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Primer coloquio Bariloche de Filosofía
La racionalidad en debate
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l: Qaeionalidad J' conc:cimiento; la racionalidad en la ciencia
Compilación y prólq~:;o de Qc;c.ar Nudler y Cre8ono K1imovsky (comp) f,,!~.flichrnan. QJ. Córnez, ~l. C. Conzález. P. Junqueira 6milh. G Klirnovsky.A Moretli. o. Nudler. G Palau. V. Qcx:Jriguez. M.H. ~ba~. [).60sa .. ~
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LOS fUNDAMEN1DS DE '. LAS . .. CIENCIAS DEL ftOMBRE ,
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00938139 Coloquios Bariloche de Filosofía
PROLOC oseAR
NUOLEW - GREGORIO KLlMOVS;-'~
Patrocinados por Fundación Bariloche LaGOS (Centro Bariloche de Filosofía) SADAF (Sociedad Argentina de Análisis Filosóficos) con el auspicio de: CEDEPRO (Centro de Desarrollo de Proyectos) \
Dirección: Ricardo Figueira Secretaria de redacción: Osear Troncaso Asesoramiento artistico: Osear Diaz Diagramación: Ricardo Pereyra
Coordinación y producdón: Fermln E. Márquez
Natalio Lukawecki.
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«>1993
Centro Editor de América Latina S.A. Tucumán 1736, Buenos Aires
Hecho el depósito de ley. Libro de edición argentina. Impreso en Carybe, Udaondo 2646, Lanús Oeste, Prov. de Bs. As. Encuader. nado en Haley, Av. Mosconi 640, LC" "'c: rjAI Mirador, Prov. de'Bs. As. Distribuidores en la República J -
Este volumen presenta una selección de los trabajos qua fueron presentados y debatidos en el transcurso del Primer Coloquio Bariloche de Filosofía celebrado en agosto de 1992 como parte de una serie de coloquios patrocinados por la FUNDACION BARILOCHE. Este evento contó asimismo con el auspicio académico de SADAF (Sociedad Argentina de Análisis Filosófico) y LOGOS (Centro Bariloche de Filosofía), así como el respaldo de CEDE PRO (Centro de Desarrollo de Proyectos). El propósito del Coloquio fue explorar el tema de la racionalidad, tanto en sus aspectos filosóficos básicos como en su relación con ámbitos determinados, particularmente el de las ciencias. La cantidad y calidad de los trabajos presentados hicieron realmente difícil nuestra tarea de selección; la muestra aquí reunida se ajusta al criterio de reflejar en la mayor medida posible la riqueza y variedad de posiciones y ángulos de enfoque. Esperamos haberlo logrado. La fascinación con el tema de la racionalidad no ha nacido por cierto hoy sino que ha obrado a todo lo largo de la historia de la filosofía. Así fue desde que los presocráticos introdujeron, en los albores de la filosofía occidental, la idea de lagos; así continuó aconteciendo cuando los medieval93 debatían las relaciones entre la razón y la fe; y así culminé> cuando los modernos instituyeron el ideal de la razón científica y pol.emizaron luego sobre sus posibles límites. Podría decirse no obstante que en el transcurso '\le eslc, siglo, o posiblemente desde el último tercio del siglo anterior,
• Fundación Bariloche/CONICET •• Universidad de Buenos AireslSADAF
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el tema se ha vuello más acuciante y también más polémico, especialmente a partir de la irrupción de corrientes cuestionadoras de la tradición racionalista dominante en la historia de la filosofía occidental. Por otra parte, la interro. gación acerca de la naturaleza y el lugar de la racionalidad en diversos ámbitos de la vida humana, desde el de la creación y el desarrollo cientifico, artístico y filosófico hasta el de las prácticas individuales y sociales, particularmente en los terrenos de la política, el derecho y la moral, adquirió un carácter más generalizado y sobre todo más radical que en el pasado. Tanto es asi que hablar de la "crisis de la razón':, ya sea para afirmar o dudar de su existencia, se ha vuelto un lugar común. Una impresionante acumulación de acon. tecimientos y procesos revolucionarios ocurridos durante este siglo, desde revoluciones científicas y tecnológicas como la cuántica, la relatívista o la informática, hasta re. voluclones artísticas (en música, artes visuales, Iíteratura) y revoluciones sociales y políticas de signos diversos y consecuencias profundas, a veces catastróficas, sobre la vida de los pueblos ha contribuido sin duda a que el tema de la naturaleza, alcance y usos de la razón haya alcanzado tan fuerte résonancia. Se ha formado así un suelo propicio sobre el cual han crecido viejas y nuevas polaridades; razón universal versus razón plural o fragmentada en paradigmas o "mundos" inconmensurables; razón desapegada y neutral versus razón' "situada", culturalmente dependiente; razón esencialmente determinada por su inserción en un cuerpo versus razón desencarnada, susceptible de ser sustentada por un hardware mecánico; razón autotransparente versus razón sometida a determinaciones ideológicas y mecanismos inconscientes; razón individual, propia del Pensador enfrentado en la acción, versus raZón ideológica, socialmente construida; razón que se ve a sí misma como pero seguidora o amante de la verdad versus razón escéptica que utiliza su propio poder para destruir esas pretensiones; razón puramente instrumental versus razón ponderadora de fines y valores, etc. Éstas y otras polaridades relacionadas son materia de análisis y argumentación o se hallan en el trasfondo de muchos de los trabajos que integran este volumen. El lector podrá reconocerlas y ubicar las diferentes 'contribuciones a partir de su toma de posición en relación con tan compleja y vital problemática. Hemos agrupado ,los estudios que siguen en cuatro
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secciones: 1. Racionalidad y Conocimiento: Conceptos y Problemas Básicos; 11.La Racion~lidad en la Ciencia; 111. Racionalidad y Método en Cle~~las Humanas; IV. Racionalídad, Teoría de la Elecclon RaCional, Razon Comunicativa. . . La primera sección agrupa trabaJos d.onde se analizan posiciones filosóficas generales en relacIo n con el h3ma de la racionalidad. En algunos de estos trabajOS el analisls se centra en un filósofo determinado (Davldson,. Rorty, Stlch, etc.) mientras que en otros se recorre un amplio territOriO de la historia de las ideas. Sin embarg?: en todos los casos aparece enfocada la misma problematlca de fondo a la que recién aludíamos. . . : . El estudio inicial, escrito por Pllmo Junq~lera Smlth, es un intento por aportar al tema de la raCionalidad desde u~a perspectiva escéptica. Con este 'propósito Junqulera ~~Ith defiende la existencia de una similitud entre Sexto Empl.'lc?, Hume y Wittgenstein (a quien por tanto Incluye?n la tradlclon escéptica). Esta similitud consiste en admitir un terreno pre.filosófico, natural, dotado de una raclon3!lldad que I.ees propia y al cual no se extiende la duda escephca. Al mismo tiempo el autor, siguiendo al Wittgenstein del .Uber Gewissheit, considera erróneo buscar, como !o hiCiera Descartes, un fundamento a nuestras cree~clas como respuesta a la duda filosófica. Tal respuesta Implica una definición dogmática de la na:turaleza de lo raCional l~ cual, según el punto de vista esceptlco, es IlUSOriO,enganoso. El trabajo de Oscar Nudler que sigue también aborda la cuestión de la racionalidad desde el punto de, vls~a de la relación entre el conocimiento filosófico y el pre-filosoflco, en particular, las teorias. ace!ca del orden del mundo prese~tes en forma explícita o Impllclta en las culturas (cosmologlas). Nudler sostiene, apoyándose en autores ~mo Popper, y Toulmin, que el antiguo vínculo entre fllos01la y cosmologla, debilitado a partir de la modernidad, cortado desde Kant y destruido durante el presente siglo, debería restaurarse. S.1n embargo, esa restauración no incluiría la de la concepclon racionalista de una razón universal, cons!ltutlva y a la vez juez de teorías, paradigmas y cosmologlas. sino que Implicaría una racionalidad "situada" y plural. Pero no P?r ello sería una racionalidad anárquica, feyerebendlana, m t~:npoco instrumental a la Rorty, d~sapegada de toda tradlclon. particularmente la de la Illosofla occidental.
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El desarrollo de la po t en el traba'o a . s ura del autor emerge gradualmente '~ue lIevar~ a ~a~~r ~~ u~ relato de,'proceso de investigación en favor de un modo n re ato tamblen Incluye un argumento y práctica de la fl'l f~ arrogante de .entender la naturaleza oso la, modo que Impl' • I un reconocimiento de la f '. .Ica segun e autor dentro y no fuera unclon especifica de la tiJosofia cultura'lmente sign¡'i~~(¡v:~clma, de tradiciones intelectuales A continuación el traba'~ d M ' en contra de la te~is de u~a e. a;celo Sabates argumenta defendida por S S' h razon ragmentada tal como es . . tiC en su con'd b Fragmentación de la Razón O~I a o ra La en este libro en favor de dich L~ a~gumentaclon desarrollada ya que se a o . a e~IS es de un alcance amplio la posi .. p ya en. la af"',:,aclon de la in aceptabilidad de ePistem~~~i::~~~~~~~i~~'~glca compa~ida por toda la analítica. Stich funda esta in a I~ t~~~clon de .Ia fllosofia al monismo normativo en acep a II ad. en cntlcas tanto apelación a intuiciones pr~~tlstl~~.es ep¡stemlcas como a la entre diversas teorias norm~ ?SO Icas pa~a dlnmlr disputas a estas criticas a la filosofia tlvas .. ~abates defiende frente teoría del equilibrio reflexivo) y apnal:tl~a (y ~n particular a la esgrimida por Stich en favor d' fr o ~nto, Impugna la razón mediante argumentos dirigid e a te~lsbde la frag~entación dos afirmaciones' a) I os a es a lecer las SigUientes injustfficadas' b) 'Ia da fmenos algunas críticas de Stich son . '. ' e ensa que Stlch hace d . POSIClonapela ine'litablement l' . e su propia y prácticas que critica. e a mismo tipo de conceptos Inmediatamente después sentado por Alberto Moretti Je ~eproduc~ el trabajo prealgún modo el problema de on e tamblen. se aborda de aunque bajo la denominación la. fragmentaclon de la razón conceptual" La b d I mas tradicional de .relativismo la posición de Da~~~so~ ~~~aJo ~~Moretli es un análi~is de ciada en "Sobre La Id . re e tema tal como fue ¡¡nunEl argumento central ~~ ~~~d~~~ ~:'~tiyi?ad Conceptual". la dicotomia es ue Ingla a mostrar que defendible. Morett(ad:: a~~~ceptual-experiencia no es que el argumento de Davidso~~~to razones p.ara s~stene.r bargo, alega también ue la v " es conclusIVO. Sin emno es factible. q ersron extrema del relativismo • El trabajo de David Sosa que . clásico de la racionalidad de la . fsrgue aborda el problema In erencra inductiva a través
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de una crítica de la célebre solución dada por Nelsc>Cl Goodman en Facl, Fiction, and Farecasl. So'sa inicia ,eI trabajo recordando el acertijo de Goodman. No impar:, cuántos datos sostengan una hipótesis (no agotada), sle. pre habrá una cantidad indefinida de otras hipótesis ql' . aunque difieran en algunos casos posibles, se acamad.", igualmente bien a los datos. En otras palabras, los da! solos no pueden en general distinguir a la hipótesis jus:, ,cada. El acertijo de Goodman hace claro que, tan sólo c,_ elegir predicados apropiados tendremos, en base a cu .. lesquiera observaciones, la misma confirmación para cur'. quier predicción. Con palabras de, Goodman, "Nos quedz, mas ... con el resultado intolerable de que todo confirm, todo". La propuesta del mismo Goodman para solucionar ", problema se basa en la noción de "atrincheramiento". Sos~ critica esta propuesta. En su lugar propone una respuesta basada en la noción de simplicidad; de acuerdo con ésta, la confirmación de cualquier hipótesis depende en Rarte do su simplicidad. La primera sección del volumen concluye con un trabajo de Gladys Palau que toma como base la teoría general de la racionalidad y el cambio de estados epistémicos pro. puesta por Peter Gardenfors en Knawledge in Fluks (a partir de trabajos conjuntos realizados con Carlos Alchourrón y David Mackinson y por estos dos últimos). El propósito dal trabajo de Palau es según lo aclara la autora presentar un modelo lógicamente riguroso de la teoria de la equilibración de Piaget y poner de manifiesto la articulación entre el enfoque piagetiano y el del cambio de estados epistémicos arriba mencionado. La segunda sección del volume.n incluye trabajos que versan sobre problemas ampliamente discutidos dentro del campo de la filosofia de la ciencia y que se relacion,m estrechamente con el tema de la racionalidad. Asi, por ejemplo, el lector encontrará en varios de estos trabajos aportes a la discusión entre partidarios y críticos de la tesis de la inconmensurabilidad, especialmente tal como fue formulada po'r Thomas Kuhn. Esta parte del libro se inicia con el trabajo de Ricardo ,l. Gómez acerca de la concepción de Kuhn de la racionalida,l según aparece en su alocución presidencial "El Camiw desde la Estructura" (Philasaphy al Science Associatic '. 19~0). A partir de una interpretación sistemática de :-.
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concepción kuhniana, el autor sostiene: (a) esta versión reciente. de la teoría kuhniana del cambio científico y de su racionalidad es el corolario de ciertos cambios acaecidos en la misma, especialmente después de su intercambio inte. lect~al so?;e el tema con C,arl He';1pel en 1983, (b) tal nueva teo~la legitima de modo mas expliCIto el modus operandi de la CienCia y su desarrollo (los hace "más racionales") que las versiones de la postura de Kuhn al respecto de los años 1962, 1965, 1969 Y 1977, (c) las propuestas de 1990 enfatizan la presencia de ciertas coincidencias con las versiones más conspicuas de la concepción standard dela racionalidad científica, y (d) torna, tal como Kuhn reconoce explícitamente en su alocución, más kantiana a toda su teoría de la ciencia. Sin embargo, Gomes se propone mostrar que en relación con la racionalidad científica es dudosa la pretensión de Kuhn de estar proponiendo "un tipo de kantismo post.darwiniano". El aUlor cree, por el contrario que Kuhn sigue defendiendo una teoría debilitada de I~ r~cionalidad instrumental, no comprensiva.y que, indepen. dlentemente su posible carácter post.darwíniano no es fiel al espíritu y las propuestas centrales de Kant sob~e la raZÓn operante en la actividad científica. Seg~idamente, 'i también en relación con la filosofía de la CienCIa de Kuhn, la contribución de Eduardo Flichman es un Intento por mostrar que la posición kuhniana acerca del tema d~ la inconme~surabilidad, al menos tal como aparece en los ultimas. trabaJo~ de este autor, es una posición que resc~ta el caracter racional de la comparación entre teorías clentlflcas. Para llevar a cabo este propósito, Flichman expresa. ~as Ideas de Kuhn en el lenguaje de su propia con~,epclon refenda a "haces naturales". Presenta esta noclon cono la elucidación de expresiones tales como "clases naturales", "familias naturales", etc. Los haces na. turales cambian con las leorías. Los lenguajes científicos presentan nombres comunes cuyos Correlatos son haces naturales. Por lo tanto dos teorías que difieren en el re. conOCImiento de al menos un haz natural no son totalmente traducibles entre si. Sin embargo, sostiene el autor, Son perfectamente comparables. . El trabajo de María Cristina González que se inserta luego analiza dos poi andad es en el campo de la filosofía de la CienCia: La p;imera divide a quienes sostienen que la función de la fllosofla de la ciencia es puramente descriptiva de
quienes afirman, porel contrario, que aqu;lIa debe c~mplir una función prescnptlva. Por, otro lado esta la OP?SICIOn,en el problema de la explicaclon del cambiO clentlhco, entre historicistas y antl-hlstoflclstas. La autora descnbe ambas olémicas y sostiene que no son Independientes. Finalmente ~iscute la propuesia del modelo reticulal de Larry Laudan. El trabajo de Victor Rodríguez que se Incluye a continuación examina aspectos del vasto programa de Inve~tlgación de Herbert Simon y. colaborad;lfes en. cle~clas cognitivas que se relaCionan con la fllosofl.a de la CienCia. El autor analiza en particular las consecuencias de conSiderar, como lo hace Simon, al descubrimiento clentlflco d~~d9 la óptica de la resolución .de problemas con utllizaclon de programas de computaclon. Luego de aclarar va~,as diStinciones relevantes (como por ejemplo la dlstlnclon entre problemas bien estructurados y. problemas estructurados deficientemente), de señalar la dlferencl~ entre el enfoque empírico de Sima n y otros enfoq~es mas formales, .especialmente el de Kevin Kelly (con qUien por otra parte COinCide en el lugar central de la computación en .Ia epistemologia), Rodriguez delinea la fructífera perspectiva abierta por el procedimiento de relacionar la raCionalidad humana con la resolución de problemas mediante heurísticas elaboradas computacionalmente. Hace hincapié al respecto en el concepto de complejidad computacional y su aporte a una teoría de la racionalidad. . Cierra esta segunda sección del volumen el trabajO de Gregario Klimovsky sobre "inconmensurabilidad, incomunicación e irracionalidad". El autor sostle~o que ~I fenómeno de la inconmensurabilidad de las teonas clentlficas -tal como ha sido enfatizado por Thomas Kuhn- no implica la imposibilidad lógica de comunicación entre .Ios partidarios de las respectivas teorías. Despues de analizar ejemplos como el de la geometría n~ euclideana o el de la geometria descriptiva, Klimovsky senala que el empleo de modelos internos, lógicas subyacentes y metalenguajes convenientes permite siempre la comunicación. Entre ~al.es . lógicas y metalenguajes se subraya el papel. desempenado por la lógica del orden uno y por el lenguaje ordlnano. La tercera parte del volumen, dedicada a examinar el vinculo entre las ideas de racionalidad y método en I?s ciencias humanas, ofrece en sus diferentes trabajos un análisis de una amplia gama de posturas metodológicas de
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influyentes escuelas conte . análisis históricos. mporaneas
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asi como también
Esta sección se inicia co . Schuster donde se pasa revi ~ undt.rabaJo de. Félix Gustavo sido utilizados en las . s a a Iversos metodos que han abstracta-deductivo el dCle, nClas humanas tales como el El ,la ectlco y el progresiv . autor plantea asimismo I 'bl o.regreslvo. análisis que propone se a POSI I Idad. de que el tipo de la inducción y el método ~iaP:I~r'edtamblen en los casos de estudio es delinear la po e ICO- eductlvo. Un objetivo del metodológico contribuye al :nera . en que el elemento Un modelo racional de CI' naCimiento y su conexión con enCla A tal fin sr' I . re.aClones existentes dentro del ..' e ana Izan las mlento'J~slificación.racionalidad" haz. metodo-descubri. culan descubrimiento y J'ust'f' '..en particular las que vino . E' I Icaclon I trabajO siguiente, de Cacilia Hid' . . mostrar la influencia metod ,_' algo, tiene por obJetiVO la racionalidad la traduc .. o og:ca que el debate acerca de culturas ha te~ido en I Clan y. a conmensurabilidad de las la antropología. La aut~~acle~clas humanas, especialmente aprioristico de los filósofos senta, por una parte, el enfoque las reglas lógicas y las r ' ~n oque que destaca el papel de gencia de coherencia dees rlCClones Impuestas por la exi. a factores comunes' de J¡~eando pre.rrequlsltos orientados compartidos. Por otra part: ~~~~nalld~d, universalmente foque naturalista, los científi t~a como, desde Un enIncJ¡nación relativista_ h ~s sociales -aun aquellos de paración adecuada co~ laan esarrollado criterios de comde la unidad o pluraiidad meta de esclarecer el problema La autora defiende una d~ los .~tandards de racionalidad. filosófico de los modos cie~tif~;~lo~ al. campo del análisis el argumento de que . I s e dJrJmlr la cuestión con "esp.esor" y la Si9nif~Sa~~i~~~d~cen, a dar cuenta del e raCionalidad comparados . Ilá os standards de compartido. ' mas a del espacIo formal La contribución de José S b . enfoca el tema de la raciona~i~a~naque sigue a conti~uación la transición entre el estrucl r partir de un anaJ¡Sls de ura tal como se di\> en Francia Ismo y el pos~estructuralismo, primer movimiento estaba b a p~rtlr de la decada del 60. El autor, en la id a~a o,. como nos lo recuerda el vadas a partire~e~e e~n~e~aclonaJ¡d~d y cientificidad renohumanas del método ~struc¡enrraEJ¡lzado en las ciencias ura. segundo '''n cambio
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separa las ideas de racionalidad y método de modo tal qu~ un variado refinamiento metodológico se acompaña de un:. estrategia de disolución de las pretensiones de la razón; s€. cuestiona asi tanto el carácter integrador de la racionalide' científica como su proyección humanística y emancipatori o. Una tesis del autor referida a esta transición entre, estructuralismo y postestructuralismo es que ambos movi. mientas no han sido, como se sostiene comúnmente, sucesivos sino que, en cierta medida al menos, se han su. perpuesto en el tiempo. Esto se muestra especialmente a través de referencias a la obra de Lévi-Strauss. Finalmente el autor analiza cómo la historia,' tanto como disciplina sistemática o como memoria social, se ha convertido en objeto predileqto de ejercicios deconstructivos y teorizaciones nihilistas. .•Maria Inés Mudrovcic analiza seguidamento 01 cambio do esquema conceptual que se llevó a cabo durante la primera mitad del siglo XVIII en el ámbito de la historia. Se refiere en particular a Voltaire y al nuevo papel que éste le confiriera a la razón en la historia. A partir de este caso concreto la autora procura establecer algunos puntos generales como, por ejemplo, que el concepto de racionalidad se determina dentro de un contexto histórico dado a partir de los ele. mentas que una determinada comunidad reconoce como extraños (irracionales). • Cierra esta sección el trabajo de Enrique E. Mari sobre la relación entre racionalidad, ficciones y legitimación del poder en dos contextos históricos diferentes; el religioso medieval y el racional contractual, en particular a partir de la Ilustración. En el primer caso el autor analiza, apoyándose en estudios de Ernst Kantorowicz'y otros, el caso del "paradigma cristológico" como estructura simbólica de legitimación del poder; en el caso de la sociedad contractual, se focal iza sobre las doctrinas consensuales, particularmente en Locke, Diderot y Rousseau. La tesis principal que defiende Mari es que, producido el colapsg del universo religioso, las ficciones empleadas en este universo sub. sistieron en buena medida de modo que la legitimación aparece siempre c<.lJ!1odependiente de constructos teóricos. La cuarta y última parte de este volumen comprende un~ serie de trabajos en que se discuten modelos enfrentados. particularmente los de Elster por un lado y los de Apel y Habermas por el otro, de la racionalidad de las acciones 15
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humanas. Esta parte del libro exhibe asi a la vez una fuerte coherencia temática y pronunciadas diferencias en las posturas. Constituye sin duda un valioso aporte a la bi. bliografía sobre el tema.
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El trabajo inicial, perteneciente a Cristina Ambrosini, se propone contribuir al problema de la fundamentación de la acción moral en el contexto de las actuales sociedades democráticas mediante un ,análisis de modelos propuestos de decisiones racionales. En particular, la autora expone y analiza los principios básicos de la teoria de los juegos de von Neumann y Morgenstern. Esta teoria demuestra que ciertos comportamientos sociales pueden ser adecuada. mente descriptos mediante modelos de juegos de estrategia, juegos que son susceptibles de análisis matemático. La autora realiza una critica de la teoria de los juegos y de su modelo de racionalidad estratégica oponiéndole el modelo de racionalidad comunicativa, particuiarmente..en la versión dada por Apel. Graciela Barranco de Busaniche, cuyo trabajo se incluye a continuación, analiza los problemas de indeterminación e inadecuación que provoca la definición de "racionalidad" dada tradicionalmente dentro de los enfoques de elección racional. Frente a estos problemas se han formulado dos posturas: a) la que los ve como insofubles desde cualquier teoría de la elección racional a menos que se eliminen postulados fundamentales de la misma; b) la que los ve como solubles pero a condición de que se suplemente la teoria de la acción racional con consideraciones que au. menten su poder explicativo. La autora toma como ejemplo paradigmático de la primera posición la de Barry Hindess (en Political Choice and Social Slructure) y de la segunda la de Jon Elster (Solomonic Judgements). Luego de un análisis de ambas posturas, concluye con un intento de balance final. El trabajo siguiente, de Marcelo Prati, compara los análisis de las concepciones de Mal)( hechos, respectiva. mente, por Jon Elster sobre la base de su teoria de la elección racional y por Gerald A. Cohen desde una perspectiva afín con el materialismo histórico. La comparación se refíere especialmente 'a las posiciones opuestas de ambos autores con respecto a las explicaciones funcionales en ciencias sociales. El autor realiza un examen critico de ambas posiciones. El trabajo de Francisco Naishtat que sigue a continuación
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a de la articulación de la racionalidad trata el tem 1 'nalidad normativa en el dominiO de medios.flnes ~?n a raclo arte de la definición de acción la acción polltlca'l ~I ~ut~ blicio del Politico de Max Weber politica dada en e, ex?, weberiana entre una ética de la y de la claslca dlstlncl~~ica de la convicción. Su propósito responsabilidad y una., olítica no se agota en el orden es mostrar que la acclon p ementos normativos, A su vez estratégico sino que Imp~~~~Se~uedenaparejar conflictos de estos el.amentos nOI~~~~e la acción y condicionar modelos racionalidad en el p 'Ir os el autor analiza en forma de eXPlicación'dE~~red:s1~s~e~~ión racional de Elster y el concisa el 010 e " nicativa de Habermas y senala modelo de la acclon como. factorios de ambos modelos. aspectos a s~ JUICIO,Insatl~ con ella el libro, con el trabajo Esta seccR'o~se c~~~~~ el autor pondera el posible mérito de Eduardo a OSSI . .,' " licada a los problemas de la llamada "estrategiJa dl,aIOg~~za~egitimidad, objetividad tradicionales en torno e ~sva rin¿ipios y juicios básicos, ylo raclonall~ad de n~r:Ce R~bossi esta estrategia apela Según .el analisls q.~e ~ión dialógica' o conversacional que al diseno de una: SI ua_ actitudes y comportamiento establece r~stncclones sobre I~: a la situación tiene,' por de los partiCipantes, :ale~ q rna\ ) (b) el resultado es la nece~idad" una reso UClon ~na 'norma, principio y/o juicio idenhflcaclon com~nltdanal de'dentificación los participantes b' . o (c) ademas e a , d del aSlc , 'd (d) la aceptación consensua a consensuan ,el conten! o,. to em leado funda su validez, resultado masbe~p~C~dy~~~i~IÓ9iC:S, el autor elige focalizar legitimidad, o je IVI a P al mar,gen de diferenCias de Id J Habermas. ero , ed en a e . " Rabossi conSidera que po. e contexto y de presentaclon, 'a dialó ica como un tipo hablarse válida,;,,,lntesde estr~~ft~ en estg trabajo es refinar d trategia teonca. u prop , . f t e es " I d'ficultades genencas que en ren a dicha nOClon,mostra~ ,as I haber encontrado un recurso y criticar la pretenslon de ta a los problemas tradicio. teórico eficaz pa~a ~ar re~~~~s legitimidad, objetividad y/o nales en torno e a va I inc¡ ios lo juicios básicos, ' racionalidad de normas, pr, p pa~ir de los breves rezú, Como es posible apr.eclar a or los articipantes menes anteriores, I~ tem:~:~~~~O~dead~l~sofía, Pfue amplia, del ~~~~e ~~~:~fe ~gnificación teórica y práctica, Si b~~n ~o~'~roblemas planteados quedan abiertos (como no po la
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ser de otro modo tratándose de problemas tilosóficos). creemos que el lector encontrará en este volumen perspectivas iluminadoras de los mismos. . Agradecemos profundamente a todos los ponentes sus valiosas contribuciones. tanto las incluidas en esta selección como las que por razones de espacio no hemos podido ... incluir. Agradecemos asimismo a los numerosos asistentes inscriptos en el Coloquio, quienes hicieron por cierto una contribución decisiva a1éxito de esta experiencia de reflexión Y debate sobre el fascinante tema de la racionalidad. . Osear Nudler y Gregario Klimovsky
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CONOCIMIENTO: l. RACIONALyIDAp~OYBLEMAS BÁSICOS CONCEPT
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RACIONALIDAD Y ESCEPTICISMO"'
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I 1, Uno de los diagnósticos sobre I ' actual afirma que vivimos una" " ~ panorama filosófico lado, se puede hablar de una eCriSIS e la razón", Si, por un ecle proy?cto fenomenológico si de fragme,ntación del habrla terminado perdi' 'dPCr e otro, la fllosolla analitica ca ' en ose en debates ta ' mo "relevantes, y también el ' n minuciosos te~er, en tanto alternativa filosóficam:;xl~m~. ha dejado de mler~.en otras épocas, Habría as' ' s,'gm Icado que asufllosoflcas y una falta de d! un vaclo en las reflexiones cuestionar de nuevo la pb~~~li~~~a, lo que conduciría a miento de la verdad que ud' misma d~ un conocientre los filósofos 2 D P lese alcanzar algun consenso , ' e nuevo pues h b epocas en las que los filósofos u o muchas otras precario y lamentable del pen ,denunC;laron el estado ron po f' samlento fllosoflco y t d' ner In a la confusión establ 'd E pre en lenuestr~ Propi~ racionalidad parece e~, a, n esta situación, que, Sin parametros para de . esvanecerse, toda vez ningún argumento o d marcar nuestras reflexiones , , con ucta pareceria s ' ' irracional. y la victoria tal vez r' er racional o mejor a los gustos de la épo~~alga en aquél que se adapte . El estado en que nos e ' nóstico, no difiere mucho de~csoe~r~~os, según ese diagmlenzo de sus Meditaciones a a o por Husserl al cocual hasta fallaba un t art~slanas, de acuerdo con el ' erreno comun en I d' Y d Iscusiones pudiesen entra que as Ivergencias ti l' r en escena O .. lOSo. las del punto de vist I f ,p."nl8ndose a las una filosofía universal y na, a enomenologla pretendió ser o por casualidad buscó en Des-
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• Traducción del port ,1 ., traducción: Osear N d~gues de Cecilia Hidalgo. Revisión de la U . u ero nlversidad de San Pablo, Man'1' , la, BraSil.
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cartes a uno de sus maestros, El esfuerzo por dejar de lado [os preconceptos adquiridos y [as filosofías aprendidas para encontrar una verdad primera, que se impusiere tan sólo en virtud de su fuerza racional, manifiesta una preocupación por encontrar una manera que permitiese instalar el diálogo filosófico, Por cierto, en Descartes no hay una búsqueda de "unidad de un espacio espiritual" (die Einheit eines geistigen Raumes),' pero en Husserl vemos explicitamente el intento de dejar de lado [a controversia entre realistas e idealistas para describir pura Y simplemente aque[lo que se manifiesta a nuestra conciencia sin utilizar ningún cuadro teórico provisto por la filosofia o por la ciencia, Esa actitud de Husserl nos parece común a varios filósofos que definieron nuestro horizonte de reflexión, como por ejemplo Bergson~ En electo, asi comienza una de sus principales obras: "Fingiremos por un instante que no sabemos nada de las teorías de la materia y de las teorias del espíritu, nada de las discusiones sobre la realidad o [a idealidad del mudo externo"" Y todo el primer capitulo se esfuerza por describir el campo de [as imágenes tal como se nos ofrece sin recurrir a ningún esquema teórico, También e[ monismo neutral de William James o de Russell (en cierto periodo de su vida) constituyeron un intento de cancelar toda teoría acerca de las cosas y [os pensamientos permitiéndosé recurrir, en [a medida de lo posible, sólo e[ puro aparecer para reconstruir nuestra visión del mundo, Debido en parte a ese esfuerzo ya prolongado, se pueden describir, como hace Habermas, algunos lineamientos generales del pensamiento actual más allá de las divergencias entre la filosofia analitica, el marxismo y el estructuralismo, "Pero lo especificamente moderno, que se apoderó de todos los movimientos de pensamiento, radica no tanto en e[ método como en los motivos de ese mismo pensamiento, Cuatro motivos caracterizan la ruptura con la tradición. Los rótulos son los siguientes: pensamiento post metafísico, giro lingüístico, carácter situado de la razón e inversión del primado de la teoria sobre la praxis o superación del [ogocentrismo",' Al margen de que todos esos tópicos estén interrelacionados, mi atención se centrará sobre todo en la, ' cuestión de la racionalidad, Intentaré mostrar en lo que sigue, apoyándome en Wittgenstein, que hay una racionalidad interna, o inmanente en nuestra vida práctica común, y que los intentos filosóficos
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de instituir una racionalidad oogmatlca que trascienda esa esfera práctica no Sor más que ilusiones. Por lo tanto podemos hablar de u., (erreno pre-filosófico o metafísica. mente neutro en que ve puedan instalar las discusiones filosóficas y que tienen tal vez, alguna analogía con el espacio espiritual de Husserl. En primer lugar, es preciso situar la cuestión tal como la ve Willgenstein, distinguiendo la duda práctica presente en la vida común y la duda teórica planteada por el idealista, es decir, Descartes, y que debería ser respondida por Moore. En segundo lugar, a partir de la caracterización misma de qué es una duda o una creencia racional, intentaré establecer que la duda cartesiana y las afirmaciones de Moore no tienen razón de ser. Luego, identificaré aquellos argumentos que me parecen decisivos para rechazar la disputa entre idealistas y realistas en lo que atañe a su racionalidad y ofreceré una pocas indicaciones para pensar la cuestión de la locura. Antes de concluir haré una comparación histórica para justificar la caracterización de la posición de Wittgenstein como escéptica. La particularidad del escéptico es la de rechazar toda y cualquier trascendencia de ese terreno común, incluso la que es meramente formal. Así se puede distinguir, a grandes trazos, entre una racionalidad inmanente a ese dominio .común, y que por eso sería aceptada por todos, inclusive por el escéptico, y una racionalidad que nos lIevaria fuera de ese dominio, aceptada solamente por los dogmáticos.' Cabe agregar que, aunque sin mucha precisión Conceptual, el propio Habermas caracteriza como "escéptica" a la racionalidad situada históricamente. Al apuntar a las ventajas y desventajas del carácter situado de la razón, Habermas afirma que "los conceptos escépticos de la razón tuvieron efeclos benéficos sobre la filoso tia, al desanimarla con respecto a sus pretensiones desmesuradas y, al mismo tiempo, al confirmar su papel de guardián de la racionalidad"! Y, cuando combate los intentos recientes de reconstrucción de la metatisica, lo hace defendiendo .un concepto escéptico de la razón, pero no derrotista".' Lo señalado, nos parece, apunta a diferenciar su pensamiento del de Weber y del relativismo postmoderno, que sería una especie de "escepticismo radical".' El recurso a Willgensteín no es enteramente arbitrario como podría parecer a primera vista. Es interesante señal'lr'r antes que nada que el propio Wittgenstein concebía a la'
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ecie de cris'is permanente de la razón, lilosolia como una esp t dogmáticas para sus preguntas, ues, al buscarrespues aSndose en cuestión (PU, 133). y fa filosolia terminaba COIO~~ d aunque no se constituyera el problema de la raciona I ~.' mo aparece abordado de propiamente .en un tes¿a,a~~;~sh~it en conexión con los manera expliCita en e. ealistas." Si, por fin, como he debates entre realistas e Id " la filosolia wittgensteiniana argumentado en olra p~~:~ con la pirrónica y promueve presenta fuertes semeJa. de la tradición escéptica, entonuna especie de renovaclon la comev una guía para sus ces un escéptico puede tomar reflexiones sobre la raCionalidad.
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.. .' . . nstein emplea. varias veces I?, 2 En Uber Gewlsshett, Wlttge h"o au'n ".J Vernünfttge . . .. ft e Mensc uer . . expresión "der vernun Ig '. (UG 19) ya es slgn¡. . 'ón de la expreslon , .. I La pnmera apancI ella Wittgenstein dlstrngue en re ficaliva por SI sola pues en .' a entre el hombre raCional la duda práctica y la duda teoflc la a la duda práctica, el y el idealista. En lo que resp~ácnenteramente de acuerdo, hombre racional y elldeall~ta es es mía o no. Por otro . I ca de SI esa mano . por e¡emp o, acer . d da subyacente a esta, en lado, el idealista s~stenl~ ~ti~aut~ con el realista. Según torno a la cual gira s d' ~o a la duda práctica como se Wittgenstein no es respon le; teórica es una ilusión. consigue mostrar que la du a stivo Rico porque apunta Ese pasaj7."s muy nco Yaf¡~~~hum'anaque se halla más a una dimenslon de la raclon r tas e idealistas, y sugestivo acá de las disputas ent~ rea '~ellugar Gonferido por Moore . porque descoloca al pro em~t la controversia. Moore Si' a la duda original que SUSCIa m rendió la pregunta del habría equivoca~o p?rque ;noo~fa Jguiente: "¿Qué derecho idealista, que serra mas o m . de mis manos?' (y para d dar de la eXistencia . ') " (UG tengo a no u de ser' 'Yo sé que eXisten. .' . eso la respuesta no pue o~o si fuese un loco, es deCir, 24) Moore trata al Idealista c. az de reconocerla como como si al ver su mano fU:~~~~~fo práctico. el idealista es su propia mano. Pero, en al uier otro hombre. Lo que un hombre sensato tal como cfu qa de racionalidad, distinta . arece es otra orm d está en Juego, p , la vida ordinaria, pero que e de la que emple~mos en t'ficar teóricamente. El ideali~ta, alguna manera se Intenta JUs' de racionalidad termrna en tanto, al buscar esa otra f orma .
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por complicarse con ilusiones u . duda. Ignora" ue rim ' p ;s no cuesllona su propia indol~ seria un~ du~a se~~j~~~';J,amos preguntar: "eje qué der sin más". (UG, 24). e ..y eso no se deja COmpren- . Wittgenstein se pro o ' primer lugar tiene qu/ m~~¡r~~r tanto, una doble tarea. En realismo por medio d I .q~e Moore no establece el " e a proposlclon "Yo . mano y, en segundo té . se que esto es una sentido de la duda rdeali~~,.n6 debe mostrar la falta de argumentos que suste t . ontra Moore, cabe InVocar i?ealista: no tengo derech: a~~: aparent:mente la tesis Ilslcos. Contra el Idealista c b Cir que se que hay objetos a S~st~nlarian la tesis realista ~mvocar argumentos que nlngun motivo para decir qu' IS. dUda.s no constituyen como sr Wittgenstein recu er:s~ol se. SI mi mano existe. Es de oponer ambos lados d j fr a vieja estrategia pirrónica ra de las soluciones" "T: ~~ ICto para rechazar cualquieque vivo en Inglate;ra m len una proposición como la de presenta esos do Id' error, pero, por otro lado' '. s a os. no es un estar completamente ~que se de Inglaterra? ¿No puedo Más adelante encontrae~ulvocado en mi juicio?" (UG 420) "lo extraño es que au os nuevamente ese doble re~hazo' que alguien rechace c~nq~a~e~cuentr~. emeramente correct~ de desconcertarlo con dud p labras ,srn sentido!' el intento Incorrecto cuando pretend:~ acerca del fundamento, juzgo labras .yo sé'." (UG 498' I elenderse empleando las paTal " c. 623) vez por ello W,ttgenst' . posición ambigua y por I t eln a veces cree estar en una vacado y no tendrá 'Moor: t ~m~,vaCila. "¿No estaré equies mi comprensión apenas ~e a a razon?" (UG, 397). "¿No lalta de comprensión? A' guera respecto de mi propia 418) Evidentemente Wit!s~ me parece con frecuencia". (UG, pero sus vacilaciones sogntnesstt~1n no cree estar equivocado d e Ias d'Isputas entre el re l' rmonlos de que Ia d'Imensión ' d' a rsmo y el id l' . e ~er ngurosamente deli 't dA' ea Ismo no es facil esta la de encontrar de mida a. Socrada a esta dificultad problemática de la existe:::'f ~ jreclso el punto débil de la una respuesta satisfactoria e mun~o externo. "Pero, ¿es l o una garantía para los rear escepticIsmo de los idealistas 'hay objetos físicos' no tiene,~:sr~e~r que [la Proposición] sin sentido. Una respuest . ~ I o .. Para ellos, no es un su contraria, es un intento ~ail~~~a~ serra: esa afirmación, o debe expresarse de esa e expresar (algo) que no manera. Es posible mostrar que
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está equivocada, pero con eso su cuestión todavía no está resuelta. Justamente se debe llegar a la intuición de que aquello que se nos ofrece como primera expresión de una dificultad puede ser aún una expresión completamente falsa. Del mismo modo que alguien que censura con razón una pintura en primera instancia planteará su crítica donde ella no es pertinente y se precisará una investigación para encontrar el punto correcto de ataque de la censura." (UG, 37) Nuestra tarea es pues entender por qué a pesar de no poder dudar de las proposiciones-M," no podemos decir que sabemos lo que ellas afirman. Y, de este modo, entender por qué sólo disponemos de nuestra raclonalidad inmanente a la práctica común.
3. Entre las diversas críticas que Wittgenstein hace a la duda cartesiana, nos interesan aquellas que hablan acerca de su racionalidad. Wittgenstein dice que no puede imaginar una duda racional sobre la existencia de la tierra en los últimos cien años. (UG, 261) Poco antes había dicho que quien dudase de la existencia de la tierra en esos cien años podría tener una duda científica o filosófica (UG, 259), y un poco antes había dicho que "la duda tiene ciertas manifestaciones caracteristicas". (UG, 255) ¿Cuáles son las características de la duda racional que la distinguen de la duda filosófica? En un pasaje leemos: "¿Qué ocurriría si un alumno no quisiese creer que esa montaña ha estado aHi desde antes del pensamiento humano? Diríamos que no tiene razón para esa desconfianza." Y a continuación: "Por lo tanto, ¿la descontianza racional debe tener una razón? Podriamos también decir: 'el hombre racional cree eso"'. (UG, 322/3) Wittgenstein parece decir que el hombre racional cree en ciertas cosas y, por eso, será preciso dar razones para dudar acerca de esas creencias. Por ejemplo no consideramos racional la postura de alguien que cree en algo refutado por las pruebas científicas. (UG, 324). Tenemos una cierta imagen de lo que es dudar: las dudas que están de acuerdo con esa imagen pueden denominarse "racionales" (o también científicas)." Y aquellas que escapan a esa imagen, 'filosóficas". El filósofo "tiene una imagen falsa de la duda" (UG, 249), yeso aún cuando su duda sea semejante a la nuestra, "o su juego no sería el nuestro" (UG, 255). Es por eso que no podemos reconocer a su duda como una duda
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(UG, 154). La dUda filosófica es aquella que no parece~er . ninguna razón yeso sólo puede decidirse en función de las' creencias que recibimos o de la imagen del mundo que tenemos, pues es contra esas creencias que se levantan nuestras dudas. La duda viene después de la creencia." (UG,
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Pero no se debe pensar que existe un criterio que pueda distinguir' nitidamente entre las dudas racionales y las irracionales. "Pero lo que parece a los hombres racional o irracional cambia. En ciertas épocas algo parece a los hombres racional, y en otras épocas aparece como irracional. Pero ¿no hay aquí un indicio objetivo? Personas muy sensatas e instruidas creen en la historia del sacrificio de la Biblia y otras la toman por obviamente falsa y sus razones son conocidas por aquellas." (UG, 336; cL 256) Aunque sea cierto que no es racional dudar acerca de la existencia de mi mano, eso no asegura la existencia de una regla que me permita explicar la irracionalidad de esa dUda (UG, 452). Tampoco hay un criterio para diferenciar la dUda irracional de la duda lógicamente imposible. "Hay casos en que una duda es irracional, pero otros en los que ella parece lógicamente imposible. y entre ellos parece no haber límites claros." (UG, 454) Eso no impide que Wittgenstein distinga dos situaciones diferentes, la del hombre racional y la de Moore. "Me siento con un filósofo en un jardin; él dice una y otra vez 'yo sé que esto es un árbo/', mientras señala un árbol próximo a nosotros. Alguien llega y escucha esto y le digo: 'ese hombre no es loco; solo estamos filosofando. '" (UG, 467) Esta situación no se relaciona con ninguna de las situaciones comunes en las que se usa la proposición-S: no puede ser una comunicación, una enseñanza del término, una demostración de que se aprendió el significado de la palabra, etc. Moore quiere conservar en su sentido de comunicar un saber, pero fuera de las situaciones en las que puede haber una comunicación. Normalmente cuando decimos que sabemos todas las cosas que Moore dice que sabemos, se quiere decir no sólo que todo hombre racional sabría eso del mismo modo, sino también que sería irracional dudar esas Cosas. Moore pretende que todo hombre dotado de racionalidad debería saber, por ejemplo, que nunca fue a la luna. Pero en la situación filosófica en la que Moore afirma la existencia del cuerpo, ya no sabemos más distinguir qué
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racional o irracional (UG, 3251326). Entender lo qu,: esmbió al pasar de una situación a otra es emender por que ca esta. p ermitido afirmar racionalmente la eXistenCia real de no I objetos físicos. . os Para examinar este punto un poco mejor, cabe retomar asajes en los que Wittgenstein conSidera la negaclon otros p . . S en las situaciones comunes. de las propOSIClones... . 'N . "Piénsese en alguien que sin querer flfosofar diJese ... o ~~ . estuve en la luna; no recuerdo haber estado alh Jamas (SIya . por que. e se hombre seria tan fundamentalmente . diferente t ¿ ?' "(UG 332) Puedo no aC\lrdarme SI ya es uve de nosotros. J., . • • y S' d d e del una ciudad, pero no si ya visite el pal~ . I U as en ha de haber estado en la China, debe"a te~er una buena hec. ara eso, por, ejemplo, el haber estaoo cerca de la ~~o~ ~ no saber dónde pasaba la frontera, o tal vez haber ido'~n mis padres cuando era muy pequeño, ~tc. Luego,de os ejemplos Wittgenstein exphclta lo que qUl?re decl1. es ~~cir: el homb;e racional duda acerca de eso solo baJOtales cuales circunstancias," (UG, 334) . Y La idea de que las razones para dudar surgen en ciertas . . d a a la de .que esas mismas circunstancias esta. asocia . M de todo circunstancias despojan a las proposlclonesim acto filosófico. "Pero ahora también e~ correcto emplear , : sé' en los contextos que Moare menciona; por. lo menos ~n ciertas circunstancias. (Ciertamente no se q~e Significa , o sé ue soy un ser humano'. Con todo tamblen a eso se I~ dar un sentido.). Puedo imaginar, para ca.da una d/esas proposiciones, circunstancias que las torna"a~ u~a 'u ada en uno de nuestros juegos de lenguaje, a traves : logcual perderian todo lo que es filosóficar¡1ente asombroso. (UG 622) Si volvemos a colocar las proposlclones-M en las situ~ciones cotidianas, en las que tienen sentido, entonces desaparece el supuesto sentido at"buldo a ellas por Mo~e en virtud de su carácter aparentemente excepcionaL e hecho, en la situaciém filosóf!c~ nopasan de se~,sl~~e~~doc~' "Sólo en el uso una proposlclon tiene sentido. ( ,. ' . 61 229) Un problema es el de que no tIenen ninguna co~secuencia práctica, ni la duda (117, 12?, 338, 450, 572), '1 r ación de esas proposiciones." ASI ehmlnamos a las n~o~~~:~ones que no nos dejan avanzar." (UG, 33). "~~Iero, ~in embargo, decir algo que suene como pragmatismo. (UG,
uede
422)."
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Todas las proposiciones de Moore son tales que, SI ellas
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sabe, todos nosotros las sabemos (UG 84, 100, 325). Mientras tanto, le falta una razón correcta para decirlas y en consecuencia no las sabe (UG, 91). Es evidente que M~ore no dispone de una razón ?rdinaria para su afirmación, pues, para Un hombre comun, el sería un loco. Y si alguien dijese que Moore tiene una buena razón filosófica para afirmar la eXistenCia ,de su mano, pues está filosofando y el idealista meg~ fllosoflcamente esa existencia, 16 se le puede responder que el no dispone de esa razón porque no comprendió la pregunta del idealista (UG, 24).
