GRAMÁTICA TRADICIONAL
La gramática se define como la parte de la lingüística que se dedica al estudio de las reglas y principios que regulan el uso de las lenguas y la organización organización de las palabras dentro dentro de una frase .
La gramática tradicional es una colección de ideas sobre el lenguaje que se mantuvieron desde los escritos de Grecia y Roma, inspirados inspirados en las orientaciones orientaciones de Platón y Aristóteles, las reflexiones reflexiones de los medievales y el acercamiento prescriptivo del siglo siglo XVIII. Es un cajón de sastre en el que se engloban más de veinte siglos de especulaciones, desde las raíces del pensamiento occidental hasta los manuales del siglo XX., especulaciones basadas fundamentalmente en el prestigio de la tradición grecolatina e n todos los aspectos de la cultura occidental. (Alcina y Blecua, 1975)
Uno de los principios fundamentales de la gramática tradicional era considerar el lenguaje como una expresión expresión del del pensamie pensamiento, nto, hecho hecho que enmarcaba enmarcaba todos todos los estudios estudios lingüísti lingüísticos cos dentro dentro de disciplin disciplinas as como la filosofía filosofía y la lógica, lógica, y que no permitía permitía la autonomía autonomía de las ciencias ciencias del lenguaje lenguaje.. El objeto de estudio era exclusivamente el lenguaje escrito presente en los textos literarios, con gran preocupac preocupación ión por la mantenci mantención ón de la pureza pureza y la estética. estética. El habla habla coloquial coloquial significab significabaa la corrupción del lenguaje literario, por lo tanto, se consideró poco digna de ser estudiada. Por otra parte, la gramática tradicional opera con una concepción prescriptiva o normativa sobre el lenguaje, lenguaje, otorgand otorgando o reglas reglas para para escribir escribir y hablar hablar correctam correctamente. ente. Las posteri posteriores ores escuel escuelas as lingüísticas, como el estructuralismo y la gramática transformativa, desecharon el carácter impositivo de la gramática tradicional para dar paso a la descripción y posterior explicación del lenguaje.
I.
Los griegos
Los griegos fueron los primeros en especular sobre el lenguaje, a pesar de que nunca se interesaron por las lenguas de otros pueblos, de tal modo que consideraban peyorativamente bárbaros (“barbaroti”) a aquellos que hablaran lenguas extranjeras. extranjeras. Sin embargo, los resultados que obtenían a raíz de sus elucubraciones elucubraciones fueron y siguen siendo siendo importantes en el estudio estudio del lenguaje. Durante el siglo V a. C., los sofistas (“homb (“hombres res sabios sabios”) ”) eran eran profeso profesores res enca encarga rgados dos de de la educación educación política política del del hombre hombre que se centraban centraban en el arte de la retórica retórica,, lo que en ese entonces entonces significaba un acercamiento a la sabiduría. Entre las discusiones sobre retórica, se puede puede encontrar intentos plausibles en el estudio de la gramática, como por ejemplo, la distinción de cuatro tipos
de oraciones: afirmativa, interrogativa, imperativa y de súplica, por parte de Protágoras; los estudios sobre sinónimos y etimología fueron iniciados por Gorgias, Pródico e Hipias; éste último también se dedicó a algunos aspectos fonéticos de la lengua griega. Si bien los sofistas no distinguieron entre clases de análisis, se infiere que se dedicaron a la gramática, la fonología, la estilística y la lexicología. En sus Diálogos, Platón realiza diversos aportes lingüísticos. En Cratilo, el filósofo ateniense hace referencia al origen de las palabras y la conexión entre nombre y objeto (naturaleza vs. convención), y en Teeteto, definió el lenguaje en palabras de Sócrates, como la expresión del pensamiento por medio del onoma y el rhema, términos que son el reflejo de las ideas en la corriente de aire que pasa a través de la boca.
