Economía industrial Manuel Jaén García
TEX TOS DOCENTES nº 2
Editorial Universidad de Almería
Economía industrial © del texto: Manuel Jaén García © Colección Textos docentes nº 2 Editorial Universidad de Almería, 2013
[email protected] www.ual.es/editorial Telf/Fax: 950 015182
¤ ISBN: 978–84–16027–00–2 Depósito legal: Al 984–2013
ECONOMÍA INDUSTRIAL
ÍNDICE
Tema 1 Mercados y empresas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 Tema 2 Monopolio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 Tema 3 La fijación de precios con poder de mercado . . . . . . . . . . . . . . . . . 54 Tema 4 Juegos estáticos y oligopolio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 Tema 5 Juegos dinámicos y modelos de oligopolio . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 Tema 6 Diferenciación de producto y competencia monopolística . . . . . . . . . 126 Tema 7 Barreras de entrada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153 Tema 8 Progreso técnico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185 Tema 9 Política industrial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 204
Economía industrial
Manuel Jaén García
TEMA 1. MERCADOS Y EMPRESAS
1.1.
Concepto de Economía Industrial. Por Economía Industrial entendemos el análisis de la estructura y el
comportamiento de los mercados y de las empresas que interaccionan en el seno de esos mercados El objeto de análisis es el funcionamiento de los mercados, a partir del comportamiento de las empresas en cuanto unidades que componen la oferta de los mercados. Como veremos a lo largo del curso, la finalidad del análisis es determinar el grado de eficiencia social alcanzado por los diferentes tipos de mercado. Entendemos por mercado al conjunto de productores y consumidores –oferta y demanda- de un bien específico o de un grupo de bienes caracterizados por presentar un grado significativo de sustituibilidad entre ellos. La mayoría de los mercados se sitúan entre los dos modelos extremos: la competencia perfecta y el monopolio. En los mercados reales las empresas que participan gozan de una cierta capacidad para influir sobre el precio y la cantidad que se vende del producto. En condiciones de competencia perfecta las fuerzas de la oferta y la demanda determinan el precio y la cantidad de equilibrio, y las empresas ofrecen unidades del producto hasta que el coste marginal de la última unidad iguale el precio. Cuando nos alejamos de los mercados competitivos, las empresas tienen un determinado poder de mercado. Por el primer teorema de la economía del bienestar sabemos que cuando no existe poder de mercado la solución de equilibrio es eficiente, pero cuando no se cumplen las condiciones de un mercado perfectamente competitivo, el equilibrio del mercado nos puede alejar del equilibrio eficiente1. El objetivo de la economía industrial es determinar la presencia de poder de mercado, su incidencia sobre la eficiencia en la asignación de recursos y también estudiar las acciones de las Administraciones Públicas que tienen como objetivo la reducción de los efectos negativos que provoca el excesivo poder de mercado de determinadas empresas. 1
Ver apéndice
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1.2.
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El mercado como mecanismo de asignación de recursos. En una economía de mercado los consumidores toman decisiones sobre que tiempo
dedicar al trabajo y que productos adquirir dada su renta, mientras las empresas deciden qué bienes y servicios producir y qué factores de producción adquirir. En sus decisiones los consumidores y las empresas interactúan a través del mercado. Así, sin necesidad de un organismo planificador que dé las órdenes oportunas, el mercado coordina las decisiones de las economías domésticas y de las empresas. Ésta es la principal virtud del mercado: la capacidad para coordinar multitud de órdenes de compraventa de mercaderías y de factores productivos. El mecanismo de mercado asigna los factores de producción y las mercaderías mediante las decisiones descentralizadas que efectúan las empresas y las economías domésticas. Este mecanismo es el que Adam Smith denominó la mano invisible de la economía. Sin embargo al lado de los mercados es necesario considerar otras organizaciones o instituciones que actúan en la economía mejorando el grado de eficiencia del mercado y que en ocasiones sustituyen al mismo. La primera a considerar son las empresas. Como veremos en capítulos posteriores las organizaciones empresariales sustituyen al mercado cuando la estructura jerárquica de la empresa es más eficiente que la coordinación descentralizada del mercado. Si el mercado es la mano invisible que guía la economía, las empresas son la mano visible que asigna y coordina los factores productivos bajo una estructura jerárquica Junto a este concepto genérico de mercado debemos considerar el concepto de mercado de producto o industria. Definir un mercado real no es una tarea fácil. No es fácil determinar cuál es el alcance geográfico y los sustitutivos próximos de bienes como el azúcar, los plátanos, las licuadoras, la telefonía móvil, etc. Un criterio bastante utilizado consiste en aplicar la regla de las elasticidades cruzadas. Un mercado quedará definido cuando más elevadas sean las elasticidades precio cruzadas de los productos que lo integran y más bajas sean las elasticidades cruzadas con el resto de las mercaderías. Por ejemplo la elasticidad cruzada entre un vino de Rioja y otro de Ribera de Duero es bastante elevada mientras que la elasticidad cruzada del vino con la cerveza es más baja. No obstante existen algunos problemas con la regla de las elasticidades: a) La diferenciación de producto gradual pues es complicado establecer un valor crítico de la elasticidad precio que permita decidir cuándo dos productos forman Volver al índice
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parte del mismo mercado y cuándo no (p.ej. mercado de colas o de bebidas refrescantes) b) La delimitación geográfica ya que debemos delimitar espacialmente el mercado. c) La sustitución en cadena que da lugar a inconsistencias con la utilización de la regla de las elasticidades. Desde la vertiente de la producción, entendemos por industria la agrupación de empresas que operan en un mismo mercado, Así en el mercado de vino de mesa podemos distinguir entre la oferta individual de una única empresa y la oferta de la industria que agrupa a todas las empresas participantes. Aplicamos este concepto al conjunto
de
empresas
que
realizan
una
actividad
económica
determinada,
independientemente de si se trata de actividades agrarias, manufactureras o de servicios. 1.3.
Poder de mercado y eficiencia. Como se ha mencionado anteriormente, a menudo los mercados reales no cumplen
todos los requisitos del paradigma competitivo y presentan limitaciones en la asignación eficiente de los recursos que obligan a la intervención de los organismos públicos. En concreto la presencia de externalidades y de empresas que tienen capacidad para incidir sobre los precios del mercado dan lugar a fallos del mercado. Denominamos fallos del mercado aquellas situaciones en las que la asignación de recursos funciona de forma ineficiente. Los principales fallos del mercado son las externalidades y el poder de mercado. Las externalidades son acciones
provocadas por agentes económicos que
afectan al bienestar de otro u otros agentes. Cuando comportan una disminución del bienestar, como es el caso de la contaminación del entorno o de la polución acústica, se trata de una externalidad negativa. Cuando afecta favorablemente al grado de bienestar de otros agentes, como las actividades de investigación o de formación, se trata de una externalidad positiva. La presencia de externalidades hace que la asignación vía mercado se sitúe por encima del nivel socialmente óptimo, cuando se trata de externalidades negativas o por debajo del óptimo social, cuanto se trata de externalidades positivas. La diferencia entre la cantidad que asigna el mercado y la cantidad que lograría el máximo bienestar social obliga a una intervención de las Administraciones Públicas aplicando impuestos, en el caso de las externalidades negativas u otorgando subvenciones en el caso de las positivas.
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El mercado también falla cuando un agente económico puede influir sobre los precios de venta o de compra. Si una empresa tiene capacidad para incidir sobre los precios del producto, como comprador o vendedor, se afirma que la empresa tiene poder de mercado. El ejercicio del poder de mercado se manifiesta en una menor producción y en una pérdida de bienestar económico. Para medir el poder de mercado se han elaborado diversos indicadores que mencionamos a continuación. En primer lugar el índice de Lerner que permite medir el grado de poder de mercado definiéndose del siguiente modo: L=(P-CM)/P dónde P es el precio de mercado, CM el coste marginal. Es fácil demostrar que 0≤L≤1/ε dónde ε es la elasticidad precio de la demanda En competencia perfecta el índice es igual a cero mientras en monopolio es igual al inverso de la elasticidad de demanda. Dependiendo del poder de mercado de las empresas tomará valores intermedios. Una segunda medida, debida a Harberger, parte del supuesto de que el coste marginal es constante y mide el área del triángulo de ineficiencia, es decir, el área que está entre la curva de coste marginal y la de demanda entre el valor de equilibrio y la cantidad de competencia perfecta.
p
C
CM
Q
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IM
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En condiciones normales no se tiene una información completa sobre todos estos datos con lo que el triángulo de ineficiencia puede ser medido por C=0,5L2 PQε 2 donde L es el índice de Lerner y ε es la elasticidad precio de la demanda. Como el poder de mercado se manifiesta en la diferencia entre el precio y el coste marginal, una alternativa a la metodología de Harberger, debida a Hall, consiste en estimar directamente el valor del coste marginal. Basa sus estimaciones en la relación CM=(Ct+1-Ct )/(Qt+1 –Q t) donde Ct es el coste en el período t y Qt es la cantidad en el mismo periodo. Tanto Harberger como Hall han realizado estimaciones empíricas de ambas mediciones concluyendo con valores del 0,1% PNB de la economía USA en el primer caso mientras que Hall encuentra que en la mayoría de sectores industriales el precio está cerca del 50% por encima del CM. Se considera que las estimaciones de Harberger yerran por defecto y las de Hall por exceso. No obstante lo anterior, hay cierto consenso entre los economistas en relación a la existencia de mercados para los que el modelo de competencia perfecta es una buena aproximación aunque se piensa que en la mayoría de los mercados las diferencias entre el precio y el coste marginal son significativas. Por último debemos considerar el aspecto dinámico de la cuestión en el sentido de que la existencia de poder de mercado puede ser transitoria pues el beneficio que obtienen las empresas provoca la entrada de nuevas empresas en el mercado. Esta es una cuestión controvertida que tiene mucho de ideológica y será discutida en el último capítulo de este libro. Se pueden considerar diversas consecuencias de la existencia del poder de mercado. Una primera, como ya se ha mencionado, es la ineficiencia que provoca. Su medición se realiza mediante el llamado triángulo de ineficiencia. Si suponemos que conocemos exactamente las curvas de demanda y costes tendríamos la siguiente situación.
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El excedente del consumidor puede medirse como EC=1/2dPdQ donde dP y dQ son las diferencias en precios y cantidades entre el equilibrio competitivo y el resultado de monopolio. Se puede reescribir esa expresión como EC= ½ dPdQ(dP/dP)(P/P)(Q/Q)(P/P). Si suponemos que los costes son constantes dP=Pm-‐c y regrupando términos tenemos EC=1/2εPm Qm L2 .
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EM
B
C
EC A
En ella se compara el equilibrio en competencia (EC ) con el equilibrio en una situación de poder de mercado (EM ). Al pasar de EC a EM se da una transferencia de recursos a otros sectores de la economía (área A); una transferencia de los consumidores a las empresas (área B); y una disminución del excedente del consumidor que no se compensa por ninguna ganancia de los demás sectores (área C), constituyendo así una pérdida neta de eficiencia que es consecuencia del poder de mercado. Este análisis límita las consecuencias que puede tener el poder de mercado pues nos podemos encontrar con las siguientes situaciones en las que a la ineficiencia anterior se pueden unir otros tipos de ineficiencias: a) Transferencias ente consumidores y empresas pues aunque, inicialmente, una transferencia de suma fija entre agentes de la economía no implica pérdida de eficiencia en la asignación de recursos puede provocar un cambio en la distribución de los recursos o de la renta transfiriendo recursos desde los más pobres (consumidores) a los más ricos (accionistas de las empresas) lo que implica una pérdida de bienestar. b) Costes de monopolización pues dado que tener un monopolio es ventajoso es lógico que las empresas gasten recursos, a veces no directamente productivos, para conseguir esa posición: sobornos a gobernantes, gastos excesivos en publicidad persuasiva, etc. Los monopolistas potenciales estarán dispuestos a gastar recursos en conseguir la posición de monopolio mientras
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les reporte un beneficio (hasta el área B), con lo que la pérdida de eficiencia puede ser mayor que el área C, teniendo como límite superior el área B+C. c) Pérdida de eficiencia productiva. El paso de una situación competitiva a una de monopolio ( o de poder de mercado en general) puede implicar, además de un cambio de la cantidad producida también un cambio en la función de costes, lo que corresponde al concepto de eficiencia productiva. Los gestores de una empresa en un mercado poco competitivo están sujetos a menores presiones para minimizar los costes. d) Situaciones de monopolio natural. En muchos sectores las tecnologías de producción presentan fuertes economías de escala. En estos casos el poder de mercado asociado a la estructura monopolística debe ser considerado un mal menor al compararla con la ineficiencia productiva que resulta de la multiplicación de empresas con la consiguiente multiplicación de costes fijos. e) Eficiencia dinámica. Los aspectos dinámicos son esenciales especialmente en sectores intensivos en I+D. El motivo por el que las empresas gastan recursos propios en la investigación de nuevos productos o de nuevos procesos de producción es precisamente la expectativa de conseguir mayores beneficios en el futuro, beneficios que están siempre asociados a un mayor poder de mercado. En este sentido se puede argumentar que el poder de mercado no es sólo un mal necesario (como en las economías de escala) sino un mal deseable. 1.4.
El paradigma de la economía industrial Los estudios iniciales de la economía industrial partieron de economistas de la
escuela de Harvard (Mason y Bain). Se ocuparon del estudio de las variables básicas de un mercado: la tecnología, las características de los productos, el número y la cuota de mercado de las empresas que participan y las condiciones (barreras) de entrada y salida de las empresas en los mercados. Estas variables determinan la estructura que tendrá un mercado. Según cuáles sean las características estructurales del mercado las empresas se alejarán de los casos extremos representados por la competencia perfecta y el monopolio, ya que están capacitadas para llevar a cabo comportamientos estratégicos que permitan diferenciar el producto o efectuar una discriminación de precios sobre los consumidores. Las conductas empresariales que llevan a cabo las empresas permiten Volver al índice
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alejarse de las condiciones de competencia perfecta y mantener un determinado poder de mercado. Las actuaciones de las empresas en materia de tecnología, en la elección del ámbito de los mercados en los que operan y en las prácticas competitivas determinan el funcionamiento del mercado (eficiencia económica, intensidad innovadora, variedad de los productos, etc) y los resultados empresariales. Como consecuencia tenemos el paradigma tradicional Estructura
Conducta
Resultados
En él se establece una secuencia unidireccional entre la estructura del mercado, el comportamiento de la empresa y los resultados empresariales. Según esta interpretación las características estructurales de los mercados determinan el comportamiento de las empresas y, en último término, los resultados obtenidos por los agentes que participan en el mercado. Estos estudios iniciales de Harvard fueron, esencialmente, empíricos utilizando profusamente la metodología del caso. Su análisis fue enriquecido por las aportaciones de la escuela de Chicago que difiere en diversos aspectos del planteamiento de la escuela de Harvard y, en particular,: a) La metodología económica pues los autores de Chicago defienden la aplicación a los estudios empíricos realizados por los de Harvard de una teoría microeconómica más rigurosa. A partir de la teoría tradicional de precios (microeconomía) abordaron la interacción de los agentes en los mercados bajo los supuestos neoclásicos de maximización de beneficios. b) La defensa del mecanismo de precios en detrimento de la intervención pública. Para esta escuela la mayoría de las imperfecciones de los mercados reales cabe atribuirlas
a
las
intervenciones
gubernamentales
que
entorpecen
su
funcionamiento. La intervención del sector público para corregir los fallos del mercado puede ocasionar fallos de gobierno que alejan los mercados del equilibrio eficiente. Según estos autores el modelo de competencia perfecta ofrece el marco analítico más adecuado para interpretar el funcionamiento de los mercados reales. El poder de mercado se da en pocas ocasiones y si existe su presencia es siempre Volver al índice
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esporádica, ya que la amenaza que representa la entrada en el mercado de nuevas empresas ejerce la presión suficiente para volver a la disciplina competitiva (contestable markets). Desde la década de los setenta del siglo pasado las contribuciones principales han estado orientadas a abrir la caja negra que constituye la empresa en la teoría neoclásica de los mercados, dentro de este apartado analizaremos la teoría de los costes de
transacción y la teoría del principal-agente, y al análisis
dinámico de la economía, en particular el análisis de la innovación y la invención en la empresa y el mercado. Los estudios sobre la innovación interpretan la economía como un proceso de destrucción creativa. Las empresas compiten en base a su capacidad para innovar en los procesos de producción y en el desarrollo de nuevos productos. El concepto dinámico de la economía es debido a la escuela Austriaca cuyo principal representante es J. Schumpeter. Para hacer frente a las limitaciones de los análisis deterministas y unidireccionales aparece una nueva corriente de aportaciones teóricas que se conoce genéricamente como Nueva Economía Industrial (NEI). Destaca como elemento que disciplina la conducta de las empresas la competencia potencial e incorpora los aspectos dinámicos relacionados con el esfuerzo innovador de la empresa. Para esta escuela, aunque el paradigma ECR constituye una buena aproximación descriptiva del funcionamiento de los mercados, está limitado por el carácter unidireccional de las relaciones existentes entre los elementos de la estructura, la conducta y los resultados. Realmente no existe una sola secuencia determinista que vaya de las condiciones estructurales de los mercados a los resultados, sino que la relación casual puede tener lugar en una dirección inversa (los resultados inciden sobre la conducta de las empresas y también sobre la estructura del mercado) o bien puede influir en las dos direcciones. Por ejemplo. a) Los esfuerzos de una empresa en investigación puede traducirse en un producto nuevo o bien un nuevo proceso que mejore la tecnología de la empresa que afecta a las condiciones de costes y de demanda, dando lugar a un cambio en la estructura de mercado.
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b) Los gastos en publicidad que realizan determinadas empresas permiten fidelizar a los consumidores a un tipo determinado de productos, dando lugar a cambios en el comportamiento de la demanda, la fijación de precios y, en último término, la estructura del mercado. Teniendo en cuenta estas aportaciones el nuevo diseño del paradigma es el siguiente
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Este esquema aborda las causas que establecen los resultados de las empresas en relación a las condiciones básicas de la industria, la estructura del mercado y la conducta de las empresas. Las características de la tecnología y el acceso a las materias primas junto a los elementos que definen la demanda (elasticidad precio, grado de sustitución de los productos, etc.) inciden sobre la estructura de mercado y ésta sobre el comportamiento de las empresas. Junto a estos elementos se consideran las acciones de la Administración Pública que regulan el funcionamiento de los mercados industriales y que influyen sobre la estructura del mercado y la conducta de las empresas: la política industrial mediante la aplicación de impuestos y subvenciones, la regulación del número de productores y el fomento de la competencia inciden sobre el funcionamiento de los mercados. 1.5.
Concentración de mercado.
Como se ha visto anteriormente, la estructura de mercado indica el número de productores y la distribución de la producción en un mercado o una industria determinada, aspectos de gran importancia para conocer la naturaleza de la política de precios que llevan a cabo las empresas. Para conocer esa estructura utilizamos los indicadores de concentración de mercado que reflejan si un mercado se encuentra más cerca de la competencia perfecta o del monopolio. Cuando el valor de la medida de concentración se acerque más a la competencia perfecta, el comportamiento y los resultados de las empresas también se parecerán más a los del mercado competitivo. Contrariamente, cuando el valor del índice de concentración se sitúa más cerca del monopolio, el comportamiento y los resultados de los productores se asemejarán a los del monopolista. Nuestro interés se centra también en el tamaño relativo de las empresas dentro del mercado en el que operan pues el poder de mercado que ejercen depende de su tamaño relativo, o sea de su participación en el conjunto del mercado, y no de su dimensión absoluta. En consecuencia, se pueden identificar dos dimensiones de la concentración: número de empresas y desigualdades de tamaño. Si todas las empresas tienen el mismo tamaño, podemos identificar la estructura de mercado simplemente por el número de empresas, como analizaremos en los modelos de oligopolio. Sin embargo, el mundo real casi nunca se compone de empresas idénticas de manera que el tamaño de Volver al índice
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las empresas importa. Consideremos, por ejemplo, el caso de dos industrias cada una con 100 empresas: En A cada empresa oferta un 1% del mercado mientras en B las dos mayores empresas producen el 90% mientras las restantes 98 producen el 10%. En ambos casos N=100, pero en A el modelo es similar a la competencia perfecta mientras en B es virtualmente un duopolio. Centrándonos en las desigualdades de tamaño consideramos inicialmente la curva de Lorenz, en ella se representa el porcentaje acumulado de la producción de mercado (en ordenadas) frente al porcentaje acumulado de empresas (en abcisas). Las empresas se acumulan desde la más pequeña hasta la más grande.
% acumulado de producción
A
M
% acumulado de empresas a partir de la más pequeña CURVA DE LORENZ En la diagonal todas las empresas son del mismo tamaño, de modo que la desigualdad en el tamaño de las empresas es mayor cuanto más alejada de la diagonal se encuentre la curva de Lorenz. En el siguiente gráfico, la curva I corresponde a una industria en la cual el 30% de empresas más pequeñas explica el 2% de la producción, el siguiente 30% más pequeño explica un 10% más de la producción (un 12% acumulado) y el siguiente 30% explica un 18% más (un 30% acumulado); esto deja que el 10% de empresas más grandes acumulen el 70% de la producción de la industria. Si se diese información sobre los tamaños de todas las empresas de la industria sería posible identificar todos los puntos intermedios entre los mencionados. Hablando ampliamente menos desigualdad en el
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tamaño de las empresas se refleja en curvas de Lorenz más cercanas a la diagonal. Si consideramos que el 30, 60 y 90% de las industrias más pequeñas suponen el 10, 20 y 30% y se reduce la proporción de las mayores al 40% obtenemos la curva II. Esta curva está en todos los puntos por encima de la curva I, reflejando una distribución de tamaño más igualitaria. Los dos casos limites son la perfecta igualdad dónde todas las empresas son de igual tamaño y la curva es la línea de 45º y el monopolio dónde sólo una empresa explica virtualmente el tamaño de toda la industria y la curva sigue la línea horizontal hasta el 100% en cuyo punto sube la línea vertical. Cuando las curvas de Lorenz no se cruzan no hay ambigüedad con relación a la clasificación del tamaño de las empresas. Cuando las curvas se intersectan las cosas son menos claras y la desigualdad depende de la rama de la distribución que sea de mayor interés.
En ese caso último y en general se utiliza como una medida resumen de la curva de Lorenz, el índice de Gini G=A/(M+A) de manera que cuanto mayor sea la desigualdad en el tamaño de las empresas mayor es el área A y, por tanto, mayor es el índice de Gini. Obviamente 0≤G≤1.
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Una medida obvia de desigualdad en el tamaño es la varianza3 en la distribución del tamaño. Sin embargo, la varianza es sensible a las unidades de medida y están implicadas las magnitudes absolutas con lo que se define como una mejor medida de desigualdad el coeficiente de variación que es el ratio de la desviación típica de la distribución del tamaño de las empresas del tamaño considerado a su media. Por tanto
Por última consideramos la varianza del logaritmo del tamaño de la empresa. Se define como Esta medida es útil cuando el logaritmo del tamaño de las empresas se distribuye como una distribución normal. Hay extensa evidencia de que en el mundo real muchas distribuciones del tamaño de la empresa pueden ser aproximadas por la distribución lognormal. En ese caso las curvas de Lorenz no se cortan y V2 proporciona una clasificación inequívoca de la desigualdad en el tamaño de las empresas. Medidas de concentración Los índices de desigualdad no consideran el número de empresas sino únicamente su tamaño. Junto a ellos podemos considerar los denominados índices de concentración que reflejan el número de empresas y, en algunos casos, también su tamaño. Por tanto, un indicador de concentración del mercado debe ofrecer información sobre el número y el tamaño relativo de las empresas que actúan en una industria determinada. Es importante que el índice de concentración cumpla tres condiciones: que sea fácil de calcular, independiente de la dimensión del mercado y de interpretación no ambigua. Las medidas de concentración sintetizan en un valor la información que recoge la curva que representa el porcentaje acumulado de la producción de las empresas de un mercado determinado. Ordenado de mayor a menor la cuota de mercado o la producción relativa de las empresas obtenemos la curva de concentración del mercado.
3
Definida como
dónde xi es la producción de la empresa i y es la
producción media de las empresas que componen el mercado
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A
0
8
10
B
C
Número de empresas
CURVA DE CONCENTRACIÓN DEL MERCADO En la figura vemos que las curvas de concentración son cóncavas desde el origen. Cuando las curvas sean muy cóncavas la desigualdad en la distribución de los tamaños relativos será elevada y, en el otro extremo, cuando las empresas tengan el mismo tamaño la curva se convertirá en una línea recta. En el gráfico, la industria A es la más concentrada al ser la más cóncava y situarse siempre por encima de las otras dos industrias. En cambio es más difícil afirmar entre B y C cuál de las dos es más concentrada. Hasta la octava empresa la industria C es más concentrada que la B, pero después pasa a tener la industria B el mayor nivel de concentración. Cuando las curvas se cruzan no es posible establecer el grado de concentración de manera unívoca, sin determinar un criterio de ponderación que prime las empresas con mayor tamaño relativo o las empresas con menor dimensión relativa. Los indicadores recogen en un valor numérico la información recogida en las curvas de concentración. Básicamente tienen en cuenta dos dimensiones de la concentración de los mercados: el número de empresas y la distribución de las cuotas relativas.
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Supongamos que en la industria participan n empresas y que cada empresa tiene un determinado volumen de producción xi (i=1,2…n). El tamaño relativo o la cuota de mercado de la empresa i vendrá dado por si =xi /X dónde X es la producción total del mercado, es decir Si todas las empresas tienen el mismo tamaño un primer indicador es el reciproco del número de empresas R=1/n. Si las empresas son de distinto tamaño podemos considerar los siguientes indices Indice de concentración parcial CRr definido como el porcentaje de la producción de las r empresas más grandes sobre la producción total de la industria.
Donde si es la cuota de mercado de la empresa i. El valor del índice varia entre r/n dónde n es el número total de empresas, que nos daría la mínima concentración pues todas las empresas son del mismo tamaño y 1 que es la situación de máxima concentración pues tendremos un monopolio. El índice de Herfindahl o de Hirschman-Herfindahl tiene en cuenta todos los puntos de la curva de concentración con lo que es un índice de concentración total. Se obtiene sumando los cuadrados de las cuotas de mercado de todas las empresas de la industria. donde si es la cuota de mercado de la empresa i y n el número total de empresas. Toma el valor mínimo de 1/n en el caso de muchas empresas de idéntico tamaño y el valor máximo de 1 en caso de monopolio. Se puede reescribir el índice de Herfindahl en la siguiente forma dónde CV es el coeficiente de variación. Con empresas de igual tamaño H=1/N pues si=1/N para todo i y CV=0. Cuando las empresas sean de distinto tamaño H>1/N y es sensible a la proporción de empresas de mayor tamaño; por ejemplo, si la empresa líder controla la mitad del mercado H debe exceder 0,25 sin importar cuantas otras empresas haya en el mercado. Otra forma de interpretar H es como el reciproco del número equivalente de empresas de igual tamaño. Si por ejemplo en una industria con 100 empresas H es 0,2 , podemos interpretar esa situación como una industria igualmente concentrada de 5 empresas del mismo tamaño. Volver al índice
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Conceptualmente similares a H son un grupo de medidas conocidas como estadísticos de entropía. La más simple es la entropía de primer orden definida por . Cuando todas las empresas son de igual tamaño si=1/N para todo i y E=-N(1/N).log(1/N)=logN pero cuando las empresas son muy desiguales en tamaño E tenderá a cero. De manera que E estará relacionado con ambas dimensiones de la concentración aunque debe tenerse en cuenta que esta medida funciona como una medida inversa, valores bajos indican alta concentración Hannah y Kay generalizan ambos índices, H y E, en la siguiente forma HK=
donde si es la cuota de mercado de la empresa i y a
es un parámetro de sensibilidad. Si a=2, es el reciproco de H. La idea básica es que se selecciona un valor de a dependiendo del peso que se desee atribuir a la parte superior de la distribución de tamaño en relación a la parte inferior. En general valores altos de a dan mayor ponderación al papel de las empresas mayores en la distribución; valores pequeños de a ponen énfasis en la presencia de empresas pequeñas. Simplificando podemos decir que el valor de a refleja la visión del significado de las desigualdades de tamaño en relación al número de empresas. Así si a=0 HK=N de manera que sólo importa el número mientras que cuando a →∞, HK tiende al reciproco de la proporción de la empresa líder, es decir, sólo importan las empresas grandes. Más generalmente, para un valor dado de a HK muestra el número de empresas de igual tamaño que tendrían el mismo nivel de concentración. De esta forma HK es una medida inversa de concentración. Podemos encontrar tres problemas con las medidas de concentración: 1) La existencia de holdings de empresas (empresas puramente financieras cuyos fondos propios sirven únicamente para tomar participaciones, como regla general con fines de control, en un cierto número de sociedades que ejercen una actividad industrial o comercial. Puede ser un medio para concentrar fuertemente el control de las sociedades debido a la estructura piramidal que crea). Si con las medidas de concentración pretendemos medir el poder de mercado, no se debe contabilizar sólo la cuota de una empresa sino la cuota de cada agente decisor.
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2) El nivel de agregación que se elige lo que nos lleva al problema de la definición (en términos geográficos o de producto) del mercado. 3) Son índices estáticos que no reflejan ninguna información sobre la evolución en el tiempo de las cuotas de cada empresa. Para evitarlo se han propuesto diversas medidas de volatilidad o inestabilidad de las cuotas de mercado con el objeto de medir la intensidad de la competencia a lo largo del tiempo. Una de las más usuales es el índice de inestabilidad I que se define como I varía entre 0, que corresponde a una situación en la que todas las empresas mantienen su cuota de mercado o nivel de estabilidad minimo y 1 en el que todas las empresas con cuota de mercado en el primer período no tienen ninguna en éste (salen del mercado) o nivel de inestabilidad máxima.
APÉNDICE En este curso se suponen conocidos por el alumno los casos extremos de monopolio y competencia perfecta. No obstante enunciamos a continuación los teoremas fundamentales de la economía del bienestar: Primer Teorema: En una situación de equilibrio perfectamente competitivo la asignación de los recursos será óptima en el sentido de Pareto (según este criterio si cuando se dan otros fines a los recursos de que dispone una sociedad, aumenta al menos el bienestar económico de una persona sin reducir el de ninguna otra, ha aumentado el bienestar económico de la sociedad. En consecuencia, existe una situación óptima en el sentido de Pareto cuando ya no es posible reasignar los recursos con el fin de aumentar el bienestar económico de una persona si no es a expensas de otra). Segundo Teorema: Cualquier asignación de recursos óptima en el sentido de Pareto, que sea lógicamente viable en una economía, puede obtenerse como resultado de los procesos del mercado competitivo, siempre que la dotación inicial de recursos de la economía pueda redistribuirse de una manera adecuada entre los agentes.
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Ejercicios4 1. Estudiar y analizar la clasificación nacional de acitividades económicas. ¿Cómo se relaciona con lo estudiado en este tema? 2. Analizar el tamaño de las empresas españolas por sectores económicos. ¿En qué mercados hay mayor concentración y/o desigualdad?.
4
Para los problemas relacionados con los diversos temas de este libro nos remitimos al libro “Ejercicios de Economía Industrial” del mismo autor.
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TEMA 2. EL MONOPOLIO
2.1.
Los mercados no competitivos
Cuando falta alguna de las características que determinan un mercado competitivo — elevado número de compradores y de vendedores, producto homogéneo, perfecta transparencia y libre movilidad de recursos productivos—, se habla de mercados no competitivos o de competencia imperfecta. En ellos, los compradores o los vendedores tienen capacidad para influir en el mercado. Los mercados no competitivos más destacados son el oligopolio, el monopolio y la competencia monopolística. Las diferencias más notables entre estas tres organizaciones de mercado están en la oferta; la demanda, en todos los casos, está compuesta por muchos individuos. En el caso del monopolio, al que vamos a dedicar este tema, la oferta está atendida por una única empresa que, como es de suponer, tiene cierto poder en el mercado. En el oligopolio la oferta la atienden pocas empresas. Cuando sólo son dos, recibe el nombre de duopolio. Algunos ejemplos de oligopolio son los mercados de vehículos, telefonía, combustible y energía eléctrica. En los mercados que funcionan en régimen de competencia monopolística la oferta está compuesta por muchos individuos. La particularidad principal es que cada uno ofrece un bien (o un servicio) diferenciado del de los demás, lo que hace posible que los demandantes puedan distinguir el producto que ofrece cada empresa y elegir entre uno u otro. Por otra parte, el toque propio que cada oferente da a su bien le permite fidelizar al cliente y tener cierto poder sobre él, por ejemplo diferenciando el precio. De aquí el nombre —que, de alguna manera, es contradictorio— de competencia monopolística. Algunos ejemplos de este mercado son las peluquerías y los restaurantes. En cualquier ciudad hay bastantes peluquerías y el ciudadano (el demandante) puede elegir libremente entre una u otra, pero el corte de pelo no es idéntico en todas; cada una da un toque particular al servicio que presta, y cada demandante acude a la que ofrece el servicio que más se ajusta a su gusto. Lo mismo pasa con los restaurantes; la paella que prepara cada uno es distinta de la de los demás y el demandante tenderá a repetir en el que lo hace de la forma que prefiere.
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2.2. El equilibrio del monopolio. Las curvas de demanda y oferta del monopolista Una empresa monopolista se enfrenta a la "verdadera" curva de demanda del mercado, por lo que no cabe distinguir entre la demanda de la industria y la curva de demanda "percibida" por una empresa. Esta "verdadera" curva de demanda tiene normalmente pendiente negativa. De ahí se desprende tanto el poder del monopolista como los límites al mismo. En efecto: 1. Un monopolista no está obligado a aceptar un precio determinado: no es precio aceptante, y por tanto su capacidad de elección es mayor que la mecánica adaptación del nivel de producción. Puede decidir o buscar el precio más adecuado a sus intereses y, como es habitual, una ampliación del conjunto de decisiones tiende a beneficiarle. 2. En particular, ahora el monopolista puede adoptar decisiones no sólo sobre el nivel de producción sino también sobre el precio, convertido en variable endógena. 3. Pero precio y cantidad no son variables absolutamente independientes. Por el contrario, el monopolista está limitado por la disposición a comprar de los consumidores, es decir, por la demanda. En una economía de intercambio voluntario los demandantes no pueden ser obligados a situarse por encima de sus curvas de demanda, por lo que la elección de un precio conlleva la respuesta de la cantidad que, como máximo, están dispuestos a adquirir los consumidores a ese precio, y por tanto sus ventas; análogamente, si el monopolista elige vender una determinada cantidad tiene que reconocer que no puede elevar el precio por encima de la correspondiente a ese nivel de producción sobre la curva de demanda. 4. En particular, que el monopolista se enfrente a la curva de demanda de mercado, con pendiente negativa, supone que para vender una mayor cantidad tiene que aceptar una reducción en el precio o que para percibir un precio más elevado tiene que aceptar una reducción en las ventas. Ello implica que para el monopolista el precio ya no iguala al ingreso marginal. Al aumentar las ventas en una unidad los ingresos totales experimentan dos efectos contrapuestos: a) aumentan en la cuantía percibida por la unidad adicional vendida, es decir, el precio, pero asimismo
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b) se reducen, ya que las unidades vendidas anteriormente lo son ahora a un precio inferior. Gráficamente
PA
A
F
PB
B D qA
qB
El ingreso marginal es la suma de estos dos efectos y, por tanto, es menor que el precio. Mas formalmente, si la demanda está dada por la función p=p(q), el ingreso total es IT=pq1 y el ingreso marginal, IMa =dIT/dq= q dp/dq +p
1), negativo si es mayor que -1(|ε|<1) y cero si la elasticidad de la demanda es igual a -1. (Podemos reescribirlo en la forma Ima=p[1-1/|ε]). Suponemos que el objetivo del monopolista es la maximización de beneficios. Por tanto si su función de costes viene dada por C=C(q), la capacidad de elegir el nivel de producción o el precio lleva a que el problema del monopolista se pueda plantear como: 1. Elegir el nivel de producción, q, que maximiza beneficios: B= p(q).q-C(q) 1
El IMe=IT/q =p o sea es la curva de demanda y, por tanto, es decreciente.
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La condición necesaria de primer orden es dB/dq=p+q dp/dq-dC/dq=0 Los dos primeros términos constituyen el IMa del monopolista y el tercero el CMa. Por tanto la condición equivale a IMa=CMa. La condición de segundo orden es d2B/dq2=d2I/dq2 -d2C/dq2<0. Puesto que el CMa siempre es positivo el monopolista maximizador de beneficios nunca operará en el tramo en que la demanda es inelástica, |ε|<1, ya que ello implica que el ingreso marginal se hace negativo, IMa<0, por lo que no se podría igualar a un CMa positivo. En el caso limite CMa=0, el óptimo del monopolista se encuentra dónde |ε|=1. En general, para CMa>0, el monopolista ha de operar en la región en que la demanda sea elástica, para que el IMa sea también positivo. Gráficamente podemos considerar una primera situación con los ingresos totales y los costes totales. El óptimo se obtendría en los puntos en que mayor sea la distancia vertical entre ambas curvas, punto en el cual las dos funciones tienen la misma pendiente.
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Si consideramos las curvas de ingresos y costes marginales, las situaciones pueden ser cualquiera de las siguientes
En el primer caso puesto que el precio es mayor que el CMe se tendría un área de beneficios igual a la diferencia entre los dos rectángulos. En el segundo el beneficio es cero mientras que en el tercero se tiene una pérdida igual a la diferencia entre los dos rectángulos. En todos los casos los beneficios vienen dados por (p1-CMe1)q1 que es igual a la diferencia CT-IT en el gráfico anterior. 2.3. La oferta en el monopolio Una curva de oferta se define como el conjunto de puntos que nos muestran el precio mínimo al cual se venderá cada cantidad. En el caso del monopolio no existe una relación única entre el precio y las cantidades ofrecidas por un monopolista. Volver al índice
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Consideremos en el gráfico anterior el precio p, para él las cantidades q1 y q2 son producidas, asociadas a dos curvas de demanda distintas. Cualquier precio de monopolio particular puede dar lugar a una amplia variedad de niveles de producción, dependiendo de la elasticidad precio de la demanda y la posición de la curva de demanda. Así, para un monopolista no hay una relación única entre precio y cantidad, es decir no hay curva de oferta.
2. 4. Las causas del monopolio. El monopolio natural La aparición y la persistencia en el tiempo de una situación monopolística puede deberse a alguno de los siguientes factores: Patentes sobre nuevas invenciones Las patentes conceden el derecho en exclusiva a la utilización o producción de una innovación. Las patentes se conceden debido a que protegen e incentivan la investigación. Volver al índice
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Sin la perspectiva de obtener una patente las empresas no estarían muy motivadas para invertir en investigación. Si cuando se realiza un descubrimiento importante al propietario de la patente se le concede el monopolio sobre el nuevo producto esto supone un claro estímulo para la investigación. Lógicamente, con el transcurso del tiempo aparecerán nuevos productos que son un sustituto próximo al patentado inicialmente, lo que romperá la situación de monopolio. Control sobre determinadas materias primas necesarias para la producción de un bien Algunas empresas tienen el control prácticamente en exclusiva de determinadas materias primas. Esto les confiere una situación de privilegio en la explotación del recurso o en la utilización del mismo para la producción. Esta situación implica la posibilidad de producir con menores costes que cualquier otra empresa Franquicias de mercado La administración pública, tanto a nivel central como local, suele conceder a ciertas empresas el derecho en exclusiva de vender algún bien o de prestar ciertos servicios. Así por ejemplo, los ayuntamientos suelen otorgar a una única empresa mediante una concesión administrativa el derecho a prestar los servicios de transporte urbano. En cualquier caso debe señalarse que el sistema de franquicia no sólo lo emplea la administración sino también las empresas privadas. Así ciertas empresas que lanzan al mercado determinados productos, diferenciados mediante una marca, suelen conceder el derecho exclusivo para vender productos de esa marca en una zona determinada. El coste de establecer una planta eficiente En ciertos casos son razones puramente económicas las que aconsejan el establecimiento de un monopolio ya que incluso contando con una única empresa la producción se llevará a cabo en el tramo descendente de su curva de costes. En este caso estaríamos ante lo que se denomina un monopolio natural. Éste se presenta cuando hay rendimientos crecientes a escala o economías de escala. Los rendimientos crecientes suelen aparecer ligados a la presencia de factores indivisibles, como la maquinaria y ciertos equipos altamente especializados. Así, es posible producir artesanalmente un automóvil, pero la tecnología utilizada para su producción en cadena difiere enormemente de la que se podría emplear en la producción artesanal. Resulta técnicamente imposible adaptar la Volver al índice
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misma maquinaria a niveles muy distintos de producción. La mayor eficiencia de la maquinaria diseñada para la producción en cadena con altos niveles de producción ocasiona la "indivisibilidad" generadora de las economías de escala. La existencia de economías de escala supone una barrera natural a la entrada de competidores. Una empresa que opera en las condiciones citadas puede desbancar a cualquier competidor de tamaño reducido, apoyándose en el hecho de que sus costes por unidad se reducen a medida que se eleva la producción. Los monopolios naturales se suelen presentar en servicios públicos tales como la generación de energía eléctrica, la red de conducción de gas natural, el servicio de teléfonos y el abastecimiento de agua. Por lo general las empresas que prestan estos servicios suelen estar reguladas y en ellas el precio y la producción están sujetos a control estatal. También es frecuente que estas empresas sean públicas. Fusiones y adquisiciones Una empresa con buen acceso a fuentes de financiación podría adquirir a todas sus competidoras eliminando la competencia y asegurándose una posición dominante en el mercado. Sin embargo, las autoridades de defensa de la competencia deben decidir la aprobación o el rechazo de todas aquellas fusiones o adquisiciones sospechosas de aumentar la posición dominante de las empresas resultantes, por lo que es una vía complicada aunque no imposible de crear un monopolio. Incompatibilidad de estándares El producto de una empresa puede convertirse en un producto básico o estándar que le permitirá mantener una posición dominante eliminando de forma progresiva a la competencia. En esta situación los consumidores se enfrentan a costes hundidos al haber invertido tiempo y dinero en aprender a utilizar un producto, y no desearán cambiar a otros productos, ya que esto les obligaría a volver a realizar el gasto, de forma que se crea cierta lealtad a la marca. Los costes de cambio pueden provenir de varias fuentes como, por ejemplo, los costes de aprender a utilizar un nuevo producto, inversiones en bienes complementarios, la pérdida de ciertos beneficios de red, identificación de la calidad real de los nuevos productos, una menos aceptable relación entre calidad y precio y preferencias del consumidor.