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Esas consideraciones indican sólo el camino para criticar la Idea de Moore de que todo hombre racional sabe que el mundo eXiste. Hasta .ahora mostramos que, de hecho, Descartes y Moore no tienen una razón para dudar o afirmar las proposIciones-M. Esto no asegura que, de derecho, no se pu~da dudar acerca de ella o afirmarlas, lo cual revela que aun no hemos llegado a los argumentos decisivos de Wltlgensteln
4. Entonces, ¿por qué no se puede hablar de racionalidad en el caso de Moore? La posición de Moore podría sostenerse SI, en la ;
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situación filosóf!ca en que se encuentra, hubiese una referencia en relacIo n a la cual se pudiese decidir si la utilización de las proposlclones-M es racional o no. Y es precisamente eso I? que falta en s.u posición. Mientras que para el hombre comun hay una racionalidad que se diseña a partir de sus creencias, es deCir, hay ciertas circunstancias que levantan sospechas sobre alguna de esas creencias, propiciando dudas racionales y, en consecuencia, creencias racionales . para Moore, que lidia sólo con algunos tipos de creencia; pa.ra las ~uales nada puede servir como razón, ya no hay mas patron de. raCionalidad. En efecto, Moore enumera clertaspr?pOSIClones fundamentales para nuestro juego de lenguaje, Justamente aquellas que nos permiten caracterizar a las creencias del hombre común como racionales o Irmclonales, pero que en si mismas no pueden ser caracter!z~das de ese moda; "Ud: puede pensar que el juego IingUI~tICOes algo, por aSI deCIr, Impredecible. Yo quiero decir: no tiene fundamento. No es racional (o irracional). Está ahí -:-como nuestra vl.da-." (UG, 559) Nuestra pregunta es finalmente ¿por que las proposiciones no pueden ser funda-
das? ¿Por qué no podemos dar una mzón en favor de ellas? En primer lugar, porque nada puede considerarse una prueba en favor de ellas, ya que nada hay más seguro o lirme que las pudiese sustentar. El problema de Moore para probar la existencia real del mundo es encontrar una premisa más segura que la de su existencia misma. "Cuando se dice que talo cual proposición no se deja demostrar, naturalmente no se quiere decir que no puede ser dedUCida de otras' cualquier proposición puede deducirse de otras. Pero ésta; pueden no ser más seguras que ella misma." (UG, 1) Ese es precisamente el caso de las R'0posiciones-M. '''Sé que nunca he estado en la luna.' Esto suena ~uydiferente en las circunstancias reales de lo que sonana SI muchos hombres hubiesen estado en la luna y algunos quizás sin saberlo. En ese caso, se podrían dar razones para ese conocimiento (...). Quiero decir: que no estuve en la luna es tan seguro para mi como puede serlo cualquier fundamento en favor de eso." (UG, 111) Más adelante cambia Witlgenstein el ejemplo, pero repite la misma idea. "Que tengo dos manos es, en circunstancias normales, tan cierto como algo que se pudiese alegar como evidencia en favor de eso. Por ello soy incapaz de concebir a la visión de mi mano como una evidencia en favor de eso." (UG, 250; el. 282) Si lo que es racional se apoya en razones sea para dudar o alirmar, y si las premisas deben ser más sólidas que la conclusión, entonces no se pueden sustentar racionalmente las proposiciones-M. Y, en segundo lugar, porque las proposiciones-M no pueden ser fundamentadas a partir de la experiencia. Nadie negará que nuestra racionalidad se manifiesta también en forma argumentativa. Ahora bien, el propio procedimiento argumentativo presupone ya un conjunto de proposiciones, opiniones y creencias compartidas que permiten el entendimiento mutuo entre las personas. No se puede concebir una argumentación que se dé, por asi decirlo, en el vacío. Es preciso, por ejemplo, estar de acuerdo sobre lo que vale como evidencia, sobre las formas argumentativas válidas o sobre las premisas en que es posible refutación de una suposición tiene lugar ya dentro de un sistema. Y por cierto ese sistema no es un punto de partida más o menos pertenece a la esencia de lo que llamamos un argumento. El sistema no es tanto un punto de partida como un elemento vital de los argumentos." (UG, 105; cl. 94) Existen por lo tanto
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argumenta~iones racionales dentro de un sistema, pero éste no es en SI mismo "raclona/". P?r tanto, e.s preciso distinguir entre las Proposiciones emplnca~ comunmente usadas y aquellas que están como en los margenes de nuestro hablar y constituyen ese "sistema". "Muchas cosas nos parecen fijas y están retiradas del tráfico. Están, por así decirlo, desplazadas hacia un camino muerto;". (UG, 210) Otra metáfora es la de los ejes. "Las pr?pOSIClones que están fijas para mí, no las aprendo explicltame~te. Puedo encontrariasposteriormente como el eje de rotaclon de un cuerpo que gira. Ese eje no está fijo en el sentrdo de que se mantiene fijo, sino que el movimiento a su. alrededor lo determina como detenido." (UG, 152) En el trafiCO de nuestras proposiciones comunes podemos vislumbrar a los Proposiciones fundamentales como si ellas constlluyesen un código implícito de tránsito . . Todas. esas Proposiciones fijas pueden emplearse en la Vida comun en Ciertas circunstancias o podemos imaginar un uso para ellas. Moore pretende ver Un uso metafísico ,~xaclamente allí donde están dejadas de lado, fuera de uso. Cuando Moore dice que sabe esto o aquello, enumera realmen.te muchas proposiciones empíricas." (UG, 136) Moore !Iene i)or lo menos el mérito de percibir una semeJanza I09lca entre Proposiciones aparentemente muy diferentes tales. c:'mo "existen objetos físicos" y "esto es una mancha roja (cl. UG, 53). Pero al juzgar. que las proposlclones-M son verdaderas, se le escapan las consecu~nclas q~e se siguen de ese estatus lógico privilegiado. ~Por que esas propoSIciones con papel lógico particular no pueden ser conSideradas racionales o irraCionales? Esas pro~osl.clones desempeñan un papel diferenle del de las hlpotesls, pues no pueden ser verdaderas o falsas sino que constituyen el teJón de fondo contra el cual distinguimos la ver?ad y la falsedad. "En general tomo por verdadero lo que est,a?en 'o~ libros de texto, por ejemplo, de ~eografía. ¿Por que. Digo, todos esos hechos han Sido confirmados cientos de veces. ¿Pero cómo es eso? ¿Cuáles Son mis pruebas en faVor de eso? Tengo una imagen del mundo ¿es verdadera o falsa?, Ella es sobre todo el sustrato de todas mis inVestl~aclones y .afirmaciones. Las proposiciones que la descnben, no estan todas 19u~l~ente sujetas a testeo." (UG, 162, ,cl. 167, 402) Las propoSlclones-M se distinguen de las demas proposIciones empíricas precisamente porque no son
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susceptibles de una confrontación con la experi~ncia. En otras palabras, la imagen del mundo no refleja .nl entra en conllicto con la realidad, sino que determina qu~ es lo que puede alirmarse con sentido sobre el mundo. ASI, pretender dar razones empiricas en favor de nuestra Imagen del mundo es no comprender su estatuto lógico. y. una idea recurrente en Wittgenstein es que la expenencla no Justifica nuestra imagen del mundo. "Pero, ¿no es la expenencla la que nos enseña a juzgar así, es decir, que es correcto juzgar de ese modo? ¿Pero cómo nos enseña esto? Nosotrospodemos derivar eso de la experiencia pero la expenencla no nos aconseja derivar nada de ella." (UG, 1~O; el ..145,.240, 274-5) Wittgenstein rechaza la idea de que la .expenencla ~etermlna . nuestros juicios. "Si ella (la expenencla) es la razon de que juzguemos así (y no sólo la causa), entonces n~ tenemos nuevamente una razón para ver eso como razono No, la experiencia no es la razón para nuestro juego de juzgar (UG, 130-1). Aún cuando ocurriera algo absolutamente inesperado, no estariamos obligados a. cambiar nuestras con. cepciones fundamentales -y es precisamente por ~so que las denominamos "fundamentales" (UG. 512). Podnamos, por ejemplo, dudar de la veracidad de ese acontecimiento o conservar la antigua creencia (UG, 516). . . En casi todos los pasajes citados, Wittgenstein no mega el papel extremadamente importante desempeñado por la experiencia en la elaboración de nuestra trama conceptual. En UG, 134, por ejemplo, pregunta retóricamente: "¿Se puede negar el efecto de la experiencia sobre nuestro sistema de suposiciones?" De dos maneras por lo menos se hace notar la experiencia. En primer lugar, si el mundo fuese diferente, probablemente (pero no necesariamente) nuestros conceptos no serian los mismos. Frente a otro panorama presentado por la naturaleza, nuestros conceptos se tornarían obsoletos y, se presume, serian sustituidos po~ otros más adecuados que nos orientasen en nuestras practicas (UG, 63). Luego de considerar algunos ejemplos.en los que el cuadro de la naturaleza sería radicalmente diferente 'de aquel en que se nos aparece, al punto de retirar el sUq!ento de todo juicio, no sólo de algunos, (UG, 613-61.61, Wittgenstein se pregunta: "¿No es eVidente que la pOSibilidad de un juego de lenguaje está condicionado. por ciertos' hechos?" (UG, 617) Por ejemplo, "SI uno de mis nombres sólo fuese usado muy raramente, podría ser el caso de que
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yo no lo supiese. Sólo es obvio que sé mis nombres porque
yo, como cualquier otro, los empleo innumerables veces." . (UG, 568). En segundo lugar, si nuestras razones fueran diferentes no serían posibles una serie de juegos. En el caso de que nuestra naturaleza humana, por asi decirlo, tuviese otros rasgos (por ejemplo si no tuviésemos una buena me~ona,. o si nuestra visión fuese mucho más aguda, etc.), sena posible que tuviésemos ciertos juegos que no tenemos, y algunos de los que tenemos podrian resultar impractica. bies.
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A pesar de estar condicionada de esas dos maneras nuestra imagen del mundo preserva una cierta autonomí~ frente al mundo,' pues no dice cómo éste debe ser o no debe ser, sino que determina qué proposiciones sobre el mundo tienen o no sentido, independientemente de su verdad o false~ad. Ahora bi~n, pretender que las proposiciones que descnben nuestra Imagen del mundo sean comparadas con el mundo es incurrir en una circularidad. "Si todo está a favor de una hípótesis y nada en su contra, ¿es entonces ella ciertamente verdadera? Se la puede llamar así. ¿Pero ciertamente ella concuerda con la realidad, con los hechos? Con esa pregunta Ud. ya se mueve en círculo." (UG, 191; cL 203) Nuestr~s evidencias empíricas, o los hechos, presupone~ o estan fun~adas en nuestra imagen del mundo pues solo lo que esta de acuerdo con esa imagen (y su sistema de evidencias) puede formar parte de nuestra experiencia. Si es así, entonces no se puede pretender fundar tal Imagen del mundo en la experiencia afirmando que concuerda con ella, pues eso introduciría el círculo de fundar la experiencia en la imagen del mundo y la imagen del mundo en la experiencia. Esa pretensión errónea resulta de la s~presión de la diferencia lógica entre las proposiciones emplflcas testables y las "normas de descripción." (UG, 167) Con este argumento se corta toda esperanza de derivar de la propia experiencia o del mundo la racionalidad de nuestra Imagen relativamente autónoma del mundo. " En la imagen no hallamos, pues, el reflejo de una racionalidad del mundo", es decir, no hay un parámetro e.xterno que p~rmita juzgar su racionalidad. Ni hay, como Vimos, nada mas seguro que pudiese servir como razón para nu~stra Imagen del mundo. Ella está más acá de toda actitud raCional, pues es ella la que determina qué es racional o irracIonal afirmar. La ímagen del mundo diseña el mapa de
nuestra racionalidad. 5 Es necesario por lo tanto dar un último paso. Lo que vale c~mo una prueba o argumento descansa en nuestra imagen del mundo, pero las proposiciones que describen esa imilgen no se ~?nstituyen en el punto final de la d.escripción de la justificaclon. "El fin no es una presuposlclon Infundada, sino un modo ce actuar infundado." (UG, 110) El propio sistema del conocimiento remite, en última instancia, al comportamiento humano, a nuestra forma de actuar y reaccionar. "Sin embargo, la fundamentación, la legitimación de las pruebas, llega a un fin. Pero el fi. no es que ciertas proposiciones aparezcan como inmediatamente evidentes para nosotros, es decir, una especie de verde nuestra parte; es nuestro actuar laque yace en el fondo de nuestro juego de lenguaje." (UG, 204) Para expresar esa idea Wittgenstein cita la paráfrasis que Goethe hace de la Biblia: "En el principio, fue la acción." (UG, 402) Pretender sobrepasar ese nivel y encontrar otro fundamento constituye una tarea ingrata, pues intenta cavar en una roca firme. "Es tan difícil encontrar el comienzo. O, mejor, es difícil comenzar en el comienzo. Y no intentar ir más allá." (UG, 471) Lo que los filósofos normalmente no aceptan es que nuestras creencias no tienen un fundamento racional, absoluto o último o que haya un punto en el que nuestras JUStificaciones llegan a un fin. "La dificultad consiste en ver la falta de fundamentos de nuestra creencia." (UG, 166) Cuando encontramos la roca firme de nuestro actuar no cabe más preguntar por las razones que nos llevan a actuar de cierto modo. Muchas de nuestras acciones no están motivadas por ninguna razón. "¿Por qué no me cercioro de que todavia tengo dos pies cuando quiero levantarme de una silla? No hay un por qué. Simplemente no lo hago. Asi es como actúo." (UG, 148; d. 77-8, 212) Y esa acción con frecuencia no deja espacio para la duda sobre el modo de actuar, fuera de que esa indubitabilidad no constituya ninguna garantía objetiva de su verdad. "Actúo con una certeza completa. Pero esa certeza es mía." (UG, 174) No puedo dar una razón para alguna de mis acciones pues no habría nada más seguro que las pudiese justificar. "Y aquí lo que es curioso es que cuando estoy completamente seguro del uso de las palabras o no tengo duda sobre eso, no puedo con todo dar razones para mi manera de actuar. Si lo intentase, podría dar mil, pero ninguna que fuese tan
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segura como precisamente aquello que deberían fundamen. tar." (UG, 307) , WiNgenstein indica el modo por el cual, quiere entender' esa certeza completa que se manifesta en nueslra~ ac. clo~es:."Esto significa que quiero concebirla como algo que' esta mas alla de 10,,'eglllmado o no legitimado; por lo tanto,' como algo. anImal. (UG, 359) Otro pasaje confirma esta aproxlmaclon del hombre con el animal. "Aqui quiero con. slderar al hombre como un animal, como un ser primitivo al, que le concedemos el instinto pero no el raciocinio. Como un ser en una situació.n primitiva. Pues tampoco precisamos avergonzarnos de la loglca que basta para un entendimiento pnmlllvo, El lenguaje no se originó en el animal, el que sustenta nu,:stros Juegos de lenguaje. En Zetlel se encuentra unpasa¡e mas fuerte en el que WiNgenstein llega a identificar el Juego de lenguaje y comportamiento, resaltando el papef que desempeñan nuestros instintos naturales. "Estar seguro' de que otro tIene dolores, dudar de que los tenga, etc., son de las tantas maneras instíntivas naturales de relación (Verhalten) con otros hombres y nuestro lenguaje es apenas Un Jn~trumento de ayuda y elaboración posterior de esa relaclon. Nuestro juego de lenguaje es una elaboración del comportamiento (Benehmen) primitivo (pues nuestro juego de lenguaje es '7''!1portamiento) (instinto)." (Z, 545) Nuestra raCIonalidad en ultima Instancia se apoya en ciertas reacciones totalmente independientes del raciocinio Evidentemente es una exageración deci¡ que nuestras creencIas ~on"puramente animales o instintivas. Al decir esto WmgensteJn quería resaltar su carácter no racional' o en otras palabras, que toda racionalidad descansa en ~Ig~ no raCional (pero no irracional) y que depende del comporta. miento humano., Pero e.sprecíso recordar todos sus pasajes, mucho mayores en numero que aquellos que hablan de nuestra animalidad, dedicados al cambio de los juegos de leng.uaje con el tiempo y que, por ello, muestran su carácter hlstonco'cultural (por ejemplo UG, 63-65, 96-99). "Que estamos completamente seguros de eso no quiere decir sólo .que cada IndiViduo ~stá seguro de eso, sino que pertenecemos .~ u~a comunrdad que está unida por la ciencia y la educacl~n .. (UG, 298) Además, estamos entrenados en CIertas tecnrcas que nos permiten jugar ciertos juegos de leng~aJe lo que muestra que ~uestras reacciones "espontá. neas son en gran parte SOCiales. "Un niño, me gustaría
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'r aprende a reaccionar de talo cual modo; y si no hace d eCI, b '1 . o entonces aún no sabe nada. El sa er so o comienza en , ~~ ~ivel posterio,r." (UG, 538) Esa imagen del mundo en funci~n de la_cual pensamos s recibida por medio de la persuaslon. Un nrno, por ejemplo, e ede no aceptar lo que le decimos y creer que el hombr~ pu fue a Saturno. "Pero un niño habitualmente no mantendra ~:a creen'cia y se persuadirá pronto de aq~ello que le ' decimos seriamente (UG, 106). Si eso no ocurriera diremos que no fue "capaz de aprender ciertos jue~os (el, UG, 283). No es por medio de argumentos que adqUirimos una Imagen del mundo, sino porque acabamos de aceptar lo que los adultos nos enseñan, pues nos dejamos persuadir con frecuencia acerca de aquello que nos dicen. Lo mismo vale para los adultos. "Puedo i~aginar a un hombre que _c.reclo en circunstancIas muy particulares y al que se le enseno que la tierra surgió hace 50 años y que por ello cree esto. A ese hombre podríamos enseñarle que la Ilerra eXI~te. hace mucho más, etc. Pretenderlamos darle nuestra vlslon. mundo. Esto ocurre a través de una especie de persu,aslOn. (UG, 2; el. 92) Si alguien. no cree e~ las predICCiones de la tísica y consulta un oraculo, ¿que podemos hace.'? SI decimos es "erróneo" consultar u onentarse' por un oraculo, salimos de nuestro juego de lenguaje y "luchamos" contra otro (UG, 609). Más adelante Wittgenstein explica mejor qué 'entiende por "luchar" "Dije que 'lucharía' contra los otros, pero ¿no les daría razones? Ciertamente, pero ¿qué alcance tendrían ellas? Al término de las razones aparece la persuas'6n. (Piénsese en lo que ocurre cuando los misioneros convierten a los nativos)" UG, 612). ¿Debemos decir entonces q.ue para Wittgenstein tenemos diferentes formas de raCionalidad Irreductibles? Un pasaje parece confirmar esta int~rpret.ación. "Pod~ía por lo' tanto seguir preguntándole a qUien dice qU,e la tler.ra no existía antes de su n:¡cimiento para descubnr con cuales de mis convicciones entra su contradicción. Y podría ser el caso deque contradijera mis creencias fundamentales. y si así fuese debería darme por satisfecho." (UG, 238; cL .UG, 217) Aunque no hay un patrón absoluto de comparaclon y evaluación de los diferentes juegos de lenguaje, es evidente que podemos compararlos a partir de nuestro propio juego de lenguaje. Podemos describirlos, frecuentement~ comprenderlos y, asimismo, juzgar que el nuestro es mas nco (por
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ejemplo podemos explicar su juego y ellos no pueden explicar el nuestro). Refiriéndose a las personas que creen' que es posible ir a la luna, Wittgenstein dice que "si com-~ parásemos nuestro sistema de conocimiento con el de ellosel suyo se mostraría más pobre." (UG, 286) La extrañeza qU~, , nos causa otro juego de lenguaje puede ser superada según Wittgenstein con un poco de imaginación. "Si Ud. cree que nuestros conceptos son los correctos y adecuados a seres humanos inteligentes, que cualquiera con conceptos diferen_ tes no captaría lo que captamos, entonces ifl}
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6 Este pasaje nos lleva ahora a considerar la otra cara de la locura. Si la afirmaci~n de que sabemos que I mundo existe no es una aflrmaclon raCional, sino que se :poya en premisas menos seguras o incurr~ en circularidad al pretender fundarse en la experienCia, ¿que deCir e~ton?es de la duda que incide sobre nuestras creencias mas baslcas? La duda puede surgir a partir de errores cometidos por nosotros o a partir de consideraci?nes de nuestro estado, por ejemplo, la locura (o el estar sonando). Por eso, es fundamental distinguir la locura del error, fuera de que, como siempre en Wittgenstein, n? existan fronteras nítidas. entre ambos. Un error se diferencia de la locula o perturbaclon del espíritu por ser pasible de e~plicación a partir. de la~ reglas que infringe. "Se pu~de deCir; ¿un error no tiene solo. una causa sino tambien una razon? Esto qUiere deCir mas o menos lo siguiente: se encuadra en el saber correcto de aquel que se equivoca.". (UG, 74) Un error, por I? tanto, no consiste en la trasgreslon de nuestra raCionalidad, pues puede ser explicado por un raciocinio eq~ivocado o corregido a partir de una trama de fondo comun Incuestlonada. "Para cometer una equivocación, un hombre ya debe Juzgar de acuerdo con la humanidad." (UG, 156) La duda que se basa en el error, como reconoce Descartes, tiene un alcance bastante limitado y no seria capaz de derribar nuestras creencias fundamentales. Una perturbación del espiritu, sin embargo, pone en j~que a nuestras creencias más fundamentales. Un error sistemático con respecto por ejemplo, a mi domicilio, número de teléfono, edad, etc., ya no puede ser entendido a partir de aquella trama de fondo común compartida por los hombres (cl. UG, 67-74), pues es justamente esa lrama de fondo la que desaparece y con ella el propio sentido de las p~labras. Es como si al escribir en castellano creyese estar eSCribiendo en chino u otra lengua cualquiera que no domino. Si tomo por falsas o dudosas ciertas proposiciones, entonces mi comprensión de ellas la que corre el riesgo de perderse (UG, 80-81). "¿Como seria si un hombre no pudiera acordarSE! de que siempre tuvo cinco dedos o dos manos? ¿Lo enten- . deríamos? ¿Podriamos estar seguros de que lo entendemos?" (UG, 157) Entre las proposiciones que, si se las.duda, apuntan hacia la locura de quien las d.uda, estan las proposiciones-M. "Si alguien duda de que tiene un cuorpo,
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yo lo tomaria como un semiloco. Pero no sabria en qué consistiría el convencerlo de que tie"e un cuerpo. y si' hubiese dicho algo y eso hubiese remedado la duda, no sabría no cómo ni por qué." (UG, 257) La duda acerca de _ la existencia de los cuerpos corta completamente la posibi- _ Iidad del diálogo y la argumentación racional. Una dUda tal, que revela la falta de comprensión de la Proposición, escapa' a los patrones de nuestra racionalidad y no podemos invocar. nada que la sano. "Si mi nombre no es L.W., ¿cómo puedo. confiar en lo que debe entenderse por 'verdadero' y 'falso'?" , (UG, 515) No habria cómo mostrar al otro que está equivo- . cado y lo encuadraríamos en la categoría de loco. . Wittgenstein parece reconocer al argumento de la locura el méríto de apuntar hacia la falacia de Moore, que pretende deducir la verdad de ciertas proposiciones de su indubitabilidad. "No puedo dudar de que nunca estuve en la ~ estratósfera. ¿Se sigue de allí que sé eso? ¿Qué es por eso verdad? ¿No podría estar. loco y no dudar de aquello de lo que dabería necesariamente dudar?" (UG, 222-223) Una vez más, Wittgenstein parece decir que Moare no respondió al desafío del idealista: el argumento empleado por éste parece mantenerse en pie frente a las Proposiciones indubitables de Moore. Más aún, se extiende hasta las cuentas más simples como "1xl" (UG, 658), sustituyendo con ventaja a la hipótesis del genio maligno. Pero, si bien el argumento de la locura es eficaz contra Moore y es capaz de obstruir el realismo, no logra el intento de establecer el idealismo, puesto que lo que caracteriza al loco ti al perturbado de espíritu es que no comprende el discurso y por eso sus Proposiciones no tienen ya sentido. El argumento de la locura, en todo semejante al del sueño, se anula a sí mismo, pues si fuese posible que estemos soñando o delirando, las Proposíciones que usamos carecerían de sentido. "El argumento 'tal vez esté soñando' carece de sentido, pues entonces precisamente esa expresión también seria soñada, y en verdad también el hecho de que esas palabras tienen un significado." (UG, 383, cl. 465-676) Curiosamente, Wittgenstein emplea contra Descartes el argumento de que, sin conciencia, las Proposiciones no tienen sentido, al margen de que por cierto la conciencia' que admite Wittgenstein es muy diferente de la del cogilo _ cartesIano, pues no es una sustancia, ni está presente en todo momento, sino tan sólo cuando estamos despiertos."
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La consideración de la 'Iocura siNe de contraprueba para I análisis previos, donde distingUimos dos tipOS de propos~~iones empíricas, a saber, las que se confrontan con la experiencia y aquellas fundamentales que no se. confrontan la experiencia. Solamente con respecto al pnmer tipO se con de hablar propiamente de raciona . I'd la, d mi.en t ras que e I puet ma básico de nuestra visión del mundo no era racional. sIse .. A uí se da algo semejante. En tanto que el error esta aun e~ la esfera de la racionalidad y, por eso, es ccrreglble mediante argumentos y pruebas, la locura supnme todo rocedimiento racional y rompe con todos los parametros por los cuales nos orientamos en .nuestras ~cclones y r~Ilexiones. También aquí, a pesar de que lo~ 1i~ltes .no estan d I'nidos encontramos que de un lado esta la "racl~nalidad (Oe;acion~lidad) y. de otro, la pérdida total de sentido o la condición de sentido de las proposICiones.
7. Hagamos algunas consideraciones históricas con res~eclo a las posibles relaciones e~Ue el pensamlento.de Wittgenstein y los exceptlclos p"ronlCC y humano. Se Imponen dos comparaciones, la de la eXlstE.,ncla de una racionalidad del hombre común, al miso tiempo que se rechaza la racionalidad dogmática, y la de que nuestra racionalidad descansa en una especie de natura.leza hu.mana y está determinada por .nuestro comportamiento animal y por la educación que reCibimos. . . No se puede comprender al pirronismo. si no se distingue entre el fenómeno y lo que se dice del fenomeno. El domln!o de aquello que se dice sobre el fenómeno es el de la 1110sofla dogmática, es decir, de los discursos que postulan la ~e:,lldad o irrealidad de las cosas, en tanto que el dominiO del fenómeno es el de la vida común, en que reconocemos tO?O aquello que se nos manifiesta, sea sensible, ccmo tener 1"0, o inteligible como 17x15 = 255. Una vez que hemos suspendido el juicio sobre las filosofías, nos queda el dominiO fenoménico, pues éste se nos impone y no depende de ~u~s.'ro discurso filosófico. En una visión retrospectIVa, el. p."ronlcc reconoce que siempre estuvo inmerso en el dominiO de. lo aparencial y que todo su cuestionamiento fue posible solo porque se valió de los fenómenos, d~ los cuaJes.forma parte el lenguaje ccmún. En ese dominiO, podemos en.contrar espacio para la concepción de una raCionalidad analoga a
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la que Wittgenstein reconoce en el hombre racional. . te'In , Sexto reconoce que la experiencia no justifica Wlttgens . ,. . El escéptico dice vivir según el fenómeno yeso se da de nues t ra S previsiones '..pues nuestras observaCiones I ..son I/mlcuatro modos: según la sensación y el pensamiento; según' d no garantizan la universalidad de la corre aClon entre las pasiones e instintos; según las tradiciones, leyes y I ta aScYontecimientos y los objetos (HO 11,204; d. AM 1, los a . . d . I costumbres; y según las artes y las ciencias (HP 1,23-24). 224.226), lo que no Impide, con to o que sea raCiona Adviértase en primer lugar la presencia de elementos "na'arse por las regularidades de la naturaleza. turalistas" en la descripción del comportamiento del escép. gUIEI hecho de que nuestra razón.sea incapaz de conoc;er tico, que no difiere esencialmente del común de los hombres. la "estructura de lo real:' no e~ obstaculo para la Vida comun. Para las acciones y reflexiones humanas hay una baseAl contrario del dogma~lc~, insatisfecho con .10que es nenaiural (sensible e intelectual) sin la cual la vida se tornaria _ cesario para el uso practico y, por ello, anSIOSo por estaimposible. Veremos a continuación, por ejemplo, cómo la blecer lo que es meramente posible, es de.err, qu~ los memoria es indispensable para esforzarn»s y aprender con I .menos no sólo aparecen sino que ¡amb,en subSisten eno . f .. la experiencia. Además, las acciones y el pensamiento del (AM, VIII, 368)," el pirrónico juzga que .Ia Vida .enomenlca escéptico se insertan en un contexto socio-cultural del cual basta a si misma. "Pues es sufiCiente, prenso, vl~rr no pueden escapar: sus valores son aquellos que aprende' s~píricamente y sin opinar de acuerdo con las observaclo: en la sociedad en que vive. El escéptico juzga una acción ~es y prenociones comunes." (HP 11,246). No hay por que según la educación recibida, al margen de que no afirme que trascender el mundo de la vida común, ya que nada en ella su juicio es verdadero, y actúa correctamente según los exige la postulación de una Instancia externa. • . patrones vigentes, sin hacer de esos patrones una norma _ Se delinea, pues, en la esfera fenomenlca una absoluta de comportamiento. También el arte que practica racionalidad empirica, toda vez que el ~'gno conmemorativo le fue enseñado en gran parte por profesores o técnicos que correlaciona sólo observables y el fenomeno. es todo lo que ya lo dominaban. Hay, por asi decirlo, una lógica del fenecesitamos y disponemos para la v.,da practica. Cuestionómeno que conlleva elementos naturales y culturales y que nando al signo indicativo y la poslbllrdad de trasc~nder la prescinde de cualquier metafísica. esfera de la vida común, el pirrónico se conCibe a SI mls':l0 Para el pirrónico también existe una racionalidad en las como un defensor de la racionalidad del hombre comun. artes o en las ciencias empíricas. El escéptico elabora ese "Ahora bien, entonces, dado que afirmamos el signo cc;nmepunlo a través de una discusión COn la teoría estoica de los morativo, que el hombre ordinario emplea, ade,;,as de signos. El signo indicativo, aquel que, siendo algo evidente, ningún modo entramos en conflicto con la Vida comun, SinO apunta hacia algo no evidente (AM VIII, 54, 143), se que abogamos en su favor, toda vez que refutamos, por constituye en un instrumento privilegiado de la argumentamedio de la investigación sobre las cosas de la naturalez.a, ción dogmática. Por razones que no cabe retomar aquí, el a los dogmáticos que se levantaron conlTa la prenoclon escéptico rechaza ese signo en beneficio del signo conmecomún y dicen conocer las cosas naturalmente no eVidentes morativo (HP 11,100.2; AM VIII, 151-3), es decir, de aquél por medio de signos." (AM VIII, 158~ d. HO 11, ~02) que habiendo sido observado frecuentemente en conjunción Adviértase la semejanza entre Wittgenstein y Sexto Emp,nco con otra COsa nos recuerda esa otra cosa cuando ella se en la estrategia de defender la vida (o el sentid?) comun:.no encuentra temporariamente fuera de la observación (AM VIII, se trata de reafirmar (dogmáticamente), las tesIs de! sentido 288). Los ejemplos clásicos son los del humo y el fuego y común como lo hace Moore, sino de rechazar la cntlca que el de la cicatriz y la herida. En un pasaje Sexto caracteriza se les plantean los dogmáticos (AM págs. 48-49). Sexto, con esa relación como causal (AM V, 104). En el signo colime- _ todo, avanzó poco en este sentido pues estaba Interesado morativo concurren dos factores, una conjunción constante en especial en combatir dialécticame~te el dogmatismo y tal entre dos acontecimientos u objetos de la experiencia y la vez juzgaba peligroso demorar~e mas en los ~spe~tos ~o: capacidad humana de rememorar, sin los cuales jamás sitivos del pirronismo. Desgraciadamente esa parSimonia seríamos capaces de razonar causalmente. Tal como de Sexto impide una comparación detallada con WI~genstern
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y no permile.iuz~ar hasta qué punto aquél podría concordar con la descnpClon de la racionalidad ofrecida por éste. De cualqurer modo se ven nitidamente en Sexto el reconoci.~ miento de una racionalidad inmanente a la vida común y el: rechazo de los argume.ntos ~ue, por medio del signo indio catlvo, nos llevasen mas alla del fenómeno.
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8. En sus consid~raciones sobre el escepticismo, Hume s~';lete la duda unrversal cartesiana a una breve, pero dura, cntlca, en .Ia que se reconocen dos de las objeciones de WINgensteln.2~ Hume concluye su critica afirmando que "si la dud~ cartesiana fuese, por tanto, posible de ser tenida por cualqUier cnatura humana (como claramente no lo es) sería enteramente Insalvable, y ningún raciocinio podría jamás traernos a Un estado de segUndad y convicción en cualquier asunto." (EHU, 116) Al margen de que Hume no sea explícito en cuanto a los motivos que lo lleva n a afirmar esto está claro que su opinión es que no es humanamente p~sible dud~r de todo. y aunque fuese posible la duda universal, no podna cumplir su Propósito de establecer el fundamento de las CienCias, pues, al hacernos desconfiar de nuestras facultades, Impide .tod~ y cualquier argumentación. Asi, la duda universal ~rrulna".a nuestros procedimientos racionales y nada podna ser afirmado o negado. Hume no afirma que la duda cartesiana carece de sentido (y ciertamente tampoco los argumentos de los ~s~.épticos extremos), pero hay poca diferenCia entre su POSIClon y la de Wittgenstein. Y, tal como Wittgenstein, Hume juzga que es Un argumen.to de peso, en verdad deCISIVO,eique relaciona la dUda esceptlca. con sus consecuencias prácticas. Si para Wlttge.nsteln la duda escéptica no tenía ninguna consecuencia practica y era por eso mismo irrelevante (apenas nos hace hablar un poco más; cf. UG, 338), para Hume tendría consecuencias nefastas, si la naturaleza no fuese lo suficienter:nente fuerte para ella (EHU, 128). Las consecuencias practicas de la, duda escéptica serían la apatía y el letargo, pues no tendrramos ya nrnguna creencia y seríamos incapaces de actuar ..Nuestros instintos, en' tanto, nos obligarían a actuar par~ sat~sfacerlos, Independientemente de cualquier conslderaclon teonca, mostrando ridículo el intento escéptico por mortl~lcarlos. Por lo tanto, ambos aceptan la relevancia de los crrterios pragmáticos en las discusiones filosóficas,
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vale decir, no comparten ya la distinción tradicional ente t oría y práctica. Es por eso que encontraremos otra seme.enza entre ambos filósofos, la de que no se debe pensar la ,. a la racionalidad humana desde. e.Id' punto e vista teonco, sino inmersa en nuestra Vida practica. '. También Hume conCibe una racionalidad intrafenoménica, apoyada en última instancia en una naturaleza humana o en el comportamiento e instinto. Hume deline a la razón de la siguiente manera: "La razón es el descubrimiento de la verdad o la falsedad. Es cuestión de hecho que la verdad y la falsedad con!\isten en un acuerdo o desacuerdo sea con las relaciones reales de las ideas o con la existencia real. Asi pues, lo que no es susceptible de ese acuerdo es incapaz de ser verdadero o falso y no puede jamás ser un objeto de nuestra razón." (T. 458) Deje~os de lado la razón abstracta que concierna a las matematlcas, tanto como el problema del realismo suscitado rt"r este pasaje, pues nos llevaría demasiado lejos y veamo~ sólo. la razón empírica, que concierne a cuestiones de eXistencia .. La crítica dirigida por Hume a la noción de causalidad es bien conocida, pero aún así vale recordar los pasos de su argumentación. En primer lugar, Hume se pregunta sobre el fundamento de los raciocinios causales para concluir que no es la razón sino la experiencia la que los fundamenta,. (T, 78-82 I 86-88, EHU, 23-27). E incluso con la ayuda de la experiencia, dice Hume, la razón no es capaz de inferir que el futuro será igual al pasado, siendo esa inferencia hecha por la imaginación (T, 88-92; EHU, 28-35) mediante. el principio del hábito. (T, 92-94; EHu 36.38). En vanos pasajes Hume caracteriza al hábito como un "instinto", es decir, es la naturaleza humana la que, de modo no justificado por la experiencia e inconscientemente, nos hace razonar de cierta manera (T. 179; EHu, 45,85,127). El escéptico extremo (ese personaje ficticio creado pOI Hume para resaltar la fuerza de la naturaleza) pretende que puede suspender el juicio sobre la base del argumento de que los instintos pueden ser falaces (EHU, 127). Eso nos conduciría al letargo y. a la muerte; felizmente, la naturaleza es más fuerte e impide que se siga la conclusión del escéptico extremo. Así, concluye Hume, razonamos y creemos, aunque no podamos justificarlo racionalmente (EHU, 128). Es innecesario decir que la concepción humana de la causalidad no nos conduce a ninguna realidad externa al
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dominio de los fenómenos, pues en las dos clásicas definiciones ofrecidas por Hume se mencionan tan sófo las conjunciones constantes entre fenómenos y no entre fenómenos y objetos externos (T, 172; EHU, 60). Además, él mismo nos < advierte que, según sus análisis, no se puede afirmar la existencia de ninguna relación causal metafisica, es decir, que u~ objeto realmente produzca otro en virtud de algún . poder Interno secreto. Reparando en las definiciones ofre- . . cid as, "podemos percibir fácilmente que no hay una necesidad absofuta o metafísica." (T, 172) Asi, se reconoce que _ la racionalidad que se diseña a partir del principio del hábito no traspasa la esfera fenoménica y consiste sobre todo en describir regularidades de la naturaleza y del comportamien_ to humano. Todo otro procedimiento sería visto como irracional porque postufaria una relación completamentearbitraria, puesto que sin fa experiencia y sin ef hábito somos ciegos para las conexiones entre objetos y eventos. Este breve resumen de la doctrina humana de fa causalidad nos permite ya señalar algunas semejanzas con el pensamiento de Wittgenstein. En primer lugar, nuestras creencias y razonamientos no tienen justificación racional última,. sino que son impuestos por 'a "naturaleza humana". La naturaleza nos obliga a actuar y creer independientemen_ te de que consigamos encontrar en la razón Un fundamento para ello. Donde cesa la justificación sólo nos resta decir "es asi como actuamos", "es asi como la naturateza nos ha hecho". Por eso, los análisis humanos encuentran su punto final, a partir del cual no pueden ir más allá, en Un principio natural. No sólo no se puede investigar fa causa del hábito (EHU, 36), también. ocurre fa mismo en relación a los principios de la moral: "Es inútil llevas nuestras investigacio_ nes tan lejos como para preguntar por qué tenemos humanidad o sentimientos de compañerismo para con otros. Es suficiente que eso sea experimentado como un principio de la naturaleza humana." (EPM, 178n) Y Wittgenstein como vimos, también concluía que, en el fondo de nuestro; juegos, está la acción infundada. Para ambos nuestras ref":,xiones terminan en el reconocimiento de un. por asi declflo, hecho bruto del comportamiento humano y lo que es racional está condicionado por ese hecho. Por otro lado, si no justificamos el principio del hábito, pode.mos declf que nuestras justificaciones, en lo que concIerne a cuestiones de existencia, tienen como base, o
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relerencia .implicita,. ,el princ!pio del hábito. Sin ese principio habría just¡f1caclon emplllca posible. Es como SI Hume, no uiendo a Wittgenstein, distinguiese entre las propos/cloSl9sempiricas de la investigación cientifica y las proposicio":s empiricas que son "normas de descripción", La fuerza ~ormativa del principio del hábito se revela en las reglas ropuestas por Hume para juzgar las causas y los efectos 173-176): sólo porque ten?~os ese Instinto natural.que esiste los ataques del esceptlCO extremo es que tIene ~entído investigar empiricamente la naturaleza. ., y del mismo modo que para Hu¡ne, tamblen para Wittgenstein la uniformidad presupuesta por los razonamientos causales no se justifica en la experrencla (UG, 133, 499,500, 558), ni recurrimos conscientemente a ella en la mayoria de los casos, "¿Pero no segui/;lOS simpi~mente ,el principio de que lo que siempre sucedlo sucedera tamblen de nuevo? ¿Qué significa seguir ese principio? ¿Lo introducimos en nuestfU razonamiento? ¿O es sólo una ley de la naturaleza que nuestra inferencias aparentemente siguen? Puede ser esto último. No es un elemento en nuestra reflexión," (UG, 135) Considérese inciuso la comparación hecha por Hume entre el hombre y algunos animales para confirmar su doctrina del hábito (T, 176-179; EHU, IX) y el siguiente pasaje de .'~'Jittgen~tein: "la ~rdilla no concl~ye p~r inducción que tamb/en el proxlmo InVierno necesitara provIsiones. Y nosotros tampoco necesitamos una ley de la inducción para justificar nuestras acciones o predicciones." (UG, 287) Es nuestra manera espontánea de proceder y razonar la que tiene como encastrada en SI misma la expectativa de una regularidad de 'a natu,ralez:,. Pero es preciso agregar que para Hume, aSI como para Wittgenstein, nuestras creencias no tienen su origen tan sólo en la naturaleza, sino también en la educación, concebida como forma de inculcar hábitos. "Todas aquellas opiniones y nociones acerca de las cosas a las que fuimos acostumbrados desde nuestra infancia adquieren Una raiz tan profunda que para nosotros es imposible, COn todos los. poderes de la razón. y la experiencia, erradicarlas; y ese hábito no sólo se aproxima en influencia sino que incluso prevalece en muchas ocasiones sobre aquél que surge de 13 unión constante e inseparable de las causas y los efectos," (T, 116) Y Hume reconoce que la educación es la fuente principal de nuestras opiniones, "Estoy persuadido de que,
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luego de una investigación. descubriremos que más de I mItad de esas opiniones que prevalecen entre los homb/ se deben a la educación." (T, 117) Por fin. también Hum: se refiere a la relatividad de las opiniones propiciadas po , las dJlerentes formas de educación. "Pero como la educació r .. es una causa artificial. y no natural, y como sus máxima~ frecuentement,e son contrarias a la razón e incluso entre sí en dJlere~tes epocas y lugares,no .es jamás. en base a esa .. exphcaclon, reconocida PO! los filósofos a pesar de ser' t construida, en realidad: C?SIsobre el mismo fundamento de , la costumbre y la repetlclon que nuestros razonamíentos de : causa y efecto." (T. 117)
9. Luego d~ esta disgresión, en la que inte'1ta justificar una ~ ' aproxl~aclon entre el pensamiento de Wittgenstein y el de . los esceptlcos, cabe volver a las preocupaciones íniciales y ubICarme en re.lación a las propuestas de Moore y Descartes en lo ,que concIerne al tema de la racionalidad, En tanto que ~I prrmero presentaba una racionalidad. por así decir Indolente, en la que la razón podía saber con certeza un~ serie de cosas sin necesitar argumentar en favor de ellas el segundo tomaba un camíno bastante más arduo. propo: mendo. ?rgumentos completos. y definitivos para 'ciertas propoSlcl?nes. La posición de Wittgenstein y la de los escéptlCO~ es Intermedia, en el sentido de que reconoce la necesidad de ar~umentos para una actitud racional, pero no del tipO eXigido por Descartes. En otro sentido la racionalidad admitida por Wittgenstein y los escéptico~ es radicalmente diferente de esas dos racionalidades filosóficas. pues no conduce a la postulación de ninguna tesis sobre la realidad del mundo: se trata de una racionalídad que opera estrICtamente dentro de nuestra vida común sin ninguna implicación metafísica. Veamos estos aspectos un poco más de cerca. . Según WittgenStein. defender el sentido común no . conslst~ en un regreso al realismo precartesiano como. prehmdla M~ore. El sentido común no es una filosofía del sentido c!lmun, así como tampoco el filósofo' del sentido común ,es un hombre c:omún cuando filosofa (BB, 48-49). Moore Interpreta al sentido común confiriéndole un carácter d~gmálico y metafísico que no posee y atribuyéndole al "yo se una Importancia que esa expresión no conlleva en
nuestro lenguaje cotidia~.o. "Es co.mo s!. el 'yo sé' no soportara ninguna acentuacl9n metaflslca. (UG, 4982) Todo ocurre como si Moore sustituyese el "yo pienso" kantiano por aira cláusula, el "yo' sé". y ella garantizase. no sólo. la aplicabilidad de nuestros conceptos a los fenomenos SinO también al mundo de las cosas en si. '''Yo sé' es aqui una intuición lógica. Sólo que el realismo no se deja demoslrar por ella:' (UG, 59) Todo conocimiento tiene que apoyarse en alguna razón (por ej. UG, 18. 40. 243. 504) Y la mera garanlia de que "yo sé" no es prueba de nada (UG, 12. 487 -488). Moore asimila aqui el concepto de "saber" a los de "creer". "suponer", "dudar". "estar convencido", etc., qu~ son conceptos de estados subjetivos (UG, 21: cL UG, 90). Por eso Wittgenstein empleará a lo la.rgo de todo el libro la expresión "externalización" (Ausserung) para las proposiciones-S. relomando la terminología que empleara en la crítica del lenguaje privado. Con ese pase mágico. Moore podrá prelender la infalibilidad de las proposiciones ''yo sé que ..:', pues cuando alguien afirma que tiene dolores. no se duda (normalmente) de que tenga dolores (UG. 178). Con todo, "seria correcto decir 'yo creo ..: tiene una verdad subjetiva: pero 'yo sé ...' no. O también 'yo creo' es una externalización pero no 'yo sé ..•.(UG, 79-80) Ahora bien, lo que está en juego son "verdades objetivas". y se necesitarían razones, que Moore no proporciona, para tornar su certeza subjetiva en certeza objetiva (UG. 270). Se evitaría toda la empresa de Moore sí, desde el principio, se reconociese que saber algo no es un estado subjetivo y que la mera afirmación p¡¡tsonal no garantiza nada con respecto a aquello que se dice' saber. Nuestra racionalidad no nos proporciona argumentos para establecer algo de manera objetiva. . Sin embargo, no pare.ce que nuestra racionalidad exija argumentos tan rigurosos que todo deba ser primero sometido a duda para que se pueda tener después alguna certeza objetiva. Pretender poner todo en duda, como hizo Descartes. también parece un procedimiento irracional, no sólo porque se suprimen las certezas que posibilitan la duda, sino también porque esa duda no admite solución posible. Por un lado, la propia duda no existiría si desapareciesen las certezas que presupone. "¿Cómo sería dudar ahora de que tengo dos manos? ¿Por qué no puedo imaginarlo en absoluto? ¿En qué podría creer si no creyera en esto? Hasta
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ahora no poseo ningún sistema en el que se pueda dar esta dUda." (UG, 247) Si todo cayera bajo el régimen de la dUda el sentido de las palabras también estaría comprometido j por lo tanto no se conseguiría formular esa duda universal' , (UG, 114-115). Por otro lado, es preciso conceder a quien' duda "la posibilidad de convencerse. Pero quien dice que (tal- , vez) ,no existan objetos físicos no hace eso." (UG, 23) ¿Qué podna convencernos de que los objetos existen? "Si alguien dudase de que la tierra tiene más de cien años, yo no lo entendería pues no sabría que admitiría él todavía como_ prueba y qué no." (UG, 321) Una duda universal inutilizaria ' pues nuestro propio sistema de argumentación.,Una "duda" qu.e se supríme a sí misma y que no deja abierta la posi- ' bl"-dad de encontrar una solución, no puede ní siquiera carac-tenzarse como duda, mucho menos como una dUda racional. . Por eso mismo, aceptar la.ímagen del mundo que reci-blmos cuando somos pequeños y que t;ansformamos poco _ , a poco por la experiencia y por la crítica no constituye un acto P,,:cipítado o una manifestación de credulidad, sino que resulta IneVItable luego de un examen mínucioso de aquello _ de lo que podemos dudar y de lo que no podemos dejar de creer Y aceptar. "Aprendí muchas cosas Y acepté esto por la autoridad de los h
y
La duda universal, por el contrario, aparece como un síntoma de perturbación del espíritu, toda vez que, al colocar en duda el sentido mismo de las proposiciones que emplea, se aproxíma a la locura. Sí alguien, dudase de su propio _ nombre, dirección, número de teléfono, no díríamos que Comete errores síno que tíene perturbado el espíritu (UG,
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71), Si la filosofía es para Wittgenstein, al igual que para los pirrónicos, una terapia que nos cura la perturbaclon del alma, entonces el caso de Descartes parece ejemplificar doblemente esa tarea, pues también desde el punto de vista del contenido doctrinario se puede hablar de una perturbación. Del mismo modo, Moore revelaba un estado que inspiraba cuidado. "Ahora bien ¿se puede enumerar lo que se sabe? Sin más, creo que no. De otro modo, la expresión 'yo sé' estaria mal usada. Y ese mal uso parece revelar un estado mental extraño y extremadamente ímportante." (UG, 6) En oposición a esos estados mentales, la aceptación de nuestra imagen del mundo aparece, como una actitud de serenidad plena. "Mi vida consiste en que me doy por satisfecho con muchas cosas." (UG, 344) No querer afirmar o durar las proposiciones-M, que describen nuestra imagen del mundo, también revela un espíritu calmo y no perturbado por cuestiones filosóficas, pues se puede decir que "'yo sé' expresa una certeza tranquilizada, no aquella que todavía lucha." (UG, 357) ¿Dudaríamos de que la tierra es redonda? "Estamos satisfechos con el hecho de que la tierra es redonda." (UG, 299) Aceptamos de buen grado, después de rechazar la racionalidad "indolente" de Moore y la excesiva de Descartes la racionalidad común, que no nos lleva a ninguna perspectiva dogmática o metafísica, al realismo o al idealismo. La satisfacción con nuestra imagen del mundo expresa la tranquilidad del alma alcanzada luego de la terapia escéptica. Y dejamos a cargo de la cienCia y de la práctica su reformulació~ en ~irtud de nuevas ?xpenenclas. El vacío actual de la fllosofla al que me refe" al comienzo de este trabajo nos condujo no sólo a sospechar de la existencia de una racionalidad filosófi¡;a sino también a entrever un acuerdo más profundo enl1"e las diferentes tendencias en un terreno pre-filosófico. El análisis de algunos de los argumentos de Wittgenstein sobre las condiciones de sentido de las dudas y las afírmaciones racionales confirmó esa sospecha y apuntó hacia nuestra racionalidad común. El escéptico reconoce, al final de la terapia qu'e pretende realizar, el confinamiento a ese terreno neut~o y admite que 'en última instancia su racionalidad no difiere esencialmente de la racionalidad común, siendo sólo más crítica, autoconsciente y sofisticada. Sus argumentos utilizan sólo aquello que es comúnmente aceptado y no apuntan a conocer nada nuevo con respecto al mundo. La razón,
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! ~ue~~d~~t:~~e
fuente de conocimientos,
se transforma en
Volvamos entonces a la "crisis de la '" . dominio de la filosofía, "crisis de la razó~~,zon , Confmada al que sólo se adecúa a la razón clásica ese~ u~a expresiÓn que al afirmar que este mundo de nue'st edcJr,a a9uella me '. ra VI a comun es mu~~o dearlencla, pret?ndió trascenderlo y descubrir el
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la toma d~ s:~~~led~~ran~~tl~~:~aq~een~a~rv~n~ crtisis tal rdefleja terreno metafísica e rascen er el deseados de cono~e~n~: "~:~~~tu~~ los ,:esultados. tablec,~r tesis incontrovertibles sobre la ":~~~a~ezoa dde.esl Cosas. Esa toma d '. . e as de una crisis cuand~ ~~~~cla, ~on todo, solo ,tiene.el sabor establezca de al se esea otr~ racionalidad que posibilidad 'de habl~~~: u~:~,~~a,. u~allesls. ~etafisica. La la filosofía actual, pese a su ,~~Ji~o ~na .r?zon "mu?stra que encUentra completamente ¡'b ~ gUlStlCO, aun no se dogmatismo I I re e alguna forma de las discusio~e~ ~u~~all:e~~~.ed.a de'dlicar buena parte de mientos Para el e " Igue a de algunos pensa-
~~Tró
~aeP~ji~j~fa~~~ó~~~::~I~eSsO~í=I~:;~2ti~:p;~~a
n~;:s~:~
parámetros de nuestra ra~io~n~ vez que se pierden los tinieblas de la imaginación d lalrd~d y se penet~a en las e que la proliferación insensata ~:~;¡n~o~de~Hs mas natural
, Husserl (Me), pág. 47. • Bergson (MM), págs. 11/169. , Habermas (1990), pág. 16. En una compilación da articuloo recientes ,cuya finalidad es presentar un cuadro general de 1 filosofía actual, los compiladores apuntan hacia una 'especie d;) consenso general entre las más variadas posturas, UEste volúme,l fue organizado con la convicción de que aquellos, que a vece"
parece una torre de Babel, de hecho tiene la Indole de una conversación genuinamente filosófica." (Baynes (1987). pág, 3) A continuación, exponen brevemente algunos de los tópicos de consenso: crítica de las concepciones fuertes de la razón, crítica al sujeto soberano racional, crítica de la ilT\agen de un conocimiento como representación y crítica de la filosofía como disciplina sepa-
.inda da la retórica y de la poética (págs. 3-6). En la introducción a la compilación de articulos referida en la nota anterior, los compiladores afirman que "todos Jos pensadores re. presentados en este volúmen hicieron un 'giro lingüístico'. Esto ya no es más controversia!. La cuestión ahora es adónde lleva ese 6
giro: (pág, 6). Esa idea parece estar de acuerdo con la que aquí proponemos: hay un rechazadal dogmatismo aceptado por todos
¡
, Habermas (1990). pág. 18;para una explicación de ia idea da raZÓn situada, ver págs. 50.54. , Habermas (1990), prel. • Habermas (1990), pág. 61. Obviamente, no estoy alineándome con
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Habermas sino sólo indicando algunas semejanzas bastante ge. nerales,' tales como que hay una racionalidad en el mundo de la vida y que el rechazo de una racionalidad dogmática no implica un rechazo de la racionalidad tout court. lO Ya se ha vuelto un lugar común entre los comentadores de . Wittgenstein la idea de que Über Gewissheit se constituye en una crftica no sólo a ~ore sino también a Descartes. Por ejemplo:
, Agradezco a Oswaldo Porchat L'urs E . por las críticas y sugerencias hY h nflque Lo~s dos Santos También agradezco al eN? o se as a .una .verslón preliminar.
posible pensar una articulación da la crrtica wittgensteniana a Descartes en las Investigaciones Filosóficas y en Über Gewissheit del siguiente modo: en tanto la primera obra crítica al mentalismo. ya constituido de la Segunda Meditación. a través de ia crítica al
lenguaje privado, la segunda obra impide ei movimiento mismo de la institución del cogito, al disolver la idea de una duda universal. " Véase Smith (NO). " Esta idea surgió en una conversación (da bar) con Bento Prado Jr.' 13
Para simplificar
empleo el término "proposiciones-M"
para de.
signar todas las propo.sicionesdel tipo que Moore afirma saber, tales como "tango dos manos", 'nunca fui a la luna", atc., Y empleo Mproposicjones-S. para las afirmaciones en primera person~ del 51
~-.;=-o---
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Kenny (1974, págs. 179.80); Boweresse'(1987, pág. 601); van Wright (SO, págs. 165-66)y Malcolm (1986, pág. 201). Tal vez sea
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los bandos, pero la controversia se reinstala cuando se propone algo nuevo en lugar de la filosofía tradicional.
