deVéliz Filosofía Ing.Lecciones Vivente Felix Brionespara Mg. Inf. principiantes Tcnlg. Keny Lenín Vinces Mendoza
INTRODUCCIÓN
A LA FILOSOFÍA
Este libro virtual es un borrador, todavía no está publicado y necesita una revisión final para modificaciones necesarias, encontrarán algunos errores por ese motivo. Pero pese a lo anterior sirve para nuestro trabajo y por ello lo ubicamos como libro base.
(Datos generales de publicación)
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Lecciones Filosofía para principiantes Ing. ViventedeFelix Véliz Briones Mg. Inf.
Tcnlg. Keny Lenín Vinces Mendoza INTRODUCCIÓN
A LA FILOSOFÍA
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PRESENTACIÓN “Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás”. René Descartes
Hablar de Filosofía en el Ecuador y sobre todo en nuestra provincia de Manabí, generalmente, es sinónimo de “frases hermosas”, “pensamientos bien estructurados”, “reflexiones refinadas”… La Filosofía es vista simplemente como una “materia bonita”, pero al mismo tiempo no muy útil para el profesionalismo. Cierto que, dichas ideas, son totalmente erradas, pero no sería justo el condenar a nuestra gente por tan pobres concepciones, ya que somos hijos de una cultura en dónde realmente, de una u otra manera, se ha “filosofado”, pero sin saber lo que en verdad es la Filosofía. Mirando hacia la educación secundaria (cómo se le llamaba hasta hace poco), se impartía la asignatura de Filosofía, para la especialidad de Estudios Sociales. Ahora en Bachillerato, se estudia esencialmente lo mismo, pero bajo la designación de «Desarrollo del Pensamiento Filosófico». Así mismo en nuestras universidades, existe el estudio de dicha disciplina, pero sus profesores no son profesionales en dicha rama. Ellos han hecho y siguen haciendo lo que pueden. Es más en nuestra Universidad contamos con una Facultad de «Filosofía, letras y Ciencia de la Educación», pero curiosamente, ésta, no posee una carrera que otorgue licenciaturas en Filosofía. En definitiva, hablamos y estudiamos filosofía, pero en la mayoría de los casos, no existe una orientación correcta, en algunos existen buenas intenciones (profesores que les gusta
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la materia), pero no poseen el perfil ni el conocimiento correspondiente; al final se imparte la asignatura sólo por cumplir con un pensum de estudio y nada más. Por ello encontramos personas que han estudiado dicha asignatura, sea en el Colegio como en la Universidad y terminaron insatisfechas, esperando más; confundidas, con ideas torcidas o totalmente en blanco, con sentimientos de coraje o tedio frente a la misma. Generalmente, las únicas personas que hasta ahora estudian seriamente esta ciencia, son los seminaristas, sacerdotes o consagrados a la vida religiosa, en los seminarios o en universidades llevadas por comunidades religiosas, como la Pontificia Universidad Católica de Quito y la Universidad Salesiana del Ecuador. En algunas instituciones educativas, se cuenta actualmente con docentes que anteriormente han abrazado citadas opciones de vida, y son los que están encaminando a los estudiantes hacia concepciones correctas. Por ello, a mi criterio, no es justo condenar el pasado de la Filosofía, en nuestra tierra, antes bien, partir desde esa realidad y dirigir a los alumnos hacia el sorprendente, intrigante, interesante, motivante y en ciertas ocasiones aventurero mundo de la Filosofía. Este libro, de manera general, tiene ese objetivo, por ello su título «Introducción a la Filosofía». En sus manos estimados estudiantes, aprovéchenlo al máximo.
Keny Vinces
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INTRODUCCIÓN 0.1
Para empezar
Uno de los profesores que más recuerdo, por sus profundos conocimientos filosóficos, sobre la Introducción a la Filosofía, afirmaba: “como se deduce del mismo término introducción es un cierto llevar de la mano, un hacer entrar al mundo de la filosofía.” Por ello, empezaremos nuestro estudio conociendo el origen y naturaleza de la Filosofía, es decir, de donde viene, cómo surgió; aprendiendo su definición; conociendo su objeto, su finalidad, su carácter científico y su utilidad. Esta obra académica, nos va a ofrecer algunas anticipaciones de los contenidos de los que se ocupa, de su método, de su historia, de sus principales exponentes, aunque de todo esto se ocuparán más extensamente las diversas materias filosóficas. Pero, antes de ponerse a filosofar es necesario saber, siquiera vagamente, qué se va a hacer y cómo lo han hecho otros. Hay que saber algunas cosas básicas sobre la filosofía antes de ponerse a trabajar con ella. Realizaremos un estudio distinto al impartido en cátedras anteriores, en donde se iniciaba directamente con análisis filosóficos a las distintas problemáticas del ser humano y del mundo. La idea no es descabellada, pero si dicho análisis se lo realizara después de que los estudiantes hayan obtenido una cierta base filosófica que le permitirá realizar mejores observaciones, investigaciones y reflexiones, así obtendrán mayores y mejores resultados. Por eso en nuestro tratado, a más de introducir al estudiante al 23
maravilloso mundo de la Filosofía, vamos también a dedicar dos unidades para el análisis filosófico de los principales problemas de la humanidad, aunque no ha profundidad, pero dejaremos sembrado en el alumno, un antecedente oportuno para que profundice, si así le corresponde o él de desea hacerlo por su propia cuenta, en estudios posteriores. Son muchos los que opinan que el estudio de la filosofía no se debería empezar por la Introducción a la filosofía. Pero a quién se le ocurre, por ejemplo, empezar el estudio de las Matemáticas preguntándose cuál es la naturaleza, el objeto y el método de dicha ciencia. El estudio de las matemáticas se empieza por sencillas cuestiones acerca de los números y de las operaciones con ellos, por el estudio de las figuras geométricas más sencillas: y de ahí se va avanzando hasta las cuestiones más complejas. Sólo cuando se conocen bien las matemáticas surgen las cuestiones acerca de su naturaleza, su objeto, su método. La Introducción a la filosofía debe recurrir necesariamente a nociones y tesis que no serán explicadas y justificadas hasta más adelante. Parece pues que también la filosofía debería empezarse por el sencillo filosofar, por las cuestiones más simples e indiscutibles, luego sería el momento de reflexionar sobre lo que se ha estado haciendo. Además la Filosofía no es como las demás ciencias, es una ciencia muy especial ya que nunca puede dar nada por conseguido, siempre tiene que preguntarse acerca de sí misma. Cualquier afirmación que se haga sobre lo que debe ser o no ser la introducción, sobre cuándo debe hacerse o sobre qué temas debe tratar supone que se ha filosofado de la manera concreta, que se
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han tomado opciones filosóficas que hay que justificar razonadamente y que se tiene un concepto determinado sobre lo que es la Filosofía y sobre su misma posibilidad. ¿Por qué empezamos entonces el estudio de la Filosofía por la introducción la Filosofía? No es malo empezar por filosofar sobre lo que es a Filosofía. Todo lo anterior puede despistar. Quizás alguno podría estar pensando que en Filosofía vale todo, que da igual una cosa que otra y que por tanto es una ciencia inútil o a lo más un elegante pasatiempo. No es así. Aún para decir eso con seriedad y rigor hace falta haber pensado mucho y haber aprendido mucho. Para negar la posibilidad y la utilidad de la filosofía hay que hacer filosofía y la afirmación de su inutilidad sería paradójicamente un fruto obtenido del filosofar. 0.2 Métodos que se pueden introducción
seguir
en
la
Los diversos autores proponen distintos métodos para introducir en la Filosofía a los que empiezan su estudio. Los principales métodos de la introducción son: l) Método genético o histórico: Los que siguen este método describen la Filosofía como un hecho histórico y van exponiendo su nacimiento, su desarrollo y su evolución. Así van exponiendo los diversos sistemas y doctrinas filosóficas, el nacimiento de las grandes cuestiones y las soluciones que se les han ido dando. De esa manera
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se va uno introduciendo en la Filosofía como por experiencia. En realidad la Introducción a la Filosofía, según este método se identifica con la Historia de la Filosofía. Nosotros haremos algo de esto en la segunda unidad de este libro. 2) Método sistemático o propedéutico: Este método intenta exponer algunas cuestiones acerca de la noción, división, utilidad y método de la Filosofía de modo que los alumnos se dispongan al estudio de otras cuestiones más importantes. Si se sigue este método hay que dejar claro desde el comienzo que las afirmaciones que se hacen suponen una profunda reflexión sobre la filosofía misma, una filosofía de la filosofía, unas reflexiones que, por ahora se ocultan al alumno, para darle sólo los resultados. O sea que siguiendo este método se hace la introducción no a la Filosofía en general, sino a una determinada manera de comprenderla. 3) Método sintético: Algunos autores proponen como Introducción a la Filosofía dar un resumen de las principales cuestiones que se tratan en esta materia y exponer las principales soluciones que se dan a esas cuestiones. Este método suele ir unido al anterior. En algunos casos se seleccionan algunas cuestiones de Antropología, Psicología, Sociología y Lógica, y con ellas se introducen los principales temas filosóficos a juicio de los diversos autores. 0.3
Nuestro método
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Combinamos algo de los tres métodos, dejando algo de lado el segundo. Vamos a abordar tres tipos de cuestiones: 1° Vamos a hablar sobre la Filosofía, aunque eso sea ya filosofar. O sea diremos qué comprendemos por Filosofía, veremos su carácter de ciencia y su relación con las ciencias experimentales, sus relaciones con otros ámbitos del saber y del actuar humanos, como la ideología y la religión. 2° Este segundo grupo de cuestiones se refiere a la historia de la Filosofía. Veremos también algo sobre los filósofos que han destacado a lo largo de los siglos. 3° Concluiremos nuestro estudio abordando una serie de cuestiones ya propiamente filosóficas que nos abren camino en este quehacer. 0.4
División de nuestro libro académico
Unidad 1: Principios básicos de la filosofía. Unidad 2: El problema antropológico y el problema epistemológico. Unidad 3: El problema ético y el problema axiológico. Unidad 4: El problema metafísico y el problema político.
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ÍNDICE UNIDAD 1: PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA FILOSOFÍA 1. 1.1 1.2
¿Qué es la Filosofía? Origen y naturaleza de la Filosofía Origen del acto de filosofar: asombro, duda y situaciones límite 1.3 Definición de la Filosofía 1.4 El objeto de la Filosofía 1.5 Importancia de la Filosofía 1.6 La Filosofía como sabiduría 1.7 La Filosofía como Ciencia 1.8 El método de la Filosofía 1.9 Filosofía y Religión 1.10 Problemas actuales de la filosofía 2. 2.1 2.2 2.3 2.4 2.5 2.6 2.7
¿La Filosofía tiene historia? Época Antigua Época Medieval Época Moderna Época Contemporánea Filosofía Latinoamericana Filosofía Ecuatoriana Mujeres filósofas
UNIDAD 2: EL PROBLEMA ANTROPOLÓGICO Y EL PROBLEMA EPISTEMOLÓGICO 1. 1.1 1.2
¿Qué es la antropología? Concepciones sobre el hombre, dualismo antropológico Culturalismo 23
1.3
Existencialismo
2. ¿Qué es la Epistemología? 2.1 El conocimiento humano 2.2 Racionalismo: La razón como fuente de conocimiento 2.3 Empirismo: La experiencia como fuente de conocimiento. 2.4 Criticismo kantiano: La razón como forma del conocimiento. ACTIVIDAD DE LA UNIDAD DOS PROYECTO DE INVESTIGACIÓN DE MEDIO CICLO UNIDAD 3: EL PROBLEMA ÉTICO Y EL PROBLEMA AXIOLÓGICO 1. 1.1 1.2 1.3 1.4
¿Qué es la ética? Lo bueno y lo malo Dimensión ética del ser humano La ética como un sistema social La postura Kantiana
2. 2.1 2.2 2.3 2.4 2.5
¿Qué es la axiología? Los valores humanos El ser humano como un ser valorativo Relativismo: Críticas al etnocentrismo y al universalismo Subjetivismo: El idealismo subjetivo. “El ser es ser percibido” (Berkeley)
ACTIVIDAD DE LA UNIDAD TRES UNIDAD 4: EL PROBLEMA METAFÍSICO Y EL PROBLEMA
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POLÍTICO 1. 1.1 1.2 1.3 1.4 1.5
¿Qué es la Metafísica? ¿Existe Dios? Dios y el ser humano La afirmación de la existencia de Dios Límites del conocimiento humano La negación de la existencia de Dios
2. 2.1 2.2 2.3 2.4
¿Qué es la Política? La organización social Liberalismo clásico Neoliberalismo Marxismo
ACTIVIDAD DE LA UNIDAD CUATRO PROYECTO DE INVESTIGACIÓN DE FINAL DE CICLO
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1.
¿Qué es la Filosofía?
Una introducción a la filosofía puede tener utilidad didáctica y consistencia propia. Trataremos de compaginar los dos aspectos. Quien la utilice como introducción para estudios, encontrará las cuestiones de principio tratadas de modo básico; y quien busque una perspectiva filosófica general, dispondrá de suficientes aclaraciones y referencias bibliográficas. Manteniendo los límites de una introducción, se enuncian las cuestiones principales sobre la naturaleza de la filosofía y no pocos de sus problemas. En cuanto al enfoque, se alude a las diferentes soluciones que se han dado sobre los temas tratados, sin dejar por ello de señalar cuáles son sus méritos y sus dificultades.
Se dedica amplia atención a las relaciones entre la filosofía y la teología. Esto viene exigido por la naturaleza misma de la filosofía, como sabiduría suprema ven el orden natural, que se relaciona íntimamente con la sabiduría que el hombre alcanza a través de la fe sobrenatural. Por otra básicos parte, la se mediante encuentra Conocer sobre los elementos defilosofía la Filosofía, el de estudio del hecho tan unida a las cuestiones teológicas, que el examen de sus conexiones resulta imprescindible para comprender los diversos planteamientos filosóficos del pasado y del presente. Si la filosofía se define etimológicamente como amor a la sabiduría, quien pretende profundizar en ella 23
ha de advertir desde el principio que la sola erudición no basta: se requiere un deliberado esfuerzo en búsqueda de la verdad. 1.1
Origen y naturaleza de la Filosofía
El nombre <
> significa, en griego <>. Una antigua tradición cuenta que los primeros pensadores griegos le llamaron <>, y que Pitágoras, por modestia, solo quiso llamarse <> o <>: de ahí vendría el uso del término <>. Cicerón atribuye esa tradición a un discípulo de Platón, llamado Heráclides el Póntico. Santo Tomás de Aquino la recoge y concluye: “…desde entonces, el nombre de sabio se cambió por el de filósofo, y el nombre de sabiduría por el de filosofía. Y en el nombre es significativo en este contexto. En efecto, ama a la sabiduría, quien la busca por sí misma y no por otro motivo, pues quien busca algo por otro motivo, ama a ese motivo más que a lo que busca…”. Queda así indicado que es propio de la filosofía por ser un saber que se busca de modo <<último>>, por sí mismo y no en función de otros saberes1 . 1 La filosofía es el saber “último” (tanto la cuestiones teóricas como en las prácticas) del orden natural. En sentido absoluto, por encima de la filosofía está la teología sobrenatural.
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El hombre tiene un afán de saber que le lleva a preguntarse por las causas de cuanto sucede. Busca respuestas a las interrogantes que se le plantean, y frecuentemente las respuestas plantean nuevos interrogantes. Esa búsqueda del saber está motivada por afanes teóricos (saber por saber, para satisfacer las exigencias intelectuales) y por razones prácticas (saber para actuar bien moralmente, o con eficacia técnica). El afán teórico es búsqueda de la verdad, hacia la cual está naturalmente orientado el hombre por su inteligencia. La búsqueda de explicaciones es, por tanto, connatural al hombre y tiene importantes repercusiones prácticas; por ejemplo: el hombre busca y necesita encontrar un sentido a sus propia vida, y para ellos necesita encontrar explicación a muchos interrogantes acerca de cuanto existe a su alrededor. Por filosofía se entiende la búsqueda de un saber profundo acerca de la realidad, o sea, de un saber que va más allá del conocimiento espontáneo, de las artes, de las ciencias particulares y de las técnicas. 1.2
Origen del acto de filosofar: asombro, duda y situaciones límite ¿Qué es lo que llevó a los hombres a filosofar? Para
comprender el surgimiento de algún tipo de saber es necesario relacionarlo con el momento histórico en el cual 23
aparece. Siempre existe una relación entre el tipo de pensamiento de una sociedad y su organización política, económica, social y cultural. El surgimiento (comienzo) de la filosofía se da en Grecia en el siglo VII a. C. aproximadamente, lo que será el germen de los futuros desarrollos metodológicos y científicos. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que comienzo no es lo mismo que origen: por comienzo se entiende el momento histórico en que los hombres empezaron a filosofar, es un dato convencional pues se refiere a un tiempo y a un espacio determinados: el lugar es Grecia y el tiempo se ubica en el siglo VII a. C, es decir que, la Historia de la Filosofía como pensar metódico y sistemático tiene sus comienzos hace más de dos mil quinientos años. También hay que aclarar que en el comienzo Filosofía y Ciencia son sinónimos y sólo posteriormente comienza su diferenciación. Ahora bien, por origen se entiende la fuente de la que surge en todo tiempo el impulso que mueve a filosofar. Este origen
es
múltiple,
está
en
nosotros,
y
se
repite
permanentemente. El filósofo alemán K. Jaspers (ya conocido por todos nosotros) en un libro titulado “LA FILOSOFÍA” distingue claramente tres orígenes del filosofar: EL ASOMBRO, LA DUDA Y LAS SITUACIONES LÍMITES. Del Asombro sale la pregunta y el conocimiento; de la Duda acerca de lo conocido sale el examen crítico y la certeza; de las Situaciones Límites
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(Conmoción) del hombre sale la cuestión de su propio ser. Estos tres orígenes son comunes a todos los hombres en cualquier momento histórico. Para
intentar
comprender
el
surgimiento
del
conocimiento filosófico, comencemos analizando la situación histórica, cultural y económica de los siglos anteriores. Sabemos que existían civilizaciones mucho más antiguas que la griega, sobretodo en la cuenca de los ríos Eufrates, Tigris y Nilo. Podemos afirmar que existieron adelantos importantes a nivel
técnico,
artístico,
religioso
y
espiritual,
pero
no
filosóficos. Estas antiguas civilizaciones nos dejaron técnicas de agricultura, de cultivo, de riego, adelantos en medicina, sistemas
de
escritura,
arquitectura.
También
se
han
encontrado textos rituales, textos sagrados, textos funerarios, decretos y leyes de los soberanos, pero no aparece nada semejante a lo que los occidentales llamamos filosofía. La pregunta que nos podemos hacer es ¿por qué todo este conocimiento anterior a los griegos no es considerado filosófico o científico? Porque la concepción del mundo en Oriente (el mundo de las civilizaciones anteriores a los griegos) aparece impregnada de una fuerte concepción religiosa (el pensamiento mítico). El pensamiento y el desarrollo técnico, en vez de ser un campo de investigación,
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de crítica y cuestionamiento, estaban controlados y puestos al servicio, casi siempre, de las necesidades religiosas. Este tipo de conocimiento (contrario al filosófico y científico) es esotérico, (es decir; cerrado en sí mismo, reservado, oculto y secreto), y por lo tanto es: a-crítico, asistemático, a-lógico, no demostrable, no fundamentado, no susceptible de ser enseñado, es “revelado”. Es todo lo contrario de una reflexión libre, crítica y metódica. Pero,
estas
afirmaciones
anteriores,
no
tienen
la
finalidad de menospreciar las culturas y civilizaciones más antiguas, al contrario, hay que entenderlas y estudiarlas desde su contexto histórico y cultural. El MITO es el tipo de pensamiento que explica el orden, los cultos, sostiene la organización jerárquica y la estructura social. Es la explicación del origen del universo por fuerzas sobrenaturales.
El asombro
Platón decía que el asombro es el origen de la filosofía. Nuestros ojos nos "hacen ser partícipes del espectáculo de las estrellas, del sol y de la bóveda celeste". Este espectáculo nos ha "dado el impulso de investigas el universo. De aquí brotó para nosotros la filosofía, el mayor de los bienes deparados por los dioses a la raza de los mortales". Y Aristóteles.: "Pues
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la admiración es lo que impulsa a los hombres a filosofar: empezando por admirarse de lo que les sorprendía por extraño, avanzaron poco a poco y se preguntaron por las vicisitudes de la luna y del sol, de los astros y por el origen del universo." El admirarse impele a conocer. En la admiración cobro conciencia de no saber. Busco el saber, pero el sabes mismo, no "para satisfacer ninguna necesidad común". El filosofar es como un despertar de la vinculación a las necesidades de la vida. Este despertar tiene lugar mirando desinteresadamente a las cosas,
al
cielo y al mundo
preguntando qué sea todo ello y de dónde todo ello venga, preguntas cuya respuesta no serviría para nada útil, sino que resulta satisfactoria por sí sola.
La duda
Una vez que he satisfecha mi asombro y admiración con el conocimiento de lo que existe, pronto se anuncia la duda. A buen seguro que se acumulan los conocimientos, pero ante el examen crítico no hay nada cierto. Las percepciones sensibles están condicionadas por nuestros órganos sensoriales y son engañosas o en todo caso no concordantes con lo que existe fuera de mí independientemente de que sea percibido o en sí. Nuestras formas mentales son las de nuestro humano intelecto. Se enredan en contradicciones insolubles. Por todas 23
partes se alzan unas afirmaciones frente a otras. Filosofando me apodero de la duda, intento hacerla radical, mas, o bien gozándome en la negación mediante ella, que ya no respeta nada, pero que por su parte tampoco logra dar un paso más, o bien preguntándome dónde estará la certeza que escape a toda duda y resista ante toda crítica honrada. La famosa frase de Descartes "pienso, luego existo" era para él indubitablemente cierta cuando dudaba de todo lo demás, pues ni siquiera el perfecto engaño en materia de conocimiento, aquel que quizá ni percibo, puede engañarme acerca de mi existencia mientras me engaño al pensar. La duda se vuelve como duda metódica la fuente del examen crítico de todo conocimiento. De aquí que sin una duda radical, ningún verdadero filosofar. Pero lo decisivo es cómo y dónde se conquista a través de la duda misma el terreno de la certeza. Entregado al conocimiento de los objetos del mundo, practicando la duda como la vía de la certeza, vivo entre y para las cosas, sin pensar en, mí, en mis fines, mi dicha, mi salvación. Más bien estoy olvidado de mí y satisfecho de alcanzar semejantes conocimientos. “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo ". Ludwig Wittgenstein- filósofo, ingeniero y lingüista austríaco.
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Las situaciones límites
A las situaciones límites reaccionamos, cuando nos damos cuenta realmente de ellas, con la desesperación y con la reconstitución: Llegamos a ser nosotros mismos en una transformación de la conciencia de nuestro ser. Pongámonos en claro nuestra humana situación de otro modo, como la desconfianza que merece todo ser mundanal. Nuestra ingenuidad toma el mundo por el ser pura y simplemente. Mientras somos felices, estamos jubilosos de nuestra fuerza, tenemos una confianza irreflexiva, no sabemos de otras cosas que las de nuestra inmediata circunstancia. En el dolor, en la flaqueza, en la impotencia nos desesperamos. Y una vez que hemos salido del trance y seguimos viviendo, nos dejamos deslizar de nuevo, olvidados de nosotros mismos, por la pendiente de la vida feliz. Pero el hombre se vuelve prudente con semejantes experiencias. Las amenazas le empujan a asegurarse. La dominación de la naturaleza y la sociedad humana deben garantizar la existencia. El hombre se apodera de la naturaleza para ponerla a su servicio, la ciencia y la técnica se encargan de hacerla digna de confianza. Con todo, en plena dominación de la naturaleza subsiste lo incalculable y con ello la perpetua amenaza, y a la postre el 23
fracaso en conjunto: no hay manera de acabar con el peso y la fatiga del trabajo, la vejez, la enfermedad y la muerte. Cuanto hay digno de confianza en la naturaleza dominada se limita a ser una parcela dentro del marco del todo indigno de ella. Y el hombre se congrega en sociedad para poner límites y al cabo eliminar la lucha sin fin de todos contra todos; en la ayuda mutua quiere lograr la seguridad. En las situaciones límites, o bien hace su aparición la nada, o bien se hace sensible lo que realmente existe a pesar y por encima de todo evanescente
ser
mundanal.
Hasta
la
desesperación
se
convierte por obra de su efectividad, de su ser posible en el mundo, en índice que señala más allá de éste. 1.3
Definición de la Filosofía De modo general, puede caracterizarse la filosofía
mediante
la
siguiente
definición:
“La
filosofía
es
el
conocimiento de todas las cosas por sus causas últimas, adquiridos mediante la razón” 1.4
El objeto de la Filosofía Esta definición expresa cuál es el objeto material de la
filosofía, o sea, qué realidades estudia: la filosofía estudia todas las cosas. Todos los aspectos de la realidad pueden ser objeto de estudio filosófico, ya que todos ellos pueden 23
buscarse las explicaciones últimas o más radicales. En cambio, “las ciencias particulares” se centran en el estudio de algún aspecto concreto de la realidad, dejando fuera de su consideración los demás. Por este motivo, existen una “filosofía del arte”, “filosofía de la ciencia”, etc., ya que cualquier tipo de entes o de actividades puede ser objeto de estudio filosófico. El objeto formal de la filosofía, o sea, el aspecto bajo el cual estudia su objeto material, es el estudio de la realidad “por sus causas últimas”, es decir, buscando las explicaciones más profundas acerca de la existencia y la naturaleza de los entes. Este enfoque es lo característico de la filosofía: por el que se distingue de otros tipos de saber, que se limitan a la búsqueda de explicaciones y causas dentro de ámbitos más restringidos. Se añade en la definición anterior que el conocimiento filosófico es “adquirido mediante la razón” para señalar que la filosofía pertenece al ámbito natural; busca las explicaciones últimas que pueden alcanzarse aplicando el razonamiento a los datos proporcionados por la experiencia (analizándolos, estudiando sus implicaciones y su razón de ser).
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Como las explicaciones últimas de la realidad se centran en Dios y se refieren muchas veces a aspectos puramente inteligibles, la filosofía tiene carácter metafísico, o sea, es un saber que conduce explicaciones que conduce a explicaciones fundamentadas en causas que se encuentran más allá de la realidad sensible. La definición propuesta corresponde estrictamente a la metafísica, que es la parte central de la filosofía. Respecto a otras partes de la filosofía (tales como la filosofía de la naturaleza, la lógica y la ética), la definición se aplica en la medida en que se encuentran relacionadas con la metafísica. Por ejemplo, la ética estudia la moralidad de los actos humanos, y en su propio orden no está subordinada a ninguna otra ciencia, pero ha de recoger de la metafísica nociones básicas sin las cuales no podría plantear correctamente sus problemas (por ejemplo: la noción de bien y de mal, la libertad humana, la existencia de Dios). Algo análogo sucede con las demás ramas de la filosofía.
1.5
Importancia de la Filosofía La filosofía es un saber connatural al hombre. Cada
persona tiene su concepción de Dios, del hombre y del
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mundo: tiene su “filosofía”, más o menos coherente, profunda y verdadera. Las teorías científicas, políticas, etc., tienen también bases filosóficas. Las diversas culturas e ideologías suponen y transmiten ideas filosóficas. En definitiva, en los distintos niveles señalados, el dilema real no es tener o no una filosofía, sino tener unas ideas filosóficas suficientemente profundas y ordenadas o, por el contrario, aceptar –con los riesgos de error que esto implica- unas ideas filosóficas sobre las que no se ha reflexionado seriamente. Esto se refleja en la vida diaria cuando se habla de la “filosofía” que orienta la actividad de una empresa, un sindicato, un partido político, etc. en último término, cualquier actividad con fines y medios programados supone una cierta “filosofía”, y quien no reflexiona sobre este tema puede recibir inconscientemente influencias que no desearía o estar contribuyendo a su difusión. Por tanto, el estudio ordenado de la filosofía es muy conveniente
para
alcanzar
una
visión
correcta
y
bien
fundamentada de la realidad, y sirve como defensa frente a las ideologías de los ambientes culturales que deforman los conocimientos del saber espontáneo, al mismo tiempo que permite
discernir
los
aciertos
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y
errores
de
las
ideas
predominantes en los diversos ámbitos científicos, culturales y sociales2. El estudio de la filosofía requiere sin duda esfuerzo, y tiene
dificultades.
Como
en
cualquier
otro
estudio
especializado, sólo se adquiere una adecuada perspectiva cuando se ha llegado a un cierto nivel de conocimientos, y además es necesario familiarizarse con la terminología específica que suele utilizarse en filosofía. La “oscuridad que se achaca a muchos escritos filosóficos
se
debe,
en
ocasiones,
a
los
dos
factores
mencionados (sin excluir que pueda atribuirse a un defecto del escritor). Existe a veces la falsa convicción de que los problemas filosóficos deben ser asequibles a todos sin ningún esfuerzo. Pero su estudio profundo requiere al menos un esfuerzo
análogo
al
exigido
por
otros
conocimientos
especializados. Por otra parte, se trata acerca de las explicaciones más profundas de la realidad, la comprensión de la filosofía no 2 J. J. SANGUINETI, La filosofía de la ciencia según Santo Tomás. EUNSA, Pamplona 1977, pp. 355-359, señala claramente cómo muchos de la ciencia moderna van acompañados de enfoques filosóficos deficientes, ya que se transmiten con tanta mayor facilidad cuanto se presentan como formando parte de la respectiva ciencia y avalados por sus éxitos; el remedio, en buena parte, está en manos de los especialistas de cada ciencia más que en los filósofos.
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raramente requiere un esfuerzo mayor que otras disciplinas. La dificultad aumenta cuando se tratan cuestiones para las que no basta la experiencia o los conocimientos ordinarios; por ejemplo: la filosofía de la ciencia o la psicología filosófica exigen
frecuentemente
conocimientos
una
proporcionados
reflexión por
que
otras
versa
ciencias,
sobre cuyo
dominio es entonces indispensable. 1.6
La Filosofía como sabiduría
La sabiduría en la vida humana
El afán de saber es algo natural en el hombre, y su felicidad está íntimamente relacionada con la sabiduría: éste le capacita para descubrir el sentido de su vida y actuar correctamente, mientras que la ignorancia es fuente de desequilibrios y de errores en la conducta que impiden conseguir la felicidad. Puede alcanzarse la verdadera sabiduría sin el estudio de la filosofía; la metafísica espontánea del conocimiento ordinario
basta
para
el
conocimiento
de
las
verdades
principales que permiten orientar adecuadamente la vida humana. Sin embargo, se requiere un estudio sistemático de esas verdades para alcanzar la sabiduría en toda su extensión y profundidad. En esto se podría decir que hay muchas 23
personas que nunca han estudiado filosofía y que son grandes sabios. Suele llamarse “sabio” a quien posee un saber cierto y fundamentado acerca de las verdades más profundas, y por ello, es capaz de dirigir y persuadir a los demás. De modo general, la sabiduría es el conocimiento cierto de las causas más profundas de todo3. Comentando
las
ideas
de
Aristóteles
sobre
esta
cuestión, Santo Tomás dice: “entre las artes, llamamos sabidurías a las más ciertas que, conociendo las causas primeras en un género de artes dirigen a las otras del mismo género, como la arquitectura dirige a los trabajadores manuales…así también estimamos que algunos son sabios del todo, o sea, no respecto a algún tipo de entes sino respecto a todos…así como el sabio en algún arte tiene en él la máxima certeza, la sabiduría general (simpliciter) es la más cierta entre todas las ciencias, ya que alcanza los primeros principios de los entes”4
3 Cfr. TOMAS DE AQUINO, In Metaphys 1.2 4 In Ethic., VI, 5 (1180-1181)
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Por eso la sabiduría tiene como función propia ordenar y juzgar todos los conocimientos, ya que un juicio perfecto acerca de algo sólo se consigue mediante la consideración de las causas últimas5
Tipos de sabiduría
En el plano natural, la sabiduría más perfecta se alcanza mediante la metafísica, ya que está considerada las causas más profundas de la realidad en la medida en que pueden conocerse por la razón natural (por lo que se refiere a toda la creación de Dios; y en un ámbito más restringido, el alma humana que es espiritual). La metafísica proporciona las bases
para
el
correcto
planteamiento
de
las
ciencias
particulares y para interpretar sus resultados, y es el fundamento de la ética natural. Aunque la metafísica no abarca en detalles todas las ciencias, juzga el valor y el sentido último de esos conocimientos particulares, y así hace posible la ordenación de los conocimientos y de las acciones hacia su verdadero fin6. 5 Cfr. TOMAS DE AQUINO, Suma Teológica, I-II, q. 57, a. 2,c 6 Cfr. ARISTOTELES, Metafísica. I, 1. Comentado este pasaje por Santo Tomás concluye que la metafísica es una ciencia que es también sabiduría, ya que es una ciencia teórica que versa sobre lso primeros principios y causa de realidad; cfr. In Metaphys., I, 2 (51)
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Los conocimientos particulares suponen siempre unos fundamentos
filosóficos,
que
la
metafísica
estudia
sistemáticamente. Con ello no se afirma por ejemplo, que los científicos tengan que esperar el juicio de los filósofos sobre temas de su competencia, pero se advierte que cuando quieran hacer explícita la metafísica contenida en sus presupuestos o resultados, deberán plantear la cuestión con todo rigor metafísico. De modo general, la sabiduría considera todas las cosas a la luz de sus causas últimas (y sobre todo, las considera en relación a Dios, que es principio y fin de todas las criaturas) permite juzgar y ordenar convenientemente todas las cosas y acciones respecto a su último fin (que es Dios). Si se consideran las causas últimas de modo relativo a los diversos ámbitos de la realidad, pueden hablarse de sabiduría respecto a cada uno de esos ámbitos particulares. Por ejemplo: respecto a las ciencias particulares (que estudian ámbitos concretos de la realidad), a la filosofía moral (que considera las acciones voluntarias), o a las artes (que versan acerca del orden del que el hombre pone en las cosas que produce, llamadas artificiales). También suele aplicarse el nombre de sabiduría a la prudencia, que es la aplicación de la moral a los casos concretos.
23
Sabiduría y ciencia
La sabiduría es también cie4ncia, puesto que la ciencia es el conocimiento de verdades a las que se llega por demostración a partir de unos principios: la sabiduría filosófica añade a la ciencia la característica de versar sobre las causas últimas (met5afísica) o de proceder a partir de ellas. En este sentido, la sabiduría filosófica se distingue de la propia de las ciencias particulares por la máxima amplitud de su objeto, por las causas a la luz de las cuales ve la realidad, y, por tanto, también en razón del método. La metafísica es a la vez ciencia y sabiduría: no hay oposición entre ambos aspectos, ya que precisamente es sabiduría por ser ciencia que considera las causas últimas en el orden natural. Santo Tomás dice “aquella ciencia que se llama sabiduría es la que versa sobre las causas primeras y los primeros principios”7 afirmando también que “la sabiduría no es una ciencia cualquiera, sino la ciencia de las realidades más nobles y divinas, siendo por tanto la cabeza de todas las ciencias.
8
En definitiva “la sabiduría es ciencia en cuanto que
7 In Metaphys., I, 2 (35) 8 In Ethic., VI, 6 (1184)
23
tiene lo que es común a todas las ciencias, que es demostrar las conclusiones a partir de unos principio. Pero tiene algo propio que está por encima de las otras ciencias, ya que juzga acerca de todas las cosas, y no solo en cuanto a las conclusiones,
sino
también
en
cuanto
a
los
principios
primeros. Y pos eso es una virtud (intelectual) más perfecta que la ciencia”
Sabiduría e ignorancia
Así como la sabiduría tiene gran importancia para ordenar la vida humana a su fin, la ignorancia es causa de diversos obstáculos que impiden esa correcta ordenación. Por eso la ignorancia ocasiona serios perjuicios a quien la padece. La
sabiduría
no
basta
para
hacer
al
hombre
bueno
moralmente, pero facilita notablemente conseguir la rectitud moral y con ella la felicidad. Se atribuye a Sócrates de identificación entre virtud y el saber, y a la ilustración haber recogido esa
23
identificación, concluyendo que la ciencia bastaría para hacer bueno al hombre9. Pero el conocimiento y la virtud moral se influyen mutuamente, ya que la rectitud moral exige la prudencia, pero ésta exige la virtud 10. El conocimiento no basta para hacer al hombre bueno y feliz, pero la ignorancia sobre el bien dificulta la vida moral y la felicidad. El estudio de las ciencias particulares no suele interferir con las disposiciones morales que tenga el sujeto, al menos mientras se trata de cuestiones poco relacionadas con un compromiso
personal
(tales
como
las
demostraciones
matemáticas o de la física matemática, o muchos aspectos de la sociología o la historia). Pero cuando se estudian problemas que tienen repercusiones sobre la actitud ante la vida, la objetividad
en
la
ciencia
dependerá
también
de
las
9 Es posible que Sócrates subrayara sobre todo que la moralidad de un acto humano es proporcional a su voluntariedad (y por tanto, al conocimiento que tiene el sujeto), lo cual es cierto: las fuentes al respecto son los diálogos de Platón: el Hipias menor no es tan fácil de interpretar, y la frase “el sabio es bueno” es una interrogante en medio del diálogo contenido en la República (I, 350b). En cuanto a la Ilustración, la idea central es concebir el progreso del hombre en función de una racionalidad cientificista que desplaza a la metafísica y al cristianismo, idealizando la idea del “progreso”, la de la “ciencia” y la relación entre ambas.
10 Cfr. TOMAS DE AQUINO, In Ethic., VI, II (1285); a propósito de la opinión que Aristóteles atribuyó a Sócrates, Santo Tomás subraya la dependencia mutua entre la prudencia y la virtud moral.
23
disposiciones
subjetivas:
puede
darse,
por
tanto,
una
ignorancia revestida de ropaje científico, que lleva a defender lo que coincide con las preferencias personales más allá de lo permitido por las razones objetivas. Esa ignorancia pseudocientífica es un obstáculo serio para llegar a una visión objetiva de la realidad y, por tanto, a la verdadera sabiduría teórica y moral. Por
ejemplo,
quien
acepta
las
leyes
históricas
defendidas por el marxismo, se ve inclinado a interpretar muchos hechos históricos en función de la lucha de clases y de los intereses económicos, aunque no haya datos para hacerlo o los datos sean contrarios a esa interpretación. Algo semejante sucede al materialista al estudiar la psicología: tenderá a ver la conducta humana de modo determinista, de un modo arbitrario y anticientífico. Es fácil advertir que, en estos casos y otros análogos, la verdadera sabiduría facilita una actitud libre y objetiva, ayudando a descubrir los errores de los reduccionismos pseudo-científicos. Cuando se trata directamente de la sabiduría, el hombre se encuentra con verdades que comprometen profundamente su existencia, por eso, la ignorancia y el error en estas materias tienen estrecha relación con la rectitud moral del sujeto. El conocimiento acerca de las verdades más profundas, exige una voluntad recta que busque sinceramente el bien sin
23
dejarse arrastrar por las preferencias arbitrarias. Por eso, el ejercicio de la libertad humana desempeña una función importante en el progreso del conocimiento sapiencial, que se refiere a las causas últimas que juzga y ordena los demás conocimientos. Advierte Santo Tomás que la doctrina, “para que tenga eficacia en alguien, es necesario que encuentre un alma que, por las buenas costumbres, esté preparada a alegrarse con el bien y a odiar el mal; como es necesario que la tierra esté bien cultivada para que la semilla dé fruto…el que vive según las pasiones no oye con buena disposición la palabra de quien le amonesta”11. Evidentemente, como en estos temas la libertad desempeña un papel central, las disposiciones del sujeto no son necesariamente las mismas siempre ni en cualquier sentido y siempre cabe el cambio. Pero es claro que lo determinante en cuestiones que caen dentro de lo que hemos llamado “sabiduría”, no son solo los argumentos teóricos, por sólidos que puedan ser.
1.7
La Filosofía como Ciencia
El carácter científico de la filosofía
11 In Ethic., X, 14 (2146)
23
La filosofía es ciencia, y lo es de un modo inminente –o sea, más elevado que otras ciencias-, como se ve examinando los dos sentidos principales del término “ciencia”. En cuanto la ciencia es un “conocimiento cierto por medio de las causas”, la filosofía lo es, y además, al ocuparse de las causas más profundas de la realidad, es la ciencia primera y más eminente de todas, ya que
las
demás
estudian
solamente
las
causas
próximas o más inmediatas. En cuanto la ciencia es un conocimiento en el que se llega a conclusiones por demostración a partir de unos principios, la filosofía procede asó; hay que señalar, sin embargo, que la filosofía estudia también los principios primeros o más básicos de todo el conocimiento, cosa que no hacen las otras ciencias; por
ello,
la
filosofía
es
ciencia,
pero
no
es
simplemente una más entre las ciencias particulares, sino que es superior a todas ellas. La diversidad de opiniones en la filosofía, parece un obstáculo para admitir su carácter científico. De hecho, algunos filósofos han pretendido construir un sistema que
23
acabara con esa pluralidad y lograra un asentimiento general en virtud de su método. Así, Descartes tomó como modelo de la filosofía la claridad y rigor de las matemáticas, pretendió deducir todos
los
conocimientos
a
partir
de
evidencias
indudables12. Kant tomó como modelo su peculiar interpretación de la física de Newton cuyo rigor le parecía una conquista definitiva, y concluyó que la universidad del conocimiento proviene del empleo necesario de unas mismas categorías de pensamientos comunes a todos los hombres13. Otros intentos más recientes
son
el
de
Husserl,
cuyo
método
fenomenológico ha influido mucho en la filosofía del siglo XX14, y el de los neo-positivistas del círculo de
12 Cfr. E. GILSON, La unidad de la experiencia filosófica . Rialp, Madrid 1973, p. 147-176; C. CARDONA. René Descartes: Discurso del Método Emesa. Madrid 1978
13 Cfr. RF. VERNEAUX, Inmanuel Kant: Crítica de la razón pura. Emesa. Madrid 1978
14 Cfr. J. S. PEREIRA DE FREITAS. E. Husserl: la filosofía como ciencia rigurosa. Emesa; Madrid 1979
23
Viena, que redujeron toda la filosofía al análisis lógico del lenguaje15. Pero estos planteamientos consiguen una claridad ficticia, reduciendo arbitrariamente las cuestiones filosóficas a algún
aspecto
conseguirse
parcial.
razonando
El
verdadero
correctamente
rigor a
solo
partir
puede de
la
experiencia y evitando reduccionismos unilaterales. La falta de asesoramiento general mo debe achacarse a la filosofía misma, sino a los fallos de quienes no estudian de quienes no han estudiado los problemas con el rigor necesario y pretende explicarlos reduciéndolos a aspectos parciales, y también a la dificultad de los problemas filosóficos más profundos.
