Las consecuencias económicas económicas de la guerra y de la Paz (1919(1919 - 1929) Derek H. Aldcroft
Los tratados de Paz y el nuevo mapa de Europa: La guerra debilito seriamente a Europa, tanto en el aspecto económico como en el político, y dio origen a numerosos focos de inestabilidad. Las consecuencias a largo plazo derivadas de las disposiciones de los tratados de paz y las respuestas que provocaron. pr ovocaron. Los tratados buscaron la seguridad, impusieron fuertes sanciones a los vencidos y llevaron a cabo importantes cambios territoriales e el mapa de Europa. Se produjeron modificaciones territoriales en todos los países europeos, salvo en Noruega, Suecia, Holanda, Luxemburgo, Suiza y España. Los principales beneficiarios fueron Francia, Bélgica, Dinamarca, Italia, Rumania, Bulgaria y Grecia, mientras que Alemania, Austria- Hungría, Serbia, Turquía y la Rusia europea fueron los principales perdedores. De ese proceso surgieron varios Estados nuevos o reconstituidos como Polonia, Checoslovaq Checoslovaquia, uia, y Yugoslavia. Las nuevas formaciones territoriales fueron un desastre de principio a f in, pues dieron origen a interminables problemas políticos, económicos y sociales. Pocos países quedaron satisfechos con los resultados y, en consecuencia, afloraron numerosos litigios fronterizos, cuestiones étnicas, etc. Las consecuencias políticas y económicas llevaron a la desintegración geográfica de Europa y socavaron el equilibrio de poder. El antiguo Imperio Austro- Húngaro quedo desmembrado desmembrado y, en su lugar, lugar, aparecieron varios Estados débiles, aquejados de graves tensiones políticas y sociales. Hacia 1920, la unidad política y económica de la Europa oriental y central había desaparecido. Los tratados no consiguieron satisfacer las aspiraciones étnicas y nacionales de unas poblaciones tan dispares. El vacío existente estaba destinado a ser ocupado por una potencia depredadora., ya que los Estados en cuestión eran “obstáculos sumamente débiles en el camino de Alemania”. Al redefinir el mapa de Europa se presto presto escasa atención a los factores
económicos. Las nuevas unidades territoriales tenían poco sentido económico y solo sirvieron para obstaculizar la recuperación económica. El antiguo imperio de los Habsburgo se dividió y los fragmentos resultantes se repartieron entre Estados, nuevos y viejos, sin tener en cuenta su integridad económica. Los nuevos estados adquirieron diversos territorios en distintas etapas de desarrollo, con una variedad de minorías étnicas que debían amalgamarse en unidades políticas y económicas visibles. Polonia se vio de integrar tres segmentos muy diferentes en un único estado político económico. Austria- Hungría, tuvieron que abordar el problema de crear unidades económicas. El nuevo orden territorial creo más problemas de los que resolvió, y debilito a Europa política y económicamente en la que gran parte del continente ya se encontraba en la miseria debido a los esfuerzos de la guerra. No se produjo ningún intento serio de planificar la reconstrucción de Europa. La cooperación de los aliados desapareció poco después de finalizado el conflicto y, por diversas razones, EE.UU. no se demostró dispuesto a ocupar el vacío político y promover la recuperación. Para aumentar los problemas, las pronunciadas fases del auge y depresión registradas en los países anglosajones entre 1919 y 1921 intensificaron las dificultades de una Europa desgarrada por la guerra. Las consecuencias de una acción insuficiente por parte de l as principies potencias en el frente de la reconstrucción, muchos países se vieron obligados a reconstruir sus economías como mejor pudieron. La inflación, la depreciación de la moneda como manera de resolver, vaciando de contenido las demandas privadas sobre los recursos a trabes de la inflación. El resto de Europa oriental y central adopto una financiación inflacionaria y una depreciación de la moneda. Cuando por fin se lograron la estabilización y el control financiero, como en el caso de Alemania, se desencadeno una reacción, la actividad económica se detuvo y el desempleo creció. Así, la producción industrial de la zona de 1925 continuaba muy por debajo del nivel de 1913. Los salarios reales también eran sustancialmente inferiores a los de ante s de la guerra. Checoslovaquia fue el único país que registró un avance continuado, con una
producción industrial superior en un tercio a la de la preguerra.
