Felix del Val Latierro
COLECCIÓN PIRAGUA 1
EDICION CORREGIDA.
ISBN – 968- 15 3108- 9 Prohibida toda reproducción total o parcial De esta obra sin autorización del autor.
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INDICE PROLOGO …………………………………………...……...3 INTRODUCCION. —Evolución y desarrolló de los estudios sobre el grafismo. Análisis del grafismo: sus Diversos aspectos y terminología. La Grafotecnia como Ciencia y Arte: el Decálogo de la grafotecnia…………..…………………………7 PRIMERA PARTE: Estudio escritura. A) Elementos constitutivos o formales: Trazos, rasgos, caja del Renglón, rasgos y puntos de ataque. Valoración de elementos formales……………………………………………………..16 B) Elementos estructurales: Angulosidad, dimensión, dirección, enlaces, inclinación, presión., proporcionalidad, regularidad, orden, velocidad, continuidad...................................................22 C) la fisonomía y el gesto y su importancia en la graduación. De valores Estructúrales……………………………………….35 D) Grafonomia: Clasificacion general Ídem fisonómica. Ídem de Schneiekert................................................................................37 SEGUNDA PARTE: La escritura y sus modificaciones. A) Modificaciones naturales. Causas naturales. Causas somáticas. Causas temperamentales. Causas psicológicas. Causas educaciones y ambiente………………...………..……43 B) Modificaciones fraudulentas. 1. Falsificaciones simples: Anónimos, suplantación de personalidad irreal………………………...……...…………56 11. Falsificación por imitación. 1° Por medios mecánicos: Transparencia, calco, lápiz, punzón, aparato Fischot…..…………………………………...……...57 2. ° Por imitación: Restripto tras lavado. Ídem tras raspado, Interpolación, imitación propiamente dicha……………….....60 III. Por disimulo………………………………….……...63 IV Alteraciones fraudulentas…………………………...70 C) Modificaciones mixtas. Mano guiada………………..71 TERCERA PARTE: Problemas…………………………………………………...75 3
A) Lectura de textos invisibles: por lavado, raspado o borrado: por retoque o enmienda; por huellas de lápiz o punzan; por Combustión del papel……………………..………………...76 B) Estudio de las tintas: Naturaleza, antigüedad, densidad…79 C) Estudio del papel: Contextura, encolado o apresto, carga, Composición química, edad.....................................................83 D) Anterioridad o posterioridad de un escrito con relación a otro, o de una parte de un escrito con relación a las que Lógicamente le deben preceder o seguir……………………..86 E) Análisis grafometrico...........................................................90 CUARTA PARTE: El análisis comparativo. A) Preliminares………………………………………………..99 B) Procedimientos de cotejo………………...………….……102 I Casos generales: Aparente semejanza, aparente desemejanza……………………………………………….....105 II Casos especiales: Firma, mano izquierda, escritura tipografiada, escritura de parientes, testamentos ológrafos….108 C) El informe pericial……………………...………………..119 QUINTA PARTE: Casuística………………………………122 Escritura mecanografiada…………....………....…...………136 APENDICE: Situación legal de la Grafocritica en España……...………....139 BIBLIOGRAFIA Bibliografía consultada……………………….……………...149 Bibliografía general……………………………………...…..150
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PROLOGO Es evidente, Como ya había sido puesto de relieve a principios de siglo por ALFREDO NICEFORO (I), que el delito se transforma al compás de la evolución de la sociedad, adoptando nuevas modalidades que no constituyen sino eco de las mutaciones que se operan en aquella bajo la influencia decisiva de la civilización Destacaba este autor que una de las notorias transformaciones que la criminalidad sufre en nuestra actual sociedad, esta integrada por el hecho de que el delito que en la sociedad bárbara se realiza preferentemente mediante la violencia (homicidio, lesiones, robo, incendio, etc.) en la actualidad se produce especialmente por el fraude (estafa, falsedad, quiebra fraudulenta, etc.). De la aguda observación del profesor Italiano puede deducirse que el delito, al unísono con la sociedad se civiliza. No han desaparecido, en verdad, las que podemos en verdad, las que podemos llamar formas primitivas de criminalidad, si bien es innegable que algunas de ellas han sufrido la importante disminución que recogen ampliamente las estadísticas de todos los países, Por otra parte, no es menos cierto que en la ejecución de los propios delitos violentos se observa cada vez con mayor frecuencia, por parte de su autor, un especial miramiento en alcanzar el resultado por procedimientos insidiosos, evitando, a ser posible, el empleo de otros media, que aparte de entrañar un mayor riesgo, suelen dejar mas claro rastro de la actividad ilícita y de la personalidad del autor. Es pues un fenómeno comprobado que las condiciones de la video modernas han conducido forzosamente a que los delitos denominados fraudulentos hayan aumentado en vertiginosa proporción Nos hallamos evidentemente en el siglo de oro de la estafa y de la falsedad, los más expresivos entre los que emplean en su ejecución el fraude, el engaño o el ardid. Una de las consecuencias que lleva aparejada la distinta naturaleza de los dos grupos de delitos que anteriormente hemos destacado, es la mayor dificultad que los fraudulentos presentan respecto a la prueba del hecho y a la identificación del autor. Es evidente, sin embargo, que al campus de la mayor perfecta en la actividad delictiva Van también afianzándose las técnicas en la lucha contra el delito, y si bien es cierto que este jamás alcanzo 5
el refinamiento en los medios de comisión; que hoy se registra, no lo es menos que la Criminalistica dispone en nuestros días de los mas depurados procedimientos para comprobar la existencia de la infracción y establecer con claridad identidad del delincuente. En los delitos de falsedad documental, el desarrollo de la grafotecnia ofrece a la justicia un sin fin de elementos, cada día mas ajustados, para poner en evidencia la alteración de la; verdad, asi como para descubrir a su autor. El Código Penal recoge en su articulo 302 las formas de comisión en la falsedad documental, de las cuales unas constituyen falsedades materiales y las restantes falsedades ideológicas. Las primeras llevan consigo una alteración física o sensible del documento o del grafismo (raspaduras, alteraciones, sustituciones, etc.), las segundas alteran la verdad, no en la materia física del documento, sino en su contenido (narración de hechos inexactos, falsa atribución de manifestaciones, etc.). Según el Código Penal esta especie de falsedades. las de índole material, se pueden cometer: contrahaciendo o fingiendo letra, firma o rubrica, alterando las fechas verdaderas, haciendo en documento verdadero cualquiera alteración o intercalación que varia su sentido; intercalando cualquier escritura en un protocolo, registro o libro oficial, simulando un documento de manera que induzca a error sobre su autenticidad. La pericia de los falsificadores exige en la mayoría de estos casos que se tenga que recurrir a los conocimientos que proporciona la grafocritica, conocimientos que Para ser eficaces requieren ser manejados por personas técnicas y especializadas, que además de una sólida preparación científica posean una dilatada experiencia y una notable intuición, qué canto destaca ORLANDO SIVIERI en su reciente obra (2), es una facultad que ayuda al perito, tanto como su propio saber, sobre la compleja ciencia del grafismo. La grafocritica, como la define VAL LATIERRO, autor de la presente obra, es la parte de la grafotecnia que tiene por objeto el estudio de la autenticidad del documento moderno, desde el siglo XVI, es decir, a partir de la escritura procesal, apoyándose sobre conocimientos de orden psicológico y fisiológico. La escritura no puede concebirse tan solo como el medio grafico de expresión del pensamiento, sino que es, al propio tiempo, una 6
manifestación de la personalidad en su doble aspecto, consciente e inconsciente. De ahí su valor inapreciable para descubrir, tras su análisis, la mano que la trazó, mano que es instrumento de la conciencia, Pero, a la vez, del inconsciente que aflora en el grafismo, pese a la actitud vigilante del autor en casos de simulación. Si lo psicológico tiene su natural reflejo en la grafía, también, lo fisiológico y aun lo ambiental estampan en ella su impronta, razón por la cual son de gran complejidad los elementos y conocimientos que el perito calígrafo debe manejar para, consciente de su responsabilidad, convertirse en ayuda eficaz en la difícil misión de pacer justicia. Estos y otros más numerosos aspectos son destacados por VAL LATIERRO en el libro que hoy se ofrece al público. Es admirable la labor de síntesis que realiza el autor en su breve manual, en el que ha logrado condensar ágilmente todos los conocimientos grafocriticos necesarios para poder llegar a la conclusión sobre la autenticidad o falsedad de un documento manuscrito o mecanografiado. El estudio de los elementos constitutivos y estructurales del grafismo, la importancia del gesto, la modificación de la escritura, asi como el análisis de los factores que influyen en la misma (materiales, somáticos, psíquicos y ambientales) son tratados con tanta claridad como rigor técnico, para entrar a continuación de lleno en el problema de mayor interés forense constituido por las modificaciones fraudulentas de las que VAL LATIERRO hace un estudio acabado y penetrante, distinguiendo la falsificación simple en la que el falsario pretende tan solo ocultar su personalidad; la falsedad por imitación realizada con animo de que sea atribuida a otra persona; la falsificación por disimulo por la que se pretende enmascarar la propia grafía y las alteraciones fraudulentas que se produces mediante la eliminación de palabras por medios mecánicos, químicos, etcétera. El interés criminalistico de la obra aparece claramente a través del detenido estudio que el autor hace de los procedimientos mas usuales, mediante los que se cometen las falsedades materiales, asi como de las técnicas utilizadas pare poder al descubierto esta clase de alteraciones de la verdad, destacando la importancia del análisis comparativo para terminar ocupándose del informe pericial, con atinados consejos a los técnicos que han de poner su saber grafocritico al servicio de las 7
necesidades de la Justicia, acrecentando, por ultimo, el valor practico de la obra mediante el cuidado examen de interesante y original casuística. De todo cuanto se ha dicho hasta ahora, se deduce claramente que el conocimiento de la Grafocritica es indispensable para el perito Calígrafo, para el juez o magistrado, para el abogado fiscal y también para el letrado y podemos añadir que todos ellos hallaran en este libro una segura orientación a1 respecto. Al juez y al abogado les interesa conocer la oportunidad de practicar o proponer una Prueba pericial caligráfica. Evitando peritajes inútiles pues es tan importante saber cuando un dictamen de tal naturaleza puede proporcionar luz sobre la cuestión que se debate. Como tener conciencia de los Hititas obligados de la ciencia grafotecnica, no solicitando al perito un informe que no esta en condiciones de suministrar dado el estado actual de los conocimientos grafocriticos. Por otra parte, ni uno ni otro Podrían, careciendo de la debida preparación en esta materia, señalar adecuadamente los extremos .sobre los que debe versar el dictamen, extremos que no puede sobrepasar el perito en su misión y de cuya exacta fijación puede depender la utilidad o inutilidad del informe técnico. Por lo valoración de las conclusiones a que ha llegado el perito en su estudio no podrá realizarse competente y eficazmente si se carece de las nociones científicas y practicas que tan sólo la Grafocritica puede proporcionar. Por todas estas razones nos felicitamos por la aparición de la obra de VAL LATIERRO, competente archivero-bibliotecario, que ha dedicado gran parte de su vida al estudio de los problemas que plantea la Grafotecnia y poseedor de una larga experiencia en el peritaje caligráfico, por lo que le ha sido facil construir un magnifico Manual con sentido científico y practico a la vez que ve la luz en un momento en que nuestra bibliografía, nacional se halla ayuna de obras en que se trate la materia con tan acertada visión de conjunto (3). OCTAVIO PEREZ-VITORIA (1) La transformación del delito en la sociedad moderna. Madrid. Vitoriano Suárez. 1902. (2) L'indavine grafica. Cedam. Padua. 1951. p5g. 13. (3) Con anterioridad, ROMULO ROCAMORA se había ocupado de estas cuestiones en su obra, hoy agotada, peritaciones caligráficas. Tribunales de Justicia y estudios grafológicos y grafotecnicos. BARCELONA 1935.
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INTRODUCCION EVULUCION DE LOS ESTUDIOS SOBRE EL GRAFISMO La escritura, representación de las ideas mediante signos gráficos, nació como consecuencia de la necesaria relación social, y su implantación tuvo que ser objeto de un proceso lento que culminó en la creación del alfabeto. El estudio de los tiempos primitivos y su equiparación con los pueblos que se hallan aún en estado salvaje, nos permite darnos idea de la evolución que hubieron de experimentar las sociedades primitivas hasta lograr un entendimiento gráfico. Representadas, en un principio, las ideas por objetos, fue necesario dar a éstos un valor en la representación que guardase relación con el proceso ideológico. El paso del alfabeto fonético al ideográfico representa una de las principales conquistas en la transformación que nos ocupa; la ordenación silábica y su correspondiente asimilación gráfica constituyen la terminación o culminación del proceso. No es objeto de este trabajo el estudio de la escritura y su aparición; la formación de las escrituras nacionales y la evolución de todas y cada una de ellas. A nosotros corresponde, solamente, dentro de un campo no por más acotado, menos vasto, estudiar la escritura individual y conocer las características que la personalizan. No estará de más, sin embargo, advertir que hasta el Renacimiento, saber leer y escribir fue patrimonio de minorías, y que Mientras estuvo reservada al dominio de unos poco y casi centralizado en lugares de estudio y de trabajo -monasterios, cancillerías, etc. la escritura se sujetó en sus grafismos a un estilo casi caligráfico y a unas normas Mas de trazado con su mayor o menor complicación en el sistema de redacción, extensión, etc. Con la imprenta y el ansia de saber renacentista, el libro se difunde, y con la lectura la escritura, hasta llegar a los tiempos actuales, pudiendo decir que su desarrollo obedece a la ley conjunta del menor esfuerzo, que preside casi todas las actividades humanas, y que tiende a realizar la mayor cantidad de trabajo en el menor tiempo. Nacen, cono consecuencia, las disciplinas que estudian los distintos aspectos que el grafismo presenta 9
Los primeros estudios documentales están. Movidos por el interés histórico y nacen la, Paleografía y la. Diplomática o Paleografía crítica, que tienden a. la lectura y a la averiguación de la autenticidad de los documentos antiguos, mediante el estudio de todos sus elementos, tanto intrínsecos como extrínsecos. Estos estudios llegan a la madurez en el siglo XVII con las llamadas "Guerras Diplomáticas" y el movimiento Bolandista, perfeccionándose en los siglos XVIII y XIX merced a una pléyade de investigadores de todas las naciones de la ,Europa occidental, cuya enumeración sería larga e innecesaria. Contrasta este desarrollo del estudio de los documentosantiguos con el tímido: y balbuciente de los modernos. Este se va haciendo, sin embargo, cada vez más necesario, pues al extenderse la escritura entre. La masa del pueblo, van surgiendo las dudas y controversias sobre su autenticidad y, poco a poco, aparecen algunos ensayos de sistematización; pero es preciso esperar al siglo XIX para que estos ensayos se vayan concretando hasta llegar a su solidez actual, atemperados al desarrollo de los estudios psicológicos y fisiológicos y también al de la Óptica. El estudio psicológico del grafismo adquiere pronto una extraordinaria preponderancia y difusión, que podría haber ahogado nuevamente el estudio de la autenticidad de los escritos, si no hubiera sido. Porque ha servido eficazmente a la fijación de las leyes de la escritura, las cuales son, a su vez, base para el estudio de la autenticidad del documento. Y así ha sido, en efecto, pues los mejores investigadores de esa autenticidad han salido de la investigación psicológica. Francia puede atribuirse con pleno derecho la. Paternidad de la moderna investigación documental. Baste citar los nombres tan universalmente conocidos de Michon, Crépieux-Jamin, Sollange Pellat, Locard, etc., etc. De esta escuela francesa nacen las demás de Europa, principalmente la inglesa con Saubeir y Saudek, la alemana con Preyer, Meyer, Klages y Scheneickert, Y la italiana, con Morelli, Ardreani, Ottolenghi y Marchesan. En todo este movimiento occidental de resurgimiento de los estudios sobre el grafismo, España se ha mantenido dignamente en lo que a la Diplomática se refiere; mas no en lo tocante al estudio del documento moderno, donde ha permanecido en un abandono casi general, siendo pobres en calidad y escasas en 10
cantidad las obras escrita; sobre la materia actualmente .se nota un amplio movimiento ,esperanzador, que procura, a marchas forzadas, recuperar el tiempo perdido, asimilando los progresos conseguidos en otras partes, como punto de partida para la propia investigación. EL ANÁLISIS DEL GRAFISMO; SUS DIVERSOS ASPECTOS Y TERMINOLOGÍA De propio intento, como se habrá observado, se ha omitido toda terminología en las líneas precedentes. La razón es que existe en esta rama de los conocimientos un confusionismo terminológico, que hemos querido soslayar, antes de razonar nuestra propia terminología. Fue a fines del siglo XVIII cuando se inició pujante en casi toda Europa el período de esplendor de los estudios del grafismo, si bien tenían un marcado carácter esotérico, como claramente lo revela la "Quirogramatomancia del alemán Cense, contemporáneo del abate Michon. Este neologismo no prosperó,- pues fue ahogado en ciernes por el de "Grafología", aplicado por Michon a la misma finalidad, es decir, al estudio de la Psique, mediante el análisis del grafismo. El nombre de Grafología ha sido universalmente aceptado para los estudios sobre el grafismo, tomándolo, a veces, no en el sentido de análisis psíquico que le imprimió su fundador, sino en su sentido general etimológico, que abarca tanto lo psicológico como lo físico o fisiológico y aun el aspecto de la autenticidad. Modernamente va tomando fuerza la denominación de "Grafopsicología" (Marchesan), que designa igualmente, aunque con mayor profundidad psicológica, el conocimiento de la Psique, mediante el estudio del grafismo. Tenemos, pues, en realidad, dos denominaciones para el mismo estudio y, en cambio, nos vemos privados de una denominación general, tan necesaria para toda ciencia o arte. Por eso creemos necesario hacer un pequeño examen y ver la manera de llamar por su nombre a estos estudios y sus ramificaciones, que tanto incremento van tomando en nuestros días. El término general más apropiado para designar la Ciencia de la escritura, etimológicamente hablando, es el de "Grafología"; pero ¿quién le hace perder el significado parcial que ha tornado, después de casi un siglo de uso general? Este inconveniente 11
grave, lo podríamos soslayar aceptando el término "Grafotecnia" para designar la Ciencia general de la escritura, aunque parezca restringir un poco la naturaleza del estudio del grafismo, que, como luego veremos, es Ciencia y es Arte. Además, la escritura puede estudiarse bajo tres aspectos distintos y perfectamente definidos, aunque tengan trabazón unos con otros: el psicológico, el histórico y el fisiológico, cada uno de los cuales puede, y debe, tener una denominación propia. El aspecto psicológico lo recoge perfectamente el término "Grafosicología" o estudio de la Psique mediante el análisis del grafismo, que debe desterrar al de "Grafología", aplicado a la misma finalidad. El estudio del grafismo bajo el aspecto histórico o de autenticidad. Se debería. Llamar "Grafocrítica" término que seria válido para cualquier documento, tanto antiguo como moderno; mas no olvidemos la existencia de un término ya consagrado, referente a la. Crítica del documento antiguo y que conviene respetar; tal es la "Diplomática" con su auxiliar la "Paleografía", por. Lo que el término "Grafocrítica" se puede reservar a la crítica del documento moderno, desde el siglo XVI, es decir, a partir de la escritura procesal. Este -neologismo es más científico,' más expresivo y exacto que el redundante y oscuro de Pericia caligráfica, con el que se denomina hoy día, en España e Italia, al estudio de la autenticidad del documento moderno. El aspecto fisiológico, o investigación del estado" físico del autor de un escrito, queda recogido con el término "Grafofisiología", sustituyendo al de Grafología médica, o estudio de las alteraciones psico-físicas reveladas por el grafismo, que quedan englobadas en la Grafopsicología, alteraciones psíquicas, y en la Grafofisiología, alteraciones fisiológicas. Al estudiar el grafismo nos vemos, además, en la necesidad de clasificarlo y denominarlo con arreglo a sus constantes predominantes; de esto se ocupa la "Grafonomía". Finalmente citaremos otros términos, ya aceptados, que se refieren también a la escritura; pero más bien en cuanto signo o expresión de la idea. Tales son: "Caligrafía", o arte de escribir bellamente; "Taquigrafía" y "Estenografía", o arte de escribir con rapidez, y "Criptografía", o escritura en clave. La existencia 12
y consagración de estos términos autoriza la introducción de los demás que acabarnos de exponer. Lo anteriormente dicho queda condensado en el siguiente cuadro:
LA "GRAFOTECNIA" 'COMO CIENCIA Y ARTE. Empecemos por lo más sencillo. Entre las diversas ramas de la Grafotecnia está la Diplomática, con su auxiliar. La Paleografía, a la que nadie negará su calidad científica, pues ha llegado a ser uno de los más valiosos auxiliares de la Historia. Las otras ramas interpretativas no han llegado todavía al envidiable grado de perfección de la Diplomática. Es mas, existe contra ellas una absurda prevención, muy generalizada desgraciadamente, por culpa de los malos grafólogos y grafocríticos. Mas esta prevención es fruto, en primer lugar, de un razonamiento sofistico, pues concluye universalmente (inutilidad de la Grafotectnia) de unos premisas particulares (inutilidad de determinados peritos) y, en segundo lugar, es fruto también de la. Ignorancia, porque el desconocimiento de esta Ciencia conduce a exigir de ella mas de lo que puede dar. En efecto; admitamos por el momento que la Grafotecnia es una Ciencia, como luego probaremos. Nadie pone en duda que sea también un Arte, tomando esta palabra en la acepción académica de "astucia", "maña", "habilidad", sinónimos que le cuadran perfectamente, pues nos reflejan el carácter interpretativo de la Grafotecnia. 13
El grafotécnico debe ser un artista; pero las cualidades de tal son un don divino y pueden estar en los individuos en mayor o menor grado. De ahí que. La función interpretativa (Arte) dependa del grado de desarrollo de esas cualidades; si éstas son deficientes o nulas, de poco le servirán al experto sus conocimientos científicos, por lo que su labor interpretativa o artística será deficiente o mala. Mas el fallo del experto como artista no se debe imputar a la Grafotecnia como Ciencia, de la misma manera que no podemos renegar de la Medicina porque existan malos médicos, ni de las matemáticas porque algunos apliquen mal sus principios. Esto es preciso dejarlo bien sentado, pues no podemos dejar que se hunda en el descrédito de los malos artistas una disciplina de tan extraordinario interés. El valor científico de la Grafotecnia sólo se puede negar por ignorancia. Sus leyes o principios están basados en la experiencia, madre de la Ciencia, y en los adelantos de la Psicología y de la Fisiología, así como en los modernos progresos de la Óptica y de la Química. La base científica de la Grafotecnia es, pues, sólida; pero no olvidemos dos cosas: Primero, que es una ciencia experimental, sujeta a los errores interpretativos humanos, tanto por ignorancia científica como por deficiencia de las cualidades interpretativas del que se sirve de ella, y, segundo, que la Psique sigue siendo todavía un misterio para el hombre y que la Fisiología tampoco ha llegado al perfecto conocimiento del organismo humano, por .lo que nada tendrá de particular que el experto encuentre en el grafismo misterios insondables, ante los cuales fracasen toda su ciencia y experiencia. Mas esto no anula el valor científico de la Grafotecnia, sino que, por el contrario, lo engrandece, pues pese a esas dificultades sus progresos son hoy suficientes para esclarecer la mayor parte de los problemas que se la presentan. Veamos ahora el "Decálogo" de los principios científicos en que se apoya la Grofotecnia. 1º El alma y el grafismo están en relación permanente de causa y efecto. 2º El alma es un complejo infinito; y así como no hay dos almas iguales, tampoco existen dos grafismos iguales. 3º El complejo anímico se modifica por el complejo fisiológico: Tonalidad nerviosa. Muscular y glandular, el cual reviste 14
igualmente una variedad infinita, por lo que resulta, si así puede decirse, un infinito modificado por otro infinito. 4º El complejo anímico y la tonalidad general fisiológica definen o determinan la fisonomía del escrito, independientemente del órgano que la ejecuta, si éste está. Adaptado a la función (ambidextros, zurdos, reeducados, escritura con los pies o con la boca), e independientemente también del alfabeto empleado (latino; griego, eslavo, germano, árabe, etc.) 5º Los estados de conciencia, pasajeros o permanentes, repercuten en el grafismo, así como las variaciones de la tonalidad general. (Experiencias de ferrari, Hericourt y Richet.) 6º La escritura es inicialmente acto volitivo, pero con predominio posterior, casi absoluto, del subconsciente, lo que explica la permanencia y fijeza de las peculiaridades gráficas. 7º No se puede, simular la propia grafía, sin que se note el esfuerzo de la lucha contra el subconsciente. 8º Nadie puede disimular simultáneamente todos los elementos de su. Grafía, ni siquiera la mitad de ellos, lo cual es una consecuencia de lo anterior avalada por la experiencia. (Saudek.) 9º Por mucho que lo pretenda el falsificador o el disimulador, es imposible, en escritos extensos, que el subconsciente no le juegue alguna mala pasada, revelando la verdadera personalidad del escrito falsificado o disimulado. 10º No todos los signos gráficos tienen el mismo valor. Los más importantes son aquellos que son invisibles o poco aparentes. Pues son los que escapan lo mismo en la imitación que en el disimulo. En estos diez principios, corroborados plenamente por la experiencia, se basa la Grafotecnia. Las escrituras más propias para su aplicación son las cursivas, y las menos interesantes las caligrafiadas o caligráficas, porque en éstas la personalidad está corno enmascarada. Mas no olvidemos que la Grafotecnia no es una Ciencia exacta que, por tanto, no nos faltarán casos de difícil y aun de imposible solución, ya sea por su dificultad intrínseca, Ya por la escasez de elementos de cotejo, Pero ¿en qué Ciencia experimental no ocurre lo mismo? Esta breve exposición de la Ciencia de la escritura nos habrá revelado su enorme extensión. Las páginas siguientes versarán 15
sobre una de sus ramas, la Grafocrítica, mal llamada Pericia caligráfica. El hecho de ceñirnos a esta sola rama queda explicado, pues su estudio es lo suficientemente amplio como para dedicarle todos nuestros desvelos y, además, porque es el que más directamente nos atañe a los archiveros. Por considerarla como una proyección de la Diplomática, sustancial en nuestra carrera. La Diplomática y la Grafocrítica son idénticas en cuanto a su finalidad (autenticidad de los documentos). Aunque difieren un poco en su procedimiento y fundamentos científicos. La Diplomática se apoya especialmente en los conocimientos históricos, mientras que la Grafocritica lo hace en los fundamentos psicológicos y fisiológicos. Los conocimientos históricos no interesan al grafocrítico, mientras que los psicológicos y fisiológicos no interesan al diplomático. Pues actúa especialmente sobre escritos caligráficos o caligrafiados; más le pueden interesar a partir de la escritura procesal. En ambos, sin embargo, se verifica el análisis exhaustivo del documento y de la materia escriptoria. Con vistas a su autenticidad. Es cierto que la Grafocrítica no ha alcanzado la seguridad de su hermana mayor la Diplomática: Pero como sus fundamentos son científicos y, los resultados prácticos obtenidos muy halagüeños de nosotros defenderá su perfeccionamiento y de que se la tenga en la consideración que se merece. Hace tiempo que se deja sentir en España la necesidad de un buen tratado de "Grafocrítica”: Pero ésta es una empresa que requiere mucha reflexión, casuística abundante y un buen laboratorio de experimentación. Desgraciadamente el laboratorio tarda en formarse, aun cuando es posible que sea una realidad a la aparición del presente Manual. En tanto se resuelven estas dificultades, se ha .juzgado necesario. No sólo Por el interés General. Sino también con vistas a la mejor formación de los futuros alumnos de la "Escuela de Preparación Para Archiveros-Bibliotecarios", la Publicación del presente Manual, el cual no tiene otra Pretensión que la de ser una síntesis de los estudios realizados sobre la materia, sazonadas Por la experiencia personal. Debo expresar mi más profunda gratitud a todos mis compañeros, que siempre, y más particularmente al iniciar mi 16
labor, pusieron a mi disposición su experiencia en los trabajos en común, y muy especialmente a don Pedro Rodríguez Arias, mi constante compañero de equipo, desde casi hace diez años, de quien mucho he aprendido, dado su mayor cúmulo de ciencia y experiencia. Espero que este manual sea de alguna, utilidad a cuantos se interesen por estas materias, y aceptaré gustoso y agradecido cuantas sugerencias y observaciones se me hagan sobre los puntos expuestos. EL AUTOR
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PRIMERA PARTE ESTUDIO DE LA ESCRITURA. A) Elementos constitutivos o formales. La Historia de la Escritura nos indica su evolución y denominaciones a través de los tiempos, en sus dos ramas: Paleografía y Neografía; la primera, hasta el siglo XVI, y la segunda, a partir de esa época. Este conocimiento debe poseerlo el grafocrítico. Pero es meramente secundario en la grafocrítica moderna o pericia caligráfica. Por eso. Nó insistiremos en ello, aunque aconsejamos los tratados de Paleografía y Caligrafía, éstos para las escrituras modernas. Dejando, pues, aparte la Historia de la Escritura, nos adentraremos en el estudio de los elementos constitutivos del grafismo, cuyo conocimiento y denominaciones interesan grandemente al grafocrítico, tanto para profundizar en el estudio del escrito, como para el informe que debe emitir cuando para ello sea requerido. La palabra escrita está formada por un conjunto de líneas. Si éstas líneas forman parte esencial de la letra, se denominan trazos, los cuales pueden ser, a su vez, rectos, curvos y mixtos, y los curvos, cóncavos y convexos. Los trazos tienen comúnmente el movimiento de arriba abajo, y por formar parte esencial de la letra se llaman magistrales y también gruesas, porque al movimiento de descenso corresponde una mayor presión y, por tanto, un mayor grosor. Estos trazos magistrales se unen entre sí mediante unas curvas caligráficas de enlace, en las que aparecen los finos o perfiles (figura I).
Figura 1(a).
cóncavo
convexo Figura 1 (b). 18
perfil
Si las líneas no forman parte esencial de las letras, se denominan rasgos, los cuales obedecen, en esencia, a un principio ornamental, y se denominan iniciales, cuando comienzan letra; finales, cuando la terminan. Y enlaces, cuando, siendo iniciales o finales, están en medio de una palabra y sirven de unión entre trazos magistrales de la misma o diferente letra (figura 2).
Figura 2. En los rasgos iniciales y finales ocurren, a veces, algunas anomalías o peculiaridades, que se apartan de las normas caligráficas, originando el arpón o gancho, la maza o engruesamiento paulatino hacia un extremo por exceso de presión, el golpe de sable o movimiento rápido terminado en punta fina, y el golpe de látigo, más amplio que el anterior, con menos presión y, por tanto, sin terminación acerada (Fig. 3).
Arpón masa
sable látigo Figura 3. El rasgo inicial se suele llamar también rasgo de ataque, en el que merece un estudio especial el punto de ataque, porque refleja el movimiento inicial personalísimo y, por tanto, importantísimo. No olvidemos que no siempre existe rasgo de ataque, mas siempre hay un punto de ataque, aunque sea entonces un trazo magistral, en el que también podremos observar las peculiaridades que a continuación diremos. El punto de ataque puede revestir las formas siguientes: Botón. O parada inicial con engrosamiento; acerado o en punta muy fina, con gran rapidez inicial y escasa presión, que luego va acentuando, sin cambiar de dirección; gancho. O arpón, ya mencionado, que equivale a un movimiento inicial contrario a la dirección del rasgo; a veces, el gancho desaparece, porque el movimiento inicial contrario no dejó huella, y entonces el punto 19
de arranque aparece recto o de gancho frustrado. Finalmente, este punto de ataque puede ser también redondeado, cuando comienza con un movimiento' inicial lento, posando bien la pluma y continuando luego en la misma dirección, con. Disminución paulatina de la presión (figura 4).
Figura 4. Estas peculiaridades de los momentos iniciales o puntos de ataque no son exclusivos de éstos. Una cosa parecida ocurre en los movimientos o rasgos finales. En un párrafo anterior hablamos del arpón o gancho, de la maza, del golpe de sable y del golpe de látigo. El primero se puede dar también en los rasgos finales, y los tres últimos son más propios de éstos; pero también se puede dar en ellos la terminación acerada, rápida y más corta que el golpe de sable, la terminación con aumento de presión al final, la breve o contenida, la prolongada, la ascendente, la descendente, la sinistrógira o vuelta a la izquierda, las cuales, como los movimientos iniciales, tienen suma importancia en el descubrimiento de la personalidad y, por tanto, de la autenticidad (Fig. 5).
Figura 5 Los rasgos iniciales o finales se unen a los trazos magistrales o se separan de ellos formando ángulo o curva. Si superiormente se forma curva e inferiormente ángulo, tenemos el arco, y si ocurre al revés, tenemos el festón o guirnalda. Estos rasgos, al relacionarse con el trazo magistral, pueden formar, cumpliendo su misión ornamental o acentuándola los lazos, elipses, bucles, espirales, lazos v nudos. El bucle puede ser más o menos abierto, anguloso, ovalado; pero, a veces, está tan cerrado que se ciega, formando el empastado o buchado, y otras veces, hay 20
solución de continuidad en su trazado, formándose la rotura o brisado (Fig. 6).
Figura 6. Si un trazo magistral, que debería ser recto, se desvía de su dirección normal en alguna parte de su trazado, se origina la torsión; y si la presión varía grandemente en parte del trazado, formando un engruesamiento brusco en alguna parte de su recorrido, se tiene el inflado, que puede afectar al comienzo o fin del trazo, y más frecuentemente en medio del mismo (Fig. 7).