Unidad y multiplicidad en la filosofía
Por otra parte, la filosofía es un conjunto de ciencias, más que una ciencia única. No es de extrañar que, a pesar de esto pueda hablarse de “la” filosofía ya que sus diversas partes están íntimamente relacionadas y tienen un mismo enfoque de fondo. El núcleo de la filosofía es la metafísica 15 Cfr. M. ARTIGAS. Karl Popper: Búsqueda sin término. Emesa, Madrid 1979, pp. 97-105 (Popper no es neo-positivista)Un buen estudio histórico y temático sobre esta cuestión se encuentra en E. GILSON. El ser y los filósofos. EUNESA. Pamplonma 1979
23
que estudia los aspectos básicos de la realidad (su “ser”) y sus causas últimas; el enfoque metafísico, proyectado al estudio de los seres de la naturaleza, da su lugar a la filosofía de la naturaleza inanimada de la vida corpórea, y del hombre. Por tanto, cuando se habla en singular de “la” filosofía, no hay que olvidar que ese término designa diversas disciplinas, que tienen un enfoque básico común, el enfoque metafísico, o sea, el estudio de la realidad a la luz de las últimas causas. Por eso, las diferencias entre la filosofía y las ciencias particulares se centrarán en las peculiaridades del enfoque de la metafísica: aunque no toda la filosofía sea propiamente metafísica pero se plantea siempre desde una perspectiva metafísica. Cualquier ámbito de la realidad puede ser objeto de estudio filosófico. Por tanto, cualesquiera que sean los nombres que se dé a estas disciplinas, son ramas de la filosofía, la “filosofía de la naturaleza”, la “filosofía del hombre”, la “filosofía del derecho”, etc.,; sin embargo, para que una disciplina sea considerada como filosófica, no basta que plantee cuestiones generales sobre algún tema, sino que ha de responder a un planteamiento en el que se investiga acerca del “ser” de las realidades consideradas y se buscan sus explicaciones últimas.
23
Filosofía y ciencias particulares
Las
diferencias
entre
la
filosofía
y
las
ciencias
particulares consisten, sobre todo, en que la filosofía estudia la realidad en su aspecto más radical y buscando causas más inmediatas. El ámbito propio de las ciencias particulares (bien sean las ciencias naturales, como la física y la biología, o las ciencias humanas, como la sociología y la historia) está constituido
por
(propiedades ejemplo),
que
aspectos
físicas se
o
determinados
comportamientos
estudian
buscando
de
la
realidad
humanos,
por
explicaciones
que
sobrepasan ese nivel (cómo unas propiedades físicas influyen en otras, o unos comportamientos humanos en otros). La filosofía estudia toda la realidad, intentando explicar en último término su ser mismo. Al buscar las últimas causas de la realidad, la filosofía llega
al
estudio
de
las
realidades
espirituales
y
las
consideraciones en sí mismas: el conocimiento de Dios, del alma humana, de la ley moral, etc., es tema propio exclusivo de la filosofía; además, trata todos los aspectos de la realidad a la luz de las explicaciones últimas estrictamente metafísicas.
23
El cientifismo afirma que el método de las ciencias experimentales es el único válido para conocer la realidad. Se trata de una postura contradictoria, puesto que ni por la ciencia esa postura es aprobada, pues esa afirmación no puede aprobarse mediante el método de las ciencias. Respecto al cientifismo optimista de los siglos XVIII y XIX, que vela en las ciencias la solución de todos los problemas
humanos,
el
cientifismo
reciente
suele
ser
pesimista: reconoce los límites de las ciencias, pero incluso los exagera y los extrapola a todo el conocimiento humano, afirmando que nunca se puede llegar a afirmar con certeza ninguna verdad (es el caso de posturas como las de K. R. Popper y M. Bunge) Puede hablarse también de un cientifismo respecto a las ciencias humanas; por ejemplo, el “historicismo” que reduce toda explicación de la realidad, en último término, a factores
históricos
que
además
responderán
a
leyes
necesarias (negando arbitrariamente la existencia de otros factores y –al menos en teoría- de la libertad humana) 16 16 Algunas de las doctrinas cientifismo se analizan en las siguientes obras: J. A. RIETRA. Esbozo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano. Emesa, Madrid 1978; J. J. SANGUINETI. Augusto Comte: Curso de filosofía positiva. Emesa, Madrid, 1977; M. ARTIGAS. Karl Popper: búsqueda sin término, o. c.
23
Las
bases
filosóficas
de
las
ciencias
particulares Las ciencias particulares consideran las realidades desde una perspectiva y con un método propio, que no son filosóficos. Pero se fundamenta en la metafísica (en distinta medida, según la rama científica de que se trate). En efecto, se
basan
implícitamente
en
determinadas
concepciones
acerca de la realidad que estudian, y la reflexión explícita sobre esos presupuestos es una tarea filosófica: por ejemplo, la física parte de ciertas nociones y principios generales acerca de los cuerpos, el espacio y el tiempo, la causalidad física, etc., que son objeto de la reflexión filosófica. Es posible, por tanto, que una ciencia particular se construya sobre unas bases metafísicas, más o menos equivocadas: tal fue el caso de la física mecanicista, edificada sobre el supuesto de que todas las propiedades de la materia se reducen a los aspectos relacionados con la cantidad; y lo mismo sucede con una sociología que admita la existencia de las leyes necesarias en los comportamientos sociales o con una
psicología
encontrarse
conductista.
afirmaciones,
A
pesar
experiencias
de y
ello,
pueden
descripciones
verdaderas en un contexto globalmente equivocado, pero esa
23
ciencia mal fundamentada contendrá también afirmaciones falsas y transmitirá una imagen errónea de los aspectos de la realidad que estudia. El mecanismo concibe la realidad al modo de una máquina
mecánica,
donde
todo
se
explica
en
el
desplazamiento de piezas materiales. Esta explicación, ya que encuentra serias dificultades científicas y filosóficas respecto a los cuerpos materiales, pretende a veces abarcar incluso al hombre en todo su ser. Evidentemente algunos aspectos de la realidad pueden explicarse parcialmente, mediante modelos mecánicos, lo cual puede ser utilizado para defenderé un mecanicismo global que es inadmisible. El marxismo reduce los fenómenos humanos a factores económicos y a leyes necesarias de la historia, de modo que las
verdades
parciales
que
pueda
contener
quedan
enmarcadas en un contexto claramente erróneo en el que se prescinde de las dimensiones espirituales, que son las que se caracterizan más esencialmente al hombre17. El conductismo supone que todo en el hombre se reduce a factores materiales, bajo el pretexto de que 17 Se ofrece una visión panorámica de este tema en: F. OCARIZ. El marxismo, Palabra, Madrid, 1975.
23
otros factores (como la conciencia, el espíritu, la libertad, etc.) no pueden someterse a los métodos de la ciencia experimental18. Estas
tres
posturas
son
ejemplos
de
doctrinas
reduccionistas, porque reducen la realidad que estudian a algunos aspectos prescindiendo de otros. Tienen el atractivo de
una
falsa
claridad,
que
se
consigue
simplificando
arbitrariamente los datos reales. Y, en cuanto que suelen presentarse como conclusiones científicas sin serlo, son doctrinas pseudo-científicas en las que algunas verdades parciales y científicas se encuentran mezcladas con otras afirmaciones falsas ( y de tal modo que estos errores suelen presentarse formando una sola doctrina con las verdades parciales, por lo que discernir unos y otras no siempre es fácil). Cuanto más elevado es el objeto que tienen las ciencias particulares, mayor será su vinculación con la filosofía. La biología, al estudiar los seres vivos, tiene más implicaciones metafísicas que la metafísica que la química. Las ciencias que se ocupan directamente del hombre (como la psicología, la 18 Una excelente visión de la psicología moderna en: J. L. PINILLOS. Introducción a la psicología contemporánea, CSIC, Madrid 1962, donde se muestra de enfocar la psicología desde una consideración del hombre en su totalidad.
23
sociología
y
la
historia)
utilizarán
necesariamente
conocimientos filosóficos, y la verdad de sus conclusiones dependerá en buena parte de que esa base metafísica sea correcta. Por ejemplo, las teorías evolucionistas de la biología no pueden negar la creación divina del universo (puesto que solo se extienden al posible origen de unos seres a partir de otros ya existentes), ni la espiritualidad del alma
humana
(que
no
puede
ser
objeto
de
experimentación científica del mismo modo que las realidades
materiales):
materialismo
sobre
la
si
se
pretende
biología,
se
apoyar
realiza
al una
extrapolación falsa y científicamente injustificable 19 La identificación, debida al influjo del positivismo, entre ciencias “particulares” y ciencias “positivas” conduce a notables confusiones. En realidad, no existe ninguna ciencia “positiva”, si con ese nombre se quiere designar una ciencia que no tenga ninguna relación con la metafísica, pues se trataría de un simple instrumento pragmático sin valor para conocerla realidad, que es objetivo primero de las ciencias. La concepción positivista es falsa históricamente e irrealizable en 19 Cfr. P. ej. P. JORDAN. Creación y misterio. EUNSA, Pamplona 1978
23
la práctica: desde el momento en que una ciencia estudia aspectos de la realidad (y todas lo hacen), necesariamente ha de contar con una base metafísica; cuando esto se niega, sucede que se construyen las ciencias con bases metafísicas implícitas, con
el peligro de dar como científicamente
comprobado lo que no son sino concepciones filosóficas quizá injustificadas.
Autonomía de las ciencias
Las
ciencias
particulares
no
realizan
un
estudio
propiamente metafísico: utilizan bases metafísicas sin adoptar el enfoque propio de la filosofía. Esas ciencias tienen su propia autonomía: su relación con la filosofía no impide que tenga sus propios métodos para obtener y juzgar sus conclusiones específicas. La filosofía tiene respecto a ellas para obtener y juzgar sus conclusiones específicas. La filosofía tiene respecto a ellas una función directiva de orden superior, que no interfiere con su lógica autonomía. La filosofía juzga y dirige a las demás ciencias, porque le
compete
juzgar
los
principios
primeros
de
todo
conocimiento humano y el valor de los métodos científicos, de modo que es tarea suya determinar el objeto propio de cada
23
ciencia y clasificar las ciencias en una jerarquía según la naturaleza de cada una. Esto no supone merma alguna de la autonomía de las ciencias: la filosofía no interfiere con ellas en el mismo terreno, pues su función directiva se ejercita desde un plano superior. Por ejemplo, la filosofía no proporciona los medios para juzgar la verdad de una ley física o biológica, pero puede advertir que determinadas afirmaciones hechas en nombre de la física o de la biología son extrapolaciones injustificadas que caen fuera de lo que sus métodos permiten afirmar. Las conclusiones de las ciencias particulares
no se
“deducen” de la filosofía (como pretendía en algún modo
Descartes),
“independientes”
ni de
tampoco ella
son
(como
totalmente afirman
los
positivistas): se obtienen mediante los métodos propios
23
de cada ciencia, pero el juicio sobre el valor de esos métodos exige consideraciones filosóficas20. Desde la antigüedad hasta el siglo XVIII, se consideraba la filosofía como el conjunto de todo el saber incluidas las ciencias particulares, de modo que en muchos casos la relativa autonomía de éstas era respetada. Por el contrario, el positivismo del siglo XIX reducía la tarea de la filosofía a una simple
reflexión
sobre
los
resultados
de
las
ciencias
“positivas”. Una visión correcta del tema ha de tener en cuenta los diversos enfoques de la filosofía y de las ciencias particulares y, al mismo tiempo sus relaciones tal como han quedado expuestas. En la antigüedad y en la Edad Media, los estudios científico-experimentales
se
agrupaban,
junto
con
los
filosóficos, en la filosofía natural. Incluso la obra principal de 20 Cfr. J. MARITAIN. Introducción general a la filosofía. Club de lectores, Buenos Aires 1945, pp. 89-100. Maritain concluye acertadamente que “para avanzar en las ciencias no hay necesidad de ser filósofo”, y que “los sabios, al cultivar sus ciencias, no tienen por qué pedir consejo a la filosofía ni aspirar a ser filósofo”, señalando al mismo tiempo que, sin la filosofía, el científico no podrá “darse cuenta del lugar ni del alcance de su especialidad en el conjunto de los conocimientos humanos”, ni conocer adecuadamente los fundamentos de sus ciencia. Maritain advierte también que, cuando la filosofía no ha ejercido correctamente su función directiva, se ha llegado finalmente a un “gran desbarajuste” y a un “descenso general de la inteligencia” (Ibid, p. 93)
23
Newton, que fue publicada en 1687 y es un tratado de física en
el
sentido
moderno,
lleva
el
título
de
“Principio
matemáticos de la filosofía natural” El desarrollo de las ciencias experimentales desde el siglo XVII, sin que le acompañara una comprensión exacta de los métodos de esas ciencias, provocó que la situación se invirtiera: la ciencia experimental parecía a algunos ser el único conocimiento válido de la naturaleza, y la filosofía quedaba reducida a reflexiones metodológicas o al estudio de las conclusiones científicas para lograr una síntesis de ellas. Junto a esas posturas positivistas (que tuvieron su principal defensor en Augusto Comte) se daban también exageraciones de signo opuesto, pretendiendo limitar las ciencias a una función secundaria y poco acorde con sus logros reales (en posturas idealistas, por ejemplo). Por lo general, las relaciones entre ciencias y filosofía, hasta el siglo XX adolecen de múltiples equívocos y confusiones por ambas partes. Las importantes revoluciones científicas del siglo XX han ayudado a comprender mejor la naturaleza del método experimental. Sin embargo, la difusión de los prejuicios positivistas y la insuficiencia de algunos planteamientos filosóficos más difundidos (de tipo racionalista, existencialista o materialista), han hecho que la situación en conjunto, sigue
23
siendo bastante confusa: la “filosofía de la ciencia” ha experimentado gran desarrollo metodológico), pero la escasez de enfoques filosóficos suficientemente profundos y rigurosos sobre estos temas sigue siendo notable 21. 1.8El método de la Filosofía
Continuidad con el conocimiento ordinario
La filosofía se sitúa en continuidad con el conocimiento humano ordinario, utilizando sus mismos recursos: se parte de la experiencia sensible, a través de la cual se llega mediante a la inteligencia a conocimientos universales abstractos, y se avanza en el conocimiento realizando inferencias cuyo valor viene determinado en último término por la evidencia sensible o la intelectual. No existe ninguna “facultad” o capacidad de conocimiento que dé lugar a un conocimiento específicamente filosófico. Esto no significa que deban aceptarse sin el oportuno examen todas las opiniones que suelen llamarse de “sentido común”; esas opiniones pueden estar mezcladas con errores, 21 Esta amplia problemática se trata con claridad y rigor, desde el punto de vista metodológico, en: E. SIMARD. Naturaleza y alcance del método científico, Gredos, Madrid 1961, y J. J. SANGUINETI, Lógica, EUNSA, Pamplona 1985, pp. 165-232 (cuarta parte “el conocimiento científico”)
23
y la reflexión filosófica debe extenderse al examen de su legitimidad y fundamento. Del mismo modo que no existe ningún instinto infalible de “sentido común”, tampoco existe una intuición propia de la filosofía:
en
ambos
casos,
utilizamos
la
inteligencia
y
razonamiento mediante ella (apoyándonos en el conocimiento de los sentidos). No existen facultades especiales en la naturaleza humana para determinados tipos de conocimiento: todo conocimiento humano se realiza mediante los sentidos y la inteligencia. Por tanto, no es cierto que la filosofía sea una tarea reservada
a
personas
que
poseerían
unas
especiales
capacidades de conocimiento. La filosofía utiliza de modo sistemático los recursos de todo conocimiento humano: la experiencia, la introducción, el razonamiento y el valor de sus afirmaciones se fundamenta sobre la evidencia, lo mismo que sucede con todo conocimiento. Estas consideraciones permiten advertir la relación entre el “conocimiento ordinario”, las ciencias y la filosofía. En los casos, el valor del conocimiento se mide por unos mismos patrones: la utilización correcta del conocimiento sensible y del razonamiento intelectual, según las reglas que estudia la lógica.
23
El conocimiento ordinario se basa en la experiencia común, asequible a todos. Se extiende a todo tipo de problemas, tanto teóricos como prácticos, de la vida humana: por eso abarca también muchas cuestiones que la filosofía estudia de modo sistemático. Las
ciencias
particulares
estudian
de
modo
pormenorizado aspectos concretos de la realidad recurriendo de modo ordenado y sistemático a la experimentación y a diversos procedimientos lógicos (por ejemplo, al método hipotético deductivo). De este modo, llegan conclusiones inalcanzables por el solo conocimiento ordinario. La filosofía estudia la realidad buscando sus causas últimas. Para ello, toma como base tanto el conocimiento ordinario como el científico, examinando el grado de certeza que alcanzan en cada caso concreto. Y, en sus razonamientos, utiliza los recursos de la inteligencia de acuerdo con las reglas lógicas válidas para todo conocimiento humano.
Filosofía y evidencia intelectual
El conocimiento intelectual empieza a partir de los datos sensibles, pero la inteligencia llega hasta la esencia de las 23
cosas cuyos accidentes exteriores son captados por los sentidos. Los juicios universales se conocen a través de la inducción, mediante la cual la inteligencia llega hasta lo universal y necesario, abstrayendo a partir de los casos singulares: a partir de las imágenes sensibles, se llega a juicios universales. Todas las ciencias tienen en común abstraer lo universal y necesario de lo particular. Pero a diferencia de lo que sucede en las ciencias que se apoyan de algún modo en la evidencia sensible (en lo que se comprueba por los sentidos), la filosofía se mueve en el ámbito de la evidencia intelectual. Se
llama
abstracción
al
proceso
mediante
el
cual
la
inteligencia conoce las esencias de las cosas, expresándolas mediante ideas o conceptos (hombre, planta, color, etc.). Partiendo de lo sensible e individual, se llega a conceptos intelectuales y universales. Las ideas son universales, pues se aplican a muchos individuos (por ejemplo la idea de hombre se predica de cada hombre
concreto).
Las
imágenes
son
individuales:
son
representaciones sensibles y concretas elaboradas por la imaginación (por ejemplo, la imagen de “este” hombre). A partir de las imágenes, la inteligencia obtiene las ideas, y cuando considera los seres concretos, relaciona las ideas universales con las imágenes individuales (si se trata de seres
23
materiales, pues respecto a los seres espirituales no pueden obtenerse imágenes sensibles) Siguiendo a Aristóteles, Santo Tomás afirmó que las ciencias especulativas se distinguen entre sí por el grado de “inmaterialidad” de sus respectivos objetos. En primer lugar, la ciencia natural o física estudia lo que depende en su ser de la materia (los seres materiales o cuerpos naturales, en cuya definición necesariamente entra la materia). En segundo lugar, la matemática estudia lo que, aun no pudiendo existir fuera de la materia, puede ser considerado prescindiendo de ella (líneas, números, etc.); en tercer lugar, la metafísica estudia todo aquello que no depende en su ser de la materia, bien porque es espiritual (por ejemplo, Dios), bien porque puede darse en las realidades materiales como en las espirituales (substancia y accidentes, acto y potencia, etc.)22 Esta doctrina de los grados de abstracción requiere matizaciones. Por una parte, las ciencias naturales, en su sentido moderno, no corresponde a la “ciencia natural” tomista de modo completo: en muchos casos corresponden a lo que Santo Tomas llamó “ciencias medias” (que utilizan la 22 Cfr. TOMAS DE AQUINO. In phys. I, 1 (2-3); In Boet. De Trin., q. V, 1
23
matemática para el estudio de la naturaleza), la “ciencia natural” o “física” de los antiguos
es un estudio de la
naturaleza desde el punto de vista filosófico. Por otra parte, no se trata de unos “grados” de abstracción en perfecta continuidad. La metafísica al estudiar el “ser” de todos los entes, adopta una perspectiva
peculiar:
su
abstracción
consiste
en
considerar todo bajo el punto de vista de sus “ser” pero todo lo que es real tiene un cierto ser, por lo cual la abstracción metafísica considera todo lo real (al menos de modo implícito)-. La metafísica siendo la ciencia más “abstracta” es la única que considera los entes en
toda su
realidad,
ya que las ciencias
particulares prescinden de lo que no forma parte de su enfoque y método propio.23.
Filosofía y comprobación experimental
23 Cfr. J. J. SANGUINETI, Lógica, o. c. pp. 162-167 “Santo Tomás considera que solo el nivel físico y el matemático serían tipos de abstracción( en el sentido de separación mental), mientras que los conceptos metafísicos se utilizarían más bien en un contexto de separatio o juicio real, por cuanto separan de la materia lo que realmente es separable o está separado de materia. De todas maneras, no hay inconveniente en considerar abstractivo también el tercer nivel de inmaterialidad, siempre por abstracción no se entienda captar aspectos parciales (pues así son abstractas mis bien las ciencias particulares), sino superar la materialidad” (Ibid., p. 166)
23
Ciertamente la filosofía, al buscar las causas más profundas de lo real, se remonta con frecuencia a realidades que están más allá de lo que se puede comprobar mediante los sentidos, por eso, la evidencia que más utiliza es la evidencia intelectual. Quien pretenda basar el valor de todo conocimiento sobre la evidencia de los sentidos, encontrará grandes
dificultades
en
la
filosofía,
pero
también
las
encontrará en muchos aspectos del conocimiento, ordinario que se refieran a realidades que no se pueden ver ni imaginar (por ejemplo, la inteligencia la libertad, el bien, el mal). La filosofía, al basarse sobre la evidencia intelectual, no hace más que desarrollar de modo sistemático la capacidad de la inteligencia, aplicándola el estudio de las causas y aspectos más profundos de la realidad. Las
ciencias
intelectual,
particulares pero
utilizan
recurren
también
habitualmente
la
evidencia
también
a
experimentados planeados de tal modo que los datos obtenidos orienten o decidan las respuestas a los problemas. Utilizan
frecuentemente
el
método
hipotético-deductivo,
según el cual, ante un problema, se formulan hipótesis y
23
luego se deducen de ellas consecuencias que pueden comprobarse o refutarse mediante experimentos24. La filosofía recurre a la experiencia y de ningún modo puede prescindir de ella, pero a partir de los hechos de experiencia razona remontándose a las causas esenciales que se dan de modo
necesario
y
deduciendo
de
esas
consecuencias
igualmente necesarias. Por ejemplo, analizando los diversos tipos de “cambios” que se dan en la naturaleza, la filosofía llega a conocer que todo sujeto de cambio debe estar compuesto de acto y potencia. Estas
verdades
generales
están
presupuestas
en
los
planteamientos de las ciencias particulares, que investigan los detalles concretos de los entes y sus causas próximas 25. No es de extrañar, por tanto que al estudiar la filosofía se presenta la dificultad de prescindir de la imaginación: en ocasiones
se
confunde
“entender”
algo
con
poderlo
“imaginar” sensiblemente, pero el que la imaginación no
24 Sin embargo el método científico no se reduce solo al método hipotético –deductivo; éste supone que podemos alcanzar conocimientos ciertos sobre la realidad, y por tanto, supone el valor de muchos conocimientos que no son hipotéticos, en caso contrario, no tendría siquiera sentido el planteamiento del problema y de experimentos y la interpretación de sus resultados, con los que tampoco podría utilizarse el método hipotéticodeductivo.
23
llegue a representarlo no quiere decir que no se haya entendido. Solo se pueden representar con la imaginación las realidades materiales
que
se
captan,
mediante
los
sentidos.
Las
realidades espirituales no son imaginables; sin embargo, tienen un ser mucho más perfecto que las materiales (es el caso de Dios, los ángeles y el alma humana). Tampoco son imaginables los aspectos metafísicos de la realidad, por ejemplo, el hombre es una substancia y su color es un accidente, pero no puede representarse imaginativamente qué son la substancia y el accidente: se trata sin embargo, de aspectos de la realidad a los que se llega con certeza mediante el conocimiento intelectual. Existe continuidad entre el conocimiento sensible y el intelectual: mediante la abstracción el entendimiento penetra en lo dado por la experiencia sensible, y mediante la
25 Así, cuando el razonamiento filosófico concluye que en el hombre se da un alma espiritual, se trata de la conclusión necesaria del análisis de unos hechos (que en este caso son el conocimiento i8ntelectual y la voluntad libre del hombre); no se trata de algo que se pueda “comprobar experimentalmente” (por su espiritualidad, el alma humana no puede someterse a experimentación del mismo modo que las realidades materiales). Algo semejante sucede con los razonamientos metafísicos que conducen a afirmar la existencia de Dios.
23
conversión a las imágenes, refiere las ideas universales a la realidad corpórea concreta. Las doctrinas filosóficas que niegan o interpretan mal esa continuidad, son incapaces de explicar cómo el hombre conoce la realidad tal como es (aunque de modo limitado) y, se desarrollan lógicamente, conducen al escepticismo 26
El cultivo especializado de la filosofía
El estudio de la filosofía exige adquirir una cierta familiaridad con los términos científicos, para captar su precisión y densidad, lo cual requiere constancia y volver muchas veces a la experiencia sensible de donde se ha partido al formular las cuestiones que se estudian. 26 Es el caso de Kant, quien afirma que los conceptos intelectuales son categorías a priori (independientes de la experiencia que se aplican al material que viene proporcionado por los sentidos) cfr. Crítica de la razón pura, Analítica trascendental, libro I, capítulo I, Sección III, 10. La conclusión es que no podemos conocer la realidad tal como es: solo podríamos aplicar “nuestra” categorías a una realidad inalcanzable en sí misma. Este planteamiento, que desarrolla el iniciado por Descartes, condiciona negativamente buena parte de la filosofía moderna, conduciendo a doctrinas subjetivistas y –al menos implícitamente- escépticas o pragmáticas. Esta cuestión se encuentra ampliamente expuesta e ilustrada en: C. CARDONA. Metafísica de la opción intelectual, Rial, Madrid 1973
23
Es lógico –sucede en todas las especialidades- que exista una terminología filosófica, cuyo conocimiento es imprescindible. Además, esto viene exigido por la necesidad de precisar conceptos y para evitar explicaciones demasiado prolijas. Pero, una vez que se conoce esa terminología existe el peligro de plantearse problemas inexistentes: esto sucede,
por
ejemplo:
cuando
se
relaciona
unos
términos con otros sin atender a los problemas reales, y por otra parte puede abusarse de la terminología en perjuicio de la claridad27. Para comprender la filosofía es necesario preguntarse en cada cuestión cuál es el problema real de que se trata. Para ello es preciso tener siempre presente los datos de la experiencia
evitando
caer
en
disquisiciones
puramente
verbales.
27 Los neopositivistas propugnaban el rigor lógico y la claridad en filosofía. No le fue difícil encontrar algún blanco al que dirigir sus críticas, por ejemplo, R. Carnap cita algunas frases de M. Heidegger como las siguientes: “¿Existe la Nada solo porque existe el No, es decir, la negación? ¿O sucede a la inversa? ¿Existe la Negación y el No sólo porque existe la Nada?...Nosotros postulamos: la Nada es más originaria que el No y la Negación… ¿Cuál es la situación en torno a la Nada?...La Nada misma “nadea”. Sin embargo, al negar arbitrariamente toda metafísica, se embarcaron en una empresa imposible, y los sucesivos intentos de salvar sus tesis condujeron a explicaciones no menos abstractas que las citadas.
23
Por ejemplo cuando se trata acerca de la espiritualidad del alma humana debe advertirse que “no se trata de una pura construcción teórica sino de un esfuerzo de fidelidad a nuestra experiencia humana. El hecho de entender que todos nosotros experimentados y que se abre a un mundo de ideas –que no se han de entender en sentido platónico sino como una aprobación de contenidos inteligibles- es lo que mejor define lo que se entiende como espiritual. Refiriéndose a menudo por su contenido al mundo material y estando siempre ligado a la actividad de substrato biológico, el hecho de entender nos revela características incompatibles con la materialidad” 1.9
Filosofía y Religión
La teología como ciencia Razón y fe
Se ha de notar, en primer lugar, que la “fe no destruye la razón, sino que la supera y le confiere plenitud” 28 la fe “es una virtud sobrenatural por la que, con inspiración y ayudad de la gracia de Dios, creemos ser verdadero lo que por El ha sido revelado, no por la intrínseca verdad de las cosas, percibida por la luz natural de la razón, sino por la autoridad del mismo Dios que revela, el cual no puede engañarse ni 28 TOMAS DE AQUINO. De Veritae, q. XIV, a. 10, ad 9
23
engañarnos”29. La fe cristiana conduce a un asentamiento más firme, a verdades accesibles a la razón (sobre Dios, el alma humana, la ley natural) y además a la aceptación de verdades que la razón humana no puede alcanzar por sus fuerzas. “La fe en la revelación no tiene por resultado destruir la racionalidad
de
nuestro
conocimiento
sino
permitirle
desarrollarse más completamente; lo mismo que la gracia no destruye la naturaleza, sino que la sana, la fecunda y la perfecciona, la fe, por la influencia que ejerce desde arriba sobre la razón en tanto que tal, permite el desarrollo de una actividad racional más fecunda y más verdadera” 30 La fe supone la razón: si el hombre no tuviera la capacidad de conocer intelectualmente, tampoco podría ser elevado al conocimiento de las verdades sobrenaturales; además esas verdades están por encima de la razón, pero no contra ella, y se apoyan de algún modo en el conocimiento de la razón ya que el hombre penetra en ella a través de los conceptos racionales (sin un conocimiento racional de la significación de conceptos como “persona”, “naturaleza” y “Dios”, no se entendería nada de los misterios de la Santísima 29 Concilio Vaticano I, Constitución sobre la fe católica, cap. 3 30 E. GILSON. El Tomismo, EUNSA, Pamplona 1978 (2°. De) pp. 35-36
23
Trinidad y de la Encarnación, por ejemplo). Por otra parte, razón es sanada y elevada por la fe, ya que la fe ilumina la oscuridad en que ha quedado la razón como consecuencia del pecado,
e
facilita
el
conocimiento
de
las
verdades
sobrenaturales que superan sus posibilidades. Ambos órdenes de conocimiento se dan juntos en el creyente, aunque son distintos y separables (como se comprueba cuando una persona pierda la fe). Mediante la razón, el hombre puede alcanzar un conjunto de verdades que se llaman preámbulos de fe, porque sirven de base a las verdades sobrenaturales relevadas; tales son, por ejemplo; la existencia de Dios, la espiritualidad e inmortalidad del alma, la libertad humana, y la ley natural. Aunque esas verdades
pueden ser conocidas por la
razón natural, Dios las ha revelado también, para que puedan ser conocidas “por todos, aun en la presente condición del género humano, de modo fácil, con firme certeza, y sin mezcla de error alguno” 31. Por eso, el creyente está en mejores condiciones que el no creyente para emplear bien la razón en lo que se refiere a los problemas básicos de la existencia humana, puesto que encierran ciertas dificultades, 31 Concilio vaticano I, Constitución sobre la fe católica, cap. 2 (en este punto recoge las ideas de Santo Tomás; cfr. S. Th. I. q. 1, a. 1, c.)
23
aumentadas por las consecuencias del pecado. Las verdades reveladas, por apoyarse en la autoridad de Dios, gozan de una seguridad mayor que las alcanzadas por la razón. Por otra parte, el mal uso de la razón puede poner obstáculos a la aceptación de la fe. Esto sucede, por ejemplo, cuando se pretende erróneamente extraer de las ciencias argumentos en contra de las verdades reveladas. En estos casos, el uso adecuado de la razón basta para mostrar la falta de base de esos obstáculos y, en esta tarea, la razón se ve ayudada y dirigida por la fe; que señala claramente dónde están los errores. Es importante advertir que, además de los errores directamente opuestos a las verdades de la fe, existen otros que se oponen indirectamente, a través de sus consecuencias: coherentemente
es
el
caso
desarrollados
de
planteamientos
conducen
a
que
conclusiones
incompatibles con la fe (afirmando, por ejemplo, que el hombre no puede alanzar nunca la certeza en su conocimiento de la realidad, o que no se conoce la realidad tal como es en sí misma). Se opone a la fe, por ejemplo, el evolucionismo materialismo. Pero es fácil mostrar que el materialismo no puede apoyarse en la ciencia (ni en otros argumentos racionales). De modo indirecto, se oponen a la fe doctrinas de
23
tipo kantiano, por ejemplo, pues al negar la capacidad de alcanzar la realidad en sí misma, destruyen la base racional de la fe. A veces las pretendidas dificultades contra la fe provienen de planteamientos más genéricos. Por ejemplo, cuando
se
dice
que
la
ciencia
progresa
adueñándose
racionalmente de terrenos antes asignados a la fe. Esto, en el caso de la de fe cristiana, es simplemente falso: no se encuentra un solo caso en el que una verdad contenida en la doctrina católica haya sido o pueda ser eliminada por el progreso científico32.
Qué es la teología
La teología es la ciencia de la fe, o sea, la ciencia que bajo la luz de la revelación divina, trata de Dios y de las criaturas en cuanto se refieren a Dios. Evidentemente, al hablar de “teología” sobrenatural, que parte de la fe en la revelación divina; ya se ha visto, que la teología natural, que estudia lo que puede conocerse de Dios por la razón, es una parte de la metafísica (y, por tanto, de la filosofía).
32 La continuidad, a lo largo de épocas históricas y culturas diferentes, de la doctrina católica, es ya un fuerte motivo de credibilidad.
23
El objeto de la teología abarca, por tanto:
Dios en sí mismo: su existencia, su esencia, sus atributos (infinitud, providencia, etc.), la Trinidad de
Personas. Las obras de Dios: la creación y los seres creados, la elevación
del
hombre
al
plano
sobrenatural,
la
encarnación y la Redención, la Iglesia, los Sacramentos. La teología se extiende a toda la realidad, estudiándola a la luz de la revelación divina, estudiándola a la luz de la revelación divina desde la perspectiva más profunda que el hombre puede alcanzar (con la luz sobrenatural de la fe). Es por consiguiente, la ciencia que más completamente realiza el concepto de sabiduría y, como tal sabiduría suprema le compete juzgar y dirigir todos los demás conocimientos (sin que éstos pierdan en absoluto su autonomía propia). Todos estos temas son estudiados, en la teología, por la razón y a la luz de la Revelación. La fuente del conocimiento teológico es la Revelación, que se transmite por la Sagrada Escritura y la Tradición, y es custodiada e interpreta de modo auténtico por el Magisterio de la Iglesia.
23
Por tanto, la fe es el inicio, el fundamento y la regla de la teología. Una afirmación que no estuviera de acuerdo con la fe no sería admisible, aunque se la revistiera de ropaje aparentemente teológico. Una postura teológica que se opusiese al Magisterio de la Iglesia sería automáticamente errónea. El estudio y la investigación en teología exigen unas adecuadas disposiciones personales, sobre todo por lo que se refiere a la fe y a la fidelidad a la misión de la Iglesia en unión con su Magisterio auténtico. “La conexión esencial de la teología con la fe, fundada y centrada en Cristo, ilumina con toda claridad la vinculación de la teología con la Iglesia y con su Magisterio. No se puede creer en Cristo sin creer en la Iglesia “Cuerpo de Cristo”, no se puede creer con fe católico en la Iglesia, sin creer en su irrenunciable Magisterio… Por eso, el Magisterio eclesial no es una instancia ajena a la teología, sino intrínseca y esencial a ella. Si el teólogo es ante todo y radicalmente un creyente, y si su fe cristiana es fe en la Iglesia de Cristo y en el Magisterio, su labor teológica no podrá menos de permanecer fielmente vinculada a su fe eclesial, cuyo intérprete auténtico y vinculante es el Magisterio”33.
33 Juan Pablo II, Discurso a teólogos en Salamanca (1-XI-1982). Cfr. Concilio Vaticano II, Constitución Del Verbum, nn. 10 y 12
23
El recto ejercicio de la razón permite profundizar en el contenido de las verdades reveladas, pero con las solas fuerzas de la razón no puede llegarse a conocer los misterios sobrenaturales y a aceptarlos, ni tampoco a demostrarlos una vez conocidos. En definitiva, “el proceder teológico no debe ser interpretado según un movimiento centrífugo en el que, a partir de un núcleo de fe, se va derivando hacia conclusiones cada vez más alejadas del centro y más alejadas del centro y más irrelevantes desde la perspectiva del existir cristiano, sino al contrario, como un movimiento centrípeto, ya que consiste en conducir a su centro, para iluminarlo a partir de él, toda verdad y todo conocimiento. La teología…es un momento interior a la fe, en la que se funda y a la que sirve” 34 La
teología
no
es,
por
consiguiente,
un
conocimiento
desvinculado de la vida cristiana. Por el contrario, su misión es iluminar los más variados problemas prácticos, con la luz de la profundización de las verdades de la fe. Junto con un contenido objetivo, la fe cristiana supone un acercamiento personal a Dios; por eso, como ciencia de la fe, la teología tiene como fin ayudar al hombre a aproximarse más a Dios, facilitándole un mejor conocimiento de Dios mismo y de las 34 J. LUIS ILLANES. Sobre el saber teológico. Rialp, Madrid 1978, p. 66
23
verdades que ha revelado, e iluminando con ese conocimiento las cuestiones de la existencia humana.
La función de la razón en la teología
De acuerdo con todo lo anteriormente expuesto, ha de decirse que la teología se elabora mediante la razón iluminada por la fe. La razón y la fe son dos fuentes distintas de conocimiento, pero no se oponen, sino que se complementan. La función de la razón en la teología no es ser, por consiguiente, demostrar las verdades sobrenaturales de la fe, sino
alcanzar
una
mayor
inteligencia
de
ellas;
para
conseguirlo acudirá a semejanzas con realidades naturales, y estudiaré la conexión de los diversos misterios entre sí y con el fin último del hombre. Aunque se alcance una cierta explicación de las verdades de la fe, es evidente que esas verdades seguirán siendo misteriosas para el hombre. Los errores en la teología frecuentemente surgen del afán por hacer más “comprensibles” las verdades sobrenaturales. Por ejemplo,
podría
parecer,
desde
el
punto
de
vista
exclusivamente natural, más “razonable” reducir la Eucaristía a un símbolo a través del cual se da una especial intervención divina, o afirmar que Jesucristo es una persona humana en la 23
que Dios actuó de un modo único; pero de ese modo no se hace verdadera teología cristiana, ya que se deforman y mutilan los datos de la fe y, en último término, se acaba reduciendo la tarea teológica a una actividad inútil, sin sentido y, sobre todo, falsa. Mediante el recto ejercicio de la razón iluminada por la fe, la teología realiza las tareas siguientes: a. Demostrar los “preámbulos de la fe”, tanto en el aspecto teórico (existencia de Dios y del alma humana, etc.), como con el histórico (autenticidad de la Sagrada Escritura, conformidad de la Iglesia con lo instituido por Jesucristo, etc.). Este tipo de tareas es abordado por la “Teología fundamental” La razón proporciona en esta tarea argumentos que unas veces son demostrativos y otras veces sólo llegan a mostrar la conformidad de la fe con las exigencias de la naturaleza humana. Se recurre con estos fines a la filosofía, a la historia y a la psicología, y de modo más secundario a otras ciencias35. b. Estudio sistemático de la Sagrada Escritura, utilizando también los recursos de las ciencias humanas: es la “Exégesis de la Sagrada Escritura” 35 Cfr. A. LANG, Teología fundamental. I, Rialp, Madrid 1996, pp. 3-41
23
En
este
ámbito
se
utilizan
especialmente
los
conocimientos históricos y filosóficos, aunque siempre se ha de interpretar la Sagrada Escritura según su naturaleza propia (por tanto, a la luz de la fe), lo cual tiene importantes consecuencias por ejemplo: la unidad y la veracidad de los textos –según el género literario de cada uno de ellos- no es una conclusión sino un presupuesto36. c. Estudio sistemático de la Tradición: La “Patrología” es el estudio de la doctrina que nos han legado los Santos Padres de la Iglesia. El estudio de la
Tradición
es
un
complemento
indispensable para la exégesis de la Sagrada Escritura ya que las garantías sobre la Escritura y su correcta interpretación provienen de la tradición. d. Estudio de las verdades de la fe. Penetrando en su contenido y considerando las relaciones que existen entre ellas, e iluminando su comprensión mediante analogías tomadas del ámbito natural es la “Teología dogmática” Para realizar esas tareas, la teología recurre al ejercicio ordinario de la razón, y también las doctrinas filosóficas, ya que éstas permiten profundizar de modo más riguroso en las verdaderas estudiadas. Es claro que 36 Cfr. M. A. TABET, Una introducción a la Sagrada Escritura. Rialp, Madrid 1981, 111-162
23
doctrinas como el inmanentismo, el existencialismo o el historicismo, ofrecen serios inconvenientes para su utilización teológica37 . La teología exige -lógicamenteunas mínimas bases filosóficas coherentes con el buen sentido y con la objetividad presupuestos por la fe, y esas bases no se dan en cualquier filosofía. e. Estudio de las aplicaciones de las verdades reveladas a la vida humana por lo que se refiere al ámbito moral: es la “teología moral” La moral sobrenatural se fundamenta en la ética natural, por lo que el mayor o menor acierto en la ética filosófica repercutirá en el estudio de la teología f.
moral38. Estudio de diversos ámbitos de la vida de la Iglesia: por ejemplo, la Liturgia, la Historia de la Iglesia. En la época moderna, es particularmente necesario el rigor histórico, pues no faltan planteamientos que pretenden cambiar aspectos importantes de la fe cristiana apelando a las exigencias de la historia 39.
