una mano levantada. N!$ora que estamos todas juntas en esta reunión informal Nempezó con una sonrisa amableN, amableN, me gustaría gustaría aprovec$ar aprovec$ar la ocasión para comunicarles comunicarles una buena noticia. noticia. Me $an llegado rumores de que una de nuestras c$icas va a casarse pronto. (stoy segura de que todas le deseamos a Marian Mac!lpin lo mejor en su nueva vida. %ras unos grititos y eclamaciones de jCbilo iniciales, la masa en pleno se levantó y se abalanzó sobre ella, cosi@ndola a felicitaciones $Cmedas y a preguntas con c$ocolate y a besos de bienvenida con azCcar azC car lustre. Marian se s e puso pus o en pie, y al momento la empujaron contra el pec$o generoso de la señora 9undridge. Logró zafarse y se apoyó en la paredB estaba colorada, pero m#s por la indignación que por la vergJenza. !lguien se $abía ido de la lenguaB alguna de ellas se lo $abía contadoB seguro que $abía sido Millie. ijo E9raciasG, y E2eptiembreG y EMarzoG, las Cnicas palabras necesarias para responder responder a las preguntas que le formulaban. EMaravillosoG, EMaravillosoG, E(stupendoG, E(stupendoG, gritaba el coro. Las vírgenes de la oficina se mantenían a cierta distancia, sonriendo tristemente. %ambi@n la señora ogue permanecía aparte. %anto por el tono de su discurso como por el $ec$o mismo de aquel anuncio pCblico, realizado sin previo aviso ni consulta de ninguna clase, a Marian no le cabía la menor duda de que la señora ogue esperaba que dejara el trabajo, tanto si quería como si no. Por lo que le $abían contado y por el caso de una mecanógrafa desterrada poco despu@s de su contratación, sabía que la señora ogue prefería que sus c$icas fueran solteras o mujeres de cierta edad, incapaces ya de someterla al sobresalto de embarazos embarazos inesperados. 2e rumoreaba que en su opinión las reci@n casadas eran propensas a la inestabilidad. La señora 9rot, de contabilidad, permanecía al margen del corro, con una sonrisa forzada y #cida en los labios. 2eguro que le $e estropeado la fiesta, pensó MarianB ya no podr# contar conmigo para el plan de pensiones. 2alir del edificio edificio y ponerse a caminar caminar por la calle, con aquel frío, fue como abrir de par en par la ventana de una $abitación cerrada y caldeada en eceso. (l viento $abía amainado. Qa $abía anoc$ecido, pero las luces parpadeantes de los escaparates y la iluminación navideña de las calles, compuesta por guirnaldas y estrellas, $acía brillar la nieve que caía como la espuma de una cascada gigantesca e iluminada artificialmente. (n el suelo no $abía tanta nieve acumulada como $abía temido, porque se $abía fundido $asta convertirse en un barro marrón por las pisadas de los transeCntes. La tormenta $abía empezado cuando Marian ya $abía salido de casa esa mañana, y no llevaba botas. /uando llegó a la estación de metro tenía los zapatos empapados. ! pesar de tener los pies mojados, se bajó una parada antes. espu@s de la merienda, no soportaba la idea de meterse en casa. !insley llegaría y se pondría a $acer calceta como una posesa. Q para colmo estaba el #rbol de 3avidad, un modelo de sobremesa de pl#stico azul celeste. !Cn tenía que envolver los regalos, que seguían sobre la cama. Q $acer la maleta. ! la mañana siguiente, temprano, debía coger el autobCs para $acer una visita de dos días a sus padres, a su pueblo, a su familia. /uando por casualidad pensaba en ellos, ya no los sentía como algo suyo. La ciudad y la gente le esperaban en un $orizonte indeterminado, en alguna parte, inalterables, monolíticas y grises, como las ruinas
decr@pitas de una civilización etinta. Kabía comprado todos los regalos el fin de semana anterior, abri@ndose paso entre las $ordas que gritaban y reclamaban en los mostradores, pero ya no le apetecía regalar nada a nadie. Q muc$o menos recibir, tener que agradecer todos aquellos artefactos que no necesitaba y que jam#s usaríaB y no le servía de consuelo decirse a sí misma, como le $abían enseñado toda la vida, que lo importante era la intención de quien regalaba, y no el valor del regalo. (so sólo empeoraba las cosas' todos esos ad$esivos con inscripciones de paz y amor. (l tipo de amor que le dedicaban era un sentimiento que a$ora tampoco necesitaba y que nunca m#s usaría. (ra arcaico, tristemente recargado, mantenido por alguna razón incomprensible, como la foto de un muerto. Iba caminando en dirección oeste, aunque en realidad con poca conciencia de $acia dónde se dirigía, dirigía, por una calle flanqueada flanqueada por establecimie establecimientos ntos y maniquíes maniquíes elegantes que posaban en sus s us escaparates de cristal. Kabía llegado a la Cltima tienda y avanzaba ava nzaba por una zona m#s oscura. !l acercarse a la esquina, reparó en que se $abía estado acercando al parque. /ruzó la calle y giró al sur, siguiendo el río de coc$es. (l museo quedaba a su izquierda, izquierda, con su friso de esculturas esculturas de piedra que cobraban relieve relieve al recibir esas luces de un naranja intenso que cada vez parecían usarse m#s en la iluminación nocturna. (l regalo para Peter $abía sido un problema. 3o sabía qu@ comprarle. Kabía descartado la ropa' @l siempre escogía lo que se ponía. H:u@ quedaba entonces 2i elegía algo para la casa, algCn utensilio dom@stico, sería algo así como regal#rselo a sí misma. !l final se $abía decidido por un libro t@cnico t@cnico y bien editado sobre c#maras fotogr#ficas, fotogr#ficas, con la esperanza de que no se lo $ubiera comprado @l. 3o sabía nada del tema, pero se $abía fiado de la palabra del dependiente. 2e alegraba de que tuviera alguna afición' así se reducía el peligro de sufrir un infarto tras la jubilación. 2iguió andando bajo las ramas entrelazadas de los #rboles que crecían tras los setos, en los parterres de la universidad. !quella acera era menos transitada y $abía m#s nieve acumulada. acumulada. (n algunos algunos sitios le llegaba llegaba a los tobillos. tobillos. Los pies le dolían de frío. Q cuando ya empezaba a preguntarse por qu@ seguía caminando, se descubrió cruzando la calle y entrando en el parque. (n la oscuridad de la noc$e, era una enorme isla blanca, p#lida. Los coc$es lo rodeaban, circulando en el sentido contrario a las agujas del relojB en el etremo m#s alejado se alzaban los edificios de la universidad, un lugar que $acía sólo medio año le $abía resultado tan familiar, pero que a$ora irradiaba una ligera $ostilidad $acia ella a trav@s del aire frío, una $ostilidad que, segCn admitía, provenía de sí mismaB de alguna manera inconfesable estaba celosa. Le $abría gustado que $ubieran desaparecido cuando ella los dejó, pero no, a$í seguían, en pie, tan indiferentes a su ausencia como suponía que $abían sido a su presencia. 2e adentró en el parque avanzando sobre la nieve blanda que le llegaba a los tobillos. tobillos. !quí !quí y all# distinguió distinguió rastros de pisadas que ya empezaban a borrarse, pero en su mayor parte la superficie aparecía lisa, virgen, y los troncos de los #rboles desnudos surgían como si la capa de nieve tuviera dos metros de profundidad y estuvieran clavados al igual que velas en un pastel. Felas negras.
(staba cerca del estanque redondo de cemento que en verano albergaba una fuente pero que a$ora estaba vacío, llen#ndose lentamente de nieve. 2e detuvo a escuc$ar escuc $ar el lejano rumor de la ciudad, que parecía moverse en círculos a su alrededor. 2e sentía bastante segura. E%en cuidado Nse recomendóNB a ver si al final te da por no duc$arte.G (n aquella sala se $abía sentido, por un momento, peligrosamente cerca de un precipicioB a$ora, sus propias reacciones le parecían tontas. ?na fiesta de oficina of icina era sólo eso. Kabía ciertas cosas por las que $abía que pasar $asta que llegara el momento, nada m#s. etalles, gente, procesos necesarios. espu@s, esp u@s, todo se arreglaría. Qa Qa casi se sentía capaz de regresar regres ar a casa a envolver los regalosB tenía tanta $ambre que $abría sido capaz de comerse media vaca, con sus líneas de puntos y todo. Pero le apetecía apetecía quedarse allí de pie un poco m#s, con la nieve tamiz#ndose sobre aquel islote, aquel ojo abierto, silencioso y tranquilo... NKola Ndijo una voz. Marian Marian apenas se sorprendió. 2e dio la vueltaB vueltaB descubrió una persona sentada en el etremo de un banco, amparada por la espesa penumbra de un #rbol de $oja perenne. !vanzó $acia allí. (ra uncan, medio encorvado, con un cigarrillo entre los dedos. ebía de llevar allí un buen rato. Los copos de nieve le salpicaban salpicaban el pelo y los $ombros del abrigo. abrigo. Q cuando cuando se quitó el guante para tocarle la mano, la notó fría y $Cmeda. 2e sentó a su lado en el banco cubierto de nieve. Xl tiró el cigarrillo y se volvió $acia ella. Marian le desabroc$ó el abrigo y se refugió dentro, en un espacio que olía a ropa $Cmeda y a tabaco. uncan le pasó los brazos por la espalda. Llevaba un su@ter desgastado. (lla se lo acarició como si fuera de piel. ebajo del tejido notaba su cuerpo enjuto, la forma angulosa de un animal fam@lico en @poca de $ambruna. (l deslizó la cara mojada por debajo de la bufanda de Marian, por entre el pelo y las solapas del abrigo, y se apretó contra su cuello. 2e quedaron a$í sentados, inmóviles. inmóviles. La ciudad, ciudad, el tiempo tiempo que transcurría transcurría m#s all# del blanco círculo del parque, casi se $abían esfumado. Marian notó que su cuerpo se iba entumeciendo entumeciendo gradualmenteB gradualmenteB $asta los pies $abían dejado de dolerle. dolerle. 2e apretó m#s contra aquella superficie peludaB en el eterior, la nieve caía. 3o se sentía capaz de $acer el adem#n de levantarse... NKas tardado muc$o Ndijo @l finalmente, en voz muy bajaN. Ke estado esper#ndote. Marian empezó a temblar. NKe de irme Nanunció. (l rostro r ostro de uncan, apoyado en el cuello de Marian, se contrajo.
2!
Marian recorría despacio el pasillo, siguiendo el comp#s de la mCsica suave que la envolvía. N)udías Ndijo. Fio Fio que en la etiqueta ponía Eproducto vegetarianoG, cogió dos latas y las puso en el carrito. La mCsica se transformó en un vals animadoB Marian siguió avanzando por entre los estantes, intentando concentrarse en la lista. La mCsica le molestabaB sabía perfectamente por qu@ la ponían. 2e supone que su función es sumimos en un trance de euforia y $acernos perder la resistencia r esistencia a las compras $asta el punto en que todo nos parece apetecible. /ada vez que entraba en el supermercado y oía las melodías procedentes de unos altavoces ocultos, se acordaba de un artículo que $abía leído sobre unas vacas que daban m#s lec$e cuando escuc$aban escuc$aban mCsica suave. Pero el $ec$o de saber qu@ pretendían no la inmunizaba inmunizaba contra esa t@cnica. Vltimamente, si no andaba con cuidado, se descubría empujando el carrito como una son#mbula, con la mirada perdida, balance#ndose ligeramente, tendiendo las manos impulsivamente para coger cualquier artículo que tuviera una etiqueta llamativa. 2u primer paso para protegerse $abía sido confeccionar listas, que escribía con letra de impre imprent ntaa ante antess de sali salirr a compra comprarr, resue resuelt ltaa a no adqu adquir irir ir nada nada Np Npor or m#s m#s barat baratoo o subliminalmente empaquetado que estuvieraN que no apareciera en su lista. Q cuando la tentación era m#s fuerte de la cuenta, completaba su ejercicio de autocontrol tac$ando los productos a medida que los metía en el carrito. Pese a todo, ellos siempre se salían con la suya. 3o podía ser de otro modo. 2iempre acabamos comprando algo en algCn momento. Por su trabajo en la oficina lo sabía muy bien, y era consciente de que la elección entre dos marcas de jabón, por ejemplo, o dos latas de zumo de tomate, no era lo que podía definirse como un acto racional. (ntre los dos productos, entre las cosas mismas, no eistía diferencia sustancial alguna. (ntonces, Hpor qu@ escogemos uno y no otro 3o quedaba m#s remedio que entregarse a la mCsica tranquilizadora y coger algCn artículo al azar. Permitir que esa parte de nosotros que en teoría reacciona ante las etiquetas responda, sea a lo que fuere. ! lo mejor es algo relacionado con la gl#ndula pituitaria. H:u@ detergente poseía el mejor símbolo de poder H:u@ zumo de tomate tomate contenía el tomate tomate m#s atractivo atractivo HLe importaba importaba acaso Kabía algo en ella ella que que sí debí debíaa de ser ser sensi sensibl blee a tale taless cuest cuestio iones nes,, po porqu rquee final finalme ment ntee acaba acababa ba escogiendo escogiendo ciertos ciertos artículos, artículos, comport#ndose eactamente eactamente tal como algCn planificador, planificador, desde desde su despa despac$ c$oo enmoq enmoquet uetado ado,, $ab $abía ía esper esperad adoo y predi predic$ c$o. o. Vlti Vltima mame ment ntee se $abí $abíaa sorprendido observ#ndose con absorta curiosidad, para prever lo que $aría. Nideos Ndijo. Levantó la mirada de la lista justo a tiempo para esquivar a una señora rellenita vestida de marrón oscuroN. &$, no, ya $an sacado otra marca al mercado.
/onocía la industria de la pasta. 2e $abía pasado varias tardes en la sección de productos italianos de varios almacenes, contando las infinitas variedades de pasta. /ontempló los fideos
no $ubieran conseguido modificar para adecuarlo a sus intereses. H:u@ tenía de malo el blanco de toda la vida !l menos transmitía la idea de limpieza. 2u madre y sus tías, desde luego, se interesaron por la boda, el vestido, las invitaciones y todo lo dem#s. (n ese momento, mientras oía los violines el@ctricos y se debatía entre dos sabores de arroz con lec$e Naquel producto era tan artificial que no le planteaba ningCn reparoN, ya no se acordaba acord aba de lo que $abían decidido entre todas. Miró la $ora. 3o le quedaba muc$o tiempo. Por suerte empezó a sonar un tango. 2e acercó r#pidamente a la sección de las sopas enlatadas, intentando librarse del velo que le nublaba la vista. (ra peligroso pasar demasiado tiempo en los supermercados. !l final acabaría ocurri@ndole. 2e quedaría atrapada despu@s de la $ora de cierre y a la mañana siguiente la encontrarían tirada contra uno de los estantes, en estado de coma irreversible, rodeada de todos los carritos disponibles rebosantes de productos... 2e dirigió a las cajas. (staban (staban realizando otra campaña de promoción promoción especial, una especie de concurso en el que sorteaban una estancia de tres días en Ka"aii. rente al escaparate central colgaba el gran cartel de una c$ica medio desnuda con una falda $ec$a con $ierba y una guirnalda de flores, y al lado un cartel en el que se leía' EPI3!2, tres latas' 78 c.G La cajera que le tocó llevaba una guirnalda de papel a modo de collar y se $abía puesto un pintalabios naranja. Marian contempló aquella boca que no paraba de mascar c$icle, los movimientos $ipnóticos de las mandíbulas, la carne abultada de las mejillas con su cobertura de maquillaje demasiado oscuro, los labios resecos que revelaban varios dientes prominentes y amarillentos que parecían operar con vida propia. La caja registradora sumó el importe de su compra. Los labios naranjas se abrieron. N/inco con veinticinco NanuncióN. !note su nombre y dirección en la cuenta. N3o, gracias Nreplicó MarianN. 3o quiero ir. La c$ica se encogió de $ombros y se dio la vuelta. Nisculpa, te $as olvidado de darme los cupones. &tro de los trucos, pensó mientras cargaba con la bolsa de la compra y salía por la puerta autom#tica al atardecer gris y fangoso. !l principio los $abía rec$azado. &tra estrategia para sacarle dinero. Pero como acababan sac#ndoselo igualmente, y cada vez m#s, $abía empezado a aceptarlos y a esconderlos en los cajones de la cocina. 2in embargo, a$ora !insley los estaba reuniendo para cambiarlos por un coc$ecito de beb@, así que tenía un buen motivo para pedirlos. (ra lo mínimo que podía $acer por !insley. La $a"aiana jovial del cartel le sonrió durante su trayecto $acia el metro. lores. %odas %odas querían saber qu@ tipo de flores llevaría. llevaría. Marian era partidaria partidaria de los lirios. Lucy $abía sugerido una cascada de rosas de t@ y de iris. (n cambio !insley se $abía
burlado. N2upongo que trat#ndose de Peter, $abr# de ser una boda como manda la tradición trad ición NdijoN. Pero qu@ $ipócrita es la gente con el tema de d e las flores en las bodas. 3adie quiere admitir que en realidad son símbolos de fertilidad. HQ por qu@ no llevar un girasol enorme o una espiga de trigo trigo H& una cascada de c$ampiñones c$ampiñones y cactus cactus >esultaría bastante bastante genital, Hno te parece Peter se desentendía de estas cuestiones. NMejor te ocupas tC de esas cosas Ndecía con cariño cuando le preguntaba pregu ntaba algo en serio. Vltimamente veía a Peter con m#s frecuencia, pero pasaban cada vez menos tiempo a solas. !$ora que estaban prometidos, se enorgullecía de e$ibirla. Le comentó que le gustaría que llegara a conocer a algunos de sus amigos, y la $abía llevado a varios cócteles con los m#s oficiales, y a cenas y a salidas nocturnas con los m#s íntimos. Kasta $abía almorzado con algunos abogados, y en tales ocasiones $abía permanecido en silencio y sonriente sonriente durante todo el rato. Los amigos amigos de Peter, Peter, en conjunto, conjunto, iban muy bien vestidos vestidos y estaban a punto de triunfar en la vida, y tenían esposas que tambi@n iban muy bien vestidas y estaban a punto de triunfar en la vida. %odos estaban angustiados y todos se mostraban educados con ella. ! Marian le costaba relacionar a esos $ombres elegantes con los alegres cazadores y los bebedores de cerveza que poblaban los recuerdos de Peter, pero algunos de ellos eran los mismos. !insley se refería a ellos llam#ndolos Elos $ombres del jabónG, porque en una ocasión en que Peter $abía ido a recoger r ecoger a Marian, le acompañaba acompañab a un amigo que trabajaba en una f#brica de jabones. Marian tenía p#nico de confundir sus nombres. :uería ser agradable con ellos por Peter. 2in embargo, se $abía sentido algo intimidada, y pensó que ya era $ora de que Peter empezara a conocer de verdad a algunos de sus amigos. Por eso $abía invitado a cenar a /lara y a )oe. !dem#s, se sentía culpable por $aberlos tenido tan abandonados. Pensó que era curioso que los matrimonios siempre s iempre se sintieran ecluidos si no los llamabas, aunque ellos mismos estuvieran tan liados con sus cosas que ni se les pasara por la cabeza llamarte a ti. Peter se $abía mostrado reacio al encuentro' en una ocasión $abía llegado a ver el salón de su casa. 3ada m#s invitarles, comprendió comprend ió que el menC iba a representar un grave gra ve problema. pr oblema. 3o podía ofrecerles lec$e, lec$ e, mantequilla de caca$uete y vitaminas, ni una u na ensalada con queso ques o fresco. Pescado no podía ser, porque a Peter no le gustaba, pero carne tampoco, porque Hqu@ dirían todos cuando vieran que no comía nada 3o se veía capaz de eplic#rselo. 2i ni ella misma lo entendía, Hcómo iban a entenderlo los dem#s ! lo largo del Cltimo mes, los pocos alimentos que aCn se permitía $abían ido desapareciendo de su dieta' las $amburguesas, despu@s de que Peter le contara que un amigo suyo $abía $ec$o analizar una por puro pur o capric$o y $abía descubierto que contenía restos de pelo de rataB el cerdo, porque durante la pausa del caf@ (mmy les $abía $ablado de la triquinosis y de una señora que la pilló' mencionaba el nombre con un respeto respe to casi religioso
todas esas cositas a$í metidas entre los mCsculos, y no consiguen elimin#rselasG=B y el cordero y el cabrito porque uncan le $abía eplicado que unas grandes lombrices blancas se les metían a las ovejas en el cerebro y les causaban una p@rdida del equilibrio. Kasta los perritos calientes $abían quedado desterradosB los $acían con cualquier tipo de carne triturada, razonaba su estómago. (n los restaurantes siempre podía salir del paso pidiendo una ensalada, pero con los invitados era distinto, sobre todo en una cena. %ampoco podía ofrecerles judías vegetarianas. !l final se decidió por un estofado de c$ampiñones y albóndigas, receta de su madre, con el que le resultaría m#s f#cil disfrazar los sabores. !pagar@ las luces y pondr@ velas, pensó, y les $ar@ tomar jerez antes de la comida para que no se fijen. (ntonces podría servirse muy poco, comerse los c$ampiñones y esconder las albóndigas debajo de una $oja de lec$uga. 3o era una solución muy elegante, pero no se le ocurría nada mejor. !$ora, mientras cortaba deprisa los r#banos para la ensalada, se alegraba de varias cuestiones' de $aber preparado el estofado la noc$e anterior, con lo que sólo tenía que calentarlo en el $omoB de que la cita fuera bastante tarde, cuando /lara y )oe $ubiesen acostado a los niñosB y de poder comer aCn ensalada. /ada vez le molestaba m#s la decisión de su cuerpo de rec$azar ciertos alimentos. Kabía intentado razonar con @l, lo $abía acusado de tener unas manías muy frívolas, le $abía suplicado y le $abía tentado, pero @l se $abía mostrado infleible. Q si recurría a la fuerza, su cuerpo se rebelaba. espu@s de un incidente en un restaurante $abía aprendido la lección. /laro que Peter la $abía tratado con muc$o cariño. La $abía acompañado acompañado a casa y le $abía ayudado a subir la escalera, como si fuera una inv#lida. Kabía insistido en que seguramente se trataba de la gripe estomacalB pero tambi@n se $abía sentido violento y
Le pareció notar que se movía entre sus manos. La soltó sobre la mesa. NR&$, noS Neclamó casi llorandoN. R(sto sí que noS
/uando por fin se marc$aron todos, incluido Peter, que la $abía besado en la mejilla y le $abía dic$o en broma' E/ariño, nosotros no seremos nunca como ellosG, Marian se metió en la cocina, tiró los restos a la basura y apiló los platos en el fregadero. !quella cena no $abía sido buena idea. /lara y )oe no $abían conseguido niñera, así que se $abían traído a los crios. Los $abían subido al piso y luego los $abían acostado, dos en la $abitación de Marian y uno en la de !insley. Los niños $abían llorado y ecretado, y el $ec$o de que el baño estuviera en el piso de abajo no facilitó las cosas. /lara los llevaba al salón para consolarlos y cambiarles los pañalesB ella no tenía manías. La conversación $abía cesado, Marian se afanaba de un lado a otro, pas#ndole imperdibles y $aciendo como que ayudaba, aunque en secreto se preguntaba si quedaría muy mal si iba a buscar alguno de los ambientadores que la señora de abajo tenía en el baño. )oe entraba y salía silbando y trayendo nuevo materialB /lara se disculpaba con Peter. ELos niños pequeños son así, todo se reduce a caca. (s natural, todos lo $acemos. !unque algunos Nañadía, coloc#ndose a la m#s pequeña sobre las rodillasN tenemos un peculiar sentido de la oportunidad. HFerdad que sí, marranita míaG Peter, muy oportuno, $abía abierto la ventanaB la $abitación se puso como un t@mpano. Marian sirvió el jerez, ya desesperada. Peter no se estaba llevando una buena impresión, pero ella no sabía qu@ $acer. 2e descubrió deseando que su amiga se co$ibiera un poco m#s. /lara reconocía que los niños olían mal, pero tampoco se preocupaba demasiado por evitarlo. Lo admitía, casi lo afirmabaB era casi como si quisiera que se valorara. /uando ya $abían cambiado, calmado y colocado a los niños, dos en el sof# y el tercero en el coc$ecito, se dispusieron a cenar. Marian esperaba que por fin pudieran iniciar una conversación. (staba concentrada en cómo escondería las albóndigas y no quería asumir el papel de moderador, pero tampoco se le ocurría ningCn comentario brillante, ningCn tema tópico. E/lara me $a dic$o que te interesa la filateliaG, le $abía dic$o a )oe, que por algCn motivo no la $abía oído, o al menos no le $abía respondido. Peter le lanzó de reojo una mirada crítica. (lla se puso a juguetear con un trozo de pan, desorientada, como si acabara de contar un c$iste subido de tono y nadie s@ $ubiera reído. )oe empezó a $ablar de la situación internacional, pero Peter cambió acertadamente de tema cuando se $izo evidente que no se pondrían de acuerdo. ijo que en una ocasión se $abía visto obligado a matricularse en una asignatura de filosofía en la universidad y que nunca $abía conseguido entender a PlatónB Hpor qu@ no se lo eplicaba )oe Pero @ste le
dijo que mejor que no, que @l era especialista en Tant, y a continuación le $izo a Peter una pregunta t@cnica sobre los impuestos de transmisión patrimonial. (l y /lara, añadió, pertenecían a una funeraria en r@gimen de cooperativa. N3o lo sabía Nle dijo Marian a /lara en voz baja mientras se servía m#s fideos. Le parecía que su plato estaba demasiado epuesto, que todos los ojos estaban fijos en @l, que las albóndigas ocultas sobresalían de la $oja de lec$uga como los $uesos en una radiografía. &jal# $ubiera puesto sólo una vela, y no dos. N2íNcomentó /lara en tono festivoN.)oe no cree en el embalsamamiento. Marian temió que a Peter aquello le pareciera demasiado radical. (l problema era, pensó suspirando sus pirando mentalmente, que )oe era tan idealista como Peter pragm#tico. prag m#tico. 2e notaba en las corbatas que llevaban' la de Peter era de cac$emira, verde oscuro, elegante, funcionalB funcionalB la de )oe era, bueno, en realidad ya no era una corbata, sino la idea abstracta abstracta de una corbata. 2eguro que $asta ellos mismos se $abían percatado de la diferencia. Los $abía sorprendido a los dos mir#ndose las corbatas en distintos momentos, pensando seguramente que nunca se pondrían una corbata como la del otro. ejó los vasos en el fregadero. Le preocupaba que la velada no $ubiera salido bien. 2e sentía responsable, como cuando jugaban al marro en el colegio y la pillaban. Eueno NrecordóN, al menos Len sí que le cayó bien.G (n realidad no importaba, /lara y )oe pertenecían a su pasado, y no $abía que esperar que Peter se adaptara a @l. Lo que importaba importaba era el futuro. 2intió 2intió un d@bil escalofrío. La casa aCn no se $abía caldeado caldeado desde que Peter abriera la ventana. &lería el terciopelo marrón y la cera de los muebles, detr#s de ella se oiría el rumor de la ropa y las tosesB se volvería y allí $abría una multitud de rostros que la observaríanB avanzarían y entrarían por la puerta y $abría un destello de blanco, los trocitos de papel les rozarían la cara y se posarían en su pelo y en sus $ombros como si fueran nieve. 2e tomó una pastilla de vitaminas y abrió la nevera para servirse un vaso de lec$e. & ella o !insley debían ocuparse urgentemente del frigorífico. (n las Cltimas dos semanas, su ciclo de limpieza interdependiente $abía empezado a cojear. (lla $abía limpiado el salón para la cena de esa noc$e, pero sabía que iba a dejar los platos sin fregar, lo cual significaba que !insley dejaría los suyos, y así seguirían $asta que ya no quedara nada limpio. (ntonces empezarían a lavar eclusivamente el de arriba cuando necesitaran uno, dejando los dem#s tal como estaban. Q la nevera' no sólo $abía que descongelarla, descongelarla, es que todos los estant estantes es estaban estaban abarrot abarrotados ados de restos, restos, de sobras sobras de comida comidass metidas metidas en recipie recipientes ntes pequeños, de latas abiertas y de bolsas de papel... 3o tardaría en empezar a oler mal. (sper (speraba aba que si a$í a$í dent dentro ro $ab $abía ía algo algo descom descompo poni@ ni@nd ndose ose,, el olor olor no se ete etendi ndiera era demasiado r#pido al resto de la casa, o que al menos no llegara al piso de abajo. /on suerte ya se $abría casado antes de que $ubiera alcanzado las proporciones de una epidemia. !insley no $abía estado en la cenaB $abía ido a la clínica prenatal, como todos los viernes por la tarde. /uando estaba doblando el mantel, oyó que subía la escalera y entraba en su $abitación. !l cabo de un momento la llamó con voz tr@mula. tr@ mula.
NHMarian HPuedes venir un momento (ntró en el dormitorio de !insley, sorteando los montones de ropa que sembraban el suelo $asta acercarse a la cama en la que sil compañera se $abía tumbado. NH:u@ te pasa Npreguntó. !insley parecía consternada. N&$, Marian NmusitóN, es $orrible. (sta tarde $e ido a la clínica. (staba contentísima, muy animada. Mientras daban la primera c$arla $asta me $e puesto a $acer punto un rato. r ato. Kablaban sobre so bre las ventajas ve ntajas de dar el pec$o. !$ora $ay $a y $asta una asociación y todo. Pero luego $a venido un psiOpsiOpsicólogo y nos $a $ablado de la imagen del padre. (staba al borde de las l#grimas, y Marian se levantó y rebuscó en el tocador $asta encontrar un pañuelo de papel, por si acaso. (mpezaba a preocuparse. !insley no lloraba nunca. Nice que los niños deben crecer con una imagen paterna fuerte en casa N prosiguió tras recomponerse re componerse un pocoN. (s bueno para ellos, los $ace EnormalesG, y m#s si son varones. Nueno, pero tC eso m#s o menos ya lo sabías antes, Hno Nle preguntó Marian. N3o, Marian, no, la cosa es muc$o m#s grave. 3os $a mostrado todo tipo de estadísticas y eso. (st# científicamente demostrado. N%ragó salivaN. 2i tengo un niño, seguro que acabar# siendo $oO$oO$omoseual. %ras la mención de la Cnica categoría de $ombres que nunca $abían mostrado el menor inter@s por ella, sus ojos azules se inundaron de l#grimas. Marian le alargó el pañuelo, pero !insley lo rec$azó. 2e incorporó y se apartó el pelo de la cara. N%iene que $aber alguna solución Nafirmó, alzando la barbilla en señal de desafío.