Figura 7. Las letras se clasificad en mayúsculas y minúsculas, y en éstas especialmente apreciaremos las partes altas o superiores y las partes bajas o inferiores, llamadas así en relación con el cuerpo o caja de la escritura, que se encierra, teóricamente entre dos rectas paralelas, tangentes a las partes superiores e inferiores de las letras que no sobresalen en un sentido ni en otro, como la a, e, i, o, u, m, n. Cada letra se forma esencialmente de uno o varios trazos magistrales, ya sean rectos, curvos o mixtos. Así, la i, u y m constan, respectivamente, de uno, dos y tres trazos rectos, lleven o no perfilamiento inicial o final; la e, o y c están formadas por un solo trazo curvo; la b tiene un trazo mixto; la a y la q están formadas de un trazo curvo y otro recto. La posición de un trazo dentro de una letra se representa por una comilla colocada en la parte superior derecha de esa letra. Así: m' (eme prima), m" (eme segunda) y m"' (eme tercera), representan, respectivamente, el trazo primero, segundo y tercero de la eme. 21
Por otra parte, la mayor parte de las letras pueden ocupar en las palabras tres posiciones: inicial, media y final. Estas distintas posiciones se representan por un subíndice. Así: a1, a2, a3, (a subuno, a subdos, a subtres) representan las posiciones inicial, media y final de la "a". Combinando ambas cosas, el segundo trazo de la a final se representará por a3”; el primer trazo de la m media será representado por m2', y así sucesivamente. Esta nomenclatura o representación, que aquí parece fuera de lugar, resulta muy necesaria para la verificación del análisis grafométrico, desde el que. Nos remitiremos aquí. Si lo hemos incluido en este capítulo, es porque, pese a su rareza, es un estudio de los elementos del grafismo. Unos párrafos más arriba tocábamos de pasada y explicábamos lo que era la caja o cuerpo de la escritura, para darnos cuenta de lo que se entiende por partes altas y bajas de las letras, y, por tanto, también de lo que son letras sobresalientes. Ahora nos interesa más fijarnos en la forma y dirección de dicha caja. La forma caligráfica de la caja es seca, pero a veces no ocurre así, aunque se escriba en papel rayado, sino que puede presentar un movimiento de reptación, que si es muy corta y afecta a una misma palabra, se llama ondulación, y si es más amplio y afecta sólo a la línea en general, se llama serpentina. Otras veces presenta la caja una marcada curvatura hacia abajo, en forma de cuenco, y esto se llama concavidad. Pero si la curvatura es al revés, cuenco invertido, se llama convexidad. Las dos líneas que imaginariamente limitan la caja del renglón, como dijimos, se distinguen con los nombres de base superior y base inferior. La dirección de la caja del renglón es normalmente horizontal; mas como de sus variaciones ya hablaremos al tratar de los elementos estructurales del grafismo, a ellos nos remitimos (Fig. 8).
Figura 8. 22
Debemos señalar también en el grafismo las pausas: corla, punto, punto y coma; los signos de puntuación: punto, acento, diéresis; las tildes o signos supletorios de ciertas letras: t y ñ; los márgenes: superior, inferior, derecho, izquierdo; y los guiones o signos de interrupción silábica de una palabra al final del renglón y el copete de la z. Finalmente, teniendo en cuenta el momento extensor del grafismo, los trazos pueden ser ascendentes o descendentes. Estos suelen ser gruesos, pues en ellos la presión es normal y fácil, mientras que los primeros son finos por falta de presión. Graduación de valores formales. No todos los signos gráficos tienen el mismo valor para desentrañar la personalidad del que estribe, porque la Grafocrítica no actúa siempre sobre escritos espontáneos, como la Grafología, sino que en general tiene que habérselas con escritos imitados o disimulados, cuya paternidad es preciso descubrir. En ambos casos es necesario darse cuenta, desde el principio, del mayor o menor valor que los signos pueden adquirir. ¿Cuál es el fundamento que nos permite graduar estos valores? Se dijo en la Introducción cuál es el proceso de la formación del escrito y la parte que en el mismo tienen el consciente y el subconsciente. Pero ahora debemos añadir más. En el escrito existen determinados signos muy aparentes o visibles y otros que pasan completamente inadvertidos. Los primeros son los que se imitan o disimulan, por lo que pierden valor en el análisis comparativo. En cambio, los signos invisibles, por el mismo hecho de serlo, escapan al falsificador por imitación o por disimulo, y son los verdaderamente interesantes en el descubrimiento de la autenticidad. Supongo que nadie tornará la invisibilidad en sentido absoluto, porque aunque algunos de estos signos realmente son completamente invisibles al ojo desnudo, otros son ciertamente visibles, pero pasan normalmente inadvertidos. Aplicando este criterio a los elementos formales ya estudiados, calificaremos de invisibles, y por tanto de gran valor demostrativo, a los siguientes: 1° Forma de la caja del renglón, cuando es levemente ondulada o completamente recta, es decir: cuando no llama la atención. 23
2. ° Características de los puntos de arranque y de los rasgos finales. Ambos dependen de la posición de la pluma y de la índole del movimiento, tanto inicial como final, posición y movimientos que son invisibles para el profano y hasta para el mismo autor. 3. ° Forma y posición de los signos de puntuación, guiones, tildes y subrayados, que sufren una influencia total del subconsciente. 4. ° Deformaciones específicas, no tanto de las letras, que por ser muy características pueden llamar la atención, sino particularmente de nexos y grupos determinados, especialmente finales. 5. º Homogeneidad o persistencia de las características personales. La desaparición de esa homogeneidad puede revelar la labor del subconsciente en el trabajo de imitación o de disimulo. Tienen menos valor, por ser visibles o más aparentes, los siguientes elementos: I. º la forma de las letras, aun cuando sean peculiares, pues es lo primero que se imita o disimula, especialmente cuando son inusitadas. Sin embargo, la aparición de formas peculiarisimas puede ser un indicio muy interesante, cuando el disimulador las posee o la letra imitada carece de ellas. 2. ° La forma acusada de los trazos: cóncavos, convexos, etc. 3. ° La dirección de la caja del renglón: ascendente, descendente, etc. 4. º la forma acusada de la base del renglón: cóncava, convexa, serpentina. B) Elementos estructurales del grafismo. Llamamos elementos estructurales a los que, valiéndose de los elementos constitutivos o formales, los acoplan según una manera determinada, dándoles un aspecto peculiar. Es la labor de arquitectura, en la que con unos mismos materiales se puede dar al edificio un aspecto diametralmente opuesto. Estos elementos estructurales son: 1. ° Angulosidad. Es el predominio del ángulo sobre la curva o el grado de frecuencia del mismo. Caligráficamente, todos los trazos magistrales se unen entre si mediante un arco, por arriba o por abajo; pero en la práctica, la escritura altera esta norma, 24
formando ángulo donde debería haber curva, dando lugar a la angulosidad, que puede ser absoluta o relativa, según que todos los arcos o parte de .ellos sean sustituidos por ángulos. El grado se mide por la frecuencia de dicha sustitución. 2. ° Dimensión. En este aspecto podemos distinguir la altura y la extensión del grafismo. Respecto a la altura, las letras se clasifican en cortas o ajustadas a la caja del escrito (a, e, i, o, m, etc.) y sobresalientes o que sobrepasan en cualquier sentido dicha caja. Las letras sobresalientes se clasifican, a su vez, en largas o sobresalientes superiores e inferiores (f), altas o sobresalientes superiores (b, l), bajas ú sobresalientes inferiores (g, j), intermedias altas (d. t) e intermedias bajas (p, q). Suponiendo una altura de caja igual a 2 mm., la longitud de las letras altas y bajas sería 8 mm., y 5 mm. La longitud normal de las intermedias. La cursiva rara vez se ajusta a estas normas, existiendo una gran variedad, alargándose o acortándose en un sentido o en los dos.
3x1 Figura 9 En cuanto a la extensión, podemos distinguir la extensión absoluta y la relativa. La primera es la superficie ocupada por el rectángulo, cuyos lados sean tangentes al pie del trazo magistral inicial y a la cabeza del Terminal, los verticales, y las bases sean tangentes a las partes altas y bajas de las letras sobresalientes, respectivamente. Así la palabra "Caligrafía" de la figura 9 queda enmarcada en un rectángulo de 3 cm. por 1 cm. Su extensión absoluta es, pues, 3 cm'. En cambio, en la misma palabra de la figura 10, aunque enmarcada en un rectángulo de 4 cm. por 0,75 cm., la extensión absoluta nos da igualmente 3 cm'.
4 x 0.75 Figura 10. La extensión relativa es el espacio ocupado por cada letra. Se obtiene dividiendo la longitud total recorrida por la palabra, 25
tomando como medida la longitud de la base del rectángulo que la enmarca, por el número de letras de la palabra. Así la extensión relativa de las palabras de las figuras 9 y 10 son 3/10 y 4/10, respectivamente. Tratándose de escritos espontáneos o naturales, la extensión absoluta y relativa de palabras semejantes se corresponden. Pero tratándose de escritos simulados, se puede alterar fácilmente esta correspondencia. Como puede observarse en la figura 11.
Figura 11 En la que la palabra caligrafia. De la misma mano que las de las dos figuras anteriores, difiere de éstas en su extensión absoluta y en la relativa, que son, respectivamente, 3,75 c. c. y 2,5/10. Cuando tratemos de verificar el estudio de la dimensión, debernos prescindir, al trazar el rectángulo enmarcado de la palabra, de todos los elementos no esenciales al grafismo, es decir, de los rasgos superfluos, como se indica en la figura 12.
Figura 12 En el estudio de la dimensión hemos supuesto la regularidad. O casi. De la grafía. Pero esta regularidad se altera con frecuencia, lo que origina una falta de paralelismo entre las rectas que deberían formar el rectángulo, formándose un cuadrilátero irregular de difícil medición. Más adelante veremos cómo el análisis grafométrico nos permitirá trazar la curva de estas irregularidades; pero ahora, ateniéndonos a un procedimiento idéntico al de formación del rectángulo en marcador, trazaremos las tangentes a las partes superiores de las letras cortas, a las partes inferiores de esas mismas letras, o base de la caja, y a las partes altas y bajas de las letras sobresalientes. Se forma este dibujo con palabras idénticas de las grafías y se comparan. Este procedimiento pretende recoger el fruto del movimiento escriturario habitual, 26
subconsciente y, por tanto, constante en una misma grafía. Véase el procedimiento aplicado a dos firmas en la figura 13.
Figura 13 (a). Figura 13 (b). 3. ° Dirección. —Se entiende por tal la que tiene la caja de la escritura comparativamente con los extremos superior e inferior del papel. Normalmente esta dirección es horizontal, es decir, paralela a los referidos extremos; pero puede hacerse ascendente o descendente por causas muy diversas, incluso variables en el mismo individuo: torpeza, enfermedad, excitación. Mala colocación del papel, etc. Lo que interesa es la persistencia de una dirección determinada dentro de un cierto espacio de tiempo y no la accidentalidad del fenómeno, que entonces puede ser debido a una causa momentánea, espontánea o fraudulenta. 4° Enlaces. —La caligrafía tiene establecidas sus normas de tal forma, que el enlace de letras dentro de una palabra es absoluto y perfecto. En la práctica, escritura cursiva, ya es otra cosa. La mayor o menor habilidad de cada cual v, por tanto, la mayor o -menor soltura de la mano, junto con la peculiar idiosincrasia, hacen que las normas caligráficas varíen en cada escritura. El enlace se puede verificar con arco o con ángulo, y es indiferente uno y otro procedimiento para medir el grado de unión de las letras. Este grado se mide por la frecuencia de los enlaces verificados, prescindiendo de las letras mayúsculas, que normalmente se aíslan en su gran mayoría. La existencia de mayúsculas enlazadas al resto de la palabra resulta una peculiaridad del grafismo y, como tal. Debe ser tenida en cuenta. 5. ° Inclinación. —Inclinar quiere decir etimológicamente doblar, recaer, tocar a su término, el cual no puede ser otro que la horizontal. Si considerarnos la caja del renglón corno horizontal, la perpendicular a ella marcará la inclinación cero, de modo que la escritura vertical, o sea aquella cuyos trazos magistrales forman con la base del renglón un ángulo de 90 grados, no tiene inclinación alguna. Cualquier desviación de la posición vertical señalará una inclinación. Si ésta es a la derecha, se llamara inclinación derecha; pero si, es a la izquierda, se denominará inclinación izquierda. La amplitud de esa inclinación será equivalente al ángulo que forme con la recta 27
perpendicular a la base. Resulta, pues, impropio hablar de la inclinación de una letra refiriéndonos al ángulo que sus trazos magistrales forman con la base de la escritura, como se hace comúnmente. La razón de esta relación impropia radica en que resulta más sencillo medir los ángulos referidos a la base del renglón que calcularlos con respecto a la vertical, pues la base existe prácticamente o se completa con suma facilidad, y en cambio la vertical no existe y muchas veces se carece de elementos para determinarla con exactitud. Mas nada autoriza a mantener esta denominación errónea y sujeta a confusión, pues aunque sea más fácil calcular el ángulo de separación de la horizontal o ángulo de levantamiento de éste se pasa automáticamente al ángulo de inclinación, con sólo restar de 90. En toda expresión de valores angulares nos referiremos siempre al verdadero ángulo de inclinación, tal como lo hemos explicado. En la escritura caligráfica resulta sencillo medir los valores angulares de la inclinación; pero no así en la letra cursiva, especialmente en algunas de ellas, y es preciso, para obtenerlos, recurrir a las ampliaciones fotográficas y otros recursos, como se dirá más tarde al ocuparnos de la Grafometria. 6. ° Presión. —Es el mayor o menor apoyo de la pluma en el trazado del escrito. En la escritura normal, esta presión se alterna, produciendo los finos o perfiles, generalmente ascendentes, y los gruesos, descendentes magistrales. En el espesor de los trazos gruesos podemos distinguir el valor absoluto, que es su medida en si, y el valor relativo, es decir, su relación con las dimensiones de las letras. Este valor relativo es el verdaderamente interesante para la clasificación del escrito, pues un espesor de medio milímetro en los trazos gruesos hace parecer sucio y pesada a una escritura menuda y en cambio resulta lábil en una escritura de gran tamaño Las cursivas corrientes presentan generalmente poca diferenciación entre gruesos y perfiles, y hasta muchas veces desaparecen aquéllos totalmente. La causa de este fenómeno es múltiple: de un lado está la mayor velocidad de la escritura cursiva, lo que va en detrimento de la presión, y por otra parte, el uso muy generalizado de plumas de punto rígido, como estilográficas y bolígrafos, que no permiten el perfilamiento normal o caligráfico. 28
Sin embargo, debemos hacer notar dos cosas: una escritura sin perfilar, hecha por estilográfica o bolígrafo, puede responder a una fuerte presión, la cual queda revelada por la profundidad del surco trazado por el plumín, examinando dicho surco al microscopio y, a veces, con la simple observación del dorso de la página escrita. La escritura sin perfilar puede ser también debida a una presión débil o lábil, trazada con plumín flexible. En este caso, se revelará esta circunstancia porque no faltarán trazos esporádicos presionados y perfilamientos sumamente finos, imposible de realizar con plumín romo y rígido. La escritura cursiva presionada es propia de la persona inexperta, pues, al igual del que comienza a andar, necesita afianzarse bien para mantener el equilibrio. En cambio, el experto se desliza veloz y su pluma pasa sobre el papel casi sin tocarlo, y sólo en la escritura cuidada, caligráfica o caligrafiada, perfila los trazos. Aunque sea cada vez más raro el empleo de plumas de acero de puntos flexibles, su uso es todavía frecuente, por lo que nos conviene estudiar cómo se comportan los puntos de estas plumas durante su trazado. Cuando escribimos, la pluma forma primero un ángulo con respecto al plano de la mesa, variable para cada uno, pero en general suficiente para evitar, por un lado, el excesivo raspado de los puntos sobre el papel, y por otro, para evitar el emborronamiento que sería inevitable si la pluma estuviera excesivamente tumbada. Además, la pluma está más o menos vuelta hacia la derecha en dirección aproximada al hombro derecho del que escribe, orientación que tiene gran valor en la formación de los trazos. Al presionar la pluma, los puntos se abren, y como son finos y de acero, rompen el apresto del papel formando dos surcos (hendiduras de Meyer), entre los que queda el trazo. Como estos surcos se rellenan de tinta y ésta aparece en ellos en mayor cantidad que en el resto del trazado, éste aparece con más intensidad de colorido en los bordes, región de los surcos, que en el resto. Por otra parte, debida a la orientación de la pluma hacia el hombro derecho, el plumin de la derecha está más bajo que el izquierdo; la presión se ejerce en él con más fuerza. Abre, por tanto, un surco más profundo y la tinta toma en él una 29
entonación más intensa que en el surco abierto por el plumín izquierdo (fig. 14).
Figura 14. Este detalle interesante nos revela la posición de la mano del escritor. Además, en la posición normal de la pluma, estos surcos se presentan paralelos a todo lo largo del recorrido del trazo. Mas si desviamos la dirección de la pluma cada vez más hacia la derecha, hasta tomar, por ejemplo, una dirección paralela al cuerpo, veremos cómo se pierde el paralelismo de los surcos, quedando el trazo cada vez más fino en la parte superior y más grueso en las curvas inferiores, como se revela en la Figura 15.
Figura 15. Presión y velocidad están en relación inversa. Para medir una y otra ideó Kraepelin una balanza, que no difiere esencialmente de una balanza corriente. Uno de los platillos es una superficie adaptada a una mesa de escritorio. Y en linar del otro platillo, hay una aguja, relacionada con un tambor giratorio, como en los barómetros registradores. Puesto en marcha el tambor, la aguja registra una línea recta horizontal; pero tan pronto como se hace la más mínima presión en la mesa escritorio, la aguja se agita, produciendo unas oscilaciones (grafogramas). En proporción a la intensidad de la presión registrada. Como el movimiento del tambor se puede también graduar a voluntad. Se puede igualmente medir con dicha balanza la velocidad del movimiento registrado. (V. fig. 16.)
Grafica de tres “a” de personas distintas Figura 16. La balanza de Kraepelin ha venido a demostrar experimentalmente una de las leves de la Grafocrítica, es decir. Que la escritura, como reflejo de la personalidad del individuo, 30
es peculiar a cada uno completamente diferente a la de los demás. Lástima que esta balanza, muy útil en psicología experimental. No tenga ninguna aplicación cuando se trata de demostrar la autenticidad de un documento. Es muy interesante tener en cuenta también que no siempre la presión se ejerce uniformemente en la formación de los trazos sino que frecuentemente existen variaciones peculiarisimas de presión, apreciables únicamente al microscopio, las cuales pasan inadvertidas para el autor o imitador y, por consiguiente, imposible de falsificar o de imitar. Según sea el plumín empleado, estas variaciones de presión repercuten en las profundidades de los surcos, y por tanto en variaciones de tonalidad, en irregularidades en la profundidad del trazado, en variaciones en la tonalidad de la tinta de esos mismos trazos, aunque también esto puede ser debido a alteraciones en la velocidad y en engrosamientos anormales, los cuales se ven a simple vista. 7. ° Velocidad o rapidez —Este es un elemento que conviene aprender pronto a discernir porque, a diferencia de los demás se aprecia ala vista del novel y tiene, en cambio, tanta importancia, que en Grafocrítica velocidad es sinónimo de espontaneidad. Esto no quiere decir que una escritura lenta o premiosa ha de ser necesariamente falsa, pero por lo menos predispone a este supuesto, pues suele ser la característica de la imitación y del disimulo, mientras no se demuestre. Por el estudio de escritos indubitados. Que esa premiosidad pertenece a las peculiaridades de la grafía estudiada. Propia de persona inexperta. La escritura es un camino que recorre la pluma desde el punto inicial de la palabra o del renglón hasta el final de los mismos. El camino más corto entre dos puntos es la línea recta, y a ella tiende el "ductus" del escrito rápido. Así como a la supresión o simplificación de cuantos movimientos tiendan a desviarnos del camino recto o a aumentar innecesariamente el camino a recorrer. Lo dicho anteriormente explica los caracteres de la escritura rápida, que son los siguientes: 1. ° Escritura mediana, pequeña o filiforme. (En ésta. los trazos tienden a convertirse en una simple línea ondulada.) 2. ° Curvas rápidas (en los que no se nota acumulación de tinta). En efecto, la curva es un cambio de dirección, lo que supone 31
una disminución en la rapidez del movimiento anterior (para girar, frenar). Esta disminución de la rapidez origina generalmente una mayor descarga de tinta v. por tanto, un mayor ennegrecimiento o aumento de tonalidad. Si esto no existe, la curva es rápida. 3. ° Simplificación en las formas de las letras v en los movimientos, que se hacen más sobrios y contenidos. 4. ° Puntos, acentos y barras de las "t" a la derecha, a veces lanzados, como quien da un manotazo en plena marcha y frecuentemente ligados a la letra siguiente, cuando no se suprimen totalmente. 5. ° Escritura desigual, inacabada, algunas veces ascendente. 6. ° Movimientos dextrógiros, es decir, sustitución de un movimiento izquierdo por otro hacia la derecha, más veloz (figura 17).
Movimientos dextrogiros Figura 17. 7. ° Finales lanzadas o prolongadas con rapidez 8. ° Inclinación acentuada, como quien se lanza a la carrera. 9. ° Acortamiento de las letras sobresalientes (reducción del camino a recorrer). 10. Presión ligera o nula: no se puede. Correr abriendo surcos. 11. Enlaces frecuentes o totales: todo levantamiento de mano supone pérdida de tiempo. En las escrituras muy rápidas se llega incluso a enlazar palabras. Saudek reduce estos caracteres de velocidad a los siguientes: Rasgos sueltos o ágiles, formas redondeadas (el arco es más veloz que el ángulo), inclinación derecha, irregularidad de la acentuación (no siempre bien colocada y a la misma altura, pues se hace sobre la marcha), enlaces frecuentes o predominantes y palabras decrecientes. Después añade: Una escritura es rápida cuando posee dos, por lo menos, de estos caracteres. Veamos ahora, como contraste, algunas características de la escritura lenta: 32
1. ° Torpeza e inseguridad de la mano, reveladas por las formas groseras e inhábiles. 2. ° Tamaño exagerado. 3. ° Abundancia de rasgos suplementarios, complicaciones o adornos. 4. ° Aspecto caligráfico o caligrafiado. 5. ° Movimientos sinistrógiros o regresivos, es decir. Sustitución de un movimiento a la derecha por otro izquierdo (figura i8).
Movimientos sinistrogiros Figura 18. 6. ° Existencia de retoques, vacilaciones o paradas, temblor, cambios anormales de dirección. 7. ° Signos de acentuación y barras de las "t", ala izquierda. 8. ° Predominio del ángulo sobre la curva. Entre ambos extremos de escritura rápida y lenta existe una gran variación o graduación, pero ésta se mide por la frecuencia con que se repiten los caracteres propios. El-exceso de rapidez acentúa algunos caracteres, como el tamaño de las letras, que se hacen filiformes e ilegibles, la frecuencia de enlaces anormales entre letras contiguas y aun entre palabras, etc. Como zona intermedia entre ambos extremos, vamos a señalar los caracteres de la escritura reposada o normal: 1. ° Movimientos isócronos o acompasados. 2. ° Dimensión normal o media. 3. ° Uniformidad en sus caracteres generales de angulosidad, dimensión, espaciamiento, dirección, etc. 4. ° Precisión en la colocación de signos de puntuación y tildes, tanto en su regularidad como en su colocación. 5. ° Carencia de vacilaciones y retoques. 6. ° Presión y perfilamiento normales. Dijimos al principio que la velocidad es fruto de la habilidad o práctica de escribir, mientras que la lentitud demuestra la inexperiencia del escritor. Pero esta lentitud puede ser fingida por mano experta. Lo que no puede ocurrir es que el inexperto pueda imitar la rapidez y soltura del experto. Desentrañar la naturaleza o causa de esa lentitud es misión del grafocrítico, misión ardua, a veces, pero que casi siempre se 33
puede llevar a feliz término, pues la pericia del que imita la escritura del inexperto se revela por múltiples detalles, que afortunadamente se le escapan, y que el perito suele fácilmente captar cuando cuenta con suficientes elementos de estudio. Debemos tener en cuenta otro aspecto interesante de la velocidad: su variación dentro de un mismo trazo. Tanto la velocidad uniforme como la variable son peculiaridades personalísimas, muy dignas, por tanto, de ser tenidas en cuenta. La velocidad uniforme produce entintado o tonalidad uniforme. La velocidad variable produce entintado o tonalidad variable. Más lentitud, mayor derramamiento de tinta o mayor aumento de la tonalidad. Hay quien traza el escrito con velocidad constante, incluso en los cambios de dirección (curvas). La tonalidad de la tinta será uniforme en todo el trazado. En otros, el comienzo es lento, hasta con pausa, y después rápido. La tonalidad del comienzo será más intensa que la del resto. En cambio, otros tienen un comienzo rápido, mas disminuye sensiblemente la velocidad hacia la mitad del trazado o cuando llega al cambio de dirección. En ambos casos también el aumento de la tonalidad corresponde a la disminución de la velocidad (fig. 19).
Velocidad Uniforme
lentitud lentitud lentitud inicial media final Figura 19. El estudio de este fenómeno es interesantísimo, no tanto porque es personalísimo sino porque es además invisible o inapreciable a simple vista, por lo que escapa a la observación del imitador y a la conciencia del propio autor. Pero no confundamos estos fenómenos con los originados por la variación de presión, muy similares, como ya dijimos (véase Presión). Para ello, tengamos presentes estas dos reglas: 1. ª Si el escrito está verificado con plumín flexible, las variaciones de tonalidad corresponden a variaciones de velocidad. 2. ª Si el escrito se trazó con plumin rígido, estas variaciones de tonalidad pueden corresponder tanto a la velocidad como a la presión. La profundidad del surco y la huella en relieve del 34
dorso del papel pueden, como ya dijimos, ayudar a distinguir una causa de otra. 8. ° Proporcionalidad —Es la relación entre los diversos elementos del grafismo, por ejemplo, las alturas de las mayúsculas y letras sobresalientes con respecto a la altura media de las letras cortas; la distancia media entre ejes o trazos magistrales y espacios interliterales con respecto a la extensión; la anchura de los gruesos con relaciónala altura media de las letras cortas o a la distancia entre los ejes, etc. El análisis de este elemento estructural constituye el llamado Análisis grafométrico, que si bien no siempre se puede realizar, y hasta puede resultar contraproducente si nó se hace en las debidas condiciones, puede resultar un valioso elemento coadyuvante, incluyo valioso, del análisis grafocrítico, cuando es posible su realización. Dada la complejidad del análisis grafométrico, éste merece un estudio aparte, que se hará. A su debido tiempo, cuando tratemos de los problemas técnicos que se presentan al grafocrítico. No olvidemos que existe una proporcionalidad normal entre todos los elementos del escrito, que será la que se atiene a los preceptos caligráficos, pero que se varían en la práctica según la índole de cada escritor. Esta proporcionalidad es tal vez uno de los caracteres más constantes en la grafía espontánea, pues si bien el tamaño y extensión de la escritura puede variar como consecuencia del trabajo que se realiza del fin que se persigue, del material de que se dispone y de la amplitud o exigüidad del espacio en relación con lo que se tiene que escribir, la proporcionalidad permanece constante. Es, además, uno de los elementos que fácilmente se escapan al disimulador o al imitador, más atentos a la alteración de la forma de las letras y, cuando más, a algún otro elemento más sobresalientes; como dimensión, dirección, inclinación, etc. 9. ° Orden y regularidad. —El orden es la recta colocación de letras, palabras y renglones para dar sensación de un conjunto equilibrado. La regularidad se refiere más bien a las formas de las letras, ajustadas o no al modelo caligráfico, y a la separación de palabras y renglones. En la apreciación del orden hay que tener en cuenta los márgenes: superior, inferior, derecho e izquierdo, para observar 35
no sólo la amplitud de los mismos, sino también su paralelismo con el borde correspondiente del papel y, especialmente, en el margen izquierdo, si forma una recta paralela al borde, o una línea ondulada, o ensanchada hacia abajo, o estrechada hacia abajo, o recta, o curva. Igualmente es preciso tener en cuenta el sangrado de los párrafos, la simetría o asimetría de los encabezamientos, la colocación u omisión de los signos de acentuación, puntuación, tildes, guiones, etc. Fruto del orden y de la regularidad, en todos sus aspectos, es la claridad y belleza del escrito. 10. ° Continuidad. —Es la fijeza o persistencia de las constantes gráficas, tanto en sus elementos constitutivos o formales como en los estructurales ya reseñados. Su alteración se llama discontinuidad. Esta discontinuidad puede ser causada, sin embargo, por agentes puramente naturales, como más tarde veremos, los cuales no destruyen la autenticidad del escrito; pero pueden, en cambio, inducir al grafocrítico a un grave error, si no tiene. Presente la posibilidad, e incluso la existencia real en un caso determinado, de esas causas modificadoras de los elementos del grafismo. También puede ser esta discontinuidad fruto del fraude distinguir esta discontinuidad fraudulenta de la motivada por causas naturales: físicas, somáticas, psicológicas, etc., es empresa muy difícil, a veces, y hasta completamente irrealizable, cuando el perito carece de antecedentes acerca de las circunstancias que rodearon el momento extensor del grafismo o son muy escasos e insuficientes los elementos de cotejo. No olvidemos tampoco que la continuidad puede significar falta de fijeza en alguno o algunos de los elementos del grafismo. Por tanto, puede ocurrir que una firma dudosa discrepe de las indubitadas, presentadas al perito, en algunos de sus elementos, mas al pedir ampliación de prueba y encontrarse con nuevas indubitadas, aparecen en éstas las discrepancias señaladas en los primeros elementos. Esta falta de fijeza es más propia de la persona inexperta, tratándose de escritos espontáneos, que en las personas. Que tienen gran práctica de escribir. Además, la continuidad puede existir en los escritos de una persona, referidos a un tiempo 36
determinado, y no existir, en cambio, comparándolos con escritos de la misma persona de épocas anteriores o posteriores, pues existe. En la grafía individual una evolución continua, debido a causas psicológicas, temperamentales, somáticas, ambientales, etc., etc., que la hacen diferente de sí misma con relación a escritos de épocas diferentes. Todo esto nos lleva a las consecuencias siguientes: 1. ª El cotejo debe verificarse con abundantes elementos. 2. ª la escritura indubitada que ha de cotejarse debe ser contemporánea de la dudosa, y acompañada, a ser posible, por otras escrituras indubitadas inmediatamente anteriores y posteriores a la época atribuida a la dudosa. C) La fisonomía el gesto, y su importancia en la valoración de los elementos del grafismo. Ya dijimos al principio de este Manual que la profundidad de los complejos anímico y somático origina la inexistencia de dos almas y dos rostros absolutamente iguales, porque unos otros poseen fisonomía peculiar, es decir, diferencia todos los demás. La escritura. Es también producto de ambos complejos, por lo que también participa de su inmensa diversidad y cada escrito tiene una fisonomía distinta al de cualquier otro. Pero aun hay más. La fisonomía o agrupación "sui géneris" de unos pocos elementos va acompañada del gesto, que vienen a ser como la quintaesencia de la personalidad, a la cual descubre en casos de enmascaramiento de la fisonomía. ¡Cuántas veces el enmascarado que acude a un baile de Carnaval, o el que comete un atraco, o el delincuente que se hace una operación de cirugía plástica para eludir la persecución de la Justicia, han revelado su personalidad a causa del gesto! Al gesto corresponden una serie de actos o movimientos, no sólo específicos y, por tanto, sumamente selectivos, sino que también escapan a la acción vigilante de la conciencia, por lo que resultan mucho más valiosos en la discriminación de la personalidad. También en el grafismo existe el gesto, lo mismo en el escrito espontáneo, donde la. Personalidad se muestra tal cual es, como en la escritura fraudulenta, en la que se pretende o enmascarar la propia personalidad, o asumir la ajena. Y esto ocurre porque el gesto corresponde a lo que anteriormente hemos llamado 37
elementos invisibles del grafismo, los cuales, por esta razón, perduran tanto en la imitación como en el disimulo. Al valorar los elementos constitutivos a formales, dábamos el carácter de invisibles a los movimientos iniciales y finales, forma de la base del renglón, signos de puntuación, etc., los cuales debemos ahora considerar como parte integrante del gesto. A éste pertenecen también determinados elementos dentro de los estructurales y, por tanto, de sumo valor en el momento de sopesar analogías y diferencias durante el análisis comparativo. En principio podemos afirmar que cada uno de los elementos estructurales, tomados aisladamente, tienen un valor muy escaso, como el. De la forma de las letras, por cuanto cada uno de ellos es muy visible o fácilmente susceptible de imitación o de disimulo. Pero tengamos en cuenta lo que dijimos en la introducción: La escritura es inicialmente acto volitivo, pero cae inmediatamente bajo la acción del subconsciente. El consciente piensa, el subconsciente escribe: Esto supuesto, imaginémonos el trabajo de; falsificador por imitación o por disimulo. El falsificador tiene que alterar el proceso de la escritura, transformándola de labor subconsciente en consciente. Tiene que estar atento a lo que escribe y, sobre todo, a cómo lo escribe, luchando a brazo partido con el subconsciente; lucha titánica en la que siempre acaba, éste por triunfa, especialmente en escritos de alguna extensión. En apoyo de lo dicho, citemos este principio de Saudek: Nadie es capaz de fingir, al mismo tiempo, estos cuico elementos del grafismo: riqueza y variedad de formas, dimensión, enlaces, inclinación y presión. Este principio viene a ser el reconocimiento de la impotencia de la lucha contra el subconsciente. En consecuencia, consideraremos como de gran valor la permanencia o coincidencia de la mayor parte de los elementos estructurales, por cuanto, en su conjunto, son inimitables e indisimulables. A esto podemos añadir aquello que, dentro de los elementos estructurales, pueda formar también parte del gesto, que en el escrito suele ser invisible. O inapreciable. Con ello nos referimos concretamente a aquellas variaciones de presión y de 38
velocidad, de que hablábamos al estudiar estos elementos estructurales y a la continuidad o persistencia de las peculiaridades de los elementos gráficos, particularmente de la proporcionalidad. D) Grafonomía. Es la parte de la Grafotecnia que da nombres al grafismo, según sus elementos predominantes. Aunque se trate de un elemento secundario de la Grafocritica, su conocimiento no deja de tener interés, por lo que nos ha parecido oportuno incluirla como complementó al estudio del grafismo. Es también conveniente que el grafocritico novel se ejercite en la clasificación del grafismo, no sólo para acostumbrarle a la terminología adecuada, sino especialmente para desarrollar en él el espíritu de observación, que le es tan esencia. No sé pretende, sin embargo, dar una nomenclatura exhaustiva, ni mucho menos relacionar los signos gráficos con el complejo anímico o somático. A quien le interese una cosa u otra, podrá satisfacer su curiosidad echando mano de cualquiera de los tratados de Grafología, indicados en la bibliografía que acompaña al presente Manual, especialmente los de CrépieuxJamin, Rochetal, Klages, Meyer, Matilde Ras o Veis, y el de Grafopsicología de Marchesan. En este capítulo sólo queremos exponer las denominaciones más generales; pero, al propio tiempo, con la suficiente amplitud para que el grafocrítico posea una nomenclatura suficientemente rica que le permita redactar sus informes con mayor precisión y empaque científico. Por otra parte, cada denominación va acompañada de una explicación sucinta, pero lo suficientemente clara, que hace innecesaria su representación, en la mayor parte de los casos, evitando así recargar innecesariamente el presente Manual. Además, a cada uno de los elementos estructurales corresponde una escritura normal o adaptada a las normas caligráficas. Hemos suprimido, de propio intento, esta denominación en cada uno de los elementos estructurales, pues su existencia fácilmente se sobreentiende. I) DENOMINACIONES GENERALES. 1. ° Angulosidad. 39
Angulosa: predominio del ángulo sobre la curva. Arponada: existencia de ganchos o arpones iniciales o finales. Arqueada: predominio del; arco o curvas superiores, siendo angulosas las inferiores. Enguirnaldada o festoneada: es el revés de la anterior, es decir, enlaces superiores en ángulo e inferiores en curva. Redondeada: carencia de ángulos, de acuerdo con el modelo caligráfico. Observación. —A cada denominación corresponde una gradación variable, proporcionada a la intensidad del fenómeno o signo correspondiente. Esta intensidad se mide generalmente, no en todos los casos, por el porcentaje de los casos presentados. Esta observación es válida para las otras denominaciones de los demás elementos estructurales. 2. ° Dimensión. Contenida: supresión o simplificación de los rasgos finales. Creciente: aumento de tamaño hacia el final de palabra o de línea. Decreciente: inversa de la anterior. Fluctuante: variación en el tamaño de las letras, sin norma fija. Grande: superior a 2 mm. De altura de caja. Pequeña: inferior a 2 mm. De altura de caja. Prolongada: alargamiento excesivo de rasgos finales. 3. ° Dirección y forma de la caja y dirección del movimiento. Agitada: trazos en todas direcciones. Ascendente: hacia arriba. Cabalgante: cruzada por el rayado, cuando existe. Centrifuga: las finales se escapan hacia la derecha. Centrípeta: las finales se vuelven hacia la izquierda. Cóncava: la forma de la caja imita un cuenco. Convexa: la forma de la caja imita un cuenco invertido. Descendente: hacia abajo; opuesta a ascendente. Dextrógira: sustitución. De movimientos izquierdos por derechos. (V. fig. 17). Horizontal: paralela a los bordes superior e inferior. Recta: base de la caja en línea recta. Serpentiforme: ondulación amplia en la base de la caja, que abarca varias palabras. (V. fig. 8.) Sinistrógira: sustitución de un movimiento a La derecha por otro a la izquierda. (V. .fig. 18.) 40
Sinuosa: ondulación breve de la caja del renglón, dentro de cada palabra. (V. fig. 8: ondulada.) 4. º Enlaces. Agrupada: enlaces por sílabas. Anormal: enlaces raros (tildes y signos de puntuación con letra siguiente, etc.). Ligada: enlaza todas o la mayoría de las letras. Las mayúsculas no cuentan. Porcionada: cuando ni siquiera liga los trazos constitutivos de una misma letra. Yuxtapuesta: cada letra va por separado. 5. º Inclinación. Contorsionada: retorcimiento de los trazos magistrales. Derecha: entre 30 y 40 grados de inclinación derecha. Enderezada: menos de 3o grados de inclinación derecha. Izquierda: inclinación en este sentido. Tumbada: más de 40 grados de inclinación. Vertical: trazos magistrales perpendiculares a la caja. 6. º Presión. Apoyada.: presión excesiva (demasiado espesor en los trazos). Brisada o interrumpida: saltos en el trazado. (Véase fig. 6). Empastada: bucles ciegos, aunque no siempre sean causados por anormalidad de la presión. (Véase fig. 6). Fina o ligera: no perfilada o ausencia de finos y gruesos. Firme o matizada: existencia de finos y perfiles normales. Fusiforme o inflada: existencia de inflados. (Véase fig. 7). Masiva: trazado en mazas. (V. fig. 5.) Obligada: cuando el exceso de presión separa demasiado los puntos de las plumas, dejando el trazo sin llenar por la tinta. Pesada: carencia de finos. 7. ° Rapidez. Lenta: caligráfica, caligrafiada, desligada, ornada, pesada, temblona, titubeante, sinistrógira, aunque no es necesario que concurran todos estos caracteres, en realidad uno solo basta. Precipitada: desigual, filiforme, inacabada, enlaces anormales. Rápida: abreviada, ascendente, dextrógira, fina, ligada, sobria. Reposada: grande, mediana, proporcionada, ordenada, bien puntuada, matizada o perfilada. Temblona: temblor por cualquier causa que sea. Titubeante: frecuencia de paradas indebidas. 41
8. º Proporcionalidad. Acortada: letras sobresalientes bajas más cortas que lo normal. Alargada: letras sobresalientes altas y bajas más largas que lo normal. Amontonada: poco espacio entre las letras. Ancha, amplia o dilatada, letras más anchas que altas (las cortas). Apretada: renglones muy juntos. Condensada: palabras muy juntas. Empotrada: letras encima unas de otras, tocándose los trazos. Espaciada: demasiada separación entre renglones. Esparcida: mucho espacio entre letras. Estrecha: letras cortas más altas que anchas. Extendida: palabras muy separadas. Prolongada o enraizada: sobresalientes bajas muy largas. Rebajada: sobresalientes altas más cortas que lo normal. Sobrealzada o encumbrada: sobresalientes altas más altas que lo normal. Subdilatada: prolongada y con bucles inferiores ensanchados. Superdilatada: sobrealzada y con bucles superiores ensanchados. 9. Orden, regularidad, belleza. Abreviada: letras muy simplificadas. Caligráfica: imitando el modelo caligráfico. Caligrafiada o cuidada: procura acercarse al modelo caligráfico. Caprichosa: formas originales. Clara: fácil lectura. Confusa: difícil lectura. Cursiva: corriente. Desigual: falta de regularidad. Desordenada: márgenes, encabezamientos, interlineados irregulares. Distinguida: belleza y originalidad. Fea: monótona y vulgar. Inacabada: letras sin terminar o completar, especialmente finales. No puntuada: omite signos de puntuación. Ornada: profusión de rasgos ornamentales. Puntuada: no omite la puntuación. Recargada: profusión de rasgos sin belleza. Simple o sobria: los rasgos justos. Tipográfica: imitación de letras de imprenta. 42
10. º Continuidad. Continua u homogénea: persistencia de sus características. Discontinua o heterogénea: lo contrario de lo anterior. II) DENOMINACIONES FISONÓMICAS. Ya dijimos que la fisonomía del escrito era la resultante de todos los elementos formales y estructurales del grafismo. Por tanto, comprendemos bajo el nombre de denominaciones fisonómicas aquellas que abarcan más de uno de- los elementos de la escritura. En este sentido son fisonómicas las escrituras rápida, precipitada, reposada, lenta, estudiadas en la "Rapidez", así como la mayoría de las comprendidas en el elemento 9. º: Orden, regularidad y belleza. Entre las denominaciones fisonómicas que no encajan en ninguno de los elementos del grafismo podemos citar: Artificiosa: caligráfica, caligrafiada, tipográfica, izquierda. Dinamogeniada: grande, amplia, ascendente. Sospechosa: izquierda, lenta, retocada, temblona, titubeante. Espontánea: sin las características de la anterior. III) CLASIFICACION DE SCHNEICKERT. Esta clasificación tiene gran utilidad cuándo se trata de comparar un escrito con centenares o miles de presuntos autores, o viceversa; pero para que sea verdaderamente eficaz, es preciso que la letra dudosa sea espontánea. Si ciertas peculiaridades hicieran el escrito dudoso sospechoso de disimulo, el sistema Schneickert ya no es tan sencillo, pues sería preciso repetir la clasificación encabezando por cada uno de los elementos estructurales, o por lo menos por cada uno de los cinco que cita Saudek como imposibles de falsificar al mismo tiempo: riqueza y variedad de formas, angulosidad, dimensión, inclinación y presión. Lo cuál' nos demuestra cómo en este caso el sistema es extraordinariamente complicado, aunque siga siendo, en medio de todo, más sencillo que cotejar uno por uno el documento dudoso con los miles de indubitados. Veamos ahora cómo formaríamos el cuadro clasificador, partiendo de la angulosidad y siguiendo después con otros dos elementos como la dimensión y la presión. Con la angulosidad formaremos cinco grupos, numerados del i al 5, así: I, angulosa; 2, arqueada; 3, aspillerada; 4, redondeada, y 5, arponada. Cada 43
uno de estos cinco grupos quedará dividido en tres, con arreglo a la dimensión: grande, mediana, pequeña, y éstos, a su vez, en otros tres por razón de la presión: apoyada, firme, lábil. Cada grupo y subgrupo lleva un número, que a manera de clasificación decimal indica la fisonomía del escrito. Con el presente cuadro se ve perfectamente esta clasificación y el número que en definitiva le va a corresponder al documento, que es el último a la derecha Lo mismo se procedería con las demás denominaciones de la angulosidad: 4, redondeada, y 5, arponada, e igualmente se podría seguir subdividiendo, tomando otros elementos del escrito; mas la experiencia ha demostrado que el exceso de subclasificaciones daña a la eficacia del sistema y que son suficientes las tres indicadas.