37 Cfr. PIO XII, Encíclica Humani generis (12-VIII-1950) nn. 3 y 9 38 Cfr. GARCIA DE HARO e I. DE CELAYA, La moral cristiana, o. c. pp. 114150
39 Cfr. J. LUIS ILLANES, Cristianismo, historia, mundo. EUNSA, Pamplona 1973
23
g. Rechazo de los ataques a la fe, mostrando que se basan en argumentos falsos o no concluyentes: ésta área se incluye como parte integrante de las anteriormente señaladas. En este ámbito, la razón humana basta –no necesita fe-. Pues
esos
ataques
provienen
de
bases
pretendidamente racionales, y deben examinarse por tanto en el ámbito de la razón natural. 1.10Problemas actuales de la filosofía
Problema antropológico
El hombre es un ser material entre otros seres materiales, un viviente entre otros seres vivientes; pero eminentemente es un ser espiritual capaz de razonar y de crear. Podemos afirmar que la estructura histórica esencial del hombre
es la resultante
de
tres factores mutuamente
implicados: 1) el carácter encarnado del espíritu humano (el hombre no es pura materia ni puro espíritu, sino, en la expresión de Heidegger, ser-en-el-mundo); 2) el hecho de la intersubjetividad o dimensión relacional de la vida humana (la subjetividad humana no es una interioridad cerrada al estilo de Descartes, o de Leibniz, sino ser-con-nosotros-conciencia de); 3) la temporalidad (el hombre es también él mismo ser histórico, tiempo, historia).
23
Precisamente operaciones
la
filosofía
específicamente
del
hombre
humanas,
el
estudia
las
conocimiento
intelectual y la voluntad libre. A través de ella demuestra que el alma humana es espiritual, ya que es la raíz de las operaciones que trascienden el ámbito y las posibilidades de la materia. En sus lecciones de "Lógica", Kant resumía el campo de la filosofía y sus problemas básicos a las famosas cuatro preguntas fundamentales: ¿qué puedo saber? (Metafísica); ¿qué puedo hacer? (Moral); ¿qué puedo esperar? (Religión); ¿qué es el hombre? (Antropología). Pero el problema del hombre no es sólo teórico, sino que lo involucra vitalmente porque
quien
pregunta
se
halla
metido
en
el
mismo
interrogante. Y el interrogante fundamental de la antropología aborda la estructura básica y esencial del hombre que lo constituye en cuanto tal y lo diferencia de las demás cosas. La pregunta: ¿qué es el hombre? Implica de por sí una previa afirmación de una esencia ya determinada, es decir, su comprensión dentro de un horizonte metafísico, pregunta que es impugnada por los marxistas sobrevivientes al amparo del existencialismo propuesto por Sartre; quien afirmó que de algún modo se
23
impone la noción y la necesidad de establecer estructuras básicas del hombre si queremos establecer un punto de discontinuidad como se resalta en su actividad racional y cultural respecto a las demás especies vivientes. En
la
historia
del
pensamiento
antropológico,
la
determinación de las estructuras fundamentales del hombre conoce múltiples definiciones: el hombre como ser racional, como ser instintivo, como ser práctico-transformador, como ser cultural, como ser metafísico, como ser religioso, como ser estético, como ser trascendente, como ser-en-el-mundo, etc., son determinaciones que pretenden señalar no sólo aspecto o elementos distintivos del hombre sino su núcleo fundamental. En
el
problema
antropológico
sobresalen
cuatro
problemas que están en estrecha relación con él: el problema de la libertad, de la cultura, de la praxis y el problema de la historia. Así, el problema del hombre no se reduce a sus orígenes físicos (la llamada teoría de la evolución), sino a su diferenciación constitutiva aunque reconociendo, como es obvio, su relación básica con el mundo animal desde el punto de vista somático. Entones la cultura aparece como una clave básica de la comprensión misma del hombre y de la historia, según
sustenta
Ernst
Cassirer:
"En
el
mundo
humano
encontramos una característica nueva que parece constituir la
23
marca distintiva de la vida del hombre. Su círculo funcional no sólo se ha ampliado cuantitativamente sino que ha sufrido también un cambio cualitativo. El hombre como si dijéramos ha descubierto un nuevo método para adaptarse a su ambiente. Entre el sistema receptor y el erector, que se encuentran en todas las demás especies animales, hallamos en él como un eslabón intermedio algo que podemos señalar como "sistema simbólico". Esta nueva adquisición transforma la totalidad de la vida humana" (Antropología filosófica, 1976).
El problema de Dios
El problema de Dios no es como otros un asunto puramente teórico, sino que, en su determinación, involucra muchas actitudes previas, opciones vitales, e incluso una previa actitud ante lo real. Ya Anaxágoras sostuvo que Dios es el creador del orden del mundo al considerar a la Inteligencia como la divinidad que ordena el mundo. El planteamiento del problema de Dios, como de otros problemas, ofrece múltiples posiciones e interpretaciones. El mismo concepto de Dios en la historia de la filosofía no es tan unívoco, llegando incluso a presentarse conceptos de tipo panteísta. De hecho, la noción predominante se refiere al concepto
de
Dios
ofrecido 23
por
el
cristianismo
y
su
pensamiento en los grandes teólogos. En este sentido, Dios sería un ser distinto del mundo, causa de él, personal y existente en sí mismo (aseidad). Por la influencia misma del cristianismo en la cultura europea este concepto ofrece la gran ambigüedad de su múltiple uso y abuso, cuando se le invoca en los procesos culturales, sociales, ideológicos y políticos. La afirmación Dios, como una realidad fundante de la misma realidad, ha sido motivo de la reflexión a lo largo de toda la historia de la filosofía, desde Aristóteles a Platón. Y dicha afirmación ha pretendido basarse en una serie de "pruebas" o vías sintetizadas y complementadas por santo Tomás de Aquino en el siglo XIII; se entendió que tales pruebas no son de carácter empírico, sino meditaciones racionales en las que las exigencias últimas de la razón postularían su existencia. El problema de Dios conoce una historia paralela en el ateísmo que, con distintos ropajes filosóficos, centra toda una serie de polémicas y críticas que van desde el agnosticismo hasta
el
ateísmo
militante
como
lo
fue
el
marxismo.
Particularmente en las corrientes materialistas (Demócrito en la Antigüedad) y desde el siglo XVIII la corriente de impugnación de la afirmación sobe la existencia de Dios se ha
23
hecho cada vez más fuerte; línea que se prolonga en los sistemas particulares de Nietzsche, Feuerbach, Marx, Sartre y de algún modo se postula en el positivismo, el neopositivismo y la filosofía analítica. En el campo cristiano, el alcance y la valoración de las "pruebas" es muy dispar. Kant no las aceptó y postuló otro camino (la prueba moral). Hoy, sus reformulaciones están más dentro
de
la
filosofía
neotomista,
mientras
que
otras
tendencias teológicas o se suman al radicalismo de corte protestante
siguiendo
la
línea
de
Lutero,
Kierkegaard,
Unamuno, Karl Barth o la orientación antropológica de Karl Rhaner dentro del horizonte de la metafísica trascendental de Marechal y Heidegger. En la misma perspectiva se ubicaría el planeamiento de Zubiri, pero con otros supuestos metafísicos. Entre los defensores de la teología de la liberación en América Latina, de algún modo se impugna el horizonte puramente metafísico de su afirmación, y dentro de un cierto contexto
medio
pascaliano,
se
subraya
el
carácter
diferenciante del Dios bíblico, como imperativo de justicia y de hermandad. De todas maneras, un discurso sobre Dios en este lineamiento no tiene sentido si no se realiza dentro del horizonte de la praxis y la liberación, del cual Dios sería garante y dinamizador.
23
El problema ético
Se dan dos concepciones fundamentales de la ciencia ética, esto es: 1) aquella que la considera como ciencia del fin al que debe dirigirse la conducta de los hombres y de los medios para lograr tal fin y derivar, tanto el fin como los medios de la naturaleza del hombre; 2) aquella que la considera como la ciencia del impulso de la conducta humana e intenta derivarla con vistas a dirigir o disciplinar la conducta misma.
Estas
dos
concepciones
son
fundamentalmente
distintas y hablan dos lenguajes distintos, aunque se han entrelazado de manera diferente tanto en la Antigüedad como en el mundo moderno. En efecto, la primera habla del lenguaje del ideal al que el hombre se dirige por su naturaleza y, en consecuencia, de la "naturaleza", "esencia" o "sustancia" del hombre. En cambio, la segunda habla de los "motivos" o de las "causas" de la conducta humana o también de las "fuerzas" que la determinan y pretende atenerse al reconocimiento de los hechos. En este contexto, la dimensión ética de la existencia del hombre tanto en su aspecto individual como social ha sido 23
objeto
de
la
reflexión
filosófica
en
todas
las
épocas,
especialmente en ciertos períodos o coyunturas de crisis y de grandes cambios estructurales. Pero aquí, como en todos los problemas filosóficos, el planteamiento del problema y las líneas de solución configuran abundantes ramificaciones temáticas, según las escuelas y autores. El universitario, como cultor de la filosofía, debe acostumbrarse al despliegue pluralístico en todos los campos del saber, dado que al interior de las ciencias especiales son múltiples
los
intentos
de
explicar
los
fenómenos
con
diferentes marcos teóricos, técnicas y procedimientos. La dimensión ética de la vida humana se funda primero en el hecho de la moralidad, es decir, en el comportamiento práctico del hombre que se expresa en juicios, actitudes y normas en su interacción social y cultural. José Luis Aranguren hace notar que, en su raíz etimológica, este hecho designa originariamente un modo de ser más que los actos o costumbres que se remiten al modo específico de lo humano como existir consciente y responsable (Etica, en Rev. De Occidente, Madrid, 19729). Según este autor, prevaleció la designación latina (mores) y su connotación originaria (eJos), con doble matiz, se perdió en la reflexión y la orientación misma de la ética.
23
De
todos
modos,
la
ética
quiere
referirse
a
la
fundamentación teórica de la conducta humana en todas sus dimensiones queriendo ser el soporte de su praxis concreta. Además de la justificación racional de la moralidad, esta fundamentación quiere expresar un conjunto de normas y principios básicos orientadores de las situaciones concretas. ¿Qué hacer en una situación determinada? Sólo puede ser enfrentado dentro de un marco amplio de criterios y pautas que se remiten en última instancia a la reflexión ética, pero ésta no dice el hacer concreto sino que da el criterio para enfrentar la situación y decidir. La ética no es un catálogo de normas concretas sobre el horizonte infinito de las decisiones humanas, sino el conjunto normativo esencial orientador desde la cual el hombre asume sus propias y auténticas responsabilidades en cuanto ser social, colectivo que decide no sólo por sí mismo sino por los demás en cuanto sus actos no son puramente individuales sino sociales. Pero este marco orientador es plural, pues depende de la ética a la cual se refiera y se remita, bien a una ética marxista, existencialista, utilitaria, hedonista, cristiana, etc. La ética (cuya raíz originaria es la libertad, es decir, la distinción entre el comportamiento específico del hombre
23
como ser consciente y equidistante no determinado por el dinamismo instintivo) abre en él ese espacio de una conducta que se hace y se asume a través de la intencionalidad del sujeto, que al mismo tiempo que elige, construye poco a poco un modo de ser. Esta dimensión, fundada en el carácter específico de la conducta humana que no se ajusta a un inmediatismo frente a la realidad, es una libertad situada, al mismo tiempo, con limitaciones y ataduras, pero, de todos modos, la fuente de la moral y la ética. Con mucha razón Emerich Coreth sustenta: "Vivimos la experiencia de que nos sale al paso un valor reclamando su afirmación y realización, que nos expresa un deber absoluto y que tal vez exige la renuncia a otra forma de comportamiento agradable y habitual. Quizá apartamos la vista e intentamos arrinconarlo marginándolo de nuestro campo visual. Y, sin embargo, percibimos una llamada imperante, una demanda obligatoria, que reclama nuestra libre decisión, pero que impone a nuestra libertad una obligación vinculante. Este fenómeno forma parte de las experiencias fundamentales de la existencia humana. De ahí que incesantemente haya preocupado a los filósofos de todos los tiempos. Es un fenómeno de tipo ético. ¿Qué significa y cómo hay que
23
explicarlo? ¿Qué es un valor ético, un precepto moral, una actuación ética?" (¿Qué es el hombre?, 1982) Si bien luego abordaremos el problema de los valores, aquí debemos reconocer el carácter histórico social de las normas morales y que subsiste un fondo de exigencia incondicional y un fondo universalizante que le atañe y le toca a su estructura básica como ser humano. Por ello, Coreth afirma: "Ante la pluralidad de valores y de campos de valor, no sólo de lo útil, de lo útil y práctico y de lo vitalmente ventajoso, sino también de los valores intelectuales, estéticos y culturales, se plantea esta pregunta: ¿existen también valores que afectan al hombre en cuanto hombre, que le llevan al desarrollo y realización plena en su ser propiamente humano? ¿Existen valores por los que el hombre se hace, no sólo buen músico, un buen estudiante y deportista, un buen jurista, físico, médico, etc., es decir, no sólo se hace "bueno" en éste o en aquel sector particular de la actividad humana, sino un hombre bueno, o lo que es lo mismo, un individuo que en lo peculiar y esencial de su ser humano ha llegado a su pleno desarrollo y realización? Esa es la esencia de la moral. A un valor de este tipo lo llamamos un valor moral, lo moralmente
bueno.
Todo
aquello
que
corresponde
al
autodesarrollo esencial y común a todos los hombres es moralmente bueno. Por el contrario, todo lo que se opone a
23
dicho desarrollo es moralmente malo"(¿Qué es el hombre?) ¿Cuál es el fundamento de la moral? Ha sido objeto de diversos cominos desde Aristóteles, santo Tomás de Aquino, a pesar del giro racionalista y autonomista de la ética kantiana y la crítica despiadada (pero injusta) de Nietzsche a la moral judeocristiana. Paralelamente se han desarrollado diversas teorías para explicar la conducta moral desde otros marcos, como los análisis de Marx, Freud, Piaget, Skinner. Con todo, a inicios del siglo veintiuno subsiste una gran proliferación de escritos sobre la ética que copan gran parte de la filosofía analítica, incluso del problema de la ética en el marxismo, la ética de la situación inspirada en los planteamientos de Sartre y Simone de Beauvoir. Con todo y a pesar de los múltiples obstáculos que se le ponen, la reflexión de orientación cristiana se va redescubriendo.
El problema del conocimiento y los valores
Al margen de cuanto hemos indicado al tratar sobre cómo explica Kan y Tomás de Aquino el conocimiento, debemos indicar que el problema del conocimiento supone e implica toda una historia relacionada en gran parte con el desarrollo de las ciencias, de los métodos experimentales, el avance de la matemática, el desarrollo elevado de las ciencias 23
naturales, la insurgencia de las ciencias sociales, etc. En este contexto, y dentro de las circunstancias actuales del majestuoso desarrollo científico y tecnológico, se hace cada vez más claro las implicaciones de este saber sobre las culturas, y al mismo tiempo los desarrollos ambiguos en su uso y la utilización de las estrategias políticas de la dominación. Por ello, el marcado acento crítico sobre el conocimiento y la utilización de las ciencias cuando éstas pretenden imponerse como instancias totalmente autónomas o cuando se postulan tesis discutibles como la exigencia de la neutralidad
en
sus
desarrollos
metodológicos
o
su
en
concepción puramente positivista. Tal situación obliga a Guillermo Hoyos a manifestar que "una primera tarea de reflexión epistemológica consiste, pues, en establecer el diagnóstico de la positivización de las ciencias sociales en América latina y en señalar la función ideológica de éstas como legitimización de la legalidad del sistema dominante..., a este nivel la reflexión epistemológica pretende como segunda tarea poder recuperar el espacio específico de las ciencias sociales para devolverles a éstas su objeto y método. La crítica del positivismo restaura al mismo tiempo la relatividad del conocimiento y de la apropiación técnica de la naturaleza respecto a la totalidad social y
23
muestra la trascendencia material de ésta a todo intento de sistematización empírica positiva" (El sentido de la reflexión epistemológica sobre las ciencias sociales, en Cuadernos de Filosofía y Letras, junio de 1979) Los problemas clásicos del conocimiento se refieren a los aspectos de esta relación intrínseca de los tres elementos del proceso del conocer: ¿Puede el sujeto conocer el objeto? (Problema de la posibilidad del conocimiento). ¿Es la razón o la
experiencia
la
fuente
primera
y
fundamental
del
conocimiento? (Problema del origen del conocimiento). ¿En el conocimiento, es el objeto el que determina al sujeto o el sujeto el que determina e impone sus condiciones al objeto como plantea Kant el problema? (Problema de la esencia del conocimiento). ¿Fuera del conocimiento discursivo existen otras formas de conocer la realidad como la intuición opuesta a la forma lógica argumentativa? (Problema de las formas del conocimiento). Cuando un conocimiento se revela como verdadero, ¿con qué criterio podemos estar absolutamente ciertos de que es así? (Problema del criterio de verdad del conocimiento). En las discusiones actuales se debate si es igual o no el término gnoseología y epistemología. Esta parece referirse a la filosofía de la ciencia y en cuanto tal, según Piaget, va
23
conformándose cada día más en forma autónoma al interior de cada ciencia en particular. La filosofía de la ciencia tendría un
aspecto
más
bien
crítico-histórico
respecto
a
las
condiciones, límites y supuestos de la ciencia. En sentido lato, la gnoseología comprende el estudio sobre el origen y la naturaleza del conocimiento humano al mismo tiempo que la validez de su contenido. En sentido estricto, la gnoseología es la indagación filosófica acerca de la validez objetiva del conocimiento; y desde este punto de vista se distingue y se relaciona con la lógica formal cuyo objeto son las relaciones de los contenidos de pensamientos entre sí (estudio
de
las
estructuras
internas
del
pensamiento:
concepto, juicio, raciocinio) al mismo tiempo que las leyes genéricas del pensamiento. La gnoseología estudia los mismos contenidos noéticos según su relación al objeto y su función representativa de la realidad. Es en este contexto que abordamos el problema de los valores que forman parte de nuestra vida tanto como las cosas, personas e instituciones que nos rodean. No podemos dejarlos de lado. Corresponde hacerse cargo de su presencia, pues la calidad de nuestras vidas depende del valor de los objetos que usemos, gocemos o seamos capaces de crear. Ellos son los que propiamente le dan una dimensión ética a
23
nuestra existencia. No sólo son valores las cosas que constituyen el mundo, sino también mis propias actividades, incluso mis deseos, esperanzas e intereses. El término valor fue utilizado primero por la economía política al estudiar el valor de uso y de cambio de las cosas. Tomás Hobbes (1588-1679) sostenía que "el valor o estima de un hombre es, como el de todas las demás cosas, su precio; es decir, tanto como sería dado por el uso de su poder. Por consiguiente, no es absoluto, sino una consecuencia de la necesidad y del juicio de otro. Un hábil conductor de soldados es un gran precio en tiempo de guerra presente o inminente; pero no lo es en tiempo de paz" (Leviatan). Antes
de
Rudolph
Lotze
(1817-1881)
sólo
ocasionalmente la filosofía habló de valores; él hizo del valor un contenido fundamental del filosofar. Y atendiendo a la cosa significada
con
el
vocablo
"valor",
cabe
afirmar
que
indudablemente el pensamiento filosófico se había ocupado siempre en este problema bajo el título de bien y de bondad (bonum et bonitas). La moderna filosofía introducida por Max Scheler (18741928) y que procede de Lotze, distingue nítidamente entre valor y bien: los bienes pertenecen al orden del ser, mientras
23
que
los
valores
se
enfrentan
a
éste
con
"suprema
independencia" y forman un reino propio. En este contexto, debemos afirmar que la verdad es el bien de la inteligencia humana
universal;
y
es
un
bien
universal
para
toda
inteligencia humana. Entonces, el valor está en las cosas mismas? ¿Es sólo una cualidad que el sujeto le otorga al objeto? ¿Es una relación entre la propiedad del objeto y la valoración del sujeto?
¿
Los
valores
tienen
una
existencia
en
sí,
independiente? ¿ Los valores son una creación total del hombre? Pero, ¿qué son los valores? J. Hessen dice que "cuando se habla de "valor" puede entenderse tres cosas: la vivencia del valor, la cualidad del valor y la idea del valor. Si por valor se entiende exclusivamente la vivencia, se coloca el valor en la psique, en la conciencia, es decir, se lo sicologiza. Se incurre en el error opuesto cuando se tiene presente sólo la idea de valor. En este caso es fácil llegar a convertir el valor en una cosa, a hipostasiarlo, como lo hizo Platón. Por último, si se concibe el "valor" exclusivamente como cualidad, como modalidad de la cosa se lo naturaliza o cosmologiza. Se hace del valor algo propio de las cosas. Las tres concepciones son unilaterales. Perciben algo correcto, pero lo ven demasiado
23
exclusivamente y pasan por alto otros detalles" (Tratado de Filosofía, 1970) Sólo puede haber distinción entre bienes y valores en el sentido de que: con el término bienes se indican las cosas individuales, puesto que en ellas están realizados los valores; y se denomina valores las esencias o ideas valórales abstraídas de aquellas. En definitiva, podemos describir el valor como el ser mismo en la medida que, por virtud de su contenido, significa una perfección y atrae a la potencia apetitiva. Los valores son los criterios, los pensamientos, las decisiones que permiten calificar y acertar qué es lo que se debe potenciar en una cultura como educativo. Los valores más fundamentales del quehacer cultural más humanizador son: la libertad, la creatividad y la dialogicidad. De la esencia del valor depende la peculiaridad de su aprehensión. Si el valor se separa del ser no es accesible a la razón orientada, hacia él; y puesto que se abre únicamente al sentir emocional, surge el irracionalismo valoral. Lo contrario de éste sería un racionalismo valoral que disolvería en el ser el carácter propio del valor. Entre ambos se encuentra la aprehensión intelectual del valor, que lo descubre porque el
23
ser es intrínsecamente valioso, pero que nunca puede constituir
la
respuesta
total
a
aquel,
porque
el
valor
perfecciona al ser y, por consiguiente, sólo encuentra la respuesta plenamente adecuada en el sentir y el querer; por eso, aún la aprehensión intelectual del valor estará siempre impregnada de elementos sentimentales y apetitivos. Al dominio del valor pertenecen la oposición de valor y no valor, así como la ordenación jerárquica de los valores. El valor descansa en el orden del ser y del obrar a él ajustado, mientras que la desviación del orden deontológico denota no valor y, al fin, conduce a la culpa moral. Por lo que respecta a la jerarquía, los grados del valor corresponden a los del ser. Desde un punto de vista más formal se distingue el valor por razón del goce (o valor deleitable) y el valor por razón de la utilidad (o valor útil). El valor por razón de sí es pretendido por sí mismo; el valor deleitable irradia el valor por razón de sí, puesto que atrae hacia éste y fluye de su posesión beatificante; el valor útil está al servicio del valor por razón de sí como medio para un fin. Atendiendo al contenido, el valor por razón de sí muestra los grados siguientes: valores económicos, vitales,
23
espirituales (lo verdadero, lo bello, el bien ético) y religiosos (lo santo). La jerarquización de Scheler, quizá como el axiólogo
más
significativo
del
objetivismo
contra
el
subjetivismo, responde a esta enumeración, que sigue los grados del ser: valores sensibles: gratos e ingratos; valores vitales, que
se subdividen en: lógicos: verdadero-falso,
estéticos: bello-feo, éticos: justo-injusto; y valores religiosos que ocupan el lugar supremo, pues en ellos se trata directamente del Bien infinito (Dios). 2.
¿La Filosofía tiene historia?
Significado
filosófico
de
la
historia
de
la
filosofía La historia de las ciencias particulares suele ocupar un lugar accidental en el estudio de esas disciplinas. Esto es cierto, sobre todo, en las ciencias experimentales, donde el interés se concentra en los resultados adquiridos. En las ciencias humanas, el desarrollo histórico de sus problemas y soluciones
tiene
planteamientos
se
mayor
interés,
entienden
mejor
ya a
que la
luz
muchos de
las
circunstancias históricas, lo mismo, pero en grado todavía mayor, sucede en la filosofía.
23
La historia de la filosofía no puede reducirse a un simple conjunto de datos y afirmaciones de los filósofos: para captar el pensamiento de un filósofo es necesario considerar cómo plantea sus problemas y propone sus soluciones, y esto ya es una tarea filosófica. Cuando se pretende además conseguir una visión histórica acerca de los diversos planteamientos y soluciones de los problemas, necesariamente se ha de trabajar a nivel filosófico. Pero tanto, la historia de la filosofía es una parte de la filosofía. La búsqueda de la verdad es una tarea compleja cuando, como sucede en la filosofía, se investigan los problemas a fondo. Por eso, es una característica de los filósofos más profundos haber estudiado y discutido los puntos de vista aportados por otros anteriores, y ello es una garantía de mayor aproximación a la verdad. Por ejemplo, Aristóteles considera los problemas de ese modo, y se lamenta cuando sobre alguna cuestión hay pocos antecedentes40. Santo Tomas de Aquino ofrece un destacado ejemplo de amor a la verdad. Venga de
40 Cfr. ARISTÓTELES. Física, IV, 1, donde pone como dificultad para el estudio del “lugar” la falta de discusiones al respecto entre los autores anteriores.
23
quien venga41: por eso examina todo tipo de opiniones y procura aprovecharlas lo más posible42. El interés de la historia de la filosofía radica en que facilita el acceso a la verdad, pues da a conocer lo que otros ya han pensado sobre cuestiones semejantes a las actuales 43. La originalidad que algunos parecen buscar, incluso a costa de simplificaciones arbitrarias, va en detrimento de la verdad. Cabe. Sin embargo, exagerar la importancia de los factores históricos. Esto sucede cuando se niega la posibilidad de alcanzar soluciones con valor permanente. Y se reduce el 41 Dice Santo Tomás que “la verdad, quienquiera que la diga, procede del Espíritu Santo, que infunde la luz natural y mueve a la inteligencia y a la expresión de la verdad” (S. Th., I-II, 109, I, AD 1). 42 Cfr. De Coelo, I, 22 (225), donde Santo Tomás se refiere a “quienes reprueban sólo por odio lo que otros han dicho, lo cual no es propio de los filósofos, que se profesan buscadores de la verdad. Es necesario a quienes quieren juzgar suficientemente la verdad que no actúen como enemigos de aquellos cuyas doctrinas han de juzgar, sino como árbitros y rigurosos examinadores de ambas partes”
43 “El estudio de la filosofía no se hace para saber qué han opinado los hombres, sino cómo es la verdad de las cosas”, Ibid., (228). Este texto de Santo Tomás, junto con los dos recogidos en las notas anteriores, sitúan claramente cuál es el interés de la historia de la filosofía y con qué actitud se ha de abordar el estudio.
23
estudio de la filosofía al examen de las diversas posturas que se han dado a lo largo de la historia. Hay que señalar claramente que el conocimiento metafísico alcanza verdades de valor perenne (acerca de Dios, del hombre y de la naturaleza), aunque esos conocimientos se alcancen en un contexto
histórico
determinado
y
puedan
enriquecerse
posteriormente con el estudio de nuevos aspectos. En nuestra época, uno de los mayores peligros es el relativismo que no reconoce el valor definitivo a ningún conocimiento humano. A veces, se llega a esa postura argumentando que incluso las doctrinas que se han considerado más ciertas en la historia, finalmente se han revelado erróneas o parciales. Se comete así el grave error de negar toda certeza bajo el pretexto de que en todos los filósofos o doctrinas ha habido errores, y se adopta una postura pretendidamente “objetiva”
23
que
en
vano
busca
un
fundamento
para
seguir
hablando de la “objetividad” y la “verdad”44.
El estudio de la historia de la filosofía
Para profundizar en la filosofía es importante el estudio de los grandes filósofos, que han planteado los problemas con especial profundidad. No se trata de buscar simplemente la erudición, o un conocimiento que no traspase el plano histórico, sino de que sea una ayuda para alcanzar el conocimiento de la verdad45. Ese estudio debe ir acompañado de una valoración crítica: en caso contrario, no se distinguirán los logros verdaderos de los errores, y difícilmente se evitará la 44 Cfr. , por ejemplo, S. TOULMIN. La comprensión humana I, Alianza, Madrid 1977. Pp. 17-45 y 479-503. Toulmin explica el valor de los conceptos humanos refiriéndolos a las “empresas colectivas” concretas realizadas en la historia. De modo que no habría lugar para una serdad definita por eso, su pretensión de defender una “racionalidad objetiva” es inviable. Es significativo que- como sucede también a otros autores- la “verdad objetiva” que no se puede alcanzar se identifica con la doctrina básica de Descartes y Locke: las críticas dirigidas a esos autores tienen fundamento, pero, evidentemente, no tocan o- sólo tangencialmente- a una filosofía no racionalista ni empirista Descartes y Locke, lejos de agotar la verdad en filosofía, construyeron sistemas sumamente endeble.
45 Cfr. Nota 4 de este capítulo.
23
conclusión escéptica al comprobar la variedad de soluciones que han recibido los mismos problemas. Se trata, pues, de un estudio que permita captar y valorar los planteamientos y soluciones que, a lo largo de la historia, han recibido los problemas filosóficos. Evidentemente, el pensamiento de cada filósofo depende en parte de las condiciones de su época: los problemas se plantean en un contexto determinado sometido a cambios. Pero los filósofos no son un simple “producto” de su época. En parte la trascienden e influyen realmente en el desarrollo posterior del pensamiento (y, por tanto, de toda la historia): por eso, el conocimiento de los filósofos más influyentes tiene siempre un interés actual. No existen leyes necesarias
de
la
historia,
y
su
desarrollo
depende
notablemente de las ideas de los pensadores más destacados. El estudio de la historia permite observar que las distintas posturas filosóficas giran alrededor de unos mismos problemas fundamentales, y que las soluciones dadas a esas cuestiones se reducen, a su vez, a varias líneas básicas de pensamiento, que van encontrando diversas expresiones a lo largo de la historia, y que se relacionan estrechamente con las actitudes posibles frente
a los problemas cruciales de la
existencia humana. Además es posible señalar con frecuencia cómo unos planteamientos filosóficos surgen como reacción
23
frente a los excesos de posturas contrarias. Todo esto permite disminuir la perplejidad causada por la variedad de doctrinas en la historia de la filosofía, y evitar conclusiones relativas y escépticas. Por ejemplo,
en la gnoseología se dan
posturas
extremas de tipo “empirista” o “racionalista” que explican el valor del conocimiento, en último término, en función de los sentidos o de la razón respectivamente; posturas “realistas” que compaginan ambos factores; y “escépticas” que ponen en dudad o niegan el valor del conocimiento. Algo analógico sucede en la metafísica con las doctrinas “materialistas”, “idealistas” y “dualistas”, en la ética con el “pragmatismo”, el “subjetivismo” y el “objetivismo” (que admite la existencia de valores éticos objetivos); y en la teología natural con el “ateísmo”, el “panteísmo” el “teísmo” y el “agnosticismo”. Además, tales posturas suelen estar relacionadas entre sí: por ejemplo, frecuentemente se da una misma doctrina el empirismo, el materialismo, el pragmatismo y el ateísmo. Y no es raro que una línea doctrinal se presente como reacción o superación de otra.
El progreso en la filosofía
23
Las consideraciones anteriores permiten responder a la pregunta sobre si se da o no verdadero progreso en la filosofía. A diferencia de lo que sucede en las ciencias o técnicas que facilitan el dominio de la naturaleza, el progreso en filosofía no consiste en la aplicación de nuevas doctrinas, sino en una mayor aproximación a la verdad, que puede darse en cualquier época. La filosofía siempre encontrará nuevos problemas y datos que antes no se presentaban, y habrá de estudiarlos y tenerlos en cuenta. Pero por lo que respecta a los temas básicos, puede suceder que el enfoque más correcto hasta el momento se haya dado hace tiempo (incluso hace muchos siglos), aunque a veces necesite actualizarse en aspectos secundarios. Por ejemplo, siempre tiene gran interés el estudio de los antiguos pensadores griegos, ya que plantearon muchos de los problemas importantes de la filosofía y les dieron las principales soluciones posibles.
23
El progreso en filosofía no es lineal ni acumulativo: hay avances, retrocesos, y cumbres que- hasta el momento- no han sido superadas. El progreso científico –técnico no va acompañado necesariamente
por
el
progreso
filosófico.
Incluso
en
ocasiones puede suceder que los éxitos científicos- técnicos sirvan como excusa para olvidar o rechazar planteamientos filosóficos más profundos, bajo el pretexto de que los avances citados
habrían
cambiado
esencialmente
los
temas
fundamentales y sus soluciones.
El estudio de la historia de la filosofía suele hacerse según una división en cuatro grandes períodos. A continuación realizaremos una breve descripción de estas etapas. 2.1
Época Antigua
La filosofía antigua, que comprende la época que va desde los primeros filósofos de Grecia hasta la Edad Media. En la Grecia Antigua se plantearon ya los principales problemas de la filosofía y se propusieron soluciones que con diversas
23
variantes, reaparecen en las épocas posteriores. Platón y Aristóteles representan el punto culminante de este período. Aristóteles realizó una gran síntesis de los problemas estudiados
por
sus
predecesores
(presocráticos,
sofistas, Sócrates, Platón), sistematizando soluciones que, en buena parte, tienen valor perenne. Sin duda, parte de su obra se encuentra. Puede decirse que a superada por los posteriores avances científicos, pero incluso en ese ámbito, y sobre todo en el estrictamente filosófico, su obra “contiene el germen enteramente formado y dotado de posibilidades ilimitadas, de la sabiduría humana entera. Puede decirse que hasta Aristóteles la filosofía se encontraba en estado de formación
embrionaria.
En
adelante,
y
una
vez
formada, va a poder desarrollarse indefinidamente” 46. 2.2
Época Medieval La filosofía medieval, que abarca los siglos de la Edad
Media. Destacan los filósofos árabes, y, sobre todo, la 46 J. MARITAIN, Introducción general a la filosofía, o, c. p. 64. No parece justo achacar al influjo de Aristóteles en que la ciencia experimental no se desarrolla sistemáticamente hasta siglos más tardes: su pensamiento se orienta en clara fidelidad a la lógica y a la experiencia.
23
Escolástica cristiana, en la cual la filosofía de relaciona íntimamente con la teología. Su punto culminante es la doctrina de Santo Tomás de Aquino, que recoge en una síntesis original las adquisiciones principales de la filosofía clásica y las integra armónicamente en la teología cristiana. A veces se presenta la Edad Media como un periodo “oscuro”, en el cual el pensamiento estuvo envuelto en elucubraciones estériles. La historiografía moderna da una imagen
muy diversa.
“Nada
más
falso que
considerar la filosofía medieval como un episodio que encuentra en sí mismo su propia conclusión, y que se puede silenciar al volver a trazar la historia de las ideas. De la Edad Media salen las doctrinas filosóficas y científicas con que se la quiere aplastar…Fue además, la primera en practicar una filosofía libre de toda autoridad, incluso humana. Hay que relegar, pues, al dominio
de
las
leyendas
esa
historia
de
un
renacimiento del pensamiento que sucedería a siglos de sueño, de oscuridad y de error. La filosofía moderna no ha tenido que luchar por conquistar los derechos de la razón contra la Edad Media; por el contrario, la Edad Media los conquistó para ella”47. 47 E. GILSON. La filosofía en la edad media. Gredos, Madrid 1972, p. 702.
23
Desde luego, el pensamiento medieval tiene en la fe cristiana una de sus principales inspiraciones, por ello no fue un obstáculo, sino un estímulo para la razón “todo
sucede
cristiana
hubiese
sido
una
fuente
religiosas de desarrollo filosófico, siendo la Edad Media latina, en el pasado, el testigo por excelencia de ese desarrollo. Esta tesis podrá ser tachada de apologética, pero, si es verdadera; si es falsa, no lo es porque se la puede utilizar con ese fin. La cuestión es, pues, saber si es verdadera, cada cual quedando libre de utilizarla como le parezca”48. 2.3
Época Moderna La filosofía moderna tiene su comienzo con Descartes,
quien efectúa un giro en la filosofía que influye decisivamente en todo el pensamiento posterior. Sin duda. Descartes es el padre de la filosofía moderna. De su intento de fundamentar todo el saber en la “evidencia subjetiva” y de desarrollo en forma de “sistema”, arranca el racionalismo y el empirismo de los siglos XVII y XVIII, y las cuestiones que ambos dejan sin
48 E. GILSON. El espíritu de la filosofía medieval. Rial, Madrid 1981, p 371. Cfr. J. CHEVALIER, Historia del pensamiento. II, Aguilar, Madrid 1967.
23
solucionar conducen al planteamiento de Kant quien, a su vez, condiciona fuertemente el posterior desarrollo de la filosofía. De Kant arranca el idealismo, cuyo máximo exponente fue Hegel, de quien a su vez- y con los añadidos propios de tipo materialista-arranca Marx. Es significativo que Jean Paul Sartre, haya afirmado que hay tres momentos en la filosofía que se encuentran encadenados de modo natural y que delimitan el “necesario horizonte de la cultura”: 1) Descartes-Locke; 2) Kant-Hegel; Marx49. Se trata, sin duda, de posiciones que condicionan el pensamiento posterior, y, en muchos aspectos, de modo negativo. Aun reconociendo los aspectos parciales que en esas doctrinas puedan tener un interés positivo, no parece exagerado
afirmar
que
globalmente
consideradas,
contienen graves errores y son fuente de otros aún mayores50. El positivismo de A. Comte representa una línea
de
pensamiento
que
aun
influida
por
los
49 Cfr. Question de méthode, Gallimard, Paris 1960, p. 17. 50 Por ejemplo de Kant llega a afirmar J. Chevalier que “fue llevado a mutilar la inteligencia humana y a negar todo poder de aprehender lo real” (Historia del pensamiento III, Aguilar, Madrid 1963, p. 594).
23
planteamientos
post-cartesianos,
preferentemente
en
basándose
consideraciones
en
la
reforma
se de
la
centros sociedad
pretendidamente
“científicas”51. Esa “política científica” de tipo utópico se da también en Marx, aunque con desarrollos distintos.
En
la
época
más
reciente,
muchos
planteamientos serán variantes del positivismo y del marxismo, y llegarán a dominar no sólo buena parte del mundo de las ideas, sino también amplios ámbitos de la política, con muchas repercusiones negativas. 2.4Época Contemporánea La filosofía contemporánea (siglo XX) presenta, al mismo tiempo que numerosos autores influyentes- como cualquier
otra
época-,
algunas
líneas
especialmente
difundidas:
El pensamiento marxista, fraccionado en posiciones “ortodoxas” y “heterodoxas” en relación con la realidad
política; La filosofía analítica, muy difundida en las áreas anglosajonas, centrada en el análisis del lenguaje;
51 Cfr. J. M. PETIT. Filosofía, Politioca y religión en Augusto Comte. Acervo, Barcelona 1978.
23
La filosofía de la ciencia, frecuentemente relacionada con la filosofía analítica y no raramente condicionada
por planteamientos cientificistas y positivistas: La fenomenología de E. Husserl y sus discípulos; El existencialismo, con muy diversas variantes
(Heidegger, Sartre, Jaspers); La metafísica del ser, especialmente de inspiración tomista, cultivada desde diferentes perspectivas por autores muy variados. Nuestra época podría caracterizarse por un
cierto
funcionalismo: hay poca confianza en las construcciones teóricas, un lógico interés, por solucionar los problemas de la vida diaria, y gran admiración por los adelantos científicostécnicos. Estas características se encuentran reflejadas en el pensamiento filosófico, lo cual explica en parte la difusión de doctrinas marxistas (en las que se busca, más que la teoría, la eficacia práctica y una concepción pseudo- religiosa que dé sentido a la vida), y de la filosofía analítica (más académica, y frecuentemente
unida
a
una
concepción
escéptica
y
pragmatista de la existencia humana. Por otra parte, se hace imperiosa la búsqueda de soluciones más profundas, por lo que se da también una fuerte
corriente
(Aristóteles
de
respeto
especialmente), 23
y y
estudio una
de
los
clásicos
renovación
del
pensamiento metafísico, cultivo por lo que se ha llamado la “filosofía
perenne”
(cuya
expresión
más
profunda
se
encuentra en Santo Tomás de Aquino), que defiende el valor permanente y definitivo de las tesis básicas de la metafísica 52. 2.5
Filosofía Latinoamericana La filosofía latinoamericana se caracterizó siempre por
su subordinación a intereses religiosos y políticos y por su profundo significado social, sin embargo, lejos está el día en que todos tengan igualdad de oportunidades y desarrollo personal. Es
difícil
para
los
pensadores
latinoamericanos
independizarse tanto de la influencia colonial como del pasado indígena y emerger con un pensamiento propio fruto de una identidad firme y auténtica. La
filosofía
verdadero
Ser,
latinoamericana
sin
dejar
de
necesita
lado
su
descubrir
historia
ni
su sus
antepasados, porque sería como renegar de los propios padres,
teniendo
en
cuenta
especialmente
su
realidad
cotidiana, su ambiente natural, la aceptación del potencial 52 Sobre las diversas posturas mencionadas puede verse, p. ej.: I. M. BOCHENSEKI. La filosofía actual. FCE, México 1969; R. VERNEAUX. Historia de la filosofía contemporánea, Herder, Barcelona 1971.
