ANECDOTAS, CITAS, REFLEXIONES, DATOS CURIOSOS Y MUCHO MAS DE LAS GRANDES LEYENDAS DEL AJEDREZ
Introducción y agradecimiento. agradecimiento. Siendo el ajedrez un juego intelectual milenario, un arte y una ciencia, es natural que haya suscitado la enorme bibliografía que existe al respecto, gran parte de la cual la encontramos ahora en la Internet, así que escribir otro libro sobre el ajedrez resulta casi inútil o por demás ocioso; sin embargo "tener un hijo, sembrar un árbol y escribir un libro” son unas de las 25 cosas que quiero hacer antes de morir. Este libro lo dedico a mi compañera de toda mi vida, a mi amada esposa Marialuisa, a mis hijos Poncho y Diana, Pato y Gaby, Jesús y Brenda, Lalo y Wissy, a mis nietas adoradas Mariana, Dany, Pau, Andrea, Baby, Roby y Mafer, a mi nieto Jesusito y a los que puedan venir. Gracias Mariana y Dany por toda la ayuda para arreglar el formato de este libro, muchas gracias Wissy linda por el diseño de la portada y por el diseño grafico en general, se que te di mucha lata prácticamente el libro es tuyo perdóname y muchas gracias, Gracias Eduardo Sañudo por tu valiosa ayuda para corregir el libro y por tu excelente prólogo. Gracias Triny — correctora correctora de toda mi vida — gracias por este libro sigo en deuda contigo. Quiero también agradecer y dedicar esta obra, más bien este libro, más bien esta recopilación ajedrecística, a todos mis amigos del juego ciencia, a los de toda la vida y a los de ahora, a los que están y a los que se fueron, a los que me ayudaron y a los que no, a los que me enseñaron, y a los que me ganaron y también a los que les gane, a mis amigos del Círculo Mercantil,
ANECDOTAS, CITAS, REFLEXIONES, DATOS CURIOSOS Y MUCHO MAS DE LAS GRANDES LEYENDAS DEL AJEDREZ
Introducción y agradecimiento. agradecimiento. Siendo el ajedrez un juego intelectual milenario, un arte y una ciencia, es natural que haya suscitado la enorme bibliografía que existe al respecto, gran parte de la cual la encontramos ahora en la Internet, así que escribir otro libro sobre el ajedrez resulta casi inútil o por demás ocioso; sin embargo "tener un hijo, sembrar un árbol y escribir un libro” son unas de las 25 cosas que quiero hacer antes de morir. Este libro lo dedico a mi compañera de toda mi vida, a mi amada esposa Marialuisa, a mis hijos Poncho y Diana, Pato y Gaby, Jesús y Brenda, Lalo y Wissy, a mis nietas adoradas Mariana, Dany, Pau, Andrea, Baby, Roby y Mafer, a mi nieto Jesusito y a los que puedan venir. Gracias Mariana y Dany por toda la ayuda para arreglar el formato de este libro, muchas gracias Wissy linda por el diseño de la portada y por el diseño grafico en general, se que te di mucha lata prácticamente el libro es tuyo perdóname y muchas gracias, Gracias Eduardo Sañudo por tu valiosa ayuda para corregir el libro y por tu excelente prólogo. Gracias Triny — correctora correctora de toda mi vida — gracias por este libro sigo en deuda contigo. Quiero también agradecer y dedicar esta obra, más bien este libro, más bien esta recopilación ajedrecística, a todos mis amigos del juego ciencia, a los de toda la vida y a los de ahora, a los que están y a los que se fueron, a los que me ayudaron y a los que no, a los que me enseñaron, y a los que me ganaron y también a los que les gane, a mis amigos del Círculo Mercantil,
a mis amigos de Ajedrez Escolar A.C., a mis amigos del club “LOS MALOS”, a “LOS CABALLEROS DEL TABLERO” a Poncho el del otro lado — Poncho Poncho Elizondo — mi mi vecino de la infancia, el de Carlos Salazar 845 Ote. Quien un buen día llevó a casa un juego de ajedrez cuando yo tenía 9 años, y así mientras él jugaba con mi hermano Raúl, yo viendo aprendí a mover las piezas. Jugar ajedrez es muy fácil, dominar el juego es practicamente imposible. Gracias a todos mis amigos ajedrecistas porque ha sido maravilloso disfrutar con todos ustedes el juego ciencia, gracias pues a: Adalberto González, Alejandro Lobo, Alfonso Charles (+), Alfredo Brunel, Alfredo Lozada, Antonio Gutiérrez, Arnoldo Flores, Arturo Elizondo (+), Arturo Sepúlveda, Dante Tinajero, Eduardo Sañudo, Emilio Moreno, Enrique López, Enrique Robledo, Eugenio Armendaiz, Federico Jones, Fernando Elizondo (+), Gerardo Arízpe, Gilberto Treviño, Héctor Lazcano, Héctor Villarreal, Héctor Garza, Humberto Jasso, Jaime Montemayor, Jaime Peña, Javier Torres, Javier Sánchez de la B.Jesús Charles, Jesús Gerardo Leal, Jesús Torres, Jobito Elizondo +, Jorge Aldrete, Jorge Camacho, Jorge González, José de la Garza, José Ángel Trueba, Juan de Dios Aguilar, Juan Villarreal, Marín González, Mario Guajardo, Othón Díaz, Raúl Lobo, Raúl Valdivia, Raul Ocampo, René Medina, Ricardo Cantú, Roberto Treviño, Rodolfo Elizondo , Rodrigo Zambrano, (+) Rodrigo Barrenechea, Úrsulo S.Villarreal, Víctor Aguilar y Víctor Hugo Arias. Gracias por todos esos hermosos ratos que pasamos juntos disfrutando una partida de ajedrez y gracias también a todos los demás 'peones pasados' que se me van, gracias a los maestros nacionales e internacionales que me enseñaron y perdón por no titularlos individualmente no quiero omitir a ninguno. Alfonso Lobo de la Garza. Verano del 2012
PRÓLOGO El apasionante mundo del ajedrez. No quisiera exagerar mucho, pero de entrada confieso a ustedes que el mundo del ajedrez es para mí, un conjunto infinito. infinit o. Como apasionado aficionado de 'hueso colorado' al ajedrez, he vivido las penas, los placeres y los excesos que ocasiona o son inducidos -en ciertas ocasiones- por la práctica ajedrecística. Hay en el ajedrez algo inherente que lo hace adictivo y como de casi cualquier otra cosa, los humanos podemos convertirlo en vicio; el placer que produce - (denominado 'Flow' por sicólogos investigadores, particularmente Mihály Csíkszentmihályi) Csíkszentmihályi), hace flotar por el aire a quienes lo experimentan, les priva de las nociones de tiempo y espacio, los exalta y glorifica. ¡Y las penas!...hay que haber acabado perdiendo una partida que creíamos ganada para poder comprender el derrumbe del propio mundo, el vértigo, sudoración, taquicardia y desilusión que se padece... Así como el universo conocido parece haber nacido en un instante creativo que permanece ajeno a las posibilidades investigadoras de la física y la razón humana, así también el ajedrez nació en circunstancias que la historia no ha podido dilucidar, producto de una o varias generaciones de inventiva y práctica, hasta que se manifestó hacia el siglo VI de nuestra era e imprimió imprimió su huella en documentos de esa época, época, en una modalidad que a lo largo de 1o siglos se diseminó desde la India a toda Europa; y así creció y vivió, sufriendo degradaciones y deformaciones que se llamaron 'assizes' en la Europa medieval, hasta que a finales del siglo XV se consolidó en la región de Valencia, España, dice el historiador Ricardo Calvo. La manera de jugarlo ahora llamada Ajedrez Moderno, que prevalece y es practicada universalmente.
Desde sus orígenes el ajedrez se conoció como 'juego inteligente', en contraposición a otros en los que intervenía el azar. Esto dio lugar a que en muchos lados quisieran 'colgarse la medallita' de su invención, asignando su paternidad a personajes de toda índole: reales, ficticios, mitológicos, reyes, líderes, esclavos, militares, filósofos,... Y se le asignaran atributos casi mágicos a su práctica: inteligencia casi automática y acendrada virtud y civilidad. Desgraciadamente la paternidad resultó siempre espuria y los atributos en gran medida falsos. Lo que si es cierto es que los primeros científicos en estudiar la naturaleza del pensamiento humano se valieron del ajedrez como quienes estudiaron las leyes de la herencia lo habían hecho con la mosca de la fruta; ambos con bastante éxito. Los investigadores de psicología, neurología y desarrolladores de la moderna 'inteligencia artificial' han tenido en los jugadores de ajedrez muy valiosos sujetos de investigación; no porque el ajedrez los haya hecho inteligentes, sino porque han facilitado investigar cómo funciona el cerebro y las diversas habilidades de la mente. Y ciertamente han encontrado que el estudio sistemático y metódico del ajedrez, y su práctica mesurada, demandante y bien dirigida, induce el desarrollo de muchas habilidades de la mente, especialmente en los niños de edad escolar. Esa es la razón por la que la enseñanza del ajedrez es benéfica, particularmente si lo enseña un buen docente por vocación y formación, en el aula, simultáneamente con la enseñanza académica, de manera tal que los buenos hábitos de conducta que el ajedrez ayuda a inculcar y las habilidades mentales cuyo desarrollo propicia, sean aplicables a todas las actividades de la vida y no queden circunscritas al ámbito del juego. El ajedrez es una valiosa herramienta educativa. Además de esas posibilidades, cuya realización no es automática al practicar el juego, el ajedrez es un pasatiempo sano, divertido, vínculo socializante que puede ser lazo de unión familiar; es económico, simple e ilimitado para quien quisiera aplicar su curiosidad a conocerlo a fondo. La literatura ajedrecística es abundantísima y aún excluyendo de ella los
textos especializados para expertos o aficionados que quieran llegar a serlo, tiene una amplitud que se asoma a la novela, el cuento, la biografía, la anécdota, la poesía, la historia, el teatro, el cine.... Y si se incluye todo su conjunto, resulta interminable en el transcurso de una sola vida. Un libro más, como este de nuestro amigo Alfonso, recopilación de datos de enorme variedad, nunca estará de más. Abre otros caminos, muestra otras facetas, exhibe preferencias personales que invitan a la polémica, incluye anécdotas autobiográficas que le han sido útiles al autor en su formación humanay entrega a sus amigos un fruto tangible de su amistad. Para mí, que no soy ni ajedrecista ni intelectual y que mi único atributo es tratar de ser amigo verdadero de mis amigos, es un honor inmerecido el haber sido invitado a prologarlo y sólo lamento no ser ni ajedrecista ni intelectual para poder haberlo hecho más corto y mejor. Monterrey, N.L., otoño del año 2011 Eduardo Sañudo Soulés.
MI ANECDOTA FAVORITA Una Lección de vida. Corría el año de 1956,se celebraba el primer campeonato juvenil de ajedrez del estado de Nuevo León ,tenía entonces 14 años y me había colado a la final en donde me enfrentaría con Alfredo Brunell de 17 años, Alfredo iba con blancas y Jorge Aldrete Lobo lo estaba preparando con una apertura para mi desconocida, la Stonewall Attack .Jorge y Alfredo eran compañeros de tercero de secundaria en el COLEGIO FRANCO MEXICANO, yo cursaba el primer año en el mismo colegio, además de no conocer este terrible ataque desconocía el hecho de que mis amiguitos me preparaban esta maligna emboscada. Un día antes de la partida recibí una milagrosa llamada, era el Sr. Edmundo Zambrano, ajedrecista y amigo de mi papá que tenía un restaurante de mariscos por la calle Leona Avicario a solo dos cuadras del edificio Chapa, donde estaba la oficina de
mi jefe. ¿Oye hijo te sabes la apertura Stonewall? ¿What? — no sabía ni pronunciarla,-- “porque no te das una vuelta aquí al restaurante y te digo como contestarla, tu primo Jorge está preparando a tu contrincante de mañana y te va a hacer esta apertura, si no la sabes es muy probable que pierdas esta partida”, --voy para allá Sr. Zambrano. ---Al día siguiente domingo, todo estaba dispuesto en punto de de las diez de la mañana: -Círculo Mercantil Mutualista, salón de eventos, recuerdo todavía ,que estábamos rodeados de unas 15 personas entre mi papá mis dos hermanos mayores Raúl y Alejandro, Raúl Valdivia, Toño Gutierrez, Jorge Aldrete por supuesto, el señor Zambrano, el químico Elizondo, otros ajedrecistas del Circulo, el alcalde de Monterrey Dr. José Luis Lozano promotor del evento y que tenía a su cargo la premiación, gente de la prensa y demás, yo me sentía tranquilo y verdaderamente emocionado.--P4d replico Brunell espere un minuto para responder, repasando como iba a contestar cada movimiento, la partida continuo, de pronto note que Alfredo empezaba a ponerse nervioso , sorprendido con mis respuestas volteaba a ver a Jorge, la apertura había terminado, estábamos solos, él y yo, después de algunas movidas mas, Alfredo empezó a dilatarse, yo tenía la sensación de que ya no sabía qué hacer, Jorge estaba muy serio, mientras el señor Zambrano ,sonreía, esto fue una señal de confianza para mí, la posición cada vez me favorecía más ,hasta que empecé a ganar material, primero un peón, luego otro, llegamos a un final con dos peones pasados para las negras, ya no había nada que hacer. Alfredo lucho vanamente hasta el final, no pudo evitar el bochorno, finalmente abandonó, hubo aplausos y felicitaciones. Este evento quedara en mi memoria para siempre, sería falsa modestia decir que no me dio una gran satisfacción, mi autoestima quedo fortalecida para siempre, aprendí que debes estar alerta, qué hay que prepararse en la vida para luchar con más posibilidades de ganar. Que curioso de 1956 al 2012 han
pasado 56 años, y ni Alfredo ni Jorge se enteraron jamás porque no pudieron acabarme con la Stone wall, he visto a Alfredo algunas veces ya de grandes, me saluda con gran respeto, una vez me felicitó por la excelente educación de mi hijo Alfonso, quien fue su discípulo en el TECNOLOGICO DE MONTERREY. Hace solo unos días me llamo Ursulo S. Villarreal para decirme que Jorge Aldrete estaba en Monterrey, nos reunimos en el café (ITALIAN COFFEE DE SORIANA CON LOS CABALLEROS DEL TABLERO) para recordar viejos y hermosos tiempos. El ajedrez nos enseña que nuestros adversarios pueden ser también nuestros mejores amigos. Ahora dígame amable lector: ¿es el ajedrez una pérdida de tiempo?