Fácilmente se comprende que si la escritura dudosa corresponde al número 313, es decir, es aspillerada, grande y lábil, nos bastará compararla con todas las indubitadas que tengan el mismo número y desecharemos todas las demás, simplificando considerablemente la labor. SEGUNDA PARTE LA ESCRITURA Y SUS MODIFICACIONES A) MODIFICACIONES NATURALES. El acto de escribir es, como se ha dicho, un acto extraordinariamente complejo. Es en primer lugar, un acto psíquico y como tal, reflejo de su autor: el alma; pero para realizar dicho acto, el alma se sirve del cuerpo corno 44
instrumento, y hasta de otros instrumentos que le ayudan a realizar, cómoda y eficazmente, dicho acto. Alma, cuerpo y materia escriptoria son, pues, los tres elementos principales que intervienen en el acto de escribir. Los tres dejan su huella en el escrito y le imprimen su fisonomía peculiar. Pero ocurre que los tres factores que intervienen en el acto de escribir sufren modificaciones, más o menos intensas, transitorias o permanentes, las cuales se reflejan en el escrito. Teóricamente, a cada perturbación en un factor del escrito corresponde una modificación de éste, en razón directa a la intensidad de la perturbación sufrida por aquéllos. Sin embargo, en la práctica, esta correlación no es tan sencilla. Por un aparte, si la causa perturbadora es leve, la modificación del grafismo puede ser tan pequeña, que fácilmente pase inadvertida, y por otra parte, la influencia de la causa perturbadora sobre el grafismo está en razón inversa de la pericia del escritor. Así, si la persona es muy experta, una perturbación leve puede no reflejarse en el grafismo, y una perturbación grave se refleja en el mismo con menos intensidad que en el escrito de la persona inexperta. Esto se aprecia claramente cuando se trata de causas materiales de perturbación, corno el papel, tinta, pluma, etc. Luego expondremos las causas naturales modificadoras del grafismo y su modo de repercusión en el mismo. Todas estas causas, sin embargo, podemos a agruparlas en dos: permanentes y transitorias, entendiendo, como ya se ha dicho, que son lo suficientemente intensas para producir un trastorno apreciable en el grafismo. Las perturbaciones permanentes pueden aparecer súbitamente; pero es más frecuente que aparezcan paulatinamente hasta llegar a un punto álgido. Estas perturbaciones tienen poca importancia para el grafocritico, porque el carácter permanente de las mismas hace que aparezcan en todas las escrituras indubitadas, lo que simplifica el cotejo del escrito dudoso con los indubitados coetáneos. Relacionar estas perturbaciones con sus causas es innecesario, en principio, para llegar a una conclusión de autenticidad o de falsedad, aunque no deje de ser un ornato del informe, e incluso un elemento de convencimiento para los profanos. 45
Mucha más importancia tiene el conocimiento de las c.m esas transitorias de perturbación, como son todas las que h asamos materiales y alguna que otra de las demás, las cuales fácilmente apreciará el lector. Estas causas han podido producir, debido precisamente a esa influencia fugaz, una perturbación gráfica en un momento determinado, todo lo breve que se quiera, sin que aparezca en los documentos coetáneos del mismo individuo, que estaban libres de esa influencia pasajera. La, existencia de una perturbación anormal, como la indicada, puede inducir al grafocritico a un grave error, si no tiene presente la posible existencia de una causa eventual perturbadora. Sea prende, por lo dicho, que es útil y basta necesario para el grafocritico dar un vistazo a las causas naturales modificadoras de la escritura y su repercusión en la misma, por lo que las exponemos a continuación. 1. Causas materiales: papel, pluma, tinta, posición violenta o forzada, ojos cerrados, ojos abiertos en la oscuridad, fríos calor, tiempo tormentoso. a) Papel: fino y satinado, perfectamente elaborado, excesivamente granuloso, absorbente, lleno de imperfecciones. Influye en el trazado, tamaño, rapidez, presión, nitidez, etc., de la escritura. b) Pluma. Es enorme la influencia de ella, según sea flexible o rígida, nueva o usada, en bueno o en vial estado, afilado o romo, etc. Influye en el perfilamiento, nitidez, tamaño, angulosidad. c) Tinta. Nos referimos al grado de fluidez. Si es demasiado espesa, obliga a una mayor lentitud para dar tiempo a que se deposite la tinta, y, en cambio, si en este caso se conserva la rapidez acostumbrada, se forman brisados y trazos en blanco anormales. d) Posición violenta. Se hace de pie o en sitios estrechos. Se producen alteraciones en la dirección, inclinación, angulosidad, rapidez, etc. e) Escritura con los ojos cerrados. Se producen alteraciones en los espaciamientos, puntuación, dirección y forma de la caja del renglón, marginación, etc. f) Ojos abiertos en la oscuridad. Características de desorden como en el anterior. g) Frío. Impone una paralización de la vitalidad con dificultad para coger la pluma. La escritura se hace más lenta y pequeña y 46
menos presionada; el renglón se suele hacer también descendente. h) Calor. Se hace notar en la escritura con una tendencia a disminuir el movimiento y, por tanto, la velocidad; pero, por el contrario, con» si fuera un movimiento instintivo de abanicarse, se aumenta la altura o longitud de las letras sobresalientes. i) Tiempo tormentoso. Produce en el organismo una excitación fácilmente reconocible en la escritura, de la que aumenta las irregularidades, originando desigualdades de la inclinación y altura de letras. Todas estas causas no influyen igualmente en cada individuo. Su influjo está en razón directa de su intensidad; pero está también supeditado a la habilidad y al temperamento. No será difícil al lector proporcionarse casuística abundante sobre lo indicado, ya ejercitándose consigo mismo, ya utilizando a otras personas, diversas en habilidad y temperamento. 2. Causas somáticas.—Aunque el frío, el calor y el tiempo tormentoso podían haber sido incluidos en este grupo, por cuanto actúan sobre el organismo produciendo en él un desequilibrio que se refleja en la escritura, los hemos mencionado anteriormente por tratarse de agentes externos de actuación pasajera. Aquí tratarnos de aquellas causas que producen en el cuerpo un efecto durable, a veces permanente, con una repercusión del mismo grado en el grafismo individual. a) Edad. La escritura del niño corresponde a una escritura desorganizada, en período de formación; le falta la fluidez y velocidad propia del que. Está pendiente del signo gráfico y del acto consciente. Se nota una clara tendencia a ajustarse a un modelo caligráfico, pero con graves defectos de forma y proporcionalidad. A veces hay una gran similitud entre las escrituras de los alumnos de un mismo profesor. En una palabra, falta en ella el sello personal. El joven escribe ya más de prisa, frecuentemente con rasgos iniciales y finales rebuscados (predominio de la imaginación), con atisbos más acusados de la personalidad y, a veces, con inflados característicos del impulso sexual. En el adulto, la escritura denota más vigor y firmeza, con reflejo claro de la personalidad. Al declinar la madurez, comienzan a aparecer síntomas de cansancio transitorio o permanente. 47
En la vejez, estos caracteres se van acusando, apareciendo el temblor senil, los brisados de las enfermedades cardíacas, junto con la escritura poliédrica de la hipertensión (fig. 20).
Figura 20. —Edad, ochenta y seis años. No debernos olvidar que no siempre coinciden la edad real con el vigor reflejado en la escritura. Existen jóvenes decrépitos y ancianos jóvenes, cuyos grafismos pueden engañar con respecto a la edad real de sus autores. El diagnóstico de la edad es inseguro (fig. 21).
Figura 21. —Edad, setenta y seis años. b) Sexo. Parece absurdo, incluir el sexo entre las modificaciones naturales del grafismo, ya que el sexo no cambia. Pero tratándose de un elemento natural, nos ha parecido propio incluirlo aquí, aunque podría haber figurado en alas falsificaciones fraudulentas, suplantación de personalidad (o sexo), de donde remitiremos aquí. Las diferencias psicológicas y temperamentales de los sexos se aprecian en la escritura, con excepción de afeminamiento y masculinización, casos que, por otra parte, son bastante frecuentes. La escritura femenina es más amplia, más redonda, más inclinada y más adornada que la del hombre, con menos energía y nitidez y mayor aumento de la proporcionalidad de las mayúsculas y agrandamiento de algunas minúsculas, como s y r, y el rasgo superior de la p, así como el alargamiento de los rasgos finales. La escritura masculina se caracteriza por la claridad, seguridad, simplicidad de formas, sobriedad y firmeza, pero el diagnóstico no es seguro. 48
C) Cansancio. E1 cansancio intenso suele ir acompañado de excitación, por lo que, paradójicamente, produce una dirección ascendente de la escritura, en proporción directa a la fatiga. Cuando el cansancio intenso pasa de momentáneo a permanente, la excitación desaparece, quedando la fatiga o agotamiento, que se reflejan en la escritura por la irregularidad de sus elementos, ilegibilidad y dirección descendente del renglón. Si el cansancio actúa directamente sobre el brazo o el antebrazo, nos encontramos con el cansancio clásico de los escritores, cuyos efectos son entonces muy notables, asemejándose a la escritura senil. (V. enfermedades.) d) Enfermedad. La enfermedad obra sobre el organismo, minando sus fuerzas y produciendo un desequilibrio humoral que repercute en el sistema nervioso y muscular y, por tanto, en la escritura. El signo general de la enfermedad es el decaimiento físico, que se refleja en el escrito por el descenso de la caja del renglón, signo de debilitación y abatimiento; pero también se puede manifestar por una excitación pasajera que produce un desorden anormal en el escrito, incluso tomando dirección ascendente la caja del renglón. Aparte de estas manifestaciones de tipo general, muchas enfermedades producen síntomas específicos, cuyo conocimiento interesa, no sólo al médico, sino también al grafocrítico, aunque éste se tenga que apoyar en aquél, porque su casuística no puede ser abundante ni completa. 1. ° Agrafía. Es la pérdida o entorpecimiento de la facultad de escribir; suele ir acompañada de afasia o pérdida del habla, pero también puede darse sola. Se debe seguramente a un trastorno cerebral que destruye la coordinación entre el pensamiento y su expresión. También puede producirse por un mal funcionamiento del corazón, que origina un riego anormal del cerebro. Las manifestaciones pueden consistir en poner una palabra por otra, en repetir al comienzo de cada línea la palabra con que termina la anterior, en la introducción de letras extrañas en las palabras y, a veces, en la sustitución de éstas por series de letras sin sentido alguno. 2. ° Alcoholismo. El alcohol produce una excitación orgánica momentánea. Es como el latigazo propinado al animal cansado: 49
le excita un momento, pero luego cae más abatido. Tales son los síntomas del ataque alcohólico agudo: una excitación más o menos grande, revelada por el desorden anormal del escrito en relación con la manera de escribir coetánea, acompañada de abundantes signos de depresión o decaimiento: caídas verticales de los rasgos, línea ondulada, yuxtaposición o separación excesiva frecuente. Cuando el alcoholismo se ha apoderado del organismo, se revela en la manera de escribir por un temblor característico en forma .de rosario, es decir, un temblor vertical. Acompañado de frecuentes brisuras, finales de palabras deformados, forma decreciente de palabras y renglones. 3. ° Asma, opresión. Es dificultad respiratoria con pausas obligadas en el desarrollo del movimiento; en los sitios de pausa se engrosa la tinta y a veces el trazo. A veces el apoyo o pausa se hace fuera del trazado de la letra, formándose puntos indebidos en forma de rasguitos finos, más o menos irregulares. También la obesidad produce opresión, y su escritura se asemeja a la del asmático, si bien los rasgos salientes son más gruesos. 4. ° Ataxia locomotriz. Se caracteriza por la pérdida del control de los movimientos, pero conservando la fuerza muscular. Es una especie de suplicio de Tántalo, donde el enfermo quiere y no puede; los movimientos extensores se quedan cortos, pero a veces se pasan demasiado. Las letras se retuercen y contraen, los óvalos se hacen poligonales, la grafía aumenta de tamaño unas veces y otras disminuye. Se caracteriza igualmente por la supresión y repetición de letras y aun de palabras. Como la ataxia locomotriz suele ser efecto de la hipertensión, aparecen también en ella la escritura poliédrica propia de ésta. (V. fig. 22.)
Figura 22. 5. Baile de San Vito. (V. Corea.) 6. Bocio exoftálmico. Temblor, continuo muy fino y regular. 7. Calambre de los escritores. Producido por el exceso de trabajo de pluma, que cansa nervios y músculos de brazo y 50
antebrazo. Se caracteriza por un temblor irregular, alternando con trazos firmes (reacción del paciente), irregularidad de la forma, hasta hacer ilegibles algunas letras, dirección oscilante con tendencia al descenso y retoques abundantes. 8. Corazón. Son muy numerosas las enfermedades del corazón. Casi todas se caracterizan por un riego imperfecto del cerebro y se suelen acompañar de mayor o menor .opresión. Signos característicos son los indicados para el asma acompañados de roturas o brisados de rasgos largos, especialmente en las mayúsculas. La escritura suele ser menuda v brusca (cambios angulosos de dirección). 9. Corea o baile de San Vito. Es una enfermedad convulsiva. Escritura violenta, trazos fuertes, escapes excesivos, a veces en dirección contraria, presión excesiva que rasga el papel y salpica de tinta, ángulos de amplitud variable. Cuando se agrava la enfermedad, se produce una incoordinación de movimientos que lleva a la agrafia. 10. Demencia precoz. (V. Locura.) 11. Epilepsia. Escritura apoyada (exceso de presión), ondulada, descendente, angulosidad variable, temblor anguloso en los trazos largos, especialmente en las mayúsculas. 12. Esclerosis en placas. Escritura apoyada, ondulada, temblorosa, con temblor horizontal constante. 13. Excitación nerviosa, sobreexcitación. Se produce cierta prisa, que se traduce por la imperfección formal e irregularidades en la presión e inclinación. La línea se hace ascendente, pero con terminaciones caídas (vigor ficticio). 14. Fiebre (estado febril). Es una excitación pasajera, que produce una actividad ficticia, manifestada por la escritura ascendente o cuando menos horizontal, en oposición á la escritura descendente normal en el enfermo. 15. Hemiplejia (derrame cerebral). Escritura empastada, babeante, omisión de letras y palabras. (V. Ataxia.) 16. Hígado (Enfermedades del). Es la enfermedad propia de los biliosos. Los enfermos de hígado tienen, por regla general, este temperamento, más o menos acentuado; su escritura será la propia del bilioso, aunque con tendencia a descender, por la enfermedad. Sin embargo, no tiene signo específico en la escritura. 51
17. Hipertensión. Producida por un endurecimiento de las arterias con pérdida de la elasticidad. Su escritura se caracteriza por golpes bruscos, escritura poliédrica y temblor en los grandes movimientos (fig. 23).
Figura 23. 18. Histerismo. Estado complejo y, por tanto, sin carácter gráfico definido. Son aplicables todos los caracteres que indican algún desequilibrio o exaltación: aumento desmesurado de unas letras con respecto a otras, formas extravagantes en letras y rasgos finales, grandes movimientos, exageración de ciertas minúsculas, etc. 19. Histerismo masculino. Especie de demencia precoz. Escritura apoyada, pastosa, lenta, ensanchada, puntos de las "i" muy bajos. Se hace deforme cuando interesa la medula. 20. Locura. Carece de signo gráfico constante y específico. El desequilibrio se hace notar primeramente en el sentido de las frases: tonterías, extravagancias, faltas de sentido, sin que se perturbe la escritura. Toda extravagancia en el grafismo es signo de desequilibrio más o menos acentuado, y si la extravagancia es de bulto, signo de locura. Se puede decir que hay tendencia a la locura cuando existe una excitación extraordinaria, manifestada por las barras de las "t" rápidas y muy largas, grandes movimientos de pluma, mayúsculas muy sobrealzadas, escritura muy desigual. Como señales de la locura señalada, pueden indicarse las “s” y “r” minúsculas más altas que las restantes letras; finales ascendentes en espiral, empleo de mayúsculas por minúsculas, 52
subrayado frecuente. A veces existe temblor con sinuosidades redondeadas. 2I. Neurastenia o agotamiento nervioso. Comienzo normal que se va haciendo irregular a medida que se escribe, con tendencia a eliminar enlaces, hasta hacerse yuxtapuesta También se caracteriza por la escritura empastada, informe, duplicación de letras, correcciones y tachados frecuentes. 22. Parálisis convulsiva. Temblor y parálisis. Escritura descendente de los paralíticos con temblor más o menos intenso, según el grado de la enfermedad; letras poco perfiladas (patas de mosca). Temblor en zigzag, formando ángulos agudos. Al final, la escritura se hace coreica (V. Corea), con trazos informes, lanzados en todas direcciones y mezclados con manchas por proyección, babas y desgarraduras del papel. Se conserva la proporcionalidad. 23. parálisis parcial. (V. Ataxia.) 24. parálisis general progresiva. Abundancia de palabras incompletas o con letras sobrantes. La aparición de este síntoma en el escrito de una persona puede servir de diagnóstico precoz. A medida que avanza la enfermedad, aumentan las palabras incompletas, incluso la omisión de palabras; las líneas se hacen más y más descendentes, las letras mal formadas, unas veces grandes y otras tan pequeñas que casi necesitan lupa para leerse. Temblor en sentido horizontal, trazo continuo, igual presión. 25. Riñón. Algunos dan como signo característico de las enfermedades del riñón la curvatura de los trazos magistrales rectos, que se hacen cóncavos. 26. Temblor neuropático. Temblor fino, horizontal o vertical, más acusado hacia el final del escrito. 3. ° Causas temperamentales. El temperamento influye en el carácter y, en principio, se puede averiguar éste conociendo aquél. El temperamento es más fácil de conocer. Como resulta de hormonas y cantidad proporcional de humores, produce en el organismo una "facies" o aspecto general que delata el temperamento predominante. Todo el mundo sabría distinguir un linfático, un bilioso, un sanguíneo o un nervioso puros, pues su aspecto externo o fisiológico es inconfundible. Lo mismo 53
ocurre generalmente en cuanto a su manera de obrar o reaccionar. Siendo la escritura una de las tantas manifestaciones de la actividad, también en ella se observan las diferencias temperamentales. Así, El nervioso escribe rápida y desigualmente, con letra menuda y angulosa. El sanguíneo escribe con grandes movimientos, bucles amplios y con predominio de la curva, El bilioso tiene una escritura fuertemente presionada, a veces masiva, barras de las "t" desmesuradas y a veces, con una sola barra une varias "t". El linfático tiene una escritura regular, proporcionada, poco perfilada, lenta, monótona, curva. Todo esto es cierto para los cuatro temperamentos fundamentales y, por tanto, fácil de reconocer cuando se trata de temperamentos puros. Pero en la práctica se dan muy pocas veces con esa pureza, y lo más frecuente es la mezcla de varios, por lo que en una escritura se pueden hallar las características de varios de ellos. Si en la práctica resulta difícil a veces calificar temperamental mente a una persona, mucho más difícil puede resultar llegar a la misma conclusión mediante el estudio del grafismo, pues en éste influyen, además, la educación, el medio ambiente y a veces circunstancias peculiarísimas que oscurecen, cuando no ocultan completamente, las características temperamentales. Discernir el temperamento sólo de manera secundaria interesa al perito calígrafo, quien, en la mayoría de los casos. Desconoce físicamente al autor de un escrito sometido a su estudio. Lo que sí le interesa es el conocimiento de la fisonomía del escrito, sea fruto natural del temperamento, de la educación o de otras circunstancias. Esta fisonomía se revela constantemente en los escritos del mismo individuo, si bien puede variar, no sólo por causas, ya dichas o que diremos a continuación, sino también por evolución natural del temperamento; Se dice que la edad apaga el ardor del temperamento, por lo que de la misma maniera que un nervioso no obra igual a los veinte años que a los cincuenta, su escritura sufrirá igualmente 54
cambios, a veces muy notables. Por esta razón también son necesarios los escritos coetáneos en el cotejo documental. 4. ° Causas psicológicas. De todos es conocida la influencia que ejerce el estado de ánimo sobre nuestras acciones en general. Cuando salimos de excursión un día esplendoroso, la alegría de nuestro ánimo nos hace sentirnos ágiles y ligeras nuestras mochilas; los kilómetros pasan sin sentir. Nuestra alegría y agilidad perduran hasta llegar a nuestro punto de destino, un río salmonero, por ejemplo, en el que pensamos demostrar nuestras habilidades. Pero el día transcurre, sin estrenarnos; y a medida que las esperanzas se diluyen, el abatimiento se apodera de nosotros; cada vez se nos hace más penoso deambular de rápido en rápido o de remanso en remanso; hasta que el mismo peso de la caña se nos hace insoportable. Más de repente, una emoción recorre nuestra espina dorsal. Algo se ha notada al extremo de la caña En efecto, el hilo se tensa, y al poco, un hermoso salmón se agita frenético en el aire. El cansancio desaparece automáticamente y volvemos a ser los mismos que salieron alegres de excursión. Lo mismo ocurre cuando escribimos. Veamos cómo repercuten en el escrito determinados estados anímicos Abatimiento, depresión moral, tristeza. Dejan su sello en el escrito, por el movimiento tardo, a desgana dirección descendente. Alegría. Produce efectos contrarios al anterior. Cólera. Eso el moro Tarfe escribe Con tanta cólera y rabia Que donde pone la pluma El delgado papel rasga. (Romancero) En estos versos vemos ya, desde antiguo, una de las manifestaciones de este estado anímico. La cólera produce, efectivamente, una acentuación y exageración de movimientos que en la escritura se traduce por una presión más acentuada, de donde el engancharse en el papel y rasgarlo, mayor viveza de movimientos, precipitación, escritura ascendente (excitación), 55
aumento de enlaces, incluso entre palabras acompañado algunas veces de temblor. Locura. Estado anímico especial, de tipo patológico, de que ya hemos tratado en las enfermedades. Disimulo. Escritura Pequeña y sin acentuar, inclinación izquierda, escritura gladiolada, terminaciones casi ilegibles. Impaciencia. Escritura muy inclinada, tildes hacia la derecha, rasgos rápidos, finales incompletas frecuentemente retocadas. Miedo. Rasgos titubeantes, finales finas; mayúsculas disminuidas, tildes reducidas a simples rasguños. Odio. Escritura muy inclinada, fuertemente presionada, arpones y finales largos. Trazos gruesos y curvas delgadas. Osadía. Rasgos duros, ascendentes, dextrógiros; curvas amplias y firmes; escritura rápida. 5. ° Educación y ambiente. No queremos insistir sobre la enorme influencia que la educación y el ambiente tienen sobre la "psique", e incluso sobre los impulsos y el temperamento, pues es sobradamente conocida. Aquí es donde radica uno de los fallos más frecuentes de los grafólogos. Por ejemplo: un individuo, por no citar más que un caso, de índole generosa y optimista, pero que precisamente en la época de la formación de la personalidad pasó estrecheces económicas y tuvo que hacer un gran consumo de cuartillas de papel para sustituir con apuntes los libros de texto inasequibles a su bolsillo, se formó una escritura apretada, mezquina, aprovechándose hasta el límite el espacio o papel disponible, aparecerá como avaro para un grafólogo, cuando en realidad es todo lo contrario. Como efecto de la educación hoy se va extendiendo entre el sexo femenino una escritura peculiar, la escritura del "Sacré Coeur", o escritura picuda, en la que la personalidad se diluye de tal manera, que dan la impresión de enmascarados, exactamente igual que en una reunión social. Lo dicho de esta clase de escritura se puede aplicar a cualquiera, de tal suerte que. La educación puede hacer adquirir unos caracteres gráficos que no corresponden a los psíquicos y temperamentales del individuo, si bien, en la mayoría de los casos, un examen más profundo puede llegar a, captar la verdadera esencia de la personalidad. 56
Hay escrituras que, debido principalmente a la intensidad de la formación o educación, reflejan la profesión de su autor. Así ocurre con la de los religiosos, quienes a fuerza de reprimir sus impulsos y encauzarlos en el buen sendero, suelen dar a su escritura un cierto carácter de impersonalidad, evitando rasgos violentos movimientos exagerados. Lo mismo ocurre con profesiones que imprimen un carácter individual marcado, como militares, notarios, abogados, médicos, etc., y también profesiones manuales, en las que la repetición de determinados movimientos trasciende al grafismo. Dentro de la educación y el ambiente están, indudablemente, la nación y la familia. Todo el mundo sabe que existen escrituras nacionales bastante diversas entre sí, aun cuando hoy día tiendan a generalizarse las llamadas escrituras inglesa y americana. Estas escrituras nacionales suelen estar conformes con los caracteres psíquicos predominantes de los pueblos que las adoptaron. Pero también dentro de las familias se suele dar, con frecuencia, un gran parecido, a veces extraordinario, entre, las escrituras de los padres y de los hijos, o entre los, hermanos entre si La causa hay que buscarla aquí, no sólo en el. Factor educación, que indudablemente tiene su importancia, sino también en la semejanza, a veces casi completa, de los factores psíquico y somático entre los distintos miembros de una misma familia. Estas causas ocasionan algunas veces tal semejanza gráfica, que pueden constituir uno de los casos más peliagudos de la grafocrítica. Y no es sólo entre individuos procedentes del mismo tronco donde se suelen encontrar fuertes analogías gráficas, sino muchas veces también entre los escritos de marido y mujer, y aun entre los criados y sus señores, con los cuales han convivido largos años, tal vez como fruto de una educación inconsciente o de una absorción de la personalidad más débil por la más fuerte. B) MODIFICACIONES FRAUDULENTAS. LA FALSIFICACIÓN. Se dice que un documento es falso cuando no pertenece ni a la fecha ni al autor a quien se le atribuye. Comprende, pues, la falsificación dos aspectos o factores: tiempo y autor. 57
En el estudio del factor tiempo desempeña un papel importantísimo el análisis de la materia escriptoria, es decir, la tinta y el papel, de la que trataremos en el capítulo de los problemas que se le presentan al grafocritico. Pero no olvidemos que, aparte de la materia escriptoria, existen otros elementos que pueden revelar el tiempo del escrito, como son el contenido del documento y ciertas peculiaridades de la grafía relacionadas con la edad y las enfermedades, las cuales pueden también, cuando se presentan, ayudar al perito en la comprobación de la fecha del escrito, aunque sea de una manera aproximada. Relacionado también con el factor tiempo está el problema de la anterioridad o posterioridad de ciertas palabras, líneas o firmas, con relación a los demás elementos del escrito, que lógicamente les deben preceder o seguir. De ello se trata también en el capítulo de problemas. Dejemos, pues, por ahora el factor tiempo y ocupémonos del otro factor del documento, el autor. Ciñéndonos concretamente a este aspecto de la falsificación, veremos que ésta se puede hacer de varias maneras: I. Falsificación simple. —Entendemos por tal el intento de falsificación en la que el falsario sólo pretende ocultar su propia personalidad, mas sin intentar disimular su grafía ni pretender imitar la de otra persona. Los recursos empleados en este caso pueden ser: 1. ° Escrito sin firma alguna (anónimos). Nos referimos a anónimos escritos, no a los verificados por otros procedimientos como el estarcido o las palabras recortadas de un impreso y pegadas, etc., que se salen de la misión del grafocrítico para entrar de lleno en la de la policía. Cuando el escrito anónimo es una grafía espontánea, si ele número de sospechosos es muy reducido, es fácil averiguar si pertenece a alguno de ellos o no. En cambio, si el número de sospechosos es muy crecido, por ejemplo, todos los soldados de un cuartel, el problema ya es más arduo, por el gran número de escrituras a estudiar y cotejar. Para este caso ayuda grandemente el procedimiento de clasificación llamado de Schneickert, ya mencionado en la primera parte, al hablar de la Grafonomia. 2. ° Escrito realizado por una persona, pero firmado con el nombre de otra que existe o existió realmente. 58
Aunque parezca infantil este procedimiento, se realiza. A veces y se llama suplantación de la personalidad. Como no ha habido ni disimulo ni imitación, la superchería se descubre fácilmente con el simple cotejo con la escritura indubitada de la persona suplantada. Sólo queda después averiguar, si se desea, quién fue el suplantador entre las personas que se presentan como sospechosas, lo cual sé verifica mediante el cotejo de las escrituras indubitadas de éstas con el escrito dudoso o falsificado. La persona suplantada puede ser, además, de distinto sexo. Para esto, bueno será tener también presente lo que anteriormente se dijo sobre los caracteres propios o predominantes en la escritura masculina y femenina. 3. ° Escrito firmado por una persona irreal, es decir, con un nombre y unos apellidos que no corresponden a una persona existente o que haya existido. En este caso, la superchería se descubre fácilmente en cuanto se comprueba la existencia del supuesto firmante. La averiguación del autor real es como en los demás casos. 11. FALSIFICACION POR IMITACION. —Puede tener dos finalidades bien concretas y distintas: hacer que el escrito pase por ser de determinada persona con fines lucrativos (cheques, testamentos, recibos, etc.). O bien hacer caer la responsabilidad del escrito sobre una persona determinada, cuya letra se imita (anónimos comprometedores). En cualquiera de los dos casos puede ocurrir que haya. Sospechoso a la vista o que no lo haya. El perito debe comprobar, mediante el cotejo del escrito dudoso con los indubitados de la persona a quien se atribuye el dudoso, si efectivamente son de esta persona o no. El análisis a fondo de la escritura en todos sus elementos permite, casi siempre, llegar a una conclusión firme de autenticidad o no, y esto suele bastar la mayor parte de las veces. Sin embargo, no faltan casos, cuando se prueba la falsificación en los que se pide también la averiguación del falsificador entre uno o varios sospechosos. Más tarde veremos la manera de desenvolvernos. Entre los numerosos recursos que los 59
falsificadores emplean para imitar la grafía de otra persona, con cualquiera de los fines señalados, citaremos: 1. º POR MEDIOS MECANICOS: a) Transparencia. Se puede hacer de dos maneras: o bien apoyando el papel sobre un cristal vertical, o bien utilizando un pupitre con tablero de cristal, iluminado por debajo, para copiar cómodamente (fotógrafos). El aparato Fischof, como luego veremos, es un procedimiento moderno de este segundo proceder. En uno y otro caso, aunque el segundo sea mucho más cómodo, aparece un temblor característico que es de por sí muy revelador, cuando en la escritura indubitada coetánea dicho temblor no existe. Pero si por causa de enfermedad, dicho temblor existiera en la indubitada, ese temblor sería de un a índole distinta, En efecto, el temblor enfermizo es constante consigo mismo en todo el trazado del escrito, pues obedece a una fuerza mayor inevitable. El falso temblor es, en cambio, muy irregular; suele aumentar en los trazos largos, curvas y trazos ascendentes, y se atenúa, y aun desaparece, en los trazos descendentes, en los comienzos y en los finales (subconscientes, en tanto que el temblor enfermizo, por el aditamento del cansancio, suele acentuarse al final. La copia por transparencia suele presentar, además, en relación con la escritura indubitada, anomalías características en los movimientos iniciales y finales (tributo al subconsciente), en los enlaces y en la forma de la caja del renglón. El temblor se examina bien con fotografías ampliadas de cuatro a seis diámetros y mediante amplificaciones mayores en los puntos sospechosos. A veces, el falsificador tiene que componer un texto, y va recogiendo palabras, que recorta y junta para formarlo, sacando del conjunto una fotografía, que luego copia por transparencia. En este caso, además del temblor, se observan anomalía curiosas en los enlajes y caja del renglón; irregularidades en 11 forma y tamaño de las letras en determinada posición etc. Además de los fallos o anomalías indicados, la copia por transparencia sufre una alteración notable de la rapidez y se hace forzosamente lenta, observándose multitud de paradas fuera de tono, particularmente en los cambios de dirección, 60
paradas que se aprecian fácilmente con la lupa por un engrosamiento del trazo y por una mayor intensidad en el colorido, al recargarse de tinta. Junto con lo anterior, también se observan en esta clase de falsificaciones frecuentes cambios de tonalidad en la tinta, porque cómo dicha copia ha de ser forzosamente lenta, la tinta se reseca más veces en el plumin durante el trazado del recorrido de una misma palabra o de una misma línea. A todo esta podemos añadir la aparición de retoques, exigidos por la necesidad de imitar bien, anomalías en los valores angulares y particularmente un exceso de coincidencia, ya sea en las curvas grafométricas, ya en la coincidencia total, por superposición, especialmente si se trata de un firma, pues existe este axioma en Grafocritica: Cuando dos firmas y rúbricas coinciden totalmente por transparencia, una de ellas es Falsa. b) Calco. Este procedimiento consiste en reproducir un escrito especialmente una firma y su rúbrica, pasando sobre el original con un lápiz fino o un punzón, intercalando entre el original y el papel en blanco un papel carbón. La huella que deja éste se pasa luego a tinta. La huella del papel carbón suele verse a simple vista, pues es muy difícil que el relleno a tinta se ajuste perfectamente a dicha huella, o mejor con la ayuda de una lupa fuerte. En último término, la lámpara de Wood. c) Lápiz. Consiste en copia a lápiz por transparencia, pasando luego a tinta. Si la huella del lápiz no fue borrada, se suele ver a simple vista ó mediante la lupa. Si fue borrada, la bencina o el yodo lo descubren. d) Puzón. Es lo mismo que el procedimiento por calco, sólo que, en vez de poner papel carbón, se deja que el punzón forme una huella en el papel de debajo, que luego se pasa a tinta. En este caso, aparte de la diferencia de presión, imposible de imitar con el punzón, se aprecian los surcos del mismo, ya sea a simple vista, ya con el microscopio o con la fotografía del dorso con luz oblicua. Además, ocurre aquí como con el lápiz, es decir, que es muy difícil que el trazo de relleno cubra exactamente toda la huella del surco. e) Aparato Fischof. Se basa en el tablero de los fotógrafos, pero con un perfeccionamiento moderno que permite, utilizando la escritura de un individuo, proyectar sobre un cristal esmerilado 61
un texto cualquiera, formado con letras y palabras de la escritura del mismo. Dicho texto se copia luego por. Transparencia o se fotografía, para hacerlo pasar como obra del autor de la escritura utilizada. Fue el procedimiento empleado contra el cardenal Mindszerit y. Más, pese a la perfección del sistema, fallan en él algunas características .notables, que no pueden escapar al examen pericial, como son la anomalía en los enlaces y en la forma y dirección de la caja del renglón. Esto, además, suponiendo que la pericia del falsificador sea tal que disimule las otras características • de las copias por transparencia ya señaladas (figura 24).
