LAS VENAS AB IERTAS IERTAS DE AMÉRICA AMÉRICA L ATÍNA ATÍNA Eduardo Galeano Introducción
La obra escrita por Galeano se divide en dos partes, sin embargo, ambas tratan el mismo tema: La forma en la que el pueblo pueblo hispanohablant hispanohablantee ha sido mancillado mancillado desde que fue “descubierto” por los pueblos europeos.
La primera parte de la obra nos remite a la época en la que todo tuvo comienzo, la épocaa en la que américa époc améri ca se volvió la caja fuerte del d el continente continente europeo a punta punta de capa y espada, aprovechando la ignorancia del pueblo indígena. Muestra el cómo durante siglos se utilizó al pueblo como mano de obra en el saqueo de sus propias tierras. La segunda segunda parte muestra muestra más de lo mismo, no obstante, ahora nos es añadida una idea clara de a dónde se dirige Latinoamérica si el comercio comerci o y estabilidad económica de los pueblos sigue si gue depen dependiendo diendo del capital extranj extranjero. ero. Por esto último último es que que en en la primera parte se da a conocer la historia del usurpo que sufrieron los pueblos, puesto que: Un pueblo que no conoce su historia, está destinado a cometer los mismos mism os errores errores una y otra otra vez
A grandes rasgos, la obra, por momentos, nos hace escuchar una voz en el corazón que nos impulsa a hacer algo por el estado, el país, por Latinoamérica, un pueblo tan rico y fuerte, que a pesar de todas las adversidades y haber sido manchado tantas tan tas veces, tanto por extranj extranjeros eros como por los dirigent diri gentes es a su mando, sigue brillando cual diamante y se mantiene tan firme como siempre. Primera parte
El primer hombre en acercarse lo suficiente a América fue Cristóbal Colón. Quien, si bien no llegó a América de inmediato, sí se acercó lo suficiente para dar aviso a sus demás congéneres de que más adela adelante nte yacía yacía un mundo mundo de d e riquezas, y, lo que para ellos fue un grito de victoria, para nosotros terminó siendo el primer clavo del que, posteriormente, sería nuestro ataúd: La Conquista. Por aquellos tiempos ti empos,, el oro y la plata eran muchí muchísimo si mo más valiosos de lo que lo lo son so n ahora, en aquél entonces su valor no solo era monetario, sino que se creía que con él se adoraba a Dios y, en su búsqueda, la iglesia católica no escatimó en recursos con tal de conseguir todo el que pudiese. No obstante, los gastos de la expedición de Colón corrieron por su cuenta, sin embargo, posteriormente, la ayuda que llegó en búsqueda del oro fue enviada con total financiamiento de la iglesia. La llegada de Hernán Cortés a Veracruz marcó el principio del fin para nuestra nación en aquellos aquellos tiempos. Comenzaron los saqueos y, y, la iignoran gnorancia cia de l pueblo pueblo indígena, solo facilitó más las cosas, entregando riquezas al confundir a los saqueadores con Dioses.
Es clara la relación que se establece, en esta parte de la obra, entre la pobreza y, válgase la redundancia, las relaciones que se establecieron entre los países que hoy en día son una gran potencia y los países subdesarrollados arrasados por la pobreza a diestra y siniestra. Muestra claramente como éstos últimos son quienes sirvieron a las grandes potencias durante mayor tiempo, o lo que es lo mismo, fueron subyugados y saqueados durante un periodo de tiempo mucho mayor. México no quedó exento de esto último, siendo las minas de Guanajuato y Zacatecas las que más sufrieron los embates de españoles en busca de riqueza : se ha estimado en unos cinco mil millones de dólares actuales la magnitud del excedente económico evadido de México entre 1760 y 1809, apenas medio siglo, a través de las exportaciones de plata y oro.