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2ubieron la anc$a escalera de piedra cogidos de la mano, y así siguieron cuando cruzaron las pesadas puertas, pero tuvieron que soltarse para pasar por el torniquete. ?na vez en el interior, no les pareció adecuado volver a cog@rselas. (l ambiente como de iglesia que creaba la alta cCpula recubierta de mosaicos no propiciaba ese tipo de conducta informal, por m#s que sólo se tratara de entrelazar los dedos, y el guarda canoso y uniformado $abía fruncido el ceño al coger el dinero que ella le tendía. Marian asoció aquel gesto con los lejanos recuerdos de dos visitas anteriores que $abía realizado a la ciudad cuando iba a la escuela primaria y las llevaban de ecursión educativa' a lo mejor ese gesto estaba incluido en el precio de la entrada. NFamos NFamos Ndijo uncan casi en un susurroN. %e enseñar@ mis favoritos. 2ubieron por la escalera de caracol, girando alrededor de aquella columna tot]mica, incongruente, en dirección al tec$o geom@trico, curvado. Kacía tanto tiempo que Marian no visitaba esa sección del museo que le parecía un recuerdo vinculado a un sueño no del todo agradable, de esos que se tienen cuando despiertas de una operación de amígdalas y est#s aCn bajo los efectos del @ter. /uando iba a la universidad, $abía asistido a una clase en el sótano de ese edificio <9eologíaB $abía sido la Cnica manera de evitar la asignatura de /onocimiento >eligioso, y desde entonces $abía desarrollado cierta querencia por las piedras=, y en alguna ocasión $abía estado en la cafetería del museo, en la planta baja. Pero no $abía vuelto a subir los escalones de m#rmol que conducían a ese espacio cóncavo de aire que a$ora parecía casi sólido, traspasado de motas de polvo cada vez que el d@bil sol invernal se afirmaba lo suficiente a trav@s de las estrec$as ventanas que $abía en lo m#s alto. 2e detuvieron un instante para mirar por la balaustrada. !bajo, un grupo de escolares iba pasando por el torniquete y se disponía a coger unas sillas plegables de lona apiladas en un lado de la sala redonda. La perspectiva ac$ataba sus cuerpos. Las agudas aristas de sus voces quedaban ensordecidas por el espeso espacio circundante, de manera que parecían estar m#s lejos de lo que en realidad estaban. N(spero que no suban Ndijo uncan, separ#ndose de la barandilla de m#rmol. La sujetó por la manga y la condujo a una de las galerías laterales. !nduvieron despacio sobre el suelo de madera que crujía bajo su peso, por entre las vitrinas de cristal. 2e $abía visto bastante con uncan a lo largo de las tres Cltimas semanas, m#s por confabul confabulaci ación ón que por coinci coincidenc dencia, ia, como como anteri anteriorme ormente nte.. Le $abía $abía dic$o dic$o que estaba estaba redactando otro trabajo para la universidad titulado ELos monosílabos en MiltonG, que debía ser un profundo an#lisis estilístico realizado desde una perspectiva radical. Llevaba dos semanas encallado encallado en la frase inicial' inicial' E>esulta altamente altamente significativo significativo que...G, y como
$abía agotado todas las posibilidades posibilidades de la lavandería, lavandería, $abía sentido sentido la necesidad necesidad de $acer frecuentes escapadas. NHQ por qu@ no buscas una licenciada en ingl@s Nle $abía preguntado Marian en una ocasión en que sus dos caras, reflejadas en el escaparate de una tienda, se le $abían antojado tremendamente dispares, como si la $ubieran contratado para sacarlo a pasear. N(so no n o solucionaría nada Nle $abía respondidoNB ellas tambi@n se s e pasan el día con sus sus traba trabajo joss de clase clase.. %endrí endríam amos os que coment comentar arlo los. s. !d !dem em#s #s Na Naña ñadi dióó en tono tono mal$umoradoN, no tienen casi pec$o. ueno Nmatizó tras una pausaN, algunas tienen demasiado. Marian suponía que estaba siendo lo que se decía EutilizadaG, pero no le importaba en absoluto, siempre que supiera para qu@. Le gustaba que ese tipo de relaciones se desarrollaran en el nivel m#s consciente posible. (staba claro que uncan la reclamaba, como solía epresarse, o que al menos reclamaba su tiempo y su atenciónB pero al menos no la amenazaba ofreci@ndole ningCn regalo intangible a cambio. (n cierto modo, su absoluto egocentrismo le resultaba tranquilizador. !sí, cuando le rozaba la mejilla con los labios y le susurraba susurraba E(n realidad realidad no me gustas muc$oG, muc$oG, a ella no le preocupaba, porque no tenía que responder nada. Pero cuando Peter, con la boca aproimadamente en la misma posición, le decía E%e quieroG en voz baja, y esperaba un eco, se sentía obligada a emitirlo. Mari Marian an supon suponía ía que que ella ella tamb tambi@ i@nn estaba estaba util utiliz izand andoo a u unca ncan, n, aunqu aunquee se le escapaban los motivos, como le pasaba Cltimamente con los motivos de cualquier cosa. !quel largo periodo por el que $abía estado avanzando
gigantesca figura central' una criatura con aspecto de uda sonriente, como la señora ogue, controlando gracias a su voluntad divina su ej@rcito de amas de casa enanas, serena e inescrutablemente. /on todo, fueran cuales fueren las razones, siempre se alegraba cuando @l la telefoneaba, invariablemente con prisas y muy alterado, y le pedía que se vieran. %enían que quedar en lugares discretos Nparques nevados, galerías de arte, de vez en cuando algCn bar
NHPero por qu@ me consideran una amenaza amena za He qu@ te est#n protegiendo Nueno, tC no eres licenciada en ilología. Q eres una c$ica. N/ualquiera diría que es la primera vez que ven una Nreplicó, molesta. moles ta. uncan se quedó un rato pensando antes de responder. N/reo que en cierta forma sí lo es. ueno, no lo s@. H:u@ sabemos realmente de nuestros nuestros padres 2iempre creemos que viven en una especie de inocencia inocencia primigenia. Pero me da la impresión de que %revor cree en algo parecido a la castidad medieval, algo bastante spenseriano, ya sabes. Q is$, bueno, supongo que a @l le parece par ece bien, al menos en teoría. teoría. 2iempre est# pensando en lo mismo, en realidad el tema de su tesis es el seo, pero considera que $ay que esperar a la persona adecuada y que entonces es como si recibieras una descarga el@ctrica. /reo que lo $a sacado de 2ome (nc$anted (vening, o de . K. La"rence, o vete a saber de dónde. esde luego, @l ya $a esperado bastante, tiene casi treinta años... Marian sintió l#stimaB empezó a $acer la lista mental de todas las c$icas de cierta edad que podrían irle bien a is$. HMillie HLucy 2iguieron avanzando, doblaron otra esquina y entraron en otra sala llena de vitrinas. (n ese momento momento Marian se sentía totalmente totalmente perdida. Los pasillos laberínticos, laberínticos, las grandes salas y los giros la $abían desorientado. (n esa zona del museo parecía no $aber nadie m#s. NH%C sabes dónde estamos Nle preguntó con cierta aprensión. apr ensión. N2í, ya casi $emos llegado. Pasaron bajo otro arco. (n contraste con las salas orientales por las que $abían pasado, recargadas y brillantes, aqu@lla resultaba gris y muy vacía. Marian se dio cuenta, por los murales de las paredes, de que estaban en la sección del antiguo (gipto. N! veces subo $asta aquí aq uí Ndijo uncan como para sí mismoN a meditar sobre la inmortalidad. (ste es mi sarcófago preferido. Marian bajó la mirada para ver, a trav@s del vidrio, el rostro dorado. Los ojos estilizados, estilizados, enmarcados enmarcados por líneas de un azul oscuro, estaban muy abiertos, mir#ndola con serena indiferencia. ! la altura del pec$o, en la parte frontal, $abía el dibujo de un ave con las alas etendidas, etendidas, las plumas plumas trazadas una a una con gran detalle. 2obre los muslos $abía otro similar, y otro m#s a la altura de los pies. Los dem#s motivos eran menores' varios soles anaranjados, figuras doradas coronadas, sentadas en tronos o transportadas en barcas, y el dibujo repetido de unos símbolos etraños que parecían ojos.
N(s preciosa Nobservó Marian, aunque no estaba segura de ser sincera. ajo la superficie del cristal, la figura tenía el aspecto de algo medio sumergidoB la piel dorada se arrugaba... NMe parece que en teoría es un $ombre Nreplicó uncan, que ya se $abía acercado a la siguiente vitrinaN. ! veces pienso que me gustaría vivir para siempre. (ntonces no tendría sentido preocuparse por el tiempo. !$, la MutabilidadB me pregunto por qu@ el $ec$o de intentar trascender el tiempo nunca basta para detenerlo... Marian se acercó a @l para saber qu@ estaba mirando. (ra otro sarcófago, en este caso abierto para mostrar la figura desmadejada que yacía en su interior. Le $abían quitado de la cabeza las vendas amarillentas de lino, y la calavera, con su piel gris seca, los mec$ones de pelo negro y la dentadura curiosamente perfecta, quedaba epuesta. NMuy bien conservada Ncomentó uncan en un tono que daba a entender que sabía algo del temaN. Koy sería imposible encontrar un trabajo tan bien $ec$o, aunque todos esos ladrones de cad#veres comerciales aseguran que sí. Marian se estremeció y se apartó. 3o le intrigaba tanto la momia en sí Nno disfrutaba con ese tipo de espect#culosN como la evidente fascinación que ejercía sobre uncan. 2e le ocurrió la idea de que si en ese instante alargaba la mano para tocarlo, empezaría a desmoronarse. N:u@ morboso eres Nle dijo. NH:u@ tiene de malo la muerte Nreplicó uncan, cuya voz de pronto resonó muy alta en la sala vacíaN. 3o tiene nada de morboso. %odos lo $acemos, Hsabes (s algo natural. NPero no es natural que te guste Nrebatió ella, volvi@ndose para mirarlo. N3o me tomes en serio s erio Nle dijo @l con una sonrisaN. Qa Qa te lo $e advertido otras veces. Fen, te enseñar@ mi símbolo de la matriz. ! is$ se lo voy a mostrar muy pronto. (st# amenazando amenazando con redactar un monogr#fico monogr#fico breve para (studios (studios Fictorian Fictorianos os que quiere titular' E2ímbolos de la matriz en eatri Potter.G !lguien tendr# que impedírselo. La llevó $asta el rincón opuesto de la sala. !l principio, bajo aquella luz cada vez m#s tenue, no lograba discernir qu@ contenía esa otra vitrina. Parecía un montón de escombros. e pronto reconoció un esqueleto, aCn parcialmente cubierto de piel, tendido de lado y con las rodillas dobladas. ! su lado $abía varios recipientes de barro. (l cuerpo era tan pequeño que parecía de un niño. N(s anterior a la @poca de las pir#mides Neplicó uncanN. La preservó preser vó la arena del desierto. /uando me $arte de todo esto, yo tambi@n ir@ y me enterrar@. ! lo mejor la biblioteca tambi@n me serviría. Pero esta ciudad es m#s bien $Cmeda. %odo se pudre.
Marian se inclinó m#s sobre la vitrina. (sa figura a medio desarrollar le inspiraba compasión. /on las costillas prominentes, las piernas endebles y las clavículas fam@licas recordaba una de esas fotos de países subdesarrollados o de campos de concentración. 3o es que sintiera el impulso de sostenerla en sus brazos, pero sí le inspiraba una tristeza impotente. /uando /uan do se reti retiró ró y alzó alzó la vist vistaa para para mira mirarr a u unc ncan an,, sint sintió ió un esca escalo lofr frío ío infinitesimal de $orror al descubrir que @l se le estaba acercando. (n tales circunstancias, su delgadez no resultaba tranquilizadora en absoluto, y Marian se apartó un poco. N3o te preocupes Nle dijoN. 3o pienso regresar de la tumba. NLe acarició la mejilla y le sonrió con tristezaN. Lo que me pasa cuando toco a la gente y eso es que no puedo concentrarme e$ la superficie. 2upongo que mientras te limitas a pensar en la superficie, todo va bien y es bastante realB pero cuando empiezas a pensar en lo que $ay dentro... 2e inclinó para besarla. (lla lo evitó, apoyó la cabeza en el $ombro de su abrigo y cerró los ojos. Mientras se apretaba contra su cuerpo, le pareció que uncan era m#s fr#gil que nunca. Le daba miedo abrazarlo demasiado fuerte. &yó un crujido en el suelo de madera, abrió los ojos y se encontró delante de unos ojos grises, severos, que la escrutaban. Pertenecían a un guarda uniformado que $abía aparecido detr#s de ellos. Nisculpe, señor Nle dijo a uncan con educación pero firmemente, d#ndole unos leves golpecitos en el $ombroN, pero no est# permitido... besar en la sala de las momias. N!$ Nrespondió uncanN. Lo siento. Folvieron sobre sus pasos, a trav@s del laberinto de salas, y llegaron a la escalera principal. el ala opuesta emergió un u n torrente de escolares armados con sillas plegables y se vieron atrapados por la corriente de pequeños pies que los arrastró escaleras abajo en una cascada de risas estridentes.
uncan $abía propuesto propuesto que fueran a tomar un caf@, y en ese momento se $allaban sentados a una de las mesas cuadradas y sucias de la cafetería del museo, rodeados de alumnos deliberadamente atormentados. Marian llevaba tanto tiempo asociando el caf@ con las pausas durante el trabajo que le parecía que en cualquier momento las tres vírgenes de la oficina se materializarían frente a ella, al lado de su acompañante.
uncan estaba removiendo el caf@. NHLec$e Nle preguntó. N3o gracias Nrespondió Nrespon dió ella. 3o obstante, cambió de opinión y se sirvió un poco, tras refleionar sobre sus propiedades nutritivas. N(staba pensando que sería buena idea que nos acost#ramos Ncomentó @l en un tono de absoluta despreocupación mientras dejaba la cuc$arilla sobre la mesa. Marian se quedó petrificada. Kabía estado justificando todo lo que $ubiera podido pasar
punto para el coup de gr^ce, empiezo a pensar en los trabajos de fin de curso. 2@ que se trata de una alternancia de las distracciones, porque las dos cosas son en el fondo distracciones, Hno HPero de qu@ me distraigo en realidad Lo malo es que son todas demasiado literarias. (so es porque no $an leído lo bastante. 2i $ubiesen leído m#s se darían cuenta de que todas esas escenas ya se $an inventado. Q ad nauseam. H/ómo pueden ser tan vulgares 2e entregan m#s o menos, se muestran apasionadas, cariñosas, lo intentan con todas sus fuerzas, y yo pienso, o$ no, otra imitación de lo que sea que est@n imitando, y acto seguido pierdo el e l inter@s. & aCn peor, pe or, me ec$o a reír. Q entonces me pongo $ist@rico. 2e c$upó a conciencia el azCcar que le $abía quedado pegado a los dedos. NHQ qu@ te $ace pensar que conmigo sería distinto N(mpezaba a sentirse eperta y profesionalB casi como un ama. !quella situación, pensó, pedía zapatos de tacón de aguja, brazaletes con tac$uelas y una bolsa de cuero llena de agujas $ipod@rmicas. Nueno Nrespondió @lN, seguramente no lo sería. Pero como te $e dic$o, al menos no me pondría $ist@rico. Permanecieron en silencio. Marian pensaba en lo que acababa de decirle. 2uponía que lo impersonal de la petición debería ser bastante insultante. (ntonces, Hpor qu@ no se sentía insultada 3o, m#s bien le parecía que le pedía una ayuda de tipo m@dico, algo así como tomarle el pulso. Nueno... Nvaciló ella, meditando. e pronto se planteó si alguien les $abría estado escuc$ando. (c$ó un vistazo a su alrededor y sus ojos se encontraron con los de un $ombre corpulento y con barba que estaba sentado cerca de la puerta y los estaba mirando. !l principio se le ocurrió que tal vez se tratara de un profesor de antropología. %ardó un poco en reconocerlo' era uno de los compañeros de piso de uncan. Q el otro $ombre rubio que estaba con @l de espaldas a Marian debía de ser el otro. N!$í est# uno de tus padres Nanunció. uncan se volvió. NFaya. NFaya. 2er# mejor que q ue me acerque a saludar. s aludar. N2e levantó, se s e acercó acer có a su mesa y se sentó. /ruzaron imas palabras en voz baja y luego volvió a levantarse y regresó con ella N. %revor quiere saber si te gustaría venir a cenar a casa Ndijo en el tono que usan los niños para transmitir un mensaje que $an memorizado. NH%C quieres que vaya Nle preguntó. NHQo NHQo 2í, claro. 2upongo. HPor qu@ no N(ntonces dile que estar@ encantada. NPeter $abía de trabajar $asta tarde en un
caso y !insley tenía curso en la clínica. uncan volvió a la otra mesa para repetir su mensaje y, tras un par de minutos, los dos amigos se levantaron y se fueron. (l regresó por segunda vez y se sentó. N%revor $a dic$o que qu@ emoción Nle eplicóN, y que se va a casa a meter cuatro cosas en el $omo. 3ada muy especial, por lo visto. 3os esperan dentro de una $ora. Marian esbozó tina sonrisa, pero al instante se cubrió la boca con la mano. !cababa de recordar todo lo que no podía comer. NH%C qu@ crees que va a preparar preparar Nle preguntó tímidamente. uncan se encogió de $ombros. N3o lo s@. Le gusta ensartar cosas y prenderles prende rles fuego. HPor qu@ Nueno NempezóN. (s que $ay muc$as cosas que no puedo comer. ueno, que Cltimamente no como. La carne por ejemplo. Q los $uevos, y algunas verduras. ! uncan el dato no pareció sorprenderle en absoluto. Nueno, no importa. impor ta. Pero %revor se s e siente muy orgulloso de su $abilidad. ! mí no me importa nada, la verdad, me daría lo mismo comer $amburguesas todos los días, pero @l se sentir# insultado si no pruebas al menos un poco de lo que te sirva. NM#s insultado se sentir# s entir# si lo vomito todo Nreplicó ella muy en serioN. :uiz#s es mejor que no vaya. N3o, ven, ya se nos ocurrir# algo. N(n su tono de voz $abía un rastro de curiosidad maliciosa. NLo siento, no s@ por qu@ lo $ago, pero no me siento capaz de evitarlo. N2e le ocurrió la posibilidad de justificarse diciendo que estaba a r@gimen. Nueno, seguramente representas la juventud moderna, que se rebela contra el sistema. !unque no se considera muy ortodoo empezar por el aparato digestivo. Pero Hpor qu@ no NsusurróN. (l acto de comer siempre me $a parecido ridículo. Qo lo dejaría si pudiera, aunque por lo visto es necesario neces ario si quiero mantenerme con vida. 2e levantaron y se pusieron el abrigo. NPara serte sincero Nañadió mientras salíanN, preferiría que me alimentaran directamente por la arteria aorta. 2i conociera a la gente adecuada, estoy seguro de que se podría arreglar...
22
/uando entraban en el vestíbulo del edificio, Marian, que se $abía quitado los guantes, se metió la mano en el bolsillo del abrigo y le dio media vuelta a su anillo de compromiso. 3o le parecía bien $acer ostentación de aquel revelador diamante ante los compañeros de piso de uncan, tan enternecedores en su equivocación. Luego cambió de idea y se lo quitó. EH:u@ EH:u@ estoy $aciendo Npensó Npensó entoncesN. Me caso dentro de un mes. H:u@ importa si se enteranG, y volvió a pon@rselo. E/laro, que no voy a verlos nunca m#s. HPara qu@ complicar las cosas a estas alturasG, se dijo a continuación, y se lo quitó por segunda vez. 2e lo guardó en el monedero para mayor seguridad. Qa $abían subido la escalera y se encontraban ante la puerta del apartamento, que %revor les abrió antes de que uncan tocara siquiera el picaporte. Llevaba puesto un delantal y estaba envuelto en un delicado aroma a especias. NMe $a parecido oír que estabais aquí fuera NeplicóN. (ntrad. Lo siento, s iento, pero la cena aCn tardar# unos minutos. Me alegro muc$o de que $ayas podido venir, e$... Nijó sus ojos azules, p#lidos, interrogantes, en Marian. NMarian Ndijo uncan. N!$, sí. Me parece que no nos $abían presentado formalmente. N2onrió, y se le formaron dos $oyuelos en las mejillasN. Me temo que no $e preparado nada especial N añadió arrugando la nariz. !spiró varias veces, soltó un grito de alarma y salió disparado en dirección a la cocina. Marian dejó las botas sobre los periódicos que $abía fuera, junto a la puerta, y uncan le llevó el abrigo al dormitorio. (lla entró en el salón en busca de un sitio donde sentarse. escartó la butaca granate de %revor y la verde de uncan Neso le crearía un problema a @l cuando saliera del dormitorioN, y tambi@n el suelo, entre los papelesB no quería desordenar sin darse cuenta la tesis a alguien. Q is$ estaba apoltronado en su butaca roja, con una planc$a de madera apoyada en los dos reposabrazos, escribiendo con gran concentración otro trabajo para la facultad. )unto a los papeles tenía un vaso casi vacío. !l final, Marian optó por reclinarse en uno de los brazos de la de uncan, apoyando las manos en el regazo. %revor %revor salió canturreando canturreando de la cocina, sosteniendo sosteniendo una bandeja con unas copas de jerez. N9racias, eres muy amable Nle dijo Marian educadamente cuando le ofreció o freció una N. R:u@ copa tan bonitaS
N2í, Hverdad que es elegante Pertenece a la familia desde $ace muc$os años. :ueda ya tan poca elegancia en el mundo... Ncomentó, mir#ndole la oreja izquierda como si su interior guardara un panorama $istórico de antigJedad inmemorial que se estuviera desvaneciendo r#pidamenteN. Q en este país, menos aCn. /reo que todos deberíamos esforzarnos por preservarla un poco, Hno te parece %ras la llegada del jerez, is$ $abía soltado la pluma y a$ora estaba observando fijamente a Marian. Pero no le miraba la cara, sino el abdomen, un punto impreciso cerca del ombligo. Marian se sintió desconcertada. Nuncan me $a dic$o que est#s $aciendo un estudio sobre eatri Potter. Potter. 2uena interesante. NH:u@ !$, sí, era un proyecto, pero al final me $e decidido por Le"is /arroll, que en realidad es un autor muy profundo. (l siglo [I[ est# muy solicitado en estos tiempos, ya sabes. N!poyó la cabeza en el respaldo de la butaca y cerró los ojos. (ntonaba las palabras con una cantinela monótona que brotaba a trav@s de la espesura de su barbaN. !licia es un libro sobre una crisis de identidad seual, eso lo sabe todo el mundo, claro, no es nada nuevo, $ace bastante que circula por a$í, pero a mí me gustaría a$ondar un poco m#s en la cuestión. 2i lo analizamos con mayor detalle, vemos una niña pequeña que desciende por la sugestiva madriguera de un conejo, convirti@ndose en una entidad prenatal, en un personaje que intenta encontrar su papel Nse pasó la lengua por los labiosN, su papel como Mujer. 2í, bueno, eso resulta bastante claro. 2on pautas que emergen. Las pautas emergen. ?no tras otro, se le van presentando varios papeles seuales, pero ella parece incapaz de aceptar ninguno de ellos, vaya, que se encuentra bloqueada. >ec$aza la maternidad cuando el beb@ al que $a estado alimentando se convierte en cerdo, y no responde positivamente al papel de mujer dominante de la >eina, y sus gritos castradores de ER:ue le corten la cabezaSG. Q cuando la uquesa le plantea una proposición lesbiana astutamente astutamente encubierta, encubierta, que te preguntas $asta qu@ punto el viejo Le"is era consciente del tema, ella ni se percata ni se muestra interesadaB y recordar#s que justo despu@s de eso se va a $abl $ablar ar dire direct ctam amen ente te con con la als alsaa %ortu ortuga ga,, ence encerr rrad adaa en su capa capara razó zónn y en su autocompasión, autocompasión, personaje personaje sin duda preadolescenteB preadolescenteB y luego vienen unas escenas de lo m#s sugerentes. (sa en que se le alarga el cuello y la acusan de ser una serpiente, destructora de $uevo $ue vos, s, Hrec Hrecuer uerda das s,, una una iden identi tidad dad basta bastant ntee destr destruc ucti tiva va del falo, falo, qu quee ella ella repud repudia ia,, indignadaB y su rec$azo ante la dictatorial &ruga, de sólo quince centímetros de altura, encar encarama amada da con gran gran empaq empaque ue sobre sobre una una seta seta de resona resonanc ncia iass del del todo todo feme femeni ninas nas,, absolutamente redonda y con el poder de agrandarte o encogerteB eso a mí me resulta de lo m#s interesante. Q luego est# la obsesión con el tema del tiempo, claro, una obsesión bastante m#s cíclica que lineal. !sí que, bueno, ella $ace muc$os intentos pero se niega a comprometerse, no puede decirse que al final del libro $aya alcanzado nada que pueda identificarse como madurez. (n cambio, en ! trav@s del espejo su evolución... 2e oyó una risita disimulada y Marian dio un respingo. 2eguramente uncan llevaba un rato de pie junto a la puerta. Marian no le $abía oído entrar. is$ abrió los ojos, parpadeó y miró a uncan con el ceño fruncido, pero antes de
que acertara a $acer algCn comentario, %revor entró precipitadamente. NHQa NHQa est# otra o tra vez con esos dic$osos símbolos de d e siempre siempr e y todo lo dem#s ! mí personalmente este tipo de crítica no me convenceB para mí lo importante es el estilo, y isc$er se pone demasiado Evien@sG, sobre todo cuando bebe. (s muy perverso y encima, pasado de d e moda Ndijo con maliciaN. La interpretación in terpretación m#s reciente de !licia la deja a la altura de un libro infantil con cierto encanto, nada m#s. Qo ya casi estoy, uncan, Hte importaría ayudarme a poner la mesa isc$er isc$er se quedó sentado, observ#ndolos, observ#ndolos, $undido en las profundidades profundidades de su silla. (staban juntando dos mesas de cartas, ubicando las patas con muc$o cuidado en los espa espaci cios os vací vacíos os que que deja dejaba bann las las mont montañ añas as de pape papele les, s, qu quee sólo sólo apar aparta taba bann si era era absolutamente necesario. Luego %revor etendió un mantel blanco sobre los tableros y uncan empezó a disponer los cubiertos y los platos. is$ cogió su copa de jerez y se bebió el contenido de un trago. escubrió que quedaba otra copa llena, y tambi@n la vació. Nueno, ya est# Ngritó %revorN. Foy Foy a servir la cena. Marian se levantó. %revor estaba emocionado' le brillaban los ojos y en el centro de sus mejillas blancas como la $arina le $abían salido dos manc$as rojas. ?n mec$ón de pelo se le $abía separado del resto y le colgaba sobre la frente. (ncendió las velas y fue por todo el salón apagando las l#mparas de pie. !l final, le levantó la tabla de escritura a is$. N%C si@ntate aquí, e$... Marian Nindicó, y desapareció des apareció en la cocina. (lla se sentó donde le $abían indicado. 3o pudo acercarse a la mesa tanto como le $abría gustado, por culpa de las patas. Pasó la vista por los platos, para prepararse. Lo primero era un cóctel de gambas. 3ingCn problema. 2e preguntó con inquietud qu@ otros productos le presentarían para su consumo cons umo corporal. corpor al. (ra evidente que $abría muc$os muc$o s m#s' la mesa estaba erizada de cubiertos. 2e fijó con curiosidad en el salero Fictoriano de plata decorado con una guirnalda y en el elegante centro floral que descansaba entre dos velas. Q eran flores naturales, crisantemos dispuestos sobre una fuente ovalada. %revor volvió y se sentó en la silla que quedaba m#s cerca de la cocina. (mpezaron a comer. uncan estaba frente a ella, is$ a su izquierda, en lo que suponía era la presidencia de la mesa, o la cabecera. 2e alegraba de cenar a la luz de las velas. (n caso cas o de necesidad, le sería m#s f#cil des$acerse de lo que fuese. !Cn no tenía ni idea de cómo se enfrentaría a todo aquello, ni siquiera sabía si sería necesario enfrentarse a algo, y no parecía que uncan estuviera dispuesto a prestarle ayuda. Parecía $aberse encerrado en sí mismoB comía mec#nicamente, y mientras masticaba mantenía la vista fija en la llama de las velas, lo que le $acía parecer un poco bizco. N:u@ cubertería tan bonita Nle dijo a %revor. %revor. N2í que lo es Nrespondió @l, sonriendoN. Pertenece a mi familia desde $ace siglos. La vajilla tambi@n. ! mí me parece preciosa, muc$o m#s bonita que esos artículos daneses tan austeros que $oy en día usa todo el mundo.
Marian se fijó en el diseño. (ra un motivo floral entre conc$as, volutas y columnas. Nellísima NalabóN. 3o $acía falta que te molestaras tanto. %revor %revor estaba radiante. 3o cabía duda de que estaba diciendo justo lo que @l quería oír. N3o es ninguna molestia. (n mi opinión, comer bien es importantísimo. HPor qu@ comer sólo para sobrevivir, como $ace casi todo el mundo La salsa la $e preparado yo. H%e gusta NQ prosiguió sin esperar su respuestaN. 3o soporto esas salsas envasadas, son todas iguales... /onsigo r#banos picantes en el mercado que $ay cerca del paseo marítimo, pero resulta muc$o m#s difícil encontrar gambas frescas en esta ciudad... NLadeó la cabeza como si escuc$ara, se levantó de un salto y salió disparado $acia la cocina. isc$er, que no $abía pronunciado ni una palabra desde que se $abían sentado, abrió la boca y empezó a $ablar. Pero como a la vez siguió comiendo, la introducción de comida y la epulsión de palabras creaban un ritmo que, en opinión de Marian, se parecía muc$o a la respiración. !dem#s, @l parecía llevar aquella alternancia con el mismo automatismo, por suerte para @l, porque estaba convencida de que si en algCn momento se detenía a pensarlo, se atragantaría sin remedio. Q qu@ doloroso resultaría que se te metiera una gamba por la tr#queaY especialmente con aquella salsa de r#bano picante. Lo miraba, fascinada y con bastante descaro, porque @l tenía ten ía los ojos cerrados casi todo el rato. r ato. (l tenedor encontraba el camino a la boca gracias a un peculiar sentido de la orientación que Marian no atinaba a eplicarseB a lo mejor eran unas ondas de sonar como las de los murci@lagos las que rebotaban en el tenedorB o a lo mejor sus patillas $acían las veces de antenas. 3o interrumpió su ritmo ni cuando %revor, que ya $abía retirado las copas del cóctel, le puso el plato de sopa delante, aunque sí abrió los ojos el tiempo suficiente como para cambiar de cubierto y coger la cuc$ara, tras un intento infructuoso con el tenedor. NQ @ste es el tema que $e propuesto para la tesis N$abía empezadoN. :uiz# no les parezca bien, aquí la gente es muy conservadora, pero aunque me la rec$acen, puedo publicarla igualmente en alguna revista. Las ideas $umanas nunca se pierden, y en estos tiempos que corren, si no publicas no eres nadie. Q si finalmente no me dejan $acerla aquí, siem siempr pree pued puedoo recu recurr rriir a (stad stados os ?nido nidos. s. Lo qu quee tengo engo en ment mentee es bast bastan antte revolucionario. EMalt$us y la Met#fora /reativa.G Malt$us, claro est#, no es m#s que un símbolo de lo que a mí me interesa' la innegable coneión entre el aumento de la tasa de natalidad en la era moderna, digamos en los Cltimos dos o tres siglos, especialmente entre el [FIII y la mitad del [I[, y el cambio de actitud de los críticos ante la poesía, con la consiguiente alteración de la concepción po@tica por parte de los poetas, una teoría que podría etrapolar sin miedo a todas las artes. 2e 2 e tratar# de un estudio interdisciplinario, interdisc iplinario, un puente tendido entre unas líneas de investigación que en la actualidad son demasiado rígidas, rígidas, una mezcla de economía, biología y crítica literaria, literaria, en principio. principio. La gente se est# limitando demasiado, demasiado, $ay un eceso de especialización, eso nos $ace perder de vista muc$os aspectos. %endr@ que $acer estadísticas y preparar gr#ficos, claroB por el mome moment ntoo me $e conc concen entra trado do en el traba trabajo jo preli prelimi minar nar de buscar buscar idea ideas, s, real realiz izar ar las las investigaciones previas y el eamen necesario de las obras de los autores antiguos y
modernos... 2eguían tomando jerez con la sopa. is$ se aferraba a su copa casi con violencia. !$ora Marian se $allaba en medio de un fuego cruzado, porque nada m#s sentarse, %revor %revor $abía vuelto a dirigirle dirigirle la palabra desde el otro lado, $abl#ndole $abl#ndole de la sopa, que era ligera y de sabor sutilB le contaba cómo $abía etraído las esencias, con esmero, calculando bien los tiempos, a fuego muy lentoB y como era la Cnica persona sentada a aquella mesa que m#s o menos la miraba, ella se sentía obligada a devolverle la mirada. uncan no le prestaba atención a nadie, y ni is$ ni %revor parecían desconcertados por el $ec$o de estar $ablando a la vez. (ra evidente que estaban acostumbrados. Pero no tardó en descubrir que podía defenderse def enderse bastante bien asintiendo y sonriendo de vez en cuando, mirando a %revor y escuc$ando a is$, que seguía $ablando. N(l caso es que mientras la tasa de población se mantuvo baja, y los índices de natalidad y mortalidad eran altos en general, el nacimiento se consideraba un premio. (l $ombre estaba en armonía con los propósitos y los ritmos cíclicos de la naturaleza, y la tierra decía' EProducid, producidB creced y multiplicaos, si os acord#is...G %revor se levantó como impulsado por un resorte y retiró los platos de sopa. La voz y los gestos se le iban acelerando cada vez m#s. (ntraba y salía de la cocina como el cuco de un reloj de cuco. Marian observó a is$. Parecía que $abía tenido varios problemas de puntería con la sopaB la barba se le estaba apelmazando con los restos de comida. Parecía un beb@ con patillas sentado en una silla alta. Marian deseó que alguien le pusiera un babero. %revor se presentó con platos limpios y volvió a esfumarse. Le oía trajinar en la cocina, una mCsica de fondo para el discurso de is$. NQ así, en consecuencia, el poeta tambi@n se concebía a sí mismo como un productor natural' n atural' su poema era algo que, por epresarlo epr esarlo de algCn modo, las Musas $abían insuflado en @l, o tal vez !polo, de a$í el t@rmino EinspiraciónG, como si le $ubieran regalado un soplo de alientoB el poeta estaba preñado de su obra, el poema pasaba por un periodo de gestación, a menudo largo, y cuando por fin estaba listo para ver la luz, el poeta lo paría, en general con dolor. e esta manera, el proceso mismo de creación artística era una imitación de la naturaleza, de la parte de la naturaleza m#s importante para la supervivencia supervivencia de la $umanidad. el nacimiento, quiero decir. decir. el nacimiento. nacimiento. (n cambio, Hqu@ tenemos a$ora 2e oyó una especie de silbido y %revor $izo una entrada teatral con un sable envuelto en llamas en cada mano. Marian fue la Cnica que lo miró. Nios mío Neclamó con admiraciónN. (s impresionante. NHFerdad NHFerdad que sí Me encanta la comida flambeada. 3o es un ;ebab aut@ntico, claro, es m#s afrancesado, no tan tosco como el griego...