Figura 24. La línea superior reproduce la escritura auténtica. En la inferior, falsificación por aparato Fischof. 2. ° POR IMITACION. Estas clases de falsificaciones podernos agruparlas en dos: las que van precedidas de una acción química o mecánica y las que consisten en trazar directamente una escritura, firma o texto imitando a otro. En el primer grupo están: a) El rescripto precedido de lavado. Se hace desaparecer el escrito primitivo, mediante un procedimiento químico, y se escribe encima. Las sustancias químicas empleadas para el lavado son muy numerosas, pero las más corrientes son las que en el comercio se conocen con el nombre de "corrector ", y son el permanganato y el bisulfito de sosa, mediante lavados sucesivos por este orden. Luego se alisa a la sandáraca (resina) o grasilla. Al perito no le interesa, en general, descubrir la índole de los agentes químicos utilizados para el lavado; pero sí le interesa grandemente descubrir su existencia... Las zonas. Del lavado se suelen apreciar a simple vista, pues unas veces queda una leve huella visible del escrito anterior, y otras lo revela un leve matiz amarillento que afecta a la zona lavada. Además, por muy bien que se haya impermeabilizado con sandáraca la zona lavada, no 62
suele quedar tan perfecta como en la fabricación, por lo que es frecuente. Que la tinta se difunda algo, formando denticulaciones, visibles a simple vista o con ayuda del microscopio. Cuando no se tenga seguridad completa de la, existencia del lavado, pero si simple sospecha, conviene someter el documento al examen físico-químico. El primero se verifica sometiéndolo a la iluminación por la lámpara de cuarzo, la cual descubre las zonas lavadas y el escrito borrado, y también por medio de la fotografía. En éstas, las zonas lavadas aparecen en claro sobre el negativo, si el papel ha amarilleado, y en oscuro si se ha blanqueado por efecto de los reactivos. En la mayor parte de los casos, el encolado del papel ha desaparecido como consecuencia del lavado, y entonces se puede proceder al examen químico. Conviene previamente pasar por los puntos sospechosos un poco de guata empapada en alcohol, el cual disuelve la sandáraca. Tanto en el caso de raspado como en el de lavado, una vez averiguadas su existencia y la zona que comprenden, por los procedimientos indicados, queda la averiguación de la paternidad del rescripto. Aquí entra otra vez de lleno la técnica pericial del examen y cotejo de la grafía, lo que a veces resulta innecesario, pues sólo interesa la comprobación de la existencia del rescripto. En el segundo grupo están todos los casos de imitación propiamente dicha, sin lavado o raspado previo. Todos estos casos podemos reducirlos a dos: a) La simple interpolación, es decir, la introducción de palabras o frases dentro de un escrito, con el fin de variar su significado. El examen de las interpolaciones supone la solución de dos problemas distintos: el examen de las tintas (color, naturaleza, densidad, antigüedad) y el examen y cotejo de las grafías del documento y de la interpolación. La solución de estos dos problemas puede demostrar la falsedad de la interpolación, pero también su autenticidad total (fecha y autor) o su autenticidad parcial (autor), pues no hay que olvidar que la interpolación ha podido ser obra del mismo autor que escribió el documento, en la misma fecha o en fecha distinta, sin que se haya tomado la molestia, por ignorancia o descuido, de salvar dichas interpolaciones al pie del documento. Se entiende 63
que la interpolación se hace imitando la letra del documento, pues, en otro caso, seria absurda. b) La imitación propiamente dicha o falsificación por asimilación de grafía. Es tal vez el caso más frecuente en la falsificación. Sus síntomas más claros y corrientes suelen ser: premiosidad o lentitud en el trazado, titubeos y paradas anormales, temblor más o menos acusado en los trazos difíciles (formas especiales y rúbricas), frecuencia de retoques, con el fin de asemejar más lo trazado al modelo, etc. Estos signos dan la voz de alarma. El estudio posterior de los elementos constitutivos, estructurales y del gesto nos revelará si, efectivamente, existió la falsificación, pues no solo el falsificador dejara, sin advertirlo, el sello de su propia personalidad en el escrito imitado, sino que también, excepto en casos muy excepcionales, su falsificación carecerá de algunos caracteres típicos de la grafía imitada. Este caso no suele ser problema alguno, cuando el documento falsificado es extenso y hay abundantes escritos indubitados; pero puede ser problema muy arduo cuando la falsificación se limita a una palabra o a una firma y está realizada por una persona experta. Entonces es también necesario acudir al análisis de la materia escriptoria para llegar a una conclusión que sea admitida por el profano. En confirmación de lo dicho, voy a referir, a modo de anécdota, lo que ocurrió con el examen de un importante cheque contra un Banco extranjero. Se nos presentó dicho cheque porque existían en él ciertas anormalidades que lo hicieron sospechoso al Banco. Estaba el cheque avalado por las firmas de dos personalidades, las cuales habían dicho anteriormente, al serle presentado, que las dos firmas pedían ser suyas, si bien carecían de antecedentes en la oficina respectiva con respecto al cheque en cuestión. Cotejadas dichas firmas con las indubitadas de las personas a quienes se referían, no nos quedó duda alguna de que una de las dos firmas era ciertamente falsa, mientras que la otra tenía un no sé qué de falso, pero sin poder concretar en qué consistía. El caso era grave, en vista de que las personas reales que aparecían firmantes no negaban, en principio, ser las autoras de dichas firmas. Entonces se procedió al examen del papel y de la tinta de 64
los fechadores. El papel resultó ser idéntico, pero el examen microscópico de las fechas reveló que éstas estaban imitadas a mano, de manera innegable, aunque con tal pericia que no se apreciaba a simple vista la más mínima irregularidad en ellas. Un caso particular es la imitación de la escritura senil o temblona, o la de una persona inexperta por otra persona que no lo es. El temblor natural senil o enfermizo es continuo, pues su causa es permanente o duradera y tiende a hacerse más intenso conforme avanza el escrito, por efecto del cansancio. En cambio, el temblor fraudulento afecta mas a los rasgos difíciles y ascendentes, se nota al principio y disminuye al fin, escapándosele al imitador, con más o menos frecuencia, trazos enérgicos impropios de la grafía que pretende imitar. Una cosa parecida ocurre con la imitación de la escritura de persona inexperta, pues la pericia del falsificador se manifiesta en multitud de detalles, como formas ágiles, enlaces y rasgos. De gran soltura, etc. los cuales revelan la superchería. III. FALSIFICACION POR DISIMULO. Tiene lugar esta falsificación cuando se intenta enmascarar la propia grafía para eludir la responsabilidad de un escrito. Es el sistema más comúnmente empleado en los anónimos. Sin embargo, ocurre a veces que en el documento dudoso no existió disimulo, pero, al verse su autor incluido entre los sospechosos, disimula en el momento de trazar el cuerpo de escritura ante el Juzgado. En una o en otro caso, es de suma importancia que el grafocrítico obtenga escritura propia y espontánea de los presuntos autores del documento dudoso, bien recogiendo cartas o escritos coetáneos trazados por los mismos en su vida habitual, bien rehaciendo el cuerpo de escritura ante el Juzgado, si los peritos no estuvieron presentes a él, como a veces hacen los juzgados, con el fin de lograr un escrito espontáneo y observar, si lo hubiera, algún intento de disimulo. Más tarde veremos la manera de proceder para conseguir un cuerpo de escrito que reúna las máximas garantías para nuestro objeto. Son muy numerosos los procedimientos de enmascaramiento de la propia grafía, mas los reduciremos a los siguientes: 1. ° Alterando alguno o varios de los elementos del grafismo. Recordemos aquí el principio de Saudek, ya mencionado en la 65
primera parte. En este caso está también incluido. El procedimiento de disimulo mediante la escritura tipografiada mayúscula o minúscula; es decir, la que imita letra de imprenta o de máquina de escribir. En la cuarta parte de este Manual veremos cómo proceder con escritura tipografiada. 2. ° Variando el asiento de la pluma. Ya sabemos que el plumín tiene la forma de una pequeña cucharilla, para recoger cierta cantidad de tinta, que permita el trazado de varias palabras sin volver a tintar. La posición normal del plumin es con la convexidad hacia arriba y un poco inclinada hacia la derecha. En esta posición, el punto derecho del plumín está más cerca del papel y, por tanto, la presión se ejerce en él con más intensidad y más levemente en el punto izquierdo. Además, esta posición permite, en la escritura inclinada normal, la uniformidad en el trazo magistral y el paralelismo de los bordes del mismo en toda su longitud (fig. 25).
Figura 25. Si variamos la inclinación de la convexidad o parte superior del plumin, haciendo que cada vez mire más hacia la derecha, veremos entonces cómo el punto izquierdo del plumita se va desligando cada vez más del papel, hasta no dejar en él señal alguna, por lo que los trazos magistrales quedan entonces reducidos a una fina línea, muy profunda además, por cuanto el punto derecho obra entonces como una verdadera cuchilla (Fig. 26).
Figura 26. Girando el plumin, contrariamente al caso anterior, hasta que la convexidad o parte superior mire hacia la izquierda, veremos cómo, paulatinamente, el punto izquierdo se va apoyando cada vez más en el papel, hasta ser este apoyo exclusivo en la posición límite. El surco más profundo será el izquierdo; pero como el punto derecho queda arriba, éste vuelve a notarse sobre el papel en los movimientos horizontales, tanto a la iniciación como a la terminación de un trazo magistral (Fig. 27). 66
Figura 27 3. ° Variando la posición de la pluma. En cuanto a la posición de la pluma, podemos distinguir el ángulo de incidencia con respecto al papel y su dirección. El ángulo de incidencia es una exigencia para poder escribir, y no se puede variar grandemente, porque si disminuye considerablemente (pluma muy tumbada), el escrito se emborrona y además los movimientos ascendentes se hacen prácticamente irrealizables, y si dicho ángulo aumenta (pluma vertical), los puntos hieren el papel de tal manera que todo el escrito se salpica y las curvas y movimiento, ascendentes no se pueden verificar (Fig. 28).
Figura 28 (a)
Figura 28 (b) Más fácil es variar la dirección de la pluma. Esta mira normalmente hacia el hombro derecho, produciendo la escritura normal; pero puede hacer variar esta dirección tanto a la derecha como a la izquierda. En el primer caso, la pluma puede quedar paralela al cuerpo, y entonces los dos puntos de la pluma se confunden .en los movimientos descendentes de los .trazos magistrales, pero se diferencian claramente en las curvas. (V. fig. 29.)
Figura 29 Si la dirección de la pluma se varía hacia la izquierda. Puede llegar a tomar la posición perpendicular al cuerpo. Esta posición es sumamente incómoda para escribir, pues quita al brazo gran parte de su libertad de movimiento. Los puntos se apoyan por igual en el papel en los trazos descendentes, pero se confunden 67
en las curvas, que quedan entonces reducidas a un verdadero ángulo sin perfilamiento alguno (Fig. 30).
Figura 30. 4. ° Variando la posición del brazo. En la posición normal de escribir, el brazo está de tal forma, que sólo parte del antebrazo se apoya en la mesa, con el codo fuera de ella y. un poco separado del cuerpo. Si el codo se aprieta demasiado al cuerpo, el brazo pierde parte de su movilidad y la escritura pierde soltura, aumento de angulosidad. (V. fig. 31.)
Figura 31 Pero si adelanto el codo sobre la mesa, puede el brazo llegar a tomar una posición paralela al cuerpo. La escritura se hace entonces más vertical, los trazos pierden parte de su perfilamiento normal y las curvas se abren considerablemente. (Véase fig. 32.)
Figura 32. 5. ° Variando la inclinación del papel. Por este medio se puede cambiar totalmente la inclinación de la escritura, desde tumbada a la derecha hasta tumbada a la izquierda; pasando por todas las posiciones intermedias. Así la figura 33 nos muestra la escritura cuando él papel está colocado perpendicularmente al cuerpo.
Figura 33 La figura 34 representa el escrito cuando el papel está excesivamente torcido hacia la derecha. 68
Figura 34. Y la escritura de la figura 35 está trazada con el papel muy vuelto hacia la izquierda.
Figura 35. 6. ° Escribiendo con la mano izquierda. Este suele ser u procedimiento sumamente infantil, cuando no está realizado por una persona ambidextra. Entonces se ve claramente la intención del disimulo, pues la escritura de mano izquierda, hecha por una persona no habituada a ello, es inconfundible por la extraordinaria torpeza de su trazado, especialmente en los óvalos de las letras. (V. fig. 36).
Figura 36. Como características más señaladas de la escritura de mano izquierda podemos citar las siguientes: a) Existencia de numerosas concavidades vueltas al derecho. b) Caída de las barras de las "t" y de las letras finales. d) Signos de acentuación amplios y pesados. d) Óvalos mal ejecutados. e) Lentitud. f) Asiento de pluma anormal. g) variación en la inclinación de los trazos: a la derecha " en principio de palabra, verticales en medio y a la izquierda al final, por la dificultad de desplazamiento de la mano inexperta. h) Anomalías en el espaciamiento entre los ejes, más • amplios al principio de palabra y más estrechos al final, por la misma razón que anteriormente. i) Curvas más amplias y, a veces, eliminación total de ellas. 69
j) Enlaces temblorosos. Para analizar perfectamente la escritura izquierda es preciso, tanto si procede de mano inexperta (ocasional), como si procede de mano experta natural o reeducada (zurdos, ambidextros, reeducados, etc.), estudiar su formación. Observemos que el movimiento normal de nuestra escritura es el dextrógiro, es decir, a la derecha y alejándose del cuerpo. El movimiento simétrico a éste es el realizado por la mano izquierda, también hacia la izquierda, y alejándose del cuerpo; pero esto sólo se puede realizar con las escrituras semíticas y la llamada escritura de espejo, que son, por tanto, verdaderas escrituras no: males, aunque de izquierda, pues obedecen prácticamente a unos mismos reflejos. Las escrituras semíticas no nos interesan aquí, y en cuanto a la escritura de espejo, llamada así porque se lee con el reflejo de un espejo, tampoco tiene interés, pues raramente se usa. Si pretendemos trazar una escritura con la mano izquierda, no estando habituados, podemos intentarlo de varias maneras: o bien colocando el papel en posición normal, como para la derecha, o bien invirtiendo el papel de forma que el encabezamiento del escrito quede en el margen derecho o en el margen izquierdo del papel, según la posición que el mismo guarda en la mesa. En el primer caso, el movimiento de la pluma es opuesto al normal, pues va acercándose al cuerpo en vez de alejarse de, él, lo cual explica las anormalidades ya referidas. En el segundo caso, el movimiento es distinto, pues se convierte de derecha a izquierda en movimiento de arriba abajo o de abajo arriba, lo cual supone naturalmente, lucha con el reflejo normal distinto y su consiguiente reflejo en la escritura. Pero no olvidemos que la escritura procede del cerebro y que, por tanto, el hábito surge con la práctica o la reeducación, con lo que se puede llegar a dominar perfectamente estos nuevos reflejos y trazar sin lucha la escritura izquierda; es el caso de los ambidextros y reeducados. Y no solamente se puede llegar a este dominio con la mano izquierda, sino también con los pies o la boca. En estos casos de dominio de la escritura por un órgano diferente del normal o habitual, el escrito no es diferente, sino exactamente igual al que trazaría el mismo individuo con su 70
órgano normal, puesto que ambos escritos son producto de las mismas causas. En la escritura izquierda de mano experta (zurdos, ambidextros, etc.), tanto si el encabezamiento está en el margen izquierdo (movimiento, de abajo arriba), como si está en el margen derecho (movimiento de arriba abajo), es frecuente encontrar emborronamientos en el escrito, puesto que la mano tiene que pasar necesariamente sobre el escrito trazado, anteriormente. (V. fig. 37.)
Figura 37 Por otra parte, si observamos que, al escribir con la mano izquierda, el plumín toma una posición inversa a cuando escribimos con la derecha, comprenderemos fácilmente que en la escritura izquierda el surco más profundo es el trazado por el punto izquierdo y no el trazado por el punto derecho, como ocurre en la escritura de la mano derecha. Una variedad de la escritura de mano izquierda es la trazada por un zurdo con la mano derecha. Esta escritura ofrece unas características semejantes a la del que escribe con la izquierda 'sin ser zurdo. (V. fig. 38.)
Figura 38. 7. ° Haciendo escritura temblona o escribiendo mal. Ya vimos anteriormente, en la falsificación por imitación, que ésta puede 71
ejercitarse en reproducir escritura temblona o de persona inexperta. Copio todo lo que allí se dijo es de aplicación aquí, aunque en este caso se trate de disimulo v no de imitación, no repetiremos lo que allí se dijo. IV. ALTERACIONES FRAUDULENTAS. A este grupo pertenecen las siguientes: I. º Eliminación de palabras o letras, borrando, raspando o lavando con ingredientes químicos. Ya se habló sobre ello en la falsificación por imitación. 2. º Tachado o emborronado de la escritura. Es el ocultamiento de una palabra o de parte del escrito mediante rayado o manchas de tinta. Ambas alteraciones pueden ser correcciones o descuido del propio autor, que luego no tuvo la precaución de salvar en él pie del documento; pero también pueden ser hechas con intención fraudulenta. En este caso existirán anomalías en la antigüedad, naturaleza, color o entonación de la tinta de la corrección con la del resto del documento. En el capítulo de Problemas veremos la manera de averiguarlo. 3. º Retoque o enmienda. Nos referimos al acto de volver sobre una palabra ya trazada, sea para rectificarla, haciéndola más clara lo que es propiamente el retoque, sea para modificarla, incluso superponiendo otra, lo que es verdaderamente enmienda. En estos casos la dificultad es grande para el perito, tanto por la exigüidad y falta de espontaneidad de los elementos introducidos, como por la falta de claridad, originada por la superposición de rasgos en ambos casos. No olvidemos aquí tampoco que el retoque puede ser un acto espontáneo del propio autor del documento, a veces habitual en él, y que la enmienda también puede ser auténtica aunque sin que esté salvada al pie del documento. También aquí se plantean los mismos problemas de tinta que en el caso anterior. En los tres casos señalados de alteraciones fraudulentas se puede plantear igualmente el mismo problema de lectura del escrito hecho desaparecer, tachado, emborronado, retocado o enmendado. Su solución aparece también en el capítulo de Problemas, al que nos remitimos. C) MODIFICACIONES MIXTAS. 72
Bajo este epígrafe nos referimos concretamente a la llamada escritura de mano guiada, la cual merece una inclusión aparte, por no encajar en ninguno de los grupos anteriores, y porque no siempre es fraudulenta, pues puede ser a petición del mismo autor, a causa de su extrema debilidad. El conocimiento de esta clase de escrito es, sin embargo, muy interesante, pues su existencia en un documento, especialmente en un testamento ológrafo, aun eliminando la posibilidad de fraude, basta por sí sola para inutilizarlo. Existen varios casos en la escritura de mano guiada; pero podemos descartar inmediatamente el de mano forzada, que algunos autores citan. La escritura es de mano forzada cuando se obliga a uno a escribir a la fuerza, guiando al propio tiempo su mano. Esto es prácticamente imposible de realizar, y no tiene el lector más que hacer la prueba para convencerse. Dejaremos, pues, los casos reducidos a estos dos: mano inerte y mano llevada. El primer caso ocurre cuando el que ha de figurar como autor del escrito se halla absolutamente imposibilitado de trazarlo, como en un paralítico, un analfabeto o en un agónico. En todos ellos el abandono de la mano es total, y por eso se llama mano inerte. El segundo caso se presenta cuando el autor pide ayuda a otra persona, pues por vejez, enfermedad o debilidad, se siente sin fuerzas suficientes para verificar el escrito. Numerosas experiencias realizadas sobre este caso nos permiten indicar los caracteres generales de la escritura de mano guiada, así como de los principios generales a ella aplicables. Caracteres generales. Los caracteres generales de la escritura de mano guiada son (V. fig. 39).
Figura 39 (a) 73
Figura 39 (b) Mayor desarrollo de la escritura. Anomalías en los enlaces. Aumento de presión en los trazos magistrales. Variación de los valores angulares. Aumento en la amplitud de las curvas. Aumento de longitud de las prolongaciones inferiores. Síntomas claros de lucha: enmiendas, corrimientos de pluma laterales y hacia abajó, desdoblamiento de los signos de puntuación, repetición de los puntos de ataque, etc. Línea ondulada y frecuentemente descendente. Movimientos ascendentes para recuperar alineación perdida. Principios generales. —Si existe entrega de voluntad por parte del guiado: analfabetismo, obnubilación, incapacidad física, etc. (mano inerte), el predominio de la grafía del que guía es clarísimo e inconfundible, aunque quede su escritura perturbada por el lastre de la mano que guía. Si la entrega o abandono no es total en el guiado y si además el grado de dicho abandono es variable en el curso del escrito, la personalidad del guiado y del que guía se refleja en la escritura en razón directa a la parte activa que en cada momento del escrito le pertenece. En la figura 40
Figura 40 a. —Escrito guiado con momentos de mano inerte. 74
Figura 40 b. —Grafía auténtica de la persona guiada.
Figura 40 c. —Grafía normal del llevador. Se ofrece una muestra de escritura de mano guiada en la que el abandono del guiado es variable, existiendo abandono total y también participación activa, por lo que en ella se notan, alternativamente, las características de la escritura del guiado o de la del guiador. Conclusión.- E1 estudio del grafismo, verificado en estas dos primeras partes, nos ha revelado su extrema complejidad, no sólo por la abundancia de elementos que es preciso analizar, sino también porque está sujeto a modificaciones naturales y fraudulentas que complican todavía más la labor. Pero aunque esta complejidad es un inconveniente por el enorme trabajo que supone el análisis exhaustivo de varias grafías, si se quiere llegar a una conclusión fuertemente fundamentada de autenticidad ó de falsedad, esa misma complejidad es una gran ventaja, pues hace muy difícil una falsificación perfecta. Es cierto que han existido habilísimos falsificadores, los cuales han llegado a poner en tela de juicio la utilidad de la Grafocritica. Mas la existencia de tales seres superdotados, al servicio de la ilegalidad, en nada empequeñece la utilidad de esta ciencia experimental, con un elevado porcentaje de arte, 75
que ha prestado y, seguirá prestando grandes servidos a la Justicia. Pero tengamos en cuenta que, en muchos casos, la salvación. De los falsificadores se debió, más que al fallo de la Grafocrítica, a un conjunto de circunstancias extraordinariamente favorables al falsificador, que impidieron o dificultaron la plena actuación del experto. Difícilmente puede el falsificador por disimulo disfrazar todos los elementos de su grafía; pero aun es más difícil que el imitador consiga una imitación perfecta. Para lograrlo, sería preciso, primeramente, asimilar de tal forma la personalidad suplantada, que le hiciera reaccionar de la misma manera ante el acto de escribir, y segundo, dominar de tal manera sus propios reflejos, que no salgan a relucir, revelando su verdadera personalidad. Pero que esto no vaya a fomentar en nosotros una falsa seguridad. Se puede descubrir la falsificación, más siempre que el perito procure enriquecer constantemente su experiencia. La Grafocrítica puede y debe absorber plenamente la actividad del que a ella se dedica, pues el campo es suficientemente amplio. Sólo así se podrá adquirir la suficiente pericia. La actividad del grafocrítico se debe dirigir, no salo al estudio del grafismo con la casuística que normalmente se le vaya presentando, sino que, además, de acuerdo con otro perito, provoque los casos que escasean en el curso de su actividad, planteándose problemas, cuya solución uno solo conoce, con el fin de enriquecer su experiencia, sin esperar a que la casualidad le depare esa oportunidad. El grafocrítico debe penetrar, al propio tiempo, en el campo de las ciencias afines o relacionadas con la Grafocritica directa o indirectamente, como la Psicología, Medicina legal, Grafología, Grafopsicología, Psiquiatría, Criminología, etc., para asimilar sus conocimientos y enseñanzas, con miras al mejor desempeño de su función crítica, no para suplantar al médico o al grafólogo, etc. Es demasiado amplia la ciencia de la escritura. Para querer abarcar todas sus ramas y, además, nó todo el mundo puede, con fa misma facilidad que el medicó; el grafólogo, el psicólogo o el psiquiatra disponer de la casuística abundante y especial que 76
requiere el estudio profundo de esas diversas ramas de la Grafotecnia. También necesitará el grafocrítico, en algunos casos, utilizar los elementos de otras Ciencias, como la Física y la Química, para poder resolver determinados problemas de la materia escriptoria. Pero a esto dedicaremos la tercera parte, que exponemos a continuación.