23
humano y sus condiciones y la elaboración de un proyecto participativo auténtico. Ninguna filosofía surgió de la nada, todas emergieron como
una
continuidad
o
por
oposición
a
notables
pensamientos anteriores; sin embargo, lograron notoriedad por el aporte que significaron o por la crítica oportuna que daba lugar a nuevos modos de pensar. Los
griegos
elaboraron
su
filosofía
a
partir
de
situaciones políticas oscuras e influenciados por la mitología de antiguas culturas. Su trabajo era un intento de comprender la realidad en que vivían y la búsqueda de formas ideales de organización social, metas que la humanidad todavía no ha alcanzado. El
pensamiento
griego
influyó
ampliamente
en
Occidente, que hasta nuestros días se rige por el modelo de cultura greco-romana. La población nativa latinoamericana fue diezmada y despojada de su cultura, aunque todavía permanecen vivos antiguos vestigios de sus antiguas tradiciones mezcladas con las creencias religiosas de sus invasores y arcaicos rituales africanos de la población esclava.
23
Pero la población colonizadora e inmigrante también forma parte de latinoamérica, con su bagage de tradiciones, religiones y culturas diferentes. Los latinoamericanos para tener una identidad propia tienen que hacerse las mismas preguntas que se tiene que hacer un adolescente cuando deja atrás la infancia: ¿quién soy,
dónde
estoy
comportamiento del
y
hacia
hombre
dónde
voy?;
porque
el
latinoamericano expresa
la
ambivalencia de su propio pasado y la ambigüedad de su cultura. Con respecto al resto del mundo se siente marginado, como todo el que no tiene muy claros sus orígenes pero que desea desesperadamente pertenecer a un grupo. Esa necesidad de Ser lo que Es, lo lleva a adoptar modos de ser de otras culturas, con un origen, un pasado y una historia diferente. El hombre latinoamericano, como un adolescente, quiere parecerse para poder diferenciarse. El
mundo
latinoamericano
23
se
caracteriza
por
las
riquezas de sus tierras y por la pobreza del hombre. La abundancia que falsamente nos enorgullece, no exige ningún esfuerzo, se puede obtener el sustento casi sin estirar la mano y también muchos se pueden morir de hambre. Sin
saberlo
vivimos
en
un
paraíso
que
puede
transformarse en un infierno y que permanece en buena parte sin explorar; a la espera que el hombre nuevo se ponga en marcha y se atreva a ser adulto y dueño de su destino; porque los problemas son más sociales y morales que económicos. Dejemos atrás la adolescencia y seamos adultos comprometiéndonos con un proyecto que permita a todos acceder a la educación, para terminar de una vez por todas con los excluidos de siempre, que son los que todavía tienen que luchar para hacerse un lugar. Latinoamérica necesita unirse en una sola forma de pensar que permita al hombre desarrollarse en plenitud y vivir en paz. 2.6
Filosofía Ecuatoriana ¿Cuándo ha estado en auge la Filosofía en nuestro país?
¿Verdaderamente
hay
una
23
filosofía
latinoamericana,
ecuatoriana? Sabemos de cierta forma que Latinoamérica se ha pensado desde el dominocentrismo europeo, habiendo así, una europeización de América a manos de los criollos y la aristocracia latinoamericana. ¿Cuándo
puede
pensarse
en
una
Filosofía
Latinoamericana? Indudablemente con un Domingo Faustino Sarmiento y su obra magistral “Facundo, Civilización y Barbarie” o por otro lado Juan Bautista Alberdi y su “Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho”, que no tuvo mucha acogida, como la mayoría de obras de importantes pensadores
mientras
con
vida
están. Ambos
autores
argentinos. Y no es para menos, Argentina fue la puerta de entrada de toda la filosofía europea, mientras que aquí – Ecuador- las luchas incesantes eran por poder y dinero, hasta la fecha actual. La Filosofía en nuestra región, siempre ha querido plantearse a partir del indigenismo –y lo andino en general-, y ahora ha tomado más fuerza lo indígena pero a manera de folclor y patrimonio. Nos pensamos como víctimas de la europeización, para edificar todo un sistema social y político, cuando ya es hora de dejar esa posición ridícula de víctimas y asumir la responsabilidad que aquella dominación que tiene
23
su clímax en el neocolonialismo, llega a manos también de las mismas oligarquías locales. La posición ideológica vigente posee una Filosofía propia, que es la que se quiere inculcar y en resumidas cuentas, sirve para alimentar un proyecto político local. De esta manera es como se cambian las mallas curriculares del sistema educativo secundario, la Filosofía desaparece del pensum; la Filosofía y cualquier materia que se le parezca. Los textos tienen que seguir una estandarización que va regida por un Ministerio, impartiéndose ahí una ideología propia. Es una quema de libros simbólica, cuando por ejemplo se puede mencionar que para Castoriadis, la Filosofía como tal es política. No
hablo
de
Filosofía
Política,
sino
que
por
antonomasia lo es. Esta idea convierte directamente el pensamiento en acción y ejecución. Pero hay un pensamiento previo, una idea, un libre pensar que solamente está en la Filosofía, y eso para un régimen puede ser peligroso por el mismo hecho que pueda convertirse en acción. Así, no superamos a un Foucault marxista que dice que la lucha de clases, solo es una lucha por el poder. Se trata de una quema de libros, en medida que la Filosofía misma se trata del disenso, en términos rancerianos. 23
Por otro lado, aunque cuento viejo, la Filosofía en las universidades no existe, a duras penas se encuentra una materia en carreras enteras. En las facultades de Filosofía, se hacen profesores, psicólogos o pedagogos, pero no existe una carrera llamada “Filosofía” como tal. Se les ha dado mayor importancia
a
las
carreras
técnicas,
apostando
en
la
rentabilidad social y económica. Se cree infantilmente en el progreso y que este se puede lograr solamente con el tecnicismo y la maquinización del hombre, en una suerte de instrumentalización de este: ¿De qué sirve un filósofo? Contesto con otra pregunta ¿De qué sirve un ejército de técnicos trabajando en un régimen prepotente? Implicaría esto la maquinización del hombre, sin su espacio para pensar… para la Filosofía y su praxis, más que solo la ya inyectada ideológicamente. Inyectada, de la misma forma como se le aplica el suero a un enfermo que no tiene la más mínima voluntad de replicar y solo desea salvar su vida, en manos de una enfermera. Pensar implicaría, someterse a sí mismo a crítica en detrimento al libre pensamiento crítico de la realidad en donde
se
desenvuelve. Porque
el
pensar
es
crítico,
independientemente si esté de acuerdo o no con su entorno
23
inmediato. Pero hay que decir, que donde se desenvuelva el sujeto, siempre va a querer ser sometido por ciertos dispositivos de poder (comunicacionales, políticos, salúbricos, entre otros), por lo tanto, someterlo a que esté de acuerdo. ¿Qué puede decir un ecuatoriano sobre la muerte? ¿Sobre la felicidad? ¿Sobre el amor? ¿Sobre el poder? Entre otras preguntas,
probablemente
responderán
tonterías,
quizás
desde la religión, o peor, desde el discurso político. Los proyectos políticos siempre tendrán sus razones filosóficas para ejecutarse. No importa la tendencia, pero serán
coercitivas. Así
como
el
“progreso”
puede
estar
justificado con las más grandes atrocidades, las mismas que se critican desde el régimen actual, pero que se patrocinan. La Filosofía significa -la libertad de pensar-, pero eso en la estructura donde vivimos se evita y hasta se repudia, siendo este un ejemplo de atrocidad del siglo XXI; en el siglo pasado en Latinoamérica desaparecían a la gente y ahora, bueno esto. Freud diría: “estamos avanzando como sociedad”. Lo social es necesariamente un antagonismo, un conflicto. La política dirá Rancière, es el desacuerdo. Solo así se puede construir historia, no a través de una imposición ideológica basada en un discurso unidireccional y apabullante, que
23
podría ser sometido a discusión y acción si hubiera espacio para la Filosofía, para el disenso. Llegamos necesariamente a cuestionarnos sobre la ontología del ecuatoriano. El ser, la existencia de este, su muerte, su felicidad, entre otros… se manifiesta en el libre pensar y en su libre hacer. Se pensaba antes que en la Universidad se debían crear a los libres pensadores, pero eso quedó nada más en bocetos de unicornios. La tachadura de este ser –libre pensador y hacedor de su existencia- lo traduzco como un exterminio subjetivo del sujeto. Lo que aquí se requiere es nada más que, ciudadanos que estén de acuerdo con el proyecto político y que contribuyan a un supuesto bien social. Puedo ver que el fin de la Filosofía, es el fin del sujeto.
2.7
Mujeres filósofas
Marie Le Jars de Gournay (1565-1645), mujer culta y ampliamente respetada en su tiempo (aunque más tarde fuera olvidada), gran seguidora de los escritos de Montaigne, aseguraba en su obra Sobre la igualdad de hombres y mujeres que “estrictamente hablando, el ser humano no es ni
23
masculino ni femenino: los sexos distintos no están ahí para establecer y señalar una diferencia, sino que sirven solamente para la reproducción. La única característica esencial radica en el alma dotada de inteligencia”. Marie decidió permanecer soltera y, producto de su gran cultura y tesón para el estudio, fue artífice de uno de los salones franceses más eminentes en el que se reunían intelectuales de diverso calado donde se hablaba sobre literatura, política o filosofía. El mismísimo cardenal Richelieu fue un confeso admirador de Marie. Apoyándose
en
algunas
tesis
del
mencionado
Montaigne (que llegó a tratar a nuestra protagonista como a una
“hija
adoptiva
espiritual”),
De
Gournay
centró
su
pensamiento en la reflexión sobre la muerte y en la necesidad de imprimir un sentido a nuestra vida. Pero, sobre todo, puso sobre el tapete la cuestión del género al afirmar que si bien hombre y mujer se diferencian físicamente, en su interior, sin embargo, albergan una característica idéntica: poseen un alma. Y es que no dudó en denunciar que si las mujeres no alcanzaban puestos más destacados en el panorama cultural de la Francia que le tocó en suerte vivir, era debido a la carencia
de
posibilidades
para
formarse.
Por esta razón, nunca dejó de animar a sus amigas y conocidas, a través de sus libros y en las reuniones que ella misma organizaba, a emplear su intelecto y a adquirir el
23
aprendizaje necesario para situarse al mismo nivel intelectual que los hombres para, con el tiempo, demostrar la igualdad de los sexos a este respecto. En un breve texto titulado Quejas de las mujeres, harta de las falsas acusaciones que sobre ella se cernían (brujería, prostitución, demencia, “vieja solterona”, etc.) llegó a escribir que “más de uno dice treinta tonterías y todavía triunfa, por su barba o por el orgullo de sus supuestas capacidades”. Como explica el profesor mexicano Marco Arturo Toscano Medina, cuando la historia de la filosofía se ha hecho cargo de la mujer (aunque haya sido colateral y parcialmente), “da la impresión que se ocupa de una realidad que no es completamente humana”. Si tenemos en cuenta que la filosofía responde a la universal y perentoria necesidad humana de dar solución a los grandes interrogantes de la existencia, es difícil entender cómo hay quien ha intentado hacer de esta disciplina un campo destinado exclusivamente a los hombres. El problema es que, cada vez que las mujeres han intentado hacerse un hueco en la filosofía, prosigue Toscano Medina, han sido “condenadas a ser y existir en un mundo construido por el varón”, por lo que escapar de los fuertes prejuicios arraigados en la sociedad en cuestión ha supuesto un esfuerzo en ocasiones insuperable.
23
Immanuel Kant, por ejemplo, inmerso de lleno en el complejo contexto de la Ilustración, declaró en una clase del curso 1790–1791 que “las mujeres son siempre niños grandes, es decir, no se fijan nunca un objetivo, sino que se dejan caer ahora
aquí,
ahora
allá,
pero
no
contemplan
objetivos
importantes; esto último es tarea del hombre”. En aquella misma época, sin embargo, en la que el acceso de las mujeres a la cultura seguía sujeto casi por completo a la condición de que sus familias ostentaran un alto nivel económico, o que se decantaran por la vía religiosa de un monasterio, existían auténticas filósofas que se vieron condenadas a vivir bajo la sombra de las grandes figuras masculinas como el propio Kant, Fichte, Schelling o Hegel, entre otros ejemplos.
Libertad, igualdad y fraternidad... para ellos
Es el caso de Olympe de Gouges (1748–1793), autora de la primera declaración de los derechos de la mujer en 1791. En ella acusaba a la Asamblea Nacional de París de haber publicado una Constitución dirigida en exclusiva a los “hombres y ciudadanos”, en la que quedaban excluidas las mujeres. Después de un matrimonio forzado con un viejo empresario, y tras quedar viuda, adujo sin temor que el 23
casamiento supone “la tumba de la confianza y el amor”. En sus escritos, que tuvieron gran repercusión, trataba diversos temas (la religión, el matrimonio, el celibato, la sociedad, etc.). A pesar de que la revolución fuera acogida como un soplo de aire fresco por gran parte del pueblo francés frente a los abusos del Antiguo Régimen, bajo el estandarte del famoso lema revolucionario Libertad, igualdad, fraternidad, Olympe de Gouges pensaba que la situación de las mujeres, a pesar de todo, no había cambiado ni un ápice. Con una voluntad férrea, reclamó un trato de igualdad en cualquier aspecto para hombres y mujeres. Lo importante, pensaba, no es demostrar que la naturaleza de ambos sexos no difieren en lo esencial, sino obligar al Estado a que la ley les sea aplicada de igual forma: los derechos no son un privilegio que puedan dispensarse
aleatoriamente.
En
su
Declaración
de
los
derechos de la mujer y de la ciudadana, Olympe llamaba la atención a sus compañeras de esta forma: “Mujer, ¡despierta! La campana que toca la razón resuena por todo el universo; ¡conoce tus derechos! El reino poderoso de la naturaleza ya no está rodeado de prejuicios, fanatismo, escepticismo y mentiras. Solo la ley tiene derecho a poner límites a esta libertad cuando degenera caprichosamente, pero debe ser igual para todo el mundo”. El punto clave de la libertad, aseguraba la enérgica Olympe, reside en que la sociedad admita que cualquier ciudadano, sea cual sea su condición o
23
su
sexo,
pueda
progresar
sin
impedimentos
artificiales
mediante la libre ejercitación de sus capacidades. Olympe de Gouges murió ejecutada en defensa de esa misma libertad, tras oponerse frontalmente a la represión jacobina que por aquel
entonces
comandaban
Marat
y
Roberspierre.
La
acusación del tribunal revolucionario: reaccionaria.
Contra el silencio
Si viajamos por un momento hasta la actualidad descubrimos,
tras
la
aparición
de
los
grandes
grupos
feministas del siglo XX, que lo que llamamos “masculinidad” y “feminidad” no son notas esenciales de la naturaleza humana, como
pensaban
Kant,
Rousseau
o
Schopenhauer,
sino
constructos sociales o culturales que pueden ser modificados con
el
esfuerzo
de
una
sociedad.
Aquella
expulsión
premeditada de las mujeres del mundo de la cultura, afirma la profesora Rubí de María Gómez, “se expresa como omisión histórica que ha borrado los rastros dejados por mujeres. Afirmarse como mujer no significa dejar de ser parte de la humanidad”. Desde muy pronto, en mitos difíciles de fechar, el Sol fue identificado con el varón, junto a las características de la fuerza, la actividad y la responsabilidad, mientras que a la mujer se le adscribían notas más oscuras (Luna), como la falta de creatividad o la irracionalidad. Hasta bien entrado el 23
siglo XX, escribe María Rosa Palazón, “el principal negocio femenino fue, pues, seducir para engendrar”. Para
evitar
estridencias
que
pudieran
afectar
al
tranquilo devenir masculino de la historia de la filosofía, la estrategia a seguir fue clara: silenciar el ejercicio intelectual de las mujeres. “Ha llegado el momento –continúa Palazón– de no seguir esgrimiendo la igualdad abstracta, inmersa en los marcos teóricos y la praxis en uso. Poco habremos avanzado si nuestro único objetivo es que las mujeres ocupen los oficios y los puestos de mando antes reservados para los hombres, respetando el mismo estatus opresor, injusto, enajenante y enajenado”. Ya en el siglo XIX existieron algunas mujeres que, tras la aventura ilustrada en la que la filosofía prosiguió su recorrido eminentemente
masculino,
fueron
conscientes
de
su
condición y decidieron tomar parte activa en ella a través de la política y la filosofía. Hedwig Dohm (1831–1919), que vivió cerca y conoció de primera mano la élite intelectual de Berlín, fue una de ellas. Es necesario que se escriba menos teoría sobre las mujeres; ya era hora de que los postulados que quedaban expuestos en los libros se pusieran en práctica: lo relevante es examinar la vida cotidiana de cualquier mujer
23
para darse cuenta de que su situación no es comparable a la de los hombres.
La conquista del voto
El período de la Ilustración no debía pasar en balde. Sus principios debían aplicarse sin excepción a todos los seres humanos: el derecho a la educación solo puede ser universal, la desigualdad es producto de la diferencia existente en el proceso de socialización entre mujeres y hombres. Solo de este modo, a través del desarrollo intelectual, pueden aquellas interesarse por la política e intervenir, así, en los temas que incumben a los miembros de cualquier sociedad. Para ello, sin embargo, era necesario el sufragio universal. A este respecto, Dohm escribía en uno de sus tratados, titulado La naturaleza y el derecho de las mujeres: “Exigimos el derecho al voto como nuestro derecho. Pero ¿por qué tengo que demostrar primero que tengo este derecho? Soy un ser humano, pienso, siento, soy ciudadana del Estado. ¿Por qué se equipara a la mujer con los idiotas y los criminales? No, con los criminales no. Al criminal
se
le
priva
de
sus
derechos
políticos
solo
temporalmente; de modo que tan solo la mujer y el idiota pertenecen a la misma categoría política”.
23
No fue hasta finales del siglo XVII cuando se publicó por vez primera un libro bajo el título de Historia de las mujeres filósofas (en la actualidad se puede encontrar en la editorial Herder), escrito por Gilles Ménage y dedicado, según el autor, a “la más sabia de las mujeres actuales y del pasado”: Anne Lefebvre Dacier, una intelectual francesa, editora y traductora de clásicos griegos y latinos. Cuando Umberto Eco echó un vistazo a la obra, explicó que, tras haber hojeado al menos tres
enciclopedias
actuales
sobre
filosofía,
no
encontró
ninguno de los nombres que cita Ménage en su llamativo libro. El autor italiano aseguró tras este análisis que “no es que no hayan existido mujeres que filosofaran; es que los filósofos han preferido olvidarlas, tal vez después de haberse apropiado de sus ideas”.
Usurpando, que es mujer
Lo cierto es que Eco no andaba desencaminado. Una de las primeras mujeres conocidas bajo el título de scientific ladies (apelativo surgido en Inglaterra en el siglo XVII) fue Anne Finch Conway (1631–1679), quien, a pesar de sus achaques
crónicos
de
migraña
y
de
las
dificultades
económicas familiares, se dedicó fervientemente al estudio. Solo se conserva uno de sus escritos: Principios de la más antigua y más moderna filosofía, donde presenta la naturaleza 23
(en oposición al sistema de Descartes) como un gigantesco organismo vivo, y no como una inerte máquina. Todos los cuerpos están repletos de vida, de manera que la oposición cartesiana de cuerpo y alma es, a ojos de Anne, innecesaria y superflua. El cuerpo es una suerte de espíritu concentrado, mientras que el espíritu, a su vez, es un cuerpo etéreo. Llamativamente,
Conway
llamó
a
cada
una
de
estas
sustancias vivas que pueblan el universo y que actúan en la naturaleza de un modo que resulta muy familiar: “mónadas”, cada una de las cuales son indivisibles, y que, además, encierran en su totalidad la complejidad del mundo. Sin embargo, el concepto de mónada ha pasado a la historia de la filosofía como un concepto propio del sistema de Leibniz, quien no tuvo reparos en explicar en distintos lugares de su obra que las ideas de Conway le habían influenciado hondamente.
La extraña pareja... igualitaria
Otro ejemplo del influjo que las mujeres han tenido en la historia de la filosofía es el de Harriet Hardy Taylor Mill (1807–1858),
esposa
de
uno
de
los
pensadores
más
estudiados en las facultades de Humanidades y Ciencias Económicas, John Stuart Mill. Este, concienciado de la injusta situación que vivían las mujeres casadas, renunció a todos los 23
derechos que el contrato matrimonial le otorgaba sobre Harriet. Ambos se influyeron mutuamente y de su trabajo conjunto emanaron algunas de las tesis más importantes del pragmatismo de John: todos los seres humanos albergan el mismo derecho a su realización personal para, así, obtener la felicidad; la lucha por la igualdad y la emancipación de las mujeres; el derecho de autodeterminación, etc. En uno de los escritos de Harriet leemos: “Por qué cada mujer tiene que ser mero accesorio de un hombre, sin que se le permita tener intereses propios: la única razón que se puede dar es que así lo quieren los hombres. Los que tienen el poder consiguen que los súbditos consideren durante mucho tiempo como sus virtudes apropiadas aquellas cualidades y aquella conducta que
agradan
a
los
gobernantes”.
El camino por andar
Aunque hemos repasado solo algunos de los ejemplos menos conocidos, es indudable que el campo de la filosofía realizada por mujeres está repleto de ejemplos aún por descubrir esperando a que alguien les dé voz. A modo de homenaje y como invitación para la investigación de los lectores de Filosofía Hoy, también debemos mencionar por su importancia a Hipatia, Diotima, Fintis, Marguerite Porète, Christine de Pizan, Teresa de Ávila, Margaret Cavendish, Emily 23
Dickinson, Rosa
Mayreder,
Rosa
Luxemburgo,
Alexandra
Kollontai, Lou Andreas-Salomé, Simone Weil, Indira Gandhi, Simone de Beauvoir, Sarah Kofman, Natalia Ginzburg, Victoria Camps o Martha Nussbaum, sin olvidar a aquellas que, con la ayuda de la literatura, hicieron del mundo un lugar más habitable, como las hermanas Brönte, Safo, Jane Austen, Gabriela Mistral, Flora Tristán, George Sand, Ana María Matute o Virgina Woolf. Y es que “un día existirá la muchacha y la mujer cuyo nombre no signifique meramente una oposición a lo masculino, sino algo por sí, algo que no se piense como un "completamiento" y un límite, sino solo vida y existencia: la persona femenina”.
23
ESQUEMA UNIDAD 1
23
ACTIVIDAD DE LA PRIMERA UNIDAD
23
UNIDAD 2
El problema antropológico y el proble
OBJETIVO
23
1.¿Qué es la Antropología? La Antropología es una ciencia muy amplia que se encarga de estudiar al hombre. Pero vamos a centrar nuestro estudio en una de sus partes, la Antropología Filosófica. La
Antropología Filosófica
es el
conocimiento
del
hombre a la luz de la filosofía. Ésta intenta comprender al hombre
superando
los
límites
de
las
ciencias,
dando
respuestas de su origen, esencia y considerándolo en almacuerpo.
Una
pregunta
fundamental
que
se
hace
la
antropología es: ¿Quién es el hombre? Y a su vez también se cuestiona por la naturaleza de su ser, lo que lo diferencia del resto de los seres, entre otras cosas. En este libro no pretendo dar una definición concreta del hombre, sino revisar las definiciones más clásicas de filósofos destacados en esta área de estudio filosófico. 1.1
Concepciones sobre el hombre, dualismo antropológico Filosofía antigua Sócrates (filosofo ateniense del S. V a. C.) Es el iniciador de este periodo. Sus enseñanzas hicieron
hincapié en aspectos como: la virtud, el amor, la justicia y el
23
conocimiento de uno mismo. Su misión era tratar de persuadir a los hombres para que cuidaran su alma, que era lo más noble, y también de incentivarlos a que obtengan virtudes y a que sean personas sabias. Él dice que el hombre está compuesto entre el cuerpo (soma) y alma (psiché), dentro de nosotros se encuentra el alma pero esta no puede ser captada por los sentidos. El alma es lo que distingue al hombre del resto de los seres, y también dice que existe una naturaleza humana, con valores éticos universales que funcionan como guías para orientar la conducta del hombre. Plantea que el saber actuar de forma correcta constituye nuestra naturaleza, y cree que el vicio es el es producto de la ignorancia, que ninguna persona desea el mal por ello sostiene que la virtud es conocimiento, y que las personas que conocen el bien, actuaran de forma justa. Lo virtuoso es lo que perfecciona el alma. Sócrates distingue al hombre, ya que él es el único ser capaz de dar una respuesta racional a cualquier pregunta racional sobre sí mismo. " A lo largo de mi camino no hago otra cosa que persuadiros, de que no es el cuerpo de lo que debéis preocuparos ni de las riquezas ni de ninguna otra cosa, antes y más que del alma, para que ésta se convierta en óptima y virtuosísima" 23
Platón (filosofo ateniense del S. V a. C.) Continúa con el pensamiento de Sócrates, con la diferencia de que Platón va a presentar un dualismo en el que se encuentran dos principios opuestos el alma y el cuerpo, que considera al cuerpo como una cárcel que encierra al alma y representante de nuestra materialidad que nos situa como algo mas en el mundo sensible, mientras que el alma pertenece al mundo inteligible y es el autentico y verdadero hombre Al ser el cuerpo una cárcel, Platón decía que este llevaba a nuestra alma a la extrañeza de lo material, impidiéndole la contemplación de las ideas, por ello el filósofo no le teme a la muerte, porque con esta el alma se libera del cuerpo, ya que el hombre ideal para Platón es una pura inteligencia desligada de toda carnalidad. Para Platón el alma es inmortal y lo demuestra con los siguientes argumentos: El alma recuerda las Ideas tenidas anteriormente, luego es capaz de pasar de un estado a otro. Lo natural es que vuelva al estado que tuvo anteriormente y pase de la existencia terrena a la pura contemplación del Mundo de las Ideas. La existencia del alma va más allá de la existencia terrena.
23
El alma es simple, y sólo se corrompe aquello que se compone de partes. Como lo simple no se puede corromper, tampoco puede morir, es inmortal. Alma quiere decir vida, principio de movimiento; pero este movimiento proviene de su propia naturaleza; luego siempre tendrá vida, es inmortal. División tripartita del alma. Platón establece una división tripartita del alma en la cual
a cada tipo de alma le pertenecen características
esenciales propias: El alma superior, es la más significativa del hombre siendo la característica propia y exclusiva del él, es la racional que inspira a saber la verdad, el conocimiento, se sitúa en la cabeza y es inmortal, en ella se encuentran virtudes tales como la sabiduría, y la prudencia. Luego encontramos dos almas mas, lairascible y la concupiscible o apetitiva, ambas son mortales y se encuentran respectivamente en el tórax y el abdomen, las virtudes que podemos hallar en ellas son la fortaleza, el valor y la templanza. Esta división le permite, por una parte, dar cuenta de ciertas tendencias e instintos humanos y, por otra parte, jerarquizar a la sociedad en distintas clases sociales según la naturaleza propia de cada quién, que viene determinada por 23
el mayor peso o predominio de un tipo de alma u otro. " El alma puede buscar y encontrar las ideas porque las ha contemplado en el mundo de la verdad eterna antes de entrar al cuerpo.
En el alma permanece la huella, indeleble, de
aquella contemplación originaria". Aristóteles (filosofo nacido en Estagira S. IV a. C.) Si bien es discípulo de Platón, este filósofo no está de acuerdo con algunos conceptos de él, da un giro en los pensamientos sobre el hombre, manteniendo una filosofía perfectamente realista. Intenta reconstruir la unidad que Platón rompió al separar nuestro ser en dos substancias completamente distintas e irreconciliables. Aristóteles concibe al ser humano de acuerdo con su teoría de la sustancia, es decir, que no es posible la existencia de formas separadas: la sustancia es un compuesto de materia y forma, y estas no se pueden disolver. Este filósofo considera al alma como la forma del cuerpo (materia), indisolublemente ligada a él. También la acepta como un principio vital, ya que todos los seres vivos, tanto animales como vegetales, están dotados de alma. Coincidirá con Platón, en la concepción de que el
23
hombre es un compuesto de alma y cuerpo; pero se separará de Platón al concebir esa unión no como accidental, sino como sustancial. Es decir que no existe el alma por un lado y el cuerpo por otro lado, sino que ambos existen exclusivamente en la sustancia "hombre", la distinción entre alma y cuerpo es real, pero sólo puede ser pensada. Tampoco estará de acuerdo con Platón cuando este dice que el alma es inmortal, ya que para Aristóteles no es posible que subsistan las formas separadamente de la materia. Cuando el hombre muere se produce un cambio sustancial y eso supone la pérdida de una forma y la adquisición de otra por parte de la sustancia "hombre": la forma que se pierde es la de "ser vivo" (lo que equivale a decir "ser animado"), y la forma que se adquiere es la de "cadáver" (lo que equivale a decir "ser inanimado"). Las funciones del alma Aristóteles
tampoco
estará
de
acuerdo
con
la
concepción tripartita del alma planteada por Platón, ya que este filósofo dice que el alma no tiene partes, ella es única y tampoco se encuentra en un lugar determinado ya que no es un cuerpo ni forma parte de el, sino que es una función del mismo. Lo que si establecerá es una jerarquía en los seres vivos producida por la heterogeneidad de las funciones vitales que realizan, ya que no todos los seres vivos tienen las mismas
23
capacidades ni realizan las mismas funciones. Por lo tanto Aristóteles
realizo
diferentes
niveles
de
operatividad
y
funcionalidad donde se establece una diferencia en las funciones del alma con respecto a los seres que la poseen. En el primer nivel jerárquico encontramos la función vegetativa, esta ejerce las funciones de asimilación y de reproducción, este tipo de alma la podemos encontrar en las plantas por lo tanto es la encargada de las funciones propias del mantenimiento de la vida, en lo que podríamos considerar su escala más baja, ya que son ajenas a ella todas las funciones sensitivas así como el control del movimiento local. Dado que estas funciones vitales son comunes a todos los seres vivos todos han de poseer un tipo de alma capaz de realizarlas. En el segundo nivel jerárquico encontramos la función sensitiva superior a la vegetativa, ya que además de estar capacitada con la función de nutrición, también controla la percepción sensible, el deseo y el movimiento local. Dice que este tipo de alma es propia de los animales ya que les permite disponer de las sensaciones necesarias para garantizar su supervivencia En
el
tercer
y
último
nivel,
se
encuentra
la
funciónpensante, es la superior a las anteriores ya que además de tener la capacidad vegetativa, sensitiva también
23
es capaz de ejercer funciones intelectivas. Por esto decimos que es el tipo de alma propia del hombre. Las funciones intelectivas son el conocimiento de la verdad en sí misma (la capacidad del conocimiento científico), y el conocimiento de la verdad con fines prácticos (la capacidad deliberativa). Para Aristóteles el alma no es solo el principio vital, sino que, al igual que Platón, dice que es también el principio del conocimiento. . De hecho, Aristóteles definirá el hombre como animal racional, atendiendo precisamente al tipo de alma que le es propia; aunque en la Política lo defina, atendiendo también a las características de su naturaleza, como animal social o "político". Los seres vivos están organizados en una jerarquía que se corresponde con sus funciones anímicas: 1. El reino vegetal posee sólo la función nutritiva 2. El reino animal (excepto el hombre) posee las funciones nutritivas y sensitivas. 3. El hombre posee las tres funciones:
nutritiva,
sensitiva y pensante. Es ésta última la que le caracteriza esencialmente como hombre.
Filosofía medieval
Santo
Tomás
de
Aquino
(Filósofo
Italiano
1225-1247) Este filósofo asume la teoría de Aristóteles en la que 23
decía que el hombre está formado por materia y forma y su relación es substancial, es decir: ambas son necesarias para constituir la sustancia humana, también afirmaría que estos componentes no son absolutamente separables ya que el alma necesita del cuerpo para realizar todas las funciones de la actividad vegetativa, sensitiva y pensante y decía que esta única alma seria la que regula todas las funciones del hombre y determina su corporeidad. Por otra parte él está seguro que Platón
ofrece
una
solución
que
está
de
acuerdo
sustancialmente con la fe, pero lo encuentra defectuosa desde el punto de vista filosófico. Afirma la unidad hilemórfica del ser humano, que constituye una unidad en la que existe una única forma sustancial,
el
alma
racional,
que
informa
inmediata
y
directamente a la materia prima constituyendo el compuesto "hombre". Continua concibiendo al alma como principio vital y de conocimiento, pero rechaza la interpretación de Platón, donde le atribuye al alma, y no al ser humano, esas funciones vitales y cognoscitivas, mientras que la interpretación hilemórfica (materia - forma) de Santo Tomás le llevará a atribuir esas funciones al "hombre": es el ser humano, el individuo, el que vive y conoce, el que razona y entiende, el que imagina y siente. Todo ello es imposible sin tener un cuerpo, por lo que
23
éste ha de pertenecer al "hombre" con el mismo derecho que le pertenece el alma. Dada la necesidad de explicar la inmortalidad del alma, Santo Tomás afirmará que en ella existen ciertas facultades que le pertenecen como tal, y que no dependen para nada de su relación con el cuerpo. Otras pertenecen al compuesto "hombre" y no pueden ser ejercidas sin el cuerpo. La facultad de su potencia del alma puede ser clasificadas en tres grupos jerárquicamente relacionados: las facultades o potencias vegetativas, las sensitivas y las racionales. Aquí encontramos una clasificación similar a la de Aristóteles, pero esta no se trata sobre tres tipos de alma, sino de tres facultades o potencias de la misma alma racional. Entre algunos motivos más sobre la inmortalidad del alma, según Santo Tomás, podemos destacar lo siguiente: Al hombre, el alma, lo hace un ser con conciencia y esto es lo que lo diferencia de los animales. Siendo capaz de poseer esta conciencia, también es capaz de tomar decisiones libres y voluntarias sobre su vida. Filosofía moderna Descartes (filosofo francés SXVII) Este
filósofo
crea
una
corriente
denominada
Racionalismo, que decía que el hombre no se podía mover
23
solamente por impulsos, por lo que tenía que ser un ser con pensamientos, de aquí viene Racionalismo = razón. Esta corriente afirma que el conocimiento solo llega a través de la razón. Descartes intento aplicar a la filosofía los conocimientos racionales de la ciencia y en concreto, de las matemáticas. El único conocimiento seguro a partir del cual comenzó sus investigaciones lo expresó en la famosa sentencia: Cogito, ergo sum, "Pienso, luego existo". Partiendo del principio de que la clara consciencia del pensamiento prueba su propia existencia, mantuvo la existencia de Dios. Sostiene
el
dualismo
alma
cuerpo
planteado
por
Aristóteles, también comparte la definición de sustancia de otros racionalistas: la sustancia es aquello que existe por sí mismo y no necesita de otra realidad para existir, y la divide en dos partes, por un lado esta la sustancia pensante (Res Cogitam) o la inteligencia, y por el otro lado encontramos la sustancia extensa (Res Extensa). Antes, la filosofía, había estado dominada por el método escolástico que consistía en comparar y contrastar las opiniones de las autoridades reconocidas. Descartes rechazo este sistema y estableció: "En nuestra búsqueda del camino directo a la verdad, no deberíamos ocuparnos de objetos de los que no podamos lograr una certidumbre similar a las de 23
las demostraciones de la aritmética y la geometría". Por esta razón determino no creer en ninguna razón hasta haber establecido las razones para creerla, a esto se lo denomino duda metódica. Kant (filósofo alemán S XVIII) Kant intentó elaborar una antropología de índole práctica, haciendo ver que el hombre es un existente diverso de los demás en su valor, su dignidad y su condición de persona, y que a estas características debe corresponder un comportamiento adecuado. También
nació
la
"
revolución
copernicana"
que
consistía en la suplantación del ser (objeto) por el pensar (sujeto). El pensar es la clave para dar razón del hombre mismo. Este filósofo observara que pese al enfrentamiento entre
el
racionalismo
(planteado
por
Descartes)
y
el
empirismo, que postula que el único conocimiento legítimo es el que proviene de la experiencia, surgirá una coincidencia en la cual va a incidir fundamentalmente su crítica: racionalismo y empirismo son dos formas de Realismo El Realismo es una teoría que sostiene que para el acto de conocer lo determinante es el objeto. Para que sea posible el conocimiento es necesaria una
23
estructura de nuestra razón, la cual es independiente de la experiencia. Un material modelable, al cual la estructura de la razón
elaborará.
La
intuición
sin
conceptos
no
da
el
conocimiento ya que todo pensamiento sin contenido es vació y estas se considera que son ciegas. En la " Introducción a la Lógica" Kant dice que el campo de la filosofía se encierra en las siguientes cuestiones: 1. 2. 3. 4.
¿Qué ¿Qué ¿Qué ¿Qué
cosa cosa cosa cosa
podemos saber? debemos hacer? podemos esperar? es el hombre?
La primera pregunta se refiere a la metafísica, la segunda a la ética, la tercera a la religión, la cuarta a la antropología. Las primeras se pueden reducir a la última cuestión, en cuanto todo se fundamenta sobre el hombre. Filosofía contemporánea Nietszche (filosofo alemán, 1844-1900) A diferencia de muchos filósofos antes vistos, Nietzsche no concibe a la antropología como dualista, es decir, para este filósofo el hombre no está compuesto de cuerpo
y alma.
Propone básicamente a un hombre que debe ser creativo, debe crear sus propios valores, hacerle frente a la cultura y a la sociedad. Ya que para este filósofo el hombre es pensado como un ser mediocre, miserable, incapaz de grandes valores.
23
Un ser defectuoso y enfermo, que se niega a evolucionar, a abandonar los errores de la cultura occidental, sin ser consciente de que se vence a sí mismo mediante la superación. Surge " La idea del superhombre" en la que el hombre no es solo un puente para llegar a él, sino que este tendrá nuevas virtudes, valores. El hombre superior no cree en la igualdad y dice si a las jerarquías, él cree que la igualdad solo lleva a una moral de esclavos. En el primer discurso de Zaratrusta (una de sus obras) expone 3 metamorfosis del espíritu: Cómo el espíritu se convierte en camello, cómo el camello se convierte en león, y como el león se convierte en niño. El camello representa a las personas que se contengan a obedecer ciegamente, el león representa al gran quien tiene necesidad de convertirse en niño, es decir, de poder llegar a superar su autosuficiencia para poder vivir libre de prejuicios y crear una nueva tabla de valores. Características del superhombre. A partir del tercer estado (niño), es cuando empieza a aparecer el superhombre que da lugar a la nueva humanidad libre y creadora. Encontramos diferentes características: o
Ansia de vivir: el superhombre se preocupa más allá de todo, de la vida. En cuanto a las virtudes, ama a la
23
fuerza física, la rebeldía de las personas fuertes y poderosas, y en particular, valora a la vida corporal, es decir, la salud, el placer, las pasiones, la victoria, o
el éxito. Superación:
superación
de
la
moral
tradicional
occidental cristiana, el hombre no está sometido a ningún precepto moral ya que se sitúa por encima del bien y del mal. El superhombre es la máxima o
posibilidad del ser humano. Valores: no solo los valores han sido cambiados sino que también la forma de valorar. El superhombre se ríe de los valores tradicionales y rompe con la
o
jerarquía de valores. Tierra: vive la fidelidad a la tierra, lejos de la consecuencia metafísica de los filósofos, lejos de la idea de Dios. Es fiel a lo terreno, a lo que pisa,
o
olvidando las composiciones espirituales. Poder: Se deja llevar por el deseo de dominar y de no ser dominado, es decir, esclavo. el superhombre vive la voluntad de poder, que es la consecuencia de las
o
ansias de vivir. Retorno: el superhombre vive el eterno retorno. Querer el futuro es volver a querer el pasado, todo ya ha existido. La nueva visión del hombre.