Esta definición racionalista (la concepción del lenguaje como vehículo del pensamiento) sienta las bases de la fonética articulatoria y además ofrece los términos onoma y rhema, de gran importancia para el desarrollo de la historia de la lingüística. Así onoma se tradujo como el nombre, la voz nominal y posteriormente, sujeto; mientras rhema se tradujo como verbo, verbal y predicado. Platón define estos términos como “aquel que realiza una acción” y “el nombre de la acción” respectivamente. Por otra parte, onoma y rhema son constituyentes de logos, término que la gramática tradicional denominó pensamiento u oración. Por consiguiente, la oración se dividió en dos partes: sujeto y predicado. Durante siglos, se analizaron dichos conceptos en relación a la semántica y la lógica, omitiendo la sintaxis y dando lugar a problemas de difícil resolución. Otro aporte de Platón a la gramática fue su método de combinación de las palabras: si bien jamás hizo una distinción entre niveles fonéticos y fonológicos, advirtió que algunas palabras en la lengua pueden ir juntas y otras son muy difíciles de combinar. Este intento de establecer una disciplina que pudiera unir ciertas reglas de combinación de palabras dio origen a la lógica formal (aunque Platón nunca distinguió entre lógica y gramática), que es un sistema por el cual se puede predecir la corrección, o falta de corrección, en las posibles combinaciones al observar las relaciones que se dan entre términos. En sus obras Organon y Poética, Aristóteles realiza sus principales contribuciones al campo del lenguaje. En su tratado Sobre la interpretación , el filósofo define el lenguaje en general y la palabra en particular de la siguiente manera: Las palabras son símbolos hablados, o signos, o afecciones, o impresiones del alma (pensamiento); las palabras escritas son signos de las palabras habladas. Como la escritura, tampoco la lengua es la misma en todas las razas humanas. Pero las impresiones mentales de las cuales estas palabras son los signos, son las mismas para toda la humanidad como lo son también los objetos de los cuales aquellas impresiones son representaciones, imágenes, copias.
De esta definición se desprenden diversas visiones presentes en la Lingüística del siglo XX. Primero, existe un carácter racionalista persistente en la escuela fundada por Chomsky, además de
una manifestación sobre la universalidad del lenguaje, al reconocer rasgos comunes para todas las lenguas humanas. Segundo, Aristóteles enfatiza el lenguaje hablado sobre el escrito, tal como lo hace Saussure en sus postulados básicos. Con relación a las ideas del mencionado lingüista, encontramos en Aristóteles una definición de onoma, en la que se distingue el sonido del significado, tal como la concepción saussureana del signo lingüístico (significante y significado): Un onoma es un sonido que tiene una significación establecida a través de la convención.
Además, el filósofo se inclina por la concepción arbitraria del lenguaje humano (Hockett, Saussure), teniendo en cuenta objetos de estudios propios de la lingüística del siglo XX, como el sonido, el significado y el modo como éstos interactúan. Como se describe anteriormente, el segundo constituyente del logos platónico es el rhema, definido por Aristóteles de la siguiente manera: El rhema es un sonido que no solamente lleva un significado particular sino que también tiene una referencia temporal. Ninguna de sus partes t iene significado por sí misma.
Entonces, el rhema se caracteriza por la indivisibilidad entre el sonido y el significado y una noción de tiempo, que es fundamental en el verbo, núcleo esencial. Mientras el logos, unidad mayor, es descrito por el filósofo como: El logos es una expresión significante de la cual ésta o aquella parte puede tener significado… pero no como expresión de un juicio con carácter positivo o negativo. Tómese mental, por ejemplo. Esta expresión tiene un significado indudablemente, pero no afirma ni niega nada; se requiere una adición para que la expresión pueda afirmar o negar algo. Con todo, las sílabas de mental no son significativas.