TERCERA PARTE PROBLEMAS. Cuya solución interesa conocer al grafocritico. Los problemas que se presentan al grafocrítico se han complicado hoy enormemente, a causa del perfeccionamiento de la técnica de la falsificación, lo que ha motivado una reacción por parte de las fuerzas defensoras de la Ley, .las cuales se apoyan en los avances técnicos físico-químicos, además de los propiamente psicológicos, para desenmascarar al falsificador. Antiguamente apenas tenía el grafocrítico otros problemas que la lectura de escritos invisibles y naturaleza de las tintas. La existencia del rescripto se veía al momento, pues el falsificador no conocía otros procedimientos que el raspado o borrado. Sin embargo, la lectura del escrito invisible no fue posible, sin detrimento del documento, hasta el descubrimiento de los rayos ultravioleta. En cuanto al problema de las tintas, era también sencillísimo, debido a la uniformidad, dentro de un período determinado, y su empleo concretamente circunscrito a ese período. Con el papel ocurría otro tanto, pues existía muy poca variedad, muy pocas fábricas, y con sus propias marcas al agua. Tanto antes como ahora, la clave de todos los problemas en que intervienen rescriptos, enmiendas, interpolaciones, adiciones, etc., ha sido y será el examen grafocrítico del documento dudoso, pues aunque el análisis físico-químico demuestre discrepancia en la materia escriptoria, la autenticidad puede existir, y sólo el análisis grafocrítico la puede demostrar. Sin embargo, el resolver estos problemas puede aportar, en muchos casos, mucha luz sobre el asunto, por lo que el grafocrítico debe acudir a resolverlos, siempre que le convenga o se lo pidan. Esto requiere, naturalmente, estar en posesión de un buen laboratorio, no sólo para resolver los problemas que surjan, sino 77
más especialmente para poder dedicarse de lleno al estudio de los mismos y a la investigación del grafismo. A) LECTURA DE ESCRITOS INVISIBLES. No nos referimos a los escritos con tintas simpáticas, porque es asunto meramente policial o de las Cancillerías, sino a los que se hicieron desaparecer de un documento con fin generalmente fraudulento; pero antes de entrar de lleno en el estudio y resolución de estos problemas, es preciso hacer unas observaciones muy importantes. "Es menester manipular lo menos posible sobre el documento a estudiar y emplear preferentemente los procedimientos de investigación que menos dañen el papel y el escrito." "Cuando sea imprescindible acudir al análisis físico y. al químico, se hará el físico en primer lugar, y luego el químico; mas el análisis grafocrítico deberá preceder a ambos." El extremo cuidado en el empleo de los reactivos químicos se comprende claramente, pues de lo contrario el documento corre grave peligro, y tanto los documentos históricos como las pruebas de convicción de los Juzgados suelen ser únicos e irreemplazables. Hechas estas observaciones, pasamos de lleno al asunto. 1. ° El escrito primitivo ha desaparecido por lavado, raspado o borrado. Al estudiar las alteraciones fraudulentas, vimos los procedimientos para conocer la existencia de estas alteraciones y la zona afectada por las mismas. Cuando interesa conocer el texto primitivo, se puede emplear los procedimientos siguientes: a) Examen a la lámpara de cuarzo (método Hógel). Las radiaciones más interesantes para la lectura son las de y 366,303 y 253 micrones de longitud de onda. Aparecido el escrito, se saca una prueba por fluorescencia. Mallet y Bischoff recomiendan que se tiña previamente el papel con eosina (colorante fluorescente), con lo que la lámpara revela el escrito con más nitidez. b) Examen químico. Existen numerosos reactivos químicos, y aunque todos perjudican más o menos al documento, especialmente si la operación se repite, se recomienda el siguiente, por su mayor inocuidad, Se hacen tres preparados: 78
—Cloruro de cinc, 35grs, y agua, 20 grs. —Yodo, 1gr. yoduro potásico 10grs, y agua. 55 gr. —Glicerina, 60 c. c. Se mezclan las tres preparaciones y se pasa sobre el raspado con un pincel suave. El texto borrado aparece. Después de leído, se lava con una mezcla de hiposulfito de sosa y colodión. Otros procedimientos: —Acido sulfociánico gaseoso y los vapores de sulfuro amónico, con los que el escrito cobra una vida muy fugaz. —Acido gálico o tanino en solución al 3 por 100. —Nitrato argéntico en solución al 1/10 de la normal (ver fotografía), aplicado a los lugares sospechosos y exponiendo seguidamente a la luz solar. Aparecen las letras antiguas sobre un fondo negro, porque la reducción de las sales, de plata fue más lenta en los escritos antiguos que en el resto. —Cuando el rescripto (valga la palabra) es un impreso, se hace una disolución de una parte de aceite de ricino en seis partes de alcohol anhidro. Esta solución vuelve antes blancos los impresos recientes que los antiguos, con lo que éstos se hacen visibles en un momento dado. c) Método fotográfico. Se puede aplicar el método de Beiss o de tiradas sucesivas, aunque está más recomendado para los casos de retoque o enmiendas, como más adelante se verá. d) Revelación de la huella de la descarga. Esto no siempre es posible, porque se precisa que el documento haya estado cerrado en un protocolo o en un cuaderno, y que el dorso de la cara anterior esté en blanco. La razón de este procedimiento está en que todo escrito, debido al ácido sulfúrico y al ácido oxálico que entran en la composición de la tinta, dejan una huella invisible al ojo humano, en el papel de la cara anterior. Esas huellas pueden revelarse: —Mediante el papel al citrato con doce horas de exposición en chasis prensa. Si la primera prueba fuera débil, se refuerza con fotografías sucesivas. —Someter el papel al citrato, en contacto con la imagen latente de la descarga, a las emanaciones de fósforo blanco, poniendo un trocito de éste en una cubeta plana, casi recubierto de agua. La imagen se fija con hiposulfito. 2. ° El escrito primitivo es ilegible por retoque, enmienda o emborronamiento. 79
En este caso, el escrito primitivo existe, pero es ilegible. El problema consiste en deshacerse de los elementos que oscurecen su lectura. Lo mejor para este caso es el procedimiento fotográfico, ideado por Beiss, y que consiste en lo siguiente: Se saca un primer negativo con fuerte iluminación solar o de arco Voltaico. Sobre el primer negativo se tira, por contacto, un diapositivo sobre placa. Ordinaria. Se revela con un revelador cargado de bromuro potásico. Se debilita el diapositivo, desprovisto de todo resto de hiposulfito, con persulfato amónico al 1 por 100 con algunas gotas de ácido sulfúrico. Se lava, seca y refuerza con cloruro mercúrico. Sobre este diapositivo reforzado se tira un segundo negativo, donde el texto aparecerá ya más claro. Se continúa sacando positivas y negativas hasta la octava o novena positiva, en la que el texto primitivo aparecerá completamente claro. El examen a la lámpara de cuarzo, cuando las tintas son distintas, caso normal, permite distinguir el texto antiguo separándolo de las enmiendas o retoques, por la distinta fluorescencia. También suele dar buen resultado el examen del documento por los rayos infrarrojo, que separan lo reciente de lo antiguo. No hay que olvidar que el simple examen microscópico, con un aumento de diez a quince diámetros, puede dar luz sobre el asunto, cuando las tintas son distintas. 3. ° El escrito desaparecido sólo _dejó los surcos del lápiz o del punzón, utilizados anteriormente. Estas huellas, en el caso del punzón y cuando el lápiz es duro, se notan en relieve al dorso y se pueden leer, fotografiando con luz fuerte muy sesgada. Si las huellas no pudieran utilizarse por estar escrito el dorso, han podido quedar grabadas en la hoja subyacente en blanco. Entonces se pueden leer mediante el procedimiento fotográfico anterior o bien haciendo deslizar sobre la hoja polvillo muy fino de grafito. 4. ° El escrito ha desaparecido por combustión del papel. Primeramente es preciso asegurarse de la conservación del papel quemado. Para ello, se desliza el documento sobre una hoja de vidrio del tamaño del papel y, con un pulverizador, se humedece aquél con un fijador de dibujo, por ambos lados. Se fotografía 80
con placa ortocromática y se tira en papel contraste. El texto aparecerá en negro sobre blanco. También se puede preparar la hoja carbonizada, antes de la fotografía, mediante una solución de gelatina al 1 por 100 o con una capa de colodión ricinado, cuando interese, además, conservar el documento. Igualmente se puede leer, una vez puesto el documento entre dos láminas de cuarzo, mediante los rayos ultravioleta. B) ESTUDIO DE LAS TINTAS. Tres son los problemas que la cuestión de las tintas plantea al grafocritico: naturaleza, densidad y antigüedad. 1. ° Naturaleza de las tintas. a) Examen químico. Este tiende al análisis completo de la naturaleza de la tinta, lo cual requiere muchas manipulaciones, dada la gran variedad de tintas existente hoy en el mercado. Como en principio este análisis químico no interesa al grafocrítico, sino averiguar más bien si dos tintas son iguales, le bastará con cualquiera de los procedimientos que siguen. b) Examen espectroscópico. Cada elemento químico produce un espectro peculiar, por pequeña que sea la cantidad analizada. La diferencia de espectros proviene, pues, de la diferencia de sus componentes y por tanto de la naturaleza de las tintas. Tiene además la ventaja de que como se necesita una cantidad pequeñísima de tinta, se, puede sacar ésta de los adornos suplementarios del grafismo, sin alterar para nada el documento. El examen se puede hacer de dos maneras: o colocando la partícula de tinta en la oquedad del arco voltaico, para examinar el espectro de la luz producida, o también montándola sobre el campo de un microscopio corriente al cual se le puede colocar un ocular espectroscópico Zeiss. Debemos hacer, sin embargo, un par de observaciones. El examen directo de los espectros requiere una gran práctica, por lo que es aconsejable al principio valerse de espectrógrafos que nos permitirán establecer la comparación de espectros mediante fotografías. Cuando las tintas procedan de papeles distintos, hay que tener en cuenta también la posible influencia que el papel pueda tener en el espectro. c) Examen a la lámpara de cuarzo. La lámpara de Wood no sirve solamente para leer escritos invisibles, sino que también 81
nos permite averiguar si las tintas son distintas, por la distinta fluorescencia que presentan éstas según su composición. d) Examen fotográfico. Se empapa .el trozo de documento que se desea examinar con tetracloruro de etano y se saca una fotografía por transparencia, si el documento está escrito por una sola cara, o a la luz reflejada, si está escrito por ambas. Se sacan fotografías empleando un filtro azul, y se revelan y refuerzan al bicloruro de mercurio. Se obtienen luego pruebas sobre placas ortocromáticas, preparadas con las soluciones siguientes: - Solución alcohólica de rojo de glicina al 1/100….......20 c. c. - Ídem de rojo de quinolina al 1/500…………………..20 c. c. - Ídem de cianina al 1/500, con unas gotas de amoníaco.20 c. c. -Agua destilada………………………………………..100 c. c. - Alcohol…..……………………………………………50 c. c. Se hace la mezcla y se deja reposar varias horas. Luego se vuelve a agregar 1 c. c. de solución amoniacal de cianina. Se forma un líquido violeta que se filtra y se diluye con 200 c.c. de cianina y la cantidad suficiente de amoníaco para que en total la proporción de éste llegue al 1 por 100. Se sumergen las placas en este baño durante unos dos minutos, se lavan durante otros dos al agua corriente, y después en una cubeta de agua destilada. Se secan luego rápidamente en la estufa. Una vez preparadas las placas, se sacan pruebas del documento, utilizando un filtro rojo. Como estas placas son sensibles a las radiaciones rojas, la cámara oscura no se puede iluminar con luz normal, sino que se deberá disponer de una iluminación especial a través de dos cristales, uno coloreado con tertracina y otro con violeta de metilo, que dan entre los dos una coloración parda que no ataca a las placas. Reveladas estas placas; se comparan con la primera, y si se trata de tintas diferentes, se apreciarán claros donde las otras dan oscuros, y viceversa. e) Examen microscópico. Se estudia el punteado del interior del trazo: dimensiones, concentración y matiz. Es muy incierto. f) Examen con el microscopio-color. Se trata de un microscopio que tiene dos objetivos y un dolo ocular, más un dispositivo para intercalar filtros coloreados, que permiten hasta dos mil combinaciones de matices. 82
Cada objetivo actúa sobre una muestra de tinta diferente. Si en determinado filtro ambas escrituras desaparecen totalmente, es que tienen la misma coloración; pero si una desaparece y la otra no, la coloración es distinta. Después de lo visto, se puede decir que el problema de la naturaleza de las tintas está plenamente resuelto: A veces no es preciso recurrir a ninguno de estos procedimientos, pues a simple vista se aprecian tanto la distinta tonalidad como la densidad de las tintas. 2º Antigüedad de las tintas. Es éste el problema más arduo de los aquí tratados, porque no se ha podido llegar a una determinación concreta y categórica. La antigüedad de una tinta está basada, en primer lugar, en la pérdida del agua que entra en su composición; pero esta pérdida no es igual o uniforme en todos los escritos, pues está supeditada a, una serie de factores, como clase del papel, pluma empleada, humedad del ambiente y calor a que ha estado expuesto el papel escrito, a la luz y al aire, etc. Todos estos factores hacen que el proceso de desecación de la tinta sea más o menos lento, según la influencia de unos u otros. El perito desconoce la intervención de dichos factores y, por tanto, carece de elementos de juicio para completar la igualdad: grado de humedad = tiempo. Por otra parte, las antiguas tintas a base de hierro (nuez de agallas) ennegrecen totalmente al cabo de dos semanas y adquieren su máxima resistencia a los reactivo, químicos al cabo de un año como máximo. En las demás tintas, el proceso natural de desecación se puede alterar retrasándolo o adelantándolo, modificando artificialmente los factores que contribuyen a dicho proceso, lo que hace todavía más difícil el problema. El National Bureau of Standard (U. S. A.) verificó el análisis de envejecimiento de las tintas de los documentos, desde 1851 a 1918, mediante agua destilada, sacando la conclusión de que a los quince años, la tinta deja de ceder pigmento. De todas formas, si se pudiera saber con precisión la edad de una escritura hasta, los quince años, se habría prácticamente resuelto el problema en Grafocrítica, puesto que en la mayoría de los casos, los documentos presentados a los peritos en los Juzgados no tienen esa antigüedad. Veamos ahora los distintos procedimientos empleados: 83
a) Examen químico. —Tratamiento por hiposulfito sódico. La tinta tarda en disolverse en proporción directa con su antigüedad. —Tratamiento por agua destilada. Colocando, como en el caso anterior, unas gotas de agua destilada, con un cuentagotas, sobre rasgos semejantes y que contengan la misma masa de tinta, de las distintas tintas a analizar; luego .se observa la cantidad de pigmento cedido en tiempos iguales, cantidad apreciable por la variación de la tonalidad. En caso de 'duda, se puede apreciar la tonalidad mediante el microscopio color, como ya dijimos al hablar de la naturaleza de las tintas. La justificación de este procedimiento es la siguiente: Al poner una gota de agua en contacto con una mancha de tinta, el agua reblandece la masa de la tinta, más o menos rápidamente, según el grado de desecación de la misma. Las moléculas de tinta comienzan a separarse unas de otras y a difundirse por toda la gota, que comienza a tomar aspecto de perlita. Pasado el tiempo de observación, determinado libremente, pero igual para todos los escritos, se recoge la gota ya manchada por la difusión de la tinta con ayuda del cuentagotas perfectamente limpio y se deposita nuevamente sobre un papel en blanco, dejándose secar. Así se obtendrá una mancha: redonda de tinta, más o menos intensa, según la cantidad pigmento recogido, fácilmente comparables. De todas formas, aunque parece una cosa sencilla, en la práctica, según observaciones particulares, que todavía continúan, los resultados prácticos son todavía muy inciertos. —Mitchell y Heparot obtuvieron mejor resultado utilizando ácido oxálico al 5 por 100 en lugar de agua destilada. También parece dar buen resultado el ácido clorhídrico diluido. —Papel filtro. Se humedece ligeramente una hoja de papel filtro en agua destilada y se coloca sobre el documento, sujetándolo durante seis horas con una prensa. Si el documento es reciente, todo él queda copiado; si es antiguo, poco o nada. b) Examen microscópico. Con el microscopio-color. Se puede utilizar con todas aquellas tintas que cambian de tonalidad durante su proceso de desecación. Esa variación de tonalidad puede ser sumamente leve y, por tanto, solamente perceptible con la ayuda del microscopio-color, como ya hablamos anteriormente. 84
3° Densidad de la tinta. Todo papel, por fino que sea; aparece al microscopio como una sucesión de altos y bajos, valles y montañas. Ahora bien, si escribimos con una tinta muy fluida, ésta moja por igual los altos y los bajos, y los rasgos aparecen al microscopio como una superficie uniforme, con bordes bien delimitados y continuos, aunque con una ligera difusión bien marcada en el surco de apoyo. Si, por el contrario, escribimos con una tinta excesivamente espesa, la falta de fluidez de la misma hace que se manchen preferentemente los altos, pero no los valles, lo que se aprecia fácilmente al microscopio, pues el rasgo aparece entonces como un punteado, correspondiente a las zonas altas. Una cosa parecida ocurre en este caso con los bordes. El borde de apoyo aparece bastante continuo y regular, mientras que el otro toma el aspecto de dientes de sierra, porque en este borde de débil presión la pastosidad de la tinta sólo permite que se tiñan las zonas altas. C) ESTUDIO DEL PAPEL. 1. º Contextura. —E1 examen de la contextura del papel es lo primero a realizar en el análisis del mismo, por ser el más fácil y porque él solo sirve muchas veces para demostrar si se trata de la misma clase de papel o no. Este examen comprende: a) Estudio de la configuración externa; mediante- el auxilio del microscopio, con un aumento reducido de 15 a 20 diámetros. Microfotografía. b) Estudio de la configuración interna, mediante una fotografía por transparencia, en seco o mojando el papel con tetracloruro de estaño. c) Dimensiones del papel en décimas de milímetro. d) Anchura y espaciado del rayado, también en décimas de milímetro (micrómetro), así como el matiz de la línea del rayado, cuando existe. e) Matiz del papel y del canto (microscopio color). f) Espesor del papel, medido con el esferómetro, observando si existen irregularidades en el mismo; estas irregularidades habrán sido ya reveladas por la fotografía por transparencia. 85
g) Peso del papel. Se escogen muestras de superficies perfectamente calculadas, v. g. 1cm. cuadrado, y se pesa en la balanza de precisión. h) Estudio de las filigranas y marcas de agua, que se habrán observado igualmente en la fotografía por transparencia. 2. ° Encolado o apresto. —El apresto se hace a la resina o al almidón Si se vierte una gota de agua yodada, se producirá una coloración azul, si el apresto fue a la resina, una gota de anhídrido acético dará coloración roja. 3. ° Carga. —Está constituida por las sustancias minerales que se agregan a la pasta para dar consistencia al papel. Se quema un trocito de papel y se disuelve en ácido nítrico puro; éste disuelva la celulosa y dejará un residuo, que es la carga. Este residuo puede ser: a) Blanco. Si se convierte en verde al calentarse a la llama de un hilo de platino, la carga es de sulfato de bario. Si no cambia de color al calentarlo, la carga será de sulfato de cal. b) Amarillo. La carga era de caolín o de arcilla. Este residuo se vuelve azul tratado por el ferrocianuro potásico. Si con los análisis precedentes no se llegase a la diferenciación de los papeles o quedase alguna duda sobre su identidad, se procederá entonces al análisis de 4. ° Composición química. —El papel moderno se hace a base de celulosa, sacada especialmente de las coníferas, cáñamo, esparto, paja de arroz, trapos y madera en general. La pasta así obtenida se adiciona con cola, almidón, materias minerales, que no solamente dan tersura y consistencia. Sino que también son convenientes para evitar la difusión de las tintas al escribir. Para verificar el análisis cualitativo del papel, se procede de la siguiente manera: Se recorta una pequeña porción y se lava cuidadosamente con agua destilada, para quitarle el encolado y la carga. Luego se deja secar y se le somete después a los reactivos siguientes: a) Reactivo de Selleger (se conserva muy difícilmente) Solución A. Agua destilada…………………..50 c. c. Nitrato cálcico…………………...l00 c. c. Solución B. Agua destilada…………………..90 c. c. 86
Yoduro potasico…………………5 gr. Yodo……………………………..1 gr. Al total de la solución A se le añaden 3 gramos de la solución B. La mezcla se conserva en un frasco de cristal amarillo. Como de la solución B necesitaremos 3 gramos solamente, y lo demás se estropeará, será, más económico repartir cada uno de sus componentes proporcionalmente a los tres gramos que se han de obtener, teniendo en cuenta que los 90 c. c. de agua destilada son 90 gr. de peso. Hecha la proporción, nos daría para 3 gr. 2'813 gr. de agua destilada, 0'156 gr. de yoduro potásico y 0'031 gr. de yodo. El papel tratado con este reactivo da en el tubo d ensayo las reacciones siguientes: Madera mecánica y yute…………color amarillo. Celulosa de abeto blanqueada… “ rosa pálido Celulosa no blanqueada… “ amarillo claro Celulosa de álamo… “ azul violeta. Celulosa de paja y esparto… “ azul Trapos viejos… “ rosa anaranjado b) Reactivo de Herzberg: SOLUCIÓN A. Cloruro de cinc…20 gr. Agua destilada…10 gr. SOLUCION B. Yoduro potásico…2 gr. Agua destilada….5 gr. Se mezclan las dos soluciones y se dejan reposar varios días; se decanta y se agrega un cristal de yodo. Si resultase coloreada en amarillo, se agrega cloruro de cinc; si se colorea de violeta, se agrega agua destilada, con precaución. Con este reactivo, las reacciones son: Trapos, algodón, lino. Cáñamo……………Color rojo. Pasta de madera química… “ azul violeta. Yute blanqueado…………………………... “ azul violeta. Pasta mecánica, fibras leñosas… “ amarillo Yute no blanqueado……………………….. “ amarillo. Paja………………………………………… “ azulado. Esparto… “ azulado rojizo 87
Cáñamo de Manila………………………… “ azul o amarillo. 5. º Edad del papel. —No existe signo específico de la edad del papel. Este no envejece, prácticamente, aunque determinados agentes, como la luz, la humedad, la fauna, etc., etcétera, pueden modificar su color y su acidez, e incluso destruirlo totalmente. Calcular la edad del papel por el estado en que se encuentra, después de la intervención de esos agentes modificadores, o por el grado de acidez del mismo, modificado por causa de esos mismos agentes, es completamente inseguro. Sin embargo, tanto su composición química como su filigrana o marcas de agua y su numeración, si se trata de papel timbrado, pueden proporcionar datos valiosos y ciertos acerca de la edad del papel, indicándonos con exactitud la fecha. De su fabricación o la de su venta al público. Pero estos datos sólo los pueden proporcionar los químicos de las fábricas de papel y la entidad expendedora del mismo (Casa de la Moneda). D) ANTERIORIDAD O POSTERIORIDAD DE UNA PARTE DE UN ESCRITO CON RELACIÓN A LOS DEMÁS ELEMENTOS QUE LÓGICAMENTE LE PRECEDEN O LE SIGUEN. Este es un problema extremadamente interesante y que se suele plantear al perito con relativa frecuencia. En su resolución podernos distinguir dos casos generales: 1. ° No hay cruce ni tangencia de rasgos entre las palabras o partes del escrito. En este caso la solución consiste en averiguar la edad de la tinta de ambas partes, de lo cual ya hemos tratado anteriormente en el problema de la antigüedad de las tintas. 2. ° Hay cruce o contacto entre los rasgos del escrito. En el caso de que haya simple contacto, no debemos olvidar el siguiente principio general: Cuando un trazo que se va formando se pone en contacto con otro ya seco, derrama su tinta sobre éste y nunca al revés. La razón de este principio importantísimo es clara. El trazo que se va formando, al entrar en contacto con otro ya formado, encuentra en éste un medio de expansión (la tinta) mejor que el papel y viene el derrame, que invade el trazo ya formado, con tanta mayor intensidad cuanto menor sea la 88
Velocidad de contacto y mayor la fluidez de la tinta y su carga en el plumin. En cambio la tinta ya seca, aun cuando sea reciente su trazado, está ya fijada al papel y no puede penetrar en el campo que le ofrece el rasgo fresco. Cuando en vez de contacto existe superposición o cruce de trazos, el fenómeno arriba indicado se da también, pero aquí se puede emplear, además, un procedimiento de investigación más seguro, cual es el examen microscópico. Este examen se puede realizar de dos maneras: Con el microscopio estereoscópico, con fuerte iluminación lateral, el cual revela la superposición, aunque dicho espesor sea de unas milésimas de milímetro. Con el microscopio ordinario, colocado en posición casi horizontal, plegando el documento un poco por debajo del cruce que se examina, e iluminando con luz lateral. El trazo superpuesto, aunque sea más claro, aparece entonces con un relieve acusado y continuo, mientras el trazo subyacente desaparece casi por completo. La fotografía no revela nada en estos casos, sino que, por el contrario, puede ocultar este detalle, que es de suma importancia. (Otro de los motivos para no realizar cotejos con fotografías.) Se ha incluido aquí este epígrafe pues, a nuestro juicio, parece su lugar apropiado, porque también el conocimiento mecanográfico se sale de la órbita del grafocrítico. Sin embargo, como al perito no le interesa generalmente ni al Juzgado tampoco, conocer la clase de máquina con la que se ha podido escribir un determinado escrito, sino solamente comprobar si fue trazado con la misma máquina con que fue escrito otro, el asunto entra ya de lleno en el informe pericial, puesto que al perito se le pide simplemente que aplique al documento mecanografiado las mismas dotes de observación que pone en juego en el estudio del documento manuscrito. Cuando este caso se presente, lo primero que debe hacer el perito es examinar la semejanza o desemejanza formal de los tipos mecanografiados. Suele haber, en efecto, grandes diferencias formales en los tipos de diferentes máquinas, así como en su tamaño y en el espaciamiento de letras y renglones, visibles a una observación somera. 89
Puede ocurrir, sin embargo, que los escritos hayan sido hechos con la misma clase de máquina, en cuyo caso resalta la semejanza de los elementos arriba mencionados. Para ver si entonces se trata de la misma máquina, es preciso verificar un examen más detenido, teniendo en cuenta las nociones siguientes: Existe una semejanza absoluta entre los tipos y demás elementos de una misma clase de máquina. Pero andando el tiempo, esas mismas máquinas comienzan a diferenciarse ron el uso, pues no puede evitar que los tipos se deformen, ya sea por desgaste, ya por choque de unos con otros, formándose entonces unas diferencias características y definidas, imperceptibles a un examen somero, que sirven, sin embargo, para diferenciar una máquina de otra de la misma marca. Por tanto, la primera labor a realizar es examinar, con una lupa potente, las letras, comenzando por las de más frecuente uso, anotando las peculiaridades observadas. Casi siempre basta este primer examen para llegar al convencimiento de si se trata de máquinas distintas. Si este primer estudio no nos permitiera llegar a una conclusión definitiva, procederíamos al estudio de las irregularidades de funcionamiento de los brazos o palancas, que, al impulso de la pulsación, lanzan los tipos sobre el rodillo desde su posición de reposo. La razón de esto es que determinadas articulaciones, por causas diversas, pueden estar o demasiado flojas o agarrotadas, por lo que al impulso del mecanismo suben o bajan más que otras letras con respecto a la caja de la escritura. La misma variación, por torcedura de las palancas, puede existir de derecha a izquierda, por lo que los espacios de las letras se hacen irregulares en algunas de ellas, quedando una letra muy junta a la anterior y muy separada de la siguiente, o viceversa. Otra tercera prueba está basada en los espacios o distancias entre las letras. Dicho espacio depende de la anchura de los dientes de la cremallera. Con el uso prolongado, esos espacios se ensanchan, y su medida rigurosa puede ser un factor decisivo. Medir estos espacios no es nada fácil, porque se necesita mucha práctica, buena vista y reglas espaciales, provistas de nonio, para calcular en décimas de milímetro. El procedimiento de medida es el siguiente: Se toman dos letras, por ejemplo dos' "1", situadas en el mismo renglón, pero lo más 90
distanciadas posible. Se mide cuidadosamente la distancia entre los trazos magistrales de ambas y se divide esa medida por la suma de letras y espacios entre ambas, más una unidad. El cociente nos dará la distancia entre diente y diente de la cremallera. Es muy importante que la distancia entre las letras sea la mayor posible y fijarse bien si los espacios entre palabras son normales, es decir, si corresponden todos a un diente o hay anomalías, yuxtaposición de palabras o saltos. Un procedimiento idéntico se puede emplear para medir el espacio de los dientes del espaciador de renglones, midiendo, por ejemplo, la distancia entre la base de la primera línea y la de la última línea y dividiendo dicha distancia por el número formado con la suma de renglones más el de espacios entre ellos. Con todos estos elementos de estudio será difícil no poder llegar a una conclusión firme de si los escritos en cuestión proceden de máquinas distintas o de la misma máquina. Hay otro problema de máquina que se presenta raramente, pero que no deja de ser muy interesante. Saber la persona autora de un escrito mecanografiado. Este problema es esencialmente idéntico al general de Grafocrítica, pero es mucho más difícil de resolver por la exigüidad de elementos de comparación. Estos elementos se reducen al estudio del orden del escrito: sangrado de los párrafos y utilización de los márgenes, especialmente el derecho, a la manera de cortar las palabras al final del renglón, y especialmente a las peculiaridades de presión. Un mecanógrafo diestro tiene una pulsación muy regular; pero, a veces, existen irregularidades en esa pulsación, especialmente en determinada sucesión de letras, que reflejan las peculiaridades del mecanógrafo. Sin embargo, no es tan sencillo como a primera vista parece, porque el estado de la cinta y del carro produce también anomalías de entintado, que se confunden con las debidas a la pulsación. E) ANÁLISIS GRAFOMETRICO. El análisis grafométrico es el estudio de la proporcionalidad. Deberíamos haberlo hecho al estudiar este elemento del grafismo; pero aunque allí dimos unas ideas generales, hemos preferido tratar aquí el problema extensamente, porque, en verdad, el perito utiliza para su solución elementos distintos de 91
los corrientes. Debe, en efecto, operar con ampliaciones fotográficas de cinco o más diámetros, según el tamaño normal de la escritura, y ayudarse de reglas micrometricas y transportadores especiales para los valores angulares. Existen también unas hojas grafométricas especiales, empleadas por los grandes laboratorios policíacos del mundo y elementos grafometricos auxiliares del microscopio, como el micrómetro ocular, el retículo milimétrico, etc. El estudio de la proporcionalidad es muy interesante por ser de gran constancia en la grafía de un mismo individuo, por lo que suele perdurar en los casos de disimulo, aun cuando se logre conseguir éste en otros elementos. El análisis grafométrico no tiene, sin embargo, una demostración matemática, de tal suerte que pueda desdeñar los otros elementos del grafismo, y he aquí lo que dice del mismo Crépieux-Jamin, uno de los introductores del sistema: "El “Tableau Grapho metrique” de Humbert será la admiración de los psicólogos, pero tiene pocas probabilidades de ser adoptado por los grafocríticos, porque complica su tarea. Los cuadros son rígidos, de tal manera que se resuelven mecánicamente, lo que no impide, sin embargo, que varios analizadores se muestren en desacuerdo." Otro inconveniente del sistema es que necesita un texto abundante, tanto dudoso como indubitado, lo que raramente ocurre con el primero, reducido frecuentemente a una sola firma. El método grafométrico primitivo era muy amplio, pero el mismo Humbert tradujo a 70 los elementos de análisis. A pesar de todo, resultan excesivamente numerosos, y, aunque parezca extraño, su seguridad disminuye con el número. Como principios generales del análisis grafométrico, estableceremos los siguientes. 1. ° Se operará sobre ampliaciones fotográficas de cinco o más diámetros, aumento comprobado con una regla milimetrada (doble decímetro) que se fotografía junto con los documentos. Estos, dudosos e indubitados, deben tener el mismo aumento. 2. ° Las medidas se realizarán mediante regletas transparentes, divididas en medios milímetros, lo que nos llevará a una exactitud de décimas de milímetro del tamaño natural. 3. ° Emplear siempre la misma técnica en todas las medidas, las cuales se realizarán por un mismo individuo en todos los 92
documentos, pues la distribución del trabajo podría inducir a error por la distinta técnica empleada. 4. ° Se efectuará el mayor número de mediciones posible para cada elemento analizado. 5. ° Formación de la curva del documento auténtico, y luego la del incriminado, correspondientes al elemento estudiado. Sentados estos principios, veamos ahora el análisis grafométrico de algunos elementos, pocos, por la razón antes dichas, pero suficientes para comprender y verificar dicho análisis. 1° Relaciones de las letras cortas. Al hablar de los elementos constitutivos o formales de la escritura (Primera parte. Estudio de la escritura), decíamos que una misma letra podía ocupar tres posiciones: inicial, media y final dentro de una palabra, y que en cada letra suelen entrar, con pocas excepciones (c, e, o, i), más de un trazo. Vimos también cómo diferenciar, mediante subíndices, las distintas posiciones de una letra en la palabra y, mediante comillas en la parte superior derecha, cada uno de los trazos de una letra. Las letras cortas son: a, c, e, i, m, n, ñ, o, r, s, u, y, x. La representación de estas letras y trazos y su posición dentro de las palabras seria, de acuerdo con lo dicho, de la siguiente manera: a1'; a1"; a2'; a2"; a3'; as"; e1; e2; e3; i 1; i2; i3 ; m1'; m1"; m1"'; m2'; m2"; m2 ; m,'; m3" ;m3'"; n1'; n1"; n2' ; n2"; n3' ; n3" ; o1 ; o2; o3; r1 ; r2; r3; s1 ; s2; s3. Lo que nos da 39 trazos en diferente posición, y cuya nomenclatura se comprende fácilmente con lo dicho ahora y lo que se indicó en la primera parte. Se verifica la medida de cada uno de estos trazos, tomando, por lo menos, diez idénticos, y la suma total se divide por el número de trazos medidos, con lo que hallaremos la altura media de cada trazo. Esta medición puede hacerse por el orden arriba expuesto. Una vez halladas las alturas medias de cada uno de los trazos, se ordenan por dimensiones, de menor a mayor, y hacemos su representación gráfica. Para ello colocamos en la abscisa o coordenada horizontal los trazos en su orden creciente, y en la ordenada, coordenada vertical, divisiones en milímetros o décimas de milímetro, es decir, que representen esa dimensión, aunque pueden ser del tamaño que se quiera, pero iguales. No 93
hay más que buscar encima de cada trazo el punto correspondiente a su altura media, y se señala dicho punto; se hace lo mismo con los demás trazos, y la unión de esos puntos nos da la curva representativa. Verificada la curva de las letras cortas del escrito indubitado, se hacen las mediciones de los trazos del documento dudoso, procediendo de la misma manera para hallar sus alturas medias. Se colocan estos trazos en la abscisa del gráfico, pero no en el orden decreciente que podría resultar en el nuevo escrito, sino en el mismo orden con que aparecieron en el primer escrito. Se señalan los puntos que corresponden a sus alturas medias y se traza la curva. Si esta nueva curva es homogénea de la primeras los escritos son de la misma mano; en caso contrario, son de distinta mano. La homogeneidad no quiere decir coincidencia total, pues entonces revelaría calco. En la figura 41 se muestran las gráficas de las relaciones de las letras cortas de dos escrituras de distinta mano. Las curvas son heterogéneas.
Figura 41 La altura de las letras se calcula de dos maneras: o midiendo la verticalidad (altura de la caja del renglón correspondiente a cada trazo) o más práctico y sencillo, midiendo la longitud del trazo; este segundo procedimiento es mejor todavía para las letras sobresalientes. La altura de los trazos curvos (a, c, e, o) equivale a la que corte a dicho óvalo paralelamente al trazo final y equidistante de este y de la tangente al otro extremo de la curva, paralelamente al trazo final. (V. fig. 42.) 94
Figura 42, En el caso de la "o", se trazan por los extremos de la curva tangentes paralelas al trazo más cercano, y luego se traza la secante media o equidistante de ambos, como en el caso anterior. (V. fig. 43.)