Se habla de las catástrofes que mutilaron la dignidad del pueblo indígena durante esta época, muertes por peste y otras tantas enfermedades importadas por el nuevo mundo y, sin embargo, las ciudades que en la antigüedad fuesen las más ricas en cuanto a producción de Plata se refiere son no más que una sombra de lo que fueron en sus mejores momentos. Guanajuato, siendo reducida su producción de 50 minas a únicamente 2, al turismo de contemplar lo bellos que fueron los momentos antiguos, la edad dorada de las ciudades, en las que, curiosamente, no eran nuestras. Si hay algo que atrapa, a estas alturas del relato, es el siguiente fragmento de la obra: El monarca dijo, además, que los indios eran comprados y vendidos. Que dormían a la intemperie. Que las madres mataban a sus hijos para salvarlos del tormento en las minas
Durante los años que sucedieron la llegada del imperio español a américa, la explotación que sufrieron los esclavos, perseguidos como mano de obra gratuita, no, como bestias encargadas de obtener los minerales tan preciados por los cuales venía el imperio, fue tal que cientos de miles de vidas se perdían cada cierto tiempo, los indígenas sin dientes, moribundos, envenenados por los gases tóxicos que emanaban del fondo de las colinas en las que se encontraban las riquezas prometidas y por el mercurio; mientras tanto, los virreyes se jactaban que, haciendo trabajar de ese modo al pueblo, la maldad de sus corazones sería expiada, lo que ellos no sabían era que, aún si lo negaban, las llamas de las almas puras de esos hombres quemaban los corazones incluso de los papas, a través de la culpa por las grandes atrocidades perpetuadas por sus hombres. México es una rama del roble que fue profanado incontables veces por las fuerzas españolas llamado América, sin embargo, como el roble que es, sigue en pie. No obstante, a lo largo de la historia suceden innumerables acontecimientos para contra Latinoamérica y, aun cuando todo parece ir saliendo bien, las desgracias siempre están a la vuelta de la esquina. Tal es el caso de la independencia de
México, así como la revolución mexicana. En la que, Galeano, cuenta como, al término de la misma, volvemos al mismo lugar: Las grandes potencias pelean por ver quien domina el nuevo territorio con problemas y fácil de explotar, nuevamente.
Eduardo Galeano, nos da una muestra de la vida miserable que, hoy en día, llevan los indios. Podríamos pensar que al fin todo está bien, que, en definitiva, ya pasaron los tiempos de la colonia, en las que se violentaba tan cínicamente el derecho a la vida digna de los indios de nuestra patria. Sin embargo, Galeano, nos da el ejemplo de los indios del Brasil, viviendo en la selva de las amazonas, donde constantemente sufren de abuso de todo tipo por parte, incluso, de las autoridades encargadas de su defensoría. En años pasados, los indígenas, fueron tratados peor que perros, comiendo las sobras de los mismos y durmiendo a su lado, optando por adquirir droga para su consumo y aguante de las jornadas de esclavitud tan largas en vez de comida, aún si esto tenía como consecuencia vivir una vida más corta. Hoy día, se repite una vez más la historia, pues, como se mencionó al principio, los indígenas siguen siendo atacados por arrebatarles sus “nuevas” tierras, a las cuales
tuvieron que emigrar en tiempos pasados en vista de que les quitaron las que ya tenían. Volvemos a lo mismo, aún en semana santa, luego de las fiestas, después de que el pueblo fue engañado a base de ofrecerle alcohol, la única resurrección que existe en sus vidas es el despertar debiendo su vida a un nuevo amo. Así, la fiebre del oro continuó en Brasil, perpetuada por Portugal, nuevamente explotando el capital humano a más no poder, y ahí terminó la fiebre del oro, sin embargo, con esto no terminó violencia con desdén hacia el pueblo latinoamericano. Terminó la fiebre del oro, no obstante, el vasallaje sobre el pueblo que está por debajo del ombligo de la luna (geográficamente hablando) continuó. El turno fue, nuevamente, de Brasil, todo por la guerra por el Oro Blanco, mejor conocido como azúcar, batalla en la cual también fue perturbado México, en específico las zonas costeras, siendo una de las principales el estado de Veracruz. Llegaron los esclavos desde África, traídos por los europeos con la finalidad de ayudar en la explotación de diversas naciones, a Cuba, en iguales o peores condiciones de lo que estaban los indígenas que radicaban en toda Latinoamérica, lugar donde se siguió perpetuando la injusticia sobre Cuba. Estados Unidos, siendo una nación tan poderosa no podía dejar que toda la riqueza con la que contaba cuba quedase en manos de ninguna nación ajena a la suya, por ende, acudió en su ayuda. Bien lo dice Galeano: La organización de estados americanos, que tiene la memoria del burro, porque no olvida nunca dónde com e.