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2.5. Efectos del poder de monopolio Examinamos que ocurre cuando un mercado se convierte en un monopolio. Como se ha visto, los principales efectos son recorte en el output, subida de precios y exceso de beneficios. Sin embargo los efectos pueden ser complejos y algunos de ellos no son obvios, por ello los evaluamos paso a paso. a) Elasticidad de la curva de demanda. Como se ha estudiado en la lección 1 el indice de Lerner viene dado por la expresión L=(P-CM)/P =1/ε en el caso de un monopolio. Esta expresión nos indica que cuando mayor sea la elasticidad menor será el poder de monopolio. Si la curva de demanda es muy elástica, próxima a la horizontalidad, el bien que consideremos tendrá sustitutivos muy próximos lo que imposibilita una situación de monopolio. b) Ineficiencia-X. Libre de presiones competitivas, el monopolista puede relajar sus esfuerzos. Pueden disminuir o desaparecer los controles de costes y bajar los esfuerzos realizados porque todos los que trabajan para la empresa saben que hay un cojin de beneficios excesivos, Esta negligencia puede absorber algunos de los beneficios del monopolio. La reducción de los beneficios contables ocultará entonces parte del impacto real del monopolio. c) Distorsión en la localización. El monopolio puede distorsionar la asignación de recursos por 1) disminuir el output desde el nivel más eficiente y 2) colocar una cuña entre precio y coste marginal. El recorte en el output fuerza a algunos de los inputs a venderse en otros mercados donde su valor economico es menor, Estas distorsiones se mueven a través de los mercados adyacentes al total de la economía. El monopolio es una parte de la economía que distorsiona la asignación en el sistema completo. Cuanto mayor sea la industria monopolizada y más severos los efectos directos, mayor es el daño económico. d) Pérdida de bienestar. El monopolio provoca una pérdida de bienestar en relación a la competencia perfecta pues la cantidad producida es menor y el precio es mayor. Esta pérdida se puede medir de forma análoga al triángulo de Harberger del tema 1 Suponiendo que los CM son constantes e iguales a c tendríamos
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Pm
A Pc
qm
qc
El área del triángulo A viene dada por area A= ½ (qc –qm)/(pm-pc) 2.6. Límites al poder de mercado La existencia de una única empresa en un mercado no le garantiza con total certidumbre la posibilidad de obtener beneficios extraordinarios. Los denominados mercados impugnables, los bienes duraderos o el comercio internacional son algunas de las situaciones en las que la empresa puede verse obligada a actuar como precio aceptante perdiendo, en una situación extrema, todo su poder. Mercados impugnables (contestable markets) El mantenimiento del poder de mercado a largo plazo no es posible si el mercado no está protegido por barreras de entrada. Sin embargo, todo mercado , salvo que existen beneficios extraordinarios, es potencialmente atacable, por muy protegido que esté, si una empresa puede tener la seguridad, llegado el momento en que ya no es rentable permanecer en el mismo, que puede salir libremente. Es decir, el mercado o la industria no tienen costes hundidos. Si la salida no está obstaculizada, la amenaza de la competencia potencial obliga a que las empresas ya instaladas, incluso si hay un monopolio, se comporten como si estuviesen en un mercado de competencia perfecta. Supongamos que esto último no sucede. La presencia de beneficios extraordinarios haría que se produjese un flujo de entradas de nuevos competidores que sólo se detendría cuando la competencia entre las empresas hubiera decrementado el precio en la cuantía
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suficiente para que desapareciesen los incentivos a la entrada (beneficios extraordinarios nulos). Al no ser ya rentable permanecer en la industria siempre se puede empezar de nuevo en cualquier otro sitio. Sin embargo, si se produce una salida masiva, no por ello volvería a aumentar el precio el monopolio porque las empresas podrían reentrar de nuevo sin incurrir en ningún coste que, posteriormente no puedan recuperar. Lo que se acaba de describir es un mercado impugnable. Concretamente en este tipo de mercados se deben dar las siguientes características: Todas las empresas tienen acceso a la misma tecnología, lo que impide que existan ventajas absolutas en costes. Pueden existir costes fijos de producción pero éstos nunca deben ser hundidos. Las empresas instaladas no pueden modificar los precios instantáneamente en caso de producirse una entrada evitando así que no quede espacio para la entrante- y los consumidores responden de manera inmediata a una variación en el precio, siendo ésta la variable relevante para decidir a qué compañía comprar. Si se cumplen estas tres condiciones, una empresa competidora potencial no tiene ninguna desventaja respecto a las empresas ya instaladas. Además, la ausencia de costes hundidos implica que la salida es gratuita al poder recuperar los costes fijos. Aunque los mercados impugnables son una mera entelequia teórica pues es imposible encontrar una industria en la que se cumplan las condiciones anteriores, sirvieron a finales de los 70 y principios de los 80 como una justificación teórica para la privatización de monopolios públicos y la eliminación de regulaciones en muchas industrias con la excusa de que el mercado ya se encargaría de poner en su lugar a aquellas empresas que intentasen vender sus productos a precios por encima del coste marginal. Las consecuencias de esas políticas fueron vertiginosos aumentos del precio de productos y servicios básicos y el aumento de poder de mercado de las empresas más poderosas en las industrias en las que se aplicaron estas desregulaciones. Es digna de mención la critica de W. Shepherd. “Considera que es más precisa la denominación entrada ultralibre. Las condiciones anteriores en forma abstracta, pura parecen hacer nulo incluso un monopolio total, empujando los precios a los niveles
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competitivos. Si la empresa incumbente sube el precio incluso un simple céntimo de euro, será instantáneamente y totalmente desplazada por un nuevo entrante. Sin embargo, las suposiciones del modelo son contradictorias, si la entrada es suficientemente trivial, puede en efecto evitar una respuesta. Pero la entrada ultralibre también supone entrada total. Las dos suposiciones están en contradicción directa una de la otra. Si la entrada es trivial, no tiene fuerza. Si es total, o incluso meramente significativa, entonces la suposición de no respuesta no es sostenible. La empresa incumbente realizará todos los posibles esfuerzos para impedir la entrada. Además, la teoría es ingenua y estática, con sólo un precio. Ignora la posible discriminación estratégica por la incumbente, que puede impedir la entrada de forma decisiva mientras permite beneficios excesivos. También los costes hundidos son normalmente difíciles de medir. Los autores han intentado aplicar la teoría a casos a gran escala implicando líneas aéreas, servicios telefónico a larga distancia y ferrocarriles. Sin embargo, ninguno de estos mercados permite la entrada ultralibre. De hecho, la teoría no es aplicable a ningún mercado conocido. Ni es robusta: si las condiciones reales se apartan ligeramente de cualquiera de sus suposiciones entonces las consecuencias derivadas de ella son falsas. Es fácil rechazar la entrada ultralibre porque sus elementos clave contradicen la realidad. Si las suposiciones extremas no se cumplen exactamente, el miedo a la entrada no anulará un monopolio; la teoría no es robusta. Realmente, un competidos real es usualmente más importante que un competidor potencial. La competencia potencial es meramente secundaria, mezclándose con otras condiciones. Como ocurre a menudo, una brillante idea ha sido exagerada y sobrevendida por sus entusiastas autores. El debate subsiguiente reduce el concepto y lo coloca en el lugar apropiado, situándose entre otras ideas. En último extremo, la impugnabilidad ofrece perspicacia, pero no afecta al papel central de la estructura del mercado”.2
2
Tomado de “The Economics of Industrial Organization” de W. Shepherd y J. Shepherd.
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Bienes duraderos y la conjetura de Coase Cuando los bienes son perecederos, el acto de consumir el bien en un periodo impide que éste esté disponible para su utilización posterior, renovándose la demanda dirigida al eventual monopolista periodo tras periodo. Sin embargo, si los bienes son duraderos éstos si que pueden estar disponibles en periodos futuros y, por tanto, la durabilidad puede poner en peligro el poder de mercado de un monopolista al crear, él mismo, su competencia futura. Consideremos, por ejemplo, dos periodos: hoy y mañana. El consumidor que adquiere el bien hoy, por las propias características del mismo, no volverá a realizar la compra mañana. Esta ausencia de compras repetidas plantea un problema al monopolista. Si fija hoy el precio de monopolio, le comprarán los consumidores cuyo precio de reserva sea superior o igual a dicho precio, pero mañana sólo le quedará una demanda residual (aquellos consumidores que no han comprado hoy) y, si quiere seguir en el mercado, deberá disminuir el precio, ya que los clientes potenciales tienen un precio de reserva menor. El monopolista para vender, deberá reducir el precio. En tal caso, si los consumidores saben que mañana el precio disminuirá, pospondrán sus compras para no tener que pagar hoy un precio más alto. En el límite, si el bien tiene una duración ilimitada, el único precio que podría fijar el monopolista sería el competitivo. Si el monopolista quiere ejercer su poder de mercado, debe convencer a los consumidores que no vale la pena esperar, ya que nunca venderá en el futuro a un precio más bajo. Anunciar simplemente que lo hará es una estrategia que carece de credibilidad, ya que es sabido por todos los consumidores que está en su propio interés hacerlo. Por ello deberá comprometerse con la opción de que nunca reducirá el precio incurriendo en costes hundidos para que sea inviable económicamente el desviarse de ese curso de acción. Una vez más, la reputación, la oferta de garantías contractuales de pagar una determinada cantidad a cada comprador del bien hoy, si en el futuro se vende a un precio inferior o devolver el sobre precio pagado en el primer periodo, son algunos medios para conseguir reputación. En suma la posibilidad de cambiar el precio en el futuro, aparentemente benéfica, termina por perjudicar al monopolista. En último término cuanto más corto sea el período transcurrido antes de modificar el precio, menor será la rentabilidad del monopolio (Conjetura de Coase). Es decir, si un monopolista puede cambiar el precio rápidamente pierde por completo su poder de mercado.
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Se pueden oponer algunos argumentos a la conjetura de Coase que, en cierto modo, la invalidan. Si hay consumidores impacientes o snob o simplemente que desean emular al vecino, comprarán el producto cuando se lance al mercado independientemente de que el precio vaya a bajar, y se sepa con seguridad que así va a ocurrir, en el futuro. Se pueden poner muchos ejemplos en que se cumple este contraargumento pero podemos pensar en los artilugios electrónicos tales como el I-phone, el I-pad o los nuevos televisores en 3D que ya están siendo comprados por ese tipo de consumidores aunque ninguna cadena de TV emite en 3D y todos sabemos que su precio nominal bajará a la mitad en un período de dos o tres años. Comercio internacional Un monopolio que no se encuentre protegido contra la competencia tendrá que terminar aceptando la entrada de nuevas empresas y, con ellas, una disminución de su poder de mercado. Concretamente, todas las restricciones y obstáculos que dificulten el comercio internacional favorecen el poder de mercado de las empresa localizadas en el país que las establece, Por ello, su eliminación limita el poder de mercado y, al obligarlas a ser más competitivas para no ser eliminadas del mercado, promueven una mayor eficiencia. Además, la apertura del país a los flujos de comercio internacional, si sus mercados nacionales son relativamente pequeños por comparación a sus homónimos a escala mundial, convertiría a cualquier monopolio existente en una industria necesariamente precio-aceptante difuminándose todo su poder de mercado. Este argumento se ha demostrado falaz pues existe una fuerte asimetría en la penetración de industrias de los países desarrollados en los países en desarrollo. Además gran parte de los productos que venden los primeros a los segundos están fuertemente subvencionados, lo que impide que las industrias de esos países puedan competir con los extranjeros llevándolas a la bancarrota y la consiguiente pérdida de puestos de trabajo. Por otra parte las empresas multinacionales suelen establecerse en otros países con fuertes campañas publicitarias y de precios bajos hasta que consiguen expulsar del mercado a las industrias autóctonas momento en que vuelven a utilizar prácticas monopolísticas. 2.7 La regulación del monopolio. Regulación de precios. Establecimiento de impuestos sobre los monopolios Dada la pérdida de eficiencia que supone el monopolio en relación con la competencia perfecta, no resulta extraño que se hayan sugerido diversas propuestas para Volver al índice
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tratar de regular el funcionamiento del monopolio, con el objetivo último de reducir las ineficiencias con él asociadas. Se han sugerido varias políticas para regular los monopolios con el objetivo de reducir la pérdida en bienestar. Estas sugerencias se agrupan en cuatro categorías básicas: 1) regulación de precios, 2) impuestos de suma fija, 3) impuestos por unidad y 4) leyes antimonopolio. Regulación de precios Supongamos que los monopolistas no pueden cobrar un precio más alto que un precio tope p. ¿Cómo seleccionarían los monopolistas la producción que maximice las ganancias?. Para contestar esta pregunta se tiene que determinar la curva de ingreso marginal con un precio tope, y después determinar la producción que maximice las ganancias mediante la intersección de la curva del ingreso marginal y la curva del costo marginal. La figura nos muestra la curva del ingreso marginal cuando el gobierno impone un precio tope
p
D
IM
A lo largo de la escala de producción 0 a Q el precio es constante y, por consiguiente, IM=precio=p. A partir de este punto el precio se obtiene de la parte pertinente de la curva de la demanda y el ingreso marginal quedad determinado por la parte correspondiente de la curva IM con inclinación descendente. Por lo tanto la curva de ingreso marginal con un precio tope es la línea que va desde el precio tope a C y a partir de ahí la original. Se pueden considerar tres situaciones dependiendo de si el precio tope es inferior, igual a, o más alto que el precio que se obtiene de la intersección de la curva de demanda y de la curva del costo marginal. El caso en que p está al nivel donde la curva del costo marginal
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intersecta la de demanda es el más claro. En este caso la solución de monopolio, tal como vemos en el gráfico, coincide con la competitiva y no hay pérdida de bienestar.
En el siguiente gráfico se muestra el caso dónde el precio está regulado por debajo del nivel competitivo
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En este caso el precio que cobra el monopolista es inferior al precio competitivo, pero la cantidad producida también es inferior a la de la producción competitiva. El equilibrio competitivo se encuentra en el punto A y el equilibrio del monopolista en el punto B. La pérdida de bienestar se obtiene del triángulo ABE. Sin embargo, la pérdida de bienestar relacionada con un monopolio no regulado es igual al triángulo ACD. Por ello al imponer un precio tope se reduce el costo de bienestar del monopolio. Obsérvese, sin embargo, que se ha obtenido este resultado porque p está por encima del nivel del punto C, que es el punto de intersección entre la curva CM y la curva IM. Si p está por debajo de este punto, entonces la producción con la regulación de precios será inferior que Qm ( la producción con un monopolio no regulado) y el costo de bienestar será más alto que con un monopolio no regulado. Por consiguiente no tiene sentido regular el precio a un nivel por debajo del que proporciona el punto C donde IM=CM. Por último, en la siguiente figura se muestra el caso donde el precio regulado está por encima del nivel competitivo
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Cuando no existe regulación la cantidad producida por el monopolista es Qm y el precio cobrado es pm. Con la regulación de precios la cantidad producida es Q y el precio cobrado p. Por lo tanto la cantidad es más alta y el precio es inferior. Sin embargo, p es más alto que el precio competitivo pc y Q es inferior a la cantidad competitiva Qc. El coste de bienestar del monopolio no regulado es ACD y el coste del bienestar del monopolio con precio regulado es ABE, que es inferior. El resultado es similar al del caso anterior excepto en que ahora el precio es más alto que el costo marginal y, por consiguiente, el monopolista tiene mayores ganancias. Por lo tanto, la diferencia básica entre los dos casos se encuentra en las ganancias que obtiene el monopolista. Fijación de precios por el costo promedio. Supongamos que las autoridades económicas desean eliminar todos los beneficios que obtiene el monopolista y para ello le obligan a establecer un precio igual al coste medio, esto es, al nivel en que la curva de coste medio intersecta a la curva de demanda. Como podemos observar en el gráfico el precio sería inferior al competitivo siendo la producción superior.
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Hay una pérdida de bienestar representada por el triángulo sombreado en la figura. Observemos que en esta ocasión la pérdida de bienestar se debe al exceso de producción el aumento en la satisfacción del cliente es menor que el aumento en el coste de los recursos. La fijación de precios por el coste marginal Se puede suponer que el criterio de fijación de precio que se le impone al monopolista es el del coste marginal, de forma que el precio se establece al nivel correspondiente a la intersección de la curva de demanda y la de costes marginales. Al monopolista se le exige, además, que produzca toda la cantidad que se demanda a ese precio, de forma que la cantidad lanzada al mercado sea socialmente óptima.
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Impuestos de suma fija Puesto que este tipo de impuestos es como un costo fijo la curva CM para el monopolista no cambia. Por tanto la producción y el precio permanecen sin cambios. El único cambio es que disminuyen las ganancias del monopolista. Por lo tanto no existen cambios en el costo de bienestar, en la forma en que se ha estado midiendo. Tan sólo habrá alguna redistribución del ingreso.
Impuesto por unidad El caso de un impuesto por unidad es diferente. Este ocasiona un desplazamiento ascendente en la curva CM por una cantidad igual al impuesto. El efecto es que disminuye la cantidad producida y aumenta el precio, aunque el aumento en el precio es inferior al importe del impuesto por unidad. En la figura siguiente vemos un ejemplo
Para mayor sencillez se ha supuesto que CM es constante, por lo que la curva CM es horizontal. CM1 es la curva de coste marginal inicial, Q1 es la producción inicial y p1 es el Volver al índice
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precio. Al establecerse un impuesto por unidad la curva CM se desplaza en forma ascendente hasta CM2. Q2 es la nueva cantidad y p2 el nuevo precio.
Leyes antimonopolio y regulación de los monopolios Existe la convicción de que el monopolio provoca pérdidas de bienestar no sólo en cuanto a los aspectos de ineficiencia sino también que la distribución del ingreso del monopolio va en detrimento del ideal de equidad. Por lo tanto sobre la base tanto de eficiencia como de equidad se ha producido un fuerte movimiento hacia la aprobación de leyes contra los monopolios. Durante los últimos años se han aprobado una serie de leyes antimonopolio con la idea de limitarlos y estimular la competencia Estas leyes tienen por objetivo dividir al monopolista en dos o más empresas o bien tratar de impedir que se llegue a formar un monopolio. De esta forma pretenden, no sólo proteger a los consumidores, sino también a las empresas competidoras. El propósito de las leyes antimonopolio es fomentar la competencia, y de esta forma asegurar: 1) la asignación óptima de los recursos de la sociedad entre los mercados y la minimización de los costes dentro de cada mercado, 2) la maximización de la eficiencia dinámica mediante el fomento de una alta tasa de progreso tecnológico, y presionando a las empresas para que realicen innovaciones y 3) el fomento de la equidad mediante la eliminación de la desigualdad en el ingreso creada por las ganancias de monopolio y las restricciones que limitan la oportunidad económica. Además, la competencia también ayuda a lograr otras metas. Puesto que el poder económico no está concentrado en unas pocas manos no se puede utilizar para manipular el proceso político.
2.8. Regulación del monopolio natural Un caso especial de regulación es el del monopolio natural que merece un tratamiento separado Analizamos la presencia de rendimientos crecientes a escala o economías de escala y las posibles soluciones. Como ya sabemos, una industria goza de rendimientos crecientes a escala o economías de escala cuando los costes medios de producción decrecen a medida que aumenta la cantidad producida por cualquiera de las empresas de ese sector. Las economías de escala se manifiestan
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claramente en los sectores en los que las empresas han de satisfacer un coste fijo para poder iniciar la producción. Cuando los costes por unidad producida decrecen indefinidamente respecto a la cantidad producida se dice que nos encontramos ante una actividad con características de monopolio natural. Es decir, una actividad se denomina monopolio natural cuando goza de rendimientos crecientes al aumentar la escala de la producción de un bien o servicio. Muchos gobiernos han justificado reiteradamente que determinadas empresas, tanto públicas como privadas, adquiriesen la condición de monopolios legales en la prestación de determinados bienes y servicios, para conseguir que la empresa monopolista en el mercado alcanzara el nivel de producción que se corresponde con el coste medio más bajo para satisfacer toda la demanda. Ahora bien, la existencia de una sola empresa en una industria con rendimientos crecientes a escala se traducirá en mejoras en la asignación de recursos, y por tanto en el bienestar social, siempre y cuando las ventajas que se derivan de las economías de escala se traduzcan en precios menores para los consumidores. La decisión pública de que una sola empresa sea el monopolio legal en la prestación de un bien o servicio sometido a rendimientos crecientes a escala no evita que el monopolista tenga incentivos poderosos para fijar precios superiores a los costes medios de producción. En el caso de las actividades que tienen características de monopolio natural, el problema para la política industrial es evitar que la empresa que obtiene el privilegio legal de ser la única empresa habilitada para producir un bien o servicio se comporte como un monopolista y abuse de su posición de dominio en el mercado. El temor a que toda empresa que consiga un monopolio legal en la producción de un bien o servicio se comporte como tal monopolio, infringiendo una pérdida de bienestar social, explica que tradicionalmente los gobiernos hayan mantenido o bien el carácter público de las empresas que prestan servicios a través de redes, o bien el carácter de empresas sometidas a regulación. Se pueden arbitrar por parte del sector público diferentes métodos de regulación. Estudiamos inicialmente la regulación de
precios como un óptimo de primer orden. Los
llamados precios óptimos son aquellos que consiguen maximizar el bienestar social, es decir, los que permiten que los productores presten el bien o el servicio al mínimo coste posible mientras los consumidores obtienen la máxima utilidad posible.
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El modelo de competencia perfecta muestra que el precio óptimo es aquel que iguala al coste marginal de producción. En el caso del monopolio natural, si el regulador fija el precio igual al coste marginal de producción el regulado tiene pérdidas ya que la estructura de costes del monopolio natural hace que el coste medio de producción sea superior al coste marginal de la última unidad producida. Si el regulador fija el precio igual al coste marginal, el monopolista producirá la cantidad socialmente óptima siempre y cuando se le compense por las pérdidas que soporta. Si el Estado financia las pérdidas del monopolista se conseguirá la eficiencia asignativa en el mercado sometido a regulación. En este caso, la eficiencia en el conjunto de la economía se conseguirá siempre y cuando el Estado financie las pérdidas sin distorsionar, a través de impuestos, la asignación de recursos en otros mercados.
Precio óptimo de primer orden
CMe p1=CMa
CMa
q1
Ahora bien, para evitar las pérdidas del monopolista, el regulador puede fijar el precio igual al coste medio (precio óptimo de segundo orden). En este caso, tal como muestra la figura siguiente, se produce una pérdida de bienestar igual al área ABC relacionada con la insatisfacción de aquellos consumidores que dejan de consumir la cantidad que va de q1 (producción socialmente óptima) a q2 (producción sin pérdidas para el monopolista).
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p=CMe
A
p=CMa
C
q2
B
q2
Finalmente estas pérdidas de bienestar se pueden evitar a través de las tarifas óptimas de doble tramo que consisten en una cuota fija para cada consumidor para financiar los costes fijos de la prestación del servicio más un precio igual al coste marginal para cada unidad consumida del bien o servicio de manera que: P3 =F/N +c En este caso, la cantidad óptima sería la correspondiente al precio óptimo de primer orden y las pérdidas que afrontaría se financiarían con una cuota que es equivalente a un impuesto de capitación sobre los consumidores del bien o servicio. En la práctica, no obstante, en el momento de fijar los precios óptimos, el regulador afronta grandes problemas de información sobre la estructura de costes de las empresas reguladas. Además, aun suponiendo que el regulador pudiera conocer los costes de las empresas reguladas (supuesto difícil por las asimetrías en el acceso a la información), los mecanismos de fijación de precio óptimo generan poderosos incentivos para que las empresas reguladas aumenten los costes de producción. La empresa regulada sabe que todo incremento de coste será compensado por el aumento en los precios regulados por lo que carece de incentivos para controlar sus costes. Incluso puede predecirse que las empresas reguladas con precios óptimos aumentarán sus costes medios para conseguir que el precio regulado se acerque al precio que fijarían en situación de monopolio.
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De esta forma, el compromiso del regulador con la fijación de precios óptimos y la reacción estratégica de la empresa regulada genera una serie de ineficiencias. En el caso de los precios óptimos de primer orden, el regulador fija el precio igual al coste marginal y compensa las pérdidas del monopolio con una subvención equivalente a la diferencia entre el precio de monopolio y el coste marginal para todas y cada una de las unidades consumidas (esta subvención equivale al área pmADc de la figura anterior). En ese caso, el consumo es óptimo pero el regulador compensa al monopolista por unos costes medios que son excesivos. La ineficiencia productiva del monopolista equivale a la diferencia entre el precio del monopolio y el coste medio que podría alcanzar el monopolista para todas y cada una de las unidades consumidas (equivale al área pmABE de la figura) En el caso de los precios óptimos de segundo orden, el regulador fija el precio de monopolio al observar la nueva curva de costes medios de la empresa regulada. De esta manera los consumidores se ven forzados a consumir una cantidad mucho menor de la que sería socialmente eficiente (qm en vez de q1). Se produce una ineficiencia productiva equivalente a la diferencia entre el precio de monopolio y los costes medios de producción que podría alcanzar
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el monopolista en el óptimo para cada una de las cantidades consumidas (que equivale al área pmFJE). Además se produce una ineficiencia asignativa por la pérdida de excedente del consumidor equivalente al área FDK. La pérdida en el excedente es pmFDC. Por tanto, en el caso del monopolio natural, no sólo falla el mercado, sino que también fallan los gobiernos. Para evitar el fracaso de la intervención pública, en los últimos años una parte de la literatura sobre regulación se ha centrado en estudiar los mecanismos de regulación con incentivos como la llamada regulación de precios máximos, la competencia por comparación y la subasta competitiva de licencias o concesiones a corto plazo por la prestación de servicios en régimen de monopolio. Un proceso generalizado en los últimos tiempos ha sido la introducción de competencia en determinados mercados que hasta ahora se reservaban a empresas monopolísticas tales como las telecomunicaciones y otras actividades de red. La figura siguiente muestra por qué en algunas situaciones la desregulación, es decir, la introducción de competencia en mercados regulados, puede ser una alternativa que mejore la eficiencia asignativa y productiva respecto a la situación de captura considerada anteriormente. Por una parte, la presencia de competidores en el mercado incentiva a las empresas a controlar los costes y a operar en la curva de coste medios que resulta de minimizar los costes totales de la empresa.
A
Pm
C
Pcm B
CMe
CMa Qi,cm
qm
nqi,cm
En el caso de que la demanda sea suficientemente elevada en relación con los costes fijos, o bien que los costes fijos no sean excesivos para la función de demanda, la introducción de competencia en un mercado con economías de escala en la producción lleva a una situación
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de mayor cantidad consumida y menores precios respecto a la situación de monopolio. El bienestar social aumenta en una cantidad equivalente al área del triángulo ABC, mientras que el excedente del consumidor aumenta en un importe equivalente al área pm ACpcm . En el caso de la telefonía, la desregulación de los servicios de telefonía no local genera sin duda situaciones de duplicación de red que ponen de manifiesto que las operadoras no aprovechan las economías de escala en la producción. Sin embargo, la constitución nodal de la red permite asegurar un alto nivel de demanda y unos costes fijos de instalación de infraestructura no excesivos respecto a esta demanda. De este modo, parece que la entrada de nuevos competidores puede mejorar el bienestar respecto a una situación de monopolio a pesar de que las nuevas operadoras no aprovechen al máximo las economías de escala de la producción de servicios de telefonía. En estos casos la introducción de competencia puede ser considerada como un óptimo de segundo orden respecto a la regulación, y a la vez una amenaza creíble para evitar la captura del regulador en aquellas actividades todavía reguladas pero que pueden estar sujetas a la introducción de competencia que mejore el bienestar social.
2.5. El monosopnio y el monopolio bilateral El poder de mercado puede aparecer en ambos lados del mercado. Si existe un único comprador que se enfrenta a la verdadera curva de oferta del mercado decimos que existe un monopsonio. Puede referirse tanto a un producto como a un factor de producción. El tratamiento es simétrico respecto al del monopolio. Ahora el monopsonista si quiere comprar más unidades ha de aceptar un mayor precio (siempre que la curva de oferta tenga pendiente positiva) tanto para las unidades adicionales como para las que adquiría anteriormente. Por tanto el coste marginal para el monopsonista viene por encima de la curva de oferta de forma análoga a cómo la curva de IMa del monopolista venía por debajo de la curva de demanda, según observamos en la gráfica
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D
GM
PC
C
S=GMe
A
B
Pmon
Qmon
Qc
Pérdida de bienestar provocada por una situación de monopsonio
El monopsonista comprará unidades del bien (producto intermedio o factor de producción) hasta que la última unidad comprada reporte un valor o utilidad adicional igual a su coste. El beneficio adicional que reporta la compra de una unidad más del bien se denomina valor marginal. En la compra de factores productivos la curva de demanda nos indica la cantidad de factor productivo que se comprará a cada precio. Si el precio del factor es w, el precio del producto final es pQ y la contribución a la producción de una cantidad adicional de factor es dL/dQ=PMQ se tiene w=p.PMQ que es la curva de demanda del factor dónde p.PMQ es el valor marginal o valor del producto marginal. Analíticamente, si la curva de oferta es q=S(p) o p=s-1(q), el monopsonista maximizará B=hy(q)-p(q)q
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siendo p,q el precio y la cantidad del input adquirido por el monopsonista e y(q) la función de producción del monopsonista que transforma el input en un producto, que vende en un mercado competitivo al precio h (éste es un mero supuesto simplificador). El problema del monopsonista puede verse como la elección de q para maximizar sus beneficios. Se representa gráficamente en la figura anterior. Análogamente al caso del monopolio determinaremos primero la cantidad óptima de factor y luego su precio sobre su curva de oferta. El primer paso requiere: dB/dq=hdy/dq-qdp/dq-p=0 El término hdy/dq recoge la contribución de q a los ingresos del monopsonista. En este caso sería el valor del producto marginal de q en la producción de y (si y no se vendiese en un mercado competitivo sería el ingreso del producto marginal). Hay que destacar que ahora estas curvas no son curvas de demanda de input, ya que no expresan la relación entre precio y cantidad de input, por determinarse el precio del input sobre su curva de oferta y no sobre la de CMa. (es análogo a la incorrección de considerar la curva de CMa del monopolio como curva de oferta). Los dos últimos términos recogen el coste marginal del input: CMa=p+qdp/dq que es mayor que el precio del input p siempre que dp/dq>0, o sea si la curva de oferta del input tiene pendiente positiva. La maximización de beneficios del monopsonista implica pues la igualación del IMa generado por q con su CMa.
Monopolio bilateral Cuando en un mercado existe un único comprador y un único vendedor se dice que hay un monopolio bilateral. Es una situación relativamente frecuente en la economía produciéndose siempre que el intercambio recae sobre bienes y servicios muy específicos. En general, las relaciones entre empresas dan lugar a un entramado de relaciones
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contractuales complejas adoptando, en ciertas ocasiones, la forma de monopolio bilateral como sería el caso de contratos de suministro o de distribución en exclusiva. Cualquier relación de monopolio bilateral se caracteriza por 1) las partes implicadas desean llegar a un acuerdo (cooperación) ya que esto les beneficia mutuamente y 2) la existencia de un conflicto de intereses respecto a la distribución de los beneficios logrados por la cooperación. Por ello, los procesos de negociación entre las partes juegan un papel crucial y la incidencia en el resultado final de la capacidad y/o habilidad negociadora es innegable. Al poder influenciar ambas partes la relación de intercambio, el precio está indeterminado, beneficiando unos precios elevados (bajos) al vendedor (comprador) teniendo ambas interés en conseguir el más favorable para sus intereses.
GM
S=GM
Pmon
IMa
Q m
Qmon
Pm
D=IMe
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Ejercicios 1. Identifique y analice un caso de monopolio. ¿Qué ventajas obtiene ese monopolista de su posición?. ¿Cuáles son las razones por las que tiene esa posición dominante?. ¿Cómo afecta esa posición a los consumidores? 2. Identifique y analice un caso de monopolio natural en España. Estudie la forma en que está regulado. Diga si esa regulación beneficia o perjudica a los consumidores.
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TEMA 3. LA FIJACIÓN DE PRECIOS CON PODER DE MERCADO 3.1. El poder de mercado en la práctica. Discriminación de precios El poder de mercado se manifiesta en un amplio abanico de prácticas empresariales, algunas de las cuales pueden aumentar la eficiencia. Tales prácticas pueden dividirse normalmente en dos categorías: las estrategias basadas en el precio y las que se fundamentan en cualquier otra variable. Sin embargo, todas tienen el común denominador de traspasar, bajo la forma de beneficios, una parte del excedente del consumidor al monopolista. Estrategias basadas en el precio En un mercado perfectamente competitivo, a cada comprador se le cobra el mismo precio por cada unidad del bien particular. Puesto que el producto es homogéneo y como, además, suponemos perfecta información por parte de los compradores, no pueden existir diferencias en el precio de unidades de calidad constante. Cualquier vendedor que tratara de cobrar un precio mayor que el precio corriente, se encontraría con que nadie le compra el producto. Hasta ahora hemos supuesto que los monopolistas cobraban el mismo precio a todos los consumidores por todas las unidades. Sin embargo, un monopolista puede estar en la capacidad de cobrarle a diferentes personas diferentes precios y/o de cobrar diferentes precios unitarios por unidades sucesivas adquiridas por un comprador determinado. Cada una de estas posibilidades o una combinación de ellas se conoce como discriminación de precios. La razón por la cual a una empresa le interesa comprometerse en un proceso de discriminación de precios se debe al hecho de que, donde sea posible, dicha práctica conducirá a una situación de mayores ingresos y mayores ganancias a partir del mismo nivel de producción y ventas unitarias. Existen tres condiciones necesarias para que exista discriminación de precios: a. La empresa debe tener algún poder de mercado b. La empresa debe ser capaz de separar los mercados, tanto en términos de identificar las personas o las unidades de producción con sus respectivos segmentos del mercado, como en términos de evitar la reventa entre los diferentes mercados. c. Los compradores en los diferentes mercados deben tener diferentes elasticidadesprecio de la demanda. Volver al índice
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Es necesario, además, que estas dos o más clases identificables de compradores puedan ser separadas a un costo razonable. Adicionalmente el monopolista debe estar en capacidad de evitar, al menos parcialmente, la reventa del producto por parte de aquellos compradores que pagaron un precio bajo hacia aquellos a quienes se les cobraría un precio más alto. El propósito fundamental de las políticas discriminatorias es absorber una mayor parte del excedente de los consumidores, cargando precios o tarifas distintas según consumidores, en general aprovechando su heterogeneidad, su diversa disposición a pagar según sea el paquete a adquirir, etc. Naturalmente ello requiere una mayor precisión que el caso convencional de "igual precio para cada unidad y cada consumidor" y precisa una razonable información sobre los consumidores y además la posibilidad de evitar fenómenos como la "reventa", ya mencionada, entre diversos consumidores de unidades compradas a distintos precios. Realizamos dos clasificaciones de la discriminación de precios: La primera se basa en la forma de hacer la discriminación. En ella podemos distinguir entre selección por indicadores: Se produce cuando la empresa tiene información sobre los clientes correlacionada con la demanda que puede ser públicamente verificable y, por tanto, utilizable para el establecimiento de precios diferentes. Un ejemplo son los precios especiales para estudiantes o jubilados. Existe autoselección cuando aunque el vendedor conociendo la heterogeneidad de preferencias entre los consumidores no consigue diferenciarlos, pero puede hacer discriminación entre ellos a través del establecimiento de ofertas conjuntas que incluyan otros elementos además del precio. Un ejemplo son las tarifas reducidas de los aviones que requieren que el pasajero pernocte en el lugar de destino durante el fin de semana. Con lo que discrimina implícitamente entre los viajes de negocios que se hacen durante la semana y los viajes turísticos. Otro ejemplo es la segmentación del mercado del libro a través del lanzamiento inicial de libros con tapas duras y precio elevado para más tarde realizar una reedición con tapas blandas y precios más bajos. La segunda se basa en la naturaleza del proceso de discriminación de precios. En ella distinguimos entre 1. Discriminación de primer grado o perfecta, que da lugar a que el monopolista se apropie íntegramente del excedente de los consumidores. Volver al índice
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2. Discriminación de segundo grado, cuando se extrae parte del excedente a base de vender por "bloques" de cantidad o calidad distinta, de forma que los precios asociados a las distintas unidades que puede comprar un consumidor difieran. 3. Discriminación de tercer grado, cuando se vende a precios distintos a consumidores diferenciados (pero cada consumidor paga el mismo precio por todas las unidades que adquiere) por alguna característica observable, segmentándose de forma efectiva el mercado. 3.2. La discriminación de precios de primer grado La discriminación de precios de primer grado o perfecta es una situación en la que el vendedor fija precios diferentes para cada consumidor y para cada unidad comprada por cada consumidor de manera que extrae todo el excedente del consumidor. En ella el monopolista cobra a cada consumidor y por cada unidad que adquiere, un precio igual a la disposición marginal a pagar de ese consumidor por la correspondiente unidad del bien. La consecuencia de este procedimiento de discriminación es que el monopolista se apropia de la totalidad del excedente del consumidor que genera el mercado cuando todas las unidades se venden al mismo precio. En este caso la maximización del beneficio por parte del monopolista supone alcanzar aquel nivel de producción para el cual el precio cobrado por la última unidad es igual al coste marginal. Los beneficios totales serán ahora mayores tanto por el mayor nivel de producción como por la apropiación del excedente del consumidor representado por el área situada por debajo de la curva de demanda
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Este tipo de discriminación requiere de toda una serie de condiciones que hacen muy difícil la utilización de este procedimiento en la práctica: a. Problemas de información, debiendo el monopolista ser capaz de identificar a cada uno de los consumidores procediendo a una segmentación del mercado individuo por individuo. b. Problemas de "revelación" de las preferencias de los consumidores y por tanto de su disposición máxima a pagar. No sólo se trata de un problema de información enorme, sino del incentivo de los consumidores a "disimular" a la baja sus verdaderos deseos del bien, si sabe que se le va a cobrar en base a ellos. c. Problemas de heterogeneidad de los consumidores, que hacen insuficiente una tarifa en dos partes, ya que el "excedente máximo del consumidor asociado a qc puede ser distinto para cada tipo. d. Además de los habituales problemas de reventa o transferencia entre consumidores. e. En no pocos casos, problemas legales o compromisos de "igual precio" o "igual trato". No obstante, podemos diseñar algunos modelos en los que se aplica este tipo de discriminación. Supongamos que los consumidores sólo adquieren una unidad del bien (como las suscripciones a periódicos o revistas) el monopolista podría ordenar a los distintos consumidores según sus distintas disposiciones a pagar (en orden decreciente de mayor a menor). En tal caso, en una determinada industria con n consumidores se tendría un conjunto de n precios de reserva p1 >p2 >p3 >….pn . Este conjunto de precios de reserva constituye la demanda de mercado del monopolista, y si éste los conoce con exactitud, a cada uno de ellos les cobrará precisamente dicho precio. Esta situación se representa en el gráfico siguiente dónde se supone que el coste marginal de producción es constante. El monopolista deseará vender unidades sucesivas del bien hasta que el ingreso marginal sea igual al coste marginal. Lo interesante de este caso es que, al fijar tantos precios diferentes como unidades vende, la curva de ingreso marginal coincidirá con la de demanda. Por ello venderá la cantidad q* alcanzando la eficiencia asignativa pues la cantidad realmente vendida es equivalente a la que se intercambiaría en una industria perfectamente
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competitiva. Sin embargo, la distribución de la renta ha cambiado radicalmente, ya que el monopolista ha sido capaz de extraer la totalidad del excedente de los consumidores.
Alternativamente se puede utilizar otro enfoque, suponiendo que el monopolista realiza ofertas del tipo “todo o nada” a los distintos consumidores, aplicando una tarifa en dos partes. Es decir, un precio que consta de un canon fijo que se debe pagar por tener derecho a adquirir el bien a un determinado precio, p, y una parte variable que dependerá de la cantidad consumida. Su estructura sería del tipo T=F+pq, siendo F el canon fijo y T el desembolso total que debe pagar el consumidor. Supongamos ahora que los n consumidores tienen demandas idénticas. Para cada uno de ellos podemos considerar su curva de demanda individual equivalente a la curva de demanda de un consumidor representativo siendo la curva de coste marginal la misma que la del caso anterior. Ahora aplicamos la siguiente tarifa en dos partes: el precio aplicado será c, pero para poder adquirir todas las unidades que se deseen del bien a ese precio se deberá pagar un canon fijo exactamente igual a su excedente del consumidor. De esta Volver al índice
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forma si desea consumir la cantidad final elegida, debe pagar una determinada suma monetaria equivalente a T=F+cq. De esta forma el monopolista extrae la totalidad del excedente del consumidor para cada uno de los n consumidores.
Los problemas con que se enfrenta en la práctica la discriminación perfecta han llevado a distinguir otros dos tipos distintos de discriminación que, si bien carecen de una clara fundamentación teórica, resultan más realistas en cuando a las posibilidades de realización. Estos dos nuevos tipos de discriminación surgen al tener en cuenta que en la discriminación perfecta se distingue tanto entre consumidores como entre las distintas unidades del bien. 3.3. Discriminación de precios de segundo grado En la discriminación de precios de segundo grado la empresa sabe que sus consumidores son heterogéneos pero no conoce las características de los mismos. Sin Volver al índice
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poder identificarlos, no cabe segmentar el mercado y aplicar precios distintos en cada submercado; lo único que cabe hacer es proponer diferentes alternativas de consumo y que los consumidores seleccionen entre ellas. Este sería el caso de la venta de una bebida en envases de diferente capacidad y, en general, ofrecer descuentos a partir de una determinada cantidad adquirida dada la menor disposición a pagar de los consumidores conforme aumenta el número de unidades consumidas. Es decir, estructuras de precios no lineales. Supongamos que hay dos tipos de consumidores, unos con una demanda elevada y otros con una demanda reducida. Caso de poder identificar a los consumidores y poder evitar la reventa, nos encontramos en el caso anterior. El monopolista aplica una tarifa en dos partes a cada grupo en donde la parte variable sería igual al coste marginal y la parte fija, en cada grupo, sería igual al excedente del consumidor tipo en cada uno de ellos apropiándose de la totalidad del excedente de los consumidores. Sin embargo, esto no es lo más habitual. El monopolista no puede identificar a los consumidores y, en el caso más favorable, sólo sabe, o intuye, las proporciones relativas de cada grupo en la población. Al no poder aplicar tarifas distintas a los diferentes tipos de consumidores, deberá elegir unos valores únicos de F y p. Supongamos que fija un precio de venta igual al coste marginal y la parte fija se hace igual al excedente del grupo de mayor demanda. Entonces ninguno de los consumidores del grupo de baja demanda comprará el bien y si desea vender a ambos grupos deberá establecer la parte fija de la tarifa igual al excedente del consumidor del grupo de menor demanda. Sin embargo puede aumentar sus beneficios si aumenta el precio, por ejemplo en ∆p (disminuyendo la parte fija), tal como se representa en la gráfica dónde las curvas de demanda D1 y D2 corresponden, respectivamente, a un consumidor representativo de cada grupo.