“El tenue rey, sesgo alfil, encarnizada reina, torre directa y peón
ladino, sobre lo negro y blanco del camino, buscan y libran su batalla armada” – BORGES
Jorge Luis Borges y el ajedrez (1899 – 1986) Se cumplen, 25 años de la muerte del escritor Jorge Luis Borges, quien decía que el ajedrez es: “uno de los medios que
tenemos para salvar la cultura, como el estudio de las humanidades, la lectura de los clásicos, las leyes de la versificación o la ética” y que la poesía es: “un ajedrez misterioso cuyo tablero y cuyas piezas cambian como en un sueño”. Como los laberintos o los espejos, el deporte ciencia fue un tema recurrente en sus creaciones, entre las que destaca el poema “Ajedrez”, la más bella apología del milenario juego. El escritor Volodia Teitelboim, en su ensayo Los dos Borges, dice: “la metodología de su oficio se rige de algún modo por las leyes del ajedrez. Allí lucha, como dice en su poema de ese nombre. "El tenue rey, sesgo alfil, encarnizada/ reina, torre directa y peón ladino/sobre lo negro y blanco del camino/ buscan y libran su batalla armada”. El tablero cuadriculado representa la imagen de la sociedad. Allí se libra el combate entre hombres, poderes y clases, unos con armas, otros sin más defensa que su astucia o su desesperación… Pero son otros los que dirigen la batalla y dan el jaque mate. Sean piezas de madera, marfil o metal, en último término el tablero es el escenario del mundo y se juega con seres humanos… los dueños de la victoria o de la derrota son los que controlan el sistema, el tablero de la existencia”
AJEDREZ I
II
En su grave rincón, los jugadores rigen las lentas piezas. El tablero los demora hasta el alba en su severo ámbito en que se odian dos colores.
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada reina, torre directa y peón ladino sobre lo negro y blanco del camino buscan y libran su batalla armada.
Adentro irradian mágicos rigores las formas: torre homérica, ligero caballo, armada reina, rey postrero, oblicuo alfil y peones agresores.
No saben que la mano señalada del jugador gobierna su destino, no saben que un rigor adamantino sujeta su albedrío y su jornada.
Cuando los jugadores se hayan ido, cuando el tiempo los haya consumido, ciertamente no habrá cesado el rito.
También el jugador es prisionero (la sentencia es de Omar) de otro tablero de negras noches y blancos días.
En el Oriente se encendió esta guerra cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra. empieza Como el otro, este juego es infinito.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. ¿Qué Dios detrás de Dios la trama de polvo y tiempo y sueño y agonías? Jorge Luis Borges
EN EL TABLERO DE AJEDREZ COMO EN LA VIDA REAL El hombre puede seguir estudiando las ciencias más complejas y descubrir mundos nuevos y sorprendentes en todas las áreas del conocimiento, puede llegar a las estrellas o sintetizar el secreto de la vida; es capaz de gobernar al mundo o de crear cerebros artificiales. Sin embargo: aún no sabe pensar. El hombre debe aprender a ver a mirar, el hombre debe aprender a oír a escuchar a comprender íntegramente una idea, el hombre debe aprender a pensar. El ajedrez es el arte de pensar, pensar con claridad para resolver los problemas que plantea una partida. Ciertamente las leyendas del ajedrez fueron o son grandes artistas, pero todos como seres
imperfectos cometieron errores y perdieron partidas. Esto pasa con notable frecuencia en la vida real .
En el micro universo representado por el juego de ajedrez podemos apreciar las distintas leyes de la lógica formal y la lógica dialéctica, que se desarrollan sobre un tablero de cuadros blancos y negros a través de la fuerza incontenible del poder creativo de la mente. Ya lo dijo el eminente filósofo Goethe "El ajedrez es la gimnasia de la mente.” Así como en el tablero de ajedrez la mente del hombre desarrolla infinitas ideas y se perfecciona bajo un reglamento y un entendimiento de la lógica utilizando la razón, en la vida real sucede lo mismo. El tablero de ajedrez representa a nuestro mundo Tierra y es en él donde el ser humano viene a desarrollar sus infinitas ideas de progreso, armonía y fraternidad. Es allí donde se perfecciona constantemente a sí mismo, primero como ser individual y después como ser social bajo los reglamentos o leyes por él creados y en la práctica de las buenas costumbres, denominadas moral. En el tablero encontramos cuadros blancos, que reflejan la luz y simbolizan el conocimiento, la superación, las virtudes y todo aquello que es bueno a los ojos del hombre y de Dios. En igual número encontramos cuadros negros, con ausencia de luz, representando a la ignorancia, la superstición, el fanatismo, la obscuridad, la maldad y todos los vicios de la humanidad. Esto nos lleva a pensar en las dualidades y en el cuidado que tiene que poner el hombre para que su mente no se distraiga y pueda manifestarse en las ideas que desarrollen las jugadas correctas para lograr la victoria en tan controvertido tablero. Si razonamos un poco nos daremos cuenta que en nuestra vida actual encontramos las mismas dualidades representadas en el tablero de ajedrez y que en el desarrollo de nuestra existencia debemos despertar nuestra capacidad para caminar entre
cuadros blancos y negros y lograr así una vida armoniosa y productiva. Esta pasmosa similitud entre el ajedrez y la vida real hace que muchos ajedrecistas puedan desarrollar capacidades intelectuales, que aplicados en la vida real les den buenos resultados.
METAFORA DE LA GUERRA El ajedrez es una metáfora de la guerra, pero también puede serlo de una negociación mercantil o de una contienda política. En sus orígenes hindús, el tablero era un esquema simplificado de los fenómenos del universo. Metáfora es una comparación no explícita que insinúa una relación de semejanza entre dos conceptos distintos, sin admitir que tengan el mismo significado. El escritor Jorge Luis Borges la definió como 'curva verbal que traza casi siempre entre dos puntos espirituales, el camino más breve'. Diego Rasskin Gutman, en su libro “Metáforas de ajedrez”, sostiene que éstas, 'nos acercan a los procesos cognitivos que subyacen a las tres características que han justificado su existencia durante siglos: como juego, arte y ciencia. Como juego, nos acerca a todos los procesos mentales necesarios para generar una actividad cognitiva superior' Como arte, nos habla de las decisiones personales en el transcurso de una partida; la estética y no la capacidad de cálculo, es aquí la protagonista esencial
Como ciencia, posee una especial atracción, ya que permite, sobre las bases axiomáticas de las reglas y el movimiento de las piezas, elaborar hipótesis acerca de los diversos planes estratégicos que pueden ser refutados tras la investigación de diferentes líneas del juego.
VENTAJAS DE JUGAR AJEDREZ El presente documento tiene la intención de mostrarle las ventajas que ofrece el ajedrez a quienes lo practican, pues mejoran su capacidad de razonamiento. Una de las grandes ventajas de la práctica demandante y metódica del ajedrez es que el ejercicio que demanda de la mente, propicia el desarrollo de las habilidades mentales en cualquier ser humano. Por su misma naturaleza el ajedrez obliga al jugador a una continua preparación para el logro de resultados positivos en el juego e induce la mejoría de comprensión de la lectura y las matemáticas, el desarrollo del pensamiento crítico, la concentración mental, la disciplina y la atención prolongada.
Los contenidos de cualquier curso de ajedrez incluyen una amplia gama de temas entre los que se pueden mencionar la técnica del juego, la psicología del jugador, el análisis, la reflexión, la toma de decisiones, el aprovechamiento de los recursos, el empleo del tiempo, la imaginación y creatividad y el manejo de la tensión. Así en cada jugada el jugador debe combinarlos continuamente ejercitando su cerebro para resolver los problemas que plantea la posición siempre cambiante sobre el tablero. Este incesante trabajo mental propicia en los niños increíbles ventajas a nivel intelectual. Pero el aprendizaje y práctica del ajedrez no limita sus beneficios únicamente al intelecto, pues además los hábitos de conducta que demanda tienen aplicación práctica en la vida cotidiana: la paciencia, la responsabilidad por las acciones propias, la toma de decisiones individuales, la contención de los impulsos, la precaución, la necesidad de asumir riesgos calculados.... es por eso que a nivel internacional cada vez más el ajedrez se va popularizando y día a día aumenta el número de países que incluyen el ajedrez como parte de sus planes de estudio, algunos como materia curricular y otros como disciplina optativa. Diversos estudios concluyen que el ajedrez aporta grandes ventajas en la educación de niños y jóvenes. Algunos de ellos son los siguientes: • El estudio del Dr. Alberto Frank en los años de 1974-1975 en Zaire, recogido en su libro "Chess and Aptitudes", concluye que el ajedrez tiene influencia positiva en el desarrollo de las aptitudes numéricas y verbales.
• Las investigaciones dirigidas por Johan Cristiaen, recogidas en el libro "Chess and Cognitive Development", fueron experimentos realizados en Bélgica durante los períodos escolares de 1974 a 1976. El estudio concluyó que el ajedrez promueve la madurez intelectual anticipadamente.
• El estudio del Dr. Ferguson, "Desarrollando el Pensamiento Crítico y Creativo por Intermedio del Ajedrez" (" Developing Critical and Creative Thinking Through Chess "), se llevó a cabo durante cuatro
años escolares (1979-83). El estudio concluyó que el ajedrez desarrolla significativamente el pensamiento crítico y creativo.
• El experimento de Venezuela, "Proyecto de Aprender a Pensar" ("Learning to Think Project "), probaba si el ajedrez podía ser utilizado para desarrollar la inteligencia en niños de acuerdo con el Wechler Intelligence Scale for Children . La investigación fue diseñada y coordinada por la psicóloga social y campeona nacional de ajedrez, Lic. Edelmira García de la Rosa. Niños y niñas mostraron un incremento en el coeficiente intelectual (IQ) luego de menos de un año de estudio del ajedrez en la forma sistemática que se adoptó durante el programa.
• Según un estudio realizado en Kichinov durante un período de dos años y bajo la administración de N.F. Talisina, las notas de los estudiantes jóvenes que participaron en el experimento de ajedrez mejoraron en todas las materias. Los profesores observaron una mejoría en la capacidad de memorizar, mejores habilidades organizacionales e incrementaron su imaginación y fantasía (Ministerio de Educación de Kichinov de la Repúblic Modavia, 1985).
• Durante el programa "Desarrollo del Razonamiento y Memoria por medio del Ajedrez" (1987-88) ("Development of Reasoning and Memory Through Chess, "), a todos los estudiantes de sexto grado de una escuela rural (M.J. Ryan School) ubicada a 18 millas de Bradford, Pennsylvania, se les obligó a tomar lecciones de ajedrez y a practicarlo. En las conclusiones del estudio se demostró que el ajedrez tiene un impacto definitivo en el desarrollo de la memoria y de las habilidades de razonamiento verbal.
• El "Programa de Ajedrez de las Escuelas de la Ciudad de Nueva York" ("New York City Schools Chess Program" – NYCHESS ) fue fundado en 1986 por Faneuil Adams, Jr. y Bruce Pandolfini. El programa NYCHESS envía a un instructor experimentado a las escuelas para establecer un programa de ajedrez. El informe del
Programa de las Escuelas de la Ciudad de Nueva York es impresionantemente positivo a favor del ajedrez como herramienta de integración social, aunque está fundamentado primordialmente en historiales académicos y anecdóticos.
• El estudio del Dr. Stuart Margulies (1991), "El Efecto del Ajedrez en los Resultados de la Lectura", Informe del Segundo Año del Programa de Ajedrez del Distrito Nueve ("The Effect of Chess on Reading Scores: District Nine Chess Program Second Year Report" ). El estudio del Dr. Margulies comprobó de manera concluyente que los estudiantes que aprendieron ajedrez se beneficiaron al mejorar significativamente su habilidad para leer.
• Dianne D. Horgan, del Departamento de Psicología de la Universidad del Estado Tennessee en Memphis, ha realizado varios estudios utilizando el ajedrez. En su artículo titulado "El Ajedrez como una Forma de Enseñar a Pensar" (1987) (" Chess as a Way to Teach Thinking "), Horgan concluye que el ajedrez es una estupenda herramienta para desarrollar el intelecto en general.
• En el estudio titulado "Étude Comparative sur les Apprentissages en Matematiques 5e Anné" (1992) ("Estudio comparativo del aprendizaje de Matemáticas "), efectuado por Louise Gaudreau en la provincia de Nueva Brunswick, Canadá, en septiembre de 1990 a junio de 1992, se asevera que "los niños que aprenden a jugar ajedrez a temprana edad logran alcanzar más y mejores resultados en matemáticas y ciencias tradicionales.
• En 1993, Borís Slótnik, doctor en pedagogía y maestro de ajedrez, realizó uno de los estudios más fiables en el colegio Monte Faro, de la Coruña, con 16 niños de 5 a 7 años. Al finalizar el estudio se comprobó que los niños había aumentado significativamente su capacidad intelectual.
Resumiendo, todos los estudios anteriormente mencionados concluyen que el ajedrez tiene un probado impacto en lo siguiente: desarrollo del pensamiento creativo; desarrollo de la memoria visual; desarrollo de aptitudes verbales; desarrollo del rendimiento en la lectura. Desarrollo del intelecto en general; desarrollo de la autoestima. Desarrollo del pensamiento crítico; desarrollo de la capacidad de concentración; mejoría el rendimiento académico y aceleración de la madurez intelectual. Los beneficios son muchos, quizá el más importante es el que aprendí de mis amigos Ricardo Cantú Leal y Eduardo Sañudo Soulés, presidente y vicepresidente de AJEDREZ ESCOLAR A.C. quienes me hicieron el honor de invitarme como profesor y asesor. Como sabemos nuestra ciudad de Monterrey y nuestro país en general atraviesa por una crisis de valores que descompuso el tejido social produciendo una terrible violencia. Pues precisamente el objetivo de “AJEDREZ ESCOLAR” es utilizar el ajedrez como herramienta pedagógica en una triple vertiente: formación intelectual, desarrollo personal y formación de valores, así que mi agradecimiento a Ricardo y Eduardo por permitirme contribuir con mi granito de arena en esta magnífica tarea que están realizando.