/uando le ec$ó en el plato lo que fuera que $ubiese empalado en aquel espetón, vio que casi todo era carne. !$ora sí que estaba en un callejón sin salida. %endría que buscar alguna solución. %revor sirvió el vino mientras le eplicaba lo difícil que era encontrar estragón en la ciudad. NPues como decía, lo que tenemos a$ora es una sociedad en la que todos los valores se oponen al nacimiento. Fenga a $ablar de control de natalidad y de que debemos preocupamos por la eplosión demogr#fica, m#s que por la nuclear. e nuevo Malt$us, claro, aunque la guerra ya no eiste como medio para disminuir la población. (n este conteto es evidente que el auge del >omanticismo... Las otras fuentes contenían arroz con algo, una salsa arom#tica que se servía sobre la carne, y una verdura difícil de identificar. %revor los fue pasando. Marian se metió un poco de esa verdura verde oscura en la boca, tentativamente, como se $aría una ofrenda a un dios iracundo. Q la aceptó. N... coincide significativamente con el incremento de población po blación que, por supuesto, se inició un poco antes, pero que est# alcanzando unas proporciones casi epid@micas. (l poeta ya no podía concebirse con complacencia como sustituto de la figura materna, dando a luz sus obras, pariendo otro $ijo para la sociedad. %enía que convertirse en otra cosa, Hy qu@ es este @nfasis en la epresión individual, fijaos en el t@rmino EepresiónG, presionar $acia fuera, este @nfasis en la espontaneidad, espontaneidad, en la creación instant#nea instant#nea 3o es sólo que el siglo [[ tenga... %revor $abía vuelto a la cocina. Marian contemplaba los trozos de carne de su plato con desesperación creciente. Pensó en esconderlos debajo del mantel, pero sin duda acabarían descubri@ndolos. Kabría podido meterlos en el bolso, si no lo $ubiera dejado sobre la butaca. %al vez pudiera desliz#rselos disimuladamente por el escote, o por las mangas... N... pintores que salpican los lienzos de pintura, pr#cticamente en un orgasmo de energía, es que tenemos escritores que piensan lo mismo de sí mismos... (stiró la pierna por debajo de la mesa y le dio una patadita en la espinilla a uncan. (l la miró. urante un instante no dio señales de reconocerla, reconocerla, pero al cabo de un momento la observó con curiosidad. Limpió de salsa todo lo que pudo uno de los trozos de carne, lo cogió con dos dedos y se lo tiró por encima de las velas. (l lo cogió, lo dejó en su plato y empezó a cortarlo. (lla se dispuso a repetir la operación con otro trozo. N... aunque ya no como si se tratara de un partoB no. La larga meditación y el alumbramient alumbramientoo forman parte del pasado. (l acto de la naturaleza naturaleza que el arte opta a$ora por emular, o m#s bien que se ve forzado a emular, es el acto mismo de la cópula... Marian lanzó el segundo trozo, que uncan tambi@n atrapó sin problemas. %al vez
fuera mejor que se cambiaran los platos en un momento, pensóB pero no, se darían cuenta, @l se $abía terminado el suyo antes de que %revor se levantara de la mesa. NLo que necesitamos es un cataclismo Nprosiguió is$. 2u voz era casi un c#ntico, c#ntico, e iba aumentando de volumenB parecía estar preparando una especie especie de crescendo N. ?n cataclismo. &tra Peste 3egra, una inmensa eplosión que barra a millones de personas de la faz de la tierra, que la civilización tal como la conocemos sea s ea arrasadaB arrasada B sólo así el nacimiento recuperaría su papel esencial, y podríamos volver a la tribu, a los viejos dioses, los tenebrosos dioses de la tierra, la diosa de la tierra, la diosa de las aguas, la diosa del nacimiento, del crecimiento y de la muerte. 3ecesitamos una nueva Fenus de vientre fecundo, llena de vida, f@rtil, a punto de dar a luz un nuevo mundo en toda su plenitud, una nueva Fenus Fenus que surja del mar... isc$er decidió ponerse en pie, tal vez para dar mayor @nfasis retórico a sus Cltimas palabras. Para ello, apoyó las manos en la mesa de las cartas, dos de cuyas patas se doblaron, lanz#ndole el plato sobre las piernas. (n aquel momento, el trozo de carne que Marian $abía lanzado estaba en pleno vuelo y le dio a uncan en un lado de la frente, antes de aterrizar sobre un montón de trabajos de la facultad. %revor, con una fuente de ensalada en /ada mano, $abía entrado justo a tiempo para presenciar ambos sucesos. sucesos . 2e quedó boquiabierto. N!l menos yo s@ lo que quiero ser se r de verdad Ndijo uncan en una estancia en la que de pronto reinaba el m#s absoluto silencio. Miraba al tec$o con serenidad, y tenía rastros de salsa gris claro en el peloN' ?na ameba.
uncan se ofreció a acompañarla un trec$o del camino. 3ecesitaba un poco de aire fresco. Por suerte no se $abía roto ninguno de los platos de %revor, aunque se $abían derramado varias cosasB y cuando volvieron a poner las patas en su sitio y isc$er se calmó y se limitó limitó a murmurar murmurar para sus adentros, %revor %revor le restó importancia importancia al incidente, aunque durante el resto de la cena, mientras tomaban la ensalada y los pec$es flamb@es y las galletas de coco y el caf@ y los licores, dispensó a Marian un trato m#s distante. !$ora, mientras pisaban la capa congelada de nieve que cubría la calle, iban comentando el $ec$o de que isc$er se $ubiera comido la rodaja de limón del lavafrutas. N! %revor eso le molesta, moles ta, claro Ndijo uncanN. Qa le dije una vez que si no le gusta que is$ se la coma, sería mejor que no la pusiera. Pero @l insiste en que $ay que
$acer bien las cosas, aunque, como @l mismo admite, nadie valora demasiado sus esfuerzos. Qo tambi@n suelo comerme la míaB $oy no lo $e $ec$o porque teníamos visita. N%odo N%odo $a sido muy... muy... interesante Ndijo Marian. Iba pensando en que no $abían $ec$o la m#s mínima referencia a ella ni le $abían preguntado nada durante toda la cena, aunque al principio $abía supuesto que la invitaban porque los dos compañeros de piso querían conocerla mejor. 2in embargo, despu@s de la eperiencia se le ocurría que lo m#s probable era que necesitaran desesperadamente des esperadamente nuevo pCblico. uncan la miró con una sonrisa sardónica. Nueno, a$ora ya sabes cómo es mi vida en casa. cas a. NPodrías cambiarte de piso Nsugirió ella. N3o, no. (n realidad, casi me gusta. !dem#s, Hqui@n me cuidaría tanto H:ui@n se interesaría tanto por mí Porque ellos se preocupan, al menos cuando no est#n inmersos en sus pasatiempos, o cuando no salen para ocuparse de sus cosas. 2e pasan tanto tiempo obsesionados con mi identidad que me evitan el $ec$o de preocuparme yo. ! la larga, deberían facilitarme muc$o mi conversión en ameba. NHPor qu@ te interesan tanto las amebas Nueno, son inmortales NeplicóN, y m#s o menos amorfas, y fleibles. 2er persona se est# convirtiendo en algo muy complicado. Kabían llegado a lo alto de la rampa asfaltada que conducía al campo de b@isbol. uncan se sentó sobre un montículo de nieve, a un lado, y encendió un cigarrilloB nunca parecía afectarle el frío. !l cabo de un momento, ella se sentó a su lado. /omo @l no $izo ningCn intento de rodearla con su brazo, fue ella quien lo $izo. NLo que pasa Nprosiguió uncan despu@s de un ratoN es que me gustaría que algo fuera verdadero. 3o todo, eso es imposible, pero sí al menos una o dos cosas. Faya, que el doctor )o$nson refutó la teoría de la irrealidad de la materia arre#ndole arre#ndole una patada a una piedra, pero yo no puedo ir por a$í pateando a mis compañeros de piso, ó a los profesores. !dem#s, Hy si mi pie tampoco es real N%iró la colilla a la nieve y encendió otro cigarrilloN. Me parecía que a lo mejor tC lo serías. ueno, si nos acost#bamos. Porque a$ora mismo eres totalmente irreal, sólo puedo pensar en todas esa capas de ropa que llevas, abrigos y su@ters y esas cosas. ! veces me pregunto si siempre $abr# m#s capas debajo, a lo mejor eres toda de lana. Q sería, bueno, digo yo que sería bonito que no lo fueras... Marian no pudo resistirse a aquella petición. 2abía muy bien que no era de lana. Ne acuerdo, acuer do, supongamos que lo $ici@ramos $ici@ra mos Nle dijo, d ijo, especulandoN. ! mi casa no podemos ir.
N! la mía, tampoco Nrespondió uncan, sin dar ninguna muestra de sorpresa ni de alegría ante su aceptación t#cita. N%endremos N%endremos que ir a un $otel Napuntó ellaN, como si estuvi@ramos casados. casado s. N3o nos creerían Nobjetó @l, desanimadoN. Qo no parezco casado. Pero Per o si en los bares siguen pregunt#ndome si s i ya $e cumplido los diecis@is. NH3o tienes carnet de identidad NLo tenía, pero lo perdí. NF NFolvió olvió la cabeza cabez a y le besó la narizN. HQ si fu@ramos a esos $oteles donde no es necesario que est@s casado NH:uieres decir... que no te importaría que me $iciera pasar por... una especie de prostituta Nueno, Hpor qu@ no N3o Nrespondió ella, algo indignadaN. (so no podría $acerlo. N2eguramente yo tampoco Nconfesó uncan con abatimientoN. Q los moteles quedan descartados, porque no s@ conducir. ueno, supongo que eso zanja el tema. N (ncendió otro cigarrilloN. !dem#s, es verdad. 2in duda me corromperías Nañadió con cierta amarguraN, aunque a lo mejor soy incorruptible. Marian contemplaba el campo de b@isbol. La noc$e era clara, transparente, y las estrellas brillaban fríamente en el cielo negro. Kabía nevado $acía poco, una nieve muy fina, y el parque era un espacio blanco y vacío, no $ollado. e repente sintió el impulso de bajar y ec$ar a correr y saltar, dejar $uellas, laberintos de pisadas irregulares. irregulares . 2in embargo, sabía que en cuestión de un minuto estaría caminando tranquilamente, como siempre, en dirección a la estación. 2e levantó, sacudi@ndose la nieve del abrigo. NHMe acompañas un poco m#s Nle preguntó. uncan se levantó y se metió las manos en los bolsillos. Parte de su rostro quedaba en sombra, mientras que algunas zonas se veían amarillas a la d@bil luz de la farola. N3o NdijoN. 2upongo que ya nos veremos. io media vuelta. !l alejarse, su figura se fue fundiendo casi sin ruido en la oscuridad azul. /uando Marian llegó a la elipse brillante y colorida de la estación de metro, buscó el monedero y sacó el anillo y unas monedas para el billete.
23
Marian Marian descansaba boca abajo, con los ojos cerrados y un cenicero cenicero en equilibrio equilibrio en la curva de la espalda, donde lo $abía colocado Peter. (l estaba tumbado a su lado, fum#ndose un cigarrillo y apurando su "$is;y doble. (n el tocadiscos del salón sonaba mCsica ambiental. !unque se esforzaba por no arrugar la frente, estaba preocupada. (sa mañana, finalmente, su cuerpo $abía dic$o basta al arroz con lec$e envasado, aunque llevaba varias semanas acept#ndolo sin apenas vacilar. Kabía sido un gran consuelo saber que podía contar con aquello. La saciaba, y adem#s la señora Ait$ers, la dietista, $abía dic$o que lo enriquecían con vitaminas. Pero de repente, se lo sirvió y sus ojos lo vieron como un grupo de pequeños capullos. /apullos que contenían minCsculas criaturas vivas. esde que $abía empezado aquel asunto, $abía fingido que en realidad no le pasaba nada grave, que era una dolencia leve, como una erupción cut#nea' enseguida se le pasaría. !$ora tenía que enfrentarse a lo que fueraB no estaba segura de si debía decírselo a alguien. ! uncan ya se lo $abía contado, pero no le $abía servido de nadaB a @l le $abía parecido normal, y lo que m#s inquietaba a Marian era precisamente la idea de que no lo fuera. Por eso no se atrevía a cont#rselo a PeterB tal vez la considerara una especie de bic$o raro, o una neurótica. 3o le etrañaría que se replanteara el matrimonioB a lo mejor propondría que aplazaran la boda $asta que se le pasara. (lla en su lugar $abría reaccionado igual. 3o se imaginaba qu@ $aría cuando ya estuvieran casados y no pudiera ocult#rselo por m#s tiempo. HQ si comieran cosas distintas /uando estaba tom#ndose el caf@ contemplando contemplando el arroz con lec$e intacto, intacto, !insley !insley entró con su albornoz verde sucio. Vltimamente ya no canturreaba ni $acía puntoB se limitaba a leer un montón de libros, intentando, segCn sus propias palabras, eliminar el problema de raíz. !ntes de sentarse, dispuso sobre la mesa su levadura con $ierro, su germen de trigo, su zumo de naranja, su laante especial y sus cereales enriquecidos. N!insley Nle dijo MarianN, Hte parezco normal N3o es lo mismo norma que promedio Npuntualizó !insley crípticamenteN. 3ormal no lo es nadie. N!brió un libro y se puso a leer, subrayando algunas líneas con un l#piz rojo. e todos modos, !insley no le $abría servido de gran ayuda. Kacía un par de meses le $abría asegurado que todo eso estaba relacionado con su vida seual, una idea ridícula. & con alguna eperiencia traum#tica de la infancia, como encontrar un ciempi@s en la
ensalada, algo parecido a lo de Len con el pollitoB pero, al menos que ella supiera, en su pasado no $abía ocurrido nada parecido. 3unca le $abía $ec$o ascos a la comidaB la $abían educado para comer lo que le pusieran en el plato. 3i siquiera $abía tenido reparos con alimentos como olivas, esp#rragos o almejas, que segCn dicen $ay que aprender a apreciar. Pero Cltimamente !insley $abía $ablado bastante del be$aviorismo. (l be$aviorismo, afirmaba, permitía curar enfermedades como el alco$olismo y la $omoseualidad, siempre que los pacientes desearan realmente curarse' se les mostraban im#genes asociadas a sus dolencias e inmediatamente despu@s se les suministraba una sustancia que les interrumpía la respiración. NPor lo visto, no importa cu#l sea el desencadenante de un comportamiento determinado, sino que es el comportamiento en sí lo que se convierte en problema Nle $abía eplicado !insleyN. /laro que aCn quedan algunos obst#culos. 2i la causa est# muy enraizada, los pacientes se limitan a sustituir una adicción por otra, a pasar del alco$ol a la mari$uana, por ejemplo. & se suicidan. Q lo que yo necesito no es un remedio, sino una prevención. Porque aunque tenga cura, cu ra, si s i es que quiere curarse cu rarse Nprosiguió con desaliento des aliento N, siempre me recriminar# que le $aya causado el problema. Pero Marian sospec$aba que el be$aviorismo no funcionaría en su caso. He qu@ serviría, trat#ndose de una enfermedad tan pasiva 2i fuera una glotona sería distintoB pero no podían mostrarle im#genes de noOcomida y luego detener su respiración. 2e $abía dedicado a repasar mentalmente a las dem#s personas con las que podría $ablar del tema. Las vírgenes de la oficina se etrañarían muc$o y le pedirían que se lo contara todo con detalle, pero le parecía que no serían capaces de ofrecerle ningCn consejo consejo constructivo. !dem#s, si se lo eplicaba a una, las dem#s no tardarían en enterarse y en poco tiempo todos sus conocidos estarían al corrienteB y nunca se sabía, a lo mejor la noticia acabaría llegando a oídos de Peter. (l resto de sus amistades vivía en otras ciudades, en otros países, y eplicarlo por carta lo convertiría en algo demasiado irreversible. La señora de abajo... tendría que estar muy desesperada para confiarle algo así. 2ería como cont#rselo a la familiaB se $orrorizarían, pero no entenderían nada. ! todos les parecería de mal gusto que Marian tuviera algCn tipo de problema con lo que definirían como sus funciones naturales. ecidió ecidió visitar a /lara. Kabía muy poca esperanza
incurable, y la asoció mentalmente a comidas servidas en bandejasN. %C no te muevas. Le llevó un rato encontrarlo todo, pero al fin consiguió ponerlo en la bandeja Nel t@, el limón, unas galletas digestivas que descubrió en la cesta de la coladaN, la llevó al salón y la dejó en el suelo. Le pasó a /lara una taza por entre los barrotes. Nueno Ndijo /lara cuando Marian se sentó en la alfombra, para estar al mismo nivel que ellaN, Hcómo va todo 2eguro que estar#s muy ocupada, con los preparativos y eso. Mir#ndola allí sentada, con la niña mordi@ndole los botones de la blusa, Marian la envidió por primera vez en tres años. Lo que tuviera que pasarle a /lara, ya le $abía pasadoB ya se $abía convertido en lo que debía convertirse. 3o es que quisiera estar en el lugar de /laraB sólo deseaba saber en qu@ se estaba convirtiendo, qu@ dirección estaba tomando, para prepararse. Le daba miedo despertarse una mañana y constatar que ya $abía cambiado y que ni siquiera se $abía percatado de ello. N/lara Nle dijoN, HtC crees que soy normal NKacía muc$o tiempo que la conocía. 2u opinión le serviría de algo. /lara refleionó antes de responder. N2í, diría que eres normal Ndeclaró, quit#ndole a (laine el botón de la bocaN. /asi te diría que me pareces anormalmente normal, no s@ si me eplico. HPor qu@ lo preguntas Marian recuperó un poco la confianza en sí misma. (so era precisamente lo que ella misma $abría pensado. Pero si era tan normal, Ha qu@ se debía el cambio que $abía eperimentado N(s que Cltimamente me est# pasando algo NdijoN. 3o s@ qu@ $acer. NH:u@ es 3o, marranita, no, esto es de mam#. NKay alimentos que no puedo comer. (s una sensación $orrible. N3o estaba segura de si /lara le estaba prestando toda la atención que debía. N2i, ya te entiendo. ! mí siempre me $a pasado lo mismo con el $ígado. NPero es que son cosas que yo antes comía. 3o es que no me guste el sabor. (s toda la... NLe resultaba difícil eplicarlo. N2er#n los nervios por la boda Napuntó /laraN. !ntes ! ntes de casarme yo me pas@ una semana vomitando todas las mañanas. Q )oe tambi@n NañadióN. Qa Qa se te pasar#. HKay
algCn tema... seual que te preocupe Nle preguntó, con una delicadeza que, viniendo de /lara, a Marian le resultó ridícula. N3o, en realidad no, gracias. N!unque N!unq ue estaba segura de d e que la $ipótesis de /lara no eplicaba su problema, pr oblema, se sintió mejor. (l disco volvía a sonar. !brió los ojos. esde donde estaba, veía un portaaviones de pl#stico verde que flotaba en el círculo de luz del escritorio de Peter. !$ora @l tenía un nuevo pasatiempo' pasatiempo' montar maquetas de barcos. ecía que le relajaba. relajaba. (lla misma le $abía ayudado con aqu@l, ley@ndole las instrucciones en voz alta y pas#ndole las piezas. 2e volvió y le sonrió. Peter le devolvió la sonrisa y los ojos le brillaron en la oscuridad. NPeter, Hsoy normal Nle preguntó. Xl se rió y le dio una palmada en el trasero. Nas#ndome en mi limitada eperiencia, e periencia, diría que q ue eres maravillosamente normal, querida. Marian suspiró. 3o se refería a eso. NMe tomaría otra copa Ndijo Peter. (ra su manera de pedirle que se s e la sirviera. Le quitó el cenicero de la espalda. (lla se giró y se sentó en la cama, cogiendo la s#bana para enroll#rsela alrededor del cuerpoN. Q, ya que est#s a$í, dale la vuelta al disco. R:u@ buena eresS Marian lo $izo y se sintió desnuda en medio del salón, a pesar de la s#bana y de la persiana. 2e fue a la cocina y le sirvió la copa a Peter. %enía $ambre Nno $abía cenado gran cosaN, así que sacó de la caja el pastel que $abía comprado por la tarde al regresar de casa de /lara. (l día anterior $abía sido 2an Falentín, y Peter le $abía enviado una docena de rosas. (lla se $abía sentido culpable por no $aberle regalado nada, pero no $abía sabido qu@. (l pastel no podía considerarse un regalo de verdad, era sólo un detalle. %enía forma de corazón y una cobertura de azCcar rosa. 2eguramente estaba reseco, pero lo que importaba era la forma. 2acó dos platos, dos tenedores y dos servilletas de papel. ! continuación cortó el pastel. Le sorprendió descubrir que por dentro tambi@n era rosa. 2e llevó un pedazo a la boca y masticó despacio. 2intió una tetura esponjosa y granulada, como el estallido de miles de pulmones diminutos. diminutos. 2e estremeció, estremeció, lo escupió en la servilleta servilleta y tiró el contenido de su plato a la basura. 2e limpió la boca con la punta de la s#bana. Folvió al dormitorio con la copa co pa de Peter y el otro plato. N%e N%e traigo un poco de pastel Nanunció. !quello sería una prueba, no para Peter,
sino para sí misma. 2i Peter tampoco lograba com@rselo, entonces ella era normal. N:u@ amable eres. NLe cogió el plato y el vaso y los dejó en el suelo. NH3o vas a com@rtelo NPor un momento le pareció que tenía posibilidades. NM#s tarde Nle dijoN. M#s tarde. N(mpezó a quitarle la s#banaN. (st#s $elada, cariño. Fen, Fen, que te caliento. (n la boca de Peter percibió percibió el sabor del "$is;y y el tabaco. 2e tendió sobre @l y la s#bana los cubrió a los dos. (l olor a jabón, a limpio, tan familiar, la envolvió. (n sus oídos la mCsica ambiental sonaba sin s in cesar. Luego, Marian estaba boca abajo con el cenicero en equilibrio en la curva de la espaldaB esta vez tenía los ojos abiertos. Miraba a Peter mientras @l comía. N/on el ejercicio me $a entrado $ambre Nle dijo, sonriendo. 3o pareció notar nada raro en el pastel. 3i siquiera pestañeó.
24
e repente ya era el día de la despedida de soltero de Peter. Marian se $abía pasado la tarde en la peluquería. Peter le $abía sugerido que se cambiara el peinado. %ambi@n le $abía dado a entender que le gustaría que se comprara un vestido que no fuera tan EapagadoG, segCn lo describió, como los que ya tenía, y ella le $abía $ec$o caso. (ra un modelito rojo, corto y con lentejuelas. 3o se sentía muy cómoda con @l, pero la dependienta la animó. N%e N%e queda perfecto Nle $abía dic$o con entusiasmo. Kabían tenido que arregl#rselo un poco, así que $abía ido a recogerlo al salir de la peluquería, y a$ora lo llevaba en su caja rosa y plateada camino de casa por la calle resbaladiza, meciendo la cabeza como si fuera un malabarista $aciendo equilibrios con una fr#gil burbuja dorada. Incluso Incluso al aire frío del anoc$ecer, anoc$ecer, percibía percibía el olor dulzón y artificial artificial de la laca que el peluquero le $abía puesto para que no se le moviera ni un pelo, aunque ella le $abía pedido que no le pusiera demasiadaB claro que nunca $acen lo que les piden. %e tratan como si fueras un pastel' algo que $ay que adornar y rematar con cuidado. /omo Marian siempre se arreglaba el pelo en casa, le pidió a Lucy que le recomendara una peluquería, suponiendo que ella sí conocería alguna. %al vez $abía sido un error. Lucy tenía una cara y una figura que casi pedían a gritos lo artificial. (l esmalte de uñas, el maquillaje y los peinados sofisticados le quedaban como anillo al dedo, se integraban en ella a la perfección. 2in esa capa, sin duda resultaría como mutilada o desnuda. (n cambio, Marian siempre $abía considerado que en su cuerpo todos aquellos elementos sobraban, quedaban flotando en la superficie como pegotes o carteles. 3ada m#s entrar en el espacioso salón rosa Ntodo era rosa y malva, parecía increíble que aquella decoración de una feminidad tan frívola pudiera resultar al mismo tiempo tan funcionalN, se sintió tan pasiva como si ingresara en un $ospital para someterse a una operación. Kabía confirmado la cita con una joven de pelo malva que, pese a las pestañas artificiales ar tificiales y las uñas iridiscentes, mostraba un aspecto y una actitud de eficiencia m#s propios de una enfermera. enfermera. !cto !cto seguido la $abía dejado en manos del personal que se ocupaba del protocolo. La c$ica que le lavó la cabeza llevaba una bata rosa con cercos de sudor en las ailas. %enía las manos en@rgicas, muy profesionales. Marian $abía cerrado los ojos, ec$#ndose $acia atr#s en la silla mientras le enjabonaban el pelo, se lo frotaban y se lo aclaraban. 2e le ocurrió que sería bueno que anestesiaran a sus pacientes para dormirlos mientras los sometían a aquellos procedimientos necesariosB no le gustaba sentirse como un pedazo de carne, un mero objeto.