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Ahora, para que el consumidor de menor demanda siga consumiendo, la parte fija de la tarifa debería disminuir en la misma cuantía en que ha disminuido su excedente al haber aumentado p. Es decir, la suma de las áreas 2 y 3 del gráfico. Sin embargo, como p>c, el área 2 son beneficios obtenidos al vender la cantidad correspondiente. En relación al consumidor de demanda alta, la reducción de la parte fija de la tarifa también representa una merma de los beneficios de la empresa en una cuantía 2+3, si bien es, asimismo, cierto que ahora, debido al margen entre precio y coste medio, gana el equivalente a 2+3+4, de forma que los beneficios del monopolista aumentan en una magnitud equivalente al área 4. Si dicha área es mayor que la 3, le sería de interés aplicar esta política al aumentar sus beneficios totales. Aunque no podemos determinar de antemano cuál debe ser el precio que se debe fijar finalmente si podemos señalar sus límites. Si p=pm el precio de monopolio sin Volver al índice
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discriminación y se reduce el precio en una pequeña cuantía, el cambio en los beneficios es insignificante y, en la medida en que p disminuye, la parte fija de la tarifa puede aumentar de forma que los beneficios provenientes de la parte fija aumentan. Por lo tanto c
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interior). Suponemos una empresa productora de automóviles que vende en los países 1 y 2, carga precios P1 y P2, y genera ingresos marginales IM1 e IM2. Para maximizar el beneficio la empresa debe igualar sus ingresos marginales, pues en caso contrario sacaría automóviles del país con ingreso marginal más bajo y los vendería en el país con ingreso marginal más alto). Además la empresa debe igualar los ingresos marginales a los costes marginales. En otras palabras, operará donde el coste extra de producir una unidad más es igual al ingreso extra ganado al venderla. Así CM=IM1=IM2 Puesto que los ingresos marginales se pueden expresar en la forma P1(1-1/ε1 )= P2(1-1/ε2) Se sigue que si, por ejemplo, ε1 >ε2 (la demanda en el país 1 es más elástica) entonces P1
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Un caso particular de este modelo corresponde a la situación en la que el vendedor tiene una capacidad limitada y un coste marginal nulo hasta llegar al nivel de capacidad (puede ser el caso de una aerolínea con dos tipos de consumidores en un vuelo determinado o el de un estadio de fútbol con dos tipos de espectadores: socios y no socios). En ese caso las condiciones de optimización son P1(1-1/ε1 )= P2(1-1/ε2 ) y q1 +q2 =K Inicialmente sería posible distinguir subgrupos dentro de cada grupo y así sucesivamente (por ejemplo, en zonas: norte, centro y sur dentro del mercado interno). De hecho, los beneficios variables del vendedor aumentan con cada nueva división. Hay dos limitaciones a que la empresa siga discriminando precios. Por una parte los costes de la segmentación, principalmente los costes de administración. Por otra, la posibilidad de que se produzcan reventas de productos. Por ejemplo, si los costes de transporte entre el norte y el sur son muy bajos entonces el vendedor no podrá fijar precios muy diferentes entre los dos mercados. La posibilidad de reventa, además es una de las causas por las que la discriminación de precios es más difícil cuando se trata de bienes que cuando se trata de servicios. 3.5. Discriminación intertemporal. Precios pico-valle 3.6. Estrategias no basadas en el precio Se pueden utilizar otras estrategias que aunque no sean estrictamente discriminación de precios, los resultados obtenidos por la empresa son equivalentes a los de la discriminación. Éste sería el caso de las ventas ligadas o las ventas por lotes. Tales estrategias consisten en vender dos o más bienes en un mismo paquete, de forma que la adquisición de una determinada cantidad de un bien se condiciona a la compra de otro producto no pudiéndose conseguir por separado. La diferencia más significativa entre ambas prácticas radica en que, en el caso de la venta por lotes, los productos vinculados normalmente se combinan en proporciones fijas mientras que en las ventas ligadas, las condiciones son menos restrictivas. En algunos casos se recurre a las ventas ligadas por razones diferentes a la discriminación de precios. Entre otras:
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Eficiencia. La complementariedad entre bienes puede hacer que muchas veces sea más eficiente su venta conjunta que por separado. Por ejemplo el caso de los zapatos o los bienes complejos, tales como los coches, que se forman a partir de una multitud de componentes. Garantía de calidad. Una empresa puede encadenar dos productos o servicios debido a que los sustitutos en el mercado pueden no ser tan buenos como los productos de la empresa. Si los consumidores recurren a ellos y esto provoca disfunciones podría dañar a la reputación de la empresa. Descuentos: utilizando ventas encadenadas, la empresa puede ofrecer descuentos encubiertos sin que las empresas rivales la descubran. Regulaciones: En algunos casos, las ventas encadenadas permiten a las empresas evadir ciertas regulaciones, ya sea de precios o de la tasa de beneficio, sobre todo en el caso de los servicios públicos. No obstante la principal razón para la utilización de este tipo de estrategias es la obtención del máximo beneficio. 3.7. Ventas por lotes, conjuntas o cestas de bienes En el caso de las ventas por lotes supongamos que una empresa monopoliza la producción de dos bienes. Por ejemplo, imaginemos que una plataforma de televisión ofrece dos canales A y B. La empresa puede ofrecer los productos A y B por separado o los dos canales encadenados. ¿Obtendrá mayor beneficio de vender los productos por separado o en paquetes?. La respuesta dependerá de la valoración que hagan los consumidores de los distintos productos por separado y del paquete. Supongamos que el monopolista vende a dos consumidores. El consumidor 1 está dispuesto a pagar como máximo 100 euros por el producto A y 50 euros por el B, caso de venderse de forma separada. El consumidor 2 pagaría 120 euros por el producto A y 3 euros por el producto B. En esta situación, la cantidad que cada individuo está dispuesto a pagar por el bien A es independiente de la compra o no del producto B. Asimismo, y sin pérdida de generalidad, se puede suponer que el coste de producción es cero y así l maximización de beneficios coincidirá con la maximización de los ingresos por ventas a ambos tipos de consumidores. Volver al índice
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A
B
Venta conjunta
Consum. 1
100
50
150
Consum. 2
120
30
150
La empresa se enfrenta a dos alternativas: vender sus productos de forma separada o en paquete. En el primer caso, maximizará los beneficios de las ventas del bien A fijando un precio de 100 euros, ya que de esta forma ambos consumidores adquirirán el bien obteniendo un ingreso de 200 euros. De la misma forma, vender el producto B separadamente y maximizar beneficios requiere un precio de 30 euros, ya que así se consigue que los dos consumidores compren el producto, representando un ingreso para el monopolista de 60 euros. Con ello el ingreso total será de 260 euros. Si el monopolista decide vender ambos productos de forma conjunta, los consumidores están dispuestos a pagar un precio máximo de 150 euros por el lote. De manera que el ingreso total será de 300 euros, claramente superior al obtenido anteriormente. Sin embargo este resultado no es general. En el ejemplo considerado existe cierta heterogeneidad relativa entre los consumidores a la hora de valorar los productos por separado, pero una homogeneidad relativa a la hora de considerar la valoración del paquete. En todo caso, el precio del lote no puede ser superior al precio de reserva pues si la valoración del bien deseado es inferior al del lote éste no se compra. Tampoco se puede utilizar esta estrategia para que el monopolista extienda su poder de mercado a bienes que no se producen en régimen de monopolio. Supongamos que el monopolista vende un lote con dos productos: uno producido en régimen de monopolio y otro que puede ser adquirido en un mercado competitivo a un precio pc . El monopolista podría vender su producto a un precio pm o bajo la forma de lote a un precio pm +pc . Sin embargo con el lote sus beneficios serán menores. Dejarían de comprarle aquellos consumidores cuyo precio de reserva es superior a pm pero inferior a pm +pc . Tanto en uno como en otro caso esas razones para ligar productos carecen de justificación. El monopolista también puede utilizar una estrategia mixta. Vender tanto de forma separada como en lotes. Cuando adquirimos un ordenador, poder comprar el equipo y los programas (hardware y software) conjuntamente o por separado. La mayoría de equipos profesionales de fútbol ofrecen entradas para partidos individuales, así como abonos de Volver al índice
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temporada por no mencionar a los restaurantes dónde se puede comer a la carta u optar por el menú. Dejar abierta la posibilidad de elección por el consumidor se debe a la existencia de costes en la provisión del bien así como de la condición anteriormente señalada de las preferencias heterogéneas entre los consumidores. Supongamos una situación hipotética en que un restaurante vende dos platos, el 1 y el 2, producidos cada uno con un coste marginal y medio constante c1 y c2 . De esta forma, el coste de producir un paquete que contiene una unidad de cada producto (menú) es la suma de los costes individuales. Un consumidor comprará los productos por separado o el paquete siempre que el precio que tenga que pagar sea inferior o igual a su precio de reserva. En los ejes del gráfico siguiente se muestran los precios de reserva que los consumidores asignan a cada producto, V1 para el consumidor 1 y V2 para el consumidor 2. Asimismo supongamos que el precio de reserva de un consumidor por el paquete es Vp =V1+V2 . Finalmente, supongamos que los consumidores difieren en los precios de reserva para cada bien por separado, de forma que V1, V2 y Vp son distintos para consumidor. Así cada punto en el gráfico representa una combinación (V1, V2 ) representando los distintos consumidores. Si los platos se venden por separado, cada producto se venderá a su precio de monopolio, p1m y p2m . Al determinar los precios, los consumidores se dividen en cuatro grupos. 1) aquellos que no consumen ningún producto (ya que su valoración de cada uno de ellos es inferior a su precio) al que llamamos grupo A; 2) los que sólo consumen el plato principal, el grupo B; 3) los que sólo comen postre, el grupo C; 4) los que adquieren ambos, el grupo D. El monopolista podría ofrecer, alternativamente, sólo el menú. El precio del paquete se muestra con una línea recta que corta cada uno de los ejes en pp que es el precio del menú. La figura muestra que los consumidores se dividen en dos grupos: aquéllos que compran el paquete a un precio pp, los que están por encima de la recta,y aquellos que no compran nada, los que están por debajo de la recta. Los consumidores del primer grupo tienen precios de reserva para cada bien, tales que su suma es superior o igual a pp mientras que los correspondientes al segundo grupo son inferiores. Por último, una estrategia mixta permite que los consumidores compren tanto los productos por separado, a unos precios específicos, p1 y p2 , como en paquete a un precio p. Si bien en este caso no se requiere que los precios por separado sean los precios del Volver al índice
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monopolio individual y tampoco que el precio del paquete sea el correspondiente al caso anterior, lo que sí es un requisito es que pp
ECp , lo que requiere que V2 0, lo que requiere que V1 >p1 La diferencia pp –p1 se ilustra fácilmente en el gráfico anterior. Dado que la línea pp tiene pendiente menos uno, la distancia ab es igual a la distancia bc, que es equivalente a pp –p1 . De esta forma, todos los puntos debajo de la recta pp-p1 representan consumidores cuyos precios de reserva del bien 2 cumplen Vp1 . De esta forma, todos los consumidores en la zona E compran sólo el bien 1. Siguiendo exactamente el mismo argumento, los consumidores de la zona F sólo compran el bien 2. Las áreas restantes se dividen en la zona G, representando a los consumidores que adquieren el paquete y la zona H, que son consumidores que no compran nada. El gráfico siguiente resume la situación anterior.
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Pp
V1+V2>Pp
V1 >P1m V2>P2m
F
F
G1
G2
P2m
V1 +V 2>Pp
G3
G4
H1
H2
H3
H4
E
E
Pp-‐P2m
P1m
V1+V 2>Pp
Pp-‐P1m
Pp
En E se tiene EC1 =V1-‐P1m y ECp=V1+V2-‐Pp . Para esos puntos ECp 0 pues V1>P1m . Por tanto comprarían sólo el bien 1 En F se tiene EC2 =V2-‐P 2m y ECp =V1+V2-‐Pp .Para esos puntos ECp 0 pues V2>P2m . Por tanto comprarían sólo el bien 2. Para los puntos G se tiene o bien que ambos precios de reserva sean mayores que los respectivos precios máximos, caso de G2 o bien que la suma de ambos precios de reserva sea mayor que Pp que serían los otros tres casos . Por tanto comprarían el lote. Para los puntos H la situación es distinta, por ejemplo para H2 tenemos que Pp-‐P2m P1m +P2m como Pp
que los consumidores situados en esos puntos no comprarían ni el lote ni los bienes por separado.
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3.8.Ventas ligadas Las ventas ligadas difieren de las ventas por lotes en dos aspectos fundamentales. En primer lugar , se encadena la venta de dos o más productos sin necesidad de especificar la cantidad que debe comprarse de cada uno de ellos. Es decir, se relaja el supuesto de coeficientes fijos. En segundo lugar, los productos ligados normalmente exhiben una relación de complementariedad. Por ejemplo, las impresores requieren cartuchos de tinta de recambio; reproductores de CD´s y discos etc.. Esta situación es relativamente frecuente. En muchas situaciones, los productores fabrican un bien básico que se consume en una cantidad fija, normalmente una unidad 8ordenadores, fotocopiadoras, cámaras fotográficas, impresoras, reproductores de CD´s o DVD´s) mientras que un bien complementario (programas de ordenador, papel, tinta, tarjetas SD, CD´s o DVD´s o servicios de mantenimiento) se consumen en cantidad variable. En este caso el fabricante del bien básico aumentará sus beneficios si puede conseguir que los consumidores también le compren el producto relacionado. En esta situación, la relación de complementariedad entre los productos permite actuar de forma estratégica. En algunas ocasiones, el fabricante deseará que el bien complementario pueda seer producido por otras empresas permitiendo la compatibilidad entre su producto básico y los productos complementarios. En otras ocasiones, al monopolista le interesará que los consumidores le compren a él y no a otros, de forma que puede diseñar ambos productos de tal suerte que las características sean tan específicas que sólo el fabricante puede producirlos. Es decir, deliberadamente crea una incompatibilidad con los productos complementarios que podrían producir otras empresas ampliando su poder de mercado hacia los productos relacionados. La compatibilidad puede aumentar la demanda por el producto básico de un monopolista. Ante la existencia de diferentes preferencias de los consumidores, la compatibilidad permitiría acceder a los distintos segmentos al adaptarse mejor a las preferencias personales. Además, al aumentar el número de usuarios, se genera un efecto positivo que favorece la utilización del bien. Sin embargo, la incompatibilidad también tiene aspectos positivos, al menos para el mantenimiento del poder de mercado pues actúa como una barrera a la entrada de competidores. Si el monopolista fideliza a la clientela, la oferta de nuevos sistemas –el conjunto del bien básico y los bienes complementarios- no afectará en gran medida a sus ventas y, por consiguiente, a su cuota de mercado. Volver al índice
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Si una empresa que monopoliza la producción de un bien básico y un bien complementario, relacionados tecnológicamente de forma que no hay sustitutivos disponibles, opta por una venta ligada equivaldría a una discriminación de precios de segundo grado. Es decir, se puede entender como una tarifa en dos partes, T=F+pq, dónde F es el precio del bien básico y p el precio del bien relacionado. Supongamos que un consumidor, si decide comprar, adquiere solo una unidad del bien básico y q unidades del bien complementario (Esto ocurrirá siempre que la utilidad obtenida Vi-T sea positiva siendo Vi el precio de reserva del consumidor). Asimismo, supongamos que el monopolista produce el bien básico a un coste k y el bien complementario a un coste c por unidad. Si los consumidores son homogéneos y la información es perfecta, los beneficios serían máximos si se fija un precio por el bien complementario igual a su coste marginal p0c, y una F equivalente al excedente del consumidor cuando compra la cantidad asociada a p=c. Análogamente, si los consumidores son heterogéneos y no es posible saber a qué grupo pertenece cada uno de ellos, la maximización de beneficios requiere que el monopolista aumente el precio del bien complementario que se vende en cantidades variables, mientras reduce el precio que exige por el bien básico (es una situación análoga a una discriminación de 2º grado). En esta situación, los costes de producción del artículo básico son irrelevantes para la fijación óptima de precios, si bien determinarán los beneficios e influirán en la decisión de atender ambos grupos de consumidores. En estas circunstancias, las ventas ligadas reducen el excedente de los consumidores. Si éstos comprasen el bien complementario en un mercado competitivo a un precio de c y el básico al monopolio, su precio no podría superar al excedente del consumidor del tipo que lo valorase menos, y la cantidad intercambiada sería la máxima posible. Con las ventas ligadas, por el contrario, y suponiendo que al monopolista le interese vender a todos los tipos posibles de consumidores, al fijar un precio mayor por el precio complementario, la cantidad intercambiada se reduciría y, por tanto, el excedente de los consumidores. En este contexto, esta práctica permite algunas veces segmentar el mercado con la posibilidad de imponer Fs variables. El consumo del producto variable señaliza la utilización que hacen los consumidores del bien básico dando un indicio de su valoración relativa del mismo. Unas mayores compras de q indicarían una mayor disposición a pagar una precio más elevado por el producto básico. Si una empresa que fabrica fotocopiadoras Volver al índice
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alquila los equipos y obliga a comprar los recambios al proveedor, dado que una mayor número de fotocopias obliga a gastar más de los mismos, la empresa puede variar el precio del alquiler entre usuarios en función de su consumo.
Ejercicios. 1) Identifique casos reales de discriminación de precios en diferentes mercados. ¿De qué forma afectan a los consumidores? 2) En los supermercados y grandes almacenes a veces se ofertan de forma conjunta varios productos. Analice un caso real que usted haya observado, caracterizelo y considere la forma en que afecta a los consumidores. ¿Aumenta el bienestar del consumidor? ¿Y el bienestar social?.
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TEMA 4. JUEGOS ESTÁTICOS Y OLIGOPOLIO 4.1. Conceptos básicos en teoría de juegos La teoría de los juegos es una disciplina matemática diseñada para tratar rigurosamente el comportamiento óptimo de los participantes en juegos de estrategia y determinar los equilibrios resultantes. Existen varias formas de describir un juego. Nosotros consideramos la forma estratégica y la forma extensiva. En términos generales, la forma extensiva presenta una descripción "extensa" de un juego, mientras que la estratégica presenta un resumen "reducido." La forma extensa o extensiva del juego describe con gran detalle la secuencia de movimientos de los jugadores y su efecto en ellos. En el caso de la forma estratégica (o forma normal) un juego se describe especificando el posible comportamiento dentro de las reglas del juego que, en ningún caso, pueden ser ambiguas Podemos realizar distintas clasificaciones de los juegos. En primer lugar distinguimos entre juegos cooperativos y no cooperativos. La diferencia radica en las posibilidades de comunicación, negociación y coordinación que se permite a los jugadores. Los juegos no cooperativos son aquellos en los que cada agente actúa siguiendo exclusivamente su propio interés y los jugadores no pueden firmar acuerdos vinculantes. A medida que ampliamos las posibilidades de cooperación, de comunicación y firma de contratos, los juegos pasan a ser cooperativos. Los juegos no cooperativos se pueden subdividir, en función del grado de contraposición de intereses de los agentes en juegos de suma cero o juegos representativos de situaciones estrictamente competitivas donde los intereses de los agentes están totalmente contrapuestos o en juegos de suma no cero, los más usuales, donde los intereses no son totalmente contrapuestos. Si los pagos asociados a cada curso de acción se conocen por todos, diremos que los participantes gozan de información común, o si alguno posee más que otro, e incluso si unos creen que el otro/s la tiene, en tal caso diremos que la información es asimétrica. Volver al índice
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Por último es importante precisar la secuencia con la que los jugadores adoptan sus decisiones y la duración de la interrelación. En relación al primer aspecto tenemos juegos simultáneos y secuenciales. El primero se dará cuando cada jugador elige su opción antes de conocer cuál es la elegida por los demás. Por lo tanto, las decisiones se adoptan según las expectativas que se tengan acerca de cómo se comportarán los otros. Por el contrario, en los juegos secuenciales, un jugador adopta su opción antes de que los otros decidan efectuar la suya, conociéndose ésta por los demás en el momento de tomar su decisión. En los secuenciales, siempre se pueden emprender acciones estratégicas. Es decir, emprender una acción el que mueve primero con vistas a influir en las expectativas de los demás acerca de cómo se comportará para que éstos actúen en conformidad con los deseos de quien la emprendió. 4.2. Matriz de pagos, estrategias dominantes y equilibrios de Nash Suponemos un juego con dos jugadores, información común, simultaneidad de acciones y un sólo período. En él los jugadores realizan determinados movimientos o estrategias, por ejemplo, eligiendo distintos niveles de producción. Podemos representar las distintas estrategias de cada empresa mediante la matriz de ganancias o pagos siguiente, en la que las estrategias A y B de cada empresa representan diferentes elecciones de los niveles de producción, dadas unas condiciones de demanda y de costes conocidas, y los números de las casillas representan las ganancias, los beneficios, que obtienen, respectivamente, cada empresa siguiendo cada una de las estrategias. (Empresa X en horizontales y Empresa Y en verticales). •
•
Estrategia A
•
Estrategia B
•
Estrategia 1
•
500, 500
•
300, 300
•
Estrategia 2
•
250, 250
•
125, 125
Consideremos las opciones de la empresa
Y. Si la empresa X elige la
estrategia 1, la Y decidirá elegir la A porque las ganancias son mayores (500>300). Por Volver al índice
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otra parte, si la empresa X elige la estrategia 2, la Y seguirá eligiendo la A porque las ganancias que obtiene siguen siendo mayores (250>125). Por lo tanto, la empresa Y siempre elegirá la estrategia A. Pasando a la empresa X, si la Y elige la estrategia A, la X obtendrá mayores beneficios eligiendo la 1 (500>250). Si la empresa Y elige la estrategia B, la X elegirá la 1 para maximizar sus ganancias. Por lo tanto, las dos empresas elegirán siempre la estrategia A por lo que ésta se denomina estrategia dominante, y el juego tiene un equilibrio único. Una estrategia dominante es aquella situación en la que cada jugador elige una estrategia determinada cualquiera que sea la elegida por su adversario. Los equilibrios de las estrategias dominantes están muy bien cuando se producen, pero esto no ocurre con frecuencia. Por ejemplo si consideramos la siguiente matriz de ganancias •
Estrategia C
•
Estrategia D
•
Estrategia 1
•
350, 350
•
350,300
•
Estrategia 2
•
300. 450
•
400,400
La empresa X elige la estrategia 1 en respuesta a la estrategia C de la Y, pero la estrategia 2 en respuesta a la estrategia D. La empresa Y, por el contrario, tiene una estrategia dominante y siempre prefiere la estrategia C (porque si la empresa X elige esa estrategia, 1, genera a la empresa Y 350>300 y si elige la estrategia 2, C genera a la empresa Y 450>400. Por lo tanto, en esta matriz de ganancias no existe ningún resultado que corresponda a estrategias dominantes; la decisión de la empresa X depende de la elección de la estrategia de la Y. Dado esa situación necesitamos desarrollar un concepto de equilibrio más débil que el de la estrategia dominante. Se dice que las estrategias de los dos jugadores generan un equilibrio de Nash si cada una de las estrategias elegidas maximiza las ganancias, dada la elección del otro jugador. Dicho de otra forma, un par de Volver al índice
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estrategias es un equilibrio de Nash si la elección del primer jugador es óptima, dada la del segundo, y la del segundo es óptima dada la del primero. Se puede interpretar como un par de expectativas sobre la elección de cada persona tal que, cuando la otra revela su elección, ninguna de las dos quiere cambiar de conducta. En el caso anterior (1,C) constituye un equilibrio de Nash. El concepto plantea algunos problemas. En primer lugar un juego puede tener más de un equilibrio de Nash. En segundo lugar existen juegos en los que no hay equilibrio de Nash. Consideremos el juego dado por la siguiente matriz de pagos •
•
Estrategia A
•
Estrategia B
•
Estrategía 1
•
200, 100
•
0, 0
•
Estrategía 2
•
0, 0
•
100, 200
Las estrategias (1,A) constituyen un equilibrio de Nash pero también las (2,B). Sin embargo, si consideramos la siguiente matriz de pagos vemos que no existe ningún equilibrio de Nash Estrategia A
Estrategia B
Estrategia 1
0, 0
0, -100
Estrategia 2
100, 0
-100, 300
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4.3. El dilema del prisionero Otro problema que plantea el equilibrio de Nash es que no conduce necesariamente a situaciones eficientes o de maximización del bienestar social. El siguiente juego conocido como dilema del prisionero nos ilustra este aspecto: Dos sospechosos son interrogados en habitaciones separadas sobre su participación en una falta grave y una leve. Cada uno de ellos tiene la posibilidad de confesar y de implicar al otro o de negarse a confesar. No pueden comunicarse entre sí. Si ambos permanecen en silencio, serán condenados por la falta leve, pero si confiesan hay suficientes pruebas para condenar a cualquiera de ellos por la falta grave. Si habla uno de ellos y el otro no, el que no hable recibirá una larga condena por la falta grave y el que hable quedará en libertad. Los dos recibirán una larga condena si confiesan (pero menor que si confiesa uno sólo). El juego se denomina dilema del prisionero porque aún cuando los dos sospechosos disfrutan de un mayor bienestar si no confiesa ninguno de los dos, los incentivos del juegos son tales que ambos confiesan. La matriz de pagos del juego es la siguiente •
•
Confesar
•
Negar
•
Confesar
•
-3, -3
•
0, -6
•
Negar
•
-6, 0
•
-1, -1
El problema estriba en que los dos prisioneros no tienen ninguna posibilidad de coordinar sus acciones. Si cada uno pudiera confiar en el otro, ambos podrían mejorar su bienestar. En consecuencia, tiene interés plantearse en qué circunstancias se puede convertir en un juego cooperativo. En primer lugar si la interrelación entre los individuos se efectúa únicamente en un período de tiempo la única solución del dilema es el equilibrio de Nash al corresponder a la conjunción de las estrategias dominantes de
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ambos sujetos. En el mismo sentido si las interrelaciones se prolongan en el tiempo pero con una duración finita, la estrategia dominante es la misma Las posibles soluciones tienen que seguir otros cauces: 1. Apelar a un agente externo para que refuerce el acuerdo. Este agente externo tiene que tener el poder y la capacidad suficientes para imponer sanciones en caso de que alguno de los agentes incumpla el acuerdo 2. Altruismo. Si los agentes son capaces de ponerse en el lugar del otro y asumir las consecuencias que tendrían sus actos podrán colaborar y cumplir los acuerdos. Es el caso de las relaciones familiares o de fuerte amistad. 3. Interrelaciones prolongadas en el tiempo. Si los agentes no conocen cuándo terminará el acuerdo o se supone que éste tiene una duración indefinida podrán comparar los beneficios obtenidos si lo cumplen con los que pueden obtener si no lo hacen y analizar que les supone mayores ganancias y, en consecuencia, cuál es la mejor opción a adoptar. Existen multitud de ejemplos en la vida cotidiana del dilema del prisionero. En su forma más común se denomina el dilema del viajero gratuito. Se trata de un dilema con muchos jugadores en lugar de sólo dos. Es el caso del defraudador de impuestos que piensa que el estado va a seguir prestando los mismos servicios perciba o no sus impuestos. Sin embargo si nadie paga sus impuestos es imposible que el estado cumpla sus obligaciones. Ejemplos análogos son el aparcamiento en doble fila o eludir el pago de un accidente fortuito o de una abolladura en un coche aparcado, no pagar el autobús o el metro. El ejemplo más dramático es el de la carrera de armamentos nucleares que se produjo entre EE.UU y la URSS en la época de la guerra fría.
4.4. El oligopolio de Cournot La teoría de juegos tiene numerosas aplicaciones en economía y en el mundo de los negocios en general. De nuestro interés es su utilización en los mercados oligopolisticos.
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En un mercado oligopolístico tenemos un número limitado de empresas. El mercado se caracteriza porque la demanda de una empresa depende no sólo de la propia empresa sino de todas las demás que están en el mercado. En el modelo de Cournot se consideran las siguientes hipótesis básicas: 1) El producto de las empresas es homogéneo. 2) La tecnología presenta rendimientos constantes a escala. 3) El precio de mercado resulta de la oferta agregada de las empresas. 4) Las empresas determinan simultáneamente la cantidad ofrecida. 5) Todas las empresas son igual de eficientes. Es decir, presentan la misma estructura de costes. Como consecuencia de lo anterior el beneficio de cada empresa es función de la cantidad ofrecida por esa empresa y del precio de mercado que, a su vez, es función de la cantidad producida por todas las empresas. 4.5. Derivación algebraica del duopolio Tenemos dos empresas en el mercado. La función inversa de demanda viene dada por p=a-bQ, dónde Q=q1+q2. Suponemos, además que el coste marginal de cada empresa es constante e igual a c. El beneficio de la empresa 1viene dado por B1(q1,q2)=pq1-cq1. Para maximizarlo hacemos dB1/dq1 =0 dB1/dq1=p+dp/dq1q1-c= p+dp/dQ(dQ/dq1)q1-c, teniendo en cuenta que Q=q1 +q2 se tiene dQ/dq1 =(1+dq2/dq1) y, por tanto, dB1/dq1=p+dp/dQ(1+dq2/dq1)q1-c=0. Análogamente dB2/dq2 =p+dp/dQ(1+dq1/dq2)q2-c=0. Las derivadas dqi/dqj recogen las expectativas de cada una de las empresas ante la reacción de la otra empresa al variar su propia producción. Se denominan Variaciones conjeturales.
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En el caso del modelo de Cournot las empresas determinan simultáneamente la cantidad ofrecida lo que significa que las variaciones conjeturales son iguales a cero.(dqi/dqj =0)1 Por tanto tenemos, para la empresa 1 p+dp/dQq1-c=0 y de ahí a-bQ-bq1-c=0 y desarrollando a-bq1-bq2-bq1-c=0 de dónde 2bq1=a-bq2-c y de ahí q1=(a-c)/2b-1/2q2 y analogamente para la empresa 2 q2=(a-c)/2b-1/2q1 A las expresiones anteriores se les denomina funciones de reacción. Relacionan las elecciones óptimas de cada una de las empresas con las expectativas relativas a las cantidades de la empresa rival. Resolviendo el sistema anterior se obtiene q1=(a-c)/3b q2=(a-c)/3b y Q=2(a-c)/3b. Si tenemos en cuenta que las empresas son simétricas los cálculos son más sencillos. El precio de equilibrio será p= a-b2(a-c)/3b=(a+2c)/3 El beneficio de cada empresa vendrá dado por Bi=(p-c)qi= [(a+2c)/3-c](a-c)/3b=(a-c)2 /9b El equilibrio que obtenemos es un equilibrio en el que cada empresa está satisfecha con la cantidad que produce dada la cantidad producida por la empresa rival. Es decir es un equilibrio de Nash. Por ello lo denominamos equilibrio de CournotNash (CN)
1
En el lenguaje de la teoría de juegos sería un juego con dos jugadores, información común, simultaneidad de acciones y un solo período. Volver al índice
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4.6. Comparación del duopolio con la competencia perfecta y el monopolio En competencia perfecta p=CMa=c y la cantidad de equilibrio vendrá dada por c=a-bQ y de ahí Q=(a-c)/b. En monopolio tendremos IM=CM y de ahí a-2bQ=c de donde Q=(a-c)/2b y p=(a+c)/2 Por tanto tenemos pcQo>Qm. Representación gráfica del equilibrio Si consideramos las funciones de reacción. Podemos representarlas gráficamente como dos líneas rectas (curvas de reacción). Los puntos de corte con los ejes, para la función de reacción de la empresa 2, corresponden a los valores de producción en monopolio (eje de abcisas) y competencia perfecta (eje de ordenadas) y análogamente para la función de reacción de la empresa 1.
q2
q1 (q2 )
q*2
E(C,N) q2 (q1)
q*1
q1
Equilibrio en el modelo de Cournot
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Trayectoria hacia el equilibrio en el modelo de Cournot
4.7.
Modelo de Cournot con n empresas con iguales costes Suponemos una función de demanda lineal P=a-bQ y que todas las empresas
tienen los mismos costes marginales constantes iguales a c (Cma=c). Si tenemos n empresas con producciones qi podemos escribir P=a-b(q1+q2 +…+qn ). Los beneficios de la empresa 1 vendrán dados por B =[a-b(q1+q2+…qn )-c]q1 = (a-c)q1–bq12 –bq1q2 …-bq1qn . Maximizando esta función obtenemos dB/dq1 =a-c-2bq1 –bq2 -…-bqn =0 y de ahí q1 =(a-c)/2b – ½(q2 +…+qn ) que es la función de reacción de la empresa 1.
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Teniendo en cuenta la simetria de costes, la cantidad fabricada por todas las empresas será la misma con lo q1 = q2 =….=qn . Por ello podemos escribir la expresión anterior en la forma q1 =(a-c)/2b – ½ (n-1)q1 y de ahí q1 +(n-‐1)q1/2 =(a-‐c)/2b de dónde obtenemos q1 =(a-‐ c)/(n+1)b.
Por tanto Q=n/(n+1) (a-c)/b El precio p=a-b[n/(n+1) (a-c)/b] de donde p= (a+nc)/n+1 Por último el beneficio para dada empresa vendrá dado por B=[(a+nc)/(n+1) –c] (a-c)/(n+1)b =[a-c/n+1]2 1/b 4.8. Modelo de Cournot con dos empresas y costes diferentes Suponemos que la demanda viene dada por p=a-bQ mientras que los Cma de ambas empresas son respectivamente c1 y c2 . La función de beneficios de la empresa 1 viene dada por B1=(a-bq1-bq2)q1cq1=aq1-bq21-b q1 q2-cq1 dB1/dq1=a-2bq1-bq2-c1== de dónde q1=(a-c1)2b -1/2q2 y de foma simétrica la función de reacción de la empresa 2 q2=(a-c2)2b -1/2q1 . Resolviendo el sistema de dos ecuaciones con dos incógnitas se tiene q1 =(a+c2-2c1)/3b. Analógamente para la empresa 2 y para el total de producción Q=(a-c1-c2)3b y p=(2a+c1+c)/3. Observamos que la producción de cada empresa disminuye con sus propios costes y aumenta con los costes de la empresa rival aunque la influencia de los propios costes dobla la influencia de los de la rival, en cuanto al precio está influido en la misma medida por los costes de ambas empresas. 4.9. Consecuencias del equilibrio de Cournot 1) Las empresas poseen poder de mercado. Si no existiese ningún poder de mercado el IMa no podría diferir del precio y en este caso IMa=p+qidp/dQ, y p-IMa=qidP/dQ>0 al ser dp/dQ<0.
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2) El margen de beneficio de cada empresa es directamente proporcional a su cuota de mercado. Reordenando las condiciones de primer orden obtenemos p-CMai=qidp/dQ o bien (p-CMai)/p =-qi/pdp/dQQ/Q =Si/ε siendo Si=qi/Q la cuota de mercado de la empresa i-ésima y ε la elasticidad de la demanda del mercado. Si consideramos dos empresas iguales Si =1/2 y el indice de Lerner sería L=1/2ε Si las empresas tienen cuotas diferentes y costes marginales diferentes, el margen porcentual en que difiere el precio del mercado del coste marginal de cada empresa está relacionado directamente con Si. Esto implica la ineficiencia de la solución de Cournot en el sentido de que el volumen global de producción no se consigue con el mínimo coste. Ello requeriría que se igualasen los costes marginales de todas las unidades productivas; en cambio la expresión que acabamos de obtener muestra cómo puede haber en equilibrio diferencias entre los costes marginales de cada duopolista, sin que ello se traduzca más que en diferencias en la cuota de mercado. Sólo en el caso de simetría de costes se evitaría esta ineficiencia productiva adicional a la asignativa. 3) El poder de mercado es inferior al de monopolio. Si todas las empresas son simétricas y tienen la misma estructura de costes Q=nqi ; si=1/n y (p-CMa)/p = 1/nε si n=1 la situación sería de monopolio y nos encontraríamos con el indice de Lerner para medir el poder monopolístico. Sin embargo en la medida en que n≥2 se reducirá el grado en que pueden diferir precios y costes marginales. 4) El equilibrio de Cournot no es un óptimo paretiano (no maximiza el bienestar social), pues la producción total es inferior a la competitiva y el precio es mayor conduciendo a una pérdida en la eficiencia asignativa, con la consiguiente merma del excedente de los consumidores. Desde el punto de vista de las empresas cada empresa maximiza su propio nivel de beneficios sin considerar los efectos que su acción produce sobre los demás, creándoles una externalidad negativa dada por el decremento en los ingresos marginales de sus rivales cuando aumenta su producción. La función de reacción de la empresa i-esima es q*i=(a-bqj-c)/2b con lo que dq*i/dqj<0 y , teniendo en cuenta que las q*i se obtienen por medio de dBi/dqi=0, d2Bi/dqidqj<0. Volver al índice
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Esta externalidad negativa es la que conduce a que el nivel de producción agregado en la solución de Cournot sea más elevado que el que existiría si las empresas se ponen de acuerdo para maximizar conjuntamente sus beneficios. Además esa externalidad negativa es la que motiva que las funciones de reacción tengan pendiente negativa. 5) Existencia y unicidad del equilibrio. Suponiendo que sólo existen dos empresas y que las funciones de beneficios son cóncavas así como la presencia de rendimientos constantes, las funciones de reacción serán continuas y bien definidas existiendo solamente un q*i para cada valor de qj. El equilibrio existirá cuando en él coexistan las dos empresas en la industria, existiendo las dos funciones de reacción y si sólo se interceptan una vez, el equilibrio será único. 6) Estática comparativa. El equilibrio de Cournot-Nash se alterará cuando se modifiquen algunos de los parámetros que influyen en la función de reacción. Suponiendo un duopolio, la respuesta de la empresa i, ante cualquier cambio, dependerá de cómo influye esa modificación de los parámetros en el nivel de producción óptimo q*i. Si consideramos q*i=(a-c)/2b -1/2 qj una reducción en los costes de producción hará aumentar, bajo condiciones ceteris paribus la cuantía de q*i. Es decir, para cada valor de qj la cantidad qi que constituye la respuesta óptima será mayor, lo que gráficamente implica que la función de reacción se desplace a la derecha. El nuevo equilibrio, tal como vemos en la gráfica siguiente, se desplaza de CN1 a CN2, lo que implica una mayor producción de la empresa que ha visto reducirse los costes en detrimento de la otra; asimismo los beneficios de la primera empresa aumentan, al acceder a una isobeneficio más cercana al eje de abcisas, mientras que se reducen los de la empresa 2, al alejarse dicha curva del eje de ordenadas .(El concepto de curva isobeneficio se aclarará posteriormente, baste decir por el momento que es el conjunto de puntos que en el mapa de las cantidades corresponden al mismo nivel de beneficios para una empresa dada y que cuanto más cercana esté al eje correspondiente mayor nivel de beneficios representa).
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q1 (q2 ) q2 (q1 ) q1´(q2) q2
CN1
q´2 CN2
q1
q´1
4.10. Relación entre estructura y resultados La función de beneficio de la empresa 1 viene dada por B(q1,q2)= pq1-C1 dónde p es la inversa de la función de demanda y C1 es la función de coste total de la empresa 1. La condición de primer orden para la maximización de B viene dada por dp/dQ q1+p-dC/dQ= dp/dQ q1-p-CM=0 de dónde p-CM=- dp/dQ q. Definiendo el indice de Lerner de la empresa como L=(p-CM)/p tendremos L= - dp/dQ q/p =-dp/dQ Q/p q/Q= si /ε dónde ε es la elasticidad precio de la demanda y si es la cuota de mercado de la empresa i. Si definimos el índice de Lerner del mercado como la media ponderada de los índices de las diferentes empresas tendremos Volver al índice
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L=Σsi Li=Σsi si/ε =H/ε dónde H es el índice de Herfindahl. Encontramos una relación entre la estructura dada por el índice H y los resultados medidos por el índice L, dada una cierta conducta (la de la competencia a la Cournot) 4.11. El modelo de Bertrand con productos homogeneos En el modelo de Cournot la variable estratégica es la cantidad aunque en la realidad es el precio la variable que suelen manejar las empresas. Por ello como alternativa se formula el modelo de Bertrand. En él tenemos dos empresas que compiten en precios en los mercados. Dado el precio determinado por una de ellas, p2, la empresa rival se enfrenta a la correspondiente demanda residual tal como observamos en el siguiente gráfico
D
D1 (p2)
P2
c
Demanda residual en el modelo de Bertrand Para determinar la función de reacción de la empresa1 realizamos el siguiente razonamiento: Supongamos que c< p2 p2 entonces B1 =0. Si p1 =p2 entonces B1 =(p-c)D(p)/2 mientras que si p1
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El beneficio vendrá dado por B1=(p1–c)D(p2) que es superior al obtenido en el caso de que p1 =p2 o de que p2 >p1 . Si p2 fuese superior al precio de monopolio, el precio óptimo para la 1 sería pM . Mientras que si p2 fuese inferior a c, el coste marginal de 1, lo mejor que puede hacer 1 es fijar p1 =c. En consecuencia la función de reacción de 1 es p1 (p 2) =
pM
si p2 >pM
p1 (p 2) =
p2 -ε si c ≤p2 ≤ pM
p1 (p 2) =
c
si p2
Análogamente determinamos la función de reacción de la empresa 2 y representamos ambas en la siguiente gráfica Equilibrio en el modelo de Bertrand
pm
p2=c
P1 =c
pm
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El equilibrio de Bertrand-Nash corresponde a la intersección de ambas funciones de reacción que, como podemos ver, corresponde a p1 =p2 =c. Es decir, el precio y la cantidad de equilibrio en el modelo de Bertrand, con empresas idénticas corresponde al equilibrio de la competencia perfecta. Resultado que es paradójico pues supone que con sólo dos empresas se alcanza la situación competitiva. 4.12. Soluciones a la paradoja de Bertrand El resultado anterior sólo es valido cuando se mantienen los supuestos de partida, conduciendo la modificación de cualquiera de ellos a resultados radicalmente distintos. Si se supone que las empresas, manteniendo los rendimientos constantes, tienen costes medios diferentes, la solución de Bertrand llevaría al monopolio. La empresa que tuviese los costes medios menores, siempre que esos costes fuesen menores que el precio de monopolio, abastecería todo el mercado. Si se elimina el supuesto de rendimientos constantes tampoco tendremos el equilibrio de Bertrand pues, en el caso de rendimientos crecientes, la competencia en precios llevaría a decrementar los mismo hasta igualar a los costes marginales, no pudiendo ser una solución de equilibrio, pues los beneficios serían negativos al no cubrir los costes medios. Asimismo, rendimientos decrecientes implican la inexistencia de solución. Una forma de aproximarse a esta última situación es suponer que las empresas están limitadas por la capacidad instalada. Es decir que sus costes de producción son constantes mientras la producción real es inferior al volumen de producción planeado para el cual se diseñó la planta productiva y, una vez alcanzado, como no se puede aumentar la producción más allá, los costes marginales de producción se convierten en infinito. Si las empresas no pueden vender más de lo que son capaces de producir y su capacidad instalada es insuficiente para satisfacer toda la demanda del mercado, la solución de Bertrand deja de ser de equilibrio. Si una de las empresas aumenta el precio por encima del coste marginal seguirá teniendo demanda ya que los consumidores no podrán recurrir a aquella que no ha variado el suyo al no poder aumentar ésta su producción. Esa demanda residual no satisfecha por la otra es la que posibilita obtener a la que sube precios un beneficio positivo. La solución encontrada cuando los rendimientos eran constantes deja de ser Volver al índice
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válida y, en general, pueden coexistir tantos precios distintos como empresas haya en la industria al depender la demanda de su producto no sólo del precio que impongan las demás sino, adicionalmente, de las cantidades que quieran vender a ese precio, que ya no es, obviamente, la totalidad de lo demandado. Por último, el análisis de Bertrand hace el supuesto de que los productos de las empresas son perfectamente sustitutivos. Los consumidores son indiferentes entre productos iguales y compran al productor que fije el precio más bajo. Cuando los productos no son iguales las empresas pueden comprar diferentes precios sin perder todo el mercado. 4.13. Los modelos de Cournot y Bertrand con productos heterogéneos. Suponemos un duopolio con dos empresas en que los bienes no son perfectamente sustitutivos u homogéneos. En este caso cada duopolista tendrá una demanda especifica que dependerá del precio que fije y el que adopte su rival. Si para simplificar suponemos que dichas demandas lineales y simétricas en su forma reducida se tendrá qi= 1-pi +bpj
i,j=1,2.
i≠j
Siendo b un parámetro. Cuando b>0 los bienes son sustitutivos dq/dp >0; un aumento en el precio de p hace aumentar la cantidad demandada q. Por la misma lógica si b<0 los bienes son complementarios. Por último b<1. Esto último refleja el hecho de que son más importantes los efectos que sobre la cantidad demandada tiene la variación del propio precio que las modificaciones del bienes sustitutivo. Para encontrar la solución de Bertrand, la función de beneficios será Bi =pi (1-pi +bpj )-c(1-pi +bpj) i=j=1,2 .
i≠j
Y la función de reacción pi =s(pj ) =(1+c+bpj )/2
i=j=1,2 .
i≠j
Siendo el equilibrio de Nash la solución de ambas ecuaciones pi =pj = (1+c)/(2-b) Con un nivel de producción asociado qi =qj =[1-c(1-b)]/(2-b) Y unos beneficios Bi =Bj =[1-c(1-b)/(2-b)]2 >0 Volver al índice
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Supuesto que los bienes son sustitutivos, las pendientes de las funciones de reacción son positivas D(p)/dp =dB/dpdp=b/2>0 Considerando las mismas funciones anteriores encontramos la solución de Cournot mediante las funciones inversas de demanda pi =a0–a1qi –aqj
i=j=1,2 .
i≠j donde a0 =(1+b)/(1-b2 ) a1 =1/(1-b2 ) a2 =1/(1-b2 ) . Ahora la función de beneficios será Bi = qi (a0 –a1 qi –a2qj )-cqi y las funciones de reacción qi =φi (qj )=(a0 –c –a2 qj )/2ai . Las soluciones de equilibrio serán qi*=qj* =[1+b-c(1-b2 )]/(2+b) y el precio p=[1+c(1-b2 )]/(2+b)(1-b). El beneficio vendrá dado por B=[1+b-c(1-b2 )]/2b [1-c(1b)]/[(2+b)(1-b)] La comparación con los valores de la solución de Bertrand pone de manifiesto que el precio resultante de la solución de Cournot es superior al correspondiente al de Bertrand, siendo, la producción bajo la hipótesis de Cournot menor que la correspondiente a Bertrand. Por tanto, las empresas se comportan más competitivamente bajo la solución de Bertrand. 4.14. Soluciones cooperativas: El oligopolio colusivo Los modelos de oligopolio analizados anteriormente comparten una característica común: son equilibrios de Nash pero no corresponden al máximo beneficio posible para las empresas implicadas. La toma de decisiones independientes por parte de cada empresa, no toma en consideración los efectos colaterales que su acción tiene sobre las demás, haciendo que el resultado final sea ineficiente. Es decir, aunque cada empresa maximiza sus beneficios individuales los beneficios globales no son máximos. La causa de este hecho son las interdependencias. Los beneficios de cualquier empresa dependen no sólo de la acción emprendida sino de la que simultáneamente siguen
las
demás.
