entonces estos dos profetas estarán vestidos de cilicio. El cilicio era el luto; o sea, estarán vestidos de negro, es decir, estarán mostrando que Dios tenía razón y que ese es el tiempo del juicio. Noten que aquí se les llama “mis dos testigos”. Dios había dicho que en boca de dos o tres testigos tiene que constar toda palabra. Ahora al final Dios va a establecer estos dos testigos; estos dos testigos van a hacer los milagros que se dice en la Biblia que fueron hechos por otros profetas. Por ejemplo, Moisés castigó con plagas; ellos van a realizar las mismas plagas que hizo Moisés. Elías también hizo ciertos milagros, cerró el cielo por tres años y medio; ellos también cerrarán el cielo durante los días de su profecía; quiere decir que la gente incrédula que no creía en los milagros estará viendo a estos profetas que hablan la misma palabra del Antiguo y del Nuevo Testamento, la misma palabra de la Biblia, los mismos milagros aconteciendo, incluso cuando los maten. El Señor resucitó al tercer día y Lázaro ya estaba podrido al cuarto día; el Señor dijo que ellos no lo harían al tercero, ni al cuarto, sino a los tres y medio; o sea, cuando estaban a punto de empezar descomponerse, cuando ya los otros habían dicho: miren ya son tres días, dizque Jesús resucitó al tercer día, y ellos no han resucitado; y a los tres días y medio resucitan a la vista de todos; como quien dice: ustedes no creen en la resurrección, pues mírenlo; y eso hasta por televisión; porque aquí está profetizada la televisión; porque dice que en todas las naciones lo verán. ¿Luego no creían en la ascensión? pues vean; fueron arrebatados delante de todo el mundo y lo vieron todas las personas. Antes de destruir realmente con las plagas finales, Dios da testimonio clarísimo. Miren los mismos milagros que hicieron antes; ustedes que no creen en milagros, pues los están viendo; que no creían en la resurrección, la están viendo; que no creían en la ascensión ni en el arrebatamiento, lo están viendo, Con eso Dios está dando todo el testimonio necesario para que nadie quede sin excusa. Es una cosa del amor de Dios. Gracias a Dios, porque algunos después de eso dieron gloria a Dios. Los dos olivos
Ahora dice en el verso 4: “Estos dos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Señor de la tierra”. Es interesante que aquí estos dos testigos son descritos como dos olivos y como dos candeleros; o sea que el testimonio de ellos es el mismo testimonio de la Biblia, es el testimonio del Antiguo y del Nuevo Testamento. Los dos olivos aparecen mencionados por primera vez en Zacarías capítulo 4; allí se refiere en aquella ocasión al reino y al sacerdocio; el reino representado en Zorobabel, y el sacerdocio representado en Josué hijo de Josadac, que eran los dos testigos. En Zacarías capítulo 4 hay una visión de aquel candelero, que en ese tiempo representa la incorporación del Señor en Su pueblo Israel; en aquel tiempo el candelero era Israel. Hoy en día el candelero es la Iglesia; es decir, la Iglesia representada en la tierra, en cada localidad. En Zacarías capítulo 4, ustedes ven la visión. Dice en el versículo 3 que junto al candelero estaban los dos olivos. “3Y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda”. Luego cuando preguntó al ángel ¿qué es esto? le contestó: ¿No sabes qué esto? Entonces comenzó a explicarle: “6Esta es la palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”. Dios va a establecer Su casa, que era el trabajo de Zorobabel, y por eso aparece el candelero, y junto a él los dos olivos. Nos saltamos un poquito lo relativo a Zorobabel, y más adelante, en el verso 11 dice: “11Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda? 12Hablé aún de nuevo, y le dije:...” Noten que primero preguntó por los olivos en general, pero luego precisó la pregunta a las ramas de olivo, o hijos de olivo, que se puede traducir también. “12Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?” Este es el testimonio de Dios; el aceite como oro es el Espíritu, ¿verdad? “13Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no. 14Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra”. Los dos testigos de Dios
También en Apocalipsis dice del Señor, que son personas que viven en la presencia de Dios. En aquel tiempo la figura era Zorababel, que era el ungido para el reino, y Josué hijo de Josadac el ungido para el sacerdocio; pero ahora resulta que en Romanos 11 aparece un olivo representando a Israel, que es el olivo natural, y el olivo injertado en el olivo natural, que es la Iglesia. Entonces vemos que esos olivos representan también a esos dos testigos en el sentido general que tiene el Señor, que han sido Su pueblo Israel, testigo de Dios, y la Iglesia cristiana, también testigo de Dios; es decir que los dos profetas hombres tendrán el testimonio que dio Israel, y que dio la Iglesia. El testimonio de la Biblia, del Antiguo y del Nuevo Testamento, que ha sostenido en parte Israel y en parte la Iglesia; será el testimonio de estos dos profetas finales. Por eso el Señor no dijo que solamente eran profetas, sino que los comparó con los dos olivos, y los comparó con los dos candeleros. Significa que el Señor le dice a Israel: ustedes son mis testigos. Las demás naciones eran politeístas, animistas; pero Israel es la nación testigo de que Dios es Dios, que hay un solo Dios; y ahora Dios le dice a Su Iglesia: vosotros también daréis testimonio; ahora la Iglesia también es testimonio de Dios. En la tierra Dios ha dado testimonio por Israel y por la Iglesia, y ese testimonio va a ser confirmado por estos dos profetas; no será un testimonio distinto, no será otra Biblia; es la misma palabra de Dios, pero entonces confirmada, haciendo los mismos milagros y anunciando las cosas finales. En Romanos 11 aparece la mención de estos dos olivos; al respecto leemos en Romanos 11:16: “16Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. 17Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, (este olivo silvestre se refiere a los gentiles que recibieron a Cristo) has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, (este otro olivo es Israel, ¿verdad?) 18no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. 19Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado.
20Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. 21Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. 22Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. 23Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. 24Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, (o sea los gentiles) y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, (ese era Israel, porque en ese tiempo Israel era el que tenía el monoteísmo; las naciones eran completamente paganas) ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?” Significa que Israel al fin recibirá al Señor. Entonces aquí estos dos olivos se refieren a Israel y a la Iglesia; por eso cuando dice en Apocalipsis 11:4: “Estos testigos son los dos olivos, (el reino sacerdotal) y los dos candeleros que están en pie delante del Señor de la tierra”, quiere decir que el testimonio de estos dos profetas, porque son dos personas, será el testimonio de la Iglesia y de Israel; o sea, el testimonio de la Biblia. Con el poder de Moisés y de Elías
Continua el verso 5: “Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos”. Este fuego, ¿qué tipo de fuego es? Vamos a verlo en Jeremías 5:14, donde se nos da una expresión para poder entender esta de aquí de Apocalipsis; allí dice de la siguiente manera: “Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: Porque dijeron esta palabra, (¿cuál fue la palabra que dijeron? que Dios no hará ningún mal, que no hay palabra de Dios en los profetas, sino) he aquí yo pongo mis palabras en tu boca (en la de Jeremías) por fuego, y a este pueblo por leña, y los consumirá”. Este fuego es, pues, el fuego santo del Espíritu, el fuego de la palabra de Dios. Apocalipsis 11:5: “Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos y devora a sus enemigos; (quiere decir que
durante el tiempo que están dando su testimonio, mientras no terminen su testimonio, nadie puede tocarlos ni hacerles daño) y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera”. Por ejemplo, están ellos predicando en la plaza y hay un francotirador que les va a disparar a ellos, pues le disparan al francotirador; si alguno preparó la horca para ellos, lo ahorcan a él; si alguno les pone una bomba, le explota a él la bomba; es decir, lo que quieran hacerle a ellos, le sucede al que quiera hacerlo; cualquier cosa que las personas intenten hacer contra estos dos testigos, les va a acontecer a ellos lo mismo. “Y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera. 6Estos tienen poder para cerrar el cielo, (lo mismo que hizo Elías, pero estos son los dos, ya no es solamente uno) a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran”. Lo mismo que hizo Moisés. Por eso algunas personas dicen que será el mismo Elías y el mismo Moisés; otros dicen que serán Elías y Enoc, pero aquí no está diciendo que sea Elías. Cuando se profetizó acerca de Elías en Malaquías, que lo recoge también el Eclesiástico, sin embargo, no fue la persona misma de Elías, sino que fue Juan el Bautista; o sea que Juan el Bautista vino en el espíritu y poder de Elías; es decir, un ministerio semejante a Elías. Juan el Bautista fue realmente Elías en cuanto al ministerio, pero no en cuanto a persona. Cuando le dijeron a él: ¿Tú eres Elías? él respondió: No soy; porque él era la persona de Juan, no la persona de Elías el tisbita; pero sí vino en el poder de Elías. Tendrán ministerio semejante a los de Moisés y de Elías
Jesús dijo: “Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir”. Así es que estos dos profetas tendrán los dos juntos el ministerio que tuvieron Elías y Moisés; no que sean Elías y Moisés. Aquí no dice que sean Elías y Moisés; porque Elías cerró el cielo, pero aquí los dos lo cerrarán; Moisés convirtió el agua en sangre, aquí los dos harán los milagros que hicieron estos dos grandes profetas del Antiguo
Testamento: Moisés, que representa la ley, y Elías, que representa los profetas; estos dos hombres harán estas cosas. Yo no digo que sea el mismo Elías, ni digo que esa el mismo Moisés, porque aquí no lo dice; pero su ministerio es semejante, como el ministerio de Juan el Bautista fue semejante al ministerio de Elías. Ahora, si son, bueno, pueden serlo también, pero no necesariamente lo restringe el texto; eso lo deja abierto; pueden ser cualesquier dos hombres de Dios que cumplan estos requisitos. “6Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; (lo que hizo Elías, pero ahora son los dos) y tienen poder (los dos) sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran. 7Cuando hayan acabado su testimonio...”, al final de los tres años y medio; por eso la bestia tiene 1290 días, como lo dice en Daniel. ¿Hasta cuándo durará la abominación desoladora? 1290 días; pero cuando terminen 1260 días, o sea, éstos terminen su testimonio, la bestia los mata, y le quedan 30 días a la bestia, y después 45 días; como lo dice Daniel, para un total de 1335 días. Entonces termina la gran tribulación, luego viene la destrucción de la bestia y el establecimiento del reino de los cielos; son tres años y medio, pero después hay un mes más y luego 45 días, es decir: 1335; 1260, 1290, más 45; entonces cuando terminan su testimonio es cuando los mata la bestia. “7Cuando hayan acabado su testimonio, (¿cuánto profetizarán?, 1260 días, tres años y medio) la bestia que sube del abismo (el anticristo) hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará”. No dice sólo que los matará, sino que los vencerá; parece que tal será la clase de mentira de este personaje que pretende hacerse Dios, utilizando toda la alta crítica contra la Biblia seguramente, usando religiones comparadas, usando parapsicología, que dejará a la gente callada; como quien dice: no habrá nada más que decir. Puede que sean crucificados