NOTAS
artículo no habría sid 'lblP r el apoyo financiero sín el cual este , V. o POSI e. e3se por eJ'emplo t f' . 1516)' "E es a a Irmaclón de Habermas (1990 . . . n tanto la filosofía analir pags. misma y la fenomenolo ía f lea se sup:ra .Y se suprime a sí corrientes, en el caso d~1mS~ ,ragmenta a SI mIsma en múltiples final se efectúa en la f a,;;;smo y del P."steslruCluralrsmoy el pectivamente. arma. cJsntlflzaClon y cosmovisión. res-
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singular de las Proposiciones-M, como por ojemplo'Yo sé que tengo dos manos" '1 "yo sé que nunca fui a la luna", El propio Wittgenstein con frecuencia para de consideraciones de un tipo de Proposición al otro sin que eso afecte en nada la fuerza de sus análisis. '4 Incluyo las dudas científicas entre las racionales, porque en UG,
259 (citado arriba) no me parece que Wiltgenstein quiera asimilar a las dudas filosóficas. La duda científica sobre el tiempo de existencia de la tierra (sea cien, un millón o un... billón de años) puede resolverse mediante experiencias y pruebas empíricas, pero la duda filosófica no, IS Una comparación de Wittgenstein y el pragmatismo de Pierce se encuentra en Souyeresse (1987, págs. 567.589). . 16 Moore respondió a la objeción de que las palabras "yo sé" no tenían sentido del siguiente modo: "Claro, en mi caso estaba usándolas con un propósito, el Propósito de refutar una proposición general que hicieron muchos filósofos; de modo que yo no estaba usándolas solo en su sentido Usual, sino también en circunstancias donde elJas tal vez pudiesen servir a Un Propósito útil, a pesar de no ser un Propósito para el cual serían usadas comúnmente. '-'(citado
por Stroud [1984, pág 99)). Stroud concuerda con Moore en cuanto a la idea de que "yo sé" tiene sentido pero niega que su prueba de la existencia de un mundo exterior sea Una respuesta satisfactoria
al desafio escéptico (págs. 100 Y 55). Esa posición de Stroud no me parece muy diferente de la de Wittgenstein: tviooreno respondió al escéptico porque no entendió exactamente el punto en cuestión
(págs. 110.112).
" RPP. t, 48; citado por Saker y Hacker (1985, pág. 240). "Debo a Sento Prado Jr. la idea de que, para Wiltgenstein (en UG), la conciencia es necesaria para que las proposiciones tengan sentido. 19 Cabe notar al respecto una diferencia entre Wittgenstein y los pirrónicos: mientras que para el primero la filosofía es Un error para los segundos permanece abierta, en algún sentido, la posibilidad de que alguna filosofía sea verdadera ..
20 Con cierta frecuencia se señalan semejanzas entre Wittgenstein Y Hume, a pesar de que el primero no ha tenido simpatía por el
pensamiento humano. Por ejemplo: Strawson (1985, cap. /); Foge/in (1976, págs. 146.147); Jones (1976, págs. 191.209 y 1982, págs. 176.188); Han/ing (1989, págs. 167.168).
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RACIONALIDAD, ARROGANCIA, ORDEN DEL MUNDO _
OSeAR NUDLER'
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1. En un coloquio filosófico dedicado al tema de la racionalidad parece oportuno debatir, junto con cuestiones tales como la racionalidad del cambio científico o la racionalidad en las ciencias humanas, la cuestión de la naturaleza y el papel de la racionalidad en la filosofía misma. Abordar un tema como éste no está por cierto exento de serias dificultades y riesgos; nos lleva naturalmente, por ejemplo, a tener que plantearnos el problema de justificar modos de hacer filosofía, entre ellos los propios. No me extenderé mucho aquí sin embargo sobre este problema; sólo aludiré a una distinción entre modos arrogantes y no arrogantes de concebir la empresa filosófica y argumenlaré brevemente, hacia el final de estas reflexiones, en favor de los segundos. E/ camino que transité para cumplir con mi objetivo de tratar el tema arriba mencionado fue más bien indirecto, sinuoso. Elegí como punto de partida el siguiente texto de Karl Popper; Mi opinión es que la t¡'losofía debe volver a la cosmología y a una teoría simple del conocimiento. Hay, al menos, un problema filosófico en el que todos los hombres de pensamiento están interesados: el de comprender el mundo en que.vivimos y, por tanto, el de comprendernos a nosotros mismos (que formamos parte de ese mundo) y a nuestro conocimiento de él. I .
A partir de estas afirmaciones d6 - :'opper me pregunté, en primer lugar, de qué manera debía entender el término "cosmología" en contextos como el de la cita anterior. Una • Fundación Bariloche/CONICET
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vez~ue hube delimitado, tentativamente; el alcance de esta noclon, mi segunda pregunta fue si era realmente defendible hoy la tesIs de u~a vuelta de I~ filosofía a la cosmología. y fmalmente llegue a la cuestlon que tiene que ver más dlrectam:nte con este coloquio: ¿cuáles serían las Impllcancras de esta empresa de regresar a la cosmología para la Idea de racionalidad y su papel en la filosofía? Lo que sigue es. un Intento de reproducir la línea de pensamien_ to que segUl cuando intenté contestar estas preguntas.
2. Varios años después que Popper escribiera las palabr;s arrrba citadas Stephen Toulmin dedicó un libro entero _ The R:/urn lo. Cosmology-J a defender sustancialmente la misma tesIs. Drcho concisamente, el esquema argumental que Toulmrn .~esarrolla en ese libro es el siguiente: después de I~ excluslon del tema cosmológico hecha por el pensamiento filosófico moderno, nuevos desarrollos de la CienCia durante este siglo requieren y justifican un "retorno a la cosmología". Desafortun,,:damente, al igual que Popper, Toulmm tampoco defme el termino "cosmología". Sin embargo, a partir de crertas afirmaciones como la de que la cosm?,logla se ocupa. de la "interrelación entre todas las cosas o de que se refrere al "Universo como un todo" y de SUs respectivos c,:ntextos, me resultó claro que Toul;"min no se estaba reflflel~do a la disciplina cientílica del mismo nombre ~m~ a una disciplina filosófica (aunque ésta debería ser segun .el, lo mismo que otras ramas científicas relevantes, un Insumo necesario de la disciplina en favor de la ~ual_abogaba). ~L obJetivo de tal disciplina parecía ser el de .Ise~ar una teona acerca del prden general del mundo Un termino clave que se destacaba aquí era el de "ord'en" Busca~do alguna manera de entender este término en uso~ como este troP:cé con el siguiente texto de Iredel! Jenkins que me pareclo bastante iluminador: "El concepto de orden alude a nuestro reConocimiento de ~na pauta y una regularidad en el mundo. Se refiere al hecho e que discernimos hilos de interconexión entre objetos y ~ventos, discretos. El orden anuncia las similitudes que b escubnmos entre las cosas y las secuencias que descunmos e~tre los eventos... Dicho concisamente, "orden" significa continuidad" y "predictibilidad". "Desorden", por
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supuesto, implica lo contrario de todo esto".' Me pareció pues que podría entender tentativamente a la cosmología como teoría o doctrina acerca del orden general del mundo en el sentido de "orden" descripto por Jenkins. Pero aquí apareció una dificultad. El uso de los términos 'leoría" o "doctrina" parece implicar la idea de una articulación y formulación explícitas. Sin embargo, el término 'cosmologia" se usa frecuentemente para designar sistemas de creencias acerca del orden del mundo no explícitas o sólo parcialmente explícitas, aunque supue~tamente incorporadas a diversas manifestaciones de las culturas, tales como el lenguaje cotidiano, obras de arte, instituciones sociales, etc. En este sentido se usan por ejemplo expresiones tales como "cosmologia hopi", "cosmología hindú", "cosmología occidental", "cosmologia medieval", etc. Pues bien, decidí entonces respetar estos usos y entender el término "cosmologia" en un sentido amplio, como referido a todo conjunto de creencias, explícito o implícito, acerca del orden general del mundo. En caso de querer referirme sólo a la cosmología como doctrina explícitamente formulada y desarrollada utilizaré, cuando el contexto no lo aclare suficientemente, la expresión "cosmologia filosófica". A decir verdad,no he encontrado muchos filósofos actuales que usen el término. Para referirse a la idea de ordenamiento u organización del mundo (o de la experiencia) suelen utilizarse más bien términos tales como "esquema conceptual", "marco categorial", sistema de creencias", "sistema cognitivo", etc. Pero ninguno de estos términos es por cierto equivalente a "cosmología", ~uyo uso parece preferible cuando queremos aludir a un sistema de creencias o de conocimientos acerca del orden del mundo como un todo. De algún modo podría decirse que una cosmología presupone un esquema conceptual, un marco categorial, etc. pero es claro que se refiere específicamente, como no lo hacen los otros términos y como lo indica la raíz "kosmos",. al ordenamiento que, como los griegos indicaron, ha de ser un buen ordenamiento, del mundo como un todo. . El desuso en que cayó el término "cosmología" en el léxico filosófico corriente no es por supuesto casual. El término en su uso filosófico quedó fatalmente identificado, a partir de Kant, como nombre de una especie metafísica originadora de antinomias insolubles.' y dado que corrientes
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fundamentales de la filosofía contemporánea son como es sabido militantes antimetafísicas, un eventual uso del término dentro de las mismas sólo lo sería en un sentido negativo, para designar algo ilegitimo e indeseable, De modo que sería poco arriesgado apostar a que la doclrina del retorno a la cosmologia, si este término es efectivamente entendido en un sentido metafisico, despertaría una oposición frontal do buena parte de los filósofos contemporá, neos. Así, por ejemplo, se opondrian los positivistas, los wittgenstenianos de distinto tipo, los neopragmatistas americanos, los postestructuralistas franceses, etc. Si bien por razones distintas en cada caso, todos sumarían sus voces de rechazo hasta formar un coro atronador, Supongamos sin embargo que revisáramos nuestra definicíón de "cosmología" tomando en cuenta la distinción strawsoniana entre metafísica revisionista y descriptiva' de modo tal, que, en lugar de considerarla como una teoria acerca del mundo fuera entendida como una teoría acerca de nuestro pensamiento o de nuestro lenguaje acerca del orden del mundo. Si así hiciéramos es claro que el coro reprobatorio se debilitaría porque se retirarian del mismo por lo menos las voces kantianas, la de los admiradores del Traclalus y aún las de pragmatistas como C. 1. Lewis.' El coro seguiria sin embargo siendo poderoso. Permanecerian en él todos aquellos que tuvieran razones para creer, o Sospechar, que un intento de descripción de las reglas "básicas" de nuestro pensamiento o de nuestro lenguaje se deslizaría inevitablemente hasta hacerse indistinguible con una tarea justificatoria de búsqueda de fundamentos últimos. Yeso sería ciertamente inaceptable, particularmente para el último Wittgenstein (la consideraría como una muestra de lo que ocurre cuando el lenguaje "se va de vacaciones",' También los neopragmatistas estilo Rorty o de los postestructuralistas estilo Derrida rechazarían la cosmología aún en la versión revisada (y tal vez aún con más tuerza en este caso por asociarla con las filosofías del sujeto, tipico "mito logocéntrico"). Pues bien, en este contexto más bien desfavorable, las perspectivas de éxito de un intento de defensa de la tesis Popper- Toulmin de' retorno a una cosmología filosófica no parecían ser muy brillantes.
3.
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Revisando
las
argumentaciones
en contra
de
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7
cosmología en el sentido fuerte de teoría general. acerca del orden del mundo inspiradas por Kant, los POSitivistas y el primer Wittgenstein encontré qu; t.odas e~las tle~;n un punto en común: la empresa cosmologlca serra Ilegitima porque sería una transgresión de loslímit,es de la razón, en el prrm,er caso, o del lenguaje, en los dos ultimas. El punto en comun seria pues el ver a la cosmología como. t:ansgresora o violadora de límites. Si se preg~ntara. de qU,elimites se ,tr~ta, es decir qué es lo que hay mas alla y mas aca del limite, surgiria que más allá del límite está para Kant lo incondicionado, para Wittgenstein aquello de lo que no se puede hablar y para los positivistas,el s'n, senti~o ..O sea, que las concepciones de lo que hay mas al la del limite dlvergen notablemente. Y con ello también la importancia que se asigna a lo que aquello pudiera ser. ,Para Kant es sin duda algo muy importante, en verdad lo mas Importante, pero que no puede ser. alcanzado por ningún con~cimiento (aunq~e sí por la experiencia moral); 'para el prr~er \-ylttge,~steln parece ser también algo muy Importante ( lo mlstlco o lo "absolutamente bueno o valioso"') pero que no pueda ser alcanzado de ninguna manera; para los positivistas es simplemente una mistificación, Hay pues grandes diferencias en esto entre las tres cOrrientes. Pero cuando nos preguntamos qué hay más "cá del límite, hallamos más convergencia: es la razón, ejemplarmente encarnada en la ciencia y entendida como un mecanismo provisto de un conjunto de reglas de,inferencia que se aplica a procesar los datos de la experiencia, Ese conjunto de reglas es universal en el sentido de que un individuo racional, no ímporta, ~u ubicación en tiempo y lugar, que tenga a su dlsposlclon ciertos datos no podrá evitar, en la medida en que permanezca racional, aceptar las conclusiones derivadas de ellos siguiendo esas reglas por él mismo o por otro individuo racional. Existen por cierto distintas posturas acerca de cómo se justifican tales reglas, posturas que van desd~ una intuición a priori tipo Kant hasta una convalidaclon a posteriori, circular aunque 'Virtu?sa",. tipo Nels?n Goodman, Pero ninguna de estas Justlflca~lones distintas Implica desconocer la universalidad de las reglas de inferenCia, Por lo tanto desde esta perspectiva, que con justicia se ha llamado' "clásica", el orden que emerge progresivamente a partir de aplicar la razón a los datos de la experíencia,debe ser también, al menos idealmente, un orden universal, unlCo.
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¿Qué ocurre entonces con la tesis del retorno de la' cosmología desde esta perspectiva? Es claro que podría defenderse a condición de mantener la cosmología más acá' _ del límite, Sería la disciplina que nos mostraría la "imagen" del universo construida a partir de la aplicación correcta y ~ ' sistemática de la razón a la experiencia, en otras palabras, la imagen que emerge de las ciencias, Usando la formulación de Sellars 10 en relación con la filosofia en general, sería una "mirada sobre la totalidad" lanzada a partir de las ciencias: nos enseñarla a "manejarnos" no ya en los dominios propios ::: de cada ciencia sino en relación con el "paisaje total", . Pero aún esta aceptación de una cosmología filosófica , más bien modesta, subordinada a la ciencia, sería recha' zada, como se menciona arriba, por autores muy ínfluyentes - , en el pensamiento filosófico contemporáneo. Así por ejemplo ::: el segundo Wittgenstein, Hay de acuerdo con él una proliferación de juegos de lenguaje, cada uno con sus propias reglas' de juego -y éste es el punto crucialno existe un juego .privilegiado desde el cual poder evaluar a los otros juegos, Desaparece entonces la posibilidad de legitimar una cosmología siguíendo la estrategia anterior. En efecto, esa estrategia se basaba en aceptar como legítima la teorla del orden basada en la ciencia, considerada como el juego legitimo por excelencia; pero si este privilegio no existe más, si la ciencia es sólo un juego entre otros ¿sobre qué base legitimar una cosmología en lugar de otra? Podría darse por ejemplo una respuesta fundada exclusivamente en una comparación entre las cualidades estéticas de las distintas propuestas cosmológicas. Pero esto nos encerraría en los oscuros dilemas que acosan la fundamentación del juicio de valor en general y del estético en particular. O podría darse una respuesta radical: no sólo no es posible sino que tampoco es deseable elegir una cosmología y rechazar las demás porque ello implicaría no sólo perder la libertad de espíritu sino también el goce estético derivado de la deliberada proliferación de cosmologías. Este goce estético constituye, desde esta perspectiva, una justificación suficiente de la tarea del cosmólogo. Un ejemplo notable de tal postura es el de Jorge Luis Borges, quien, a pesar de su pesimismo acerca de laposibilidad de conocer el orden del mundo (su imagen favorita del universo es la de un laberinto) nos incita al juego cosmológico en cuentos como "La Biblioteca de Babel o
"Tlon Uqbar, Orbis Tertius". Parafraseando al mismo Borges, podría decirse que la cosmología sería, desde esta perspectiva, hada más y nada menos que una rama de la literatura fantástica." Pero no es por cierto este declinar de la pretensión cognoscitiva a lo que aspiran Popper y Toulmin cuando proponen un retorno a la cosmología. Es evidente que, sin ignorar la dimensión estética, es importante para Popper y para Toulmln que una cosmologla posea alguna forma de legitimidad cognoscitiva más sólida que .el fundado exclusivamente en un criterio estético. En otras palabras, una legitimidad que trazaría una línea de 'diferenciación entre product?s ac~ptables y no aceptables de' la imaginación cosmologlca Independiente de sus cualidades estéticas. Dejando pues de lado el esteticismo, procuré seguidamente apelar, siempre dentro de la concepción wittgensteni.ana de lo~ juegos del lenguaje, a otra estrategia posible de justlf/caclon de una teoría cosmológica: la admisión de la existencia de un superjuego racional, aunque no ya a la manera clásica, sino como producto de un consenso entre los jugadores de los distintos juegos. Esta es básicamente la estrategia de Habermas en su teoría de la acción comunicativa." El detalle molesto aquí es que esta estrategia ha sido sometida a fuertes críticas y no estoy seguro de que haya salido airosa. Stephen Stich por ejemplo desarrolla una que, en lenguaje wittgensteniano, podrla parafrasearse así: afirmar, como lo hace la teoría del consenso racional, que el mero jugar un juego de lenguaje supone un consenso mínimo sobre reglas universales de significación e inferencia ímplica que no es posible usar el lenguaje y al mismo tiempo apartarse significativamente de cierta racionalidad básica. Pero esto, sostiene Stich, está en contra de una evidencia empírica masiva suministrada por la psiCOlogía y, además, carece de una Sólida justificacíón conceptual. 13 Por su parte Lyotard objeta que el consenso de Habermas no es más que una versión disfrazada del viejo monismo autoritario pre-wittgensteniano." En definitiva me pareció que podía no ser beneficioso para la solución d~ mi problema comprometerse en una línea tan controvertible.
4. Resumiendo la situación en que me encontraba en ecte punto, mi problema era hallar un criterio de diferenciación
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entre cosmologías legítimas y no legítimas sin comprome- _ terse .ni con el monismo epistémico clásico ni Con la teoría, habermasiana del consenso racional. Se me ocurrió en- .' to.nces que podía tal vez apoyarme para encontrár el criterio. que est.aba buscando en sugerencias hechas por los pra~matlstas americanos. Encontré así que Richard Rorty decla, de un modo probablemente a propósito reminiscente del "cash value"de William James, que una teoría para ser aceptable tiene que "rendir beneficios"" (fa pay off). Pensé que esto, si lograra aplicarlo a las cosmologias, me daría presumiblemente un criterio de demarcación al permitirme distinguir entre cosmolo.gías que han rendido beneficios y otras que no lo han hecho. Pero al tomar en su totalidad el texto de Rorty, vi que si ac.eptaba esta solución ello me haría as.umir, al menos según el mismo Rorty, compromisos aún mas fuertes que los que hasta ese momento había rehuido. Por ejemplo, tenía que condenar prácticamente en bloque a toda la filosofía occidental, al menos desde Platón en adelante, y tenía que renunciar por lo tanto a todas las cosmologías propuestas por esta filosofia. Un argumento a la Rorty conducente a esta conclusión podría formularse más o menos así:
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~Lafilosofía occidental, en particular el platonismo, ha pretendido que le era posible alcanzar el conocimiento de una realidad absoluta o Realidad con mayúscula. En consecuencia, también ha pretendido que las sentencias que constituyen las doctrinas filosóficas referidas a esa Realidad no son simplemente ver. dad.eras,como pueden serlo "el gato está debajo de la mesa" D aun E = mxce SinO que son Verdaderas con mayúscula. Pero esta dicotomia entre dos clases de sentencias verdaderas es indefendible. del mismo modo como lo son otras célebres dicotomfas tales como la del analítico/sir1tétjco; teóricol observadonal, etc. Ahora bien. al derrumbarse la dicotomia entre dos tipos de sentencias verdaderas se derrumba también la
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Filosofía fundada sobre ella; es decir, la tradición central de la filosofía occidental, represenlada especíalmente por el platonismo. Este argumento de Rorty tenía para mí un costado atractivo. En especial, simpatizaba con su rechazo de la a~."tud arrogante de muchos filósofos de creerse en pose~Ion de verdades absolutas. Sin embargo, había al mismo tiempo para mí algo muy insatisfactorio en la postura de
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Rorty. Mi insatisfacción empezó cuando me d[ cuenta que rechazar la filosofía platónica usando el argumento de. Rorty implicaba mucho más que un rec~azo de est,~ fllos~fl,~; era rechazar también una co~molo~la que la excedla, por decirlo así. En efecto, mas alla de sus pretensiones de verdad eterna, trans-histórica y trans-cultural, el platOnismo fue esencialmente un refinamiento" de ciertas categorías y creencias colectivas. Como subyrayara por ejemplo Gregory Vlastos,l1 la teoría de las ideas fue un imaginativo desarrollo de la visión del mundo jerárquica y dualista implícita en la religión olímpica y la visión mística de sectas ?omo I~~de ios órficos y pitagóricos. Parece claro que Platon diseno su teoría de las ideas no para sustituir sino para salvar a esas visiones tradicionales, y a las instituciones sumergidas en su época y como respuesta. a la amenaza contra ellas de minorías intelectuales, particularmente las de los atomistas y los sofistas. El hecho de que Platón sacralizara el mundo de las ideas era por otra parte coherente con el hecho de que su sistema era una versión sofisticada de. una cosmología relígiosa que dividía al mundo en reglones cualitativamente distintas y sacralizaba una de ellas. Ahora bien, este modo de ver la filosofla platónica como un refinamiento de creencias acerca del orden del mundo preexistentes en el universo cultural en. que surgió ~u.ede a mi entender generalizarse.18 Diversos sistemas fllosoflcos a lo largo de la historia de la filosofla occidental han sido también también refinamientos de creencias cosmologlcas preexistentes. Por ejem~!o el aristotelismo puede considerarse como una version parcialmente diferente de la platónica de la cosmología jerárquica y tele~lógica, el cartesianismo como un compromiso entre esta ~ el mecanicismo, etc." Esto estaría indicando un papel de la filosofía dentro de la cultura más modesto (y a mi modo de ver más positivo) que el que le han atribuido los filósofos clásicos pues, en lugar de ser una descubridora de v~rdades eternas sería ante todo una refinadora de intuiciones y creencias implícitas en el lenguaje y el sentido común. Este papel también es por supuesto desempeñado por otras ramas de la cultura como la literatura, el arte, etc. Pero la filosofía en general lo ha desempeñado de un modo especifico, literariamente idiosíncrásico: formulando ~ debatiendo esas intuiciones y/o sus consecuencias especialmente a 'través del modo de la argumentación racional.
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Sin embargo, me encontré con que Rorty negaba el valor positivo que yo asignaba a esta función de la filosofía clásica como formuladora y refinadora de intuiciones presentes en la ?ultura. Esto queda claro en su polémica Con Un IntulClonlsta realista a la Kant, más precisamente, Thomas Nagel. De acuerdo con Nagel, es cierto que en filosofía no es posIble alcanzar certezas; es más, los llamados "problemas filosóficos" han mostrado ser insolubles. No obstante sería un error según Nagel inferir de ello que son pseudo-probl~mas o que no debemos ocuparnos de ellos. Por ~Icontrarí~, son problemas importantes porque están asocIados con mtulclones que nos muestran los límites de nuest~o entendimien~o, como diría Kant. En otras palabras, n~s dicen algo acerca de qué implica ser humano. En su cntlca a Nagel, Rorty aclara que no es su intención negar la eXIstencIa de tales mtulclones; por supuesto las tenemos, dIce, ya que ellas forman parte de nuestra educación basada en la tradición occidental. Lo que ocurre, sostiene, es que se trata de IntuIciones que deben ser "reprimidas" o "erradicadas". ¿Por qué razón? Porque, nos dice apelando al cnteno pragmatIsta, las doctrinas elaboradas sobre la base de la existencia de tales íntuiciones no han rendido beneficios. Rorty no aclara qué debería entenderse por "rendir be- , neficios" en relación con una teoría filosófica. Pero sin salirnos de la tradición pragmatista, William James puede venir en nuestro auxilio: "Toda la función de la filosofía debería consistír en hallar qué diferencias nos ocurrirían en determinados instantes de nuestrll vida, si fuera cierta ésta o aquella fórmula acerca del mundo"." Y Stich también: ':..nuestros procesos cognitivos pueden ser evaluados Instrumentalmente. Eso es, pueden ser evaluados estableciendo de qué modo contribuyen a hacer realidad estados de cosas que la gente típicamente valora, tales como poder predeCir y controlar la naturaleza o contribuir a una vida Interesante y plena"." Ahora bien, si entendemos la expresión "rendir beneficios" de. alguna de estas maneras, es decir por las consecuencIas concretas sobre la vida humana o por la medida' en que tales consecuencias 'tienen que ver con valores Instrumentales (y supongo que Rorty estaría de acuerdo con ello), es difícil negar que el platonismo, contrariamente a lo que sostIene, ha rendido beneficios, al menos si lo consí-
deramos en una perspectiva de largo plazo, como corresponde a una de las tradiciones intelectuales más persistentes en la historia epistémica de Occidente. En efecto, el platonismo ha tenido, para tomar sólo un ejemplo, una clara influencia en la emergencia de la concepción matemática de la naturaleza de Galileo y, por lo tanto, en el surgimiento de la ciencia moderna" Obviamente ha tenido estas influencia merced a su énfasis en el lugar privilegiado de las "formas" o modelos matemáticos en el orden cósmico y en el carácter superior que atribuía al conocimientos de los mismos. Puede sostenerse, como se hiciera desde el aristotelismo, que se trata de un énfasis equivocado, pero eS difícil negar que ha rendicJo beneficios en el sentido pragmatista arriba mencionado.
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5. Asi pues el criterio pragmatista me empezó a resultar s03pechoso ya que, al menos en la aplicación hecha por Rorty del mismo, de hecho no excluía aquello que se proponía excluir (más adelante en la nota N° 29, añado otra razón para no adoptar el criterio pragmatista, a pesar de mi afinidad en principio con el mismo). Por otra parte, no me parecia decisiva la crítica de Rorty a la arrogancia de la filosofía clásica ya que no reparaba en que en los hechos, más allá de las pretensiones de varios de sus representantes, esa filosofía estuvo lejos de ser arrogante ya que "abrevó", por decirlo así, en las fuentes de una sabiduria colectiva." La idea de dependencia amorosa de la filosofía respecto de una sabiduría que la trasciende, que nunca puede capturar plenamente, fue después de todo la que la alimentó en su origen. En cambio, no v'eía siquiera cómo atenuar la arrogancia de un planteo que rechazaba toda la tradición filosófica occidental y, en general, se declaraba independiente de toda tradición cultural. Pensé entonces que lo único que me quedaba en pie como posible criterio de diferenciación entre cosmologías aceptables y no aceptables era después de todo el criterio de la relación con la ciencia. Este criterio aparecía como efectivo. En una primera etapa permitiría excluir todas aquellas cosmologías no compatibles con la ciencia. Seguidamente debería permitir llegar, de acuerdo con su visión monista de la razón, a una única cosmología, aquella que se seguiría partiendo del estado actualizado del conoci-
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mienta científica. Sin embarga, el cúmulo de abjecianes a esta estrategia de defensa de la cosmalogia que inmediatamente apare_ cier?n me llevó a verla cama mucha menas sólida de la que padla parecer a primera vista. En primer lugar, el esquema delineada arriba según el cual la ciencia, praducta de una razón universal funcionando "más acá" del límite, es el fundamenta de una única cosmalagía legítima, aparece IIlmedlatamente subvertida si admitimas que la ciencia cantiene a su vez presupasicianes casmalógicas. y en verdad, a partir de estudias clásicas de histaria de la ciencia cama las de Edwin Burtt," Alexander Kayré" y tantas atros es dilicil dejar de admitirla. Par la menas ya me incliné ante la evidencia histórica según la cual importantes teorías científicas incluyen elementas de visianes del mundo en especial elementas pertenecientes a la que denaminé en atra tr~b,?i~ tradicianes culturales a intelectuales de "larga _ duraclan. Es' cierta que na se trata en general de una Simple aprapiación de tales elementas (por ejemplo. el mecaniCISmO. a el atamisma a, cantrariamente, el arganicisma a el halisma) par parte de las tearías cientificas sino.. más bien de una reoonstruceión a "explicación" (en el sentida de Carnap) de las mismas. De cualquier manera, ello me IIlduJo a descartar la idea de una relación simple entre una CienCia fundante y una casmalagía fundada sabre ella. A pa,rtir de esta subversión d~l vínculo. ciencia-casmalagía empece a oonslderar Can senedad las abjecianes al fundamenta ~I!íma de es!,; vínculo., es decir, la ooncepción ~anrsta claslca de la razan. La validez universal de las reglas laglcas (base de este manisma) ha sido cuestianada, oomo es sabido, a partir de la emergencia de las lógicas no standard a de criticas cama las de Quine a la dicatamía analítica/sintética y la cansiguiente extensión de la falibilidad a la lógica. En cuanta a atra atributo. de la razón clásica la autanamía (en el sentida de independencia de toda síste;"'a de creencias, inclu.idas las casmalagías, y de tada cantexta espacio-temparal), ella ya fue en realidad cuestionada mucha antes, especialmente a partir del recanacimienta del carácter históricamente "situada" de la razón por parte de Hegel y la filasafía histaricista alemana del sigla XIX. Sin embargo, este cuestianamienta hizo. verdaderamente pie en el campa de la filasafía de la ciencia principalmente gracias a Thamas Kuhn, a través del papel oonstituyente de laSo
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standards de racianalidad de cada paradigm~ a. matr~~ disciplinar qua le aSignara ~ las ,camunldades ~rentlflcas .. En resumen, la cancepcian c1aslca de la razan aparecla a la luz de éstas y atras abjecianes seriamente )aque~da y, au nque había muchas que a .pesar de ella segulan .. teniendo le en la misma, éste na era mi casa y na me parec.1Oentances que podía usarla como lu~damenta de un cnteno de dilerenciación entre cosmalaglas. . .. Mi canclusión a partir de esta fue como es facll de imaginar bastante desalentadara. Pensé que .10 mejor que podía hacer era simplemente aband~nar el abJetlva,qu~ me había prapuesta de hallar un cntena <;fe drferenclaclan y recanacer a tadas las oosmalogías iguales derechas, a la manera de "anything ga,e~" de Feyerab~~d .. Pera este. fracasa de mi propósita.angrnal me permltla Vislumbrar fl~al. mente una nueva y consaladara perspectiva. Me lleva a preguntarme par qué después de tooa debía supan~r coma meta deseable encantrar un cntena de demarcacla0 entre casmalogías desde la filasafí!" Prapanerme esta meta ¿n~ implicaba acaso. un mada arragante, y par la tanta para mi indeseable de representarse el lugar de la filasafía dentro. de la sociédad? Me pareció pues más apropiada dejar de lada la pretensión y seguir la práctica de las f!lósafas clásicas (aunque no sus pretensiane~) de hacer ?xplrcltas cuando. na la están y refinar las especies c?smalaglcas eX,lstentes en la cultura. Por ejemplo., hay en dla la casmalogla asaclada can la creciente sub'cultura eoológica" a las casmolo~ías entretejidas can ramas de la ciencia y del a~e de este sl~I:,. Esta na daría lugar par cierta, Cama la eXlgra la concepc,an clásica de la razón, a una única casmalogía legitima pero evitaría a la filasafía lidiar con una proliferación sin límites, de oosmalagías ya que re~uciría el campo, por la mena2~ inicialmente a las casmalagras culturalmente Significativas. Sería pues ~n "retarna" de la filasafía a las casmalagías, en plural y sin pasibilidades ,de legitimar a una par encima de las demás. Cama na podía ser de atro moda, varias abjecianes se agalparon en el camina de esta propuesta de. un pluralrsma . casmalógica limitada par la cultura. En ,Pnmer luga,~' la imputación, recagida par Rarty, de "chauvllllsma cultural. En segunda lugar, el carga de que sería un frena arbitrariamente impuesta a la imaginación y la innava~lón en el camp.a de la filasafía. Ninguna de estas das abJeclones me parecla, sin
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embargo, decisiva. La primera debia de algún modo ~. concederse pero ello no la convertia en mortal, como suponían sus proponentes. ¿Acaso puede sensatamente negarse -~ a esta altura la envolvente influencia de la cultura, en primerísimo lugar a través del lenguaje? Nuestra única posibilidad de libertad, si es que hay alguna, reside justamente en el reconocimiento de este hecho y no por cierto en una ingenua declaración de independencia. Por otra parte, atender a lo culturalmente significativo no implica necesariamente limitarse a lo dominante o más visible; puede implicar, por el contrario, una apuesta en favor De visiones marginales o en formación en el "subsuelo" de la cultura. En cuanto a la segunda objeción, bastaría quizás recordar que no existe novedad sino sólo en relación con algo viejo, con una tradición. En verdad, aún en la ruptura se está limitado por aquello con lo cual se rompe. Finalmente tropecé con la objeción más seria: la opción por el pluralismo cosmológico con raíces en la cultura implica un abandono de standards racionales de crítica y de hecho, la admisión de cualquier cosmología con tal de que pertenezca a alguna tradición cultural. Frente a esta objeción me pareció importante efectuar un distingo entre standards 'de racionalidad supuestamente objetivos, independientes pe las distintas tradiciones culturales y sus cosmologías, y standards internos, relativos a las tradiciones en que se usan e históricamente variables junto con ellas. A partir de esta distinción reconoci que, en efecto, quedaban abolidos en el pluralismo 'cosmológico los standards de racionalidad, pero sólo si éstos se entienden en el primer sentido. Quedaban en pie los standards de racionalidad internos. Estos a su vez podrían ser aceptados sin justificación alguna o podrían contar con una justificación como la propuesta por ejemplo por la teoría del equilibrio reflexivo de Nelson Goodman." Sólo estos últimos serían finalmente los aceptados por el filósofo crítico. Seguramente este rescate parcial, relativista, de standards de racionalidad sería considerado insuficiente y aún irrelevante por un racionalista clásico pero para mí era en principio aceptable. El motivo era que pensaba que 'de todos modos el filósofo no está en condiciones de poder imponer su propia concepción sobre standards de racionalidad presuntamente "objetivos" ya que su criterio de elección entre standards de racionalidad no puede ser a su vez
b. t',VO aJe , libre de "contaminación" por . una tradición cultural. . d podría verse el argumento antenor como una especie e dmisión resignada del pluralismo. Y en Cierto modo lo es, al enos en contraste con las ilusiones absolutistas de los a m ., resigna . d a so b ~e t o d o filósofos clásicos. Es una ~oncepclon porque implica un reconOCimiento de la falta de autandad de la filosofía para imponer standards de raclOnalld?d y, en co.nsecuencia un cnteno propio de ; demarcaclon . entre cosmologías. Pero no obstante halle .qu~ esta aut,?,mage~, de la filosofía como parte de una sablduna que la excede dicho de otro modo, como un saber con supuestos, ~~dicado prioritariamente a la reflexión ~obre concepciones arraigadas en tradiciones culturales acerca del orden del mundo y el lugar deL ser humano .,:n el mismo, ,podía ten~r sus compensaciones. Tal vez slgulendola, pense, la fllosofla vuelva a ocupar el lugar en la cultura que ha perdido, lugar añorado por filósofos como Popper o Toulmln y que algunos cientificos como David Bahm o lIya Pngoglne, al verlo vacante, tal vez se sintieron tentados o forzados a ocupar.
NOTAS K Popper, "Saek lo Presocratics", Conjectures and Refutations, London, Routledge and Kegan Paul, 1962. '. , S. Toulmin, The Return to Cosmology, Londres, Umverslly of California Press, 1982. , '1. Jenkins "Modes of Law"en 1. C. Lieb (ed). Experience, Existense and the G~od: Essays in Honor ot Paul Weiss, Carbondale, IIlinois, Southern lIIinois Universily Press, 1961. 4 el. las cuatro antinomias cosmológicas que Kant desarrolla en la Critica de la Razón Pura, esp. 294.296 y 308, 309, 315 Y 3t5 Y en los Prolegómenos a Toda Metafísica Futura, 343.,347. . , P. F. Strawson, Individual: An Essay In DescnptlVe Metaphyslcs, New York, Doubleday, 1963. • C. 1. Lewis, Mind and the World Order, New York, Dover, 1929. , Dice WiUgenslein a propósito de la .imposibilidad de formualr fundamentos últimos: "Dar fundamentos, JustifIcar la eVIdencia, llega I
a un fin, pero el fin no es ciertas prop?siciones impactándonos como inmediatamente verdaderas, es deCIr, no es una forma de ver de nuestra parte; es nuestro actuar lo que yace en el fondo del juego
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~el lenguaje". Certainly, london, Harper & Row, 1969, 204 .' L. Wlltgensteln, Tratatus LogiCO.PhiloSOPhicus, london, Routledg)' & Kegan Paul, New Yorl<, 1961 (1' OO. 1922). Cf. 6.522: "Hay e cierto cosas que no ~ue?"n ser puestas en palabras. Ellas se ponr:, de manifJesto por SI mIsmas. Son lo mrstjco~ . .\ n , "Wingenstein's lecture On Ethics", The Philo;OPhical Reviow N ~ York, Jan 1965. . , ew I
" W
n En mi artículo "CambIO cIentífico y larga duración",
ro la Imagen .Clenfltlca del hombre", Madrid, Tecnos, 1971.
tinoamericana
Sellars, Cie?cia, Percepción y Realidad, cap. 1: "la tilosofi;" . . El pr<;domlniO de la dimensión eSlética en las fantasias y juegoS _ cosmploglcos que Borges traz~ parece ser en electo una suerte de _ ' ~onsuelo trente a un descreimIento eScéptico radical en la posibi. _ Irdad de cOnocer CÓ,?O es realmente el universo. Dice 'Enrique ~nderson Imbert retlnendose a la concepción borgiana del mundo. _ El unIverso es Un laberinto ... Ya que no podemos responder ai problema del Ser con verdad, que nuestra propuesta sea poética ~ la "teratura no nos dará la verdad, pero nos depara placer placer es un alto valor vilal" (en "Su concepción del mundo" y ~ ~ del FCE - Destiempo de Borges, Méxicoi, n' 188, agosto 1986~c~~ ~n sentido Similar, el. A. M. 8arrenechea, La Expresión de la Ir~ea. "dad en la Obra de Borges, Buenos Aires, Centro Edilor 1984 ~speclalmAnte cap. 2: ,"El caos y el cosmosR. "
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.J..~.
Lyotard,
Minull, 1979.
La Condition Postmoderna,
París
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Les Editions de
I~ R. R0r:tY, Intr.Oduction. lo his collectad essays, Consequences al . .~ra9mc1tlsm,. MI~neapolls, Univ, 01 Minnesota' Press, 1982. . U~oeste ~er,:"'no~n el sentido que liene el verbo inglés Uto refine.se~~n el dl~~lon~no Oxford: ,~liberar de impurezas o defectos, puntlcar~ c.lan,flcar.e?lplear sutileza en el pensamiento o lenguaje, ~~c~r ~lstlnCIOnes f,"as~.En este contexto la tarea de retinar 1'!1~llcana en primer término sacar a luz los postulados y presupoS~clones.de la cosmologfa sobre la cual focaliza el filósofo ~sepa. randolos ~ la envoJlur~ Con que vienen revestidos en las historias
y las ~eláloras colecbvas. A partir de allí, y a diferencia del antropologo, el f"ósofo "trabaja" sobre esos postula<;(os y presupo.
slcron,es,muchas veces cuestionando algunos o muchos de ellos. . Por eJem~lo,en el caso de cuestionar el realismo inherente a toda cosmologla
popular.
:: G. Vlastos, Platos Universe, 1!'e Univ. of Washigton Press, 1975. Cuando hablo aq¡J1de la filOSO/lacomo "refinamiento" slriClo sensu m~ aparto del famoso diclum wingensteniano de que "la filosofía deja todo como está", Sin embargo, al usar este término quiero Impfrcar af mismo IJempoque la filosofía no descubre ni invenla nada
real,~entenueyo. y entonces me parece que mi distancia con la POSICiónde Wlngenstein en esto, si bien real, no es tan grande.
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de Filosolia,
ReVIsta
~a.
vol. XVII: 2, 1991, defrendo esta 10_
terpretacióQde la obra de Galileo b?san~om.~ especla!mente. en A. Koyré, ElUdes d'Histoire de la Pensee &,enlJ!¡que,
Parls, Galllmard,
1973. La influencia del platOnismoen la flsrca moderna no se r~duce por cierto al caso de Galileo, Otr.ocaso. not~ble .en :sle sentIdo es el de Einstein. Véase lo que el mismo Einstein ~Ice: Estoy conven.
cido de que la construcción puramente matemática nos permite descubnr los conceptos y las leyes matemáticas que los enlazan, los cuales nos dan la clave para comprender Jos fenómenos de la naturaleza. La experiencia puede sin duda guiarnos ~~ nuestra elección da los conceptos matemáticos que vamos a utrllza~; pero
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J. Habermas, Thoone der Kommunikativen Handelns 1981 " S. P. Slich, The Fragmentarion 01 Reason Cambridge MIT Pre'ss 1990. .'" l4
II GI. O. Nudler, "Hacia un Mode!o. de la Hisloria Epist~mica occidenta''', Manuscrito, vol XVII, 2, diC. 1991. , '" W, James, Pragmatism and the Meaning 01 Truth. Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1978. " S. P. Stich, op. cit, págs. 20-21.
no es posible que sea la fuente de donde se desprenden. SI sigue
siendo. seguramente, el único criterio de utilida<;J,. para la física, .de una construcción matemática, es en las matematlcas donde reSide el pcincipioverdaderamente creador. En cierto sentido, pues, tengo por verdadero que el pensamiento puro es competente para comprender lo real, como los a~tiguos I? habían soñado..,. (A. Einstein On Ihe method 01 theoretlcal physlcs, Oxford, 1933, pags. 6.13). Agradezco esla referencia a mi alumno de filosolla, el tísico Willy Pregliasco. _ • <'3 No estoy usando aquí el término ~arrogancia" para refenrme a una
característica personal, subjetiva. relacionada con el estilo ,de un filósofo. Lo aplico más bien a un modo de entender y practIcar la filosofía según el cual ésta se supone independiente de tradiciones culturales (al menos las extra.filosóficas)
y, desde esa indepen.
dencia, capaz de evaluar las mismas, " E. A. Burtt, Los Fundamentos Me/allsicos de la c;iencia Moderna, Buenos Aires, Sudamericana, 1960. " A. Koyré, op. cit. . . 2$
Aplico este concepto tomado de Femand Braudel en mI articulo
"Cambio ..." ariba cilado, 21
Cf. para una clara exposici6n de este aspecto del pensamiento
de Kuhn lal como se presentó especialmente en The Structure 01 Scientilic Revolutions, B. Barnas, "Thomas Kuhn", en Q. Skinner, The Return 01 Grand Theory in the Human Sciences, Cambridge, Mass., Cambridge University Pres;;, 1985. . '. " En verdad, el trabajo filosófico en derredor de la problemábca ecológica, aunque no ocupe aún un lugar deslacado, ha crecido substancialmente en los últimos años. Gf. para una reVisión de ese trabajo, R. Fraizer Nash, The Right~ 01 Nature: A history 01 Environmental Ethics, New York, The Umverslty 01 Wisconsln Press,
1990.
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29 El término "culturalmenle significativo" es aplicado aquí a las creencias cosmológicas que han ejercido influencia en la formación de tradiciones culturales de larga duración, independientemente de que esta influencia sea reconocida o no por los miembros de la
SOBRE LA RAZON
DE LA FRAGMENTACION MARCELO
respectiva cultura. En relación con este criterio de signiflcatívidad
H. SABA TÉS'
cultural creo que es Oportuno además efecluar un par de aclara. ciones adicionales. En primer lugar, no Sostengo que "significalividad cultural" implique ~Iegjtimidad" o "valor intrínseco";
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es sí un indicio de la presencia de tales propiedades. Por lo tanto, la apelación a la signiticalividad cultural como criterio de diferencia_ ción entre cosmologías no implica de por sí una posición favorable al relativismo. En segundo lugar, aunque parecería posible equiparar este criterio Con el criterio pragmatista de rendimiento de beneficios que consideramos antes no sería adecuado hacerlo. Además de lo argumentado en el texto acerca de mi discrepancia con la aplicación de ese criterio, no deseo asociarme con las implicaciones a mi juicio elnocéntricas de la manera en que los neopragmatistas suelen presentarsu criterio. Véase por ejemplo en la cita de Stich hecha más arriba cuando sostiene COmacriterio para evaluar procesos cognitivos el modo en que "contribuyen a hacer realidad estados de cosas que la gente lípicamente valora tales como poder predecir y controlar la naturaleza o contribuira una vida interesante y plena". Es difícil imaginar una formulación más propia de la corriente principal de la cultura occidental moderna, y aún norteamericana, de un criterio pretendidamente general de evaluación epistémica. N. Goodman, Fatc, Bobbs.Merril. 1965. 30
Fiction
and Forecast,
Indianápolis,
La filosofía como disciplina que intenta buscar puntos de artida más allá de tradiciones culturales se deconstruye. La p razón se fragmenta. Es más, nunca de b" .10 estar unl'd a. L os pedazos aislados fueron artificialm~nte Juntados por la tradición Filosófica,1 la que segun los contexto.s, un fragmentalista como Rorty suele remontar hasta Plato~ o al menos hasta la filosofía moderna. En The Fragme~tatlOn 01 Reason, Stich hace su aporte a la deconstru~clon de la filosofía. Su blanco específico es la ep,stemologla, pero sus críticas pueden tener un alcance más ge.neral.' ~n su caso, la tradición atacada es la ep,stemologla (y mas generalmente la filosofía) analítica. La razón se fragmenta al compr~nderse que se debe adoptar una posición pluralista cuando de racionalidad se trata. Y esto se comprende cuando se percibe que los intentos filosóf.icos no pluralistas en el área están irremediablemente destinados al fracaso. La arena de estos fracasos sin fin es la epi~temol?gia analítica. Asi, las razones contra la ep,stemologla ~nalltlca constituyen la razón de la fragmentación. Mi proposlto es poner en duda las críticas de Stich con una doble est~ategla. Por un lado, mostrando fallas en la argumentaclon. que sustenta su ataque. Por el otro, mostrando que su misma posición está comprometida con algunos de los conceptos y prácticas que él critica. En una palabra, me propon~o eVitar la fragmentación de la razón Impugnando la razon de la fragmentación .
• Brown University, U.SA
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Pluralismo,
relativismo,
p.agmatismo
La racionalidad epistémica es evaluada según'las estrategias de razonar o modos de inferir, Stich denomina cognitivo _ al conjunto de modos de inferencia que adopta un individuo o grupo de individuos, Podemos hacernos las 'siguientes preguntas sobre los sistemas cognitivos así entendidos: 1) ¿Cuántos sistemas cognitivos hay de hecho? 2) ¿Cuántos sistemas cognitivos (correctos) debe haber? 3) ¿De qué manera una teoria de evaluación cognitiva deberia decidir entre distintos sistemas cognitivos? Las posiciones'relativas a la racionalidad se dirimen entonces en las diferentes respuestas a tales preguntas, En los primeros dos casos se oponen: '
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1a) monismo descriptivo: hay un sólo un sistema cognitivo compartido por toda cultura humana (y por todo individuo), 1b) pluralismo descriptivo: distintas culturas (y/o individuos) usan 'diferentes sistemas cognitivos, 2a) monismo normativo: hay sólo un sistema cognitivo correcto, 2b) pluralismo normativo: hay (o al menos puede haber) distintos sistemas cognitivos correctos,
la pregunta 2) tenga sentido: lleva a rechazar, cualquier osición en el plano normativo, Para e,sta POSICión.,la pre~unta 3) es inútil: su mism,a presuposlclon es falsa, Para las otras posiciones. en cambiO la respuesta a 3) es cruqal. Nos eñimos a dos posibles respuestas que son las qu~ resultan ~nfrentadas en la dialéctica argumentativa de Stlch: 3a) epistemologla analltica: un sistema cognitivo C ,es mejor que otro C' si y sólo sí C concuerda mejor q~e ~ .con las nociones epistémicas presentes e~, nuestras intUICiones, 3b) pragmatismo: un sistem,acognJ1!vp C\e~ mejor que 0:[0 C' para un grupo X (o indiViduo 1) SI y. ~olo ~' ,C permrte alcanzar más probablemente que C' los fines ultimas de X ~I), ' . Es en estos términos en los que se ~:aca' a la epistemología analítica y se propone una evaluaclon de corte pragmatista,
La critica
a la epistemologla
analltica
,¡ Más allá de la incompatibilidad entre 1a)/1b) y 2a)l2b). no hay relaciones de implicación entre las tesis, Stich presupone que el pluralismo descriptivo es obviamente verdadero y esto tendrá cierta influencia (aunque sólo como un punto de partida) en sus arg-umentos en e/ plano normativo, Es interesante notar que 2b) incluye tesis muy diferentes entre sí. entre las que cuentan: •
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2bi) relativismo: sistemas cogn~ivos diferentes pueden ser igualmente adecuados para diferentes culturas (o individuos), ' 2bii) no relativismo: sistemas cognitivos diferentes pueden ser igualmente adecuados para cualquier cultura (o individuo), ' 2biii) otro,
escepticismo: ningún sistema cognitivo es mejor que
Esta última respuesta es en realidad la n~gación de que
Aí describir sus motivaciones para el rechazo ?e la epistemología analítica Stich cita' prin,cipalment?, dos elementos: su admiración ante la diverSidad cognitiva y, sus propios fracasos en la justíficación inferencial (prlncl~a1mente en el campo de la inducción) a partir de su~ trabajOS sobre equilibrio reflexivo, Y si bien su ataque ?omlenza con el equilibrio reflexivo a la G,oo,dman. se extlend~ a otras versiones como las de eqUilibriO refleXIVO amplio o a una forma de equilibrio reflexivo basado en expertos (u~a especie de división de la labor justificatoria) que él y N~ssbett habían propuesto diez años atrás, Su carrera continua con cualquier teoría posible del equilibrío reflexIVO, para,lnvalidar finalmente cualquier teoría posible de rafz analitlca, Me centraré en esta última -y según Stich decisivacrítica, pues es sín duda la 'que sostiene el peso di~léctic~ ?ellibro,' El p~nto central contra I~epistemolog"a analitlca es el siguiente: dado que e!,pluralis~o descflp."vo es verdad,ero, al menos parte de las diferenCias entre sistemas cognrtlvos deben ser atribuidas a diferencias culturales, Pero, para
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evaluar estas diferencias cognitivas, la epistemología analítica recurre a nociones intuitivas de evaluación epistémica que también son productos culturales. Tomando como ar- _ quitectura de toda epistemología analítica un esquema elaborado por Goldman,' Stich argumenta en contra de ~ cualquier teoría en la tradición analítica. Una teoría de este : tipo puede ser vista como sigue:
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a) debemos dar un 'sistema de reglas S para evaluar el status justificatorio de nuestras creencias. b) ya que puede haber diferentes sistemas S, S" ...8, necesitaremos un criterio de corrección para sidtemas reglas, dado en un conjunto de condiciones suficientes y
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necesarias.