Luego la $abían atado a la silla Nbueno, no es que la ataran literalmente, pero tampoco tampoco podía levantarse ni salir corriendo corriendo al frío de la calle con el pelo mojado y aquella aquella toalla quirCrgica alrededor del cuelloN, y el m@dico se puso manos a la obra. ?n $ombre joven y fragante, con bata blanca, dedos largos y $#biles, y zapatos en punta. (lla se $abía quedado a$í sentada, tendi@ndole las uñas, fascinada por la figura cubierta con una toalla que estaba atrapada en el espejo con marco dorado, y por la $ilera de instrumentos relucientes y medicamentos embotellados que tenía delante. 3o veía lo que estaba $aciendo @l a sus espaldas. 2entía todo el cuerpo curiosamente paralizado. /uando al fin todas las $orquillas, los rulos y las pinzas estuvieron en su sitio y la cabeza $ubo adquirido el aspecto de un erizo mutante cubierto de etremidades peludas y redondas en vez de pCas, la condujeron a otro asiento debajo de un secador de pelo, que conectaron. Miró de reojo la fila de mujeres sentadas en unas sillas malva id@nticas a la suya, bajo unas m#quinas ronroneantes con forma de seta id@nticas a la suya. Lo Cnico que se veía era una $ilera de criaturas etrañas con piernas de distintas formas y manos que sostenían revistas y cabezas que eran cCpulas de metal. InertesB totalmente inertes. HLa estaban empujando $acia aquello HKacia ese conjunto de simples vegetales, de simples mecanismos ?n c$ampiñón el@ctrico. 2e convenció a sí misma de la necesidad de resistir, resistir, y cogió una revista de estrellas de cine de entre un montón que $abía en el revistero que tenía al lado. ?na mujer rubia con los pec$os enormes le $ablaba desde la contracubierta' ER/$icasS R! por el @itoS 2i de verdad quer@is conocer mundo, desarrollad vuestro busto...G ?na de las enfermeras declaró que ya tenía el pelo seco y la acompañó a la silla del doctor para que le quitaran los puntos. Le pareció incongruente que no se la llevaran en camilla. Pasó frente a la fila de las que aCn no estaban listas y que seguían fri@ndose lentamente, y al cabo de un instante le quitaron los rulos para cepillarla y peinarla. Luego el m@dico sonrió y levantó un espejo de mano de manera que ella pudiera verse por detr#s. Q se miró. !quel doctor $abía convertido su pelo, normalmente liso, en algo de forma peculiar, decorado con mec$ones rígidos, curvados, y le $abía dejado dos tirabuzones como colmillos que le descendían en espiral a ambos lados de la cara. N3o s@ Ndijo insegura, frunciendo el ceño ante el espejoN. /reo que es un u n poco poc o etremado para mí. N(n su opinión, parecía una c$ica de alterne. NPues deberías peinarte así m#s a menudo Naseguró @l con un entusiasmo italianizante, sin fisuras en su epresión arrobadaN. eberías probar cosas nuevas. 2er m#s atrevida, He$ N2e rió con picardía, mostrando un nCmero eagerado de dientes blancos y perfectos y dos piezas de oro. or o. (l aliento le olía a enjuague mentolado. Pens Pensóó en pedi pedirl rlee que le quita quitara ra algun algunoo de aque aquell llos os efect efectos os espe especia ciale les, s, pero pero finalmente se contuvo, en parte porque se sentía intimidada por el entorno lleno de aparatos tan especializados y su convicción como de dentista Ndebe saber lo que se $ace, es su trabajoN, pero en parte tambi@n porque sentía que se estaba encogiendo de $ombros mentalmente. espu@s de todo, ella $abía dado el primer paso, $abía cruzado la puerta
dorada por voluntad propia y @sa era la consecuencia, y era mejor aceptarla. E! Peter seguramente le gustar# NpensóN. ! fin de cuentas, $ace juego con el vestido.G !Cn algo mareada por los efluvios de la peluquería, $abía entrado en uno de los grandes almacenes de la zona con la intención de tomar un atajo y llegar antes al metro. Kabía pasado deprisa por la sección de menaje del $ogar y electrodom@sticos, dejando atr#s los anaqueles llenos de sartenes y cacerolas, y las aspiradoras y las lavadoras de muestra. %odo ello le recordó la fiesta sorpresa que las c$icas de la oficina le $abían organizado el día anterior, el Cltimo en que iba a trabajar, y que $abía implicado la entrega de trapos de cocina, cuc$arones, delantales con volantitos y consejos, como las varias cartas que su madre, inquieta, le $abía ido enviando Cltimamente, inst#ndola a escoger modelos Nde vajilla, de cristalería y de cuberteríaN, porque la gente quería saber qu@ comprarle de regalo de bodas. Kabía ido a varias tiendas tiendas para $acer la selección, selección, pero $asta el momento no se $abía visto capaz de decidir nada. Q al día siguiente ya cogía el autobCs para volver a casa. aba igual, ya se ocuparía de eso m#s adelante. >odeó un epositor lleno de flores de pl#stico y avanzó por lo que parecía ser un pasillo central que conducía a alguna parte. elante de ella, un $ombre bajito y de movimientos sincopados, subido a un pedestal, $acía la demostración de un rallador que incorporaba incorporaba un accesorio accesorio para eliminar eliminar el corazón de las manzanas. >allaba y elogiaba las virtudes del producto simult#neamente, sin parar, levantando a$ora un montón de zana$oria rallada, a$ora una manzana con un agujero limpiamente abierto en el centro. ?n grupo de mujeres cargadas con bolsas de la compra lo observaban en silencio, con incredulidad y escepticismo escepticismo.. ! la luz implacable implacable de aquel sótano, sótano, los abrigos abrigos gruesos y las botas se veían sin brillo. Marian se detuvo un momento en la parte m#s eterna del corrillo. (l $ombrecillo cortó un r#bano en forma de rosa empleando empleando otro accesorio. accesorio. Farias Farias mujeres se volvieron volvieron y eaminaron a Marian con desconfianza, como evalu#ndola. 3o era posible interesarse por un rallador con un peinado como aqu@l. H/u#nto se tardaba en adquirir ese aire dom@stico de clase mediaObaja, la piel ajada, como de abrigo roñoso, de ropa desgastada a la altura de los puños y alrededor de los botones, de cuero rozado de bolsoB el rictus casi imperceptible, los ojos inquisidoresB y, sobre todo, ese color invisible que m#s parecía un olor, un olor a forro de tapicería mo$osa y linóleo gastado que en ese sótano les confería m#s autenticidad que a ella !l menos, los futuros ingresos de Peter descartaban la posibilidad de los ralladores. !quellas miradas la $acían sentir como una simple aficionada. (l $ombre empezó a reducir una patata a su mínima epresión. Marian perdió el inter@s y prosiguió su busca de la señal amarilla del metro. !l abrir la puerta, oyó un rumor de voces femeninas. 2e quitó las botas, las dejó en el vestíbulo, sobre los papeles de periódico dispuestos para tal fin. (n el mismo sitio ya $abía otros pares, muc$os de ellos con suelas gruesas y ribetes de piel en la parte superior. !l cruzar la puerta de la salita, captó retazos de vestidos, sombreros y collares. La señora de abajo $abía organizado una meriendaB debían de ser las Kijas del Imperio, o tal vez la ?nión de Mujeres /ristianas por la !bstinencia. La niña, con un vestido de terciopelo
marrón con cuello de encaje, estaba sirviendo los pasteles. Marian subió la escalera tan discretamente como pudo. Por algCn motivo, aCn no le $abía comunicado a la señora de abajo la intención de dejar el apartamento. ebería $aberlo $ec$o $acía semanas. %al vez por culpa de aquel retraso tendría que pagar un mes m#s por no $aber avisado con suficiente antelación. ! lo mejor !insley estaba interesada en conservarlo y compartirlo con alguna otra c$ica, aunque lo dudaba. !l cabo de irnos pocos meses, ya sería imposible. /uando llegó al segundo tramo de la escalera, oyó que !insley estaba $ablando con alguien en el salón. 3unca la $abía oído $acerlo en aquel tono tan duro, tan airado, tan insistente. !insley no solía perder los estribos. Kabía otra voz que la interrumpía, que respondía. (ra la de Leonard 2lan;. E&$, noG, pensó Marian. Por lo visto se $allaban en plena discusión. Q ella no quería verse implicada bajo ningCn concepto. Intentó entrar en su $abitación sin que lo advirtieran y cerrar la puerta, pero !insley debió de oírle subir la escalera, porque asomó la cabeza bruscamente bruscamente por la puerta del salón, seguida de su gran mata de pelo rojo, suelto, suelto, y del resto del cuerpo. (staba descompuesta y se notaba que $abía llorado. NRMarianS Neclamó, a medio camino entre la sCplica y la ordenN. %ienes que entrar y $ablar con Len. RKaz que entre en razónS Me encanta tu peinado Nañadió de pasada. Marian la siguió al salón, sinti@ndose como uno de esos juguetes de madera con ruedas que se arrastran con un cordel, pero no sabía qu@ argumentos, morales o de cualquier otro tipo, podía esgrimir para negarse. Len se encontraba de pie en el centro de la sala, y parecía aCn m#s alterado que !insley. Marian se sentó sin quitarse el abrigo, que debía $acer las veces de amortiguador de impactos. impactos. Los dos se quedaron mir#ndola mir#ndola en silencio, silencio, con una epresión epresión mezcla de enfado y sCplica. NRios míoS Ncasi gritó Len de prontoN. Respu@s de todo lo que $a pasado, a$ora quiere que me case con ellaS NHPero a ti qu@ te pasa 3o querr#s tener un $ijo $omoseual, Hno Natacó !insley. NR2er# posibleS pos ibleS Qo Qo no quiero tener un $ijo de ninguna manera. Qo Qo no lo quería, lo $iciste tC sólita, deberías abortar, tiene que $aber alguna pastilla que... NPero Hqu@ est#s diciendo 3o seas ridículo, por supuesto que q ue voy vo y a tenerloB pero per o debería vivir en las mejores condiciones, y es responsabilidad tuya proporcionarle un padre. ?na imagen paterna.
!$ora !insley intentaba $ablarle en un tono algo m#s sereno y frío. Len caminaba de un lado para otro de la sala. NH/u#nto cuestan Qo te compro uno. Lo que quieras. Pero no pienso casarme contigo, que no. Q no me cargues con esa responsabilidad, yo no soy responsable. %C sólita lo organizaste todo. Me animaste a que me emborrac$ara deliberadamente, me sedujiste, casi me obligaste a... NPues yo no recuerdo que ocurriera eactamente así'Ninterrumpió !insleyN. Q estaba en un estado que me permite recordar bastante m#s que a ti. (n cualquier caso, no importa Nprosiguió $aciendo gala de una lógica implacableN. %C creías que me estabas seduciendo a mí. Q, Q, en el fondo, eso es o tambi@n cuenta, Hno %us motivos. 2upongamos que en realidad realidad me $ubieras $ubieras seducido y que yo me $ubiera quedado embarazada sin querer. querer. H:u@ $arías entonces (n ese caso no cabe duda de que sí serías responsable, Hno !sí pues, es tu responsabilidad. Len se esforzó cuanto pudo por controlar la epresión de su rostro. 2u sonrisa era la parodia an@mica de un cínico sarcasmo. N(res como todas, una sofista Ndijo, incapaz de contener la rabia de su vozN. (st#s retorciendo la verdad a tu antojo. /entr@monos en los $ec$os, Hde acuerdo, guapa La verdad es que yo no te seduje, que yo estaba... N(so no importa Ninsistió !insley, !insley, elevando la vozN. %C creías que estabas... NRPor el amor de iosS 2@ un poco m#s realista Ngritó Leonard. Leonard . Marian $abía permanecido sentada en silencio, mirando alternativamente a uno y otro, pensando en lo peculiar de su comportamiento, en lo fuera de control que estaban. NH&s importaría bajar el tono Nles pidió al finN. La señora de abajo podría oíros. N:ue le den por culo a la señora de abajo Nreplicó Len. !quella Cltima sugerencia les pareció tan blasfema y a la vez tan ridícula que !insley y Marian estallaron a la vez en carcajadas, entre $orrorizadas y encantadas. Len las miró. !qu@l era el escarnio final, el colmo de su insolencia femenina' despu@s de $acerle pasar por todo aquello, a$ora se reían de @l. !garró el abrigo que estaba doblado sobre el respaldo del sof# y se encaminó a la escalera. NR&s pod@is ir a la mierda, tC y tu culto a la fertilidadS Ngritó antes de empezar a bajar. !ins !insley ley,, vien viendo do peli peligr grar ar su imag imagen en pater paterna, na, recom recompu puso so su ep epre resi sión ón $asta $asta
convertirla en un gesto de sCplica y salió corriendo tras @l. NLen, vuelve y $ablemos sin alteramos Nle imploró. Marian los siguió $asta abajo, impulsada no tanto por la idea de $acer algo concreto o serles de ayuda como por un oscuro instinto gregario, como de rebaño. 2i todos se tiraban por un precipicio, Hpor qu@ no iba a $acerlo ella tambi@n La $uida de Len se vio entorpecida por la rueca del rellano. 2e quedó un momento enganc$ado en ella, tiró para zafarse y empezó a maldecir. /uando al fin se disponía a bajar el segundo tramo, !insley lo interceptó y le agarró de la manga, y todas las señoras de abajo, tan pendientes de cualquier señal de perversión como las arañas de las vibraciones de su tela, salieron revoloteando de la salita y miraron en dirección a la escalera con satisfec$a epresión epresión de alarma. alarma. La niña se encontraba entre entre ellas, aCn con una bandeja de pasteles pasteles en la mano, con la boca entreabierta y los ojos como platos. La señora de abajo, vestida de seda negra y envuelta en perlas, lo observaba todo desde un digno segundo plano. Len miró primero atr#s, por encima del $ombro, y luego adelante, $acia el final de la escalera. La retirada era imposible. (staba acorralado. 3o le quedaba m#s remedio que seguir avanzando con valentía. Q para colmo de males, tenía pCblico. Los ojos le daban vueltas, como los de un spaniel enloquecido. NHPor qu@ no os vais a la mierda R2ois unas putas, unas aut@nticas zorrasS R!la mierdaS R2i es que todas sois igualesS Ngritó con una entonación que a Marian le pareció de lo m#s aceptable. 2e zafó de la mano de !insley que lo agarraba. NR3o me atrapar#s, no lo permitir@S Ngritó, iniciando el descenso, con el abrigo flotando a sus espaldas. (llo provocó que las señoras se dispersaran en una estampida de estampados de tarde y flore@ de terciopelo, antes de que Len alcanzara la puerta de entrada. 2alió a la calle y cerró de un portazo. (n la pared, los antepasados amarillentos temblaron en sus marcos. !insley !insley y Marian subieron subieron a su apartamento apartamento con el parloteo indignado indignado de fondo de las señoras. La voz de la casera destacaba entre las dem#s, tranquilizadora y pausada. N(s evidente que ese joven $a bebido demasiado. Nueno Ndijo !insley con voz tajante y pr#ctica cuando volvieron al salónN, supongo que ya est#. Marian no sabía si se refería a Leonard o a la señora de abajo. NHQa NHQa est# qu@ Nle preguntó.
!insley se retiró el pelo de la cara y se alisó la blusa. N2upongo que no volver# m#s por p or aquí. Q mejor, la verdad. 3o creo cr eo que sea capaz de ofrecer una buena imagen paterna. %endr@ que buscarme a otro y listo. N2í, supongo que sí Nadmitió Marian vagamente. !insley !insley entró en su dormitorio dormitorio con paso decidido y cerró la puerta. puerta. (l caso parecía cerrado. (ra como si ya tuviera decidido otro plan de acción, aunque a Marian no le apetecía pensar en qu@ podía consistir. !dem#s, pensar no iba a servirle de nada. uera lo que fuere, ella no podría $acer nada para impedirlo.
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(ntró en la cocina y se quitó el abrigo. 2e tomó las vitaminas, y al $acerlo se acordó de que no $abía comido nada en todo el día. ebía meterse algo en el estómago. !brió el frigorífico para ver si $abía algo comestible. (l compartimiento del congelador estaba tan recubierto de $ielo que la puerta ya no cerraba. (n el interior $abía dos cubiteras y tres paquetes de cartón de aspecto dudoso. Los estantes de la nevera estaban llenísimos' tarros, platos con cuencos invertidos encima, alimentos envueltos en papel encerado y bolsas de papel marrón. Los de m#s atr#s llevaban m#s tiempo del que lograba record recordar ar.. !lgu !lgunos nos empe empezab zaban an a oler oler mal mal de form formaa pate patent nte. e. Lo Cn Cnic icoo que despe despert rtóó mínimamente mínimamente su inter@s fue un trozo de queso amarillo. Lo sacó del estante estante y observó que una fina capa verde recubría el lado que quedaba debajo. Folvió a dejarlo en el mismo sitio y cerró la puerta. ecidió que, de todos modos, no tenía $ambre. NMejor me tomo un t@ Nse dijo. uscó en el armario de las tazas. (staba vacío. (so implicaba implicaba que todas estaban sucias sucias y que tendría que lavar una. 2e acercó al fregadero y miró el interior. (staba $asta los topes de cac$arros sucios. Montañas de platos, vasos medio llenos de un agua con aspecto org#nico, cuencos con vestigios de sustancias que $abían dejado de ser reconocibles. (ncontró un cazo en el que $abían preparado unos macarrones con quesoB la superficie interior estaba salpicada de un mo$o azulado. !l fondo, un plato de postre, de cristal, cubierto de agua, al fondo de una olla, y revestido de una película gris que reco record rdab abaa las las alga algass de los los lago lagos. s. !$ !$íí tamb tambi@ i@nn esta estaba bann las las taza tazas, s, toda todass las las taza tazas, s, amontonadas unas sobre otras, manc$adas de t@ y caf@ y con cercos de lec$e reseca. Incluso la porcelana blanca del fregadero se $abía revestido de una piel marrón. 3o quería tocar nada, por miedo a descubrir lo que se agazapaba fuera del alcance de la vista. :ui@n sabía qu@ otros botulismos podían estar proliferando a$í abajo. N:u@ asco Ndijo. (perimentó la imperiosa necesidad de $acer una limpieza a fondo, de abrir los grifos al m#imo y rociarlo todo con detergente líquido. Kasta una mano se le movió $acia delante. Pero al final se detuvo. %al vez el mo$o tenía tanto derec$o a eistir como ella. La idea no contribuyó a tranquilizarla. 2e refugió en su $abitación. (ra demasiado pronto para empezar a prepararse para la fiesta, fiesta, pero no se le ocurría qu@ otra cosa $acer para matar el tiempo. 2acó el vestido de la caja y lo colgó. 2e puso la bata y empezó a buscar los artículos de aseo. Iba a descender a territorio enemigo, y tal vez tuviera que superar un encuentro con la señora de abajo. ueno, pensó, me limitar@ a negar cualquier cualquier relación con lo sucedido y dejar@ que !insley !insley cargue con las consecuencias.
Mientras se iba llenando la bañera, se cepilló los dientes, eamin#ndoselos en el espejo para asegurarse de que no tenía ningCn resto de comida, un $#bito tan arraigado que lo practicaba incluso cuando no $abía tomado nada. Pensó en que era curioso el tiempo que se pasaba con un cepillo en la mano y la boca llena de espuma, mir#ndose la garganta. escubrió que le $abía salido un granito junto a una ceja. (so es porque no estoy comiendo como es debido, pensóB mi metabolismo, o mi equilibrio químico, o lo que sea, est# alterado. Mientras observaba el granito, le pareció que iba cambiando ligerísimamente de posición. %enía que ir al oculista, empezaba a ver borroso. 2ería astigmatismo, se dijo mientras escupía en el lavabo. 2e quitó el anillo de compromiso y lo dejó en la jabonera. Le quedaba un poco grandeNPeter le $abía dic$o que tenían que llevarlo para que se lo arreglaran a su medida, aunque /lara le $abía aconsejado que no lo $iciera, que era mejor que se dejara así, porque los dedos se iban ensanc$ando con los años, y m#s durante los embarazosN, y Cltimamente tenía miedo de verlo desaparecer por el desagJe. Peter se $abría puesto furiosoB furiosoB le gustaba muc$o. 2e metió en la bañera, por encima del lado demasiado alto, pasado de moda, y se sumergió en el agua tibia. (mpezó a enjabonarse. (l agua la sosegaba, la relajaba. isponía de muc$o tiempo. Podía permitirse el lujo de sucumbir a la tentación de ec$arse $acia atr#s, con el pelo cuidadosamente dispuesto sobre el borde de la bañera para mayor seguridad, y flotar sintiendo que el agua le acariciaba suavemente el cuerpo casi sumergido. esde su posición elevada, veía sin obst#culos las paredes blancas y cóncavas que la rodeaban y el agua casi transparente. 2u cuerpo formaba islotes, se etendía en una serie de curvas y recovecos $acia la península lejana de las piernas y los riscos de los dedos de los pies. M#s all#, una rejilla para el jabón y la grifería. Kabía dos llaves, una para el agua fría y otra para la caliente. Las dos tenían una base en forma for ma de bulbo, y en medio $abía otra, con un grifo por el que salía el agua. 2e fijó f ijó m#sB en cada uno de los tres globos plateados descubrió una forma rosada que se etendía curiosamente. 2e adelantó, creando un mar de olas, para ver qu@ era aquello. %ardó un poco en recon reconoce ocerr, en aquel aquella lass forma formass prot protub ubera erant ntes es y dist distor orsi siona onada das, s, su propi propioo cuerp cuerpoo empapado. 2e movió, y las tres im#genes la imitaron. 3o eran del todo id@nticas. Las dos de los etremos estaban algo ladeadas $acia la del centro. (ra muy curioso ver tres reflejos de una misma a la vez, pensóB se inclinó adelante y atr#s para comprobar cómo se ensanc$aban o estrec$aban las distintas partes de su cuerpo plateado y brillante. /asi se $abía olvidado de que en teoría se estaba bañando. !largó una mano $acia los grifos y la vio crecer. 2e oyeron unos pasos fuera. 2ería mejor que se apresurara. 2eguro que era la señora de abajo que quería entrar. (mpezó a aclararse los restos de jabón. ajó la vista y cobró conciencia conciencia del agua, que estaba cubierta cubierta de una película película m#s densa y turbia formada formada por la suciedad y la espuma, y del cuerpo sentado en ella, que de algCn modo ya no era el suyo.
e repente tuvo miedo de estar disolvi@ndose, de estar des$aci@ndose en capas, como un trozo de cartón en el c$arco de una alcantarilla. :uitó el tapón al momento y salió de la bañera. 2e sintió m#s segura en la playa seca de aquel suelo embaldosado y frío. Folvió a ponerse el anillo de compromiso y por un momento lo consideró un talism#n protector que la ayudaría a mantenerse íntegra. Pese a ello, el p#nico la acompañó mientras subía las escaleras. 3o se veía capaz de enfrentarse a la fiesta, a la genteB los amigos de Peter eran simp#ticos, pero apenas la conocían, y tuvo miedo de que cuando la observaran con sus ojos desconcertados, ella perdiera su forma, se esparciera, no fuera f uera capaz de contenerse contene rse m#s, empezara Neso sería lo peorN a $ablar muc$o, a cont#rselo a todo el mundo, a llorar. /ontempló con desolación el festivo vestido rojo que colgaba en el armario. H:u@ puedo $acer 2e sentó en la cama. Permaneció un rato mordisqueando el etremo del cinturón del albornoz, sumida en una tristeza imprecisa y persistente que de pronto le parecía que llevaba muc$o tiempo tapon#ndole la mente, tanto que ya no se acordaba. /on aquel peso que la aplastaba, era muy improbable que consiguiera levantarse de la cama. H:u@ $ora ser#, se dijo. %engo que prepararme. Las dos muñecas que al final no $abía llegado llegado a tirar la vigilaban desde el tocador. tocador. Mientras les devolvía la mirada, sus caras se difuminaban y enseguida retomaban su forma, ligeramente mal@volas. Le irritaba que siguieran allí sentadas, impasibles, a ambos lados del espejo, limit#ndose a contemplarla sin ofrecer ningCn consejo. 2in embargo, a$ora que estudiaba estudiaba sus rostros con mayor detenimiento, detenimiento, descubría que era sólo la m#s oscura, la que tenía capas despintadas, la que la miraba. ! lo mejor la rubia ni la veía, y aquellos ojos redondos y azules insertados en el rostro de goma la atravesaban sin percatarse de ella. 2ustituyó el cinturón del albornoz por un dedo y empezó a mordisquearse la uña. & a lo mejor era un juego, un acuerdo al que $abían llegado. 2e vio en el espejo un instante, entre las dos, como si estuviera dentro de ellas, dentro de las dos a la vez, y mirara $acia el ete eteri rior or'' ella ella mism mismaa era era una una form formaa vaga vaga y $C $Cme meda da meti metida da en un albo alborn rnoz oz,, algo algo desenfocada, desenfocada, y los ojos de la rubia se fijaban en el peinado nuevo, en las uñas mordidas, y los de la morena llegaban m#s $ondo, a algo que no alcanzaba a distinguir, y las dos im#genes solapadas se separaban cada vez m#s. (l centro, fuera lo que fuere lo que $abía en el espejo, lo que las mantenía unidas, pronto quedaría vacío. /on la fuerza de sus visiones separadas, intentaban desgarrarla. 3o podía quedarse m#s tiempo allí. 2e levantó de la cama y salió al recibidor, donde se descubrió descolgando el tel@fono y marcando un nCmero. 2onaron varios tonos de llamada y alguien contestó. /ontuvo el aliento. NH2í Nrespondió una voz mal$umorada. NHuncan Ndijo ella en tono dubitativoN. 2oy yo.
N!$. N2e $izo un silencio. Nuncan, Hpuedes venir esta es ta noc$e a una fiesta (s en casa de Peter. Qa Qa s@ que es muy tarde para invitarte, pero... N(s que, en teoría, esta noc$e vamos a una fiesta de sesudos licenciados en ilología inglesa NobjetóN. %oda la familia. Nueno, entonces a lo mejor podrías pasarte luego. Q si les apetece, que vengan ellos tambi@n. N3o s@... NPor favor, uncan, es que no conozco a nadie, y necesito que vengas Ninsistió con una intensidad que no le era propia. N3o, no lo necesitas Nreplicó @lN. Pero a lo mejor nos acercamos. (l otro plan suena bastante aburrido, se pasan $oras $ablando sobre sus e#menes orales, y a lo mejor resulta interesante ver con qui@n vas a casarte. N&$, gracias Neclamó ella antes de darle la dirección. /uando colgó, se sentía muc$o mejor. !sí que aqu@lla era la soluciónB asegurarse de que en la fiesta $ubiera $ubiera gente que la conociera de verdad. !quello !quello mantendría mantendría las cosas en su sitio y le permitiría sobrellevar... s obrellevar... Marcó otro nCmero. 2e pasó media $ora al tel@fonoB logró contactar con un nCmero suficiente de personas. 2i conseguían niñera, niñer a, /lara y )oe irían, y con ellos e llos ya serían cinco, contando a los otros tres. M#s las tres vírgenes de la oficina. %ras sus dudas iniciales, causadas, suponía, por la poca antelación con que las $abía avisado, las convenció del todo cuando les comentó que no las $abía invitado antes porque creía que iba a ser principalmente una reunión de gente casada, pero que al final resultaba que tambi@n irían algunos solteros sin novia, así que les pedía por favor que asistieran ellas tambi@n. Los solteros se aburrían como ostras en las fiestas de casados, $abía añadido. añadido. /on ellas ya tenía oc$o. Q al final se lo $abía pedido a !insley Nle convenía salirN, quien, para su sorpresa, $abía aceptadoB no era el tipo de fiesta que le gustara. !unque consideró la idea de propon@rselo a Leonard 2lan;, al final Marian decidió que no sería sensato. !$ora que se sentía m#s serena, podía empezar a vestirse. 2e embutió en la faja que se $abía comprado para pon@rsela bajo el vestido, constatando que en realidad no $abía perdido muc$o pesoB Cltimamente $abía comido bastante pasta. 3o $abía sido su intención compr#rsela, compr#rsela, pero la dependienta que le $abía vendido el vestido, y que iba encorsetada de arriba abajo, abajo, le $abía mostrado un modelo adecuado, adecuado, con forro de sat@n y una cinta de raso en la parte delantera. E%C est#s delgadísima, delgadísima, claro, y la verdad es que no la necesitas, pero
este vestido es muy entallado, y supongo que no querr#s que se note que no llevas, HnoG Q $abía arqueado sus cejas angulosas. (n aquel momento le pareció que era m#s bien una cuestión de moral. E3o, claro que no Nle $abía respondido Marian al instanteN, me la llevo.G /uando se $ubo metido en el vestido, advirtió que no llegaba a la cremallera. Llamó a la puerta de !insley. NHMe subes la cremallera, por favor Nle preguntó. !insley estaba en ropa interior. Kabía empezado a maquillarse, pero de momento sólo uno de los ojos $abía adquirido su raya negra y las cejas aCn no estaban delineadas, por lo que su epresión resultaba desequilibrada. /uando le $ubo subido la cremallera y prendido el corc$ete de arriba, retrocedió retro cedió unos pasos y la eaminó con detenimiento. N(l vestido est# muy bien Nle dijoNB pero Hqu@ vas a llevar con @l NH/on @l N2í, es muy espectacular. Pero necesitar#s unos buenos pendientes o algo que combine. H:u@ tienes por a$í NPues... no s@ Ndijo Marian. (ntró en su $abitación y se trajo el joyero que contenía la bisutería que le $abía ido regalando su familia. (ran b#sicamente variaciones sobre un mismo tema de perlas de imitación y conc$as engarzadas y flores de vidrio y metal y animalitos. !insley los fue descartando. N3o Ndeclaró con aplomo de epertaN. 3o sirven. Pero yo tengo un par que te ir# bien. %ras %ras una bCsqueda que implicó implicó revolver muc$o dentro de los cajones y levantar levantar un buen nCmero nC mero de objetos del escritorio, encontró encon tró un par de pendientes largos y aparatosos y se los puso en las orejas. N!sí est# mejor NdeclaróN. !$ora, sonríe. Marian la obedeció tímidamente. !insley asintió en silencio. N(l pelo est# bien, pero sería mejor que me dejaras maquillarte. ! ti no te sale muy bien. %e pintarías poquísimo, como siempre, y al final parecerías una niña que se $a disfrazado con la ropa de su madre.
!rrastró a Marian $asta una silla, de la que colgaban piezas de ropa en distintas fases de uso, y le cubrió los $ombros con una toalla. NPrimero te pintar@ las uñas, para que se te vayan secando. Faya, parece que Cltimamente te las $as estado mordiendo. /uando las tuvo pintadas, de un color marfil brillante, y Marian ya estaba con las manos etendidas, aleteando, !insley empezó a dedicarse a la cara, usando cosm@ticos y utensilios que sacaba del montón de productos de belleza que ocupaban toda la superficie del tocador. urante la sesión, mientras sometía su piel, sus ojos y sus cejas a los m#s etraños procesos, Marian permaneció sentada, pasiva, maravillada ante la eficacia profesional con la que !insley manipulaba manipulaba sus rasgos. Le recordaba a esas madres entre las bambalinas de las funciones de teatro escolares, maquillando a sus preciosas $ijitas. 2ólo tuvo un pensamiento fugaz destinado a los g@rmenes. !l final, !insley cogió un pincel de labios y le aplicó varias capas de brillo. NQa NQa est# Nanunció, tendi@ndole un espejo de mano a Marian para que se vieraN. Muc$o mejor, pero ten cuidado $asta que se te seque el rímel. Marian se miró esos ojos de egipcia, perfilados y muy sombreados, que pertenecían a una completa desconocida. Kasta le daba miedo parpadear, porque no sabía si, con el esfuerzo, aquella cara se le cuartearía y se le caería a trozos. N9racias Nle dijo sin demasiada convicción. N!$ora sonríe. Marian obedeció. !insley frunció el ceño. N3o, así no. %ienes que ser un poco m#s convincente. ?n poco m#s de caída de p#rpados. Marian se sentía incómoda, insegura. (perimentaba, se miraba en el espejo, intentaba descubrir qu@ grupo de mCsculos se encargaba de producir los efectos deseados, y justo cuando logró entornar e ntornar los p#rpados en la medida eacta, con co n epresión sugerente, sugere nte, oyó unos pasos que subían la escalera. (n ese preciso instante vio a la señora de abajo aparecer aparecer en la puerta, con la respiración entrecortada. Marian se quitó la toalla de los $ombros y se levantó. !$ora que $abía entrecerrado los ojos, no podía volver a levantar las pestañas inmediatamente, devolverlas a su #ngulo normal de apertura. /on semejante atuendo, no le sería posible comportarse con la
educación epeditiva que la situación eigía. La señora de abajo contuvo un gritito de sorpresa cuando se encontró con la nueva imagen de Marian Nlos brazos desnudos, el vestido escueto y el artificioso maquillajeN, pero en realidad r ealidad el blanco de sus iras era !insley, que estaba de pie, descalza d escalza y en bragas, con un ojo maquillado y la melena roja y suelta sobre los $ombros. N2eñorita %e"ce Nempezó la señora de abajo. %odavía llevaba puesto el vestido de la merienda y el collar de perlas' iba a intentar $acer una intervención dignaN. !ntes de $abl $ablar ar con con uste usted, d, $e pref prefer erid idoo espe espera rarr a calm calmar arme me del del todo todo.. 3o qu quie iero ro pala palabr bras as malsonantes, siempre $e $uido de las escenas y de las situaciones desagradables, pero siento comunicarle que tendr# usted que marc$arse. N3o estaba en absoluto calmadaB le temblaba temblaba la voz. Marian se fijó en que con una mano apretaba apretaba un pañuelo pañuelo de encajeN. encajeN. Lo de la bebida nunca me $a gustadoB s@ que todas esas botellas vacías eran suyas, estoy segura de que la señorita Mac!lpin no bebe, al menos no en eceso. NLos ojos se le fueron una vez m#s al vestido de MarianB parecía que su fe empezaba a flaquear, pero no rectificó el comentarioN. 2in embargo, $abía sido usted bastante discreta en lo referente al alco$ol que metía en esta casaB y de la suciedad y el desorden no podía decir nada, soy una persona tolerante, y por lo que a mí respecta lo que $aga cada uno en su casa siempre $a sido asunto suyo. %ambi@ %ambi@nn $ice la vista gorda cuando aquel joven pasó aquí la noc$e... noc$e... Lo s@ perfectamente, no intente engañarme. R2i $asta salí temprano a la mañana siguiente para evitar evitar una situación situación embarazosaS embarazosaS Por suerte mi $ija no se enteró. Pero $acerlo tan pCblico, pCblico, sacar a la luz del día a sus amigos, a esos borrac$os e indecentes, cuando la gente puede verlos... y es un p@simo ejemplo para la niña... !insley la miraba fijamente. (l ojo maquillado lanzó un destello. Nueno Nreplicó la joven en tono igualmente acusador, ec$#ndose el pelo $acia atr#s y separando un poco m#s lo pies desnudosN, siempre $e sospec$ado que era usted una $ipócrita $ipócrita y a$ora no me cabe la menor duda de ello. (s usted una burguesa impostora, impostora, no tiene convicciones ni nada que se le parezca. Lo Cnico que le preocupa es el qu@ dir#n' su preciada reputación. Pues a mí ese comportamiento me parece inmoral. :uiero que sepa que adem#s estoy esperando un $ijo, y que por nada del mundo accedería a educarlo bajo este tec$o' usted le enseñaría enseñaría a ser una persona falsa. ?sted sería el mal ejemplo para @l, y d@jeme decirle que es usted, con diferencia, la fuerza m#s anticreadora de vida que $e conocido jam#s. (star@ encantada de irme de aquí, y cuanto antes mejorB no quiero que ejerza sobre mi $ijo ninguna influencia prenatal negativa. La señora de abajo estaba muy p#lida. N&$ Neclamó d@bilmente, agarrando las perlas del collarN. ?n $ijo, o$, o$, o$. Nio media vuelta, emitiendo unos grititos de indignación y desconcierto, y bajó la escalera a toda prisa. N2upongo que a$ora tendr#s tendr #s que irte Ndijo Marian. (lla se sentía a salvo, ajena a la nueva complicación. e todos modos pensaba marc$arse al día siguiente. Q a$ora que
finalmente la señora de abajo $abía forzado una confrontación, no entendía cómo era posible que en algCn momento se $ubiera sentido intimidada por ella. Kabía sido muy mu y f#cil derrotarla. N2í, claro clar o Nrespondió !insley con calma, antes de sentarse y empezar a pintarse el otro ojo. 2onó el timbre de abajo. N(se debe de ser s er Peter. P eter. R:u@ prontoS N3o tenía ni idea de lo tarde que eraN. 2e 2e supone que $e de acompañarle para ayudarle a preparar las cosas. Me encantaría que vinieras con nosotros, pero creo que no podemos esperar tanto. N3o importa Ndijo !insley, !insley, traz#ndose una ceja larga y pronunciada pr onunciada en la frente, fren te, en el lugar en que debería $aber estado la suyaN. Qa me pasar@ m#s tarde. e todos modos tengo varias cosas que $acer. Q si $ace demasiado frío para el beb@, siempre puedo coger un tai. 3o queda tan lejos. Marian entró en la cocina, donde $abía dejado el abrigo. ebería $aber comido algo, se dijo, es malo beber con el estómago vacío. Qa oía a Peter subir la escalera. 2e tomó otra pastilla de vitaminas. (ran marrones, ovaladas y puntiagudas, como semillas de c#psula dura. ! saber qu@ meter#n en estas pastillas, se preguntó mientras tragaba.