El cuarto componente del lenguaje es considerado por Aristóteles como syndesmoi o conjunción, definida como: Un sonido sin significado que ni impide ni causa la formación de un sonido simple o de una frase significativa…
Es así como tres de los cuatro términos, onoma, rhema y syndesmoi , componen el primer esbozo de lo que posteriormente se conocerá como partes de la oración, estudiadas principalmente por los estoicos. Por otra parte, Aristóteles se refiere sobre el análisis fonético, vislumbrado por Platón: La letra es un sonido indivisible, no uno cualquiera, sino el que por su naturaleza entra en la formación de un sonido compuesto; porque los animales también emiten sonidos indivisibles, pero no doy a ninguno de ellos el nombre de letra. La letra comprende la vocal, la semivocal y la muda. Es vocal la letra que tiene un sonido audible sin que haya aproximación de la lengua o de los labios;
es semivocal la letra que tiene un sonido audible, pero con aproximación, por ejemplo la “s” y la “r”; es muda la letra que, teniendo esta aproximación, no tiene por sí misma ningún sonido, por ejemplo la “g” y la “i”. Estas letras difieren según las formas que toma la boca y según las el lugar en que se producen, según sean fuertes o suaves, largas o breves, agudas, graves o intermedias; a los especialistas en métrica es a quienes corresponde examinarlas en detalle. La sílaba es un sonido desprovisto de significación, compuesto de una muda y una letra que tiene sonido; porque el sonido “gr” sin “a” es una sílaba, como también lo es cuando se añade a ella “a” y se forma, por ejemplo, “gra”, pero aun en este caso el examen de las diferencias corresponde a la métrica.
(Poética, 1456 b, 1457 a) En conclusión, Aristóteles sentó algunas premisas importantes para el estudio del lenguaje. Los estudios gramaticales comienzan a discurrir a partir de sus ideas y durante la Edad Media se refuerzan ostensiblemente. Estas enseñanzas tienen como escenario más amplio la filosofía y la lógica, por lo tanto, durante siglos, los estudios lingüísticos parecieron mentalistas y abstractos. Los estoicos fueron un grupo de filósofos y lógicos que florecieron en Atenas en los comienzos del siglo IV a. C. Deben su nombre a la voz griega stoa (puerta), debido a las discusiones desarrolladas bajo el pórtico. Fueron decididos opositores de los seguidores de Aristóteles, a quienes llamaban peripatéticos por su costumbre de discutir deambulando por las avenidas del Liceo. Los estoicos tomaron partido a favor de las tesis contrarias al pensamiento aristotélico, y mientas el filósofo estaba a favor del convencionalismo o arbitrariedad del lenguaje, ellos defendían que los nombres están formados naturalmente y que los sonidos imitan las cosas que nombran. Por otra parte, la escuela fundada por Zenón significó un gran desarrollo en los estudios gramaticales. A partir de los estoicos se configuró una especie de doctrina en la cual se recopilaba toda la teoría gramatical estudiada hasta entonces. Es así como las diferentes clases de palabras analizadas se beneficiaron con nuevas adiciones y se introdujeron algunas categorías gramaticales. Las partes de la oración fueron divididas en dos grupos basados en criterios estrictamente lógicos. El primero incluye las categorías primarias y está formado por el nombre (y el adjetivo en él), el verbo, la conjunción y el artículo; el segundo grupo es el de las categorías secundarias y está compuesto por el número, el caso, la voz, el modo y el tiempo, mezclándose en estas categorías elementos sintácticos y morfológicos, pues no existía una diferenciación clara. Además, los estoicos profundizaron la distinción trazada por Platón y Aristóteles sobre forma y contenido. Desglosaron tres aspectos del lenguaje: el símbolo o signo denominado semainon representado por el sonido material; el significado propiamente dicho se llamó sēmainomenon (aquel de lo cual se dice) y por último, el objeto externo nombrado por el signo fue llamado la cosa o situación. Esta concepción guarda similitud con el modelo analítico de Odgen y Richards, entre otros, que presuponen tres elementos llamados pensamiento o referencia, símbolo y referente: la palabra simboliza un pensamiento o referente que a su vez refiere al rasgo o acontecimiento sobre el que estamos hablando.