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c) ya que' puede haber distintos criterios de corrección, necesitaremos decidir entre ellos. d) la evaluación de tales criterios será realizada a través del análisis conceptual de las intuiciones preteóricas sobre justificación. Aquí aparece el problema de la diversidad cognitiva. Procesos cognitivos culturalmente diferentes serán evaluados, de acuerdo con este modelo, por los correspondientes sistemas evaluativos S" etc. Pero estos sistemas son evaluados por criterios que a su vez son evaluados a partir de nociones intuitivas cultural mente adquíridas. La pregunta es: ¿cómo podemos elegir entre sistemas cognitivos alternativos sí su evaluación depende de intuiciones que también tienen int~iciones alternativas como rivales? Diferentes intuiciones preteóricas nos darán diferentes criterios para evaluar sistemas. ¿Qué razón podríamos tener para pensar que nuestros correctamente evaluados procesos cognitivos de una cultura con diferentes intuiciones justificatorias? Y en este punto Stich se pregunta si nuestras intuiciones justificatorias tienen valor intrínseco o instrumental. De te: nerlo, podrían ser preferibles a intuiciones alternativas. P&!'o Stich no encuentra ninguno de estos valores en nuestras intuiciones justificatorias. Así concluye que la epistemología analítica es conservadora y chauvinista. Y con ello decreta, a la razón fragmentada, ya 'que parece considerar a la epistemología analítica como el más sólido candidato para defender el monismo normativo.' Resulta crucial dejar en claro cuál es el rasgo común que
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torna a la epistemología analítica en una empresa descamin¡¡¡Ja. No es el tipo de proyecto que" inte,~ta .prove?r" un ""álisis conceptual de "conocimiento o justlflcaclon o enoontrar una expresión sinónima que llene los puntos suspensivos a la derecha de tales términos. Se trata en cambio de la apelación a intuiciones justificatorias, a cómo intuitivamente responderíamos ante situaciones posibles de aplicación de las reglas que conforman uno u otro sistema cognitivo.7
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Hemos señalado que no hay relaciones de implicación entre las tesis que responden a la pregunta 1) Y las que responden a la pregunta 2). Stich asume que sólo las hay entre las respuestas a 2) y a 3). Al menos sostiene que 3a) (la tesis' a favor de la epistemología analítica) implica la tesis 2a) (el monismo normativo), y que 3b) (la tesis pragmatista) implica la tesis 2ai) (la versión relativista de pluralísmo). Este punto resulta central como sostén de la argumentación de Stich en su camino hacia la fragmentación. Sin embargo. tales implicaciones no resultan tan claras. No puede descartarse que el pragmatismo en conjunción con alguna otra tesis implique el monismo normativo. Supongamos por ejemplo que un pragmatista sostiene una posición monista acerca de las cosas que tienen valor intrínseco. Si es así, todos los fines a los que es relativa la evaluación de los distintos sistemas cognitivos se transforman en el'mismo fin, y por lo tanto hay siempre un conjunto de reglas de inferencia que es mejor que los otros. Y esto se acerca mucho a la caracterización del monismo normativo' Es cierto que esta tesis monista involucra cierta fuerza modal, y que el pragmatista podría sostener que el monismo en fines últimos es una cuestión de hecho. Pero para alguien que defiende que los fines últimos son los mismos para todos, es tanto _ o más razonable afirmar esto como tesis a priori. No sé qué tan plausible le resulte una tesis de este tipo a un pragmatista, pero me parece claro que no hay incompati-. bilidad en sostener esta combinación. Es cierto que el mismo Stich considera que el pluralismo en valores intrínsecos es
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'vastamente'más plausibles" que el monismo (volveré sobre.'í'l ésto más abajo). pero también señala que este punto no' juega ningún rol en su argumentación. El problema' monismo-plu'alismo para valores intrinsecos parece c1ara.mente independiente del problema monismo-pluralismo para sistemas cognitivos. El pragmatismo. entonces. no implica al relativismo cognitivo ni probablemente a ninguna de las otras tesis pluralistas. Sin embargo. mi interés está más bien centrado en la otra implicación. esto es la que va de 3a) a 2a). Hemos ca. .,racterizado a la epistemologia analitica como aquella qúe decide entre sistemas cognitivos de acuerdo a intuiciones sobre conceptos epistémicos. A pesar de esto. es absolu. _ tamente plausible la defensa de una tesis como la siguiente: 3a') Un sistema cognitivo C es mejor que otro C' para un grupo X o un individuo I si y sólo si C se adecúa mejor a las intuiciones epistémicas de X (ó J). .
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Esta tesis sigue resolviendo las disputas entre sistemas cognitivos (y también entre teorías epistémicas) en con. formidad con la práctica de la epistemologia analítica. y sin embargo es claramente relativista (y por lo tanto pluralista cognitivo) según cualquier criterio razonable de "relativismo". Así. las eventuales virtudes del pluralismo normativo no constituyen razones contra la epistemología' analítica. De todos modos es justo aclarar que Stich no argumenta es• trictamente de esta manera. De hecho no podría hacerlo sin pagar el precio de la circularidad: de las bondades del pluralísmo normativo concluiria el fracaso de la epistemologia analítica y de aquí (ya que la metaepistemología compartida por toda la epistemología analítica es el último bastión del monismo). concluiria la fragmentación (I.e. el pluralismo normatiVo). Aquí. el punto de Stich se basa en la implausibilidad de aceptar Un monismo de intuiciones (las del evaluador) más que de sistemas. Volviendo al esquema de Goldman. la artillería deberia apuntar al paso d) (la evaiuación de criterios será realizada a través del análisis conceptual de las intuiciones preteáricas) y. no al paso b) (habiendo diferentes sistemas S, •...S,. necesitamos un criterio de corrección'para sistemas de reglas). Pero si se considera a 3a') como una tesis posible. nada nos obliga a aceptar d) de la manera en la que Stich la interpreta. Las intuiciones resultan relativas a la cultura cuyo sistema cognitivo se está considerando. Asi.
be quedar claro que el ataque involucra sólo una especie ~: epistemología analitica' ~ero supongamos que de todos odos el epistemologo analltlco no se conforma con ver~e m unscripto a 3a'). ¿Puede aún defenderse de la obleclon ~~cStich sin resignar una posíción monista normativa?
Pluralísmo
descriptivo
Stich deriva su ataque del pluralismo U.escriptivo. Recor' demos que tal pluralismo afirma que dlst.lntas culturas o individuos usan diferentes sistemas cognttlvos. Lamentablemente no nos da 'ejemplos que Ilustren tal diversidad, Tampoco nos dice cómo debe Identificarse. un sistema cognitivo. aunque reconoce que dados dos Individuos o culturas el límite entre tener el mismo sistema cognttlvoy tener diferentes sistemas cognitivos es difuso. oo. La diferenCia entre monismo y pluralismo es entonces.cuestlon de grado. y los casos con diversidad cognitiva suficiente para sostener el pluralismo deberán ser casos intuitivamente ~Iaros. ya que carecemos de un criterio preciso de delrmltaclon. Es en este contexto en el que la falta de ejemplos adquiere relevancia. Con respecto a la diversidad cultural sólo menCiona en una nota al comienzo del libro los trabajOS de algunos antropólogos que concluyen una posición pluralista (nada dice cuando trata el ataque que nos ocupa). Sin embargo en la misma nota señala algún caso d?nde se e~trae una posición monista. A esta lista pertenecerJan antropologos no mencionados por Stich como Cale. SCrleben o Henle. en cuyas interpretaciones de los d~tos se rechaza que los individuos sometidos a los experJmentos fallen.o resulten divergentes en el aspecto inferencial. Lo esencial d~ esta postura no pluralista en lo des':rlptlvo queda claramente ilustrada en la siguiente concluslon de un estudio sobre los procesos inferenciales en una sociedad no occidental: (...j un modelo de lógica lolk desarrollado a partir de luentes puramente occidentales ~scompletamente adecua~ocomo ex. plicación del razonamiento
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su razonar resultan las mismas inferencias que nosotros ha-
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Es dudoso así que la apelación a las conclusiones de algunos antropólogos sea decisiva en este tema. . C?n r.especto a la diversidad individual, tampoco ofrece nlngun ejemplo en el contexto que nos ocupa. Sin embargo' pare?e obvio que ejemplos dados para otros contexto~ podnan .ocupar este rol. Específicamente los experimentos de pSlcologos que intentan probar que hay desviaciones frecuentes en las maneras de razonar de personas de nuestra misma cultura. De todos modos, debe tenerse en cuenta que un pluralismo descriptivo basado meramente en diferencias individuales no alcanza para sostener el argu. mento de Stlch. Su ataque a la epistemología analítica comienza con la premisa de. que las divergencias que hay de hecho al razonar son tales que se explican al menos . parclalmenlepor dif~rencias culturales. De allí que al evaluar sobre tales diferenCias culturales c"n intuiciones propias de una cultura resulta chauvinista. Pero si las divergencias son entre indiViduos de una misma cultura (y específicamente de nuestra misma cultura), el chauvinismo se desvanece. Ex. pe~lme~tos como los analizados a continuación no avalan a~1 ef t~po de pluralismo requerido por as críticas de Stich. Aun mas: puede dudarse de que tales experimentos con. sigan mostrar una masiva divergencia al razonar. La in. terpret.ación de esta clase de datos empíricos es una cuestlon altamente debatible. La comprensión tanto de las InstruCCiones como de los enunciados que componen un test no es algo que se puede dar por descontado." Tomemos uno de los experimentos en los que Stich se basa para concluir el masivo error al razonar, y por tanto la Indlscutlda. diversidad cognitiva." Simplificando, es claro que la probabilidad de un enunciado conjuntivo nunca puede ser mayor que la probabilidad de ut10 de sus conjuntos. Pero consl~eremos la siguiente historia. Juan es un graduado en fllosofla que durante su carrera ha sido líder estudiantil con una posición de izquierda y una clara oposición a una
dictadura militar. Se ha recibido hace un año y no ha variado ..-<:uriosamente- sus ideales (podria especificarse aún más el ejemplo pero con esto es suficiente). Ahora bien, se le pregunta a un grupo de gente cuál de los siguientes enunciados es más probable. (i) Juan es empleado de correos y militante de derechos humanos. (ii) Juan es empleado de correos . Los resultados del experimento son que un número al. (isimo de los interrogados opina que (i) es más probable, contrariando el claro principio enunciado antes. Probable. mente muchos de nosotros daríamos la misma respuesta en muchos casos similares~ De esto podría inferirse una di. vergencia cognitiva de cierta magnitud. Pero debe seguirse tal divergencia? En el contexto del experimento, es alta. mente plausible que (ii) conlleve como implicatura conversacional:14 (ii') Juan es empleado de correos y no es militante de derechos humanos. Si así fuera, la elección seria entre (i) y (ii') Y el error masivo no sería tal. Stich se cubre de esta réplica señalando que el experimento no varía sus resultados si se reemplaza (ii) por: (ii") Juan es empleado de correos sea o no militante de derechos humanos. Sin mencionarlo explícitamente, esta versión del expe' rimento intenta cancelar la implicatura conversacional en (ii'). Sin embargo, (ii") no sigue el patrón de cancelación de una implicatura de cantidad. Una implicatura P es cancelable con la expresión no P," pero es altamente relativo al contexto si puede cancelarse con una expresión mucho más débil del tipo "sea o no el caso de que P". Hay claros ejemplos de conteXtos donde una implicatura de este tipo no puede cancelarse en la forma de (ii").16 Algo más debe ser dicho para mostrar que (ii") cancela la implicatura de (ii) y así sostener que la segunda versión del experimento prueba realmente la divergencia en el razonar. Resulta entonces
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discutible que .en este tipo de experimentos qüede demo _ trado el pluralismo individual s. En suma, la carencia de ej~mplos de diversidad cognitivá y la djj,cultad para llenar este espacio con ejemplos dados ~n ,~tros cont~xtos, tanto de diferencias culturales como Individuales (au~ si éstas fueran relevantes), hacen que el' pluralismo deSCriptivo no parezca un punto de partida seguro para la estrategia fragmentalista.
Justificación
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Rec~rdemos gue la crítica central de Stich al uso de una noclo,n de Just,f.,cac,ón.~ue se dirima -como es el caso en la ep,stemologJa analltlcaa partir de intuiciones, es que la parcialidad de tal noción socava la plausibilidad de que las creencias justlflcad::,s tengan valor intrinseco. Hay un amplio ,espe~.tro de noclooes alternativas (reales o posibles) de justlflcaclon que no son tomadas en cuenta. Estos Son los ma~erlales con los que descalifica a las estrategias evaluativas de corte analitico en el caso de sistemas cognitivos. Con estos elementos Stich podría haber dado un argumento del si(UJi",:,e tipo:
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4) nuestra noción de justificación es parcial. 5) atribUirle valor intrínseco a algo que es parcial es incorrecto. 6) por lo tanto, no debemos considerar a las creencias Justificadas como intrínsecamente valiosas. Sin embargo, él no extrae esta conclusión. Dice Stich' "El hecho de ~ue ~ue~tra noción de justificación no sea sin~ un miembro rdlOSInCratlco de una larga familia de nociones Similares, por supuesto, no hace imposible para una persona considerar que tener creencias justificadas es intrínsecamente valioso. No hay nada lógicamente incoherente acerca de ese tipO de chauvínismo epistémico"." No' hay nada !nc~herente P?rq.ue.es concebible que se valoren las propias .intUIciones eplstemlcas. O. Sanford señala algunas razones para valorarlas: son las que tenemos a mano, no tenemos otras, y han probado no ser vacuas y trazar distinciones
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útiles." Pero más allá \:fe esto hay otra razón por la cual la conclusión 6) no resulta convincente. Para que la premisa 5) sea aceptable deberíamos apoyarla con una afirmación de estas características: 7) si tenemos un valor intrínseco de carácter epistémico, no podemos valorar intrínsecamente ningún otro. ,
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Pero como ya fue señalado •.Stich favorece el pluralismo en cuestiones de valores intrínsecos, con lo cual 7) resulta inaceptable Y asi queda bloqueada la q¡nclusión del argumento. Sin embargo, Stich ofrece un argumento muy similar a 4)-6) que podría reconstruirse en estos términos:
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4) nuestra noción de justificación es parcial. 5') atribuir valor intrínseco a algo que es parcial es conservador y chauvinista. 6') por lo tanto atribuir valor intrínseco a creencias justificadas es conservados y chauvinista.
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Pero resulta obvio que este argumento también depende de un supuesto no explicitado: 7') si tenemos un valor intrínseco de carácter epistémico, seremos refractarios a considerar otras propiedades epistémicas. Pero no hay razones para pensar que T) sea más plausible que 7). Además, sostener T) como fundamento de 5') lleva a que entendamos parcialidad como inclinación a rechazar nociones alternativas. Pero la parcialidad a la que se refiere la premisa 4) es la mera propiedad de tener nociones alternativas posibles. El precio de hacer aceptable 5') es entonces la ecjUivocidad de "parcial" en las premisas del segundo argumento. Si nos quedamos con la idea de la premisa 4), una noción de justificación como la utilizada por la epistemología analítica no queda impugnada como valor intrínseco.'9 Recapitulando: hemos señalado que la relación entre epistemología analítica' y pluralismo normativo/ fragmentación es más compleja de lo que puede parecer, y que las "desviaciones inferenciales" no parecen ser sutr' cientes para afirmar la diversidad cognitiva que requíere la
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argume~tación fragment~li~ta. Por último, la meraposibili. dad de intuIciones eplstemlcas alternativas no impide cOn_, slderar a las IntuIciones del evaluador como valiosas. En lo q~e sigue supondre.mos que Stlch ha tenido éxito en sUscntlcas y veremos SI la propuesta que él favorece (en tanto Intenta ser una respuesta a nuestra tercera pregunta iniCial ' es capaz de sobrevIvir dichas criticas. Si no lo fuere surgi la sospecha de que el tipo de chauvinismo que Sti~h ha~a denv.ar de la apelación a intuiciones, es más bien un rasg~ comun de toda tarea de evaluación epistémica.
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Dos lipa s de pragmalismo-
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f".';.¡ ,'i~' 1:":1
Justificadamente .o no, el rótulo de neopragmatismo está f~~~emente asociado a la obra de Richard Rorty. La opa- . Slclon a la "objetividad", o simplemente a la "Filosofía"." es -para Rorty-:el pragmatismo. Compartiendo tanto elrechazo de la fllo~ofía ,analítica como el relativismo (además de la autodet:rmlna~lon de "pragmatista"), podría pensarse e~ una ~oslclon comun entre Rorty y Stich. Sin embargo hay diferencias centrales entre ambas propuestas -
WRelativ~smoes el epíteto tradicionalaplicado al pragmatismo por los realrstas. Tres posicione~ diferentes son referidas común- _ mente por este nombre, la primera es que toda creencia es tan buen~c~mocualquier otra. La segunda es que "verdadero" es un termmo equIvoco, teniendo tantos significados COmo pro-
cedimientos de justificación. La tercera es que no hay nada que decir sobre la verdad o la racionalidad más allá de las des~ cripciones de los procedimientos familiares de justificación que una determinada sociedad -la nuestra- usa en una u otra área de investigación. El pragmatista sostiene el etnocéntrico tercer punto de vista. Pero no sostiene el autorrefutante primer punto de vista ni el excéntrico segundo punto de vista. 22 No queda absolutamente claro si el relativismo de Stich entra fácilmente dentro de esta taxonomía, pero si lo hiciera, sin duda lo ubicaríamos en .Ia segunda categoría. En cualquier caso no quedan dudas de ql.\e no cabe en el lercero de los grupos. Stich sostiene que debe haber criterios para decidir entre sistemas cognitivos. Se autoinscribe (a pesar de la diferencia .de sus resultados) en la línea de aquellos "escritos epistemológicos dedicados al proyecto de evaluar y criticar estrategias cognitivas" en la cual continúa a Bacon, Mili, Carnap ó Popper. Stich cree acompañarlos en tanto ellos: están convencidos de que el razonamiento defectuoso y las malas estrategias de investigación están ampliamente d/semina~ das, y de que estas falencias cognitivas son la causa de grandes daños y desgracias. Desarrollando sus explicaciones de qué es el buen razonar y las estrategias apropiadas de investigación, y explicando porqué ellas son mejores que sus alternativas, ellos esperan que otros puedan llegar a ver el error de sus caminos cognitivos.23 Así, a diferencia de Rorty, Stich está fuertemente Como prometido con una respuesta sustancial a la pregunta de cómo decidir entre distintos sistemas cognitivos.
Pragmatisno
e intuiciones
Supongamos por un momento el éxito del ataque. de Stich a la epistemología analítica. Podemos preguntarnos ahora qué ocurriría con el pragmatismo a la Slich. Consideremos la siguiente situación: un individuo XX usa una regla de inferencia 1,a saber: A B, ~A, por lo tanto ~B. Este individuo considera al dinero como su valor intrínseco. (O dejando a
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\, X ser pluralista en cuestiones de valores, supongamos q~e
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sus fmes son salud, dmero y amor). Supongamos también' que X ha usado la regla I tres veces en su vida del siguiente modo. El sabe que apostar es condición necesaria para ganar dinero en las carreras. El está convencido de que si no apuesta no ganará dinero de ese modo. Tres veces ha apostado y otras tantas ha ganado. X está tan persuadido acerca de I que esta tarde va a apostar todos sus ahorrot en la cuarta carrera de Palermo. Las ganancias prometen' ser enormes y el dinero es un valor intrínseco para X.' ¿Es~ probable que I haga que X obtenga su valor intrínseco? Recuérdese que ésta debe ser la preocupación del pragmatista. X parece estar seguro acerca de eso. Sin embargo, sospechamos que está equivocado. ¿Pero porqué: Iba a estarlo dado el éxito de I en el pasado? Porque . nosotros, evaluadores, sabemos que I -en las circuns .. tancias descriptas más arriba- no gara.1tiza la obtención delos fines de X. Aún más, estamos inclinados a pensar que I puede llevar a X a una situación altamente disvaluable:'~ perder todos sus ahorros. ¿Pero cómo sabemos eso? Porque sabemos que en condiciones normales, no es probable que I conduzca a valores' intrínsecos. Hemos analizado la regla 1, hemos atribuido valores a X, y hemos' evaluado SI es probable que I conduzca a X a sus fines. En este proceso, nosotros, como evaluadores, hemos pensado acerca de cómo esta regla funcionaría para conseguir los fines de X en otras situaciones que no son sus tres apuestas eXitosas. Y hemos analizado, imaginado, e inferido de acuerdo con nuestras intuiciones. Parecen ser nuestras. intuiciones las que nos dan los criterios para evaluar una regla o para compararla con otras respecto de ciertos fines. y en el camino, intuiciones alternativas (como las de X) quedaron descartadas. Pero recordemos que el principal problema de la epistemología analítica era apelar a intui. clones que descartaban intuiciones alternativas. Así, el pragmatista que propone Stich parece tener problemas análogos. . Consideremos otro caso. B pragmatismo es diseñado como un modo de evaluar sistemas cognitivos. Así, reco •. mendará qué sistema cognitivo debe adoptar un determi. nado grupo o individuo. Supongamos que tenemos una ~ituación ~e divergencia cogn~iva (que un plurali¡;ta descrip. tlVO deberla aceptar) en el cual un grupo G rechaza masi.
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vamente cualquier inferencia deltipo: A - B, B, por lo ta~to El principio del pragmatismo dice que un sistema cognltl.vo A. mejor que otro (y' también que debe adoptarse) SI y solo es s más probable que conduzca a los fines de G .. Pero ~'u:stro grupo G, aún conociendo el p;incipio pragmatista y . naciendo que sistema cognitivo mas probablemente. al. ~~nzará sus objetivos, no inferirá que tal Sistema cognitIvo mejor que otros ni que ellos deberían adoptarlo. Para este e~upo G el principio pragmatista es absolutamente Irrele~anle ya que no lleva a comportarse de acuerdo a sus fines. Esto no prueba por supuesto el fracaso del pragmatismo. Dada que el pragmatismo de Stich, como., hemos VIStO, no s nihilista en cuestiones cognitIvas, podrla establecer que rechazar la regla de .inferencia antes citada, el grupo estaria rechazando u~a Importante mfere~cla que lo con. duciria a sus fines. ASI, ¡il defend~r una t~SISpragmatista en la evaluación hay una regla de mferencla ~~e resulta neo cesaria para preferir entre sistemas cogn~tlvos. De este modo, para que el pragmatismo sea un metodo Viable de evaluación cognitiva debemos expresarlo dentro de. un sistema cognitivo que posea ciertas reglas .. ¿Pero como sabemos que ese sistema cognitivo es m~Jor que, otros sistemas alternativos? Concretamente, ¿que pasarla con sistemas alternativos en los cuales se ha~~n formulado métodos de evaluación epistémica que tamb,en relaCionen sistemas cognitivos con fines, pero que carezcan de la regla de inferencia en cuestión? ¿Será a partir de nuestras m. tuiciones de cuál de los métodos alcanzaría mejor los, fines, descartando las intuiciones alternatívas que avalan metodos de evaluación alternativos? En ambos casos el evaluador pragmatista será tan chauvinista y conselVador como el epistemó!ogo analítico." El pragmatista debería mostrarnos por que. debemos en. contrar que es valioso tener procesos CognitiVO cuya pro. babilidad para obtener fines esté.de acuerdo con nues~ras intuiciones cultural mente ancladas. ¿Encontraremos a esto intrínsecamente valioso, o al menos valioso instrumentalmente? En este punto parece que el pragmatismo de Stich no ~scapa. ~Idestino 9ue él mismo augurase a la epistemologla an.alltlca. ¿Podrla defenderse Stich descartando el rol de las IntUICiones para librarse de la parcialidad? La única manera sería renunciar a las tamas evaluativa y correctiva. Pero por supuesto el pragmatismo
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La pdmera c~ít~~a contra el,relativismo. y la más fácil de desech~ e~ e¡ue ~smhillsta: que. s~mplemente abandona el proyecto dedlstmfJ.UJf el buen cono,Clmlento del malo y abraza un ¡ibertinis mo cognitIvo Feyerabendtano (. ..) el pragmatismo no renuncia al proyecto. de eval,!ar, p~ocesos cogn;'¡vos. Toda lo contrario. El prag,!~atlsmo epfstemfco ofrece una noción de evaluación cognJtlVi! que es tan~oexigente como diseñada para producir evaluaciones que le Importen a la gente.2" De esle modo, en tanlo se diferencia de una posición ':leramente des~ripliva, Slich se ve atrapado en la parcia. Ildad de. ías InlUJcl?n~s. ¿Valdrá la pena, al fin y al cabo, elchaUVinismo ep,stem,co?"
I Esta SUpOSIClOn no aparece explícitamente, pero parece necesaria para concluir la fragmentación.
sin embargo
, Como señala Sosa (1989), Stieh parece confundir estos dos proyectos. Un claro ejemplo se ve en su (1988) cuando eila, como muestra de aquello a lo que va a oponerse,
la literatura
análisis de '"conocer'" (pág. 411).
relativa al
.
1 Nótese que si esto fuera así, los ataques que empiezan con el equilibrio reflexivo y culminan con la epistemología analítica no serían concluyentes para lograr el objetivo fragmentalista. Quedarían epistemologías posibles de corte monista que no caerían presas
da los argumentos de Stieh. ¡ Dicho sea de paso, no es cierto que de hecho los epistemólogos (o más generalmente los filósofos) ~naliticos sean abrumadoramente anlirrelativistas. Muchos no estarían de acuerdo
con Fodor (1990) pág. xii cuando dice: '"Odio el relativismo. Pienso que es una afrenta
a la dignidad
intelectual".
No me detendré en este punto, pero podría argumentarse que sin a) un limite claro entre tener y no tener el mismo sistema cognitivo y b) un criterio para determinar cuando sistemas cognitivos dife. rentes divergen lo suficiente para avalar el pluralismo, la presente discusión pierde sentido. 10
NOTAS_
" Hulehins (1980), págs. 127/8. Esta cita y todas las que le siguen 1 Us~ la mayúscula siguiendo la distinción de Rorty enlre la "Fj. losofla" tal CO~O se ha practicado tradicionalmente y la "filoSofía" que ~s segun Rorty una actividad propia de la sociedad
post:Fllosófica
que él pregona (eL sus (1982) y (1985)). Una dis.
tlnclon similar -aunque Con una posición opuestaes la trazada por E. Sosa entre "filosofía en serio" y "libertad de espíritu" en su
(1987).
son mis traducciones de los originales ingleses. 12 Adapto básicamente en este punto las críticas de D. Sanford
en
su (1992), aunque éstas se dirigen a otro aspecto del libro de Stich: su ataque a la tesis Dennett.Davidson de que el razonar globalmente mal es imposible. Véase también sobre este punto el tercer capítulo
de eohen (1987). ,~ Lo que sigue es una variación
de los experimentos
de Tversky
& Kahneman (1983). 2
L!na
muestra
aplicadas 3
En
reciente
de posiciones
metafilosófícas
similares
a un área diferente es su (1990b).
est~ sece::ión
intento reconstruir
algunas
posiciones
relevantes
p~ra la dISCUSIón, basándome en distinciones trazadas por el mismo Streh en sus (1990) y (1984). (Algunas de las distinciones aparecen de manera muy. similar en Goldman (1986)). No pretendo, por lo tanto, ~acer JUsticia Con las tradiciones estos "¡smos".
filosóficas que se adjudican
S~i.ch. considera
a las teorías de justificación inferencial vía eqUlllbrro re!lexivo .como teorías. que se ajustan al esquema a).d) 4
expuesto
~~sabaJO, X
por consIguiente
Como especies
de teorías
eprstemologleas ¡lnalitlcas (eL (1990) pág. 90). Así el argumento general afcanza también a dichas teorías. El tipo de erilieas de Stieh
~ue alcanzan tldas?n recogIdas
específicamente
al equilibrio
reflexivo han sido discu.--
eohen (1987) y Sosa (1989), pero lamentablemente en
The Fragmentation of Reason.
, el. Goldman (1986), cap. 4.
no son
14 En este caso muy probablemente estaría funcionando la segunda máxima de cantidad: "No hagas tu contribución más informativa de
lo que es requerido". el. Griee (1989), pág. 26 "el. Griee (1989), pág. 44. "CI. Sandford (1992), pág. lIS. " Stieh (1990), pág. 9S. " el. Sanford (1992). # 7. Algunas de estas razones nos flevarian al terreno del valor instrumental. Tales no forman parte de mi argumento.
razones.
de todos modos,
,~ Stich también niega que tal noción tenga valor instrumental, especialmente porque tampoco le concede ningún valor a la noción
de verdad, a la cual la de justifieació;: podría estar instrumentalmente ligada (el. (1990), cap. 5). Algunas respuestas a las observaciones
de Stich sobre la verdad ponen en riesgo también
esta segunda parte de la estrategia (el. Goldman (1991) y Loewer (1992)). Por supuesto que la cuestión del valor instrumental sólo se plantea si se ha descartado intrínseco.
que la noción de justificación
tenga valor
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,
el. nota
1.
$Osa, E. (1989), "Equllibrium
" Stieh (1990), pág. 1, " Rorty (1985), págs. 5/6. Mi subrayado. " Slieh (1990), pág. 2.
.
24 Un pragmatismo a la Stich puede ser conservador en un sentido en el que no lo es la epistemología analítica: puede favorecer la' ir(~v~r~ibiljdad de los valores intrínsecos sostenidos por un grUpO o rndlvlduo. Para un argumento en esta dirección véase mi (1991) 2S Stieh (1990), pág. 141. CI. también su (1991), pág. 179: "¿Qué. tipo de cambios (epistémjcos) serían deseables? ¿Qué es lo qui;¡-
hace q.ue una estrategia sea mejor que la otra? Estas preguntas--
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normatIvas son el centro de la escena en la segunda parte de The Fragmentation 01 Reason': El subrayado es de Stieh. '
Agradezco a Fernando 8roncano, Ernesto Sosa y Adam Thompson sus criticas y comentarios sobre mi (1991), que es un' ascendi7nte directo del presente trabajo. _ 26
in Coherenee?" reimpreso en (1990), Knowledge in Perspeetive, Cambridge (UK): Harvard Universily Press. . Stieh, S. (1984) "Relativism, Rationalily and the Limits 01 Inlentional Deseription", Pacilie Phifosophical Quarterly, vol. 65. Stieh, S. (1988), "Refleetive Equilibrium, Analytical Eplslemolagy and Ihe Problem 01 Cognitive Diversily", Synthese, vol. 74. Stieh, S (1990), The Fragmentation 01Reason, Cambridge (MA): MIT Press. ' SI/eh, S. (1990b), What is a Theory 01 Menlal Representation?, manuscrito. Slich, S. (1991), The Fragmentation 01 Reason: Préeis 01 Two Ch'apters". Philosophy and Phenomenologieal Researeh, vol.. 51. Tversky, A. & Kahneman, D. (1983), "ExlenslOnal xersus Intultlve Reasoning: The Conjunelion Fallaey in Probabilistie Judgemenl", Psyehologieal Review, ~ol.90.
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LA RACIONALIDAD DE LA INDUCCION DE LA SIMPLICIDAD EN EL NUEVO ACERTIJO . DA VIO SOSA'
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El concepto de la racionalidad es de importancia central en la epistemología. La racionalidad es una noción normativa con la cual se pueden distinguir tipos de razonamiento. Un= tipo importante de razonamiento lo ,constituye la inferencia inductiva. Históricamente, este tipo de razonamiento ha sido problemático. Hume nos enseñó que. toda inferencia inductiva involucra un paso ampliativo entre premisas y conclusión: las premisas no implican necesariamente laconclusión de una inferencia inductiva. No se da la garantia. de la preservación de valor de verdad que tenemos en la inferencia dEductiva. Pero si no tenemos esa garantía, ¿qué nos justifica en hacer esa inferencia? En otras palabras, cuándo es racional hacer una inferencia inductiva, y cuándo no lo es? El problema de la inducción es el problema de la racionalidad de la inferencia inductiva. A ese problema se dirige N. Goodman en su libro Fact, Fiction, and Forecasl, y a ese problema me dirijo yo aquí. Los ataques al Facl, Fiction, and Forecast y su célebre acertijo que involucra 'verdul' no han declinado a través de los años, según Goodman (pág. xxiv), en volumen o vehemencia o futilidad. Un articulo reciente (Elder) señala que después de treinta años de comentario sobre el acertijo de Goodman, uno podría suponer que lo que menos necesita el mundo filosófico es otro ensayo sobre el tema. Pero, el artículo sigue, el miembro promedio de ese mundo no ve al acertijo como solucionado, sino sólo como passé. La solución propuesta por el mismo Goodman puede molestar a un realista, promoviendo la búsqueda de una alternativa. En-
, Princeton University. U.SA
este ensayo consideraremos al problema general del cual surge el nuevo acertijo. A través de nuestra discusión, llegaremos a una propuesta menos molesta para el realista. Goodman ve al nuevo acertijo como un aspecto de un oroblema mayor acerca de las disposiciones, los condicionales contrafácticos, y las leyes científicas (pág. 3). Se niega a tomar ninguno de estos conceptos como precedentemente entendido (págs. 31, 33, 72-3). Según Goodman debemos concentrarnos sobre un problema de la proyección, el problema de las disposiciones, un problema que "se parece sospechosamente a uno de los más viejos amigos y enemigos del filósofo: el problema de la indUcción. Efectivamente, los dos no son nada más que distintos aspectos del problema general de proceder desde un conjunto de casos dado a un conjunto más ancho" (págs. 57-8) . Con respecto al problema de la inducción. Goodman cree que las cosas andan, en una palabra, mal. Pero cree que lo que comúnmente se considera como el "Problema de la Inducción" ha sido disuelto por Hume. Los problemas surgen porque las inferencias inductivas no son ni reportes de la experiencia.nl~n¡;ecuencias lógicas de ellas (pág. 59). ¿Por qué una predicción en vez de otra? "Hume responde que la predicción a elegir es una que acuerde Con alguna regularidad pasada, porque esta regularidad ha establecido Un hábito" (pág. 60). Esto puede parecer trazar los orígenes de las predicciones electas en lugar de establecer su validez. Pero Goodman cree que los problemas de justificar la inducción y describir como ocurre no se deben disociar tan agudamente (pág. 61). Podemos dirigirnos hacia las inferencias no-inductivas para entender mejor esto. Según Goodman, las inferencias deductivas se justifican por su conformidad a reglas generales válidas, y las reglas generales se justifican por su conformidad a inferencias deductivas válidas. Admite que esto parece "flagrante circular" pero pretende que el círculo es "virtuoso". "Las reglas y las inferencias particulares a la par se justifican cuando entran en un equilibrio reflexivo. y todo esto aplica igualmente a la inducción" (pág. 64). Es/o aclara malentendidospero deja mucho por hacer. Como prin~.ipios de la inferencia deductiva tenemos las leyes lógicas
famllJaresy altamente desarrolladas; pero no hay disponibles tales principios tan precisamente expresados y bien reconocidos de la inferencia inductiva (págs. 64-5).
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. AsI Goodman se vuelve hacia a lo que llama la "tarea constructiva de la teoría de la confirmación: El fin es definir en lugar de justificarla confirmación. Basándose en el trabaja pionero de Hempel, Goodman se pregunta si debemos'_ simplemente tomar la confirmación como aproximadamente la conversa de la consecuencia. "Las leyes de la deducción al revés estarlan entonces entre las leyes de la inducción' (pág. 67). Aunque esta formulacíón necesita ajustes (y los recibe, en las manos de Hempel y de Goodman), la sus. titucíón del problema de la justilicacíón por el problema de la definicíón parece hacer avanzar el tema. Pero nuestra satisfacción dura poco. '::n este momento Goodman desvela una "dificultad nueva y seria," una dificultad "de un tipo mucho más grave"; el nuevo acertijo de la inducción. El acertijo de .Goodman introduce el predicado 'verdul'. 'Verdul' se aplica a toda cosa examinada antes de t si y sólo~ si es verde, pero a otras cosas si y sólo si son azules.
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{E]n Un momento t tenemos, para"cada enunciado de evidencia_ que afirma que una esmeralda es verde, una oración de evi. dencia p~ralela que afirma que esa esmeralda es verdul... As¡ ... la predicción de que todas las esmeraldas que posteriormente se observarán serán verdes y la predicción de que todas serán verdules están igualmente confirmadas por las oraciones de evidencia describiendo las mismas observaciones. Pero si una esmeralda posteriormente observada es verdul, entonces es azul y por lo lanto no verde (pág. 74).
Debemos apreciar la belleza de este ejemplo. En su prefacIo a la cuarta edición de Fact, Fiction, and Forecast, Hllary Putnem dice, "[hJay algo muy parecído a una obra de a.rt? acerca de este pedazo de Invencíón filosófica" (págs. V~H). El ejemplo hace impresionantemente claro que si simplemente elegimos predicados apropiados, entonces en base a cualesquiera observacíones, tendremos la misma confirmacíón (bajo la definición de 'confirmacíón' en consideracíón) para cualquier predicción acerca de cualquier cosa. "Nos quedamos ... con el resultado intolerable de qtle todo ~nflrma a todo" (págs. 74.5). ¿Oué haremos? Una respuesta prometedora es la de admitir como~royectibles sólo predicados que sean 'puramente cualitatiVOS'o 'no-posicionales'. Goodman alardea de una Incapa-
94
cidad para distinguir si un predicado es cualitativo o posicional salvo tal vez dando totalmente por sentado lo que eslá en cuestión y preguntándose si las hipótesis que lo aplican son legaliformes. Luego reconsideraremos esta movida dialéctica en más detalle. Una manera provechosa de ver el problema de Goodman es como el problema general de la subdeterminación de las hipótesis por la evidencia. o como el problema general de amoldar la curva (Harman. 1990a, págs. 2-4). No importa cuantos datos sostengan alguna hipótesis (no agotada), siempre habrá una cantidad indefinida de, otras hipótesis que, aunque difieran en algunos casos posibles, acomoden igualmente bien los datos establecidos. Los datos solos no pueden en general distinguir a la hipótesis justificada. Los cienlíticos a veces serlalan puntos como una representación gráfica de la evidencia. Pero no hay ningún límite al número de maneras de conectar cualquier número de puntos -un número indefinido de hipótesis en conflicto entre si pero que acomodan esos datos. No obstante, en muchos de estos casos creemos que hay una.'l::urva especial, una hipótesis especial: la curva indicada por I~s puntos, la hipótesis confirmada por los datos. La respuesta del mismo Goodman se basa sobre la noción de 'atrincheramiento'. Predicados veteranos que figuraron en proyeccíones anteriores y en muchas más proyecciones están mejor atrincherados que otros predicados (pág. 94). El atrincheramiento de una hipótesis depende del atrincheramiento de sús predicados, y la validez de una inferencia se ve afectada por su atrincheramiento. La hipótesis de que ladas las ésmeraldas son verdes se induce válidamente de -esta confirmada porlos datos (y la hipótesis de que tod.", las esmeraldas con verdules no lo está) porque esa hipótesis está más atrincherada que cualquier hipótesis (sostenida, no violada, y no exhausta) que compite y que acomoda los datos (e.g. la hipótesis de que todas las esmeraldas son verdules). Criticaremos' esta propuesta más abajo. Un rasgo importante de la sugerencia de Goodman es que hace de "proyectible" un término relativo. La definición de "confirmación" tendría un parámetro para la crónica de proyecciones pasadas. Y esta crónica podrla concebiblemente variar a través de los mundos posibles, incluso dentro de un mundo posible de una cultura a otra.
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¿Cuál crónica específica de proyecciones pasadas seria e' valor del parámetro? Esta resulta ser una cuestión confin! gente. Tal resullado puede molestar al realista. Los realistas a menudo creen en una tesis de tipos nalurales. ~ Miembros (o muestras) de un tipo natural deben por su n~~' r~le.za ~oseer suflClent~s propiedades en común como para dIstinguIrlos como un tIpO en sí, y la ejemplarización de la "natur~leza" por lo cual hacen no pueden ser relativa a nuestro
lenguaje (o teoria, etc.). Pero hablar de las propiedadesposeídas~ en común por naturaleza por los miembros (o muestras) es~;;,
hablar de algo más que sólo las propiedadesque los miembros (o muestras) poseen por casualidad. (Elder, pág. 115).
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Según tal punto de vista, los predicados proyectibles_ deben expresar propiedades naturales. Si una hipótesis esproyectlble o no depende de si los predicados involucrados caracterizan los casos observados por su naturaleza o por aCCidente. Para el realista, la proyectibilidad es fundamen . talmente independiente de la historia de proyecciones pa. sadas. Goodman está de acuerdo en que la validez inductiva involucra una categorización correcta. Pero para él, "como la categorización correcta es obviamente no una cuestión del descubrimiento de tipos 'naturales. sino de la organización de tipos relevantes, el papel del atrincheramiento debe ser tenido en cuenta" (pág. xxiv). Luego Goodman distingue los lipos 'genuinos' de los meramente 'artificiales' de la siguiente manera: "el atrincheramiento de clases es alguna medida de su autenticidad como tipos; hablando burdamente, dos cosas son más consanguíneas a medida que hay un pre. dicado más específico y mejor atrincherado que se aplica a las dos" (pág. 123). Así Goodman abraza el anti.realismo que. se sigue de su solución propuesta al acertijo. Ningún realista puede ser tan flemático. Una línea general de respuesta involucra (a veces tá. citamente) negar que los varios problemas discutidos por Goodman son realmente aspectos del mismo problema. Si estamos dispuestos a tomar el concepto de un condicional contrafáctico como entendido precedentemente, por ejem~ plo, podemos darles solución a los problemas de las gene.ralizaclones legallformes, las disposiciones, y la inducción.' Pero Goodman hace el círculo de esas cuatro ideas muy ajustado; es difícil, haciendo frente al nuevo acertijo, consi.
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derar que alguna de ellas sea intuitivamente no problemá. tica. Pasemos entonces a criticar la solución propuesta por el mismo Goodman. En una nota introductoria, Goodman nos aconseja acerca de los "argumentos especiosos frecuen. temente ofrecidos para objeciones [a su teoría de proyec. ción) que se anuncian Como fatales" y nos amonesta "contra la suposición de que se ha mostrado que la teoria tiene la consecuencia de que ningún ... predicado nuevo puede proyectar" (págs. xxiv.v). Tal objeción es sin embargo tentadora hasta que Goodman introduce las nociones de los predicados matrices y el atrincheramiento heredado. Estos' aspectos aumentan la efectividad de la teoría del atrincheramiento de Goodman -la teoría puede admitir la introducción de predicados nuevos aceptables. A la vez nos guían hacia una posible debilidad de la teoría. "La comparación del atrincheramiento heredado de dos predicados viene al casos sólo si ninguno de los dos tiene mucho más atrincheramiento ganado que el otro. El atrincheramiento ganado, por decirlo así, establece los ni. veles mayores del atrincheramiento, y sólo dentro de estos efectúa el atrincheramiento heredado una clasificación subsidiaria" (pág. 107). Podemos empezar a sospechar una insuficiencia en la teoría de Goodman. A veces está justilicado moverse inductivamente a una hipótesis que contiene predicados nuevos, no sólo en preferencia a otras hipótesis que también tienen predicados nuevos, sino también en preferencia a hipótesis que contienen predicados veteranos con atrincheramiento ganado significativo. La historia de la ciencia presta ejemplos de 'cambios de paradigmas' y de introducciones de nuevos entramados teóricos. Estas nuevas teorías se adoptan porque proporcionan coherencia explicativa. A menudo no hay evidencia, ningún experimento antecedente, que demuestre la superioridad de la nueva leoria sobre la vieja. Aceptamos la nueva teoría, con sus predicados que determinan nuevas extensiones, en base a la misma evidencia sobre la cual aceptábamos la vieja. Pero rechazamos la vieja teoría por su inferioridad explicativa. La nueva teoria es tal vez más. simple, más coherente, o requiere menos explicaciones ad hac. Pondré el punto abstractamente, para enfatizar la estructura de la objeción; pero más abajo mencionaré un ejemplo de la historia de la ciencia. Imagínese una leoría bien
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alnncherada can algunas aXiomas que contengan los pre_, dicados f""damenlales de la teoria. Estos predicados fun: ' damenla''?s sindican lo que la teoria toma como las entidades básicas de Su dominio (La quimlca, por ejemplo, _ toma a los elementos como baslcos.) Ahora b;en, segun el desarrOllo de la tooria --segun, por ejemplo, cuales tea. rern.;lS resulten lértjlesa veces resulta más convenient~ reorganizar la leona. Di/erentes clases se toman como basicüs. algunos principIOS 'que antes eran teoremas especialmente fertiles llegan a ser axionas, y los que antes eran _ axiomas ahora han de probarse. El sistEma nuevo .es consistente con todos los datos observados: con respecto a esos datos, la revolución es completamente mterna a la teoría. No obstante, el sistema nuevo puede o no hacer predicciones que entren en conflicto. La cuestión es que a veces ganancias en virtudes teóricasjustifican estas revoluciones teóricas. En estos casos, pre-dicciones que involucran a los predicados atrincherados _ (aunquo igualmente sostenidas, no violadas, y no agotadas) _ están menos juslificadas Gue prediCCiones que compiten _ InVOlucrando predicados df' la nuova teoria. Estas ganancias en Virtud teórica reS!:;:.:..1,,',n ;:';:1 r¡8n,'1~'''r~,'111 coherencia en genp.r al. POdt:Hl1ü" ~ri.:'nciaacerca de la justi/icacI"" .,. la teoría del atrtncheramiento ao \...lQ(}U1 r;.:-;n. Aunque la pOSibilidad de la situación que describo basta P2r" rechazar la teoria del atrincheramiento, puede haber algunoS ejemplos reales ¡;" la hisloria de la ciencia que hacen la objeción mas '¡iv ida y apremiante. Creo que un buen elemplo del lipo relevante de revolución teórica es el Irabajo de Lavoisier en la química del Siglo dieciocho. En 1772 Lal¡úisler planeó el debate de la teoria del Ilogisto sobre la tJ.Jse de los mismos experimentos qUE se usaron origi. na 1mente en el desarrollo y la delensa de esa misma teori~, La nueva tecria química de Lavoisier involucraba una nueva clase de enlidades fundamentales. El introdujo el predicado ..oxígeno". Este predicado nuevo no era ca-extensivo. con nlngun predicado de la vieja teoría de Iloglsto (aunque poco antes del trabajo dE Lavoisier, Priestley y algunos otros empezaron a hablar dei "aires dellogistado") La evidencia_ para la nueva teoria era la misma que la eVidencia para la leoria que proponia reemplazar. (Las generalizaciones de cada teoria no estaban claramente Violadas, v estaban -j.--
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Igualmente sostenidas y no exhaustas). Pero la nueva teoria era más coherente, y las hipótesis involucrando predicados de la nueva teoría se volVieron preferibles casi Inmediatamente. Una manera de interpretar la respuesta de Goodman a su propio acenijo es Corno un paso Incompleto hacia 1" coherencia. La mayoria de !2S generalizaCiones inductivas que son más coherentes con nuestro sistema de creencias involucran predicados profundamente atrincherados. Que una teoria del atrincheramiento y una teoría de la coherencia rara vez se separan es el resultado del papel del conservadurismo en cualqUier teoria plausible de la coherencia. El tipo de revolución teórica discutida arriba revisa radicalmente cuáles creencias se tornan Como justificadas. Tal revisión esta ella misma justilicada sólo si las ganancias en cohe. rencia son igualmente radicales. Como hecho contingente, estas revoluciones han ocurrido con relativa infrecuencia. El atrincheramienlo y la coherencir:l rara vez comp,ten como critenos Pero sí lo pueden hacer: y a veces lo llan hecho: y euanc", lo hacen, la coherencia parece emerger corno el criterio mas apropiado. ~ Nuestra breve invesligación acerca de la relevar:cia de la coherencia muestra que el atrincheramiento no es el rasgo definitivo de la proyectibilidad. T ,,; vez la coherencia no lo es tampoco, Si la coherencia de una hipóteSIs se mide en gran parte por su relación Con creencias reales acerca de disposiciones. cO'ltrafactlcos. y generalizaciones l¿g3Iiformes. donde estas creencias involucran los mis"llos predicados que la hipótesis en cuesllón, el problema más prr;:undo de Goodman puede surgir de nuevo. Luego comentare un poco más sobre el papel de. la noción de coherencia. Pero una critica completa de la teoría coherenllsta de la justificaCión y una discusión de su suficiencia con respecto al acertijo de Goodman, están más allá del alcance de este ensayo, La discusión de una solución alternativa ha estado pendiente: paso ahora hacia la .'cualitatividad" y la "posicionalidad". Desde Carl1ap, una manera popular de atacar la distinción entre generaliiaciones legaliformes y accidentales ha sido la de considerar predicados que no son puramente cualitativos. ¿Que quiere deci- que un predicado es cualitativo? Dos sugerencias iniciales consideradas por Goodman son (i) que debe sel equivalente a una expresión libre de
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, términos para individuos específicos, y (Ji) que no debe Ser equlvalente a ninguna expresión que contenga tales tér_.!' minos. Según Goodman, con (ii), cuando rechazamos" predicados que no son cualitativos, estaremos rechazando todos los predicados; con (i), no estaremos rechazando ninguno,
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El planteamiento de Goodman aqui depende de su ~ perspectiva extensionaJista extrema acerca de los predica_ dos y la equivalencia, Todo predicado equivaleextensionalmente a algún otro que contiene términos para individuos específicos, y ningún predicado equivale ~ extensionillmente sólo a predicados que contienen tales términos. Para Goodman la coextensión es suficiente para la equivalencia. y con esa perspectiva acerca de la equivalenCia, Goodman probablemente tenga razón en que la _ exclusión de predicados no-cualitativos ("impuros") no logra _ nada. Probablemente es verdad que para todo predicado cualitativo, hay uno impuro con la misma extensión, y viceversa. Pero los predicados cualitativos no se distinguen de los impuros por sus extensiones. Lo que distingue un predicado puramente cualitativo tiene que ver con la propiedad expresada por el predicado. La cualitatividad tiene que ver con el sentido, no sólo con la extensión. Goodman se detiene a continuación para considerar esta posición. Desafortunadamente, encuentra oscura la noción de sentido, y pretende no poder decir directamente si un predicado es puramente cualitativo. Tal vez es imposible (en las palabras de David Lewis) "refutar una mirada sin expresión". Pero Goodman por lo menos considera una protesta posible a su ignorancia deqlarada sobre tal distinción. Seguramente es claro que '\lerde" es cualitativo y "verdul" no lo es, porque el sentido del segundo involucra una referencia a una posición temporat específica, Goodman rechaza el argumento asi: "[SJi empezamos con ..."verde", entonces '\lerdul" ...se explicará en términos de 'verde" y un término temporal. Pero se igualmente verdad que si empezamos con "verdul" ... , entonces ..."verde" se explicará en términos de '\lerdul" y...un término temporal; Asl la cualitatividad es una cuestión totalmente relativa " (págs. 79-80, énfasis mío). Es implausible suponer que el sentido de una palabra se expresa por los términos en los cuales la palabra se explica. El objetor que propone que el sentido de "verdul" visible100
nte involucra
una referencia
a una posición temporal
mepecifica (de una manera que el sentl'do d'e ver d"e no Io ~~ce) no propone que la explicación d: "ver,?ul" d,?ba . volucrar tal referencia (y que la explicaclon de verde no ~eba hacerlo). A veces es prefe!ibl: explicar un término sin eXpresar el sentido de ese terminO, ~ veces po~emos explicar un término simplemente Indlcaoo su extenslon. Lo que se sigue del argument? de Goodman no es, que la cualitatividad sea una cuestlon totalmente relativa, Sino q~e nuestra explicación de las expreslon8s es una cuestlon totalmente relativa. Esto no es sorprendente, ni relevante. Considérese: "Soltero" q'Jiere deCIr l10mbre no casado. Pero hay un sentido de "significación" asimétrico, (y no reflexivo, aunque si transitivo), en el cual por :Iemplo "hombre no casado" '0.0 quiere decir soltero.' AlgUien que conozca un sistema de predicados que incluya a "soltero" pero que no incluya a "hombre no casado" ~udiera aprender la expresión "hombre no casado" po~ mediO del predlc~do "soltero". Pero esta persona no deberla creer que el sentido de "hombre no casado" es solo soltero. Del mismo modo, aunque aprendemos "verdul" P?r medio de :\lerde"" y un término temporal, y algUien familiarizado con \lerdul pero no con "verde" tendría quizá que aprender"verde" por mediO de "verdu!" y un término temporal, la cuesti.ón del significado puede ser independiente, Y es esta noclon del Significado 50b", la que el objetor hace descansar su p"'puesta. Me parece que todavía no tenemos un argumento convincente de Goodman contra el estableCimiento de una dicotomía de predicados en base a su cualitatividad. Consideremos nosotros mismos la propuesta con más detalle. Siendo honrados, debemos admitir que cuando pretendió que si empezamos con "verdul", "verde" se explicaría con ~n término temporal, Goodman puede haber quendo deCIr ~~s que el que tal vez explicaríamos por casualidad la expr~sl~n de ese modo, Quizás quiso decir que '\lerde" se explicarla apropiadamente de ese modo. Asumimos que para explicar un término apropiadamente hay que articular el sentido de ese término. "hombre no casado" articula el sentido de "soltero" pero "soltero" no articula el sentido de "hombre no casado". Ahora, sin embargo, las premisas del argume~to de Goodman no son tan obviamente aceptables. No esta claro que podamos articular el sentido de,'V ~"tlffi~e!~inos de ,O' "iC'~ ' /0
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'VerduJ" y un termino temporaL El argumento que GOodma;' ~U1ere rechazar es que "verdul" sea obviamente impuro" Involucrando, como vIsiblemente lo hace, una referencia a una POSlclon .temporal especifica. Su respuesta es que la cuesli?n de SI Un predicado involucra una relerencia tal es cuest/on lolalmente relal/va. dependiente de los otros pre .. _ dlcados con los cuales "empezamos". Goodman sin dUda _ tiene razon en que SI una explicación de un predicado Involucra .una referencIa tal es una cuestión relativa, y tal vez ~ tiene raza n en que siempre habra predicados correferen. clales o coexlensos que involucran o r,~ involucran tal refer. _. encla;. Pero lo que dice no lo enlreota claramente con "a " cuestlon de SIhay otro tipo de significaco que no sea relativo. Consideres e la posición siguiente:
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Las propiedades Iiensn una estructura intencional. Algunas SOn compuestas y aigunas son no compueslas. y de las que SOn compuestas, alguna~ son co.njun.tivas, algunas son dIsyuntivas, Y algunas son negatlv<:Is. ASI, rOJo y redondo en Una propiedad c?mpU~sfa y Co~juntiva; rojo o redondo es compuesta y dl~YUnflvay no roJo es compuesta y negativa (Chisholm 1989
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142).