26
Peter abrió la puerta de cristal con la llave y la sujetó con la cadena para que los invitados la encontraran abierta. (ntraron en el amplio vestíbulo embaldosado y lo cruzaron juntos en dirección a la escalera. (l ascensor as censor seguía sin funcionar, f uncionar, aunque Peter aseguraba que a finales de la semana siguiente ya lo pondrían en marc$a. Lo que sí funcionaba era el montacargas de servicio, pero los trabajadores lo cerraban con llave. (l edificio estaba casi terminado. /ada vez que iba, Marian reparaba en algCn detalle nuevo. 9radualmente, aquel desorden de materiales a la vista, tuberías, planc$as desnudas y bloques de cemento $abía ido desapareciendo y se $abía convertido, gracias a un proceso invisible de digestión y asimilación, en aquella piel reluciente que revestía el espacio por el que avanzaban. avanzaban. Kabían pintado las paredes y las filas de pilares de refuerzo de un rosa anaranjado. Qa $abían instalado las luces, que a$ora brillaban con frialdad implacable, porque Peter las $abía encendido todas para la fiesta. Los espejos que recubrían los pilares eran nuevos, y $acían m#s grande el vestíbulo, bastante m#s de lo que era en realidad. Pero las alfombras, los muebles
irritación contenida que afloró entre sus cejas. NH!$, sí ueno, cuantos m#s mejor. !unque espero que no sean muc$os, porque por que no s@ si alcanzar#n alcanzar#n las bebidas, y si $ay algo que me moleste es que se acabe el alco$ol en plena fiesta. Marian se sintió aliviada. !$ora que lo $abía dic$o, se dio cuenta de que eso era eactamente lo que le tocaba decir. (staba tan contenta de que $ubiera respondido como esperaba de @l que le ac$uc$ó el brazo. (l le rodeó la cintura y siguieron subiendo. N3o, sólo unos seis. (n realidad eran nueve, pero como Peter se $abía mostrado tan cort@s, prefirió no abultar la cifra. NH/onozco a alguno de ellos Nle preguntó educadamente. Nueno... a /lara y a )oe Ndijo. 2intió que su imprevista alegría se desvanecía por momentosN. Q a !insley. !insley. Pero a los otros no. ueno, en realidad no... NFaya, NFaya, vaya Nreplicó @l en bromaN, no sabía s abía que q ue tuvieras tantos amigos a migos que yo no conocía. Kas estado guardando secretitos, He$ %endr@ que dedicarme a conocerlos, a ver si me entero de lo que $aces en tu vida privada. Le besó la oreja con cariño. N2í Nrespondió Marian con escaso entusiasmoN. (stoy segura de que te caer#n bien. :u@ idiota, se dijo enfadada consigo misma. Pero qu@ idiota, qu@ idiota. H/ómo $abía sido tan tonta 2e imaginó todo lo que iba a pasar. /on las vírgenes de oficina no $abría ningCn problema' Peter se limitaría a mirarlas con cierto recelo, en especial a (mmy. Q a /lara y a )oe los toleraría. Pero Hy los dem#s. uncan no dejaría escapar aquella oportunidad, oportunidad, seguro. ! lo mejor se le ocurría soltar algCn comentario comentario para divertirseB divertirseB o tal vez lo $iciera $iciera movido por la curiosidad. !unque !unque ella siempre podía llevarlo aparte cuando llegara y pedirle que fuera discreto. Pero lo peor serían sus compañeros de piso. 2uponía que ninguno de los dos sabía aCn que se iba a casar, y ya se imaginaba el gritito de sorpresa de %revor cuando se enterara, su manera de mirar a uncan y decirle' EPero querido, nosotros creíamos que...G, antes de sumirse en un silencio cargado de insinuaciones que resultarían aCn m#s peligrosas que la verdad. Peter se pondría furioso, consideraría que alguien estaba infringiendo su derec$o a la propiedad privada, no entendería nada, y entonces, Hqu@ pasaría Pero por ios, Hpor qu@ los $abía invitado R:u@ error tan monumentalS H:u@ podía $acer para impedir que vinieran Llegaron Llegaron al s@ptimo s@ptimo piso y avanzaron avanzaron por el pasillo $asta la puerta del apartamento apartamento de Peter, que $abía etendido unos papeles de periódico junto a la entrada para que la gente
fuera dejando las botas antes de pasar. Marian se quitó las suyas y las dejó junto a las de Peter. N(spero que sigan nuestro ejemplo Ncomentó PeterN. !caban de encerar el suelo y no quiero que me lo dejen lleno de marcas. !llí solas, sus botas parecían cuatro insectos de cuero caídos en una gran trampa de periódicos. Qa dentro, Peter le ayudó a quitarse el abrigo. Le pasó las manos por los $ombros desnudos y le besó con dulzura la nuca. NKmmm, un perfume nuevo Nobservó. (n realidad se trataba de una mezcla eótica que !insley $abía escogido para que $iciera juego con los pendientes. 2e quitó el abrigo @l tambi@n y lo colgó en el armario que $abía junto a la puerta de entrada. NLleva el tuyo al dormitorio, cariño, y ven a la cocina a ayudarme. Las mujeres ten@is m#s gracia que nosotros para preparar bandejas y eso. Marian cruzó el salón. (l Cnico mueble nuevo que $abía era una butaca danesa moderna a juego con el sof#. La mayor parte del espacio seguía vacío. !l menos tenía la ventaja de que los invitados tendrían que circularB no $abía sitio para que todos se sentaran. Los amigos de Peter no solían sentarse en el suelo $asta bien avanzada la noc$e. Pero a lo mejor uncan sí lo $aría. 2e lo imaginó con las piernas cruzadas en medio del salón desnudo, con un cigarrillo colgando de los labios, mirando tal vez con incredulidad a uno de aquellos $ombres del jabón, o una de las patas del sof# dan@s moderno, mientras los otros invitados pasaban por su lado sin reparar apenas en su presencia pero evitando tropezar con @l, como si fuera una mesa auiliar o un sof#, un móvil $ec$o con madera y pergamino. %al vez no era demasiado tarde para llamarle y pedirle que no viniera. Pero el tel@fono se encontraba en la cocina, igual que Peter. (l dormitorio estaba muy ordenado, como siempre. Los libros y las armas se $allaban en su lugar de costumbre. !$ora $abía cuatro maquetas de barcos que $acían las veces de sujetalibros. sujetalibros. os de las c#maras estaban estaban fuera de sus estuc$es, estuc$es, sobre el escritorio. escritorio. ! una de ellas le $abía incorporado un flas$, con una bombilla azul insertada en el interior del reflector met#lico con forma de platillo. )unto a una revista abierta distinguió m#s bombillas azules. Marian dejó el abrigo sobre la camaB Peter $abía comentado que en el armario de la entrada no cabrían todos los abrigos, y que $abía pensado que las mujeres podían dejarlos sobre la cama. !sí pues, su abrigo doblado a lo largo cumplía cu mplía la función de reclamo para el resto. !l verlo, las mujeres sabrían dónde tenían que dejar los suyos. io media vuelta y se vio reflejada reflejada en la luna del armario. armario. Peter se $abía mostrado mostrado encantado y sorprendido al verla.
N/ariño, est#s maravillosa Nle $abía dic$o en cuanto bajó la escalera. (n realidad, rea lidad, lo que parecía $aber querido decirle era que sería muy agradable que tuviera siempre aquel aspecto. Le $abía pedido que se diera la vuelta para verla por detr#s, y tambi@n le $abía gustado. !$ora se preguntaba si sería cierto que estaba tan maravillosa. >umió la frase mentalmenteB no tenía forma ni sabía a nada en concreto. H/ómo debía sentirse 2onrió. 3o, esa sonrisa no era adecuada. /ompuso otra epresión, dejando caer los p#rpados. 3o, tampoco le acababa de convencer. 2e volvió y se eaminó de perfil por el rabillo del ojo. La dificultad estribaba en que no captaba el efecto del conjunto. 2e centraba en los distintos detalles, en las cosas a las que no estaba acostumbrada' las uñas, los grandes pendientes, el peinado, las distintas partes de su rostro que !insley $abía añadido o modificado. 2ólo era capaz de ver todos aquellos cambios de uno en uno. HPero qu@ $abía bajo la superficie sobre la que flotaban, y qu@ las unía !delantó sus brazos desnudos para eaminarlos en el espejo. (ran la Cnica parte de su cuerpo que no estaba cubierta de ropa, nailon o maquillaje, pero en el reflejo se se le antojaron falsos, como si fueran de goma o de pl#stico, con aquel tono ros#ceo, sin $uesos, fleibles... isgustada consigo misma por volver a su estado de p#nico anterior, abrió la puerta del armario para ocultar su reflejo y se encontró contemplando la ropa de Peter. Qa la $abía visto muc$as veces, así que en realidad no eistía motivo alguno para quedarse allí plantada, sujetando la puerta, absorta en el interior oscuro... La ropa colgaba ordenadamente, en fila. >econoció todos los trajes que le $abía visto puestos a Peter, ecepto, claro, el que llevaba en ese momento, un traje oscuro de invierno. (staba el de verano, seguido de la c$aqueta de t"eed m#s informal que solía combinar con los pantalones grises de franela, y luego venían las distintas prendas que cubrían desde el final del verano $asta el otoño. Los zapatos a juego se alineaban en la base, con sus respectivas $ormas dentro. escubrió que estaba observando la ropa con un sentimiento cercano al resentimiento. HPor qu@ estaba allí colgada, ejerciendo sin reparos tanta autoridad invisible, silenciosa 3o obstante, al pensarlo mejor, advirtió que el sentimiento era m#s bien de temor. (tendió una mano para tocarla, y la retiróB casi le asustaba la idea de que estuvieran calientes. N/ariño, Hdónde est#s Npreguntó Peter desde la cocina. NRQa NRQa voyS vo yS Nrespondió Nrespon dió ella. 2e apresuró a cerrar c errar la puerta puer ta del armario, se miró en el espejo, se colocó bien un mec$ón de pelo y salió del dormitorio con cuidado, calzada con sus zapatillas. La mesa de la cocina estaba cubierta de platos. !lgunos eran nuevosB seguramente los $abía comprado para la fiesta. e todos modos, una vez casados les irían bien. (n las encimeras encimeras $abía filas de botellas botellas de distintos distintos tamaños y colores' colores' "$is;y escoc@s, bourbon, ginebra. ginebra. Peter parecía tenerlo todo controlado. controlado. (staba abrillantando abrillantando las copas con un paño seco. NH%e NH%e ayudo en algo Nle preguntó.
N2í, cariño, ca riño, Hpor qu@ no pones todo esto en platos Mira, te $e servido una copa, "$is;y con agua, a ver si salimos con ventaja. esde luego, no podía decirse que Peter $ubiese estado perdiendo el tiempo. 2u vaso estaba medio vacío en la encimera. Marian dio un sorbo al suyo, sonri@ndole por encima del borde. Le pareció que estaba demasiado fuerteB le abrasó la garganta. NH3o ser# que quieres emborrac$arme Nle dijoN. HMe puedo pued o poner otro cubito cu bito N>eparó con desagrado en el cerco de carmín que $abía dejado en el vaso. N(ncontrar#s $ielo en la nevera Nle respondió @l. Parecía orgulloso de que Marian $ubiera encontrado la copa demasiado fuerte. (l $ielo estaba en un cuenco grande. Q $abía dos bolsas m#s sin abrir, de reserva. (l resto del espacio estaba destinado a botellas' botellines de cerveza que llenaban el estante inferior, otros verdes, de gingerale, y transparentes, de tónica y soda, en el m#s cercano al congelador congelador.. :u@ nevera tan blanca, tan inmaculada y bien organizadaB organizadaB al pensar en la suya se sintió culpable. (mpezó enseguida a poner las patatas fritas, los caca$uetes, las olivas y los c$am c$ampi piño ñone ness de cóct cóctel el en los los cuen cuenco coss y las las fuen fuente tess qu quee Pete Peterr le $abí $abíaa indi indica cado do,, manipulando los alimentos con las puntas de los dedos, para no ensuciarse las uñas. /uando ya casi $abía terminado, terminado, Peter se acercó a ella y le rodeó la cintura con un brazo, mientras mientras con el otro le bajaba la cremallera del vestido $asta la mitad. Luego se la volvió a subir. 3otó su aliento en la nuca. N&jal# pudi@ramos irnos un momento a la cama NdijoN, pero no quisiera despeinarte. Qa Qa $abr# tiempo despu@s. despu@s . NLe pasó el otro brazo por la cintura. NPeter, HtC me quieres q uieres Nle preguntó. preg untó. (ra algo que en otras ocasiones $abía sido una especie de broma, y no $abía dudado de la respuesta. Pero esa vez se quedó esperando, inmóvil, sus palabras. (l la besó con dulzura junto al pendiente. NPues claro que te quiero, tontita mía Nle respondió con cariño. (videntemente, Peter suponía que le estaba $ablando en bromaN. Foy a casarme contigo, Hno Q con este vestido rojo aCn te quiero m#s. eberías pon@rtelo a menudo. La soltó, y ella volcó en el plato los c$ampiñones que aCn quedaban en el tarro. N!c@rcate un momento, mo mento, cariño Nle pidió Peter, que a$ora a$o ra estaba en el dormitorio. dor mitorio. Marian se lavó las manos, se las secó y se fue con @l. Kabía encendido encendido la luz del escritorio y estaba sentado manipulando una de las c#maras. La miró con una sonrisa en los labios.
NFoy NFoy a $acer fotos durante la fiesta, de recuerdo NeplicóN. 2er# divertido mirarlas. mirarlas. ueno, se puede decir que @sta es la primera fiesta que organizamos organizamos juntos, Hno %odo un acontecimiento. Por cierto, Htenemos ya fotógrafo para la boda N3o lo s@. /reo que ya $an contratado a uno, sí. NMe gustaría $acer las fotos yo mismo, pero, claro, es imposible. N2oltó una carcajada. (mpezó a accionar el fotómetro. (lla se apoyó en su $ombro, en un gesto amoroso, mirando por encima los objetos del escritorio, las bombillas azules, el círculo cóncavo y plateado del flas$. (l consultaba la revista que estaba abierta. Kabía marcado un artículo titulado EIluminación de interiores con flas$G. !dem#s del teto, en la p#gina tambi@n se incluía un anuncio' una niña con coletas en una playa acariciando a un spaniel' E/ons@rvalo para siempreG, ponía debajo. 2e acercó a la ventana y miró al eterior, a la ciudad blanca, con sus calles estrec$as y sus luces frías e invernales. 2ostenía 2ostenía el vaso con una mano. io otro sorbo al "$is;y. "$is;y. (l $ielo tintineó contra el cristal. N/ariño Nle dijo PeterN. Qa Qa es casi la $ora, pero per o antes de que empiece a llegar la gente me gustaría $acerte un par de fotos a ti sola, si no te importa. (n este carrete ya quedan pocas, y pensaba poner uno nuevo antes de que empezara la fiesta. (l rojo del vestido quedar# muy bien en diapositivas, y ya que estamos, tambi@n te $ar@ algunas en blanco y negro. NPeter Nrespondió ella, inseguraN, no creo que... N!quella proposición pr oposición la $abía $a bía angustiado m#s de lo razonable. N3o seas modesta. Ponte a$í, junto a las armas, y apóyate un poco contra la pared. Nesplazó la l#mpara para iluminarle la cara y levantó el pequeño fotómetro negro en dirección a ella, que obedientemente se reclinó en la pared. Peter levantó la c#mara, miró por el minCsculo visor de cristal y ajustó el objetivo para enfocarla bien. Nueno, a$ora rel#jate un poco. 3o est@s tan tensa. Q no adelantes los $ombros así. Ponte erguida, y no est@s tan preocupada. %ienes que parecer naturalB vamos, sonríe... 3otaba el cuerpo $elado, rígido. 3o era capaz de cambiar de posición, ni siquiera lograba mover los mCsculos de la cara. Permaneció allí de pie, mirando fijamente el cristal redondo que apuntaba $acia ella. Kabía deseado decirle que no tocara el obturador, pero no era capaz de moverse... Llamaron a la puerta. NFaya NFaya Ndijo Peter. ejó la c#mara en el escritorioN. Qa Qa est#n e st#n aquí. a quí. ueno, pues
ya las $aremos luego, cariño. NQ salió de la $abitación. Marian se apartó de la pared. Le costaba respirar. !largó una mano y se obligó a toc#rsela con la otra. NHPero qu@ me pasa Nse preguntóN. 2ólo es una c#mara. c# mara.
27
Las primeras en llegar fueron las tres vírgenes de la oficina. Lucy llegó sola, seguida casi de inmediato por (mmy y Millie. 2u sorpresa al ver que las dem#s $abían ido fue muy evidenteB cada una parecía molesta porque tambi@n $ubieran invitado a las dem#s. Marian $izo las presentaciones y las acompañó al dormitorio, donde sus abrigos se unieron al de ella en la cama. Las tres, con su tono de voz característic característico, o, le comentaron que el rojo le sentaba de maravilla y que debería llevarlo m#s a menudo. Las tres se miraron al espejo, alis#ndose la ropa y componi@ndose antes de salir al salón. Lucy se retocó los labios y (mmy se rascó la cabeza. 2e sentaron con cuidado en el moderno sof# dan@s y Peter les sirvió unas bebidas. Lucy llevaba un vestido granate de terciopelo, sombra de ojos gris y pestañas postizasB (mmy, un vestido de c$iffon rosa que recordaba un poco las fiestas del instituto. Llevaba el pelo cardado card ado en mec$ones tiesos de laca y se le veía un poco el tirante de la combinación. Millie iba embutida en un vestido de seda azul celeste que se le abultaba aquí y all#. Lo complementaba con un monedero de lentejuelas, y parecía la m#s nerviosa de las tres. NMe alegro muc$o de que $ay#is podido venir Nles dijo Marian, pese a que en aquel momento no se sentía alegre en absoluto. (llas parecían muy emocionadas, cada una aguardando a que su equivalente de Peter apareciera por la puerta, $incara una rodilla en el suelo y les pidiera en matrimonio. H:u@ $arían cuando conocieran a is$ y %revor, por no $ablar de uncan Q, Q, peor aCn, Hqu@ Hq u@ $arían is$ y %revor, por no $ablar de uncan, cuando las conocieran a ellas 2e imaginó dos tríos de gritos y @odos en masa, uno en dirección a la puerta y el otro $acia la ventana. H:u@ $e $ec$o, pensó. 2in embargo, casi $abía dejado de creer en la eistencia de los tres universitariosB a medida que la noc$e y el "$is;y se iban abriendo paso, resultaban cada vez m#s improbables. ! lo mejor no se presentaban. Los $ombres del jabón iban llegando acompañados de sus esposas. Peter $abía puesto un disco en el equipo de mCsica y en la sala s ala $abía m#s ruido y m#s gente. /ada vez que llamaban a la puerta, las vírgenes de la oficina volvían la cabeza $acia la entrada. Q cada vez que veían a otra esposa feliz y radiante $acer su entrada en la sala en compañía de su orgulloso marido, se dedicaban de nuevo a sus copas y a su intercambio de cuc$ic$eos con creciente nerviosismo. nerviosismo. (mmy se tocaba un pendiente de brillantes brillantes de bisutería. bisutería. Millie $acía lo propio con una lentejuela suelta del monedero. Marian, atenta y sonriente, conducía a las esposas $asta el dormitorio. La montaña de abrigos aumentaba. Peter servía copas a todos, y @l mismo iba llen#ndose la suya. Los caca$uetes, las patatas fritas y dem#s aperitivos circulaban de mano en mano y de a$í pasaban a la boca. (l grupo gr upo del salón empezó a dividirse en los territorios previsibles' las esposas m#s cerca del sof#, los $ombres junto al equipo de mCsica, separados por una tierra de nadie invisible. Las vírgenes de la oficina $abían quedado atrapadas en el lado malo, y
escuc$aban contritas a las mujeres. Marian sintió otra punzada de remordimiento. Pero en ese momento no podía ir a acompañarlas, pensó' estaba sirviendo los c$ampiñones. 2e preguntó por qu@ tardaba tanto !insley. !insley. La puerta se abrió de nuevo y entraron /lara y )oe, seguidos de Leonard 2lan;. ! Marian la traicionaron los nervios y uno de los c$ampiñones de la fuente que llevaba se deslizó, deslizó, rebotó en el suelo y fue a parar debajo del equipo de mCsica. ejó la fuente. Peter ya los estaba saludando, estrec$ando efusivamente la mano de Len. /on cada copa $ablaba en voz m#s alta. NR/ómo me alegro de verteS H(st#s bien Ke estado a punto de llamarte varias veces Nle decía. Len le devolvió el apretón de manos y lo miró con frialdad. Marian tiró con firmeza de la manga de /lara y la arrastró al dormitorio. NH:u@ est# $aciendo @l aquí Nle preguntó con no demasiado tacto. /lara se quitó el abrigo. N(spero que no te moleste que lo $ayamos traído. Me pareció que no n o te importaríaB os conoc@is desde $ace muc$o. (s que $emos creído mejor que viniera con nosotros, no queríamos que se amargara allí, tan solo. /omo ves, est# fatal. 2e presentó justo despu@s de que llegara la niñera y tenía un aspecto $orrible, se notaba que le pasaba algo grave. 3os $a contado una $istoria $istoria inco$erente sobre una mujer con la que $a tenido problemas. problemas. La cosa parecía bastante seria, y nos $a dic$o que le daba miedo volver a su casa. 3o entiendo por qu@. H:u@ le pueden $acer a @l !sí que bueno, al pobre lo vamos a instalar en la $abitación de atr#s, la del segundo piso. (n realidad es la de !rt$ur, pero seguro que a Len no le importar# compartirla. 3os da tanta pena a los dos. Lo que necesita es una c$ica $ogareña que lo cuide, @l parece incapaz de salir adelante solo. NH%e NH%e $a dic$o qui@n era ella Nle preguntó Marian de inmediato. NPues no Nrespondió /lara, arqueando las cejasN. 3o suele mencionar los nombres. N%e N%e traigo una copa. 2e sentía rarísima. (ra evidente que ni /lara ni )oe sospec$aban qui@n era esa mujer, de lo contrario no se les $abría ocurrido llevar a Len a la fiesta. Le sorprendía que $ubiera accedido a acompañarlosB ya supondría que era bastante probable que !insley estuviera en la fiesta, pero quiz#s estaba tan desmoralizado que no le importaba. Lo que m#s le preocupaba a Marian era el efecto que su presencia podría tener en !insley. (ra posible que se alterara tanto que $iciera algo inconveniente. inconven iente. !l entrar en el salón, Marian advirtió que las vírgenes de la oficina $abían detectado al momento en Leonard a un soltero sin compromiso. Lo $abían acorralado contra una
pared en la tierra de nadie, dos de ellas a los lados, para impedirle una $uida lateral, y la tercera delante. delante. (l se apoyaba con una mano en la pared, para no perder el equilibrio, equilibrio, y en la otra otra sost sosten enía ía una una jarr jarraa de cerv cervez eza. a. Mien Mientr tras as $abl $ablab aban an,, iba iba po posa sand ndoo la mira mirada da alternativamente en las tres, como si evitara fijarse demasiado en ninguna. 2u propio rostro, que $abía adquirido el tono blanco gris#ceo de una masa quebrada antes de $ornear y parecía etrañamente abotargado, epresaba una mezcla de total incredulidad, aburrimiento abur rimiento y alarma. Pero por lo visto $abían logrado sonsacarle alguna palabra, porque Marian oyó que Lucy eclamaba' ER%elevisiónS R:u@ emocionanteSG, mientras las otras soltaban unas risitas nerviosas. Leonard bebió desesperadamente un trago de cerveza. Mientras pasaba un cuenco de olivas, Marian vio que )oe se dirigía a ella desde el territorio de los $ombres. NKola Nle dijoN. %e agradezco muc$o que nos $ayas invitado. /lara no tiene muc$as ocasiones de salir de casa. Los dos se volvieron para mirar a /lara, que estaba en la zona del sof#, $ablando con una de las esposas del jabón. NMe preocupa bastante, la verdad Nle prosiguió )oeN. /reo que en su caso es muc$o m#s duro que para la mayoría de las mujeres. Las que $an ido a la universidad lo tienen m#s difícil. escubren que tienen un cerebro, los profesores prestan atención a lo que dicen, las tratan como a un ser $umano racionalB y cuando se casan, su nCcleo se ve reducido... NH2u qu@ N2u nCcleo, el centro de su personalidad, lo que ella $a construido. cons truido. La imagen que tiene de sí misma, si lo prefieres. N!$, sí. N2u papel femenino y su nCcleo son s on totalmente contrapuestosB el rol femenino les eige que sean pasivas... Marian tuvo una fugaz visión de una gran tarta decorada con nata montada y cerezas maceradas, flotando en el aire, sobre la cabeza de )oe. NQ entonces dejan que el esposo cobre m#s importancia que su nCcleo. Q cuando llegan los $ijos, una mañana se despiertan y descubren que ya no les queda nada dentro, que est#n vacías, ya no saben qui@nes sonB su nCcleo $a quedado destruido. NMeneó un poco la cabeza y le dio un sorbo a su copaN. ! mis alumnas les pasa lo mismo. Pero sería inCtil advertírselo. Marian Marian se volvió volvió otra vez para mirar a /lara, /lara, que seguía allí de pie, c$arlando, c$arlando, con un vestido beige muy sencillo y su larga melena de un rubio muy claro. 2e preguntaba si
)oe le $abría comentado alguna vez que su nCcleo $abía quedado destruido. Pensó en manzanas y gusanos. Mientras la miraba, /lara $izo un gesto enf#tico con una mano y la esposa del jabón con la que $ablaba retrocedió un paso, sorprendida. N/laro que ser consciente de todo eso no sirve de nada Nprosiguió )oeN. 2iempre acaba sucediendo, por muy consciente que seas. ! lo mejor no deberían permitir que las mujeres fueran a la universidad. universidad. !sí no acabarían acabarían sintiendo que $an desperdiciado desperdiciado su vida mental. Por ejemplo, cuando le sugiero a /lara que salga y $aga algo en ese sentido, que se matricule en algCn curso nocturno, ella me mira raro y se queda callada. Marian alzó la vista y miró a )oe con un afecto cuyo sabor preciso se veía emborronado por todas las copas que ya se $abía tomado. Lo vio yendo de un lado para otro, en su casa, con su camiseta de tirantes, meditando sobre la vida mental y fregando los platos y arrancando los sellos de los sobresB qu@ $aría con ellos una vez arrancados, se preguntó. :uería alargar una mano y acariciarlo, tranquilizarlo, decirle que en realidad el nCcleo de /lara seguía intacto, intacto, y que todo iría bien. :uería darle algo. Le tendió el cuenco que sostenía. N/oge una oliva Nle ofreció.. La puerta que estaba detr#s de )oe se abrió y apareció apar eció !insley. !insley. Nisculpa Nle dijo Marian. ejó las aceitunas sobre sob re el equipo de mCsica y se fue a interceptarlaB debía advertirla. NKola Nla saludó !insley sin alientoN. Perdona, no esperaba tardar tanto, pero es que d@ pronto $e sentido la imperiosa necesidad de $acer el equipaje... Marian se la llevó a toda prisa al dormitorio, esperando que Len no la $ubiera visto. !l pasar cerca de @l, se fijó en que seguía acorralado. N!insleyNle dijo cuando estuvieron a solasN, Len $a venido y me temo que est# borrac$o. !insley se quitó el abrigo. (staba magnífica. Llevaba un vestido verde con ribetes azul turquesa, y los zapatos y la sombra de ojos a juego. 2e $abía recogido el pelo, muy brillante, en un moño alto. La piel le resplandecía, r esplandecía, irradiaba $ormonas. $or monas. (l embarazo apenas apen as se le notaba aCn. 2e estudió en el espejo antes de responder. NHQ qu@ Ndijo tranquilamente, abriendo un poco m#s los ojosN. Para serte sincera, Marian, la verdad es que me importa muy poco. espu@s de la conversación de esta tarde, estoy segura de que los dos sabemos cu#les son nuestros planteamientos y que seremos capaces de comportamos como dos personas adultas. 3ada de lo que pueda decir me afectar# lo m#s mínimo.
NPero @l sí parece bastante afectado Ninsistió MarianNB al menos eso dice /lara. >esulta que se $a ido a pasar unos días con ellos. Lo $e visto llegar, tiene un aspecto $orrible. !sí que espero que no le digas nada que pueda alterarlo. N3o se me ocurre ningCn motivo por el que tuviera que dirigirle la palabra. (n la sala, los $ombres del jabón, desde su lado de la valla invisible, empezaban a subir el tono de voz. (stallaron en carcajadas mientras uno de ellos contaba c$istes verdes. Las mujeres se sumaron a la algarabía, enfrent#ndose con sus agudos a los barítonos y los bajos. /uando apareció !insley, !insley, la atención general se desvió $acia ellaB algunos de los $ombres, como era de prever, desertaron de su bando y se acercaron para presentarse, y sus respectivas esposas, siempre alerta, se levantaron del sof# dispuestas a cortarles el paso. !insley sonrió, distante. Marian se dirigió a la cocina para servirle una copa y servirse otra ella. (l orden que $abía $ab ía rein reinad adoo al prin princi cipi pio, o, las las perfe perfect ctas as $ile $ileras ras de vasos vasos y bo bote tell llas as,, se $abí $abíaa ido ido desvaneciendo en el transcurso de la noc$e. (l fregadero estaba lleno de cubitos de $ielo medio derretidos y restos de comida, la gente nunca parecía saber qu@ $acer con los $uesos de aceituna y los trozos de los vasos que se rompían. Las encimeras, la mesa y la parte superior de la nevera estaban cubiertas de botellas vacías o medio llenas, y a alguien se le $abía caído algo inidentificable en el suelo. 3o obstante, aCn quedaba algCn vaso limpio. Marian le llenó uno a !insley. !insley. /uando salía de la cocina, oyó voces en el dormitorio. N(res aCn m#s guapo de lo que parecías por tel@fono. N(ra la voz de Lucy. Marian se asomó a la $abitación y vio a su compañera, que miraba a Peter entornando entornando los p#rpados sombreados. sombreados. (l sostenía sostenía la c#mara en la mano y le sonreía con un aire entre infantil y presumido. !l parecer Lucy $abía abandonado el asedio de Leonard. 2eguramente $abría llegado a la conclusión de que era inCtil, siempre $abía sido m#s astuta para ese tipo de cosas que las otras dos. Pero el $ec$o de que lo intentara con Peter le resultó conmovedor. & m#s bien pat@tico. ! fin de cuentas, Peter estaba casi tan fuera de su alcance como si ya se $ubiera casado. Marian sonrió para sus adentros y se retiró, pero Peter la vio y la llamó, agitando la c#mara, con una epresión ecesivamente alegre, producto de la culpa. NR/ariñoS RLa fiesta es un @itoS RQa casi es $ora de $acer las fotosS Lucy se volvió $acia a la puerta, sonriendo, levantando los p#rpados como si fueran persianas. N!quí tienes tu copa, copa , !insley Nanunció Marian, irrumpiendo irru mpiendo en e n el círculo de d e los $ombres del jabón.