LOS GRANDES MAESTROS DEL AJEDREZ Ordenados alfabéticamente por el apellido según el alfabeto latino internacional (TOMADO DEL SITIO: http://ajedrez.pastranec.net/historia/gm.htm
Simón Alapín, ruso-letón-soviético (1856-1923) Alexánder Aliojin (Alekhine), ruso-francés (1892-1946) Viswanathan Anand, hindú (1969) Adolf Anderssen, alemán (1818-1879) Yuri Áverbaj, soviético-ruso (1922) Pal Benko, húngaro-estadounidense (1928) Henry Edward Bird, inglés (1830-1908) Joseph Henry Blackburne, inglés (1841-1924) Gyula Bréyer, húngaro (1893-1921) Eufim Bogóljubov, ucraniano-alemán (1889-1952)
Isaac Boleslavsky, soviético-ruso (1919-1977) Paolo Boi (Il Siracusano), italiano (1528-1598) Mijaíl Botvínnik, soviético-ruso (1911-1995) Luis Charles Maché de la Bourdonnais, francés (1795-1840) David Brónstein, soviético-ruso (1924) José Raúl Capablanca, cubano (1888-1942) Pietro Carrera, italiano (1573-1647) Rudolf Charousek, checo (1873-1900) Maia Chiburdanidze, soviética-rusa (1961) Mijaíl Chigorín, ruso (1850-1908) Pia Cramling, sueca (1963) Leonardo da Cutri (Il Puttino), italiano (1552-1597) Alexandre-Louis-Honoré Deschapelles, francés (1780-1847) Alexánder mac Donnell, irlandés (1798-1835) Max Euwe, holandés (1901-1981) Williams Davis Evans, inglés (1790-1872) Reuben Fine, estadounidense (1914-1993) Robert James (Bobby) Fischer, estadounidense (1943) Salomón Flohr, polaco-checoslovaco-soviético (1908-1983) Boris Gélfand, soviético-bielorruso-israelí (1968) Eufim Géller, soviético-ucraniano (1925-1998) Roberto Grau, argentino (1900-1944) Gioachino Greco (Il Calabrese), italiano (1600-1634) Ernst Franz Grünfeld, austriaco (1893-1962) Eduard Gúfeld, soviético-georgiano (1936-2002) Isidor Gúnsberg, húngaro (1854-1930) Daniel Harrwitz, alemán (1823-1884) Israel Albert Horowitz, estadounidense (1907-1973) Vassily Ivánchuk, soviético-ucraniano (1969) Alexánder Jálifman, soviético-ruso (1966) David Janovsky, polaco-francés (1869-1927) Sergey Karjakin, ucraniano (1990) Anatoly Kárpov, soviético-ruso (1951) Gary Kaspárov, soviético-ruso-georgiano (1963)
Gata Kamsky, soviético-estadounidense (1974) Paul Keres, estoniano-soviético (1916-1975) Lionel Kieseritzky, polaco (1806-1853) Ignazio von Kólisch, húngaro (1837-1889) Viktor Korchnoi, soviético-ruso-suizo (1931) Alexánder Kótov, soviético-ruso (1913-1981) Vladímir Krámnik, soviético-ruso (1975) Katerina Lahno, ucraniana (1989) Bent Larsen, danés (1935) Emmanuel Lasker, alemán (1868-1941) Sire Kermur de Légal, francés (1702-1792) Ándor Lílienthal, ruso-húngaro (1911) Jakob Johann Lówental, húngaro (1810-1876) Geza Maroczy, húngaro (1870-1951) Frank Marshall, estadounidense (1877-1944) Jacques Mieses, alemán-inglés (1865-1954) Paul Morphy, estadounidense (1837-1884) Miguel Najdorf , polaco-argentino (1910-1997) Aarón Nímzovitch, ruso-letón-danés (1886-1935) Ludek Pachman, checo-alemán (1924-2003) Ludwig Paulsen, alemán (1833-1899) Tigran Petrosian, soviético-ruso (1929-1984) Alexánder Petrov, ruso (1794-1867) François André Danican Philidor, francés (1726-1795) Harry Nelson Pillsbury, estadounidense (1872-1906) Vasja Pirc, yugoslavo (1907-1980) Giulio Cesare Polerio, italiano (1548-1612) Judit Polgar, húngara (1976) Lev Abramóvich Polugaevsky, soviético-ruso (1934) Ruslan Ponomáriov, ucraniano (1983) Doménico Ponziani, italiano (1719-1796) Samuel Reshevsky, polaco-estadounidense (1911-1992) Richard Reti, checo (1889- 6 de junio de 1929) Akiba Rúbinstein, ruso-polaco (1882-1961)
Friedrich Saemisch, alemán (1896-1975) Pierre Saint-Amant, francés (1800-1872) Alessandro Salvio, italiano (1570-1640) Karl Schlechter, austriaco (1874-1919) Ruy López de Segura, español (1540-1580) Alexéi Shírov, letón-español (1972) Nigel Short, inglés (1965) Vassily Smyslov, soviético-ruso (1921) Boris Spassky, soviético-ruso-francés (1937) Rudolf Spielmann, austriaco (1883-1942) Howard Staunton, inglés (1810-1874) Wilhelm Steinitz, checo-austriaco (1836-1900) Mark Taimánov, soviético-ucraniano (1926) Mijaíl Tal, soviético-letón (1936-1992) Siegbert Tarrasch, alemán (1862-1934) Savielly (Xavier) Tartákover, ruso-austriaco-polaco-francés (1887-1956) Jan Timman, holandés (1951) Carlos Torre, mexicano (1905-1978) Pétar Trifunóvic, yugoslavo (1910-1980) Milan Vídmar, yugoslavo (1885-1962) Simón Wináwer, ruso-polaco (1838-1920) Johannes Zúkertort, polaco-inglés (1842-1888)
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Alexánder Aliojin (Alekhine) (1892-1946) Pequeña biografía Alexánder Aliojin (Alekhine en francés) nació en Moscú el 31 de octubre de 1892 y murió en Estoril el 24 de marzo de 1946. Aprendió a jugar de niño, pero no destacó hasta su adolescencia. Procedía de una familia noble de Rusia. Sus padres desatendieron la educación de sus hijos, fue criado por su abuela. Su padre era ludópata y su madre murió alcoholizada en 1913; tendencia al alcoholismo en la que calló el propio Aliojin. A pesar de todo Aliojin no descuidó su formación, conocía varios idiomas y se licenció en Derecho. Sus primeros éxitos ajedrecísticos datan de 1908, en un fuerte torneo de aficionados. El 1909 gana el torneo de San Petersburgo. El estallido de la primera guerra mundial le toma fuera de Rusia, pero él regresa tan pronto como puede. El estallido de la revolución Rusa le puso en una situación incómoda, por su condición aristocrática. No obstante, gracias a la afición de Lenin por el ajedrez, Aliojin fue protegido. En 1920 se hace con la victoria en el primer campeonato soviético. Pero la revolución se convertía a ojos vistos en una dictadura de terror y Aliojin escapó de la barbarie refugiándose primero en Berlín y por último en París (1921), adoptando la nacionalidad francesa. Algunos historiadores soviéticos afirman que Aliojin comenzó a prepararse para jugar el campeonato del mundo contra Capablanca en 1911, cuando aún era campeón Lasker. En 1921 abandonó Rusia con la intención de enfrentarse a Capablanca y de apartarse de la dictadura comunista que tanto estaba empobreciendo el país. El torneo de Nueva York de 1924 fue un
duro golpe para sus pretensiones. Capablanca se había proclamado campeón un año antes y en ese torneo quedó muy por encima de Aliojin. Además, Capablanca ponía unas condiciones muy duras. Aliojin debía poner 10.000 dólares en la bolsa, 5.000 para premios y 5.000 para la organización. Sus resultados deportivos bajaron, por lo que se dedicó un año a estudiar. En 1925 venció en los torneos de Baden-Baden, Hastings, París y Berna, pero no aparecían los mecenas que quisieran financiar su encuentro con Capablanca. En 1926 venció en los torneos de Scarborough, Buenos Aires y Birmingham. Tras su segundo puesto en el torneo de Nueva York de 1927, que le daba derecho a retar a Capablanca, el gobierno argentino asumió todas las condiciones a cambio de que la sede del encuentro fuese Buenos Aires, y en estas condiciones se produjo el encuentro. Nadie confiaba en las posibilidades de Aliojin. Capablanca era un héroe para toda América. Sólo Lasker, Tartákover y Reti veían posibilidades para Aliojin. Y, por supuesto, estaba su absoluta voluntad de ganar: «no sé cómo podré ganar seis partidas a Capablanca, pero tampoco sé cómo me las podrá ganar él a mí», afirmó. El encuentro por el título mundial comenzó el 16 de septiembre de 1927 en Buenos Aires (Argentina) y terminó el 30 de noviembre. Se trata de uno de los enfrentamientos más apasionantes de la historia del ajedrez. Aliojin se preparó a conciencia: llegó a Buenos Aires semanas antes, llevó una vida intachable, con una dieta adecuada, ejercicio físico y escogió como analista a uno de los mejores jugadores argentinos de la época, Roberto Grau. Capablanca, por el contrario, trasnochó y menospreció la capacidad de su rival. Aliojin ganó la primera partida. Capablanca se repuso y ganó la tercera y la séptima, pero Aliojin ganó la novena y el resultado del encuentro empezó a ser incierto. La voluntad de ganar de Aliojin marcó la diferencia. Cuando llevaban disputadas 34 partidas Aliojin ganaba por 6 a 3. Capablanca envió un telegrama a Aliojin felicitándole por su
victoria. Capablanca trató de lograr un encuentro de revancha, pero Aliojin siempre se lo negó. El triunfo de Aliojin sobre Capablanca provocó una conmoción en el mundo del ajedrez, ya que se consideraba a éste poco menos que invencible. A su regreso de Buenos Aires Aliojin pasó por Barcelona donde se le hizo un recibimiento espectacular, muy diferente de lo que ocurrió en París, donde vivía, donde sólo fueran a recibirle unos pocos amigos y sus compatriotas exiliados. Los periódicos franceses sólo publicaron una nota y unas supuestas declaraciones de Aliojin en contra de la revolución bolchevique, lo que le valió la enemistad de los comunistas. Aliojin pone su título en juego, por primera vez, en 1929 contra Bogóljubov y obtiene el primer puesto en los diez torneos que juega entre 1929 y 1932. No obstante pone todos los impedimentos posibles para celebrar un nuevo encuentro con Capablanca. Sus relaciones pasan de la amistad al odio acérrimo. A partir de 1933 los resultados deportivos de Aliojin no son tan espectaculares. Añora su patria (a la que nunca podrá volver, debido a la dictadura estalinista) y comienza a sufrir dolencias cardíacas. En 1935 se concierta un encuentro por el campeonato del mundo contra un holandés que supuestamente es muy inferior a él: Euwe, pero cae derrotado. Aliojin está enfermo y, encima, comienza algunas partidas medio borracho. En las condiciones del encuentro se había pactado un encuentro de revancha, que se celebró en 1937 y en el que recuperó el título mundial. Su siguiente rival debía de ser un soviético: Botvínnik. El encuentro se pactó en Moscú, pero el comienzo de la segunda guerra mundial frustró su celebración. Durante la segunda guerra mundial se alistó en el ejército francés e hizo de intérprete para De Gaulle. Fue hecho prisionero, pero Hitler consideró que le sería más útil si se dedicaba a jugar al ajedrez en los territorios ocupados. Su participación en estos torneos le valió el desprecio de sus colegas, que le pasaron factura
tras la guerra, vetándole en todos los torneos. Murió en Estoril en 1946, pobre y desamparado, pero aún siendo poseedor del título mundial. Defensa Aliojin Aliojin también elaboró un sistema de defensa muy sólido. 1.e4 Cf6 y normalmente se responde 2.e5 Cd5 *
Campeonatos del mundo
Año: 1927 Ciudad: Buenos Aires (Argentina) Contrincantes: Capablanca contra Aliojin Resultado: 15,5 - 18,5 Campeón: Aliojin (6 ganadas, 3 perdidas, 25 tablas) Año: 1929 Ciudad: Berlín, Wiesbaden, Heidelberg (Alemania), Amsterdam y La Haya (Holanda). Contrincantes: Aliojin contra Bogóljubov Resultado: 15,5 - 9,5 Campeón: Aliojin (11 ganadas, 5 perdidas, 9 tablas) Año: 1934 Ciudad: Villingen, Núremberg, Karlsruhe, Pforzheim, Stuttgart, Bad Kissingen, Baden-Baden, Mannheim, Freiburg, Bayreuth, Berlin y Múnich (Alemania). Contrincantes: Aliojin contra Bogóljubov Resultado: 15,5 - 10,5 Campeón: Aliojin (8 ganadas, 3 perdidas, 15 tablas)
Año: 1935 Ciudad: Amsterdam, Eindhoven, Groninga, Rótterdam, Hertogenbosch, Zandvoort, Utrecht, Baarn, Delft, Gouda, Zeist, Ermelo y La Haya (Holanda). Contrincantes: Aliojin contra Euwe Resultado: 14,5 - 15,5 Campeón: Euwe (9 ganadas, 8 perdidas, 13 tablas) Año: 1937 Ciudad: Amsterdam, Groninga, Rótterdam, Haarlem, Delft, La Haya y Leiden (Holanda). Contrincantes: Euwe contra Aliojin Resultado: 9,5 - 15,5 Campeón: Aliojin (10 ganadas, 4 perdidas, 11 tablas)
Frases célebres que se le atribuyen «La apertura de la posición en el centro, terminará siempre por favorecer al bando que tenga superioridad de espacio». «Cuando en cierta ocasión le preguntaron a Aliojin si llevaba su pasaporte consigo él contesto: para que necesito el pasaporte si soy el campeón del mundo». «No sé cómo podré ganar seis partidas a Capablanca, pero tampoco sé cómo me las podrá ganar a mí». «El ajedrez es vanidad». «Nunca antes hubo ni volverá a existir un genio igual». (Cuando se entero que falleció Capablanca). «Alguna vez los hombres tuvieron que ser semi-dioses; si no, no hubieran inventado el Ajedrez». «Soy Aliojin, campeón mundial de ajedrez. Tengo un gato llamado Ajedrez. No necesito documentación». (En la frontera polaca cuando le pidieron el pasaporte y no lo llevaba). «En esta partida, los nervios me dominaron por primera vez». (3 partida del campeonato del mundo Capablanca-Aliojin 0-1, 1927).
«El método para ganar consiste en ir alternando el avance del peón pasado con amenazas contra el rey negro. Primero, las blancas deben dominar la importante diagonal a1-h8». (29 partida del match por el título mundial Capablanca-Aliojin 1-0).