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. Chisholm rechaza explicita mente el punto en que "la estructura de las pr?pledades' no es nada mas que la estructura del lenguaje que usamos en la formulación de nuestros. predicados" (Chisholm, 19a9, pág. 142) Y continua con ana lisIs detallados de propiedades conjuntivas, d'Syu~t/vas y negalivas .. SI aceptara mas tal posición, y aceptaramos que. el significado de un predicado es precio samente la propiedad expres~da, entonces podriamos responder al acertlio de GOOd:;,an de una manera que su argumento de arriba deja sin locar. 1:1'.1.
y~ no represento la respuesta lradicional basada en la nocla n de cualitatividad. Pero la respuesta que defiendo se podna Ver comoun desarrollo de esa idea. "Verdul" expresa una propiedad disyuntiva; "v"rd~" no lo hace. Verdul es una propiedad compuesla y verd" no lo es. Ahora parece que tenemos. una manera de distinguir el tipo de predicado problematlco. Seria abrupto, sin embargo, simpleme'"e desechar cua!" qUler generalización que contuviera un predicado compues" too Algunas generalizaCiones que Gontienen predicados al. tamente conjuntivos, por ejemplo, pueden ser válidas. Es
mejor seguir la Iniciativa de,Goodm~lf; e intro~ucir una noción que admita grados. La teona del at,,~cheranllento se supone que sea o:.>perablesólo cuando no hay mnguna hdudadraza. nable acerca de si u.) predicado esta nl,J$ atnr.c .era. ~ que otro (pág. 96). La nuestra será una teo,i" de la simpliCidad. Asumiendo que la simplicidad de U02 ',Ipotesls es lunclen de la simplicidau de sus propiedades constitutivas, "I1a oroyección se debe eliminar si ~r~traen conflicto cc:m otra proyección más simple (que este Igualmente sostenrda, no violada. y no ag::>t<;da).Por SUPUU310puede haber conflictos entre pr(lyecciones de predicados ~ue sean casI Igualmente $i.rnples: pero taíes conflictos s,e debe.n\ reso!v~r.?8 atráS maneras y no nj$ preocuparan aqL.:I (la deCISI?n debe esperar a un e;(oerimenlo crucial) 361c diferenCias marcadas en grado de simplicidad se toman en cuent:., Una pretensión impiicita de esta teoría, no.obstante.. e~ oue no habrá dos hipóteSIs i£ ualmeote sostellldas, no violadas y no 1ue las hlpoteSl, validas de las inválidas no es nueva ni esta libre de controversIa. Pero muchas versiones de este tipo de (~~spuQstaestán sujetas a la impugnación de Goodman citada arrrba. Los que piensen que la noción del significado se debe olim",,,r, como Goodman. rechazarán mi enfoque corno algo execrabJ&, con 'su use de significados que tienen una estructura. intencional. Una dlSCUSlóocompleta del realismo de las propiedades. srn emhargo, lendrá que esperar otro foro. Mi respuesta debe ahora enfrentarse a una obleción, Antes use ia coherencia para derr"'ar la leofla del atrincheramiento de Goodman. Un problema semejante surge para la propuesta que esbozo aq"ui. Supongamos (y gracias al Profesor B. Loewer, qu~ me senolo el ejemplo) que ladas las politi"s que hayamos observa(10 estuvieran dentro de la ciudad (es muy difíd verlas en el campo), y supon" gamos que todas las polillas que hay?mos observado f.uesen negras. Pero supongamos que tuvlesemosuna teona que predijera que todas las polillas blancas Ileganan a ser negras despues de algunas generaciones en un ,:ab,:at Industnal. Los datos observados podrian en lal caso .1"~:lflcar Ja hipo.
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tesis de que todas las polillas con o bien negras y habitantes de la' ciudad o bien blancas y habitantes del campo, Los ~ dalas serian consistentes con la hipótesis mucho más simple ~ de que todas las patillas son negras, pero la hipótesis más justificada sería la más compleja, o al menos asi parece. ~ Esta es una objeción molesta, pero no desastrosa. La coherencia demanda un papel mayor en nuestro análisis de la justificación. Pero a la vez distinguiremos dos conceptos que en alguna medida hemos confundido hasta ahora. La coherencia puede ser un criterio independiente para medir la justificación de nuestras inducciones. Podemos aceptar el principio siguiente: para cualquier par de hipótesis que sean iguales en otros respectos, no seria justificado inferir la que _ es menos coherente con nuestro conjunto lotal de creencias. Aún grandes diferencias en la simplicidad distinguirán asi la-más justificada sólo con respecto a hipótesis que no difieran mucho en el grado de coherencia. La confirmación, sin embargo, es otra cuestión. Recuérdese nuestra critica de la teoría del atrincheramiento. ¿Por qué no puede Goodman también adoptar la coherencia como un criterio independiente? El atrincheramiento pudiera entonces tomar el papel que aquí le hemos dado a la simplicidad. Los ejemplos de la ciencia serían casos en los cuales el atrincheramiento sería im. potente porque la coherencia ha decidido la cuestión de la justificación y la proyectabilidad. ¿No socava nuestra de. fensa de la simplicidad a nuestro propio ataque a la teoria del atrincheramiento? Yo creo que hay una diferencia importante. Hemos se. ñalado que la preocupación central de Goodman es la confirmación. Como, siendo todo lo demás igual, no estamos justificados en aceptar una hipótesis menos confirmada, es fácil patinar desde la confirmación a la justificación y dar la vuelta. Al enfocar la coherencia recordamos que los con. ceptos son distintos. De hecho, creo que la proyectabilidad es una función de la justificación, no simplemente de la confirmación. Nuestra justificación al aceptar una hipótesis especifica se determin~ por un complejo de factores que iricluye tanto la coherencia como la confirmación. Pero la confirmación de una hipótesis no se determina por su ca. herencia con un conjunto más amplio de creencias. De acuerdo con lo anterior, las considerack'nes de ca. herencia se oponen a la teoría del atrincheramiento y no a 104
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nuestra teoría de la simplicidad. En el ejemplo de las polillas, me parece, la hipótesis más simple de que todas las polillas son negras está efectivamente mejor confirmada. No es. tamos justificados en inferir esa hipótesis, a pesar de su confirmación superior, porque es menos coherente con nuestro conjunto total de creencias. En casos de revoluciones científicas, no sólo estamos justificados en inferir las hipótesis atrincheradas, sino que están ellas necesariamente mejor confirmadas que las nuevas hipótesis que involucran los predicados vírgenes. Recuérdese: todas las hipótesis deben estar igualmente 'sostenidas' por los datos. Si las hipótesis viejas están mejor confirmadas, parece ser en función de su simplicidad, no de su atrincheramiento. Para probar intuiciones, imagínese un caso en la cual una hipótesis compleja pero-bien atrincherada entre en conflicto con una hipótesis simple pero cuyos predicados no están atrincherados. Sean las dos hipótesis igualmente sostenidas, no violadas, y no exhaustas. ¿Cuál de las hipótesis estaría confirmada? Es fácil crear un caso tal: supóngase que 'verdul" estuviese mejor atrincherado que 'verde", Entonces, según la teoría de Goodman, las instandas observadas de esmeraldas verdes confirmarían la predicción de que todas las esmeraldas posteriormente observadas serán azules. Pero yo creo no sólo que las declaraciones de evidencia afirmando que ciertas esmeraldas son verdes no confirman la predicción de que todas las esmeraldas posteriormente observadas serán azules, sino también que tales declaraciones no podrían confirmar esa predicción, De nuevo, la justificación es otra cuestión, Llámese este ejemplo 'la versión modal del nuevo acertijo', Usando en contra de Goodman algunas de sus propias palabras, en la versión modal, "aunque estemos bien enterados de cual de las dos predicciones incompatibles está genuinamente confirmada, [la predicción incorrecta] está confirmada según la [teoría de Goodman]" (pág, 74). Tal vez Goodman vería mi reduclio de su posición corno una reductío de la mía, Según tu punto de vista, quizás diría él, "la concordancia con regularidades en lo que se ha observado [no] es una función de nuestras prácticas' língüisticas" ((pág, 121), En la versión modal, según la propuesta que he defendido aquí, la confirmación de hipótesis no se ve afectada por el cambio drástico en como el mundo "ha sido descripto y anticipado en r.uestras prác-
105
ticas Iingüisticas" (pag. 12'). Pero si tengo razón, la confirmación es independiente de n~estro uso de lenguaje. Mas bien, las raiees de la Jahdez se encontraran
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intencional.
La
estructura
intenc¡:,:'":al de
una
propiedad es independiente del lenguaje que usemos para expresar la propiedad; es una propiedad no I elacional de esa propiedad. Abrazo "1" idea de una planta baja ontológica !:-:dependie.lte
de nU0stras actividades
teóricas" que, segun
PU",am, Cood:r.an empieza por rechazar (pág. xiv). Es mi in~~:'",ción qu~ esta propuesta sea no solo una respuesta al problema de la racionalidad de la inducción, sino que provea también una manera de Iratar los problemas de las disposiciones y bs generalizaciones legaliformes, y que remueva algunos de !0S obstáculos para un Iratamiento satisfactorio de! problema de los condicionales ccntratácticos. El efecto de nue~tra posición sobre esos problemas se podría hacer más explicito. Si ajustaramos nuestra mira aun mas alto, podríamos tomar como blanw la disoluciór, dl' Goodman del viejo problema de la inducción. ¿ Es verdad 'lue el equilibrio reflexivo es un buen modelo de la justilicaciór, -un circulo virtuoso-? Hemos eVitado esa cuestión. An"lit;camente d memos consid~r"r todo problema que se deba considerar. "ero es simplemente lalso que 106
aqui todo problema que se deba con-
en nuestro uso
de lo que el lenguaje expresa. La propuesta que he esbozado se supone SN una res- puesta al acertijo de Goodman. una respuesta que un realista ?uede tolerar. Debe verse como un iri!ento de contribuir a "Ia larea constructiva de la teoria de la confi,mación". Yo d'stinguiría, sin embargo, entre la confirmación de una hipótesis por la evidencia, y la proyectabilidad o justificación de es~ hipótesis. La proyectabilidad de lJIia hipótesis S~ determina sólo en piule por su cGnfirma"ión: la coherencia y otros factores juegan también un ~apel EIatrincheramiento me parece qut"! j:..:ega, a lo sumo, JO pClpel derivativo (derivado de 1<1 cohe,e~cia). La confirmacion, por otra parte, es un~ lur,ción de sostén, violación, agJtanliento, y simplicidad, y todos estos conceptos se pueden analizar independientemente de nuestras prácticas lingüisticas (Goodman mismo lo hace para los tres primc:ro,; véase págs. 89-90). La simplicidad de u~a hipótesis es función de la simplicidad de sus partes. l.as partes de una hipótesis son lo que los tórtTIirlO~ i"L'lcvantús expresan -propiedades-, .Por ultimo, la simp"C:~,,(1 de una propiedad es (unción de su e5tructura
debamos considerar siderar.
NOTAS
, Véase a F. Jackson. -GrU"" Journal o/ Philosophy 72 (1975), págs. 113<~1.
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" LO RAZONABLE,
LO CARITATIVO Y EL RELATIVISMO ALBERTO
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La mayoría de los relativistas, imagino, estarán satisfechos _ por ~I colando panorama de razones diferentes que pro. porclonan p~ra lIamar~e de manera idéntica (en apariencia).Esta sltuaclon, ademas: es propicia para la fama: algunas de esas razones son drastlcas, sugieren audacia intelectual auguran giros históricos y arroban a las mentes cansada~ o Impacientes (que .abunda~); pero si acaso no pudieran ~ sostenerse mucho tiempo siempre será posible refugiarse temporanamente en ot~as razones más defendibles pero sin enc~nto, confiando sin embargo en que la fascinación o"gl~al no se melle demasiado.' Uno de esos atractivos productos merece llamarse re.latlvlsmo conceptual inconmensurabilista absoluto. Su nucleo basto lo forma la creencia de que hay (o puede haber') esquemas conceptuales mutuamente incomprensi. bies y, con eso: comunidades humanas irremediablemente ajenas, Inlnt<;llglbles, entre si; comunidades que no pueden (nunca podnan) entenderse y que ejemplifican modos de raclon?lidad mutuament~ inaccesibles (y que, de hacerlo, deberan relacionarse eligiendo entre la tolerancia silenciosa' o el avasallamiento).
de las manifestaciones de kl que llamamos nuestra acionalidad. y constituyen casI todos los procesos o pro. ~uctos que parecen exhibirla con claridad mayor. El examen de la actividad lingüística proporciona, pues, un cnteno muy importante para la determinación de las caracteristicas de nuestra racionalidad. Un paso fundam~ntal de ese ,:~ame~ onsiste en dilucidar la estructura de cierta abstracclon casI fneludible: nuestro lenguaje. Un f~ctor esencial para esto, y el más ligado con la idea de raCionalidad, es la aclaración de los principios inferenciales involucrados. y el núcleo minimo de tales principios --:'también él más relacionad~ COn la idea de lenguajeestá dado por las reglas Inferenclales deductivas; reglas que gobiernan las funciones de los conceptos que caracterizan con mayor o. ~enos ng~r alguna idea de coherencia, ie. alguna restncclon (como Ideal re. gulativo) para la aceptabilidad (y conl'.tituibilidad) de conjun. tos de creencias (y, al menos denvatlvament~, para la constitución de voliciones, sentimientos, valoraciones). Creo que lo anterior es un breve bosquejo de una muy atendible propuesta de elucidación de los elementos de la idea de racionalídad. Discutible, desde luego. Pero, en lodo. caso cercana al pensamiento de muchos ;nlluyentes au. tares'; entre ellos, Davidson. Desde esta perspectiva, ¿qué puede decirse sobre la tesis relati~ista exlremá, sobre la presunta. multiplicidad de racionalidades Inexpugnables, reformulada ahora como .Ia posibilidad de lenguajesradlcalmente intraducibles? Davidson. precisamente, tiene atgo muy contundente que decir. Según e'. esa te~is carece de sentido. No se opone sólo a la pretensoon de Imposibilidad comunicativa, rechaza la idea misma de un sistema de conceptos (que determinaría cierta racionallljJd) con el que comunidades humanas ordenarían el (su) mundo o la (su) experiencia. . l:
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Los intercambios lingüísticos están asociados con la mayoría -
• Universidad de Buenos Aires/CONICET. 108
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Según el punto de ~isla redén esbozado, ~os len~uajes intertraducibles habran de ejemplificar un UniCO sistema conceptual o, más precisame.nte, un mismo. modb de organizar o ajustarse a la realidad o la axpenencla. Con-
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siderando que cada SISlema conceptual esté repreSentado _ po, un lenguaje determinado de cierto conjunto de lenguajes Intertraducibles, pod'~ decirse que el sistema conceptual A ~ es o'stlnto del sistema conceptual B siempre que no haya' un conjunto "significativo" de predicados de A que Setraduzca a B respptando la asignación de extensiones (ie, cuando no haya un conjunto de predicados de B Con las mismas extensiones), Pero según Davldson, no es posible comparar extensiones SI no es suponIendo un vasto Con junio de predicados coextensionales que determinen el universo cuya clasificación ulterior pueda diferir segl"n se emplee A o B. Sólo si, caritativamente, quien depende de A considera un universo suficientemente común con los participes de B, podra encontrar, en B, predicados intraducibles, Pero esa suposición, pretendidamente imprescinaible, impide ya que pueda' encontrar un conjunto tan significativo Como el re. querido por el criterio diferenciador de esquemas conceptua. les. No discutiré este punto porque la estrategia argumental davidsoniana se reitera enseguida y respecto de una cuestión semantlca que él toma con mas seriedad que las vinculadas con la noción de referencia, noción a la que concede un papel puramente instrumental a la hora de relacionar lenguaje y realidad, Hay una segunda manera davidsoniana de intenlar caracterizar la idea de que un sistema conceptual A es distinto de un sistema B: habra esa diferencia precisamente cuando a ningún conjunto significativo de oraciones de A verdaderas lé corresponda un conjunto de traducciones en B formado por oraciones verdaderas. Pero, otra vez, Davidson sostiene que no es posible, utilizando un lenguaje A entender un lenguaje B (y ¿cómo se lograría entender B sino usando un lenguaje A?) a menos que se logre establecer que buen número de oraciones más o menos "observacionales".
de 8
se corresponden con y, mas aún, traducen a, oraciones observacionales de A verdaderas. Sin este otro rasgo caritativo -el atribuir un vasto repertorio de verdades a los hablantes de B- no seria posible entender 8 y ni siquiera se podrÍ'l ent<'nder que B es un lenguaje. Lo esencial del argumento se resume así: (1) Supongamos. que estamos frente a una actividad presumiblemente lingüistica que nos es imposible, por mera 110
observación, entender. \
n tal caso (el case c'lnceptualmente
interesante)
nu~~;roEúnico elemenlto deq~~ic~~:~r;~s~~~~~:sd~o"mn;;S~~~~=: rima facle oraclona es, ~er~s por los presuntos hablantes: j' d der o atribuir significado a esas por lo tanto, (3) a In e Pb , 'multaneam¡¡nte muchas emisiones, deberemos atrr Ulr SI creencias a los hablantes: pero
. s y cal acte. (4) atribuir creencias,. interpreta~ e~pr:los~~ 'ta'8as que rizar como Iingüistica cierta actlvl a , puedan separarse; . -'ble comenzar la construcción por tanto, (5) solo es POSl . do ue se comparte con de la teoría interpretativa, suponlen ~ t de cleencias; los presuntos hablantes un vasto con)un o .
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interpretativa
(6) La primera apro(lmacr,oc~~diciones veritativas reales completa consiste en aSigna, que el hablante sostiene (para el intérprete) a las o,aclones como verdaderas. De donde, lenguaje es ineludible (7) Para interpretar alg~, co;;;.~ (i) asign~, condiciones proceder mn carrdad epl:e~ls del lenguaje desconocido veritativas comune~ a or~LIO e 'dernr como verdaderas un y del propio lenguaje, y (n) cO~:'IOS hablantes dei lenguaje vasto número de oraciones q . verdaderas. que se esta interpretando conSideran COr1)O t en posición de creer (81 El intérprete nunca pued~ e~i:~en creencias radical. que los hablantes que Interpre a mente diferentes de las suyas. conceder las premisas Para mis fines presentes vo: adiscutiré aigunos punto~ o crUCiales s~gunda y cuart~'e ~tras tesis davidsonianas.aqul que requ~r~rran el examen . es rincipales que Davidson apenas VISIO!CS,Las concluslon - p . posible distinguir un extrae son, en prrmer lugar, que e~r'~ tanto la idea misma sistema conceptual de otro y que¡~. ible Di¿e' "no hemos de sistema conceptual es mm e Ig, ' 1I1
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encontrado una base inteligible sobre la cual pueda decirs~ que los esquemas [conceptuales) sean diferentes [",¡ si no podemos decir inteligiblemente que los esquemas son dife. rentes, tampoco podemos decir inteligiblemente que sean uno".5
(que es también el nuestro), si nos entiende (pero ¿lo haría,?) entonces es que no pod~mos adolecer de error masIvo. Aun así, no obstante, el caracter purame~te global de n~estro aparente acierto cogni~iv~ no garantiza la correcclon de cualesquiera tesIs semantlcas especiales que nos Interese mantener, Particularmente la que se necesita para aSimilar
(ii) a (i),
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1,Aún suponiendo que la via davidsoniana para entender un lenguaje -y asignar, asi, racionalidad (el, S 11)- sea la única concebible (en la situación de interpretación radical) _ y admitiendo que baste para concluir, '_ (i) No hay razones para creer que existen comunidades _ humanas con sistemas conceptuales radicalmente diferen. les del nuestro, (Ni puede haberlas, dadas las restricciones impuestas por la única vÍ
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(ii) No hay comunidades humanas con sistemas concep. tuales radicalmente distintos, y menos aún para la conclusión, interesante,
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A menos que el 'hay' de (ii) sea entendido de un modo más o menos intuicionista que haga sinónimos a (i) y (ii), Pero sostener esto requiere una justificación adicional. A tales efectos se presta un insistente verificacionismo semántico - (nutrido por Wittgenstein y Quine) según el cual nada en el significado puede ser algo que no se manifieste bajo la forma '-de causar razones específicas para creer que existe, Sin embargo, esto bastaría a un intérprete davidsoniano y ominisciente, No siendo nuestro caso, Davidscin qu'izás recurra (como en otra ocasión') a la idea de que también un intérprete omnisciente debería hacer de nosotros personas radicalmente acertadas en nuestro pretendido conocimiento, Porque gracias a su sabiduría y su método interpretativo
'" 'l' 'd 1 Mantener la distinción entre (i) y (Ii), no so o ,mp' e a inferencia de una a otra, sino que también deja lugar para la posibilidad de lograr una traducción adecuada según la me/odologia davidsoniana pero que, a la vez, resulte radl' calmente errónea, Esto es, de no mediar \)tro argumento, no sólo podría existir un sistema B incomprensi?le para A, sin~, también un sistema B (que hasta podna ser genulnam~nte incomprensible según A) que fuese eqUIvocadamente Iden. tificado desde A, Discutir esta posibilidad conduce a plantear el problema general del escepticismo y la, cuestión del realismo ontológico, Temas que ahora tratare de eVitar, 2. Hay otro punto, en el argumento de Davidson, digno de observarse. Concederle que el principio de caridad, como regla metodológica de interpretación, lleva a que en el comienzo de la tarea de interpretar deba asignarse a los presuntos hablantes un conjunto amplio de creencias ca. munes verdaderas, no compromete con la aceptación de que también al término del proceso interpretativo (remoto ins. tante) habrá de encontrarse un conjunto como e,se, y, menos aún, que habrá de persistir -en general- aquel del estadiO inicial. 3, Quisiera presentar otra objeción, qu~ precederé dis. tinguiendo dos preguntas: " (i) ¿Puede una comunidad ser humana, racional, relatl' vamente perdurable y pensar de una manera ininteligible para nuestra comunidad (humana, racional, y relativamente perdurable)? (ii) ¿Puede una comunidad ser humana, racional, rela. tivamente perdurable y estar radlcalment~ equIVocada en sus creencias?7 (Siguiendo lo apunt~d? en lo~ SS 11Y In, ligo racionalidadcon coherencia o no t"vlalidad, e inteligibilidad con traducibilidad de lenguajes o lógicas), En manos de Davidson ambos problemas se funden, En
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lo que él piensa es la unica manera en que pOdemos' entender ~. otros (o,. alternalivamente, el unico modo de hacer Inl.'Jil9.lble la Idea de significado) la atribución de' coherencia viene ¡unto con la atribución de creencias verd . deras. a
luego que la atribución de significados corre oareja con la de creencias: procedió -sin mediación suficientea ver imposible una interpretación que no atrrbuya un conjunto vasto de creencias verdaderas' El asunto no es sencillo. pero creo que el onus probandi se inclina sobre Davidson, y su esluerzo aun no lo equilibra.
L1amemos.H a una comunidad (o sujeto) y consi. deremos la atrrbuclon a H (en medida "suficiente") de:
4. En el paso final hacia su conclusión más drástica, Davidson apela implícitamente a alguna versión del principio segun el cual no es teóricamente aceptable un discurso sobre entidades respecto de las cuales no se formula un criterio de identidad admisible (c1. la cita a~fin del 9 111).La admisibilidad, aqui, es un problemd. Al parecer no basta con decir que un sistema conceptual no es una tormenta o un ciclo 'de Krebs, y que difiere de un bisonte y de una rosa. Tampoco proponer criterios positivos, por ejemplo en términos de referencia y verdad como los que él mismo considera, conforma a Davldson. Exige, por lo visto, que el criterio faculte a una persona para encontrar efect¡vam~nte (SI las hubiere) dos de esas entidades, dos sistemas con. ceptuales. Esta versión fuertemente epistémica del pflnciplo, me parece muy discutible per se. Pero aqui senalaré la desmesura del ucase sólo en tanto parece volverlo en contra de su propio dictador. En efecto, Davidson concluye la ininteligibilidad de la idea de sistema conceptual basandose en su conclusión anterior sobre la imposibilidad de distlOgUlf un sistema conceptual de otro. Su argumento depende de lo que él considera es nuestro único método posible para interpretar (o, si se prefiere, de la unica noción de significado que conSidera utril. De la n¡;turaleza de tal método surglfia que no podemos dar sentido a la idea de diferentes sistemas .conceptuales. Se trata pues, de una imposibilidad para nosotros. Pero esa probable imposibilidad de reconoci. miento, ¿basta para impedirnos considerar o inteligir la posibilidad de varios o de al menos uno?, ¿la posibilidad de que eso sea comprenSible para alguien? Davidson responde afirmativamente. Entonces la unica inteligibilidad en que podemos pensar es esta inteligibilidad-para-nosotros. Ahora bien, si no poder inteligir otro sistema conceptual bastó para no poder entender la idea misma de un sistema asi, entonces, seguramente, no poder inteligir otro sistema de inteleoción habrá de privarnos de la idea misma de inter-
.a. racionalidad b. creencias verdaderas c. nuestras creenciaf. d. creencias verdaderas y nuestras Estos tipos de atribuciones generan distintas especies de prrnclplos de carrdad Interpretativa; entre ellos: (a) Si.H sostiene p, entonces, prima facie, p es verdadera. . . (b) SI H sostl9ne p, entonces, prima facie, p está justilicada para H. (Y el que p esté o no justificada para H, dependerá del mundo en general y de H: sus conCQptos, su sistema de percepclonps, reglas lógicas -inductivas y deductivas-o creencias, intereses, etc.) , (c) Si H hace x (por ejemplo: sostener p), entonces, prima facle, H tiene razones justlflcatorras de su acción. Cuando se trata de atribuir racionalidad, Davidson acude al prrnclplO (a). y pretende que ese principio debe ser respetado. no solo como herramienta obligada para la construccto~ de una J~.terorelación. sino como criterio para evaluar la Interpretaclon. ya construida (mejor --o peoraun; lo emplea como prrnclplo constitutivo de la interpre. taclon). De esta manera, lo que buscó ser atribución de le~gua!e y racionalidad terminó siendo atribución de creencIas verdaderas comunes. ¿Por qué (a) y no (b), como parece más natural? Los motivos hay que buscarlos en el siguiente desliz: habiendo arguldo en ta~or del nexo entre la idea d9 verdad y la de slgnlIlcado, mas pwclsamente, en favor de que la idea de c?ndlclones vefltat",as junto con cierlas restricciones em. Plrrcas (que en ultima instancia permiten racionalizar la conduc!a de los interpretados) bastan para aclarar el con. teOldo ulll de la noción de significado: y habiendo advertido 114
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pretación (y hará teóricamente sospechosas nociones tan próximas como las de traducibilidad y lenguaje), Una situa. ción de esta índole torna por lo menos confusa la tarea propiamente davidsoniana de aclarar teóricamente el cOn.""'ceflto de comprensión lingüística desde un punto de vista radical (la idea misma de interpretación radíca,I).
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5, En suma, en este parágrafo se han hecho observa. ciones contrarias a: (1) que la principal conclusión de Davidson se siga de sus premisas (punto 1); (2) laplausibilidad de su versión del principio de caridad interpretativa (punto 3); (3) la manera como usa esa misma versión (punto 2); (4) sus exigencias de cierta clase de principios de identidad para legitimar predicados teóricos (punto 4), _
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6. Una observación final. La relación de traducibilidad completa no es simétrica, Por ejemplo, consideremos un lenguaje L, con el que se pueda traducir otro lenguaje L. pero supongamos también que L, es tan pobre que no pued~ tr.aducir una porción básica para la identidad de L (por eJem¡:Jlo,su estructura cuantificacional), Supongamos ~hora, para extremar el caso, que desde L se puede concluir que L, no permite esa traducción, En es~ caso los hablantes de L, reconocen que hay personas que son hablantes de un lenguaje (y con eso, participes de un esquema conceptual) que no pueden reconocerlos a ellos como poseedores de un lenguaje esencialmente distinto (y con eso, poseedores de un esquema conceptual radicalmente distinto) aún cuando es obvio -al menos para ellosque tal Cosa existe. Aparentemente esto sugiere que no es inconcebible la situación que Davidson no puede concebir.
v A esta altura de nuestra ignorancia, el más adecuado criterio de identidad para lenguajes humanos es la fluidez' del _ diálogo, característica de imprecisión notoria y oportuna. Esta condición, sin duda involucra alguna lógica, aunque no necesariamente bien definida, pero señala, además, una
ineludible, Con este marco es d'1m ensión temporal ., d ' ginable una secuencia de fluideces entre terminas a ya1m ates cuyos extremos no se integren f1uidamente, Es cen , . l' d t t imaginable e~tonces, un cambiO pau atino e es ruc ura lógica (de teoría o, en general, de lenguaje) que. lleve a la ininteligibilidad entre estadiOS pOSibles. de lenguaJe~ reales, Creo que esta posibilidad de varlaClon --
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de alguna lógica, algún sistema que otorgue cierto grado de consistencia, que impida la Irivialización del intercambia~ lingüistico (que evite que todo valga en todo momento). Na' es condición necesaria la atribución de verdad masiva. Dada'un lenguaje L, aunque el único modo de interpretar, con él otro lenguaje L', fuese comenzar atribuyendo a su; hablantes, creencias masivamenle verdaderas, no se sigue que al terminar la interpretación sólo sea posible conlinuar _ atribuyendo esa masividad de acierto, ni se infiere que dado cualquier lenguaje posible para ese intérprete, siga, en eselenguaje. conservandose la verdad de esas creencias atrio ;buidas. Supónganse dos lenguajes, L t Y L2, intraducibles. Quien_ comparta la teoría de la interprelación radical dira que para entender L2 con L 1, debo creer ciertas oraciones de L2 para las cuales en general no tengo -porque ax hipolesi, na hay- ninguna oración verdadera de L 1 con la cual formar un par interpretativo. La situación es mas dificil de imaginar cuando uno cree que el mundo es uno y es independiente de lenguaje y teo"a, pero ni aún defendiendo este realismo (que Davidson no admitiría) la situación se hace imposible. _ Ademas, la IIU1dezdialógica, como criterio de mismidad y comprension de un lenguaje, hace posible tener ambos lenguajes. L 1 Y L2, sin taner un L3 desde el cual entenderlos: pueden adquirirse por modificación pausada de L 1. Por lo demas, aunque se los hubiese alcanzado mediante inter. pretación de ambos sobre un L3 distinto, aún sería posible que. pa'a un número vasto de oraciones verdaderas El de L 1, la '.' :'"'on E3 de L3 apareada Con ella no pudiese aparear~e interpretativamente con ninguna de las E2 que lorman el conjunto basico de verdades de L2 apareadas con verdades de L3. La traducibilidad no es Iransitiva. Quizas se objete, oponiéndose a la no transitividad de la traducción: ¿cómo sabria el hablanle de 11 que e/ hablante de, digamos L92 esta traduciendo cl<>rto lenguaje L99? La respuesta es que no lo sabe: no puede saberlo si no cambia su lenguaje. Pero puede cambiar su lenguaje en dirección a L92 y L99. De otro modo: aquél hablante sabe que prima facie pod"a hacer/o: ademas, ¿cómo podría probar que no podria hacer ese viaje semantico, sin suponer que L99 es Un lenguaje? Desde 11 no sabe que L99 es un lenguaje, pero no puede saber que no es posible que lo sea; no puede saber que no existe lal L99.
NOTAS
.. t (en particular 105 eXHemos) , Me dirijo, se advierte. él los relat~ls ~~seo oponerme a la h~lU,::-a "ue buscan conven~er a otros. ,o al éxilo de sus esluer :05 de que los gUia sino refemme "i
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persuRsif,n. .'. ada haber" es esp.ncial para el ~Xlto , L"" dllerencia entre hay. . y modal pu p"pular cuando viene ,. resu 11 3..J de audienCIa. La verSlon itan exhibir aloún par de comLl. compaña da de crít?rios qu~ perm P sto (la tesis E'xistenci.11) ~idades reales q'JfoI:.1 ejemplifiquen. elraot~~jS corlceptual (modal). ' di' ',1de 50-len!'r que t.: t' 1) pS mucho mas 1.:C ,,:) '. d (y probaB:emente es en . 'a desproporciona o . . ,. por 10 demas.
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'Oavidson, O, "On ltoe Very e~a~ion Qx'ord, 1984, pág 198 fnquiries into Trulh and Interpre, Truth and Kn::>wledge en D,eter ~ f"'f
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1983). t cer 'equivocada' como 'equi. Para la dIscusión b<:tsla co~ e~ ~ll, La intervención ~d1'. ••¡lIca ?el vacada dBsde niJe~tr~punto . VIS
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En 1988 Peter Gardenfors escribe Knwoledge in Flux Modeling the Dinamics of Epistemics States. En él s~ _ propone brindar una teoría del cambio racional de creencias _ como parte de una investigación general sobre la racionalidad, Esta teoria sintetiza los resultados alcanzados por Carlos Alchourrón. David Mackinson y el mismo Gardenfors, de ahí que se la nombre usualmente por la sigla AGM.' Su tearia no es realista sino más bien una leoría conceptualista o cognitiva; e.l.mundo externo juega un papel marginal en la determlnaclon de la racionalidad de los cambios en los sistemas de creencias y por lo tanto la noción de verdad no es utilizada en la formulación de los postulados .de la teona, SinOque ella es reemplazada por un criterio de aceptabilidad. Los dos conceptos centrales de la leoria son los llamados estados epistémicos y los cambios característicos de tales estados. En el libro se dan también modelos de estados epistémicos y modelos constructivos para la dinámica de tales cambios' Es nuestro Propósito en este trabajo pre. sentar un modelo basado en la teoría psicogenética del conoCimiento. es decir, de la llamada teoría de ía equilibración' Creemos contribuír de esta forma no sólo a mostrar la articulación entre ambas teorías sino también a ha.cer m~~ evidentes los aspectos que en la teoría pSlcogenetlca del conocimiento apuntan a describir la racionalidad de los procesos cognitivos.' . Según Gar~enfors, toda teoría epistemológica, y en particular la Teona de los Cambios Racionales de Creencias está constituida por los siguientes factores epistémicos: • Universidad de Buenos Aires.
1)la clase de modelos de los estados epistémicos o estados de creencias, los cuales deben interpretarse como el conjunto de conocimientos y creencias de una persona determinada en un cierto tiempo. Estos estados de creencias no son para Gardenfors entidades psicclógicas sino idealizaciones racionales de estados psicológicos, cuya racionalidad será juzgada según el criterio de racionalidad que se dará luego en la metateoría. En este sentido, un estado de un programa de computación puede verse como un estado epistémico. Estos estados de creencias en tanto idealizaciones, son tomados como estados de equilibrio en el siguiente sentido: si el estado de creeAcias no resulta consistente o coherente a causa de un determinado input, entonces el sujeto habrá de cambiar su sistema de creencias a tin de lograr el equilibrio y satisfacer de esta forma el criterio de racionalidad de la teoría. Pero, los procesos que llevan a un estado epistémico de un equilibrio a otro deben distinguirse de los inputs exlernos que provocan el cambio de un estado epistémico en equilibrio a otro también en equilibrio. Afirma Gárdenfors: De esta íorrr~a el crit~rio de racionalidad sirve como un Ideal regulativo. Admite sin embargo que difícilmente los estados psicológicos reales estén en este estado ideal, sino que más bien continuamp.nte se hallan perturbados por nuevos inputs que provienen del mundo externo.
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2) El segundo factor está dado por la clasificación de las llamadas actitudes epistémicas, es decir de las posibles reacciones que un sujeto puede responder ante un nuevo hecho. En efecto, en un modelo en el cual el conjunto de los estados epistémicos sea un conjuntos de creencias o proposiciones, en presencia de un nuevo hecho -expre. sado por la proposición A- el sujeto puede o bien aceptar A, o bien rechazarla, y en ese caso aceptar la r,egación de A, o bien permanecer indiferente (en el sentido de mantener A como indeterminada). La clase de actitudes epistémicas dependerá del modelo que se elija, pero en general, las actitudes epistémicas pueden ser descriptas en término de valuaciones dentro del modelo. . 3) Los hechos del mundo externo a los que se enfrenta un sujeto son considerados los inputs epistémicos que originan los cambios en los estados de creencias y pueden
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interpretase por medios Iin9iHstbJs o no. Esto:; inputs so~ los que llevan al viejo estado de creencias en equilibrio a otrónuevo tambié" en equilibrio. Para la teoría no iml-orta cual es el ir¡put, sinoJos etectos que éste produce deotro de unestado epistémicos y talnbi~n dependen; del modelo elegido_ cuáles habrán de ser hs ;r,pU!S relevantes. De esta forma los i, 'puts podrán ser clasificados según el tipo de actitud epistémica que produzca". 4) El cuarto factor lo constituyen los cambios epistémicos.De lo expue310 anteriormente se desprende qu~ la clasili- cación éstos dependerá del tipo de input epis!~,"ico que lo ocasione. La relación general entre inputs epistémicos y cambios en los estados de creencias puede representarse por una función que para cada estado de creencia y un input_ epistémico ciado. determine cuál es el estado epistémico siguiente. Una tal función recibe el nombre de epistemic cvmmitmef't funcllOn (fünción de transformación epistémica). Si K fuera el conjunto de estados epistémicos interpretados como conjucto de creencias de un sujeto, para toda creencia A, A puede ser consistente con K o bien puede contradecir a K. Si la adición de A a K no produce ninyún conflicto o contradicción en K, entonces A puede ser agregada sin conflicto por el sujeto a' su conjunto de creoncias K. Este tipo de cambio es llamado expansión de K por A. Si por el contrario A contradice las creencias del sujeto, es decir, el agregado de A produce una contradicción en K, entonces la función transformación selecciona un nuevo estaco de creencias, llamado revisión de K por A. Por último, cuando el cambio del estado de creencias K de un sujeto es producido porque una deferminada proposición A es derogada, en el sentido de que es eliminada del conjunto de creencias, sin que ninguna otra sea puesta en su lugor, tal cambio se llama contracción de K respecto de A. Todo sistema que tiene estos cuatro compon~ntes constituye uc sistema de creencias, el cual tiece por lo tanto una estructura cognitiva o conceptual cuya base material es irrelevante y el único facfor externo que presupone es la clase de los inputs epistémicos y no lo que realmente ellos son.
Los estados
epislémicos
1. Modelo 1; como conjuntos de creencias (M1).
Dentro de la clase de los modelos que pueden darse para los esfados epistémicos de un individuo. el elegido por Gardenfors como el más simple es el representarlos como un conjunto de creencias K. (MI) tal que todas las creencias que el individuo acepta como ciertas o cree en ellas, pertenecen a K. Este es un modelo lingüístico y el lenguaje L que lo expresa contiene al menos lbs conectivos proposicionales clásicos. Las actitudes epistémicas correspondientes serán A es aceptada, A es rechazada y A es indeterminada (ni aceptada ni rechazada). Sólo los conjuntos de creencias que pueden ser sostenidos racionalmente por un individuo, son considerados conjuntos de creencias y están determinados por los siguientes dos criterios de racionalidad: (2.1) El conjunto de las creencias aceptadas debe se" consistente. (2.2) Las consecuencias lógicas de las sentencias aceptadas serán también aceptadas .• Obviamente, la lógica subyacente a estos criterios de racionalidad está dada por una noción de consecuencia lógica que incluye a la clásica (denotada por el signo 1-),' la cual permite definir rigurosamente la nocíón de conjunto de creencias (be/ief sel). a saber: Del (8S); !Jn coo,unto K de proposiciones es un (no absurdo) conjunlt- de creencias si (i)l no e:. una consecuencia lógica de K (donde 1denot~ la falsedad) y (il)
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lo cual hace cie todo conjunto de creencias una teoría desde el punto de vista lógico. La condición que para Gardenlors expresa el equilibrio de los conjuntos de creencias, es: ¡Cn} K =CrÍ(K) • Con el otjeto de slmp~ificé!r la consulta del libro seguiremos usando los rótulos que Gardenlors hé:1ce corresponder a los principios. postulados y resultados de s~ teoría.
122
123
donde Cn(K) se denomina conjunto consecuencia de K. Un resultado particular de la teoría es que el conjunto de todas las sentencias universalmente válidas está incluido en todo conjunto de creencias, se lo denota Cn(o) y es el más pequeño de todos los conjuntos de creencias. . Asimismo no es necesario que un conjunto de creencias' sea maximal o completo en el sentido de que para toda sentencia A, A £ K, o ~ A £ K, ya Que lo normal es que los conjuntos de creencias aceptados por un individuo no lo sean.
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En AGM se dan los postuladcs de racionalidad '~u¡, representan los aspectos dinámicos de los estados d" creencias y que definen los tres cambios epistémicos SE. ñalados anteriormente.' Aqui sólo enfatizaremos la, ca. racteristicas esenciales de estos cambios. 1) que la expansión es fa forma más simple de c~;.'bio epistémico ya que consiste en agregar a un conjunto ~o creencias una nueva sentencia A. Siendo K el conjunto de creencias de partida, llamaremos a este tipo de cambio, expansión de K por A y lo denotaremos K;. 2) que fa revisión era un cambio producido en un conjunto de creencias K cuando un nuevo input contradice las creencias de K y el sujeto se siente obligado a revisar sus creencias con el fin de solucionar el conflicto y mantener la consistencia. A diferencia de la expansión que es un cambio monotónico, la revisión es un cambio nomonotónico, ya que se agrega una nueva creencia pero no se mantiene el conjunto de todas las anteriores.' En efecto, si al revisar K para acomodar la nueva información causante del conflicto, necesariamente habrá que eliminar las creencias de K que la contradigan respetando el criterio de economía, es decir realizando el minimo cambio en K. Aquí aparece el problema principal de la revisión: dado un conjunto de creencias K, cómo determinar qué creencias hay que eliminar y cuáles hay que dejar en K. Para tal selección no hay una única solución y los postulados de revisión se basan sólo en consideraciones lógicas. Sin embargo los postulados dados más los factores no lógicos relevantes al modelo elegido determinarán exactamente el contenido de la revisión. Se presupone además que para cada conjunto de creencias Ky sentencia A, hay una única revisión que representa el cambio mínimo. En otras palabras: hay una función revisión,
denotada por', de K x L en K que transforma el conjunto de creencias K y la sentencia A en un nuevo conjunto de creencias denotado por
K:.
3) que similarmente a la revisión, la contracción plantea el problema del cambio mínimo a realizar en la estructura interna de un conjunto de creencias cuando a ésta se le extrae una determinada información. De ahi que se con. venga en mantener el siguiente principio, llamado Principio de la conservación, debido a Herman:' (Con s) Cuando se produce un cambio de creencias en respuesta a una nueva evidencia, se debe continuar creyendo en la mayor cantidad de creencias anteriores que sea posible. ' Los postulados que en AGM están destinados a preservar este principio, de alguna forma simplifican los cambios de creencias y por lo tanto la noción de minimafidad del cambio depende del modelo que se elija para los estados de creencias, lo cual en muchos casos exigirían seguramente una reformulación más cautelosa a fin de representar más rigurosamente las especificidades del modelo. Las revisiones y contradicciones en los conjuntos' de creencias son obviamente los cambios más ricos, ya que ellos representan los cambios que posibilitan la transformación de los conjuntos de creencias en otros nuevos. Desde el punto de vista de la teoría ellos pueden interdefinirse, en otras palabras, la revisión puede describirse en términos de contracción y viceversa. A nuestros propósitos nos interesa la definición de la revisión en términos de la contracción, debida a Levi:' (Det')
K; = {K=A)'A
(identidad de Levi)
el cual intuitivamente nos dice que revisar un conjunto de creencias respecto de A, consiste primero en contraerlo con ~A y al resultado expandirlo con A. Al tomar la función contracción como primitiva, se plantea de inmediato la cuestión de cómo construir tal función de contracción, ya que la función de transformación de todo sistema de creencias, dependerá completamente de ésta. Gárdenfors presenta dos alternativas: la primera e5tá basa-
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da en la construcción de la función a partir de subconjuntos máximos de K que no contengan a K y que conduce al ~ establecimiento de determinados teoremas de representa._ ción para la función contracción. La segunda alternativa Sebasa en la idea de que cuando un agente acepta una nuevaproposición en su estado de creencias depende de la importancia epistemica que el agente le otorgue a la misma, o sea que las creeocias lienen un orden de importancia epistémica que hará que sean eliminadas aquellas que para el agente tengan el menor grado de importancia epistémica. Por razones propias al modelo que intentaremos construir elegiremos esta segunda alternativa. El concepto de importancia epistémica se aplica a sentencias particulares y depende del grado epistémico de la sentencia la suerte de la misma cuando el estado epistémico a la que pertenece es contraido o revisado y presupone las siguientes ideas:
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(i) que es posible determinar el grado de importancia epistémica de una sentencia en un conjunto de creencias independientemente de Jo que sucede en K en el caso de que sea contraido o revisado y (ii) cuando K e, contra ido (o revisado), las sentencias que deben eliminar,e scn las de menor importancia epistémica. Sin embargo el criterio de importancia epistemica depende del modelo elegido para los estados epistémicos pero es posible formalizarlo asi:
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(CS) S S A sii S -. E K-A" (donde S S A se lee "A es al menos tan importante epistémlcamente como S" y que intuitivamente nos dice que K-A" es el conjunto de creencias más similar a K en el que no se acepta A&S. lo cual indica que al menos una de ellas no es aceptada y si la que se elimina es S, entonces A es al menos tan importante epistémicamente como S). De todas formas es posible establecer algunas pautas generales para tal ordenación epistémica. representadas en los llamados postulados de importancia epistémica, nadados aquí. De todas formas, la idea que guia la construcción de la función contracción a partir de la importancia epistémica de una sentencia radica en que una sentencia
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será mas difícil de elIminar cuanto mayor sea su importancia epistémica ..