En
este
contexto,
si
los
oligopolistas
reconocen
sus
interdependencias, existe un incentivo poderoso para que decidan cooperar, armonicen sus acciones con la finalidad de eliminar esos efectos colaterales y, de este modo, maximizar los beneficios conjuntos de la industria. En este caso, si deciden cooperar entre si se alcanza una solución alternativa a las anteriores: la colusiva o de cartel. Volver al índice
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En ausencia de discriminación de precios, lo mejor que puede conseguir una empresa son los beneficios de monopolio. Por tanto, la maximización conjunta de beneficios obliga al cartel a comportarse como un monopolio y actuar de forma que la producción total del cartel -o alternativamente el precio- sean las propias de un monopolio. Las empresas eligen simultáneamente q1 y q2 con la idea de maximizar los beneficios de la industria: B(Q)= max p[q1+q2]-c1(q1)-c2(q2) Las condiciones de primer orden son las siguientes: p+dp/dQ[q*1+q*2]=CM1(q*1) con Q=q1+q2 p+dp/dQ[q*1+q*2]=CM2(q*2) Estas condiciones tienen una interesante interpretación. Cuando la empresa 1 considera la posibilidad de aumentar su producción en dq1, tienen en cuenta los dos efectos habituales: Los beneficios adicionales que genera la venta de una mayor producción al precio p y las consecuencias de la reducción del precio. Pero ahora en el segundo efecto tiene que tener en cuenta tanto su propia producción como la de la otra empresa, ya que en este caso le interesa maximizar no sólo sus propios beneficios, sino también los beneficios totales de la industria. Dado que los primeros miembros de estas dos ecuaciones son iguales, también deben serlo los segundos: Las empresas deben igualar sus costes marginales de producción. Es decir, las condiciones de optimalidad implican que el ingreso marginal de una unidad adicional de producción debe ser el mismo, independientemente de donde se produzca, con lo que los costes marginales serán iguales en el punto de equilibrio. 4.15. Colusión en un Duopolio simétrico Para realizar un análisis en profundidad del cartel vamos a suponer, en principio, que las estructuras de costes de las empresas son simétricas, estando la tecnología caracterizada por rendimientos constantes, los productos son homogéneos y la curva de demanda del mercado es lineal.
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En el caso de un duopolio la solución del cartel implicaría B=B1+B2=(a-bQ)(q1+q2)-c(q1+q2)
con
Q=q1+q2 y las condiciones
necesarias para maximizar dB/dq1=dB/dq2=a-2bQ-c=0 con lo que Q= (a-c)/2b que es la solución de monopolio. Por el supuesto de que los costes son constantes e iguales para ambas empresas es indiferente que ese nivel de producción lo produzca íntegramente una de ellas o se repartan la producción siempre que el producto total sea Q=q1+q2=(a-c)/2b. Si las interrelaciones entre empresas sólo tienen lugar una vez -durante un único período de tiempo- la solución colusiva no puede darse ya que no corresponde a un equilibrio de Nash teniendo ambas empresas un incentivo a aumentar su producción. El único equilibrio estable es el de Cournot.
q1 (q2)
BT 2
B*2
qT2 q*2
B*1 BT1 q2 (q1)
q*1
qT1
En la En la figura anterior reproducimos la solución colusiva, que permite obtener a las empresas unos beneficios iguales y óptimos de B1, B2, produciendo cada una de ellas una cantidad q*1, q*2 tal que q1+q2=qM. En este contexto, si, por ejemplo, la Volver al índice
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empresa 2 cumple el acuerdo y produce dicha cantidad, está en el interés de la 1 el romperlo, "hacer trampas" y situarse en su función de reacción con una cantidad qT1 y unos beneficios mayores al situarse en una curva de isobeneficios más cercana al eje de abscisas B1T. Un razonamiento similar se puede hacer cambiando los papeles. Si la empresa 1, produce q*1, respetando el acuerdo, el interés de la empresa 2, dado por el incentivo de conseguir unos mayores beneficios, le llevaría a producir q2T sobre su función de reacción. Estas pautas de conducta, producir qiT, i= 1,2 es válida en la medida que se supone que el otro va a respetar el acuerdo produciendo la cantidad qi*. Ni que decir tiene que en la medida que los duopolistas sigan esta lógica individual y ambos hagan trampas, vulnerando el acuerdo, se encontrarían que la única solución de equilibrio sería la de Cournot-Nash. Para verlo analíticamente consideremos lo que ocurriría si la empresa 1 eleva su producción en una pequeña cuantía, dq1, suponiendo que la 2 seguirá produciendo la cantidad acordada en el cártel, q2*. La variación que experimentan los beneficios de la empresa 1 cuando varía q1, evaluada en función de la solución del cártel es dB1(q1*,q2*)/dq1=p(q1*,q2*)+dp/dQq1*-CM(q1*)=-dp/dQ q2*>0. Si una empresa cree que la otra seguirá produciendo lo acordado en el cártel, saldrá ganando si eleva su propio nivel de producción para vender más al precio elevado. Pero si no lo cree, generalmente tampoco será óptimo que cumpla el acuerdo del cártel. Podría muy bien inundar el mercado y obtener beneficios mientras pueda. Lo que esto implica es que los acuerdos de cartel son inestables al existir un incentivo a vulnerar el acuerdo al no corresponder la solución colusiva a un equilibrio de Nash al estar fuera de las funciones de reacción de las empresas. En otras palabras, el cartel comparte los rasgos característicos del juego denominado «dilema del prisionero», como se hace más patente si planteamos todo lo anterior bajo la forma de una matriz de pagos típica de la teoría de los juegos.
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Respetar
Hacer trampas
Respetar
B*1 ,B*2
Be1 , BT2
Hacer trampas
BT1 , Be2
B C1, BC2
Estando situada la empresa 2 en columnas y la 1 en filas, con dos cursos de acción posibles, respetar el acuerdo del cartel o hacer trampas, siendo los pagos asociados los representados, siendo B*1=B*2, los beneficios correspondientes a la solución colusiva, B1T,B2T los asociados a hacer trampas, B1e,B2e caso de ser engañado y, por último B1C,B2C los propios de la solución de Cournot. Lógicamente BiT >B*i >B1C>Bie, i=1, 2 y, en consecuencia, la estructura de pagos de la matriz corresponde a la propia de un dilema del prisionero. Por tanto, la estrategia dominante para cada empresa es hacer trampas y el resultado final seria el correspondiente a la solución no cooperativa de Cournot. En estas circunstancias, si las interrelaciones entre los duopolistas sólo tiene lugar una vez o, caso de prolongarse con una duración finita, conociendo ambos la fecha de terminación, la solución cooperativa no podría darse al ser los incentivos a vulnerar el acuerdo mayores que los implicados en respetarlo. Si el cartel ha de pervivir en el tiempo sólo lo conseguirá si son aplicables las distintas soluciones al dilema tal como se expusieron anteriormente. A este respecto, nótese que, si el cartel estuviese reconocido por la ley, se podrá reforzar el acuerdo aplicando sanciones a aquellas empresas que lo vulneraran y, caso de que se detectaran rápidamente las infracciones, se podría imponer la solución cooperativa por medio de cambiar la propia estructura de pagos haciendo que la opción de hacer trampas implicara unos pagos menores que la propia opción de cooperar. Sin embargo, esta solución no es válida ya que en aquellos países que poseen una legislación especifica para defender la competencia, los acuerdos colusivos están prohibidos al restringir la competencia y empeorar el bienestar colectivo. Por ello, lo habitual es que, caso de existir cooperación entre empresas, ésta sea tácita sin poder reforzar el acuerdo apelando a la propia legislación. Volver al índice
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Por dicho motivo, la supervivencia del cartel dependerá de si los participantes valoran suficientemente el futuro de forma que los beneficios a corto plazo que pueden obtener si vulneran el acuerdo no compensan a los beneficios perdidos a lo largo del tiempo por la ausencia de la cooperación, cuando los demás integrantes del cartel adoptan represalias para castigar a los infractores En industrias con pocos vendedores es más probable que aparezca una colusión tácita. Un número reducido de oferentes facilita el reconocimiento de las interdependencias así como anticipa más precisamente cuál va a ser la reacción de las demás cuando una empresa modifica su acción. La experiencia de lo que aconteció en el pasado lleva a que las empresas se adhieran a ciertas «reglas de juego» que regulan las formas «lícitas» en que se puede manifestar la competencia. Lógicamente, el mantenimiento hoy de esas normas creadas en el pasado exige que no haya incentivos a la ruptura del acuerdo y, por tanto, implícitamente tiene que existir el convencimiento de que una ruptura conducirá a la adopción de represalias por las demás. Así, esas «normas» evitan conductas competitivas y cada empresa las aplica con la expectativa de que las otras se comportarán del mismo modo, obteniendo todas ellas mayores beneficios. La colusión tácita explica la estabilidad de precios en los mercados oligopolistas y la ausencia de competencia en relación a dicha variable haciendo que las «guerras de precios» sean infrecuentes en la práctica 4.17. Colusión en oligopolios asimétricos La situación es completamente distinta cuando las empresas son asimétricas. En primer lugar, es más difícil alcanzar un acuerdo. Cada empresa, en función de sus propios costes, mantendrá posturas distintas en relación al precio que se debería fijar en la colusión como se evidencia en la figura, suponiendo que sólo hay dos empresas la 1 y la 2 teniendo ambas la misma cuota de mercado. Al tener la misma cuota de mercado D representa la demanda dirigida a cada una de ellas --la mitad de la demanda del mercado--, siendo I' el ingreso marginal y c1' y c'2 (c'1>c'2) las curvas de costes marginales respectivas.
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Las condiciones de primer orden para maximizar beneficios conduce a que las preferencias de 1 sería fijar un precio de p, claramente diferente al que desearía imponer la empresa 2.
CMa1 p1 p2
CMa2
Aparecen problemas análogos si por los motivos que sean -productos diferenciados, diferencias en la capacidad instalada, etc.- las empresas tienen distintas cuotas de mercado. Un caso sencillo se representa en la siguiente figura en la que para reflejar la influencia de este último elemento se supone que las empresas tienen la misma estructura de costes pero difieren en sus cuotas de mercado. La empresa I posee una cuota de mercado mayor que la 2 (D1>D2), los ingresos marginales respectivos son I'1, e I'2 y como se evidencia, la empresa con menor cuota de mercado preferiría que el precio fuese menor.
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p1
CMa
p2
IM2
IM1
D2
D1
En segundo lugar, aunque las empresas superasen este escollo inicial y se adoptara un acuerdo en relación al precio todavía tienen que resolver la cuestión de cómo repartir los beneficios. La eficiencia productiva exige que para maximizar los beneficios conjuntos cada empresa produzca el nivel de producción determinado por la igualdad entre el ingreso marginal del mercado y su coste marginal. Al ser los costes marginales distintos, cada empresa producirá un nivel de producción diferente y, en consecuencia, los beneficios obtenidos por cada una diferirán. Incluso, en el limite, esto podría implicar que algunas -las que tienen unos costes más elevados- no produjesen nada. Es en este contexto, donde la diferencia entre acuerdos colusivos explícitos y tácitos es importante. Si se permiten pagos laterales esas dificultades se podrían resolver pero, en su ausencia, cualquier acuerdo está sometido a fuertes tensiones que pueden llevar a su terminación. En último término, las transferencias internas permitirían compensar a aquellos que produjesen menos o nada hasta garantizarles los beneficios pactados cuando se constituyó el acuerdo. Por tanto, no hay nada que impida alcanzar la Volver al índice
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misma solución de monopolio que se conseguía cuando la estructura de costes era simétrica haciendo que los beneficios conjuntos sean máximos. La única diferencia apreciable es que ahora la distribución de beneficios no tiene por qué ser igualitaria. Como se expuso cuando se analizaba la solución de Cournot los beneficios que obtiene cada empresa en el equilibrio no cooperativo dependen de su cuota de mercado y, dado que los incentivos a cooperar están en función de la parte que puedan apropiarse de las ganancias de la cooperación que tienen que ser iguales, como mínimo, a lo que podrían conseguir en ausencia de cooperación, la distribución resultante será desigual. El problema central de un acuerdo colusivo, con transferencias laterales, no es tanto quien produce sino la distribución de los beneficios mayores hechos posibles por la cooperación. Cuando los pagos laterales son imposibles la cooperación entre empresas, caso de existir, debe ser tácita. En estas circunstancias, los beneficios conjuntos no serán máximos. Ninguna empresa dejaría de producir, se sacrificaría la eficiencia productiva y los beneficios conjuntos ya no serían máximos. La solución «second-best» es repartirse el mercado, fijando cuotas, determinando el tipo de clientes que debe servir cada empresa o por criterios geográficos. Sin embargo, aunque la colusión tácita fracase en hacer máximos los beneficios conjuntos esto no quiere decir que no existan incentivos suficientes para llegar a un acuerdo colusivo tácito en la práctica. Cuando las empresas son conscientes de sus interdependencias saben que cualquier modificación en su curso de acción ocasionará una reacción en las demás y esto puede llevar a respetar en la práctica las cuotas de mercado históricas, o a no modificar precios. Concretamente, si el acuerdo tácito versa sobre cantidades (precios), en ausencia de pagos laterales, la cooperación llevará a implantar una cantidad global producida (precio) inferior (superior) al correspondiente al equilibrio de Cournot (Bertrand) de las soluciones no cooperativas pero superior (inferior) al correspondiente de la solución de monopolio. La solución final estará indeterminada ya que existen infinitas soluciones o puntos de coincidencia entre los oligopolistas cumpliendo todos ellos la condición obvia de que
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los beneficios individuales obtenidos de este modo son mayores que los que se conseguirían en ausencia de una colusión tácita. 4.18. Supervivencia de los acuerdos colusivos en el tiempo Al no corresponder un acuerdo colusivo a un equilibrio de Nash hay un incentivo individual a vulnerar el acuerdo. Si estas defecciones no se castigaran desincentivando el hacer trampas, los acuerdos colusivos no podrían sobrevivir cuando todos los integrantes siguieran esa lógica individual. Por dicho motivo, una posible solución al dilema es si las empresas interactúan a lo largo del tiempo indefinidamente o sin conocer cuando se pondrá fin a la interrelación. En tal caso, se puede reforzar el acuerdo de colusión por medio de castigar en el futuro a aquellas que infrinjan el acuerdo de cooperación hoy y cualquier colusión tácita podrá mantenerse siempre que los participantes valoren suficientemente el futuro. Supongamos que las empresas que forman una colusión tácita siguen todas la siguiente estrategia: cooperar mientras las demás lo hagan respetando, por tanto, el acuerdo. Sin embargo, cuando se observa que uno lo incumple automáticamente se deja de cooperar y producen la cantidad correspondiente a la solución no cooperativa que por el momento supondremos que es la de Cournot. Bajo esos supuestos, una empresa i que cooperase siempre, respetando el acuerdo, obtendría un flujo de beneficios en el tiempo dado por Bi*+δBi*+ δ 2 B i*+....=Bi*(1+ δ + δ 2+....)=Bi*/(1- δ) siendo B*i los beneficios que obtendría respetando la colusión tácita en cada período de tiempo, descontados por δ, 0≤δ≤1, la tasa de preferencia temporal. Caso de hacer trampas y vulnerar el acuerdo, durante el primer período obtendría BiT pero en los períodos subsiguientes sólo obtendría los beneficios correspondientes a la solución de Cournot BiC. Por tanto, su flujo de beneficios sería BiT+δBiC+δ2BiC+....=BiT+δBiC(1+δ+δ2+....)=BiT+δBiC /(1-δ) y, lógicamente, no dejará de cooperar cuando le sea más rentable respetar el acuerdo o
Bi*/(1-δ)>BT+BiC/(1- δ)
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y reordenando, se tendría δ>(BiT-Bi*)/(BiT-BiC)
Normalmente Bi*>BiC y la
ecuación anterior se podría mantener si δ adopta un valor cercano a 1. Lo que esto significa es simplemente que las empresas deben no sólo valorar el futuro sino valorarlo mucho. Es decir, si sólo se consideran dos períodos de tiempo para simplificar, los beneficios asociados a cooperar serán Bi*+ δ Bi* mientras que los que se conseguirían por infringir el acuerdo serían BT+ δ BiC y reordenando se tendría δ(Bi*BiC)>BiT-Bi*
o, en términos conceptuales, que los beneficios perdidos
por infringir el acuerdo de cooperación en el tiempo δ(Bi*-BiC) sean superiores a los beneficios que se pueden obtener a corto plazo por infringirlo BiT-Bi*. En el límite si el futuro no importa δ=0 y no hay ninguna posibilidad de que la colusión sobreviva en el tiempo. Junto a la tasa de descuento se tiene otros factores importantes para la determinación de la estabilidad de un acuerdo: El período de tiempo antes de las represalias: cuanto más rápida sea una represalia mayor es el valor de δ. La probabilidad de detección: Cuánto menor sea la probabilidad de que una empresa detecte el fraude o engaño de otra menor será la posibilidad de establecer un acuerdo. La severidad de la represalia: Cuanto mayor sea el castigo por engañar mayor es la posibilidad de un acuerdo estable.
4.19. Eficiencia y equidad en un duopolio colusivo Un cártel se dice eficiente si en él se maximizan los beneficios conjuntos de las empresas que lo componen. Un cártel es equitativo si q1 = q2 . Un cártel equitativo es óptimo cuando maximiza el beneficio total de las empresas sujeto a la restricción de que sea equitativo.
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Si consideramos un duopolio simétrico observamos que cualquier punto del segmento QM QM en el que q1 + q2 = QM corresponde a un cártel eficiente mientras que el punto que está sobre la bisectriz corresponde a un cártel equitativo. Por tanto el punto E corresponde a un cártel equitativo óptimo.
Si el duopolio es asimétrico, por ejemplo la empresa 2 tiene un coste marginal superior a la empresa 1, el equilibrio de Cournot no estará en la línea de 45º y los beneficios correspondientes B1C y B2C no serán iguales. Como la empresa 1 tiene unos costes inferiores a la empresa 2, la solución eficiente corresponde a la cantidad de monopolio de dicha empresa, QM, con un beneficio B1M de manera que los beneficios de las empresas vienen dados por B1= B1M >B1C y B2=0 < B2C . El cártel equitativo viene dado por el punto Eq≠QM siendo los beneficios de las empresas B1Eq B2C . Con lo que el beneficio de la empresa más eficiente es menor en el cártel equitativo que en la situación de equilibrio no competitivo. Por tanto, en un duopolio asimétrico, ni Volver al índice
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el cártel eficiente ni el equitativo constituyen acuerdos posibles, porque en cada caso una de las empresas prefiere el equilibrio no cooperativo al acuerdo de cártel.
4.20.Factores institucionales y colusión Cláusula del consumidor más favorecido: significa que el vendedor promete a cada comprador que, si el precio del artículo que ha comprado baja posteriormente, entonces el comprador tiene derecho a que se le devuelva la diferencia de precios. Esto es, el consumidor tiene la garantía de que obtendrá el precio más bajo que fije la empresa para ese producto.
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Supongamos que en la primera parte de determinado período, las dos empresas de un duopolio fijan un precio elevado (E). Al fijar el precio durante la segunda parte del período las dos empresas tienen dos posibles acciones: Seguir con el precio alto o reducirlo ( R ). En esta segunda parte del juego, si no hay ninguna cláusula contractual los beneficios de las empresas vendrían dados por la tabla siguiente, que muestra una situación de dilema del prisionero. E
R
E
90, 90
-10, 100
R
100, -10
70, 70
Lo mejor que puede hacer, en este caso, cada una de las empresas es fijar el precio más bajo. Sin embargo si una empresa tiene un contrato con sus compradores del tipo del consumidor más favorecido, y en el segundo período fija un precio bajo, se verá obligado a pagar a los consumidores de la primera parte del período la diferencia de precios. Supongamos que esto corresponde a un valor de 20. Entonces el beneficio de cada empresa en la segunda parte del período, incluyendo las eventuales compensaciones a los clientes de la primera parte forman la matriz siguiente. Como vemos hay dos equilibrios de Nash pues ahora también lo es (E,E). E
R
E
90, 90
-10, 100-20
R
100-20
70-20, 70-20
Por último, supongamos que las empresas efectivamente juegan al equilibrio (E,E) durante la segunda parte del período. Entonces, volviendo al análisis al comienzo del período, se cumple que (E,E) también constituye un equilibrio de Nash en ese estadio del juego. De hecho, si una empresa escoge R en la primera parte del juego recibe 100 Volver al índice
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(siempre que la otra respete el acuerdo), pero sabe que, en la segunda parte recibirá sólo 70, consiguiendo un total de 170. Mientras que, escogiendo E en los dos períodos, su beneficio será de 180. Cómo consecuencia el precio se mantiene al nivel más elevado, por lo que la cláusula del cliente más favorecido no se invoca nunca. El único resultado de la cláusula es que un acuerdo que era inestable llega a ser estable. Derechos antidumping. La práctica del dumping –vender en el mercado externo a un precio inferior al coste marginal- se considera una forma de competencia desleal. En consecuencia una empresa del país importador tiene el derecho de exigir el cobro de derechos arancelarios antidumping siempre que consiga probar la existencia de ese tipo de estrategia. En la práctica es muy difícil obtener estimaciones del coste marginal por lo que se usa el precio interno como término de comparación. De este modo si el precio del bien importado fuese significativamente inferior al precio del bien en el país de origen, existen razones para sospechar la práctica del dumping. En muchas ocasiones, la posibilidad de invocar la ley anti-dumping no tiene otro efecto que facilitar la colusión entre las empresas de dos países. Supongamos que existe una empresa en cada país. Las empresas fijan los precios secuencialmente, comenzando por la del país importador (p y p*). Después la empresa del país importador decide invocar o no la cláusula antidumping. Si lo hace, el gobierno aplica una tasa arancelaria al bien importado por la diferencia de precios p- p*. El bien es homogéneo y los costes marginales son constantes e iguales para las dos empresas ( c) Si no hay ley antidumping el equilibrio es p=p*=c. Sin embargo, si existe una ley antidumping el equilibrio consiste en fijar p= p*=pM . De hecho, la estrategia de la empresa exportadora será siempre fijar un precio igual al de la empresa rival: cualquier valor inferior será compensado con un derecho arancelario, teniendo como consecuencia una disminución de la demanda. Conociendo esta comportamiento, la estrategia del país importador es también fijar el precio de monopolio. Por tanto, la clausula no se invoca nunca y el precio sube de c a pM . Cláusulas de rescisión. El traspaso de jugadores de fútbol entre equipos se realiza por medio de los clubes implicados. Por ejemplo si el Real Madrid quiere un jugador del Barcelona tiene que pagarle una cantidad que suele ser muy alta. La Volver al índice
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justificación teórica para este sistema es la necesidad de compensar al club por la formación del jugador. Sin embargo, un resultado más claro de esas cláusulas es el aumento del poder de negociación de los clubes a la hora de firmar un contrato. Supongamos, por ejemplo, que el Real Madrid quiere contratar a un jugador del Barcelona y el valor del jugador para ambos es v>p. Los dos clubes presentan sus ofertas simultáneamente al jugador. Sin cláusula de rescisión, el equilibrio de Nash (Bertrand) sería p=p=v y el jugador recibiría p. Pero si se establece una cláusula de rescisión por valor de t y el Barcelona contrata primero al jugador, al Barcelona le bastaría con pagar v-t+ε con ε pequeño para contratar al jugador y evitar que lo haga el Madrid. En consecuencia, las cláusulas de rescisión levantan una barrera a la transferencia de jugadores, y por lo tanto aumentan el poder de mercado de los clubes a la hora de negociar los contratos. El resultado es que pagan menos a los jugadores del valor real que tienen para los clubes.
Ejercicios 1. Analice algún mercado oligopolistico en España ¿Cuáles son sus características? 2. La colusión es muy habitual entre las empresas. Busque en la prensa algún caso reciente de colusión. Explique cómo se ha producido. Los beneficios y perjuicios para los consumidores y la reacción de las autoridades de defensa de la competencia
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TEMA 5: JUEGOS DINÁMICOS Y MODELOS DE OLIGOPOLIO
5.1. Juegos secuenciales En este apartado realizamos un análisis exhaustivo de los juegos secuenciales o consecutivos. Se definen como aquellos en los que un jugador adopta su decisión antes de que los otros decidan efectuar la suya, conociéndose ésta por los demás en el momento de tomarla. En muchas situaciones, hay, al menos algunas elecciones que son consecutivas y uno de los jugadores puede saber lo que ha elegido el otro antes de tener que elegir él. El análisis de este tipo de juegos tiene mucho interés para los economistas, ya que muchos juegos económicos poseen esta estructura: un monopolista puede observar la conducta de demanda de los consumidores antes de producir, o un duopolista puede observar la inversión de capital de su adversario antes de tomar sus propias decisiones respecto al nivel de producción, etc. Consideremos el juego representado por la siguiente matriz
Estrategia A
Estrategia B
Estrategia A
1,9
1,9
Estrategia B
0,0
2,1
En este juego hay dos equilibrios de Nash correspondientes a estrategias puras: (A,A) y (B,B). En esta descripción está implícita la idea de que los dos jugadores eligen simultáneamente sin saber lo que ha elegido el adversario. Pero supongamos que analizamos el juego en el que el jugador 1 (fila) debe elegir primero y el jugador 2 (columna) elige después de observar la conducta del primero. Volver al índice
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Para describir un juego consecutivo de este tipo es necesario introducir un nuevo instrumento, el árbol del juego, que es simplemente un diagrama que indica las opciones que tiene cada uno de los jugadores en cada momento del tiempo. Como se muestra en la figura siguiente, las ganancias de cada uno de los jugadores se representa en las "ramas" del árbol. Este árbol forma parte de una descripción del juego en forma extensiva.
(1,9) A Jug2
B
(1,9)
A Jug 1
(0,0) B
Jug2 A B (2,1)
La representación gráfica en forma de árbol nos permite conocer su estructura dinámica, el hecho de que unas opciones se elijan antes que otras. Una opción del juego corresponde a una opción de una rama del árbol. Una vez elegida los jugadores se encuentran en un subjuego formado por las estrategias y ganancias de que disponen a partir de ese momento. Podemos calcular los equilibrios de Nash en cada uno de los subjuegos. Si el primer jugador elige A, elige, de hecho, el sencillísimo subjuego en el que le corresponde al segundo hacer
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el único movimiento restante. Al segundo jugador le da igual elegir cualquiera de sus movimientos, por lo que el primero obtiene una ganancia de 1 si elige A. Si el primero elige B, lo óptimo para el segundo será elegir B, lo que reportará al primero una ganancia de 2. Dado que 2 es mayor que 1, el primero obtendrá un resultado claramente mejor eligiendo B que eligiendo A. Por lo tanto, el equilibrio razonable en este juego es (B,B). Éste es, por supuesto, uno de los equilibrios de Nash en el caso del juego en el que los movimientos son simultáneos. Si el segundo jugador anuncia que elegirá B, la respuesta óptima del primero es elegir B y si el jugador 1 anuncia que elegirá B, la respuesta óptima del jugador 2 es elegir B. En este juego consecutivo las estrategias (A,A) no constituyen un equilibrio razonable, dado el orden en que eligen de hecho los jugadores. Es cierto que si 1 elige A, 2 podrá elegir A pero sería insensato por parte de 1 elegir A. Sin embargo desde el punto de vista del jugador 2, esto es bastante malo, ya que puede terminar teniendo un resultado de 1 en lugar de 9. ¿Qué puede hacer?. Puede amenazar con elegir A si 1 elige B. Si el primer jugador cree que el segundo realmente llevará a cabo su amenaza, lo mejor para él será elegir A, pues esta elección le proporcionará un resultado de 1, mientras que B sólo le proporcionará un resultado de 0 si el segundo jugador cumple su amenaza. Pero ¿es creíble esta amenaza? Después de todo, una vez que el primer jugador elige, ya no puede volverse atrás. El segundo puede obtener 0 o 1 y mejor que escoja 1. A menos que pueda convencer de alguna forma al primer jugador de que va a cumplir su amenaza aun cuando eso le perjudique, tendrá que conformarse con el resultado peor. El problema del segundo jugador estriba en el que el primero, una vez que ha elegido espera que actúe racionalmente. Este, sin embargo, disfrutaría de un mayor bienestar si pudiera "comprometerse" a elegir A si el primero elige B. El jugador 2 puede comprometerse, por ejemplo, dejando que otra persona elija por él. Por ejemplo, puede contratar a un abogado y decirle que elija A si el primer jugador elige B. Si el Volver al índice
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primer jugador conoce estas instrucciones, la situación es totalmente diferente desde su punto de vista. Sabe que si elige B terminará obteniendo un resultado de 0. Por lo tanto, para él lo sensato es elegir A. En este caso, el segundo jugador ha hecho lo que más le convenía al limitar sus opciones.
5.2. El modelo de Stackelberg En el modelo de Stackelberg suponemos que las decisiones se toman de forma secuencial en lugar de simultáneamente. Es decir tenemos la primera empresa (la lider) que escoge la cantidad dando por supuesto que la otra empresa se comportará como en el modelo de Cournot, es decir se moverá a lo largo de su función de reacción. De esta forma la lider escogerá la cantidad que maximiza su beneficio, dada la función de reacción de la otra empresa. La empresa que mueve segundo es la empresa seguidora..La elección secuencial del output es lo que hace que el juego sea dinámico Sin embargo las empresas toman una única decisión y su interacción produce un resultado que aclara el mercado, es decir una situación de equiibrio. Para entenderlo adecuadamente definimos las curvas isobeneficio de la empresa 1como el lugar geométrico de los puntos que, en el mapa de las cantidades (q1,q2) corresponden al mismo nivel de beneficio de la empresa 1. En el caso de la curva de demanda lineal, la función de beneficios de la empresa 1 vendrá dada por B1(q1,q2)=q1[a-b(q1+q2)]-cq1 dándole un valor fijo a B1, ̅B1 , y resolviendo para q2 en función de q1 obtenemos q2=(a-c)/b-q1 ̅-B1/bq1 cuyas derivadas primera y segunda son dq2/dq1= ̅B1/bq12 -1 d2q2/dq12=-2 ̅B1 /q13<0 Por consiguiente, para curvas de demanda lineal, las curvas isobeneficio son cóncavas respecto al eje q1.
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Podemos, además, calcular los puntos de corte con el eje de abcisas en la siguiente forma. Poniendo q2=0, obtenemos 0=(a-c)/b-q1 ̅-B1/bq1 que se puede escribir en la forma [(a-c)q1-bq21-B1]/bq1 =0. Haciendo igual a cero el numerador obtenemos q1 = [(a-c)± √(a-c)-4 ̅B1 b]/2b que nos da dos puntos de corte con los ejes situados a la izquierda y a la derecha del punto (qM ,0) correspondiente al beneficio de monopolio siendo qM =(a-c)/2b [El beneficio de monopolio es BM=(a-c) /4b]. Dando sucesivos valores a ̅B1 se podrían obtener todas las curvas isobeneficio que deseáramos, siendo todas ellas cóncavas y representando cada una de ellas menores niveles de beneficios conforme nos alejamos del eje de abcísas, ya que para cualquier valor de q1 arbitrario estarían asociados a niveles mayores de q2, siendo el precio resultante del mercado menor y unos beneficios asimismo menores. Tendremos el mapa de curvas isobeneficio de la siguiente figura
q2
B1 B2
q1
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El máximo beneficio se obtendrá para la cantidad de monopolio y conforme nos alejemos del eje de abcisas el beneficio será menor. En consecuencia el beneficio máximo en el modelo de Stackbelberg se tendrá en el punto de tangencia de la función de reacción de la empresa 2 con la curva isobeneficio más baja posible de la empresa 1.
q2
S
q1
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5.3 El algebra del modelo de Stackelberg Vamos a calcular los precios y las cantidades de equilibrio en este modelo. Para ello analizamos el comportamiento de la empresa líder que, como se ha dicho, supone que la empresa seguidora se sitúa en su función de reacción. La función de beneficios de la empresa líder es B1 = [a-b(q1+q2)]q1–c q1 = aq1-b q21–bq1q2–cq1 = aq1 -bq21–bq1[(a-c)/2b-q1/2]-cq1=aq1 -bq21-[(a-c)/2]q1+ (bq21 )/2-cq1 = aq1 -bq21 /2 – [(a+c)/2]q1 Derivando la función de beneficio e igualándola a cero obtenemos dB/dq1 = a-bq1 - (a+c)/2 =0 de dónde bq1 =a – (a+c)/2 y q1=(a-c)/2b. De ahí q2 = (a-c)/2b –(a-c)/4b =(a-c)/4b. Y la cantidad total en el mercado Q= (a-c)/2b +(a-c)/4b=3(a-c)/4b y el precio P=a-b[3(a-c)/4b]=(a+3c)/4. Observamos que en el equilibrio de Stackelberg-Nash el output de la empresa líder es igual al output escogido por un monopolista de precio uniforme. Esto naturalmente depende del hecho de que la demanda es lineal y el coste marginal es constante. Vemos que la cantidad de equilibrio es mayor que en el modelo de Cournot y el precio menor. Un rasgo importante en este modelo es la diferencia en el resultado relativo de ambas empresas. Inicialmente las empresas son idénticas. Sin embargo puesto que la primera empresa mueve primero el resultado para ambas empresas es diferente. La empresa líder obtiene una mayor porción de mercado y su beneficio es mayor que el de la empresa seguidora. Mover el primero tiene sus ventajas o, alternativamente, entrar el último en el mercado tiene sus desventajas.
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5.4 Diferencias entre el modelo de Cournot y el de Stackelberg. En el equilibrio de Cournot, la empresa 1 elige la cantidad óptima dada la cantidad escogida por la empresa 2, mientras que en el equilibrio de Stackelberg la empresa 1 elige la cantidad óptima dada la función de reacción de la Empresa 2. Esto lleva a que en el equilibrio de Stackelberg, la cantidad escogida por la empresa 1 sea superior al valor óptimo dada la cantidad escogida por la empresa 2. Con lo que la empresa 2 escoge una cantidad inferior a la del equilibrio de Cournot.
CN
S
5.5. El equilibrio de Stackelberg con comportamientos estratégicos
El equilibrio de Stackelberg plantea dos problemas importantes. En primer lugar no corresponde a un equilibrio en la que las dos empresas se encuentran satisfechas con su posición, pues el punto de equilibrio no está en la función de reacción de la empresa 1 y, con información perfecta, la empresa 2 sabe que si produce la cantidad correspondiente a la solución de Cournot lo mejor que puede hacer la 1 es producir esa misma cantidad y no la propia del líder (compruebe el alumno que es así considerando la cantidad de Cournot de la segunda empresa y maximizando el beneficio de la primera). En segundo lugar no hay nada en el modelo que nos dé indicios de porqué la empresa 1 puede comportarse como líder y cuál es la razón de que la 2 le reconozca ese Volver al índice
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papel. Es decir, ¿por qué una empresa idéntica a las restantes de la industria va a aceptar el papel de seguidor? Es decir, la 1 sólo se podrá comportar como líder en la medida que la 2 actúe como seguidora. En consecuencia, si las dos empresas pretenden ser la líder, el modelo de Stackelberg no puede generar un equilibrio. Si las dos comprenden la conducta de Cournot, o bien acordarán coludir, o bien entrarán en una guerra de precios para decidir quién será la líder y quién la seguidora. Los incentivos para buscar la primera solución son evidentes. Sin embargo, la observación de la realidad demuestra que numerosas industrias presentan una estructura de este tipo en el sentido de que existen una o pocas empresas lideres y un conjunto de empresas seguidoras, a veces llamada franja competitiva, que, con frecuencia, no difieren sustancialmente en cuanto a su tecnología. La razón fundamental por la que, entre un conjunto de empresas similares, alguna puede asumir el papel de líder se encuentra en la existencia de inversiones específicas que hayan sido llevadas a cabo por esa empresa. Por ejemplo, el líder puede haber realizado una política de gastos en I+D con éxito que las demás empresas no han considerado rentable hacer, y que, una vez que ha proporcionado ventajas de posición al líder, las restantes empresas estiman que no resultaría beneficioso tratar de competir con éste dado el tamaño del mercado y las ventajas acumuladas. O, también, la empresa líder puede haber organizado una red de comercialización que le permite absorber una cuota significativa del mercado, y las restantes empresas consideran excesivamente costoso competir en ese terreno con quien tiene la ventaja de haber realizado la inversión con anterioridad. En general, las ventajas provienen de la realización anticipada por el lider de algún tipo de inversión específica que le proporciona ventaja relativa. Si esto es así, la posición del líder depende de lo que se denominan las ventajas de mover primero -antes que los competidores-, idea que puede formalizarse suponiendo que la empresa lider decide en una primera etapa, antes que sus competidores, la capacidad a instalar, mientras que en la segunda etapa los competidores, conociendo la capacidad instalada por el líder, determinan la suya, y todos eligen su volumen de producción. La idea, en último extremo, consiste en que si una empresa es capaz de realizar una inversión previa que desplace de forma irreversible su función de reacción puede obtener beneficios de ello, ya que obligará a los Volver al índice
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competidores a situarse en un punto sobre la curva de reacción elegida. La ventaja consiste, pues, en determinar la capacidad a instalar antes que los competidor Suponemos, en consecuencia, la existencia de un comportamiento estratégico en donde se permite que la empresa 1 mueva primero en el período t=0 eligiendo, por ejemplo, la cantidad de capital que desee K1 y en el período t=1, ésta solamente decide la cantidad a producir q1, mientras que la empresa 2, en el período t=1 debe determinar al mismo tiempo tanto su capacidad a instalar K2 como su nivel de producción q2. En estas circunstancias, siempre que se den determinadas condiciones que se exponen a continuación, aquella que mueve la primera será lider mientras que a la otra le corresponderá el rol de seguidora al ser el punto de partida asimétrico y gozar la líder de unos costes de producción menores. Sin embargo hay que tener en cuenta 1) El capital es costoso. Por dicho motivo, si la empresa 1 si quiere maximizar sus beneficios al determinar la capacidad a instalar K1, en el período t=0, debe anticipar cuál será la situación de equilibrio final en el período t=1, cuando compite en cantidades con las demás en el mercado, para no tener más capacidad que la que se requiere para producir su producción óptima q*1. A este respecto, el equilibrio final del mercado debe ser, al mismo tiempo, un equilibrio de Nash al corresponder a la mejor respuesta de todos los participantes. Esto exige, en concreto, anticipar cuál será la respuesta de la empresa 2. 2) Cuando la empresa 2 elige su nivel de capacidad K2 ya conoce cuál es la cuantía de K1 y actuará en consecuencia. Por ello, si considera que la empresa 1, con independencia de la magnitud de K1 puede disminuir la capacidad productiva sin ningún coste, elegiría un volumen de K2 que le posibilitara producir una cantidad de q2 correspondiente a la solución de Cournot ya que, produciendo esa cantidad, sus beneficios son mayores que si actúa como seguidora. Por tanto, si eso es así, lo mejor que puede hacer la empresa 1, sería optar desde el primer momento por un K1 tal que le permitiera producir la cantidad propia de la solución de Cournot. 3) La situación es radicalmente distinta si la capacidad productiva de la empresa 1, K1, está dada y no se puede disminuir al tener ese coste fijo un gran componente de costes
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hundidos. Por medio de comprometerse la empresa 1 a producir una determinada cantidad de q1, sin que pueda revertir su decisión, cuando la empresa 2 determina su K2 -y por tanto q2- sabe que K1 está dado y es irreversible. En tal caso, al determinar su mejor respuesta, esto le llevará a aceptar la posición de seguidora. 4) Por todo lo dicho, la elección de K1 es una decisión estratégica. La líder, al seguir un curso de acción predeterminado e irreversible, restringiendo sus opciones factibles, altera las expectativas de la empresa 2 obligándola a aceptar el papel de seguidora. De este modo anticipa correctamente cual va a ser el comportamiento de ésta y, al tener las ventajas de mover la primera, puede determinar su capacidad óptima. Para realizar un análisis algebraico y gráfico realizamos los siguientes supuestos.
1) La empresa 1 elige su capacidad K1, en t=0, a un coste unitario de c0. Si el coste total en capacidad c0K1 ha de ser un coste hundido para que el mover primero representa una ventaja, ese nivel de K1 podrá aumentarse en el período t=1 pero nunca disminuirse. 2) Si la competencia es en cantidades, las empresas en el período t=1 determinan simultáneamente su capacidad y producción. Concretamente, la empresa 2 debe elegir tanto q2 como K2, mientras que la empresa 1, si su cantidad deseada, q1, es tal que q1≤K1, sólo determinará su producción. Por el contrario si q1>K1 deberá también decidir sobre la nueva capacidad a instalar. 3) La producción nunca puede sobrepasar la capacidad instalada. El coste unitario de producción es c. 4) Se supone que la demanda es lineal y que las empresas son simétricas teniendo los mismos costes. La única diferencia aceptable es la asimetría inicial de partida caso de que la empresa 1 mueva primero.