Anatoly Kárpov (1951) Pequeña biografía Anatoly Kárpov, «Tolia» para los amigos, nació en Zlatoust, Rusia, en plenas montañas de los Urales, el 23 de mayo de 1951. Al nacer sus padres pensaron que se iba a morir, por lo que sus abuelos, temiendo lo peor, le bautizaron según el rito cristiano ortodoxo. Tal rito consiste en sumergir al niño en agua fría. Ese bautizo le salvó la vida, ya que hoy se sabe que su enfermedad se cura dándole un susto al niño. No obstante, nunca se ha podido librar de un engañoso aspecto enfermizo. Aprendió a jugar al ajedrez a los 6 años, aunque nunca fue un niño prodigio. Cuando tenía 13 años fue entrenado por el antiguo campeón del mundo Mijaíl Botvínnik y a los 15 años consiguió el título de maestro soviético en un torneo celebrado en Leningrado (hoy San Petersburgo). Ingresó en la Universidad de Moscú donde estudió ciencias económicas, inglés y español. Fue, en su época, el jugador más joven que ha conseguido el título de maestro soviético. En 1967 se proclamó campeón de Europa Junior. En 1968 ganó la Spartakiada con 10 puntos de 11. Entrenado por Simón Furman consiguió progresar rápidamente. Su primer torneo internacional lo jugó por un error de la Federación Soviética, que le mandó a jugar un torneo en Checoslovaquia sin darse cuenta de que el torneo era Sénior y no Junior, pero como
estaba inscrito jugó y ganó el torneo sin perder una sola partida. Tras ganar el Campeonato del Mundo Junior en 1969, Kárpov consiguió una serie de éxitos en grandes torneos de ajedrez, y obtuvo el título de gran maestro internacional en 1970, en un torneo en Caracas. Se cuenta que en esta época, ante la amenaza que suponía Fischer para la hegemonía soviética la URSS buscó un nuevo campeón mundial. Tras sus éxitos en varias Spartakiadas, el campeonato de la URSS, el memorial Aliojin (por delante de Spassky) y Hastings (junto con Korchnoi), Kárpov surgió como la nueva figura a apoyar con todos los medios. En 1971 jugó en Moscú el Memorial Aliojin, en el que se encontraban los mejores jugadores del mundo, salvo Fischer. Había cuatro campeones del mundo: Smyslov, Tal Petrosian y Spassky. Kárpov ganó este torneo sin perder ninguna partida. Las autoridades soviéticas tuvieron claro quién habría de ser el próximo campeón del mundo. Además Kárpov era de origen humilde, por lo que encarnaban perfectamente el ideal soviético. En 1973 es segundo tras Géller en Budapest, derrota a Spassky en la Spartakiada, y gana, empatado con Korchnoi, el interzonal de Leningrado. El campeonato de la URSS de ese año fue uno de los más fuertes de la historia. Quedó segundo, tras Spassky. Fue declarado el mejor jugador del año. En 1974 ganó el torneo de Candidatos, tras derrotar a Polugaievsky, Spassky y Korchnoi. Así se convirtió en el aspirante oficial al Campeonato del Mundo que detentaba el gran maestro estadounidense Bobby Fischer. Cuando Fischer rehusó jugar contra Kárpov, la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) le proclamó campeón del mundo, por incomparecencia. Durante los siete años siguientes Kárpov ganó siete primeros premios en grandes torneos y en 1978 y 1981 defendió con éxito su título mundial ante Víktor Korchnoi. Al haber sido campeón sin jugar se dudaba de la legitimidad de su corona, pero en los diez años siguientes jugó cuanto torneo de relieve le permitía su agenda, sólo en una ocasión no quedó entre los dos primeros puestos. Ha sido, sin duda quien más torneos de
primera línea ha ganado en toda la historia del ajedrez. Su superioridad era tal que ya nadie dudaba de que era el mejor. Durante esta etapa su más encarnizado rival fue Korchnoi. El mundial de 1974 comenzó en un ambiente de gran camaradería, pero terminó muy enconado. Korchnoi se quejaba, no sin razón, de que Kárpov tenía mejores medios, proporcionados por las autoridades soviéticas. Poco después Korchnoi pedía asilo político en Amsterdam y la rivalidad se convirtió, también, en política. En este ambiente se jugó el mundial de 1978, que se jugó con acusaciones de guerras psicológicas, hipnotizadores, espiritistas, instrucciones camufladas en yogures y un odio acérrimo que se trasluce en cada jugada. El encuentro se jugaba a seis victorias y las tablas no contaban. El marcador se puso en 5 a 1 a favor Kárpov, pero Korchnoi reaccionó y en la partida 31 empató el encuentro. La partida decisiva la ganó Kárpov, después de 93 días y 32 partidas. Aún debían enfrentarse en 1981, pero la superioridad de Kárpov ya era más clara. En 1984 Kárpov enfrentó a Gary Kaspárov con título mundial en juego. Ambos jugadores jugaron un ajedrez brillantemente durante todo el evento, pero tras 6 meses y 48 partidas, el enfrentamiento se suspendió. Alegando cansancio por parte de los dos jugadores el Presidente de la Federación Mundial de Ajedrez, Florencio Campomanes, repentinamente canceló la contienda sin coronar a un ganador. El encuentro se reanudó al año siguiente y Kaspárov venció a Kárpov proclamándose campeón mundial. Los intentos de Kárpov de reconquistar el campeonato a Kaspárov en 1987 y 1990 no tuvieron éxito. En 1993 Kárpov no consiguió calificarse como aspirante para disputar el encuentro por el campeonato del mundo. En 1994 Kaspárov y el aspirante británico Nigel Short abandonaron la FIDE y jugaron para una organización rival, la Asociación de Profesionales de Ajedrez (PCA); Kárpov jugó un encuentro autorizado por la FIDE contra Jan Timman, de los
Países Bajos. Kaspárov y Kárpov ganaron sus respectivos encuentros y ambos reclamaban el título de campeón del mundo. En 1994, en el prestigioso torneo internacional de Linares, España, Kárpov terminó en primer lugar sin perder un solo juego; uno de los mayores éxitos de su carrera. Hasta 1995, en que volvió a ser campeón absoluto, había ganado más de mil torneos, algo inigualado por otro jugador de ajedrez. Kárpov ha jugado ni más ni menos que 13 mundiales, bien defendiéndolo, bien aspirando a él. A pesar del que su primer título mundial lo consiguió sin jugar, hoy en día nadie duda de que ha sido uno de los más grandes jugadores de la historia del ajedrez y un dignísimo poseedor del título mundial. Tiene fama de tener los nervios de acero. Se le conoce como el gélido Tolia. Kárpov no ha sido nunca uno de los fríos maestros de la escuela soviética. Su juego nunca ha carecido de fantasía, sólo que esta fantasía no ha estado al servicio de la táctica sino de la explotación de las más pequeñas ventajas. Kárpov es una persona afable y sencilla que sonríe siempre que puede. Lleva una vida metódica y hasta cierto punto aburrida. El trato con él es cordial y se hace querer. Habla español perfectamente y pasa en España largas temporadas.
Campeonatos del mundo Año: 1975 Ciudad: Manila (Filipinas) Contrincantes: Fischer contra Kárpov Resultado: Incomparecencia de Fischer Campeón: Kárpov Año: 1978 Ciudad: Baguío (Filipinas) Contrincantes: Kárpov contra Korchnoi Resultado: 6 - 5 Campeón: Kárpov (6 ganadas, 5 perdidas, 21 empatadas, aunque no contaban) Año: 1981 Ciudad: Merano (Italia) Contrincantes: Kárpov contra Korchnoi Resultado: 6 - 2 Campeón: Kárpov (6 ganadas, 2 perdidas, 10 empatadas, aunque no contaban) Año: 1984 Ciudad: Moscú (Rusia) Contrincantes: Kárpov contra Kaspárov Resultado: 5 - 3 Campeón: Kárpov (5 ganadas, 3 perdidas, 40 empatadas, aunque no contaban) Año: 1985 Ciudad: Moscú (Rusia) Contrincantes: Kárpov contra Kaspárov Resultado: 11 - 13 Campeón: Kaspárov (5 ganadas, 3 perdidas, 16 empatadas) Año: 1986 Ciudad: Londres (Inglaterra) y Leningrado (Rusia) Contrincantes: Kaspárov contra Kárpov
Resultado: 12,5 - 11,5 Campeón: Kaspárov (5 ganadas, 4 perdidas, 15 empatadas) Año: 1987 Ciudad: Sevilla (España) Contrincantes: Kaspárov contra Kárpov Resultado: 12 - 12 Campeón: Kaspárov (4 ganadas, 4 perdidas, 16 empatadas) Año: 1990, de diciembre a enero de 1991 Ciudad: Nueva York (Estados Unidos) y Lyon (Francia) Contrincantes: Kaspárov contra Kárpov Resultado: 12,5 - 11,5 Campeón: Kaspárov (4 ganadas, 3 perdidas, 17 empatadas) Año: 1993. De septiembre a noviembre. Ciudad: Zwolle, Arnhem, Amsterdam (Las tres en Holanda) y Yakarta (Indonesia). Contrincantes: Kárpov contra Timman; por el título de la FIDE. Resultado: 12,5 - 8,5 Campeón: Kárpov (6 ganadas, 2 perdidas, 13 empatadas) Ronda 12 3 4 5 6 7 8 9 Timma 0, 0, 01 n 5 5 0, 0, Kárpov 1 0 5 5
1 1 1 1 2 Tota 11 12 13 17 18 19 21 0 4 5 6 0 l
0, 0, 0, 0, 0, 0, 0, 0, 0, 0, 0, 0 0 0 0 0 1 8,5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 0, 0, 0, 0, 0, 0, 0, 0, 0, 0, 0, 1 1 1 1 1 0 12,5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5
Año: 1996. Junio y julio. Ciudad: Elista (Rusia) Contrincantes: Kárpov contra Kamsky; por el título de la FIDE. Resultado: 10,5 - 7,5 Campeón: Kárpov (6 ganadas, 3 perdidas, 9 empatadas)
Ronda 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 Total Kárpov 1 0 0,5 1 0,5 1 1 0,5 1 0 0,5 0,5 0,5 1 0,5 0 0,5 0,5 10,5 Kamsky 0 1 0,5 0 0,5 0 0 0,5 0 1 0,5 0,5 0,5 0 0,5 1 0,5 0,5 7,5
Año: 1998. Enero. Ciudad: Lausana (Suiza) Contrincantes: Kárpov contra Anand; por el título de la FIDE. Resultado: 5 - 3 Campeón: Kárpov (4 ganadas, 2 perdidas, 2 empatadas) Desemp
Ronda 1 2 3 4 5 6 : 7 8 Total Kárpov 1 0 0,5 1 0,5 0 : 1 1 nand 0 1 0,5 0 0,5 1 : 0 0
5,0 3,0
En los mundiales del 2000 y 2001 Kárpov no jugó, pero sí lo hizo en el del 2002 y fue eliminado en la primera ronda por Zhang Pengxiang (1 - 3)
Frases célebres que se le atribuyen «El ajedrez es mi vida, pero mi vida no es sólo el ajedrez». «No se puede luchar por la victoria, si en el fondo del corazón lo que se busca son las tablas». «No es posible derrotar al adversario si se está dispuesto a aceptar unas tablas». «El ajedrez es todo; arte, ciencia y deporte». «Será campeón del mundo si sus nervios se lo permiten». (Se refería a Ivánchuk).
Carlos Torre (1905-1978) Pequeña biografía Carlos Torre nació en Yucatán en 1905 y murió en 1978. Su vida tiene un curioso paralelismo con la de Paul Morphy. A los 10 años se trasladó con su familia a Nueva Orleans. En 1924, tras haber demostrado que era el mejor ajedrecista de Luisiana, jugó el campeonato del Estado de Nueva York y más tarde el campeonato del Oeste. Como en su época hizo Morphy, Torre viajó a Europa en 1926 y se enfrentó a los grandes ajedrecistas del continente participando en los torneos de más alto nivel: Baden-Baden, Marienbad, Moscú, entre otros y en todos ellos obtuvo muy buenos resultados. Ese mismo año regresó a México, con intención de volver a Europa para enfrentarse a los más grandes. Ganó el campeonato de ajedrez de México y solicitó una plaza de ajedrez en la Universidad de México. Acto seguido jugó el campeonato del Oeste en Chicago y cuando luchaba por la segunda plaza recibió dos noticias que le hundieron psicológicamente: su rechazo de la plaza de profesor -por tener unas calificaciones bajas- y la boda de su prometida con otro hombre. Torre no se recuperó de este golpe psicológico. Aceptó un trabajo de dependiente en Estados Unidos y jamás volvió a jugar al ajedrez en serio. Torre era un hombre apacible. Tenía un sentido artístico muy desarrollado. Apreciaba la belleza y la lógica del ajedrez, pero carecía del espíritu agresivo de los grandes campeones, necesario para llegar a cotas más altas. Admiraba el juego de Fischer. En 1977 la FIDE le concedió el título de Gran Maestro Internacional
(Honoris Causa) y murió al año siguiente. ajedrecista mexicano de todos los tiempos.
Sin duda el mejor
Comentarios Una de las partidas más famosas de Carlos Torre es seguramente la que le ganó al ex-Campeón Mundial Emmanuel Lasker, en el Torneo de Moscú en 1925. Esta partida se conoce como "La lanzadera", que Actualmente se utiliza como ejemplo en diversos libros de texto de ajedrez. "La Lanzadera"
Blancas: Carlos Torre Negras: Emanuel Lasker Moscú, 1925 1.d4 Cf6 2.Cf3 e6 3.Ag5 c5 4.e3 cxd3
21.b4 Df5 22.Tg3 h6 23.Cc4 Dd5 24.Ce3 Db5
41.Tf4 Cd7 42.Txe6+ Rg5 43.g3 Abandona
5.exd4 Ae7 6.Cbd2 d6 7.c3 Cbd7 8.Ad3 b6 9.Cc4 Ab7 10. De2 Dc7 11.0-0 0-0 12.Tfe1 Tfe8 13.Tad1 Cf8 14.Ac1 Cd5 15.Cg5 b5 16.Ca3 b4 17.cxb4 Cxb4 18.Dh5 Axg5 19.Ag5 Cxd3 20.Txd3 Da5
25.Af6 Dxh5 26.Txg7+ Rh8 27.Tf7+ Rg8 28.Tg7+ Rg8 29.Txb7+ Rg8 30.Tg7+ Rh8 31.Tg5+ Rh7 32.Txh5 Rg6 33.Th3 Rxf6 34.Txh6+ Rg5 35.Th3 Teb8 36.Tg3+ Rf6 37.Tf3+ Rg6 38.a3 a5 39.bxa5 Txa5 40.Cc4 Td5
Posición después de 24. . . Db5
Emmanuel Lasker (1868-1941) Pequeña biografía Emmanuel Lasker nació el 24 de diciembre de 1868 en Berlinchen; un pequeño pueblo cercano a Berlín y murió en Nueva York el 13 de enero de 1941, lejos de Alemania y la barbarie nazi. A los doce años se trasladó a Berlín para estudiar, bajo la tutela de su hermano Bertoldo. Fue un estudiante brillante, sin embargo cuando terminó el bachillerato no ingresó en la universidad inmediatamente. Había comenzado a obtener triunfos en ajedrez, lo que le permitía tener unos modestos ingresos gracias a los premios. En 1889 se dio a conocer en Alemania, en 1891 en Inglaterra y en 1893 en Estados Unidos.