2. El modelo
cognitivo
(M2)
En 1875 se publica el libro L'équilibration de structures cognitives. Probléme contral du developpment" en el que Piaget intenta dar cuer.ta de ¡( ..s mecanismos reguladores de las estructuras de con(¡cimierta que le permlten describir los procesos dinámicos dei c')n::,cimiento a partir oe su génesis en el conocimiento del niño hasta el conocimiento producido por los científicos. Su teoria del c:Jnocimief'l'o es cono.:iod con el nombre de Teoria de la equilibración (TE) y d~ ella haremos una brevisima reseña . Es sabido que para la escuela psicogenetica, el conocimiento es el resultado de un proceso constructivc entre el sujeto y el objeto de conocimiento. Asi. el sujeto dispone de esquemas o estructuras de asimilación de los objetos que e a su vez están inducidos por el objeto ..Mas simplemente. el conccimiento es un wodL:cto activo, es decir, una interacción entre los aportes elClernos (los objetos) y los aspectos internos (estrucwras del sujeto). El conocimiento es asi concebido como un proceso que va de estructuras cognitj .•.. a~: mas simples a más complejas y que se caracteriza por nc ser lineal, es decir por no ser simpiemente acumulativo ..Este proceso presenta momentos criticas o conflictivos que dan lugar a reorganizaciones que posibilitan el surgirriento de nuevas estructuras cognitivas de mayor grado de complejidad interna. Es precisamente la teoría de la equillbración de los procesos cognitivo~ ia 1ue intenta dar cuenta de esto~ cambios. Es sabido tambien que lo que el sujeto constituye en interacción con el medio y que "pone" en el proceso de conocimiento son estrücturas de conjunto. descriptas por Piaget en términos de modelos lógicos específicos a tal fin. Cuando las estructuras propias del sujeto son capaces de" asimilar su objeto de conocimiento acomodándose a él. se dice que está en un estado de equilibrio. Sin embargo es característico del proceso del conocimiento que frente a determinados objetos o situaciones conflictivas. éstos pre-
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senten obstáculos para su asimilación, y se constituyan así' en perturbaciones para el conocimiento. Estas perturba, ciones se manifiestan en la toma de conciencia de lasconlr,;"¡;cciones que dichos obstáculos ocasionan dentro de~.~ las ewucturas y a partir de ell~s se ponen en marchamecanismos regula j,'fes de compensación que intentarán_ acomodar la estructura para lograr un .)uevo equilibrio o que _ darán lugar a la constitución de una nueva estructura que tendrá un nivel de equilibrio mayor o maximización del_ equilibrio (eqJilibration mayorante), en el sentido de que contendrá a I;;s anteriores pero superálldolas. " No interesan a nuestro propósito las operaciones psi. cológicas especificas que, como las form¡¡s de lareversibilidad son las responsables directas de los cambios en el proceso cognoscitivo, sino que solamente nos oCU.paremos de aquellos aspectos imprescindibles para mostrar que nuestra interpretación eS un modelo para los estados epistémicos, a saber: 1) la interpretación dada a las nociones de estado epistémico, actitud epistémica e input, 2) la satisfactibilidad del criterio de racionalidad y 3) la interpre. tación para los cambios de los conjuntos de creencias y sus funciones de transformación especificas. 1) En las obras de Piaget, los esquemas cognrtlvos constituidos por el sujeto en su accionar con el mundo y supuestos en la teoría de la equilibración eran concebidos sólo como formas de organización del conocimiento y en tanto tale., como estructuras o sistemas de conjunto, descriptas en términos lógico matemáticos en sus conocidos modelos lógicos. Esta concepción meramente estructural de los sistemas cognitivos, sólo daba cuenta de los aspectos estáticos y no de su génesis ni de los cambios en el proceso de conocimiento. En la actualidad las investigaciones han tomado un rumbo que tienden a debilitar los aspectos estructurales de la teoría. En efecto, algunas investigacio. nes, sin negar estos aspectos, han tratado de completarla considerando que un sujeto (aunque sea este un niño), cuando trata de resolver un problema, no sólo pone en juego los aspectos estructurales de los sistemas cognitiv'os, sino que apela también a las informaciones y procedi!"ientosespecificos al objeto de conocimiento o al probl~ma en cuestión. En otras palabras, se postula ahora que tales estructuras de conjunto se complementan con elementos
comprensivos (informativos) y en este sentido son más bien esquemas interpretativos de la realidad que esquemas meramente estructurantes de ella." Nosotros hemos deci. dido llamar sistemas cognitivos a las estructuras de conjunto que, relendas a fa adquisición de un conocimiento especifico o a fa resolución de un problema particular por parte de un sujeto individual y en un determinado tiempo, conforman, junto con fos contenidos comprensivos (informativos), el conjunto de herramientas que el sujeto dispone para interpretar o resolver el objeto de conocimiento en cuestión. puesto que en la teoría psicogenética el conocimiento es concebido como una "acción" del sujeto sobre el mundo estos sistemas cognitivos están sujetos a transformacione~ internas según sean los objetos a conocer y, como ya se dijo se desarrollarán siempre en un sentido superador haci~ estados de mayor equilibrio. Estos sistemas cognitivos no son esqu~mas necesariamente simples, sino que generalmente estan constitUidos por subSistemas Esta es la primera aclaración que hay que hacer respecto del modelo a construir: mientras que en M 1, la interpretación para los estados epistémicos es en términos de conjuntos de creencias y los elementos de éstos son sentencias, en M2, los elementos de los sistemas cognitivos son también siso temas o si se quiere subsistemas y por lo tanto un sistema cognitivo puede ser considerado un conjunto de conjuntos y sólo la~ estructuras globales o sistemas generales podrian ser considerados como el sistema que contiene a todos los s.istemas cognitivos característicos de un determinado pe, rrodo de desarrollo. Pero, como las sentencias pueden ser representadas" como conjuntos unitarios y además en AGM no interesan los elementos que constituyen los estados epistémicos ni lo que sucede dentro de un. conjunto de creencias cuando este es expandido o revisado, entonces no hay diferencias esenciales entre ambas interpretaciones. Hechas estas primeras aclaraciones, pasaremos ahora a desarrollar las etapas anteriormente especificadas. 1) En M2, los estados epistémicos de AGM son inter' pretados como sistemas cognitivos tal como' lo acabamos de de~ir y por lo' tanto es un modelo no l¡'ngüístico. Analog.amente a AGM, estos sistemas están en equilibrio, en ül sentido de que son capaces de asimilar nuevos conocimientos o realizar las transformaciones necesarias si el
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nuevo objeto fuera contradictorio con conocimientos anterio. res y obtener de esa forma un nuevo sistema en equilibrio. Las actitudes epistemicas contempladas en AGM re. quieren sólo algunas especificaciones propias respecto deTE. Si el sujeto se encuentra frente a un objeto de conoci.miento que no entra en conflicto con el sistema cognilivo que ~ dispone para incorporar o asimilar el objeto, su aclitud sera simplemente la de incorporarlo a su sistema, es decir aceptándolo y de esa forma, enriqueciendo o expandiendo . al mi~.mo.Si por el contrario, la nueva situación es conflictiva, o o,~n porque su sistema cognitivo es insuficiente eSl'ucturalmente bien porquH dispone de un conocimiento 'lu" el considera contradictorio con los anteriores, su primera ,r.tltud será rechazar el nuevo objeto, o bien, no "tomarlo en .. enta", permaneciendo indiferente al mismo. Son nun'erosisimas las experiencias de la escuela psicogenetica que Ilustran estos tipos de reacciones, fundamentalmente en las llevad~s a c~bo con niños que son enfrentados a pro. blemas cuyas resoluciones les provocan dificultades. No vemos inconveniente atguno en considerar en TE tas acti . tudes epistémicas como valuaciones, es decir como fun. ciones que, para cada objeto de conocimiento y determinado sistema cognitivo le hace corresponder los valores "acep. tado", "rechazado" o "indeterminado. Los llamados inputs epistémicos en AGM no so otra cosa en TE que aquellos objetos y hechos del mundo externo que se constituyen en objetos de conocimiento por parte del sujeto que los conoce. De la misma manera que en AGM, estos objetos de conocimiento afectan al tipo de cambio que se opera en el sistema cognitivo y segun el estadio de conocimiento en el que se encuentre el sujeto, podrán ser flngüísticos o no. En el periodo formal del desarrollo del conocimiento, los sistemas cognitivos pueden entenderse como conjuntos de sentencias estructurados por una lógica que al menos contiene la lógica proposicional clásica, tal como los conjuntos K de creencias de AG.
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2) Analicemos ahora la adecuación de los criterios de racionalidad de AGM respecto del posible criterio subya. cente TE. En cuanto al primero (2.1) sostenemos que esta exigencia es adecuada a la teoría psicogenética del cono. cimiento. Los numerosos trabajos y experiencias escritos por Piaget y otros miembros acerca del papel que juega en el
conocimiento la negación y por ende la contradicción, mues. fran que el principal componente del equilibrio de los es. quemas cognitivos es la consistencia de los mismos. Respecto del (2.2.), o sea el referido a la noción de canse. cuencia lógica, creo que deben hacerse algunas especifica. ciones. La lógica clásica y en particular la lógica proposicional juega un rol determinante ell toda la obra de Piaget, al extremo que la estructura lógica del esquema cognitivo del periodo formal que contiene al álgebra de Boole o reticulado proposicional (Piaget, 1949). En este sentido, no cabe duda que la noción de consecuencia lógica caracte. ristic~ de este período contiene al menos la noción de consecuencia propia de la lógica proposicional clásica. Pero respecto del período operatorio, el modelo lógico que lo describe (el agrupamiento) es más débil en su poder deductivo que la lógica proposicional. Por lo tanto creemos que la noción de consecuencia de este período es más restringida aunque genéticamente sea la posibilitante de la segunda, y debería definirse a partir de las inferencias que la estructura de agrupamiento permite. Lo mismo pDdría afirmarse respecto de la lógica del periodo preoperatorio, el cual, pese a ser la génesis de la estructura de agrupamiento, es todavía más débil que éste, ya que tiene como meca. nismo inferencial fundamental lo que Piaget llama funciones constituyentes. Teniendo en cuenta estas restricciones el criterio (2.2.) puede aplicarse sin inconveniente, ya que es coherente con la teoría de Piaget que el sujeto acepte las consecuencias lógicas que su esquema cognitivo permite a partir de la incDrporación de un nuevo objeto de conocimiento. De esta forma los criterios de racionalidad (2.1) Y (2.2) dados como condiciones mínimas para la racionalidad de los estados epistémicos'en AGM pueden tomarse como criterios de racionalidad para los sistemas cognitivos de TE, siempre y cuando se haga la salvedad de que los distintos períodos del desarrollo cognitivo están caracterizados por nociones distintas de consecuencia lógica que definen por lo tanto lógicas también distintas. Por lo tanto, en TE los criterios de racionalidad se podrian reformular de la siguiente manera: '
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(ii)-<¡i SC :-, B , entonces B e SC donde h es una de las nociones de consú<::uencia contem_ pladas en TE y B es un objeto de conocimiento no nece- _ sariamente expresado lingüísticamente. A fin de satisfacer la condición de equilibrio de AGM (Cn) se requiere solamente especificar que el conjunto de consecuencias gue se operan en el sistema cognitivo de un sUjeto a partir de un determinado cambio en sus sistemas cognitivos, es distinto en cada periodo del desarrollo" cognitivo. Sin embargo, como las condiciones (i) y (ii) valen para cualquiera de ellos, la condición de equilibrio se puede reformular asi: (Cn)"
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Para todos SC, SC = Cn, (SC)
do~de Cni es un tipo de consecuencia contemplada en TE. Analogamente a AGM, cada estructura de conjunto de TE, en tanto conjunto de sistemas cognitivos contiene todas las consecuencias que su noción especifica le permite; en particular la estructura del período formal, por constituir un álgebra de Boole, contiene todas las tautologías de la lógica proposicional clásica. Esto es así, porque en TE los llamados modelos lógicos son modelo en el sentido de idealización e indican lo que los sujetos serían capaces de deducir en los estados más desarrollados, como es el caso del pensamiento científico. Pero en la práctica social, los sistemas cognitivos, aunque tienqn la posibilidad de ser completos respecto de la noción de deduoción, no lo son en sus aspectos comprensivos e informativos, c.oincidiendo en esto también con AGM. En síntesis, tanto los criterios de racionalidad como la condición de equilibrio, abarca los tres estadios del desarrollo cognitivo de la inteligencia y por lo tanto la racionalidad y su acrecentamiento son las características fundamentales de este desarrollo, que se origina en una noción de consecuencia débil y llega hasta la noción de consecuencia de la lógica proposicional característica del período formal describiéndose de este modo la forma en 'que un suj"et; _ constituye su racionalidad. Sin embargo, como esta descripción ha sido criticada por considerarse que sólo abarca la racic:nalidad de la constitución de los aspectos lógicos matematlcos del pensamiento, es conveniente repensarla en 132
el sentido de que tales crite,ios son los minimos necesarios para caracterizar un pensamiento racional.
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1,1 3) Pasemos ahora a analizar las formas especificas que en TE adquirirán los cambios de creencias contemplados en
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Expansión: En TE la expansión tlstá dada, segun nuestra opinión en los procesos de asimilación y de acomodación.' Por el primero el esquema cognitivo incorpora un nuevo objeto de conocimiento consistente con él y por el segundo se automodifica a fin de lograr el equilibrio respectivo. Perfectamente puede decirse que el esquema de origen se ha "expandido" para incorporar en forma consistente el nuevo objeto de conocimiento. Pero para Piaget, hay tres formas de lograr este nuevo equilibrio, o bien por la acomodación del sistema de partida para la asimilación del objeto, o bien por la acomodación del primer sistema a otro sistema cognitivo, donde el sistema resuitante es el producto de la coordinación de ambos, o bien por la incorporación del primer sistema a otro de nivel más general, transformando de esta forma el primer esquema en otro de equilibrio mayor. De todas formas, no hay inconveniente alguno en considerar en general al proceso asimilación-acomodación corno un cambio por expansión, en otras palabras corno la función expansión que transforma el sistema de partida en otro de equilibrio igualo mayor, segun sea el objeto de conocimiento incorporado. Revisión y contracción Ya hemos dicho que en la teoría psicogenética el proceso de desarrollo del conocimiento no es continuo, sino que presenta momentos .criticos. Estos momentos son producidos por nuevos objetos de conocimiento o problemas que los sistemas cognitivos del sujeto
. A fin de mostrar inluitivamente la ana logia entrg los procesos de asimilación y de acomodación con la idea de cambio por expansión, incluyendo el criterio do economía informacional, citaremos los dos postulados que Piagat da en su libro sobre la equilibradón, a saber: 1) "TOUI schéme d'assimilation, tend s'alimenter, c'est-a.dire s'incorporer les élemenls eXlerjeus a lui et compatible avec 5a nature", 2) "Tout scheme d'assimil;¡tion est obligé de s'accommoder aux élermmts qu'il assimile, c'est-a.dire de se modifier en fonr.tion de leurs particularités, mais sans perdre pour autant sa c.ontinuilé ni ses puvoirs antérieus d'assimilation,"
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no toua perturbación o/lglna un sistema cognitivo superador, ya que puede insisti,se en el e~ror. En la te:,,:a pSlcogenellca. los mecanismos
no son capaces de asimilar y producen pOI lo tanto en el ~ sujeto situaciones conflictivas o perturbaciones que ponen a los sistemas cognitivos en estado de desequilibrio. Estos d"sequllio,ios constituyen el motor de los cambios cognitiv'J' y el origen de ellos debe buscarse en las contradrcciones q~e las perturbaciones han producido en ellos.' Estas perturbaciones (o como podriamos llamarlas objetos de cono:llr.i!!flto o inputs conflictivos), son de dos tipos: a) los objetos q~e producen en los sistemas cognitivos una resistencia a la asimilación, en otras palabras. que no. inducen a los sislemasa la acomodación necesaria para ser asimilados o bien que impiden la coordinaCión o integración de dos subsistemas incorporación: y b) objetos que revelan la insufici8~cla de los sistemas cognitivos en el sentido de que faltan erl él las condiciones necesnrias para incorporar o resolver un problema, (en la terminologi., piagetiana, estas clases de conflictos son llamados lagunas)_ Ante una situación de conflicto como la descrrpta, el sujeto pone en marcha mecanismos
de regulación,
compensatorios
o compensaciones
reguladoras
que
se
ponen en marcha .en la estructura Interna de los si~temas cognitivos de un sUjeto poseen las sigUientes caracterrstlcas: 1) tienen un sentido inverso a las perturbaciones con el fin de anularlas o neutralizarlas, (especifica mente la llamada compensación por inversión o por reciprocidad): 2) si las compensaciones propias a cada perturbación tienen éxito, entonces el objeto conflictivo dejará de serlo y podra ser finalmente II1corporado a un nuevo sistema cognit;vo que deb~ ~er visto como la reequi/ibración del dstema de partida y 3) que las compensaciones tienden a conservar en las translormaciones las relaciones estructurales y los contenidos de \Ios sistemas cognitivos anteriores. a! mismo tiempo que construyen el nuevo, Obviamente, si las compensa.
ciones haro tenido éxito, el sistema cognitivo transformado estara p.n condiciones de repetir el proceso de aSimilación-acomodación, expansión.
que tienen por
finalidad copensar tales desequilibrios, logrando un nuevo estado de equilibrio para sus sistemas cognitivos. es decir
Creemos la toma de tradicciones marcha el cognitivos,
para lograr nuevamente la consistencia en sus sistemas cognitivos. A su vez. estas r~gulaciones.en tanto respuestas
a las s.ituaciones conflictivas, pueden con"istir en a) la corrección :lel estado cognitivo previo a la perturbación y su reemplazo por otro que lo supere (feedback negativo). o b) reforzando o manteniendo inmodificable su sistema cognitivo previo, permitiendo el surgimiento de lo que en la teoria se llama error, o de habitas erróneos en el proceso de conocimiento (feedback po;;,ivo). Sin embargo, esta última alternativa, tarde o temp~anoorigin~rá nuevas contradicciones
que
nosotros
equiparamos
a la
haber mostrado claramente que es a partir de conciencia por parte de un sujeto de las cony su deseo de resolverlas que se pone en proceso constructivo de nuevos sistemas que se direccionan a un equilibrio cada vez
mayor, es decir a un conocimiento cadá vez más abarcatlvo exento de contradicciones_ ~ Consideramos que la revisión es el tipo de cambio más
y
adecuado para representar las regulaciones compensadoras recientemente descriptas, por razones propias a TE. Por ese motivo, la función contracción, S8ra tomada como primitiva_ La Identidad de Levi también refleja el mecanismo regulador de un sistema frente a un objeto perturbador: primero corrige los elementos que en el sistema contradicen al objeto oerturbador y luego lo asimila compensado el equilibrio de! sistema. Asi, el cambio por revisión de AGM pone en evidencia la primer caracteristica de todos los mecanismos
que necesariamente llevan al sujeto a nuevos mecanismos, reguladorl=!s que culminarán en una corrección., permitiéndose de esta forma regulaciones reiteradas. De esta forma
toda regulación es una respuesta a una perturbaCión, pero
reguladores,
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• En la obré! Citada Plaget atirma: "Naus n'al/ons done pas postuler I'ey,istenee de pralands deséquilibre~ par eonservatJOns rnutuelles _._._ entre éléments dlflérencies: les désequilibres de depélrt 50nl un falt. et, carne la réchérche de la cohérence est un autre (que la logique exprime normalivement). il reste il expliquer le passage de5 pr"emiérs la seconde. ce qui es! la tache prope d'un theane de I'equilibration". (pág5. 20 1).
o sea,
realizar
acciones
compensatorias
en
sentido inverso a las perturbaciones.
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En AGM tanto la revisión como la contracción planteaban-el problema que llamamos del cambio mínimo, es decir, de~~ cuál es el menos cambio que hay que realizar en una revisión o en una contracción a los efectos de perder la menos cantidad de información. Este problema no es planteado ni tratado en TE en forma explicita pero se infiere de la característica 3) dada para los mecanismos reguladores,_ según la cual las compensaciones tienden a conservar las relaciones estructurales y las informaciones de los sistemas' de partida. Obviamente de esto se infiere que los procesos de regulación por compensación deben cambiar lo menos posible a fin de cumplir con 3). Por ello creemos que el cambío mínímo es un problema legítimo para la teoría. Recordemos que la construcción de la función contracción a partir del concepto de ímportancia epístémica fue la que consideramos más adeceada a M2 y que ésta implicaba un orden. Pregunfémonos ahora ¿Hay en TE algún tipo de orden entre los sistemas cognitivos'! Tratemos ahora de indagar acerca de la respuesta a esta pregunta. Piaget intenta dar una clasificación de las regulaciones según su jerarquía, en regulaciones simples, regulaciones de regulaciones, etc. hasta las regulaciones que permilen integrar un sistema en uno lotal, que hacen pensar en la posibilidad de establecer algún tipo de orden entre los sistemas cognitivos. Más aún, cuando en TE se analizan las dilerentes formas de equilibrio o de los diversos tipos de regulaciones, se habla de coordinaciones entre esquemas del mismo rango, en!re subsistemas de sistemas, o la integración de un sistem:; en otro más abarcativo o en un sistema total, (o estructura de conjunto) que refuerzan esta posibilidad. Afirma Piaget (1975, pág. 171): Ce/les-ci son plus riches que les précédentes, puisque /'absrration réfléchissante conduit á davantage de compositions et celte ríchesse acr.rue des nouvelles régu/ations permet un guidage améliorant les précédentes. 11 s'ensuit un hiérarchie de régulations de regu/ations conduisant á I'autorégulation et á /'auto-organisatíon par extension des cyc/es inítiaux et mltiplication des coordina/ions différenciées' exigeant une --in/égration de rang supérieur. Evidentemente parece postularse un orden en los sistemas cognitivos que parte de 136
'os sistemas más simples par? la asimilación de fines particulal,:,r para llegar a los sistemas más gen~rales propios de las estructuras del pensamiento lógico-matemático. Pero asimismo, todo sistema cogr,itivo obtenido por los procesos de asimilació,,-acomodación o compensaciones por regulación, son más ricos que lOsanteriores en el sentido de que ¡:osibilitan conocimientos cada vez más complejos y en ese sentido el orden entre ellos no puede camctertzarse por una jerarquía extensional meramente inclusiva. Hay otra razón para consid0rar el concepto de importanci" epistémica, esencial para explicar una de la ;esis básicas de TE, 010 tralada hasta ahora, a saber, la divisi6n del proceso de iesarrollo cognitivo en tres etapas caracterizadas por distintas estructuraciones cognitivas y a iRS que ya hicimos referencia anteriormente. Solamente a partir de considerar a estas estructuras como las de mayor importanc,a cognitiva en cada nivel de desarrollo (como el mismo Piaget las considera) explica porqué, ante la presencia de un objeto de conocimiento conflictivo que produce una perturbación respecto de sus mecanismos compensadores, la estructura de conjunto "n cuestión se automodifica respecto de sus esquemas estructurales más importantes, para dar paso a su transformación "n otra estructura de conjunto que la integre y que caracterizará el período de equilibración mayorante dado por el pensamiento formal, cuyo máximo exponente es e! pensamiento científico. Pese a las dificultad~s sugeridas respecto de la construcción de un orden dentro de los sistemas cognitivos, algo puede decirse respecto de ias condiciones (i) y (ii) dadas pare la nocíón de importancia epístémica. En efecto, creemos que M2 cumple con (ii) en el sentido de que, cuando en 105 prücesos reguladores un subsistema S8 integra a otro de mayor equilibrio, el wimero tiene menor importancia epistémica, pero especificándose que, si dos subsistemas se coordinan entre si para compensar una perturbación, ambor, tienen una importancia epistémica similar. De esta forma el criterio de importancia para TE podría reform~larse as!:
(eS)" Un sistema cognitivo es más difícil de modifícar cuanto mayor sea su importancia cognitiva. Sin embargo, pese a que ya hemos hablado de las dificultades para esta1::le2er el orden que este concepto 137
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conlleva, de las obras de Piaget se desprende que serian las estructuraciones lógicas definitorias de cada periodo los ,. sistem:j$ de más importancia epistémicá y en particular.coincidiendo con AGM, el conjunto de las !autologias tendria este lugar privilegiado. R",pecto de (i) se presenta una dificultad fundamental, a saber: la importancia epistémica de un sistema cognitivo no puede determinarse mdependien, temente de los procesos psicológicos internos al sistema cuando es revisado, ya que en TE, el orden posible entre los si3temas o subsistemas depende precisamente de fos procezos que se ponen en marcha en los mecanismos reguladores de 'los sistemas cognitivos
conocimientos anteriores y en este sentido, la modificación de dichos conocimientos modifica la verdad o aceptabilidad de las consecuencias extraídas de los conocimientos de partida, Pese a que estos tipos de inlerencias son revocables. en el sentido de que no garantizan la segundad de las consecuencias de la deducción clásica, no por eso habrian de considerarse irracionales, Es precisamente el problema de la determinación de la racionalidad de estos tipos de inferencia de lo que nos estamos ocupando en estos momentos, pero sobre IJ cual aún no tenemos mucho que decir.
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Reflexiones
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NOTAS
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finales sobre la racionalidad de los procesos cognitivos
A manera de conclusión respecte de la racionalidad que. remos resaltar que en AGM y ¡oor lo tanto en todos sus modelos. las condiciones de rac;or,alidad son las mínimas, y que ellas apuntan a la consistencia o ausencia de con, tradicciones en los estados epistémicos, cualquiera sea la interpretación de los mismos y que éstos son cerrados respecto de las consecuencias lógicas definidas por la noción de consecuencia respectiva. A excepción de los periodos pr~-fcrmales del desarrollo de TE, todDS ellos contienen al menos la noción de canse, cuencia de la lógica proposicional clásica, Por lo tanto, sería licito preguntar qué otras relaciones de consecuencia podria é1drnitlf un estado epistémico raCil)rlal además de la clásica. Cuando Gardenfors afirma que el cambio por revisión es no-monotónico (caracteristica que también se cumple en M2), da una pista de cuáles podrían ser estas otras nociones de consecuencia lógica, En efecto, está haciendo referencia a los sistemas construidos en Inteligencia Artificial (lA) para dar cuenta de las formas de inferencia específicas a los razonamientos de sentido común, no sólo presentes en la argumerrtación nalural, sino también en las distintas formas de argumentac;ón del científico, Estos sistemas tienen la propiedad de poseer una noción de consecuencia no-monotónica, es decir que no siempre conservan los
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Como casos de modelos para los estados eplstemlcos,
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del Ml de Gardenfors, se d,m en el libro olros tipos de modelos corna los Sistemas de creencias de Ellis, los modelos basados en mundos posibles, los modelos generalizados de mundos posibles de Spohn el Truth Mailenance System de Doyle (lA), modelos probabilísticos
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, Piaget (1975). -r ~ La teoría de los modelos lógicos de Piage! ha recIbido distintas formalizaciones, desde la suya propia en el Ensayo de lógica_ operatoria hasta otras más recientes; sin embargo, desconocemos la exislencia de formalizaciones de la Teoría de la equifibración . s En la pág. 24 Gardenfors caracteriza la noción de consecuenci'a-_ 1- según las siguientes condiciones: (f-- 1) Si A es una tautología verilativo.luncional, entonces ~ A . (~ 2) Modus Ponen s .~ (~ 3) No ~ 1. Es decir ~ es consistente. Por lo tanto 1- contiene a la lógica proposicional clásica y satisfaceel metateorema de la deducción y el de compacidad. Obviamente _ ~ es monótona. ;; En el trabajo ampliado que originó esta ponencia se explicitan _ todos los postulados de racionalidad para los cambios de creencias ~ dados en AGM, pero, a los efectos de construir el modelo hemos tomado sólo los postulados básicos, por cuanto la satis factibilidad de éstos es condición suficiente. La satis factibilidad de los postu- _ lados adicionales para la revisión y contracción como asimismo para los teoremas fundamentales de AGM, es una tarea que aún no hemos concluido de investigar. 7 Una relación de consecuencia en no-monotónica si no es cierto que si A Y <¡> enlonces <¡> ~ A, o sea que si que A es una. consecuencia lógica de un conjunto de proposiciones y si está incluida en el conjunto de proposiciones ep, entonces la proposición A es una consecuencia lógica de ep. • Citado por Gardenlors. Hernan, G., 1986 "Change in View. Principies 01 Reasoning", Cambridge, MIT Press. , (1977), "Direct Inlerences", Journaf 01 phifosophy, 74. Identidad de Harper: (Del -) K-A = K n K' 1A en Harper, W. L, "Rational Conceptual Change, en PSA, Philosophiy os Science Association, vol. 2. 10 Citaremos a continuación los textos consultados a los fines específicos para la construcción del modelo: Piaget, J. (19.49) Trailé de logique, Essai de logique opératoire, Paris, Dunod, (1974) ~Recherches sur la contradiction", en Eludes d'epistemologie genetique. Paris, PUF, XXXI. (1975) L'equifibration des structures cognitives. Probléme Central du development, PUF. Plagel, J., Garda, R., (1982) Psicogénesis e Historia de la Ciencia, Siglo XXI. Castorina,. J., Palau, G., (1981): Introducción a la lógica operatoriade Piaget Barcelona, Paidós. "Casavola, Castorina, Fernández, Lenzi: (1988) "El rol constructivo-. del error en la adquisición de los conocimientos", en Castorina, J. et al: Psicologia genética. Miño y Dávila Ed., Buenos Aires. " Gardenlors, P., (1988), cap_ 6.
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11.LA RACIONALIDAD
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KUHN Y LA RACIONALIDAD CIENTIFICA ¿HACIA UN KANTlANISMO POST.DARWINIANO? RICARDO J. GOMEZ'
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En ~u alocución presidencial "El Camino desde La Estructura (Phtlosophy 01 Science Association 1990) Tho'm K I h .. d . . as u le a .antlclpa o algunas de las tesis centrales a defender en su proxlmo libro en el cual ha de discutir, como problema principal. e.1de .Ia racionalidad del cambio cientílico. MI proPOSltOinicial ha de ser interpretar sistemáticamente tal concepclon kuhniana de la racionalidad cientifica. Como consecuencia d:. tal Interpretación, 'he de sostener que (1) t?1 reciente verSlon d.e la teoria kuhniana del cambio cientlltCO y de su racionalidad es el corolario de ciertos cambios acaecidos ~n la misma. especialmente despué3 de su intercambio Intelectual sobre el tema con Carl :'Iempel en 1983, (2) tal nueva teoría legitima de modo más explícito el modus op~randi de la ci.ncia y su desarrollo (los hace 'más racionales) que las velsiones de la postura de Kuh', al respecto de 1962,1965.1969 Y 1977, (3) las propue~!a', de 1990 enfatlz~n la presene,.,. de ciertas coincidencias :.:n las verSiones mas co~splcua" úe la concepción slandard de la raCionalidad crentlflca. y (4) torna, lal como Kuhn explicitament,: lo reconoce en su alocución. más kantiana a toda su teorJa de la Ciencia. .Sin embargo, he de mostrar que, especi~lmente en relaclon a la mr.lonalidad científica, es conveniente ser cautos respecto de la c,oencia de Kuhn de estar proponiendo "un tipO dp kantlanrsmo post-darwiniano". Por el contrario he de propt,n,'r que Kuhn sigue defendiendo una teoría debilitada de '" ra 'Ionalldad instrumental, no comprehensiva que, IndependO(~temente de cuan pors-darwiniana sea. no es fiel
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Los Angeles. U.S.A
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al espiritu y a las propuestas centrales de Kant sobre la razón que opera en la actividad cientifica humana. He de relerirme a tres momentos que considero centrales en el desarrollo de la teoria de la racionalidad de Kuhn: (a) sus propuestas iniciales al respecto en La Estructura de las Revoluciones Cientdicas y en su Respuesta a mis críticos (Lakalos and Musgrave. 1970b). (b) su posición más cercana a la de las concepciones dominantes. frulo de tomar en consideración las crilicas que su postura inicial suscitó (Kuhn. 1970 y 1977) y. (c) su versión m:.s reciente y explicita lal como aparece discutida en su obra desde 1983 hasta el presente.
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La ciencia. de acuerdo a Kuhn, es racional. y lo es por el modo en que progresa. Es en lal aesarrollo progresivo donde se percibe la peculiaridad dislintiva de la ciencia: su efectividad para alcanzar su objetivo fundamental, o sea. para incrementar la capacidad para resolver los enigmas que los paradigmas científicos definen a lo largo del desarrollo histórico. .Es bien sabido que, según Kuhn. hay dos tipos de desarrollo científico: durante los períodos de ciencia normal y a través de las revoluciones científicas. Es por ello que hemos de considerar separadamente sus concepciones de la racionalidad cientifica normal y revolucionaria. respectivamente, En ambos casos. la expresión 'racionalidad' (ylo 'racional') es aplicada por Kuhn a decisiones, objetivos, valores, presuposiciones. normas. procedimientos. técnicas y a la Ciencia o actividad científica misma. En todos los casos. el . objetivo supremo es la capacidad para resolver enigmas. y los principales standards o valores que la comunidad ha de lener en cuenta para fundar sus decisiones han de ser: capacidad predictiva. simplicidad. precisión. consistencia, entre otr(.~ que pueden ser suplementados a ellos. La actividad científica normal bajo un paradigma posee una racionalidad interna a dicho paradigma y relativa a la comunidad cientifica correspondiente, Si nos preguntáse-
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mas si es una racionalidad imputada (por el filósofo o metodólogo que analiza la actividad normal de una cierta comunidad cientifica) o implicita (propia a la comunidad cientifica misma por estar constituida por los modos en que dicha comunidad funda sus decisiones), debemos respon. der, primeramente. que Kuhn supone que él ha tratado de sacar a luz la racionalidad implícita en la actividad cientifica normal a lo largo de la historia. Sin embargo, creo que realmente lo que nos es propuesto por Kuhn es una racionalidad imputada desde la perspectiva propiamente Kuhniana de la historia de la ciencia. El historiador no tiene acceso directo a los valores o interpretación de los criterios de una comunidad pasada. Los cientificos no comur.ican a sus colegas qué valores defienden; jamás nos encontramos _ con una explicitación de la racionalidad implícita; los cien. tificos de una determinada comunidad saben, a través del análisis de los trabajos de sus colegas, si ellos respetan los criterios y valores que la comunidad acepta. Y no es suli. ciente, contra lo que parece suponer Kuhn. aunque im. portante. estudiar los libros de texto que estaban diseñados para iniciar al novicio en el aprendizaje de las convenciones táCitas de la comunidad, para abarcar con precisión la concepción de la racionalidad de dicha comunidad. Siempre hay, y no puede ser de otro modo. un aspecto de imputación presente que sunone una cierta interpretación, ya sea histórica, filosófica, política, etc. Si distinguimos (Apel y Habermas, 1979) entre racionalidad lógica (que opera según las pautas de la lógica, especialmente deductiva, en las matemáticas y en las ciencias naturales), instrumental (involucrada en la utilización de medios efectivos para alcanzar un fin determinado), estratégica (o de decisiones entre alternativas a la luz de máximas de preferencia tomando en consideración las decisiones de oponentes racionales), normativa (presente en la solución de tareas prácticas de acuerdo a una moralidad guiada por principios), y comunicativa (orientada a lograr la comprensión entre los miembros de una comunidad, a di. ferencia de los tres primeros tipos de racionalidad básica. mente orientadas' el éxito), debemos concluir que la actividad cientifica normal exhibe principalmente una racionalidad instrumental orientada hacia el éxito en la resolución de enigmas que requiere subsidiariamente de la racionalidad lógica en las tareas de sistematización del paradigma y de
intentos de una más precisa y rigurosa adecuación al mundo empírico que el paradigma determina. No encontramos. en Kuhn afirmación alguna que nos haga Vislumbrar siqUiera que h~ya tomado en cuenta los otros tipos de r~cionalidad, especialmente la normativa y comunitaria (¡'ecuerdese, por ejemplo, que los valores que constituyen a un paradigma son. de acuerdo a Kuhn, exclusivamente cognitivos). Ade. más, queda excluida la racionalidad estratégi~a pues no se cC)nsideran los fines y valores de otros en posible disenso, porque tal disúnso está excluido de la actividad cientifica normal. Finalmente, Kuhn afirma que el consenso, y por ende, la comunicación entre los miembros de una comu. nidad cientifica se obtiene por la asimilación de normas y valores que todos comparten; p8rc, nuevamente, éstas son normas y valores fundamentalmente cognitivos y, prir.ci. palmente, no requieren de un nuevo modo de proponer y aceptar razones más allá de los propios de la racionalidad lógica e instrumental. La discusión de la racionalidad presente a través de las revoluciones debe centrarse en los modos en que los cientificos, ante la presencia de anomalías que han pene . trado tan profundamente en el paradigma hasta ponerlo en crisis (as! como a la comunidad.sujeto del mismo), aooptan decisiones de acuerdo a pautas que funcionan. no como reglas sille como valores. Ello significa que no hay algoritmo alguno para determinar unívocamente las decisiones del grupo relativas al cambio de paradigma. Siempre estas decisiones se llevan a cabo según razones; pero, sean cuales sean las mismas, no son suficientes para dar cuenta del cambi0 de paradigma; de ahi, que sea necesaria la persuasión para arribar a un proceso gestáltico de con. versión, más que de elección. Además. la base de la fe siempre presente en la conversi6n no tiene porque estar d"da por razones ni ser correcta (Kuhn 1962, XI!.XIII). ¿Cómo puede Kuhn entonces sostener la racionalidad del proceso a través de las revoluciones? Por una parte, porque Kuhn ha ampliado el sentido de racionalidad de modo discutible y porque utiliza las expresiones 'racionalidad' y 'racional" de modo ambiguo. Por una parte, Kuhn ha se. ñalado que "... Las teorlas existentes de la racionalidad no son totalmente correctas y debemos reajustarlas
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(hay razones) para que haya lugar para la fe, hay raZOnes para que no haya patrón neutro de evaluación, ni siquiera a nivel perceptual y lingüistico (inconmensurabilidad), hay razones para que los argumentos, aunque siempre existan no sean suficientes, hay razones para que haya resistenci; a abandonar el antiguo paradigma. Con todas estas raZOnes puede reconstruirse un macro-argumento que daria sentido a la adopción del nuevo paradigma, pero que no lo justificaria conclusivamente.' Aún en este caso, el plus no.racional (en sentido positivista.popperiano) seria imprescindible. Y, ia . rrJiOr} p.Ha ello es el modo en que operan los criterios de elección: nuevamenle, no como reglas sino como valores, dando lugar a influencias autobiográficas, de contextualidad histórica, etc., que impiden que todos los miembros res. pondan del mismo modo a la misma situacion y a los mismos cánones para abordarla. Sin embargo, este proceso de cambio es, como hemos estado tratando de enfatizar, según Kuhn, racional. Ello se debe a que, todo lo que hemos estado señalando, incluso la inconmensurabilidad, es instrumental al progreso cientifico, o sea es funcional al aumento de la capacidad para resolver enigmas. Es cierto que Kuhn no es muy explícito y sistemático acerca de esta instrumentalidad global entre 1962 y 1983. Pero está alli, esperando a ser expuesta en 1990. De otro modo, cuando Kuhn afirma que las razones no son suficientes para el cambio o que dicho cambio puede tener IU9ar en oposición a ciertas razones, la expresión 'razón' esta usada en.sentido lógico: mientras que, al hablar de la racionalidad en la cita anterior o, al afirmar la racionalidad de la actividad cientifica como un todo, las expresiones 'racionalidad' y 'racional' estan usadas en sentido instrumen/al. Tal racionalidad instrumental ampliada significa 'funcionalidad para restituir y ampliar la capacidad de resolver enigmas', y la misma incluye procedimientos argumentativos y no argumentativos. Obsérvese, por una parte, que dicha racionalidad no responde a ninguna de las fórmulas caras al empirismo: ni es racionalidad identrlicable con justificabllidad lógica deductiva e inductiva (propia del neopositivismo) ni con el criticismo meramente deductivo (Popper). Es una racionalidad teleológica y holista (relativa a un conjunto de fines y valores adoptados por el todo de una comumdad eienlifica). Además, como en el caso de ciencia normal, la actividad es imputada ccmo racional desde una perspectiva que pretende darle un nuevo' rol a la
hisloria y al eventual sujeto histÓriCO de la actividad en un determinado contexto. Es ahora más obvio que no hay aspecto alguno de racionalidad comunicativa (la comuni. cación se ha roto inter e intra paradigmáticamente) ni tampoco estratégica (en los periodos de crrsis tampoco se toma en cuenta, para adoptar decisiones, los fines y valores de miembros de otro paradigma). En resumen: la ciencia es siempre una actividad racional porque tanto en la actividad normal como revolucionarla. los cienlificos actúan funcionalmente a un fin siempre presente. En esta etapa del desarrollo de Kuhn, él mismo no discute cómo decidir racionaimente acerca de fines y valores. Si bien hay en Kuhn juicios instrumentales de valdr, no sucede lo mismo con los juicios categóricos de valor, aquéllo.s que discuten las razones explicando por qué debe tratarse de alcanzar un determinado'objetivo.' De acuerdo a Kuhn, los objetivos y valores son absorbidos a través de la educación de los miembros de la comunidad: pero ello no los legitima, debiendo recordarse, además, que son adoptados por presión social más que adoptados por elección fundada en
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razones,
Deseo enfatizar que parece haber en Kuhn una mezcla no siempre bien discriminada de dos modos diferentes de dar cuenta de una decisión: uno, a través de la derivación de una decisión a partir de una norma aceptable ('justificación' de la decisión), el otro a través de la 'explicación' de la decisión estableciendo la causa de la aceptación de dicha norma. En Kuhn, hasta 1983, predomina la explrcaclón de las decisiones mediante la presentación de la causa (edu. cación y presión social) de la aceptación de la norma o normas que la comunidad utiliza. Cabria p.reguntarse por qué tales normas son aceptadas como racionales. (parte crucial de la tarea de la aceptabilidad de las mismas, es decir de su justificación): pero, tal cuestión ha de ser directamente abordada por Kuhn recién en 1983.
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Desde su Pos/data 1969 hasta La Tensión Esencial (1977), Kuhn trató de moderar su postura, especialmente acerca de
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inconmensurabilidad, en respuesta a las criticas que recibió especialmente por parte de los filósofos empiristas de la ciencia así como de los historiadores internalístas. ~ En relación a la ciencia normal, los cambios más im. portantes fueron acerca del papel de la comunidad científicay una reelaboración de la noción de paradigma. El concepto '_. de paradigma pasa a ser el conceplo clave; ésto es así porque las comunidades cientifícas pueden y deben Ser aisladas sin previo acceso a los paradígmas. Es decir que los paradigmas pueden ser descubiertos estudiando la conducta de los miembros de una comunidad dada. (Kuhn 1970, Postdata 1969, # 1). Sin embargo, ello no fUe acompañado por la discusión de un nuevo tipo de racionalidad sino que Kuhn mantuvo el análisis de las_ decísiones en ciencia normalde acuerdo a las notas propias de la racionalidad lógica e instrumental. La amplia y poco precisa noción de paradigma fue re. emplazada por la de matriz disciplinal, reservándose el rótulo de paradigma al conjunto de los ejemplares compartidos (conjuntos de problemas-respuesta que la matriz disciplinal define, y a través de los cuales los practicantes de una comunidad aprenden a ver distintas situaciones semejantes en tanto objetos de la misma ley esquema). Sin embargo, tal como D. Shapere ha señalado, Kuhn suena ahora como si las similaridades estuvieran ya dadas en la naturaleza, en vez de estar suscitadas por el paradigma tal como parecería ser el caso entre 1962 y 1965 (Shapere, 1977). Además, había que preguntarse por qué la comunidad elige a tales similaridades y no a otras (pregunta que no se suscitaba en las propuestas de la primera edición de La Estructura de tas Revoluciones Científicas). De ahí la afirmación de Putnam acerca de Segundos Pensamientos sobre Paradigmas (Kuhn, 1977b); "su trabajo concede demasiado al positivismo" (Putnam 1977, 513).3 Acerca de los criterios para adoptar una decisión que pueda ser considerada como racional al elegir entre paradigmas, Kuhn vuelve a mencionar, aunque ahora de modo más detallado y sistemático, a los siguientes: exac. titud, consistencia, alcance, simplicidad y fructicidad. La relatividad de los mismos queda puesta de manifiesto en el hecho de que usualmente, si se los quiere aplicar simul:.~ láneamente, entran usualmente en conflicto entre ellos (la exactitud puede inclinarnos a elegir un paradigma, mientras
la simplicidad puede hacernos decidir por otro). Ninguno que . '. I de dichos criterios es una condlclon su f"ICI~nt e para ,a lección entre teorías o paradigmas. De ahl que ¡amas ~ ncionen como reglas de elección sino como val~res de ~odO que "cuando los científicos tienen que elegir entre teorías en competencia, dos p~rsonas total~ente conmina. das a la misma lista de. criteriOS de elecc~,on pueden, sin embargo, arribar a distintas concluslo~.es ~Kuhn 1977a, 324). Todo parece una mera reformulaclon mas cUidada de Io dicho en 1962, No es simplemente ., asi pues hay algunas modificaciones dignas de menclon. .. Por una parte se ha debilitado la noclon de inconmensurabilidad. En primer lugar, KUhn ha. dejado de acentuar la inconmensurabilidad de la percepclon y se ha centrado en la de los. términos. (casi en ~xcluslvldad). Y acerca de dicha inconmensurablll~ad de slgntf,lcado y r~: ferencia de Ins términos de una teorla, ella se ha localizado. sólo unos pocos conceptos cambian .. gener~ndo inconmensurabilidad a través de una revolucl~n cle.ntlflca. Ahora, Kuhn parece retractarse de. su poslclon mas restrictiva afirmando sólo una incomunicabilidad local porque sólo unos conceptos cambian radicalmente durante una revolución científica. Pero esta distinción .entre Inco~me.n. surabilidad (incomunicabilidad) local y global es arblt,rarla, especialmente desde el punto de vist~ de la concepclon ~e Kuhn acerca del significado de los termlnos d~ un.a teorla cientifica, según la cual el significado de I~s. termlnos depende de la constelación de todos los principios y I.eyes de la teoría en donde aparecen (cluster theory of meanmg). Por lo tanto ningún termino está totalmente aislado dentro de una teoría, y entonces no es plausibl.e asumir que algunos conceptos cambian radic~lmente mientras otros rellenen el mismo significado. Kuhn s~gue ~flrmando la ImpOSibilidad de una traducción entre teorlas aun con Inconmensur.abllldad local. Pero enfatiza que, a pesar de ello (ahora mas rMeradamente que en sus obras anterioresl.lo que los miembros de dos comunidades separadas por Inconmensurabilidad local pueden lograr es aprender ~ s~r mejores traductores mediante el aislamiento de los terminas que son foco de disturbio tratando gradualmente de descubrir lo que los otro.s ven y dicen; incluso puede llegarse de tal modo a dev~~tr bilingües sin que para ello haya acaeCido una elecclon (nuevo aspecto de un proceso de conversión). Todo ello
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torna ~ás ~ceptable, a los ojos de la ortodoxia, el proceso a traves de, cual se adopta una nueva matriz disciplinal. Tal _'proc~so Sigue siendo caracterizado como el de una con. verslon. pero ahora se insiste en la presencia de buenas razones y de un clima que facilite la comunicación (en verdad: Kuhn mismo creó tal clima con su nueva propuesta sobre Inconmensurabilidad) como subyaciendo y favore. clendo la conversión . . Además, Kuhn ha puesto de manifiesto su interés por disminuir y suavIzar (a la vez que aclarar) la presencia de factores supuestamente subjetivos influyendo en el proceso de cambio de matrices disciplinales. Kuhn había señalado anteriormente a 1970 que cuestiones de gusto debian sel contempladas para dar cuenta de modo adecuado del proceso de cambio científico. Las cuestiones de gusto son discutibles, es decir puede argumentarse a favor o en contra de un juicio de gusto. Y tales razones pueden ser aceptadas o rechazadas intersubjetivamente. Es decir, incluso en los JUICIOS de gusto de los miembros de una comunidad científica que pueden influir en su conversión (o no) a otra matriz disciplinal, puede argumentarse (con buenas razones) acerca de su aceptabilidad o rechazo. La elección de teorias no es: según Kuhn, una cuestión de gusto; donde intervienen cuestiones de gusto ellas son evaluables objetivamente (es decrr, IntersubJetlvamente a través de la discusión de las razones que supuestamente fundamentan a tales juicios de gusto). Todo está como era entonces, cerca de la concepción kuhniana de la racionalidad científica, aunque ahora toda la actividad científica satisface más cercanamente los cánones dt! la racionalidad lógica e instrumental.
que afirman la racionalidad de dichos criterios son necesa. riamente verdaderas, aunque no analíticamente verdaderas. Ello es asi porque tales criterios para elegir entre teorías y, por añadidura,
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En "Rationalit,Y. and Theory Choice" (Kuhn, 1983), Kuhn plantea explicita y detalladamente la cuestión de la racionalidad de las normas o criterios guias para la elección de teorías que permitan adoptar aquélla que tenga mayor capacidad para resolver enigmas. La propuesta de Kuhn es sorprendente: las sentencias 150
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la racionalidad
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las mismas.
