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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL
PERÚ
"LOS FUNERALES DE LA MAMÁ GRANDE": UN RETRATO DE LATINOAMÉRICA A TRAVÉS DE LA HISTORIA Y EL MITO
Monografía que como parte del curso de Investigación Académica presenta la alumna:
Katherine Leith Fresia Contreras Gómez
Julio, 2011
RESUMEN
En el siguiente trabajo se analizará el paralelo que imprime García Márquez entre las dinámicas socioeconómicas y culturales de Macondo (en "Los funerales de la Mamá Grande") con las sociedades latinoamericanas coloniales y postcoloniales hasta el siglo XX. La propuesta es demostrar que los principales elementos y personajes del cuento parten de antecedentes socioculturales influenciados por el autor.
La investigación se dividirá en dos capítulos. El primer capítulo abordará el impacto cultural y social que significó la colonización europea a América, a través de las políticas que fueron diseñadas para crear un nuevo orden social. El primer subcapítulo: "Reformas y políticas de erradicación y homogeneización cultural durante el periodo de instauración colonial" estará enfocado en explicar y describir la naturaleza de las reformas que se impartieron al comenzar el orden colonial; así mismo, se abordará el fenómeno de los movimientos resistentes ante dichos mandatos, la organización por castas, la llegada de esclavos, etc. En el segundo subcapítulo: "La figura del dictador en contraste con la figura mítica y parodiada de la Mamá Grande como crítica ante la amenaza del olvido histórico" se desarrollara el rol histórico del dictador a lo largo del periodo republicano, se comparará con el personaje de la Mamá Grande y los componentes exagerados que le imprime el autor a esta a modo de exponer, criticar y satirizar este tipo de gobiernos colapsados. En el segundo capítulo se analizará la naturaleza e institución de la autoridad tradicional a través de la Iglesia católica y el sistema gamonal como instituciones legitimadoras de las marcadas diferencias sociales a lo largo de los periodos coloniales y republicanos, ambos organismos se encuentran presentes en el cuento. El primer subcapítulo: "La Iglesia católica como institución legitimadora de jerarquización social retratado en el rol del Sumo Pontífice" abarcará la importancia e influencia de la Iglesia como organismo colaborador en la instauración de las desigualdades socioeconómicas a través de los mandatos de derecho divino incuestionables; de igual forma, el Papa (en el cuento) al asistir a los funerales de una matriarca que representa una autoridad incuestionable. El segundo subcapítulo: "El sistema gamonalista: fuente principal de riqueza y poder de la Mamá Grande y familia" estará enfocado en desarrollar y analizar el sistema gamonalista como medio de sometimiento a través de la usurpación de tierras por métodos ilegales y violentistas; en paralelo, la fortuna de la M.G se basa en este mismo recurso: este sistema conforma su principal canal de ingresos.
De esta forma, se demuestra que la plantilla del recurso mitificador, producto del periodo represivo de la Colonia, está presente en el cuento a través del carácter divino del personaje principal. Del mismo modo, la autoridad tradicional reflejadas dos instituciones poderosas: Iglesia y gamonalismo legitimaron las distancias sociales, propias de Estados en crisis de identidad y colapsados. Ambos elementos son objeto de crítica y rechazo por parte del autor.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN…………………………………….....................................................5
CAPÍTULO 1: LA CONQUISTA Y SUS REPERCUSIONES SOCIOCULTURALES COMO INFLUENCIA EN GARCÍA MÁRQUEZ PARA IMPRIMIR COMPONENTES MÍTICOS Y EXAGERADOS EN PERSONAJES Y EVENTOS...13
Reformas y políticas de erradicación e imposición cultural durante el periodo de instauración colonia ………………………………………….……………15
La figura mítica y ridiculizada del dictador: eje principal dentro de un imaginario suspendido en el tiempo como crítica ante la amenaza del olvido histórico……......................................................................................................23
CAPÍTULO 2: ORÍGENES Y FORMACIÓN DE LA AUTORIDAD TRADICIONAL EN LATINOAMÉRICA ……………….………………………………………………28
2.1 La iglesia católica como institución legitimadora de jerarquización social retratado en el rol del Sumo Pontífice …….………………………………….30
2.2 El sistema gamonalista: fuente principal de riqueza y poder de la Mamá Grande y familia…………………………………………………………………………36
CONCLUSIONES……………………………………………………………………...42
BIBÑIOGRAFÍA………………………………………………………………………45
INTRODUUCIÓN
En la siguiente monografía se analizará las similitudes socioeconómicas y culturales de Macondo (en "Los funerales de la Mamá Grande") en contraste con las sociedades latinoamericanas desde la colonia hasta mediados del siglo XX.
Se pretende explicar, contrastar y analizar factores históricos tales como sistema colonial, reformas de imposición social, gobiernos absolutistas, así también la naturaleza y evolución mítica – cosmogónica, de este lado del continente, que marcaron el rumbo de la población hispana en cuanto a desarrollo e imaginarios colectivos y que, a su vez, brindaron una identidad particular a estos. Basado en dichos antecedentes, García Márquez se apoya e inspira para plasmarlos en el cuento bajo su peculiar estilo satírico y exagerado que, sin embargo, no lo exime de la realidad social. Teniendo como eje principal la figura poderosa e inmortal de la matriarca más emblemática de alrededores conocida como la Mamá Grande, se genera una compleja red de estructuras jerárquicas que incluye a su incestuosa familia, sus cercanas afinidades con el Sumo Pontífice y el Presidente de la República, su rol latifundista de corte feudal, etc. Debajo de estas dinámicas estamentales se halla una serie de trasfondos socio- históricos y míticos de gran relevancia para el análisis de este trabajo. A través de los componentes extremos y parodiados en personajes (las dimensiones corporales de la Mamá Grande) y situaciones presentes en la narración (la magnitud de sus funerales, la inmensidad de su fortuna, personajes ilustres, etc.) se puede percibir la carga social y la necesidad de levantar cierta voz de protesta proveniente del autor.
El primer capítulo abarcará la conquista española a América y sus repercusiones socioculturales como antecedentes en el autor del cuento para imprimir elementos míticos y exagerados en personajes y eventos a lo largo de la historia. El carácter represivo y drástico de la instauración colonial generó una serie de reacciones en la población nativa necesarias para poder sobrellevar el nuevo sistema del que formaban parte importante. Esta herencia histórica ayudó a formar la visión del mundo del colectivo hispano a través de los periodos coloniales y republicanos. En el primer subcapítulo me enfocaré en explicar las reformas y políticas de erradicación cultural, tales como las imposiciones lingüísticas y religiosas que desde un primer momento se decretó, y su posterior homogeneización, durante la etapa de instauración virreinal, los cuales afectaron los patrones de orden social existentes en los aborígenes, sus lazos de parentesco y concepción mítico-religiosa que ocupó, especialmente, un rol trascendente en la forma de vida que hasta entonces llevaban. Todas estas modificaciones y limitaciones a la libertad de poder desarrollarse culturalmente de manera autónoma, generaron en estos individuos la necesidad de recurrir al recurso escapista de la reinterpretación y reenfoque de su realidad (a modo de refugio ante una verdad dolorosa y desesperanzadora) a través de la modificación de sus mitos que, como ya se mencionó, ocupó un protagonismo de gran importancia para estos hombres. Sobre la base de estos antecedentes me apoyo para poder sostener que gran parte de los elementos cuasi divinos y exagerados presentes en "Los funerales de la Mamá Grande" (el poder que tiene sobre la lluvia, los días, los fenómenos naturales, el hecho de que nadie imaginara que era mortal, etc.) se deben, precisamente, al carácter mítico que la herencia del imaginario colonial dejaron marcadas hasta nuestros días. En el segundo subcapítulo, desarrollaré la figura histórica del dictador y la contrastaré con la imagen mítica y parodiada que García Márquez le imprime a la Mamá Grande, esto como crítica ante la posibilidad de olvidar acontecimientos históricos tan perniciosos como este y que, por lo tanto, podría repetirse. Este subcapítulo estará enfocado en hacer un reseña sobre los principales y más recordados gobiernos dictatoriales en Latinoamérica, así como sus fatales consecuencias y sus posteriores implicancias en la formación de un recuerdo histórico colectivo en torno a esta figura autoritaria; en paralelo, lo contrastaré con el personaje principal del cuento que, evidentemente, representa un modelo autoritario absolutista que no se cuestiona y, al mismo tiempo, se le teme. Mi propuesta en este subcapítulo es que Gabo, utiliza estas características, notoriamente exageradas, en su personaje principal a fin de darle a esta notoriedad y especial atención para generar reflexión en torno a lo que esta matriarca representa en nuestros registros históricos (vigentes en algunos casos).