Suponemos en primer lugar que no hay ventajas en mover el primero, en ese caso ambas empresas determinarán simultáneamente en el período t=1, su capacidad y producción. La capacidad instalada no tendrá ningún efecto estratégico al no poder influir en las decisiones de las demás
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empresas y el reconocer que se requiere capacidad para poder producir no altera significativamente lo que ya sabíamos respecto a la solución de Cournot. Cada empresa elegiría el nivel de capacidad preciso para producir siendo idénticos la producción y la capacidad instalada qi=Ki i=1,2. Esto le representaría unos costes por unidad de producto de c0+c, y como la demanda es lineal p=a-bQi cada empresa intentaría maximizar sus beneficios Bi=qi[a-b(qi+qj)-c0-c]
i,j=1,2
(50)
lo que implica una función de reacción qi(qj)= a-bqj-c0-c (51) 2b semejante a las encontradas en la solución de Cournot salvo que ahora los costes reflejan tanto los correspondientes a la producción como a los de capacidad. El equilibrio de Nash sería el par {q1*,q2*} obtenido al resolver simultáneamente el par de ecuaciones anteriores. Supongamos, alternativamente que consideramos un comportamiento estratégico donde el tiempo tiene importancia. De este modo, si es la empresa 1 la que elige primero se tendría que, en el período t=1, cuando compite con la empresa 2 caben dos posibilidades. Por un lado si q1≤K1 habiendo elegido K1 en t=0, la capacidad es suficiente para llevar adelante sus planes de producción. Al no necesitar nueva capacidad, sus costes serán simplemente de c. Por otro lado, si q1>K1, la capacidad instalada no es suficiente y debe elegir una capacidad mayor K`1>K1, y sus costes, lógicamente, serán de c0+c. Por lo que respecta a la empresa 2 su situación es similar al caso anterior. Debe elegir al mismo tiempo q2 y K2, de forma que q2=K2, con unos costes asociados de c+c0. En términos de la función de reacción, la correspondiente a la empresa 2 sería q2(q1)= a-bq1-c0-c
(52)
2b mientras que la empresa 1, tendría dos funciones de reacción alternativas: si q1≤K1
q1(q2)= a-bq2-c 2b
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mientras que si q1>K1 q1(q2)= a-bq2-c0-c 2b Claramente, ante cualquier q2, la cantidad óptima para la 1, q*1, es mayor cuando su función de reacción es la primera que cuando es la segunda al tener asociados unos costes menores. En términos gráficos la función de reacción primera está a la derecha de la segunda, tal como vemos en la figura siguiente, estando el equilibrio de Nash, caso de adoptar sus decisiones simultáneamente en el punto (C,N) mientras que el correspondiente al equilibrio de Stackelberg correspondería a S, como consecuencia de la ventaja de haber movido primero la empresa 1 y por medio de haber elegido K1 en el primer período, tener una ventaja en los costes en el período siguiente posibilitándola el seguir la función de reacción primera en vez de la segunda, desplazando el equilibrio a lo largo de la función de reacción de la empresa 2 y permitiéndole obtener unos beneficios mayores al situarse en una curva de isobeneficio más cercana al eje de abcisas.
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Sin embargo, alcanzar la solución de Stackelberg es el resultado de hacer irreversible a K1 invalidando la vuelta al equilibrio de Cournot-Nash. Procediendo así no sólo los beneficios de la empresa lider son mayores que los que le hubieran correspondido en dicha solución, sino que son, asimismo, mayores que los de la empresa seguidora. Las ventajas de mover el primero han conducido a un aumento en la producción -y en los beneficios- a costa de reducir los correspondientes a la empresa seguidora. Ésta en el equilibrio final produce menos -con unos beneficios menores- que en la situación alternativa de una toma de decisiones simultánea. La conclusión anterior es cierta en la medida en que estén presentes las siguientes condiciones: 1) Hay ventajas en mover el primero. Es decir hay suficientes incentivos para que ambas empresas deseen ser líderes al implicar unos mayores beneficiosii. Por ello, aquella que mueva la primera podrá alcanzar el papel de líder siempre que la segunda se conforme con ser seguidora y actúe en función de esa expectativa. Pero si esto no se da y ambas quieren ser lideres el equilibrio final al que se llegaría sería un equilibrio de Nash semejante al de Cournot del primer apartado pero con unos niveles de producción mayores, una sobrecapitalización de la industria y unos beneficios asociados menores. 2) La competencia es en cantidades. Si la competencia es en precios (Bertrand) ya no es cierto, como vemos en el siguiente apartado, que el líder obtenga más beneficios que el seguidor. Aquel que mueve primero sigue teniendo más beneficios que los que obtendría cuando las decisiones son simultáneas, pero su cuantía es menor que las que obtiene el que mueve el segundo.
5.6. El modelo de la empresa dominante Frente al modelo de Stackelberg, en el que la empresa seguidora adopta una variación conjetural tipo Cournot, los seguidores en el modelo de la empresa dominante actúan como si hubiera competencia perfecta. Este modelo supone que los seguidores consideran dado el precio de mercado y lo igualan al coste marginal con el fin de maximizar beneficios. La empresa dominante, por el contrario, establece su precio Volver al índice
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maximizador de beneficios dada la curva de oferta de las empresas competitivas. Por tanto, a la hora de extraer los máximos beneficios de monopolio de la industria la empresa dominante actúa como un monopolista parcial sujeto a la oferta de los productores competitivos. En el gráfico siguiente consideramos D como la curva de demanda del mercado, CMa es la curva de coste marginal de la empresa dominante y S es la curva de oferta de las empresas competitivas. La curva NN´D es la curva de demanda neta para la empresa dominante la cual se obtiene restando horizontalmente la curva S de la curva D. Con el fin de maximizar beneficios, la empresa dominante iguala la curva de ingresos marginal IMa, a la curva de coste marginal. El resultado es un nivel de producción para la empresa dominante igual a Oq1 a un precio Op1. A ese precio el grupo de empresas competitivas produce la cantidad q1 q2 , con lo que la producción total del mercado es Oq3.
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En el gráfico se ha señalado también la producción de monopolio q2 y su precio p2 . Como es de esperar la incorporación de una oferta competitiva debilita el poder de mercado de la empresa dominante, como muestra la reducción del margen precio-coste (pCMa)/p. Por otro lado una expansión de la demanda tiende a reducir aún más el precio de mercado. Suponemos que un mercado tiene una empresa líder y 1.000 empresas competitivas idénticas. La demanda total en el mercado viene dada por Q =50.000-1.000p La empresa líder tiene una curva de coste marginal dada por CML =10 mientras que las empresas precio-aceptantes tienen idénticas curvas de coste marginal dadas por CMS =q+5. Las empresas precio-aceptantes fijan p=CM o lo que es igual q+5=p. Puesto que son 1.000 empresas idénticas la curva de oferta conjunta de estas empresas será QST =1000p-5000. La empresa líder oferta el resto de la demanda del mercado que no es ofertado por las precio-aceptantes con lo que la demanda para la empresa líder es la demanda del mercado menos la cantidad ofertada por las competitivas. QDL =50.000-1000p-1000p-5000= 55.000-2.000p De esta curva de demanda podemos derivar la curva de ingreso marginal, multiplicando por el precio y derivando, con lo que obtenemos p=27,5- QDL /2.000 ITL =pQDL =27,5QDL – QDL /2.000 IML =27,5 – QDL /1.000 El beneficio de la empresa líder se maximizará igualando ingreso marginal a coste marginal 10 = 27,5 – QDL /1.000. De ahí QL = 17.500 y p=18,75.
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Para las empresas precio aceptantes se tiene q+5=18,75 luego la cantidad de equilibrio para cada una de ellas es 13,75. La cantidad de equilibrio del mercado será la suma de las cantidades de la líder y de las seguidoras o sea 17.500+13.750=31.250.
5.6. El liderazgo en la elección del precio Existe liderazgo en la elección del precio cuando una de las empresas fija el precio que la otra considera dado. En un modelo en el que los bienes son heterogéneos, suponemos que qi(p1,p2) es la demanda de producción de la empresa i. La seguidora elige p2 considerando dado p1. Es decir, la seguidora maximiza max p2q2(p1,p2)-c2(q2(p1,p2))
(55)
Suponemos que p2=g2(p1) es la función de reacción que nos da la elección óptima de p2 en función de p1. La líder resuelve a continuación el siguiente problema de maximización: max p1q1(p1,g2(p1))-c1(x1(p1,g2(p2))
(56)
para hallar el valor óptimo de p1. En el caso en que las empresas venden productos idénticos, si la empresa 2 vende una cantidad positiva, debe hacerlo al precio p2=p1. A cada uno de los precios p1, la seguidora decidirá producir la cantidad q2*(p1) que maximice sus beneficios, considerando dado p1. Por lo tanto, en este caso la función de reacción es simplemente la curva de oferta competitiva. Si la empresa 1 cobra el precio p1, venderá r(p1)=q1(p1)-q2*(p1) unidades de producción. La función r(p1) se conoce con el nombre de curva de demanda residual de la empresa 1. Esta desea elegir el precio p1 que maximice max p1r(p1)-c1(r(p1))
(57)
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Este problema es exactamente igual que el del monopolio que se enfrenta a la curva de demanda residual r(p1). La figura siguiente muestra gráficamente la solución. Para hallar la curva de demanda residual se resta la curva de oferta de la empresa 2 de la curva de demanda del mercado. A continuación se aplica la condición habitual IM=CM para hallar el nivel de producción de la líder.
En este caso las empresas prefieren ser seguidoras a ser líderes. Si los bienes de las dos empresas son idénticos, considerando la figura vemos que la empresa 1 elige el precio p* y el nivel de producción q1*. La 2 tiene la opción de ofrecer el mismo nivel de producción que la 1, q1*, al mismo precio p*, pero rechaza esa posibilidad en favor de la de producir otro nivel distinto, a saber, el que se encuentra en la curva de oferta de la empresa 2. Por lo tanto esta empresa obtiene mayores beneficios que la 1 en condiciones de equilibrio.
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Intuitivamente, la razón por la que una empresa prefiere ser la seguidora en un juego de fijación del precio se halla en que la líder tiene que reducir su nivel de producción para mantener el precio, mientras que la seguidora puede considerar fijo el precio de la líder y producir tanto como desee; es decir, la seguidora puede aprovecharse de las limitaciones que tiene la líder para elegir su nivel de producción. Para Schelling (1963) ejercer el papel de líder es una distinción improductiva de la que se evade el aparente seguidor y que asume por fuerza el aparente líder. Se ha demostrado [Boyer y Moreaux (1983)] que, en un marco estático y para un duopolio con un producto homogéneo y un espacio estratégico compuesto de precios y cantidades, si las tecnologías son suficientemente diferentes existirá colusión entre los dos duopolistas: la empresa con tecnología menos eficiente (costes más elevados) actuará como líder y la empresa con la tecnología más eficiente (costes más bajos) actuará como seguidor. Resultado que explícita el error que se comete al etiquetar como "dominante" a aquella empresa que mantiene el liderazgo en precios. Ejercicios 1. ¿Es el modelo de Stackelberg habitual en algún mercado?. Describalo y explique la situación de las diferentes empresas que lo componen 2. Idem para el modelo de empresa dominante. i.
En el caso general, dado el nivel de producción de la empresa 1, la 2 maximizará los beneficios p(q1+q2)q2-c2(q2) cuya condición de primer orden es (1) pq1+q2)+dp/dQ q2=dc2(q2)/dq2 igual a la condición de Cournot. La empresa 1 desea elegir su nivel de producción, mirando hacia adelante y teniendo en cuenta cómo responderá la 2. Por lo tanto la empresa 1 desea maximizar p(q1+Φ2(q1)q1)q1-c1(q1) La condición de primer orden es p(q1+q2)+dp/dQ[1+Φ2'(q1)]q1=dc1(q1) (2) Las ecuaciones (1) y (2) son suficientes para hallar los niveles de producción de las dos empresas. ii.
Se puede demostrar que si los productos son fabricados por las dos empresas son sustitutivos y las curvas de reacción tienen pendiente negativa, una empresa siempre prefiere ser la líder a ser la seguidora. En consecuencia el hecho de que la lider sea una empresa u otra depende probablemente de factores históricos, por ejemplo, de cuál fuera la que entró primero en el mercado, etc,.
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TEMA 6. DIFERENCIACIÓN DE PRODUCTO Y COMPETENCIA MONOPOLÍSTICA
6.1.Introducción La competencia monopolística es una forma de competencia imperfecta extraordinariamente frecuente. Una industria de competencia monopolística se caracteriza por tres atributos: el mercado está formado por muchas empresas, los productos están diferenciados y hay libertad de entrada. Las empresas intentan protegerse de la competencia generada por la gran cantidad de competidores y por la posibilidad de libre entrada, mediante la diferenciación de producto. Con diferenciación, cada empresa ofrece un producto único que le confiere características de monopolio. De esta manera, las empresas se enfrentan a una curva de demanda con pendiente negativa. Las consecuencias son bastante importantes. Significa que si reduce el precio, atrae clientes de otras empresas, pero no captura todo el mercado. Alternativamente si aumenta el precio, perderá parte de sus clientes, pero conservará algunos. El equilibrio de un mercado de competencia monopolística difiere en dos aspectos esenciales de un mercado de competencia perfecta. En primer lugar, difiere en que cada empresa opera con un exceso de capacidad. Es decir, opera en el tramo descendente de la curva de coste medio. En segundo lugar, también difiere en que cada empresa aplica un precio superior al coste marginal. La competencia monopolística no cuenta con todas las propiedades deseables de la competencia perfecta. Hay una pérdida de bienestar social debido a la fijación de un precio superior al coste marginal. Adicionalmente el número de empresas (variedades) puede ser demasiado grande o demasiado pequeño con relación al óptimo. En la práctica, la capacidad de los decisores en política económica para corregir estos fallos de mercado es limitada. 6.2.
Diferenciación de producto
Siguiendo a Chamberlin definimos la diferenciación de producto en la siguiente forma: Un tipo general de producto se considera diferenciado si existe cualquier base significativa para distinguir los bienes (o servicios) de un vendedor de los de otro vendedor. Tal base puede ser real o imaginaria, dependiendo de si resulta importante para los compradores, y comporta la existencia de preferencias por una variedad en detrimento de otra. Cuando surge esta diferenciación, aunque sea ligera, compradores y vendedores no se encuentran al azar y de forma aleatoria (como en competencia pura) sino de acuerdo con sus preferencias. La diferenciación puede basarse en determinadas características del producto, como propiedades exclusivas que están patentadas, marcas, peculiaridades del envasado
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o particularidades en materia de calidad, diseño, color o estilo. También puede darse diferenciación en relación a las condiciones en que tiene lugar su venta. En el comercio minorista, por ejemplo, estas condiciones incluyen factores tales como la conveniencia de la localización del vendedor, el tono general o carácter de su establecimiento, su manera de negociar, su reputación de honestidad comercial, cortesía, eficiencia, y los lazos personales que vinculan a los compradores, o con el mismo vendedor, o con sus empleados. Cuando se tienen en cuenta estos dos aspectos de la diferenciación, es evidente que virtualmente todos los productos están diferenciados, al menos en pequeño grado, y que en un amplio segmento de la actividad económica la diferenciación es de considerable importancia. Decimos que dos o más bienes son sustitutos imperfectos cuando son suficientemente parecidos como para poder ser utilizados con el mismo objetivo, pero al mismo tiempo suficientemente diferentes para que algunos sean mejores que otros (diferenciación objetiva) o simplemente sean bastante diferentes para que algunos consumidores prefieran el uno al otro (diferenciación subjetiva). 6.3.
Competencia monopolística Los mercados de competencia monopolística se caracterizan por: a) La industria está formada por numerosas empresas relativamente pequeñas. b) Las empresas ofrecen productos diferenciados en alguno de los sentidos antes señalados. c) Hay libertad de entrada. d) La función de coste integra un elemento de coste fijo.
Como consecuencia de lo anterior, las empresas en competencia monopolística presentan dos resultados destacables. En primer lugar que, en equilibrio, las empresas obtienen beneficios nulos; al igual que en competencia perfecta. Ello es debido a la libre entrada de empresas. En segundo lugar las empresas, tal y como en el caso del monopolio y oligopolio, gozan de poder de mercado, es decir, establecen precios que se encuentran por encima del coste marginal. En consecuencia una estructura industrial de competencia monopolística, a diferencia de la competencia perfecta, no es eficiente, ya que no maximiza el bienestar social. La publicidad y la imagen de marca aparecen entre los factores que más influyen en las preferencias de los consumidores cuando los bienes son intrínsecamente muy similares o, incluso idénticos. El grado de información del consumidor respecto a las variedades ofrecidas en el mercado, juega también un papel importante. Si el consumidor no está seguro respecto de la cantidad de las marcas disponibles, y si la obtención de información es costosa, los consumidores se guían por el prestigio de las marcas.
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Otras formas de diferenciación son la existencia de un servicio postventa o la localización del productor o proveedor en relación a los clientes. Dado que el transporte es costoso tanto en términos de tiempo empleado como de recursos consumidos, los compradores elegirán el proveedor más cercano si los precios son idénticos. Las empresas hacen uso de la diferenciación de producto como una estrategia competitiva con el propósito de dar respuesta a una demanda diversificada generada por la heterogeneidad de preferencias de los consumidores. Ya que los consumidores están dispuestos a pagar un precio más elevado por adquirir su variedad predilecta, las empresas intentan encontrar su nicho de mercado como monopolistas de alguna variedad de un producto, y así, en cierta medida, relajar la presión competitiva que soportan sus precios. Juntamente con la heterogeneidad de preferencias de los consumidores, el otro elemento que da lugar a la diversificación es la demanda de variedad o, dicho de otro modo, la preferencia por la variedad. Es decir, no sólo cada individuo presenta preferencias específicas, sino que la mayoría de los individuos están dispuestos a pagar un precio más alto por cada unidad de un grupo de bienes a cambio de poder elegir entre una mayor variedad de productos. Una tercera clasificación distingue entre diferenciación de producto horizontal y vertical. La primera hace referencia a comparaciones entre bienes que son producidos con cantidades similares de recursos pero presentan diferencias de diseño. La diferenciación vertical tiene lugar entre bienes que son producidos con cantidades diferentes de recursos, con la consecuencia que los más costosos resultan de superior calidad en términos de seguridad, duración o prestaciones. La diferenciación vertical se refleja en los costes de producción. En resumen, la diferenciación de producto puede tener su origen en los factores siguientes: 1) En diferencias objetivas en las características de cada variedad, como es el caso de la diferenciación horizontal y vertical. 2) En diferencias geográficas o de localización espacial de los proveedores con respecto a los clientes. 3) En diferencia subjetivas o percibidas por los consumidores a partir de campañas publicitarias o del prestigio y reputación de las empresas. 6.4.
El modelo de Chamberlin de productos simétricamente diferenciados
Analizamos la competencia monopolística considerando los dos modelos clásicos más conocidos: El modelo con preferencias simétricas de Chamberlin Los modelos de localización de Hotelling y Salop.
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Las características comunes a ambos modelos es que la diferenciación de producto es consecuencia de la respuesta a la heterogeneidad de las preferencias de los consumidores y que el número de variedades que una industria puede introducir viene limitado por la importancia de los costes fijos de cada empresa, es decir, por las economía de escala. La diferencia fundamental entre los dos modelos es que, mientras la versión de Chamberlin supone un mismo grado de sustituibilidad entre dos variedades cualesquiera, las otras versiones implican que cada variedad tiene unos sustitutos más próximos que otros. El modelo de Chamberlin, también conocido como modelo del consumidor representativo hace los siguientes supuestos básicos. a) Se establece que la industria contiene tantas empresas como variedades-una variedad por empresab) La función de costes es idéntica para todas las empresas de la industria y está integrada por un componente fijo y un coste marginal constante. Es decir, el coste medio es decreciente. c) Las funciones de demanda de todas las empresas son simétricas. Lo que es equivalente a decir que todas las variedades se diferencian en idéntico grado, o presentan el mismo grado de sustituibilidad, entre ellas. Por tanto las empresa cuentan con una cuota de mercado idéntica. Cuando una nueva empresa entra en la industria, la cuota de mercado de todas las empresas disminuye en la misma proporción. Analizamos inicialmente el equilibrio de la empresa y a continuación el equilibrio de la industria. En la siguiente gráfica DD representa la demanda residual en cada nivel de precio para una empresa cualquiera (a la que denominamos empresa representativa) cuando el resto de empresas mantiene un precio idéntico al suyo. La entrada de nuevas empresas se traduce en la rotación de DD hacia la izquierda sobre su punto de intersección con el eje de ordenadas, ya que cada empresa pierde cuota de mercado en la misma proporción en cada nivel de precio. En efecto, la cuota de mercado individual es siempre 1/n x Q(p) y, dado un precio, la cuota individual disminuye cuando aumenta el número de empresas.
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Precio
pe d
D
qe
Cantidad
Suponemos ahora que este precio homogéneo se encuentra fijado en pe y que todas las empresas producen un output qe. Podemos dibujar una segunda curva de demanda residual dd bajo la condición de que los precios de todas las otras empresas no varían y permanecen en pe. Esta recta dd es más elástica que DD porque si la empresa reduce (aumenta) unilateralmente su precio por debajo (encima) de pe, verá su demanda aumentada (disminuida) en detrimento (a favor) de sus competidores. Es decir, su cuota de mercado se elevará (caerá) respecto del resto de empresas. Dado que cada empresa cuenta con libertad de fijar el precio de su variedad, como corresponde a una industria imperfectamente competitiva, las empresas maximizarán su beneficio en aquel nivel de producción en el que el ingreso marginal iguala el coste marginal. Suponemos que, en un momento dado el precio, p, y la cantidad, q, común a todas las empresas de la industria, es tal que cada empresa tendrá incentivos para aumentar su output hasta q´( y bajar el precio hasta p´) con el propósito de maximizar su beneficio. Es decir, tiene incentivos a producir en el punto donde su ingreso marginal (suponiendo dados los precios del resto de las empresas) iguale su coste marginal. Dado el supuesto de simetría se produciría un reajuste de todas las empresas hasta llegar a un nuevo equilibrio.
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D d IMad p
p1
CMe CMa q
q1
El nuevo equilibrio lo tenemos en el siguiente gráfico. Ahora el precio de mercado, pR, y el output de todas las empresas, qR , coincide con la condición de maximización de beneficios de todas las empresas, ya que ingreso y coste marginal coinciden. Como el precio es superior al coste medio, cada empresa obtiene beneficios iguales al área A.
D
d pR A CMe
CMa qR
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IMa
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Si supusiéramos que el número de empresas en la industria es fijo, el precio pR y la cantidad qR constituirían un equilibrio de Nash, ya que ninguna empresa tendría incentivos a variar su precio, dado el precio de las otras empresas. Pero este caso no es una situación de equilibrio a largo plazo de la industria si hay libertad de entrada de nuevas empresas con la introducción de nuevas variedades del producto. Si la industria presenta beneficios positivos existirán incentivos para la entrada de nuevas empresas, que introducirán nuevas variedades y reducirán la cuota de mercado de las empresas existentes. La reducción de la cuota de mercado para las empresa establecidas, rotación de DD hacia la izquierda, implica un desplazamiento de su demanda residual hacia la izquierda y hacia abajo. La entrada continuará hasta que los beneficios se reduzcan a cero. Esta situación implica que la función de demanda es tangente a la función de coste medio. Es decir, en equilibrio a largo plazo el precio iguala el coste medio.
D
pe
d
CMe
IMa
qe
CMa
En equilibrio, los beneficios son nulos y, por tanto, los incentivos a entrar en la industria son inexistentes y las empresas establecidas se encuentran en equilibrio de Nash respecto a los precios. Ninguna empresa desea variar su output, ni su precio, dado el output y el precio establecido por el resto de las empresas. El número de variedades de equilibrio queda determinado endógenamente y depende de la forma y posición de la función de coste y del grado de sustituibilidad entre variedades: Para un grado de sustituibilidad dado entre variedades, cuanto más elevado es el coste medio, menor número de variedades admite el mercado.
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Para una función de coste dada, cuanto más elástica sea la función de demanda residual dd (el grado de sustitución entre variedades es más elevado), menor es el número de variedades que llevan a la saturación del mercado. 6.5.
Eficiencia en el modelo de Chamberlin
El análisis en términos de eficiencia implica comparar el nivel de bienestar social que proporciona el equilibrio en competencia monopolística con el óptimo social, representado por la competencia perfecta, en términos de precios y de número de variedades. En cuanto a la primera cuestión, ya hemos visto que la fijación de precios en competencia monopolística no da lugar a un equilibrio eficiente pues los precios son superiores al coste marginal. En cuanto al número de variedades tenemos que preguntarnos si la solución de equilibrio implica un exceso o un defecto de variedades. Para responder a esta cuestión tendríamos que saber cuánto están dispuestos a pagar los consumidores en términos de precios más altos a cambio de mayor variedad. Dada una dimensión de mercado, es decir, dado un nivel de demanda agregado para el conjunto de la industria, cuanto mayor sea el número de variedades, es decir, cuanto mayor sea la diversidad del producto, menor cantidad se producirá de cada variedad y a mayor coste unitario debido a la existencia de economías de escala. Para ilustrar el dilema coste-número de variedades e intentar comprender lo que implica para el bienestar social planteamos un ejemplo numérico. Aún aceptando que introducimos simplificaciones importantes para facilitar la exposición del problema, supondremos que las variedades son perfectamente sustitutivas entre si y que las empresas compiten a la Cournot. Es decir, volvemos a plantear el modelo de oligopolio con libertad de entrada ya analizado anteriormente. Esta formulación conserva la mayor parte de los resultados cualitativos del modelo de Chamberlin con heterogeneidad de productos y, a la vez, facilita su presentación formal. Las condiciones son: Equilibrio de Cournot-Nash: En equilibrio ninguna empresa desea modificar la cantidad producida. Homogeneidad: Variedades perfectamente sustitutivas para los consumidores. Demanda lineal: La demanda en la industria viene dada por Q(p)=110-p Coste: La función de coste contiene un componente fijo: C(q)=F+10q dónde F es un coste fijo que adopta dos valores alternativos (59 y 100) mientras que el coste marginal es constante e igual a 10. Como veremos, aunque todas las empresas producen un bien homogéneo, esta industria sigue una pauta de competencia monopolística. La condición de demanda residual con pendiente negativa se cumple si hay diferenciación, pero también, alternativamente, en presencia de costes fijos elevados. Los supuestos son: Hay entrada de empresas en la industria mientras el beneficio es positivo.
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El número de empresas de equilibrio queda determinado por la condición de beneficios nulos. El precio se fija por encima del coste marginal, lo que implica que existe poder de mercado. Determinamos el equilibrio, inicialmente en forma heurística y después en forma analítica. La figura siguiente nos muestra la función de demanda residual juntamente con las funciones de coste medio y coste marginal. En el supuesto de competencia a la Cournot con bienes homogéneos la única función de demanda residual relevante es DD, dado que todas las empresas aplican el mismo precio. Por otra parte, la entrada de nuevos competidores desplaza en paralelo y hacia la izquierda a DD. En efecto, para cualquier nivel de precios la empresa representativa considera dado el output del resto de empresas, y obtiene la demanda residual por diferencia entre la demanda total en la industria y la oferta del resto de empresas. 27 23,5
17,7
CMe
10
CMa
7,7
D12
25,3
D11
27
Para comprobar cómo el número de empresas en equilibrio varía con la variación de la función de coste, calcularemos primero los valores de las diferentes variables para F=59 y después para F=100. En el cuadro siguiente tenemos los valores de las variables significativas, para un coste fijo de 59, cuando modificamos el número de empresas. Con libertad de entrada el número de empresas de equilibrio sería de 12.
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Número de empresas 1 2
Output individual 50 33,3
Output industria 50 66,7
Precio
Coste medio 11,2 11,8
Beneficio empresa 2441 1052,1
Excedente del consumidor 1250 2222
Excedente social 3691 4326
60 43,3
7,7 7,1 6,7
92,3 92,9 93,3
17,7 17,1 16,7
17,7 18,3 18,9
0 -8,0 -14,6
4260 4311 4356
4262 4207 4152
Excedente del consumidor 1250 2222
Excedente social 3650 4244
4050 4132
4050 3959
1
12 13 14
Para un coste fijo de 100 el cálculo sería el siguiente Número de empresas 1 2
Output individual 50 33,3
Output industria 50 66,7
Precio
Coste medio
60 43,3
12 13
Beneficio empresa 2400 1011,1
10 9,1
90 90,9
20 19,1
20 21
0 -17,4
2
9 10 11 12 13 14
Se observa que cuando disminuye el coste fijo disminuye el número de empresas de equilibrio. Asimismo, el coste unitario crece cuando aumenta el número de empresas, el precio disminuye como consecuencia del incremento de oferta y los beneficios también disminuyen rápidamente hasta que se anulan. En este punto ya no entran más empresas en la industria. El análisis en términos de bienestar muestra que el equilibrio de mercado da lugar a un número excesivo de empresas, ya que el máximo bienestar social al que se puede llegar en condiciones de libre entrada se alcanza con……. empresas, cuando el coste fijo es pequeño y ……….empresas cuando el coste fijo es grande. En realidad la solución más eficiente sería un monopolio que fijase el precio igual que el coste marginal (p=10) pero ésta no es una solución de mercado ya que exigiría intervención pública. Volviendo al supuesto de heterogeneidad del producto vemos que a medida que disminuye el grado de sustituibilidad entre variedades, es decir, a medida que aumenta la preferencia por la variedad de la sociedad, también crece la cantidad socialmente óptima de variedades. Un equilibrio óptimo reflejaría la contraposición entre grado de variedad –número de marcas diferentes- y cantidad producida de cada variedad. 1 2
Los apartados en blanco deben ser calculados por el alumno. Los apartados en blanco deben ser calculados por el alumno.
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Continuemos con el supuesto de que las n variedades son producidas con la misma función de costes y se enfrentan a la misma función de demanda. La cantidad de equilibrio q a producir para cada variedad será la misma. Podemos verlo en términos numéricos para facilitar la comprensión. Supongamos que la economía dispone de 1000 unidades de inputs, y cada unidad de output se produce con un coste marginal constante de 10. El coste fijo es 40. El cuadro siguiente presenta una serie de combinaciones posibles (n,q) dados los recursos disponibles N
Q
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
96 46 29,33 21 16 12,67 10,29 8,5 7,11 6 5,09 4,33
Este conjunto (n,q) forma la frontera de posibilidades de producción o combinaciones factibles de variedad y cantidad tal y como se presenta en el siguiente gráfico.
A Curvas de indiferencia
O n*
B
FPP
q* Volver al índice
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El punto O (n*, q*) en donde son tangentes la curva FPP y la curva de indiferencia social más alta representa la combinación más eficiente de variedad y cantidad. Una curva de indiferencia social contiene todas las posible combinaciones (n,q) que representan el mismo nivel de satisfacción de la colectividad. El nivel de satisfacción es mayor cuanto más alejada del origen se encuentra una curva. La pendiente de la curva de indiferencia es siempre negativa ya que los consumidores estarán dispuestos a aceptar una reducción en el grado de variedad de que disponen si, a cambio, obtienen más cantidad de cada de las variedades existentes, y viceversa. Cualquier punto por debajo de FPP sería ineficiente ya que siempre sería posible con los recursos disponibles aumentar n o q. Los puntos situados por encima (a la derecha) de la frontera FPP no son alcanzables dados los recursos disponibles. Los puntos A y B situados en la misma frontera representan posibles equilibrios en competencia monopolística, pero no son eficientes. El punto A implica más variedad y menos cantidad de la óptima mientras de B implica variedad insuficiente y cantidad excesiva de cada variedad. Para hacer el desarrollo analítico partimos de Q(p)=110-p de dónde p=110-Q y la función de beneficio para cualquiera de las empresas viene dada por
Resultado que nos indica que el precio disminuye al aumentar la oferta. De ahí tendremos El excedente del consumidor viene dado por
El excedente social viene dado por W=nBi+E El número de empresas en equilibrio vendrá dado por
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El
coste
medio
viene
dado
por
El máximo del excedente social se obtiene en la siguiente forma
6.6.
El modelo de localización de Hotelling
A diferencia del modelo de Chamberlin, los modelos de localización incorporan la noción de grado desigual de sustituibilidad entre variedades en función de la distancia existente entre ellas. Es decir, la diferenciación de producto se basa en la distancia existente entre las localizaciones respectivas. Si bien el modelo original de Hotelling hace referencia a como la localización geográfica de los consumidores y vendedores determina los precios y la localización de las empresas, formulaciones posteriores extienden el modelo de localización al espacio de características de los productos. Por tanto, los modelos de localización apuntan tanto a la ubicación en el espacio geográfico como a la ubicación en el espacio de características del producto. En las versiones más actuales del modelo de localización se parte de la idea de que los consumidores no se interesan por los bienes como tales sino que lo importante es el conjunto de atributos o características incorporados en estos bienes. Por ejemplo, las diferentes marcas de cerveza pueden diferir en su contenido alcohólico o diferentes marcas de bebidas refrescantes en la cantidad de azúcar que incorporan. Los modelos de localización o espaciales son modelos de competencia monopolística en dónde los consumidores perciben el producto de cada empresa como si se encontrara en un punto concreto bien sea del espacio geográfico bien sea del espacio Volver al índice
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de características del producto. Cuanto más cercanos están dos productos en el espacio geográfico o de características, mejores sustitutos serán entre ellos. Cada consumidor presenta una localización geográfica concreta o, alternativamente, una preferencia especifica respecto de la cantidad de una característica concreta que quiere encontrar en un bien. Si la diferenciación opera en el espacio físico, el consumidor preferirá al suministrador más cercano con el propósito de minimizar costos de desplazamiento. Por ejemplo, los consumidores comprarán preferiblemente en la panadería de la esquina antes que en la panadería que está dos manzanas más allá, y en ésta última antes que en la panadería localizada a tres manzanas de distancia. Alternativamente, si pensamos en la diferenciación por características del producto, podemos imaginar que cada consumidor presenta preferencias determinadas respecto a la cantidad que desea de una característica y elegir la variedad más cercana a su preferencia presente en el mercado. En el modelo espacial de Hotelling, los productos sólo difieren en una dimensión que es su distancia respecto a los consumidores. Para simplificar supondremos que nuestro mercado está constituido por una ciudad con una sola calle de una longitud determinada. Los domicilios de los consumidores se distribuyen uniformemente a lo largo de la calle de manera que la densidad de compradores es la misma en cada punto de la ciudad. Suponemos que cada consumidor consume una unidad de producto por período. Supongamos que en nuestra única calle se encuentran dos panaderías que fabrican un pan idéntico. La panadería 1 se encuentra ubicada a una distancia de a kilómetros de un extremo de la calle. La panadería 2 se encuentra a b kilómetros del otro extremo.
a Panaderia 1
x
y 0
b Panaderia 2
Los consumidores soportan unos costes t de transporte por kilómetro y, por tanto, preferirán comprar en la panadería más cercana. Para ser más precisos los consumidores comprarán en la panadería que ofrezca unos precios inferiores incluyendo los costes de transporte. Un consumidor localizado en el punto “0” se encuentra a x kilómetros de la panadería 1 y a y kilómetros de la 2. Si x es menor que y el consumidor comprará en la panadería 1. A aquel consumidor que se encuentra exactamente en la mitad de la distancia entre las dos panaderías le será indiferente adquirir el pan a una u otra. Podemos analizar dos situaciones:
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En la primera el precio es fijado exógenamente y las empresas han de elegir la localización más favorable. En este caso, con el precio fijado por el gobierno pongamos por caso, podemos preguntarnos qué localización maximiza los beneficios de la panadería 1 si está supone que el emplazamiento de la 2 es fijo. De inmediato vemos que la panadería 1 intentará localizarse justo a la izquierda de la panadería 2 ya que así maximiza el número de clientes para los cuales constituye la localización más cercana. Sin embargo, la situación anterior no puede constituir un equilibrio si la panadería 2 tiene la posibilidad de decidir una nueva localización, ya que entonces tendrá incentivos para cambiar y localizarse justo a la izquierda de la panadería 1. El proceso continuará hasta que las dos empresas se encuentren justo en el centro de la ciudad, una junto a la otra, cada una con la mitad del mercado. Se habrá llegado entonces a un equilibrio estable o equilibrio de Nash en dónde ninguna empresa tendrá interés en cambiar de localización. En la segunda situación, la localización viene predeterminada pero las empresas tienen libertad de fijación de precios. En este caso se da competencia a la Bertrand dónde cada empresa tiene incentivos para bajar el precio y captar clientes de su rival. Sin embargo, en este caso, los precios de equilibrio no serán idénticos si las empresas se encuentran localizadas en puntos alejados entre sí, ya que deberán tener en cuenta los costes de transporte de los clientes potenciales. Supongamos que las dos panaderías se encuentran ubicadas como en el gráfico anterior. La panadería 1 se encuentra a una distancia de a kilómetros del final de la ciudad y la 2 a b kilómetros del final de la ciudad. Aunque la panadería 2 fije un precio ligeramente superior a la panadería 1, no perderá todo su mercado, ya que se encuentra más cerca que la panadería 1 para un cierto número de consumidores. Aunque las panaderías mantengan conjeturas de Bertrand, las dos empresas podrán aplicar precios diferentes y superiores al coste marginal. Este resultado es válido tanto si la diferenciación entre productos es geográfica como si lo es en el espacio de características. Si las empresas pueden fijar precios y localización a la vez, no existirá una solución de equilibrio. Analizamos el segundo caso con mayor profundidad. Supongamos, para simplificar, que una de las panaderías se encuentra en el punto a y la otra en el punto 1-a con o≤a≤1. La utilidad que obtiene un consumidor situado en el punto x por frecuentar la panadería situada en i es U(x,i,pi)=v-(pi+t⏐x-i⏐), donde t es el coste de transporte. A la empresa a se dirigen todos los consumidores situados a la izquierda de cierto punto x´. Suponiendo que los precios de las empresas son relativamente próximos, este punto se
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define por la condición de indiferencia entre ir a la panadería de la izquierda o la de la derecha v-(pa+t⏐x´-a⏐)=v-(p 1-a +t⏐x´-(1-a)⏐) 2tx´=p1-a +t(1-a)+ta-pa x´=1/2 +(p1-a –pa )/2t Suponiendo que el número total de consumidores es igual a 1 (un millar por ejemplo) la demanda de la empresa de la izquierda es da=1/2 +(p1-a –pa )/2t El beneficio de la empresa localizada en a será B=(pa-c)[ 1/2 +(p1-a –pa )/2t] La condición de primer orden para hallar un punto interior que maximice el beneficio es 1/2 +(p1-a –pa )/2t-[(pa-c)/t]=0 Si el equilibrio es simétrico tendríamos pa =p1-a=p De donde tendremos p=c+t Esta ecuación se puede interpretar de la siguiente forma: Cuanto mayor sea la importancia atribuida por los consumidores a la diferenciación entre productos (cuanto mayor sea t) mayores serán los margenes de equilibrio. En el límite en el que t tiende a cero obtendremos la solución de Bertrand como era de esperar.
6.7.
El modelo circular de Salop
Las principales diferencias de este modelo con respecto al de Hotelling son dos. En primer lugar, empresas y consumidores se localizan alrededor de un círculo, con lo que desaparecen los puntos extremos. En segundo lugar, este modelo introduce un segundo bien externo al grupo de manera que los consumidores pueden elegir entre alguna de las variedades de la industria considerada o algún otro bien homogéneo externo a esta industria. Supondremos que los consumidores se encuentran localizados de manera simétrica alrededor del círculo, cuya circunferencia es la unidad. Cada punto del círculo define determinadas características del producto, y la ubicación de los consumidores indica su variedad-característica preferida. Cuánto más cercanos estén dos puntos, menor será la diferencia en las características y mayor el grado de sustituibilidad entre ellos. Cada empresa produce una variedad y supondremos que se localizan
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simétricamente la una respecto de la otra. Es decir, si el número de empresas es n, la distancia en términos de características entre dos variedades cualquiera será 1/n ni
ni-1
ni+1
Consideremos un segmento cualquiera del circulo anterior y, para facilitar el análisis, representémoslo recto. La localización d* de un consumidor representa su variedad favorita. Dado que el consumidor tendrá que adquirir una de las variedades efectivamente producidas, suponemos que podría adquirir la variedad que es la más cercana a su variedad óptima d*. La satisfacción o utilidad del consumidor por disponer de la variedad ubicada en d será: U(d,d*)= u-t|d-d*| dónde u es la utilidad que supone al consumidor disponer de su variedad favorita; |d-d*| es el valor absoluto de la diferencia entre d y d* representativo de la distancia entre la variedad d que se encuentra disponible y la variedad d* óptima y t mide la tasa o el ritmo de disminución de la utilidad del consumidor a medida que la variedad adquirida se aleja de la variedad óptima Si lo representamos gráficamente vemos que la utilidad del consumidor es nulo para variedades localizadas en d=d*+u/t y d=d*-u/t3.
3
Esto se comprueba fácilmente teniendo en cuenta que podemos interpretar U(d,d*)=0 como u-‐t(d-‐ d*)=0 de dónde d=d*+u/t o bien u-‐t(d*-‐d)=0 de dónde obtenemos d=d*-‐u/t
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u
d*-u/t
d*
d*+u/t
Si ahora introducimos la posibilidad de que los precios difieran entre variedades, cada consumidor intenta maximizar su excedente o utilidad neta U(d,d*)-p adquiriendo la variedad con la mejor relación precio-calidad. Esta variedad representa la adquisición óptima que se encuentra al alcance del consumidor. Por ejemplo si la variedad preferida d* es un coche de 4 metros de largo pero su precio es muy superior a un coche marginalmente más pequeño, 3,95 metros, el consumidor decidirá comprar el coche más pequeño. Si la variedad más cercana a su favorita no le proporciona suficiente excedente, el consumidor podrá optar por adquirir un bien externo al grupo considerado. Por ejemplo, una motocicleta. Supongamos que la utilidad neta o excedente de la motocicleta para el consumidor es u´. El consumidor únicamente decidirá adquirir un coche si el excedente que obtiene es igual o superior a u´. Max[U(dí , d*)-pi]≥u´ La expresión de la izquierda de la ecuación representa el excedente máximo que el consumidor podría extraer de la variedad con mejor relación utilidad-precio. Sólo comprará un coche en lugar de una motocicleta si encuentra una marca o variedad que le represente un excedente no inferior al excedente que extrae de poseer una motocicleta. En otras palabras, el consumidor decidirá adquirir un coche únicamente si el excedente neto de la mejor adquisición –la diferencia entre el excedente de la mejor adquisición menos el excedente que obtendría de la motocicleta es positivo. Max [v-t|di -d*|-pi]≥0 en dónde v=u-u´. v representa el precio de reserva o precio máximo que está dispuesto a pagar el consumidor por un coche. Para precios de los coches superiores a v, elegirá la motocicleta. Una consecuencia del comportamiento anterior de los consumidores es que si dos variedades se encuentran relativamente cercanas, es decir, su grado de sustituibilidad en el espacio físico o en el espacio de características es alto, las Volver al índice
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variaciones de precios relativos entre ellas modificarán la elección de algunos consumidores. Por ejemplo, en la figura siguiente, se representa la demanda para dos variedades ofrecidas en el mercado.
v-‐tx-‐p
pi>pi+1
pi=pi+1
di B A di+1
El eje vertical mide el excedente neto proporcionado por una variedad o marca, dónde x significa la distancia |d-d*|. Cuando el precio es idéntico para las dos de manera que pi=pi+1 los consumidores localizados a la izquierda de A eligen la variedad di mientras que los consumidores a la derecha de A adquirirán la variedad di+1. Pero si el precio pi+1 disminuye mientras pi se mantiene inalterado, aumente el excedente neto que los consumidores obtienen de la variedad di+1 y ahora los consumidores localizados en el segmento AB pasarán a adquirir la variedad di+1 . Por tanto, el consumidor adquirirá la variedad para la cual el excedente neto es mayor y se encuentra por encima del precio de reserva. Analizamos a continuación el comportamiento de la empresa y la determinación de precios. Ya que en el modelo circular de Salop la disposición a pagar de los consumidores se reduce a medida que una variedad se aleja de su variedad óptima, cada empresa estará interesada en localizarse lo más lejos posible de sus competidores con el objetivo de asegurarse el mercado más amplio posible. Es decir, cada empresa intentará diferenciar lo máximo posible la variedad que produce respecto a las variedades más cercanas, dentro del espacio de características pertinente. El resultado es que las empresas –o lo que es igual, las variedades producidas- se localizarán de forma equidistante alrededor del círculo y, por tanto, la distancia entre variedades será de 1/n.