23
El hombre es un ser miserable: porque desprecia la tierra, el cuerpo, el instinto; es un ser a medio hacer entre la bestia y el superhombre. Es un paso intermedio entre la animalidad y la superhumanidad. El hombre es un animal defectuoso: es el único animal del universo que aún no ha llegado a consolidarse. Corre un riesgo: o vencer al hombre mediante la superación o volver a la animalidad primitiva. El hombre es algo intermedio: es algo sin terminar de hacerse, es un puente tendido hacia el superhombre. El hombre
tiene
que
superarse,
transformarse
en
el
superhombre. No es estático, inmóvil, está dotado de una enorme capacidad creadora. La vida tiene una fuerza enorme, expansiva. La especie humana está dotada de esa fuerza expansiva que tiene la vida, está en un proceso evolutivo constante, sin terminar, que le hace ir hacia especies superiores. Sentido de superación: para que el hombre llegue a ser el superhombre, tiene que superar la moral tradicional, llegar a la nueva moral, a la que está de acuerdo con su naturaleza, no a la que va contra ella. Este afán de superación le debe
23
llevar a expulsar a Dios de su interior, tiene que superar la idea de Dios: Dios ha muerto y sólo En conclusión: el superhombre es la afirmación enérgica de la vida y el creador y dueño de sí mismo y de su vida, es un espíritu libre. Para Nietzsche, el Superhombre es el filósofo venidero tras la muerte de Dios. Sartre (filósofo francés, 1905-1980) La actividad filosófica de Sartre se vuelca hacia el existencialismo que, a partir de la publicación de "El ser y la nada", lo van a convertir en el principal, o al menos en el más popular y conocido, representante del existencialismo. Para los existencialistas lo que propiamente existe es el hombre, no las cosas, que toman su ser en él o a través de él. El hombre no tiene una esencia que le determine a ser o a comportarse de una manera concreta, sino que él mismo se hace, es su propio existir. Existir es sinónimo de hombre, esto significa que éste es libertad y conciencia. Libertad, porque el hombre es un modo de ser que nunca es dado de antemano, ni tampoco es puesto por algo o alguien. Y conciencia es porque la existencia es lo que nunca es objeto, sino aquello a partir de lo cual me refiero a lo otro que no soy yo y con lo que 23
me relaciono, además de conmigo mismo (autoconciencia). Para Sartre la existencia precede a la esencia, y la hace posible, ya que si no existo no puedo conquistar mi esencia ni dármela a través de actos dependientes de mi. Por ejemplo, antes de que alguien nazca, ya sabemos " a priori" lo será. Va a ser una manifestación concreta de una esencia, en este caso del ser humano. Desde este punto de vista, la esencia es anterior a la existencia, porque ya antes de existir se sabe lo que algo va a ser. La existencia, entonces, no consiste en más que en hacerse presente una esencia determinada. La existencia de un perro, por ejemplo, no consiste más que en manifestar una esencia o naturaleza concreta: la de un perro. Pero no se puede saber de antemano lo que somos o no, ya que no hay una naturaleza humana igual para todos. El ser es individual, y cada uno lo va formando a medida que va existiendo. Así podemos decir que uno mismo determina el ser de cada uno. Por lo tanto el hombre esta " condenado a ser libre" porque si quiere existir tiene que obligatoriamente inventarse a si mismo, a que no tiene ser. La elección se hace sin poder estar seguros de que sea la correcta. Sartre también distingue dos tipos de realidades o entes, los que son " el ser en si" y los que son " el ser para si",
23
con los que intentara establecer una diferencia entre el hombre y el mundo. Mientras " el ser en sí" es lo que es, careciendo de toda relación, como masa indiferenciada, refiere al mundo; el " ser para sí" describe la conciencia humana de modo tal que está en el mundo, en " el ser en sí", aunque es totalmente diferente de éste. Más adelante ampliaremos y profundizaremos este tema sobre el existencialimo, ya que su importancia es fundamental para el estudio del hombre. 1.2
Culturalismo Con este término se designan las tendencias de la
antropología que intentan descubrir, en la diversidad de las culturas, de los comportamientos, de las actitudes, de las mentalidades y de las costumbres, una explicación del hombre basada en la diferencia y lo relativo, cuestionando el universalismo propio de los grandes sistemas de pensamiento derivados de la tradición del saber occidental. En los años 50, 60 y 70 del siglo pasado aconteció el auge de esta corriente de pensamiento en los países desarrollados, sobre todo en los EEUU, Europa y algunos sudamericanos. Cuajó a expensas de la gran influencia que por entonces tenía la hoy ex Unión Soviética sobre la izquierda
23
universitaria y culta y abarcó amplios campos del saber: La filosofía, la antropología, la sociología, la historia, la psicología y por lo tanto el psicoanálisis, la política. Leían mucho a Marcuse (La Sociedad Carnívora), a Sartre, a Foucault y a Althusser. Dentro del campo del psicoanálisis también se notó su influencia. Desde el marxismo y desde fuera del marxismo. Podemos definir al Culturalismo como la tendencia que pone el énfasis en los factores sociales y culturales en el desarrollo de la personalidad y en la generación del conflicto. Esta escuela hace una valoración superlativa de esta "presión cultural". Entre sus epígonos dentro del campo psicoanalítico destacaron
personalidades
como
Harriet
Sullivan,
Karen
Horney y Erich Fromm. Ellos rechazaron la teoría freudiana de las pulsiones y pusieron en primer plano dos conceptos: la angustia y la agresividad. La primera como consecuencia del conflicto del Yo con las exigencias culturales, la segunda como efecto dela frustración. Esta frustración produce un profundo resquemor y una agresividad que debe ser reprimida y por lo mismo está en el origen de la angustia. Esta forma de entender la génesis del conflicto está totalmente alejada de los postulados freudianos y la canianos y son los que han desvirtuado el concepto de frustración en el psicoanálisis, volviendo
muy
difícil
su
recuperación.
Además
de
la
constatación de cómo se han apoderado del concepto las escuelas conductistas. A nivel del pensamiento filosófico,
23
Sartre se ocupó y mucho del concepto de angustia y dentro del existencialismo y la fenomenología pensadores como Biswanger y Victor Frankl fueron sus continuadores. El último de ellos, muy ligado al pensamiento católico y a algunas ideas del junguismo. Sullivan describe por aquél entonces una angustia que él llamó básica, que es adquirida en las primeras etapas de la vida, en la infancia, y transmitida por los padres. Esta ponía en evidente riesgo la necesidad que tiene el niño de seguridad. Esta necesidad de seguridad no tiene un origen sexual
para
él,
sino
que
está
fundamentada
en
la
socialización. Se aleja por lo tanto del concepto freudiano de placer libidinal. De allí surgirá como consecuencia que al tratar de evitar la angustia, reprimirá todos los impulsos que puedan entrar en conflicto con las normas culturales. Karen Horney también considera a la angustia como un efecto directo de la frustración. Para ella la angustia procura en su intento de ser disuelta, un aumento de las necesidades afectivas y una búsqueda del amor exclusivo, sobretodo de la madre. Al no lograrlo totalmente, se produce agresividad, que lo lleva a experimentar fuertes sentimientos de culpa y temor a perder el amor primordial. "La personalidad neurótica de nuestro tiempo". Erich Fromm, que como recordarán escribió títulos tan importantes como "El arte de amar" o "El miedo a la libertad", ubica a la angustia como resultado del conflicto infantil
entre
la
necesidad
de
23
independencia
y
la
de
reconocimiento. Para él, la justicia, la libertad y la verdad, son tendencias innatas, fuertemente asentadas en la personalidad humana y no meras sublimaciones como fueron comprendidas por Freud y posteriormente por Lacán. Para Fromm, el hombre y la sociedad se recrean dialécticamente y es ésta interacción la que hace del hombre un ser fundamentalmente "social". El complejo de Edipo, por lo tanto, es el producto de una sociedad que él denomina "patriarcal", y el resultado de la lucha del niño por su individuación. La escuela culturalista llega a conclusiones radicalmente opuestas a las que llegó Freud. Las actitudes de la sociedad hacia la sexualidad son para ellos realmente peligrosas, siendo en última instancia la sociedad la causa de la agresividad y la angustia. Por supuesto, estas posiciones fueron fuertemente criticadas por los psicoanalistas clásicos y rebatidas por numerosos trabajos que investigaron el origen de la sexualidad infantil y el complejo edipo-castración. Al poner el énfasis en la frustración "realmente" vivida por el individuo, los culturalistas descuidan el papel de la fantasía en los conflictos individuales y terminan negando el concepto de inconsciente tal como lo alumbró Freud y como lo perfeccionó Lacán. Ellos analizan el conflicto como una "realidad" y perciben a la historia como un "trauma". Su equívoco más importante es el desconocimiento
23
del carácter imaginario de la angustia y del conflicto edípico, y de los conceptos que por aquel entonces estaba elaborando Lacán con la ayuda de la lingüística, y su descubrimiento de lo Real. El Culturalismo desapareció como tal, pero muchas de sus ideas siguen vivas en los movimientos sociales y políticos. Sobre todo en los llamados "movimientos de liberación de la mujer". El psicoanálisis, con el crecimiento de la influencia de las ideas de Lacán, dió un paso más allá. Sin perder de vista los
conflictos
pensamiento
sociales, de
Freud
no
abandona
desarrollando
en
absoluto
nuevas
líneas
el de
investigación y abriendo perspectivas que garantizan la formulación
de
un
psicoanálisis
mucho
más
completo,
moderno y eficaz para entender al hombre de nuestro tiempo. 1.3
Existencialismo El existencialismo es un movimiento filosófico que surge
en el siglo XX, en Alemania que luego se difunde por toda Europa, especialmente en Francia, este movimiento se da a raíz
de
los
filósofos
antecesores
como
Shopenhauer,
Kierkegaard, Nietzsche y Unamuno(siglo XIX), posteriormente se consolida el existencialismo por los trabajos de Martín Heidegger y en menor escala de Karl Jespers. La filosofía de Heidegger sustituye la nada por Dios como la fuente de los valores humanos; Jaspers encontró a Dios (al que llamó trascendencia) en la intensa experiencia emocional 23
de los seres humanos. Empero, el existencialismo el papel crucial de la existencia, de la libertad y la elección individual, en donde el ser humano es aquel que piensa, actúa, crea experiencias subjetivas con la vida humana dando valor al "existir". El existencialismo implica que el individuo es libre y, por lo tanto es totalmente responsable de sus actos. En ello, la libertad deriva varias implicaciones, como la responsabilidad, en donde el hombre es plenamente responsable del modo de ser que va adquiriendo a lo largo de su existencia. De alguna manera la libertad resulta incómoda, debido a que hay que saber qué hacer con ella, por lo tanto será la causa de una gran angustia. El existencialismo no cree en normas generales vállidas para todos, no tiene un sentido de referencia o sea que el hombre bajo sus responsabilidades debe crear sus propias normas. Cuando realiza una elección, tiene inseguridad si es buena o mala, por tanto esta va acompañada de la angustia.
¿Qué es existencia? Para la DRAE.
EXISTENCIA. (Del lat. tardío exsistentia). f. Acto de
23
existir. || 2. Vida del hombre. || 3. Fil. Por oposición a esencia, realidad concreta de un ente cualquiera. En el léxico del existencialismo, por antonom., existencia humana. || 4. Mercancías destinadas a la venta, guardadas en un almacén o tienda.
En campo filosófico
En general, el concepto de "existencia" se contrapone a esencia y no es, en principio, un término que pueda ser definido ya que la definición se refiere a la esencia. Pero para los
existencialistas,
este
término
tiene
un
significado
restringido, es el modo de ser propio del hombre. Así sólo el hombre "existe" propiamente, puesto que "hombre" y "existencia" son tenidas por sinónimos. Y en este sentido, la existencia implica libertad y conciencia. Existencia es lo que nunca es objeto; es el origen a partir del cual yo pienso y actúo, sobre el cual hablo en pensamientos que no son conocimiento de algo: 'existencia' es lo que se refiere y relaciona consigo mismo y, en ello, con su propia trascendencia.
Temas que trasciende en el existencialismo 23
Individualismo Moral
La mayoría de los filósofos desde Platón ha mantenido que el bien ético más elevado es el mismo para todos: en la medida en que uno se acerca a la perfección moral, se parece a los demás individuos perfectos en el plano moral. El filósofo danés del siglo XIX Søren Kierkegaard, el primer escritor que se calificó de existencialista, reaccionó contra esta tradición al insistir en que el bien más elevado para el individuo es encontrar su propia y única vocación. Como escribió en su diario: "Tengo que encontrar una verdad que sea verdadera para mí... la idea por la que pueda vivir o morir". Otros escritores existencialistas se han hecho eco de la creencia de Kierkegaard de que el individuo ha de elegir el camino propio sin la ayuda de modelos universales y objetivos. En contra de la idea tradicional de que la elección moral implica un juicio objetivo sobre el bien y el mal, los existencialistas han afirmado que no se puede encontrar ninguna base objetiva, racional, para defender las decisiones morales. También durante el siglo XIX, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche sostuvo que el individuo tiene que decidir qué situaciones deben ser consideradas como morales.
Subjetividad
Todos los existencialistas han seguido a Kierkegaard al resaltar la importancia de la acción individual apasionada al 23
decidir sobre la moral y la verdad. Han insistido, por tanto, en que la experiencia personal y la actuación según las propias convicciones constituyen los factores esenciales para llegar a la verdad. Así, la comprensión de una situación por parte de alguien que está comprometido en esa situación es más elevada que la del observador indiferente, objetivo. Este énfasis puesto en la perspectiva del agente individual ha hecho que los existencialistas sean suspicaces respecto al razonamiento sistemático. Kierkegaard, Nietzsche y otros fueron, de un modo intencionado, no sistemáticos en la exposición de sus filosofías y prefirieron expresarse mediante aforismos, diálogos, parábolas y otras formas literarias. A pesar de su posición antirracionalista de partida, no se puede decir que los existencialistas fueran irracionales en el sentido de negar toda validez al pensamiento racional. Han mantenido que la claridad racional es deseable allí donde sea posible, pero que las materias más importantes de la vida no son accesibles a la razón o a la ciencia. Además, han sostenido que incluso la ciencia no es tan racional como se supone. Nietzsche, por ejemplo, afirmó que la visión científica de un Universo ordenado es para la mayoría una ficción práctica, una entelequia.
Elección y compromisos
23
Tal
vez
el
tema
más
destacado
en
la
filosofía
existencialista es el de la elección. La primera característica del ser humano, según la mayoría de los existencialistas, es la libertad para elegir. Mantienen que los seres humanos no tienen una naturaleza inmutable, o esencia, como tienen otros animales o plantas; cada ser humano hace elecciones que conforman su propia naturaleza. Según la formulación del filósofo francés Jean-Paul Sartre, la existencia precede a la esencia. La elección es, por lo tanto, fundamental en la existencia humana y es ineludible; incluso la negativa a elegir implica ya una elección. La libertad de elección conlleva compromiso
y
responsabilidad.
Los
existencialistas
han
expuesto que, como los individuos son libres de escoger su propio
camino,
tienen
que
aceptar
el
riesgo
y
la
responsabilidad de seguir su compromiso dondequiera que éste les lleve.
Temor y angustia
Kierkegaard mantenía que es crucial para el espíritu reconocer que uno tiene miedo no sólo de objetos específicos sino también un sentimiento de aprehensión general, que llamó "temor". Lo interpretó como la forma que tenía Dios de pedir a cada individuo un compromiso para adoptar un tipo de vida personal válido. El concepto de angustia posee un papel 23
decisivo y similar en las obras del filósofo alemán Martin Heidegger; la angustia lleva a la confrontación del individuo con la nada y con la imposibilidad de encontrar una justificación última para la elección que la persona tiene que hacer. En la filosofía de Sartre, la palabra "náusea" se utiliza para el reconocimiento que realiza el individuo de la contingencia del Universo, y el término "angustia" para el reconocimiento de la libertad total de elección a la que hace frente el hombre en cada momento. Jean-Paul Sartre es una de las indiscutibles figuras de la historia de la cultura del siglo XX. Principal representante del existencialismo filosófico, su actividad como dramaturgo y novelista le hizo merecedor del Premio Nobel de Literatura en 1964, galardón que rechazó para no ver comprometida su integridad como escritor.
Jean Paul Sartre Filósofo y escritor Francés (1905 - 1980)
Uno de los más brillantes pensadores de este siglo, personalidad
primerísima
del
movimiento
existencialista.
Expresó gran parte de su doctrina en obras dramáticas y novelas que han alcanzado resonancia universal. Como filósofo reflexionó sobre la soledad, la angustia, el fracaso, la
23
muerte... Sostuvo que la existencia precede a la esencia, que el infierno son los otros y que el hombre es una pasión inútil. Su obra filosófica más importante es El ser y la nada. "Fue ante todo un hombre público; se mantuvo siempre en la brecha
tomando
posición
ante
los
avatares
políticos
contemporáneos y teorizó el compromiso del intelectual con el mundo y la realidad. Pero si su aproximación al partido comunista
concluyó
abruptamente
tras
la represión
de
Budapest, como escritor con los años fue afinando un estilo exquisito que lo hizo merecedor del premio Nobel de Literatura en 1964, galardón que rechazó por razones éticas. Fue profesor en El Havre y en París hasta 1945, fecha en la que renunció para consagrarse plenamente a liderar el movimiento
existencialista",
dice
su
biógrafo.
Nació en París. Su padre murió cuando él tenía pocos meses de nacido, por lo que vivió su infancia bajo la cuidadosa y suave tutela de sus abuelos. Estudió en el Liceo Enrique IV y en la Escuela Normal Superior y se graduó con distinción en 1928. Ejerció la docencia en Laon, Le Havre y Neuilly, viajó por Alemania,
Grecia
y
Egipto,
y
estudió
las
filosofías
existencialistas y fenomenológicas de Kierkegaard, Heidegger y Husserl. Adoptó su principio básico de que la existencia precede a la esencia en su primera novela, La náusea, de 1938 y en
23
diversas narraciones cortas, en las que trató de representar la trágica angustia de un alma consciente de hallarse condenado a ser libre. Según sus palabras, esta pavorosa libertad significa que el hombre ante todo existe, se encuentra a sí mismo, se agita en el mundo y se define después, y por lo tanto, está condenado en cada instante de su vida a la absoluta responsabilidad de renovarse. Incorporado al ejército en 1939, cayó prisionero de los alemanes en 1940. Repatriado, intervino activamente en la Resistencia. La primera de sus muchas obras teatrales, Las moscas, es de 1942. Después de la guerra produjo obras dramáticas sobre temas existenciales, Las manos sucias, El diablo y el buen Dios y A puerta cerrada. Entre sus novelas sobresalen La edad de la razón, La tregua y la colección de cuentos El muro. Publicó también El existencialismo es un humanismo, La prostituta respetuosa, Baudelaire, ¿Qué es la literatura?, Situaciones y Crítica de la razón dialéctica. Falleció en París. Había dicho: "Durante mucho tiempo tomé la pluma como una espada; ahora conozco nuestra impotencia... La cultura no salva nada ni a nadie, no justifica. Pero es un producto del hombre, que se proyecta en ella, se reconoce... Ese viejo edificio en ruinas, mi impostura, es también mi carácter; podemos deshacernos de una neurosis, pero no curarnos de nosotros mismos.
23
Existencialismo para Sartre Aun
cuando
existencialismo,
más se
adelante hizo
Sartre
famoso
como
se
apartó
existencialista
del y
siempre se lo recuerde como tal. A fines de la segunda guerra mundial, la destrucción y la muerte sembrada por el conflicto desencadenaron la mirada optimista acerca del progreso suscitado en el discurso positivista. Es allí donde desarrolla la figura de Sartre que sin haber inventado el término de existencialismo le otorga una fuerte presencia a una filosofía que si bien para algunos es más una actitud que una escuela de pensamiento, llama la atención por atender temas como la subjetividad, la finitud, la autenticidad, la libertad y la soledad. Pero se denomina existencialismo a una serie de doctrinas filosóficas que, aunque suelen diferir en mucho puntos, coinciden considerar que es la existencia del ser humano, el ser libre, la que define su esencia, en lugar de su esencia humana la que determina su existencia. Para Sartre, el existencialismo es la filosofía que hace suya la comunicación de que la "existencia precede a la esencia" pero realmente ¿qué quiere decir?
23
Para poder entenderla consideremos lo opuesto "la esencia precede a la existencia" donde esencia significa:
Lo que es una cosa La definición de cosa La idea de cosa La naturaleza de la cosa La función de la cosa El programa de la cosa
En el caso de los artefactos creados por el hombre, la esencia precede a la existencia. Imagínense la invención de la tijera: Un hombre que necesitaba algo para cortar papel. La creación de la tijera. El corte de papel. Aquí la idea de la cosa precede a la creación efectiva del objeto. Pero si el invento del hombre no cumple su objetivo (no corta papel) sería un invento malo. Según Sartre la tradición filosófica occidental, desde Sócrates en adelante supuso que en los seres humanos "la esencia precede a la existencia". Ya sea porque creía en alguna esencia platónica preexistente que deja su estampa en el individuo como el repostero con su molde o porque creía que el ser humano existe en la mente de Dios antes de la creación (más o menos como existían las tijeras en la mente del inventor).
23
De acuerdo con esta concepción, los humanos, igual que las tijeras son evaluadas por el grado en que responden a la esencia. Un hombre que no satisface a la esencia al igual que la tijera es malo, o tal vez humano en absoluto. Para Sartre, en cambio, todo esto terminó en el siglo XIX cuando Nietzsche trajo la noticia de que Dios ha muerto. Entonces en sentido figurado, podríamos decir que si no hay Dios, no hay tampoco ninguna idea en la mente de Dios a la que deba responder al hombre o como afirma Sartre cada ser humano está solo, abandonado y libre. Cada cual crea y recrea su esencia en todo momento, y gracias a sus elecciones y acciones. Es por eso que Sartre dice "que cree que es existencialista aquel que cree que la existencia precede a la esencia". Podría
parecer
que
según
esta
definición,
un
existencialista tiene que ser forzosamente otro. Es mas muchos existencialistas eran regresos de hecho el fundador reconocido del existencialismo Kierkegaard, era un cristiano emprendido. No negaba la existencia de Dios ni que los humanos éramos creación de Dios, pero sostenía que la
23
creencia de Dios no era más que eso: una creencia, un artículo de fe al que uno se aferraba apasionadamente y no un dato científico o una deducción lógica. Para él entre el hombre y Dios había un abismo infinito. Dios nos dejó en "aislamiento absoluto": cuando lo invocamos, nos responde de un silencio. Para
Kierkegaard,
ese
silencio
es
justamente
la
presencia de Dios. Al poner énfasis en nuestro abandono y en la libertad que Dios nos ha dado(y por ende en la responsabilidad que tenemos en nosotros mismos) Kierkegaard nos está diciendo que
al
buscar a
Dios,
buscamos nuestra libertad
por
consiguiente también para Kierkegaard la existencia precede a la esencia, por lo tanto puede llamarse existencialista. El existencialista tiene características como: introduce la vivencia personal en la reflexión filosófica. Frente a la tradición de que el filósofo debe establecer cierta distancia entre el mismo como sujeto pensante y el objeto que considera. El existencialista se sumerge apasionadamente en lo que contempla, hasta el punto de que su filosofía puede llegar a ser una filosofía autobiográfica.
23
Los temas sobre los que reflexiona el existencialismo se mueven alrededor del hombre y de la realidad humana. El hombre para los existencialistas no es un mero objeto. El hombre es un sujeto en el mundo y abierto al mundo. Para Sartre el hombre se crea a sí mismo. La libertad es otro de los temas básicos para los existencialistas no se trata en ello, sin embargo, de la libertad académica, de la libertad como presupuesto de nivel moral, sino de la libertad que hace posible la elección y, por lo tanto, la realización del individuo. La muerte también es objeto de atención para los existencialistas. El ser para la muerte es el verdadero destino y objetivo de la existencia humana. La conciencia es siempre conciencia de algo. El dato primario del yo es la intencionalidad de la conciencia. Ésta es del mundo pero no se halla en el mundo como las cosas. La distancia entre el ser y la conciencia es llamada por Sartre "nada"
23
Si
Fenomenología la
filosofía
primitiva
de
Sartre
se
llamó
''existencialista'' por su contenido, su método se llamó ''fenomenológico''. La fenomenología fue creada por el filósofo alemán Edmund Husserl, un contemporáneo de Sartre mayor que él, cuyas ideas Sartre estudió en Alemania. 2.
¿Qué es la Epistemología? Como epistemología se denomina la disciplina cuyo
objeto de estudio es la naturaleza, el origen y la validez del conocimiento. La palabra se compone con las voces griegas ἐπιστήμη (epistéme), que significa ‘conocimiento’, y λόγος (lógos), que traduce ‘estudio’ o ‘ciencia’. La epistemología, como tal, es una rama de la filosofía que estudia los fundamentos y métodos del conocimiento científico. Para ello, procura dar respuestas a interrogantes tales como: ¿qué es el conocimiento?, ¿cómo se produce el proceso de razonamiento en la mente humana?, ¿cómo determinamos que aquello que hemos entendido es, en efecto, verdad?
23
Así, la epistemología también se encarga de estudiar el grado de certeza del conocimiento científico en sus diferentes áreas, con el objetivo principal de estimar su importancia para el espíritu humano. Como tal, la epistemología también se puede considerar parte de la filosofía de la ciencia. La epistemología surgió con Platón, quien oponía el concepto de creencia u opinión al de conocimiento. De este modo, mientras la opinión es un punto de vista subjetivo, sin rigor ni fundamento, el conocimiento es la creencia verdadera y justificada que se ha obtenido luego de un riguroso proceso de comprobación y validación. Así, según la teoría de Platón, el conocimiento es el conjunto de todas las informaciones que describen y explican el mundo natural y social que nos rodea. La epistemología, además, provoca dos posiciones, una empirista que dice que el conocimiento debe basarse en la experiencia, es decir, en lo que se ha aprendido durante la vida, y una posición racionalista, que sostiene que la fuente del conocimiento es la razón, no la experiencia. Por otro lado, la epistemología, desde el punto de vista de la filosofía, también puede referirse a la teoría del conocimiento o gnoseología. En este sentido, vendría a
23
referirse al estudio del conocimiento y del pensamiento en general. No obstante, hay autores que prefieren distinguir la epistemología,
que
se
enfoca
fundamentalmente
en
el
conocimiento científico, de la gnoseología. 2.1
El conocimiento humano Se sabe que el estudio riguroso del conocimiento, desde
la perspectiva filosófica, comenzó con el positivismo lógico, cuyos representantes se agruparon en el Círculo de Viena (1929), sustentando que el conocimiento que amerita ser estudiado desde el punto de vista epistemológico era aquel relativo específicamente al conocimiento científico, y no cualquier otro tipo de conocimiento. En ese sentido, los positivistas lógicos distinguieron dos niveles de análisis sobre el conocimiento, que fueron: el contexto de descubrimiento y el contexto de justificación. El primero se refiere al estudio del acto de concebir o inventar una idea, o teoría nueva; o sea, trata de los procesos reales del pensar relacionados con la psicología del conocimiento. Mientras que el contexto de justificación trata de la validación lógica de una hipótesis o teoría científica ya estatuida, con el fin de aceptarla o rechazarla. En la antigüedad Sócrates intenta hacer de toda acción
23
humana una acción consciente, un saber. Trata de elevar la vida, con todos sus contenidos, a la conciencia filosófica. Su discípulo Platón en la reflexión filosófica se extiende al contenido total de la conciencia humana, no solo se dirige solo a los objetos prácticos, a los valores y a las virtudes, sino también al conocimiento científico. La filosofía se presenta como una autorreflexion del espíritu sobre sus supremos valores teóricos y prácticos, sobre los valores de lo verdadero, de lo bueno y lo bello. Según la teoría platónica de las ideas, la realidad se divide en dos grandes sectores: por un lado, el mundo superior, eterno, supraceleste, constituido por las Ideas, que por
naturaleza
son
entidades
reales,
perfectas,
puras,
inmateriales, eternas e inmutables, inmóviles, invisibles a los ojos de la gente y solamente perceptibles por la inteligencia. "No son simples conceptos abstractos, sino verdaderas entidades reales. Son las razones objetivas y los modelos de todas las cosas, el fundamento de toda verdad y de la certeza absoluta" (Fraile, 1976, 1982; p. 304). Por otro lado, el mundo físico, visible, constituido por seres sensibles compuestos por los cuatro elementos materiales, móviles, sujetos al cambio, a la generación y a la corrupción.
23
Otro aspecto relacionado con el concepto de ciencia, según el pensamiento platónico, es la distinción del Ser y NoSer. Para Platón Ser y Conocer son cosas correlativas, de modo que los grados del Conocer corresponden a una adecuación exacta a los grados del ser. De esa manera, a mayor Ser corresponde mayor ciencia. Entonces, sólo es cognoscible el Ser; mientras que el No-Ser es absolutamente incognoscible. Pero entre el Ser y el No-Ser existe una categoría intermedia, que corresponde al llegar a Ser, es decir, el Ser en movimiento, que tiene algo de Ser, pero sin llegar a la plenitud perfecta del Ser. Sobre la base de esos tres niveles o grados se estableció la siguiente triple ecuación: a) Al Ser corresponde la Ciencia, b) al No-Ser corresponde la Ignorancia, y c) al llegar a Ser, o la mezcla de Ser y No-Ser, corresponde la Opinión. Conforme a esos niveles, Platón formula el principio de que el conocimiento científico constituye la ascensión hacia el Ser, y establece tres tipos de conocimiento: 1) el conocimiento sensitivo, relativo a los seres materiales y sensibles, en el que los sentidos son primordiales, 2) el conocimiento racional discursivo, que versa sobre el concepto de número y de cantidad, en el que la imaginación juega un rol importante, y 3) el conocimiento racional intuitivo, que trata de los seres carentes de toda materia y de toda cantidad, en el que el
23
entendimiento es importante. Según la concepción platónica, la ciencia perfecta y verdadera sólo se da en el último grado, o sea, en el conocimiento racional intuitivo, que forma parte del mundo de las Ideas, motivo por el cual no tiene ni materia ni cantidad, ni pueden ser percibidos por los sentidos, ni por la imaginación, ni
por
la
razón
discursiva,
sino
solamente
por
el
entendimiento, el intelecto. En consecuencia, Platón sostuvo que el conocimiento tiene un carácter primordialmente ideal, que no se deriva de la percepción, precisando que nada es digno de ser llamado conocimiento que se derive de los sentidos. El único conocimiento verdadero se refiere a los conceptos. Así "dos y dos son cuatro" es un conocimiento genuino, contrario a la afirmación "la nieve es blanca" que está llena de ambigüedad e inseguridad, que no puede considerarse como verdadera.
El conocimiento científico, según Aristóteles
La filosofía de Aristóteles representa un gran esfuerzo para dar solución al problema del Ser y de la Ciencia, tal como venía planteado desde Heráclito y Parménides. Este problema se complicó con la duplicación del mundo real, por obra de Platón, en un mundo ideal supraceleste y un mundo físico. 23
Aristóteles suprimió el mundo trascendente de las Ideas de Platón y admitió la existencia de sustancias particulares e individuales. Aristóteles distingue dos tipos de conocimiento: el sensitivo y el intelectivo. El conocimiento sensitivo es la fuente de todos nuestros conocimientos y se caracteriza por su particularidad. Es verdadero, pero no científico, porque está sujeto al movimiento y a la mutación de las cosas, y porque no
distingue
lo
sustancial
de
los
accidental.
Tampoco
constituye ciencia el conocimiento que solamente llega hasta la opinión, porque carece de necesidad, aun cuando pueda ser base de juicios verdaderos. De modo que el conocimiento científico requiere fijeza, estabilidad y necesidad de los objetos en los cuales se basa su certeza. Sólo puede llegar a constituir ciencia el conocimiento intelectivo. El conocimiento intelectivo es un medio para constituir ciencia. Mediante este tipo de conocimiento se puede producir conceptos universales con los caracteres de fijeza, estabilidad y necesidad. Aristóteles caracteriza el conocimiento científico de acuerdo con las siguientes propiedades: 1. Es un conocimiento de las esencias de las cosas, esto es, trata del carácter permanente e invariable como propiedades del ser,
23
2. Es un conocimiento de las cosas por sus causas, o sea, no basta saber que una cosa es, sino que hay que saber también qué es y porqué es, 3. Es un conocimiento necesario, es decir, el juicio necesario, que es propio de la ciencia, consiste en saber que una cosa es así y no puede ser de otra manera, 4. Es un conocimiento universal, que quiere decir que lo "universal"
no
debe
entenderse
en
el
sentido
abstracto, ni como contrapuesto a lo particular y concreto, sino como equivalente a fijo, inmutable y necesario.
De
conocimiento
modo
que
"universal",
o
la
ciencia
sea,
fijo,
es
un
estable,
necesario y cierto de las cosas, que llega hasta sus esencias, las expresa en definiciones y las explica por sus causas. El problema que se propuso estudiar Aristóteles es aquella que plantea la contradicción entre lo individual y contingente, y lo universal como saber verdadero. Como se sabe la sustancia material es contingente, móvil y fluyente, lo cual es objeto de la creencia u opinión. En ese sentido, el problema que intentó resolver Aristóteles fue el siguiente: ¿Cómo es posible un conocimiento científico, caracterizado por ser necesario, universal y cierto, que trata sobre objetos esencialmente contingentes, inestables y mudables? 23
De esa manera, Aristóteles no buscó la razón de la necesidad y de la universalidad de las cosas en un mundo de Ideas separados, como Platón, sino dentro de las cosas mismas. Y siendo esas cosa materiales contingentes y mudables,
tampoco
aspira
a
una
necesidad
ontológica
absoluta, por razón de los objetos en sí mismos, sino a la necesidad lógica, relativa, pero suficiente, basada en nuestro modo de conocerlos, y que es la única posible tratándose de cosas que no son necesarias antológicamente. Por ese motivo, Aristóteles reconoció que no puede exigirse el mismo grado de necesidad, de certeza y exactitud en todas las materias científicas. Por ejemplo, la Física y la Ética no pueden aspirar a la misma certeza que las Matemáticas. En consecuencia, Aristóteles conservó el concepto platónico de la ciencia como conocimiento fijo, estable y necesario;
pero
buscó
la
necesidad
de
los
conceptos
universales no en un orden ontológico ficticio, como Platón, sino en el orden lógico, aunque siempre en estrecha conexión con el ontológico. En ese sentido, para Aristóteles, el problema fundamental de la ciencia consistió en dotar los caracteres de fijeza, estabilidad y necesidad a los objetos particulares materiales
y
móviles
del
mundo
ordenamiento lógico.
23
físico,
mediante
el
En
ese
sentido,
según
Aristóteles,
la experiencia
constituyó el punto de partida del conocimiento. No admitió la naturaleza innata de las Ideas, ni la reminiscencia, Afirmando que un ciego de nacimiento carece de conocimiento sobre los colores. De modo que todo conocimiento tiene su punto de partida en la experiencia sensible. En suma, el pensamiento aristotélico supone que el concepto universal no es una construcción apriorística de la razón pura, sino un producto elaborado por el entendimiento, con la mínima colaboración de la experiencia sensible. Su valor es lógico, pero está basado en la realidad física, de donde se ha originado por medio del procedimiento de la abstracción inductiva o iluminativa del entendimiento. La filosofía de Aristóteles presenta un aspecto distinto, se dirige preferentemente al conocimiento científico y a su objeto: El ser, en el centro de su filosofía notamos una ciencia universal del ser. De esto podemos señalar que si bien la filosofía socrático-platónica se caracteriza como una concepción del espíritu,
Aristóteles
se
presenta
concepción del universo.
23
ante
todo
como
una
Descartes, Spinoza y Leibniz, apuntan a la misma dirección, hacia el conocimiento del mundo objetivo, la filosofía
se
presenta
de
un
modo
expreso
como
una
concepción del universo. 2.2
Racionalismo: La razón como fuente de conocimiento El Racionalismo (del latín, ratio, razón) es una corriente
filosófica que apareció en Francia en el siglo XVII, formulada por René Descartes, que se opone al empirismo y que es el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la
adquisición
del
conocimiento,
en
contraste
con
el
empirismo, que resalta el papel de la experiencia sobre todo el sentido de la percepción. Según él, un conocimiento sólo merece, en realidad, este
nombre
cuando
es
lógicamente
necesario
y
universalmente válido. Cuando nuestra razón juzga que una cosa tiene que ser así y que no puede ser de otro modo; que tiene que ser así, por tanto, siempre y en todas partes, entonces y sólo entonces nos encontramos ante un verdadero conocimiento, en opinión del racionalismo Un conocimiento semejante se nos presenta, por ejemplo, cuando formularnos
23
el juicio "el todo es mayor que la parte" o "todos los cuerpos son extensos". En ambos casos vemos con evidencia que tiene que ser así y que la razón se contradiría a sí misma si quisiera sostener lo contrario. Y porque tiene que ser así, es también siempre y en todas partes así. Estos juicios poseen, pues, una necesidad lógica y una validez universal rigurosa. La forma más antigua del racionalismo se encuentra en Platón. Éste se halla convencido de que todo verdadero saber se distingue por las notas de la necesidad lógica y la validez universal. Ahora bien, el mundo de la experiencia se encuentra
en
un
continuo
cambio
y
mudanza.
Consiguientemente, no puede procurarnos un verdadero saber. Con los eleáticos, Platón está profundamente penetrado de la idea de que los sentidos no pueden conducirnos nunca a un verdadero saber. Este mundo no es meramente un orden lógico, sino a la vez un orden metafísico, un reino de esencias ideales metafísicas. Este reino se halla, en primer término, en relación con la realidad empírica. Las Ideas son los modelos de las cosas empíricas, las cuales deben su manera de ser, su peculiar esencia, a su "participación" en las Ideas. Pero el mundo de las Ideas se halla, en segundo lugar, en relación con la conciencia cognoscente. No sólo las cosas, también los
23
conceptos por medio de los cuales conocemos las cosas son copias de las Ideas, proceden del mundo de las Ideas. Pero, ¿cómo es esto posible? Platón responde con su teoría de la anamnesis. Esta teoría dice que todo conocimiento es una reminiscencia. El alma ha contemplado Mucha mayor importancia alcanzó otra forma del racionalismo en la Edad Moderna. La encontramos en el fundador de la filosofía moderna,
Descartes,
y en
su
continuador, Leibniz. Es la teoría de las ideas innatas (ideae innatae), cuyas primeras huellas descubrimos ya en la última época del Pórtico (Cicerón) y que había de representar un papel tan importante en la Edad Moderna. Según ella, nos son innatos cierto número de conceptos, justamente los más importantes, los conceptos fundamentales del conocimiento. Estos conceptos no proceden de la experiencia, sino que representan un patrimonio originario de la razón. Según Descartes tratase de conceptos más o menos acabados. Leibniz es de opinión que sólo existen en nosotros en germen, potencialmente. Según él, hay ideas innatas en cuanto que es innata a nuestro espíritu la facultad de formar ciertos conceptos independientemente de la experiencia. Leibniz completa el axioma escolástico nihil est in intellectu quod prius non fuerit in sensu con la importante adición nisi intellectus ipse. Se puede designar esta forma de racionalismo
23
con el nombre de racionalismo inmanente en oposición al teológico y al trascendente. El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las primeras etapas de la filosofía occidental, pero se identifica ante todo con la tradición que proviene del filósofo y científico francés del siglo XVII René Descartes, quien creía que la geometría la representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía. Mantenía que sólo por medio de la razón se podían descubrir ciertas verdades universales, evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo fue desarrollado por otros filósofos europeos, como el holandés Baruch Spinoza y el pensador y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas procedían de los sentidos.
Cuatro formas de racionalismo
1. Racionalismo
epistemológico
o
gnoseológico,
doctrina para el cual el único órgano adecuado o completo del conocimiento es la razón de modo que 23
ella es la fuente de todo conocimiento verdadero, se opone al empirismo que considera como única fuente a la experiencia. 2. Racionalismo Metafísico que afirma que la realidad es, en último término, de carácter racional. En su acepción más general, este término refiere a todos aquellos sistemas filosóficos que consideran que la realidad está gobernada por un principio inteligible, accesible al pensamiento y susceptible de evidencia racional, o bien identificable con el pensamiento mismo.
Según
esto
podríamos
hablar
de
"racionalismo platónico", puesto que la realidad para él se halla ordenada de acuerdo con un modelo ideal, accesible a la razón mediante la dialéctica y proporcionado por el mundo inteligible o mundo de las ideas; o de "racionalismo hegeliano", donde la realidad
coincide
en
último
extremo
con
la
autorrealización de la razón o espíritu; frente a este racionalismo metafísico se coloca el irracionalismo o el voluntarismo metafísico. 3. Racionalismo Psicológico, que es la teoría según la cual la razón equiparada con el pensar o la facultad pensante, es superior a la emoción y a la voluntad; este racionalismo se suele oponer al voluntarismo
23
psicológico y al emotivismo y se identifica a veces con el intelectualismo. 4. Racionalismo racionales
se
religioso, ha
cuando
rechazado
la
por
exigencias
posibilidad
de
cualquier revelación de la divinidad o se ha dado una interpretación puramente racional a fenómenos considerados milagrosos o a personas consideradas sobrenaturales. El mérito del racionalismo consiste en haber visto y subrayado con energía la significación del factor racional en el conocimiento humano. Pero es exclusivista al hacer del pensamiento la fuente única o propia del conocimiento. Como hemos visto, ello armoniza con su ideal del conocimiento, según el cual todo verdadero conocimiento posee necesidad lógica y validez universal. Pero justamente este ideal es exclusivista. Cree poder penetrar en, la esfera metafísica por el camino del pensamiento puramente conceptual. Deriva de principios formales proposiciones materiales; deduce, de meros conceptos, conocimientos. (Piénsese en el intento de derivar del concepto de Dios su existencia; o de definir, partiendo del concepto de sustancia, la esencia del alma) justamente este espíritu dogmático del racionalismo ha provocado una y otra vez su antípoda, con el empirismo.
23
2.3
Empirismo: La experiencia como fuente de conocimiento. El término «empirismo» proviene del griego ?µpe???a,
cuya traducción al latín es experientia, de donde deriva la palabra experiencia. El empirismo es una teoría filosófica que enfatiza el papel de la experiencia, ligada a la percepción sensorial, en la formación del conocimiento. Para el empirismo más extremo, la experiencia es la base de todo conocimiento, no sólo en cuanto a su origen sino también en cuanto a su contenido. Se parte del mundo sensible para formar los conceptos y éstos encuentran en lo sensible su justificación y su limitación. Mientras el racionalismo se deja llevar por una idea determinada, por un ideal de conocimiento, el empirismo parte de los hechos concretos. Para justificar su posición acude a la evolución del pensamiento y del conocimiento humano. Esta evolución prueba, en opinión del empirismo, la alta importancia de la experiencia en la producción del conocimiento.
El
niño
empieza
por
tener
percepciones
concretas. Sobre
la
base
de
estas
23
percepciones
llega
paulatinamente
a
formar
representaciones
generales
y
conceptos, Éstos nacen, por ende, orgánicamente de la experiencia.