En el segundo capítulo analizaré los orígenes y la formación de la autoridad tradicional en Latinoamérica. En este caso me enfocaré exclusivamente en el rol que el sistema gamonalista y la Iglesia Católica han ocupado en dentro de este marco autoritario para poder comprarlos, posteriormente, con el personaje del Sumo Pontífice, en el cuento, como figura legitimadora de desigualdades sociales por condición natural. Así mismo, contrastaré la influencia social del gamonalismo y haré un paralelo con el recurso que utiliza la M.G como fuente primaria de su fortuna y la de su familia, el cual es el latifundismo con rasgos feudales: el poder basado en la posesión de tierra para poder crear dependencia en quienes las ocupan y trabajan. En el primer subcapítulo ahondaré de manera detallada en el rol que ocupó la Iglesia Católica dentro del marco Colonia-República como institución que influyó en gran medida en la formación de marcadas diferencias estamentales a través la autoridad divina y dogmática que representaba, ya que se trataban de condiciones naturales que no podían, bajo ninguna circunstancia, ser alteradas; cada uno debía aceptar lo que le sea que le haya tocado vivir. De esta forma, se podía controlar a gran parte de las masas excluidas para poder llevar a cabo el sistema virreinal, que dependía sobremanera de la explotación indígena; así mismo, el personaje del Sumo Pontífice, en el cuento, contribuye a reforzar las desigualdades retratadas al asistir desde el Vaticano hasta Macondo para poder asistir a las exequias de la matriarca protagonista, quien encarna a una autoridad tirana y elitista; la presencia del Papa brinda validez a todos los recursos de los que esta se ha valido para poder llegar a ser quien fue en vida. En el segundo subcapítulo, me enfocaré en desarrollar el fenómeno histórico-social del sistema gamonalista y cómo la Mamá Grande ha utilizado este recurso para acumular su vasta fortuna, a costa de la expropiación de terrenos y la explotación a quienes la ocupaban; nuevamente García Márquez plasma un hecho real (vergonzoso y lamentable) a modo de auto reflexión sobre nuestra memoria histórica.
El trabajo se realizó bajo un enfoque de estudio histórico y social. Utilizo como referencia las investigaciones y estudios realizados por Peter Klarén: "El choque de los imperios y la formación de la sociedad colonial" (2008: 57-88), quien se ha especializado en temas referidos a la Colonia y a la República que me fueron de gran utilidad en el desarrollo del primer capítulo donde analizo el sistema colonial y sus alcances. De igual, recurrí a los estudios de Lucena: Breve historia de Latinoamérica (2010), quien hace un estudio exhaustivo acerca de las dictaduras en Latinoamérica durante el siglo XX, del cual hago una breve reseña para poder contrastarla con la figura dictatorial que representa la Mamá Grande en el cuento analizado; finalmente, para poder apoyar mis conclusiones del primer capítulo, utilicé un artículo de Eduardo Huárag, el cual se centra (en una pequeña parte del estudio) en analizar, brevemente, el personaje de la Mamá Grande como un ser mítico que ha sido producto de una serie de construcciones mentales a lo largo del tiempo.
Por otro lado, para el desarrollo del segundo capítulo, el cual aborda la formación de la autoridad tradicional en Latinoamérica, me sustento en el enfoque social de Alberto Flores Galindo en torno al tema de gamonalismo, el cual se trabajará en el cuento a partir del rol jerárquico que ocupa la Mamá Grande en el cuento, como representación de autoridad tradicional expresada en el sistema gamonal; para trabajar el primer subcapítulo, utilizo el trabajo, principalmente, del historiador Enrique Dussel quien trabaja la influencia de la presencia eclesiástica en Latinoamérica.
La bibliografía existente en torno al análisis de la obra de Gabriel García Márquez es abundante, sobre todo, novelas como Cien años de soledad, El otoño del patriarca, El amor en los tiempos del cólera, Crónica de una muerte anunciada, etc. que han sido objeto de numerosas reseñas y análisis desde que se publicaron y de las cuales varias han quedado incluidas en los cánones de la literatura contemporánea. Entre sus las investigaciones más notables se encuentran Mario Benedetti con su trabajo El recurso del supremo patriarca, en el cual analiza a profundidad El otoño del patriarca; así mismo, están los trabajos de Jorge Scherman: La parodia del poder: Carpentier y García Márquez (2003), Agustín Seguí: La verdadera historia de Macondo (2004), Carmen Perilli: Imágenes de la mujer en Carpentier y García Márquez (1990), Mario Vargas Llosa: García Márquez: historia de un deicidio (1971), etc. No obstante, en cuanto al cuento que analizo en esta monografía, la bibliografía se torna algo limitada; entre ellos se puede encontrar el artículo de Eduardo Huárag: "García Márquez: la fábula, el hecho extraordinario y la percepción de la realidad", en el cual menciona, brevemente, la carga mítica en torno al personaje de la Mamá Grande. De igual forma, hallé el artículo "Gabriel García Márquez: un narrador singular e imaginador de mundos y eventos peculiares" (Anthropos 1981: 3-48) en que se analiza diversos elementos de la realidad social Latinoamericana: el dictador, el caos de las nacientes Repúblicas y las represiones: "Conocer el contexto social, político, cultural y profesional en que nace y evoluciona la obra de G.M no solo es importante para clarificar las fuentes de su poética y creatividad narrativa, sino para descubrir la sensibilidad y el significado concreto […] del proceso de su formación humana y estética" (Anthropos 1981:15). De igual manera, conseguí la tesis de Ana María del Río: La figura del narrador en dos textos de la literatura latinoamericana contemporánea: "Los funerales de la Mamá Grande" y El otoño del patriarca (1990); dicha tesis se centra en las vivencias que ha tenido el autor a lo largo de su juventud (su carrera como periodista, las obras de otros escritores, que le han servido de influencia para darle forma a la figura del dictador que plasma en ambas obras. También se puede encontrar el artículo de Victoria Chase: "(De) mitificación en Los funerales de la Mamá Grande" (1980: 234-247), dicha reseña se centra, nuevamente, en la experiencia personal del autor (específicamente su infancia) para la creación del personaje de la Mamá Grande, así como la mitificación del poder y la demitificación de la versión oficial de los hechos históricos que se desarrollan en la historia. Además, encontramos el artículo de Germán Restrepo: "Cultura popular, oralidad y literatura en Los funerales de la Mamá Grande" (2007), el cual se enfoca en analizar la experiencia cotidiana del cuento desde un enfoque de parodia y la perspectiva del narrador. Finalmente, hallé un pequeño artículo de Darío Restrepo: "Poder y gamonalismo en los funerales de la Mamá Grande" (2011: 119-127), donde menciona, brevemente, el gamonalismo presente en el cuento, para luego contrastarlas con las obras de otros autores que también incluyen dicho sistema.
Por lo tanto, el enfoque que presenta mi trabajo toma una dirección distinta, ya que ninguna bibliografía trabaja el tema de la autoridad tradicional, presente en el cuento, desde la perspectiva del Sumo pontífice y el sistema gamonalista. Así también, mi propuesta de que la carga mítica en torno a la figura de la Mamá Grande (para el autor) tiene influencia directa de acontecimientos históricos específicos, tales como la naturaleza violentista y represiva de la conquista española y los constantes gobiernos dictatoriales en Latinoamérica no han sido profundizados aún. Teniendo como guía entrevistas de García Márquez y su discurso al recibir el premio Nobel de Literatura, en el que expresa su compromiso social a través de las letras, a partir del rumbo histórico que ha tomado la región, sustento mi postura de que "Los funerales de la Mamá Grande" es un retrato que engloba gran parte de nuestra realidad cultural, histórica, social y política de los últimos cinco siglos, en el cual también se percibe el rechazo del autor ante dichos acontecimientos, expresados a través de la parodia y la sátira.
La limitación del tiempo impidió que haya podido profundizar en mayores aspectos históricos, como las guerras independentistas o la liberación de esclavos, los cuales fueron, también, acontecimientos trascendentes que marcaron las estructuras sociales y la memoria colectiva de los hispanos y que también forman parte del conjunto inspiracional de García Márquez en la creación del cuento y de su obra en general; de igual forma, hubiese querido abordar el fenómeno de las oligarquías, ya que estuvieron presentes en gran parte del periodo republicano e influyeron en la formación de nuevos patrones jerárquicos que, en algunos casos, aún se encuentran vigentes en esta parte del continente.