(lla la aceptó con aire ausente, cosa que Marian interpretó como una señal de peligro. 2iguió la dirección de su mirada. Len las estaba observando con la boca un poco abierta. Millie y (mmy seguían reteni@ndolo con tenacidad. !$ora era Millie la que se $abía plantado delante de @l, cerr#ndole el paso con la falda anc$a que llevaba, y (mmy daba pasitos a su lado, como un jugador de baloncesto que marcara a otro. 2in embargo, quedaba un flanco desprotegido. Marian volvió a mirar a !insley justo a tiempo de descubrir que estaba sonriendoB una sonrisa de bienvenida. Llamaron a la puerta. Qa voy yo, pensó Marian. Peter est# ocupado. !brió la puerta y se encontró de frente con la epresión desconcertada de %revor. Los otros dos aguardaban detr#s, acompañados poruña figura desconocida, seguramente femenina, con un abrigo anc$o de t"eed de Karris, gafas de sol y calcetines negros, largos. NH(s aquí la casa del señor Peter Aollander Npreguntó. (staba claro que no la $abía reconocido. Interiormente, Marian palideció. 2e $abía olvidado de ellos por completo. :u@ se le iba a $acer. !llí dentro reinaba tal esc#ndalo y desorden que a lo mejor Peter ni siquiera reparaba en ellos. N&$, me alegro muc$o de que $ay#is podido venir NmintióN. (ntrad. Por cierto, yo soy Marian. N!$, sí, ja, ja, claro Ngritó %revorN. R:u@ tonto soyS (st#s tan elegante que no te $abía reconocido. (l rojo te sienta de maravilla. %revor, is$ y la otra persona entraron, pero uncan se quedó fuera. La cogió por los brazos, la sacó al rellano y cerró la puerta. urante un momento la contempló en silencio, eamin#ndola como si la viera por primera vez. N3o me dijiste que era una fiesta de disfraces Ncomentó al finN. He qu@ se supone que vas vestida Marian $undió los $ombros, desanimada. !sí que, en realidad, no estaba tan atractiva. NLo que pasa es que nunca me $abías visto tan arreglada arreg lada Nreplicó con un $ilo de voz. uncan se ec$ó a reír. NLo que m#s me gusta son los pendientes NdijoN. He dónde los $as sacado saca do
NQa NQa vale Nlo cortó cor tó Marian con un punto de orgulloN. (ntra y tómate una copa. NLe resultaba muy irritante. H/ómo esperaba que se vistiera H/on un $#bito de penitencia !brió la puerta. (l sonido de las conversaciones, la mCsica y las risas se etendieron por el descansillo. (ntonces se produjo un destello de luz y se oyó una voz triunfante. NR!$aS R&s $e pillado a todos con las manos en la masaS NXse es Peter Ndijo MarianN. (star# $aciendo fotos. uncan retrocedió un poco. N/reo que no me apetece entrar Ndijo. NPues tendr#s que $acerlo. Kas de conocer a Peter, de verdad, me gustaría present#rtelo. Ne pronto le parecía de suma importancia que la acompañara. N3o, no Ninsistió @lN. 3o puedo. 3o iría bien, seguro. ?no de los dos se evaporaría, y seguramente sería yo. !dem#s, $ay demasiado ruido. 3o lo resistiría. NPor favor Nle suplicó. Lo agarró del brazo, pero uncan ya se disponía a $uir corriendo por el pasilloN. H!donde vas Nle preguntó Marian con voz lastimera. NR! la lavanderíaS Nle respondióN. !diós, que seas feliz en tu matrimonio N añadió. Marian logró vislumbrar el Cltimo retazo de su sonrisa antes de que doblara la esquina. &yó sus pasos que se perdían por la escalera. urante un instante estuvo a punto de salir corriendo tras @l, de marc$arse con @l. 3o soportaría enfrentarse a esa sala abarrotada de gente. Pero $e de $acerlo, se dijo. Q cruzó la puerta. Primero se tropezó con la mullida espalda de isc$er 2myt$e. 2e $abía puesto un su@ter de cuello alto a rayas, escandalosamente informal. %revor, a su lado, llevaba un traje impecable, camisa y corbata. Kablaban con la persona de los calcetines negros acerca de algo relacionado con símbolos de muerte. (squivó a este primer grupo disimuladamente para no tener que eplicar la desaparición desapar ición de uncan. 2e dio cuenta de que estaba detr#s de !insley, y al momento se percató de que, al otro lado de aquella forma verdeazulada, redondeada, estaba Leonard 2lan;. 3o le veía la cara, porque el peinado de !insley se la tapaba, pero reconoció el brazo y la mano que sostenía sostenía la jarra de cerveza. 2e fijó en que estaba llena. llena. !insley !insley le estaba diciendo diciendo algo en voz baja, imperiosa.
&yó que @l mascullaba una respuesta. NR:ue te digo que noS R3unca me atrapar#s...S NPues bueno. NQ antes de que Marian supiera lo que estaba ocurriendo, !insley levantó el vaso y lo lanzó con fuerza contra el suelo. Marian se apartó de un salto. /on el sonido de los cristales rotos, las conversaciones cesaron como si alguien $ubiera accionado un interruptor, y !insley aprovec$ó aquel silencio, roto solamente por el susurro de unos violines incongruentes. NLen y yo $emos de anunciaros algo maravilloso. NKizo una pausa teatral, con los ojos brillantesN. Famos Famos a tener un $ijo Ndeclaró con voz melosa. ios mío, pensó Marian, est# forzando la situación. 2e oyeron unos grititos a$ogados en la zona del sof#. !lguien soltó una risita, y uno de los $ombres del jabón dijo' EFaya tío, Len, seas quien seas.G !$ora Marian sí le veía la cara al aludido. (n la piel, muy p#lida, $abían $abían aparecido unas manc$as rojas irregulares, irregulares, y le temblaba el labio inferior. NR(res una mala putaS Nespetó con odio. 2e produjo una pausa. ?na de las esposas del jabón inició r#pidamente una conversación intrascendente, pero se interrumpió al momento. Marian observó a Len. Parecía a punto de pegar a !insley, pero en cambio se limitó a sonreír. Q se dio la vuelta para encarar a la multitud epectante. N(s verdad, c$icos NdijoN, y el bautizo lo celebraremos a$ora mismo, aprovec$ando esta simp#tica reunión. autismo in Ctero. Qo te bautizo en mi nombre. N !largó una mano y sujetó a !insley por un $ombro. Levantó la jarra de cerveza y le derramó el contenido sobre la cabeza. Las mujeres del jabón soltaron unos c$illidos entregadosB los maridos protestaron. Q, coincidiendo con el descenso de la Cltima espuma que quedaba en la jarra, Peter llegó desde el dormitorio metiendo una bombilla en el flas$. NR:uietos todosS Ngritó antes de dispararN. R(sta quedar# genialS R:ue siga la fiestaS !unque unos pocos le dedicaron miradas de censura, casi nadie le prestó atención. %odo el mundo se movía y $ablaba a la vez. e fondo, los violines seguían sonando, empalagosos. !insley estaba a$í en medio, empapada, y a sus pies se le iba formando un c$arco de cerveza. (sbozó una mueca. !Cn tardaría unos instantes instantes en decidir decidir si merecía merecía la pena ec$arse ec$ arse a llorar. Len la $abía soltado y la observaba observab a con la cabeza cabez a ladeada. Murmuró unas palabras inaudibles. Miró la escena como si tuviera sólo una noción muy vaga de lo
que $abía $ec$o y una idea nula de lo que iba a $acer a continuación. !insley dio media vuelta y se encaminó al baño. Farias esposas del jabón la siguieron, emitiendo ruiditos guturales de consuelo, m#s que dispuestas a ayudar con tal de compartir compartir protagonismoB protagonismoB pero alguien alguien se les adelantó' isc$er 2myt$e. 2e estaba quitando quitando el su@ter de cuello alto y dejando al descubierto su torso musculoso cubierto de enormes cantidades de vello negro. NPermíteme Nle dijoN. 3o vayas a coger frío a$ora, Hverdad Q menos en tu estado. N(mpezó a secarla con el su@ter. %enía los ojos $Cmedos, rendidos. ! !insley se le $abía arruinado el peinado, que le colgaba en mec$ones mojados sobre los $ombros. Le sonrió por entre las gotas de cerveza o las l#grimas que poblaban sus pestañas. N/reo que no nos $an presentado Nsusurró. Nsusur ró. NMe parece pare ce que ya s@ qui@n eres Ndijo @l, d#ndole unas palmaditas en la barriga con una de las mangas del su@ter, en un tono cargado de significado. Pasó un rato. La fiesta, milagrosamente, no $abía decaído. e alguna manera, las aguas $abían vuelto a su cauce tranquilamente tras la escenita de !insley y Len. !lguien $abía barrido el vaso roto y secado el suelo, y a$ora, en la sala, las conversaciones y la mCsica y las bebidas volvían a correr como si nada $ubiera pasado. /on todo, la cocina era la imagen misma de la devastación. Parecía $aber sido arrasada por una riada. Marian intentaba abrirse abrirse paso entre el desastre para buscar un vaso limpioB $abía dejado el suyo en alguna parte que no lograba recordar, y le apetecía otra copa. Pero ya no quedaban m#s. /ogió uno sucio, lo aclaró en el fregadero y, despacio y con cuidado, se sirvió otro "$is;y. "$is;y. 2e sentía serena, una sensación sensación de ingravidez, ingravidez, como de flotando boca arriba en un lago. 2e acercó a la puerta y se apoyó en el marco, mirando la sala. ELo resisto, lo resistoG, se dijo. (ste $ec$o, de alguna manera, no dejaba de admirarla, y la satisfacía inmensamente. !llí estaban todos
anuncios anuncios de c#maras dom@sticas, dom@sticas, a esos padres de familia que filmaban rollos y m#s rollos con cualquier actividad cotidiana, qu@ mejores modelos iban a encontrar' gente ri@ndose, levantando copas, niños celebrando sus fiestas de cumpleaños... !sí que eso era lo que $abía estado presente desde el principio, pensó aliviada' en eso se estaba convirtiendo. (l Peter real, el que se escondía bajo la superficie, no era sorprendente ni temible en absolutoB sólo era un $ombre de casa pareada y cama de matrimonio, un $ombre de barbacoa al aire libre. (se $ombre con c#mara de filmar. Q yo lo $e sacado a la luz, pensó, lo $e convocado. ebió un sorbo de "$is;y. La bCsqueda $abía sido larga. >ecorrió en el tiempo los pasillos y las salas, largos pasillos, grandes salas. %odo parecía $acerse m#s lento. 2i @se es el aut@ntico Peter, pensó, recorriendo uno de los pasillos, Htendr# barriga a los cuarenta y cinco HLlevar# ropa informal los s#bados, con sus vaqueros arrugados, para trabajar en el taller del sótano La imagen resultaba tranquilizadora' tendría aficiones, se sentiría a gusto, sería normal. !brió la puerta de la derec$a y entró. !llí estaba Peter, cuarenta y cinco años y calva incipiente, pero aCn reconocible como Peter, de pie bajo un sol radiante, junto a la barbacoa, con un tenedor largo en la mano. Llevaba un delantal blanco, de c$ef. c$ef . 2e buscó a sí misma en el jardín, pero no se encontró, y ese descubrimiento la dejó $elada. 3o, pensó, seguro que me $e equivocado de $abitación. (sta no puede p uede ser la Cltima. (n efecto, a$ora reparaba en otra puerta, en el seto, al otro lado del jardín. !vanzó por el c@sped dejando atr#s la figura inmóvil inmóvil que, segCn advertía a$ora, sujetaba un gran cuc$illo cuc$illo en la otra manoB empujó la puerta y pasó al otro lado. Kabía regresado al salón de Peter, con la gente y el ruido, apoyada en el marco de la puerta, con la copa en la mano. Pero a$ora esa misma gente se perfilaba con mayor nitidez, mejor enfocada, enfocada, m#s alejada, y se movía cada vez m#s deprisa, todos se marc$aban a casa, una fila de esposas salía del dormitorio con el abrigo puesto, todas ellas iban saliendo por la puerta con movimientos bruscos, arrastrando a sus esposos, gorjeando adioses, y qui@n era esa diminuta figura bidimensional del vestido rojo, plantada como si fuera una mujer de papel en un cat#logo de venta por correspondencia, suspendida en un espacio vacío, blanco... 3o, imposible' tenía ten ía que $aber algo m#s. 2e acercó corriendo a la puerta siguiente y la abrió de par en par. !llí estaba Peter, ataviado con su traje de invierno oscuro. %enía una c#mara en la manoB pero a$ora sí veía lo que era en realidad. Qa no $abía m#s puertas, y cuando palpó detr#s de ella para agarrar el tirador, sin atreverse a perderlo de vista, @l levantó la c#mara y le apuntó con ella. !brió la boca y mostró una fila de dientes. Kubo un destello cegador de luz. NR3oS Ngritó Marian, cubri@ndose la cara con un brazo. brazo .
NH:u@ te pasa, cariño (lla alzó la vista. Peter estaba a su lado. (ra de verdad. Levantó una mano y le tocó la cara. NMe $e asustado Ndijo. NLa verdad es que el alco$ol siempre te sienta mal Nle dijo en un tono que evidenciaba evidenciaba ternura e irritaciónN irritaciónN.. Qa deberías $aberte acostumbrado, llevo toda la noc$e sacando fotos. NHQ @sta me la $as sacado a mí Nle preguntó, esbozando una sonrisa conciliadora. 3otaba la cara muy seca y cansada, como de papelB la enorme sonrisa de valla publicitaria, que se levantaba por las comisuras y se quebraba, mostrando la superficie met#lica que $abía debajo... N3o, se la $e sacado a %rigger, %rigger, que estaba a$í al fondo. 3o importa, a ti ya te la $ar@ luego. Pero sería mejor que no bebieras m#s, cariño, est#s que te caes. Le dio una palmadita en el $ombro y se alejó. !sí que aCn estaba a salvo. %enía que salir de allí antes de que fuera demasiado tarde. 2e volvió y dejó el vaso en la mesa de la cocina. La desesperación le otorgaba agilidad. %odo %odo dependía de si lograba dar con uncan' @l sabría qu@ $acer. (c$ó un vistazo a la cocina, cogió el vaso y ec$ó su contenido en el fregadero. 2ería prudente y no dejaría d ejaría pistas. p istas. escolgó esco lgó el tel@fono y llamó a uncan. (speró un buen rato, pero no le contestó nadie. /olgó. Intuyó otro fogonazo de luz procedente proceden te del salón y oyó la risa de Peter. 3o tendría que $aberse puesto el vestido rojo. >esultaba demasiado llamativo. 2e metió en el baño. ebía asegurarse bien de que no se olvidaba nada, se dijoB no puedo volver. !ntes, se $abía preguntado cómo sería su dormitorio cuando se $ubieran casado, imaginando distintas distribuciones y combinaciones de colores. !$ora ya lo sabía' siempre sería eactamente como esa noc$e. >ebuscó entre los abrigos en busca del suyo, y durante un instante no recordó cómo era, pero al final lo reconoció y se lo puso. (vitó verse en el espejo. 3o tenía ni idea de qu@ $ora era. 2e miró la muñeca. (staba vacía. /laro, se $abía quitado el reloj y lo $abía dejado en casa, porque !insley le $abía dic$o que no pegaba con el conjunto. (n el salón, Peter gritaba. NRFenga, NRFenga, a$ora nos $aremos $are mos una todos juntosS ebía apresurarse. %endría que $acerse menos visible para cruzar el salón. Folvió a quitarse el abrigo y se lo metió debajo del brazo $ec$o un ovillo, confiando en que el vestido le serviría de camuflaje. ue avanzando pegada a la pared en dirección a la puerta
pasando por detr#s del muro de espaldas y faldas. Peter estaba en el otro etremo del salón, intentando organizar la foto. !brió la puerta y se deslizó al eterior. Luego, tras detenerse sólo para ponerse de nuevo el abrigo y recoger sus botas de entre el lío de pies atrapados en el papel de periódico, corrió tan deprisa como pudo por el rellano $asta la escalera. (sta vez no permitiría que la alcanzara. (n cuanto @l apretara el gatillo, ella quedaría detenida, fijada irremediablemente en ese gesto, en esa Cnica postura, incapaz de moverse o cambiar. 2e detuvo en el rellano del seto piso para ponerse las botas y siguió bajando, agarr#ndose a la barandilla para no perder el equilibrio. ajo la ropa, el armazón de metal y las gomas el#sticas, notaba el cuerpo anestesiado y comprimidoB le costaba caminar, tenía que concentrarse para seguir adelante... ebo de estar borrac$a, pensó. (s curioso que no lo noteB qu@ idiota. Qa sabes qu@ les pasa a los capilares de los borrac$os cuando salen al frío. (n cualquier caso, lo m#s importante era salir de allí. Llegó al vestíbulo vacío. !unque nadie la seguía, le pareció oír un ruidoB era el sonido que $aría un cristal, $elado como el tintineo de una l#mpara de arañaB era la vibración el@ctrica de aquel espacio brillante... 2alió al eterior, a la blanca calle, corriendo. La nieve crujió bajo sus pies mientras avanzaba tan deprisa como le permitían sus piernas entumecidas, intentando mantener el equilibrio, sin apartar la vista del suelo. (n invierno $asta las superficies planas resultaban peligrosas, y no podía permitirse el lujo de caerse. (ra posible que Peter $ubiese empezado a seguirla, acec$#ndola acec$#ndola por las calles vacías igual que acec$aba a sus invitados invitados en el salón, aguardando el momento preciso. !quel tirador concentrado y siniestro, con ojo certero, $abía estado siempre allí, oculto bajo las capas, esper#ndola en el centro mismo' un maníaco $omicida con un arma letal en la mano. >esbaló en un c$arco $elado y estuvo a punto de caerse. /uando recuperó el equilibrio, se volvió para comprobar si la seguían' nadie. N/alma NdijoN, no te alteres. >espiraba agitadamente y su aliento se cristalizaba en el aire congelado casi antes de $aber abandonado su garganta. 2iguió avanzando m#s despacio. !l principio $abía corrido sin rumbo, pero a$ora ya sabía perfectamente perfectamente adonde iba. E2i consigues llegar a la lavandería, estar#s a salvoG, se dijo.
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3i siquiera $abía considerado la posibilidad de que uncan no se encontrara en la lavandería. /uando por fin llegó y empujó la puerta de vidrio, sin aliento pero aliviada por $aber llegado tan lejos, se sorprendió al $allar el lugar vacío. Le parecía increíble. 2e quedó allí de pie, observada sólo por la larga $ilera $ilera de lavadoras lavadoras blancas, sin saber adonde ir. 3o se $abía parado a imaginar el tiempo que pudiera etenderse m#s all# de aquel imaginado encuentro. (ntonces descubrió una voluta de $umo que se alzaba desde una de las sillas del fondo. %enía que ser @l. (c$ó a andar en esa dirección. (staba tan encogido en el asiento que sólo le asomaba la coronilla por encima del respaldo negro de la silla, y miraba fijamente la portezuela redonda de la lavadora de enfrente, que estaba vacía. 3o los apartó cuando ella se sentó a su lado. Nuncan. (l no respondió. Marian se quitó los guantes y etendió una mano para acariciarlo. (l dio un respingo. N(stoy aquí. La miró. %enía los ojos m#s oscuros que de costumbre, m#s $undidos en sus órbitas, y la piel de la cara adquiría un matiz palidísimo a la luz de los fluorescentes. N!$, sí, ya veo. La mujer de rojo en persona. H:u@ $ora es N3o lo s@, no llevo reloj. NH:u@ est#s $aciendo aquí 2e supone que tendrías tendr ías que estar en la fiesta. N3o lo soportaba m#s. %enía %enía que venir a buscarte. NHPor qu@ 3o se le ocurría ninguna razón que no sonara s onara absurda. NPorque quería estar contigo, nada m#s.
(l le lanzó una mirada de desconfianza y dio otra calada al cigarrillo. NPues escCc$ame' $as de volver. (s tu deber, ese como se llame te necesita. N3o, tC me necesitas m#s que @l. (n cuanto lo $ubo dic$o, le pareció verdad. Q al momento se sintió m#s noble. uncan sonrió. N3o. %C crees que debo ser rescatado, resca tado, pero no es así. Q adem#s, no me apetece que una asistenta social aficionada me use de caso clínico. Folvió a concentrarse concentr arse en la lavadora. Marian se puso a retorcer el dedo de piel de un guante. NPero es que yo no intento rescatarte Nobjetó, y enseguida comprendió que $abía logrado que se contradijera. N(ntonces, a lo mejor quieres salvarte a ti misma. He qu@ /reía que lo tenías todo resuelto. Q ya sabes que yo soy un inepto total. Parecía ligeramente orgulloso de su propia inutilidad. N&$, por favor, no $ablemos de rescates Nrogó Marian, desesperadaN. HPodríamos ir a algCn sitio N:uería marc$arse de a$í. (l mero $ec$o de $ablar resultaba imposible en esa sala blanca con sus $ileras de ventanas redondas y su penetrante olor a detergente y lejía. NH:u@ tiene de malo @ste Nle preguntó @lN. ! mí me gusta bastante. Marian sintió el impulso de zarandearlo. N3o lo digo por eso Nle respondió ella. N!$, eso. Faya, que @sta $a de ser la noc$eB que es a$ora o nunca. N2acó otro cigarrillo y lo encendióN. Pues bueno, a mi casa ya sabes que no podemos ir. N! la mía tampoco. urante unos instantes se planteó por qu@ no, si iba a marc$arse de allí de todos modos. Pero podía presentarse !insley, o Peter... NHQ si nos quedamos aquí (ste sitio ofrece algunas posibilidades interesantes. %al vez dentro de una lavadora..., colgaríamos tu vestido rojo en la ventana para evitar las
miradas indiscretas de los viejos verdes... NFamos, NFamos, por favor Nsuplicó ella poni@ndose de pie. uncan tambi@n se levantó. N(st# bien. 2oy una persona complaciente. 2upongo que ya va siendo $ora de que descubra la verdad verdadera. H!donde vamos NPues $abr# que buscar algCn $otel Ndijo ella. 2e mostraba vaga sobre los aspectos pr#cticos del asunto, pero totalmente convencida de que debía $acerlo. (ra la Cnica manera. uncan le sonrió con aire malvado. NHQ fingir f ingir que eres mi mujer Nle preguntóN. H/on esos pendientes 3o se lo creer#n. %e acusar#n de corrupción de menores. N3o me importa Nreplicó, y levantó la mano para quitarse uno de los pendientes. N3o, d@jatelos puestos de momento. 3o querr#s cargarte el conjunto, Hverdad Hverd ad /uando salieron a la calle, Marian cayó en la cuenta de algo $orrible. NR&$, noS Neclamó, paralizada. NH:u@ pasa NR3o tengo dineroS Le $abía parecido que para ir a la fiesta no le $aría falta. 2ólo llevaba el monedero de mano dentro de un bolsillo del abrigo. 2intió que toda la energía que la $abía empujado a las calles, que la $abía incitado a mantener esa conversación, se le estaba escapando. 2e sintió impotente, petrificada, al borde de las l#grimas. N/reo que yo tengo algo Ndijo uncanN. 2iempre llevo un poco. Para casos de emergencia. N(mpezó a rebuscar en los bolsillosN. 2uj@tame esto. NMarian juntó las manos con las palmas $acia arriba y @l fue depositando una c$ocolatina, varios envoltorios de c$ocolatina c$ocolatina pulcramente doblados, doblados, algunas c#scaras de pipa de calabaza, un paquete de cigarrillos vacío, un $ilo con varios nudos, un llavero con dos llaves, un c$icle en su envoltorio envoltorio de papel y un cordón de zapatoN. zapatoN. 3o, no era este bolsillo Ncomentó. Ncomentó. el otro sacó, entre una lluvia de monedas que fue arrojando a la acera, un par de billetes arrugados. >ecogió >ecogió la calderilla calderilla y contó el dineroN. ueno, ueno, no creo que llegue para ir al Ting (ddie, pero algo $aremos. (n esta zona no, que es muy cara. %endr# que ser m#s cerca del centro. /reo que esto acabar# pareci@ndose m#s a una película underground que a una fantasía animada en tecnicolor. NFolvió a guardarse el dinero y el resto de porquerías en los
bolsillos. (l metro estaba cerrado, con la persiana met#lica bajada. N2upongo que tendremos que ir en autobCs Ndijo Marian. N3o, $ace demasiado frío para esperar a la intemperie. oblaron la siguiente esquina y caminaron en dirección sur por la calle anc$a y desierta, pasando por delante de los escaparates iluminados. Kabía pocos coc$es y aCn menos peatones. ebía de ser muy tarde, pensó ella. %rató de imaginar qu@ estaría pasando en la fiesta NHse $abría terminado, Hse $abría dado cuenta Peter de que ella ya no estaba N, pero per o sólo s ólo logró representarse una confusión de ruidos r uidos y voces y fragmentos f ragmentos de caras y destellos de luz intensa. /ogió la mano de uncan, que no llevaba guantes y se la puso junto a la suya, en el bolsillo del abrigo. (n ese momento @l la miró con una epresión casi $ostil, pero no la retiró. retiró. Los dos permanecían en silencio. /ada vez $acía m#s frío. (mpezaban a dolerle dolerle los pies. /aminaron durante $oras, o al menos eso les pareció, descendiendo lentamente en dirección al lago $elado, pasaron junto a edificios y m#s edificios que no contenían m#s que oficinas, y junto a los solares que se abrían entre ellos, ocupados por ventas de coc$es usados, con sus ristras de bombillas de colores y de banderolasB pero no $allaron ni rastro de lo que andaban buscando. N/reo que nos n os $emos equivocado de calle Ndijo uncan al cabo de d e un ratoN. Qa Qa tendríamos que $aber llegado de sobras. 2iguieron por una calle estrec$a y oscura con las aceras cubiertas de nieve, y finalmente desembocaron en una vía m#s amplia llena de c$illones carteles de neón. N(sto ya se parece m#s a lo que buscamos. NHQ a$ora qu@ $acemos Nle preguntó ella, consciente del tono lastimero de su voz. 2e sentía incapaz de decidir. (n realidad uncan estaba tomando la iniciativa. /laro que, bien mirado, el dinero era suyo. NMierda, es que no tengo ni idea ide a de qu@ se $ace en estos casos NcomentóN. Para mí es la primera vez. NPues para pa ra mí tambi@n Nreplicó ella, a la defensivaN. ueno, al menos en estas circunstancias. NKabr# una fórmula fór mula estipulada, pero propongo que vayamos improvis#ndola sobre la marc$a. (ntraremos (ntraremos a preguntar preguntar siguiendo un orden, de norte a sur. N(c$ó un vistazo a
la calleN. Parece que cuanto m#s abajo, m#s destartalados. NR(spero que no sea un cuc$itril lleno de bic$osS Nueno, no s@, a lo mejor los bic$os lo $acen m#s interesante. e todas formas, no nos queda m#s remedio que aceptar lo que nos den. 2e detuvo delante de un edificio estrec$o de ladrillo encajonado entre una tienda de alquiler de ropa, con una novia polvorienta en el escaparate, y una floristería vieja. E>oyal Massey KotelG, rezaba un tubo de neón. ajo el nombre $abía un escudo de armas. N(sp@rame aquí Nle indicó uncan antes de subir los peldaños que le separaban de la puerta. Folvió a bajar. N(st# cerrado Nanunció. 2igu 2iguie iero ronn cami camina nand ndo. o. (l sigu siguie ient ntee esta establ blec ecim imie ient ntoo tení teníaa un aspe aspect ctoo m#s prometedor. (ra m#s discreto, y las comisas de piedra rematadas en capiteles griegos que $abía sobre las ventanas estaban oscurecidas de $ollín. ?n cartel rojo informaba de que el nomb nombre re era era E& E&nt ntar ario io %o" o"er ersG sG,, aunq aunque ue la prim primer eraa & se $abí $abíaa fund fundid ido. o. E%ar E%arif ifas as económicas.G (staba abierto. N(ntro yo primero y te espero en el vestíbulo Ndijo Marian, que tenía los pies congelados. !dem#s, sentía la necesidad de ser valiente. uncan se estaba comportando muy bien, así que ella debía darle al menos apoyo moral. 2e quedó allí de pie, sobre la moqueta desgastada, intentando parecer respetable, consciente de que sus pendientes no contribuían precisamente a tal fin. uncan se acercó al recepcionista, un $ombrecillo apergaminado que lo miró con desconfianza. uncan y el intercambiaron unas palabras en voz baja. !cto seguido, uncan se acercó a ella, la cogió del brazo y salieron. NH:u@ te $a dic$o Nle preguntó Marian una vez en la calle. N:ue no era un sitio de @sos. NH:u@ insinCa Nprotestó ella, ofendida. H:u@ se $abía creído uncan soltó una risita burlona. N3o me vengas a$ora con remilgos de virtuosa ultrajada. Lo Cnico es que $abr# que buscar un sitio que sí sea de @sos. oblaron una esquina y siguieron en dirección este, por una calle de aspecto similar.
Pasar Pasaron on por dela delante nte de vario varioss edifi edifici cios os elega elegant ntes es pero pero dest destart artal alad ados, os, y fina finalm lment entee descubrieron uno que estaba aCn m#s destartalado pero que de elegante no tenía nada. (n vez de la $abitual fac$ada de obra vista, la de @ste estaba pintada de rosa, y en grandes letras escritas directamente sobre ella, se leía' E/amas a -_ la noc$e. %F en todas las $abitaciones. Fictoria y !lbert Kotel. La mejor oferta de la ciudad.G (ra un edificio alargado. M#s abajo se veía otro cartel que indicaba EKombresG y otro m#s en el que se leía EMujeres y acompañantesG, y que señalaba el acceso al pub. %ambi@n parecía $aber una casa de comidas, aunque a esas $oras las dos estaban cerradas. N/reo que aquí es Ndijo uncan. (ntraron. (l recepcionista bostezó al coger la llave. N?n poco tarde, Hno NprotestóN. 2on cuatro dólares. NMejor tarde que nunca Nrespondió uncan. 2e sacó un puñado de billetes del bolsillo, desperdigando monedas por toda la alfombra. /uando se agac$ó a recogerlas, el recepcionista miró a Marian con una malicia descarada aunque no eenta de cansancio. (lla le dedicó una caída de ojos. espu@s de todo, pensó, si voy vestida como si lo fuera y actCo como si lo fuera, Hpor qu@ no va a pensar que lo soy 2ubieron la escalera en silencio. /uando finalmente dieron con la $abitación, constataron que era del tamaño de un armario grande, amueblada con una cama de $ierro, una silla y un tocador con el barniz cuarteado. (n un rincón, atornillado a la pared, $abía un televisor que funcionaba con monedas. 2obre el tocador, un par de toallas dobladas, desgastadas, una celeste y otra rosa. La estrec$a ventana que $abía delante de la cama tenía por fuera un fluorescente que parpadeaba emitiendo un zumbido infernal. infern al. )unto a la entrada $abía $ abía otra puerta que daba al baño, un cubículo minCsculo. uncan cerró la puerta. Nueno, Hy a$ora qu@ $acemos NpreguntóN. %C debes saberlo. saber lo. Marian se quitó las botas. 3otó un doloroso $ormigueo en los dedos de los pies. !lzó la mirada y vio el rostro escu#lido que la observaba entre el cuello alzado de un abrigo y una mata de pelo revuelto. (ra un rostro muy blanco, ecepto por la nariz, roja de frío. Mientras lo contemplaba, uncan se sacó un pañuelo de papel de algCn bolsillo y se la sonó. ios mío, pensó Marian, Hpero qu@ estoy $aciendo H/ómo $e llegado $asta aquí H:u@ diría Peter /ruzó la $abitación, se acercó a la ventana y miró al eterior, sin fijarse en nada en concreto. NRMira estoS Neclamó uncan entusiasmado a su espalda. Marian se volvió.