Lasker era doctor en filosofía, seguidor de Schopenhauer, autor de teatro, y un buen matemático (tiene escrito un libro sobre álgebra). Se doctoró en la universidad de Erlangen en 1900. En 1895 publica «El sentido común en ajedrez», una serie de conferencias en las que procura desvelar los principios fundamentales que rigen la partida de ajedrez. Se trata de un libro que aún sigue publicándose y del que los ajedrecistas de hoy pueden aprender mucho, y conjuntamente con su «Manual de Ajedrez» son sus libros más importantes. Su estilo de juego es muy personal. Lo podríamos llamar «dialéctico» ya que trata de desequilibrar la posición no realizando siempre las mejores jugadas sino las más desagradables para el adversario. Esto hace sus lances arriesgados y teóricamente incorrectos, pero eleva la lucha psicológica al paroxismo, induciendo, con frecuencia, al oponente a cometer un error y la derrota. Lasker es uno de los más grandes jugadores de ajedrez de todos los tiempos. Se mantuvo muy por encima del panorama ajedrecístico de su época. Incluso tras perder el título mundial continuó triunfando en importantes torneos; hasta que cumplió los sesenta y siete años. Sus partidas han sido profusamente analizadas. Hacía que su rival se sintiese incómodo jugando, encaminándole hacia posiciones que le resultaban desagradables o no sabía tratar. Su lucha se establecía tanto en el tablero como en lo psicológico. Escogía variantes inferiores e incluso jugadas malas, para sembrar inquietud en el ánimo de su rival. Observaba a sus rivales para detectar cuándo estaban a disgusto con su situación en el tablero. No obstante, siempre tuvo recursos para remontar esas posiciones inferiores. Debido a esta práctica le acusaron de hipnotizar a sus rivales y hasta de utilizar la magia para ganar partidas. Tras la victoria de Steinitz sobre Chigorín sólo Lasker se atrevió a retar al campeón del mundo. Lasker se desplazó a Estados
Unidos en su busca. En esta época Lasker no tenía un currículum brillante. Solamente había tenido dos triunfos importantes, los torneos de Londres de 1892 y Nueva York de 1893. En los enfrentamientos individuales había derrotado a todos sus rivales excepto a Blackburne, aunque no eran de gran categoría. Por fin el encuentro se celebró y Lasker derrotó a Steinitz brillantemente, una derrota que se repetiría cuatro años más tarde y de manera rotunda. En diciembre de 1895 se organizó un torneo en San Petersburgo con el fin de buscar un aspirante al título mundial. Fueron invitados a este torneo Lasker, Steinitz, Pillsbury, Chigorín y Tarrasch, aunque este último renunció a jugar. El torneo lo ganó Lasker brillantemente, pero Steinitz quedó en segundo, lo que le daba derecho a jugar un nuevo encuentro con el título mundial en juego. Desgraciadamente Steinitz contaba ya más de sesenta años y su salud no era muy buena por lo que Lasker se impuso con facilidad. Tras su victoria definitiva frente a Steinitz la actividad ajedrecística de Lasker fue trepidante. Disputó otros ocho encuentros con el título mundial en juego, respectivamente contra Lasker contra Marshall, Tarrasch, Janovsky, Schlechter, Janovsky de nuevo y Capablanca, que por fin le venció en 1921, tras 27 años de reinado. Además de los encuentros individuales, con o sin el título mundial en juego, ganó importantes torneos, como el de San Petersburgo de 1895-96, Nuremberg 1896, Londres 1899 y París 1900. En el torneo de San Petersburgo de 1914 terminó primero tras superar una desventaja de punto y medio, por delante de Capablanca. Lasker fue el primer maestro que demandó grandes sumas de dinero para mejorar la situación económica de los ajedrecistas. La tremenda inflación de la economía alemana en los años veinte y la barbarie nazi, que le habían confiscado todos sus bienes por su condición de judío, le dejó arruinado y hubo de volver a competir. Ganó los torneos de Mährisch-Ostrau 1923 y
Nueva York 1924, por delante de Capablanca, Aliojin y fue segundo en el de Moscú de 1925, por delante de Capablanca. Durante los años siguientes se dedicó a la Filosofía y la enseñanza, pero en 1934 volvió a competir -ya tenía sesenta y seis años- en el torneo de Zurich, donde quedó quinto y en el torneo de Moscú de 1935. A lo largo de su dilatada vida deportiva Lasker se enfrentó muchas veces a los mejores jugadores de su tiempo. Al final jugaría 538 partidas oficiales, de las cuales ganó 309, perdió 62 y entabló 167.
Resultados de los principales encuentros de Lasker Año
Ciudad
1889 1890 1890 1892 1892 1893 1893 1894 1896 1903 1907 1908 1909 1909 1910 1910 1916 1921
Leipzig Liverpool iena Londres Londres Kokomo Nueva York Nueva York Moscú Brighton Nueva York Düsseldorf París París Berlín Berlín Berlín La Habana
Adversario J G P T Mieses Bird Englisch Blackburne Brid Showalter Ettinger Steinitz Steinitz Chigorín Marshall Tarrasch Janovsky Janovsky Schlechter Janovsky Tarrasch Capablanca
8 12 5 10 5 7 5 19 17 6 15 16 4 10 10 11 6 14
5 — 3 7 2 3 2 — 3 6 — 4 5 — — 5 1 1 5 — — 10 5 4 10 2 5 1 2 3 8 — 7 8 3 5 2 2 — 7 1 2 1 1 8 8 — 3 5 — 1 — 4 10
CM CM CM CM CM CM CM CM
Resultados en los principales torneos de Lasker Año 1889 1889 1890 1890 1892 1892 1893 1895 1895 1896 1899 1900 1904 1909 1914 1918 1923 1924 1925 1934 1935 1936 1936
Ciudad Berlau msterdam Berlín Graz Londres Londres Nueva York Hastings San Petersburgo Nuremberg Londres París Cambridge Springs San Petersburgo San Petersburgo Berlín Marich-Ostrava Nueva York Moscú Zurich Moscú Moscú Nottingham
J G P T Puesto 6 8 7 6 11 8 13 21 18 18 26 16 15 18 18 6 13 20 20 15 19 18 14
5 4 3 8 5 13 14 8 12 18 14 9 13 10 3 8 13 10 9 6 3 6
1 2 1 2 1 2 1 2 — 3 — — 4 3 3 7 3 3 1 7 1 1 2 4 2 3 1 7 — 3 — 5 1 6 2 8 4 2 — 13 5 10 3 5
1-2 2 1-2 3 1 1 1 3 1 1 1 1 2-3 1-2 1 1 1 1 2 5 3 6 7-8
Campeonatos del mundo Año: 1894 Ciudad: Nueva York, Filadelfia y Montreal Contrincantes: Steinitz contra Lasker Resultado: 7 - 12 Campeón: Lasker (10 ganadas, 5 perdidas, 4 tablas) El encuentro comenzó el 15 de marzo de 1894 en Nueva York y continuó en Filadelfia y Montreal. El vencedor sería quien consiguiese primero diez victorias y recibiría un premio de 2.500 dólares y 750 para el perdedor. Las cuatro primeras partidas terminaron con dos victorias para cada uno. Pero a partir de aquí un Steinitz de 58 años encajó cinco derrotas consecutivas. En la décimo novena partida Lasker consiguió su décimo triunfo y el título mundial. Año: 1896-97 Ciudad: Moscú (Rusia) Contrincantes: Lasker contra Steinitz Resultado: 12,5 - 4,5 Campeón: Lasker (10 ganadas, 2 perdidas, 5 tablas) Año: 1907 Ciudad: Nueva York, Filadelfia, Menfis, Chicago y Baltimore (Estados Unidos) Contrincantes: Lasker contra Marshall Resultado: 11,5 - 3,5 Campeón: Lasker (8 ganadas, 0 perdidas, 7 tablas) Frank Marshall se enfrentó a Lasker en 1907. Era famoso por sus ataques vehementes y sus combinaciones, no del todo correctas. El encuentro se pactó a ocho victorias y Lasker le aplastó por ocho a cero. Año: 1908 Ciudad: Düsseldorf y Múnich (Alemania) Contrincantes: Lasker contra Tarrasch
Resultado: 10,5 - 5,5 Campeón: Lasker (8 ganadas, 3 perdidas, 5 tablas) En 1908 se celebró el encuentro contra Tarrasch; encuentro que todos los aficionados esperaban, por considerar que éste era el único rival que podía ganar a Lasker. Año: 1909 Ciudad: París (Francia) Contrincantes: Lasker contra Janovsky Resultado: 8 - 2 Campeón: Lasker (7 ganadas, 1 perdidas, 2 tablas) Janovsky era un polaco que se había establecido en París. Su estilo era brillante, a la manera de Morphy, pero su derrota fue rotunda. Año: 1910 Ciudad: Viena (Austria) y Berlín (Alemania) Contrincantes: Lasker contra Schlechter Resultado: 5 - 5 Campeón: Lasker (1 ganadas, 1 perdidas, 8 tablas) Karl Schlechter era considerado como el rey de las tablas, por su sólido juego. Lasker tuvo grandes dificultades y sólo lo pudo empatar. Año: 1910 Ciudad: Berlín (Alemania) Contrincantes: Lasker contra Janovsky Resultado: 9,5 - 1,5 Campeón: Lasker (8 ganadas, 0 perdidas, 3 tablas) Lasker se volvió a enfrentar a Janovsky. Tras esta serie, Lasker estuvo once años sin poner su título en juego, claro que es la época de la primera guerra mundial (1914-1918), y la actividad ajedrecística había caído notablemente. Año: 1921 Ciudad: La Habana (Cuba) Contrincantes: Lasker contra Capablanca
Resultado: 5 - 9 Campeón: Capablanca (4 ganadas, 0 perdidas, 10 tablas)
COMENTARIO: Dice Emanuel Lasker en su libro:”El sentido común en el ajedrez” (resumen de doce conferencias, que pronuncio en Londres 1895) — “El ajedrez ha sido considerado, erróneamen te en mi opinión, como un juego; es decir: como algo que no puede servir para ningún propósito serio, creado tan sólo para distraerse durante los ratos de ocio, Si se tratara únicamente de un juego el ajedrez no hubiera podido sobrevivir a las duras pruebas a que se ha visto sometido en la dilatada existencia. Tampoco es, como ha sido proclamado por algunos de sus más ardientes entusiastas, una ciencia o un arte. Su verdadera naturaleza parece radicar, en aquello que más gusta a la naturaleza humana: “el combate”. No se trata, por supuesto, de la clase de combate que hace crispar los nervios más templados o en el que corra la sangre y los ataques dejen sus huellas en el campo del adversario. Por el contrario se trata de una lucha en la que imperan al unísono elementos artísticos, científicos y puramente intelectuales, de una forma absoluta. Desde este punto de vista, una partida de ajedrez es un conjunto armónico, cuyos fundamentos voy a intentar describirles en estas series de conferencias.” “En el combate -sigue diciendo Lazker- lo primero que se debe hacer es desplazar las tropas a puntos claves, antes de que el enemigo nos ocupe ese territorio, esto nos debe llevar unas seis jugadas”. Sin duda hay que tomar muy en cuenta la opinión o consejo de este gran maestro del Ajedrez, una leyenda y un gran campeón.
Frases célebres que se le atribuyen «Cuando hago jaque al rey no me da miedo ningún jugador». «La cosa más difícil en ajedrez es ganar una partida ganada». «El buen observador lo puede resistir casi todo. La mejor manera de jugar bien en los finales es fijarse». «Cuando el rey de sus rivales no se encontraba en peligro, Aliojin jugaba sin entusiasmo. Su fantasía se encendía cuando peligraba el rey». «No estoy jugando con peones blancos o negros, sin vida. Juego con seres humanos de carne y sangre». «Cuando un fuerte maestro piensa hora y media una jugada, creo que no me conviene hacer lo que él desea». «En el tablero de Ajedrez luchan personas y no figuras». «El Ajedrez es lucha». «Reti ocupa una posición de la máxima categoría entre los autores de estudios y pertenece al rango de los pocos compositores geniales del milenio que conoce el ajedrez europeo». «Si quieres divertirte en una partida haz un apertura abierta, pero si quieres ganar hazla cerrada». «La diferencia entre un maestro y un buen aficionado no radica precisamente en lo más fundamental. El buen aficionado tiene a menudo un gran concepto del ajedrez, posee el sentido cabal de la estrategia y en líneas generales ve igual que un maestro. Sabe dónde está un punto débil y cómo debe planearse la maniobra ganadora. Pero se equivoca en la concatenación de las jugadas. Las traspone y malogra oportunidades valiosísimas». «Carece de la pasión que hacer hervir la sangre». (Refiriéndose a Tarrasch). «Por supuesto que Anderssen prefirió 19.Tac1 a 19.Ae4; aquélla es la jugada de un artista, y ésta, la de un carnicero». (Se refería a la partida Anderssen-Dufresne: La Siempreviva).
«Se espera tal vez demasiado de él y es sencillo vencerle». (Se refería a Capablanca). «Aliojin puede obtener un buen resultado contra Capablanca si el encuentro no se celebra en La Habana». «En los finales mantuvo por largo tiempo la reputación de no tener igual. Llegado a un final donde tenga una ventaja ganadora, por pequeña que esta sea, se puede contar casi con certeza que gana el juego. Muy pocas victorias se le han escapado en los finales. En cambio, si lleva la peor parte, su adversario no puede permitirse la libertad de concederle el menor chance».
Gary Kaspárov (1963) Pequeña biografía Gary Kimóvich Kaspárov nació el 13 de abril de 1963 en Bakú, la capital de la república rusa de Azerbaiyán. Sus padres son Kim Moiseyevich Wainshtein y Clara Shagenovna Kasparian (rusificado Kaspárova), son de descendencia judía y armenia respectivamente. El apoyo de su madre ha sido decisivo para la carrera de Kaspárov. Su leyenda dice que aprendió las reglas del ajedrez observando cómo sus padres resolvían problemas. Un día aportó la solución a uno de ellos. Sin embargo es difícil de creer que sus padres no le hubiesen enseñado las reglas elementales del juego a los seis años, como ha ocurrido con otros muchos ajedrecistas. Sus tempranos logros en el ajedrez le hicieron acreedor a una invitación para estudiar bajo el tutelaje de Mijaíl Botvínnik. Gary Kaspárov siempre ha reconocido sus dos mayores influencias en su carrera de Ajedrez: Alexánder Aliojin y Mijaíl Botvínnik.Botvínnik detectó de inmediato las capacidades de su nuevo alumno y apostó por él.
Kaspárov ganó el Campeonato Juvenil de la URSS a los 13 años, y lo repitió a los 14. Cuando contaba con solo 16 años de edad, su reputación en la Unión Soviética y Occidente había crecido a tal punto que no podía ya participar en torneos sin pasar desapercibido. El joven «Gárik», como era conocido en Rusia y era considerado como un competidor formidable por jugadores más experimentados y maestros dentro de la URSS. Sin embargo, en los campeonatos mundiales de la misma categoría (en 1976 y 1977) no pudo pasar de la tercera plaza. En 1978 jugó el Memorial Sokolsky, en Minsk. Ante jugadores destacados de la URSS ganó once partidas, perdió dos y empató tres. También se clasificó para la final del campeonato de la URSS, y quedó en mitad de la tabla, todo un éxito que se reflejó en la prensa. En 1979 se le brindó la oportunidad de jugar el torneo de Banja Luka (Bosnia-Herzegovina) que incluía a 14 Grandes Maestros Internacionales muy fuertes. Aunque Kaspárov aún estaba por recibir su clasificación FIDE, ganó el torneo por un margen confortable (11,5 a 9,5) y se reafirmó como un contendiente serio para un futuro título mundial. Tras este éxito quedó tercero en el campeonato soviético y en 1980 se proclamó campeón del mundo juvenil en la Dortmund (Alemania). Su actuación ese año, en el campeonato de Europa de selecciones de Skara (Suecia) fue tan formidable; gano cinco partidas y sólo cedió unas tablas, que nadie pudo dudar desde entonces que era uno de los más grandes. Con estos triunfos, a los 17 años, recibió el título de Gran Maestro Internacional. En 1981 ganó el campeonato de la URSS. Kaspárov comenzó a defender los tableros del equipo olímpico de la URSS. Fue segundo tablero, el primero era el campeón del mundo, en las olimpíadas de Malta 1980 y Lucerna 1982. En 1982 jugó el torneo interzonal que llevaba al campeonato del mundo. Ganó el torneo con punto y medio de ventaja y accedió al torneo de candidatos. Su primer rival fue Beliavsky, el vigente
campeón soviético y Kaspárov sólo necesitó nueve de las diez partidas para adjudicarse el encuentro. Su siguiente rival fue Korchnoi, que había sido el aspirante al título mundial en las dos ocasiones anteriores. Este encuentro debía celebrase en Pasadena Estados Unidos y las oligarquía soviética no le permitió ir (recuerden que es la época del mutuo boicot de las olimpiadas). Se negoció con la FIDE una nueva sede, con el consentimiento de Korchnoi, que a cambio pidió que la URSS le levantase el bloque en cuantos torneos quisiera él participar. El encuentro tuvo lugar en Londresy aunque fue muy disputado terminó ganando Kaspárov. Su último rival fue Smyslov, que a sus 63 años había llegado, un vez más, hasta la final de candidatos. A los 21 años de edad, Kaspárov enfrentó a Anatoly Kárpov por su primer título Mundial. El encuentro se había pactado a seis victorias y las tablas no contaban. El marcador se puso cinco a cero, pero cuando todos daban por perdido el encuentro comenzó una larga serie de tablas que exasperaban a Kárpov. Kaspárov anotó su primera victoria en la partida 32. Siguieron 14 tablas consecutivas. Kaspárov anotó su segundo punto en la partida 47 y el tercero en la 48. El marcador iba 5 a 3. Ambos jugadores estaban jugando un ajedrez brillantemente, pero tras 6 meses y 48 partidas, el enfrentamiento se suspendió. Alegando cansancio por parte de los dos jugadores el Presidente de la Federación Mundial de Ajedrez, Florencio Campomanes, repentinamente canceló la contienda sin coronar a un ganador. El encuentro se reanudó al año siguiente y Kaspárov venció a Kárpov proclamándose campeón mundial, un título que ha conservado durante más de 15 años consecutivos. Entre 1984 y 1990 Kaspárov se enfrentó a Kárpov cuatro veces por el campeonato mundial. Kaspárov volvió a vencer a Kárpov otras 3 veces en sendos mundiales. El duelo entre estos dos titanes del ajedrez ha sido épico. Sus enconados enfrentamientos han popularizado el ajedrez en el mundo como no sucedía desde Fischer.