CAPÍTULO 1
LA CONQUISTA Y SUS REPERCUSIONES SOCIOCULTURALES COMO INFLUENCIA EN GARCÍA MÁRQUEZ PARA IMPRIMIR COMPONENTES MÍTICOS Y EXAGERADOS EN PERSONAJES Y EVENTOS A LO LARGO DEL CUENTO
La historia moderna de Latinoamérica está determinada por la llegada de europeos a tierras americanas a comienzos del siglo XVI. Su colonización y posterior instauración virreinal trajeron una serie de cambios y reformas drásticas en los pobladores originarios (de distintas etnias e idiomas), desde la religión, el idioma, la estructura social y gubernamental hasta la concepción del mundo. Los nativos debían ser ahora reagrupados en pequeños anexos llamados reducciones, obligados a trabajar, producir y tributar para la monarquía española a quien le debían toda la honra y gratitud por haberlos sacado del estado de 'salvajismo' en el que se encontraban hasta antes de su llegada; de esta manera, se suprimieron las estructuras del curacazgo (red de emparentamiento bastante asimilado a lo largo del territorio hispano que servía de nexo entre la autoridad imperial y, a su vez, funcionaba como grupo de cohesión que brindaba sentido de pertenencia hacia una familia en particular). Del mismo modo, se impuso la religión católica como la única fe que debía practicarse y difundirse, por lo que las demás doctrinas y rituales precolombinos fueron condenados (incluso se castigó a quienes mantenían rituales de manera secreta). En conclusión, esta serie de transformaciones socioculturales generó en la población autóctona la necesidad de reinterpretar su cosmogonía para poder darle sentido al fenómeno del cual ya formaban parte irreversible; García Márquez parte de la magnitud y trascendencia de estos acontecimientos históricos, y tan particulares de nuestro continente, para crear personajes y situaciones exageradas y cargadas de componentes míticos como recurso de crítica y necesidad de representar todo aquello que aún no se ha terminado de interiorizar ni ha sido resuelto.
1.1 Reformas y políticas de erradicación e imposición cultural durante el periodo de instauración colonial
Con la captura de las principales autoridades imperiales (Incas y Aztecas) y sus posteriores asesinatos, el proceso de colonización en tierras americanas se aceleró de manera irreversible. Se comenzó por reagrupar a los habitantes nativos, pues estos contaban con distintos criterios de ubicación a lo largo de la costa y Andes; se crearon pequeñas aldeas llamadas reducciones, las cuales facilitaban el control y dominación sobre las masas desde distintos aspectos. Sin embargo, estas movilizaciones forzadas generaron un impacto negativo en los indios:
Si la política de reducciones, de 'racionalizar' los patrones de asentamiento indígenas parecía bastante lógica para los españoles, para los andinos fue exactamente lo opuesto y, en realidad, fue eminentemente destructiva. Para empezar, era un golpe a las redes de parentesco dispersas y al patrón de archipiélago de los asentamientos andinos que ubicaba pequeños caseríos 'racionalmente' insertados en todo espacio disponible en el paisaje sumamente vertical y variado de los Andes con sus múltiples zonas climáticas y productivas (Klarén 2008:90).
Como menciona Klarén, las estructuras de parentesco se vieron resquebrajadas y desarticuladas de manera irremediable con los nuevos sistemas laborales impuestos desde un comienzo: la extracción minera y los obrajes que se convirtieron en modos de tributación a la monarquía española. Dicho sistema también se reprodujo durante el periodo prehispánico; sin embargo, la diferencia radicaba en que el trabajo realizado en este último funcionaba de forma recíproca entre el gobierno y la población; en cambio, durante la Colonia, el tributo era unilateral, es decir, se trabajaba sin recibir compensación alguna. Estos trabajos forzaban a los indios a abandonar sus lugares de origen para trabajar las minas de plata y plantas textiles en condiciones de explotación, donde la tasa de mortalidad fue elevada y se produjo la mayor cantidad de bajas que desencadenó la fuerte caída demográfica de mediados del siglo XVII (que también estuvo relacionada con la propagación de enfermedades traídas por los europeos a los cuales los nativos no estaban preparados inmunológicamente).
A mediados del siglo XVI, la monarquía española, como refuerzo a la demanda de mano de obra que la corporación colonial necesitaba de manera apremiante para mantener a flote las dinámicas instauradas por los peninsulares y por la creciente mortandad dentro de la población nativa, decidió traer y comercializar esclavos, provenientes de distintos países, para insertarlos en los distintos rubros de los que estaba compuesto la actividad económica colonial; tales como la minería, la agricultura, pequeños artesanos y trabajos de servicio doméstico. Este nuevo sistema esclavista no estuvo exento de abusos y estigmatizaciones de índole socio-racial, en palabras de Cáceres: "El repudio de los afroamericanos e indígenas fue parte de una jerarquía racista en la que el ideal blanco y católico se convirtió en el alter ego de las élites políticas y un ideal para los sectores sociales subordinados" ( 2001:16). De esta forma, los esclavos al haber sido extraídos y separados abruptamente de sus tierras nativas y al verse quebradas sus costumbres y formas de vida, también fueron desarticulados culturalmente (Álvarez 1997:64).
No tardó mucho en cristalizarse el complejo e inevitable fenómeno del mestizaje racial y cultural que se extendió a lo largo del dominio colonial, que es, probablemente, el aspecto más representativo y simbólico de lo que significo el acontecimiento de la conquista: la mezcla y el sincretismo de oprimidos y opresores, de aborígenes y blancos; del mismo modo, la violencia y coerción que fueron componentes bastante utilizados por parte de los conquistadores en las numerosas y sistemáticas violaciones de las que fueron víctimas muchas mujeres indígenas que trajo como resultado a los primeros mestizos. El mestizo (del cual formamos parte la mayoría de latinoamericanos) era reflejo y producto de ese choque cultural, violento e inesperado que trajo la invasión europea; era un espécimen nuevo, no podía encasillarse ni refugiarse en ninguno de los dos bandos, se encontraba en un limbo social; por ello, fue rechazado y estigmatizado por ambos grupos. Con el tiempo, fueron surgiendo nuevos tipos de mezcla racial entre las distintas etnias que conformaban el vasto territorio colonial, a tal punto que se hizo imposible clasificarlos en grupos de castas, como en un primer momento se pretendió. "Los españoles implantaron un modelo de organización social corporativo que, para controlar el espacio y el acceso al poder, organizó a la sociedad en dos repúblicas: la de los indígenas y la de los españoles. Y en ese modelo, el acceso al poder estaba condicionado por la pureza de sangre" (Cáceres 1997:63). De igual manera: "La administración colonial intentó vanamente clarificar a esta población diversa con el fin de cobrar impuestos y establecer categorías sociales de estratificación. Pero la realidad de un mestizaje incontrolable eventualmente dio el mentís a una nomenclatura racista desarrollada como mecanismo de control que permitió ubicar a la población en el espacio geográfico, así como rígidos nichos sociales y económicos" (Castro-Klarén 2003: 82). De esta forma, fracasó el proyecto colonial de formar una Republica de indios y españoles, en la cual puedan convivir ambos de manera ordenada y separada, ya que estas dos categorías no eran estáticas ni constantes (nunca lo fueron); por el contrario, eran demasiado frágiles y vulnerables.