No
se
encuentra
nada
semejante
a
esos
conceptos que existen acabados en el espíritu o se forman con total independencia de la experiencia. La experiencia se presenta, pues, como la única fuente del conocimiento. Suele distinguirse una doble experiencia: la interna y la externa. La interna consiste en la percepción de sí mismo, la externa en la percepción por los sentidos. Hay una forma del empirismo que sólo admite esta última. Esta forma del empirismo se llama, sensualismo (de sensus = sentido). El empirismo, bajo ese nombre, surge en la Edad Moderna como fruto maduro de una tendencia filosófica que se desarrolla sobre todo en el Reino Unido desde la Baja Edad Media. Suele considerarse en contraposición al llamado racionalismo, más característico de la filosofía continental. Hoy
día
la
oposición
empirismo-racionalismo,
como
la
distinción analítico-sintético, no suele entenderse de un modo tajante, como lo fue en tiempos anteriores, y más bien una u otra
postura
obedece
a
cuestiones
metodológicas
y
heurísticas o de actitudes vitales más que a principios filosóficos fundamentales. Respecto del problema de los universales, los empiristas suelen simpatizar y continuar con
23
la crítica nominalista iniciada en la Baja Edad Media. En la Antigüedad clásica, lo empírico se refería al conocimiento
que
los
médicos,
arquitectos,
artistas
y
artesanos en general obtenían a través su experiencia dirigida hacia lo útil y técnico, en contraposición al conocimiento teórico concebido como contemplación de la verdad al margen de cualquier utilidad. (ini, Carlo (2004), «Empirismo», en Gianni Vattimo et al., Enciclopedia Garzanti della Filosofía). Historia: Ya en la Antigüedad tropezamos con ideas empiristas. Las encontramos primero en los sofistas y más tarde especialmente entre los estoicos y los epicúreos. En los estoicos hallarnos por primera vez la comparación del alma con una tabla de escribir, imagen que se repite con continuamente desde entonces. En la Antigüedad clásica el conocimiento teórico y práctico, como saber universal y necesario, ideal del «saber» es independiente de la experiencia, y constituye la Sabiduría. La máxima expresión como conocimiento de la verdad, como ciencia, es la Metafísica el modelo ideal de vida el más cercano posible a la felicidad, como ética, constituyen el ideal del sabio.
23
Esta separación del conocimiento y la acción práctica respecto a la producción de bienes materiales responde a una tradición aristocrática y guerrera de la nobleza o clase dominante. Las artes y los oficios eran propios de esclavos o comerciantes, pero la «sabiduría» (filosofía) era lo propio de la nobleza y de los hombres libres. En la Atenas clásica ya apareció una doble actitud de pensamiento que se va a mantener a lo largo de toda la Historia de la filosofía en occidente y que hoy caracterizamos básicamente como racionalismo y empirismo. En realidad responden a dos actitudes y modos de concebir la función del pensamiento y el sentido de la vida. Los primeros en mantener una actitud claramente empirista fueron
los
sofistas
racionalistas
sobre
quienes el
negaron
mundo
las
natural
especulaciones común
a
sus
predecesores, presocráticos y, sobre todo, Platón; por el contrario se preocuparon "en tan relativas entidades como el hombre
y
la
sociedad"
(Encyclopedia
Britannica,
Empiricism"(Empirismo), vol. 4, p. 480). Aristóteles proclamó la importancia de la inducción basada en la experiencia.Tal vez sea Aristóteles quien mejor expresó el valor del conocimiento de la experiencia, por más que lo considerara sometido al supremo valor de lo teórico. En
23
su
Metafísica
(982b
11-32),
Aristóteles
concibe
al
conocimiento como un proceso: Se parte de lo común con los animales dotados de sensación y memoria y, por tanto, con experiencia; es la acumulación de experiencia lo que a los hombres hace «expertos». Más perfecto es el conocimiento de dicha experiencia unida a la reflexión, lo que convierte a los hombres en "artesanos"; lo que hoy denominaríamos técnicos (médicos, arquitectos, estrategas, etc.). La perfección de la función racional manifiesta
en
la
suprema
facultad
de
humana se
elevarse
a
los
fundamentos de dichos conocimientos a través de las causas hasta los primeros principios; es en esto en lo que el hombre se asemeja a los dioses, el saber de una Ciencia primera, entendida hasta el siglo XVIII como Metafísica. Esto solo es posible en la medida en que una sociedad tiene asegurados los bienes materiales, y por tanto puede dedicar a los «hombres libres» a la «inutilidad» del pensamiento en búsqueda de la verdad de la ciencia En el Helenismo greco-romano,La influencia de los artesanos en la elaboración de teorías, o mejor dicho normas generales, más o menos científicas para la práctica de la
23
construcción, la agricultura, la navegación, la medicina, etc., siempre estuvo presente, sobre todo en el helenismo, Alejandría y durante el Imperio romano donde las «artes» tuvieron una importancia enorme en las construcciones civiles, no solo en las ciudades, sino en la construcción de carreteras, puentes y obras hidráulicas. Hipócrates de Cos, (siglo V a. C.) pasa por ser el padre de la medicina, por el cambio de orientación que hasta entonces tenía la tradición sobre todo egipcia, ligada a la magia y a lo sagrado. Es el primero que elabora una teoría general sobre lo que es la salud y la enfermedad en relación con un concepto determinado de hombre. Son nombres relevantes de la cultura clásica, además de los citados: Arquímedes, siglo III a. C., un auténtico teórico y práctico de la lógica empírica,15 Vitrubio, siglo I a. C., el primero en hacer un tratado de arquitectura y urbanismo y en medicina Galeno, siglo II d. C. En la Edad Media, En Occidente la caída del Imperio romano deja todo el saber refugiado en los monasterios y queda restringido prácticamente al control y poder de la Iglesia. El pensamiento cristiano adoptó durante la antigüedad y toda la Alta Edad Media el platonismo y neoplatonismo por
23
ser el pensamiento que mejor se adaptaba a su creencia en un Dios único y creador del mundo conforme a unas Ideas (Divina Providencia), y concedía un sentido trascendente a la vida del ser humano, con otra vida que ha de ser juzgada por Dios. A partir del siglo XI, por medio de los árabes se recupera el aristotelismo en occidente. Son pensadores importantes en este proceso Alkindi, Avicena, Averroes, Alhazen, Avempace y de especial trascendencia cultural la Escuela de Traductores de Toledo. Pero el desarrollo sistemático del empirismo es obra de la Edad Moderna, y en especial de la filosofía inglesa de los siglos XVII y XVIII. Su verdadero fundador es John Locke (16321704). Locke combate con toda decisión la teoría de las ideas innatas. El alma es un "papel blanco", que la experiencia cubre poco a poco con los trazos de su escritura Hay una, experiencia externa (sensation) y una experiencia interna (reflexión). Los contenidos, de la experiencia son ideas o representaciones, ya simples, ya complejas. Estas últimas se componen
de
ideas
simples.
Las
cualidades
sensibles
primarias y secundarias pertenecen a estas ideas simples. Una idea compleja es, por ejemplo, la idea de cosa o de sustancia que es la suma de las propiedades sensibles de una
23
cosa. El pensamiento no agrega un nuevo elemento, sino que se limita a unir unos con otros los distintos datos de la experiencia. Por lo tanto, en nuestros conceptos no hay contenido nada que no proceda de la experiencia interna o externa.
En
la
conocimiento,
cuestión
Locke
del
adopta,
origen por
psicológico
ende,
una
del
posición
rigurosamente empirista. Otra cosa es la cuestión del valor lógico.
Aunque
todos
los
contenidos
del
conocimiento
proceden de la experiencia. -enseña Locke-, su valor lógico no se limita en modo alguno a la experiencia. Hay, por el contrario, verdades, que son por completo independientes de la experiencia y, por tanto, universalmente válidas. A ellas pertenecen ante todo las verdades de la matemática. El fundamento de su validez no reside en la experiencia, sino en el pensamiento. Locke infringe, pues, el principio empirista, admitiendo verdades a priori. El empirismo de Locke fue desarrollado por David Hume (1711-1776). Hume divide las "ideas" (perceptionsns) de Locke en impresiones e ideas. Por impresiones entiende las vivas
sensaciones
que
tenemos
cuando
vemos,
oímos,
tocamos, etc. Hay, pues, impresiones de la sensación y de la reflexión. Por ideas entiende las representaciones de la memoria y de la fantasía, menos vivas que las impresiones y que surgen en nosotros sobre la base de éstas.
23
Así como los racionalistas propenden a un dogmatismo metafísico, los empiristas propenden a un escepticismo metafísico. Esto tiene una conexión inmediata con la esencia del empirismo. Si todos los contenidos del conocimiento proceden de la experiencia, el conocimiento humano parece encerrado de antemano dentro de los límites del mundo empírico. La superación de la experiencia, el conocimiento de lo suprasensible, es una cosa imposible. La significación del empirismo para la historia del problema del conocimiento consiste en haber señalado con energía importancia de la experiencia frente al desdén del racionalismo por este factor del conocimiento. 2.4
Criticismo kantiano: La razón como forma del conocimiento.
Respuesta al racionalismo y al empirismo
Kant
trata
de
superar
el racionalismo y
el empirismo en lo que se ha denominado como "idealismo trascendental". En este cuadro se pueden ver la diferencias fundamentales entre las tres teorías gnoseológicas (teorías del conocimiento):
23
Hobbes, Empirismo
Anglosajon Locke, es
Berkeley, Hume Descarte
Racionalis Continenta s, mo
les
Spinoza, Leibniz
Estudio de
lo
empírico
trascende Alemania ntal
Inmanuel Kant
n
ón
Ideas
Razón
innatas
racional
sin concepto s
son
ciegas
23
d
Deducció
Visiones Idealismo
Sensibilida Sensaci
Ideas
sin
contenido están vacías
Ideas
y
sensació n
Cristicismo:
La
razón
teórica
y
la
razón
práctica
Hacia el final de su Crítica de la razón pura53 dice Kant que "solo queda el camino crítico", lo cual significa que: 1. La metafísica anterior a Kant no reflexionó sobre sus condiciones de posibilidad, sobre sus propios límites, por ello esa metafísica antigua es inviable.
53 Cfr. A852-A856
23
2. A partir de la crítica kantiana la metafísica debe ser una ciencia de los límites de la razón pura, es decir, de la razón que conoce sin acudir a la experiencia. 3. La metafísica tiene un papel fundamental, en cuanto que doctrina de legislación a priori de nuestra razón, en el orden de la naturaleza y, sobre todo, en el de las costumbres.
Kant dice que la razón se ejerce según dos funciones: de conocimiento (razón teórica) o de orientación de la acción (razón práctica, metafísica de las costumbres).
Además el espíritu, en especial la razón, presenta estructuras o formas idénticas para todos los individuos (universales) e independientes de la experiencia (a priori).
Las formas a priori de la razón y de la experiencia son los
trascendentales
(de
ahí
el
nombre
de
"idealismo
trascendental"), las formas trascendentales. La tarea de la filosofía consiste precisamente en describir estas formas trascendentales y hacer su inventario. De este modo la tarea crítica (del griego "juzgar" y "clasificar") consiste en distinguir:
23
1.
Lo que es la forma, estructura, general, a priori,
necesario. 2. Lo que es materia, contenido, particular, a posteriori, contingente.
Es esto lo que hace que a la filosofía kantiana se la conozca como "crítica" (se habla de "criticismo kantiano") o "trascendental".
De esto se deduce que los contenidos son a posteriori, es decir, adquiridos y no dados con anterioridad a toda experiencia. Además sin los contenidos de la experiencia, la razón es vacía; y sin la razón, la experiencia es ciega.
Por tanto el ser humano tiene dos facultades:
De
registrar
impresiones
(intuiciones).
Son
los
SENTIDOS.
De poner los conceptos. Es el ENTENDIMIENTO.
Algunos conceptos básicos del criticismo kantiano son los siguientes: 23
Sensibilidad: Facultad de tener experiencias o percepciones
cuyos
contenidos
son
siempre
particulares. Voluntad: Facultad de escoger libremente. Razón: Facultad de producir y aplicar categorías, leyes y principios generales. Es la capacidad de juzgar que se expresa mediante proposiciones en las que se atribuye un predicado general a un sujeto
particular. Juzgar: Subsumir lo particular (una percepción o un acto particular, por ejemplo) bajo una categoría o un
principio general. Juicio: Atribución de un predicado general a un sujeto particular (vg. "este edificio es grande" "este
acto es valiente". Juicio analítico:
Explican
pero
no
añaden
un
conocimiento nuevo: "los cuadrados tienen cuatro
ángulos". Juicio sintético: Añaden información: "Todos los alumnos de esta clase son españoles".
El concepto fundamental que habrá que tener siempre en cuenta al hablar de Kant es el de "razón pura", es decir, esa razón que espera desarrollar conocimientos sin tener en
23
cuenta la experiencia, de ahí su pregunta: ¿puede la razón pura conocer algo sin contar con la experiencia?
Según Kant solo podemos conocer las cosas según la manera en que se nos aparecen, cuando les aplicamos las categorías (a priori) de nuestra mente. Estos conceptos a priori solo son válidos cuando se aplican
al orden de
los fenómenos, pero no cuando cuando se aplican a las cosas en sí (noúmeno). Nada se puede decir ni conocer de las cosas en sí (del noúmeno).
Las condiciones de posibilidad de la ciencia y la metafísica.
23
La cuestión fundamental estriba en determinar si es posible la metafísica como saber racional último. La respuesta de Kant es que no, la metafísica no puede ser una ciencia.
¿En qué condiciones es posible un saber racional? ¿Cuáles son sus límites?
Sujeto en sí: encarnado en cada individuo, estructura (da forma) y de esa manera constituye lo que conoce.
23
Mundo en sí: Es el origen del contenido empírico estructurado por el sujeto.
Lo que conocemos no es el mundo o la cosa en sí, sino la experiencia racionalmente estructurada del mundo en sí, es decir, tal y como se nos aparece.
No se trata de subjetivismo ni de relativismo: el sujeto cognoscente es trascendental, es decir, universal.
Las formas a priori de la experiencia
Las formas a priori de la experiencia (sensaciones, percepciones) son el espacio y el tiempo. Lo espacio-temporal es la cuadrícula a través de la cual nosotros las percibimos y las constituimos como fenómenos, es decir, como objetos de nuestra experiencia.
23
Tiempo y espacio no existen fuera de nuestra facultad de conocer. Son formas de la subjetividad trascendental.
Si se toma el espacio como objeto de análisis da origen a la geometría. La tematización analítica y operatoria de la temporalidad produce la aritmética.
Las formas a priori del entendimiento
23
Esta ingeniosa imagen derivada de esta otrapuede darte una idea de lo que son las 12 categorías que "llevamos dentro" gracias a las cuales comprendemos el mundo según Kant
El entendimiento (inteligencia o razón lógica) es el segundo nivel de estructuración del conocimiento. Sus formas permiten constituir verdaderas categorías generales por medio de los juicios.
Los principios son leyes muy generales que estructuran conocimiento y permiten aprehender los fenómenos de tal suerte que se pueda elaborar una ciencia verdadera de la naturaleza. Hay dos principios importantes:
1. El principio de la cuantificación (todo fenómeno es extenso, es decir, cuantificable) 2. El principio de causalidad
23
Kant
enumera
doce
categorías
o
conceptos
fundamentales que permiten también caracterizar los doce tipos posibles de juicios, que son las distintas maneras de conectar los conceptos en las proposiciones. (vg. "Todos los hombres son mortales" es un juicio universal asociado a la categoría de la unidad:
Cantidad
Cualidad
Relación
Juicios
singulares
-> Unidad Juicios afirmativos -> Realidad Juicios categóricos -> Sustancia Juicios
Modalid problemáticos ad
Juicios
Juicios
particulares -> universales Pluralidad Juicios
Totalidad Juicios
negativos
-> indefinidos
Negación Juicios hipotéticos Causa Juicios
-> disyuntivos
->
Comunidad Juicios -> apodícticos
Posibilidad-
Existencia-
Necesidad-
Imposibilidad
Inexistencia
Contingencia
23
->
Limitación Juicios
-> asertóricos
La revolución kantiana
->
->
La revolución de Copérnico coincide con un cambio de centro. Lo mismo ocurre en el caso de la teoría kantiana del conocimiento.
1. El conocimiento "gira" más, aunque no por entero, en torno al sujeto que en torno al objeto. 2. Conocer es constituir activamente el conocimiento estructurado
y
manipulando
los
datos
de
la
experiencia.
Fenómeno: El objeto de las ciencias de la naturaleza. Noúmeno:
La
cosa
en
sí,
el
sujeto
no
puede
experimentar de forma inmediata.
La tentación metafísica
La metafísica no puede ser considerada una ciencia porque las categorías solo pueden aplicarse a los fenómenos dados por los sentidos.
23
Los noúmenos no pueden convertirse en objeto de conocimiento.
La ciencia formal es la de los noúmenos o "cosas en sí", no podrá ser formal porque los noúmenos no son forma de la razón, sino que existen de forma absoluta.
La
ciencia
real
es
la
ciencia
en
sentido
ordinario.
Como los noúmenos existen realmente, habría que llegar a disponer de una ciencia real de ellos. Pero para esto deberíamos gozar de una experiencia inmediata, directa, de esos absolutos, de una intuición que no estuviera estructurada por el tiempo y el espacio, ni por las categorías del entendimiento que transforman lo noumenal en fenoménico cognoscible.
No
tenemos
semejante
experiencia
de
lo
absoluto (es nuestra finitud, son los límites de nuestra razón humana); por tanto no podemos tener conocimiento de lo absoluto. Un conocimiento de este tipo sería metafísico. Kant declara que debido a nuestra finitud este conocimiento es imposible.
23
El "Mundo en sí", el "sujeto en sí" y "Dios" son las tres Ideas de la Razón que colocan todo el saber en la perspectiva de lo absoluto, de la unidad y de la finalidad última; esta perspectiva es infinita, nos sobrepasa.
Las antinomias se producen cuando la razón sucumbe al deseo de conocer el mundo en sí y en su totalidad y elaborar una cosmología integral. Son conclusiones o tesis contradictorias igualmente plausibles:
1. Que el mundo sea finito y que sea infinito 2. Que su estructura última sea atómica (elementos simples) y que sea continua (divisibilidad infinita) 3. Que haya causalidad libre o causalidad determinada 4. Que exista un ser necesario y que todos los seres sean contingentes
23
23
ACTIVIDAD DE LA SEGUNDA UNIDAD
23
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN MEDIO CICLO
23
UNIDAD 3 El problema ético y el problema axiológico
OBJETIVO
23
1.¿Qué es la Ética? La ética, es una ciencia práctica, que estudia cómo se ordenan los actos humanos en relación con el fin del hombre: no se detiene en la contemplación la verdad, sino que aplica ese saber
a
las
conocimiento
acciones necesario
humanas, para
que
proporcionando hombre
obre
el bien
moralmente. La ética no es una ciencia práctica en sentido en que lo puede ser una “técnica”, pues trata sobre los actos humanos en cuanto voluntarios además, porque es una parte de la filosofía que estudia el por qué último de los fines y medios en vida humana. “La ordenación de las acciones voluntarias, pertenece a la consideración de la filosofía moral. Y la ordenación que la razón hace considerando las cosas exteriores constituidas por la razón humana pertenece a las artes mecánicas. Así, es propio de la filosofía moral considerar las operaciones humanas en cuanto que están ordenadas entre si y respecto al fin.” La ética es la más importante de las ciencias prácticas, porque trata acerca del fin último del hombre, en el que se
23
encuentra la felicidad, y de los medios para conseguirlo. Puede decirse que en definitiva es la parte más importante de toda la filosofía, ya que ayuda al hombre de modo concreto a conseguir su fin. Cuando se dice que la filosofía no tiene una “utilidad” práctica no debe olvidarse que globalmente consideradas las cosas, es el conocimiento racional más “útil” para el hombre, ya que le encamina hacia su fin último (en cuya consecuencia consiste la felicidad).
El objeto de la ética
La ética estudia los actos humanos bajo el punto de vista de su moralidad, en cuanto son buenos o malos moralmente, lo cual se determina atendiendo al fin último del hombre: es bueno lo que conduce al hombre a su fin real, y es malo todo aquello que le aparte de ese fin. A la ética corresponde estudiar el fin último del hombre, que es Dios, y considerar de modo concreto la moralidad de los actos humanos: así, estudia la ley moral natural, su aplicación a través de la conciencia, los factores que influyen en la moralidad de los actos humanos, los hábitos morales (virtudes y vicios), estudia también de qué modo se aplican los 23
principios morales generales a los problemas específicos. Así como
a los temas derivados de la naturaleza social del
hombre. El objeto material de la ética son los actos humanos, o sea, los actos voluntarios, que son los que proceden de la voluntad libre: por depender del hombre y no darse de modo necesario, existe una responsabilidad moral acerca de ellos. El objeto formal de la ética es la ordenación de los actos humanos al fin último del hombre. Por tanto, la ética se fundamenta sobre la metafísica, que estudia a Dios como Causa primera y fin último de toda la creación (y del hombre en particular). La filosofía moral o ética trata “de las operaciones humanas, que proceden de la voluntad del hombre según la ordenación de la razón. Pues si hay en el hombre operaciones no sujetas a la voluntad y a la razón, no se llaman propiamente humanas, sino naturales, como sucede con las operaciones del alma vegetativa, que de ningún modo caen bajo la consideración de la filosofía moral. Así como el objeto de la filosofía natural es el movimiento, o el ente móvil, así el objeto de la filosofía moral es la operación humana ordena al fin, o también el hombre en cuanto que actúa voluntariamente
23
en vistas al fin” .
Partes de la Ética Aunque la ética es una sola ciencia, a efectos prácticos
suelen dividirse en dos partes: 1. La
ética
general, que estudia los principios
fundamentales acerca de la moralidad de los actos humanos: el fin último del hombre, la ley moral, la conciencia, el pecado, las virtudes. Así, respecto al fin último, demuestra que se encuentra en Dios, tanto en el aspecto objetivo (aquello cuya posesión se ha de buscar) como subjetivo
(la
felicidad).
Se
determina
que
la
moralidad de los actos humanos está en función de su adecuación al fin último, y que se juzga por su objeto, su fin y sus circunstancias. Se considera la ley moral
como regla objetiva de la moralidad,
estudiando los tipos de leyes morales y sus características
(por
ejemplo,
la
objetividad
y
universalidad de la ley moral natural). Se analiza la naturaleza de la conciencia, su obligatoriedad y los principios que deben regir la correcta actuación moral. Se estudia la naturaleza de los hábitos
23
morales (virtudes y vicios) y su relación con la moralidad. 2. La ética social, que aplica esos principios a la vida del hombre en cuanto miembro de la sociedad. Entre los diversos temas que esta trata, pueden señalarse, por ejemplo: en qué consiste el bien común de la sociedad; qué relación existe entre los individuos y la sociedad: la función de la autoridad social: la obligatoriedad y moralidad de las leyes; el principio de subsidiariedad, por el que la autoridad debe respetar y fomentar todo lo que sean capaces de hacer los individuos y los grupos intermedios, interviniendo en los temas que lo exigen: la naturaleza, función y derechos primarios de la familia como célula básica de la sociedad; los fines del matrimonio y los obstáculos que se oponen a ellos. 1.1
Lo bueno y lo malo
Bueno y malo son términos relacionados a lo que nombramos como el “nivel horizontal” de la vida, es decir, la consecuencia de nuestra situación de vida. El individuo evalúa todo subjetivamente como bueno o malo. En contrapartida, hay la necesidad de distinguir las palabras “bondad” y “maldad”. Estas sirven para describir la dirección espiritual del 23
hombre – “el nivel vertical” de su vida. Si usted imaginar el hombre como un punto a través de lo cual el horizontal expresa la vida terrena y el vertical la vida espiritual, usted formará una cruz. La cruz es el símbolo de la Verdad; el nivel de su vida (horizontal) será proporcional a su calidad espiritual (vertical). Luego, si usted de hecho quiere cambiar su vida y sus circunstancias exteriores, cambia a usted mismo. Las personas observan el mundo a su alrededor principalmente de una forma subjetiva, porque normalmente apenas suelen ver las cosas bajo su propia perspectiva. “Eso es lo que yo quiero, pero no que eso sea bueno o malo...”conforme a ellas les convenga o no. De hecho, las cosas no son buenas o malas. Nosotros solamente las hacemos parecer de esta manera. Definimos la lluvia como buena cuando riega nuestro jardín y como mala cuando queremos disfrutar al aire libre; un fuego en la chimenea es considerado bueno en una noche fría, pero el calor del verano es malo. Los opuestos como “bueno” y “malo” de alguna manera pertenecen uno al otro, como las dos fases de una moneda. Una vez usted la ve de un lado, y después del otro; y nunca logra ver los dos lados al mismo tiempo. Ver los dos opuestos y conectarlos espiritualmente es algo que solamente una persona plenamente consciente puede hacer – un individuo
23
quién ha experimentado los dos opuestos, los conoció y aprendió a amarlos, o más claramente: los aceptó sin lamentar. Nosotros aprendemos que algo es bueno solamente cuando se le compara con su opuesto malo. Sin el contraste, nada podría existir. Al final, ¿cómo usted sabría lo que es bello si no supiese lo que es feo? ¿Cómo usted percibiría lo que es felicidad si no supiese como es la sensación de estar infeliz? Pero cuando usted pare de juzgar las cosas en su alrededor evaluando si a usted les gustan o no, su visión subjetiva cambia para un mirar más objetivo y usted logra verlas como son. Entonces usted realmente comprenderá la vida y podrá vivirla completamente. Lo que es bueno para uno puede ser malo para otro. Usted puede dividir el pan con un cuchillo, pero usted también puede matar con un cuchillo. La “división del pan” de una familia pobre (tirarle el poco que tienen), de cualquier manera, no es bueno; matar, por ejemplo, un cerdo puede ser bueno para su dueño pero sería malo si el cerdo tuviese alguna enfermedad. El bueno puede transformarse fácilmente en malo y el malo en bueno, y aquello que anteriormente era conveniente en el momento siguiente puede convertirse en un fardo. La mayoría de las cosas, tras de las cuales las personas
23
orientan su vida, cambia solamente su situación en el sentido horizontal y son irrelevantes para la calidad de vida – como una determinada marca (de auto, cerveza, ropas), dónde ir a las compras... En contraste con esto, hay los opuestos que se encuentran en la línea vertical y, eligiendo entre ellos, realmente cambiamos nuestras vidas. Por ejemplo: orgullo – humildad; ganancia – generosidad; lujuria – castidad; envidia – desapego; gula – moderación; rabia – tolerancia; pereza – vigor. Basado en nuestras opciones, nos inclinamos hacia la dirección del bueno o del malo. En el camino del bueno, las cosas buenas nos pueden ayudar, así como las malas. Cuando, por ejemplo, alguien en la casa nos despierta por la mañana y levantamos de la cama, lo vemos como malo si no hemos
dormido
lo
suficiente.
Sin
embargo,
cuando
aprendemos a no estar enojados con esto (lo que no es fácil si es una situación repetitiva), somos tolerantes. Si aprendemos a despertar por la mañana, y no en la hora del almuerzo (algo que percibiremos inicialmente como mala y desagradable), superaremos nuestra propia flojera y ganaremos tiempo que anteriormente perdíamos durmiendo. Cada paso en la línea vertical nos cambia y luego nuestras vidas serán distintas. Por ejemplo, gracias al hecho
23
de levantar más temprano de la cama, podremos tener muchas experiencias durante el día y después, en la noche, no necesitaremos ir para algún bar para “charlar”. Pájaros cantan graciosamente por la mañana y el clima es normalmente más agradable
antes del
medio-día;
al
contrario,
alcohol
y
cigarrillos “satisfacen” más en la noche que durante el día. Nosotros apenas tenemos que caminar hacia arriba en la vertical y el camino es cada vez más fácil; porque cuando vamos
a
su
largo,
también
cambiamos
nuestra
vida
completamente. A final, es un reflejo de nuestro estado interior.
Cuando
somos
tolerantes,
otras
personas
son
tolerantes con nosotros. Cuando no somos flojos para hacer algo para los demás, otros también vienen y nos ayudan, si precisamos. Si somos generosos, otros nos darán lo que precisamos, y en este momento seremos muy agradecidos. Por lo tanto, les deseamos mucha fuerza y paciencia en el camino por la línea vertical de su cruz personal. 1.2
Dimensión ética del ser humano
Todos hablan de ética: los políticos, los científicos, los medios de comunicación, los abogados, los jóvenes, los no tan jóvenes, es decir, todos los sectores de la sociedad. Nos preguntamos ¿qué es la Ética, la Moral o la Axiología?, ¿en qué se diferencian?, no tenemos todas las
23
respuestas, pero utilizando el razonamiento, trataremos de responder a cada término, veamos El sentido más antiguo de la ética (del griego ethika, de ethos, ‘comportamiento’, ‘costumbre’), residía en el concepto de la morada o lugar donde se habita. El éthos es el suelo firme, el fundamento de la praxis, la raíz de la que brotan todos los actos humanos. El hombre a través de su vida va realizando actos. La repetición de los actos genera "actos y hábitos" y determinan además las "actitudes". El hombre de este modo, viviendo se va haciendo a sí mismo. El carácter como personalidad es obra del hombre, es su tarea moral, es el cómo "resultará" su carácter moral para toda su vida... Podemos así, aproximarnos a la conceptualización de la palabra "moral" (del latín mores, ‘costumbre’) como la adquisición del modo de ser logrado por la apropiación o por niveles de apropiación, donde se encuentran los sentimientos, las costumbres y el carácter. Por esto, la ética es la moral. Veamos otras definiciones: Ética, es la rama de las ciencias filosóficas que investiga las leyes de la conducta humana, para formular las reglas que convienen al máximo grado de la evolución psicológica y social del hombre. Moral tiene una
23
significación más amplia que el vocablo de la ética. Moral está por encima de lo físico. Lo moral en tal caso, es todo lo que se somete a todo valor. Inmoral se opone a todo valor. Analicemos lo siguiente: Valor y Antivalores... Amor - Odio Procreación - Aborto Sabiduría - Ignorancia Equidad - Desigualdad Justicia - Injusticia Paz - Guerra Amistad - Envidia Libertad - Esclavitud Bienestar - Miseria Debemos considerar los planteamientos de la teología moral sobre la persona, es así como toda persona y su dignidad tienen un valor supremo en la moral. La Dignidad de la Persona El ser persona es una realidad que supone para la ética el valor primero y fundamental. La dignidad humana es el referente principal para los sistemas éticos religiosos y para aquellos que pretenden construir una moral meramente civil basada en la autonomía de la razón humana. Todos coinciden en que la
23
persona es el valor supremo que hay que defender y proteger. Naturaleza de la dignidad humana La persona es algo original (único e irrepetible) y cualitativamente superior en el orden de los seres creados. La moral sólo puede plantearse a partir de la estructura personal del ser humano. La persona se manifiesta como una realidad que conjuga la dimensión privada y la dimensión pública. Ambos factores forman parte de su valor ético. Si se reduce la persona a
la
dimensión
privada
se
cae
en
el
individualismo. Si es reduce a lo público, se cae en un colectivismo igualmente reprobable. Expresiones de la Dignidad Humana En la ética kantiana, la moral reside en la actitud persona.
coherente
con
la
Esa actitud se
realidad
de
expresa con
la las
categorías fin / medio: la persona es y debe ser tratada como fin y nunca sólo como medio. La persona es una realidad absoluta y no relativa: su dimensión moral brota de su mismo ser y no por referencia a otros seres.
23
Esto no implica que se niegue su capacidad de apertura a los otros y a Dios, peo incluso actúa como un absoluto que reclama un respeto y una dignidad incondicional. Estructura personal del ser humano Únicamente la persona puede ser origen y centro de los valores morales y quien puede justificarlos. Esta afirmación pertenece a la cosmovisión bíblica y la tradición teológica. Santo Tomas coloca a la persona como el centro del universo y como el lugar en que se realizan los valores morales. De esta manera el ser
personal
excelencia
es
para
la
categoría
formular
la
ética
moral,
por para
preservarla y fomentarla. La humanización como meta de la dignidad humana Afirmar la dignidad originaria de la persona significa, fundamentalmente, dos cosas: Afirmar el valor del individuo, del yo: cada persona es única, insustituible, necesaria, tiene valor por sí misma, es libre, vive para Dios que la conoce por su propio nombre.
23
Afirmación del valor de la alteridad, del otro: la persona, no está cerrada sobre sí misma, sólo merece respeto en cuanto es intersubjetividad. La alteridad corrige y complementa la posible desviación
individualista
y
abstracta
del
personalismo. En
resumen,
la
dignidad
humana
como
categoría moral orienta a la reflexión y a la vivencia
ética
hacia
la
meta
de
la
humanización. Aceptar el valor absoluto de la persona constituye el campo propicio para un diálogo respetuoso y fructífero entre moral cristiana y la ética cívica. 1.3
La ética como un sistema social
Relación social puede referirse a una multitud de interacciones sociales, reguladas por normas sociales, entre dos o más personas, teniendo cada una posición social y realizando un papel social. Resultado de la relación hay una modificación de la conducta. En jerarquía sociológica, las relaciones
sociales
están
más
avanzadas
que
el
comportamiento, acto social, comportamiento social, contacto social e interacción social. Las relaciones sociales forman la base de conceptos como organización social, estructura social, 23
movimiento social y sistema social. El contenido dado por el proceso de socialización, modifica la conducta por la intervención de los otros individuos en una secuencia de relaciones igual a aprendizaje, además
fundamenta
la
percepción,
la
motivación,
el
aprendizaje y la adaptación por el intercambio de reglas, y creencias (Canals), que comenta a James Kennedy y Russell C. Eberhart, que han dedicado su reflexión sobre todo ello. Dicen que para modelar la interrelación humana es necesario modelar
a
los
individuos
en
un
contexto
social,
interrelacionando entre sí. Comenta Antonio Lucas Martín en su manual de Sociología, los requisitos de la acción social: objetivos, adaptación de medios a objetivos y el poder integrador de los individuos en el grupo mediante normas y mantenimiento de un modelo en el proceso de socialización. La sociabilidad entra en interacción con la ética en el momento en que empezamos a tener amistades, esto quiere decir que la ética y la sociabilidad, tienen una relación muy estrecha, por que gracias a esta, el ser humano tiene una gran relación consigo mismo y con los demás, entonces en conclusión, la sociabilidad y la ética se relacionan por que tienen moral y conocimiento por conocer a alguien (ver Principio de solidaridad).
23
Las
relaciones
sociales
son
un
complemento
tan
importante como la relación que tenemos con nosotros mismos,
así
pues;
el
relacionarse
con
otros
seres
se
transforma en un aspecto necesario y primordial de la vida cotidiana.
1.4
La postura Kantiana Antes de empezar a explicar las características de la
ética de Kant hay que partir de una distinción previa que él propone: la de éticas materiales y éticas formales. Son materiales aquellas éticas que afirman que la bondad o maldad de la conducta humana depende de algo que se considera bien supremo para el hombre: los actos serán,
por
tanto,
buenos
cuando
nos
acerquen
a
la
consecución de tal bien supremo, y malos cuando nos alejen de él. Las éticas materiales suponen que hay bienes, cosas buenas para el hombre, y determinan cuál es el bien supremo o fin último del hombre (el placer para Epicuro, la felicidad virtuosa para Aristóteles, etc.) Según cuál sea el bien supremo, la ética establece normas o preceptos con el fin de alcanzarlo.
23
Toda ética material tiene contenido, en este doble sentido: 1) hay un bien supremo 2) se proponen los medios para alcanzarlo. Kant rechaza las éticas materiales, pues presentan deficiencias. En primer lugar, son empíricas, es decir, a posteriori. Su contenido está extraído de la experiencia. Esto impide que sus principios sean universales, pues sólo lo a priori puede serlo. En segundo lugar, sus preceptos son hipotéticos o condicionales. No valen absolutamente, sino sólo de modo condicional para conseguir un cierto fin. Esto impide también que sean universalmente válidas. Por último, son heterónomas. Es decir la voluntad es determinada a obrar de un modo u otro por el deseo o inclinación a algo (placer, por ejemplo). Visto lo anterior, Kant afirma que una ética que pretende ser universal y racional no puede ser material, ha de ser, por lo tanto, formal. La ética ha de estar vacía de contenido, es decir: 1) no debe establecer ningún bien o fin que haya de ser perseguido, y 2) no nos dice lo que hemos de hacer, sino cómo hemos de actuar. La ética formal se limita a señalar cómo debemos obrar siempre, se trate de la acción concreta de que se trate. Un
23
hombre actúa moralmente, según Kant, cuando actúa por deber. El deber es, según Kant, “la necesidad de una acción por respeto a la ley” es decir, el sometimiento a una ley, no por la utilidad o la satisfacción que su cumplimiento pueda proporcionarnos, sino por respeto a la misma. Kant distingue tres tipos de acciones:
Acciones contrarias al deber. Acciones conforme al deber. Acciones por deber. Sólo estas últimas poseen valor moral.
Supongamos un comerciante que no cobra precios abusivos a sus clientes. Su acción es conforme al deber. Ahora bien, tal vez lo haga para asegurarse así la clientela, en tal caso la acción es conforme al deber, pero no por deber. La acción es un medio para conseguir un fin. Si, por el contrario, actúa por deber, es decir por considerar que ese es su deber, la acción no es un medio para conseguir un fin o propósito, sino que es un fin en sí misma, algo que debe hacerse por sí. El valor moral de una acción radica en el móvil que determina su realización. Cuando este móvil es el deber tiene valor moral.
23
La exigencia de obrar moralmente se expresa en un imperativo que no es ni puede ser hipotético, sino categórico. Kant ofrece varias formulaciones del imperativo categórico. La más famosa de estas formulaciones es la siguiente: obra sólo según aquella máxima que puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, en ley universal. La “máxima” se refiere a los principios subjetivos de la voluntad, a sus propios móviles que, de no existir el imperativo categórico impuesto por la razón, se impondrían a la voluntad. Este imperativo no es material, pues no dice qué debemos hacer. Es formal, en cuanto dice cómo hay que actuar. Proporciona una regla para medir las acciones, gracias al imperativo podemos evaluar cualquier
acción
y
calificarla
como
conveniente
o
inconveniente de acuerdo con el principio del deber. Existe una segunda formulación famosa del imperativo categórico, que es así: obra de tal modo que trates la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca meramente como un medio. Kant entiende que los seres humanos se caracterizan por su autonomía, es decir, la capacidad de darse normas a ellos mismos o de seguir de forma crítica las que les dan otros. Esta capacidad es única en la naturaleza y convierte a los seres humanos en seres excepcionales, incomparables con cualquier otro, por lo que no tienen precio, sino que se le aplica un
23
concepto distinto que es el valor. Este valor es expresable en el concepto ético básico para la antropología de Kant, la dignidad. La dignidad supone el deber de actuar con el otro como si fuera un fin en sí mismo, es decir, la imposibilidad de utilizarlo como una cosa, como un medio para nuestra conveniencia. A pesar de que Kant evita en buena medida hablar de lo bueno y lo malo, él entiende que existe algo absolutamente bueno: lo bueno incondicionado. Esto es la buena voluntad, el deseo de hacer siempre las cosas adecuadamente. Kant entiende que la ética (la razón práctica) tiene algunos postulados que no son demostrables, como los tenía también la razón pura. Estos postulados son la libertad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios. Esto es así porque la ética tan sólo tiene sentido si existe la libertad; la felicidad, que sería
la
perfecta
adecuación
entre
nuestros
deseos
individuales y el deber moral tan sólo se podría dar si fuésemos infinitos, porque supondría una voluntad santa en este mundo y esto es imposible. Por último, la propia idea de felicidad supone la existencia de una causa suprema de la naturaleza dotada de entendimiento y voluntad, es decir, Dios. Como vemos, para Kant, la moralidad coloca al hombre
23
en el umbral de la religión. Sin embargo, aunque lleva hacia ella, no es su objetivo porque el hombre no debe tender a la felicidad, sino a la racionalidad. La religión sirve como esperanza para la moralidad. 2.
¿Qué es la Axiología? Axiología (del griego axios, ‘lo que es valioso o
estimable’, y logos, ‘ciencia’), teoría del valor o de lo que se considera valioso. Axiología: Parte de la filosofía que se estudia la naturaleza de los valores (lo bello, lo bueno, etc) y su influencia. En definitiva, la Axiología es la disciplina filosófica que estudia el valor, los fundamentos del valor, la naturaleza del valor, los juicios del valor y la forma como los captamos. Entendida como la teoría del valor o de lo que se considera valioso, la Axiología no sólo trata de los valores positivos, sino también de los valores negativos, analizando los principios que permiten considerar que algo es o no valioso, y considerando los fundamentos de tal juicio. 2.1
Los valores humanos
23
Valores humanos son aquellos conceptos universales conductores de la acción que se encuentran en todas las culturas, todas las sociedades y en todos los lugares donde los seres humanos interactúan con los demás. Los cinco valores humanos, que se pueden encontrar en todas las culturas, todas las sociedades y en todas las religiones, son la Verdad, Rectitud, Amor, la Paz y la No Violencia. Estos valores son eternos, son esencias eternas, que elevan la vida humana a su máxima expresión, a su más alta capacidad. Los valores humanos tienen una energía intrínseca y dinámica. Los valores humanos no siguen las leyes de la ciencia física. No pueden ser agotados. Los valores humanos se multiplican a medida que se apliquen, que se utilizan, se expresan y se ejecutan. Cuando esto sucede, el beneficio es mutuo tanto para el emisor como para el receptor. Así podemos entender que los valores humanos tienen una energía inherente de que se fortalece y se multiplica a medida que se utilizan. Podemos utilizar la metáfora de la apertura de una cuenta bancaria, un crédito de energía que se construye, se crea una gran cantidad de energía en el interior, sobre la cual podemos hacer retiros en cualquier momento. El fruto de estos retiros es que atraen a más energía, ya que se gastan!