Kaspárov superó en diciembre de 1989 con 2795 puntos ELO, en el torneo de Tilburg, el récord de Fischer (2785 puntos ELO). Durante su reinado Kaspárov ha ganado más torneos de alto nivel que nadie, aunque dosifica mucho sus apariciones. Kaspárov defendió su título exitosamente de nuevo en 1995 al derrotar al joven estelar y talentoso de la India Viswanathan Anand. El 17 de febrero de 1996, en Philadelphia, Kaspárov se levantó de una mesa de ajedrez satisfecho. Había derrotado a la supercomputadora Deep Blue de la IBM en última partida de una batalla de inteligencias que fue considerada la prueba más grande entre un hombre y una máquina. Kaspárov había ganado por un marcador de 4 a 2. Kaspárov había demostrado un control de estrategia mucho más allá de las tácticas de fuerza bruta y aplastantes de la máquina. Deep Blue podía calcular 100 millones de posiciones por segundo, pero carecía de la sensibilidad necesaria para apoderarse de la sutileza del juego posicional. El 11 de mayo de 1997, en una escena diferente, una nueva y mejorada computadora Deep Blue se impuso y finalmente derrotó a Kaspárov en la revancha por un marcador de 3,5 a 2,5. Kaspárov ha escrito cuatro libros y se ha hecho acreedor al reconocimiento internacional como un prominente portavoz de reformas políticas, educacionales y sociales en Europa Oriental. También promociona fondos de caridad y ha creado la Fundación Kaspárov de Moscú (la primera fundación privada desde la Revolución) que gestiona parte de sus actividades filantrópicas. Kaspárov promociona el ajedrez en las escuelas, así como por Internet y ha organizado la Academia Internacional de Ajedrez Kaspárov. Kaspárov tiene un carácter hosco y hasta desagradable. El trato con él nunca es relajado. Su tremenda voluntad de ganar al ajedrez, que tantos éxitos le ha dado, se transmite al trato social y hasta a su aspecto. Tiene un punto engreído y ha llegado a considerarse el hombre más inteligente del mundo por su
condición de campeón de ajedrez. No ha sabido evitar las excentricidades de un divo. Su apodo de «el ogro de Bakú» no responde sólo a su actitud ante el tablero, donde todo el que se sienta ante él cuenta que siente su mirada y una fuerte presión psicológica. Tiene muy mal perder y cuando esto sucede pierde la calma delante de todo el mundo con demasiada facilidad. Por el contrario, cuando gana es el hombre más feliz del mundo. Con los años y la asunción de que los jugadores más jóvenes están en condiciones de ganarle, su carácter se va dulcificando.
Campeonatos del mundo Año: 1984 Ciudad: Moscú (Rusia) Contrincantes: Kárpov contra Kaspárov Resultado: 5 - 3 Campeón: Kárpov (5 ganadas, 3 perdidas, 40 empatadas, aunque no contaban) Año: 1985 Ciudad: Moscú (Rusia) Contrincantes: Kárpov contra Kaspárov Resultado: 11 - 13 Campeón: Kaspárov (5 ganadas, 3 perdidas, 16 empatadas) Año: 1986 Ciudad: Londres (Inglaterra) y Leningrado (Rusia) Contrincantes: Kárpov contra Kaspárov Resultado: 12,5 - 11,5 Campeón: Kaspárov (5 ganadas, 4 perdidas, 15 empatadas) Año: 1987 Ciudad: Sevilla (España) Contrincantes: Kárpov contra Kaspárov Resultado: 12 - 12 Campeón: Kaspárov (4 ganadas, 4 perdidas, 16 empatadas)
Año: 1990, de diciembre a enero de 1991 Ciudad: Nueva York (Estados Unidos) y Lyon (Francia) Contrincantes: Kárpov contra Kaspárov Resultado: 12,5 - 11,5 Campeón: Kaspárov (4 ganadas, 3 perdidas, 17 empatadas) Año: 1993, de septiembre a octubre. Ciudad: Londres (Inglaterra) Contrincantes: Kaspárov contra Short, por el título de la PCA. Resultado: 12,5 - 7,5 Campeón: Kaspárov (6 ganadas, 1 perdidas, 13 empatadas) Ronda 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 Total Kaspárov 1 0,5 1 1 0,5 0,5 1 0,5 1 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 1 0 0,5 0,5 0,5 0,5 12,5 Short 0 0,5 0 0 0,5 0,5 0 0,5 0 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 0 1 0,5 0,5 0,5 0,5 7,5
Año: 1995. De septiembre a octubre. Ciudad: Nueva York (Estados Unidos) Contrincantes: Kaspárov contra Anand, por el título de Kaspárov PCA. Resultado: 10,5 - 7,5 Campeón: Kaspárov (4 ganadas, 1 perdidas, 13 empatadas) Ronda 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 Total nand 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 1 0 0 0,5 0 0 0,5 0,5 0,5 0,5 7,5 Kaspárov0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 0 1 1 0,5 1 1 0,5 0,5 0,5 0,5 10,5
Año: 2000. De octubre a noviembre Ciudad: Londres (Inglaterra) Contrincantes: Kaspárov contra Krámnik, por el título de la PCA Resultado: 6,5 - 8,5 Campeón: Krámnik (2 ganadas, 0 perdidas, 13 empatadas) Ronda
1 2 3
4
5
6
7
8
9 10 11 12 13 14 15 Total
Kaspárov 0,5 0 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 0 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 6,5 Krámnik 0,5 1 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 1 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 8,5
Frases célebres que se le atribuyen «No me gusta el juego de Tal, porque Botvínnik considera que no se puede ganar jugando como lo hace él, porque el ajedrez tiene sus leyes». «Cuando Botvínnik jugó contra Tal, no hubo color en el primer match y eso fue absolutamente normal. Lo anormal fue su posterior derrota». «Las piezas blancas y negras parecían representar divisiones maniquíes entre la luz y la oscuridad, el bien y el mal, en el mismo espíritu del hombre». «Veo en la lucha ajedrecística un modelo pasmosamente exacto de la vida humana, con su trajín diario, sus crisis y sus incesantes altibajos». «Ahora sabía que había entrado al país malvado, pero no conocía las reglas de combate». «El ajedrez es inagotable! Se han jugado millones de partidas y se han escrito miles de obras, pero hasta ahora no existe fórmula universal ni método que garantice el triunfo. Al ir conociendo sus múltiples aspectos, uno empieza a sentir una gran atracción por este juego». «En ajedrez mi palabra es cercana a la de Dios». «La creatividad, imaginación e intuición más que la base del medio juego, son indispensables, así como el carácter firme; el triunfo llega solamente con la lucha». «He tenido el mejor profesor particular que hubiera podido desear». (Se refiere a Kárpov). «Está claro que Artur Yusúpov está peor, pero creo que juega para ganar». (Se refiere a la partida Brónstein-Yusúpov 0-1 (Argentina)). «Quisiera dejar constancia de mi admiración por Kárpov, que luchó bravamente hasta el final. Yo he sentido su fuerza, moral y psicológicamente hablando». (Cuando fue campeón del mundo por primera vez).
«Cuando jugó 45...h5 no podía creer a mis propios ojos». (Última partida del match Kaspárov-Kárpov, Sevilla 1987 1-0).
Extraordinario artículo de Kasparov sobre Boby Fischer. La Defensa Bobby Fischer, por Gary Kasparov February 19th, 2011 → 12:04 pm @ elpuercoespín 4
Me resultaría imposible escribir en forma neutral sobre Bobby Fischer aunque lo intentara. Nací el año en que logró el puntaje perfecto en el Campeonato norteamericano de 1963, 11 victorias sin ninguna derrota o tablas. Sólo tenía 20 entonces, pero era obvio desde hacía años que estaba destinado a convertirse en una figura legendaria. Su libro, My 60 Memorable Games, fue una de mis primeras y más atesoradas posesiones en material de ajedrez. Cuando Fischer arrebató la corona mundial a mi compatriota Boris Spassky en 1972, yo ya era un fuerte jugador de club que seguía cada movida que llegaba desde Reykjavík. El norteamericano había aplastado a otros dos grandes maestros soviéticos en la ruta hacia el match por el título, pero había muchos en la Unión Soviética que admiraban en silencio su descarado individualismo y su sorprendente talento. Soñaba con jugar contra Fischer algún día, y nos convertimos, eventualmente en competidores, de algún modo, aunque fue en los libros de historia y no sobre el tablero. Dejó el ajedrez competitivo en 1975, abandonando el título que había codiciado tanto durante toda su vida. Pasaron diez años antes de que yo ganara el título al sucesor de Fischer, Anatoly Karpov, pero rara vez un entrevistador perdía la oportunidad de traer a
colación el nombre de Fischer. “¿Vencería a Fischer? ¿Jugaría contra Fischer si volviera? ¿Sabe dónde está Bobby Fischer?”.
En ocasiones sentía como si estuviera jugando un match solitario contra un fantasma. Nadie sabía dónde estaba Fischer, o si – por entonces, todavía el más famoso jugador de ajedrez mundo — estaba por ahí planeando su regreso. Después de todo, a los 42 años, en 1985, era aún más joven que dos de los jugadores que yo acababa de enfrentar en la clasificación para el campeonato mundial. Pero trece años fuera del tablero es mucho tiempo. En lo que hace a jugar con él, supongo que me tenía fe y lo dije, pero ¿cómo se puede jugar contra un mito? Tenía a Karpov de qué preocuparme y no era ningún fantasma. El ajedrez había seguido adelante sin el gran Bobby, aunque muchos del mundo del ajedrez no.