Por otro lado, la principal excusa ideológica, que justificó la invasión y posterior colonización, fue la misión evangelizadora. Mientras los nativos acepten y se conviertan a la doctrina católica como la única y verdadera, el ente supremo (el Dios católico), quien en dicho nombre arribaban los peninsulares, aprobaría cualquier método o recurso utilizado, durante el proceso de exploración e instauración, que los conquistadores pudieran realizar: "La propagación de la fe católica servía de poderoso argumento que buscaba legitimar la dominación física y moral del indio" (Cerrón Palomino 1987: 40). Los españoles se sorprendieron de la vasta cantidad de deidades, rituales, simbología y creencias míticas que formaban parte de la sincretizada cosmovisión precolombina: "En las comunidades andinas, la tierra, montañas, ríos, los agentes atmosféricos, animales, etc. Se convierten en espíritus progenitores y favorecedores de los humanos, simbolizando una interrelación acaso mágica que les permite poseer patrones definidos de comportamiento y expresar enfáticamente su bagaje cultural" (Bueno 2007:10). Se impuso la religión católica como la única fe que debía practicarse: "Roma legitimó los derechos hispanos sobre los territorios recién descubiertos y otorgó al Estado el control sobre la iglesia a cambio de convertir a sus habitantes al cristianismo" (Klarén 2008: 83); este mandato, como era de esperase, no fue obedecido por todos, ya que desprenderse, intempestivamente, de toda una gama de creencias tan complejas como lo eran las cosmogonías ancestrales, era equivalente a negarse a sí mismos, a perder su condición de 'yo' como parte de un grupo particular que brinda sentido de pertenencia y cohesión a sus integrantes. El proceso de evangelización se encontró con una serie de tropiezos y dificultades, (algunos utilizaron la nueva religión como medio escapista a la represión que sufrían), los indios se resistían a abandonar sus huacas, momias, ceremonias, sacrificios, bailes y cantos; esta resistencia conllevó a la creación de un proyecto conocido como la "extirpación de idolatrías" conformado por misioneros de distintas órdenes religiosas que se encargaban de erradicar y destruir templos de adoración paganos, así como castigar a quienes se resistían a obedecer. Sucedió entonces:
La recepción indígena del mensaje de conversión de los misioneros se vio facilitada no sólo por la omnipotencia de la religión de los conquistadores, sino porque ofrecía un alivio espiritual después de la brutalidad de la conquista; sin embargo, esta aceptación no implicó un abandono total de la viejas creencias y rituales, por el contrario, al mismo tiempo que los nativos pactaban una fidelidad superficial a la nueva religión como un acto político, continuaban adorando a sus viejas deidades y practicando sus rituales tradicionales [...] (Klarén 2008: 83).
Un recurso que se utilizó como herramienta facilitadora y aceleradora de la conversión de los indios fueron las lenguas nativas; una vez cristalizada e interiorizada la nueva fe occidental, el castellano se impone como lengua oficial en desmedro de la amplia variedad oral lingüística, en palabras de Cerrón-Palomino:
La presencia del castellano significa entonces la imposición de una cultura escrita, frente a la cual las tradiciones culturales aborígenes, exclusivamente orales, devienen degradadas. Ello contribuyó a ahondar más las barreras idiomáticas apenas superadas por los nativos: la lengua oficial es ahora el idioma de la minoría gobernante y las mayorías dominadas, al ver quebrada la unidad lingüística conseguida a través del quechua, acentúan sus diferencias idiomáticas (Cerrón-Palomino 1987:39).
En síntesis, el carácter violento, impositivo e inesperado que trajeron las reformas coloniales, y la transformación socio-cultural que sufrieron, impulsó a los indígenas a reestructurar la visión del mundo que hasta hace poco tenían; si bien ya no había posibilidad de regresar a la etapa precolombina, se la podía idealizar (aunque probablemente hayan estado disconformes con las hegemonías anteriores), transformarla en un periodo perfecto y estático, en la cual no hay abusos ni hostilidad para luego aferrase a ello y creer fervientemente que ese Reino o imperio vendrá 'nuevamente' a instaurar un nuevo orden eterno, donde todos podrán vivir en armonía; este fenómeno es conocido como "El mito del eterno retorno". Entiéndase mito como:
Una de las formas más antiguas de narración que presenta una realidad más o menos conocida en un contexto social dado, radicando en ello su importancia a través del devenir humano; es una ficción alegórica que guarda un fondo de verdad transida de contenidos sagrados y humanos susceptibles de ser revelados. Siendo humano, sacro y ficticio a la vez, trasciende la esfera de la mera naturaleza, situándose en una instancia potencial inconsciente (Bueno 2007:6).
Fue un recurso bastante presente en la reformulación cosmogónica de muchos indígenas que se negaban a aceptar la realidad colonial. "La historia latinoamericana, sucesión de capítulos desordenados y dolorosos, en los que tanto cuesta seguir las palabras de Martí – 'poner alma a alma a los pueblos'–, se expresa de dos modos, en aparente oposición: el de la épica [la historia oficial] y el del mito [la historia popular]" (Perilli 1990: 40).
Toda esta amplia gama mitológica presente en el imaginario colectivo, anterior y durante la Colonia, no desapareció en la República, solo se reinventó y pasó a formar parte de nuestra herencia cultural, el cual es un ingrediente vital dentro del marco de identidad que necesita todo grupo cultural para entender el mundo que nos rodea desde un grupo en particular. "Los funerales de la Mamá Grande" se encuentra cargado de este imaginario mítico ya mencionado. El autor le imprime al personaje principal características divinas, control sobre el tiempo, el espacio, fenómenos atmosféricos y el misterio de sus orígenes:
La aldea se fundó alrededor de su apellido. Nadie conocía el origen, ni los límites ni el valor real del patrimonio todo el mundo se había acostumbrado a creer que la Mamá Grande era dueña de las aguas corrientes y estancadas, llovidas y por llover, y de los caminos vecinales, los postes del telégrafo, los años bisiestos y el calor, y que tenía además un derecho heredado sobre vida y haciendas...parecía en verdad infinitamente rica y poderosa, la matrona más rica y poderosa del mundo (García Márquez 2001:47).
En palabras de Huarag: "En la conciencia colectiva, la Mamá Grande ha sido mitificada y casi se la ubica en el ámbito sacralizado. Su imagen se convierte en un ícono sacro" (2003:244). Se busca, en el cuento, una explicación a sus orígenes y a su estado de dominación. Los pobladores de Macondo, al igual que en la Colonia, se encuentran bajo una condición de sumisión y para poder sobrellevar esta realidad adversa, en la cual las esperanzas de movilidad social son nulas (pues la riqueza y el poder se encuentran acumuladas en una sola familia incestuosa a la cabeza de la matriarca) deben encontrar el camino más adecuado de adaptación: darle un sentido mítico y divino a su soberanía y al derecho que ejerce sobre los demás. De esta forma, al descansar sus orígenes y poder en la explicación mítica, se genera un mecanismo de liberación y alivio, pues ya no es necesario cuestionar y caer en el vacío de las crisis existenciales y sociales de verse inmersos en un contexto que no les depara nada bueno y que no importa cuánto trabajen o se esfuercen, pues su condición de vida permanecerá sin oportunidades de ascenso. García Márquez resalta este valioso y poderoso elemento de la capacidad humana para poder reinventar los contextos cargados de contradicción y sinsentido para quienes lo viven como en este caso son los habitantes de Macondo. Ha sido este uno de los mecanismos más utilizados en la región (expresados muchas veces a través de las artes: música, pintura, literatura, etc.) debido a los numerosos episodios políticos que parecían llevar al abismo a muchas naciones. Por otro lado, se evidencia un fenómeno de estancamiento imaginario, ya que la concepción mítica genera la rigidez del espacio tiempo: el reenfoque permanece intacto y se la protege dentro de un cofre mental muy difícil de quebrar e invadir. El autor ofrece un pequeño rayo de esperanza, al final del cuento, al mostrar la muerte de la Mamá Grande como el fin de un periodo que parecía circular y cíclico; ofrece la posibilidad de un cambio de los imaginarios cuajados durante una etapa que no tiene comienzo, pero sí final.
De esta forma, García Márquez, dentro de su sensibilidad particular de narrador, nos está retratando un fenómeno maravilloso a partir de un hecho real histórico. Es una responsabilidad exponer nuestra historia, mostrar nuestra necesidad de mitificar para darnos sentido de la existencia, así como también proyectar las transformaciones que han ido surgiendo a partir de los acontecimientos ocurridos en la historia; finalmente, denunciar lo acontecido, a partir del rumbo que esta ha tomado: llena de opresiones, carencias y desigualdades.