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terrsllcas necesarias de la cien".;, porque tales caracterís. tlcas son constitutivas de las reglas semánticas del lenguaje natural que usamos para describll la ciencia. Tal lenguaje, asi como el lenguaje de la fisica newtoniana, tienen dos rasgos importantes, (a) holismo local, según el cual muchos de los términos de los lenguaJes científicos '10 pueden ser defil1ldos o adquiridos por primera vez separadamente, sino en grupos. Así por ejemplo. no se pueden aprenderlcerza' y 'masa' (Newton) separad;,'''"nle sino simultáneamante, y eilo no puede lograrse' sin recurrir a lo segunda ley de la mecánica newtoniélna. Esta I¡.~yes necesaria, aunque no es una tautología (no es una mera convención de lenguaje vacuamente verdadera). E.s necesaria en el senlido que si tal ley falla, los términos newtonianos 'fuerza' y 'masa' no tiennn referencia newtoniana, y (b) supone la posibilidad de distinguir entre leyes necesarias y generalizaciones con. tingentes: por ejemplo, ciertas generalizaciones usando fuerza y masa pueden ser contingentes (la fuerza de gravedad pudo haber sido inversamente proporcional al cubo de la distancia, mienlras que ningún experimento imaginable puede cambiar la forma de la segunda ley). Por supuesto, los términos newtonianos como 'fuerza' y 'masa' sólo pueden funcionar con éxito en un mundo en el CJ<.h se cumple la segundu ley, Análogamente, acceder al vocabulario que utiliza todo científico requier9 acceder a un campo semántico que organiza y separa actividades con respecto a dimensiones como precisión, simplicidad, consistencia, etc. Sólo aquellas descrrpclones de las actividades hechas en este vocabulario permite su identificación como describiendo lo que llamamos 'clencia'. En consecuencia, deci, que algUien prefiere a la ciencia X sobre la ciencia Y cuando es menos exacta, o men", fructífera, etc. implica violar las reglas semanticas del lenguaje que nos permite hablar del mundo. Como 'masa' y"fuerza', 'racionalidad' y 'juslificación' (de acuerdo a los criterios señalados) son términos interdeflnidos. Luego, la sentencia 'Los criterios o normas a utilizar en la adopción de una teorra son racionales' es un enunciado necesariamente verdadero. 151
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Por último, nótese la actitud típicamente empirist3 que " Kuhn adopta respeclo de todo el proceso justificatorio de la Es obvio, tal como Hempel señaló en su respuesta a KUhn'-'racionalidad cientifica. Hay, según él, una última premisa (Hempel, 1983), que lal propuesta se asienta en dos SI;- ~ que está más allá de dis?usión en relación a su justificación. puestos principales: primero, ~ue existe un amplio lenguaje-Ello constituye una versron alternativa a la rndlscutlbllrdad de descrip,i'lo de la ciencia que todos comparten y aceptan y, los fines de la actividad científica de acuerdo al empirismo segundo, que es posible establecer una distinción tajante porque tales fines son constitutivos, según Kuhn, de! lenguaentre sentencias necesarias y contingentes en el sentido je que usamos para hablar de la cienCia. Ademas, es una kuhniana. Sin embargo ambos supuestos Son muy premisa acerca de ese. lenguaje que, al. ser considerada debatible>s. Por una parte, la necesidad que Kuhn adscribe última, excluye la pertrnencla de discutir acerca de las a las leyes constitutivas como la segunda ley de Newton condiciones que hacen posible a tal lenguaje, o sea que hace puede támbién extenderse a lo que Kuhn llama generali' posible la comunicación entre los miembros del grupo que zaciones contingentes'; ellas median en la aplicación de la utiliza a tal lenguaje. Ello pone de relievé nuevamente la segunda ley a la naturaleza y tienen que ser aprendidas en exclusión, por parte de Kuhn, de todo lo relativo a .Ia el pro~eso de aprender términos como 'masa' y 'fuerza" racionalidad comunicativa. Todo lo propuesto en 1983 inademás, la alteración de tales generalizaciones requier~ tentaba fallidamente cerrar huecos en la justificación de la también de cambios posteriores en el marco teórico al que racionalidad meramente instrumental que Kuhn supone es pertenecen. A lo sumo podria hablarse de una diferencia de la propia de la actividad científica. grado entre tipos de enunciados <)enerales, porque tales cambios podrían ser quizás menos severos en el caso de las llamadas generalizacion~s contingentes. Por otra parte, tu~a la argum""tación de K~hn se apoya en una premisa IV descriptiva: el lenguaje que usamos para hablar de la ciencia y que nos permite distinguirla como actividad de otras actividades rumanac (.¿tá constituido por reglas que suEn El camino desde La Estructura Kuhn se propone "situar ponen el aprendizaje conjunto de expresiones como (su) filosofía de la ciencia respecto de su propio pasad?" 'racionalid2.d' y 'predictibilidad', 'exactitud', 'consistencia', (1990, 2). Creo, ademas, que nos permite situar su poslcron etc~ Kuhn además sostiene que tal premisa descrif.¡iva es 3ctual acerca de la racionalidad científica y mostrar que la tal porque la aprendemos de la experiencia, y, por ende, no misma es una culminación del proceso que comienza en La requiere de justificación ulterior. Sin embargo todo ello es Estructolra, se modera desde 1969 a 1977, Y desemboca en muy discutibl~. En verdad, es dificil defender hoy la tesis de uea propuesta más cercana a la ortodoxia desde 1983. ~ue hay un único lenguaje descriptivo de la ciencia. JusEl principal objetivo respecto de la racionalidad científica tamente, aprendemos desde la experiencia, que hal' dis. ha de ser ahora reafirmar que "la inconmensurabilidad está tintas y conflictivas concepciones de la ciencia cada una de lejos de constituir una amenaza para la evaluación racional" las cuales supone disponer del lenguaje que describe (ibid.).' El análisis de la inconmensurabilidad se reduce adecuadamente a la actividad cientifica. Así, en el lenguaje prácticamente al de la inconmensurabilidad local de los de Kuhn consideraremos que la afirmación 'la ciencia es términos, es decir del significado y referencia de los mismos. racional' es necesaria de acuerdo a tal lenguaje; pero, Más precisamente, Kuhn se ocupa del significado de los devendría contingente y falsa en e: lenguaje de Feyerabend, términos taxonómicos, o términos de clase incluyendo clases Esto enlatiza, una vez más, que Kuhn supone estarnos naturales, sociales, etc. Ellos constituyen el leuta a dicha actividad al comunidad científica hacen posible que ella describa el adoptar un lenguaje para describirla suponiendo que el mismo es el lenguaje natural de la ciencia.
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mundo. Tal lexicon es, por ende, también prerrequisito para ,~_. la comunicación fluida entre los miembros de tal comunidad.' Por lo tanto, si dos comunidades utilizan taxonomias. que difieren localmente, entonces los miembros de una de ellas pueden proponer enunciados significativamente inconmen. surables con los de la otra comunidad. Es imposible encOno trar términos de clase que funcionen como puente entre las taxonomias de ambas comunidades. los miembros de las mismas pueden devenir bilingües, sin que haya involucrado proceso alguno de elección ni diccionario alguno que les provea de lal capacidad. Todo el planteo hace posible que. 'el entendimiento intercomunitario no quede eliminado. (1990,5). La continuidad a través de las revoluciones ha quedado sobredimenslOnada como no lo habia sido hasta entonces. Y, todo el planteo es 'racionalizado' porque permite justificar que al pasar a trav~s de una revolución de teoria a teoria se pueda adoptar la que "es mejor para hacer lo que los cientificos hacen ...resolver enigmas" (1990, 7).' Este objetivo nunca es extorno a la situación histórica de cambio sino que aparece "simplemente en esa situación para (hacer que los cientificos se esmeren) en mejorar los instrumentos para resolver los problemas a enfrentar" (Ibid.). La inconmensurabilidad es un aspecto ineiiminable de la racionalidad del cambio cientifico porque es instrumental a una mayor especialización la cual es prerrequisito para una mejor solución de enigmas (mejor delimitados, solución más precisa y rigurosa. elc.). La especialización es consecuencia de la diversidad lexical que permite a las ciencias "re",lver los enigmas propuestos por un rango más amplio de fe. nómenos que los que una ciencia comprehensiva con un lexicon homogéneo permitiría abarcar y resolver" (1990, 8). Esto determina gradualmente comunidades con menor numero de miembros lo que hace más fluida y fructífera la comunicación eptrf> ellos, y esto es "prerrequisito esencial para lo que es conocido corno progreso ..." (Ibid.). Ahora ha quedado cerrado el circulo de la legitimación del modo en que la ciencia se desarrolla incluso a través de teorias inconmensurables. El modo en que progresa la hace racional, Instrumentalmente hablando, porque la hace más funcional par'l efectivizar la nota definitoria del progreso (u objetivo a alcanzar): el incremento en la capacidad para' resolver enigmas.' Este proceso de diferenciación por inconmensurabilidad
tiene lugar no sólo diacrónica sino talnLiEm sincrónica~e~t.e. Tal es así que las rupturas horizontales de comumcaclon entre grupos contemporáneos db esp8cialistas (por inco .•mensurabilidad local horizontal) es un srntoma del proceso de diferenciación en nuevas disciplinas cada una con su propio lexicon y cada una con su propia area de conocimiento: ello es impo~anlisimo porque "es a traves de estas divisiones que crece el conocimiento" (1990, 91. La inconmensurabilidad, a todo nivel, ha quedado ra. cionalizada pues se la hecho condición necesaria de la racionalidad del cambio científico, es decir, del crecimiento humano. Este es el momento de enfatizar un notable acercamier,to que se ha ido gradualmente produciendo y filialmente hecho obvio como nunca antes entre las tesIs de Kuhn sobre el cambio científico y la posición al respecto del representante más distinguido del empirismo lógico,. Rudoll Carnap. Este ultimo en dos cartas dirigidas a Kuhn anuncrandole la acept~ción de las versiones inicial y final respectivamente de su manuscrito de La Estructura de las RevolucIOnes Cien;; tíficas para ser publicado en la Biblioteca de la Ciencia Unificada bajo la dirección de Carnap, le manifiesta que "me gustó su énfasis en los nuevos marcoS conceptuales que. son propuestos en las revoluciones cientificas" (12 de abrrl de 1960), y "encontré muy iluminador ...su enfasls en que el desarrollo de teorias no está dirigido hacia ur,a teorra perfecta verdadera, sino que es el proceso de mejoramiento de un instrumento" (28 de abril de 1962). Ahora, después de 1990, aun más que alrededor de 1960, la concepción de Kuhn en la que el. aspecto de inconmensurabilidad perceptual. ausente en Carnap, ha prácticamente perdido su anterior relevancia dentro de la misma, se asemeja a la aceptación de Carnap de las revoluciones cientificas como cambios de marcos concep' tuales: "un cambio en el lenguaje y un mero .cambio o la adición de un valor de verdad adscripto a un enunciado indeterminado (son los dos cambios que un cientifico hace en una teoría cuando ésta entra en conflicto con la expe. riencia). Un cambio del primer tipo constituye una alteración radical, a veces ,'nd revolución, y acaece sólo en ciertos momentos decisivos de la historia" (Carnap 1963, 921). Estas formas de lenguaje son mejores o peores depen. diendo del modo en Que alcanzan sus fines: "la aceptación
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o rechazo de ..,cualquier forma Iingüistica en cualquier rama de la ciencia, sera decidida finalmente por su eficiencia como instrumento ..," (Carnap 196, 221). Ademas, de acuerdo a Carnap, no puede haber procedimiento algoritimico alguno para elegir entre marcos conceptuales; el mejor marco para expresar una teorin científica sera el mejor sólo relativamen_ te a un determinado conjunto de propósitos. El acercamiento de Kuhn al Carnap que leyó La Estructura es en la actualidad mas pronunciado que nunca. No extraña pues que en ninguna de sus cartas Carnap expresara la mas minima reserva acerca de las consecuencias sobre la racionalidad Cientifica implícitas en las versiones del manuscrito leídas en 1960 y 1962_ Creo que mucho menos las exwesaría ahora.'
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Kuhn cOQcluye su trabajo de 1990 afirmando que "habría de ser claro que la posición que estoy desarrollando es una suerte de kantianismo post-darwiniano" (1990, 12). Me propongo discutir la verosimilitud de tal afirmación señalando las razones que Kuhn explicitamente da en defensa de la misma contraponiendo a dichas razones las tesis que Kant defendió al respecto:
'-" "El mundo es de algún modo dependiente de la mente." El mundo es no inventado o construido" {1990, 10}, Kant: Comencemos con la segunda sentencia. Kant estaría totalmente de acuerdo con ella pues constituye un resumen apretado de la tesis defendida en su refutación del idealismo: ~Así la percepción de esta permanente es solamente posible a través de una cosa exterior a mí y no [1 través de la mera Kuhn:
representación de una cosa exterior a mi" ((1781) 1965, 8275-6). Kant agregaría que si bien no lo inventamos o construimos, lo constituimos. Pero ello es lo que está implícito en la primera sentencia de Kuhn, aunque, como mostraremos hay una dife. rencia notable, no sólo en cor'ltanido sino también en detalle y sistematicidad, entre los modos en que ambos, Kuhn y Kant, elucidan tal dependencia del mundo respecto de la mente.
Kuhn. MEIlexicon proporciona las precondiciones de experiencia
posible. Pero las categorías lexicales, a diferencia da sus antecesoras kantianas, pueden y de hecho cambian, con el tiempo y con el pasaje de una comunidad a otra" (Ibid., 12). Kant: Hasta el lenguaje es ahom kantiano. Pero hay sustanciales diferencias más allá de la señalada por Kuhn. Kant no hubiera llamado 'categorías' a los conceptos taxonómicos. Primero, porque no son conceptos puros (a priori) sino aprendidos al resolver ejemplares (a posteriori). Segundo, porque se encuentran en otro nivel en el sistema de Kuhn del que se hallan las categorías en el de Kant. En este último caso, las categorías son los conceptos relacionados a tra••.• és de los principios trascendentales de la experiencia que constitu}len el nivel más alto de los principios de la parte pura de la física. El segundo nivel de la misma estaría constituido por 105principios de la fisica, por ejemplo, por los principios de la mecánica newtoniana; es a este nivel al que pertenecen términos como masa, fuerza, et:.., los cuales constituyen, en el enfoqL;e kuhniano, el lexicon de la mecánica de Newton. Todos los principios de la física pura, cualquiera sea su nivel, son, según Kant, sintéticos a priori.' Kuhn, en su trabajo de 1983, explicitamente negó que sean analíticos,. aunque, por no ser necesaria y universalmente verdaderos, no podrían ser aceptados como estrictamente a priori (a pesar de cumplir un rol consti~utivo respecto del mundo empírico). En última instancia estamos frente a dos proyectos distintos: Kuhn intentó contestar a la pregunta ¿cómo ciertos agentes históricos r.onstituyeron sus mundos 'f los estudiaron científicamente? con el agregado de que tal estudio científico no es concebido como intentando arribar a un conocimiento universal y necesariamente verdadero del murldo empírico. Kant, en cambio, se preguntó ¿cómo es posible que el ser humano, más allá de diferencias locales y temporales, constituya el mundo y lo estudie científicamente? en el que la ciencia natural, si bien tiene una parte empírica, la tiene asentada en u.na parte pura constituida por distintos niveles de principios universales ne. cesariamenle verdaderos. Kuhn:
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Kant: En razón a que las preguntas fundamentales
eran distintas, aunque ambas respuestas sean constitutivas a través de marcos categorial es que, tal como indicamos brevemente, también son distintos, las respuestas acerca del sujeto de tal actividad constitutiva han de ser- distintas. A un proyecto básicamente contextuéil.histórico, le corresponde un sujeto interesado en las condiciones de toda experiencia posible, más allá de sus manifestaciones históricas, le (,.Qrresponde un sujeto trascendental a.histórico. Además, por esto último, tal sujeto está más allá de toda posibilidad de ser afectado, y mucho menos constituido, por el mundo
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terjor sin el cual es impOSible Justillcar léI posibllld()d de expe. nenCIc'1alguna. Kuhn. ~SubY2.ciendo él todos estos procesos de diferenciación y ., cambio, deo e haber. por supuesto, algo permanente, fijo y estable. Pero, como la cosa.en.sí (Ding an sich) de Kant, es inefable, indescriptible, indiscutible. Localizada tuera del espacio y del tiempo, esta fuente kantiana de estabilidad es el. todo a partir del cual han sido fabricados ... ambos, el mundo ~mlerno. y el mundo "externo •• (/bid .. 12). Kant: Nunca Kuhn sonó más liel a Kant La única observación, con la que creo Kuhn estaría de acuerdo, es que al hablar de "mundo interno" a la Kant. habremos de entender "experiencia. interna" (experiencia temporal del sujeto empírico en su actividad auto.reflexiva).
Kuhn: "Algunos modos son más adecuados a ciertos propósitos que otros. Pero ninguno ha de ser aceptado com.o.ve~dadero o rechazado como falso, ninguno nos da
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Kufm. "Considero a tales módulos taxonómicos (en tanto como puestos por conceptos más que por terminas) como prehnguisticos y pose idos por los. élnHn;¡lp-s (Eo'n el hombre 'lparecen como resultado de 1<1evollICI('I'l1 l/VId. 51. Kant El morco calegori'll es prellngui~,Ij(O pero exclusivo del hombre y no cumple básicamente el (01 dí:>ser instrurnentn! al fin adnptatlvo.,slno de proveernos el m(lrco qUf' Il<:lg;:¡posible (es condICión nec'esarta élunque no suilclP,nlH porque dl:'be ~.er su. plementndo por otros principios constitutivOS) un conOCImiento cl8nliflco verdadero. La cita de Kuhn lUCiría exceslv<1rnenle post-d<:Hv/lnl<1naa 105 ojos de Kant
Kuhn. kEste modo de abandonar el fundncionalisrno tit-Hl€ una consecuencia ulterior ... lo que l?r.ta en juego es la teoria correspondentista de la verdad: la noción de que el objetivo, cuando se evalúan leyes o teorías cientílJc las. cuales se encuentra el principio de no contradicción. En todo este contexto. Kant está hablando de correspondencia con el mundo fenoménico conslituido por el sUJeto. Consistenlemente, rnlrmtras Kuhn propone que "el desarrollo CIentíficO debe ser Visto como un proceso conducido desde atrás, y no atraído desde éldelanle~ (Kuhn 1990,6), Kant sostiene que es un proceso de incremento en el conocimiento verdadero del mundo empírico. Se pone en eVIdencia así. la crUCIal diferencia entre una posición inslrumentalista acerca del conocimiento cjenlíflco (Kuhn) y la postura reahsta empírica de Kant al res. pecta.
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A pesar de las diferencias importantes entre Kant y Kuhn .. que acabo de presentar, es justamente en la concepción de la racionalidad científica donde creo se encuentran los desacuerdos mas relevantes. Sólo me referiré a los dos de ellos que considero mas obvios. La racionalidad cientifii:a se desarrolla, según Kuhn, por especialización, pues en tanto es racionalidad instrumental la especialización creciente es requisito para alcanzar el fi~ clentlflc.amente último y aparentemente más allá de toda dISCUSIO~.,La razón teórica. kantiana, .en cambio, es im. preSClnn,o,e en la constltuclon de la ciencia porque (a) la slstematlcldad es la caracteristica definitoria del conoci: miento científico en tanto "la ciencia ...es el complejo de conOCimientos (organi~ado) como un sistema" (Kant (1800) ,~974, 79), y.lb) la raza n es por naturale~a arquitectonica y la arqultectonlca es el arte de constrUir sistemas" (Kant (1781) 1965, 8860). La idea de sistema opera como un fin haCiendo que las partes se relacionen funcionalmente res. pecto de tal fin. Tal fin no es mera ni principalmente "ca. pacldad para resolver problemas científicos" sino "sistpmaticidad del conocimiento verdadero del mundo empírico". El progreso consistiría en un acercamiento cada vez mayor al sistema teórico abarcador de todo el conoci. miento posible de la naturaleza pues tal progreso no es más a nivel del conocimiento, que la gradual actualización del máximo interés de la razón: unidad y completitud. Por otra parte, la racionalidad científica se agota en Kuhn en una raCionalidad delimitada y agotada en la ciencia misma. Tal racionalidad es, en términos kantianos, mera y cerradamente teórica. Sin embargo, por su interés supremo (completitud) y por su naturaleza comprehensiva, la razón, de acuerdo a Kant, sólo es capaz de alcanzar su fin supremo (colocado fuera de la esfera de la ciencia) cuando la acción humana llevada a cabo por agentes libres es tomada en consideración. Tal fin último es la realización de una ca. munidad humana procediendo de acuerdo a las leyes ~orale.s; o sea, la idea que opera como fin es la de una comunidad racional de agentes que actúan sin violar ley moral alguna. Por supuesto, ningún miembro de grupo alguno (por ejemplo, de una comunidad científica) actúa sin Violar alguna vez las leyes morales. Pero la racionalidad científica kantiana exige actuar tratando de aproximarse a tal
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idea de la comunidad ideal." Es pues la de Kant una concepción de la racionalidad que la entiende como na meramente instrumental pues en ella se toma en cuenta centralmente la racionalidad de los fines en tanto ellos son constitutivos de la razón misma, la cual opera de acaerdo a una jerarquización por aumento de la capacidad comprehensiva de los mismos, y no es una racionalidad cerrada, autosuficiente y exclusiva de la ca. munidad científica, sino necesariamente relacionada a otros tipos de racionalidad;" no es homogénea sino diferenciada. Nótese la abismal diferencia entre las conce('ciones de las comunidades que en última instancia implementan la racionalidad. No sólo desde la perspectiva kantiana sino desde un horizonte teórico más amplio, cabe preguntarse qué tipO de modelo de comunidad racional es aquél que la entiende como cerrada y cuyo principal característica es el abandono del discurso critico. Ya sabemos que la razón.excusa es la instrumentalidad al éxito. Pero, inde. pendiente mente de la verosimilitud de la crítica a Kuhn acerca de la aparente no existencia en el desarrollo histórico de la ciencia de las comunidades cerradas y acríticas tal como él las describe, cabe plantearse si en la actividad científica usual la critica no es también tan o más funcional al éxito científico (incluso reducido a la capacidad de resolver enigmas) que la carencia de ella. Pero, la más lamentable falencia de la teoría kuhniana de la racionalidad científica, es justamente una de sus notas no kantianas: el haber dejado de lado la racionalidad de los lines. Es decir, el haberse limitado, usando la terminología de Hempel (1965, 83) a la racionalidad instrumental (Verstand) y haber dejado de lado lo que Hempel (y Kant) llaman Vemunft, aquella razón que es sintética, totalizadora, interpretativa y crítica, que opera de acuerdo a valores no meramente cognitivos. Quizás todo el planteo kuhniana sea consistente con una tendencia general de la sociedad contemporánea en la cual la actividad científica, tal como él la describe, tiene lugar. Una sociedad en la cual la actividad práctica humana se ha tecnificado y ha degenerado en técnica. Pero, la actividaa práctica humana requiere deliberación crítica y subordinación a tines comunes y, por ende no se reduce a ser una continuación del proceso de adaptación colectiva a las condiciones naturales de vida. Por ello, la trascendencia (y 161
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el modo en que se la logra) mas "lIa eje la utilidad (por su eficiencia) para alcanzar fines aceptados sin discusión c rl-. . . IIC3. lorma p"rte de un sentido humano de razón. . A. la concHpción de Kuhn se le puede aplicar el diag. nm,tlco de Apel (1969, 307.8): el concepto de ra8ionalidad esta en crrsls. La responsable es la racionalidad técnica IrlC:Llyend~ su In~e.nsjlicac¡ón ~.ientifico.tecnológica: o mejor d,rho. esta en CIISISla reducclon de la r8.cionali~acl humana a tal tipO de racionalidad, y ello ha impedido la complernentarredad de tal racion3lidad disminuida con la racionalidad practica, pues tal racionalidad técnico-científica ha hecho obsoleta a la racionalidad práctica como una capacld"d (que debería ser insustituible) para provHer cri. terros y para la selec8ión de objetivos. Ello hace que también ~ea redundailte d:s(;utir racionalmente acerca de los obje. tlvos. De alli que el urgente desafio sea aceptar la necesidad y proponer nuevas esferas de la racionalrdad humana presupuesta a y mas abarcadora que la mera racionalidad ~Ientlflca reducida a racionalidad exclusivamente Instrumental conducente a la trági<;;'i tesis de que acerca de valores .. nOrmi:.lsy objetivos de las accicnes humanas sólo es posible arribar a decisiones pre-raclonales: ¿no consti. tuye ello una limlt3c:ón-negación inaceptable de la razón mism.:J(
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NOTAS
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l En ~sta creciente construcción de argumentos haCia un argumento que ,1~c1uyala mayol', veHledad de razones .subyaciendo a la con. verSlon de la comunidad él un nuevo p¡iradigm;:¡, se produce un proceso d~ Internallzación de lactares qUE:'usualmente s~~consi. deran como externos a la actividad cienllfica, En tal sentido treo que es conveniente adoptar la distinción propuesta por E. Mc~~ullin entre lanares epistémico s y no epistémic05 "un tactor oapislémico es uno ~ue el ~i¡:;ntif!coconsideraría como parte propia del argumento que el o ella esta desarrollando en defens -1
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eplStém,cossor¡ constitutiVOS d8 ~~activIdad del científiCo y pueden ser ~llewntes de la reconstrucclon que el "'~solo hace de ellos. Observese que muchos factores que. usual .nem.-' . dos _ son CO" "S,Ll8r~ como externos son ahora. concebidos como ep,stemic E 1 'd h I "d" . 05. S o ullpt e acm o externo comO 1 entlc? a las causas social~s: en e~.ta propuesta de McMulhn ladas por Igual son considerndas come razones, También se permlle que la clPflcie: CQnslderecomo razones pertinentes a enunciado:; metatísi(;o~. o acerca de 'Ialores. Me permito afirmar que K';~n ha gradt'éllmente Ido ensanch,mdo el con¡Ur,IUde factores ppl5témicos !a la McMu~i:n) que afectan el t-'I :,ceso del cambio ciGntilico. ; Lsta dlstJnción entre jUicios Instrumentales Y categónco~ de valor .stiÍ tomada de Carl Hempel (Hemp¿1.19651 De acuerdo" él. só:,) los juicio5 1I1strumentales de valor pueden ser testados pues ~s. tablecell que una determinada acción es buena p,ir<'l alcanznr un determinado objetivo. Los jUicios categóricos .Je ~'<1lorson aquellos que proponen que Londeterminado objetivo dete ser tratado de alcanzm Los mismcs rle s.on susceptibles. de testea y confirmación empiric.-'l:ellos expres~n un standard de evaiuacl::-n moral o una norma de conducta (carei";en dA contenido em¡J;rico descriptivo) ; Esta éltlrm
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7 Kuhn ahora reconoce, acercá~dos~ aún mas a versionas más ortodoxas que I~ suya d~ racionalidad, que la racionalidad de nuestras evaluacIones requrere de una lógica mínima y de una teo"de la verdad aunque en una de sus formas más debilitada' na
Bibliografla
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nec~.sjlaalgo como una teoría de la verdad como redundanci~ que Int~od.~zca leyes ínfimas d~ lógica (en particular la ley cO~lradICClon) y haga el adhem a ellas una precondición para I racionalidad de las evaluaciones" 91990,8-9). a s Para un análisis más detallado de las coincidencias entre Carna y Kuhn~ véase ~eisch (1991. 264.277). Creo conveniente aClar~ que R.elseh, debIdo a la lecha en q,ue ~~viósu trabajo él Philosopy 01 Scte~ce 'p~,a ~~ eventual publ,caclon, no pudo utilizar como
de ~~-
eVIdencIa
blbhograflca
en favor
de su postura,
el siguiente
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que algunas de ~'S tesIS centrales son mucho mejor propuestas sin hablar de enuncla?os como siendo verdaderos o falsos. En lugar de ello, la evaluaclon de un candidato a enunciado cienWico debe se.r concebida ~mo involucrando dos partes raramente separadas. Pnmero, determinar el status elel enunciado: ¿es él un candidato para ser cOílsiderado verdadero o falso? A esta pregunla ... la res. puesta es dependiente dellexicon. Y, segundo, suponiendo que se haya dado una respuesta positiva a la primera, la pregunta ha de ser, ¿es el enunciado aS8rtible racionalmente? A esta pregunta dado un lexicon determinado, la respuesta se encuentra adecua: dam.en.te r.lsdiante algo como las reglas normales de evidencia." CasI ni es necesario agregar que ambas cuestiones corresponden a lo que Carnap llamó cuestiones 'externas' e 'inlernas', respecti. vamente.
~ Para una descripción más detallada la estructura
de la ciencia
natural,
de la concepción kantiana de véase Gómez (1987, 3.5). Por
supuesto, ,éase principalmente Kant «1786) 1970,3-18). " Véase Kant (1965, A250-1). ". La r2.cio~aridad tdórica y la racionalidad práctica no agotan los dlfere~!es tipos ~e.operatividad de la razón analizados por Kant. En su Gntfea del JUICIO, Kant aclaró que la estética no opera conforme a Jos modos propios de la ciencia y la oralidad sino que tiene una racionalidad propia. ' f"_~."_
12 "La idea de un mundo inteligible es en si misrna er incentivo o es aquello en lo cual la razón toma su interés prjmario (Kant (178) 199, 93); Este .mundo inteligible es "El reino universal de los fines que sena realizado actualmente si las máximas .. .tueran obedecidas M
universalmente"
(ibid., 65).
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1, Introducción
págs. 506.07.
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Intento d8sarrollar ~"a Inlerpretación personal d" la posición de Kuhn acerca de la incó;¡mensurabilidad de t.",ias, Creo que dicha interpretación, cue usa como base los últimos trabajos de ese autor, muestra a la posición :J" Kuhn como claramente racional. Intento interpretar las :deas de Kuhn desde mi propia tesis sobre los haces naturale~, noción, esta última, que pretende ser una elucidación -muy diferente de las habitualesd" expresiones tales como 'clases naturales',
2, Haces
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Trataré de elucidar una noción qu~ '.e relae'iona con lo que a menudo se denomina 'c:;}~as naturales', 'familias naturales', 'taxoflomia'. La expresión más habitual en inglés es la de 'natural :(inds', Mi intento de elucidación se relaciona con el uso de esa noción en las teorias acerca de las leyes naturales. Me interesa evitar la terminologia 'clases naturales' porque se aproxima demasiado a la idea de la clase desde el punto de vista lógico, En e5" sentido, como no creo en la existencía de particula/es ab~tractos, como se suele considerar a las clases, sóio admitiré la expresión 'clases
• Universidad de Bu~nos Alres/SAOAF.
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naturales' cuando se refiera a un concepto, a la nocióri o conceptualización que resultd de una clasificación. Para referirme a los particulares que tienen en com~n ciertas propiedades, usaré el término 'haz' con un sentido mereológico especial. (En realidad, cuando digo 'propieda. des' deseo referirme a estructuras.de.particulares y estructuras-de-universales mucho más complejas, Pero simplificaré al máximo la situación refiriéndome simplemente a propiedades). Supongamos que deseamos referirnos a todas las sillas, y que determinamos que un particular es una silla cuando y sólo cuando posee las propiedades P, Q Y R. Podríamos pensar, en un primer intento, que basta con que nos refiramos al particular que es la colección de todas las sillas o el agregado de todas las sillas. Cada silla, es decir, cada particular con las propiedades P, Q Y R, sería un miembro de dicha colección o agregado mereológico. Observemos, sin embargo, qU8 cometemos un grave error. El agregado o colección es un particular: el particular que resulta de la conjunción (física) de todas las sillas, Dicho particular ocupa en cada instante una región del espacio. Es la región ocupada en ese instante por todas las sillas del universo, Pero ese particular es también un agregado de átomos. También es un agregado de partículas elementales, y así sucesivamente, Por lo tanto, dicho particular no nos es útil como referente de lo que queremos decir cuando hablamos de la colección o del agregado de todas las sillas y no, por ejemplo. de todos los átomos que ocupan en ese instante el mismo lugar en el espacio, Es por eso, que a los efectos de la elucidación de la noción, recurro al siguiente concepto de haz de particulares o, simplemente, de haz, puesto que no me ocuparé aquí de haces de universales. Trabajaré directamente sobre el ejemplo de las s,lIas, El haz de las sillas es una relación diádica entre cada par de sillas, Dicha relación consiste en compartir las propíedades definitorias o esenciales en sentido nominal, P, Q Y R. Dicho de manera metafórica, el haz de sillas es el cemento que las une en tanto sillar, Dicho haz tiene miembros, que son particulares: l;)s sillas, y tiene agregado, que es el particular: agregado de todas las sillas, al que nos referimos antes. Pero nuestro haz no es un particular. Es un universal.
3. Recorte
ontológico
y lenguaje
Indicar convencionalmente ciertas propiedades y fijar asi el haz correspondiente, cuyos miembros comparten dichas propiedades, 8quivale a efectuar un recorte ontológico de la realidad. Equivale a realizar una clasificación de particulares, dejando de un lado a los miembros del haz y del otro al "resto del mundo". El acto de clasificar permite así desarrollar y fijar un concepto: la clase correspondiente, y un t~rmino: el nombre común o general del haz que hemos delimitado o, mejor, de sus miembros. Observemos que sucesivos recortes de ese tipo implican el desarrollo de un lenguaje no exento de contenido fáctico. Hemos realizado una clasificación de entidades del mundo. Para ello, debimos crear un lenguaje formal (con.lo cual no quiero decir formalizado) y elaborar un vocabulario fáctico para dicho lenguaje. Hay términos primitivos interpretados fácticamente (nombres generales, que se aplican a cualesquiera miembros de un mismo haz), hay reglas de formación y de transformación; pero sólo hay axiomas y teoremas formales. Faltan los axiomas fácticos. Todo esto planteado en un nivel laxo, que no implica necesariamente formalizaciól,
4. Haces naturales
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Hasta aquí, los haces convencionales y, por lo tanto, los recortes convencionales. Las propiedades a compartir han sido elegidas arbitrariamente y, en consecuencia, la ontologia recortada resulta conceptualizada de manera igualmente arbitraria. No hay todavía una correcta taxonomía. Los haces son, por ahora, haces putativos. También los particulares y los universales involucrados son, por ahora, putativos. Podemos, sin embargo, encontrar a posteriori que ciertos recortes tienen una cierta característica que los hace "interesantes": para ciertos recortes, los particulares que comparten las propiedades fijadas wnvencíonalmente, compar-
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ten tambien otras propiedades, y dicho conOCimiento es obtenido a posletiori, Por lo tanto, dicho resultado es im. puesto por la naturaleza, Es un resultado factico, no con~ vencional. llamaremos a tales haces, resultantes de dich,)s recortes, 'haces laelicos'. Incluimos entre las propiedades compartidas o esenciales (en sentido nominal) que determinan al haz, a las propiedades obtenidas a posleriori. Vemos que ah JI a, el lengllaje así obtenido, teniendo en cuenta los suceSIV()S recortes correspondientes a haces facticos, se ¿nnquece con enunciados facticos tales como: 'Todos los particulares que comparten tales propiedades, comparten tale~ otras.' Donde los particulares que como parten tales propiedades y tambien tales otr,ls, ¡JOr ser miembros del h:I~, ya tienen nombre generico. Tales en'Jnciados ", .'r9anizan en teorías. En ellas, cuando enunciados como el mencicnado son leyes naturales'y no uniformidados acr.i(icnta:cs, decimos que los correspondientes haces facliws son haces naturales. No discutiremos aqui ~I complejo problema de la distinción entre leyes natu'ales y uniformidades accidentales en una teoría, que he intentado enfrentar en otro trabajo. I Ahora ya estamos en condiciones de decir que ef lenguaje generado por los recortes correspondientes a haces naturales tiene sus axiomas facticos y sus teoremas respectivos . También aquí me refiero a axionlas en sentido laxo, no necesariamente formalizado. También podemos decir que los haces naturales, en tanto universales, y los demas particulares y universales involucrados en los haces natura. les, son auténticos, no sólo putativos, en esa teoria. Lo que hemos discutido hasta ahora es. practicamente, lo que hace cualquier persona, en particular un niño, cuando aprende un lenguaje. Lo mismo ocurre con 105 lenguajes de 13 ciencia, Cada teoria, desde las que adquiere un niño c'lardo aprende a habl,,¡. hasta las adquiere un cientifico, tiene sus haces naturales. l.as sU~9sivas teorías modifican los correspondientes haces naturales. El problema qu~ consiste en saber cuales son los haces naturales auténticos. Y"j no con relación a la teoría sino con relat:ión al mundo, .Gu,nclde con el problema que consiste en saber cuales son las teorias verdaderas. Ese no es el tema de este trabajo. <\qul nos interesara el tema de la conmensurabilidad Q ,nconmensufilbilidad de las teorías cuando se reemplazan unas a otras. De modo qUD h3blaremos de Mces naturales con relación a una teoría o marco conceptual.
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5. Inconmensurabilidad
y lenguajes
cientlficos
Un marco concept'cal no cambia mientras mant,ene exactamente la misma taxonomia, los mismos haces naturales, las mismas familias naturales, lo~ mismos natural kinds. r)iscutiré el problema usando un ",jemplo muy manoseado, pere no por ello menos iluminador. Se trata de la noción de astro errante, en el marco conceptual "ristotélico y la noción de satélite del Sol, en el marco conceptual newtoniano, Para ambas nociones ~e ha usado el térrrhJ 'planeta'. Mas aún, 'planeta' una vez traducido ai griego antiguo, significa, en términos del lenguaje_aristotélico, 'astro errante'. Por supuesto, si queremos ser mínimamente rigurosos, debemos excluir de la segunda noción (satélite del Sol) a los cuerpos de masa relativamente pequeña, como es el caso de los asteroides, y agregar ciertas especificaciones que eliminen posibles satélites artificiales del Sol y a los cometas. Y podríamos agregar mas restricciones. Pero no viene al caso hacerlo a los efectos de la presente discusión. El marco conceptual aristotélico contiene un lenguaje con términos generales que se refieran a los miembros de c;,da haz natural de esa teoría. El término 'planeta' se refiere a los cuerpos que son miembros del haz natural de los astros errantes. Entre ellos esta el Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, etc.; pero no esta la Tierra. El marco conceptual newtoniano contiene. un lenguaje con términos generales que se refieren a los miembros de cada haz natural de esa teoría. El término 'planeta' se refiere a los cuerpos que son miembros del haz natural de lo~ satélites del Sol. Entre ellos esta Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, etc. pero no esta el Sol ni la Luna. Los lenguajes de los marcos conceptuales aristotélico y newtoniano comparten una gran parte de los términos generales. Pero no todos. La taxonomia no es la misma. Obsérvese que se trata de lenguajes diferentes, que comparten parte de la taxonomia. ¿Son traducibles entre si? En el marco aristotélico no tiene sentido hablar de saté. lites del Sol. No existe casillero para tal noción porque no existe tal haz natural. No es posible formar un concepto al que no le corresponda un haz natural. Seria tan artificial como hablar de un haz cuyo miembros son una cuchara determinad~' el Lago Nahuel Huapi y el caballo blanco de 171
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San Martín. No hay propiedades auténticas compartidas por dichos particulares y sólo compartidas por ellos en esa teoría. Por lo tanto, nuestro lenguaje no tiene un nombre, ni un concepto, para los miembros de tal pretendido, pero inexistente haz. Lo mismo le pasaría al aristotélico si se le hablara de satélites del Sol. Y lo mismo le pasa al newtoniano si se le habla de astros errantes. Ello no impide que entienda lo de astros errantes. Pero no lo entiende desde su lenguaje. Lo entiende desde el lenguaje aristotélico si es que lo domina. 'Astro errante' no es traducible al lenguaje newtoniano. A primera vista uno diría que la traducción es justamente esa: 'astro errante'. Posiblemente ningún newtoniano dejaría de comprender esa expresión. Además, cualquier Newtoniano la aplicaría correctamente al Sol, a la Luna, a Mercurio, etc. pero no a la Tierra. Cualquier newtoniano no. Sólo uno que haya estudiado Historia y que haya aprendido el significado que daban los aristotélicos a esa expresión en su propio lenguaje (aquí no se trata del lenguaje' griego sino del lenguaje aristotélico). El newtoniano habrá interpretado el término aristotélico. Pero no lo habrá traducido a su propio lenguaje newtoniano, porque en el marco conceptual newtoniano no existe un haz natural cuyos miembros compartan, y sólo ellos, ciertas propiedades que los haga astros errantes. Por lo tanto, en el lenguaje newtoniano no existe un término para designar de manera genérica a tales particulares. y tampoco se puede crear un término para ello, porque expresaría un putativo haz inexistente. Entiendo que en eso consiste la noción kuhniana de inconmensurabilidad. Al menos en lo que respecta al Kuhn de los artículos publicados desde 1983 en adelante.' He intentado expresar las ideas de Kuhn desde mis propias ideas acerca de lo que son los haces naturales. No veo ningún problema de no-racionalidad o de irracionalidad en las ideas de Kuhn, al menos como las he planteado aquí. Desde cierta lectura de los viejos textos de Kuhn, se podría pensar que estoy inventando un Kuhn que no existe. Pero si nos atenemos a sus artículos "Commensurability, Comparability, Communicability" de 1983.' 'Rationality and Theory Choice', del mismo año' y 'Dubbing and Redubbing: The Vulnerability of Rigid Designation', de 1979,' vemos que se vuelve más hempeliano que Hempel en el tema de la elección racional'
de teorías y que considera que la inconmensurabilidad no implica incomparabilidad. . Que dos lenguajes no sean totalmente traducibles no significa que el usuario de ambos no pueda compa;arlos y comprenderlos. La no traducibilidad de ciertos terminas generales sólo significa que ha habido un cambio de ~aces naturales al pasar de un marco a otro. La taxonomla ha cambiado y ello ha obligado a modlfrcar el lenguaj.e.. 51 ambos lenguajes fuesen totalmente tradUCibles, ello slgnrfrcaria que no se ha cambiado de teoría. Sp suele plantea; que no puede haber i~conmensurabllldad porque ~'. ca'!1 ? bl el significado de un termino, basta expresar el vieJo slgnrticado con el nuevo lenguaje. Y si no alcanza con su nuevo vocabulario, basta con enriquecer el vocabulano. Lo que se tiene en cuenta es el cambio de haces naturales, ligado al cambio de lenguaje. no se tiene en cuenla que un lenguaje no puede tener términos generales a los que no les corresponda ningún haz natural. Y ello no va en detnmento de la racionalidad del cambio de lenguaje cuando se llega a la conclusión, a partir de la experiencia, de que ciertos haces que se creía naturales no lo son y que ciertos haces que no habían sido tenidos en cuenta como naturales, lo son. Nada más racional.
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Por el contrario sería claramente irracional pretender que un lenguaje científico exprese una teoría con un vocabulario que incluya nombres generales sin haces naturales que sean sus correlatos. Esto sólo puede suceder de manera raCional en lenguajes no científicos en los cuales se incluyen, por ejemplo situaciones fantásticas. No diremos de un libro que incluye como parte de su relato un cuento de hadas, que cambia de lenguaje al iniciar o al terminar el cuento de hadas. Sin embargo, si usáramos para un tal libro la conceptualización que usamos cu~ndo habl~mos de lenguajes científicos, diríamos que el .I~brocambiO su .Ienguaje al iniciar el cuento de hadas y volvlo al lenguaje pnmltlvo al finalizar el cuento.
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La noción de lenguaje científico es muy restrictiva. Ello evita dificultades en la formulación de las teorías. Obviamen. te no podemos ni debemo~ exigir el c~mplimiento d.e tal~s restricciones a los lenguajes no clentlflcoS. Tal eXigencia. sería absolutamente irracional. Pero ello no es tema de este trabajo.
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EL NATURALISMO NORMATIVO: VALORES COGNITIVOS Y REGLAS METODOLOGICAS NOTAS
MARIA CRISTINA GONZALET
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I Flichman. Eduardo H. -A Crucial Distinctlcn: In¡tial Data and Law Applícal:on Instances~. Critica. Revista Hispanoamericana de Filosofia 22 (N' 66. diCiembre 1990). 7Sfi4 2 Ver las notas correspondientes al próximo parrafo. ~ Kuhn, T. S., ~CGmmensumbility, Comparability, Communicabillry~ incluido en P. 1) Asquith y T. Nichles (Eds.). PSA 1982.vol 11,Easi Lan5ing (Michlgan). Philosophy o, Science association, Universitt" 01 Michigan, 1983 Hay traducción al español: T. S. Kuhn. ¿Oue SOn las revohxu ..lnes científicas? y otros ensayos, Barcelona/Buenos Aires/MéxIco. Paidós/lnslituto de Ciencias de !a Educación de la Universidad Autónoma de Ba;celona, 1989. • Kuhn. T. S 'Rationahl)l and Theory Choice", The Journal 01 Phifosopy 80 ¡1083). 63.70. Hay traducción al español: T. S. Kuhn -Raciona!idad y elección de hwrias", jrduido en T, S. Kuhn ¿Oue son las revoluciones cientjflcas? y otros ensayos Barcelona/Buenos Aires/Mexico. Paidés/lnstituto de Ci;",cias de la Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona, 1989. , Kuhn, Thomas S. 'Dubbing and Redubbing: The Vuinerabilil)l 01 Rigid Designalion", incluido en C. Savage (Ed.) Scientific Theories, Minneapolis. University o, Minnesota Press 1990, 293.318,
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Ln filQsoha de la ciencia de nuestro ,i~lo ha sido fértil en debates y polémicas que han dad.J lugar d una variada gama de posiciones y respue&tas alteroati\'as. Una de esas polé. micas está constituida por el debate acerca de cuál es la función del filósofo de la ciencia. En este caso en los polos d81 d8bate se ubican las posturas prescriptivista y descriptivista. Otra polémica importante es la que mantiene quienes defienden la. idea de que el cambio cientifico sólo t'vede ser explicado mediante su recor1stl ucción histórica,z pues ella recoge la práctica efectiva de la investigación, cientifica y quienes sostienen la idea de que en el mejor de los casos el rol de la rdsloria de la ciencia se limita a ilustrar mOJt!ios de cambio cientifico que den cuenta del carácler, ,_pro9resivo del conocimiento o de su raCionalidad. • Hace algunos años John Losee "leyó" la mayor parte o' por lo mellas una parte considerable de la historia de ia filosofía de la ciencia a la luz de estas dos polémicas. Para hacer esla lectlJra traza una serie de distinciones, algunas de las cuales formularemos a continuación..
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1. La distinción filosófica de la ci3""i,a prescriptivista vs. filosofia de la ciencia descriptivlsta. 11.Las posibles relaciones entre filosofia de la ciencia e historia de la ciencia. Estas distinciones las {raza a partir de la premisa segun 'Ia e;u"al:
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La filosofía de la ciencia y la historia la ciencia son interpre. taciones de segundo orden que comparten un objeto de estudio de primer orden. Si no hubiese práctica científica, no habría filosofía de la ciencia ni historia de la ciencia. Sin embargo considero incontrovertible que algunas actividades humana~ cuentan como prácticas científicas. La filosofía de la ciencia y la historia de la ciencia son interpretaciones de esas prácticas. I
Pero además culmina su obra formulando una reco. mendación para la filosofía de la ciencia sobre la que más tarde volveremos,
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Comencemos con la distinción filosofía de la ciencia prescriptivista vs, filosofía de la ciencia descriptivista,
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.1 Para un filósofo de la ciencia prescriptivista la filosofía de la ciencia es una disciplina normativa cuyo principal objetivo es formular y especificar -8 intentar justificarnormas de evaluación y recomendar criterios para evaluar hipótesis y teorías científicas y argumentos explicativos, Así la aplica . ción de las normas de evaluación "contribuye supuestamente a la creación de 'buena ciencia"" Esta posición tiene una larga tradición en la Losee incluye a Arístóteles. Newton, Herschel, Whewell, Mili, Campbell, los operacionalistas, los miembros del Círculo de Viena, Margenau y Popper. A la hora de proponer un rasgo común a esta tradición lo encuentra en que una filosofía de la ciencia de tipo prescriptivista siempre contiene por lo menos una norma de evaluación, que en al menos una aplicación a una situación presente determina la corrección del juicio evaluativo particular y un principio directivo que exige que se aplique la norma a otras situaciones de evaluación análogas, Ademas la norma de evaluación y sus aplicaciones deberán estar justificadas y quienes adscribieron a esta posición propusieron argumentos justificatorios para ellas. Finalmente y dado que el proceso de justificación debe terminar en algún punto, en una filosofía prescriptivista-¡ deben existir uno o más principios de evaluación que nO estén sujetos a justificación, Este es el punto en que el
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programa prescriptivista ha~e ~gua pues al pasar revista a los posibles candidatos a prinCipiOs Inviolables no sUjetos a justificación se multiplican las dificultades y no parece posible el consenso, , La postura descriptivista, por su parte, como dice Losee "posee la virtud de la modestia'" pues propone. que la tarea del filósolo de la ciencia "se reduzca a descubrir las normas y procedimientos metodológicos ~ue, han ,nformado la práctica científica'" sin hacer n1ngun tipO de recomen?a. ciones acerca de la práctica evaluativa 'adecuada'. ASI el. filósofo de la ciencia "permanece neutral".' Sin en~bargo esto no reduce la tarea del filósofo al "r[lero ~ronlsta de los compromisos metodológicos prof;sados, Esta encargad~ de descubrir los principios metodologlcos realmente efectiVOs en la práctica científica",' Además, al culminar su obra agrega: La filosofía de la ciencia descriptivista contiene argumentos justificatorios. Sin embargo, el objetivo d.~esos argument?s no es la justificación de normas de evaluaclon .pr~pueslas, Sln~.Ia justificación de afirmaciones acerca de. la ~ractlcade evaluaclon actual. El filósofo descriptivista de la CienCia argum~nta..no que la norma de evaluación N debe ser ~uesta en practlc~, SI~Oque N es una norma y que el compromIso con. N ha tenJ~? Importancia en el contexto de episodi.os ci?ntíflcos ,aspeclllcoS. La justificación apropiada para una allrmaclon ~emeJan7te es mostrar que N fue realmente efectivo del modo afirmado.
Después de haber hecho esta caracteriza~ión de la posición descriptivista, Losee pasa revista a anticipaCiones realizadas por Hanson, Toulmin, Feyera?~nd, Shapere y Laudan, Precisamente respecto de est,e ultimo autor hace una interpretación incompleta, o por lo menos s~sgada que pone en tela de juicio la utilidad de la dlstJnclon trazada, Volveremos sobre este punto, , " ' Resumiendo, Losee ha presentado la p.olanzaclon lila. sofía de la ciencia prescriptivista vs. fllosofla de la CienCia descriptivista de tal manera que:
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1. La primera formula, especifica, 'y recomienda normas; mientras que la segunda j~tenta descubrir normas realmente efectivas pero se abstiene de recomendar. 2, la primera intenta justificar normas y esto, la ,condu.ce a tener que aceptar normas no susceptibles de ¡ustlflcaclon;
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JU$.!I!lC()( normas Y los únicos argurnen . .os Justlf,catorros aceptados son los ,,>feridos a aplicación electiva de normas,
Pasemo,s a la segund~ distinción mencionada anteriormente segun la cual hay I'arios modos posibles de relación entre filoso!,a de la ciencia e historia de la ciencia. Tales modos son:
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a) que la hlosoha de la ciencia y la historia de la ciencia sean InterpretaCiones mutuamente excluyentes de la ciencia' b) que una de ellas depende de la otra, tanto en "~ S~ltldo fuerto comG en un sentido débil" c) que se,1n inte"jependientes, tanto A~ Un senlido luerte co~no e:-. une) débil; d) que 1,.l\'á de tacto un solapamiento de las disciplinas: . e) que 1,1 Illosol1a de la ciencia esté subsumida en la hIstorIa de IJ cienci:l.J:. Si bien LosAe analiz;) casos efectivos de estas relaciones pOSIbles, nc los mencionaremos y nos ciroJnscribiremos a algunas de sus afirmaciones:' a) ..... la ~soc:ia<.iónde la fik'sr,fia de la ciencia y la historia d.e la r.ler,CI3 t1S un matrimonio genuino" \ . b) para practicar la historia de la ciencia es necesario ~,ronunclarse sobre el siglliticado de desarrollo científico". ~.stos JU'~'OSreflejan (laJ comprensión [del historiador) de 1,) q '<~cuen,a com~ CienCia y. del tipo de factores que afectan a • u desarrollo .. I:sto r,OqUiere que ur¡ compromiso con una fdos.ofla de la CienCia plenamente articulada sea una con. dlclon nec.esana de la reconstrucción histórica. obstante la selecclon, organización e interpretación de d~tos nistt'nC:lS presupone principios originados en una filosofía rle la
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CienCIa.
e) .....la investigación histórica es necesaria para la pra~lIca de la IllosoUa de la cienc:ia". V esto lo dice tanto pala el c~so de la fllosolla de la ciencia descriptlvista -lo que 3S obVIO-- como para la filosofia de la ciencia prescriptiva aún en su versión logicista. . , Con l~s mellcione, :,echas creemos que podemos abordar el ana!lsls que lo~ee race de Laudan pam int''"tar luego
'...:;1a evaluación de ese analisis. Losee ep~u' ntra que en Science an,j V<:Jues" Laudan hace los siguientes aportes: 1) presenta el mo-:'el0 reticular de justificaci"n ~ue viene a sustituir el modelo jerárquico que defendió en E/ progreso y sus pro/>/omas porque:" a) el me.delo jerárquico "va acompañad[o] a menudo por un compror,,;so con el 'ideal I~¡bniziano'" que deja sin resolver las disputas axiol6gicas, b) "está en desacuerdo con la práct:c:a rúal de evaluación en la historia de la cieocia". c) "no contempla la modificación de principios axiológico, apelando a consideraciones de los niveles inferiores" d) "no se adecúa a importantes episodios de la historia de la ciencia." 2) "el modelo reticular sólo proporciona constricciones débiles para la selección de los objetivos cognitivos de las ciencias. [Pues] Diversos objei,vOS pueden coexisti' y participar en las relaciones apropiadas con las teorias y los principios metodológicos. IV] Ningún objetivo, ninguna regla metodológica o teoría individual posee ei status de principio inviolable en el modelo" ... "la red triádica no constituye un principio de evaluación". 3) el modelo tiene un status normativo tanto en sentido descriptivo ("el modelo hace explicito 'el modo en - que realmente se desarrolla la discusión de los valores cognitivo en la ciencia' ") como en sentido prescriptivo ("el modelo 'trata de dar una caracterización normativamente viable del modo en que tendria qUA desarrollarse la discusión sobre la naturaleza de los valores cognitivos' ") Según losee "la filosofia de la ciencia de Science and Va/ues conserva así la intención prescriptiva. Sin embargo -advierte losee-, su análisis normativo-prescriptivo se dirige, no a las reconstrucciones racionales del progreso cientifico, sino a las teorias filosóficas acerca de los objetivos cognitivos de la ciencia" ".(Aquí se refiere a la aplicación que hace laudan del modelo a algunas tesis del realismo epistéico). No nos parecen incorrectos los señalamientos de losee pero sí creemos, y trataremos de probarlo a continuación, que ha extraído del texto de laudan sólo aquellos elementos que. le permiten considerarlo un filósofo de la ciencia descriptivista reduciendo a su mínima expresión todo ele-
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mento prescriptivista. Nos parece que en Science and Values hay otros elementos que señalan la dificultad, de ubicar las propuestas de Laudan tanto en una orientación prescrlptlvlsta como en una orientación descriptivista. Si logramos convencer acerca de la existencia de esta dificultad nos veremos obligados a revisar el análisis de Losee de manera tal. que se pueda formular un programa distinto para la fllosofla de la ciencia que no pase exclusivamente por los dos polos en cuestión. . Pasemos ento~ces a los otros elementos que creemos Introduce la mencIonada dificultad .