Fueron los estoicos los primeros en establecer diferentes niveles de la lengua al separar términos para la fonética, la gramática y la etimología, siendo el más estudiado el nivel gramatical. La teoría gramatical (categorías, partes de la oración, accidentes morfológicos, etc.) se establece como doctrina bien estructurada. En la fonética realizaron avances muy importantes estudiando los acentos, junturas y tonos (suprasegmentos) en una disciplina especial que llamaron prosodia y que tenía como objeto principal la conservación y corrección de la lengua griega. Por otra parte, los estoicos intentaron una clasificación articulatoria de los sonidos. Finalmente, consolidaron de manera clara y definitiva los fundamentos teóricos del lenguaje, trazando la senda que seguirá posteriormente toda la gramática tradicional. En consecuencia de hechos históricos como la conquista de Alejandro Magno y la crisis política y moral de Atenas, florecieron en Egipto las colonias griegas. Dos de las más importantes fueron las de Alejandría y Pérgamo. La primera se caracterizó por su tradición aristotélica y la segunda era fiel a las ideas de los estoicos. En sus estudios sobre el lenguaje, los alejandrinos cayeron en un error que prevaleció durante veinte siglos: se basaron en los textos literarios atenienses del siglo V a. C., convencidos de que el lenguaje escrito era más puro y correcto. Fue así como dieron desmedida importancia al estudio de textos literarios, olvidando el lenguaje oral, puesto que éste representaba la corrupción de la lengua. Este error fue detectado dos mil años más tarde por los estructuralistas, y es conocido con el nombre de clásica falacia. Sin embargo, de la escuela alejandrina surgen dos obras muy relevantes: Elementos de Euclides y Gramática de Dionisio de Tracia. En el siguiente párrafo del libro, se pueden deducir algunas características de la concepción del lenguaje por el autor: Gramática es el conocimiento técnico de la lengua empleado generalmente por poetas y escritores. Tiene seis partes: 1) pronunciación correcta, 2) explicación de las principales figuras poéticas, 3) preservación y explicación de glosas y ejemplos mitológicos, 4) el descubrimiento de etimologías, 5) el descubrimiento de analogías, y 6) unan consideración crítica de las composiciones de los poetas, que es la parte más noble de esta ciencia.
La Gramática de Dionisio de Tracia es un texto breve y enfatiza los estudios fonológicos y morfológicos de la lengua griega, además de promover los estudios literarios. No incluye mucho sobre la manera en la que los diferentes morfemas se ordenan en las oraciones, es decir, no incluye estudios sobre sintaxis, aunque, las gramáticas surgidas con posterioridad se presentan de igual manera, al haber recibido excesiva influencia de Dionisio de Tracia. Dentro de la escuela de Alejandría, se consideran importantes también Aristarco de Samotracia y Apolonio Díscolo. El primero es el fundador de la escuela y estudioso del lenguaje de los poemas homéricos, mientras que el segundo se dedicó a algunos trabajos de sintaxis griega.
II.
La tradición hindú
En India se llevaron a cabo estudios muy serios sobre el lenguaje, incluso, antes que en Grecia. Se tiene noticia de por lo menos doce escuelas diferentes de carácter lingüístico y literario que nacieron en el lugar. Similar a los griegos, la lingüística hindú mantenía la controversia entre naturaleza y convención del lenguaje y también manifestaban una preocupación sobre la prelación del lenguaje escrito (pulcro y correcto) sobre el oral. Sin embargo, en este último aspecto se encuentra la diferenciación con los griegos. Mientras éstos no avanzaron demasiado en los estudios de estructura fonológica, los hindúes estudiaron y describieron con mucho detalle los sonidos del sánscrito debido al interés que para ellos tenía el traspaso, de generación en generación, de los himnos védicos compuestos mucho tiempo antes de la aparición del lenguaje escrito, y conservados mediante la transmisión oral. El error en la pronunciación de un solo sonido anulaba el valor sagrado que tenía la ceremonia. De ahí se infieren los grandes adelantos en el campo fonético que realizaron los hindúes. Pāņini (siglo IV a. C.), el reconocido gramático más grande de la antigüedad, compiló en su Gramática todos los adelantos lingüísticos realizados por los hindúes. Este libro consistía en una gramática del sánscrito de ocho capítulos en los que se desarrollan cuatro mil reglas llamadas sūtra. Éstas se encuentran ordenadas cíclicamente, de tal manera que cualquiera de ellas se basa en la anterior y es soporte de la siguiente (tal ordenación recuerda los procedimientos empleados por la gramática generativa). Pāņini enfatizó la morfología de la lengua sánscrita al describir bases nominales y verbales, raíces y afijos y la manera de cómo éstos se introducen por medio de las reglas. Previamente al trabajo morfológico, Pāņini establece todo el inventario fonológico de la lengua, dado que la ordenada sucesión de fonemas, de acuerdo con las reglas que las determinan en los patrones sonoros, constituyen morfemas. La semántica mantiene vital importancia en la obra, mientras la sintaxis es olvidada, como generalmente ocurría en la gramática tradicional. Por otro lado, la presentación del morfema cero (0) es hallazgo de Pāņini, quien advirtió las formas lingüísticas que carecen de una representación fonológica, al menos en su estructura superficial. Como en español la palabra atlas no tiene presente el número se designa como 0. No obstante, el gran mérito de la gramática hindú es su carácter eminentemente descriptivo, diferenciándose de las gramáticas de los griegos y las subsiguientes. Si para los hindúes, etimológicamente, la palabra gramática (vyakarana) significa separación, análisis, para los griegos (techne grammatiké) significa el arte de escribir.