23
Podríamos llamar a esto los valores de nuestro banco, que también atrae a los depósitos en nuestro banco de carácter.
Los
valores
están
presentes
y
rápidamente
identificados cuando actuamos con la unidad entre lo que pensamos, decimos y hacemos. Esa unidad, de pensamiento, palabra y obra se llama integridad. Los valores humanos no siguen la ley del cuadrado inverso. Ellos no sufren una disminución con el tiempo y el espacio. Una buena acción realizada hoy sigue siendo una buena acción siempre. Existe una coincidencia entre el comportamiento y los valores, el comportamiento se basa siempre en las elecciones y los valores en las opciones, es decir, guías para la acción y el comportamiento. Los valores son dinámicos y fluidos, no son unidades discretas, son de múltiples capas, multicontextual, muti-faceticas. Los valores no tienen límites rígidos y aplican en todos los compartimentos de la conducta: la elección y la motivación. Los valores también están vinculados a la emoción, a la energía, el impulso de la mente al expresar el sentimiento y la acción. Podemos concluir que los valores humanos son esencias
23
eternas, donde siempre están en la búsqueda de mejorar a un individuo como persona, e incluso a una sociedad. Debemos tener en cuenta que los valores morales y los valores humanos son totalmente diferentes. 2.2
El ser humano como un ser valorativo Hablar de los valores es introducirse en un mundo
complejo. Nos tenemos que preguntar ¿Qué cosas tienen valor?
Los valores no existen por si mismos
Los valores no existen por sí mismos, necesitan un depositario en que descansar. Es decir, los valores no tienen una existencia independiente de las cosas en que se presentan. Los valores, como tales, no existen sino en un objeto determinado. Se nos presenta como cualidades de esos objetos: la belleza de un cuadro, elegancia de un vestido, utilidad de una herramienta, etc.
Polaridad de los valores
23
Una característica fundamental de los valores es la polaridad: es decir, se presentan en un valor negativo. Así a la belleza se le opone la fealdad; lo malo a lo bueno; lo injusto a lo justo, etc. La dinámica de la vida es una lucha de contrarios. Todo accionar humano necesita siempre dos polos para llegar a un fin concreto. Necesita de lo bueno para encaminarse por lo recto y lo malo para tenerle cuidado y no salirse del camino recto. La vida sin un contrario no sería vida humana, es más, no podría existir.
Los problemas axiológicos de la vida diaria
Los problemas acerca de los valores no se plantean únicamente en los libros, revistas y congresos filosóficos, sino que están presentes en las manifestaciones más diversas de la vida diaria. Estos problemas se debaten a diario en la calle, en el parlamento, en el café, en las casas más humildes, en los boliches, etc. Cuando dos personas no están de acuerdo al valorar una comida como agradable o sabrosa y fracasan en el intento de convencerse mutuamente, la discusión termina, por lo 23
general, con la afirmación de uno o de ambos interlocutores, de que a él le gusta o no le gusta, y nadie podrá convencerlo de lo contrario. ¿Los valores son objetivos o subjetivos? ¿Las cosas tienen valor porque las deseamos, o las deseamos porque tienen valor? El valor será objetivo si existe independientemente de un objeto o de una conciencia valorativa. Y será subjetiva si su existencia se debe a reacciones ya sean fisiológicas o psicológicas del sujeto que valora.
¿Cómo captamos los valores?
Los valores se presentan ante nosotros a través de objetos reales: piedra, lienzo, papel, gesto, movimiento, etc. y los captamos por los sentidos. Esta captación es parcial. Nunca captamos en su totalidad una realidad. En
Crisis de los valores un
mundo
desesperadamente
y
donde las
la
tecnología
sociedades
urbanas
avanza crecen
vertiginosamente, el hombre se va cosificando (volverse una 23
cosa) a la misma velocidad que el avance de la ciencia. Esta cosificación está empujando al hombre de hoy hacia un precipicio de una caída sin fin: la pérdida de su identidad. Se dice y se repite en nuestra sociedad, en nuestra escuela, en nuestra familia, que nuestra juventud... es víctima de una “crisis de valores” Es por tanto fundamental para nosotros, el conocer las causas y los efectos de esa crisis. Cuando hablamos de “valor” o de “valores”, fácilmente lo podemos relacionar con negocios y con el precio económico de un producto. Sin embargo no es ese el sentido que se le da cuando se habla de “crisis de valores”. Cuando hablamos de la necesidad que tenemos de la formación en los valores, se hace referencia a algo de carácter, no económico, sino moral. La vida es una carrera donde todos quieren ganar. El mundo es un mundo de pirañas donde todos quieren comerse al más débil e indefenso. Los valores humanos ya no caben en la escala de valores de los más sinvergüenzas donde el poder está centralizado en el Estado que está lleno de corruptos de profesión.
23
La carencia de valores en el mundo es una realidad que vemos a diario en los noticieros, revistas, periódicos y demás medios de comunicación nacional e internacional. Es quizás, este el problema más grave que atraviesan las familias y las sociedades del mundo en general. Este problema se puede observar en todas las clases sociales, desde el más rico hasta el más pobre y entre estos están la perdida de respeto a la autoridad, la impuntualidad, la descortesía, la agresividad, la discriminación, etc. Una de las principales causas que se dan por la carencia de valores en las personas es porque muchas crecieron en un entorno familiar en el que no les enseñaron un modelo de persona que presente valores éticos y morales. Las crisis económicas, sociales, morales, ecológicas religiosas,
políticas,
familiares
o
de
cualquier
tipo,
las
podríamos sintetizar en una sola frase: crisis de valores, momentos decisivos para mejorar o empeorar, salir adelante o hundirnos aún más. Existir o dejar de existir, a nivel personal o de comunidad, nuestra decisión final, por lo tanto, es también nuestra responsabilidad elegir como deseamos vivir aquí, ahora y mañana.
Desvalores, comportamientos.
23
Escasez de autoestima: Es una grave carga psicológica. Con ella a cuestas, la persona aparenta ser lo que no es; se vuelve tímida, huidiza, servil con los poderosos, autoritaria con los humildes y preocupada en exceso por el que dirán. La primera responsabilidad de todo educador, ya sea como padre de familia, es formar en los niños el valor de la autoestima, la confianza que debe tener todo ser humano en sí mismo. Corrupción. Pérdida de honestidad: La persona que se degrada, primero escucha los consejos de los perversos; después, con nerviosismo, camina por la senda del mal; por último se llena se soberbia y comienza a burlarse de la gente recta.
Valores
socio
comunitarios
y
medioambientales Las culturas ancestrales de Bolivia siempre desarrollan el sentido de la solidaridad. El “ayni”, la “mink’a”, y otros muchos sistemas de organización comunitaria, tenían por motivación principal el crear la solidaridad entre todos los miembros de una etnia. Los valores comunitarios eran como el
23
alma misma de las culturas autóctonas. Sin embargo vemos como ahora, sobre todo en las ciudades, se ha ido perdiendo esos profundos valore humanos basados en el esfuerzo propio y en la ayuda mutua. Lo que predomina son las ideas individualistas. Se busca sobre todo el éxito personal, aún en desmedro de los derechos humanos de los demás. Somos hijos de la madre tierra, somos hijos del cosmos, por lo tanto no existe la dicotomía del ser humano-naturaleza, somos naturaleza, somos pachamama, somos pachacamac, somos vida. En estas condiciones emergentes, reconstruir nuestra identidad es volver a los principios básicos convencionales, no humanos, sino de la vida, de la naturaleza. Volver a la sabiduría de nuestros ancestros, al camino sagrado. “Todo vive” decimos en aymara: las montañas, el rio, los insectos, los árboles, las piedras, todo vive; por lo tanto, es parte de un equilibrio perfecto de la vida. Y nosotros para el vivir bien tenemos que vivir en equilibrio con todas las formas de existencia y no solamente con todo lo que vemos.
23
2.3
Relativismo: Críticas al etnocentrismo y al universalismo "El antropólogo no tiene por qué afirmar que todas las
culturas son buenas, pero está en la obligación de someter a todas, incluídas las propias, a la misma crítica negativa" PEDRO TOMÉ, antropólogo. "Que haya regímenes autoritarios o democráticos en el mundo no es problema para el antropólogo, sino para el ciudadano." CLAUDE LÉVI-STRAUSS, antropólogo. "Volvía a casa en un tranvía una tarde de agosto desde el
campo
en
el
que
enseñaba
durante
algunas
vacaciones de verano cuando estudiaba. Hombres blancos y negros que habían estado trabajando al sol subieron al tranvía. Estaban sucios y sudorosos. Una mujer blanca que estaba a mi lado se quejó del olor de los negros; efectivamente, olían. Me pregunté qué pasaba con los trabajadores blancos, y me acerqué a ellos; también olían. El traje azul de algodón que yo llevaba estaba húmedo de sudor a causa del duro día que había tenido. Entonces me di cuenta de que... ¡yo también
olía!.
Fue
un
POWDERMAKER (1966)
23
descubrimiento"
HORTENSE
El etnocentrismo es una actitud que consiste en considerar al grupo o cultura propia como superior, y es despreciativo respecto a otros grupos y culturas. Todo grupo desprecia a los demás, aunque la forma de hacerlo puede variar culturalmente. La forma más simple de etnocentrismo es que una persona asuma ingenuamente que las premisas culturales son las
mismas
en
todas
partes.
Todos
nosotros
somos
probablemente culpables de esta clase de etnocentrismo, y nuestro enfoque
parte de la tradición histórico-político
occidental. Esta posición universalista mantiene que existe un criterio moral aplicable a todos los grupos humanos, y se opone a la postura relativista que argumenta que los derechos son relativos al contexto cultural específico en el cual se desarrollan. Y aquí viene el gran debate de la antropología y no sólo de esta disciplina... Los relativismos. El relativismo cultural aparece como una respuesta al etnocentrismo, en base al argumento de que los valores de una sociedad dependen del sistema cultural en el cual se
23
originan y por lo tanto no puede haber un criterio universal. ¡Atentos! El relativismo cultural no toma por objeto los juicios morales, uno es relativista cultural como consecuencia de su conocimiento antropológico. El antropólogo Ángel Díaz de Rada lo explica así "Simplemente, dado el conocimiento antropológico
acumulado
tras
década
de
investigación
empírica, los antropólogos sostenemos que, de hecho, hay muchos
órdenes
morales
diferentes,
muchas
formas
diferentes de interpretar lo que ha de ser entendido como buena vida, lo que ha de ser entendido como deseable. Y nos gusten o no nos gusten esas formas de vida, el único modo de empezar a entenderlas es percibirlas como diferentes." La metodología
que
utiliza,
por
tanto,
es
el
relativismo
metodológico, que implica una renuncia profesional a los juicios morales (como un/a médico que llorará si un ser querido ha fallecido por cáncer, pero deberá aparcar sus lágrimas en la medida de lo posible si quiere investigar un tumor maligno y tener un mayor entendimiento objetivo y neutral del tumor) Un ejemplo práctico de este método es el de Adriana Kaplan, antropóloga, que propuso un rito de iniciación “alternativo” en Gambia: un rito de paso que incluyera la significación psicológica de “convertirse en mujer”, que fuera
23
aceptable para su cultura, y que no incluyera la mutilación genital como elemento. "Nosotros pretendemos un cambio desde el respeto, entendiendo su cultura. Por eso la vicepresidenta de Gambia estaba tan encantada con el proyecto. “Usted ha visto con ojos africanos”, me decía. Nuestra propuesta alternativa permite seguir manteniendo el significado del ritual. El gobierno de Gambia ha dado la bienvenida a este proyecto, porque
estamos
invirtiendo
en
el
país,
dejamos
el
conocimiento en su gente y sin que les cueste nada." "Se nos ha acusado desde sectores feministas radicales de defender prácticas que atentan contra los derechos. No es cierto. La obligación que tenemos no es relativizar, es comprender y no juzgar. Y desde la comprensión, proponer. Eso es lo que hacemos." Luis Pancorbo, periodista y antropólogo, ha recorrido el mundo con una actitud que lo sitúa a medio camino entre la aventura y la antropología, y asegura que “Si tuviera que implicarme en las creencias de todos los pueblos que he conocido, en estos momentos sería ya incapaz de descubrir el bien y el mal. Por lo tanto en eso sí que tengo un cierto acercamiento antropológico, trato de ser un observador
23
participante. No creo que existan verdades supermayúsculas.” Eso sí, añade: “Cuando he filmado cómo los yanomami beben un puré de plátanos sobre el que arrojan las cenizas de sus muertos, soy consciente de que una parte de los espectadores
puede
conceptuarlos
como
salvajes.
Probablemente no hay otra cosa que pueda repeler más a nuestra cultura que la muerte, y eso es algo que condiciona la perspectiva del telespectador. Pero no creo que por ese prejuicio deba renunciar a ofrecer estos planos, por cruda, diversa o ambigua que pueda parecer esa realidad a la hora de ser descodificada. Obviamente, ese tipo de situación puede originar un debate controvertido y complejo, dado que la propuesta relativista puede no ser válida en todas las circunstancias. De hecho, ninguna cultura es inocente y siempre hay reglas de dominio. Por eso, al abordar cuestiones como la ablación del clítoris o la lapidación de las adúlteras, hay que tomar partido y denunciar su práctica, se esté o no en televisión.” Del relativismo de la que habla Luis Pancorbo es la propuesta del relativismo moral. Paul Bohannan, antropólogo, cuenta: "En 1950 me encontraba haciendo trabajo de campo entre los tiv de Nigeria
23
Central. Una tarde, un tiv regresó de bañarse en el rio local. Metió la cabeza en mi cabaña para decirme que ya había vuelto. Le pregunté qué había pasado. Me contestó: "No mucho. Se ha ahogado un hombre". Inmediatamente salté ¿Qué? ¿¿Ahogado??. "¿Conoces el lugar del río donde el fondo cae de golpe? Bueno, era extranjero. Perdio pié, y no sabía nadar."
"¿Nadie le salvó? ¿No intentaste tú salvarlo?" (Yo
sabía que era un gran nadador). La respuesta fue demoledora: "No era mío".
Entendí perfectamente lo que quería decir.
Los tipos se toman molestias para prestar algún servicio a sus parientes, pero no cualquiera. Me encontré odiándole a él y a sus valores porque me habían enseñado a pensar que una vida humana es una vida humana, sin importar de quien sea. Pensé -y sigo pensando- que no le hubiese costado demasiado rescatar a aquel extraño.
Una semana más tarde, cuando
estaba hablando con el mismo ayudante sobre las familias tiv, mencioné que no veía a mi madre desde hacía casi cinco años. Me miró horrorizado: ¿Quieres decir que no vas a tu casa a ayudar a tu madre?" Intenté decirle que nos escribíamos, que nos manteníamos en contacto, que ella no necesitaba mi ayuda. Mis explicaciones no sirvieron de nada, estaba tan ultrajado por mis valores como yo por los suyos. Después de considerarlo una y otra vez durante años, todavía creo que los míos son mejores. Sin duda él sigue creyendo que los mejores son los suyos."
23
El relativismo moral dice "tú eres capaz de hacer juicios morales, entonces no es lícito que no los hagas porque no todo vale." Y desde este enfoque, Bohannan "se ha mojado", y desde su óptica moral, opina que es intolerable dejarle ahogar a una persona, sea quien sea, y desde su óptica moral, cree que es mucho menos malo no tener tanto contacto con una madre. El tipo opina que es mucho peor esto último. El relativismo moral afecta a la esfera de las creencias morales de las personas, de todas ellas, ya sean antropólogos, políticos, albañiles o catedráticos. Todos tenemos derecho a opinar sobre lo que es para nosotros la buena vida. Aquí
aparece
una
forma
más
compleja
de
etnocentrismo, cuando la gente sabe perfectamente que existen diferencias culturales, pero que en lugar de tratar de comprenderlas y ver la humanidad común a través de las diferencias, consideran a la otra cultura como incorrecta, inmoral, inferior, o en el peor de los casos perversa. O al contrario: como una cultura casta y pura, sin maldad ninguna, o el mito del "buen salvaje". De hecho, aquí viene la forma más compleja, y el primer paso más allá del etnocentrismo: supone darse cuenta
23
de que otros pueblos... ¡también son etnocéntricos.! Pero puede ocurrir también lo contrario que, en nombre de la cultura o en la idea suprema de preservar y salvar esa especificidad cultural en este mundo globalizado, preferimos mantenernos al margen de muchas cuestiones y no opinar, porque "es otra cultura diferente y no comprendemos". Este quizás es el relativismo más criticado, quizás por ser el más cómodo y extremo, y es el "como no lo entiendo, por si acaso, no lo critico: todo vale" En uno y otro caso, sometemos a juicio moral las vidas de
los
otros
sin
ser
copartícipes
de
esas
vidas
y
arrebatándoles su protagonismo como agentes morales, "todo para la gente, pero sin contar con ella" Y, por lo tanto, en uno y otro caso, vemos la cultura como si no la crearan las personas, como si fuera algo estático a lo que hay que adorar. La historia, la tradición, la cultura, es algo creado y recreado por las personas, es decir, es algo que sirve a las personas, y no al revés. Es
lo
que
Edward
Said
planteaba
en
su
libro
Orientalismo, un libro que critica el pensamiento colonial occidental que representa lo oriental como algo exótico,
23
decadente y corrupto, y que "se nos da ya definido, acotado y dispuesto de una forma cerrada y acabada." Y una cultura así, no existe, por suerte. Entonces ¿cómo hay que tomarlas, cómo estudiarlas de manera objetiva? "Hemos de ser sensatos" dice Luis Pancorbo "muchos antropólogos tienen discusiones periódicas para refundar su ciencia, que es muy versátil. El subjetivismo resulta imposible de extirpar, puesto que el etnólogo y el realizador de documentales televisivos siempre tendrán que utilizar su estructura mental y lingüística para traducir y dotar de un sentido a esa otra realidad.” Y es que no debemos olvidar que ese mito del poder de la ciencia, el que aboga por una ciencia totalmente objetiva y neutral, es también un mito propio de la idea occidental que propuso como incontestable el número: todo lo que se puede pensar, contar o medir. Sin embargo, hay muchos elementos cualitativos que son esenciales para vivir. Quizás, quien sabe, el/la médico que estudia el tumor lo hace por y pensando en su ser querido fallecido de cáncer y, es más, no quiere que nadie lo sufra más.
23
Por eso, Marc Augé tiene un truco que va por este camino, y es bien simple, de hecho, es una herramienta que los seres humanos la hemos ido desarrollando durante toda nuestra existencia, y que a veces parece en peligro de extinción: la empatía. "Podríamos tener todo un debate sobre las nociones de tolerancia, de relativismo, que son nociones ambiguas, pero ¿qué es la tolerancia? Que yo piense que tú tienes derecho a equivocarte y que esto es recíproco. En realidad, no pienso como tú, pero creo que tengo razón, claro que también puedo equivocarme. Sin embargo, no puedo decir que se puede pensar cualquier cosa y no tengo respeto hacia ciertos aspectos de algunas “culturas”, ya que, por ejemplo, para mí una mujer es exactamente igual que un hombre, a nivel teórico no tengo ningún respeto intelectual por las posiciones que dicen que hombres y mujeres tienen su puesto. Está claro que no voy a hacer la guerra, pero podemos pensar que tenemos que hacer un esfuerzo. Mañana la moda intelectual puede cambiar y lo importante me parece el individuo. La cultura se puede reivindicar por parte de los individuos, diría mejor “las culturas”, en esa mezcla que hay siempre, pero no hay que partir de la cultura, sino que hay que tomar al individuo como punto de referencia».
23
2.4
Subjetivismo: El idealismo subjetivo. El subjetivismo es la
factor
primario
individualidad
rama filosófica que toma como
para
la
verdad
mental
y
material
-o del
moralidadsujeto,
a
la
siempre
cambiante y no trascendente hacia alguna verdad absoluta o universal. Es una doctrina filosófica que entiende de manera subjetiva lo que a primera vista parece una clase de juicios objetivamente verdaderos u falsos –es decir, verdaderos o falsos independendientemente de lo que creamos, esperemos o queramos–. Se puede ser subjetivista si ante unos juicios, pese a las apariencias, externos a nosotros como individuos, actuamos como si fueran juicios acerca de nuestras actitudes, creencias, emociones, etc. También se puede negar que esos juicios sean verdaderos o falsos, alegando que son órdenes o expresiones de actitudes camufladas. En ética, por ejemplo, una concepción subjetivista del segundo tipo -conocida como emotivismo- afirma que los juicios morales son meras expresiones de nuestras actitudes positivas y negativas. Otro ejemplo: el prescriptivismo, que también es una
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concepción subjetivista del segundo tipo: la tesis de que los juicios morales son en realidad órdenes –decir «X es bueno» es decir, detalles al margen, «Haz X»–. Las concepciones que hacen en último término de la moral una cuestión de convenciones -de aquello en lo que estamos de acuerdo o en lo que la mayoría de la gente está de acuerdo- también pueden construirse como teorías subjetivas del primer tipo. Es importante aclarar que el subjetivismo, sin embargo, no está unido a la ética. Ya que para una concepción subjetiva de la racionalidad, los criterios de creencia racional son los criterios que el individuo -o quizá la mayoría de los miembros de la comunidad a la que pertenece ese individuo- aprobarían en
tanto
que
están
interesados
en
creer
aquellas
proposiciones que son verdaderas y en no creer las que son falsas. En contra, la doctrina ética se interesa en procurar el máximo beneficio a aquellas acciones individuales o sociales que
beneficien
-a
su
vez-
al
común
o
al
indivíduo,
recordarémos que su fin es procurar los derechos, deberes y poderes del individuo en sociedad. 2.5
“El ser es ser percibido” (Berkeley) El concepto de extensión destruye el propio concepto
de substancia material.
23
Si los entes sensibles o ideas no pueden existir en algo no percipiente, no podrán de hecho existir en un substrato pasivo, en la materia. Pero, además, la propia noción de materia se vuelve contradictoria cuando se la concibe como substrato o soporte de cualidades. Si se la entiende como subyaciente a sus accidentes o cualidades, tendría que subyacer igualmente a la extensión, con lo cual, el mismo substrato
tendría
que
ser
extenso,
lo
cual
es
una
contradicción. La noción de substrato es ininteligible porque al término "soporte de cualidades" no se le puede asignar ningún significado y la materia se vuelve incognoscible. El problema fundamental para Berkeley ha sido el transformar lo interior hasta hacerlo consistir en lo externo. Aquí es donde se hace patente su idealismo. El ser de las cosas es ahora el ser dado a la conciencia. La realidad del mundo se define como el percibir y el ser percibido. Todo se determina por el espíritu. Berkeley ha descosificado el mundo: "El mundo de las cosas y de los organismos, de los
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cuerpos celestes y de los elementos, no es nada más que nuestra representación, una apariencia en las almas individuales. No están las almas en el mundo, sino que el mundo está sólo en las almas." Que lo material no sea más que puramente fenoménico no significa que se niegue la realidad del mundo. La existencia de las cosas se hace patente cuando percibo, aunque mi voluntad no intervenga, por el orden que siguen las ideas en mi mente y su regularidad casi perfecta. La permanencia de las cosas es asegurada por ese orden, por la cohesión y coherencia con que se suceden mis ideas. Llamar ideas a los entes no les sustrae realidad. La distinción entre realidades y quimeras sigue estando vigente, aunque "suene raro" decir que vemos, tocamos y comemos ideas. El problema es sólo nominal y la denominación de ideas para referirnos a las cosas es, desde el punto de vista fenomenalista del autor, el más correcto. Que el mundo corporal no existe sino en forma de ideas es algo evidente para el autor. Que estas ideas tengan que estar en una mente que las perciba, es algo necesario, pero
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¿Cómo llego a tener conocimiento de ese espíritu? Por la misma definición de idea ha de haber algo cuya característica esencial sea la actividad y, por ello, algo distinto a un ser pasivo e inerte y que, además, sea el lugar desde donde esas ideas son percibidas. Yo no puedo tener una idea del espíritu ya que éste sería una idea y, por ello, algo pasivo e inerte. Sólo puedo llegar a tener una noción del espíritu elaborada a partir de una reflexión interior sobre nuestra propia existencia. Como
el
autor
pone
de
manifiesto:
"conozco
evidentemente, por reflexión, la existencia de mi propio yo, esto es, de mi propia alma pensante o principio pensante" y, sin embargo, "aunque no tengo, estrictamente hablando, idea del mismo. No lo percibo como una idea, o por medio de una idea, sino que lo conozco por reflexión". La mente es un conglomerado de percepciones. Lo que hace que se la pueda conocer es, precisamente, su capacidad de percibir; si anulamos las percepciones, anulamos la mente. Ésta no puede ser entendida en el sentido cartesiano del término. Si el cerebro fuese una cosa sensible, sería
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entonces una idea que contiene ideas, lo cual es absurdo. Filonús: Prescindiendo de los espíritus, todo lo que conocemos o concebimos son nuestras propias ideas. Cuando dices, pués, que todas las ideas son ocasionadas por impresiones en el cerebro, ¿Concibe este cerebro o no? En caso afirmativo, hablas entonces de ideas impresas en una idea, y causantes de esa misma idea, lo cual es absurdo. El espíritu, esa cosa indivisible e inextensa que piensa, actúa y percibe, se nos hace visible porque tenemos conciencia de estar continuamente percibiendo ideas. La única entidad substancial que Berkeley reconoce es la substancia pensante, ya sea finita o infinita. El mundo se compone de espíritus finitos que perciben e ideas percibidas por esos espíritus. Así llegamos a formular la tesis completa, que dice así: "Esse est percipere et percipi", ser es percibir y ser percibido.
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ACTIVIDAD DE LA TERCERA UNIDAD
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UNIDAD 4
El problema metafísico y el problema
1. ¿Qué es la Metafísica?
OBJETIVO
La metafísica es la filosofía entendida en su sentido más estricto, ya que estudia la realidad buscando sus causas últimas de modo absoluto, se pregunta por lo más íntimo de toda la realidad, o sea por su ser, estudiando cuáles son las causas que explican en último término el ser y los diversos modos de ser los entes.
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El nombre de “metafísica” (que significa en griego “más allá de la física”) se aplica a lo que Aristóteles llamó “filosofía primero”. Andrónico de Rodas, al catalogar las obras de Aristóteles (hacia el año 70 a.d.C), denominó a esos libros “metafísica” porque se encuentran después de los de la “física”. Pero ese nombre responde adecuadamente a la naturaleza de esta disciplina al buscar la explicación última del ser de los entes, ha de remontarse más allá de lo material y sensible hasta las realidades espirituales. La metafísica estudia toda la realidad, pues todo lo real tiene que ser: no se limita a algún tipo de entes, como las demás partes de la filosofía y las ciencias particulares. Por tanto, el estudio el objeto material de la metafísica es toda la realidad. Solo quedaría fuera de su estudio algo que no tuviera ser, pero es obvio que eso no sería nada. Como estudia la realidad desde el punto de vista de su ser, el objeto formal de la metafísica es el ser de la realidad, o sea, el ser de los entes. Se denomina “ente” a todo “lo que es”: algo que tiene que ser, y tiene un modo de ser determinado. Dios no es propiamente un “ente”, pues es su propio Ser y no está limitado a ningún modo de ser particular o finito; la metafísica estudia a Dios con Causa Primara del ser de los entes. Al describir la metafísica aparecerán, por consiguiente
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dos aspectos diferentes: por una parte, el enfoque metafísico, que es común con las demás disciplinas filosóficas y, por otra, los temas propios de la metafísica, que son estudiados exclusivamente en ella. El enfoque metafísico consiste en el estudio de la realidad a la luz de sus causas últimas. Este enfoque puede aplicarse a toda la realidad: todos los seres, también los materiales, pueden ser objeto de estudio metafísico. Las ciencias que participan de él son disciplinas filosóficas, ya las que adoptan un enfoque más parcial y limitado a las causas inmediatas son las ciencias particulares. Toda ciencia verdaderamente filosófica se pregunta por el ser de su objeto, y tiene por tanto una relación directa con la metafísica, que estudia el ser en toda su amplitud. Por ejemplo, la filosofía de la naturaleza se pregunta por el ser de los cuerpos, y encuentra en ellos una composición de acto y potencia que la metafísica estudia de modo general (ya que no solo se da esa composición en los entes corpóreos, sino también en los espirituales). Los
temas
propios
de
la
metafísica
abarcan
las
realidades que no dependen en su ser de la materia, bien sea porque se trata de realidades espirituales (Dios, el alma humana) o porque se trata de aspectos de la realidad que
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pueden darse en los seres materiales y en los espirituales (substancia y accidentes, acto y potencia, causalidad, etc.) Cuando se habla de la metafísica como una de las disciplinas filosóficas distinta de otras, se indica el estudio de estos temas. El estudio del alma humana como ente espiritual es tema de la metafísica, pero se incluye en la filosofía natural en cuanto que el alma es forma del cuerpo. Los aspectos de la realidad que se dan tanto en los entes materiales como en los espirituales, son considerados desde el punto de vista particular por la filosofía natural, la filosofía natural estudia su realización en los entes materiales.
La Metafísica y la unidad de la Filosofía
El núcleo de la filosofía es la metafísica: es lo que le da unidad. Las demás ramas de la filosofía estudian sus temas bajo el punto de vista o enfoque de la metafísica, a la que Aristóteles llamaba justamente “Filosofía primera”. Por esta razón, la división de la filosofía no da lugar a disciplinas filosóficas meramente yuxtapuestas y relacionadas de modo externo. Esto no significa que las restantes disciplinas filosóficas sean una mera aplicación de la metafísica al estudio de 23
determinado tipo de entes. La metafísica, al estudiar el ser de los entes de modo general, encuentra “leyes del ser” universalmente válidas para toda la realidad (los llamados “primeros principios”), obtiene conclusiones que valen para todos los entes (aunque se realicen en ellos según grados y modalidades
diversos),
estudia
directamente
los
entes
espirituales (que, por su inteligencia y voluntad, tienen una referencia al ser en toda su amplitud), e llega a considerar a Dios como Causa Primera del ser de todos los entes. Las demás disciplinas filosóficas coinciden con la metafísica en la búsqueda de las causas ultimas de la realidad, pero se limitan al estudio de algún tipo de entes que tienen un modo de ser especifico (los cuerpos, los vivientes, etc.); por este motivo, no llegan a las conclusiones universales de la metafísica ni abordan
los
temas
estrictamente
metafísicos
aunque
proporcionan la base de muchas consideraciones metafísicas y hallan leyes generales aplicadas al orden de entes que consideran . 1.1
¿Existe Dios? René Descartes es uno de los pensadores clave a la
hora de analizar el problema de la existencia de Dios. En él se basó Baruch Spinoza para, en su Ética explicada según el orden geométrico, tratar de dar una explicación científica e
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irrefutable, o en otras palabras, definitiva, a algunos de los mayores intangibles de la historia de la humanidad: Dios, el alma, el bien, el mal. Antes hubo otros. El pensamiento cristiano, que dominó el panorama de la filosofía occidental durante toda la Edad Media, utilizó su particular interpretación de ciertas ideas de Platón y Aristóteles para probar la existencia de Dios y explicar el funcionamiento del mundo que Él había creado, siendo Santo Tomás de Aquino el máximo exponente de esta tradición. En cuanto a la prueba de la existencia de Dios, la obra de Spinoza no es sino una exposición más compleja, más precisa, de los argumentos de sus antecesores. Empecemos hablando sobre el concepto de Dios. Dios es generalmente considerado como ser supremo, causa última de todo lo existente. Se le han dado, a lo largo de las religiones
y
filosofías
características
como
perfección,
infinitud, omnipotencia, omnipresencia -dado que forma parte de la esencia de todos los seres-, etc. Sin embargo, si prestamos atención a dichas cualidades, observamos que ninguna es demostrable según los parámetros científicos que utiliza la humanidad para validar el conocimiento. Es más, estamos
hablando
de
conceptos
que
son
de
por
sí
innacesibles a los seres humanos: perfección y omnipotencia son conceptos que, como seres limitados que somos podemos
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intentar definir, pero no alcanzar a comprender en su totalidad. Uno de los argumentos más recurrentes de la tradición cristiana a favor de la existencia de Dios ha sido la de que "tenemos que venir de algo". Esta prueba es similar a la teoría aristotélica del Primer Motor Inmóvil. En resumen, reza que todo ser debe tener una causa, que a su vez tendrá otra, y así sucesivamente, pero como sería ilógico que la cadena fuese infinita tiene que haber un ser último... al que sin embargo dicha escuela de pensamiento no ha dudado en calificar como infinito. Esto es, se utiliza la misma cualidad que se trataba de explicar
para
dar
la
explicación.
En
mi
opinión,
esta
explicación circular y no comprobable no es más que un intento de poner límites a nuestro desconocimiento. Un límite formal, pues al fin y al cabo acaba siendo un límite ilimitado, pero al menos es una infinitud que podemos atisbar, algo con lo que sentirnos más cómodos que con un simple interrogante. Otra de las más célebres pruebas que han esgrimido aquellos
que
defendieron
la
posibilidad
de
afirmar
la
existencia de Dios mediante la razón es la que se basa en la perfección
de
Dios.
Formulada
originalmente
por
San
Anselmo, su planteamiento se reduce a lo siguiente: Dios debe existir porque es lo más perfecto que podemos concebir, y
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forzosamente lo más perfecto debe existir, porque la no existencia sería un claro signo de imperfección. El fallo radica, como demostraron posteriormente Kant y Hume entre otros, en que el hecho de que podamos pensar algo no implica la existencia de este algo. Dicho de otro modo, para poder aplicarle la cualidad de perfección a un ser, dicho ser tiene que existir, pero si aceptamos su existencia de antemano estamos incluyendo la conclusión que deseamos obtener, o sea, la existencia de Dios, entre las premisas. Existen algunas pruebas más, que han sido igualmente refutadas. De todo esto no se colige, en cualquier caso, que Dios no exista, sino que no podemos probar su existencia, así como tampoco, y esto es importante, su no existencia. Esto es así porque, como ya he comentado antes, a Dios se le otorgan cualidades con las que el hombre solo puede soñar. No es difícil ver que un ser todopoderoso no encontraría dificultad alguna no solo en resultar indetectable para nosotros, sino en participar en el curso de nuestras vidas, en jugar con nuestras mentes sin que nos diéramos cuenta, provocando que hiciéramos cosas que luego atribuiríamos a nuestro libre albedrío (cualidad que, irónicamente, Descartes atribuyó al genio maligno que utilizó para explicar la duda metódica). El ateísmo, si lo separamos completamente del agnosticismo, yerra entonces tanto como el cristianismo, al afirmar cosas
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que no puede probar. La religión es, en última instancia, cuestión de fe. La fe es creencia, y el creyente cree en la existencia de aquello en lo que cree. Sin embargo, el creyente no deja de ser un hombre que vive en una sociedad, que comparte su vida con otros hombres, que a su vez tienen creencias diferentes. Tratar de demostrar la existencia de cosas que, debido a su propia naturaleza, no son verificables, ha sido en el pasado demasiadas veces una estrategia destinada a imponer el modo de ver el mundo de un cierto grupo de personas, así como a justificar la necesidad de ciertas conductas que, de otro modo, habrían sido consideradas no solo contrarias a la ley, sino abominables y más propias de monstruos que de hombres. Dejaré que ustedes mismos hallen en la historia estas horribles situaciones. Yo solo espero que, gracias a ellas, la humanidad se haya hecho más sabia y, de este modo, lleguemos a entender la necesidad de compaginar las creencias propias con la tolerancia de las ajenas. 1.2 La
Dios y el ser humano teología
ortodoxa
tiene
páginas
bellísimas
en
relación al tema de la función divinizadora del universo propia de la encarnación . San Gregorio Palamas precisa: "Dios, que
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lo transciende todo, incomprensible, indecible, consiente en hacerse participable a nuestra inteligencia". Aún más: "El hombre es semejante a Dios, porque Dios es semejante al hombre", afirma Clemente de Alejandría. Dios esculpía el ser humano mientras miraba en su Sabiduría la humanidad celeste de Cristo . Ésta está predestinada a reunir todas las cosas, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra -"misterio escondido en Dios antes de todos los Siglos".: la creación del hombre a imagen de Dios tenía como fin la Encarnación, se la entienda como se la entienda, puesto que implica el último grado de comunión entre Dios y el hombre. Hay que prestar atención a esta visión de los Padres: la deificación del hombre es una función de la humanización de Dios: "el hombre es el rostro humano de Dios", dice san Gregorio de Nisa , y por eso "el hombre destinado al goce de los bienes divinos ha tenido que recibir en su naturaleza misma un parentesco con aquello en que debía participar" . Del mismo modo, san Macario dice: "entre Dios y el hombre existe el mayor parentesco" . El Espíritu humano no se realiza si no es en el medio divino: "contemplar a Dios es la vida del alma". Las frases de los Padres son audaces : "Dios se hace
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hombre para que el hombre se haga Dios por la gracia y participe en la vida divina. - "El hombre es un ser que ha recibido la orden de hacerse Dios". - "El hombre debe unir la naturaleza creada y la energía divina increada". - "Yo soy hombre por naturaleza y Dios por la gracia". - "El que participa en la energía divina se hace él mismo, en cierta medida, luz". -"Microcosmos", el hombre es también un "mikrotheos" - En su estructura es donde el hombre lleva el enigma teológico, que es un ser misterioso, "homo cordis absconditus" , definición netamente apofática y que explica el interés de los Padres por el contenido de la imago Dei. Para san Gregorio de Nisa, la riqueza
de
la
imagen
refleja
las
perfecciones
divinas,
convergencia de todos los bienes, y subraya el poder propiamente divino de determinarse libremente por sí mismo. Cuando el hombre dice: "Yo existo", traduce en lo humano algo del carácter absoluto de Dios que dice: "Yo soy el que soy". Para los Padres estas fórmulas eran palabras esenciales, palabras de vida recibidas y vividas. Algunos teólogos "desmitifican" el realismo último de los Padres y por eso debilitan el mensaje explosivo de los Evangelios, el amor loco (manikon éros) de Dios por el hombre, según Nicolás Cabasilas. El hombre tiene que vivir la tensión entre la humildad
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subjetiva y el hecho objetivo de ser co-liturgo, co-creador, copoeta con Dios. Hay que reaprender las antinomias antaño tan familiares para los Padres de la Iglesia. El hombre dice: Yo soy imperfecto, y Dios le responde: Sed perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. El hombre dice: Soy polvo y nada, y Cristo le dice: Vosotros sois dioses, y sois mis amigos. Sois de la raza de Dios, afirma san Pablo, y san Juan: habéis recibido la unción del Santo y lo sabéis todo. "Yo llevo los estigmas de mis iniquidades, pero soy a imagen de tu gloria invencible", dice en una síntesis vigorosa el tropario del oficio fúnebre. El hombre es creado y, sin embargo, no es creado sino nacido del agua y del Espíritu Santo; es terrestre y celeste, criatura y dios en proceso de realización. Un dios creado es una de las nociones más paradójicas, al igual que la persona creada y la libertad creada. La audacia de los Padres profundiza estas máximas y estos apotegmas a fin de no entristecer y de no apagar al Espíritu Santo. En efecto, la théosis oriental no es una solución lógica, no es un concepto, sino una solución de vida y de gracia, solución antinómica como todo carisma, y que se remonta a la antinomia de Dios mismo. Los Padres lo han visto al decir que el Nombre de Dios es relativo al mundo. Cómo Dios mismo
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puede ser a la vez absoluto y relativo, Dios de la historia y Dios en la historia, tal es el misterio de su Amor que transciende
su
propio
carácter
absoluto
para
revelarse
Paternidad. Así también las palabras de san Efrén el Sirio: "Toda la Iglesia es la Iglesia de los penitentes y de los que perecen", pueden armonizarse con las palabras de san Simeón el Nuevo Teólogo: "En verdad, es un gran misterio -¿Dios entre los hombres, Dios en medio de los dioses por deificación?" Sin embargo, es el mismo misterio. Si el hombre piensa a Dios, es porque se encuentra ya en el interior del pensamiento divino, es porque ya Dios se piensa en él. Sólo se puede ir a Dios partiendo de Él. El contenido del pensamiento sobre Dios es un contenido epifánico, se acompaña de la presencia evocada. La crucifixión "El Padre es el Amor que crucifica, el Hijo es el Amor crucificado, el Espíritu Santo es el poder invencible de la Cruz", ha dicho magníficamente el Metropolita de Moscú, Filaretes. En cierto sentido, es la Crucifixión común en la que cada Persona de la Trinidad tiene su propia manera de participar en el Misterio. La Cruz vivificante es la única respuesta al proceso del ateísmo en el reino del mal. Se puede aplicar a Dios la noción más paradójica, la de la debilidad, que significa la salvación mediante el libre amor: Dios se presenta
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y declara su amor, y pide que le paguen con la misma moneda; ... rechazado, espera a la puerta... Por todo el bien que nos ha hecho no pide a cambio más que nuestro amor; como pago de nuestro amor, nos perdona todas nuestras deudas. Frente al sufrimiento, frente a toda forma del mal, la única respuesta adecuada es decir que Dios es débil y que no puede sino sufrir con nosotros. Débil, en efecto, no en su omnipotencia, sino en su Amor crucificado... En la Cruz Cristo ha asumido la mortalidad misma. El poder de la muerte está en su autonomía, pero Cristo da su muerte al Padre, y por eso en Cristo es la muerte la que muere: por la muerte ha vencido a la muerte. Desde entonces ningún hombre muere ya solo ,- Cristo muere con él para resucitarlo con Él. El Salvador en cruz no es simplemente un Cristo muerto, es el Kyrios, Dueño de su propia muerte y Señor de su vida. No ha sufrido de hecho ninguna alteración por su Pasión. Sigue siendo el Verbo, la Vida eterna que se abandona a la muerte y la sobrepasa. Cuando fuiste crucificado, oh Cristo, la creación entera ante este espectáculo se estremeció de horror y los cimientos de la tierra temblaron ante tu poder.