Figura 43. 2. ° Relaciones de letras sobresalientes. Se procede de la misma manera con las letras que sobresalen por arriba o por abajo; se trazan y superponen las curvas de la misma manera. 3. ° Alturas de las letras cortas. Tiene por objeto averiguar la frecuencia con que se repiten las distintas dimensiones de los trazos. Para ello, se miden todas las alturas de los trazos de las letras cortas, sin tener en cuenta la letra a que pertenecen, ni su posición dentro de una palabra. Se encontrarán diferencias que puedan oscilar, por ejemplo, entre cinco y 15 milésimas de milímetro. Se cuentan cuántos trazos hay de cada dimensión determinada y se forma la curva correspondiente de la siguiente manera: Como abscisa se ponen las cantidades entre las que fluctúa la oscilación (en el caso presente desde cinco a 15), y como ordenada, la frecuencia o repetición de cada dimensión en los trazos estudiados. No hay más que unir los puntos y se tendrá la curva correspondiente. Se hace lo mismo con la otra grafía y se superponen las curvas, como dijimos en el primer caso. Supongamos, por ejemplo, que sobre cien trazos medidos en una escritura nos han resultado: 20 trazos de 5 décimas, 23 de 6, 19 de 7, 18 de 8, 10 de 9, 5 de 10, 2 de 11, , 2 de 13 y 1 de 15, Su curva está expresada en el trazo lleno de la figura 44. Al medir la escritura de comparación nos resultan: 8 trazos de 5 décimas, 12 de 6, 8 de 7, 14 de 8, 18 de 9, 10 de 10, 9 de 11, 11 de 12, 4 de 13 y 6 de 5. Su curva está expresada en la misma figura por trazado de puntos. Ambas curvas no son homogéneas. (V. fig. 44.) 95
20 15 10 5 5
6
7
8
9 10 11 12 13 14 15 Figura 44 4. ° Forma de la caja del renglón. Tiene por objeto averiguar si la caja del renglón es paralela, convergente o divergente, o si sufre alteraciones según la longitud de las palabras. Se forman grupos de palabras que contengan el mismo número de trazos, por ejemplo, desde 5 a 20, de forma que en cada grupo haya, por lo menos, 10 palabras. Los trazos de cada palabra van numerados, según el orden de colocación en la misma desde el 1 hasta donde llegue, según su grupo. Si tomamos un grupo de palabras de lo trazos, mediremos la longitud de los trazos número I (10, porque hemos dicho que deberá haber, por lo menos, diez palabras en cada grupo) y la dimensión total la dividiremos por 10, con lo que se hallará la dimensión media de la altura del trazo 1. Procederemos de la misma manera con los otros nueve trazos de las palabras del grupo, hallando así la media de las alturas de los 10 trazos del grupo. La curva se formará colocando en la abscisa tantas divisiones como trazos tiene el grupo de palabras (mejor dicho, cada palabra en el grupo), y por ordenada la dimensión media de cada trazo. Señalados los puntos, se traza la curva. Se procede de la misma manera con cada grupo, hasta formar las curvas de todos ellos en una escritura. Se contraponen a ellas las curvas de grupos idénticos de la otra escritura, según ya hemos dicho, y se comparan las curvas. De esta comparación puede resultar clarísimo, por ejemplo, que en las dos escrituras de comparación se nota una cierta similitud en palabras de pocos trazos, mientras que en palabras de muchos trazos, en una escritura se nota una marcada tendencia a la convergencia y en otra a la divergencia, signo seguro de que proceden de distinta mano. 5. ° Valores angulares. -Es el análisis de la inclinación. 96
Cuando tratamos sobre la inclinación (véase Estudio de la Escritura: Elementos estructurales), dijimos cómo debía entenderse en buena lógica, por lo que nos remitimos a lo que entonces se indicó. En el cálculo de los valores angulares no dejan de presentarse algunas serias dificultades. Estas se refieren, unas veces, a las formas anómalas de los trazos, que debiendo ser normalmente rectos, no lo son, y otras a la dificultad intrínseca de la misma medición angular. Cuando los trazos no son rectos, sino curvos, se traza la cuerda del arco formado por el trazo. Esta cuerda se denomina pendiente, y es la que se utiliza para la medición angular. (V. fig. 45)
Figura 45 Pero existe mayor dificultad en la medición misma. En efecto, operando con aumentos de cinco diámetros, los trazos de una minúscula corta vendrán a tener en el aumento poco más de un centímetro, y en el cuadrante, de una circunferencia de un centímetro de radio caben con dificultad los noventa grados, con que mucho peor los medios grados. Si se quiere obviar esta dificultad prolongando los trazos a lápiz. El procedimiento está sujeto a multitud de errores y operar con aumentos superiores a cinco diámetros sería antieconómico. En todo caso, hacen falta goniómetros especiales. El procedimiento de valoración angular Es el mismo que el señalado al analizar las relaciones de las letras minúsculas cortas, es decir, que hay que tener en cuenta la posición del trazo en cada letra y en cada palabra. La nomenclatura es la misma y lo mismo la obtención del valor medio del ángulo para cada trazo. La curva se obtiene también de la misma manera en ambos escritos. Muy afín a la medida los valores angulares es el cálculo de los índices curvimétricos, muy difícil de ejecutar en la escritura corriente, pero que se puede limitar a los trazos iniciales, acompañados de rasgo de ataque. 97
El índice curvimétrico es la relación entre la distancia curvimétrica y la altura del trazo magistral o del óvalo, siguientes al rasgo de ataque. Sean, por ejemplo, dos enlaces distintos del rasgo de ataque con el primer trazo magistral de la "m". (V. fig. 46.)
Figura 46 El primer enlace es en arco. Si prolongamos en el mismo sentido el comienzo recto del rasgo de ataque y el trazo magistral, ambas rectas se cortarán en un punto O, La distancia de este punto al extremo superior del trazo O, o sea, O'O, será la distancia curvimétrica. Llamando "h" a la altura del trazo, el índice curvimétrico nos será dado por la relación O’O: h. En el segundo enlace, éste es angular, y el rasgo de ataque se encuentra en él con el punto superior del trazo, por lo que la distancia curvimétrica es igual a cero, y el índice curvimétrico O: h = O. Veamos ahora en la figura 47
Figura 47 Otros dos enlaces con curvas. El primero es con una "s" y el segundo con una "c', En el caso de la "s" hallaremos el punto O' trazando primero la diagonal mayor del óvalo de la "s", el cual será al propio tiempo, la altura del mismo, y por tanto, el elemento "h" del índice curvimétrico. Trazaremos luego una tangente a la curva, paralela a dicha diagonal, la cual se encontrará con la prolongación del rasgo de ataque en el punto "O' " buscado. La distancia curvimétrica será, pues, O'O, y el índice curvimétrico O'O: h. En el caso de enlace con la "c" procederemos de idéntica manera. Primero trazaremos la diagonal mayor del óvalo, que será, al propio tiempo, la altura o elemento "h". Luego se trazará la tangente paralela a dicha diagonal, la cual vendrá a cortar al rasgo de ataque en el punto "O". Como anteriormente, 0'0 será 98
la distancia curvimétrica. Negativa en este caso, y el índice curvimétrico será también O’0: h, negativo. 6. ° Análisis de otros valores. -E1 análisis grafométrico de los elementos señalados es más que suficiente para complementar el análisis grafocrítico, cuando sea preciso. A título de curiosidad, vamos a dar una idea somera de análisis de otros elementos. a) Frecuencia de fallos en los enlaces. Se cuentan los fallos que hay después de cada letra; éstas se colocan en la abscisa por orden creciente de fallos. La ordenada será el número de fallos. b) Paralelismo de los trazos. Utilizando las ampliaciones fotográficas se prolongan los trazos buscando la convergencia de los mismos, por arriba o por abajo, entre trazos contiguos. Se verifica esto en los dos escritos y se compara el dibujo así obtenido en ambas grafías. La comparación sería más exacta realizada sobre palabras idénticas. c) Índice de intersección de las tildes. Se establece por la relación h: d, siendo h la altura total de la "t" y d la distancia de la intersección al pie del trazo. d) Altura de los signos de puntuación. Se busca la relación D: h, siendo D la distancia vertical del punto a la base de la caja del renglón y h la altura vertical de la letra. e) Altura de los puntos de enlace. Se mide por la relación 1: e, siendo 1 la longitud del trazo de la letra y e la distancia de la parte superior del trazo al punto de enlace. f) Índice diametral. Es la relación D: d entre el eje mayor y el menor del óvalo. g) Dirección y forma de la caja del renglón. La primera se calcula en grados de desviación de la horizontal y la forma en longitud de la sagita del arco formado por dicha caja, lo mismo si es cóncava como si es convexa. (Véase fig. 48.)
Figura 48. 99
LA GRAFOMETRÍA APLICADA AL ANÁLISIS DE LAS FIRMAS. Ya hemos dicho que la condición indispensable para realizar el análisis grafométrico es la abundancia de texto, tanto dudoso como indubitado. Pero en el caso de firmas, lo corriente es que se posea una sola dudosa y varias indubitadas. El análisis grafométrico toma entonces una forma especial, ya que la insuficiencia de firmas dudosas no permite el trazado de las curvas. En este caso se acude al Cuadro de Variaciones. Sea, por ejemplo, la firma Camo de la que poseemos siete indubitadas y una dudosa. Las siete indubitadas las numeraremos de 1 a 7 y procederemos, por ejemplo, al análisis de los valores angulares, con lo que formaremos el siguiente cuadro: Trazos 1
2
3
4
5
6
7
Oscilación
C, a1 a2 N1 N2 O2
30° 47° 35º 27º 52º 51º
27º 52º 31º 30º 50º 49º
26° 45° 37º 33º 48° 53°
30° 50° 36º 28º 51º 50º
29° 48° 35° 32º 47º 52º
25° 53º 31º 33º 50º 54º
25°-30° 45°-53° 31°-37° 27°-33° 47°-51° 49°-54°
28º 50º 33° 29º 49º 54º
Se miden luego los valores angulares de la dudosa y se observa si esos valores caen dentro del límite de oscilación de las indubitadas o no. En el primer caso, la dudosa es auténtica. En el segundo caso, puede serlo, si la diferencia es muy leve y si sólo hay discrepancia en uno o dos trazos. En cambio, si los valores angulares caen todos fuera de los límites de oscilación, hay fuerte indicio de falsedad. De la misma manera se procede con el cálculo de los demás elementos del análisis grafométrico; mas, pese a su buen deseo, la Grafometría, en este caso concreto, sólo conduce a una mera probabilidad. Locard aconseja también para este caso el método fotográfico de Galton y Frazer. Consiste en sacar los negativos de otras tantas firmas indubitadas, con una exposición de 1/10 del tiempo normal; se superponen cuidadosamente los negativos y se saca, por transparencia, una fotografía del conjunto con tiempo normal. Los trazos más oscuros corresponden a los más 100
frecuentes, es decir, a lo que constituye la esencia de la firma; los demás aparecerán más o menos oscuros, en razón directa de su frecuencia. Este negativo se compara con el obtenido con la firma dudosa. Es preciso advertir que si las firmas indubitadas han sido obtenidas de diferentes documentos, puede ocurrir que sean muy variables en tamaño, por lo que antes de hacer la fotografía compuesta, es preciso aumentar unas o reducir otras hasta que tengan la misma dimensión.
CUARTA PARTE EL ANÁLISIS COMPARATIVO. A. Preliminares. -En las páginas precedentes se han expuesto los conocimientos que se consideran necesarios para que el grafocrítico pueda realizar su función con pleno conocimiento de causa y con garantía de éxito. Mas la posesión de dichos conocimientos no es el todo en la pericia caligráfica, de la misma manera que no basta saber mucha medicina para ser un buen médico. Es la experiencia la que forma al verdadero perito, mediante la práctica constante de su arte, por lo que dicha experiencia o pericia son prácticamente susceptibles de continuo perfeccionamiento. Pero no cabe duda que esta pericia se haga más extensa y completa si está apoyada en profundos conocimientos científicos. Esta es la razón de que se haya procurado desarrollar éstos de la manera más completa posible. El perito grafocrítico puede actuar como asesor de entidades o particulares; pero es más frecuente que intervenga en asuntos judiciales, ya sea por deseo expreso de la partes, ya a requerimiento del juez. En cualquiera de los casos debe anteponer su conciencia y honor profesional a ninguna otra consideración, evitando en todo momento la ligereza en el estudio comparativo, así como las sugerencias, e incluso la presencia misma, de las partes o de sus representantes legales. Una vez requerido por el Juzgado, el perito se persona en él y toma conocimiento de lo que de él se desea, de si existe alguna incapacidad legal para su actuación por parentesco o amistad con las partes; así como de los elementos de que dispone para realizar su cometido. Generalmente, estos elementos suelen ser insuficientes y, a veces, hasta hacen imposible la realización de 101
un cotejo serio. Veamos, pues, lo que el perito necesita para garantizar su labor. Los documentos dudosos que motivan la prueba son como son, y no se pueden modificar. Lo único que se debe exigir, con respecto a estos documentos dudosos, es que sean originales. El perito no puede actuar sobre fotocopias; no sólo porque ocultan detalles interesantes y hasta decisivos para el cotejo, sino también porque pueden llevarle a dictaminar sobre la base de un engaño, si se tratase de fotografías compuestas, y, además, porque legalmente no se puede informar utilizando sólo fotocopias. En el caso, muy raro, de que el original estuviera destruido y fuera precisó valerse de una fotocopia, el perito hará su dictamen con las salvedades, tanto legales como técnicas pertinentes y sus conclusiones no podrán ser sino problemáticas. Además del documento o documentos dudosos, el sumario suele contener escritos indubitados del supuesto o supuestos autores del documento dudoso. Estos escritos deben ser también originales, por las mismas razones antedichas; pero casi siempre ocurre que, por ignorancia, generalmente, o a veces también por malicia, dichos elementos indubitados son insuficientes o susceptibles de inducir a error al perito. Por eso hay que tener sumo cuidado en la aceptación de los elementos indubitados ofrecidos, y si éstos son insuficientes o no ofrecen la debida garantía, el perito debe requerir del juez la aportación de los elementos que precise. Cuando se tengan que ampliar o modificar estos elementos indubitados, pedirá el perito que sean recogidos preferentemente de la correspondencia, diarios, anotaciones, manuscritos, etc., y si no se pudieran obtener escritos de esta naturaleza, debe pedir la formación de un cuerpo de escritura, preparado y dictado por él, y ejecutado por la persona o personas de quienes se sospecha. Otra condición que deben reunir los documentos indubitados es la coetaneidad con el dudoso y, en caso de notable alteración de las grafías del documento dudoso, también inmediatamente anteriores y posteriores. Esta coetaneidad de las grafías es de suma trascendencia, como ya dijimos al hablar de las causas modificadoras del grafismo. Cuando los elementos indubitados. Que se han podido hallar resultan insuficientes, no hay más remedio que acudir a la formación del cuerpo de escritura; pero recalquemos que esta 102
prueba tiene gran importancia, por lo que debe verificarla sólo el perito, con arreglo a los conocimientos de su especialidad, para que pueda observar las reacciones del que escribe y el posible intento de disimulo, datos éstos que fácilmente pasan inadvertidos a persona no perita y que, sin embargo, tienen una gran importancia. Algunos opinan que el cuerpo de escritura debe ser diferente del texto del documento dudoso, para no alarmar demasiado al sometido a prueba; pero ésta es una razón pueril, pues si el encartado es culpable, lo mismo se alarmará con. Un texto idéntico al dudoso que con otro. Cualquiera, y si el encartado no es culpable, se alarmará o no, según su temperamento. Creemos, pues, que no importa el texto, siempre que se realice en las siguientes condiciones: Que preceda un estudio profundo del documento dudoso, para que el perito pueda captar las peculiaridades de su grafía: formas literales especiales, de grupo y silábicas, enlaces típicos y anormales, puntos, tildes, guiones, etc. Que la escritura se haga sobre un papel de idéntica calidad y tamaño y con pluma dé la misma clase y en idénticas condiciones que los de la sospechosa. Si ésta fuera a lápiz, con otro idéntico en calidad, dureza y grado de afilamiento. Que el paciente escriba cómodamente, sin ejercer sobre él la más mínima presión y, si lo desea, en presencia de su abogado, si lo hubiere, dejándole también en plena libertad de ordenar el texto como mejor le plazca, sin recibir ayuda en la escritura de palabras difíciles, ni en las dudas ortográficas que se le pudieran presentar. El perito dictará primero el texto lentamente, hasta que el encartado vaya tomando confianza; luego aumentará paulatinamente la velocidad y el número de palabras que dicte d` una sola vez, con el fin de dar facilidades a la labor del subconsciente, que será la que descubrirá la verdadera personalidad del escritor. Al dictar, se omitirán los signos de puntuación y de acentuación. Durante la formación del cuerpo de escritura, el perito vigilará atentamente todos los movimientos y ademanes del. Que escribe, así como la manera de coger la pluma y colocar el papel, para descubrir cualquier intento de disimulo. El texto 103
dictado quedará fechado y firmado por su autor y, si fuera preciso, por los testigos del acto. En estas condiciones, lo mismo da un texto que otro en la formación del cuerpo de escritura. Mejor dicho, es preferible un texto cualquiera, porque se presta a darle toda la extensión que se juzgue conveniente y; además, permite insistir y recalcar sobre aquellas peculiaridades y anomalías que el perito observó en el escrito incriminado. Después de esto, el perito está en disposición de proceder al análisis comparativo, que deberá realizar solo o en compañía de otros peritos con él designados. Sin que jamás admita premuras de tiempo o plazos perentorios, que pudieran anular o entorpecer su labor. B. Procedimiento de cotejo. -Veamos ahora la marcha general del análisis comparativo, dejando para más tarde lo que procede en los casos especiales. Es muy conveniente estudiar primero aisladamente una de las grafías para captar la aptitud del escritor, sus movimientos, sus gestos, su personalidad, en una palabra. Seguidamente se examina la otra grafía. Si las escrituras son de distinta mano, el hecho no escapará al perito en esa primera impresión producida por el brusco tránsito de una a otra. El análisis posterior la vendrá a corroborar probablemente. Aunque tenga importancia más bien secundaria, y precisamente por esto, el análisis comparativo exhaustivo se comienza por los elementos constitutivos o formales, tomando especial nota de las formas peculiares que se vayan encontrando. Al mismo tiempo nos iremos fijando en cuantas anomalías se presenten: tachados, enmiendas, retoques, raspados, etc. Se obtiene así un cuadro de analogías y desemejanzas formales entre ambos escritos. Sopesando esas analogías y diferencias, podremos obtener una probabilidad de pronunciarnos en un sentido o en otro; pero, en principio, excepto en casos clarísimos, no pasaremos de una probabilidad más o menos sustentada. Luego se procede al estudio, mucho más importante y decisivo, de todos los elementos estructurales de ambas grafías: angulosidad, dimensión, dirección y forma. De la caja del renglón, enlaces, inclinación, presión, velocidad, proporcionalidad, orden, regularidad y continuidad, y de los elementos accesorios como signos de puntuación, tildes y 104
guiones, aplicando los conocimientos estudiados en la primera parte. Tiene que tratarse de un caso particularmente difícil, o tener insuficientes elementos de cotejo, para que el análisis comparativo asi realizado no nos conduzca a una fuerte convicción de autenticidad o de falsedad. Si así no ocurriera, se acudiría, cuando fuera posible, al análisis grafométrico, al de la materia escriptoria y al estudio del estilo y del lenguaje. Antes de seguir adelante, debemos llamar la atención sobre uno de los elementos del análisis comparativo de mayor importancia; tanta, que basta por sí solo, muchas veces, para pronunciarse sobre la autenticidad de un documento. Nos referimos al gesto (V. 1ª. La parte: La fisonomía y el gesto), en el cual incluimos todos los movimientos particularmente ligados al hábito y al subconsciente, y que por eso mismo suelen ser difíciles de captar y de disimular, como decíamos al hablar de la valoración de elementos. Algunos autores los engloban bajo el nombre general de idiotismos aplicando esta denominación a lo que nosotros incluíamos en el gesto, más las formas peculiares: la forma y dirección de la caja del renglón y la proporcionalidad. Dada la importancia de estos idiotismos, vamos a transcribir lo que de ellos dice Locard en su "Manuel de Technique Policiére". “Si los idiotismos de ambas grafías concuerdan, hay evidente identidad; pero con escasa o ninguna disimulación." "Si la mayor parte de los idiotismos concuerdan y el resto está representado por lo menos una vez, y veces bajo retoque, la identidad es cierta." "Si existen idiotismos concordantes y otros discordantes, es preciso valorar unos y otros antes de concluir si se trata cíe una falsificación por imitación o por disimulo." Este tercer caso es el más frecuente y el más difícil de resolver, pues corresponde a intentos bastante bien logrados de imitación o de disimulo. Para dictaminar acertadamente, no debe perderse de vista lo que dijimos en la primera parte acerca de la valoración de elementos y, por tanto, de su in- fluencia o fuerza decisiva. Existe un procedimiento muy cómodo y útil para verificar el estudio comparativo, por lo que aconsejamos su empleo, siempre que sea posible. Consiste en sacar ampliaciones 105
fotográficas de tres o cuatro diámetros, tanto de los documentos dudosos como de los indubitados, con varias copias de papel fino. De éstas se recortan todos aquellos elementos que tengan peculiaridades características o diferencias o semejanzas notables: letras, grupos, terminaciones, etc., y se colocan en una línea las dudosas y debajo las correspondientes indubitadas, pegándolos todos sobre un papel fuerte, con lo que el estudio y comparación se verifica con suma comodidad, pudiendo luego unir esta composición al informe como elemento demostrativo. Este procedimiento es mucho mejor que el de los calcos, que habitualmente se practica por razones de economía. El mismo procedimiento se puede emplear con líneas enteras para el análisis de la caja del renglón y de la inclinación, pues aunque estos elementos se diferencien muy poco en ambas grafías, después de colocados de la manera indicada, se aprecian fácilmente sus diferencias mirando sesgadamente al revés o de costado. Expuesto el procedimiento general de análisis comparativo, pasemos ahora al de los casos. I) CASOS GENERALES. Toda la casuística del análisis comparativo puede reducirse a estos dos casos generales: a) Que la primera impresión revele semejanza entre el escrito dudoso y los auténticos. b) Que esa primera impresión revele desemejanza entre ellos. Los demás casos, que luego denominaremos especiales, caen realmente en uno de estos dos. a) Aparente semejanza entre los escritos comparados. A este grupo pertenecen los anónimos espontáneos o sin disimulo de grafía, los escritos auténticos y las falsificaciones por imitación, por lo que el perito no se debe dejar sugestionar por esta aparente semejanza. Es el escollo en que suelen tropezar los peritos noveles, de tal suerte que muchas veces realizan "in mente" la ecuación semejanza = identidad, y todo su trabajo posterior tiende a demostrar esa igualdad. El perito debe ser suspicaz por naturaleza y no dejarse sugestionar por una semejanza o desemejanza aparentes. Es más, cuando la primera impresión tiende a llevarle por un derrotero determinado, especialmente en los comienzos, debe 106
andar con sumo cuidado para evitar toda posible sugestión, que le impidiera ver las cosas con claridad. Debe el perito proceder con entera imparcialidad y atenerse a los resultados del análisis comparativo concienzudo de todos los elementos del grafismo. Otro escollo temible, en el que también a veces se tropieza, es nacer el análisis comparativo unilateral, es decir, basado únicamente en las semejanzas o en las diferencias de las grafías, para proclamar luego alegremente la autenticidad o falsedad del documento incriminado. Esta conducta es tan injusta como la de un juez que no permitiera alegatos más que a una de las partes y condenase a la otra al silencio. Pero, además, un informe de esta naturaleza es sumamente endeble y se puede rebatir fácilmente con los elementos que el perito no estimo. En el caso que nos ocupa, al verificar el análisis comparativo, podemos encontrar: semejanza formal, con o sin formas peculiares, y semejanza general con variantes en las formas generales o en las especiales. En el primer caso podemos concluir de dos maneras: autenticidad o imitación formal bien lograda. La presunción de autenticidad queda reforzada, sin embargo, si la coincidencia abarca también las formas especiales. En el segundo caso, si hay variación en las formas de algunas letras, no se puede, sin embargo, afirmar la falsedad, porque estas variantes pueden ser normales en la misma grafía, como lo puede demostrar la ampliación de prueba con nuevos documentos indubitados; mas si la variación existe en las formas peculiarísimas, hay una fuerte presunción de falsedad, aunque no una prueba contundente, pues de la misma manera que existen modificaciones normales en las formas corrientes, también se pueden dar en las formas peculiares. El análisis de la forma no conduce, pues, más que a la probabilidad, por lo que limitarse exclusivamente a él puede conducir a un grave error. Por eso no podemos detenernos en esta primera fase, por, muy fuerte que sea las presunciones de autenticidad o de falsedad adquiridas en ella. Es necesario verificar el análisis comparativo de los demás elementos, teniendo en cuenta, además, el distinto valor relativo de cada uno de ellos. 107
Para mayor claridad en esta segunda fase del estudio comparativo, sentemos el principio siguiente: "La igualdad absoluta total no existe, ni siquiera en escritos de la misma mano" Tanto es así que, como más tarde diremos al hablar de las firmas, coincidencia total = falsedad (copia por transparencia). De este principio se saca una consecuencia lógica: "Es natural encontrar variaciones en escrituras de la misma mano". Aviso, pues, a los aficionados a realizar el análisis comparativo unilateralmente. Sentemos igualmente, para terminar, estas proposiciones, que son verdaderos axiomas de la pericia caligráfica, aplicables a este caso de aparente semejanza entre los escritos: "Si dos escritos presentan semejanza general en todos los elementos del grafismo, aunque con algunas variantes no esenciales, pertenecen a la misma mano." "Si dos escritos coinciden en sus caracteres generales, mas difieren en los esenciales, la falsificación por imitación es manifiesta." b) Aparente desemejanza entre los escritos de comparación. Cuando al verificar la comparación entre dos escritos coetáneos existen entre ellos tales discrepancias que la desemejanza general es manifiesta, no pueden ser espontáneos de la misma mano. Por tanto, esta desemejanza acusada puede proceder: 1. ° De distinta mano sin intento de imitación. 2. º De distinta mano con intento mal logrado de imitación. 3. ° De la misma mano con intento de disimulo. En el primer caso no existe dificultad alguna, porque corno en principio no hay dos escritos absolutamente iguales, fácilmente se podrá distinguir, en este caso, la distinta procedencia, aunque teniendo en cuenta, desde el primer momento, la posibilidad de disimulo, es decir, del tercer caso. En el segundo caso es lógico suponer que existe alguna semejanza, si ha habido imitación. Pero esta imitación tiene que ser muy torpe, puesto que no ha podido crear una semejanza aparente, corriente en la imitación, por lo que han de ser tales las discrepancias que nos conducirán naturalmente al convencimiento de falsedad. Mas ¿no podría tratarse también de un disimulo? También aquí vamos a parar al tercer caso. El tercer caso es sin duda el más interesante, pues, como hemos visto, a él van a parar los otros dos. Su solución es, al mismo 108
tiempo, solución a las sospechas de disimulo, que los otros dos casos anteriores pudieran haber suscitado. Pongámonos en el caso del falsificador por disimulo. Este pretende enmascarar su grafía con el fin de rehuir la responsabilidad de un escrito anónimo o la derivada de un escrito cualquiera extendido con mala fe. Los recursos que puede utilizar el falsificador por disimulo son muy numerosos, conforme expusimos en la segunda parte al hablar de esta clase de falsificación. Todos tienden a modificar uno o varios de los elementos del grafismo. Mas si tenemos, en cuenta el principio de Saudek de que nadie es capaz de modificar al mismo tiempo la riqueza v variedad de formas, la dimensión, los enlaces, la inclinación y la presión, y si recordamos la enorme extensión que abarca el análisis del grafismo, comprenderemos fácilmente que queda amplio campo para el cotejo en el que, de manera indudable, tienen que aparecer muchas coincidencias de gran valor, que anulen las desemejanzas producidas por el enmascaramiento. Además, no olvidemos que el disimulador, y lo mismo le ocurre al imitador, está más atento a lo visible del escrito. Es decir, a los elementos formales o a algún que otro elemento estructural, pero no se fija, afortunadamente, en lo que más importancia tiene, como son los elementos invisibles englobados bajo el nombre genérico de idiotismos o gesto. Mas aunque el falsificador conociera la importancia de esos reflejos y prestara a ellos una atención especial, es tanta la fuerza que tienen, como obra del subconsciente, que es casi imposible que alguna vez no se descubra. Además, el intento de dominar esos reflejos acapararía de tal modo su atención, que le imposibilitaría para enmascarar los demás elementos del grafismo. Lo mismo que en el primer caso general, podemos resumir éste en estas dos proposiciones axiomáticas: "Si dos escritos tienen aparente desemejanza y ésta se acentúa fuertemente en los idiotismos, pertenecen a distinta mano. "Si dos escritos tienen aparente desemejanza, pero ésta disminuye fuertemente o se anula en los idiotismos, son obra de una misma mano, aunque uno de ellos esté falsificado por disimulo." 109
Comparando estas dos proposiciones-resumen con las del primer caso, echaremos de ver inmediatamente una gran analogía entre ellas, porque unas y otras están basadas en la extraordinaria importancia de los idiotismos para el descubrimiento de la personalidad. Para la imitación de letra inexperta y temblona, lo mismo que para el disimulo que quiere tomar características de esas letras, véase lo que sobre ello se dijo en la segunda parte: "Modificaciones fraudulentas". II) CASOS ESPECIALES. I. ° Cotejo de firmas. El estudio comparativo de firmas se presenta al perito con mucha frecuencia. Por este motivo parece que debiera ser incluido en los casos generales ya estudiados, pues podría figurar en uno u otro. Mas teniendo en cuenta que el cotejo de firmas es entre todos los casos de análisis comparativo el que menos elementos de comparación presenta y que, por esta causa, resulta muchas veces dificilísimo llegar al convencimiento pleno de autenticidad o de falsedad, nos ha parecido más oportuno incluirlo en los casos especiales. El documento escrito presenta dos partes perfectamente definidas: el texto y firma. El primero es, por regla general, la parte en que el autor se relaciona con otro. Su personalidad se refleja indiscutiblemente en él, pero un poco enmascarada por ciertas reglas de usos y conveniencias sociales. Al estampar la firma, en cambio, el autor prescinde de esas trabas para presentarse tal cual es. Por eso, nada tiene de particular que exista, la mayor parte de las veces, una diferencia radical entre la grafía del texto y la de la firma. Una consecuencia inmediata se desprende de lo dicho: el estudio de una firma sólo se puede hacer acertadamente cotejándola con otras firmas. La firma que hay que estudiar se llama dudosa; las que sirven de cotejo son las indubitadas. Para realizar este cotejo, el perito debe procurarse el mayor número posible de firmas indubitadas, coetáneas de la dudosa, y a ser posible realizadas en las mismas condiciones de papel (calidad y dimensiones), pluma, tinta y espacio disponible; ya sea en documentos públicos o privados, ya sea obtenida ex profeso en un cuerpo de escritura. 110
Podemos distinguir dos grupos de firmas bien característicos: firmas de personas expertas y firmas de personas inexpertas. Unas y otras presentan ventajas e inconvenientes para su estudio, conforme veremos seguidamente. a) Firmas de personas expertas: Llamamos expertas a las personas que tienen gran facilidad de pluma y mucha práctica de escribir. En ellas, la firma tiende generalmente a convertirse en lo que debe ser en sí, es decir, en un simple signo personal o contraseña. En estas firmas, las formas literales desaparecen casi por completo o quedan reducidas a unos rasgos difícilmente interpretables. Son lo que se llama firmas ilegibles, en las que el elemento principal es el movimiento. Así se comprenderá que de nada sirve en este caso un texto escrito para compararlo con dichas firmas. Por otra parte, la conciencia, que actúa en el texto más o menos fuertemente, desaparece aquí totalmente, de tal suerte que el acto volitivo, que determina la extensión de la firma, queda anegado por la preponderancia del subconsciente. Por eso, estas firmas tienen una gran constancia, es decir, un acusado parecido, sin que por ello exista dos absolutamente iguales, pues los reflejos están supeditados en cada momento a la tensión nerviosa y muscular, constantemente variables en cada individuo. De tal manera es esto cierto, que la, total coincidencia, por superposición, entre dos firmas denota la falsedad de una de ellas. Sin embargo de lo dicho, no vayamos a creer que la firma de persona experta ha de ser necesariamente ilegible; las hay también perfectamente legibles, las cuales permiten un análisis comparativo, aunque imperfecto, con un cuerpo de escritura. Estas firmas de expertos con texto claro resultan más fáciles de analizar que las ilegibles; mas teniendo en cuenta que los elementos de comparación son muy exiguos, no siempre se puede llegar a una conclusión cierta de autenticidad o de falsedad. En este caso se aplica también el método de la fotografía compuesta y el análisis de las variaciones, conforme dijimos en la grafometríá (V. Problemas). Lo que después digamos acerca de las firmas ilegibles es también de aplicación aquí, especialmente para el análisis de la rúbrica. 111
Tratándose del caso general de firmas ilegibles, el texto, que debería estar formado por el nombre y apellidos, no existe; toda la firma se convierte, por así decir, en rúbrica, aunque a veces exista una neta distinción entre el rasgueo correspondiente al texto de la firma y el que corresponde a la rúbrica. Este caso es el más desfavorable para el análisis comparativo, pues reduce aún más los elementos de cotejo disponibles. El análisis deberá versar sobre la forma del conjunto del rasgueo, extensión (rectángulo que lo encierra), proporcionalidad entre los elementos, sentido del trazado, velocidad, valores angulares e índices curvimétricos (apertura de las curvas), comienzo y fin del rasgueo, movimientos iniciales y finales, dirección del trazado y posición de la mano, revelada en los perfiles y en las curvas; en Suma: cuantas peculiaridades puedan presentar. Si del examen de estos elementos no resultan discrepancias notables, y si además no existen síntomas claros de imitación, como paradas inusitadas, titubeos, temblor, especialmente en las curvas y trazos largos, la presunción de autenticidad es bastante fuerte. La fotografía compuesta puede también ayudar al diagnóstico. Por lo que vamos diciendo, se comprenderá que nos referimos a firmas de aparente semejanza, en las que no cabe más que la autenticidad o la falsificación por imitación. La falsificación por disimulo no se suele dar en firmas de personas expertas, y cuando se da se hace la falsificación de forma tan diametralmente opuesta a la auténtica, que imposibilita casi totalmente el análisis comparativo, a menos de que conste de texto legible, en cuyo caso aplicaríamos los principios del análisis comparativo propios del caso (V. caso 2. º). b) Firmas de personas inexpertas: Son las que corresponden a personas que tienen poco acentuado el hábito de la escritura y para quienes ésta es una verdadera tortura. Estas personas están pendientes de la forma, y la voluntad, constantemente alerta, lucha contra el sistema muscular que difícilmente sigue sus dictados. Consecuencia de esta lucha es la imperfección de la forma y la desorganización de la escritura. Además, para el inexperto, la firma es un renglón más del texto, por lo que el nombre y apellidos en ella estampados tienen las mismas características que el resto del documento. La rúbrica 112
