean la historia, empieza a dominar el egoísmo y los intereses personales, es así, como miembros honorables del club terminan vendiendo lo que fue parte de ellos por tanto tiempo, otro ejemplo de esto es el hijo de Román despedido sin previo aviso por su Jefe después de haber trabajado años ahí, sólo porque a otro le puede pagar la mitad. También se visualiza esta situación en la tesorera del club, quien desesperada por la falta de dinero, intenta robar el fondo común que llevaban reunido para salvar al club. En la decisión final los miembros votan por la venta del club, esto excusándose por los problemas económicos por los que están pasando, la falta de trabajo y la crisis del país, sin embargo, la discusión va más allá, dado que los factores que realmente afectaron al club fue el desapego de sus miembros con éste, la falta de tradición y cultura comunes, también los cambios en la estructura familiar moderna. Esto llevo a una pérdida del vínculo de los participantes con el club haciéndolo un sinsentido que no pesaba lo suficiente en comparación a una “oportunidad de surgir” La película finaliza con Román retomando su relación con su hijo, alejándose del pasado y concentrado en un futuro fuera del país, pero siempre llevándose a Luna de Avellaneda con él (recupera su carnet de socio y lo hecha a su maleta), con esto se demuestra que lo simbólico no desaparece y que la identidad de socio es algo simbólico e interno que el protagonista decide conservar a pesar de estar lejos.
Bibliografía
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Fukuyama, F. El final de la Historia y el último hombre. (1996). Barcelona, España. Editorial Planeta.