III.
Los romanos
Los romanos conservaron intacta la cultura griega y la difundieron por el mundo occidental. La lingüística romana no fue excepción de este hecho y se convirtió en la aplicación del pensamiento, las controversias y las categorías griegas al idioma latín. Los modelos se aplicaron sin variación y las gramáticas se construyeron bajo la influencia de Dionisio de Tracia, dividiéndose en las tres partes exactas estipuladas por el autor, éstas son el arte de escribir y hablar correctamente una lengua, los estudios de las partes de la oración y, finalmente, el buen estilo y las figuras literarias. Los romanos discutieron filosóficamente los conceptos de anomalía y analogía del lenguaje (regularidades vs. irregularidades que componen la lengua), de la misma manera que los griegos. Marco Terencio Varrón sustenta una posición intermedia en su obra Lingua latina, en la que explica que las correspondencias regulares entre lenguaje y realidad podrían establecerse una vez que se descubrieran las formas originales de las palabras, llamadas etyma o raíces, estudio que dio origen a la etimología. Otros dos gramáticos de importancia en la tradición romana son Palemón y Donato; el primero tradujo al latín la obra de Dionisio de Tracia, agregando la interjección a las partes de la oración estipuladas. El segundo, fue el primero de los romanos en escribir textos gramaticales para los estudiantes y algunas obras sobre los pronombres definidos e indefinidos. No obstante, quien fue considerado el principal gramático romano es Prisciano (siglo V d. C.), profesor de griego en Constantinopla, quien basó su Gramática exclusivamente en el trabajo de los griegos, convirtiéndose en una influencia durante la Edad Media y el Renacimiento. Esta Gramática otorga la acostumbrada relevancia a la morfología en desmedro de la sintaxis, aunque se reconoce como la más completa descripción del latín debida a un hablante del idioma, con una perspectiva que se tuvo en cuenta para posteriores discusiones sobre el lenguaje. Prisciano definió ocho partes de la oración (nombre, verbo, participios, pronombre, preposición, adverbio, interjección y conjunción) de la manera más utilizada por las gramáticas tradicionales. Sin embargo, el gramático adopta una orientación semántica para la concepción de su trabajo.
IV.
Edad Media
Los estudios gramaticales en la Edad Media se encuentran generalmente oscurecidos por ser representados en los comentarios de textos latinos, especialmente, Prisciano. No obstante, en la época existe el desarrollo de visiones originales con respecto al lenguaje. A partir del siglo X se manifiestan ideas sobre la construcción de una teoría general del lenguaje, específicamente del latín, y aunque los estudios del lenguaje se funden cada vez más con la lógica, en el siglo XIII, los modistas creen en la autonomía de la gramática con respecto a dicha disciplina.
Estas ideas alejadas de la lógica se manifiestan en el concepto del modo de significar ( modus significandi , la forma en que las cosas son designadas). Un elemento gramatical no debe definirse por su significado sino más bien por la manera en la que encara este significado, por el tipo de relación entre palabras y cosas.
V.