suele ser en estas firmas una serie de rasgos más o menos desorganizados. Todo esto supone una ventaja para el análisis comparativo; pero como el inexperto carece de representación gráfica fija de las ideas, como le sucede al experto, la expresión de ésta carece igualmente de fijeza. Tiene, pues, otra característica la escritura del inexperto: la variabilidad, a veces reflejo de la escritura anterior de otra persona, que está viendo cuando escribe. Esta variabilidad puede inducir al perito a un grave error: más si éste dispone de abundantes firmas indubitadas, fácilmente descubrirá esta característica y las mismas variantes de la dudosa. Señalemos que estas variaciones de la escritura del inexperto no sólo afectan a la forma, sino también a los elementos estructurales y aun a los idiotismos, lo que fácilmente se comprenderá por las razones psicológicas que Invocamos al principio de este manual. Predominio del consciente, mas con jugarretas del subconsciente. Esto que venimos diciendo ayudará al perito en el momento de aplicar el análisis comparativo a las firmas de los inexpertos. Estos no disimulan su grafía; sería pedirles demasiado. Pero puede suceder que otro, más o menos experto, intente imitarlos. Para este caso, véase lo que dijimos sobre la imitación de escritos inexpertos y también de personas ancianas o enfermas en la segunda parte: "Falsificación por imitación". c) Suplantación de la personalidad: Aunque este procedimiento parezca infantil, se suele emplear. El autor, con texto previo o sin él, firma con el nombre de otra persona, sin intento de imitación o de disimulo. El nombre y apellidos se expresan claramente, pues interesa que el nombre del suplantado quede bien manifiesto. En este caso, si entre las personas encartadas está el culpable, el examen de los cuerpos de escritura y sus firmas descubre fácilmente al autor de la suplantación, pues, además, suele el suplantador utilizar su propia rúbrica. Más intrincado es el caso en que el suplantador disimula al propio tiempo su grafía. Entonces hay que proceder como en el caso general de disimulo (aparente desemejanza), utilizando escritos indubitados de los sospechosos. Suele ser un caso muy difícil de resolver, dada la exigüidad de medios comúnmente disponibles. 113
2. ° Escritura con la mano izquierda. Es un procedimiento muy corriente para disimular la propia grafía. Véase lo que dijimos sobre esta clase de escritura en la segunda parte ("Falsificaciones fraudulentas"). Aquí se pueden presentar dos casos: que el perita posea para el cotejo escritos indubitados de la mano izquierda, o que sólo tenga escritos normales o de la mano derecha. El primer caso es menos frecuente, pues es muy difícil hallar escritos espontáneos de la mano izquierda, a menos que la persona encartada sea ambidextra. Por otra parte, en la formación. Del cuerpo de escritura, la persona sospechosa. Particularmente si es culpable, se escudará en su ignorancia y se resistirá a trazar un escrito con la mano izquierda. Sin embargo, como realizar este escrito no es cosa absolutamente imposible, el perito puede fácilmente convencer al sospechoso para que realice dicho escrito, sin preocuparse de si le sale bien o mal. Para la extensión dé este cuerpo de escritura con la mano izquierda, el perito tendrá en cuenta las observaciones que hicimos sobre la formación del cuerpo de escritura normal. Así se dará cuenta de la mayor o menor habilidad del sospechoso en esta clase de escritura y podrá disponer de un elemento muy interesante. Sin embargo, sería muy útil que, además del escrito obtenido con la mano izquierda, hiciese formar otro con la mano derecha. Cuando el perito posee para el cotejo escritos indubitados de la mano izquierda, ya sea hallados entre los escritos del sospechoso o conseguidos mediante un cuerpo de escritura, el análisis comparativo se verifica de la misma manera que si fuesen escritos normales. Veamos ahora la manera de proceder cuando el escrito dudoso es de mano izquierda y los indubitados son normales. Es decir, cuando no se ha podido conseguir un cuerpo de escritura izquierda, por fallecimiento, por ejemplo, del sospechoso. El caso más favorable se presenta cuando la escritura izquierda es habitual. Entonces, aunque conserve alguna de las características típicas de la escritura izquierda. Como Aumento de la verticalidad y los signos de Meyer a la izquierda, Esta escritura se parece completamente a la de la mano Derecha del mismo individuo, por lo que el cotejo es sencillo. 114
Más si la escritura izquierda es excepcional, sin hábito ni costumbre de trazarla, se diferencia considerablemente de la trazada con la mano derecha. Sin embargo, hay en ella algunos elementos utilizables para el cotejo con la escritura normal. Estos elementos son: formas de las letras, que tienden a hacerse de la misma manera que con la mano derecha, los rasgos de ataque de determinadas letras, la proporcionalidad de las letras minúsculas; los idiotismos y el orden en general del escrito, especialmente en la utilización de los márgenes, en el sangrado de los párrafos, utilización de guiones, etc. Fácilmente se comprenderá, sin embargo, que con tan pocos elementos es difícil en este caso llegar a una conclusión cierta de autenticidad o de falsedad, por lo que muchas veces sólo se podrá llegar a una probabilidad más o menos fuertemente sustentada. 3. ° Escritura tipografiada. Esta clase de escritura se emplea también con frecuencia en las falsificaciones por disimulo, especialmente en los anónimos, aunque es rarísimo que un documento se escriba con esta letra. Puede ser habitual o fortuita, según que el que la utiliza tenga o no costumbre de trazarla normalmente. Existen personas que utilizan habitualmente esta clase de escritura para títulos, nombres propios o para hacer resaltar palabras o frases enteras. Lo mismo que en la escritura de mano izquierda, nos podemos encontrar en el momento del cotejo con estos dos casos: escritos indubitados tipografiados o escritos indubitados normales. Para resolver el primer caso no hay más que aplicar los procedimientos generales de cotejo ya indicados. Este caso resulta tanto más fácil, normal o corriente cuanto que los escritos indubitados son espontáneos, aparecidos entre los escritos del sospechoso. El segundo caso es más frecuente, puesto que lo normal no es encontrar escritos tipografiados entre los documentos del sospechoso; pero recordando lo dicho con respecto al mismo caso de la escritura de mano izquierda, fácilmente conseguirá el perito, a menos que desaparezca el presunto autor, obtener de éste un cuerpo de escrito tipografiado. Para eso deberá aplicar el perito las instrucciones que se han dado sobre la manera de conseguir un cuerpo de escritura lo más espontáneo posible y 115
descubrir los intentos de disimulo por parte del autor del cuerpo de escritura. Por tanto, el segundo caso puede fácilmente reducirse al primero, más sencillo de resolver. Pero si el perito no ha podido proporcionarse escritos indubitados tipografiados y tiene que valerse exclusivamente de escritos normales indubitados, bueno será que tome entonces las siguientes precauciones: Debe procurarse escritos espontáneos, sacados de cuadernos, registros, postales, sobre de cartas, pues en todos éstos son frecuentes títulos y señas en escritura tipografiada, particularmente en quien tiene costumbre de utilizar dicho tipo de escritura. Si no pudiera proporcionarse estas clases de escritos, sino sólo normales, se fijará primeramente si en el escrito dudoso existen minúsculas corrientes y si en el escrito indubitado aparecen algunas mayúsculas tipografiadas. Si ambas cosas existieran, proporcionarían un valioso elemento de cotejo. Merecerán una atención especial en esta primera fase las "O" mayúsculas, que suelen ser idénticas en la escritura corriente y en la tipografiada, y con mucha frecuencia también las "C" mayúsculas. Prestará atención a los signos de puntuación, los cuales tienden a hacerse en la escritura tipografiada exactamente en la prolongación de los ejes y muy bajos; pero si son altos o desplazados a la derecha o a la izquierda, pueden revelar una peculiaridad interesante de la grafía. Observará igualmente la forma y presión de los trazos para ver si son rectos, cóncavos, convexos, contorsionados, filiformes, inflados, adelgazados por arriba o por abajo, peculiaridades de los puntos de arranque y de la terminación de esos mismos trazos, pues todas estas características pueden repetirse en los trazos magistrales de la escritura indubitada. Con relación al examen de los trazos magistrales. No olvidemos este principio de carácter general “ Cuando en un documento tipografiado los trazos son firmes, rígidos, bien alineados, iguales, en su altura y paralelos, el autor posee esas características en su escritura normal." El caso opuesto puede no ser cierto, pues puede obedecer a disimulo, caso poco frecuente porque el disimulador ya se siente bastante protegido por el tipo de letra empleado. Tampoco se olvidarán los signos de interrogación o de exclamación, si los hubiere, del guión de separación silábica al 116
final del renglón, ni de la forma, comienzo y final de los trazos perpendiculares a los ejes, muy relacionados con los movimientos idénticos de las tildes de las "t" en la escritura corriente, ni de los signos patológicos o de vejez que pudieran existir, ni del estudio del idioma: giros, modismos, ortografía, etc. Un caso particular de la escritura tipografiada es la llamada escritura mural o de muros y paredes. Generalmente se escribe en éstos con escritura tipografiada, y se aplica a este caso lo dicho anteriormente para esta clase de escritura. La única observación que merece el caso es que el cuerpo de escritura debe verificarse en las mismas condiciones, por ejemplo, una pizarra, y con un instrumento idéntico a los del escrito en cuestión. 4. ° Escritura de parientes. Bajo esta denominación entendemos no sólo la escritura de personas unidas por lazos de sangre; sino también la de personas relacionadas por una larga convivencia. En la segunda parte ya dijimos algo sobre estas escrituras. Entre padres e hijos y entre hermanos entre sí se dan, a veces, diferencias psíquicas y somáticas diametrales; pero lo más corriente es un parecido más o menos acentuado, a veces extraordinario, tanto psíquica corno físicamente. Si recordamos que entre los elementos formadores del grafismo: psique, cuerpo y materia escriptoria, los dos primeros son los más esenciales, comprenderemos fácilmente lo que vamos a decir. La escritura es un acto volitivo, reflejo o más bien retrato fiel de la psique; pero la ejecución de este acto determina una corriente centrífuga que recorre el sistema nervioso y pone en juego los músculos. La ejecución del acto de escribir queda, pues, determinada fundamentalmente por la tonalidad nerviosa y muscular, así como por la humoral, que influye en ambas. En los casos de parecido extraordinario, éste se extiende a la psique y a la tonalidad general, y como las mismas causas producen los mismos efectos, ese parecido se refleja en la escritura de una manera cierta, a menos que intervengan otros agentes modificadores somáticos (enfermedad), ambientales o educacionales. Distinguir una grafía de otra en el caso del que hablamos resulta algunas veces muy difícil. Sin embargo, la Psicología reconoce 117
que siendo tan extraordinariamente compleja el alma humana, es prácticamente imposible hallar dos exactamente iguales; luego existirán algunas diferencias gráficas aunque la semejanza sea portentosa. Mas estas diferencias pueden ser tan sutilísimas que escapen fácilmente al análisis del perito. Este tiene que ahondar preferentemente en aquellos elementos esenciales del grafismo que forman como el "substratum" de la personalidad, es decir, en los elementos englobados bajo el nombre genérico de idiotismos, de los que repetidamente hemos hablado, aunque sin descuidar el análisis de los demás elementos, así como los factores de edad y enfermedad, que pueden resultar sumamente interesantes. La larga convivencia puede también originar un acercamiento de las grafías; pero como en este caso se trata de personalidades completamente distintas, con características personales acusadas, el parecido entre la escritura del señor y la del criado, por ejemplo, que ha convivido largos años con él, no pasará de ser superficial y no resistirá el análisis comparativo exhaustivo, pues se tratará más bien de semejanzas formales, no de las estructurales y menos de los idiotismos. 5. ° Testamentos ológrafos. Este puede ser el caso más difícil dentro de la grafocrítica y por eso lo hemos sacado de los casos generales, en los que normalmente debe estar comprendido, para hacer de él un estudio aparte Existen, en efecto, en estos documentos más que en cualquier otro, causas modificadoras del grafismo, una violenta disputa familiar, una fuerte emoción por la aparición de un ser querido largo tiempo ausente; por estar hecho burlando la estrecha vigilancia familiar a que está sometido su autor; porque se halla en las puertas de la muerte y débil, por tanto la atención prestada al grafismo, porque, dada esa misma debilidad física, se ha podido hacer ayudar por otro (mano guiada); por estar hecho en el mismo lecho mortuorio y, por tanto, en una postura incómoda; por haberse puesto una inyección para poder realizarlo; porque la sugestión de ese mismo acto solemne le mueve a caligrafiar su escritura e incluso a completarla con adornos inusitados, y porque dicho acto va precedido de un acto volitivo intenso, reflejado en su trazado por una mayor firmeza, etc. Todas estas causas que pueden acompañar al testamento 118
ológrafo pueden hacer su estudio comparativo extraordinariamente arduo para el perito, y aun inducirle fácilmente a error. La dificultad se aumenta todavía si hay grandes intereses en juego, pues también se podría tratar de una buena falsificación lograda con tiempo y habilidad. Veamos ahora unos cuantos principios aplicables al análisis de los testamentos ológrafos: 1. ° En el examen de estos documentos se fijará el perito en las diferencias que puedan existir con relación a los demás documentos indubitados coetáneos, o lo más cercanos posible al dudoso, y si dichas diferencias pueden explicarse por las causas antedichas. Le será muy conveniente al perito enterarse de las circunstancias en que dicho documento se supone extendido. 2. ° Luego profundizará en el análisis de los idiotismos en los que deberá existir coincidencia, si se trata de escrito auténtico, o discrepancia en caso contrario. 3. ° Se fijará en la existencia de signos patológicos, caso muy frecuente en esta clase de documentos. El signo patológico es constante en el escrito auténtico, como la causa que lo origina. La desaparición de este signo en determinados momentos del escrito es, pues, un claro signo de. Falsedad. 4. ° Ver si existen contradicciones o antinomias, que deshacen la homogeneidad propia de todo escrito indubitado. Esta homogeneidad no indica carencia de irregularidades, sino constancia en las mismas, cuando existen. Son contradicciones manifiestas, por ejemplo, el aumento de actividad, reflejado en la escritura de mayor tamaño, en el que está acostumbrado a escribir menudo, con la anormal alteración de la dirección de los renglones y los signos gráficos de hundimiento. Es también contradictorio que un atáxico, cuyo estado físico aparece claramente expresado en su escritura, demuestre en trazos, letras y palabras una sorprendente agilidad negadora de su estado físico. Esta antinomia aplicada a la ataxia se puede igualmente referir a la escritura senil, como ya dijimos en su lugar. Estos casos de contradicción que hemos citado no son los únicos que se pueden presentar, sino que pueden aparecer en todos los elementos del grafismo, como signos sinistrógiros en una escritura progresiva, escritura apretada y descendente al final del renglón y espaciada en el resto del mismo, cuando la escritura indubitada es siempre apretada, aunque descendente al final. 119
Signo claro de asimilación del falsario, quien no supo, sin embargo, evitar la contradicción. Los testamentos ológrafos se suelen a veces complicar con interpolaciones, enmiendas o raspaduras, o con la averiguación del tiempo de una parte del escrito con respecto a otra, particularmente de la firma con respecto al texto. Para estos casos, véase lo que se dijo al tratar de los problemas que se le pueden presentar al grafocritico. Existe un caso particular: el testamento "in extremis". Este no es el ológrafo, sino que esta hecho por otra persona; dicho testamento es leído al moribundo, firmado por él y también por los testigos del acto. El caso se reduce a un reconocimiento de firma, en el que hay que tener en cuenta, sin embargo, cuanto se ha dicho arriba sobre las posibles modificaciones de la escritura en estos casos, por lo que este reconocimiento de firma reviste aquí una dificultad especial. También se pueden presentar problemas de mano guiada, de textos mecanografiados y dé materia escriptoria, sobre los cuales no nos detenernos, puesto que están tratados anteriormente (V. Falsificaciones, mixtas y problemas"). C) El informe pericial. Fruto natural, resumen y culminación del análisis comparativo es el informe pericial, en el que el perito expone su labor y sienta las conclusiones a que dicho análisis le condujo acerca de la autenticidad o falsedad del documento incriminado. Hemos dicho, y repetiremos, que la Grafocrítica es una ciencia experimental, no empírica, con un gran porcentaje de arte, y que son necesarios estos dos elementos, ciencia y pericia, para ser un buen grafocritico. A formar la primera y sentar las bases de la segunda ha tendido todo lo expuesto en el presente Manual; pero sólo las bases de la segunda. Pues únicamente la experiencia personal, apoyada en la ciencia, aumentará nuestro grado de pericia. El proceso de investigación pericial debe apoyarse en el valor científico de la Grafocrítica, que ha progresado lo suficiente como para llegar, en la mayoría de los casos, a una conclusión firme. Por tanto, la frecuencia de informes contradictorios no puede atribuirse más que a falta de seriedad. O a ineptitud por parte de algunos peritos actuantes. 120
No obstante, existen casos en los que el perito no puede llegar a una conclusión cierta. Esto puede ocurrir, o porque los conocimientos no han sido suficientemente asimilados, o porque se ha extraviado en la interpretación de síntomas, por ofuscación o inexperiencia, o porque carece de elementos suficientes de cotejo, caso más frecuente. Cuando en el análisis comparativo se va perfilando poco a poco una conclusión en un sentido determinado, que va adquiriendo mayor vigor a medida que avanzamos en nuestro análisis, y no nos queda ninguna duda-razonable, es decir, rebatible, en sentido contrario, es que hemos llegado a la certeza moral, y nuestro informe será categórico. Mas cuando, pese a la experta aplicación de nuestra ciencia, y a nuestro estudio concienzudo, persiste una duda fundada, tan fuerte, por lo menos, como 11 presunción contraria, nuestro informe no podrá ser más que dubitativo. Sin embargo, no debe el perito ampararse sistemáticamente en la duda, si un estudio más profundo puede hacérsela superar. Sólo así su dictamen alcanzará el fin social a que va dirigido. INFORME PERICIAL Vamos a dar a continuación un esquema de informe pericial, poniendo entre paréntesis las explicaciones pertinentes. El informe pericial consta de tres partes: Presentación, exposición o análisis y conclusión o conclusiones con la fórmula final. (1°. Presentación.) Don…………………… y don……………… (Generalmente, son dos los peritos actuantes, y se entiende que ambos han llegado a las mismas conclusiones, pues, en caso contrario, cada uno hace un informe independiente)… (Sigue el estado civil y el domicilio y título), a requerimiento del Juzgado número……......, de esta capital, para actuar como tales peritos en el sumario número………, del año…………, ante S. S. tienen el honor de emitir el siguiente INFORME (2. ° Exposición.) Objeto del mismo es averiguar si la firma y rúbrica (o el documento manuscrito) obrante al folio……………………, (recto o verso) del presente sumario ha podido o no ser 121
extendido por don……………………, (completando los nombres, si hubiera más de un encartado). Elementos de cotejo. Se nos han presentado para el cotejó, además de la firma y rúbrica (o documentos) dudosos ya mencionados, los escritos indubitados de don……………………………., (y de don……….., etc. si son varios) existentes en los folios………, así como los cuerpos de escritura (Cuando se hayan tenido que formar por la insuficiencia de los escritos presentados primeramente en el sumario) de don…, en el folio… (En el caso de que se hayan tenido que ver firmas o escrituras en documentos públicos, como escritos notariales aperturas de cuentas corrientes, cheques, etc., se detallarán también y se unirán calcos o fotografías de los mismos, si, no se hubieran podido unir al sumario.) Análisis de la grafía dudosa. (Exposición de dicho análisis.) Análisis de los documentos indubitados. (Ídem.) Cotejo o análisis comparativo de ambas grafías. (Paso a paso, siguiendo el proceso analítico, se exponen las analogías y diferencias, valorando unas y otras, todo lo cual sirve de base para la tercera parte o (3. ° Conclusión del informe.) (Antes de las conclusiones, y después del análisis comparativo, se pone esta cláusula introductora :) Por todo cual los peritos que suscriben llegan a las siguientes CONCLUCIONES (o Conclusión). (Viene luego la fórmula final:) Es cuanto tienen el honor de informar en…………………………….... a… (Letras)… de…………………..…de…..…… (Letras).......... Firmas y rúbricas de los peritos.) _______________________________ Esta forma completa de informe pericial, extremadamente larga, como se ve, pues comprende dos análisis completos y uno comparativo, se puede reservar para casos de importancia o muy difíciles. En la práctica se puede simplificar considerablemente, pasando por alto o citando de pasada aquellas analogías y diferencias que carecen de importancia, para ceñirnos exclusivamente a aquellas 122
que son verdaderamente esenciales en el descubrimiento de la autenticidad del escrito, y aun se puede simplificar más, limitando el informe al cotejo y comparación de las grafías. Pero no debemos olvidar que la simplificación en la redacción del informe no debe suponer la simplificación del análisis. Este debe ser siempre completo y profundo, hasta llegar a una convicción plena, si se puede. La exposición del informe es lo de menos, aunque debe ser lo suficientemente extenso y razonado para que los demás se den cuenta del porqué de nuestra convicción. Después de presentado el informe, viene la ratificación, la cual suele hacerse, para evitar pérdidas de tiempo, al mismo tiempo que la presentación del informe. Y así termina, generalmente, la misión del perito, a menos que el juez precise la prueba oral, ya sea para esclarecer él mismo determinados puntos del informe, ya para aclarárselos al abogado de la parte perjudicada legalmente con dicho informe y rebatir las posibles objeciones,
QUINTA PARTE CAUSISTICA. Vamos a exponer a continuación unos cuantos casos prácticos, no muy numerosos ciertamente, pues no permite mayor extensión el presente Manual; pero han sido seleccionados de nuestro archivo particular, recogiendo la mayor variedad posible de entre los publicables. Seguramente llamará la atención del lector el hecho de que en la mayoría de los casos presentados sólo ofrecemos calcos, los cuales adolecen de los defectos inherentes a los mismos, especialmente en los grandes movimientos de las rúbricas. Mas aquí no tratamos de resolver los casos, ya resueltos a la vista de los originales; sólo pretendemos servirnos de ellos para fines puramente demostrativos. Si alguna proposición mantenida no se apreciase perfectamente en los calcos, sepa el lector que esto es debido a la deficiencia de los mismos. Hechas estas observaciones, pasemos directamente a la exposición de los casos. Estos comprenden: I. ° Imitación. 2. ° Disimulo de la propia grafía. 3. ° Disimulo mediante escritura tipografiada. 123
4. ° Escritura auténtica evolucionada. 5. ° Testamento ológrafo. 6. ° Escrito mecanografiado. PRIMER CASO. Tratase de una firma puesta sobre un recibo, de cuya autenticidad se duda. La persona a quien debería corresponder niega su trazado. Véase la firma dudosa:
Figura 49. Para su comparación tenemos siete firmas indubitadas de la persona a quien debería corresponder la firma dudosa, como las siguientes:
Figura 50. A primera vista se aprecia un notable parecido entre la firma dudosa y la indubitada. Verificado el análisis y cotejo de una y otras se aprecian, sin embargo, los siguientes, contrastes: Firmas indubitadas. Acentuado carácter filiforme, especialmente en el nombre, con marcada inclinación izquierda de los trazos magistrales de las "n", "i", "o". Firma dudosa. Escritura más marcada o perfecta, perdiendo su carácter filiforme; trazos magistrales con tendencia a la derecha. Firmas indubitadas. Angulosidad marcada. Firma dudosa. Curvas inferiores más amplias, especialmente en la "M" inicial del apellido. Firmas indubitadas. Bucle Terminal de la "A" para enlazar con la "n" siguiente, formando un óvalo más ancho que alto, en todos. 124
Firma dudosa. El mismo bucle, más alto que ancho. Firmas indubitadas. La palabra Antonio es siempre más larga que la palabra Marcos. Firma dudosa. La palabra Antonio es más corta que Marcos. Firmas indubitadas. El trazado general de ambas palabras es recto en la caja del renglón. Firma dudosa. El apellido Marcos toma una clara dirección ascendente. Sin entrar en más detalle, se aprecia, pues, entre la firma dudosa y las indubitadas una variación de forma, caja del renglón, angulosidad, inclinación, dimensiones y proporcionalidad, por lo que podemos afirmar que la firma dudosa es una imitación de la firma indubitada. SEGUNDO CASO. Se nos presentan dos firmas, a y b; en apariencia, su autor es M.; pero éste acusa a F., el cual, a su vez, dice que las trazó M. Se trata de averiguar quién dice la verdad.
Figura 51 He aquí. Las firmas dudosas, haciendo la observación de que la firma a está repetida, sin rúbrica, debajo de la misma. Como escritos indubitados se tienen firmas y cuerpo de, escritura hechos en el Juzgado y firmas y cuerpos de escrituras hechos en presencia de los peritos de M y de F. Véase la firma y palabras tomadas de los cuerpos de escritura de M.
Figura 52 Véase la firma y palabras tomadas del cuerpo de escritura de F.: 125
Análisis y cotejo. Al hacer el análisis de las dos firmas dudosas, llama la atención el gran parecido exterior o formal
Figura 53. Entre ambas, pero con la diferencia sustancial que mientras la firma a está hecha con soltura y rapidez, la firma b está trazada con premiosidad acusada, induciendo, en el primer momento, a la sospecha de que esta última sea una imitación o calco de la primera. La posibilidad de imitación resulta extraordinariamente torpe en el apellido "Martínez", mas se contradice con la soltura de la rubrica, pese a la interrupción en el trazado de la misma, tanto en el movimiento inicial como en el trazado horizontal final. Esta torpeza imitativa de las letras se contradice igualmente con el logro admirable de la proporcionalidad. Véase la extensión de "artínez" y de la rúbrica, asombrosa de parecido en su forma general, en su iniciación y terminación con la firma a. Todo esto, que hace sospechosa la posibilidad de imitación sirve, en principio, para fundamentar la posibilidad de calco, especialmente en cuanto al "artínez" se refiere; mas esta posibilidad se debilita al observar la "M" inicial, que no se parece en nada, y resulta inadmisible en el trazado de la rúbrica, pues consideramos imposible realizarla por calco con la soltura que revela. Existen, pues, graves razones para no aceptar ninguna de las dos posibilidades apuntadas, por lo cual cabe otra tercera posibilidad, o sea que la firma b haya sido trazada también por la que trazó a, pero disimulando. Esta tercera posibilidad tiene a su favor la coincidencia de soltura revelada por la firma a, en general, y la rúbrica de la firma b, así como la coincidencia en la proporcionalidad. Después de realizar el cotejo de la firma a con las firmas y cuerpos de escritura de M. y F., se debe rechazar de plano y de una manera absoluta que dicha firma haya podido ser trazada 126
por F., pues, además de la absoluta discrepancia formal entre ambas grafías, existe-una diferencia esencial: la firma a es, indudablemente, de mano experta, mientras que la grafía de F. es inexperta. No ocurre lo mismo con el cotejo de la firma a con la firma y cuerpo de escritura de M. Es cierto que la firma dudosa, y especialmente la rúbrica, difieren exteriormente de las firmas indubitadas de M., y que la "M" inicial y su enlace con la letra siguiente son distintos; pero hay tal número de coincidencias notables en la angulosidad, proporcionalidad, posición de la tilde de la "t" y del punto, formación del grupo característico final "ez" y reflejo final de la rúbrica de ambas grafías, que tenemos qué atribuirlas a la misma mano. El cotejo de la firma b con los escritos de M. y F. no permite atribuirla con certeza a ninguno de los dos. Pero al comparar las dos firmas a y b dejamos anotada la posibilidad de que la firma b fuera un disimulo por el autor de la firma a y los graves fundamentos de esta posibilidad. Por todo esto, podemos llegar a las siguientes conclusiones: 1. ª La firma y rúbrica a corresponde, indudablemente, a la grafía de M, aunque no se parezca, en su forma externa, a su firma habitual. 2. ª La firma b no se puede atribuir con certeza a ninguno de los dos, aunque cabe la posibilidad bien fundada de que haya podido ser trazada por M desfigurando la manera de firmar en a. TERCER CASO. Se trata aquí de un anónimo trazado con escritura tipografiada correspondiente a dos cartas y sus sobres, y del que se reproducen, a continuación diversas palabras y letras. (Véase fig. 54.)
Figura 54 127
Como elemento indubitado se ha dispuesto de un cuerpo de escritura, trazado a presencia del Juzgado, en letra corriente y tipografiada, del que también reproducimos algunas palabras y letras. (V. fig. 55.)
Figura 55. Tratase, pues, de un caso de disimulo en el que el autor procura escudarse bajo el enmascaramiento que supone de por sí la escritura tipografiada. Esta clase de escritura tiene la particularidad de que sus formas son muy simples ó elementales, por lo que existe una gran similitud formal entre escritos tipografiados de muy diversas personas. En este caso debe el perito tener en cuenta otros factores. Por un lado, el autor anónimo, no sólo procura escudarse en la forma tipografiada, sino que también, muy frecuentemente, procura modificar lo más aparente de su grafía, es decir, su forma externa, en el acto de extender el cuerpo de escritura ante el Juzgado. Por eso, en este caso, como en todos los de disimulo en general, el perito no debe dejarse influir por la aparente desemejanza formal de los escritos, sino que debe fijarse particularmente en las formas peculiarisimas, si existen, en el movimiento en general, en la proporcionalidad y en los automatismos o reflejos (idiotismos). Hechas estas observaciones, pasemos al estudio pericial. Estudio de los anónimos. Como sería prolijo e innecesario extenderse en la descripción de todas las formas literales, nos limitaremos a hacer resaltar aquellas peculiaridades del grafismo más interesantes. A. sí las "A", aunque conformes con el triple movimiento o levantamiento de pluma normales en esta letra, ofrecen unas peculiaridades gráficas muy curiosas. Unas veces, los trazos oblicuos son rectos, pero la mayor parte de las veces el segundo 128
trazo oblicuo tiene una curvatura especial que, alejándole abiertamente del otro en el ti primer momento, desciende luego con tendencia a no separarse mucho del mismo, lo que le da un aspecto curvo. Otras veces los trazos oblicuos, en vez de formar el ángulo normal de unión, forman casi dos ángulos rectos, mediante un trazo horizontal de unión. Las "D" comienzan con el trazo vertical normal y la curvatura característica de esta letra se inicia junto al comienzo del trazo vertical, para completar su trazado con tendencia a desbordar al mismo por la parte inferior hacia la izquierda. Pero aun es más curiosa la tendencia a formar esa curva en forma de parábola con el vértice hacia la mitad superior de dicha curva. Las "E" están trazadas en tres tiempos: trazo vertical `con horizontal inferior (una L) y luego los otros dos trazos horizontales medio y superior. En algunas "E" se nota una gran regularidad en el trazado de los rasgos horizontales, tanto en su correlación como en su paralelismo y dimensión; pero en otras se aprecia una curiosa tendencia a curvar dichos trazos, a veces en direcciones contrarias, y a aproximarse el trazo medio al de arriba o al de abajo. Las "G" son notables, porque presentan una doble peculiaridad. En primer lugar, se inicia como si se tratase de formar una "I", mas, al llegar a la parte inferior, forma una curva más o menos amplia, la cual, una vez iniciado el movimiento ascendente que la debía completar, tuerce bruscamente hacia el interior de la letra, en curva más cerrada, para cambiar al pronto de dirección y escaparse hacia la derecha, después de formar un ángulo entrante. Esta letra se completa luego, por la parte superior, como si se tratase de una "E". Las "N" están trazadas, generalmente, en dos tiempos, aunque no faltan algunas en tres, trazando primero el palote inicial y completándola con los otros dos trazos en un solo movimiento, corno si fueran una V. La peculiaridad más acusada es la tendencia a verificar este segundo movimiento iniciándolo sobre el trazo primero, un poco más abajo de su comienzo. Las "O" conservan, en general, unas características similares, cerrándose muy arriba y hacia la izquierda y estableciendo, en general, un leve contacto al comienzo y fin del óvalo. La misma observación vale para las "Q", las cuales se trazan como una "O", completada luego con el rabillo característico de la "Q", 129
trazado firmemente de arriba abajo y hacia la derecha, y arrancando unas veces del interior del óvalo, parte inferior izquierda, y otras lo cruza o es tangente al mismo. Como sería interminable continuar con el estudio de las demás letras del alfabeto, y teniendo en cuenta que se llevan recogidas ya buen número de peculiaridades, tanto de forma como de movimientos, veamos ahora algunos automatismos curiosos. Fijémonos, por ejemplo, en los trazos verticales y en los horizontales. En los trazos verticales y oblicuos de casi todas las letras hay una peculiaridad personalísima: el trazo descendente libre termina, generalmente, en un arpón, a veces levísimo. Una cosa parecida ocurre con los trazos horizontales. Su tendencia a iniciarse y terminarse en arpón es manifiesta. En estos trazos horizontales se nota también una marcada tendencia a la ondulación. Grafía indubitada y cotejo. E1 cuerpo de escritura indubitado consta de dos partes distintas: normal y tipografiada. La primera, o cursiva, ofrece poco interés, por lo que fijaremos especialmente nuestra atención en el trazado tipografiado. Este presenta, con respecto a la escritura anónima, una mayor rapidez y desorganización, como si se hubiera trazado de cualquier manera, y con inclinación derecha. Algunas "A" están trazadas de manera diferente a como aparecen en el anónimo; pero la mayoría corresponden a las del mismo, tanto en su forma angulosa corno en la cuadrada. Las "D" son más movidas y rebasan el trazo vertical por, la parte inferior, hacia la izquierda, más ampliamente que en las dudosas, mas su curva parabólica corresponde plenamente con éstas. Las "E" están trazadas en tres tiempos, exactamente igual que en las dudosas. Sus trazos horizontales ofrecen, corno éstas, las mismas características de curvatura y posición entre sí. Las "G" están trazadas en un solo tiempo, y no en dos, corno en las dudosas. En cambio, la forma peculiar final se repite exactamente en algunas de ellas. Idénticas semejanzas de ejecución encontraríamos en el estudio de las restantes letras, con excepción de la "U", que en la escritura indubitada es siempre de forma cuadrada, mientras que en la dudosa aparece siempre en forma de “V” aunque con el vértice un poco más redondeado. 130
Pasemos ahora a los automatismos o reflejos. La escritura indubitada ofrece la misma característica de escritura arponada, tanto en los trazos verticales libres como en los trazos horizontales y aun en algunas tildes de las "t" de la escritura cursiva. Por todo lo anteriormente expuesto, se llega fácilmente a la conclusión, firmemente sustentada, de que ambas grafías han sido extendidas por la misma mano. CUARTO CASO. Este caso se refiere a una pensionista, que cobró su pensión desde 1935 a 1937, en que fue dada de baja, por no cobrar, pues residía en el extranjero. Posteriormente, en el año 1953, solicita la rehabilitación de la mencionada pensión; pero como, por consecuencia de la guerra de liberación, la Administración carece de datos que indiquen si efectivamente llegó a cobrar la interesada dicha pensión y hasta cuándo se le hicieron efectivos sus haberes. El habilitado que la representa exhibe un recibo de liquidación de haberes en 6 de junio de 1937, con la firma de la interesada. (V. fig. 56.)