Alemania y la cuestión de las reparaciones: Alemania fue derrotada y pago por sus pecados, enorme potencial a pesar de las exacciones impuestas por los aliados, y la li beración de ese potencial solo era cuestión de tiempo. El hecho de que adoptase la forma que tomo debe mucho a la política de las potencias aliadas al respecto a Alemania tras la guerra: Los aliados comenzaron imponiendo fuertes sanciones como: Perdidas territoriales y de activos Un control de seguridad que incluia la desmilitarización y la ocupación de zonas claves de Alemania Reparaciones por los daños causados por la guerra. La postura de Gran Bretaña sobre el futuro económico de Alemania era un tanto ambivalente, en parte por que se reconocía que el rejuvenecimiento de la industria alemana constituiría una amenaza para su economía. Estados Unidos comprendía la importancia de reactivar la economía alemana desde el punto de vista del comercio mundial y del comercio norteamericano, pero como esa reactivación no era crucial para la salud de la economía estadounidense, era reacia a adoptar medidas que las provocaran, sobre todo porque esto habría supuesto inmiscuirse en los asuntos europeos. Alemania no podía recurrir a los aliados para buscar su salvación. En efecto, según las estipulaciones iniciales en el tratado de Paz, Alemania debía pagar 20.000 millones de marcos-oro antes del 1 de Mayo de 1921, cantidad que habría absorbido más del 10% de la renta nacional de los años 1919 a 1922. Los pagos totales en virtud del tratado de paz ascendieron a 13.200 millones de marcos-oro para los años 1919- 1922. Amenazado por las sanciones de los Aliados, por una parte, y por la desintegración del Reich, por otra, ningún gobierno alemán podía haber satisfecho los pagos de las reparaciones sin recurrir a la inflación. El hundimiento definitivo de la moneda se produjo en 1923, durante la ocupación
del Ruhr por los franceses y los belgas con el pretexto de haberse incumplido el pago de las reparaciones. La inflación había retrasado en varios años el retorno a la normalidad en Alemania, si se comparara con otros países. El fracaso a la hora de poner en práctica un sistema de compensación justo y equitativo para los acreedores en el periodo posterior a la estabilización dejo a muchas unidades familiares de clase media con un gran resentimiento, que se tradujo en una “ruptura profunda de la identificación del electorado con los partidos tradicionales de centro y de derecha burgueses”. Esto condujo a la escisión de los partidos y a la inestabilidad política, siendo, la ultima instancia, la extrema derecha la mayor beneficiaria del distanciamiento de los grupos de clase media que habían salido perdiendo con la inflación. Los miembros del MITTELSTAND, que incluía a la mayoría de los acreedores, constituyeron probablemente más de la mitad del respaldo electoral del partido nazi.
El reestablecimiento del statu quo Se debió más bien a que los políticos contemporáneos tenían ideas diferentes sobre lo que constituía la prioridad política fundamental del momento: se consideraba que era “la restauración más rápida posible del sistema económico liberal mundial que había existido durante el siglo XIX” que abarcaba l a ausencia de controles, el libre comercio y, sobre todo, el patrón oro. Quienes consideraban su restablecimiento como la clave para el retorno de la prosperidad europea mundial. Es dudoso que las propiedades estabilizadoras del sistema monetario de la preguerra fueran tan poderosas, el aparente éxito del sistema se debió en gran medida a la armonía económica existente entre los principales países que utilizaban el patrón oro, junto con el liderazgo hegemónico de Gran Bretaña. Además, es obvio que hubo una comprensión insuficiente de los enormes cambios estructurales que se habían producido en la economías y en las finanzas mundiales entre 1914 y 1920, especialmente las grandes variaciones en las relaciones coste-precio entre países, debilitamiento de la posición de
Gran Bretaña y la aparición de EE.UU. como unas de las principales naciones acreedoras. También había razones fundadas, aparte de la insinuación de que se tr ataba de una treta para afirmar la hegemonía Anglo-norteamericana en el sistema financiero internacional., para que se desease el restablecimiento de los tipos de cambio fijos basados en el patrón oro. Para algunos países, sobre todo Francia e Italia, era un símbolo de prestigio, mientras que Gran Bretaña lo consideraba una forma de mantener la posición previamente de la City de Londres que compensara su decadencia industrial. Más importante era la creencia generalizada de que el caos y la confusion existentes con el sistema de tipos de cambio flotantes de comienzos de la década de 1920 y su asociación con la inflación constituían los principales obstáculos para la recuperación mundial y la estabilidad internacional. Esta inestabilidad no solo ha hecho extraordinariamente difíciles y arrie sgadas las transacciones comerciales de día en día, sino que durante años ha excluido la posibilidad de establecer un programa económico detallado para el f uturo. Los tipos de cambio flotantes nos permiten comprender mejor los motivos que llevaron a los políticos de la década de1920 a volver a imponer un sistema ordenado de tipo de cambio. El mal comienzo del sistema monetario revisado se debió en parte a la ausencia de un plan sistemático para estabilizar las moneda simultáneamente, en notable contraste con la situación posterior a la II Guerra Mundial, el proceso de estabilización monetaria resulto sumamente prolongado, y algunos países solo consiguieron estabilizarse formalmente poco antes del hundimiento general del patrón oro a comienzos de la década de 1930. El resultado fue un sistema de tipos de cambio fundamentalmente inviable, ya que mucos estaban desequilibrados desde el principio. Los ejemplos más notables fueron la subvaloración de la moneda francesa y belga y la sobrevaloración de la libra esterlina, la lira italiana y la corona sueca. Este fracaso en la organización de un sistema coordinado de tipos de cambio viable socavo la integridad del nuevo patrón de cambios.