La gramática de Port-Royal
En el siglo XVII, se creó en Francia una serie de escuelas racionalistas que pretendieron producir gramáticas filosóficas. La principal se denominó Escuela de Port-Royal y sus representantes más importantes fueron el lógico Antoine Arnauld y el gramático Claude Lancelot. La obra capital de la escuela, para los intereses de los estudios del lenguaje, fue la Grammaire générale et raisonnée , publicada en 1660 y reimpresa menos de dos siglos después, en 1830. Los gramáticos y lógicos de la escuela se apartaron de las directrices aristotélicas imperantes en la Edad Media, y prefirieron seguir las enseñanzas de René Descartes, quien inauguró en Francia un neorracionalismo que se prolongó durante los siglos XVII y XVIII. Fue así como los gramáticos de Port-Royal no basaron sus postulados en la autoridad y la norma, sino más bien, trataron de sustentarse en la razón humana, punto de partida de todo conocimiento, según esta escuela (el lenguaje es vehículo de pensamiento). Los seguidores de Arnauld y Lancelot buscaron los principios generales que subyacen en las gramáticas, con la intención de proponer una gramática de estructura común a las lenguas conocidas en el siglo XVII. Así descubrieron que las lenguas ofrecen rasgos comunes y diferencias, llevando a Beauzée, autor francés posterior a la gramática de Port Royal, a manifestar que las gramáticas tienen dos clases de principios: unos que se desprenden de la naturaleza del pensamiento humano (universales) y otros que resultan de la arbitrariedad y mutación que constituyen las gramáticas de las lenguas particulares (específicos). Los primeros son lógicamente la esencia del estudio de la gramática general. Además, la escuela francesa insistió en un concepto que se considera crucial dentro de la actual perspectiva lingüística: a partir de Chomsky modernamente se distingue entre estructura profunda y superficial, dicotomía básica de la gramática generativa. La gramática de Port-Royal para ese entonces había observado la doble estructura, acotando que tras la superficie de los juicios era posible encontrar, en un nivel profundo, más de una estructura. Es ya clásico el ejemplo: 1. Dios invisible ha creado el mundo visible. En análisis profundo permite demostrar que existen tres juicios: 2. Dios es invisible. 3. Dios creó el mundo. 4. El mundo es visible.
1 constituye, según la gramática transformacional, la estructura profunda. 2, 3 y 4 corresponden a la estructura superficial. Por otra parte, en la Gramática general y razonada, Arnauld y Lancelot entendían por gramática los fundamentos del arte de hablar, explicados de una manera clara y natural; las razones de lo que es común a todos los idiomas y de las principales diferencias que se encuentran en ellas; y varias observaciones sobre la lengua francesa.
La Gramática general y razonada está dividida en dos partes, la primera, de seis capítulos se refiere a orografía y prosodia; mientras que la segunda, de ocho capítulos, se refiere a la analogía y la sintaxis, nuevamente prestando poco interés a la sintaxis, que consta de un capítulo. En cuanto a las partes de la oración establecidas, Arnauld y Lancelot mantienen la cantidad, aunque realizan una segunda clasificación en la que se refieren al nombre, artículo, pronombre, participio, preposición y adverbio como las partes que se refieren al objeto de nuestro pensamiento, mientras el verbo, la conjunción y la interjección se refieren a la forma de nuestro pensamiento. En la última parte de la Gramática general y razonada aparecen los universales sintácticos. Arnauld y Lancelot proponen los siguientes cinco aspectos que constituyen para ellos el cuerpo de doctrina común a muchas lenguas: 1. 2. 3. 4. 5.
No hay jamás nominativo sin verbo. No hay verbo sin nominativo. No hay adjetivo sin sustantivo. El genitivo está gobernado siempre, no por un verbo, sino por un nombre. La determinación del régimen después de los verbos la dicta frecuentemente el capricho del uso, más bien que la relación específica propia del caso gramatical.
Además del intento por establecer universales lingüísticos (dejando de lado el privilegio otorgado durante siglos a la lengua latina), la escuela de Port-Royal se caracteriza por la concepción del lenguaje como autoexpresión del pensamiento, concepción que es responsable de recubrir posteriores estudios del lenguaje con el llamado mentalismo. Los criterios lógicos y semánticos, en detrimento de los formales, se impusieron durante los siglos XVII y XVIII. Sólo durante el siglo XX y gracias al estructuralismo lingüístico, los estudios de tipo formal van a construir la génesis de los estudios sobre el lenguaje.