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Al contemplar el icono pensamos en la hermosa reflexión de Nicolás Cabasilas: En función de Cristo ha sido creado el corazón humano, cofre inmenso y suficientemente amplio para contener a Dios mismo... El ojo ha sido creado para la luz, el oído para los sonidos, todas las cosas para su fin, y el deseo del alma para lanzarse hacia Cristo. 1.3
La afirmación de la existencia de Dios Santo Tomás de Aquino (1224 - 1274) contemporáneo
de San Buenaventura, representa el apogeo de la filosofía escolástica. Sus aportaciones al campo de la filosofía y de la teología son una brillante síntesis del pensamiento anterior, tanto de los cristianos como de los judíos y de los musulmanes, especialmente en relación con el tema de la existencia de Dios, su pensamiento es una lectura obligada de los filósofos posteriores del final de la Edad Media, de la Edad Moderna e incluso de la actualidad. Santo Tomás aborda el tema de la existencia de Dios en varias perspectivas, desde la polémica escolástica de las relaciones entre fe y razón; Filosofía y Teología, desde la Antropología, desde la Ontología, y, naturalmente desde la Teología Natural. Su obra cumbre la Suma Teológica se ha
23
considerado como la mejor catedral gótica del pensamiento cristiano. En esta obra, estudia el tema de Dios desde dos puntos de vista: la teología existencial y la teología esencial. Es decir, en primer lugar se ocupa del tema de la existencia de Dios y en segundo lugar de sus propiedades o características. Según Santo Tomás la existencia de Dios es un conocimiento natural en el ser humano, al que puede llegar con el uso adecuado y lógico de su razón, incluso sin haber conocido la Revelación cristiana, ni haber realizado un acto de fe. La razón, dirigida lógica y científicamente puede alcanzar la certeza de la existencia de Dios, e incluso de la inmortalidad
y
espiritualidad
del
alma.
A
estas
dos
afirmaciones las llama, los preámbulos de la fe. La razón precede a la fe y la filosofía a la Teología. Sin
embargo
Santo Tomás rechaza el
argumento
ontológico de San Anselmo, según el cual, y como también afirma
San
Buenaventura,
podemos
conocer
a
Dios
directamente a priori en el interior de nuestra conciencia. La argumentación tomista se funda en la noción de evidencia y en la distinción metafísica entre la esencia y la
23
existencia que había realizado con anterioridad en su opúsculo De ente et essentia (Sobre el ser y la esencia). Esta distinción, nueva en la historia de la filosofía, afirma que la esencia es el conjunto de notas o propiedades constituyentes del ser en cuestión, es decir la respuesta a la pregunta, ¿qué es?, mientras que la existencia supone la realización efectiva de la esencia en un individuo, y comienza en el momento de su aparición o nacimiento. En Dios no se da tal distinción, porque su esencia consiste en la plena existencia, en existir por sí mismo. Su existencia es eterna y es la causa de todas las demás existencias. Sin embargo a los seres humanos nos cuesta mucho formarnos el concepto de Dios, y esta es la razón por la que existen ateos, e incluso algunas personas lo conciben con forma de animal, de hombre o de fuerza de la naturaleza. Por estos motivos Santo Tomás entiende que la proposición Dios existe, es evidente en sí misma, pero no para nosotros que somos seres limitados.
Esencia: Conjunto de cualidades constituyentes que definen a un objeto o a un ser de la naturaleza, y le hacen pertenecer a una clase o conjunto. Por ejemplo la definición que dió Boecio de persona: sustancia individual de naturaleza racional. La racionalidad es
23
una cualidad esencial que distingue a los seres humanos de otras sustancias.
Existencia: Es la realización efectiva de la esencia, que se produce con el nacimiento o aparición de un individuo, que actualiza o realiza las cualidades esenciales,
en
la
definición
anterior,
sería
el
nacimiento de un niño, que es una persona.
Evidencia: Es la transparencia, claridad o distinción de una idea o de un juicio, que fuerza a la mente a aceptarla como verdadera de forma inmediata, es decir sin demostración.
Preámbulo de la Fé: Son algunas proposiciones como la existencia de Dios, o la inmortalidad del alma, que pueden ser conocidas a través de la razón, y suponen una introducción a las verdades o dogmas de fe, dentro del cristianismo.
Una tesis, juicio o proposición es evidente en sí misma cuando el predicado está incluido en el concepto de sujeto, forma parte de las propiedades de su esencia, por ejemplo cuando digo que el cuadrilátero es un polígono de cuatro lados, o bien, que el ser humano es un animal, ambas 23
cualidades forman parte constitutiva tanto del cuadrilátero, tener cuatro lados, como del ser humano, ser animal. Por tanto la proposición Dios existe, es evidente en sí misma ya que en Dios no hay distinción entre la esencia y la existencia, sino que él mismo es la existencia plena y total Ipsum esse subsistens, pero no para nosotros, los seres humanos. Si todos conocemos la naturaleza del sujeto y la del predicado, la proposición es evidente en sí misma y para nosotros, pero no todas las proposiciones evidentes en sí mismas, lo son también para nosotros, éste es el caso de la existencia de Dios, que siendo en sí misma evidente, porque en ella el predicado se identifica con el sujeto, no lo es para nosotros sino que necesita ser demostrada a posteriori, es decir por cosas más asequibles para nosotros, incluso aunque estas cosas sean menos evidentes. Por esta razón, Santo Tomás se inclina por una demostración aposteriori (quia), que va de los efectos a las causas, concluyendo en la aceptación de una Primera Causa fundamento de todas las demás a la que llama Dios. Santo Tomás habla más que de demostración en sentido estricto o matemático, de cinco Vías o caminos que conducen a la afirmación de la existencia de Dios.
23
Estas Vías, tienen todas ellas la estructura común de la causalidad, todo efecto tiene su causa, y es imposible afirmar una cadena infinita de causas, por tanto se llega a la conclusión de la existencia de una primera causa incausada o Causa Sui, a la que llama Dios. 1. La primera vía es la del movimiento, inspirada en la física y metafísica de Aristóteles. A través de los sentidos percibimos el movimiento. Todo lo que se mueve es movido por otro, y así hasta alcanzar el Primer Motor inmóvil, en el que todos reconocen a Dios. 2. La segunda es la que se deduce de la causalidad eficiente,
inspirada
en
Avicena.
En
el
mundo
sensible, hay un orden de causas eficientes, orden que no puede llevarse hasta el infinito; por tanto es necesario admitir una causa eficiente primera, a la que todos llaman Dios. 3. La tercera vía nos lleva de los seres contingentes al Ser
Necesario;
está
inspirada
en
Averroes
y
Maimónides; se deduce a partir de lo posible y de lo necesario. Las cosas pueden existir o no existir, ya que pueden ser producidas o destruidas, llevan
23
consigo la posibilidad de no existir, esto quiere decir que hubo un tiempo en el que nada existió. Luego estos seres contingentes exigen la existencia de un Ser necesario, cuya necesidad esté en sí mismo y sea la causa de la necesidad de los demás. A este Ser necesario todos le llaman Dios. 4. La cuarta vía se deduce de la jerarquía de valores que encontramos en las cosas, está inspirada en Platón, San Agustín y San Anselmo. La bondad, veracidad, nobleza y otros valores se dan en unas más que en otras. Este más y menos, se dice respecto de un máximo, que es su causa. Es decir llamamos Dios a la causa, al máximo de esos valores que se dan en las cosas en mayor o menor grado. De los grados de perfección en los seres, a la Perfección suma. 5. La quinta vía se deduce a partir del ordenamiento de las cosas, que, no teniendo conocimiento, como los cuerpos naturales, actúan por un fin. Este orden y finalidad implica un Ordenador supremo. Esa inteligencia por la que todas las cosas van dirigidas a un fin, la llamamos Dios. De los seres ordenados del Universo al Ordenador Supremo. Está inspirada
23
en Séneca y San Agustin. Estas vías, como todo el pensamiento de Santo Tomás son una síntesis de otros filósofos anteriores, pero la originalidad está precisamente en su estructuración para demostrar la existencia de Dios y su principal atributo que es la Aseidad, Dios es la existencia plena, en él se identifica la esencia y la existencia, es la Causa Sui, fundamento de los demás seres, incluido el ser humano. El tema de Dios, es igualmente importante en la ética y política tomista. El fin de las acciones morales es la búsqueda de la felicidad, eudaimonía, esta felicidad no puede consistir en la posesión de nada creado, sólo en Dios, en la visión beatífica, puede hallarse la felicidad; un acto es bueno si conduce a ese fin último, y malo si se aparta de él. Para poder diferenciarlo
con
claridad,
hemos
de
basarnos
en
su
conformidad o no con la ley natural moral, que no es sino la participación en el ser creado de la ley eterna de Dios. Santo Tomás fue el iniciador del derecho natural. La ley natural es el precedente de lo que hoy en día denominamos derechos humanos. En
la
política,
afirma
que
la
autoridad
de
los
gobernantes procede de Dios, pero el gobernante, debe contar
23
con unos asesores, representantes del pueblo. La mejor forma de gobierno es una mezcla de monarquía, aristocracia y democracia. En todo caso reconoce al pueblo el derecho a rebelarse contra los gobernantes, cuando se han corrompido y no han buscado el fin último del estado, que es el bien común, a través de la ley positiva que es una ordenación de la razón, dirigida al bien común, dictada por la autoridad competente y suficientemente promulgada. 1.4
Límites del conocimiento humano La pregunta fundamental de este tema es: ¿hasta qué
punto podemos estar seguros
de los conocimientos que
poseemos? ¿Existe un límite para el conocimiento humano? Podemos
resumir
en cinco las
teorías
que
han
El dogmatismo, es la respuesta filosófica
que
tratado de dar respuestas a esta pregunta:
afirma
que
la razón humana puede lograr
un
conocimiento seguro y universal, pudiendo alcanzar la certeza absoluta. Además defiende que la razón no tiene límites y que su avance en el conocimiento es prácticamente infinito. Descartes defendió esta teoría.
23
El
escepticismo,
duda
que
sea
posible
un
conocimiento seguro y universal, este es un deseo inalcanzable y solo nos queda dudar de todo. Pirrón, es considerado como
el primer
problema de esta teoría
escéptico.
consiste en que
El el
escepticismo radical cae en contradicción ya que al afirmar que no podemos conocer la verdad, ya está afirmando una verdad. El único camino que le queda
al escéptico es el silencio. El criticismo, sostiene que
el intelecto humano
puede alcanzar un conocimiento limitado, y éste no es nunca definitivo que
que
e incuestionable , sino
debe ser siempre criticado
y revisado
para
corregir errores. El relativismo, niega la existencia de una verdad absoluta, rechaza la existencia de un conocimiento objetivo y universal. Todo conocimiento es subjetivo, es decir, relativo a cada individuo o contexto social, ya que solo pueden existir
opiniones particulares
validas para cada individuo o grupo social, cultural e histórico. Los sofistas son considerados como los
padres del relativismo. El perspectivismo, a pesar relativismo,
hay
entre
de ser parecido al ellos
una
diferencia
fundamental, ya que el perspectivismo no niega la posibilidad
teórica de una verdad absoluta. Esta 23
teoría
sostiene que
cada sujeto o grupo social
conoce la realidad desde un punto de vista
o
perspectiva particular. Hay una realidad, pero esta puede
ser
vista
desde
diferentes
perspectivas
parciales. Todas las perspectivas son verdaderas y si fuera posible reunirlas a todas tendríamos la verdad absoluta. Ortega y Gasset
defendió esta
teoría
como forma de superar
el dogmatismo y el
escepticismo. Afirma que el camino hacia la verdad requiere
de la complementariedad entre
las
distintas perspectivas parciales. 1.5
La negación de la existencia de Dios Los
estudiantes
de
Religiones
comparadas
y
los
misioneros con frecuencia dan testimonio de la realidad de que la idea de Dios es prácticamente universal en la raza humana. Se encuentra hasta en las naciones y tribus menos civilizadas del mundo. Sin embargo, esto no quiere decir que no haya individuos que nieguen completamente la existencia de Dios según se nos ha revelado en la Escritura: un Ser Personal existente por sí, consciente de infinitas perfecciones, que hace todas las cosas de acuerdo con un plan predeterminado.
23
Esta última negación es la que precisamente teníamos en mente aquí. Puede asumir, y ha asumido varias formas en el curso de la historia.
La Absoluta Negación de la Existencia de Dios
Como dijimos arriba, hay una fuerte evidencia en favor de la universal presencia de la idea de Dios en la mente humana, que alcanza hasta las tribus civilizadas que no han sentido el impacto de la revelación especial. En atención a esto, algunos han ido tan lejos como para negar que haya quienes nieguen la existencia de Dios, es decir, niegan que haya verdaderos ateos. Pero esta negación está contradicha por los hechos. Se acostumbra distinguir dos clases de ateos, es decir, los prácticos y los teóricos. Los primeros son, sencillamente, gentes sin Dios, que en la vida práctica no reconocen a Dios, y que viven como si no hubiera Dios. Los otros, son, por regla general, de una clase más intelectual, y basan su negación en el desarrollo de un razonamiento. Tratan de probar por medio de lo que a ellos 23
les parecen argumentos razonables y conclusivos, que no hay Dios. En atención al semen religionis (germen de religión) sembrado en cada hombre al momento de ser creado a la imagen de Dios, se puede suponer sin yerro que nadie nace ateo. El ateísmo resulta, en último análisis, del estado de perversión moral del hombre, y de su deseo de esconderse de Dios. Este ateísmo deliberadamente se ciega ante los más fundamentales instintos del hombre, las más profundas necesidades del alma, las más elevadas aspiraciones del espíritu humano, los deseos del corazón que palpa en busca de algún Ser superior, y lo suprime todo. Esta supresión práctica o intelectual de la operación del semen religionis a menudo implica una serie de prolongadas y difíciles resistencias. No puede haber duda respecto a la existencia de los ateos prácticos puesto que tanto la Escritura como la experiencia los denuncian. El Salmo 10:4b, declara acerca del malvado:
23
"No hay Dios en ninguno de sus pensamientos" Y Pablo les recuerda a los Efesios que ellos estuvieron anteriormente "sin Dios en el mundo", Ef. 2, 12. La experiencia también da cuenta con abundancia, de su presencia en el mundo. No son en cada caso, notoriamente malvados a los ojos de los hombres, y pueden pertenecer a la llamada "gente decente
del
mundo",
aunque
sean
soberanamente
indiferentes a las cosas espirituales. Tales gentes, con frecuencia se dan cuenta de que carecen de relación armónica con Dios, tiemblan ante el pensamiento de encontrarse con Él, y tratan a todo trance de olvidarlo. Parece que sienten un júbilo secreto en ostentar su ateísmo cuando van con viento en popa, pero se sabe que han caído de rodillas, en oración, cuando repentinamente se ha visto en peligro su vida. Actualmente
millares
de
estos
ateos
prácticos
pertenecen a la American Association for the Advancement of Atheism (Asociación Americana para el Progreso del Ateísmo). Los ateos teóricos son de otra clase. Generalmente son de un tipo intelectual más elevado, e intentan por medio de argumentación racional justificar la afirmación de que no hay
23
Dios. El Profesor Flint distingue las tres siguientes clases de ateos teóricos: 1. Los ateos dogmáticos; que de plano niegan que haya un Ser Divino. 2. Los ateos escépticos, que dudan de la capacidad de la mente humana para determinar si hay o no hay Dios. 3. Los ateos capciosos que sostienen que no hay pruebas válidas de la existencia de Dios. Las tres clases con frecuencia van de la mano, pero hasta el más modesto de estos ateos declara doctoralmente que toda creencia en Dios es una ilusión. Se notará que en la anterior clasificación el agnosticismo respeta la creencia en Dios y admite cierta posibilidad de su realidad, nos deja sin un objeto de culto y adoración precisamente tal como lo hace el ateo dogmático. Sea pues así, que el verdadero ateo es el ateo dogmático, el que afirma categóricamente que no hay Dios. Esta afirmación significará una de dos cosas: Que no reconoce Dios de ninguna clase, ni se levanta ídolo alguno para sí mismo, o que no reconoce al Dios de la Biblia. Existen 23
en realidad, si es que los hay, muy pocos ateos que no Se formen, en la práctica, alguna clase de Dios para ellos mismos. Hay un número muy grande que teóricamente rechaza toda clase de Dios, y todavía otro número mucho mayor que no quiere nada con el Dios de la Biblia. El ateísmo teórico generalmente se funda en alguna teoría científica o filosófica. El monismo materialista, en sus diversas formas, y el ateísmo acostumbran ir de la mano. El idealismo subjetivo absoluto puede permitirnos la idea de Dios; pero niega que esa idea corresponda con alguna realidad. El "Dios" de los modernos humanistas simplemente significa, "el Espíritu de la humanidad", "el sentido dela perfección", "la meta de la raza", y otras abstracciones semejantes. Otras teorías no sólo dejan lugar para Dios, sino que también pretenden defender su existencia; pero rechazan efectivamente al Dios del teísmo, un ser supremamente personal, Creador, Preservador y Gobernador del Universo, distinto de su creación, y sin embargo, en todas partes presente en ella. El Panteísmo confunde lo natural y lo sobrenatural, lo finito y lo infinito en una sola sustancia. Con frecuencia se
23
refiere a Dios como el fundamento escondido del mundo de los fenómenos; pero no lo concibe como Dios personal, y por tanto, dotado de inteligencia y voluntad. Audazmente declara que todo es Dios y de este modo se embarca en lo que Brightman llama "la expansión de Dios" por medio de la cual llegamos a "un Dios demasiado grande", ya que en El queda incluido todo el mal que hay en el mundo. Rechaza al Dios de la Biblia y por esto mismo se convierte en declarado ateísmo. Spinoza puede llamarse "el hombre intoxicado con Dios"; pero su Dios realmente no es el Dios a quien los cristianos alaban y adoran. En verdad, no cabe duda de que en el mundo hay ateos teóricos. Cuando David Hume expresaba su duda acerca de que existiera un ateo teórico, el Baron d'Holbach le replicó: "Muy estimado señor mío: En este momento se sienta usted a la mesa con diecisiete de esas personas". Los agnósticos respecto a la existencia de Dios pueden diferir de los ateos dogmáticos; pero tanto unos como los otros nos dejan sin Dios. 2.
¿Qué es la Política?
23
La política es la ciencia de la gobernación de un Estado o nación, y también un arte de negociación para conciliar intereses. El término proviene del latín politicus y este término del griego politiká, una derivación de polis que designa aquello que es público, o politikós, que significa "civil, relativo al ordenamiento de la ciudad o los asuntos del ciudadano". El significado de política es muy amplio y está relacionado, en general, a lo que se refiere al espacio público. En la ciencia política, se trata de la forma de actuación de un gobierno frente a determinados temas sociales y económicos de interés público: la política de educación, la política de seguridad, la política salarial, la política de vivienda, la política de medio ambiente, etc. El sistema político es una forma de gobierno que engloba las instituciones políticas para gobernar una nación. La monarquía y la República son los sistemas políticos tradicionales. Dentro de cada uno de estos sistemas puede haber variaciones significativas a nivel de organización. Existen
varios
tipos
de
ideologías
políticas,
como
el
totalitarismo, el conservadurismo, el socialismo, el liberalismo, el nacionalismo, el anarquismo, etc. En un sentido más amplio, el término política puede ser
23
usado como un conjunto de reglas o normas de una determinada institución. Por ejemplo, una empresa puede tener
una
política
de
contratación
de
personas
con
discapacidad o de no contratar a mujeres con hijos menores de edad. La política laboral de una empresa se define también por su visión, misión, valores y compromisos con los clientes. 2.1
La organización social Se entiende por organización social a toda aquella
agrupación de personas que se establece a partir de elementos compartidos, ideas en común, formas similares de ver al mundo. Además, es importante para que tal grupo de personas sea considerado una organización social que exista un objetivo a realizar, sea este solidario o particular. Esto es así ya que una organización social debe existir siempre por una razón y no por espontáneas variables causales (en cuyo caso no estaríamos hablando de organizaciones sociales sino más bien de expresiones comunes de ciertos grupos sociales). Las organizaciones sociales existen desde el momento en el que el ser humano empezó a vivir en sociedad. A pesar de que éste es un término muy de moda y actual, las organizaciones
sociales
pueden
tomar
muchas
formas
diversas y así ha sido a lo largo del tiempo. Una de las
23
características principales con las que debe contar una organización social es la de contar con un grupo de personas que compartan elementos en común, similares intereses, similares valores o formas de actuar ante determinadas situaciones. Al mismo tiempo, las organizaciones sociales se establecen siempre con un fin, por ejemplo cambiar la realidad que rodea a sus miembros, aportar discusiones sobre determinados temas o simplemente compartir un momento específico. Del mismo modo que la sociedades y las instituciones humanas son complejas, las organizaciones sociales también pueden volverse altamente complejas y hasta conflictivas. Para evitar esto, deben contar con un sistema más o menos rígido de jerarquías que organizan las diferentes tareas, establecen diversas funciones y marcan los objetivos así como también los resultados a conseguir. Las
organizaciones
sociales
en
la
actualidad
son
algunas de las formas más importantes en lo que respecta a tratar de construir un mundo mejor. Muchas veces, las organizaciones sociales de tipo no gubernamental (también llamadas ONG) se establecen en los espacios donde el Estado no llega y deja huecos de atención y cuidado para aquellos que más lo necesitan.
23
2.2
Liberalismo clásico Para comprender el sentido de esa asombrosa aventura
que fue la consolidación del liberalismo como doctrina política, debemos situarnos en la Europa continental del siglo XVI. En esos años ocurrieron hechos que cambiaron la cara y el destino del mundo: los grandes descubrimientos se sucedían, el comercio comenzaba a adquirir dimensiones planetarias, la producción abandonaba definitivamente su carácter pueril de simple economía de subsistencia para trocarse en ilimitada, por obra de las invenciones técnicas, y el viejo anhelo de libertad individual obtenía ritmo irreprimible. En suma, las fuerzas productivas sea hallaban en pleno desenvolvimiento. Esta revolución, desde luego, no se dio de manera súbita. Desde varias centurias atrás se percibían los cambios que habrían de conducir a ese resultado. ¿Cómo seguir tolerando una organización económica que limitaba el número de explotaciones? ¿Cómo soportar más un sistema en el que el siervo estaba siempre adscrito a la gleba y el aprendiz a su oficio, todo meticulosamente reglamentado y a base de monopolios? En vez de los señores feudales, que carecían de la noción del cambio, por lo cual la Edad Media. Fue antes que otra cosa el reinado de la fijeza y del tradicionalismo, había
23
que abrirle la ruta a tantas energías sociales en ebullición. Desde el siglo XI se observaba el desarrollo de las ciudades en diferentes partes de Europa, las que tropezaban con el estorbo de los gremios profesionales. Esas ciudades, en las que dominaban los comerciantes y artesanos, eran centros de individualismo, rodeados por la inmensa red señorial con su severa organización jerárquica. El comercio internacional, al tomar vuelo, corría a cargo de hombres de gran iniciativa, que naturalmente procedían a romper los cuadros estrechos en que se venían moviendo las actividades productivas y de intercambio. Era lógico entonces que la primera demanda de los
comerciantes
fuera
la
de
la
libertad.
Otro
núcleo
económico iba a actuar dentro de esa misma dirección: fue el constituido por quienes habían obtenido del rey el privilegio de explotar las minas. Con base en los ricos yacimientos de plata
de
Hungría,
el
Tirol
y
Bohemia,
se
formaron
considerables fortunas personales. Hombres de presa como los Fuggers, de Alemania, y Jacques Coeur en 'Francia, obtuvieron señaladas preeminencias, entre otras, la de ser banqueros de los reyes. Jacques Coeur llegó a establecer 300 factorías en Inglaterra y en Bélgica. Debe destacarse en ese período la estrecha alianza de la burguesía mercantil, financiera y manufacturera con el monarca, fenómeno que tanto contribuyó al establecimiento del Estado moderno.
23
Para ese desarrollo, de tipo industrial especialmente, era necesaria la conjunción de dos factores: la acumulación de capital, el cual ya existía, según acabamos de decir, y una creciente
masa
de
trabajadores
proletarizados.
En
la
ilustrativa descripción que de esa época hace Jacques Pirenne, se ve cómo pequeños menestrales que tejían paños con lanas facilitadas por comerciantes, acabaron por estar al servicio de éstos, como obreros. Igualmente señala aquel historiador que algunos miembros de la nueva clase de negociantes, al encontrarse estrechos en el marco municipal fueron a instalar sus talleres en el campo, sin duda en busca de mano de obra más barata. Todo esto fue desintegrando el feudalismo, y así encontramos que en 1415 Florencia eliminó definitivamente la servidumbre del hombre de la gleba, y casi un siglo después ocurrió lo mismo en los Países Bajos. No
debe
creerse
sin
embargo
que
toda
Europa
experimentó al mismo tiempo esta mutación de signo capitalista. Eso ocurrió en la parte Occidental, no así en la Oriental, que debió seguir por un extenso período dentro de los cuadros tradicionales, ajena por tanto a la sacudida del Renacimiento y al despertar del individualismo y de las ansias libertarias.
23
Acabamos de mencionar el Renacimiento. Sin el potente desarrollo económico y social a que hemos aludido, él no habría sido posible, como también es cierto que su influencia se hizo sentir inmediatamente en la velocidad que adquirió ese desarrollo. Sin duda fue en el terreno jurídico donde primero se percibió el ímpetu renacentista. Y era natural. La joven burguesía, ebria del deseo de afirmar su personalidad, no podía regirse por las normas de tipo feudal, las que lo menos que hacían era impedir que se manifestara la libre personalidad. Esto implicaba la resurrección del Derecho Romano, y por eso él se propagó por la Europa continental. Si el comercio entre naciones estaba adquiriendo el volumen y la regularidad de que hemos hablado, era necesario que el hombre de negocios tuviera delimitados y asegurados sus derechos. Y dentro de esa indispensable ordenación jurídica, el hoy llamado Derecho Internacional debía obtener particular relieve, ya que por obra del' comercio, de radio muy extenso, se ponían en relación individuos de un país con los de otros. E1 Estado Nacional, comenzaba a ser un hecho, y de ahí se desprendía la existencia, por lo menos en boceto, de una comunidad internacional. La fundación de varias universidades en el siglo XV, aunque sometidas al principio a la Iglesia, atendió a la necesidad de impulsar no sólo la ciencia del Derecho, sino
23
otras, vitales para el desarrollo iniciado. Cuando un artista como Leonardo da Vinci, al par que contribuía al resurgimiento de la estética y de todas las formas de belleza hablaba de la importancia que tendría para la agricultura 1a técnica de la irrigación,
se
situaba
en
el
espacio
del
hombre
del
cuatrocientos, ávido de creación individual, y de ahí que propiciara la vuelta al mundo clásico y que exaltara la necesidad de amaestrar la naturaleza para que le sirviera a la raza humana. Al fundir en plomo los caracteres impresos en madera, Gutemberg iba a hacer posible hacia 1440 la difusión rápida de las obras científicas y literarias, al tiempo que se generalizaba en Europa la fabricación de papel, asombroso invento de la China y del Asia Central. El Renacimiento, en suma, no fue sólo un episodio brillantísimo en lo que se relaciona con el arte, sino una secuencia de innovaciones en los diversos órdenes del conocimiento, cuyo resultado fue la afirmación del ser humano como sujeto del cambio social y de la historia. Mientras más cundía el gusto de la emancipación individual, el hombre de esa época sentía que se ensanchaba su fe en el destino que le esperaba. No fue cosa del azar que el genio representativo de ese tiempo, Leonardo, hubiera descubierto la irrigación de la sangre y presentido la teoría de la gravitación universal. Debió haber sido muy intensa la
23
euforia de esos días cuando un personaje exclamó en pleno arrobamiento: ¡Oh, qué gran milagro es el hombre! De ahí que para volver al período que hemos tomado como punto de partida, la iniciación del siglo XVI, digamos que tiene
razón
Pirenne
cuando
afirma
que
no
fue
el
descubrimiento de América el que creó las condiciones de una economía nueva, sino que, a la inversa, fue el desarrollo del capitalismo el que empujó a Occidente a la búsqueda de otras rutas para el tráfico, las cuales, una vez consolidadas, precipitaron y ampliaron el ritmo de la economía capitalista, en proporciones tales que habría de transformar por completo el equilibrio del planeta. Debemos tener presente que no sólo había aparecido el capitalismo. Otro fenómeno no menos importante surgió como punto cenital de la evolución descrita: fue el colonialismo. De ese modo la conquista y la colonización de América y del Asia quedaban inscritas en el orden de las cosas, con todo lo que aquéllas significaban para que el sistema capitalista pudiera implantarse como fenómeno mundial. Era lo que más tarde habría de llamar Kipling "la carga del hombre blanco". De los soberanos de la primera mitad del siglo XVI fue sin duda Carlos V el que mejor entendió lo que estaba
23
sucediendo. Coronado rey de España en 1516 y Emperador en 1519, gracias al apoyo de los banqueros Fuggers, sintió que su deber era extender su dominación sobre otros pueblos y de ahí su divisa orgullosa: ¡plus ultra! En ese mismo año de 1519 Hernán Cortés empezaba la Conquista de México y dos decenios después formaban parte del Imperio Español toda la costa del Pacifico y la América Central y del Norte. Lo que muestra
mejor
la
clarividencia
de
Carlos
V
fue
el
convencimiento a que llegó de que no podían subsistir y ser gobernadas por la misma política dos regiones tan dispares como la Europa Occidental, volcada ya hacia el capitalismo, y la Central que todavía se inscribía en el orden feudal. Por eso en 1522 procedió a dividir el Imperio, con base no en criterios geográficos sino económicos. El se quedó con la parte marítima, es decir la Occidental, y le dejó a su hermano Fernando I la Continental, o sea la atrasada. El mar era en aquella emergencia, España, Italia y los Países Bajos, como quien dice la fracción del Imperio con apetencias no sólo capitalistas sino colonizadoras, para lo cual era imprescindible el control de la navegación ultramarina. El ecumenismo de su religión, la católica, había de ayudar a Carlos V a hacer del Imperio algo sinónimo de dominación universal. Al comenzar a integrarse al mercado mundial, el hombre de la nueva época tenía que actuar en términos
23
planetarios. El criterio del éxito, en este caso la acumulación de la ganancia, era el que en definitiva decía si se había escogido el buen camino. Cualquier error era castigado con la ruina. A la luz del sistema que se estaba inaugurando, el que obtiene riqueza cumple una tarea que la sociedad debe aplaudir, ya que el bien social es el resultado de las acciones ejecutadas por ese individuo que se comporta como bravo en una organización del tipo de la capitalista, selvática por naturaleza. Como señala Laski, antes del advenimiento del sistema
capitalista
los
hombres
vivían
dentro
de
una
ordenación en que las instituciones efectivas -Estado, Iglesia o gremios- juzgaban el acto económico con criterios ajenos al mismo acto. Ahora el juicio económico se manifestaba según que el interesado hubiera triunfado o no en la actividad emprendida. O sea que según el autor citado, el movimiento del feudalismo al capitalismo es el tránsito de un modo de vida en el que el bienestar individual es el efecto de la acción socialmente controlada, a un conjunto de conceptos en los que el bienestar social aparece como el resultado de la acción individualmente controlada. 2.3
Neoliberalismo El neoliberalismo y la globalización son fenómenos que
aparecen en el mundo para convertirse en protagonistas de
23
los últimos años del siglo XX. La globalización busca desarrollar un nuevo proceso al interior de la economía mundial a través de la universalización de los medios de comunicación y de algunos valores culturales. Por su parte, el neoliberalismo es un programa de reformas económicas que pretende hacer que algunos países no se rezaguen en su proceso de acoplamiento al mundo globalizado. Sin embargo, los problemas aparecen al descubrirse que no todos los países tienen capacidad para competir de igual manera en el mundo globalizado, así como que las jerarquías están ampliamente marcadas. El neoliberalismo nace en los años ochenta en Estados Unidos, en donde algunos pensadores económicos de Estados Unidos, Alemania e Inglaterra, apoyados por profesionales de la economía, son contratados por organismos financieros internacionales como el FMI (Fondo monetario internacional) para lograr un nuevo modelo económico,
modelo que
terminaría por extenderse a gran parte del mundo.
23
El neoliberalismo hace una crítica constante al llamado Estado de bienestar, que fue un tipo de Estado que funcionó en Europa y en los países escandinavos con éxito durante algunas décadas, pero que en los años setenta, debido a la crisis mundial que se vivía, quedó en entredicho. Es así como el neoliberalismo pretende excluir al Estado de la participación y del control sobre el mercado, ya que de lo contrario no podrían llevarse a cabo los siguientes puntos:
Rechazo
a
la
intervención
del
Estado
en
la
economía, bien sea en un Estado de bienestar o en un
régimen
fundamentado
en
la
noción
de
socialismo real.
Defender el mercado como única forma para lograr la regulación económica en todos los países.
Defender y promover constantemente, para lograr el desarrollo máximo de la economía global, la libre competencia económica.
Sin embargo, para lograr esto es obvio que se deben llevar a cabo algunas reformas para que tales pretensiones sean posibles: 23
Reducción estatal. Se busca que el Estado sea más eficiente y sea más fácil de controlar.
Apertura comercial. Se busca, por medio de la eliminación de aranceles, que las importaciones y las exportaciones funcionen más fluida y efectivamente. - Ajuste estructural. Por medio de los procesos de ajuste se busca que la economía de los países sea más eficiente.
Según lo anterior, se podría pensar que lo que realmente busca el neoliberalismo es encontrar el camino para que las naciones con menos posibilidades de exportación y con una capacidad mínima de participación en el mercado no sufran tanto en el proceso de acoplamiento al mundo globalizado; sin embargo, hoy en día, la polémica suscitada por la implantación de este modelo sigue viva, ya que para nadie es un secreto que la mayoría del capital que circula en el mundo queda en manos de las potencias mundiales como Estados Unidos o de algunos países europeos. 2.4
Marxismo
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Entenderemos por “marxismo a la teoría científica que expresa
los
intereses
históricos
revolucionarios
del
proletariado como clase social. Su producción va a estar condicionada por la existencia de esta clase cuyos intereses históricos van a pasar por la supresión de toda forma de explotación.
Será el punto de vista proletario, aún no fundado científicamente, de Carlos Marx y Federico Engels el que les permitirá producir esta teoría apoyándose, pero a la vez rompiendo con ellos, en los logros de la economía política clásica, la filosofía alemana y el socialismo francés.
Si el liberalismo había removido las bases del mundo medieval
que
agonizó
durante
la
«Edad
Moderna»,
el
nacimiento del marxismo va a sacudir hasta sus más profundas raíces el pensamiento del siglo XIX. Como dicen Marx y Engels en sus primeras palabras del Manifiesto Comunista: «Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo». Nada mejor que esa frase para comprender lo que significó el marxismo en su época.
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El liberalismo había cuestionado la legitimidad del poder basado en la voluntad de Dios, había proclamado la libertad
de
conciencia
y
había
reconocido
la
libertad
económica como «natural». Todo eso había escandalizado a los conservadores que seguían soñando con un mundo teocéntrico, estático y cerrado. Pero el mensaje marxista, para la Europa de su tiempo, es mucho más conmocionante aún, porque venía a decir que Dios era un invento de las clases dominantes para adormecer a los pobres, que era inevitable la inminente supresión de toda forma de propiedad privada y anunciaba el arribo de un paraíso terrenal, sin dios, sin familia ni propiedad, donde todo, incluso las mujeres y los hijos sería propiedad de todos, hasta llegar a suprimir al mismo Estado. Para colmo, estas ideas no eran fruto de una mente afiebrada sino el enjundioso trabajo de un economista serio, estudioso y extremadamente detallista en sus razonamientos.
En general, la mayoría de las personas creen que el marxismo consiste en suprimir la propiedad privada y entregar el manejo de la economía al Estado. Esta es una simplificación extrema del pensamiento de Marx, que es sumamente elaborado y complejo. Lo primero que sorprende al que acomete la ardua tarea de leer las obras de Marx, en especial los tres voluminosos tomos de «El Capital » es que Marx casi
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no habla ni de socialismo, ni de comunismo, sino que se refiere exclusivamente a la crítica del sistema capitalista.
Gracias a la tecnología hoy podernos hacer con facilidad un recuento de palabras en esta abrumadora obra, y podemos comprobar que en «El Capital» que a lo largo de sus miles de páginas se menciona 6468 veces la palabra «Producción», 7979 veces «trabajo», 2238 «plusvalía», 6792 veces «valor», mientras
que
sólo
se
menciona
3
veces
la
palabra
«socialismo» y 4 veces «comunismo».
Como si esto fuera poco, cuando buscamos la palabra «socialismo» vemos que las tres veces que la menciona lo hace ‘para criticar al socialismo de Proudhon; y cuando rastreamos el vocablo «comunismo» encontramos que tres veces se usa para hablar del «comunismo de las tribus primitivas» y la otra mención es en carácter peyorativo: En el Capítulo 37 del tomo 30 dice «Sé que si establezco esta comparación me acusarán de comunismo. Y para nuestra sorpresa, no hay otra mención al comunismo, ni al socialismo en su obra magna. Este recuento estadístico se hace con una finalidad específica, que intentemos mirar la doctrina de Marx
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desprendiéndonos de los prejuicios y simplificaciones que suelen hacerse.
El marxismo como teoría científica no es producto del trabajo en el laboratorio, y así como su surgimiento va a estar condicionado por las luchas de clases, su rol de ideología del proletariado revolucionario define su sentido último: su reinscripción en la lucha revolucionaria como ‘guía de la acción”. Su realización histórica se encuentra en la práctica social del proletariado, transformándose así en fuerza material de cambio por lo que es imposible referirse al marxismo como teoría científica sin hacerlo al mismo tiempo con su expresión en la práctica política revolucionaría.
Estos dos niveles, diferentes pero internamente ligados, teoría y práctica revolucionaria serán los dos ejes centrales de nuestra esquemática exposición.
El marxismo como teoría. Las diversas concepciones con que se interpretaban hasta Marx y Engels los fenómenos históricos suponían, de una u otra forma, el idealismo filosófico. Todo proceso concreto era entendido como un 23
momento de la realización de un principio ideal, ya sea directamente religioso (voluntad divina) o metafísico filosófico (la realización de la Idea Absoluta, del destino de Libertad, de Nacionalidad, etc.). Así, se fundamentaban las diversas “filosofías de la historia” que, para los fundadores del marxismo, no serían en definitiva más que ideologías de las diversas clases dominantes. El orden existente, basado en la explotación de clase, encontraba en los principios ideales que supuestamente movían los hechos de la historia humana una garantía absoluta que los legitimaba y justificaba.
La
revolución
teórica
que
opera
Marx
desde
la
perspectiva del proletariado supone un cambio radical de los términos en que se planteaba el problema e inaugura un nuevo espacio teórico, no regulado por la elaboración de principios ideales imaginarios, sino por el conocimiento de las leyes objetivas del campo social especifico en estudio: el Materialismo Histórico. Ciencia que sacará el problema del terreno de las “filosofías de la historia” y que obrará condicionando la elaboración de las bases de una nueva filosofía: el Materialismo Dialéctico.
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La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases.
Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna.
En las anteriores épocas históricas encontramos casi portadas partes una completa diferenciación de la sociedad en diversos
estamentos,
una
múltiple
escala
gradual
de
condiciones sociales. En la antigua Roma hallamos patricios, caballeros, plebeyos y esclavos; en la Edad Media, señores feudales, vasallos, maestros, oficiales y siervos, y además, en casi todas estas clases encontramos, a su vez, gradaciones especiales.
La moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las
ruinas
de
la
sociedad
feudal,
no
ha
abolido
las
contradicciones de clase. Únicamente ha sustituido las viejas 23
clases, las viejas condiciones de opresión, las viejas formas de lucha por otras nuevas.
Nuestra época, la época de la burguesía, se distingue, sin embargo, por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose, cada vez más en dos grandes bandos hostiles, en dos grandes clases que se enfrentan directamente: la burguesía y el proletariado.
“En la producción social de su vida, los hombres contraen
determinadas
relaciones
necesarias
e
independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas
productivas
materiales.
El
conjunto
de
estas
relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad,
la
base
real
sobre
la
que
se
levanta
la
superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia […]. Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas
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las fuerzas productivas que caben dentro de ella […]. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso, en la formación económica de la sociedad, el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués.”
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ACTIVIDAD DE LA CUARTA UNIDAD
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PROYECTO DE INVESTIGACIÓN FIN DE CICLO
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BIBLIOGRAFÍA Todavía estamos en revisión de nuestro libro, esta bibliografía es muy básica, luego de terminado nuestro libro ubicaremos la bibliografía completa. REALE Giovanni-ANTISERI Darío, Historia de la Filosofía. Tomos I-VII, San Pablo, Bogotá 2008 LOBOSCO Marcelo, Phrónesis. Temas de Filosofía, Vicens Vives, Barcelona, 2004 VILLALBA Avilés Carlos, Desarrollo del Pensamiento Filosófico, Sur editores, Quito, 2012 ANDRADE
Pedro,
Desarrollo
del
Pensamiento
Filosófico,
Holguín Ediciones, Guayaquil, 2011 VALVERDE
Carlos,
Antropología
Filosófica.
Volumen
XVI,
Amateca, Valencia, 1994 MINISTERIO
de
Educación,
Lineamientos
Curriculares
y
Precisiones de Desarrollo del Pensamiento Filosófico, Archivo PDF MINISTERIO
de
Educación,
Lineamientos
Curriculares
Precisiones de Corrientes Filosóficas, Archivo PDF
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y