!cababa de descubrir algo nuevo, un gran cenicero que $abía quedado oculto bajo las toallas del tocadorN. (s aut@ntico. N(l cenicero tenía forma de caracola de mar y era de porcelana rosa con los bordes onduladosN. ice E>ecuerdo de las cataratas de ur;G N leyó con el rostro iluminado. Le dio la vuelta y un poco de ceniza se cayó al sueloN. EMade in )apanG Nanunció. Marian se sintió invadida por una oleada de desesperación. %enía que $acer algo. NRPor el amor de ios NeclamóN, deja de una vez ese maldito cenicero, quítate la ropa y m@tete en la camaS uncan inclinó la cabeza como si fuera un niño a quien acabaran de reñir. Nueno, como tC digas. 2e desprendió de la ropa con tanta rapidez como si $ubiera tenido cremalleras escondidas en distintos sitios, o una sola, para quit#rsela toda de una vez, al igual que una muda de piel. La lanzó sobre la silla $ec$a un revoltijo, se metió en la cama deprisa y corriendo, y se subió las s#banas $asta la barbilla. La miró con curiosidad mal disimulada y sólo ligeramente bienintencionada. /on gesto de determinación, ella empezó a desnudarse. Le resultó difícil quitarse las medias con seductora intención, o al menos con algo que se le pareciera, mientras un par de ojos de rana la escrutaban desde el borde de la s#bana. Intentó alcanzar el cierre de la espalda, en vano. N#jame la cremallera Nle ordenó, tajante. (l obedeció. Marian colgó el vestido en el respaldo de la silla y forcejeó para quitarse la faja. NR($S Neclamó @lN. R?na de d e verdadS Las $abía visto en los anuncios, pero en la vida real nunca $abía llegado tan lejos. 2iempre $e querido saber cómo funcionan. HMe dejas verla Marian se la pasó y @l se incorporó para eaminarla, retorci@ndola en todas direcciones y doblando las ballenas. Nios mío, qu@ trasto tan medieval Nle dijoN. H/ómo lo soportas HQ tienes que llevarla siempre NKablaba de la prenda como si se tratara de un accesorio ortop@dico molesto pero necesario' un braguero o un collarín. N3o Nrespondió Marian. (staba de pie, en ropa interior, pregunt#ndose cu#l deber deb ería ía ser el sigui siguien ente te paso. paso. 2e resis resistí tía, a, por por eceso eceso de pud pudor or,, supo suponí nía, a, a segui seguirr desvisti@ndose con la luz encendida, pero @l parecía estar pas#ndoselo tan bien que no
quería interrumpirle. !dem#s, en la $abitación $acía tanto frío que empezó a temblar. 2e acercó despacio a la cama, castañeteando los dientes. (ra evidente que la tarea en cuestión iba a requerir gran perseverancia. e $aber llevado ropa con mangas, se las $abría subido. NKazme sitio Nle pidió. uncan apartó la faja y volvió a esconderse bajo las s#banas como una tortuga en su caparazón. N3i $ablar Nreplicó @lN. 3o pienso dejarte que te metas en esta cama $asta que te $ayas quitado todos esos potingues de la cara. La fornicación, a su manera, esta muy bien, seguro, pero si $e de acabar acab ar pareciendo un trozo de papel pape l pintado de flores, renuncio. Marian le dio la razón. /uando volvió, m#s o menos limpia, apagó la luz y se acostó. Kubo una pausa. N2e supone que a$ora debería estrec$arte entre mis varoniles brazos Ndijo uncan en la oscuridad. Marian le pasó la mano por la espalda, y la sintió fría. (l le buscó la cabeza, $usme#ndole el cuello. NKueles raro.
N3o $ay manera, debo de ser incorruptible Ndijo uncan media $ora m#s tardeN. Foy a fumarme un cigarrillo. 2e levantó, se fue a tientas $asta la otra punta de la $abitación, localizó la ropa y rebuscó $asta que encontró el paquete. Folvió a la cama. ! la luz de la brasa iluminada, Marian distinguió algunas líneas de su cara, y el cenicero de porcelana. uncan estaba sentado contra los barrotes de la cabecera. N3o s@ eactamente lo que me pasa NdijoN. (n parte, no me gusta no poder verte, aunque es probable que si te viera aCn fuera peor. Pero no es sólo eso. Me siento como una especie de criatura diminuta que intentara escalar por la superficie de una enorme masa de carne. 3o digo que seas gorda NañadióN, que no lo eres. (s que en general $ay
demasiada carne. (s asfiiante. N>etiró las mantas de su lado de la camaN. Muc$o mejor Ndijo, y se apoyó el brazo sobre la frente. Marian se arrodilló a su lado, en la cama, cubri@ndose con la s#bana como si fuera un c$al. !penas distinguía el perfil de su cuerpo largo y blanco, piel blanca sobre cama blanca, apenas iluminado por la luz azulada que llegaba de la calle. (n la $abitación de al lado tiraron de la cadena del retrete. (l borboteo del agua en las tuberías resonó en la $abitación y cesó bruscamente con un ruido mezcla de susurro y silbido. Marian agarró las s#banas con fuerza. (staba tensa por la impaciencia y por otra emoción que reconoció como la g@lida energía del terror. (n ese momento, suscitar algo, alguna reacción, reacción, aunque no fuese capaz de predecir predecir lo que emergería emergería de aquella aquella superficie en apariencia pasiva, de esa cosa amorfa, blanca e insustancial que se etendía en la oscuridad, que se movía a medida que sus ojos se movían esforz#ndose por ver, que parecía carecer de temperatura, olor, cuerpo o sonido, era lo m#s importante que podría $aber $ec$o nunca, que podría $acer en el futuro, y no podía $acerlo. (sa certidumbre le inspiraba una desolación $elada, peor que el miedo. 3ingCn empeño de la voluntad serviría de nada. 3o se decidía a acariciarlo de nuevo. %ampoco se decidía a marc$arse. (l resplandor resplandor del cigarrillo cigarrillo se desvaneció. desvaneció. 2e oyó o yó el golpe del cenicero en contacto contacto con el suelo. Marian supo que uncan sonreía en la oscuridad, aunque no era capaz de determinar con qu@ intención' sarcasmo, malevolencia, incluso ternura. N%Cmbate Nle dijo @l. (lla obedeció, con la s#bana alrededor del cuerpo y las rodillas dobladas. uncan la rodeó con un brazoN. 3o, tienes que ponerte recta. La posición fetal no sirve de nada, lo s@ muy bien, la $e probado muc$as veces. NLa acarició con ternura, invit#ndola a etenderse, casi como si la estuviera planc$ando. NQa NQa sabes que no es algo que se pueda p ueda evitar Nle dijoN. ame tiempo. 2e acercó m#s a ella. 3otó su aliento en el cuello, penetrante y fresco, y luego su cara apret#ndose contra ella, contra su carne, fría, como el bozal de un animal curioso y sólo ligeramente amigable.
2
(staban sentados en una cafetería mugrienta, al lado del $otel. uncan contaba el dinero que le quedaba para saber qu@ podían desayunar. desayunar. Marian se $abía desabroc$ado desabroc$ado los botones del abrigo, pero se sujetaba las solapas cerradas a la altura del cuello. 3o quería que nadie le viera el vestido rojoB era demasiado evidente que lo llevaba desde la noc$e anterior. 2e $abía guardado los pendientes de !insley en el bolsillo. (ntre ellos, ellos, sobre la superficie superficie de fórmica de la mesa, se etendía una colección de platos sucios, tazas, migas, salpicaduras y cercos de grasa, restos de los valientes madrugadores que se $abían aventurado antes que ellos, cuando la superficie de fórmica estaba intacta como la naturaleza virgen, no $ollada por el cuc$illo y el tenedor del $ombre, y $abían dejado tras ellos un rastro aleatorio de artículos abandonados o desec$ados, propios de los que viajan v iajan ligeros de equipaje. 2abían que nunca m#s volverían vo lverían a pasar por allí. Marian contempló con desagrado el reguero de desperdicios, pero intentaba restarle importancia a ese desayuno. 3o quería que su estómago protagonizara otra escenita. %omaría sólo caf@ con tostadas, y quiz# mermelada. 2eguro que ante eso no plantear# ningCn reparo, pensó. !pareció una camarera con el pelo cardado y empezó a limpiar la mesa, sobre la que al momento lanzó un par de cartas desplegables. Marian abrió la suya y leyó la sección titulada E2ugerencias para el desayunoG. !ntes de dormirse, le pareció que todo estaba resuelto, incluso el rostro imaginado de Peter con los ojos muy abiertos, iluminados por una revelación cegadora. Kabía sido simplemente un momento de clarividencia, m#s que de alegría, pero que se $abía perdido en el sueño posterior. !l despertarse con el rumor del agua corriendo en las tuberías y con las voces estridentes estridentes del pasillo, ya no se acordaba de qu@ era. Kabía permanecido acostada en silencio, intentando concentrarse en qu@ podía $aber sido, mirando el tec$o lleno de manc$as de $umedad que la distraíanB pero fue inCtil. (ntonces, la cabeza de uncan $abía aparecido de debajo de la almo$ada, donde la $abía mantenido toda la noc$e para mayor seguridad. La miró un momento como si no tuviera ni idea de qui@n era ni de qu@ estaba $aciendo en aquella $abitación. NF#monos de aquí Nle dijo al cabo de d e un momento. (lla le besó en la boca, pero per o cuando se apartó un poco, uncan se limitó a $umedecerse los labiosN. Me muero de $ambre, vamos a desayunar Nmurmuró, como si aquel gesto se lo $ubiera recordadoN. Faya pinta Nañadió. NPues tC no es que est@s como una rosa Nreplicó ella a la defensiva. (ra cierto' tenía muc$as ojeras y el pelo parecía un nido de cuervos. 2e levantaron de la cama y ella se eaminó brevemente en el espejo amarillento y deslucido del baño. %enía la piel mate, muy p#lida y etrañamente seca. esde luego, estaba $orrible.
3o le apetecía ponerse la misma ropa, pero no le quedaba que daba m#s remedio. 2e vistieron en silencio, incómodos en aquel espacio de dimensiones tan reducidas y cuya sordidez resultaba aCn m#s patente a la luz gris#cea del día, y bajaron la escalera. !$ora lo miraba a$í sentado frente a ella, otra vez vestido. Kabía encendido un cigarrillo y se dedicaba a contemplar la voluta de $umo. 2us ojos le estaban vedados, le resultaban remotos. La $uella mental de su cuerpo largo y fam@lico, que en la oscuridad parecía constar solamente de #ngulos y prominencias, el recuerdo de sus costillas tan marcadas, casi esquel@ticas, una ondulación de cordillera casi perfecta, como una tabla de lavar, se le estaba borrando tan deprisa como cualquier trazo impreso en una superficie efímera. efímera. uera cual fuere la decisión decisión que $abía tomado, si es que realmente realmente $abía llegado a tomar alguna, la $abía olvidado. Podía tratarse de una ilusión, como la luz azulada sobre la piel de los dos. Pero en la vida de uncan, pensó pens ó ella con una sensación de deber cumplido, c umplido, algo $abía culminado. Q eso constituía un pequeño consuelo. 2in embargo, para Marian no $abía nada permanente o completo. Peter seguía estando allí, no $abía desaparecido, era tan real como las migas de la mesa' así pues, ella debía actuar en consecuencia. %endría que volver. (l autobCs de la mañana ya lo $abía perdido, pero podía coger el de la tarde, despu@s de $ablar con Peter para eplic#rselo eplic#rselo.. 3o, mejor evitar eplicaciones. eplicaciones. (n realidad realidad no $abía motivos para eplicar, porque una eplicación requería plantear causas y efectos, y el suceso en cuestión $abía carecido de unas y otros. 3o procedía de ninguna parte ni se dirigía dirigía a lugar alguno, quedaba quedaba al margen margen de la cadena. e pronto se le ocurrió que aCn no $abía empezado a $acer el equipaje. ajó la vista y miró la carta. NKuevos con beicon al gusto NleyóN. & salc$ic$as reci@n $ec$as. NPensó en cerdos y en pollos. Pasó r#pidamente al apartado de las tostadas. 3otó una opresión en la garganta. /erró la carta. NH%C qu@ quieres Nle preguntó uncan. N3ada, no puedo comer nada NdijoN. 3o me entra nada. 3i un u n zumo de naranja. N!sí que al final $abía ocurrido' su cuerpo se $abía cerrado. (l campo alimenticio se $abía ido reduciendo $asta convertirse en un punto, en un punto negro que lo ecluía todoB.. Miró una manc$a de grasa en la carta, casi llorando de pena por sí misma. NH2eguro Mejor Nzanjó uncan sin perder ni un segundoN, así me lo puedo gastar todo yo. /uando volvió volvió la camarera, camarera, pidió $uevos con jamón, que devoró en un momento momento y sin el menor atisbo de remordimiento ni comentario alguno, ante sus propias narices. (lla lo miraba con gran tristeza. /uando uncan pinc$ó pinc$ó los $uevos con el tenedor y el líquido de las yemas empezó a escurrirse, viscoso, $acia los bordes del plato, Marian volvió la cabeza. 2intió n#useas. Nueno Ndijo @l cuando salieron a la calle tras pagar la cuentaN. 9racias por
todo. Ke de volver a casa, me espera un trabajo de la facultad. Marian pensó en el olor a gasoil frío y a tabaco rancio que $abría en el autobCs. Q en los platos del fregadero. (l autocar iría calent#ndose e impregn#ndose de $umanidad a medida que avanzara por la autopista, y las ruedas emitirían aquel c$irrido agudo. H:u@ vivía entre los platos y los vasos sucios, oculto y repulsivo 3o podía volver. Nuncan Nle dijoN. Por favor, no te vayas. NHPor qu@ H(s que $ay algo m#s N3o puedo volver. uncan frunció el ceño. NHQ qu@ esperas que $aga Nle preguntóN. 3o deberías esperar nada de mí. :uiero regresar a mi caparazón. e momento ya $e tenido demasiado de lo que suele conocerse como realidad. N3o tienes que $acer nada, Hpodrías simplemente... N3o, no quiero. %C ya no eres un escape, escap e, resultas demasiado real. !lgo te preocupa y quieres comentarloB tendría que empezar a cuidarme de ti y todo eso, y no tengo tiempo. Marian bajó la vista y vio los dos pares de pies sobre la nieve derretida y el barro de la acera. N(s que no puedo volver. uncan se fijó m#s en ella. NHFas NHFas a vomitar 3o lo $agas. (lla permaneció quieta, en silencio. 3o se le ocurría ningCn motivo para que @l se quedara a su lado. 3o lo $abía. H:u@ conseguirían con ello Nueno Ndijo @l vacilanteN. (st# bien, pero no muc$o rato, Hde acuerdo (lla asintió, agradecida. (c$aron a andar en dirección norte. N! mi casa no podemos ir, ya lo sabes, montarían un esc#ndalo Ndijo uncan. NQa NQa lo s@.
NH!donde quieres ir 3o lo $abía pensado. %odo %odo era imposible. 2e tapó las orejas con las manos. N3o lo s@ s @ Nrespondió en un tono de voz que se acercaba acercab a a la $isteriaN, no lo s@, quiz#s es mejor que vuelva... NFamos, NFamos, vamos Nle dijo @l con ternuraN, nada de $istrionismo. Pasearemos un rato. NLe apartó las manos de las orejas. N(st# bien Nrespondió Marian, dejando que la mimara. uncan balanceaba los brazos siguiendo el ritmo de sus pasos. 2u gesto taciturno del desayuno parecía $aber dado paso a una especie de conformismo distante. 2ubieron la pendiente, en dirección dir ección contraria c ontraria al lago. Por las aceras ac eras transitaban señoras con abrigos de pieles que avanzaban av anzaban ineorables como rompe$ielos sobre la nieve derretida, con el rostro ceñudo y llenos de determinación, los ojos brillantes, las bolsas de la compra colgando de ambo amboss braz brazos, os, para para no perde perderr el equ equil ilib ibri rio. o. Mari Marian an y u unc ncan an las las iban iban sorte sortean ando do y adela adelant ntand ando, o, solt solt#n #ndo dose se las las mano manoss cuand cuandoo se cruza cruzaba bann con con algun algunaa espec especia ialm lment entee amenazadora. (n la calle, los coc$es soltaban $umo y salpicaban al pasar. el aire caían partículas de $ollín, pesadas, $Cmedas como copos cop os de nieve. N3ecesito respirar aire puro Ndijo uncan cuando llevaban unos veinte minutos andando en silencioN. (sto es como estar en una pecera llena de renacuajos moribundos. H%e H%e ves capaz de viajar en el metro Marian asintió. /uanto m#s lejos mejor, pensó. 2e internaron en la boca m#s cercana, alicatada en tonos claros, y tras un intervalo con olor a lana mojada y a alcanfor, se dejaron elevar por una escalera mec#nica $asta alcanzar la luz del día. N!$ora cogemos el tranvía Neplicó uncan. unca n. Parecía saber adonde iba, algo por po r lo que Marian sólo podía sentir agradecimiento. (l la conducía. (l control de la situación era suyo. (n el tranvía no encontraron asiento. Marian se agarró a una de las barras y se puso de puntillas puntillas para mirar por la ventana. Por encima de un sombrero de lana verde y naranja, con forma de cubretetera y grandes lentejuelas doradas, se etendía un paisaje que le resultaba resultaba desconocido' primero almacenes, almacenes, luego casas, luego un puente, puente, luego m#s casas. 3o tenía ni idea de en qu@ zona de la ciudad estaban. uncan alargó un brazo por encima de su cabeza y tiró del cordón. /uando el tranvía se detuvo, ellos se fueron abriendo paso $acia el fondo y salieron. N!$ora caminamos Ndijo @l.
oblaron la esquina de una calle secundaria. Las casas eran m#s pequeñas y m#s nuevas que las del barrio de Marian, pero seguían siendo oscuras y altas. Muc$as de ellas contaban con porc$es cuadrados sostenidos por pilares de madera y estaban pintadas de gris o de un blanco mortecino. !llí la nieve de los jardines delanteros se veía m#s reciente. Pasaron junto junto a un $ombre que quitaba la nieve de un trozo de acera, y el ruido rítmico rítmico de la pala resonaba con intensidad en el aire silencioso. silencioso. Kabía una cantidad anormal anormal de gatos. Marian pensó en cómo olería la calle en primavera, cuando la nieve se derritieraB a tierra, a bulbos de flores a punto de brotar, a madera $Cmeda, a las $ojas del año anterior pudri@ndose, a los desperdicios que los gatos, crey@ndose tan limpios y discretos, $abían ido enterrando enterrando bajo la nieve. ! viejos viejos que salían salían de su casa con una pala, para abrir zanjas en el c@sped y enterrar lo que fuese. La limpieza de la primaveraB la sensación de inminencia. /ruzaron la calle y empezaron a bajar por una pendiente bastante pronunciada. e repente uncan ec$ó a correr, arrastrando a Marian tras @l como si fuera un trineo. NRParaS Ngritó ella, alarmada por el volumen de su propia vozN. R3o puedo correrS N3otó que las cortinas de todas las ventanas se iban separando, indiscretas, a su paso, como si en cada casa se s e escondiera un severo vigilante. NR3oS Nle respondió uncan, tambi@n gritandoN. R(stamos escapandoS R!delanteS ! Marian se le rompió una costura de la manga. 2e imaginó que el vestido rojo se le desintegraba desintegraba en plena calle, que lo dejaba atr#s en retales retales que iban cayendo sobre la nieve, como plumas. !$ora ya no estaban en la acera, resbalaban por el centro de la calle en dirección a una valla. Kabía un letrero negro y amarillo que ponía EPeligroG. Le daba miedo que si se saltaban aquella barrera de madera fueran a caer por un precipicio invisible, casi a c#mara lenta, como en esas películas de persecuciones de coc$es que acaban despeñ#ndose por acantilados. 2in embargo, en el Cltimo momento uncan giró y rodearon la valla, y se encontraron en un camino estrec$o de tierra flanqueado por altos parterres. Pronto llegaron al puente que $abía al pie de la colina. uncan se detuvo en seco y Marian patinó y c$ocó contra @l. Le dolían los pulmonesB estaba borrac$a de aire. 2e $abían apoyado contra un muro bajo de cemento, en un etremo del puente. Marian apoyó los brazos en la parte alta del muro y descansó. ! la altura de sus ojos veía copas de #rboles, un laberinto de ramas con las puntas ya casi amarillas, casi rojas, cuajadas de yemas. N!Cn no $emos llegado Ndijo uncan, tir#ndole del brazoN. !$ora bajamos. La condujo $asta el final del puente. ! un lado $abía una especie de caminoB $uellas de pisadas, un sendero embarrado. Lo recorrieron con cautela, de lado, como los niños cuando aprenden aprenden a bajar las escaleras escaleras y pasan de uno en uno. Los car#mbanos de $ielo que $abía en la estructura del puente, que a$ora quedaba por encima, goteaban sin cesar.
NHQa NHQa $emos llegado Npreguntó Marian cuando llegaron abajo. abajo . N%odavía N%odavía no Nle respondió uncan, y avanzó alej#ndose del puente. Marian esperaba que llegaran a algCn sitio donde pudiera sentarse. (staban en una de las quebradas que partían la ciudad, aunque no sabía en cu#l de ellas. !lgunas !lgunas veces iba a pasear a la que se veía desde el salón de su casa, pero nada de lo que contemplaba a$ora le resultaba familiar. !llí, la quebrada era estrec$a y profunda, cerrada por #rboles que parecían sujetar el manto de nieve que se etendía por las empinadas laderas. Muc$o m#s arriba, cerca del borde, algunos niños estaban jugando. Marian les veía las c$aquetas c$aquetas de colores colores vivos, rojas y azules, azules, y oía las risas atenuadas por la distancia. e uno en uno, recorrían recorrían el camino sobre la capa de nieve. &tros $abían dejado dejado sus $uellas, pero no muc$os. 2e dio cuenta de que, a intervalos, $abía marcas de pezuñas de caba caball llo. o. e u unc ncan an sólo sólo veía veía la espa espald ldaa enco encorv rvad adaa y los los pies pies qu quee se leva levant ntab aban an intermitentemente. eseó que se volviera para verle la caraB su abrigo, que no transmitía emoción alguna, la ponía nerviosa. Nentro de un minuto nos sentamos Ndijo, como si se tratara de una respuesta. res puesta. Pese a ello, Marian no vio ningCn sitio por allí cerca donde fuera posible $acerlo. !$ora recorrían un campo delimitado por estacas, con $ierbas secas y rígidas que los arañaban al pasar' varas de oro, cardos, bardanas, los esqueletos de plantas anónimas. Las bardanas tenían racimos erizados, y los cardos conservaban sus cabezas puntiagudas, de color color plata plata desga desgast stad adoB oB apart apartee de eso, eso, nada nada m#s m#s inte interr rrum umpí píaa la mono monoto toní níaa de esa vegetación. vegetación. M#s all#, a ambos lados, se levantaban levantaban las paredes de la quebrada. quebrada. Por encima encima se distinguían casas, una $ilera de edificios que se asomaban al borde, indiferentes a las marcas de la erosión que arañaban la tierra a intervalos irregulares. (l arroyo $abía desaparecido bajo una zanja subterr#nea. Marian volvió la vista atr#s. La quebrada $abía descrito una curvaB ella la $abía tomado sin darse cuenta. elante de ellos $abía otro puente, m#s grande. 2iguieron andando. NMe gusta esto en invierno Ncomentó uncan al cabo de un ratoN. 2ólo $abía estado en verano, y todo crece, se llena tanto de $ojas verdes y plantas que a tres pasos ya no se ve nada. !dem#s, !dem#s, $ay ortigas. ortigas. Q gente. Los viejos borrac$os vienen a dormir debajo del puente, y los niños a jugar. Por aquí cerca $ay un picadero, picadero, creo que este sendero es un camino de $erradura. Qo venía porque era m#s fresco. Pero cubierto de nieve resulta aCn mejor. mejor. !sí la basura no se ve. (sto ya lo est#n llenando llenando tambi@n de basura, empezando por el arroyo, no entiendo por qu@ les gusta tanto tirar todo tipo de cosas por el campo' ruedas viejas, latas...
La voz provenía de una cara que no veía, como si no saliera de ninguna parteB sonaba como en escorzo, apagada, amortiguada, absorbida por la nieve. La quebrada se $abía $ec$o m#s anc$a y a$ora la vegetación era m#s escasa. uncan salió del camino y anduvo sobre la nieve dura. Marian le siguió. (mpezaron a subir la ligera pendiente de una colina. NQa NQa $emos llegado Nanunció uncan. 2e detuvo y dio media vuelta, cogi@ndola de la mano para acercarla a su lado. Marian a$ogó un grito y sin querer retrocedió un paso' estaban al borde de un precipicio. Por debajo, una enorme fosa m#s o menos circular, con un camino que descendía en espiral, por los lados, en dirección al espacio llano y cubierto de nieve que se abría en el fondo. )usto enfrente de donde se encontraban, a unos cuatrocientos metros, se alzaba un edificio largo y negro parecido a un cobertizo. %odo parecía cerrado, desierto. NH:u@ es eso Npreguntó Marian. NLa f#brica de ladrillos Ncontestó uncanN. Lo de aquí abajo es arcilla. ajan por este camino con ecavadoras para etraerla. N3o tenía ni idea de que $ubiera nada parecido en las quebradas. quebradas . NLe parecía mal que $ubiera semejante cavidad en la ciudadB se suponía que el arroyo debía ser el punto m#s bajo. !quel fondo blanco de la fosa tambi@n le resultaba sospec$osoB no le parecía p arecía sólido, tal vez fuera $ueco, peligroso, una fina capa de $ieloB si alguien caminaba por encima, tal vez se caería al interior. NPues $ay muc$as cosas interesantes. Por aquí a quí cerca tambi@n $ay una c#rcel. uncan se sentó muy tranquilo en el borde del precipicio, con los pies colgando, y sacó un cigarrillo. espu@s de un momento, ella lo imitó y se puso a su lado, aunque aquella tierra no le inspiraba confianzaB era de las que se $unden. Los dos se quedaron mirando el enorme agujero ecavado en el suelo. N:u@ $ora ser# Npreguntó Marian, que apenas oyó sus propias palabras' aquel espacio abierto le tragaba la voz. uncan no respondió. !puró el cigarrillo en silencio. (ntonces se levantó, se fue por el borde $asta una zona m#s plana donde no $abía vegetación y se tumbó sobre la nieve. 2e le veía tan tranquilo, a$í tendido, mirando al cielo, que Marian se acercó para ponerse a su lado. N%endr#s N%endr#s frío Nle dijo uncanN, pero si te apetece, $azlo. 2e tumbó a medio metro de @l. Por algCn motivo, no le pareció bien acercarse m#s. (ncima, el cielo era de un gris claro uniforme, difusamente iluminado por un sol que se
ocultaba tras @l, en algCn lugar impreciso. uncan $abló en medio de aquel silencio. NHPor qu@ no puedes volver Fas Fas a casarte y todo eso, Hno /reía que eras de esas mujeres dispuestas al matrimonio. NQ lo soy Nrespondió con tristezaN. !l menos lo era. !$ora no s@. N3o quería $ablar del tema. NKay quien diría, claro, que todo est# en tu mente. N(so ya lo s@ s @ Nreplicó, impacient#ndoseB idiota del todo tampoco era, todavíaN. HPero cómo lo epulso Nebería resultarte evidente que yo soy la persona menos indicada para que le $agas esa pregunta. ! mí me dicen que vivo en un mundo de fantasía. Pero al menos las mías son m#s o menos mías, personales, las escojo yo, y m#s o menos me gustan, en general. Pero tC no pareces demasiado contenta con las tuyas. N:uiz# debería ir al psiquiatra Nmusitó. N3o, no, eso no lo $agas. Lo Cnico que les interesa es reajustarte. NPero es que yo quiero que me reajusten, @sa es la cuestión. Para mí no tiene sentido ser una persona inestable. N%ambi@n se le ocurrió que no tenía ningCn sentido dejarse morir de inanición. inanición. (n ese momento momento comprendió comprendió que en el fondo lo que quería era sencillamente seguridad. Pensó que todos aquellos meses $abía estado dirigi@ndose $acia ese estado de calma, pero que en realidad no $abía llegado a ninguna parte. 3o $abía conseguido conseguido nada. e momento, su Cnico logro concreto parecía ser uncan. Qa Qa era algo a lo que agarrarse. e repente sintió la necesidad de asegurarse de que aCn seguía allí, de que no $abía desaparecido, $undido bajo el manto blanco. (ra preciso verificarlo. NH:u@ tal esta noc$e Nle preguntó. (l aCn no $abía dic$o nada del tema. NH:u@ tal qu@ !$, eso. NPermaneció un momento en silencio. (lla escuc$aba con atención, aguardando su voz como si fuera la de un or#culo. 2in embargo, cuando finalmente $abló, se refirió a otro temaN. Me gusta este sitio. Q m#s a$ora, en invierno, cuando est# tan cerca del cero absoluto. !quí me siento $umano. Por comparación. Las islas tropicales tropicales no me gustarían nada, deben de ser demasiado camales, camales, siempre me estaría estaría preguntando si soy un vegetal andante o algCn anfibio gigante. (n la nieve, en cambio, te acercas al m#imo a la nada. Marian estaba desconcertada. H! qu@ venía eso H:u@ relación guardaba con lo
otro N%C lo que quieres es que te diga que $a sido maravilloso, Hverdad Nle preguntó N. :ue me $a $ec$o salir de mi caparazón. :ue me $a $ec$o $ombre, que $a resuelto todos mis problemas... Nueno... N2í, seguro s eguro que es lo que quieresB de $ec$o siempre $e visto claro que eso era lo que querrías. Me gusta la gente que participa en mi vida de fantasía, y normalmente estoy dispuesto a participar en la suya, $asta cierto punto. Ka estado bienB tan bien como de costumbre. 3o tardó en captar lo que aquellas palabras daban a entender. !sí !s í que no era la primera. La imagen como de enfermera con uniforme un iforme almidonado a la que $abía intentado agarrarse como Cltimo recurso se des$izo como papel mojadoB y el resto de sí misma no logró reunir las fuerzas necesarias necesarias ni para enfadarse. La $abía tenido totalmente totalmente engañada. engañada. ebería $aberlo imaginado. Pero tras meditarlo un rato con la mirada perdida en el cielo neutro, llegó llegó a la conclusión conclusión de que en realidad realidad no era tan importante. importante. Q adem#s, eistía eistía la posibilidad de que aquella revelación acabara acab ara siendo tan falsa como $abían resultado tantas tan tas otras cosas. 2e sentó y se sacudió la nieve de las mangas. (ra el momento de pasar a la acción. NMuy bien Nle dijoN. (sta $a sido tu broma. N3o pensaba aclararle si se lo creía o noN. !$ora $e de decidir lo que voy a $acer. (l le sonrió. N! mí no me lo preguntes, @se es tu problema. Pero creo c reo que q ue deberías debe rías $acer $ace r algoB algo B la autoflagelación en el vacío acaba convirti@ndose en algo bastante aburrido. Pero @se es tu callejón callejón sin salida personal, tC te lo $as inventado, tendr#s que pensar en tu propia manera de salir de @l Nconcluyó, levant#ndose. Marian Marian tambi@n lo $izo. Kabía estado tranquila, tranquila, pero a$ora notaba que de nuevo la asaltaba la desesperación, inundando su cuerpo como una droga. Nuncan Nle dijoN. ! lo mejor podrías venir conmigo, acompañarme, $ablar con Peter. Qo no creo que pueda. 3o sabría qu@ decirle. 3o me va a entender... N3o NrespondióN. 3i $ablar. Qo Qo en eso no entro. H3o ves que sería un desastre Para mí, quiero decir. N/ruzó los brazos sobre el pec$o, como abraz#ndose. NPor favor Ninsistió Marian, aun sabiendo que @l se negaría. negar ía. N3o Nle repitióN, no estaría bien. N2e volvió y miró las dos marcas que sus
cuerpos $abían dejado en la nieve. Q entonces se puso a pisarlas, primero la suya y despu@s la de ella, manc$ando la superficie blanca con el pieN. Fen aquí, te enseñar@ cómo $as de volver. La condujo $asta m#s adelante. Llegaron a una calle que primero subía y luego bajaba. !l fondo se veía una autopista inmensa que ascendía y, a lo lejos, otro puente, un puente que sí le resultaba conocido, co nocido, con vagones de metro que avanzaban avanzab an por @l. !$ora ya sabía dónde estaba. NH3i siquiera me acompañar#s $asta allí Nle preguntó. N3o, prefiero quedarme un rato m#s. !$ora tienes que marc$arte. 2e dio la vuelta y empezó a alejarse. Los coc$es pasaban a toda velocidad. 2e volvió una vez, cuando ya $abía llegado a la mitad de la cuesta, en dirección al puente. /asi esperaba que @l se $ubiera evaporado en la etensión blanca de la quebrada, pero no, siguió distingui@ndolo' una forma oscura recortada contra la nieve, acurrucada al borde del precipicio vacío.