1.2 La figura mítica y ridiculizada del dictador: eje principal dentro de un imaginario territorial suspendido en el tiempo como crítica ante la amenaza del olvido histórico
Un fenómeno recurrente (y en algunos países aún vigentes) en la vida republicana de Latinoamérica son los gobiernos dictatoriales marcados por la represión, así como las intervenciones de países capitalistas de los cuales dependen económicamente la mayoría de países hispanos. Entendamos por dictadura: "Un régimen de excepción que, por circunstancias particulares, se ejerce sin control. Ello implica que el poder de los gobernantes sobre los gobernados no conoce ninguna restricción; es decir, en términos constitucionales: las garantías fundamentales se hallan abolidas" (Rouquié 1981:5)
Las guerras de transición colonia-república no partieron de una revolución de las mayorías oprimidas en favor de un cambio social sustancial que pueda reivindicar sus desigualdades y ser, finalmente, reconocidos como ciudadanos: "La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia" (García Márquez 1990:6); por el contrario, el sistema republicano fue la sustitución del poder de manos de la monarquía a un pequeño grupo de élite comerciante, quienes se sentían disconformes con las políticas proteccionistas, y de difícil movilidad estatal para los criollos americanos, que España había decretado, entre otras tantas leyes, a través de las Reformas Borbónicas en el siglo XVIII, como medida preventiva contra las injerencias extranjeras (Inglaterra) que amenazaban el sistema comercial monopolista que las colonias mantenían con su metrópoli. Las nacientes repúblicas estuvieron marcadas, desde un comienzo, por gobiernos militares-caudillistas, cuyos principales agentes habían participado de las guerras independentistas y se adjudicaron la autoridad y el poder para reivindicar los derechos de las masas; legitimaron el Estado a través de medidas coercitivas: "Las guerras legitimaron el uso de la fuerza en la resolución de las disputas políticas, en tanto que el ejército, junto con la iglesia, surgieron como las instituciones relativamente coherentes de la sociedad post independentista." (Klarén 2008:138). Los golpes de gobierno, en esta época, fueron bastante cotidianos. Por otro lado, el acelerado crecimiento del capitalismo norteamericano, a comienzos del siglo XX, propició la creación de una serie de políticas intervencionistas por parte de los Estados Unidos hacia países latinos, la mayoría de ellos situados en el Caribe y Centro América, conocidas despectivamente por los Estados Unidos como las "Repúblicas bananeras" (Lucena 2010:246), entre ellos se encontraban Cuba, Panamá, Haití, República Dominicana, Puerto Rico, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, etc. Norte América buscaba poder acceder a los recursos extractivos y a su potencial explotación económica; para ello, se instauraron diversas corporaciones americanas; del mismo modo, se formaron alianzas con las pequeñas élites de poder de cada país. Finalmente, para poder legitimar sus políticas expansionistas, se firmaron decretos desde Washington en los que se aseguraba la libre intervención americana en diversos rubros cuando estos lo creyeran necesario. Bajo estas políticas, lograron separar e independizar Panamá de Colombia a cambio de tener, entre otros beneficios, la concesión del canal de Panamá próximo a construirse; del mismo modo, Cuba, a finales del siglo XIX, quedó, salvo algunas negativas, a completa disposición (económica y política), de Norteamérica a través de la Enmienda Platt. Puerto Rico vivió una situación similar, cuando ganó soberanía sobre isla en la guerra hispano- estadounidense contra España en 1898; Puerto Rico se convirtió, años más tarde, por Constitución en Estado libre asociado. (Lucena 2010:253). Tal como lo explica Lucena:
El siglo XIX marcó la desaparición de España como potencia colonial y el siglo XX trajo la configuración de Estados Unidos como potencia mundial. Esto último fue un proceso lento cuyos primeros pasos fueron el asentamiento de los gringos en América Latina mediante la penetración de su economía, luego en su política y finalmente en su sociedad. La mayoría de repúblicas hispanas fueron doblegas y humilladas gracias al brazo armado de Estados Unidos que fue la Infantería de Marina (2010:246).
A raíz de estas numerosas y arbitrarias intervenciones, se generaron movimientos políticos de rechazo y protesta; muchos de estos grupos lograron entrar al poder a través de golpes de estado no exentos de violencia ni represión, la postura política de la mayoría de ellos fue de corte radical. De esta forma, comienza un nuevo ciclo político en la región y sumamente complejo que expresa a través de la estructura de su historia misma: es difícil separar el totalitarismo de las democracias como conceptos opuestos, ni tampoco que el líder de turno era mejor que su predecesor (Rouquié 1981:1). Se forma, entonces, en la memoria del colectivo la figura poderosa y temible del dictador (ya sea local o extranjero), en cuyo gobierno peligran constantemente las libertades fundamentales de los opositores y de las masas.
Son estos referentes, tan frescos en el imaginario hispano, como en el de García Márquez que, como él mismo menciona en una entrevista: "Sería una irresponsabilidad no contar estos hechos siendo uno latinoamericano" (RTV 2012), siente el deber de contar nuestra historia desde su talento narrativo: "Una realidad [de Latinoamérica] que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza" (García Márquez 1990:8). En su discurso de entrega del Premio Nobel en Literatura, el autor de Cien años de soledad, expone, sin menor reparo, los acontecimientos recientes de presión y dictadura que está viendo la región y por el cual sufrimos todos:
El general Antonio López de Santana, que fue tres veces dictador de México, hizo enterrar con funerales magníficos la pierna derecha que había perdido en la Guerra de los Pasteles. El general Gabriel García Morena gobernó el Ecuador por 16 años como un monarca absoluto […] El general Maximiliano Hernández, el déspota teósofo de El Salvador hizo exterminar en una matanza bárbara a 30 mil campesinos […] El monumento al general Francisco Mozarán es en realidad una estatua del mariscal Ney comprada en París en un depósito de esculturas usadas […] Un presidente prometeico atrincherado en su palacio en llamas peleando solo contra todo un ejército […] Ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo, mientras tanto 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir los dos años […] Los desaparecidos por motivos de la represión son casi 120 mil [...] Numerosas mujeres arrestadas encinta dieron a luz en cárceles argentinas, pero aún se ignora el paradero y la identidad de sus hijos […] Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100 mil perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala […] De Chile ha huido un millón de personas […] (García Márquez 1990: 7-8).
El contenido de este discurso parece sacado de una ficción perturbadora, de un cuento de horror; a partir del impacto de estos acontecimientos, García Márquez moldea el personaje de la Mamá Grande, que es claramente una tirana, de tal forma que no pueda pasar desapercibida para el lector, le imprime características y componentes exagerados tanto a su anatomía como a los eventos que giraban en torno a su vida: era una mujer de dimensiones grandes, las fiestas que se celebran por su cumpleaños movilizaban a todo un pueblo, estaban cargadas de lujo y opulencia, duraban días, las autoridades políticas más poderosas la temían, incluso el sumo Pontífice viajó desde el Vaticano para asistir a sus funerales. La Mamá Grande estaba presente en el imaginario de cada estrato social, político o clerical. Llevaba un estilo de vida bastante ostentoso a la sombra de los habitantes de Macondo quienes, en su mayoría, formaban parte de la clase obrera y campesina, por ello sacaban ventaja de las ferias festivas, así como sus funerales que se convirtieron en una feria de atracción, donde salían a vender cuanto pudieran. Ello retrata las diferencias marcadas de clase social, producto de la acumulación de riqueza y poder de unos pocos, y la principal era Mamá Grande, así como la legitimación que tenían sus dominios sobre Macondo y su gente; cada mes, los campesinos van temerosos a pagarle por trabajar sobre 'sus tierras', nadie se atreve a cuestionar su autoridad, incluso no se imaginan que pueda ser mortal. Siguiendo la misma ruta de estilo, García Márquez se encamina hacia la satirización del dictador en el cuento: la ridiculiza, se burla, la expone, la inyecta de contradicción y sinsentido. Entiéndase sátira como: "Ironía que se acerca estructuralmente a lo cómico, la lucha cómica de dos sociedades, una normal y la otra absurda, se refleja en su enfoque doble de la moralidad y la fantasía" (definición de Northrop Frye citado de Sharon Keefe 1982:12).
Bajo este referente socio histórico, el autor busca enfrentar a la figura mítica del dictador, del cual la mayoría ya tiene cuajada una proyección, de manera que el grado metamórfico que se le inyecte no sea olvidado, para que, a su vez, no olvidemos que este tipo de líderes y sistemas, con todas las consecuencias sociales que conllevan, se entiendan y reflexionen como eventos colapsados, tristes y caducos que no deben repetirse, a fin de poder vislumbrar un sendero esperanzador.