Las tierras fueron devastadas, arrasando los bosques y malgastando la fertilidad natural que nuestros indígenas tanto cuidaban. No obstante, aun así, los tiempos cambian y, a medida que el desarrollo tecnológico de las grandes naciones se incrementó, fue de vital importancia el uso de combustibles fósiles, de los cuales las mayores cantidades, para sorpresa de las grandes potencias capitalistas se encontraban, así es, en América Latina. Una vez más Medio Europa y América del
sur acudió al llamado del saqueo, ésta vez en busca del “Oro Negro”, el petróleo, el
combustible del mundo contemporáneo, necesario para que el capitalismo alcanzara un nuevo nivel, lo cual así fue. Todo lo anterior al mismo costo de antes, injusticias y pisoteos de la dignidad de cientos de naciones que, aún con fronteras, comparten un mismo corazón, el corazón de un pueblo cuya ira arde dentro de ellos por las injusticias cometidas a lo largo de los años y las cuales parecen no detenerse: América Latina. Segunda Parte
Con el reciente descubrimiento de las máquinas de James Watt, inició la revolución industrial, que marcó una diferencia crucial en el como las grandes naciones se servían de los pequeños países de américa. La revolución industrial coincidió con la extraordinaria época en la que el espíritu revolucionario se encontraba en pleno hervor en los países hispanohablantes, esto propició que, los próximos intentos de conquista no surtieran efecto, dando al fin indicios de una libertad a las naciones latinoamericanas y, al fin, propiciando el libre comercio, puesto que una vez libres de las dictaduras ajenas, los gobiernos de américa pudieron empezar a hacer lo que mejor sabe hacer el pueblo: Trabajar para salir adelante, esto le dio aires de esperanza, el cual no pudo llegar en mejor momento. Si bien, todo esto barruntaba cierta esperanza, se narra cómo es que, al competir con Inglaterra, quien contaba con maquinaria pues estaba en plena revolución industrial, los países en vías de desarrollo y recientemente liberados no la estaban pasando en absoluto bien. La mayor parte de américa latina era productora de textiles y se sostenía del comercio de los mismos, sin embargo, el mismo pueblo prefería importar telas y productos de Inglaterra puesto que los precios de estos últimos podían ser, incluso, de hasta menos del cincuenta por ciento de lo que costaban en América. El pueblo se dejó llevar por el hecho de, por ser libres, poder importar lo que les venía en gana y comenzaron a despilfarrar el dinero intentando parecerse a sus ex verdugos. Durante este tiempo, casi igual que ahora, el comercio interno y producción de exportaciones en México sufrió de muchas trabas, sin embargo, logró salir adelante, logrando así posicionarse para competir con Inglaterra en el comercio. No obstante, ante la adversidad y el miedo a perder su gran mina de recursos, infundido por los recientes movimientos sociales en Latinoamérica, Inglaterra y otros países europeos no escatimaron en recursos, llegando así a poner en contra, nuevamente, a nuestro propio pueblo. De esto último, siendo el ejemplo que narra con tal habilidad el autor La Guerra de la Triple Alianza. A lo largo de las siguientes páginas, las palabras de Galeano podrían ser interpretadas como una bofetada certera y firme a la cruel realidad que vivimos: Nada ha avanzado. América Latina tiene exportaciones muy grandes, esto desde la Primera Guerra mundial cuando Inglaterra se vio necesitada, no obstante, sucede
lo mismo, las grandes naciones invierten en el país solo para después cosechar nuestros recursos, seguimos siendo el campo sobre el cual, los grandes mercados internacionales, siembran sus materias primas y esto queda muy claro en las siguientes palabras extraídas de la obra: No sufre la menor modificación el sistema de vasos comunicantes por donde circulan los capitales y las mercancías entre los países pobres y los países ricos. América Latina continúa exportando su desocupación y su miseria: las materias primas que el mercado mundial necesita y de cuya venta depende la economía de la región y ciertos productos industriales elaborados, con mano de obra barata, por filiales de las corporaciones multinacionales. El intercambio desigual funciona como siempre: los salarios de hambre de Am érica Latina contribuyen a financiar los altos salarios de Estados Unidos y de Europa.