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Dada una localización la cuestión interesante es como determinará su precio la empresa típica. Nos planteamos dos situaciones, una primera en la que el número de variedades es pequeño, con lo que cada empresa gozaré de una situación de monopolio local. Y una segunda en la que el número de variedades es alto, con lo que las empresas competirán en precios entre si para atraer a los consumidores que se encuentran equidistantes entre dos variedades. Analizamos la región de monopolio. Si el número de marcas es pequeño, y los preciso no presentan diferencias muy acusadas, la empresa típica captará los clientes localizados cerca de ella, para los cuales el excedente neto es positivo; es decir, el excedente derivado de adquirir su variedad es superior al excedente del producto alternativo. El consumidor localizado a una distancia x=|d-d*| de la variedad d ofrecida por la empresa al precio p, comprará esta variedad tan sólo si, dado un precio p, resulta que v-tx-p≥0. Así, obtenemos la localización del último cliente y podemos conocer su distancia xm respecto a la variedad ofrecida:
Cuando la variedad preferida por un consumidor se encuentra a una distancia x de la variedad ofrecida, su excedente neto es nulo y al consumidor le es indiferente adquirir esta variedad de coche o bien una motocicleta. En la figura siguiente repesentamos una situación en que la empresa del centro aplica un precio p que podemos suponer marginalmente superior al precio p´ que aplican las dos empresas competidoras más cercanas
← xm
→
n ←xm→
El mercado para la variedad con precio p está constituido por todos los consumidores comprendidos en el segmento de longitud 2xm del espacio de características situado a lado y lado de la variedad y ninguno de ellos tiene incentivos
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para adquirir las otras marcas contiguas. Si el número total de consumidores que forman el circulo es L, la demanda de monopolio que obtiene la variedad qm es 2xm L. Si sustituimos xm por la expresión obtenida anteriormente tenemos
La ecuación anterior nos permite determinar la pendiente de la curva de demanda de la variedad en situación de monopolio. La región de monopolio consiste en el segmento de precios cuyo mercado está formado por consumidores para quienes ninguna otra variedad presenta un excedente mayor que el bien homogéneo. La derivada con respecto a p indica que, cuando el precio de la variedad crece en una unidad, la demanda disminuye en -2L/t. Cuando la empresa fija su precio al mismo nivel que el precio de reserva v, sus ventas se reducirán a cero. En la región de competencia, el número de empresas es relativamente elevado y las marcas respectivas se encuentran cercanas entre sí en el espacio de características con lo que las empresas competirán en precios según el modelo de Bertrand, para captar el grupo de consumidores que se localiza entre sus respectivas marcas que supondremos fijas a corto plazo. La figura siguiente representa una situación de este tipo, en donde el límite en los respectivos mercados viene determinado por los puntos de intersección de las líneas de excedente neto. La región de competencia se compone de aquellos precios que atraen compradores que, con precios mayores, comprarían otra marca diferente. v-tx-p
P´
←xc
→
p
←xc
→
p´
Los dos competidores más cercanos de la variedad típica se encuentran a una distancia 1/n y cargan un precio p´. Si fija un precio p, la variedad típica capta a todos los clientes hasta una distancia xc. Justamente el consumidor localizado a la distancia xc
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de la variedad típica, se encuentra indiferente entre adquirir ésta o la más próxima, ya que el excedente neto es idéntico. En este punto se cumple entonces que ´ dado que un consumidor que se encuentra a una distancia xc de la variedad con precio p se encuentra a una distancia (1/n)-xc de la variedad rival. Ya que la cantidad demandada a una empresa competitiva la podemos expresar como qc=2xcL, sustituyendo xc por su valor en la ecuación anterior podremos expresar la ecuación de demanda competitiva como
La derivada de la función anterior nos da su pendiente. Cuando el precio p crece en una unidad –mientras p´ permanece constante- la cantidad demandada disminuye en L/t. Así pues vemos que la pendiente de la función de demanda competitiva es sólo la mitad de la pendiente de la función de demanda en situación de monopolio. Para determinar el equilibrio en este modelo tenemos en cuenta que mientras los precio se mantienen altos las regiones de demanda de las empresas no se superponen y cada empresa mantiene una posición de monopolio local. Pero cuando los precios caen –por ejemplo debido a la entrada de nuevas marcas competidoras- las regiones con excedente neto positivo de las empresas se superponen y coinciden parcialmente. En ese momento las empresas coinciden en precio. En la figura siguiente representamos la curva de demanda inversa de una empresa típica, suponiendo fijo el precio de las empresas rivales. La función no es continua sino que presenta dos tramos –de monopolio y competencia- con pendientes diferentes.
Región de monopolio
pm Región de competencia
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En la región de monopolio, la pendiente de la función inversa de demanda dp/dq es igual a –t/2L mientras que en la rgión de competencia la pendiente es –t/l. El equilibrio en la franja de monopolio sería tal que
En la franja competitiva tendremos
o bien p=c+t/n
Como hay libre entrada y salida de empresas, el número de empresas (o variedades) en equilibrio será tal que B=0 con lo que tendremos
Para que en la franja de monopolio existiese un equilibrio con beneficio cero deberíamos tener para
cualquier
otro valor menor, las empresas obtendrían beneficios positivos.
Ejemplo numérico del modelo de Salop.
Suponemos que el número de consumidores es L=200, t=200 y v=20. Calculamos en primer lugar las ecuaciones de demanda. En el segmento de competencia tendremos qc =200/n+(p´-p) mientras que en el segmento de monopolio tenemos qm =2.200/200 (20-p)=40-2p. Volver al índice
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Si suponemos que C(q)=128+4q, la maximización del beneficio en la franja monopólica nos da B=(p-c)q-F=(p-4)(40-2p)_F=48p-2p2-288 y derivando dB/dp= 48-4p=0 de dónde p=12 y q=40-24=16 De ahí B=(12-4)x16-128=0 Como hay 200 consumidores habrá 200/16= 12,5 empresas. En el segmento de competencia Supongamos ahora que C(q)=100+4q En monopolio, el beneficio será positivo y tendremos que buscar el equilibrio en la franja competitiva. En ella, el beneficio será B=(p-4)(200/n+p´-p)-100 y derivando dB/dp= (200/n+p-p´)+(p-4)(-1)=0 y de ahí p=200/n+4 En equilibrio con beneficios iguales a cero tenemos C=F+cq=pq o bien p=F/q+c o sea 200/n +4= 100n/200 +4 de dónde 400=n2 o bien n=204 de ahí tendremos p=200/20 +4=14 y q=200/20 =10
6.8.
Publicidad y bienestar
Cualquier juicio sobre el efecto de la publicidad en el bienestar depende de la concepción básica que se tenga sobre la naturaleza y el objetivo de los gastos en publicidad. Es evidente que existen campañas publicitarias cuyo fin es la persuasión del cliente mientras que por otro lado es innegable que algunos gastos en publicidad y propaganda cumplen un papel importante necesario y positivo. Otra cuestión interesante es el efecto de la publicidad en la intensidad de la competencia. La respuesta depende otra vez del tipo de publicidad que se esté considerando. La publicidad informativa tiende a aumentar el grado de competencia. La publicidad persuasiva, por el contrario, tiende a disminuir la elasticidad de la demanda a la que se enfrenta cada empresa, lo que a su vez implica un aumento del poder de mercado. En la práctica toda publicidad lleva consigo una mezcla de información y persuasión, lo que hace difícil una valoración inequívoca. Vamos a analizar por qué ciertas industrias gastan sumas tan elevadas en publicidad y, en particular, por qué la intensidad publicitaria varía entre empresas e industrias. Podemos considerar por una parte la efectividad de la publicidad pero 4
Utilizando la formula anterior tendríamos
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también podemos encontrar consideraciones que se refieren a la naturaleza del producto y del mercado. En primer lugar consideramos el denominado enfoque de las elasticidades que tiene su origen en el trabajo de Dorfman y Steiner. Examinamos el problema de una empresa que ha de elegir el nivel óptimo de publicidad que maximiza sus beneficios. Para ello supondremos que la empresa se enfrenta a una función de demanda de la forma Q=Q(P,A) Donde Q es el output, P es el precio y A es el número de mensajes publicitarios adquiridos por la empresa. Por simplicidad, ignoramos que la publicidad puede llevarse a cabo a través de diferentes medios, y suponemos que los mensajes publicitarios son adquiridos a un coste unitario constante igual a T. Suponemos que la demanda aumenta con la publicidad δQ/δA>0 y disminuye con el precio δQ/δP<0. El problema para la empresa consiste en elegir los niveles de P y A que maximicen los beneficios, que vienen dados por B=PQ(P,A)-C[Q(P,A)]-AT Donde C es el coste de producción. Las condiciones de primer orden son
δB/δP =Q(P,A)+P δQ/δP-δC/δQ δQ/δP =0 δB/δA=P δQ/δA-δC/δQ δQ/δA-T =0 La primera condición es equivalente a la condición normal de que, para cualquier nivel dado de A, la empresa debería fijar un precio que igualara coste marginal e ingreso marginal. Reordenando esa condición se obtiene (P-CM)/P =1/ε donde ε es la elasticidad precio de la demanda La segunda condición proporciona el nivel óptimo de publicidad para cualquier precio. Nos dice que el ingreso marginal de la publicidad PδQ/δA debe ser igual al coste marginal de la misma considerado éste como el coste de una unidad publicitaria adicional T más el coste extra de producción que supone el aumento de la demanda originaria por una unidad publicitaria δC/δQ δQ/δA. Si definimos la elasticidad de la demanda con respecto a los mensajes publicitarios como a=δQ/δA A/Q y multiplicamos la segunda derivada por A/P obtenemos
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y sustituyendo los valores de las elasticidades tenemos que
resultado que nos indica que el ratio de los gastos publicitarios sobre ventas debería ser igual al ratio de la elasticidad demanda-publicidad sobre la elasticidad demanda-precio. Debemos considerar varias cuestiones en relación a este resultado. En primer lugar la ecuación anterior explica la práctica empresarial comúnmente observada de utilizar un ratio publicidad/ventas constante. Esta política será consistente con la maximización de beneficios siempre y cuando el ratio de las elasticidades demandaprecio y demanda-publicidad se mantenga constante a lo largo del tiempo. En segundo lugar la ecuación indica que los ratios de gastos publicitarios sobre ventas serán más elevados cuanto mayor sea el efecto proporcional de los mensajes publicitarios sobre la demanda con respecto a la elasticidad demanda-precio. Este modelo se puede generalizar incluyendo la competencia entre varias empresas oligopolísticas. Consideremos un mercado en el que compiten n empresas que producen bienes ligeramente diferenciados. En este caso debemos suponer, en general, que la demanda de cada producto depende no sólo de su propio precio y política publicitaria, sino también de los de sus rivales. Por simplicidad supondremos que todos los precios están dados, lo cual nos permitirá concentrarnos en los efectos de la publicidad. Asimismo supondremos que los efectos publicitarios son idénticos en todas las empresas, por lo que podemos escribir la función de demanda de una empresa representativa como Q= Q(A, A´) donde A´son lo mensajes publicitarios agregados de los rivales. Supondremos que la demanda de la empresa disminuye con la publicidad de los rivales, es decir dQ/dA´<0. La empresa representativa de una industria tiene una función de beneficios que viene determinada por B=PQ(A,A´)-C[Q(A,A´)]-AT Y fija A para maximizar beneficios. Para ello, no obstante debe considerar cómo espera que su rival responda a un cambio en su política publicitaria. En particular, la condición de primer orden para la maximización es dB/dA= (P-CM)[dQ/dA+(dQ/dA.dA´/dA)]-T=0 donde dA´/dA representa la expectativa de la empresa sobre la respuesta de sus rivales a un cambio en su política publicitaria (esto es, su variación conjetural publicitaria). Si definimos la elasticidad cruzada de la demanda con respecto a A´como
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α=dQ/dA´.A´/Q y la elasticidad de la variación cojetural publicitaria como β=dA´/dA.A/A´ podemos escribir la ecuación de maximización (multiplicando por A/P) en la forma AT/PQ=[(P-CM)/P] [(dQ/dA.A/Q)+(dQ/dA´.A´/Q)(A/A´.dA´/dA)] Por tanto AT/PQ=[(P-CM)/P](a+αβ) A diferencia del caso anterior, cuando la empresa oligopolística decide un ratio publicidad/ventas debe considerar además el efecto proporcional de las represalias publicitarias de su rival sobre su propia demanda (es decir αβ). ¿Qué ocurre con el resto de parámetros de la ecuación?. En primer lugar en la medida en que un mayor número de empresas está asociado a una mayor competencia en precios, cabrá esperar que (P-CM)/P disminuya conforme aumenta el número de empresas. Por tanto, este efecto implicará que, conforme se reduzca el número de empresas (o, en general cuando aumente la concentración del mercado), la intensidad publicitaria de las empresas aumentará. En segundo lugar, conforme disminuya el número de empresas (o aumente la concentración), la reconocida interdependencia entre las empresas aumentará. Por tanto, en un mercado más concentrado las empresas tendrán más en cuenta las posibles respuestas publicitarias de sus rivales (es decir, mayor será β) lo que, combinado con el efecto negativo de la publicidad de sus rivales en su propia demanda (es decir α negativo), les llevará a reducir sus gastos publicitarios. Estos dos efectos contrapuestos proporciona la base para una posible relación no lineal entre la intensidad publicitaria y la concentración, según la cual la intensidad publicitaria aumentará hasta niveles de concentración altos o moderados y disminuirá a partir de esos niveles.
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TEMA 7. BARRERAS DE ENTRADA 7.1. Introducción Las barreras a la entrada son esenciales para la existencia de una conducta no competitiva. En su ausencia, gran parte de la teoría del monopolio y oligopolio se convierte en vacia cuando se permite la entrada libre que asegura la fijación de precios competitivos. Además, si las barreras son insuficientes para permitir la fijación del precio monopolistico sin animar la entrada, un monopolista no puede emplear durante mucho tiempo el simple cálculo de fijar ingreso marginal igual a coste marginal para maximizar beneficios. Debe explicitamente tener en cuenta las barreras de entrada para poder tomar decisiones de fijación de precios e inversión. Hay varias cuestiones que debemos preguntarnos acerca de las barreras de entrada: 1) ¿Bajo que condiciones puede la entrada real o potencial disciplinar la industria para actuar competitivamente? 2) ¿Cuáles son las causas de las desviaciones a largo plazo en el precio desde el nivel competitivo? 3) ¿Tienen las barreras de entrada como consecuencia un menor bienestar social del que habría en su ausencia?. 7.2. Conceptos básicos Los rasgos distintivos de una nueva entrada en una industria son: a) una nueva entidad legal se ha establecido en la industria; b) Se fija una nueva capacidad productiva. Una primera definición de Barreras de entrada corresponde a Bain (1956). Para él “son las ventajas que tienen los vendedores establecidos sobre los potenciales entrantes. Estas ventajas se manifiestan en la medida en la que los vendedores establecidos pueden persistentemente subir sus precios por encima de un nivel competitivo sin atraer a nuevas empresas a entrar en la industria”. Es una definición bastante general siendo las barreras de entrada todos los obstáculos que impiden o desalientan la entrada de nuevas empresas en un sector de actividad, incluso
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si las empresas instaladas obtienen beneficios excesivos o están fijados precios elevados en el largo plazo. Hay varias cuestiones a plantear: 1) Las barreras de entrada pueden o no estar reflejadas en los precios actuales de la industria. Incluso si las empresas establecidas pueden coludir perfectamente para explotarlas, o bien las barreras de entrada pueden ser tan altas que incluso la fijación de precios de monopolio no amenace la entrada (entrada bloqueada) o tan bajos que es preferible tener beneficios altos ahora incluso si la entrada se produce y los beneficios futuros son menores (entrada inefectivamente impedida). Sólo si hay entrada efectivamente impedida pueden los precios reflejar directamente la altura de las barreras de entrada e incluso así los problemas de información pueden impedir su completa explotación. Bain completa esta taxonomía de categorías de entrada con la entrada fácil que es cuando el precio solo puede exceder el costo obtenible mínimo de producción, distribución y venta en el desequilibrio a corto plazo. 2) Bain considera que el hecho de que normalmente hay una cola heterogénea de potenciales entrantes y las barreras enfrentan a los potenciales entrantes con menores desventajas (condición de entrada inmediata) y aquellas potenciales entrantes que están inicialmente al final de la cola (la condición general de entrada) puede ser significativo en determinar la conducta de la industria. 3) Bain no discute la identidad de las potenciales entrantes, aunque puede ser de gran significación si una empresa que esta ya produciendo en otra industria, posiblemente relacionada, esté dispuesta a diversificar. Stigler (1968) adoptó una definición más directa de lo que constituye una barrera de entrada. Para él “las barreras a la entrada pueden ser definidas como costes de los que están libres las empresas que ya están en el mercado, pero en los que tienen que incurrir las empresas que desean entrar” Esta definición tiene dos rasgos. 1) excluye todo lo que no aumenta la curva de costes de la potencial entrante por encima de la de la incumbente (la empresa que ya está en el mercado). 2) Está diseñada para responder a una pregunta distinta de la que interesaba a Bain. Stigler se pregunta simplemente ¿De qué depende el tamaño de las empresas, economías de escala, barreras a la entrada o de alguna otra cosa? Su respuesta es que las condiciones de demanda y costes (economías de escala) condicionan el tamaño de la empresa. Las barreras a la entrada serán restringidas a los costes diferencialmente más elevados de las nuevas empresas que actúan como una fuerza que
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afecta a las demandas de las empresas individuales. De esta manera Stigler excluye las economías de escala como barreras de entrada. Sin embargo es difícil justificar esta afirmación sin nuevos argumentos diferentes de que las economías de escala junto con las condiciones de demanda pueden lograr hacer que los precios persistan por encima de los precios competitivos. Más recientemente, varios autores han expresado su preocupación acerca de cómo trabaja la mano invisible de Adam Smith. ¿Bajo qué condiciones debe intervenir el gobierno? ¿Estas intervenciones son impedimentos a la libre entrada? Desde este punto de vista el concepto tal como es definido por Bain o Stigler puede ser utilizado como un incuestionable término peyorativo. El Estado puede pensar que las barreras de entrada siempre llevan a una ineficiencia mayor que cualquier otro resultado factible. Un ejemplo clásico es el dado por el mecanismo shumpeteriano para el progreso técnico dónde el atractivo de los beneficios de monopolio es necesario para el desarrollo inicial de producto. Sin la protección de alguna forma de barrera de entrada (por ejemplo, una patente), no habrá incentivo para inventar. Tales relaciones de intercambio (trade-offs) entre las externalidades positivas generadas por alguna restricción (p.e. invención generada por patentes) y los distorsiones de monopolio (p.e. las consecuentes restricciones de output) pueden ser bastante comunes. Esto nos lleva a distinguir entre dos causas opuestas de distorsión. La entrada en una actividad puede ser socialmente suboptima porque la actividad no está suficientemente protegida. Este es el caso de externalidades positivas. O es subóptima porque las empresas instaladas son sobreprotegidas de la entrada de otras empresas. Este es el caso de barreras a la entrada. Esta definición de barreras de entrada basada en el bienestar se debe a von Weizsacker (1980): “Las barreras de entrada pueden ser definidas como limitaciones socialmente indeseables de entrada que son atribuibles a la protección de los propietarios de los recursos que ya están en la industria”. Por último Demsetz (1982) desarrolla un argumento relacionado basado en la asignación apropiada de los derechos de propiedad. El problema de definir la propiedad es precisamente lo que crea propiamente barreras legales a la entrada. De esta forma argumentaba que si estaban claramente definidos los derechos legales no se puede establecer barreras por las empresas de forma que las únicas barreras serían las gubernamentales. Estos derechos son, entre otros, el derecho a que una fábrica no sea quemada por un rival, el derecho a no ser copiado en las marcas o patentes, el derecho a no ser copiado en la tecnología, el
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derecho a que los precios no sean recortados. Como consecuencia, para Demsetz “las barreras de entrada son cualquier restricción gubernamental que aumente los costes de producción (aranceles, licencias de taxis, formación,…)”. Se pueden clasificar las barreras de entrada en estructurales o económicas (también denominadas inocentes) que proceden de las características fundamentales del sector de que se trate, tales como tecnología, costes y demanda y estratégicas o de comportamiento derivadas de las conductas de las empresas instaladas. No obstante algunas veces se pueden utilizar las barreras inocentes de forma estratégica como veremos posteriormente. De las cuatro definiciones anteriores la
de Bain es la más amplia ya que
incorpora junto a las asimetrías en los costes y la demanda, otras fuentes de barreras como las economías de escala. Además, al definir las barreras a la entrada por sus efectos, es decir, por la capacidad de las empresas activas de elevar sus precios por encima de coste medio mínimo de producción, el concepto vincula las barreras a la entrada con las condiciones básicas del mercado y la conducta de las empresas. Por consiguiente es la definición que utilizaremos en este capítulo. Para Bain hay cuatro elementos que levantan barreras a la entrada de nuevas empresas en una industria: 1) Las economías de escala pues las nuevas empresas hallan dificultades para penetrar en el mercado y para disfrutar de las economías de escala que tiene las empresas activas. 2) La diferenciación de productos en la que las empresas establecidas pueden disfrutar de ventajas frente a las potenciales competidores por la preferencia de los consumidores por sus productos. 3) La ventaja absoluta en costes pues las empresas activas pueden fabricar a unos costes unitarios por debajo de los potenciales competidores. 4) El acceso a canales de financiación. Para las empresas establecidas resulta más fácil acceder a los canales de financiación que para las entrantes. Las nuevas empresas tendrán más problemas para financiar sus inversiones; en cambio las empresas establecidas disfrutan de más facilidades para acceder a las líneas de crédito de los bancos. Como complemento a la definición anterior podemos decir que tenemos barreras a la salida, cuando una empresa instalada tiene que incurrir, directa o indirectamente, en un coste para salir del mercado. Barreras a la movilidad cuando las empresas tienen activos con utilidad específica para el segmento en el que se encuentran lo que les impide elegir libremente
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un segmento u otro. La existencia de esos activos específicos constituye la barrera a la movilidad. 7.3. Economías de escala Concepto y propiedades Suponemos que la función de producción, f, de cada empresa es homogénea de grado θ es decir: Q=f(λL, λK)=λθ f(L,K) dónde L y K son las cantidades del factor productivo y λ>0 es un factor multiplicativo cualquiera. Si θ =1 hay rendimientos constantes a escala. Es decir si se duplica la cantidad de factores productivos; λ=2, la producción se duplica. Si θ >1 hay rendimientos crecientes a escala. Duplicando la cantidad de factor productivo, la producción crece más del doble. Esta situación se denomina también economías de escala. Si θ <1 hay rendimiento decrecientes a escala. Duplicando la cantidad de factor productivo, la producción crece menos del doble. Esta situación se denomina también deseconomías de escala. El valor de θ se denomina grado de economías de escala. Si q=f(K, L) es una función homogénea cumple el teorema de Euler que establece que K(df/dK) + L (df/dL)= θ f(K,L). Si consideramos la correspondiente función de costes C(q), será homogénea de grado 1/θ. Es decir C(λq)= λµ C(q) dónde µ= 1/θ. Aplicando el teorema de Euler tendremos q dC(q)/dq = µ C(q) de dónde εC,q =dC(q)/dq. q/C(q)= µ<1. Además podemos escribir εC,q = CM/Cme. De ahí que sean equivalentes las siguientes proposiciones: Hay rendimientos crecientes a escala Hay costes decrecientes a escala El grado de homogeneidad de la función de producción es mayor que 1 La elasticidad de la función de costes con respecto a la producción es menor que 1. La función de coste medio es decreciente Las economías de escala surgen a causa de las indivisibilidades. Las indivisibilidades se producen cuando no es posible disminuir la utilización de algunas
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inputs proporcionalmente a los outputs. Las indivisibilidades significan que es posible hacer cosas a gran escala que no son posibles de hacer a pequeña escala Tres conceptos relacionados con las economías de escala son: Economías de gama que se tienen cuando el coste de producir conjuntamente las cantidades q1 y q2 de dos productos determinados es inferior al coste de producirlos separadamente. Es decir C(q1, q2)
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D
CMeL p
qM
En una industria dónde las empresas utilizan una tecnología que genera economías de escala cuando fabrican al menos las unidades correspondientes a la EME, qm, (la función de producción no experimenta deseconomías de escala), si los potenciales competidores no consiguen este nivel mínimo de producción incurren en una desventaja de costes. Las empresas que se plantean entrar en el mercado interpretan que la entrada comporta un doble riesgo: Si la empresa entra y no consigue la EME, experimenta una desventaja en costes (suponemos que las establecidas registran un volumen de producción superior a qm) e incurrirán en pérdidas. Si la empresa entra y consigue una cuota elevada de mercado, el incremento de la oferta de la industria provocará una caída significativa del precio de mercado, que puede llegar a situarse por debajo de los costes medios a largo plazo y dará lugar a pérdidas.
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Economías de escala y estructura de mercado Suponemos una función de coste total C=F+cqi, dónde F es el coste fijo y c es el coste marginal y qi es la cantidad producida. El coste medio será Cme=F/qi +c, valor que decrece con qi . La curva inversa de demanda viene dada por P=a-Q/S con Q=∑qi
la cantidad total
demandada. S es una medida de la dimensión del mercado, cuanto mayor sea el valor de S mayor es la demanda; duplicando el valor de S, la cantidad demandada por el mercado, para cada precio, también se duplica. Suponemos libre entrada de empresas en el mercado y que las que entran en él se comportan como oligopolistas de Cournot. El beneficio total para cada empresa viene dado por B=(a-Q/S-c) qi –F, de dónde dB/d qi =a-Q/S-c- qi /S=0 Si el equilibrio es simétrico y hay n empresas en el mercado tendremos qi =S (a-c)/n+1 y P=(a+nc)/n+1. Por tanto el beneficio para cada empresa vendrá dado por B(n )=S[(a-c)/(n+1)]2 –F. Entrarán empresas en el mercado siempre que B(n)>0. En consecuencia, en equilibrio a largo plazo se tiene que cumplir que el número de empresas activas, ^n, cumpla B(^n)≥0 y B(^n+1)≤0. Por tanto tendremos S[(a-c)/(n+1)]2 –F=0 y de ahí n=(a-c)√(S/F)-1 con lo que el valor de equilibrio, ^n, será el mayor entero menor que el valor anterior. Vemos que ^n es creciente con S y a y decreciente con c y F. Sin embargo la relación entre n y S no es lineal sino casi cuadrática. Para duplicar el número de empresas, manteniendo todo lo demás constante, es necesario cuadruplicar el tamaño del mercado. La relación no es lineal porque el precio de mercado no es constante pues al aumentar el número de empresas el mercado se hace más competitivo, de manera que la relación p-c disminuye. Por ello el beneficio para cada empresa disminuye lo que limita el número de empresas que el mercado puede sustentar. Una segunda cuestión importante es que los costes fijos (o sea las economías de escala) funcionan como barrera de entrada. Al aumentar F disminuye el número de empresas pero también lo hace al aumentar c (que conduce a un menor
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grado de economía de escala). Lo importante es que el número de empresas disminuye cuando se aumenta el grado de economías de escala, manteniendo constante el valor del coste total. Para comprobar lo anterior consideremos dos situaciones distintas: 1) F es próximo a cero, con lo cual casi no existen economías de escala. Sean p1 , q1, y n1 , el precio, la cantidad y el número de empresas de equilibrio en este caso. Cómo F1≈0 y hay libre entrada, debe ser p1 =c1 (pues en caso contrario el beneficio de las empresas sería positivo). 2) F2 es mayor que cero y c2 es igual a cero con lo que el grado de economías de escala es máximo. En concreto, se supone que F2 es tal que el coste total de la industria es el mismo que en el caso anterior. Es decir n1q1c1 =n2F2. La pregunta que nos hacemos es si esta situación es posible. Es decir es posible que n1=n2=n. Para verlo tenemos en cuenta que p=(a+nc)/n+1 con lo que cuando menor sea c menor será el precio y en consecuencia mayor será la cantidad. Es decir p2 q1 . Con lo que el beneficio de las empresas en la segunda situación será p2 q2 - F2 = p2q2 - q1c1 0 y (a-c)>0. Con lo que el beneficio de cada empresa sería negativo, lo que contradice la hipótesis de que el mercado sustenta n empresas. Supongamos, como ejemplo, la siguiente situación de mercado P=100-0,1Q . F=50 y Cma=10. El número máximo de empresas en ese mercado sería n=[(10010)√10/50]-1=39. Para ese número de empresas tendríamos (100/40)-10(10010)<0 Este resultado nos dice que: manteniendo constante el coste total, cuanto mayor sea el grado de economías de escala, menor es el valor del coste marginal. Cuanto menor es el coste marginal, menor es el precio de equilibrio. Cuanto menor es el precio de equilibrio menor es el ingreso total del mercado. Cuanto menor sea el
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ingreso total menor es el número de empresas que el mercado puede soportar, para una tecnología dada, manteniendo constante el coste total Si suponemos que la variable estratégica es el precio y no la cantidad, el equilibrio de mercado (Bertrand) es tal que, existiendo más de una empresa activa p=c. Luego si entra más de una empresa en el mercado B=(p-c)q-F=-F, valor negativo si F>0. Con lo que basta F>0 para que, en equilibrio, sólo entre una empresa en el mercado. Economías de escala y rentabilidad La cuestión que nos planteamos es ¿cuál es el máximo beneficio que puede obtener una empresa en una situación de libre entrada, y como varia ese valor en función del grado de economías de escala?. Es fácil ver que las situaciones de máximo beneficio corresponden a la situación de monopolio. Ahora bien, para que exista un monopolio en una situación de libre entrada, es necesario que el coste fijo sea por lo menos igual al beneficio variable de un duopolista, B2 . Para verlo con claridad analizamos el siguiente gráfico
F
B1
B2 B A c1
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Si el eje vertical de la figura anterior mide el valor de F tendremos que todos los puntos a lo largo de la curva B2 corresponden a un beneficio nulo en situaciones de duopolio, es decir las combinaciones de F y c dadas por la curva corresponden a situaciones en las que la estructura de monopolio es consistente con la libre entrada. A lo largo de la curva, conforme nos acercamos al eje de ordenadas, el grado de economías de escala aumenta. Por otro lado el beneficio de la empresa monopolista aumenta también. De este modo se concluye que cuanto mayor sea el grado de economías de escala mayor es el beneficio máximo posible en una situación de libre entrada. Un segundo argumento señala el hecho de que las condiciones de mercado (demanda, número de empresas que también pueden entrar, etc..) son frecuentemente desconocidas por la mayoría de las empresas. Si es así, la decisión de entrar es tanto más arriesgada cuanto mayores sean los costes de entrada Además, un aspecto asociado al riesgo de entrada es el coste (y la probabilidad) de financiación. Cuanto mayores sean las economía de escala, mayores son los costes de entrada y mayor es la dificultad de obtener la financiación necesaria. En ambos casos, las empresas que efectivamente entran recogen una recompensa al riesgo que asumen en forma de una mayor rentabilidad esperada. Por último, las empresas ya instaladas emplean estrategias especialmente destinadas a evitar la entrada de nuevas empresas en el mercado. 7.4. Costes como barrera de entrada Costes fijos y costes irreversibles Los costes fijos son aquellos en los que incurren las empresas cualquiera que sea el nivel de producción mientras que los irreversibles son costes que la empresa no puede recuperar cuando deja de producir. Aunque ninguno de los dos depende del nivel de producción, la diferencia fundamental está en que los segundos no dependen de la duración del período de producción. Si consideramos un período de tiempo de un año, los costes que pueden variar a lo largo del año son costes variables, los que pueden variar de un año a otro pero no dentro del año son costes fijos. Por último, los costes que son fijos durante un período de varios años, se toman como costes irreversibles.
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Supongamos un mercado en el que el beneficio de equilibrio con una y dos empresas viene dada por BM y BD, respectivamente, siendo por hipótesis BM>BD >0. Supongamos que el coste fijo de entrada F es tal que BM >F>BD, sin que haya costes variables. Es decir, hay beneficio para una empresa pero no para dos. Dada la falta de coordinación entre las decisiones de entrada de las empresas es de esperar que, con probabilidad positiva, más de una empresa decida entrar en el mercado en un período determinado. Sin embargo, una situación de beneficios negativos sería necesariamente transitoria. Antes o después, una de las empresas tendría que salir del mercado, dejando a la otra en situación de monopolio. La situación cambia si el coste de entrada es un coste irreversible. Supongamos que cada empresa tiene que pagar para entrar al mercado una cantidad S=F/r, dónde r es el tipo de interés. De manera que cada empresa tiene que pagar el valor actualizado del coste fijo, F en cada período futuro. Dada la relación entre S y F, de antemano el mercado podrá soportar una sola empresa al igual que anteriormente. Sin embargo si ahora una empresa decide entrar en el mercado y, por tanto, pagar el coste irreversible no podrá echarse atrás. Cómo las dos empresas van a pagar S de todas formas lo mejor que pueden hacer es mantenerse en el mercado siempre que el beneficio variable sea relevante y esté por encima de cero. Relacionado con esto está el fenómeno de histéresis (o inercia) de las cuotas de mercado en relación a las variaciones de los tipos de cambio. Las ventajas absolutas en costes Las empresas que operan en una industria pueden disfrutar de un conjunto de ventajas que permitan situar sus costes unitarios de producción por debajo de los que registrarían sus potenciales competidores. Habitualmente, las empresas que llevan años dentro de una industria acceden a intangibles, utilizan técnicas de producción y de distribución y se benefician de determinadas líneas de financiación que no están al alcance de las nuevas empresas. Finalmente, una de las mayores fuentes de ventajas en costes consiste en ejercer un control sobre las fuentes de aprovisionamiento de materias primas y de determinados recursos.
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Todo este conjunto de ventajas de las empresas que forman parte de una industria se traducen en costes unitarios de fabricación inferiores a los que incurren las potenciales entrantes. Para analizar esta situación hacemos los siguientes supuestos básicos. La industria presenta una función de oferta a largo plazo horizontal en la que se tienen que cumplir los siguientes supuestos: A) Todas las empresas activas de la industria utilizan una tecnología idéntica y tienen la misma función de costes totales a largo plazo. B) Un cambio en el volumen de producción de la industria no altera las funciones de producción de las empresas ni el precio de los factores productivos. De acuerdo con el primer supuesto, las funciones de costes marginales y medios a largo plazo de las empresas que operan en el mercado disfrutan, inicialmente, de economías de escala que se reflejan en la pendiente negativa de la curva de costes medios y, posteriormente, deseconomías a escala que dan lugar a una pendiente positiva de la curva de costes medios. Lo vemos en el siguiente gráfico
CMa
p*
CMe
p*=IMa
CMedio*
q*
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De acuerdo con el segundo supuesto, los cambios en el volumen de producción de la industria no alteran las funciones de costes de las empresas activas. Cuando los costes son constantes, la función de oferta de la industria será una línea horizontal a la altura del precio de equilibrio p*. Dadas una función de oferta SS y una función de demanda con pendiente negativa DD, el equilibrio a largo plazo determina el precio p* y la cantidad ofrecida por la industria Q*. El número de empresas que operan a largo plazo en una industria con costes constantes estará en función de la cantidad de equilibrio del mercado Q* y el volumen de producción de cada empresa q*. Es decir, la industria tendrá un número de empresas activas igual a Q* /q*. Podemos observar esta situación en el siguiente gráfico
D
p*
SL
Coste Medio
Q* A largo plazo, si no existe ningún obstáculo a la entrada y las nuevas empresas adoptan las misma estructura de costes que las empresas activas, la función de oferta de la industria es una línea horizontal a la altura de p* . Pero si suponemos que las empresas activas tienen una ventaja absoluta en costes, las potenciales entrantes presentan unas funciones de costes a largo plazo que se sitúan por encima de las empresas activas. El mínimo de los costes medios a largo plazo de las entrantes es superior al mínimo de los costes medios a largo plazo de las empresas activas.
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En esa situación las empresas establecidas tienen una ventaja absoluta en costes igual a la diferencia proporcional entre los costes medios de las entrantes y de las establecidas. La barrera de entrada de la industria queda determinada por la ventaja absoluta en costes que disfrutan las empresas activas. Es decir (P*E – P*A)/P*A=(CM*E –CM*A )/CM*A
D
p*E
S´L
p*A
SL
Coste medio E*
S´L SL
Coste medio A*
En una industria con ventajas absolutas en costes, las empresas activas disfrutarán de unos beneficios extraordinarios, a largo plazo dado que podrán incrementar el precio de venta hasta el precio máximo que impida la entrada en el mercado de los competidores potenciales, P*E . La situación puede cambiar si estamos en un mercado en expansión pues el aumento de la demanda y las restricciones de la oferta a corto plazo pueden abrir la puerta a la entrada de nuevas empresas. Supongamos la situación reflejada en la gráfica siguiente en la que la demanda aumenta y se desplaza de DD a D´D´.
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D
D´
P´
SC N.E. a CP
S´L
N.E. a LP
PE * SL PA * SC
Q
Q´
Q´´
Las funciones de oferta de las empresas establecidas y las empresas entrantes, a largo plazo, son las mismas que en el gráfico anterior; pero a corto plazo, la función de oferta de la industria es SC SC. Indica la cantidad que ofrecen las empresas establecidas para cada precio. Un desplazamiento de la demanda a D´D´sitúa el mercado en un nuevo equilibrio, a corto plazo, en el que el precio es p´y la cantidad Q´. El nuevo precio de equilibrio facilita la entrada de nuevas empresas ya que p´ supera el precio máximo, P*E, que impedía la entrada en el mercado. A largo plazo, la entrada de nuevas empresas sitúa el mercado en un nuevo equilibrio con un precio P*E y una cantidad Q´´. La expansión de la demanda ha ocasionado una entrada en el mercado de nuevas empresas y un aumento de la cantidad ofrecida que, a largo plazo, iguala el precio de equilibrio con el mínimo de los costes medios de producción. La cantidad que suministrarán las nuevas empresas que se han incorporado a la industria será igual a Q´´-Q´.
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7.5. La diferenciación de productos En un mercado en el que las empresas diferencian sus productos de los de la competencia, las empresas establecidas disfrutarán de mayor fidelidad de los consumidores hacia sus productos. La existencia de mercados con diferentes variedades de productos se acerca más a la realidad que los mercados con productos homogéneos. Cuando los productos están diferenciados, la elasticidad cruzada no es infinita. Es decir, los consumidores manifiestan preferencias por los productos de una empresa en relación al resto de competidores. La diferenciación de productos se puede realizar por calidad (diferenciación vertical) o por diseño y/o marca (diferenciación horizontal). En ambos casos se generan barreras a la entrada siempre que las empresas establecidas determinen los precios de venta por encima de los costes unitarios de producción sin provocar la entrada de nuevos competidores. En una industria en la que las empresas tienen capacidad para diferenciar sus productos de la competencia, las nuevas empresas podrán penetrar en el mercado si venden sus productos a precios inferiores a los de las empresas establecidas y/o destinan cantidades elevadas en la promoción de los productos. Existirán barreras de entrada cuando las empresas establecidas fijan unos precios de venta por encima de los costes unitarios de producción sin provocar la entrada de nuevos competidores. Si suponemos que en una industria todas las empresas, tanto las establecidas como los competidores potenciales tienen el mismo coste medio mínimo a largo plazo, CM, y que las empresas establecidas tienen una ventaja en diferenciación de productos, cuando una nueva empresa se plantea entrar incurre en una desventaja ya que se verá obligada a vender el nuevo producto a un precio inferior al del resto de empresas. Realizamos el análisis en la siguiente gráfica. Suponemos una curva de demanda DD. Cuando las empresas establecidas fijan el precio en p´, la curva de demanda residual del potencial entrante es d´d´. Dada una curva de demanda de mercado y conociendo el sobreprecio que están dispuestos a pagar los consumidores por las marcas establecidas, se deriva la curva de demanda residual de la empresa entrante, d´d´. La diferencia entre el precio máximo que impide la entrada, p´, y el coste mínimo a largo plazo es el sobreprecio que pagan los consumidores por las marcas conocidas.