CAPÍTULO 2
Orígenes y formación de la autoridad tradicional en Latinoamérica
El éxito de la instauración del sistema colonial supuso legitimar y desarrollar poderes gubernamentales tradicionales que pudieran ejecutar, en conjunto, el control económico, político, social y religioso del territorio hispano y su población. Según Weber: "Debe entenderse que una dominación es tradicional cuando su legitimidad descansa en la santidad de ordenaciones y poderes de mando heredados de tiempos lejanos, 'desde tiempo inmemorial'. El señor o los señores están determinados en virtud de reglas tradicionalmente recibidas" (1984: 4). Una de las instituciones con mayor influencia de poder en la historia latinoamericana fue la Iglesia Católica, la cual llegó junto con los conquistadores. La Iglesia se institucionalizó como un ente autónomo que gozaba de autoridad plena sobre los indígenas. Este poder fue muchas veces desvirtuado en el sentido de que evidenciaron su complicidad con las dinámicas opresoras del sistema colonial. Los abusos, la explotación y las exclusiones raciales se justificaban porque eran condiciones inalterables propias de la etnia correspondiente de cada uno. En "Los funerales de la Mamá Grande" este poder cómplice de la Iglesia se encuentra, claramente, retratado en el rol que asume el Sumo Pontífice al asistir desde el Vaticano hasta una pequeña y remota ciudad llamada Macondo, donde residía la más grande matriarca que la memoria colectiva de aquella región pudiera evocar. La figura de la Mamá Grande simbolizaba el poder absoluto e incuestionable; de esta forma, al asistir a tan pomposo evento la principal autoridad eclesiástica en toda la Iglesia católica, se refuerza la legitimación de los estratos inalterables por naturaleza y que, por lo tanto, solo queda resignarse y asumir el rol social que a cada uno le ha tocado por orden divino.
Por otro lado, se encuentra el sistema gamonal, el cual fue un tipo de autoridad local basada en la usurpación de tierras para luego crear dependencia de trabajo y vivienda en los campesinos y verse en la necesidad de retribuirle al 'dueño' por producir en su nueva 'propiedad'. Dicho patrón puede apreciarse en el cuento de García Márquez, puesto que la fortuna de la Mamá Grande se basa en la misma práctica: posee cuantiosas extensiones de tierras y cada mes cobra rigurosamente a quienes la trabajan: gente de procedencia humilde mayormente. En síntesis, las distintas entidades que conformaron la autoridad tradicional en Latinoamérica y que ayudaron a reforzar las diferencias de clase se encuentran narradas en "Los funerales de la Mamá Grande" a modo de burla, crítica y reflexión.
2.1 La Iglesia católica como institución legitimadora de jerarquización social retratado en el rol del sumo pontífice
La iglesia cuestionó, desde su llegada, el grado de humanidad posible de los aborígenes. Las órdenes religiosas que llegaron a América asumieron su condición de superiores y portadores de La verdad bajo el criterio de color de piel y visión cosmogónica. Con la justificación ideológica de la evangelización y protección de las masas nativas, quienes eran percibidas como seres a quienes había que civilizar (lo cual equivalía a la conversión cristiana), se atribuyeron políticas de represión espiritual, a través de medidas violentistas y coercitivas, tales como destrucción de huacas y templos, así como castigo severo para los 'rebeldes'. Con el transcurso del periodo colonial, la institución eclesiástica ocupó un cargo bastante influyente dentro de la estructura virreinal: "En tiempos coloniales, la Iglesia desempeñó una función cohesionadora del edificio social" (Burga 1987: 72).
Llegada la República, estos se vieron en la necesidad de salvaguardar sus intereses y anexarse a la autoridad de turno. En este caso, fueron las pequeñas familias poderosas, grupos reducidos de comerciantes y hacendados, quienes poseían el grueso de la riqueza de las jóvenes repúblicas conocidas como oligarquías: "La Iglesia, que se había solidarizado con el régimen monárquico en la Colonia, se solidarizará, de hecho, con la nueva oligarquía, criolla primero, burguesa después" (Dussel 1972:139). De igual manera, el clero debió hallar nuevas estrategias para poder situarse en la jerarquía que poseía en la Colonia y que las nuevas Repúblicas las colocaban inciertas hasta cierto punto:
Las jóvenes comunidades deben afrontar sucesivamente la crisis del nacimiento de las nacionalidades, la secularización, la injusticia del sistema colonial impuesto por las grandes potencias industrializadas, la constitución de una sociedad pluralista […] La iglesia se situará entre estos conflictos a la defensa de sus antiguos privilegios hasta que, habiéndolos perdido de hecho casi todos, comience una vigorosa renovación […] (Dussel1972:135).
Bajo estas alianzas, se permitió una serie de abusos y explotaciones a quienes aún conformaban el grueso de la población: los indios; sin embargo, sus derechos más básicos seguían siendo desconocidos por las minorías gobernantes: educación, salud y derecho de voto. No pocas veces la Iglesia se emparentó con la autoridad local (gamonal, hacendado, gobernador, alcalde, etc.) y juntos sacaron el mayor provecho posible del trabajo servil: "El catolicismo conservador estuvo acompañado por una concepción señorial de la sociedad" (Burga 1987: 72). Dussel refuerza esta idea: "La iglesia, comprometida con las oligarquías, se presentará durante algún tiempo como un tanto ajena a los intereses del pueblo más humilde, de los indios, del obrero, de los pobres" (1992: 140). El indio, al no contar con educación para poder entender la naturaleza del estado de opresión en el que se encontraba (los levantamientos indígenas registrados fracasaron mayormente), se mantuvo temeroso y pasivo ante la figura eclesiástica que simbolizaba un poder divino, fuera del alcance humano, al que había que temer y respetar; el cura era, por lo tanto, el representante de ese Dios único y castigador a quien se debía obedecer.
En los "Funerales de la Mamá Grande", el Sumo Pontífice es un personaje que desempeña su cargo en un ambiente rodeado de lujos y servidumbre como suelen llevar los Papas y demás personal católico allegado a las más altas estructuras del Vaticano en la realidad.
Su aparición en el cuento comienza cuando este parte rumbo al funeral. Una vez que la noticia de la muerte de la M.G ha llegado a oídos del Sumo Pontífice, este decide, instantáneamente, dejar su residencia de verano y viajar hasta Macondo para poder asistir al velatorio de la autoridad terrenal más representativa de alrededores; para el Papa se trata de una coyuntura trascendente e impostergable, su presencia es necesaria en Macondo, a tal punto que el largo, agotador y tedioso viaje no son impedimento para Su Santidad que está habituado a la comodidad de la Santa Sede y demás residencias de reposo: "El Sumo Pontífice oyó toda la noche la bullaranga de los monos alborotados por el paso de las muchedumbres […] Su santidad padeció esa noche, por primera vez en la historia de la Iglesia, la fiebre de la vigilia y el tormento de los zancudos" (García Márquez 2001:51). Es decir, la importancia de su arribo sobrepasa cualquier fastidio que su estadía pueda traerle.
La trascendencia del poder que evocaba la matriarca debía ser reforzada y legitimada con la presencia del Papa. Ello simboliza el esplendor de la institución estancada y congelada de la autoridad tradicional y, a su vez, universal que ocupa un lugar en el espacio terrenal designado por un orden superior que limita a las masas a seguir un sendero preestablecido. Esto como estrategia (de los grupos de poder) para poder llevar, exitosamente, la articulación de los sistemas totalitarios y oligárquicos. El concepto de un ente abstracto y ambiguo como ingrediente principal, dentro de una doctrina confusa, fue la estrategia perfecta para llevar a cabo un patrón de sometimiento y explotación a un vasto grupo de masa humana de cuestionada civilización y humanismo.