Fue, por tanto, todo un shock ver al verdadero y vivo Bobby Fischer reaparecer en 1992, seguido del primer juego de ajedrez de Fischer en veinte años y de veintinueve más. Había dejado su autoimpuesto aislamiento, atraído por la oportunidad de enfrentar a su viejo rival, Spassky, en el veinteavo aniversario de su enfrentamiento por el campeonato del mundo – y por el premio de cinco millones de dólares – ; un gordo y barbudo Fischer se presentó ante el mundo en un ressort en Yugoslavia, una nación que atravesaba un sangriento proceso de división. Las circunstancias eran bizarras. El retorno súbito, el trasfondo de la guerra, un oscuro banquero y traficante de armas como sponsor. Pero ¡era Fischer! No se podía creer. El ajedrez desplegado por Fischer y Spassky en Svefi Stefan y Belgrado fue, previsiblemente descuidado. Aunque hubo unos pocos flashes de la vieja brillantez de Bobby. Pero, ¿era realmente un regreso, o desaparecería tan pronto como había aparecido? ¿Y cómo entender las extrañas cosas que Fischer hacía en las conferencias de prensa? ¿El gran campeón norteamericano escupía sobre un cable del gobierno de los Estados Unidos? ¿Decía que no había jugado en veinte años porque había sido “puesto en la lista negra… por el judaísmo mundial”? ¿Acusaba a Karpov y a mí de haber arreglado nuestros juegos? Uno tenía que mirar hacia otro lado, pero no podía. Aún en su mejor momento había preocupación por la estabilidad de Fischer, a lo largo de una vida de estallidos y provocaciones. Luego, estaban las historias de sus dos décadas fuera del tablero, rumores que de algún modo habían circulado por el mundo del ajedrez. Que había empobrecido; que se había vuelto un fanático religioso; que repartía literatura antisemita en las calles de Los Angeles. Parecía todo demasiado fantástico,
demasiado en línea con todas las historias sobre cómo el ajedrez vuelve loca a la gente – o cómo la gente loca juega al ajedrez — que han encontrado tan buen lugar en la literatura. Una cosa era cierta: las viejas preguntas sobre Fischer volvían con vida nueva. Empecé a recibir llamados antes de que Fischer moviera siquiera un peón y terminamos teniendo un diálogo bizarro a través de la prensa, a medida que los periodistas derivaban las respuestas de uno al otro. Mientras me llamaba tramposo y mentiroso repetidamente en las conferencias de prensa, Fischer decía que el primer obstáculo para jugar un match contra mí era que le debían al menos 100.000 dólares en derechos por la edición soviética de su libro. Qué irónico que su obra maestra, My 60 Memorable Games -una gran influencia en mi juego- fuera presentado como tema de conflicto. A la distancia, puede que fuera una compensación kármica, dado que era Fischer quien, ahora tenía que lidiar con incontables preguntas sobre la posibilidad de jugar conmigo. Pero al menos todo el mundo sabía dónde estaba yo, ¿y qué podía decir yo sino que por supuesto jugaría con él? Nunca creí que ocurriera, en especial porque Fischer, que todavía se llamaba a sí mismo campeón mundial, nunca habría pasado el riguroso entrenamiento y los eventos preparatorios que requiere semejante encuentro competitivo. Según resultó, Fischer no jugó de nuevo después de vencer a Spassky en aquel match de 1992. El juego de Fischer estaba oxidado y él sonaba perturbado, pero en el ajedrez siempre había visto claro y había sido honesto consigo mismo. El entendía que ya no podía conquistar el Olimpo del Ajedrez. Pero el fantasma había renovado su licencia para acosarnos durante algún tiempo. Fischer fue tema de tapa algunas veces más, después de eso. El 11 de septiembre, su obscena tirada celebrando los ataques
contra las Torres Gemelas en Nueva York, fue difundida en una radio de Filipinas y luego recorrió el mundo por Internet. En julio de 2004, fue arrestado en Japón por tener un pasaporte inválido y detenido durante ocho meses, hasta que se le concedió la ciudadanía islandesa como una forma de sacarlo del cautiverio. (Fischer había sido un fugitivo de la ley en los Estados Unidos desde que jugó en Yugoslavia en 1992, porque ésta se hallaba bajo sanciones de la ONU en ese momento. En una conferencia de prensa antes del match, Fischer escupió sobre un cable del gobierno de George H.W. Bush en que se le advertía que no jugara. Pero había viajado amplia y libremente fuera de los Estados Unidos durante una docena de años y su detención en Japón le sorprendió tanto como a todos). Entonces, el 17 de enero de 2008, murió en Reykjavík después de una larga enfermedad cuyo tratamiento había rehusado. Aún esto parecía de algún modo típico de Fischer, quien creció jugando ajedrez contra sí mismo, dado que no tenía a nadie más con quien jugar. Había luchado hasta el final y se había demostrado como su más peligroso oponente. Las extraordinarias vida y personalidad de Fischer producirán, seguramente, incontables libros y probablemente películas y tesis doctorales. Pero hay pocas dudas de que ninguno de los autores de esas obras futuras estará más calificado para escribir sobre Bobby Fischer que Frank Brady. Relación cercana del joven Fischer, él mismo una “persona del ajedrez” (como las llamamos), así como un experimentado biógrafo, Brady escribió también la primera y la única biografía sustancial sobre él: Bobby Fischer: Profile of a Prodigy (1965, edición revisada en 1973). Es difícil imaginar un tema más difícil que Bobby Fischer para ser expuesto de modo riguroso y neutral. Era un solitario
que no confiaba en persona alguna. Su carisma atraía tanto a cholulos maravillados como a críticos despreciativos. Fischer tenía opiniones fuertes de la clase que tiende a crear sentimientos igualmente categóricos en aquellos que le conocían – y en aquellos que no-. Tuvo una familia muy pequeña y tanto su madre, Regina Fischer, como su hermana mayor, Joan Targ, han fallecido. La inaccesibilidad general de Fischer también provocó incontables rumores y mentiras sobre él, convirtiendo la tarea del biógrafo en un desafío. Con todo eso en mente, el libro de Brady es un acto de equilibrio impresionante y un gran logro. Aún antes de abrir el libro, no hay razón para dudar de que Brady apreciaba a Bobby Fischer y que tiene un interés como amigo así como fan en el héroe norteamericano del ajedrez. Pero hay pocos rastros obvios de ello en Endgame , que no vacila en presentar los lados más oscuros del carácter de Fischer sin pretender juzgarlos o diagnosticarlos. El resultado es una oportunidad para el lector de sopesar la evidencia y llegar a sus propias conclusiones – o evitar completamente el juicio y simplemente disfrutar de leer una historia de ascenso y caída que tiene no pocas afinidades con la tragedia griega-. Una imprecisión que es algo más que una exageración dramática ocurre cuando Brady dice que Fischer no era consciente que su oponente soviético en la Olimpíada de Varna en 1962, el gran campeón mundial Mikhail Botvinnik, había recibido ayuda en el análisis de una partida pospuesta (Ndr: en el ajedrez profesional, después de 40 movidas, se puede interrumpir el partido a pedido de uno de los dos jugadores y se prosigue otro día; esto da chances a los jugadores de analizar con más tiempo las posibles variantes del juego en la continuación). La costumbre soviética (Ndr: de que unos jugadores del equipo ayudaran a otros en el análisis) era
ampliamente conocida y, en este caso, era más natural, dado que era una competencia por equipos. No es posible que Fischer no hubiera sabido que esto era lo que ocurría. Empezar por el final parece lo más natural dado que es allí donde más se han mezclado realidad y ficción en el pasado. ¿Por qué, cómo, pudo Bobby Fischer, que amaba el ajedrez y sólo el ajedrez más que nadie antes o después, abandonar el juego tan pronto como conquistó el título? No se trataba de una estrella tratando de marcharse cuando estaba en la cima; Fischer no tenía planes de retirarse. Tenía 29 años y estaba en su mejor momento y finalmente tenía la fama y la fortuna que siempre supo; merecía. Fischer regresó de vencer a Spassky en Reykjavík — El Match del Siglo — como campeón mundial, estrella mediática y condecorado combatiente de la Guerra Fría. Se desplegaron ofertas sin precedentes de millones de dólares y acuerdos publicitarios, básicamente cualquier cosa en la que él estuviera dispuesto a poner su nombre o su cara. Con escasas excepciones, rechazó todo. Hay que tener en cuenta que el mundo del ajedrez de la era anterior a Fischer era risiblemente pobre aún para los modestos estándares de hoy. Las estrellas soviéticas eran subsidiadas por el Estado, pero en el resto del mundo la idea de vivir solamente de jugar al ajedrez era un sueño. Cuando Fischer dominó el torneo de Estocolmo de 1962, una pesada calificación de cinco semanas en el ciclo para el campeonato mundial, su premio fue de 750 dólares. Por supuesto, fue el mismo Fischer quien cambió la situación y todo jugador de ajedrez posterior debe agradecerle por sus incansables esfuerzos en obtener para el ajedrez el
respecto y la recompensa que él sentía merecía. Se ganó el apodo que Spassky le dio: “el presidente honorario de nuestro sindicato”. Estos esfuerzos significaron que era, a menudo, la peor pesadilla del organizador de un evento, pero esto no era asunto de Bobby. Diez años después de Estocolmo, la bolsa para el Campeonato Mundial de 1972 entre Fischer y Spassky fue la astronómica cifra de 250.000 dólares, más acuerdos colaterales para recibir una parte de los derechos de televisación. Es apenas exagerado decir que el impacto de Fischer en el mundo del ajedrez fue tan grande en términos financieros como en el tablero. El campeonato del mundo se convirtió en una mercancía caliente y, como sabemos, el dinero manda. Los torneos de ajedrez y los jugadores adquirieron una nueva respetabilidad, aunque no todo sobrevivió al propio Fischer. Mi serie épica de matches contra Anatoly Karpov de 1985 a 1990 avivaron las llamas del sponsoreo hasta convertirlas en un incendio – no sólo íbamos a jugar por una más grande gloria soviética ahora que sabíamos que había millones de dólares por ganar. Habíamos aprendido de Fischer más que puro ajedrez. El match del campeonato del mundo del año pasado, en el cual Viswanathan Anand de India defendió su título contra Veselin Topalov de Bulgaria en Sofia, tenía una bolsa de alrededor de tres millones de dólares, a pesar de no contar con publicidad real alguna fuera del mundo del ajedrez. Más allá de las federaciones corruptas y de la falta de una organización coherente entre ellos, los principales jugadores de hoy ganan bastante bien sin tener que, además, enseñar o escribir libros mientras intentan, al mismo tiempo, trabajar en su propio ajedrez. Joven, famoso, rico y en la cima del mundo, Fischer se tomó primero algún tiempo libre. Luego, un poco más; luego,
más. Los grandes torneos eran relativamente escasos por entonces, y no sorprendió a nadie que Fischer no jugara durante el primer año posterior a obtener el título. Pero ¿el segundo año? El ciclo de tres años del campeonato del mundo, manejado por la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), ya estaba en marcha para definir al hombre que desafiaría a Fischer en 1975. Obviamente, no podía esperar hasta entonces para jugar su primer partida después de derrotar a Spassky. Pero eso fue exactamente lo que hizo. Mucho antes de que esos tres años acabaran, sin embargo, ya tenían lugar las discusiones acerca del formato del match del campeonato mundial de 1975. Sin sorpresas para nadie, Fischer tenía muchas ideas firmes sobre cómo se debía manejar el evento, incluyendo volver al viejo sistema de no limitar el número de partidas. Como con muchos otros de los eternos debates del mundo ajedrecístico sobre Fischer, Brady hace piadosamente corta esta larga historia, dejando al lector decidir si las demandas de Fischer eran o no extremas, pero la justa o descaradamente egoísta FIDE no cedió en todo y para Fischer era todo o nada. Al final, renunció al título. Esta desconcertante noticia desató uno de las mayores brotes de psicoanálisis in absentia que el mundo haya visto jamás. ¿Por qué no jugaba? ¿Creía tan firmemente que su sistema para el campeonato era el único correcto que estaba dispuesto a entregar el título? ¿Había sido todo un bluff, una estratagema para ganar una ventaja o más dinero? ¿Siquiera sabía él por qué? Una teoría que no fue muy escuchada era que Fischer podía haber estado más que un poco nervioso acerca del desafiante; el líder de la nueva generación, Anatoly Karpov, de 23 años. De hecho, cuando propuse esta posibilidad en mi libro de 2004
sobre Fischer, My Great Predecessors Part IV , la respuesta hostil fue abrumadora. No se trataba de meras protestas de los fans de Fischer diciendo que había calumniado a su héroe. Hay gran cantidad de evidencia para argumentar que Fischer era el favorito por mucho en el match, si hubiese tenido lugar. Esto incluye el testimonio del propio Karpov, quien dijo que Fischer era el favorito y más tarde estimó sus personales chances de victoria en un 40 por ciento. No sostengo que Karpov hubiera sido el favorito, ni que fuera mejor jugador que Fischer en 1975. Pero sí creo que hay un fuerte caso circunstancial de que Fischer tenía buenas razones para no apreciar lo que vió de su retador. Hay que recordar que Fischer no había jugado una partida seria de ajedrez en tres años. Esto explica por qué insistía en un match de longitud ilimitada, jugada hasta que uno de los dos jugadores alcanzara diez victorias. Dado que las tablas (empates) predominan en el más alto nivel, un match de ese tipo habría durado probablemente muchos meses, dando a Fischer tiempo para desentumecerse y probar a Karpov, a quien nunca había enfrentado. Karpov era el producto líder de una nueva generación que Fischer había creado. Tenía un enfoque distinto al de todos los demás jugadores que Fischer había derrotado en su marcha hacia el título y él tenía poca experiencia lidiando con esta nueva especie. En las eliminatorias, Karpov había aplastado a Spassky y luego derrotado a otro bastión de la vieja generación: Viktor Korchnoi. Puedo imaginar a Fischer revisando las partidas de esos encuentros, especialmente el juego meticuloso de Karpov y su mano firme contra Spassky y empezando a sentir algunas dudas.
Frank Brady descarta esta posibilidad rápidamente, quizás con justicia, dado que no hay forma de que sepamos alguna vez qué había en la cabeza de Fischer o, más desgraciadamente, que podría haber ocurrido si el match Fischer — Karpov hubiera tenido lugar. Pero me sorprendió leer que hubo contemporáneos que atribuyeron la no realización del encuentro puramente a los temores de Fischer. Brady cita al columnista de ajedrez del New York Times , Robert Byrne, quien escribió un artículo titulado: “El temor de Bobby Fischer a la caída”, justo unos pocos días después de que Karpov recibiera el título. Byrne no mencionaba a Karpov como amenaza – dice que no habría tenido chance alguna – , pero señaló que Fischer siempre había tomado grandes precauciones contra la derrota, al punto de declinar del mismo modo la participación en otros eventos cuando sentía que demasiado quedaba librado al azar. La refutación de Brady hierra el punto: “Lo que todos parecían olvidar era que, sobre el tablero, Bobby no temía a nadie”. ¡Sí, una vez en el tablero, él estaba bien! Donde Fischer tenía sus grandes crisis de confianza era siempre antes de llegar al tablero, antes de subir al avión. El perfeccionismo de Fischer,
su absoluta creencia en que no podía fallar, no le permitía poner esa perfección en riesgo. Y en Karpov, no tengo dudas, especialmente después de un corte de tres años, Fischer vio un riesgo significativo. Uno de los incontables debates interminables acerca de Fischer era si sus excesos eran producto de un alma desequilibrada pero sincera, o una extensión de su omnívoro impulso de conquista. Fischer tenía principios firmes, pero el depredador que había en él era bien consciente del efecto que sus actitudes y comportamientos tenían sobre sus oponentes. En 1972, el caballeresco Boris Spassky no estaba preparado para lidiar con las dilaciones sin fin de Fischer y las quejas, y jugó muy por debajo de su nivel normal. Karpov, por su parte, había vencido a Spassky convincentemente en 1974 sin ningún ardid. Se puede sostener un buen caso con el hecho de que el match con Spassky fue uno de los mayores esfuerzos de Karpov y que Fischer no habría dejado de advertir la cualidad de su retador. Los matices de la vida real a menudo desconcertaban a Fischer, pero siempre veía muy claramente en blanco y negro. Junto con su juego moderno, Fischer habría visto a un joven duro que no tenía ninguna de las nociones románticas de la generación más vieja y que no se descolocaría por las demostraciones fuera del tablero. (Todos los informes dicen que Fischer era escrupulosamente correcto en el tablero.) Sin importar cuán sincero Fischer pueda haber sido acerca de sus quejas – condiciones de juego, modales del oponente y, siempre, dinero – , eran tan parte de su repertorio como la Defensa Siciliana. La debacle de la renuncia de Fischer llevó a otra pregunta sin respuesta. ¿Habría jugado Fischer si la FIDE hubiera cedido a todas sus demandas? La FIDE había aceptado todas sus