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d´´
p´´ p´
p*
CMeL d´ D
d´
d´´
Para un precio de mercado p´, el potencial competidor no tiene posibilidades de entrar en el mercado, ya que se enfrenta a una curva de demanda que no permite iniciar la producción de manera rentable (el precio p´se escoge de manera que la curva de demanda residual se sitúe siempre por debajo de la curva de costes medios de la empresa entrante). Cuando las empresas establecidas pretendan vender a precios superiores a p´, por ejemplo p´´, la demanda residual del potencial entrante se desplaza a d´´d´´ y, por lo tanto, permite la entrada de la nueva empresa. En el gráfico anterior el precio máximo que impide la entrada de nuevos competidores en el mercado es p´. Podemos combinar la diferenciación de productos y las economías de escala en un modelo conjunto que, como veremos, aumenta las barreras de entrada a los competidores potenciales. Si en lugar del supuesto de costes medios constantes incorporamos economías de escala, el precio máximo que impide la entrada p´´ será superior al anterior. Cuando el precio de venta es p´´, la curva de demanda residual es tangente a la curva de costes medios de la empresa establecida. En presencia de economías de escala y de productos diferenciados, las empresas entrantes que se encuentran con una demanda residual d´´d´´ no pueden cubrir los costes de producción cuando el número de unidades producidas no supera las qM . En definitiva, cuando en la industria se diferencian los
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productos y existen economías de escala las empresas tienen grandes dificultades para conseguir la cuota de mercado que permita producir sin incurrir en pérdidas.
d´´
p´´ p´ CMeL
p1
d´ D d´
d´´
Por último, las nuevas empresas pueden estar dispuestas a incurrir en pérdidas durante el período de penetración en el mercado. Pueden efectuar un esfuerzo por penetrar en el mercado, aunque inicialmente los resultados sean negativos con el objeto de reducir, pasado un tiempo, las desventajas derivadas de la fidelidad de los consumidores a los productos de las empresas establecidas. Si el competidor potencial adopta esta estrategia puede encontrarse ante dos escenarios: La entrada impedida. En esta situación las empresas establecidas modifican su comportamiento para frenar la entrada del nuevo competidor. Por ejemplo, las empresas instaladas en la industria reaccionan con mayores gastos publicitarios para mantener la fidelidad de los consumidores o reducen el precio de venta de los productos. La entrada acomodada. En la que las empresas establecidas se inclinan por no variar sus estrategias y no se esfuerzan por levantar barreras al nuevo competidor. En este segundo
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escenario, la nueva empresa irá, poco a poco, penetrando en el mercado conforme informe a los consumidores de las características de sus productos. 7.6. Barreras de entrada estratégicas o de comportamiento El análisis efectuado anteriormente se refiere a las barreras de entrada desde una perspectiva de largo plazo. Si el equilibrio a largo plazo del mercado competitivo queda determinado por el coste medio mínimo unitario, las barreras a la entrada se reflejan en la capacidad de las empresas activas para mantener unos precios de venta superiores al cosete medio mínimo sin provocar la entrada de nuevos competidores. No obstante, las decisiones de entrada tienen una dimensión secuencial y estratégica que hacen atractivo el análisis a corto plazo de las reacciones de las empresas establecidas para impedir la entrada de competidores. Las empresas establecidas pueden coordinar sus acciones y llegar a acuerdos sobre el precio de mercado con el objeto de frenar la entrada de nuevos rivales. También pueden constituir un oligopolio cooperativo para defender su posición en el mercado frente a la amenaza de entrada de los potenciales competidores. Ante la amenaza que representan las potenciales rivales, las empresas establecidas pueden adoptar una de las tres conductas siguientes: Entrada bloqueada: ningún nivel de precios, incluido el de monopolio, es suficientemente atractivo para incentivar la entrada de nuevas empresas. Entrada acomodada: Las empresas establecidas tienen la opción de limitar los precios y evitar la entrada pero prefieren no hacerlo. Las empresas establecidas consideran más rentable dejar que entren empresas que crear barreras a la entrada. Entrada impedida: Las empresas establecidas modifican su comportamiento reduciendo los precios para impedir la entrada de los potenciales consumidores. En este apartado analizaremos la tercera situación. En concreto, presentamos tres estrategias de obstáculo a la entrada. A) Las empresas establecidas determinan el precio que impide la penetración de nuevos rivales. La estrategia de las empresas establecidas basada en la determinación del precio que impide la entrada de los competidores potenciales recibe el nombre de estrategia del precio limite. B) El segundo comportamiento de las empresas activas no crea barreras a la entrada pero actúa sobre las expectativas de las entrantes. Frecuentemente, las empresas consideran que actuar sobre el precio de venta del producto acarrea un coste excesivo
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sobre los ingresos y los beneficios y deciden utilizar sobre otras variables. Uno de los comportamientos más conocidos se conoce como la estrategia de la capacidad excedente. C) Una tercera estrategia es la elección de diferentes variedades del producto que lo diferencian de los de competencia y que, por tanto, puede actuar como barrera a la entrada. Precio limite Suponemos una empresa instalada que elige la capacidad de producción. Esta empresa, inicialmente en una posición de monopolio, toma la decisión de su capacidad productiva teniendo en cuenta la posibilidad de entrada de una segunda empresa. Suponemos que sea cual sea la capacidad de la empresa instalada la empresa entrante tiene la expectativa de que si entra, la empresa instalada utilizará toda su capacidad (Postulado de Sylos-Labini). Suponemos inicialmente que el coste de entrada es nulo. Entonces la decisión de la empresa entrante deberá ser entrar y escoger una capacidad/cantidad dada por una curva de reacción como en el modelo de Cournot. Tal como vemos en el gráfico siguiente
q*2 (q1 )
B*1 B**1
qS1
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Conociendo esta estrategia, la capacidad óptima que instalará la Empresa 1 vendrá dada por el punto de tangencia entre la curva de reacción de la empresa entrante y las curvas de isobeneficio de la empresa instalada. Este es el punto perteneciente a la curva de reacción de la empresa entrante al que corresponde un mayor beneficio de la empresa instalada (Equilibrio de Stackelberg considerando capacidad de producción) Suponemos ahora que la empresa entrante tiene que soportar un coste de entrada F. En tal caso, dado que los puntos de la curva de reacción de la empresa entrante corresponden a un beneficio decreciente a medida que nos movemos hacia abajo y a la derecha con un máximo en (0, QM) y un mínimo en (QC, 0) existirá un punto a lo largo de la curva de reacción tal que el beneficio variable es igual al coste de entrada F. Entonces la nueva curva de reacción incluye una discontinuidad en ese punto.
q2* (q1 )
qL 1 Es decir, para valores de q1 superiores a qL1, la estrategía óptima de la empresa entrante es no entrar, es decir fijar K2=q2 =0. Esta discontinuidad de la curva de reacción es crucial para la determinación de la estrategia óptima de la empresa instalada. Como vemos en el siguiente gráfico, la curva isobeneficio de la empresa instalada que intersecta q2(q1) más abajo y hacia la derecha de la empresa instalada es B**1 . Instalando una capacidad correspondiente a qL1, la empresa instalada lleva a que la estrategia óptima de la empresa entrante sea no entrar. Estamos por consiguiente en una situación en la que la entrada está bloqueada.
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q*2 (q1)
B*1
B**1
qS1=qL1 Esta estrategia se designa frecuentemente como estrategia de precio límite, queriendo decir con esto que la empresa instalada pone, o amenaza con poner, un precio tan bajo que la segunda empresa no consigue cubrir los costes de entrada. Esta situación la describimos en la siguiente gráfica en al que partimos de la curva de demanda y conocemos la capacidad fijada por la empresa instalada qL1 a partir de lo cual obtenemos la demanda residual de la empresa entrante d2 (qL1). El valor de qL1 se escoge de tal forma que la curva de demanda residual sea tangente a la curva de coste medio de la empresa entrante C2. El valor del precio resultante de esta estrategia se llama precio límite.
S pL
L d2 (qL1)
C2 qL1
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La estrategia de la capacidad excedente Es una de las estrategias más habituales de las empresas industriales para protegerse de los futuros competidores. El exceso de capacidad instalada en las empresas activas es una amenaza a la entrada de nuevas y, por lo tanto, aumenta la prudencia de las potenciales competidoras. Cuando las empresas establecidas tienen una capacidad excedente frenan la entrada de los competidores potenciales, ya que el exceso de capacidad representa una fuerte amenaza de competencia en precios después de la entrada de nuevas empresas. Suponemos un modelo con los siguientes supuestos iniciales: A) No existen barreras a la entrada de empresas en el mercado. B) La industria cuenta con una única empresa activa que tiene una capacidad productiva de K unidades de producto. C) La función de producción utiliza dos factores: el capital y un factor variable. Los costes de capital son constantes para cada unidad de capacidad instalada r. Los costes variables o de funcionamiento también son constantes para cada unidad de producto, c. D) Cuando la empresa utiliza toda su capacidad instalada, los costes medios de producción son iguales a r+c. E) Cuando la empresa no utiliza toda su capacidad, los costes de capital se distribuyen entre un número menor de unidades y dan lugar a unos costes medios más elevados. Las nuevas empresas pueden acceder a la misma tecnología que la empresa establecida, de manera que si después de materializar la entrada utiliza al completo su capacidad de producción los costes medios serán r+c. No obstante, después de entrar las nuevas empresas esperan represalias por parte de la única empresa de la industria. Esperan que la empresa activa opere en plena capacidad después de irrumpir en el mercado nuevos rivales. La empresa establecida toma dos decisiones que tienen como objetivo, a largo plazo, impedir la entrada de nuevas empresas y, a corto plazo, conseguir los máximos beneficios posibles: 1) Para una demanda DD la empresa activa determina una capacidad instalada K, de manera que no quede suficiente demanda residual para aquellas empresas que intenten entrar.
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2). Después de determinar la capacidad instalada que impide la entrada de nuevos rivales, la empresa se comporta como un monopolista y fija el volumen de producción que iguala el ingreso marginal al coste marginal. El obstáculo a la entrada de nuevas empresas mediante la inversión en capacidad excedente persigue impedir la entrada de futuros rivales pero tiene un coste para la empresa establecida. Aunque la empresa se comporte como un monopolista, obtiene unos beneficios inferiores, ya que debe asumir el coste de la capacidad instalada ociosa. Un monopolista establecería una capacidad de la planta igual al volumen de producción de manera que determinaría un volumen de producción qM que iguala el ingreso marginal al coste marginal a largo plazo, c+r. En cambio, la empresa que utiliza la capacidad instalada como impedimento a la entrada de los rivales incurre en unos costes adicionales por la capacidad de la planta no utilizada. Después de determinar la capacidad instalada en K unidades, aunque actúe como un monopolista y fije el volumen de producción de manera que el coste marginal iguale al ingreso marginal, los beneficios obtenidos son inferiores a los que obtendría sin capacidad excedente. Tal como vemos en la siguiente gráfica el monopolista determinaría un precio pM, mientras que la empresa con capacidad excedente establece un precio inferior, p1.
CMe
pM
D
d
p1
a
f
b
c+r
e
c
IMa qM q1
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k
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El modelo presenta algunos problemas: A) El rival potencial espera que la empresa utilice toda la capacidad instalada después de producirse la entrada en el mercado. Si los costes en la construcción de la planta son irrecuperables, en el caso de producirse la entrada el mercado se transforma en un duopolio formado por dos empresas con capacidad excedente. En este escenario es difícil que la empresa establecida decida hacer efectiva su amenaza ya que daría lugar a una guerra de precios. Es más fácil que las dos empresas lleguen a un acuerdo de precios y que ambas mantengan una parte de su capacidad excedente como estrategia para la entrada de futuros competidores. B) Si el rival potencial interpreta que la empresa establecida no hará efectiva la amenaza de operar en plena capacidad, los obstáculos a la entrada de nuevas empresas se reducen mucho. La estrategia de la capacidad excedente depende, en último término, de las expectativas de las nuevas empresas sobre la reacción de la empresa establecida. C) Por otra parte, en la estrategia basada en la capacidad excedente hemos adoptado el supuesto de que la nueva empresa, cuando entra, lo hace con una capacidad elevada. Sin embargo, a menudo las nuevas empresas que deciden entrar en un mercado lo hacen con una escala reducida. La entrada en pequeña escala permite a las nuevas empresas incurrir en un menor volumen de costes no recuperables vinculados a la capacidad instalada, despierta menos suspicacias en las grandes empresas del mercado y reduce los costes de salida en caso de fracaso. Entrada en pequeña escala Suponemos que un mercado tiene demanda D. Inicialmente sólo hay una empresa en el mercado. La capacidad instalada es elevada, suficiente para satisfacer toda la demanda. •Suponemos que una segunda empresa decide entrar en el mercado, Por hipótesis esta segunda empresa tiene un coste marginal superior al de la instalada c2 >c1. Luego, cualquiera que sea la capacidad instalada, la segunda empresa estará siempre en desventaja con respecto a la empresa instalada. Supongamos inicialmente que la empresa 2 instala una capacidad elevada, suficiente para cubrir toda la demanda, Suponemos además que la competencia entre empresas, una vez tomadas las decisiones de capacidad instalada, se hace por medio de los precios.
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K2
D d1 (K2 ) p1´´ =p2
p´1
A
B
C
D
E IMa (K2 )
En este caso, el equilibrio después de la entrada es que la empresa instalada fije un precio ligeramente inferior a c2, capturando toda la demanda. Luego al entrar con capacidad elevada, la empresa 2 tiene un beneficio nulo y esto porque induce a la empresa instalada a reducir su precio como reacción a la entrada. Pero si la empresa 2 entrase con una capacidad baja K2, la empresa instalada tendrá dos estrategias. Una, como antes, es fijar un precio ligeramente inferior al coste marginal de la empresa rival. En este caso recibe toda la demanda y un beneficio reflejado en las áreas C+D+E. Sin embargo, hay una segunda estrategia que consiste en tomar la capacidad de la empresa 2 como un dato y comportarse como una empresa dominante. La demanda residual será d1 (K2 ). El ingreso marginal que corresponde a esta demanda residual es IMa(K 2) por lo que el precio óptimo es p1´´ . El beneficio de la empresa es, entonces, el área A+B+C+D.
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Proliferación de variedades Suponemos un mercado compuesto por consumidores situados uniformemente en un segmento. El precio fijado por cada empresa es el mismo pi=pj=p. La elección de los consumidores se hace en función de la localización de las empresas: cada consumidor elige al vendedor más próximo. Si dos vendedores se situasen en el mismo lugar, entonces cada vendedor recibe la mitad de la demanda que recibiría uno sólo en ese lugar, Por otro lado, la variable estratégica de cada empresa se reduce a la localización de los puestos de venta. Suponemos que la elección de localización se da de modo secuencial: la primera empresa, la ya instalada, se sitúa en el lugar que quiere, i; después, la segunda empresa (entrante) sabiendo donde se ha puesto la primera, elige su localización El único equilibrio de Nash posible es que i=j=1/2. De hecho, si la primera empresa eligiese i#1/2, su cuota de mercado sería inferior a ½ porque la empresa 2 se situaría pegada a la primera por su izquierda o su derecha. Supongamos que la primera empresa tiene la posibilidad de escoger más de una variedad antes de que la segunda empresa tome una decisión. Para que el modelo tenga sentido hay que suponer que elegir una nueva variedad tiene un coste F, que cumple pq/40 para las dos empresas suponiendo que los costes variables sean nulos. La primera empresa dispone ahora de una estrategia mejor: escoger dos variedades, localizadas en i=1/4 e i=3/4. En este caso, la segunda empresa decidirá no entrar porque el máximo beneficio que podría obtener sería pq/4-F<0. La primera empresa consigue un beneficio de pq-2F que es mayor que el que tenía cuando elegía una variedad pq/2-F. Tenemos, en consecuencia, una situación en la que se busca la proliferación de variedades como una barrera de entrada. 7.7. La publicidad como barrera de entrada Interpretamos el concepto de publicidad muy ampliamente como un término genérico para todo tipo de gastos de ventas variando desde anuncios en televisión hasta obsequios promocionales. La característica de tal clase de gastos es que es una inversión diseñada para aumentar la demanda para todos los productos de una empresa. La
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publicidad afecta a los costes y la demanda y analizamos su papel como barrera de entrada desde los dos puntos de vista. La publicidad es un activo extremadamente intangible o un genuino coste hundido. Como tal puede ser bastante difícil conseguir capital para financiar una campaña diseñada para entrar en una nueva industria. Un banco que financia una nueva fábrica puede pedir seguridad (en forma de préstamo hipotecario) para prestar debido a la posibilidad de fracaso de la nueva empresa. El capital publicitario no tiene tal salvaguarda ¿Quién desea comprar de segunda mano una campaña de publicidad fallida? Así, la financiación de la publicidad es o bien un gasto para cubrir el mayor riesgo del prestatario asociado con la bancarrota o no está disponible. De esta forma, la publicidad es probable que aumente las desventajas absolutas en costes de las empresas entrantes. Aunque la publicidad puede aumentar la demanda, una subida en el output no requiere una subida en publicidad. En lo que a las decisiones de output concierne, por tanto, la publicad es un coste fijo y, por tanto, introduce una fuente adicional de economías de escala. Por ejemplo, si nuevas entrantes tienen que igualar la publicidad de las instaladas para tener un punto de apoyo en el mercado o incluso si sólo tienen que igualar una proporción de la publicidad de la instalada esto puede crear una barrera de entrada. Tal barrera puede ser inocente por conducta maximizadora del beneficio o puede ser estratégica explotando posiblemente una introducción de barreras de economías de escala en un mercado cuando los costes de producción son constantes. También hay economías de escala por la psicología y la tecnología de la publicidad en sí misma. En lo psicológico se da a menudo el caso de que los consumidores tiene que recibir varios anuncios antes de darse cuenta realmente de que existe un producto, registrar su nombre en su mente e intentar su compra. Tal umbral significa que una empresa no puede hacer publicidad sólo una vez e intentar atraer una séptima parte de los clientes conseguidos por una empresa que haga publicidad siete días a la semana. Por supuesto, los rendimientos decrecientes deben considerarse cuando se ha convencido a la gente o debe proponerse en un sector del mercado o los medios de comunicación que llegue a menos gente pero esto puede ocurrir sólo a niveles muy altos de gasto. En el frente tecnológico, puede haber economías de escala en la producción de publicidad. Puede haber economías monetarias pues se producen elevados descuentos por la compra de páginas completas de publicidad en los periódicos, contratar 60 segundos de televisión en lugar de 10 segundos, y descuentos por la habitual repetición
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de los anuncios. Las economías no monetarias incluyen los costes de investigación, planificación y filmación del material publicitario. Finalmente, escalas mayores permiten un cambio de medios de audiencia baja a medios de audiencia alta y es posible que esto último implique un menor coste por cliente conseguido. La publicidad crea un stock de clientes que las potenciales entrantes encuentran difícil de alcanzar. Así, la publicidad se puede ver como un activo de capital acumulado en el pasado y recogiendo recompensas como una barrera de entrada en el presente. 7.8. Entrada y salida en mercados competitivos La evidencia empírica con respecto a los mercados competitivos no es consistente con la descripción del proceso de entrada, salida y convergencia al equilibrio a largo plazo. 1) Incluso en el largo plazo se encuentran diferencias significativas entre los costes medios de las empresas; y, al mismo tiempo también las empresas reciben beneficios extraordinarios en el largo plazo; es decir, beneficios que no se destinan a la remuneración de los factores productivos. 2) El proceso de variación del número de empresas se caracteriza por una enorme volatilidad: normalmente, en cada período, hay entrada de un gran número de empresas y simultáneamente, la salida también de un gran número de empresas. Por todo lo anterior resulta conveniente diseñar un modelo ligeramente diferente al clásico de competencia perfecta. Es el denominado modelo de información imperfecta, aprendizaje y selección. En dicho modelo suponemos que cada empresa está caracterizada por un parámetro, ν, negativamente relacionado con su eficiencia en la minimización de los costes. Es decir, cuanto mayor sea ν, mayores son los costes de la empresa, ceteris paribus. Concretamente supongamos que el beneficio de una empresa del tipo ν en el período t es: B(q,ν,t)= ptqt -C(qt)(ν+εt) dónde εt es un error aleatorio en la productividad de la empresa. Por hipótesis el valor de εt tiene media nula y es independiente entre empresas y entre períodos. La característica fundamental de este modelo es la hipótesis de que cada empresa desconoce el valor exacto del parámetro de eficiencia, ν. Sólo se conocen las distribuciones de ν y de εt. En cada período, cada empresa observa el valor de ^νt = ν+εt , lo que le permite obtener una mejor estimación del valor de ν.
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El mecanismo del modelo es: Al comienzo de cada período, cada empresa decide entrar, mantenerse inactiva, salir o mantenerse activa según el caso. Seguidamente, las empresas activas escogen la cantidad que van a producir. Suponiendo que ^νt es la estimación que la empresa hace de su valor de ν, el valor optimo de qt satisface: Max ptqt -C(qt) ^νt Para ser consistente con la hipótesis de competencia perfecta, suponemos que el valor de pt es constante. De este modo, la condición de primer orden es pt =CM(qt) ^νt o considerando la función inversa qt=Г(pt/ ^νt ). Suponemos, tal como en un mercado competitivo, que CM(qt) es una función creciente por lo que Г() es una función creciente. Concluimos que qt es una función decreciente de la estimación de ν es decir de ^νt. El modelo nos indica que hay diferencias entre la rentabilidad de las empresas. Diferencias que provienen de las diferencias de eficiencia, parametrizada por ν, entre las diferentes empresas. Además diferentes valores de ^νt indican diferentes valores de qt. Empíricamente se encuentra una distribución con un gran número de empresas pequeñas y un pequeño número de empresas grandes. El modelo explica, además, la volatilidad del proceso de entrada y salida de empresas. Consideremos la toma de decisiones de una empresa activa. La empresa seguirá activa mientras el valor esperado futuro de su beneficio sea positivo. Se demuestra que, en condiciones relativamente generales, entre el conjunto de empresas de edad n, el valor esperado futuro de los beneficios es una función decreciente del valor esperado de ν. Luego existe un valor critico de ^νt que llamaremos ν´tn por encima del cual la empresa activa de edad n sale del mercado pues sus beneficios son negativos. Algo semejante ocurre con las empresas inactivas, con la diferencia de que debido a los costes irreversibles de entrada, el valor critico de ^νt , llamado ahora ν´´tn , es inferior. De este modo, para que en un periodo determinado haya simultáneamente entrada y salida de empresas basta que ^νt < ν´´tn para algunas de las empresas inactivas y ^νt > ν´tn para algunas de las empresas activas. Suponiendo que no hay grandes variaciones en ^νt de período en período y teniendo en cuenta que qt es una función decreciente de se cumple que las empresas que salen deben ser las de menor dimensión. Como consecuencia de ello, la dimensión media de las empresas supervivientes debe aumentar con la edad.
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Como a medida que pasa el tiempo las empresas mejoran en el conocimiento de su eficiencia, la dispersión de las dimensiones de las empresas deben aumentar con la edad y las tasas de variación qt+1 - qt / qt , deben converger a cero. Analizamos, además, las tasas de contingencia. Es decir, la probabilidad de que una empresa salga del mercado después de n períodos, suponiendo que ha estado activa hasta ese momento. Esas tasas de contingencia deben ser decrecientes, por lo menos a partir de un cierto n. La idea es que, a medida que pasa el tiempo, disminuye el valor medio de ^νt para los supervivientes luego la probabilidad de que ^νt>ν´tn
disminuye también. Sin
embargo, para valores bajos de n es posible un efecto contrario. Supongamos que en el primer período de vida, la empresa recibe una señal muy negativa sobre su eficiencia de manera que ^νt es muy alto ¿Deberá salir la empresa?. Un posible razonamiento es que como hay costes irreversibles de entrada y la varianza en la estimación de ^νt es muy alta, lo mejor sería esperar algún período más. A medida que los primeros períodos pasan, la persistencia de un valor alto de ^νt llevaría, ahora sí, a la decisión de salir. Por este motivo, es admisible que las tasas de contingencia sean crecientes durante los primeros períodos de una generación dada. Aprendizaje pasivo y activo En el modelo anterior cada empresa estaba dotada de un parámetro de eficiencia, ν; la estrategia de la empresa consiste en mejorar con la experiencia la estimación ^νt y en tomar decisiones de entrada, salida y cantidad sobre la base de esa estimación. Es un modelo de aprendizaje pasivo. Sin embargo es posible un modelo de aprendizaje activo en el que la eficiencia es endógena a la actividad de la empresa debido a inversiones productivas o investigación o desarrollo. Se comprueba en la investigación empírica que el modelo de aprendizaje pasivo es adecuado para los sectores de comercio al por menor mientras el de aprendizaje activo lo es para los sectores industriales.
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TEMA 8. PROGRESO TÉCNICO 8.1. Progreso técnico Nos ocupamos de los aspectos dinámicos de la economía y, en concreto de la contribución del progreso técnico al crecimiento económico. En el largo plazo el bienestar económico de una comunidad dependerá de las mejoras en la calidad y cantidad de los bienes industriales. Estas mejoras pueden provenir de la mecanización y el aumento de la dotación de capital o pueden darse por la abolición de prácticas restrictivas de la competencia o mejoras en la capacitación de la mano de obra. Es probable, además, que la invención y aplicación industrial de productos y procesos nuevos y superiores suponga una contribución sustancial al crecimiento económico. Al considerar el progreso técnico podemos realizar varias distinciones útiles. En primer lugar diferenciamos entre desarrollo del proceso y del producto. Los desarrollos del proceso implican la introducción de nuevos procesos o técnicas, normalmente incorporadas en nuevos equipos de capital y utilizadas en la producción. Estos desarrollos reducen el coste real de producción, aunque pueden también provocar cambios en su naturaleza. Los desarrollos del producto, por otro lado, están directamente asociados a cambios en la naturaleza de los productos ofrecidos a la venta, y normalmente intensifican el bienestar económico. En la práctica, es más fácil medir la contribución de los desarrollos del proceso al crecimiento económico, al menos en la medida en que dan lugar a incrementos en la productividad. Los desarrollos del producto son mucho más difíciles de valorar por lo que son típicamente ignorados en los cálculos del crecimiento económico, Es evidente que los desarrollos del producto han tenido una gran importancia en el crecimiento económico, particularmente en los últimos años, por lo que las tasas de crecimiento medidas pueden no reflejar adecuadamente los cambios que han tenido lugar en el bienestar económico. Una segunda distinción hace referencia a las diversas fases del progreso técnico, que a menudo se dividen en tres. Invención, innovación y difusión. La primera etapa en el desarrollo del producto o del proceso es la invención, en la que una nueva idea es desarrollada y es posible que se produzca un prototipo. En algunas circunstancias esta fase puede incluir cierta investigación básica en nuevos principios científicos. En segundo lugar viene la etapa de innovación en la que una compañía perfecciona un producto con vistas a su lanzamiento comercial. En esta fase, cuando una compañía se esfuerza en crear un nuevo producto con éxito, el desarrollo técnico se combina con los Volver al índice
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conocimientos comerciales y empresariales. La culminación de estos esfuerzos se produce cuando la empresa innovadora introduce el producto en el mercado. En la tercera etapa, cuando otras empresas descubren que la innovación es valiosa, también adoptan o imitan el producto o proceso en cuestión; es decir, tiene lugar la difusión. Desde el punto de vista del bienestar económico, es evidente la importancia de fomentar las tres fases del progreso técnico por lo que nos ocuparemos de examinar los factores que las inducen o intensifican. 8.2. Aspectos económicos de la investigación La investigación es un proceso económico bastante especial, al menos por dos razones: primero, por el alto grado de incertidumbre que lleva asociado, y segundo, porque su producto (es decir, la información) tiene las características propias de un bien público. Arrow ha sostenido que estos factores crean problemas para la provisión de investigación en las economías de libre mercado. En primer lugar se nos plantea el problema de la incertidumbre. En el caso particular de la inversión en actividad inventiva, la incertidumbre surge porque a priori no se conoce el resultado de un nuevo proyecto de investigación. Por consiguiente es inevitable soportar el riesgo asociado a la investigación. Una solución óptima en el sentido de Pareto sería distribuir el riesgo entre todos los miembros de la comunidad teniendo en cuenta los recursos y preferencias de cada individuo. En la práctica, sin embargo, este resultado es muy difícil de conseguir, por lo que para eliminar el riesgo es necesario acudir a mecanismos imperfectos (esto es lo que ocurre en países como España dónde prácticamente toda la investigación básica y gran parte de la aplicada se realiza en organismos públicos: universidades y CSIC). La financiación a través de los mercados de capitales constituye una vía por la que las empresas pueden hacer frente al riesgo asociado a la investigación, de modo que éste se distribuye sobre un gran número de miembros de la sociedad. Este enfoque, de hecho, sería socialmente deseable si permitiera a los individuos expresar con libertad sus preferencias sobre los arriesgados proyectos de investigación. En la práctica, sin embargo, se consiguen muy pocos fondos para proyectos de I+D directamente de los mercados de capitales, por lo que esta relación con las preferencias individuales funciona sólo de manera imperfecta. Una primera razón para ello, de acuerdo con Arrow, es el problema del riesgo moral, de forma que los incentivos para emprender una investigación con éxito no son independientes del riesgo asociado. En el caso de Volver al índice
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una actividad inventiva, si fuera posible financiar la I+D en su totalidad a través del mercado de capitales de forma que una compañía y su departamento de investigación no asumieran el riesgo del fracaso, el incentivo para producir nuevos procesos y productos con eficacia y éxito se vería reducido en gran medida. En consecuencia, con el fin de incentivar una actividad investigadora eficiente, son las empresas las que normalmente asumen el riesgo. Pero en la medida en que esto es así, se reduce la capacidad para distribuir libremente los riesgos entre la comunidad. Dado que las empresas tienen fondos limitados, esto implica que probablemente no se destinarán fondos suficientes a la investigación en comparación con los niveles eficientes en el sentido de Pareto. Este problema puede superarse, sin embargo, en el caso de una gran corporación que emprende una serie de proyectos de investigación de escala relativamente pequeña en relación al tamaño de la empresa. En este caso, las empresas pueden cubrirse más fácilmente contra el fracaso concentrando riesgos de modo que los fracasos de unos proyectos se compensan con los éxitos de otros. En otros casos, las empresas independientes pueden combinar recursos para emprender la investigación en un área de interés común reduciendo de esta forma los riesgos. Está claro que estos efectos pueden ser importantes en la práctica, pero de nuevo es probable que ofrezcan únicamente una solución imperfecta: primero, porque implican sólo un medio parcial de concentrar riesgos, y segundo, porque las grandes empresas pueden tener incentivos monopolísticos para retardar la invención e innovación. Así pues, el sistema de mercado puede resultar inadecuado para fomentar los niveles deseables de investigación y por tanto puede dar cabida a una acción positiva por parte del gobierno. Para Demsetz el argumento de que la libre empresa tiende a infrainvertir en investigación no implica necesariamente que la intervención gubernamental sea más deseable. Es evidente que la identificación de una ineficiencia potencial muestra únicamente la mitad de esta historia; además, se debe demostrar que existe una alternativa económica real (en este caso, la financiación gubernamental de la investigación) que ofrece una perspectiva de mejora. La eficacia de la alternativa de intervención gubernamental dependerá, entre otras cosas, de la confianza que se tenga en la capacidad del gobierno para anticipar y reflejar correctamente las preferencias de los individuos en relación a los riesgos de una actividad inventiva. Ningún país occidental confía únicamente en el mercado a la hora de llevar a cabo su actividad inventiva, y presumiblemente esto refleja un cierto consenso sobre el hecho de que el libre mercado tiende a infrainvertir en las actividades investigadoras arriesgadas. Volver al índice
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El segundo aspecto básico es el producto en sí mismo, es decir, la información. Arrow y otros autores han sostenido que este producto, una vez generado, posee las características de un bien público, lo cual crea de nuevo problemas en una economía de mercado. Las características más relevantes son primero su supuesta no exclusividad o inapropiabilidad y, segundo, su no rivalidad o indivisibilidad. En lo que a la no exclusividad se refiere, Arrow pone el énfasis en las dificultades asociadas al establecimiento de los derechos de propiedad sobre la información, dado que una vez ésta última está disponible puede ser reproducida a costes bajos o nulos. Una empresa puede, desde luego, intentar mantener en secreto una nueva invención de producto o proceso, pero haciéndolo puede tener problemas para explotarla plenamente. Además, los secretos industriales son especialmente difíciles de mantener dado que existirán incentivos para el espionaje industrial, y en determinadas circunstancias es probable que parte de la información esté incorporada en el propio producto. Una estrategia alternativa consiste en patentar la idea o invención, es decir establecer derechos legales de propiedad sobre ella. Este paso tiene la ventaja de permitir a la empresa vender el uso de su idea a otros, además de utilizarla ella misma, Sin embargo, tiene la desventaja de que, al revelar la idea o invención, puede incentivar la violación de los derechos de propiedad o el robo completo de la misma. La cuestión de la no rivalidad o indivisibilidad de la información crea problemas diferentes. La no rivalidad implica que cuando una información se encuentra disponible para una persona, no se puede evitar el que esté disponible también para las demás. Por consiguiente, dejando al margen los costes de difusión de la información, el coste social de oportunidad de proporcionarla es cero, y sería socialmente deseable hacer libremente disponibles para todos las nuevas ideas e invenciones. Sin embargo, en un sistema de libre empresa con derechos de propiedad sobre la invención, el incentivo del inventor reside precisamente en su capacidad para restringir el uso de su invención y obtener rentas de monopolio. En consecuencia, en la medida en que este sistema permite la monopolización de un nuevo producto o proceso, implica una utilización socialmente subóptima de la innovación. La justificación básica del sistema de patentes es que, al proporcionar un fuerte incentivo para la invención, alienta el progreso técnico y el crecimiento económico, y que esta eficiencia dinámica invalida las pérdidas estáticas de bienestar producidas por los derechos de patente. Sin embargo, este argumento es poco más que una declaración de fe aunque al mismo tiempo pocos economistas han sugerido que podrían ser deseables cambios radicales en el sistema. Volver al índice
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8.3.Patentes Tal como hemos puesto de manifiesto anteriormente, las innovaciones o, en general, el conocimiento comparte los rasgos de un bien público. Una vez que se ha generado, está disponible para todos incluyendo aquellos que no han contribuido a sufragar los gastos de su provisión. Se está, una vez más, en una interrelación tipo dilema del prisionero y, en consecuencia, el volumen generado será subóptimo. Desde la óptica de la sociedad, la racionalidad exigiría que todas las empresas emprendiesen actividades de I+D. Sin embargo, los distintos agentes individuales no lo ven así. Cada empresa estará mejor si no invierte en I+D dejando que los esfuerzos los realicen las demás sabiendo que, si éstas tienen éxito, no podrá ser excluida de la explotación de la misma. En la medida en que todos actúen de ese modo, el volumen de I+D sería nulo. Un mecanismo habitual para evitar este hecho indeseable es el sistema de patentes. Es decir, reconocer legalmente al innovador unos derechos de monopolio, durante un cierto número de años garantizando, de este modo, la exclusividad para explotar directamente la innovación por si mismo o, indirectamente, concediendo licencias a terceros a cambio de una contrapartida económica (royalties o regalías). Por lo tanto, al conceder las patentes incentivos para incurrir en gastos de I+D (los beneficios que se obtengan por una eventual innovación recaen íntegramente sobre el que la encontró) aumenta la probabilidad de que éstas aparezcan. Sin embargo, el precio que la sociedad ha de pagar es incurrir en unas pérdidas de eficiencia asignativa debidas al monopolio que crea. Esto hace aparecer en primer plano la duración óptima (número de años) de los derechos de patente. Cuanto mayor sea el tiempo en el que se conceda el derecho a explotarla en régimen de monopolio, mayores serán los incentivos a innovar. Pero, al mismo tiempo, mayor será la pérdida de eficiencia asignativa. Éstas, cuando la innovación es de procesos plasmándose en una técnica que permita reducir ligeramente los costes de producción, no son más que las pérdidas del excedente de los consumidores provocado por el monopolio. Sin embargo, una vez expirado el tiempo de vigencia de la patente, la innovación pasa a ser de dominio público pudiéndola utilizar libremente cualquiera en la industria. El precio se reduciría al nivel competitivo y el excedente de los consumidores aumentaría. En términos del bienestar global, la pérdida de los beneficios de monopolista se contrarresta exactamente por el aumento en el excedente de los consumidores y, en consecuencia, aumenta el bienestar global. Volver al índice
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La ponderación de ambos tipos de eficiencia determinará la duración óptima de la patente. Sin entrar en más detalles debe señalarse que esa duración debe ser finita. Si fuera infinita habría una pérdida neta de bienestar. Los beneficios futuros han de descontarse para hallar su valor presente y cuanto más dilatados en el tiempo se encuentren éstos, menor será su valor equivalente hoy. Es decir, cada año adicional de protección de la patente implicará un menor incentivo a gastar en I+D. Por otra parte, si no se les concediera el derecho de monopolio, pudiéndola imitar cualquiera, no existirían incentivos a innovar y, por tanto, ninguna ganancia. En cualquier caso, en la Unión Europea, el período de la patente es de veinte años. Sin embargo, las patentes no sólo sirven para generar inversiones en I+D y aumentar las innovaciones en la economía. Otro objetivo es posibilitar que se haga pública la información sobre las innovaciones. De este modo, se evita incurrir en gastos improductivos en I+D. Otras empresas podrían estar dedicando recursos en proyectos de I+D en línea con aquel que se tradujo en la innovación primera. En adición, y mucho más importante, se impulsa el conocimiento y se pueden desarrollar otras innovaciones, complementarias o versiones mejoradas, a partir de la innovación original. Relacionado con este último aspecto está la cuestión del grado de cobertura de la patente. Es decir, caso de patentar por ejemplo un sistema operativo ¿la patente protege sólo al sistema o, asimismo, la presentación formal –iconos, ventanas, etc..?. Cuánto menor sea el grado de cobertura más rápidamente aparecerán innovaciones que desarrollen la innovación original. Tal como se ha dicho anteriormente, en ausencia de patentes, una vez que se ha generado una innovación está disponible para todos incluyendo aquéllos que no hayan financiado la misma. Esto justificaría la idea de que, si las innovaciones exigen elevados gastos en I+D, sólo aquéllas de gran tamaño, con beneficios estables a largo plazo tendrán la capacidad financiera para asumirlos y soportar los riesgos de esa actividad. Suponga que tiene una idea atractiva que, en caso de llevarla a la práctica, le permitiría obtener grandes beneficios, pero carece de capital para desarrollarla y necesita que alguien lo aporte. El único problema es que, para convencerle deberá exponer su proyecto pero, una vez revelado, se encontrará que no tiene nada que vender. Su oyente se puede apropiar de la idea y desarrollarla por sí mismo sin que su intervención sea necesaria. Este hecho, junto con las imperfecciones del mercado de capitales, conduce a que la mayoría de los proyectos de I+D se autofinancien teniendo ventaja las grandes empresas. En adición, éstas pueden perseguir simultáneamente Volver al índice
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diversos proyectos repartiendo el riesgo y aumentando las probabilidades de que alguno tenga éxito, mientras que las pequeñas no tienen abierta esa posibilidad. 8.4 Progreso técnico y estructura de mercado En este apartado vamos a examinar las posibles relaciones entre la invención e innovación y la estructura de mercado, siendo un aspecto crucial la posible influencia que las estructuras de mercado monopolísticas o competitivas pueden tener en la actividad innovadora y por tanto en el bienestar económico. ¿Proporciona un mercado competitivo más incentivos para inventar que uno monopolístico?. O ¿están más dispuestos los monopolistas y pueden producir mejor las nuevas innovaciones que las empresas competitivas?. Consideramos inicialmente el análisis clásico de Arrow que sostiene que los incentivos a inventar son mayores en las industrias competitivas que en las monopolísticas, por lo que es probable que el monopolio retrase el progreso técnico además de implicar una pérdida estática de bienestar. Por el contrario Demsetz sostiene que el monopolio no provoca desincentivos adicionales a la invención y puede en realidad intensificarla. Arrow considera el caso simple de un proceso innovador en una industria con costes constantes. Para simplificar, además, ignora los posibles problemas de la incertidumbre y la inapropiabilidad de la invención. En una industria competitiva, los precios igualan el coste medio, y una invención tiene el efecto de desplazar hacia abajo la curva de coste unitario. Se supone que el inventor del nuevo proceso puede cobrar a todas las empresas de la industria competitiva una suma arbitraria por unidad de producto por los derechos de propiedad (royalties) sobre el uso de la invención. Por otro lado, en la situación de monopolio se supone que tan sólo una empresa puede inventar. El monopolista fija el ingreso marginal igual al coste marginal tanto antes como después de la invención. El incentivo a inventar viene determinado por los beneficios potenciales que puede acumular el inventor o monopolista gracias a la invención. Arrow considera dos casos, el primero de los cuales se refiere a una invención que produce una reducción drástica en los costes.
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D B´
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En el gráfico si D es la curva lineal de demanda de mercado y c la curva de coste unitario previa a la invención, la industria competitiva fijará un precio igual a c, mientras que un monopolista fijará ingreso marginal igual a c dado el precio w y los beneficios iguales al área B=wxyc. Después de la introducción de una innovación drástica, los costes unitarios se reducen a c´. En el caso competitivo, el inventor cobra a las empresas un royalty unitario, r, que maximiza sus beneficios. Esto supone la restricción de la producción competitiva hasta el nivel al que el IMg iguala c´ produciendo los beneficios máximos iguales al área B´=puvc´ que puede producir un royalty por unidad producida pc´´. Así pues, la industria competitiva fijaría el precio p y pagaría un royalty total de B´ al inventor, el cual estaría, por consiguiente, dispuesto a llevar a cabo la invención si el coste que le supone la misma fuera menor que B´. En el caso del monopolio, el monopolista IMg igual a c´, estableciendo de nuevo el precio p. Sus beneficios también son B´ pero el inventivo a inventar es B´-B, dado que éstos son los beneficios extraordinarios generados por el invento. Puesto que B´-B Volver al índice
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es menor que B´, hay menos incentivos a invertir en una situación monopolística que en una competitiva. Dadas las condiciones de demanda y de costes, el argumento de Arrow consiste en que el inventor en una situación competitiva puede extraer unos derechos totales de patente iguales a lo que el monopolista podría ganar tras la invención, por tanto este último tiene menos incentivo a inventar dado que antes ya estaba ganando ciertos beneficios de monopolio, B. Se pueden resaltar dos resultados en el gráfico anterior. En primer lugar, el incentivo a inventar bajo competencia, y necesariamente bajo monopolio, será menor que el beneficio social realizado en el caso de una drástica invención ahorradora de costes. Este argumento consiste en que, con una invención drástica, el inventor extrae todos los beneficios de monopolio, iguales al área B´=puvc´ mediante un royalty por unidad de producción pc´, y dado que el precio ha caído a p, los consumidores ganan un excedente igual al área ctup. Puesto que el inventor no puede extraer el excedente de los consumidores cobrando sus derechos de patente a los productores, el incentivo a investigar es menor que el beneficio social total realizado en el caso competitivo, de forma que se renuncia a ciertos inventos a pesar de que los consumidores estarían dispuestos a pagar por ellos a los investigadores. Por consiguientes, dado un sistema de royalties unitarios, ciertas invenciones drásticas ahorradoras de costes no serán emprendidas debido a la incapacidad de los inventores para extraer todo el excedente del consumidor. Sin embargo, este problema no aparece en el caso de los inventos que ofrecen una reducción moderada de costes, ya que todo el excedente del consumidor es extraído por el inventor. En segundo lugar, el beneficio social potencial derivado de la reducción de costes cc´, es igual al área ctsc´ en el gráfico anterior. Este beneficio se generaría únicamente si el invento fuera de libre disposición en la industria competitiva, de forma que el beneficio competitivo se redujera a c´. Un sistema de pagos al inventor de un royalty unitario es, por lo tanto, ineficiente en dos sentidos. En primer lugar, los pagos de los derechos de patente conducen a la infrautilización de la invención debido al reducido incentivo suministrado al monopolio. Esto está asociado con el área de pérdida de bienestar neta uvs del gráfico. En segundo lugar, dado que en principio cualquier invención cuyo coste es menor que el área ctsc´ es socialmente valiosa, algunas invenciones deseables pero de alto coste, no serán emprendidas si el área B´=puvc´es el royalty máximo que puede ser extraído. Debe advertirse, sin embargo, que estos dos argumentos asumen que el inventor emplea un simple royalty por unidad de producto. Volver al índice
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Mediante sistemas más complicados de royalties no uniformes se puede aumentar la utilización de la inversión y el pago total de los derechos de patente de modo que estos problemas son aliviados. Tales soluciones, aunque fomentan una asignación de recursos más eficiente, también incrementan la cuota de beneficios destinada al inventor, pudiendo, por ello, ser causa de preocupación por lo que se refiere a la distribución de la renta. El segundo caso se centra en una invención que reduce moderadamente los costes desde c hasta c´.
w
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c
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En el caso competitivo, el inventor puede fijar un royalty máximo cc´, dado que un royalty mayor haría que la invención dejara de ser útil para las empresas competitivas. El royalty total es por consiguiente igual al área cabc´. El monopolista, por el contrario, tras la invención fija IMg igual a c´, obteniendo unos beneficios iguales al área puvc´. El incentivo a inventar es de nuevo puvc´-wxyc, siendo menor en el caso del monopolio porque: a) El área wxyc es mayor que el área putc dado que la primera es el área máxima bajo la curva de demanda dado el coste unitario c´. b) El área cabc´ excede el área ctvc´ como se puede observar en el gráfico.