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Laudan" formula varias críticas tanto a Kuhn como a filósofos anteriores; e.n particular interesa aquí señalar la que pone e~ un pie de Igualdad a Kuhn, Popper y Reichenbach. Seg~n Laudan los tres autores mencionados adscribieron a la tesIS d? que los objetivos co~nitivos no eran susceptibles de dlscuslon racional, aunque por diferentes razones. En el caso de Ku~n porque comete la llamada por Laudan falacia de la covanancla. Cada forma de la falacia supone que la presencl.a o ausencia de consenso con respecto a pretenSiones factlcas puede ser usada para inferir la existencia de acuerdo o desacuerdo con respecto a valores y metas cognrtl.vas. En el caso de Popper y Reichenbach porque la cuestlon se reduce al gusto o a la utilidad. Así si cierto conJuflto de valores cognitivos es internamente consistente no hay cabida para la evaluación racional de tales objetivo; o ~ara la comparación racionalmente fundada de aquellos obJetiVOS con otro conjunto consistente. Y esto tiene una consecuencia inevitable: el relativismo radical que consiste en aceptar:
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j) que científicos diferentes tienen objetivos diferentes. .II} qu~. no haydelibetación racional posible acerca de la ade.cuacron de diferentes objetivos. . III~ que los objetivos, métodos y pretensiones fácticas Invanablemente aparecen en racimos covariantes.
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Laudan no está dispuesto a aceptar esta consecuencia porque considera que se .pueden utilizar un ~~plio despliegue de herramientas Criticas para la evaluaclon racional de un grupo de objetivos o metas cognitivas. A continuación Laudan pasa revista a dos modos generales de criticar objetivos o conjunto de objetivos cognitivos (más allá del cargo de inconsistencia) Estas maniobras no son los únicos recursos posibles de la critica axiológica, pero reconoce que quizás sean las centrales. Veamos. En primer lugar está la estrategia de argumentar en contra de un objetivo sobre la base que es utópico o no realizable, es decir que no tenemos razones para creer que es actualizable u operaclonalizable. Para él hay tres tipos de argumentos en contra de un valor cognitivo sobre la base de su irrealizabilidad. La acusación de utoplsmo demostrable, la de utopismo semántico y la de utopismo epistémico. Según la primera a veces podemos mostrar que un cierto objetivo cognitivo posiblemente no puede ser logrado, dado nuestro conocimiento de la lógica o de las.leyes de la naturaleza. De acuerdo con la segunda acusaClon, es posible mostrar que ciertos valores expuestos no pueden ser caracterizados de modo convincente porque son imprecisos, ambiguos o ambos. Si no se puede caracterizar de modo abstracto ni identificar en ejemplos concretos entonces no hay manera objetiva de afirmar su re~lizabilidad ? no realizabilidad. Y finalmente la acusaclon de utoPlsmo epistémico que S9 da el caso en el que el objetiv? tie~e una definición perfectamente clara pero sus partidariOS no pueden especificar un criterio para dete-rminar cuando el valor está presente o se satisface y cuando no. Según él tales tipos de criticas constituyen uno de los medios básicos de intercambio entre partidarios de objetivos cognitivos. La segunda estrategia de critica axiológica enfoca la discordancia entre objetivos explícitos y objetivos implícitos. ¿Toda esta extensa discusión sobre crítica axiológica a qué dominio pertenece? Si pertenece a la filosofía de la ciencia, ¿a qué orientación de la filosofía de la ciencia corresponde? Con las presentaciones que de ambas orientaciones hizo Losee, la indagación axiológica que Laudan propone (y como dijo en otro lugar" algunos años después, es nece-
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sario profu"dizar porque fa axiologia es la investigación es una par12 qroseramente slJbdesarrollada de la epistemologia y de la filosofia de la ciencia) no pertenece al ámbito de la lilosolia de la ciencia prescriptivista pues no recomienda normas y explicnamente ~e niega la posibilidad de formular cuáles deban s~r lOSobjeliv('s, los valores o las metas que la ciencia dAha perseguir. Pero tampoco pertenece al ámbito de la filosofía de la ciencia descriptivista porque se defiende la idea de la evaluación crítica de los valores cognitivos y. en consecuencia no se va a adoptar una "actitud nel,tral": no todos los valores propuestos son igualmente acepta~I"". ¿Que ha ocurrido? Laudan parece estar afuera de la polaridad planteada. ¿Representa este autor una alternativa dil"renle, un programa de investigadón para la filosofía de la ciencia que no es ni prescriptivista ni descriptivista a la manera de Losee? ¿O es que Losee presentó la polaridad en términos demasiados restringidos? En el articulo que mencionamos más ard:.a Laudan defiende un programa naturalista normativo para la filosofia de la ciencia en el que traza distinciones relevantes respecto de las tareas de la metodologia de la ciencia y de la axiología de la ciencia, así como diferencias entre explicar la racionalidad y explicar el progreso de la ciencia. Pero
dientemente de si sus hall3zgos permiten extrapo:,,, o 'jus. tificar' recomendaciones prescriptivas."u Otra consecuencia que resulta de su modo de presentar la polaridad radica en el heche reconocido por Losee, de que no hay Url:¡ linea divisoria tajante entre filosofia de la r.i8l1cia descripltvista e historia de la cienCIa. Pero esto no es un faclum. sino el resultado de considerar que forma parte de la activid"d del historiador de la ciencia el reglstr 31 ,as formas de evaluación implicitas o explícitas en la p:act'ca cientiflca erl div(f'.os contextos y también la de tratar de catalogar los casos en los que la práctica cientifica se ajusta o no a las normas aceptadas. Así el histor;~(;or se ocupa de la evaluac:i •.. ~n del ajuste de la práctica cien!dica a normas, es decir. la historia de la ciencia s9da histOria de las normas de la prá:iica cientifisa y sus aplicaciones corr~ctas o IflCürrectas -lo que paree!? transformarla en :.;na I~i~loria de la Ol?(oo:)logiay el filósofo de o,;entación t'jezcriptiv!sta "se ccnti3 er las normas que subyacen;) los juicios valorativos indivir.uales, en la naturaleza ':!e una norma aplicable a una multipliCidad de casos actuales y/o potenciales"" Ademas agrega: l
Las actiVIdades del f:lésofo de~cript¡v¡st<:! de la ciencia son tarea; que se integran dentro de l':;t r~consl(uccíón histórica. En último término. no importa mucho si la bllsqueda de normas de eva.
luación se etlqueta d6 'histórica' o 'fiiosófica', Hacer esta con cesión es reconocer que hay una Cterta vaguedad en las cue,,":\;."lnes concernientes al papel deia hístona de la ciencia en la ilJ5titl~ación de las afirmaciones descriptivas sobre la elicacia de 13~ ;",Qrmas de evaluación en la cipr,cla.'~
En este punto parece exagerado atribuirle al historiador la la,ea de evaluacion, pues la metodología tiene una larga trayectoria como disciplina filosófica como para que qdede ahora subsumida en el seno de la historia de la ciencia. Se podrá argüir qüe ia existencia' de una larga tradición no es argumento su!icier,te para lustificar su es:atlJs filosófico. E5to último es cierto p~romulatis mutand" tampoco es suficiente atribuirle la tarea de evalüador al historiador por el simple 17 hedlJ (Jt:: que en algunas circunstancias la realice.
183 182
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" Losee, op. cir, pag. 167. " Op. cir, pag. 174. 1<; Op. cit., ídem.
Para resumir los principales hitos del camino recorrido permitasenos hace el siguiente señalamiento:
1; Op. cit., pág. 133. "Los historiadores de la ciencia suelen juzgar si las deci:;iones de los científicos se ajustan a las normas de evaluación de su tiempo",
1) intentamos forrnular dos polérnicas quP recogen debates vigentes en la filosofía de la ciencia. 2) para hacer esa formulación seguimos la presentación de Losee. 3) creemos haber encontrado una dificultad para clasificar aportes de Laudan, que Losee no considera, pero que forman parte del modelo reticular. 4) atribuimos la existencia de esta dificultad a la manera en que es presentada la distinción filosofía de la ciencia prescritivista vs. descriptivista, 5) considerarnos que la presentación cuestionada tiene una diliGultad adicional pues no queda finalmente trazado un lirnite. entre historia de la ciencia y filosofía de la ciencia descriptivista.
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NOTAS I John Losee, Filoscfía de la ciencia e invf:!stigación Madrid, Alianza, 19a9, pág. 17 , Op. cit., pág. 57. 30p. cit, pág. 147. 4
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histó'¡ca,
Op. cit., ídem. Op. cit., ídem.
, Op. cir., , Op. cit., , Op. cit., • Op cit., I?
pág. 148. pág. 175. págs. 17.18. pag. 33. Lórry Laudan, Science and Values, Berkeley, Univ, California
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:Jp. cit., oags. 161.163. Larry Laudan, op. cit., cap. :J.
" Larry Laudan, 'Progress ." R""onality? 1987.
N:=.t!uralism~, Amelican
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LOS~8,
Normativa
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Philosophical
The Prospects lor Ouarterfy,
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cognitiva. Esta dinámica so ,elleja en las decenas de reuniones internacionales
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RODR!GUE?
cubrimiento es sólo un heredero parcial de estas discusiones filosóficas, Al mejor es:ilo de muchas practica,; cientificas, existe entre los comput2cíonalistas la tendencia a amoldar
elementos a la reflexión epIstemológIca. Esta es bas':. del presente articldC'. Como científico,
ha sido testigo durante varias décadas a la vez que operador
conceptos
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principal de variadas conexiones entre numelosas nas Está asociado intimamente con el naCirT.;An'O
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miento de la inteligencia anificial, es Premio Nobel de economía, ha aponado traba:os de invostigación en historia de las ciencias, teoria de ~ecisión, filosofia de la ciencia, ciencia política, adminrstración publica. pSlcologia social, teoría d~ la organización, y varias otras rama~ de la actividad cientif;ca. un numero considerable de especialistas en las llamadas ciencias cognitivas se considera deudor y continuado; de su obra. Sus casi 700 trabajos dan cueot'. de todo
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discipliy creci.
en lflh.msidad
hasta
la techa,
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filosofia de la ciencia y la epistemologia
considerable
Espectro
dp. temas
de investigación
para
de ajedrez para
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en general. La
presentaciones,
esta~ cuestiones.
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trav!?s del enfoque se lillran consideraciones receptadas de articulos y libros emergentes de la vasta producción
de E::xpefimentos.
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• UniverSidad de Córdoba
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espacIos
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movidas, o. los médicos para hacer
Una tesis fuerte ele Simon es que el científico es basicamente un solucionador de problemas. Esta t'_si, liene ImplicaCiones imp0l1antes para el concepto de descubrimiento, ya que al considerar que IGSprocesos de descubrimie~tú, son sólo aplicaciones de les procesos de resolución de problemas, se alier"n sensibíemente las estrategias para Ipllal una teoria dsl dr;scubrimiento cientilicú. De
asp~ctos episternológlcr;" imponantes de su arquitectura cog~itiv". Aun cuando no se intentara un análisis detallado en torno de
e\e~ysus
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al discurso
sus di~gnésticos, Cada uno de ellos se aboca a busquedas heuristicas .,n ,3mbitos de problemas que tecnicamente se suelen asocia' con p.spacios de teorías, espacIos de re-
de desarrollo de estos conceptos y criterlos sera a modo de breve reVlew. con el objetivo de mostrar los
ac!uales
próximos
lista pued~ ,er, extendic J ,.onsiderablemenle: no übstantp', parece haber algo comun a udas estas tareas, F.llas parecen emplear I~s mIsmas cl(.~.S8Sgenerales de procAt.os de resolución de problemas que los que emplean 108jugadores
85trategia
de las discusiones
event1júlmente
auxilio de teorías. con la creacif.,~ de nuevas representaciones de '.:nómenos, con el diseño de experirrlentos, o el Invento d-? nuevos instrumentos ~ara la observación. Esta
se han
seleCCionado aqui solo algunos aspectos que ponan un
generales,
filosófiCO, a I"s modalidades operativas de los sic,temas en construcción, o en consideración, Bajo esta óptic", se ha asociado al descubrimiento con dilerentes clases de tareas: con la 10rmulación de problemas y los intentos de resolución, con la obtención de leyes asociadas a datos con o sin eJ
esto, Dentro de esta p,ol!fica red de prodUCCiónque comienza a desplegarse a mediados de la década del treinta, y que no ha disminuido
pard este año sobre inteli-
especIalizadas. Ahora bien, el concepto de ,descubrimiento clentifico asociado con sistemas cor:-:pulacionales de des-
Herbert Simon es un notable cientifico y su obla ha aponado importantes observación
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gencia anilicial, descubrimiento cor,-'putaclonal. y aspectos r.ogniiivos relacionados. En la arquitectura co\¡nitiva de Simon hay varios conceptos importantes. Uno de ellos es el de descubrimiento cientilico, que como 9S sabido ha recibido en estos ultimos años nueva consideración por parte de los filosofas de la ciencia. l.a tr
¡:~ACIONALlDAD; COMPUTACION y DESCUBRIMIENTO EN EL PROGRAMA DE SIMON v/crOR
enunciarlas
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cualquier modo, estas estrategias descansan sobre un Concepto central para todo el programa, que ha permanecido esencialmente sin revisión desde sus primeros trabajos. Se trata del concepto de racionalidad' restringida o acotada (bounded rationality), el que acusa con los años la influencia de las discusiones sobre teoría de decisión y complejidad computacional. Sus orígenes se remontan a un estudio de la administración pública, de 1935, donde Sima n encontró un tema de investigación que consideró bastante atractivo: . ¿Cómo razonan los seres humanos cuando no es posible hall&r las condiciones de racionalidad postuladas por el modelo neoclásico en economía, en particular, cuando no es' posible definir una apropiada función de utilidad, o en (,Itima instancia cuando no hay un agente racional ideal? Conjeturó que la gente en organizaciones institucionales pone los problemas de decisión dentro de cotas razonables por identificación con objetivos parciales y en buena medida operativos, que son responsabilidad de sus propias unidades organizativas. Se definía de este modo el concepto de identificación organizativa, un concepto de valor en teoría administrativa, pero no se lograba explicar como se adjudican los niveles más altos de organización entre los ree1amos emergentes de identificaciones competitivas a niveles más bajos. El paso importante aquí fue la introducción del concepto de satisfacción. Conceptualmente sugiere que cuando la gente no sabe como optímizar, puede quizás estar al menos en condiciones de satisfacer, es decir, de encontrar soluciones suficientemente buenas. Y a las soluciones suficientemente buenas se las puede hallar a menudo por búsqueda heurística. Este abordaje del tema de la racionalidad humana ha sido un poderoso generador de toda una serie de subproblemas. Un. corolario de esta caracterización es que el conocimiento científico es incremental. Es básicamente una secuencia de pasos; una explicación de un acto particular de descubrimiento debe tomar todo lo que ha estado en las etapas anteriores, en la modalidad de condiciones iniciales. Lo que se busca explicar es cómo estas condiciones iniciales conducen al próximo paso. Para lograr este objetivo Simon introduce otro concepto importante dentro de su arquitectura cognitiva: el concepto de sorpresa. Cuando uno observa un fenómeno que inicialmente sorprende, este estimulo puede conducir a nuevas observaciones que pueden a su '/ez ser 188
eventualmente explicadas por los conceptos en uso. Algunos desarrollos interesantes de esta idea se observan en los enfoques actuales sobre machine learning.' ¿Se puede simular esto? Una heuristica de este tipo se asemeja bastante a la del progreso computacional Kekada,' una estrategia usada para simular el ciclo de Krebs, con el que se halló el camino químico para la síntesis in vivo de la urea. Este programa computacional es uno de los principales logros del trabajo de Simon y colaboradores, y está siendo ahora generalizado a otros descubrimientos científicos. El programa experimenta 'sorpresa' cuando sus expectativas no son satisfechas y reacciona a su sorpresa buscando explicaciones para los fenómenos 'sorprendentes'.' El Kekada es un programa que sintetiza y culmina una serie exitosa de experiencias computacionales.' Un paso importante en esta dirección se habia dado como consecuencia de dedicar especial atención a la inducción de generalizaciones cuantitativas y cualitativas a partir de datos empíricos. Bacon y Dalton fueron sistemas para inducir leyes cualitativas. Por otra parte, los datos no son las únicas condiciones iniciales posibles para la inducción de leyes; también se pueden usar las teorías como base, en conjunción con los datos o independientemente. Las simulaciones con Bacon mostraron que al incorporar al programa heurísticas que buscan simetrías y leyes de conservación, se podía mejorar sustancialmente la eficiencia con la cual se hallaban leyes a partir de los datos empíricos. Es posible además hallar leyes descriptivas por derivación a partir de leyes explicativas más fundamenlales. Un ejemplo importante que se ha usado al respecto es el caso de las leyes de Newton. En esencia, la secuencia de procedimientos funcionaría de la siguiente manera: cuando uno encuentra regularidades de algún tipo, se comporta como científico con un estilo similar al del programa Bacon: esto sucede hasta que se logra encontrar una fórmula que se ajusta con los datos. Entonces, como en el programa Dalton, se intenta postular un mecanismo cuyo funcionamiento produciría la regularidad descrita por la fórmula. Es necesario hacer a esfa altura algu'nas aclaraciones sobre el concepto de representación, porque de un modo u otro se halla presente en todas estas discusiones. Aún cuando se trata de un concepto muy elaborado dentro de la tradición filosófica, en el ambiente cognitivista y 189
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computacional 3~ele aparecer ~orno una trama de dos idea$ bá,icas que reflejan por una parte el hecho que en el curso d? una transformación de propo:;;cio(les ve~cales a imáge,l~s, muchos as pecios que estaban previamente implícitos y <,cultos se pueden hacer explicitas, y por otra par:e, que 10£ operadores de inferencia que se a~)renden facilitan inferencias
adicionales
en modos computaci(,nalmente
diferenciales o de diferencia, para determioar los valoros de las derivadas temporales de las variables del s;s:enn Ln general, construir un medelo f?xplicativo involucr3 una elección entre varias r~pH~$.1ntaciones de los fenómenos. La mpresentdcié n tit"E: que ser elegida con ~mterjoridad a o
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simultáneamente con, la inducción del modelo a partir de ios datos. Cuando Newell y Simon comeozaron a construir uoa teoria para exol;car la resolución de problemas en 1955 estabao ya comprometidos ca" "na lepresentación. Reco:
cientes, a partir de las imágenes. A la tradicional discusión en tilasoHé' incorporajo
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la ciencia sobro modelos icónicos, se la ha Importante el.)mento de la simulación
computacional, y esto eF ~at'Jralmente recogido en las actuales discus:ones so~re representación. Hay 'Jn conocido debate en la comunidad cognitivista sobre si nuestras represl-mtaciones internas de problemas se parecen a colecciones de proposiciones o a modelos de situaciones de problemas. Unos toman la metáfora del razonamiento ver~al para los procesos d~ resolución de problemas y piensan al razon"miento como alguna clase de procedimiento
de demostración
nacieron
r,cuaciones
de teoremas similar al usado
entences
a divoles microscópicos, invariantes
entre
una teoría dinámica
pro-
fue
de los pro-
que pudioran
representar
~m cierto
modo las
rígida versión de individualismo 0"gnitlvp. De todos modos el punto importante que se desea señalar es la existencia de una interacción cootio'Ja entre la construcción gradual de la represeotación y la construcción de la ¡eoría en coosi. deración. Algunos aspectos de la represent~6o" que habian sido ioicialment~ concebidos para satisfacer n9c.)sidades da programación,
que intenta la formulación de
relaciones
pero también
sintetizado su obra, y que también ha side tomada POi algunos de sus críticos como r:aracterística d:s:intiva de \lna
ideal es la formulación de un conjunto simp'~ de ecuaciones
expresan
numeras,
estructuras de la memoria humana, que según se sabia, era en algún sentido asociativa. Este es un soporte ep,stemolog,co fuerte de su comp/ex informa/ion processing, expreslon con ía que en reIteradas oportunidades se ha
rando, 95 el concepto de explicación. Sima.) ca' 15i=era dos sensiblemente empar~ntadits con el reducciC'nismo. Una versión que denomina '!aj)laciana'. cuyo
que
la de encontrar
de símbolos
vers:on~.s
leyes
manipulal
cesos de resolución de problemas en la forma de un programa de computadora. Además, y este es un punto central del cognitivismo de Simon. l~nia que contener estructuras
y equivalencia computacional de la, reprP.sentacior,~s. ~a :nexac~ilud de :3 afirmación de la equivalencia computac.ion3.1 ha sido insinuada pOI un ex1enso trabajo experimental que muestra la diferencia en dificultad de problemas que son isomorfos, pero que esta n representados de modo difereote. Un complemento importante del concepto de representa. ción, dentro de la trama conceptual que eslJr ,or, conside.
el comportamiento
podían
cesar símbolos de cualquier clase. la tarea explicativa
que los dos enfoques no pueds:'l ser rJI:;,'lnguidos operacional mente. parece claro que esta afirmac!ón descansa sobre la confusión entre la equ;vale,1cia informacionJI
y una versión 'mendeliana',
con la
nuevo de la máquina como una función de su estado previo. junio con algún nuevo ir,pul que ha recibido. Estas
mentado
que describen
estaba a disposición
equivalente a un conjunto de ecuaciones de cierto tIpO. A cada ciclo de operación, el programa determina el estado
en lenguajes como el Prolog. Otros en cambio usan para la resolUCión de problemas la b"Jsqueda heuristica a través de un espacio de procedinllentos. Aun cuando se h':l argu-
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quo tal representación
invención d~ la computadora digital. l<\>que observaron íu.' que el programa de una computadora es fo'rnalmeole
flJeron luego relacionados
con Interpretacio-
nes psicoló9i~a'" como redes d~ asociaciones. la parte empirica acompaéó a la construcción de una representación del modelo explicativo. . Con estos elementos podemos considerar más detenidamente el concepto de resolución de problemas. Recordemos el enfoque expresado antari0rmente sobre los des. cubrimientos cientificos comJ p,ocesos do resolución de
niveles
sucesivos de estructuras ¡eri1l4I,icas. Su argu'11ento ,a en favor de una complementación de ambos e"focues. Una forma común de explicación en varias disciplinas clentificas se deriva del empleo de sistemas de ecuaciones 190
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problemas, y en particular la tesis fuerte de que las heurísticas utilizadas pueden ser elaboradas computacionalmente. La evidencia que usan a su favor Simon y un extenso número de colaboradores es la creación de exitosas simulaciones computacionales de un conjunto considerable de descubrimientos cientificos. Partiendo de condiciones similares a las existentes en importantes casos de la historia de la ciencia, ~se ha llegado a conclusiones también similares. Se interpreta de este modo que los programas de computación contienen un conjunto de procesos suficientes para hacer descubrimientos, y en consecuencia, suministran una eventual explicación de los logros de los científicos en consideración. La tesis del isomorfismo entre las simulaciones computacionales y los ejemplos de la historia de la ciencia ha sido criticada desde diferentes ángulos. Se han enfatizado en general las discrepancias con los aspectos sociológicos y psicológicos, y la extrema complejidad de los casos históricos en discusión. Aún cuando estas críticas reflejan el frágil estado del arte de la simulación, por contraste, es llamativo el notable desarrollo y versatilidad alcanzados por algunos programas computacionales, especialmente en la últíma década. De cualquier modo, con independencia de la eficacia de las simulaciones, esta dinámica teórico-experimental ha contribuido en buena medida a esclarecer aspectos importantes del concepto de resolución de problemas. En líneas generales, se pueden observar dos enfoques básicos acerca de la resolución de problemas: como manipulación de modelos y como sislemas de razonamiento . Un análisis más exhaustivo reflejaría naturalmente otros enfoques, como es el caso de los sistemas que usan más de una representación, 105 sistemas que emplean razonamiento modal, o los sistemas que funcionan con la ayuda de la inducción matemática. para nuestros fines es suficiente señalar que las resoluciones de problemas usan una mezcla de búsqueda y razonamiento. Cuando la resolución de problemas es vista como un árbol de búsqueda, se interpreta a la elección de representaciones como una tarea separada, anterior, y generalmente muy difícil. Sin embargo, la distancia entre búsqueda heurística y representación parece menos cuando se trata a la resolución de problemas como acumulación de información, donde la manipulación de un modelo es sólo una de varias técnicas disponibles. La
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mezcla de árboles de búsqueda razon . t . di' amlen o y razonamiento me a parece realmente promisoria Una distinción adicional importante que d'ebe cons id erar. se es Ia eXistente entre problemas .bien estruct ura d 05 y . . pro bí emas es t ruc t ur,a.d o~ d ef IClentemente. No parece posible constru" una deflnlclon formal de un problema bien estructurado, pero se han propuesto varios criterios que deben satisfacer un problema para ser considerado bien estructurado. Complica aún más la situación el que estos criterios generalmente involucran aspectos del dominio del problema junto con aspectos de los mecanismos de resolución. \ En los problemas estructurados deficientemente, el diseño aparece como un proceso de organización. Cada pequeña parte de la actividad aparece como bien estructurada, pero el proceso global no satisface ninguno de los criterios establecidos para los problemas bien estructurados. Esta organización o planificación se hace por abstracción de los detalles de un espacio de problemas, y la relación entre el espacio de planificación abstracta y el espacio interno de problemas de un robot y el 'mundo externo' con el que los robots interactúan. Aún cuando hay una acentuada tendencia a mejorar 105 métodos para tratar los problemas estructurados deficientemente, la frontera entre éstos y los problemas bien estructurados es poco precisa y está sujeta a cambios continuos. O1ro aspecto de la resolución de problemas que ha recibido gran atención es la distinción entre las caracte. rísticas positivas y normativas de las heurísticas. No parece necesaria una lógica especial de los imperativos: lo que si se necesitan son reglas para convertir enunciados impe. rativos en declarativos y viceversa. El proceso de resolución de problemas no es un proceso de 'deducción' de un conjunto de imperativos a partir de otro conjunto. Es un proceso de ensayo y error selectivo, usando reglas heurísticas derivadas de la experiencia previa, que es exitosa a veces para descubrir medios que son relativamente eficaces para la obtención de algún fin. Así, áunque se pueden ver los imperativos como 'derivados' en algún sentido, el proceso de derivación no es un proceso deductivo. Es un proceso retroductivo semejante a los considerados por Peirce y Hanson. La naturaleza de este proceso es el tópico principal de la teoría de resolución de problemas.
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estar brindando soluciones sin significación operativa. Este es el resultado más importante que se intenta extraer de los fragmentos de. su arquitecfura cognifiva expuestos en este trabaJO. Su InCidenCia en la problemática de la racionalidad huma~a es significativa en tanto que arroja luz sobre la relaclon entre complejidad, algoritmos y heuristicas, consi. derados como marcos referenciales para un desarrollo de la perspectiva de la racionalidad restringida. S:mon c?ncuerda con la tesis general de Kevin Kelly' de que .lo~ metodos efectiVOs de descubrimiento y evaluación de hrpotesrs son no solamente los objetos aceptables del esludlo episfemológicos, sino que son sus objetos propios'. Concuerda también con Kelly acerca del lugar central de la computación en la epistemologia. Sin embargo, los enfoques son diferentes: el. enfoque de Sima n es más empirico y refleja la InfluenCia de las prácticas científicas en varias disciplinas, especialmente en ciencias cognitivas;' el enfo. que de Kelly es más formal, enfatizando los poco usados poderes de la lógica formal para el tratamiento de las cuestiones cognitivas. En estas diferencias filosóficas acerca de la ciencia Simon razona como un cientifico ortodoxo. En su opinión, la mayor parte de lo que conocemos acerca de la teoria de búsqueda heurística no ha venido de demos. traciones de computación que la hacen posible. No se siente muy atraido en restringir su conocimiento sólo a teoremas demostrados, ya sea en algorismos de descubrimiento u otra materia teóric~: La epistemología puede ser tanto empirica como matematlca, y no cree que la demostración de teoremas sea el principal camino para el conocimiento teórico acerca de la misma. Esta suerte de hibridez en su carac. te~ización del descubrimiento científico ha.llevado a algunos Criticas a remarcar Incongruencias aparentes entre aspectos descriptivos y normativos de su programa. Por una via slmil~r se ha criti.cado también el excesivo uso y generalizaclon de sus anallsls de protocolos.' Pero esto requiere un párrafo aparte. La crítica se ha centrado sobre el soporte evidencial acerca de los procesos psicológicos subyacentes a los descubrrmientos científicos. Básicamente, que el análisis de p!otocolos es insuficiente para aclarar las complejas relac~ones entre los procesos psicológicos de los científicos Vinculados con algún descubrimiento, y los procedimientos mecamzados de simulación de los mism6s. Los métodos
Para Simon las reglas de la lógica son permisivas. Ellas determinan qué inferencias pueden ser extraidas directamente a partir de un conjunto de premisas, no cuáles inferencias deben ser extraídas, o en qué orden ellas deben ser extraidas. Una lógica puede de este modo ser vista como un algoritmo no determinista para hallar todas las consecuencias de un conjunto de premisas. Cuando es importante ser selectivo en la extracción de inferencias por estar in. teresado sólo en pocos elementos en un espacio de consecuencias lógicas, entonces la lógica debe ser suple. mentada con alguna clase de estructura de control. Se debe agregar a ella una estrategia de búsqueda. En este sentido, los procesos de razonamiento son un subconjunto de los procesos de búsqueda, el subconjunto que usa reglas de inferencia como únicos operadores. Hasta hace poco la mayor parte de las evaluaciones de los algoritmos de búsqueda se hacia por via empírica. La teoría de la complejidad computacional ha comenzado' a tratar estas cuestiones de un modo algo más sistemático. Un resultado importante tiene que ver con la cantidad de computación requerida para resolver problemas de una clase dada que crece con el tamaño de los problemas, o dicho de otro modo, con el número de variables. Los pro. blemas se consideran.tratables si los cómputos no crecen más rápido que alguna potencia fija del tamaño del problema. Una clase importante de problemas ha mostrado tener un grado de complejidad similar. Aún cuando este es' un concepto técnico, refiere de algún modo a versiones más intuitivas y cotidianas. Un punto importante de investigación en complejidad computacional es el intento de mostrar que los problemas de complejidad pueden ser simplificados debilitando los requerimientos para la solución; por ejemplo, al requerir soluciones que sólo se aproximan a lo óptimo. Para ello es necesario reemplazar el criterio de optimización por el de satisfacción. Esto llevó a una teoría procedural de la racionalidad, naturalmente asociada con la noción de racionalidad acotada, ya que se usan información y capa. cidad computacional limitada para tratar problemas de mayor dimensión cuya forma es captable sólo débilmente. Para Simon la complejidad está profundamente enraizada en la naturaleza y por ello una teoria de la racionalidad que no de cuenta de la resolución de problemas a la luz de la comple. jidad es al menos deficiente, y en el peor de los casos, puede 1 1
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"1 usados de verbalizaciones directas, tanto de pensar en voz alta, como las versiones retrospectivas de los sujetos, dejarían serias dudas sobre el alcance de las compar;'lciones entre estos informes y los libros de notas de los laboratorios, que a su vez son usados por Simon y colaboradores para diseñar algunas heuristicas. Un aspecto vinculado al análisis de protocolos, pero S'ás difícil de evaluar es el alcance epistemológico de su enfoque sobre el concepto de experimento. No coincide con la ortodoxia acerca de que los experimentos están necesariamente orientados a testear hipótesis, o a elegir entre hipótesis en conflicto. Para él, que un experimento satisfaga uno o ambos objetivos no es una condición necesaria ni suficiente para ser un buen experimento. Es más adecuado el proponernos experimentos para testear modelos en vez de hipótesis, aún al precio de descuidar el aparato standard de tests de significación. Pero más aún, no cree que el testeo de modelos sea la única razón para experimentar. El concepto de sorpresa aparece nuevamente. Una buena razón para experimentar es que uno puede ser sorprendido. Simon usa la historia de la ciencia en su apoyo, y como buen científico, trata de estimular la creación de heurísticas para organizar ambos tipos de experímentos. Quizás un modo interesante de evaluar el alcance de sus análisis de protocolos y de los aspectos normativos de su programa, sea a través de una caracterización hecha por Glymour' acerca de los sistemas de descubrimiento. Propuso el nombre de 'epistemología androide' para la actividad científico-filosófica de creación de normas que regulan a las máquinas que han obtenido algún nivel de relevancia en el descubrimiento científico. Glymour, Kelly y otros han propuesto una lógica del descubrimiento asimilable a un programa de computadora. La diferencia importante para nuestros fines entre ellos y Simon radica en que el grupo de filosofía de Carnegie-Mellon no está interesado en la elaboración de modelos sobre los procesos psicológicos humanos. En este aspecto, Simon es un producto de su historia intelectual. Allí radica su grandeza y probablemente la base de sus limitaciones. La' relación entre racionalidad humana y resolución de problemas brinda varios frentes abiertos de investigación. Desde la perspectiva de la computación, las dinámicas fronteras entre hardware y software enriquecen la filosofía de la inteligencia artificial, fa filosofía de la física y
196
la filosofía de la mente. Quizás si nos obstinamos en man'tener estos campos estrechamente vinculados, la resolución de problemas acuse el impacto de versiones heterodoxas, como el penetrante-enfoque de Penrose' sobre la eventual incidencia de la física cuántica en nuestros procesos cerebrales, y consecuentemente, sobre las limitaciones de los modelos vía máquina de Turing. Mientras tanto, el cotidiano mundo de la computación no encuentra limites prácticos ni teóricos para continuar desarrollando programas de complejidad creciente y con tramas inferenciales cada vez más sofisticadas. El enfoque un tanto conservador de Simon satisface plenamente los criterios prllgmatistas que impregnan al conjunto de disciplinas que caracterizan la revolución cognitiva y en este sentido sus aportes no son secundarios para la problemática de la racionalidad humana.
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El autor agradece al Prol. H. Siman la gentileza de poner a disposición sus archivos en Carnegie.Mellon con reprinls y
monografías.
NOTAS
, Ver por ejemplo Y. Kodratov,R. Michalski(Eds): Machine Learning: An Artilicial Inreffigence Approach, Vol 111, Morgan Kaufman Publ., San Mateo, California, 1990. 2 D. Kulkarni, H. A. Siman: The Processes 01 Scientific Discovery: The Srraregy 01 Experimentarion, Cognitive Science 12, 139.175, 1988. 3 Este argumento, aún cuando aparece en varias publicaciones, se extrae esencialmente de H. A. Simon: The Scienrist as Problem Solver, en D. Klahr, K. Kotovsy (eds.): Complex Inlormation Processing, Lawrence Erlbaum
Associates, Publ., Hillsdale, New Jersey, 1989. • Ver por ejemplo el libro Scienrilic Discovery: An accounr 01 rhe Creative Processes, citado arriba. s K. Kelly: The Episremology 01 Scientilic Discovery, Reprint Carnegie.Mellon Universily, comunicación personal. K. Kelly: Art;-
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ficiallntelltgence and EI/ective Epistemology, en J. H. Pellzer (Ed.): Aspects 01 Artilicial Intelltgence. D. Reidel. Dordrecht, 1988. . ; H. A. Simon: Epistemology: Formal and Empirical. Reprint
Carnegie.Mellon University. Comentario sobre el articulo de Kelly sobre Ellective Epistema/agy cilada arriba. 'S M. Downes' Herbert Siman's Camputalianal Madels 01Scientific Discovery. PSA 1990 Vol l. Eds.: A. Fine, M. Farbes, l. Wessels; Philosaphy 01 Science Assaciatian, Easl Lansing, Michigan. ; C Glymaur: Android Epistemology and Ihe Frame Problem, en Z. W. Pylyshyn (Ed.): The Rabors Dilemma, Ablex, New Jersey. 1987. , R. Penrase: The Emperar's New Mind, Oxfard Universily Press, New York, 1989.
Bibliografla
general
de artfculos clásicos de Siman y colaboradores está recogido en H. A. Siman. Models 01 Thaught, Vol l.. Yale University Press, New Haven and Landan, 1979. H. A Siman, Models 01 Thoughl, Vol 11.,Yale University Press. New Haven and Londan, 1989. Un conjunto
Una obra reciente
que ha ejercido considerable
influencia
es
P. Langley, H. A. Siman. G. l. Bradshaw, J. M. Zylkaw: Scientific Discovery: An account 01 the creativa processes, . MIT Press, Cambridge, Mass., 1987. Olras obras importantes: H. A. Siman, A. Newell: Human Problem Solving, Prentice Hall, New . Jersey, 1972 H. A. Siman: Models 01 Discovery, D. Reidel, Dardrecht, 1977. H. A. Siman, A. Ericssan: Protocol Analusis: Verbal Reports as Dala, Mil Press, Cambridge, Mass.. 1984. Una obra indirectamente relacionada con Siman, numerosos desarrollos posteriores es
pero que recoge
J. Shrager. P. Langeley: Computalional Models 01 Scientilic Discovery and Theory Formation. Margan Kaufmann Pub!' Inc., San Mateo.• Calitarn;a, 1990.
INCONMENSURABiLIDAD, INCOMUNICACION E IRRACIONALIDAD GREGORIO
KLlMOVSKY'
Una de las banderas agitadas por las tendencias irracionalistas contemporán.eas es la de la "inconmensurabilidad". En pocas palabras, puede decirse que dos teorias cientificas son inconmensurables si sus términos técnicos lienen significados diferentes y no existe manera de definir explícitamen!e cualquiera de ellos a partir de los vocablos de la otra teoria. La irracionalidad consiste en que a los partidarios de una de tales leorias les resultará imposible convencer mediante argumentos lógicos a los seguidores de la otra, ya que se trata de lenguajes distintos con una estructura semántica o un contenido significativo diverso. Lo único posible es algo parecido a .un aoto de conversión -en el s&ntido religioso de la palabra-; la persona a la que se quiere persuadir puede "ver" de pronto que la pintura del mundo que efectúa una de las dos teorías es más apropiada que la realizada por la otra. Pero este acto de visión no resulta de silogismos o razonamientos; puede más bien tratarse de práctica o de un sentimiento de mejor adecuación al mundo. . Varios son los epistemólogos que de algún modo u otro aceptan la existencia de este fenómeno. Feyerabend -y muchos otros pensadores "holistas"~parece a veces pensar que el sign.ificado de los términos específicos de una teoría está definido contextualmente por los principios aceptados en ella. Por consiguiente. dos teorías diferentes -es decir, con hipótesis de partida distintas-, aún cuando empleen iguales palabras, manejan significados distintos y en general por ello devienen inconmensurables. Una tesis
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muy importante es la de Thomas Kuhn, quien en el capítulo XII de La Estructura de las revoluciones científicas analiza la cuestión a propósito de los cambios de paradigma. Especialmente interesante es su idea de que la comunicación entre científicos en pugna sólo es posible cuando uno de los bandos se ha persuadido y todos se han colocado en un mismo paradigma. De donde, invirtiendo el aserto, tenemos que la comunicación entre los seguidores de distintos paradigmas es imposible (o sólo muy parcial, como dice una página antes). El aspecto negativo de la inconmensurabilidad es precisamente éste, la incomunicabilidad. Este orden de ideas se ha querido también extender a la sociología y a la antropología,. sosteniéndose que distintos grupos o culturas poseen diferentes "códigos" sociales, que sus concepciones del mundo son inconmensurables y que una auténtica comunicación y comprensión en imposible. Quizás, visto así, el carácter irracionalista de esta idea se hace aún más evidente, y no resulta exagerado decir que en estos puntos de vista hay hasta peligros políticos, puesto que se privilegian las actitudes intuitivas y se rechaza el valor y la posibilidad de los argumentos lógicos. Empezaremos por hacer notar que, a nuestro juicio, inconmensurabilidad no implica incomunicabilidad. Para ello, puede ser un buen ejemplo el de la geometría no euclidiana. Admitamos que la geometría de Euclides y la de Lobachevsky son inconmensurables (como teorías). Es cierto que "punto euclídeo" no significa lo mismo que "punto no euclídeo" y que no hay manera de definir explícitamente el segundo término a partir del primero (dentro de la teoría euclídea). Pese a ello, es posible construir en la geometría de Euclides un modelo de la geometría de Lobachevsky, el modelo de Klein, por ejemplo. A través de este modelo, un usuario de la teoría euclidiana puede entender cómo funcionan los conceptos no euclidianos, simplemente por isomorfismo entre la estructura del modelo y la estructura descrita por la teoría lobachevskyam¡. La idea que aquí se expone es la de que dos estructuras pueden ser muy distintas, pero si una de ellas contiene una subestructura o modelo ínterno isomórfica a la otra, será posible a los "usuarios" de la primera entender qué ocurre en la segunda. Si las estructuras en cuestión son discursos científicos, en partícular teorías científicas, y si el
isomorfismo se entiende Como una "traducción analógica", la comunicación entre los que utilizan las teorías en pugna, por más inconmensurables que sean, es posible. Este argumento es quizás menos original que lo que aparenta. Una rama importante de la matemática, la "geometría descriptiva", tiene precisamente por objeto describir estructuras de tres dimensiones en dos solamente (cosa que se aplica cotidianamente cada vez que dibujamos una perspectiva o trazamos el plano de una casa o de un objeto por planta y elevación). Pero, de una manera más general, la geometría descriptiva permite representar en dos dimensiones espacios de cualquier número ~e dimensiones. Pese a que no es posible definir entidades tetradimensionales usando una geometría de sólo dos dimensiones, es posible construir sub-estructuras algo sofisticadas del plano euclídeo que poseen isomorfismo con las de cuatro 'dimensiones. "Comunicación" no tiene por qué ser un modo directo y explícito de relacionar conceptos. La técnica modelística a la que acabamos de aludir permite a un contendor entender qué piensa el otro. Naturalmente, para que una teoría, lenguaje o discurso sea capaz de describir a otro -según la técnica recién esbozada-, se necesita que tenga cierta riqueza. Sin duda, el lenguaje de la teoría de conjuntos, expresado en lógica de orden uno más la admisión de individuos distintos de la clase nula, parece tener la suficiente riqueza para expresar toda la matemática usual más la complicación de todas las teorías físicas usuales. Por consiguiente, como el lenguaje ordinario parece poseer una riqueza equivalente, puede pensarse seriamente que la pretendida incomunicabilidad semeja más a un fenómeno psicológico que a uno auténticamente lógico. Este es el momento oportuno para señalar que una teoría científica consta de dos partes. Una es la lógica subyacente, que es la que gobierna la morfología y las reglas deductivas del lenguaje empleado (y las categorías empleadas). Otras es la que está constituida por el vocabulario específico de la teoría, 'más los postulados, axiomas o principios que establecen el aspecto asertivo de la teoría. Lo que Feyerabend y Kuhn parecen olvidar es que, aunque dos teorías en competencia puedan diferir en el segundo tipo de características, pueden compartir igual lógica subyacente.
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Pero, en este caso, aunque las teorias sean inconmensurables, cualquiera de los contenedores puede entender qué afirma el otro simplemente imaginando cómo debería ser una estructura para ser modelo del sistema axiomático que sirve de esqueleto lógico a la teoria mantenida por éste. Si la lógica subyacente es común, no existe incomunicabilidad. En este último sentido, parece haber dos lógicas subyacentes convenientes. Una, para la ciencia rigurosamente formulada que respete el máximo de precauciones formales, sería el ya aludido lenguaje de orden uno, y ya hemos dicho que su poder expresivo lo hace útil como lenguaje apto para construir y comunicar la mayoria de las teorías formales y fácticas corrientes. Otra es la lógica del lenguaje ordinario, entidad no todavia totalmente conocida, y que requiere precauciones para evitar inconsistencias. Pero nadie dudará que la ciencia occidental y sus creaciones teóricas se han constituido usando este lenguaje. Es cierto de Kuhn nos recordaria en este punto que el lenguaje ordinario tiene incorporado en su vocabulario muchos términos que provienen de teorías científicas. Pero eso, aunque cierto, no es un inconveniente. Nosotros nos referimos a las reglas morfológicas y deductivas (y a las categorías lógicas) implícitas en el lenguaje ordinario, y ellas a nuestro entender son índependíentes del vocabulario peculiar que concierne a un uso determinado del lenguaje ordinario. Verdad es que en este punto algunos epistemólogos, especialmente entre los pragmatistas (o entre los althusserianos), aducirían que no existe tiil lógica subyacente independiente del marco teórico utilizado. Si así fuera, y si el significado de los términos técnicos dependiera no sólo de los axiomas sino también de las reglas lógicas, habría que reconocer que la tesis de la inconmensurabilidad adquiriria nuevo vigor. Pero el caso es que aún en el variadísimo espectro de teorías de la ciencia contemporánea no se advierte que la lógica subyacente deje de ser la usual. Los casos de la lógica cuántica, del intuicionismo o de los lenguajes para la informática son por ahora rincones que no alteran el postulado metodológico hasta ahora muy respetado según el cual la lógica subyacente viene primero y los axiomas después. Y la lógica usada es común. Hay otro punto más, algo semejante que acabamos de discutir. Existen dos tipos de discusiones científicas. El primero, que está integrado por los "lenguajes-objeto" de la
ciencia, se refiere (real o potencialmente) a posibles hechos. El otro es el díscurso metalingüístico, en el que se analizan los lenguajes-objeto. Podria decirse que lo primero constituye la ciencia, en tanto lo segundo la metaciencia. Que dos teorías sean inconmensurables no impide que sean discutidas y comparadas por medio de los recursos metacientificos. Claro está, esto obliga al lenguaje empleado para tal análisis a ser suficientemente rico como para permitir al menos describir las '1eorías-objeto". Es importante señalar que existen metalenguajes poderosos que facilitan al menos describir las propiedades semánticas y sintácticas básicas de casi todas las teorías científicas conocidas. Ejemplos son: La "Protosintaxis" de Quine, la aritmética elemental con numeración de Godel, la teoría de conjuntos (para semantizar la teoría de los modelos) y, una vez más, el lenguaje ordinario. Aunque pueda aceptarse que la inconmensurabilidad provoque incomunicación, no parece que esto pueda realmente darse en el plano metalingüístico, siempre que se utilice el metalenguaje de riqueza adecuada. Kuhn acepta que las teorías de Newton y de Einstein son teorías inconmensurables. Sin duda esto provocó psicológicamente alguna incomunicación entre los partídarios de la teoria tradicional y la nueva. Pero no fue porque hubiera una dificultad lógica de fondo. Desde el metalenguaje epistemológico, ambas teorías se han analizado bien, se han comparado, se han establecido sus ventajas y limitaciones, y nadie duda acerca del significado de sus respectivos términos y conceptos. Los estudiosos de Newton entienden claramente la relatividad y los einstenianos no han dejado de comprender las nociones newtonianas. No hay que olvidar que el usuario de un idioma, aún ante otro radicalmente distinto, puede finalmente aprenderlo, comunicarse y aún traducirlo. Si por traducción se entiende al menos la capacidad de hacer un modelo interno del lenguaje del otro -como más arriba indicamos-, los lenguajes de una mínima riqueza expresiva alcanzan a permitir la comunicación. Stegmüller; en Estructura y dinámica de teorías, se refiere a las ideas de Kuhn sobre la inconmensurabilidad como "una' fisura irracional". Como él se declara en cierto modo un kuhniana, habla en diminutivo para disminuir los defectos de su admirado. Pues, como dijimos al comienzo, la incomunicabilidad sería un fenómeno muy peligroso, visto
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desde un punto de vista sociológico:' Afortunadamente, creemos que los argumentos que hemos expuesto muestran que se trata de una dificultad de orden pragmático, pero no lógico. Si la gente, \' en particular los científicos, se propone ser racional, la comunicación es siempre posible.
INDICE
Prólogo, Osear Nudler y Gregario Klimovsky 1.
Racionalidad y conocimiento: Conceptos y problemás básicos Wittgenstein: racionalidad y escepticismo, Plinio Funquiera Smith Racionalidad, arrogancia, orden del mundo, Osear Nudler Sobre la razón de la fragmentación, Marcelo H. Sabatés La racionalidad de la inducción y de la simplicidad en el nuevo acertijo, David Sosa............................ Lo razonable, lo caritativo y el relativismo, Alberto Moretti Teoría del cambio racional de creencias: un moelo cognitivo, Gladys Palau
11. La racionalidad en la ciencia................................... Kuhn y la racionalidad científica. ¿ Hacia un kantianismo post-darwiniano?, Ricardo J. Gómez. Haces naturales, lenguajes científicos e inconmensurabilidad, Eduardo M. Flichman El naturalismo normativo; valores cognitivos~ reglas metodológicas, María Cristina González..... Racionalidad, computación y descubrimiento en el programa de Simón, Víctor Rodríguez............... Inconmensurabilidad, incomunicación irracionalidad, Gregario Klimovsky
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La racionalidad en deb~le l: Qoc:ionaJidad y conccimiento; la rn::;ionalidad en la ciencia
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