condiciones excepto una: que si el match quedara empatado 9 – 9, Fischer mantendría el título. Esto significaba que el retador tenía que vencer al menos 10 – 8, una ventaja sustancial para el campeón. Si la FIDE hubiera accedido y Fischer hubiera aparecido con más demandas, se podría haber cerrado el caso de buena fe. En cambio, nos perdimos el que podría haber sido uno de los más grandes matches de la historia y deberemos preguntarnos eternamente qué hubiera hecho Fischer. Bajo esa luz, 10 – 8 apenas parece tan gran desventaja. Irónicamente, después de que Fischer saliera de la escena, la FIDE implementó algunas de sus sugerencias, incluyendo el match ilimitado. Karpov recibió también la protección de la cláusula de revancha, que le dio al menos una ventaja tan grande como la que Fischer había exigido. El absurdo de un match ilimitado sólo se demostró de forma concluyente cuando Karpov y yo nos batimos durante el record de 48 partidas a lo largo de 152 días antes de que el encuentro fuera abandonado sin un ganador. Y sólo jugábamos a seis victorias, no las diez que deseaba Fischer. Brady ofrece un relato sencillo del ascenso de Fischer al estrellato como el más joven campeón norteamericano de la historia en 1957, a los catorce años, que de allí saltó a la palestra mundial. Desafía la incredulidad que un norteamericano solitario pudiera derrotar a lo mejor que la maquinaria soviética del ajedrez podía producir. Pero incluso Walt Disney hubiera vacilado en concebir la historia de una pobre madre soltera que trataba de completar su educación mientras mudaba a su familia de un lugar a otro y a su joven, distraído hijo, de una escuela a otra – todo ello mientras era investigada por el FBI como posible agente comunista. Regina Fischer era una mujer extraordinaria y no sólo por producir un hijo campeón del ajedrez. Pese a su preocupación
porque Bobby pasaba demasiado tiempo en el tablero, comprendió que era la única cosa que lo hacía feliz y pronto transformó esa pasión en suya. Luchando constantemente por financiar los esfuerzos de su hijo, escribió una vez una carta directamente al líder soviético Nikita Khrushchev pidiéndole que invitara a Bobby a un festival de ajedrez. Como único hijo, yo mismo, de una decidida madremanager-promotora, no puedo sino preguntarme qué hubiera sido de Fischer si su situación familiar hubiera sido diferente. Perdí a mi padre a temprana edad, pero, a diferencia de Fischer, estaba rodeado de familia. El padre de Fischer no figuró y, de un modo un poco decepcionante, Endgame falla falla en aclarar una de las más sórdidas historias que circularon acerca de Fischer en los últimos años, esto es, la fuerte posibilidad de que el científico nacido en Alemania Hans Gerhardt Fischer no fuera el padre de Bobby. Su nombre estaba en el certificado de nacimiento expedido en Chicago en 1943, pero nunca entró en los Estados Unidos desde que Regina se mudara allí de Rusia, vía Paris, con su hija Joan. Otro científico, un judío húngaro que enseñaba en los Estados Unidos y de nombre Paul Nemenyi, era muy próximo a Regina y envió dinero a la familia durante años. Sus retratos fotográficos lucen, además, tentadoramente similares al adulto Bobby Fischer. Más allá de una breve mención, sin embargo, Brady, claramente, no está interesado en la controversia. El foco está puesto en Bobby y el ajedrez, como debe ser, aunque esperaba un poco más de carne en el tema de la naturaleza del prodigio y el desarrollo temprano de Fischer, más allá de su famoso comentario “simplemente resulté bueno” – aunque quizás no hay nada más. La naturaleza del genio puede no ser definible. La pasión de Fischer por los rompecabezas se combinaba con interminables horas dedicadas al estudio y al
juego del ajedrez. La habilidad para sostener esas horas de trabajo es, en sí misma, un don innato. El trabajo duro es un talento. Generaciones de artistas, autores, matemáticos, filósofos y psicólogos han considerado qué es lo que hace a un gran jugador de ajedrez. Más recientemente, científicos con máquinas avanzadas para scanear el cerebro se han unido a la cacería, buscando por sitios calientes de actividad cuando un maestro estudia una movida. Una veta obsesivo-competitiva es suficiente para crear un buen jugador de squash o un buen (o mal) banquero de inversión. No es suficiente para crear a alguien como Fischer. Esto no es necesariamente un cumplido. Muchos fuertes jugadores de ajedrez llevan adelante carreras exitosas como negociantes de acciones o de divisas, así que supongo que hay una considerable superposición de habilidades requeridas como el cálculo intuitivo y el establecimiento de patrones. La aptitud para jugar ajedrez no es nada más que eso. Mi argumento ha sido siempre que lo que uno puede aprender de usar las propias habilidades – analizar analizar las propias fortalezas y debilidades — es es mucho más importante. Si uno puede programarse a sí mismo para aprender de sus experiencias mediante la revisión asidua de lo que funcionó y lo que no, y por qué, el éxito en el ajedrez puede ser muy valioso en verdad. De este modo, el juego me ha enseñado mucho acerca de mis procesos de toma de decisiones que es aplicable en otras áreas, pero ese esfuerzo tiene poco que ver con dones innatos. La brillantez de Fischer era suficiente para convertirlo en una estrella. Fue su implacable, incluso patológica, dedicación lo que transformó el deporte. Fischer investigaba constantemente, estudiando todo partido de alto nivel en busca
de nuevas ideas y mejoras. Estaba obsesiones con rastrear libros y periódicos, incluso con aprender suficiente ruso como para expandir el rango de sus fuentes. Estudiaba a cada oponente, al menos aquellos que consideraba dignos de preparación. Brady relata lo que era cenar con Fischer y oír un monólogo de un increíblemente profundo análisis del adolescente sobre las aperturas de David Bronstein antes de que ambos se encontraran en el torneo de Mar del Plata de 1960. Nadie se ha preparado tan profundamente fuera de los encuentros del campeonato mundial. Hoy, cualquier partida de ajedrez jugada alguna vez, incluso siglos atrás, está disponible para un novato con el click de un mouse. Pero en la era anterior a la computadora, la búsqueda obsesiva de Fischer era una ventaja competitiva fundamental. En su juego, Fischer era sorprendentemente objetivo, mucho antes de que las computadoras desnudaran tantos dogmas y presunciones que los humanos han usado para navegar el juego por siglos. Posiciones que habían sido consideradas inferiores durante largo tiempo fueron revitalizadas por la habilidad de Fischer para mirar todo con ojos frescos. Sus métodos concretos desafiaban preceptos básicos, tales como que el bando más fuerte debe seguir atacando a las fuerzas sobre el tablero. Fischer demostró que la simplificación – la la reducción de fuerzas mediante intercambios de piezas — era, era, a menudo, la vía más fuerte en tanto se mantuviera la acción. El gran cubano José Capablanca había jugado de este modo medio siglo antes, pero la interpretación moderna de Fischer de “la victoria mediante la claridad” fue una revelación. Su fresco dinamismo comenzó una revolución: el período que va de 1972 a 1975, cuando Fischer estaba ya en su autoexilio como jugador, fue más fructífero en la evolución del ajedrez que toda la década precedente.
El enfoque independiente de Fischer tuvo un impacto aún mayor sobre el mundo del ajedrez que sobre sus resultados personales. No me refiero a ninguna “movida especial”, como imaginan a menudo aquellos que no están familiarizados con el juego. Era simplemente que Fischer jugaba cada juego hasta la muerte, como si fuera la última. Fue este espíritu de lucha lo que sus contemporáneos recuerdan más acerca de él como jugador de ajedrez. Si el genio es difícil definir, la locura locura lo es aún más. Otra vez, debo aplaudir la habilidad de Brady para navegar entre riscos traicioneros como los que presenta Fischer en sus palabras y acciones, al rara vez intentar explicarlas o defenderlas. Ni tampoco intenta diagnosticar a Fischer, quien jamás fue examinado apropiadamente por un profesional y en cambio fue declarado culpable, inocente o enfermo por millones de amateurs desde lejos. Brady también evita la trampa de argumentar si alguien con una enfermedad mental es o no responsable por sus acciones. A fines de los 90, Bobby Fischer comenzó a dar esporádicas entrevistas de radio que mostraron un pozo de odio hacia el mundo que se ahondaba – profanas profanas diatribas antisemitas-, júbilo después del 11 de septiembre de 2001. Repentinamente, todo aquello que había sido sólo rumores de los pocos que habían pasado algún tiempo con él desde 1992 era público en Internet. Fue una conmoción para la comunidad del ajedrez y muchos trataron de responder de una u otra forma. Fischer estaba enfermo, decían algunos, quizás esquizofrénico y necesitaba ayuda, no censura. Otros culpaban a sus años de aislamiento, a los fracasos personales, a las persecuciones tanto reales como imaginarias del gobierno norteamericano, de la comunidad ajedrecística y, por supuesto, de los soviéticos, de inspirar su ánimo de venganza.
Claramente, esta completa paranoia estaba mucho más allá de la más calculada “locura” – incluso suscitada en defensa de principios — de sus años de jugador, bien descrita por Voltaire en su Diccionario Filosófico: “Tened en vuestra locura razón suficiente para guiar vuestras extravagancias; y no olvidéis ser excesivamente obstinado y lleno de opiniones”. Esto es, locura deliberada y exitosa que difícilmente puede ser llamada locura. Después de que Fischer dejó el ajedrez, las fuerzas oscuras en su interior no tenían ya un objetivo. Pese a lo desagradable de su declive, Fischer merece ser recordado por su ajedrez y por lo que hizo por el ajedrez. Una generación de jugadores norteamericanos aprendieron el juego gracias a Fischer y debería continuar inspirando a las futuras generaciones como un modelo de excelencia, dedicación y logro. No hay moraleja al final de una fábula trágica, nada contagioso que necesite una cuarentena. Bobby Fischer fue único, sus fallas tan banales como brillante su ajedrez. TE RECOMIENDO VER LOS 25 VIDEOS DE KASPAROV, COMO JUGAR EL GAMBITO DE DAMA ENTRA EN ESTA DIRECCION: http://youtu.be/Pxy7GqGJ_Qs o pon en youTube gambito de dama kasparov.
Gata Kamsky (1974) Pequeña biografía Gata Kamsky nació en Novokusnetsk (Rusia) el 2 de junio de 1974. Se vio avocado a jugar ajedrez por su gran talento, pero con un padre que vió en ello la oportunidad de hacerse rico a costa del talento de su hijo. Él, que era boxeador, nunca pudo vivir de su deporte, pero conocía cómo funcionaban los deportes profesionales en Occidente. Eran los tiempos de la perestroika. En la primera oportunidad que tuvo desertó de la Unión Soviética, fue en el torneo de Nueva York el 29 de marzo de 1989 y fue un acontecimiento mediático. Se nacionalizó estadounidense. Kamsky tenía 15 años y aunque recibió el apoyo de algunos maestros que también habían desertado se encontró en una tierra extraña, sin amigos y con un padre demasiado dominante que estaba dispuesto a vivir de su talento. Hoy no cabe duda que su padre, un hombre violento que le maltrataba fue su peor enemigo. Las lamentables y numerosas anécdotas de la violencia de este personaje (tanto contra su hijo como contra otras personas) irritaron a todo el mundo. La carrera ajedrecista de Kamsky tan solo duró seis años, pero fueron más que suficientes para demostrar su gran talento. Kaspárov y Kárpov eran conscientes de que podría ser el sucesor del título mundial. Los primeros tiempos de la emigración fueron bastante duros. El choque que sufrió al pasar de una civilización pobre a una rica, le ocasionaron más de un obstáculo. Además, la vida del joven genio era bastante dura, ya que no tenía amigos de su edad, nunca salía con chicas, siempre estaba trabajando, e incluso su padre le pegaba cuando perdía partidas. La mala imagen de la pareja ocasiono que los jugadores profesionales de Estados Unidos les diesen la espalda, aunque su posición estaba entre los 10 mejores del mundo. No obstante, progresó rápidamente.
En 1989 logró el primer puesto en Long Beach y segundo en el Open de Palma de Mallorca (GMA). En 1990 obtuvo en título de Gran Maestro. Consiguió el primer puesto de Nueva Delhi y Tilburg. En 1991 fue Campeón de los Estados Unidos. Cuando Kamsky desertó el mundo del ajedrez estaba dividido entre la FIDE y la GMA, que en 1993 se convirtió en la PCA. Kamsky apostó fuerte por la PCA y participó en su ciclo para los campeonatos del mundo. En este ciclo logró vencer a Anand en 1994, en el desempate. Eliminó al británico Nigel Short en las semifinales de candidatos de la PCA. En cuartos de final, había derrotado con inesperada facilidad al ruso Vladímir Krámnik por 4,5 a 1,5 en Nueva York, manteniendo un racha de casi 30 partidas sin perder. El duelo frente a Short, que se disputó en Linares, incluyó algunos incidentes cómicos y otros muy graves. Unos meses después, los Kamsky afrontaban su siguiente combate en la ascensión hacia la cumbre: la final de candidatos de la FIDE contra el ruso Valery Salov. Pero Rustam (el padre de Kamsky) protagonizó otro incidente penoso con uno de los analistas de su hijo. El Florencio Campomanes, presidente de la FIDE, y el hindú Ravi Sanghi, patrocinador de las semifinales, recriminaron al padre de Kamsky «por utilizar la violencia física y dañar la imagen del ajedrez». Kamsky eliminó a Salov por 5,5 a 1,5. Los Kamsky se quedaron unos días más en Sanghi Nagar preparándose para la final de candidatos de la PCA contra Anand. Era evidente que la PCA deseaba a Anand como candidato, o mejor dicho, no deseaban verse mezclados con un personaje como el padre de Kamsky. Kamsky perdió el encuentro final por 6,5 a 4,5, y para colmo se descubrió que fue engañado por la PCA, que le envió por fax un documento falso. Rustam volvió a montar en cólera pero casi nadie le hacía caso. Se truncó así su carrera hacia el título de la PCA. Kamsky fijó entonces sus objetivos en ser campeón del mundo de la FIDE. Dos meses después de perder ante Anand ganó el Torneo de Dos Hermanas tras vencer en la penúltima ronda a
Kárpov. Tras ganar en 1994, en la fase de candidatos de la FIDE, a Van der Sterren, Anand y Salov iba a retar a Kárpov por el título de la FIDE cuando casi todo el mundo reconocía a Kaspárov como el verdadero campeón. Hubo serios problemas para el patrocinio pero al final se logró disputar en 1996, con la victoria del Kárpov. Poco después Kamsky jugó el Torneo de Tilburg y anunció, a la edad de 22 años y ya libre de su padre, su retirada, para estudiar Medicina.
Campeonatos del mundo Año: 1996. Junio y julio. Ciudad: Elista (Rusia) Contrincantes: Kárpov contra Kamsky; por el título de la FIDE. Resultado: 10,5 - 7,5 Campeón: Kárpov (6 ganadas, 3 perdidas, 9 empatadas) Ronda 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 Total Karpov 1 0 0,5 1 0,5 1 1 0,5 1 0 0,5 0,5 0,5 1 0,5 0 0,5 0,5 10,5 Kamsky 0 1 0,5 0 0,5 0 0 0,5 0 1 0,5 0,5 0,5 0 0,5 1 0,5 0,5 7,5
José Raúl Capablanca (1888-1942) Pequeña biografía José Raúl Capablanca y Graupera nació en La Habana el 19 de noviembre de 1888 y murió en Nueva York el 8 de marzo de 1942. Cuando nació faltaban aún diez años para que Cuba se independizase de España. Su padre era militar español, de buena educación, culto y aficionado al ajedrez. La Habana era entonces, junto con Nueva York y Nueva Orleans, el mayor centro ajedrecístico de América. Capablanca es uno de los más precoces niños prodigio del ajedrez, en este juego tan lleno de niños prodigio. Se cuenta, y lo llegó a decir él de sí mismo, que aprendió a jugar a los cuatro años, una tarde, observando una partida de su padre con un amigo suyo y que poco después les derrotaba con facilidad. Llega a contar que aquella tarde, durante una partida le señaló a su padre una jugada en la que había movido el caballo ilegalmente. No le tomaron muy en serio, pero Capablanca desafió a su padre a una partida y ganó su primera partida. Seguramente las cosas no ocurrieron así, pero lo cierto es que su padre comenzó a llevarle a Club de Ajedrez de La Habana y comenzó a destacar rápidamente. Se cuenta que con ocasión del encuentro por el título mundial entre Steinitz y Chigorín de 1892 (contaba cuatro años) mostró con todo detalle una variante que se le había escapado a Steinitz y que le hubiera permitido ganar una partida que terminó perdiendo. La anécdota, evidentemente, es falsa. Al margen de leyendas y exageraciones lo cierto es que a los trece años derrotó en un encuentro a Juan Corzo, por entonces el jugador más fuerte de Cuba (+4 -3 =5). Su padre evitó que se le