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El incentivo extraordinario a inventar bajo competencia es el área tvba mientras que bajo monopolio es el área wxyc-ptuc. Arrow demuestra que el ratio del incentivo con competencia sobre el mismo con monopolio (que siempre excede la unidad) es tanto mayor cuanto menor es la reducción de costes generada por la invención, presentando un límite superior de aproximadamente el ratio (xc /xm ) de la producción competitiva sobre la de monopolio. Así pues, las pequeñas invenciones ahorradoras de costes, en particular, son mucho más valiosas con competencia que con monopolio. El análisis de Arrow ha sido criticado por Demsetz que sostiene que Arrow fracasó al hacer esta comparación por considerar las dos situaciones como idénticas, ya que para hacer una comparación válida se necesita poner en uno de los lados las políticas restrictivas normales asociadas al monopolio. Además, indica que Arrow estudió un caso asimétrico en el que suponía que un inventor exterior proveía a una industria competitiva mientras que el monopolista se suministraba la invención a sí mismo. Demsetz consideró dos casos. En primer lugar supone que un inventor proveía un invento tanto a una industria competitiva como a un monopolio. Se asumía que el inventor estaba limitado por la legislación o por la competencia con otros para cobrar el mismo royalty unitario a las dos industrias. Si este derecho de patente por unidad producida es pc´ en el gráfico siguiente, entonces en la industria competitiva el pago total por royalties será igual al área P´=puvc´, mientras que en el monopolio sería tan sólo la mitad debido a que el monopolista expande su producción únicamente hasta la intersección de pu e IMg. w
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Aunque esto implica un mayor incentivo para inventar en una industria competitiva, Demsetz sostuvo que éste no es nada más que el tradicional resultado de monopolio por el que el monopolista contratará la invención, como un factor productivo más, en una medida reducida dada la limitación de su producción. Demsetz sostiene que se deberían comparar industrias del mismo tamaño con el fin de observar si hay algún desincentivo especial para la invención en una industria monopolística además y por encima del efecto normal. Se puede llevar a cabo esta comparación definiendo D como la curva de demanda para el monopolio e IMg como la de la industria competitiva, de forma que, dados los costes unitarios, ambas industrias producen la misma cantidad. Haciendo esto con un royalty unitario pc´, ambas industrias operarán en el punto en el que pu intersecta IMg, y los pagos totales por royalties será iguales al área pabc´. Por consiguiente no hay diferencia en el incentivo a inventar en las dos industrias dado que ambas tienen el mismo tamaño. En segundo lugar, Demsetz sostuvo que un inventor que no está obligado a cobrar el mismo royalty unitario a los dos tipos de industria tendrá un mayor incentivo a inventar si trabaja para un monopolio que si lo hace para una industria competitiva del mismo tamaño. En el gráfico siguiente, como antes, IMg es la curva de demanda de la industria competitiva mientras que D es la de monopolio, de forma que las producciones son las mismas dados los costes unitarios.
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Dado que la demanda competitiva es IMg, lo mejor que el inventor puede hacer es fijar un royalty unitario p´c´tal que c´ es igual a IMg, produciendo unos derechos de patente iguales al área P´=p´vwc´. Dado que la demanda de monopolio es D, el monopolista obtiene unos beneficios iguales al área P´´=p´yxc´ tras la invención si no se le cobra ningún royalty unitario, generando un incentivo a inventar de P´´-P, donde el área P=ptuc mide los beneficios antes de la invención. Este es el incentivo del monopolista si él es el inventor; alternativamente, un royalty de suma global por el mismo valor podría ser cobrado por un inventor independiente. Como se puede ver, el incentivo del monopolista excede el competitivo si el área vyxw es mayor que el área ptuc1. Este es el caso cuando las curvas de demanda son lineales, porque el primer rectángulo tiene mayor base y altura. Por consiguiente, Demsetz afirmó que el monopolio ofrece un mayor incentivo a inventar, dadas dos industrias del mismo tamaño, y se puede decir que este factor compensa los prejuicios usuales contra el monopolio por su restricción de la producción. Aunque el trabajo de Demsetz es analíticamente correcto, no está claro que sea tan útil como el de Arrow desde el punto de vista práctico. De acuerdo con Arrow, en una industria monopolística determinada, digamos que un desplazamiento hacia una mayor competencia (o, más generalmente, una actividad política de desconcentración) conduciría no sólo a ganancias de bienestar estáticas en términos de una producción creciente, sino también a mayores incentivos a la invención, dado que algunos proyectos de investigación que no eran emprendidos por el monopolio lo serían tras introducir una mayor competencia. En este sentido, por lo tanto, el mayor incentivo a la invención proporciona un argumento adicional a favor de la política de la competencia. De acuerdo con Demsetz, sin embargo, el argumento podría incluso ser invertido si uno compara industrias del mismo tamaño. Desde su punto de vista nos preocupamos menos por las acciones políticas en casos individuales que de los incentivos generales a la invención, tomando las estructuras de mercado como dadas. No está claro, sin embargo, que ésta represente una posición política razonable a menos que nos comprometamos de antemano a no ocuparnos de la política de la competencia. Bajo estas circunstancias, y aceptando el método de Demsetz para comparar industrias del mismo tamaño, podríamos concluir que existe un mayor incentivo a inventar en el monopolio. No
1 pýxc´-‐ptuc>p´vc´w implica p´vc´w+vywx-‐ptuc>p´vc´w lo que implica vywx-‐ptuc>0
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obstante, esto no afecta el argumento de Arrow que sostiene que un desplazamiento desde el monopolio a la competencia, con una política de la competencia activa, incrementará la producción y también (y de ese modo) el incentivo para la invención. 8.5. Estructura de mercado e innovación En este apartado consideramos los argumentos a favor (y en contra) del poder de mercado y el gran tamaño de las empresas como una base para el progreso técnico. En la literatura se han sugerido varias razones para explicar por qué las estructuras de mercado más concentradas pueden fomentar mejor la innovación. En primer lugar, en la medida en que los beneficios de monopolio están asociados a la concentración de mercado, se sostiene que las empresas en industrias concentradas son capaces de financiar mejor la I+D que las que están en industrias competitivas. Este argumento destaca el hecho de que la investigación y el desarrollo son arriesgados y están financiados normalmente con fondos propios y no con los provenientes del mercado de capitales. Los beneficios extraordinarios que se obtienen en los mercados oligopolísticos constituyen una oferta disponible de fondos que no suele presentarse en el caso de los mercados más competitivos. Así pues, esperaríamos que las industrias más competitivas iniciaran poca o ninguna investigación por sí mismas mientras que las industrias monopolísticas al menos disponen de fondos para llevar a cabo proyectos de I+D. En segundo lugar puede haber economías de escala en las actividades investigadoras que favorezcan relativamente a las grandes empresas. Cuando existe una escala de eficiencia mínima las empresas independientes en los mercados competitivos pueden no ser capaces de iniciar eficientemente proyectos de I+D. En algunas circunstancias, este problema puede ser superado uniendo esfuerzos investigadores, pero esta solución no tiene por qué ser siempre posible dados los problemas financieros de las pequeñas empresas competitivas y los grandes costes de transacción que implica la organización de un programa de investigación conjunto. A igualdad de condiciones, una gran empresa en un mercado más concentrado tiene, en términos relativos, más posibilidades de poder dirigir un proyecto de I+D a una escala eficiente. En algunas circunstancias las empresas en industrias concentradas pueden necesitar también reunir sus recursos investigadores para llevar a cabo proyectos de investigación particularmente arriesgados y costosos, y, en realidad, esto puede ser lo más deseable Volver al índice
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desde un punto de vista social, evitándose así la duplicación innecesaria de la investigación. Otras posibles ventajas son las siguientes. En primer lugar, las empresas que obtienen beneficios de monopolio pueden estar en una mejor posición para proteger a sus patentes frente a las que están en industrias competitivas por lo que pueden estar más dispuestas a emprender una investigación. En segundo lugar, la rápida innovación de productos y procesos es una estrategia competitiva importante no sólo con respecto a los competidores establecidos en algunos mercados, sino también para adelantarse e impedir posibles nuevas entradas. Las empresas en industrias más concentradas pueden emprender más investigación para enfrentarse a la competencia real y potencial. Por último, las empresas que obtienen beneficios de monopolio en industrias concentradas pueden ser capaces de atraer personal investigador más cualificado y así incrementar y/o mejorar su producción investigadora por unidad de recurso. Dada una cierta dotación de talento investigador, sin embargo, es probable que este efecto se vea distorsionado desde el punto de vista del bienestar social, ya que los investigadores serán atraídos a los sectores monopolísticos que pueden no ofrecer las oportunidades investigadoras socialmente más ventajosas. Consideramos varios argumentos en contra del poder de monopolio como un factor propicio para la innovación. En primer lugar, las empresas en posición de monopolio pueden volverse negligentes e ineficientes y fracasar en sus intentos por atrapar las oportunidades investigadoras y/o desarrollar eficientemente los programas de investigación en comparación con las empresas en ámbitos más competitivos. La noción general de ineficiencia X sugiere que en los mercados muy concentrados se puede producir una menor y no una mayor investigación. En segundo lugar, las empresas en mercados concentrados pueden tener menos incentivos a innovar. De acuerdo con Arrow, como hemos visto anteriormente, este efecto se produce porque una innovación genera únicamente unos beneficios extraordinarios reducidos para el monopolista. Un argumento similar sostiene que las empresas en posiciones monopolísticas inamovibles pueden también considerar los costes de reestructurar su industria para beneficiarse de las innovaciones potenciales y por lo tanto pueden resistirse al desarrollo de innovaciones importantes que podrían requerir esta reorganización. De acuerdo con este argumento, algunos recursos investigadores en las industrias oligopolísticas pueden ser desviados hacia innovaciones secundarias y mejoras en el diseño en investigaciones más drásticas. Por razones similares, estos monopolistas inamovibles podrían comprar y Volver al índice
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retener nuevas patentes que favorecerían cambios de producción radicales. Sin embargo, es probable que estos efectos sean importantes únicamente cuando hay barreras de entrada que protegen a los productores monopolísticos establecidos de la competencia potencial. En términos generales, los argumentos mencionados sugieren que una industria monopolizada puede tener menos incentivos a innovar que otra más competitiva, pero puede estar en una mejor posición, en términos de recursos financieros e investigadores, para emprender actividades de I+D. Esto podría significar que una mezcla de competencia y monopolio es la que favorece más la innovación; es decir que una concentración moderada en determinados mercados fomenta los proyectos de I+D y de innovación, mientras que un grado excesivo de competencia o monopolio (en particular en presencia de elevadas barreras de entrada) generan menos actividad investigadora. 8.6. Difusión de nuevas técnicas Analizamos la tercera parte del progreso técnico: la difusión. Normalmente los nuevos procesos y técnicas son desarrollados por las industrias de bienes de capital, y son adoptados inicialmente por una única empresa de cualquier otra industria (la empresa innovadora) con el fin de reducir los costes de producción. Esto concede a la empresa innovadora una ventaja competitiva que está determinada por la reducción en sus costes, la cual, sin embargo, disminuye con el tiempo cuando las empresas competidoras adoptan también el nuevo proceso y tiene lugar la difusión. La velocidad de difusión de las nuevas técnicas varía ampliamente con las diferentes técnicas e industrias, por lo que inicialmente examinamos que factores la pueden afectar. El primer paso consiste en medir la velocidad de difusión. Nos basamos en el trabajo de Mansfield. Este observó que si se mide la proporción de empresas que han adoptado una técnica en una industria y se representa en función del tiempo, se observa una curva con pendiente positiva y forma de S como la de la figura siguiente.
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100%
%de empresas adaptadas
Tiempo Esta curva de difusión debe tener, obviamente, pendiente positiva si consideramos únicamente las innovaciones con éxito. Su particular forma de S indica que la imitación se desarrolla con relativa lentitud en un primer momento, cuando la mayoría de las empresas están inseguras sobre el valor de la innovación y la consideran una inversión arriesgada. Sin embargo, tras un cierto tiempo, conforme el proceso demuestra su utilidad, y su éxito se extiende, la difusión se acelera. Por último, la velocidad de difusión se reduce de nuevo en la medida en que la proporción de empresas no adaptadas es menor, y las pocas empresas rezagadas deciden finalmente adoptar una nueva técnica. Considerando la j-esima innovación en la i-esima industria y denominando nij al número total de empresas, Mansfield define mij (t) como el número de empresas que han adoptado el proceso en el momento t y mij (t+1) como el de las que lo han hecho en t+1. La proporción de empresas que adoptan la innovación entre t y t+1 es Δij (t)=[mij (t+1)-mij (t)]/[nij -mij (t)]
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La hipótesis básica de Mansfield es que esta proporción Δij (t) depende de: 1) La proporción de empresas que la ya la han adoptado en el momento t es decir mij (t)/nij . 2) La rentabilidad de la instalación, Πij . 3) El volumen de inversión requerido para su instalación Sij . 4) Otras variables no especificadas. Estos efectos serán diferentes en las diferentes industrias, por lo que tenemos Δij (t)=[ mij (t)/nij , Πij Sij …..] Las razones fundamentales de esta especificación son las siguientes. En primer lugar, una mayor proporción de empresas adaptadas implica más información y experiencia acumulada sobre la innovación, y por lo tanto menos riesgo tras su adopción. Por consiguiente predice que Δij (t) aumenta con mij (t)/nij En segundo lugar, la mayor rentabilidad de la innovación contrarresta más fácilmente las estimaciones de las empresas sobre el riesgo de la adopción, por lo que Δij (t) aumenta con Πij . En tercer lugar, cuanto mayor es la inversión necesaria mayor será el riesgo subjetivo y las dificultades para conseguir financiación, de forma que Δij (t) debería disminuir cuando Sij aumenta. Por último, otras variables pueden causar variaciones en Δij (t) entre industrias. Por ejemplo, las empresas en diferentes industrias pueden tener distintas preferencias con respecto al riesgo y la antigüedad del equipo de capital existente o la intensidad de las presiones competitivas, o su ausencia, pueden influir en la toma de decisiones. Mansfield demostró, además que la difusión de nuevas técnicas se expande lentamente al principio, más rápidamente en la fase intermedia y de nuevo lentamente en la fase final. Contrastó otras variables adicionales que podrían influir en la velocidad de difusión. Observó que el crecimiento rápido del mercado favorece la difusión así como los desarrollos en los medios de comunicación y las técnicas de tasación de las inversiones, junto con actitudes a favor de los cambios, pueden haber facilitado que las innovaciones más recientes se hayan difundido más rápidamente. Por último observó que la difusión podía ser más rápida si la innovación se introducía en una fase expansiva de la economía. Volver al índice
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Posteriormente Davies distinguió entre innovaciones relativamente sencillas y otras más complejas y costosas, indicando que una curva de difusión que alcanza inmediatamente su punto más alto correspondería al primer caso y no al segundo. Tras ajustar las curvas de difusión para cada grupo de innovaciones, observó que en cada caso había cinco determinantes principales de la velocidad de difusión: la rentabilidad de la innovación, la intensidad del trabajo en la industria, el crecimiento de la industria, el número de empresas y la varianza del logaritmo del tamaño de las empresas. Las tres primeras tienen una influencia positiva y las dos últimas una influencia negativa. Por otra parte, sus resultados indican que existe un trade-off (relación de intercambio) entre concentración de mercado y difusión, asociando un número menor de empresas pero de tamaño más similar con una difusión más rápida.
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TEMA 9. POLITICA INDUSTRIAL 9.1. Los fallos del mercado y la teoría del interés público La intervención del sector público en el mercado de productos ha tenido a menudo una vertiente muy importante de corrección o sustitución del mercado. En este contexto, la propiedad pública, mediante el sector público empresarial y/o la regulación de los mercados productivos han sido ejes centrales de la política industrial. Pero los criterios dominantes sobre la naturaleza y los efectos de la intervención del sector público han ido oscilando en el transcurso del tiempo. Por esto los instrumentos de intervención han ido variando. Algunos que tradicionalmente tenían más peso lo han perdido progresivamente como es el caso de la propiedad pública a causa del proceso de privatización. Otros, como la regulación de los mercados que no son bastante competitivos, lo han ido ganando, a raíz de la privatización de empresas públicas que actúan en un entorno monopolístico o con posiciones dominantes en las que se pueden dar abusos. Pero cada vez más, la política industrial da mayor importancia a las acciones del Estado complementarias con las del mercado, dirigidas a favorecer y defender la competencia (particularmente dentro del mercado interior). Por eso, las políticas de competencia tienen una importancia creciente. Todas estas cuestiones serán tratadas a lo largo del tema. En este apartado nos centramos en la justificación teórica de la necesidad de intervención del Estado en la economía. El análisis tradicional musgraviana sigue estando en vigor en esos momentos. Según Musgrave, hay tres motivos básicos por los que una economía sin intervención del sector público puede funcionar de forma deficiente: 1) La incapacidad del mercado para garantizar niveles de ocupación y de producción elevados. 2) La insuficiencia del mercado en la distribución equitativa de la renta y la riqueza, considerada como un indicador de efectividad del sistema económico. 3) La existencia de asignaciones no óptimas de recursos entre bienes y servicios alternativos.
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Nos centramos en el tercero de los motivos. Como ya hemos estudiado anteriormente, de acuerdo con el primer teorema fundamental de la economía del bienestar, la existencia de un mercado competitivo da lugar a una asignación de equilibrio general competitivo que es económicamente eficiente. En esta situación se considera que la economía es eficiente en sentido paretiano, es decir que está en un óptimo de Pareto. Las condiciones para que exista una asignación de este tipo son muy estrictas, y hay ocasiones en que alguna o algunas de estas condiciones no se cumplen. Las circunstancias en que se incumplen las condiciones importantes del equilibrio general competitivo se denominan fallos del mercado. En nuestro contexto, los fallos del mercado más importantes son los siguientes: a) La situación de competencia imperfecta que se deriva de la existencia de rendimientos crecientes a escala, situación conectada con la existencia de monopolios naturales, costes fijos importantes y/o no recuperables para entrar en la industria. A veces, la situación de competencia imperfecta también puede derivarse, más que de condiciones estructurales del mercado, de la posibilidad de que las empresas que hay en la industria establezcan acuerdos para restringir la competencia. b) La discrepancia entre los costes (o los beneficios) privados y sociales que se producen en presencia de externalidades. El ejemplo más tradicional de externalidad negativa es el de los recursos naturales y el medio ambiente. En los últimos años, se ha señalado de forma muy insistente que la investigación es otra forma de actividad con externalidades, en este caso, positivas. c) La existencia de información imperfecta y, especialmente, de asimetrías de información entre los agentes que participan en el mercado. Habitualmente, el mercado de las aseguradoras se señala como una industria típica en donde la información es imperfecta y aparecen importantes asimetrías de información. Los fallos del mercado han sido un elemento de justificación de la intervención del Estado sobre los mercados de bienes y servicios. Más concretamente, en el contexto de la política industrial, han sido utilizados para justificar que en las economías europeas el sector público haya tenido –a través de las empresas públicas- un gran protagonismo en muchas actividades productivas. En el caso de la economía de Estados Unidos, en lugar Volver al índice
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de intervenir a través de la propiedad pública, el gobierno ha utilizado la regulación como instrumento habitual de intervención en muchas actividades productivas. 9.2. Los fallos del gobierno y la teoría del interés privado Desde los años sesenta se había ido mitigando la confianza en que las consecuencias de la intervención del gobierno sobre la economía tuvieran siempre unos resultados tan positivos como los que predicen las teorías del interés público. Stigler en el contexto del análisis de la economía estadounidense afirma que, como regla general, la regulación es buscada por la industria y se diseña y aplica básicamente para su propio beneficio. Por ello, el problema del análisis de la regulación es descubrir cuándo y por qué un grupo de interés puede utilizar al Estado para conseguir sus propósitos. La pregunta es ¿Qué beneficios puede ofrecer el Estado a una industria?. Stigler ofrece cuatro respuestas: a) Un subsidio directo de dinero. Un ejemplo lo podemos encontrar en las subvenciones de la PAC de la UE. b) El control sobre la entrada de rivales nuevos (o un arancel protector). La legislación restrictiva del número de farmacias sería un buen ejemplo en España. En la actualidad, las propuestas de los colegios de abogados dirigidas a establecer la obligatoriedad de una pasantía –regulada por los propios colegios profesionales- para que los nuevos licenciados en Derecho puedan acceder al ejercicio profesional, tienen todas las características propias de demanda de regulación para controlar la entrada en al actividad de rivales nuevos. c) Medidas perjudiciales para los bienes sustitutivos y beneficiosas para los complementarios. Las asociaciones de productores de automóviles acostumbran a rechazar los aumentos de impuestos sobre los combustibles a la vez que defienden el aumento de la inversión pública en carreteras. d) El control de precios. La fijación de precios mínimos, por ejemplo, ha sido, hasta hace poco, una competencia atribuida por el Estado a determinadas organizaciones colegiales. El efecto de este tipo de intervenciones beneficiando a la industria provoca pérdidas de excedente de los consumidores, aumento del excedente de los productores y Volver al índice
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generan costes sociales. Por ello, desde esta óptica de análisis económico, las industrias tenderán a buscar que el Estado les facilite una o varias de estas medidas, en función de las características concretas de cada mercado. Las diferentes aportaciones teóricas, fundamentalmente de economistas de la Escuela de Chicago, han establecido los fundamentos de la teoría positiva de la regulación en el marco de una teoría de los grupos de interés. Según estas teorías el regulador público es capturado por grupos organizados que persiguen intereses particulares. La captura del regulador puede obedecer a diferentes razones: 1) técnicas, como la eventual incompetencia del regulador o la superioridad de los conocimientos técnicos de la industria, 2) de interés político, como la obtención de fondos para financiar campañas electorales o la obtención de campañas de apoyo electoral directo por parte de grupos de presión (el Tribunal Supremo de USA rechazó recientemente el propósito del presidente Obama de controlar las aportaciones de las grandes corporaciones a las campañas electorales); 3) de interés material, como el soborno del regulador (como es el caso de la construcción en España). Desde esta perspectiva analítica, por tanto, la intervención pública se rinde a intereses privados y/o a la persecución y promoción de intereses propios. Como una respuesta al fallo del mercado, y de la subsiguiente intervención gubernamental, aparece el fallo del gobierno. A la visión de la intervención a favor del interés público se enfrentó, desde ese momento, la visión que afirma que la intervención está al servicio de intereses privados. Esta teoría fundamentó desde el punto de vista del análisis económico la política de privatización y de desregulación que se ha aplicado de manera generalizada en muchos países desde los años ochenta. 9.3. La privatización de empresas públicas En las economías modernas el sector público está implicado en la provisión y la financiación de una gran cantidad de bienes y servicios. Muchas veces, también, en la producción directa de estos bienes y servicios. En algunos de estos servicios, el Estado exige un determinado nivel de consumo o persigue garantizar la igualdad de oportunidades; es decir, los trata como bienes públicos o bienes preferentes. Éste seria el caso de servicios como la sanidad, la enseñanza, la seguridad ciudadana o la justicia. En otros casos, sin embargo, el Estado participa directamente en la producción de bienes de tipo privado, bienes o servicios de los que es posible excluir a un Volver al índice
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consumidor y por los cuales el Estado cobra directamente a los que compran el bien o servicio. Denominamos sector público empresarial al conjunto de empresas públicas que se encargan de producir estos bienes o servicios. Una empresa puede ser pública porque el Estado es el propietario de la mayoría del capital social. También puede serlo, aunque su participación no fuese mayoritaria, si la Administración pública se reserva la capacidad de control directo sobre la empresa. Los motivos aducidos para constituir empresas públicas han sido muy diversos: 1) Hacer frente a los fallos del mercado, particularmente los relacionados con la existencia de monopolios naturales. En sectores como el transporte (RENFE), las comunicaciones (Telefónica) o la energía (Endesa) han sido habituales las empresas públicas que actúan, o actuaban, en una estructura de monopolio natural. 2) Proteger determinados ámbitos que eran considerados sectores estratégicos, bajo el argumento de que tenía que garantizarse la producción de estos bienes por motivos de seguridad e independencia nacional. Este argumento estuvo presente en España en la justificación de la propiedad pública de empresas de armamento, como Santa Bárbara, de la minería del carbón, como HUNOSA o de la distribución de combustible como CAMPSA. 3)
Preservar la continuidad de empresas que se habían constituido como privadas, pero que habían fracasado en el mercado. Éste fue un factor importante en la implicación del sector público en la siderurgia como en Altos Hornos del Mediterráneo o de Vizcaya así como en la minería e incluso en el sector automovilístico (Barreiros).
4)
Por motivos de cohesión territorial, para mantener niveles de ocupación y renta en determinadas áreas geográficas (astilleros, minería) o para garantizar la prestación de un servicio al conjunto del territorio, independientemente de su rentabilidad privada (Iberia).
5)
Disponer de instrumentos de recaudación de rentas monopolísticas. Como es el caso de CAMPSA o Tabacalera.
Pero la integración entre las diferentes economías y la transformación de las estructuras de las industrias han alterado mucho las circunstancias económicas. La Volver al índice
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apertura de mercados y los procesos de integración económica supranacional han eliminado la consideración de sectores estratégicos de ámbito nacional; este cambio se ha añadido al propio descrédito del argumento por el abuso que se había realizado del mismo. Asimismo, muchas empresas públicas eran el fruto de un proceso de socialización de pérdidas de empresas que antes habían sido privadas, Por otra parte, las condiciones de monopolio natural han ido cambiando con las innovaciones tecnológicas. El cambio tecnológico ha provocado alteraciones en las estructuras de costes de partes de la industria de las telecomunicaciones, en la generación eléctrica, etc., lo cual ha permitido la superación de las condiciones de monopolio natural. También se han ido desarrollando otros instrumentos económicos a través de los cuales el Estado puede conseguir los objetivos para los que antes utilizaba una empresa pública. Por ejemplo, las Haciendas Públicas modernas pueden, a través de los impuestos especiales sobre el combustible y el tabaco, conseguir recursos que antes obtenían en forma de rentas monopolísticas. Asimismo, la modernización de las Haciendas Públicas hace posible financiar mediante subvenciones y otros instrumentos fiscales objetivos de cohesión territorial que antes se perseguían mediante la producción pública de bienes o servicios. Estos cambios han estado presentes en el impulso del proceso de privatización que se ha registrado en los últimos años. Pero han existido otras motivaciones más allá de los cambios de dimensión económica, de condiciones tecnológicas o de la disponibilidad de instrumentos alternativos de intervención del sector público. Uno de los argumentos empleados con más frecuencia para proponer la privatización ha sido la consideración de que las empresas privadas son, en cualquier circunstancia, más eficientes que las empresas públicas. El concepto de relación agente-principal juega un papel central en esta formulación. El principal es quien tiene el derecho o la función de establecer los objetivos que han de obtenerse a través de una actividad económica determinada. El agente es quien tiene la función de organizar la actividad de forma que se alcancen los objetivos fijados por el principal. En nuestro contexto el principal, el propietario, establece los objetivos que han de alcanzarse con el funcionamiento de la empresa. El agente, administrador, es quien organiza la gestión de la empresa. Surgen de inmediato
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dos preguntas ¿Qué objetivos tiene el propietario?. ¿Coinciden con los objetivos del administrador?1. Analizamos las diferencias o coincidencias entre propiedad privada y propiedad pública respecto a los diferentes elementos que hemos considerado anteriormente. Con respecto a los propietarios existe cierto consenso en cuanto a que sus objetivos en una empresa privada son la maximización del beneficio privado mientras que si la empresa es pública el objetivo es la maximización del beneficio social. En este segundo caso tenemos que considerar dos argumentos, por una parte la utilidad (S(q)) que la sociedad recibe del consumo o disposición del bien y por otra los beneficios financieros (ρ(q)) de la actividad, dado que éstos también son parte del bienestar social. Respecto al primer argumento S (q) pueden incluirse aspectos relativos al excedente del consumidor, consideraciones distributivas, etc. En el caso de los agentes, la función objetivo será una combinación entre los objetivos de los propietarios y los objetivos particulares. Si los mercados son competitivos, no tienen demasiada relevancia otros fallos de mercado y no hay grandes consideraciones distributivas en juego, hay una gran proximidad entre el objetivo del beneficio privado y el bienestar social. A medida que toman relevancia los problemas de competencia, otros fallos de mercado como las externalidades, o consideraciones distributivas, entonces el objetivo del beneficio privado y el del bienestar social se distancian cada vez más, y S (q) cobra mayor importancia. En cuanto a los elementos de control y supervisión de los administradores. En el caso de empresas de pequeña dimensión, la supervisión y el control de los propietarios es más estricta con propiedad privada que con propiedad pública. En primer lugar, porque la dimensión pequeña permite una mayor proximidad entre los propietarios y los administradores en el caso de los accionistas privados que en el de los propietarios públicos. En segundo lugar, porque si el número de accionistas privados no es demasiado grande y disperso, los beneficios que cada uno de ellos obtendrá de mejoras en el funcionamiento de la empresa serán lo suficientemente significativos como para estimularlos a asumir los costes de informarse sobre la marcha de la empresa y de efectuar la supervisión sobre los administradores.
1 Esta relación ha sido analizada en profundidad en la lección 5 (pregunta 4) Volver al índice
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En el caso de empresas de gran dimensión la supervisión y el control de los propietarios puede llegar a ser tan poco efectiva en el caso de la propiedad privada como en el de la pública. En las empresas privadas de gran dimensión la dispersión de los accionistas es muy grande, y éstos tienen que ser representados por los miembros del Consejo de Administración, agentes de los propietarios. Asimismo, si el número de accionistas privados es demasiado grande y disperso, los beneficios que cada uno de ellos obtendrá de mejoras en el funcionamiento de la empresa puede ser demasiado poco significativo como para estimularlos a asumir los costes de informarse sobre la marcha de la empresa y de efectuar la supervisión sobre los miembros del Consejo de Administración y sobre los administradores. Finalmente, aunque los accionistas sean receptivos respecto de los beneficios que puedan extraer de mejoras en la gestión, pueden tener la tentación de actuar como polizontes, esperando que otros asuman los costes de supervisión. Porque, en último término, la supervisión beneficiará por igual a todos los accionistas. En este sentido, se van diluyendo, a medida que aumenta la dimensión de la empresa las diferencias entre propiedad pública y propiedad privada. En cuanto a las presiones del mercado, las empresas privadas han sido mucho más proclives que las públicas a estar presentes en los mercados de capitales con lo que su presión ha sido más disciplinadora para las primeras que para las segundas. Sin embargo, recientemente han empezado a salir a los mercados, fundamentalmente a la Bolsa, determinadas empresas públicas tanto en España como en otros países europeos con el propósito de obtener capital privado para financiar inversiones o, más frecuentemente, para obtener recursos privados a cambio de la venta de parte del patrimonio público. Esta presencia bursátil introduce una cierta disciplina en la medida en que el precio de las acciones ofrece información sobre la valoración de la gestión. Pero, en cualquier caso, no implica que la empresa pública pueda ser absorbida si se considera que su gestión puede mejorarse significativamente para aumentar su rentabilidad. En cuanto a las posibilidades de quiebra, las empresas privadas están, a priori, sometidas al riesgo de quiebra. En cambio las empresas públicas están sujetas a una restricción presupuestaria más débil. En todo caso, la cuestión es discutible en cuanto determinadas empresas privadas son “demasiado importantes o demasiado grandes” para dejarlas caer mientras en todos los países europeos y, en particular, en España se han producido reconversiones industriales que han llevado al cierre de numerosas empresas, en algún caso, públicas. Volver al índice
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Un último criterio a considerar es el de la eficiencia asignativa pues los administradores están sometidos a una fuerte disciplina si los consumidores pueden elegir entre una u otra empresa para satisfacer sus demandas. Así pues, la disciplina del mercado de productos, que es posible gracias a la competencia, es una restricción muy fuerte para los administradores. La competencia es clave para promover la eficiencia de las empresas y la eficiencia de los mercados. Porque, en sustancia, la competencia es la que permite que las diferencias en incentivos favorables a la propiedad privada se manifiesten en todo su vigor. Los estudios empíricos realizados muestran un gran consenso en cuanto a la eficiencia de la empresa privada cuanto se estudian empresas de pequeña o mediana dimensión que actúan en mercados competitivos. La evidencia es mucho más controvertida cuando se analizan empresas grandes que actúan en entornos no competitivos. Los estudios realizados en España concluyen que la reducción de la participación pública por debajo del 50% puede tener efectos positivos en términos de eficiencia pero más allá de este límite no deben esperarse ganancias significativas de eficiencia derivadas del cambio de titularidad de empresa pública a privada. Finalmente analizamos los procesos de privatización de empresas públicas. En sentido estricto, privatizar es transferir al sector privado la propiedad de una empresa que antes era pública. Esto implica generalmente la transferencia de la totalidad de la propiedad. En cualquier caso, implica transferir las potestades de control y la dirección de los asuntos cotidianos de la empresa aunque el Estado retenga una pequeña parte de la propiedad. Podemos distinguir varios tipos de privatizaciones: a) Privatización de empresas competitivas: transferencia al sector privado de empresas públicas que actúan en mercados de productos competitivos sin fallos de mercado sustanciales, como pueden ser las empresas automovilísticas o las compañías de servicios aéreos. b) Privatización de monopolios: transferencia al sector privado de empresas públicas con poder sustancial, como son las redes de servicio público en el sector de las telecomunicaciones o de la energía eléctrica. c) Contratación
externa
de
servicios
suministrados
o
financiados
públicamente, que antes producía directamente la administración. En tal caso, el sector público no vende activos físicos, pero transfiere al Volver al índice
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contratista contratos de servicios o acuerdos de franquicia. Tiene una gran importancia respecto a la gestión de los servicios públicos, particularmente en el ámbito de las administraciones locales. Con las políticas de privatización se han perseguido objetivos de diferente naturaleza. Algunos objetivos han estado relacionados con aspectos de la política presupuestaria o la política general de los gobiernos privatizadores. Otros objetivos han estado vinculados con cuestiones más directamente relacionadas con la política industrial. El objetivo más generalmente perseguido, y que ha tenido prioridad sobre los otros ha sido la reducción de gastos y la obtención de ingresos para la Hacienda Pública. 1) por una parte, reducir los gastos que suponían para el presupuesto las pérdidas de empresas públicas deficitarias e inviables a largo plazo por motivos de obsolescencia tecnológica y excesiva dimensión laboral; y 2) por otra parte, obtener una liquidez inmediata mediante la venta de activos patrimoniales públicos. En segundo lugar, la privatización también ha perseguido objetivos de carácter político como por ejemplo el debilitamiento de sectores como los sindicatos contrarios al propio proceso de privatización o la conversión de la clase media en propietaria por medio de las OPV (capitalismo popular). Aparte de estos objetivos de tipo financiero y político en ocasiones se han perseguido objetivos más vinculados a la propia política industrial: algunas privatizaciones han perseguido mejorar la eficiencia del sector público, y de la economía en general, transfiriendo al sector privado empresas que realizaban sus actividades productivas en sectores muy competitivos en el ámbito nacional o internacional. En otros casos se ha buscado la creación de núcleos duros industriales. Estos núcleos se configuran mediante la venta de una parte significativa de la empresa en curso de privatización a grupos financieros o grupos industriales determinados con el fin de constituir un grupo directivo de la empresa una vez haya sido privatizada. La privatización de empresas públicas ha tenido resultados muy variados, según situaciones e instituciones de las diferentes economías, y según la naturaleza de las empresas y sectores en donde se ha producido la privatización. En muchos casos los sectores públicos han visto mitigadas sus obligaciones de gasto, se ha garantizado la viabilidad de empresas que tenían grandes dificultades dentro del sector público, y se
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han conseguido mejoras de eficiencia, sobre todo cuando los sectores en donde operaba la empresa privatizada son competitivos. Pero, en otras ocasiones, la privatización ha supuesto la transformación de monopolios públicos en monopolios privados. Los monopolios privados no son demasiado diferentes de los públicos respecto al funcionamiento de los incentivos para la eficiencia productiva, y además la maximización de los beneficios privados comporta problemas respecto a la eficiencia asignativa. La privatización ha resuelto algunos de los problemas que habían afectado a los sectores públicos empresariales. Problemas derivados de los cambios de las dimensiones de la economía, de los cambios en las estructuras de la industria, de las deficiencias del sistema de incentivos en el caso de la propiedad empresarial pública, etc. Pero algunos problemas no han sido resueltos por la privatización. La competencia tiene mucha más importancia que la propiedad respecto a la eficiencia de las empresas y, sobre todo, respecto a la eficiencia asignativa. Finalmente, la existencia de monopolios privados sin marcos de regulación idóneos no es una buena noticia para el bienestar social. Sus efectos negativos podrían ser, incluso, mayores que en el caso de la propiedad pública, dada la apropiación privada de los eventuales beneficios monopolísticos. Por estos motivos, en las economías que han pasado por procesos intensos de privatización se han acentuado los problemas de política industrial relacionados con la regulación de los monopolios y con el fomento y la protección de la competencia en los mercados. 9.4. Regulación del monopolio natural Vease el apartado 2.8 del tema 2. 9.5. Las políticas de competencia Son las medidas gubernamentales destinadas a fomentar la competencia entre las empresas. En el caso de las PYMES son muy importantes las medidas de política de competencia dirigidas a evitar el abuso de posiciones dominantes, en caso de que haya una
empresa
dominante
en
la
industria
particular.
Si
las
industrias
de
telecomunicaciones y energía permanecen cerradas a las posibilidades de competencia existentes, sus empresas tendrán unos precios más elevados y unas condiciones de suministro más deficientes, lo que afectará negativamente al conjunto del tejido Volver al índice
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productivo. Eventualmente, las empresas más grandes dispondrán de una cierta capacidad de negociación con las empresas proveedoras de estos servicios básicos. Pero las empresas pequeñas y medianas no tienen esta capacidad y tienen que soportar costes mayores de los que deberían tener, a causa de la ausencia de competencia. Las políticas más importantes son las de liberalización de los mercados de bienes y servicios. Podemos distinguir dos concepciones diferentes sobre lo que implica la liberalización en función del objetivo que cada una considere prioritario: a) El objetivo de la liberalización es dejar que los mercados funcionen libremente, en la creencia de que la libertad de mercado garantiza, bajo cualquier circunstancia, el funcionamiento eficiente de la economía. En esta concepción, la liberalización es equivalente al laissez-faire. Esta concepción conecta intelectualmente con las teorías del interés privado de la regulación. Se basa en la creencia de que cualquier obstáculo en el funcionamiento libre de los mercados tendrá consecuencias más negativas que cualquier fallo de la competencia que intente corregir. b)
El objetivo de la liberalización es conseguir que haya competencia en los
mercados. En ausencia de externalidades o de problemas de información relevantes, la competencia estimulará el bienestar social. El funcionamiento libre del mercado será un instrumento útil para conseguir la competencia cuando no hay problemas derivados de fallos del mercado. Pero el funcionamiento libre del mercado no garantizará la competencia cuando haya, por ejemplo, situaciones de monopolio, de posición dominante de alguna empresa, o de facilidades para que las empresas en una industria puedan realizar acuerdos restrictivos de la competencia. Esta concepción se basa intelectualmente en las teorías del interés público de la regulación. Se basa en la convicción de que, en determinadas circunstancias, la intervención del Estado puede ayudar a que la economía funcione de forma más eficiente. Si lo que nos preocupa es la competencia en los mercados, la política de liberalización tiene dos dimensiones: 1) Consiste en eliminar las disposiciones legales que perjudican la competencia en los mercados potencialmente competitivos. Es la desregulación competitiva. Volver al índice
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2) Actuación pública activa para estimular la competencia en los mercados potencialmente competitivos en los que hay condiciones idóneas para que se produzcan actuaciones restrictivas de la competencia, sea porque una empresa dominante puede evitarla, sea porque unas cuantas empresas que concentran la actividad en el sector pueden restringirla poniéndose de acuerdo. En el contexto de las políticas de competencia, la desregulación se dirige a eliminar las disposiciones legales que eliminan o dificultan la competencia en mercados potencialmente competitivos. Hay muchos canales por los que los Estados han regulado el funcionamiento de los mercados de productos. Los más relevantes en lo que hace referencia a la competencia son los siguientes: a) Barreras legales de entrada en la actividad que implican la prohibición o la restricción de entrada en el mercado de agentes económicos dispuestos a ofrecer sus bienes o servicios en este mercado. b) Fijación de precios mínimos: precios por debajo de los cuales no se pueden ofrecer los bienes y servicios. c) Limitaciones legales que restringen las posibilidades de actuación de las empresas en un mercado. Aunque estas regulaciones estaban dirigidas a proteger el bienestar social, a los consumidores o a conseguir efectos beneficiosos sobre la cohesión social, en muchos casos sus efectos han sido aumentar los precios de los bienes o servicios, reducir las posibilidades de elección de los consumidores y las empresas de los sectores competitivos de la economía, y aumentar los beneficios de algunos agentes económicos que actuaban en las actividades reguladas. Desde los años ochenta, la desregulación ha eliminado muchas de estas restricciones legales al funcionamiento de los mercados que obstaculizaban la competencia. En general los resultados de este proceso han sido positivos en términos de precios, gama de bienes y servicios para elegir, calidad de la oferta, etc. En determinados casos, no obstante, existe la percepción de que los beneficios no han sido iguales para todos los consumidores, individuales o empresas. En cualquier caso, ha quedado bien instalada en la agenda de la política industrial la necesidad de analizar de forma rigurosa y transparente a qué intereses sirve
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cualquier restricción de la competencia en los mercados de productos, y la necesidad de evaluar los costes de cualquier restricción legal de la competencia. En cuanto a la defensa de la competencia, hay muchas industrias que no están suficientemente cerca de la competencia perfecta. La estructura del mercado puede facilitar que haya condiciones idóneas para que se produzcan actuaciones restrictivas de la competencia. Destacamos dos tipos básicos de situaciones de este carácter: a) los acuerdos restrictivos de la competencia. Si en una industria unas pocas empresas concentran una cuota de mercado muy importante, tendrán la tentación permanente de llegar a acuerdos entre ellas para restringir la competencia y así conseguir beneficios extraordinarios, procedentes de los mayores precios pagados por los consumidores. Desde el punto de vista político práctico, la Unión Europea y los países miembros están aumentando su beligerancia efectiva contra las prácticas restrictivas de la competencia. b) El abuso de la posición dominante en el mercado. La dimensión grande de una empresa o la existencia de una posición dominante no es el problema sino que éste aparece cuando la empresa dominante abusa de su poder de mercado y lo utiliza para perjudicar la competencia que ha surgido, o para frenarla antes de que se manifieste. Los tipos de conducta que causan más preocupación por sus efectos sobre la competencia son los siguientes: i)
La aplicación de precios predatorios para los rivales pues una empresa dominante puede bajar los precios de algunos de sus productos muy por debajo de su coste real para expulsar del mercado a una competidora que haya entrado recientemente, hasta expulsarla del mercado, y , entonces, volver a fijar precios monopolísticos. Podría pensarse que una operadora dominante no puede aplicar siempre precios predatorios, y que si lo hiciera, beneficiaría al consumidor. Pero si consigue crearse una reputación de contestación agresiva a cualquier intento de competencia, eso puede disuadir a futuros competidores potenciales de entrar en el negocio, y puede permitir a la operadora dominante recuperar los precios monopolísticos. ii)
el aumento de coste o la reducción de ingresos de los rivales. Una empresa dominante puede perjudicar los costes de los rivales o disminuir sus ingresos si ocupa una posición dominante en el mercado.
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ii)
La operación en mercados diferentes y conectados. Una empresa dominante puede utilizar beneficios monopolísticos para, mediante subsidios cruzados, distorsionar la competencia en otros mercados competitivos en donde esté presente.
Estos problemas configuran una dimensión muy importante de la política industrial moderna. Algunos de ellos son nuevos. Otros, pese a existir desde hace tiempo, se han acentuado con el cambio tecnológico, el aumento de las dimensiones de las economías y los cambios en los marcos regulatorios. La resolución de estos problemas en el futuro inmediato tendrá una importancia central en el funcionamiento de los mercados de productos y en la configuración del poder económico en las sociedades modernas.
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