También dice en Apocalipsis 13:7 que el anticristo vencerá a los santos. Los santos ya testificaron y creen en el Señor,
pero para ese entonces los argumentos de los otros serán tan poderosos, que la gente les creerá a ellos y no al Señor; los otros simplemente mueren. El anticristo “hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará”. No son la misma cosa; son dos cosas “8Y sus cadáveres estarán en la plaza de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado”. ¿Dónde fue crucificado el Señor? en Jerusalén. Ahora, el hermano Watchman Nee le pone atención a esta palabra “también”; no dice solamente: donde nuestro Señor fue crucificado, sino “donde también nuestro Señor fue crucificado”. Nee dice que posiblemente estos dos profetas serán también crucificados, porque no dice solamente donde nuestro Señor fue crucificado, sino “donde también nuestro Señor fue crucificado”; de manera que él entiende que posiblemente los crucifiquen a ellos en Jerusalén. Jesús dijo que no hay profeta que no muera de fuera Jerusalén. “9Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones (aquí está la profecía de la televisión; porque no dice los de Jerusalén, los que están en la plaza, sino los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones) contemplarán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados”. A cualquier hombre que muere se le da santa sepultura, pero a éstos no; con éstos quieren gozarse viendo sus cadáveres, tres días y medio. “10Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas atormentaron a los moradores de la tierra”; porque ellos decían una palabra y se cumplía; entonces imagínense. Arrepiéntanse, o si no, terremoto; arrepiéntanse, o si no, langosta; o sea, estaban atormentados. “11Pero después de tres días y medio entró en ellos espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies”. Dice la Palabra que los vivos no precederán a los muertos en la venida del Señor, y esa es la primera resurrección, la resurrección para incorrupción que es el arrebatamiento de la Iglesia; pero aquí
puede ser como Elías fue arrebatado al cielo en su cuerpo natural, Enoc fue arrebatado en su cuerpo natural, Lázaro también resucitó, muchos resucitaron; eso quiere decir que esta resurrección y arrebatamiento de estos profetas no anula la calidad de primera resurrección ya para gloria de los santos; pueden haber resucitado y Dios puede hacer lo que sea. Si lo hizo con Enoc, si lo hizo con Elías, lo puede hacer con estos dos; de hecho eso dice: “después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron”. Los que estaban viendo el programa en vivo y en directo, así como cuando hay una guerra, todo el día es anunciado; imagínense, todo mundo pendiente. “12Y oyeron una gran voz del cielo, diciendo: Subid acá. (no dice que sólo los dos profetas oyeron, no; la gente también) Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron”. Lo que este decía, que Jesucristo había subido en una nube, también éstos; que resucitó, también éstos; o sea que, hermanos, Dios da un testimonio tan claro que si ya después de esto no creen, les queda la última trompeta; aquí se acaba el segundo ay; después ya no hay nada que hacer. “13En aquella hora hubo un gran terremoto, (ese terremoto es local; se refiere a la ciudad de Jerusalén) y la décima parte de la ciudad se derrumbó, (tiene que haber sido un terremoto muy grande; la mitad de la ciudad de Armenia se derrumbó) y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; (el original griego dice: nombres de hombres; no dice sólo en número, dice personas con nombre; es decir, que los siete mil que murieron, es como decir, los grandes; aquí dice hombres; el griego dice: nombres de hombres u hombres con nombres; o sea, personajes importantes; imagínense si aquí el anticristo hace esto en Jerusalén, y dice que trasladaría la tienda de sus palacios hacía allá, entonces cuántos estarán de la clase alta con el anticristo? Todos sus compinches, verdad?) y los demás (¡aleluya!) se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo”. Posiblemente aquí comienza la conversión de los judíos, aquí comienza, porque están en Jerusalén. “Dieron gloria al Dios del cielo”; aquí comienzan ya a creer. ¡Aleluya! ¡Gloria al Señor! Ya empiezan a reaccionar.
“14El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto.” Esa es ya la séptima trompeta. Entonces vamos a parar aquí, hermanos. ☐ Continúa con: La séptima trompeta. Permalink | Referencias (0)