Aquí se halla una primera crítica de García Márquez: cuestiona la predicación y mensaje central de la Iglesia que es velar por los más pobres y necesitados; sin embargo, el estilo de vida que la mayoría del cuerpo clerical ostenta descaradamente pone en duda si el compromiso y la misión que dicen tener es transparente. De igual forma, el autor evidencia lo banal que puede resultar el cargo más importante de todo el cuerpo cristiano, cuando narra las actividades previas a enterarse la muerte de la M.G: "Repuesto de la modorra del ferragosto, el Sumo Pontífice estaba en la ventana, viendo en el lago sumergirse los buzos que buscaban la cabeza de la doncella decapitada" (García Márquez 2001: 51); Así también, esta superficialidad abarca a los demás miembros de la Santa sede al mostrar el drama y lo extraordinario que representa para ellos una el fallecimiento de una poderosa latifundista: "Por tercera vez en veinte siglos hubo una hora de desconciertos, sofoquines y correndillas en el imperio sin límites de la cristiandad, hasta que el Sumo Pontífice estuvo instalado en su larga góndola negra, rumbo a los fantásticos y remotos funerales de la Mamá Grande" (García Márquez 2001: 51). Queda claro el grado de relevancia que resulta la labor productiva del cuerpo eclesiástico encabezado por el Papa. Finalmente, cuando, una vez sepultada la matriarca de Macondo, el Santo Padre puede (finalmente) morir en paz, como si la asistencia a los funerales fuese un acontecimiento de carácter vital e irrenunciable para tan ilustre personaje, único y necesario para que este quede en paz con su alma; simboliza, entonces, el término de un ciclo que necesita de él para poder concretarse. Su descanso espiritual depende ahora de una mera asistencia a las exequias de una matriarca absolutista en un pueblo tan remoto como la mente pueda concebir: "Ahora podía el Sumo Pontífice subir al cielo en cuerpo y alma, cumplida su misión en la tierra" (García Márquez 2001: 53). Se pone en duda el valor de lo que significa su "misión en la tierra": no es llevar la palabra o el mensaje divino por los confines de la tierra, ni salvaguardar las necesidades de los pobres y abandonados, sino dar validez a la institución de una tiranía representada por una mujer de dimensiones gigantes que se hace llamar la Mamá Grande, quien es también la cabeza de una familia formada por lazos endogámicos e incestuosos no exentos de numerosos bastardos:
[…] los tíos se casaban con las hijas de las sobrinas, y los primos con las tías, y los hermanos con las cuñadas, hasta formar una intricada maraña de consanguinidad que convirtió la procreación en un círculo vicioso […] Al margen de la familia oficial y en ejercicio del derecho d pernada, los varones habían fecundado hatos, veredas y caseríos con toda una descendencia bastarda que circulaba entre la servidumbre sin apellidos a título de ahijados, dependientes, favoritos y protegidos de la M.G" (García Márquez 2001: 46)
Aquello parece, sin embargo, no ser motivo de objeción o contradicción alguna con los principios del Santo Padre. Se pone en duda la trascendencia que el cargo simboliza en la concepción colectiva de los seguidores católicos; tácitamente, se cuestiona hasta qué punto representan aquello que predican, cuán beneficioso ha sido su aporte a lo largo de la historia, sobre todo, en las colonias con influencia occidental, donde la Iglesia ha estado presente (casi) siempre. Se evidencia, también, una especie de pantalla o disfraz que se encubre en la proyección simbólica- colectiva de protector y generoso con los más carentes; no obstante, la predicación se desvanece en la realidad, la cual resulta dolorosamente inalcanzable. La iglesia convive con las masas en un mismo espacio, pero a la vez las marcadas distancias de origen, estrato y, sobre todo, prejuicio son las principales barreras que ayudan a crear esta tragicómica paradoja. Este es tal vez, para el autor del cuento, uno de los tantos hechos históricos que marcan sobremanera a Latinoamérica y la envuelve en la soledad de la que tanto ha hablado; esa soledad de incomprensión, de indiferencia, de no poder proyectar otra realidad que la suya misma como es el caso de la Iglesia en este contexto específico.
La evidente crítica de García Márquez a la institución en mención resulta inseparable del recurso satírico desde un tono socarrón: "La sátira es una ironía militante, sus normas morales son relativamente claras y asume criterios con los cuales se miden lo grotesco y lo absurdo" (Frye 2013:294). De esta forma, podemos reírnos de nuestras tragedias y desgracias para poder darle un enfoque menos pesimista a la realidad que proyectamos constantemente. Esa también es una característica, producto del caótico conjunto de acontecimientos casi ficticios y apocalípticos, que les tocado vivir a los latinoamericanos: reenfocar la perspectiva, cambiarle el rumbo, buscarle una salida y seguir viviendo, porque lo mejor está por venir.
2.2 El sistema gamonalista: fuente principal de riqueza y poder de la Mamá Grande y familia
El gamonalismo fue un fenómeno propio de los Estados republicanos a lo largo del continente latinoamericano de mediados del siglo XIX: "El término (gamonal) designaba a la existencia del poder local: la privatización de la política, la fragmentación del dominio y su ejercicio a escala de un pueblo o una provincia del interior" (1990: 113). Un sistema de explotación basado en la posesión y acumulación de vastas extensiones de tierras a costa del despojo ilegal y agresivo del que se valieron esta suerte de 'señores feudales': "El poder que antes estaba repartido entre el corregidor, el curaca y el curaca fue heredado por los gamonales" (Flores Galindo 1990: 114). Dentro de estas tierras habitaban las mayorías campesinas y pequeños agricultores, quienes trabajaban para el "señor" y no contaban con protección constitucional (si lo había jamás se llevó a la práctica) dentro del sistema legislativo de las recientes y caóticas Repúblicas. Sus principales características fueron la explotación del trabajo, poca productividad y carácter rentista. Se instauró a lo largo de la región hispana y su consolidación fue posible, en gran parte, por cómo estaban estructurados los Estados: había un fuerte centralismo en las capitales, lo cual provocó, paulatinamente, que en los pueblos del interior formen una especie de "archipiélagos" cuasi autónomos y fragmentados de las ciudades centrales, sin que haya control o intervención alguna, al menos por un buen tiempo: "El Estado requería de los gamonales para poder controlar a esas masas indígenas excluidas del voto y de los rituales de la democracia liberal, que además tenían costumbres […] que las diferenciaban de demasiado de los hábitos urbanos" (Flores Galindo 1990:113). Poco se hizo por frenar esta práctica; por el contrario, se la utilizó como mecanismo de control hacia los campesinos que, debido a la lejanía de las urbes y el difícil acceso geográfico, se encontraban aislados. La suerte del indígena pasó, ahora, a depender enteramente del nuevo hacendado a quienes los locales percibían como una figura paterna dentro de una relación ambivalente de protección y castigo simultaneo.
En el contexto del cuento, hay, en efecto, una situación paradójica de convivencia entre la M.G y el "populacho" como los llama García Márquez en la narración: hay una desigualdad significativa y evidente de riqueza y propiedad, sin embargo, participan de celebraciones, como su onomástico, en singular armonía: "Hasta cuando cumplió los 70, la Mamá Grande celebró su cumpleaños con las ferias más prolongadas y tumultuosas de que se tenga memoria. […] En medio de la confusión de la muchedumbre alborotada se vendían estampas y escapularios con la imagen de la Mamá Grande. […] Salía al balcón adornado con diademas y faroles de papel, y arrojaba monedas a la muchedumbre" (García Márquez 2001: 47-48). Es un complejo patrón de jerarquías en donde la matriarca, aparentemente, deja de lado las distancias para volverse un todo homogéneo en un mismo acontecimiento, similar al concepto de lo carnavalesco por Mijaíl Bajtín en el cual, a través del carnaval, desaparecen las distancias sociales y la masa se vuelve una sola en el festejo: "Todas las fronteras entre los cuerpos y las cosas son borradas, así como las fronteras entre la guerra y el banquete (Bajtín 2002:276)
Por otro lado, la cuantiosa fortuna y poderío irrefutable de la soberana Mamá Grande está basado en esta misma táctica latifundista: su patrimonio implica el trabajo arduo de otros en condiciones de dependientes económicos, así como el despojo arbitrario de terrenos en los extensos territorios circundantes a Macondo:
En ese territorio ocioso, sin límites definidos que abarcaba cinco municipios y en el cual no se sembró nunca un solo grano por cuenta de los propietarios, vivían a título de arrendatarias 352 familias. […] la Mamá Grande ejercía el único acto de dominio que había impedido el regreso de las tierras al Estado: el cobro de arrendamientos. […] ella recibía personalmente el pago del derecho de habitar en sus tierras […] Todo el que habitara una casa no tenía más derecho de propiedad del que le correspondía sobre los materiales, pues la tierra pertenecía a la Mamá Grande y a ella se pagaba el alquiler, como tenía que pagarlo el gobierno por el uso que los ciudadanos hacían en las calles" (García Márquez 2001: 49).