El imperialismo, que, como bien sabemos, es una manera de dominar tierras para imponer dictaduras a través de poder militar o económico, ha tenido consecuencias críticas para con el pueblo latinoamericano y es este el tema principal que se desarrolla a lo largo de la segunda parte de la obra de Eduardo Galeano. EUA, hoy día, es una de las potencias más grandes del mundo, quien no se tienta el corazón con tal de conseguir lo que necesita para avanzar en el dominio de todos los recursos. ¿Cómo lograría esto si no es gracias a la cría del ganado llamado Latinoamérica para después sacrificarlo y aprovechar sus recursos? En repetidas ocasiones, al pueblo de América Latina se le han ofrecido muchos “regalos de paz”,
los cuales muchas veces vienen siendo una réplica moderna, en forma de una recompensa monetaria, de lo que, en su tiempo, lo fue el caballo de Troya: Ellos dejan su capital, esperando que lo usemos “sin compromiso” para terminar debiendo
más de la mitad del PIB a sus arcas y, de este modo, pudiendo ellos recolectar lo que sembraron. Conclusión.
Finalmente, esta obra es de divulgación, nos lleva de la mano a través de la historia para contar la verdad acerca del cómo se ha mancillado la dignidad y riquezas del pueblo latinoamericano. Al final del libro, en la versión que leí, el autor narra cómo este tipo de lectura ha sido prohibida en distintos países de Sudamérica, tales como Uruguay, Chile y Argentina, así como Brasil, pues, si ponemos atención, tres de estos cuatro países estuvieron inmersos en la Guerra contra la Triple Alianza. Somos testigos, hoy día, del odio y falta de comunicación que se vive entre naciones hispanohablantes, todo esto, fruto de las guerras y cicatrices que el tiempo y los usurpadores han dejado en el seno de todos nosotros. Es altamente recomendable que todos leyesen esta lectura, tal vez, inclusive, en el futuro los estudiosos de la literatura podrían llegar a considerarla una obra de culto, y cuán grande sería el acierto de llamarla de este modo.
Pienso que es deber de las generaciones actuales informarse acerca de todo lo que le ha sucedido a América desde el principio de los tiempos y abrir los ojos a lo que, actualmente, se vive en el corazón de sus comunidades, compartiendo un poco de la riqueza de nuestra cultura para infundir ese coraje de superación y lucha en las personas, de este modo podríamos comenzar a avanzar y la era caracterizada por la dependencia económica de las trasnacionales podría llegar a su fin. El problema es que cada día que pasa, las generaciones venideras se interesan menos por su país y la apatía reina sus mentes, después de todo, muchos pensamos de ese modo: Mientras yo esté bien, los demás a mi qué. Audaz, tenaz, clara y con un objetivo, dar a américa el primer empujón fuera del pozo de miseria en el que se ha encontrado inmersa durante tanto tiempo, es una de las maneras más cercanas a describir esta obra. Grande Eduardo Galeano.