Figura 56. Al ser cotejada dicha firma con la que aparece en la instancia de rehabilitación y con las estampadas en diferentes documentos consulares en los años 1950 y 1951, la Administración tiene sus dudas sobre la autenticidad de la firma del recibo, y consulta al archivero del centro. Véanse a continuación las firmas indubitadas recientes. (Fig. 57.)
Figura 57. Entre la firma del recibo y las demás firmas indubitadas existe una diferencia de trece, catorce y dieciséis años, res131
pectivamente. Esta diferencia de edad o tiempo entre los escritos es un grave inconveniente para realizar el análisis grafocrítico, por cuanto el escrito, aunque reflejo de la psique, está supeditado a la tonalidad general, y ésta puede variar con el tiempo. En el presente caso existe una diferencia notable entre la firma dudosa y las indubitadas, que hacen sospechosa la primera a simple vista, lo que justifica plenamente el recelo de la Administración. Sin embargo, un examen más profundo permite descubrir entre ellas una perfecta correspondencia en aquellos elementos del grafismo más ligadas a la psique, como son la proporcionalidad, los reflejos iniciales y finales, tanto en el texto de las firmas como en las rúbricas y en el movimiento en general, especialmente en las mayúsculas. Estas notables y esenciales coincidencias permiten en este caso, por si solas, inclinarse fuertemente en favor de la legitimidad del recibo. Pero, con el fin de llegar a una conclusión más firme, es necesario proveerse de escritos coetáneos. Así se hizo, por lo que en el expediente de pensión de la interesada aparecieron dos instancias firmadas de puño y letra de la interesada, en 15 de febrero de 1935 v 22 de junio de 1935, en las que solicita pensión y apertura de información testifical. (V. fig. 58.)
Figura 58 Cotejadas estas dos nuevas firmas con la dudosa del recibo, se aprecia inmediatamente la perfecta coincidencia entre ellas en todos sus elementos, como puede verse fácilmente en los mismos calcos que se presentan. En vista de lo cual, no cabe duda alguna sobre la autenticidad de la firma del recibo del año 1937. QUINTO CASO. 132
Este caso se refiere a un testamento ológrafo. El presunto autor, que tiene otorgados varios testamentos abiertos, sustancialmente iguales entre sí, redacta a los diez días de la fecha del último de ellos testamento ológrafo, según parece desprenderse por el presentado ante el Juzgado al ocurrir su fallecimiento, en el cual modifica en sustancia sus disposiciones anteriores. Véase a continuación el documento presentado como tal testamento ológrafo.
Figura 59. La familia se alarma, y como ha apreciado en el citado documento ciertas anomalías, visibles hasta para personas no peritas, acude en consulta a nosotros. Contestamos que nada podemos decir mientras no se nos presente escritura abundante y, a ser posible, coetánea, del citado señor. En consecuencia, se logró disponer de una gran masa de documentos, cartas en su mayor parte, desde nueve años atrás hasta unos meses después del discutido testamento ológrafo, pero con un "lapsus" de más de tres años, concretamente desde abril de 1948 a septiembre de 1951, época en que, por serias dificultades físicas, el señor no escribe, sino que dicta sus cartas. V. Fig.60 (a y b). El material indubitado recogido sirve para apreciar la iniciación de un proceso de decadencia, agudizado en 1948, que le lleva a la tumba, y de cuya representación gráfica quedan prácticamente los dos extremos: una carta de abril de 1948
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Figura 60 (a).
Figura 60 (b). Y otra de 1. ° de septiembre de 1951, pero sin que queden, por la razón expresada, eslabones de dicho proceso de decadencia. (V. Figs. 60-c y 22.) A falta de estos eslabones podemos, sin embargo, darnos perfecta cuenta del proceso físico que conduce desde la carta de 1948 a la del 1° de septiembre de I951. Se trata de un caso de hipertensión y hemiplejia, ya iniciada antes de la primera de las cartas indicadas, complicadas con ataxia locomotriz. Esta carta última presenta los caracteres típicos del ataxico: torturada, vacilante, imprecisa, desorganizada, óvalos poliédricos y disminución de las distancias entre palabras, e incluso fusión de unas con otras, así como la omisión de letras. En resumen, se ve en ella la culminación
Figura 60 (c) De un lento proceso de ruina física, durante el cual las variaciones no se aprecian fácilmente cada día, ni aun en pocos 134
meses, por lo que es lógico suponer, a falta de documentos auténticos coetáneos con el del testamento ológrafo, 23 de abril de 1951, que, dentro de este proceso lento, tanto las condiciones físicas del interesado como su expresión gráfica serían muy similares en esos cuatro meses que median entre el documento dudoso y la última carta autógrafa. Aparte de ese proceso de decadencia, la escritura indubitada, tal como aparece en la correspondencia auténtica desde 1942 a 1948, corresponde a una escritura menuda, rebajada, inhibida, perfilada, semiligada y rápida, características que permanecen invariables en todos los escritos indubitados. La escritura auténtica de 1951 (septiembre) conserva, pese a las tremendas alteraciones fisiológicas, parte de sus características generales, pues sigue siendo menuda, rebaja, inhibida y semiligada. (V. Fig. 22.) Al hacer el estudio de la escritura dudosa de abril de 1951, encontramos en ella una serie de anomalías chocantes: 1ª Contraste entre los cinco primeros renglones y el resto del documento. En aquéllos, la escritura aparece de mayor tamaño y los renglones se desorganizan de tal modo que llegan a confundirse unos con otros. A partir de la quinta línea, aunque la escritura sea en conjunto de mayor tamaño que el de la escritura de septiembre de 1951, es menor que en los renglones anteriores, con más abundancia de letras pequeñas. En estas ultimas líneas, el ductus es también mas normal y más en consonancia con la carta de septiembre. 2ª Estos cinco primeros renglones ofrecen un leve matiz más pálido que el resto. Este matiz no se aprecia en el original, pero sí lo registra la sensibilidad del bromuro en las copias fotográficas. 3ª Existen en estos cinco primeros renglones unos escapes o fugas y hundimientos de pluma de todo punto anormales, los cuales reflejan, o un extremo decaimiento físico, 0 un estado de obnubilación, o una lucha entre dos voluntades no perfectamente concertadas, una de ellas impotente y que decae irremisiblemente al menor abandono de la otra. Debemos hacer constar que este grave síntoma no aparece a partir de la quinta línea, ni en la carta posterior auténtica de septiembre de 1951. 135
4ª La letra pequeña, normal y constante en todos los documentos indubitados, se hace aquí grande. 5ª La casi ilegibilidad de la carta de septiembre de 1951 se convierte aquí en perfectamente legible. 6ª El sangrado de margen a la derecha en comienzo de escrito de las indubitadas es aquí a la izquierda. 7ª La desorganización del margen izquierdo del documento de septiembre de 1951, acorde con la desorganización general del escrito, no se acusa en los cinco primeros renglones del dudoso, cuando precisamente en éste la desorganización de los renglones es mucho mayor. 8ª Existen dos movimientos reflejos inusitados en la grafía indubitada: la tilde a la izquierda de la palabra testamento de la tercera línea y la rectificación del bucle de la "1" en el artículo "la "de la quinta línea. La tilde a la izquierda no se da jamás en los documentos indubitados, ni tampoco la rectificación del bucle de la "1", pues en la escritura normal indubitada, aun antes de la agravación del proceso morboso, las "1" suelen ser ciegas, sin que jamás exista intento de rectificación. Además, en la ataxia se rehuyen precisamente las rectificaciones. 9ª Además, las condiciones físicas en que se encontraba el autor en septiembre de 19,51, reflejadas en su escritura, son tales que entrañan una dificultad, mejor dicho, una imposibilidad física, de todo movimiento rápido. Las condiciones físicas en abril del mismo año, dada la índole de la enfermedad, serían, aproximadamente, idénticas a las de septiembre; es decir, existe la imposibilidad física de movimientos rápidos y desenvueltos. Estos movimientos ágiles y rápidos existen, sin embargo, en el documento dudoso, como pueden apreciarse a la simple observación, y con más frecuencia en los cinco primeros renglones, en los que, por su mayor desorganización y acusados y frecuentes signos de depresión ya señalados, la grafía, en general, debería, lógicamente, haber empeorado. En resumen, vemos en el escrito dudoso una contradicción manifiesta entre el exceso de desorganización y los frecuentes signos de abatimiento de los cinco primeros renglones, con la perfección formal del conjunto del grafismo de esos mismos renglones. Existe una imposibilidad de índole somática para que el autor pueda realizar ese escrito por sí solo, con la soltura que revelan 136
esos cinco renglones en general, y determinadas palabras en particular. Aparte de las anteriores consideraciones, es también curioso observar que todo el documento está en primera persona, excepto un "hallándose" en la primera línea. La "y" por "lle" es inusitada en la grafía indubitada; pero esta tercera persona, ¿no parece indicar otra persona que interviene en la redacción de dicho documento? Por todas las consideraciones' antedichas, creemos que el documento dudoso en cuestión es un caso claro de mano guiada, acompañado de un acusado grado de obnubilación en los cinco primeros renglones y con gran predomino de la grafía del llevador. SEXTO CASO. Escritura mecanografiada. En la parte correspondiente a los problemas que se le pueden presentar al grafocrítico, tratamos de la escritura tipográfica o mecanografiada y de los principios generales para su análisis. Ahora ofrecemos tres escritos a máquina, tomados al azar, sin más precaución que dos escritos fueran de la misma marca. El análisis deberá consistir en averiguar si pertenecen o no a la misma máquina.
Figura 61 (a) En los escritos mecanografiados rara vez es necesario llegar a un examen exhaustivo, como con frecuencia ocurre en la 137
escritura manuscrita. En estos escritos, basta generalmente un examen somero para llegar a una conclusión cierta. Veamos. En el escrito primero, las "r", "d" y "o" tienen formas muy curiosas y anómalas. La "r" parece limada en el comienzo del trazo magistral, y el rabillo final está corno partido y desciende muy bajo. La "d" tiene el óvalo abollado hacia adentro y la "o" tiene el mismo defecto en la curvatura de la derecha. (V. Fig. 61a.) Además la caja del renglón no es rectilínea; lo impiden las "a", que siempre descienden un poco con respecto a las demás letras. El acento no toca a la letra y está a caballo sobre el eje de la misma. En el escrito segundo no se dan las anomalías señaladas en las “r" "d" y "o", letras que podemos considerar en este escrito prácticamente perfectas. (V. Fig. 61-b)
Figura 61 (b) La caja del renglón es más recta que en el escrito primero; las "a" no descienden como en aquél, aunque sí lo hacen las "I", las cuales casi no alteran la regularidad del renglón, por su menor frecuencia. El acento está un poco más retrasado; mejor dicho, adelantado hacia la derecha de la letra, y además toca a ésta. La escritura de ambos está trazada a tres espacios; las distancias interlineales deberían ser iguales, pero no ocurre así, como puede verse por la reglilla. El escrito uno es más espaciado que el dos.
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A simple vista podríamos seguir encontrando más peculiaridades, y no digamos nada si utilizáramos el microscopio. Mas estas pequeñas observaciones bastan para afirmar de una manera terminante que los escritos uno y dos son de distinta máquina. Tomemos ahora el escrito número tres. Se trata, indudablemente, de una máquina en mejor estado, pues carece de las irregularidades de las “r”, “b” y “o”, asi como de las “a” y “l”; es decir, sus tipos son perfectos y la caja del renglón también. Esto sólo es suficiente para afirmar que se trata de máquina distinta a las dos anteriores. Pero ampliemos un poco más la observación y nos convenceremos más plenamente. (V. Fig. 62.)
Figura 62 En efecto, el escrito tres tiene tres particularidades que la hacen totalmente diferente de los otros dos. Estas particularidades son: La sílaba vi de "vivida" está enlazada, es decir, el trazo oblicuo de la v se une a la i mediante los rasgos complementarios horizontales que se fusionan. El acento esta netamente desplazado hacia la derecha, mucho más que en el escrito dos. Cada línea del verso ocupó en este escrito mayor extensión que en los otros dos puede verse por la reglilla. Todo esto no hace sino confirmar lo dicho anteriormente, o sea, que este tercer escrito procede de distinta máquina. 139
En resumen, pues: los tres escritos mecanografiados son de distinta máquina. Esta es la conclusión a que nos lleva el análisis realizado. Conclusión conforme con la realidad, pues los dos primeros escritos son de dos máquinas " Royal " distintos, y el tercero corresponde a una "Hispano Olivetti”. Lexicón 80.
APENDICE LA GRAFOCRITICA EN LA LEGISLACIÓN ESPAÑOLA Novísima Recopilación. (L. VIII Tít. I, Ley VI).—"Todos los que pretendan obtener títulos de lectores de letras antiguas en el Reyno serian examinados por los tres examinadores y visitadores generales, haciéndoles leer de cuantas especies de letras antiguas manuscritas se conservan y se conocen en él, y preguntándoles acerca de la inteligencia de las reglas que son precisas para la debida instrucción de la diversidad de caracteres, con lo demás que juzguen oportuno, según lo han ejecutado antecedentemente en los exámenes que han hecho por encargo y comisión del Consejo." 1844. R. O. de 5-9. —Declara libre la profesión de revisores de letras entre los que tengan el título de profesor de Instrucción primaria elemental o superior. 1857. Ley de 9-9. —Suprime la enseñanza de revisores de letras, quedando éstos sustituidos por los graduados en la Escuela Superior Diplomática. 1865. R. O. de 9.5.—"No reconociendo la Ley de 9 de septiembre de 1857 la enseñanza de revisores de letras antiguas, y habiendo sustituido a ésta la que en mayor extensión y con mayores conocimientos se da en la Escuela Superior de Diplomática, S. M. la Reina (que Dios guarde), conformándose con lo propuesto por la Junta Superior directiva de Archivos y bibliotecas del Reino, y de acuerdo con el dictamen del R. Consejo de Instrucción Pública, se ha servido mandar lo siguiente: 1° El título de aptitud para archivero-bibliotecario obtenido en la Escuela Superior de Diplomática, es profesional. 2° Cuando los tribunales, la Administración o las personas particulares necesiten pruebas periciales, en cualquiera de los 140
ramos que abran la enseñanza de dicha Escuela, habrán de valerse de personas que pasean el indicado titulo corno competentes, según la regla z' del artículo 30,3 de la Ley de Enjuiciamiento civil, salvo los derechos que en materias paleográficas puedan asistir a los revisores y lectores de letra antigua, hasta la extinción de esta clase." 1871. R. O. de 13-2. —"He dado cuenta al Rey (Q. D. G.) de una instancia promovida por varios empleados del Archivo Central de Alcalá de Henares con objeto de que se decida de una manera que no deje lugar a duda, si el titulo de archivero bibliotecario y anticuario les da aptitud pericial para examinar documentos modernos, del mismo modo que para revisar letras antiguas. En su virtud, y considerando que el expresado título expedido por la Escuela de Diplomática supone el estudio de la Paleografía General y Critica, en cuya asignatura está comprendida la enseñanza de la Historia de la Escritura, no menos que la de los caracteres extrínsecos e intrínsecos de los documentos antiguos y modernos; Su Majestad, de acuerdo con lo consultado por la Junta de Archivos, Bibliotecas y Museos, se ha servido declarar que los archiveros, bibliotecarios y anticuarios, que en virtud de la R O. de 9 de mayo de 1865 han sustituido a los revisores de letras antiguas, tienen, en su consecuencia, la misma aptitud legal que a éstos concedía la Ley 6ª, Tít 1º, L. 8ª de la Novísima Recopilación para informar y declarar en los Tribunales como peritos, no sólo en letras antiguas, sino en las modernas y corrientes, con más competencia que los maestros de primera enseñanza, por la mayor extensión y profundidad de los conocimientos que adquieren y académicamente han probado." 1887. R. O. de 24-3. -(Motivada por los antiguos revisores de letras). "No se trata de aquilatar el grado y forma en que se dan las enseñanzas paleográficas y caligráficas en la Escuela de Diplomática, o en cualquiera otra de las que la Nación sostiene, sino de una pura competencia profesional entre revisores y archiveros, competencia en que han intervenido ya los Tribunales de Justicia y no puede resolverse con el solo criterio de la legislación de Instrucción Pública vigente, sino que ha de tenerse muy en cuenta el uso y práctica corriente en los Tribunales. Ahora bien, esta práctica, apoyada en la R. O. de febrero de 1871, admite a los archiveros-bibliotecarios como 141
tales revisores, no sólo en letras antiguas, en lo cual nadie les disputa la autoridad exclusiva, sino también en las modernas y corrientes. Entiende, sin embargo, el Consejo que ganará mucho en importancia y prestigio el Cuerpo de Archiveros absteniéndose totalmente de intervenir en asuntos de índole nada histórica ni científica, y para los que de ningún modo se requiere la sólida instrucción paleográfica recibida en la Escuela de Diplomática. Hay una diferencia profunda entre el trabajo del perito calígrafo y el del archivero, cuya ocupación predilecta y constante son las escrituras y diplomas de remotos siglos. Igualmente estima que la aplicación de las disposiciones vigentes sobre la materia incumbe tan sólo a los Tribunales de Justicia, como hasta ahora se ha venido haciendo, y si con arreglo a este criterio no es posible resolver la competencia entre archiveros y revisores, convendría en adelante deslindar claramente las atribuciones de unos y otros puesto que en la practica de los tribunales habrán de ocurrir casos muy frecuentes en que, no bastando el auxilio ordinario del perito calígrafo, de quien podemos decir que posee el arte de la escritura, habrá de acudirse al archivero-bibliotecario, poseedor de la ciencia de la escritura. 1899. R. O. 5-10. -Ministerio de la Guerra. Sobre pago a peritos del capítulo de "Gastos diversos e imprevistos" (D. O. núm. 221). Código de Justicia Militar: Art. 494. -"Los peritos podrán reclamar los honorarios o indemnizaciones que les correspondan cuando no tengan, en concepto de peritos, retribución fija por el Estado, Provincia o Municipio. 1905. R. O. 23-8. -Circular del Ministerio de la Guerra, dictando reglas para el abono de honorarios a los peritos y demás individuos del orden civil que hayan de practicar algún reconocimiento facultativo o pericial en procedimientos militares. 1913. R. O. de 5-2. -Resultando que don………..ha solicitado de este Ministerio que como aclaración a las RR. 00. de 13-21871 y 24-3-1887, se declare que los archiveros, bibliotecarios y anticuarios tienen aptitud pericial con preferencia a los maestros de primen enseñanza para informar ante los Tribunales de Justicia, no sólo en letras antiguas sino en las modernas y corrientes, que carecen de titulo profesional y de aptitud pericial 142
para ser revisores de firmas y papeles sospechosos y que solamente lo ostentan los qué, cual el solicitante, son profesores de caligrafía por oposición de los Institutos y Escuelas Normales, fundándose en que se trata de profesiones distintas, una la de revisores de letra antigua y otra la de revisores de firmas y papeles sospechosos, según se ha considerado en varias disposiciones legales anteriores a la R. O. de 13 de febrero de 1871, que no faculta tampoco a los archiveros para ejercer la segunda de dichas profesiones, exclusiva de los profesores de caligrafía, cuyo titulo profesional les da competencia, practica y critica, acerca de la materia. Resultando que pasado el expediente a informe de la Junta facultativa de Archivos, Bibliotecas y Museos, lo ha admitido en el sentido: 1° De que la aplicación de los textos legales que regulan la materia, es atribución exclusiva de los tribunales de justicia, los cuales, conforme al principio de libertad probatoria en que se inspiran nuestras leyes procesales, son los encargados de designar en cada caso las personas que por razón de su profesión u oficio hayan de asesorarles como peritos sobre los extremos que estimen oportunos en las prácticas de las pruebas judiciales; 2º De que aún en el supuesto de que la disposición que se interesa pudiera tener eficacia jurídica, debería dictarse en sentido opuesto al que se pretende por el exponente, en armonía con lo declarado en los preceptos legales que en su favor alega en los que clara y terminantemente se reconoce la superioridad de los archiveros-bibliotecarios, respecto a los maestros. 3° Y de que así lo aconseja a su vez la sana doctrina científica, según la que, el conocimiento de la Paleografía y de la Diplomática no sólo supone las primordiales de los elementos integrantes de la escritura moderna, únicos de la competencia del profesor calígrafo, sino los verdaderamente científicos y superiores de la Gramatografia y signos gráficos en general de las diversas épocas históricas, caracteres intrínsecos y extrínsecos de los documentos, materias e instrumentos escriptorios, y en síntesis, cuantas de naturaleza superior, pan la mayor ilustración de esta clase de peritos, comprenden las referidas ciencias: 1° Considerando que si bien a los Tribunales de Justicia corresponde el nombramiento de peritos. en las contiendas de 143
carácter judicial, debiendo recaer la designación, conforme al artículo 615 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, en quienes tengan titulo de tales en la Ciencia o Arte a que pertenece el punto sobre el que han de dar su dictamen, si su profesión está reglamentada por las Leyes o por el Gobierno, y únicamente, en su defecto, en personas entendidas o prácticas, precepto contenido en los artículos 457 y 438 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que dicen son peritos titulares los que tienen titulo oficial de una ciencia o arte cuyo ejercicio está reglamentado por la Administración, y que los jueces se valdrán de peritos titulares, con preferencia a los que no tuvieren título, es indiscutible que al ramo de Instrucción pública ha competido y compete determinar, precisamente, cuanto se relaciona con la competencia técnica y título profesional que le acredite para hacer peritaciones caligráficas; 2° Considerando que la R. O. de 13 de febrero de 1871, dictada por el Ministerio de Fomento, y conforme a la que el titulo de archivero-bibliotecario expedido por la antigua Escuela Superior de Diplomática supone el estudio de la Paleografía general y crítica, en cuyas asignaturas están comprendidas la enseñanza de la historia de la escritura, no menos que la de los caracteres intrínsecos y extrínsecos de los documentos antiguos y modernos, por lo que los archiveros-bibliotecarios, que en virtud de la Real Orden de 9 de mayo de 1865 sustituyeron a los revisores de letras antiguas, tienen, en consecuencia, la misma aptitud legal que a éstos concedía la Ley 6ª, título 1.°, libro 8.° de la Novísima Recopilación, para informar y declarar en los Tribunales como peritos, no sólo en letras antiguas, sino en las modernas y corrientes, con más competencia que los maestros de 1ª Enseñanza por la mayor extensión y profundidad de los conocimientos, que adquieren y que académicamente han probado; fue firme y consentida por no haberse interpuesto contra ella reclamación alguna, cual lo demuestra que en la R. 0. De 24 de marzo de 1887, alegada también por el recurrente, se declaró que la aplicación de. las disposiciones vigentes sobre la materia, incumbía tan sólo a los- Tribunales de Justicia, por lo que no era posible resolver la competencia surgida entre los archiveros y revisores, cuyas atribuciones respectivas convendría deslindar, si bien añade, en La práctica de los Tribunales habrían de ocurrir casos muy frecuentes en que no 144
bastando el auxilio ordinario del perito caligráfico, que posee el arte de la escritura, habría de acudirse al archivero-bibliotecario, poseedor de la ciencia de la escritura; de donde se infiere que habiendo creado un derecho en la primera de dichas RR. 00. a favor de la clase de los archiveros-bibliotecarios, no negado por la segunda, carece la administración activa del Estado de facultad para volver sobre sus acuerdos, por haber causado estado, según se ha declarada, entre otras, en sentencia del Tribunal de lo Contencioso administrativo de 7-3-1895, 10-3 y 28-9 de 1898, 20-11 y 28 y 30-12 de 1899, y en Sentencias de la Sala de lo Contencioso administrativo del Tribunal Supremo de 30-9-1911 y a6-6-1g1z, de conformidad con la Ley de 226.1894 (artículo 2°), sobre la jurisdicción contenciosoadministrativa, confirmada por el Consejo de Estado de 5-41904, máxime cuando el conflicto no lo ha suscitado ahora ningún maestro de 1ª Enseñanza; 3.° Considerando subsidiariamente que al exigir los artículos 615 de la Ley de Enjuiciamiento Civil y 457 y 458 de la Criminal, vigentes, que los peritos han de tener títulos de tales en la ciencia o arte a que pertenezca el punto sobre el que han de dar su dictamen, o titulo oficial de una ciencia o arte cuyo ejercicio esté reglamentado por el Estado, reconociendo la mitad de sus honorarios, conforme al artículo 34o de los Aranceles judiciales, aprobados por R. O. de 4-12-1853, cuando no fueren archiveros-bibliotecarios con título académico, excluyendo de la peritación mientras haya titulares a los que carecen de título "ad hoc", como carecen los profesores de caligrafía de los Institutos y Normales, que si bien ostentan un nombramiento honroso por oposición, éste no les da derecho más que a un título administrativo, necesario a todo empleado público, para los efectos no más que de posesión, percibo de haberes y cese, no académico o facultativo, cual lo ostentan los archiverosbibliotecarios de la antigua Escuela Superior de Diplomática, cuyo certificado de aptitud fue declarado profesional por R. D. de 12 de mayo de 1865, elevado a la categoría de título profesional: por el articulo primero del R. D. de 12 de marzo de 1897, cuando ya le había dado el carácter de título académico la Ley de 29 de julio de 1894 y cuyas enseñanzas pasaron a formar parte de los estudios de las Secciones de Literatura e Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, por mandato expreso del R. D. 145
de 20 de julio de 1900, al reorganizar en dos el entonces Ministerio de Fomento y crearse el de Instrucción Pública y Bellas Artes; 4º Considerando a mayor abundamiento que el R. D. de 17 de agosto de 1901 al crear en su artículo 13 un Cuerpo de Profesores de Caligrafia, formado por los que lo eran a la sazón de dicha asignatura en las Escuelas Normales, y con los individuos que fueron aprobados en las oposiciones que al efecto se celebrasen, no exigió a éstos para tomar parte en ellas título alguno profesional o académico, como no lo exigió la R. O. de 13 de julio de 1902 convocando las oposiciones en que el reclamante obtuvo plaza, ni les dio más aptitud que la de desempeñar las cátedras respectivas, siendo su título administrativo el único documento oficial donde se les denomina profesores de caligrafia, porque en ningún Centro del Estado se dan títulos de esta clase, mientras que el artículo 25 de la Ley de Instrucción Pública de 9 de septiembre de 1857, dispuso que pertenecen a las tres clases de Facultades y Enseñanzas Superior y Profesional, las enseñanzas que habilitan para el ejercido de profesiones determinadas, sin incluir ni mencionar siquiera la de Caligrafía, ni a los profesores de esta materia, pero comprendiendo sí, en sus artículos 47 y 59, como enseñanza Superior y Profesional los de la Escuela de Diplomática, donde se cursaban, entre otras menos relacionadas directamente con las peritaciones caligráficas, las asignaturas de Paleografía general y Paleografía crítica, con el estudio de Crítica caligráfica y sus ejercicios prácticos; 5º Considerando que ninguna de las citas legales que se leen en la instancia del reclamante, anteriores a la R. O. de 13 de febrero de 1871, ya mencionada, ni esta misma, pueden abonar ya su pretensión, pues que no existiendo aun administrativamente la clase de profesores de Caligrafia, creada por el repetido R. D. de 17 de agosto de 1901, no podían referirse a éstos, cuya competencia para practicar reconocimientos judiciales de letras y firmas sospechosas, no aparece declarada en ningún texto, a más de que el reclamante no posee título académico alguno, S. M. el Rey se ha servido desestimar en todos sus extremos la instancia originaria de este expediente. De R. O. lo digo a V. I. para su conocimiento y demás efectos. 146
1914. 24.2 -Sentencia del Supremo. Recurrida la R. O. anterior ante el Supremo, éste se declara incompetente, por lo que queda en pie lo legislado anteriormente. 1914 27-2. -R O. de Gracia y Justicia por la que se manda a los Tribunales cumplir lo dispuesto en la R O. de 5-2-1913. 1915. 3-5. —Autos de las Audiencias de Madrid, Sección 2ª, revocando peritaciones caligráficas realizadas por individuos no pertenecientes al Cuerpo de Archiveros y mandando que se realicen por individuos de este Cuerpo, conforme lo manda la Ley. 1916, 29-9 Ídem de la sección 3ª como anteriormente. 1917. 30-7. -Dictaminando sobre los individuos que tienen capacidad legal para actuar como peritos calígrafos ante los Tribunales de Justicia. Esta R O. viene a decir en sustancia que no sólo los archiveros, sino todos los que tengan aptitud legal para su ingreso en el Cuerpo de Archiveros-Bibliotecarios tienen aptitud legal para actuar como peritos calígrafos en los mimos términos y con igual derecho y preferencias reconocidas a los titulares de la suprimida Escuela Superior de Diplomática. 1918. Colección Legislativa del Ejército, núm. 50 —Modifica la R. O. de 23-8-1903 en el sentido de que se abonen los honorarios de los peritos que no pasen de 1.500 pesetas, con cargo al Capítulo II, artículo 2.°, Sección 4ª del Presupuesto, o al Capítulo I, artículo 2.° de la Sección 1ª 1945. Ley de 17-7-1945. —Código de Justicia Militar. El Título VIII trata del informe pericial y en capítulo único, artículo 620 a 637 (a. i.) dice lo siguiente: Art. 635 Los que no siendo militares presten este servicio a virtud de orden judicial; podrán reclamar los honorarios e indemnizaciones que les correspondan, cuando no tengan, en concepto de peritos, retribución fija del Estado, Provincia o Municipio. Art. 636. —Los honorarios de los peritos titulares se ajustarán a sus respectivos aranceles o a las tarifas o límites que para su profesión estuvieran fijadas en disposiciones administrativas. Art. 637. —Para que puedan hacerse efectivos a los peritos los honorarios e indemnizaciones a que tengan derecho, habrán de consignar en el mismo informe, al pie de la firma, el importe de 147
aquéllos, con cita en su caso, del número del Arancel o disposición aplicable. Formulada reclamación, el instructor expedirá un certificado con los siguientes particulares: 1º Expresión de que no existen en el lugar en que el servicio se prestó peritos militares o que en tal concepto perciban retribución fija por el Estado, Provincia o Municipios. 2º Detalle de conceptos y cuantía de los honorarios. 3º Índole e importancia de los trabajos realizados, duración de los mismos y extensión del informe. 4° Indemnizaciones a que tengan derecho si los peritos uniesen que salir del lugar de su residencia La expresada certificación se llevará a la autoridad judicial correspondiente para que, previos los informes y trámites reglamentarios y justificaciones, en su caso, acuerden su pago si lo estiman pertinente y sean abonadas con cargo al Presupuesto que corresponda _____________________________
Esta excursión a través de la legislación nos permite tener una idea completa sobre la situación legal de la Grafocritica o pericia caligráfica en España. De ella se desprende, clara y manifiestamente, hasta 1917, que sólo los archiverosbibliotecarios poseen el título profesional adecuado para actuar como peritos calígrafos y los únicos que, por tanto, deben ser llamados para dictaminar ante los Tribunales de Justicia cuando se trata de averiguar la autenticidad de un documento, lo mismo antiguo que moderno, y sólo en las localidades donde no existan archiveros pueden asumir las funciones de peritos los maestros de primera enseñanza. Mas a partir de la Real Orden de 30 de julio de 1917, los licenciados 'en Filosofía y Letras que cursen en dicha licenciatura las asignaturas de Paleografía y Diplomática son equiparados a los archiveros para el ejercicio de la profesión de peritos calígrafos, y con capacidad legal, por tanto, para actuar como tales. De donde se desprende que en la actualidad sólo pueden actuar legalmente como peritos calígrafos ante los Tribunales de Justicia: 1° Los archiveros-bibliotecarios. 2º Los licenciados en Filosofía y Letras que hayan cursado además las asignaturas de Paleografía y Diplomática. 148
3° Los maestros de primera enseñanza en las localidades donde no haya archiveros-bibliotecarios. En los dos últimos Congresos de archiveros-bibliotecarios, nacional el uno e internacional el otro, se puso sobre el tapete la cuestión de la pericia caligráfica. En ambos se estudió a fondo el problema, reconociéndose unánimemente el descrédito en que la pericia caligráfica ha caído, por falta de especialización y las corruptelas que han rodeado su ejercicio con harta frecuencia Con el fin de remediar tal estado de cosas, en ambos Congresos arriba mencionados se elevaron a la Superioridad las conclusiones siguientes 1ª Necesidad de la creación de la Escuela de Grafocrítica o pericia caligráfica, por la que necesariamente habrían de pasar los futuros peritos calígrafos para su formación científica y obtención del título o certificado obligatorio para poder actuar en los Tribunales. 2ª Necesidad de reajustar la actual legislación sobre la materia para fijar las condiciones de aptitud del futuro perito calígrafo. Fruto de estos debates ha sido la inclusión de la asignatura de Grafocrítica en la Escuela para la Formación de ArchiverosBibliotecarios, que viene funcionando desde hace dos años, y el propósito firme de dotar a dicha enseñanza de un laboratorio apropiado, no sólo para facilitar dicha enseñanza, sino también con fines de investigación. El primer paso, aunque tímido, ya está dado en el resurgimiento y saneamiento de la práctica de la Grafocrítica. Esperemos confiadamente que, en plazo no muy lejano, todos estos proyectos sean una espléndida realidad.
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