No se puede esperar que un sistema de tipos de cambios fijos funcione satisfactoriamente si la paridad de las monedas, sobre todo de las mas importantes, no esta equilibrada desde el principio. Esto significaba que no podían aceptarse las denominadas reglas de juego tradicionales (de ahí la creciente concentración de reservas de o ro de New York y Paris), mientras que la división del poder financiero entre centros rivales (New York, Paris y Londres) y la acumulación de activos a corto plazo en estos centros que, en ultima instancia, no estaban dispuestos a defender el sistema, crearon nuevas dificultades de funcionamiento. El sistema quedo sin un líder hegemónico: Paris defendía su propio interés, New York era un líder absentista y Londres era demasiado débil para dirigir el sistema. La trasferencia de recursos de la agricultura fue lenta de desigualy, así, las tazas de acumulación y los niveles de renta continuaron deprimidos en comparación con los de Europa occidental. Estos hechos dejaron a las industrias básicas de Europa con un exceso de capacidad productiva, un desempleo elevado y unos mercados en decadencia. La construcción naval, la siderurgia, la ingeniería, el carbón y, naturalmente la agricultora experimentaron una considerable expansión en todo el mundo durante el periodo de hostidades, e inevitablemente el exceso de capacidad se convirtió en un problema en la década de 1920.
El carbón fue otro sector en el que también predomino el exceso de capacidad productiva, la aparición de nuevas fuentes de suministro y la utilización de otros combustibles sustitutivos. La industria textil también experimento dificultades, especialmente el algodón, siendo la principal fuente de problemas la sustitución de importaciones en los países en vía de desarrollo. La manifestación mas extrema del problema estructural se pr odujo en Gran Bretaña, donde se registro un fuerte descenso de las exportaciones de productos tradicionales a los antiguos mercados.
En Gran Bretaña, las restricciones institucionales se han considerado un
obstáculo fundamental para el cambio estructural.
Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Bélgica y Suiza tenían más de la mitad de sus exportaciones en los sectores del comercio mundial que se hallaban en decadencia y un porcentaje relativamente bajo en los sectores de expansión. Suecia y Estados Unidos estaban mucho mejor situados, también fueron los que respondieron con mayor rapidez a los cambios en lasa pautas de demanda mundiales después de la guerra, alterando aún más la estructura de sus exportaciones hacia los mercados en expansión.
El fracaso en la modernización de la estructura productiva supuso que los países industriales tuvieron que hacer frente simultáneamente a dos influencias adversas: la incapacidad de competir en los sectores de expansión de los países con una renta elevada, y los efectos de la sustitución de importaciones en los sectores de decadencia de los países menos desarrollados.
Europa sólo pudo mantener su posición relativa en un número reducido de mercados protegidos. En los sectores en decadencia, el problema principal estaba en la industria textil, especialmente para Gran Bretaña y Suiza, ya que los productos textiles eran muy importantes en sus exportaciones totales de 1913.
Alemania también sufrió mucho con la sustitución de importaciones y las desventajas competitivas: se registraron pérdidas en la mayoría de los principales mercados, excepto en los de los países industrializados, y la mayoría de los grupos de productos, salvo en los sectores de expansión dirigidos a Europa occidental y a los países industrializados. Las perdidas en Francia se limitaron fundamentalmente a la sustitución de importaciones, ya que el comercio con Europa occidental y los países no industrializados era relativamente fuerte, tanto en los sectores en expansión como en los sectores
más estables.
La decadencia de Europa
El centro de gravedad económico se había desplazado hacia el oeste, y habrían de pasar medio siglo para que Europa pudiera volver a reafirmarse: El proceso de reconstrucción y recuperación de la década de 1920 fue doloroso y prolongado y apenas contribuyó a recuperar la antigua gloria. Desde el punto de vista de la producción industrial, la renta y el comercio mundiales, Europa había perdido mucho.
Los cuatro países industriales más importantes – Alemania, Reino Unido, Francia y Bélgica- experimentaron una reducción del 37,5 % al 29,5% en su participación en la producción manufacturera mundial.
Los tratados de paz y la rectificación del mapa de Europa, la gestión de las reparaciones y las deudas guerra, la estabilización de la moneda y la ausencia de un plan de reconstrucción coordinado se tradujeron en políticas económicas nacionales que obstaculizaron el crecimiento y retrasaron la transformación estructural.