3!
Marian acababa de llegar a casa y se estaba peleando con la cremallera del vestido arrugado cuando sonó el tel@fono. Qa Qa sabía qui@n era. NH2í La voz de Peter rezumaba ira. NMarian, Hse puede saber s aber dónde dó nde te $abías metido, e$ &ye, & ye, te $e estado es tado llamando a todas partes. N2e le notaba que tenía resaca. N!$Nrespondió, quit#ndole importanciaN, $e estado por a$í, $e salido. Peter perdió los estribos. NHPor qu@ te fuiste )oder, me estropeaste la fiesta. %e estaba buscando para par a $acer la foto de grupo y no te encontr@, claro que con toda aquella gente no mont@ ninguna escena, pero cuando se fueron empec@ a buscarte por todas partes. %u amiga Lucy y yo salimos en coc$e por las calles. %e llamamos a casa m#s de veinte veces, est#bamos muy preocupados. La verdad es que $a sido muy amable al tomarse tantas molestias, consuela saber que aCn queda alguna mujer considerada.... 2í, seguro, pensó Marian, que sintió una fugaz punzada de celos al recordar su sombra de ojos grisB pero no le dijo nada de eso. NPeter, por favor, no te enfades. enfades . 2ólo $e salido a respirar un poco de aire y me $e entretenido un poco, nada m#s. 3o $ay ningCn motivo para que te pongas así. 3o $a $abido ninguna cat#strofe. NH/ómo que no me ponga así 3o deberías salir a caminar por la noc$e, podrían violarte. 2i quieres $acer estas locuras, y los dos sabemos que no es la primera vez, Hpor qu@ no piensas un poco en los dem#s de vez en cuando !l menos podrías $aberme dic$o dónde estabas, tus padres me $an llamado, est#n desesperados porque no $as cogido el autobCs... Hy H y yo H:u@ se suponía que tenía que decirles 2í, claro, pensó Marian, se $abía olvidado de eso. Nueno, pues estoy perfectamente Ncontestó. NHPero dónde te $abías metido /uando vimos que te $abías ido y empezamos a preguntar discretamente a la gente si te $abía visto, la verdad es que uno de tus eóticos amigos, %revor, o como se llame, me contó una $istoria bastante divertida. Pero bueno, Hqui@n es ese tipo del que me $ablaba
NPor favor, f avor, Peter, no me gusta nada comentar estas cuestiones por tel@fono. Ne repente eperimentó el impulso de cont#rselo todo, pero Hde qu@ iba a servir, si nada se $abía consumado ni $abía llegado a nadaN. H:u@ $ora es NLas dos y media Nrespondió con voz m#s calmada, como pillado por sorpresa ante la referencia a un $ec$o concreto. Nueno, Hpor qu@ no te vienes a merendar dentro de un rato y lo $ablamos 2obre las cinco y media, Hde acuerdo Q lo $ablamos. N2e lo dijo en un tono dulce, conciliatorio. (ra consciente de su propia astucia. !unque no $abía tomado ninguna decisión, notaba que ya le faltaba poco, y necesitaba tiempo. Nueno, est# bien Naccedió, mal$umoradoN. Pero mejor que lo que me cuentes sea bueno. Los dos colgaron al mismo tiempo. Marian entró en la $abitación y se desnudó. ajó a darse un baño r#pido. Las zonas inferiores estaban en silencioB la señora de abajo seguramente estaría atorment#ndose en su oscura madriguera, o rezando por que un rayo celestial fulminara cuanto antes a !insley. /on un #nimo próimo a la rebelión, se negó a limpiar la bañera despu@s de usarla. Lo que precisaba era una estrategia que evitara las palabras, no quería enzarzarse en una discusión. !lgCn recurso para averiguar qu@ era lo realB una prueba, tan sencilla y directa como la del papel de tornasol. (ligió la ropa Nun vestido liso, de punto gris, le pareció apropiadoN, aprop iadoN, y se puso el abrigo. Localizó su monedero y contó el dinero. 2e fue a la cocina y se sentó para confeccionar una lista, pero tras escribir varias palabras, soltó el l#piz. Qa Qa sabía qu@ comprar. co mprar.
(n el supermercado, recorrió metódicamente los pasillos, esquivando diestramente a las señoras cubiertas cubiertas de pieles baratas y a los niños que cogían paquetes de los estantes. estantes. La imagen iba cobrando forma. Kuevos. Karina. Limones para aromatizar. !zCcar normal, azCcar lustre, vainilla, sal, colorante. :uería que todo fuera fresco, no quería usar ningCn ingrediente que ya tuviera en casa. /$ocolate. 3o, mejor cacao. ?n tubo lleno de perlitas plateadas para la decoración. %res cuencos bajos de pl#stico, cuc$arillas de postre, una manga pastelera y un molde de $ojalata. :u@ bien, pensó, $oy en día en los supermercados lo encuentras casi todo. Inició el camino de regreso al apartamento, sujetando la bolsa de papel entre los brazos.
Hizcoc$o o bavarois 2e decidió por el bizcoc$oB le pareció m#s adecuado. (ncendió el $omo. (ra una de las pocas zonas de la cocina que no estaba invadida por la capa de mugre invasora, principalmente porque por que en los Cltimos C ltimos tiempos no lo $abían usado muc$o. 2e puso un delantal y aclaró los utensilios nuevos y los cuencos que $abía comprado, procurando no tocar los platos del fregadero. Qa se ocuparía de eso m#s tarde. !$ora no tenía tiempo. 2ecó las cosas y empezó a cascar los $uevos y a separar las claras de las yemas, sin pensar apenas, concentrando concentrando toda su atención en los movimientos movimientos de sus manos, y luego, mientras apretaba, golpeaba y doblaba la masa, en los tiempos de cocción y en las teturas. (l bizcoc$o eigía rapidez. Fertió la masa en un molde y pasó un tenedor de lado lado para para elim elimin inar ar las las burbu burbuja jass de aire aire m#s m#s grand grandes. es. !l mete meterl rloo en el $omo, $omo, casi casi canturreaba de satisfacción. Kacía muc$o tiempo que no preparaba un pastel. Mientras la masa se iba cociendo, volvió a lavar los cuencos y se dispuso a preparar la cobertura. Iba a ser normal, de mantequillaB era lo m#s apropiado. !l terminar, la dividió en tres partes, que dispuso en tres cuencos. La mayor la dejó tal como estaba, blanca. blanca. &tra la tiñó de rosa c$illón, casi rojo, con el colorante alimentario que $abía comprado, y añadió cacao a la Cltima para que quedara marrón. Hónde voy a ponerlo, pensó cuando $ubo terminado. %endr@ que lavar una fuente. esenterró una larga que $abía en el fondo del fregadero y la lavó a conciencia. Kubo de emplear bastante detergente para quitarle toda la suciedad. Pinc$ó el bizcoc$oB ya estaba listo. Lo sacó del $orno y lo volcó para que se enfriara. Menos mal que !insley no estabaB no quería ninguna interferencia. interferencia. (n realidad, realidad, no parecía que !insley $ubiera pasado por casa cas a desde el día anterior. 3o $abía ni rastro de su vestido verde. (n su dormitorio, la maleta vacía estaba sobre la cama, donde debía de $aberla dejado por la noc$e. Parte del desorden de la superficie se arremolinaba a su alrededor, como atraída por un vórtice. !l pasar por delante, Marian se preguntó cómo conseguiría meter todo aquel caos en un espacio tan limitado y rectilíneo como era un juego de maletas. Mientras se enfriaba la base, se dirigió a su $abitación y se peinó un poco, ec$#ndose el pelo $acia atr#s y recogi@ndoselo con $orquillas para eliminar los restos de los rizos que le $abían $ec$o en la peluquería. 2e sentía eufórica, casi mareadaB debía de ser la falta de sueño y de comida. 2onrió al espejo, mostrando los dientes. (l bizcoc$o tardaba demasiado en enfriarse, pero no lo puso en la nevera para que no absorbiera ningCn olor. Lo sacó del molde y lo puso en la fuente limpia, abrió la ventana de la cocina y lo dejó en el alf@izar nevado. 2abía lo que les pasaba a los pasteles que se
congelaban cuando aCn estaban calientes' se des$acían. 3o sabía qu@ $ora era. !Cn tenía el e l reloj en el tocador, donde lo $abía dejado el día anterior, anterior, pero se le $abía parado. 3o encendió el transistor de !insley !insley,, así no se distraería. distraería. !dem#s, ya estaba bastante nerviosa. !ntes $abía un tel@fono al que se podía llamar... pero, bueno, en todo caso debía darse dars e prisa. 2acó el bizcoc$o de la ventana, lo tocó para comprobar si ya se $abía enfriado lo suficiente y lo dejó en la mesa de la cocina. 2e puso manos a la obra. /on la ayuda de los dos tenedores, lo partió por la mitad. ?na la colocó boca abajo en la fuente y vació parte del interior, d#ndole forma de cabeza. /on lo que le sobraba $izo un tronco con cintura. La otra mitad la cortó en trozos alargados, que serían las piernas y los brazos. (l bizcoc$o estaba muy blando y era f#cil de moldear. ?nió las distintas partes con una porción de la cobertura de mantequilla blanca y usó el resto para cubrir la figura que acababa de crear. %enía algunos bultos y la piel no era lisa del todo, pero serviría. Los pies y los tobillos los reforzó con mondadientes. !$ora ya tenía !$ora tenía un cuerpo cuerpo blanco blanco,, desnudo. desnudo. 2u aspecto aspecto resulta resultaba ba ligera ligeramen mente te obsceno, a$í tendido sobre la fuente, blando, azucarado, sin rasgos. (mpezó a vestirlo, llenando la manga pastelera con cobertura rosa. Primero le puso un biquini, pero quedaba demasiado demasiado pobre. !sí que llenó el espacio espacio intermedio. !$ora lo que llevaba llevaba era un traje de baño normal, pero aCn no era eactamente lo que quería. 2iguió etendiendo, añadiendo cobertura por arriba y por abajo, $asta que consiguió una especie de vestido. (n un alarde de euberancia, dibujó un ribete alrededor del cuello y otro en el dobladillo. Le puso una boca rosa, sonriente, y unos zapatos a juego. inalmente marcó cinco uñas rosas al final de aquellas dos manos amorfas. La cara se veía rara sólo con la boca y sin pelo ni ojos. Limpió la manga y la llenó de cobertura marrón. Le dibujó una nariz y unos ojos grandes, con muc$as pestañas, y tambi@n cejas. Para mayor @nfasis, trazó unas líneas para resaltar las piernas, y otras para separar los brazos del tronco. /on el pelo tardó m#s. Lo fue $aciendo a base de colocar tirabuzones barrocos, ondulados, que subían muc$o y caían sobre los $ombros. Los ojos seguían en blanco. 2e decidió por el verde Nlas otras posibilidades eran el rojo y el amarillo, porque eran los Cnicos colores que teníaN, y con un mondadientes le aplicó dos iris de colorante. !$ora ya sólo quedaba añadir las perlitas plateadas. os las puso en los ojos, a modo de pupilas. /on el resto $izo un diseño floral sobre el vestido, y algunas las intercaló en el pelo. La mujer parecía una figurilla de porcelana, antigua y elegante. Por un momento deseó $aber comprado velas de cumpleaños. cumpleaños. Pero Hdónde las $abría puesto puesto La verdad era que no quedaba muc$o sitio. La imagen estaba completa. 2u creación la miraba desde abajo, con cara de muñeca, ausente ecepto por el destello de inteligencia de los ojos verdes. Mientras le iba dando forma, se $abía sentido casi contenta, pero a$ora, al contemplarla, cayó en un estado melancólico. %anto esfuerzo
invertido en esa señora, y a$ora, Hqu@ sería de ella N%ienes un aspecto delicioso Nle dijoN. Muy apetecible. Q eso es lo que te pasar#B eso es lo que pasa cuando cuand o eres comida. /on la mención de la comida, se le contrajo el estómago. 2entía cierta l#stima por su criatura, pero no podía $acer nada. 2u destino ya estaba zanjado. &yó pasos en la escalera' era Peter. Marian tuvo una fugaz visión de lo monumental de su propia estupidez, de lo infantil infantil e indigna indigna que resultaría resultaría a los ojos de cualquier cualquier observador racional. H! qu@ estaba jugando Pero no se trataba de eso, se dijo nerviosa, retir#ndose un mec$ón de pelo de la cara. !unque si a Peter le parecía tonta, Marian aceptaría la visión que tuviera de ella, se reirían y se sentarían a tomarse el t@ tranquilamente. /uando Peter apareció por el $ueco de la escalera, Marian le dirigió una tímida sonrisa. La epresión de su cara, el ceño fruncido y la barbilla levantada, indicaban que seguía de mal $umor. Q la ropa que llevaba quedaba muy bien con su enfado' el traje severo, entallado, remoto, pero la corbata de cac$emira con algCn toque marrón oscuro. Nueno, a ver qu@ es todo esto... Nempezó. NPeter, Hpor qu@ no vas al salón y te sientas %e $e preparado una sorpresa. sorpres a. Luego $ablamos, si quieres. q uieres. NFolvió NFolvió a sonreírle. son reírle. !quello lo desconcertó y se le olvidó seguir frunciendo el ceñoB seguro que $abía supuesto que ella intentaría disculparse de alguna manera. Pero le obedeció. Marian se quedó un momento junto a la puerta, mir#ndole casi con ternura la nuca que reposaba en el sof#. !$ora que volvía a ver al Peter real, tan compacto como siempre, los miedos de la noc$e anterior quedaban reducidos a una $isteria estCpida, y la fuga con uncan se convertía en una locura, una evasiónB apenas si recordaba ya qu@ aspecto tenía. ! fin de cuentas, Peter no era su enemigo, era un ser $umano normal, como casi todo el mundo. eseó acariciarle la nuca, decirle que no se enfadara, que todo iba a salir bien. La mutación era uncan. Pero advirtió advirtió algo en sus $ombros. ebía de estar sentado con los brazos cruzados. La cara que correspondía a aquella cabeza podría $aber sido la de cualquiera. %odos llevaban ropa $ec$a con tela de verdad, y tenían cuerpos de verdadB los de los periódicos, los todavía desconocidos, aguardando la ocasión de apuntar desde la ventana de arribaB pasabas por su lado todos los días en la calle. (ra f#cil verlo como a alguien normal y seguro por la tarde, pero aquello no cambiaba nada. (l precio de esa versión de la realidad estaba poniendo a prueba la otra. 2e fue a la cocina y volvió con la bandeja, sujet#ndola ante ella con cuidado y reverencia, como si estuviera llevando en procesión algCn objeto sagrado, un icono, o una corona dispuesta sobre un almo$adón. 2e arrodilló, dejando la fuente sobre la mesa
auiliar, delante de Peter. NIntentabas destruirme, Hverdad Nle dijoN. Intentabas asimilarme. Pero P ero yo te $e preparado una sustituta que te gustar# g ustar# muc$o m#s. (sto es lo que querías desde el principio, Hno !$ora le traigo un tenedor Nañadió, algo prosaica. Peter miraba alternativamente el pastel y la cara de Marian, que no sonreía. !brió muc$o los ojos, alarmado. (ra evidente que tonta no le parecía.
/uando se fue Ny no tardó muc$o en $acerlo, al final resultó que no $ablaron demasiado, demasiado, porque se sentía sentía incómodo e impaciente, impaciente, y $asta rec$azó el t@N, ella se quedó de pie, contemplando la figura. !sí que despu@s de iodo Peter no la $abía devorado. (n tanto que símbolo, $abía fracasado estrepitosamente. esde la mesa, la figura la miraba con los ojos plateados, enigm#ticos, burlones, suculentos. e repente sintió $ambre. Muc$a $ambre. Q en el fondo, aquel pastel era sólo un pastel. /ogió la fuente, se la llevó a la cocina y buscó un u n tenedor. E(mpezar@ por los piesG, decidió. 2aboreó el primer bocado. Le resultó raro, pero de lo m#s agradable, volver a notar los sabores, masticar, tragar. 3o est# mal, pensó, crítica. Pero le falta un poco m#s de ralladura de limón. La parte de ella que no estaba ocupada en comer ya sentía una oleada de nostalgia por Peter, como la que podría podr ía eperimentar por un estilo de ropa que ya $ubiera $ubier a pasado de moda y empezara a verse en los colgadores tristes del (j@rcito de 2alvación. Lo imaginaba, elegante, en una salón con l#mparas de araña y cortinajes, impecablemente vestido, con un vaso de "$is;y en la mano. %enía un pie apoyado en la cabeza de un león disecado y un parc$e en un ojo. ebajo de un brazo, braz o, enfundado, un revólver. (l borde del pergamino tenía un ribete dorado y un poco por encima de la oreja de Peter $abía una c$inc$eta. Pasó la lengua por el tenedor, pensativa. 2í, Peter acabaría triunfando, sin duda. /uando ya se $abía comido la mitad de las piernas, oyó los pasos de dos personas en la escalera. Q !insley apareció apareció en la puerta de la cocina seguida de la cabeza peluda peluda de isc$er isc$er 2ymt$e 2ymt$e.. !Cn llevaba llevaba su vestido vestido verde, verde, muy arrugado arrugado.. %ambi@n ambi@n ella ella parecí parecíaa arrugadaB tenía la cara ojerosa y la barriga parecía $aberle crecido muc$o en las Cltimas veinticuatro $oras. NKola Nsaludó Marian agitando el tenedor. Partió un trozo de pastel y se lo llevó a la boca.
isc$er se $abía apoyado en la pared y $abía cerrado los ojos en cuanto puso los pies en el apartamento, pero !insley sí se fijó en ella. NRMarianS H:u@ es esto N2e acercó para verN. ver N. R(s una mujerS R?na mujer de bizcoc$oS NLe dedicó una mirada peculiar. Marian masticó y tragó. N%oma N%oma un poco Nle ofrecióN. (st# muy buena. La $e $ec$o esta tarde. La boca de !insley se abría y se cerraba como la de un pez, como si intentara digerir la implicación de lo que estaba viendo. NRPero MarianS Neclamó al fin, $orrorizadaN. R(st#s rec$azando tu propia feminidadS Marian dejó de comer y miró a !insley, que la contemplaba con gran preocupación, casi con severidad, a trav@s de los mec$ones de pelo que le caían sobre los ojos. H/ómo lograba aquella epresión epresión de indignación, indignación, aquella aquella seriedad seriedad tan absoluta 2u rectitud rectitud moral era comparable a la de la señora de abajo. Folvió a mirar la fuente. La mujer seguía allí, con su sonrisa $elada, sin piernas. N:u@ tontería NreplicóN. (s sólo un pastel. Q $undió el tenedor en el tronco, separando limpiamente la cabeza del resto del cuerpo.
TERCERA PARTE
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(staba limpiando el apartamento. Kabía tardado dos días en reunir el valor para enfrentarme a la tarea, pero por fin $abía empezado. %enía que proceder por capas. Primero estaban los desperdicios superficiales. (mpec@ por la $abitación de !insley, metiendo en cajas de cartón todo lo que $abía dejado' los tarros medio vacíos de cosm@ticos y las barras de carmín usadas, los estratos de revistas y periódicos atrasados desparramados por el suelo, la piel de pl#tano seca que encontr@ debajo de la cama, la ropa que no se $abía querido llevar. Q todas mis pertenencias que tambi@n quería tirar fui meti@ndolas en las mismas cajas. /uando los suelos y los muebles quedaron despejados, limpi@ el polvo que quedaba a la vista, sin olvidar las molduras y los bordes superiores de las puertas y los alf@izares de las ventanas. Luego me dediqu@ al suelo. Primero lo barrí y despu@s lo fregu@ y lo encer@. (ra increíble la cantidad de suciedad que salió' fue como descubrir un suelo nuevo. Luego lav@ los platos, y despu@s quit@ las cortinas de la ventana de la cocina. Kice una pausa para comer. Inmediatamente despu@s ataqu@ la nevera. 3o me dediqu@ a eaminar con detalle la cantidad de $orrores que se $abían acumulado en su interior. 2ólo con mirar a contraluz los envases, se veía que era mejor no abrirlos. ! los diversos contenidos les $abían brotado pelos o mantos de plumas, segCn el dictado de sus respectivas naturalezas, y ya me imaginaba a qu@ olerían. Los fui metiendo con cuidado en el cubo de la basura. !bord@ el congelador con un punzón, pero descubrí que la gruesa capa de $ielo, cuya superficie era blanda y esponjosa, estaba dura como la roca por dentro, así que dej@ que se derritiera un poco antes de intentar partirla o desprenderla. desprende rla. !cababa de empezar con los cristales cuando sonó el tel@fono. (ra uncan. :u@ sorpresa. /asi me $abía olvidado de @l. Nueno Nme dijoN. H:u@ pasó N2e $a terminado todo Nle respondíN. /omprendí que Peter pretendía destruirme. !sí que a$ora estoy buscando otro trabajo. NQa, NQa, bueno, en realidad no te preguntaba eso. Me interesa m#s saber algo de isc$er. N/laro Nmurmur@. ebería $aberlo supuesto. NFer#s, NFer#s, creo que s@ lo que $a pasado, pero no estoy seguro de por qu@. Ka abandonado sus responsabilidades, Hcomprendes NH2us responsabilidades H:uieres decir sus estudios de postgrado
N3o. Me refería a mí. H:u@ voy a $acer a$ora N3o tengo la menor idea Nle respondí. Me sentía molesta con @l por no $aber querido $ablar de lo que iba a $acer yo. !$ora que volvía a pensar en mí misma en primera persona del singular, mi propia situación me resultaba muc$o m#s interesante que la suya. su ya. NFaya, NFaya, vaya Ndijo uncanN. Pues así no podemos estar. ?no de los dos $a de $acer de oyente comprensivo y el otro de torturado y confundido. La Cltima vez, la torturada y confundida fuiste tC. !dmítelo, te dijiste. 3o puedes ganar. NMuy bien, de acuerdo. HPor qu@ no te vienes a merendar m#s tarde (l apartamento est# patas arriba. N!ñadí a modo de disculpa. /uando llegó, yo estaba terminando de $acer las ventanasB subida a una silla, retirando retirando el velo blanco que previamente previamente $abía etendido sobre los cristales. cristales. Kacía muc$o tiempo que no los $abíamos limpiado, y se $abía acumulado bastante polvo. 2upuse que sería curioso poder volver a ver a trav@s de ellos. Me preocupaba que por fuera quedaran partes sucias que no alcanzabaB manc$as de $ollín y regueros de lluvia. 3o oí entrar a uncan. %al vez llevaba varios minutos observ#ndome cuando anunció su presencia con un EKola, ya estoy aquíG. i un respingo. N!$, $ola. (n cuanto termine con la ventana voy contigo. uncan se dirigió a la cocina. %ras dar un Cltimo repaso al cristal con la manga de una de las blusas viejas de !insley, me baj@ de la silla con cierta reticencia Nme gusta acabar lo que empiezo, y aCn quedaban varias ventanas por repasarB adem#s, la idea de $ablar sobre la vida amorosa de isc$er 2myt$e no me cautivabaN y me encamin@ a la cocina. (ncontr@ a uncan sentado en una de las sillas, contemplando la puerta abierta de la nevera con una mezcla de desagrado y angustia. NH! qu@ $uele aquí Npreguntó, aspirando el aire. N&$, a varias v arias cosas. ! cera para par a el suelo, a limpiaOcristales y a otros productos. N Me acerqu@ a la ventana y la abríN. H%@ o caf@ N3o importaNrespondióN. ueno, entonces, Hqu@ es lo que $a pasado en realidad N3o s@ si sabes que se $an casado. N2ería m#s f#cil preparar t@, pero tras una bCsqueda r#pida por los armarios de la cocina, no encontr@ nada. Puse unas cuc$aradas de
caf@ en la cafetera. Nueno, sí, m#s o menos. is$ nos dejó una nota bastante ambigua. HPero cómo sucedió NHQ cómo suceden estas cosas 2e conocieron en la fiesta Nle dije. Puse la cafetera al fuego y me sent@. 2e me pasó por la cabeza acercarme acercarme y abrazarlo, abrazarlo, pero parecía $eridoN. 2upongo que no les ser# f#cil, pero creo que funcionar#. !insley $abía aparecido el día anterior, tras otra prolongada ausencia, y $abía $ec$o las maletas mientras isc$er la esperaba en el salón con la cabeza apoyada en los cojines del sof#, la barba erizada con la conciencia de su propia vitalidad y los ojos cerrados. /on unas pocas frases, me $abía dado a entender que se marc$aban de luna de miel a las cataratas del 3i#gara, y que le parecía que isc$er sería, en sus propias palabras, Emuy buenoG. Le epl epliiqu@ qu@ todo todo est esto a u unc ncan an tan bien bien como como pu pude de,, y @l no pare pareci cióó ni escandalizado ni contento. Nueno, supongo que ser# bueno para isc$er, el ser $umano no puede soportar demasiada irrealidad. Pero a %revor le $a afectado bastante. 2e $a acostado porque de los nervios le dolía la cabeza, y no se $a levantado ni para cocinar. (n resumen, que tendr@ que cambiar de piso. Kabr#s oído lo destructivo que puede ser un $ogar roto, y no me apetece que mi personalidad quede dañada. N(spero que a !insley le vaya bien Ndije. Q sinceramente lo esperaba. Le agradecía que $ubiera confirmado mi certidumbre supersticiosa de que era una persona capaz de cuidar de sí misma. Kubo momentos momentos en los que $abía empezado a perder la feN. !l menos tiene lo que cree que quiere, y eso ya es algo..., supongo. N!rrojado de nuevo al mundo mund o Ndijo uncan, pensativo, mordi@ndose mordi@n dose el pulgarN. H:u@ ser# de mí N3o parecía demasiado interesado en la pregunta. Kablar de !insley me $izo acordarme de Leonard. Llam@ a /lara poco despu@s de enterarme de lo del matrimonio de !insley, para que le dijera a Len que ya podía salir de su escondite. E(stoy preocupada Nme dijoN. La noticia no le $a tranquilizado tanto como yo creía. 2uponía que volvería de inmediato a su apartamento, pero me $a dic$o que prefiere no $acerlo. Le da miedo salir de casa, y si no se mueve de la $abitación de !rt$ur parece de lo m#s contento. Los niños lo adoran, casi siempre, y debo confesarte que me gusta que alguien me los distraiga de vez en cuando, aunque el problema es que usa todos los juguetes de !rt$ur, y a veces ve ces se pelean. Lleva varios días sin s in ir a trabajar, tra bajar, y ni siquiera s iquiera $a llamado llamado para decirles decirles dónde est#. 2i sigue así, no s@ si ser@ capaz de resistirlo.G resistirlo.G ! pesar pesar de ello, sonaba m#s capaz que nunca. 2e oyó un golpe met#lico procedente del interior de la nevera. uncan se asustó y se sacó el pulgar de la boca.
NH:u@ es eso N3ada, un trozo de $ielo que se $a soltado, espero Nepliqu@N. (stoy descongelando la nevera. NMe llegó el olor del caf@. Puse dos tazas en la mesa y lo serví. Nueno, Hya vuelves a comer Nme preguntó uncan tras un momento de silencio. NPues sí NrespondíN. Koy me $e preparado un filete. N!quel Cltimo comentario nacía del orgullo. !Cn me parecía milagroso $aberme atrevido con una prueba tan difícil y $aber salido airosa. N!sí es m#s sano Ndijo, y me miró a los ojos por primera vez desde que $abía llegadoN. llegadoN. %ienes %ienes mejor aspecto. aspecto. Pareces m#s contenta contenta y llena de cosas buenas. H/ómo lo $as conseguido NQa NQa te lo $e dic$o por tel@fono. NH(so de que Peter quería destruirte !sentí. N(so es absurdo abs urdo Nañadió muy mu y serioN. Peter no intentaba destruirte. (so te lo $as inventado. (n realidad eras tC la que intentaba destruirlo a @l. (l corazón me dio un vuelco. NHe verdad Nle pregunt@. Nusca en el interior de tu alma Nrespondió, mir#ndome $ipnóticamente desde detr#s del flequillo. io un sorbo de caf@ e $izo una pausa para darme tiempoN. !unque la verdad verdadera es que no era er a Peter. (ra yo. Qo Qo sí intentaba destruirte. 2olt@ una carcajada nerviosa. N3o digas eso. N/omo quieras. Qo siempre estoy dispuesto a complacerte en todo. ! lo mejor Peter intentaba destruirme a mí, o nosotros dos intent#bamos destruimos mutuamente. :u@ m#s da. (l caso es que $as vuelto a lo que conocemos como realidadB ya vuelves a ser consumidora. NPor cierto Nle interrumpíN, interru mpíN, Hte apetece un poco de pastel N!Cn me quedaba medio torso y la cabeza. uncan asintió. Le ofrecí un tenedor y baj@ los restos del cad#ver del estante donde
lo $abía guardado. >etir@ la mortaja de celof#n. NQa NQa casi sólo queda la cabeza Nle dije. N3o sabía que supieras preparar pasteles Ncomentó despu@s de probarloN. (st# casi tan bueno como co mo los de %revor. N9racias Nle respondí con modestiaN. /uando tengo tiempo, me gusta cocinar. NMe qued@ sentada, viendo desaparecer el pastel, primero la boca sonriente, luego la nariz, despu@s un ojo. Kubo un instante en que de la cara no quedó m#s que el otro ojo verde, que al cabo de un instante tambi@n se esfumó como un parpadeo. !cto seguido empezó a devorar el pelo. Me causaba una sensación muy peculiar de satisfacción verle comer como si al final mi esfuerzo no $ubiera sido en vano, aunque el pastel fuera desapareciendo sin ninguna eclamación de placer, sin ninguna epresión visible. Le sonreí abiertamente. (l no me devolvió la sonrisa. (staba concentrado en su tarea. >aspó el Cltimo rizo de c$ocolate con el tenedor y apartó el plato. N9racias Nme dijo, lami@ndose los labiosN. (staba delicioso.
T#$%& o' Con(&n(s M!>9!>(% !%A&& 2inopsis L! M?)(> /&M(2%IL( I3%>&?//IU3 ! L! (I/IU3 >I%`3I/! P>IM(>! P!>%( 2(9?3! P!>%( %(>/(>! P!>%(