De igual forma, el mecanismo de su fortuna está consensuado, implícitamente, con las autoridades centrales del país, tales como el presidente de la República y ministros de Estado, ya que estos se ven en la necesidad de resolver y articular ciertas trabas constitucionales que impedían la presencia gubernamental en los funerales. García Márquez refleja la corrupción y emparentamiento presente en los distintos niveles de los aparatos del Estado anexado a grupos locales de corte feudal, como herencia colonial que evidencia la fragilidad de las naciones en estado de formación: "Durante muchos años la Mamá Grande había garantizado la paz social y la concordia política de su imperio, en virtud de los tres baúles de cédulas electorales falsas que formaban parte de su patrimonio secreto. Los varones de la servidumbre, sus protegidos y arrendatarios, mayores y menores de edad, ejercitaban no solo su propio derecho de sufragio, sino también el de los electores muertos en un siglo" (García Márquez 2001: 50). Se cuestiona, entonces, la rapacidad política en donde el fin último de mantener el poder justifica los medios utilizados que, a su vez, crean una amplia y compleja red de complicidad en la que todos los aparatos se encuentran en deuda y dependencia mutua: se legitiman respectivamente, tal es el caso de la Mamá Grande con el Presidente de la República. Dichas redes de afinidad y favores entre el poder local y central son los que ayudarán a garantizar la estabilidad y crecimiento de su patrimonio. Los encargados de velar por el cumplimiento de la constitución son los mismos que no dudarán dos veces en modificarla y reinterpretarla, a fin de poder lograr algún objetivo estratégico para beneficio de un grupo reducido: "La estructura jurídica del país, construida por remotos ascendientes de la Mamá Grande no estaba preparada para acontecimientos como los que estaban a producirse. Sabios doctores de la ley, probados alquimistas del derecho ahondaron en hermenéuticas y silogismos, en busca de la fórmula que permitiera al presidente de la República asistir a los funerales" (García Márquez 2001:51). Dentro de este marco político-social, el cumplimiento de las leyes que puedan reconocer los derechos masivos son desesperanzadores. Aquí se encuentra un punto importante para comprender la impunidad con la que la fortuna y poder de la Mamá Grande no tenía límites aparentes; a través de la articulación y emparentamiento de distintos aparatos estatales, la validación de documentos coloniales y relaciones de corte endogámico, la casi dueña de Macondo logró sostener y validar, durante muchos años, y de una manera casi divina el gamonalismo en su máximo apogeo. Este patrón estuvo vigente en muchos países de Latinoamérica hasta mediados del siglo XX; tuvo una vigencia demasiado prolongada, teniendo en cuenta que en Europa sucedió entre los siglos IX- XV; es decir, se vivió un periodo medieval hasta no más de sesenta años atrás. Resultaría sacado de un contexto ficticio para cualquier foráneo que llega a nuestra región; sin embargo, esta es la realidad que ha tenido que afrontar el continente y las siguientes generaciones asimilar la herencia histórica de la que son producto. García Márquez, al igual que los demás artistas, no puede, como escritor y periodista, mantener una postura neutra o indiferente al respecto: debe contarse e interiorizarse, a fin de que la fragilidad de la memoria colectiva no escabulla ni camufle estos recuerdos en los confines de su interior. El tema del gamonalismo es confrontado por el autor, en este caso, con cierto humor y burla, pero el trasfondo aún conserva todo el daño, la miseria y la humillación todavía frescas que esta práctica trajo irremediablemente; le dio un nuevo matiz a la historia contemporánea de Latinoamérica, un matiz cargado de vergüenza, salvajismo y deshumanización que regresó a sus ejecutores unos cuantos siglos de involución. El estado de frescura en el que aún se encuentra este hecho histórico, complica las reflexiones que se puedan hacer en torno al tema; todavía es un tabú hablar de ello en algunos contextos hispanos. No pocos ex hacendados o gamonales se sienten víctimas y claman justicia por habérseles arrebatado sus tierras cuando entraron gobiernos con políticas de reforma agraria o latifundista. Como es el caso de Perú, México, Bolivia, Centroamérica, etc. (Lucena 2010: 279-283). De esta forma el gamonalismo de la Mamá grande no está lejos de lo que le tocó vivir a esta parte del continente, aunque el autor abarca solo hasta su muerte, se desprende que con ello que se completa un periodo, se cierra un capítulo histórico doloroso y, a su vez, de suma importancia:
Algunos de los allí presentes dispusieron de la suficiente clarividencia para comprender que estaban asistiendo al nacimiento de una nueva época […] y podían las muchedumbres colgar sus toldos según su leal modo de saber y entender en los desmesurados dominios de la Mamá Grande, porque la única que podía oponerse a ello y tenía suficiente poder para hacerlo había empezado a pudrirse bajo una plataforma de plomo […] solo faltaba que alguien pueda contar esta historia, lección y escarmiento de las generaciones futuras […] mañana miércoles vendrán los barrenderos y barrerán la basura de sus funerales, por todos los siglos de los siglos (García Márquez 2001:53)
El autor brinda cierto optimismo al cuento con la muerte de la mujer más poderosa de Macondo. Es posible que las generaciones a venir puedan revertir la repetición de hechos similares: el recoger la basura de sus funerales por los siglos de los siglos es la esperanza de no olvidar jamás que fenómenos como (en este caso) el gamonalismo estático, legitimado y emparentado por diversos grupos y aparatos de poder, donde se ignoró y arrebató los derechos más fundamentales de buena parte de la población hispana, puede, finalmente, extinguirse por completo de la práctica, pero nunca desaparecer del recuerdo histórico; por el contrario, es ahí donde debe vivir eternamente, a través de la memoria colectiva que será transmitida a las generaciones en camino por una mayor que todavía conserva frescas las heridas y no se recupera aún de tan espantoso episodio vivido por casi un continente entero y que, sin embargo, apunta ahora, gracias al poder de la regeneración humana, a un sendero menos estrecho y más iluminado.
CONCLUSIONES
Conclusiones generales:
1. El carácter represivo, violentista y repentino de la Conquista española trajo una serie de repercusiones socioculturales y políticas en Latinoamérica que crearon la necesidad de reenfocar la realidad de quienes la vivían, recurriendo a la mitificación esperanzadora. Este fenómeno tiene un carácter trascendente, pues influye en García Márquez para proyectar personajes y situaciones con carga mítica y características extremadas en el cuento "Los funerales de la Mamá Grande".
2. La consolidación de la autoridad tradicional en Latinoamérica, expresados a través de la instauración de la Iglesia católica durante el periodo colonial (y reinventado durante la República) y el sistema gamonalista propio de la etapa republicana conforman dos elementos que ayudaron a reforzar y legitimar las diferencias sociales existentes como complementos de un sistema mayor que necesitaba de una dominación masiva sin mayor cuestionamiento para poder ser ejecutado exitosamente. El rechazo y la condena a estos acontecimientos son retratados a partir del rol que ocupa el Sumo Pontífice y la Mamá Grande en el cuento.
Conclusiones específicas:
1. Las numerosas reformas y políticas de homogenización cultural, tales como imposiciones (y posibles castigos) de corte religioso e idiomático y las movilizaciones forzadas con fines laborales, durante la instauración colonial, crearon en los indígenas la necesidad de recurrir a la reinvención mítica para darle un tono más esperanzador a su futuro incierto.
2. El dictador ha sido un personaje bastante interiorizado en la memoria colectiva hispana, ya que no han sido pocos los gobiernos absolutistas en Latinoamérica. Bajo estos antecedentes cargados de terror, injusticia y dolor, García Márquez parodia y ridiculiza el personaje tiránico de la Mamá Grande dotándola de rasgos exagerados, tales como sus dimensiones corporales, su inconmensurable fortuna e incuestionable poder; este recurso es utilizado por el autor para generar especial atención en el lector en torno a esta figura histórica que no debe olvidarse para no repetir los mismos errores.
3. El protagonismo y poder que tuvo la Iglesia católica durante el periodo colonial fue estratégico para el virreinato, en el sentido de que dicha institución simbolizaba una autoridad dogmática e incuestionable, pues los mandatos provenían de un orden superior a quien había que obedecer y someterse. Esta representación autoritaria reforzó y brindó validez a las desigualdades sociales, los cuales se retratan claramente en el cuento a través del Sumo Pontífice, quien guarda una estrecha relación de cercanía con una matriarca que representa el absolutismo y el derroche de riqueza extremo.
4. El gamonalismo como símbolo de una autoridad local, contribuyó con la impunidad de la expropiación de tierras a campesinos, mediante medidas coercitivas y violentistas. Los gobiernos centrales estuvieron, muchas veces, asociados a estos señores feudales del siglo XX. En paralelo, la Mamá Grande recurre a este sistema explotador para acumular su vasta fortuna y la de su familia; así también, sus lazos cercanos al Presidente de la República evidencian la complicidad entre distintas autoridades con el fin compartido de conseguir fortuna y beneficio a costa del sometimiento de las masas.
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